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Igualdad de género

Lograr la igualdad de género y promover la autonomía de las niñas


contribuye a que todos los niños alcancen su potencial
Las niñas y los niños perciben todos los días la desigualdad de género
en sus hogares y sus comunidades: en los libros de texto, en los
medios de comunicación y entre los adultos que los cuidan.

Los padres y las madres suelen asumir responsabilidades desiguales


en lo que se refiere al trabajo del hogar; de hecho, la pesada carga de
atender a la familia y realizar las tareas domésticas recae en las
madres. La mayoría de los trabajadores comunitarios de la salud poco
cualificados y mal remunerados que atienden a los niños también son
mujeres, y sus oportunidades de crecimiento profesional son limitadas.

Y en la escuela, las niñas generalmente reciben menos apoyo que los


niños para seguir los estudios que eligen. Esto ocurre por diversos
motivos. Uno de ellos es el desinterés por las necesidades de
seguridad, higiene y saneamiento de las niñas, un factor que puede
llevar a poner en peligro su asistencia habitual a clase. Las prácticas
docentes y los materiales educativos discriminatorios también pueden
dar lugar a desigualdades entre los géneros en el aprendizaje y el
desarrollo de habilidades. En consecuencia, casi 1 de cada 4 niñas
entre los 15 y los 19 años carece de empleo y no se está educando ni
capacitando, en comparación con 1 de cada 10 niños.

A nivel mundial, casi 1 de cada 4 niñas entre los 15 y los 19 años


carece de empleo y no se está educando ni capacitando, en
comparación con 1 de cada 10 niños.
Sin embargo, en la primera infancia no se observan mayores
disparidades entre los géneros. Las tasas de supervivencia al nacer
son más altas entre las niñas, que tienen más probabilidades de
desarrollarse adecuadamente y de recibir enseñanza preescolar. Entre
aquellos que logran cursar la enseñanza secundaria, las niñas tienden
a superar a los niños en lectura en todos los países que disponen de
datos.
Pero el comienzo de la adolescencia puede presentar considerables
obstáculos al bienestar de las niñas. Las normas de género y la
discriminación incrementan el riesgo de embarazo no deseado,
VIH/SIDA y malnutrición. Especialmente en contextos de emergencia y
en lugares donde la menstruación sigue siendo tabú, las niñas se ven
privadas de la información y los elementos que necesitan para
mantenerse saludables y seguras.
Aproximadamente 1 de cada 20 niñas entre los 15 y los 19 años –
cerca de 13 millones a nivel mundial– ha sido víctima de relaciones
sexuales forzadas.
Hay normas de género nocivas que se perpetúan a los más altos
niveles y, en algunos países, se encuentran arraigadas en leyes y
políticas que no respetan –o que incluso infringen– los derechos de las
niñas, como las leyes que impiden a las mujeres heredar propiedades.
Los niños también sufren a causa de las normas de género; así, las
nociones sociales sobre la masculinidad pueden propiciar el trabajo
infantil, la violencia pandillera, el abandono de los estudios y el
reclutamiento en grupos armados.

A pesar de los grandes obstáculos que siguen impidiendo a las niñas


gozar de igualdad de derechos, ellas se niegan a renunciar a sus
ambiciones. Desde la firma de la Declaración y Plataforma de Acción
de Beijing en 1995 –el programa político más amplio en materia de
igualdad de género–, el progreso ha sido desigual. Cada vez hay más
niñas que asisten a la escuela y terminan sus estudios, y cada vez hay
menos niñas que se casan y tienen hijos a temprana edad. No
obstante, sigue habiendo discriminación y estereotipos que imponen
limitaciones a las niñas.

Debido al cambio tecnológico y a las emergencias humanitarias


actuales, las niñas están haciendo frente a nuevos problemas,
mientras que los problemas de siempre –la violencia, los prejuicios
institucionalizados, la educación deficiente y el acceso limitado a las
oportunidades que ofrece la vida– siguen sin solución.

Esta es la razón por la que las niñas de todas las condiciones están
alzando sus voces contra las desigualdades, firmemente y de manera
colectiva. Los movimientos encabezados por niñas están poniendo
freno al matrimonio precoz y a la mutilación o ablación genital
femenina, exigiendo medidas para combatir el cambio climático e
innovando en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y
las matemáticas. En otras palabras, las niñas están haciendo valer su
poder como agentes de cambio en todo el mundo.

¿Qué está haciendo UNICEF para promover la igualdad de

género?
Reducir las desigualdades fortalece las economías y crea sociedades
más estables y resistentes que ofrecen a todas las personas –
incluidos los niños y los hombres– la oportunidad de alcanzar su
potencial.

UNICEF forja alianzas a nivel mundial para acelerar los progresos


hacia el logro de la igualdad de género. En todas las esferas de
nuestro trabajo integramos estrategias que abordan la discriminación y
las desventajas relacionadas con el género.

Esto implica formar alianzas con los sectores de la salud de los


países, a fin de ampliar la atención materna de calidad y apoyar la
profesionalización de los trabajadores comunitarios de la salud de
primera línea, que son mujeres en su mayoría. Lo anterior implica
promover el papel de la mujer en el diseño y la gestión de los
ecosistemas de agua, saneamiento e higiene. Y significa colaborar con
el sector de la educación para que las niñas y los niños prosperen en
su aprendizaje y encuentren caminos que les permitan conseguir
empleos dignos.

UNICEF invierte especialmente en la capacitación de las niñas


adolescentes, con el propósito de mejorar su autonomía económica,
como emprendedoras, innovadoras y dirigentes. Dedicamos particular
atención a la creación de entornos de aprendizaje adaptados a las
circunstancias individuales de las niñas; al desarrollo de tecnologías
de apoyo para las niñas con discapacidad; y a la expansión de las
plataformas digitales, la formación profesional y el aprendizaje.
Las identidades, vivencias, oportunidades y discriminaciones que
experimentan niñas, niños y adolescentes no son homogéneas;
cambian según el lugar de residencia, las normas sociales y la
condición de pobreza.

A eso se le suman factores como vivir con algún tipo de discapacidad,


pertenecer a comunidades indígenas o afrodescendientes, además de
las necesidades específicas de niñas y adolescentes por el hecho de
ser mujeres y menores de edad.

La igualdad de las niñas y las adolescentes es responsabilidad de


todas y todos.
No mires a otro lado.
La igualdad de género, para UNICEF, significa que mujeres, hombres,
niñas y niños deban gozar, por igual, de los mismos derechos,
recursos, oportunidades y protecciones.
Sin embargo, la realidad sigue evidenciando que niñas, adolescentes y
mujeres en su diversidad enfrentan aún hoy mayores desventajas por
razón de su género. Las desigualdades históricas que han enfrentado
las mujeres en este sentido siguen teniendo impactos
intergeneracionales que alcanzan a la niñez actual.

Eso impide que se avance en el goce de condiciones de igualdad y en


construir nuevas relaciones sociales y entornos saludables y justos
para niños, niñas y adolescentes.
 

Apoyar el empoderamiento de niñas, adolescentes y mujeres

El empoderamiento de las niñas, adolescentes y mujeres es clave


para romper con el ciclo de discriminación y violencia. Cuando una
sociedad consigue que las mujeres –en toda su diversidad – alcancen
su plena autonomía económica, física y política, asegura que se
cumplan sus derechos en igualdad de condiciones y, por tanto,
garantiza también que niños, niñas y adolescentes tengan un
desarrollo pleno.

De hecho, las normas de género afectan a los niños y los hombres


porque ejercen influencia en la forma como viven y actúan y en cómo
esta información se transfiere de una generación a la otra.

Tal y como lo establece la Convención sobre los Derechos del Niño


(CDN), la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación Contra las Mujeres (CEDAW por sus siglas en inglés), y
la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad
(CDPD), es crucial reconocer y proteger los derechos de niñas,
adolescentes y mujeres para transformar los patrones de conducta y
redefinir las relaciones de género.

Adicionalmente, como estrategia, proteger los derechos de todos y


todas resulta clave a la hora de superar las desigualdades de género
que afectan a millones de niñas, niños y adolescentes en la región de
América Latina y el Caribe
El empoderamiento de las niñas es clave para romper el ciclo de
discriminación y violencia.
Apoyar el empoderamiento no es otra cosa que fortalecer los
conocimientos y capacidades para que más niños, niñas, adolescentes
y mujeres tengan la libertad, la información y el apoyo para tomar
decisiones sobre su propia vida y actuar para hacerlas realidad.

Sobre todo, porque la desigualdad de género permea todos los


niveles: se hace presente en las relaciones personales, familiares y
sociales, pero también en las instituciones y en las políticas públicas, y
afecta no solo a las mujeres y a las niñas, sino también a los hombres
y a los niños.

Para lograr cambios significativos en materia de igualdad de género es


necesario aumentar la sensibilización y fomentar un cambio de
conducta, así como promover políticas públicas que transformen las
dinámicas de poder y las relaciones desiguales de género. 

Una participación significativa permite a niñas, niños y adolescentes


adquirir conocimientos y habilidades, desarrollar competencias,
innovar y tener autoconfianza. Adicionalmente, los posiciona como
agentes de cambio a la hora de avanzar hacia la igualdad de género, a
través de capacidades como el compromiso, el respeto y la tolerancia.

Para que sus sueños sean realidad y gocen de un desarrollo integral,


UNICEF promueve la igualdad de género y apoya el empoderamiento
de las niñas, adolescentes y mujeres.

Retos
Los retos más importantes a los que nos enfrentamos en nuestro
trabajo son:
 

Soluciones
La igualdad de género se trabaja de manera transversal en
nuestros programas
Cada uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles considera la
igualdad de género. Además, hay un Objetivo específico dedicado a la
igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.
 

Para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), es


necesario lograr la igualdad de género para las niñas y las
adolescentes.

Las niñas y las adolescentes de América Latina y el Caribe viven en


condiciones diversas, con identidades, necesidades y oportunidades
distintas. Así, la respuesta a sus realidades necesita de estrategias
diferenciadas para acompañarlas en el cumplimiento de sus proyectos
de vida.

En UNICEF trabajamos a tres niveles:


Programático
1. Prioridades específicas para las niñas

UNICEF LACRO/2019

2. Resultados integrados en cada área donde trabaja UNICEF

UNICEF LACRO/2019

Institucional

3. Haciendo UNICEF una Organización empoderada para lograr la


igualdad de género
Es una de las cuestiones científicas más debatidas hoy día y que,
a su vez, más incógnitas plantea.
¿Por qué una persona se identifica con el género masculino o
femenino (o con ninguno de los dos) y a qué edad sucede esto?
Cada vez son más los casos de niños transexuales, de personas que
se definen como "no binarias" (ni hombre ni mujer) y de niños que
cambian de género a una edad temprana.

 Mi vida como intersexual: "A los 12 años tenía barba y la


menstruación"

 Cómo es la vida de dos niñas de 6 y 8 años que cambiaron de


género

 Danni: la lucha y la rabia de una niña transexual de 6 años

Es un fenómeno en alza y se ha convertido en el foco de debates


éticos, culturales, políticos y religiosos en todo el mundo.
Pero ¿cuál es la opinión de los expertos? ¿Hay un consenso al
respecto?
En BBC Mundo consultamos a varios psicólogos, pediatras y
sociólogos en busca de respuestas.
"Diferencias físicas"
Según la Asociación Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas
en inglés), "cuando los niños pueden expresarse por sí mismos, se
declararán niño o niña (y algunas veces algo entre estos dos). Ésa
es su identidad de género".
Los pediatras de esta institución aseguran que eso sucede "más o
menos, a los 2 años de edad", pues es entonces cuando somos
"conscientes de las diferencias físicas entre niños y niñas".
"Antes de su tercer cumpleaños, la mayoría de los niños se identifican
fácilmente, ya sea como niño o niña", agregan los especialistas de la
AAP.
El psicólogo e investigador de la universidad King's College de
Londres, en Reino Unido, Patrick Leman, coincide: "Sucede entre los
2 y los 3 años de edad", le contó a la BBC en una entrevista
radiofónica.
"No solamente pueden diferenciar de forma consistente entre chicos y
chicas, y comprenden las diferencias de género muy fácilmente, sino
que también saben identificar qué son ellos", explicó Leman.

 ¿Qué hacer si tu hijo se quiere vestir de princesa?

Lo ideal es escuchar a los niños y que ellos elijan


Lourdes Gaitán, socióloga de la infancia
"Pero, probablemente antes de esa edad, ya escucharon mensajes de
sus padres, de sus amigos y de los medios de comunicación (sobre el
género)", agregó Leman.
Y esto último es precisamente a lo que se refiere la socióloga de la
infancia Lourdes Gaitán, del Grupo de Trabajo de Sociología de la
Infancia y la Adolescencia (GSIA), en España, cuando dice que "la
cuestión de género se construye socialmente".
Un proceso social
La experta en género e infancia, se opone a lo que dice Leman, y
defiende, sin embargo, que la identidad de género no sucede a una
edad determinada.
Para Gaitán, el género "está influido por el pensamiento
evolutivo que tenemos dentro".
"No se puede decir que surja a una edad determinada; es un
planteamiento en el que no entramos los sociólogos. El proceso de
construcción de identidad se da en etapas, y los sociólogos usamos el
concepto de reproducción interpretativa para explicarlo", aclaró
Gaitán.

¿Qué es la reproducción interpretativa?

 Captura los aspectos creativos e innovadores de


la participación de los niños en la sociedad

 Retiene la idea de que los niños no interiorizan simplemente


sociedad y cultura, sino que contribuyen activamente al
cambio social

 Los niños y sus infancias resultan influidos por la sociedad y


cultura de la que son miembros

Fuente: Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), España

"Los factores culturales son parte de esa forma de construcción social


colectiva de los papeles atribuidos a un sexo o a otro", explicó
Gaitán.
"Dudo mucho que alguien pueda asegurar, con carácter universal, que
alrededor de los 2 ó 3 años se construye o se identifica la identidad de
género", afirmó la socióloga.
"Hay un pensamiento psicologicista dominante que está influyendo
en nuestra manera de ver a los niños y que es una forma un poco
tiránica de percibir a la infancia porque marca unos límites", agregó.
"Los niños no son pasivos en el proceso de socialización", advierte.
"También construyen, no sólo reciben, su identidad de género, a base
de observar, comunicar, e incorporar unas cosas y otras no".
Roles de género y estereotipos
"La identidad de género de la mayoría de los niños está alineada con
su sexo biológico. Pero, para algunos niños, la correspondencia
entre el sexo biológico y la identidad de género no es muy clara",
dicen los pediatras de la AAP.
Según este organismo, en torno a los 2 años "los niños aprenden las
conductas y los roles del género; es decir, 'las cosas que hacen los
niños' y 'las cosas que hacen las niñas".

 Perú: "violaciones correctivas, el terrible método para curar" a las


lesbianas
Con el tiempo, la sociedad ha reconocido que los estereotipos de
conductas femeninas y masculinas no son exactos.
Asociación Estadounidense de Pediatría
Sin embargo, desde la APP aceptan que, "con el tiempo, la sociedad
ha reconocido que los estereotipos de conductas femeninas y
masculinas y sus características no son exactos".
"En el pasado, a las niñas sólo se les permitía hacer cosas femeninas,
como jugar con muñecas y cocinar. Se esperaba que fueran más
pasivas. De los niños se esperaba que fueran más agresivos y que
exhibieran conductas masculinas" explican los expertos.
Nuevos tiempos
Perolos tiempos han cambiado.
"Con frecuencia las niñas sobresalen en los deportes y en materias
que tradicionalmente se pensaban como masculinas. Y los niños
sobresalen en materias artísticas consideradas en el pasado como
femeninas", dice la AAP.
"No sé si las imágenes que reciben los niños sobre chicos y chicas son
más perniciosas ahora que hace 20, 30 o 40 años. Creo que siempre
hubo claras distinciones entre 'lo que deberían hacer las chicas' y
'lo que deberían hacer los chicos' en cuanto a lo que nosotros les
comunicamos", sostiene Leman.

 Cómo está cambiando la actitud hacia los niños transexuales en


EE.UU.

Tal vez cambió la situación. Por ejemplo, el tipo de iniciativas que


estamos viendo en Suecia, y sobre todo, en Estados Unidos, no
defienden la neutralidad de género; tienen conciencia de género, pero
presentan a los niños (otras) opciones y usan un lenguaje que
estructura eso de forma más abierta y liberadora", explicó Leman.
"La postura ideal es escuchar a los niños y que ellos elijan", dice
Gaitán.
"Con un estilo de educación más conversacional, respetuoso con la
diferencia y con lo semejante, es mucho más fácil manejar la cuestión
del género sin conflicto", expresa la experta.
Para la socióloga, el proceso de construcción del género se va
definiendo con los años.
Y la pregunta final, asegura, parece muy sencilla, pero nos
acompañará toda la vida: "¿Quién soy yo?"
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