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Examen Parcial

La Iglesia existe para Evangelizar y por ello debe ser constante en este encargo, debe
alcanzar el denominado y anhelado “estado permanente de Misión”, pues esa es su
naturaleza y vocación primera como Iglesia peregrinante. Por ello la Diócesis de
Sonsón-Rionegro se ha trazado dicho objetivo a través de su Proyecto Misionero, que
en palabras del Papa Francisco busca “Ser una Iglesia en salida”.

La Iglesia Universal presenta desafíos urgentes en este campo de la misión y la


evangelización de los hombres, por lo cual, la Iglesia particular de Sonsón-Rionegro
responde a estas necesidades con el envío constante de sacerdotes, religiosos y fieles
Laicos a los lugares necesitados de esta presencia, por un lado, como muestra de
gratitud a Dios por la cosecha abundante que ha recibido y como reconocimiento del
derecho y deber que es la misión para cada bautizado.

Mediante la organización y fortalecimiento del servicio misionero, la Diócesis de


Sonsón-Rionegro busca formar y animar tanto Sacerdotes como Religiosos y Laicos que
puedan prestar su servicio, tanto dentro de la Diócesis como en Iglesias Hermanas y en
la Misión Ad Gentes. Se ha planteado por tanto criterios, caminos, medios y pasos que
la Diócesis contempla para así cumplir de manera adecuada, fiel y pronta el mandato de
Jesús “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes”, ya que la evangelización y la
misión necesita ser organizada evitando siempre en lo posible la improvisación.

El Papa Francisco durante todo su pontificado, pero sobre todo en la Exhortación


Apostólica Evangelii Gaudium ha invitado e insistido en la “Salida Misionera de la
Iglesia”, en donde se exige una conversión pastoral que coloque a los agentes pastorales
en constante actitud misionera. Así la formación Sacerdotal debe tener dentro de sus
prioridades, crear en el formando un estilo de vida que lleve siempre a la misión y
evangelización en todas sus formas; para alcanzar dicho objetivo primero el misionero
debe ser un evangelizador evangelizado, por lo cual se insiste en que la formación debe
tener como finalidad “la participación en la única misión confiada por Cristo a su
Iglesia: la evangelización”. Aprender a dar la vida es prioritario, a ejemplo de Cristo que
la entregó por completo. Se debe salir de sí, evitando toda forma de ensimismamiento
egoísta y dañino.

Así mismo, el Papa señala que se debe “salir de la propia comodidad y atreverse a llegar
a todos las periferias que necesitan la luz del Evangelio”. La Ratio Fundamentalis
expresa claramente que los futuros pastores “deben aprender a entrar en diálogo con
todos los hombres y anunciarles el Evangelio de Cristo”. Esta formación del seminarista
se debe dar en un ambiente de discernimiento y de confianza recíproca con los
formadores, por lo cual se hace necesario el acompañamiento personal en donde el
seminarista se conozca y se deje conocer. El Seminario está llamado a ser escuela del
Evangelio, para así formar a los futuros pastores, los cuales se deben caracterizar ante
todo por su marcado celo apostólico y misionero.
Se ha de tener en cuenta que la misión tiene unas metas precisas como se enuncia en el
documento la “Salida Misionera” en donde se debe iniciar con el anuncio claro, cercano
y preciso del Kerigma, pasando luego por el camino de la catequesis y así lograr la
integración de los evangelizados al rebaño del Buen Pastor que es la comunidad de fe.
La misión debe estar marcada por la “alegría del Evangelio” en donde se debe llegar
tanto a los cercanos como a los lejanos, como dice el Papa Francisco en la Evangelii
Gaudium “no siempre implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas
veces es más bien detener el paso, dejar de lado la ansiedad para mirar a los ojos y
escuchar, o renunciar a las urgencias para acompañar al que se quedó acostado en el
camino”.

Ahora bien, la estancia durante este corto tiempo en el Vicariato Apostólico de Guapi,
ha significado para mi proceso formativo el poner en practica y hacer vida la invitación
de Jesús en el Evangelio de “ir a la otra orilla” o la del Papa Francisco de “Salir a la
periferia”. Empezar a vivir desde seminarista lo que con la ayuda de Dios viviré como
sacerdote, el salir de la Diócesis para aportar en las Iglesias más necesitadas.
Pastoralmente ha significado entrar en contacto con la carne sufriente de Cristo en los
pobres y necesitados, además de las distintas realidades y desafíos que presenta la
misión.

Realizar la experiencia pastoral en este territorio lleva a comprender más claramente el


anhelo de Cristo y su Iglesia de “evangelizar a todos los hombres”, pues son muchos los
esfuerzos que la Iglesia movida por la gracia del Señor ha realizado por tantos años en
bien de implantar la semilla del Evangelio en el corazón de esta cultura Afro e Indígena.
Definitivamente es la caridad lo que hace posible que el misionero se entregue al
servicio de los hermanos, ya que entrar en el seno de una cultura distinta a la propia
representa en sí misma un desafío, pero el Señor da la gracia de desacomodarnos de
nuestras ideas y criterios para asumir otros. Es muy satisfactorio poder saber que a
través del anuncio del Evangelio se llega a los más pobres y agobiados de la sociedad, a
veces solo con la presencia, cercanía y escucha del otro.

La misión en Guapi la puedo describir en tres aspectos: recibir, dejar y finalmente dar.
Recibir, porque son muchos los valores que las personas de Guapi tienen para aportar a
mi crecimiento como hombre, como cristiano, como misionero y como vocacionado;
por otro lado, dejar pues esto representa también soltar esquemas y métodos que por las
condiciones sociales, culturales y hasta religiosas no es posible aplicar en el campo de la
misión; finalmente dar, ya que por gracia de Dios se puede entregar y dar a diario en el
servicio cotidiano como: la vida, la fe, el tiempo, los conocimientos y la cercanía con
los laicos y los sacerdotes y de manera muy especial con el Señor Obispo Monseñor
Carlos.

La misión ha representado para mí un intercambio muy grande de valores,


conocimientos y experiencias. La evangelización persona a persona ha sido lo más
común, debido a los servicios que se prestan en esta experiencia, lo cual es muy
gratificante para mí, porque creo que es uno de los métodos de evangelización más
importantes y eficaces con los que contamos, se trata de compartir de manera sencilla y
alegre la fe celebrada y vivida.

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