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(enero-marzo 2019)
DOSSIER
EL TRABAJO EN EL CAPITALISMO GLOBAL. PROBLEMÁTICAS
Y TENDENCIAS
Número coordinado por:
Adrián Sotelo Valencia, Universidad Nacional Autónoma de México
Dirección editorial
Jaime Labastida, José María Castro, Adolfo Castañon, Dídimo Castillo y Carlos Díaz
Edición y realización
Características técnicas Impresión
Anthropos Editorial, Nariño S.L.
Lepant, 241-243, local 2 08013 Barcelona (España) ISSNI: 2385-5150 Lavel Industria Gráfica, S. A.
Tel.: (34) 93 697 22 96 Formato: 17 x 24 cm Madrid
Comercial@anthropos-editorial.com www.anthropos-editorial.com Páginas: 205 Depósito lega: B. 15.318-1981
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ción de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.
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de esta obra (www.conlicencia.com;917021970/932730447).
SUMARIO
Presentación
A modo de presentación. El Trabajo en la crisis contemporánea
del capitalismo, Adrián Sotelo Valencia 5
el trabajo en el caPitalismo global
Debate sobre el imperialismo, el neocolonialismo y la
sobreexplotación laboral como principales características
del mundo capitalista en el siglo XXI, Andy Higginbottom 11
Trabajo y superexplotación: una revalorización positiva
para el siglo XXI, Adrián Sotelo Valencia 27
Capitalismo global y superexplotación del trabajo.
Breves notas teóricas, Giovanni Alves 39
Servicios y valor en la era del proletariado digital, Ricardo Antunes 55
El ejército industrial de reserva y la superexplotación
del trabajo. Categorías de análisis necesarias para comprender
el siglo XXI, Ana Alicia Peña López y Nashelly Ocampo Figueroa 67
exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
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4
250
5
El tema del trabajo siempre ha constituido una preocupación del pensamiento hu-
mano y de las ciencias sociales de todos los tiempos. Sin embargo, en las últimas
décadas, particularmente desde los años ochenta del siglo pasado, por diversas
razones, ha quedado relegado o subordinado a otras preocupaciones temáticas
consideradas prioritarias como la economía, la política o la cultura. Fundamen-
talmente se argumenta que el trabajo ya no es más la categoría central en el capi-
talismo contemporáneo y de las relaciones sociales y humanas; por consiguiente,
sus sujetos históricos (los trabajadores) han sido desplazados, entre otros, por
nuevos movimientos encabezados por indígenas, campesinos, estudiantes, mo-
vimientos feministas, ONGs, altermundistas, ecologistas, el precariado, etc., así
como por toda una gama de nombramientos y figuras representativos de dichos
sujetos y movimientos sociales. Se pretende, en esencia, “demostrar“ que el
sujeto revolucionario —que Marx y otros pensadores como Lenin, entre otros,
identificaron en la clase obrera y el proletariado como sujetos históricos de la
transformación social del modo de producción capitalista con el fin de construir
uno nuevo identificado con los intereses sociales, económicos y culturales de
la mayoría de la humanidad— no es ya más la fuerza motriz de la historia, sino
que, ahora, son otras las fuerzas, como la ciencia y la tecnología in abstracto, las
que ocupan su lugar, obviamente no para transformar el capitalismo, sino para
reforzarlo y “humanizarlo“. De aquí las diversas fórmulas como “el fin de la
historia“, “el fin de las ideologías“, el post-capitalismo o el advenimiento de las
“sociedades post-industriales”, “la era del acceso”, etc., que pretenden demostrar
lo anterior.
De una forma sintética identificamos en la actualidad dos corrientes o posturas
teóricas, ideológicas y políticas respecto a esta importante y trascendente temá-
tica: autores y corrientes que ubicamos bajo el cobijo del “fin del trabajo”, y los
que, como los que presentamos en el presente Dossier, se mueven en el redil del
mundo del trabajo y realizan sus múltiples reflexiones teóricas, metodológicas y
analíticas desde ese prisma de investigación y reflexión.
La presente temática aborda el trabajo en el capitalismo global y sus princi-
pales problemáticas y tendencias. Procura captar las nuevas fenomenologías y
metamorfosis del mundo del trabajo contemporáneo en el entorno contradictorio
y catastrófico del sistema capitalista que cada vez más se precipita a un foso
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6 Presentación
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Presentación 7
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8 Presentación
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Presentación 9
limitan la creación de empleos, particularmente de los jóvenes que son los más
afectados por la desocupación, la informalidad y los bajos ingresos; inclusive,
son relegados al desempleo desalentado. La masificación de la educación, la in-
flación o devaluación de los títulos, sumada a la poca creación de empleos, está
dejando atrás los tiempos de la “carrera laboral” en relación con la formación
profesional y a los jóvenes a pesar de su capital humano y la adquisición de ma-
yores elementos de competencia. El artículo analiza la manera como la lógica del
capital relegó la formación profesional a los problemas inherentes del mercado
de trabajo y cómo las competencias se han planteado y vuelto centrales como
condición para la inserción en los mercados laborales, particularmente, para los
jóvenes profesionistas, ante entornos de rápida evolución de los conocimientos
y su aplicación, y de fuertes limitaciones reales de oportunidades en el mercado
laboral.
La sección culmina con el ensayo de Juan Manuel Sandoval Palacios adscrito
al Seminario Permanente de Estudios Chicanos y de Fronteras de la Dirección de
Etnología y Antropología Social del Instituto Nacional de Antropología e His-
toria, intitulado: “Los trabajadores migratorios de México y Centroamérica en la
conformación del mercado laboral regional de América del Norte”, donde estudia
y analiza el papel que los trabajadores migrantes de México y de algunos países
de Centroamérica han jugado en la configuración del mercado laboral regional de
América del Norte a partir de la reestructuración del capitalismo mundial por la
crisis estructural del mismo en las décadas de 1970 y 1980 en el contexto de lo que
llama el nacimiento de la Clase Capitalista Transnacional (CCT) encabezada por
la fracción estadounidense que impulsó la fase actual del capitalismo mediante la
dispersión y concentración del capital que globalizaron los circuitos financieros y
de producción. Este trabajo sirve como un importante soporte y contexto teórico
y empírico para comprender la reciente problemática de la migración masiva de
Centroamérica hacia Estados Unidos a través del territorio mexicano.
La tercera sección, “Clases sociales, subjetividad y organización obrera”, con-
templa tres ensayos. En el primero Andrés Piqueras, profesor-investigador de la
Universitat Jaume I. en su ensayo: “Valor, empleo, clase y capital en la cuarta
revolución industrial”, expone un conjunto de consideraciones teóricas y me-
todológicas sobre las causas estructurales del declive del capitalismo histórico,
que no puede sobreponerse a su enfermedad de sobreacumulación, vislumbrando
algunas consecuencias en la relación Capital-Trabajo, como la dilución de la re-
lación salarial y la acentuación de la explotación en el ámbito laboral, donde se
brutalizan las relaciones laborales, pero también fuera de él, en lo que podríamos
llamar el ámbito amplio de la explotación. Se trata de explotar el trabajo impago,
no sólo como elemento reproductor de una fuerza de trabajo con cada vez menos
capacidad de auto-reproducción a través del salario, sino de extraer beneficio
del cúmulo de actividades que los seres humanos establecen para posibilitar la
vida. Por último, plantea que las actividades extra-humanas, como los procesos
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10 Presentación
de la vida natural, son puestas sin precio al servicio de las ganancias más allá de
la acumulación de capital, lo que provoca que los beneficios y la acumulación se
divorcien cada vez más.
En “Trabajo y subjetividad” Sergio Novoa Girón, Profesor-Investigador de
la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), analiza un tema
por demás mayúsculo y complejo: la centralidad del trabajo en la psicología so-
cial. Para ello expone las tesis de algunos autores que han reflexionado acerca de
la relación trabajo/subjetividad buscando valorar la importancia de tal análisis.
Asimismo, repasa las ideas que conceptualizan la subjetividad como una cate-
goría diferente del llamado idealismo subjetivo. Por último, aborda el tópico de
la restructuración productiva y su impacto en las relaciones sociales, aspectos que
inciden en la subjetividad social, en general, y en la laboral, en particular.
Por último cerramos esta sección con el escrito de Manuel Mera, Ex-Secre-
tario de la Intersindical Nacional dos Traballadores Galegos, Ex -Presidente de
la Confederación Intersindical Galega y Director de la Fundación Moncho Re-
boiras; “Retos del sindicalismo frente a la globalización neoliberal” que plantea
que el capitalismo está en su fase senil, pero no destruido, ni superado. El re-
troceso de los sindicatos y de los partidos de izquierda impide que cumplan el
papel histórico que les corresponde. Y se interroga: ¿Dónde están las debilidades,
los errores? ¿Qué relación guarda la explotación y la opresión en los países de-
pendientes, entre sindicato y partido de clase, entre movilización y lucha de las
ideas? Estas son las preguntas que orientan su reflexión a la luz de los aconteci-
mientos contemporáneos.
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11
ANDY HIGGINBOTTOM*
[…] aquellos de nosotros que pensamos que las antiguas categorías de imperialismo
no funcionan demasiado bien en estos tiempos no negamos en absoluto los flujos
complejos de valor que amplían la acumulación de riqueza y poder en una parte del
mundo a expensas de otra. Simplemente pensamos que los flujos son más complica-
dos y cambian constantemente de dirección. El drenaje histórico de la riqueza del este
al oeste durante más de dos siglos, por ejemplo, se ha invertido en gran medida en los
últimos treinta años (Harvey, 2017: 169).
En el presente artículo sostengo que desde el otro lado de este debate, Smith
tiene razón al insistir en que la teoría marxista clásica del imperialismo mantiene
su relevancia, y además que los conceptos de neo-colonialismo y sobreexplota-
ción laboral son indispensables para profundizar nuestra comprensión de la diná-
mica de clase contemporánea (Harvey, 2018).
En su intercambio con Harvey, Smith hace tres observaciones cruciales:
a) Existe una transferencia continua y sistémica del valor desde el Sur global
(incluida China) al Norte global.
b) La base o fuente de esta transferencia internacional es la sobreexplotación de
los trabajadores en el Sur global.
* Profesor Asociado en la Universidad de Kingston, Londres. Participa en grupos solidarios de apoyo a
los movimientos sociales en Colombia, Sudáfrica y Tamil Eelam.
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14 el trabajo en el caPitalismo global
Bond (s/f) destaca la aparición del subimperialismo de los países BRICS como un
fenómeno importante del último período que debe tenerse plenamente en cuenta.
En eso podemos estar de acuerdo, pero, como argumenta Daum (s/f), el surgi-
miento de los BRICS no marca la desaparición del imperialismo, sino que es
evidencia de un imperialismo modificado que está entrando en una nueva fase.
En cualquier caso, existe una fuerte diferenciación al interior del grupo de
los BRICS entre los antiguos gigantes socialistas como Rusia y China, que son
potencias mundiales reales y potenciales respectivamente, por un lado; y Brasil,
Sudáfrica e, incluso, la India (a pesar de su enorme tamaño), por el otro. El gran
capital en estos últimos países no es totalmente independiente de Occidente, sino
que en general trabaja como socio menor en alianza con el capital occidental.
Estas relaciones asumen varias formas, pero el punto clave es la de una alianza
en beneficio de ambas partes. Un aspecto de esta alianza es el papel de Londres
como un importante centro financiero. Algunas de las empresas extractivas más
fuertes han trasladado sus casas matrices desde su principal país de operaciones a
esa capital donde consiguen mejores condiciones en los mercados de capitales y
la protección del Estado del Reino Unido para sus operaciones globales.
Sudáfrica permitió que sus grandes corporaciones, los beneficiarios del apar-
theid, emigraran a Londres a fines de la década de 1990. Vedanta ha seguido esa
tendencia, aunque ya no es simplemente una corporación india, sino binacional
entre el Reino Unido y la India. Con sus raíces en la fortuna de Anil Agarwal,
dueño todavía de más de 60% de la empresa, Vedanta cotiza en la bolsa de Lon-
dres. Se trata de un patrón del gran capital basado en la sobreexplotación que ha
emergido en el Sur global, y que busca consolidar su posición y alcance al aso-
ciarse con el capital financiero y el Estado en el centro imperialista.
Es importante recordar que el concepto de sub-imperialismo que Marini (1972:
14-24) desarrolló en relación particularmente con Brasil, y que Bond aplica más
generalmente, presenta dos caras. Por un lado, los Estados sub-imperialistas po-
seen una condición singular en la jerarquía internacional de los Estados-nación.
Como Estados subimperiales están en nivel medio limitados por reglas estable-
cidas a favor de los intereses de Estados más poderosos, mientras que como Es-
tados subimperiales tienen cierta capacidad para imponerse sobre sus vecinos
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trabajo y suPerexPlotación: una revalorización Positiva... 15
el truco aquí es la capacidad de las élites locales —no sólo de las corporaciones occi-
dentales o BRICS— para acumularse en lugares como Mauricio (el centro de dinero
caliente más importante del continente africano). Esta parte de salida de fondos no
es una función del ‘imperialismo’, sino la codicia local y mayores ganancias obte-
nidas por una burguesía antipatriótica que puede mantener fondos offshore (incluso
ociosos) en lugar de invertir en economías africanas cuyas monedas a menudo están
rápidamente perdiendo su valor.
1 Este tema lo aborda Frank (1970) como indica Beinstein (2016) y Sotelo (2017).
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16 el trabajo en el caPitalismo global
al ejercer una inmensa presión sobre los productores capitalistas, los capitalistas mer-
cantes y los financistas, por ejemplo, pueden reducir las ganancias de los productores
directos a los márgenes más reducidos mientras acumulan grandes ganancias para sí
mismos. Así operan Walmart y Apple en China, por ejemplo. En este caso no sólo se
produce la realización en un sector diferente, sino que también ocurre al otro lado del
océano en otro país (creando una transferencia geográfica de riqueza de considerable
importancia) (Harvey, 2015: 84)”.
De hecho, sí. Pero entonces, ¿cómo encaja esta explicación con la tesis de la
transferencia inversa de Harvey?
Daum comenta con cierto humor “¿Hay transferencia de riqueza de Este a
Oeste?” En el mismo libro, Harvey, como ya ha señalado Smith, argumenta que
la transferencia se ha invertido; que el flujo de riqueza de este a oeste, que había
prevalecido durante unos dos siglos, se invirtió y que China se convirtió cada
vez más en el centro dinámico de un capitalismo global mientras que Occidente,
2 La tesis clásica de la sobreexplotación laboral es de Marini (1973); del mismo autor véase: 1978 en
Martins (2008: 165-233) y Marini, (abril-junio de 1979: 18-39).
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Harvey dice que está llegando al final de su ciclo marxiano. Señala que desde
el derrumbamiento de la Unión Soviética y, con él, de los partidos comunistas
tradicionales el pensamiento marxista ha sobrevivido más que todo en la aca-
demia. Sólo se puede añadir, con las distorsiones que conlleva. En mi opinión, la
contribución de Harvey es la de un geógrafo influenciado por el marxismo, más
que en el campo de la economía política crítica. A pesar de su importancia como
comunicador y educador, y su fama como “el principal experto mundial sobre
Karl Marx” RSA, 5 de febrero de 2018 es una guía poco fiable para El Capital.
Harvey bromea con una enfermedad llamada “tomo-dos-itis” que consiste en
creer que estudiar el primer tomo de El Capital es suficiente para comprender la
teoría de Marx, y con razón argumenta que no lo es (RSA, 5 de febrero de 2018,
video, minuto 4:08). Enfatiza la necesidad de estudiar los tres volúmenes de El
Capital para obtener una visión holística de Marx. Pero él no sigue su propio
consejo, ni saca provecho de la primera mitad del Volumen III (Secciones I y III).
Como geógrafo comenta la sección seis del Volumen III y la teoría de la renta
de Marx, pero en general extrae sus tesis principales de su interpretación de la
totalidad del sistema del Volumen II, en vez del Volumen III.
De hecho, Harvey sufre de la enfermedad más rara pero creciente de la “tomo-
dos-itis”. Vinculado a esto, es su taquigrafía asevera que el Volumen I trata de la
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3 Harvey (2010: 169) resume la posición de Marx: “…las máquinas son una fuente de plusvalía relativa
pero no de valor”. Esto es simplemente absurdo, a esto llegó mediante recorte de frases fuera de contexto.
El punto subyacente es que el capital utiliza las máquinas como una “fuente” de plusvalía relativa sólo
porque al hacerlo el trabajo se hace más productivo y el tiempo de trabajo individual que se toma para
producir una mercancía determinada producida es menor que la socialmente necesaria del tiempo de
trabajo. El trabajo crea valor y plusvalía relativa, utilizando máquinas para hacerlo.
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20 el trabajo en el caPitalismo global
4 Véase el video: “Visualizing Capital’ con el Profesor David Harvey a partir del minuto 22 en adelante,
en: https://www.youtube.com/watch?v=83Yx6RBvoFc.
5 Nota del traductor. Traducimos “drain theory” (“teoría del drenaje”) con el significado sinónimo de
“teoría de la derrama” que supone que el crecimiento económico tarde o temprano beneficia —se de-
rrama— a los sectores de la población de menores ingresos (por ejemplo la India) al inlfujo de la inver-
sion, aunque el Estado mantenga una “actitud pasiva” en este proceso.
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riesgo de irritar al más gran experto en Marx a nivel mundial. Después de explicar
el impacto del pensamiento colonial e imperialista británico en la India, Radha
D’Souza (2015) concluyó que “no podemos usar el conocimiento capitalista para
construir el socialismo, o el conocimiento imperialista para ejercer la autodeter-
minación”. Harvey respondió: “…podrías resolver todas esas preguntas sin cam-
biar la dinámica capitalista”, y preguntó: “¿Qué significa ser anti-capitalista?”6
Esto nos lleva a la pregunta: ¿dónde reside el poder del imperialismo y de
dónde viene la resistencia a ella en el siglo XXI? La tercera guerra mundial ya ha
comenzado en la forma de violencia estructural y guerras de poderes contra los
oprimidos en el “tercer mundo”, su significado en gran parte ha pasado inadver-
tido por los decanos del marxismo eurocéntrico.
Una excepción a la regla fue la masacre de Marikana, Sudáfrica, cuando la po-
licía mató a balazos a 34 mineros, cuya transmisión por televisión la convirtió en
un acontecimiento inmediato para el mundo que tomó conciencia global, al grado
de que, por ejemplo, Thomas Piketty (2013) abríó su famoso libro justamente
comentando esa masacre. Pero, pese a la explicación de Piketty, Marikana tenía
que ver con relaciones sociales de explotación estructurales que no se pueden en-
tender a través de la estrecha lente de la desigualdad. El sistema de trabajo migra-
torio y la condición de sobreexplotación del trabajo racial y de género caracteriza
la minería de platino tanto como la del oro y la minería de diamantes antes de ella.
Como el compañero activista Patrick Bond, la masacre se basó en la connivencia
tóxica (toxic collusion) entre el liderazgo del CNA, como partido político, la po-
licía y el Lonmin Corporation con sede en Reino Unido.7 Después de la masacre,
uno de sus autores principales Cyril Ramaphosa fue protegido por Farlam en la
investigación oficial y desde entonces ha llegado a la Presidencia, desde donde él
ahora solicita más inversión extranjera. Si la masacre de Marikana y sus secuelas
no son evidencia de la continuación del imperialismo neocolonial, ¿qué es?
Los mineros de platino recurrieron nuevamente a la huelga, y su lucha con-
tinúa, igual que la lucha de los estudiantes negros contra la educación colonial y
las matriculas neoliberales (Business Tech, 5 October 2016). También el Comité
de Crisis Amadiba, lucha contra la destrucción de su forma de vida por la Corpo-
ración australiana MRC, la cual está despojando la costa.8 Al igual que las luchas
de Abahlali baseMjondolo9 y la Asamblea de Vivienda de Cape Town para una
vivienda elemental y decente (The Housing Assembly, 11 de abril de 2017). En
todas estas luchas los pueblos se enfrentan a la criminalización y el asesinato,
pero continúan luchando por la dignidad: la suya es la energía de la humanidad.
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A modo de conclusión
Referencias bibliográficas
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24 el trabajo en el caPitalismo global
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Introducción
El presente ensayo tiene como objetivo central mostrar la importancia que, para
el análisis de los problemas y tendencias del mundo del trabajo en general in-
merso en el sistema capitalista, tiene la teoría marxista de la dependencia, par-
ticularmente, la categoría de superexplotación de la fuerza de trabajo que fue
concebida por el intelectual brasileño Ruy Mauro Marini para el análisis de las
sociedades capitalistas dependientes, en particular, las de América Latina. Asi-
mismo, consideramos que en la actualidad el capitalismo global muestra fuertes
tendencias al (cuasi) estancamiento estructural que lo precipitan por la senda de
su decadencia planetaria y civilizacional afectando los componentes esenciales
del trabajo como son los salarios, el empleo, las categorías contractuales, la anti-
güedad y la pertenencia sindical y política de los trabajadores.
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1 Véase también The White House, enero de 2017: Cuadro 1-3: 25.
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A medida que el siglo XX se acerca a su fin, las poderosas fuerzas del cambio repre-
sentan un largo y sostenido auge económico para las próximas décadas: la transición
a una sociedad basada en el conocimiento con sus ganancias de productividad poten-
cialmente enormes; el surgimiento de mercados globales más integrados para bienes,
servicios, capital y tecnología; y una creciente conciencia ambiental que podría ace-
lerar el cambio hacia nuevos patrones de producción y consumo que requieren menos
recursos. El resultado podría ser varias décadas de crecimiento económico por encima
de la media, aumentos sustanciales en el ingreso y la riqueza, y mejoras significativas
en el bienestar de todo el mundo (OCDE, 1999, traducción nuestra).
2 En Estados Unidos la gravedad de la crisis se expresó con la Reforma Financiera del gobierno de
Barack Obama del 21 de julio de 2016, conocida como Dodd-Frank Wall Street Reform and Consumer
Protection Act encaminada a estabilizar los mercados financieros sin conseguirlo del todo.
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30 el trabajo en el caPitalismo global
3 Por otro lado, hay que aclarar que no hablamos de “desarrollo”, sino de crecimiento, el cual, desde el
punto de vista de la teoría neoclásica, “…consiste en eliminar las instituciones y organizaciones de cual-
quier clase que limiten los mercados y la competencia, ya sean carteles, cámaras de comercio e industria,
sindicatos y gremios de taxistas o salarios mínimos y protección del empleo”, Streeck, 2016: 131. Se
entiende, así, que ese crecimiento cuantitativo excluye el desarrollo social y beneficio de las mayorías,
particularmente las trabajadoras.
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trabajo y suPerexPlotación: una revalorización Positiva... 31
que “…lo que está en juego es la imposibilidad que manifiesta el capital, periódi-
camente, de poder garantizar sus condiciones de reproducción”.
Gráfica 1
PIB por Regiones en el mundo: 1998-2016
1998-2007 2008-2016
12
9.9
10
8
6.28
6
4.2
4 2.8 2.8 3 3.1
2.4 2.13
2 1.16 1.27 1
0.34 0.25
0
Mundo Países Industrializados USA Zona Euro Japón América Latina China
Fuente: The White House, enero de 2017, Cuadro B-4: 569.
Este es el meollo del capitalismo: cómo mantenerse en una situación decli-
nante y, al mismo, tiempo, lograr un constante incremento de sus tasas de ga-
nancia. Y la fórmula más socorrida, si no es que la única, es el incremento de la
tasa de explotación del trabajo a través de múltiples procedimientos.
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32 el trabajo en el caPitalismo global
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trabajo y suPerexPlotación: una revalorización Positiva... 33
Se recordará que la cuota de plusvalía depende en primer término del grado de explo-
tación de la fuerza de trabajo. La economía política atribuye tanta importancia a este
factor, que a veces identifica el fomento de la acumulación mediante la intensificación
de la fuerza del rendimiento del trabajo con el fomento de la acumulación mediante la
explotación redoblada del obrero. Al estudiar la producción de la plusvalía, partimos
siempre del supuesto de que el salario representa, por lo menos, el valor de la fuerza
de trabajo. Sin embargo, en la práctica la reducción forzada del salario por debajo de
este valor tiene una importancia demasiado grande para que no nos detengamos un
momento a examinarla. Gracias a esto, el fondo necesario de consumo del obrero se
convierte de hecho, dentro de ciertos límites, en un fondo de acumulación de capital.
(Marx, El capital, L.1, 2000: 505, los subrayados son del autor).
[…] los tres mecanismos identificados —la intensificación del trabajo, la prolonga-
ción de la jornada de trabajo y la expropiación de parte del trabajo necesario al obre-
ro para reponer su fuerza de trabajo— configuran un modo de producción fundado
exclusivamente en la mayor explotación del trabajador, y no en el desarrollo de su
capacidad productiva. Esto es congruente con el bajo nivel de desarrollo de las fuerzas
productivas en la economía latinoamericana (Marini 1973: 40. Cursiva nuestra).
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34 el trabajo en el caPitalismo global
4 Históricamente la plusvalía relativa surge en Inglaterra con la Revolución Industrial a mitad del siglo
XVIII. Para el concepto de la plusvalía en general, y absoluta y relativa en particular, véase Marx, El
capital, 2000, L. I, capítulos VII, VIII, IX y X.
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trabajo y suPerexPlotación: una revalorización Positiva... 35
La profunda crisis del capitalismo mundial que sacudió al mundo entre las dé-
cadas de los años sesenta y setenta del siglo pasado repercutió fuertemente en el
pensamiento y en la ideología en las siguientes décadas. Pudiéramos decir que en
lo sucesivo las tesis que, en el plano del pensamiento, se levantaron como reflejo
de dicha crisis estructural capitalista se sintetizaron en las fórmulas del “fin del
trabajo” y el “fin de las ideologías”. En cuanto al primero, por ejemplo, destaca la
obra de Rifkin intitulada: El fin del trabajo, publicada originalmente en inglés en
1995 y, en relación con la segunda, el libro de Daniel Bell (1973) publicado, en
castellano, en 2015. Posteriormente Bell publicó otro libro en inglés (1973): El
advenimiento de la sociedad post-industrial traducido y publicado al castellano
en 1976, donde refuerza las tesis del fin del trabajo y de las ideologías, con un
fuerte mensaje de desahucio contra el marxismo, en particular contra la teoría del
valor/trabajo de Marx.
Así se abrieron de par en par las puertas para la edificación de la vertiente
ideológica de lo que será llamado posteriormente el pensamiento único que asume
una de sus mayores expresiones e influencias en la obra El Fin de la historia de
Francis Fukuyama publicada en inglés en 1992 (Fukuyama, 1992).
Las décadas de los ochenta y noventa del siglo pasado no harán otra cosa más
que reforzar esta ideología del pensamiento único que tendrá importantes rami-
ficaciones prácticamente en todas las ciencias sociales y humanas. De tal suerte
que se habrán echado las raíces ideológicas para la plena vigencia de la ideología
neoliberal sustentada en considerar que todo desarrollo humano y social sola-
mente es posible si se fundamenta en el “libre” desenvolvimiento de las llamadas
las fuerzas del mercado sin intervenciones extra económicas, es decir, de fuerzas
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36 el trabajo en el caPitalismo global
sociales y políticas como el Estado, los partidos políticos, las organizaciones po-
pulares y sociales y las instituciones, porque supuestamente estropean el “libre
funcionamiento de los mercados”.
Desde el punto de vista del trabajo y su relación contradictoria con el capital
estas obras, junto con otras escritas por destacados pensadores como André Gorz
y J. Habermas, entre otros contribuyeron a consolidaron la idea-fuerza de que el
Trabajo (en el sentido ontológico de Lukács (2004) había quedado desvalorizado
como la principal fuerza productiva de la sociedad capitalista contemporánea. Su
lugar, en el nivel de la producción, por tanto, sería ocupado básicamente por la
ciencia y la tecnología, así como por las maquinarias en su versión más ultramo-
derna y sofisticada que es la robótica. Y en el plano de la circulación se atribuía
que dichas fuerzas ahora estaban cimentadas en el mercado in abstracto y en el
sistema financiero.
Se entraba así en un universo fetichista, de enajenación ideológica (Mészáros,
1970) encaminado a presentar al capitalismo como un sistema en “equilibro
perfecto y perpetuo”, sin fluctuaciones bruscas y donde finamente se había “re-
suelto” la dependencia del capital del trabajo y, en general, del mundo del trabajo,
al mismo tiempo que se aseguraba el bienestar general de la problación.
Sin embargo, la realidad será muy distinta. La década de 2000 pondrá al des-
nudo varias realidades que habían transcurrido ocultas en el manto ideológico
del neoliberalismo y la globalización. Para los motivos que nos interesa en este
ensayo, de manera breve señalamos dos: a) las crecientes dificultades del capital
para producir valor y plusvalía de tal manera que asegure su reproducción am-
pliada y, b) la constitución del trabajo como principal fuerza productiva produc-
tora de ganancias extraordinarias para el capital.
El primero provocó la concentración del capital en la esfera financiera y su
conversión en capital ficticio —(véase Chesnais, noviembre de 1993: 21-53)—
debido a la caída del promedio histórico de la tasa de crecimiento de la economía
mundial, mientras que, el segundo, ante la cada vez mayor homogenización del
capital constante, particularmente el fijo, extendió la competencia intercapitalista
por la reducción de los costos laborales y, dentro de estos, de los salarios al influjo
del incremento de la tasa de explotación para elevar la tasa de ganancia (Ma-
rini, 1996: 49-68). Para ambos ha sido de enorme importancia tanto el desarrollo
científico-tecnológico que auspicia el incremento de la productividad como el
despliegue de una nueva organización del trabajo basada en el sistema toyotista
de origen japonés y en la automatización flexible (flexible automation) de los
procesos productivos y de trabajo.
250
trabajo y suPerexPlotación: una revalorización Positiva... 37
Conclusión
Podemos concluir señalando que el trabajo social, cualquiera que sea la forma
que adopte (precario, polivalente, flexible, informal, part time, fragmentado a
contrato, domiciliario, material, inmaterial, etcétera) al contrario de lo que sos-
tienen las teorías del fin del trabajo y del capital ficticio, constituye de hecho el
eje fundamental de la producción capitalista de mercancías y de la plusvalía que
se apropia el capital. Pero debido a la crisis que presentan los diversos métodos
de producción de esta plusvalía (particularmente la absoluta y la relativa) la su-
perexplotación de la fuerza de trabajo —es decir: la expropiación de una parte
del fondo de consumo y del valor de la fuerza de trabajo del obrero— se erige
en el eje decisivo de producción de ganancias extraordinarias en el promedio
del sistema capitalista mundializado que caracteriza a la actual fase neoliberal
e imperialista de dicho sistema. Por ello esas tres formas se sintetizan en lo que
Marini denomina “…modo de producción fundado exclusivamente en la mayor
explotación del trabajador, y no en el desarrollo de su capacidad productiva”
(cursivas nuestras).
En suma debido a los anteriores planteamientos las distintas disciplinas que
componen la sociología del trabajo contemporánea deben integrar en sus aparatos
teórico-metodológicos y analíticos la categoría de superexplotación (en el ám-
bito de la teoría de la dependencia) como un importante aporte del pensamiento
crítico latinoamericano a la comprensión de la dinámica del mundo del trabajo
como un todo en el turbulento y contradictorio escenario de la crisis y mutaciones
constantes del sistema capitalista mundial.
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38 el trabajo en el caPitalismo global
250
39
GIOVANNI ALVES*
Introducción
250
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[...] En los tres mecanismos considerados, la característica esencial está dada por el
hecho de que son negadas al trabajador las condiciones necesarias para reponer el
desgaste de su fuerza de trabajo: en los dos primeros casos, porque le es obligado
un desgaste de fuerza de trabajo superior espacio al que debería proporcionar nor-
malmente, provocando así su agotamiento prematuro; en el último, porque le retira
incluso la posibilidad de consumo de lo estrictamente indispensable para conservar
su fuerza de trabajo en estado normal. En términos capitalistas, esos mecanismos
(que además se pueden presentar, y normalmente se presentan, de forma combinada)
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ción que operan como mercancías sólo se desgastan con el uso y transfieren su
valor hacia los objetos y servicios producidos). El descubrimiento del secreto o
misterio (en alemán Geheimnis) de la “fuerza de trabajo en tanto mercancía” es el
descubrimiento esencial de Marx.
La fuerza de trabajo en tanto mercancía se compra en un mercado especial
(el mercado de trabajo) por un precio que está determinado por innumerables
circunstancias históricas y ligado directa o indirectamente a la lucha de clases
y establecido por una relación de clase. Por consiguiente, la mercancía “fuerza
de trabajo” no se paga por el tiempo de trabajo contenido de las mercancías que
ella produce, sino por el precio de mercado. El salario (o precio de la fuerza de
trabajo) —que puede ser directo o indirecto— constituye una parte del valor
creado “devuelto” por el capitalista, ya que el quantum de la parte devuelta es
función histórica de la lucha de clases y depende del poder social de negociación
(la capacidad política y sindical de la fuerza de trabajo organizada de hacer valer
sus intereses de clase).
En la medida en que la fuerza de trabajo organizada (el movimiento sindical y
político de los trabajadores), fue incapaz históricamente de negociar y hacer valer
sus intereses de clase, por lo menos para obtener un salario justo que representara
su valor (el valor de la fuerza de trabajo), el quantum de la parte retornada por
el capitalista se ubica por debajo del valor necesario para la reproducción de la
fuerza de trabajo. De esta forma, se produjo un desgaste prematuro de la fuerza
de trabajo y la expropiación de parte del fondo de consumo del trabajo vivo —en
un primer momento, en el caso de los países capitalistas centrales el surgimiento
del fondo público intentó contrarrestar el movimiento de la plusvalía relativa—.
Pero, con la expoliación del fondo público, el capital puso al desnudo la afirma-
ción de la del valor en las condiciones históricas de su colapso-expansión con el
“salto mortal” de la productividad del trabajo (Oliveira, 2003).
De este modo, se constituyó la llamada superexplotación del trabajo. Al revés
de que la superexplotación del trabajo represente la “violación” de la ley del
valor, por el contrario expresa la afirmación del propio movimiento de la del
valor en las condiciones del “colapso” de la lucha histórica de la clase de los
trabajadores asalariados, la lucha de clases y la capacidad de la fuerza de trabajo
organizada, para hacer valer efectivamente sus intereses de clase (incluso con la
afirmación del anti-valor en tanto fondo público).
Por consiguiente, el consumo de la fuerza de trabajo “por debajo de las condi-
ciones normales”, que conduce a su agotamiento prematuro, deriva irremediable-
mente de la condición histórica de explotación que articula la plusvalía absoluta
con la plusvalía relativa; y de la condición histórico-política de dominación de
clase, que hace que el precio de la fuerza de trabajo (los salarios) se fije por de-
bajo de su valor, conllevando no solamente la degradación del fondo de consumo,
sino, aún más grave, del fondo de la vida.
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Es la apropiación del fondo de vida por el movimiento del capital —esto es,
la “precarización de la vida” (Danielle Linhart) o la “precarización de la persona
humana que trabaja” (Alves).
ò
Nueva precariedad salarial
Extensión e intensificación del tiempo de trabajo extrañado
(tiempo de vida reducido a tiempo de trabajo)
“vida reducida”
modo de vida just-in-time
agotamiento prematuro de la fuerza de trabajo
[Expoliación del Trabajo Vivo]
corrosión de la vida
ò
SALARIO (DIRECTO E INDIRECTO) POR DEBAJO DEL VALOR DE LA FUERZA
DE TRABAJO
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Consideraciones finales
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52 el trabajo en el caPitalismo global
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RICARDO ANTUNES**
Introducción
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3 Tomaremos aqui las indicações de Marx, presentes em El capital (y en particular, en su capítulo XIV),
así como el Capítulo VI, inédito, anteriormente referido.
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3. Es aquél que resulta del trabajo colectivo, social y complejo y no del trabajo
individual. Es por esto que en la firma que no es el obrero individual el que se
convierte en agente real del proceso de trabajo en su conjunto sino más bien
la capacidad de trabajo socialmente combinado.
4. Es aquél que valoriza el capital sin importar si el resultado de su producto es
material o inmaterial.
5. Depende de su relación social y de la forma social como se inserte en la crea-
ción y valorización del capital. Es por esto que trabajos idénticos en cuanto a
su naturaleza concreta, puede ser productivos o improductivos, dependiendo
de la relación con la creación del valor.
6. Tiende a ser asalariado, pero lo inverso no es verdadero, esto es, no todo tra-
bajo asalariado es productivo (ídem).
En contrapartida, el trabajo es improductivo cuando crea bienes útiles y no
está orientado a la producción de valores de cambio. Es por esto que el capital
suprime todo trabajo improductivo que es innecesario, además de realizar la fu-
sión entre actividades productivas e improductivas siempre que esto sea posible.
En ese mismo volumen II de El capital, Marx señaló importantes hipótesis
para comprender las actividades de producción y materiales, especialmente en
algunos sectores de los servicios. Su principal indicación aparece cuando, al ana-
lizar la “industria del transporte”, el autor demuestra que hay en esta actividad el
desarrollo de un “proceso de producción dentro del proceso de circulación”. Esta
indicación es central para ubicar a los servicios (o parte de ellos) como genera-
dores de valor. Debido a que Marx tiene una concepción ampliada de la industria
(Marx, 1992), incluyendo varios sectores de los llamados servicios, es posible
comprender porque y un “proceso de producción” en el ramo de los transportes,
almacenamiento, industria del gas, ferrocarriles, navegación y comunicaciones,
entre otros señalados por Marx, aunque estas actividades generen producción
material. La industria de los transportes, constituida en una forma de producción
inmaterial que actúa en la esfera de la circulación, además de ser imprescindible
para concretar la producción material y hacer efectiva la creación plusvalía en la
producción de alimentos, germina dentro de ella un “proceso de producción” sin
que nada de material sea efectivamente producido.
Sabemos que estos ejemplos no significan que la plusvalía sea creada fuera de
la producción. Pero, en el Volumen II de El capital, Marx indica claramente que
la producción no se limita a su esfera material (aunque ésta sea dominante). Es
por eso que la formulación marxiana también destaca que una cosa es generar ga-
nancia y otra es crear plusvalía. Al tratar el comercio, en el Libro III Marx (1991)
desarrolló la tesis relativa a que la actividad comercial, aunque necesaria para la
venta de lo que fue producido, no genera plusvalía, ya que es improductiva.4 Él se
apropia de parte de la plusvalía generada en la industria, pero no responde por su
creación. Por eso afirma que los trabajadores del comercio tiene similitudes con
4 Véase: Marx, Book 3 (1991), especialmente el Capítulo 17: “La ganancia comercial”, pp. 394/416.
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Entendemos que los trabajadores y las trabajadoras (de call centers, telemarke-
ting, industria de software, tecnologías de información y comunicación, hote-
lería, shoping center, hipermercados, fast food, comercio al mayoreo, entre otros)
están cada vez más distanciados de las modalidades del trabajo intelectual que
particulariza a las clases medias y se encuentran cada vez más aproximados a lo
que denominamos como nuevo proletariado de servicios.
Si los segmentos más tradicionales las clases medias son definidos por su in-
serción en la producción, donde realizan trabajo predominantemente intelectual y
no manual (como los médicos, abogados y otros profesionales liberales) estamos
presenciando, hoy, una expansión significativa de asalariados medios, como los
bancarios, profesores, asalariados del comercio, supermercados, fast food, call
center, tecnologías de comunicación e información, etc. que sufren un creciente
proceso de proletarización, profundizando la formulación pionera de Braverman
(1974).
Como las clases medias, dadas sus oscilaciones estructurales típicas, también
se definen por sus idearios y valores culturales, simbólicos, de consumo espacio
(Bourdieu, 2007), sus segmentos más altos se distinguen de la clase media baja y
se aproximan, en el plano valorativo, a las clases propietarias. Pero, al contrario,
en sus estratos más bajos, la clase media asalariada tiende, en el plano de la ob-
jetividad, aproximarse a la clase trabajadora. Es por eso que la conciencia de las
clases medias aparece frecuentemente como conciencia de una no clase, por un
lado, más aproximada a las clases propietarias, como es el caso de los gerentes
medios y altos, administradores, ingenieros, médicos, abogados y, por otro lado,
se aproxima a las condiciones de vida y de trabajo de la clase trabajadora, si con-
sideramos a los segmentos más pauperizado.
Así, estos contingentes más proletarizada dos, especialmente en el sector ser-
vicios, participan cada vez más (directa o indirectamente) del proceso de valoriza-
ción del capital. Los asalariados en los call center, tele marketing, hipermercados,
fast food, el gran comercio, de oficinas y hoteles, entre otros, se encuentran más
próximos a ese nuevo proletariado que se expande en gran escala y que ha desen-
cadenado luchas sociales, manifestaciones y huelgas en el mundo actual.
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tingente de clase trabajadora. Y, dentro de este debate, el más polémico fue el que
vislumbró el advenimiento de una supuesta “nueva clase” o precariado” (Stan-
ding, 2011).
Según Standing el precariado es una clase distinta de aquélla que se conformó
durante el capitalismo industrial, heredero de la era tayloriano-fordista. Ella se
aproximaría, entonces desde una nueva clase más desorganizada, ideológica-
mente difusa y fácilmente atraída por “políticas populistas”, a otra susceptible
de acoger, inclusive, el sobrenombre de “neofascista”. Con ese diseño crítico
—aunque en la descripción del autor haya informaciones relevantes— esa nueva
clase asume el perfil de “una clase peligrosa” en-sí y para-sí diferenciada de la
clase trabajadora (Ibíd., 1-25).7
Nuestra tesis se orienta en dirección opuesta a las de los que conciben al pre-
cariado como una nueva clase social. Por el contrario, entendemos que la cla-
se-que-vive-del-trabajo, en su nueva morfología, comprende varios y distintos
segmentos, aunque ellos se presenten de modo bastante diferenciado. Cuestión
que no es novedad en la historia de la clase trabajadora, siempre separada por di-
ferencias de género, generación, etnia, nacionalidad, migración, calificación, etc.
Al contrario, por consiguiente, de constituirse en una nueva clase, el deno-
minado precariado es un sector diferenciado de la clase trabajadora, en sus he-
terogeneidades, diferenciaciones y fragmentaciones. En los países capitalistas
avanzados, los más precarizados, sean jóvenes, inmigrantes, negros, etc., que
componen el “precariat”, nacieron bajo el signo de la corrosión de sus derechos y
luchan por conquistarnos y preservarlos.
Por otro lado, los sectores de la clase trabajadora más tradicional, herederos
del Walfare State, luchan por impedir el desmoronamiento aún mayor de sus con-
diciones de trabajo. Estos dos polos fundamentales de la misma clase-que-vive-
del-trabajo, en aparente contradicción, parece tener su futuro indisolublemente
ligado: el joven precario, en sus luchas, demanda el fin de la precarización com-
pleta que le avasalla y, al mismo tiempo, sueña con un mundo mejor. Los traba-
jadores más tradicionales, más organizados sindical y políticamente, herederos
del welfare state, a su vez, desean evitar su degradación aún mayor y rechazan su
conversión en nuevos precarizados del mundo.
Como la lógica destructiva del capital es múltiple en su apariencia, pero una
en su esencia, estos polos vitales del mundo del trabajo, si no son capaces de
articularse solidaria y orgánicamente, sufrirán una derrota mayor. En virtud de
que entendemos la precarización como un proceso, que puede tanto ampliarse
como reducirse, ella será el resultado de la capacidad de resistencia, organización
y confrontación de la clase trabajadora. Si estos dos segmentos lograran construir
lazos de solidaridad y sentido de pertenencia de clase (Bihr, 1991), conjugando
sus luchas cotidianas, se podrían contraponer más fuerte y organizadamente a la
lógica destructiva del capital, que es profundamente adversa al trabajo.
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64 el trabajo en el caPitalismo global
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Introducción
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68 el trabajo en el caPitalismo global
Marx nos plantea que como resultado del desarrollo tecnológico del proceso
productivo y la consiguiente modificación de la composición del capital existen
dos formas en las que se produce este EIR:
a) la más notoria, la expulsión de trabajadores que ya laboran, y
b) la menos evidente, una menor atracción de los que se incorporan (fundamen-
talmente los jóvenes) o se reintegran a los procesos productivos. Se trata de
un proceso progresivo y en escala creciente (que se expresa como creciente
desempleo juvenil).
Otro elemento que influye en la creciente producción del EIR, sin que haya
modificación en la composición del capital (como desarrollo tecnológico), es a
partir de un incremento directo de la tasa de explotación de los trabajadores em-
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La crisis social por la que atravesamos hoy en nuestro país se expresa en diversas
manifestaciones: bajos salarios, simulación de procesos educativos y del cuidado
de la salud, la devastación socio-ambiental, que se suman a la pobreza extrema,
rematan con corrupción, extorción, desapariciones y violencia; todas ellas, resul-
tado del tipo de política económica que hemos estado sosteniendo como nación
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El límite último o límite mínimo del valor de la fuerza laboral lo constituye el valor de
la masa de mercancías sin cuyo aprovisionamiento diario el portador de la fuerza de
trabajo, el hombre, no puede renovar su proceso vital; esto es, el valor de los medios
de subsistencia físicamente indispensables. Si el precio de la fuerza de trabajo cae
con respecto a ese mínimo, cae por debajo de su valor, pues en tal caso sólo puede
mantenerse y desarrollarse bajo una forma atrofiada. Pero el valor de toda mercancía
está determinado por el tiempo de trabajo necesario para suministrarla en su estado
normal de calidad (Marx, 1990: 210).
2 Es muy importante considerar este mecanismo consuntivo en la SE del trabajador, ya que en todo el
siglo xx y lo que va del xxi, el capitalismo se ha dedicado de manera sistemática a la adulteración de los
valores de uso cotidianos que consume la población (trabajadora), degradando sus contenidos para lograr,
entre otros efectos, el abaratamiento de sus costos sin disminuir los precios de esos productos. Ver trabajo
de Jorge Veraza (1993) sobre la Subordinación Real del Consumo.
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74 el trabajo en el caPitalismo global
3 Entre los temas que aborda Marx en relación a esto tenemos: la esclavización de los hijos por los padres,
la enorme mortalidad de los niños de los obreros en sus primeros años de vida, el descuido y maltrato de
los niños por la ocupación extra domiciliaria de las madres, la devastación intelectual del trabajador y su
familia, y la crítica a la “educación” fabril. (Marx, 1990)
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Reflexiones finales
Hemos visto como el EIR se ha constituido no sólo como categoría teórica expli-
cativa, sino como forma efectiva o mecanismo práctico de control y de someti-
miento real de la población para empujarla a la explotación y superexplotación de
su fuerza de trabajo. Después de la crisis de la década de 1970, el capital mundial
ha recurrido ya, en una escala verdaderamente global, al uso de la sobrepobla-
ción relativa como mecanismo para contrarrestar la caída tendencial de la tasa
de ganancia y estimular el relanzamiento del proceso de acumulación ampliada
de capital. Con el neoliberalismo, el capital ha logrado consolidar el EIR como
pivote del desarrollo capitalista. Todas las funciones de éste se desenvuelven
plenamente.
La SE ya no funciona como un mecanismo de excepción, sino que se ha con-
vertido en la forma neoliberal de explotación constante de los trabajadores mexi-
canos y en el resto del mundo.
La masificación de la atrofia del cuerpo de los trabajadores en general es parte
de un fenómeno global ligado a la expansión del mercado mundial, que crece
gracias a vulnerar la salud física, emocional y espiritual de los seres humanos,
haciendo evidente cómo se ha masificado el cuerpo humano como una mercancía
desechable para amplios procesos productivos y consuntivos después de un uso
intensivo de la misma, se muere.
Por lo que consideramos estas categorías más vigentes que nunca, frente a la
necesidad de resistir y construir colectivamente la defensa de la vida ante la cre-
ciente devastación de la población que padecemos actualmente.
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79
WILLIAM I. ROBINSON*
250
80 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
El sistema se está acercando a una crisis orgánica; Una crisis general del dominio
capitalista. Hemos entrado en un período fluido de gran incertidumbre que abre
los peligros del neofascismo y la guerra, pero también nuevas posibilidades para
proyectos emancipadores. Parte de la lucha por una contrahegemonía desde abajo
implica comprender la naturaleza del nuevo capitalismo global; cómo ha modifi-
cado las relaciones globales de clase, el terreno de las luchas sociales y de clase,
las formas de conciencia y las perspectivas de la solidaridad transnacional de
clase.
¿Qué explica la escalada de las desigualdades mundiales que han alarmado tanto
a gente como Johann Rupert? Como analizó Marx en El capital, la polariza-
ción es inherente al sistema capitalista, ya que los capitalistas poseen los medios
para producir riqueza y, por lo tanto, los capitalistas apropian como ganancias la
mayor riqueza posible que la sociedad produce colectivamente. Pero tales des-
igualdades terminan socavando la estabilidad del sistema, ya que la masa de tra-
bajadores no puede comprar la riqueza que produce en abundancia la economía
capitalista en la medida en que los capitalistas y los acomodados retienen cada
vez más el ingreso total en relación con lo que se eroga al trabajo. Si los capita-
listas no logran la venta (o no logran “descargar”) de los productos de sus plan-
taciones, fábricas y oficinas, entonces no pueden obtener (realizar) de ganancias.
Esto es lo que en la economía política crítica constituye la contradicción interna
subyacente del capitalismo, o el problema de la sobreacumulación. Los capita-
listas acumulan enormes cantidades de excedentes, pero no encuentran salidas
para continuar invirtiendo de manera rentable ese excedente. Por lo tanto, si no se
controla, la creciente polarización social que es endémica al capitalismo da lugar
a crisis: estancamiento, recesiones, depresiones, trastornos sociales y guerra.
El orden social fordista-keynesiano que tomó forma en las décadas posteriores
a la Gran Depresión de la década de 1930 implicó altas tasas de crecimiento, un
aumento en los niveles de vida de sectores importantes de la clase trabajadora
y una disminución de las desigualdades en los centros desarrollados del capita-
lismo mundial. ¿Por qué “fordista-keynesiano”? Fue Henry Ford quien reconoció
por primera vez que el nuevo sistema de producción en masa y estandarizada
(“fordismo”) no se podía mantener sin introducir un consumo de masas y estan-
darizado. Esto significaba establecer un acuerdo de empleo estable, es decir, una
relación capital-trabajo estable, para una parte significativa de las clases trabaja-
doras y salarios suficientemente altos para que la clase trabajadora pudiera con-
sumir los bienes y servicios que su trabajo producía, a cambio de la obediencia de
los trabajadores al capital. . A su vez, John Keynes analizó que la Gran Depresión
se debía a una demanda insuficiente como resultado de la concentración de la
riqueza. En opinión de Keynes, el estado necesitaba intervenir en la economía
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desigualdad salvaje global: el Precariado y la humanidad suPerflua 81
1 Existe una buena literatura sobre fordismo y keynesianismo. Ver, entre otros, Harvey, 1990 y Robinson,
Press, 2014.
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84 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
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desigualdad salvaje global: el Precariado y la humanidad suPerflua 85
tras que los países de Europa y Asia oriental están lidiando con la disminución
de las tasas de natalidad y el envejecimiento de la población, las sociedades de
Oriente Medio, África y el sur de Asia están experimentando un auge juvenil
de proporciones asombrosas”, señaló un informe de 2016. “Más de la mitad de
la fuerza laboral de Egipto es menor de 30 años. La mitad de la población de
167 millones de Nigeria tiene entre 15 y 34 años. En Afganistán, Chad, Timor
Oriental, Níger, Somalia y Uganda, más de dos tercios “La población es menor de
25 años” y 300 millones de indios eran menores de 15 años (Lord, 12 de agosto
de 2016).
Los jóvenes de todo el mundo se enfrentan a una ola de tecnología que susti-
tuye a la mano de obra y que plantea las perspectivas reales de la producción sin
mano de obra. Al mismo tiempo, el marketing global seduce a los jóvenes con
un flujo interminable de productos y servicios. ¿Cómo responderán políticamente
los jóvenes de hoy a la contradicción de ser arrastrados por esta ubicua “cultu-
ra-ideología del consumismo” y la realidad del desempleo y la pobreza?
Los jóvenes trabajadores del conocimiento, en particular, están dispuestos a
engrosar las filas del proletariado digital cada vez más empobrecido y alienado
(enajenado). Una parte cada vez mayor de este proletariado se esfuerza por pro-
porcionar servicios digitales “a pedido” en línea, lo que a veces se denomina
“nube humana”. “En todo el mundo”, señala Starzmann (2 de junio de 2018), “in-
numerables figuras solitarias se han comprometido a vivir en frente de pantallas,
dedos que se mueven sin cesar a través de los teclados, pensando, escribiendo,
produciendo”. Y Bradley y Lee advierten que la energía revolucionaria [de este
joven proletariado digital] se gasta en otros lugares: en juegos de computadora,
pornografía, juegos de azar, infinitas formas de intoxicación para escapar de “la
realidad de la jornada laboral” (Bradley y Taek-Gwan, 5 de mayo de 2018: 642).
Aquí debemos explorar las implicaciones de tal cambio para la formación de
sujetos, para la conciencia y para lo que Pierre Bourdieu ha denominado habitus,
como “un sistema adquirido de esquemas generativos” ajustado a un conjunto
dado de condiciones sociales (Bourdieu, 1977: 95). El desarrollo de las inter-
subjetividades y la conciencia de clase se ven obstaculizados por la naturaleza
individualizada y aislada de gran parte del trabajo cognitivo. ¿Qué tipo de con-
cepción del mundo puede surgir de este trabajo sin una movilización política
fuera del proceso de trabajo? Los trabajadores cognitivos pueden estar más in-
clinados a identificarse con los estratos medios y profesionales que con la clase
trabajadora global a la que más pertenecen. La fragmentación del proceso laboral
y del trabajo en momentos dispersos e irregulares de la fuerza de trabajo plantea
nuevos desafíos a la organización de la clase trabajadora y al desarrollo de su
conciencia de clase. Ciertamente, cualquier proyecto emancipador para que tenga
éxito debería reunir a la humanidad superflua y sus luchas de “vida cotidiana” en
los márgenes y en los puntos de reproducción social con aquellos formalmente
insertados en los circuitos del capital global bajo acuerdos laborales precarios.
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86 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
En el cuadro más amplio, la clase obrera global reúne a los explotados más inten-
samente a través del empleo precario y casualizado con los excluidos. Se espera
que la digitalización, además de generar formas de empleo precarias, aumente
exponencialmente la población laboral superflua. El “futuro sin empleo” y el
“ascenso de los robots” que reemplazan a los trabajadores humanos es un tema
común entre académicos, periodistas y políticos. Millones de personas expulsadas
del empleo formal han logrado ganarse la vida a través de Uber y otras “compa-
ñías de plataforma” como trabajadores informales y “autónomos”. Pero en 2016,
Uber anunció que reemplazaría a un millón de conductores con vehículos autó-
nomos (Mitchell y Lien, 19 de agosto de 2016). Foxcomm, el conglomerado con
sede en Taiwán que ensambla Ipads y otros dispositivos electrónicos, anunció en
2012 tras una ola de huelgas de sus trabajadores en China que reemplazaría a un
millón de trabajadores con robots. A medida que aumenta la productividad, el
sistema arroja más y más trabajadores. A medida que la digitalización concentra
el capital y aumenta la polarización y la desigualdad, el proceso expande las filas
de la mano de obra superflua. La humanidad superflua se esfuerza en todo tipo
de estrategias de supervivencia en el mundo informal de un “planeta de ghettos”
(la frase es de Davis, 2006).
Bajo la globalización, las líneas entre formalidad e informalidad se vuelven
cada vez más borrosas. La humanidad superflua no es de uso directo para el ca-
pital transnacional. Sin embargo, en general, la mano de obra superflua es crucial
para el capitalismo global en la medida en que ejerce una presión bajista sobre
los salarios en todas partes y permite que el capital transnacional imponga una
mayor disciplina sobre aquellos que permanecen activos en el mercado laboral.
“El trabajo en exceso de la parte empleada de la clase trabajadora aumenta las
filas de la reserva”, señala Marx, “mientras que, a la inversa, la mayor presión que
esta última por su competencia ejerce sobre la primera, obliga a estos a someterse
a un trabajo cada vez mas intensivo y subyugación bajo los dictados del capital”
(Marx, 1972: 425). Sin embargo, la reestructuración del capitalismo mundial a
través de la globalización ha dado lugar a un nuevo ejército global de trabajadores
superfluos que va mucho más allá del tradicional ejército laboral de reserva que
Marx discutió. Los procesos por los cuales se genera la mano de obra superflua
se han acelerado bajo la globalización.
Las crisis brindan al capital la oportunidad de reestructurar y acelerar el
proceso de forzar una mayor productividad de menos trabajadores, un proceso
que puede aumentar exponencialmente a través de la digitalización. Al mismo
tiempo, ha habido una nueva onda masiva de acumulación primitiva y de despojo
de cientos de millones, quizás miles de millones, en todo el mundo. La CCT em-
prendió una hiper-acumulación en las últimas décadas mediante la aplicación de
nuevas tecnologías CIT para organizar un sistema globalizado de producción y
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desigualdad salvaje global: el Precariado y la humanidad suPerflua 87
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blación superflua. Por lo tanto, la población trabajadora produce, junto con la acumu-
lación de capital producida por ella, los medios por los cuales se hace relativamente
superfluo, se convierte en una población relativa superflua; y lo hace en una extensión
siempre creciente... La forma total del movimiento de la industria moderna depende,
por lo tanto, de la transformación constante de una parte de la población trabajadora
en manos desempleadas o semidesempleadas...Esta es la ley general absoluta de la
acumulación capitalista (Marx, El capital, Vol I, en Tucker, 1972: 422,424, 429-430).
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desigualdad salvaje global: el Precariado y la humanidad suPerflua 89
Es este lumpenprecariado el que genera tanto espanto para a gente como Johann
Rupert y el CCT y que da impulso a un estado policiaco global para contener
la rebelión real y potencial del lumpenprecariado. Las desigualdades globales
salvajes son políticamente explosivas y, en la medida en que el sistema simple-
mente no puede incorporar a la humanidad superflua, recurre a formas cada vez
mas violentas de contención, fenómeno expresado en el concepto de “Estado
policiaco global” (desarrollé este concepto en: Robinson, 2018 y mayo de 2018).
Estado policiaco global refiere tres fenomenos interrelacionados. Primero están
los sistemas cada vez más omnipresentes de control social de masas, represión
y guerra promovidos por los grupos gobernantes para contener la rebelión real y
potencial de la clase obrera global y la humanidad superflua. En este sentido, el
estado policiaco global está dirigido centralmente a la exclusión coercitiva de la
humanidad superflua. La segunda es cómo la economía global se basa cada vez
más en el desarrollo y despliegue de estos sistemas de guerra, control social y
represión simplemente como un medio para obtener ganancias y continuar acu-
mulando capital frente al estancamiento, lo que he denominado: acumulación
militarizada o acumulación por represión, y eso ahora va más allá del keynesia-
nismo militar. Y tercero, el movimiento creciente hacia sistemas políticos que
pueden caracterizarse como fascismo del siglo XXI, o incluso en un sentido más
amplio, como totalitarios. Una cultura neofascista surge a través del militarismo,
la misoginia, la masculinización extrema y el racismo. Dicha cultura genera un
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clima propicio para la violencia de masas, a menudo dirigida contra las minorías
religiosas, inmigrantes, refugiados y otras comunidades vulnerables, oprimidas
racialmente, perseguidas étnicamente, etc.
Los grupos gobernantes han recurrido a la limpieza social de la humanidad
superflua mediante la criminalización, como es el caso de la farsa de las gue-
rras contra las drogas y el terror. En muchos casos, la criminalización hace que
la humanidad superflua sea un lugar tanto estructural como legal, como en la
criminalización legal de los trabajadores inmigrantes en los Estados Unidos. En
Dinamarca, el gobierno anunció en 2018 planes para legalizar la discriminación
contra las comunidades pobres e inmigrantes a través de un proyecto de ley que
destacaría como comunidades “ghettos” donde más del 50 por ciento de los resi-
dentes son inmigrantes no occidentales, donde el desempleo es superior al 40 por
ciento, y donde el ingreso promedio es inferior al 55 por ciento del promedio de
la región (véase: BBC News, 27 de febrero de 2018).
Aquí hay una espiral peligrosa en la contradicción entre una digitalización
que arroja cada vez más trabajadores a las filas de la humanidad superflua y la
necesidad de que el sistema descargue cantidades cada vez mayores de exce-
dentes acumulados. Una vez que las masas de personas ya no son necesarias a
largo plazo e incluso de manera permanente, surge el problema político de cómo
controlar esta masa expandida de humanidad superflua. Se requiere una mayor
disciplina, tanto para aquellos que logran obtener un trabajo bajo los nuevos
regímenes de empleo precario y de superexplotación, como para los expulsados
y convertidos en mano de obra sobrante. El orden global como unidad se vuelve
cada vez más represivo y autoritario en la medida en que el proyecto del fascismo
del siglo XXI cobra fuerza (ver Robinson, 2014, Capítulo 5).
Pero los temores de Rupert y la CCT no son infundados. En los últimos años
ha habido un aumento de las luchas de los trabajadores y de las actividades de
huelga en todo el mundo. Sin embargo, como hemos visto, la clase obrera global
no se parece en nada a la de mediados del siglo XX. Su posición de lumpenpreca-
riado cambia los términos de sus luchas y los desafíos de regenerar la conciencia
de clase de la clase trabajadora y de desarrollar una capacidad de acción colectiva.
Cualquier respuesta tendrá que desafiar la exclusión y la lucha contra la precaria-
tizacion del trabajo junto con las luchas más tradicionales de aquéllos que logran
tener empleo formal. El repertorio de luchas de la clase trabajadora global debe
incluir estrategias, además de la actividad de huelga, para la interrupción genera-
lizada del sistema, ya que los excluidos no pueden luchar mediante el retiro de su
labores. Las condiciones a las que se enfrenta el lumpenprecariado, combinadas
con el aislamiento y la naturaleza individualizada de los trabajadores cognitivos,
sugieren que el eje de la conciencia de clase y la agencia colectiva deben implicar
un cambio desde puntos de producción aislados a la vida cotidiana de las comuni-
dades y al sistema político. El desafío para los proyectos emancipatorios es cómo
lograr la solidaridad entre los trabajadores que experimentan ese aislamiento in-
250
desigualdad salvaje global: el Precariado y la humanidad suPerflua 91
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LUCIANO VASAPOLLO*
* Luciano Vasapollo (1955). Profesor de Politiche Economiche locali e settoriali e di Economia dello
Sviluppo, Departamento de Estudios Europeos , Americanos y Interculturales , a “Sapienza” Universidad
de Roma.
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Precariedad del trabajo y de la vida como Paradigma... 95
Por lo que se refiere también al desempleo juvenil son muchos los “Informes
de estudio” que evidencian la grave carencia de trabajo para los jóvenes y la
prolongación del periodo de precariedad hasta más de 30 años. De estos aná-
lisis emerge que nos encontramos en una fase de transición aún en vía de defini-
ción pero que presenta características muy claras en el ámbito de la competencia
global a nivel macro y microeconómico. Hubo un aumento de la producción de
los servicios respecto a la de los bienes materiales, pero esto pasa sobre todo
con los procesos de exteriorización de los servicios y de las fases del proceso
productivo de bajo valor agregado, basadas en la superexplotación del trabajo.
Un trabajo a menudo buscado en los procesos internacionales de deslocalización
con escasos derechos y salarios muy bajos; a esto se suma una fuerte presencia
de trabajos intelectuales y técnicos profesionales a menudo precarios como los
manuales y repetitivos.
Por ejemplo, en Estados Unidos la ausencia de normas reguladoras en las
relaciones de trabajo y de los sistemas de representación de los trabajadores ha
favorecido la creación de una determinada cantidad de puestos de trabajo pre-
carios que inicialmente Europa no ha logrado aún a alcanzar sobre todo por las
redes de protección social todavía existentes heredadas por el fordismo. Hay que
subrayar que en una primera fase en Estados Unidos, contra un menor desempleo,
se registran altas tasas de trabajos y salarios precarios, de mayor pobreza respecto
a los países europeos y Japón. Ahora también en Europa se impuso el modelo
norteamericano en los órdenes del modelo anglosajón de capitalismo salvaje.
La empresa se convierte en minimalista pues todo lo que supere la capacidad
de absorción del mercado tiene que ser suprimido. Otra diferencia fundamental
entre la manera de producir fordista-taylotista y postfordista consiste en que,
mientras en la primera la fuerza el trabajo tiene que ser especializada, alienada al
trabajo y siempre igual, en el post-fordismo, al contrario, hay necesidad de que
el trabajador posea un alto grado de adaptación a los cambios de ritmo y de los
roles desempeñados.
Esto conlleva también otro importante cambio: en el sistema fordista, los de-
rechos sociales de los trabajadores tenían una validez universal y eran protegidos
por las leyes, mientras que en el post-fordismo, éstos derechos desaparecen. Eso
pasa porque cuando son las leyes del mercado las que gobiernan e imponen ca-
lidad y cantidad en tiempo real, el trabajo es siempre más constrictivo, destinado
a la obediencia y a la fidelidad.
La nueva organización capitalista del trabajo se caracteriza por la explosión de
la precariedad, de la flexibilidad y la no reglamentación, bajo formas sin prece-
dentes para los asalariados en actividad. Es el malestar del trabajo, con el miedo
de perder el empleo, de no tener más vida social o, el miedo de empeñarla to-
talmente al y para el trabajo, con la angustia vinculada a la conciencia de una
evolución tecnológica que no resuelve las necesidades sociales. Es la precariedad
de todo el vivir social.
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ropa y en todo el mundo) en los campos, en las ciudades de los lugares sometidos
por el yugo del imperialismo, representa hoy la premisa concreta de la lucha para
el cambio del actual modelo capitalista.
Una nueva temporada de derechos del trabajo a partir de la abolición de cada
forma de trabajo precario, mal retribuido, que refuerce y aplique los derechos
para todas las categorías de trabajadores; una nueva política fiscal a favor de
los ingresos más bajos que golpee a los grandes capitales y a las nuevas rentas
financieras. Por una sociedad del ingreso para todos que devuelva dignidad a los
sujetos del trabajo y al trabajo denegado.
Hay que realizar un nuevo análisis de clase que, por medio de las investi-
gaciones caracterizadas por al construcción de modelos dirigidos, por un lado,
evidencie las peculiaridades y el localismo del capitalismo italiano y de los países
europeos mediterráneos y, por otro lado, comprenderlos en el ámbito de un cre-
cimiento total caracterizado por el papel predominante realizado por el sector
terciario, oficial y atípico o sumergido, que sea capaz de identificar cómo dicho
proceso modifica las subjetividades del trabajo que crea nuevos sujetos produc-
tivos, nuevas figuras sociales y, sobre todo, marginales, modificando al mismo
tiempo las identidades productivas y aquéllas más agregadas exclusivamente en
la empresa, pero que se destruyen en el territorio, transformando, de este modo,
la misma identidad y la composición de clase de los trabajadores.
La característica central de los nuevos sujetos del mundo del trabajo está de-
terminada no sólo por la transformación de las actividades productivas locales en
las áreas metropolitanas, sino además por su configuración socio-política y su ca-
pacidad de organizarse dentro de un renovado sindicalismo social metropolitano
capaz de interpretar las necesidades de emancipación de la clase que vive y muere
de la explotación capitalista, referida tanto al viejo como al nuevo proletariado.
Aquí radica el papel prioritario de las áreas sociales metropolitanas que, si
por un lado se mantienen estratégicamente funcionales a los procesos de acu-
mulación del capital, en una dimensión de producción social, al mismo tiempo
evidencian de manera más directa y con escasas posibilidades de mediación, las
características y condiciones en que se manifiesta actualmente el conflicto capi-
tal-trabajo y las contradicciones capital-ambiente, capital-derechos, en una con-
flictividad social global.
Un aspecto, si se quiere, de la moderna cuestión de las “periferias”.
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Introducción
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informal de la economía. Es así como, por ejemplo, en 2012, las mujeres con ac-
tividad laboral en el mercado formal de trabajo ganaban 73% respecto a los hom-
bres, a pesar de que en 2016 ese porcentaje mejoró un poco a situarse en 76%. En
la ocupación laboral informal además de la diferencia que esa actividad implica
en el ingreso, en que pese a una pérdida significativa de 20% para los hombres y
de 30% para las mujeres, la falta de instrucción y baja escolaridad provocan que
reciban 20,6% menos que los hombres con el mismo nivel de formación escola-
rizada (IBGE, 2017).
El Módulo de Educación Continua de la PNAD publicó a finales de 2017
datos actualizados relativos a la educación de los jóvenes en el país. De manera
alarmante, la investigación arrojó que 24,8 millones de jóvenes de ambos sexos
de entre 14 y 29 años de edad no frecuentaban la escuela ni recibían cursos pre-
paratorios para elevar su calificación. Otro dato preocupante que revela es el rela-
tivo a que alrededor de 39% de los entrevistados expresaron tener falta de interés
en la formación profesional. Entre los obstáculos señalados las adolescentes y los
jóvenes (21,6%) identificaron la discontinuidad con la vida escolar que mantiene
una estrecha relación con la demanda de los quehaceres domésticos y los cui-
dados de terceros, evidenciando esta manera la existencia y permanencia de un
“papel social femenino” restringido al ámbito privado. Situación que se agrava
aún más en la población que habita en los barrios populares (“favelas”), a la vista
de las dificultades de acceso al mercado de trabajo formal, a la evasión escolar y
la informalidad como moneda de cambio para obtener supuestamente un mejor
ingreso y “oportunidades”, ya que el trabajo informal e ilícito de tráfico de drogas
constituye uno de los grandes empleadores y “demandante de trabajo”.
No es necesario entrar a una favela para comprender cómo se constituye, dadas las
especificidades regionales, políticas, económicas y culturales. Aún más. Existen
tres niveles o componentes históricos en las favelas de asociación que le da ese
fenómeno una misma interpretación en cualquier parte del mundo: la enfermedad,
la violencia y la pobreza. Del África subsahariana al Brasil, la forma como las
personas la describirán ciertamente contendrá similitudes que las conforman.
En el Censo de 2010 el IBGE constató que 11.425.006 score de cuatro per-
sonas, lo que representa 6% de la población del país, habitaban en aglomerados
250
110 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
1 Este término se utiliza para describir las características y condiciones territoriales de las personas que
viven en las favelas brasileñas.
2 Esa realidad de vivir cerca del trabajo comienza a ser puesta en jaque con la valorización de los barrios
y el proceso de higienización instaurado por los gobiernos dictatoriales. Con el avance de la especulación
250
trabajo, juventud y género 111
Cuadro 1
Mayores favelas de Brasil por número de habitantes
Rocinha - Rio de Janeiro 69 161 habitantes
Comunidade Sol Nascente - Distrito Federal 56 483 habitantes
Rio das Pedras - Rio de Janeiro 54 793 habitantes
Coroadinho - Maranhão 53 945 habitantes
Nova Jurunas - Pará 53 129 habitantes
Casa Amarela - Pernambuco 53 030 habitantes
Pirambú - Ceará 42 878 habitantes
Paraisópolis - São Paulo 42 826 habitantes
Cidade de Deus - Amazonas 42 476 habitantes
Heliópolis - São Paulo 41 118 habitantes
Fuente: Sistematizado por la autora con base en los datos del IBGE, Censo 2010.
250
112 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
en el mundo. No es casual que esta figura de la favela siga siendo el locus del
empobrecimiento, de la baja escolarización, de la marginación y criminalización
de los sujetos que la habitan, y de la masa de trabajadores y trabajadoras incluso
en condición de asalariadas en el mundo del trabajo formal, marcado por el nivel
de dependencia y subordinación cada vez mayor, confluyendo así, categorías an-
tagónicas como formalidad e informalidad.
Considerar el trabajo informal en tanto dinero de cambio, tiene como obje-
tivo explicar que esa masa de trabajadores/as informales, al ingresar al mercado
de trabajo también informal, ya sea dentro o fuera de la favela, mantienen en el
modo de producción capitalista, a su fuerza de trabajo como un valor de uso, pero
con remuneración inferior a las condiciones de manutención y reproducción de la
misma. La informalidad al mismo tiempo que no asegura la imprevisibilidad de
los derechos de los trabajadores, transfiere hacia el sujeto la responsabilidad de
proveer y desempeñar funciones, como la necesidad de la vida y la emergencia de
sobrevivencia, y las despojan de las condiciones concretas de profesionalización
e ingreso en el mercado de trabajo formal con alguna estabilidad. Junto a la infor-
malidad figura la permanencia de la inseguridad alimentaria para esa población
que para el Brasil, de acuerdo con los datos proporcionados por la FAO (Organi-
zación de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) posee más
de 7 millones de pobres sin asistencia social. El documento muestra que en el año
de 2016 cerca de 2 millones de familias brasileñas sobrevivieron con menos de
133,72 reales mensuales, este grupo no recibió ningún auxilio monetario del go-
bierno, ni de Bolsa Familia, ni el Beneficio de Prestación Continuada (BPC). La
gravedad de la crisis económica mundial de 2008 y, más precisamente, el empeo-
ramiento de la situación económica actual del país, dejó solamente en el año del
2017, según datos del IBGE (PNAD Continua), más de 12 millones de personas
desempleadas. Aumento que, de acuerdo con el Instituto, se viene incrementando
desde 2014, afectando mayoritariamente a las personas que habitan las ciudades
y regiones metropolitanas.
El desempleo, sumado a la caída del poder de consumo de los brasileños,
afecta directamente las personas pobres y a los habitantes de las favelas de todo
el país. Sin embargo, la condición del asalariado formal para las personas de baja
escolarización y habitantes de la periferia confluyen con los mecanismos de la
informalidad, porque esos sujetos en la escala productiva ocupan los puestos de
trabajo más precarizados y rotativos, lo que en la realidad los ubica constante-
mente en un punto singular de la informalidad. Por eso, el ingreso de los jóvenes
habitantes de las periferias de tráfico de drogas requiere ser entendido también
como resultado de la ausencia de trabajo formal, seguro y estable.
Importa destacar que para el segmento joven que vive en la favela del riesgo
del trabajo en el tráfico de drogas constituye sólo un riesgo más experimentado
por ellos. Esto tal vez explica por qué de la adhesión masiva de los jóvenes po-
bres en ese mercado informal e ilícito. Aunque la cuestión monetaria sea señalada
250
trabajo, juventud y género 113
250
114 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
Las implicaciones de esa reforma para el mundo del trabajo son desastrosas
pero, si las enfocamos en el corto y largo plazos para el segmento juvenil, el
escenario es catastrófico. El tono no es de alarde, sino un hecho concreto. El des-
empleo alcanzó en 2017 la mayor tasa de 30% entre los jóvenes de entre 15 y 24
años de edad en busca de ocupación. Los datos divulgados por la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) en un estudio intitulado: “Tendencias Globales
de Empleo para la Juventud 2017” muestra que la tasa brasileña e más del doble
de la media mundial, de alrededor del 13,1%. El estudio, con un enfoque global,
agrega que la juventud representó, sólo en 2017, 70,9 millones de jóvenes des-
empleados, lo que significa más de 35% de la población desempleada en todo el
mundo. En sus proyecciones para 2018, la OIT no es optimista al considerar un
aumento de más de 200 mil que situaría el desempleo total en 71,1 millones de
jóvenes desempleados y en búsqueda de ocupación. Al respecto en su evaluación
la OIT estima que Brasil ocupa la 36ª posición entre más de 190 economías del
planeta.
En lo relativo a la dimensión de género, el informe destaca a nivel global que
las mujeres aún son las más perjudicadas respecto al acceso al mercado formal de
trabajo. En el año de 2017, por ejemplo, la tasa de participación de las mujeres
jóvenes en la fuerza de trabajo fue de 16,6% menor que la de los hombres de
igual condición de edad. Las tasas de desempleo también son significativamente
mayores que las de los hombres jóvenes. Además de esto, la diferencia de género
en la tasa de jóvenes que no están trabajando y estudiando o recibiendo entrena-
miento es aún mayor: globalmente, esa tasa es de 34,4% de las mujeres jóvenes,
comparado con el 9,8% de los hombres jóvenes.
En lo que respecta al ingreso, el informe muestra que 160 millones 800 mil
jóvenes (39%) de los países llamados emergentes y en desarrollo sobreviven con
menos de tres dólares por día, lo que los ubica en situación de pobreza moderada
o extrema. Por este conducto, el informe afirma que tres de cuatro jóvenes están
empleados en el mercado informal. También señala un aumento de la fuerza de
trabajo de baja calificación en los países en desarrollo y emergentes (OIT, 2017).
Sobre las tasas de desigualdad, de acuerdo con el Instituto de Pesquisa
Econômica (IPEA), durante el periodo de 2013 a 2016, favoreció direc-
tamente el ingreso de los más ricos, con rendimiento mensual superior a
160 salarios mínimos (R$152,640,00). Este beneficio se dio mediante los
250
trabajo, juventud y género 115
A modo de conclusión
Cuanto más numerosos son los que sufren, más naturales parecen
sus sufrimientos, por consiguiente. ¿Quién desea impedir que se
mojen los peces del mar? Y los sufrimientos mismos comparten esa
dureza contra sí y dejan que les falte entre sí. Es terrible que el
hombre se resigne tan fácilmente con lo existente, no sólo con los
dolores ajenos, sino también con los suyos propios. Todos los que
meditan sobre el mal estado de las cosas renuncian a apelar a la
compasión de unos por los otros. Pero la compasión de los oprimidos
por los oprimidos es indispensable. Ella es la esperanza del mundo.
Bertolt Brecht
250
116 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
250
trabajo, juventud y género 117
250
118 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
secos, porque ambos espacios el Estado Penal los confina a costa de la reducción
del espacio público.
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250
119
Introducción
250
120 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
250
formación de recursos humanos, nuevas trayectorias ocuPacionales... 121
250
122 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
modelo neoliberal1, se dio paso a una nueva era de flexibilización de los procesos
productivos, que cambió la forma de organización de la producción y gestión del
trabajo subordinado, con consecuencias en las condiciones de vida de los traba-
jadores (Castillo, 2017).
Si antes prevalecía el principio del Estado en la regulación, con la transición
al modelo neoliberal, los principios rectores fueron los del mercado; ahora la
intervención del Estado sería cuidar la no obstaculización de los objetivos de la
política económica liberalizadora.
1 El modelo neoliberal surge del Consenso de Washington, a partir de éste se diseña una política econó-
mica que busca la reducción del papel del Estado, la desregulación, la liberalización de los mercados y
la privatización de bienes y servicios. Fue impuesta, en mayor medida, a los países en desarrollo como
condicionante para recibir importantes préstamos de los organismos financieros, como el Fondo Mone-
tario Internacional y el Banco Mundial (Hernández, 2010).
250
formación de recursos humanos, nuevas trayectorias ocuPacionales... 123
250
124 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
250
formación de recursos humanos, nuevas trayectorias ocuPacionales... 125
Ya no basta o tiene cada vez menor incidencia la educación sobre las posibilidades de
insertarse en el mercado laboral, teniendo en cuenta que el desempleo permea toda
la estructura de la fuerza de trabajo, e incluso sus efectos tienden a ser iguales o más
drásticos entre los trabajadores con mayor capital humano y antecedentes profesiona-
les (Castillo, 2017: 69).
250
126 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
250
formación de recursos humanos, nuevas trayectorias ocuPacionales... 127
En México se considera como jóvenes a aquella población cuya edad queda com-
prendida entre los 12 y 29 años. Aunque la noción de juventud no está reducida al
criterio de la edad, en este trabajo se considera como jóvenes a la población entre
15 y 29 años, correspondiendo con el inicio de la población en edad de trabajar,
además de representar una parte importante de la fuerza de trabajo o población
económicamente activa. De acuerdo con Castillo y Baca (2017), los jóvenes re-
presentan un grupo altamente vulnerable con mayor riesgo a las contingencias
de las transformaciones económicas, sociales y culturales; al estar insertos en
dinámicas completamente diferentes a las de sus antecesores, con oportunidades
más amplias, pero con mayor competencia y expuestos al riesgo de exclusión
social y laboral.
Es cierto que hoy en día los jóvenes cuentan con mayor capital humano y
que están más capacitados que las generaciones precedentes; sin embargo, en la
actualidad los niveles educativos son menos determinantes en el acceso al mer-
cado de trabajo. A pesar de la realidad del contexto laboral de desempleo, preca-
riedad, subempleo, desigualdad salarial, se continúa poniendo en la educación la
esperanza de desarrollo de las naciones, misión que la propia economía parece
haber puesto en duda, dadas las posibilidades de acceso al mercado laboral. Cier-
tamente, la escuela representa socialmente la institución encargada de otorgar
los saberes necesarios para enfrentar el campo de trabajo; sin embargo, en los
últimos años se percibe que los jóvenes atraviesan por una situación compleja al
momento de buscar y obtener empleos de calidad, lo que pone en evidencia la
incapacidad o capacidad limitada del mercado laboral.
De acuerdo con Handy (1986), la educación es algo cuya definición se mo-
difica rápidamente: de contar con escuelas tradicionales en donde el profesor se
posiciona frente a su clase para explicar el tema, se pasó a espacios virtuales que
permiten aprender infinidad de conocimientos mediante la computadora o dispo-
sitivo móvil; estas nuevas formas educativas coexisten con las tradicionales y han
propiciada por la apertura de las economías, hace lo mismo con la segunda función. Es decir, el excedente
laboral no le es tan funcional al proceso acumulativo como antaño”.
250
128 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
Estamos en un punto crítico de la historia de la educación. Por una parte, resulta claro
para mucha gente que se requiere más educación, más variada, para más gente y en
más épocas de su vida de lo que nunca fue necesario antes. Ello ha de ser así si es
que queremos que tenga éxito el nuevo mundo del trabajo y del ocio. Por otra parte,
poseemos un sistema de educación formal que tradicionalmente ha ido dando vueltas
sobre sí mismo y que, bajo la presión de la recesión, parece que se está convirtiendo
en un modo de enseñar a la gente las cosas que puede aprender por sí misma más que
de enseñarle lo que necesita saber. Lo que se requiere es una educación que prepare
a la gente no a pasar al siguiente estadio de esa misma educación, sino que la prepare
para la vida misma (Handy, 1986: 182).
250
formación de recursos humanos, nuevas trayectorias ocuPacionales... 129
sidad cumple una función importante pero limitada, a fin de ofrecer las capaci-
dades necesarias básicas que garanticen la inserción y movilidad laboral de los
individuos.
Los estudios en educación superior son el último estadio de la educación formal
en México —sin contemplar otros cursos como especialidades y posgrados—,
por lo que para De Garay y Casillas (2002), los jóvenes que tienen acceso a estos
estudios conforman una “elite” o “clase privilegiada”, dado que la mayor parte
de la población no logra acceder a esta educación. De ahí que, socialmente se
considere a este sector juvenil como el futuro responsable de los destinos del país
con las profesiones que fueron formados, al ubicarse en determinados ámbitos
del sector público o empresarial, en instituciones nacionales y extranjeras o como
trabajadores independientes. La inconsistencia aquí es que se tienen puestas todas
las esperanzas para que estos jóvenes continúen con el proyecto de desarrollo de
la nación, pero a la vez se les está excluyendo del mercado laboral, o se encuen-
tran en el mercado informal, o si las condiciones de desaliento son cada vez más
visibles y dados los bajos niveles de ingresos que impiden llevar una vida digna e
independiente de su hogar troncal, y forjar sus proyectos personales y familiares
en condiciones mínimas de certidumbre y bienestar.
Mora y de Oliveira (2011), estudiaron cómo la crisis mundial y la recesión de
2009 en México, acentuaron la vulnerabilidad laboral entre los adolescentes al
fomentar procesos de informalización, precarización y desprotección laboral más
intensos. Guadarrama, Hualde y López (2012), en su estudio concluyeron que la
carrera en una ocupación o profesión ya no moldea la trayectoria laboral de los
individuos, que los límites entre el trabajo asalariado y por cuenta propia cada
día son más borrosos; la transitoriedad, intermitencia y el multiempleo atraviesan
las ocupaciones no importando los niveles de calificación, sexo y edad, y que la
protección social es limitada. Navarrete (2012), dio cuenta en su estudio que a
mayor nivel escolar más inversión de tiempo en la búsqueda de un trabajo. Los
pocos empleos que genera el mercado laboral mexicano presentan condiciones
deterioradas, pero los jóvenes universitarios pueden alcanzar con mayor éxito un
espacio en el deteriorado mercado laboral y en mejores condiciones que sus pares
menos escolarizados. Castillo (2017), por su parte, observó la participación de la
fuerza de trabajo en el empleo, desempleo, nivel de ingreso y desaliento, a través
de los niveles de instrucción de los jóvenes en México, y de manera particular en
Tlaxcala; encontrando que el desempleo afecta mayoritariamente a las personas
formalmente más educadas, mientras que la percepción de mayores ingresos para
los jóvenes más escolarizados está perdiendo fuerza.
En años recientes las demandas en el mercado laboral tienen características
específicas de competencias y habilidades con determinado nivel de instrucción
que excluyen a aquellos que no cumplen con el perfil requerido, con lo que los
puestos quedan vacantes, sin embargo, la realidad es que existen más postulantes
que puestos de trabajo. Entre más se demande una oferta laboral, los empleadores
250
130 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
Se suele olvidar que la escuela no es sólo un lugar donde se aprenden cosas, ciencias,
técnicas, etcétera, sino también una institución que otorga títulos, es decir, derechos,
y que con ello confiere aspiraciones. El antiguo sistema escolar producía menos des-
250
formación de recursos humanos, nuevas trayectorias ocuPacionales... 131
ajustes que el actual, con sus trayectorias complicadas, que hacen que la gente tenga
aspiraciones que no corresponden a sus posibilidades reales (Bourdieu, 2002: 167).
Los títulos son uno de los vínculos que existen entre la escuela y el mercado
laboral, el sujeto que los posee tiene conocimientos y experiencias que fue desa-
rrollando en su paso por la escuela; y como los títulos también son derechos que
confieren aspiraciones, los individuos que los tienen buscarán el mayor provecho
que les puedan otorgar en el mercado laboral. La escuela al no ser sólo el lugar de
conocimiento, sino de derechos y aspiraciones, se ha visualizado como una pla-
taforma de ascenso; sin embargo, en la actualidad ésta no impulsa con la misma
fuerza a los individuos, sino con la fuerza acorde con la realidad del sujeto en
su espacio social. De acuerdo con Bourdieu (2002), la escuela tiene el efecto de
manipular las aspiraciones, y hoy en día es fácil que los estudiantes se confundan
porque las trayectorias ya no son claras, hay trampas en las vocaciones y títulos
devaluados. Anteriormente el sistema escolar tenía sus límites que eran recono-
cidos por cada individuo; cuando la educación comenzó a ser accesible a más
personas, el mismo sistema educativo impulsó a esperar lo mismo que otorgaba
a generaciones pasadas, cuando aun estos individuos no tenían acceso a esas ins-
tituciones. Lo cierto es que la dinámica del sistema también cambia y a medida
que las instituciones educativas se van haciendo accesibles para más individuos,
la calidad de estas se ve reducida y ya no pueden seguir otorgando los mismos
beneficios que concedieron a generaciones pasadas.
A causa de todo esto hay una devaluación por simple inflación y también porque
cambió la “calidad social” de los que poseen los títulos. Los efectos de la inflación
escolar son más complicados de lo que se suele decir: como un título vale siempre lo
que valen sus poseedores, un título que se hace más frecuente se devalúa y pierde aún
más valor porque se vuelve accesible a gente ‘que no tiene valor social’ (Bourdieu,
2002: 168).
250
132 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
existencia más vulnerables son los que están propensos a sufrir este tipo de des-
ilusión con mayores consecuencias.
La escuela es una esfera en la que los jóvenes conviven, pero cuando están
próximos a concluir su estancia en esta institución, el porvenir ante el mercado de
trabajo se visualiza confuso. Hubo una época en la que la educación permitió la
movilidad social, a raíz de ello diversos estudios plantearon que aumentar los ni-
veles de escolaridad de la población, así como generar más empleos era un buen
camino para solucionar los problemas económicos y sociales de los países, dando
pauta a creer que una población con mayor educación impulsaría la economía,
situación que se vería reflejada en una mejor calidad de vida de la población
(Navarrete, 2012). Algunos datos parecieron coincidir sobre este particular. Amé-
rica Latina experimentó los niveles más elevados de crecimiento educacional en
la década de los sesenta, en los entornos del Estado benefactor: alfabetización,
incorporación de la mujer al sistema educativo y escolarización primaria, evo-
lucionaron positivamente. A principios de los setenta, se dieron las reformas al
sistema educativo como respuesta a los movimientos estudiantiles que exigían
más y mejor educación, el sistema funcionó de manera relativamente constante,
su desarrollo era insuficiente pero permanente (Puiggrós, 2014).
El avance positivo de la consolidación de la educación junto con la política
de pleno empleo y seguridad social del Estado interventor, permitieron el avance
en la escala social, situación que posicionó a la educación como el principal
factor para superar las condiciones de pobreza o ascender en la escala social.
No obstante, con la introducción del modelo neoliberal la educación también se
vería impactada, favoreciendo la masificación, pero, en contraparte, afectada por
limitaciones de los mercados laborales, flexibles, más exigentes, cambiantes y
polivalentes.
250
formación de recursos humanos, nuevas trayectorias ocuPacionales... 133
los cuales les permiten crear valor en el sistema económico global; se considera
como un activo dinámico que se va desarrollando con el tiempo. La educación
formal y el trabajo desarrollan y mejoran dicho capital, pero si no se mantiene en
actualización constante este se puede depreciar. Por muchos años, la educación
funcionó como un motor para avanzar en la escala social. Las condiciones eco-
nómicas, el mercado laboral y la sociedad en general eran diferentes. Con el paso
del tiempo la tesis de que a mayor educación mejor empleo y mejores ingresos, ha
perdido valor; sobre todo por la masificación de la matrícula y la nueva dinámica
del mercado laboral bajo un modelo de acumulación neoliberal.
Para Navarrete (2012), escuela y mercado laboral sufren tensiones ocasionadas
por las expectativas de progreso y bienestar que el sistema educativo ofreció por
muchos años permitiendo una mejor inserción laboral. Sin embargo, de acuerdo
con Castillo (2016), la devaluación de la educación es cada vez más visible en la
calidad de las ocupaciones, en los ingresos y en las aspiraciones, mientras que la
devaluación del capital humano trasciende en la estructura de distribución de los
recursos, en la desigualdad social y en la movilidad intergeneracional más pola-
rizada y reducida para las siguientes generaciones. Las condiciones del mercado
laboral y la heterogeneidad de la oferta educativa desdibujan los límites entre
los empleos que ocuparía un joven con educación profesional, y los que en rea-
lidad está ocupando; la precariedad y desocupación se han introducido en otras
dimensiones en donde las condiciones del saber perturban a quienes lograron una
trayectoria académica.
Como bien señala Bourdieu (2002), existe la trampa de las vocaciones y los
títulos devaluados, los cuales conviven en mercados laborales modernos y tradi-
cionales sin garantía de que puedan insertar y posicionar de manera digna a los
jóvenes en los espacios laborales. La época de la igualdad de trayectorias, que ga-
rantizaba a los individuos igualmente dotados —provenientes del mismo medio
social y con los mismos resultados escolares finales— el mismo tipo de carrera
salarial, ya pertenece por lo tanto al pasado (Fitoussi y Rosanvallon, 1997: 88).
Para Carlson (2002), conseguir y mantener un empleo en el mundo globalizado
es una tarea compleja, y no se ha prestado atención, ni se conoce suficientemente
el impacto del libre comercio, la liberalización del mercado, las estructuras regu-
ladoras nacionales y otros factores sobre las perspectivas que tienen las personas
con distintos grados de educación y capacitación de mantenerse empleados con
salarios crecientes y seguridad en el cargo.
250
134 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
Consideraciones finales
250
formación de recursos humanos, nuevas trayectorias ocuPacionales... 135
250
136 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
que se dispone; lo que hace que una persona sea capaz para realizar un trabajo
o una actividad, a través de conocimientos, habilidades, disposición y conductas
específicas. En el discurso de los sectores empresariales se aduce que el país en-
frenta grandes retos para encontrar los profesionales con habilidades y competen-
cias que demanda el mercado laboral actual, que quienes cuentan con los títulos,
no son portadores de las competencias, al considerar que no es suficiente contar
con los conocimientos teóricos, sino que debe existir un balance con la práctica.
Se argumenta que hay una escasez de profesionales con habilidades necesarias
para industrias más avanzadas como el sector energético; y que es aquí donde se
evidencia la separación entre escuela y mercado laboral respecto a la formación
y competencias que se requieren hoy día.
Esta contradicción en la que discurre el mercado laboral está afectando a toda
la fuerza laboral, pero también se hace contradictorio que de manera específica
esté afectando a la población que logró obtener, a través de la educación formal,
credenciales escolares profesionales y ciertas capacidades para integrarse en un
empleo. La economía actual no está permitiendo que, particularmente, los jó-
venes se integren al mercado laboral y si logran hacerlo, lo hacen en condiciones
poco favorables y con bajos ingresos, o peor aún el mercado laboral los está ex-
cluyendo por considerar que no tienen las competencias necesarias. Los jóvenes
al concluir trayectorias escolares profesionales buscarán puestos acordes con los
estudios realizados. Si bien el mercado laboral exige una mejor profesionaliza-
ción; es decir, mejores competencias y mayores esfuerzos individuales, debe ser
coherente y compensarlo con mejores condiciones para los trabajadores.
México necesita disponer de su capital humano para incorporarse en los mer-
cados modernos; no obstante, de nada sirve si la gente que cuenta con credenciales
educativas carece de las oportunidades de acceso al mercado laboral. Los desa-
fíos del sistema educativo nacional son grandes: debe entre otras cosas, elevar su
calidad, ser un factor de movilidad e inclusión social y mostrar correspondencia
con los requerimientos del mercado. Las economías actuales se basan en el co-
nocimiento y en la tecnología, por lo que es necesario preparar a las próximas
generaciones con capacidades que les permitan el aprendizaje constante. La es-
colaridad y el trabajo guardan una estrecha relación. Actualmente se cuenta con
una fuerza laboral joven y más capacitada que generaciones precedentes, pero
también con mayores expectativas en cuanto a la calidad de las ocupaciones y
percepciones de ingresos. No obstante, de acuerdo con Navarrete (2013), las ven-
tajas que la educación superior brindaba en el mercado laboral se han perdido.
El desgaste entre la educación formal y el trabajo se ha documentado; mostrando
que los jóvenes con estudios superiores enfrentan mayores problemas para en-
contrar un empleo (Castillo, 2017).
En cierto modo, los cambios en los lugares de trabajo y la forma en la que se
realizan las actividades productivas se han adecuado a las configuraciones mun-
diales, la manera como las empresas contratan, además de la velocidad con la
250
formación de recursos humanos, nuevas trayectorias ocuPacionales... 137
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1. Introducción
250
140 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
250
los trabajadores migratorios de méxico y centroamérica... 141
Figura 1
El cinturón de las industrias de armamentos (Gun Belt)
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142 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
250
los trabajadores migratorios de méxico y centroamérica... 143
comercio, tan central a la era y la teoría de libre comercio, debemos ahora añadir
la internacionalización de sitios de producción por vía de la inversión extranjera
(Inversión Extranjera Directa).
El análisis de Sassen se enfoca en tres procesos que contienen formas pro-
nunciadas de esta internacionalización: Una, es el desarrollo de la producción
para la exportación en diversos países del “Tercer Mundo” a través de un masivo
incremento de Inversión Extranjera Directa y de la subcontratación internacional
por países industrializados. El segundo proceso es el desarrollo de grandes ciu-
dades en nodos para el control y administración del sistema económico global. Y
el tercer proceso es la emergencia de Estados Unidos como el mayor recipiente
de Inversión Extranjera Directa en el mundo. Sassen menciona que el período
donde se inician estos procesos, es también el período de las nuevas migraciones
masivas. Los más grandes flujos de estas migraciones son los de Europa del Sur
y África del Norte a Europa Occidental, de la Cuenca del Caribe —que incluye
a México— y el Sureste de Asia a los Estados Unidos, y del Medio Oriente y
Sur de Asia a los países árabes exportadores de petróleo. Menciona que la es-
pecificidad de la migración laboral en el periodo histórico actual está no en las
condiciones generales o motivaciones individuales, sino en su articulación con la
internacionalización de la producción, una dinámica que asume formas concretas
en locaciones particulares.
Estos grandes flujos, sin embargo, tienen otra característica: en su mayoría son
de carácter irregular, es decir son migrantes indocumentados. Peña (op. cit: 65),
plantea que el capital estadounidense ha generado un nuevo tipo de trabajador,
el cual, a lo largo de más de un siglo y medio se ha producido histórica y social-
mente, con necesidades y capacidades que están determinadas por su carácter de
trabajador migrante, y por las necesidades productivas que satisface esta fuerza
de trabajo. Se trata de un trabajador específico, con un valor de su fuerza de tra-
bajo específico; este valor es lo que determina la posibilidad de que su trabajo
sea sometido a una mayor explotación, ya que no hay un reconocimiento social
(salarial) adecuado de las necesidades que aquél requiere para que su reproduc-
ción sea suficiente.
Para la inserción de estos trabajadores migratorios en los mercados laborales
regionales y de éstos en la integración del mercado mundial de fuerza laboral, el
capital requiere de nuevas formas de control y regulación de los flujos migrato-
rios. Pero al mismo tiempo, requiere de mecanismos de negociación que lleven a
la integración y a la consolidación del mercado mundial de fuerza laboral.
Así, el gobierno estadounidense ha venido estableciendo mecanismos para
tener un mayor control y regulación de esta fuerza laboral mediante la regio-
nalización de sus políticas de migración, criminalizando los flujos migratorios
irregulares, y “securitizando” la migración y las fronteras. El gobierno mexicano
y los de países de América Central y del Caribe han colaborado en este proceso.
250
144 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
250
los trabajadores migratorios de méxico y centroamérica... 145
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146 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
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los trabajadores migratorios de méxico y centroamérica... 147
gado un papel clave para ello (Castillo, González e Ibarrola, 2018). Y aunque los
flujos de chiapanecos ya habían iniciado desde los últimos veinte años del siglo
XX (Nájera y López, 2012: 465), es en el período de 2000 a 2007 cuando se
observó el mayor crecimiento de las migraciones chiapanecas a Estados Unidos.
El aumento de los flujos migratorios en esta entidad fue mayor que el promedio
nacional (Castillo, 2016).
Antes de estos flujos a Estados Unidos, los chiapanecos ya habían llegado a la
frontera norte (López y Peláez, 2013). Castillo, González e Ibarrola (op. cit.: 135)
muestran que las migraciones chiapanecas indocumentadas a Estados Unidos, si
bien presentaron un crecimiento acelerado entre 2000 y 2007, no fueron de ca-
rácter uniforme ni homogéneo; de hecho, en determinados años el aumento fue
mucho más acentuado.
Por otro lado, en el caso de la migración internacional de algunos países cen-
troamericanos, principalmente del llamado Triángulo Norte (Guatemala, El Sal-
vador y Honduras), ésta se inició a fines de la década de 1970 y creció durante la
de 1980 debido a los conflictos armados. La misma se ha incrementado por las
reformas estructurales y los llamados “desastres naturales” y el cambio climático.
En el caso de las migraciones de estos países a México, Estados Unidos y Ca-
nadá, al revisar diversos estudios, se tienen los siguientes resultados:
a) Guatemala: a 6 estados de México, 31 de la Unión Americana y una provincia
canadiense.
b) El Salvador: a varios estados de México, 10 estados de la Unión Americana
y una provincia de Canadá.
c) Honduras: a varios estados de México y a dos de la Unión Americana.
d) Nicaragua: a dos estados de la Unión Americana.
En esta región, Guatemala resalta porque es un país de origen, tránsito, destino
y retorno de población migrante (Roldán, Hernández y Gramajo, 2017: 179). Du-
rante las últimas 4 décadas la tendencia de la migración internacional de este país
ha sido hacia los Estados Unidos, donde en 2016 se encontraba el 97.1 de todos
las y los migrantes (OIM, 2017). De acuerdo con Rosenblum y Ruiz (2015), la
población guatemalteca ocupa el segundo lugar con mayor número de migrantes
en condición irregular en Estados Unidos, después de la población mexicana.
Jonas y Rodríguez (2015: 26-69) han establecido 5 fases en el proceso de la
migración guatemalteca a Estados Unidos: la primera (1977-1985) se inicia in-
mediatamente después del terremoto de 1976 y cubre la época más violenta del
conflicto armado interno. La segunda fase (1986-1988) corresponde al período
de la aprobación y puesta en marcha de la llamada Ley Simpson Rodino en 1986.
La tercera fase (1989-1991) consolida la presencia de guatemaltecos en Estados
Unidos mediante la reunificación familiar. La cuarta fase (1992-2003) es cuando
crece la inmigración en situación irregular, principalmente de hombres jóvenes
y adultos, que supera a la que ya estaba de forma regular. La quinta (2004-2015)
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148 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
250
los trabajadores migratorios de méxico y centroamérica... 149
Figura 2
Distribución de los flujos migratorios del sur sureste de México
a la frontera norte, Estados Unidos y Canadá
250
150 exclusión social, Precariedad laboral y desigualdades globales
Figura 3
Distribución de los flujos migratorios de Centroamérica a la frontera norte,
Estados Unidos y Canadá
250
los trabajadores migratorios de méxico y centroamérica... 151
Figura 4
Distribución de los flujos migratorios del sur sureste de México principalmente
en los estados del cinturón de industrias de armamentos (Gun Belt)
250
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250
155
ANDRÉS PIQUERAS*
1 En realidad con esta expresión aludimos a la cantidad de trabajo directo e indirecto que está depositado
en ellas (siendo el directo el que realizan los seres humanos y el indirecto el que contienen los medios de
producción —materias primas e instrumentos de producción— que utilizan aquéllos, y que ya procuraron
otros seres humanos —por eso llevan incluido un tiempo pasado o “trabajo muerto”-).
Sin embargo, consideremos simplificadamente, para facilitar el ejemplo, el tiempo de trabajo socialmente
necesario, sin desglosar. Si en un determinado momento (T) hacer una mercancía, p.e. una mesa de escri-
* Universitat Jaume I.
250
156 clases sociales, subjetividad y organización obrera
torio, pudiera llevar 10 días de trabajo abstracto (valor = 10 días = 240 horas = 14.400 minutos); y más
tarde (T’) esa mercancía pudiera hacerse en 10 horas (10 días o 240 horas pasarían a ser 10 horas o 600
minutos = 0,04 veces del valor conseguido en T). Si en algún otro momento (T’’) el desarrollo tecnoló-
gico permitiese hacer la mesa en 10 minutos [600 minutos pasarían a 10 minutos = 0,016 veces el valor
en T’, y 0,0007 el valor original en T (dado que de 10 días o 14.400 minutos se ha pasado a 1 día o 1.440
minutos)], el valor de esa mercancía tendería a reducirse en proporciones parecidas al intercambiarse en
el mercado. Recientemente, Cockshott y Nieto (2017), a partir de la línea de investigación de Cockshott y
Cottrell en Towards a New Socialism, están llevando a cabo un esfuerzo importante en mostrar cómo hoy
podría hacerse la contabilidad de los distintos trabajos (directo e indirecto, más o menos simple o com-
plejo), así como la distribución y compensación de lo producido por ellos en una economía planificada.
2 Cuanto más sofisticadas, más compendian el desarrollo conjunto de la sociedad, el saber colectivo
depositado a lo largo de generaciones. Cuando contribuyen a aumentar aceleradamente la productividad,
también reducen en proporción el valor de cada mercancía que generan: depositan menos parte de su
valor en cada una de ellas (las cantidades de trabajo indirecto son, como las del trabajo humano directo,
también menores). Con el proceso de tecnificación de la producción se va dando una estructural despro-
porcionalidad entre el científicamente desarrollado capital fijo y la masa de fuerza de trabajo que puede
ser todavía empleada con rentabilidad.
250
valor, emPleo, clase y caPital en la cuarta revolución industrial 157
250
158 clases sociales, subjetividad y organización obrera
250
valor, emPleo, clase y caPital en la cuarta revolución industrial 159
Tabla 1
Tasa de beneficio, ajustada por fecha, después de impuestos, de las 500 prin-
cipales corporaciones transnacionales estadounidenses (media anual década
por década, 1954-2002)
Onda larga Años Tasa de beneficio
Ascendente 1954-1959 7,71
Ascendente 1960-1969 7,15
Descendente 1970-1979 6,30
Descendente 1980-1989 5,30
Descendente 1990-1999 4,02
Descendente 2000-2002 3,30
Fuente: O’Hara (2004).
Esta circunstancia tiene sus lógicos límites absolutos en la finitud de los re-
cursos y sumideros naturales. También en las propias posibilidades de consumo
de las poblaciones. Éstas, a la postre, se mostraron incapaces de seguir el ritmo
requerido por la producción capitalista y su trepidante reducción del valor, aún
más según bajaba su poder adquisitivo en función de la ofensiva generalizada
de la clase capitalista por rebajar el precio de la fuerza de trabajo o por apartarla
incluso de los procesos productivos (contradictoriamente, la pugna por expandir
y adueñarse del mercado termina expulsando a más población del mercado o
reduciendo su participación en él). Efectivamente, según el valor (el tiempo
socialmente necesario de producción) tiende a cero (con la inteligencia artificial,
la robótica, microelectrónica, informática y biotecnología que componen la 4ª
Revolución Industrial), el mercado tendría que expandirse a infinito en un planeta
muy finito (para seguir ese ritmo de producción y de mercado, toda la población
mundial debería tener una capacidad de compra cada vez más ilimitada y no sólo
todos los recursos y energía planetarios se deberían multiplicar también expo-
nencialmente, sino igualmente la capacidad de la biosfera de asimilar residuos).
Hay que ser muy irrealista para pensar que algo así es factible. O dicho de otra
forma, estamos insertos en un modo de producción cuyas dinámicas estructurales
250
160 clases sociales, subjetividad y organización obrera
resultan cada vez más irrealizables. De hecho, el capitalismo alcanza sus puntos
críticos cuando sus posibilidades de expansión son sobrepasadas por el propio
desarrollo de las fuerzas productivas que desata.
Tal situación se empezó a alcanzar en los años 70 del siglo XX, y desde en-
tonces el trabajo improductivo global superó un umbral histórico crítico, tanto en
sentido absoluto como relativo, mostrando en adelante que “la sociedad mundial
cientifizada ha crecido demasiado para caber en las formas del sistema productor
de mercancías” (Kurz, 2009: 34).3 La contra-cara de ello es que sólo la dictadura
de la tasa de ganancia que preside este sistema, permite desaprovechar todo el
potencial tecnológico en favor de las grandes mayorías, simplemente porque no
es rentable.
Vemos ahora cómo los procesos de automatización y robotización en curso
han afectado al pilar del modo de producción capitalista: el trabajo asalariado
(trabajo abstracto), del que se derivan el valor y el plusvalor.
Hasta ahora la lógica del pensamiento económico ortodoxo nos indicaba que el
desarrollo tecnológico eliminaba trabajo en los campos en que se implantaba,
250
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250
162 clases sociales, subjetividad y organización obrera
250
valor, emPleo, clase y caPital en la cuarta revolución industrial 163
las altas cadencias y en los esfuerzos tanto intensos como continuados. Pero las
personas seguimos siendo más fiables en términos de percepción, comprensión,
decisión, planificación, memorización de resultados obtenidos y mejoramiento de
los mismos, así como en la auditoría de lo hecho, en general. Lo que quiere decir
que más bien, en muchos casos, humanos y robots en adelante tendrán que coo-
perar (Measson, 2014), aunque tal circunstancia no contradice la tendencia hacia
la eliminación de empleos, dado que se necesitarán menos humanos para trabajar
en la mayor parte de los campos profesionales.
Lo que podemos constatar hasta el presente es que se ha dado una creciente
sustitución de los trabajos más rutinarios y repetitivos, y que ya empezaron a caer
también los trabajos de cualificación intermedia (Gráfico 1).
Las tendencias proyectadas por estos estudios indican que en las próximas
décadas, ya veremos en qué proporción, la sustitución afectará también a los
altamente cualificados. Lo curioso, hoy por hoy, es que si bien hay un descenso
generalizado de empleos en todos los niveles, el saldo neto entre puestos de tra-
bajo creados y destruidos es claramente perjudicial para los empleos de mediana
cualificación.
Gráfico 1
Coeficientes anuales estimados de empleo para diferentes tipos de cualificaciones
0.01
0.005
0
-0.005 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
-0.01
-0.015
-0.02
-0.025
-0.03
-0.035
-0.04
-0.045
Fuente: Rodrik (2015), a partir del World Input-Output Database, Con datos de 40 países de Asia, África,
América y Europa.
250
164 clases sociales, subjetividad y organización obrera
250
valor, emPleo, clase y caPital en la cuarta revolución industrial 165
250
166 clases sociales, subjetividad y organización obrera
9 Dentro de éstas incluye a) empleo temporal; b) arreglos contractuales que implican múltiples partes; c)
relaciones de empleo ambiguas; d) empleos a tiempo parcial (para una explicación de las mismas OIT,
2015: 33).
250
valor, emPleo, clase y caPital en la cuarta revolución industrial 167
Gráfico 2
]
Población desempleada
Empleada o autoempleada en situación de alta vulneravilidad
Población activa mundial
]
Población ocupada
56 % 23 % Vinculación parcial o discontinua con la relación laboral.
Relaciones de empleo ambiguas. Arreglos contractuales
diversos
44 %
Con empleo “permanente” a tiempo completo
Fuente: Piqueras (2017). Los porcentajes son meramente aproximativos, dado que el gráfico tiene un cometido más
heurístico que de exactitud.
10 Más detalles sobre los cambios históricos en la relación de clase, en Piqueras (2014).
250
168 clases sociales, subjetividad y organización obrera
250
valor, emPleo, clase y caPital en la cuarta revolución industrial 169
250
170 clases sociales, subjetividad y organización obrera
Esto nos conduce a un segundo punto, que enunciamos de forma más sintética.
13 El empleo industrial no ha cesado de decaer en las formaciones de capitalismo avanzado desde las
décadas centrales del siglo XX. En EE.UU. la industria pasó del 10% del PIB en 1840 al 20% en 2010,
mientras que los servicios pasaron del 20% al casi el 70% en las mismas fechas (la agricultura del 68%
al 2%). Datos en Johnston (2012). Por su parte, en Alemania la contribución del sector industrial al PIB
bajó de 51% en 1970 a 30% en 2016, a pesar de la importancia relativa de la industria alemana (ingeniería
mecánica, los equipamientos eléctricos y electrónicos, el sector automotriz y los productos químicos).
La población ocupada en la industria en 2016 era del 28,3% de la población activa (PA), según el indi-
cador económico del Banco Santander (https://es.santandertrade.com/analizar-mercados/alemania/politi-
ca-y-economia). En el conjunto de la UE, la PA ocupada en la industria pasó del 26% en 2001, al 21,9%
en 2014, y en la zona euro del 26 al 21,2%. En cuanto al resto de formaciones, ya vimos en el capítulo
anterior que el aumento del empleo industrial en algunas de ellas no compensa el empleo precario y el
“paraempleo” que predomina a escala mundial.
250
valor, emPleo, clase y caPital en la cuarta revolución industrial 171
Hasta aquí tenemos que la gestión de la fuerza de trabajo por el Capital se hace
más despótica, al tiempo que se extiende el consumo productivo de la misma
mediante el incremento de la explotación intensiva y extensiva, con tendencia a
extender la sobre-explotación a más ámbitos y lugares. Pero es que además ese
consumo productivo se realiza asimismo crecientemente a costa de la relación
salarial, al desvincularse cada vez más de ésta y abarcar más y más ámbitos de la
vida de los individuos. Dicho de otra manera, en el capitalismo terminal se intenta
hacer del conjunto de relaciones sociales una fuente de ganancia más allá de la
producción de servicios o mercancías a través del trabajo abstracto (mediado por
el salario). Lo que significa a la vez, en definitiva, un suministro de tiempo que
produce valor a través de una cada vez más débil mediación salarial, y el aprove-
chamiento de una masa de trabajo social que no produce valor pero que permite
estirar “ficticiamente” la ganancia.
Esto se explica porque ante la profunda y persistente contradicción del valor
que padece el capitalismo, la única fuente de ganancia a escala individual que ven
cada vez más capitalistas es apropiarse del valor producido por otros capitalistas.
No importa que con ello no se amplíe la masa global de valor, es decir, no se lleve
a cabo una generalizada reproducción ampliada de capital (lo que sirve al nivel
individual no funciona para el capital en su conjunto).
La traducción de estos procesos es que la que ha constituido históricamente
la base de la acumulación capitalista y que marca la relación de clase intrínseca a
este modo de producción, la extracción de plusvalor a costa del trabajo abstracto
en el ámbito productivo reducido o Ámbito Estricto de la Explotación (que se ex-
presa a través de una relación salarial o para-salarial), recrudece su dependencia
e interacción con el Ámbito Amplio de la Explotación, el del beneficio extraído
a través del trabajo no asalarizado –a menudo impagado- que los seres humanos
despliegan para la garantía y preservación de la vida común.
El capitalismo siempre convivió con esas formas de explotación (Van der
Linden, 2008). De hecho, es crucial el papel jugado en la acumulación de capital
por el trabajo que no es pagado, en forma de trabajo generizado, etnificado, ra-
cificado… dependiente, que ha tenido en común quedar fuera de la ciudadanía
que se construyó en torno al trabajo “libre”-asalariado, como la contraparte (a
menudo no libre, marcada con un estatus inferior, de exterioridad) basada en la
expropiación o desposesión que siempre fue necesaria para mantener las diná-
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Gráfico 3
ESFERAS EN LA ACUMULACIÓN DE CAPITAL
Ap
r
op
Producción-Circulación-Reproducción
n
iac
ió
ió
ac
n-
ot
De
pl
Ámbito amplio
Ex
sp
os
de la explotación
es
Ámbito extricto Comunes y
ió
n
de la explotación actividades
(trabajo abstracto) Actividades extrahumanas
humanas
Trabajo concreto
trabajo para la vida
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valor, emPleo, clase y caPital en la cuarta revolución industrial 175
250
176 clases sociales, subjetividad y organización obrera
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250
178 clases sociales, subjetividad y organización obrera
250
179
Trabajo y subjetividad
Introducción
El desarrollo de una psicología social crítica se orienta a cobrar cada vez más
fuerza, lo cual implica un replanteamiento de los diversos problemas que afectan
al sujeto en su vivencia psicosocial.
Aunque en la psicología social se han explorado aspectos de la vida social
como la socialización, las relaciones de poder, la ideología, la grupalidad, la iden-
tidad nacional, etc., se han soslayado las dificultades de la subjetividad en el
mundo del trabajo, lo cual representa procesos de subjetivación derivados de me-
canismos complejos de interrelación, expresados en comportamientos y acciones
de individuos en una época histórica determinada.
En este ensayo se mencionan esquemáticamente elementos que han configu-
rado a la subjetividad, así como a las fuerzas sociales y sus sistemas de interrela-
ción que influyen al sujeto laboral en la esfera del trabajo.
Este apartado nos invita a reflexionar sobre los aspectos teóricos más significa-
tivos acerca de la centralidad de la categoría trabajo, al interior de la psicología
social entendida ésta de manera muy breve como la disciplina que estudia la
producción de subjetividad o, más aún, “la que analiza las diferentes formas de
subjetivación dentro de la institución de la sociedad, diferenciando claramente las
dimensiones (mal llamadas) ‘individuales’, de las grupales, institucionales, así
como las que correspondan al ‘socius’, entendido como totalidad estructurada,
en sus propias especificidades de análisis e intervención”(Baz-Perrés,1997:5).
Analizar y explicar la realidad humano-social en un periodo histórico determi-
nado, conlleva la necesidad de abordar el estudio del trabajo en tanto fundamento
ontológico de la existencia humana, y los procesos de subjetivación que genera
en las múltiples relaciones, significaciones y determinaciones en la producción y
reproducción de la vida ocial entendida como proceso de lucha por la existencia.
Lukács interpreta el trabajo como principio originario del desarrollo humano, y lo
250
180 clases sociales, subjetividad y organización obrera
define “como fenómeno originario (Urphänomen), como modelo del ser social”
(Lukács, 2004:19).Entiende que, por medio del trabajo, el ser orgánico, natural,
evoluciona de manera ascendente al ser social, es decir, mediante la adaptación
activa y consciente al medio, el trabajo se transforma en un acto que caracte-
riza la nueva cualidad del ser social, así como el modelo que da forma al ser
completamente nueva. Este principio de evolución genera determinaciones más
complejas como la cultura, la ética, el arte, la ciencia y el lenguaje humano, De
ésta manera, “la adaptación del hombre a través del trabajo no sólo se da en
dirección del paso de lo instintivo a lo consciente —problema fundamental de
toda psicología—, sino en circunstancias que han sido previamente elegidas y
deseadas por el sujeto en permanente proceso de desarrollo y transformación …,
(es decir) un sujeto que se realiza mediante el trabajo, e ingresa al complejo
mundo del ser social que él mismo creó” (Sotelo,2010:58).Por otro lado, cuando
el hombre reproduce la propia vida está reproduciendo al género humano, siendo
el trabajo el principal instrumento de esta actividad. El trabajo colectivo aumenta
la posibilidad de reproducir la propia vida, y sitúa la reproducción de la especie
humana en niveles cada vez más altos. De esta manera el individuo siente perte-
necer a una civilización amplia y cada vez más compleja; se reconoce miembro
del género humano debido a que la propia experiencia se convierte en un patri-
monio común, y la vivencia de los otros, en patrimonio propio. Prácticamente
todo ser humano es una comunidad debido a su vinculación recíproca consigo
mismo, con los otros y con la humanidad: “se trata de una nueva concepción de
la subjetividad, que se encuentra originada a partir del trabajo y en el trabajo”
(Lukács, 2004: 22). De acuerdo con esto, Lukács concibe ontológicamente al
trabajo como el principio fundamental del individuo y su subjetividad. Se refiere
al hombre que hace historia y reproduce en su conciencia y en la praxis cotidiana
la propia humanidad: “En síntesis, el Urphänomen, o principio originario del ser
social y de la humanidad que es el trabajo, es la categoría fundacional en la que
reposan las demás categorías sociales como el lenguaje, la cultura, la ética, la
moral, la conciencia y la personalidad, categorías que por cierto, se van desarro-
llando hasta adquirir dimensiones complejas y, en momentos coyunturales, sobre
determinantes”(Sotelo,2010:62).
Complementando esta idea de Lukács sobre la subjetividad derivada del tra-
bajo, no pensamos en ella como el estigma que se le atribuye por su vinculación
con el subjetivismo idealista; tampoco restringimos su papel a los conceptos re-
lacionados al individuo tales como sus facultades, sentimientos, angustia, dolor,
juicio, temor, etc., pues estos aspectos desplazan la atención necesaria sobre el
factor social como parte ineludible de la subjetividad. En otras palabras, la sub-
jetividad social se produce en el intercambio con los otros, partiendo de factores
singulares y sociales constituyentes de un panorama complejo distinto al del indi-
viduo aislado. De esta manera, la subjetividad se presenta como un proceso en la
constitución de los sujetos en términos grupales, institucionales y comunitarios.
250
trabajo y subjetividad 181
En distintos países de América Latina, así como en México, se han realizado en-
cuentros académicos sobre las transformaciones en el mundo del trabajo, y como
algo novedoso, su impacto en la subjetividad de los trabajadores. En dichas reu-
niones se han abordado temas como las nuevas condiciones laborales, el empleo /
desempleo, la transformación social, la práctica multidisciplinaria en la organiza-
ción del trabajo y otros más. A continuación, esbozaremos los planteamientos de
algunos autores sobre la relación del trabajo con la subjetividad
Leonardo Schvarstein
Este autor se refiere a la salud psíquica (Schvarstein, 2005: 33) partiendo de dos
concepciones: a) como adaptación activa a la realidad (Pichon Rivière) y b) como
movimiento de apropiación del acto (Mendel).
250
182 clases sociales, subjetividad y organización obrera
Con respecto a la relación entre la subjetividad y el trabajo este autor plantea que
la experiencia laboral sigue siendo muy importante para las personas en la tota-
lidad de sus vidas, aunque el trabajo coexiste en otros espacios de los trabajadores
como pueden ser las vivencias sindicales, las experiencias en familia, el ocio, las
relaciones de amistad, la cotidianidad en el barrio, etc., y ocasionalmente en los
vínculos con la política pública o los partidos políticos.
Por otro lado, hace referencia a la heterogeneidad de la clase obrera en sus
espacios de experiencias y a las prácticas realizadas en diferentes ámbitos, por
ejemplo, la vida laboral distinta en función de las particularidades tecnológicas,
organizacionales, en las que las relaciones de trabajo pueden ser nacionales, re-
gionales o locales. Tal diversidad de espacios puede presentar una experiencia
articulada, o no, por ser exclusiva de los trabajadores o compartida con otros sec-
250
trabajo y subjetividad 183
tores sociales. La articulación entre los distintos espacios puede ser espontánea o
construida voluntariamente.
Ahora bien, en esta multiplicidad de expresiones dentro del ámbito laboral
obrero, se pregunta el autor: ¿cuál es la importancia del trabajo en la construcción
social de subjetividades? Y responde:
La sociedad capitalista sigue siendo… una sociedad de asalariados. Con todo y sus
transformaciones el trabajo capitalista sigue caracterizado por el comando (aunque
con nuevas formas) de capital; por la división del trabajo (aunque diferente a la taylo-
rista), y por la cooperación entre hombres en el proceso productivo para lograr los
objetivos de producción (De la Garza, 1997: 89).
Tommy Wittke
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184 clases sociales, subjetividad y organización obrera
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trabajo y subjetividad 185
Ricardo Antunes
250
186 clases sociales, subjetividad y organización obrera
Para Antunes el sujeto que acepta las condiciones impuestas por el statu quo
y no tiene aspiraciones orientadas hacia su autodeterminación es considerado por
Lukács como un sujeto en estado de “particularidad”, es decir, el modelo del
género humano en-sí. Dicho de otra manera, y según lo afirmado por Tertulian,
es el momento en el cual la subjetividad presenta elementos de inautenticidad.
Por el contrario, la búsqueda permanente para conquistar una auténtica condición
humana, implica la práctica y el ejercicio de una voluntad dirigida al encuentro
de una fuerza activa y consciente que permita la realización de una personalidad
autónoma. Al respecto dice Antunes: “La vida cotidiana no se muestra entonces
como el espacio por excelencia de la vida alienada, sino, al contrario, como un
campo de disputa entre la alienación y la desalienación” (Antunes, 2005: 155).
Refiriéndose nuevamente a Tertulian y su búsqueda sobre las diferencias que
se presentan en la vida social, Antunes hace mención de las distintas manifes-
taciones en las que se expresan las reificaciones “inocentes” y las reificaciones
“alienantes”: 1) las primeras ocurren cuando se da la condensación de las acti-
vidades en un objeto, una cosa, ocasionando así la “cosificación” de las energías
250
trabajo y subjetividad 187
En este apartado nos basamos en el artículo de Fátima Otormín (2005: 185) que
parte de un análisis de la mercancía para explicar las modalidades de sociabilidad
impuestas por el capitalismo monopólico para, de esta manera satisfacer sus ne-
cesidades de acumulación en sus fases fordista y en el modelo flexible o toyotista.
Los tipos de mercancía que se busca producir se adaptan a los dispositivos
institucionales y de forma análoga, esto se presenta en los procesos del mundo
del trabajo y las instituciones sociales, mismas que acompañan dichos desarrollos
y el producto que se busca generar. Por tal motivo la mercancía producida en el
modo de acumulación fordista-keynesiano es muy diferente a la fabricada en el
modelo flexible-toyotista.
Para la autora revisar las transformaciones en las relaciones de producción
considerando además que en el capitalismo el trabajo subjetivo es una mercancía
adicional sujeta a las leyes del mercado, posibilita un mejor entendimiento de los
250
188 clases sociales, subjetividad y organización obrera
250
trabajo y subjetividad 189
250
190 clases sociales, subjetividad y organización obrera
develar las grietas sobre las que se necesita abordar para promover el desarrollo
de un nuevo ser social.
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250
193
MANUEL MERA*
El carácter parasitario, cada vez más marcado, del imperialismo colectivo de la triada,
sin nada que ofrecer al mundo (representado por la mayoría), y de los Estados Unidos,
punta de diamante de este imperialismo, representa un signo de senilidad del sistema
(…) la senilidad se une a un nuevo desarrollo de la violencia, concebida como último
recurso para perpetuar el sistema.
* Nació en Seoane de Allariz (1946); emigra a los 5 años a Argentina. Allí milito tanto en fuerzas de la
emigración gallega como de aquel país. Al retornar a Galicia (1972) fundo la organización estudiantil
ERGA y comenzó la actividad sindical. Fue Secretario General de la INTG y Presidente de la CIG. Es-
cribe habitualmente en la prensa. Es director de la Fundación Moncho Reboiras.
250
194 clases sociales, subjetividad y organización obrera
250
retos del sindicalismo frente a la globalización neoliberal 195
Diez años después del inicio de la Gran Recesión, las empresas españolas no finan-
cieras obtienen unas rentas por valor de 267.000 millones, unos 98.000 millones más
que en 2008, según datos del INE. Con esas rentas, distribuyen unos 15.000 millones
más en dividendos, invierten casi tanto como en el pico de la burbuja y se han desen-
deudado mucho. Sin embargo, dedican unos 10.000 millones menos a salarios pese a
producir lo mismo.
podemos decir que el sujeto social general, el trabajo asalariado y la clase obrera (o
trabajadora en general), se encuentran inmersos en crecientes procesos de precariza-
ción cubriendo todas las categorías, calificaciones, ingresos, edades, sexos y orígenes
étnicos y no solamente a los jóvenes que cubren las distintas capas de las clases socia-
les. Contrariamente a quienes ven en la precariedad una característica que sólo opera
en ciertos segmentos del mundo del trabajo, particularmente en los más desamparados
que no cuentan con derechos ni con contratos estables, muchos autores sostienen que
250
196 clases sociales, subjetividad y organización obrera
la precarización es cada vez más una dimensión global del mundo del trabajo que
afecta por igual, si bien de manera diferenciada, a todas las categorías profesionales y
laborales independientemente de las remuneraciones y las características de los con-
tratos colectivos e individuales de trabajo (Sotelo, 2017: 178).
250
retos del sindicalismo frente a la globalización neoliberal 197
implementada por la burguesía de los países capitalistas, por las clases dominantes
para legitimar su explotación, en primer lugar sobre sus propios trabajadores, pero
también para fortalecer su posición en la competición con los otros nacionalismos
imperialistas. Es el nacionalismo burgués. Los países de la triada imperialista
nunca han conocido hasta el momento más nacionalismo que ese. Por contra, en las
periferias hemos conocido otros nacionalismos, procedentes del deseo de afirmar una
soberanía antiimperialista, trabajando contra la lógica de la globalización imperialista
del momento (…) Hablamos de otra soberanía. Una soberanía popular, en oposición a
la soberanía nacionalista burguesa de las clases dominantes. Una soberanía concebida
como un vehículo de liberación, haciendo retroceder la globalización imperialista
contemporánea. Un nacionalismo antiimperialista, por tanto, que nada tiene que
ver con el discurso demagógico de un nacionalismo local que aceptaría inscribir las
perspectivas del país implicado en la globalización local, que considera al vecino más
débil como su enemigo.
En la década de los setenta del siglo XX, la tesis de la superexplotación del trabajo
describía la realidad de la reproducción capitalista dependiente. Lejos de debilitarse,
esta tesis adquiere aún más vigencia con la dinámica de la globalización y del patrón
capitalista neoliberal”, destacando que: “el capitalismo neoexportador es responsable
de la generación de procesos internos de recesión, y consecuentemente del desempleo
y subempleo estructural que profundizan las características de la economía depen-
diente: a) incremento inusitado de la tasa de explotación de la fuerza de trabajo; b)
concentración del ingreso; c) disminución de los salarios reales; d) predominio de la
inversión extranjera y, en una etapa avanzada como la actual, de la inversión parasi-
taria de cartera, y e) des-industrialización y especialización del aparato productivo.
250
198 clases sociales, subjetividad y organización obrera
250
retos del sindicalismo frente a la globalización neoliberal 199
devastadoras para la industria manufacturera y para las vidas de lo que otrora era la
clase media.
250
200 clases sociales, subjetividad y organización obrera
A respecto de las respuestas a estas preguntas puede ser válida la experiencia del
sindicalismo de clase de Galicia (Galiza en nuestro idioma) y algunas reflexiones
sobre la misma. La nuestra es una nación sin Estado de la periferia de Europa.
La Confederación Intersindical Galega (CIG) tiene su origen en 1994. Fue un
proceso de construcción largo, en el que participé desde sus comienzos durante la
dictadura franquista, en la clandestinidad, desde el año 1973.
Los primeros pasos del sindicalismo nacionalista gallego se dieron a partir del
“Frente Obrero” de la Unión do Povo Galego (UPG) en la primavera de 1973, y
la constitución posterior del Sindicato Obreiro Galego (SOG) en 1975. Con la re-
cuperación de libertades básicas se constituye y legaliza la Intersindical Nacional
Galega, en 1977. Ese mismo año la UPG se definiría en su Primer Congreso como
partido comunista patriótico. La matriz del proyecto era fundir la lucha de clases
(explotación) y la reivindicación de la soberanía para Galicia (opresión). En aquel
momento, las fuerzas dominantes en el movimiento obrero en nuestro país, du-
rante la oposición al franquismo y la transición, fueron Comisiones Obreras (CC.
OO) y el Partido Comunista de España (PCE), como en el resto de las naciones y
pueblos del Estado español.
Lo que convirtió a lo que después sería la CIG en la primera central sindical,
fue hacer una lectura adecuada de la interdependencia entre lo social y nacional,
y oponerse a la conciliación de clases (Pactos de la Moncloa (1977) y posteriores
acuerdos). Este pacto social frenaba las aspiraciones del movimiento obrero, que
en aquel momento tenía arrinconada a la patronal. Este acuerdo de cúpulas abrió
una confrontación en las empresas, colocando al sindicato y al partido que habían
estado en la vanguardia en la lucha contra la dictadura en el campo incorrecto y a
la defensiva. La ING (la actual CIG) confrontó con la política de pacto social, en
los convenios colectivos y mediante las “Jornadas de Lucha” (1978).
Posteriormente, la CIG tuvo el atrevimiento de hacer frente a la pretensión del
Gobierno de reestructurar los astilleros, convocando una huelga nacional gallega
(1984). El ajuste, condicionado por la futura entrada del Estado español en el
Mercado Común (UE) cerraba algunos astilleros y reducía drásticamente la plan-
tilla en otros, afectando especialmente a Galicia. Con esta convocatoria de paro,
la primera que tenía un carácter general en mi país desde la Segunda República
(1931-1936), se demostraba que era posible hacer una huelga general. Y no sólo
una. Se realizaron tres ese año, las dos últimas junto con CC.OO., que tuvo que
rectificar su postura inicial, la UGT no participó (ya gobernaba el PSOE). Esta
postura sindical combativa, de oposición al pacto social, el carácter decisivo de
las asambleas, y una gran agitación y propaganda, fueron las señas de identidad
del sindicalismo nacionalista, que ganó espacio a costa de CC.OO. (otro tanto
250
retos del sindicalismo frente a la globalización neoliberal 201
hizo UGT por su derecha). Y sobre todo, a una vinculación de las luchas con-
cretas con el proyecto político, para garantizar cambios estratégicos.
Sobre la vinculación entre lo concreto y lo general nos dice la socióloga ar-
gentina Isabel Rauber:
Coincidiendo con este análisis, que entiendo sigue vigente, se trataba de cons-
truir poder popular, a partir de los problemas concretos y de una propuesta estra-
tégica, en el ámbito laboral, así como en el sector agrario el Sindicato Labrego
Galego (CC.LL), en el estudiantil Estudantes Revolucionarios Galegos (ERGA),
en la cultura, ecología, etc. Todas estas organizaciones de masas constituían un
Movemento Nacional-Popular Galego (MN-PG), y tenían como partido de refe-
rencia a la Unión do Povo Galego (UPG) que se definía como partido comunista
patriótico. Esta fue la base sobre la que se construyeron los antecedentes de lo que
hoy es la CIG, permitiendo consolidar, primero el sindicato con mayor iniciativa
y capacidad movilizadora; luego, el que tenía mayor afiliación; y por último, la
primera central en delegados y delegadas en Galicia, destacando su presencia en
la industria, construcción y el sector público.
Podemos afirmar que la relación partido-frente-organizaciones de masas, es-
pecialmente respecto al sindicato de clase, funcionó. Ahora bien, los asalariados
y asalariadas, en la década de los setenta sumaban el mismo número que el cam-
pesinado autónomo, y además la mayoría de la población vivía en el rural. Aun
así, acertadamente, se consideró central al movimiento obrero (que crecía mien-
tras el campesinado decrecía). En la lucha contra la dictadura, y en las décadas
posteriores, los sindicatos de clase tuvieron un papel muy importante. A estos se
sumaron las organizaciones agrarias y estudiantiles, las asociaciones a favor de la
cultura y lengua, las ecologistas. Por eso tiene tanta tradición la política de frente
en Galicia.
Sé que éste es el viejo manual de la izquierda marxista, especialmente en
América Latina, con adaptaciones a nuestra realidad: la de un proceso de coloni-
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202 clases sociales, subjetividad y organización obrera
Por otra parte, y como un problema más profundo, tampoco se puede ignorar
que ya no existe la complicidad de hace unas décadas entre el sindicato y los
1 El 19 de Junio de este año la CIG convocó una huelga general en Galiza, que después suspendió para
darle un tiempo al PSOE, que acababa de asumir el Gobierno del Estado, para que pusiera en práctica
sus promesas en el ámbito laboral.
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retos del sindicalismo frente a la globalización neoliberal 203
que la tensión que afecta a las instituciones históricas de clase, partidos y sindicatos,
no provienen sólo de un límite subjetivo. Provienen del crecimiento de una dimensión
política cada vez más estrechamente ligada al ser social, cada vez más celosamente
interior a su toma de conciencia. En síntesis, esta distancia se acorta entre vanguardia
y clase que fue el origen del partido de Lenin. La hipótesis de Marx se perfila entre los
movimientos de mayo en Francia, en los sobresaltos que recorren nuestra sociedad y
que tienden a eludir un encuadre, aunque lo más flexible y próximo, en una dimensión
puramente política. Sólo de esta comprobación puede partir en adelante el problema
de la organización. De Marx estamos volviendo a Marx.
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204 clases sociales, subjetividad y organización obrera
Hemos visto como en dos años de existencia del periódico se han agrupado ideoló-
gicamente, y hasta cierto punto también en el terreno de la organización, los obreros
“pravdistas” conscientes, que con sus esfuerzos han podido crear y sostener, consoli-
dar y desarrollar una prensa obrera marxista consecuente (…) construyendo lo nuevo
sobre la base de lo viejo y avanzando metódicamente, sin desviarse.
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retos del sindicalismo frente a la globalización neoliberal 205
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