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Las monoaminas son moléculas reguladoras derivadas de aminoácidos.

Las monoaminas se dividen en dos subclases: catecolaminas e indolaminas. A su vez, dentro de


las catecolaminas, estarían tres neurotransmisores: la noradrenalina, la dopamina y la adrenalina.
Dentro de la categoría de las indolaminas solo estaría la serotonina.

La dopamina, noradrenalina Y adrenalina se colocan en una subfamilia de monoaminas llamadas


catecolaminas.

Serotonina como neurotransmisor

La serotonina tiene un papel clave en la regulación de funciones fisiológicas necesarias para la


supervivencia; como el hambre, el sueño, el dolor y la respuesta sexual.

Las funciones fisiológicas atribuidas a la serotonina están implicadas en la regulación del estado de
ánimo y la conducta, el apetito y la circulación cerebral. La serotonina es un neurotransmisor muy
relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo, aunque cumple también otro
tipo de funciones:

 Regula el apetito causando la sensación de saciedad.

 Controla la temperatura corporal.

 Regula el apetito sexual.

 Junto a otros neurotransmisores -dopamina y noradrenalina- participa en los mecanismos


que rigen la ansiedad, el miedo, la angustia y la agresividad.

Pese a que esta se conoce popularmente como la “hormona de la felicidad”, lo cierto es que no es
una hormona ni se limita exclusivamente a estimular el ánimo. También se conoce su contribución
a los procesos de aprendizaje y memoria. Es decir, a la adquisición de conocimientos para un
posterior procesamiento a través de la razón. Por otra parte, su déficit ha sido asociado de manera
consistente a respuestas de agresión, desde el suicidio hasta la violencia interpersonal.

Las diversas funciones de la serotonina se relacionan con el hecho de que hay muchos tipos
diferentes de receptores de serotonina: en la actualidad se conoce más de una docena. Así,
mientras que la fluoxetina puede administrarse para aliviar depresión, otro medicamento que
promueve la acción de la serotonina a veces se administra para reducir el apetito de pacientes
obesos. Un fármaco diferente que puede activar un receptor de serotonina distinto se usa para
tratar la ansiedad y aún otro medicamento que promueve la acción de la serotonina se administra
para aliviar cefaleas migrañosas. Cabe hacer notar que los otros neurotransmisores monoamina,
dopamina y noradrenalina, también influyen sobre el estado de ánimo y la conducta de una
manera que complementa las acciones de la serotonina.
A la serotonina también se la conoce como la hormona de la felicidad, ya que cuando aumentan
sus niveles en los circuitos neuronales genera sensaciones de bienestar, relajación, satisfacción y
aumenta la concentración y la autoestima.

En este sentido, es necesario tener en cuenta que para producir la serotonina el organismo
necesita una sustancia llamada triptófano que no puede producir por sí mismo, sino que debe
obtenerlo a partir de los alimentos que se ingieren:

 Huevos.

 Pastas.

 Arroz.

 Lácteos.

 Cereales.

 Pollo.

 Pavo.

 Plátanos.

 Leguminosas, entre otros.

Tener los niveles de serotonina por debajo de lo normal se asocia a enfermedades mentales, como
el autismo, la esquizofrenia, hiperactividad, depresión, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo,
agresividad, insomnio, estrés.

¿Qué es la dopamina?

La dopamina es un neurotransmisor involucrado en la toma de decisiones y en muchas otras


funciones cerebrales como la memoria, las sensaciones placenteras, el sueño, el estado de ánimo,
la atención y la actividad motora, entre otras.

¿Cuáles son las funciones de la dopamina?

Debido a que está involucrada en una gran cantidad de procesos, una alteración en los niveles
normales de este neurotransmisor puede tener consecuencias negativas. Por ejemplo, niveles
bajos de dopamina se asocian con dificultad para estudiar, ya que estos influyen en nuestra
capacidad de mantener el foco de atención y en la memoria.

En contraposición, niveles elevados de dopamina se relacionan con la hiperactivación motora y


aparición de tics y movimientos innecesarios característicos de enfermedades como el Parkinson.
Dopamina y memoria

Los niveles alterados de dopamina pueden afectar a diversas funciones cognitivas, concretamente
a la memoria, el aprendizaje y la atención.

La dopamina nos ayuda a sentirnos con energía y a la memorización a corto plazo, lo que influye
en la capacidad de retener la información.

En este sentido, la dopamina podría estar relacionada con el trastorno por déficit de atención e
hiperactividad (TDAH). Algunas investigaciones apuntan en esta línea vinculando el trastorno de la
atención con la disminución de receptores de dopamina.

Dopamina y placer

Que tu equipo gane un partido importante, sacar una buena nota en un examen, ir a un concierto
o disfrutar de tu comida favorita, todas estas situaciones son muy placenteras. La dopamina se
encarga de que tengas esa sensación de placer, y que te mantengas motivado por seguir haciendo
estas actividades.

Por desgracia, existen sustancias estupefacientes que confunden a nuestro organismo. La


alteración de la actividad dopaminérgica de estas sustancias nos hace experimentar placer
“artificialmente”.

Se ha demostrado que sustancias estupefacientes como la cocaína, las anfetaminas o la nicotina


incrementan la trasmisión dopaminérgica en áreas cerebrales límbicas, involucradas en la
generación de emociones.

Dopamina y sueño

La melatonina, la hormona del sueño, necesita que se segregue dopamina para su regulación. La
dopamina junto con el cortisol y la noradrenalina, se encargan de regular los cambios en la
actividad cerebral en la función del ciclo de sueño-vigilia.

La dopamina durante el día es la encargada de inhibir la producción de melatonina, lo que


contribuye a que nos despertemos sin la sensación de cansancio. Cuando los niveles de dopamina
disminuyen, tendremos la sensación de estar cansados durante todo el día.

Por el contrario, unos niveles elevados de dopamina pueden contribuir a la aparición de insomnio
al inhibir la aparición de la hormona del sueño.
Dopamina y movimiento

En la enfermedad de Parkinson se produce una disminución progresiva de las neuronas y neuro


receptores, lo que conlleva la aparición de rigidez, movimientos lentos y temblores.

La levodopa ?un aminoácido precursor de la dopamina? es uno de los medicamentos utilizados


para aumentar los niveles de dopamina, permitiendo restablecer el movimiento normal en las
personas con Parkinson.

Sin embargo, cuando se establece un tratamiento para aumentar los niveles de dopamina es
preciso tener en cuenta que esta juega un papel en la adicción y el control de impulsos.

No hay que olvidar que la dopamina es la hormona del placer. Por ello, algunas personas con
tratamientos que incluyen levodopa desarrollan comportamientos adictivos, que pueden incluir el
juego compulsivo, comportamientos repetitivos o hipersexualidad.

 es una hormona producida por las glándulas suprarrenales y es liberada en el torrente sanguíneo
para transmitir señales nerviosas que ayudan a regular las funciones cerebrales como el humor,
concentración, atención y memoria.

Esta hormona, junto con la adrenalina, permite responder a situaciones de estrés, dejando el
cuerpo en estado de alerta ante algún peligro, aumentando el ritmo cardíaco, la oxigenación de la
sangre, la circulación sanguínea hacia los músculos y la dilatación de las pupilas.

Por todas estas acciones en el cuerpo, la noradrenalina también puede ser utilizada en la medicina
como un medicamento aplicado directamente en la vena,

Para qué sirve

La noradrenalina posee diversas funciones en el cuerpo y está involucrada principalmente en un


proceso conocido como "respuesta de lucha o huida", que se activa en situaciones de miedo o
estrés. Esta respuesta se caracteriza por:

Dilatación de las pupilas para que se pueda enfocar mejor;

Aumento de los latidos cardíacos para bombear sangre de forma más eficiente;

Liberación de glucosa en la sangre para proveer energía para uso inmediato;

Aumento del flujo sanguíneo hacia los músculos;

Aumento de la respiración para proveer más oxígeno a todo el cuerpo.


Todas estas funciones permiten que el cuerpo permanezca en un estado de alerta y preparado
para enfrentar o huir de la situación de miedo o estrés.

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