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DOPAMINA

Qué es la dopamina y para qué


sirve?
La dopamina es una molécula que produce nuestro cuerpo de forma
natural. Se localiza en el Sistema Nervioso Autónomo (SNA). Se trata
de un mensajero químico, es decir, un neurotransmisor. Los
neurotransmisores son los encargados de propagar las señales
nerviosas entre las neuronas, conectadas entre sí.
Sus principales funciones son el placer (en especial si este es
anticipatorio), la motivación (el «querer hacer»), la coordinación de
movimientos, la toma de decisiones, el aprendizaje, etc. En el siguiente
apartado profundizaremos en estas y otras más.
Qué funciones tiene la dopamina?
1. Dopamina y sensación de placer
Los sistemas cerebrales de recompensa se ven activados ante la
presencia de dopamina y responden ante estímulos con carga
emocional (ya sea positiva o negativa, es decir, lograr algo bueno o
evitar algo malo). Una de las estructuras más potentes en este ámbito
es el núcleo accumbens, considerado el principal centro del placer en el
cerebro.
Así, cuando se libera dopamina en estos sistemas, sentimos placer,
bienestar, relajación… Son sensaciones de gran importancia a lo largo
de nuestra evolución y están presentes en las necesidades básicas de
supervivencia (por ejemplo, la alimentación y el sexo).
2. Dopamina, aprendizaje y memoria
En varios estudios como este apuntan a que la  dopamina  es clave
para el aprendizaje y la memoria. La dopamina es un elemento esencial
para el recuerdo de la información. Y es que el núcleo accumbens se
comunica con aquellas áreas cerebrales encargadas de la memoria. De
hecho, los aprendizajes que contienen carga emocional duran
más. Aquello que nos emociona permanece más tiempo en nuestra
memoria.
Por otro lado, cuando aprendemos algo que nos produce satisfacción,
la dopamina activa el hipocampo y retenemos la información durante
más tiempo.
También se relaciona con el aprendizaje asociativo. Se
ha comprobado que, si se estimulan las vías dopaminérgicas mientras
se recibe una recompensa, aumenta la tendencia a repetir la
estimulación que originó dicha recompensa.
3. Dopamina y motivación
Muchos estudios, como este, apuntan a la función motivacional de la
dopamina. Parece ser que este neurotransmisor no solo nos
recompensa cuando hemos llevado a cabo una acción placentera, sino
que actúa antes de eso. La dopamina es liberada para lograr algo
bueno y evitar algo malo. La falta de dopamina que cursa en muchas
enfermedades se refleja en sintomas como la baja motivación o
anhedonia.
4. Dopamina y curiosidad
Podemos situar la curiosidad dentro de la motivación intrínseca. Nos
mueve a hallar la respuesta a incógnitas, conseguir información que
desconocemos. Para ello exploramos, investigamos y aprendemos, tres
aspectos fundamentales para la supervivencia.
También está regulada por la dopamina: existe implicación de los
mecanismos de recompensa, así como activación del núcleo
accumbens.
En el reciente trabajo de Grubber sobre la curiosidad y la memoria, se
ha visto que en la curiosidad intervienen las conexiones y estructuras
implicadas en los mecanismos de recompensa como el sistema
dopaminérgico y la activación del núcleo accumbens. Por ello podemos
decir que la memoria también se relaciona con la
curiosidad. Recordamos mejor la información de aquello que nos intriga,
aunque sea poco importante.
5. Dopamina y creatividad
La  creatividad y el pensamiento divergente se relacionan con la
dopamina. Tanto es así que se estima que los receptores
dopaminérgicos de las personas muy creativas se asemejan a los de
las diagnosticadas de esquizofrenia. Ambos perfiles poseen menos
densidad de estos receptores en el tálamo, encargado de filtrar la
información que recibimos. ¿Cuál es la consecuencia? Si se filtra
menos, más información llega al cerebro. Esto aumenta la probabilidad
de que tengan lugar conexiones inusuales, generando esa creatividad
a la hora de, por ejemplo, solucionar problemas o afrontar situaciones.
6. Dopamina y personalidad
La extraversión es un rasgo de personalidad presente en muchas
personas. Los individuos extravertidos se inclinan hacia el mundo
exterior y la gente, procurando una mayor interacción social. También
incluye niveles más altos de impulsividad, característica modulada por
la dopamina.
Según varios estudios, las personas con mayor tendencia a
la impulsividad y a la búsqueda de nuevas sensaciones también
muestran mayor activación de los circuitos dopaminérgicos. Suelen
presentar una mayor inclinación a las adicciones y a las conductas de
riesgo: unas altas cantidades de dopamina aumentan las expectativas
de éxito a la hora de buscar emociones fuertes.
7. Dopamina y status social
Se estima que cuando un individuo tiene mayor estatus social, más
cantidad de receptores dopaminérgicos posee. Esto significa que
produce una mayor cantidad de dopamina, por lo que su tendencia al
bienestar es mayor.
8. Dopamina y obesidad
Se piensa que aquellas personas que tienden a la obesidad
poseen menor cantidad de receptores dopaminérgicos. Por eso,
necesitan ingerir más cantidad de alimentos adictivos (como los
dulces) para obtener un nivel aceptable de satisfacción.

Enfermedades asociadas a la falta o


exceso de dopamina 
La dopamina no siempre se mantiene en niveles óptimos. Cuando se
produce un desequilibrio de este neurotransmisor, los efectos pueden
ser diversos, llegando incluso a desembocar en trastornos.

Falta de dopamina
Los motivos de este déficit pueden ser varios: mala alimentación,
problemas estructurales, ciertos medicamentos, algunas drogas, etc.
Ciertas enfermedades están asociadas a niveles bajos de dopamina. A
continuación, exponemos algunas de ellas:
 Depresión. Bajos niveles de dopamina alteran el humor,
inclinándolo hacia la tristeza, la anhedonia (ya no se disfruta de
cosas que antes nos gustaban), la desmotivación y la angustia.
 TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad). El
déficit de dopamina causa problemas atencionales y de falta de
concentración, además de dificultades para encontrar algo que
motive a quienes lo padecen (recordemos que la motivación
influye en la atención y aprendizaje).
 Enfermedad de Parkinson. Esta enfermedad va destruyendo poco
a poco las neuronas dopaminérgicas de la sustancia negra, por lo
que la cantidad de dopamina se ve reducida. Como esta se
encarga de mandar información a los músculos y de la
coordinación del movimiento, los niveles bajos causarán los
problemas motores del Parkinson.
Otros trastornos causados por el déficit de dopamina son la fobia
social, el síndrome de piernas inquietas y el hipertiroidismo.
Los fármacos utilizados para subir los niveles de dopamina deben ser
recetados por el médico. Se administran a dosis bajas y controladas,
pues pueden convertirse en sustancias igual de adictivas que otras
clases de drogas.
Sin embargo, la dopamina externa no será demasiado eficaz si los
pensamientos y las actitudes se mantienen disfuncionales. Una terapia
psicológica cognitiva ayuda a afrontar e interpretar la realidad de un
modo más adaptativo. Conseguido, es más fácil volver a establecer
unos adecuados niveles del neurotransmisor.
Exceso de dopamina
Existen ciertos trastornos mentales asociados a una cantidad
exagerada de dopamina:
 Esquizofrenia. Niveles anormalmente altos de dopamina parecen
ser los causantes de los síntomas positivos de la esquizofrenia (es
decir, la sintomatología añadida, que antes no se poseía): delirios,
alucinaciones, desorganización cognitiva, etc.
 Trastorno bipolar. Se cree que la mayor cantidad de dopamina
en las personas diagnosticadas con trastorno bipolar es la
causante de las fases de manía e hipomanía.
Una vez más, debe ser el médico quien prescriba los medicamentos
adecuados para la reducción de dopamina. Inhiben la acción del
neurotransmisor para que se encuentre durante menos tiempo en el
espacio sináptico.
En cualquier caso, no debemos automedicarnos para tratar el exceso o
el déficit de dopamina. Puede ser contraproducente y peligroso:
pueden aparecer efectos secundarios que quizá compliquen aún más
nuestra situación.
¿Cómo se mide la dopamina?
¿Y cómo podemos saber si tenemos déficit o exceso de dopamina? Los
procedimientos más usuales son los análisis de sangre u orina. No
obstante, el método más preciso es la cromatografía líquida de alta
presión con detección electroquímica en el plasma (HPLC).
¿Cómo interviene la dopamina
en las adicciones?
La Real Academia Española define adicción como «hábito de quien se
deja dominar por el uso de alguna o algunas drogas tóxicas […]». Es
decir, se trata de un deseo intenso que implica pérdida de control, a
pesar de las consecuencias indeseadas.
Las adicciones cambian el cerebro: modifican el modo de registrar el
placer. Y no solo eso, sino que alteran el normal funcionamiento de la
motivación y el aprendizaje.
Las drogas aumentan la producción de dopamina, y además inhiben su
vía natural de recaptación (eliminación). ¿Cuál es el resultado? La
acumulación exagerada de este neurotransmisor. Dicho de otra forma,
se acumula más del 150% de la dopamina en el espacio sináptico
(espacio entre neuronas).
La exposición repetida a sustancias adictivas provoca que se
comuniquen las neuronas del núcleo accumbens y las de la corteza
prefrontal (área encargada de la toma de decisiones y otras funciones
ejecutivas). Así, asociamos el «me gusta» con «lo quiero» y nos
motivamos para buscar aquello que nos produce placer.
El exceso de dopamina provoca la creación de nuevos receptores
dopaminérgicos. Esta adaptación hace que, para lograr el mismo
efecto, se necesiten más cantidades de dopamina. A este fenómeno lo
conocemos como tolerancia.
Adicciones conductuales
No solo debemos pensar en sustancias tóxicas cuando hablamos de
adicciones, sino que existen diversas conductas que también se
consideran como tales. Llevarlas a cabo de
forma desproporcionada puede llegar a acarrear efectos similares que
una sustancia. A estas condiciones se las denomina trastornos del
control de impulsos. Son ejemplos la adicción al juego, a las compras,
al sexo, a la comida rápida, etc. También se realizan asociaciones con
este tipo de comportamientos compulsivos (por ejemplo, «si me siento
ansioso, comprar X conseguirá calmarme»).
No aumentan la dopamina de forma artificial como sí hacen las drogas,
por lo que los efectos dañinos para el cerebro son menores. Aun así,
no debemos subestimar las consecuencias nocivas que traen consigo
las conductas adictivas.

Estímulos naturales vs drogas


La dopamina generada por los estímulos naturales no es suficiente para
crear una adicción. Algunos los hemos nombrado más arriba:
aprendizaje, motivación, curiosidad, etc. Se hace un poco raro pensar
en volvernos adictos, por ejemplo, al aprendizaje, ¿verdad? La
dopamina generada en estos casos alcanza niveles razonables, sin
excesos, y se va eliminando a un ritmo adecuado. Existe equilibrio.
Emocionarnos con una escena en el cine, experimentar bienestar ante
un paisaje bello, ilusionarnos al encontrar ese libro que tanto
andábamos buscando, enamorarnos… La dopamina se encuentra
presente en todos y cada uno de esos momentos. Plantearnos
renunciar a ella es como negarnos la felicidad. En su justa medida y
por sí misma, no genera adicción.
Ahora bien, si lo que buscamos es, con sustancias o conductas,
conseguir niveles altos y continuos de dopamina, la adicción sí
aparece. Esto es lo que debemos evitar.

Adicción a las redes sociales


No es descabellado catalogarlo como uno de los problemas que han
traído las nuevas tecnologías, ¿verdad? Y es que, cuando vemos un
«me gusta» o un comentario positivo en Facebook, Twitter, Instagram,
etc., liberamos dopamina. Esta actúa en el sistema límbico, estructura
encargada de interpretar y procesar nuestras emociones. También
interviene en la aceptación de grupo y en la cognición social. Por tanto,
sentimos sensaciones agradables de placer y satisfacción ante
interacciones digitales positivas. La adicción aparece cuando sentimos
la necesidad imperativa de repetir estas interacciones para sentirnos
bien.
Tratamiento contra las adicciones
Una vez que la persona afectada reconozca que tiene una adicción y
acepte que necesita tratamiento, este debe llevarse a cabo por
profesionales cualificados. Un equipo multidisciplinar, que contará con
atención psicológica, se encargará del proceso de desintoxicación, así
como de la corrección cognitiva y de conducta en el caso de los
problemas con el control de impulsos.

Diferencias entre la Dopamina


y la Serotonina
La dopamina y la serotonina son dos neurotransmisores fundamentales
para el funcionamiento adecuado de nuestro cerebro. Un desequilibrio
en cualquiera de ellas puede acarrear diversas disfunciones. Pero
¿cuáles son las diferencias entre ambas?
Dopamina
 A nivel cerebral, su papel es excitatorio.
 Cuanta más dopamina, más motivación y felicidad.
 Cuanta menos dopamina, más apatía y decaimiento.
 A partir del aminoácido tirosina, se sintetiza en la sustancia
negra (mesencéfalo) y el hipotálamo.
Serotonina
 A nivel cerebral, su papel es inhibitorio.
 Cuanta más serotonina, menos dolor y tristeza.
 Cuanta menos serotonina, más irritabilidad, sensibilidad,
ansiedad, depresión, etc.
 A partir del aminoácido triptófano, se sintetiza en los núcleos del
rafe (en la columna medial del tallo encefálico).

 ¿Cómo podemos aumentar


nuestros niveles de
dopamina?
 Controlar los niveles de estrés
 El estrés crónico inhibe la liberación de dopamina, lo que puede
desembocar en una apatía, tristeza y anhedonia crónicas. Para
evitarlo, tenemos que procurar desconectarnos de vez en
cuando.
 El deporte es una de esas actividades que no solo nos hará
reducir el estrés y evadirnos, sino que también favorecerá la
creación de los neurotransmisores implicados en la felicidad
(entre ellos, la dopamina). Dar un paseo o actividades al aire
libre también sirven para este fin.
 Las actividades como yoga, taichí, meditación o incluso el baile
también propician la producción de dopamina.
 Disfrutar de las aficiones
 Aunque pueda parecer obvio, hay que recordarlo. Aquello que
más nos gusta activa los centros del placer en nuestro cerebro,
por lo que generaremos dopamina de forma natural.
 La música, por ejemplo, es una gran potenciadora. ¿Has sentido
alguna vez cómo te recorre un escalofrío al escuchar tu parte
favorita de una canción? Estás experimentando la acción de la
dopamina.
 Cuidar la alimentación
 En el punto anterior desvelábamos que la dopamina procede de
la tirosina (procedente, a su vez, de la fenilalanina; la tirosina
también es precursora de la adrenalina y la noradrenalina).
Nuestra alimentación no nos va a proporcionar dopamina
directamente, sino que la obtendremos a partir del consumo de
alimentos ricos en este aminoácido. ¿Dónde podemos encontrar
la tirosina? En los lácteos, la soja, el té verde, el chocolate, las
almendras, la carne y en frutas como el plátano, la sandía, los
arándanos, el aguacate, etc.
 Los alimentos ricos en antioxidantes también contribuyen a la
formación de la dopamina. ¿En qué ayudan? En la neutralización
de los radicales libres dañinos para nuestras células. Las
verduras y las frutas tienen un papel importante en esta función.
 En la medida de lo posible, hay que evitar el consumo de azúcar
o café. A corto plazo, estas sustancias producen un incremento
rápido, pero, como ya sabemos, terminan interfiriendo en la
recaptación normal de la dopamina. Esto ocurre con la mayoría
de las sustancias adictivas (tabaco, alcohol, drogas, etc.).
 Orientarse a los demás
 La cooperación, por encima de la competición, favorece las
recompensas sociales. Es por eso que se trata de una gran
forma de generación de dopamina.
 La gratitud es otra buena opción para crear este
neurotransmisor, fomentando unas mayores cuotas de felicidad.
Además, afrontar con gratitud nuestro día a día (por lo que
tenemos, por lo que hacen por nosotros, por lo que nosotros
hacemos, por aquellos que nos rodean, etc.) nos ayudará a
conseguir una perspectiva más positiva.
 Disfrutar de las pequeñas cosas
 Parece un cliché, pero es en las pequeñas cosas donde residen la
mayoría de las alegrías. Ve al cine a ver la película que tanto te
llama la atención, date un baño de burbujas con música
relajante, contempla la lluvia desde el calor de tu casa, canta tu
canción favorita, ríete con tus amigos… ¡Te sorprenderás de lo
bien que te sienta!
 Es importante que también procures terminar las tareas que
empiezas. Los objetivos cumplidos y la satisfacción por el trabajo
bien hecho aumentan la cantidad de dopamina en el cerebro.
 Mantener las rutinas
 Cumplir con unos horarios regulares y respetar los ciclos de luz y
oscuridad, de sueño y de vigilia, es beneficioso. Nos proporciona
sensaciones de placer y más niveles de dopamina. Es otra forma
de ir cumpliendo objetivos a lo largo del día. Sin embargo, no
olvides que introducir novedades a la rutina también es positivo
y un buen modo de saciar la curiosidad.
 Por supuesto, esto incluye una buena higiene del sueño. Recuerda
que lo óptimo es dormir entre 7 y 9 horas diarias y en
condiciones favorables (temperatura, luminosidad, tranquilidad,
etc.). ¡Tu dopamina te lo agradecerá!
noradrenalina

Definiendo la noradrenalina
La sustancia conocida como noradrenalina es un neurotransmisor y
hormona que actúa en múltiples puntos del organismo humano. Se trata
de una catecolamina, grupo de sustancias configurado por
noradrenalina, dopamina y adrenalina las cuales provienen de la tirosina y
que junto a la serotonina, acetilcolina, glutamato, glicina, opioides,
anandamida y GABA forman parte de los principales neurotransmisores
cerebrales.

A nivel cerebral, esta sustancia presenta un efecto excitatorio, si bien


algunos de sus receptores tienen función inhibitoria. Participa tanto en la
transmisión de mensajes entre zonas del cerebro como con el exterior,
poseyendo una gran participación en el sistema nervioso simpático.

Asimismo, la noradrenalina no actúa únicamente como neurotransmisor, sino


que también ejerce funciones en el sistema endocrino, siendo producida tanto
a nivel cerebral como adrenal.

Síntesis de la noradrenalina
Tal y como hemos mencionado, la noradrenalina se genera a partir de la
degradación de la tirosina. Dicha degradación de esta sustancia pasa por
tirosina, dopa, dopamina, noradrenalina y adrenalina, siendo pues un derivado
de la dopamina.

La síntesis de la noradrenalina se da especialmente en el núcleo cerebral


conocido como locus coeruleus o núcleo azul. A partir de ésta y
otras regiones cerebrales cercanas se proyectan conexiones cerebrales con
localizaciones cerebrales tan relevantes como la corteza cerebral, el sistema
límbico, el tálamo y el hipotálamo.

Fuera del cerebro, la noradrenalina es también producida por el sistema


endocrino, siendo generada por las glándulas suprarrenales.

Sus receptores
La noradrenalina actúa, en las neuronas, en diversos tipos de receptores que
reciben el nombre de receptores adrenérgicos. Se trata de receptores
principalmente metabotrópicos, es decir que la noradrenalina se liga a
receptores que ante su unión con el neurotransmisor activan la proteína G y
provocan que otras sustancias actúen como segundos mensajeros.

Sus receptores básicos son los receptores Alfa 1, Alfa 2, Beta 1, Beta 2 y Beta
3. Los receptores Alfa 2 son inhibitorios, mas el resto de ellos tienen efecto
excitatorio cuando actúan sobre el sistema nervioso.

Degradación de la noradrenalina
Al igual que con la serotonina, las catecolaminas como la noradrenalina se
ven degradadas por la enzima monoamino oxidasa también conocida como
MAO, así como también por la catecol-O-metiltransferasa o COMPT. Estas
enzimas se encargan de controlar la presencia de excesos de los
neurotransmisores, eliminandolos.

Principales funciones de este neurotransmisor


La noradrenalina es un neurotransmisor que actúa en prácticamente todas las
regiones del cerebro, además de actuar como hormona dentro del sistema
endocrino (algo habitual en esta clase de sustancias).

De este modo, sus funciones son múltiples y variadas. Veamos a


continuación algunas de las principales.

1. Gestión del foco atencional


La noradrenalina tiene una especial implicación en el mantenimiento de la
atención, provocando una activación excitatoria en la corteza cerebral que
facilita la vigilancia del entorno que nos rodea. Así, el cerebro es capaz de
seleccionar información relevante y separarla de la irrelevante para mejorar su
rendimiento a la hora de llevar a cabo tareas orientadas a un objetivo. Esta
excitación es llevada a cabo mediante la actuación de noradrenalina en el
la amígdala, entre otras zonas.

2. Mantenimiento de la vigilia y la consciencia


Vinculado al punto anterior, otro de los elementos en los que la
noradrenalina participa es en el mantenimiento del estado de vigilia y el
nivel de conciencia, debido a su acción principalmente excitatoria en la
corteza cerebral. Así, una disminución en los niveles de este neurotransmisor
puede causar somnolencia y dificultades de actuación ante estímulos
concretos.

Así pues, este neurotransmisor interviene sobre el modo en el


que experimentamos nuestra propia consciencia y subjetividad, pero
también se deja notar en aspectos objetivos, como el modo en el que
gestionamos nuestro foco atencional y, por consiguiente, de qué modo
rendimos a la hora de realizar tareas. Ambos procesos están ligados, ya que no
puede haber gestión de la atención si no hay consciencia.
3. Influencia en el sistema cardiovascular
La participación de la noradrenalina no se limita a la transmisión de mensajes
cerebrales, sino que también presenta un efecto en los músculos cardíacos.
Concretamente actúa elevando la frecuencia cardíaca y el tono vascular,
produciendo un aumento de la presión sanguínea. Una disminución del nivel
de noradrenalina puede provocar hipotensión, bradicardia e hipotermia.

Esta es una de las formas en las que la noradrenalina ejerce una función sobre
nuestro cuerpo a través del sistema nervioso autónomo, encargado de
realizar las actividades automáticas vinculadas a la supervivencia en tiempo
real.

4. Respuesta de lucha/huida.
Otra de sus funciones la realiza principalmente en el núcleo que la sintetiza, el
locus coeruleus la noradrenalina está fundamentalmente encargado de
mantener la respuesta de lucha y huida. En este sentido produce un
incremento del flujo de sangre hacia el sistema muscular, permitiendo la
actuación y favoreciendo respuestas motoras que en muchas situaciones nos
pueden sacar de situaciones de peligro.

5. Motivación
La noradrenalina tiene un efecto consistente en el estado motivacional y
energético, participando activamente junto a la dopamina en la regulación del
aprendizaje, memoria y sensación de recompensa. De este modo, esta
neurotransmisor ayuda a que nuestras acciones tengan un vector, una
direccionalidad marcada por objetivos a corto, medio y largo plazo.

6. Regulación del estado del ánimo


Niveles bajos de noradrenalina se han visto vinculados de manera
consistente en estados depresivos, siendo de hecho una de las hipótesis
barajadas que la depresión es producida por un déficit en la síntesis y
presencia en las sinapsis cerebrales de esta sustancia. Ello concuerda con la
efectividad y con el hecho de que la privación de sueño (que como hemos
visto está vinculado al nivel de noradrenalina) realizada de forma controlada
pueda resultar en algunos casos eficaz para reducir la sintomatología
depresiva.

A la hora de tratar la depresión también se ha tenido en cuenta el papel de la


noradrenalina. Un ejemplo claro de ello son los casos de depresión mayor, en
que podemos encontrar fármacos como los Inhibidores Duales de la
Recaptación de Serotonina y Noradrenalina con una muy elevada eficacia,
semejante a la de los ISRS. Estos psicofármacos actúan impidiendo que la
noradrenalina y serotonina disponible en las sinapsis sea reincorporada a la
neurona, prolongando su presencia y efecto en la sinapsis.

7. Estrés, agresividad y conducta sexual


La noradrenalina también ha mostrado en diversos estudios su
vinculación con estos tres elementos, considerándose una hormona que
participa de forma activa en el estado conocido como estrés debido a su
actuación en el sistema nervioso simpático.

En el caso de la conducta sexual, esta hormona está implicada en la sensación


de placer durante las relaciones, pero además presentan una función relevante
en el momento del nacimiento de una nueva criatura, acelerando las
contracciones y participando en el reflejo de expulsión del recién nacido.

Referencias bibliográficas:

SERETONINA

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