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Cuando

un fénix corteja a otro fénix [BL]


Sandy Ale

Veröffentlicht: 2021
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0: La esposa es lo primero

[BL-Boys Love]
Sinopsis:
La esposa es lo primero, el país es lo segundo y el marido es de menor importancia.
Toda su vida se la pasó montando un caballo de guerra y cumpliendo meritorios servicios militares. ¿Pero cuál
fue el resultado? Al final, fue dejado de lado una vez que cumplió su propósito.
Por egoísmo, había favorecido a su Esposa Secundaria y descuidado a su Primera Esposa. Al final, quien estuvo
a su lado fue la Primera Esposa que había descuidado durante 10 años...
Después de renacer, Jing Shao decidió arrepentirse y darle la vuelta a la página...
De pie fuera de la puerta mientras sostenía una almohada, Jing Shao miró al cielo. Primero debe arreglar la
relación con su esposa. Jing Shao formó un puño y llamó a la puerta. —Jun Qing, sé mis errores, ¡déjame entrar!
Nombre:
妻为上
Autor:
Lu Ye Qian He 绿野千鹤
Año:
2013
País:
China.
Número de capítulos:
3 Volúmenes con 105 capítulos en total + 3 Extras
Traductora:Sandy AleCuenta: @Alice_Snow01
Proofreader:HikariCuenta: @Katari_Hikari
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[Nota de traducción]
Traducción realizada con permiso de la traductora al inglés para tomar como base los primeros capítulos, a
partir de allí es desde chino por la falta de autorización del grupo que la continuó.
Su cuenta en Novel Updates es: BitterBlackRabbit.
[Volumen I] 1: Desesperación y renacimiento

Era Hong Zheng, año veinticuatro, el invierno parecía más frío que todos los años anteriores. Fue solo
hoy que dejó de caer aquella fuerte nevada.
A treinta li* afuera de la capital, un caballo negro que llevaba a dos personas, pasó galopando a una
persona que buscaba el paradero de otra. Los cascos del caballo golpeaban continuamente a la tierra
acumulada de nieve y la distancia aumentaba. Y poco después, volvió a nevar.
—Su alteza, el caballo no puede correr mucho más al llevarnos a los dos... Mejor déjeme aquí—. La
voz de la persona sentada detrás de él ya sonaba débil, pero el tono era tan suave como de costumbre.
—No, estás gravemente herido, si te arrojo a la nieve, morirás poco después—. Jing Shao se secó la
cara y luego instó al caballo a seguir galopando. Después de salir de la cárcel, se dio cuenta de que la
situación no era del todo correcta. Él y su Wang Fei* herido estaban siendo presionados. Si no hubiera
matado a un teniente y robado a un caballo, sospechaba que los dos habrían sido ya decapitados a poca
distancia de la capital.
—Mi cuerpo ya está al límite, tarde o temprano moriré. Deberías dejarme ahora—. La persona detrás
de él parecía ansiosa. El caballo era solo un potrillo, por lo que al estar siendo montado por un tiempo,
naturalmente comenzaría a cansarse. Si los dos continuaban así, ninguno de ellos sobreviviría.
—No. Si morimos, moriremos juntos—. Jing Shao le dijo en voz alta contra el frío viento. Esta persona
era su Primera Esposa. Toda su vida había favorecido a su Segunda Esposa y descuidado a su esposa
oficial. Pero al final, quien lo acompañó en la cárcel fue esta persona, ¡a quien había descuidado
durante más de 10 años!
Jing Shao fue el segundo hijo de la Emperatriz Yuan. A la edad de catorce años se unió al ejército y
entró en el campo de batalla, asegurándose la victoria y ganando su título, se le permitió tomar a una
esposa. Con el fin de mantener la paz dentro de la familia, existía una regla no escrita de que todos los
hijos nacidos de concubinas y esposas secundarias debían casarse con una esposa masculina. Fue dado
a luz por la Emperatriz Yuan, pero la Emperatriz Wu lo obligó inesperadamente a casarse con una
esposa masculina, lo que arruinó sus oportunidades de heredar el Imperio. Por lo tanto, estaba
resentido y nunca le dio a su Wang Fei el respeto, ni el honor que se merecía. Y también se negó a
ayudar a su hermano mayor a obtener el trono...
—Jaja, ¿qué requisitos tengo yo, Mu Hanzhang, para que su alteza muera conmigo?—. La persona
detrás de él se rió amargamente.
—Lo siento. Si sobrevivimos a esta terrible experiencia, te escucharé—. Jing Shao consoló a la
persona detrás de él, mientras apretaba las riendas. Después de otros 5 li y que llegaran a la cuesta
Wang Yue. Allí, descubrió un sendero estrecho, mientras cazaba, que podría usarse para escapar.
Porque Mu Hanzhang había hablado en el fuerte viento, no pudo evitar toser en la espalda del
Príncipe. Un hilo de sangre se deslizó por la comisura de sus pálidos labios. Mientras estaba en prisión,
bloqueó un ataque a Jing Shao y lesionó sus órganos internos. El dolor ya se había disminuido, pero
ahora debido al frío, comenzó a toser un poco de sangre. Y no pudo evitar ofrecer una sonrisa irónica,
simplemente acostado sobre la espalda de Jing Shao.
Después de tantos años, ninguna de sus doncellas o concubinas se atrevió a afrontar esta dificultad
con él, no resentirse con ellas era imposible, pero esta persona había insistido en acompañarlo hasta la
muerte. En ese momento, Mu Hanzhang casi se cae.
Era hijo de una familia noble, nacido de una concubina. Nunca había pedido un título, en cambio, sólo
pidió la oportunidad de hacerse un nombre durante los exámenes civiles. Sin embargo, su padre y la
esposa de su padre lo habían casado con Cheng Wang*, como esposa masculina un año antes de su
prueba. Era un hombre, pero le habían quitado la libertad y estaba confinado a quedarse en la casa. Ya
no podría lograr sus objetivos. Después de tantos años, no sabía si estar resentido con la esposa de su
padre o culpar a su irresponsable marido.
—¡Ahí, al frente!—. Detrás de ellos llegó el sonido de cascos y armaduras chocando, así como gritos
desordenados.
Jing Shao usó el látigo para instar al caballo a correr más rápido hacia la cuesta Wang Yue.
El sonido de flechas con punta de hierro rompiendo el aire llegó desde detrás de ellos. Jing Shao se
movió de lado para evitar las flechas, llevándose a la persona detrás de él con él.
—¡Agárrate fuerte de mí!—. Jing Shao gritó.
Mu Hanzhang envolvió sus manos alrededor de la cintura de Jing Shao y se inclinó sobre su espalda
para que coincidiera con su movimiento.
Después de llegar a la cuesta Wang Yue y entrar en el sendero del bosque, sería fácil evitar las
flechas. Jing Shao dirigió hábilmente al caballo hacia el bosque, dejando atrás a los hombres que los
perseguían.
—¿Te duele la herida?—. Jing Shao le preguntó después de tirar de la brida para ayudar al caballo a
saltar sobre una gran roca y aterrizar en el suelo.
—No... Duele...—. La respuesta se estaba volviendo cada vez más débil.
—¡Mu Hanzhang, no duermas!—. Jing Shao frunció el ceño, llamándolo ansiosamente. —Simplemente
terminaremos de cruzar el monte Feng Yue y llegaremos a la prefectura de Yan, el territorio de mi
antiguo subordinado. Ellos nos ayudarán a evitar la captura—. Le consoló, mientras trataba de animarse
a sí mismo. Había estado en prisión durante tanto tiempo que su ropa estaba gastada y su cuerpo,
delgado. Llegar tan lejos había sido por pura fuerza de voluntad.
El caballo debajo de ellos de repente relinchó locamente. Jing Shao rápidamente lo detuvo y lo
desmontó. No se sabía quién había puesto una trampa para animales allí, pero, mirando de cerca, el
casco del caballo se había quedado atrapado.
—Deberías dejarme aquí—. Mu Hanzhang hizo un esfuerzo por apoyarse en el camino despejado.
—Ya hemos cruzado la mitad del monte Feng Yue. ¡Solo tenemos que terminar de cruzarlo, te llevaré
bajo la montaña en mi espalda!—. Jing Shao miró a su alrededor, a un lado había un acantilado y al otro
una cuesta empinada de hierba espesa. El camino de la montaña dificultaría que sus perseguidores los
alcanzaran. Sin decir nada más, lo cargó sobre su espalda y corrió hacia la empinada cuesta.
—¡Por ahí! ¡Atrápalos!
—¡El primero en tomar la cabeza de Cheng Wang será recompensado con mil taels de plata!
Siguiendo la orden, una gran cantidad de flechas atravesaron el bosque, y Jing Shao evadió a las
flechas en una situación extremadamente desesperada.
Una flecha perdida le atravesó la pierna derecha, Jing Shao se tambaleó y Mu Hanzhang cayó con él
—¡Su Alteza!—. Mu Hanzhang luchó por levantarse para apoyarlo.
Jing Shao lo miró y descubrió, para su sorpresa, que su tez previamente pálida había ganado un poco
de color y su espíritu, que antes estaba resignado a la muerte, también había mejorado a un buen
estado. Naturalmente, sabía que este era su esfuerzo final. No pudo evitar sentir una punzada de dolor
en su corazón, abruptamente sacó una flecha y arrastró a la otra persona con él para huir.
—Jajaja, veamos adónde puedes escapar—. Se rió un soldado de cuarto rango con una espada,
mientras caminaba. Los dos escaparon frenéticamente al bosque hasta que llegaron a un callejón sin
salida. Frente a ellos había un acantilado y detrás de ellos, las tropas que los perseguían.
Estaban atrapados.
Jing Shao colocó a Mu Hanzhang entre él y el acantilado, antes de darse la vuelta y lanzar una patada
al cuarto soldado, que fue atrapado desprevenido y cayó al suelo. Sin darle la oportunidad de
recuperarse, agarró la espada ancha y lo apuñaló. Tomando la espada, se abalanzó sobre los soldados y
cortó a los caballos de la caballería, haciendo que esos animales tropezaran y los soldados que estaban
encima de ellos cayeran por el acantilado.
Las tropas que seguían detrás vieron el suelo sembrado de cadáveres y frente a ellos estaba el
sanguinario Cheng Wang, por lo que no se atrevieron a avanzar, optando en cambio por sacar sus arcos
y flechas.
—Hmph...—. ¿Qué importaba si tenía una espada o no? Jing Shao arrancó la flecha de su hombro y la
arrojó hacia atrás. Los gritos de los soldados se escucharon, mientras cargaba contra el campo de
batalla. Mató a las tropas restantes, pero también quedó en una condición devastadora. Con vista al
acantilado, pudo ver claramente la segunda ola de perseguidores que ya se dirigían hacia ellos.
Mirando la espada en su mano, podría matar a diez, pero no a los cientos de soldados que los
perseguían.
Con una espada ensangrentada, regresó al borde del acantilado. La sangre en la cuchilla y en él, se
mezclaron, dejando un rastro de sangre. Tomó a la persona que estaba apoyada en la piedra en un
abrazo, su cara estaba pálida y estaba en su último aliento.
—Jun Qing, ¿alguna vez has tenido quejas sobre mí?—. Jing Shao limpió cuidadosamente la sangre en
la comisura de la boca de esa persona. Por primera vez, miró a esta persona, su Wang Fei, y finalmente
se dio cuenta de que esta persona era más hermosa que todas sus concubinas y Esposa Secundaria. No
tenía el encanto de una persona seductora, sino más bien una belleza orgullosa que le convenía.
Actualmente, ese par de hermosos ojos reflejaban su rostro sin barba. Qué irónico, que en la cárcel, a
través de una charla sin sentido, encontrara a esta persona como un confidente leal. Si no hubiera
desperdiciado esta oportunidad en los últimos 10 años, ¿las cosas hubieran ido mejor?
—¿Cómo podría no tener quejas? Si no fuera por ti, ya me habría hecho de un nombre en los
exámenes civiles y habría entrado en la corte imperial—. Jun Qing era su nombre de cortesía, pero
este hombre nunca lo había llamado así*. Mu Hanzhang sonrió lentamente y secó la sangre en la
cara de Jing Shao. —Pero no puedo culparte. Eres una persona capaz. Fui yo, quien arruinó tu
oportunidad de heredar el reino... Jaja...
—¡Jajaja! ¿Soy capaz? ¿De qué capacidades estás hablando? He estado confundido toda mi vida. En
lugar de disfrutar mis días en el ocio y la comodidad, traté de obtener algo que estaba más allá de mis
capacidades, y ahora que quiero disfrutar mis días sin prisas, es demasiado tarde. Soy un tonto...
Jajaja...—. Jing Shao sostuvo a la persona en sus brazos con fuerza. Mirando al cielo, sonrió
amargamente, pensando en el pasado. Toda su vida estuvo llena de batallas y planes. Había favorecido
a su Esposa Secundaria y le había permitido socavar la autoridad de su Esposa Oficial. En última
instancia, fue esta persona, a quien había descuidado durante 10 años, la que permaneció firmemente a
su lado. Por despecho, se había negado a ayudar a su hermano mayor a ascender al trono; sin embargo,
su hermano había seguido ayudándolo con esmero en la oscuridad.
¡Lamentable, lamentable, al final su vida fue una broma!
—Toda mi vida... También ha sido una broma...—. Mu Hanzhang suspiró ligeramente. —Si hay... Una
vida después de la muerte...—. No pudo terminar su oración, ya que su respiración ya se había
detenido. Sus hermosos ojos se cerraron lentamente y sus delgadas manos cayeron sobre la piedra
verde y negra, sin vida. Jing Shao no se dio cuenta de que el cielo había comenzado a nevar una vez
más, hasta que un copo de nieve aterrizó en las largas pestañas de esa persona y se derritió. Al dar un
grito de tristeza, sus lágrimas cayeron.
—Si hay una vida futura, debo tratarte bien. Pasaré toda mi vida haciéndote las paces...—. Le dijo Jing
Shao en voz baja, llevando a esa persona a su abrazo. Mirando a lo lejos vio a las tropas de la
Emperatriz acercándose... Escuchó el sonido de cascos detrás de él y se levantó lentamente.
Había sido invencible toda su vida, incluso si tuviera que morir, no moriría en sus manos.
Saltó por el acantilado. La brisa de la montaña rozando sus oídos, Jing Shao sostuvo a la persona en
sus brazos con fuerza. —No te dejaré ir, nos volveremos a encontrar en breve en Naihe Qiao*...
Al abrir los ojos desde la oscuridad, no vio un paraíso celestial ni vio fantasmas de aspecto feroz que
exigieran su vida. En cambio, su entorno estaba completamente cubierto de seda roja y los restos de
velas usadas. Trajo su mano para amasar su sien. Sufría de un fuerte dolor de cabeza. Sentándose
lentamente y recuperando sus sentidos, inmediatamente descubrió la presencia de alguien acostado a
su lado. La túnica roja brillante de esa persona estaba rasgada, su cabello negro desordenadamente
esparcido sobre su pecho expuesto, revelando una piel suave y clara cubierta de moretones.
Extendiendo su mano para apartar el cabello que cubría el rostro de la persona, reveló una cara
claramente hermosa... ¡Jun Qing!
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de traducción]
Li*: Es la unidad de medida tradicional de longitud, aproximadamente ½ kilómetro o 0,3 millas.
Wang Fei*: Su traducción literal es Princesa Imperial, pero se vuelve una Princesa Imperial, porque
se ha casado con un Príncipe Imperial, independientemente si es un hombre o una mujer.
Cheng Wang*: Es el título de Jing Shao, que se traduce como Rey de Cheng, pero "Rey" no significa
que necesariamente sea uno, es sólo un título designado para hijos que aspiran a ser herederos de la
Nación.
Jun Qing era su nombre de cortesía, pero este hombre nunca lo ha llamado así*: En la antigua
China, los hombres reciben un nombre de cortesía una vez que cumplen 20 años. Una vez que se les da
un nombre de cortesía, se considera una falta de respeto que las personas de la generación de esa
persona los llamen por su nombre de nacimiento. El uso del nombre de nacimiento generalmente está
reservado para uno mismo o los ancianos. En este caso, Jing Shao solía faltarle el respeto al llamarlo
Mu Hanzhang sin su consentimiento.
Naihe Qiao*: Es el "Puente del Desamparo", donde cada alma tiene que cruzar para reencarnarse.
2: Reparaciones

En un estado de incredulidad, Jing Shao se acercó para tocar la cara de Mu Hanzhang. El toque
ligeramente frío hizo que su corazón temblara al percibirlo nuevamente con cuidado, sintió una
temperatura corporal, que estaba viva. Usando la luz de las velas para mirarlo, a excepción de su labio
inferior que tenía un rastro de sangre debido a la mordedura, esa persona se veía tan hermosa como
recordaba, sólo con rasgos un poco más suaves que lo hacían parecer como si estuviera en sus primeros
veinte años.
¿Cómo fue esto posible? Jing Shao lo pensó durante mucho tiempo antes de que se abriera la túnica
superior para examinar su pecho. En el año 18 de la Era Hong Zheng, recibió un disparo cerca del
corazón con una flecha que casi lo mata. Pero ahora, la cicatriz no estaba allí y sus otras heridas
tampoco existían, su piel era suave, solo un poco menos musculosa de lo que recordaba.
Llegando, en la oscuridad, a un pequeño compartimento cerca de la cama, sacó el cajón y abrió el
libro de cuentas azul que había dentro. El último registro fue: el condado de Yanqing intercambió 1000
taels de plata por 5000 liang de sal, año 13 de la Era Hong Zheng, segundo mes lunar, día 19.
Volviendo silenciosamente el libro a su lugar, Jing Shao miró a su alrededor con inquietud. Esta era
claramente su cámara de bodas, ¡había regresado a la noche de su boda en la primavera, el año 13 de la
Era Hong Zheng!
Este fue el año en que expulsó a los Hunos y regresó victorioso. Fue el primero entre sus hermanos
en mostrar sus habilidades y su padre le había otorgado el título de Cheng Wang. Nadie se atrevió a
cuestionar sus habilidades.
Al año siguiente, la Emperatriz incitó a su padre a que le concediera un matrimonio con el segundo
hijo del Gran Marqués del Norte, esta fue la noche en que se casaron.
En este momento solo tenía 19 años, aún no había comenzado todo...
—¡Ja, ja, ja, los cielos no me abandonaron! Los dioses realmente me tratan bien, ja, ja, ja...—. Después
de salir de su conmoción y asegurarse de que todo esto no fuera solo un sueño, Jing Shao no pudo
evitar reír de alegría.
Un gemido a su lado interrumpió la risa satisfecha de Jing Shao. Rápidamente giró la cabeza para
mirar al dormido Mu Hanzhang, quien había sido despertado por él, sus delgadas pestañas temblaron,
abriéndose gradualmente para revelar un par de hermosos ojos.
¿Quién dijo que aún no había comenzado todo? Habría sido mejor si los dioses le hubieran dejado
renacer unas horas antes, entonces Jun Qing no sería herido así. Jing Shao maldijo mentalmente,
mientras simultáneamente extendía su mano hacia Mu Hanzhang, queriendo envolverlo en sus brazos.
Inesperadamente, su mano apenas había tocado el cuerpo del otro antes de que la persona golpeara
abruptamente hacia atrás para evitarlo.
El movimiento repentino había afectado la herida de abajo. El rostro de Mu Hanzhang palideció de
inmediato.
—¡No te muevas!—. Jing Shao lo sujetó y sintió que el cuerpo debajo de su palma temblaba
ligeramente. No pudo evitar fruncir el ceño, en la noche de bodas sintió que había sido agraviado y por
lo tanto bebió demasiado, y después de un tiempo, no pudo recordar lo que hizo. Sólo se acordaba que
en el segundo día, cuando fueron a ver al Emperador, el otro se había desmayado al entrar al salón.
Mirando la situación ahora, el otro siempre había sido fuerte y saludable, las heridas probablemente no
eran leves.
Mu Hanzhang realmente dejó de moverse, y sólo miró a Jing Shao con un par de hermosos ojos que
actualmente contenían tanto humillación como miedo.
—Tú...—. Jing Shao abrió la boca, pero no supo qué decir. Solo podía darse la vuelta y tirar de la faja
de seda frente a la cama. Después de un rato, la voz de un sirviente respondió desde fuera de la
habitación.
—Prepara agua caliente, me quiero bañar—. Ordenó con voz clara. Esperó hasta que los sirvientes se
fueron antes de darse la vuelta, aún sin saber qué decir, Jing Shao se rascó la cabeza con torpeza.
—No tengas miedo—. Pensó Jing Shao por un momento antes de consolarlo suavemente. —Eso... Bebí
demasiado anoche, no lo decía en serio...
—Su alteza, el agua caliente está lista, ¿le gustaría que le ayudemos a bañarse?—. Preguntó una voz
bastante firme. Jing Shao recordó que este era el patio principal. Por supuesto, en la noche de bodas, el
calor siempre estaría en el aire. Los sirvientes también hicieron esta pregunta por una razón, es para
que no entren y vean lo que no debe verse.
—No, todos se pueden ir—. Jing Shao dijo con impaciencia.
Mu Hanzhang escuchó lo que dijo y suspiró aliviado. Era extremadamente vergonzoso y humillante
para él estar debajo de un hombre, y también era una situación vergonzosa para él, si los sirvientes lo
vieran...
—¿Qué estás haciendo?—. Mu Hanzhang se sorprendió. El hombre abrió el edredón y lo abrazó.
—No te muevas—. Luego de abrir la colcha, las consecuencias de sus acciones fueron claramente
visibles, dejando a un lado las innumerables marcas de huellas azul violeta, el espacio entre sus dos
delgadas piernas estaba lleno de un líquido rojo turbio y blanco, indicando que sus partes íntimas
estaban en un estado aún peor. Jing Shao frunció el ceño aún más. —Te llevaré a lavarte.
¿Lavarlo? Mu Hanzhang miró al hombre frente a él y no pudo entenderlo. Esta persona dijo que
quería bañarse, ¿lo estaba ayudando a encubrir la situación? ¿Pero por qué? Cuando lo había estado
atormentando hace un tiempo, no podía sentir ni la más mínima fracción de lástima.
—Iré yo mismo—. Dijo fríamente Mu Hanzhang. Después de que declaró aquello, sintió de repente
que era inapropiado y bajó la voz: —No me atrevo a molestar a su alteza para que me cuide.
Jing Shao vio su ira y tolerancia, y no pudo evitar sonreír levemente, debió haber sentido que no era
lo suficientemente sincero. No tuvo más remedio que reprimir su sonrisa. —¿Dónde tienes tu fuerza? Ya
que es mi error, solo me disculparé contigo—. Aunque eran marido y mujer, en este tipo de hogar, un
príncipe no tenía que ceder ni esperar a su Wang Fei, pero la forma en que Jing Shao lo hizo, hizo que
pareciera que era muy normal. Ambos eran hombres, también había tratado a soldados heridos,
mientras estaba en los campamentos militares, estaba seguro de que sabía lo que estaba haciendo.
Mu Hanzhang no había logrado persuadirlo, y por lo tanto, no tuvo más alternativa que dejar que lo
acompañe.
Al ver que la persona en sus brazos ya no estaba luchando, Jing Shao se sintió satisfecho con llevarlo
detrás de la cortina y, a pesar de que todavía llevaba su ropa interior, también se metió en el baño.
Una vez en el agua, Mu Hanzhang luchó por liberarse de su abrazo y se fue a descansar al borde de la
bañera. Jing Shao no estaba molesto, sólo se quitó la ropa interior y se lavó la cara para deshacerse de
la incomodidad de su resaca.
El baño del príncipe era muy grande, incluso con dos hombres no estaba lleno. Mu Hanzhang tomó
una toalla de tela y limpió cuidadosamente los rastros de su cuerpo. En secreto observó los
movimientos de ese hombre y lo vio frotándose las sienes. Parece que anoche realmente bebió
demasiado.
Jing Shao sacudió su cabeza de un lado a otro, tratando de aclarar su mente. Todavía podía sentir el
viento frío desde el borde del acantilado a los lados de sus orejas. El agua caliente hizo que todo se
sintiera un poco irreal, en ese momento estiró su mano para arrastrar a esa persona a su abrazo. En sus
brazos, el cuerpo del hombre se puso rígido de inmediato.
—Puedo lavarme...—. Mu Hanzhang se sorprendió, y rápidamente tomó la mano que se movía hacia
abajo.
—No es conveniente que te laves—. Dijo Jing Shao con bastante franqueza. —Los dos somos hombres,
¿de qué te avergüenzas?
Mu Hanzhang se quedó sin palabras por su tono seguro de sí mismo. Estaba a punto de negarse
cuando un dedo de repente entró en su cuerpo, haciéndole soltar un gemido.
—¿Duele?—. Jing Shao vio que se había mordido el labio inferior y lo tomó en sus brazos, dejando que
esa persona se inclinara contra él. —No te muerdas, todo terminará pronto. Si te duele, puedes
morderme—. Dejó de burlarse de él, extrayendo rápida y suavemente toda la sustancia del interior. Mu
Hanzhang no lo mordió, solo gimió suavemente. Cuando su interior estaba ya limpio, Jing Shao tomó un
trozo de tela grande y envolvió a la persona que estaba abrazando. Después de meterlo rápidamente en
la cama, se dio la vuelta para encontrar el medicamento para heridas.
Se habían cambiado las sábanas, Mu Hanzhang se sentó y se puso la camisa interior. Vio que ese
hombre solo vestía una camisa delgada, su cabello todavía goteaba agua, parado frente al gabinete
descalzo, sin saber qué elegir. La acción de limpieza fue muy suave, y la mirada en sus ojos no parecía
falsa, esto confundió un poco a Mu Hanzhang. Sin embargo, si su alteza no lo trataba mal, los días
futuros serían mucho mejores.
—Ven, te aplicaré la medicina.
En la actualidad, Mu Hanzhang estaba mirando el hermoso rostro de esa persona con los ojos muy
abiertos, pensando que todos los miembros de la familia real habían nacido atractivos, pero incluso
entre ellos, Wang Cheng era particularmente llamativo... Espera un minuto, ¿aplicar la medicina?
—Esto... Lo haré yo mismo—. Rápidamente tomó la pequeña botella de la mano de Jing Shao. Debido
al vapor en el baño, Jing Shao no pudo ver la roja cara brillante de Mu Hanzhang; sin embargo, ahora
estaban en una habitación bien iluminada. Y todo se podía ver con claridad.
—Ya hicimos la escritura entre marido y mujer, ¿de qué tienes miedo?—. Al ver que la cara de esa
persona se ponía más roja, la esquina de los labios de Jing Shao no pudo evitar curvarse hacia arriba.
Subiéndose a la cama y aprovechando su agilidad, agarró la botella de vuelta.
Mu Hanzhang se contendió con él, pero finalmente tuvo que darse por vencido y, en cambio, tomó la
colcha para cubrir su cabeza.
¡Fuera de la vista, fuera de la mente!
Jing Shao estaba muy satisfecho de sí mismo. Abrió las delgadas piernas, extrajo un trozo de
ungüento y lo aplicó. —Esta medicina me la dio mi padre antes de que saliera a la batalla. Sus efectos
para detener el sangrado y aliviar el dolor son particularmente buenos.
El ungüento fresco y refrescante no causó ningún dolor adicional, solo calmó la herida. Naturalmente,
Mu Hanzhang sabía lo valioso que era este tipo de medicina, que no causaba dolor. —¿Cómo se puede
usar una medicina tan preciosa en un lugar así?—. Al mirar por debajo de la colcha, vio la ternura en los
ojos de Jing Shao, su corazón desesperado se sintió un poco reconfortado. Mu Hanzhang se ridiculizó a
sí mismo, era realmente lamentable, se volvió feliz con solo una pequeña cantidad de compasión de los
demás.
—Es este tipo de lugar el que requiere el uso de una medicina tan fina—. Jing Shao aplicó el ungüento
y miró las dos colinas suaves y redondas. Mirándolo, sintió que tenían una forma muy bonita... Obligado
a apartar los ojos de ese hermoso lugar, hizo una expresión de "no veo nada" y lo cubrió con la colcha.
Se acomodó en la cama y tomó un plato de sopa sobria, sorbiendo poco a poco. No fue un buen
comienzo, pero ciertamente no lo empeoraría.
—¿Cómo puede su alteza dormir en el lado exterior? Duerma mejor en el interior.
El lugar de la esposa era dormir en el lado exterior de la cama, para que él le pudiera servir el té y
vestirlo a su esposo, esto era una regla. Si dormían así, a Mu Hanzhang le preocupaba que Jing Shao
llegara tarde a la corte matutina. Mu Hanzhang se movió hacia el lado en el que estaba Jing Shao,
indicando que debería moverse hacia el lado interior. ¿Quién hubiera pensado que incluso después de
moverse hacia el borde, Jing Shao no se movería?
—No eres una mujer, ¿por qué prestar atención a esas cosas?—. Jing Shao sonrió y sacó otra botella
pequeña, colocando un poco de la pasta transparente en la punta de sus dedos. —Este es un tipo de
medicamento que obtuve de las regiones occidentales. Si se aplica sobre heridas pequeñas, al día
siguiente habrá cicatrizado de siete a ocho partes. Es solo que causará algo de dolor, aguanta—.
Después de esa declaración, usó la yema del dedo para esparcir el bálsamo en el labio inferior de Mu
Hanzhang.
El dolor se sintió similar a ser pinchado con una aguja, lo que hizo que Mu Hanzhang levantara las
cejas. Quería extender la mano y presionarlo, pero Jing Shao lo detuvo. —No lo toques, después de un
rato ya no dolerá—. La mano que sostenía en su palma era larga y suave, extremadamente fina al tacto.
Este era el tipo de mano que escribía caracteres y dibujaba pinturas durante todo el año, en
comparación con sus manos que empuñaban la espada, era muy diferente.
Mu Hanzhang soportó la sensación de ardor, al ver que esa persona todavía sostenía su mano, no
pudo evitar soltar una pequeña tos.
—Ahh, vamos a dormir—. Jing Shao soltó rápidamente la mano de esa persona, pidiendo a los
sirvientes que apagaran las luces, se metió debajo de la colcha. Mañana después de saludar a la
emperatriz y asistir a la corte matutina, podría regresar y dormir por otros dos shichen*.
—Hmmm—. La persona a su lado no dijo nada más que ese sonido. y Jing Shao no vio sus orejas
enrojecidas.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Shichen*: Un shichen equivale a dos horas.
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3: Bien emparejados en matrimonio



Jing Shao escuchó la respiración de esa persona incluso en respiraciones largas, lentamente se inclinó y
besó suavemente su frente. Quería tenerlo en sus brazos, pero tenía miedo de despertarlo de un
sobresalto, por lo que solo pudo renunciar a la idea. Acostado en la cama, comenzó a pensar en por qué
había renacido repentinamente a la edad de 19 años. En ese momento, indudablemente estaba
sosteniendo a Jun Qing en su abrazo cuando saltó del acantilado, luego, su visión se había desmayado...
Lo pensó durante mucho tiempo y no pudo encontrar una razón, en cambio comenzó a pensar en lo que
había sucedido durante esos 13 años.
En el duodécimo invierno de la Era Hong Zheng, expulsó a los Hunos y regresó victorioso, el
Emperador estaba encantado, así que a pesar de que sus dos hermanos mayores aún no habían recibido
un título, el Emperador hizo una excepción y lo inclinó como Cheng Wang. En ese momento, hubieron
muchas discusiones en el país. Se rumoreaba que el Emperador estaba interesado en convertirlo en
príncipe heredero. Inesperadamente, justo después de ese año, la emperatriz Wu declaró que sus
antepasados ​​nunca habían instalado a un príncipe como príncipe heredero antes de casarse, por lo que
rápidamente hizo una pareja para él, el segundo hijo del Marqués del Norte.
Tanto Jing Shao como el segundo príncipe nacieron de la Emperatriz Yuan. Eran herederos
absolutamente legítimos del trono. Pero la Emperatriz Wu quería que se casara con una esposa
masculina y arruinara su futuro, naturalmente él se negaría. Inmediatamente volteó la mesa y fue a ver
a su padre imperial, acusando a la Emperatriz Wu de tener motivos ocultos. Al día siguiente, durante la
corte matutina, el Emperador decretó que se casaría el octavo día del tercer mes lunar. Y no se le dio la
menor oportunidad de resistirse.
Desde entonces, Cheng Wang, que alguna vez fue un hijo obediente, se convirtió en un niño
arrogante, sin amor y abandonado.
En la oscuridad, sonrió y rió burlonamente. Este "hijo descartado" volvería al tablero de ajedrez con
su propia agenda. Esta vez es difícil decir quién ganaría y quién perdería.
Al día siguiente, aunque podían esperar hasta después de la asamblea de la mañana para presentar
sus respetos al Emperador y a la Emperatriz, todavía hay una serie de etiqueta que seguir, por lo que no
podían dormir por mucho más tiempo.
—Altezas, es hora de levantarse—. Llamó un sirviente a la puerta de la cámara interior.
—Espere afuera—. Mu Hanzhang, que estaba dormido, se despertó de inmediato y empujó
ligeramente a Jing Shao. —Su alteza, despierte.
—Hmmm—. Murmuró Jing Shao aturdido, abriendo los ojos momentos después para ver un rostro
familiar, el mismo rostro con el que se despertaba todos los días, mientras estaba en prisión. —¿Qué
pasó?
—Es hora de levantarse... A mí... Me gustaría bajar y usar mi túnica exterior primero...—. Mu
Hanzhang se humedeció los labios. Anoche, esta persona exigió enérgicamente aplicarle medicamentos
y luego insistió en dormir al aire libre, por lo que no había podido conseguir sus pantalones.
—...—. Jing Shao se tomó un momento para reaccionar, dándose cuenta de que esta no era una gran
prisión, era su cámara de bodas. —Oh, he estado desatento—. Respondiendo a su esposo recién casado,
que estaba sin ropa, Jing Shao inmediatamente se sentó y tomó una prenda que estaba en el perchero,
entregándosela.
Mu Hanzhang tomó la prenda, pero descubrió que esa persona todavía lo miraba fijamente, no tenía
otra opción que ponerse la ropa, mientras aún estaba debajo de la colcha.
No hubo elogios, como alguien que había estado en guerra durante todo el año, era difícil para él
expresar algo, Jing Shao solo podía tocarse torpemente la nariz.
—Felicitaciones al Príncipe y a Wang Fei, los sirvientes tenemos la bendición de saludaros—. Al frente
del grupo de sirvientes que estaba arrodillado a modo de saludo estaba un sirviente regordete, Duo Fu,
el mayordomo principal del Palacio de Cheng Wang, sonriendo hacia Mu Hanzhang a modo de saludo.
Mu Hanzhang recibió el saludo y le regaló una pequeña bolsa bordada. —Por favor, levántate, has
cuidado a Jing Shao desde su infancia, esta es mi consideración hacia ti.
Duo Fu se levantó con una sonrisa, permitiendo que el resto de los sirvientes le dieran sus saludos,
ahora tenía una clara comprensión del respaldo de este Wang Fei, que solo tenía dos sirvientes detrás
de él.
Mu Hanzhang no fue tan educado esta vez, recibió la ceremonia de saludo completa y luego
recompensó a cada sirviente con un jin de plata.
En su corazón, Jing Shao asintió con aprobación, Jun Qing era de hecho parte de la familia del
Marqués del Norte, incluso era hijo de una concubina; sin embargo, era capaz, a pesar de no ser muy
hablador.
Las dos sirvientas de Mu Hanzhang también fueron a saludar a Jing Shao. Lan Xuan estaba
estúpidamente estupefacta y sólo logró decir. —Esta sirvienta saluda a su alteza—. Antes de dar un paso
atrás. Lan Ting se mostró tímida, ofreciendo una "felicitación", con la cabeza inclinada y un cuerpo
ligeramente tembloroso.
Al mirar la apariencia soñadora de estas dos sirvientes, su corazón estaba insatisfecho en silencio.
Parecían inexpertas e incapaces de cuidar a alguien, esto sería bastante problemático.
Mu Hanzhang miró con indiferencia a sus dos sirvientas, al observarlo, Jing Shao no pudo vislumbrar
las emociones de esa persona. Antes del matrimonio, la Marquesa del Norte dijo que las sirvientas que
lo rodeaban eran viejas e inadecuadas, por lo que sólo se le permitió traer a estas dos pequeñas
sirvientas.
Jing Shao frunció su ceño, mirando lo que vestían las dos sirvientas, era muy probable que sólo
hubieran estado sirviendo al lado de Mu Hanzhang durante menos de un año. —Duo Fu, haz arreglos
para que algunos sirvientes capaces sirvan al lado de Wang Fei.
—Fue este sirviente el que fue negligente, lo arreglaré hoy—. Duo Fu se disculpó, pensando
interiormente, porque Wang Fei era un hombre, de hecho se le permitía tener sirvientes y guardias
imperiales a su lado, era sólo que la mayoría de los maridos pasaban por alto esos asuntos. Pero su
alteza al estar tan atento demostró que realmente se preocupaba y mantenía al príncipe consorte en su
corazón.
Mu Hanzhang escuchó este comentario y su expresión tranquila se relajó ligeramente, poniéndose de
pie. —Gracias, alteza—. Asignarle sirvientes y guardias imperiales significaba que su alteza le permitía
salir. Fue un regalo muy atento.
Jing Shao vio la sorpresa en sus ojos y sólo sintió dolor en su corazón. Se acercó y lo ayudó a
levantarse. —Esto es lo que debo hacer, no hay necesidad de agradecerme.
El día después de la boda, al saludar al Emperador, el Príncipe y Wang Fei deben usar trajes de corte.
Jing Shao ahora fue coronado oficialmente como Cheng Wang y, naturalmente, tendría un atuendo de
corte que era un grado más alto que antes. Según la tradición, los funcionarios superiores al rango tres
usarían el color púrpura, el Emperador usaría uno amarillo oscuro, el príncipe heredero usaría
albaricoque y los otros príncipes usarían un azul pálido. A Mu Hanzhang se le confirió el título de Wang
Fei, lo que significaba que era un funcionario del más alto rango... Aunque ese título generalmente se
otorgaba a las mujeres, no importa qué, él era un hombre, sería demasiado antiestético para que se
vista con un traje de corte femenino, por lo que también usó un traje de corte púrpura, el estilo similar
a las túnicas de Jing Shao.
Mu Hanzhang tenía 20 años este año y ya se había sometido a la ceremonia de mayoría de edad. Lan
Ting se ofreció rápidamente a ayudarlo a abrocharse su corona de zi jin* para completar el atuendo de
la corte. Aunque Jing Shao aún no había cumplido los 20, después de todo, era un príncipe, por lo que
se le permitió usar una corona de dragón de cinco garras. La corona zi jin era diferente de una corona
ordinaria, Lan Xuan, que nunca había tratado con una corona así, no pudo abrocharla. Aunque estaba
ansiosa, no estaba dispuesta a pedir ayuda, para que no dijeran que no tenía educación ni experiencia,
perdiendo así el rostro de su joven maestro.
Jing Shao miró a la niña y dio un paso adelante indicándole que le diera la corona. Abrió hábilmente la
hebilla del zi jin. —El día después de la boda, es apropiado ayudar a su esposo a ponerse la corona—. En
dinastías anteriores, existía una tradición en la que el esposo regalaba a su novia una túnica amarilla
para consolarla y aliviar sus preocupaciones sobre regresar a casa para visitar a su familia paterna. Hoy
en día, hacerlo era poco común. Jing Shao solo lo dijo para darse razones para ayudarlo.
—¿Su Alteza?—. Mu Hanzhang, que originalmente estaba sentado, ahora estaba de pie. —¿Cómo se
ve?—. Jing Shao no respondió, solo se lo abrochó con cuidado y luego alisó las dos cintas doradas
suavemente sobre su cabello.
Dos personas igualmente atractivas estaban juntas, una, elegante y refinada; y la otra, seria y severa,
Xi no pudo evitar elogiar: —Sus altezas juntos se ven perfectamente emparejados, como dos piezas de
jade.
Ella ya había visto la situación de esta mañana y se dio cuenta de que su alteza no solo no odiaba al
príncipe consorte, sino que parecía que le agradaba. Naturalmente, la inteligente Xi no perdería la
oportunidad de sentir cariño por su alteza.
—¿De Verdad?—. Jing Shao, habiendo escuchado lo que dijo, se aferró a la cintura de Mu Hanzhang y
lo empujó para que se parara frente a un espejo de cuerpo entero. La persona a su lado era delgada y
media cabeza más baja que él. Jing Shao estaba bastante contento. —Mn, realmente bien emparejados.
Mu Hanzhang miró la imagen en el espejo aturdido, descubrió que el corte en su labio inferior ya
estaba curado de siete a ocho partes. De un vistazo, uno no podría notarlo, a menos que uno mirara de
cerca, sólo podría ver que era de un color rosado. Sólo cuando escuchó las risitas de las sirvientes, Mu
Hanzhang mostró una reacción, notando que su alteza todavía estaba agarrado a su cintura,
rápidamente se movió. —Apúrate, no deberíamos llegar tarde—. Sin esperar a que respondiera, salió
directamente.
—Su alteza, Wang Fei es tímido—. Al darse cuenta de la rudeza de su joven maestro, Lan Ting
rápidamente le susurró una razón a Jing Shao.
—Hmmm, ¿por qué no podría ver eso?—. Jing Shao dijo inexpresivamente, mirando las orejas rojizas
de Jun Qing desde lejos, pensó por dentro que parecían flores floreciendo.
—Hermana Zhi Xi, ¿está enojado su alteza?—. Lan Xuan, que estaba asustada por el tono de voz frío
de su alteza, preguntó con ansiedad.
Zhi Xi tomó un pañuelo y se cubrió sus labios: —Su alteza está constantemente luchando en el campo
de batalla, es realmente prestigioso y digno. Tarde o temprano lo entenderás.
Al dirigirse al palacio, los dos tuvieron que sentarse en un sedán de ocho personas con cortinas rojas,
con todo el movimiento, el dolor en la espalda baja de Mu Hanzhang era realmente insoportable, y se
movió con inquietud.
—¿Te incomoda la cintura? Puedes sentarte encima de mí y te daré un masaje—. Naturalmente, Jing
Shao notó sus movimientos inquietos. Extendió su mano y lo tomó en sus brazos, poniendo su mano en
la cintura de la persona sin esperar el consentimiento del otro. El cuerpo en sus brazos se puso rígido
antes de relajarse lentamente, no pudo evitar enganchar los labios. —Más tarde, no importa si la
Emperatriz te alaba o recompensa, simplemente acéptalo.
Recordó ese año, la Emperatriz recompensó a Mu Hanzhang con cosas muy caras y preciosas,
haciéndole creer que Mu Hanzhang y la Emperatriz estaban en buenos términos. Naturalmente, Jing
Shao estaría aún más disgustado y molesto con él. Pensando en ello ahora, era realmente ingenuo en
ese momento, la recompensa de la Emperatriz no era irrazonable. No importa quién fuera, siempre que
la persona con la que se casara fuera un hombre, la Emperatriz estaría feliz.
Mu Hanzhang lo miró antes de asentir. "Entiendo*". También ha oído hablar de los asuntos reales.
Como hijo de la Emperatriz Yuan, era normal que no se llevara bien con la Emperatriz Wu. En este
momento, ¿esta persona lo estaba consolando? Pensando en ello, su corazón se conmovió un poco.
Aparte de esa mala noche, después de recuperar la sobriedad, esta persona fue genuinamente gentil y
amable.
—En privado, no te dirijas a ti mismo de esa manera. Escucharlo es muy extraño—. Jing Shao amasó
un lado, pensando, esta cintura estrecha no se parecía en nada a la de una mujer, que parecía que se
rompería con un pellizco, más bien, era más como la de un leopardo, delgada y poderosa.
La fuerza del masaje fue perfecta. Aunque se dio cuenta de que era inapropiado, era difícil de romper,
Mu Hanzhang se vio obligado a fingir ignorancia mientras hablaba con él. —Su alteza también debe
tener cuidado al hablar con su madre la Reina. Basta decir algunas palabras si está interesado en el
tema.
—Jun Qing, ¿estás preocupado por mí?—. Jing Shao escuchó esto y no pudo evitar enganchar los
labios, inclinando la cabeza para preguntarle.
Mu Hanzhang lo fulminó con la mirada. —Sólo te estoy aconsejando—. En el pasado, había escuchado
rumores de que Cheng Wang era extremadamente irritable y de mal genio, pero nunca había esperado
que fuera tan frívolo.
—Jaja...—. Jing Shao lo vio así y solo sintió que era lindo, no pudo evitar reír.
Los sirvientes fuera del sedán oyeron la risa y agarraron la manija con más fuerza. ¡Queridos cielos!
Todos en la capital saben que Cheng Wang se casó con una esposa masculina, ahora no podría heredar
el reino, y aún podría reírse alegremente así, ¿se volvió loco por la Emperatriz?
Mu Hanzhang lo vio aún riendo y giró la cabeza para ignorarlo, pero no importaba en qué dirección
se volviera, igual chocaría con el fuerte y cálido pecho de Jing Shao. Su rostro enrojeció de vergüenza,
¡parecía como si se estuviera arrojando a sus brazos! Así, comenzó a luchar para levantarse.
—Está bien, sé bueno. Ya no me reiré—. Jing Shao dijo, sin dejarlo ir, susurró. —No provoques un
escándalo o los sirvientes se enterarán.
—Tú...—. Como era de esperar, Mu Hanzhang realmente dejó de moverse, y sólo lo miró con enojo.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[El autor tiene algo que decir]
La Emperatriz Yuan fue la primera esposa del Emperador y, después de su muerte, se casó con otra
mujer, que es la actual emperatriz. En la dinastía Qing, los eunucos se refieren a sí mismos como
"esclavos". Ahhh ayer recibí muchos comentarios, muy feliz, seguiré trabajando duro ~
[Nota de la traductora]
Corona de zi jin*: Justamente es la corona que utiliza Mu Hanzhang en esta escena del manhua.
4: Entrando al Palacio Imperial

Esas hermosas pupilas negras que contenían tales emociones, comparadas con la apariencia sin espíritu
de antes, lo hacían parecer mucho más ingenioso. Jing Shao simplemente sonrió, mirando impotente.
Quería decirle que no fuera tan tímido, pero después de pensarlo, en su vida anterior, fue él quien se
había negado a escucharlo. Arrogante y presumido, pensando que todos estaban por debajo de él, al
final, sufrió un destino miserable. Después de todo, cuando una pared está a punto de derrumbarse,
todos le darían un empujón. Pero aún así no pudo evitar sonreír.
—Su Alteza, hemos llegado a la entrada—. El eunuco Chun Xi anunció cortésmente, poco después, el
sedán se detuvo y fue bajado. Normalmente, se les permitiría ingresar al palacio imperial interior en el
sedán, sólo que hoy estaban haciendo una visita formal al palacio de la Emperatriz.
Por lo que debían cambiar el sedán por un carruaje imperial en la puerta de entrada. Rodeados de
sirvientes del palacio en los cuatro lados del carruaje, los dos que estaban dentro ya no estaban
dispuestos a hablar mucho.
Después de la asamblea de la corte de la mañana, el Emperador Hong Zheng fue al palacio Luan Yi de
la Emperatriz. Junto con la Emperatriz Wu, los dos esperaban en el salón principal para encontrarse con
la novia y el novio recién casados. A los cuarenta años, el Emperador Hong Zheng estaba en su mejor
momento, era un Emperador calificado, tranquilo y sabio. Simplemente sentado allí, ejercía un aura
imponente.
Al mirar a su padre imperial, que ahora era unos 12 años más joven, Jing Shao ocultó sus puños
cerrados en las mangas de su túnica azul pálido, y luego fue abriendo sus manos lentamente para que
él, junto con Mu Hanzhang, pudieran ofrecer respetuosamente al Emperador y a la Emperatriz sus
saludos.
El Emperador Hong Zheng elogió a Jing Shao antes de impartir algunas palabras: —Ahora eres un
adulto, de ahora en adelante, piensa antes de hablar y actuar. No quiero oír hablar de un incidente
similar como el de la mesa de té de su Madre Emperatriz.
—Su hijo entiende, gracias Padre Imperial por su enseñanza—. Jing Shao respondió con indiferencia,
su expresión obviamente mostraba su falta de voluntad para cumplir con lo que le habían dicho.
—En esta feliz ocasión, no lo culpe más Emperador—. La Emperatriz era naturalmente muy
observadora, se rió rápidamente, ofreciéndole una manera de evitar la vergüenza. —Hoy podemos ver a
nuestro nuero.
La doncella del palacio que estaba de pie a un lado, rápidamente colocó un cojín frente al Emperador
y la Emperatriz. Mu Hanzhang dio un paso adelante, y se arrodilló para inclinarse ante el Emperador
Hong Zheng, luego levantó una taza de té sobre la coronilla de su cabeza para ofrecer el té: —Padre
Imperial, por favor, tome esta taza de té—. Todas sus acciones y manierismos estaban completamente,
al cien por cien, a la altura de cómo deberían comportarse los caballeros literarios.
El Emperador Hong Zheng recibió el té, lo bebió con un movimiento suave y se echó a reír: —No
esperaba que el segundo hijo de Mu Jin tuviera un carácter tan elegante—. Encantado, felizmente lo
recompensó con un par de hojas de jade grueso.
—Gracias, Padre Imperial—. Mu Hanzhang expresó su agradecimiento ni con demasiada humildad ni
con altivez. Girándose hacia un lado, repitió la muestra de cortesía y se arrodilló frente a la Emperatriz,
ofreciéndole té.
La Emperatriz sonrió y tomó el té tranquilamente, sin ninguna prisa por permitirle levantarse, y
después simplemente se giró para hablar con el Emperador: —Su majestad es muy perspicaz. Se dice
que incluso antes de que el segundo hijo de Mu Jin cumpliera los diecisiete años, ya era una figura muy
respetada entre los jóvenes nobles de la capital.
—¿Es eso así?—. Esta vez, el Emperador Hong Zheng parecía estar muy interesado, poder pasar el
examen imperial a los diecisiete años era bastante raro. Y anteriormente, sólo había visto como una
persona capaz de dar ese examen al hijo mayor del Marqués del Norte, pero nunca esperó que este
apareciera. Este hombre era hijo de una concubina, una joya escondida. Ante ello, no pudo evitar sentir
lástima, esta persona, si se le hubiera permitido tomar el examen imperial, ciertamente habría sido un
individuo talentoso. El Marqués del Norte tendría buenos medios en el gobierno. Era realmente una
lástima.
—Es simplemente la broma de algunos compañeros de juegos de la infancia. No es verdad—. Mu
Hanzhang había estado arrodillado durante mucho tiempo, su cuerpo se estaba volviendo cada vez más
incómodo, su tez comenzaba a palidecer; sin embargo, había continuado arrodillado. Fue sólo mediante
una oración interpuesta oportunamente, que pudo llamar la atención sobre el hecho de que todavía
estaba arrodillado.
—¡Oh! Niño, ¿por qué tu tez está así?—. Dijo la Emperatriz, echando un vistazo rápido a la reacción
de Jing Shao, quien parecía indiferente, sin siquiera molestarse en pedirle a alguien que ayudara a Mu
Hanzhang a levantarse. Así que, entrecerrando los ojos, se rió y luego le regaló a Mu Hanzhang una
hermosa caja llena de joyas invaluables.
Mu Hanzhang miró el generoso regalo, y recordó lo que Jing Shao le había dicho en el sedán, y por
ello lo aceptó sin dudarlo. Cuando se puso de pie, su visión se volvió negra por un segundo y se
balanceó levemente. Una doncella del Palacio se apresuró a dar un paso adelante y a sujetarlo del
brazo.
—Ya que no se encuentra bien, los dos pueden regresar a casa—. El Emperador Hong Zheng les
indicó con un gesto que se podían retirar.
Mu Hanzhang se negó a recibir más apoyo de la sirvienta del palacio. Jing Shao no estaba preocupado
por él y se fue sin decir una palabra. Solo el cielo sabía que, en este momento, realmente quería llevar a
Jun Qing a sus brazos. Sin embargo, todavía estaban en el Palacio Imperial, por lo que solo pudo
contenerse y fingir impaciencia.
Una vez fuera del Palacio Imperial, mientras bajaban del carruaje imperial, Mu Hanzhang miró hacia
adelante y observó a esa persona, que se alejaba a grandes zancadas, su figura, fría e insensible. Mu
Hanzhang sonrió y se rió de sí mismo burlonamente. ¿Qué esperaba? Efectivamente, ¿no fueron esos
breves momentos de ternura solo una ilusión?
En un esfuerzo por mantener el ritmo, aceleró su caminar. Ni siquiera dio dos pasos antes de que su
visión se volviera repentinamente negra, no esperaba que su cuerpo estuviera tan mal como para caer.
Pero sólo sintió que caía en un cálido abrazo: —Jun Qing, ¿qué pasa?—. Sólo cuando volvió a abrir sus
ojos, unos pocos segundos después, vio la preocupada expresión de Jing Shao.
Jing Shao lo vio desmayarse, y en un abrir y cerrar de ojos, atrajo a esa persona en un abrazo,
llevándolo rápidamente al sedán. —Chun Xi, ve al patio del médico imperial y pide al médico Jiang que
venga al Palacio. Levanta el sedán y corre de inmediato hacia allá.
—¡Sí!—. Los portadores del sedán respondieron al unísono, levantándolo rápidamente. Chun Xi corrió
apresuradamente hasta el patio del médico imperial.
—¿Jun Qing, Jun Qing? ¿Dónde te sientes mal, hm?—. Jing Shao lo acostó de espaldas en sus brazos,
contra su pecho, y tocó la frente de esa persona. —¿Por qué te dio fiebre?
Mu Hanzhang simplemente guardó silencio. Esta persona era fría y a la vez cálida, era muy difícil de
entender. Hoy, el Emperador lo miró con pesar y repetidamente lo hizo sentir inferior. Inicialmente ya
tenía dolor, su cuerpo se encontraba mal, y ahora se sentía tristeza en su corazón, por lo que era difícil
de soportar. Pero sólo se había sentido desanimado, mientras su conciencia comenzaba a desvanecer.
—Shao'er* parece estar descontento con el arreglo matrimonial que planeé para él—. Después de
que las dos personas se fueron, la Emperatriz se volvió hacia el Emperador y dijo, avergonzada.
—Todavía es joven, naturalmente no comprende tus problemas, pero el afecto de este niño es genuino
—. El Emperador Hong Zheng estaba muy satisfecho. Justo ahora, en el reflejo de Jing Shao, vio y
entendió claramente. Lo aceptara o no, le gustara o no, sus expresiones eran sinceras. Si perdió el
derecho a la sucesión y aún podía fingir esa apariencia agradecida, entonces era realmente demasiado
insondable.
De vuelta en el palacio del príncipe, Jing Shao sostuvo a esa persona en sus brazos y corrió al interior
de la casa. —Busca rápidamente una toalla fría.
Después de cubrir a Mu Hanzhang con una buena colcha, Zhi Xi le entregó a Jing Shao una toalla fría
para que se la pusiera en la frente de Mu Hanzhang.
—Jun Qing, ¿cómo te sientes ahora?—. Jing Shao lo miró angustiado. En su última vida, la salud de
Mu Hanzhang empeoró cada vez más. En última instancia, en los últimos años tuvo que tomar
medicamentos en cada comida. En esta vida, sin duda estaría más atento y lo mantendría fuerte y
saludable lo mejor que pudiera.
—Estoy bien, ¿no tienes que ir a visitar al Segundo Príncipe? No te demores—. Persuadió, luchando
por sentarse, al ver esto, Jing Shao lo mantuvo presionado.
—He enviado ya a alguien para que le diga a mi hermano, y él igual no me culparía—. Aunque sabía
que debía acudir al encuentro con su hermano, la cortesía era una cosa, era muy importante no ser
malinterpretado, pero Jing Shao sintió que la salud de Jun Qing era más importante, aunque realmente
debería ir a la casa de su hermano para explicarlo más tarde.
—Su alteza, el médico imperial ha llegado—. Zhi Xi entró para informar.
Si bien el Señor Jiang era un médico imperial en el patio del médico imperial, no era el médico de más
rango allí. Por lo que incluso si sus habilidades eran bastante buenas, nunca esperó que Cheng Wang lo
llamara para tratar a un paciente, así que tenía sentimientos encontrados al respecto.
—Esto...—. El médico Jiang tomó el pulso de Mu Hanzhang y miró su tez. Luego torpemente, se volvió
hacia Jing Shao.
Jing Shao le dijo a todos los sirvientes para que se retiraran. —El médico imperial puede decir lo que
está en su mente.
—Al observar el pulso de Wang Fei, su condición es presumiblemente causada por emociones y
pensamientos negativos reprimidos, que luego se volvieron dañinos para el cuerpo—. El médico Jiang
miró a Jing Shao. Este tipo de fiebre no era una enfermedad grave, pero dado que Cheng Wang lo había
llamado, sólo pudo continuar: —Este viejo médico hablará claramente, aunque Wang Fei es un hombre,
sobre las relaciones entre una pareja casada, en comparación con las mujeres, es más fácil para los
hombres sufrir lesiones. Su alteza debería tener más cuidado.
Diciéndolo sin rodeos, toda la cara de Mu Hanzhang se puso roja brillante. Y Jing Shao se tocó con
vergüenza la punta de su propia nariz. —Sí, fui apresurado e impulsivo.
—Su alteza, perdone la ofensa—. El médico Jiang estaba un poco aprensivo, incapaz de adivinar las
intenciones de Cheng Wang.
—Jaja, me gusta bastante la franqueza del médico Jiang—. Después de tomar la receta escrita por el
médico Jiang y de entregársela a Meng Xi para que la acate, Jing Shao sacó una cadena de cuentas de
coral de su manga.
—Su alteza, no puedo aceptarlo—. El médico Jiang se asustó de inmediato, y todo su cuerpo comenzó
a sudar frío. Siempre había evitado llamar la atención sobre sí mismo, ya que no quería verse
arrastrado a la disputa entre los herederos reales.
—Esto no es para ti—. Jing Shao vio que estaba indeciso y no pudo evitar decir: —Escuché que su hijo
sobresale en artes marciales. Este año aprobó los exámenes militares, es un regalo de felicitación para
él—. Se dice que las cuentas de coral rojo pueden ayudar a las personas a evitar el peligro de muerte;
de ​​hecho, era un buen artículo para los artistas marciales. Además, no era bueno que el médico Jiang
rechazara continuamente la buena voluntad de su alteza hacia su hijo, así se tranquilizó.
—Si ese es el caso, entonces este viejo médico agradece a Cheng Wang por la recompensa en nombre
de mi hijo. Algún otro día, lo enviaré para expresar su agradecimiento—. El médico Jiang lo escuchó y
aceptó las cuentas de coral rojo, luego empacó, y se despidió.
Jing Shao le ordenó a Duo Fu que saliera con el médico imperial, mientras se sentaba junto a la cama
para cambiar la toalla de la frente de Mu Hanzhang.
—Para estas cosas, simplemente has que los sirvientes las hagan. Su alteza debe descansar—. Mu
Hanzhang dijo a la ligera. Actualmente esta persona era gentil y dulce, tal vez fue porque se sentía
nuevo y divertido. Pero en realidad, esta persona no había sido sincera en cuanto a tratarlo bien.
¿Entonces era alguien sincero o no? En su corazón estaba sacando sus propias conclusiones, mirando
los detalles y los eventos que ocurrieron hoy en el palacio imperial, su corazón que acababa de
calentarse, inmediatamente se congeló en hielo.
—¿Jun Qing?—. Jing Shao vio que esta persona, que acababa de bajar la guardia esta mañana, una vez
más se estaba volviendo distante con él. Como era de esperar, fueron los eventos que sucedieron en el
palacio los que lo entristecieron. Siempre había sido impaciente y hablaba precipitadamente; sin
embargo, con el temperamento de Jun Qing, esta persona definitivamente reprimiría todo en su
corazón. Parece que, en el futuro, todavía hay muchas cosas de las que hablar. Jing Shao se rascó la
cabeza y suspiró. —Hoy en el palacio imperial, fuiste agraviado.
Mu Hanzhang abrió sus ojos y lo miró. ¿Esta persona realmente lo sabía?
—Era simplemente arrodillarse por unos momentos, no soy una mujer, no me sentiré agraviado solo
porque mi suegra quisiera mostrar su autoridad. Su alteza simplemente está siendo hipersensible—. La
voz era muy suave, absolutamente agradable para los oídos, pero para que esta persona dijera que no
tenía ni un poco de resentimiento, Jing Shao pensó que esta persona seguramente estaba enojada con
él.
—En la capital, la gente se burla de mí, diciendo que a pesar de que he conseguido grandes logros, no
puedo heredar el reino. Aunque soy un heredero legítimo del trono, no soy mejor que un príncipe
bastardo nacido de una doncella de palacio...—. Jing Shao pronunció estas palabras en un tono de
autocrítica, esto había sido algo que había reprimido en su corazón por más de una docena de años. Fue
sólo ahora que finalmente estaba diciendo las palabras desde el fondo de su corazón.
La mano de Mu Hanzhang que estaba oculta debajo de la colcha se apretó gradualmente en un puño,
y su corazón se volvió cada vez más frío. Efectivamente, anoche esta persona no había estado borracha
en absoluto, todo, había sido simplemente porque quería atormentarlo físicamente, nada más: —Yo,
ahora estoy consciente. No pediré nada más a su alteza, sólo le suplico que me recompense con los
papeles del divorcio una vez que haya obtenido el reconocimiento y el éxito.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Notas de la traductora]
Shao'er*: Es un término cariñoso que la Emperatriz usa para referirse a Jing Shao
5: Fiebre

¿Divorcio? Jing Shao estaba atónito, después de recuperarse de la conmoción inmediatamente se burló:
—Eres un hombre, y no afectarás tu reputación si te divorcias de mí. Sin embargo, como hombre
divorciado, no se te permitirá dar el examen imperial. E incluso si te dejo ir, en esta vida estás
destinado a perderte el examen imperial.
—¿Entonces qué quieres?—. Mu Hanzhang se sentó y lo miró con frialdad. Si esta persona quisiera
mantenerlo aquí para ser atormentado, definitivamente él no soportaría tal abuso.
—No puedo heredar el trono y tú no puedes participar en el examen imperial, por lo tanto, estamos
empatados—. Dijo Jing Shao con confianza con una voz ligeramente magnética.
—... ¿Ah?—. Mu Hanzhang quedó atónito durante mucho tiempo, en el hermoso rostro originalmente
frío de Jun Qing apareció una grieta, y su boca estaba entreabierta con una expresión bastante tonta.
Se sintió como si lo hubieran estrangulado y luego lo hubieran arrojado a un suave cojín...
Jing Shao vio su expresión estupefacta y pensó que era gracioso, y estaba a punto de estirar su mano
para pincharlo, pero una soñadora voz lo llamó desde afuera: —Su alteza, la medicina de Wang Fei está
lista.
Jing Shao frunció su ceño y permitió que Meng Xi trajera la medicina. Mu Hanzhang reprimió su
expresión y bajó su cabeza, sin decir nada. Meng Xi echó un rápido vistazo a su tez, sonrió y se acercó a
la cama.
—Su alteza, por favor permita que esta sirvienta le sirva la medicina a Wang Fei—. Meng Xi sostuvo la
medicina, y miró a Jing Shao, quien todavía estaba al lado de la cama avergonzado.
Jing Shao tomó el cuenco de la medicina y movió su mano para indicarle a Meng Xi que se retirara, y
luego giró su rostro hacia la puerta. —¡Duo Fu!
—Sí—. Duo Fu asomó su cabeza por la rendija de la puerta con una sonrisa.
—Vigila afuera de la puerta—. Jing Shao vio su apariencia y pensó que era algo divertido, Duo Fu ya
tenía esta edad, pero aún se comportaba como un niño.
—Sí—. Duo Fu, naturalmente, entendió lo que quería decir el príncipe. Así que se llevó al resto de las
doncellas para que hicieran otro trabajo y ordenó que los guardias se pararan en cada esquina de la
casa, mientras él mismo, se quedó vigilando frente a la puerta, asegurándose de que nadie pudiera oír a
las personas en el interior, y se apoyó en un pilar a disfrutar del sol con una sonrisa.
—No escuchaste todo lo que tenía que decir—. Jing Shao sostuvo la medicina en su palma y la
removió con una cuchara. —Estas son palabras dichas por extraños. Mis capacidades, las conozco bien,
e incluso si me casara con la Emperatriz del Occidente, igual no podría sentarme en esa posición.
—Su alteza, ¿por qué dice tal cosa?—. Mu Hanzhang frunció sus labios, al escuchar a Jing Shao hablar
en este tono tan abiertamente, su expresión no parecía ser falsa, ¿podría realmente haber dudado
erróneamente de esa persona?
Jing Shao le entregó el cuenco de la medicina: —Entré al campamento militar a los catorce años y he
estado en el campo de batalla durante tantos años. He pasado por muchas experiencias desafiantes y
me he vuelto muy versado en el arte de la guerra, pero no sé nada de cómo gobernar un país. Mírame,
ni siquiera puedo atraer a un médico imperial a mi lado. Con tanto esfuerzo, ¿cómo puedo competir por
el trono?
Mu Hanzhang tomó el cuenco de medicina que tenía frente a él. Entonces resulta que estaba
sobornando al médico imperial que tenía enfrente solo para "darle un ejemplo".
—Aunque yo mismo lo entiendo, ¿quién puede decir esto? Tome la reunión de hoy, por ejemplo, si le
hubiera ayudado, mientras estábamos en el palacio, el Padre Imperial habría pensado que, aunque
parecía inocente en la superficie, estoy lleno de planes. Hubiera causado aún más problemas más tarde
—. Jing Shao no pudo evitar suspirar mientras hablaba, pero si seguía actuando así, compitiendo por el
primer lugar en todo, su padre aún no podría tolerarlo a él hasta el final.
Mu Hanzhang sostuvo el cuenco de medicina de tono negro y lo bebió de un trago, solo para sentirse
amargo desde la raíz de su lengua hasta su corazón. Entonces resultaba que incluso los príncipes, el
Emperador y sus nietos imperiales tuvieron sus propias dificultades.
Tan pronto como terminó de dejar el cuenco de medicina, una fruta confitada ingresó a su boca. Mu
Hanzhang levantó su cabeza para mirar hacia arriba, y se encontró con la mirada de aquel hombre que
sonreía, mientras Jun Qing se limpiaba los restos de medicina en las comisuras sus labios. Jing Shao
nació siendo guapo y extraordinario, era sólo que normalmente no le gustaba sonreír, pero ahora
viéndolo así, era especialmente hermoso.
Había escuchado que Cheng Wang estaba irritable, se enojaba fácilmente y no sonreía, pero desde
anoche, esta persona le había sonreído muchas veces. Mu Hanzhang dio un ligero suspiro, tal vez
debería confiar en él... Después de todo, era genuino y no tenía nada con qué conspirar.
—No es imposible para el príncipe el ganarse al médico imperial Jiang—. Le dijo Mu Hanzhang,
después de comerse la fruta confitada.
—¿Oh?—. Jing Shao lo miró con interés.
Mu Hanzhang se sintió cansado, por lo que se apoyó sobre la gran almohada de la cama: —
Simplemente haga que el hijo del médico Jiang se aliste en una de las tropas bajo el mando de su alteza
y luego planifique que cometa un error grande o pequeño. Sin duda, el anciano vendrá a suplicarle a su
alteza.
—Jun Qing...—. Jing Shao lo miró sorprendido. No estaba muy familiarizado con las conexiones de
aquellos en el patio del médico imperial, llamar a Jiang Huan sólo había sido, porque era bien conocido
por ser resbaladizo y reservado. Si hoy, le dio tal ventaja, de ahora en adelante recordaría cuidar a Jun
Qing. Si tuviera tal habilidad, podría atraer a cualquiera a su lado. Esta sin duda era una alegría
inesperada.
Jing Shao se arrojó sobre Jun Qing para darle un abrazo: —Realmente eres un asesor militar. ¡Así,
puedo ganar seguidores sin tener que gastar mucho esfuerzo!—. Mu Hanzhang realizó un plan para él y
le permitió explicarse, eso significaba que ya lo había aceptado.
—¡Ejem, Wang Ye!—. Cuando una persona pesada cayó encima de él de la nada, Mu Hanzhang no
pudo respirar correctamente durante algún tiempo.
—Jaja, no debes sentarte, acuéstate rápidamente para que puedas bajar la fiebre—. Dijo Jing Shao
felizmente, moviéndose inmediatamente para volver a meterlo en la colcha y envolverlo, antes de
sentarse a su lado, y poner a Jun Qing entre sus brazos.
Mu Hanzhang se quedó estupefacto por solo un momento, pero cuando logró reaccionar, ya estaba
envuelto como un capullo de gusano de seda, y solamente había un pulpo extra que lo rodeaba. No
sabía si reír o llorar. Este tipo realmente tenía un mal genio.
Con su rostro presionado contra el pecho de Jing Shao, Mu Hanzhang solo pudo ajustar su posición
sin poder hacer nada, poniendo un poco de distancia entre ellos.
—Jun Qing, en el futuro si pasa algo, te lo diré... Si tienes alguna opinión o idea también debes
decírmelo, de esta manera podemos evitar tener peleas—. Jing Shao levantó su mano y quitó la diadema
de la persona que estaba entre sus brazos, acariciando suavemente la parte superior de su cabeza.
—Sí—. Mu Hanzhang le respondió vagamente, mientras se cubría con calidez y su espíritu se iba
relajando hasta hacerlo sentir adormilado.
—Jun Qing, durante la noche de bodas, estaba realmente molesto y bebí demasiado. Pensé que, dado
que nadie creía en mí, entonces debería dejar que todos crean que no soy bueno—. Jing Shao entrecerró
sus ojos, de hecho, esto es lo que pensó cuando se despertó. Pero después de meditarlo y saber lo que
pasará en el futuro... Ganar esa posición no se le era imposible. —Pero cuando me desperté y te vi,
cambié de opinión.
Mu Hanzhang no le respondió, pero agudizó sus oídos para escucharlo con atención.
Jing Shao vio que la persona en sus abrazo no emitía ningún sonido y, pensando que estaba dormido,
tocó suavemente el cabello ajeno. —Creo que es mejor tener una buena vida contigo. Si la gente cree en
mí o no, no es importante. En el futuro, te protegeré y no dejaré que sufras ni un poco de mal...—. Hacia
la persona entre sus brazos, todavía no estaba seguro de cómo se sentía. Solo sabía que esta persona
era la única que estaba dispuesta a acompañarlo en todo, incluso en la muerte. Renacido en esta vida,
albergaba sospechas hacia todos en cada paso, y sólo por su parte habían intenciones asesinas... Solo
él, esta persona su única salvación. ¡Por lo que sólo lo abrazará con fuerza y ​​nunca lo soltará!
El susurro que se dijo fue aparentemente suave, como si Jing Shao se lo estuviera diciendo a sí
mismo. Sin saberlo, apretó su abrazo hacia la persona en el medio de su pecho e hizo una suave sonrisa.
Cuando Mu Hanzhang sudó y su fiebre desapareció, ya era más del mediodía. Jing Shao había enviado
a Dou Fu para entregar personalmente un mensaje a la mansión del segundo príncipe, diciéndole a su
hermano mayor que él tenía la culpa por no visitarlo y que en su lugar podría visitarlo más tarde esa
noche. Aunque la familia imperial era numerosa, esta circunstancia era especial, ya que eran recién
casados, y no necesitaban ser corteses con tanta gente. De todos modos, la relación personal con su
hermano no siempre había sido muy buena. Bien podría hacer una visita de cortesía a la familia de su
hermano mayor más tarde. Ahora que ya era la tarde, no era apropiado ir a esta hora. En su lugar,
simplemente se cambió de ropa y almorzó con su esposo hasta que su corazón se contentó.
¿Quién hubiera adivinado que justo cuando se estaban llevando la comida, Dou Fu vino a anunciar
que habían llegado el segundo príncipe y su Wang Fei? Jing Shao escuchó esto e inmediatamente, dejó
su taza de té y salió corriendo.
—¡Wang Ye!—. Mu Hanzhang tiró de él hacia atrás. —Cámbiate de ropa antes de salir.
—¡Oh!—. Jing Shao se golpeó la frente. Olvidó que su cuñada también estaría allí, si apareciera con
este traje, sería inapropiado. Así que, rápidamente se cambió de ropa. No pensó que se encontraría con
su hermano tan pronto después de despertar. Habían tantas cosas que quería decirle, y esta vez no
podía estar tan confundido.
—Su alteza, no iré—. Mu Hanzhang retiró la mano que sostenía Jing Shao.
—¿Qué pasa?—. Como era una visita formal, incluso si la persona era su hermano mayor, todavía tenía
que seguir la tradición de ir a saludarlo y servir el té. Además, también deberían de preparar un regalo
para la primera reunión. Por lo que Jing Shao se detuvo en seco para mirarlo.
Mu Hanzhang se humedeció los labios. —Su alteza no fue a la mansión del segundo príncipe, porque
estaba enfermo. Y aunque es tu hermano, es mejor evitar un malentendido debido a este incidente
menor.
—¿Eh?—. Jing Shao se quedó estupefacto durante mucho tiempo. Le tomó un momento darse cuenta
de que Jun Qing tenía miedo de que su hermano mayor viera que él estaba sano, y pensar que Jing Shao
no había ido a visitarlo, porque no quería, lastimando así a la relación de los hermanos. Ante ello, Jing
Shao no pudo evitar sonreír sintiéndose impotente. Luego, lo sostuvo por la cintura a Mu Hanzhang y lo
acercó mientras le sonreía. —En el futuro, si Jun Qing tiene algo que decir, entonces sé directo. Mi
cerebro no es muy bueno.
Mu Hanzhang lo miró rápidamente y le respondió en voz baja. —En el futuro lo recordaré. Su alteza
debería irse rápido—. Él sabía que la relación entre Jing Shao y su hermano de misma madre tenían un
afecto inusual. Pero si hubiera dicho esas palabras directamente, habría sospechas de que él estaba
tratando de sembrar la discordia entre ellos. Y ya que él era un desconocido que acababa de llegar a
esa familia, sería mejor hablar cuidadosamente.
—Jun Qing, ¿recuerdas hablar francamente conmigo o estás notando que mi cerebro no funciona
bien?—. Al ver que respondió tan rápido, Jing Shao no pudo evitar burlarse de él.
—Lo recordaré—. La expresión de Mu Hanzhang no cambió, y seguía siendo tan indiferente como
antes.
Jing Shao, al ver esa expresión de calma incluso en una situación peligrosa, pensó que era muy guapo.
Después de mirar a su alrededor y ver que nadie le prestaba atención, le robó un beso en la mejilla y
salió rápidamente por la puerta.
Mu Hanzhang observó la figura de Jing Shao que se alejaba y limpió lentamente donde lo habían
besado en la mejilla. La comisura de sus labios no pudo evitar curvarse hacia arriba.
Debido a que la visita del segundo príncipe fue tan repentina, Jing Shao no tuvo tiempo de ir a darle
la bienvenida. Pero Duo Fu convenientemente dirigió al grupo de personas al Pabellón Ting Feng para
tomar el té. El Pabellón Ting Feng era el lugar donde Jing Shao normalmente se entretenía, leía o
jugaba, y se consideraba una parte del patio interior y sólo se usaba para recibir invitados cercanos. La
estructura del Palacio de Cheng Wang era una en la que el patio delantero del Palacio era el patio
exterior, pasando allí, se ubicaba un jardín de flores, donde se encontraba el Pabellón Ting Feng. Y en la
parte trasera del Pabellón, se encontraba la división del Lado Este y el Lado Oeste. Jing Shao vivía en
Lado Este, mientras que las mujeres residían en el Lado Oeste.
El salón de té estaba elegantemente decorado. Las exquisitas mesas y sillas, estaban elaboradas al
estilo de Jiangnan. En los cuatro lados, excluyendo los pilares, las paredes fueron talladas
decorativamente. En el invierno, cuando se apiñaban en un pequeño círculo, estas producían bastante
calor. En el verano, se podrían quitar convenientemente de las paredes para permitir la entrada de la
ventilación. En los estantes habían flores y plantas de temporada. Algunas tenían enredaderas delgadas
que se envolvían alrededor de los pilares. En ese momento, los suaves brotes verdes ya estaban
floreciendo con toques de amarillo, llenando de vida el lugar.
En el salón de té, el hombre que estaba sentado en el asiento principal estaba vestido con un traje
amarillo oscuro, reservado para los príncipes. Su figura era esbelta, tenía una apariencia elegante y
hermosa. Con solo sentarse allí, tenía un aire poderoso, pero no opresivo, sino digno. Usando los cinco
sentidos, él y Jing Shao eran aproximadamente un setenta por ciento similares, sólo que esta persona
estaba tres décimas menos preparado para la guerra y era un poco más tranquilo. Este hombre era el
hermano mayor de Jing Shao de la misma madre, el hijo mayor de la Emperatriz Yuan, Jing Chen.
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6: Las concubinas que residen en el patio interior

—¡Hermano mayor!—. Cuanto más se acercaba a la sala del té, más emocionado se ponía su humor y no
podía evitar acelerar sus pasos, mientras llamaba antes de siquiera ingresar al salón.
Jing Chen dejó su taza de té en su mano, luego frunció su ceño levemente y vio a Jing Shao entrar
apresuradamente, y no pudo evitar regañarlo: —¡Ya eres una persona casada y todavía estás tan
impaciente, no deberías ser así!
Jing Shao se detuvo por reflejo, luego sacudió su cabeza y sonrió amargamente. Desde pequeño
estaba acostumbrado a que su hermano lo reprendiera, y una vez que lo escuchó comenzar a regañar, lo
único que quería hacer era correr. Pero ahora que escuchó la frase "no deberías ser así", hubo una
incomparable sensación de familiaridad, y solo esperaba que su hermano lo regañara durante mucho
tiempo. Entró rápidamente, y al ver a su hermano fruncir el ceño mirándolo, no pudo evitar sonreír y
acercarse a presentar sus respetos a su hermano mayor y cuñada.
—Hermano menor—. Su cuñada, Xiao Wang Fei que estaba sentada a su lado, se levantó y le devolvió
el saludo. Y al ver que Jing Chen todavía tenía una fría expresión y no hablaba, sonrió y dijo: —
Originalmente no deberíamos estar aquí. Sin embargo, al escuchar que el hermano menor no se
encontraba bien y de que no nos habíamos visto al mediodía, tu hermano no se sintió cómodo, así que
me trajo aquí con él—. En los hogares de la gente común, al casarse, visitan a sus padres y hermanos
mayores por la mañana, y llegan a reconocer a sus nuevos parientes después del mediodía, así que
aunque venir esta vez fue algo inesperado, no carecía de sentido.
Jing Shao naturalmente entendió la razón detrás de esto. Al haber escuchado a su cuñada, levantó su
cabeza y miró a su hermano, quien todavía estaba frunciendo su ceño y de repente sintió calor en su
corazón. En su vida anterior, estaba realmente ciego, él pensaba que cuando su hermano le fruncía el
ceño, él lo veía desagradable ante sus ojos, pero no prestó atención a lo mucho que este hombre hizo
por él.
—Hermano mayor...—. Jing Shao caminó lentamente frente a su hermano mayor y abrió su boca, pero
solo esas palabras salieron de sus labios.
Jing Chen estaba atónito y lo miró sorprendido. Dado a que su Padre Imperial ordenó que se casara
con el segundo hijo del Marqués del Norte, este hermano menor a quien había amado y protegido desde
que era un niño no lo volvería a llamar "hermano mayor". Y cuando se encontraban, Jing Shao solo
gritaba "Segundo Príncipe Imperial", haciendo que le doliera el corazón. Hoy, no esperaba que lo
visitara, pero inesperadamente los mayordomos del Palacio de Cheng Wang vinieron personalmente y
se disculparon, lo que le permitió generar alguna esperanza en su corazón. Después de esperar hasta
que pasó el mediodía y ver que todavía no había venido, no pudo quedarse quieto y corrió hacia allí. Y
no esperaba que hubiera una sorpresa tan agradable.
Al ver que los dos hermanos parecían tener algo que decir, Wang Fei Xiao sonrió, mientras se
levantaba y decía: —Iré a ver a tu Wang Fei.
—Cuñada... Jun Qing no se ha levantado todavía, tú y el hermano mayor puedes esperar aquí por un
momento, yo lo llamaré—. Jing Shao detuvo apresuradamente a Madam Xiao.
—¡Oh, mírame, entonces estoy confundida!—. La Wang Fei Xiao quedó en blanco por un segundo,
luego, molesta, retorció su pañuelo en sus manos, estaba tan enojada que su rostro se tornó carmesí. Su
Wang Fei es un hombre. Y aunque ella es su cuñada, él sigue siendo un hombre y ella no podía ir a
visitarlo junto a su cama.
Pero su esposo sí podría ir al dormitorio para visitarlo.
Jing Chen miró pensativamente a su esposa, se levantó y le dijo a Jing Shao. —El Wang Fei del
hermano menor está enfermo, no lo hagas sufrir. Iré contigo a verlo.
Duo Fu, que estaba a un lado, escuchó esto y silenciosamente llamó a la pequeña sirvienta para que
corriera rápido e informara a Wang Fei.
Cuando Jing Shao llevó a su hermano al dormitorio en el Lado Este, vio a Mu Hanzhang con una
prenda exterior, apoyado en un suave diván en la habitación exterior, cubierto con una fina manta. La
túnica exterior era holgada y tenía una textura suave. A primera vista, se notaba que era algo para
llevar en casa. Aunque no era muy formal, la forma en que se ataba la ropa era muy pulcra y adecuada,
y al ver que la persona en cuestión estaba enferma, tampoco se consideraba su falta de modales.
Al observar esta situación, Jing Shao asintió en secreto y detuvo el movimiento de Mu Hanzhang de
levantarse para saludar. —¿Cómo es que en el segundo día de recién casado ya estás enfermo?—. Jing
Chen miró a su hermano menor; hoy, cuando se enteró de que el esposo de Cheng Wang estaba
enfermo, su primera reacción fue preguntarse qué debe haber sucedido cuando visitó el Palacio
Imperial por la mañana.
—Esto...—. Jing Shao tosió levemente, se frotó la nariz, sin importar cuán gruesa fuera su piel, bajo la
mirada de su hermano todavía se sonrojaba un poco.
Mu Hanzhang miró al avergonzado Jing Shao, y curvó levemente la boca y dijo: —El hermano mayor
Príncipe no tiene de qué preocuparse, simplemente me resfríé un poco y tuve un poco de fiebre,
después de beber la medicina, mi fiebre ha bajado.
—Bueno, sí... La familia del Marqués del Norte es demasiado tacaña, no ves que el vestido de novia
fue muy delgado—. Jing Shao lo siguió apresuradamente, pero no sabía que las palabras que quería
utilizar para ayudar en la situación solo la volvieron más oscura, y Mu Hanzhang no pudo evitar poner
los ojos en blanco.
Jing Chen miró a su hermano, suspiró y dijo: —Sígueme a la sala de estudio, tengo algo que decirte.
Jing Shao bajó su cabeza abatido y fue arrastrado, pero antes de que estuviera completamente fuera
de la puerta, se dio la vuelta e hizo una expresión de lástima hacia Mu Hanzhang.
—Jaja...—. Mu Hanzhang estaba divirtiéndose con su apariencia. No podía imaginar que una persona
que generalmente era tan fría, se convertiría en un niño pequeño frente a su propio hermano, y no pudo
evitar reírse. El elegante joven como un lirio de magnolia de repente reveló una sonrisa vibrante,
creando un rostro brillante que podría conmover a alguien de manera indescriptible.
Al verlo sonreír, Jing Shao sonrió tan hermosamente, por lo que siguió con satisfacción a su hermano
a la sala de estudio para ser amonestado.
—Esta concubina le desea buena salud a la cuñada—. Wang Fei Xiao miró a Song Lingxin, y no pudo
evitar fruncir el ceño. Esta persona era la esposa secundaria de Jing Shao. Ella ya había cruzado el
umbral hace dos años. Por derecho, se le permitió llamarla cuñada, pero ahora Wang Fei ya había
cruzado el umbral; sin embargo, esta Madam Song todavía aparecía en el salón de té como si fuera la
esposa principal, con un vestido bordado de color rosa agua, con una horquilla de fénix dorado con
cuentas, ¡era tan descarada!
—¿Por qué estás aquí?—. Wang Fei Xiao todavía estaba nerviosa por la mirada que le había dado el
Segundo Príncipe. Y ahora el ver a Song Lingxin así era aún más molesto, y sin mucha cortesía,
simplemente le preguntó eso directamente.
—Wang Ye y su alteza, el segundo príncipe tienen algo de qué hablar, y esta concubina está pensando
que su cuñada debe estar muy aburrida como para beber té sola, así que preparé un poco en el
pequeño pabellón de recepción, especialmente para invitarla a ir y degustar—. Song Lingxin dijo esto
inteligentemente, usando deliberadamente palabras ambiguas para implicar que Jing Shao le había
dado instrucciones para hacer esto.
Madam Xiao pensó en ello por un momento. Este Wang Fei era un hombre y no podía entretenerla,
tener una Esposa Secundaria que la acompañara a tomar el té tampoco era inapropiado; además, esos
dos hermanos se habían ido por tanto tiempo y todavía no habían regresado, definitivamente tenían un
gran evento político importante que discutir. Así que ella se levantó y siguió a Madam Song hasta el
área este.
—Joven amo, esta sirvienta escuchó que la esposa del Segundo Príncipe fue con la Esposa Secundaria
al pequeño pabellón de recepción para tomar el té—. Lan Ting repuso el té de Mu Hanzhang y le
susurró.
—¿Oh?—. Mu Hanzhang, quien estaba reclinado en el diván, levantó la vista de su libro y con algo de
alegría miró a la nerviosa joven. —¿De dónde escuchaste esto?—. Lan Ting era bastante inteligente y
joven, el tiempo que lo siguió también fue corto, por lo que no pudo evitar ser un poco tímida. Hoy, ella
realmente tomó la iniciativa de intentar averiguar algunas novedades, por lo que naturalmente tuvo que
animarse un poco.
—Cuando fui al salón de té para reponer el agua, escuché a la hermana Meng Xi decirlo—. Lan Ting
se mordió su labio inferior y su rostro estaba un poco enojado, el tono de Meng Xi estaba claramente
elogiando a la Esposa Secundaria, y estaba avergonzada por la respuesta del joven amo ante ello.
Mu Hanzhang asintió con la cabeza: —Buen trabajo—. Luego, inmediatamente volvió a mirar el libro.
—Joven Amo—. Lan Ting estaba muy insatisfecha con la actitud indiferente de su joven maestro. —Ni
siquiera sabes lo que dijo Meng Xi.
Mu Hanzhang la miró a regañadientes, y su tono fue sereno: —Ella debe haber dicho que "Ella fue
aplastada por Wang Fei al día siguiente de casarse, por lo que en el futuro ella no sabe a quién debería
escuchar". ¿Verdad?
Lan Ting se sorprendió y sus ojos estaban muy abiertos: —Joven maestro, ¿cómo lo sabe?
Mu Hanzhang se rió entre dientes y sacudió su cabeza. Esta chica tonta había escrito todo en su
rostro, incluso si él no quería saber, sería difícil no descubrirlo.
—Reportando a Wang Fei, Wang Ye me pidió que le dijera que él cenará con su Alteza el Segundo
Príncipe, para que no tenga que esperarlo—. Zhi Xi entró y entregó el mensaje, y dejó que la persona
que llevaba la caja de comida lo dejara.
—Ya veo—. Mu Hanzhang dejó el libro en su mano y se sentó en la mesa. Al mediodía, cuando tenía
fiebre, no tenía apetito. Y ahora realmente tenía hambre.
Zhi Xi personalmente se paró al costado de la mesa y preparó los platos. Mu Hanzhang tomó el
cuenco de arroz y miró la mesa llena de exquisitos platillos. Era mucho más lujosa la comida aquí que
en la residencia del Marqués del Norte, y cuando se casaba con un miembro de la familia de Wang Ye,
no era necesario presentar sus respetos a su suegra todos los días. Si una mujer se casara en la casa de
Cheng Wang, será muy feliz, ¿no?
Pensando en la tierna sonrisa de Jing Shao, Mu Hanzhang no pudo evitar suspirar. Si era un hijo
nacido de una concubina de la familia del Marqués del Norte, definitivamente él no estaba calificado
para casarse con Cheng Wang, aún se preguntaba si era afortunado o no.
—Zhi Xi, ¿hay un mapa de este Palacio?—. Preguntó Mu HanZhang casualmente, mientras sostenía el
té después de su cena.
—Respondiendo a Wang Fei, hay un mapa en la pequeña sala de estudio, esta sirviente irá a buscarlo
—. Zhi Xi le respondió respetuosamente. La pequeña sala de estudio está en el Lado Este, no lejos del
dormitorio, por lo que pronto regresó con el mapa.
Mu Hanzhang con respecto a que Zhi Xi realmente pudiera entrar al estudio para conseguir algo para
él, se sorprendió inevitablemente. ¿Jing Shao realmente le dejaría mirar las cosas en el estudio como
quisiera? No creía que esta chica se atreviera a dárselo sin el permiso de Jing Shao. Pero luego pensó
que tal vez estaba pensando demasiado, el pequeño estudio realmente podría no tener ningún secreto
importante.
Abrió lentamente el pergamino que tenía en su mano. El estilo de la pintura era obviamente el de un
diseño minuciosamente planificado, la vista general del Palacio de Cheng Wang era claro con un vistazo.
El Palacio se divide en dos patios delanteros y traseros, que están separados por los jardines de flores y
el pabellón Ting Feng. El Pabellón Ting Feng incluía un salón de té, una sala de estudio, una sala de
entrenamiento, una sala de agua y otros lugares similares. El patio trasero está dividido en patios este y
oeste, y el Lado Este es la residencia de Jing Shao, el Lado Oeste era para las mujeres. Debido a que Mu
Hanzhang no se considera parte de las mujeres, no podía vivir en el Lado Oeste, por lo que solo vivía en
el Lado Este junto con Jing Shao.
Miró a través de toda la pintura y finalmente su mirada se posó en el "Pabellón de las Flores de
Shinohara". Este debería ser lo que llamaron el pequeño pabellón de recepción, que se encuentra en el
centro del Lado Este. Mu Hanzhang cerró el pergamino. Él es un hombre, hacer que la Esposa
Secundaria reciba a su hermano mayor y a su cuñada era lo que debería pasar, pero si esto es lo que
Jing Shao le dijo a Madam Song que hiciera o lo que ella hizo por su propia cuenta, el significado de eso
lo volvía muy diferente...
—Reportando a Wang Fei, las dos concubinas del Lado Este han venido a saludar a Wang Fei y tomar
el té—. Meng Xi entró por la puerta, sonrió alegremente y dijo, observando en secreto la reacción de
Mu Hanzhang.
—¿Eh?—. Mu Hanzhang al escuchar lo que dijo no pudo evitar fruncir su ceño ligeramente. Cheng
Wang tenía una esposa secundaria y dos concubinas, esto lo sabía incluso antes de su matrimonio. Hoy
las dos concubinas habían venido a saludarlo y a servirle el té, pero ¿cómo es que la Esposa Secundaria
no vino? ¿Estaba tratando de demostrarle algo, o es una prueba de la actitud del príncipe?
Las comisuras de sus labios evocaron una mueca, los pequeños trucos de las mujeres eran realmente
tan aburridos. Se levantó y se cambió de ropa, dejando que las dos concubinas esperaran en la sala de
recepción, sin apresurarse y sin ser demasiado lento, se puso una larga prenda azul zafiro, y ni siquiera
llevaba una corona en la cabeza, por lo que dejó que Lan Ting usara una cinta para el cabello del mismo
color y la atara el cabello como ella deseara. Finalmente llamó a las dos concubinas a entrar en la
habitación.
Zhi Xi, al ver la situación en cuestión, tampoco pudo evitar fruncir el ceño. En su corazón pensó,
¿podría ser que la Esposa Secundaria hubiera ido con el príncipe a saludar a los invitados? Pero en su
rostro tenía una sonrisa al presentarles a Mu Hanzhang. Vestida con un vestido amarillo fénix, con un
semblante gentil y encantador estaba la concubina de cuarto rango, y con el vestido color jade, delicada
y enérgica era la concubina de quinto rango.
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[El autor tiene algo que decir]
Las formas de dirección de las esposas y concubinas de un príncipe:
Rango más alto [Esposa principal] Wang Fei
Segundo rango [Esposa secundaria] Fu Ren
Tercer rango ["Qie Fei" / Concubina oficial]
Cuarto Rango ["Wang Ji" / Animadora - Concubina]
Quinto rango ["Shi Qie" = Sirviente / Asistente de cama - Concubina]
Sexto rango ["Bei Qie" = Concubina inferior]
PD: Las mujeres de la retaguardia son carne de cañón. Nuestro Jing Shao está decidido y no tendrá
una aventura, lo prometo ~
7: Visita a los padres

—Yanji rinde homenaje a Wang Fei. Wang Fei, beba un poco de té—. Wang Ji Liu se inclinó, llena de
respeto, y le hizo una reverencia a Mu Hanzhang, luego le ofreció con ambas manos la pequeña taza
que una sirvienta le pasó. Su encantador rostro estaba agachado, mientras sus ojos no tenían mucha
expresión.
Mu Hanzhang tomó un sorbo de té y la recompensó con un collar de perlas del Mar de China
Meridional; y cuando ella lo tomó, se levantó.
—Esta sirvienta se inclina ante Wang Fei; felicitando a Wang Fei por su nuevo matrimonio y
deseándole una gran felicidad—. Su ligero y alegre tono era muy agradable de escuchar, pero ella
definitivamente estaba tratando de ganarse su favor. La concubina Li era una "Shi Qie", es decir, una
concubina de quinto rango y no podía ser llamada sirvienta. Sin embargo, ella nació originalmente de
una sirvienta, por lo que las palabras "esta sirvienta" fluyeron suavemente de su boca.
—Levántate—. Mu Hanzhang dejó la taza de té y recompensó a la concubina Li con un par de
horquillas doradas. Los accesorios femeninos originalmente no estaban incluidos en su dote
matrimonial. Y la gente de la Residencia del Marqués del Norte tampoco se los compraría. Pero todo
esto le fue dado en secreto por su madre una noche antes de casarse; temiendo que las concubinas lo
menospreciaran.
Meng Xi vio que cuando Wang Fei daba recompensas, era bastante despreocupado, por lo que su
sentimiento original de "esperar para ver qué pasa" fue refrenado. En su corazón, pensó en cómo otras
personas decían que acoger a un hijo bastardo valía más que a la hija de una esposa oficial. Cuando la
hija de una esposa oficial se casaba, ella sólo obtendría su parte de la plata de su dote matrimonial,
pero después de que se casaran los bastardos, ellos aún podían reclamar su parte de la propiedad
familiar.
Mu Hanzhang miró hacia abajo y dijo lentamente: —Soy un hombre. De ahora en adelante, cuando
haga o diga algo, deben respetar la etiqueta adecuada. Para las visitas matutinas y nocturnas, sólo
tienen que venir y saludar de manera informal, para otras veces no es necesario que se queden a
esperarme—. Su voz clara y suave era extremadamente agradable de escuchar y llevaba una autoridad
que uno no sería capaz de desafiar.
Las dos se levantaron apresuradamente y la concubina Li también apartó su divertida expresión.
—Si no hay nada más, pueden volver—. Mu Hanzhang dijo con indiferencia.
La concubina Liu Yanji miró a la concubina Li y la concubina Li puso los ojos en blanco y, sonriendo,
dijo: —Agradezco a Wang Fei, es sólo que Fu Ren todavía no ha venido, así que estas sirvientas
esperarán fuera de la puerta para regresar juntas al Lado Oeste—. El buen espectáculo aún no había
terminado, y no se podían seguir así.
A través de los ojos bajos de Mu Hanzhang brilló una fría luz, era un poco impaciente hacia los
pequeños trucos de las mujeres. Y cuando estaba a punto de hacer que fueran a esperar en la sala de
recepción, escuchó la risa de una mujer que venía de afuera de la puerta: —Madam Song nunca había
visto a Wang Ye así...
La voz se estaba acercando cada vez más, y pronto vieron a Jing Shao entrando a grandes zancadas.
En su rostro había una leve expresión sonriente, pero cuando vio claramente a la gente en la
habitación, su rostro inmediatamente se enfrió.
Era perdonable tener que caminar con ella después de encontrarla en su camino, pero en realidad
ella lo estaba usando como una tapadera por llegar tarde a presentar sus respetos a Wang Fei. Las
concubinas ya estaban aquí, pero ella no, ¿para quién quería demostrar? El alegre y feliz estado mental
en el que se encontraba después de charlar libremente con su hermano durante toda la tarde fue
mezclado de inmediato por Song Lingxin.
El cambio en la expresión de Jing Shao cayó naturalmente en los ojos de Mu Hanzhang. En su
corazón, él pensó que la Esposa Secundaria se sentía realmente favorecida, y no pudo evitar fruncir sus
labios.
—¡Hermanas menores, están aquí!—. Dijo Song Lingxin, quien estaba vestida con un brillante vestido,
pretendió estar sorprendida, y caminó hacia Mu Hanzhang para bendecirlo. —Debido a que el príncipe
y su Esposa Secundaria llegan tarde, espero que mi hermano no me culpe.
Hermano...
Cuando Mu Hanzhang escuchó esa palabra, sólo sintió que las venas de su frente latían
repentinamente. En teoría, a la Esposa Secundaria se le permite dirigirse a la Esposa Principal como
"Hermana", pero él era un hombre y debería llamarse "Hermano", pero después de escucharlo, ¿por
qué sonó tan incómodo?
—De ahora en adelante, aún dirígete a él como Wang Fei, no puedes llamarlo hermano—. Sin esperar
a que las personas involucradas dijeran nada, Jing Shao habló primero.
—¿Wang Ye?—. Madam Song escuchó estas palabras y miró con agravio hacia Jing Shao. Llamarlo
"Hermano" era su privilegio como Esposa Secundaria, y este tipo de solicitud de Wang Ye fue como
abofetear su cara frente a Wang Fei.
Jing Shao obviamente no se dio cuenta de su agravio y murmuró en su corazón que el nombre de este
"hermano" parecía la forma en que uno se dirigía a un novio. Escucharlo de alguna manera irritó sus
oídos. Después de eso, ignoró la reacción de todos, se apoyó en la parte posterior del diván y tomó el
libro que Mu Hanzhang solo había leído la mitad para echar un vistazo.
Song Lingxin pensó que esto era aburrido, por lo que se arrodilló obedientemente para realizar sus
saludos, ofreciendo té. Mu Hanzhang le dio un par de brazaletes de jade verde; la pureza y el estilo
eran totalmente de primera calidad. Cuando Madam Song lo vio, se sorprendió un poco. Esta persona
es el hijo bastardo del Marqués del Norte, ¿no decían los rumores que no recibió ningún favor de su
propio hogar?
A Mu Hanzhang no le importaba lo que pensaran estas mujeres, y después de decirles un par de
advertencias, las dejó regresar al Lado Oeste. Aunque todas estas concubinas se ven bastante bien con
todos esos cosméticos y joyas, todas eran mujeres de su marido. Al pensar en esto, su corazón se sintió
extremadamente incómodo. Las mujeres hermosas ya no podían apreciarlo.
La habitación finalmente se calmó. Mu Hanzhang sintió que enfrentar a esas mujeres por un corto
tiempo era aún más agotador que leer libros durante todo un día entero. Al ver que su libro fue
arrebatado por Jing Shao, le pidió a Lan Xuan que fuera a buscar otro para él.
—Joven maestro, las " Escrituras del Agua de Jade" están en la caja grande del almacén, no es fácil de
encontrar eso ahora que ha oscurecido—. Lan Xuan dijo con torpeza.
Cuando se construyó el Palacio, naturalmente no había una sala de estudio para el "Wang Fei". Sin
embargo, Mu Hanzhang tenía muchos libros, por lo que sólo podía colocar unos pocos libros de lectura
frecuente en el dormitorio y el resto estaba en el almacén.
Mu Hanzhang suspiró levemente, agitó la mano y dijo: —No importa, sólo ve a buscar un libro al azar
del cofre pequeño—. Lan Xuan realmente no sabía cómo responder a esto; hablando con tanta
franqueza, parecería como si se quejara frente a Wang Ye.
Jing Shao levantó su cabeza. Y al ver que su ceño estaba ligeramente fruncido, su corazón no pudo
evitar doler. —No tienes necesidad de ir a buscarlo, sólo estaba echando un vistazo al azar—. Mientras
decía eso, extendió la mano para devolverle el libro. Mu Hanzhang sólo tuvo que acercarse y recibirlo,
pero, inesperadamente, Jing Shao lo subió al suave diván.
Mu Hanzhang no estaba preparado, y fue atraído hacia el cuerpo de Jing Shao, sonrojándose de
inmediato. Luego comenzó a luchar apresuradamente. —¡Wang Ye!
Jing Shao se sentó con una sonrisa y abrazó la cintura del otro, sin soltarlo. —Siéntate en el diván,
leámoslo juntos.
Zhi Xi al ver esto, sonrió, mientras llevaba a las sirvientas a retirarse. El rostro de Mu Hanzhang se
sonrojó aún más; sin embargo, la persona detrás de él parecía no notar nada, e incluso apoyó su
barbilla en sus hombro. —¿Tu cuerpo todavía se siente incómodo?
El lugar donde descansaba su barbilla comenzó a picar, y Mu Hanzhang se movió incómodo. —Está
mucho mejor.
—No tienes por qué tomar en serio a esas concubinas. La Concubina Li fue arreglada para mí en la
corte cuando era joven, y la Concubina Yan fue regalada por el Príncipe Imperial el año pasado. No la
he tocado desde el principio—. Jing Shao abrazó a la persona en sus brazos y la movió un poco hacia
arriba, para que Mu Hanzhang pudiera apoyarse más en su cuerpo y reducir la carga en su cintura.
Originalmente, sintió que no había mucho problema en tener tres esposas o cuatro concubinas, pero
ahora que estaba frente a Jun Qing, cuyos oscuros ojos parecían poder ver a través de todo, Jing Shao
se sintió un poco culpable en su corazón, y automáticamente comenzó a explicar solemnemente. por su
propia voluntad.
Mu Hanzhang se volvió para mirarlo. ¿Este hombre lo estaba ayudando a comprender el verdadero
estado que tenía para que pudiera controlarlo más fácilmente? Aunque realmente no tenía ni un ápice
de interés en gestionar este grupo de mujeres, de hecho era útil para su supervivencia aquí. Reflexionó
por un momento y luego dijo lentamente. —Hoy vino la esposa del príncipe mayor, fue mi negligencia,
afortunadamente la Segunda Esposa estaba alerta y la esposa del hermano mayor no fue despreciada.
—Jaja, también me olvidé de mi cuñada, y sólo la recordé cuando esta en la cena—. Jing Shao pensó
en cómo él y su hermano se habían hablado abiertamente hoy, y en su rostro apareció nuevamente esa
expresión sonriente.
Parecía que Madam Song actuaba por su propia voluntad; y Mu Hanzhang lo entendió claramente
ahora.
Jing Shao miró a la persona en sus brazos y al verlo todavía pensando profundamente, finalmente se
dio cuenta de que Mu Hanzhang acababa de felicitar a Song Linxin. La sonrisa en su rostro desapareció
inmediatamente. ¡Qué tenía de bueno esa mujer, que Jun Qing incluso elogió su astucia! —Song Linxin...
Su padre es el Ministro Asistente de Guerra, la hice cruzar el umbral, porque cuando fui a la guerra
tenía miedo de que su padre creara problemas.
Mientras hablaba, su tono no pudo evitar volverse más frío. En su vida anterior, todos lo incriminaron.
Song An, que ya había ascendido al alto rango de Ministro de Guerra, siempre inclinaba la cabeza, y se
negó a defenderlo. Al final, incluso usó algunos trucos para alterar los registros del matrimonio para
proteger a su hija, y esa mujer simplemente huyó de la mansión del príncipe por su vida. Los gatos y los
perros aún sabrían proteger a su señor hasta la muerte, sin embargo, esa mujer, como si no tuviera la
culpa, que de hecho ella fue quien expuso a su propio marido y lo envió a prisión. Seguramente ya hacía
mucho tiempo que habría llevado evidencia del crimen a su Padre Imperial para mostrar sus méritos.
Mu Hanzhang lo escuchó en silencio y en realidad se dio cuenta de que él no favorecía a Madam
Song. Esos hermosos ojos contenían una soledad que él mismo no había sido capaz de detectar. Mu
Hanzhang no pudo evitar extender su mano como si quisiera acariciar la esquina exterior de la mirada
ajena, pero tampoco sabía lo que estaba tratando de hacer.
Jing Shao se sorprendió por los movimientos de la persona en sus brazos, pero no se atrevió a
moverse. Lo vio intentar tocarle la cara como un gato, y contuvo la respiración por miedo a molestarlo.
Sin embargo, el hombre se limitó a poner las yemas de los dedos en la esquina exterior de los ojos y no
se movió. Jing Shao no pudo evitar inclinar ligeramente la cabeza y dejó caer un beso en la suave
palma.
—Hmmm...—. La mente de Mu Hanzhang regresó y susurró ligeramente como si estuviera a punto de
quemarse, y rápidamente retiró la mano para después saltar del diván. —Mañana todavía tenemos que
ir a visitar a mis padres, es... Es mejor descansar antes—. Fingió calma para terminar de decir esto y
luego se dio la vuelta para volver a su dormitorio.
Jing Shao miró la parte de atrás de su cuerpo, mientras escapaba de él, y no pudo evitar reprimir el
sonido de una risa, mientras se levantaba y lo seguía adentro.
—Su Alteza, hoy realmente yo no tenía ninguna intención—. En el carruaje de regreso a la mansión
del príncipe, Wang Fei Xiao miró a su propio esposo.
Jing Chen la miró y dijo con voz profunda. —Tener intenciones está bien, no tener intenciones también
está bien, sólo recuerda, Jing Shao es mi hermano menor. No permitiré que nadie lo lastime—. ¡Incluso
si fuera su Padre Imperial, eso no estaba permitido! La última frase no la dijo en voz alta, pero Wang Fei
Xiao podía escucharla claramente, y rápidamente estuvo de acuerdo, pero en su corazón no pudo evitar
preocuparse; está tratando a otra persona como a su hermano menor, pero esa persona no
necesariamente se siente agradecida con él.
Jing Chen pensó en lo que su hermano había dicho en el estudio y no pudo evitar sonreír felizmente.
El pequeño Shao-er de su familia finalmente creció.
En la tercera mañana iban a visitar a los padres de Mu Hanzhang. La familia del esposo de Cheng
Wang se levantó temprano para refrescarse.
—Wang Ye...—. Sentado en el carruaje, Mu Hanzhang dudó en abrir su boca, frunció sus labios y se
tragó sus palabras.
—¿Ah?—. Jing Shao volvió su cabeza. Al ver que Jun Qing tenía una expresión que era como si
quisiera decir algo, pero dudaba, extendió su mano y sostuvo con fuerza las palmas ajenas. —Jun Qing,
¿recuerdas lo que dije ayer?
Mu Hanzhang levantó la cabeza y miró directamente a los oscuros ojos de Jing Shao que estaban
llenos de ternura, y de repente su corazón se sintió más ligero: —Si mi padre menciona el asunto de la
certificación de sal de Jiangnan, Wang Ye... No tienes que estar de acuerdo.
¿Certificación de sal? Después de este recordatorio, Jing Shao acababa de recordar que este año, el
Marqués del Norte realmente quería tomar prestada su mano para crear un negocio de ruta de la sal.
La sal siempre ha estado controlada por las autoridades locales desde la antigüedad. Para ser exactos,
el control estaba en manos de varios altos funcionarios provinciales. Jiangnan es la fuente de la sal, y el
Soldado General de Jiangnan se había vuelto amigo de él, por lo que muchas personas querían pedirle
ayuda para establecer un comercio propio de sal. Era solo que... Este también fue uno de sus delitos en
ese entonces.
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8: La Residencia del Marqués



—Aunque no lo creas, hay personas que no extrañan la casa de sus padres—. Al escuchar las palabras
de Mu Hanzhang, Jing Shao sólo sintió calor en su corazón, y no pudo evitar reír nuevamente.
Mu Hanzhang retiró la mano y se volvió para mirar por la ventana, ignorándolo.
Jing Shao sonrió, y simplemente se recostó en el amplio asiento del carruaje y suspiró. —Siempre he
hecho las cosas sin pensar, por lo que Jun Qing debe recordármelo mucho en el futuro. De lo contrario,
tarde o temprano tomaré malas decisiones hasta que realmente cometa un grave error.
Mu Hanzhang guardó silencio por un tiempo. Cuando Jing Shao pensó que no volvería a hablar, lo
escuchó estar de acuerdo en voz baja. Por lo tanto, Jing Shao se retorció como una gran serpiente y
estiró sus brazos alrededor de la cintura estrecha para sobar su rostro contra el cuerpo ajeno. —Jun
Qing, cuéntame sobre la situación del Marqués. Sería bueno si tuviera una respuesta preparada.
Su espalda se puso rígida como resultado de tener una gran cabeza sobándose contra él, por lo que
Mu Hanzhang sólo pudo darse la vuelta para arrancar a la persona que se le pegaba. Jing Shao soltó sus
manos por iniciativa propia y aprovechó la oportunidad para apoyar su cabeza en el regazo del otro.
Mu Hanzhang miró al joven, que parecía pertenecer en donde se apoyaba, y él sólo pudo sentir una
profunda sensación de impotencia.
Hay una gran población viviendo en la Residencia del Marqués, y el padre de Mu Hanzhang es el
actual Marqués del Norte. Debido a que la vieja Marquesa todavía está viva, aún no había ninguna
separación en el hogar, por lo que varios tíos también vivían en la residencia. Los herederos de esta
casa no eran muchos; y además, la Marquesa del Norte tiene un par de hijas, y luego estaba él, el
bastardo, mientras que el resto de las concubinas aún no tenían hijos.
—Entonces tu padre es bastante fugaz con sus afectos—. Jing Shao lo miró, sólo para ver la hermosa
línea de su barbilla y el delicado nudo de manzana que se deslizaba por su exquisita garganta.
—Quizás...—. Con respecto a este tema, Mu Hanzhang no quería decir demasiado. —Nuestra situación
familiar es complicada. Si no está dispuesto a lidiar con eso, simplemente ignorarla está bien—.
Durante estos dos últimos días, ha descubierto que Jing Shao no es muy bueno para tratar con
personas, especialmente aquellos funcionarios influyentes que tienen trucos y giros. Y no pudo evitar
explicárselo con unas pocas frases.
Soy un príncipe, ¿quién puede intimidarme? . Jing Shao quería reír y decir que estaba pensando
demasiado, pero cuando las palabras estaban en la punta de su lengua, en realidad cambiaron. Él sólo
pudo soltar un: —Entiendo.
No pasó mucho tiempo antes de que llegaran a la Residencia del Marqués del Norte. Los dos hombres
se arreglaron la ropa y salieron juntos. Mu Hanzhang abrió su mano que estaba siendo agarrada por
Jing Shao, pero no podía luchar contra él, ni tampoco podía hacer un gran movimiento, por lo que sólo
podía dejar que se saliera con la suya.
—¡Yo, Mu Jin, traigo a la gente de la residencia del Marqués del Norte para dar la bienvenida a Wang
Ye y Wang Fei!—. El Marqués del Norte, Mu Jin, se paró en el frente, mientras guiaba a todos a
arrodillarse para saludar.
Originalmente, durante el primer regreso de la novia a su hogar, el nuevo yerno primero debía
saludar a su nuevo padre y suegra; pero si la persona es de la casa Imperial, la situación se tornaba a la
inversa, y por lo tanto la familia tenía que saludar al nuevo yerno.
Mu Hanzhang miró a todos sus primos mayores arrodillados ante él. No podía decir qué tipo de
sentimiento tenía en su corazón. Afortunadamente, Jing Shao siempre estaba sosteniendo su mano
como si le dijera. "No tengas miedo, te apoyaré". En el pasado, solo pensaba en aprobar el examen civil
para obtener el honor de erudito, para que estas personas pudieran admirarlo. Ahora, parece que este
objetivo se ha logrado de una manera extraña. Por lo menos, nadie en la residencia del Marqués del
Norte ahora se atreve a intimidarlo.
Sintiendo a la persona a su costado, una sonrisa apareció en los ojos de Jing Shao, y la fuerte voz hizo
que todos se pusieran de pie, y luego el Marqués del Norte los llevó a la mansión.
Los hermanos de Mu Jin son en su mayoría eran consortes y no podían heredar el título, por lo que
junto a él estaba su hijo mayor, Mu Lingbao, que ya había sido nombrado heredero por decreto el año
anterior.
Mu Lingbao se veía blanco y comprensible. Puede ser que justo después del año nuevo el cielo lo
había bendecido. Mu Lingbao acompañó a Jing Shao, por lo que también tuvo que caminar junto a Mu
Hanzhang. —¿El segundo hermano irá al patio interior para un banquete con su madre o con nosotros
al patio delantero?—. Su expresión siempre era arrogante y burlona.
—El hermano mayor es también un heredero. Estas etiquetas deberían ser más claras para usted que
para su hermano menor (refiriéndose a sí mismo)—. Mu Hanzhang tampoco lo miró, y simplemente
mantuvo su postura y caminó hacia adelante lentamente.
Mu Lingbao miró su ropa y sus modales, y lo odió tanto que le picaron los dientes. En su corazón
pensó, ¿será que este bastardo ha caído en el nido de la fortuna?
Mu Jin miró a su hijo mayor y le sonrió a Jing Shao diciendo: —Aún es temprano, por favor, pídele a
Wang Ye ir al vestíbulo para tomar el té y permítele a Wang Fei ir a ver a su madre, luego pueden ir al
vestíbulo para comenzar el banquete.
Jing Shao miró a la persona a su lado, y al verlo asentir, soltó lentamente la mano que había estado
sosteniendo: —Aún estás enfermo. No te sobreesfuerces.
—Sí—. Mu Hanzhang respondió con una sola palabra para después sonreirle suavemente. Y siguió a
Mu Lingbao hasta el patio trasero. Zhi Xi, Lan Ting, otras sirvientas y eunuco también le siguieron el
paso. Su séquito era grande y bastante magnífico.
Las interacciones entre los dos después de que bajaron de su carruaje cayeron en los ojos de Mu Jin.
Se sorprendió bastante al descubrir el trato a Mu Hanzhang, que lo hacía ver como una persona
favorecida. Al mismo tiempo, el Marqués del Norte exhaló un suspiro de alivio. Estaba más seguro de
poder confiar en Wang Ye para encontrar un camino comercial. Y la sonrisa en su rostro no pudo evitar
ser más brillante.
—Oh, mira, nuestro Wang Fei ha vuelto—. La voz era exactamente la de la tercera Concubina que más
hablaba, pero Mu Hanzhang la ignoró y fue directamente al salón y se paró frente a la puerta.
—Cuando Wang Fei regresa a la casa de su madre, todas las esposas y solteras deben presentar sus
respetos—. Zhi Xi estaba al lado de Mu Hanzhang, y anunció a la gente con bastante grandiosidad.
Todas las personas en la habitación se sorprendieron, solo para darse cuenta de que este invitado ya
se había convertido en un Cheng Wang Fei de alto rango, y ya no era el niño bastardo que no había
recibido ningún favor en el pasado.
La esposa del Marqués del Norte, Madam Du sonrió y se levantó del asiento principal. Y
posteriormente llevó a todas las mujeres a presentar sus respetos. —Acogiendo con respeto la visita a
casa de Cheng Wang Fei.
—Madre, por favor, levántese—. Mu Hanzhang dio un paso adelante para ayudarla, y también
permitió que las demás se levantaran.
Con respecto al porte de Mu Hanzhang, la Marquesa del Norte estaba muy satisfecha, tomó su mano
y lo dejó sentarse en el asiento principal. Mu Hanzhang miró a su alrededor. Detrás de la Marquesa del
Norte, estaban las concubinas. Tres de las cuatro estaban allí, y sólo faltaba su madre biológica.
—¿Te has acostumbrado a vivir en el Palacio del Príncipe?—. Madam Du no tenía prisa por discutir el
asunto de su madre y amablemente hizo la pregunta que toda primera esposa debería hacer.
—Respondiendo a madre, todo está bien—. Mu Hanzhang estaba preocupado en su corazón, pero no
podía preguntar directamente, porque eso sería una falta de respeto para la Primera Esposa. —¿El
cuerpo de mi madre ha estado sano recientemente?
Después del nacimiento de la pequeña hija de Madam Du, su cuerpo no había estado muy sano. Se
veía mucho más delgada que la mujer casada promedio, por lo que incluso si estaba sonriendo, aún
tenía una mirada aguda. —Me alegro de que tengas tanta piedad filial. Mi cuerpo es bastante fuerte,
pero la Concubina Qiu estuvo enferma ayer. Sin ella a mi lado, hacer cualquier cosa es inconveniente.
Las mangas largas de Mu Hanzhang escondían sus manos que se habían cerrado en puños, pero su
rostro no revelaba lo que sentía. —Con el cuidado de Madre, Yiniang* definitivamente mejorará. Wang
Ye acaba de dejar que este hijo traiga algo de ginseng de nieve*. Dáselo a mamá y a Yiniang para
ayudarlas a sanar—. Mientras decía esto, el pequeño eunuco detrás de él se adelantó y le presentó una
caja de ginseng de nieve.
Una luz fría brilló a través de los ojos de la esposa del Marqués, pero ella sonrió y dejó que la
sirvienta lo recogiera. —Mi esposo, el Marqués, dispuso que usted fuera al vestíbulo para asistir al
banquete por la tarde. Incluso si te quedas con este grupo de mujeres, no será interesante para su
persona. Puedes aprovechar esta oportunidad para ir a ver a la Concubina Qiu.
Mientras esperaba que Mu Hanzhang se fuera con su séquito, la cara de la esposa del marqués se
puso fría de inmediato.
—Oh, este niño ha crecido. Ahora sabe cómo usar Wang Ye para amenazar a la hermana—. La tercera
esposa se rió con frialdad y dijo, buscando ganarse el favor de la Esposa Oficial, mientras la miraba.
—No pude averiguar mucho—. Madam Du tomó un pañuelo, se secó su boca y se puso de pie
lánguidamente: —Vamos, debemos prepararnos para el banquete.
Jing Shao estaba de pie en la sala de estudio del Marqués con ambas manos en su espalda. Parecía
bastante interesado en una pintura en la pared, donde el largo rollo de imágenes ocupaba la mitad de la
pared. Tenía nueve armas blancas diferentes y en la parte superior había una línea de palabras. "...
Pensar en nueve armas preciadas... Tres espadas, la primera en nombrar es Lingbao, la segunda en
nombrar es Hanzhang, y la tercera es Suzhi; dos dagas... Los nombres se dan según la calidad, para que
se puedan grabar en la memoria".
¿Wang Ye también es una persona que aprecia las armas?—. Mu Jin sonrió cuando le preguntó.
—Las armas preciadas reconocen a su Maestro. Si no es propio, entonces solo se pueden apreciar,
pero no utilizar para matar al enemigo—. Jing Shao se dio la vuelta y dijo esto con una sonrisa, que al
verla no se sabía si ese nombre le era propio, mientras miraba al Marqués del Norte.
—Wang Ye es verdaderamente un maestro—. Sonrió Mu Jin, sin seguirle el hilo de la conversación a
Jing Shao. Cambió de tema y dijo. —Desde que era un niño, a Hanzhang no le gustaban las armas, y
también era inarticulado con lo que decía, si es inapropiado, por favor, Wang Ye, no te molestes con él.
—Jun Qing es muy bueno—. Jing Shao dijo a la ligera. Luego se volvió para seguir mirando al cuadro
de la pared. Esa atesorada espada Hanzhang que brillaba con una luz propia y tenía colores vibrantes,
la hacían ver como una piedra colorida. La esencia interior era obviamente radiante. —Hanzhang y
Suzhi, son puros como el hielo y profundamente claros.
Mu Jin al verlo tan tranquilo y relajado, no pudo evitar estar ansioso. Cuando entraron en la sala de
estudio donde ardía una fragante varita de incienso, discutió con Jing Shao sin prisas sobre la esencia
de las armas, pero lo había traído allí con cierta intención. Se rumoreaba que Cheng Wang era irritable
y fácil de enojar, rara vez paciente. Pero hoy parece que los modales de esta persona son tranquilos y
serenos, su mirada fija y profunda, todo su cuerpo rebosante de un aura austera que habla de alguien
que ha matado y ha tenido que tomar decisiones duras. Completamente diferente a un joven que puede
ser manipulado débilmente.
Mu Hanzhang dejó que Zhi Xi recompensara algunas piezas de plata, antes de despedir a las
sirvientas que lideraban el camino. Luego entró solo en el pequeño patio de la Concubina Qiu. La
residencia del marqués no era tan grande como la del príncipe. Era una casa donde toda la gente vivía
en un patio, y las concubinas solo podían dividirse en casas de dos habitaciones con un pequeño patio.
Realmente merecía ser llamado de esa manera, ya que solo había un pequeño espacio exterior entre la
casa de cada concubina.
—Qiu Lan, ¿está el segundo joven maestro en el patio trasero?—. Una voz familiar vino de la
habitación con una leve tos.
—Sí, escuché que está hablando con Madame—. Qiu Lan llevó una taza de té de hierbas y salió para
cambiar el agua, y simplemente se topó con Mu Hanzhang, que ya estaba frente a la puerta, por lo que
no pudo evitar exclamar. —¡Segundo joven maestro!
Mu Hanzhang asintió, levantó la cortina y entró. La situación dentro de la habitación no era tan mala
como había imaginado. La Concubina Qiu se apoyó en la cabecera y estaba bordando. Al escuchar el
grito de sorpresa de Qiu Lan, de repente se pinchó la mano con su fina aguja.
—¿Por qué sigues bordando si estás enferma?—. Mu Hanzhang caminó hacia ella rápidamente.
La Concubina Qiu chupó la sangre en la punta de sus dedos. Cuando lo miró, esbozó una leve sonrisa.
—Sólo no puedo estar donde hay viento, no hay nada de malo en bordar. Espero que el segundo joven
maestro haya estado viviendo sano y salvo en el palacio del príncipe...—. Mientras decía esto, sus
lágrimas empezaron a caer entre sus mejillas.
—Estoy bien. Mamá no necesita preocuparse. Wang Ye, él... Me trata muy bien...—. Mu Hanzhang
frunció los labios y le respondió lentamente. Tomó el pañuelo de las manos de la Concubina Qiu para
limpiar sus lágrimas. —Me asignó una pequeña guardia imperial, me permitió salir y nunca se ha
enojado conmigo.
—¿De Verdad?—. La Concubina Qiu no lo creyó. Era bien sabido que el temperamento de Cheng Wang
no era bueno.
—Él, de hecho, no es el mismo que todos dicen conocer—. Mu Hanzhang mostró una sonrisa en su
rostro, mientras recordaba los días que ya habían pasado juntos. —Realmente estoy viviendo bien,
madre...
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Yiniang*: 姨娘, en español se traduciría como "tía maternal", en este caso los hijos de concubinas no
pueden llamar a su mamá como "madre", debido a que a la que deben considerar como tal es a la
Primera Esposa de su padre, por eso ellos deben llamar a todas las concubinas como "Yiniang", sin
importar si una de ellas es su madre biológica, y sólo puede ser que la llame como "madre" al estar a
solas.
Ginseng de nieve*: 雪参, es el nombre de una medicina china, que viene a ser la raíz de la flor
Meconopsis racemosa. Tiene el efecto de nutrir la energía espiritual y sanar los riñones.
9: Regalo de agradecimiento

Al escucharlo, las lágrimas que acababa de reprimir la Concubina Qiu volvieron a brotar. —Es porque
mamá es una inútil. Si no fuera una concubina, entonces no habrías tenido que sufrir tantos males—. A
lo largo de los años, tuvo que ver a su propio hijo y presentar sus respetos; además de tener que
llamarlo frente a los demás "joven maestro". E incluso si su hijo quisiera llamarla "Madre", tendría que
hacerlo asegurándose de que los demás no se dieran cuenta primero. El dolor que sentía era uno que
los demás no serían capaces de entender.
La concubina Qiu era originalmente la hija de la primera esposa de una influyente familia de
comerciantes en Jiangnan. La familia Qiu la casó con el Marqués del Norte para expandir su poder
sobre el negocio tomando prestado el poder del Marqués del Norte. Originalmente, se había ganado el
favor de la Marquesa del Norte con su buena habilidad de sacar cuentas. Por lo tanto, podía pasar los
días en paz en la mansión. Sirvió meticulosamente a la marquesa, solo pidiendo que su hijo pudiera
vivir bien. Pero hoy en día, el niño al que amaba profundamente había sido expulsado de las
calificaciones para el examen imperial y estaba casado con un despiadado Wang Ye. ¿Por qué esto no es
tan malo para él? ¿Cómo no puede quejarse?
Al ver a su propia Madre, que siempre había sido audaz y alegre, volverse así, el corazón de Mu
Hanzhang sintió que era extremadamente difícil de aceptar tal escena, por lo que tomó a su madre, que
ya había perdido mucho peso, en sus brazos. —Quizás el haberme casado con Wang Ye sea algo bueno.
Ser capaz de entrar en la corte imperial, puede no significar necesariamente que todo será pacífico y
que mi vida será tranquila. Mamá debe animarse; de lo contrario, me preocuparé más.
En el viaje de regreso, Mu Hanzhang permaneció en silencio, sosteniendo un bolso del tamaño de una
palma de la mano, que estaba lleno de billetes por valor de 100.000 taels de billetes de plata que le dio
la Concubina Qiu.
"Estos son los dividendos que da cada año la familia Qiu. He guardado la mayor parte. Es inútil en
esta casa, y todo había sido guardado para ti. Las profundidades de la familia real son espesas e,
incluso si esa persona te está mimando por ahora, no puede amarte mucho para siempre. Esto también
me permitirá estar un poco más aliviada".
—¿Jun Qing?—. Jing Shao, quien había sido tratado con frialdad, lo miró insatisfecho con un par de
ojos confusos. —¿Escuchaste lo que dije?
—¿Ah?—. Mu Hanzhang volvió la cabeza y, en las hermosas pupilas de sus ojos, había un rastro de
desconcierto. Luego, en un instante, recuperó su mente. —Este siervo falló en su cortesía. Wang Ye,
perdóneme.
Jing Shao suspiró: —Está bien. Dormiré un rato—. En ese momento, había dicho que no estaba de
acuerdo con la solicitud del Marqués del Norte sobre el certificado de comercio de sal, y en su lugar, le
había mostrado una ruta alternativa. El decir esto por segunda vez se iba a volver aburrido, y hubiera
parecido como si estuviera demostrando sus logros a propósito, así que cerró sus ojos y no dijo más.
Al verlo apoyado contra la esquina para dormir, Mu Hanzhang se sintió un poco culpable, así que
extendió su mano y empujó suavemente la espalda de Jing Shao. —Wang Ye... Apóyate en mí para
dormir. No hay ninguna almohada en el carruaje—. El paseo en carruaje estaba lleno de baches, si
dormía así, era muy fácil que se golpeara la cabeza.
La persona que fue empujada no respondió y aún estaba de espaldas. ¿Estaba realmente enojado? Mu
Hanzhang se inclinó hacia él. —¿Wang Ye?—. No hubo respuesta, por lo que se acercó un poco más de
nuevo.
De repente, el carruaje rodó sobre una roca y se sacudió un poco. Mu Hanzhang, debido a que estaba
arrodillado en el carruaje y no estaba estable, cayó hacia atrás. Quién sabía que la persona que estaba
de mal humor en ese momento se daría la vuelta inesperadamente al instante para presionarlo contra el
piso del carruaje, mientras una gran mano le acolchaba la parte posterior de la cabeza.
Mu Hanzhang se sorprendió por esta serie de inesperados eventos, por lo que se quedó mirando sin
comprender la situación, sin saber qué hacer.
—Este siervo se maldice, Wang Ye perdóneme—. El conductor entró en pánico y se disculpó
rápidamente.
—Bien—. Le respondió Jing Shao, pero no se levantó de inmediato, sino que ablandó su cuerpo y
apoyó su cabeza en el pecho ajeno.
—Wang... Ye...—. Sólo entonces se dio cuenta de la postura en la que ambos se encontraban. Por lo
que Mu Hanzhang se sonrojó de inmediato, extendió su mano y empujó a la cabeza que descansaba en
su pecho.
—No se le permite llamarme Wang Ye en privado—. Le dijo Jing Shao con insatisfacción. —Mira, ¿cuál
es la diferencia entre lo que acabas de decir y lo que dijo el conductor?
—La cortesía no se puede abandonar—. Mu Hanzhang dijo impotente.
—No me importa—. Lo más probable era que Jing Shao estuviera un poco borracho en este momento
y, pareciendo un niño obstinado, se levantó y dijo: —Llámame Shao.
—Wang Ye...
—¡Llámame Shao!—. Jing Shao apoyó la parte superior de su cuerpo y miró directamente a la persona
debajo de él. Sus ojos brillantes estaban llenos de una expectativa infantil.
Incluso si esa persona te está mimando por ahora, no puede amarte mucho para siempre.
Los sentimientos de esta persona son en realidad tan puros como los de un niño, pero, incluso si era
como un niño demostrando amor temporal a sus juguetes, al menos, por un momento... Mu Hanzhang
sintió que a Jing Shao le gustaba. —Shao...
Al escuchar esto, Jing Shao quedó satisfecho. Aferrándose a la persona en sus brazos, entrecerró los
ojos para descansar un poco. El incidente de hoy le recordó que debería retirarse rápidamente del
negocio de la certificación de sal lo antes posible o, al menos, debía primero hablar en círculos antes de
barrerlo debajo de la mesa. Pensando así, no pudo evitar sostener a la persona en sus brazos con
fuerza. Efectivamente, con sólo tomar firmemente a esta persona su corazón podía sentirse seguro.
Una vez que regresaron al Palacio, Jing Shao inmediatamente se subió a la cama y se durmió. Visitar
a los padres de la novia como yerno, aunque, debido a su estatus, ellos no lo habían obligado a beber
demasiado; sin embargo, la familia Mu tenía muchos ancianos y un hermano menor. Beber una ronda,
casi no pudo soportarlo en absoluto.
Cuando regresó al palacio, Jing Shao se subió a la cama y se durmió, y su tío regresó. Aunque no se
atrevió a denunciar su identidad por su identidad, no podía soportarlo con tantos hermanos mayores de
la familia Mu.
—Este sirviente, Yun Zhu, rinde homenaje a Wang Fei—. Un joven de 13 años se arrodilló frente a Mu
Hanzhang para realizar sus saludos. Duo Fu se paró a un lado sonriendo y dijo que este era el pequeño
sirviente y que también habían dos guardias imperiales que ya había elegido para él. Mientras decía
esto, los dos hombres con uniformes de guardaespaldas imperiales también lo siguieron para presentar
sus respetos.
—Yun Zhu es el sobrino del mayordomo del patio exterior, el Sr. Yun. Por lo general, es bastante
inteligente. Wang Fei, primero pruébalo. Si él no es adecuado, este sirviente lo cambiará por ti—. Duo
Fu lo presentó brevemente y luego llevó a los dos guardias a retirarse.
Después de un día atareado, Mu Hanzhang se sintió cansado, por lo que se inclinó sobre la gran
almohada del suave diván. Y Yun Zhu inmediatamente movió la pequeña taza de té sobre la mesa que
estaba al lado del suave diván. También quitó con cuidado el pequeño quemador de incienso de la mesa.
Mu Hanzhang sonrió e hizo una seña a Yun Zhu para que se acercara a él. —¿Cuántos años tienes?
—Respondiendo a Wang Fei, la edad de este sirviente es trece—. Aunque joven, Yun Zhu no era tímido
en lo más mínimo, su voz infantil no había cambiado todavía y sonaba ronca y vivaz. Además, su par de
ojos grandes le daban una apariencia inteligente y eran muy adorables.
—¿Cuándo entraste al palacio? ¿Sabes leer?—. Mu Hanzhang sintió que el niño era lindo, así que se
quitó los zapatos y movió las piernas hacia arriba, dejándolo sentarse en el taburete.
—Este sirviente ha vivido en la mansión desde los ocho años. Sé un poco sobre los asuntos de este
lugar—. Yun Zhu no era pretencioso, estaba cuidadosamente sentado con las piernas cruzadas en el
reposapiés. —Este sirviente, después de entrar al palacio, empezó a estudiar. Aunque soy torpe y lento
para leer, puedo reconocer las palabras que se usan todos los días. Hoy, los libros del pequeño estudio
fueron organizados por mí. Si Wang Fei no puede encontrar uno, pregúntele a este sirviente.
Definitivamente puedo encontrarlo para usted.
Entró al palacio a los ocho años, fue básicamente desde que Jing Shao salió del palacio imperial y
estableció su residencia como príncipe. Mu Hanzhang pensó que este pequeño sirviente era realmente
útil. —Espera, ¿el pequeño estudio? ¿Quieres decir que mis libros están en el estudio pequeño?
—Sí, Wang Ye lo ordenó antes de salir esta mañana. La persona a cargo de los sirvientes ha estado
arreglando afanosamente ese lugar durante todo el día—. Yun Zhu sonrió y dijo que, ahora, todo el
palacio sabe que Wang Ye aprecia a esta esposa recién casada. Seguir a un maestro tan bien
considerado quizás sea incluso más superior.
Aunque se llamaba estudio pequeño, no era en realidad pequeño. Se habían colocado las dos grandes
cajas de libros traídas de la Residencia del Marqués y se había añadido también una estantería con
libros nuevos. El escritorio de madera de sándalo, los instrumentos, el juego de ajedrez, las
herramientas de caligrafía y pintura; todo estaba disponible para él. Con un vistazo, se podía ver que
muchas de las cosas que se habían agregado recientemente, todas en los colores claros simples, pero
elegantes que le gustaban.
Mu Hanzhang permaneció en este elegante y lujoso estudio, y no podía definir lo que sentía su
corazón, excepto por su mamá, nunca ha habido nadie que se haya preocupado por él con tanta
atención.
Jing Shao durmió en su habitación por un tiempo y se perdió la hora de cenar. Mu Hanzhang pidió a la
cocina que preparara un plato de gachas de mijo y dos guarniciones para llevar a la habitación interior.
El interior estaba oscuro sin luces y, desde la cama, se oían leves ronquidos. Mu Hanzhang hizo que los
sirvientes se retiraran, encendió dos de las pequeñas lámparas y luego subió lentamente la cortina.
—Hmmm...—. Jing Shao fue despertado lentamente por el rayo de luz y, solo después de gemir,
parpadeó y abrió sus ojos.
—Levántese y coma algo, es un poco tarde. Hice que la cocina preparara unas gachas de mijo. Wang
Ye debería comer al menos un poco para evitar la indigestión—. Mu Hanzhang dijo cálidamente,
mientras cubría con un abrigo al Jing Shao que se estaba sentando.
Jing Shao estaba un poco aturdido, y cuando le entregaron el cuenco aún tenía una expresión tonta en
su rostro. ¿Cuándo se volvió Jun Qing de repente tan gentil e indefenso?
—El pequeño estudio es muy hermoso, gracias—. Mu Hanzhang miró hacia abajo y dijo aquella
oración con lentitud. Por lo general, si solo se trataba de agradecer cortésmente, era muy fácil, pero
estas palabras que acaba de decir eran incomparablemente incómodas cuando las pronunció.
—¿Jun Qing?—. Jing Shao lo miró con una agradable sorpresa y tomó las manos que se escondían, con
un movimiento emocionado. —Finalmente no me llamaste Wang Ye.
—Wang... Wang Ye...—. Las manos de Mu Hanzhang temblaron y, Jing Shao al verlo ponerse nervioso,
recordó que se había olvidado de cómo excusarse.
—Cof cof—. Dándose cuenta de que estaba perdiendo la cara de nuevo, Jing Shao soltó las manos del
otro y recuperó su compostura. —¿Solo un gracias por eso? Nunca escuché de nadie más que le diera
un estudio a su esposo.
El corazón ya nervioso de Mu Hanzhang se hundió repentinamente, y lo miró.
Jing Shao, al ver que su expresión cambió, se dio cuenta de que su constante tono frío lo asustaba,
por lo que rápidamente agregó: —Este príncipe quiere un sincero agradecimiento—. Al decir esto,
señaló su mejilla.
—Wang... Wang Ye...—. Mu Hanzhang realmente no sabía cómo lidiar con esta situación.
—O dejarme besarte una vez también está bien—. Jing Shao se acercó a su oído y dijo en voz baja con
un tono que llevaba un poco de magnetismo.
Después de comer ese delicado refrigerio de medianoche, Jing Shao se dirigió satisfactoriamente a la
pequeña sala de estudio para buscar al Wang Fei que se había escondido. Justo ahora, esta persona se
había levantado y se escapó antes de que estuviera a punto de agradecerle.
Al mirar al hombre que estaba leyendo seriamente las Leyes de Dachen en la mesa, cuyas puntas de
las orejas eran de tonos rojizos, el corazón de Jing Shao se apretó y no pudo evitar llevarse una mano a
los labios para contener la risa.
Caminando al lado de la persona, dijo: —Se está haciendo tarde ahora, ¿no es hora de que Wang Fei
regrese a nuestra habitación?
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10: Vino de flor de durazno

—Esta persona todavía no tiene sueño—. Las orejas de Mu Hanzhang se tornaron aún más rojas cuando
escuchó las palabras de Jing Shao.
Jing Shao pensó que su apariencia era extremadamente linda, así que levantó su mano y cerró el
aburrido libro de leyes, lo levantó y le dijo: —Yo tampoco tengo demasiado sueño, ven, déjame llevarte a
un lugar.
—Wang Ye...—. Mu Hanzhang fue arrastrado por él y se puso de pie. Al ver su entusiasmo, solo pudo
seguirlo hacia afuera, consolándose a sí mismo de que tal vez se olvidaría del regalo de agradecimiento
en un momento.
Cuando salieron del estudio, dieron vueltas antes de llegar inesperadamente al jardín.
—Espérame—. Dijo, después de detenerse al llegar al jardín de rocas, y luego Jing Shao se metió en la
cueva y poco después sacó una pequeña canasta con tapa.
—¿Qué es esto?—. Mu Hanzhang estaba un poco curioso. Todavía habían cosas escondidas en el
jardín del palacio del príncipe. Y Jing Shao parecía un niño escondiendo un juguete en secreto.
Jing Shao sonrió y no le respondió, sólo se lo llevó a escalar la montaña de tierra más alta del jardín,
sobre la cual se construyó un delicado pabellón octogonal.
—Sostén esto—. Jing Shao le entregó la pequeña canasta a la persona que estaba a su lado. y cuando
Mu Hanzhang la atrapó, extendió su mano y sostuvo a aquella persona entre sus brazos.
—¡Wang Ye!—. Mu Hanzhang gritó sorprendido, pero antes de reaccionar, ya estaba en la parte
superior del pabellón.
—Este es el lugar más alto del palacio—. Jing Shao sonrió y se sentó entre las baldosas y palmeó a la
superficie que estaba junto a él. —Ven y siéntate.
Mu Hanzhang sólo podía ir a sentarse lentamente a su lado. La parte superior del pabellón estaba
inclinada y sintió que se deslizaría hacia abajo en cualquier momento.
Jing Shao encontró divertida su apariencia cautelosa, por lo que extendió su mano y colocó sus brazos
alrededor de la cintura ajena. —Estoy aquí, no podrás caer.
Apoyado contra Jing Shao por sus fuertes brazos, Mu Hanzhang se movió un poco, pero al ver que
esos brazos no soltaban su cintura, tuvo que dejarlo pasar. Después de todo, ya habían adorado al cielo
y a la tierra en sagrado matrimonio, y ahora no había nadie a su alrededor, por lo que no había
necesidad de revisar su cortesía, incluso si Jing Shao hiciera algo excesivo, no tenía opción a resistirse.
Al ver que no había objeciones de la persona a la que rodeaba, Jing Shao continuó abrazándolo con
confianza. —Este Pabellón de Recolección de Estrellas es mi lugar favorito en el Palacio. En la noche de
un día despejado, puedo ver un cielo lleno de estrellas.
Mu Hanzhang siguió su mirada hacia arriba y estaba realmente estrellado, sin ningún alero que lo
bloqueara, todo a su alrededor parecía una cúpula azul del cielo, como si estuvieran en medio de un río
de estrellas. La comisura de su boca no pudo evitar revelar una sonrisa. —Es tan hermoso, esta persona
nunca ha visto a una escena de estrellas tan bella.
Es un bastardo, por lo que no podía actuar tan voluntariamente como Mu Lingbao. Desde que era un
niño en la Residencia del Marqués, él tenía que respetar la etiqueta adecuada en todas partes. Siempre
había alguien mirándolo para burlarse de él por dar un paso en falso. Y si lo atrapaban haciendo algo,
sería recompensado por su padre con una paliza.
—¿Nunca te subiste a un árbol cuando eras un niño?—. Jing Shao estaba un poco sorprendido.
Cuando las personas eran pequeñas, todos deberían haber sido muy traviesos. Cuando él era un niño, a
menudo trepaba a los árboles de los jardines imperiales para agarrar nidos de pájaros. También subía a
la copa de los árboles para ver las estrellas en medio de la noche. Y cuando la gente en el palacio se
enterara, su Madre Emperatriz lo azotaría, pero su Madre Emperatriz odiaba usar una mano dura con
él, por lo que su comportamiento sólo empeoraba.
Al escuchar los "grandes logros" de Jing Shao cuando era joven, Mu Hanzhang no pudo evitar reír. No
esperaba que el majestuoso príncipe fuera inesperadamente tan travieso cuando era un niño, pero no
pudo evitar sentir envidia. Cuando era joven, nadie lo educó. Su madre no leía mucho y sólo podía
enseñarle cómo calcular cosas en el ábaco y cómo sacar cuentas. Y luego, cuando su padre se enteró,
también se enfadó mucho, diciendo que su madre lo había quebrantado al enseñarle y lo envió a los
tutores de la familia para que estudiara de una manera muy temprana, sin permitirle hablar mucho más
con su madre.
—Aprendiendo a leer tan temprano, no es de extrañar que seas como un anciano en tu juventud—.
Jing Shao no pudo evitar reírse de él.
Mu Hanzhang lo fulminó con la mirada. —La edad de Wang Ye no es tan diferente.
—Ah...—. Jing Shao accidentalmente había dejado escapar eso, en su vida pasada, logró vivir hasta los
treinta. Naturalmente, sintió que el actual Jun Qing todavía era joven, y no pudo evitar frotarse la nariz
con torpeza. Tomó la canasta pequeña a un lado y desvió el tema. —Este es el vino de flor de durazno
que guardé. Cada año solo hay una pequeña botella, pruébalo.
En la canasta había una pequeña botella de porcelana blanca y dos copas pequeñas del mismo color.
Jing Shao abrió el corcho de la botella y la vertió en las dos copas, el claro vino en la copa de porcelana
blanca brillante exhibía un dulce color rosa pálido.
—Wang Ye ya ha bebido al mediodía, por lo que no debería volver a beber—. Mu Hanzhang tomó la
copa y presionó la mano que Jing Shao iba a utilizar para beber.
—Jaja, ya me he vuelto sobrio con ese poquito de vino. ¿Qué licores fuertes no he bebido en el cuartel
del ejército?—. Jing Shao no estaba en lo más mínimo preocupado. —Este vino es muy ligero, no te
emborracharás incluso después de beber diez frascos.
Mu Hanzhang lo escuchó, levantó su mano y probó delicadamente un sorbo de vino. El dulce sabor
con un toque de fragancia floral fue tragado, y sus labios y dientes se llenaron del dulce sabor de las
flores de durazno. Y no pudo evitar beber todo el contenido de la copa.
Al ver que le gustaba, Jing Shao le entregó la botella. Después de todo, una de sus manos seguía
colocada en la cintura ajena, lo que no era conveniente para seguir sirviendo. —El Marqués del Norte
tiene una generación un poco cruel, ¿por qué tu padre no te enseñó a practicar artes marciales?
Jing Shao siempre ha tenido curiosidad acerca de esto. En la Residencia del Marqués del Norte,
independientemente de si alguien era una esposa legítima o el hijo de una concubina, todos debían
aprender algunas artes marciales, pero Jun Qing no conocía ninguna.
Mu Hanzhang lo escuchó preguntar sobre esto y el brillo en sus ojos se oscureció instantáneamente.
Y en silencio, añadió vino a su copa: —Cuando era niño, mis músculos estaban congelados y el médico
dijo que no podía practicar artes marciales.
—¿Qué?—. Jing Shao lo miró en estado de shock. —¿Cómo podrías haber estado congelado?—. Era el
hijo de la gran familia del Marqués del Norte, incluso si su posición era más baja que la del heredero,
era poco probable que hubiera personas que lo maltrataran, ¿verdad?
—Me caí a un estanque, veintisiete días después del solsticio de invierno—. Mu Hanzhang bebió el
vino en su copa y le añadió un poco más. Sus labios evocaban una sonrisa de autocrítica. No poder
practicar artes marciales, era un profundo dolor en su corazón. Cuando era un niño, su padre decía que
sus raíces y huesos eran buenos. Incluso había querido enseñarle los métodos de puntería que se
transmitían de generación en generación. Más tarde, después de que el médico le dijo que no podía
practicar artes marciales, su padre rara vez mostró interés en él. Sólo cuando lo veía calculando cosas
sobre el ábaco de la casa se enojaba y tiraba y rompía aquel objeto, arrojándolo a los cuatro años a los
tutores de la familia.
Jing Shao frunció el ceño, lo vio beber copa tras copa de vino y extendió la mano para agarrar su
copa. —Esta flor de durazno debe saborearse con delicadeza, ¿cómo se la puede beber así?
—Dejo que Wang Ye vea algo que valga la pena ridiculizar—. Mu Hanzhang sonrió con dificultad y
metió la copa en la canasta pequeña. —Se está haciendo tarde ahora... Deberíamos...—. De repente, su
cuerpo fue detenido y arrojado a los brazos de Jing Shao.
—¿Quién te empujó?—. Los ojos de Jing Shao eran extraños y sombríos, como si se estuviera gestando
una tormenta entre ellos. Normalmente, en las casas de familias ricas, alrededor de los bordes del
estanque se colocaba una plataforma de piedra. Además de un joven maestro que corrió para ir a jugar
junto al estanque, no cree que haya habido alguien siguiéndolo, ¿¡cómo podrían simplemente verlo caer
al estanque en invierno!?
—Caí solo—. Mu Hanzhang bajó su mirada y no estaba dispuesto a decir más. El estanque de lotos de
esa época apareció frente a sus ojos, él era joven en ese entonces y no podía recordar nada más con
claridad. Sólo recordaba que su abuela le había hecho una nueva capa blanca de piel de conejo,
después se acordaba de un señor que era más alto que él por dos cabezas con las manos llenas de
pasteles, y luego estaba el agua helada del estanque bajo el nevado grisáceo del cielo.
Jing Shao miró a la persona en sus brazos y sólo sintió que le dolía el corazón. Lentamente bajó su
cabeza y dejó caer un suave beso en los ojos ajenos. Cuando los abrió, miraba con sorpresa, pero no se
detuvo; entre sus cejas, en su frente, besaba cada una de sus mejillas, como si quisiera salvarlo de esa
pesadilla helada.
—Wang Ye...—. El cuerpo de Mu Hanzhang se puso rígido, y cuando Jing Shao le besó la boca, no
pudo evitar hacer un sonido.
Jing Shao se levantó, y miró al cielo que estaba lleno de la luz de las estrellas que brillaban en los ojos
de la persona en sus brazos, y no pudo evitar abrazarlo con fuerza contra su pecho. —¡Me vengaré por
ti!—. Era una persona tan hermosa, incluso al abrazarlo, tenía miedo de lastimarlo, ¡pero en realidad
había una persona que se atrevió a lastimarlo! Imaginando a un pequeño Jun Qing siendo empujado al
agua el día veintisiete del solsticio de invierno, ¡qué miedo, qué frío y qué dolor debe haber sido!
Sintiendo la fuerza del abrazo detrás de su espalda, Mu Hanzhang extendió su mano lentamente y le
devolvió el abrazo, solo para observar a Jing Shao un poco vulnerable, un poco triste, un poco... Reacio
a separarse de esta calidez...
Al día siguiente, después de desayunar, Jing Shao se puso un atuendo informal para salir. —Tengo que
irme por este día, y no volveré a tiempo para el almuerzo.
—Está bien—. Mu Hanzhang lo ayudó a ponerse su cinturón de jade en su cintura y no le preguntó a
dónde iba.
Después de casarse, el Emperador relevó a Cheng Wang de asistir a la corte matutina durante nueve
días. Esta vez, definitivamente no iría a la corte, ya que tenía otros asuntos en los que involucrarse.
—Volveré antes de la cena, si te aburres, lleva a dos guardias imperiales y sal a caminar—. Jing Shao,
al ver que no preguntó a dónde iba, no pudo evitar decir algunas palabras más. —Escuché que en un
jardín en el sur de la ciudad, algunos esposos se juntan a menudo, luego también puedes ir allí.
—¿En serio? Esta es la primera vez que esta persona se entera de ello—. Al verlo con una expresión
de "Si no me respondes con seriedad, seguiré hablando". Mu Hanzhang no pudo evitar sonreír, así que
finalmente respondió con una larga oración.
Jing Shao salió contento y caminó hacia el patio exterior y llamó al Mayordomo, el Sr. Yun. —Ve a
investigar cómo exactamente en ese entonces el hijo bastardo del Marqués del Norte cayó al estanque.
—Sí, este servidor inmediatamente se encargará de esto—. El Sr. Yun portaba una barba larga y desde
sus modales hasta sus huesos parecía una especie de deidad. —¿Wang Ye estará montando un caballo o
se irá con un carruaje?
—Montando un caballo—. Después de eso, el pequeño sirviente de Jing Shao, Yun Song, condujo un
caballo negro y se acercó.
Jing Shao acarició su melena brillante y reluciente, diciendo. —Xiao Hei, ya había mucho tiempo sin
verte.
El caballo negro resopló y se acarició contra Jing Shao. Xiao Hei era un caballo salvaje de las
praderas que había sido domesticado. Su temperamento era fuerte, pero aunque no era un caballo
famoso de pura raza, podía compararse incluso con los preciados corceles de esos generales de alto
rango, debido a que era mucho más inteligente que el caballo promedio, evitaría obstáculos por sí solo.
Si Xiao Hei hubiera estado en el último fragmento de su vida anterior, él y Jun Qing no se habrían visto
obligados a saltar por ese acantilado.
Sin embargo, en ese caso, no tendría la oportunidad de empezar de nuevo. Los desastres y
bendiciones que dependen de la existencia del otro, ya sea buena fortuna o calamidad, ¿quién podría
saberlos?
—El funcionario Li vino a visitarnos ayer, pero dijo que no era nada importante. Después de escuchar
que Wang Ye no estaba aquí, se fue—. El Sr. Yun informó sobre lo ocurrido ayer.
—¿Li Yanqing?—. Al ver al mayordomo Yun asentir, Jing Shao frunció el ceño, esta era la última
persona registrada en el libro azul oscuro de contabilidad. —Si vuelve, dile que espere hasta mañana y
luego que vaya al Pabellón de Reunión Inmortal por la tarde.
—Sí—. El Sr. Yun estuvo de acuerdo y vio a Jing Shao partir en el caballo.
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11: La villa

El corcel negro que llevaba al apuesto príncipe pasaba por las calles, y la gente común que ya había
ubicado sus puestos se apartaba de su camino.
—¿Lo viste? Si sigues siendo así de ruidoso, dejaremos que Cheng Wang te lleve—. La mujer que
vendía verduras tiró su canasta y señaló a la silueta que pasaba volando para que su hijo parara de
llorar.
Jing Shao frenó a su caballo para reducir su velocidad, y al escuchar esta frase, no pudo evitar fruncir
el ceño.
—Se rumorea que Cheng Wang se ha vuelto un tiránico, y que mató a 100.000 prisioneros de guerra
en el campo de batalla, por lo que sólo una mención de su nombre provoca pesadillas en los niños
pequeños—. Esta fue una de las razones por las que durante todo ese tiempo esas personas lo acusaron
de cometer esos delitos. Realmente ridículo, sin mencionar la campaña contra el ejército de los Hunos,
él mismo sólo dirigió 50,000 tropas y caballos, y en todo el ejército de los Hunos ni siquiera había
100,000 personas. En ese entonces, él dirigió a 2.000 soldados para rodear a los Hunos con su general,
tratando de instarlos a que se rindieran, pero la naturaleza de esas personas era absolutamente feroz,
ya que preferían morir antes que rendirse, por lo que lo mejor era matarlos uno por uno. Al final, el
general intentó sacar a un grupo de soldados para conseguir su escape del recinto, pero en el intento
fue decapitado por Jing Shao. Las personas vivas que pudieron capturar eran menos de 500; además,
cada uno de ellos odiaba a todas las tropas chinas hasta los huesos, si no los mataban, los problemas no
terminarían.
Resulta que los rumores han estado circulando desde ese momento.
Hoy el día estaba soleado y despejado, el sol entraba por la ventana para conseguir calentar al amplio
escritorio de madera de sándalo. Mu Hanzhang se sentó en el escritorio, sosteniendo un libro de
contabilidad y revisando cuidadosamente su dote.
La Residencia del Marqués del Norte tenía una gran línea de negocio, pero su número de habitantes
también era muy grande. Después de calcular, la cantidad total de la herencia asignada para él fue
menos de 30,000 taels de plata. Su madre, quien se encargaba de las cuentas, lo había revisado y podía
detectar cualquier problema. Aunque 30.000 no le afectarían demasiado, tampoco le dejaron recibir
ninguna ventaja adicional. Además, no podían darle ninguna propiedad ancestral o tierra, y después de
un tiempo, el dinero que le dieron se redujo a prácticamente nada. Todo lo que quedó fueron algunos
pueblos intocables, tierras de cultivo, y luego algo de plata que se había usado para hacer frente a su
atuendo de boda y cosas por el estilo.
A su vez, la tierra del este era un bosque estéril, con acacias crecidas y rocas extrañas. Por lo que no
podían llegar a cultivar absolutamente nada, y no eran tierras aptas para la jardinería. A causa de ello,
estaban abandonadas. Y este lugar ocupaba la mayor parte de su "herencia familiar". Mu Hanzhang se
burló. ¡Madam Du, quien es la Marquesa del Norte, realmente tenía miedo de que la gente la critique a
sus espaldas!
Sin embargo, de esta manera, ahora básicamente ya no tenía dinero entre sus manos. Los cien mil
taels que le dio su madre son lo único que posee, por lo que no quiere malgastarlo.
—Wang Fei, la Esposa Secundaria está viniendo al Lado Este—. Yun Zhu entró corriendo al estudio y
dijo asustado.
—¿Qué quiere hacer ella viniendo aquí?—. Mu Hanzhang frunció el ceño y dejó su libro en el
gabinete. ¿No había venido ya después del desayuno para presentar sus respetos?
—Debe tratarse del tema de las asignaciones familiares. Si ella dice que tomará unos meses en
entregarle las cuentas, no debe estar de acuerdo con ella—. Yun Zhu arrugó su nariz, y su tono sonaba
bastante resentido.
Al escuchar esto, Mu Hanzhang no dijo nada, y solo invitó a Madam Song al pequeño estudio.
Song Lingxin sonrió, mientras entraba. —Esta Concubina se adelantó en visitar a Wang Fei, espero no
se moleste.
Mu Hanzhang estaba impaciente de tratar con ella, y después de intercambiar cortesías en un par de
frases, le preguntó cuál era el problema.
—De acuerdo con las reglas, después de que Wang Fei haya cruzado el umbral, todos los asuntos
económicos de la familia deberían ser entregados a usted. Es solo que el Palacio del Príncipe siempre
ha distribuido el dinero el primer día de cada mes. Por lo que hay muchos asuntos ahora,
entregándoselo a Wang Fei, me temo que las cosas saldrán mal, así que esta Concubina vino a pedirle a
Wang Fei que le permitiera seguir administrando—. Song Lingxin dijo con una sonrisa.
Mu Hanzhang miró hacia abajo, jugando con el pisapapeles de jade blanco sobre la mesa, con el
pulgar frotaba inconscientemente el borde liso y redondeado. Este es un pequeño hábito que tiene
cuando piensa. —Ya que ese es el caso, continuarás manejándolo por unos días, en cuanto a la
supervisión de las otras esposas, esta noche espera a que Wang Ye regrese y discutiremos sobre ello.
Al ver que esta persona no estaba molesta, la tez de Song Lingxin se tornó verde, pero pronto
recuperó su sonrisa. —Sí, todavía tenemos que buscar la opinión de Wang Ye, pero esta Concubina dice
que eso no es lo más importante. Hay una cosa más...—. Mientras decía esto, colocó un pequeño libro
sobre la mesa.
—¿Qué es esto?—. Mu Hanzhang echó un vistazo, pero no había nada escrito en la portada del libro, y
sólo tenía una flor de peonía pintada.
—Estos son los arreglos para las fechas de atención a la cama de Wang Ye—. Dijo Song Lingxin,
sintiéndose avergonzada de tener que confrontar a este Wang Fei masculino para hablar sobre estas
cosas, pero no podían simplemente evadirlo. —Esta concubina lo ha hablado con nuestras dos hermanas
menores, y nosotras hemos escrito todas las fechas discutidas allí, invitando a Wang Fei a revisarlas.
Cuanto antes podamos determinar esto, mejor, ya que nos permitirá preparar los arreglos de gestión.
Este tema también hizo que Mu Hanzhang se sintiera algo incómodo, por lo que, después de expresar
que lo comprendía, agitó su mano para despedirla de regreso al Lado Oeste.
En los suburbios de la capital, Villa de Cheng Wang.
Esta villa le fue otorgada por el Emperador. Detrás había una montaña alta e inclinada, y en la
montaña había una exuberante vegetación verde y el murmullo de los arroyos, era la villa en la que
solía quedarse durante el verano.
—¡Este subordinado saluda a Wang Ye!—. Una vez que entró en la villa, un hombre alto vestido de
negro tomó la iniciativa y se adelantó para saludarlo.
—¿Dónde está Ren Feng?—. Jing Shao entregó el caballo a uno de los sirvientes que le daban la
bienvenida y le preguntó al hombre grande vestido de negro.
—El comandante está en el campo de práctica de artes marciales, este subordinado irá a buscarlo.
—No es necesario, puedes guiarme para echar un vistazo—. Jing Shao colocó ambas manos detrás de
su espalda, sin apresurarse, pero tampoco moviéndose demasiado lento hacia al oeste de la villa.
El área de la villa era mucho más grande que la del Palacio de la ciudad. Todo el lado oeste se había
convertido en un campo de artes marciales. En el centro se encontraba una plataforma de madera de
tres pies de altura, y el armamento se colocó en un estante en la parte superior de la plataforma. En
este momento, dos personas vestidas con uniformes grises de guardaespaldas imperiales estaban muy
ocupadas entrenando en el escenario.
Una persona empuñaba una grande espada y la otra empuñaba una lanza, uno atacaba al otro y el
otro hacía lo mismo, debajo de la plataforma había una multitud de personas vestidas con los mismos
uniformes de guardaespaldas imperiales de color gris. Una vez que ocurría un brillante movimiento de
combate, todos gritaban y alababan, era extremadamente animado.
Cuando llegó Jing Shao, vio que el competidor que empuñaba la espada había sido arrojado del
escenario por su oponente. El repentino y poderoso empuje que tomó hacia su adversario con la guardia
baja, fue bastante hermoso.
—¡Genial!
—¡Wang Ye!—. Cuando todos notaron la llegada de Wang Ye, empezaron a arrodillarse e inclinarse
para presentar sus respetos uno por uno. Un hombre vestido con ropa deportiva negra, con una larga
estatura salió de la multitud y se arrodilló frente a Jing Shao. —Este subordinado no estaba al tanto de
la llegada de Wang Ye, por favor disculpe a éste por no haber salido a recibirlo, espero el perdón de
Wang Ye.
—¡Qué estás diciendo!—.Jing Shao permitió que todos se levantaran y le dio una palmada en la
cabeza. Este hombre vestido de negro era el comandante del que todos hablaban. Esta villa albergaba a
los doscientos guardias que pertenecían al círculo interno de guardias de Cheng Wang. Ren Feng era el
comandante de todos ellos.
—Jeje...—. Ren Feng sonrió y se puso de pie. La cicatriz que atravesaba su ceja izquierda hasta la otra
esquina de la suya lo hacía parecer bastante temeroso, pero la forma en que su rostro redondo se volvía
cuando sonreía en realidad lo hacía parecer bastante simple y honesto. —La última vez que el Sr. Yun
dijo que este subordinado era demasiado vulgar y no entendía sobre la cortesía, provocó que este
subordinado quisiera aprender algo acerca de la etiqueta de esos oficiales de alto rango.
Jing Shao arqueó las cejas: —¿Solo tú?—. Después de que terminó de hablar, le dio una palmada de
nuevo, lo agarró por el cuello y lo arrastró al escenario. —No intentes molestarte con esas cosas
inútiles, ven y acompaña a Cheng Wang para relajar sus músculos y huesos.
Ren Feng se quejó de inmediato. —Wang Ye, este subordinado acaba de pelear durante dos horas
enteras.
—¡Deja de decir tonterías!—. Jing Shao lo ignoró y sólo le arrojó un arma. Levantó la espada y cargó
hacia adelante.
Por la tarde, Jing Shao, efectivamente, no había regresado a la residencia. Por lo que Mu Hanzhang
almorzó solo y luego fue a la pequeña sala de estudio alegremente y arrojó a un lado el libro con la
peonía pintada. Había un estante de libros en el estudio que no había leído, porque no había tenido la
oportunidad de examinarlos detenidamente. Jing Shao dijo anoche, que este pequeño estudio le
pertenecería de ahora en adelante, y que podría leer todos los libros de allí como quisiera.
A excepción de algunos nuevos ensayos de viaje que logró ver el día anterior, parecía que habían
algunos libros aquí que ya había leído. Mu Hanzhang supuso que los libros que Jing Shao colocó aquí
antes eran los libros que no solía leer, pero que aún no había guardado en el gran estudio del pabellón
de Yinfeng. Extendió la mano y sacó unos libros que estaban envueltos en cuero duro de color azul y los
puso sobre el escritorio. Para posteriormente elegir uno de ellos para comenzar su lectura.
¡Resultó ser un libro militar! Pero pensándolo bien, sería extraño si hubiera versos de poesía en el
estudio de Jing Shao.
Abriéndolo lentamente, Mu Hanzhang no pudo evitar sorprenderse. Entre las ordenadas negras líneas
de texto habían numerosas anotaciones densamente escritas con tinta bermellón.
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12: Servicio a la cama

La caligrafía bermellón era visiblemente suave e inmadura. Mirándolo, este libro parece haber existido
durante ya algunos años. Mu Hanzhang hojeó todo el conjunto de libros uno por uno. Pero no sabía que
Jing Shao ya había estudiado muy duro desde que era muy joven con ellos. No era de extrañar que Jing
Shao fuera capaz de derrotar a los Hunos en su adolescencia, superando a sus dos hermanos imperiales
y también de ser capaz de recibir un título, el de "Cheng Wang" antes que ellos.
—Wang Fei, fui a preguntarle a la hermana Zhi Xi—. Yun Zhu llegó saltando y se movió hacia el
escritorio mientras sonreía.
—¿Qué preguntaste?—. Mu Hanzhang, al verlo sonreír, colocó el libro con el resto de los volúmenes y
lo devolvió a su lugar original.
—Anteriormente, el horario para ir a la cama de Wang Ye lo establecía la Esposa Secundaria. Eran 20
días al mes para ella y las otras dos concubinas tenían 4 días cada una—. Yun Zhu, recordó la expresión
de Zhi Xi cuando le había contado acerca de esto y no pudo evitar reírse. —Esos ocho eran los días en
los que la Esposa Secundaria menstruaba".
Mu Hanzhang miró a su pequeño sirviente que tenía un rostro con una sonrisa malvada y asintió con
la cabeza sintiéndose impotente. Que una chica que aún no está casada como Zhi Xi explique este tipo
de cosas, fue realmente...
—Pero Wang Ye sale a pelear en guerras durante todo el año y rara vez ha pasado la noche en el
Palacio—. Yun Zhu temía que Mu Hanzhang se sintiera incómodo, por lo que rápidamente agregó una
oración.
—Eres tan joven, pero astuto, entiendes mucho—. Mu Hanzhang palmeó la cabeza de Yun Zhu.
—Por supuesto, mi tío dijo que en un par de años, será el momento de encontrarme una esposa—. Yun
Zhu movió su cabeza con orgullo y tomó el libro que estaba a un lado. —Wang Fei no tiene el problema
de la menstruación. ¿Por qué no hacer arreglos para que Wang Ye venga al Lado Este durante 25 días, y
para el resto solo uno?
—¿Cómo es posible?—. Mu Hanzhang se echó a reír. Si lo arreglaba así, temía que, muy rápidamente,
pronto sería conocido por sus celos y se crearía una reputación desfavorable para sí mismo. Sin
embargo, al pensar en el dolor que había sentido en el salón nupcial ese día, un miedo en él se
asomaba. Si tuviera que hacer eso durante la mayor parte del mes, sería demasiado difícil de soportar.
Frunciendo el ceño, abrió el libro de flores de peonía. Todos los registros anteriores estaban todos allí, y
eran de la misma manera que había escuchado de Yun Zhu. Intercalados en el medio del libro habían
algunos papeles. En ellos estaban escritos los nuevos arreglos que Madam Song había ideado. El
significado era más o menos que la primera mitad del mes, Wang Ye descansaría en la Lado Este con
Mu Hanzhang por la noche, en la segunda mitad, la Esposa Secundaria tendría nueve días, y luego cada
una de las dos concubinas obtendrían tres.
—¿Qué primera esposa no reserva al menos 18 días? La esposa secundaria realmente planeó bien—.
Yun Zhu se paró a un lado y no pudo evitar curvar sus labios. En estos dos años, cuando la Esposa
Secundaria era la que administraba la casa, su asignación mensual de plata nunca ha aumentado. El
sobre rojo que recibía al final del año era menos cada vez. Sin embargo, las pocas sirvientas que trajo
con ella tenían una paga bastante cómoda. Todos los sirvientes del Palacio del ¨Príncipe estaban
insatisfechos con ella desde hace ya mucho tiempo.
Mu Hanzhang arqueó las cejas. Este arreglo, contrariamente a lo que se creería, en realidad no era
tan malo para él, así que tomó el pincel de escritura y, usando una elegante caligrafía, copió palabra por
palabra los arreglos que la Esposa Secundaria había escrito en el libro de flores pintado.
Cuando Jing Shao regresó, ya el cielo estaba oscuro. Por lo que primero se dio una ducha y luego se
puso un atuendo informal holgado.
—Wang Ye, hoy, el Maestro Li ha vuelto. Sus subordinados lo atendieron de acuerdo a sus
instrucciones—. Después de la cena, el Sr. Yun se acercó e informó a Jing Shao sobre la situación de los
visitantes de hoy.
—Ya veo—. Jing Shao se encargó de algunos asuntos y permitió que el Sr. Yun bajara. Para después
estirar sus músculos y querer acostarse en su cama.
—Wang Ye, le llevaré un poco de comida—. Le dijo Mu Hanzhang y dio un paso adelante para
abrazarlo.
—¿Ah? Estoy cansado—. Jing Shao no estaba de tan buen humor. Después de haber tenido un largo
día de práctica, su cuerpo todavía le dolía.
Al ver que no había rastro de querer ser levantado, los ojos de Mu Hanzhang estaban llenos de
insatisfacción, y lo miró como a un niño al que se le obliga a despertar. Contuvo el impulso de extender
su mano y acariciar su cabeza, y lo empujó. —Confía aquí. Sólo come un poco.
Jing Shao parpadeó, ¿Jun Qing se preocupaba por él? Como resultado, la desgana original
desapareció de inmediato, y tiró de su Wang Fei y se apoyaron juntos en la cálida habitación. —No,
tener un paseo para mí estaría mejor.
Mu Hanzhang no pudo evitar reír y se sentó. Como alguien que siempre aprovechaba las
oportunidades, Jing Shao se recostó sobre el regazo ajeno. —Jun Qing, ¿me ayudarías a masajear mis
hombros? Me duelen mucho.
—Esta persona no es un sirviente, no sé cómo hacer esto—. Aunque Mu Hanzhang dijo esto, aún así
tomó los hombros de la otra persona entre sus manos.
Cuando lo presionaron en un lugar determinado, Jing Shao de repente aspiró un poco de aire frío.
—¿Duele?—. Mu Hanzhang se sorprendió. En realidad, no usó su fuerza, ¿cómo pudo haberlo
lastimado?
—Bueno, podría ser solo un poco—. Jing Shao dijo vagamente, como si no le importara.
—¿Wang Ye fue a practicar artes marciales hoy?—. Mu Hanzhang frunció el ceño al llegar a una parte
del cuello ajeno, y encontrarse con un gran hematoma. Al ver esto, solo pudo convocar a alguien para
que le trajera un poco de aceite medicinal para ayudarlo a hacer circular su sangre.
Los dedos cálidos y delgados que estaban humedecidos con el aceite medicinal refrescante hicieron
contacto con su piel, y Jing Shao no pudo evitar contener la respiración. Cuando la mano se frotó en
donde estaba su herida, solo pudo imaginar la forma de esa mano esbelta y atractiva.
Jing Shao no pudo evitar agarrar esa otra mano frente a él, brillando a la luz de las velas, la esbelta y
hermosa mano se veía impecable, a su vez se podían ver varias venas azules y verdosas discretas a
través de la blanca piel de jade. Cada dedo delgado era largo como un tallo de cebolla tierna de color
jade, y las uñas eran lisas y ordenadas. La llevó hacia él como si fuera un tesoro, y no pudo evitar
llevarla a sus labios y besarla suavemente.
—¡Wang Ye!—. Mu Hanzhang se sorprendió y rápidamente retiró su mano.
—Las manos de Jun Qing son tan hermosas—. Jing Shao giró su cuerpo y lo miró inocentemente.
Mu Hanzhang se sentía indefenso, pero aún así lo ayudó a volver a vestirse. —Hoy, Madam Song vino
a hablar sobre la administración de la casa. Ahora mismo estamos a mediados de marzo, así que están
pasando muchas cosas en el Palacio. Al ver que ella está dispuesta a ocuparse de todo ello, esta persona
piensa que lo mejor sería que esto siga así por algún tiempo más.
Jing Shao al escuchar esto frunció el ceño y levantó sus ojos para mirar la expresión ajena, pero vio
que esta aún se mantenía ligera y no podía distinguir nada. Madame Song dijo esas palabras, porque
ella no quería entregarle el poder a él, pero si se le permitía administrar la casa, la reputación de Jun
Qing en la residencia se vería muy afectada. Además, no creía que Jun Qing, alguien que era tan
inteligente, no pudiera ser capaz. No pudo evitar suspirar. —Tú eres el Wang Fei, estas cosas deben
hacerse de acuerdo a tu deseo. Si te resulta demasiado molesto, deja que Duo Fu se encargue. Haré
que Song Lingxin te entregue todos los libros de contabilidad mañana.
Habiendo dicho tanto en los dos últimos días, Jun Qing todavía estaba probando su actitud hacia él.
Jing Shao se sintió un poco cansado. Ahora que los rumores de su brutalidad han comenzado a
extenderse en la capital, nadie en este mundo estaba dispuesto a confiar en él.
Jing Shao se levantó en silencio, y no se volteó a mirar a la persona en el diván, solo se quitó el abrigo
y volvió a subir a su cama.
—Wang Ye...—. Mu Hanzhang miró la espalda de Jing Shao y sintió un pequeño dolor en su corazón.
Dándose cuenta que el haber actuado fríamente lo había lastimado a su esposo, frunció sus labios y
también lo siguió a la cama. Agarrando el brazo de la persona que estaba de espaldas a él, dijo: —Wang
Ye, esta persona no se refería a ello. Para encargarse de la entrega de los libros de contabilidad, esta
persona debe revisar primero los libros de los años pasados. Es mejor que empiece el próximo mes. De
lo contrario, durante un tiempo, no estaré familiarizado y todo será un desastre.
El hombre que miraba frente a la pared del costado de la cama, no dio ninguna respuesta...
Al sacudir su brazo, tampoco dio ninguna respuesta...
Mu Hanzhang se acercó y echó un vistazo al rostro de Jing Shao, vio al hombre con los ojos cerrados y
llamó en voz baja. —¿Shao? ¿Me estás escuchando?
—No te escuché—. Jing Shao giró un poco su cuerpo hacia atrás, pero sobre su cama descansaba una
persona, por lo que, mientras se movía, accidentalmente hizo que la persona cayera sobre su cuerpo.
Por lo tanto, aprovechó esta oportunidad para enterrar su rostro en la almohada y dejó de moverse.
La persona en su cuerpo no pudo evitar soltar una risa ahogada en voz alta. —Entonces lo diré de
nuevo. Mañana, haré que saquen los libros de cuentas de años anteriores para que los vea. Y el primer
día del próximo mes, me encargaré de la administración del Palacio.
Con Jing Shao escuchando esto, su corazón finalmente se sintió cómodo. Con un giro, llevó a la
persona que estaba encima de él debajo de su cuerpo.
—Wang... Wang Ye...—. Mu Hanzhang no sabía cómo estaban de repente en una posición como esta.
Jing Shao frunció el ceño y miró hacia los pequeños labios pálidos, ligeramente separados, y se
inclinó, dejando un dulce beso sobre ellos.
Los ojos de Mu Hanzhang se agrandaron, sin saber cómo reaccionar. Solo sintió que aquellos labios
suaves y cálidos estaban con los suyos. Fue solo un toque ligero, como el de una mariposa en el agua,
pero para él se sintió eterno.
—Este es un castigo. En el futuro, la próxima vez que intentes hablar conmigo de una manera tan
cortés, por cada oración, serás castigado—. Jing Shao sonrió, satisfecho de sí mismo.
—Yo...—. Mu Hanzhang se quedó sin habla, por lo que solo pudo girar la cabeza, negándose a mirarlo;
sin embargo, todo su hermoso rostro estaba completamente sonrojado con un rojizo tono.
Jing Shao al verlo así, solo sintió un movimiento en su corazón. Y no pudo evitar besarlo de nuevo en
la mejilla. Luego continuó hasta su rostro y se deslizó por su barbilla, besándolo suavemente en su
cuello.
El cuerpo de Mu Hanzhang no pudo evitar temblar, y su respiración también se había vuelto más
corta y rápida. —Wang Ye... No... Ah...
Jing Shao estaba besando su clavícula, al escuchar esas palabras, le dejó un ligero mordisco. —
¡Llámame Shao!
—Shao... No..—. Mu Hanzhang escuchó a la persona en la parte superior de su cuerpo respirar cada
vez de una manera más pesada.
Al escuchar miedo en su voz, Jing Shao levantó la cabeza para mirarlo y vio que su rostro sonrojado
original se había tornado a un pálido color. No pudo evitar suspirar y se dio la vuelta para tumbarse de
costado en la cama.
Mu Hanzhang frunció sus labios. Como esposa, no estaba bien negarse a tener intimidad con su
esposo. Sin embargo, la experiencia de esa primera noche fue demasiado terrible. Incluso si sabía que
estaba mal, permaneció en silencio y se agarró con fuerza a la esquina de la colcha.
Cuando la sirvienta vio la hora que era, apagó las luces de afuera y el interior de la habitación se
oscureció de repente. La sirvienta de turno de noche entró con pasos ligeros y bajó suavemente la
cortina, para luego retirarse rápidamente al exterior.
El mismo Jing Shao se relajó en un momento, luego, cuando sintió que el calor en su cuerpo
disminuía, extendió sus manos para envolver al cuerpo ajeno que estaba aún rígido debajo de las
colchas
—Lo siento...—. Jing Shao escuchó a la persona a su lado decir suavemente.
En la oscuridad, sus labios se juntaron y lo tomó entre sus brazos, diciendo en el mismo suave tono: —
Duerme, está bien.
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13: El certificado de comercio de la sal

Al día siguiente, Mu Hanzhang se despertó en los brazos de Jing Shao. Un aliento cálido revoloteó en su
cuello, y una pierna delgada descansaba sobre su cuerpo, presionando una de sus piernas que se
encontraba ya entumecida.
Se movió incómodo, y la persona que lo sostenía se despertó lentamente, suspirando suavemente. —
Jun Qing...—. Su llamada que estaba aturdida por el sueño tenía un perezoso sonido nasal.
—Bueno, es hora de levantarse—. Mu Hanzhang se movió de nuevo. Pero inesperadamente, en lugar
de conseguir su libertad, la otra persona lo abrazó aún más fuerte.
—No necesitas ir a la corte matutina, ¿cuál es la prisa?—. Jing Shao enterró su rostro en la otra
persona que estaba entre sus brazos y se acarició la cabeza un par de veces.
—¿No tiene Wang Ye una cita con el señor Li hoy?—. Mu Hanzhang quería decir que después del
desayuno, las Concubinas vendrían a presentar sus respetos, y que no sabría qué hacer si veían que los
dos todavía estaban en la cama.
Jing Shao, todavía sin querer, se entretuvo un rato antes de levantarse. En su vida anterior, después
de comenzar la tercera expedición contra los tres estados vasallos, básicamente nunca tuvo la
oportunidad de dormir tranquilamente así. Después de ser encarcelado, sus posibilidades disminuyeron
enormemente. Sólo quedaba la losa de piedra caliza helada y el heno sucio. Por lo tanto, se encontró
ahora cada vez más inclinado hacia las cosas cálidas y limpias.
Al mirar a Mu Hanzhang poniéndose elegantemente sus túnicas exteriores, y que hoy había elegido
usar prendas blancas como la nieve de la cabeza a los pies, sintió que esta persona ni siquiera estaba
manchada por una mota de polvo. Jing Shao sostenía su cabeza con una mano, mientras estaba
acostado de lado en la cama mirando hacia un rayo de sol que iluminaba a aquella persona que parecía
un inmortal caído del cielo. Como si estuviera en trance, y pensó: ¡Esta persona debe ser el ser más
cálido y limpio de este mundo!
La cita con Li Yanqing era al mediodía, así que después de desayunar, Jing Shao no se apresuró a salir
y se sentó en el sofá Luohan para acompañar a su esposa a tomar el té.
—La Esposa Secundaria y las dos Concubinas han venido a saludarlos—. Zhi Xi vino a informar.
Después de que Mu Hanzhang asintió, Song Lingxin y las dos Concubinas ingresaron para saludar a
Wang Fei y presentar sus respetos, pero al ver que Jing Shao también estaba allí, naturalmente, lo
saludaron primero.
Cuando la Concubina Liu se levantó, fue un poco más lenta que las demás. Parecía como si no se
sintiera bien, por lo que su cuerpo se sacudió y cayó hacia adelante.
Mu Hanzhang inconscientemente extendió su mano para atraparla, pero inesperadamente Jing Shao
reaccionó aún más rápido, y la consiguió levantar. ¡Qué broma que su caída fuera justo en los brazos de
Jing Shao!
—Wang Ye...—. La hermosa Concubina Liu levantó su par de hermosos ojos de agua otoñal y miró a
Jing Shao. —El cuerpo de esta humilde Concubina no se encuentra bien y accidentalmente caí sobre
usted.
La mano de Mu Hanzhang que estaba estirada dio un giro brusco, luego se dispuso a recoger la taza
de té de la mesa y bebió un sorbo, como si no hubiera visto nada.
Jing Shao frunció el ceño, obviamente sin ver el significado del agua otoñal en esos hermosos ojos.
Esta caída le recordó que en la vida anterior ella pareció también caer a sus brazos y al descubrir que
ella era extraordinaria, la consintió por un buen tiempo. Sin embargo, cuando el palacio estaba en
problemas, esta mujer desapareció misteriosamente. Ahora él podía asumir que ella había podido
recopilar evidencia sobre sus crímenes durante ese año.
La Concubina, al ver a Wang Ye mirándola, no pudo evitar sentirse felicidad en su corazón. Sin
embargo, en el exterior, su apariencia todavía parecía como si estuviera demasiado débil para soportar
el viento. Song Lingxin, que estaba viendo esto, estaba apretando los dientes. ¡Esta zorra seductora!
La Concubina Li miró la situación y puso los ojos en blanco, pero inmediatamente se hizo a un lado y
se quedó en silencio.
—Wang Fei, sobre lo mencionado ayer...—. Song Lingxin dio un paso adelante, rompiendo la extraña
atmósfera de la habitación.
—Ya se lo he dado a Duo Fu—. Mu Hanzhang bajó los ojos, soplando la espuma en la superficie de su
caliente té, para después beber un sorbo de este. —Lo hablé con Wang Ye. Todavía estarás a cargo de
los asuntos administrativos del Palacio de este mes, el próximo mes, me entregarás todos los libros de
cuentas que tienes en tus manos.
La sonrisa en el rostro de Song Lingxin se congeló instantáneamente, y miró hacia Jing Shao. Pero
Jing Shao solamente observó a Mu Hanzhang. —Entonces, ¿estarás ocupado el próximo mes?
—Hay muchos asuntos. Si Wang Fei quiere hacerse cargo el próximo mes, me temo que estará muy
ocupado durante mucho tiempo—. Al ver la interrupción de Jing Shao, los ojos de La Esposa Secundaria
Song se encendieron de esperanza de nuevo y se apresuraron a seguirlo.
—Naturalmente, estaré un poco más ocupado de lo que estoy ahora, pero de cualquier manera no
tengo nada que hacer en este momento—. Mu Hanzhang le dijo a Jing Shao.
—Entonces haré de que no tengas nada que hacer para llevarte a pasear estos días—. Jing Shao
frunció el ceño. Y como estaban en presencia de las Concubinas, tampoco dijo demasiado.
La sonrisa de Song Lingxin se volvió más rígida, su tez se tornó más azulada, y llevó a las dos
Concubinas a retirarse. Cuando salieron, ella tiró ferozmente del pañuelo que tenía en las manos. Las
dos Concubinas se miraron y la Concubina Li dio un paso adelante para decir. —He estado pensando en
el té de flores que tomamos con la hermana el día anterior.
Song Lingxin las miró. Ella solía pensar que la presencia de estas dos mujeres era molesta. Ahora que
se había encontrado con un enemigo formidable, primero debía ganarse a estas dos para que la
apoyasen. Por lo tanto, después de decir algunas palabras corteses, las invitó a ir al pequeño pabellón a
tomar el té.
—¡Un hombre que se mete en los deberes de esposa! ¡Y todavía no siente que está perdiendo su
prestigio!—. En el pequeño Pabellón de Flores, Song Lingxin dejó con fuerza su taza de té sobre la
mesa.
—Él está siendo mimado en este momento. Me temo que la hermana no podrá competir contra él—.
La Concubina Liu entrecerró sus astutos ojos. La diferencia entre su comportamiento anterior y el de
ahora era extremadamente grande.
—Pero escuché que Wang Ye pasó las últimas noches en el Lado Este, pero no llegaron a hacer nada
juntos—. Sonrió la concubina Li. —A la mañana siguiente, en la cámara nupcial, ya estaba enfermo y su
enfermedad era grave. En mi opinión, debe de tener algún tipo de acuerdo con Wang Ye.
—¿Qué quieres decir con esto?—. Esta vez, el corazón de Song Lingxin se animó. La relación de la
Concubina Li con las sirvientas era buena, y la gente encargada de la habitación de Wang Ye también le
pasaba información.
—Escuché que cuando estaba tomando medicamentos ese día, Wang Fei y Wang Ye tuvieron una pelea
en la habitación y también dijeron algo sobre algunos papeles de divorcio—. La Concubina Li transmitió
la noticia por la que había preguntado con total confianza.
—Si es así, ¿entonces Wang Ye planea encontrar una oportunidad para el divorcio?—. Li agregó
oportunamente sus pensamientos.
—Hmph, si es así, una vez que se haga cargo de las tareas del hogar, la oportunidad de encontrar una
razón para divorciarse de él será más fácil de encontrar...—. Una sonrisa reapareció en el rostro de
Song Lingxin. Teniendo por sentado que dentro de este mes, ¡aprovechará en dejarle unas operaciones
"perfectas" a Wang Fei!
El príncipe, del que tanto hablaban las Concubinas, estaba ahora pegado a Wang Fei, mirando lo que
estaba pintando.
—¿Por qué Wang Ye salió a practicar artes marciales ayer?—. Dijo Mu Hanzhang cuando se dio cuenta
de la mirada fija que se posaba en él y buscó un tema para conversar.
—Fui a buscar a alguien con quien pelear—. Jing Shao apoyó la parte superior de su cuerpo sobre la
mesa, para fijar ahora su mirada hacia la diestra punta de pincel de Mu Hanzhang. —¿Qué estás
pintando?
—Un cuadro para un regalo de cumpleaños—. El pincel de finas cerdas entre sus dedos se acariciaba
suavemente en el fino papel como nubes en movimiento y agua fluyendo. —El mes que viene es el
cumpleaños de mi padre.
—Anteriormente, no le permití firmar un certificado para el comercio de la sal, y en su lugar le pedí
que se fuera al noroeste para vender caballos—. Jing Shao recordó este asunto de cuando fueron a
visitar a sus padres y lo dijo sin problemas.
—¿Vender caballos?—. La punta del pincel de Mu Hanzhang se detuvo y se formó un punto negro
adicional en las montañas en la parte inferior, por lo que rápidamente agregó algunos trazos,
convirtiéndolo en un musgo.
—Bueno...—. Jing Shao no tenía la intención de explicar más sobre esos asuntos, así que levantó el
pincel. —Cuando pintes un regalo de cumpleaños, no tienes que preocuparte tanto, te ayudaré.
Mu Hanzhang le extendió una hoja de papel, sintiendo curiosidad por lo que quería pintar. Solo vio a
Jing Shao levantando su pincel, mientras formaba algunos trazos, y luego una tortuga fea apareció de
repente en el papel.
—Esto...—. La esquina de la boca de Mu Hanzhang se torció. —¿Es esto un regalo de cumpleaños?
—Un rey de mil años o una tortuga de caparazón blando de 80.000 años, ¿no es esto más como un
regalo para los ancianos?—. Jing Shao estaba inmensamente satisfecho de sí mismo.
—Pff ~—. Aunque fue irrespetuoso con su padre, Mu Hanzhang no pudo evitar reírse. —Si Wang Ye le
diera esta pintura a mi padre, me temo que otros también se burlarían.
—Entonces envíe su pintura primero. Espera hasta que sea el cumpleaños del Marqués del Norte y
luego puedes enviar el mío—. Jing Shao levantó su pintura y la miró. Luego le dijo a Yun Zhu, quien
estaba a un lado: —Ve a guardarlo.
—Sí—. Yun Zhu contuvo la risa y enrolló la pintura.
Al ver que era casi mediodía, y Jing Shao todavía estaba dando vueltas en la pequeña sala de estudio
sin tener intenciones de irse, Mu Hanzhang lo instó a que saliera a arreglar sus asuntos.
—Ven conmigo, solo le voy a explicar algunas cosas, que serán un par de frases. Por la tarde te llevaré
a las afueras de la ciudad—. Jing Shao quería llevar a Jun Qing a probar los bocadillos en el sur de la
ciudad, y luego ir a ver si las flores de durazno de la mansión de su hermano ya habían florecido. Estas
cosas eran unas de las tantas actividades que le habrían gustado realizar en su anterior vida, pero
después de despertarse aún no las había hecho. Por lo que tenía muchas ganas de ir con Jun Qing a
hacer todas y cada una de ellas.
Mu Hanzhang no pudo convencerlo de lo contrario, por lo que solo tuvo que cambiarse de ropa e ir
con él.
Al llegar al lugar de encuentro, Li Yanqing se frotó las manos felizmente. —Wang Ye... ¿Este es?—. Al
ver el rostro desconocido detrás de Jing Shao, la sonrisa en su rostro se tornó algo cautelosa.
—Este es el invitado de mi Palacio, el Señor Jun. Su presencia no obstaculizará nada—. Jing Shao
respondió con indiferencia y guió a Mu Hanzhang para que se sentara. —Le pedí que viniera hoy para
decirles que en el futuro este tipo de asuntos ya no se podrán hacer.
—¡Wang Ye!—. Li Yanqing se puso pálido de miedo. Miró hacia su alrededor, bajó la voz y preguntó: —
¿Pasó algo?
—Hubo algunos rumores en la corte imperial, así que es mejor actuar con moderación—. Jing Shao se
sirvió una copa de vino. —Ve a buscar a Ren Feng, ya le he hablado de las regulaciones específicas. Él
te dirá qué hacer en el futuro—. Ayer, cuando se dirigía a la villa, aprovechando la oportunidad se ocupó
del asunto del negocio de la certificación de sal.
Después de que Li Yanqing se fuera, Mu Hanzhang guardó silencio por un momento y dijo: —¿Con
qué problema se encontró Wang Ye en la corte?
Jing Shao lo miró y sus labios se juntaron, sonriendo. —No es nada por ahora, pero, ¿ha escuchado
Jun Qing los rumores en la capital?
Mu Hanzhang bajó los ojos para pensar y dijo: —¿Se trata de los rumores de que Cheng Wang irá a
castigar a los niños que lloran por la noche?
—Sí...—. Su Jun Qing es realmente una persona tan inteligente. Jing Shao sintió que hablar con él era
verdaderamente sencillo.
—Este asunto tiene tanto causas como efectos, y deben tratarse por separado, pero por ahora
debemos ocuparnos primero de los efectos—. Mu Hanzhang jugó con la copa de vino entre sus manos y
acarició lentamente el borde de su copa.
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14: Ciruelas verdes

Los ojos de Jing Shao se iluminaron y se dirigió a su esposa. —¿Cuál es el efecto? Y. ¿Cuál es la causa?
—. Realmente él no tenía ni idea del propósito de los rumores. Sólo pensó que lo que iba a hacer era
desaparecer cualquier "evidencia" que surgiera de los delitos a los que le condenaban. En estos días
había ya comenzado a guardar un perfil muy bajo, por lo que los rumores naturalmente se
desvanecerían lentamente.
—El llamado efecto es el propio rumor; la supuesta causa es la persona que difunde estos rumores, o
un grupo de personas—. Mu Hanzhang lo miró, se fijó que entendía y luego continuó: —Actualmente,
debemos resolver el rumor en sí. Dicen que la opinión pública es lo suficientemente poderosa como
para fundir un metal, la difusión masiva de rumores puede confundir el bien y el mal. Cuanto más se
difunda, más se convertirá en "la verdad", quizás ahora lo descartes con una carcajada, pero después de
unos años puede que no sea así.
—¡Jun Qing!—. Jing Shao agarró su mano que sostenía la copa de vino. En este momento, casi pensó
que Jun Qing también había renacido, pero inmediatamente rechazó aquella idea, de lo contrario,
¿cómo no vería las diferencias entre el que era ahora con el que fue en su vida anterior? ¡Pero si Jun
Qing no renació, entonces su previsión y su inteligencia no se debían de subestimar!
—¿Wang Ye?—. Mu Hanzhang no entendía la situación, no sabía el porqué esta otra persona de
repente tomó su mano.
—Estás dispuesto a ayudarme, y por ello estoy muy feliz—. Al darse cuenta de que su comportamiento
fue un poco brusco, Jing Shao rápidamente se justificó con una frase, pero no soltó la mano del otro.
El hombre que estaba siendo agarrado se sintió un poco avergonzado, bajó la mirada, y retirando su
mano le contestó: —Ya me he casado contigo, si no te ayudo, ¿a quién ayudaría?
—Jun Qing...—. Jing Shao miró a la persona frente a él. Esta persona tenía el talento para gobernar y
servir bien al país, pero tuvo que entregarse completamente en matrimonio a él. No sólo no le hizo nada
malo, sino que también estuvo dispuesto a presentar ideas y sugerencias y ayudarlo. Se dio cuenta de
que él fue realmente un estúpido en su vida anterior... Y no pudo evitar extender sus brazos y abrazar a
Mu Hanzhang con fuerza. —En esta vida, si no me abandonas, yo, Jing Shao, nunca te dejaré.
Mu Hanzhang se inclinó distraídamente sobre su pecho. Y no podía entender el porqué esta persona
de repente estaba tan emocionada. En su corazón pensó: "¿Podría ser que este no fuera un momento
adecuado para hablar, y no debió de haberlo interrumpido deliberadamente?" Al recordar el lugar en el
que se encontraban, y notar que había mucha gente alrededor, sus siguientes palabras no pudieron ser
pronunciadas precipitadamente, por lo que también las detuvo. —Vamos a comer primero.
—Sí, debes tener hambre. Vamos a comer primero—. Jing Shao recordó que aún no habían almorzado.
Li Yanqing había ordenado una mesa con buenos platos, pero él mismo ni siquiera movió sus palillos
antes de ir con impaciencia a buscar a Ren Feng. Ahora, si no comían pronto, todos los platos estarían
fríos.
Los dos comieron, pero no tenían prisa por regresar al Palacio. Jing Shao llevó a Wang Fei a las calles
principales para pasar un rato libre, disfrutando de un paseo para ayudar a la digestión. Ambos eran
personas inusualmente hermosas y extraordinarias, uno de una manera fría y pura, y el otro de forma
tan gentil como el jade. Todavía estaban tomados de la mano en la calle, aunque Jing Shao era el que
dirigía el paso y se negaba a soltar a la mano ajena, lo que llamó la atención de los transeúntes, que se
sorprendieron uno por uno.
—¿A dónde vamos?—. Mu Hanzhang dejó de ser arrastrado para conversar un momento, cuando
estaban afuera no era bueno llamarlo Wang Ye, por lo que sólo podía omitir el título.
—Estamos yendo hacia el sur de la ciudad—. Dijo Jing Shao mientras miró e ingresó a una tienda,
cambió algunos taels por 0.5 kilogramos de semillas de girasol salteadas, y luego lo llevó hacia los
callejones nuevamente, dando siete u ocho vueltas, antes de que finalmente encontrara una tienda que
parecía bastante vieja.
La tienda no tenía nombre, solo poseía una placa de madera colgada en la pared con dos líneas
escritas. "Tú montas a un caballo de bambú y caminas alrededor de la cama para hacer
ciruelas verdes*".
Cruzaron el umbral y lograron entrar en la tienda. Todo en la tienda estaba hecho de bambú y estaba
impecablemente pulido. El piso de la tienda no estaba pavimentado con cemento. Por lo que todo era de
tierra y las cuatro esquinas de la casa estaban plantadas con bambú, dando un aspecto muy elegante y
relajante.
—Buen lugar—. Mu Hanzhang no pudo evitar alabarlo con una frase.
—Jajaja, a este maestro no le desagrada esta tienda por ser simple y brusca, debes de ser una persona
culta—. Una voz femenina bastante clara y brillante llegó desde la puerta trasera. Al mirar, vieron a una
mujer casada de unos treinta años, vestida con un vestido de color rosa ciruela, sosteniendo una jarra
llegando desde el jardín trasero.
—Señorita Mei, confío en que se haya sentido bien desde la última vez que nos vimos—. Jing Shao
parecía estar muy familiarizado con este lugar, sonriendo y saludando a la dueña de la tienda.
"¿Señorita Mei? ". Mu Hanzhang echó un vistazo a la persona a su lado, esta mujer claramente
llevaba el vestido propio de una mujer casada; además, ella también se estaba acercando a la edad de
convertirse en madre, ¿por qué todavía llamaba a la otra persona como "Señorita" Mei? ¡Estaba siendo
realmente frío, sin saber dónde sus límites!
Jing Shao lo miró con una expresión inocente, y lo miró al frente de la vitrina.
—Joven, aún eres tan descarado—. La propietaria dejó la jarra de vino y caminó hacia detrás de su
alto mostrador. —¿Qué deseas?
—Una botella pequeña de vino de ciruelas verdes y también dos copas de vino—. Jing Shao sacó una
cantidad respetable de dinero y lo colocó sobre el mostrador de bambú.
—¡Espere!—. La propietaria tomó el dinero, y colocó una botella de vino con dos copas en una
pequeña canasta de bambú y se la entregó a Jing Shao. Ella miró hacia arriba y vio a Mu Hanzhang de
nuevo, sonriendo y diciendo: —Este caballero no parece familiar, pero su porte es extraordinario. Debes
ser un joven ilustrado. Les daré un precio más económico la próxima vez que vengan a comprar.
Jing Shao de repente ya no estaba feliz, y tomó a la persona a su lado entre sus brazos. —Él es mi
esposo recién casado, ¡no imagines que permitiré que tus planes funcionen!
—¡Dese prisa en irse, la próxima vez le cobraré el doble de precio!—. La dueña cambió
repentinamente su expresión, y sosteniendo una ramita de bambú, empezó a golpearla en el mostrador.
Jing Shao sonrió y tomó a Wang Fei para irse a pasos agigantados.
—Esta tienda...—. Mu Hanzhang frunció el ceño, sintiendo que la situación había sido bastante
extraña.
Jing Shao sonrió y metió su mano en la bolsa de papel con las semillas de melón. Y luego él mismo
sostuvo el vino de ciruelas verdes, pero aún así todavía dejó un espacio para que una de sus manos
siguiera sosteniendo a la ajena. —Es una historia muy larga.
La mujer de apellido Mei era una huérfana y su vecino también era un huérfano. Desde la infancia, los
dos dependían el uno del otro para sobrevivir. Esa niña tenía la técnica de la elaboración del vino que se
logró pasar de generación en generación, por lo que ahora podía hacer vino desde su casa. Luego, el
niño lo sacaba a vender a fin de buscar el pan de cada día. Cuando el hombre llegó a tener dieciséis
años, se inscribió en el ejército, pero dijo que una vez que se hiciera de un nombre, volvería y se casaría
con ella. Cuando Jing Shao estaba en el ejército, el hombre ya se había convertido en una importante
persona. Y siempre guardaba tontamente cada monera que le pagaban, diciendo que le serviría para
cuando volviera a su casa para casarse con "la señorita de las ciruelas verdes". Fue una lástima que al
comienzo del segundo año del alistamiento de Jing Shao, el hombre muriera en la batalla, por lo que la
señorita Mei nunca se ha casado.
Después de terminar de contarle la historia, los dos ya habían llegado al centro de un gran bosque de
flores de duraznos. Ya que marzo era la temporada en que las flores de durazno brotaban sin parar, el
escenario era profundamente hermoso.
Después de que Mu Hanzhang ordenó sus pensamientos acerca de la historia, su vista se encontró
con las preciosas flores de melocotón, un color rosa vivo vibró hasta donde alcanzaba su vista,
continuando al horizonte.
—Es tan hermoso...—. Dijo Mu Hanzhang en voz baja, el paisaje era muy precioso y la historia
también era hermosa. Desafortunadamente, el final fue como los pétalos de flor de durazno rosa que
llenaba la vista ante sus ojos, ya que al caer sólo podían ser llevados por el viento, mientras se
marchitaban y caían.
Jing Shao notó que el ambiente era un poco melancólico y lo empezó a abrazar por detrás, poniendo
su barbilla en el hombro del otro. —El hermano Wang era una buena persona. Cuando entré por
primera vez al cuartel militar, no podía comer la comida cruda de allí, y pasé hambre por mucho tiempo.
Él no sabía que yo era un Príncipe, pero aún así atrapó un pájaro en secreto y lo asó para que yo pueda
comer—. Por lo tanto, desde allí él siempre había estado cuidando a la Señorita Mei desde detrás de
escena.
—Wang Ye es realmente muy bondadoso—. Mu Hanzhang levantó ligeramente la esquina de su boca.
Jing Shao sonrió interiormente, ¿de buen corazón? No sentía que esta palabra tuviera mucho en
común con él. Creía en devolver la bondad, como la frase de "ojo por ojo". Sin embargo, no quería
cambiar la impresión que Jun Qing tenía de él diciendo esto, entonces permitió dejarlo pensar de esa
manera.
Tomando a Wang Fei, caminó hacia las profundidades del escenario lleno de flores de durazno, y no
mucho después, un pequeño pabellón delicado apareció frente a sus ojos.
—Este es un lugar tan agradable, ¿por qué no vemos a nadie más aquí?—. Mu Hanzhang abrió la
bolsa de papel y sirvió a ambos una copa de vino de ciruelas verdes.
Jing Shao sonrió. Este jardín era un bosque privado de su hermano, Jing Chen. Naturalmente, nadie
se atrevía a entrar con tanta indiferencia. Justo antes, Jun Qing estaba escuchando su historia con
demasiada atención y no se dio cuenta de que ingresaron por una pequeña puerta, y que también
habían guardias imperiales vigilando a ambos lados de aquella entrada.
Al escuchar estas palabras, sólo entonces Mu Hanzhang entendió el porqué lo había traído aquí. Los
forasteros no podían entrar a este lugar, y los alrededores eran especialmente espaciosos y vacíos, no
tenían por qué temer que la gente los escuchara a escondidas, por lo que continuaron con el tema
inconcluso que habían tenido.
—Si Wang Ye realmente no tiene la intención de luchar por el trono, entonces no es urgente restaurar
su reputación—. Mu Hanzhang sostuvo su copa de vino con las dos manos. La copa había sido hecha
con un cilindro de bambú, no valía mucho, pero era particularmente encantadora. —Pero tampoco
podemos permitirles que sigan difundiendo los rumores como deseen. ¡El mejor método para combatir
las falsedades es con falsedades!
—¿Qué quieres decir?—. Jing Shao sólo había escuchado que existía tal método por primera vez, y no
pudo evitar mostrar un gesto de curiosidad.
—Las personas que difunden rumores no están más que solo celosas por los logros alcanzados por
Wang Ye. Entonces, todo lo que tenemos que hacer es encontrar a alguien que lo odie e inventar
algunas cosas malas sobre él. No importa si es verdadero o falso, siempre que sea desagradable de
escuchar—. Los hermosos ojos de Mu Hanzhang se entrecerraron ligeramente. Mirándolo, parecía un
poco astuto. —A los civiles no les importa si es lo verídico. Mientras suene impactante, siempre lo
disfrutarán y lo transmitirán. Cuando llegue el momento, con respecto a los chismes sobre Wang Ye,
naturalmente se olvidarán.
Los ojos de Jing Shao se agrandaron. Parece que Jun Qing había adivinado que la fuente de los
rumores era uno de sus hermanos. También era posible que fuera la Emperatriz. Si podían todos podían
inventar mentiras al azar, ¡ellos también podían hacerlo!
—Jajajaja, eres realmente bueno explicando las cosas de una manera en la que yo pueda entender, Jun
Qing. ¡Eres mucho más astuto que yo!—. Jing Shao se rió de buena gana, pero, al mismo tiempo,
también se regocijó, si las personas que ayudaban a la Emperatriz no eran esas estúpidas concubinas
suyas, sino más bien la persona ante sus ojos, temía que en su vida anterior, él habría ya muerto
muchos años antes.
—Esta persona sólo estaba juzgando el asunto tal y como está—. El hecho de que Jing Shao hablara
de esta manera hizo que Mu Hanzhang se sintiera algo incómodo, aumentando inconscientemente la
fuerza que usaba para frotar a lo largo del borde de la copa de vino, pero inesperadamente el borde del
bambú no había sido pulido con cuidado, y una delgada astilla de bambú le pinchó la punta del dedo. El
dolor agudo le hizo fruncir el ceño, miró hacia abajo para ver que ya había emergido una redonda gota
de sangre.
—¡Jun Qing!—. Jing Shao se apresuró y agarró su mano herida, sacando hábilmente la afilada espina.
Los diez dedos de cada persona están vinculados al corazón, por ello, Mu Hanzhang no pudo evitar
aspirar una bocanada de aire frío. Más gotas de sangre salieron de la herida, pero el siguiente
movimiento de Jing Shao le hizo olvidar incluso gritar de dolor.
Jing Shao miró el dedo con forma de jade que seguía sangrando. Por lo que lo metió con preocupación
en su boca, lamiendo cada gota de sangre, y luego lo chupó suavemente un par de veces, para evitar
que quedaran rastros en la piel ajena. Cuando levantó la cabeza, la cara de Mu Hanzhang estaba tan
roja que parecía que comenzaría a gotear sangre. Al encontrarse con sus ojos, los bajó en pánico.
Pétalos de flor de durazno ondeaban en el viento, Jing Shao solo sintió que la persona que estaba
siendo tímida y sonrojada de vergüenza frente a él era hermosa como una deidad de flor de durazno. Y
no pudo evitar tomar a aquel hombre que estaba a punto de emitir humo por la vergüenza y acercarlo,
sujetándole su nuca y fundirlo en su beso.
Cuando el toque abrasador de aquellos labios acarició a los suyos, Mu Hanzhang, que había sido
atacado furtivamente, no se resistió mucho, pero cuando una cosa suave y resbaladiza se estiró en su
boca un poco de inseguridad brotó en él e intentó que se separaran, estaba realmente aturdido. —Wang
Ye...—. Justo cuando quería hablar, la otra persona aprovechó la oportunidad para profundizar el beso y
se deslizó suavemente sobre la parte superior del interior de la boca ajena. Su cuerpo tembló al
experimentar este desconocido sentimiento. Mu Hanzhang no sabía de dónde provenía su fuerza, pero,
con un empujón, tiró a Jing Shao.
Jing Shao no estaba preparado y al haber sido empujado inesperadamente hacia afuera del pabellón.
Inconscientemente extendió su mano para agarrar la rama de un melocotonero, pero inesperadamente
aquella rama ya había sido dañada por los insectos y se rompió justo en ese momento. Y así, el guapo e
imponente, brillante, sobresaliente en el servicio militar y bondadoso Wang Ye, que quería tomar a su
esposa con intenciones lascivas... ¡Cayó de espaldas!
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Tú montas a un caballo de bambú, y caminas alrededor de la cama para hacer ciruelas
verdes*: "郎骑竹马来,绕床弄青梅。" Es el tercer y cuarto verso de "La Balada a Chang'an" es un poema
muy famoso de Li Bai, entre versos se da a entender sobre un matrimonio joven, ambos están muy
enamorados, pero por unas cuestiones del destino uno debe irse, el que quedó en Chang'an, ante ello,
se deprime por su partida y espera el día en que su amado vuelva. Esto hace referencia a su vez a la
Señorita Mei y su historia de amor.
15: Locura

Los dos habían salido a pasear afuera durante el día entero, así que cuando regresaron al Palacio, el
cielo ya estaba oscuro y ya había pasado la hora para cenar. Debido a que las mujeres vivían en el Lado
Oeste, este lugar se cerraba mucho antes. Y así, Mu Hanzhang presentó a las pocas concubinas sus
respetos con rapidez, antes de que se apagaran las luces de ese lugar, para así no retrasar el
procedimiento nocturno del Lado Oeste.
Detrás de la mampara, se preparó una tina llena de agua caliente, a la que se le agregó agua de
especias que se daban como tributo de tierras extranjeras y también por encima se roció un manto de
pétalos de flor de durazno fresco.
Cuando Mu Hanzhang vio a Jing Shao quitarse la ropa para bañarse, tomó un libro cercano y se sentó
en el diván de Luohan, esperando en silencio a que él se lavara primero. Sin embargo, su presencia fue
descubierta por Jing Shao. —Jun Qing, me tiraste al suelo hoy, todavía me duele el trasero.
—Esta persona...—. Pensando en lo que sucedió hoy, la cara de Mu Hanzhang se sonrojó de nuevo, ya
se había disculpado con él por la tarde, ¿cómo es que todavía no estaba dispuesto a perdonarlo?
—Tienes que disculparte sinceramente—. Jing Shao tomó de su mano y lo llevó hacia detrás de la
mampara. —Tengo heridas en mi cuerpo. Ayúdame a bañarme.
Mu Hanzhang lo miró con los ojos muy abiertos, esta fue la primera vez que escuchó que lastimarse el
trasero haría incómodo el tomar un baño. —Yo... No sé cómo...
—No te preocupes, también te ayudaré a bañarte—. Jing Shao, que estaba muy complacido consigo
mismo, se quitó la ropa hasta quedar completamente desnudo, y tomando la iniciativa se lanzó a la tina
de agua. Al ver a su Wang Fei todavía perdido sin comprender y aún de pie, sin moverse, palmeó a la
tina de madera. —Date prisa y entra, o de lo contrario te castigaré para que me ayudes a aplicar la
medicina en un momento.
"¿Aplicar su medicina?". Mu Hanzhang se mordió el labio inferior, ayudarlo a aplicar la medicina en
ese lugar justamente en la cama, o sentarse en la bañera, cara a cara completamente desnudos juntos,
al comparar ambas opciones, cualquiera de las dos parecía bastante peligrosa, pero si aplicaba la
medicina , entonces todavía él podría estar completamente vestido...
—¿Jun Qing?—. A Jing Shao le pareció gracioso ver a Wang Fei mordiéndose el labio inferior, luciendo
como si estuviera pensándolo demasiado y sólo pudo sentir que él era extremadamente lindo.
—Entonces... Esta persona ayudará a Wang Ye a aplicarle su medicamento—. Después de decir eso,
inmediatamente salió corriendo desde detrás de la mampara sin mirar atrás.
—Pff ~—. Jing Shao se rió de buena manera, mientras yacía en la bañera.
Después de que Mu Hanzhang también terminó de lavarse, y se colocó un nuevo conjunto de seda,
salió desde detrás de la mampara, y en ese momento pudo observar a un Wang Ye que solo vestía una
túnica ligera, sin ropa interior, acostado boca abajo en la cama con su trasero desnudo leyendo con
entusiasmo un libro de estrategia militar.
—Wang... Wang Ye...—. La cara de Mu Hanzhang se tonó roja de inmediato. "¿Por qué esta persona es
tan...?".
—¡Jun Qing!—. Jing Shao vio que su Wang Fei salía del baño y rápidamente dejó caer el libro militar
que se encontraba entre sus manos y, obedientemente, le entregó una pequeña botella.
Mu Hanzhang no pudo evadir la situación, así que se dirigió a la cama y se vertió un poco de medicina
en la palma de su mano. Mirando la curva perfecta frente a él, también notó la existencia de un
pequeño hematoma en ambos lados. Los músculos en otras áreas están bien proporcionados y llenos de
poder explosivo. Cuando mirabas hacia abajo, las dos piernas delgadas ya se encontraban rectas y
juntas. Los músculos aerodinámicos hacían que las piernas luzcan llenas de peligro y belleza.
La mezcla cremosa medicinal se deslizó entre sus dedos, goteando sobre ese lugar atractivo, liso y
redondo. Sólo entonces Mu Hanzhang salió de su trance, le robó una mirada a Jing Shao y descubrió
que el hombre no lo estaba mirando, por lo que suspiró levemente, colocando su mano con la medicina
en ese lugar.
Cuando la mano cálida y suave lo rozó, Jing Shao se arrepintió de inmediato. Esta sensación táctil fue
realmente demasiado satisfactoria, de acuerdo a la medida en la que se deslizaba el amasamiento de
Wang Fei, su cuerpo empezó a reaccionar rápidamente y no pudo evitar quejarse interiormente. En este
momento, Jun Qing aún no ha aliviado su miedo de la habitación nupcial, ¿cómo entonces podría apagar
la llama que ardía en él?
—Terminé de aplicarlo—. Mu Hanzhang se levantó de la cama, volvió a poner el frasco de medicina en
su lugar y también dejó que su cuerpo, que se había calentado un poco, se enfriara.
—Hmm—. El deprimido Jing Shao respondió con un solo sonido, todavía acostado sobre su estómago
sin moverse.
—Wang Ye, vamos a dormir—. Mu Hanzhang, al ver que no se movía, solo pudo regresar a la cama y
envolverlo con la colcha.
—Bueno, tengo medicina en mi trasero, así que dormiré boca abajo esta noche—. Jing Shao enterró su
rostro en la almohada, sufriendo por el desastre que se trajo a sí mismo, tuvo que dormir acostado boca
abajo durante toda la noche.
Al día siguiente, Jing Shao salió temprano en la mañana a la Mansión del Segundo Príncipe para
discutir con su hermano acerca de la estrategia que Jun Qing había formulado ayer. Duo Fu, de acuerdo
con las instrucciones de Wang Fei, trajo todos los libros de cuentas de los últimos años al pequeño
estudio.
—Wang Fei, estas son todas las cuentas de los últimos tres años. ¿De verdad quiere revisarlos todos?
—. Yun Zhu miró hacia la alta pila de libros de contabilidad y sólo pudo tragar su propia saliva.
—Sí—. Mu Hanzhang sólo respondió levemente, dividiendo los libros de cuentas en tres pilas,
comenzando a revisar los más antiguos.
—Los libros de contabilidad son lo que deberían otras personas. ¿Por qué tiene usted que trabajar tan
duro?—. Yun Zhu estaba algo desconcertado. Wang Fei quería aprender a manejar la casa, por lo que si
le preguntaba al Duo Fu sobre cómo hacerlo o si iba a ver a la Esposa Secundaria, ¿estaría acaso bien?
Mu Hanzhang miró al pequeño libro frunciendo su ceño, se rió y permaneció en silencio. Habían
muchas cosas útiles contenidas en los libros de cuentas, los gastos de comida y ropa para la Mansión, la
relación de las personas que se van o vienen al Palacio, además de cualquier transferencia de
sirvientes, prácticamente todo esto se podía encontrar en aquellos libros. De hecho, la administración
del país también era así. Al mirar los libros de contabilidad, se puede llegar a saber si el monarca
estaba confundido o no, y si su dinastía iba a ser próspera o no.
—Este sirviente escuchó que la Esposa Secundaria estaba revisando el inventario del almacén el día
de ayer, y junto con algunos sirvientes se entretuvo durante toda la mañana entera—. Yun Zhu
aprovechando que Mu Hanzhang estaba cansado de leer y se estaba tomando un momento para tomar
el té, le susurró la información que él mismo había encontrado discretamente.
—Ya veo—. Mu Hanzhang acarició la cabeza de Yun Zhu y lo recompensó con unos caramelos de
piñones que había comprado ayer en su paseo con Jing Shao. No podía estar en desacuerdo con que
revisar el inventario en el almacén en este momento era definitivamente para ocultar algo.
—La factura mensual de dinero de marzo no se le iba a dar a Wang Fei. Ayer fui a buscar y casi no
pude conseguirlo—. Yun Zhu se comió un caramelo de piñones. Cuando habló de esto, estaba algo
enojado. Afortunadamente, Wang Fei era un hombre y vivía con Wang Ye en el Lado Este, por lo que
todos los costos del Lado Este iban para la cuenta de Wang Ye. Si se hubiera casado con una mujer, ¡no
tendría ni siquiera para comer!
Mu Hanzhang, que sólo había escuchado esto, pensó en cómo realmente no tenía plata en sus propias
manos. Si hubiera algún asunto urgente, sería muy difícil de manejar.
No pudo terminar de leer los libros de contabilidad, por lo que Mu Hanzhang tomó una siesta por la
tarde después del almuerzo, y sólo entonces regresó al estudio.
—¡Wang Ye, has vuelto!—. Cuando Mu Hanzhang justo salió de la habitación, se topó con Jing Shao,
que estaba entrando con pasos rápidos, y casi iban a chocar entre sí.
Jing Shao lo miró directamente, sus ojos estaban un poco rojos y no se veía del todo bien. Sin
embargo, al ver quién era la persona frente a él, extendió su mano y agarró la muñeca ajena, para
después dar la vuelta con él y salir nuevamente.
—Wang Ye... Oh...—. Mu Hanzhang, que estaba siendo tirado por él, se tambaleó y casi se cae.
Tropezó mientras estaba siendo llevado al patio delantero.
Los sirvientes, uno tras otro, se reunieron para mirar con emoción, susurrando sobre si Wang Fei
había ofendido a Wang Ye o no.
Jing Shao no dijo una palabra y subió a Mu Hanzhang a un caballo, colocando sus piernas alrededor
del corcel, para después montarlo también. Xiao Hei relinchó y salió corriendo tan rápido como una
flecha.
El corcel galopó por una carretera que los llevaba a las afueras de la capital, y Jing Shao, aturdido,
sintió que parecía regresar a ese día nevado antes de su renacimiento, cuando ambos estaban huyendo.
Estos pocos días cálidos y confortables, le permitieron olvidar por un tiempo el estado de ánimo que
tenía cuando abrió los ojos en esta nueva vida.
Mu Hanzhang, quien estaba recostado sobre él, sintió la rabia en su corazón y lentamente abrazó
hacia la cintura ajena con fuerza. Sintiendo la presión en su cintura, Jing Shao estiró una mano para
sostener a las dos manos superpuestas en él, corriendo locamente hasta su otra residencia en los
suburbios de la ciudad, ignoraba los gritos de sorpresa de los guardias imperiales, y continuaba
cabalgando a Xiao Hei por el camino hacia la plataforma de práctica de artes marciales. Con un salto
ligero, se dirigió hasta la plataforma de madera, sacó un arma, y sin mirar quién estaba en el escenario,
lo atacó y comenzó a pelear.
—¡Wang Ye!—. Ren Feng, que estaba actualmente en el escenario demostrando algunos movimientos
a sus subordinados, se sorprendió. Inconscientemente levantó su mano y atrapó la maniobra. Cuando
vio que era Jing Shao, retrocedió apresuradamente tres pasos. Inesperadamente, Jing Shao se apresuró
a atacar nuevamente, Ren Feng se giró y sacó una varilla larga que empezó a bloquear al porte de la
lanza que buscaba cortar encima de su cabeza.
Jing Shao parecía como si estuviera en el campo de batalla, luchando por su vida, y después de un
tiempo, arrojó a Ren Feng, que tenía miedo de lastimarlo, hacia afuera de la plataforma. Sin un
oponente, continuó blandiendo su arma en el escenario. El mango de color plateado de la lanza era tan
elegante como un dragón, dibujando rastros de cortes de plata en el aire.
Mu Hanzhang frunció el ceño, mientras miraba a la persona que ya se había sumergido a la locura en
la plataforma y, en voz baja, le ordenó a Ren Feng que abandonara el lugar con los demás por ahora.
El sol se deslizó por la cima de la montaña, y en el cielo originalmente sombrío ya habían empezado a
caer finas gotas de lluvia. Xiao Hei ya había sido llevado al establo y la gente que antes se encontraba
ahí, ya se había esparcido. Mu Hanzhang miró a Jing Shao, quien aún estaba blandiendo su lanza
plateada, y caminó lentamente hacia él.
—Wang Ye, ya está oscuro—. Mu Hanzhang se paró en el escenario y le dijo con calma esas palabras.
Sin embargo, no hubieron señales de la otra persona acerca de detener sus movimientos. La borla
roja de la lanza hizo que las gotas de agua volaran en todas las direcciones.
Mu Hanzhang apretó los puños, se dio la vuelta y sacó un cuchillo ancho de acero, movió su brazo y lo
lanzó hacia él. —¡Jing Shao, cálmate!
El sonido de la colisión entre la punta de la lanza y el cuchillo de acero hizo que la cordura de Jing
Shao se recuperara, y sus movimientos anteriores con la lanza se detuvieron en un momento. Jing Shao
lo miró, y gritó al cielo. Al emitir dicho sonido, su lanza de plata cayó a la superficie de estaca de
madera y consiguió partirla en muchos pedazos.
Cuando la lanza cayó, la sangre goteó por los dedos de Jing Shao hasta el suelo, mezclándose con la
lluvia, convirtiéndola rápidamente en un color rojo diluido.
Mu Hanzhang corrió y tomó la mano derecha ajena. La telaraña entre el pulgar y el índice ya se había
dividido, y ahora empezaron a aparecer ampollas de sangre en su palma, debido a la fricción entre su
piel y la lanza. Sacó un pañuelo de su manga y lo presionó contra la herida que no paraba de sangrar.
Jing Shao levantó la cabeza hacia el cielo, la lluvia le cayó a los ojos, mientras se deslizaba por sus
mejillas.
—Jun Qing... Ellos mataron a mi Madre Imperial... Mi Madre Imperial...—. Jing Shao dijo con una voz
que no era para nada fuerte, y que era casi inaudible como un ligero susurro, pero Mu Hanzhang lo
escuchó claramente.
El Jing Shao que había agotado toda su fuerza se deslizó hacia el suelo, por lo que Mu Hanzhang se
agachó con él y lo abrazó lentamente contra su pecho: —Shao... ¿Qué pasó?
—Jun Qing... Jun Qing...—. Jing Shao enterró su rostro entre los hombros ajenos. Hoy, su hermano
escuchó su plan, por lo que a él le complació descubrir que Jing Shao finalmente había crecido y por
ello le contó algunas cosas que nunca le había dicho antes. Entre estos asuntos, estaba incluida la causa
real de la muerte de la Emperatriz Yuan.
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16: Corto de dinero

En el patio, ya había llovido durante dos horas, Jing Shao se mantuvo en silencio y no se movió. Mu
Hanzhang lo acompañó, abrazándolo mientras se sentaban bajo la lluvia por todo ese tiempo, esperando
a que se calmara. Solo cuando estaba seguro de que el otro ya se había tranquilizado, lo llevó hacia
adentro de la residencia para que tomara un baño y se cambie de ropa.
Aunque Jing Shao usó esta otra propiedad para entrenar soldados, aún así era una residencia real,
por lo que tenía las cosas que se suponían debían estar ahí y, además, también habían aguas termales.
Dentro de la vivienda de Jing Shao había un gran depósito de aguas termales, aunque debido a que
estaba lloviendo, no tuvieron la oportunidad de tomar un baño allí al aire libre. Por lo tanto,
simplemente se sumergieron en la pequeña piscina que se encontraba dentro de la casa para expulsar
el frío de sus cuerpos.
—¡Achú!—. Mientras Mu Hanzhang convencía a Jing Shao para que bebiera un plato de sopa de
jengibre, él mismo estornudó.
—También deberías ir rápidamente a beber un tazón—. Jing Shao le entregó la sopa de jengibre y
tomó una toalla de tela para secarle el cabello. Solo entonces pensó en el hecho de que la resistencia
del cuerpo de Jun Qing no era tan buena, ya que había sido congelado dañinamente cuando era niño. La
lluvia de primavera no era tan helada, pero al haber estado sentado bajo ella durante 2 horas, incluso la
persona promedio se enfermaría, por lo que él captó un resfriado rápidamente. Pensando en esto,
presionó afanosamente a Mu Hanzhang para que se sumergiera en la piscina de aguas termales
nuevamente por un tiempo.
—La salud de esta persona es muy buena—. Al ver la intención de Jing Shao, Mu Hanzhang dijo
mientras sonreía: —Previamente me arrodillé bajo la lluvia durante seis horas y ni siquiera me enfermé,
y mucho menos...—. Al ver que la expresión de Jing Shao había cambiado, Mu Hanzhang se dio cuenta
de que accidentalmente había dicho demasiado de nuevo, y rápidamente se dirigió a la cama.
Debido a que esta residencia alternativa se construyó con el propósito de servir para entrenar y
descansar, la cama era más espaciosa que en la mansión oficial. Jing Shao se arrastró un poco más
hacia el interior de ella, acercándose cada vez más al lado de Mu Hanzhang para acostarse con una
mirada levemente ardiendo de furia. —¿Por qué?
—En ese momento, mi enfermera nodriza cometió un crimen, lo hice para protegerla—. Mu Hanzhang
se apoyó en los grandes cojines en capas de la cabecera de la cama y envolvió la herida en la mano de
Jing Shao con el paño lleno medicina, que acababa de encontrar. —¿No es muy normal que los niños
sean castigados con arrodillarse durante mucho tiempo?
En ese momento, el hijo de la enfermera nodriza fue sorprendido robando cosas de la mansión, y la
Señora quería expulsarlos a ambos, madre e hijo, de la casa. Cuando cayó al lago ese año, fue la
enfermera nodriza quien lo cuidó sin descanso, y de hecho le salvó la vida. La Madame no le dio una
salida, pero finalmente sintió que él, un hijo bastardo, no era nada agradable para ella, por lo que pasó
seis horas arrodillado solo, hasta que su abuela no pudo soportar más la vista, y finalmente logró salvar
a la enfermera nodriza y a su hijo, llevándolos al pueblo a vivir.
Jing Shao escuchó esto, y la comisura de su boca se torció en una sonrisa amarga. —Sí, también me
arrodillé por un día y una noche ante el Palacio Qinzheng.
Mu Hanzhang cubrió a la persona que estaba a su lado con una colcha y se deslizó a través de las
mantas, y luego, usando una mano para sostener su cabeza, se acostó hacia un lado y dijo: —¿Un día y
una noche?—. Cheng Wang es un hijo legítimo de una primera esposa, ¿acaso tampoco pudo pasar sus
días obteniendo todo lo que deseaba?
—En ese momento, insistí en ir a los campamentos militares. Mi Padre Imperial dijo que si podía
arrodillarme frente al Salón Qinzheng durante 24 horas, entonces me dejaría ir—. Se rió burlonamente
Jing Shao de sí mismo. —Sin mi Madre Imperial protegiéndonos, la vida de mi hermano y yo en el
palacio ni siquiera sería tan buena como la que tendría un príncipe mayor que con una concubina
favorita. ¡En ese momento yo sólo pensaba en querer liderar tropas, y querer tener autoridad sobre el
ejército, para matar a todas esas personas que me intimidaban!
Mu Hanzhang frunció las cejas y colocó su mano en la parte superior de la cabeza de Jing Shao,
acariciándolo suavemente, pero sin emitir algún sonido.
El toque gentil hizo que Jing Shao se sintiera tan cómodo, que cerró sus ojos, suspiró hondo y se
sumergió entre la leve fragancia de Jun Qing, que gradualmente calmó su estado de enojo mental. —
Cuando yo era un niño, mi Madre Imperial personalmente me cosía las túnicas y también me preparaba
un delicioso pastel de osmanthus. Un día arruiné sus orquídeas favoritas y ella me dio una paliza, aún
así yo todavía no había empezado a llorar, pero ella ya tenía lágrimas cayendo de sus ojos, me abrazó y
me preguntó si me había lastimado...—. Mientras hablaba, los ojos de Jing Shao se humedecieron.
Cuando un hombre llora, no lo hace a la ligera, y uno solamente lo hacía porque había llegado al
punto en que realmente se haya sentido lastimado. Para una persona fuerte como Jing Shao, las
lágrimas provocaban que la gente se sienta más angustiada ante ellas. Al mirar a Jing Shao así, Mu
Hanzhang bajó lentamente su cabeza y dejó caer un suave beso entre sus cejas fruncidas.
Jing Shao abrió los ojos para mirarlo, y enterró su rostro en el pecho de Mu Hanzhang, temiendo que
lo mirara, mientras estaba en un estado tan lamentable.
Mu Hanzhang se acostó, lo abrazó y le acarició suavemente la espalda, como si estuviera apaciguando
a un animalito herido, acariciándolo con mucha paciencia una y otra vez. El exhausto Jing Shao se
quedó dormido gradualmente bajo un toque que para él era hermoso.
"Xiao Shao-er, pronto tendrás un hermanito o una hermana..."
"Incluso si habrá un hermano o hermana menor, Xiao Shao-er sigue siendo el hijo favorito de la Madre
Imperial..."
"¡Está sangrando!" ¡Está sangrando mucho! ¿¡Pero quién está gritando!? ¿Dónde está mi Madre
Imperial?
"Xiao Shao, no tengas miedo, está bien ahora, ahora ya pasó..."
¿La voz de quién fue tan agradable de escuchar? La escena sangrienta que llenaba sus ojos se disipó
gradualmente, dejando solo a un rostro amable, cuya sonrisa parecía incomparablemente hermosa bajo
la fresca lluvia primaveral, estaba mirándolo. La pesadilla no volvió a aparecer, y en su brumosa tierra
de sueños, sólo quedaba la paz.
Al día siguiente, cuando Jing Shao se despertó, la persona que lo había consolado durante toda la
noche todavía no estaba despierta. Levantando la cabeza para mirar al hombre que yacía durmiendo
tranquilamente, pensó en ese tierno y gentil beso de anoche, y ahora solo podía pensar en ello. Aunque
solo había dejado un beso entre sus cejas, aún así hacía que su corazón saltara incesantemente de su
lugar. Lentamente se acercó y dejó caer un beso en su mejilla debajo de su ojo, donde se ubicaba un
leve rastro azulejo.
Mu Hanzhang abrió lentamente los ojos y vio a un hermoso rostro que lo miraba fijamente. Por ello,
estuvo aturdido por un momento antes de recuperar la razón. —Wang Ye...
—Lo dije antes, en privado, no puedes llamarme Wang Ye, cada vez que lo hagas, te castigaré con un
beso—. Jing Shao, descontento, le dejó un suave beso en sus labios.
Mu Hanzhang recibió ese "castigo", mientras se sonrojaba. ¿Cómo es que esta persona era tan
persistente con respecto a como lo llamara? —Pero solo decir una palabra como "Shao" es bastante
incómodo, y tampoco quieres que te llame por tu nombre de cortesía... Acaso, ¿tienes un apodo de la
infancia?
—Mi Madre Imperial y el Hermano Mayor solían llamarme "Xiao Shao-er"—. Un desvergonzado Wang
Ye le mencionó su apodo de infancia sin preocupaciones.
El escuchar este nombre pegajoso e íntimo, le dio escalofríos. La boca de Mu Hanzhang se torció, se
dio la vuelta y se rió ligeramente. —Mejor estaría "Xiao Shao", este nombre tampoco es tan malo.
—¡Es "Xiao Shao-er*"!—. Jing Shao exclamó con resentimiento.
—Bueno, Xiao Shao, entonces te llamaré así de ahora en adelante—. Mu Hanzhang le dio unas
palmaditas en su cabeza y comenzó a vestirse sin volver a mirar.
Los ojos de Jing Shao se agrandaron. ¿Estaba siendo molestado por su Wang Fei?
Cuando Jing Shao regresó a su palacio, el Sr. Yun lo detuvo y le pidió que se ocupara de las
consecuencias del incidente de ayer en la ciudad cuando corrían a caballo. Mu Hanzhang regresó
cansado al Lado Este para recuperar el sueño perdido.
—Wang Ye, sobre el tema me ha hecho investigar, ya lo he conseguido—. Después de haber terminado
una pila de tareas, solo entonces el Sr. Yun planteó la noticia que acababa de descubrir. —Acerca de la
infancia de Wang Fei cuando cayó al agua.
Los sirvientes de la Mansión del Marqués del Norte se cambiaban una vez cada tres años. Como había
pasado un tiempo, muchas de las personas que supieron del incidente ya no estaban en la residencia,
incluso si todavía habían algunos allí, este asunto también era algo sobre lo que tenían que guardar
silencio. Parecía como si este fuera uno de los tabúes en la residencia del Marqués del Norte. Las
personas que envió el mayordomo Yun tuvieron que pasar por muchas dificultades, preguntando por la
nodriza que había cuidado de Mu Hanzhang cuando era un niño, e inesperadamente en una de las
aldeas agrícolas del Marqués del Norte, finalmente escucharon los entresijos de la historia completa
directamente de la boca de la nodriza.
En ese momento, la Vieja Señora del Marqués del Norte le dio a cada uno de sus nietos un abrigo de
piel. Mu Lingbao recibió una piel de zorro y Mu Hanzhang una piel de conejo. Debido a que Mu
Hanzhang nació bien parecido, Mu Lingbao sintió que el abrigo que llevaba su hermano menor de lo
que era mejor que el suyo, por lo que él insistió en arrebatárselo. Durante la lucha, lo empujó al
estanque de lotos. En ese momento, también habían dos primos varones presentes. Los tres niños
agarraron ruidosamente el abrigo, arrebatándolo y huyeron de la escena. Dejando solo a Mu Hanzhang,
de apenas tres años, que estaba atrapado en el delgado hielo, luchando en el estanque.
Afortunadamente, su nodriza se apresuró a acercarse, con un movimiento lo recogió, pero luego estuvo
enfermo durante un medio año completo, y sólo entonces pudo recuperar su vida.
—¡Pedazo de mierda!—. Después de que Jing Shao terminó de escuchar, levantó la mano y aplastó la
taza de té en ella, seguramente, para proteger la reputación de su hijo, el Marqués del Norte expulsó a
los sirvientes y también dejó ir a los demás testigos, sin permitir que nadie lo volviera a mencionar. Ese
hombre era el tipo de persona injusta que hiere a su propio hermano, y si la familia real lo supiera, no
aprobarían que sea el heredero del Marqués del Norte.
En el Palacio, se paseaba con las manos entrelazadas en la espalda, se dio la vuelta y le dijo al Sr. Yun.
—Hay dos cosas que necesito que hagas ahora mismo. Primero, investigue el paradero cotidiano, y los
intereses de sus más allegados y lugares a los que suele ir Mu Lingbao. En segundo lugar, encuentre a
algunas personas en la capital para difundir que al Cuarto Príncipe Jing Yu le gusta comer carne cruda,
y en cuanto a lo demás datos, que no se diga mucho.
El mayordomo Yun entendió el primer asunto, pero ¿qué tiene que ver con que al Cuarto Príncipe le
guste comer carne cruda?
—¿No le gusta acaso a Jing Yu la carne de pescado cruda que viene como tributo de las áreas de la
costa oriental? Aunque, todo lo que tienes que hacer es omitir sobre el "pescado" como si no existiese la
palabra—. Jing Shao apretó los labios y sonrió con frialdad. Esto no es más que distorsionar cada vez
más la verdad, ¿quién no sabía cómo hacerlo? Él puede matar a 500 soldados capturados y que la gente
lo convierta en una masacre de 100.000 prisioneros de guerra; sin embargo, Jing Shao simplemente no
sabía cómo se transmitiría el pequeño anhelo de este Cuarto Príncipe y tampoco en qué se convertiría,
¡esto realmente haría que uno esperara con anticipación!
Después de que Jing Shao hiciera que aquella persona publicara el rumor, se quedó en casa todos los
días para acompañar a su esposa, practicar su espada, leer libros y disfrutar de estos raros días de ocio,
y Mu Hanzhang, en este tiempo, también terminó de revisar los tres años de los libros de contabilidad
del hogar.
Revisando las asignaciones mensuales en el libro de cuentas, la Esposa Secundaria obtendría 50
taels, por lo que en ese caso, él, como Primera Esposa, debería recibir al menos 80 taels por la
asignación del dinero del mes. De esta manera, se resolvería el problema de no tener nada a mano. Mu
Hanzhang cerró el último libro y exhaló ligeramente una bocanada de aire, esto era mucho más que el
salario mensual que obtendría siendo un candidato exitoso en el examen provincial imperial.
—Yun Zhu, toma esto y ve por mi salario del último mes—. De repente recordó que todavía tenía un
mes de salario que aún tenía que recuperar, y Mu Hanzhang le entregó un documento a Yun Zhu.
Aunque era muy escaso, de cualquier manera, era un ingreso. —El dinero que quede se irá para ti.
—¡De Verdad!—. Yun Zhu inmediatamente se animó. —¡Gracias Wang Fei!—. Acercó el papel a su
pecho y salió corriendo alegremente.
—¡Joven maestro!—. Lan Xuan se apresuró a entrar.
—¿Qué pasa?—. Mu Hanzhang le hizo un gesto para que hablara lentamente.
—Hoy, la Joven hija de la abuela Zhou vino a buscarle, los guardias imperiales la detuvieron en la
puerta lateral, esta sirvienta le habló desde la puerta...—. Lan Xuan habló con pánico, e
incoherentemente.
—¿Qué pasó?—. Mu Hanzhang frunció el ceño. —¿Qué pasó con su familia?—. Con "abuela Zhou" se
refería a su nodriza, que ella dejara que su Joven hija recién casada corriera a buscarlo, definitivamente
era por algunos problemas.
—Su hijo se rompió la pierna anteayer y ella no tenía dinero para ver a un médico. Todas las personas
del pueblo dijeron que eran una familia de personas mayores y discapacitadas, y que no deberían poder
vivir y comer gratis, por lo que las querían expulsar—. Después, Lan Ting, que se había apresurado,
continuando, con temor de que la estúpida boca de Lan Xuan dijera algo que enojara al joven maestro.
—Ella vino a buscarte, queriendo pedirte prestado algo de dinero.
—Entiendo, puedes irte—. Mu Hanzhang frunció los labios, no tenía dinero en sus propias manos, y
sólo poseía algunas joyas de su dote, pero acababa de casarse, y al empeñarlas seguramente estaría
golpeando la cara de su esposo, y esto era algo que él absolutamente no podía hacer.
En el jardín, Jing Shao estaba vestido con ropa deportiva blanca de la cabeza a los pies, y una larga
espada que bailaba naturalmente como el agua que fluye. Después de terminar una serie de ejercicios
con ella, Jing Shao comenzó a guardar sus cosas y, por casualidad, vio a su propio Wang Fei parado al
borde de la rocalla. Le arrojó aquella espada a una sirvienta cercana con un sólo movimiento, y
mientras tomaba una toalla de tela para secarse el sudor, caminó para ubicarse al lado de Mu
Hanzhang, y al ver su apariencia de querer decir algo, sonrió levemente y le preguntó: —Jun Qing,
¿pasa algo?
Mu Hanzhang frunció sus labios y bajó su mirada, preguntando en voz baja. —¿Puedes prestarme cien
taels?
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[Nota de la traductora]
Xiao Shao-er*: Como decir "Pequeño Shao".
17: Rumores

Jing Shao se quedó atónito durante un largo tiempo antes de darse cuenta de que su Wang Fei le estaba
pidiendo dinero prestado. No pudo evitar fruncir su ceño, y llevar a Mu Hanzhang hacia el estudio en el
Pabellón Fengge. Donde sacó una pequeña caja de ébano con dibujos dorados y se la dio. —Toma esto
primero, y puedes decirme si no es suficiente.
—Hubo un percance en la familia de mi nodriza y no tengo dinero a mano—. Mu Hanzhang bajó la
cabeza. —Cuando reciban los impuestos de mi pueblo, se lo devolveré—. Mientras hablaba, abrió la
pequeña caja, dentro había unos cien taels en oro y plata, y también una pila de billetes. Cada uno por
mil taels, dando un total de cinco mil.
—¡Dilo una vez más!—. Jing Shao al escuchar esto, se acercó lentamente, emitiendo un aire de ira,
extendió la mano y pellizcó la barbilla de Mu Hanzhang, obligándolo a mirarlo.
Mu Hanzhang se sorprendió, miró inexpresivamente al Jing Shao que había perdido los estribos y se
dio cuenta de que estaba mal hablar sobre devolverle dinero a su esposo. Se lamió los labios y dijo: —La
cosecha de mi pueblo no es buena, estos cinco mil taels, me temo que no podré devolverlos en diez o
incluso veinte años.
Esta fue claramente una excusa para no cumplir su palabra y no devolver el dinero, pero el estado de
ánimo de Jing Shao mejoró extrañamente, aún así le sacudió la barbilla y dijo: —Si tienes algo que
necesites, entonces ven a buscarme. Es mi responsabilidad apoyarte de todos modos—. Luego de decir
eso, besó los labios que aún seguían presionados, e irradiando vitalidad, salió a seguir practicando con
su espada.
Mu Hanzhang miró la caja dorada en sus manos y suspiró levemente.
Sacando cien taels, hizo que Lan Ting trajera una guardia imperial con ella y fuera a la aldea agrícola,
y Mu Hanzhang miró a la generosa cantidad de dinero y sus pensamientos comenzaron a fluir. La
propiedad que le dio la familia del Marqués del Norte era solo una tierra estéril, y dichos campos
producían solo malas cosechas. Aquí no se encontraba ni una de las tiendas que se podían ver en la
capital.
La madre biológica de Mu Hanzhang nació hija de un comerciante. Aunque no adquirió las
habilidades de su madre, para cosas como reconocer dónde encontrar materias primas, descifrar
cuentas y administrar un negocio, tenía una capacidad heredada. Los cinco mil taels regalados por Jing
Shao le bastarían para montar un restaurante en la capital. O también podía sacar una parte para
comprar una pequeña tienda, por lo que al menos era poco probable que llegara a gastar todo el dinero
sin generarse algún ingreso.
Después de guardar cuidadosamente la caja dorada, Mu Hanzhang decidió salir durante estos dos
días y ver qué tipo de negocio adecuado podía hacer. Como noble en este mundo, debería establecerse y
continuar con sus propias actividades.
Con esta idea, el estado de ánimo de Mu Hanzhang mejoró. A su vez, por supuesto, había otra cosa
que lo hacía feliz. Es decir, hoy era el día quince de marzo. De acuerdo con cómo se organizó la última
vez en el libro de flores, hoy Jing Shao debería ir a la habitación de la Esposa Secundaria. Estas pocas
noches, Jing Shao siempre había estado envuelto alrededor de él, besándolo y abrazándolo. Sin
embargo, él era también un hombre, y sabía lo fácil que sería que las cosas se salieran de control si
seguían así, por lo que estaba muy preocupado todos los días, esperando hasta que Jing Shao se
durmiera para descansar él mismo con alivio.
Después de la cena, Jing Shao se acercó a su Wang Fei queriendo hacer algunas actividades. Ante
ello, Mu Hanzhang le dio una mirada significativa hacia Duo Fu, quien avergonzado arrugó su rostro
humeante como un bollo, y con una tos leve dijo: —Wang Ye, Wang Fei organizó las citas en el libro de
flores hace unos días, hoy deberías ir al patio de la Esposa Secundaria.
Jing Shao miró hacia arriba y vio la cara arrugada de Duo Fu. —¿El libro de flores? ¿Cómo se ha
organizado?
—En la primera mitad de cada mes dormirá en el Lado Este, en la segunda mitad del mes en el Lado
Oeste, la Esposa Secundaria tendrá 9 y cada concubina 3 días—. Mu Hanzhang le mostró la lista.
Jing Shao frunció el ceño. —No estoy de humor esta noche—. Después de hablar, bostezó y saltó a la
cama.
Mu Hanzhang no pudo hacer nada al respecto. En su corazón, pensó que podría haber estado
practicando con su espada durante demasiado tiempo, así que no se preocupó mucho en eso. Después
de leer un libro durante algún tiempo, se fue a la cama. ¿Quién hubiera imaginado que una vez que
entrara, sería presionado debajo de Jing Shao con un gran giro?
—Wang Ye...—. El cuerpo de Mu Hanzhang se tensó de inmediato.
Jing Shao levantó su mano y con un tirón, la cortina cayó de inmediato. Mu Hanzhang se puso aún
más nervioso, con ambas manos apartando los hombros de Jing Shao. ¿No dijo esta persona que no
estaba de humor esta noche?
Sintió que la reacción de la persona debajo de él era extremadamente interesante. Jing Shao se
deslizó lentamente, y lo besó en el costado de su cuello suavemente, y luego lo miró, sólo para observar
a unos ojos cerrados con fuerza y ​​que sus delicadas y largas pestañas que seguían temblando. No pudo
soportar volver a asustarlo, así que se dio la vuelta y lo tomó entre sus brazos. —Si me dejas tocar un
poco, te dejaré esta noche.
Al escuchar palabras tan sencillas, la cara de Mu Hanzhang se puso roja rápidamente: —Tocar...
Tocar, ¿dónde?
—Bueno... Ya te besé aquí la última vez—. Dijo Jing Shao, con un dedo rodeando esa hermosa
clavícula. Sintió que el cuerpo que estaba ubicado en su abrazo estaba un poco cosquilleante, mientras
se iba encogiendo. Suavemente separó sus solapas de la ropa ligera que vestía. —Bajemos un poco, ¿sí?
Mu Hanzhang se mordió el labio inferior, angustiado, sin saber cómo responder. Jing Shao lo tomó
convenientemente mientras él aceptaba tácitamente, usando con entusiasmo sus manos para alcanzar
las solapas de la ropa del otro. Usando sus grandes manos, ligeramente callosas, acarició suavemente el
nevado pecho ajeno, Jing Shao suspiró por lo agradable que se sentía la piel bajo sus manos y, al mismo
tiempo, sintió claramente la ubicación de dos pequeños pezones.
La espalda de Mu Hanzhang miraba a Jing Shao, y agarró con fuerza a las sábanas, dejando que esas
manos vagaran por su propio cuerpo, hasta que dos dedos de repente pellizcaron hacia uno de esos dos
pequeños pezones. —Ngh... No... Un estallido de sensaciones de hormigueo explotó a través de su
cuerpo centrado alrededor de ese punto, su cuerpo temblaba incontrolablemente, y finalmente no pudo
evitar presionar esa mano que se portaba mal.
En cuanto a "sólo tocar un poco" se convirtiera en "pellizcar", Jing Shao no mostró ninguna vergüenza
por haber sido atrapado, sonrió y besó la frente de la persona entre sus brazos, que comenzaba a sudar,
lo cubrió con la colcha, para después caer en un muy feliz sueño profundo mientras lo abrazaba durante
toda la noche.
Y así, continuamente, durante unos días, todas las noches, si Jing Shao no estaba "cansado", entonces
era "demasiado tarde", de cualquier manera, el resultado final era que pasaría la noche en el Lado Este.
Mu Hanzhang supuso que a Jing Shao tal vez no le gustaba Madam Song, por lo que no lo instó,
simplemente consideró darles a las otras dos concubinas unos días más el próximo mes.
Originalmente, el dieciocho del tercer mes, Jing Shao tendría que regresar a la corte, pero escribió
una carta y la mandó unos días atrás, así que en la mañana del veinte del tercer mes, Su Alteza Wang Ye
todavía dormía profundamente en la cama de su esposa.
Al despertarse temprano en la mañana, y mirar al gran brazo que lo rodeaba, Mu Hanzhang solo pudo
suspirar impotente, extendiendo esa mano y sacándola de su solapa, sentándose lentamente.
El Jing Shao que había sido movido, aturdido extendió la mano y palpó alrededor, abrazando la
cintura del otro, acariciando de cerca y luego cerrando los ojos para continuar durmiendo.
—¿No tienes que ir a otro tribunal hoy? ¿Aún no te levantas?—. Mu Hanzhang le dio un par de
codazos.
—No te preocupes—. Murmuró Jing Shao, enterrando su rostro en la cintura del otro.
—Tendrás que ir a la corte por la mañana por el día, es mejor terminar de lidiar con las cosas hoy—.
Mu Hanzhang miró a la única oreja que se podía mirar del otro, y no pudo evitar extender su mano
hacia ella. —El acento de Ren Feng no es como el de alguien de la capital. ¿Cómo se convirtió en el
comandante de sus guardias más cercanos?
—Originalmente era un gran espadachín de Jianghu, y debido a la falta de dinero, se lavó las manos
de la vida de un vagabundo y me siguió para trabajar en un negocio adecuado—. Jing Shao abrió los
ojos y se acostó.
—¿Jianghu? ¿Cómo esos grandes héroes de las leyendas y novelas? ¿Ese tipo de cosas realmente
existen?—. Mu Hanzhang después de escuchar estas palabras, no pudo evitar sentir curiosidad.
—Jianghu realmente existe, pero no es tan exagerado como en los libros—. Jing Shao salió de la cama
y se estiró. —La próxima vez, te llevaré a ver a esos héroes de ahí—. Se estaba preparando para que
Ren Feng comenzara a reclutar personas capaces en el Jianghu para que se conviertan en soldados.
Según la experiencia de su vida anterior, en el decimocuarto año de la Era Hong Zheng, es decir, el
próximo año, comenzaría el conflicto con los tres Estados Vasallos. Por lo que antes de eso, de de estar
completamente preparado.
Cuando Jing Shao salió, Mu Hanzhang, que no tenía nada que hacer, también se fue con Yun Zhu a
caminar.
La calle principal de la capital siempre estaba llena de ruido y emoción todos los días. Los ancianos
iban a licorerías, casas de empeño o de antigüedades, y los jóvenes iban a pequeñas tiendas de trucos, o
de gente que trabajaba con el azúcar, etc.
—Joven maestro, se está haciendo tarde, busquemos un lugar para comer—. Yun Zhu se tocó el
estómago, que estaba tan hambriento que se volvió plano, y sugirió. Afuera no podía llamarlo Wang Fei,
por lo que siguió la forma en la que Lan Ting y los demás lo solían llamar.
Mu Hanzhang sonrió y miró a Yun Zhu. —¿Dónde deberíamos ir a comer?
—Naturalmente, deberíamos ir al Restaurante Huiwei—. Yun Zhu inmediatamente pareció más
animado. —Ir ahora mismo es el mejor momento, si vamos más tarde, no habrán más asientos.
Si bien Mu Hanzhang no salía a menudo, todavía había oído hablar del Restaurante Huiwei. El
establecimiento había sido abierto hace solo dos años atrás y, debido a que la cocina china de la capital
era especialmente deliciosa, el negocio siempre había sido muy próspero.
La decoración del interior del Restaurante Huiwei no era muy refinada, sin embargo estaba limpia y
ordenada. Habían bastantes mesas y sillas colocadas en el piso, debería haberle ido muy bien al negocio
como para agregarle más mesas en cada oportunidad. Poco después de que se sentaron, la gente
comenzó a llegar continuamente y no pasó mucho tiempo antes de que todo se llenara.
—Joven maestro, ¿sabe quién es el jefe aquí?—. Yun Zhu se acercó al oído de Mu Hanzhang y le
susurró.
—¿Quién es?—. Mu Hanzhang tomó un sorbo de té y su mirada se posó en el joven comerciante detrás
del mostrador que miraba hacia abajo, calculando cuentas. El físico de esa persona era alto, con un
rostro firme, pero que portaba desde la cabeza hasta los pies una larga túnica verde esmeralda, lo cual
era realmente extraño.
—Esa persona es la esposa del ministro adjunto de ingresos del Ministerio de Hacienda—. Yun Zhu
agregó misteriosamente que este Ministro Asistente del Ministerio de Hacienda era del sur, él era un
hombre guapo, solo un poco bajo, sin embargo, esta esposa masculina era un hombre del Norte, cuyo
físico era alto y poderoso. En la corte, muchos de sus colegas bromearon bastante sobre el Ministro
Adjunto de Ingresos.
—¿Oh?— Al escuchar esto, los ojos de Mu Hanzhang se iluminaron. Dado a que la esposa del Ministro
Adjunto del Ministerio de Hacienda puede abrir un restaurante, entonces él debería también poder
abrir algunas tiendas y no habrían chismes. Pensando en ello de esta manera, Mu Hanzhang de alguna
manera generó algunos pensamientos sobre hacerse amigo de este jefe, pero tampoco sabía cómo eran
las relaciones de Jing Shao con el Ministro Asistente de Ingresos, así que debería regresar primero y
preguntarle antes de hacer cualquier movimiento.
—Oye, ¿has oído eso? Recientemente, algunas personas han escuchado que al Cuarto Príncipe le
gusta comer carne humana—. Una persona en la mesa de al lado empezó a bajar un poco su voz y le
contó a su compañero.
—Eso es tan repugnante, escuché que le gusta comer placentas, porque es un gran suplemento, y que
otras personas poderosas también lo comen—. Expresó, corrigiendo a la persona que había iniciado la
conversación.
—Jaja, ustedes no lo saben tan claramente como yo lo sé—. Una persona de otra mesa escuchó la
conversación, se rió y de una manera exagerada, pero misteriosa dijo: —El cuarto príncipe nació con
algún tipo de debilidad, y en ese mismo año hubo un taoísta que dijo que era necesario comer un plato
de carne de bebé cruda todos los años para poder vivir durante mucho tiempo.
Mu Hanzhang inclinó la cabeza y bebió su té en silencio, a estas horas, los ciudadanos solían
compartir noticias muy abiertamente, tal vez hablarían sobre el matrimonio de una esposa masculina,
tal vez discutirían acerca de la política de la corte, lo que ocasionaba que los rumores sobre La familia
real también se pudieran propagar rápidamente. ¡Él realmente se preguntaba qué noticias había
enviado Jing Shao a la gente que provocó que empezaran a actuar de una manera tan extraña!
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18: El Asistente del Ministro

En el Tercer año de la Era Hong Zheng, día 21 del tercer mes, Wang Ye regresó a la corte.
Jing Shao estaba de pie en el salón principal del deslumbrante palacio real, mirando los rostros que le
resultaban familiares o desconocidos frente a él. Solo sintió como si esto fuera hace una vida. Ese año
había estado arrodillado en medio del salón, escuchando a todos contando cada uno de sus cargos
criminales.
El Ministro de Hacienda lo acusó de participar en la reventa de certificaciones de sal con fines de
lucro, el Ministro de Obras lo criticó por realizar construcciones privadas a gran escala sin permiso, e
incluso el censor imperial lo acusó de la matanza de prisioneros de guerra y de engañar a la civiles.
Pero incluso más personas lo acusaron de engañar al soberano, con la intención de tramar una rebelión.
Miró las caras de cada una de esas personas una por una. El Duque Mao era el futuro suegro del Cuarto
Príncipe, el Conde Yong Chang iba a ser el sucesor de su propio hermano mayor, y tanto los Ministros
de Hacienda como de Obras se convertirían en Emperadores. En cuanto al resto, en su mayoría solo
seguirán ciegamente a la multitud.
Más tarde, esos familiares de allí naturalmente tuvieron que ser reprimidos. En cuanto a los dos
ministros, Jing Shao había puesto su mirada especialmente en el Ministro Adjunto de Ingresos. Durante
ese tiempo, la única persona dispuesta a decir con justicia una frase en su nombre, además de su
hermano mayor, era ese pequeño Ministro Asistente. Siempre había sido un hombre justo sin deseos
corruptos, y aunque sirvió al pueblo, no era una persona rígida. Hace cinco años, obtuvo la máxima
nota en el examen imperial, y su carrera experimentó un camino suave, hasta llegar a ser ascendido a
Ministro Asistente. Hasta que Jing Shao tuvo problemas, no lo volvieron a ascender de nuevo. Tal vez
podría atar a esta persona a su lado y cambiar a un nuevo ministro.
Jing Shao estaba pensándolo profundamente, y su hermano mayor que estaba a su lado de repente lo
golpeó con el codo. En ese momento, levantó la cabeza y descubrió que su Padre Imperial y muchos de
los Ministros lo estaban mirando. El censor imperial Fan Jie estaba parado en medio del salón principal.
—Los rumores acerca del Cuarto Príncipe—. Jing Chen dijo entre dientes, ya que sus labios no se
movieron, pero aún así le recordó en voz baja.
Jing Shao entendió, dio un paso adelante y dijo: —Esta persona cree que la charla de las masas
ignorantes es simplemente una conversación dada durante los momentos de ocio. Por lo que no hay
motivo de preocupación—. Se podría decir que esta respuesta se ajustaba a las normas de la sociedad, y
el Emperador Hong Zheng dirigió inmediatamente su mirada hacia Jing Chen.
Jing Chen se adelantó y dijo: —La gente de la antigüedad dice que: "Un árbol invita a los pájaros a
anidarlo y una cueva vacía invita a entrar a una ráfaga de viento. Por lo que el viento se inclina hacia
quien lo desee". Dado a que hay este tipo de rumores entre la gente, definitivamente también hay una
causa, y debe haber una aclaración lo antes posible, para no manchar la reputación del hermano menor,
el Cuarto Príncipe.
Las respuestas de los dos hermanos fueron bastante opuestas. Estaba claro que no se habían
enterado de esto de antemano. Incluso si lo hubieran sabido, no lo habían discutido. El Emperador
Hong Zheng asintió con satisfacción. —Jing Yu, ¿qué tienes que decir sobre esos comentarios?
El Cuarto Príncipe Jing Yu dio un paso adelante, arrodillándose bajo los escalones. —Este hijo cree,
que la causa sea porque antes del año nuevo, los vasallos cerca de la costa me ofrecieron pescado
fresco del océano cortado en rodajas finas para comerlo crudo y como se veía muy bien, lo encontré
muy delicioso, así que aproveché en comer un poco más. Inesperadamente, los sirvientes del palacio
difundieron información errónea, lo que provocó un gran alboroto en el que soy culpable.
El tiempo en que el Cuarto Príncipe había pasado después de entrar en la corte aún era corto, estaba
a cargo del asunto del tributo de tierras extranjeras, naturalmente los extraños y raros artículos que
recibió del extranjero en el Este y Oeste no eran una pequeña cantidad.
—La familia imperial da el ejemplo al resto del país. Todos y cada uno de sus movimientos serán
notados naturalmente por los civiles. ¿Cómo puedes estar tan apegado a cosas como la comida?—. El
Emperador Hong Zheng estaba un poco enojado, lo que más evitaba la gente dentro de la familia
imperial era permitirse algo como ello.
—El hermano menor, el Cuarto Príncipe, realmente tiene un don para la buena comida, algo tan
extraño que este hijo nunca ha visto antes—. Dijo el príncipe mayor Jing Rong con una sonrisa que no
era una sonrisa, lo que hizo que la frente del Emperador Hong Zheng se arrugara aún más. Los tributos
de tierras extranjeras, salvo del Emperador, nadie más tuvo el privilegio de disfrutarlos como quisiera.
El significado implícito detrás de las palabras del Príncipe Mayor fue bastante amplio.
—Padre Imperial, por favor perdóname, este hijo solo comió dos pescados de la residencia de la
Madre Imperial, ¡en realidad no es glotón!—. Jing Yu miró al Príncipe Mayor que sintió que el problema
no había empeorado lo suficiente y rápidamente se inclinó mientras trataba de explicar.
—¡Hmph!—. El Emperador Hong Zheng resopló con frialdad, con este tipo de rumores en la capital,
desde su punto de vista, era completamente el resultado de que el Cuarto Príncipe realice esas
acciones. En cuanto al asunto de los tributos, era conveniente investigarlo a fondo.
Al final, el Emperador Hong Zheng decretó que el Cuarto Príncipe tenía prohibido salir durante un
mes y debía quedarse adentro para reflexionar sobre sus errores. Aunque este castigo no fue severo, en
el corazón del Emperador Hong Zheng había formado una mala impresión, lo que era muy malo.
Este rumor fue difundido por Jing Shao. Originalmente, solo quería encubrir los rumores sobre él.
Obviamente estaba disgustado por el Cuarto Príncipe, pero no pensó que realmente se desarrollaría
hasta este resultado. Realmente fue una fortuna inesperada y disparó furtivamente una mirada a su
inexpresivo hermano que se encontraba a su lado, y de repente pensó que quizás cuando se decidieron
por este "tema", su hermano ya lo había considerado.
Después de salir, los dos hermanos no dijeron una palabra, se miraron y siguieron su propio camino.
Jing Shao sintió que su hermano mayor era de hecho más adecuado para ese puesto que él, ante todo
ello solo tenía el pensamiento de volver y hablar con su Wang Fei sobre los asuntos de hoy, así que
decidió a ir rápidamente hacia el Palacio.
—Wang Ye, ¿le gustaría volver directamente al Palacio?—. El conductor abrió la cortina y preguntó.
Jing Shao lo pensó mejor. Hoy se levantó bastante temprano en la mañana y solo comió un plato de
avena y un panqueque. Ante ello, dijo: —Mejor vamos al Restaurante Huiwei a desayunar.
—Wang Ye, el Restaurante Huiwei no está abierto por la mañana—. Yun Song le recordó.
—No importa, sólo vamos—. Jing Shao bajó la cortina y se apoyó en las suaves almohadas para
descansar los ojos. Esta suave almohada fue especialmente ordenada por Mu Hanzhang para que se
colocara ahí, ya que Jing Shao tenía que levantarse temprano, definitivamente tendría sueño, y así, de
esta manera, podría simplemente dormir en el carro un poco.
El restaurante Huiwei no vendía desayunos, pero el jefe llegaba bastante temprano para ordenar las
cosas y abrir el negocio. Además, también estaría preparando el desayuno para su esposo, que también
regresaba de la corte matutina.
El Ministro Adjunto de Ingresos se llamaba Xiao Yuan, y su nombre de cortesía era Heng Zhi.
Hablando de esto, él era parte también de la familia de la Madre Imperial Concubina del Segundo
Príncipe; además, él y la madre del segundo emperador, el Marqués del Sur de Ding y la familia Xiao
tenían un ancestro común, pero ya eran parientes lejanos de cinco generaciones. La conducta de Xiao
Yuan era noble y virtuosa y, desde el principio, no estaba dispuesto a subir de rango utilizando a sus
parientes.
Solo una de las puertas del restaurante Huiwei estaba abierta, y un hombre estaba barriendo el piso
solo frente a la puerta. Jing Shao aprovechó para entrar con las manos entrelazadas en su espalda.
—Heng Zhi, has vuelto—. El jefe de estatura alta, vestido con una ropa de algodón liso azul claro,
salió del interior de la cocina, con una canasta humeante de pequeños bollos humeantes al vapor en la
mano. Después de ver a Jing Shao, miró fijamente por un segundo y luego inmediatamente se rió
diciendo. —Mi estimado, mis disculpas, el restaurante Huiwei aún no ha abierto sus puertas.
—Buen día—. Saludó Jing Shao con una sonrisa. —Soy un colega de Xiao Yuan, vine aquí para discutir
algo con él.
La esposa del Ministro Asistente frunció levemente el ceño y dejó que Jing Shao se sentara, luego le
entregó los bollos que tenía en su mano para que los comiera, y también sirvió un cuenco de avena de
arroz glutinoso fragante.
—Realmente usted ha perfeccionado su cocina, también tomé una esposa masculina, pero no es tan
hábil con las manos como usted—. Jing Shao se comió una bollo, y la fina masa blanca se derritió en su
boca dejando un sabor delicioso en sus labios y dientes.
—No sé mucho, sólo cocinar. La esposa de este honorable señor es un hombre de gran sabiduría y
conocimiento, uno no debe comparar a un individuo tan sencillo como yo con él—. Dijo sonriendo.
Jing Shao hizo una pausa, esta persona realmente conocía su identidad, e inmediatamente sonrió. —
Usted es extraordinariamente ingenioso, ¿cómo debo dirigirme a su persona?—. Las esposas masculinas
eran diferentes de las esposas femeninas. Al final, siguen siendo un hombre. Otras personas podrían
preguntar directamente sus nombres completos, para así no ofender.
—Wang Ye es demasiado educado, el apellido de este civil es Zhou, mi nombre único es Jin—. La
personalidad bastante cordial de Zhou Jin le gustó a Jing Shao y no pudo evitar charlar un poco más con
él.
Y así, cuando Xiao Yuan regresó, vio a un Wang Ye, con quien él mismo no había interactuado antes,
que estaba comiendo sus albóndigas de sopa y bebiendo las gachas de arroz del restaurante de su
esposa, charlando alegremente. Y solo podía sentir las venas azules en su frente latir. —¡Este
funcionario Xiao saluda a Su Real Alteza!
—Jaja, el Maestro Xiao ha vuelto. Pasaba por acá y llegué a tu casa para compartir una comida. Estos
bollos son deliciosos, el Maestro Xiao tiene tan buena suerte—. Jing Shao dijo mientras comía el último
bollo. Con la boca llena, preguntó. —Hermano mayor Zhou, ¿hay todavía más?
—Sí—. Zhou Jin sonrió y se dio la vuelta para volver a la cocina a buscar más bollos al vapor.
—¿Wang Ye necesita algo?—. El Joven Asistente del Ministro, que naturalmente tenía una clara tez,
ahora tenía un rostro que era aún más sombrío que el fondo de una olla quemada. ¿Esta persona acaso
sabía sobre la cortesía adecuada, y aún así se atrevía a llamar a las esposas de otras personas como
"Hermano mayor Zhou" en frente de su esposo? Ellos dos no podían conocerse desde antes, ¿verdad?
—En realidad, no hay nada. Acabo de escuchar que los sentimientos del Funcionario Xiao y del
hermano mayor Zhou son muy sinceros—. Jing Shao hizo una pausa. Levantó sus ojos y miró a su
alrededor. Se inclinó hasta la oreja de Xiao Yuan y bajó la voz. —Wang Ye sólo quería consultarle sobre
cómo hacer que la esposa masculina ya no tenga miedo acerca de los asuntos en la cama.
Xiao Yuan se quedó en blanco, volteó a ver la sincera apariencia de Jing Shao, y su boca, que
originalmente estaba frunciendo el ceño, se animó. —Así que es por este asunto que usted vino, eso
quiere decir que Wang Ye ha encontrado a la persona adecuada..—. Y así, el normalmente silencioso
Asistente del Ministro, de repente se convirtió en un maestro de ritos amorosos, hablando sin parar con
Jing Shao sobre el tema de "Cómo conquistar a una esposa masculina".
Cuando Zhou Jin salió con dos cestas de bollos al vapor, se encontró a los dos hombres juntos
murmurando acerca de algo, mientras se reían de vez en cuando. Por lo que sacudió su cabeza y miró
con adoración a Xiao Yuan, quien estaba tan lleno de emoción que todo su rostro se puso rojo. Se dio la
vuelta y fue al interior de la cocina para ordenar a los trabajadores que organizaran los ingredientes del
día.
A veces la amistad entre hombres se establece en un instante, como con Xiao Yuan y Jing Shao,
quienes después de que terminaron de desayunar, la conversación entre los dos ya se había convertido
en:
—Heng Zhi, en el futuro, deje que el hermano mayor Zhou salga a pasear con Jun Qing, cuando tenga
tiempo. Me temo que se aburra hasta la muerte encerrado en el Palacio.
—Wang Ye, no te preocupes, déjamelo a mí. ¿Puedes recordar todos los métodos que te dije?
—Claro que sí, si las cosas salen bien, te invitaré a salir a beber.
Jing Shao se fue perfectamente contento, Xiao Yuan se dirigió con entusiasmo al interior de la cocina
para ver a su esposa.
—¿De qué conversaste con el Príncipe? Incluso tu cara se volvió roja—. Zhou Jin pellizcó la barbilla de
su esposo y lo examinó cuidadosamente.
—¡Hmph!—. Xiao Yuan le tomó de la mano y dijo enojado. —Todavía quiero preguntarte, ¿qué le dijiste
antes de que yo regresara? ¿Por qué todavía te llamó hermano mayor Zhou antes de irse?
—Déjame besarte una vez y te lo diré—. Zhou Jin lo abrazó y se colocó en una posición como si
estuviera a punto de robarle un beso.
Xiao Yuan se apresuró a empujar a su esposa, diciendo furiosamente. —¡No me estás diciendo la
verdad, por lo que te castigaré y tendrás que usar ropa rosa mañana!—. Después de decir esto, sacudió
sus mangas y se fue.
—No tengo ropa de color rosa—. Zhou Jin dijo impotente, cada vez que esto sucedía, esta persona le
exigía que usara una variedad de ropa chillona de diferentes colores, por lo que todos en la ciudad
creían que el dueño del Restaurante tenía un extraño gusto por las túnicas.
—¡Te lo compraré en cuanto salga del trabajo!—. Xiao Yuan agitó su mano en forma de despedida y se
dirigió al Ministerio Adjunto de Ingresos de buen humor.
—No hice nada anoche...—. Murmuró Zhou Jin, pero poco después evocó en sus labios una sonrisa.
Como tenía que vestir de rosa, esta noche tendría que hacer que una compensación que valiera la pena.
Jing Shao regresó al palacio, pensando en los diversos métodos que Xiao Yuan le presentó, y caminó
hacia el Lado Este. Justo antes de llegar al pequeño estudio, escuchó la voz aguda de Song Lingxin. —
Las reglas del Palacio son así, incluso si eres Wang Fei, no puedes romperlas, de lo contrario el Palacio
se convertiría en un caos en el futuro.
—Es solo una residencia temporal para los subordinados. Yo puedo tomar el gasto—. La voz de Mu
Hanzhang todavía se escuchaba suave, pero en ella se podía notar un poco de su molestia.
—Wang Fei realmente habla a la ligera. Perdone a esta Concubina por ser tan franca, Wang Fei se
casó el octavo día del tercer mes, por lo que su dinero completo de marzo no se le será otorgado—. La
fría voz de Song Lingxin resonó levemente, pero aún así ocasionó que Jing Shao, quien originalmente
estaba de buen humor, se enojara instantáneamente tanto que era como si su cabeza estuviera en
llamas.
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[Nota de la traductora]
AHH. ¡Apareció ya una pareja secundaria!
Perdonen si no son tan rápidas mis actualizaciones, por cierto si encuentran algo incomprensible, no
duden en comentarlo, para aclararles una duda o corregirme, ya que aunque revise el capítulo, puede
que no me dé cuenta de algo. ¡Muchas gracias por leer!
Pienso incluir otro proyecto en cuanto lleve una cantidad considerable de este. Ya les iré avisando.
19: Un auto-actor despreciable

—¡Cállate!—. Jing Shao entró con una fría expresión.
Song Lingxin estaba en el centro del estudio con una mano en su cintura. Originalmente, ella había
tomado una bocanada de aire para volver a hablar, pero con su entrada solamente pudo tragársela.
Mu Hanzhang, sentado en el escritorio, fruncía ligeramente el ceño. Cuando vio entrar a Jing Shao, su
expresión se relajó un poco. Se puso de pie y saludó. —Wang Ye has vuelto.
Jing Shao caminó hacia el lado de Mu Hanzhang. Echó un vistazo a Song Lingxin y a las dos sirvientas
detrás de ella. —Song Lingxin, ¿cuál es tu actitud hacia Wang Fei?
—Wang Ye ~—. Dijo Song Lingxin sintiéndose agraviada, sólo pudo respirar hondo y decir. "La
conducta de esta Concubina fue por el bien de mantener la paz en el palacio. Wang Fei, él..."
—¡Te callas!—. Jing Shao solo oyó la aguda voz de Song Lingxin y esta hizo que le doliera la cabeza.
Volvió la cabeza para mirar a la persona a su lado, lentamente y bajando el tono le preguntó. —Jun
Qing, ¿qué pasó?
Mu Hanzhang bajó los ojos, después de frotarse los labios y dijo. —El cuerpo de mi nodriza no está
bien y nadie la cuida en la aldea agrícola. Quería llevarla a ella y a su hijo al palacio por un tiempo,
dejarlos vivir en las habitaciones de los sirvientes por un momento y esperar a que la lesión en la pierna
del tío Zhou mejorara antes de dejarlos regresar—. La dulce voz suave sonó, ni demasiado rápida ni
demasiada lenta, y fue muy reconfortante escucharla.
—Wang Ye, el palacio nunca ha admitido a un forastero, esta es la regla. Una vez que Wang Fei abra
esta posibilidad, ¿no sería posible que alguien que quiera meter gente aquí también lo haga?—. Song
Lingxin defendió con firmeza lo que pensaba que era correcto, en su opinión, para los miembros de la
familia real. Lo más importante era no tener invitados aquí, ya que podían ser solamente espías.
Mientras ella planteara ese punto, entonces no creía que Wang Ye todavía estaría de pie del lado de Mu
Hanzhang.
Jing Shao frunció el ceño.
Song Lingxin vio que había logrado llegar a él y sintió una pizca de orgullo en su corazón. —Esta
Concubina ha manejado personalmente los asuntos grandes y pequeños dentro de este Palacio, y uno
debe ser responsable del patio interior. Los cuartos de servicio están detrás del Lado Este, si alguna
persona de origen desconocido entrara, se desconoce si podría pasar algo malo.
Dentro del Lado Oeste vivían las concubinas y las mujeres, entonces a lo que denominaba "cosa mala"
se refería naturalmente a ciertas actividades... Mu Hanzhang apretó lentamente su puño, Song Lingxing
hablando así, estaba claro que ella lo estaba deshonrando.
Mu Hanzhang ni siquiera había hablado todavía, y la palma de Jing Shao ya había abofeteado la cara
de Song Lingxin.
Los ojos de Song Lingxin se abrieron y miró a Jing Shao con incredulidad.
—Como parece que no puede administrar bien la casa, hoy entregarás todos los libros de contabilidad
a Wang Fei—. Jing Shao dijo con frialdad.
—¡Wang Ye!—. Song Lingxin se cubrió la cara con la mano, sin entender por qué, cuando claramente
había manejado todos los asuntos, de repente fue golpeada y luego despojada de su poder como jefa de
la casa. Ella no pudo evitar levantar la voz y decir bruscamente. —Esta Concubina sólo está pensando
por el bien del palacio, ¿cómo pudiste actuar de esta manera conmigo? ¡Wang Fei definitivamente no
podrá administrar el Palacio! El horario estaba establecido en el libro de flores, pero los nueve días en
que yo iba a servir tu cama, ¡Wang Ye ni siquiera vino uno de esos días! Con este tipo de control sobre
la casa, ¡quién lo escucharía!
Los guardias imperiales afuera de la puerta entraron, y las dos sirvientas persuadieron a Song
Lingxin para que se fuera, y de tal manera lograron sacarla.
La habitación finalmente se silenció, Jing Shao suspiró y tomó la taza de té a medio terminar de Mu
Hanzhang de la mesa y tomó un gran sorbo.
—Recibí el mensaje esta mañana temprano y me puse un poco ansioso. No me tomé el tiempo
suficiente para pensarlo—. Mu Hanzhang acaba de notarlo bebiendo de su propia taza y no fue lo
suficientemente rápido para detenerlo. No dijo nada más, sólo habló del asunto de recoger a su nodriza
y llevarla al palacio. Aunque realmente no lo había meditado lo suficiente.
—Eres el Wang Fei de este palacio. Nada de lo que digas debe ser cuestionado por otros—. Jing Shao
sonrió y suavemente lo atrajo hacia sí. —Estos pocos días que no he estado en el Lado Oeste, Song
Lingxin simplemente estaba usando eso como pretexto para armar un escándalo.
Mu Hanzhang se frotó los labios. —Puedo llevar a mi nodriza al pueblo que es parte de mi herencia...
—No es necesario—. Jing Shao tocó su suave cabello largo. —Tráelos al palacio, si quieres que sigan
viviendo aquí, eso también está bien, podemos ir a la residencia del Marqués del Norte para discutir un
poco, y luego hacer que cuenten como tus sirvientes personales—. La herencia no solo incluía bienes,
sino que también incluía algunos sirvientes personales para acompañarlo. Jing Shao sabía que Jun Qing
originalmente no tenía muchos sirvientes personales, y dado a que la familia de su nodriza eran
personas que él consideraba confiables, dejarlos quedarse en la residencia era en realidad algo bueno,
asegurando su bienestar.
Mu Hanzhang lo miró fijamente, se acercó lentamente y apoyó su barbilla en el hombro de Jing Shao.
—Xiao Shao, gracias—. El apoyo de un esposo es muy importante para el estatus de la esposa y la
gestión del hogar. Ahora parecía que Jing Shao estaba completamente de su lado, incluso haciendo que
su palabra tomara importancia. Este tipo de trato en una familia aristocrática, era difícil de conseguir,
nadie lo sabía tanto como él.
Jing Shao estaba infinitamente emocionado de que Mu Hanzhang se acercara a él por su propia
voluntad. Solo sintió que sus hombros, que estaban en contacto con él, sentía un ligero hormigueo, por
lo que no pudo evitar acercarse y abrazarlo con fuerza. —Tonto, somos marido y mujer, y aún
agradeces, ¿de qué gracias estás hablando? Si realmente quieres agradecerme, solo dame un beso—.
Las palabras originalmente conmovedoras, una vez más se volvieron indecentes al final.
Mu Hanzhang escuchó sus palabras y lo apartó suavemente. —Wang Ye acaba de decir que no hay
necesidad de agradecer—. Después de decir eso, se dio la vuelta y tomó los libros de cuentas, sin
importarle en absoluto que Jing Shao todavía estaba congelado en su lugar original.
¡Mi Wang Fei, de verdad, cada vez es más inteligente!
Después del almuerzo Jing Shao, estando aún aturdido, se dirigió a su asignación temporal en el
Ministerio de Guerra.
Por resistir el regreso de los Hunos, varios de sus hermanos habían sido asignados a los otros seis
ministerios. El Emperador Hong Zheng dejó que Jing Shao fuera a su favorito, el Ministerio de Guerra.
El príncipe mayor pasó al Ministerio de Obras y se encargó de gestionar cada uno de los asuntos de
construcción. Su otro hermano fue al Ministerio de Ritos para supervisar las ceremonias y banquetes de
mayor importancia. El Cuarto Príncipe estaba en el templo de Hong Lu especializándose en los arreglos
de tributos de las tierras extranjeras. Todos eran cargos competentes y también eran una oportunidad
para ponerse en el centro de la atención pública.
En el Ministerio de Guerra, a pesar de que tenía un cargo ahí, en realidad no tenía mucha autoridad.
Solo lo habían dejado colgado, ya que a la gente del Ministerio de Guerra no le gustaba que un príncipe
les diera órdenes por encima. Solo podía ​​pasar aquellos días lleno de papeleo o para tratar un par de
asuntos y luego simplemente irse.
—¡Wang Ye!—. El Ministro de Guerra al ver a este príncipe pez gordo se acercó apresuradamente,
sonrió y lo saludó.
—Maestro Sun, adelántese para hacer lo que necesite, este Príncipe solo está aquí por un par de
horas—. Jing Shao agitó la mano y dijo, para luego dirigirse a su asiento y recoger algunos documentos
al azar para mirar.
El Ministro Sun ya se había acostumbrado a su actitud. Por lo que solo dijo un par de bromas antes de
ocuparse de su propio trabajo.
Después de haber tenido una larga ausencia, Jing Shao aún no tenía muchos papeles en su escritorio.
Solo habían las noticias que se transmitieron desde abajo, lo importante en lo que se ocuparía el
Ministro Sun, y solo si habían algunos asuntos no demasiado urgentes que se le darían al Jing Shao que
no había ingresado al Ministerio de Guerra por mucho tiempo. Durante esos días en los que no había
venido, el Ministro Sun se ocuparía de la mayor parte por él.
Tomando un libro de la mesa, este era el Ministerio de Guerra redactando los fondos y provisiones
para las tropas de este año, en él ya se sumaba la cantidad específica de provisiones del ejército para
cada guarnición estacionada. También hubo dos peticiones al Emperador, una pidiendo disolver un
grupo de soldados, creyendo que los Hunos ya habían sido derrotados. Como en los últimos años, no se
necesitaban muchos soldados para proteger. En la otra petición, se informó que había bárbaros en las
cercanías de la frontera suroeste donde vivía el pueblo Miao, tratando de invadir, y estaban solicitando
a la corte imperial que enviara tropas para reprimirlos.
La primera petición fue relativamente buena, pero esta segunda parecía bastante urgente y también
estaba en su escritorio, lo que indica que alguien quería que él formara un plan de acción lo antes
posible.
—Wang Ye, esta petición solo llegó hoy. La situación parece ser más grave que a principios de este
mes—. Song An, el ministro asistente del Ministerio de Guerra, se acercó y le dijo.
Jing Shao asintió levemente y comenzó a buscar en el libro de cuentas el fondo y las provisiones de
las tropas.
—Hasta donde esta persona sabe, el pueblo bárbaro son solo algunas bandas rebeldes, es solo porque
el gobernador de las regiones de Yunnan y Tibet es incompetente, que se retiraran poco a poco—. Song
An se acercó y bajó la voz para decir. —Wang Ye puede pedirle al Emperador que traiga algunos
soldados para desterrar al enemigo, esta es una buena oportunidad para una manera fácil de ganar
méritos.
Jing Shao miró hacia arriba y frunció el ceño. Song An era el padre de Song Lingxin, y en el Ministerio
de Guerra, su relación con Jing Shao podía considerarse la más cercana. Lo mismo ocurría con su vida
anterior, un mes antes de que recibieran la primera petición, esta persona ya le estaba pidiendo que
condujera a unos soldados . En ese momento, su estado de ánimo era malo, y al cuarto día después de
su nuevo matrimonio, tomó las tropas y se fue a una larga campaña. Dejando al recién casado y todavía
enfermo Mu Hanzhang en el Palacio solo. Mirándolo ahora, parece que Song An le aconsejó que fuera a
una expedición, no solo por los méditos, sino para que dejara a Wang Fei, y su hija pueda subir como
dueña del Palacio.
—El gobernador de la región de Yunnan y Tibet no sirve para nada. En este mundo, ¿dónde es fácil
obtener logros militares?—. Jing Shao se rió, ya que no planeaba continuar discutiendo este tema con
él.
Esta expedición a la región de Yunnan y Tibet parecía una tarea fácil. Aunque de hecho, en realidad
no lo era, el entorno en el suroeste tenía una compleja geografía y era difícil para los soldados que ya
estaban acostumbrados a las Llanuras Centrales adaptarse. Cuando condujo a los soldados allí ese año,
había sufrido una gran pérdida. La enfermedad miasma y los insectos venenosos allí eran enemigos
mortales, y él mismo casi muere allí. Los llamados pequeños bandidos rebeldes lo hicieron luchar
durante tres años. No solo fue reprendido por su padre, sino que también perdió el mejor momento
para lanzar el ataque a la campaña contra los tres Estados Vasallos. Al final, realmente se esforzó sin
recibir ningún fruto por su trabajo.
Song An sonrió tímidamente. —Escuché que hoy Lingxin provocó a Wang Ye y lo enfureció. Esta hija
fue solamente mimada por mí, Wang Ye no necesita rebajarse a su nivel.
—¡Hmph!—. Jing Shao arrojó el libro de cuentas de sus manos hacia la mesa, provocando que las
personas a su alrededor levantaran las cejas una a una y luego evitaran su mirada. —Es solo un
pequeño asunto de mi casa, ¿por qué el Maestro Song siente la necesidad de traerlo aquí?—. Esta Song
Lingxin realmente tenía una boca muy rápida, el asunto que ocurrió esta mañana, por la tarde, ya se lo
sabía toda su familia. Al pensar en esto, su corazón se hartó un poco.
Song An, al ver que Jing Shao no toleraba nada de esto, dijo un par de palabras más con una sonrisa y
se alejó con tristeza.
Después de hacer que el problemático de Song An se fuera, Jing Shao una vez empezó a recordar.
Definitivamente no emprendería esta ardua e ingrata misión esta vez. Ahora solo sería mejor pasar
tiempo con su esposa. Esta buena oportunidad debería darse a su hermano imperial mayor o al cuarto
príncipe.
Después de pasar la tarde en el Ministerio de Guerra, Jing Shao se fue temprano según sus hábitos de
su vida anterior. Para no llamar la atención de la gente, caminó a pie hacia el sur de la ciudad para
comprar algunos bocadillos guisados, luego se dirigió al pequeño callejón a buscar una botella de vino
de ciruelas verdes. Cuando regresó al Palacio, llegó exactamente cuando estaban a punto de cenar.
—¿Dónde está Wang Fei?—. Al regresar al dormitorio en el Lado Este, la comida ya estaba preparada,
pero no había rastro de Mu Hanzhang.
—Respondiendo a Wang Ye, Wang Fei todavía está en el pequeño estudio. Meng Xi ha ido a buscarlo
—. Le contestó Lan Xi, mientras ayudaba a Jing Shao a cambiarse de ropa.
—Wang Ye esperó durante mucho tiempo, esta persona llegó tarde—. Dijo Mu Hanzhang a modo de
disculpa.
Jing Shao arrugó la frente, pellizcó la barbilla ajena y lo besó. —Vamos a comer entonces.
Mu Hanzhang se quedó atónito por un momento, y solo entonces se dio cuenta de que este era el
"castigo por hablar formalmente", ¡pero en este momento la habitación estaba llena de sirvientes y esta
persona ni siquiera lo tomó en consideración! Su hermoso rostro se puso rojo rápidamente y agitó sus
manos para que las sirvientas se retiraran.
—¿En qué estabas ocupado?—. Jing Shao empujó los bocadillos guisados ​​que había comprado frente a
Mu Hanzhang para que los probara, y sirvió una taza de vino de ciruelas verdes para cada uno de ellos.
—De repente, al hacerse cargo de los asuntos de la casa, siempre habría un alboroto inevitable—. Mu
Hanzhang levantó y le dio un mordisco a un ala de pollo guisada, aunque dijo eso, su tono era muy
confiado. Jing Shao pudo escuchar que lo ya lo había resuelto y no tenía la intención de involucrarse.
Después de la cena, Mu Hanzhang empujó a Jing Shao, quien ya se había subido a la cama
nuevamente. —Deberías ir al Lado Oeste esta noche. Escuchaste lo que dijo la Esposa Secundaria hoy,
si siempre duermes en el Lado Este, entonces el patio interior puede que no sea pacífico.
Jing Shao se sentó a regañadientes, todo el mundo hablaba sin parar de querer empujarlo a un lugar
que no fuera la cama de Wang Fei. Por lo que lo tiró a la cama, y lo presionó debajo de él. —Bebí
demasiado esta noche, no tengo suficiente energía para ir a otra cama—. Después de decir eso,
simplemente se acostó sobre su pecho y dejó de moverse.
Mu Hanzhang puso los ojos en blanco, como si alguien que pudiera beber dos copas llenas cuchillos
ardientes se emborrachara con una pequeña botella de vino de ciruelas que era tan suave para el
paladar. Si quería encontrar una excusa, ¡también podría encontrar una que tuviera más sentido!
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20: Malentendido

—Si quieres dormir, tienes que quitarte la ropa—. Mu Hanzhang empujó impotente a la persona que
estaba sobre él.
—Entonces te ayudaré a quitártela—. Jing Shao, quien originalmente estaba acostado
instantáneamente recuperó su energía, se sentó y comenzó a quitarle la ropa a la persona debajo de él.
—Lo... Lo haré yo mismo—. Mu Hanzhang se apresuró a apartar la mano que tiraba de la faja de su
cintura.
Jing Shao sonrió al escuchar esto. Bajó la cortina, se sentó a un lado y fijó los ojos en el otro,
mirándolo atentamente.
La cara de Mu Hanzhang se tornó aún más roja, y rápidamente se quitó su túnica exterior y se metió
entre las colchas. Jing Shao encontró divertida su reacción, y también se quitó la ropa, para envolverse
dentro de las mantas. Luego tomó a la persona en sus brazos y le besó la frente.
Xiao Yuan le dijo que en este tipo de situación, debe ser amable en su trato hacia su esposa masculina
y respetarlo. Besar era más efectivo que tocar al azar, porque de esa manera no lo incomodaría. El beso
de Jing Shao bajó desde la frente, hasta las cejas, para luego ir a la fría punta de su nariz y finalmente a
los suaves labios. La persona en sus brazos cerró nerviosamente los ojos, pero no se resistió.
Jing Shao siguió este método y descubrió que realmente era efectivo. Luego abrió suavemente la
túnica interior dejando un pecho tan blanco como la nieve. La luz fuera de la cama no se había apagado
completamente y, con la ayuda del ligero brillo que viajaba a través de las cortinas, se podía ver
claramente el delicado nudo de manzana de Mu Hanzhang y la elegante forma de su clavícula.
Inclinándose, Jing Shao besó hacia abajo, para seguir por su barbilla y terminar lamiendo su nevado
cuello. Esa linda manzana de Adán se deslizó hacia arriba y hacia abajo. Jing Shao levantó las comisuras
de su boca y continuó bajando.
Su pecho blanco era delgado, pero no era tan débil como se lo hubiera imaginado. En cambio, tenía
líneas fluidas de hermosos músculos y dos pezones de color rosa que se mostraban tímidamente. ¡Tan
hermosos que realmente quería tocar! Jing Shao tragó su saliva y se acercó para succionar una de esas
tiernas perlas rosadas.
—Um...—. Mu Hanzhang se mordió el labio inferior. La sensación de hormigueo y picazón se extendió
por todo su cuerpo haciéndolo temblar. Quería alejar a esa persona, pero con estos suaves movimientos,
podía sentir la ternura que Jing Shao emanaba hacia él. Por lo que sólo podía agarrar con fuerza a las
sábanas, diciéndose a sí mismo que debía aguantar un rato, un poco más para dejarlo satisfecho. Dejó
que esa situación difícil de soportar, pero a la vez tan cómoda, atacara a su propio cuerpo una y otra vez
como si fuera una marea nocturna.
Sintiendo que la persona debajo de él le permitió aquel movimiento, Jing Shao no pudo evitar
emocionarse aún más, sosteniendo dicho pezón en su boca y mordiendo suavemente.
—Ah... Um—. El cuerpo de Mu Hanzhang comenzó a temblar ligeramente, y la sensación
excesivamente intensa hizo que su espalda se arqueara.
Jing Shao, al recibir este ligero gemido, no pudo evitar estar fuera de sí por la alegría. Por lo que
extendió su mano para explorar ese cuerpo hacia abajo.
—Um... No...—. Mu Hanzhang se despertó de su trance instantáneamente, se encogió de repente,
abrió los ojos y miró a la otra persona y lo alejó de una manera aturdida y temorosa.
Los dos se miraron el uno al otro por un momento, y Mu Hanzhang, quien estaba medio apoyado, bajó
la cabeza avergonzado. Jing Shao estaba atónito por este cambio repentino, repentinamente perdió el
interés, secretamente enojado por su impaciencia. Suspiró, se dio la vuelta y se acostó, de cara a la
pared.
Mu Hanzhang vio que estaba enojado y lentamente apretó su agarre en la esquina de la manta, luego
la soltó lentamente para cubrir a Jing Shao y se acostó en silencio, perdido en sus pensamientos
mientras miraba la parte superior del dosel. Teniendo esas acciones, estaba decepcionando a Jing Shao
de nuevo...
Después de pensar en ello durante toda la noche, Mu Hanzhang solo cayó en un sueño profundo
cuando miró llegar por la ventana al rayo del amanecer.
Al día siguiente, como se esperaba, la petición al Emperador sobre la invasión bárbara fue llevada a la
corte matutina por el Ministro de Guerra.
—Jing Shao, ¿qué opinas de la capacidad militar de los bárbaros del sur?—. Esta petición fue vista
ayer por el Emperador Hong Zheng. La razón por la que primero estaba preguntando la opinión de Jing
Shao fue por que el Funcionario Song An le propuso enviar a Wang Ye para dirigir las tropas y que se
ocupara de ello.
—Este hijo siente que, aunque los bárbaros del sur son todos aldeanos de las montañas, ya que
pudieron derrotar al gobernador de Yunnan y Tibet, naturalmente deben ser fuertes y no deben ser
subestimados—. Jing Shao dijo la verdad, señalando que el hecho de que este asunto era también difícil.
Y también al mismo tiempo indicaba que esta era una buena oportunidad para hacer méritos.
El Emperador Hong Zheng frunció levemente el ceño y no se podía decir si es que estaba feliz o
enojado. —¿Qué piensan el resto de los funcionarios?
La corte permaneció en silencio por un momento, luego, una tras otra, las personas se acercaron para
ofrecer algunos consejos.
Algunas personas dijeron que la tierra de los bárbaros del Sur era desolada, por lo que la población se
basaba simplemente en unas pocas personas que vivían en chozas en la cima de una montaña, que no
eran ni populosas ni prósperas. Bien podrían dejarlos en paz. A su vez, inmediatamente hubo gente que
refutó esta afirmación, preguntando, ¿dónde estaría nuestro prestigio nacional? ¿No estarían socavando
ellos el poder de su propio Emperador? Por lo que deberían de enviar tropas para reprimirlos.
Luego, algunas personas dijeron que el terreno de la región de Yunnan y Tibet era complejo y que la
gente de la zona era estúpida e ignorante. Por lo que era mejor enviar a un oficial militar de alto rango
valiente y que sepa de esto para seguir adelante, a su vez para no solo reprimir la rebelión, sino
también para apaciguar al pueblo.
Durante un período de tiempo, el salón de la corte se convirtió en un gran caos, y las únicas personas
que se quedaron en silencio, a excepción del Emperador Hong Zheng, fueron los tres príncipes que
estaban al frente. Jing Shao lanzó una mirada a su hermano y al príncipe mayor a su lado. Solo entonces
recordó que al cuarto príncipe se le prohibió salir de su Palacio. Si el cuarto príncipe era lo
suficientemente inteligente, entonces tomaría la iniciativa de liderar las tropas. Si lo era... En dicho
pensamiento su mirada se volvió hacia el príncipe mayor que parecía tener algo que decir, pero terminó
solo vacilando. Jing Shao bajó los ojos y una luz fría brilló a través de ellos. Parecía que dependería de
quién tuviera más mala suerte entre los dos.
Al final, el Emperador Hong Zheng gritó a la gente en disputa que se detuviera y concluyó. —¡Los
bárbaros del sur, aunque pobres, siguen atacando al suelo de este gran país! ¡Este Emperador no
permitirá que los ríos y montañas conquistados por nuestros grandes antepasados ​sean arrebatados!
¡Ni siquiera una pulgada!
—¡Su Majestad es el más iluminado!—. El grupo de funcionarios se arrodilló ante él uno tras otro.
—El Ministerio de Asuntos Militares elaborará un plan para la lista de candidatos para liderar la
expedición y decidirán el número de soldados que se movilizarán, ¡por lo que mañana volveremos a
debatir el asunto! ¡He dicho!—. Después de que el Emperador Hong Zheng había hablado, se dio la
vuelta para irse.
Jing Shao y su hermano se miraron y se dieron una sonrisa en una tácita comprensión.
Cuando se levantó esta mañana, vio que Wang Fei todavía dormía profundamente, así que
silenciosamente se acercó a él y se vistió. Cuando se despertó tarde, no tuvo tiempo suficiente para
desayunar, por lo que tomó dos pasteles planos rellenos de carne para picar de camino al palacio.
Mientras comía en el carruaje, su hermano se subió repentinamente a su carruaje y le dijo que ayer, al
presentar las peticiones al Emperador, el Ministro Sun descubrió la propuesta que Song An había
escrito para que Cheng Wang dirigiera la expedición.
Mientras maldecía a Song An por actuar por su propia iniciativa, suspiró con pesar por el hecho de
que su hermano realmente tenía una vasta red de personas. Por eso, lo discutió con su hermano.
Simplemente actuaría como si estuviera buscando logros instantáneos, y como si estuviera en
connivencia con su suegro para pedir esta asignación, lo que haría que el emperador tuviera que
responder a este problema, pero es poco probable que se lo asignara él mismo.
Los dos hermanos fueron despedidos de la corte, pero aún no intercambiaron palabras. Cuando
salieron del pasillo, se separaron.
—El método que me enseñaste fue realmente útil—. Jing Shao, que una vez más fue a desayunar al
restaurante Huiwei, vio a Xiao Yuan y felizmente le dio unas fuertes palmaditas en la espalda. Anoche
fue un paso más cerca en general, aunque haya quedado inconcluso.
El pequeño asistente del ministro, que ha sido un erudito toda su vida, recibió una palmada en la
espalda del príncipe que entrenaba todo el año que ocasionó que casi vomitara sangre. Pero en el
exterior, sonrió despreocupadamente y dijo: —Por supuesto que lo que te dije es definitivamente
efectivo—. Luego le acercó a Jing Shao algunas albóndigas, mientras se jactaba de cómo usaba métodos
suaves para hacer que su alta y poderosa esposa se acostara junto a él.
Zhou Jin, vestido con túnicas rosadas, se paró en la puerta trasera y suspiró impotente. Hizo un gesto
al camarero para que se acercara y les sirviera gachas de arroz a los dos. Anoche, había molestado
mucho a su marido, mejor era no acercársele y provocarlo. Además, la ropa que llevaba esta vez era
demasiado vergonzosa. Hoy, sería mejor ver menos gente.
Mu Hanzhang se despertó por la mañana y descubrió que el espacio junto a él ya estaba frío y solo
entonces se dio cuenta de que se había quedado demasiado dormido y no había esperado a su esposo al
despertar. No pudo evitar sentirse molesto. Seguramente esta vez, esa persona estaba aún más enojada.
Jing Shao salió todo el día y ni siquiera volvió a almorzar.
Después de lidiar con algunos asuntos urgentes, Mu Hanzhang tomó los libros de cuentas en sus
manos y se quedó aturdido. No importaba lo que intentara leer, no podía concentrarse. Él estaba así
hasta que Yun Zhu vino a informar, diciendo que la familia de la nodriza ya se había mudado. Solo
entonces dejó de pensar y se dirigió a saludarla.
Los sirvientes vivían tanto en los barrios comunes como en varios patios pequeños en el Lado Este del
palacio cerca de las puertas traseras. Duo Fu especialmente hizo que las personas hicieran espacio en
un pequeño patio con tres habitaciones para que toda la familia de la nodriza de Wang Fei pudiera vivir
junta. La abuela Zhou ordenó la casita con una cara llena de sonrisas, hasta que llegó Mu Hanzhang,
vestido con una túnica magnífica, una figura alta y recta. Y el borde de sus ojos no pudo evitar volver a
enrojecerse.
—El joven maestro no durmió bien anoche—. Después de ponerse al día por un tiempo, la abuela Zhou
tomó la mano de Mu Hanzhang y miró su tez con cuidado.
—Bueno...—. Mu Hanzhang estuvo de acuerdo distraídamente.
—¿Podría ser que Wang Ye, él...?—. La abuela Zhou miró preocupada al joven maestro que había
criado desde una edad temprana. Habiendo vivido tanto tiempo, naturalmente comprendía más. El
momento de "alegría" entre hombres, quien la recibe, inevitablemente la tendrá más difícil. Al ver que
su cutis no era muy bueno, supuso que la noche anterior había sufrido penurias, y eso hizo que su
corazón doliera tanto que estuvo a punto de llorar de nuevo.
—No lo culpes—. Mu Hanzhang vio que su nodriza no entendía la situación, por lo que se apresuró a
explicarlo. —Wang Ye es muy bueno conmigo—. No sabía por qué, simplemente no quería que la
persona más cercana a él generara malentendidos sobre Jing Shao.
Al ver que su nodriza no creía, Mu Hanzhang solo pudo suspirar: —Soy yo... quien hizo que se
enojara.
Jing Shao se fue de casa durante todo el día, aunque en realidad no fue de una manera intencional.
Originalmente, planeaba escapar del Ministerio de Guerra después de pasar lista para ir a casa a
almorzar y tomar una siesta. Pero cuando terminó su desayuno, fue detenido por algunos guardias
imperiales, quienes fueron enviados desde su residencia alternativa, diciéndole que Ren Feng lo estaba
buscando por un asunto urgente.
Ren Feng era originario de Jianghu. Su reputación no estaba mal. Era solo que su madre era mayor y
vivir la vida de Jianghu era muy inestable. Abandonó el destino de ser un vagabundo para seguir a Jing
Shao, ganando dinero para mantener a su madre y luego casarse con una esposa. En cuanto Jianghu,
pues era un lugar cruel y sangriento, con solo una minoría que podía ganar dinero. Por lo tanto, cuando
Ren Feng envió la noticia de que el Príncipe estaba reclutando personas talentosas, muchos pronto
vinieron a solicitar el trabajo. Hoy, la prisa de Ren Feng por encontrar a Jing Shao se debió a que
apareció una figura muy conocida en el mundo de las artes marciales, solicitando un puesto en las filas.
Cuando Jing Shao finalmente resolvió el asunto en su residencia alternativa y regresó a casa, ya era la
cena y Wang Fei estaba sentado frente a la mesa aturdido.
Hoy, su nodriza le dijo que el Príncipe era un hombre después de todo, y que estaba en la edad de ser
joven y vigoroso. No importa cuánto lo adorara, él no sería capaz de soportar sus repetidos rechazos.
Incluso si no le gustaban esas Concubinas en el Lado Oeste, habían innumerables números de personas
esperando para meterse en su cama, y siempre habría algún día en el que comenzaría a favorecer a
otro...
Cuando pensó en Jing Shao sonriendo tiernamente a los demás, Mu Hanzhang sintió que le dolía el
corazón hasta el punto de que se había sumergido en sus propios pensamientos, sin ni siquiera sentir
que Jing Shao ya estaba caminando hacia su lado.
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21: Una oportunidad

Era raro que Jing Shao viera a Wang Fei perdido en sus pensamientos. Creyendo que esto era divertido,
se acercó y aprovechó que la otra persona estaba desprevenida, para picotear con dulzura sus suaves
labios ligeramente fruncidos.
—¡Ah!—. Mu Hanzhang se sorprendió y descubrió que era Jing Shao. No pudo evitar el no mirarlo. —
¿Qué está haciendo Wang Ye?
—Es raro verte aturdido—. Jing Shao sonrió y se sentó a su lado. Zhi Xi sirvió sopa y preparó la
comida para los dos, para luego retirarse.
Mu Hanzhang tomó el tazón de sopa y bebió un sorbo en silencio. Sintió que la sopa de esta noche
tenía un sabor particularmente fragante.
—Jun Qing, ¿quieres aprender a luchar con un arma oculta?—. Jing Shao comió algunos bocados de
comida. Cuando vio que Mu Hanzhang solo estaba bebiendo el plato de sopa, agarró un trozo de
pescado y se lo dio.
—¿Una arma oculta?—. Mu Hanzhang lo miró con algunas dudas. —¿Cómo es que de repente
pensaste en esto?
—Hay un héroe virtuoso en Jianghu, la gente lo llama el Fantasma de las Nueve Espadas—. Jing Shao
sonrió y pensó en la apariencia de esa persona, ya que realmente parecía un fantasma. —Esta persona
fue a mi otra residencia para solicitar un trabajo hoy.
Mu Hanzhang nunca había oído hablar de este Fantasma de Nueve Espadas. Sin embargo, si era un
héroe famoso en Jianghu, ¿por qué quería ser solo un subordinado de Wang Ye? ¿Ese tipo de gente no
se mantenía alejada de la corte imperial?
Jing Shao sonrió y, al ver que le gustaba esa sopa, le pidió otro cuenco. —Hoy en día, la población de
Jianghu no puede ganar mucho dinero. Si estos héroes no están dispuestos a realizar algunas tareas
que impliquen matar gente, entonces su vida estaría muy difícil sin dinero.
Cuenta la leyenda que hace unos cientos de años, la comunidad de artes marciales había sido
realmente próspera. En ese momento, los líderes de las sectas de artes marciales podían incluso luchar
contra la Corte Imperial. Sin embargo, hoy en día, esas artes marciales antiguas y únicas ya se habían
extinguido. Los llamados expertos en artes marciales solo podían ser guardias imperiales del más alto
rango, y solo a eso podían llegar. Además, la mayoría de los expertos altamente calificados aprobarían
como candidatos militares en los exámenes provinciales imperiales, por lo que no quedaban muchas
artes marciales verdaderas.
Sin embargo, todavía existían algunas personas talentosas que vivían entre los civiles, como el
Fantasma de Nueve Espadas que se especializaba en las armas ocultas.
—Las armas ocultas son cosas con las que uno necesita haber entrenado desde una edad temprana,
además, no puedo entrenar mi fuerza. Incluso si lo aprendo bien, el potencial de esas armas se reducirá
enormemente—. Mu Hanzhang lo pensó, luego sacudió la cabeza y se negó a la idea.
Jing Shao asintió, pero en su corazón pensó en dejar que esa persona le hiciera algunas armas ocultas
que se puedan usar sin necesidad de tener fuerza para así asegurar la protección de Jun Qing.
Después de la cena, los dos estaban sentados en la cama Luohan bebiendo té. Conversando, pero un
sonido metálico resonó en la taza de Mu Hanzhang y de repente este cayó al suelo.
—¿Jun Qing?—. Jing Shao rápidamente dejó su taza y sostuvo la mano de Mu Hanzhang que aún
seguía temblando. —¿Qué pasó?
—Yo... Estaba...—. La tez de Mu Hanzhang cambió mucho, y quería pararse rápidamente, pero sus
pies se habían ablandado. Por lo que casi se cae, pero fue abrazado a tiempo por Jing Shao.
La respiración de la persona en sus brazos comenzó a hacerse corta y apresurada, y su frente también
comenzó a brillar en sudor. Jing Shao estaba extremadamente ansioso y gritó lo suficientemente fuerte
como para ser escuchado por afuera de la puerta. —¡Duo Fu, date prisa y ve a buscar un médico
imperial!
—No... No es necesario...—. Mu Hanzhang se inclinó sobre él, mordiéndose ferozmente la lengua para
recuperar la calma. —¡Es... Un afrodisíaco!
—¿Qué?—. La cabeza de Jing Shao zumbó. Estaba bien justo hace un momento, ¿cómo de repente
consumió este tipo de medicina?
Duo Fu, que acababa de ser llamado, escuchó esta frase. En una ráfaga, se arrodilló en el suelo. —
¡Wang Ye! Este sirviente...
—¡Ve a investigar! ¡En dos horas, llega al fondo acerca de esto!—. Jing Shao gritó y tomó a la persona
en su abrazo con un movimiento, caminando hacia su habitación.
Duo Fu se secó el sudor de la frente y se dio la vuelta para ir a reunir a los guardias imperiales.
Después de que Jing Shao determinó que no tenía síntomas de envenenamiento además de la fiebre,
lo ayudó a quitarse las túnicas exteriores para después dejarlo en la cama.
—Estoy bien...—. Mu Hanzhang se mordió el labio inferior incómodo, con una mano sosteniendo a su
almohada con fuerza, mirando suplicante a Jing Shao. —Xiao Shao, puedes... ¿Podrías salir...?
Jing Shao miró a la figura acostada en la cama, asimilando el rubor que se extendía en su rostro y sus
jadeos por respirar, y sólo sintió que la parte inferior de su abdomen se tensaba. Casi no podía
soportarlo, y realmente quería abalanzarse sobre él. —Jun Qing, no tengas miedo. Te ayudaré a
expulsar la droga de tu cuerpo y así no te sentirás más de esta manera.
—Yo...—. Mu Hanzhang lo miró. El afrodisíaco en su cuerpo no era uno que hiciera que los músculos
se ablandaran y se volvieran inútiles. Por lo que aún tenía energía y el vigor que sentía era
considerablemente fuerte, ¿por qué necesitaría a alguien más que lo ayudara con esto?
Jing Shao sonrió. Después de tanto preocuparse, casi adivinó lo que había sucedido esta noche.
Además de estar enojado, también estaba un poco feliz. Quizás esta era una buena oportunidad...
Extendió sus brazos y sostuvo a la persona que agarraba con fuerza a la almohada, usando sus
propias manos para enredarse con los dedos suaves y delgados ajenos. Jing Shao se inclinó y mordió a
la rojiza oreja, mientras su otra mano desabrochaba la faja de su camisa. Colocando su mano
ligeramente fría en el pecho teñido de rosa, y presionó a una perla ubicada en ese lugar, para después
invertir poco de fuerza para darle vueltas.
—Ah... No...—. El cuerpo de Mu Hanzhang ahora era muy sensible. ¿Cómo podía soportar ser tratado
así?
—Jun Qing, no tengas miedo, no lo haré hasta el final, créeme—. Jing Shao usó una voz ligeramente
ronca en su oído para relajarlo.
Levantó la mano y acarició suavemente la parte superior del cabello de la persona debajo de él,
mirándolo con ternura y seriedad.
Mu Hanzhang miró fijamente a los ojos de Jing Shao y recordó las palabras que su nodriza le había
dicho hoy. Un príncipe tan orgulloso, pero por él lo soportó repetidamente. Si no quieres que unos ojos
tan amables miren a otros, entonces, entonces debes hacer algo. Hacia esta persona, él... no era como
si no tuviera ningún sentimiento... finalmente entendió esto claramente en su corazón, y de repente
sintió que todo se había aclarado. Mu Hanzhang soltó lentamente el labio inferior que estaba mordiendo
y asintió levemente.
Jing Shao, como si le hubieran concedido una amnistía, besó los labios que ya habían sido mordidos
hasta dejar sus propios rastros en ellos. Una mano consolaba a la pobre perla rojiza y la otra iba
explorando hacia abajo, agarrando al pequeño Jun Qing a través del sedoso satén blanco como la nieve,
quien ya se había animado y entusiasmado por efecto de la droga.
Mu Hanzhang, echó la cabeza hacia atrás debido al aumento repentino de su estimulación. Jing Shao
se aprovechó y mordió el lugar donde su manzana de Adán se deslizaba hacia arriba y hacia abajo, y al
mismo tiempo aumentó su propia fuerza y velocidad.
Con dos manos agarrando con fuerza a los hombros de Jing Shao, Mu Hanzhang cerró lentamente los
ojos. Una lágrima clara ya se había formado a partir de esto, una intensa sensación se deslizó por el
rabillo de sus ojos.
Afortunadamente, la droga solo hizo que los hombres se emocionaran y no ocasionó otros efectos.
Cuando el pequeño Jun Qing brotó su esencia, las propiedades medicinales se disolvieron. Jing Shao
besó al hombre entre sus brazos cuya frente estaba bañada en sudor, lo puso de nuevo en la almohada y
lo besó con firmeza nuevamente antes de respirar profundamente y sentarse.
—Xiao Shao, tú...—. Mu Hanzhang abrió los ojos y miró al "Jing Shao" que buscaba levantarse. En ese
momento, se había dado cuenta de que esa persona también estaba muy excitada.
—Voy a ir al baño—. Jing Shao solamente tenía la intención de meterse en la bañera y resolver su
propio pequeño problema.
—Yo... Te ayudaré...—. Mu Hanzhang se frotó los labios. El rubor que acababa de ya haberse retirado,
volvió a brotar en su hermoso rostro.
—Jun Qing...—. Jing Shao lo miró con una agradable sorpresa. Luego, aprovechando esta oportunidad
antes de que el otro hombre se echara atrás, rápidamente se quitó la ropa y miró a aquella blanca y
suave mano que se iba a acercando para tocar su miembro. Sosteniendo bajo su cuerpo a una persona
que era tímida y que tenía la expresión de "no me mires a la cara", encontró las dos pequeñas
protuberancias suaves en el pecho ajeno y comenzó a jugar con ellas una vez más.
Después de un tiempo, ya hacía demasiado calor detrás de la cortina de seda roja, y no se sabía si
todavía era de noche o ya había amanecido.
Después de hacerlo una y otra vez durante casi dos horas, Jing Shao sostuvo a la persona que estaba
jadeando entre sus brazos y se acostó felizmente en la cama. De vez en cuando, se la pasaba
acariciando suavemente al largo, suave y sedoso cabello del otro.
Mu Hanzhang enterró su rostro en el ancho pecho de Jing Shao, y luego lo miró débilmente. En ese
momento, esta persona se había aprovechado de que él no prestaba atención para lanzar ataques
furtivos, provocando que cada que el otro se corriese, él también lo hiciera junto a él. Ahora se sentía
como si la energía de todo su cuerpo hubiera sido succionada, y se quedó acostado lentamente, sin
querer moverse.
—Si estás cansado, primero ve a dormir, yo saldré y me ocuparé de esto—. Le dijo después de que
Jing Shao ya haya abrazado satisfactoriamente a su esposo mientras se bañaban juntos, por lo que se
vistió al azar y caminó hacia la sala exterior.
—Iré contigo—. Mu Hanzhang se cubrió con su ropa exterior. Tal vez ese asunto esté afectando al
Palacio, por lo que Wang Fei era el que debería manejarlo.
La sala exterior estaba llena de gente. Una mujer de cabello revuelto se arrodilló en medio de la
habitación mientras lloraba y hacía ruido. Duo Fu, al ver que Jing Shao se había acercado, secretamente
dio un suspiro de alivio.
—¡Wang Ye! Wang Ye! No fue esta sirvienta quien lo hizo. ¡Realmente no fue esta sirvienta!—. La
mujer con el cabello despeinado se acercó corriendo, arrojándose a los pies de Jing Shao y tirando de su
ropa. Inesperadamente, ¡era la Concubina Li!
—Este sirviente lo ha comprobado. La medicina que se colocó en la sopa era un afrodisíaco que haría
que alguien se sintiera como si estuviera en celo. Según el libro de flores, esta noche era el turno de la
Concubina Li de servir a la cama de Wang Ye—. Duo Fu informó los resultados de su investigación
exhaustiva.
La sopa no tenía nada malo desde que terminó de cocinarse hasta que se colocó en la mesa. Por lo
tanto, la medicina solo pudo haber sido colocada después de que llegara al comedor, y las únicas
personas que pudieron entrar en contacto con ella fueron estas pocas doncellas personales que servían
en los dormitorios del Lado Este.
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22: Falsedad

El problema era con las sirvientas personales, ¡así que por eso se volvía mucho más serio que si solo
fuera una concubina usando un truco para ganarse su favor!
Jing Shao miró con frialdad a la concubina Li, que estaba arrodillada en el suelo. Después de que la
esposa masculina cruzara el umbral, el primer hijo nacido de cualquiera de las concubinas sería su hijo
mayor ilegítimo. Incluso si no pudiera heredar un título de la Realeza, aún podría heredar la mayoría de
la propiedad familiar, por lo que no era de extrañar que las concubinas estuvieran impacientes. Sin
embargo, parecían haber olvidado que este afrodisíaco que aumentaba la excitación, no solo era
efectivo para Wang Ye, sino que también lo era con este Wang Fei masculino... pensando en esto, en su
corazón, había una sutil gratificación.
—Duo Fu, de acuerdo con las reglas del palacio, ¿qué debo hacer al respecto?—. Mu Hanzhang se
sentó junto a Jing Shao, pensando en su corazón que las concubinas de este palacio eran realmente
atrevidas. Este tipo de cosas no es algo que se vea a menudo en la Residencia del Marqués del Norte.
—Respondiendo a Wang Fei, para las concubinas que intentan secretamente usar afrodisíacos, su
castigo debería ser ser golpeadas hasta la muerte con varas—. Duo Fu arrugó su rostro como una pasa
y respondió honestamente. Esta regla también había sido establecida por la Esposa Secundaria, y
originalmente sólo fue enviada para las demás.
—¡Wang Ye, realmente no fui yo! ¡Esta subordinada ha estado con usted por cinco años y nunca ha
utilizado este tipo de medios!—. La concubina Li, después de escuchar que el castigo era morir a golpes
con varas, inmediatamente comenzó a llorar.
Irritado por el llanto continuo de la concubina Li, Jing Shao frunció el ceño y agitó la mano. —
Llévensela.
—Esperen—. Mu Hanzhang detuvo a los guardias que estaban a punto de sacarla y caminó
lentamente hacia la concubina Li. Ni siquiera miró a la mujer arrodillada en el suelo, simplemente
barrió con frialdad el círculo de sirvientes. —La concubina Li ha estado con Wang Ye durante muchos
años y sus conexiones con la gente de este hogar son numerosas. Hasta donde este Wang Fei sabe, más
de la mitad de las sirvientas del Lado Este se llevan bien con la concubina Li—. La implicación era que,
con respecto a este asunto, no importa qué, ella no podría deshacerse de su responsabilidad. Además
esta era la primera vez que Mu Hanzhang usó el título de "Wang Fei". Su voz era suave y dulce así que
trajo tranquilidad a la situación, pero al mismo tiempo hizo que la gente temblara de miedo.
Para investigar este asunto, Duo Fu había reunido a todas las personas del palacio. Básicamente,
todas las sirvientas del Lado Este estaban presentes. Y después de escuchar esto, se arrodillaron una a
una, sin atreverse a decir nada. Aquellas que no estaban familiarizadas con la concubina Li se
regocijaron interiormente. Y las que estaban en buenos términos con ella, estaban inquietas. Por otro
lado, las que habían recibido favores de ella estaban sudando fríamente.
La concubina Li no había pensado que este asunto se volvería tan serio, y que el Príncipe, que había
estado sirviendo durante tantos años, no recordaría en absoluto sus antiguos sentimientos. Ella estaba
muy asustada y temblaba por todas partes mientras se inclinaba. —Esta subordinada sabe que ha
estado equivocada y que solamente fue cegada por la codicia. ¡Pero esta fue una idea de la Esposa
Secundaria! Wang Fei, por favor, perdona esto, ¡perdóname la vida!—. La concubina Li recién se había
dado cuenta de la verdad del plan. La Esposa Secundaria sólo quería matar a dos pájaros de un tiro. Si
esta idea suya funcionara, entonces podría hacer saber a la gente del palacio que no había sentimientos
de marido y mujer entre Wang Ye y Wang Fei; si no funcionaba, entonces podría aprovechar la
oportunidad y eliminar a esta molesta concubina. ¿Cómo no se había dado cuenta de esto la concubina
Li cuando Song Lingxin la instó a colaborar?
—¡Esa mujer barata!—. Jing Shao resopló con frialdad, arrojando ferozmente la taza de té de su mano
y todos esos pedazos cayeron frente a la concubina Li. —¡Vayan y traigan a Song Lingxin ahora!
Duo Fu llamó apresuradamente a dos sirvientas para que fueran al Lado Oeste, para traer a la Esposa
Secundaria a la que recientemente se le había prohibido irse.
—Incluso si esto fue idea de la Esposa Secundaria, la Concubina Li es la única que tuvo la capacidad
de tirar eso en la sopa—. Mu Hanzhang continuó analizando la situación con frialdad. Este tipo de cosas
absolutamente no se podían exponer precipitadamente. Todo el patio interior del palacio ahora se había
vuelto problemático. Si permitiera hoy que le den un afrodisíaco, mañana se atreverían a darle un
veneno. Dado que Jing Shao lo dejó administrar el Palacio, ¡entonces debería de darle un hogar seguro
y sin preocupaciones!
La concubina Li quería defenderse. Levantó la cabeza e hizo contacto con el par de ojos de Mu
Hanzhang que parecían poder ver a través de todo su ser. Abrió la boca, pero no pudo refutar ante él.
Instintivamente sintió que si no decía la verdad ahora, solo empeoraría a la situación, pero también
sintió que incluso si la decía, resultaría, de la misma manera, en su muerte.
—Si la Concubina Li puede decir cómo tuvo acceso a colocar el veneno en la sopa del Príncipe, le
perdonaré la vida—. Mu Hanzhang se volvió y se sentó junto a Jing Shao. La concubina Li miró hacia el
asiento superior con cierta incertidumbre. Cuando Mu Hanzhang vio que no le creía, se volteó para
mirar a su esposo.
Jing Shao le respondió con una leve sonrisa. —En los asuntos del Palacio, tú estás a cargo.
La concubina Li pareció tranquilizarse después de escuchar esta frase. Con una mano temblorosa,
señaló a una de las personas en la multitud.
A Meng Xi.
—Wang Ye, no fue esta subordinada quien lo hizo, ¡esta subordinada ha sido acusada falsamente!
¡Nunca me he encargado de la comida!—. Meng Xi, que había escuchado la conversación, ya estaba
cubierta de sudor frío. Al ver que había sido señalada, solo sintió que todo su cuerpo se debilitaba.
Arrodillándose, se arrastró unos pasos hacia adelante.
El segundo día después de que Mu Hanzhang se casó, él asignó las tareas a sus sirvientes del Lado
Este. Meng Xi se encargó de preparar el té y verter agua; encender y apagar las velas, así como de
tender la cama, eran las obligaciones para Miao Xi; la comida era el deber de Zhi Xi; y Lan Ting y Lan
Xuan eran responsables de barrer y lavar. Meng Xi, al decir esto, tenía la intención de señalar que esto
fue hecho por Zhi Xi.
Zhi Xi, quien había estado en silencio durante mucho tiempo. Estaba pensando en cómo habían sido
como hermanas viviendo en la misma habitación. Pero ella no podía ayudarla, y tampoco quería tirar
piedras a una persona que ya estaba caída. Sin embargo, ahora parecía que esta persona estaba
actuando así a pesar de sus anteriores sentimientos mutuos. Por lo que no le servía de nada
compadecerse de ella, así que avanzó unos pasos y se inclinó ante Mu Hanzhang, diciendo. —Hoy, esta
esclava fue negligente. Miao Xi no se sentía bien hoy. Después de que esta sirvienta dejó la comida en la
cocina, y Wang Fei todavía estaba en la pequeña sala de estudio. Esta sirvienta le pidió a Meng Xi que
se la llevara, pero ella dijo que Wang Fei no estaba contento con ella. Entonces esta subordinada no
pensó demasiado en eso, e hizo que Meng Xi le agregara un poco más de sabor. Todo fue debido a mi
negligencia, que sucedió tal cosa, por lo que pido el castigo de Wang Fei.
Al escuchar esto, Meng Xi no pudo evitar comenzar a gritar, lanzando maldiciones sobre Zhi Xi y casi
escupiendo sangre. Zhi Xi simplemente se negó con indiferencia a responder.
Meng Xi tenía una boca suelta y siempre era ella quien enviaba las noticias al Lado Oeste. Debido a
que nunca había habido un gran problema, eso no le había importado mucho. Ahora recordando esto,
los ojos Mu Hanzhang bajaron lentamente, y sus ideas se volvieron más claras. En cuanto al origen de
la droga, lo comprobaría más tarde, una vez hecho esto, todo encajaba bien. Tomó la taza de la mesa y
tomando un sorbo sin prisas, dijo lentamente. —¡Lleven a Meng Xi, a que cumpla el castigo de muerte
por azotes!
—No~ ¡Wang Fei perdone la vida de esta sirvienta! ¡Wang Fei! ¡Wang Ye! ¡Esta sirvienta ha servido a
Wang Ye durante tantos años! ¡Wang Ye!—. Meng Xi luchó mientras la sacaban a rastras, y no mucho
después, gritos tras gritos espeluznantes se escucharon desde el patio. Song Lingxin se había
apresurado a ir al Lado Este. Y al ver esta escena, no pudo evitar palidecer.
Ignorando los gritos del patio, Mu Hanzhang simplemente bebió tranquilamente su té. Mientras que
Jing Shao, al ver a un Jun Qing así, ¡solo pudo sentir que su aura imponente era demasiado hermosa!
En cuanto Mu Hanzhang sintió la mirada de la persona de su lado, empezó a sentir preocupación en
su corazón. ¿Pensaría Jing Shao que era alguien cruel y de sangre fría? Silenciosamente apretó su
agarre en sus mangas, luego lentamente giró la cabeza para mirar directamente a un par de ojos dulces
y hermosos llenos de admiración. No pudo evitar sentirse aliviado. ¿Cómo pudo haberlo olvidado? Esta
persona ha matado a innumerables personas en el campo de batalla, ¿cómo no sería capaz de
comprender sus acciones?
Al ver que Madame Song había venido, Mu Hanzhang dejó su taza y lentamente recorrió con la
mirada a todo el círculo de personas, antes de ponerse de pie. —Ya que han entrado al palacio como
sirvientes, deben cumplir escrupulosamente con sus deberes. Wang Ye es benevolente y nunca ha
tratado con severidad a sus sirvientes, así que, ¿por eso ahora crees que puedes hacer lo que quieras?
—¡Estos sirvientes no lo creen!—. Uno por uno, empezaron a arrodillarse, y sus sudorosas frentes
revelaban su gran temor.
—Esta noche, todos irán al patio y se pararán durante dos horas para echar un buen vistazo. Para que
si es que en el futuro, hay alguien que se atreva a cometer tal ofensa contra sus amos, ¡entonces vea
dónde terminará!—. Mu Hanzhang acabó de decir, pero no dejó que todos se levantaran. Sus ojos se
movieron hacia a la ya débil por el miedo concubina Li en el suelo. —Duo Fu, arregla esto: mañana,
envía a la concubina Li al convento. Haga que se cubra su cabello y comience a dedicarse al taoísmo.
—¡Sí!—. Duo Fu, respondió, y él siendo la única persona que seguía en pie, rápidamente se inclinó y
estuvo de acuerdo.
Song Lingxin, al escuchar estas palabras, se relajó un poco por dentro. Suponiendo que la declaración
de que ella era la que instigó a la concubina Li era algo que nadie podía probar. Al ver este tipo de
situación, lo más probable es que llamarla aquí solo era para comprobar cómo reaccionaba.
Realmente fue así. Mu Hanzhang de hecho no tenía ninguna evidencia. Volvió su mirada hacia Jing
Shao, con ojos inquisitivos, preguntando qué pensaba hacer al traerla aquí.
Jing Shao frunció su ceño. En este momento, mirando a todas estas concubinas, pensó que realmente
eran llagas para sus ojos. Estos últimos días, habían sido bastante calmados, pero sus esfuerzos fueron
todos en vano por esta Esposa Secundaria ruidosa y su padre a quien le gustaba actuar por su propia
iniciativa. No pudo evitar resoplar con frialdad. —Madame Song ha sembrado la discordia y ha
transmitido información fuera del Palacio sin permiso. ¡Este Príncipe pedirá un decreto imperial
mañana y te degradará a Concubina de tercer rango!
Ignorando los lamentos y gritos de Song Lingxin, Jing Shao se puso de pie con algunos dolores de
cabeza. Estas mujeres en el patio interior, no había ninguna que no causara problemas. Si quería vivir
unos años más en esta vida, tenía que mantenerse alejado de estos males. Levantando los ojos, miró a
su Wang Fei, vestido de blanco. Después de ver a ese hermoso rostro, pero gentil y pacífico, de repente
sintió que la realidad se oscurecía con un velo, haciendo que Mu Hanzhang pareciera casi ser una
ilusión etérea. No pudo evitar extender su mano para tomarlo entre sus brazos, y luego agitar su mano
para que Duo Fu llevara a todos al patio para mirar a Meng Xi y que puedan reflexionar. Luego,
tomando a su Wang Fei, regresó al dormitorio.
A partir de este día, se estableció la posición inquebrantable de Mu Hanzhang en el palacio como
esposa principal de Wang Ye. En los meses siguientes, Mu Hanzhang gestionó paso a paso la casa
interior originalmente caótica de forma limpia y ordenada. En su última vida, alguien le había dicho a
Jing Shao que su palacio parecía un estanque de dragones y una guarida de tigres. Pero ahora, bajo Mu
Hanzhang, finalmente se convirtió en un hogar donde se podía descansar en paz.
Mientras tanto, en la sala de la Corte, el Emperador Hong Zheng todavía no había expresado su
opinión sobre los problemas de emprender una expedición contra los bárbaros del sur, aunque habían
estado discutiendo al respecto durante muchos días.
Cuando Jing Shao estaba en el Ministerio de Guerra para hacer un trabajo, silenciosamente se enteró
de que esta sería una buena oportunidad para ganar méritos, y que él mismo realmente quería luchar
por ello.
Jing Chen hizo que la gente pasara la noticia de que el príncipe mayor y el tercer príncipe querían
llevar a las tropas al Cuarto Príncipe todavía confinado.
La gente se peleaba sin cesar en todos los lugares, pero los tres Príncipes que todavía estaban de pie
al frente permanecieron sumergidos en silencio.
—Si los príncipes van de expedición, es de hecho útil para apaciguar el sentimiento popular y civilizar
a los bárbaros—. El Emperador Hong Zheng recorrió con la mirada a sus tres hijos. El príncipe mayor
inclinó la cabeza, y no se pudieron ver sus emociones. La expresión del Segundo Príncipe era tranquila
y firme. Pero Jing Shao estaba frunciendo el ceño, y algo de impaciencia se reflejaba en su rostro. —
¿Quién de nosotros tres está dispuesto a ir?
El Emperador Hong Zheng pensó en las palabras de la Emperatriz en la noche anterior. En su corazón
estaba algo harto. Ella había dicho algo sobre. ​—El tercer príncipe es arrogante y obstinado, aunque
puede haber realizado grandes servicios, es fácil para él comenzar a tener intenciones codiciosas, el
príncipe mayor nació de una mujer de una familia humilde, y el segundo príncipe es solo un erudito; sin
embargo, el cuarto príncipe no ha tenido la oportunidad de mostrar sus logros militares, a pesar de ser
hijo de la Primera Esposa—. En todo el mundo, no habían padres que pensaran que sus propios hijos
eran malos. El Emperador Hong Zheng, como monarca, podía disciplinar a sus hijos como quisiera, pero
no podía tolerar que otras personas dijeran una sola oración negativa hacia ellos.
—¡Este hijo está dispuesto a ir!—. El príncipe mayor escuchó estas palabras e inmediatamente salió
de las filas para responder.
Todos enfocaron inmediatamente su atención en él. Jing Chen estaba inexpresivo y Jing Shao no se
movió.
—Jing Shao, ¿por qué no estás dispuesto a ir?—. El Emperador Hong Zheng frunció el ceño. ¿No dijo
esta persona que esta es una buena oportunidad para hacer un servicio meritorio el día anterior?
—Respondiendo al Padre Imperial, este hijo se encontró con un daoísta de Jianghu el día anterior,
quien realizó una adivinación para este servidor. Dijo que no es aconsejable liderar tropas en tres
meses, y que si iba a la batalla, la derrota está asegurada—. Jing Shao dijo esto con un rostro solemne.
—Este hijo no puede disminuir el prestigio de la Majestad de Dachen deseando con avidez el honor de
un acto meritorio.
—¡Tonterías!—. El Emperador Hong Zheng de repente golpeó abruptamente al apoyabrazos de su
trono de dragón.
Jing Shao se arrodilló apresuradamente. —Soy ignorante. Padre Imperial, por favor cálmate.
El Emperador Hong Zheng estaba tan enojado que incluso su barba se hinchó. —¡Ya que conoces tu
propia ignorancia, volverás a tu Palacio y copiarás "El arte de la guerra" diez veces! ¡no puedes
regresar a la corte hasta que lo hayas terminado!
—Sí—. Jing Shao se inclinó, recibiendo el castigo. Todos los funcionarios, uno por uno, levantaron las
cejas. Este Príncipe era realmente alguien que, al ver una olla rota recién lanzada, la rompería por
completo.
—Según mi decreto, el Príncipe Mayor Jing Rong dirigirá tropas para eliminar a los bárbaros del sur
que se rebelan. ¡Y partirá en tres días!—. El Emperador Hong Zheng ordenó, mirando a Jing Shao,
quien aún estaba arrodillado, luego sacudió sus mangas y se fue.
Sin darse cuenta de los funcionarios que susurraban detrás de él, Jing Shao bajó la cabeza abatido,
salió del Palacio Imperial y regresó al suyo. Con indiferencia, fue y se hundió en un abrazo de su Wang
Fei.
—¿Qué pasó?—. Mu Hanzhang dejó el libro de cuentas que se encontraba entre sus manos y acarició
a la persona que se había acurrucado incorrectamente en él.
—Jun Qing, mi padre me castigó y no puedo ir a la Corte por un tiempo—. Jing Shao empujó su rostro
hacia el pecho del otro. —Vamos mejor a la villa. Allí hay aguas termales, por lo que no tendremos que
bañarnos en esa pequeña bañera todos los días.
—...—. Mu Hanzhang miró impotente al hombre que estaba entre sus brazos, quien secretamente
estaba solamente en túnicas exteriores. ¿Eran las aguas termales de la residencia alternativa de lo que
realmente quería hablar?
════ ∘◦❁◦∘ ════
23: La feria del templo

—Hay tanto que hacer en el Palacio, además su Padre Imperial lo está castigando, pero quieres ir a
pasear por otro lugar, ¿no haría eso que la gente te denuncie?—. Mu Hanzhang suspiró, apartando
ligeramente a la persona que tenía en su pecho, y una vez más tomó el libro de cuentas para mirarlo.
Jing Shao dejó que la fuerza de su empuje lo guiara, y cayó sobre el suave diván. —Mi Padre Imperial
me pidió que copiara "El Arte de la Guerra" diez veces, incluso a la velocidad más rápida, aún me
tomará un mes terminar todo eso. No podemos estar encerrados en casa todo el tiempo, ¿verdad?
Mu Hanzhang lo miró, luego fingió que no lo había escuchado y dejó el libro de cuentas que había
examinado a un lado, cambiando a otro libro, que tenía los nombres de las personas del Palacio. —Hay
un asunto del que quería hablar.
Aunque el asunto de la concubina Li colocando droga ya se había resuelto, solo había tenido una idea
general. Cada uno de los sirvientes que habían formado parte en esto, estaban escritos uno por uno en
el libro, pero había una persona en especial.
—¿La concubina Yan?—. Jing Shao al escuchar este nombre, no pudo evitar fruncir el ceño. —Primero
silenciemos este asunto, espera tres días una vez que el Hermano Mayor Imperial se haya ido a la
expedición y luego ocúpate de ello—. La concubina Liu Yan fue enviada por el Príncipe Mayor. Aunque
claramente sabía que ella era un problema, ya que el Príncipe Mayor se iba de expedición muy pronto,
podían esperar el mejor momento para lidiar rápidamente con ella, ya que cualquier acción
inevitablemente daría lugar a chismes.
—Tengo una idea—. Mu Hanzhang se frotó los labios, miró a Jing Shao y dijo con cierta vacilación. —
¿Wang Ye realmente nunca la ha tocado?
Jing Shao se sentó, frotándose la nariz con torpeza. —¿Por qué iba a engañarte sobre este tipo de
cosas?
—A lo que se refiere esta persona es que el confinamiento en la casa del Cuarto Príncipe terminará el
próximo mes, Wang Ye, como hermano mayor, naturalmente debe enviar un regalo de felicitación—. Mu
Hanzhang bajó sus ojos, hablando lentamente.
Los ojos de Jing Shao se iluminaron. —?Lo que quieres decir es enviarla al Palacio de Jing Yu?—. Era
bien sabido que las concubinas por debajo del Tercer Rango, podían ser enviadas como obsequios si es
que no habían sido ya tocadas y ya que el Príncipe Mayor había enviado a una persona que sólo
causaría desastres, absolutamente podría enviar este desastre a otra persona, aunque durante estos
años el Príncipe Mayor y el Cuarto Príncipe tenían que estar cerca, sus rostros y corazones no estaban
de acuerdo el uno con el otro. Al poder tener una fuente de información tan disponible, no creía que el
Príncipe Mayor no la usaría.
¡Al mover esta fuente de calamidad, todo se volvería más práctico!
—¡Jun Qing, eres demasiado inteligente!—. Jing Shao con entusiasmo tomó a su Wang Fei entre sus
brazos y lo besó.
—Wang Ye...—. Mu Hanzhang lo empujó, y sus orejas estaban ya manchadas de un rosa rojizo, ellos
claramente estaban hablando de asuntos importantes, ¿entonces por qué esta persona no puede actuar
con seriedad?
Como resultado de su conversación final fueron a castigar a todos los sirvientes que participaron en
la entrega de la droga. Su idea era no tocar a la concubina Yan por ahora, ya que esperarían hasta
mediados del tercer mes para cuando el Cuarto Príncipe fuera liberado y en ese momento se la
entregarían.
Por la tarde, Jing Shao tomó una hermosa siesta abrazado de su Wang Fei. Luego lo siguió de nuevo al
pequeño estudio, uno se ocupaba de las responsabilidades del Palacio y el otro copiaba los libros
militares.
"El arte de la guerra" contaba toda la época de la fundación del país. Unos cuatro eruditos habían
recopilado estrategias y tácticas militares, eligiendo y reuniendo las mejores entre ellas durante miles
de años y recopilándolas, realmente creaban buenos libros. Solamente que Jing Shao miraba a la gran
cantidad de ellos que tenían una larga altura a su lado y su rostro se tornó amargo. Llegar a acabar de
copiar esto diez veces, seguramente le demorarían incluso más de un mes, y la sola idea lo hacía temer.
Mu Hanzhang miró a la persona que estaba tirada en la mesa sin moverse, observando que solo había
copiado tres páginas, empujó el té que Miao Xi acababa de llenar hacia él. —Los asuntos del Palacio ya
han sido prácticamente atendidos por estos pocos días. El tercer día del cuarto mes hay una feria en el
templo, cuando llegue el momento, podemos dar un paseo por allí. En el camino podemos quedarnos en
su residencia alternativa por un par de días—. Después del primer día del cuarto mes, al distribuir la
asignación mensual del dinero, y el segundo día, al reclutar nuevos sirvientes para el Palacio,
básicamente no habrían otras obligaciones importantes.
Jing Shao al escuchar esto, inmediatamente se puso feliz, bebió un sorbo de té y comenzó a copiar,
pero poco después ya no pudo quedarse más quieto. —Voy a entrenar con mi espada y luego vuelvo a
copiar más—. Diciendo esto, tiró su pincel y salió.
Mu Hanzhang se rió levemente y negó con la cabeza, nadie entendía a un hijo mejor que su padre, el
Emperador castigaba a Jing Shao por copiar libros, ya que sabía que no le gustaba escribir caracteres y
no sería capaz de quedarse quieto. Tomando el libro en el que había estado copiando su esposo, miró la
página llena de palabras en negrita y poderosamente escritas por un corto período de tiempo, y agarró
el pincel para continuar escribiendo en la línea que estaba en el medio.
Cuando Jing Shao regresó, descubrió que el libro que originalmente solo tenía copiadas cinco páginas
se había convertido en treinta páginas y, además, esas palabras adicionales, y la caligrafía, ¡eran
mágicamente iguales a la suya!
—Jun Qing, ¿escribiste esto?—. Jing Shao agarró el libro y buscó a su Wang Fei, quien estaba ya
sentado en la mesa del comedor sirviendo sopa.
Mu Hanzhang asintió levemente. —Cuando era joven, hacía las tareas de mi hermano mayor y mis dos
primos, por ello sé cómo imitar el estilo de caligrafía de otras personas.
—Entonces, ¿puedes copiar la letra de cualquier persona?—. Jing Shao agarró su mano con
entusiasmo, y sabiendo que podía imitar la escritura a mano, y que también podría falsificar letras, ¡su
utilidad era demasiado grande en el campo de batalla!
—Siempre que no sea demasiada extraña la letra, puedo hacerlo—. Al entregarle un plato de sopa, Mu
Hanzhang no podía entender por qué su esposo consideraba este tipo de cosas como algo tan
importante.
—Jun Qing... ¡realmente eres un tesoro tan único!—. Jing Shao se quedó en silencio por un momento,
y luego dijo lentamente.
—¿No son sólo algunas habilidades sin importancia?—. Sonrió Mu Hanzhang, sabía cómo copiar la
escritura a mano y calcular cuentas. En cualquier caso, todos los estudiosos pensaron que estaba por
debajo de ellos hacer ese tipo de trabajo. —Las cosas que he aprendido son muy variadas, mi maestro
no me dejó tomar el examen imperial metropolitano, en el año después tampoco me dejó entrar al
examen de nivel provincial...—. A este punto, el vigor en sus ojos no pudo evitar atenuarse. Cuando
tenía diecisiete años ya había pasado el nivel provincial del examen imperial, pero porque su maestro
sintió que aún no era lo suficientemente maduro, lo hizo esperar otros tres años, pero inesperadamente
esos tres años se habían convertido en una eternidad.
Al ver que se sentía triste, Jing Shao tampoco supo cómo consolarlo y solo pudo cambiar de tema. —
Mañana, que no preparen el desayuno. Te llevaré al restaurante Huiwei para comer, Xiao Yuan y su
esposa son muy interesantes.
Al día siguiente, una vez que Jing Shao llegó al restaurante Huiwei, inmediatamente se arrepintió,
porque una vez que Wang Fei y Zhou Jin se conocieron, fue como si fueran amigos desde siempre, y
hablaron sobre cómo hacer negocios, mientras el dueño Zhou, vestía túnicas de color verde esmeralda
también invitó cordialmente a Mu Hanzhang a participar en la reunión mensual de esposas masculinas.
Él y Xiao Yuan, solo pudieron quedar afuera de la conversación y no tuvieron mayor remedio que comer
wontons juntos en silencio.
En un abrir y cerrar de ojos, llegó el tercer día del cuarto mes, y la feria del templo en el sur de la
ciudad estaba inusualmente llena de ruido y emoción. Habían personas que montaban puestos, vendían
arte y otras artesanías, adivinos, entrenadores de monos, un gran número de personas se reunían en
esa festividad.
Jing Shao llevó a su Wang Fei de un lado a otro con él entre la multitud. El clima en el cuarto mes ya
estaba empezando a tornarse cálido, y ellos dos vestían ropa de seda clara de color azul zafiro a juego.
Jing Shao se colocó un par de pulseras de plata con incrustaciones de piedras preciosas en sus
muñecas, y Mu Hanzhang tenía un tul de gasa de mangas anchas en la parte superior de su cuerpo. Los
dos igualmente de guapos eran bastante llamativos para la multitud.
Al costado de la carretera, estaba lleno de gente que vendía bocadillos, pequeños artículos divertidos,
y Jing Shao compró unas croquetas. Estas croquetas usaban harina, tofu, brotes de soja enrollados en
bolas y luego se freían en una olla con aceite hasta que se pusieran de color amarillo dorado, untados
con una capa de pasta de soya, luciendo extremadamente tentadores. Empujando con un pincho de
bambú, uno fue enviado al costado de la boca de Mu Hanzhang, y él frunció el ceño, el comer cosas en
la carretera era impropio de los nobles, y muy falto de modales, pero tampoco quería ignorar las buenas
intenciones de su esposo. Miró a izquierda y derecha, luego abrió rápidamente la boca para morder la
croqueta, la bola fragante y crujiente acompañada de la salsa brillante y sabrosa, inesperadamente fue
una comida extraordinariamente deliciosa y una sonrisa en sus labios no pudo evitar aparecer.
Esta serie de expresiones aterrizó naturalmente en los ojos de Jing Shao, quien solo estaba pensando
en burlarse de él con un par de frases, cuando de repente, por el rabillo del ojo, una figura de aspecto
familiar pasó como un rayo. De repente levantando la cabeza, solo vio a una figura vestida con ropa
femenina de color rosa escondida entre la multitud, el lado de la cara que había destellado le causó una
gran sorpresa, no pudo evitar arrojar las croquetas de sus manos lejos de él, para dar una vuelta y
seguir a esa persona.
—Xiao Shao...—. Mu Hanzhang miró mientras el otro soltaba el agarre de su propia mano, huyendo y
cuando Jing Shao se fue, persiguiendo a una chica vestida de rosa y pronto sumergiéndose entre la
multitud, no quedó ni rastro de él.
—Oh, Wang Fei puede salir inesperadamente, ¿por qué ni siquiera trajiste guardias imperiales?—.
Una voz con la que estaba familiarizado sonaba desde su espalda, Mu Hanzhang frunció el ceño. Esta
voz frívola y molesta, con solo escucharla, supo que era su primo Mu Yangwen.
—Así que el hermano menor también ha venido a visitar la feria del templo, ¿por qué entonces estás
solo?—. Volviendo la cabeza para mirar, como se esperaba, estaba su hermano mayor, Mu Lingbao, y sus
dos primos, Mu Yangwen y Mu Huafeng.
Jing Shao no había ido muy lejos, pero ya no quedaba ya rastro de esa persona.
—Wang Ye, ¿a quién busca?—. Los guardias imperiales ocultos entre la multitud se acercaron y
preguntaron.
—Ustedes dos vayan a buscar a una persona vestida de rosa, una mujer con un lunar cinabrio entre
las cejas, debería llamarse Ruo Yi—. Señalando a dos guardias imperiales para que fueran a buscar, Jing
Shao sólo recordó que había abandonado a Jun Qing y rápidamente regresó corriendo. Había tanta
gente en la feria del templo, y Jun Qing también era tan guapo, por lo que sería terrible si se encontrara
con un libertino o una mujer atrevida.
Efectivamente, para cuando regresó corriendo a su lugar original, vio a tres hombres dando vueltas
alrededor de Mu Hanzhang, de espaldas a él, no podía ver lo que estaban haciendo, pero al notar la
expresión de Wang Fei, frunciendo sus labios con fuerza, estaba claro que estaba enojado. Jing Shao se
llenó de furia de inmediato, caminando hacia allí para agarrar al hombre que le estaba hablando por el
cuello, y le dio un puñetazo en la cuenca del ojo, para después darle a cada uno de los dos hombres a su
costado una patada, haciendo que cayeran sobre el suelo
Los ojos de Mu Hanzhang se ensancharon, con la boca entreabierta, mientras estaba reunido en los
brazos de Jing Shao. —Jun Qing, ¿estás bien?
—Xiao Shao, ellos...—. Mu Hanzhang miró a las tres personas caídas al suelo, con la comisura de su
boca ligeramente crispada.
—¿Qué están haciendo? ¿Vieron a Wang Fei siendo acosado y ustedes no fueron capaces de salir?—.
Jing Shao regañó a los dos guardias imperiales detrás de él, bajando la cabeza para mirar a los "tres
libertinos" que habían caído al suelo. Mientras los dos iban cubriendo sus abdómenes parecían algo
familiares, el que tenía un ojo morado iba arrastrándose, pero él realmente parecía el hermano mayor
de su esposa, podría ser... ¿Mu Lingbao?
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24: Ruoyi

Su paseo ya había terminado, y ya que se habían topado con Mu Lingbao y los demás, en el camino de
regreso, Mu Hanzhang se sentó en el caballo pensando en cómo esas tres personas claramente habían
sido golpeadas, pero aún así tenían que sonreír con disculpas. Y ese solo recuerdo no pudo evitar
hacerlo querer reír.
Bajando la cabeza, Jing Shao vio que la persona entre sus brazos estaba frunciendo sus labios para no
reír, y decidió que en el futuro encontraría más oportunidades para golpear a esos tres. En aquel año,
cuando Mu Lingbao había empujado a su hermano menor al agua, esos dos primos también estaban en
la escena, por lo que Jing Shao esperaría hasta el día veintisiete después del solsticio de invierno, y
también haría que la gente los arrojara al agua del río para remojarlos por un rato.
La residencia alternativa de Cheng Wang estaba en la parte este de la ciudad y el pedazo de bosque
desolado que la residencia del Marqués del Norte le había dado a Jun Qing también estaba en la parte
este de la ciudad. Por lo que si iban montando a Xiao Hei, la distancia no sería muy lejana, y antes de
que frente a sus ojos apareciera una escena de unas desordenadas rocas y árboles en un salvaje
crecimiento. Mu Hanzhang giró la cabeza para mirar al Jing Shao que continuaba en sus pensamientos,
¿acaso seguía pensando en esa doncella vestida de rosa? Pensando en la reacción de su esposo en ese
momento, la esquina de su boca que había estado levantada lentamente se convirtió en una recta línea.
—Xiao Shao...
—¿Sí?—. Jing Shao salió de sus pensamientos y bajó su cabeza para mirarlo.
¿Quién era esa doncella?
Aquellas palabras que quería preguntarle llegaron a su boca, pero rápidamente fueron tragadas por
él mismo, Mu Hanzhang se frotó los labios y volvió la cabeza para mirar hacia ese pedazo de bosque
salvaje. —¿Qué se debe plantar en estos bosques salvajes para generar algún ingreso?
—¿En estos bosques salvajes?—. Jing Shao levantó la cabeza para mirar a la escena frente a él y se
rió. —En este tipo de bosques con muchas rocas y poca tierra, en realidad ni siquiera se puede montar a
caballo o cazar...—. Hasta este punto, Jing Shao tiró de las riendas de repente, y se detuvo para mirar al
pedazo de bosque salvaje frente a ellos y reflexionó.
Este trozo de bosque tenía al menos trescientas hectáreas, todo lo que tenía eran escombros y árboles
silvestres, aunque también habían arbustos y malezas densamente pobladas, y era imposible mirar
hacia el interior. ¡Por lo que era precisamente un gran lugar para colocar tropas! Además, ¡este lugar
estaba a solo 20 li de la capital! Por desgracia, era una lástima que todas las tierras de los suburbios ya
tuvieran propietarios. Durante todo ese tiempo, cuando estaba conquistando las tierras que se
convertirían en su país, dividió a la tierra alrededor de la capital entre unos pocos duques y marqueses
que ayudaron a fundar el país. Si compraba abiertamente este pedazo de bosque salvaje inútil,
definitivamente haría que la gente empezara a fundar sospechas en él.
—Jun Qing, ¿sabes a quién le pertenece este bosque?—. Si obtuviera este pedazo de bosque, entonces
muchas cosas serían más fáciles de lograr, en el futuro si hubiera una oportunidad, entonces lo
compraría, incluso si tuviera que hacer algún esfuerzo, Jing Shao todavía quería este pedazo de tierra.
Mu Hanzhang bajó la cabeza, suspiró levemente y dijo: —Este pedazo de bosque es una gran parte de
la herencia familiar dividida para mí.
Jing Shao se quedó mirándolo fijamente por un momento, luego se rió alegremente y le dio a la
persona entre sus brazos un beso en la mejilla. —¡Jun Qing, realmente eres mi estrella de la suerte!
—¿Ah?—. Esta vez, fue el turno de Mu Hanzhang de mirarlo fijamente.
—Tomo las cien hectáreas de tierra fértil en Shanxi y las intercambio contigo por este pedazo de
bosque desolado, ¿de acuerdo?—. Jing Shao pateó ligeramente el abdomen del caballo, dejando que
Xiao Hei se soltara y comenzara a galopar felizmente.
—Si quieres usarlo, sólo hazlo—. Mu Hanzhang sintió que el propósito de Jing Shao era ayudarlo a
sentirse mejor por esta parte de su herencia. —Es absolutamente imposible intercambiar esto con la
tierra fértil en Shanxi.
—Vale la pena. ¡Este bosque sin cultivar para mí, vale más que mil hectáreas de tierras fértiles!—.
Jing Shao se rió ligeramente y usó una mano para abrazar con fuerza a la persona en sus brazos, e hizo
que Xiao Hei corriera aún más rápido.
Por la noche, los dos guardias imperiales enviados por Jing Shao para encontrar a esa doncella habían
regresado.
—Estos subordinados son incompetentes—. Los dos guardias imperiales se arrodillaron para pedir
perdón.
—No es nada, quizás este Príncipe vio mal—. Jing Shao agitó su mano y los dejó retirarse. Frunció el
ceño y contempló. Hoy, la mujer que vio en la feria del templo, de hecho, se parecía mucho a Ge Ruoyi.
La razón por la que Jing Shao le dio tanta importancia a esto, fue porque esta persona tuvo un papel
crucial en pacificar a los bárbaros en la tercera batalla.
En la vida anterior, la primera vez que Jing Shao vio a Ge Ruoyi fue durante un banquete en el Palacio
del Cuarto Príncipe, y esta doncella había bailado a la perfección la canción "Las mariposas que
anhelan las flores", lo que hizo que ese momento se mantuviera en su memoria. Hasta el punto de que
varios años después, cuando la vio en la mansión del Rey del Sureste, la reconoció de una sola mirada.
Ella tenía un profundo odio hacia el Rey del Sureste, ya que había matado sin piedad a los civiles.
Además cuando venía a la capital a presentar una petición imperial, fue interceptada por el Cuarto
Príncipe, luego de escapar de su Palacio, por lo que utilizó algún método desconocido para poder
infiltrarse en el Palacio del Rey del Sureste, e incluso se convirtió en su Concubina favorita.
Durante esos años en que Jing Shao había liderado las tropas para pacificar a los bárbaros en la
tercera batalla, el Rey del Sureste, aunque era lujurioso y codicioso de dinero, no se descuidaba en
absoluto a la hora de librar una guerra. En el decimoctavo año de la Era Hong Zheng, una flecha casi
cobró su vida, y se enteró de que dicho objeto le fue arrojado por uno de los generales del Rey del
Sureste. Cuando Jing Shao pensó que había sufrido una derrota ante el Rey del Sureste, de repente
llegaron noticias de que había repentinamente fallecido. ¡El Rey del Sureste, había muerto a manos de
esta mujer que parecía demasiado débil para siquiera resistir el viento!
Cuando Mu Hanzhang vino a llamar a Jing Shao para que se bañara, lo vio con una expresión que
indicaba que aún seguía sumergido en sus recuerdos, y no pudo evitar agarrar secretamente a su
manga con fuerza.
Con respecto al paradero de Ge Ruoyi, no se le transmitió información durante un tiempo, por lo que
Jing Shao decidió desterrar temporalmente la idea de sus pensamientos.
Debido a que su Wang Fei lo ayudó a copiar los libros, Jing Shao podía sentirse cómodo,
intercambiando consejos y practicando artes marciales con Ren Feng y los demás. Por la noche, se
sumergía en las aguas termales con Jun Qing y bebía un poco de vino, y así los días pasaban con
alegría. Finalmente se dio cuenta del porqué Mu Lingbao y esos dos siempre intimidaban a Mu
Hanzhang para que escribiera por ellos, ya que el que alguien hiciera una tarea por ti se sentía
demasiado bien en base a su experiencia.
Originalmente habían coordinado quedarse allí por un par de días, pero ahora, después de haber
venido a aquí, él ya no quería volver más.
El noveno día del cuarto mes, era el cumpleaños del Marqués del Norte, además de las felicitaciones
de cumpleaños pintadas por el mismo Mu Hanzhang, Jing Shao también envió algunos otros obsequios
generosos. El Marqués del Norte Mu Jin fue más afectuoso al saludar a Jing Shao que la última vez,
pero con respecto a los significados ocultos de Jing Shao en sus palabras que intentaban atraerlo a su
lado, seguía siendo tan ambiguo como antes. A Jing Shao no le importaba, sabía qué tipo de mentalidad
tenía el Marqués del Norte, quien era solo un zorro astuto. Por lo tanto, cuando estaba tratando de
atraerlo, lo hizo de una manera bastante distante, sin exigir nada.
Además del asunto de tratar de atraer a la gente a su lado, el Cuarto Príncipe Jing Yu también había
venido a ofrecer felicitaciones de cumpleaños, aunque ni bien Jing Yu dejó su regalo, y terminó de
ofrecer algunos saludos a Mu Jin, tenía rápidamente que irse, ya que todavía tenía prohibido salir,
aunque especialmente había hecho que su madre imperial le suplicara a su padre que le permitiera a su
hijo salir durante solo ese mediodía.
Los hogares de los duques y marqueses en la capital no eran muchos, por lo que desarrollaban
conexiones matrimoniales entre ellos. Y la residencia del Marqués del Norte con el hogar del Conde
Yong Chang, de donde provenía la Emperatriz, no eran una excepción. Por ello la petición del Cuarto
Príncipe fue aceptada.
Mu Hanzhang al ver que su padre era más cordial con el Cuarto Príncipe que con Jing Shao, solo
sintió frialdad en su corazón, y le dijo a su padre que los perdonara, y ya que Jing Shao también estaba
recibiendo un castigo por parte del Rey Imperial, usó esa excusa para no seguir en ese lugar, tirando de
su esposo para que se fueran.
—Jun Qing, estoy bien—. Jing Shao se sentó en el carruaje, su corazón se sentía muy cálido al mirar a
su Wang Fei con un rostro tan helado. La persona que se enojaría en su nombre cuando él fuera
agraviado, además de su Madre Imperial y su hermano mayor, solo podía ser su Jun Qing.
—El Cuarto Príncipe ha llegado a la edad en la que debería seleccionar a una esposa oficial, y la hija
de la Primera Esposa del Marqués del Norte aún no se ha casado, por lo que mi padre...—. Mu
Hanzhang se frotó los labios, su padre claramente sabía que Jing Shao y el Cuarto Príncipe no estaban
del mismo lado, pero aún así hizo este tipo de planes, aunque de esta manera el Marqués podría
proteger completamente a su hogar, esto solamente favorecía a uno y perjudicaba al otro, realmente
haciendo que el se siente amargamente decepcionado.
—Jun Qing—. Jing Shao lo abrazó, dándose cuenta de que realmente amaba mucho a esta persona. —
He nacido en una familia aristocrática, y sé que para algunas cosas, no hay necesidad de insistir.
Mu Hanzhang suspiró, apoyando su suave cuerpo contra el pecho de Jing Shao, diciendo en voz baja:
—Lo sé...
El carruaje que avanzaba bien se detuvo de repente, las dos personas dentro de repente cayeron
hacia adelante. Jing Shao rápidamente abrazó a la persona en sus brazos con fuerza, apoyándose contra
la parte inferior del carruaje con una mano, evitando que se golpeara contra cualquier cosa.
—Wang Ye, por favor perdona, este sirviente merece la muerte—. El conductor habló
apresuradamente, pidiendo perdón.
—¿Qué pasó?—. Sólo después de ver que la persona entre sus brazos estaba sana y salva, Jing Shao
preguntó.
—El Cuarto Príncipe y los caballos de sus guardias imperiales se detuvieron repentinamente, este
sirviente no pudo detener el carruaje a tiempo—. El conductor abrió la mitad de la cortina que colgaba
para dejarles ver la situación que había frente a ellos.
En este momento, sólo podían ver a una mujer vestida de rosa levantando un trozo de papel con una
petición, arrodillada frente al caballo, el Príncipe Jing Yu, vestido de un color amarillo intenso, estaba
sentado en su corcel. Después de escuchar a la mujer decir algo, de repente saltó de su caballo y
caminó hacia él.
—¡Maldición!—. Jing Shao soltó a la persona de sus brazos, saltó rápidamente del carruaje, corriendo
frente a Jing Yu para colocarse ante la doncella, con un movimiento agarrándole de su hombro. —Ruoyi,
¡finalmente te encontré!
—Usted...—. La doncella que estaba arrodillada en el suelo era de hecho Ge Ruoyi, originalmente, al
escuchar que hoy era el cumpleaños del Marqués del Norte, tomó la oportunidad para bloquear el
camino de la persona que parecía tener el estatus más alto de lugar, pero, ¿por qué de repente una
persona con ropa tan espléndida se precipitó ante ella y la agarró? Y también gritó su nombre personal,
asustándola en el acto.
—Hermano mayor Tercer Príncipe, ¿reconoces a esta mujer?—. Jing Yu frunció el ceño. —Justo en ese
momento dijo que estaba presentando una petición imperial.
—Ella, ah... Es una bailarina que vi cuando estaba en el desierto—. Señaló Jing Shao a su propia
cabeza. —También es de una tierra extranjera, y es una doncella muy extraña—. Sin esperar a que Ge
Ruoyi disputara, Jing Shao sacó un cuchillo para sólo dejarla inconsciente, y después la arrojó a un
guardia imperial que estaba en un lado.
Jing Yu al escuchar esto miró a Ge Ruoyi de arriba abajo una vez más y al ver que esta mujer, aunque
parecía bastante pálida y demacrada, aún tenía un atractivo indiscutible, se dio cuenta de que
realmente era una belleza difícil de obtener. Por lo tanto, al contrario de lo que cabría esperar, no dudó
de las palabras de Jing Shao, porque esta mujer en ese momento le había dicho que se llamaba Ruoyi o
algo así.
—Algún otro día le enviaré a mi hermano una Esposa aún mejor—. Jing Shao sonrió y palmeó el
hombro de Jing Yu, y así fingiendo cada uno cortesía entre sí. Siguieron su propio camino, Jing Shao se
dio la vuelta y exhaló un profundo suspiro, haciendo que los guardias imperiales enviaran a Ge Ruoyi a
su residencia alternativa.
Por la tarde, Mu Hanzhang se sentó en el estudio, sin dejar de ayudar a Jing Shao a copiar los libros,
pero ante sus ojos, apareció incesantemente la imagen de Jing Shao viendo a esa doncella y la
expresión que mostró en ese entonces. Ayer después de abandonarlo solo la persiguió, hoy su reacción
era la misma, y ahora después de almorzar, fue a verla...
En su corazón sintió un dolor que se sentía extremadamente horrible, solo después de salir de sus
pensamientos, se dio cuenta de que había copiado mal una línea, por lo que procedió a arrancarla y
comenzar a copiar en una nueva página. Luego, volviendo a poner el pincel en el papel, sin saberlo,
¡escribió tres caracteres "Shao" sin control!
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25: Bebiendo vinagre

—Mañana este Príncipe presentará una petición a su Padre Imperial; sin embargo, no te hagas ilusiones
—. Jing Shao miró al cielo. Había llegado el momento de acompañar a su Wang Fei a cenar, así que dejó
su taza de té y se levantó para irse.
—La gran amabilidad de Wang Ye, esta doncella se la agradece en nombre suyo y de todos los
miembros de mi clan—. Ge Ruoyi se arrodilló en el suelo y se inclinó ante Jing Shao.
Jing Shao suspiró, se dio la vuelta y salió. El Rey del Sureste, al final, era solo un tirano local del
Sureste, pero su Gran Ancestro le dio ese pedazo de tierra feudal en el Sureste, como vasallo, y le dio
autoridad y control total sobre ella. Incluso si la Familia Ge sufriera una injusticia aún mayor, de
acuerdo con los asuntos importantes en su situación actual, su Padre Imperial simplemente suprimiría
este asunto. Pero las actividades que uno tenía que hacer aún seguirían su curso, la información que
podría usarse contra el Rey del Sureste, aunque todavía no tuvieron la oportunidad de usarla,
definitivamente en una futura ocasión sería absolutamente útil de saber. Ahora, sólo le informaría a su
Padre Imperial, y así podría conseguir un mérito.
En estos pocos días copiando libros, Mu Hanzhang a menudo olvidaba la hora, por lo que Jing Shao se
dirigió primero al estudio para encontrarlo. Pero no había ni una sola alma en el gran lugar, sólo se
encontraba un libro copiado a medio terminar sobre la mesa, siendo arrastrado por el viento creando
resoplidos por el ambiente. Jing Shao entró para cerrarlo y guardarlo, volviendo la cabeza al ver que
debajo de la mesa habían varias bolas de papel, tomó una para ver que no había ni una sola palabra allí,
sólo tres grandes manchas de tinta. Y no pudo evitar echarse a reír, seguramente Jun Qing copiando
libros durante tanto tiempo también se había enojado. Mañana será mejor que los copie él mismo y deje
que Mu Hanzhang se vaya a pasear.
—¿Dónde está Wang Fei?—. Incluso cuando Jing Shao llegó frente a la mesa del comedor, todavía no
vio ni un rastro de su Wang Fei.
—Respondiendo a Wang Ye, Wang Fei dijo que no tenía apetito, así que regresó primero al dormitorio
—. Yun Zhu respondió honestamente, sin responder con la excusa que Mu Hanzhang le había dicho que
diera. En el corazón del joven Yun Zhu, el dulce Wang Fei claramente ya estaba muy profundamente
triste, y por ello tuvo que inventar un conjunto de palabras para persuadir al humilde Wang Fei para
que comiera primero. ¿Cómo podría haber tal razón en el mundo para una situación así?
—¿Sin apetito?—. Jing Shao frunció el ceño, se volvió y caminó hacia el dormitorio. Jun Qing siempre
llegaba a comer a tiempo, y de un momento a otro ya no tenía hambre, ¿podría acaso estar enfermo?
Las habitaciones en la residencia alternativa incluían a un dormitorio y un jardín trasero, la piscina de
aguas termales construida con un blanco mármol ocupaba la mayor parte de todo el patio. Un camino
sinuoso de agua corriente se extendía bajo tierra, saliendo del loto de mil capas tallado en jade verde.
Esta piscina de aguas termales era el lugar favorito de Jing Shao en toda la villa. Había una persona en
especial, responsable de cambiar todas las plantas del terreno baldío junto a la piscina por las flores y
plantas de cada temporada. En la actualidad, se plantaron varios melocotoneros pequeños y en este
momento estaban floreciendo.
Mu Hanzhang yacía en la piscina solo mostrando la mitad superior de su cuerpo, extendiendo su
mano para agarrar los pétalos de flor de durazno que flotaban lentamente alrededor de él. Su suave y
nevada espalda se reveló sobre la superficie del agua, la densa niebla persistía en ella, haciendo que
pareciera como si él realmente estuviera fuera dentro de una fantasía. Las gotas de agua brillantes y
translúcidas que fluían a lo largo de las puntas de sus dedos, atravesaban el rojo de su palma,
llevándose consigo un pétalo de flor de color rosa, mientras bajaba por las profundidades de la piscina.
Flores marchitas cayendo al agua, flores caídas que anhelan el amor, pero el agua sigue fluyendo
despiadadamente, así que, ¿cómo se puede evitar que su sacrificio de amor acabe en la muerte?
Cuando Jing Shao entró, vio esta escena y de repente se sintió helado, y rápidamente se quitó la ropa
y saltó.
Con un gran chapoteo en su rostro, Mu Hanzhang inconscientemente levantó su mano para
bloquearlo. Y antes de recuperarse, fue abrazado por alguien que emergió repentinamente del agua.
—¡Ah!—. Mu Hanzhang gritó alarmado, hasta que vio claramente quién era, y luego no pudo evitar
suspirar. —Wang Ye, ¿por qué no has ido a cenar?
—Eso es lo que debería preguntarte yo—. Jing Shao no soltó a la persona que estaba ahora entre sus
brazos. Debido al agua, la piel debajo de sus manos era excepcionalmente suave y dulce, por lo que no
pudo evitar tocarla disimuladamente un par de veces. —¿Estás molesto conmigo?
Mu Hanzhang se frotó los labios, alejando suavemente al Jing Shao que se acercaba cada vez más. —
Esta persona está bien.
—Sigues diciendo que estás bien...—. Jing Shao extendió su mano y recogió a la otra persona de
nuevo, y le dio un beso en sus labios. —Sé que no estás bien, ¿no te invitó la esposa de Xiao Yuan a ir al
jardín en el sur de la ciudad mañana? Mañana solo concéntrate en divertirte, y yo mismo seguiré
copiando esos libros.
Mu Hanzhang levantó la cabeza y miró al Jing Shao que tenía una gran sonrisa, incluso si esta amable
expresión fuera real, tampoco era probable que fuera así solo por él. Agachando la cabeza, para mirar a
la superficie del agua, que se iba por el viento bañado en vapor a todas partes, no podía soltar ni una
palabra. Los pétalos de flor de durazno que cayeron flotaron en el agua a lo largo de las pequeñas olas,
formando círculos, para luego hundirse lentamente en las profundidades de la piscina.
Jing Shao se rascó la cabeza, sin saber lo que estaba sucediendo. —Jun Qing, si alguna vez tienes
algún problema, no dudes en decírmelo...
Mu Hanzhang se alisó los labios, luego respiró hondo. —Hoy, esa doncella... ¿Wang Ye planea
otorgarle un título de concubina o...—. Al decirlo así, ese tipo de sentimiento de dolor emergió de
nuevo, y no pudo evitar fruncir el ceño ligeramente.
Jing Shao se quedó atónito durante mucho tiempo, y solo entonces reaccionó, ¿Wang Fei estaba
acaso... bebiendo vinagre? Con un movimiento agarró a la persona que todavía tenía el corazón roto,
para besarlo ferozmente en sus labios de color claro.
Mu Hanzhang no se resistió mucho al principio, pero cuando una cosa húmeda y resbaladiza se metió
en su boca, no pudo evitar estirar sus manos para empujarlo, pero en contra de sus expectativas, la otra
persona lo abrazó aún más fuerte, y esa mano detrás de él había comenzado a acariciar lentamente su
cintura y el área de sus muslos, amasando y pellizcándolo.
Después del largo beso, Mu Hanzhang era algo incapaz de respirar y se apoyó en los hombros de Jing
Shao sin aliento.
Jing Shao respiró hondo, y se sentó en el agua aún abrazando a Mu Hanzhang, acariciando
ligeramente la espalda de la persona en su abrazo, ayudándolo a nivelar su respiración. —Ge Ruoyi,
ella...—. Sintiendo que la persona entre sus brazos se ponía rígida, no pudo evitar juntar sus labios,
mordiendo levemente ese lóbulo de aquella oreja que se ya se había tornado rosa por el cálido vapor. —
Ella es una joven de una familia aristocrática de comerciantes en el feudo del sureste. El Rey del
Sureste se enamoró del hijo mayor de la primera esposa de la familia Ge, queriendo arrebatarlo y
convertirlo en una hermosa mascota mimada. En el medio, sucedió algo que no tengo claro. De todos
modos, al final, el Rey del Sureste asesinó a todo el clan Ge, y ese hombre, que también era hermano de
Ge Ruoyi, no pudo soportar la humillación y se suicidó.
—¿Realmente vino aquí para presentar una denuncia por una gran injusticia?—. Mu Hanzhang
levantó la cabeza para mirarlo.
—Naturalmente, esta mujer es muy útil, no puedo dejar que aterrice en manos del Cuarto Príncipe—.
Jing Shao frunció el ceño, al recordar que le mintió a Ge Ruoyi con que él era un amigo de su difunto
hermano como sólo una excusa para establecer un tipo de relación para planes futuros. Aquí con Jun
Qing, naturalmente, no pudo tener mucho sentido, y no sabía cómo explicarlo correctamente, así que
sólo planeó no decir demasiado. —En cualquier caso, no tienes que pensar mucho en estas cosas. En el
futuro, no tomaré más concubinas; y además, no tendré otra Esposa Secundaria.
Agachando la cabeza para mirar a la persona entre sus brazos, ese par de ojos hermosos y oscuros, al
escuchar la última frase, de repente se agrandaron. —Aún no has tenido un heredero, ¿cómo puedes
decir este tipo de palabras?
Jing Shao sonrió y lo miró. —Ya me he casado con un hombre, tener o no un heredero no es
importante en primer lugar; además, desde que te vi, ha sido difícil ver hacia otras personas de una
manera agradable.
—Xiao Shao... Tú...—. Mu Hanzhang lo miró con asombro, ¡un príncipe que inesperadamente no
quería herederos! ¿No le estaba dejando en claro ya sus verdaderos sentimientos? La dolorosa
amargura en su corazón fue inmediatamente reemplazada por dulces sentimientos, y lentamente puso
su barbilla en el hombro de Jing Shao. —Yo... Yo también... —.¡Yo también siento lo mismo! ¡Tú también
me gustas! Al final, todas las frases que rondaron por su cabeza, no pudieron ser dichas en voz alta por
su falta de valentía.
Pero Jing Shao entendió las palabras que su Wang Fei no había terminado de decir, agachó la cabeza y
besó profundamente hacia aquellos labios enrojecidos. Esta vez, Mu Hanzhang no se resistió, sino que
abrió ligeramente la boca, dejándolo pasar. Jing Shao, naturalmente, no iba a ignorar un movimiento
tan satisfactorio, así que enganchando la suave lengua en su boca, las entrelazó, y con una mano iba
acariciando el cuello de la persona que yacía entre sus brazos, mientras iba pellizcando y amasando
lentamente al cuerpo ajeno desde su hombro, hasta que finalmente llegó hasta su pecho, pellizcando a
su pequeño pezón dentro agua, presionándolo y frotándolo ligeramente.
—Uh...—. Mu Hanzhang se excitó tanto que comenzó a temblar, casi mordiendo la lengua de Jing
Shao. Jing Shao se rió ligeramente, y tomó a una de sus piernas, pidiéndole que se sentara encima de
él.
Al sumergirse en la fuente termal, no había necesidad de llevar un solo hilo de seda, por lo que ahora
en este tipo de posición, la cabeza del miembro ligeramente levantado de Jun Qing y el miembro
animado y lleno de emoción de Xiao Shao se pegaron uno con el otro. Jing Shao acercó a su tímido y
sonrojado Wang Fei hacia él, lo que permitió que los dos órganos se familiarizaran y se encontraran
entre sí.
—Ah...—. El gemido de Mu Hanzhang fue sofocado, pero su miembro que había sido golpeado se
volvió completamente enérgico.
Jing Shao sacó a la mano ajena brillante y delgada que estaba humedecida por el agua, para unir sus
manos, envolviéndolas alrededor de los dos al mismo tiempo, bajando la cabeza para chupar al pequeño
pezón que ya estaba sonrojado por todos los pellizcos que le había otorgado, así que lo fue chupando
mientras rodaba y pellizcaba.
—Ah...—. Había tanta excitación en su pecho y allí abajo, ya que estaban siendo atendidos al mismo
tiempo, y Mu Hanzhang no pudo evitar inclinar la cabeza hacia atrás. Cuando Jing Shao aumentó
repentinamente la velocidad de los movimientos de sus manos, no pudo soportarlo y echó la cabeza
hacia atrás. Las gotas de su cuerpo fueron arrojadas al agua, siguiendo a su mojado cabello,
verdaderamente indescriptiblemente cautivador.
La niebla impregnó toda la piscina de aguas termales, por un momento, todo lo que quedó fue el
murmullo del agua que fluía y los gritos ocasionales acompañados de los gemidos que se desbordaban
entre las aguas.
En el segundo mes de primavera, los pétalos de la flor de durazno flotaban despreocupadamente con
el viento, levantando círculos de finas ondulaciones, haciendo que el charco de agua de manantial se
ruborizara de emoción.
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26: La reunión

En la tarde del día siguiente, Jing Shao envió a su Wang Fei al restaurante Huiwei y le pidió a Zhou Jin
que lo llevara a la reunión mensual de esposas masculinas de la capital. Zhou Jin no usaba ropa de
colores brillantes hoy, y sus túnicas de colores azules lo hacían parecer mucho más estable.
—Hermano mayor Zhou, le confiaré a Jun Qing—. Jing Shao inclinó sus manos de manera de saludo
para el jefe Zhou.
—No te preocupes, Wang Ye—. Zhou Jin se comportó de una manera muy cordial, y también era el
mayor que todos ellos. Por lo que después de familiarizarse con él, incluso Jing Shao empezó a llamarlo:
hermano mayor Zhou.
Mu Hanzhang miró a Jing Shao, quien estaba siendo tan cuidadoso como si realmente le estuviera
confiando un niño a Zhou, y sonrió impotente. —Wang Ye puede estar tranquilo cuando regrese, no es
como si me perderé, ¿verdad?
Jing Shao se rascó la cabeza y se montó sobre su caballo. La mayoría de los esposos que suelen asistir
a la reunión de la capital eran de familias distinguidas y de alto rango, pero como Jun Qing era tan
inteligente, no debería de sufrir ningún agravio. Por lo tanto, sintiéndose tranquilo, dejó el carruaje y a
Yun Zhu atrás, y montó solo a Xiao Hei para encontrar a su hermano mayor y tomar el té.
El paisaje en el sur de la ciudad era muy bueno. Muchas familias aristocráticas hicieron construir
jardines a su alrededor. Las reuniones mensuales se llevaban a cabo principalmente en el Jardín Mo de
la Residencia del Duque Mao.
Es una regla no escrita que los segundos hijos e hijos bastardos se casen con esposas masculinas,
aunque no necesariamente la obedezcan siempre. Sin embargo, el hogar del Duque Mao siempre había
establecido esto como una regla familiar. Incluso si no les gustaban los hombres, cualquier hijo
bastardo debía casarse con uno. Por lo tanto, el número de esposas en la casa del Duque Mao era el
mayor entre todas las familias aristocráticas de la capital.
Después de entrar al Jardín Mo, se podía escuchar el sonido de la seda y un ligero olor a bambú.
Después de caminar a través del manto de capas de bambú de tinta, un extenso pabellón con agua en
su orilla apareció frente a él. Habían mesas y sillas colocadas alrededor, así como té y refrescos. En el
lugar, habían mujeres tocando música, con una cítara y dos flautas de bambú, los sonidos entraban
débilmente en el oído, y no se podía imaginar nada más hermoso.
—Este lugar es bastante elegante—. Mu Hanzhang miró a las varias personas sentadas en silencio en
el Pabellón junto al agua escuchando la música. Estaba preocupado de que aparezca una escena
animada como cuando había una mujer visitando a una Residencia, pero no la hubo, por lo que no pudo
evitar sentirse aliviado en secreto.
—El hermano mayor Zhou está aquí—. Al ver a Zhou Jin, varias personas se levantaron sucesivamente
y cortésmente se inclinaron ante él para saludarlo.
—¿Quien es él?—. Preguntó un hombre vestido con una larga túnica de color azul claro que
encabezaba al resto en el pabellón. Parecía de unos 25 o 26 años, igual que Zhou Jin, sus rasgos faciales
eran hermosos, pero tenía unas líneas profundas entre sus cejas, probablemente causadas por el
frecuente fruncimiento de su ceño.
—Este es Cheng Wang Fei, Mu-Gongzi—. Zhou Jin lo presentó a todos con una sonrisa. A las esposas
masculinas generalmente no les gustaba que otras personas las llamaran Fu Ren, o Joven Amante, por
lo que entre ellos, se llamaban "Gongzi".
—Saludo a Wang Fei—. Al haber escuchado esas palabras, varias personas lo miraron y se acercaron
para saludar.
—No necesitan ser tan formales en este tipo de reuniones—. Mu Hanzhang pidió a todos que se
pusieran de pie de una manera educada.
—Escuché que este joven maestro Gongzi es extraordinario, y ahora viéndolo de cerca, se merece
absolutamente esa reputación—. El hombre sonrió gentilmente y los dejó pasar.
—Es solo una falsa reputación dada por una reunión de poesía en la que participé—. Al escuchar a
esta persona llamarlo por su anterior título, Mu Hanzhang sintió como si hubiera regresado al pasado.
A cuando participó en la reunión de poesía de eruditos, y no pudo evitar sentirse feliz. Y hacia esta
persona frente a él, también se sintió un poco más cercano.
Zhou Jin les presentó a Mu Hanzhang uno por uno. El dueño, de apellido Lin, era la esposa del
segundo joven maestro del Marqués Ding del Sur. Los demás eran básicamente todas esposas de varios
funcionarios del gobierno.
—¿Cómo es que los de la casa del Duque Mao no están aquí?—. Zhou Jin le preguntó a Lin-Gongzi.
—Ellos y los gongzi de la casa del Conde Yong Chang fueron a pelear en el bosque. Nosotros no
queríamos participar, así que nos quedamos a escuchar música por aquí—. Cuando Lin-Gongzi habló,
involuntariamente arrugó su frente y parecía bastante preocupado.
—¿Y cuál es el problema?—. Al ver el ceño preocupado de Lin-gongzi, Zhou Jin no pudo evitar
preguntar.
—El segundo joven maestro insiste en casarse con la joven de la familia de un funcionario como
esposa secundaria—. Dijo, en su lugar Zhang-gongzi, quien estaba sentado a un lado comiendo semillas
de melón. —La vida del hermano mayor Lin ya es difícil, pero la idea de que su esposo se vuelva a casar
y ahora con una esposa secundaria de alta alcurnia... Es algo...
Mu Hanzhang probó lentamente el té y escuchó en silencio a las pocas personas que hablaban entre
sí. Todos estos hombres habían leído un montón de libros y hablaban de una manera tan sutil. En todos
los casos, tocaban un tema, pero no decían demasiado sobre ello, sin embargo, con solo una o dos
frases, aún se podía saber que para la mayoría de los esposos, sus vidas en sus hogares no eran muy
buenas.
Sus maridos eran en su mayoría hijos bastardos y, a veces, se veían obligados a casarse con sus
esposas masculinas. Además, pocos hijos se criaron para convertirse en esposas y la mayoría de ellos no
sabía cómo administrar un hogar. Agregando el hecho de que las concubinas serían aún más difíciles de
manejar una vez que tuvieran hijos. Entonces, si no contaban con el favor de su esposo, incluso si
pudieran llegar al punto de tratarse el uno al otro con respeto mutuo como esposo y esposa, ellos
solamente quedarían atrapados en el patio interior de sus hogares y se les iría cortando lentamente su
voluntad, y sería muy difícil para ellos conseguir algo de acuerdo a sus propios deseos.
—Escuché que el mes pasado Cheng Wang solicitó un decreto imperial para degradar a su esposa
secundaria a una concubina de tercer rango. ¿Cómo se las arregló Mu-Gongzi para hacer eso?—. El
hablador Zhang-Gongzi de repente dirigió la conversación a Mu Hanzhang.
—Todo fue lo que Wang Ye deseaba hacer—. Mu Hanzhang dejó su taza de té y dijo con indiferencia,
con respecto a los asuntos de su propio hogar, no planeaba contar demasiado.
—¿Por qué te comportas como una mujer ahora? Siempre fisgoneando en los asuntos de otros jefes de
familia—. Zhou Jin le dio a Zhang-Gongzi una palmada en la cabeza deteniendo el tema de la
conversación.
Mu Hanzhang recogió su taza de té una vez más. Descubrió que, aunque el esposo de Zhou Jin era
solo un pequeño asistente del ministro y él solo era dueño de un restaurante, todavía tenía una gran
reputación entre estas nobles esposas masculinas. Todos lo honraban con el nombre de "Hermano
mayor Zhou". Y además de su personalidad sencilla y su manera relajada de tratar a las personas, en los
siete u ocho años de matrimonio con Xiao Yuan, él no tenía a una concubina sirviendo en el dormitorio
de su esposo era la verdadera razón por la que la gente lo admiraba. Una esposa masculina no podía
tener un hijo, pero podía aprender a cómo convertirse en una arpía, y manejar a su esposo para evitar
que tuviera concubinas, por lo que realmente se necesitaban algunos métodos extraordinarios.
—Me preguntaba quién era este Gongzi con una ropa tan espléndida, ¿así que eres tú, Hanzhang?—.
Una voz peculiar vino desde afuera del pabellón. Y cuando todos miraron hacia esa figura, vieron a unos
cinco o seis hombres saliendo del bosque de bambú, cada uno trayendo consigo a varios asistentes,
dirigiéndose majestuosamente hacia el pabellón.
Mu Hanzhang frunció el ceño, reconociendo que la persona que había hablado, no era otro que Du
Yinghao, quien había sido su compañero de clase durante cinco años. El erudito con el que aprendió la
familia Mu no era otro que un tío del clan que quedó tercero en los exámenes imperiales. Debido a su
gran fama, otros parientes de la familia también enviaban a sus hijos a estudiar. Este Du Yinghao era un
sobrino del Marqués del Norte, y odiaba a Mu Hanzhang ya que siempre recibía elogios del maestro, y
porque siempre se ponía en su contra en todas partes.
—No te he visto en dos años, pero en realidad pensé que ibas a hacer el examen imperial provincial
trienal, pero ahora resulta que te casaste en la casa del Duque Mao—. Mu Hanzhang se sentó quieto,
mirando al autoritario Du Yinghao, y continuó bebiendo su té pacíficamente.
—Hmph, a pesar de que fuiste un candidato exitoso para el examen provincial imperial, ¿no estabas
casado por esa concubina?—. Du Yinghao se burló. La familia Du no era distinguida ni noble. A pesar de
que era el segundo hijo de la esposa oficial, todavía estaba acostumbrado a establecer conexiones y
estaba casado con el tercer joven maestro del Duque Mao.
—¡No seas un grosero!—. Du Yinghao intentó decir algo más, pero fue detenido por la exclamación de
su segundo cuñado.
Esta generación de la casa del Duque Mao tuvo tres esposas varones, y después de dar sus saludos,
se sentaron uno tras otro.
—Ayer, fui a la residencia del Marqués del Norte para felicitarlo por su cumpleaños y vi algo bastante
interesante—. Du Yinghao, al ver que incluso si Mu Hanzhang estaba casado con un hombre, todavía
era objeto de la admiración y el respeto de otras personas, y que ese hombre con el que estaba casado
era un esposo respetuoso, sintió en su corazón que eso no era justo, por lo que no pudo evitar querer
lastimarlo con un par de frases.
Después de cansarse de escuchar la música, la gente comenzó a charlar mientras tomaban el té, pero
al oír esto les preguntaron de qué estaban hablando.
—Cheng Wang salvó a una mujer muy hermosa bajo el caballo del cuarto príncipe—. Dijo Du Yinghao,
sonriendo y mirando hacia el inexpresivo rostro de Mu Hanzhang, extrayendo deliberadamente sus
palabras. —Escuché que a Cheng Wang le gustaba tanto que la llevaron directamente a su villa para
convertirse en otra concubina.
Al escuchar esto, la atmósfera originalmente animada se enfrió repentinamente y todos se quedaron
en un silencio incómodo, sin saber cómo continuar la conversación. En sus corazones, sin embargo,
pensaron en cómo Cheng Wang Fei tampoco resultó ser muy favorecido, a pesar de haber escuchado
que el Príncipe había degradado a la esposa secundaria por él, pero ahora sabían que en un abrir y
cerrar de ojos, había encontrado a otra concubina.
Mu Hanzhang miró a Du Yinghao, quien tenía una cara de burla, y sólo se sintió divertido. Incluso
después de tantos años, esta persona seguía siendo tan infantil. Así que mirando al cielo dijo. —Se está
haciendo tarde, me he estado quedando en la villa estos días, así que tengo que irme un poco antes–.
Posteriormente dejó su taza de té y se levantó para despedirse.
La villa de Cheng Wang estaba al este de la ciudad y el jardín Mo estaba al sur de la ciudad.
Verdaderamente se ubicaban un poco lejos entre sí. Por lo que no servía de nada la idea de querer
detenerlo, así que todos se levantaron para despedirlo.
—El tercer hermano menor no es sensato, y encima le pide a Wang Fei que no se ofenda—. Después
de enviarlo fuera del jardín Mo, el segundo gongzi de la Residencia del Duque Mao se disculpó con Mu
Hanzhang.
Mu Hanzhang sonrió, pero no respondió. Yun Zhu lo condujo al carruaje y estaba esperando a que
subiera. Desde la distancia sonaba el repiqueteo de los cascos del caballo.
Un relincho brillante y claro resonó, y el fino corcel negro se detuvo rápidamente frente a la multitud,
el hombre que dirigía el caballo era alto y recto, y extraordinariamente guapo, era la persona de la que
acababan de hablar, es decir que había llegado Cheng Wang Jing Shao.
Cuando notaron claramente al nuevo visitante, y se arrodillaron uno tras otro para saludarlo. —
Saludos a Su Alteza Cheng Wang.
Agitó su mano para que todos se levantaran, y Jing Shao, viendo que su Wang Fei ya estaba parado
frente al carruaje, sonrió levemente y dijo: —Tenía miedo de que si llegabas tarde iba a ser demasiado
complicado y oscuro como para viajar, así que vine especialmente a recogerte.
—Justo iba a volver—. Mu Hanzhang frunció sus labios y observó al hombre que conducía a su
caballo, extendiendo su mano para él. No quería que sean demasiados íntimos frente a extraños, pero
después de ver la expresión celosa y ardiente de Du Yinghao por el rabillo de su ojo, era como si los
demonios y los dioses estuvieran trabajando para hacer que tal situación ocurriera. Por lo que colocó su
mano en la palma otorgada, tomando prestada la fuerza de la persona en el caballo para acabar sentado
frente a Jing Shao.
—Yun Zhu, envía primero al hermano mayor Zhou antes de que regreses a la villa—. Mu Hanzhang le
dijo al pequeño sirviente, que seguía estando parado al lado de su carruaje, y después de despedirse de
todos, se fue con confianza con Jing Shao, desapareciendo detrás de las nubes como polvo.
Du Yinghao estaba tan enojado que todo su rostro se tornó rojizo, Lin-gongzi y los demás solo
mostraron ojos de envidia y admiración. Y el único que no estaba de mal humor, Zhou Jin, se iba
dirigiendo hacia el carruaje estando extremadamente feliz de viajar en un carruaje tan lujoso como el
transporte imperial sin tener que pagar hasta el camino a su casa.
A partir de ese día, la noticia de que Cheng Wang adoraba a su Wang Fei se extendió rápidamente
entre las personas de alto rango.
En vista del hecho de que los libros que conformaban a "El arte de la guerra" eran demasiado
gruesos, con solo una persona para copiarlo, lo más rápido que tomaría sería un mes. Así que con el fin
de tener más tiempo para pasear y también haber reconocido su error con una buena actitud, Jing Shao
y Mu Hanzhang comenzaron a copiarlo juntos. Cada mañana, uno practicaba artes marciales, y el otro
se ocupaba de los asuntos internos de la casa y, por la tarde, preparaban una mesa en el jardín para
admirar las flores juntos, mientras copiaban aquellos libros y, finalmente por la noche, se sumergían en
agua caliente. manantiales juntos. Por lo que en esos días la pasaron de una muy alegre manera.
Con respecto a los asuntos con Ge Ruoyi, Jing Shao escribió una carta y la transmitió al Emperador. Y
después de esperar durante tres días, aún no habían llegado noticias.
Ahora después del almuerzo de hoy, Jing Shao se encontraba acostado en la mecedora con Wang Fei
entre sus brazos tomando el sol. E inesperadamente Jing Shao recibió la orden de ir al palacio mediante
un decreto imperial.
—¿Cuál es su opinión sobre el asunto en el sureste?—. El emperador Hong Zheng juntó sus manos en
su espalda, miró hacia un mapa donde se encontraba todo el país en el estudio imperial y le preguntó a
Jing Shao, quien estaba arrodillado detrás de él.
Jing Shao respondió cuidadosamente. —La familia Ge no es un clan influyente, este asunto puede no
haberse extendido fuera de la región sureste, es solo que la mujer vino a la capital para quejarse. Esta
persona tampoco sabe cómo manejar este asunto, por lo que solo quería informarle al Padre Imperial y
explicarlo claramente.
El Emperador Hong Zheng asintió pero no dejó que Jing Shao se levantara. Y seguía mirando al mapa
del país que ocupaba toda la pared frente a él. —¿Sabes por qué se le confirió el título de Rey Fan Wang
de un estado vasallo?
—En la antigua dinastía, el gobierno era cruel, y otros tres lideraron una revuelta contra el gobierno y
tomaron el poder, y él precedió a los demás en la captura de la capital, convirtiéndose en Emperador—.
Jing Shao miró hacia arriba, para observar a los numerosos mapas para recordar a sus primeros
antepasados, el suroeste, sureste y la región de Huainan, eran parte de él. Agregando que el tiempo
que se tomó para aplacar a los bárbaros del sur en disturbios, fue bastante desordenado y luchó
durante diez años completos: —Su Benevolencia, recibió a todo el país, luego confirió el Sudoeste,
Sudeste y la región de Huainan a los tres que ayudaron en su ataque, convirtiéndolos en reyes de esos
territorios feudales.
—El tema acerca de los estados vasallos, no los quiero administrar demasiado—. El Emperador Hong
Zheng estaba de espaldas a Jing Shao, por lo que él no podía ver su expresión, pero Jing Shao sabía lo
que estaba pensando su padre imperial, por lo que se decidió en hablarle con una voz clara. —Aunque
el sureste es un territorio vasallo, también es la tierra nacional de la Nación Dachen. Por lo que los
ciudadanos del sureste solo reconocen al Padre Imperial como su único Emperador.
Cuando el Emperador Hong Zheng escuchó esto, de repente se dio la vuelta y miró estrictamente a
Jing Shao, quien seguía arrodillado en el suelo. Jing Shao inclinó ligeramente su cabeza y lo dejó de
observar.
Después de mucho tiempo, el Emperador Hong Zheng de repente se echó a reír a carcajadas. —¡Eres
digno de ser mi hijo! ¡Jajaja!—. Posteriormente se dirigió hacia el lado de Jing Shao, y le dio una
palmada en el hombro para luego decir en voz baja. —El tercer combate con los bárbaros es lo que más
me preocupa; sin embargo, aún no es el momento adecuado para atacar.
Las pupilas de Jing Shao se contrajeron repentinamente, pero no reflejó en su rostro su emoción. Sólo
se inclinó y dijo. —Entiendo—. Lo que quiso decir su Padre Imperial fue que todavía no era una buena
oportunidad para pacificar a los tres estados vasallos. Por lo que este asunto primero necesitaba ser
silenciado. No es de extrañar que en su vida anterior, Jing Yu lo ató a Jing Shao descaradamente a la
concubina que le había regalado, quien al final, solo lo obligó a tener que ir personalmente a vengarse.
Y tampoco era de extrañar que Jing Yu durante todo ese tiempo fuera el primero en sugerir quitarles el
poder de aquellos territorios feudales. Pero ahora en esta vida resulta que, en este momento, Jing Shao
había recibido una respuesta afirmativa de su Padre Imperial.
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27: Un dolor de cabeza

Tarde o temprano iba a comenzar la lucha por los tres territorios vasallos. La oportunidad adecuada que
el Emperador Hong Zheng esperaba aún no había llegado, solo porque no habían todavía motivos
razonables para realizar alguna acción. El sólo hecho de robar y asesinar a una familia civil no fue en
absoluto suficiente para proponer su retirada de la tierra vasalla. En su vida anterior, debido a que Jing
Shao se encontraba en peligro, mientras luchaba en las regiones de Yunnan y Tibet, el Emperador Hong
Zheng le ordenó al Rey del Suroeste que enviara tropas para reforzarlo. ¿Cómo podrían haber sabido
que el Rey del Suroeste que debido a las escasas cosechas y habiendo sufrido desastres naturales, haría
que la corte imperial pagara primero las provisiones del ejército antes de proporcionar algunas tropas,
provocando que el Emperador se enfureciera, y se atreviera a mandar un decreto imperial para la
devolución del territorio feudal? En ese momento, Jing Shao, quien había invertido mucho esfuerzo y
acababa de derrotar a los bárbaros del sur, aún no podía regresar a la capital, y fue decretado
imperialmente para comandar el ejército e ir al oeste, para luchar directamente en contra del territorio
vasallo del suroeste.
En esta vida, ya no había necesidad de que él fuera a hacer esfuerzos sin obtener nada de esa
desordenada campaña contra la caótica rebelión bárbara del sur. Cuanto antes comenzara la guerra
contra los tres estados vasallos, mejor. Jing Shao estaba reflexionando profundamente encima de su
caballo, y por lo tanto, cuando salió de sus pensamientos, Xiao Hei ya había cabalgado de alguna
manera hacia el Segundo Palacio Imperial.
—Desvergonzado, aún sigues pensando en la hierba fresca de la residencia de mi hermano—. Jing
Shao tiró de las orejas de Xiao Hei, encontrando divertida su inesperada llegada. Ir al Palacio del
Segundo Príncipe tan pronto como saliera del Palacio Imperial seguramente despertaría sospechas.
Mientras retrocedía a su caballo para regresar, se topó con Jing Chen, quien acababa de volver después
de salir de servicio.
—¿Qué estás haciendo parado frente a mi puerta? ¿Por qué no entras?—. Jing Chen se bajó de su
carruaje y vio a su hermano menor, quien ya estaba cansado de tirar ligeramente de la oreja de su
caballo frente a la puerta. Así que como hermano, sintió como si hubiera perdido la cara y no pudo
evitar fruncir el ceño. El único hombre de la capital que se atrevería a soltar su caballo en medio de la
calle era este hermano menor suyo que le causaba un sinfín de preocupaciones. Y esta vez estaba
actuando así frente a su propia puerta. ¿Podría ser que ya había ocasionado otro problema?
Jing Shao se bajó de su caballo, para después rascarse la cabeza y decir. —Quería encontrar a una
persona con quien ir a beber, inconscientemente he montado a mi caballo hasta el frente de la puerta
del hermano mayor.
Jing Chen lo fulminó con la mirada: —Ahora que has crecido, aún sigues pensando en montar a
caballo y beber vino. ¡Qué inmaduro!
Jing Shao sonrió y le dio el caballo al criado de su hermano mayor para que se lo llevara, y caminando
junto a su hermano, mencionó: —Vamos al restaurante Huiwei, está muy cerca de aquí.
Jing Chen se masajeó la frente, dejando que el conductor de su carruaje regresara a su residencia, y
se fue caminando a pie con Jing Shao hasta el restaurante Huiwei.
Todavía no era hora de comer, y por ahora no había mucha gente en el restaurante Huiwei. Así que
Jing Shao le pidió al jefe Zhou, quien hoy estaba vestido completamente con una seda roja sombría, una
habitación privada.
—¿Sabes quién es este Zhou Jin?—. Jing Chen, quien había observado la manera extremadamente
familiar en la que esos dos interactuaban, y no pudo evitar arrugar su frente.
—Por supuesto que sé quién es—. Jing Shao sirvió una taza de té para su hermano mayor, y continuó:
—Xiao Yuan es justo, honesto, y no es inflexible con su servicio a la gente. Y el hermano mayor Zhou
puede irse también para nuestro lado.
—Si sólo supieras cómo actuar de manera apropiada también, sería muy perfecto—. Asintió Jing Chen.
Hoy en el Ministerio de Ritos, hubieron funcionarios que hablaron sobre cómo Wang Fei y la esposa del
Ministro Asistente Xiao eran demasiado cercanos, y pensando en el hecho de que Cheng Wang y Xiao
Yuan ciertamente deberían a su vez estar involucrados entre sí. Pero había podido ver que su hermano
entendía las ventajas y desventajas acerca esto y no planeaba entrometerse.
Desde que vio a su hermano, bien podría simplemente decirle lo que sucedió en el palacio, para él
también estuviera al tanto de todo lo que pasaba en su corazón. En cuanto al asunto de Ge Rouyi, Jing
Shao se sintió algo incómodo al respecto. La respuesta de su Padre Imperial fue que la situación actual
era lo más importante en lo que enfocarse, por lo que este mínimo asunto no era suficiente para ser
nombrado una razón y atacar al sureste. Incluso si en el futuro se volviera público durante la guerra,
sería solo una pieza más en el rompecabezas. Si no se manejaba adecuadamente, la gente pensaría que
a la corte imperial no le importaba si sus civiles estaban vivos o muertos, por lo que sería llamada débil
e incompetente. En cuanto a cómo debería manejar el asunto acerca de esta doncella, quedaba
completamente entre sus manos.
—Si es un inconveniente para ti, envíala a mi palacio y dásela a tu cuñada para que la supervise—.
Sugirió Jing Chen. Dado que Wang Fei era un hombre, no podía estar constantemente cuidando de ella y
al pensar que la esposa secundaria de Wang Ye había sido degradada. La esposa oficial del segundo
príncipe, aunque no era extremadamente considerada ni amable, era la adecuada para esta ocasión.
Jing Shao frunció el ceño. Ge Rouyi era la clave para pacificar al sureste. Él se la llevó, porque no
quería que los otros príncipes retrasaran su asesinato al rey del sureste cuando lucharan en unos años.
Pero no podía explicarle ello a su hermano, así que solo negó con su cabeza y dijo. —Esta doncella sigue
siendo útil. Volveré y lo hablaré con Jun Qing.
Jing Chen asintió por la idea de recordar a la persona que acababa de cruzar el umbral con su
hermano menor desde hace poco tiempo, y estaba muy satisfecho con él. Ya que con su inteligencia en
cuanto a planear estrategias podía ayudar a Jing Shao, quien sólo era hábil en la guerra, pero no era
bueno para lidiar con esquemas y trucos.
Mientras hablaban, un estallido de ruido desde abajo interrumpió la conversación de los dos.
—¡Jóvenes maestros, si tienen algo que resolver, por favor, hablen con calma!—. El camarero trató de
disuadirlos sin éxito con un rostro empapado de sudor, ya que las dos personas que luchaban entre sí, ni
siquiera lo escuchaban.
Jing Shao abrió la puerta para echar un vistazo, sólo para ver a dos hombres vestidos con lujosas
ropas peleando en el vestíbulo, sus artes marciales no eran muy buenas, y se podía decir que peleaban
sin una pizca de elegancia. El hombre de estatura más alta parecía tener actualmente la ventaja,
mientras golpeaba al otro tipo en el suelo.
Jing Shao miró a la persona de aspecto un poco familiar que estaba siendo golpeada en el suelo, y al
observar un poco más de cerca, ¿no era ese acaso el Mu Lingbao con el que se acababa de encontrarse
hace unos días atrás? Uno de sus ojos todavía yacía con un verde color. Y en cuanto a la otra persona...
—Es el Heredero de la casa del Duque Mao—. Jing Chen, al ver que su hermano no podía reconocer
quién era el otro participante en la pelea, habló para hacerle recordar. —La Emperatriz anteayer dejó
escapar un rumor de que quería elegir a una Primera Esposa para el Cuarto Príncipe, ante ello, tanto el
Duque Mao como el Marqués del Norte casualmente tienen hijas de sus primeras esposas que aún no se
han casado.
Jing Shao al escuchar estas palabras, inmediatamente lo comprendió. Y no pudo evitar reírse, el plan
que la familia del Marqués del Norte estaba tratando de ejecutar era en realidad bastante bueno, pero
lástima que después, en su vida anterior, la hija del Duque Mao fue la persona con la que el Cuarto
Príncipe se casó. Al final, cuando Jing Shao sufrió de acusaciones falsas y fue encarcelado, las
"aportaciones" del suegro del Cuarto Príncipe en el asunto no podían pasar desapercibidas.
—Si el Marqués del Norte se relaciona más tarde con él por un matrimonio familiar, deberíamos de
mantenernos más alejados de ellos en el futuro. Frente a la cuñada más joven, no menciones nada
acerca de la política judicial—. Jing Chen cerró su puerta para evitar que las personas de abajo vieran a
Jing Shao. Después de todo, el hermano mayor de la esposa de Jing Shao estaba siendo presionado y
golpeado; sin embargo, este cuñado de su hermano menor no lo estaba ayudando, y si esto se extendía,
entonces no se vería bien ante la sociedad.
Al escuchar las palabras de su hermano, el corazón de Jing Shao se encogió lentamente. Desde su
punto de vista, Jun Qing valía más que la confianza de cualquiera, pero sabiendo que su hermano lo
decía por su bien, no pudo evitar resoplar con frialdad y decir: —Mu Lingbao y su querida hermana
nacida de la primera esposa son de la misma capacidad moral y de tener una conducta malcriada dada
por la Marquesa del Norte, incluso si nuestros Ministros llegan a pensar en llevar al Marqués del Norte
a nuestro lado, apuesto a que ni siquiera nuestro Padre Imperial estaría dispuesto a casar a una chica
como ella con Jing Yu.
Jing Chen al escuchar esto, murmuró para sí mismo con indecisión. —Si la joven dama de la familia
Mu es realmente como dijiste que es, entonces sería mejor para nosotros...—¡Hermano!—. Jing Shao
interrumpió inmediatamente las palabras de su hermano mayor. —El poder militar en manos del
Marqués del Norte no llega al del Duque Mao; sin embargo, debo de admitir que sus tropas están todas
estacionadas en el Noroeste, pero ahora mismo nos estamos preparando para realizar un comercio de
caballos allí, por lo que es mejor opción que el Duque Mao.
—¿Es eso así?—. Al escuchar esto, Jing Chen frunció el ceño y pensó profundamente por un momento.
—Dado que es así, haré que la gente filtre estos detalles sobre la joven señorita de la familia Mu a la
Emperatriz.
Jing Shao después de escuchar esto, se relajó en secreto. Creía en Jun Qing, pero no tenía forma de
explicárselo a su hermano mayor. Jun Qing ya tenía una situación difícil por ser parte de esa familia, si
el Cuarto Príncipe y el Marqués del Norte también realizaban una conexión matrimonial, en el futuro,
cuando las dos partes se opongan entre sí con la misma dureza, entonces, ¿qué posición tomaría Jun
Qing? ¿Adónde se iría su blando corazón?
Cuando regresó a su villa, ya todo el cielo estaba oscuro.
Jing Shao entró en el dormitorio y vio a Mu Hanzhang con túnicas blancas de la cabeza a los pies,
apoyado en el diván leyendo en silencio. La suave luz de las velas brillaba en su rostro, otorgándole una
especie de pacífica belleza. Por lo que no pudo evitar levantar la comisura de sus labios, mirando a esta
persona, solo sintió que todo el malestar en la superficie de la futura guerra y todas las maniobras
astutas debajo de ella parecían desaparecer por completo.
Caminando lentamente, enterró su rostro en el pecho de Wang Fei, y respiró profundamente en el
suave y dulce aroma de su cuerpo. Jing Shao se relajó, cerrando lentamente sus ojos. Al renacer, su vida
todavía estaba llena de viento fétido y lluvia sangrienta, pero al solo estar al lado de Mu Hanzhang
podía aún sentirse en paz. Esta persona fue la única bendición que le dieron los cielos.
—¿Qué pasa? ¿Sufriste alguna amonestación del Padre Imperial?—. Mu Hanzhang empezó a acariciar
a la cabeza que yacía en su pecho.
—No, sólo estoy un poco cansado de correr durante todo el día, eso es todo—. Jing Shao levantó su
cabeza para mirarlo. Este tipo de apariencia gentil y hermosa era completamente diferente a la de ese
Mu Lingbao de cara redonda que tenía un ojo morado. Y de repente, recordó a ese cuadro que vio en la
oficina del Marqués del Norte el día que fueron de visita. —Jun Qing, a esta generación de tu familia,
¿los nombraron según las nueve armas antiguas?
—La familia es así, los tres hermanos y hermanas tenemos los nombres de los esas preciadas armas—.
Mu Hanzhang le habló con una voz cálida. A su padre le encantaban las armas famosas, y tontamente,
incluso los nombres de sus hijos e hijas fueron elegidos de esta manera.
Las nueve armas antiguas, de las cuales, tres cuchillos eran nombrados en el siguiente orden: el
primero era Lingbao, el segundo Hanzhang y el tercero Suzhi.
Jing Shao frunció su ceño. —¿Esa joven doncella con aún apellido de soltera de la familia Mu es "Mu
Suzhi"?
Mu Hanzhang asintió con su cabeza. —¿Por qué de repente pensaste en preguntar esto? ¿Es por qué
ahora el Cuarto Príncipe quiere elegir a una Primera Esposa?
—Solo tenía curiosidad—. Jing Shao continuó. —Si tu hermana menor se parece a Mu Lingbao, me
temo que será muy difícil que se logre un matrimonio.
—¿Cómo puede haber una suerte tan terrible?—. Miró a la persona que estaba sobre él hablando
tonterías, pero al pensar en que el rostro de Mu Lingbao se convertía en el de una mujer, el propio Mu
Hanzhang tampoco pudo evitar reír en voz alta.
Al día siguiente, Jing Shao encontró a Ge Rouyi, quien se estaba quedando temporalmente en un
pequeño patio.
No se puede negar que Ge Rouyi, quien ya se había bañado y puesto túnicas nuevas, era realmente
muy hermosa. Uno sólo podía imaginar, qué tipo de belleza tenía el hijo mayor de la familia Ge para que
el Rey del Sureste no dudara en asesinar a todo el clan de la familia Ge para poseerlo.
—La situación es así en este momento, el Rey del Sureste está matando gente en su propio territorio
feudal y la corte no puede controlarlo mucho. Ante este tipo de cosas, incluso si vas a investigar, él
puede ser capaz de levantar un gran cargo criminal contra la familia Ge y, como mucho, lo haría
parecer como si estuviera solamente siendo severo en su gobierno—. Jing Shao suspiró levemente.
La esperanza en los ojos de Ge Rouyi se oscureció instantáneamente, y su par de manos delgadas y
suaves gradualmente se tornaron pálidas.
—Algunas palabras no deberían de decirse, pero este Príncipe te las dirá, la corte imperial tarde o
temprano recuperará el territorio feudal del sureste, pero aún tomará algo de tiempo—. Jing Shao la
miró, juntando lentamente su mano alrededor de un cuchillo corto en su cintura. Ya que entendía la
personalidad del rey del Sureste, sabía de que daría el mismo resultado si encontrara a alguien más
para asesinarlo, aunque le costaría un poco mas. Sin embargo, si Ge Rouyi era incapaz de reconocer sus
buenas intenciones, y sería desastroso el mantenerla aquí.
—La voluntad de Wang Ye de apresurarse por esta doncella común ya es una gran amabilidad y sé que
esta venganza no se puede pagar de la noche a la mañana—. Ge Rouyi guardó silencio por un momento,
luego de repente se arrodilló y se inclinó ante Jing shao.— Gracias por el cuidado de Wang Ye en estos
días, su gran bondad y virtud definitivamente las honrará esta persona.
Jing Shao aflojó lentamente su mano sobre su cuchillo. Esta mujer no solo era valiente e ingeniosa,
sino que también entendía las cosas más que la gente común. Cuando vio a su cuerpo cubierto de
sangre en el palacio del Rey del Sureste, inmediatamente admiró sinceramente a esta decidida
doncella. Y esta era también la razón por la que no estaba dispuesto a engañarla y utilizarla, pero a
decir verdad, su razón, al final, fue que Ge Rouyi y él en su anterior vida eran muy similares,
arriesgando todo y poniendo sus últimos esfuerzos en la guerra; sin embargo, al final, ambos lo
perdieron todo.
—Este Príncipe le dará dos opciones: la primera, permanecer en la capital, pero al hacerlo, no debe
de causar disturbios. Y después de unos años, Wang Ye naturalmente le dará la oportunidad de obtener
justicia; lo segundo es que este Príncipe hará que una persona le enseñe los métodos de artes marciales
del armamento oculto, esto le ayudará a la hora de infiltrarse en el palacio del Rey del Sureste, y así
podrá cobrar venganza por usted misma—. Jing Shao miró con calma a Ge Rouyi, quien seguía
arrodillada en el suelo, y su tono se volvía más firme y solemne. —Si no sabes qué elegir, espera hasta
que hayas decidido venir a buscar a este Príncipe.
—¡Elijo la segunda opción!—. Ge Rouyi casi instantáneamente le dio su respuesta.
—Tienes que pensar en esto con claridad—. Jing Shao frunció el ceño. —Si no vas, este Príncipe puede
encontrar una buena familia para que te cases.
—¡Esta doncella no se echará hacia atrás en esta promesa y le pedirá a Wang Ye que la ayude a
lograrlo!—. Ge Rouyi se inclinó ante Jing Shao tres veces, temiendo que Jing Shao no le otorgara esta
oportunidad.
Después de salir del pequeño patio, Jing Shao vio a Mu Hanzhang esperando bajo un árbol de
durazno.
—¿Cómo supiste que estaría decidida a elegir la segunda opción?—. Preguntó Jing Shao, este método
fue el resultado de una discusión con su Wang Fei en el día anterior.
Mu Hanzhang sonrió, recogió una flor de durazno y la arrojó al agua. —Cuando las hojas de sauce
entran al agua son como chorros de agua sin un destino definido, por lo que bien podrían convertirse
juntas en un incendio forestal, pero si alguien las arruina, estas también se encenderán y quemarán al
enemigo.
Jing Shao al escuchar estas palabras, solo sintió que lo había iluminado con su perfecta sabiduría.
Para él, al renacer en esta vida, si no tuviera a Jun Qing y a su hermano para ayudarlo, temía volverse
como lo era Ge Rouyi: completamente imprudente, queriendo poder matar a todos sus enemigos, e
incluso si tuviera que derrocar a todo el país, aún no lo dudaría.
En un abrir y cerrar de ojos, ya había llegado el último tercio del cuarto mes, así que el confinamiento
en la casa del Cuarto Príncipe finalmente terminó, y después de una cierta persuasión, el Emperador
Hong Zheng también asintió en señal de aprobación al asunto de elegir una Primera Esposa para él. Y,
sin embargo, Jing Shao todavía seguía copiando libros en su Palacio.
Como una adecuada recompensa de un hermano mayor, envió a su propia hermosa concubina, como
si fuera un regalo de celebración para felicitar el levantamiento del confinamiento del Cuarto Príncipe,
y también como compensación por haberle arrebatado a la bella Ge Rouyi.
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[Nota de la traductora]
No puedo creer que ya sean casi las 5 de la mañana, ah~, duerman bien si es que están leyendo esto
por la noche. No sean como su traductora TnT.
28: Un mal presagio

El cuarto príncipe recibió este obsequio de felicitación, pero ni siquiera pudo alegrarse un poco por
ello. Era plenamente consciente de que esta concubina era la que el Príncipe Mayor le había entregado
a Jing Shao en el pasado. Ahora que Jing Shao se la había enviado intacta, él ni siquiera podría saber
cómo deshacerse de ella. Estaba claro que los hermanos mayores podían enviar bellezas a sus
hermanos menores, pero no había un fundamento que establezca que los hermanos menores podían
enviar para sus hermanos mayores una concubina. Por lo que por debajo de él, no habían otros
hermanos que hubieran alcanzado ya la mayoría de edad.
A su vez, Jing Shao, de hecho ya había terminado de copiar los libros de guerra hace un tiempo, pero
era sólo por el hecho de que después de vivir tan tranquilamente durante todos esos días, él ya no
quería regresar a la corte matutina.
Mu Hanzhang lo instó a que vuelva a la corte lo más pronto posible. —La situación en la corte está
cambiando rápidamente, y ahora que el Cuarto Príncipe ha regresado a su labor en la corte, es mejor
que tengas más cuidado.
Así que, llevó a Ge Rouyi con el "Fantasma de nueve espadas" para que pudiera aprender el arte del
armamento oculto, y también le asignó a Ren Feng que mandara a limpiar en secreto el bosque
desolado en los suburbios del este, luego, Jing Shao empacó su equipaje a regañadientes y regresó a su
palacio con su Wang Fei.
El Cuarto Príncipe regresó a la corte al tercer día, y a su vez Wang Ye también había terminado de
copiar "El arte de la guerra" diez veces. Por lo que el Emperador Hong Zheng miró todas sus copias, y
ya que Jing Shao pudo responder a todas sus preguntas de una manera rápida y fluida, su corazón
imperial estaba muy complacido, y así lo recompensó a su hijo, Cheng Wang con diez montones de telas
de satén y un cubo de preciosas perlas.
Todos los consejeros de la corte creían que, aunque Cheng Wang no podría heredar el trono, el cariño
del Emperador nunca se había ido por él. Sin embargo, solo Jing Shao sabía que su Padre Imperial lo
recompensaba por su postura frente a los tres estados vasallos, que solo era un halagador para
alentarlo a participar en la campaña militar, y nada más que eso.
Las telas de satén otorgadas eran de un muy buen material, por lo que Jing Shao tenía la intención de
coser algunos conjuntos nuevos de túnicas para él y Jun Qing. Y en cuanto a ese cubo de perlas, en
realidad no le servían de mucho. Hoy en día, la única mujer, que quedaba en su palacio era Song
Lingxin, y cada vez que la veía, Jing Shao se ponía rápidamente de mal humor. Por lo que dejaría que
Mu Hanzhang tomara este cubo de perlas de primera calidad para la Residencia del Marqués del Norte,
y se distribuyera entre las hermanas y esposas de su suegro.
Mu Hanzhang sabía que su esposo quería hacerse de una buena reputación en su familia, por lo que
no se negó a la idea llena de amabilidad de Jing Shao, e hizo que Duo Fu fuera al almacén para recoger
algunos otros regalos para llevarlos también, luego con Yun Zhu, se dirigió a la residencia del Marqués
del Norte, mediante un cansado viaje.
De un cubo de perlas, dos puñados iban dirigidos para cada una de sus tías, un puñado para cada una
de sus hermanas; además, para cada una de las concubinas de su padre, él les dio veinte perlas, y de
todo lo que quedó, la mitad iba para su abuela paterna para demostrarle su respeto filial, y la otra la
mitad era para la Marquesa del Norte.
—Oh ~ ¿No son estas perlas, tan suaves, redondas y brillantes? También he visto algunas de estas en
la casa de mi madre—. La tercera tía, quien era muy habladora sostenía aquellas perlas en sus manos y
las acariciaba con admiración, opinando sin cesar.
En cuanto al resto de sus tías y hermanas, también lucían sonrientes, y cada una de ellas le hablaban
a Wang Fei con mucho cariño.
El cuerpo de Qiu Yiniang ya se había recuperado, y ahora estaba de pie detrás de la Marquesa del
Norte, vistiendo unas espléndidas túnicas, y cuando vio a su hijo con un aura tan imponente, finalmente
se sintió un poco aliviada por él
La Marquesa del Norte tenía un rostro frío de principio a fin. Sin siquiera decir unas buenas palabras,
comenzó a criticar a Mu Hanzhang. —Eres un hombre, por lo que no vas a llegar a tener hijos. Como
esposa, ¡deberías ser más virtuosa y amable! Wang Ye no tiene ni un solo heredero, pero tú
prácticamente has hecho que todas las concubinas fueran despedidas. Ni siquiera puedo mostrar mi
rostro a la sociedad por ello. Sé que eres joven e ignorante, pero la gente que no entenderá esas cosas
pensará que no le enseñé bien a mi hijo.
Las mujeres que habían conversado alegremente con Mu Hanzhang se callaron repentinamente, y
todo el salón permaneció en silencio. Aunque la Marquesa era su "madre" por ser la Primera Esposa del
Marqués del Norte, Mu Hanzhang es ahora esposo de un Príncipe, por lo que ocupa un rango más alto
que el de ella, y por ello todas las presentes estaban avergonzadas y no sabían qué hacer.
Mu Hanzhang dejó lentamente su taza de té, mirando un poco a aquella Primera Esposa riendo
levemente. Ella diría estas palabras sólo porque Jing Shao envió al Cuarto Príncipe una concubina, y
temía que si se casaba con esa doncella, su hija no podría estar con aquel Príncipe. ¡Aún así realmente
estaba actuando como si el Cuarto Príncipe se hubiera convertido ya en su yerno!
—Madre está preocupada... Este hijo ha aprendido acerca de los libros clásicos desde muy joven. El
que le enseñó a este hijo era un erudito de nuestra familia, incluso si no puedo cumplir los mandatos
morales para las esposas, las esposas de la capital no se burlarán de usted—. Mu Hanzhang frotó
lentamente su taza con sus dedos, con un significado algo puntiagudo, le dijo: —Los asuntos del palacio
de Cheng Wang con respecto a ese tema, Wang Ye siempre los ha decidido, que Madre se enoje con este
hijo no sirve de nada.
La Marquesa del Norte colocó pesadamente la taza que estaba en su mano sobre la mesa, lo miró
fijamente por un momento y luego suavizó su manera de hablar. —No es que te esté regañando. Como
ya estás casado, debes de pensar en la familia de tu marido. Wang Ye es joven, por lo que debes de
aconsejarlo más a menudo. Como ya no le es posible obtener el trono, entonces debemos abrirnos a otro
camino. Si Suzhi puede casarse con el Cuarto Príncipe, entonces Wang Ye y el Cuarto Príncipe serán
cuñados; y tal vez ante una situación futura, podemos encontrarle una salida.
Mu Hanzhang escuchó este comentario, pero sólo lo sintió incomparablemente ridículo. ¿Madam Du
pensaba que él tenía tres años? ¿Ser cuñados hacía que las personas fueran más cercanas que ser
hermanos? En la familia imperial, incluso algunos hermanos de sangre conspiraban para destruirse
entre sí, por lo que una relación de conexión a través del matrimonio no valía nada. Y no pudo evitar
burlarse. —El asunto del matrimonio de la hermana menor, ¿cómo podría el hermano mayor con el que
estoy casado tomar una decisión al respecto? Además, sólo la Emperatriz tiene la última palabra,
incluso si Wang Ye está dispuesto a que se unan de esa manera, no sirve de nada.
—Tú...—. La Marquesa del Norte estaba tan enojada que ni siquiera podía hablar, pero todo lo que Mu
Hanzhang había dicho sonaba muy razonable. El matrimonio de su hija aún no estaba decidido, y decir
demasiado afectaría su reputación como dama, por lo que ella sólo pudo mirarlo durante un tiempo, y
no tuvo más remedio que dejar el tema.
Mu Hanzhang es un hombre, e incluso si esta es la casa de sus padres, todavía no podía sentarse en la
residencia interior por mucho tiempo. Así que después de estimar un lapso de tiempo, ya debería ser
alrededor del momento en que el Marqués del Norte debería de haber dejado ya la corte y volver, por lo
que se puso de pie y se despidió para ver a su padre.
Al mismo tiempo, ocurrió un hecho importante en la Corte ese día.
El Rey del Suroeste envió una solicitud acerca de que el tributo que había enviado fue saqueado.
Como esta zona fronteriza era pobre, solicitaron que se redujera el tributo esperado para este año.
—Funcionarios, ¿cómo ven todos este asunto?—. El Emperador Hong Zheng sostuvo el sobre pálido
amarillento del Rey del Suroeste, que tenía escrita dicha solicitud y preguntó en voz baja.
—El suroeste está cerca de Yunnan y Tibet, pero ese lugar hoy en día estaba en crisis, si el tributo ha
sido saqueado, entonces realmente no hay forma de evitarlo. Según mi punto de vista, este tributo
puede reducirse—. El Ministro de Hacienda expresó elegantemente.
—Al atreverse a robar el tributo, esta bandada de pequeños ladrones nos está diciendo que es
verdaderamente salvaje, por lo que según veo, deberíamos enviar soldados para rodearlos y
reprimirlos, para volver a repartir dicho tributo—. Dijo el Ministro de Guerra con resentimiento.
—Las renovaciones de la villa de verano de este año requieren urgentemente el uso de mármol del
suroeste. Si se reduce el tributo, todavía deberíamos de recibir una cantidad considerable de ese
material—. Dijo el ministro de Obras, lleno de nerviosismo. Originalmente pensó que el mármol podría
entregarse en el sexto mes lunar, por lo que no había comprado ningún otro material de piedra. Ahora,
aunque se volviera a enviar, estimó que aún tardaría hasta el séptimo mes en llegar a la capital. No
importaba cuánto se apresuraran en ello, temía que por su culpa se llegara a retrasar la estadía del
Emperador en la villa de verano.
Todos los funcionarios, uno a uno opinarían, discutiendo sin cesar. Las cejas del Emperador Hong
Zheng se fruncieron cada vez más, su mirada se dirigió a los tres príncipes: —¿Qué piensan ustedes
tres?
El Cuarto Príncipe acababa de regresar a la corte y estaba impaciente por demostrar su valía, al ver
que su padre imperial estaba molesto, dio un paso al frente y dijo. —Este hijo escuchó la noticia de que
el suroeste se ha enfrentado a una sequía primaveral, por lo que la gente común ahora es miserable, y
en vista de que el tributo ha sido robado, solo podemos deducir que su situación ha empeorado. A falta
de una mejor opción, deberíamos reducir la cantidad del tributo para mostrarle a la gente común del
suroeste la manifestación de nuestra benevolente integridad.
Los ojos del Emperador Hong Zheng se profundizaron, no se podía decir si estaba feliz o enojado con
respecto a que el cuarto príncipe que se adelantó y habló antes que sus hermanos mayores. Por lo que
se volvió para mirar al segundo príncipe, quien tenía los ojos bajos, sin expresar ni una sola palabra. —
Jing Chen, ¿qué piensas?
Jing Chen dio un paso adelante, se inclinó por cortesía y dijo: —El tributo que la corte imperial
recauda no es para codiciar sus riquezas, sino que es para mantener a los tres estados vasallos bajo
control y mostrar su poder en los cielos. Que el tributo haya sido inesperadamente robado, es la culpa
del suroeste, no de la corte imperial. ¡Por lo tanto, este hijo piensa que el tributo no debería de
reducirse!—. Su voz era firme y poderosa, ni demasiado apresurada, ni lenta, con una pausa después de
cada oración, provocaba que sus palabras resonaran. Por lo que el ruidoso salón de la corte de repente
se volvió absolutamente silencioso.
La mirada helada y severa en los ojos del Emperador Hong Zheng se volvió cálida gradualmente,
revelando una apariencia satisfecha, pero aún no respondía a nada. Por lo que procedió a mirar a Jing
Shao, quien ahora tenía una impaciente mirada. —Jing Shao, ¿hay algo qué quieras opinar?
—¡Hmph, el viaje para transportar el tributo desde el suroeste a la capital ni siquiera pasa por la
región de Yunnan y Tibet! Además, la mitad del tributo está hecho de un mármol que pesa un montón.
¿Qué clase de ladrón de la montaña querría robar este tipo de tributo?—. Jing Shao se quedó quieto en
su lugar y tampoco realizó ningún saludo previo. Por lo que sólo abrió su boca y se limitó a opinar, con
una apariencia de que todos los funcionarios de la corte lo habían puesto de un mal humor.
El Emperador Hong Zheng al escuchar sus francas palabras y grosera de hablar, no sólo no se enojó,
sino que por el contrario, levantó las comisuras de sus labios en una suave sonrisa. —Exacto, ¿pueden
todos entenderlo?
El resultado final fue que el Emperador Hong Zheng envió gente a investigar el asunto del robo del
tributo y en cuanto al culpable, aún no se descubría quién era en el gran Salón. A su vez el Rey del
Suroeste envió el material de mármol antes que los demás, y la cuestión de reducir el tributo no se
mencionó, pero se rechazó temporalmente.
Después de retirarse de la corte, el Emperador Hong Zheng le pidió a Jing Chen, el segundo príncipe,
que viniera solo al estudio imperial.
Luego, Jing Shao le dio una palmada en el hombro al frustrado cuarto príncipe, y después regresó
para irse con el Marqués del Norte, quien estaba a punto de irse a casa.
—¿Wang Ye tiene algún consejo?—. Mu Jin cortésmente se fue con Jing Shao.
—El suegro tiene demasiada elegancia. Hoy, Jun Qing regresó a la Mansión del Marqués. Por lo que lo
acompañaré para recogerlo—. Jing Shao sonrió levemente.
—¿Hanzhang fue a mi Residencia?—. Mu Jin al escuchar esto, no pudo evitar mostrar una expresión
algo feliz. —Eso es genial. Wang Ye puede pasar a almorzar y luego regresar a su Palacio.
—Entonces, es el momento adecuado para tomar un par de copas con el padre Marqués. Sigo aún
pensando en el fuerte licor del noroeste que tomamos la última vez—. Jing Shao se rió y dejó que el
Marqués del Norte caminara adelante, volviéndose a su caballo.
Mu Jin miró a Jing Shao, quien era respetuoso y cordial, y luego miró al cuarto príncipe, quien todavía
caminaba frustrado no muy a la distancia. Y no pudo evitar fruncir el ceño levemente, para darse la
vuelta y subir al carruaje.
La salud de la Abuela Marquesa se había deteriorado mucho en esos años. Por lo que se la pasaba
postrada en cama todo el año y apenas recibía visitas.
Mu Hanzhang fue a visitar a su abuela y le ofreció unas extrañas hierbas medicinales que había traído
para ella. La anciana de blancos cabellos le tomó la mano para charlar un momento.
—La abuela es mayor ahora y no le importan ya muchas cosas, pero te has casado con un miembro de
la familia real, por lo que debes de tener cuidado al hablar y hacer las cosas. También debes cuidar a tu
esposo. Ya que están casados, estén juntos en la felicidad y la tristeza, y no deben albergar
resentimientos. No es fácil para Cheng Wang pertenecer a la familia imperial. Cuando la emperatriz
Yuan todavía estaba viva, ¿cómo era antes y cómo es ahora? El corazón de las personas es humano, si lo
tratas bien, él no te tratará mal—. La vieja Marquesa pasó toda su vida en la Residencia del Marqués y
pudo ver muchas cosas con claridad.
—Este nieto entiende, la abuela no tiene por qué preocuparse, Wang Ye trata muy bien a su nieto—.
Mu Hanzhang tomó la mano de su abuela con ambas manos y el calor brotó de su corazón. Desde que
era joven, su abuela lo quiso mucho, aunque quizás no tanto como al nieto legítimo de la Primera
Esposa, pero nunca había sido excesivamente parcial con ellos. Si hubieran personas que intentaran
ponerle las cosas difíciles, su abuela aún trataría de protegerlo, para que no sufriera menos agravios
que los demás.
La vieja Marquesa, quien estaba envejeciendo año tras año, después de hablar un rato, se sintió un
poco agotada físicamente. Mu Hanzhang la ayudó a acostarse y descansar, para luego retirarse. Y una
vez que entró al patio delantero, se encontró con su grupo de primos que justo acababan de regresar de
sus estudios.
—Oh, ¿acaso este no es Wang Fei? ¿Qué pasó? ¿Sufriste de algún agravio en el Palacio del Príncipe y
volviste a la casa de tu madre a llorar?—. Mu Yangwen, al ver a Mu Hanzhang, habitualmente quería
hacerle daño mediante un par de frases. Y sus hermanos menores detrás de él al escuchar esto, no
pudieron evitar estallar en carcajadas.
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29: Ungüento perfumado

Mu Hanzhang miró con frialdad al arrogante Mu Yangwen, para luego acercarse a él lentamente, y
abofetearlo con una sonrisa de satisfacción en su rostro.
Mu Yangwen quedó atónito por la bofetada, lentamente se dirigió a él. —¡Mu Hanzhang, así que te
atreves a golpearme!
Y ni bien terminó de quejarse, otra bofetada cayó en su adolorido rostro, dejando a Mu Yangwen
completamente aturdido.
—Soy tu mayor. ¿Cómo puedes hablarme así? ¿No te ha enseñado el Tercer Tío acerca de la piedad
filial?—. Mu Hanzhang miró desde arriba a su primo quien aún estaba tambaleándose por la rudeza de
sus golpes.
—!Mu Hanzhang, estás yendo demasiado lejos!—. Cuando Mu Huafeng vio que esta persona golpeaba
a su hermano menor, entonces él se dispuso a levantar su puño para golpear a Mu Hanzhang.
Sin embargo, los dos guardias, que estaban detrás de Mu Hanzhang sacaron las espadas de sus
cinturones, asustando a todos en el lugar y los hizo retroceder medio paso atrás. Así que el más joven
de ellos solo pudo comenzar a llorar de impotencia.
—¡Basta!—. La profunda y resonante voz del Marqués del Norte llegó desde atrás, mientras se
acercaba de mal humor.
El grupo de la familia Mu, habitualmente temblaba cuando escuchaba el sonido de la voz del jefe de
familia. Sin embargo, ante esta situación, todos en ese grupo de familiares de Mu Hanzhang se
sintieron aliviados.
—¡Jun Qing!—. Jing Shao se apresuró y colocó a su Wang Fei entre sus brazos. —¿Estás bien?
Mu Hanzhang apretó sus labios con fuerza, no pudo evitar inclinarlos ligeramente hacia arriba. No
importa cómo se mire a la escena frente a él, estaba demasiado claro que él les estaba dando una
lección. Este tipo de acciones eran realmente...
Cuando Jing Shao vio que la persona entre sus brazos estaba bien, se volvió hacia Mu Yangwen, quien
empezó a cubrir su cara, y a Mu Huafeng, quien se olvidó de mostrar su puño. —Padre Marqués,
dejando de lado el hecho de que Jun Qing es mi Wang Fei, en la casa del Marqués del Norte, ¿acaso no
tienen que respetar a sus hermanos mayores? ¡La cortesía de la piedad filial en la familia Mu es
realmente una revelación para este Príncipe!
Mu Jin estaba tan enojado que su rostro se tonó de un verde color en cuestión de un segundo, para
después dejar una blancura en él. Señalando a sus dos sobrinos, expresó: —Ustedes dos, vayan y
dedíquense a copiar "piedad filial" cincuenta veces cada uno. Si no pueden terminar de copiarlo, ¡no
podrán cenar!
Mu Yangwen todavía quería decir algo, pero Mu Jin lo fulminó con su mirada y solo se resignó a
seguir a sus hermanos, dando una vuelta para acompañarlos a su castigo.
—¡Esperen!—. Jing Shao soltó a su Wang Fei y los detuvo con un grito. —Las leyes de la familia y del
país son inseparables, por lo que la falta de respeto a un Wang Fei, ¿no es acaso un crimen?
Sus dos sobrinos ya no seguían de lado de Mu Lingbao, por lo que se miraron el uno al otro, y debido
a la declaración del Wang Ye, sintieron un fuerte temor, y solo pudieron pensar en mirar hacia su tío en
busca de ayuda.
—Wang Ye debería calmarse, los niños no son sensatos—. Mu Jin ya también estaba un poco
incómodo, y miró a Mu Hanzhang, quien se ocultaba a medio paso detrás de Jing Shao.
Mu Hanzhang, al ver cómo se había tornado la situación, se acercó y agarró el brazo de Jing Shao,
instándolo gentilmente. —Está bien, todos son hermanos de mi familia, no te enojes más Wang Ye.
Jing Shao al escuchar estas palabras, palmeó su radiante y delgada mano. —Si a Wang Fei no le
importa molestarse por esto, entonces este asunto se va a considerar terminado. Si en el futuro este
Príncipe ve que alguien le falta el respeto a su Wang Fei, ¡no le culpen por pelearse y volverse hostil con
ellos!
El grupo de primos encogió su cabeza hacia atrás, para conseguir la aprobación de Mu Jin, y se
fueron con una triste mirada.
—Tercer hermano, ¿no envió el tío a alguien para decirnos que venía un invitado distinguido al que
deberíamos acompañar hoy, así que nos dio medio día libre? ¿Por qué no vamos por ese invitado ahora?
—. Preguntó el hermano menor en voz baja.
—Cállate—. Los hermanos a cada lado de él le taparon la boca rápidamente y desaparecieron del
patio.
—Este viejo funcionario no es tan estricto normalmente e hizo que Wang Ye viera a algo vergonzoso—.
Mu Jin suspiró y miró al hermoso Mu Hanzhang de pie, erguido junto a Jing Shao, deslumbrando un
porte extraordinario. Y no pudo evitar sentirse un poco melancólico. En esta generación de la Familia
Mu, entre los hijos de la primera esposa, ¡ninguno ha trabajado duro! Ahora, parecía que el que tenía
un decente comportamiento acorde a la familia Mu era este bastardo que ya había sido casado.
Cuando regresaron al Palacio por la tarde, el Sr. Yun los saludó apresuradamente y les informó. —
Wang Ye, Su Alteza el Segundo Príncipe envió a una persona aquí para usted hoy, queriendo que vaya
allí lo más antes posible una vez que haya regresado.
Jing Shao frunció el ceño y Mu Hanzhang dijo: —Ya que su hermano lo está buscando por un asunto
urgente, deberías apurarte.
Jing Shao asintió, se dio la vuelta para subirse a Xiao Hei y salió corriendo.
Mu Hanzhang tomó una siesta por la tarde en su dormitorio. Y tan pronto como se levantó, escuchó a
Yun Zhu decir que Zhou Jin había venido de visita. Por lo que se vistió rápidamente y fue al salón de té
del Pabellón Tingfeng.
—El hermano mayor Zhou ha estado esperando durante mucho tiempo—. Mu Hanzhang dijo en tono
de disculpa.
—Acabo de llegar. El restaurante Huiwei es el tipo de negocio en el que sólo tengo tiempo libre
después del mediodía—. Zhou Jin le sonrió alegremente.
Cuando Mu Hanzhang escuchó sus palabras, se relajó y preguntó si había algo que necesitaba.
—¿No dijiste que querías abrir una pequeña tienda la última vez?—. Zhou Jin bebió un pequeño sorbo
de té. Las variedades de té que se servían en el Palacio del Príncipe eran todas de flores distribuidas
por el Departamento de la Casa Imperial, por lo que eran productos de la más alta calidad que uno ni
siquiera podía comprar en el mercado. Hacia Zhou Jin, quien prestó especial atención a comer y beber,
naturalmente pudo notar la diferencia del sabor y no pudo evitar continuar tomando de su taza. —Todos
los productos que deberían estar en la capital, ya están allí. Si la pequeña tienda no cuenta con una
reputación establecida, el negocio no le será fácil a menos que venda algunos artículos extraños.
—¿Artículos extraños?—. Cuando Mu Hanzhang vio que le gustaba el té, le dio a Yun Zhu una mirada
significativa, y Yun Zhu, comprendiéndolo, le sirvió un poco más a su invitado.
—En cuanto a los artículos que le faltan a la capital, esos también serían buenos para vender, cuando
estaba en Jiangnan vi uno en especial—. Dijo Zhou Jin, y una pequeña sonrisa no pudo evitar destellarse
en su rostro. —Anoche, cuando me iba a la cama, de repente lo recordé.
—¿Oh?—. Mu Hanzhang ahora tenía algo de curiosidad. Algo de Jiangnan, que rara vez se vea en la
capital. ¿Por qué hasta ahora nadie lo había vendido?
Zhou Jin sonrió y tomó un pequeño sorbo de su té antes de decir dos palabras. —Ungüento
perfumado.
—¿Ungüento perfumado?—. Mu Hanzhang hizo una pausa, ¿qué era eso? Realmente no había oído
hablar acerca de ello antes.
—Jaja, esto se vende muy bien en Jiangnan. Cuando fui con mi esposo a la capital, descubrí que los
norteños rara vez lo usan. Y lo único que se vende en la ciudad es un aceite perfumado que en realidad
no tiene ningún olor—. La esquina de los labios de Zhou Jin se convirtió en una sonrisa malvada,
mientras contaba delicadamente acerca de los usos ideales de este tipo de "Ungüento perfumado".
En Jiangnan, habían varios talleres conocidos especializados en ungüentos perfumados, en los cuales
incorporaban flores y plantas de temporada, de muchas variedades. Los ungüentos eran diferentes a los
aceites, ya que se podían colocar y llevar en persona en una caja, y eran muy fáciles de usar una vez
que entraban en contacto con el calor. Es solo que estos artículos eran pequeños y el precio barato. Por
lo que los comerciantes miraban con desprecio a ese pequeño ingreso monetario y se negaban a viajar
tan lejos solo para venderlos. Además, habían pocas flores y plantas en el norte y ningún taller para su
elaboración.
Después de escuchar a Zhou Jin durante medio día, Mu Hanzhang finalmente se dio cuenta de qué
era esto. Y su hermoso rostro no pudo evitar tornarse de un intenso color rojo.
El llamado ungüento perfumado era del tipo de grasa que se utilizaba como lubricante durante los
"tiempos felices" entre hombres. Era muy rentable para su nuevo negocio, aunque este tipo de artículos
ya eran muy populares en la capital, donde habían muchas esposas masculinas, los comerciantes no
podían evitar pensar en que el viaje era muy lejano y tal vez que el costo recaudado no iba a valer
comparado con dicho esfuerzo. Entonces, hasta ahora, muy pocas personas lo han vendido.
Zhou Jin le regaló una caja de ungüento perfumado sin abrir a Mu Hanzhang, y Mu Hanzhang miró
hacia ese tranquilo rostro ajeno, ambos eran hombres, por lo que se regañó en secreto por ser tan
tímido. Así que reprimió su propia vergüenza aceptando a dicho obsequio con calma, y ​le pidió a Yun
Zhu una cantidad de té para Zhou Jin a cambio de aquel regalo.
Zhou Jin tampoco lo rechazó. Simplemente tomó la caja de hojas de té y le dijo que fuera a buscarlo
una vez que hubiera pensado en dicha idea, y luego se dirigió a su ajetreado negocio en el restaurante
Huiwei.
Jing Shao corrió al palacio del segundo príncipe, y no pudo evitar estar algo preocupado cuando se
enteró de que el Padre Imperial estaba enviando a su propio hermano a investigar acerca del robo del
tributo.
—El Padre Imperial me está dando la oportunidad de obtener un título. Esto definitivamente es algo
positivo y siempre será mejor que luchar como el hermano imperial mayor en esa guerra—. Jing Chen,
al ver que su hermano menor estaba preocupado por él, se sintió extremadamente feliz en su corazón.
El Rey del Suroeste era un hombre astuto. Y como ya había actuado, seguramente ya había dejado un
plan de respaldo, por lo que sin importar lo que le decía su hermano, las cejas de Jing Shao no se
relajarían. —¿Cuántas tropas planea enviar el Padre Imperial?
—Este asunto solo se puede aclarar investigando en secreto, así que sólo me han designado a cuatro
guardaespaldas imperiales y a un oficial de tercer rango para acompañarme—. Dijo Jing Chen.
—¿Cómo está esto bien?—. Jing Shao casi se levantó de un salto. En su opinión, como las artes
marciales de su hermano no eran muy buenas y sólo le habían dado cuatro guardias. En el caso de que
se encontraran con algún bandido en la montaña, no serían capaces de lidiar con ellos, y mucho menos
con el Rey del Suroeste, quien tenía un masivo poder militar entre sus manos. —Te daré quinientas
personas y te seguirán a lo lejos, por lo que si algo pasara, ellos pueden ayudarte.
—¿Dónde van a esconderse quinientas personas? ¡Definitivamente no!—. Jing Chen negó sin siquiera
pensarlo.
Después de un largo proceso de negociación, los dos hermanos dieron un paso atrás para conseguir
un acuerdo entre ambos. Ante ello, Jing Shao envió a dos expertos en artes marciales para acompañar a
su hermano. Y los otros cincuenta soldados se dispersaron alrededor del suroeste, para observar por si
la situación los necesitara.
Al salir del Palacio del segundo príncipe, Jing Shao todavía se sentía incómodo. E hizo que Yun Song
fuera a su villa y asignó a Ren Feng que eligiera a dos expertos de primer nivel.
Al regresar a su habitación, en el Lado Este pudo ver a su Wang Fei sentado solo bajo la luz, mirando
aturdido a una pequeña elegante caja en su mano.
Por lo que Jing Shao silenciosamente se acercó a él, agarró la caja con un movimiento y la giró en su
mano. —¿Qué es esto?—. Abrió su tapa y dentro pudo encontrar a una untuosa y translúcida crema que
soltaba un estallido a una delicada fragancia, que no era enfermizamente dulce, sino al contrario, era
algo seductora.
—Esto... Esto es...—. Mu Hanzhang saltó, sorprendido. Y cuando se recuperó, su rostro se sonrojó
rápidamente. —Es un producto que el hermano mayor Zhou me dio hoy.
—¿Oh?—. Jing Shao levantó sus cejas y se acercó lentamente a la oreja de Wang Fei, para soplar en
aquella sonrojada oreja, preguntó. —Entonces, ¿por qué tu cara está tan roja?
Mu Hanzhang se frotó los labios, miró a Jing Shao, tomó la caja de la mano ajena y regresó a la
habitación interior, ignorándolo.
Jing Shao estaba atónito. Inesperadamente, ¿su Wang Fei estaba empezando a ser más
temperamental con él? Ante ello, apretó su puño en sus labios y ahogó a una ligera risa, para luego ir
también hacia el dormitorio interior.
Naturalmente, Jing Shao sabía cual era ese artículo. Aunque nadie lo vendía en la capital, el
Departamento de la Casa Imperial compraba algunos cada año. La ley estipulaba que las personas solo
podían casarse con esposas masculinas y que no se permitía tomar concubinas masculinas, pero aún asi
esas restricciones no se aplicaban al "Hijo del Cielo", por lo que habían muchas concubinas masculinas
en el palacio imperial. Además, como él era un Príncipe que se casó con una esposa masculina, ese
Departamente naturalmente le otorgaría muchas de estas clases de cosas. Por lo que justo en el
armario encima de la cama, habían varias cajas de buenos ungüentos perfumados.
Al entrar en la habitación interior, vio a su Wang Fei tendido en su cama con la ropa aún puesta, y
todavía seguía enfadado, mirando hacia la pared e ignorándolo, mientras que sus orejas seguían tan
rosadas como antes.
Jing Shao contuvo su risa y saltó sobre la cama, colocando a aquel hombre de la cama entre sus
brazos. —No te molestaré más. Realmente rara vez eso se vende en la capital. Por lo que si quieres
hacer de esto un negocio, de hecho, es muy fácil de hacer. El general de los soldados en Jiangnan tiene
una muy buena relación conmigo y envía cartas cada diez días. Puedo pedirle que también mande un
poco de esto en cada oportunidad.
—¿Cómo valdría esto la pena? Si él se niega a aceptar dinero, ¿no se convertirá en sólo corrupción?—.
Mu Hanzhang giró su cabeza y frunció su ceño. Esta pequeña cosa no vale mucho dinero. Ya sea desde
la relación de ser amigos o de ser solamente gobernante y subordinado, de cualquier manera, el
General Jiangnan no iba a pedir dinero. Y Mu Hanzhang sólo quería ganarse la vida, por lo que si le
traía problemas a Jing Shao, sus ganancias tal vez no compensarían a las pérdidas.
Al ver que Jun Qing estaba pensando en esto por sí mismo, Jing Shao no pudo evitar besarlo en su
boca. —Puedes estar tranquilo, este tipo es famoso por ser un tacaño. Él se asegurará absolutamente de
que le des una cantidad monetaria y de que esta no esté en ningún momento incompleta. Quizás incluso
te pida que te encargues de los gastos extra por su viaje. Por lo que tendré que hacer un buen trato con
él.
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30: El Urgente Reporte desde el Suroeste

Una vez que ya se tenía un suministro de bienes, abrir una tienda era muy fácil de hacer. Mu Hanzhang,
gracias a Zhou Jin, encontró una tienda con dos habitaciones y en la misma calle que el restaurante
Huiwei. Luego, hizo que el Señor Yun fuera a buscar a una famosa carpintería y platería en la capital,
para que hicieran unas pequeñas y exquisitas cajas de madera y plata.
—¿Para qué quiere usar Wang Fei estas cajas?—. Yun Zhu, quien tenía una gran pila de cajas, le
preguntó a Mu Hanzhang. La artesanía de estas era muy refinada, tanto que incluso resultaban más
caras que el mismo ungüento perfumado. ¿No perdería entonces dinero Wang Fei con esto?
Mu Hanzhang sostuvo una caja de plata y sonrió sin decir una sola palabra; y pidió que Yun Zhu las
llevara al patio de su nodriza. El ungüento perfumado enviado desde Jiangnan se almacenaba en tubos
de bambú o cajas de hierro y su precio no era muy alto. Incluso si el costo subiera, la gente podría
comprar fácilmente un centenar, pero si se cambiara por una caja así de elegante, la ganancia ya no
sería la misma, ya que la gran mayoría de personas que vivían en la capital eran funcionarios y nobles
de alto rango, naturalmente deseaban comprar artículos con una mejor presentación.
En un abrir y cerrar de ojos ya era la mitad del quinto mes lunar, y la tienda ya se había preparado
para emprender aquel nuevo negocio. Por lo que una vez que llegara el segundo cargamento de
mercancías, sería el momento de su inauguración y Mu Hanzhang comenzaría a vender ungüentos
perfumados.
El interior de la tienda estaba elegantemente decorado. La entrada estaba medio cubierta con una
mampara colgante de bambú y sobre la puerta estaba un letrero de bambú con algunas inscripciones,
en él estaban escritas tres significativas, refinadas y poderosas palabras: "Establecimiento Mo Lian".
El caracter "Mo" se refería al Jardín Mo al que solían ir las esposas secundarias, y el caracter "Lian"
expresaba la delicada fragancia de esos artículos. Y debido a que, en su reunión de este mes, Mu
Hanzhang había traído una cantidad de ungüento perfumado empaquetado en cajas de madera y los
regaló a los demás, las noticias de su tienda pasaron rápidamente de boca en boca, para que cuando
llegara el día en que al fin abriera su negocio, ya habían llegado una gran variedad de personas,
algunas para hacer compras, y otras para ver a aquel bullicio, pero aún así todas bloqueaban las calles
frente a la entrada de la tienda.
Era diferente a como cuando abrían otras tiendas, y en sus inauguraciones se encendían cohetones y
bailaban leones. Sin embargo, Mu Hanzhang había invitado a un músico famoso de la capital a que
viniera a tocar frente a la entrada de su tienda, por lo que la tenue música resonaba en sus oídos, dando
un toque incomparablemente sofisticado. Las personas que veían este tipo de escena tampoco
continuaron sumergidos en el bullicio, y naturalmente, empezaron a solo escuchar en silencio.
El ungüento perfumado en el interior de la tienda se dividió en algunas calidades diferentes, por lo
que habían cajas de hierro, cajas de madera y cajas de plata. La diferencia de precio entre cada calidad
era muy grande, las cajas de hierro eran de unos cien centavos, las cajas de madera subían a dos taels
de plata y las de plata costaban varias decenas de taels de plata con una cantidad que bordaba a los
cien taels.
Por otro lado, desde que su hermano mayor se fue al suroeste, Jing Shao tuvo que ir a la corte todos
los días y enfrentarse al cuarto príncipe solo. Y Jing Chen ni siquiera le había mandado cartas en
secreto para contarle cómo le iba, por lo que Jing Shao estaba demasiado afligido, hasta el punto de que
cada mañana se demoraba en salir de su cama para no querer ir a la corte temprano, y Mu Hanzhang
tenía que llamarlo tres o cuatro veces para que se levantara.
En estos últimos días, Jing Shao de repente comenzó a interesarse en ir a los tribunales, porque había
llegado un reporte urgente desde el suroeste, de que el príncipe mayor se había encontrado con peligro
en la región de Yunnan y Tibet, donde una situación de vida o muerte era completamente impredecible.
Y ante ello, el príncipe mayor le empezó a escribir un reporte todos los días, pero en este momento, ya
habían pasado más de dos días en los que no habían llegado noticias acerca de su situación.
Hoy, el gobernador de la región de Yunnan y Tibet envió un reporte, en el que finalmente se lograban
aclarar muchas cosas. El príncipe mayor, una vez que llegó a la región de Yunnan y Tíbet, tenía prisa
por atacar a los bárbaros del sur, por lo que no escuchó a ningún consejo. Los bosques del suroeste
estaban llenos de miasmas y, como tal, no pasó mucho tiempo antes de que las tropas se enfermaran
después de respirar hacia aquel aire miasmático. El mes pasado, el príncipe mayor había llevado tropas
a las montañas y se vio envuelto en una dura batalla que todavía estaba en curso hasta el día de hoy. Y
este informe había sido enviado urgentemente a más de tres mil li, sin embargo, aun si se había
retrasado el envío de esta carta durante siete u ocho días, el hecho de que si el príncipe mayor aún
estaba vivo o ya había muerto, era todavía un misterio.
—Padre, para este plan, tenemos que enviar tropas para rescatarlo de inmediato, de lo contrario, ¡el
hermano real estará en peligro!—. El cuarto príncipe Jing Yu se arrodilló en el suelo y expresó
ansiosamente, sea cierto o no, la aparición de su llanto era extremadamente sincera.
—Incluso enviar tropas ahora mismo podría ya ser demasiado tarde, deberías sólo transferir algunas
tropas a los alrededores de donde se encuentra el Príncipe Mayor—. Dijo en voz baja el Ministro de
Guerra.
—¡Inútil!—. El Emperador Hong Zheng estaba tan enojado que arrojó el reporte, que se encontraba
entre sus manos al suelo.
El salón de la corte se quedó momentáneamente en silencio. El príncipe había salido a una campaña
militar, que originalmente era para intimidar a los bárbaros del sur y apaciguar el sentimiento del
pueblo, ahora que el príncipe mayor ya se había visto atrapado en una amarga batalla después de solo
estar allí durante un mes, encontrándose con el peligro que lo dejaba en una situación de vida o muerte,
claramente le provocó demasiados problemas a la corte. Los consejeros de la corte no dijeron nada,
pero en sus corazones sentían que este príncipe mayor era verdaderamente incompetente.
—Di algo—. El Emperador Hong Zheng suspiró profundamente y miró hacia Jing Shao.
—El territorio feudal del suroeste es el más cercano a la región de Yunna y Tíbet, escuché que el
suroeste tiene un ejército poderoso y bien entrenado, por lo que sería mejor que el Rey del Suroeste
envíe a algunas tropas para reforzar a las del hermano imperial mayor—. Jing Shao bajó su cabeza,
cubriendo la fría luz que se emaba a través de sus ojos. En cuanto a cómo alguien se enfrentaría a tales
sucesos, nadie había entendido mejor que él qué tipo de carácter tenía el Rey del Suroeste, quien era
un totalmente astuto y mezquino hombre. Haciéndolo enviar soldados, seguramente encontraría
repetidamente una manera de eludir este deber. El suroeste estaba a tres mil li de la capital, incluso si
eludiera el decreto real otra vez, el retraso de la comunicación de ida y vuelta mediante cartas, se sumó
a retrasar el futuro envío de soldados, a quienes les tomaría al menos un mes llegar hasta su destino.
Por lo que hasta que llegara ese momento, el hecho de si podía sobrevivir su hermano imperial mayor,
solo dependería de su buena suerte.
El Emperador Hong Zheng frunció su ceño, y todavía actuaba extremadamente escéptico ante el
asunto del tributo del suroeste. Si el Rey del Suroeste enviara tropas, podría usarlo convenientemente
como pretexto y determinar si el Rey del Suroeste realmente tenía intenciones de rebelarse o no. Elogió
a Jing Shao con una mirada, y el Emperador Hong Zheng hizo inmediatamente un decreto imperial,
ordenando al Rey del Suroeste a que enviara tropas rápidamente para reforzar al príncipe mayor y
pacificar a los bárbaros del sur y a los disturbios generados. Aunque si rescataban al príncipe mayor,
eximirían al suroeste de ofrecer tributos durante el resto del año.
El estado de ánimo de Jing Shao era bastante bueno cuando regresó a su Palacio. Y al ver a su Wang
Fei sentado en el suave diván sonriendo con los ojos curvados en su libro de cuentas, sus manos no
pudieron evitar sentir la necesidad de arrebatarle aquel libro de cuentas, pero aún así solo le dijo. —
Con sólo mirar a este libro de cuentas, te has vuelto tan feliz, ¿podría ser que este libro sea aún más
atractivo que yo?
Mu Hanzhang miró al desvergonzado que tenía una piel cada vez más gruesa, pero no se enojó ante lo
que dijo su esposo. —Si estamos comparando personas, entonces eres más guapo que nadie, pero...—.
Al decir aquella última frase lleno de sonrisas. Jing Shao, sólo pudo coger ese libro de cuentas con un
movimiento. —Este libro de cuentas no es una persona—. Al decir esto, comenzó a mirarlo de nuevo.
Hoy acababan de abrir las puertas de su negocio y ya era extremadamente popular. El financiamiento
de esos productos no era tan alto, eran solo las cajas las que eran más caras, pero sumadas juntas,
apenas llegaban a la tercera parte de la ganacia que recuperaban, por lo que realmente él ganaba
bastante.
—¡Hmph!—. Jing Shao se arrojó descontento sobre su Wang Fei en el suave diván. —El hermano
imperial mayor se ha metido en problemas en la región de Yunnan y Tíbet, y no se sabe si está aún vivo
o si ya ha muerto.
—¿En serio?—. Mu Hanzhang al escuchar esas palabras, movió su mirada del libro de cuentas para
dirigirla a su esposo.
Jing Shao contó más o menos lo que había sucedido en la corte, luego suspiró levemente y dijo. —Si el
Rey del Suroeste enoja al Padre Imperial, la readquisición de los estados vasallos sólo estará a la vuelta
de la esquina.
Mu Hanzhang controló la emoción en sus ojos y le preguntó en voz baja. —Entonces, dado que esta es
la situación, es inevitable de que se establezca una guerra para recuperar el territorio vasallo, por lo
que... ¿Participará Wang Ye en ella?
Jing Shao se sentó, respiró hondo y asintió lentamente con su cabeza. —¡Si está comenzando una
guerra, entonces ciertamente iré, después de todo, es para recuperar y pacificar los tres estados
vasallos!—. La brillante luz de las velas irradiaba en el costado del rostro decidido e inquebrantable de
Jing Shao. Con un orgullo no disimulado y una voz firme y poderosa, entonó esto como si ya estuviera
en el campo de batalla, enfrentando a trescientos mil soldados, ¡su espíritu heroico se elevó mientras
les declaraba la guerra!
Mu Hanzhang lo miró fijamente, se frotó los labios y después de un largo rato dijo. —Está claro que
eres una persona capaz, soy yo quien te ha arruinado las cosas, tienes un talento que no es inferior al
del fundador del comandante en jefe del país, es una pena que has nacido en el momento equivocado.
—!Jun Qing!—. Al escuchar esta oración, el corazón de Jing Shao sintió un dolor indescriptible,
durante ese año cuando estaban en un acantilado en la montaña Feng Yue, Jun Qing había hablado de
esta misma manera, de que él era una persona capaz, y que sólo Mu Hanzhang había arruinado su
vida... Y ante ese recuerdo, no pudo evitar levantar la voz.
Mu Hanzhang escuchó hacia aquella fuerte voz y levantó su cabeza para mirarlo. Observando
directamente a ese par de ojos ligeramente rojos, se dio cuenta de que había dicho las palabras
equivocada e inmediatamente entró en pánico, sin saber qué hacer. —Xiao Shao...
Jing Shao tiró a la persona que estaba diciendo tonterías a sus brazos, abrazándolo con fuerza, como
si quisiera grabarse en su carne y sangre. —No puedes volver a hablar de esta manera, ¿entiendes?
Sintiendo que aquellos dos brazos que lo abrazaban lo estaban apretando, Mu Hanzhang fue abrazado
de una manera extremadamente dolorosa. Por lo que no pudo evitar fruncir su ceño, pero no soltó
ningún grito de dolor, y sólo extendió sus manos para abrazarlo también. —Lo recordaré, no volveré a
hablar de esta forma... Es...—. Al final, todavía no pudo evitar dejar escapar un gemido ahogado.
Solo entonces Jing Shao lo liberó y soltó a aquellas manos a toda prisa. —¿Te hice daño?
Mu Hanzhang negó con su cabeza, pero inesperadamente sus túnicas le fueron arrebatadas a la
fuerza. Y vio que en aquella piel originalmente clara, ahora en la parte superior de sus brazos solo
quedaban rastros de dos huellas de color rojo oscuro, y además, gradualmente se estaban convirtiendo
en moretones púrpuras. Jing Shao se sintió sumamente arrepentido, por lo que tomando algunos
medicamentos, se los huntó con mucho cuidado. Mientras lo amasaba y frotaba, algo cambió, y su
apariencia originalmente angustiada de sus ojos se desvaneció gradualmente, y sus dedos que estaban
humedecidos con la medicina se deslizaron lentamente hacia aquellos hombros, para luego bajar
lentamente hacia su pecho.
Mu Hanzhang rápidamente agarró a la mano que ya estaba jugando con una roja cereza, pero luego
miró a su izquierda y derecha, y notó que esta seguía siendo la habitación exterior, y las sirvientas
podían entrar en cualquier momento, por lo que no podían hacer esto aquí.
Sin embargo, Jing Shao no planeaba detenerse, abrazándolo, chupó hacia aquella oreja que ya se
había tornado rosa. —Jun Qing, ¿podemos consumar nuestro matrimonio hoy?—. Las escenas de cuando
estaban en aquel acantilado rondaban por su mente una y otra vez, y estaba tan angustiado que sentía
que el dolor ya no podía aumentar más. Y quería poseer a la persona, que estaba entre sus brazos,
quería conectarse a ella, y quería poder confirmar que él mismo todavía estaba vivo, y que aquel ser
que tanto amaba también estaba junto a él; quería poder confirmar que esto no era una especie de
ilusión, ¡y que todas esas tragedias aún no habían ocurrido!
Mu Hanzhang abrió mucho sus ojos cuando escuchó estas palabras, como si hubiera sido alcanzado
por un rayo. Consumar... ¿consumar su matrimonio? Ya habían estado casados ​​durante dos meses más o
menos, y aparte de esa noche en la cámara nupcial, realmente no habían tenido una noche juntos hasta
el final. Por un lado, tenía mucho miedo al recordar aquella sensación de dolor como si su cuerpo
estuviera siendo destrozado, y Jing Shao por su lado sabía sobre su temor, por lo que nunca lo había
obligado a hacerlo después de esa vez, fingiendo que no sabía que lo estaba rechazando y se las arregló
para resolver ese tipo de asuntos sin él.
Por lo que pensando en ello, volteó su cabeza para mirar a la persona que lo abrazaba, en las pupilas
de aquellos hermosos ojos, además de la habitual ternura y calidez, también había un hilo extra de
miedo. Los movimientos que hacía al besarlo suavemente, también eran algo frenéticos, pareciendo
como si estuviera ansioso por confirmar algo. Mu Hanzhang sabía que si no estaba dispuesto, Jing Shao
no lo forzaría, pero al ver cómo era Jing Shao hoy, realmente no podría soportar rechazarlo
nuevamente. En el peor de los casos, sería solo una noche, si pudiera dejar que ya no se sintiera tan
angustiado.
Mu Hanzhang permaneció en silencio por un tiempo, y cuando Jing Shao estaba a punto de rendirse,
asintió lentamente y dijo con una pequeña voz. —¿Podemos entonces... Volver a la cama...?
Por una fracción de segundo, Jing Shao se sorprendió y lo miró sin comprender, luego, llevándolo
horizontalmente a su pecho, se puso de pie con un sonido del viento y usando toda su fuerza para correr
con aquella persona entre sus brazos hacia su dormitorio interior, al llegar, ¡abrió la puerta con una sola
patada!
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31: Noticias Espantosas

Jing Shao colocó a la persona entre sus brazos sobre la cama y podía sentir que esta estaba temblando
levemente, por lo que dejó besos en su mejilla en busca de apaciguarlo, antes de levantar una de sus
manos y bajar aquella cortina que los dividía en la habitación. Recordando lo que Xiao Yuan le había
dicho, estar en un ambiente un poco más oscuro podría disminuir los nervios y los sentimientos de
vergüenza de la esposa.
La iluminación de la cama se volvió más tenue en una fracción de segundo, y Mu Hanzhang abrió
lentamente sus ojos, luego los volvió a cerrar rápidamente, pero su cuerpo ya no estaba tan tenso como
antes. Una cálida mano acarició sus cabellos en la parte superior de su cabeza, tocando en esa zona
ligeramente, un beso tan suave como el agua cayó sobre su frente, moviéndose por la punta de su nariz
en busca de sus labios, y al encontrarlos, estos fueron tocados con ternura, luego de haber sido
descubiertos, gradualmente sus acciones fueron convirtiéndose en un movimiento suave de succión, y
luego en mordiscos sumamente dulces.
Jing Shao sintió que la persona en su abrazo estaba ya un poco sin aliento, así que levantó
ligeramente su cuerpo, y a través de la luz débil y tenue, sólo podía ver que debajo de él, las solapas de
la ropa de esa persona se estaban cayendo a pedazos, su largo cabello suelto, su hermoso rostro
ligeramente rojizo, mientras se escuchaba a una jadeante voz que luchaba por respirar, esa persona...
Era tan hermosa que no se podía replicar.
Sus túnicas interiores tan blancas como la nieve se abrieron, revelando a un pecho claro y suave
como el jade, pero las mangas de la ropa todavía estaban en sus brazos, medio ocultas como si se
escondieran, hecho que se sumaba a aquel romántico trance en el que estaban envueltos. Jing Shao
miró a la hermosa escena frente a él, solo sintiendo que su boca y lengua ya se habían secado,
inclinándose, chupó a un pequeño frijol.
—Hmmm...—. Mu Hanzhang fue estimulado hasta que dejó escapar un gemido, y luego de inmediato
apretó sus labios con fuerza.
Jing Shao miró a su tímido Wang Fei, bajó la cabeza y continuó probando de aquel pequeño frijol que
ya había sido tan intimidado que se había tornado de un rojizo color. Simultáneamente, extendió su
mano para pellizcar a su otro pezón, girándolo ligeramente y presionándolo, aumentando gradualmente
la presión que ejercía en el acto.
—Hmmm... Hmmm...—. El cuerpo de Mu Hanzhang se estremeció, y no pudo evitar abrir sus ojos,
mirando hacia la parte superior del dosel para dispersar su atención, y así evitar producir aquellos
sonidos tan vergonzosos. Sin embargo, de alguna manera, la persona encima de él aparentemente podía
ver su intención, y atormentaba cada vez más a sus dos lastimosos pequeños, incluso usando sus
dientes para mantenerlos en su boca y apartarlos suavemente de su pecho.
—Ah... No...—. Mu Hanzhang extendió sus manos queriendo alejarlo; sin embargo, sus muñecas
fueron capturadas e inmovilizadas sobre su cabeza.
Jing Shao derramó besos hacia abajo de su mirada, siguiendo a lo largo de su pecho besando hacia
arriba hasta su barbilla, luego mordió a una linda orejita, presionando hacia abajo a aquellas muñecas
que intentaban resistir con una sola mano, y la otra iba acariciando a ese extremadamente sensible
abdomen, trazando círculos sobre él, deslizándose ligeramente, luego, tomando su mano ligeramente
callosa, se coló en los interiores de esas túnicas de seda suave como si su mano fuera como una veloz
serpiente.
—Hmm...—. Mu Hanzhang torció su cuerpo, pero no pudo esconderse de aquella ágil mano, y una vez
que su "raíz de vida" fue agarrada por él con un solo movimiento, de repente ya no tenía la fuerza para
resistir, y sólo podía mirar hacia la persona que lo estaba intimidando con su hermoso par de ojos.
Jing Shao al ver a su Wang Fei mirándose lastimosamente a sí mismo, ocasionó que su corazón
inmediatamente se derritiera en un charco de agua. Soltó sus muñecas, y agachó la cabeza para besar a
esos labios que ya habían sido tan mordidos que ahora tenían secuelas por la hinchazón. Lo sujetó por
el cuello, con ambas manos, y rápidamente se quitó sus túnicas interiores, y palpando un poco junto a la
cama, pudo luego agarrar a una delicada caja de jade blanco.
Mu Hanzhang al ver la cosa que tenía entre sus manos, su hermoso rostro que originalmente estaba
teñido de un rosa melocotón inmediatamente se puso completamente rojo intenso.
Jing Shao se rió levemente y lo besó. —Este es un tributo de Jiangnan, no importa cuánto dinero
tengas, no podrás comprarlo—. Al abrir la caja de jade blanco, el ungüento perfumado en el interior era
transparente como el cristal, claramente incluso era más raro y precioso que el ungüento perfumado de
la más alta calidad, que se vendía en su establecimiento Mo Lian. Y echando un poco de la pomada
delicadamente perfumada en la punta de sus dedos, se acercó al lugar que ya había estado deseando
durante mucho tiempo.
Mu Hanzhang se mordió el labio inferior ligeramente y cerró sus ojos, mientras sus delgadas pestañas
temblaban levemente.
—Jun Qing, mírame—. Jing Shao observó a esta escena, sintiéndose insoportable, por lo que acarició
su labio con su otra mano y rescató a aquel pobre labio inferior. —No te muerdas, no tienes que
soportarlo, si duele, dímelo, ¿ya?
Mu Hanzhang abrió sus ojos, viendo al hermoso rostro de Jing Shao lleno de sudor, y que dentro de
esos bellos ojos se podía observar que estaban llenos de solamente suave calidez y ternura, pensó que
esta persona no lo lastimaría. Y el miedo en su corazón se desvaneció gradualmente, soltó al labio
inferior que estaba mordiendo y asintió levemente.
Los dedos delgados con el refrescante lubricante frotaron y amasaron suavemente durante un corto
período de tiempo, antes de presionar lentamente hacia adentro.
—Hmmm...—. La cabeza de Mu Hanzhang cayó hacia atrás y agarró a las sábanas debajo de él. La
sensación de ese objeto extraño que se entrometía dentro de él no se sentía nada bien, pero a raíz de
los movimientos de ese dedo, gradualmente ya no se volvió tan difícil de soportar; sin embargo, poco
después, otros dos dedos fueron apretados lentamente hacia su interior.
—¿Duele?—. El sudor en el rostro de Jing Shao había fluido hasta su barbilla, goteando sobre el pecho
de la persona debajo de él.
Mu Hanzhang asintió, luego negó con la cabeza, ya que al darse cuenta de que ese tipo de calor
abrasador le hacía sentir una sensación de ardor y picazón, no pudo definir si es que esto era doloroso o
algo más.
Al ver que la persona debajo de él ya se había acostumbrado a tener tres dedos, Jing Shao no pudo
soportarlo más, y levantando a ese par de piernas delgadas, se empujó con cuidado.
—Ah...—. Mu Hanzhang ahogó su gemido y luego no hizo más sonidos, agarrando las sábanas debajo
de él con fuerza, su par de brillantes manos se agarraban tan fuerte que las articulaciones de sus dedos
se tornaron pálidas, tanto que también estaban ligeramente temblando, y solo después de un buen rato
se recuperó lentamente de esto, echando su cabeza hacia atrás, una sola lágrima cristalina se deslizó
por su rostro desde la esquina exterior de su ojo, y estremeciéndose, gritó suavemente su dolor. —
Hmmm... Duele... Ah...
—Jun Qing, no tengas miedo, relájate—. Jing Shao tampoco estaba teniendo un momento fácil, y no se
atrevía a moverse, por lo que solo besó delicadamente a los ojos de Mu Hanzhang, acariciando
ligeramente a esa arqueada espalda, hasta que pasó el estallido de dolor agudo, solo comenzando a
moverse lentamente después de todo ello.
—Hmm... Ah...—. Mu Hanzhang frunció su ceño con fuerza, se había preparado para soportar una
noche de tormento, quien sabía que con los movimientos lentos y suaves de la persona encima de él, el
dolor se desaparecía gradualmente, siendo reemplazado por algún tipo de sentimiento indescriptible.
Era claramente difícil expresarlo con palabras, hasta que Jing Shao tocó cierto lugar, y una explosión de
asombroso placer atacó instantáneamente su cuerpo, causando que los originales gemidos de dolor se
transformaran en provocativos gemidos en una fracción de segundo.
Jing Shao escuchó a este placentero gemido, juntó sus labios y comenzó a moverse más aliviado.
—Ah... Ah... Hmm... Ese lugar... No... Ah...—. Más tarde, Mu Hanzhang tampoco sabía lo que estaba
diciendo. Y solo recordaba que parecía haber entrado en un país de ensueño sin fronteras, colocado en
un pequeño bote solitario, moviéndose arriba y abajo con las tremendas olas, incapaz de saber cuál era
su nombre, incapaz de saber si era de noche o de día.
Abrazando firmemente a la persona entre sus brazos que ya había caído inconsciente, Jing Shao,
satisfecho, curvó las comisuras de sus labios, esta persona finalmente era completamente suya ahora,
esta era, para él, la existencia más cálida y limpia. Y ahora que estaba abrazado a salvo entre sus
brazos, nadie podría alejarlo de él.
Quizás cuando se despertó por primera vez en este mundo, fue debido a la lástima y la culpa de su
vida anterior, que quería tratarlo bien, y también porque en sus recuerdos de la vida anterior,
inconscientemente quería agarrarse con fuerza a esta última persona y eso le permitió sentirse cálido y
seguro. Pero ahora, mientras interactuaba con él en cada día, cada ceño fruncido y sonrisa le producía
un cambio en su propia visión, esa figura gentil y pacientemente perseverante, ya había pasado
gradualmente de sus ojos a su corazón. Y cuando estuvieron conectados entre sí, sintió que en este
mundo, nunca habría otro evento más feliz en el que se volviera a ser tan afortunado de tenerlo a él.
Como dicen las novelas, detrás de la cortina de flores de loto disfrutaron de una cálida noche de
primavera, y desde entonces, Wang Ye nunca más llegó temprano a la Corte Imperial.
Mu Hanzhang habitualmente abrió sus ojos a tiempo y no podía evitar arrugar el ceño. Su cuerpo
estaba tan exhausto que era como si no hubiera dormido en toda la noche. Su cintura y el lugar entre
sus muslos estaban extremadamente doloridos, y no pudo evitar gemir en silencio. Después de recordar
cuidadosamente en lo que había sucedido anoche, sus ojos nublados se despertaron instantáneamente,
su rostro claramente hermoso se tiñó rápidamente de escarlata.
No sabía si la persona detrás de él que lo abrazaba con tanta fuerza aún estaba despierta, Mu
Hanzhang cerró sus ojos, planeando continuar durmiendo, pero después de esperar mucho tiempo y sin
sentir que la persona detrás de él despertara, estaba preocupado por él. Llegar tarde a la corte era
altamente inadecuado, así que solo pudo usar su codo para empujar a la persona que aún dormía
profundamente.
—Hmm... Jun Qing...—. Jing Shao gimió, y tomó a la persona entre sus brazos aún más cerca,
acariciando su rostro contra su suave y largo cabello, y luego continuó produciendo leves ronquidos.
—Wang Ye, es hora de levantarse—. Duo Fu de pie fuera de la puerta, estaba viendo que incluso
después de esperar un rato no podía observar ningún signo de movimiento en la habitación, así que sólo
podía tocar a la puerta.
—Hmm... No iré hoy...—. Jing Shao, quien había sido despertado por el ruido, estaba levemente
molesto.
—Recientemente, la corte no ha sido muy pacífica, no seas obstinado—. Mu Hanzhang sin otra opción,
sólo pudo alejar aquel brazo que descansaba sobre su hombro, girándose para empujarlo.
Jing Shao abrió sus ojos de mala gana, y al ver que Wang Fei estaba arrugando ligeramente su frente,
exhibiendo una apariencia cansada, pero tan hermosa. Lo miró en un momento aturdido por tal escena
frente a sus ojos, y luego las comisuras de su boca se abrieron paso gradualmente y abrazó a la otra
persona, dejando un beso en esos labios ligeramente hinchados. —Iré a la corte, pero tú deberías
dormir un poco más.
Mu Hanzhang al verlo sonreír con tanta fuerza que las comisuras de su boca casi le llegaban a las
orejas, no pudo evitar observarlo.
Jing Shao volvió a besar a esa enojada mejilla antes de darse la vuelta y levantarse de la cama para
vestirse, mientras sonreía realizando todas sus actividades matutinas. Antes de irse, no se olvidó de
ayudar a arropar a la persona en la cama, y de bajar la cortina. Luego, con el corazón roto por tener
que irse, salió de mala gana de su dormitorio interior.
—El estado de ánimo de hoy de Wang Ye es bastante bueno—. Se encontró con Xiao Yuan en la
entrada del salón de la corte. La apariencia de Jing Shao, con un enrojecido rostro de orgullo por su
éxito, era tan llamativo que el Ministro Asistente Xiao no pudo evitar comentar y preguntarle el motivo.
—¡Ministro Asistente Xiao!—. Jing Shao al ver a Xiao Yuan, se detuvo. —Realmente no sé cómo
agradecerte. ¿Qué tal esto?, ¡mañana lo invitaré a beber!
—Ya que estás diciendo esto, ¿entonces Wang Ye cumplió sus deseos?—. Xiao Yuan al ver a Jing Shao
tan complacido consigo mismo, de repente sintió que le dolían los ojos por su brillo.
—¡Y gracias a esos eficaces métodos tuyos—! Jing Shao se rió con picardía, usando su codo para
golpear ligeramente a la cintura del asistente del ministro Xiao.
—¡Por supuesto, si me escuchas nunca te equivocarás!—. Xiao Yuan se rió secamente un par de veces.
—Aunque, con esta situación en los últimos días, es mejor que Wang Ye no lleve una expresión tan feliz
a la corte.
Jing Shao al escuchar esta oración, repentinamente salió de su felicidad, su hermano imperial mayor
todavía estaba en una situación entre la vida o la muerte, por lo que él no debe sonreír durante la corte,
rápidamente agradeció Xiao Yuan por recordárselo, y cambió su sonriente rostro a una expresión seria,
y fue a la corte.
Xiao Yuan miró a la espalda de Jing Shao con melancolía y suspiró levemente. Sería genial si su
esposa pudiera volverse tan gentil y agradable como Cheng Wang Fei en algún momento. Él se frotó
sigilosamente su adolorida cintura, el ministro adjunto Xiao resopló insatisfecho, con hacerlo usar
túnicas verdes esmeralda hoy ya se lo estaba tomando con mucha calma, ¡debería haberlo hecho usar
amarillo ganso!
Mu Hanzhang durmió y se perdió el desayuno, Wang Ye les dejó en claro que los sirvientes no debían
molestar a Wang Fei, por lo que ninguno de ellos se atrevieron a despertarlo. Duo Fu, con su arrugado y
humeante rostro como un moño, iba y venía, lidiando con los asuntos del Palacio, sustituyendo al
profundamente dormido Wang Fei.
Al mismo tiempo, en este día, la Emperatriz comenzó oficialmente la selección de una Primera Esposa
para el cuarto príncipe. Entre las candidatas tenía a las hijas de las esposas de los duques y marqueses
que aún no se habían casado y que se turnaban para entrar a su gran palacio. A esto se le llamaba:
"Apreciación de las flores", y era un evento que le encantaba a la alta sociedad.
Basándose en el principio de que la primera en ser visto sería la doncella más fácil de recordar, el
Marqués del Norte se quiso llevar ese puesto, y ese mismo día llevó a su hija al palacio imperial. Sin
embargo, igualmente con un positivo semblante, también fue la Duquesa Mao. Así, luego, debido a
algún tipo de consideración desconocida, pero inesperadamente las dos familias llegaron al palacio al
mismo tiempo.
Jing Shao quería irse directamente a casa después de haber sido despedido de la corte, pero su Padre
Imperial lo llamó a su estudio, para discutir durante bastante tiempo acerca de la topografía de la
región de Yunnan y Tibet y de la situación en el suroeste.
—Escuché que enviaste a dos guardias imperiales para acompañar a Jing Chen—. El Emperador Hong
Zheng cambió el rumbo de su discusión y de repente mencionó al segundo príncipe quien había ido al
suroeste para hacer investigaciones secretas.
La mente de Jing Shao, que siempre ha sido bastante despreocupada, de repente se volvió aguda, y
bajando los ojos, expresó. —Vi que el segundo hermano imperial no tenía a muchos guardias a su lado,
así que solo dispuse un par de hábiles por si necesitaba alguna ayuda.
El Emperador Hong Zheng lo miró profundamente y luego dijo lentamente.— Gracias a su habilidad,
los recompensaré en gran medida cuando vuelvan.
Las pupilas del ojo de Jing Shao de repente se encogieron, para después levantar su cabeza y
preguntar con suma preocupación en su mirada. —Padre Imperial, al segundo hermano mayor, ¿le pasó
algo?
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32: La Prueba del Emperador

—Jing Chen fue emboscado en la zona fronteriza del suroeste—. El Emperador Hong Zheng tomó
aquella carta que se encontraba en su escritorio y su mirada fue dirigida profundamente a Jing Shao.
—Mi Segundo Hermano Imperial, ¿está herido?—. Jing Shao preguntó en estado de shock, pero al ver
la apariencia tranquila del Emperador Hong Zheng, se dio cuenta de que su hermano no debería
haberse topado con algo que amenazara a su vida, y sólo entonces se calmó un poco.
El Emperador Hong Zheng cerró sus ojos y luego le entregó aquella carta que tenía en su mano. —
Léelo por ti mismo.
Jing Shao abrió rápidamente aquel delgada hoja de papel, para llegar a hojear todos los educados
caracteres escritos ahí y buscando ansiosamente que alguno de ellos indicara, que su querido hermano
se encontraba "a salvo".
"... Afortunadamente, los guardias otorgados por el tercer príncipe, arriesgaron sus vidas para
protegerme, Er Chen no sufrió daños graves y regresará a la capital dentro de unos días".
Al ver hacia aquella línea, Jing Shao dejó escapar un suspiro de alivio y luego la leyó nuevamente,
pero ahora desde el principio, antes de devolver la carta a su padre imperial.
Lo que decía la carta era que la situación ya se estaba aclarando, y con respecto al asesinato, solo
habían unas pocas frases. Pero con el tipo de temperamento que tenía Jing Chen, eso significaba que
debía haber sido un hecho extremadamente peligroso, por lo que sabiendo eso, Jing Shao no pudo
evitar apretar lentamente su puño. Si fueran las personas enviadas por Rey del Suroeste, quienes
hicieron esto, y se dieran cuenta que no consiguieron su objetivo de atacar a la Familia Real,
definitivamente regresarían con un nuevo plan de acción. El territorio del suroeste estaba a tres mil li
de la capital, y no sabía qué peligros ocultos podrían haber en el camino. Mientras reflexionaba acerca
de la gravedad de la situación, sus pensamientos daban vueltas salvajemente alrededor de su mente.
—Padre Imperial, a tres mil li, las montañas son altas y para llegar se debe pasar por un largo viaje.
Esta persona será audaz y le pide al Padre Imperial que le permita llevar a una tropa de soldados y
caballos para encontrarse con su Segundo Hermano Imperial—. Jing Shao se arrodilló en el suelo y dijo
con seriedad.
—Jing Chen ya ha dicho que no hay problemas, sólo levántate—. El Emperador Hong Zheng se sentó
en su trono, recogió a aquellas peticiones, que se encontraban en su mesa y comenzó a leerlas.
—¡Padre Imperial!—. Jing Shao se negó a levantarse. Era muy importante este tema, pero dejando de
lado al Rey del Suroeste, quien nunca había dejado sus planes a medias, y ante los acontecimientos, que
se han presentado, milagrosamente se fue en "paz", no pudo evitar creer que tal vez había sido alguien
más el responsable de utilizar esos métodos clandestinos, y que en cualquier caso, convirtió al Rey del
Suroeste en solamente su chivo expiatorio.
Después de esperar por mucho tiempo, el Emperador Hong Zheng miró al Jing Shao que todavía
estaba arrodillado y suspiró con impotencia. —¡Este Emperador ya ha enviado a gente para que lo
ayuden!
Sólo después de escuchar esto, Jing Shao se sintió aliviado. Los cincuenta soldados que habían sido
enviados para proteger a su hermano seguramente todavía lo seguirían, y dado que esta peligrosa
situación había ocurrido, ciertamente si lo hubieran querido abandonar a su hermano, ya lo hubieran
hecho. Además, también estaban los hombres enviados por su Padre Imperial, por lo que a menos que
algunos soldados y caballos fueran enviados descaradamente a perseguir al grupo para matarlos, ellos
no deberían enfrentar ya más peligro.
Jing Shao salió del estudio imperial y se encontró con An Xian, el eunuco mayor más cercano al
Emperador Hong Zheng, con un pequeño eunuco, quien estaba sosteniendo una bandeja. Parecía que
acababan de salir de la sala de preparación de té y, al ver a Jing Shao, rápidamente se inclinaron hacia
él en señal de saludo.
—Eunuco An—. Dijo Jing Shao para después regalarles una educada sonrisa. —Incluso después de
tantos años, todavía le gusta hacer sus trabajos por sí mismo.
—Uno no debe ser en lo más mínimo negligente con la comida y bebida diaria del Emperador. Este
sirviente nunca puede tener tranquilidad con todos estos niños sirvientes del Palacio, así que siempre
debo vigilar cada movimiento. Dejamos que Wang Ye vea esta pobre presentación—. Tal vez porque
siempre se preocupaba constantemente, An Xian no era para nada gordo como los viejos eunucos
normales, y cuando caminaba, lo hacía de una manera vigorosa.
Fuera del estudio imperial, había muchos ojos mirándolos. Por lo que era algo difícil el conseguir
privacidad para preguntar acerca de algo, por lo que Jing Shao solamente dijo un par de frases, para
posteriormente irse.
—Tiene casi veinte años, y además de liderar tropas y pelear en batallas, no sabe cómo usar su
cerebro para pensar en otros asuntos—. El Emperador Hong Zheng tomó un sorbo de aquel té que An
Xian había preparado y expresó.
An Xian miró cuidadosamente hacia la expresión del Emperador y sonrió diciendo. —¿No le gusta a
Su Majestad la personalidad del Príncipe?
El Emperador Hong Zheng dejó su taza de té y curvó sus labios ligeramente. —En realidad, es
demasiado sentimental—. El Emperador no le dijo a Jing Shao que los asesinos, que no habían
completado su tarea, se suicidaron y que no pudieron por ello encontrar alguna pista. Si la primera
pregunta que Jing Shao había hecho hoy era acerca de quién intentó el asesinato, entonces no podría
escapar de sus sospechas. Afortunadamente, este hijo suyo no lo defraudó. A pesar de que a menudo se
enfadaba como un niño con sus hermanos, nunca había tenido intenciones de hacerles ningún daño.
Cuando Jing Shao salió por la puerta del palacio, vio a dos carruajes que se dirigían hacia la puerta
lateral. Y supuso que eran sólo algunas mujeres entrando al palacio, así que no les prestó atención,
subió a Xiao Hei y regresó a su palacio.
Estos dos carruajes eran los del Marqués del Norte y Duque Mao, respectivamente.
—Quan-zi es ignorante e hirió a tu heredero el día de ayer, me pregunto si está un poco mejor ahora
—. La Duquesa Mao sonrió levemente, pero la expresión de su rostro no tenía una pizca de disculpa.
—Este asunto ocurrió hace unos días, ¿podría ser que la Duquesa se enteró recién ayer?—. El
Marqués del Norte la miró con frialdad, el heredero del Duque Mao había herido a Mu Lingbao, y las
cosas no se podían arreglar con sólo unas pocas palabras, por lo que a pesar de que habían ya pasado
unos tantos días, ni siquiera un sirviente del Duque fue enviado a visitar en manera de disculpa, y así
claramente se demostraba que la intención en sí, de la familia era el intimidar a aquel muchacho.
Cuando las dos personas se encontraron, intercambiaron ataques verbales entre sí. Y las dos jóvenes
que estaban detrás de ellos también se midieron una a la otra sigilosamente. Y las doncellas de palacio
enviadas por la Emperatriz al ver esto, sólo miraron hacia otro lado y no hablaron.
Jing Shao regresó a su palacio antes del mediodía. Y una vez que entró en el Lado Este, Duo Fu lo
saludó con una amarga cara. —Wang Ye, Wang Fei no se ha despertado desde que te fuiste, este
sirviente no se atrevió a llamar a ningún sirviente para molestarlo.
Jing Shao vio hacia esa cara tan blanca y arrugada, y no pudo evitar reírse de él y decir. —¿No te
encargaste de todas las cosas de la casa interior antes? Con este tipo de rostro, ¿quién lo iba a creer?
—Wang Ye no entiende, los asuntos de los hogares internos son manejados por Wang Fei con mucho
cuidado y rigor. Las tareas de cada día han aumentado mucho más que antes. Con solo mirar al libro de
cuentas, a este sirviente solamente le duele la cabeza—. Duo Fu realmente admiraba a Wang Fei,
habían tantas entradas y transacciones en el libro de cuentas que aumentaban cada día,
inesperadamente, todo ahora se encontraba claramente dividido. Si había un problema, sólo se podía
ver con un vistazo. Por ello, la gente que maneja que distribuye artículos al Palacio ya no se atreve a
engañarlos, y cada vez que surge un problema, se resuelve sin importar la dificultad. Pero ahora que él
se ocupó de todos estos asuntos durante la mañana, sólo podía sentir como si su cabeza estuviera a
punto de explotar.
—Estás acostumbrado a no hacer nada, mira a An Xian, él no tiene un cuerpo tan regordete—.
Mientras Jing Shao hablaba, ya había llegado a la puerta del dormitorio. Hizo un gesto con la mano para
detener al Duo Fu, que todavía quería seguir quejándose de su trabajo, y abrió la puerta
silenciosamente para entrar.
Las ventanas de la habitación estaban cerradas, la iluminación interior era mucho más oscura que la
exterior y las cortinas de azulejas pálidas estaban bien cerradas y la belleza, que se encontraba en la
cama dentro de las marquesinas estaba oculta en toda esa profunda oscuridad.
Jing Shao se quitó el uniforme de la corte y abrió lentamente a esa cortina que lo separaba de la
oscuridad. Y la persona en la cama dormía aún tranquilamente, con un brazo colocado encima de la
colcha de brocado, dejando al descubierto a media parte de su hombro. En su clara piel se imprimieron
pequeñas marcas rojas, que solamente lo hacían ahora parecer extremadamente atractivo. Subiendo a
la cama, deslizó su brazo frío de nuevo adentro de las sábanas, y se acostó a su lado, recogiendo las
mantas, que guardaban a aquella persona, para abrazarlo, y colocó muchos besos por todo el hermoso
rostro, que yacía profundamente dormido.
Mu Hanzhang arrugó la frente, y abriendo lentamente su hermoso par de ojos brumosos, expresó. —
Has vuelto...—. Su entonación lenta, que tenía el leve sonido nasal de alguien que acababa de
despertarse, era extremadamente adorable.
Jing Shao le robó otro beso en esos labios aún hinchados y abrazó al hombre con más fuerza, entre
sus brazos. —¿Todavía te duele tu cuerpo?
Mu Hanzhang lentamente se volvió lúcido, la debilidad que había sentido en su cuerpo antes, ya era
mejor ahora, pero aún le dolían su cintura y sus muslos. Miró a la persona que lo sostenía y movió su
cabeza hacia su hombro, buscando una posición en la que sintiera más cómodo. —Todavía me duele un
poco la cintura.
Jing Shao estaba atónito, Jun Qing está... ¿Actuando como un bebé? Después de digerir este hecho
con gran dificultad, Jing Shao inmediatamente se sentó un poco hacia arriba, para dejar que su Wang
Fei descansara sobre su pecho, ayudándolo a masajear su cintura a través de las sábanas.
Manos grandes y poderosas, amasaban en el interior de las sábanas, su fuerza era la adecuada, y
lograba aliviar a aquellas explosiones de dolor, dejando solo espacio a una inmensa sensación de
comodidad. Mu Hanzhang no pudo evitar entrecerrar sus ojos, y juntó secretamente sus labios en un
ángulo en el que Jing Shao no pudiera ver su expresión.
—El hermano fue atacado por asesinos—. Jing Shao lo acariciaba, mientras le contaba a Mu Hanzhang
sobre los asuntos que habían sucedido hoy en la corte. —¿Crees que podría haber sido el Rey del
Suroeste?
Mu Hanzhang frunció su ceño y se quedó en silencio por un momento, para después soltar un: —No.
—¿Por qué no?—. En el camino de regreso, Jing Shao revisó cuidadosamente entre sus recuerdos de
lo que sucedió en ese momento de su vida anterior. Y recordó, que era él el que estaba luchando contra
los bárbaros del sur en la región de Yunnan y Tibet, pero aún así, él seguía al tanto acerca de los
grandes eventos que ocurrían en la corte, y misteriosamente no había oído nada sobre un intento de
asesinato de un enviado imperial.
—Hay algo sospechoso en el robo del tributo. La razón por la que el Rey del Suroeste no lo ocultaría e
informaría a la corte es porque durante mucho tiempo ha tenido claras las circunstancias en la región
de Yunan y Tíbet—. La mirada de Mu Hanzhang se enderezó, mientras hablaba. —Sólo quiere reducir su
tributo, no comenzar una guerra.
Las manos de Jing Shao que estaban amasando y masajeando hacia ese delgado cuerpo, se
detuvieron, y después de pensar en todo lo que había sucedido recientemente, de repente lo
comprendió. Debido a que el suroeste está cerca de la región de Yunnan y Tibet, el Rey del Suroeste
naturalmente conocía mejor la situación de los Bárbaros del sur y sabía que cuando la corte imperial
decidiera atacarlos probablemente le pedirían que enviara tropas. Y como él no quería sufrir pérdidas,
el Rey del Suroeste primero encontró una razón para reducir su tributo. Y si la corte le hiciera mandar
tropas, entonces deberían de tomarlo como una condición. Y si no le pidiesen que las enviara,
simplemente compensaría cualquier tributo faltante.
Si no fueran los asesinos del Rey del Suroeste, y solo eran esos dos hermanos suyos que querían
batallar en aguas turbulentas, entonces este asunto sería fácil de resolver. Y no se atreverían a correr
ningún riesgo una vez que el hermano enviado dejara el suroeste, ya que ya no podían echarle la culpa
a nadie más. Sin embargo...
Como Jun Qing pudo ver esto, entonces su Padre Imperial definitivamente también podía verlo
claramente. Hoy, Jing Shao fue convocado al estudio imperial... Reflexionando acerca de esto, Jing Shao
no pudo evitar comenzar a sudar frío. ¡Su padre imperial estaba tratando de ponerlo a prueba!
Cuando Mu Hanzhang lo vio forzar una sonrisa, no pudo evitar sentirse un poco angustiado. —En
base a lo que discutieron hoy, el Padre Imperial definitivamente no dudará de usted.
Jing Shao inclinó su cabeza y miró a la persona entre sus brazos, quien lo observaba con unos ojos
llenos de preocupación. Y se acercó para besar a aquellos hermosos ojos. —Estoy bien—. Su Padre, de
hecho, tiene bien merecido en ser llamado como el Padre Emperador. No importaba cuando, siempre
iba a ser el Emperador primero, y en segundo lugar, su padre. Habiendo sufrido una gran pérdida en su
última vida, en esta debería haber sido bastante consciente de todos esos trucos, pero estaba claro que
aún no lo sabía todo.
Al día siguiente, el Marqués del Norte envió gente a regalarles melón del noroeste.
—Es extraño que el Marqués del Norte nos envíe inesperadamente melón—. Jing Shao pellizcó a un
trozo de melón ya cortado. Esa fruta se había plantado en el noroeste, por lo que maduró muy temprano
y también fue más grande que las plantadas en los Llanos Centrales. Su sabor; además, era muy dulce.
El poder militar del Marqués del Norte estaba en el noroeste, por eso tenía muchas tierras allí, donde
cultivaba melones y otras frutas.
—Escuché a los sirvientes que enviaron el melón decir que cuando la Madre regresó ayer del Palacio,
la sonrisa en su rostro nunca se rompió—. Mu Hanzhang le entregó una brocheta de bambú, e
inconscientemente, cuando habló de su "Madre", no pudo evitar revelar una sonrisa amarga.
La Emperatriz le otorgó a la joven dama de la familia Mu un par de brazaletes de jadeíta, pero sólo le
dio un bolso bordado a la doncella de la familia del Duque Mao. Madam Du sintió que esta posición de
Wang Fei del Cuarto Príncipe era probablemente adecuada para su hija. Y por casualidad, habían
llegado los frutos de melones del noroeste, y con motivo de que ella estaba de buen humor, les envió
algunos.
—¿Cómo sabes todo eso?—. Jing Shao vio hacia la mirada que su Wang Fei le dio a sus mojados dedos,
y sólo pudo limpiarse sus manos, para luego tomar a la brocheta de bambú para comérsela.
—Ahí está esa tercera tía, que habla demasiado, por lo que me temo que todos en la Casa del
Marqués del Norte ya lo saben—. Mu Hanzhang suspiró, los sirvientes que enviaron el melón estaban
familiarizados con Lan Ting, por lo que cuando la vieron, comenzaron a hablar sin parar sobre este
asunto, si continuaba así, temía que no pasarían tres días antes de que toda la ciudad capital supiera
que la joven dama de la familia Mu se convertiría en la Wang Fei del Cuarto Príncipe.
—Tu tercera tía es un personaje muy especial. La próxima vez que queramos difundir un rumor sobre
Jing Yu, ¡la dejaremos hacerlo!—. Jing Shao no pudo reprimir su risa. Esta Tercera Madam realmente
debe de tener cierto odio contra el Marqués del Norte.
—Dices otra vez tonterías—. Mu Hanzhang negó con su cabeza impotente, pero pensándolo bien, tal
vez las acciones de la tercera tía fueron realmente intencionales. Si todo el mundo se enteraba acerca
de que Mu Suzhi estuviera comprometida con el cuarto príncipe, eso estaría bien, y a lo sumo haría que
la gente dijera que al Marqués del Norte le encantaba presumir; pero si por lo contrario ella no se
llegara a casar con él, entonces... ¡El Marqués del Norte realmente perdería mucho prestigio!
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33: Estatus

No fue sino hasta dos días después que la Marquesa del Norte se dio cuenta, a partir de las
felicitaciones de las muchas duquesas y marquesas que se acercaron a visitar a la residencia del
Marqués del Norte, ¡que toda la capital ya se había enterado de aquel rumor! Ella estaba
extremadamente enojada, pero no podía hacer nada al respecto, por lo que solo llamó a la tercera tía de
Mu Hanzhang para que se presentara ante ella para poderla regañar severamente
—Cuñada, ¡no se me puede culpar solo a mí!—. La tercera madam sollozó y gritó con una voz
ligeramente aguda. —¿Acaso usted no estaba feliz por la pequeña Suzhi? Solo hablé de eso con las
pocas sirvientas que tengo; pero también habían varias personas presentes ese día que usted lo
comentó, por lo que... ¡No necesariamente he sido yo! ¿Por qué me culpa a mí?
—¡Y aún te atreves a preguntar! Dejé en claro tantas veces ese día que no divulgaran nada
públicamente por el momento, e incluso si uno está seguro de su éxito, ¡todavía nada está dicho! Para
negar que no eres tú... Eres realmente... Ese día, una vez que saliste, simplemente comenzaste a hablar,
¡como si temieras que otras personas no lo supieran!—. La Marquesa del Norte tembló de la ira. En
igual manera si es que tenían éxito para concebir esta unión como si no, sin duda ella pasaría una gran
vergüenza. La Marquesa del Norte temía que si la Emperatriz se llegara a enterar de este rumor, ya que
pensaría que la casa del Marqués del Norte era bastante superficial y, por lo tanto, no guardaría una
buena impresión de Suzhi, lo que en realidad podría hacer que esta unión fracasara antes de haberse
establecido.
Aquella tía, esposa del tercer hermano del Marqués del Norte, detuvo sus lágrimas al escuchar esto e
inmediatamente dijo con frialdad. —¡Cuñada, incluso si no estaba en lo cierto sobre este asunto, no
deberías usar este tono para sermonearme!—. No había distinción en cuanto al rango entre las esposas
de los hermanos. Simplemente no podía soportar ver lo complacida que parecía Madam Du. Y su propio
marido también era hijo del viejo Marqués. Por lo que, ¿cómo es posible que solamente Suzhi pudiera
casarse con un príncipe, y su hija no?
Sin mencionar el hecho de que la Residencia del Marqués del Norte siempre estaba sumergida en un
humo de conflictos, por lo que cuando la joven hija del Duque Mao volvió a entrar al palacio imperial
después de unos días, la Residencia del Marqués explotó en un caos. Más aún cuando resultaba que
aquel bolso bordado que la Emperatriz le había dado a esa señorita, estaba lleno de tabletas de jade.
—El bastardo del Marqués del Norte ya está casado con Cheng Wang, y ahora también ella quiere
casar a su hija con el cuarto príncipe. ¿Cómo es que puede haber tanta suerte en este mundo—. Dijo la
Duquesa Mao a la Condesa, esposa de Yong Chang.
—¿No es porque tiene miedo de que ese bastardo sea demasiado inteligente, y además su esposo haya
amenazado a su hijo mayor, por lo que se está apresurando a casar a su hija? Ahora esto tiene sentido;
¡solo ha levantado una piedra y la ha dejado caer sobre su propia voluntad!—. La Condesa, esposa de
Yong Chang dijo con una sonrisa. —Claramente nuestras dos familias estarán aún más unidas en el
futuro.
—¿Acaso quedan dudas al respecto? ¡En el futuro habrán aún más razones para ir a tu casa y jugar
mahjong!—. La Duquesa Mao continuó su charla entre sonrisas. El Conde Yong Chang era el hermano
menor de la Emperatriz, por lo que ambos eran hijos de la misma madre. Si la joven hija de la Duquesa
Mao se casara con el cuarto príncipe, las dos familias ciertamente estarían muy unidas.
Hoy, la Marquesa del Sur había invitado a las esposas de los funcionarios a que vinieran y apreciaran
a las flores de peonías, que ya habían brotado en su gran jardín.
—¿Por qué no va a venir la hermana Du?—. La Marquesa del Sur era la esposa del segundo hermano,
y era la más joven de todas.
—Ella, me temo que no podrá venir en los próximos días—. La Condesa, esposa de Yong Chang sonrió
cubriendo su boca con un suave pañuelo. —¿La Esposa del segundo príncipe ha regresado
recientemente a la casa de su madre?
La Marquesa del Sur le sonrió y dijo. —Ella tiene muchas cosas que hacer en su casa, así que no la
llamé hoy—. Sabiendo que tenían curiosidad por obtener información sobre el Segundo Príncipe, la
Marquesa del Sur no tenía la intención de decir demasiado sobre los asuntos de su familia y cambió de
tema después de unas pocas frases.
Por otro lado, al descubrir que Duo Fu podía manejar los asuntos de la casa por su cuenta, Mu
Hanzhang comenzó a relajarse gradualmente. Jing Shao, quien había probado su dulzura, cada vez
quería más de él. Por lo que se envolvía alrededor de su Wang Fei todas las noches, para hacerle varias
de sus proposiciones de placer, hasta que llegó el punto en el que Mu Hanzhang no pudo soportarlo
más; y solo entonces Jing Shao se calmó durante unos días. Y así, Duo Fu solo podía arrugar su cara de
bollo al vapor todos los días y enfrentar al montón de actividades que se le dejaron sin piedad para
manejarlas por su propia cuenta.
—El hermano definitivamente no viajará de noche, por lo que tal vez llegue a la capital muy tarde—.
Mu Hanzhang ayudaba a Jing Shao a abrocharse su muñequera, y al ver al ansioso rostro de Jing Shao,
suspiró para decir. —Por lo que, de cualquier manera, debes de desayunar antes de ir.
El hermano de Jing Shao iba a regresar hoy, por lo que, ante ello, Wang Ye, quien acababa de terminar
de bañarse, y no necesitaba ir a la corte, estaba altamente fluyendo de emoción. En este camino de
regreso desde el suroeste, Jing Chen ciertamente iba a pasar por las murallas del sur de la ciudad, por
lo que Jing Shao quería encontrarse con él allí, y en su camino, quería ir al este de la ciudad y echar un
vistazo a ese árido bosque, que tanto le había encantado. Y dado a que Jing Chen todavía estaba en la
provincia vecina en el día de ayer, hoy no volvería demasiado temprano. Jing Shao extendió su mano
para ayudar a su Wang Fei a enderezar las borlas de su corona, para después regalarle una sonrisa y
decirle. —Está bien, iré después de comer.
—Entonces, por mi lado, volveré hoy a la residencia del Marqués del Norte, mi padre quiere hablar
conmigo y quiere que vaya lo más pronto posible en cuanto yo esté libre—. Jing Shao había tomado una
siesta ayer por la tarde sin preocuparse por la hora, lo que también provocó que el propio Mu
Hanzhang durmiera en todo ese tiempo junto a él, por lo que no tuvo la oportunidad de ir a visitar a su
padre. Pensando en esto, no pudo evitar mirar a Jing Shao de nuevo.
En el extremo receptor de la mirada de Wang Fei, Jing Shao bajó su cabeza y le mordió su hermosa
oreja sin explicación alguna.
Mu Hanzhang se apresuró a empujarlo a un lado y miró a sus alrededores antes de suspirar con
alivio. Afortunadamente, para disfrutar ayudando a su Wang Fei a vestirse, Jing Shao ya había
expulsado a todas las sirvientas para poder solo él, admirar a su esposo.
Jing Shao montó primero a Xiao Hei hacia los suburbios del este, eludiendo fácilmente a los montones
de escombros y árboles, mientras entraba en las profundidades de aquel árido bosque. Un grupo de
soldados estaba nivelando aquel terreno con azadas y martillos. Y solo habían veinte o treinta personas
en total, por lo que ese trabajo, en especial, estaba pronosticado a demorar.
—Wang Ye—. Reng Feng vio que Jing Shao había venido y dejó el martillo que se encontraba en su
mano para darle la bienvenida. —Hay muy pocas personas en esto, si necesitamos nivelar a esta tierra,
me temo que no podremos terminarla ni siquiera para fin de año.
—No te preocupes—. Jing Shao desmontó a su caballo y se subió a una alta piedra para inspeccionar a
los alrededores y al árido bosque, que se encargaron de llenar rápidamente su campo de visión. —Deja
a estos árboles—. Después de decir eso, saltó de la piedra y volvió a montar en su caballo.
—Sí—. La mano de Ren Feng se extendió para apoyarlo, pero Jing Shao rápidamente lo bloqueó.
Mirando alrededor del círculo de nuevos soldados cuyas cabezas estaban inclinadas mientras
trabajaban a la tierra, Jing Shao sólo pudo decir en voz baja. —Si alguien filtra siquiera la mitad de una
frase sobre este asunto, no tendrá ningún perdón, ¡por lo que será asesinado!
Mu Hanzhang dejó que se fuera Jing Shao primero y luego fue a la casa del Marqués del Norte. Una
vez que entró él a la Residencia, notó que la atmósfera dentro de la mansión no era la adecuada. Todos
los sirvientes de la mansión estaban anormalmente callados, con la cabeza gacha y la mirada perdida.
La sirvienta lo llevó directamente al estudio del Marqués del Norte. Su padre, Mu Jin, estaba
escribiendo a un gran caracter. Aquella magnífica escritura pareció penetrar a ese blanco papel. Mu
Hanzhang miró hacia el escrito y vio que era un gran caracter "坚", que significa el ser fuerte.
—¿Qué problema tiene mi padre?—. Mu Hanzhang miró cuidadosamente los ángulos de aquella
caligrafía dibujada en ese papel, que solo reflejaba la pelea interna y confusión en el corazón del
escritor.
—¿Qué pudiste ver?—. Mu Jin lo vio leer a aquel caracter que había escrito, y observó más
detenidamente.
Mu Hanzhang retiró su mirada. —El padre siempre ha sido decidido; esta vacilación parece ser una
preocupación por un asunto de mayor importancia.
Mu Jin puso a su pincel en un recipiente para lavarlo y suspiró. —Siempre has sido tan inteligente
desde la infancia; y naturalmente, puedes ver todo más claramente. Esta vez, está bien lo que dices, ya
que tu padre es solamente una persona codiciosa.
—Este hijo pensó que cuando el padre decidió casar a su hijo con Cheng Wang, ya había tomado una
decisión para él—. Mu Hanzhang levantó su mano y enrolló aquella escritura antes de extender otra
hoja de papel en blanco. —La disputa sobre la posición del príncipe heredero es un asunto por el que la
gente luchará hasta el último suspiro. ¿Cómo es que acaso es posible el apaciguar a ambos lados?—.
Tomando el mismo pincel, que había sido colocado en el portapinceles, lo empapó en la tinta y se lo dio
a su padre con ambas manos.
Mu Jin lo miró por un momento y tomó aquel pincel, que se encontraba frente a él. Y después de
mucho tiempo, solo pudo reír y decir. —¿Apaciguar a ambos lados? ¡Bien dicho!—. Levantó su pincel y
esta vez lo manejó sin dudar, y el carácter "坚" fue escrito con una incomparable suavidad, en un solo
instante.
La emoción se había desarrollado entre los hogares del Marqués del Norte y del Duque Mao por la
selección de la Primera Esposa del cuarto príncipe. Y la Emperatriz había utilizado este asunto para
abofetear a la familia del Marqués del Norte con el fin de satisfacer a la familia del Duque Mao. Fue ahí
cuando solo entonces Mu Jin entendió el porqué la Emperatriz había elegido a su segundo hijo, Mu
Hanzhang, para que sea el Cheng Wang Fei. Ella claramente ya había planeado que su hijo abandone a
la casa del Marqués del Norte, y frente a esta revelación él ya no sabía cómo lidiar con esto.
—Tengo la intención de promover oficialmente a Qiu Yiniang a la concubina de segundo rango el
próximo mes—. Mu Jin guardó su pincel y miró a su segundo hijo. —La concubina de Cheng Wang es la
primera hija del Ministro Asistente de Guerra; y tú eres su Primera Esposa, por lo que deberías tener
un estatus de nacimiento más alto.
Mu Hanzhang estaba atónito; no esperaba que Mu Jin, su padre, realmente lo tomara en
consideración de esta manera. Aunque sabía que el Marqués del Norte estaba expresando claramente
su punto de vista con este método, no pudo evitar sentirse un poco conmovido. Por lo que se inclinó
inmediatamente con respeto ante él. —Agradeciendo a mi Padre por su empatía, este hijo se lo
agradecerá de antemano en nombre de Yiniang.
Xiao Hei corrió demasiado rápido y pronto llegó a un pabellón que se encontraba a treinta li al sur de
la ciudad. Y Jing Shao de quedó sentado allí, extremadamente aburrido mientras arrancaba la hierba
del lugar para alimentar a Xiao Hei. No fue hasta el anochecer que vio a un azul carruaje acercarse
lentamente desde lo lejos.
Jing Shao inmediatamente montó a Xiao Hei y corrió hasta ese carruaje, llegando a asustar al
conductor. El guardia en frente de aquel transporte sacó su filosa espada, que hasta ese momento
guardaba en secreto en su cintura. —¿Es acaso... Wang Ye?
Jing Shao agitó su mano en señal de saludo. —¿Por qué han llegado recién?
—Como sabrá, su Alteza está herido, y no nos atrevimos a viajar demasiado rápido —. Justificó aquel
guardia imperial.
Jing Shao frunció su ceño; saltó al carruaje y entró rápidamente. Pero al ver la situación en el interior,
inmediatamente su rostro se llenó de ira. "¡Hermano!"
Jing Chen se apoyó contra la pared de su carruaje; ocultando la parte inferior de su cuerpo, que aún
seguía envuelta en una blanca tela. Y al ver a Jing Shao, no pudo evitar fruncir su ceño. —Ya te dije que
no vinieras por mí. ¡¿Por qué nunca me escuchas?!—. Dijo Jing Chen.
════ ∘◦❁◦∘ ════
34: Árbol de seda persa

—Estás así de herido y sigues diciendo que estás bien—. Jing Shao frunció el ceño fuertemente y
extendió su mano hacia la blanca prenda. Quería ver la herida de su hermano, pero estaba asustado de
hacerle más daño. La punta de sus dedos paró a siete centímetros de su ropa. Sin atreverse a ir más
cerca.
Jing Chen nunca vio a su hermano pequeño tan cauteloso y solemne antes. Su seria expresión no pudo
evitar quebrarse. El regaño que le iba a dar quedó en sus labios. Un poco tembloroso estiró su mano y
acarició la cabeza de Jing Shao. —De verdad, no es nada serio. Solo es que la herida es grande y difícil
de envolver. Esa es la razón del porqué se envuelve en un área tan grande.
Jing Shao estaba aturdido. Desde su memoria, su hermano mayor nunca actuó tan íntimamente con
él. Cuando él estaba joven, saltando de arriba abajo, sacando pajaritos de su nido y pescando peces Koi,
su hermano ya estaba en el estudio leyendo libros con una cara rígida. Y la mayor parte de lo que le
decía a Jing Shao era "¿Qué problemas ocasionarás después?''. Cuando murió la Emperatriz, su madre,
Jing Shao lloró amargamente. Pero su hermano mayor solo se arrodilló delante del ataúd y no lloró ni
habló. Cuando jaló la manga de su hermano mayor, él solo recibió la oración: ''¡Qué inmaduro! Solo
sabes llorar''. Como resultado, él había pensado que nunca fue cercano con su hermano mayor en toda
su vida.
Hasta que estaba en prisión, cuando su hermano mayor lo visitó. Jing Shao todavía recordaba la
calmada y poderosa voz de su hermano, claro como el día. "Eres mi único hermano, ¡no te dejaré morir
incluso si tengo que sacrificar todo lo que tengo!".
Escenas del pasado pasaron por su mente. Jing Shao sintió que le picaba la nariz. Si él no era capaz
de vivir nuevamente, él nunca hubiera sabido cuanto hizo su hermano por él; sólo que todo se hacía en
lugares que él no conocía. Ante ello, se acarició con un dedo su nariz, luego, Jing Shao tomó una
pequeña botella verde de jade de su pecho y la puso sobre la mano de Jing Chen. —El paseo en carruaje
estaba lleno de baches. Vuelve y pídele a tu cuñada que te ayude a ponerte esto.
Jing Chen miró la pequeña botella en su mano. Su padre había otorgado esta botella verde claro a
Jing Shao antes de que este último partiera en su expedición.
Jing Chen frunció el ceño y dijo: —Esta es una medicina que salva vidas. Pero yo solo tengo una
herida superficial, devuélvela—. Con eso, trató de ponerla de nuevo en la mano de Jing Shao, pero este
último rápidamente se retiró a la puerta del carruaje.
—Aún tengo un poco en casa, tu toma esta botella, si no crees que vale la pena usarla ahora, sólo
guárdala contigo, eso me hará sentir un poco mejor—. Jing Shao dijo aquello mientras levantaba la
cortina y se preparaba para salir. —Vine a recogerte, y fui a dar una vuelta a la capital. Nadie sabe
sobre esto. En cuanto al padre imperial, su corazón es como un espejo, es inútil intentar esconder esto
de él.
Jing Chen agarró la botella de jade en su mano, observó la alta y recta figura de su hermano menor
montado en su caballo, moviendo las riendas suavemente y desaparece. Sus labios se curvaron
lentamente. Su hermano Xiao Shao realmente estaba haciéndose más y más reflexivo.
Incluso si es la casa de su madre, no era apropiado para Wang Fei quedarse a cenar. Así, cuando Jing
Shao regresó a su palacio, Mu Hanzhang volvió. La mesa estaba llena de platillos, y su Wang Fei estaba
vestido en ropa suave y casual de seda, se sentó a la mesa para esperar por él para cenar. Era
realmente lindo tener alguien que esperara por tu llegada a casa. Jing Shao no pudo evitar ir a plantar
un beso en esa hermosa cara.
Las sirvientas que estaban alrededor bajaron la cabeza una a una.
La hermosa cara de Mu Hanzhang instantáneamente se volvió completamente roja como si hubiera
sirvientes por todos lados. Este hombre en efecto no sabía cómo contenerse a sí mismo. Y no podía
evitar mirar a Jing Shao. —Ve a cambiarte de ropa, tu boca está llena de suciedad—. Él sintió que las
palabras no eran adecuadas tan pronto como las dijo; sonaba más como si estuviera coqueteando, y no
pudo evitar sentirse molesto por dentro.
Jing Shao presionó su puño contra sus labios para no dejar escapar su risa, y se volvió para ir al baño
a lavar su cara y cambiar su ropa.
Al final de mayo, el clima empezó a tornarse caliente. Jing Shao cambió su ropa, tomó la taza que
Miao Xi le entregó, y bebió hasta que la taza estaba vacía.
Mu Hanzhang sirvió un chucharon de sopa de frijol mungo en un tazón para él y agitó su mano para
que las mucamas se retiraran. —¿Has visto a tu hermano mayor?'
Jing Shao tomó un sorbo de sopa y asintió. —Mi hermano fue herido, y el carruaje iba más lento.
—¿Fue gravemente herido?—. Mu Hanzhang frunció su ceño.
Jing Shao tomó un bocado y sintió que sabía bastante bien. Él tomo un poco con los palillos y los puso
en el tazón de su Wang Fei. —Es una herida superficial, no debería ser nada severo.
Mu Hanzhang miró la comida en su plato. Cuando vio la expectante cara de Jing Shao, no dijo nada.
Tomó el tazón y empezó a comer. De todas formas, desde su matrimonio, Wang Ye le sirvió mucho, y él
se sentiría feliz en su corazón todo el tiempo. Este hombre actuó como si Mu Hanzhang fuera mujer,
ordenándole, pero respetándolo y acariciándolo. Él realmente no se imagina cuan triste sería si Jing
Shao fuera como otros esposos.
Cumpliendo con la cortesía de no hablar mientras comes, Mu Hanzhang no dijo nada más, en cambio,
se concentró en comer. Jing Shao solo había comido dos pedazos de carne guisada en el almuerzo.
Ahora realmente estaba hambriento. Tomó su tazón y empezó a comer rápidamente.
Mu Hanzhang se sorprendió de verlo tan voraz. Cuando Jing Shao iba por su tercer tazón de arroz,
Mu Hanzhang tenía miedo de que comiera de más, sólo pudo levantar su mano para detenerlo. Viendo a
Jing Shao con una expresión de que quería comer un poco más, no sabía si reír o llorar. —Estás
comiendo muy rápido; no sabrás cuando se sacie tu hambre. Si comes mucho en la noche, tendrás
indigestión.
Ambos eran hombres, y todos los tazones de arroz del Lado Este eran demasiado grandes. Jing Shao
normalmente estaría demasiado lleno después de dos tazones. Estaba comiendo demasiado esta vez, si
se terminaba su tercer tazón, realmente no podría dormir esta noche.
Jing Shao también sabía sobre esto, así que obedientemente puso sus palillos abajo y bebió la mitad
de la sopa de frijol mungo. Sólo estsban ahora esperando a que las sirvientas limpiaran y se dio cuenta
de que tal vez sí había comido mucho. Mu Hanzhang suspiró y bebió de su té, y lo llevó a caminar un
poco en el jardín para ayudar con su digestión.
La brisa de mediados de primavera trajo consigo una ola ligera de calor. Cuando pasó rozando la cara,
uno podría oler la ardiente luz solar en medio de la fragancia de las flores.
—Mi padre dijo que el siguiente mes, promovería a Yiniang a concubina de segundo rango—. Mu
Hanzhang fue debajo de un árbol de seda persa y miró hacia arriba. El árbol estaba cubierto de flores
rosas, y su belleza era como la niebla.
—Esa en verdad es una buena noticia. Podrás llamarla Madre en algún futuro—. Cuando Jing Shao lo
vio mirando las flores en el árbol, él extendió su mano y saltó ligeramente, agarrando un puñado de
florecientes y coloridas flores que luego le enseñaría a su Wang Fei.
—Son flores perfectamente hermosas que han florecido, ¿Por qué las tomaste?—. Mu Hanzhang miró
las flores en su mano, pero no las tomó.
—Una ofrenda de flores para una belleza—. Dijo Jing Shao orgulloso.
Mu Hanzhang miró a Wang Ye actuando indecentemente otra vez. —Escuché que estas flores son de
seda persa, ¿cómo podrían seguir siendo usadas como una ofrenda?
Jing Shao se rascó la cabeza. Las flores de seda persa eran originalmente llamadas flores de la
miseria. Una floreciente flor de miseria significaba que el corazón del esposo había cambiado. Este
significado no era realmente bueno. Jing Shao rápidamente tiró las flores de su mano y arrancó una
rama del árbol frondoso, poniéndola en la mano de Jun Qing.
—¿Qué estás haciendo ahora? Deja de ofrecerme flores, ¿Quién regala hojas?—. Mu Hanzhang volteó
la rama llena de hojas de su mano. Las hojas estaban cerradas, y sin nada que ver en particular que
valiera la pena, y no pudo evitar reírse de Jing Shao.
—Las hojas de seda persa se abren durante el día y se cierran en la noche, lo que significa estar atado
a un profundo amor. Te doy esto, para estar junto a ti por toda mi vida, para que pasemos muchos años
juntos y siempre en una feliz unión—. Jing Shao dijo esto valientemente y con confianza.
Mu Hanzhang estuvo aturdido por un momento. Volteó a ver la rama de hojas que estaban cerradas
fuertemente a la noche. Jing Shao inesperadamente dijo tal cosa. Por un momento, Mu Hanzhang no
supo cómo responder. Sin embargo, su hermoso rostro de repente se tiñó de rojo suave, brillando a la
luz de la luna, viendo todo más hermoso.
Jing Shao se volvió un poco tonto cuando vio esto. No pudo evitar tomar la mano de Wang Fei y
buscar esos delgados labios para besarlo.
—Hmmm...—. Mu Hanzhang gimió suavemente pero no se resistió. La frase: ''Junto a ti por toda mi
vida, al pasar los años y siempre en una unión feliz''. Hizo que todo su corazón se endulzara
ocasionando querer hacer algo íntimo para poder prolongar el sentimiento.
Al día siguiente, el segundo príncipe regreso a la corte con su herida, destacando en la plataforma del
gran pasillo. El Emperador Hong Zheng se apiadó del segundo príncipe de la corte por su herida, ya
que aún no se había curado y le cedió un asiento.
El emperador estaba molesto por el ataque al enviado imperial y ordenó una investigación.
Adicionalmente, Jing Cheng trajo noticias que impactaron a todas las jerarquías de la sociedad; el
tributo del suroeste fue robado en la montaña por ladrones, pero por el mismo Rey del suroeste. Todo
tributo quedó estancado en la frontera de la región feudal del suroeste, cerca del camino oficial que
lleva a la ciudad capital.
Ya sea coincidencia o algo deliberado, el manuscrito del Rey del Suroeste para evitar enviar tropas a
rescatar al príncipe mayor también llegó a la capital ayer. En su petición, el Rey del suroeste dijo que el
suroeste sufrió de una sequía primaveral este año. En muchos lugares no se había cosechado ni una
pizca de grano y los tributos fueron robados. Peor aún, el Rey ya había reducido gastos para ayudar a la
gente; la región en verdad no tenía la capacidad de movilizar un ejército para ir a Yunnan y Tibet. El rey
formalmente pidió que la corte asignara sus provisiones primero.
—Su engaño de verdad es intolerable—. El Emperador Hong Zheng tomó el manuscrito dado por Jing
Chen junto con el del Rey del Suroeste y los tiró en las escaleras de jade.
—El Rey del Suroeste es realmente desenfrenado—. Fan Jie, la mano derecha, el Censor Imperial,
salió, temblando de rabia.
—Su majestad, calme su enojo, la cosa más importante aquí es que el príncipe mayor sigue en Yunnan
y Tibet. Es incierto, ya sea si está vivo o muerto. El Rey del suroeste se rehusó a enviar tropas, así que
deberíamos movilizar a las tropas y caballos—. El ministro de guerra miró a Jing Chen, y entonces dio
un paso al frente para recordarle al Emperador.
—El rey del Suroeste sabe que el príncipe mayor no es bueno peleando en batallas, por esa razón se
atreve abierta y descaradamente en engañar a la corte, queriendo el tributo reducido a cambio. En mi
opinión, deberíamos enviar un general famoso a Yunnan y Tibet—. Song An, el Asistente del ministro de
Guerra, se adelantó apresuradamente para hablar, mirando un tanto deliberadamente a Jing Shao.
Jing Shao odió como Song An nuevamente estaba actuando por su cuenta, hasta el punto en el que
rechinaba los dientes, y dio medio paso hacia atrás discretamente.
—Los bárbaros del suroeste no tienen tanta gente; no vale la pena armar un alboroto. La razón por la
que el príncipe mayor está en una grave situación es porque él no está familiarizado con el ambiente de
Yunnan y Tibet. Este funcionario piensa que tan pronto como el príncipe sea rescatado, será suficiente.
No hay necesidad de mandar a otro general famoso. Si le dedicamos un tiempo, esto se resolverá—. El
Marqués del Norte, que raramente hablaba, repentinamente da un paso al frente, y su voz firme y
poderosa cortó inmediatamente el interminable ruido de la multitud.
El Emperador Hong Zheng miró a Mu Jin y asintió suavemente. El Marqués del Norte de esta
generación se encontraba en el noroeste de China como un hombre joven. Combatió en varias guerras,
y defendió su título de noble con sus propias habilidades; sus palabras naturalmente traían consigo el
peso del prestigio.
Por lo tanto, el emperador Hong Zheng decretó que el Rey del suroeste será reprendido. Él
inmediatamente mandó tropas para salvar al príncipe. En cuanto a la reducción del tributo y la cuestión
de proveer provisiones, el completamente denegó todas sus peticiones. Al mismo tiempo, envió soldados
y caballos a la provincia de Sichuan a rescatar al príncipe por otra ruta.
—¡Madre, escuché que el padre promoverá a Qiu Yiniang a segunda esposa!—. Mu Lingbao con
urgencia y coraje, corrió hacia la casa de la primera esposa, después de que su castigo de tener
prohibido salir a la calle finalmente había terminado.
—¡Lo sé!—. La Marquesa del Norte se había vuelto bastante demacrada. El emperador decretó que la
cónyuge del cuarto príncipe debería ser la joven mujer de la casa del Duque Mao. Y que este asunto se
resolvería en el sexto mes, y como el séptimo mes no era auspicioso, la ceremonia de matrimonio se fijó
para el octavo mes. La señora Du se convirtió en el hazmerreír de la capital entera, y estaba tan
avergonzada que ni siquiera salió por nada durante un mes entero.
El cuarto príncipe determinó esto en el sexto mes, pero el Marqués del Norte iba a promover a la
joven Qiu en el sexto mes también, lo cual quedaba claro para todos que el Marqués del Norte estaba
del lado de Cheng Wang. Y ahora, todos tendrían que mirar a ese hijo bastardo.
—¿Como puede ser?—. Mu Lingbao tiró la bandeja de frutas de la mesa y dijo: —Si Qiu Yiniang
asciende a concubina de segundo rango, Mu Hanzhang se convertirá en el segundo hijo. Si muero, ¡él
también puede heredar el título!
—¡Qué disparates!—. La Marquesa del Norte palmeó la espalda de Mu Lingbao. —Tú eres el heredero
por decreto imperial, y nadie puede quitarte ese título. Él ya está casado con Cheng Wang. ¿Qué bases
hay para que regrese a la casa de su madre y herede el título?
—Si Cheng Wang se convierte en Emperador y lo destituye, ¡¿no podría heredar el rango?!—. Después
de ser golpeado por su madre, Mu Lingbao se dejó caer en la cama luohan y levantó la voz.
—Hmph, si Cheng Wang se vuelve emperador, ¿Crees que él viva para ascender al trono?—. La
Marquesa se burló. El reinado de un príncipe que desposó a una esposa masculina no duraría. Incluso si
Cheng Wang tomara el trono por alguna situación extraordinaria, sería una desgracia tener una esposa
masculina. Él fácilmente podría ser borrado de los libros de historia.
Mu Lingbao se sorprendió antes de finalmente animarse. —¡Madre realmente se mantiene recta y ve
más allá!
—Si fueras un poco maduro, ¿sería necesario que yo usara estos métodos?—. La Marquesa del Norte
se sacudió la frente con rudeza con el dedo.
Madam Qiu, que había venido a entregar algunos libros de contabilidad, salió de su aturdimiento
mientras estaba fuera de la puerta. ¡Estaba tan alarmada que empezó a sudar frío!
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[Nota de la traductora]
En este capítulo me ayudó muchísimo la usuario: Sparkly_Girly_17
Muchas gracias nuevamente por su apoyo.
35: Especulación

Qiu Yiniang miró a su alrededor y vio a la sirvienta mayor de la primera esposa, Yan Hong, quien
regresaba para servir más té desde un extremo del pasillo. Por lo que rápidamente retrocedió dos
pasos, se paró detrás de uno de los pilares del pasillo y esperó a que la sirvienta llegara a la puerta
antes de salir lentamente por ella.
—Qiu Yiniang ha venido a entregar los libros de contabilidad—. Yan Hong la vio y le sonrió
rápidamente. Qiu Yiniang sería ascendida a segunda esposa el próximo mes. Recientemente, la gente de
esta casa se había vuelto mucho más educada con ella. —El joven maestro mayor está adentro; déjeme
ayudar a Yiniang a llevárselos.
—Gracias por la molestia—. Qiu Yiniang sonrió, le entregó los libros entre sus manos y se volvió para
irse.
Las dos personas que estaban dentro de la habitación dejaron de hablar cuando escucharon la voz de
la sirvienta. Esperando a que ella entrara, Madam Du le preguntó. —Yan Hong, ¿quién estaba afuera?
—Cuando esta sirvienta llegó a la puerta, solo me topé con Qiu Yiniang, quien había venido a entregar
los libros de cuentas. Sólo dejó que esta sirvienta se reúna un momento con ella y regresó por su lado—.
Yan Hong les sonrió y puso aquellos libros sobre la mesa.
La Marquesa del Norte frunció su ceño; había conseguido que Qiu Yiniang examinara las cuentas de
este mes en la oficina lateral hoy. Y había hecho salir a todas las doncellas, pero se había olvidado de
esta sirvienta. Afortunadamente, Yan Hong había regresado a tiempo. Así que sólo le ordenó que saliera
para vigilar en la puerta. Madam Du levantó su cabeza y le dijo a Mu Lingbao. —Eres el mayor de la
familia y ya no eres un niño, ¡pero incluso sabes cómo salir a pasear! ¡No te quedes con ese grupo de
pícaros y visites burdeles de clase baja todo el día! Si no tienes nada que hacer, mejor practica más tus
artes marciales. ¡Así la próxima vez que pelees con alguien de la familia del Duque Mao, no volverás a
ser humillado!
—No fue mi culpa. ¡Esa mierda parecida a una tortuga usó un truco sucio conmigo!—. Cuando Mu
Lingbao fue regañado, inmediatamente se negó a aceptar su equivocación y le argumentó. —¿De qué
tienes miedo? Ese mocoso de Mu Hanzhang no puede aprender artes marciales. ¡Incluso si practico
ocasionalmente, aún seré más fuerte que él!
Qiu Yiniang regresó a su residencia sintiéndose muy angustiada. Al principio pensó que Wang Ye
trataba bastante bien a Hanzhang; y que sus días serían mejores en el palacio del príncipe que en la
residencia del marqués, por lo que ella misma se había logrado tranquilizar. ¡Pero se había olvidado por
completo de la pelea que existía en la familia Real por el trono imperial! Cheng Wang era muy valiente y
tenía un gran don en la las artes marciales, y todas las personas de la capital lo sabían. ¿Acaso este tipo
de persona se contentaría con seguir siendo sólo con su Wang Ye para toda su vida? Y sin los hijos de
una primera esposa, nadie podría heredar nada de la nobleza de un Príncipe como él.
Qiu Yiniang tenía la intención de ir a buscar a su hijo y tener una conversación más adecuada con él,
pero todavía era solo una concubina, incapaz de irse a su voluntad. Por lo que ante ello, ella solo pudo
suspirar y llamar a su doncella, Yan Cui, para que enviara una carta al Establecimiento Mo Lian.
—Yiniang, la tienda del segundo joven maestro vende... Ungüento perfumado. ¿Cómo puede entrar
esta sirviente?—. Y así el rostro de Yan Cui se tornó rojizo rápidamente.
Qiu Yiniang miró a la doncella, que estaba haciendo un escándalo y le dijo. —¡Sólo necesito que lo
envíes a las puertas de nuestra residencia! Entrégale esto al tercer hijo de la familia Wang que conduce
el carruaje y dile que lo mande a donde te digo; no te preocupes por el resto.
La investigación del ataque al segundo príncipe en el suroeste no había aún llegado a ninguna
conclusión. La Oficina de Justicia del Gobierno determinó que los asesinos probablemente eran
plebeyos de origen poco ortodoxo, como los llamados maestros de Jianghu, quienes solo estaban
desesperados por dinero. Sin embargo, Jing Chen estaba vestido como un civil y se había ido de
incógnito; por lo que sólo los pocos guardaespaldas a su lado sabían sobre su paradero. Y cuatro de sus
guardaespaldas habían sido enviados por el Emperador y los otros dos por su hermano. Nadie en la
corte lo dijo en voz alta, pero todos sospechaban. ¡El intento de asesinato del segundo príncipe tenía
que estar relacionado con Wang Ye!
—Desde el principio, Wang Ye insistió en darle dos guardias, pero ahora quiere también ir con usted,
¡esto tiene muchos huecos sin cerrar!—. Dijo con sinceridad el Señor Chen, invitado del Pueblo de Qing,
en el Palacio del Segundo Príncipe.
Jing Chen, que apenas se estaba sanando de sus heridas, se sentó en el escritorio y frunció su ceño al
escuchar aquellas palabras. —No digas eso, Jing Shao no sería capaz de hacerme daño.
—¡Su Alteza! En la casa imperial, la fuerza de la hermandad es tan fina como un papel. ¡Ni siquiera se
puede confiar en los propios hermanos! Cheng Wang tiene grandes logros militares, pero se casó con un
hombre; su corazón definitivamente no estaría contento ante ello. He escuchado que él adora a Wang
Fei frente a todos, ¡pero eso es muy poco creíble! Uno tiene que preguntarse, si su Alteza tuviera todas
las calificaciones para tomar el trono, ¿estaría contento con seguir siendo como Cheng Wang?—. El
Señor Chen no permitiría que el tema fuera ignorado tan fácilmente.
—¡Suficiente!—. Jing Chen golpeó su taza con su mano sobre la mesa. —¡No vuelvas a mencionar esas
especulaciones infundadas sobre Jing Shao!
Después de expulsar a esa bandada de asesores que parloteaban sin cesar, Jing Chen, cansado de
todos ellos, se frotó el espacio entre sus cejas, tomó un bolígrafo y comenzó a escribir una carta para el
Emperador.
—Su Alteza, el Señor Chen y los demás decían eso por su propio bien. No hay nada de malo en
prestarles un poco más de atención—. La Primera Esposa del segundo príncipe, Madam Xiao, entró con
un tazón de té helado de hierbas para calmar su enojo y aunque dudó por un momento, no pudo evitar
opinar.
—¿Para qué te estás metiendo en asuntos judiciales?—. Jing Chen la miró y se negó a seguir
discutiendo más sobre ello. Madam Xiao nunca podría entender cuánto apreciaba a su hermano. Jing
Chen estaba cansado de hablar tanto con todos y no quería decir ya nada más. Sabía por experiencia
que esta mujer era incapaz de ver la realidad y que tampoco podía entender muchas cosas por más que
él intentara explicarlo.
Pero si incluso sus propios asesores estaban empezando a dudar de Jing Shao, seguramente ya habría
gente en la corte que también especulara sobre él. Con ese pensamiento la frente de Jing Chen se
arrugó más profundamente. Esta era una terrible situación sin importar quién fuera el responsable.
Para los culpables, si él moría, sería lo mejor; y si él no moría, la culpa podría recaer en Jing Shao. No
importa si se trataba de empañar la reputación de Jing Shao como Cheng Wang o causar un conflicto
entre hermanos, el resultado sería a favor de sus oponentes.
—Intentar investigar más a los asesinos sólo te perjudicará—. Le dijo Mu Hanzhang a Jing Shao
temprano en la mañana mientras lo ayudaba a atarse el cinturón de jade de su uniforme de la Corte. —
Hoy, si alguien te ataca y trata de acusarte, debes regañarlo en voz alta y mostrar tu piedad filial y
querer fraterno hacia tu hermano. No intente refutarlos con ningún tipo de evidencia o prueba; ya que
no podrás vencer a esos funcionarios a la hora de hablar—. Sabiendo que Jing Shao había estado
sufriendo agravios en la Corte durante estos días, Mu Hanzhang estaba muy angustiado y enojado con
esos funcionarios por él, pero solo podía persuadirlo a que primero se tragara sus palabras, para así no
ocasionar más problemas.
—Estoy tan enojado. ¡Estoy casi seguro de que fue Jing Yu quien hizo todo esto! ¿Y aún así vamos a
dejar que siga sin tener consecuencias?—. Jing Shao le replicó furiosamente. Su Padre Imperial debería
tener claro este asunto en su corazón, pero Jing Shao estaba amargado por la actual falta de pistas.
Después de todo, no podían hacer nada solo por el hecho de que simplemente afirmara de que Jing Yu
era el que estaba detrás de eso.
—Incluso si el cuarto príncipe fue el que lo hizo, matar al hermano de uno es un gran crimen; y si se
alguien se atreviera a hacerlo, esa persona tendría que estar completamente preparada para todo—.
Mu Hanzhang suspiró. —Si el Hermano quiere protegerte, ciertamente escribirá una carta para pedirle
al Padre Imperial que no investigue más sobre este asunto. Pero debes de recordar no ser impulsivo
ante todos.
Jing Shao salió de mala gana hacia la Corte; y al apenas dar dos pasos hacia adelante, no pudo evitar
regresar, con sus brazos caídos para hundir su cara en el hombro de su Wang Fei. —Estoy tan molesto,
¡no quiero ir hoy!
Mu Hanzhang miró impotente a la gran persona que colgaba de su cuerpo como si fuera un niño, y
sólo pudo levantar su mano para palmearlo. —No seas tan caprichoso, ve rápido—. Jing Shao sollozó y
no se movió. Y al ver que ya no era tan temprano, Mu Hanzhang temía que Jing Shao llegara tarde, por
lo que le dijo con suavidad. —Ayer, el hermano mayor Zhou compró una olla de gambas. Iré al
Ministerio de Guerra al mediodía para recogerte para que vayamos juntos al restaurante Huiwei para
almorzar.
Cuando Jing Shao escuchó estas palabras, inmediatamente se animó. —Entonces está decidido: sólo
necesito estar en el Ministerio de Guerra hasta el mediodía; y así podremos vernos para comer.
Mu Hanzhang vio a su Wang Ye irse rebosante de energía. Y ante esa escena sonrió levemente y
sacudió su cabeza. ¿Cómo es que aquel hombre se parecía cada vez más a un niño? Y su propio esposo
tuvo que usar comida para sobornarlo para que saliera y manejara sus asuntos como es debido.
En esta corte matutina, como esperaba Mu Hanzhang, los funcionarios a los que les gustaba
parlotear, insinuaron que Jing Shao era el culpable de la situación. Y Jing Chen, quien todavía se estaba
recuperando de sus heridas, no estaba presente para defenderlo. Además, el cuarto príncipe solo
mantuvo su cabeza gacha durante todo el tiempo y no soltó ni una sola palabra ante todo el bullicio.
Jing Shao escuchó el consejo de Wang Fei y no le respondió a nadie. Y en su lugar, regañó a los
funcionarios por sus pensamientos viciosos y por menospreciar su hermandad y piedad filial.
El Emperador Hong Zheng miró a Jing Shao, cuyo rostro y cuello estaban rojizos por la ira. Sin
embargo, no dijo ni una sola palabra y solo esperó hasta que Jing Shao terminó de hablar. Luego, dijo
lentamente. —Esta vez, el segundo príncipe fue atacado por asesinos. Si no fuera por los guardias de
Cheng Wang quienes arriesgaron sus vidas para protegerlo, todo habría terminado en un desastre. Por
lo tanto, hasta que podamos investigar claramente sobre el asunto, no haremos ninguna especulación.
¿Creen que Hong es un niño de tres años?—. Luego arrojó sus papeles a los pies del Censor Imperial
quien estaba debajo de los escalones de jade.
El Censor Imperial Fan Jie que acababa de escuchar a su Emperador hablar con gran vigor. Se sintió
intimidado por aquella imponente voz y solo pudo arrodillarse para recoger los papeles que habían
caído al suelo.
Entre esos papeles se encontraba en primer lugar la carta que el segundo príncipe le había enviado al
Emperador ayer; en ella, instó sinceramente a su Padre Imperial a no investigar más sobre el asunto
por el momento, porque en el que la gente sospecharía más sería en su propio hermano pequeño. Y
como hermano mayor, realmente no podría soportar ese tipo de situación.
—El corazón del segundo príncipe es tolerante y amable. Esta vez, se dirigió al suroeste para
investigar sobre el asunto del tributo. Por lo que, sus aportes no pueden solo pasar desapercibidos. Ante
ello se le otorgará el título de Rui Wang. Y una vez que Jing Chen se recupere de sus heridas, deje que
el Ministerio de Ritos elija un día para la ceremonia—. Después de mirar a sus dos hijos a los ojos, el
Emperador Hong Zheng sacudió sus mangas y se fue. Sus ojos eran profundos, y el significado en ellos
no estaba nada claro.
Por su lado, Mu Hanzhang desayunó y se llevó a Yun Zhu con él. Primero fue al Establecimiento Mo
Lian. Aunque era él quien abrió el negocio, este tipo de cosas no era algo agradable de decir, por lo que
se dijo afuera que alguien más había abierto esa tienda y que Wang Fei solo era el encargado de las
acciones.
Desde la apertura, el negocio había sido muy próspero. Algunos comerciantes de la capital pudieron
ver que este Establecimiento ganaba mucho dinero, pero aún así ninguno de ellos se atrevieron a ir en
contra de él. Esto se debió simplemente a que el Establecimiento estaba a nombre de Cheng Wang, y el
tiránico Wang Ye era conocido por ser demasiado irracional.
—Hermano mayor Lin—. Poco después de que Mu Hanzhang entrara en la tienda, vio entrar una
figura familiar. Era Lin Gongzi de la casa del Marqués del Sur. La Residencia del Marqués del Sur era el
hogar de la madre de la Primera Esposa del Segundo Príncipe; y por ello, eran considerados familia
entre sí.
—Mu Gongzi...—. Cuando Lin Gongzi vio a Mu Hanzhang aquí, inmediatamente se sintió un poco
avergonzado. —La caja que me regalaste la última vez... Bueno, no tengo la cara para pedirles a mis
sirvientes que compren esto por mí, así que tuve que venir tan temprano solo.
El marido de Lin Gongzi era el hijo bastardo del Marqués del Sur. Y el viejo Marqués todavía no había
dividido a su familia en hogares distintos; pero aún si no vivieran todos en una misma Residencia,
naturalmente, no se le daría ningún poder a esta esposa masculina, por lo que era inconveniente para
Lin Gongzi hacer algo sin el permiso de su suegro.
Mu Hanzhang comprendió de inmediato la dificultad que seguramente vivía y volvió su cabeza para
mirar a las decoraciones de la tienda. La gente común no le prestó mucha atención a la situación, y si
los hombres vinieran a comprar los artículos, ellos no serían capaces de saber si eran el esposo o la
esposa, así que no importaba. Sin embargo, para las esposas masculinas de familias nobles,
definitivamente hubieron muchos inconvenientes. Las cajas de hierro más baratas de la tienda eran las
que más se vendían, y las cajas de plata más caras también podían venderse a esos hijos hedonistas de
padres ricos que deseaban complacer a aquellas bellezas, pero las cajas de madera de ungüento
perfumado, que eran específicamente para los hombres no se vendían tan bien como Mu Hanzhang
pensó que lo harían.
Mu Hanzhang consideró esto y los engranajes de su cerebro comenzaron a girar. Cada mes, el
Departamento de la Casa Imperial apartaba una cantidad de ungüento perfumado para cada hogar y lo
enviaba. Por lo tanto, para sus clientes que todavía necesitaban el producto, pero que tenían
inconvenientes de dinero, podía hacer que pagaran una tarifa mensual fija y recibir los productos
cuando quisieran.
—Si es un inconveniente para el hermano Lin, dígame cuánto necesita; y al comienzo de cada mes,
enviaré a alguien con un paquete sellado a su residencia. Y puedes decir que es algo que yo mismo te
envié—. Cuando Mu Hanzhang llegó a esta conclusión, su mente se animó otra vez. Todos los meses, el
Ministerio del Hogar del Palacio Real entregaba el amplio estipendio a tiempo. De este modo, podía
hacer que las esposas de los príncipes se sintieran incómodas para comprar productos de este tipo,
pero que tenían una necesidad de hacerlo, puedan tener cada mes una cantidad de ellos con solo
realizar un pago con regularidad.
—Esto definitivamente resolverá mi problema—. Lin Gongzi estaba muy contento con esta solución e
inmediatamente pagó por adelantado.
Al salir del Establecimiento Mo Lian, Mu Hanzhang vio que aún era muy temprano, por lo que se
decidió en mejor solo caminar hacia la oficina del Ministerio de Guerra. Y una vez que llegó a la Corte,
exactamente al mediodía, vio una figura que cruzaba puntualmente aquella puerta.
—Wang Ye, este asunto aún no ha terminado, ¿por qué te vas a ir ahora?—. El ministro Sun salió
sosteniendo un libro y lo persiguió a regañadientes.
—Tú mismo tomarás cualquier decisión, tengo algo urgente que hacer. Te hablaré más tarde—. Jing
Shao agitó su mano con impaciencia hacia él. Y cuando miró hacia adelante, pudo ver a su Wang Fei
parado afuera de la puerta, con una radiante túnica celeste. Ante tal encantadora vista Jing Shao no
pudo evitar sonreír y correr hacia él.
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36: La Retirada de los Estados vasallos

El Ministro Sun miró impotente al Príncipe Imperial, que estaba corriendo hacia su Wang Fei y
exclamaba emocionado. —¡Jun Qing, vamos a comer camarones! ¡Si llegamos demasiado tarde, se
agotarán!—. ¿Es este acaso un asunto urgente? Hubieron rumores sobre un Wang Ye frío, cruel y
despiadado, entonces, ¿por qué él mostraría una expresión tan sonriente como la de una flor
primaveral?
Mu Hanzhang vio al Ministro de Guerra, quien tenía una larga blanca barba parado torpemente
frente a la puerta y lo saludó con un tono de disculpa. —Wang Ye tenía prisa esta mañana y no ha
desayunado; así que le pido al Ministro que nos disculpe.
—Wang Fei sólo está exagerando—. El Ministro Sun pudo por fin regresar a sus sentidos y le
respondió cortésmente a Wang Fei. De todos modos, estaba acostumbrado a que el Príncipe Imperial se
fuera puntualmente por su esposo.
Mu Hanzhang le regaló una sonrisa y se fue a comer con su Wang Ye.
Todavía era temprano y básicamente, no había aún invitados dentro del restaurante Huiwei, pero el
dueño Zhou, que abría temprano todos los días, ya había limpiado la tienda y estaba preparando todos
los ingredientes para la comida que se vendería.
Jing Shao pidió una habitación privada y elegante con vista a la calle en el segundo piso.
—Los cangrejos aún no están lo suficientemente gordos en este momento, espera hasta septiembre
para poder comerlos—. Debido a que no había mucho que hacer en su negocio en ese momento, Zhou
Jin, vestido de un brillante rosa, se acercó personalmente para tomar sus pedidos.
Con respecto a las túnicas de Zhou Jin, ellos no mostraron expresión alguna de sorpresa.
—Quiero un plato de camarones en salmuera hervidos, un plato de camarones al horno con sal, dos
camarones Huiwei, una botella de vino amarillo Shaoxing y dos tazones de arroz—. Jing Shao miró hacia
el menú y solo en un instante realizó un gran pedido para ambos. Todos los platos con las palabras
"Huiwei" fueron los platos estrella de ese restaurante. Debido a que no era posible conseguir
camarones frescos en todo el año, rara vez podían los clientes consumir este plato.
—Cuando coman camarones de agua salada, no deben de beber un fuerte alcohol. En su lugar, les
serviré una taza de té—. Le recordó Zhou Jin a Jing Shao.
Jing Shao frunció su ceño, ya que sentía como si le faltara algo si no podía beber vino mientras comía
algo tan delicioso.
Cuando Mu Hanzhang se percató de su expresión, llamó al pequeño sirviente de Jing Shao, Yun Song,
para que comprara una botella de vino de ciruelas verdes de la tienda de la doncella, que conocieron
aquel día en el sur de la ciudad. —El vino suave puede desintoxicar a los camarones a la hora de
comerlos. Quizás sería bueno que hermano mayor Zhou también comprara un poco de ello. Estoy
seguro de que se vendería bien.
—Esa es una buena idea—. Zhou Jin estaba muy feliz cuando escuchó las palabras que mencionó Mu
Hanzhang. —¿Dónde consigues ese tipo de vino de ciruelas verdes que pediste?
Mu Hanzhang le informó de la ubicación. Incluso Zhou Jin, quien ya había abierto un restaurante, aún
no sabía cuál era el sabor del vino de ciruelas verdes. Parecía que al negocio de la doncella Mei
realmente no le iba muy bien. Dado que Jing Shao iba a cuidar a la señorita de ciruelas verdes en el
lugar de aquel soldado Wang que murió en la batalla, era mejor volver más conocido a su negocio que el
solo comprar su vino con regularidad.
—Jun Qing, eres muy bueno en los negocios—. Jing Shao peló a un camarón hervido y lo puso en el
tazón de su esposo.
Mu Hanzhang recogió esos camarones con sus palillos y los sumergió en la salsa antes de comerlos.
Él sonrió levemente y le dijo. —Cuando era un niño, escuché que los descendientes de familias nobles
rara vez podían obtener honores académicos en el examen imperial; e incluso si lo hicieran, no es tan
fácil para ellos convertirse en funcionarios judiciales. Por lo tanto, aprendí en secreto algunas
habilidades en cuanto al comercio, por parte de Yiniang. Pensé que si no podía ser un funcionario,
entonces podría hacerme cargo de los negocios de nuestra familia.
En general, los nobles no podían obtener honores académicos a través del examen imperial. Solo
podían confiar en la benevolencia del Emperador; si es que querían convertirse en funcionarios, por lo
que solo podían esperar a conseguir el favor de la familia imperial. Para aquellos que lograron estudiar
y aprobar con buenos resultados, a menudo fueron rechazados por otros y era difícil el promoverlos.
Mu Hanzhang habló de manera relajada, pero Jing Shao pudo escuchar los problemas que ha ocultado
a lo largo de su vida en solo estas pocas oraciones. Duques, marqueses, condes, todos ellos estaban
enfocados en convertirse en líderes militares. Por lo que, un hijo que no pudiera practicar en artes
marciales naturalmente sería menospreciado por su familia, sin mencionar que Mu Hanzhang era solo
el hijo de una concubina. Pensando en esto, Jing Shao recordó lo que tenía planeado para Mu Lingbao,
pero desafortunadamente, el clima se estaba volviendo más caluroso; por lo que tenía que esperar unos
cuantos meses antes de que Mu Lingbao pudiera ser arrojado al río.
—Los camarones están muy bien fritos; es sabroso cuando uno se los come con su caparazón—. Mu
Hanzhang puso un camarón en el tazón de Jing Shao. —Después de que hayamos terminado nuestra
comida, vayamos a la casa del segundo hermano imperial y echemos un vistazo. He preparado todos los
regalos. Haré que Yun Zhu vuelva a recogerlos—. Ahora que Jing Shao había enfatizado la importancia
de la piedad filial en la corte hoy, no había nada sospechoso en visitar a su herido hermano. E incluso si
no creía en la instigación de esos villanos, estaba lo que habían anunciado; por lo que si alguien suele
decir muchas mentiras, naturalmente, estas se volverán reales. Ante ello, era mejor que los dos
hermanos se vieran con frecuencia.
Jing Shao también ya había planeado ir a la mansión del segundo príncipe hoy para contarle a su
hermano la buena noticia de que su Padre Imperial le confirió el título de Rui Wang. Sin embargo, él se
dio cuenta que cada vez que lo visitaba, siempre iba con las manos vacías, pero siempre regresaba a su
Palacio con algo bueno de su hermano. ¡Y solo ahora Jing Shao recordó que debería de llevar regalos
cada vez que lo visitara!
Cuando llegaron, Jing Chen estaba discutiendo asuntos con varios asesores en su estudio. Y al
escuchar que Jing Shao había venido, lo dejó entrar a donde se encontraba.
Habían tres personas en la habitación, ninguna de las cuales Jing Shao había visto a menudo. Mu
Hanzhang se paró a su lado, observando en silencio las expresiones de estas personas para luego bajar
sus ojos. Los tres asesores parecían muy nerviosos por su repentina llegada, y uno de ellos reveló un
evidente indicio de hostilidad.
—Eso será todo por hoy—. Jing Chen frunció su ceño un poco y les indicó a los tres que se fueran.
Jing Chen echó un vistazo a Mu Hanzhang, para después bajar sus ojos para observar a Jing Shao, y le
dijo con una profunda voz. —Hiciste un buen trabajo en la corte hoy.
Mu Hanzhang estaba un poco sorprendido. Había planeado irse primero, pero inesperadamente, los
dos hermanos empezaron a discutir sobre asuntos judiciales frente a él. Hacer esto demostró que los
dos hermanos realmente lo consideraban digno de confianza, como si fuera realmente uno de ellos y los
ayudara a planear su conquista del trono. Ante ello, giró su cabeza y miró a Jing Shao, quien le dio una
significativa mirada que decía en ella que todo estaba bien con que se quedara.
—Con respecto a la situación actual, el Rey del Suroeste ha enfurecido al Padre Imperial. Por lo que
solo será cuestión de tiempo el lograr la retirada de los estados vasallos, pero aún no puedes mencionar
este asunto a los demás. Dejaré que el resto de la corte lo anuncie primero. Volveré a allá después de un
par de días y luego presentaré un estatuto al Padre Imperial nuevamente—. Y después de esas palabras,
Jing Chen le mostró a Jing Shao una pila de papel doblado.
—¿Funcionará este método?—. Jing Shao analizó la situación durante mucho tiempo. En general, este
método de retirar a los estados vasallos sin movilizar al ejército era muy complicado. En su vida pasada,
había estado en Yunnan y Tibet. Por lo tanto, no sabía si alguien había sugerido una retirada pacífica de
los territorios vasallos en ese entonces. Sin embargo, dado el carácter del Rey del Suroeste, quizás esta
batalla debía de ser librada.
—Cuñado, échale un vistazo—. Jing Chen le hizo una seña a Jing Shao para que se le diera también
aquellos papeles a Mu Hanzhang.
—El hermano puede llamarme Hanzhang—. Mu Hanzhang tomó aquel estatuto, lo leyó rápidamente y
pensó por un momento. —Si las fuerzas del Rey vasallo no son fuertes, entonces este plan es factible.
Jing Chen asintió levemente y miró a Jing Shao. —Si se inicia una guerra, ¿quieres ir?
—¡Vamos!—. Jing Shao le respondió con decisión. —Esta es una buena oportunidad para ganar
liderazgo militar. Si se prolonga durante unos años, entonces se puede controlar al menos a la mitad—.
Una vez que se declarara la guerra a los tres estados vasallos, él no estaba seguro de cuántos años
duraría la batalla. Incluso si Jing Shao conocía a los puntos débiles de cada Rey vasallo, él no planeaba
que la guerra acabe de inmediato. Sin embargo, no iba repetir los errores que cometió en su última
vida, sino que solo se desharía de los reyes una vez que hubiera cumplido su propósito.
Mu Hanzhang escuchó la conversación entre los dos hermanos y su mirada se apagó lentamente
mientras permanecía en silencio. Si hubiera una guerra, Jing Shao no regresaría a casa durante muchos
años, ¿verdad?
Al día siguiente, hubieron noticias del príncipe mayor, de que finalmente había sido rescatado por el
ejército Shu. Por lo que afortunadamente, aún seguía vivo y solo estaba descansando temporalmente en
Yunnan y Tibet. En cuanto al Rey del Suroeste, sus tropas no se movieron tan rápido como las de los
Shu. Este movimiento enfureció completamente al Emperador Hong Zheng. Y muchos ministros
aprovecharon la oportunidad para proponer recuperar a los territorios vasallos. Y después de unos días
conversando sobre el tema, cuando Jing Chen regresó a la corte, presentó directamente su estatuto
sobre la retirada de los territorios vasallos.
Jing Chen propuso degradar a los vasallos; es decir, que los actuales reyes vasallos seguirían
gobernando la región, pero las próximas generaciones serían degradadas a duques del Estado, y la
generación siguiente sería degradada a marqueses... El emperador Hong Zheng pensó que este método
era factible, pero no mencionó nada acerca de su positivo pensamiento ante tal idea. Sólo cuando los
ministros lo dijeron repetidamente, acordaron al fin en retirar los estados vasallos.
A partir de entonces, el asunto de Yunnan y Tibet quedó en suspenso por el momento y el de la
retirada de los vasallos se puso en la agenda real.
En Junio, Qiu Yiniang fue ascendida a segunda esposa y el Marqués del Norte invitó a Jing Shao y Mu
Hanzhang a la ceremonia.
—Hace algunos días, Yiniang me envió una carta y me pidió que vaya a verla después de la ceremonia
de hoy—. Sentado en el carruaje, Mu Hanzhang pensó sobre aquella carta que su madre había enviado
al Establecimiento Mo Lian.
—Entonces debe tener algo personal que contarte—. Jing Shao se rió suavemente. —Sólo ve, te
esperaré en el vestíbulo.
La ceremonia de ascenso a segunda esposa no era complicada, ya que era principalmente para
cambiar el contrato de concubina por el de un contrato de matrimonio, seguido de una reverencia y una
ofrenda de sacrificio a los antepasados.
Habiéndose convertido en la segunda esposa, la Señora Qiu se mudó a un pequeño patio, que tenía
más posición social que el anterior, donde las habitaciones eran más espaciosas y podía gozar de tener
una pequeña cocina propia.
Mu Hanzhang miró a su madre con unas espléndidas túnicas rosas. Y a pesar de ya estar entrando a
años más maduros, aún su madre seguía siendo tan elegante y divertida como siempre, encarnando la
sabiduría y dulzura de las doncellas de Jiangnan.
—Madre...—. Por primera vez, Mu Hanzhang podía llamarla así delante de otras personas. Y los ojos
de la Señora Qiu empezaron a mojarse por esa palabra.
—Hijo, mi hijo...—. Madam Qiu tomó la mano de su hijo, y sus lágrimas caían como perlas perdidas de
un collar roto. Durante veinte años, ella no se había atrevido a llamarlo "hijo" frente a los demás. Él era
un joven maestro y ella solo una humilde concubina, por lo que si se encontraba con él en el pasado,
tenía que saludarlo como "joven maestro".
Al ver esta situación, las sirvientas de la habitación se retiraron una tras otra.
—Madre, ¿por qué me buscabas?—. Mu Hanzhang tomó el pañuelo de la mano de su madre y también
se empezó se secó sus lágrimas.
Por su lado, Madam Qiu también tomó el pañuelo de su hijo, para poder secarse las gotas que habían
brotado de sus ojos y suspiró. —En el patio interior, mi imaginación no puede evitar reflexionar. Y hay
un asunto en el que he estado pensando durante mucho tiempo y creo que debería contárselo.
Mu Hanzhang escuchó en silencio las preocupaciones de su madre y no pudo evitar sonreír. —No te
preocupes, madre, él no quiere sentarse en el trono.
—¿Quién no quisiera sentarse ahí?—. Madam Qiu frunció su ceño y vio que Mu Hanzhang parecía
creer mucho en Jing Shao. —Aunque no tuviera esa intención en su corazón, él es un Príncipe, pero no
tiene descendencia para heredar su título; ¿Cómo puede estar entonces tan dispuesto a no hacer nada?
Además, todavía es muy joven, y habrán muchas oportunidades para salir a luchar en el futuro...
Con respecto a los otros puntos, Mu Hanzhang no los tomó en serio, pero la última oración resonó
fuertemente dentro de él. Recordando lo que había escuchado en la mansión del segundo príncipe ese
día, Jing Shao quería usar esa expedición para obtener poder militar. Y los tres reyes vasallos no eran
fáciles de tratar; por lo que tomaría al menos tres a cinco años antes de que él pudiera regresar a la
capital. ¿Significaba eso que tendría que esperar varios años por Jing Shao en el Palacio, marchitándose
mientras tanto?
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37: Invitación Real

En Junio del decimotercer año de la Era Hong Zheng, la corte imperial envió a Fan Jie, el Censor
Imperial, al feudo suroeste para anunciar el decreto imperial sobre la degradación de los reyes vasallos.
El Rey del Suroeste se negó a aceptarlo y escribió una petición para defenderse.
En Julio, el Rey del Suroeste decapitó a Fan Jie, quien había sido el enviado especial de la corte
imperial, y se estableció como Rey, sin importarle lo que había dicho el Emperador, ¡sorprendiendo a
toda la sociedad! ¡Y el Emperador Hong Zheng finalmente decidió enviar tropas para someter al
suroeste!
—Escuché a mi suegro decir que el terreno del suroeste es bastante empinado, por lo que se le puede
considerar fácil de defender, pero difícil de atacar. Además, el Rey del Suroeste es muy astuto y hábil,
ya que es muy bueno usando estrategias de emboscadas, con las repentinas apariciones de sus tropas,
se vuelve alguien con quien es muy difícil de lidiar—. Le susurró la Duquesa de Mao a la Emperatriz.
La Emperatriz Wu continuó mirando las flores de granada que brotaban frente a ella y frunció
levemente su ceño. —Esta vez, el Emperador quiere enviar cien mil soldados. Si hace que Cheng Wang
vaya, me temo que sería inapropiado.
—No es fácil ganar una batalla en ese miserable lugar del suroeste—. Dijo la Duquesa de Mao,
recordando cuidadosamente las palabras de su esposo. —Una vez que comience la retirada de los
Estados Vasallos, me temo que tendremos que retirarlos a todos en conjunto. Cuando tengamos que
luchar contra el Rey de Huainan, haga que el cuarto príncipe vaya a luchar. El terreno en Jiangnan es
plano, por lo que siempre que hayan suficientes soldados y caballos, el ataque debería de tener éxito.
Cuando la Emperatriz escuchó estas palabras, asintió levemente.
La Duquesa de Mao exhaló un suspiro de alivio en secreto. El suroeste era fácil de defender y difícil
de atacar, por lo que no sabían cuánto duraría esta guerra. Su hija estaba ya comprometida con el
cuarto príncipe; y tendría que quedarse sola en casa si su marido iba a la guerra. Y para cuando el
cuarto príncipe volviese, su hija se habría convertido en una vieja y podrida perla. En ese momento, el
cuarto príncipe probablemente adquirirá a algunas concubinas de clase alta, y en el futuro, incluso si su
hija se convirtiera en la Emperatriz, sus días no serían nada fáciles.
—Hay una cosa más, pero esta Duquesa no sabe si es apropiado hablar acerca de eso—. La Duquesa
de Mao vaciló un poco mientras juntaba sus manos con un poco de nerviosismo.
—No hay ningún forastero por aquí; no se preocupe si es apropiado o no—. La Emperatriz levantó su
mano para recoger una roja brillante flor de granada, mientras mostraba una pequeña mueca de
desprecio en sus labios. Hace unos años, también había servido con cautela y solemnidad a la
Emperatriz Yuan, diciendo cosas como "Esta concubina no sabe si es apropiado hablar sobre esto o
aquello". Pero aún con toda su cortesía, fue solo porque llevaba una flor de granada que la acusaron de
violar las reglas.
¡La Emperatriz Yuan la había castigado haciéndola arrodillarse frente al Palacio Fengyi durante el
período más caluroso del verano durante dos horas!
—Esta persona escuchó que Cheng Wang envió una concubina al cuarto príncipe el mes pasado—.
Dijo la Duquesa de Mao, mirando detenidamente por si es que cambiaba la expresión de la Emperatriz.
Y al ver que no estaba enojada, continuó. —Naturalmente, esta Duquesa no debería de entrometerse en
estos asuntos, pero el cuarto príncipe se casará oficialmente el próximo mes. Sin embargo, ya hay
rumores en la capital de que el cuarto príncipe realmente adora a esa mujer.
Nadie sabía cómo se había difundido esta noticia. Pero, de todos modos, la Marquesa del Norte ya se
había enterado. Y todo el mundo chismorreaba sobre cómo el cuarto príncipe aún no se había casado
oficialmente, pero ya se estaba encantado de una concubina humilde, y se burlaban de que si incluso
después la hija de la Duquesa se casara con el cuarto príncipe, ella realmente no podría vivir una buena
vida. Por todo ello, la Marquesa del Norte, quien ya había perdido la cara, porque su hija no había sido
elegida para ser una Wang Fei se mezcló una vez más con las esposas nobles con un aire de
celebración, enfureciendo tanto a la Duquesa de Mao, que ya no podía soportar asistir a ese tipo de
eventos.
—¿Es ese el caso?—. La emperatriz aplastó la flor de granada, que estaba en su mano, tomó el
pañuelo de seda de la doncella del Palacio y se limpió. —Llamaré a Jing Yu para preguntarle al respecto
más tarde. Puede estar segura de que este Palacio no permitirá que se le haga ningún daño a la Primera
Esposa del cuarto príncipe.
El clima en julio era demasiado caluroso, y después de practicar por un corto tiempo, la frente de Jing
Shao ya estaba llena de sudor. Por lo que rápidamente se quitó su empapada ropa y corrió bajo la
sombra de un árbol, con el pecho desnudo. Tomó la toalla de tela de Zhi Xi y se secó la cara, para luego
se sentarse junto a su Wang Fei.
—El sol es tan abrasador, no practiques más—. Sentado en un sofá de mimbre y disfrutando del aire
fresco, Mu Hanzhang le entregó un trozo de sandía.
Jing Shao mordió la sandía en su mano y finalmente sintió a su cuerpo un poco más fresco. —Esta
sandía tiene un helado sabor, que es realmente refrescante.
—Wang Fei hizo que este sirviente lo remojara en el pozo temprano en la mañana—. Dijo Miao Xi con
una sonrisa, y reemplazó el plato sobre la mesa con uno nuevo lleno de sandías recién cortadas.
Yun Zhu cambió a un abanico más grande mientras le daba aire a la pareja por detrás.
—Cuando estaba practicando con mi espada, de repente recordé que era Fan Jie a quien envió el
Padre Imperial. Eso fue definitivamente a propósito—. Jing Shao se comió otro trozo de sandía.
—¿Cómo puedes estar seguro?—. Mu Hanzhang se apoyó en el respaldar del sofá y pasó una página
del libro que sostenía.
—Fan Jie no se anda con rodeos y moriría por hablar lo que pensara. El Padre Emperador siempre
tenía el impulso de salpicar las columnas del Palacio con la sangre de ese hombre, y simplemente no
sabía qué más hacer con él—. Pensando en el Rey del Suroeste, y que esa personita traicionera había
temblado de ira por los comentarios de Fan Jie, con solo ese pensamiento Jing Shao no pudo evitar
ahogar su risa.
Mu Hanzhang echó un vistazo a su Wang Ye, quien no lloraba a ese leal ministro mártir, y sacudió su
cabeza con impotencia. —Murió por su país, lo que cumplirá el deseo del Maestro Fan Jie de dejar su
nombre en el recuerdo Real por muchos años.
Jing Shao comió tres trozos más de sandía, se limpió sus manos y se reclinó contra su Wang Fei,
mirando hacia los pequeños brillos de luz solar que resplandecían a través de las hojas, mientras que
una fresca brisa soplaba suavemente y no pudo evitar empezar a sentirse somnoliento.
—¿De qué te habló tu Padre Imperial hoy?—. La gran cabeza que descansaba sobre la parte inferior
de su abdomen le empezó a rociar de una fuerte respiración prolongada. Así que, sintiéndose incómodo,
Mu Hanzhang movió su cuerpo para que Jing Shao descansara mejor sobre su pierna, y agitó su mano
para indicar a las sirvientas y a Yun Zhu que se retiraran.
—¡Hmph, dijo que me iba a conseguir una segunda esposa! ¡No puedo creer que realmente haya
encontrado a alguien y quiera que me case con la sobrina de la Emperatriz!—. Jing Shao resopló
insatisfecho. La Emperatriz parecía haberse enojado mucho porque él le dio a la concubina Yan a Jing
Yu, por lo que quería que él se casara con la hija del Conde Yong Chang, idea que simplemente lo
enfermó.
Las relajadas manos de Mu Hanzhang sobre su libro se paralizaron de repente. —Entonces, ¿qué le
respondiste?
—Le dije que...—. Solo entonces Jing Shao se dio cuenta de que su posición para descansar en Mu
Hanzhang había cambiado, por lo que se dio la vuelta, un poco descontento, para volver a presionar su
rostro contra la parte inferior del abdomen de Jun Qing, acariciándolo deliberadamente con la punta de
su nariz. —Ahora solo me gustan los hombres; por lo que no puedo despertar ningún interés en las
mujeres.
—Hmmm...—. Las caricias fueron inesperadamente acentuadas por la ligera tela, que se encontraba
entre ellos. Mu Hanzhang suspiró levemente y se movió un poco hacia atrás para escapar de los
movimientos de Jing Shao. —¿Cómo puedes decir eso? El Padre Imperial definitivamente debe estar
enojado.
—Es mejor a que permita de que me obliguen a casarme con mujeres—. Molesto, porque Mu
Hanzhang se alejaba de él, Jing Shao lo persiguió y usó el costado de su rostro para presionarse aún
más sobre el pequeño Jun Qing.
Mu Hanzhang frunció su ceño, tomó a esa gran cabeza entre sus manos y la movió hacia la almohada
de jade a su lado. Aunque esta era una hermosa persona, ¡hacía demasiado calor como para estar tan
juntos!
Jing Shao hizo una mueca de descontento. Se levantó de un salto, y recogió su larga lanza, que se
encontraba a su lado, para ir a practicar de nuevo.
Mu Hanzhang observó a Jing Shao trabajar arduamente y su sonrisa se fue congelando poco a poco.
El Padre Imperial había convocado a Jing Shao solo hace unos días. La expedición al suroeste estaba
casi fuera del control de Jing Shao y su partida era inminente. En los últimos días, no había parecido ni
un poco triste por tener que irse. Quizás salir de casa para ir a una batalla era algo común para Jing
Shao, pero al verlo tan concentrado en la próxima guerra, Mu Hanzhang no pudo evitar sentir un poco
tristeza en su corazón.
—Wang Ye, Wang Fei, ha venido gente del palacio—. Duo Fu corrió hacia el jardín.
—¿Quiénes?—. Jing Shao guardó la larga lanza de plata, que tenía entre sus manos.
—Es Duo Lu del Palacio de la Emperatriz—. La redonda cara de Duo Fu se arrugó con resentimiento.
Él y Duo Lu entraron al palacio al mismo tiempo. Cuando servían a la Emperatriz Yuan, Duo Lu acababa
de ser un pequeño eunuco, que tenía que velar por la concubina Shu en el Palacio Imperial. Ahora que
la concubina Shu había reemplazado a la difunta Emperatriz, ese mocoso se atrevía a darse aires cada
vez que lo veía.
—Invítalo a entrar—. Mu Hanzhang le entregó a Jing Shao, las túnicas que se había quitado por el
calor. Y pronto, entró un delgado eunuco. Aunque los saludó, había algo de arrogancia evidente en su
expresión.
Jing Shao frunció su ceño. —Duo Lu, estás aquí. ¿Acaso le pasa algo a la Madre Emperatriz?
—La Emperatriz ha presentado un decreto imperial para que el Wang Fei de Cheng Wang vaya al
Palacio Feng Yi de inmediato—. La voz ligeramente estridente de Duo Lu fue bastante dolorosa de
escuchar.
—¿A esta hora?—. Jing Shao frunció su ceño aún más. Era poco después del mediodía. ¿No estaba la
Emperatriz tomando una siesta por la tarde? Llamar a Jun Qing con tanta prisa definitivamente no era
para algo bueno.
Mu Hanzhang frunció sus labios. La Emperatriz nunca lo había llamado al Palacio después de casarse,
probablemente debido a su condición masculina. Jing Shao acababa de rechazar la idea de tomar a la
hija del Conde Yong Chang como segunda esposa, y la Emperatriz se apresuró a llamar a Mu Hanzhang
al palacio; presumiblemente, quería comenzar una pelea o simplemente descargar su enojo con él. —En
ese caso, me cambiaré de túnicas y lo acompañaré al Palacio Imperial. Solo espere un momento.
—¡Espera un minuto!—. Jing Shao retuvo a Mu Hanzhang, quien estaba a punto de ir a cambiarse a
una ropa más elegante, y miró a Duo Lu con unos fríos ojos. —¿La Madre Emperatriz dijo de qué se
trataba?
—Este sirviente no se atrevió a preguntar—. Le respondió Duo Lu. Sabiendo que Cheng Wang era
terco y obstinado, empezó a gradualmente suavizar su tono de voz. —La Emperatriz solo solicitó la
presencia de Wang Fei. Puede que solo quiera charlar con su esposo sobre su hogar. Wang Ye no tiene
de qué preocuparse.
Jing Shao no creía que exigir la visita de Jun Qing fuera solo para charlar. Sin embargo, incluso si la
Emperatriz hizo un decreto imperial y no dijo claramente para qué era, no podría desobedecerse
abiertamente. Jing Shao siguió a su Wang Fei a la habitación, sacó su uniforme de la corte y también
comenzó a cambiarse. —Iré contigo.
—¿Cómo puedes entrar al Palacio en este momento?—. Mu Hanzhang detuvo las acciones de Jing
Shao. Visitar a su Madre Emperatriz por la mañana y por la noche estaba bien, pero si Jing Shao iba al
palacio Fengyi sin ser convocado, Mu Hanzhang temía que ese hecho causara problemas. —No te
preocupes, puedo lidiar con lo que sea que pase—. Ese Duo Lu había enfatizado especialmente que solo
Cheng Wang Fei estaba invitado, lo que significaba que Jing Shao no tenía permitido acompañarlos.
Jing Shao observó fríamente en el momento en que su Wang Fei subía con Duo Lu al interior del
carruaje del Palacio Imperial. En ese instante, miró a Miao Xi y la detuvo para decirle: —Ve con Wang
Fei. Si pasa algo, ¡ve inmediatamente a la sala de estudio del sur para encontrarme!—. Miao Xi había
nacido siendo sirvienta del Palacio, por lo que ella era muy inteligente y estaba familiarizada con todos
los lugares alrededor del Palacio Imperial.
Miao Xi lo escuchó, asintió pesadamente y rápidamente siguió a Mu Hanzhang.
La sala de estudio del sur era donde estudiaban los jóvenes príncipes que aún no habían alcanzado la
mayoría de edad, y el único lugar donde Jing Shao podía quedarse a esta hora. El Emperador Hong
Zheng concedía gran importancia a la piedad filial y animaba a los príncipes adultos a enseñar a sus
hermanos menores en cuanto tuvieran algún tiempo. Sin embargo, el corazón del Emperador era
realmente difícil de comprender; si fueran con demasiada frecuencia, también serían sospechosos de
intentar inculcar a estos hermanos a sus posturas políticas. Por lo tanto, los cuatro hermanos rara vez
iban a la sala de estudio del sur, una vez que se fueran del Palacio Imperial para construir sus propios
Palacios.
Después de que el carruaje se fue, Jing Shao montó a Xiao Hei. y los siguió a la distancia. Cuando el
carruaje entró por las puertas delanteras del Palacio, dio la vuelta a su caballo y entró por la otra
puerta lateral.
—Wang Ye, ¿por qué viniste al Palacio a esta hora?—. Xiao Qian, el jefe de la guardia principal que
patrullaba alrededor del Palacio, vio a Jing Shao y lo saludó apresuradamente. Xiao Qian, era un
pariente lejano de la familia del Marqués de Dingnan, y tenía una cierta amistad con Jing Shao.
—¡Xiao Qian!—. Jing Shao rodeó el cuello del comandante con su brazo, lo hizo a un lado y se metió
en las manos un gran pixiu* del tamaño de un huevo. —Si una doncella sale corriendo del Palacio
Fengyi y se dirige a la sala de estudio del sur más tarde, déjela pasar. Si hay algún problema, yo
personalmente me ocuparé de él.
Xiao Qian todavía estaba realmente un poco indeciso. Pero cuando escuchó su última frase, se
tranquilizó y guardó el pixiu en su ropa. —No te preocupes, Wang Ye. Es solo un pequeño favor—. Era
común que las sirvientas caminaran tanto por el interior como en los alrededores del Palacio. Y a menos
que fuera bajo las órdenes de los nobles del Palacio, no había razón para que se les negara salir.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Pixiu*: Es una criatura híbrida de la mitología china, lo compran mayormente para atraer riquezas.
38: Castigado de rodillas

Habían losas de piedra caliza frente al Palacio Fengyi de la Emperatriz, y era un lugar vacío
completamente libre de vegetación. Los escalones de piedra de mármol blanco desprendían un aire
magnífico; a esta relajada hora del día, justo después del mediodía, la gente que los subía sentía una
profunda sensación de opresión.
Mu Hanzhang siguió al eunuco al frente del salón principal. Tal vez fue debido al cálido clima que la
Emperatriz había colocado un sofá de fénix en la terraza en lugar de en el pasillo. Dos sirvientas que
sostenían abanicos de pavo real con asas largas abanicaron lentamente a la Emperatriz desde detrás
del sofá. Mientras ella estaba vestida con una hermosa túnica, que representaba a un fénix con
perfilados en oro. Sentada en posición vertical en el aquel lugar, vio a Mu Hanzhang subir los escalones
de jade uno por uno.
—¡Este subordinado saluda a la Madre Emperatriz y le desea mil años de vida!—. Mu Hanzhang
caminó tranquilamente hasta debajo de la terraza y se arrodilló para mostrar sus saludos.
La Emperatriz tomó un sorbo de su taza de té y luego con elegancia agarró su pañuelo para secarse
las comisuras de su boca. Luego, ni demasiado rápido ni lento, dijo: —Levántate, ven rápido y siéntate.
Eres el tesoro del corazón de Cheng Wang. Si te lastimas por estar demasiado tiempo arrodillado, el
Palacio Bengong no podrá compensarlo.
Mu Hanzhang entrecerró sus ojos, como si no pudiera escuchar la ironía en las palabras de la
Emperatriz. Él le dio las gracias cortésmente y se sentó en un taburete cuadrado que trajo una doncella
del palacio.
La forma en que actuó Cheng Wang Fei fue completamente diferente a lo que esperaba la Emperatriz.
No estaba ansioso ni nervioso. Cuando le dijeron que se sentara, la obedeció sin refutar, su conducta y
etiqueta eran impecables. La reprimenda que ella estaba dispuesta a desatar contra él fue sofocada, y
tragó saliva abruptamente.
Cuando Jing Shao entró en la sala de estudio Imperial del Sur, los jóvenes príncipes acababan de
despertarse de su siesta de la tarde, pero aún no habían comenzado sus lecciones. Actualmente,
estaban repasando en silencio y esperando a que llegara su maestro. Debido a que el clima se estaba
poniendo más caluroso, el Emperador Hong Zheng había excusado a los príncipes de su clase de artes
marciales de la tarde y la reemplazó con una de literatura.
De pie fuera del estudio, Jing Shao miró a estos niños menores, que aún no tenían ni siquiera diez
años, leyendo sus libros con serias expresiones. Jing Shao recordó sus días en el estudio del sur cuando
era solo un niño. En ese momento, su Madre Emperatriz todavía estaba viva, y todos los días a esta
hora, enviaba personas con melones y frutas frescas, no solo para él y su hermano mayor, sino también
para su hermano mayor y Jing Yu. Jing Yu siempre pensó que las frutas que caían a sus manos eran
peores que las de los demás. Y como era joven, a menudo quería cambiar con sus hermanos. Y si sus
hermanos mayores no querían discutir con él, simplemente harían el intercambio, pero a Jing Shao no
le había gustado su comportamiento, por lo que si Jing Yu iba demasiado lejos con él, Jing Shao lo
golpearía con los puños.
Más tarde, después de que ascendiera la nueva Emperatriz, ya no habían frutas ni melones para
comer por la tarde. Desde entonces, no nacieron nuevos príncipes en el palacio durante mucho tiempo.
Cuando el príncipe mayor abandonó su hogar para construir su propia residencia, solo quedaban ellos
tres en el estudio. Y todos los días, a Jing Yu se le enviaban pasteles especiales, frutas y melones, pero
todos eran únicos, solo para él...
—¡Tercer hermano!—. Los pensamientos de Jing Shao fueron interrumpidos por el sonido de una
joven voz. Bajó su cabeza y vio a un pequeño gordo, que solo le llegaba al muslo, tirando de su ropa.
Fue Jing Yi, el séptimo príncipe.
Jing Shao se inclinó y le acarició su cabeza y lo llamó: —Jing Yi—. El pequeño sonrió inmediatamente
hasta que sus ojos no pudieron ser vistos. —Tercer hermano, ¡todavía puedes reconocerme!
—No es que no te haya visto en años. ¿Cómo podría no reconocerte?—. Jing Shao no sabía si reír o
llorar y lo abrazó. —Mocoso, ¿acaso volviste a engordar?—. Jing Shao recordaba mejor a Jing Yi, porque
el niño todavía era bastante regordete, incluso después de crecer un poco. No veía a sus otros
hermanos menores a menudo, por lo que si algún otro hermano lo hubiera empujado, solo podría
intentar calcular su rango en función de su edad.
—Tercer hermano...—. Varios de los otros príncipes en la habitación, giraron su cabeza cuando
escucharon el ruido, y todos se pusieron de pie.
—Solo estoy pasando para echar un vistazo, pueden seguir leyendo—. Y así Jing Shao les indicó que se
sentaran.
—Tercer hermano, escuché que has derrotado a cien mil Xiongnu. Cuando te vi en el Año Nuevo,
quería escuchar consejos sobre cómo pelear, pero te sentaste al frente, y yo no podía ir hasta allí—. Jing
Yi le dijo con valentía, porque sabía que su hermano lo quería. A pesar de que les había dicho Jing Shao
de que podían tomar asiento, Jing Yi no volvió a sentarse. Y tiró de Jing Shao para no lo soltarlo,
queriendo que le hablara sobre sus logros en el campo de batalla. Los otros príncipes no dijeron nada
en voz alta, pero sus ojos estaban llenos de expectativas.
—Tercer hermano, ¿todos los Xiongnu tienen grandes barbas?
—Tercer hermano, ¿hay manadas de lobos en el desierto?
—Tercer hermano...
Cuando el Emperador Hong Zheng entró, vio a Jing Shao rodeado por varios de sus hermanos
imperiales menores, y Jing Shao tenía una rara expresión de impotencia en su rostro. Mientras que la
propia cara del Emperador no pudo evitar calmarse un poco frente a la situación.
—Respondiendo a la Madre Emperatriz, si Wang Ye acepta o no concubinas es su decisión. Esta
persona no tiene ningún derecho de opinar al respecto—. Mu Hanzhang inclinó su cabeza cortésmente.
Solo respondió a las palabras cada vez más cortantes de la Emperatriz con un tono suave en su voz, sin
decir una sola cosa innecesaria.
—Eres mayor que Wang Ye, ¿no puedes aconsejarle? Puedes ver por ti mismo que está a punto de ir a
la guerra y todavía no tiene un hijo, y ni siquiera una hija. ¿No significa esto que un príncipe de tan alto
rango como él no tendrá ningún sucesor al que le podría heredar su título? En cualquier caso, ¿no era
usted un candidato exitoso en el examen imperial provincial? ¿Cómo es que no entiendes este tipo de
cosas?—. La Emperatriz empezó a intentar distraer su mente moviendo a las hojas de té en su taza. Que
Jing Shao dijera que solo le gustaban los hombres, ¿significaba eso que todas las concubinas en la
residencia de Cheng Wang antes eran solo decoración? El Emperador había dicho en el estudio imperial
hoy que haría que Jing Shao aceptara a su sobrina como segunda esposa, pero Jing Shao afirmó que no
le gustaban las mujeres, ¡esto fue claramente una descarada bofetada en su cara!
—¿Cuál es esta actitud de "si quiere puede casarte"? ¿Qué es esto de no tener un heredero? ¡No digas
estas palabras a la víspera de su partida! ¡Este es sin duda el tema más tabú antes de ir a la guerra!—.
Mu Hanzhang, había estado lidiando con esto pacientemente, pero sus manos se cerraron lentamente
en puños escondidos al interior mangas cuando escuchó esto y le contestó: —Wang Ye está exento de
las reglas de sucesión. Incluso si tiene un hijo de una segunda esposa, ese niño solo puede tener algún
título de general...
La Emperatriz golpeó su taza sobre la pequeña mesa. —¿Qué estás tratando de decir? ¿Estás
culpando por esto al Palacio Imperial, y a Su Majestad?—. Al escuchar esto, todas las sirvientas a su
alrededor se arrodillaron una tras otra.
—Esta persona no se atreve—. Mu Hanzhang se levantó rápidamente y se arrodilló en el suelo.
—¿Sigues diciendo que 'no te atreves'? Como Wang Fei de la familia imperial, rechazas a las
concubinas y codicias egoístamente el favor del príncipe solo para ti; ahora, ni siquiera dejarás que el
príncipe tenga herederos. ¡Realmente eres tan atrevido!—. Las palabras de la Emperatriz fueron
agresivas, y cada una de ellas era una puñalada en el corazón. Mu Hanzhang simplemente permaneció
en silencio; en esta situación, la furia de la Emperatriz claramente provenía de su humillación. Cuanto
más dijera, más defectos trataría de encontrar en él.
Después de eso, la Emperatriz tomó un pañuelo, que le entregó una doncella de palacio y limpió el té
que le había salpicado en sus manos. Luego le lanzó una mirada al arrodillado Mu Hanzhang y suspiró
suavemente. —El Palacio Imperial no quiere ponerte las cosas difíciles, pero como te has casado con un
miembro de la familia real, debes considerar el bien de todos. Por eso, ve y arrodíllate en la Terraza de
Jade. Y cuando hayas reflexionado y comprendido la gravedad de los hechos, puede que te permita
levantarte.
Al escuchar estas palabras, Mu Hanzhang no pudo evitar reírse amargamente para sí mismo. ¿Debía
de reflexionar hasta comprender la gravedad de los hechos? La Emperatriz ni siquiera le había dicho de
qué debería reflexionar. Así que, ¿podría acaso dejar más en claro su propósito?
La Terraza de Jade era un terreno plano sobre los escalones de jade frente al palacio. El mármol
blanco había estado expuesto al sol abrasador durante varias horas y por mucho tiempo se había vuelto
tan caliente como unos encendidos carbones. Mu Hanzhang levantó con gracia y facilidad el dobladillo
de su túnica y se arrodilló en el centro de una losa de piedra. Era una tarde en pleno verano, cuando el
sol estaba en su punto más fuerte. Y el calor que golpeaba su piel desnuda provocaría que esta tarde o
temprano le comenzara a arder.
La Emperatriz hizo que todos los sirvientes del palacio se levantaran. Luego tomó otra taza de té
recién preparado y se lo bebió tranquilamente, dejando al solitario Wang Fei arrodillarse y recibir su
castigo. Aunque ella en realidad, simplemente quería ver si es que lo que Cheng Wang y Cheng Wang
Fei compartían podía ser un "amor más fuerte que el oro".
Miao Xi estaba detrás de una fila de sirvientas del palacio, preocupada, pero incapaz de encontrar la
oportunidad de irse.
El sudor corría por los contornos del hermoso rostro de Mu Hanzhang hasta su elegante barbilla y
goteaba sobre su elegante ropa púrpura de corte. Bajó sus ojos y, sin llamar la atención, volvió a meter
las manos en los interiores de sus mangas. El sol estaba en el sur y solo su espalda estaba expuesta a él,
por lo que era poco probable que llegara tan lejos como para quemarse por él. Qué cruel, sin embargo,
que los elegantes uniformes de la corte tuvieran más de una capa y ya estuvieran empapados de sudor.
El calor que irradiaban las losas de piedra hirviendo se filtró en su cuerpo poco a poco.
Mu Hanzhang reflexionó sobre el propósito de la pequeña táctica de la Emperatriz en ese momento,
para conseguir distraerse y reducir la sensación de dolor de su cuerpo. Hoy, Jing Shao se había negado
directamente a tener una segunda esposa. El Emperador no lo había obligado a hacer nada, y la
Emperatriz sintió que había perdido la cara ante eso. Con este acto, quería dejar en claro a los demás
que, en el harén imperial y el en patio interior, tenían tanto el Emperador, como la Emperatriz, la última
palabra. Y también fue una forma de arremeter contra Jing Shao por decir tantas tonterías.
Después de que la Emperatriz bebiera su segunda taza de té, no pudo evitar levantarse para ir al
baño.
El sudor se adhirió a las largas y delicadas pestañas de Mu Hanzhang, y la escena frente a él de
repente se distorsionó en ondas de colores. A pesar de su sufrimiento, felizmente se dio cuenta de que
quizás la Emperatriz solo quería vengarse y no sabía cómo resolver esta situación ella misma. Qué
lástima para ella que él fuera un hombre; y que no fuera como esas concubinas imperiales tan débiles y
con falta de vitalidad. Calculó que incluso si se arrodillaba bajo el sol hasta el anochecer, la Emperatriz
aún así estaría insatisfecha con el resultado. ¿Quizás Jun Qing debería fingir que se desmayaba y
ayudarla a encontrar una salida frente a esta situación?
Miao Xi aprovechó una oportunidad para irse con la sirvienta que fue a cambiar el té en la sala de
agua y se retiró. En dirección al pasillo, Miao Xi rápidamente se agachó hacia un lado. Esperó hasta que
nadie le prestó atención para poder salir corriendo rápidamente. Había caminado por los pasillos del
palacio desde que era solo una niña y lo conocía como la palma de su mano. Sin embargo, el camino
hacia la sala de estudio sur hoy parecía interminable. Miao Xi estaba tan ansiosa y su frente estaba muy
llena de sudor, pero no se atrevió a correr demasiado rápido, por temor a parecer sospechosa frente a
los guardias. Un hombre siempre tan modesto y gentil como el jade, a quien Wang Ye no podía soportar
decirle ni una sola palabra dura, ahora estaba siendo obligado a arrodillarse sobre una losa de piedra
bajo el sol abrasador; cuando Wang Ye se enterara, ¿no le dolería su corazón hasta la muerte?
—Este Príncipe siempre ha querido de todo corazón ayudar a su Padre Imperial a mantener la paz en
todo el país. Pero en cuanto a darte herederos y nietos, creo que para eso tengo a mis dos hermanos
imperiales, sin mencionar que el cuarto hermano imperial se casará oficialmente el próximo mes—. Jing
Shao vio que su Padre Imperial hoy estaba de buen humor. Sin embargo, al recordar que Jun Qing
todavía estaba en el Palacio Fengyi, puso una cara leal y sincera. —Este Príncipe y Wang Fei ni siquiera
han estado casados ​​durante cuatro meses, pero aún así este Príncipe ahora realmente lo ama mucho. Y
honestamente no quiero aceptar nuevas esposas.
—Jajaja...—. El tercer hijo, que sólo sabía cómo llevar a los soldados a la batalla animosamente, ahora
había probado inesperadamente qué era el tener un amor apasionado. Y el Emperador Hong Zheng no
pudo evitar reírse cuando lo escuchó.
—¡Wang Ye! ¡Wang Ye!—. Miao Xi entró torpemente, y el guardia la detuvo frente a la puerta del
estudio.
Jing Shao y el Emperador Hong Zheng se giraron para mirarla.
—¡Miao Xi!—. Cuando Jing Shao vio su expresión, supo que algo malo le había sucedido a Jun Qing, y
el rostro de Wang Ye se oscureció rápidamente.
—¿Qué pasó?—. El Emperador Hong Zheng frunció su ceño e indicó a la guardia imperial que la
dejara pasar.
—¡Esta sirvienta se inclina ante el Emperador!—. Cuando Miao Xi vio al Emperador Hong Zheng, se
dejó caer de rodillas y se inclinó ante él, y luego gritó: —¡Esta sirvienta le ruega al Emperador que
ayude a Wang Fei! Wang Fei ha sido castigado con tener que arrodillarse frente al Palacio Fengyi. ¡Y ya
se ha arrodillado bajo el ardiente sol durante dos horas!
—Emperatriz, esa doncella de la residencia de Cheng Wang se ha ido—. Le susurró Duo Lu en el oído
a la Emperatriz después de mirar a su alrededor. —Este sirviente también acaba de enterarse de que
Cheng Wang ha entrado en el palacio y está en el estudio del sur.
La Emperatriz se burló. —No importa. ¡Este Palacio Imperial quiere ver cuán capaz es este Cheng
Wang!
Mu Hanzhang estaba arrodillado no muy lejos y, naturalmente, podía escuchar claramente las
palabras de la Emperatriz. Y no pudo evitar preocuparse: si Jing Shao se entrometiera
imprudentemente en el Palacio Fengyi, ¡ese sería definitivamente un serio crimen!
—¡Estos sirvientes saludan al Emperador y desean que tenga diez mil años más de vida!—. De
repente, los guardias imperiales y las doncellas bajo los escalones de jade se arrodillaron ante él y
gritaron. —¡Qué viva el Emperador!
Cuando la Emperatriz escuchó esto, su mano comenzó a temblar y su taza de té de jade verde de
repente cayó al suelo con un agudo y claro sonido.
—¡Jun Qing!—. Jing Shao se disculpó ante su padre y corrió hacia los escalones de jade rápidamente.
Con la mirada hacia el suelo durante todo ese tiempo, los labios de Mu Hanzhang se curvaron
suavemente en una fría sonrisa cuando escuchó la voz de su esposo. Puesto a que también había venido
el Emperador, y tal como lo decía un refrán: no empieces nada, si no lo vas a terminar hasta el final,
Jung Qing podría aprovechar esta oportunidad para hacer estallar esta situación. Por lo que, sabiendo
esto, levantó su cabeza lentamente y miró al Jing Shao que se acercaba a él. Y le susurró suavemente
con una ronca voz. —Wang Ye...
¡Para luego, simplemente cerrar sus ojos y comenzar a caer hacia atrás!
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39: Olvidé decirte

Jing Shao vio caer a Mu Hanzhang, y sintió que su corazón se apretaba ferozmente. De repente fue
hacia adelante y tomó a Mu Hanzhang entre sus brazos con un solo movimiento. —Jun Qing, Jun Qing...
—. El cuerpo entre sus brazos estaba completamente empapado de sudor, tanto que se logró filtrar en
su propia ropa. Mientras que su hermoso y sudoroso rostro ahora estaba tan blanco como una hoja de
papel.
—¡Llévalo al sofá!—. El Emperador Hong Zheng no dejó que la Emperatriz, quien estaba medio
agachada para saludarlo, se levantara. Y señaló hacia el sofá del fénix, que estaba aún fresco debajo de
la terraza e indicó a Jing Shao que lo colocara a Mu Hanzhang en él. Mientras que en el otro lado de la
veranda, An Xian dijo. —¡Ve a buscar al médico imperial!
Jing Shao puso con cuidado a Mu Hanzhang en el sofá del fénix, tomó una taza del té helado de
hierbas, que le entregó un sirviente y lo llevó a los labios agrietados del otro hombre, haciéndole beber
lentamente. Miao Xi tomó un abanico y se secó sus lágrimas mientras le daba aire a Mu Hanzhang.
—Padre Imperial...—. Jing Shao tomó la mano de Wang Fei, con sus ojos ya enrojecidos por la ira. Y se
dio la vuelta para mirar al Emperador Hong Zheng, quien estaba detrás de él. Sin embargo, no había
terminado de decir lo que quería cuando Mu Hanzhang de repente le pellizcó la palma de su mano, por
lo que de inmediato paralizó sus palabras y se volvió para mirar a la persona en el sofá.
A los ojos del Emperador Hong Zheng, Jing Shao ya estaba extremadamente enojado y él quería
reclamarles, pero considerando quiénes eran, no podía ser capaz de culpar a su Madre Imperial y, por
lo tanto, solo podía dudar en silencio y tragarse sus palabras. ¡Era claramente la definición de alguien
que había sido muy agraviado! El Emperador Hong Zheng frunció su ceño, se sentó en una silla traída
por un sirviente del palacio y miró a la Emperatriz que aún estaba medio agachada con una expresión
de desesperación. —¿Que ha pasado?
—Respondiendo a Su Majestad, Chenqie* llamó hoy a Cheng Wang Fei para conversar. Pero las
palabras de este niño ofendieron a Chenqie, y él ni siquiera sabía que debía arrepentirse, así que
Chenqie lo hizo arrodillarse para que pudiera reflexionar un poco... Chenqie en ese momento no sabía
que el cuerpo masculino de Cheng Wang Fei en realidad era así de débil...—. La Emperatriz claramente
no esperaba que Cheng Wang trajera al Emperador. Y todo lo que dijo al principio era correcto: como
Madre del país, tenía la autoridad para castigar a Mu Hanzhang. Pero lo malo es que hoy, lo hizo
arrodillarse hasta el punto de desmayarse, y el Emperador acababa de presenciarlo; por lo que
ciertamente parecía como si estuviera molestando deliberadamente a Mu Hanzhang, y sospechaba que
este comportamiento hacia su hijastro provenía de un severo resentimiento.
El Emperador Hong Zheng le dio a la Emperatriz una profunda mirada. Él ya había sido muy claro
sobre el asunto de hoy. Y por lo general, ella solo usaba de su autoridad para controlar a una o dos de
las concubinas favoritas del Emperador, para así mantener la paz en el harén, por lo que mayormente
solamente las ignoraba. Sin embargo, en este caso Cheng Wang estaba a punto de partir para una
batalla, y la Emperatriz en realidad estaba tratando con tanta dureza a su Cheng Wang Fei, ¡lo que
mostraba claramente que estaba tratando de causarle problemas!
—Jun Qing, ¿dónde te duele?—. Jing Shao vio a la persona en el sofá abrir lentamente los ojos y
rápidamente se acercó para hacerle esa pregunta en voz baja.
Mu Hanzhang miró a Jing Shao y volvió a pellizcar la palma de su mano, moviendo la cabeza
ligeramente para advertirle que no dijera ninguna tontería.
Jing Shao parpadeó, tomó la toalla de tela mojada que una doncella del palacio le entregó y limpió
suavemente las mejillas y frente de Mu Hanzhang, permaneciendo en silencio. El Emperador Hong
Zheng también se negó a responder a las palabras de la Emperatriz. Por lo que inesperadamente se
volvió profundamente tranquilo frente al Palacio Fengyi, y solo se podía escuchar al sonido de las
cigarras desde la distancia.
El médico imperial apareció en el momento oportuno, rompiendo el ambiente depresivo en la
habitación. El médico de barba gris examinó la tez de Mu Hanzhang y le tomó el pulso, pero también
permaneció en silencio. Sacó algunas pastillas de su caja de medicinas para dárselas a Mu Hanzhang.
Luego, se volvió hacia el Emperador Hong Zheng y le dijo: —Reportando a Su Majestad, verifiqué el
pulso de Wang Fei. Solo fue el calor del verano entrando en su cuerpo, más su escaso flujo sanguíneo, lo
que le hizo desmayarse. Ahora que ha despertado, no habrán mayores problemas una vez que se tome
esta pastilla para disipar el calor y descanse por un día. Es solo que...
Al escuchar solo esas tres palabras, Jing Shao levantó sus oídos de inmediato y le preguntó
ansiosamente. —¿Es solo que qué?
—Parece que los músculos y venas de Wang Fei son más débiles que los de un hombre normal, y su
cuerpo no es muy fuerte—. Le dijo el médico con sinceridad. —Chen prescribirá una medicina; dígale
que la vuelva a beber por la noche, de lo contrario el calor del verano no se disipará. Y me temo que si
sigue de esta manera, tendrá muchos mareos.
En el segundo día de su boda, el Emperador Hong Zheng recordó haber notado el pálido rostro de Mu
Hanzhang después de arrodillarse durante mucho tiempo. Así que asintió levemente y le dijo a Jing
Shao. —Regresemos primero, no es conveniente cambiarse en el palacio.
Jing Shao aún quería decir algo, pero fue detenido por la persona en sus brazos.
Mu Hanzhang luchó poderosamente por sentarse a la mitad y decir. —Gracias al Padre Imperial por
su compasión.
El Emperador Hong Zheng hizo un gesto con su mano para aceptar lo dicho por Jung Qing y le dijo a
Jing Shao, cuya furia aún era obvia en su rostro. —Sobre el asunto que mencionaste antes, este
Emperador está de acuerdo; más tarde, me encargaré de ello.
—¡Claro!—. Al escuchar esto, Jing Shao se inclinó ante él, tomó a su Wang Fei y se dio la vuelta para
irse.
Cuando Jing Shao y su esposo se fueron, el Emperador Hong Zheng finalmente miró a la nerviosa
Emperatriz. —Como madre de un país, tu forma de manejar los asuntos y tu porte ni siquiera se pueden
comparar con los de la generación más joven. Si haces esto, ¿cómo puede Cheng Wang sentirse cómodo
dejando Cheng Wang Fei en la capital?
Cuando la Emperatriz escuchó estas palabras, levantó abruptamente su cabeza. —Su Majestad,
cuando uno se va, la esposa y los hijos siempre quedan en la capital. ¡Esta ha sido una regla desde la
antigüedad!
—¿Aún conoces esas reglas?—. El Emperador Hong Zheng le suspiró con frialdad, tomó una taza y la
arrojó frente a la Emperatriz. —¿Qué dijo Hong en el estudio esta mañana? ¡¿Acaso todo te entró por un
oído y salió por el otro?!
—¡Su Majestad! Chenqie...—. Sólo entonces la Emperatriz se dio cuenta de que, aunque había
obtenido algo de placer con sus planes, esta idea suya ya le estaba trayendo muchos problemas.
Además, había dejado una mala impresión en el Emperador, demostrando que no podía ver el panorama
general. Cheng Wang Fei era un hombre y no podía tener herederos. Anteayer, la Emperatriz había
instado al Emperador a que Cheng Wang tomara una segunda esposa y tuviera un heredero, atando así
a Cheng Wang y evitando que cambiara de opinión. Aunque el Emperador había estado de acuerdo,
también dijo que Cheng Wang tenía un coraje muy fuerte y no podía ser forzado a casarse.
El Emperador Hong Zheng frotó el espacio entre sus cejas y con un dedo señaló a la Emperatriz, que
seguía arrodillada en el suelo. —¡Ve a la tumba de la Emperatriz Yuan y reflexiona sobre ti misma
durante tres días! Debes pensar en lo que dijiste el día en que te coronaron, ¿eso acaso tiene relación
con la manera en la que trataste ahora a Jing Chen y Jing Shao?—. Y cuando terminó de hablar, se
sacudió las mangas y se fue.
Después de salir del Palacio Fengyi, el Emperador Hong Zheng miró hacia los dorados y azulejos
ladrillos detrás de él y suspiró levemente. Si la Emperatriz Yuan todavía estuviera viva, el Palacio
Imperial y la corte seguramente serían menos turbulentos...
—Está bien. No te preocupes por eso—. Después de bañarse, Mu Hanzhang se puso una túnica ligera.
Se apoyó en la cabecera de la cama y miró a Jing Shao moviéndose a su alrededor. Y no pudo evitar
decir esa frase para consolar a su esposo.
—Bebe la medicina—. Jing Shao todavía estaba asustado por lo que el médico imperial le había dicho
sobre sus mareos. Y tuvo que supervisar a Mu Hanzhang para asegurarse de que terminara toda la
medicina.
Mu Hanzhang no podía decirle nada más, y solo tomó el tazón con su medicina en el interior e inclinar
su cabeza hacia atrás para beber todo su contenido. Todavía tenía que probar de aquella amargura
antes de que Jing Shao le entregara un cuenco con una cristalina cantidad de agua. —La medicina no
funcionará si después tomas miel; y ya que no puedes consumir miel, mejor bebe un poco de agua.
Mu Hanzhang miró a Jing Shao, quien aún tenía una expresión seria. Y su corazón no pudo evitar
sentirse cálido y punzante por sus latidos. Jing Shao era obviamente un irritable y descuidado hombre,
pero en lo que respecta a Mu Hanzhang, siempre había sido muy cuidadoso.
Jing Shao miró a Jun Qing, cuya tez todavía estaba un poco pálida, y su corazón se envolvió en una
profunda angustia. Por lo que fue a buscar el aceite medicinal antes de subir lentamente los pliegues
finales de la túnica de Jun Qing. Ahí fue cuando vio que ya se habían formado moretones en aquellas
hermosas rodillas por haber estado tanto tiempo en la misma posición. Sus ampollas también se habían
dibujado debido al abrasador calor de las losas de piedra, y Jing Shao frente a esta escena no pudo
evitar fruncir su ceño.
—No se puede frotar aceite medicinal en esto, o las ampollas no se reducirán—. Mu Hanzhang miró a
sus hinchadas heridas, que aún lo hacían sentir una fuerte picazón, ocasionada por el dolor que le
producían. Y no pudo evitar rascarse con un dedo.
Jing Shao miró a esas hermosas rodillas que se habían tornado ahora tan verdes y rojas. Por lo que
incapaz de ofrecerle mucha ayuda, solo se inclinó lentamente, y presionó sus suaves besos en aquellas
lesionadas áreas y luego se acostó en el regazo de su Wang Fei para abrazarlo por la cintura, sintiendo
un inmenso dolor en su corazón.
Mu Hanzhang extendió su mano y empezó a acariciar la cabeza de Jing Shao. —No soy tan delicado
como lo dijo el médico imperial. Aunque, por cierto, ¿de qué hablaste hoy con el Padre Imperial?—. Esto
era claramente a lo que llamaban: "enseñar al hijo de uno en presencia de otros y educar a la esposa
detrás de las puertas", el Padre Imperial obviamente no había querido reprender a la Emperatriz frente
a ellos, pero esas frases de "acuerdo" que el Emperador le había dado a Jing Shao, claramente eran
como una compensación para él.
—Oh, vamos a ir a la batalla el mes que viene, y quiero ir al campamento del ejército mañana. Porque
primero quiero familiarizarme con los militares—. Jing Shao enterró su rostro en esa suave ropa y
respiró con avidez a la leve fragancia que provenía de su Wang Fei; este tipo de aroma fresco, claro y
cálido lo hacía enamorarse aún más de él.
—¿Te vas... Mañana?—. Mu Hanzhang estaba atónito. Él había pensado que pasarían juntos medio
mes antes de que tuvieran que separarse. Y no esperaba de que esto sucediera tan rápido.
—Bueno...—. Jing Shao se sentó y vio que la tez de Wang Fei no se veía bien ante esa noticia. Y
pensando que todavía no lo entendía, le explicó: —Es una costumbre conocer a los soldados primero
antes de ir a una batalla, para que así no hayan problemas en el camino. En este momento, el ejército
está a solo cincuenta li de la capital, y el Padre Imperial me ha permitido ir, lo que realmente es una
inesperada fortuna.
Mu Hanzhang escuchó la emoción en sus palabras y bajó lentamente sus ojos. —Partiendo ahora...
Quién sabe cuándo regresarás...—. ¿Jing Shao nunca pensó en cómo iba a ser el estar separados? Mu
Hanzhang apretó sus labios con fuerza, y no quería seguir viendo la expresión de Jing Shao, por lo que
desvió su mirada; en este momento, todavía su esposo era como un niño, incapaz de entender el dolor
de una separación en absoluto.
Los ojos de Jing Shao se agrandaron. ¡Nunca había pensado en dejar a Jun Qing! Sin mencionar que la
caótico capital no era ya un lugar seguro para él. En su vida anterior, la condición de Jun Qing había
empeorado. Y Jing Shao no pudo relajarse en absoluto ante eso. Además, si no podía ver a su Wang Fei
ni por un solo día, ¡temía perder su motivación para pelear en la batalla! Pero... Siempre había pensado
que su Wang Fei estaba al tanto de esto; inesperadamente, resultó que él mismo se había olvidado de
mencionar sus pensamientos.
—Jun Qing...—. Jing Shao miró a su Wang Fei, cuyos ojos estaban tristes y decaídos. El resplandor del
radiante sol resaltaba el costado de su hermoso rostro, sus largas y delicadas pestañas creaban
sombras en forma de abanico. Era extremadamente encantador, y el corazón de Jing Shao no pudo
evitar dar un vuelco. Y abrazando al otro hombre, le dijo. —Jun Qing, mañana iré al campamento militar.
Por lo que me temo que en el futuro... No podamos recordar a esta noche.
Mu Hanzhang frunció sus labios levemente, permaneciendo en silencio por un momento. Luego,
lentamente extendió su mano hacia Jing Shao. Su fuerza física nunca había podido igualar a la de Jing
Shao. Este último a menudo quería hacer el amor muchas veces en una sola noche, y Mu Hanzhang no
era a veces capaz de soportarlo. Además, de que no era bueno para ambos cuerpos hacer demasiado
este tipo de cosas. Por lo tanto, a menos que fuera una ocasión especial, Mu Hanzhang normalmente no
dejaba que Jing Shao se lo hiciera más de dos veces al día.
Sin embargo, mañana ambos se separarían por un lapso de tiempo indefinido, y ahora Jung Qing solo
podía pensar en su deseo de complacer a Jing Shao.
Jing Shao sintió que la persona entre sus brazos lo aceptaba y, naturalmente, no sería cortés ante ello.
Por lo que rápidamente despojó a Mu Hanzhang de su ropa en dos o tres movimientos. Temiendo que el
otro hombre se golpeara sus rodillas, Jing Shao se acomodó entre las piernas de Wang Fei y se inclinó
sobre esa hermosa cara, aún ligeramente melancólica para dejarle suaves y dulces besos por todas
partes.
—Hmmm...—. Acostado sobre una alfombra de jade, Mu Hanzhang solo pudo estirarse para colocar a
una redonda almohada debajo de su cuello. No importaba cuántas veces ya lo habían hecho juntos,
siempre sentía un inevitable dolor cuando Jing Shao entraba en él.
Jing Shao besó el sudor de la frente de la persona debajo de él, mordisqueó a ese cuello ligeramente
torcido y con una lenta suavidad entraba en aquel ser que tanto amaba. Y después de esperar a que Mu
Hanzhang se acostumbrara a él, gradualmente sus movimientos fueron acelerando.
Mu Hanzhang abrazó los hombros de Jing Shao con fuerza y ​​dejó que aquella rígida y ardiente vara
golpeara en el interior de su cuerpo.
Un poco más... Para que pudiera recordar este apasionante sentimiento... Un poco más... Para que no
pudiera olvidar lo que siente en su corazón durante los próximos meses o incluso años en los que no lo
pudiera ver.
Mu Hanzhang se estremeció, queriendo evitar aquellos movimientos cada vez más poderosos. Y temía
no ser capaz de soportar aquellas incesantes caricias que le proporcionaban un placer tan continuo y
doloroso. Sin embargo, el miembro en su cuerpo pareció darse cuenta de su intención, y de repente
chocó sin parar contra ese lugar dentro de él que tanto lo hacía enloquecer.
—Ah... No... Hmmm...—. No sabía cuánto tiempo había pasado, pero Mu Hanzhang ya no podía
soportarlo más, y sus delgadas piernas temblaban incontrolablemente.
La parte inferior de su cuerpo se había vuelto tan ardiente que casi le dolía, y eso le hizo fruncir su
ceño. Su cuerpo se retorcía incesantemente, y el miembro de Jung Qing que se estaba pegando a la
parte inferior de su abdomen liberó su blanca esencia. Jing Shao sintió que no importaba cuánto lo
hicieran, él aún no estaría cansado de esta persona. Y aunque descansaron un poco, su miembro
todavía estaba tan lleno de energía como para repetirlo todo otra vez.
Todavía temblando levemente, Mu Hanzhang sintió el cambio de tamaño en el miembro dentro de su
cuerpo, y no pudo evitar arrugar su frente. Y le imploró con una voz ligeramente ronca. —... Ya no
más...
—Es la última vez, lo prometo—. Jing Shao dejó un beso en los ojos llorosos de su esposo.
Mu Hanzhang lo miró y pensó en cómo, cuando mañana despertara, ambos tendrían que separarse. Y
ante ese doloroso pensamiento, solo pudo suspirar y asentir lentamente.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Chenqie*: Literalmente quiere decir: "Yo, tu sirviente", pero es utilizado para mujeres, tal como el
"Chen", que es usado en hombres.
[Volumen II] 40: El campamento del ejército

Cuando Mu Hanzhang se despertó, el sol ya estaba alto en el cielo.
Su cuerpo se sentía como si se estuviera desmoronando; por ello, batalló hasta para poder abrir sus
ojos, y en todas partes el dolor era tan inmenso que le provocaba que temblara sin parar. Mu Hanzhang
pensó entre su aturdimiento, Jing Shao, ese bastardo, ¿cuántas veces se lo hizo anoche? Sin embargo,
solo recordaba que cuando se desmayó por el cansancio, aquella persona aún seguía encima de él,
dando vueltas a su alrededor.
Escuchó el sonido de las ruedas de madera rodando sobre piedras y sus largas y delicadas pestañas
empezaron a temblar. Poco a poco abrió su par de brumosos y hermosos ojos. Entre su aturdimiento,
Mu Hanzhang miró fijamente por un momento. Sintió que hoy, el techo del dosel de la cama se veía
extraño, como si fuera el techo de un carruaje... ¡El techo de un carruaje!
Solo entonces Mu Hanzhang se dio cuenta de que algo andaba mal y luchó por levantarse. Pero, el
dolor de su cintura le hizo fruncir su ceño y tuvo que apoyarse contra la pared del carruaje.
El diseño del carruaje era muy elegante, con una alta plataforma, que ocupaba la parte inferior del
transporte y estaba cubierta con cojines gruesos y suaves, sobre una gran capa de esteras de jade para
dormir. La estantería y los pequeños rincones estaban incrustados en las paredes del carruaje, y en
ellos se habían colocado varios libros junto a un quemador de incienso. En el hueco frente a la puerta,
había una mesita y sus zapatos. Y sobre la mesita se podía observar un frasco de agua y dos tazas.
Debajo de su cuerpo se podía ver que estaba una cómoda alfombra de jade, y a su alrededor se podía
observar que habían varias almohadas de diferentes tamaños, y cada una de ellas estaba
cuidadosamente envuelta también en una capa de alfombra de jade. Mu Hanzhang entrecerró sus ojos
ligeramente y extendió su mano para levantar las cortinas de tul de color claro. ¡Y vio a un hermoso
caballo negro afuera del carruaje, y sentado en él estaba Wang Ye que ya debería haberse ido al
campamento del ejército!
Jing Shao estaba montando a Xiao Hei de una manera refrescante y animada. Claramente él había
disfrutado al máximo de la noche anterior, lo que le había hecho levantarse tarde. Pero aún así, no
podía soportar despertar a Jun Qing, quien estaba durmiendo profundamente, por lo que lo llevó
directamente a su carruaje y le entregó los asuntos de su Palacio a Duo Fu y al Sr. Yun, quienes
arrugaron sus caras ante ese comunicado tan despreocupado de Jing Shao. Aún así, satisfecho consigo
mismo, Jing Shao llevó a su Wang Fei al campamento del ejército a cincuenta millas al sur de la ciudad.
Y de repente sintió una mirada que iba dirigida para él. Jing Shao giró su cabeza para mirar al
interior del carruaje y vio a la hermosa cara de Wang Fei aparecer en la ventana. Por lo que
rápidamente le hizo señas al conductor para que se detuviera, luego saltó de Xiao Hei e irrumpió en en
el carruaje.
—¿Despierto?—. Jing Shao se rió y le entregó una taza de agua con una sonrisa.
Mu Hanzhang no la tomó, sino que se apoyó contra la pared del carruaje y lo miró en silencio.
—Cof, cof, no actúes así—. Como objeto de esa fría y encantadora mirada, Jing Shao se sintió un poco
débil. Por lo que, se quitó sus zapatos y subió a su lado, arrojando a una gran almohada para
acurrucarse y abrazar a su Wang Fei, cuyo cuerpo seguía adolorido por todas partes, y debido a ello, lo
dejó apoyarse en él. Y tratando de complacerlo, le llevó esa pequeña taza a los labios ajenos. —Bebe un
poco de agua primero, Yun Song entregará la comida pronto.
—¿A dónde me llevas?—. Mu Hanzhang no se resistió a él en todo este tiempo, lo cual era bastante
raro, y bebió obedientemente todo el contenido de la pequeña taza de agua, que le entregó Jing Shao,
pero todavía lo miraba en silencio.
—Jeje, a mi ejército le falta un asesor de confianza, no tienes mucho que hacer en la capital, así que....
¿Por qué no vas al suroeste conmigo?—. Jing Shao se rascó su cabeza, se dio la vuelta y se sirvió otra
taza de agua.
—Cuando el marido está en batalla, la esposa y los hijos no deben salir de la capital—. Mu Hanzhang
entrecerró sus ojos y miró a la taza que le fue entregada. Ante ello, sus manos fueron a descansar sobre
el cojín y lentamente frotó a las suaves y redondas piezas de jade de las almohadas.
—¿No hay ya una concubina en el Palacio? No tienes que preocuparte por eso—. Le dijo Jing Shao con
orgullo. —Iba a llevarte en secreto al principio. Quién hubiera esperado que cuando se lo mencioné ayer
al Padre Imperial, él estaría de acuerdo. Siempre y cuando no le dejes a los demás saber de tu identidad
como Wang Fei, está bien.
El polvo levantado por el carruaje cubrió a Wang Ye, quien todavía sostenía entre sus manos a sus
zapatos. Y parecía bastante deprimido.
Jing Shao se quedó allí sin comprender lo que había pasado, y le tomó mucho tiempo el recordar
ponerse los zapatos otra vez. El propio príncipe, inesperadamente, fue expulsado del carruaje por su
Wang Fei, ¡y estaba tan triste que olvidó el ponerse sus zapatos!
Girando su cabeza para mirar a cierto caballo que también había sido derribado, Xiao Hei estaba
arrancando a una hoja de un árbol cercano de una manera aburrida, para después masticarla con su
boca. Y al ver que su dueño lo miraba, se golpeó su nariz con mucha crueldad. Lo que produjo que ese
movimiento sonara como una alegre risa...
—¡Realmente te atreves a reírte de mí!—. Jing Shao agarró con enojo a la melena de Xiao Hei y usó
toda su fuerza para acariciar a esa gran cabeza. —¡Aún no has conseguido una esposa! ¡No tan buena
como el que tengo yo!
El carruaje se avanzaba lentamente y cuando llegaron al campamento ya la noche había caído.
El campamento estaba en un terreno llano y abierto, rodeado de altos bosques de álamos. Las tiendas
estaban ordenadas, las antorchas ardían en recipientes de hierro y los soldados estaban armados con
lanzas patrullando alrededor de las tiendas de campamento.
—¡Wang Ye!—. Los soldados que estaban al acecho vieron a Jing Shao montando a Xiao Hei y se
apresuraron a señalar a las personas de abajo para que le abrieran la cerca de madera.
—¡Saludo a su alteza Cheng Wang!—. Varios generales con brillantes armaduras se acercaron y se
arrodillaron juntos para saludarlo.
—¡Todos levántense!—. Jing Shao saltó de su caballo y le dio unas palmaditas a los hombres que
estaban arrodillados frente a él. Antes de que todos se levantaran, se dio la vuelta y caminó hacia su
carruaje. Y cuidadosamente levantó aquella cortina. —Jun Qing, puedes bajar—. Luego, le tendió una
mano de una aduladora manera.
Obviamente, la persona en el carruaje no apreció tal amabilidad, por lo que solo levantó a esa cortina
y bajó por su cuenta.
Varios oficiales y soldados observaron a Wang Ye invitar a un hombre inusualmente guapo a salir del
carruaje, quien estaba vestido con una túnica de anchas mangas de un color azul claro, que lo hacía
lucir extremadamente llamativo entre la gente, que usaba una armadura completa y uniformes
militares. Y su sofisticada y académica aura también era bastante incompatible con el ambiente entre
ellos.
—Wang Ye, ¿quién es esta persona?—. El hombre de enfrente tenía unos treinta años. Era alto de
estatura y corpulento, con un aspecto bastante feroz.
—Este es mi asesor militar, el Sr. Jun Qing—. Jing Shao lo presentó ante todos con una inmensa
sonrisa.
¿Asesor militar? Los generales se miraron entre sí. Nunca habían oído que Wang Ye trajera a un
asesor militar cuando dirigía las tropas. Este tampoco era un momento de gran caos en todo el país,
donde todos los líderes militares necesitaban planificar y planear juntos para traer paz y estabilidad a la
nación.
La mirada de Mu Hanzhang recorrió con indiferencia a la multitud antes de levantar su mano y
apretarla en un puño. A los líderes militares siempre les desagradaron los académicos. Naturalmente,
estas personas también albergarían cierta hostilidad hacia este nuevo asesor militar quien había
aparecido tan de repente, por lo que a Mu Hanzhang no le preocupaban los fríos ojos que lo miraban.
Jing Shao frunció su ceño ligeramente, pero no podía decir la verdadera identidad del nuevo asesor
militar. Por lo que solo podía presentar a su Wang Fei a todas las personas una por una, bajo ese cargo.
El líder del grupo era Zhao Meng, el general Zhao. Y detrás de él, lo seguían dos personas, el que
portaba un frío rostro, era el general del protectorado de izquierda, y el que poseía una sonrisa a su
lado, era el general del protectorado de derecha.
—Wang Ye no nos había informado de la llegada de esta nueva persona, por lo que este general no ha
preparado una tienda de dormir para el asesor militar—. Le dijo Zhao Meng en un tono bastante
desdeñoso mientras miraba de arriba abajo al débil Mu Hanzhang. —Solo podemos disculparnos con el
asesor militar y hacer que se quede con los soldados durante esta noche.
—No importa, el asesor militar puede quedarse con Wang Ye—. Aunque sabía que el general Zhao
deliberadamente le estaba causando problemas a Jun Qing, Jing Shao rápidamente fingió que todo
estaba bien y le respondió con una armoniosa voz.
—¿Cómo puede eso pasar? ¡Sería aún peor que alguien más se quedara en la tienda de Wang Ye!—.
Zhao Meng dijo con dureza.
—Estoy bien con quedarme en cualquier lugar—. Dijo Mu Hanzhang lentamente con una suave y
apacible voz. —El general no tiene que preocuparse demasiado por eso; arregle una tienda de dormir
para mí como mejor le parezca.
—Jaja, las carpas comunales están sucias y huelen mal. ¿Cómo puede acostumbrarse un asesor militar
tan delicado como tú a dormir ahí? Si no te importa, ven y quédate conmigo—. El general del
protectorado de la derecha se acercó con una sonrisa.
Jing Shao escuchó esto y se enojó bastante. Y después de darle una bofetada en la cabeza al general
del protectorado de la derecha, le dijo. —Ni siquiera lo pienses, maldita sea. El asesor militar se
quedará con este Príncipe.
Después de decir esto, no le importó la multitud. Y tomando el brazo de Mu Hanzhang, arrastró a este
último a la tienda más grande junto a él.
Zhao Meng les miró la espalda, luego resopló con frialdad y se volvió para irse.
El general del protectorado de la derecha frunció sus labios y le dijo al general del protectorado de la
izquierda: —Este asesor del ejército es bastante guapo. Ese viejo Zhao Meng está inesperadamente
dispuesto a avergonzarlo.
El guardia de la izquierda le lanzó una mirada y se alejó silenciosamente de él.
—Oye, oye, ¿por qué te vas sin esperarme?—. El general del protectorado de la derecha se dio cuenta
de que estaba hablando por mucho tiempo y que ya nadie le respondía. Por lo que volvió su cabeza y vio
que el general del protectorado de la izquierda desaparecía gradualmente en la oscuridad. Y se
apresuró a alcanzarlo.
La carpa preparada para Wang Ye era de hecho mucho más espaciosa que las otras. Y debido a que
era verano, no había una alfombra en el suelo, y el frío aire que se elevaba del suelo por la noche se
sentía extremadamente fresco y refrescante. Había una cama muy grande en la plataforma de madera.
El frío se sentía profundamente en las afueras por la noche, por lo que las esteras tejidas no se usaban
en verano. En cambio, una colcha de brocado suave y lisa se extendía sobre la cama, y ​para Mu
Hanzhang, cuyo cuerpo le dolía, todo ello era realmente muy tentador.
Al ver a su Wang Fei acostarse en la cama inmediatamente después de entrar en la tienda, Jing Shao
se frotó la nariz y, lenta y tentativamente, acarició la cintura de Mu Hanzhang con ambas manos. —
¿Todavía te duele?
Mu Hanzhang lo miró y le dijo: —Si Wang Ye desea probarlo él mismo la próxima vez, lo sabrá.
Jing Shao se rió secamente, después cerró su boca con gran interés y amasó cuidadosamente el área
entre la cintura y el muslo de Mu Hanzhang. La fina ropa de verano permitió que la temperatura de la
piel penetrara en la tela, y la suave seda delineó claramente las hermosas líneas corporales de Mu
Hanzhang. Y las grandes manos de Jing Shao no pudieron evitar deslizarse un poco hacia abajo.
—Alguien me preparará otra carpa para mí mañana—. Dijo Mu Hanzhang con frialdad mientras yacía
en la almohada, sin mirar a Jing Shao.
—¡No!—. Jing Shao se negó sin siquiera pensarlo. Y la mano que acababa de acariciar a ese suave
pedazo de carne, perfectamente redondo, se movió obedientemente hacia la cintura de Mu Hanzhang.
—¿Cuándo se ha quedado un asesor militar en la misma tienda que el Príncipe Imperial?—. Mu
Hanzhang bostezó un poco. Antes, el carruaje iba por caminos llenos de baches y él no había podido
descansar bien debido a su adolorido cuerpo. Por lo que ahora tenía un poco de sueño.
—Se supone que el asesor militar debe quedarse con el Príncipe para que puedan discutir sobre el
avance de la guerra en cualquier momento—. Jing Shao le dijo con confianza. —Ha sido así desde la
antigüedad.
Mu Hanzhang puso sus ojos en blanco. Claramente él había leído todos los libros de historia y nunca
había oído hablar de una dinastía o generación con tales reglas, pero no tenía ganas de darle más
explicaciones. Y puesto a que se sentía muy cómodo por la presión alterna de amasamiento pesada y
ligera en su cintura, le permitió a Jing Shao que lo acariciara en silencio durante un rato. Y cuando Jing
Shao pensó que ya estaba dormido, Mu Hanzhang preguntó de repente en voz baja: —¿Por qué me
engañaste anoche?
—¿Ah?—. Jing Shao se sorprendió, se rascó su cabeza y le dijo con una poca cantidad de confianza: —
¡No te mentí ni nada! Era solo que íbamos a estar en el ejército pronto, y cuando marchemos más tarde,
tendremos que preservar nuestra fuerza para la batalla, por lo que será muy difícil encontrar la
oportunidad de tener intimidad entre nosotros desde ahora.
—Es bueno que Wang Ye lo sepa. Así que ve a dormir con el general Zhao esta noche—. Después de
que Mu Hanzhang terminó de hablarle, se dio la vuelta, se acercó a la colcha de brocado y miró hacia
un lado, sin prestarle más atención a Jing Shao.
—Jun Qing...—. Jing Shao lo nombró lastimosamente.
—Wang Ye, ¿ya estás dormido? Si no, ¡ven a la carpa del centro y tomemos una copa!—. Zhao Meng
llamó en una alta voz desde afuera de la tienda.
Con la cabeza adolorida, Jing Shao se frotó su frente. Quería regañar y ahuyentar a Zhao Meng, pero
también tenía miedo de molestar a la persona a su lado. Por lo que solo pudo salir y decirle: —¿Por qué
estás haciendo tanto ruido? El Príncipe está cansado. No beberé esta noche—. Habiendo terminado de
decir eso, volvió a entrar en su tienda.
—Wang Ye, espera, este general tiene algo que decirte—. Zhao Meng agarró a Jing Shao y lo arrastró
a una distancia un poco más lejana.
—¡Dilo!—. Jing Shao estrechó la mano del general Zhao con bastante impaciencia.
—Este general no sabe dónde encontró Wang Ye a este asesor militar, pero el viaje hacia el suroeste
será muy difícil y peligroso. Por lo que me temo que su débil cuerpo no será capaz de soportarlo.
Además, para un erudito que solo puede teorizar sobre asuntos militares en el papel, si no entiende
realmente cómo es el luchar, solo dará órdenes a ciegas. Ante ello, este general teme que esto arruine
las cosas—. Zhao Meng, un practicante de artes marciales, habló de una manera extremadamente
neutral. Pero ellos ni siquiera habían dado dos pasos afuera de la tienda, y Mu Hanzhang, quien estaba
acostado adentro, podía escuchar todo con claridad.
—Esto queda a discreción de este Príncipe—. Jing Shao frunció su ceño y suspiró. —Sé que no lo
acepta por ahora, pero no puede ser demasiado intolerante con la gente. No les pediré que lo
reconozcan como asesor militar por este momento, pero hablaremos sobre eso más tarde. Sin embargo,
hay algo que debes tener en claro: invité al Sr. Jun. E incluso si no lo aceptas de inmediato, ¡no puedes
hacerle nada irrespetuoso o ponerlo en peligro! Si le pasa algo, no se lo perdonaré.
—Ts, al final del día, este general no le pondrá las cosas difíciles a un erudito que es tan débil que ni
siquiera puede amarrar a un pollo—. Le dijo Zhao Meng, quien se sintió realmente menospreciado. Y
resopló con frialdad. —Pero si intenta criticarme o darme órdenes, ¡no espere que tenga paciencia con
él!
—Está bien, está bien, deja de ser tan problemático. Puedes irte. Este Príncipe se va a la cama—. Jing
Shao agitó su mano, como si estuviera tratando de alejar a una mosca, para despedirlo.
—Wang Ye, ¿realmente no vienes a beber?—. Dijo Zhao Meng después de dar un par de pasos de mala
gana antes de darse la vuelta. Y al ver a Jing Shao levantar una pierna en señal de querer patearlo,
rápidamente se escapó.
Esperando hasta que el general Zhao se fuera, Jing Shao lanzó una triste mirada a su carpa, que se
encontraba detrás de él. Pero no se atrevió a entrar de inmediato, por lo que solo podía vagar por el
campamento sin contar con un rumbo fijo.
════ ∘◦❁◦∘ ════
41: Xiao Hei

Al anochecer, el campamento militar era muy silencioso, y los soldados en patrulla no dijeron más que
una simple oración, así que la silueta de los tres generales en medio de una carpa jugando "Charadas",
era particularmente distintiva. Los tres ya habían luchado con Jing Shao en contra de los Hunos. Por lo
que ya estaban acostumbrados a la vida salvaje y desenfrenada del desierto. Incluso ahora, a las afueras
de la capital, ellos no sabían cómo restringirse a sí mismos. Jing Shao tendría que disciplinarlos un
poco. Él sacudió su cabeza y caminó lentamente a la distancia.
El ataque del feudo del suroeste estaba pasando tres años antes que el de su vida anterior, por lo que
las ventajas con las que contaba, eran muy obvias. El General Zheng Dong, quien siempre chocaba en
ideas con él, había sido enviado al príncipe mayor como un refuerzo.
El Padre Imperial además no envió a nadie más para poder tomar el control, así que Jing Shao podría
hacer muchas cosas. Sin embargo, había una plétora de cosas con las que batallar, y él no sabía por
dónde comenzar.
—Hiiiii~...—. Xiao Hei, quien estaba de hecho masticando forraje en el establo, divisó a su maestro, y
elevó su cabeza para saludarlo.
Jing Shao salió abruptamente de sus pensamientos.
Inexplicablemente, él estaba inconscientemente caminando hacia el establo. Se detuvo frente al
pesebre de Xiao Hei y frotó a esa gran negra cabeza, que pronto se mezcló con el oscuro alrededor.
Xiao Hei sacudió su cabeza en señal de descontento, se movió a un lado, y continuó comiendo de la
hierba.
Fue realmente malo que Wang Fei lo arrojara afuera de la tienda. ¿Cómo podría incluso su propio
caballo despreciarlo? Jing Shao agarró a Xiao Hei de la oreja y le dijo: —¡No tienes permitido comer
más! Este príncipe no tiene un lugar para dormir, ¡pero tú continúas queriendo un plato extra para
comer!
Xiao Hei se encontraba masticando la hierba y dejándola en su boca. Siguió a su maestro con sus
grandes ojos negros. Porque Xiao Hei era el caballo favorito de Wang Ye, el cuidador del establo le
servía hierba fresca, solo para él, todos los días, que era mejor que el heno que todos los demás
caballos comían.
Acostumbrado a que Jing Shao tirara de sus orejas de vez en cuando, Xiao Hei continuó masticando
ruidosamente.
Jing Shao y Xiao Hei se miraron entre sí por un largo tiempo, pero Jing Shao no podía ganar un
curioso concurso contra un par de ojos equinos, por lo que solo pudo aceptar su incesante derrota.
Sentado en la valla y agarrando un pilar de madera, Jing Shao recogió un pedazo de hierba y lo metió
en su boca. El tallo era ligeramente amargo, y solo la parte blanca era ligeramente dulce; él no sabía
por qué Xiao Hei comía aquella hierba tan felizmente.
—Xiao Hei, encontraré una esposa para ti después de que esta batalla termine—. Jing Shao miró hacia
la brillante luna en el cielo. La luna en medio de la ciudad se veía particularmente fría y clara. Él nunca
antes había disfrutado de la belleza de la luna sin tanta prisa en su vida pasada; todos los días, él solo
pensaba acerca de la ubicación estratégica de los soldados, en el entrenamiento del ejército, en las
artes marciales y en la toma del trono. Había vivido hasta los 30 años de edad, pero aun así estaba muy
cansado. Verdaderamente todo aquel esfuerzo fue totalmente en vano. Le dio de comer a Xiao Hei
hierbas desde la palma de su mano.
—¿Quieres a un semental o una yegua?—.
—Hiiiii~...—. Xiao Hei miró hacia la hebra de hierba en la mano de su amo, resopló aire caliente en
ella, se giró alrededor y se fue a dormir en el cobertizo.
Jing Shao, quien había sido completamente ignorado por su caballo, tuvo que dejar el establo y volver
a intentar colarse en la tienda imperial.
La persona en la cama yacía acostada de lado, con una mano colgando fuera del edredón de brocado.
Su postura durmiente era excelente; se podía saber que había cambiado de postura luego de que Jing
Shao se fuera.
Jing Shao a hurtadillas se quitó la ropa, levantó la esquina del edredón y se hundió dentro.
Mu Hanzhang se movió. Como se había acostumbrado a la presencia de Jing Shao, no se levantó.
Los labios de Jing Shao se contrajeron. Cuidadosamente colocó los brazos expuestos de Mu Hanzhang
adentro del edredón, Jing Shao lentamente extendió a su propio brazo para lograr tentativamente
abrazar a la otra persona.
—Hmmm...—. El hombre entre sus brazos dio un ligero gemido, lo que sorprendió a Jing Shao. Se
detuvo por un momento y mirando hacia Mu Hanzhang quien aún no se había despertado, lo envolvió
con la esquina del edredón, para luego hundir su cara en el cuello de Wang Fei, rebosante de alegría.
Tomando un profundo respiro de la fragancia de Jun Qing, Jing Shao de nuevo se acurrucó ligeramente
a su lado y cerró sus ojos con satisfacción.
El cuerpo de Jing Shao contaba con un buen estado de salud. Y notó que él era capaz de caer dormido
tan pronto como entrara a la cama, así que no vio los labios de la persona en sus brazos curvarse.
Mu Hanzhang se despertó temprano en la mañana siguiente, ya que sinceramente él durmió por
mucho tiempo el día anterior. El sol brillaba en la tienda blanca, y las decoraciones de esta se podían
ver claramente. Luego de unos momentos de vacilación, recordó que ya no estaba en el Palacio Real,
sino en el campamento militar. La persona a su lado continuaba durmiendo plácidamente, roncando
felizmente. El aire caliente chocó contra su cuello, causando severamente que sus mechones de cabello
se despeinaran, lo que le pareció molesto.
Mu Hanzhang giró y miró el rostro adormilado de Jing Shao. Originalmente, pensó que serían meses o
incluso años antes de que regresara. Era una mentira decir que él no se sintió triste e incluso ya había
realizado planes. Si Jing Shao no volvía por algunos años, Mu Hanzhang iría por su propia cuenta al
lugar más cercano al campo de batalla para hacer negocios. No tenía esperanzas en que este chico ya
había planeado todo por su cuenta.
Ante esa idea, Jun Qing empezó a tocar la larga nariz de Jing Shao con sus esbeltos dedos. Los ojos de
Mu Hanzhang no pudieron evitar curvarse entre sí. Ya no estaba enojado con Jing Shao por su pequeño
truco; él ya lo había superado. Sólo que aún no estaba tan acostumbrado a ese rasgo en la personalidad
de su esposo.
Jing Shao sintió algo de molestia en su nariz y abrió sus ojos, atontado. Logró divisar un dedo tan
blanco como el jade, y abrió su boca para morderlo, lamiendo su suave sabor.
Mu Hanzhang retiró su mano y tranquilamente miró a los ojos completamente abiertos de Jing Shao.
—Jaja, Jun Qing, estás despierto—. Jing Shao por decisión propia había olvidado sobre su castigo de
tener que dormir con algún general maloliente e indisciplinado. Por lo que solo avanzó poco a poco
hasta acercarse a su Wang Fei y besarlo en sus suaves labios—. Aún es temprano. Iré al entrenamiento
militar. Te acompañaré para el almuerzo después de que termine el ejercicio matutino.
Jing Shao no esperó a que la persona entre sus brazos le formulara alguna pregunta; por lo que salió
rápidamente para vestirse con su traje de entrenamiento que era tan blanco como la luz de la luna, se
lavó su cara y huyó del lugar.
Mu Hanzhang se sentó lentamente y miró a Jing Shao, quien solo estaba tratando de huir de él. Y toda
esa escena le pareció tan graciosa que no pudo evitar soltar una dulce risa.
No podía conciliar más el sueño, así que Mu Hanzhang se levantó y se cambió de ropa. Encontró en la
tienda un delicado cofre de madera que había sido bajado del carruaje en el día de ayer; en ella se
podían ver prendas elegantes y otros objetos comunes. Ante ello, se dio cuenta de que Jing Shao en
realidad se había preparado para llevarlo desde hace mucho tiempo.
—Gongzi está despierto—. Yun Song llegó para entregar el té. Observando que Mu Hanzhang estaba
pulcramente vestido, rápidamente le trajo agua para que Wang Fei se lavara su cara y enjuagara su
boca. La identidad de Wang Fei no podía ser revelada. Jun Qing no era actualmente un hombre militar,
así que Yun Song no podía llamarlo Jun Shi, y en su lugar prefirió llamarlo Gongzi.
—¿También viniste a la campaña?—. Mu Hanzhang tomó la toalla de baño de Yun Song y se secó su
cara. Normalmente un pequeño chico servidor como Yun Song no podría salir del palacio.
—Este sirviente solamente permanecerá en el campamento por un poco menos de un mes para llevar
las diligencias de Wang Ye y Gongzi. Una vez más el ejército está listo para establecerte, yo te llevaré
de regreso al palacio—. Yun Song sonrió y dijo:—Yun Zhu fue tan ruidoso ayer, deseando venir también,
pero Wang Ye no lo dejó.
—¿Estás familiarizado con el campamento del ejército?— Mu Hanzhang asintió ligeramente y tomó un
sorbo de su taza de té.
—Estas carpas son de los soldados personales de Wang Yei. Este servidor estuvo aquí en varios
momentos antes—. Yun Song le respondió honestamente.
Escuchando estas palabras, Mu Hanzhang frunció el ceño ligeramente y levantó su mano para elevar
la cortina. El olor de la tierra en la mañana golpeó sus fosas nasales, despertando espíritus escondidos:
—Bueno, si ese es el caso, puedes acompañarme a un paseo cerca del campamento.
A esta hora, la mayoría de los soldados fueron a aprovechar el suelo para practicar; y sólo algunos de
los soldados deberían de estar en el cuartel haciendo servicio por turnos. El fuego en los lavabos de
hierro ya había comenzado a apagarse y nubes de humo se formaron desde allí.
De acuerdo a Yun Song, eran más de cinco mil personas en este campamento, todos pertenecían a las
fuerzas militares de Jing Shao. Normalmente no tenían alojamiento aquí, sino en Qixian, que estaba a
cien kilómetros de distancia. Jing Shao cultivó a estas personas como una fuerza de élite contra los
Hunos. Y cuando ellos llegaron del noroeste y descargaron su poder militar. El emperador se mostró
particularmente a favor y en adición a los cinco millones de personas, le otorgó una gran área de Qixian
por separado a Cheng Wang.
Hablando de Qixian, Mu Hanzhang recordó que Jing Shao quería reemplazar a cien buenas tierras de
cultivo con él por esos yermos. Aquellos sirvientes, quienes querían ver a la tierra dijeron que era muy
fértil y que la aldea era muy buena. Algunos soldados ayudaban a la agricultura en ese lugar, pero solo
este lugar resultó ser el nuevo cuartel de Jing Shao.
—Segundo hermano Wang, ¿por qué las gachas de avenas se volvieron más delgadas?—. Dos soldados
resoplaron y jadearon llevando a un barril y lo pusieron en el suelo en medio de los cuatro cuarteles.
—¿Acaso no tienen bollos al vapor? Es bueno igual, que tengamos gachas de avena para comer cuanto
queramos—. El hombre llamado Segundo Hermano Wang llevó a una gran cesta de bollos al vapor y los
dejó a un lado del barril.
Mu Hanzhang se acercó y miró aquella escena con curiosidad. Las tres personas lo observaron con
extrañeza e intercambiaron miradas entre sí. Se había corrido la voz en los cuarteles que la noche
anterior Wang Yei trajo a un muy buen asesor militar junto a él, y ellos además durmieron juntos. Por lo
que no se necesitaba ya decir quién era esta persona.
—Jun Shi está de pie muy temprano—. Cuando Wang Er vio a su sirviente al lado de Mu Hanzhang, ya
no podía pretender no haberlo visto, así que abrió su boca y lo saludó.
Mu Hanzhang asintió ligeramente y preguntó con una cálida voz:—¿Es esto lo que desayunan todos
los días? ¿Por qué no hay otros platillos?—. Justo ahora, sólo era el asesor militar quien fue designado
por Jing Shao. Él era considerado meramente un estratega y no tenía una posición oficial, así que no
podía ejercer demasiado poder en estos soldados.
—Hey, podemos comer hasta que estemos llenos, eso debería ser suficiente. ¿Qué soldado pondría un
poco de atención en la comida para exigir otros platillos?—. Los dos soldados más jóvenes detrás de
Wang Er intercambiaron miradas entre sí. —Tengo que llevar la comida más tarde. Jun Shi puede tomar
un paseo mientras tanto.
Los soldados que llevaban el barril querían decir algo, pero enfrente del limpio y ordenado asesor
militar, ellos se sentían algo apenados. Por lo que metiendo sus manos en sus delantales, siguieron a
Wang Er quien corría lejos, desapareciendo en una nube de humo.
—Segundo Hermano Wang, el asesor militar es muy guapo, y las personas dicen de que es la
concubina del Príncipe.
—Shh... No digan tonterías a la luz del día.
Wang Ye rápidamente cubrió la boca de esos jóvenes soldados.
Cuando Mu Hanzhang regresó a la tienda imperial, Jing Shao tomó una ducha y esperó
pacientemente por él en el comedor. El desayuno de Wang Ye no era más exótico que el del resto de los
soldados, sólo consistía en un plato extra de vegetales salteados y uno de manís.
Solamente después de ver a Mu Hanzhang fruncir ligeramente su ceño provocó que Jing Shao se
diera cuenta de que Jun Qing no estaba acostumbrado a comer ese tipo de platillos. Y le dijo en tono de
disculpa. —Los días en el campamento militar son muy amargos. Si no quieres comer esto, le diré al
chef del palacio que venga con nosotros...
—Comer lo mismo que el resto de los soldados es lo que deberíamos hacer—. Mu Hanzhang tomó
asiento en el comedor y tomó a su plato de arroz. —Me sorprende que el Ministerio de Hacienda no te
haya quitado plata esta vez. ¿Pero aún así por qué el campamento militar sigue siendo tan lamentable?
—¿Plata?—. Jing Shao tomó a un pequeño bollo al vapor. —Son muchas personas en el ejército; no
importa qué tanta plata haya, sigue sin ser suficiente.
Temeroso de que Jing Shao muerda a su propia lengua cuando hable y coma a la vez, Mu Hanzhang
contrajo sus labios y no dijo nada más, pero en su corazón, sintió que tenía que revisar las cuentas del
ejército en los siguientes días. El problema inmediato fue que los soldados y oficiales no comían bien,
pero si algún codicioso malversaba fondos del ejército, eso podría ser un problema cuando algunos
servidores del ejército expongan y los agentes del Ministerio de Hacienda envíen a alguien a rendir
cuentas.
—¡Wang Ye! ¡Wang Ye, algo ha pasado!—. Un soldado repentinamente corrió enfrente de aquella
carpa y gritó—. ¡Xiao Hei parece haberse enfermado!
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[Nota de la traductora]A partir de ahora los capítulos se subirán ya editados, puesto a que
Katari_Hikari me está apoyando en ello, ¡muchas gracias!
42: El Veneno de Lobo

─¿Xiao Hei?─. Jing Shao se sobresaltó, dejó su cuenco y salió corriendo. Xiao Hei había estado bien
anoche. ¿Cómo es que se pudo haber enfermado tan temprano en la mañana?
─¡Wang Ye!─. Mu Hanzhang miró la comida a medio comer de Jing Shao, suspiró impotente y también
fue hacia los establos.
Xiao Hei estaba jadeando violentamente en su establo. El forraje en el comedero estaba esparcido
alrededor del suelo, pisoteado bajo sus cascos. El cuidador se encontraba en cuclillas a un lado de él,
tapándose su estómago; Xiao Hei claramente ya había pateado a ese pobre hombre.
Tan enérgico, ¿cómo puede verse ahora tan enfermo? Jing Shao hizo que los soldados que estaban
tratando de apaciguar a Xiao Hei se apartaran de su camino. Y así, pateó ligeramente el pilar de
madera, para después caer de un salto sobre el lomo de su caballo y tomó de las riendas a Xiao Hei. El
caballo se puso de pie inmediatamente y relinchó. Él sabía que su amo había llegado por él, por lo que
finalmente dejó de moverse de un lado a otro y exhaló una gran bocanada de aire caliente, mientras
seguía pisando fuertemente, pero ahora con movimientos más leves.
─Jun Qing, no te acerques─. Temiendo que Xiao Hei lastimara a Mu Hanzhang en su descontrol, Jing
Shao rápidamente detuvo a Mu Hanzhang para que no caminara más hacia él.
Zhao Meng se acercó desde el otro lado y vio a Mu Hanzhang de pie a tres pasos de distancia. Y dijo
en broma:─Sí, definitivamente no sería bueno que patearan a una persona de piel tan suave.
─¡Zhao Meng! ¡Cállate!─. Jing Shao miró al general Zhao, que estaba diciendo tonterías. Y después de
que Xiao Hei se logró calmar, Jing Shao saltó de él y miró al desorden en el establo. Ante ello, le
preguntó al cuidador, que aún seguía en el suelo. ─¿Qué pasó aquí?
─Respondiendo a Wang Ye, este sirviente se levantó tarde esta mañana y no tuvo tiempo de cortar
pasto fresco para Xiao Hei, así que le conseguí algo de heno para que comiera. Inesperadamente,
después de comer un bocado, vomitó y comenzó a enloquecer─. El cuidador se arrodilló y le respondió.
Claramente tenía miedo de que Wang Ye lo culpara, y sabía que la sola idea del príncipe acerca de ello,
le costaría su cabeza.
─¿Este caballo sigue siendo quisquilloso con la comida? ¡No debes de seguir mal acostumbrando a los
animales!─. El general Zhao había sido regañado por Wang Ye antes, pero no se enojó. Caminó hacia el
frente para acariciar a Xiao Hei y le dijo a Mu Hanzhang: ─¿Por qué el asesor militar todavía tiene
miedo de seguir adelante? Si quieres llegar a ir al campo de batalla, no puedes ser tan tímido como una
niña.
Mu Hanzhang ignoró al general Zhao, a quien le gustaba decir cosas tan desagradables. Levantó sus
pies y caminó lentamente hacia el pesebre. Y miró con atención por un momento antes de fruncir su
ceño. Después, tomó un poco de heno y le dijo al cuidador: ─¿Todos los caballos de este establo comen
este tipo de hierba?
El cuidador no entendía por qué el asesor militar le preguntaba acerca esto. Por lo que solo miró a
Wang Ye y respondió con sinceridad que ese no era el caso. Puesto a que temía que a Xiao Hei no le
gustara el heno, a él se le había ocurrido darle a Xiao Hei toda la nueva cantidad de hierba que había
traído para que se la comiera solo. Aquella hierba aún no estaba completamente seca, y la mitad
todavía estaba verde, lo que le daba un sabor más delicioso que el heno.
─Jun Qing, ¿hay algún problema?─. Jing Shao notó que algo andaba mal y volvió para preguntarle a
Mu Hanzhang, quien estaba a un lado de él.
─¡El veneno de lobo está en esta hierba!─. Mu Hanzhang le dio aquella planta que tenía en la mano a
Jing Shao.
Zhao Meng tomó un puñado de hierba para poder echarle un vistazo y le dijo: ─¿De qué veneno de
lobo hablas? ¿No es esto simplemente un poco de paja ordinaria?
Jing Shao miró las hojas de hierba en su mano. Estas, a pesar de estar a medio secar, todavía eran de
un oscuro tono verde, y un poco más anchas que la paja de hierba. Cuando las tocó, no le hicieron
ningún daño.
Los caballos nacieron con la capacidad de identificar la hierba venenosa. Por lo que mientras no
tuvieran mucha hambre, claramente no la comerían. Xiao Hei había comido demasiado anoche, por lo
que, naturalmente, sería muy quisquilloso si es que le dieran alguna hierba venenosa.
─Llame al general del protectorado de la izquierda para que venga aquí─. Jing Shao frunció su ceño,
ya que no estaba en la naturaleza de Jun Qing decir deliberadamente algo sin estar completamente
seguro de ello.
Justo cuando los guardias se enteraron de que algo andaba mal en el establo, se empezaron a
apresurar aún más.
─He visto veneno de lobo en Sichuan, pero no se veía así─. Zhao Meng vio que el príncipe parecía
solemne ante aquel descubrimiento y no pudo evitar intervenir. El veneno de lobo podía destruir un
estómago. ¿Quién usaría esto para lidiar con un caballo de una manera tan cruel?
─La hierba amarilla que crece en Sichuan es una variedad de acónito, mientras que este veneno de
lobo de hoja larga, crece en las praderas─. Inexpresivamente el general del protectorado de la izquierda
lo había confirmado. Él siempre había amado a los caballos y les había prestado una especial atención a
la hierba que comían.
─Hiii~...─. Xiao Hei resopló, como si estuviera de acuerdo con lo que el general del protectorado de
izquierda había mencionado.
Jing Shao acarició a esa gran cabeza negra y le dijo con una profunda voz.: ─¡Investiga!
─¡Wang Ye, realmente no ha sido este sirviente!─. Gritó en voz alta mientras hacía reverencias sin
cesar. Puesto a que el envenenamiento de los caballos de guerra era un delito grave que se castigaba
con la decapitación, él y los demás estaban profundamente asustados.
─Wang Ye, este general ya ha verificado y hay una pequeña cantidad del veneno de lobo en la nueva
hierba que se trajo y se dejó en el almacén de forraje─. Le dijo el general del protectorado de izquierda.
─Alguno de ustedes, ¿tiene algo que decir?─. El general del protectorado de derecha se acercó a ellos
con una sonrisa─. Envenenar caballos de guerra es un crimen digno de decapitación. Si nadie confiesa,
todos perderán la cabeza.
─¡Perdóneme la vida, Wang Ye! ¡Realmente no fue este sirviente!─. Se dieron varias rondas de
declaraciones sobre aquella hierba. El forraje había sido entregado ayer y el almacén estaba en una
ubicación estratégica, por lo que ningún extraño se hubiera podido acercar a aquel lugar. Por otro lado,
los escoltas solo estaban a cargo de transportar todo y dijeron no haber notado ningún intercambio de
artículos en el camino. La acusación contra el cuidador fue aún más injusta, ya que solo era el
responsable de llevar parte del forraje entregado para alimentar a los caballos; por lo que le era
imposible mezclar hierba venenosa en todo el depósito que contenía el forraje..
Cada uno tenía su propia manera de defenderse, pero al fin de al cabo, todos estaban aquí porque la
hierba venenosa no podía volar por sí sola y caer en la comida para los caballos:─¡Como nadie ha
confesado, arrástrenlos a todos para que los ejecuten!─. Zhao Meng levantó su mano; ya que había
sucedido algo de esta magnitud, tenía que darle un ejemplo a estas personas, para que alguna
declarara su culpa.
Jing Shao frunció su ceño, también había sentido que nadie del ejército había hecho esto. El
perpetrador quería envenenar a todos los caballos. Tal cosa no había sucedido en su vida anterior en
este momento, aunque, esto había pasado cuando se estaban quedando temporalmente en las afueras
de la capital. Sin embargo, no habían habido más complicaciones, entonces, ¿de dónde vino la hierba
venenosa?
─¡Esperen!─. Mu Hanzhang, que había estado sentado y escuchando a un lado todo el tiempo, de
repente le habló, evitando que los guardias lleguen a sacar a aquellos hombres a rastras. ─Este asunto
no ha sido investigado a fondo; por lo que estas personas no pueden morir aún.
─Consejero militar, la ley militar es así. Diciendo esto, ¿puede ser que estés protegiendo a alguien?─.
Zhao Meng simplemente no podía soportar la forma en que los eruditos se entretenían estudiando para
sacar respuestas. Investigar, ¿qué se tenía que investigar? Si este asunto se alargaba para otro día,
habría un nivel adicional de peligro en el campamento. Por lo que si este tipo de cosas sucedía en el
campo de batalla, ellos tenían que resolverlo lo antes posible; y si todas las personas murieran,
entonces no habría ningún problema adicional.
Este tipo de cosas había sucedido justo después de que el asesor militar entrara en el campamento;
por lo que él era bastante sospechoso. Al escuchar eso, las personas de los alrededores miraron a Mu
Hanzhang de una manera extraña.
─El general Zhao tiene tanta prisa por matarlos, ¿hay algo acaso que encubrir?─. Mu Hanzhang dijo
mientras pasaba las páginas del libro de cuentas de raciones y forraje de hierbas en sus manos, ni
demasiado rápido ni demasiado lento.
─...─. Zhao Meng ahogó sus palabras.
Mu Hanzhang cerró el libro en su mano, sin tener la intención de dejarlo ir tan fácilmente. Y continuó
analizando la situación: ─El ejército está muy fuertemente vigilado por todas partes. Alguien que se
atreva a meterse con las raciones y el forraje de hierbas seguramente debe tener un alto nivel de
acomodación oficial─. Un par de ojos, negros como la tinta, miraron directamente al general Zhao,
como si ya hubieran visto a través de toda la verdad.
Zhao Meng estaba tan enfurecido que quería vomitar sangre. Todo su rostro se tornó de un intenso
color rojo, e incluso su barba y mejillas temblaron.
─El Sr. Jun ni siquiera dijo quién lo hizo. ¿Por qué te estás poniendo tan nervioso?─. En cuanto a la
conmoción, al general del protectorado de la derecha no le importó empeorar las cosas y puso su
granito de arena. El general del protectorado de izquierda seguía tan inexpresivo como antes, sin
hablar.
Jing Shao se llevó el puño a sus labios. Aunque sabía que no debería, no pudo evitar ahogar a un par
de risas.
─Wang Ye, Chen cree que primero estas personas deberían ser detenidas y luego dar un veredicto una
vez que las cosas estén claras─. Mu Hanzhang se levantó y apretó sus puños hacia Jing Shao.
─¡Si tiene la habilidad, entonces investiga este asunto!─. Dijo Zhao Meng mientras señalaba a Mu
Hanzhang.
Los labios de Mu Hanzhang se curvaron ligeramente: ─Eso también funciona.
─¡Entonces debería haber un límite de tiempo!
─Tres días.
─¡Está bien! Si no puede llegar a una conclusión en tres días, ¡será considerado culpable junto con
ellos!─. Zhao Meng levantó la voz, enojado por la manera indiferente y tranquila de actuar de Mu
Hanzhang.
─Siempre y cuando el general Zhao no interfiera─. El tono de Mu Hanzhang seguía siendo el mismo
que antes. Su voz era tan suave y tranquila, pero aún así, sonaba más convincente que los fuertes gritos
del general Zhao.
─¡Hmph! ¡Entonces ve a la cárcel con ellos!─. Zhao Meng estaba tan enojado que casi estaba saltando
arriba y abajo. Aunque no le gustó, no iría tan lejos como para crear un pequeño problema con el asesor
militar. ─¡Entonces se debe emitir una orden militar!
Mu Hanzhang lo miró y pensó en su corazón que tal vez el general Zhao no era un hombre
completamente descarado. Así que hizo que Yun Song trajera un lápiz y papel, y escribió una orden
militar con una caligrafía poderosa y refinada. Y así, tomando la iniciativa, firmó con las palabras "Jun
Qing". Por su lado, Yun Song llevó a aquella orden militar a Zhao Meng. El general Zhao tomó una
pluma y sin ni siquiera mirar la orden, movió su pincel dos veces para firmar con su nombre formal con
una caligrafía en negrita y cursiva, después, agarró a las personas que estaban en el suelo, se dio una
vuelta y se fue.
Mu Hanzhang dobló a aquella orden militar y se la entregó a Jing Shao.
Después de que la multitud se fue, Jing Shao no pudo evitar abrazar a su Wang Fei entre sus brazos:
─¿Estás seguro de que puedes llegar al fondo de este asunto?─. Justo ahora, cuando Jun Qing se había
enfrentado a Zhao Meng, había sido extremadamente guapo. Él demostrando sus habilidades, como si
estuviera desenvainando una espada de un tesoro, aquella encantadora imagen, lo dejó completamente
embriagado de amor.
Mu Hanzhang fue abrazado y colocado en el regazo de Jing Shao. No estaba tan acostumbrado a eso,
por lo que se movió un poco por la incomodidad: ─Es solo una suposición; y aún no hay una idea segura
perfecta.
─Zhao Meng es un hombre imprudente. No es necesario que te rebajes a su nivel─. Cuando Jing Shao
escuchó las palabras de Mu Hanzhang, frunció su ceño y no pudo evitar preocuparse. Las órdenes
militares no se podían ejecutar a la ligera. Si en ese momento no se pudiera llegar a un veredicto, sería
un gran problema para ambos.
─Lo que firmé eran solo caracteres, no mi nombre. Las leyes y regulaciones de Dachen ordenan que
se debe firmar con el nombre de nacimiento completo en las órdenes militares, o de lo contrario no
contará─. Le dijo Mu Hanzhang mientras se reía ligeramente.
Jing Shao se quedó atónito por un momento y luego tragó un poco de saliva. Diciéndose a sí mismo
que sería mejor no provocar precipitadamente a su Wang Fei en el futuro.
Mu Hanzhang hizo que todos se aseguraran de no hacer público este asunto y revisó cuidadosamente
todos los libros de contabilidad del campamento.
Por la noche, Jing Shao regresó de entrenar a las tropas y se bañó. Luego se detuvo frente a la mesa.
Mu Hanzhang había puesto una gran pila de libros de cuentas a su costado y los estaba leyendo en
silencio a la luz de las velas. Jing Shao hojeó casualmente esos libros; que no eran solo para raciones y
forrajes de hierbas, sino también para armas, uniformes militares, tiendas de campaña, despliegue de
tropas, etc.
─¿Por qué también estás leyendo esto?─. Jing Shao estaba desconcertado. ─¿No solo debes comprobar
las raciones y el forraje?
─Desde el comienzo, he querido echar un vistazo a los libros de contabilidad del ejército. Por lo que
ante esta oportunidad, aproveché para verlos─. Mu Hanzhang pasó a otra página y levantó su pincel
para escribir algunas palabras en una hoja de papel junto a él.
─Bueno, leer estos libros no es algo urgente; puedes echarles un vistazo cuando quieras─. Jing Shao
extendió la mano desde detrás de él para cargarlo como una princesa. ─Es demasiado tarde; míralos
mañana.
─¡Quiero terminar de leer este!─. Mu Hanzhang luchó y le dijo.
─No, este Príncipe tiene sueño ahora. ¡El asesor militar debe atenderme a la hora de dormir!─. Jing
Shao dijo y arrojó a Mu Hanzhang sobre la amplia cama antes de seguirlo rápidamente y abalanzarse
sobre él.
Debido al peso de la persona que se abalanzó sobre él, Mu Hanzhang no podía respirar. Por lo que
extendió una mano y lo empujó. Y de repente, escuchó los pasos de los soldados que patrullaban fuera
de la tienda. Por lo que rápidamente presionó a Jing Shao hacia abajo y no lo dejó moverse. Solo
entonces recordó que ahora mismo, habían linternas encendidas dentro de la tienda, ¡y todos los que
estaban afuera podían ver los movimientos en el interior!
Jing Shao fue presionado contra un pecho. Y separado solo por sus finas ropas de verano, su barbilla
descansaba convenientemente sobre un tierno frijolito, por lo que lo comenzó a acariciar de un lado a
otro con suavidad.
─Hmmm...─. Mu Hanzhang lo fulminó con la mirada, luego volvió su cabeza para apagar la vela, que
brillaba al costado de la cama.
─Jun Qing... ─. Los ojos de Jing Shao se agrandaron. Su Wang Fei había tomado la iniciativa de apagar
la vela hoy. ¡Y claramente era una táctica de seducción! Así que, rápidamente, se quitó su ropa exterior
y buscó a esos suaves labios, para besarlos profundamente en la oscuridad.
Mu Hanzhang fue besado sin previo aviso, y trató de alejar al tipo que estaba tratando de perder el
tiempo. Sin embargo, su fuerza parecía haberlo abandonado. Por lo tanto, esa persona se volvió aún
más audaz y puso su mano dentro de la ropa interior de Mu Hanzhang, acariciando aquel brillante
pecho.
─Hmmm...─. Mu Hanzhang estaba demasiado agitado y comenzó a temblar. Cuando la mano de Jing
Shao acarició el interior de su ropa interior, él sintió que no podía soportarlo más y levantó sus piernas,
para presionarlas en el estómago ajeno en busca de empujarlo.
─Jun Qing...─. Jing Shao fue arrojado, y se aferró a Mu Hanzhang con un gran descontento.
─No todas las velas se han apagado; por lo que la gente puede ver todo lo que sucede aquí─. Mu
Hanzhang frunció su ceño y señaló el candelabro de bronce frente a la mesa, en el que ocho velas
crepitaban.
Jing Shao se levantó rápidamente, sopló a todas esas velas de una vez, y luego se enterró en el
interior de las mantas, para abrazar a Mu Hanzhang.
─¿Wang Ye olvidó lo que dijo aquel día?─. Mu Hanzhang tiró de la colcha para cubrirlos. ─Debes
perfeccionar tu fuerza para la batalla más tarde, y todavía tienes que levantarte temprano mañana, así
que es mejor que solo duermas─. Habló con una suave voz, que señalaba que esta era la decisión más
correcta, y que actuaba como un real súbdito para Jing Shao, llenándolo de certeros consejos.
─Jun Qing...─. Cuando Jing Shao lo escuchó mencionar lo que él mismo había dicho, inmediatamente
perdió toda su confianza. Y solo enterró su rostro en el pecho de Mu Hanzhang y cerró sus ojos en
silencio, como si ya se hubiera quedado dormido.
Originalmente, pensó que estaría bien si engañaba a su Wang Fei solo por una noche; pero, ¿cómo
podría haber esperado que su Wang Fei se vengara así de él? Jing Shao solo pudo acercarlo más a sus
brazos y acariciarlo... ¡Para dormir!
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43: La verdad

A pesar de que el plazo de tres días estaba a punto de llegar, Mu Hanzhang no parecía preocupado en
absoluto. Simplemente miraba los libros de cuentas en la tienda del príncipe todos los días, y
ocasionalmente iba al cuartel a echar un vistazo.
—¿Qué te preguntó hoy el asesor militar?—. El general del protectorado de la derecha atrapó a un
soldado que volvía de comer y le preguntó, ya que él tenía mucha curiosidad por saber cómo el señor
Jun encontraría al culpable en tan solo tres días.
—El asesor militar me preguntó sobre cuándo se emitió este uniforme y con qué frecuencia puedo
comer carne—. Respondió el soldado con sinceridad.
—¿Uniforme militar? ¿Comer carne?—. El general del protectorado de derecha escuchó esto y quedó
desconcertado. ¿Qué tenía esto que ver con la hierba venenosa? Soltó a aquel soldado y atrapó a otro
para preguntarle.
—El asesor militar me preguntó con qué frecuencia le enviaba cartas a mi familia y quién las escribía
por mí—. Dijo el soldado alto directamente con una simple sonrisa. —El asesor militar también dijo que,
como le respondí bien, podía pedirle que escribiera cartas por mí en el futuro—. Ese era el consejero
militar de Wang Ye, ah. Definitivamente, su caligrafía sería incluso mejor que la del erudito del pueblo.
La anciana madre de la familia de ese soldado también podía llevarse aquel escrito y lucirse ante los
demás habitantes del pueblo.
El general del protectorado de la derecha estaba aún más confundido después de escuchar eso. ¡¿Qué
tenía esto que ver con lo otro?! De mala gana, atrapó a algunos soldados más, y todas las preguntas que
les hizo aquel asesor militar fueron triviales, inadecuadas y totalmente irrelevantes.
El general del protectorado de la izquierda se adelantó y dio unas palmaditas al aturdido general del
protectorado de derecha: —Come.
—Dime, ¿qué quiere comprobar exactamente el asesor militar?—. Preguntó el general del
protectorado de la derecha con una cara de amargura.
El general del protectorado de izquierda, sin expresión en el rostro, se dio la vuelta y se fue:—Comeré
primero.
—¡Oye, oye, espérame!—. El general del protectorado de la derecha lo persiguió apresuradamente.
Los dos siempre comían juntos; ¡si es que llegaba tarde, ese tipo se comería su parte por completo!
Pasaron tres días en un abrir y cerrar de ojos. Zhao Meng salió de la prisión militar temprano por la
mañana y esperó en la tienda del centro para ver al llamado "asesor militar" hacer el ridículo. Además,
el general Zhao, quien era consciente de que no podía vencer a un erudito en una batalla de palabras,
también retiró a los generales del protectorado de la izquierda y derecha, así como a algunos otros
oficiales militares.
La tienda central era donde los oficiales de alto rango discutían tácticas y emitían órdenes militares.
Era aproximadamente del mismo tamaño que la tienda de Jing Shao, pero no tenía ninguna cama. Jing
Shao se sentó en la plataforma alta y miró al grupo de despiadados hombres. Y le dio a Zhao Meng una
mirada con algo de simpatía.
Mu Hanzhang se sentó junto a Jing Shao y en su mano tenía un abanico de plumas de ganso negro
que todos los oficiales militares en los libros de hitoria sostendrían. El general del protectorado de la
derecha en realidad le había regalado esto ayer, por lo que Mu Hanzhang recién conocía sobre esta
pequeña información.
—Asesor militar, ha llegado el límite de los tres días. El viejo Zhao ha venido a escuchar las sabias
opiniones del asesor militar—. Zhao Meng sacó a relucir a los sospechosos que había estado vigilando
en las celdas de la prisión y habló con una ronca voz mientras estaba de pie en el medio de la carpa.
—El general está realmente impaciente—. Mu Hanzhang golpeó al abanico de plumas de ganso en su
mano dos veces y miró a la barba sin afeitar del hombre ubicado debajo del escenario.
Efectivamente, Zhao Meng estuvo haciendo guardia en la prisión militar durante tres días. Aunque los
soldados en la prisión proporcionaron deliciosas comidas y bebidas, el general Zhao, quien no se había
bañado durante tres días, se veía realmente un poco descuidado, en comparación con Mu Hanzhang,
quien se veía delgado y pulcro con su blancas túnicas. Por lo que era un cambio demasiado violento el
mirar a ambas partes discutir entre sí.
Cuando esa mirada indiferente pero un poco desdeñosa lo recorrió, el general Zhao, quien nunca se
preocupó mucho por las cosas pequeñas, también se sintió algo incómodo. Por lo que se secó la cara
con su mano y dijo: —No hables demasiado. Firmamos una orden militar. Date prisa y dinos: ¿quién es
el criminal?
Los labios de Mu Hanzhang se curvaron suavemente y lentamente apuntó con el abanico a las
personas que se encontraban arrodilladas debajo de la plataforma. —Todos lo son y no lo son.
—¿Qué tipo de palabras son esas?—. Zhao Meng dijo desconcertado.
Los jóvenes militares también estaban aturdidos. Y el militar de infantería le susurró al general del
protectorado de la derecha qué había escuchado después de haber preguntado ayer. Y lo que obtuvo fue
solamente una expresión amarga en el rostro del general del protectorado al que se dirigía. Ayer, el
asesor militar había estado dando vueltas con él durante mucho tiempo en silencio, y por ello por si
acaso le dio un abanico de elegantes plumas, como un soborno.
—Dije que no todos son los criminales, porque no fueron ellos los que agregaron la hierba venenosa,
ya que el veneno de lobo se mezcló con el heno antes de que los oficiales escolta la recibieran—. Mu
Hanzhang se abanicó ligeramente dos veces con el abanico de plumas de ganso, complacido de ver el
cambio instantáneo en las expresiones en los rostros de todas las personas debajo de la plataforma. Al
tratar con estos hombres imprudentes, no se puede ser directo al hablar. Al contrario, había que
complicar innecesariamente las cosas para que le dieran más importancia.
—¡El asesor militar ve las cosas claramente!—. El cuidador fue el primero en gritar, y se inclinó
felizmente ante Mu Hanzhang. Su espíritu casi se había vuelto loco desde aquel accidente con el caballo
de Wang Ye. Sin embargo, ahora, el asesor militar había dicho tal cosa, por lo que al menos encontró
tranquilidad ante la posibilidad de poder vivir.
El resto del grupo reaccionó y rápidamente siguió su ejemplo.
—Pero—. Mu Hanzhang hizo una pausa. —La hierba venenosa fue escoltada hasta el final, guardada
en el almacén y sacada para alimentar a los caballos. Inesperadamente, ninguna de estas personas
descubrió la hierba venenosa en el forraje, por lo que estos tipos no deberían escapar al castigo.
La gente empezó a sudar al escuchar esto, pero también soltaron un suspiro de alivio. Eso fue lo que
se llamó escapar de la pena de muerte pero aún así, recibir un castigo. Mientras pudieran evitar ser
condenados por un delito en contra de su Nación, todo lo demás no era importante.
—Entonces, ¿el comerciante de forrajes fue quien cortó a la hierba venenosa y la colocó por error ahí?
—. El general del protectorado de la derecha siguió con otra pregunta.
—El veneno de lobo de hoja larga crece en las praderas del noroeste. ¿Entonces cómo se puede
cosechar en las afueras de la capital?—. Zhao Meng recordó lo que el general del protectorado de la
izquierda había dicho sobre el veneno de lobo, y obviamente no creyó en las palabras de Mu Hanzhang.
Mu Hanzhang negó con la cabeza: —Ciertamente no fue un accidente, alguien quiso deliberadamente
envenenar a los caballos de guerra.
—Las principales fuerzas del ejército aún no se han puesto en marcha. Si los caballos se envenenan,
se pueden volver a comprar más. Por lo que esto no afectará a la guerra en absoluto. ¿Quién haría
casualmente una cosa tan insensible e inmoral?—. Zhao Meng sintió que el asesor militar claramente
estaba diciendo tonterías.
—Eso, tendremos que preguntarle a los escribas contables que llevan las cuentas en este
campamento—. Mu Hanzhang tomó un sorbo de té de la taza, que se encontraba sobre la mesa.
—¿Los escribas?—. Jing Shao, quien había estado escuchando atentamente a su lado, no pudo evitar
plantear la pregunta. Anoche, había molestado a Mu Hanzhang durante mucho tiempo. Jun Qing no solo
no le diría la situación real de su investigación, sino que tampoco lo dejaría hacérselo, por lo que dejó a
Jing Shao caliente y molesto durante toda noche.
Los escribas eran los encargados de llevar la contabilidad del campamento. Llevan un registro del
traslado de las tropas, se encargan de escribir cartas, etc. Son funcionarios que ayudan con la labor
administrativa. El sistema militar era bastante simple, y había un total de cuatro secretarios para estas
cinco mil personas en el campamento del ejército. Excepto cuando se trataba de escribir cartas y enviar
asignaciones, generalmente nadie les prestaba mucha atención a estas personas.
Mu Hanzhang asintió y le dijo a Jing Shao: —Revisé todas las entradas en los libros de contabilidad de
este campamento. Dejando de lado las cuentas anteriores, el dinero destinado por el Ministerio de
Hacienda para raciones y forrajes es un 30% menor al registrado en las cuentas de esta campaña
militar. Además, los registros de gastos están lejos de los gastos reales.
—¡¿Qué?!—. Jing Shao de repente se sentó erguido abruptamente.
Mu Hanzhang le mostró a Jing Shao algunas de las cuentas que había copiado de los últimos dos días.
Las cuentas decían que cada soldado recibió tres conjuntos de uniforme militar para cada temporada. Y
en realidad, solo obtuvieron dos conjuntos. De acuerdo con las normas para la alimentación diaria,
debería de haber al menos una comida al día en la que los soldados pudieran comer carne. Y en
realidad, solo lo comían una vez cada siete días, y la mayoría de las veces, solo obtenían papilla de arroz
y bollos al vapor.
Cuando los soldados debajo de la plataforma escucharon esto, sus expresiones se volvieron graves. El
general del protectorado de la derecha no pudo evitar decir: —Si lo que dijo el señor Jun es cierto, ¿cuál
es la relación entre los registros falsos de los escribas y la hierba venenosa?
Mu Hanzhang frotó lentamente el mango del abanico de plumas de ganso: —Antes de que se ponga
en marcha el ejército principal, el Ministerio de Hacienda enviará personas para que inspeccionen
cuidadosamente las cuentas.
Fue fácil adivinar el resto. El 30% de los gastos faltantes de las cuentas no era un número pequeño. Si
una gran cantidad de caballos de guerra moría, era necesario reemplazarlos rápidamente. Mientras
Cheng Wang informara de esto a la corte, al campo se le asignaría una gran cantidad de plata. En ese
momento, aquellos que ejecutan una corrupción de este tipo podrían completar los números de cuenta
que no cuadran. Además, el ganado envenenado con el veneno de lobo se paralizaría inmediatamente.
Se pondrían febriles por todas partes y echarían espuma por la boca, haciendo que se parezca bastante
a la plaga de los caballos. Y una vez que se juzgara que era la plaga de los caballos, los cuerpos de esos
animales serían quemados y enterrados, por lo que nadie los revisaría cuidadosamente.
Después de que Mu Hanzhang terminó su análisis, toda la tienda central se quedó en silencio.
—Realmente es un truco venenoso...—. Dijo lentamente el general del protectorado de la izquierda.
—Pero la mayoría de estos escribas también han sido asignados por el Ministerio de Hacienda—. El
general del protectorado de la derecha frunció el ceño. ¿El Ministerio de Hacienda quería darse un
golpe en la cara? Ciertamente, algunos pequeños escribas no tendrían el valor de hacer algo tan audaz.
Tendría que haber altos funcionarios que los protegieran. Se mire como se mire, fue el Ministerio de
Hacienda el que malversó los fondos.
—El Ministerio de Hacienda puede no tener una sola opinión—. Suspiró Mu Hanzhang. Esta vez no
sabía a quién estaba enviando el ministerio para verificar las cuentas; probablemente no eran del
mismo partido que esas personas codiciosas, ya que estas últimas habían sido presionadas para
implementar rápidamente este esquema.
Jing Shao apretó lentamente sus puños. Todos sabían que la vida en el ejército era muy miserable. Lo
que comía ahora era casi lo mismo que cuando había ido a luchar contra los Xiongnu, por lo que no se
había dado cuenta de que algo andaba mal. Finalmente entendió por qué el Ministro de Hacienda lo
acusó de malversación de fondos militares. No era que estuviera desfalcando la plata, sino que el
Ministerio de Hacienda le había asignado más dinero, ¡y dejó que el dinero desapareciera cuando en
realidad él ni se había enterado!
—¡Arrastra a todos los escribas aquí!—. Zhao Meng estaba tan enojado que su barba se hinchó.
Pronto después, los cuatro escribas delgados y débiles fueron traídos. Se arrodillaron en el suelo,
temblando de miedo. Los cuatro, naturalmente, se negaron a admitir un crimen tan grande. Confiaban
en sus posiciones oficiales en la burocracia, refutando incesantemente que el ejército no podía
castigarlos.
A Zhao Meng no le importó esto y pateó al más cercano: —¡Resulta que Laozi no puede comer bien
todos los días porque todo el dinero va a sus bolsitas!—. Su patada no fue ligera, y el hombre al que
pateó inmediatamente vomitó y cayó al suelo.
Jing Shao les arrojó ferozmente los libros de cuentas a la cara y dijo con voz fría: —¡Ustedes solo son
pequeños escribas, pero realmente están actuando como si fueran funcionarios titulados de la corte! ¡Si
este Príncipe les hubiera matado hoy, nadie en la corte podría criticarlo!
Incluso si estas palabras no fueran completamente ciertas, era bien sabido que Cheng Wang era
despiadado. El general del protectorado de derecha se burló y les dijo que en el ejército todo se
manejaba según la ley militar.
Estas personas ya habían estado asustadas y nerviosas durante varios días. Y ahora, no parecía haber
una forma de cambiar aquella situación. Sin embargo, el hombre a quien Zhao Meng había pateado
luchó por levantarse y fue el primero en confesar. Los otros tres solo lo pudieron seguir y hacer lo
mismo. No eran más que soldados camaroneros y generales cangrejos; y solo sabían que por encima de
ellos había un funcionario en el Ministerio de Hacienda, pero no sabían quién estaba por encima de eso.
—¡Demasiado engañoso!—. Jing Shao se puso de pie, preparado para llevar a estas cuatro personas
de regreso a la capital.
Mu Hanzhang lo agarró apresuradamente y al mirarlo un poco inquieto, buscaba calmarlo: —Este no
es un problema menor; por lo que no se debe discutir a la ligera.
Jing Shao respiró hondo y dijo: —Primero encierra a estas cuatro personas. Todos ustedes retírense;
esperen a que este Príncipe y el asesor militar discutan el asunto antes de tomar una decisión final.
El general del protectorado de izquierda acompañó personalmente a las cuatro personas hasta la
prisión militar. Zhao Meng todavía quería decir algo, pero fue apartado por el protectorado general de
la derecha.
—Jun Qing, ¿qué querías decir?—. Jing Shao bebió un sorbo de té. Hoy, absolutamente no dejaría
pasar este asunto. Incluso si la expedición se retrasara, ¡descubriría por completo a todas las personas
que se esconden detrás de esta escena!
Al ver su apariencia enojada, Mu Hanzhang suspiró y dijo: —Si los llevas al palacio hoy, solo golpearás
la hierba y asustarás a la serpiente. Para apaciguarte, y para que puedas continuar con la expedición, el
Padre Imperial solo resolvería este asunto de una manera rápida y descuidada.
Todo lo que dijo era cierto, pero el evento de hoy había tocado la línea de fondo de Jing Shao, así que
en lugar de calmarse, su corazón inmediatamente estalló en llamas. Por lo que empujó las tazas de la
mesa al suelo y miró a Mu Hanzhang con enojo: —¿Entonces, qué debería hacer? ¿De verdad me estás
pidiendo que me trague mi ira y mis palabras?
Al mirar la apariencia de Jing Shao, Mu Hanzhang frunció sus labios y permaneció en silencio. A
pesar de que sabía que no era él con quien Jing Shao estaba enojado, la mirada en esos ojos todavía le
dolía. Ya que esos ojos lo habían mirado exactamente de la misma manera en la cámara nupcial en
aquel día...
════ ∘◦❁◦∘ ════
44: Desnudo hasta la cintura

Jing Shao esperó durante mucho tiempo, pero Jun Qing no le contestó. Simplemente bajó la mirada y
permaneció en silencio. Ese instante calmó sorprendentemente a Jing Shao, solo para darse cuenta de
que las palabras que acababa de decir fueron muy agresivas.
—No dije que solo tienes que tragarte la ira—. Dijo Mu Hanzhang en voz baja, con las manos
entrelazadas con fuerza mientras descansaban sobre sus rodillas y el abanico de plumas de ganso
también se había caído a un lado sin notarlo. —Todavía es necesario esperar a que este asunto... ¿Eh?
Jing Shao miró su apariencia y su corazón inmediatamente comenzó a sentirse angustiado.
Caminó hacia adelante y sostuvo aquellas manos que estaban tan apretadas que los nudillos se habían
tornado blancos. Al ver a Mu Hanzhang levantar la cabeza con nerviosismo, Jing Shao extendió su mano
para tocar su rostro en señal de: "No estoy enojado contigo". ¿Cómo pudo haber olvidado cuán sensible
era su Jun Qing?
—Jun Qing...—. Jing Shao se agachó y lo miró.
Mu Hanzhang miró al angustiado Jing Shao, cuyos ojos estaban llenos de dolor. Y su corazón
ligeramente amargado de repente se volvió agridulce. Sus labios no pudieron evitar curvarse, y
lentamente se inclinó hacia adelante para besar a esos hermosos ojos: —Eres mi esposo y deberías
estar enojado conmigo, pero como no crees que debas hacerlo, si lo vuelves a hacer más tarde, te
castigaré.
—Está bien—. Jing Shao recibió un beso por voluntad propia de Mu Hanzhang, e inmediatamente
estaba sobre la luna. Y aceptó todo lo que dijo su Wang Fei.
—¿Cuál es un buen castigo entonces?—. Mu Hanzhang entrecerró sus hermosos ojos. —Castigarte
para que duermas en el estudio durante tres días, ¿qué te parece?
—¿Cómo puede eso ser?—. Jing Shao se volvió infeliz de inmediato. Pero aún así, apoyó su cabeza en
el regazo de su Wang Fei, abrazó fuertemente aquella apretada cintura y lo balanceó un poco. —Cuando
otros esposos y esposas se pelean entre sí, luchan desde la cabecera hasta el final de la cama. ¿Sabes
por qué?
—¿Por qué?—. Los labios de Mu Hanzhang se curvaron y se dejó abrazar y balancear.
—Debido a que ruedan desde la cabecera de la cama hasta el final, realizando movimientos de nube y
lluvia. Y si se divierten por completo, naturalmente se reconciliarán—. Dijo Jing Shao sin vergüenza
alguna.
—¡Dices tonterías de nuevo!—. El bello y hermoso rostro de Mu Hanzhang se tornó rojo y empujó a
Jing Shao. —Hablemos de asuntos apropiados. No podrás abordar el asunto de hoy tú mismo de manera
satisfactoria. Además, la expedición militar está cerca y no tendrás suficiente energía para manejar
todo. Por lo tanto, es mejor entregarle esto a Rui Wang—. Al segundo príncipe se le había conferido el
título en una ceremonia hace unos días, y ahora debería llamarse Rui Wang.
—¿A mi hermano?—. Jing Shao se puso de pie, y sus ojos estaban entrecerrados mientras reflexionaba
profundamente. Realmente no tiene la paciencia para entrometerse en los giros y vueltas de la política
dentro de la corte. Y este asunto involucró al Ministerio de Hacienda. Si va y busca a su Padre Imperial,
a lo sumo, solo se ocuparía de las personas que hayan tenido algo que ver directamente con ello. Sin
embargo, su hermano tenía una amplia red de contactos en la corte. Por lo que si Jing Shao le pedía que
lo manejara, quizás podría obtener más información.
—Solo estamos observando por ahora, pero naturalmente deberíamos aprovechar esta oportunidad
para obtener algunos beneficios—. Los labios de Mu Hanzhang se curvaron. Además, levantó su abanico
de plumas de ganso del suelo y abanicó a Jing Shao. El clima en el séptimo mes seguía siendo muy
caluroso. Y como Jing Shao se había estado moviendo de un lado a otro durante un tiempo, ya había
comenzado a sudar.
—Tienes razón. Iré a la residencia de mi hermano en un momento—. Jing Shao se sintió cómodo
siendo abanicado, por lo que solo se inclinó hacia adelante para descansar la parte superior de su
cuerpo en el regazo de Mu Hanzhang nuevamente.
—Toma estos libros de cuentas junto con los que ya he copiado, y si hay algo particularmente molesto
en la corte, díselo a tu hermano—. Le dijo Mu Hanzhang por un momento, luego confesó: —Recuerda
ocultarlos de sus asesores...
—¿Sus asesores?—. Jing Shao levantó su cabeza. Ellos siempre fueron muy educados con él cuando se
reunían. Además, muchas de esas estrategias deshonrosas habían sido idea de esos asesores. Y
realmente habían ayudado mucho a los dos hermanos. ¿Por qué esconder esto de ellos?
Mu Hanzhang frunció sus labios, recordando la hostilidad que había visto en la gente en la mansión
del segundo príncipe, que no habían podido ocultarla lo suficientemente rápido. —Si el hermano mayor
es el que se hace cargo del país, esas personas deben ser expulsadas o de lo contrario será perjudicial
para ti.
Jing Shao frunció su ceño y entendió lo que quería decir su Wang Fei. Aquellos que reflexionan
mucho, pensarán en el peor resultado posible en todo; y esos individuos habían aconsejado durante
mucho tiempo a su hermano mayor que se cuidara de él.
Afortunadamente, no se había apresurado impulsivamente a buscar a su padre. Por lo que Jing Shao
se puso de pie y abrazó al hombre de la silla contra su pecho. En su vida anterior, había prometido que
si sobrevivían, escucharía todo lo que dijera Mu Hanzhang. Incluso si Jun Qing ahora no lo supiera, Jing
Shao aún cumpliría esa promesa por su bien. Después de todo, todavía no era bueno en formular
estrategias y luchas políticas, sin importar su vuelta a la vida.
Llevar a cuatro personas con él era demasiado llamativo, por lo que Jing Shao montó en Xiao Hei solo
y se apresuró a ir a la capital.
Mu Hanzhang miró a la figura que se desvanecía en el polvo y se dijo a sí mismo en secreto que
debería tratar de confiar más en él. Dándose la vuelta, regresó a la tienda del príncipe y buscó la orden
militar que había sido firmada ese día. ¡El asunto de hoy aún no había terminado!
—¡Maestro Jun!—. Los generales del protectorado de izquierda y derecha acababan de discutir el
asunto con el general Zhao, quien ya se había bañado y cambiado de ropa. El general del protectorado
de derecha estaba radiante de deleite, planeando comer carne en cada comida en el futuro. Por lo que
al darse la vuelta y ver a Mu Hanzhang de pie afuera de la tienda, dejaron de hablar entre sí y lo
llamaron respetuosamente Maestro.
Debido al clima cálido, la entrada de la tienda estaba abierta de par en par y estos ancianos no tenían
miedo de ser vistos. Además, tan pronto como Mu Hanzhang caminó hacia la puerta, fue descubierto
por toda la gente que estaba adentro.
Cuando Zhao Meng vio entrar a Mu Hanzhang, se levantó un poco incómodo:—Asesor militar, ¿sucede
algo?
Mu Hanzhang caminó lentamente hacia él y sacó el contrato, que se encontraba escondido en su
manga. —¿Recuerda esto, general?
Cuando los tres hombres vieron la orden militar, sus expresiones cambiaron repentinamente. En ese
momento, Zhao Meng había dicho que el perdedor sería culpable del mismo crimen y sufriría el mismo
castigo que esas personas. Aunque esas personas no murieron, sufrieron veinte golpes de la vara militar
por negligencia en ejercer sus deberes. Y los tres hombres ahora se dieron cuenta de que cuando el
asesor militar había enfatizado especialmente en la carpa central que la gente todavía tenía que ser
castigada a pesar de que estaban eximidos de la pena de muerte, esto también se extendió a la orden
militar.
—Yo, el Viejo Zhao, siempre cumplo mis promesas; y si alguien está dispuesto a apostar, debe estar
dispuesto también a perder—. Zhao Meng habló mientras se quitaba la armadura de bronce, que vestía
en su cuerpo, preparado para soportar la vara militar.
El general del protectorado de la derecha rápidamente trató de ayudarlo a salir de los problemas y
dijo: —Consejero militar, el general Zhao solo estaba en un momento de ira. No te molestes con él—. El
ejército estaba a punto de marchar pronto. Si el general era atacado con la vara militar, eso retrasaría
el viaje. Y con el temperamento de Zhao Meng, ciertamente exigiría obstinadamente llevar a su caballo
corriendo hacia el noroeste; sin embargo, no sería capaz de luchar en absoluto.
Mu Hanzhang miró al general del protectorado de la derecha y dijo con una sonrisa fría: —
Permítanme preguntarle al general del protectorado: si hubiera perdido hoy, ¿esta orden militar
seguiría siendo solo una decisión impulsiva?
Cuando el general del protectorado de derecha escuchó estas palabras, se sintió inmediatamente
perdido. Dado el temperamento implacable de Zhao Meng, definitivamente no dejaría el asunto así si el
asesor militar no hubiera descubierto a los verdaderos culpables, incluso si este último tuviera la
protección de Wang Ye. Realmente era una vergüenza para un grupo de generales intimidar tanto a un
solo erudito débil.
—No tienes que decir nada más. ¡Yo, Zhao Meng, soy de espíritu indomable, y absolutamente no
negaré mi palabra!—. El general Zhao hizo a un lado al general del protectorado de la derecha y se dio
una palmada en el pecho.
—¡Está bien!—. Mu Hanzhang le entregó la orden militar a Zhao Meng. —El general es realmente un
héroe. ¿Cómo puede usted hacer lo que está estipulado en la orden?
—Naturalmente—. Zhao Meng agarró la hoja de papel y miró hacia abajo. —Incluso si quiere la
cabeza de mi Viejo Zhao...
Su voz se detuvo abruptamente. Zhao Meng miró las palabras en el papel. Y el general del
protectorado de la derecha tenía curiosidad, por lo que también se acercó para echar un vistazo.
Aquellas palabras estaban claramente escritas en blanco y negro:
"Si el asesor militar no lograba descubrir la verdad, sería condenado por el mismo delito que los
criminales. Y si tenía éxito, Zhao Meng se quitaría la mitad superior de su ropa y daría una vuelta por
todo el campamento..."
—Esto...—. El general del protectorado de la derecha estaba atónito. Para Zhao Meng, quien siempre
entrenaba vigorosamente, esto no contaba tanto como un castigo y era más como una broma. Pero el
castigo para el asesor militar no era ni un poco ambiguo.
Zhao Meng se quedó aturdido durante mucho tiempo. De repente, se arrodilló y apretó sus puños. —
El maestro Jun es una persona verdaderamente noble. ¡Por favor, acepte los respetos de Zhao Meng!
—¡General, no debe hacerlo!—. Mu Hanzhang lo detuvo apresuradamente. —Jun Qing es solo un
consejero militar, y no es digno de que el general presente sus respetos* ante él. Además, todos
estamos trabajando para servir a Wang Ye; y solo espero que nos podamos llevar bien.
—¡Con el talento del maestro, puedes convertirte en asesor general!—. Dijo Zhao Meng, todavía
arrodillado a modo de saludo. Luego se levantó y se quitó la ropa exterior, dejando descubierta la parte
superior de su cuerpo, y luego voluntariamente se quitó los pantalones, dejando únicamente sus ropas
interiores, para después salir corriendo descalzo.
Ese día, todos los soldados del ejército vieron al general con ropa indecente; no, con ropa
extremadamente indecente mientras corría dando una vuelta por el campamento. Los encargados del
fuego dejaron de echar leña, los que llevaban comida dejaron caer sus canastas de bollos al vapor, los
que entrenaban con las cuchillas se cortaron ligeramente y los que peleaban a puños olvidaron todos
sus movimientos. Uno por uno, quedaron estupefactos al ver al general en ropa interior pasar
solemnemente.
Jing Chen escuchó la historia de Jing Shao de principio a fin y reflexionó durante mucho tiempo. —
¿Sabes quién va a comprobar las cuentas esta vez?
—¿Quién?—. Jing Shao no entendía las facciones dentro del Ministerio de Hacienda.
—¡Xiao Yuan!—. Jing Chen abrió la lista del personal del Ministerio de Ingresos y señaló al nombre del
Asistente del Ministro de Ingresos.
Xiao Yuan era amigo de Jing Shao. Y la mayoría de la gente en la corte lo sabía, y ahora que lo
enviaban al campamento, naturalmente hizo que esa gente entrara en pánico.
—Entonces, eso es algo bueno—. Jing Shao pensó en el Ministro de Hacienda que lo había acusado en
su vida anterior. —También podríamos aprovechar esta oportunidad para derribar al Ministro de
Hacienda.
—El Ministro de Hacienda ha seguido al Padre Imperial desde sus primeros años. Me temo que será
difícil moverlo de ese cargo—. Jing Chen frunció su ceño. —Pero como ha ocurrido este asunto, no
puede deshacerse de la responsabilidad. Déjame pensar en ello.
Jing Shao asintió. Xiao Yuan era una persona confiable y un compañero de afinidad. En su última vida,
Xiao Yuan nunca había sido ascendido en su estatus, no solo porque estaba contento donde estaba, sino
también por el hecho de que su jefe había permanecido en el cargo. Ahora, antes de que sucediera algo
más, ¡Jing Shao sacaría todos los colmillos venenosos de todos aquellos que alguna vez lo habían
lastimado!
Antes de irse, Jing Shao de repente se dio la vuelta, dudó por un momento y finalmente le dijo: —
Hermano, parece que a tus asesores no les gusta verme.
—Son personas que siempre piensan en el peor resultado posible; naturalmente, piensan que todos
son malos—. Jing Chen se sorprendió. ¿Cuándo su hermano menor se había vuelto tan astuto que podía
ver a través de esas mentes profundamente intrigantes? En realidad, tal vez era algo que Jing Shao
había aprendido en el campo de batalla. Él era más sensible a la malicia que lo que podía ser la gente
común. Jing Chen extendió su mano, frotó la cabeza de Jing Shao y le dijo en voz baja: —No les prestes
atención. Una vez que el cambio en la regla sea exitoso, ninguna de estas personas se mantendrá.
Esos consejeros y cortesanos visitantes solo eran buenos en estrategias vergonzosas. Eran esenciales
antes de ascender al trono, pero después de eso, no se podía usar a esa gente llena de planes para
gobernar tierras. Por lo tanto, esos asistentes y asesores solo podrían ser "mu liao*" durante toda su
vida. No podían ser grandes funcionarios, ya que no se enriquecen de conocimiento. Y en cualquier
caso, Jing Chen no los mantendría junto a él.
Jing Shao asintió cuando escuchó sus palabras; luego podría explicarle a su Wang Fei sobre su
conversación en cuanto regresara.
Cuando Jing Shao regresó al campamento, la luna ya había salido por el este. Las montañas que lo
rodeaban estaban desoladas y solitarias, y solo las antorchas del campamento brillaban intensamente.
Primero corrió a su tienda para ver a su Wang Fei, pero no encontró a nadie adentro.
—¿Dónde está el asesor militar?—. Jing Shao le preguntó al guardia que custodiaba la entrada del
campamento.
—Respondiendo a Wang Ye, el asesor militar está bebiendo con los generales en la tienda central—.
Respondió el guardia con sinceridad.
—¡Bebiendo!—. Los ojos de Jing Shao se abrieron. Era difícil imaginar a Jun Qing y a esas personas
jugando con sus espadas, desnudos hasta la cintura y con los brazos alrededor de los hombros. Por lo
que tiró al guardia y se volvió para correr hacia la tienda central.
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[Nota de la traductora]
-Mu liao*: Son los trabajadores que ayudan a un príncipe o nobles en general, para realizar el
trabajo sucio en sus hogares.
-Respetos*: Zhao Meng se iba a arrodillar frente a Mu Hanzhang como si fuera de la realeza, lo cual
podría ser un acto sumamente grosero, pues Mu Hanzhang, ante ellos, es solo un civil.
45: Embriagado

En ese momento en la carpa central, las luces eran muy radiantes y se oía un fuerte alboroto de voces.
Y de vez en cuando, se podían escuchar los gritos de la gente mientras jugaban "charadas". Jing Shao
pudo oír todo eso y tuvo un mal presentimiento. Por lo que levantó la cortina de la entrada.
Vio a algunos oficiales militares sentados uno al lado del otro, obviamente ya borrachos y todavía
seguían jugando. El oficial militar de caballería tiró del oficial de infantería, hablando incesantemente.
El general del protectorado de la derecha se colgó del cuerpo del general del protectorado de la
izquierda y se quejó entre lágrimas: —Solo le di una paliza a ese hijo de puta, pero maldita sea, esa
zorra me dio una bofetada. Yo sólo tenía siete años en ese momento ah, oh...—. El general del
protectorado de la izquierda al que estaba aferrado lo escuchó llorar sin expresión alguna, sosteniendo
su mano; mientras que el primero tomaba a una copa con vino para beber de ella lentamente, dejando
que el otro hombre, aún sobrio, le secara sus lágrimas y mocos.
Zhao Meng estaba de muy buen humor y actualmente estaba hablando con Mu Hanzhang sobre los
momentos vergonzosos de Cheng Wang en el desierto. —Wang Ye cayó de cabeza de su caballo. ¡Había
una piedra en la duna de arena, y casualmente cortó un gran agujero en los pantalones de Wang Ye!
Wang Ye no tuvo tiempo de preocuparse por eso y levantó su espada para cortarle la cabeza a ese
hombre—. Dijo alegremente el general Zhao, quien aún seguía con su torso desnudo. Luego no pudo
evitar levantar su mano para colocarla sobre el hombro de Mu Hanzhang, y dijo con una baja voz: —Ja,
ja, ja, si hubiera estado un pelo más cerca, ¡la vida de Wang Ye hubiera terminado! A su vez, cuando el
emperador le pidió a Wang Ye que tomara a una esposa masculina, también nos preguntamos si era
porque estaba realmente herido en ese momento, jeje...
Jing Shao por casualidad vio esta escena, y al instante se puso demasiado furioso. Por lo que corrió y
tiró a Zhao Meng al suelo con un puñetazo, para después levantar a su Wang Fei de su asiento.
—¡Wang Ye, tú también vienes a beber!—. Zhao Meng no sintió ningún dolor en absoluto, solo se
acostó en el suelo y sonrió mientras miraba a Jing Shao.
—Simplemente bebió demasiado. ¿Por qué le pegaste?—. Las mejillas de Mu Hanzhang estaban un
poco rojizas, pero sus ojos estaban claros; y era obvio que no había bebido demasiado.
—Se atreve a faltarte el respeto, ¿cómo puedo tomarlo a la ligera?—. Jing Shao estaba enojado y
pateó a la persona en el suelo un par de veces.
—¡Dices tonterías de nuevo!—. Mu Hanzhang lo fulminó con la mirada. ¿Era una falta de respeto que
un hombre le pusiera sus brazos alrededor de los hombros de otro? Al mirar a su alrededor, soltó un
suspiro de alivio antes de darse la vuelta y salió. —Finalmente, todos ya han bebido al menos hasta
desmayarse, regresemos—. Estos hombres del ejército eran realmente buenos para beber. Aunque Mu
Hanzhang tenía una lengua simplista y los animaba a beber, solo cayeron desmayados hasta ahora,
después de haber bebido durante tanto tiempo.
Jing Shao escuchó estas palabras y se rió levemente. Estas personas querían emborrachar al asesor
militar, pero al final, resultó ser el asesor militar quien los emborrachó. Estaba a punto de tirar de su
Wang Fei, pero se dio cuenta de que Mu Hanzhang ya había tropezado con Zhao Meng, quien seguía
tirado en el suelo, y casi se iba a caer. Por lo que Jing Shao rápidamente extendió su mano y abrazó a
Mu Hanzhang. —Jun Qing, ¿has bebido demasiado?
—Solo probé algunas tazas—. Mu Hanzhang levantó su mano y se frotó la frente. Sintiéndose un poco
mareado, apoyó su cabeza en el hombro de Jing Shao y le murmuró en voz baja: —Este vino es un poco
fuerte...
Sus palabras llevaban el leve aroma del vino, y esa cálida y suave voz, inmediatamente hizo que Jing
Shao se sintiera como si una pata de un gato le estuviera rascando su corazón, provocándole un dolor
insoportable. Miró a su alrededor y vio que aquel grupo de borrachos no les estaban prestando
atención, por lo que Jing Shao recogió a su Wang Fei en estilo princesa y salió del lugar. Y cuando pasó
junto a Zhao Meng, no pudo evitar patear al otro hombre de nuevo. Para luego volverse para salir de
esa carpa, sin pensar en las demás personas.
Sentado y bebiendo en silencio en la esquina, el general del protectorado de la izquierda se detuvo
con la mano que sostenía el vino en el aire, mientras veía desaparecer a la figura de Wang Ye.
—Pequeño compañero, dime, ¿por qué me golpeó, ah? Esa mujer malvada, oh...—. El general del
protectorado de la derecha se deslizó sobre la pierna del general del protectorado de la izquierda,
todavía llorando.
El guardia de la izquierda bajó su taza en silencio, y puso al otro guardia sobre sus hombros y salió de
la carpa central, dejando a un grupo de borrachos en el suelo roncando ruidosamente.
—Jun Qing—. Jing Shao abrazó a la persona entre sus brazos en la cama. —Te llevaré a darte un baño,
¿de acuerdo?
—Puedo bañarme—. Mu Hanzhang se veía sobrio, mientras hablaba y actuaba con calma, pero Jing
Shao sabía que ahora de hecho estaba borracho.
Extendiendo la mano para desatar el cinturón de la prenda exterior de Mu Hanzhang y ayudarlo a
quitarse esa capa de gasa blanca como la nieve, Jing Shao miró la expresión del otro hombre y vio que
todavía estaba muy calmado y tranquilo. Y le pareció un poco divertida esta escena, por lo que besó a
aquellas rosadas mejillas. Aunque todo el licor estaba impregnado en el ejército, por su fuerte olor y
alcohol. La tolerancia de Mu Hanzhang era solo del promedio. Por lo que incluso si solo tomaba unas
pocas copas, el licor estaba haciéndole efecto, y evidentemente ya no estaba completamente sobrio.
—No provoques problemas—. Mu Hanzhang empujó a Jing Shao. Su mente aún estaba clara, pero no
podía controlar los movimientos de su cuerpo. Por lo que cuando empujó al pecho ajeno, su mano se
quedó atascada allí, y luego se deslizó lentamente hacia abajo.
Jing Shao estaba tan emocionado por esta íntima y seductora acción que su abdomen se tensó. Ante
ello, empezó a quitar la ropa del hombre que se encontraba entre sus brazos y, abrazándolo, se sentó en
la gran bañera en medio de la carpa.
Jun Qing siempre se negaba a bañarse con él por la vergüenza que sentía. Así que Jing Shao nunca lo
había visto tan obediente, excepto en los momentos después de que hacían el amor por un tiempo y a
Jun Qing ya no le quedaban fuerzas. Ante ello, Jing Shao tomó un poco de una dulce fragancia de jabón
para lavar el cabello de Mu Hanzhang. Jing Shao hizo que el hombre entre sus brazos se apoyara en su
pecho, y frotó suavemente a su oscuro suave cabello, liso y fino entre sus manos, sintiendo que era
realmente una experiencia novedosa e interesante.
Grandes manos cubiertas de finos callos acariciaron su cabello, aliviando el dolor punzante en la
parte superior de su cabeza. Era muy cómodo. Por lo que Mu Hanzhang entrecerró sus ojos, sintiéndose
algo somnoliento.
Después de lavar el cabello de Mu Hanzhang, Jing Shao agarró una toalla de tela para ayudarlo a
limpiar su cuerpo. Aquella tela pasó por su brillante pecho, mientras trazaba lentamente a las líneas de
sus músculos. Fue solo después de escuchar las palabras del médico imperial, cuando Jing Shao
entendió que Jun Qing debió haber estado ejercitando con esmero su cuerpo, de lo contrario se habría
convertido en una persona enferma con sus músculos y venas dañados. Por lo tanto, los músculos de Jun
Qing no estaban demasiado definidos, pero eso no evitaba la belleza en ellos, y el mismo Jun Qing solía
decir que gozaba de buena salud.
El cuerpo en los brazos de Jing Shao era delgado y hermoso; la piel que no había sufrido por los
fuertes vientos y al sol brillaba en la oscuridad como el jade. Y las dos manchas rojizas cual cereza se
sumergieron en el agua de vez en cuando con sus movimientos. Jing Shao no sabía cuando la toalla de
tela que tenía en su mano había caído al agua. Y cuando salió de sus pensamientos, una mano ya estaba
acariciando a esa hermosa clavícula.
—¿Qué estás haciendo? Hmmm...—. Mu Hanzhang levantó la cabeza para mirarlo, pero al momento
siguiente, Jing Shao lo agarró por la nuca y lo besó en sus labios.
La dulzura del fuerte licor fluyó entre sus labios y dientes. No era un buen vino, pero en ese
momento, Jing Shao sintió que este licor era más delicioso que el fino alcohol de rocío de jade del
palacio. Y no pudo evitar querer más de él. Ambas manos suyas siguieron a las suaves líneas de la
espalda de Mu Hanzhang hasta su suave y redondo trasero, mientras lo amasaba de un lado a otro.
—Hmmm...—. A pesar de estar un poco borracho, Mu Hanzhang aún podía sentir el peligro y trató de
esquivar aquellas manos que no dejaban de acosarlo.
Jing Shao resopló cuando la persona en sus brazos se movió, frotándose contra su parte vital y
dándole mucha energía. Abrió la boca para morder a una oreja que ahora estaba teñida de rosa
ahumada por el agua caliente. —Esto tú mismo lo has pedido—. Levantó su mano y sumergió las yemas
de sus dedos en un fragante néctar y luego volvió a inclinarse.
—No, no tengo fuerza—. Mu Hanzhang tenía la mente clara. Después de que Jing Shao lo engañó esa
noche, había decidido ignorarlo por unos días. Si dejaba que Jing Shao se saliera con la suya ahora , ¡no
alcanzaría su objetivo! ¿Por qué este tipo, cuyos pensamientos estaban llenos de lujuría, nunca lo
escuchaba en absoluto? ¿Qué más podía decir Mu Hanzhang? Y un dedo de repente se introdujo en su
cuerpo y no pudo soportarlo, por lo que sollozó. —Idiota... Hmmm...
Su hermoso cuello estaba doblado hacia atrás, trazando un elegante arco. Y debido a que estaba
jadeando, su delicada nuez se deslizó hacia arriba y hacia abajo, y Jing Shao inclinó su cabeza para
morderla, sus manos no se detuvieron en sus movimientos en absoluto.
Cuando Jing Shao pensó que Mu Hanzhang estaba listo, sostuvo al hombre en sus brazos para que
este último estuviera frente a él. Luego, abrazó esos dos globos redondos y lisos con ambas manos e
hizo que Mu Hanzhang se sentara lentamente sobre su duro miembro.
—Ah ~—. Mu Hanzhang frunció sus cejas dolorosamente y negó con la cabeza vigorosamente.
—No tienes permitido beber con ese grupo de personas a partir de ahora, ¿de acuerdo?—. Dijo Jing
Shao con mucha fiereza, pero los movimientos de sus manos fueron incomparablemente suaves. Y
ayudó a Mu Hanzhang a hundirse en él poco a poco.
—Idiota... —. Mu Hanzhang se recostó sobre el hombro de Jing Shao y le dejó un mordisco.
—Mira, incluso has aprendido a insultar—. No había fuerza en absoluto en ese mordisco. Al contrario,
se sintió más como si fuera un dulce beso. Por lo que el corazón de Jing Shao se sentía cada vez más
punzante. Lo soltó y dejó que Mu Hanzhang lo tomara por completo.
—Eso no fue... Ah ~ duele...—. Mu Hanzhang todavía quería explicarse, pero estaba tan estimulado
por el cambio repentino que olvidó lo que iba a decir.
Jing Shao besó el rabillo de un ojo donde un fino hilo de lágrimas se filtraba y acarició suavemente la
espalda del hombre entre sus brazos. —No tengas miedo, no me moveré; no dolerá en un corto tiempo...
Mu Hanzhang respiró lentamente, adaptándose gradualmente al gran objeto que repentinamente
había perforado en su cuerpo. Después de que pasó el dolor, ese familiar entumecimiento y sensación
de hormigueo aumentaron gradualmente.
—¿Aún te duele?—. Al escuchar que Mu Hanzhang ya no respiraba tan profundamente, Jing Shao lo
sujetó por el cuello y luego comenzó a moverse lentamente.
Sus tranquilos susurros se convirtieron gradualmente en sonidos desenfrenados. Por un momento,
toda la tienda del príncipe se sumergió en una atmósfera densa y ambigua. El sonido del agua fue
acompañado por leves gemidos de una suave voz. Y la tímida luna creciente se escondió entre las
nubes. Las estrellas parpadeaban, la brisa del verano atravesaba el bosque y de vez en cuando salían
gritos ahogados de aquella tranquila carpa militar, sorprendiendo a los pájaros que descansaban sobre
ella.
La noche fue todavía muy larga.
Al día siguiente, Mu Hanzhang se frotó la frente, que le dolía por la resaca, y se sentó lentamente. La
manta de brocado de seda se deslizó hacia abajo, revelando marcas rojas en su cuerpo. Luego recordó
lo que sucedió anoche, y no pudo evitar sentirse un poco molesto. Mirando a su alrededor, vio que el
espacio junto a él ya estaba vacío, y se estaban pidiendo órdenes para los ejercicios afuera. ¡Jing Shao,
este hombre!
Por eso, en los días siguientes, debido a que Wang Ye había irritado al asesor militar al aprovechar las
dificultades del otro hombre, regresaron a esos días en los que podían tocarse y besarse todas las
noches, pero no podían hacer el amor. Era el dicho de: "habiendo probado hasta la médula", ¿cómo
puede una persona que ha comido los manjares de la montaña y el mar volver a hacerse vegetariano?
Por lo tanto, Wang Ye, que no podía satisfacerse todos los días, solo pudo entrenar a sus soldados sin
piedad, haciendo que todo el ejército se llenara de lamentos durante esos días.
Durante varios días, no hubo noticias de la corte. Hasta siete días después, que el emperador envió a
Xiao Yuan, el ministro adjunto de Ingresos, a revisar los libros de cuentas del ejército con anticipación.
De repente, la corte estalló cuando muchos de los cancilleres acusaron al Ministro de Ingresos y a
algunos de sus subordinados de malversación de fondos. El emperador estaba furioso y ordenó a que se
realice una investigación exhaustiva. Y cuanto más se investigaba, más aprensivo se volvía. No solo se
detuvo al ejército privado de Wang Ye, sino que también a otras tropas cercanas a la ciudad.
—Hermano Xiao, es gracias a su prestigio que esas personas quedaron expuestas—. Con una copa de
vino en la mano, Jing Shao le dio una palmada en la espalda a Xiao Yuan.
La palmada hizo que Xiao Yuan se tambaleara. Por lo que, pretendiendo ser un héroe, le dijo: —¡Esto
también se debe a que, bajo la jurisdicción de Wang Ye, las cosas se hicieron bien y todo se descubrió a
tiempo!
Los dos tomaron de sus tazas y luego continuaron riendo a carcajadas.
Mu Hanzhang se sentó a un lado y vio a los dos halagarse mutuamente. Y esa escena no pudo evitar
que su cabeza le doliera un poco. —Hermano Xiao, esas personas en el departamento de cuentas del
ministerio no habrían querido dejarlo venir. ¿Entonces cómo lo eligieron al final?—. No lo entendía en
absoluto; dado a que esas personas realmente se atrevieron a hacer tal cosa, definitivamente podrían
controlar a quién revisaría las cuentas en cada oportunidad. ¿Entonces cómo le pudieron haber
permitido a Xiao Yuan, una variable en su plan, participar?
—Jeje, en realidad, solo quería aprovechar esta oportunidad para despedirlos, así que tomé este
trabajo...—. Xiao Yuan se rió en voz baja un par de veces.
════ ∘◦❁◦∘ ════
46: Antes de la expedición

Debido al egoísmo del Ministro Asistente toda la corte quedó completamente conmovida, como una olla
de avena, dando luz al nerviosismo en la sala. Sin embargo, estos disturbios no se extendieron al
campamento del ejército de Jing Shao; e iban a partir en unos días y todo el mundo estaba ocupado
resolviendo los asuntos internos del campamento.
Debido a que el tribunal aún no había terminado de investigar el caso, se confiscaron las propiedades
de los funcionarios que habían malversado los fondos. Sin embargo, eran solo pequeños alevines, por lo
que no habían sido suficientes para llenar el vacío en los fondos del ejército. Ante esto, el Emperador
Hong Zheng hizo que el departamento de Tesorería asignara más taels de plata con el fin de compensar
la falta.
De repente, la cuenta dirigida al ejército superó a una gran cantidad de dinero y se necesitaba a
alguien para que se hiciera cargo y lo organizara todo rápidamente. Pero, Mu Hanzhang era solo el
asesor militar* y no tenía la autoridad para administrar tales cosas.
Zhao Meng sugirió que Jing Shao promoviera a Mu Hanzhang a consejero general militar. Mu
Hanzhang se negó y dijo que acababa de ingresar al campamento del ejército y que no podía ocupar ese
cargo. Finalmente, se comprometieron y se le confirió un título de menor rango: El de Consejero
General Militar Doméstico*, ya con tal posición, él podía gestionar los asuntos militares, pero no
dirigir a la división militar. Sin embargo, ahora no habían más asesores en el ejército, y el poder que le
otorga este puesto es suficiente para él.
No hubo tiempo para que el Ministerio de Hacienda enviara a nuevos escribas, por lo que Mu
Hanzhang promovió a escribas a varios soldados alfabetizados. De su investigación de hace unos días,
estas eran las personas comunes que la mayoría de los soldados buscaban para ayudarles a escribir
cartas en sus nombres, ya que los escribas anteriores habían sido arrogantes. Mu Hanzhang escribió los
nombres que le fueron mencionados. Luego, los llamó a todos a la carpa central hoy y les dio algunas
preguntas para escribirlas y contestarlas; y al final, se quedó con solo ocho personas que sabían leer,
escribir y que también podían calcular las cuentas.
—¿Entienden las cuentas de las que cada uno de ustedes es responsable?—. Mu Hanzhang guardó los
libros de contabilidad y le preguntó a las ocho personas que estaban en su audiencia. Las cuentas del
ejército eran relativamente sencillas. Y él había elegido un método de contabilidad que era fácil de
aprender y relativamente meticuloso. Por lo que, después de enseñarlo durante todo un día,
seguramente lo habrían aprendido muy bien.
—¡Sí!—. Respondieron las ocho personas con gran coraje.
—El asesor militar enseña tan bien que cualquiera que no sepa leer puede aprenderlo con él—. Dijo
Wang Er jmientras sonreía. Cuando vio por primera vez al asesor militar, pensó que este hombre era
simplemente elegante, y de poca utilidad en el ejército. Pero ahora, después de los últimos días, la
reputación de este Sr. Jun en el ejército se había disparado. Wang Er había sido transferido para
convertirse en escriba. Por lo que ahora, no tendría que hacer el arduo trabajo de llevar comida y
mantener el fuego encendido. Y estaba cien por ciento dispuesto a ser escriba.
Mu Hanzhang asintió levemente. —Al final de cada diez días, entréguenme los libros de cuentas para
que los revise. Si no entiende, pregúnteme ese día. Y si no es un asunto urgente o no se trata de algo
demasiado importante, no tiene que venir a preguntar. Pueden tomar una decisión por ustedes mismos.
Varias personas se llenaron de alegría cuando escucharon esto. No solo esto les ahorró muchas
dificultades futuras, sino que este pequeño poder también les podía traer muchos beneficios.
—Sin embargo, les diré estas feas palabras por ahora: ¡si alguien se atreve a malversar los fondos del
ejército u ocultar un asunto extremadamente importante, esa persona será tratada por la ley militar y
no se le tendrá piedad!—. El rostro de Mu Hanzhang estaba frío y su voz se tornó profunda.
—¡Entendido!—. Algunas personas lo saludaron rápidamente. Y se mostraron reacias a deshacerse de
este buen trabajo; y, naturalmente, no perderían la cabeza por una pequeña ganancia.
Cuando esas personas se dispersaron, Mu Hanzhang se frotó el lugar entre las cejas con un poco de
cansancio. La expedición estaba cerca y había muchas cosas de las que manejar en el ejército. Y en
estos días, tampoco habían escribas. Por lo que, se requirió de mucho esfuerzo para reorganizar las
cuentas que se encontraban ya desordenadas y problemáticas. Y para ello, había pasado todo el día de
ayer arreglando todo ello.
—¿Gongzi, está cansado?—. Yun Song entró para llevar el té. Y al ver lo cansado que estaba Mu
Hanzhang, no pudo evitar preocuparse.
—Estoy bien—. Mu Hanzhang negó con la cabeza y le entregó un papel a Yun Song. —Regresa al
palacio mañana y trae estas cosas.
—Entendido—. Yun Song tomó aquel pedazo de papel entre sus manos y vio que Mu Hanzhang tenía
algo con lo que lidiar, así que solo se retiró del lugar.
—Yun Song—. Le dijo Jing Shao, que ya había regresado de su entrenamiento, a su pequeño sirviente.
—Mañana ve a la otra Residencia y dile a Ren Feng que traiga a todos los que quiera.
—Está bien—. Yun Song dudó por un momento. —Pero Gongzi me dijo que volviera al palacio para
comprar algunas cosas mañana.
—Oh ya veo—. Jing Shao reflexionó por un momento. —Entonces ve a buscar esas cosas y ve a la otra
residencia pasado mañana.
—Sí—. Respondió Yun Song, pensando en secreto que para Wang Ye, los asuntos de Wang Fei eran
más importantes que los suyos. Por lo tanto, le dijo una cosa más: —Esos escribas recién nombrados
han regresado, y Gongzi parece bastante cansado.
Jing Shao frunció el ceño cuando escuchó estas palabras. Y levantó la cortina para entrar, y vio que su
Wang Fei todavía estaba ocupado en la mesa.
—¿Por qué aún no has terminado?—. Jing Shao se acercó y colocó a aquella persona entre sus brazos.
Mu Hanzhang luchó un poco. —Espera un minuto, terminaré esto—. Después de decir eso, escribió
algunas líneas más en ese libro antes de dejar su pincel. Y se frotó su dolorido hombro, para después
mirar al ancho pecho detrás de él y no pudo evitar apoyarse en él.
Los labios de Jing Shao se curvaron, tocó el rostro cansado del hombre en sus brazos y lo abrazó para
que estuviese en una posición más cómoda. —¿No se ha dividido el trabajo de contabilidad? ¿Por qué
sigues tan ocupado?
—Los soldados del ejército envían cartas todos los meses, pero estas cartas a casa pueden usarse
para entregar noticias, incluso si no es de una manera intencional—. Mu Hanzhang le mostró una carta
que decía que el campamento estaba en las afueras de la capital, que la comida había mejorado en los
últimos días al dar a los soldados carne de res. —Si el enemigo lee este contenido, sabrá dónde está el
ejército, y podrá averiguar lo que comen los soldados, lo cual es muy peligroso.
Jing Shao asintió. Antes de que se enviara una carta militar, siempre habría un grupo encargado de
revisarla, pero algunas cosas inevitablemente se pasarían por alto, como era el caso de la carne de res,
que había pasado desapercibida ante sus ojos.
—Estoy revisando las regulaciones y he enumerado todas las cosas que no se pueden mencionar en
las cartas. Puede ver qué más necesita agregar y anotarlo; después, lo haré copiar varias veces y se lo
enviaré a los escribas—. Mu Hanzhang le entregó las regulaciones que acababa de escribir a Jing Shao.
Jing Shao tomó la lista de regulaciones, pero no la leyó. Y simplemente se quedó mirando al hombre,
que yacía entre sus brazos.
—¿Qué pasa?—. Mu Hanzhang lo miró desconcertado.
—Me pregunto cuántas bendiciones he acumulado en mi última vida, que puedo tenerte ahora
conmigo—. Cuando Jing Shao lo miró, no había rastro de burla en sus ojos. Estaba pensando seriamente
en qué demonios había hecho en su última vida y en cómo nunca había esperado que los cielos en
realidad lo trataron tan favorablemente para dejarlo vivir otra vez junto a él.
Mu Hanzhang miró a sus serios ojos y sus labios se levantaron lentamente. —Para poder tener un
marido como tú, soy yo quien ha sido bendecido con una gran fortuna.
Los dos se miraron profundamente y pudieron ver el cariño junto a la admiración que ambos
compartían, mientras estos sentimientos se reflejaban claramente en sus ojos, y no pudieron evitar
acercarse lentamente el uno al otro para besarse suavemente en los labios.
—¡Consejero militar!—. Zhao Meng abrió la cortina abruptamente, gritando en voz alta antes de
entrar.
Los dos que acababan de hacer contacto rápidamente se separaron. Mu Hanzhang se sentó con la
espalda recta y miró a los libros de cuentas sobre la mesa, mientras que Jing Shao apretó sus dientes y
miró a Zhao Meng.
—¡Wang Ye también está aquí!—. El general Zhao levantó su cabeza para saludarlo y se sentó en una
silla cercana a él descuidadamente.
—¿Cómo puede correr tan rápido, general? ¡Ni siquiera me esperaste!—. El general del protectorado
de la derecha entró ruidosamente, seguido por el general del protectorado de la izquierda, quien aún se
mantenía firme sobre sus pies.
—Vienes aquí en este momento, ¿qué es lo que sucede?—. Mu Hanzhang dejó su pincel de cerdas de
comadreja con el que había estado fingiendo escribir y miró a los tres hombres.
Zhao Meng se tocó su barba y le señaló al general del protectorado de la derecha. —¡Díselo!
—Ah, estábamos discutiendo, y dado a que la vida en el ejército ha mejorado de repente, queremos
comprar algunas cosas nuevas... ¿Por qué me estás agarrando?—. El general del protectorado de la
derecha había estado hablando alegremente, cuando de un momento a otro el general del protectorado
de la izquierda tiró de él.
—Ah, ¿por qué hablas tanto?—. Zhao Meng le dijo insatisfecho. —Déjame decirte, ha sido realmente
un inconveniente para el asesor militar permanecer en la carpa del príncipe con Wang Ye todo este
tiempo. Y ahora que tenemos dinero en la cuenta, tenemos que establecer rápidamente una mejor carpa
para el asesor militar—. El general Zhao sintió que dado que el asesor militar ahora estaba a cargo de
las cuentas, definitivamente estaría demasiado avergonzado para sacar a relucir el tema de gastar
dinero en sí mismo, por lo que Zhao Meng había traído a los generales del protectorado de la izquierda
y de la derecha junto con él para persuadir a Mu Hanzhang.
Cuando Jing Shao escuchó esto, inmediatamente los sonidos de alarmas empezaron a resonar en su
cabeza. Hoy en día ni siquiera podían hacer el amor, incluso cuando estaban en la misma tienda. ¿No
sería peor si durmieran separados? Su estado de ánimo, que había sido perturbado por el General, de
repente se empeoró y dijo fríamente: —El asesor militar no puede usar armas. Por lo que si aparecen
asesinos, ¿cómo se podría defender? Así que creo que es bastante bueno para él vivir en la tienda de
este Príncipe.
—¿Cómo pueden haber asesinos en un campamento militar? Además, incluso si los hay, apuntarían a
Wang Ye. ¿Qué asesino querría matar al asesor militar? Para mí, vivir en la tienda del príncipe es... Ay,
¡¿por qué me pellizcas?!—. El general del protectorado de la derecha sólo había hablado a medias
cuando el general del protectorado de la izquierda de repente le pellizcó su cintura. Y no pudo evitar
darse la vuelta para gritarle.
—Se supone que el campamento debe de estar preparado; además, desde la antigüedad, nunca ha
habido ninguna razón para que el asesor militar se quede en la carpa de un príncipe—. Mu Hanzhang
miró al rostro visiblemente pálido de Jing Shao, y no pudo evitar sonreír. —Pero partimos en tres días.
Instalar una carpa ahora significa que también tendremos que mover a las otras carpas. El que se haya
ganado dinero, no significa que se debe de perder de esta manera. Pueden sino agregarla una vez que
estemos en marcha.
La expresión de Jing Shao mejoró un poco cuando lo escuchó. Y despidió a las otras tres personas que
no tenían nada mejor que hacer que proponer estas estúpidas ideas.
—Jun Qing, ¿de verdad quieres implementar a otra tienda?—. Cuando los demás se fueron, Jing Shao
abrazó a su Wang Fei con mucha tristeza.
—Ahora soy su asesor militar, no su Wang Fei. Si no queremos atraer críticas, todavía tenemos que
actuar en la superficie—. Mu Hanzhang le dio unas palmaditas en la cabeza, que se encontraba en su
hombro.
—¡Entonces vamos a dormir por separado!—. Jing Shao le protestó descontento.
—Está bien—. Mu Hanzhang le asintió. Y al mirar a la cara que estaba lista para explotar en lágrimas
de Jing Shao, no pudo evitar estirarse y apretarle sus mejillas. —Sin embargo, Wang Ye puede venir a la
tienda de esta persona por la noche para discutir sobre la situación militar.
—Es cierto, ¿por qué no pensé en eso?—. Cuando Jing Shao escuchó a estas palabras, sus ojos no
pudieron evitar iluminarse y tiró de Mu Hanzhang hacia arriba. —¡Vamos, volvamos a la tienda del
príncipe y "discutamos" por un rato!
Al día siguiente, Yun Song regresó al palacio y recogió a todas las cosas que Mu Hanzhang quería.
Había muchas cosas, pero todas eran artículos pequeños, por lo que no eran un problema. Jing Shao
se inclinó con curiosidad a echar un vistazo y vio a un xiao* de jade.
—Jun Qing, ¿sabes tocar el xiao?—. No había visto a Mu Hanzhang usar esto antes. Por lo que Jing
Shao tomó a la flauta y la miró con curiosidad. Observando a todo ese cuerpo color verde oscuro y de
un suave material.
—Aprendí a tocarla cuando era un niño. El qin* es demasiado pesado y sería un obstáculo al caminar,
pero a este xiao sí lo puedo llevar conmigo—. Le explicó Mu Hanzhang. —Si nos quedamos sin fondos
en el camino, todavía puedo empeñarlo.
Las manos de Jing Shao, que habían estado tocando a este xiao de jade, se detuvieron. ¿Acaso no
todos los literatos y eruditos apreciaban a sus instrumentos musicales? ¿Entonces por qué su Wang Fei
era tan especial...?
En un abrir y cerrar de ojos, el día de la expedición ya había llegado. Por lo que todos los soldados
estaban llenos de ánimo y listos para partir. Eran las tropas de élite bajo las órdenes de Wang Ye. Y el
resto de la fuerza militar se apresuraría uno tras otro hacia el suroeste desde todo el país. Para
finalmente, encontrarse a 300 li del feudo del suroeste.
Yun Song se despidió de Mu Hanzhang y regresó al palacio. Este último originalmente pensó que él
mismo tendría que manejar a todos los asuntos triviales diarios. Sin embargo, Jing Shao le trajo
inesperadamente a una sirvienta. ¡Esta doncella no era alguien común, ya que era Ge Ruoyi, quien ya
había estudiado acerca del armamento oculto con el Fantasma de Nueve Espadas durante varios meses!
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Asesor Militar*: Mu Hanzhang no puede tener poder militar porque él mismo no forma parte de la
milicia y es considerado un erudito que aconseja en ciertos casos.
Consejero Militar Doméstico*: Esta persona se encarga de gestionar y asesorar todos los asuntos
administrativos y triviales del ejército y no tiene poder militar.
Xiao*: Es la abreviatura de Dongxiao, es un instumento musical muy tradicional de China. Era
bastante popular hace unos mil años. Es prácticamente una flauta vertical.
Qin*: También se le puede llamar "guqin", solo que su nombre tradicional viene a ser "qin". El qin ha
sido interpretado desde los tiempos antiguos, como instrumento preferido por su carácter sutil y
refinado.
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47: La Aldea de Shanxia



Los soldados tenían un largo camino que recorrer. Las tropas de élite de Jing Shao no traían a ningún
equipo ni armadura pesada, y no todos eran de caballería. También trajeron ollas y sartenes, cuencos y
utensilios, etc. Además, no iban muy rápido, por lo que el carruaje de Mu Hanzhang no los retuvo, y
solo siguió al caballo de Jing Shao sin prisa durante todo el camino.
Ge Ruoyi simplemente se sentó en silencio frente al carruaje y sirvió té y agua para las personas que
estaban adentro en cuanto lo necesitaran. Cuando llegó el mediodía, Jing Shao subió en el carruaje del
asesor militar para descansar un poco. Mientras que el general del protectorado de derecha estaba
tomando vinagre*, y a menudo robaba la posición del conductor. De esta manera, podría acercarse a
la hermosa doncella del asesor militar. Sin embargo, fue en vano, ya que Ge Ruoyi siempre respondía a
sus diez preguntas con solo una sola frase. Además, la curiosidad del general del protectorado de
derecha sobre los orígenes del asesor militar siempre estuvo en su mente, pero ni siquiera fue capaz de
hablarle mucho a Ge Ruoyi.
—Es la sirvienta del asesor militar, por supuesto que puede guardar secretos mejor que tú—. El
general del protectorado de izquierda le dio una palmada en el hombro al desanimado general del
protectorado de derecha.
—Pequeño compañero, ¿me estás consolando?—. El general del protectorado de derecha le lanzó una
mirada de reojo.
—Naturalmente—. El general del protectorado de izquierda se volvió inexpresivamente y montó a su
caballo antes de continuar su camino.
Después de pasar más de diez días de esta manera, llegaron a la Cordillera Dahang. Las montañas
interminables les bloquearon el camino y tuvieron que tomar un desvío de más de 100 li. Jing Shao les
ordenó que establecieran un campamento por ahora, y continuarían al día siguiente.
—La formación de una sola línea es débil tanto en ataque como en defensa. Una vez que encontremos
al enemigo, ¡solo podremos quedarnos allí y recibir una paliza por ellos!—. En la carpa central, Zhao
Meng señaló al mapa de formación militar.
—¡Pero no podemos marchar rápidamente por el camino de la montaña sin una formación de una sola
línea!—. El general del protectorado de derecha señaló al mapa topográfico.
—¿Por qué están peleando?—. Después de la cena, Jing Shao entró con el asesor militar. Y al ver a los
dos hombres discutiendo con rojizos rostros y abultados cuellos, dirigió su pregunta al inexpresivo
general del protectorado de izquierda, que estaba al costado de la pelea leyendo en silencio un libro
sobre el arte de la guerra.
—Respondiendo a Wang Ye, están discutiendo sobre cómo atravesar el camino de la montaña en el
suroeste—. Le dijo el general del protectorado de izquierda.
Jing Shao era muy consciente de que su viaje se vio obstaculizado por la cordillera Dahang con la que
se habían encontrado hoy. Les tomaría más tiempo escalar las montañas que hacer un desvío debido a
todos sus soldados y caballos. Por lo tanto, habían optado por buscar dicho desvío, pero había colinas
por todas partes en el suroeste y era imposible el no atravesarlas. Por lo que solo podían tomar el
camino de la montaña, pero el cómo lo harían era ahora un problema importante.
—Asesor militar, díganos, ¿qué ejército no usa una formación de una sola línea cuando va a pasar por
una carretera de las montañas?—. El general del protectorado de la derecha arrastró a Mu Hanzhang
para mirar el mapa topográfico del suroeste en la mesa. La mayoría de los senderos de montañas eran
estrechos y cualquier otro tipo de formación definitivamente no funcionaría.
—No dije que no podamos establecer una formación en línea; es solo que si el enemigo nos tiende una
emboscada en el camino de la montaña, solo podremos quedarnos allí y esperarnos a recibir una paliza,
ya que la formación en línea es débil en el centro. ¡Por eso dije que deberíamos enviar a un grupo de
tropas por adelantado para despejar el camino!—. Zhao Meng tenía miedo de ser malinterpretado y se
explicó rápidamente.
Jing Shao frunció el ceño. Su Wang Fei solo había leído libros académicos y religiosos desde joven, por
lo que nunca había mirado muchos libros sobre el arte de la guerra. Jing Shao no lo había traído con la
esperanza de que pudiera ayudar en el campo de batalla; solo que simplemente no quería separarse de
él. Y al ver que Mu Hanzhang había bajado la mirada en silencio, estaba a punto de hablar para
ayudarlo, cuando de pronto vio que esa brillante y delgada mano levantaba a un palo de madera sobre
la simple mesa de arena y empezó a dibujar una cruz en ella.
—Asesor militar, ¿qué es esto?—. Zhao Meng miró sin comprender la cruz que había dibujado Mu
Hanzhang.
Jing Shao vio este símbolo y sus ojos se abrieron de repente.
—Esta formación se llama el yugo que corre*—. Le dijo Mu Hanzhang lentamente, apuntando con el
palo de madera a las cuatro esquinas de una cruz. —Los soldados estarán divididos y colocados en las
cuatro esquinas, y así marcharán en una larga formación en línea. El frente, la izquierda y la derecha;
todos van hacia adelante, esto es tanto ofensivo como defensivo.
—¡Maravilloso, maravilloso!—. El general de la derecha se sorprendió por un momento y de repente
gritó en admiración.
Zhao Meng miró con entusiasmo alrededor de la formación durante mucho tiempo: —¡El asesor
militar está muy bien informado, y Zhao está lleno de admiración por él!
Mu Hanzhang solo sonrió y no dijo nada.
—Te dije que leyeras más antes, pero fingiste no escucharme—. Jing Shao también conocía sobre esta
formación de "yugo que corre", pero no había ningún registro de ello en los libros comunes sobre el
arte de la guerra. ¿Entonces, cómo lo supo Jun Qing, quien nunca había leído libros militares? Estaba
conmocionado en su corazón, pero aún así portaba una expresión natural en su rostro. Jing Shao se
acercó al asesor militar, que seguía a su lado y dijo: —Mañana iré con el consejero militar para hacer
algo cerca. Liderarás primero a las tropas y nos encontraremos en unos días.
—¿Qué necesita hacer Wang Ye?—. Zhao Meng miró a Jing Shao con desaprobación. No era bueno
que el comandante general dejara a su ejército a la mitad de una marcha.
—El asunto es muy importante para la guerra en el suroeste. Todos ustedes deben estar atentos a
todo en estos pocos días. Asegúrense de que no haya ningún problema—. Jing Shao soltó una pequeña
risa. Obviamente, él no quería hablar demasiado sobre eso, y las pocas personas que estaban presentes
también se callaron.
Cuando estuvieron fuera de la tienda, Mu Hanzhang preguntó con sospecha: —¿A dónde vamos
mañana?
—A buscar un tesoro secreto—. Los labios de Jing Shao se curvaron y sonrió misteriosamente.
Mu Hanzhang lo miró antes de dirigirse hacia su propia tienda, y Wang Ye lo siguió
concienzudamente.
—¿Por qué me seguiste adentro otra vez?—. Mu Hanzhang miró impotente al tipo que estaba acostado
en su cama y se mantuvo alejado de él. Desde que la tienda del asesor militar se instaló junto a la tienda
imperial, Jing Shao no había vuelto a dormir en la tienda imperial. Al principio se colaba en la tienda del
asesor militar en medio de la noche en secreto, pero ahora entraba descaradamente y se negaba a irse.
—Volveré más tarde—. Le dijo Jing Shao, sosteniendo la mano del hombre frente a él, y luego tomó a
Mu Hanzhang en sus brazos. —Realmente tengo algo que preguntarte.
Mu Hanzhang puso los ojos en blanco. ¿Quién abrazaría al asesor militar mientras se habla de
negocios adecuados?
Al ver su expresión, Jing Shao no pudo evitar inclinarse hacia él y besarlo: —¿Alguna vez has leído
libros de guerra? Esa formación de "yugo que corre" no se puede encontrar en los "Estatutos de
Dachen".
Cuando Mu Hanzhang escuchó esa pregunta, la sonrisa en su rostro se desvaneció gradualmente: —
Leí libros sobre guerra cuando era joven—. Cuando él era niño, aprendió a leer a una edad temprana y
tenía buena memoria, por lo que a menudo leía otros libros después de completar sus tareas. En ese
momento, su padre a menudo se irritaba y suspiraba incesantemente cuando veía cómo el hijo de su
primera esposa era tan arrogante, así como ignorante e incompetente, por lo que Mu Hanzhang
aprendió en secreto algunas técnicas militares con la esperanza de que a su padre no le gustara su hijo
de la primera esposa y pensara en él en su lugar. Sin embargo, solo cuando fue mayor se dio cuenta de
que los hijos de concubinas no son capaces de heredar títulos nobles en absoluto. E incluso si fuera diez
o incluso veinte veces mejor que Mu Lingbao, su padre nunca los trataría por igual.
Después de que Jing Shao lo escuchó, solo pudo sentir un dolor en su corazón, su Wang Fei era
realmente un diamante en bruto. ¿No era acaso una gran lástima?
—En realidad, te vi cuando era niño—. Sintiendo los brazos de Jing Shao apretarse gradualmente a su
alrededor, Mu Hanzhang colocó su barbilla en el hombro ajeno con una sonrisa. En ese momento, el
Emperador se había vestido de civil y había ido de incógnito a la Residencia del Marqués del Norte para
jugar ajedrez con el padre de Mu Hanzhang, y había traído al pequeño tercer príncipe con él. La
Marquesa del Norte había permitido que solo Mu Lingbao jugara con Jing Shao. Y aunque Mu
Hanzhang había querido ver cómo era el príncipe, no se le fue permitido ir con ellos; y solo podía
esconderse detrás de unas rocas y verlos jugar en el jardín.
—¿En serio? Ni siquiera lo recuerdo—. Jing Shao se rascó la cabeza. Para él, esas cosas habían
sucedido hace más de 20 años. ¿Cómo podía recordarlos todavía? Y no pudo evitar lamentarlo. Tenía
curiosidad por saber cómo se veía Jun Qing cuando era niño, debía de haber sido pálido y tierno, con un
par de ojos grandes y penetrantes tan brillantes como perlas. —¿Qué hice entonces?
—Tú... —. Cuando Mu Hanzhang empezó a recordar ese evento de su infancia, no pudo evitar reírse
mientras decía: —Querías que Mu Lingbao fuera tu caballo para montar. Él por supuesto no lo haría, así
que lo golpeaste hasta que lloró. Mientras lloraba, le pusiste una rosa en la cabeza y le dijiste que era
como una niña que solo sabía llorar, así que llevar una flor lo ayudaría a casarse más rápido.
—Jejeje...—. Cuando Jing Shao escuchó eso, no pudo evitar reír junto a él. Inesperadamente, Jun Qing
recordó esa escena de cuando eran niños tan claramente—. Parece que querías que fuera tu marido
desde que eras solo un niño, y corriste a echar un buen vistazo.
Mu Hanzhang se sonrojó ante sus palabras y se levantó para llevarlo de regreso a la tienda imperial.
Jing Shao tuvo que regresar primero a su tienda para bañarse, y solo después de que se apagaron las
velas, silenciosamente se abrió paso en la tienda del asesor militar.
Al día siguiente, Jing Shao despertó al hombre en sus brazos temprano en la mañana. Y aprovechando
el primer rayo de luz, él y su Wang Fei tomaron a Xiao Hei y galoparon directamente hacia las montañas
en la distancia.
Mu Hanzhang miró impotente a su Wang Ye, que estaba actuando como un desertor del ejército, y
bostezó mientras se apoyaba en su pecho: —¿A dónde vamos?
—A la aldea Shanxia—. Le respondió Jing Shao.
La aldea Shanxia era en realidad una aldea al pie de las montañas Dahang. Se le llamaba "Aldea"
cuando en realidad se le podía considerar un pueblo pequeño. Debido a que era fácil caminar por el pie
de las montañas, espontáneamente se había convertido en una ciudad comercial. La gente de los
pueblos de las montañas de los alrededores a menudo venía aquí para vender alguna caza rara de las
montañas o para comprar algunas cosas.
Hoy era un día par del mes, y en ese momento caminaban por el mercado, que era inusualmente
ruidoso.
—¡Piel de tigre, piel de tigre de la más alta calidad! Tigres de colores brillantes de la montaña Ziyun,
¡el pelaje es de primera categoría!—. Había un cazador vendiendo pieles de tigres en la calle, atrayendo
a mucha gente hacia él.
—¡Eres realmente hábil para matar tigres!—. Lo elogió alguien.
—¡Naturalmente! Cuando el tigre estaba atrapando a un conejo y corría de regreso a su cueva, le
disparé una flecha en el ojo...—. El cazador se jactó de su valentía, mientras su saliva salía volando con
cada frase que soltaba.
—La tigre hembra regresaba a su nido con comida. Había cachorros de tigre que alimentar. ¡Eres en
realidad un pecador!—. Cuando una anciana con una canasta de bambú a la espalda escuchó eso,
suspiró y negó con la cabeza antes de irse.
Al escuchar estas palabras, Mu Hanzhang no pudo evitar fruncir el ceño: —Tenía cachorros... Qué
pecado...
Mirando la piel de tigre con buen humor, Jing Shao escuchó el suspiro de la persona a su lado. Y
sabiendo lo compasivo que era Mu Hanzhang, le dijo al cazador: —¿Recuerdas dónde está la cueva del
tigre?
—Lo recuerdo—. Le dijo el cazador, volviendo sus ojos hacia Jing Shao—. Pero no hay camino definido,
está en el bosque. Y nadie más puede encontrarlo.
Jing Shao sacó una pieza de plata: —Tráeme a los cachorros de ese tigre que se quedaron en su nido.
Este es el pago inicial. Si regresa aquí en dos días, obtendrá diez veces más de esto.
—¿¡De verdad!?—. El cazador tomó la plata, lleno de alegría. —No se preocupes, gongzi. ¡Déjemelo a
mí!
—Son solo bestias, ¿qué sentido tiene simpatizar con ellos?—. El carnicero de la tienda al otro lado de
la calle resopló, y levantó su gran cuchillo, para después cortar un poco de carne de cerdo en un bloque
de madera.
Al ver las acciones de Jing Shao, Mu Hanzhang se llenó de alegría en su corazón. Por lo que cuando
escuchó las palabras del carnicero, no solo frunció el ceño, sino que se volvió hacia el carnicero y le
dijo: —Si los cachorros en un nido no se salvan, definitivamente morirán de hambre.
—Hmph, si te compadeces de los cachorros de las bestias—. Le dijo el carnicero, levantando un trozo
de cerdo en la mano. —¡Entonces cuando comas esta carne de cerdo, realmente derramarás lágrimas!
Jing Shao se dio la vuelta cuando lo escuchó y vio a un hombre robusto que vestía solo un dalian*,
con un trozo de cerdo en una mano levantada. Inmediatamente se llenó de alegría y dio un paso
adelante rápidamente. —¿Puedo preguntar, fuerte hombre, si su apellido es Hao?
Ese hombre era precisamente el propósito de este viaje. Era el descendiente de un ex general de la
dinastía anterior, a quien Jing Shao había obtenido como un feroz general por casualidad en el vigésimo
año de la Era Hong Zheng, ¡Hao Dadao*!
—¡Ni siquiera puedes leer una palabra tan grande!—. El carnicero golpeó a la gran placa en el puesto
del vendedor de cerdos con su gran cuchillo de carnicero.
La mirada de Mu Hanzhang siguió al cuchillo del carnicero y leyó: —¡Carnicería de Hao Ji!—. Mirando
de nuevo, la boca de Jing Shao comenzó a temblar. Y no pudo evitar ahogar su risa.
—Quería que cortaras un trozo de carne; ¡¿Entonces solo vas a quedarte conversando?!—. En ese
momento, una voz femenina llena de ira resonó desde el interior de la casa. Y no mucho después, una
casada mujer robusta salió con una olla de carne y la arrojó frente a Hao Dadao con estrépito. —Haz
eso rápido y después de eso, corta todo esto en carne picada. ¡El viejo Li lo está esperando!
—Está bien—. El carnicero, que había sido incomparablemente irritable hace un momento,
simplemente respondió en voz baja, mientras mantenía la cabeza gacha para cortar aquel cerdo.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de traducción]
Yugo que corre*: Es un tipo de formación en cruz donde los vigías van en el centro y hay soldados en
los cuatro puntos, tratando de abarcar todos los lados para responder rápido ante una emboscada.
Aclaración: Esta es la imagen con la que la autora explica también esta formación militar.
48: El Cachorro de tigre

Mu Hanzhang esperó casi dos horas en el único restaurante de la ciudad hasta que Jing Shao viniera a
buscarlo, un poco abatido.
—¿Cómo? ¿No lo convenciste?—. Mu Hanzhang empujó un plato de arroz hacia él y le dijo al
camarero que trajera dos platos calientes adicionales.
Cuando Jing Shao vio a Hao Dadao hace un momento, estaba muy feliz y quería persuadir al hombre
de que se fuera con él. Inesperadamente, el hombre dijo que necesitaba cortar carne y que hablaría con
él más tarde. Hacía un calor abrasador en pleno verano, además, era casi mediodía. Y temiendo que su
Wang Fei tuviera calor, Jing Shao le pidió que lo esperara en el restaurante. Jing Shao esperó solo
durante casi dos horas antes de poder tener una conversación más profunda con Hao Dadao. En
realidad, había pensado que conocía muy bien al otro hombre, quien era descendiente de un famoso
general con una excelente destreza en artes marciales y habilidades militares; tenía que ser frustrante
para él estar atrapado matando cerdos en un pequeño pueblo en la montaña. Quién sabría que esta
persona solamente devolvería la clara intención de Jing Shao de reclutarlo con una expresión de "¿por
qué eres tan entrometido?".
—Me lo estoy pasando muy bien con solo matar cerdos y vender carne. ¿Por qué debería ir a luchar
en situaciones de vida o muerte en el campo de batalla? ¡No iré, no iré!—. Hao Dadao simplemente le
dijo aquello y sacó a Jing Shao de la carnicería.
—Si quieres obtener un buen general, debes tener paciencia—. Mu Hanzhang le sirvió un vaso de
agua. —Al ejército le tomará unos días dar la vuelta a la montaña. Podemos quedarnos aquí por unos
días. No te preocupes.
Jing Shao levantó la cabeza y bebió el agua, que estaba adentro del vaso para dejarlo limpio en un
solo trago: —¡Esta agua es tan refrescante!
Mu Hanzhang le sirvió otro vaso y le dijo que el agua no estaba hervida, sino que era solo de un pozo.
Era agua bombeada directamente del pozo que había en el patio trasero de la posada. Estaba helada,
ligeramente dulce y deliciosa: —Ya he reservado una habitación en esta posada.
—¿Eh?—. Jing Shao tragó un bocado de su comida y lo miró. —Jun Qing, ¿crees que, incluso si voy, no
seré capaz de persuadirlo?
—Para obtener una esposa, se requieren tres libros y seis ritos; es similar cuando se intenta obtener a
una persona digna. Debes ser sincero y usar el método correcto—. Mu Hanzhang tomó un sorbo de
agua lentamente. —Pero hay un problema.
—¿Cuál es el problema?— Jing Shao frunció su ceño y pensó.
En su vida anterior, en el año diecinueve de la Era Hong Zheng, un magistrado de condado, quien era
débil, pero muy codicioso había sido enviado ahí. Se aprovechó de la gente y no fue estricto con sus
funcionarios. Un oficial del gobierno, a su vez, acosaba a la hija pequeña del vecino de Hao Dadao, y
Hao Dadao estaba tan enojado que mató a ese funcionario con su cuchillo de carnicero. El magistrado
del condado quería arrestarlo, pero los aldeanos abogaron en nombre de Hao Dadao. El magistrado del
condado ahuyentó a los aldeanos con su látigo, lo que provocó que el caos estallara y los oficiales del
gobierno asesinaron a dos personas inocentes, lo que provocó un repentino levantamiento por parte de
la población.
En ese momento, Jing Shao había sido derrotado después de atacar al rey de Huainan. En su camino
de regreso a la capital, se topó con este levantamiento popular. Después de liderar a las tropas para
sofocar la rebelión, pudo apaciguar la ira del pueblo ejecutando al magistrado del condado delante de
todos ellos. En ese momento, Hao Dadao había entrenado a un grupo de aldeanos que no sabían luchar
antes, para que pudieran en una milicia, resistir a los soldados. Esto hizo que Jing Shao apreciara su
talento, por lo que solicitó al Emperador un decreto imperial en el que ofreciera amnistía a los rebeldes
si se alistaban; de esta manera, pudo poner a Hao Dadao bajo su mando.
Sin embargo, se estimaba que el magistrado del condado aún no había realizado ningún examen
imperial.
Mu Hanzhang dijo a la ligera: —Las mantas de esta posada son muy viejas, me temo que habrá
pulgas.
—¿Eh?—. Jing Shao estaba atónito, y luego se dio cuenta de que ese era el problema que decía su
Wang Fei.
Al mirar su apariencia tonta, los labios de Mu Hanzhang no pudieron evitar curvarse: —Después de
comer, vayamos a comprar sábanas para extender sobre la cama, y ​​aguantemos por una noche.
—¿Por qué no hacemos que el sirviente las cambie por otras mantas?—. Jing Shao frunció su ceño.
Definitivamente habría pulgas en este tipo de posada destartalada en un pequeño pueblo en la
montaña. ¿Qué debería hacer si muerden la piel limpia y hermosa cual jade de su Wang Fei?
—Sería muy peligroso hacer alarde de la riqueza de uno en un lugar así. No fue apropiado que le
dieras dinero a ese cazador hoy—. Mu Hanzhang lo persuadió mientras levantaba sus palillos para
recoger algunas verduras de los platos para Jing Shao.
—Son muchos los cazadores que vienen de las montañas para vender valiosos ciervos raros salvajes
en este pueblo. A menudo los comerciantes vienen a recogerlos. Ni siquiera podemos ser considerados
las personas más ricas aquí—. Jing Shao recogió su cuenco, para devorar toda la comida que contenía y
lo extendió hacia su Wang Fei.
Mu Hanzhang lo fulminó con la mirada y luego recogió más comida con sus palillos de nuevo: —El
camarero dijo que reemplazar las mantas de la cama costará una cadena de monedas, pero que solo
costará 30 yuanes ir a la tienda de telas de enfrente y comprar una nueva sábana.
—Cof, cof...—. Cuando Jing Shao escuchó esto, inmediatamente se ahogó con los granos de arroz.
Después de hablar sobre eso durante medio día, ¡resultó que a Jun Qing simplemente no le gustaba
perder dinero!
Los dos fueron a la tienda de telas a comprar dos sábanas, y todos los puestos del mercado estaban
cerrados. La mayoría de las personas que vinieron aquí para el mercado eran residentes de las
montañas cercanas y tuvieron que salir temprano para llegar a casa antes de que oscureciera.
Entonces, al anochecer, las calles ya estaban muy frías y solitarias; incluso el puesto de fideos satinados
había desaparecido. Los dos no habían conseguido un buen lugar para comer, y solo pudieron volver a
la posada para comprar aquella costosa comida.
Las habitaciones de la posada estaban bastante sucias y descuidadas. Jing Shao miró la cama frente a
ellos y sintió que incluso si extendieran las sábanas nuevas que tenían, su Wang Fei todavía no querría
dormir en ella. Bien podría recogerlo, llevarlo al techo, y extender las sábanas sobre los escombros
como una cama. Él personalmente fue a donde se encontraba el camarero, y le compró una colcha a un
alto precio.
—Hace frío en las montañas por la noche. Sin una colcha nueva, definitivamente nos congelaremos—.
Jing Shao envolvió bien a su Wang Fei en esa colcha. —Esta posada simplemente hace negocios así. En
un lugar tan lejano, solo existe este lugar para descansar, así que no hay otra manera—. A los dos
tampoco les faltaba dinero. ¿Entonces por qué su Wang Fei se estaba volviendo cada vez más tacaño?
Envuelto en la cálida colcha, Mu Hanzhang apoyó su cabeza en el brazo de Jing Shao y miró hacia el
cielo nocturno entre las montañas: —Cuando esta batalla termine, quiero establecer algún otro negocio.
—Está bien, te llevaré a vivir a Jiangnan en un par de años. Es fácil hacer negocios allí—. Jing Shao
sonrió y abrazó a la persona en sus brazos. — ¿Por qué de repente valoras tanto el dinero?
—Escuché a Xiao Yuan decir que ha habido serios problemas en el Ministerio de Hacienda en los
últimos años. Me temo que la tesorería podría haber estado vacía durante algún tiempo. Si realmente
ha llegado a ese punto, incluso unos pocos taels plateados son indispensables—. Mu Hanzhang suspiró.
Ayer habían recibido una carta de Rui Wang diciendo que el asunto de la malversación de fondos del
ejército se estaba volviendo cada vez más problemático. En secreto, había descubierto que incluso el
conde de Yong Chang y el cuarto príncipe estaban involucrados. Si era el cuarto príncipe quien se había
llevado el dinero todos estos años, habrían más problemas.
—Preocúpate por eso más tarde—. Le dijo Jing Shao, acariciando la cabeza del hombre, que yacía
entre sus brazos. —Ayúdame a pensar en una forma de persuadir a Hao Dadao.
El antepasado de Hao Dadao fue un general poderoso e importante de la dinastía anterior, quien
dirigió operaciones militares con extraordinaria habilidad, y el Emperador anterior también lo admiraba
mucho. Después de la destrucción de la dinastía anterior, los antepasados ​​de la familia Hao se negaron
a aceptar a la nueva familia imperial y terminaron ocupando y gobernando la cordillera de Dahang. Sin
embargo, la fortaleza de la montaña había disminuido en la generación de Hao Dadao, y ahora solo se
ganaba la vida como carnicero.
Mu Hanzhang enfocó sus ojos en Jing Shao y pensó por un momento: —Escuchándote, veo que sus
antepasados ​​se opusieron a la familia imperial. Me temo que no será fácil convencerlo de que se ponga
ahora en manos de la familia imperial como general. Iré contigo a echar un vistazo mañana y trataré de
encontrar alguna manera.
Los dos decidieron dormir en el techo por esa noche. En la oscuridad del verano se sentía una brisa
por las montañas, y cubiertos con el edredón, podían conseguir tener comodidad en ese lugar.
Al día siguiente, cuando los dos llegaron a la carnicería, fueron detenidos por una persona. Jing Shao
se sorprendió e inmediatamente protegió a Mu Hanzhang, llevándolo detrás de él.
—Gongzi, dijiste ayer que me darías diez veces más de dinero si trajera a los cachorros de tigre; no
me estabas estafando, ¿verdad?—. Era el cazador del día anterior y le entregó una canasta de bambú
cuando terminó de hablarle.
Jing Shao abrió esa canasta de bambú, y vio algo oscuro arañando de un lado a otro en el interior: —
¿Este es un cachorro de tigre?
—¿Acaso crees que es falso?—. El cazador agarró la cosa que había dentro. —Subí a la montaña antes
del amanecer, pero los otros cachorros de tigre ya habían sido llevados por alguna razón. Y solo este
quedó después de que cayó en un pozo de barro para sobrevivir.
Jing Shao miró a la bolita sucia y realmente no la quería, pero Mu Hanzhang ya había comprado una
toalla de tela en un puesto cercano para envolver a la pequeña cosa; y Jing Shao solo pudo pagarle al
hombre con la plata y despedirlo.
La cara del pequeño cachorro de tigre se reveló después de que el barro húmedo se limpiara con la
toalla de tela. Aunque todavía estaba sucio, claramente era un tigre. Era como de un pie de largo, y con
los ojos entreabiertos, soltó un grito con indiferencia: —¡Miau, miau!
—¡Oh! ¡Un cachorro de tigre!—. La regordeta esposa de Hao Dadao estaba sacando su tabla de cortar
y al escuchar el grito del cachorro tigre, se acercó feliz a echar un vistazo.
Mu Hanzhang la miró: —¿La hermana mayor tiene agua tibia en su casa? Este cachorro de tigre debe
bañarse primero.
—Sí, acabo de hervir una olla de agua para escaldar el pelo de cerdo. Ven conmigo—. La señora
regordeta parecía muy feliz e hizo que Mu Hanzhang la siguiera al interior de su casa.
Mu Hanzhang le guiñó a Jing Shao antes de llevarse al cachorro de tigre con él e ir a la casa de la
dama regordeta; en el momento en el que vio a Hao Dadao, quien estaba actualmente matando cerdos
en el patio trasero, le dijo: —Primero ve a ver el puesto, ayudaré a lavar a este cachorro de tigre
primero y luego volveré.
Hao Dadao vio a Mu Hanzhang y frunció su ceño ligeramente, para después dejar su cuchillo de
carnicero y salir.
La dama regordeta, aunque feroz y dura, no fue en absoluto descuidada en su trabajo. Y muy
rápidamente vertió agua tibia en un recipiente y puso al cachorro de tigre en el agua: —¡Vamos, es hora
de bañarte!
—¡Miau!—. El pequeño cachorro de tigre se sorprendió, y a punto de luchar, de repente olió a la
sangre de cerdo en su brazo. La olfateó con su naricita, entrecerró sus ojos, que estaban entreabiertos
por el barro, para encontrar el área manchada de sangre, y luego abrió la boca para lamerla. Comenzó
a lamer más y más fuerte, incluso abriendo su boca para morder a ese brazo grueso con dientes que
aún no habían crecido. Pero la boca del pequeño tigre era tan pequeña que ni siquiera podía abarcar la
mitad de la circunferencia del brazo de la mujer. Y ya había olvidado por completo que estaba
sumergido en el agua.
Al observar sus hábiles movimientos, Mu Hanzhang le preguntó: —¿A la hermana mayor le gustan los
gatos y los perros?
—Jaja, he amado a estas pequeñas cosas desde que era una niña—. La señora regordeta se rió. El
joven frente a ella era gentil y amable, y su voz también era tan gentil y elegante, por lo que su actitud
feroz se suavizó. Mientras lavaba al cachorro de tigre, charló con Mu Hanzhang. Y también habló sobre
cómo había llegado a la ciudad desde su infancia, porque su padre quería vender mercancías, y cómo
hubo una competencia de artes marciales más tarde por su mano en matrimonio.
—¿Seguramente fue el hermano mayor Hao quien ganó la competencia y pudo casarse con una
esposa tan hermosa?—. Mu Hanzhang se rió y miró a Hao Dadao, quien había venido al patio por
tercera vez a buscar carne de cerdo.
—Tsk, ¿él?—. la robusta señora miró a su marido, que no estaba muy lejos de ellos. —Le mintió a mi
padre diciéndole que era el rey de las montañas Dahang, y le dijo que yo comería y bebería bien
siempre a su lado—. Mientras hablaba, tomó una toalla de tela y secó al cachorro de tigre recién
bañado. El pequeño cachorro tigre luchaba con insatisfacción, sollozando sin parar.
—Escuché de los aldeanos que los antepasados ​de la familia Hao realmente eran reyes de las
montañas antes—. Mu Hanzhang tomó al pequeño cachorro de tigre recién bañado y bajó su cabeza
para mirarlo. Aquella bolita de pelusa amarilla y negra aún estaba mojada. Y quizás había comido bien
con su madre tigresa antes, ya que aunque haya estado muerto de hambre durante todo un día, seguía
dando vueltas y vueltas. Mirando a Mu Hanzhang con un par de ojos redondos de color ámbar, de
pronto soltó un: —¡Miau!
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49: Volviendo al Campamento Militar

—Tsk, ¿qué Rey de la Montaña?—. La robusta señora se levantó y trituró un poco de carne picada del
bloque de madera para que comiera el pequeño cachorro de tigre. —Su familia decayó en la generación
de su abuelo.
—El físico del hermano Hao es muy adecuado para las artes marciales, pero sólo puede matar cerdos.
¿No crees que eso es una pérdida de talento?—. Mu Hanzhang se sentó en el banco de madera del
patio, tomó a un trozo de carne y se lo puso en la palma de su mano para que lo comiera el pequeño
tigre.
La señora lo miró y le dijo enojada: —Ese necio testarudo siempre me escucha para todo, menos en
eso. Le dije que hiciera el examen de artes marciales, pero obstinadamente se negó. El sólo saber matar
cerdos. ¡Es realmente inútil!
Los labios de Mu Hanzhang se curvaron suavemente cuando escuchó eso. Esta mujer parecía
bastante grosera, pero en realidad era muy perspicaz. Ella sabía hace mucho tiempo que habían venido
a persuadir a Hao Dadao, y lo había dejado entrar para lavar a su pequeño tigre, pero en realidad, era
con la intención de aconsejarles de que no insistieran más: —Efectivamente, la hermana mayor es una
persona razonable. Sin embargo, el mundo cambia rápidamente ahora. Ese ex general era de la familia
Hao, porque el Emperador anterior siempre los elogió mucho y no trató a la familia Hao como traidores.
Además, el hermano mayor Hao nació en la dinastía Dachen, así que, naturalmente, es una persona de
la dinastía Dachen y puede hacer contribuciones usando su propia capacidad.
Al escuchar esas palabras, la regordeta señora miró al pequeño tigre mientras comía, pero no le
respondió.
El pequeño tigre sacudió su empapado pelaje y se aferró a ese trozo de carne mientras comía
extremadamente feliz. No le habían crecido todos los dientes, por lo que solo quedarían lugares vacíos
después de sus mordeduras, así que tenía que cambiar constantemente de dirección y morder
nuevamente.
Mu Hanzhang no lo molestó cuando vio que estaba comiendo felizmente. Simplemente extendió la
toalla de tela y dejó que el sol brillara sobre el pequeño cuerpo con el fin de secar su pelaje: —La
hermana mayor es muy trabajadora y ahorrativa en el manejo del hogar; después de toda una vida, es
posible que acabe siendo solo un rico carnicero. No sé si la hermana mayor lo ha pensado antes, pero si
tienes herederos en el futuro, ¿los harás también carniceros?
Al escuchar eso, la regordeta dama no pudo evitar enojarse de nuevo: —Lo regaño todos los días por
eso, incluso si solo se convierte en un oficial, ¿no tendrían acaso mis niños alguna esperanza en el
futuro? Si tenemos un hijo, genial: aún puede ser carnicero. ¡Pero si tenemos una hija, nadie se atreverá
a casarse con ella!
—La hermana mayor también debe conocer la intención de nuestra visita. Wang Ye es un hombre que
aprecia el talento. Hoy en día, si los militares que no nacieron en familias aristocráticas quieren tener
éxito, es mejor seguir a Wang Ye—. Mu Hanzhang sostuvo al pequeño tigre que ya había terminado de
comer en sus brazos y se acarició a sí mismo en su ropa.
—Uhm...—. El pequeño tigre yacía boca abajo en los brazos de Mu Hanzhang. Al principio se había
resistido, pero cuando esa mano suave y delgada acarició su pelaje una y otra vez, gradualmente se fue
calmando; y, pronto, el pequeño cachorro de tigre, que había estado asustado, se quedó dormido
profundamente.
Al ver que la hora había pasado, Mu Hanzhang vio que ya era hora de irse; cuando se trataba de
algunos casos, decir demasiado en realidad no era bueno. Por lo que se puso de pie con aquella bolita
de pelo en sus brazos: —Wang Ye no insistirá más en este asunto, pero realmente sería una lástima
dados los talentos del hermano Hao, ya que Wang Ye vino especialmente por él hasta aquí. Y es porque
el ejército está marchando ahora mismo que no podemos demorarnos demasiado, así que nos iremos
mañana. Si el hermano mayor Hao realmente no quiere acompañarnos, está bien—. Después de que Mu
Hanzhang terminó de hablar, puso una pieza de plata en la silla de mimbre por haberlo ayudado a bañar
al pequeño tigre y por esa carne picada que le otorgó. Sin esperar a que la señora le dijera algo más, se
dio la vuelta y se fue.
Cuando los dos se fueron, la robusta dama agarró la oreja de Hao Dadao y lo arrastró al interior de su
hogar.
—Esposa, tienes razón al decir eso, pero este Cheng Wang es violento y de mal humor. Ser su
subordinado, una vez que llegue la lucha por convertirse en el príncipe heredero, sólo dará paso a un
callejón sin salida—. Hao Dadao se sentó abatido en una silla. También había escuchado las palabras de
Jun Gongzi hoy. Nacido como ciudadano de Dachen, debe servir a la corte imperial y retribuir a la
dinastía. La antigua dinastía ya estaba en el pasado y muy lejos de todo lo que tuviera que ver con él.
Su insistencia en mantenerse al margen todos estos años tal vez no haya sido correcta. Un héroe sin
posibilidad de usar su poder; no se habría sentido tan mal consigo mismo durante muchos años, pero
ahora este Príncipe realmente no era una buena opción de maestro.
—Puede que ese no sea el caso. Puedo ver que trata muy bien a ese asesor militar, e incluso le compró
ese tigre. ¡Creo que un maestro que trata a sus subordinados tan bien como a su esposa es mucho
mejor que esos literatos hipócritas!—. Ese Wang Ye había venido hasta la aldea de Shanxia solo por él,
demostrando su sincera intención. Además, iban a marchar mañana; y después de esta aldea, no
habrían otras posadas en las que pudieran detenerse, por lo que la señora estaba un poco preocupada.
—Miau~—. Tumbado en el techo, el tigre se abalanzó sobre las sábanas con entusiasmo y las empezó
a rascar. Jing Shao agarró la inquieta bola de pelo. —¡Si sigues causando problemas, te derribaré!
El pequeño tigre luchó y giró la cabeza para morder a los dedos de Jing Shao, pero fue en vano ya que
su cuello era demasiado corto para siquiera alcanzarlo. Por lo que solo podía agitar sus extremidades
salvajemente.
—¡Oye, es un niño!—. Jing Shao estiró un dedo, para tocar el miembro del pequeño tigre, que estaba
escondido en la pelusa blanca de su abdomen.
—¿En serio?—. Mu Hanzhang, que descansaba la cabeza en el brazo de Jing Shao, miró hacia arriba, y
no podía ver con claridad, así que extendió su mano y colocó al pequeño tigre en el espacio entre ellos
dos.
—Miau~—. El pequeño tigre se puso boca arriba y estaba muy molesto, así que agarró una de las
sábanas, y se dió la vuelta mientras golpeaba a las dos personas que seguían tocándolo.
—¿A dónde lo enviaremos?—. Sosteniendo la larga cola que se mecía, Mu Hanzhang frunció los labios
a regañadientes. Era realmente irrazonable traer a un cachorro de tigre inútil a la marcha, pero
también estaba realmente triste con la idea de dejarlo ir.
Al ver los pocos ánimos de su Wang Fei de dejar ir al pequeño tigre, Jing Shao, reflexionó en que igual
lo había comprado para que jugara con él, así que sonriendo le dijo: —Si me das un beso, dejaré que lo
críes.
—¿En serio?—. Mu Hanzhang se volvió para mirarlo.
Jing Shao asintió solemnemente, cerró sus ojos y señaló sus labios. Después de esperar mucho
tiempo, y sin sentir que la persona que estaba a su lado se movía, estaba a punto de abrir los ojos,
cuando de pronto sintió un cálido aliento acercarse cada vez más a él. Luego, un objeto ligeramente
frío, suave y esponjoso chocó con la esquina de su boca. Abruptamente abrió los ojos para encontrarse
con un par de inocentes ojos de color ámbar. —¿Miau?
Al mirar hacia arriba, Mu Hanzhang, quien sostenía al pequeño tigre, cayó sobre él con una sonrisa.
Al día siguiente, cuando Jing Shao y Mu Hanzhang volvieron al puesto de la pareja, la señora
regordeta estaba cortando carne y había un caballo a su lado.
—¡Estás aquí!—. La robusta señora estaba muy feliz de verlos a los dos. Había temido que hubieran
perdido la paciencia y se hubieran ido de inmediato hoy. Se secó las manos en el delantal: —¡Iré a
llamarlo!—. Después de eso, se dio la vuelta para entrar a su casa y escucharon un fuerte ruido en el
interior. Y después de mucho tiempo, Hao Dadao, quien llevaba a la espada Hun Yuan de su familia, fue
traído a rastras por su esposa.
Jing Shao dio un paso adelante apresuradamente y agarró al bastante reacio Hao Dadao: —El
hermano Hao está dispuesto a salir de las montañas para ayudarme. ¡Este joven príncipe tiene las
bendiciones de tres vidas!—. Su tono era sincero y tampoco le faltó la calidad heroica de un líder
militar, lo que comúnmente le daba a la gente una impresión favorable de él.
—Wang Ye me está elogiando demasiado. Hao está solo lleno de fuerza bruta. Soy realmente
afortunado de que Wang Ye piense que soy digno—. Hao Dadao estaba un poco incómodo. En secreto
pensó que este Cheng Wang era tan joven, pero su capacidad para hablar y actuar era muy tranquila y
experimentada. Al pensar en los detalles de su conversación privada en la carnicería el otro día, Hao
Dadao pensó que Cheng Wang quizás realmente era un buen maestro y tal vez podría seguirlo un poco
para ver cómo iban a resultar las cosas.
—Una vez que transfiera esta tienda de cerdos a otra persona, iré al ejército a buscarlo—. La robusta
señora corrió hacia los tres hombres a caballo e iba agitando sus cuchillos para matar cerdos. —¡Este
viejo también puede pelear con estos dos cuchillos para matar cerdos!
Para ponerse al día con las tropas, que habían tomado ya el camino por un desvío, Hao Dadao los
llevó a través de las montañas Dahang para encontrarse con ellos nuevamente.
Habiendo obtenido a este feroz general Hao Dadao, Jing Shao estaba de muy buen humor. Entre los
tres vasallos, el rey de Huainan era el más difícil de tratar. Las estrategias y esquemas de esa persona
no perdieron frente a los de Jing Shao, algunas de sus tácticas incluso demostraron ser superiores.
Aunque el ejército de Huainan no era tan grande, el ejército de la corte imperial fue derrotado
repetidamente. Y sin la ayuda de Hao Dadao, el feudo de Huainan podría haber durado como por otros
ocho o diez años de lucha sin sufrir ninguna derrota. Ahora que Jing Shao había conseguido a Hao
Dadao antes de tiempo, era probable que fuera una batalla mucho más corta en el momento en el que
pelearan en el sureste y suroeste.
Hao Dadao le dio una mirada extraña a Mu Hanzhang, quien estaba sentado frente a Wang Ye en el
mismo caballo: —¿Por qué el asesor militar no monta un caballo solo?
—No es bueno en la equitación. Cuando el ejército está en marcha, generalmente viaja en un carruaje
—. Le explicó Jing Shao.
Mu Hanzhang lo golpeó con el codo. Su destreza en la equitación era buena, pero Jing Shao nunca lo
dejaba montar a caballo solo, porque siempre sentía que se caería y se lastimaría.
Hao Dadao los miró con desaprobación. Dado que Wang Ye ya estaba casado oficialmente, realmente
no era bueno actuar así con un asesor militar de antecedentes dudosos. Así que, siguiendo a la
expresión de "lo que el ojo no ve, al corazón no le duele", decidió adelantarse a ellos.
—Este pequeño tigre aún no ha sido nombrado. ¿Cómo deberíamos llamarlo?—. Al ver a Hao Dadao
cabalgando frente a ellos, Mu Hanzhang relajó su cuerpo y se inclinó contra el pecho del hombre detrás
de él. Y acarició al cachorro de tigre para guiarlo a su pecho, ya que el pequeño tigre estaba tratando
de agarrar la melena de Xiao Hei durante ya un tiempo.
—Llámalo Xiao Huang—. Jing Shao extendió su mano y movió a aquella redonda y esponjosa cabeza.
—¡Miau!—. El pequeño tigre negó con la cabeza, tomó con resentimiento la mano de Jing Shao y la
mordió con todas sus fuerzas e insatisfacción. Sin embargo, sus dientes no habían crecido por completo
y el dedo de Jing Shao solo se metía en un espacio entre sus dientes, lo que hizo que el pequeño
empezara a gruñirle.
—Ese nombre suena como si fuera un gato—. Mu Hanzhang frunció su ceño.
—¡Todos los animales en el palacio tienen nombres que comienzan con Xiao!—. Jing Shao señaló con
la barbilla a Xiao Hei, que aún seguía caminando.
—Xiao...—. Mu Hanzhang no pronunció el "Xiao Shao" que había estado en la punta de su lengua. —
Xiao Huang; suena bien.
Usando pequeños caminos como atajos, los tres hombres cruzaron las montañas de Dahang en menos
de un día y descansaron en un pequeño pueblo al costado de la carretera principal, antes de ponerse al
día inmediatamente con el ejército.
De vuelta al campamento, Mu Hanzhang estaba preocupado de que Zhao Meng y los demás
rechazaran a Hao Dadao. Sin embargo, cuando Zhao Meng vio la espada Hun Yuan de Hao Dadao, solo
lo detuvo para luchar contra él con el fin de probar su potencial. Ante ello, Jing Shao le dio a Hao Dadao
una mirada tranquilizadora. Ellos eran como pájaros del mismo plumaje que se habían encontrado; y
fuera de cualquier negativo pronóstico, era más fácil para estos hombres grandes y rudos llevarse bien
entre sí. Una competencia o un trago de alcohol eran suficientes para que pronto se convirtieran en
hermanos.
Los dos rápidamente intercambiaron golpes en el espacio abierto frente al campamento, atrayendo la
atención de muchas personas que se detuvieron para mirarlos.
El general del protectorado de derecha, que también estaba allí para ver lo que pasaba, vio una
pequeña cosa amarilla en los brazos del asesor militar, y se acercó emocionado: —Asesor militar, ¿qué
es esto?
—¿Miau?—. El pequeño tigre, que dormía, se despertó de repente. Abrió sus grandes ojos nebulosos
para mirarlo. Y con sus orejas redondas revueltas por el sueño, su aspecto era bastante divertido.
—¡Es un cachorro de tigre!—. El general del protectorado de derecha gritó sorprendido, después lo
tomó y lo sostuvo frente a él para mirarlo con mayor atención.
—Miau ~—. El pequeño tigre era tímido con los extraños y por ello, empezó a luchar sin cesar. Sin
embargo, el tigre era pequeño y no tenía fuerza, por lo que no podía liberarse de él. Ante ello, solo pudo
levantar a su pequeña peluda garra para golpear el hermoso rostro del general del protectorado.
—¡Ay!—. El protectorado general de derecha fue sorprendido con la guardia baja por el rasguño.
Comenzó a sollozar de dolor, y cuando inconscientemente aflojó su agarre, el cachorro de tigre cayó al
suelo.
Cuando ya era demasiado tarde, y Mu Hanzhang estaba a punto de atraparlo, una sombra borrosa se
extendió y la bola de piel amarilla aterrizó a salvo en los brazos de Ge Ruoyi.
════ ∘◦❁◦∘ ════
50: Dientes de Tigre y Pico de Grulla

—¡Buena habilidad!—. El general del protectorado de derecha, que había recibido tres rasguños
sangrientos sin poder hacer nada, vio el movimiento de pasos de Ge Ruoyi y no pudo evitar admirarla.
No es de extrañar que el asesor militar llevara a esta doncella al campo de batalla; ¡resultó ser una
experta!
Mu Hanzhang estaba un poco sorprendido. Ge Ruoyi había aprendido sobre el armamento oculto por
el Fantasma de Nueve Espadas durante solo unos meses. ¿Cómo podía ser ella tan hábil en artes
marciales?
—Este es un juego de pies transmitido por mi familia. Se llama "Pisar las olas descalzo", es solo un
pequeño truco. Dejé que el general del protectorado de derecha viera una actuación ridícula—. Le dijo
Ge Ruoyi mientras calmaba al pequeño tigre en sus brazos con una sonrisa.
—Oh, esto es algo bueno. ¡Puedes enseñarme también cuando tengas tiempo!—. El general del
protectorado de derecha se inclinó con una sonrisa y se asomó para ver la cabeza del pequeño tigre
entre los brazos de Ge Rouyi. —¡Pequeña cosa, tienes un fuerte carácter!
—Ruoyi ha dicho que es un truco de su herencia familiar. Si el general del protectorado de derecha
quiere aprender, primero debe convertirse en un miembro de la familia Ge—. Al ver la vergüenza en el
rostro de Ge Ruoyi, Mu Hanzhang fue a recoger al cachorro de tigre y bromeó con ellos.
—¡Está bien! Estoy de acuerdo con... ¡Ay!—. El general del protectorado de derecha sonrió, y estaba a
punto de decir algo, cuando de repente fue golpeado en la cabeza. Y miró hacia atrás enojado, para
encontrarse frente al inexpresivo general del protectorado de la izquierda. —Tú otra vez. ¿Por qué me
golpeaste?
—Tu cara está sangrando—. Le dijo el general del protectorado de izquierda.
—¿En serio?—. El general del protectorado de derecha se tocó la cara, y resultó que los rasguños ya
habían empezado a sangrar y le dolían demasiado. —Está bien, esta pequeña herida estará bien en un
tiempo.
—Medicina—. El general del protectorado de izquierda lo empujó hacia atrás y se lo llevó de regreso
para aplicarle medicina en sus rasguños.
—¿Esto necesita medicina? Una cicatriz en la cara es un símbolo masculino de guerra. ¡Quizás el
emperador incluso me recuerde por haber cometido una hazaña militar en el ejército debido a esta
herida!—. El general del protectorado de derecha luchaba sin cesar; si esa pequeña herida fuera
tratada con medicina, seguramente Zhao Meng se reiría de él.
—Entonces, ¿cómo reportarías esta "hazaña militar" al Emperador? ¿Vas a decir que fue el Rey del
Suroeste quién te arañó?—. El general del protectorado de izquierda lo agarró por el cuello con
impaciencia y arrastró a esa ruidosa persona al interior de su carpa militar.
El lugar finalmente estaba en silencio. Mu Hanzhang sonrió y acarició la cabeza del pequeño tigre,
pensando en su corazón que tendría que cortarle sus afiladas garras.
Ignorando el ruido de la gente afuera, Mu Hanzhang, cansado por todo el camino, regresó a su tienda
militar y se acostó en su gran cama suave. Había estado durmiendo en el techo durante dos días y
realmente extrañaba su limpia y blanda cama. El pequeño tigre caminaba alrededor de las sábanas y
comenzó a saltar sobre la suave colcha repetidamente, divirtiéndose jugando en ese nuevo lugar.
Cuando Ge Ruoyi entró con la comida, Mu Hanzhang estaba a punto de quedarse dormido. Y el
pequeño tigre tomó uno de los mechones de su oscuro cabello para masticarlo por un tiempo, Ge Ruoyi
se rió suavemente y colocó el plato en la pequeña mesa de la tienda: —Gongzi, coma un poco antes de
dormir.
El olor de la comida provocó que Mu Hanzhang sintiera hambre después de comer raciones secas
durante todo un día. Así que retiró su cabello de la boca del tigre y le limpió la saliva con una toalla de
tela. Se levantó y se sentó en la pequeña mesa para mirar la deliciosa comida frente a él que se veía y
olía muy bien, y no pudo evitar estar un poco sorprendido: —¿Tú hiciste esto?—. Aunque la comida en el
ejército había mejorado, nunca hubiera llegado a este nivel.
—Gongzi está cansado, debería comer algo bueno—. Ge Ruoyi le sonrió; Wang Ye la había conseguido
especialmente para cocinar de forma personal un par de platos para su Wang Fei.
—Eres muy considerada, pero es mejor hacer menos este tipo de cosas. Soy el asesor militar y debería
comer lo mismo que los oficiales y los soldados—. Aun así, Mu Hanzhang tomó sus palillos y le dijo: —Ve
a buscar algo de carne picada para alimentar al cachorro de tigre—. Todavía no podía decir que se
llamaba Xiao Huang, ya que aún sentía que era una tontería llamar a un tigre Xiao Huang.
Ge Ruoyi miró al pequeño tigre que mordía la almohada de la cama y le empezó a servir un plato de
sopa a Mu Hanzhang: —Esta sierva irá a buscarlo más tarde. Si Gongzi quiere criar a este cachorro de
tigre por mucho tiempo, tiene que alimentarlo personalmente—. Si este tipo de feroz cachorro de bestia
fuera alimentado personalmente a una edad temprana, consideraría a la persona que lo alimentara
como a su propia madre, y así no lastimaría a su dueño cuando crezca.
Mu Hanzhang asintió levemente después de escuchar estas palabras: —¿Cómo puede Ruoyi saber
esto?
—La familia de esta sirvienta solía hacer negocios en el mar. Mi padre una vez tuvo a un cachorro de
león...—. Le dijo Ge Ruoyi, pero luego la sonrisa en su rostro se fue desvaneciendo gradualmente. Para
protegerla, ese león había recibido un disparo lleno de flechas por un arquero del Rey del Sureste. Solo
escondiéndose debajo del león había podido conseguir escapar.
Sacó un pequeño bolso bordado de sus solapas y se lo mostró a Mu Hanzhang. Había una pizca de
pelaje de león dorado en él. El pelaje era sólido y brillante. Uno podía imaginar lo poderoso que había
sido el león cuando creció. Mu Hanzhang ató la bolsa nuevamente para regresársela a Ge Ruoyi y
suspiró levemente. —Ruoyi, ahora que la guerra ha comenzado, sin los labios, los dientes se
sentirán helados*. El Rey del Sureste no se quedará de brazos cruzados, mientras ve cómo el estado
vasallo del suroeste es retirado, porque sabe que tarde o temprano, el sureste también será atacado...
—Gongzi ya no necesita intentar persuadirme. Ruoyi lo ha decidido—. Ge Ruoyi sosteniendo su bolso
con fuerza en sus manos, le mostró una sonrisa, pero sus lágrimas ya habían chocado con sus pestañas
—. Esta sierva vive para vengarse, y confiar en el ejército para lograr destruir al Sureste. ¡Sería difícil
disipar mi odio hacia ellos!
Mu Hanzhang la miró y no pudo evitar suspirar.
Después de su regreso, el ejército marchó durante otro medio mes. El primer grupo de soldados se
reunió con el ejército de Cheng Wang y marcharon hacia la frontera de Shu. Sin embargo, de repente
cayó una intensa lluvia y Jing Shao dio la orden de establecer un campamento en ese mismo momento.
Era muy fácil enfermarse en el ejército cuando llovía en el camino debido a la falta de ingredientes
medicinales. Y realmente no valía la pena tener pérdidas. Por lo que todos coincidieron en que era
mejor esperar a que cesara la lluvia antes de partir otra vez.
—Jun Qing, no salgas aún. Te llamaré cuando el campamento esté listo—. Jing Shao abrió la cortina
del carruaje y le dijo a la persona que estaba adentro.
—Sube tú también—. Mu Hanzhang dejó al cachorro de tigre en sus brazos y usó una toalla de tela
para limpiar las gotas de lluvia de la cara de Jing Shao.
Jing Shao sonrió y golpeó suavemente al pequeño tigre con sus dedos mojados: —Estoy bien. Tengo
que cuidarlos—. Después de decir eso, saltó del carruaje para dar órdenes a su gente en la instalación
del campamento. El ejército que había venido a unirse a ellos estaba dirigido por un general. Sin
embargo, nunca escucharían las instrucciones de Zhao Meng y los demás, por lo que Jing Shao solo
podía intervenir personalmente.
—Gongzi, a Ruoyi le gustaría partir primero—. Ge Ruoyi, sentada frente al carruaje, miró hacia el
cielo y le dijo a Mu Hanzhang.
—¿Ahora?—. Mu Hanzhang se sorprendió un poco. Todos los hombres fuertes del ejército tenían que
quedarse unos días bajo esta intensa lluvia, pero una mujer joven y más débil que ellos quería
adelantarse a ellos.
Ge Ruoyi sonrió: —Este tipo de lluvia no se detendrá durante cuatro o cinco días. Ayer, Wang Ye
recibió la noticia de que el Rey del Suroeste está eligiendo bellezas para regalar al Rey del Sureste. Si
llego tarde, me temo que no lograré alcanzar a participar.
Mu Hanzhang frunció su ceño y miró a la chica que dijo esas palabras con la ligereza de las nubes y la
claridad del viento, sintiendo inexplicablemente que le dolía el corazón: —Toma esto. Una vez que te
hayas vengado, no hagas ninguna tontería; solo espéranos en el sureste.
Ge Ruoyi tomó el billete que le dio Mu Hanzhang y permaneció en silencio durante un largo rato. Ella
se arrodilló a sus pies y se inclinó ante él tres veces: —¡Si esta sierva tiene la fortuna de sobrevivir esta
vez, Ruoyi definitivamente usará el resto de su vida para pagar adecuadamente la benevolencia de
Wang Ye y Wang Fei!
Jing Shao estaba dirigiendo a todos para que establecieran el campamento. Por lo que estaba
completamente empapado. Ge Ruoyi llevaba un abrigo de piel y condujo un caballo hacia él.
—Sigue adelante; habrá alguien fuera del paso de montaña Sheng Jing para ayudarte—. Jing Shao le
dio una ficha. —¿Te has despedido de Wang Fei?
—Lo acabo de hacer—. Respondió Ge Ruoyi, el sonido de la lluvia torrencial ocultaba el
amortiguamiento en sus palabras. Se arrodilló bajo la lluvia y se inclinó ante Jing Shao tres veces como
era la costumbre, antes de montar el caballo y hacer sonar su látigo mientras se alejaba. El agua
fangosa salpicaba por todas partes bajo los cascos del caballo, y la elegante figura cubierta con ese
abrigo desapareció rápidamente entre las gotas.
Las personas a las que no les quedaba nada eran las más aterradoras, y los ancianos por eso hablaban
de cómo en todo hay que prepararse para lo impredecible. Según lo dicta la ley natural perpetua,
siempre habría una retribución adecuada. Las consecuencias del mal de matar hasta el último tarde o
temprano se revelarían. Al igual que su propio renacimiento, quizás la voluntad del cielo existió en el
mundo como una fuerza sobrenatural invisible en la oscuridad. Jing Shao se distrajo por un momento,
antes de caminar hacia el carruaje que el conductor había dejado al frente del improvisado
campamento.
Debido a la fuerte lluvia que bloqueaba la carretera, Jing Shao permaneció inactivo durante varios
días en su apacible y tierno hogar, que era la tienda del asesor militar, pero Xiao Huang se estaba
volviendo cada vez más disgustado con él.
—Jun Qing...—. Jing Shao empujó a su Wang Fei hacia la cama. —No hay nada que hacer, mejor
realicemos algo interesante...—. Luego comenzó a desatar las ropas de la persona debajo de él.
—No, estamos a plena luz del día...—. Mu Hanzhang luchó para apartar a la persona que estaba
encima de él.
—Miau ~—. Cuando el cachorro de tigre vio a Jing Shao quitándole la ropa a su amo, también se
abalanzó sobre él para rascar y morder su cinturón blanco como la nieve.
—¡Vete, esto es mío!—. Jing Shao se sintió inmediatamente infeliz cuando sostuvo a ese pequeño tigre
y lo tiró a un lado. Sin embargo, el pequeño tigre estaba tan lleno de energía, que cuando fue lanzado,
solo pensó que Jing Shao estaba jugando con él. Así que saltó de nuevo y agarró la mano de Jing Shao,
mordiéndolo con su estómago hacia arriba, y sus patas traseras tampoco dejaban de moverse para
rascarlo.
Al mirar esta escena, Mu Hanzhang no pudo evitar reír. Jing Shao miró a su Wang Fei con un rostro
sombrío. En ese momento, viéndolo riendo, realmente ya no existía atmósfera alguna...
Finalmente, después de esperar a que las nubes de lluvia se dispersaran, el ejército comenzó a
moverse de nuevo y pronto se encontró con el ejército Shu. Ya era el noveno mes lunar cuando
finalmente llegaron a la frontera suroeste, donde el ejército de Qian había estado esperándolos ahí. Por
lo tanto, el ejército de 100.000 soldados se había reunido al fin.
Originalmente se suponía que debían acampar a cincuenta li del paso de montaña de Sheng Jing, pero
Jing Shao les ordenó que acamparan a cien li al oeste de él.
—Wang Ye, para ingresar al suroeste, debemos pasar por el paso de la montaña Sheng Jing—. Le dijo
Zhao Meng mientras miraba al mapa. No estaba de acuerdo con el plan de Jing Shao de acampar a cien
li de distancia; ya que sólo cuando estuvieran cerca podrían mover al equipo de asedio.
Las montañas Lao Hei se entrecruzaban por el norte y el sur en un área de alrededor de doscientos li.
El paso de montaña Sheng Jing era bajo. Si querían marchar hacia el suroeste, esa era la única forma.
—Definitivamente habrá una fuerza militar masiva estacionada en el paso de montaña Sheng Jing. Si
atacamos allí, definitivamente sufriremos pérdidas desastrosas—. Jing Shao se sentó en una alta
plataforma y lo dijo con una voz profunda. Cualquiera pensaría que la mejor forma de atacar el suroeste
era entrar por el paso de Sheng Jing. Él también pensó lo mismo en su última vida, pero
inesperadamente, el paso de Sheng Jing fue más fácil de atravesar. Más allá del paso se extendía un
estrecho camino de montaña que tenía decenas de li de terreno largo e ininterrumpido, y había
emboscadas por todas partes. Además, dentro del pase había otros pases. Incluso si pudieran entrar por
la fuerza, requeriría mucho tiempo y esfuerzo entrar así. Además, esto permitiría que el Rey del
Suroeste se aprovechara de ellos, y así sus fuerzas estarían agotadas, y para cuando finalmente se
arrastraran, el Rey del Sureste ya se habría apresurado en pedir refuerzos.
—Entonces, ¿qué podemos hacer? Aparte del paso de Sheng Jing, solo hay el paso de Dientes de Tigre
en un radio de cien li. ¿Puede ser que quieras que entremos desde allí?—. Hao Dadao no pudo evitar
hablar. Había leído libros militares desde que era un niño y conocía todos estos pasos de montaña como
la palma de su mano. El paso de montaña "Dientes de Tigre" de esta zona era diferente al paso de
"Dientes de Tigre" ubicado en Jingzhou. Este era conocido por el nombre de "Dientes de Tigre y Pico de
Grulla". El terreno era extremadamente empinado y tenía rocas extrañas escarpadas con forma de pico
de una grulla, mientras que las peligrosas rocas irregulares que colgaban arriba de él, eran como los
dientes de un tigre. Solo había un camino de montaña a través de este paso; y realmente era un lugar
donde, ¡un hombre podía mantener el paso contra diez mil enemigos!
—Miau ~—. En estos días, solo Jing Shao llamaba al pequeño cachorro por su nombre, mientras que
todos los demás lo llamaban Pequeño Tigre. Por lo tanto, cuando Xiao Huang escuchó a alguien
mencionar "dientes de tigre", pensó que lo estaban llamando, por lo que inmediatamente respondió con
un maullido como si estuviera de acuerdo con ellos.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de traducción]
Sin los labios, los dientes se sentirán helados*: Sus caracteres son: 唇亡齿寒 y quiere decir que
están íntimamente unidas dos cosas.
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51: Bolsa de brocado para planes milagrosos



—Las montañas de Lao Hei se extienden sobre 200 li, y después del paso de la montaña Sheng Jing hay
un estrecho camino de decenas de li. Si el enemigo está al acecho a lo largo de esa longitud, el ejército
será como una tortuga atrapada en una urna* una vez que entre; y al final, nadie podrá correr a
nuestro rescate—. Al ver la insistencia de Jing Shao, Mu Hanzhang lo ayudó con una oración oportuna.
—El asesor militar tiene razón, pero el Paso de Dientes de Tigre es más peligroso que el Paso de
Sheng Jing. El Rey del Suroeste solo necesitaría establecer una formación de menos de 100 personas
allí, y será suficiente para detener a nuestras miles de tropas—. Zhao Meng frunció el ceño y señaló la
ubicación del Paso de Dientes de Tigre y Pico de Grulla.
Jing Shao conocía una forma de superar el paso de Dientes de Tigre, pero era demasiado ingeniosa y
específica; para alguien que nunca había ido al suroeste en esta vida, sería difícil para él sonar
convincente, y no pudo evitar fruncir el ceño. —¡Hablaremos de esto mañana!
Después de que la multitud se dispersara, Jing Shao siguió sentado en la plataforma elevada y
continuó frunciendo el ceño preocupado ante el mapa del suroeste. Vivir esta vida de nuevo, sabiendo el
rumbo del sunto, pero no poder decirlo, lo perjudicaba realmente. Suspiró levemente. Si no fuera
realmente imposible, podría hacer que condujeran a las tropas al Paso Sheng Jing mañana, mientras
que él mismo tomaría un equipo de caballería ligera y atacaría en el Paso de Dientes de Tigre.
—¿Recibiste alguna información que no puedes revelar?—. Al ver a Jing Shao así, Mu Hanzhang
frunció sus labios y se sentó a su lado.
Jing Shao miró a su Wang Fei, cuyos ojos estaban llenos de preocupación, y lo colocó en sus brazos. —
Jun Qing, ¿cómo puedes adivinar con tanta precisión?
—Los asesores militares saben leer la mente, ¿no lo sabes?—. Mu Hanzhang le sonrió y bromeó en
respuesta, antes de bajar lentamente sus ojos. Era porque le gustaba Jing Shao que siempre prestaba
atención a sus emociones. Podía ver que Jing Shao parecía saber muchas cosas, pero no sabía de dónde
provenía su información. Si Jing Shao no lo mencionó él mismo, Mu Hanzhang no podría preguntar;
cuando él quiera decirlo, naturalmente lo hará.
—Jun Qing, yo mismo no sé sobre algunas cosas, así que no estaba tratando de ocultar algo
deliberadamente—. Jing Shao suspiró y apoyó su barbilla en el hombro del hombre que yacía en sus
brazos.
—Bueno—. Mu Hanzhang respondió suavemente, mientras se sentaba derecho para mirar a Jing Shao
y decirle: —Hablemos sobre tu información y veamos si puedo ayudarte.
Jing Shao sacó el mapa de la mesa y le explicó en detalle lo que sabía sobre las emboscadas
preparadas por el ejército del suroeste y el método que conocía para superarlos en el paso de los
Dientes de Tigre. Cuanto más escuchaba Mu Hanzhang, más profundamente fruncía el ceño. Con una
estructura tan finamente dispuesta, parecía que el espía que Jing Shao había enviado al suroeste era
realmente bueno; pero era solo porque era demasiado específico, lo que en realidad hacía que la gente
sintiera que era poco confiable.
—Definitivamente no creerán en estos pequeños detalles, y el campo de batalla siempre está
cambiando rápidamente. Tampoco tengo la completa seguridad de que el Rey del Suroeste siga esto al
final—. Jing Shao suspiró. Sabía todo, pero también sentía que el mundo ya había cambiado. No todo
siguió necesariamente el camino original, por lo que de repente se sintió un poco inseguro sobre qué
movimiento hacer.
—¿Quién crees que es el más adecuado para atravesar el Paso de Dientes de Tigre?—. Mu Hanzhang
no respondió a sus palabras, sino que hizo una pregunta directamente.
—¡Hao Dadao!—. Jing Shao le dijo sin dudarlo. Esta era una de las razones por las que estaba ansioso
por encontrar a Hao Dadao; ese año, Jing Shao había atravesado en persona el Paso de Dientes de
Tigre. Había estado luchando durante varios meses en el paso de Sheng Jing sin éxito. Fue con gran
dificultad que finalmente lograron abrirse paso, pero fueron repentinamente emboscados. Sin otra
alternativa, como comandante en jefe del ejército, había corrido un riesgo desesperado y había
atravesado el Paso de los Dientes de Tigre con un grupo de hombres. El Paso parecía empinado y
peligroso, y de hecho, había muchas tropas estacionadas allí. Sin embargo, se requerían habilidades, y
a una persona que fuera excelente en artes marciales y que sepa cómo adaptarse a las circunstancias.
Mu Hanzhang asintió levemente. —Dejámelo a mí. Definitivamente lo persuadiré esta noche.
Jing Shao escuchó la palabra "esta noche", y de repente sintió a su corazón correr dentro de él: —
¿Cómo lo vas a persuadir?
—Tengo mis propias maneras—. Mu Hanzhang sonrió misteriosamente, pero inesperadamente fue
agarrado por la muñeca de Jing Shao y lo tiró hacia debajo de él. Inmediatamente Mu Hanzhang perdió
su equilibrio y cayó en los brazos de Jing Shao.
—¡No tienes permitido ir!—. Jing Shao de repente se enojó. Hacer que su Wang Fei persuadiera a Hao
Dadao en medio de la noche, no importa cómo lo pensara, era peligroso. Su Wang Fei era tan hermoso,
en caso de que Hao Dadao aprovechara la oportunidad para presentar alguna demanda irracional, y Jun
Qing, para no complicar las cosas, aceptara el compromiso, entonces... Cuanto más pensaba en ello,
más terrible parecía. En resumen, no podía dejarlo ir.
Mu Hanzhang estuvo aturdido durante un tiempo, y no sabía qué hacer, hasta que escuchó a Jing
Shao murmurar: "rostro humano, corazón animal" y "excelentes artes marciales". Luego se dio cuenta
del porqué Jing Shao se estaba enojando, y no pudo evitar enojarse él mismo, además de encontrarlo
divertido. —¿A dónde se fue tu imaginación?
Realmente no lo entendía, ¿cómo pudo Jing Shao pensar en tantas cosas con solo una oración? ¿Era
porque había estado pensando demasiado en tácticas militares recientemente, por lo que siempre se
adelantaba a la conclusión en sus pensamientos, en la medida en que se veía atrapado en cada pequeño
detalle?
Los dos discutieron durante mucho tiempo. Al final, Mu Hanzhang no pudo persuadir a Jing Shao, por
lo que tuvo que aceptar que Jing Shao se quede afuera de la tienda para poderlo escuchar.
Jing Shao se paró fuera de la tienda de Hao Dadao, conteniendo la respiración, mientras escuchaba
atentamente los movimientos en el interior de la carpa.
—El asesor militar ha llegado tan tarde; ¿qué sucede?—. Hao Dadao le preguntó cortésmente.
—Hay un asunto en el que no tengo más remedio que venir y molestar al general—. La voz igualmente
educada de Mu Hanzhang sonaba cálida y suave.
—Já, a este general solo se le confirió este título de teniente general a través de la benevolencia de
Wang Ye; por lo que su persona no debería decirlo—. Hao Dadao se sentó para limpiar con cuidado su
espada Hunyuan.
—Con el talento del hermano Hao, eso iba a suceder tarde o temprano—. Le dijo Mu Hanzhang con
una sonrisa. —Fue solo que el hermano Hao fue nombrado General tan pronto como ingresó al ejército.
Aunque la mayoría de los oficiales y soldados conocen las habilidades del General, es porque aún no
tiene méritos militares, que después de todo, es difícil convencerlos de su valor.
Ese día, Hao Dadao luchó contra Zhao Meng tan pronto como ingresó al campamento. Aunque no
tenía experiencia en luchar contra el general Zhao, que había luchado contra enemigos durante muchos
años, no era inferior de ninguna manera gracias a su excelente habilidad en artes marciales.
Finalmente, con la técnica de la espada Hunyuan transmitida en su familia, logró someter el látigo de
hierro de Zhao Meng en un solo movimiento, y Jing Shao estaba en posición de hacer una excepción y
conferir directamente el título de General a Hao Dadao.
—Hao lo entiende, naturalmente, sabe que si el asesor militar tiene algo que decir, no hay nada de
malo en ser franco—. Hao Dadao tuvo una impresión bastante buena de este asesor militar. Toda su
inteligencia e ingenio eran excelentes. En la Aldea de Shanxia, ​​el asesor militar pudo ver de un vistazo
que la clave para persuadirlo de unirse al ejército era el León Hedong* de su familia; además de que
consiguió conmoverla con unas pocas palabras.
Jing Shao se paró fuera de la tienda y midió el tiempo. La conversación en el interior se daba en voz
baja. Por lo que no podía escuchar algunas palabras con claridad, y ya estaba un poco ansioso.
—Wang Ye, ¿por qué está aquí?—. Cuando el general del protectorado de la derecha vio a Jing Shao,
dio un paso emocionado hacia él y le dio una palmada en la espalda. —¿Wang Ye también vino a discutir
sobre técnicas de espada con el hermano Hao?
¡Hablar sobre el manejo de la espada, mi trasero! Jing Shao solo sintió que las azules de su frente
saltaban, y apretó los puños. En este momento, Mu Hanzhang levantó la cortina y salió. Al ver el rostro
ceniciento de Jing Shao, reprimió las comisuras de su boca que querían curvarse con un esfuerzo
hercúleo, y le dijo al general del protectorado de la derecha: —Se está haciendo tarde. El general Hao
todavía necesita dirigir tropas mañana; y el protectorado de la derecha también debería dormir
temprano.
El mencionado se sintió decepcionado de que no pudiera discutir las técnicas de espada con el
General Hao. Luego inmediatamente pensó en cómo el general del protectorado de la izquierda sabía
cómo usar espadas de doble filo, que eran lo suficientemente similares a la de un solo filo que usaba
Hao Dadao, y por lo tanto corrió emocionado hacia la tienda del general del protectorado de la
izquierda. De todos modos, estos dos generales del protectorado estaban a cargo de proteger el
campamento, y no necesitaban ir al campo de batalla; por lo que no importa si dormían un poco menos.
—¿Cómo le dijiste sobre luchar a través del Paso de Dientes de Tigre y Pico de Grulla?—. Jing Shao
yacía en la cama con su asesor militar en brazos. El general del protectorado de la derecha lo había
interrumpido justo en ese momento, y no había podido escuchar aquella conversación. Además, Jun
Qing salió poco después. ¿Cómo lo había dejado en claro? Jing Shao tenía mucha curiosidad por esto.
—Shanren* tiene sus propios trucos—. Le dijo Mu Hanzhang de una manera profunda y misteriosa.
Al día siguiente, los generales se reunieron nuevamente en la carpa central. Mu Hanzhang se había
cambiado a una túnica de manga larga azul oscuro. Con un lunjin* de color oscuro en la cabeza y un
abanico de plumas, parecía un ser de otro mundo frente a todos.
—Este comandante ha decidido enviar a tres mil personas para atravesar el Paso de Dientes de Tigre
y Pico de Grulla. ¿Quién está dispuesto a ir?—. Jing Shao miró a la multitud con voz profunda y
lentamente miró a su alrededor.
—¡Tres mil soldados de caballería ligera, y este General está dispuesto!—. Hao Dadao dio un paso
adelante sin dudarlo. Ya había mirado en la bolsa de brocado que el asesor militar le había dado anoche.
En él había información sobre cómo tratar cualquier asunto, independientemente de su importancia.
Estaba claro que el Paso ya había sido inspeccionado. Si todavía no podía atravesar el Paso con
información tan útil, ¡entonces su apellido no era Hao!
—¡Está bien!—. Jing Shao sonrió aliviado y ordenó. —Hao Dadao conducirá a 3.000 soldados de
caballería ligera a través del Paso de los Dientes de Tigre, ¡partiendo desde ahora!
—¡Este General acepta la orden!—. Hao Dadao se fue después de aceptar el comando.
Ninguno había puesto una objeción al hecho de que solo a tres mil personas les habían dejado probar
suerte el día de la trinchera, muy a lo contrario, comenzaron a discutir tácticas para lidiar con el Paso
Sheng Jing.
—Mirando a las estrellas en la noche anterior, Shanren vio algunas salidas—. Le dijo de repente Mu
Hanzhang.
—Asesor militar, por favor dígalo—. Le dijo Zhao Meng rápidamente. Desde el último incidente, ahora
confiaba mucho en este asesor militar y quería escuchar su opinión sobre todo.
—Naturalmente, debemos confiar principalmente en el paso de Sheng Jing, y con el general Zhao a la
cabeza de las tropas, definitivamente deberíamos poder derrotar al enemigo de un solo golpe—. Le dijo
Mu Hanzhang y miró a Zhao Meng, quien estaba encantado con él, antes de continuar: —Es solo que
después de atravesar el paso, me temo que habrá algunas variables a considerar.
—¿Qué quiere decir?—. Un joven oficial del lado no pudo evitar preguntar. El rumor era que había
asesores militares que podían discernir causas y efectos al observar las estrellas por la noche.
Inesperadamente, el asesor militar había tenido la suerte de ver algo en las estrellas y el joven oficial
estaba inevitablemente emocionado con ello.
Mu Hanzhang explicó a todas las ventajas y desventajas en detalle, pero no reveló dónde estaría
emboscado el ejército del suroeste. Simplemente señaló varias debilidades, lo que hizo que todos se
sorprendieran.
—Asesor militar, ¿puede estar seguro sobre estas cosas?—. Zhao Meng también dudaba un poco sobre
esto. Nunca había conocido a nadie que pudiera usar sus observaciones de las estrellas para formular
estrategias, por lo que no sabía si era una manera exacta o no. Si era realmente como dijo el asesor
militar, las tácticas que habían ideado originalmente, tenían que cambiarse.
—Las predicciones astrológicas del asesor militar nunca están equivocadas. Zhao Meng, escucha a
esta orden, tú dirigirás a 50.000 soldados y caballos para atacar el Paso de Sheng Jing—. Intervino Jing
Shao en el momento adecuado.
Zhao Meng tomó la orden y Mu Hanzhang le dio tres bolsas de brocado de seda, y explicó: —Cuando
llegues al Paso de Sheng Jing, puedes abrir la primera bolsa. Después de cruzar el Paso, puede abrir el
segundo. Viaja a 20 li hacia un valle más adelante, descansa y ahí abre el último. Nunca abra ninguno
con anticipación. Recuerda esto a toda costa.
Sentado detrás de la mesa, Jing Shao miró a su Wang Fei con su misteriosa apariencia mientras
explicaba esas estrategias y planes divinos. Sin embargo, parecía que estos obstinados burros estaban
convencidos. En secreto, se pellizcó para evitar reírse.
Después de que Zhao Meng y su grupo de jóvenes generales se fueron, Jing Shao convocó al general
del ejército Shu y le ordenó: —Pon a los 30.000 soldados y caballos del ejército Shu en espera. Una vez
que recibas la alarma, usa la formación de yugo para ingresar inmediatamente al suroeste desde el
Paso de Dientes de Tigre y reúnete con Hao Dadao. Este Príncipe ya ha instruido a Hao Dadao sobre lo
que debe hacer. Todo lo que tienes que hacer es escuchar sus instrucciones.
—Este general toma la orden—. El general del ejército Shu aceptó su palabra y se fue.
Cuando toda la gente se fue, Jing Shao se quedó en silencio por un momento antes de mirar a su
Wang Fei, que todavía agitaba el abanico de plumas. —Jun Qing, realmente eres... jajajaja...—. Antes de
que pudiera terminar su oración, Jing Shao no pudo evitar reír y cayó sobre su escritorio.
Mu Hanzhang lo miró y dijo con indiferencia: —Desde la antigüedad, los asesores militares han tenido
bolsas de brocado con planes milagrosos; Shanren simplemente está imitando a los ancestros con el
mismo cargo—. Si alguien más hubiera intentado esto, seguramente sería sospechoso de engaño. Sin
embargo, Mu Hanzhang estaba tan tranquilo e impredecible, y tenía un aire de profundo misterio, lo
que inesperadamente hizo que este grupo de personas creyera este tipo de teoría astrológica, que
carecía de explicación.
Jing Shao lo miró y sonrió gradualmente. —Jun Qing, yo mismo no estoy completamente seguro sobre
las cosas que se han dicho hoy. Si sucede algo negativo, tu prestigio en el ejército se verá muy afecta.
¿Qué harás entonces?—. Si fuera Jing Shao, quien lo hubiera dicho, solo sería considerado un error
momentáneo. Después de todo, ningún comandante en jefe era completamente invencible. Sin embargo,
dado el estado de Jun Qing como asesor militar, todo tenía que suceder como predijo si quería mantener
su prestigio en el ejército.
Mu Hanzhang vio la preocupación en los ojos de Jing Shao y no pudo evitar sonreír. —No planeo
confiar en esto para aspirar a un puesto oficial. Incluso si pierdo prestigio en el ejército, ¿podría el
príncipe divorciarse de mí por esto?
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de traducción]
Una tortuga atrapada en una urna*: 甕中捉鱉 viene a ser un idiom para referirse a fijarse un
objetivo al que se le puede considerar sencillo.
León Hedong*: Durante la dinastía Song, la esposa de Chen Yu estaba tomando vinagre por haberlo
visto con otra mujer, y él la llamó de broma "León Hedong". Más tarde, se volvió más conocido el
término, y se empezó a usar para quienes tenían miedo de los celos de su esposa, o al enojo de su
pareja en general.
Shanren*: Otro pronombre para referirse a sí mismo, pero este es según su cargo como asesor
militar.
Lunjin*: Es un tocado que se coloca en la cabeza.
Imagen referencial de la autora:
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52: El Paso Sheng Jing



Jing Shao escuchó sus palabras, y su expresión de preocupación se convirtió gradualmente en una
sonrisa, y tomó a esa persona entre sus brazos: —Eso es difícil de decir. ¿Quién era el que quería
divorciarse de mí al principio?—. ¿Ahora podría soportarlo? Pero no se atrevió a decir la última frase en
voz alta.
—Si te divorciaras de mí, sería bueno que te casaras conmigo en la Mansión del Marqués del Norte
como esposa—. Mu Hanzhang golpeó la cabeza de Jing Shao con el abanico de plumas en su mano.
—Bueno, eso tampoco estaría mal—. Jing Shao se acercó para besarlo.
—En tus sueños; como si quisiera tomarte como esposa—. Mu Hanzhang evitó el beso y se puso de
pie. —Comes demasiado y también eres vago, ¿en qué puedes ayudar si me vuelvo a casar contigo?—.
Con eso, Mu Hanzhang levantó al pequeño tigre a sus pies, se dio la vuelta y salió del lugar.
Jing Shao quedó atónito durante mucho tiempo. ¡Realmente, Jun Qing estaba tratando de voltear los
cielos! ¡Inesperadamente se atrevió a decir que su propio marido era "vago y glotón"! Por lo tanto,
levantó los pies y lo persiguió. Estaba preparado para enseñarle a Wang Fei una lección adecuada sobre
el respeto a su esposo. Sin embargo, solo dio unos pocos pasos cuando, inesperadamente, se topó con
los generales del protectorado de izquierda y derecha, que habían venido para hablar sobre la
instalación del campamento. Jing Shao solo pudo contener la sonrisa en su rostro y regresar
solemnemente a su carpa central.
Después de que Zhao Meng condujera al ejército al Paso Sheng Jing, Jing Shao ordenó a las tropas de
Shu que se mantuvieran alerta y que estuvieran listos para recibir noticias del Paso Dientes de Tigre.
Jing Shao se llevaría a las 20.000 personas restantes, así como los alimentos y los equipamientos, y los
colocaría a 30 li del Paso de Sheng Jing.
El Paso Sheng Jing se encuentra entre altas montañas a ambos lados del paso. El camino era estrecho
y empinado. Se había construido un muro alto en la parte más estrecha del camino. La pared de
ladrillos gruesos y azules tenía una altura de diez zhang* y tenía innumerables agujeros de flecha en
ella; se podía ver vagamente a muchas personas arremolinándose en la pared. La pesada puerta de
madera estaba bien cerrada y se colocó profundamente debajo de la entrada. El sol poniente apenas
podía ingresar y sólo a través de uno o dos remaches brillaba fríamente de vez en cuando.
Se estaba haciendo tarde, y Zhao Meng planeaba montar un campamento y descansar por el
momento, para poder al día siguiente tocar aquella entrada. Acababa de detener su caballo cuando la
puerta cerrada se abrió por sí sola. La caballería en la primera fila apretó inmediatamente sus agarres
en las lanzas en sus manos. Sin embargo, después de esperar mucho tiempo, nadie salió por aquella
puerta.
—General, cuidado con las trampas—. El joven oficial junto a él le recordó en voz baja.
Zhao Meng frunció el ceño y sacó la primera bolsa de brocado de su ropa y se la arrojó al oficial. —
Lee.
El joven oficial sacó rápidamente el papel, que era una carta, de la bolsa de brocado que solo contenía
estas palabras: "Una puerta abierta encierra engaño; y a un enemigo acorralado, no hay necesidad de
buscar".
La voz del joven oficial era muy fuerte, y varios generales adjuntos y oficiales militares a su alrededor
escucharon sus palabras con mucha claridad. Y no pudieron evitar estar atónitos y exclamar de
admiración: como era de esperar, el asesor militar era sumamente inteligente en sus planes.
Zhao Meng resopló con frialdad y gritó hacia la puerta de la ciudad: —¡Traidor del suroeste, es tan
tímido como una rata! ¡Debe haber estado asustado al escuchar que llegó el ejército, y abrió la puerta
para recibirlo!
—Jajajaja...—. Repitieron los soldados detrás de él, gritando: —¡Traidor del suroeste, tímido como un
ratón!
—¡Armen el campamento!—. Después de que todos se rieron lo suficiente, Zhao Meng agitó la mano y
ordenó en voz alta.
Antes de que los oficiales empezaran a traer sus carpas, un grupo de personas a caballo, de repente
salió corriendo por la puerta.
Cuando Zhao Meng vio que no era un gran general el que había salido, les dijo a todos: —¿Quién va a
ir a pelear?
—¡Este joven oficial está dispuesto a ir!—. El joven oficial que acababa de leer el consejo del asesor
militar, que había en la bolsa de brocado levantó su arma e instó a su caballo a correr hacia adelante.
El general adjunto enemigo también aceleró, y los dos caballos de guerra galoparon como el viento.
"¡Bang!". Con un sonido, la lanza de plata y el látigo de acero chocaron en el aire. Durante un tiempo,
las chispas volaron en todas direcciones, pero debido a que los caballos iban demasiado rápido, los
hombres solo pudieron hacer contacto una vez antes de volar uno al lado del otro. Rápidamente
hicieron girar a sus caballos y se apresuraron a atacar de nuevo. Este general adjunto en particular
enviado por el ejército del suroeste no era muy bueno en las artes marciales y pronto fue reprimido por
el joven oficial.
—¡Mátalo!—. Zhao Meng levantó la mano y rugió, y los soldados de caballería no pudieron contenerse
más, por lo que se apresuraron hacia adelante uno tras otro. La llamada a "matar" resonó en el aire por
un momento, y el ejército del suroeste en el otro lado también atacó de frente con sus armas. Debido al
estrecho camino, no había muchos soldados que pudieran correr hacia el frente. Mirando hacia abajo
desde la torre de la puerta, solo se podía ver la masa oscura del ejército que ocupaba el espacio entre
las dos montañas en forma de un largo dragón. La cola del dragón permaneció inmóvil, y solo la cabeza
del dragón se estiró ligeramente.
El ejército del Suroeste comenzó a huir poco después de la lucha. Solo entonces Zhao Meng descubrió
que después de que el pequeño grupo salió por la puerta del paso de Sheng Jing antes, no se habían
alejado más de diez zhang de la pared alta, por lo que, naturalmente, ahora era bastante fácil para ellos
escapar. Parecía que esto fue premeditado, por lo que Zhao Meng ordenó apresuradamente a sus
hombres que no los persiguieran.
Antes de que el polvo y el humo desaparecieran, la puerta del Paso de Sheng Jing se cerró
nuevamente. Zhao Meng miró los cuerpos fuera de la puerta y sintió un leve fuego en su corazón. El
ejército del suroeste se escapó tras un solo golpe. Era como si, con toda la fuerza y ​​el entusiasmo que
acababa de reunir, solo hubiera golpeado a un algodón y se sintió incómodo.
Durante dos días seguidos, el ejército del suroeste se burló de ellos de esta misma manera. Soltaron a
un pequeño grupo de soldados y caballos para atormentarlos, y luego volvieron corriendo rápidamente.
Una o dos veces estaba bien, pero ahora había sucedido en repetidas ocasiones. No solo Zhao Meng se
sintió muy enojado, sino también sus soldados se empezaron a inquietar. Estaban atrapados en este
estrecho camino de montaña. No podían caminar más y tampoco podían luchar hasta el último latido de
sus corazones. ¡Se estaban reteniendo demasiado!
—General, no importa cuál sea su conspiración, nosotros tenemos 50.000 personas y caballos. ¿No
podemos todavía atacar con éxito esta pared de diez zhang de altura?—. Dijo furiosamente el capitán de
la caballería.
—Sí, general, ¿qué estamos esperando?—. Gritó el joven oficial con un mal genio.
Mientras hablaba, otro grupo de ejércitos del suroeste salió a luchar. Zhao Meng escupió: —¡Maldita
sea! ¡Se dirige a nuestro camino!—. Después de hablar, agitó su espada y se acercó al general líder.
La espada ancha de mango largo giró medio círculo en el aire y cortó directamente en el cuello del
hombre. El hombre levantó su espada para bloquearlo. Zhao Meng era tan grande y fuerte como una
montaña, y presionó la espada sin vacilar. Las hojas se deslizaron unas contra otras con un sonido
penetrante que fue ahogado por los fuertes gritos de sangre y el sonido de los cascos de los caballos.
Después de un breve momento, la sangre salpicó el suelo; Zhao Meng ya había decapitado al líder del
otro grupo. Por un momento, los ánimos de los soldados del ejército aumentaron. Incapaz de esperar
más, Zhao Meng agitó la espada en su mano, arrojando las gotas de sangre que se adherían a su
superficie y les rugió: —¡Al ataque!
—Matar...—. Los oscuros y fuertes soldados se apresuraron hacia adelante. Los uniformes amarillos
del ejército del suroeste pronto se sumergieron en el oscuro mar se gente. El dragón largo se convirtió
en una serpiente que se apresuró a entrar. Cuando la caballería se precipitó, la infantería no les había
seguido el ritmo, y con un "boom", la puerta del Paso Sheng Jing que originalmente había estado abierta
se cerró repentinamente. Los soldados que no pudieron seguir el ritmo del general fueron excluidos, a
unos diez zhang de la pared, y de repente llovieron flechas desde la torre.
Los soldados sin equipamiento adecuado no tenían poder para defenderse frente a las flechas. El
capitán de infantería que quedó fuera de la puerta vio que la situación estaba mal y rápidamente
ordenó la retirada.
Pero Zhao Meng, que estaba atrapado dentro del Paso, apenas se había adelantado unos pasos
cuando se dio cuenta de que algo no estaba del todo bien. Para cuando se dio cuenta, ya era demasiado
tarde. Hubo un momento de silencio a su alrededor, ante los gritos de los cuervos que resonaron en las
montañas; lo que le esperaba dentro del Paso era un largo camino de montaña en el que habían tropas
en fila de una fuerza militar masiva.
—¡Informe!—. Jing Shao, que estaba bebiendo té con el asesor militar, de repente escuchó el sonido
prolongado de alguien que le informaba. El mensajero saltó de su caballo, corrió a la tienda central y se
arrodilló frente a Jing Shao—. Reportando al comandante, el general Zhao y la caballería están
atrapados dentro del Paso de Sheng Jing, incapaces de escapar; ¡la infantería quedó fuera del Paso y
fue asediada por una lluvia de flechas!
—¡Bastardos del suroeste!—. Jing Shao escuchó estas palabras, levantó su mano y arrojó su taza.
Había dado instrucciones diez mil veces para no subestimar al enemigo. Este Zhao Meng; soltó la
cadena tan pronto como salió. Jing Shao llamó rápidamente al general del batallón y ordenó a 200
soldados de caballería a que se quedaran inmediatamente al frente en modo de espera.
Jing Shao se puso rápidamente su plateada armadura, y con una espada en la cintura y una larga
lanza en su mano, se dirigió a la salida.
—¡Xiao Shao!—. Mu Hanzhang gritó lleno de preocupación. Cuando Jing Shao se dio la vuelta, Mu
Hanzhang extendió su mano para abrocharle su casco de una mejor manera:—¡Ten mucho cuidado con
todo!
—Vigila el campamento y espera a que vuelva—. Jing Shao se inclinó, para besarlo en su mejilla, luego
se dio la vuelta y levantó la cortina de la carpa. El comandante en jefe debería permanecer en el
campamento, pero ahora no había otros generales disponibles, así que tenía que ir personalmente.
Mu Hanzhang lo siguió. Jing Shao ya había montado su caballo. Xiao Hei levantó sus cascos y
relinchó. Y así, Jing Shao se llevó 200 soldados de caballería con él y desapareció en el camino.
La armadura plateada y el corcel negro, juntos, como un plateado relámpago, partieron por el camino.
—¿Cuál es la situación?—. Jing Shao frenó su caballo y le preguntó al capitán de infantería, que
estaba al frente.
—El general Zhao ha estado allí medio día; se escucharon gritos de pelea desde adentro antes, pero
ahora no hay ningún movimiento—. El capitán de infantería estaba muy preocupado.
Jing Shao frunció el ceño y miró la pared alta frente a él. Al atacar por el Paso Sheng Jing en ese
entonces, el Rey del Suroeste usó este truco de atrapar tortugas en una urna. Esta vez, Jing Shao no
había dejado que Zhao Meng se llevara toda la caballería precisamente porque le preocupaba que Zhao
Meng cayera en la misma trampa. En ese momento, Jing Shao no tenía caballería y no podía correr al
rescate, por lo que tuvo que correr un riesgo desesperado y luchar en el Paso Dientes de Tigre para
tomar un atajo y salvar a Zhao Meng. Hao Dadao ahora se había adelantado para atacar por el Paso
Dientes de Tigre y Pico de grulla y, en cualquier caso, Zhao Meng había logrado extender el tiempo a
dos días, por lo que Jing Shao podría aún alcanzarlo.
—¡Es un gran honor ver a Su Alteza Cheng Wang hoy!—. En la torre, un general vestido con una
armadura de bronce dijo en voz alta: —El general de Su Alteza ya está sitiado por nosotros y será
capturado en un momento. Su Alteza solo necesita retirar sus tropas...
—¡Arco y flecha!—. Jing Shao miró al hombre que hablaba a sí mismo en lo alto de la torre con ojos
fríos y extendió su mano para tomar el arco que un subordinado le entregó, para después estirar a la
cuerda del arco de nuevo en forma de luna llena.
—Para lo cual...—. Cuando el general que había estado hablando durante medio día vio a Cheng Wang
sacar un arco, rápidamente lo esquivó hacia un lado. La flecha le cruzó la cara al pasar silbando; ni
siquiera tuvo tiempo de tener miedo cuando la segunda flecha ya estaba volando justo después de la
primera, y estaba tan sorprendido que solo pudo ponerse en cuclillas de una avergonzada manera.
—¡Ariete*!—. Sin dar tiempo a su gente de respirar. Jing Shao levantó la mano y señaló a que
comenzara el asedio con el ariete.
En la alta pared, las flechas llovieron rápidamente.
—¡Escudos!—. Jing Shao volvió a agitar la mano y un grupo de soldados con escudos de hierro
cuadrados que se habían preparado mucho antes dio un paso adelante y se alinearon a ambos lados del
ariete, y levantaron los escudos de hierro para proteger a los que llevaban el ariete. Corrieron hacia la
puerta a un ritmo uniforme, lo que inmediatamente hizo que la gente en la pared entrara en pánico.
Cuando se instaló por primera vez, la puerta del Paso de Sheng Jing tenía un defecto fatal: estaba
demasiado profunda a la pared. Una vez que la gente entraba por la puerta, las flechas no los
alcanzarían.
"¡Boom! ¡Boom!". El sonido del choque fue como un latido en los corazones de todos en la pared, lo
cual fue muy impactante. Jing Shao no atacó la puerta como otros líderes militares, quienes la
embestían y colocaban andamios al mismo tiempo para que el ejército escalara el muro. En cambio, él
hizo que la caballería retrocediera más allá del alcance de las flechas, y observó con calma cómo la
lluvia de flechas caía frente a ellos.
"¡Boom!". La puerta de la ciudad se abrió de repente. Los soldados que llevaban el ariete entraron
corriendo entre gritos y fueron al ataque por el ejército del suroeste que estaba tratando de resistirlos
desde detrás de la puerta.
—¡Ataquen!—. Jing Shao apretó sus piernas alrededor de su corcel y corrió hacia adelante como una
flecha afilada. La caballería también se precipitó detrás de él. La puerta fue destruida y no pudo
detener la avalancha de soldados. La caballería entró primero y mató a toda la gente en su camino, y los
soldados de infantería entraron en el Paso Sheng Jing como la marea.
—Informe—. Los soldados que patrullaban cerca instaron a sus caballos a retroceder rápidamente y
se apresuraron a entrar en la tienda central: —¡Reportando al asesor militar, miles de tropas están
cargando hacia el campamento y ya están a menos de diez li de distancia!
—¡¿Qué?!—. El general del protectorado de derecha, que en ese momento estaba molestando al
pequeño tigre, se levantó lentamente con esas palabras; todas las tropas de élite se habían marchado y
ahora quedaban menos de 20.000 personas en el campo, alrededor del 20% solo eran trabajadores o
sirvientes diversos, y casi ninguna caballería. Incluso si pudieran acabar con esas miles de tropas,
seguramente sufrirían bajas desastrosas.
—Asesor militar, te quedas con el pequeño tigre por un tiempo. ¡No debe dejarlo ni por medio paso!—.
El general del protectorado de derecha se puso su armadura y salió inmediatamente.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Zhang*: 市丈 es una antigua unidad de longitud equivalente a 10 pies chino.
Ariete*: Es un arma de asedio originada en épocas antiguas, usada para romper las puertas o las
paredes fortificadas.
53: Desesperación

—¡Espere!—. Mu Hanzhang llamó apresuradamente al general del protectorado de derecha y dijo
rápidamente: —He ordenado a la gente que coloque estacas por todo el campamento. Rápido, pida a los
soldados que sujeten cuerdas entre las estacas para que tropiece el enemigo.
El general del protectorado de derecha se sorprendió cuando escuchó sus palabras, pero luego se dio
la vuelta para salir corriendo.
Mu Hanzhang giró hacia el general del protectorado de izquierda y dijo: —¿Cuál es la posibilidad de
que la infantería gane contra la caballería?
El general del protectorado de izquierda dijo en voz baja: —La caballería solo depende de la
velocidad, y tres soldados de infantería pueden luchar contra un soldado de caballería.
Mu Hanzhang asintió levemente cuando escuchó estas palabras: —En términos de cantidad de
personas, tenemos una gran posibilidad de ganar, pero las tropas enemigas están librando un ataque
sorpresa a nuestro campamento. Sin embargo, no debemos entrar en pánico. El protectorado de
derecha es impulsivo. Ambos pueden mover rápidamente sus tropas y proteger al campamento en todas
las direcciones. Coloca las tropas detrás de las cuerdas. El campamento tiene forma cuadrada, la
cantidad de personas debe abarcar 165 metros en cada lado.
El general del protectorado de izquierda apretó sus puños y le dijo: —¡Sí, señor!
A los soldados de Zhao Meng se les dio una paliza justo después de entrar en el Paso Sheng Jing. Un
gran número de soldados de infantería salió corriendo desde las montañas, armados con cimitarras, y
empezaron a cortar las herraduras de los cascos de los caballos. Esto obligó a los soldados de Zhao
Meng a seguir corriendo y matando mientras iban avanzando. Inesperadamente, en este camino
también había peligro por todas partes. Se hallaban piedras rodantes, trampas y picos, y sufrieron por
ello en todo su recorrido.
—¡General!—. El capitán de la caballería apoyó a Zhao Meng. Acababan de atravesar una instalación
de piedra rodante. E incluso Zhao Meng había sufrido algunas lesiones, por lo que se detuvieron a
descansar por un rato: —Hemos pasado tanto tiempo caminando, sin embargo, solo hemos avanzado
menos de diez li. ¿Qué debemos hacer?
Zhao Meng exhaló un suspiro. Había emboscadas frente a él y tropas que lo perseguían por detrás.
Estaba atrapado en un dilema. De repente, recordó lo que había dicho el asesor militar. Rápidamente
sacó la segunda bolsa de brocado y la abrió para echar un vistazo. En el interior del papel estaban
escritas estas grandes palabras: "El mar del sufrimiento no tiene límites; vuelve atrás y ahí está la
orilla".
—¿Qué significa eso?—. El capitán de caballería estaba muy confundido; ¿Por qué el asesor militar
tuvo que escribir un mensaje tan críptico? Ahora la situación era crítica, ¿cómo alguien puede adivinar
acertijos?
Zhao Meng se acarició la barba y pensó cuidadosamente sobre su situación actual. Obviamente, esta
estrategia de atrapar tortugas en una urna era idea del Rey del Suroeste. Y dado que el asesor militar
les había dado esta frase, debe haber calculado que Zhao Meng caería en esta trampa. Por lo tanto, este
fue un recordatorio para que viera hacia atrás. Su infantería todavía estaba fuera de la puerta. La
caballería no podía permitirse el lujo de ser derribada de esta manera: tenían que regresar y recuperar
a la infantería.
Después de que finalmente Zhao Meng se hubiera calmado, rápidamente se subió a su caballo: —
Todos los oficiales y soldados, obedezcan esta orden: ¡regresemos al Paso Sheng Jing rápido para
conseguir una victoria!
Jing Shao corrió hacia el Paso con sus soldados y caballos. Mientras un grupo de tropas del suroeste
descendía rápidamente de la montaña, Jing Shao apretó las riendas y rugió: —Caballería, avancen
primero. ¡Infantería, preparen sus espadas!—. El sonido de su voz salió con una fuerza interna tan
fuerte que resonó como un gong golpeado, lo que intimidó a todos.
Xiao Hei se puso de pie y relinchó antes de correr hacia adelante. Los otros caballos de guerra detrás
de él también aceleraron. La infantería detrás de Jing Shao escuchó sus palabras y agarraron sus armas
mientras retrocedían rápidamente, y los que sostenían espadas dieron varios pasos apresurados a
ambos lados de la formación. Sus espadas se volvieron hacia los soldados enemigos, que descendieron
en picado de la montaña para atacar con ímpetu. Sin embargo, las cimitarras solo eran buenas para
cortar los cascos de los caballos, y el enemigo solo manejaba espadas con ese tipo de bordes afilados,
por lo que no eran rivales para ellos. En el frente, el líder del ejército del suroeste atacó directamente a
los que estaban en esa fila.
Después de un tiempo de estar luchando entre gritos, ¡una niebla sangrienta llenó el cielo!
El jefe de la larga línea de infantería en forma de dragón era el guardia personal de Jing Shao, que
cooperó con comprensión tácita en la batalla y siguió estrictamente las órdenes. Después de derribar a
los soldados enemigos en el frente, se retiraron rápidamente, mientras la infantería con lanzas
inmediatamente corrieron al frente para contener firmemente a los soldados con cimitarras. El camino
de la montaña era estrecho, y no era grande, el ejército del suroeste continuó en sus vanos intentos de
ganar con astucia, sin embargo su posibilidad ya era menor.
Jing Shao luchó junto a su ejército durante todo el camino, y los cuerpos, las piedras trituradas, las
armaduras abandonadas y las armas estaban esparcidas por todas partes. Xiao Hei tenía la habilidad
para evitar obstáculos que otros caballos no tenían. Jing Shao frenó su caballo y ordenó a los soldados
de infantería que primero limpiaran el campo de batalla. Pronto, vio una nube de polvo más adelante,
que resultó ser Zhao Meng corriendo con su caballería, envueltos en suciedad.
—¡Wang Ye!—. Zhao Meng estaba muy emocionado cuando vio a Jing Shao.
Jing Shao lo miró con frialdad y vio que su armadura estaba dañada, como si hubiera sufrido algunas
heridas. Así que le dijo: —¡Deberías volver al campamento por este Príncipe; después de que termine
aquí en el Paso Sheng Jing, volveré para tratar contigo!
La coloración del rostro de Zhao Meng cambió repentinamente cuando escuchó esas palabras. Se
bajó de su caballo, se arrodilló y dijo: —Este general fue imprudente, y está dispuesto a ser castigado,
pero como Wang Ye es el comandante, y está protegiendo al campamento, le ruego que le pueda brindar
a este general otra oportunidad...
—¡Informe!—. Antes de que Zhao Meng pudiera terminar, un soldado mensajero llegó sobre un veloz
caballo a través del mar de gente, mientras el ejército le daba paso.
—¡Reportando al Comandante, más de mil soldados de caballería han lanzado un ataque sorpresa
contra el campamento!—. La voz del soldado sonaba como si estuviera en un ataque de pánico.
—¡¿Qué?!—. Los ojos de Jing Shao se agrandaron, como si hubiera sido alcanzado por un rayo. Toda
su caballería estaba fuera. El repentino ataque al campamento seguramente causaría muchas bajas. Y,
¡su Jun Qing todavía estaba allí!
—Wang Ye, la caballería es inútil en este camino de montaña. ¡Mejor tomaremos a los soldados de
infantería e iremos primero!—. Zhao Meng aprovechó la oportunidad para ponerse de pie.
Jing Shao lo miró profundamente y rápidamente giró su cabello a su caballo: —Caballería,
escúchenme, ¡vuelvan al campamento ahora mismo!—. i siquiera había terminado la mitad de su frase
cuando se llevó consigo una gran parte de la caballería y desapareció en una nube de polvo.
Mu Hanzhang estaba fuera de la carpa central y miró muy a lo lejos. Se había levantado polvo y
humo, trayendo consigo un aire violento y furioso; estaba claro que esa gente vino con malas
intenciones.
El ataque sorpresa en realidad no se centró en un solo punto, sino que se dividió en tres formaciones
en forma de cono que atacaron desde el este, sur y oeste. Su velocidad fue demasiado rápida. Cuando
un caballo tropezaba con las cuerdas que habían colocado y caían, los que iban detrás tropezaban con
el caballo caído a su vez. Por un momento, todo lo que se pudo oír fueron los relinchos de los caballos.
Las tropas del campamento que se habían dividido en ocho direcciones se reunieron rápidamente en
seis y observaron en silencio a los caballos caer.
Pronto, la gente de atrás se dio cuenta de que estaban tropezando por las cuerdas, así que frenaron,
uno, dos, diez... Uno tras otro, los soldados y los caballos pasaron lentamente por encima de las
cuerdas, y algunos que empuñaban espadas en sus caballos se inclinaron para cortar las cuerdas. La
gente que estaba detrás siguió su ejemplo, y pronto, todas fueron destruidas. El enemigo era como un
torrente que se filtraba a través de sus dedos, convirtiéndose en conos afilados de hielo, que perforaban
a los soldados directamente desde la formación, y así los gritos de matanza sacudieron al cielo.
Jing Shao azotó ferozmente a su caballo, más rápido en cada oportunidad. No se atrevió a distraerse
pensando de dónde habían venido esas personas y cuál era su objetivo. Tampoco se atrevió a imaginar
la situación en la que se encontraba Jun Qing en este momento.
Xiao Hei sintió el entusiasmo de su maestro y se soltó, galopando salvajemente con todas sus fuerzas
y dejando a los soldados y caballos muy lejos detrás de él; tomando la delantera sin dejar de correr..
De hecho, la caballería no tenía mucha ventaja sobre la infantería; incluso si un soldado de caballería
pudiera lidiar con tres soldados de infantería, igualmente sería una gran pérdida. Mu Hanzhang frunció
el ceño, mientras veía a esas personas atacar desesperadamente y se preguntó el porqué no parecía
importarles sus vidas.
Por un momento, Mu Hanzhang se sorprendió, antes de que inconscientemente se inclinara hacia un
lado, una flecha atravesó al lugar en el que se ubicaba al interior de la carpa central. Mirando hacia
afuera, vio a varias flechas volando por todas partes. ¡El enemigo no solo tenía caballería, sino también
arqueros!
La caballería no tenía mucha ventaja sobre la infantería, incluso si era un soldado de caballería por
cada tres soldados de infantería, ya no era nada rentable. Pero si fueran arqueros, sus flechas serían
extremadamente letales y, de hecho, podrían aumentar las bajas del campamento. Sin embargo, los
arqueros eran tropas de élite. El Rey del Suroeste tenía que tener un objetivo para dar la orden de
atacar el campamento, y ese propósito era...
Numerosas flechas se dispararon a la carpa central, ¡y Mu Hanzhang sintió vagamente que el
propósito era en realidad él! Se dio la vuelta y rápidamente corrió a un área con más gente para
obstruir las flechas; cuanto más cerca estaba de otras personas, menos probabilidades había de que se
lastime.
—¡Asesor militar, tenga cuidado!—. El general del protectorado de derecha miró hacia atrás y vio a
Mu Hanzhang esquivando a las flechas. Así que lo acercó a su costado y le dio un cuchillo corto: —¡No
se vaya de mi lado!
Mu Hanzhang levantó el cuchillo horizontalmente frente a él y bloqueó a una lanza que estaba
llegando hacia él de inmediato. El general del protectorado de derecha acuchilló al soldado e
inmediatamente le cortó el brazo que sostenía la lanza, antes de darle una patada en el estómago al
caballo ajeno.
El hombre se cayó del caballo con un grito, y un soldado cercano inmediatamente usó un cuchillo
para acabar con su vida.
—El asesor militar realmente es talentoso en muchas cosas—. Sólo había sido una precaución darle a
Mu Hanzhang un cuchillo corto, pero no esperaba que el asesor militar supiera cómo usarlo. La técnica
del cuchillo fue precisa y sus movimientos concisos. Aunque carecía de fuerza interna, la ejecución de la
habilidad en sí fue bastante buena.
Mu Hanzhang le sonrió, pero no respondió mientras se pegaba más a la espalda del general del
protectorado de derecha. Su cuerpo era débil y eso lo hacía incapaz de practicar artes marciales, pero
eso no le impedía practicar habilidades como esa. Para evitar convertirse en una persona enferma e
inútil, Mu Hanzhang, que realmente anhelaba poder practicar artes marciales de verdad, a menudo
observaba en secreto a su padre practicar con sus espadas y lanzas, y anotaba todos los movimientos
que veía. Luego practicaba en secreto en su patio por las noches y, a medida que pasaba el tiempo,
aprendía algunos movimientos de autoprotección y la situación de su cuerpo mejoró gradualmente.
Un ataque sorpresa de las tropas de caballería dependía de que fuera rápido y violento. Ahora, habían
sido obstruidos y tampoco pudieron encontrar a su objetivo. Abrumados por un mar de soldados de
infantería, gradualmente perdieron el ánimo y fueron aniquilados uno por uno.
Mu Hanzhang acababa de dar un suspiro de alivio cuando se escuchó el sonido de los cascos de los
caballos una vez más en la distancia. Y su corazón se apretó de inmediato. Al mirar hacia afuera, vio un
caballo negro y una armadura plateada. Solo había un jinete que emergió del infinito polvo. Y los labios
de Mu Hanzhang, que habían estado apretados con fuerza, lentamente se empezaron a curvar hacia
arriba, ¡su Xiao Shao había regresado!
Jing Shao entró apresuradamente en el campamento con las piernas apretadas alrededor de su
caballo. Había visto el caos que había sucedido desde la distancia. Y la persona vestida de azul era tan
llamativa entre la multitud de uniformes oscuros. Mu Hanzhang sostenía un cuchillo corto con sangre,
pero le dio a la gente la ilusión de que en realidad era una larga flauta. Al ver que Mu Hanzhang estaba
sano y salvo, el corazón de Jing Shao, que había estado atorado en su garganta, finalmente se cayó. Jing
Shao no pudo evitar sonreír mientras corría hacia su Wang Fei.
En ese momento, un soldado enemigo que se escondía detrás de la tienda saltó repentinamente y
blandió su largo cuchillo hacia Mu Hanzhang.
—¡Jun Qing!—. Jing Shao sintió que su corazón se apretaba con fiereza. Y observó impotente cómo esa
larga cuchilla apuñalaba a esa frágil persona. Mientras salpicaduras de sangre caían al suelo, él sintió
como si su mundo se hubiera vuelto repentinamente sombrío, ¡y solo esas gotas de sangre eran de un
rojo especialmente llamativo en el lugar!
—¡No!—. Jing Shao rugió y corrió hacia adelante. Sacó la espada de su cintura e inmediatamente le
cortó la cabeza al hombre en el caballo, y ¡así la sangre de ese hombre salpicó hasta más de un metro!
Xiao Hei pateó al caballo medio parado, revelando a la persona detrás del caballo.
—¡Asesor militar!—. El general del protectorado de derecha miró hacia atrás y rugió con ira, y se
acercó para recogerlo, pero alguien había sido más rápido que él.
Jing Shao saltó de su caballo y tomó al hombre entre sus brazos. Sus ojos estaban rojos y su voz
temblaba: —¡Jun Qing, Jun Qing!
Mu Hanzhang resopló dolorosamente. Y se cubrió su herido hombro, mientras la sangre fluía por sus
delgados y blancos dedos. Sus labios ligeramente pálidos se curvaron hacia arriba y dijo con una
sonrisa: —Es solo una pequeña herida, no te preocupes... ¡Ay!
Jing Shao miró al lugar donde la sangre no paraba de salir constantemente, y había un dolor
incomparable en su corazón. Así que tomó al hombre en sus brazos y caminó hacia la tienda imperial
mientras decía en voz alta: —¡Traigan al médico militar, rápido!
Sin necesidad de concentrarse más que en proteger al asesor militar, el general del protectorado de
derecha levantó su espada y gritó: —¡Maldita sea, se atreven a herir a nuestro asesor militar! ¡Merecen
la muerte!
Al escuchar esas palabras, los soldados se apresuraron hacia la poca caballería que quedaba en el
lugar.
—Jun Qing...—. Jing Shao seguía llamando al hombre en sus brazos, temiendo que se desmayara.
—Xiao Shao, estoy bien, no tengas miedo—. Mu Hanzhang se apoyó en él. La herida era solo una
superficial. Originalmente solo quería reírse de esta persona por haber armado todo un alboroto, pero
sintió que los brazos que lo llevaban temblaban levemente sin parar, por lo que no pudo soportar
regañarlo. Por lo tanto, levantó su mano ensangrentada y solo pudo consolarlo con suavidad.
════ ∘◦❁◦∘ ════
54: Fideos Yang Chun

Jing Shao abrazó al hombre en sus brazos con fuerza, y las escenas de su vida anterior en la prisión
seguían apareciendo frente a él, asustándolo por un tiempo. Si hubiera hoy dado un paso tarde en el
campamento, su Jun Qing podría haberse convertido en un fantasma bajo ese cuchillo.
—Wang Ye, el médico militar está aquí—. El general del protectorado de derecha había arrastrado al
médico militar con él, y cuando entró en pánico, vio al asesor militar apoyado en los brazos de Wang Ye.
¡Qué ambigua se veía esa postura!
El general del protectorado de izquierda también lo había seguido, y vio cómo el general del
protectorado de derecha parecía haber sido alcanzado por un rayo. Y apresuradamente lo empujó con
su codo.
Mu Hanzhang vio a la gente entrar y soltó la mano de Jing Shao.
Jing Shao levantó su cabeza para mirar al médico militar y decirle: —¡¿Todavía no está aquí?!—.
Cuando el príncipe se fue a la expedición, los médicos imperiales habían elegido especialmente a un
médico imperial más joven para que acompañara al ejército, por lo que las habilidades médicas de ese
médico militar eran apenas dignas de confianza.
—¡Sí!—. El médico militar se adelantó apresuradamente. Dejando su caja de medicinas a un lado,
miró la condición de Mu Hanzhang, y luego extendió su mano para abrir su ropa.
—¡¿Qué estás haciendo?!—. Le dijo Jing Shao mientras agarraba la mano que iba a alcanzar a tocar el
pecho de su Wang Fei y lo miró con unos ojos rojizos.
—Wang... Wang Ye, este sirviente tiene que abrir la ropa para poder examinar la herida—.
Sorprendido por la mirada de Cheng Wang, el médico militar tartamudeó un poco.
Jing Shao se sintió inmediatamente infeliz cuando escuchó esto. ¡No quería revelar el cuerpo de su
Wang Fei a los demás! Pero no había otra manera, era importante tratar la herida lo antes posible. Por
lo que respiró hondo y levantó la mano para despojar personalmente la ropa a la persona que se
encontraba en sus brazos.
La ropa que se encontraba en la herida naturalmente se rompió, creando un gran agujero. La prenda
ya estaba pegada a la piel por la sangre, y era doloroso despojarla de ella. Mu Hanzhang no pudo evitar
respirar ligeramente.
Jing Shao inmediatamente no se atrevió a moverse. Levantó con cuidado la tela, la abrió y
rápidamente la quitó para revelar el hombro de Mu Hanzhang, teñido de rojo con sangre. Pero Jing
Shao luego vio que la herida de tres centímetros de largo se extendía desde el hombro de Mu Hanzhang
hasta su clavícula, y seguía sangrando incesantemente, lo que parecía bastante horrible.
El médico militar estaba aterrorizado por el aura de Cheng Wang, por lo que no se atrevió a tocar a
Mu Hanzhang y solo pudo inclinarse hacia adelante para poder examinarlo: —Reportando a Wang Ye,
afortunadamente, lo esquivó justo a tiempo. Esa puñalada no lastimó ninguna vena ni sus órganos
internos. Bastará con aplicar medicamento y vendarlo—. Pero no había muchas buenas hierbas
medicinales en el campamento del ejército. Además, este no era un pariente delicado de la familia
imperial, por lo que el médico no le mencionó acerca de una prescripción de tónico sanguíneo.
Jing Shao miró el pálido y hermoso rostro del hombre en sus brazos, y su corazón se sintió
terriblemente angustiado. La herida era tan grande que tendrían que marchar en unos días. El camino
estaba lleno de baches y definitivamente no era propicio para su curación.
Al ver que Wang Ye no tenía nada que decir, el médico militar sacó el medicamento Jin Chuang para
tratar las heridas de su caja de medicinas.
—Llamen a los guardias para que traigan una olla con agua caliente y salgan todos ahora—. Jing Shao
le arrebató el medicamento, sin darle al médico militar la oportunidad de explicar cómo aplicarlo, antes
de despedir y echar a todos de su carpa.
Suavemente colocó otra vez al hombre en sus brazos sobre la cama. Cuando Jing Shao se levantó para
buscar algo, vio que los generales del protectorado de izquierda y derecha todavía estaban parados allí
como dos grandes postes de madera, y de repente se sintió helado en su interior: —El campamento
ahora está un desastre. ¿Por qué siguen parados aquí?
—Los subordinados se retirarán—. El general del protectorado de izquierda inmediatamente pidió
perdón con una pequeña reverencia y arrastró al general del protectorado de derecha.
—Pequeño compañero, ¿por qué siento como si Wang Ye y el asesor militar... Bueno, hubiera algo mal
entre ellos?—. El general del protectorado de derecha se rascó la cabeza entre su propia angustia.
El general del protectorado de izquierda le lanzó una mirada y siguió arrastrándolo hacia adelante.
—Oye oye, ¿por qué me estás ignorando?—. El general del protectorado de derecha intentó patear el
trasero del general del protectorado de izquierda mientras caminaba. Sin embargo, estaba siendo
arrastrado por el brazo, y sus piernas eran demasiado largas para patear a un objetivo tan cercano.
—Si sigues hablando, Wang Ye puede escucharte—. Le dijo inexpresivamente el general del
protectorado de izquierda.
—¡Ah!—. El general del protectorado de derecha gritó de miedo y aceleró mientras arrastraba al
general del protectorado de izquierda para que pudieran huir rápidamente de ese lugar.
Jing Shao empapó un pedazo de seda suave en agua tibia y limpió cuidadosamente la sangre
alrededor de la herida. En lugar de usar la medicina que le dio el médico militar, sacó una pequeña
botella de jade verde; este medicamento no aumentaría el dolor cuando se aplicara y también detendría
rápidamente el sangrado.
—¿Aún tienes esa medicina occidental? Usa ese—. Mu Hanzhang levantó su brazo derecho ileso para
evitar que Jing Shao abriera la botella. La guerra era una prioridad más urgente y no podían
simplemente montar el campamento en cualquier momento. Aunque la medicina era buena, no
aceleraría la curación. Mu Hanzhang recordó que la medicina que Jing Shao le había dado para su labio
inferior el día de su boda podía curar las heridas rápidamente y no afectaría la marcha del ejército.
—¡De ninguna manera!—. Jing Shao se negó sin siquiera pensar en ello. Y después de lavarse las
manos con agua tibia, se vertió un poco del ungüento transparente de la botella de jade verde en las
yemas de sus dedos y lo aplicó suavemente sobre la herida:—Ese medicamento multiplicará el dolor; no
podrás soportarlo.
Cuando se aplicó la pomada fría a la herida, inmediatamente alivió el dolor ardiente de la herida. Mu
Hanzhang cerró los ojos ligeramente y dejó escapar un suspiro de alivio.
Jing Shao se inclinó y le dio un suave beso a un lado del rostro. Resistiendo el dolor en sus propios
ojos, envolvió la herida con habilidad y rápidamente cubrió a Mu Hanzhang con una colcha.
Mu Hanzhang volvió la cara para ver los ojos de Jing Shao llenos de dolor: —Estoy bien, puedes ir a
arreglar el desastre en el campamento.
Jing Shao sostuvo una de las manos de Mu Hanzhang que estaba fuera de la colcha y acarició
lentamente el centro de su palma una y otra vez; sin poder hablar con él.
Después de renacer, nunca más había dado nada por sentado, pero este tipo de cosas aún sucedían
porque había sido demasiado arrogante. Ahora que la guerra contra los estados vasallos estaba
sucediendo tres años antes de lo previsto, muchas cosas serían diferentes. Los relativamente jóvenes
reyes del suroeste y sureste tendrían diferentes métodos y formas de pensar. Los arqueros a caballo
podrían considerarse el tesoro secreto del Rey del Sureste. En esta vida, estaba realmente dispuesto a
prestárselos al Rey del Suroeste para que los usara, lo que realmente superaba las expectativas de Jing
Shao.
Jing Shao presionó el dorso de esa mano contra su rostro. ¿Qué reino? ¿Cuál trono? Hacía tiempo que
había dejado de querer esas cosas. En esta vida, lo que realmente quería era quedarse con Jun Qing
para siempre. Si perdiera a este hombre, ¿cuál sería el significado de su vida?
La suavidad de la palma que estaba sosteniendo de repente lo estrechó. Y así Jing Shao volvió a sus
sentidos y lo miró.
Mu Hanzhang miró a un Jing Shao tan deprimido, que lucía como una pequeña bestia que había sido
herida y que se aferraba a él como si fuera lo único que le quedaba en el mundo, negándose a dejarlo ir.
Y no pudo evitar sentir que le dolía un poco su corazón y sus labios se curvaron ligeramente: —Ve y
ayúdame a encontrar a Xiao Huang. Todo fue un desastre en ese momento, y no quiero que se pierda.
Jing Shao sonrió de mala gana y asintió mientras se levantaba y salía a buscar al pequeño tigre; Jun
Qing ni siquiera sabía lo desgarrador que era cuando usaba esos labios sin sangre para sonreír.
Tomó mucho tiempo y esfuerzo antes de que Jing Shao pudiera encontrar al cachorro de tigre
escondido dentro de una caja. Jing Shao sintió que la bola de pelos estaba demasiado sucia y, después
de agitar a esa ceniza bolita en sus manos, se la arrojó a un soldado para que lo bañara y luego se
encargó de los asuntos del campamento él solo.
Después de inspeccionar cuidadosamente la ropa y las armas en los cadáveres de esos soldados de
caballería, Jing Shao determinó que estos eran los hombres del Rey del Sureste. Era comprensible que
aprovechara la ausencia de las fuerzas principales para lanzar un ataque sorpresa contra el
campamento, pero era difícil entender por qué habían apuntado a un menor asesor militar, era muy
desconcertante.
—¿Ni siquiera uno sobrevivió?—. Jing Shao frunció el ceño.
—Esos arqueros a caballo eran demasiado feroces; absolutamente no podíamos dejar a ninguno de
ellos con vida—. El general del protectorado de derecha todavía estaba horrorizado cuando pensaba en
todas las personas que su espada había cortado esa mañana. Ese tipo de estilo de lucha, sin demostrar
preocupación en su propia vida, reveló que solo estaban enfocados en matar a cierta persona. Además,
era la primera vez que veía algo así.
—Reparen el campamento, establezcan otra línea de defensa fuera y agreguen otra patrulla por la
noche—. Jing Shao recibió las estadísticas de bajas y pérdidas entregadas por el general del
protectorado de izquierda y se despidió de ambos.
El guardia entró para entregar al pequeño tigre que ya estaba seco. Después de que terminó de leer
lo que tenía en su mano, Jing Shao recogió a Xiao Huang y regresó a la carpa imperial.
El hombre de la cama ya estaba dormido, y el sol poniente se reflejaba en su rostro a través de la
carpa. Aun así se veía bastante pálido, tal vez porque la herida le dolía y durmió incómodo, a juzgar por
su leve ceño.
—¡Miau!—. El pequeño tigre, que había estado dando vueltas durante mucho tiempo, gritó
emocionado cuando vio a su dueño.
—Shhh...—. Jing Shao le dio al pequeño tigre una palmada en la cabeza y le indicó que hiciera
silencio. Sin embargo, la bola de pelos en sus manos no lo entendió en absoluto y luchó contra Jing Shao
para correr hacia la cama.
Y así, la persona en la cama abrió lentamente sus ojos, para mirar a los dos peleando entre sí, y no
pudo evitar sonreír ante la divertida escena, para después sentarse lentamente.
—¡No te muevas demasiado!—. Jing Shao se apresuró a dar un paso hacia adelante para apoyarlo. El
tigre aprovechó la oportunidad para saltar a la cama y rodar sobre la colcha antes de saltar hacia la
pierna de Mu Hanzhang y jalar su colcha.
Poco después, el soldado que entregaba las comidas entró con dos tazones de fideos: —Asesor militar,
sus fideos están listos.
—¿Por qué de repente quieres comer fideos?—. Jing Shao arqueó las cejas. Y recordó que a Jun Qing
le gustaba el arroz y no comía mucho fideos. Después de traer un cuenco, Mu Hanzhang lo alcanzó,
pero Jing Shao lo evadió: —Yo te daré de comer.
Mu Hanzhang se sonrojó de inmediato: —La herida está en mi hombro, no será un obstáculo para mí
—. Ya tenía veinte años. ¿Cómo podía dejar que alguien más lo alimentara?
—De ninguna manera—. Al ver que el rostro pálido de Mu Hanzhang finalmente tenía algo de color, el
estado de ánimo de Jing Shao tampoco pudo evitar alegrarse. Él sonrió y tomó unos cálidos fideos con
los palillos y los acercó a los labios de Mu Hanzhang. —Apúrate y come mientras esté caliente.
Mu Hanzhang estaba indefenso, así que abrió su boca y le aceptó la comida. Luego, miró con ojos
muy abiertos como Jing Shao comía la otra mitad de los fideos.
—Wang... Wang Ye...—. Mu Hanzhang lo miró sin comprender.
Jing Shao felizmente acarició el rostro de su aturdido Wang Fei, y luego pasó a terminar todo el plato
de fideos con satisfacción, siguiendo el patrón de "tienes un bocado, entonces yo también comeré un
bocado". Aunque solo eran fideos Yang Chun cocinados con algunas verduras verdes, Jing Shao sintió
que eran los mejores fideos que había comido desde su infancia.
El pequeño tigre en sus brazos vio a la gente comiendo, así que se subió al brazo de Jing Shao y,
aferrándose a él, el cachorro se puso de pie y asomó su peluda cabeza para echar un vistazo al cuenco.
Jing Shao metió medio trozo de fideos en la boca del tigre. Y el pequeño tigre lo masticó, pero, sin
gustarle el sabor, lo escupió al momento.
Al caer la noche, debido al caos de hoy, los cuarteles aún no se habían asentado por completo, ya que
la gente seguía ocupada en todas partes.
Mu Hanzhang yacía en los brazos de Jing Shao y frunció el ceño ligeramente. La herida le dolía, y no
podía dormir en absoluto, así que se sentó lentamente.
—Jun Qing, ¿qué pasa?—. Los brazos de Jing Shao estaban vacíos de repente. E inmediatamente se
despertó sobresaltado, y al ver que la persona a su lado todavía estaba allí, se sentó con un suspiro de
alivio.
—No puedo dormir. Vamos a caminar por el río—. Dijo Mu Hanzhang mientras se levantaba de la
cama para vestirse, y luego colgó su flauta de jade en su cintura.
Jing Shao se quedó atónito por un momento. Temiendo que Jun Qing volviera a abrir su herida, fue a
ayudarlo a ponerse su ropa exterior. Aunque no sabía por qué su Wang Fei quería ir al río en medio de
la noche para tomar un poco de aire, su cerebro todavía estaba medio dormido, por lo que pensó: ¿Por
qué no dar un paseo nocturno?
Los campamentos siempre se han construido cerca del río, por lo que había un pequeño río justo
detrás. La luna brillaba sobre las aguas poco profundas y se podían ver claramente los guijarros en el
fondo del río.
Los dos caminaron por un rato por el río, tomados de la mano, pero gotas de sudor frío comenzaron a
manchar la frente de Mu Hanzhang, y tuvo que sentarse en una roca.
Jing Shao sintió su sudorosa frente: —No camines más. Te llevaré de regreso después de que nos
sentemos por un rato.
Mu Hanzhang respiró lentamente, miró hacia arriba, le sonrió y dijo: —¿Sabes qué día es hoy?
—¿Qué día?—. Jing Shao estaba atónito, y miró a la luna menguante en el cielo, incapaz de recordar
qué día era hoy.
Pero Mu Hanzhang sonrió y no le respondió. Se quitó la flauta de jade de la cintura y dijo: —Tocaré
una melodía para ti.
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55: Xiao Shao Jiu Cheng

—¡Está bien!—. Jing Shao estaba muy feliz de escuchar esas palabras. Había preparado un famoso qin
en el pequeño estudio, esperando que Jun Qing se relajara y quisiera tocar una pieza musical.
Desafortunadamente, nunca lo había escuchado, y mucho menos el sonido de su flauta de jade.
Mu Hanzhang miró al inexplicablemente emocionado Jing Shao, y sonriendo impotente, se llevó la
flauta de jade a sus pálidos labios.
La noche iluminada por la luna era tranquila, y el sonido de la flauta parecía un sollozo, trayendo
consigo una sensación de desolación a través de los tiempos. Era lento, como el viento cruzando
bosques y mares; y subió y bajó, como la luna brillando sobre el río Yangtze.
Jing Shao no conocía la melodía muy bien, pero eso no le impidió comprenderla, porque sus ojos
nunca dejaron al flautista. La luz de la luna se derramaba sobre su ropa de muselina azul pálida, y sus
manos brillantes y delgadas presionaron la larga flauta de jade. Jing Shao solo sintió que esas manos
eran incluso más suaves que el jade.
La luz brillante del río cristalino se reflejaba en ese rostro incomparablemente hermoso. Acompañado
del sonido de la flauta, Jin Shao pareció ver a un fénix azul bailando bajo la luna y rodeando el bosque,
antes de elevarse a 90,000 li...
—¿Cómo es que no hay más?—. El sonido de la flauta se detuvo abruptamente. Jing Shao no había
escuchado aún lo suficiente, por lo que estaba insatisfecho.
Mu Hanzhang levantó la cabeza para mirarlo: —¿Qué escuchaste?
—Un joven fénix, elevándose hacia miles de millas de nubes, ¿y luego?—. Jing Shao frunció el ceño.
Escuchar solo la mitad de la historia de aquella canción era insoportable.
Mu Hanzhang lo miró sorprendido: —¿Pudiste escuchar tanto?
Esa canción antigua se había transmitido desde hace mucho tiempo, y su contenido era muy difícil de
entender, incluso los músicos de guqin no podrían escuchar tanto, y mucho menos personas que no
entienden sobre musicalidad y afinación.
Jing Shao no esperaba que de alguna manera pudiera escuchar el significado sobre eso, pero sonrió
con orgullo: —Los antiguos decían que el oro es fácil de obtener, pero un alma gemela es en realidad
difícil de encontrar. Cualquiera que conozca a su alma gemela, incluso si es un viejo pescador o un
leñador, podría entenderlo. No entiendo la canción, pero sí a la persona que la toca—. Mientras decía
eso, alargó su mano para tomar un mechón de fino cabello negro y enroscarlo en sus dedos.
Mu Hanzhang bajó la mirada, su hermoso rostro a la luz de la luna estaba ligeramente rojizo: —
Entonces, ¿sabes cuál es el nombre de la canción?
Jing Shao se rascó la cabeza. ¿Cómo lo sabría? Entonces, sonrió y se sentó junto a su Wang Fei, tomó
al hombre en sus brazos, se acercó poco a poco a su oreja y dijo: —Supongo que se llama "Cuando un
fénix corteja a otro fénix*".
—Tonterías... Hmmm...—. Mu Hanzhang lo miró, pero antes de que pudiera terminar de hablar, sus
labios fueron bloqueados.
Jing Shao solo había hecho una suposición a medias. Después de que se calmó, se separaron
lentamente, y él extendió la mano para tocar la mejilla de la persona en sus brazos, recitó en voz baja:
—Hay una belleza, que nunca olvidaré. Y si no la veo por un día, puedo volverme loco*—. Su
voz magnética subía y bajaba como un cántico, y era muy conmovedora.
Mu Hanzhang lo miró en silencio y sonrió lentamente: —Esta canción se llama "Xiao Shao*". En la
antigüedad habían 9 capítulos de "Xiao Shao", pero ahora solo quedaban 3 capítulos.
Resultó ser una canción incompleta. Jing Shao asintió. No era de extrañar que se sintiera inacabado
mientras la escuchaba.
Al ver que Jing Shao todavía no entendía las cosas correctamente, Mu Hanzhang suspiró impotente:
—Hoy es el día diecinueve del noveno mes lunar.
¿El día diecinueve del noveno mes lunar? Los ojos de Jing Shao se abrieron de repente. El día
diecinueve del noveno mes lunar, ¿no era su cumpleaños?
Desde la muerte de su madre, realmente no había celebrado su cumpleaños correctamente, excepto
por la habitual entrega de tesoros en el palacio. En su última vida, había estado luchando en campañas
por muchos años. Hasta ahora, él mismo no se había acordado de que había algo así como su
cumpleaños. Su Wang Fei incluso se había tomado la molestia de recordarlo, e incluso después de
lastimarse, tenía un tazón de fideos para la longevidad* cocinados para él.
—Jun Qing...—. Jing Shao observó a la persona en sus brazos. Hoy, todo tipo de cosas habían pasado
que inmediatamente provocaron que muchos sentimientos broten en su corazón. Por un momento, él no
supo qué decir.
—Tendrás 20 años a partir de hoy. No podremos regresar a la capital para una ceremonia de
coronación para ti...—. Mu Hanzhang frunció sus labios. La ceremonia de coronación era muy
importante para un príncipe. La grandeza de la ceremonia también determinaba su probabilidad de
suceder al trono. Sin embargo, Jing Shao ya había perdido el derecho de la sucesión. No importaba si él
tenía una ceremonia de coronación o no.
—Yo ya usaba una corona por haber nacido como Príncipe Imperial—. Le dijo Jing Shao. Al ver la pena
en los ojos de su Wang Fei, sintió que su corazón se llenaba de calidez: —Pero todavía me falta un
nombre de cortesía, ¿qué tal si me das uno?—. De hecho, la familia imperial no tenía nombres de
cortesía, porque básicamente no había nadie que llame a la familia imperial por sus nombres de
cortesía. Así que dejó que Jun Qing inventara uno para que lo usaran y así divertirse en privado.
Mu Hanzhang se inclinó en sus brazos y vio que Jing Shao no parecía muy triste en absoluto. En
secreto pensó que se había preocupado demasiado. Sus ojos se curvaron mientras sonreía y decía:
—Xiao Shao Jiu Cheng, You Feng Lai Yi* ¿Qué tal "Jiu Xao"?
—Jiu Xao—. Jing Shao saboreó las palabras con cuidado.
"Xiao Shao Jiu Cheng, You Feng Lai Yi". Su padre y su madre le dieron el nombre "Shao" en ese
entonces con la esperanza de que hiciera lo que el fénix hizo en la canción divina que era justamente la
canción "Xiao Shao", y trajera paz y prosperidad al país de Da Chen, en lugar de ser como Jiao Long*,
luchando por el trono. Su futuro, cuando él nació, ya había sido determinado. ¿No fue cuando su padre
le confirió el título de Cheng Wang también un recordatorio? Pero no había servido de nada, ya que Jing
Shao nunca lo había podido entender.
—¿Dije algo mal?—. Mu Hanzhang no pudo evitar sentirse un poco nervioso cuando vio el dolor en el
rostro de Jing Shao. También había adivinado el origen del caracter en el nombre de Jing Shao, pero no
sabía que realmente llegaría al meollo del asunto. Si había planteado un asunto que causó mucho dolor
a Jing Shao, su esfuerzo de alegrarlo no habría valido la pena.
—No, eso es exactamente lo que pensó mi madre en ese momento—. Jing Shao sonrió y miró hacia la
luna menguante en el cielo. Si hubiera un alma difunta en el cielo que fuera su madre, definitivamente
sería extremadamente gratificante si pudiera verlo ahora.
A principios de otoño en el sur todavía hacía un calor abrasador como a mediados del verano. El
viento de la tarde acariciaba refrescantemente sus rostros, llevando consigo la fragancia de flores
desconocidas. Jing Shao respiró hondo. La persona en su abrazo había hecho mucho por él; ¿cómo no
iba a dar nada a cambio? Entonces, él inclinó su cabeza y le sonrió al hombre en sus brazos: —De
hecho, también puedo tocar la flauta.
—¿Puedes?—. Mu Hanzhang estaba sorprendido. Nunca había oído que Cheng Wang pudiera
comprender la música. Mirando la sonrisa indecente de Jing Shao, dijo dubitativo: —Estás solo
presumiendo, ¿no?
—Si estoy presumiendo o no, solo lo sabremos una vez que lo intentemos—. Jing Shao parecía muy
confiado.
Así, un momento después...
—Bueno... Esto, ¿cómo puede esto...? Hmmm... —. Mu Hanzhang se sentó en la roca y se vio obligado
a levantar la cabeza mientras jadeaba incesantemente por respirar. Jing Shao levantó su cabeza y se rió
entre dientes: —¿Cómo está tocando la flauta este Príncipe?
—Tú...—. Al mirar al hombre enterrado entre sus piernas, Mu Hanzhang estaba demasiado
sorprendido para hablar. ¡Este tipo de hombre orgulloso, inesperadamente, estaba realmente dispuesto
a inclinar la cabeza y hacer este tipo de cosas que, en primer lugar, no deberían ser hechas por él!
Jing Shao besó el miembro de Jun Qing cerca a sus labios, levantó a la persona que tenía las mejillas
escarlatas y la colocó suavemente en la hierba junto al río: —Si todavía no puedes saber si es bueno o
no, puedes juzgar después de que termine esta canción.
Las manos de Mu Hanzhang agarraron lentamente la hierba verde debajo de ellas, ¡y solo entonces se
dio cuenta de que estaban cerca del río! El cielo era su cortina y el suelo su colchón; era realmente
vergonzoso hacer esto aquí.
—No... En este lugar... Ah...—. La calidez que lo envolvió de repente se tensó, haciendo que su voz
vacilara inmediatamente.
El cielo estrellado en sus ojos repentinamente brilló en blanco y negro, y las sensaciones que su
cuerpo estaba sintiendo parecían intensificarse en el desierto silencioso. Mu Hanzhang nunca pensó
que este tipo de sentimiento pudiera sentirse tan profundamente. Aunque sabía que podían ser
descubiertos en cualquier momento, no pudo evitar anhelar más.
Mu Hanzhang extendió una mano temblorosa para acariciar la cabeza entre sus piernas con ternura.
La ternura y el amor se arremolinaron en su corazón. En ese momento, solo quedaba un pensamiento
en su mente: lo quería, quería volverse uno con él.
—Xiao Shao...
Al escuchar la gentil llamada de la persona debajo de él, Jing Shao detuvo sus movimientos, se subió
un poco y besó esa cara, pero inesperadamente, ¡un brazo le rodeó el cuello y lo tiró hacia abajo!
Dios sabía que para Jing Shao, quien originalmente planeó contener su deseo, era como si su alma
hubiera sido atrapada por este gentil abrazo. De repente, atrapó esos labios entreabiertos y los besó
con fiereza, pero un rastro de razón restante le dijo que la persona en sus brazos aún se estaba
recuperando de una herida y que no podría ir demasiado lejos.
—La herida duele un poco. Sé gentil... —. Mu Hanzhang mordió la oreja de la persona encima de él y
dijo en voz baja. Él tampoco sabía que le pasaba. Tal vez fueron los profundos sentimientos de Jing Shao
esta noche los que hicieron que no se sintiera como él mismo. Tal vez fue el caos de hoy lo que le hizo
querer borrar los sangrientos recuerdos de su mente. Quizás era sólo su propio corazón el que quería
hacerlo ...
Estaba en una edad joven y vigorosa, ¿cómo podía resistirse a tal intimidad?
Si Jing Shao escuchara estas palabras y aún pudiera resistirse, ¡no sería un hombre!
Sacó una pequeña caja del tamaño de una nuez de su cintura y la abrió, y la fragancia familiar pronto
se extendió.
Cuando Mu Hanzhang vio que tenía este tipo de cosas con él, miró a Jing Shao con la cara roja.
La crema fría se untó lentamente por dentro. Jing Shao encontró hábilmente ese lugar que hizo que
Mu Hanzhang se volviera extremadamente lindo. Lo presionó y amasó, y al mismo tiempo, se inclinó
para chupar una vez más al descuidado miembro de Jun Qing. Cuando el cuerpo debajo de él parecía
haberse derretido en un charco de agua de manantial, dejó de estirar ese hermoso punto para abrirla y
agarró esa cintura estrecha, empujando hacia adentro.
Mu Hanzhang se mordió el labio y soportó los sentimientos de dolor y placer. A pesar de que la herida
en su hombro le dolía y la hierba debajo de su cuerpo no era tan suave como una cama, sintió que esto
era lo más feliz que se había sentido en mucho tiempo. Era como si se hubiera desprendido de todo tipo
de cadenas, que simplemente se disolvieron bajo un corazón puro.
Rodeado por la fragancia de la hierba verde, y tomando prestada la luz de la luna, Jing Shao podía ver
cada expresión de la persona en sus brazos: su ceño ligeramente fruncido, sus ojos llorosos, las marcas
de dientes en su labio inferior donde había sido mordido. Luego estaba todo su cuerpo que estaba
sonrojado, e incluso la suave seda alrededor de su hombro, todo era tan hermoso que Jing Shao no pudo
evitar acelerar sus movimientos.
Solo después de mucho tiempo, Jing Shao salió de su neblina de esta ronda de hacer el amor, donde
había podido comer hasta el contenido de su corazón. Él aplacó a la persona que todavía estaba
temblando con un beso, luego lentamente se retiró. Naturalmente, volvió a provocar una fina y rota
cadena de silenciosos gemidos.
—¿Te duele la herida?—. Después de un simple lavado con agua de río, Jing Shao se sentó en la hierba
y sostuvo al hombre en sus brazos, desenredando la suave seda alrededor de su hombro para
comprobarlo.
—Todavía está bien... —. Mu Hanzhang estaba flácido y carecía por completo de fuerza mientras se
inclinaba perezosamente contra Jing Shao.
—Oh no, empezó a sangrar—. Jing Shao vio que la herida, que no había formado una costra por
completo, había comenzado a supurar gotas de sangre. Inmediatamente se sintió arrepentido y,
tomando al hombre en sus brazos, lo llevó de regreso al campamento.
—Así que usaré ese medicamento en su lugar. De lo contrario, unos días de huelga de campamento y
empujones podrían abrirlo—. Mu Hanzhang yacía somnoliento en ese hombro ancho. La herida dolía,
pero aún podía dormir. Bostezó y dijo con un sonido algo nasal: —Volvamos a la tienda del asesor
militar, para que mañana no nos descubran.
Cuando Jing Shao oyó esto, pensó en cómo también había un pequeño tigre peludo que siempre
estaba en el camino en la tienda imperial. Ciertamente no deberían ir allí, así que se dirigió a la tienda
del asesor militar en el costado. También había medicina en esta tienda. Jing Shao puso a la persona en
la cama y fue a buscar la botella de jade verde: —Aplica esto primero por la noche; vamos a echar un
vistazo a la situación de nuevo mañana—. No quería usar ese medicamento en Jun Qing a menos que
fuera un último recurso. ¿Qué tan doloroso sería usar ese medicamento cuando la herida era tan
profunda?
Todo estaba tranquilo en el campamento, excepto los pasos de los guardias de patrulla y el canto de
los insectos.
Una sombra oscura sigilosamente se coló en la tienda del príncipe. El hombre se inclinó y levantó
suavemente la esquina inferior de la cortina. Arrastrándose hacia adelante en silencio, se acercó a la
cama, tomó la daga de su boca y saltó repentinamente. La cama, apuñalada ferozmente... ¡estaba vacía!
El hombre se sorprendió, y estaba a punto de retirarse cuando de repente fue arañado por algo afilado.
Pensó que había sido emboscado, y no podía dejar de gritar con miedo.
—¡¿Quién?!—. El guardia que patrullaba afuera inmediatamente se precipitó hacía el sonido. La
antorcha iluminó toda la tienda, mostrando también al asesino que había estado asustado y la pequeña
bola de pelo en medio de la colcha.
—¡Miau!—. Xiao Huang estaba bastante insatisfecho con la persona que lo había despertado. Se
precipitó sobre él, y le enseñó sus dientes, para luego agacharse y lamer tranquilamente sus patas
ensangrentadas.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la autora]
Mini teatro:
El Dios del Río: Joven, ¿por qué lloras?
Xiao Shao: Mi flauta cayó al río y fue devorada por cangrejos.
El Dios del Río: ¿Dejaste caer esta flauta dorada, plateada u es aquella ordinaria?
Xiao Shao: Ninguna de ellas.
El Dios del Río: Entonces, ¿qué tipo de flauta?
Xiao Shao: Es... Mi flauta de carne.
El Dios del Río: He sido un Dios durante tantos años y nunca escuché hablar de ninguna flauta de
carne.
Xiao Shao: Es una flauta hecha por un músico. El hombre debe de ser una belleza deslumbrante. Es
mejor si es que esa persona es un esposo oficialmente casado, con el cielo como cortina y el suelo como
colchón, junto al pequeño río en la completa oscuridad.
El Dios del Río: Ya entiendo.
Xiao Shao: Bien, finalmente lo entiendes.
El Dios del Río: Finalmente entiendo quien fue la persona que me despertó en medio de la noche y
vertió cosas pegajosas al río, contaminando el medio ambiente.
Xiao Shao: ¡¡!!
Acerca de los cumpleaños:
Debido a que su Wang Fei había tocado la flauta en su cumpleaños este año, Jing Shao siempre
pensaba en aquella flauta siendo tocada en cada uno de sus posteriores cumpleaños.
Un año, Mu Hanzhang había sido enviado a Japón como embajador, por lo que no pudo regresar para
celebrar el cumpleaños de Jing Shao. Así que el hermano Jing Chen pensó que era bastante lamentable
su situación, por lo que llamó a Jing Shao al palacio. Y se le concedió una gran cantidad de buena
comida y vino, pero Jing Shao seguía deprimido y malhumorado, sintiendo que le faltaba algo.
Jing Chen miró su estado y comportamiento con enojo en su rostro: —¿Qué diablos quieres?
Jing Shao se mostró tímido durante bastante tiempo:—Quiero que mi Wang Fei toque la flauta para
mí.
¿Qué era tan memorable en tocar la flauta? Jing Chen no lo comprendió. La Emperatriz Gu* se
cubrió la cara con un abanico y se rió sin cesar. Le susurró dos palabras al oído de Jing Chen. Y el
hermano mayor se enojó mucho: —¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fuera!
Jing Shao estaba desconcertado. Solo quería escuchar a Jun Qing tocar "Xiao Shao" en su flauta ¿Qué
pasaba con eso?
[Nota de la traductora]
Cuando un fénix corteja a otro fénix*: 凤求凰, es una canción, que se interpreta con un guqin,
creada por la dinastía Han, que cuenta la historia de amor entre Sima Xiangru y Zhuo Wenjun, en la que
no solo se nota el apasionado cortejo, sino que también juntos simbolizan al comportamiento heróico, la
unión de dos nobles corazones, una comprensión tácita entre una pareja, entre otras representaciones
de un amor ideal.
Hay una belleza, que nunca olvidaré. Y si no la veo por un día, puedo volverme loco*: Es una
parte de una canción de amor llamada: "Cuando un fénix corteja a otro fénix".
Xiao Shao*: En: 箫韶, el segundo caracter es el mismo que en el nombre de Jing Shao (景韶), además
esto se traduce como: "armoniosa flauta".
Fideos para la longevidad*: Es un plato tradicional elaborado de fideos de trigo y huevo que se
sirve en los cumpleaños para poder desear que la persona a la que se le entregue esta comida, pueda
vivir por muchos años más.
Xiao Shao Jiu Cheng, You Feng Lai Yi*: "小邵九成,尤丰来义", solo está nombrando los nueve
movimientos de la canción "Xiao Shao".
Jiao Long*: 蛟龙, es un dragón legendario, gobernante del tiempo y el agua. Sus padres prefirieron
no nombrarlo de esta manera, porque Jiao Long, es a su vez un símbolo para los Emperadores y sobre la
lucha por el trono, por lo que prefirieron llamarlo como la canción: "Xiao Shao" para que sea en el
futuro como el fénix que la letra cuenta y traiga paz al Reino, en lugar de conflictos.
Emperatriz Gu*: Es un personaje que aún no ha salido en la historia.
56: Reporte de victoria

El asesino fue atrapado y las antorchas alrededor de la tienda imperial se encendieron una tras otra.
Los generales del protectorado de izquierda y derecha se apresuraron a acercarse rápidamente, por
temor a que Wang Ye se hubiera dado cuenta de algún error. Luego, vieron a Wang Ye, que debería
haber estado durmiendo en la tienda imperial, salir tranquilamente de la tienda del asesor militar.
El General del protectorado de derecha: —...
El General del protectorado de izquierda: —...
El general del protectorado de derecha se rió secamente. —¡El asesor militar realmente tiene
estrategias divinas y una planificación maravillosa!
El General del protectorado de izquierda: —Sí.
Jing Shao no estaba en lo más mínimo avergonzado de haber sido atrapado. Así que se acercó para
mirar a la persona que estaba atada. El hombre vestía la ropa de un sirviente. Jing Shao miró de cerca
la daga que le entregaron los chicos y vio que era exactamente igual a los cuchillos que habían sido
encontrados en los arqueros durante su investigación de ese día. Por lo que dijo con una mueca de
desprecio: —¿El Rey del Sureste está tan impaciente por separarse que está tratando de hacer cosas
como esta ahora?
El hombre de repente levantó la cabeza cuando escuchó sus palabras, sorprendido de que Jing Shao
ya hubiera adivinado su identidad. Los arqueros a caballo pertenecían al Rey del Sureste, y la corte
imperial no debería saberlo, razón por la cual se habían atrevido a atacar tan descaradamente el
campamento.
—Lo dejaré en tus manos, para antes del amanecer, este Príncipe Imperial necesita saberlo todo—.
Lanzando la daga al general del protectorado de izquierda, Jing Shao tomó al pequeño tigre que
luchaba en los brazos del general del protectorado de derecha y regresó a su carpa imperial para
dormir, como si nada hubiera pasado.
—Pequeño compañero, ¿por qué crees que Wang Ye estaba durmiendo en la tienda del asesor militar?
—. Dijo el general del protectorado de derecha después de recuperarse de lo que había visto hace un
tiempo. Solo habían sido algunas acciones ambiguas en el día. Pero, por la noche... Rápidamente
sacudió su cabeza. Wang Ye debe haber estado discutiendo la situación militar con el asesor militar.
Cuando el general del protectorado de derecha conversaba hasta muy tarde con su pequeño
compañero, también dormían juntos... Pero no sabía el porqué sentía que era muy extraño en esta
situación... Pero Wang Ye estaba tan tranquilo, por lo que definitivamente no era nada...
El general del protectorado de izquierda lo miró y dijo: —Lleva al asesino a la prisión del ejército.
A la mañana siguiente, temprano, Jing Shao se levantó para ir a la carpa central y escuchar los
resultados del interrogatorio que duró toda la noche.
Como era de esperar, este asesino no era experimentado, sino que era solo un arquero a caballo que
había atacado el campamento durante el día. Y debido a que se cayó de su caballo, aprovechó el caos
para esconderse en las tiendas de los trabajadores serviles. El Rey del Sureste les había dado una orden
de muerte: si no podían matar al Cheng Wang: Jing Shao, entonces no podrían regresar con vida.
Jing Shao frunció el ceño y miró al hombre moribundo que yacía en el suelo: —Entonces, ¿por qué
querías matar al asesor militar de este Príncipe Imperial?
—Nosotros tampoco... No sabíamos... Quién era Cheng Wang... Acabábamos de ver a esa persona... Y
su ropa era diferente... A la de los demás... Y él también se paró al frente... De la carpa central...
Pensamos que era...—. Ese hombre se había parado frente a la tienda central, enfrentándose al ataque
sorpresa de la caballería sin un cambio de expresión, con puro y noble porte. Sin saber que
básicamente no conocía artes marciales, ¿quién no pensaría que es Cheng Wang?
Pensando en la situación de ese momento, solo podían considerarse demasiado desafortunados. Si
hubieran venido media hora antes, podrían haber obligado a Cheng Wang a permanecer en el
campamento. Sin embargo, solo encontraron a la persona equivocada. Y cuando el líder del equipo
descubrió que aquel hombre no era Cheng Wang, les ordenó que se dispersaran y lo buscaran. Por ello,
se separaron todos ellos para aniquilar a todos los que encontraran.
La frente de Jing Shao se frunció más profundamente cuando escuchó esto. Si hubiera estado en el
campamento en ese momento, y con este grupo de gente corriendo desesperadamente, estas personas
lo hubieran atacado como un enjambre de abejas en su misión suicida, temía que aún le sería difícil
escapar de la muerte, sin importar si su habilidad en artes marciales era buena. Pensando en eso, no
pudo evitar empezar a sudar frío. Si ese capitán no hubiera sabido que Jun Qing no era Cheng Wang,
¡Jun Qing definitivamente ya hubiera muerto!
—¡Realmente van demasiado lejos!—. Jing Shao golpeó la mesa con fiereza, extremadamente enojado
y ansioso. En su última vida, el Rey del Sureste solo había ayudado al Rey del Suroeste enviando en
secreto algunas tropas para apoyarlo. Ahora, fue un flagrante intento de asesinato. ¡Era realmente
odioso!
—El Rey del Sureste está haciendo esto... ¿Acaso está impaciente por vivir?—. El general del
protectorado de derecha realmente no lo entendió. El ejército ya había llegado al suroeste. En este
momento, ¿no los estaba provocando solo para dirigir el fuego hacia el propio Rey del Sureste?
—Si no fuera porque Wang Ye tiene tanta experiencia y conocimiento, es posible que no hubiéramos
sabido que esto era planificado por el Rey del Sureste—. Le dijo el general del protectorado de
izquierda.
—Wang Ye, creo que es mejor enviar a este hombre de vuelta al Rey del Sureste para asustar a ese
viejo y hacer que se porte mejor—. Le dijo el general del protectorado de derecha con un puño en su
mano.
—Esta persona no puede quedarse—. Se escuchó una suave y agradable voz. Y todos se dieron la
vuelta para mirar a Mu Hanzhang, vestido con un tono pálido de azul, que levantó la cortina de la
entrada antes de ingresar.
—Jun Qing, ¿por qué te levantaste?—. Jing Shao frunció su ceño. Se habían movido hasta tan tarde
anoche que pensó que Mu Hanzhang podría dormir hasta el mediodía. Sin embargo, rápidamente lo
saludó para que viniera y se sentara.
Mu Hanzhang tampoco lo rechazó, pero en el momento en que se sentó, frunció su ceño ligeramente.
—¿Por qué esta persona no puede... Quedarse?—. El general del protectorado de derecha miró a Mu
Hanzhang con curiosidad y preguntó. A mitad de la frase, lo distrajo un pequeño bulto de un tono rojizo
brillante en el blanco cuello del asesor militar.
—Un perro acorralado solo querrá saltar la pared a toda prisa; y lo que se ganará no valdrá a las
pérdidas—. Mu Hanzhang acarició lentamente el colgante de jade en su cintura y explicó todas las
ventajas y desventajas, una por una.
La razón por la que el Rey del Sureste había hecho esto fue principalmente porque vio que el suroeste
estaba en crisis, y sintiendo que eran demasiado interdependientes, temió que el próximo poder vasallo
que se retirara fuera el suyo. Quería ayudar al Rey del Suroeste en secreto. Si enviaran a esta persona
de regreso, claramente le estaría diciendo: "La corte imperial ya sabe lo que estás haciendo". Al final,
se vería obligado a saltar el muro y rebelarse junto al Rey del Suroeste.
—Nuestras fuerzas sólo suman cien mil. El sureste tiene un ejército fuerte y bien entrenado; si se
combina con el suroeste, no tenemos ninguna posibilidad de ganar—. Jing Shao lo escuchó en silencio y
luego dijo lentamente: —¿Qué tal si escoltas a este hombre de regreso a la capital?
—No—. Mu Hanzhang inmediatamente rechazó su propuesta: —Si no se retira el estado vasallo del
sureste, todo lo que se necesita es solo una excusa. En cuanto a la evidencia, este hombre no puede
verificar realmente nada, y el Rey del Sureste nunca lo admitirá. Una carta será suficiente para
informar al Emperador de todo el asunto. En el futuro, si el Rey del Sureste quiere recuperar el dominio
del estado vasallo para sí mismo, ya se enumerarán sus delitos.
Desde el suroeste hasta la capital, había tres mil li de montañas y carreteras altas para recorrer.
Nadie podía predecir lo que podría suceder durante ese período. Si se filtraban noticias, el Rey del
Sureste podría rebelarse en cualquier momento, y sufrirían tremendas pérdidas si los tomaban
desprevenidos.
Al ver que el rostro de Wang Fei comenzaba a palidecer gradualmente, Jing Shao sintió que su
corazón le dolía terriblemente. Y rápidamente ordenó gestualmente a los generales del protectorado de
izquierda y derecha para que se lo llevaran. Después, se puso de pie y al llegar a su carpa, levantó al
hombre sentado en la silla que estaba tratando de ser valiente y soportar el dolor. Sus manos se
extendieron para sentir esa suave e hinchada parte de su piel. —¿Todavía duele?
Mu Hanzhang se sonrojó de inmediato y rápidamente apartó sus patas a tientas: —No es importante.
—No intentes ser tan valiente la próxima vez, solo ven y siéntate en el regazo de tu esposo—. Jing
Shao le dijo solemnemente.
Mu Hanzhang lo fulminó con la mirada: —Deberías estar más comedido a la luz del día. Anoche
saliste de la carpa del asesor militar. Definitivamente sospecharán.
—Apuesto a que ya lo saben desde hace un tiempo—. Le dijo Jing Shao, acercándose poco a poco para
lamer el hermoso cuello de Mu Hanzhang: —La huella de mis dientes aquí ni siquiera está cubierta.
—¿Ah?—. La mano de Mu Hanzhang se extendió apresuradamente para cubrirla, presionándola con
cuidado y le dolió un poco, entonces recordó la expresión del protectorado general de derecha en ese
momento, y se sonrojó antes de levantarse para salir. Este hombre debió haberlo hecho
intencionalmente, besarlo en un lugar tan obvio. Ahora que estaba avergonzado, ¿cómo podría volver a
levantar su cabeza en el campamento del ejército en el futuro?
—Oye, Jun Qing...—. Al ver que su Wang Fei se iba enojado, Jing Shao se apresuró a alcanzarlo.
—Informe...—. Justo cuando Mu Hanzhang salía de la tienda, se encontró con un pequeño soldado que
se apresuraba para recibir un mensaje urgente. El soldado montaba a caballo y Mu Hanzhang se
apresuró a apartarse del camino. Sin embargo, debido a que su cuerpo no se sentía bien, no fue lo
suficientemente rápido y estaba a punto de ser golpeado por el caballo. Por lo que, Jing Shao dio un
paso hacia el veloz corcel y saltó y agarró al soldado mensajero por el cuello, arrastrándolo a esa
aterrorizada persona al suelo.
Pero en este mundo, siempre había personas dedicadas a ayudar a los demás. Como por ejemplo,
Wang Er, quien solo había venido para entregar el libro de cuentas del campamento. Y al ver al débil y
apuesto asesor militar a punto de ser pisoteado por los cascos de un caballo, automáticamente extendió
su mano para agarrar al asesor militar y rodó con él por el terreno.
Mu Hanzhang fue de repente empujado hacia atrás por alguien y cayó al suelo junto a él. El violento
movimiento rápidamente sacudió su herida y no pudo evitar dejar escapar un gemido ahogado.
—¡Jun Qing!—. Al escuchar esa voz, Jing Shao soltó al mensajero y rápidamente se dio la vuelta para
mirarlo. E inmediatamente estalló en ira y golpeó al hombre que todavía estaba sobre el cuerpo de Mu
Hanzhang, antes de también patearlo ferozmente: —¡Bastardo!
Mu Hanzhang se mordió el labio y se sentó lentamente, extendiendo su mano para cubrir su hombro
izquierdo, y la rojiza sangre brillante fluía a través de las grietas entre sus pálidos dedos, lo que le daba
una imagen extremadamente discordante.
—¡Jun Qing!—. Jing Shao volvió a sus sentidos en ese momento y se apresuró a levantar al hombre en
sus brazos, pero cuando vio que el hombre en sus brazos estaba pálido y que grandes gotas de sudor
rodaban por su rostro, supo que su herida se había abierto nuevamente. Y su corazón estaba con tanto
dolor que sentía que ya no podía dolerle más. Así que corrió a su tienda imperial sosteniéndolo.
Los generales del protectorado de izquierda y derecha que habían venido a escuchar el informe
militar se quedaron viendo a esa escena.
El general del protectorado de derecha pateó al caído Wang Er, que no podía levantarse: —¡Te
entrometes en los asuntos de otras personas!—. Estaba claro que no pasaba nada malo. Y la razón por
la que Wang Ye fue a detener al caballo en lugar de alejar al asesor militar fue por temor a agravar la
herida de este último. En cambio este niño no tenía mucha habilidad, ¡pero aun así trató de lucirse! El
general del protectorado de derecha reconoció a Wang Er, quien había formado parte de su regimiento
de soldados. Sin embargo, siempre estaba tratando de ganarse el favor de todos, y solo estaba ansioso
por obtener un rápido éxito, por lo que solo lo habían abandonado con los trabajadores serviles. Más
tarde, fue reclutado como escriba por el asesor militar. Y ahora definitivamente estaba inquieto por lo
sucedido.
El general del protectorado de izquierda sacudió su cabeza y le preguntó al soldado mensajero: —
¿Qué noticias tienes?
—¡El ejército ha atravesado los dos Pasos!—. El soldado mensajero respondió apresuradamente.
—¡Tan rápido!—. El general del protectorado de izquierda estaba sorprendido.
—El general Hao atravesó el Paso de Dientes de Tigre y Pico de Grulla y tomó al ejército Shu para
abrirse paso, luego fue al otro Paso, rompió la puerta grande y, ¡dio la bienvenida directamente al
ejército del general Zhao!—. Cuando el mensajero transmitió la noticia, no pudo evitar emocionarse.
El general del protectorado de izquierda dio media vuelta y entró a la tienda imperial. Esa noticia
debía ser contada a Wang Ye lo antes posible.
A Jing Shao no podría importarle eso ahora. Una herida reabierta sería más dolorosa que la herida
inicial. Al ver que la costra sobre la herida ahora era una lágrima fea otra vez, Jing Shao estaba tan
enojado que tiró el taburete que estaba a su lado y ordenó a los guardias que fueran inmediatamente y
ejecutaran a Wang Er.
—No...—. Mu Hanzhang extendió su mano para tirar de él.
Los guardias naturalmente obedecieron la orden de Wang Ye y se fueron de inmediato para cumplirla.
—¡Tiene suerte de que no ordené que lo descuartizaran usando cinco caballos para cada una de sus
extremidades!—. Jing Shao dijo en voz alta, pero los movimientos de sus manos eran en realidad, muy
suaves.
—Wang Ye, el ejército ha atravesado ambos Pasos—. Entró el general del protectorado de izquierda y
le dijo, asegurándose de mantener los ojos en Jing Shao.
—Entiendo. ¡Haz que el mensajero les diga a Zhao Meng y Hao Dadao que combinen sus fuerzas y
continúen atacando la Ciudad de las Nubes!—. Jing Shao le dijo sin mirar hacia arriba.
—¡Sí!—. El general del protectorado de izquierda aceptó la orden: —Wang Ye, ¿cuándo debería partir
el ejército del campamento?
Jing Shao inmediatamente frunció el ceño y miró a la persona pálida en la cama, y ​​vaciló un poco. Si
parten ahora, la herida sería más larga y grave. Estaba a punto de decir que esperarían unos días,
cuando el hombre de la cama de repente cubrió la mano de Jing Shao, quien seguía sosteniendo una
toalla de tela, y temblando sacudió su cabeza para detenerlo.
—Envía la orden primero y regresa después—. Mu Hanzhang vio lo que estaba pensando Jing Shao,
pero ese hombre estaba ahora muy enojado. Mu Hanzhang no podía discutir con él directamente por
ahora, por lo que primero tenía que hacer que el general del protectorado de izquierda se fuera.
—La comida y la hierba están aquí. ¿Cómo puedes hacer que el ejército ataque la Ciudad de las
Nubes?—. La voz de Mu Hanzhang era ya un poco débil.
—Las raciones que trajeron durarán al menos tres días. Tu herida es tan grave, por lo que
descansaremos un par de días antes de partir—. Jing Shao agarró la pequeña botella de jade y le dijo.
—¿Cómo puedes abandonar egoístamente el ejército por una sola persona? Tú... Ah...—. Mu
Hanzhang se levantó a medias de la cama para regañarlo, pero pronto volvió a sentir dolor.
════ ∘◦❁◦∘ ════
57: Aplicando medicina

—¡Jun Qing!—. Jing Shao lo apoyó apresuradamente y vio que la herida estaba sangrando de nuevo, por
lo que solo pudo persuadirlo suavemente: —No te preocupes, quiero decir, apliquemos el medicamento
primero y luego hablemos de todo lo demás.
—Quiero usar ese medicamento—. Mu Hanzhang estaba jadeando mientras miraba a Jing Shao. Una
herida que podría infectarse fácilmente y volver a abrirse en un movimiento más violento era el peor
tipo de lesión que se podía tener en una campaña militar. Tenía que curarlo rápidamente.
—¡No!—. Jing Shao limpió cuidadosamente las gotas de sangre con un pañuelo, luego aplicó la
medicina de la pequeña botella de jade para detener el sangrado: —Incluso si descansamos un día más,
lo lograremos a tiempo. Si no hay otra opción, también podemos simplemente enviar las raciones y el
forraje por adelantado.
Mu Hanzhang cerró los ojos: —El ejército no se puede retrasar. Si insistes en hacer esto, y el padre
imperial te echa la culpa, yo personalmente iré y suplicaré perdón.
—Jun Qing—. Escucharlo hablar así entristeció a Jing Shao. Si realmente se desarrolla hasta ese
punto, ¿cómo podría Jing Shao dejar que él asumiera la culpa? Dijo con rigidez: —Conozco bien los
asuntos del ejército...
—¿Los conoces bien?—. Mu Hanzhang abrió los ojos y lo miró. —El campo de batalla siempre cambia
constantemente. Incluso si puedes predecir ciertas cosas, no puede decir con certeza qué sucederá a
continuación. Dado que eres el comandante en jefe, debes ser responsable de la vida de estas 100.000
personas. ¿Cómo puedes actuar precipitadamente como quieras solo por tus propias razones
personales?
Ese par de hermosos ojos estaba lleno de orgullo y persistencia. Jing Shao los miró en silencio
durante un largo momento y sonrió lentamente.
Finalmente entendió por qué Jun Qing pudo hacerlo sentir seguro. Además de las diversas cosas de la
vida anterior, este hombre tenía sus propios valores y forma de pensar, que respetaba constantemente.
No vaciló en sus principios, incluso cuando se trataba de las personas que le agradaban, ni actuaría
imprudentemente solo porque sabía que tenía respaldo. Por eso Jing Shao se atrevió a mimarlo con todo
lo que tenía; no tenía miedo de estropear a Jun Qing hasta el punto de que este último cambiara para
peor o perdiera el rumbo.
—Mi amada esposa tiene razón; este marido hará lo que tú digas—. Jing Shao sonrió y se acercó para
plantar un beso en una mejilla que estaba roja de ira.
Mu Hanzhang fue interrumpido así, y toda la retórica que había estado a punto de decir se atascó en
su garganta. Estuvo aturdido por un largo momento antes de volver a sus sentidos y miró al hombre que
parecía estar cada vez con piel más gruesa. Finalmente, no pudo enojarse y suspiró: —Soy un hombre,
en realidad no soy tan delicado como crees.
Jing Shao rió y no respondió. Incluso si Jun Qing fuera fuerte con un cuerpo robusto y practicara artes
marciales incomparables, el corazón de Jing Shao todavía dolería. Se levantó y trajo otra botella de
color oscuro, aún dudando mientras la sostenía en una mano.
—Ese Wang Er también tenía buenas intenciones. Incluso si es del tipo que busca un éxito rápido y
beneficios instantáneos, ¡no puedes matarlo!—. Mu Hanzhang recordó que Jing Shao les había dicho a
los guardias que ejecutaran al hombre justo ahora, y abrió la boca para persuadirlo una vez más.
Sacando el corcho de la botella, Jing Shao dijo interiormente que sus guardias eran siempre los más
obedientes; en este momento, calculó que la cabeza de Wang Er ya había sido separada de su cuerpo.
Sin embargo, no se atrevió a decir eso en voz alta y solo pudo dar una respuesta vaga. Miró la herida
con cuidado. La medicina en la botella de jade se había disuelto y apenas detuvo el sangrado. Había
probado ambos tipos de medicamentos antes; no reaccionaban entre sí y sólo podían aplicarse
directamente.
—Si te duele, solo grita, no te muerdas—. Jing Shao acarició la cabeza de Mu Hanzhang, todavía un
poco reacio.
Mu Hanzhang asintió ligeramente. Y al ver que Jing Shao todavía se negaba a aplicar la medicina, se
rió suavemente y le dijo con una voz cálida: —Si te sientes inseguro, entonces acércate.
Jing Shao escuchó sus palabras y pensó que tenían sentido. Si Jun Qing tenía demasiado dolor, Jing
Shao podría prestarle su brazo para morder en lugar de que Jun Qing se muerda la lengua. Así que se
sentó en la cama, y sostuvo al hombre con cuidado en sus brazos y vertió un poco del ungüento
traslúcido, mientras temblaba ligeramente.
—Ah...—. En el momento en que aplicó la medicina, Jing Shao sintió claramente que el cuerpo en sus
brazos se tensó repentinamente, y esos labios pálidos y sin sangre se abrieron ligeramente. Pero Jun
Qing no pudo emitir ningún sonido cuando sintió dolor, ya que su grito quedó atrapado en su garganta.
Las grandes gotas de sudor caían una a una y humedecieron el sedoso cabello negro de sus sienes.
—Jun Qing, no dolerá después de un tiempo, no dolerá...—. Jing Shao acarició su mejilla ligeramente,
deseando poder intercambiar sus cuerpos.
¡Mu Hanzhang nunca pensó que dolería tanto! Después de que se aplicó la medicina, fue como si
estuviera siendo perforado por innumerables finas agujas. Su visión se oscureció por el dolor, pero la
suave voz en sus oídos lo consoló y el dolor disminuyó gradualmente. Una luz blanca apareció ante sus
ojos y gradualmente vio claramente el rostro de Jing Shao. Sus hermosos ojos estaban llenos de tanto
dolor, que estaba a punto de desbordarse. Mu Hanzhang trató de darle una sonrisa tranquilizadora, y
las comisuras de su boca se levantaron con gran dificultad. Y luego, de repente, su visión se oscureció
por completo.
Jing Shao miró a la persona en sus brazos que se había desmayado por el dolor. Y estaba tan
angustiado en su corazón que apenas podía respirar. Lentamente abrió su pálido y apretado puño, y
dejó caer un pequeño beso en ese pálido rostro, antes de poner a Mu Hanzhang de nuevo en la cama y
secó el sudor de la frente y cuello ajeno con una toalla de tela.
Después de recuperar sus sentidos, descubrió que también estaba sudando. Así que Jing Shao
simplemente se limpió la cara suavemente y cubrió a la persona en la cama con una colcha.
—Wang Ye, el general del protectorado de derecha impidió que este subordinado ejecutara a Wang Er.
Así que este subordinado lo encerró en la prisión militar—. Entró su guardia y le susurró: —Pero este
subordinado encontró esto en Wang Er—. Mientras el guardia hablaba, le entregó un trozo de papel a
Jing Shao.
Aunque Jing Shao no estaba muy satisfecho con el hecho de que el guardia no completara su misión,
estaba feliz de que de esta manera podría explicárselo a su Wang Fei, por lo que se mantuvo en silencio
y echó un vistazo a lo que el guardia le entregó, y probablemente no debería haberlo hecho; en ese
momento, estaba más que furioso. Wang Er necesitaba ser ejecutado.
No se había escrito nada en el papel, solo contenía un retrato pintado con un fino pincel. Incluso si la
habilidad era pobre, la extraordinaria belleza de la persona en la pintura era tan clara como el día.
¿Quién más podría ser sino Mu Hanzhang, con una túnica de mangas anchas y ese adorno de jade en su
fino cabello negro?
Jing Shao apretó lentamente el papel en su mano en una bola y lo apretó en su puño, con tal fuerza,
que se rompió. Resultó que lo que pasó hoy no fue un accidente. ¡Ese Wang Er se había aprovechado
deliberadamente de la situación! ¡Debido al deseo momentáneo de un libertino, la pálida persona en la
cama tuvo que soportar tanto dolor! En ese momento, Jing Shao de repente se sintió agradecido de no
haber matado a Wang Er en ese momento de inmediato; ¡porque un solo golpe para morir, en realidad
era muy poco para él!
Jing Shao levantó la cabeza y dijo con ojos sombríos: —Ve a investigar ahora; no importa los medios
que uses, debes asegurarte de encontrar un delito digno para que sea asesinado.
—Acepto la orden del Príncipe—. El guardia obedeció y rápidamente se volvió para irse.
—Espera un minuto—. Jing Shao detuvo al pequeño guardia, que acababa de ser transferido a él, pero
que aún así era muy ágil: —¿Cuál es tu nombre?
—Este subordinado se llama Jiang Lang—. Respondió el guardia.
Jing Shao miró inexpresivamente. —¿Eres el hijo del médico imperial Jiang?
—Sí—. Jiang Lang parecía bastante sincero, pero muy inteligente. —Este subordinado está en deuda
con Wang Ye por no abandonarme y permitir que este subordinado se transfiera a su propio ejército a
mediados del tercer mes lunar.
En ese momento, Jing Shao había escuchado las palabras de Wang Fei y transfirió a Jiang Lang a su
propio ejército para encontrar una oportunidad de ganarse al médico imperial Jiang. Pero en ese
momento, todo era un desastre en su propio palacio, por lo que se había olvidado de este asunto en un
abrir y cerrar de ojos.
Jing Shao asintió con su cabeza: —Adelante, y por cierto, llama al general del protectorado de
izquierda cuando salgas.
El general del protectorado de izquierda llegó con el general del protectorado de derecha, quien
también había corrido hacia allí.
Aunque Wang Er estaba ansioso por conseguir un éxito rápido y beneficios rápidos, también era
bastante agradable. Ya fuera entre los soldados o entre los trabajadores menores, era bastante popular.
El general del protectorado de derecha sintió que matarlo precipitadamente congelaría los corazones
de los oficiales y soldados, por lo que detuvo la ejecución. Al escuchar al guardia decir que Wang Ye
parecía estar muy enojado, el general del protectorado de derecha siguió a su compañero para confesar
su propio crimen y también para tratar de aconsejar un poco a Wang Ye.
Jing Shao ignoró al general del protectorado de derecha, ya que pensó que sus acciones eran solo
moralistas, y le dijo al general del protectorado de izquierda: —Mañana partiremos por la mañana; ve y
prepárate.
—Sí—. Respondió el general del protectorado de izquierda.
—Wang Ye, ese Wang Er...—. El general del protectorado de derecha todavía tenía algo más que decir,
pero antes de que pudiera hacerlo, vio a Wang Ye usando una toalla de tela para limpiar el sudor de la
persona en la cama, e incluso acurrucaba con cuidado el brazo de Mu Hanzhang, que estaba colgando
afuera de la colcha. Su apariencia meticulosa y gentil era completamente diferente a la del Cheng Wang
que "cuidaba" a sus subordinados con puños a diario.
—¿Qué vas a decir?—. Después de que Jing Shao terminó de hacer esas cosas, finalmente miró al
protectorado general de derecha
—Eso...—. el general del protectorado de derecha se quedó sin habla. Su mente había estado en un lío
desde que vio la marca roja en el cuello del asesor militar esa mañana. Ahora, el comportamiento
inquebrantable de Wang Ye, no podía ignorarlo aún si quisiera hacerlo.
—Wang Ye, la capital acaba de enviar un mensaje—. Interrumpió el general del protectorado de
izquierda mientras le pasaba una carta en sus manos.
Jing Shao la miró, y en la carta decía: "Mansión Wang Rui". Por lo que resultó que era una carta de su
hermano. Hubo pocas noticias después de que Jing Shao dejó la capital. Él no le escribía cartas a su
padre imperial todos los días sobre su salud como lo hacía su príncipe mayor, en su lugar, le comentaba
sobre la situación del campo de batalla cada tres o cinco días. El Emperador Hongzheng le respondía a
cada una de ellas, pero siempre eran palabras sobre el campamento militar. Jing Chen parecía muy
ocupado, y ahora que Jing Shao estaba ausente, era inconveniente tener algún contacto para evitar
sospechas.
Ansioso por saber lo que estaba escrito en la carta, Jing Shao dejó su conversación con el general del
protectorado de derecha y los hizo retirarse a ambos.
"Saludos, tercer hermano imperial. El padre imperial está bien, y la familia también está en paz...".
La primera mitad estuvo llena de saludos corteses antes de que Jing Shao lo saltara rápidamente y
mirara hacia el final.
La carta estaba escrita en tres partes, y las noticias eran variadas.
Jing Chen reveló en la carta que después de que se fueron, el problema de corrupción en el Ministerio
de Hacienda se había vuelto muy problemático y cada vez más personas estaban involucradas. Hubo
hasta siete funcionarios por encima del tercer rango o superiores que fueron despedidos. Por no hablar
de todos los pequeños funcionarios por debajo del tercer rango. El Emperador Hong Zheng ordenó una
investigación exhaustiva, pero la corrupción estaba demasiado extendida. Por lo que podrían haber
descubierto muy rápidamente que el líder detrás de escena era el cuarto príncipe, así que el Duque de
Mao sugirió que se estaba haciendo un gran escándalo por este tema cuando la guerra aún estaba en
curso y era difícil de manejar. Gracias a eso, este asunto que había crecido enormemente, se dejó de
lado suavemente.
Sin embargo, la mayoría de los objetivos de Jing Chen fueron logrados. Por ejemplo, derribó al
Ministro de Hacienda que no le gustaba a Jing Shao, y Xiao Yuan fue ascendido con éxito a Ministro.
Además, su padre imperial también estaba insatisfecho con el cuarto príncipe.
De hecho, desde el principio del asunto, Jing Chen llevó el asunto hacia el cuarto príncipe, pero su
gente parecía haber estado preparada durante mucho tiempo para una situación así, lo que le causó
muchos problemas.
Además, la carta contenía noticias que eran extremadamente importantes para la situación actual de
Jing Shao, es decir, había personas en la corte imperial que estaban en contacto con el Rey del Sureste,
y este último podría estar al tanto de la situación actual financiera de la corte.
Jing Shao volvió a doblar lentamente la carta. De esta manera, había una explicación adecuada para
que el Rey del Sureste enviara personas a matar a Jing Shao. El Tesoro Nacional estaba actualmente en
déficit. Así que si el Rey del Suroeste pudiera aguantar durante tres años, la corte imperial no podría
apoyar esta prolongada guerra. Y finalmente, era más probable que el tribunal y los vasallos negociaran
entre ellos para conseguir la paz.
Y mientras mataran al comandante en jefe, la corte imperial tendría que lidiar con una serie de cosas,
como la muerte de un príncipe en la batalla, el cambio de comandante antes de que continuaran la
batalla, entre otras cosas. Y podrían prolongar la guerra por un año y medio o incluso más.
—Hmmm...—. El hombre en la cama gimió suavemente y lentamente abrió sus ojos.
Jing Shao se llevó rápidamente la carta en su mano y fue a verlo: —Jun Qing, ¿todavía te duele?
Mu Hanzhang lo miró por un momento, y solo entonces recordó que se había desmayado. Sin
embargo, la herida en su hombro ya no le dolía tanto, y era mucho más cómoda que antes de que se le
aplicara la medina. Así que frunció su ceño y dijo: —¿Cuánto tiempo he dormido?
—No mucho, tal vez una media hora más o menos—. Le dijo Jing Shao, acariciando su cabeza. —Ya es
más del mediodía. Si partimos hoy, tendremos que marchar durante la noche. Por lo que nos iremos
mañana por la mañana.
Al escuchar sus palabras, Mu Hanzhang asintió levemente. Era bueno que el viaje no se retrasara por
su culpa. Al darse la vuelta, vio la carta en la mano de Jing Shao. —¿Es una carta del hermano?
—¿Cómo puedes adivinar con tanta precisión?—. Jing Shao le sonrió y lo sostuvo en sus brazos para
después entregarle la carta. —Tengo algunas dudas de si realmente puedes interpretar las estrellas por
la noche para ser tan bueno adivinando.
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58: Traición

Mu Hanzhang sonrió, pero no dijo nada. Y así, sólo sostuvo la carta con una mano y comenzó a leerla.
Después de leer dos líneas, recordó que era una carta privada entre hermanos. Por lo que se volvió para
mirar a Jing Shao, y lo encontró felizmente jugando con su otra mano, así que solo sacudió su cabeza
con impotencia.
—Por cierto, ¿me has dicho qué hay en la segunda bolsa de brocado?—. Jing Shao apretó aquella
brillante mano de jade y jugueteó con ella por un momento. Sintiendo que realmente se veía bastante
deliciosa, no pudo evitar llevársela a la boca. Cuando vio a su Wang Fei mirarlo por encima,
rápidamente soltó su mano con timidez y buscó algo que decir.
—¡Miau!—. El pequeño tigre se despertó al pie de la cama y agarró la colcha. Y la mano que Jing Shao
acababa de dejar fue abrazada por la bola de pelo.
Con sus dedos moviendo la cabeza del pequeño tigre, Mu Hanzhang ocultó sus manos en el interior
de la colcha y rió entre dientes: —Eso es solo una preparación. Si Zhao Meng no cayera en la trampa y
atravesara la puerta en el Paso como debería haberlo hecho, naturalmente batallaría durante todo su
camino, así que no tendría tiempo para revisar la bolsa de brocado.
¡Es por eso que a Zhao Meng se le dijo repetidamente que no abriera las bolsas por adelantado,
porque las dos estrategias se contradecían entre sí!
—Hii...—. El pequeño tigre no pudo encontrar la mano de su amo, por lo que agarró la mano de Jing
Shao y la mordió. A Jing Shao le dejó una dolorosa mordedura. Cuando pellizcó la boca del tigre y retiró
su mano, vio que había una pequeña marca de diente más que se había vuelto azul en su pulgar. —¿Ah?
¿Te creció otro diente? Extendió su mano y trató de abrir la peluda boca para ver si es que había más
dientes.
Mu Hanzhang tiró de la mano de Jing Shao y acarició al área en la que había sido mordido. —No dejes
que te muerda; si se lo permites, te enfermarás—. Los ancianos solían decir que ser mordido por
animales salvajes era realmente desafortunado, ya que se podían contraer enfermedades incurables.
Jing Shao le dio la vuelta al pequeño tigre para que estuviera boca arriba, y así pudiera agarrarle sus
cuatro patas, y no le permitió huir.
—¡Miau!—. El pequeño tigre estiró su cabeza para morder a Jing Shao por su insatisfacción, pero
igual no pudo alcanzarla de todos modos. Estaba tan ansioso que su larga cola seguía dando vueltas
sobre la colcha.
Después de darle una lección al tigre, Jing Shao continuó con lo que acababa de decir: —¿Y qué
sucede si Zhao Meng atravesó el Paso y ha leído lo que dice en la bolsa de brocado?
Mu Hanzhang tomó al pequeño tigre que estaba haciendo una rabieta por ser intimidado y lo palmeó
para apaciguarlo. Luego lo colocó boca arriba entre sus piernas y suavemente rascó su vientre: —
¿Crees que Zhao Meng puede entender esas palabras? Para cuando regresara, ya habría preparado una
excusa para responder.
"El mar del sufrimiento no tiene límites; vuelve atrás y ahí está la orilla". Para que se entendiera el
mensaje primero la persona tenía que sufrir. Sin embargo, si tuviera un viaje tranquilo, alguien tan
decidido como Zhao Meng definitivamente estaría demasiado impaciente para adivinar el trasfondo del
mensaje.
—...Jun Qing, tú...—. Jing Shao se quedó sin habla de inmediato. Esto era demasiado engañoso. Era
absolutamente afortunado que la admiración de Zhao Meng por el asesor fuera ciega.
Cosquilleado cómodamente, el pequeño tigre se frotó contra la colcha y se quedó dormido con el
estómago hacia arriba. Mu Hanzhang sonrió y apoyó su cabeza en el hueco del cuello de Jing Shao: —
Por eso, desde la antigüedad, las palabras de los asesores nunca se han transmitido en su totalidad. Los
supuestos secretos no deberían de ser revelados, pero en realidad esa frase les servía, porque ni ellos
estaban seguros de todo—. De alguna manera, los asesores militares no eran diferentes a los adivinos.
Jing Shao abrazó impotente a la persona en sus brazos y tomó la carta para discutir los asuntos de la
corte imperial con su Wang Fei. La causa principal del incidente esta vez fue la investigación de las
cuentas antes de salir de la capital. Cualquier pequeño cambio habría dado lugar a una serie de eventos
posteriores completamente distinta. Era mejor tener cuidado en el futuro. La experiencia de su vida
anterior no podía ser funcionar siempre en esta vida.
Después del almuerzo, Mu Hanzhang quería salir a caminar, pero Jing Shao lo obligó a descansar en
la cama, aún así no pudo evitar llevar también al pequeño cachorro tigre a una siesta junto a él. El
pequeño tigre sintió demasiado calor dentro de la colcha, así que se subió a la almohada y abrazó la
cabeza de su amo para dormir. Y cuando el general del protectorado de derecha entró a buscarlo,
encontró al asesor militar, quien dormía tranquilamente con un sombrero de piel de tigre que no
cuadraba con su temperamento...
—Jeje...—. El general del protectorado de derecha no pudo evitar reírse, y de repente despertó a Mu
Hanzhang de su sueño.
Al ver que había llegado el general del protectorado de derecha, Mu Hanzhang movió al tigre de su
cabeza y se sentó lentamente: —Ha llegado el general del protectorado de derecha, ¿sucede algo?
—Es así: Wang Ye arrestó a Wang Er, quien estaba a cargo de llevar las cuentas de las raciones. Por la
noche, el cocinero fue a buscar comida y no había nadie haciendo las cuentas. Así que vine a
preguntarle al asesor militar quién podría reemplazarlo—. Por la ocurrencia del asesino de haberse
disfrazado como un sirviente, el general del protectorado de derecha rectificó los asuntos militares y
había estado ocupado todo el día investigando a todas las personas sospechosas. Con el estómago
rugiendo de hambre, iba a hacer que el cocinero comenzara a preparar la cena para los oficiales, pero
le dijeron que los fideos y el arroz aún no habían sido recolectados, y que por ello no podían prender la
estufa para cocinar.
¿Wang Er había sido arrestado? Mu Hanzhang frunció su ceño: —Transfiera al escriba que está a
cargo de las cartas para el área de personal de mantenimiento de ello.
—Está bien—. El general del protectorado de derecha se volvió para salir, pero después de caminar
unos pasos, regresó, y al ver al asesor militar que iba a ponerse lentamente sus ropas exteriores; quería
decirle algo, pero dudó en hablar con él.
—¿Hay algo más?—. Mu Hanzhang lo miró. Jing Shao le había quitado la ropa exterior y sus
pantalones. Y con el general del protectorado de derecha aún ahí. Mu Hanzhang no podía levantarse de
la cama y ponerse su ropa exterior.
El general del protectorado de derecha se rascó la cabeza, pensando que ese asunto no debería ser
preguntado sin saber nada aún, pero sentía tanta curiosidad que movió un taburete y se sentó al lado
de la cama: —Asesor militar, entre usted y Wang Ye, hmmm, ¿sucede algo?
Mu Hanzhang estaba atónito y bajó lentamente los ojos: —Si no es por asuntos oficiales, el
protectorado general de derecha debería irse pronto.
Cuando el general del protectorado de derecha sintió que su suposición era correcta, pensó que debía
ser Wang Ye quien obligó al asesor militar a comprometerse con él. Así que suspiró y dijo: —Asesor
militar, usted es un hombre con verdadero talento y conocimiento. Si Wang Ye realmente lo está
intimidando, no debe de tener miedo. Lo he seguido durante muchos años. Aunque las palabras que
dice pueden ser feroces, él no es malo en su corazón...
—Creo que el general del protectorado de derecha debe haberlo entendido mal—. Mu Hanzhang
levantó su mirada y lo miró con una extraña sonrisa: —Mi amistad con Wang Ye es como la que hay
entre el general del protectorado de derecha y el general del protectorado de izquierda.
—¿Ah?—. El general del protectorado de derecha se levantó de un salto. ¿Cómo podría ser eso igual?
¿Podrían las emociones nacidas de los muchos años que él y su pequeño compañero lucharon juntos en
el campo de batalla ser las mismas que la apariencia ambigua entre el asesor militar y Wang Ye? Si su
pequeño compañero le limpiara el sudor y lo cubriera con su edredón como lo había hecho Wang Ye... El
general del protectorado de derecha no pudo evitar sentir frío en su interior, eso era realmente
aterrador.
El general del protectorado de derecha se asustó por la escena en su mente y miró al asesor militar
que estaba sonriendo de una extraña manera; como si también hubiera visto lo que apareció en su
mente, así que el general del protectorado de derecha no podía quedarse quieto, por lo que se despidió
de él y se fue como si estuviera escapando.
Después de que el general del protectorado de derecha se fuera, Mu Hanzhang frunció su ceño
gradualmente. Ahora incluso el general de protectorado de derecha había visto que las cosas eran
ambiguas entre los dos; y no sabía qué tipo de rumores se estaban extendiendo ahora por el ejército.
Además, ¿por qué habían arrestado a Wang Er?
Se levantó y se vistió pulcramente para buscar al sinvergüenza que había causado todos estos
problemas para ajustar cuentas con él. Tan pronto como entró en la tienda central, vio a Jiang Lang
entregándole a Jing Shao un folleto.
—Jun Qing, ya que estás aquí. Ven y mira esto—. Jing Shao levantó el folleto de su mano, la cubierta
era amarilla y las esquinas del papel estaban volteadas. Obviamente se había utilizado esta hoja
durante muchos años.
Mu Hanzhang tomó el folleto y lo abrió. Había números y frases densamente grabadas. Realmente no
podía entender la primera parte, pero cuando lo volteó para mirarlo más detenidamente, sus ojos se
abrieron lentamente: —¿De dónde vino esto?
—Fue encontrado en el equipaje de Wang Er—. Le confesó Jing Shao.
A Mu Hanzhang ya no le importaba su comportamiento descuidado de antes, y dijo con seriedad: —No
sé cuáles son las cuentas en el frente, pero las páginas en la parte de atrás son registros completos de
las raciones y la hierba para los caballos del ejército. así como las cantidades consumidas diariamente.
Estas son cosas de las que les he prohibido expresamente hacer copias privadas. Además, la última
página debe ser un extracto de la correspondencia de alguien—. Al decir esto, Mu Hanzhang dio la
vuelta al folleto y le mostró la última página a Jing Shao.
Jing Shao lo tomó y lo miró detenidamente, línea tras línea, parecía ser que eran las promesas hechas
por personas que interactuaban con Wang Er en todo momento. Jiang Lang dijo que había registrado la
residencia de Wang Er y no había visto nada más parecido a esta carta.
Las raciones y las cantidades de hierba... Jing Shao reflexionó sobre este folleto en silencio. Al
principio, se preguntó si estaba destinado a informar al cuarto príncipe. Pero el ejército ahora estaba
fuera, por lo que informar las cantidades de comida y forraje al cuarto príncipe era inútil. ¡Entonces, las
personas para las que estas cuentas serían necesarias no serían nadie más que el Rey del Sureste y el
Rey del Suroeste!
—Deja que el general del protectorado de izquierda vaya a interrogar a Wang Er de inmediato, y
asegúrate de averiguar con quiénes estaba en contacto y cómo se estaba comunicando con ellos—. Jing
Shao le pidió a Jiang Lang que hiciera esto de inmediato.
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59: La Ciudad de las Nubes

—¿Cómo decidiste que Wang Er era el del problema?—. Mu Hanzhang fue hacia Jin Shao y le preguntó
luego que Jiang Lang se fuera. Todo había ido perfectamente bien, entonces, ¿Por qué decidió
repentinamente investigar al escriba de contabilidad?
Jiang Shao extendió su mano para abrazar a Mu Hanzhang con fuerza, rodeando su brazo alrededor
de su cintura mientras escribía una carta a su padre haciéndole saber que él estaba a salvo: —Hoy vi
sus ojos furtivos y me pareció sospechoso—. De hecho, él no había visto el rostro de Wang Er en lo
absoluto; ¡Un majestuoso Cheng Wang jamás admitiría que lo había hecho para deshacerse del lujurioso
que codiciaba a su Wang Fei!
El cuerpo que tiene entre sus brazos tiene la ligera fragancia de la medicina. A Jing Shao no le había
gustado el aroma de la medicina antes, pero desde que comenzó a dedicarse a su Wang Fei y se mezcló
con su aroma natural, repentinamente olía bien. No pudo evitar hundir su nariz en sus ropas y respirar
profundamente.
Mu Hanzhang le hizo cosquillas antes de apartarse de sus brazos y sentarse a su lado: —¿Estás
reportando los movimientos inusuales del Rey del Sureste al Padre Imperial?
—Sí—. Jing Shao no se sentía satisfecho con la poca cantidad de tofu que comió, pero a pesar de que
su Wang Fei estaba a su lado , si extendiera su mano en ese ángulo le sería imposible escribir.
—Deberías mencionar los méritos de Hao Dao y la valentía del ejército Shu—. Le dijo Mu Hanzhang
luego de mirar lo que había escrito Jing Shao recordándoselo en voz alta.
—¿El ejército Shu?—. Jing Shao giró su cabeza para mirarlo inquisitivamente. Debían mencionarse los
antecedentes meritorios y familiares de Hao Dadao. Además, esperaba que su Padre Imperial lo
nombrase oficialmente general, pero, ¿Qué pasaba con el ejército Shu? Simplemente lucharon bajo el
mando de Hao Dadao. No era diferente del ejército de Hunan y Guizhou. ¿Por qué debería mencionarlos
en particular?
Mu Hanzhang sonrió: —¿Wang Ye ha olvidado que el ejército Shu todavía estaba luchando contra los
bárbaros del norte junto al primer príncipe en Yunnan y Tibet?
Se le había ordenado al ejército Shu rescatar al príncipe mayor. Después de que Jing Rong fue
rescatado, dirigió al ejército Shu para atacar a los bárbaros del norte nuevamente y, como era de
esperarse, no tuvo mucho que mostrar. Cuando comenzó la batalla del suroeste, el emperador Hong
Zheng ordenó al ejército Shu que regresara al mando de Jing Shao para luchar contra los vasallos del
suroeste, dejando solo al ejército del general Zheng Dong que previamente había sido originalmente
asignadas al príncipe mayor para continuar luchando en el norte.
Jing Shao frunció el ceño al escuchar esto y reflexionó. Si elogiaba la valentía del ejército Shu, el
emperador Hong Zheng recordaría que el ejército Shu no había tenido logros en manos del príncipe
mayor; una corta comparación de las dos situaciones mostraría claramente quién era superior.
—Jun Qing... ¡Gracias al cielo que no te casaste con otra persona!—. Le dijo Jing Shao después de un
momento de silencio.
Mu Hanzhang sacudió su cabeza y suspiró: —Incluso si me hubiera casado con otra persona, nunca lo
ayudaría con todo mi corazón de esta manera—. "Me temo que es difícil encontrar a alguien como tú en
este mundo, que me adore y crea en mí siempre". No dijo esto último en voz alta y solo miró a Jing Shao
en silencio. Al ver al otro hombre a punto de abrir la boca, no pudo evitar estirar la mano y pellizcar su
mejilla.
—Eso es normal, no hay nadie más guapo que yo entre la familia imperial—. Le dijo Jing Shao con
orgullo.
Mu Hanzhang se rió entre dientes: —Entre la familia imperial, no hay nadie con la piel tan gruesa
como tú.
Ambos se rieron entre sí para finalmente terminar con la carta informando al emperador de su
seguridad. Luego llegó el general para informar los resultados del interrogatorio.
Wang Er no pudo soportar el interrogatorio y rápidamente confesó todo. La persona que lo había
contactado era un pequeño funcionario de la capital, que le había dado dinero para que enviara la
información sobre la cantidad total de alimentos y provisiones que usa el ejército todos los días; no
necesitaba preocuparse por nada más.
—¿Cuándo esto comenzó?—. Le preguntó Jing Shao.
—Wang Er ha estado en contacto con ellos después de que se convirtió en empleado y desde el
momento en que nos establecimos fuera de la capital. Sin embargo, sólo comenzó a enviar la
información después de que cruzamos la frontera Shu—. La respuesta del general del protectorado de
izquierda fue muy detallada. Siempre había estado a cargo de los interrogatorios del ejército y tenía
muy claro hasta dónde tenía que llegar para obtener una respuesta creíble.
El número de soldados en el campamento puede juzgarse a partir de la cantidad de comida usada
cada día. Jing Shao frunció el ceño. No era de extrañar que los arqueros a caballo hubieran lanzado un
ataque sorpresa ese día; habían determinado que la mayor parte del ejército no estaba en el
campamento y había una gran probabilidad de que pudieran matarlo.
—Ese pequeño funcionario—. Le dijo Mu Hanzhang frotando lentamente el pisapapeles de ágata
sobre el escritorio de Jing Shao: —Creo que es uno de los espías que el Rey del Suroeste plantó en la
Capital—. Debería ser el Rey del Suroeste quien comenzó a prestar atención a los movimientos del
ejército cuando partieron.
—Wang Er no conoce el nombre de esa persona. Cuando llegamos al suroeste, su contacto era una
persona diferente—. El general presentó una carta a Mu Hanzhang. —Este es el mensaje que Wang Er
no tuvo tiempo de enviar hoy.
En la nota sólo se escribieron unas pocas palabras claras, así como algunos números. El mensaje
estaba envuelto de forma extremadamente segura en papel engrasado.
Mu Hanzhang observó la nota un momento antes de tomar una hoja de papel y escribir algo. Las
palabras que escribió eran exactamente las mismas que en la nota, pero los números eran casi tres
veces mayor. —Esto incluye el número de soldados del ejército Shu.
Jing Shao cogió la nota y la miró. Inmediatamente comprendió el significado de su Wang Fei. Dejemos
que la otra parte piense erróneamente que el ejército Shu había regresado al campamento. El ejército
del Suroeste que realiza una emboscada cercana no se atreverá a actuar precipitadamente. Si
abandonan el campamento mañana, la posibilidad de una emboscada se reducirá considerablemente.
El general del protectorado de izquierda miró la nota en su mano y se sorprendió. Originalmente, le
había perdonado la vida a Wang Er porque pensó que Wang Ye podría querer usarlo para entregar
información falsa al exterior. ¿Quién hubiera pensado que sería el consejero militar tan astuto? —Wang
Ye, ¿Qué va a hacer con Wang Er?
Jing Shao frunció el ceño: —Mátalo, no se lo hagas saber todavía. Aunque realmente quiero matar a
esa persona frente a todo el ejército, ha cometido traición al haber ayudado al enemigo y su castigo
debería ser golpeado con palos hasta la muerte, pero necesitas usar la identidad de Wang Er para
transmitir la información, por lo tanto tienes que mantenerte en silencio.
Después de dejar el campamento al día siguiente, Jing Shao temía los baches del camino por lo que le
pidió a Jiang Lang que agregara otra colcha dentro del carruaje.
Desde el Paso Sheng Jing ingresaron hasta el interior del Suroeste; inesperadamente, no se
encontraron con ningún bache. Debe ser a causa de la carta de ayer de Wang Er. Las principales tropas
de Hao Dadao ya había llegado a la Ciudad de las Nubes. El ejército del suroeste no tenía energía para
hacer frente a un ejército enemigo tan grande, además las tropas probablemente habían regresado a la
ciudad por refuerzos.
Jing Shao al darse cuenta que no había obstáculos en el camino se subió al carruaje del asesor militar
y dejó que Xiao Hei lo siguiera.
El pequeño tigre se recostó sobre el borde de la ventana del carruaje y miró hacia afuera. Tenía
curiosidad acerca de Xiao Hei y lo miró fijamente. Al darse cuenta que Xiao Hei continuaba trotando
ignorándolo, estiró sus patas hacia él. Xiao Hei miró la bola de pelo junto a la ventana y resopló.
—Miau—. El pequeño cachorro tigre se sorprendió, se hizo como una bolita y se cayó sobre la colcha
dejando escapar una voz agua.
—Oh, incluso aprendiste a maullar como un gato—. Jin Shao se sorprendió, tomó a Xiao y le tiró sus
orejas .— Maulla de nuevo.
—¡Miau!—. El pequeño tigre no se sintió feliz de ver a Jin Shao y negó con la cabeza para evitar que
le tocara las orejas.
Mu Hanzhang sonrió y le acarició las suaves y redondas orejas: —¿Por qué no te has ido todavía?
¿Cómo crees que se verá si te quedas en el carruaje?
—El asesor militar todavía no se encuentra en buenas condiciones. Este Príncipe Imperial lo ama
demasiado. Y naturalmente quiere cuidarlo dentro del carruaje—. Jing Shao se acostó en la gran y suave
almohada al lado de su Wang Fei y dijo con picardía.
—¿Qué pensarán la gente del ejército sobre lo que estás haciendo?—. Mu Hanzhang suspiró
impotente. El general del protectorado de derecha lo había pedido directamente ese día. Jing Shao debe
haber hecho algo de lo que Mu Hanzhang no se había enterado.
—Déjalos que piensen lo que quieran—. Le dijo Jing Shao, realmente a él no le importaba. En su
corazón pensaba qué hacer para que todos sepan que el asesor militar era su Wang Fei, y así poder
eliminar de inmediato los pensamientos indecentes de los demás. Desde que descubrió el retrato de Jun
Qing en las pertenencias personales de Wang Er, Jing Shao se dio cuenta de lo popular que era su Wang
Fei en el ejército; incluso no pudo evitar admirar a ese espía. ¿Había más personas? Tuvo la repentina
sensación de crisis de que alguien más había descubierto su más grande tesoro y ni siquiera sabían que
ese tesoro le pertenecía.
Mu Hanzhang lo miró, acostó al pequeño tigre entre sus brazos mientras cerraba sus ojos para
descansar.
El pequeño tigre que estaba acurrucado en los brazos de su dueño se removía de un lado a otro
masajeando su elegante barbilla con sus patitas mientras frotaba su cabeza contra él.
—Jaja...—. Mu Hanzhang bajó la mirada hacia el pequeño minino debido a la repentina picazón.
El pequeño tigre se acostó coquetamente boca arriba y llamó suavemente a su dueño. Debido a que
su voz se volvió más aguda, ¡Su "miau" se volvió en un "mauw~"!
Jiang Shao no soportaba mirarlos. Se inclinó para recoger al pequeño tigre y lo arrojó a una esquina
del carruaje. Luego se acomodó ocupando el lugar junto a Mu Hanzhang.
Al observar su comportamiento infantil, Mu Hanzhang no pudo evitar reírse y estirar su mano para
acariciar su cabello: —Si no quieres salir, descansa un momento. Cuando lleguemos a la Ciudad de las
Nubes apenas tendrás oportunidad para dormir.
Jing Shao se sentía cómodo siendo acariciado por las esbeltas y cálidas manos. Hundió su rostro en el
pecho de la persona que lo abrazaba rodeando sus brazos alrededor de su cintura estrecha: —Entonces
acompáñame a dormir.
—¿Acaso no estoy aquí? ¿A dónde podría ir?—. Mu Huanzhang sonrió y apoyando su cabeza sobre la
alargada almohada. En medio de esta batalla, pudieron encontrar un momento para tomar una
tranquila siesta. Realmente se habían robado medio día de ocio.
No hubieron obstáculos en el camino, no había muchas armas y cadáveres esparcidos.
Presumiblemente, Hao Dadao fue abriéndose paso, sin olvidar limpiar el campo de batalla. Se dijo que
Hao Dadao atravesó el Paso de Dientes del Tigre y Pico de Grulla, y luego se desvió y luchó sin parar
para después encontrarse con Zhao Meng. El ejército del Suroeste no esperaba que atravesaran el Paso
de Sheng Jing en unos cuantos días. De inmediato fueron consumidos por la confusión y derrotados en
cada paso del camino.
El feudo del Suroeste tampoco era muy grande. No muy lejos del Paso de Sheng Jing se encontraba la
ciudad principal: La Ciudad de las Nubes.
Cuando se apresuraron a llegar a la Ciudad de las Nubes, Hao Dadao ya había llevado a la gente para
atacar la ciudad.
La Ciudad de las Nubes había sido bautizada de esa manera por su topografía particular. Se elevaba
desde el suelo hacia los alrededores. Fuera de la muralla de la ciudad, parecía que fue construida sobre
una nube.
Ya era tarde cuando el ejército volvió al campamento. Zhao Meng se dirigió a recibirlos.
Hao Dadao se despidió de los demás soldados y también fue a encontrarse con ellos.
—¡Asesor militar! ¡Asesor militar! ¡Los tres consejos que me dio fueron muy útiles! Es asombroso. Yo,
el viejo Zhao, realmente lo admiro—. Zhao Meng no vio a Wang Ye, por lo que corrió al carruaje y gritó
desde afuera.
Cuando se abrió la cortina, fue su comandante en jefe quien salió primero.
Jing Shao había estado abrazando el cuerpo fragante y suave de su Wang Fei, durmiendo
calmadamente dentro del carruaje. Salió de esta mientras se iba estirando antes de extender su mano
hacia la persona que todavía se encontraba dentro. Luego salió, el asesor militar vestido con ropas tan
blancas como la nieve sosteniendo al pequeño tigre en brazos.
Zhao Meng se sorprendió por un momento y dijo: —Me preguntaba porqué no había visto a Wang Ye;
resulta que estaba escondido dentro del carruaje del asesor militar.
—¿Confío en que el General Zhao se haya estado sintiendo tan bien como la última vez que nos
vimos?—. Saludó Mu Hanzhang a Zhao Meng.
Temiendo que saltara y afectara su herida, Jing Shao cogió al pequeño tigre y lo arrojó a Jiang Lang
para que lo cuidara. Extendió sus brazos hacia su Wang Fei y lo levantó.
—¡Wang Ye!—. Mu Hanzhang había quedado atrapado entre los brazos de Jing Shao, avergonzándose
al instante. Aún cuando todos aquí supieran que son marido y mujer, todavía se sentía avergonzado
frente a tantas personas. A los ojos de estas personas, ellos sólo eran el asesor militar y el comandante
en jefe. ¡Actuar así era demasiado inapropiado!
—¡Todavía te encuentras herido, no te muevas tanto!—. Le dijo Jing Shao sin cambiar de expresión,
bajando al hombre con cuidado.
Cuando Zhao Meng escuchó esto, rápidamente olvidó la ambigua situación que acababa de presenciar
y preguntó: —Escuché que el campamento fue atacado y el asesor militar fue herido.
Mu Hanzhang frunció sus labios y miró al hombre que obviamente lo había dicho a propósito, antes
de sonreír: —Es sólo una pequeña herida.
—Ja ja, siempre y cuando no sea demasiado serio, está bien. Yo, el viejo Zhao, también he recibido
algunos golpes, ¡Para los hombres, tener algunas cicatrices en tu cuerpo es verdaderamente varonil!—.
Zhao Meng rió y, antes de darle una palmada en el hombro del asesor militar, Jing Shao lo agarró
rápidamente de la muñeca mirándolo con frialdad.
Hao Dadao observó con desinterés a esa gente tan ruidosa. En esta batalla, se sentía asombrado por
la plena confianza de Wang Ye y los cálculos ingeniosos del asesor militar, pero la ambigüedad de estas
dos personas no era muy agradable a la vista. No obstante, era demasiado perezoso para preocuparse
por asuntos privados de otras personas, por lo que ignoró las emociones de sus ojos y se acercó a
saludarlos.
Jing Shao miró a Hao Dadao quien sabía cuándo exactamente irse y llegar. Asintió para sí mismo y
miró a Zhao Meng cuya muñeca todavía tenía sostenida. No pudo evitar sentir una ligera picazón en los
dientes. Ordenó que todos comenzaran a empacar y se reunieran en la tienda del centro. Basado en los
méritos y deméritos de este ataque en el Paso Sheng Jing, les otorgaría recompensas y castigos.
Hao Dadao había logrado grandes resultado esta vez, y su valentía y destreza hablaban por sí mismos.
Jing Shao lo ascendió directamente a General, uno de los puestos más altos en el ejército. A parte de los
comandantes, los generales tenían gran autoridad sobre las decisiones de vida o muerte; en cuanto al
rango y status del general, eso lo determinaba el mismo Emperador.
Nadie tenía objeciones al nombramiento. Hao Dadao se arrodilló y aceptó el uniforme de General.
—¡Ja ja, el hermano Zhao es tan valiente como para ser general!—. Admiró Zhao Meng y felizmente le
dio un ligero golpe cuando Hao Dadao se levantó.
—No estés tan feliz—. Le dijo Jing Shao al tontamente alegre Zhao Meng: —Zhao Meng ha sido muy
impulsivo y casi hizo que el ejército de caballería fuera eliminado. No es digno del puesto de General y
es degradado al puesto de Teniente General.
Zhao Meng escuchó sus palabras y se arrodilló para recibir su castigo con expresión melancólica:—
Este General es culpable y acepta su castigo.
Luego de recompensar y castigar a sus jóvenes generales por sus méritos y deméritos, Jing Shao
extendió el mapa y discutió la estrategia del asedio de la Ciudad de las Nubes con todos.
—Sólo hay dos puertas en la Ciudad de las Nubes, la puerta trasera y la puerta delantera. Este
general ordenó que protegieran la puerta trasera para evitar que el Rey del Suroeste escapara—. Hao
Dadao señaló el mapa y dijo: —Es sólo que el terreno de la Ciudad de las Nubes es demasiado alto y las
puertas son realmente difíciles de cerrar. Además, este general ha descubierto que los muros de la
Ciudad de las Nubes son muy fuertes.
—La Ciudad de las Nubes fue construida durante la fundación del país. Como una muestra de favor,
*Taizu usó gachas de arroz y barro para construir un muro alto; era tan fuerte que era irrompible!—. Al
escuchar a Hao Dadao, Mu huanzhang recordó los registros que había visto en los libros de historia.
Frunció el ceño.
—¡Gachas de arroz y barro!—. Zhao Meng estaba asombrado. Las gachas de arroz y el barro harían
que el cemento fuera mil veces más espeso. Las paredes construidas con esa mezcla eran realmente
irrompibles.
—Ya veo—. Asintió Hao Dadao: —El asesor militar está muy bien informado.
Jing Shao frunció los labios y señaló el mapa de la Ciudad de las Nubes. Su delgado dedo índice
señaló el lado oeste de las puerta trasera. —Un lugar en el lado oeste no debe ser hecha de gachas de
arroz y barro.
Cuando todos escucharon esto, lo miraron impresionados.
—¿Cómo lo sabe, Wang Ye?—. Zhao Meng no pudo evitar preguntar.
Jign Shao alzó su mirada hacia él y respondió: —Mañana los soldados atacarán la Ciudad de las Nubes
de dos maneras. Zhao Meng tomará la delantera y atacará la puerta principal, mientras que Hao Dadao
atacará la puerta trasera con sus tropas.
—¡Sí!—. Todos acataron la orden y se retiraron.
Jing Shao se estiró y siguió a su Wang Fei hasta la tienda del asesor militar.
—¿No vas a volver a la tienda imperial?—. Mu Hanzhang se detuvo para mirarlo.
—Este Príncipe Imperial todavía tiene algunos asuntos que discutir con el asesor militar—. Le dijo
Jing Shao sin cambiar su expresión.
—¿Qué asuntos?—. Mu Hanzhang lo fulminó con la mirada. ¿Acaso este hombre temía que los demás
no supieran de su ambigua relación con el asesor militar?
—¿No quieres saber cómo sé acerca de la puerta del lado oeste de la Ciudad de las Nubes?—. Sonrió
Jing Shao y se acercó.
Mu Hanzhang se apartó a un lado: —Ser indulgente con el enemigo es buscarse problemas. una
persona de tal sabiduría y habilidad marcial naturalmente dejaría algo atrás para las generaciones
posteriores. No es de extrañar que Wang Ye conozca sobre este tipo de secretos imperiales—. Apenas
terminó, Mu Hanzhang se retiró.
Jing Shao se rascó la cabeza. De hecho, esto no era ninguna clase de secreto imperial. Taizu mantuvo
este truco bajo la manga por si el Rey del Suroeste quisiera rebelarse al comienzo de la fundación de la
Dinastía. Sin embargo, la generación del Rey del Suroeste fue pacífica, tanto que incluso se le había
olvidado contarles a sus descendientes acerca de ese asunto. En la vida anterior de Jing Shao, uno de
los soldados que llevaba una enorme madera fue asesinado por una flecha y provocó que la madera se
golpeara contra la pared, destrozándola por un golpe de suerte.
Jing Shao levantó la mirada hacia la luna menguante. Era tan delgada como un anzuelo. En su vida
anterior había perdido meses luchando y atacando el Pase Sheng Jing y ahora, ha llegado a la Ciudad de
las Nubes en menos de un mes. Sin embargo, nadie puede podría compartir esa alegría con él. Es muy
solitario. Así que volvió a la tienda imperial y le escribió una carta a su hermano. Luego de que
apagaran las luces en el campamento, salió de la tienda imperial y se dirigió a la tienda del asesor
militar.
—¡Miau!—. Xiao Huang, que había estado descansando a lado de la cama, fue regañado por la
persona que repentinamente había saltado sobre su cola. Se levantó de inmediato y le rugió a Jing Shao.
Mu Hanzhang suspiró impotente y se movió para hacerle espacio en la cama. Jing Shao emocionado
inmediatamente se desprendió las prendas exteriores y se acostó a su lado.
—¿No puedes dormir en tu propia tienda por una noche?—. Mu Hanzhang lo miró de reojo.
—No puedo dormir tranquilo si estoy solo—. Jing Shao se estrechó contra el cuerpo de su Wang Fei. —
No sé si hay otro asesino.
Xiao Huang estaba triste porque ese lado de la cama había sido ocupado. Tiró del cuello de JIng Shao
por un tiempo pero era tan pequeño que no podía sacar a esa persona de la cama. En cambio, fue
agarrado de la nuca y arrojado al suelo. Xiao Huang se arrastró con perseverancia hasta la cama y se
acurrucó en el pecho de Jing Shao lo que provocó que este último sufriera de parálisis de sueño y se
despertara varias veces durante la noche.
Al día siguiente, Zhao Meng y Hao Dadao llevaron a los soldados para atacar la ciudad, mientras el
ejército del Suroeste también había enviado gente para luchar. Zhao Meng se enfrentó a otros
generales. Los soldados de ambos lados también se unieron a la caótica batalla. El ejército del Suroeste
se enfocó en defender la ciudad. Al darse cuenta que la puerta estaba siendo atacada, rápidamente
regresaron a la ciudad y comenzaron a arrojar rocas desde arriba. Gracias al terreno de la Ciudad de
las Nubes, sus rocas eran extremadamente letales. Zhao Meng se vio forzado a retroceder sus tropas.
Por parte de Hao Dao tampoco se encontró con grandes posibilidades de atacar la muralla de la
ciudad, incluso, tuvo dificultades para acercarse a la puerta.
Después de todo un día de lucha, regresaron al campamento. Regresarían a luchar mañana.
—Oye, escuché que Wang Ye se quedó a dormir en la tienda del asesor militar anoche—. Le susurró
un soldado de patrulla a otro.
—Oh, desde que el asesino apareció esa vez, a menudo reviso la tienda imperial. Básicamente, Wang
Ye nunca ha dormido en la tienda imperial—. Le susurró el otro soldado.
—¡¿Qué tontería están diciendo?!—. Hao Dadao los golpeó en la cabeza por detrás.
Ambos soldados no se atrevieron a decir más y continuaron patrullando.
—Oye, ¿Qué está sucediendo entre Wang Ye y el asesor militar?—. Preguntó Zhao Meng.
Originalmente había salido a charlar con el General pero se detuvo al ver la situación.
—Yo tampoco lo sé—. El General bajó la mirada angustiado recordando lo que había dicho el asesor
militar. Se estremeció de inmediato.
—¿No le gustan los hombres a Wang Ye? ¿No lo obligó el Emperador a casarse con una esposa
masculina?—. Zhao Meng era muy curioso.
Hao Dadao, que había venido a buscarlos para compartirles un poco de carne seca, frunció el ceño al
escuchar esta frase: —¿Quieres decir que Wang Ye tiene una esposa y además, es una esposa
masculina?
—Sí, ¿No lo sabías?—. Zhao Meng sonrió; finalmente sabía algo que Hao Dadao no: —Wang Fei es el
hijo de la esposa secundaria del Marqués del Norte. Es de familia noble. Escuché que es famoso entre
los talentos de la capital.
Su Wang Fei lo estaba esperando en la capital y Wang Ye estaba cometiendo algo ilícito. Era
realmente...
Hao Dadao arrojó la carne seca y se fue.
Mu Hanzhang estaba sentado al lado del río observando al pequeño tigre intentar cazar algunos
insectos mientras jugaba con la hierba cuando escuchó pasos detrás suyas. Al principio pensó que se
trataba de Jing Shao, pero al darse la vuelta, se encontró con el rostro ensombrecido de Hao Dao.
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[Nota de la traductora]
Taizu*: Se refiere al gran ancestro de una generación, un ejemplo sería: El creador de una dinastía.
Agradezco a Arielis_Vand por haberme ayudado en este capítulo, que literalmente es el doble de largo
que los demás~
60: Wang Fei

—General Hao—. Dijo Mu Hanzhang mientras se ponía de pie, vio la expresión del otro hombre que no
era del todo normal y le preguntó: —¿Pero qué pasa?
—Asesor militar, yo, Hao Dadao, soy un hombre vulgar, carezco de conocimientos y experiencia, pero
realmente no puedo ver algunas cosas—. Hao Dadao lo miró con fiereza, y su corpulento cuerpo, de una
cabeza más alta que Mu Hanzhang, era bastante opresiva.
Mu Hanzhang estaba atónito. Dio un paso atrás y le ofreció al hombre sentarse en la piedra plana y
limpia. Y le dijo con una cálida voz: —Si el general se ha encontrado con un asunto difícil, no hay nada
de malo en decir lo que piensa. Jun Qing no tiene talento, pero si Jun Qing puede ayudar al general,
nunca se lo negaré.
Frente al gentil y educado asesor militar, Hao Dadao sintió que estaba golpeando a un pedazo de
algodón con un puño. Su furia fue sofocada en su corazón, y se sintió incómodo, así que solo pudo
sentarse en la piedra con enojo interior.
—¡Miau!—. Xiao Huang saltó sobre la piedra y, con curiosidad, agarró la bolsa de tela que se
encontraba alrededor de la cintura de Hao Dadao y la rascó.
Mirándolo así, Mu Hanzhang curvó sus labios hacia arriba en silencio: —¿Qué le pasó al general?
Hao Dadao suspiró: —Asesor militar, no tengo derecho a interferir exactamente en lo que está
sucediendo entre usted y Wang Ye, pero escuché que Wang Ye ya tiene una esposa en la capital y que es
un hombre de origen noble.
Mu Hanzhang frunció su ceño: —¿Qué quiere decir el general al decir esto?
—Según la ley de Dachen, se permite que alguien se pueda casar con una esposa principal masculina,
pero no que tenga concubinas masculinas. La forma en la que pasan tiempo el asesor militar y Wang Ye
es una falta de respeto para su Wang Fei—. Hao Dadao se estaba emocionando nuevamente al hablar
esas palabras, no estaba acostumbrado a esas cosas. No es fácil casarse con una persona que se la
pasaba jugando con otros afuera. Y cuidar a su hogar es lo que debe hacer en realidad un esposo.
—General Hao...—. Mu Hanzhang parpadeó.
—El talento del asesor militar es más que suficiente para que pueda obtener el primer lugar en el
examen imperial. No está claro el porqué desea molestarse en seguir al lado de otro hombre—. estas
eran unas palabras muy dolorosas. Hao Dadao no se atrevió a mirar la expresión de Mu Hanzhang. El
asesor militar siempre lo había tratado bien, y Hao Dadao realmente admiraba su conducta e ideas en
los últimos días; así que no quería verlo consumirse de esta manera.
Mu Hanzhang miró a Hao Dadao, y sus labios apretados no pudieron evitar curvarse ligeramente. En
un abrir y cerrar de ojos, vio que Xiao Huang había mordido la bolsa de tela de su cintura, y sacó un
pedazo de carne seca con sus garras desde el interior. Y Mu Hanzhang finalmente no pudo aguantar
más y empezó a reírse. Al ver a Hao Dadao mirando hacia arriba, rápidamente atenuó la sonrisa en su
rostro: —El general Hao es verdaderamente un esposo amoroso y fiel, Jun Qing lo admira. Sin embargo,
me temo que no podría participar en el examen civil.
—¿Por qué no?—. preguntó Hao Dadao.
—Porque él ya está casado con Cheng Wang—. Jing Shao se había detenido a unos pasos de la mirada
significativa de su Wang Fei, y ahora no podía intervenir.
—¿Ah?— Hao Dadao no pudo entender, así que se puso de pie, y la carne seca en su bolsa cayó al
suelo, por lo que Xiao Huang corrió hacia ella, tan ansioso que no sabía qué pedazo comer primero.
Jing Shao se adelantó para abrazar a su Wang Fei. Era odioso que esos hombres avergonzaran a Jung
Qing, sin tomar en cuenta sus tácticas militares.
Mu Hanzhang se separó del brazo que estaba envuelto alrededor de su cintura. Su hermoso rostro
estaba ligeramente sonrojado, y tosió un poco en tono de disculpa a Hao Dadao: —Era una cuestión de
necesidad que no hayamos hablado sobre este asunto. Es cierto que la etiqueta dicta que la esposa y los
hijos se queden en la capital cuando el esposo está en guerra. Sin embargo, no he cumplido esa regla.
Además, también espero que los oficiales del ejército realmente me acepten como uno de ellos, en lugar
de mostrarme una cortesía sin sentido debido a mi condición de Wang Fei; como resultado, sin
embargo, hemos causado que el general nos malinterprete...
Los ojos de Hao Dadao se agrandaron, y su robusta cara pasó gradualmente de negro a rojo, y luego
de rojo a verde. ¡Para finalmente volverse pálida!
Jing Shao se acercó para sujetar la cintura de su Wang Fei y apoyó la barbilla en su hombro derecho.
Vio el rostro de Hao Dadao cambiar de color de una manera interesante. En su vida anterior, cuando
visitaba el burdel en Jingnan, fue criticado por Hao Dadao. Sin embargo, había sido sordo para el
hombre en ese momento, e incluso ridiculizó a Hao Dadao por tener miedo y ser servil a su esposa.
Ahora, sentía que la forma en que Hao Dadao lo veía era la correcta; después de tomar una esposa, uno
debe respetarla y protegerla en todo momento.
—Ja, ja, en este caso, fue este Hao quien se entrometió demasiado en los asuntos de otras personas—.
Hao Dadao se rió secamente, y se dio la vuelta para irse.
—General—. Mu Hanzhang lo llamó apresuradamente:—Es mejor no hacer público este asunto.
Hao Dadao reflexionó por un momento, frunció su ceño y le dijo: —Al menos debería dejar que Zhao
Meng y los demás lo sepan, de lo contrario, el prestigio del asesor militar será minimizado—. Añadió
esto cuando recordó cómo esas personas se reían en secreto de él. No sería bueno dejar que las cosas
siguieran así; ¡no podía ser el único en perder la cara por esto!
—Tiene sentido—. Acordó Jing Shao apresuradamente. —Ve y cuéntaselo a esos pocos, pero no se lo
digas al resto.
Cuando Hao Dadao se fue, la sonrisa desapareció del rostro de Mu Hanzhang, y se volvió para mirar
al satisfecho Jing Shao: —Tu objetivo se ha logrado. ¿Estás satisfecho ahora?
Jing Shao parpadeó inocentemente, tratando de salir de sus pensamientos.
—Tus acciones en estos días, ¿no fueron para que todos sepan quién soy?—. Mu Hanzhang no estaba
de buen humor y dijo: —¿Por qué estás haciendo esto?
—Hmph, si quiero sostener a mi propio Wang Fei todos los días, tengo que escabullirme para hacerlo.
¿Qué sentido tiene eso en este mundo?—. Jing Shao se sintió un poco culpable al principio, por lo que
casualmente sacó una excusa, pero cuanto más hablaba, más razonable se sentía y gradualmente fue
levantando su cabeza.
Mu Hanzhang suspiró y se dio la vuelta para recoger la carne seca esparcida, para que el pequeño
cachorro de tigre no comiera demasiado y tuviera una indigestión. Y le dijo en voz baja: —Aunque el
Padre Imperial accedió tácitamente a este asunto, otras personas en la capital no lo saben. Si esto sale
a la luz, me temo que causará problemas.
Jing Shao luego se agachó junto a él, lo tomó en sus brazos y besó su suave frente: —Conmigo junto a
ti, no te pasará nada.
Hao Dadao apretó sus puños y corrió a la tienda del general del protectorado de derecha. Y como era
de esperar, Zhao Meng todavía estaba allí, y el general del protectorado de izquierda también había
llegado. Hao Dadao se quitó su rota bolsa de la cintura, tomó otra y puso dentro la carne seca que
estaba sobre la mesa.
—Oye, esa es mi carne seca. ¿Y la tuya?—. El general del protectorado de derecha se apresuró a
proteger su pila de comida.
—Fue comida por el cachorro de tigre—. Resopló Hao Dadao.
—¿De verdad fuiste a buscar al asesor militar?—. Los ojos de Zhao Meng se agrandaron. Este hombre
era realmente audaz. También acababan de hablar de ello en privado. Hao Dadao fue valiente y fue
directamente a interrogar a la otra parte. Como el asesor militar que era una persona sabia y valiente,
tenía que haber algún tipo de problema secreto que lo dejaba sin más remedio que lo juntaba con Wang
Ye. Pensando en esto, Zhao Meng de inmediato se levantó de un salto: —¿Cómo puedes estar tan
confundido? Hablar en voz alta sobre tales cosas; ¿cómo se llevará el asesor militar con el resto del
ejército en el futuro?
—¡Así es, eres demasiado tonto!—. El general del protectorado de derecha empacó su carne seca
mientras dirigía su acusación a Hao Dadao también.
El general del protectorado de izquierda sostuvo una taza de té caliente y la bebió en silencio. Al ver
que en la bolsa del general del protectorado de derecha ya no había espacio, le entregó su propia bolsa
de tela.
—¿Qué saben ustedes?—. Hao Dadao agitó su gran mano y les dijo enojado: —¡Él es el Cheng Wang
Fei y está oficialmente casado!
La animada tienda militar se quedó en silencio por un instante. Zhao Meng, que estaba a punto de
salir corriendo para consolar al asesor militar, tropezó mientras la carne seca en la mano del general
del protectorado de derecha se estrelló contra el suelo. Y solo el general del protectorado de izquierda
continuó bebiendo su té en silencio.
—¡Aaaaaaaah!—. Los guardias que patrullaban escucharon un grito en la tienda del general del
protectorado de derecha y corrieron hacia allí. Pero fueron expulsados ​y, desconcertados, reanudaron
su patrulla.
—Se acabó, se acabó...—. Zhao Meng se puso en cuclillas en el suelo y se frotó vigorosamente su
escasa barba. Recordando lo que había hecho desde que Mu Hanzhang entró en el campamento militar;
era lo suficiente para que Wang Ye lo cortara hasta hacerlo puré.
—Está bien, está bien. ¿No pusiste un brazo alrededor del Wang Fei y bebieron juntos? El gran Wang
Ye es muy magnánimo. No se molestará contigo—. El general del protectorado de derecha le dio una
palmada en el hombro a Zhao Meng sin compasión.
Debido a una noticia tan impactante, estos pocos generales no se atrevieron a hablar con el asesor
militar durante varios días.
Dejando a un lado el caos en los cuarteles cada noche, el asedio a la ciudad no se detuvo durante el
día.
La topografía de la Ciudad de las Nubes dificultaba el ataque a la ciudad. Todos los días, iban a la
puerta para desafiar al enemigo. Al principio, algunas personas iban a desafiarlos. Más tarde, después
de que Hao Dadao le cortara la cabeza a un general enemigo con rabia, nadie se atrevió a salir de
nuevo. Solo confiaban en arcos, flechas y rocas para evitar que se acerquen.
Después de un estancamiento durante medio mes, las flechas en la Ciudad de las Nubes se agotaron.
Debido a que los civiles del suroeste estaban acostumbrados a construir casas con bambú, todas las
casas de piedra que podían ser demolidas en la ciudad habían sido derribadas, por lo que ya no había
piedras que se puedan tirar.
Jing Shao ordenó un ataque por la fuerza a la ciudad con dos gigantescos arietes de madera tanto por
delante como por detrás. La gente de la ciudad había estado atrapada en la meseta durante medio mes
sin ayuda a la vista. Ya estaban desanimados. Al final, no eran rivales para 100.000 soldados fuertes.
Aprovechando los defectos en la puerta trasera, la rompieron de un solo golpe y el ejército de Jing Shao
se pudo abrir paso. El ejército principal se apresuró a entrar en la ciudad y Jing Shao les ordenó que
protegieran la periferia. Solo llevó a 5000 guardias personales a la ciudad, prohibiéndoles
estrictamente tocar a los civiles que no participaban en la guerra.
Corrió directamente a la Mansión del Rey del Suroeste, pero después de registrar todo el lugar, no
pudieron encontrar rastro del Rey del Suroeste. Solo había una reunión de concubinas y algunos hijos
bastardos desfavorecidos, llorando sin cesar.
—El abuelo se fue con unos tíos hace unos días—. Cuando Jing Shao interrogó a esas personas,
ninguno de ellos pudo darle una respuesta. Y solo un niño pequeño, de unos seis o siete años le
respondió con indiferencia.
Mu Hanzhang se arrodilló y le hizo preguntas con cariño. Solo entonces descubrió que este era el
nieto legítimo del Rey del Suroeste. El Rey del Suroeste debería haberse ido a través de un camino
subterráneo secreto en su propia Mansión, y no se llevó a este nieto suyo con él cuando se apresuró a
escapar.
—Wang Ye, ¿qué debemos hacer?—. Hao Dadao golpeó el suelo con la espada Hun Yuan que tenía en
su mano.
—Busca un camino subterráneo secreto, escolta a este niño con los hijos ilegítimos de regreso a la
capital y despide a todas estas concubinas; el ejército puede descansar fuera de la ciudad, y mis fuerzas
personales descansarán en el palacio del Rey del Suroeste. El próximo curso de acción se decidirá
después de que este Príncipe Imperial le pida más instrucciones al Padre Imperial—. Jing Shao continuó
con sus ordenados arreglos, para que después Hao Dadao aceptara sus órdenes y se retirara.
Mu Hanzhang se paró en el patio y examinó el palacio del suroeste. El patio delantero era similar a
los pabellones en Jiangnan, pero el patio trasero tenía edificios de bambú únicos del suroeste,
mirándolos uno por uno, resaltaba una interesante vista.
—Ven, vamos a ver qué cosas buenas hay en esta mansión—. Al ver que Mu Hanzhang estaba
interesado, Jing Shao quiso tirar de él a sus brazos, pero llevaba una armadura, por lo que era un
inconveniente, así que solo sostuvo su radiante mano para llevarlo al patio principal del Rey del
Suroeste.
El patio principal del Rey del Suroeste tenía los conocidos pilares rojos y las tejas vidriadas;
Probablemente se había construido cuando se fundó el país. En el salón principal había una inscripción
con la propia letra de Taizu, con los dos poderosos caracteres de: "Lealtad y rectitud".
La casa estaba en un estado de desorden, tal vez se debió por esas concubinas que vinieron después
en busca de objetos de valor.
—Me temo que ya se habrán llevado todos los artículos valiosos—. Mu Hanzhang miró una base de
madera de un rojizo sándalo sobre la mesa, que debería haber sido tallada en jade.
—Eso no es cierto—. Sonrió misteriosamente Jing Shao. —La mayoría de las cosas que son realmente
valiosas no se pueden quitar—. En su última vida, había saqueado varios palacios vasallos.
Naturalmente, sabía dónde estaban los maravillosos tesoros y llevó a su Wang Fei al estudio del Rey del
Suroeste.
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61: La habitación secreta

El estudio también se volvió un lío, e incluso habían sido saqueados los pisapapeles y los lapiceros de la
mesa.
Mu Hanzhang caminó hacia un cuadro en la pared y enderezó la parte dañada en él. Y cuando vio que
claramente se trataba de una pintura, no pudo evitar sentir que era una gran pena: —Las pinturas de
Zhuo Sui Sanren* son difíciles de encontrar y ahora esta fue arruinada.
Cuando Jing Shao se inclinó para mirarlo, pudo ver que era solo una pintura de un paisaje. Así que no
pudo ver qué tenía de especial. Y al ver que no entendía, Mu Hanzhang le explicó suavemente.
Zhuo Shui Sanren fue uno de los dieciséis Sanren de la dinastía anterior. En ese momento, el respeto
por la pintura y la caligrafía alcanzó el nivel más alto desde la antigüedad. Y esos dieciséis Sanren
fueron los mejores. A menudo estudiaron pintura y caligrafía juntos, pero debido al final de la guerra de
ese período, se han conservado muy pocas de sus pinturas.
Mu Hanzhang quitó aquel pergamino que ya se estaba deteriorando y lo enrolló con cuidado. Cuando
regresaran, encontraría a un experto para que lo pueda restaurar. Tal vez podría volverlo a como era
antes: —Esta pintura es mucho más valiosa que cualquier joya preciosa. ¿Por qué no se lo llevó el Rey
del Suroeste?
—El Rey del Suroeste de esta generación es un ignorante. Ven conmigo—. Jing Shao llevó su Wang Fei
a una pequeña esquina del estudio.
El estudio de una familia rica siempre contará con un pequeño compartimento en el que se podía
utilizar una cama o diván para descansar en los días de semana, y este estudio no era la excepción. Era
solo que este cubículo era realmente pequeño y solo podía caber una cama. La cual estaba
desordenada, e incluso las piezas de jade de las almohadas ya habían sido arrancadas, dándoles un
sombrío aspecto.
—Es de suponer que los sirvientes del Palacio del Suroeste también se llevaron muchas cosas—. dijo
Mu Hanzhang mientras miraba la cuerda de la cortina, a la que le faltaba el gancho dorado.
—Cuando el árbol cae y los monos se dispersan, todo el mundo tiene que encontrar la manera de
sobrevivir—. Jing Shao sonrió y bajó toda la cortina, revelando una desigual pared.
Jing Shao saltó a la cama y le dijo a la persona detrás de él: —Jun Qing, da un paso hacia atrás.
Mu Hanzhang se retiró del cubículo según las palabras de Jing Shao, y vio a Jing Shao levantando su
pierna para patear con fuerza a la desigual pared.
Con un estruendo, la pared fue derribada creando un gran agujero y los fragmentos de madera
salieron de ahí. Solo entonces Mu Hanzhang se dio cuenta de que la pared en realidad estaba hecha de
madera, pero estaba cubierta con una capa de ladrillos delgados. Y cuando el polvo se despejó, parecía
que había una habitación dentro, pero todo era tan oscuro e indistinto ahí.
Jing Shao sacó un encendedor que llevaba, prendió el candelabro de la pequeña mesa y entró
primero. Rápidamente encendió la vela que estaba en la habitación y extendió su mano para ayudar a
su Wang Fei a entrar.
Mu Hanzhang miró la pequeña habitación frente a él. Y notó que tenía ventanas, así que suponía que
era una habitación secreta. En la plataforma alta había una estatua de Buda de color negro de cinco
pies de alto con varias esteras de oración. En el centro de la habitación había un caldero cuadrado de
bronce, mientras que los estantes de los alrededores eran todos de madera, donde muchas cosas ya se
habían ido. Sin embargo, todavía había cuatro o cinco rollos de pinturas en un barril de porcelana,
algunas cajas largas yacían en los estantes de madera y algunas joyas esparcidas todavía estaban
incrustadas en el caldero de bronce, aunque había perlas rotas y fragmentos de jade por todas partes.
Jing Shao se acercó a los estantes de madera y miró a través de las cajas largas. Todas eran muy
viejas. Y dentro había todo tipo de exquisitas dagas y largas espadas. Solo había una de las cajas que
estaba presionada en el fondo, y estaba muy deteriorada. Cuando se abrió, contenía un arma que lucía
oxidada. Parecía ser una espada corta o estrecha. Al ver esto, Jing Shao no pudo evitar dar un suspiro
de alivio. Afortunadamente, en esta vida, el Rey del Suroeste seguía siendo alguien que no sabía el valor
de las cosas.
—¡Xiao Shao, ven a ver esto!—. La voz de Mu Hanzhang estaba bastante emocionada.
Jing Shao tomó la vieja espada de la caja y se inclinó para mirar al rollo de pintura en las manos de su
Wang Fei. Era una pintura extraña con toda clase de flores, pájaros, insectos y peces, pero todos los
estilos empleados eran diferentes entre sí. Poniéndolos en conjunto, resultaban en una extraña pintura:
—¿Qué es esto?
—¡Son las nueve canciones de los dieciséis poetas! ¡Esta es la pintura colaborativa de los dieciséis
Sanren!—. Mu Hanzhang estaba encantado. Durante toda su vida, los dieciséis Sanren solo habían
pintado este cuadro juntos, y era realmente un tesoro que se había heredado de la dinastía anterior. Sin
embargo, ya se había perdido; inesperadamente, había caído en manos del Palacio del Suroeste e
incluso había sido abandonado: —Esta pintura vale al menos mil taels de oro, por no mencionar más.
—Si el Rey del Suroeste está corriendo por su vida, la caligrafía y las pinturas no son cosas fáciles de
llevar—. Jing Shao sonrió y enrolló la pintura, que a sus ojos se veía bastante fea. Y luego le mostró a
Mu Hanzhang la espada oxidada que tenía en su mano: —Mira esto.
Mu Hanzhang lo tomó. Claramente se veía muy oxidada, la espada no se podía fácilmente
desenfundar debido a su estado.
Jing Shao puso sus manos sobre las suyas y presionó ligeramente el costado de la vaina. Y con un clic,
se logró desenfundar para que puedan extraer la espada lentamente.
La espada era de un color escarlata que le daba la apariencia de ser de oro, pero a la vez no, y si se
compara con un jade, tampoco lo era. Incluso en la habitación oscura, era lo suficientemente hermosa.
—Es tan hermosa—. Incluso si Mu Hanzhang no era un amante de las armas, no pudo evitar exclamar
de admiración. No había tallados en la cuchilla de la espada; solo era tan suave y fluida, era lo
suficientemente hermosa aún sin ellos.
Jing Shao tomó un mechón de cabello suelto del hombro de su Wang Fei y lo colocó en la cuchilla de
la espada: —Ven y sopla.
Mu Hanzhang lo miró y sonrió al decir: —El que se pueda soplar y cortar un mechón de cabello es
solo un rumor. ¿Realmente crees que hay un arma así en este mundo?
—Bueno, entonces hagamos una apuesta. Si realmente existe, ¿cuál sería mi premio?—. Jing Shao
sonrió y se inclinó hacia su oído.
Al ver que su seguridad, Mu Hanzhang también tenía mucha curiosidad, por lo que sopló su cabello
suelto.
—¡Oye, todavía no hemos fijado el premio!—. Jing Shao retiró apresuradamente la espada, pero ya era
demasiado tarde. El cabello que había tocado la cuchilla de la espada ya se había partido en dos partes
y cayó lentamente.
—¡Realmente es una preciada espada!—. Mu Hanzhang estaba completamente asombrado de que en
realidad hubiera un tesoro como este en el mundo. Cuando se volvió para mirar a Jing Shao, que lo
miraba indignado, no pudo evitar reír. Y pellizcó la cara de Jing Shao y dijo: —¿Qué? Pareces un niño.
—¡Hmph! Esta espada no solo puede cortar un mechón de cabello con un aliento, ¡también puede
cortar el hierro como si fuera barro!—. Jing Shao no recibió un premio, por lo que estaba muy enojado.
Se balanceó hacia el pedestal de la oscura estatua de Buda con su nueva espada. Y con un sonido de
silbido, la plataforma de loto se cortó y los dos quedaron atónitos por la escena.
Debajo de esa capa exterior negra, la plataforma era de un deslumbrante oro sólido. ¡La estatua de
Buda de cinco pies de alto en realidad estaba hecha de oro puro!
El Buda dorado era enorme; el Rey del Suroeste no había podido llevárselo y, naturalmente, los dos
solos tampoco pudieron sacarlo ellos mismos. Pidieron a algunos soldados que sacaran la estatua de
Buda, junto con ese antiguo caldero de bronce, y que los escoltaran inmediatamente de regreso a la
capital.
Si bien no había oro ni joyas reales, aún podían llevarse en secreto esas pocas pinturas antiguas y
espadas como premios.
—Escuché al general del protectorado de derecha que puedes usar una espada—. Jing Shao sacó a su
Wang Fei de la habitación secreta para evitar seguir mirando a ese Buda con más dolor. Ahora entendía
cómo se sentía el Rey del Suroeste cuando huyó: había un objeto tan valioso aquí, pero no podía
moverlo. No es de extrañar que también se olvidara de su nieto.
—Solo conozco algunos movimientos, no tengo mucha fuerza, y solo me sirve para protegerme cuando
estoy en peligro—. Mu Hanzhang no pensó que el poco conocimiento de artes marciales que tenía fuera
tan práctico.
—Lleva esta espada contigo en el futuro—. Jing Shao limpió la cuchilla de aquella preciada espada y
la colgó en la cintura de Wang Fei.
—La espada del tesoro es inútil en mis manos. ¿Por qué desperdiciar su ilustre nombre en mí?—. Mu
Hanzhang acarició la antigua empuñadura de la espada y frunció sus labios ligeramente. Realmente le
gustaba la espada, pero se desperdiciaría en sus manos como alguien que solo entendía los conceptos
básicos de las artes de la espada. Era realmente una lástima.
—Esta espada debería pertenecerte—. Jing Shao sonrió. Esta vez había venido a la habitación secreta
solo para encontrarla. Que parecía jade u oro, pero a la vez no, y es tan hermosa como los accidentes
geográficos de Danxia. Había nueve tesoros desde la antigüedad. ¡Y esta espada era conocida como
Hanzhang!
Después de un tiempo, los pequeños soldados que iban a llevarse al Buda gigante vinieron a
informarle apresuradamente: —¡Reportando a Wang Ye, hay un camino secreto debajo del Buda
gigante!
Jing Shao frunció el ceño. El Rey del Suroeste de su vida anterior había sido decapitado por él antes
de que este último pudiera escapar. Por lo tanto, Jing Shao nunca había investigado si es que había un
camino secreto. Esta vez, el Rey del Suroeste había huido antes de tiempo y no se dio cuenta de que
había dejado rastros. Si buscaban en ese camino secreto, definitivamente podrían rastrearlo.
Jing Shao inmediatamente se llevó a la gente con él para seguir el camino secreto y verificar. El
camino secreto era estrecho y avanzaba lentamente en su interior. Por lo que siguieron todo el camino
hasta que cayó la noche, hasta lograr un descubrimiento. Ese camino secreto conducía directamente a
un pozo seco diez li fuera de la muralla este de la ciudad. El Rey del Suroeste había estado
transportando algunas cosas pesadas en ese momento; los surcos del camino eran muy distintos y se
dirigían directamente al este.
—Debe haber ido a buscar refugio con el Rey del Sureste. Los objetos en su carruaje deben de ser
joyas preciosas, oro y plata—. Especuló Mu Hanzhang.
—Wang Ye, tomaré a mil jinetes para perseguirlo hasta el final; ¡definitivamente atraparemos a ese
anciano con vida!—. Zhao Meng estaba ansioso por intentarlo.
Jing Shao reflexionó por un momento, luego levantó la mano para detener a Zhao Meng: —No hay
necesidad de perseguirlo.
—Wang Ye, ¿por qué no?—. Zhao Meng no lo entendió. El Rey del Suroeste no se había llevado a
mucha gente con él; por lo que sería fácil matarlo. —Wang Ye, si no elimina la raíz, sin duda causará
problemas en el futuro.
—Si el Rey del Suroeste no muere y escapa hacia el sureste, ¡será como dejar que un tigre regrese a
su montaña!—. Hao Dadao, quien había terminado de organizar al ejército principal, entró con el
pequeño cachorro de tigre.
—¡Miau!—. Dijo Xiao Huang de inmediato cuando escuchó de que un tigre regresaba a su montaña.
Sin embargo, sus grandes ojos permanecieron fijos en la bolsa de tela de Hao Dadao, que colgaba de su
cintura, y estiró sus garras para tomarla.
Mu Hanzhang tomó a Xiao Huang y le acarició su cabeza: —Esa cima de la montaña no pertenece
realmente al Rey del Suroeste; los ancestros dijeron una vez que una montaña no puede acomodar a
dos tigres.
Hao Dadao asintió: —¿Entonces simplemente vamos a dejarlo ir?
—Sobre esto, este Príncipe Imperial tiene su propia decisión—. Jing Shao no lo había pensado
demasiado y les hizo señas para que se retiraran: —Hay muchos patios en este palacio; vayan y elijan
uno para descansar.
Al escuchar esas palabras, el general del protectorado de derecha salió corriendo de inmediato. Los
pequeños edificios de bambú en el patio trasero parecían muy interesantes y ya no podía quedarse
quieto. El general del protectorado de izquierda miró cómo su figura iba de un lado a otro y luego lo
siguió en silencio con un inexpresivo rostro.
Después de que todos se dispersaron, Jing Shao inmediatamente sacó un pincel y papel y escribió una
carta de máxima urgencia que debía llegar lo más rápido posible, con la noticia de que después de
tomar la Ciudad de las Nubes, el Rey del Suroeste había huido hacia el sureste.
Mu Hanzhang lo observó en silencio escribir. Y el pequeño cachorro tigre se acostó boca arriba y se
quedó dormido profundamente en sus cálidos brazos. Zhao Meng y los demás no entendieron el
comportamiento de Jing Shao, pero Mu Hanzhang sí. El rey del suroeste había cometido traición. Si el
Rey del Sureste le ofrecía refugio, se rebelaría junto con él. Sin embargo, la moral del ejército era alta y
el momento era perfecto para asaltar el sureste. Solamente que...
—¿Por qué estás tan ansioso por atacar el sureste?—. Mu Hanzhang miró las diversas pistas en lo que
escribía. Cuando el Emperador Hong Zheng viera esta carta de máxima urgencia, seguramente emitiría
rápidamente un decreto de máxima prioridad para que Jing Shao atacara el sureste directamente. Y
muchas de las acciones de Jing Shao eran muy extrañas. Nadie más lo sabía, pero Mu Hanzhang lo
acompañaba todos los días, por lo que podía verlo con mucha claridad. Como con lo sucedido en la
habitación secreta, por ejemplo; si Jing Shao no lo sabía de antemano, ¿cómo pudo haberla encontrado
tan rápido?
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Sanren*: 散人, son aquellas personas que llevan una vida solitaria.
62: Un suspiro

—¡Estoy ansioso por volver para celebrar el año nuevo!—. Le dijo Jing Shao sin mirar hacia arriba. De
todos modos, el sureste iba a luchar con ellos tarde o temprano. Sería mejor resolver el problema de
una vez por todas, en lugar de arrastrar a todo el ejército a mitad del camino de regreso a casa y luego
ser enviado de nuevo por un decreto imperial.
La lucha con esos dos feudos fue prolongada durante mucho tiempo y no hubo en absoluto ningún
beneficio. Esto se debió a que los tres ejércitos, Shu, Xiang y Qian tuvieron que regresar a la guerra, y
las montañas eran altas y el viaje lejano. Los tres ejércitos que se marchaban no eran gran cosa para él,
pero el poder militar de Jiangnan era extremadamente importante. Por otra parte, parecía que sus
experiencias por su renacimiento todavía eran muy útiles. En solo dos meses, el suroeste fue derrotado.
Si el sureste también pudiera enfrentarse a la misma velocidad, entonces realmente podrían regresar
rápidamente para el nuevo año. Además, en este invierno todavía le esperaba algo muy importante en la
capital.
Al mirar la espada del tesoro en su cintura, Mu Hanzhang frunció sus labios: —¿Cómo supiste acerca
de esa habitación secreta?
—Eso...—. La mano de Jing Shao se detuvo. Maldición. Hoy, solo le había preocupado lucirse frente a
su Wang Fei, y se había dejado llevar hasta llegar a olvidar ese detalle. Hizo una pausa y continuó
escribiendo sin cambiar de expresión, dijo: —Ese es uno de los secretos que dejó Taizu—. De todos
modos, el Gran Ancestro de su familia era sabio y poderoso; tenía sentido empujarle ese asunto.
Mu Hanzhang miró en silencio el hermoso perfil lateral de Jing Shao. El asunto de la habitación
secreta tenía sentido, ya que fue el Gran Ancestro quien ordenó a la gente que construyera la
residencia del Rey del Suroeste al principio, pero, ¿qué sucede con los arreglos que Jing Shao hizo para
los Pasos Sheng Jing, y Dientes de Tigre y Pico de Grulla? La tercera bolsa milagrosa que Mu Hanzhang
le había dado a Zhao Meng estaba escrita de acuerdo con las palabras de Jing Shao, que se habían
hecho realidad, pero no había visto a Jing Shao recibir ninguna información de ningún espía en los
últimos días.
—Eso...—. Sus labios se separaron, antes de que se juntaran de nuevo. No quería obligarlo a decir
nada que no quisiera. Era inapropiado seguir presionando sobre este asunto, y los ojos de Mu
Hanzhang se oscurecieron.
Cuando Jing Shao terminó de escribir la carta, se dio cuenta de que su Wang Fei no había hablado
durante mucho tiempo. Así que levantó su cabeza para mirarlo, enfrentándose directamente a ese par
de hermosos ojos pensativos. Y suspiró levemente, para después extender su mano para tomar a Mu
Hanzhang en sus brazos.
—Miau...—. El pequeño cachorro de tigre en los brazos de Mu Hanzhang abrió los ojos debido a los
empujones, después se metió más en el pecho de su amo, pero Jing Shao lo atrapó y lo arrojó al sofá. El
pequeño tigre había crecido mucho en los últimos dos meses; Jun Qing definitivamente se cansaría si lo
abrazara durante mucho tiempo.
Mu Hanzhang se rió suavemente: —¿Por qué siempre peleas con él?
Jing Shao se frotó la cara contra ese cálido pecho con insatisfacción: —Hay algunas cosas que no te
estoy diciendo, pero es porque no sé cómo decirlas claramente.
Mu Hanzhang acarició lentamente la cabeza que se frotaba contra su pecho. —Está bien, entiendo—.
Jing Shao no podía ser más claro sobre lo que le pasaba a su propio corazón, pero una persona nunca
estaría satisfecha... Como era de esperar, todavía era él quién era demasiado codicioso.
Jing Shao suspiró. Su propio Wang Fei había pensado demasiado. Temía que si no aclaraba el asunto,
el otro hombre lo meditaría excesivamente. Sin embargo, él mismo no entendió el misterio acerca de su
renacimiento. ¿Así que por dónde debería empezar?
Después de un largo silencio, cuando Mu Hanzhang pensó que Jing Shao no le hablaría más, una
apagada voz salió de su pecho: —Jun Qing, ¿crees que hay seres sobrenaturales en este mundo?
Mu Hanzhang se alejó un poco y lo miró.
—Una vez tuve un sueño—. Jing Shao frunció el ceño. A veces, se preguntaba si tanto su vida pasada
como la de ahora eran solo un sueño, pero era demasiado largo, real e increíble: —El sueño me dio
muchos consejos, sobre cómo no era aconsejable luchar con los bárbaros del sur, cómo se colocaron las
defensas del suroeste, etc., pero no todas estas cosas pueden cumplirse, así que...
Mu Hanzhang lo miró con algo de sorpresa. Pensó que era una fuente de información indescriptible,
pero resultó en realidad ser un sueño. Pero si esto era una advertencia de los cielos, todo esto
realmente tenía sentido. Después de todo, por muy buena que fuera la fuente de información, no era
posible que fuera tan detallada.
—No es que deliberadamente haya querido ocultártelo. Este tipo de cosas es demasiado indignante;
incluso yo no lo entiendo del todo—. Jing Shao miró directamente al hombre en sus brazos,
lamentándose en secreto en su corazón. Debería haber inventado una excusa nuevamente en lugar de
decirlo directamente así; si Mu Hanzhang no le creyera y pensaba que solo estaba diciendo tonterías
para esquivar la pregunta, ¿qué debería hacer? "No importa si lo crees o no. Solo temo en que lo
pienses demasiado, yo..." . Y se rascó su cabeza con angustia; podía manejar bien otras cosas, pero
cuando se enfrentaba a su propio Wang Fei, siempre hacía cosas estúpidas.
Mu Hanzhang lo miró en silencio durante mucho tiempo, antes de que abriera lentamente la boca y
dijera en voz baja, como si fuera un suspiro: —Quizás haya voluntad en los Cielos para ayudar en la
oscuridad.
Los ojos de Jing Shao se abrieron de repente. ¡Realmente lo creía!: —Jun Qing, tú, me crees...
—Creo en ti—. Mu Hanzhang levantó lentamente sus labios. Este tipo de secreto debería haber estado
oculto en el fondo del corazón de Jing Shao todo este tiempo. Ni siquiera podía contarles este secreto a
sus padres y hermano, pero en realidad se lo dijo solo para evitar que pensara demasiado acerca de
ello. Su esposo tenía un corazón tan bondadoso, ¿cómo podría su mente haber desconfiado de él?
No fue un "Creo en tus palabras", ¡sino un "Creo en ti"! Jing Shao saboreó cuidadosamente el
significado de las palabras de Mu Hanzhang. Solo para sentir que todo su corazón se llenaba en su
interior, y no pudo evitar buscar esos labios suaves mientras se levantaba para besar a Mu Hanzhang.
Fue un beso prolongado, y todos los nudos que se habían formado en su mente desaparecieron en ese
momento. Desde el momento en que Jing Shao probó ese beso, estaba realmente fascinado.
Mi amor, si tan solo nuestros corazones pudieran ser intercambiados, para que podamos entender
cuán profundamente nos sentimos el uno por el otro y lo recordemos para siempre.
Cuando terminó el beso, ambos estaban jadeando levemente. Jing Shao miró al hombre en sus brazos
cuyo rostro estaba sonrojado. Esas pestañas largas y delgadas temblaron levemente, como si estuvieran
rascando su corazón, haciéndolo picar y calentar. No pudo evitar inclinarse un poco más y tomar esos
labios rojos de nuevo. Una mano exploró lentamente el área entre las solapas de la ropa de Mu
Hanzhang, y fácilmente desató su cinturón como lo había hecho muchas veces antes, acariciando ese
suave pecho con manos ligeramente callosas y delgadas, frotando y presionando a esos pequeños bultos
en su paso.
Mu Hanzhang tembló y lo empujó suavemente. Un pensamiento pasó por su mente; como si hubiera
algo más que iba a decir, pero se había olvidado de preguntarle: —Tenía algo más que quería
preguntarte, pero de repente no puedo recordarlo.
Jing Shao sonrió y dobló sus dedos para pellizcar a un pequeño frijol y tirar de él suavemente.
Sorprendido, Mu Hanzhang jadeó. Iba a decir algo más, pero sus labios fueron inmediatamente
bloqueados por Jing Shao. Después de un tiempo, cuando volvió a sus sentidos, ya había sido colocado
en el suave diván.
Jing Shao ya no le dio espacio a la persona debajo de él para protestar, y rápidamente lo despojó de su
ropa antes de cubrirse los labios.
—Hmmm... No, alguien vendrá...—. Ahora estaban en el salón principal del Palacio del Suroeste.
Alguien podría venir a informarles en cualquier momento. Mu Hanzhang miró nerviosamente hacia la
puerta abierta.
Al verlo distraído, Jing Shao aprovechó la oportunidad para acariciarlo, agarrando su órgano más
sensible.
—Hmmm...—. Mu Hanzhang se mordió el labio para reprimir los ligeros gemidos que estaban a punto
de salir, y fulminó a Jing Shao con su mirada. Sin embargo, la persona encima de él aumentó la presión,
y solo pudo jadear repentinamente.
—Jun Qing...—. Jing Shao se sentó a horcajadas sobre él, frotando su ropa e inclinándose para
mordisquear una de sus orejas, y su pesada respiración se sintió cálida en el cuello blanco de Mu
Hanzhang, haciendo que el área se sonrojara gradualmente. Afortunadamente, Jing Shao se había
quitado la armadura tan pronto como entró en la habitación, sintiendo que era demasiado fastidioso,
por lo que metió la mano en el bolsillo de su cintura para sacar una pequeña caja.
—No, aquí..—. Mu Hanzhang todavía estaba nervioso. Si alguien entraba de repente, ¿qué haría? Esta
era su única preocupación ahora, y el asunto sobre el que había querido preguntarle a Jing Shao ya
había sido dejado atrás.
Jing Shao sonrió y le dio la vuelta para que estuviera boca abajo en el diván y no volviera a mirar a la
puerta. Le susurró al oído con su áspera voz: —Solo necesitas gemir un poco más fuerte, esas personas,
naturalmente, no se atreverán a entrar—. Con eso, empujó sus dedos, cubiertos con ungüento
perfumado, dentro del cuerpo de Mu Hanzhang.
—Tú... Ah...—. Mu Hanzhang fue tomado por sorpresa cuando Jing Shao de repente empujó sus dedos
dentro de él. Quería mirar al otro hombre, pero no podía ver su rostro desde donde estaba acostado
boca abajo.
Jiang Lang estaba fuera de la puerta. Y al escuchar el movimiento en el interior, su boca se torció.
Detuvo al empleado que estaba a punto de entrar con los documentos y rápidamente despidió a todos.
Luego cerró lentamente las puertas del salón principal, concentrándose mucho en su labor y en no
mirar a un lado ni un poquito.
—No tengas miedo. Jiang Lang está vigilando afuera—. Jing Shao vio que la persona debajo de él
todavía estaba nerviosa. ¿Cómo podría sentirse feliz si seguía así? No pudo evitar que su corazón le
doliera un poco, y no quería burlarse de él más. Besó sus hermosos omóplatos y lo consoló con una voz
suave. Al ver a Mu Hanzhang relajarse gradualmente, se sintió aliviado y acarició esa cintura flexible
con confianza, luego separó su atractiva redondez y se apresuró en ingresar a él.
Mu Hanzhang inmediatamente apretó la redonda almohada que se encontraba alrededor de su cuello.
Habían estado ocupados librando una guerra durante medio mes y luego se habían preocupado por su
lesión; los dos no habían podido tener intimidad por un tiempo. Ahora, el nudo en el corazón de Mu
Hanzhang se había desenredado y sus cuerpos se unieron una vez más. Cuando el dolor disminuyó, solo
sintió un placer incomparable. Sintiendo que sus pensamientos internos eran un poco humillantes, Mu
Hanzhang enterró su rostro en la almohada. Afortunadamente, no pudo ver su propia expresión en esta
posición.
Una pequeña acción tan adorable no pudo escapar de los ojos de Jing Shao, que se curvaron en una
sonrisa. Se aferró a ese hermoso cuerpo, y se sumergió más profundamente.
Jiang Lang estaba fuera de la puerta. Aquellos que practicaban artes marciales tenían un oído y una
vista aguda. Los sonidos húmedos llenaban sus oídos incesantemente y los gemidos salían de la
habitación de vez en cuando, haciendo que todo su rostro y sus orejas se tiñeran de rojo. Como guardia,
no podía irse de donde estaban sus deberes, así que solo podía alejarse un par de pasos. Dentro de su
cabeza, sin embargo, no pudo evitar pintar un cuadro de lo que estaba sucediendo dentro de la
habitación. Las tres generaciones de su familia eran médicos imperiales y habían escuchado muchas
cosas de los dormitorios reales. Era realmente raro que Cheng Wang fuera tan afectuoso como lo era
ahora.
Al ver el sol hundirse gradualmente en el cielo, el joven Jiang Lang no pudo evitar sentirse un poco
decepcionado y frustrado. Cuando regresara a la capital, su padre probablemente querría hablar con él
sobre el matrimonio esta vez. Desafortunadamente, era un hijo legítimo. Si tan solo pudiera casarse con
una esposa masculina como Wang Fei; qué grandioso sería eso.
Después de revolcarse en las sábanas, Jing Shao abrazó al hombre, que todavía temblaba levemente,
y se bañó con él. Luego de cambiarse a ropa interior limpia, hizo que sus guardias limpiaran la
habitación interior, antes de llevar a su Wang Fei al suave diván para descansar. Mu Hanzhang estaba
muy cansado. Apoyado contra el pecho de Jing Shao y respirando su aroma fresco y claro, rápidamente
se quedó dormido.
Al mirar al hombre dormido en sus brazos, Jing Shao exhaló un ligero suspiro de alivio. De esta
manera, Jun Qing debería haber olvidado lo que quería preguntar; a Jing Shao le preocupaba que le
preguntara si había tenido el sueño en su noche de bodas y luego sospechara que Jing Shao solo era
bueno para él porque era una instrucción del cielo.
—¡Miau!—. Xiao Huang, quien había sido pateado al suelo por Jing Shao al principio, estaba bastante
insatisfecho con solo el borde del suave diván y raspó la parte inferior de los pantalones de Jing Shao.
Jing Shao acarició la cabeza del pequeño tigre con los dedos de sus pies, pero uno de ellos fue
agarrado y mordido con todas las fuerzas por el pequeño tigre.
Fue una época de paz en el feudo suroeste. Después de luchar durante dos meses, el ejército pudo
tomar un descanso y los soldados y oficiales estaban muy felices. Por supuesto, Jing Shao era el más
feliz. Eso fue porque descubrió que los pequeños edificios de bambú en la parte trasera eran donde el
Rey del Sudoeste había guardado su harén de bellezas. Cada edificio de bambú era diferente. Aunque
uno de ellos era particularmente especial: toda la habitación estaba acolchada y probablemente era un
lugar para que el Rey del Suroeste se divirtiera.
Jing Shao ordenó a la gente que limpiara el lugar y pusiera cojines y mantas nuevas. Luego, abrazaría
a su Wang Fei ahí todos los días.
Mu Hanzhang también jugó con él al principio, pero descubrió que no podía acostumbrarse. Cuanto
más dejaba que Jing Shao hiciera lo que quisiera, más descubría que cuando se le daba una pulgada,
Jing Shao pedía una milla. Por lo tanto, se negó a que lo llevaran allí durante el día, y cuando se enojó
más tarde, se negó a continuar allí. Especialmente al ver la mirada evasiva del general del protectorado
de derecha, quien lo había empezado a ignorar. Así que Mu Hanzhang se sintió extremadamente
avergonzado, y por ello regresó dignamente al salón principal.
════ ∘◦❁◦∘ ════
63: Emboscada

Los días alegres siempre han sido cortos. Diez días después, el edicto imperial llegó a la Ciudad de las
Nubes. El emperador Hong Zheng elogió con mucho esmero a Jing Shao, luego le ordenó que
comandara sus tropas al Suroeste de inmediato para someter nuevamente al Rey del Suroeste, dado
que estaba protegiendo a traidores e intentado asesinar a un príncipe. Junto con el decreto imperial
también llegó el gobernador de Guangdong y Guangxi, quien fue enviado temporalmente para hacerse
cargo de los asuntos políticos del Suroeste.
El Suroeste siempre estuvo gobernado por los reyes vasallos, ahora que el control regresa a la corte
imperial, hay muchas cosas de las que encargarse. El emperador le había dado al gobernador una orden
secreta para que asumiera las funciones del Suroeste una vez que la situación se calmase. El
gobernador creía que aquello sucedería en unos años, más nunca hubiera creído que Cheng Weng sólo
necesitó dos meses. Su barba originalmente gris comenzaba a tornarse blanca.
Jing Shao estaba agradecido con su padre por no pedirle que se encargase de los asuntos
gubernamentales. Le brindó una ligera palmada al gobernador y ese mismo día partió del campamento
con aire indiferente.
El feudo del Sureste no estaba conectado con el feudo del Suroeste, sino que estaban separadas por
dos provincias: Guangdong y Guangxi. Estas provincias siempre fueron lugares de exilio con pueblos
dispersos y poca población, más el paisaje podía robarle el aliento a cualquiera. Las cadenas de
montañas con cimas altas acompañados de claros arroyos y cascadas eran una verdadera belleza a la
vista.
En otoño, el clima ya no era tan caluroso. Cuando el paisaje fue bueno, Jing Shao bajó a la persona del
carruaje para pasear con Xiao Hei. El pequeño tigre había engordado por lo que Jing Shao no le
permitió montar a caballo. Decaído arañó la ventanilla del carruaje y miró hacia afuera.
El General de Protectorado de derecha miró cómo el asesor militar estaba cómodamente apoyado en
el hombro de Wang Ye. Luego de varios días de haber montado a caballo, hasta su propia espalda le
había estado doliendo. El General de Protectorado de Izquierda lo vió moverse ligeramente por lo que
poco a poco se inclinó: —Si estás cansado, monta a caballo conmigo.
Durante el camino, cuando tenían que desplazarse rápidamente día y noche, montaban el mismo
caballo y se turnaban para descansar, por lo que su sugerencia no había sido extraña pero...
Cuando el General del Protectorado de derecha escuchó esas palabras, se dio cuenta de algo: —Mi
relación con Wang Ye es como la de los Generales de Protectorado de derecha e izquierda—. Las
palabras de Wang Fei todavía resonaban con claridad en sus oídos. Alzó la vista al frente y miró el
rostro del General de izquierda. Como si un rayo lo hubiese alcanzado, casi provoca que cayese del
caballo.
—¡¿Quién dijo que estoy cansado?! ¡Muévete!—. El General de Protectorado de derecha agitó su
mano como si espantase una mosca para luego tirar las riendas de su caballo para adelantarse y
alcanzar a Zheng Meng.
El viaje no era muy largo, sin embargo las montañas eran tan altas y los ríos tan prolongados que no
pudo evitarse el caminar mucho más. Luego de medio mes, llegaron a la montaña Liang Yi.
El nombre 'Liang Yi' le fue atribuido por el Yin y el Yang, dado que, al igual que esos dos elementos
son tan diferentes entre sí, así son los lados contrarios de la montaña. Las pequeñas colinas que se
elevan en el suroeste tienen un aire imponente.
La montaña Liang Yi es una de las más grandes cadenas de montañas y el camino más cercano al
Sureste.
Mu Hanzhang sentado en el carruaje, frunció levemente el ceño al ver las montañas desde la ventana.
En esa ruta las montañas eran sumamente altas y el camino se atravesaba entre estas. Si son
emboscados, estarían en peligro.
—Esta área está fuera del alcance del feudo suroeste. ¿Quién nos prepararía una emboscada?—-. Le
dijo Zhao Meng quien se había acercado a hablar. —Todavía quedan cientos de millas para el feudo.
—Quizá me estoy preocupando demasiado—.- Mu Hanzhang frunció los labios y miró su libro "Bishui
Jing Zhu*". Según ello, la montaña Liang Yi era la cadena montañosa más grande Sureste. Algunos
transeúntes viajaban sobre sus cimas de un lado a otro. Jing Shao le había dicho que en su sueño, él no
había pasado por la montaña Liang Yi sino que había seguido el río Yang Tze, hacia el sureste, y
recorrió a pie a lo largo de la costa por lo que no sabía lo que podrían encontrar en el camino.
—¡Miau!—. Al ver que su maestro lo había estado ignorando durante un tiempo, Xiao Huang cogió el
libro entre sus garras destrozando la página que hablaba de la montaña Liang Yi.
Mu Hanzhang tomó sus patitas y lentamente alejó el libro de ella acariciando el pelaje del pequeño
tigre. Xiao Huang había crecido mucho, antes era tan pequeño que media la misma longitud que el
brazo de un niño; sin embargo, ahora podía deducirse que medía alrededor de 2 pies de largo, además
de haber ganado mucho peso. Mu Hanzhang pellizcó las carnosas almohadillas de las patitas del
cachorro todavía rosadas y suaves por no correr demasiado. Eran tan lindas que no pudo evitar
apretarlos un par de veces más.
Gracias a los tratos amorosos que recibía, Xiao Huang obedientemente se sentó y se dejó amasar las
patitas. Mu Hanzhang le rascó las orejas para luego bajar la mirada y retomar su lectura. El pequeño
tigre se frotó contra sus piernas y se acostó de patas arriba dejando expuesto su esponjoso y fino pelaje
del vientre. Levantó la cabeza y nuevamente estiró sus garras para enganchar el libro. Mu Hanzhang
sonrió y sacó un trozo de carne seca para alimentarlo.
—¡Hum!—. De repente los caballos relincharon y el carruaje se detuvo. Mu Hanzhang se apoyó contra
la pared del carruaje para estabilizarse. Levantó la cortina y miró hacia afuera. El humo gris y el sonido
de una caballería caótica se escuchaba a lo lejos acercándose cada vez más.
Jing Shao se sentó sobre su caballo y miró con frialdad la masa negruzca que corría ferozmente por el
estrecho camino. Había adivinado que el viejo traidor del Rey del Sureste no se quedaría de brazos
cruzados esperando la muerte.
—¡Caballería, retirada!—. Ordenó Jing Shao con voz clara y firme levantando la mano. La infantería
detrás de él rápidamente se posicionó al frente colocando sus lanzas y escudos de hierro. Se ordenaron
en una fila larga, sellando así el camino de la montaña a la fuerza. Los arqueros comenzaron a disparar
al enemigo.
La fortaleza del ejército del Sureste eran sus arqueros, por lo que debían ser atacados primero.
Miles de flechas salieron lanzadas, volando por los aires como bandadas de aves que toman ascenso.
El magnífico sonido rompió el aire, se oyó a los caballos de guerra relinchar y gritos de los soldados.
El enemigo no esperaba que Jing Shao reaccionara tan rápido. Después tendrían la oportunidad de
atacar a Jing Shao y su caballería, pero por ahora se encontraban bloqueados.
Luego de un tiempo, las flechas enemigas que fueron disparadas sólo pudieron alcanzar a la
infantería y no a la caballería detrás. Algunos soldados fueron cayendo uno tras otro, Jing Shao ordenó
que las tropas se desplazaran dejando la mitad del espacio abierto. La cantidad de heridos disminuyó
considerablemente, pero aún así hubo personas que no pudieron bloquearlas o evitarlas.
Jing Shao se sentó quieto en su caballo. Y luego dijo con frialdad: —¡Zhao Meng!
—¡Este oficial está aquí!—. Zhao Meng inmediatamente espoleó a su caballo hacia el frente cuando
escuchó su llamada.
—¡Toma quinientos soldados de caballería y rompe la formación de arqueros!—. Jing Shao levantó su
lanza plateada y apuntó al hombre en medio de la formación de flechas. El hombre debería ser el líder
de las tropas, pero Jing Shao no estaba seguro de si era el General llamado "Arquero Divino" del año 18
de Hong Zheng en su vida anterior.
—¡Ejecutando la orden!—. Zhao Meng levantó su espada y salió corriendo primero. Los quinientos
soldados de caballería formaron un cono puntiagudo que atravesó la formación de escudo de la
infantería y se precipitaron directamente hacia las tropas enemigas.
—Mátenlos...—. Zhao Meng tomó la delantera, corriendo y blandiendo su cuchillo para bloquear las
flechas continuas mientras corría. Apresurarse así sin preocuparse por sus vidas condujo
inevitablemente a la pérdida de algunos soldados de caballería. La otra parte no esperaba que usaran
esa táctica y había colocado directamente a sus arqueros al frente para acortar el alcance. Al ver eso, el
ejército del sureste intentó frenéticamente cambiar su formación, pero ya era demasiado tarde.
—¡Mátenlos!— al ver esta situación, el líder enemigo agitó su mano y condujo a la caballería a toda
prisa hacia adelante, dando un fuerte grito de guerra.
Mu Hanzhang levantó la cortina y frunció el ceño mientras miraba la batalla. La caballería enemiga
atravesó la matriz cónica de Zhao Meng y atacó a la infantería.
Jing Shao volvió la cabeza y lo miró: —Jun Qing, no salgas—. Luego hizo un gesto a los generales del
protectorado de izquierda y derecha, quienes de inmediato llevaron dos equipos de hombres y caballos
unos pasos hacia adelante. No parecía un gran cambio, pero protegían firmemente los cuatro lados del
carruaje.
La caballería se encontró con las lanzas, que bloqueaban en la primera fila, e inmediatamente
comenzaron a luchar cuerpo a cuerpo.
Hao Dadao blandió su espada Hun Yuan, y corrió hacia adelante con los otros soldados de caballería.
Cortó la cabeza del soldado de caballería enemigo que estaba frente a él con un solo movimiento, y su
ejército se emocionó de inmediato.
En ese momento, ocurrió un cambio repentino, y un grupo del ejército del sureste salió corriendo de
detrás del arroyo de la montaña izquierda, y cortó la formación de infantería detrás de la caballería.
Jing Shao le indicó a Hao Dadao que continuara resistiendo a la caballería al frente a él, y
rápidamente volvió la cabeza del caballo. El comandante del ejército Shu en la parte de atrás, lo
entendió de inmediato y se apresuró a matar a los soldados y caballos que aún tenían que cruzar el
arroyo y pisar el camino de la montaña. El arroyo de la montaña era claro y poco profundo, y pronto se
tiñó de un rojo brillante.
Con el sonido de los caballos pisando fuertemente el agua de lejos a cerca, un grupo de soldados de
caballería bloquearon la salida al seguir a la infantería. El líder fue imparable; mató a tres soldados de
caballería en sucesión y atacó a Jing Shao con una alabarda de dragón azul.
Jing Shao se inclinó hacia atrás y levantó su lanza para bloquear la hoja creciente de la alabarda,
luego giró la muñeca para presionar la alabarda del dragón azul bajo su lanza plateada.
Mu Hanzhang permanecía sentado junto a la ventana y frunció el ceño mientras observaba
preocupado a Jing Shao luchar contra el otro hombre. De repente, escuchó el sonido de algo cortando el
aire. Vio una flecha afilada pasar a través de la multitud, disparando directamente hacia la espalda de
Jing Shao. El general del protectorado de izquierda sacó la hoja afilada de su cintura y, con un tajo,
cortó la flecha amenazante por la mitad. Pero resultó que las posiciones que él y el general del
protectorado de derecha habían tomado no solo ayudaron a proteger el carruaje, sino que también
podían ayudar a obstruir cualquier ataque a Wang Ye desde dos direcciones.
Mu Hanzhang exhaló un suspiro de alivio en secreto: sabía que no era de mucha ayuda en el campo
de batalla real, por lo que, naturalmente, no saldría a crear problemas.
El hombre que luchó con Jing Shao era muy bueno en las artes marciales y manejó una alabarda del
dragón azul como si fuera una obra de arte. Un golpe apuntó directamente al corazón de Jing Shao. La
lanza plateada de Jing Shao se deslizó entre sus brazos y se movió frente a su pecho para bloquear el
golpe. Giró su lanza y torció la hoja creciente para apuñalar los ojos del hombre. La otra parte se
sorprendió y rápidamente volvió su agarre para atacarlo. El Cheng Wang era tan joven, pero
inesperadamente ya había practicado con la lanza hasta el punto de que era como si el hombre y la
lanza fueran uno: la lanza plateada era como una parte de su propio cuerpo, y sus golpes y
contraataques eran extremadamente precisos.
El hombre se hizo a un lado para evitar el ataque de Jing Shao. La alabarda de dragón azul cruzó su
pecho con su plana hoja, y la lanza de plata estaba firmemente sujeta entre la alabarda de hierro y su
armadura.
La esquina de los labios de Jing Shao se curvó en una mueca de desprecio, y sosteniendo el arma con
una mano, de repente, al soltarla, un hombre no pudo evitar caer hacia atrás con el impulso. Todo esto
sucedió en un instante, y Jing Shao de repente sacó su espada larga de su cintura. Y le cortó la garganta
al hombre, su mano izquierda agarró rápidamente el mango de la lanza y lo golpeó en el pecho con
fiereza antes de arrojarlo de su caballo.
—¡Buena puntería!—. Hao Dadao mató al último soldado de caballería. Mirando hacia atrás en el
último movimiento de Jing Shao, no pudo evitar exclamar de admiración. Se necesitaban más de diez
años de arduo trabajo para lograr ese tipo de precisión. A pesar de la corta edad de Cheng Wang, él ya
había alcanzado tal excelencia; era verdaderamente un genio.
Los sucesivos sonidos en el aire despertaron de repente a todas las personas que aún estaban
inmersas en su felicidad. Jing Shao volvió su cabeza abruptamente y vio tres flechas disparándole
directamente.
Tres flechas a la vez: ¡la formación de flechas del Dios General!
Los ojos de Jing Shao se abrieron de repente. La razón por la que no había escapado en ese entonces
era porque esas tres flechas le dispararon a la vez, y se dividieron como en el caracter: 品, sellando
todas sus rutas de escape. Si esquivaba a uno de ellos, no podría escapar de los otros dos. En ese
momento, la gente inconscientemente se desviaría hacia un lado.
—¡Jing Shao!—. Mu Hanzhang gritó alarmado, mirando a las tres flechas que se disparaban hacia Jing
Shao. Sin embargo, él no las esquivó y permaneció en su mismo lugar, ¡dejando que las flechas cayeran
directamente a su cuerpo!
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[Nota de la traductora]
Bishui Jing Zhu*: "Escrituras sagradas del Jade de Agua".
64: El Sureste

La flecha de color negro reflejaba una fría luz aterradora debido al sol. En el momento crítico, Jing Shao
inclinó su cabeza abruptamente, y la flecha rozó su mejilla, dejando un dolor feroz; De las dos flechas
que fueron debajo de él, la derecha rozó su armadura plateada con un sonido metálico mientras que la
izquierda lo golpeó en su brazo de ese mismo lado.
—Está bien...—. Jing Shao dijo, levantó su mano y sacó la flecha de su brazo. Luego agarró fácilmente
el arco que colgaba del lomo de su caballo y disparó tres flechas hacia atrás de la misma manera.
Las tres flechas volaron en la forma de la palabra 品, si iba hacia la izquierda uno le dispararía en el
corazón, la segunda cuando vaya para la derecha perforará uno de sus pulmones y la última iba a pasar
a la garganta cuando se inclinara hacia atrás. El general no esperaba que Jing Shao no las esquivara, e
incluso que él tuviera suficiente energía como para defenderse. Rápidamente levantó su arco y disparó
una flecha para bloquear a las tres entrantes. Dos puntas de flecha chocaron, y la flecha recién llegada
era más veloz. Pero logró partirla, mientras que las otras dos flechas cayeron al suelo.
Todos nunca antes habían visto habilidades de tiro con arco tan precisas. Por eso estuvieron un poco
aturdidos por un tiempo. Para cuando recuperaron el sentido, el tirador había girado para montar su
caballo y se había escapado. El ejército del sureste que había venido a tenderles una emboscada se
retiró rápidamente.
Zhao Meng estaba a punto de llevarse a la caballería con él en su persecución, pero Jing Shao bajó su
arco: —No hay necesidad de perseguirlo.
El ejército del sureste restante solo tenía menos de cien hombres; perseguirlos por ese estrecho
camino de montaña podría ser peligroso, y las ganancias no valdrían la pena.
—Wang Ye, está herido—. Hao Dadao guardó su espada y se reunió con el grupo. Al ver a Jing Shao
agarrando su brazo izquierdo, se acercó y dijo eso.
Jing Shao sintió el dolor en ese momento, y no pudo evitar tomar una bocanada de aire frío.
—Wang Ye ya no monte más. Deje que el asesor militar le dé alguna medicina—. Le dijo
expresivamente el general del protectorado de izquierda.
Al escuchar eso, Jing Shao inmediatamente saltó de su caballo y le indicó al ejército que continuara
marchando. Luego subió al carruaje.
Mu Hanzhang miró en silencio al hombre frente a él. Lo ayudó a quitarse la armadura sin decir una
palabra, le sacó su manga que estaba manchada de sangre y usó un paño humedecido con un poco de
agua de té para limpiar la sangre alrededor de la herida. Era pequeña y profunda, y todavía sangraba.
Pero afortunadamente, era solo una herida superficial y no llegaba hasta el hueso. Mu Hanzhang tomó
la medicina en polvo para ayudarle a detener el sangrado y lo derramó sobre la herida sin parar.
—¡Ah, duele!—. Gritó Jing Shao con una mueca.
Mu Hanzhang lo ignoró. Después de detener la hemorragia, sacó una pequeña botella de jade verde y
aplicó una capa de la medicina. Se quitó el cinturón de tela y lo usó para envolver la herida con
cuidado. Hizo un bonito nudo y luego soltó el brazo de Jing Shao.
Jing Shao exhaló un suspiro de alivio. En su última vida, cuando atacó el sureste en el año 18 de Hong
Zheng, él había recibido un disparo de las flechas del Dios General. En ese momento,
inconscientemente trató de esquivar, pero uno lo golpeó en el pecho, casi matándolo. Ahora finalmente,
al recordar esta lección, solo sufrió una leve herida, lo que podría considerarse como una forma de
evitar un desastre. Había estado un poco incómodo todo el tiempo y ahora finalmente podía relajarse.
Levantó los ojos para ver a su Wang Fei, quien todavía no tenía nada que decir, y no pudo evitar
sentirse un poco agraviado; se había lesionado, pero Jun Qing no dijo nada para consolarlo. De repente
quiso acercarse un poco más para comer un poco de tofu*, pero inesperadamente, al momento
siguiente, su cuerpo fue sostenido en un cálido abrazo.
Mu Hanzhang sostuvo con fuerza al hombre en sus brazos, y solo entonces dejó escapar el aliento que
había estado conteniendo todo ese tiempo. El toque cálido y sólido le permitió confirmar que esa
persona todavía estaba viva, sana y salva en sus brazos. Era solo que la escena había sido demasiado
aterradora. Al ver las tres flechas volar hacia Jing Shao, quien no pudo esquivar ninguna de ellas, el
cielo y la tierra parecieron volverse grises de repente y Mu Hanzhang incluso se olvidó de respirar.
Una leve fragancia se precipitó en la nariz de Jing Shao y fue acariciado cálida y suavemente. ¡Jing
Shao estaba quieto y miró fijamente por un momento antes de que de repente se diera cuenta de que
estaba en los brazos de Jun Qing! La curvatura de las comisuras de su boca se expandió gradualmente,
y extendió la mano para abrazar a su Wang Fei alrededor de la cintura mientras se relajaba y se
acurrucaba en sus brazos. Después de dos vidas, nadie lo había abrazado para consolarlo cuando estaba
herido, y no pudo evitar en su corazón sentir muchas emociones a la vez. Si se hubiera casado con una
mujer, probablemente solo estaría lloriqueando en este momento. ¿Cómo podría abrazarlo así para
brindarle apoyo?
El carruaje continuó avanzando lentamente y ninguno de los dos habló; sólo se oía el ruido de las
ruedas de madera sobre piedra.
—Jun Qing...—. Jing Shao se frotó contra ese cálido pecho con alegría.
Mu Hanzhang tocó la cabeza entre sus brazos y suspiró ligeramente antes de salir de ella. Solo
entonces recuperó el sentido, y miró al hombre en sus brazos para decirle con una cálida voz: —
Probablemente estás cansado. Te abrazaré para que duermas un rato—. Jing Shao acababa de librar
una feroz batalla. Después de toda la tensión, tenía que estar cansado.
Jing Shao estaba naturalmente muy dispuesto, pero temía que fuera demasiado pesado y que Jun Qing
se cansara después de abrazarlo durante mucho tiempo, por lo que extendió su mano para agarrar una
almohada y ponerla en el muslo de su Wang Fei. Sosteniendo cómodamente esa cintura estrecha y
oliendo esa ligera fragancia, cerró los ojos con tranquilidad.
Aunque la montaña Liangyi era grande, no tomó mucho tiempo cruzarla. Una vez que llegaran al nivel
del terreno, no habría peligro del que tuvieran que protegerse, no hasta que llegaran a la frontera
sureste. Por eso, en los días siguientes, el herido Príncipe Imperial permaneció tranquilo en el carruaje
del asesor militar.
Xiao Huang estaba muy descontento con Jing Shao, quien ocupaba la posición que a él le gustaba.
Debido a lo grande que había crecido, dos personas que dormían en el carruaje se veían apiñados. Por
lo tanto, Jing Shao solía arrojar a Xiao Huang al reposapiés para que duerma allí.
Y a Jing Shao también le gustaba mucho ese reposapiés de tigre, a menudo se quitaba los calcetines y
se frotaba las plantas de los pies sobre el amarillo pelaje. Xiao Huang normalmente lo ignoraba al
principio. Sin embargo, si continuaba durante mucho tiempo, se daría la vuelta para roer los pies de
Jing Shao. Mu Hanzhang también detendría este tipo de comportamiento al principio. Pero más tarde, lo
encontró interesante. ¡Incluso aprendió de Jing Shao y tentó a Xiao Huang con carne seca para que se
volviera sobre su espalda y revelara su vientre para que Jing Shao se frotara los pies!
Llegaron a la frontera sureste en los próximos días. Ante ellos se encontraban colinas y algunas
montañas rocosas. Las onduladas colinas eran infinitas. Mirando desde la distancia, parecía un paisaje
sin fin, por lo que a esa zona, los habitantes la llamaban: Cordillera de la Repetición.
El sureste no estaba tan desolado como el suroeste. Tenía una gran población y abundantes recursos.
Aunque el Rey del Sureste era violento y lujurioso, era muy bueno luchando, y contaba con una
cantidad interminable de generales capaces. En esa tierra de colinas, se podría decir que no había
ningún peligro del que protegerse, ¡pero también se podría decir que había un peligro natural del que
protegerse a diario!
Jing Shao se llevó al ejército con él, y después de luchar durante casi un mes, ni siquiera había podido
avanzar cien li; la guerra había caído a un punto muerto.
Al mirar el mapa frente a él, vio que las colinas onduladas ocupaban casi la mitad del feudo sureste.
Jing Shao suspiró; y notó que el invierno estaba a punto de comenzar. Incluso si pudiera atacar la
ciudad principal de inmediato, temía que todavía no pudieran regresar a la capital para Año Nuevo.
—La guerra no es una broma. ¿Cómo puede ser tan fácil?—. Mu Hanzhang le acercó una taza de té.
—Sí...—. Jing Shao suspiró. La batalla por el suroeste se había desarrollado con demasiada suavidad,
lo que le había provocado un poco de temeridad.
—Estás ansioso por regresar a la Capital, pero, ¿qué es tan importante?—. Mu Hanzhang se sentó a
su lado y miró a su alrededor. Se preguntó adónde había ido el pequeño tigre.
—No es nada grande—. Le dijo Jing Shao con una sonrisa traviesa: —Será lo mismo si es que otros lo
hacen—. De todos modos, antes de salir de la capital, ya le había entregado el asunto a Ren Feng. Si no
podía regresar para entonces, alguien más lo haría.
Mu Hanzhang enarcó sus cejas. Al ver la apariencia de Jing Shao, no debía de ser nada serio.
Entonces, sacudió su cabeza con impotencia, luego se levantó y salió a buscar al pequeño cachorro de
tigre.
Junto al río fuera del campamento, Xiao Huang estaba de pie sobre una roca mirando a los peces en el
río con concentración. El agua gorgoteaba y el gran pez plateado se balanceaba en el agua. ¡Luciendo
muy delicioso!
Cuando Mu Hanzhang vino a buscarlo, vio a una gran bola de pelo negra y amarilla saltando al río. No
pudo atrapar al pez grande y, en cambio, se mojó por completo.
El pequeño tigre subió a la orilla y sacudió las gotas de agua de su cuerpo. El pelo de su cara se había
aplanado debido al agua. Fue bastante gracioso. Miró hacia arriba y vio a su amo, e inmediatamente
saltó hacia adelante, feliz.
Mu Hanzhang rápidamente se echó a un lado, después de ver que esas grandes patas estaban
cubiertas de barro, y que solo lo acababa de bañar ayer, lo cual había sido en vano.
—¡Miau!—. Después de no poder atrapar un pez para comer, el cachorro se acostó de espaldas a los
pies de su amo mientras actuaba lindo y rogaba pidiendo carne seca.
—Woo...—. Hubo un sonido de una corneta no muy lejos, que sonaba en los momentos críticos de una
batalla entre los dos ejércitos.
—¡Jun Qing!—. Jing Shao, que había salido a buscar a su Wang Fei para poder regresar a almorzar, vio
que el sonido de la corneta había llamado su atención, por lo que llevó a Jun Qing a un pequeño
montículo de tierra frente a ellos. Desde la distancia, vio a una masa negra de gente corriendo juntos
hacia adelante para matar. El polvo estaba rodando, y el sonido de batalla sacudió al cielo.
—Si seguimos luchando así, me temo que se sacrificarán muchas tropas—. Mu Hanzhang frunció su
ceño ante el campo de batalla en la distancia: —¿Ha habido alguna noticia de Ge Ruoyi últimamente?
Jing Shao lo abrazó por detrás: —No, su situación definitivamente no es fácil, y desde el principio le
pedí que no me enviara noticias—. Ge Ruoyi era un arma secreta que se había instalado junto al Rey del
Sureste, por lo que, naturalmente, no podía exponerse ante los demás. Si había algún error en este
trivial asunto como sería la entrega de un mensaje, esto significaría una pérdida que no valía la pena.
—¿Ah?—. Exclamó el hombre en sus brazos de repente. Jing Shao levantó su cabeza y siguió su línea
de visión, vio al ejército del sureste, que tenía una ligera ventaja, retirarse repentinamente y darse la
vuelta. Mirando al cielo, apenas era mediodía. En ese momento, tenía que haber algo malo dentro del
ejército del sureste para que las tropas se retiraran.
—Volvamos pronto—. Mu Hanzhang se dio la vuelta y le dijo.
Jing Shao asintió con la cabeza y llevó a su asesor militar a la tienda central. Después de un tiempo, el
pequeño soldado que reportaba nueva información se apresuró en regresar.
—Informe...—. El pequeño soldado corrió a la tienda central y se arrodilló: —Reportando al
comandante: el ejército del sureste se retiró repentinamente, y el general Hao preguntó si los
perseguiría o no.
Jing Shao reflexionó por un momento. Si bien no se debe perseguir a un enemigo acorralado, lo que
vio en el montículo no parecía un truco para atraer al enemigo. —¡Persíganlos!—. Solo era una simple
palabra, pero resonó poderosamente. El mensajero recibió inmediatamente la orden y se alejó al galope
en un caballo rápido.
A Hao Dadao se le ordenó perseguirlos, y encontró al ejército del sureste en un caos repentino.
Independientemente de las consecuencias, se apresuró a matar y, cuando cayó la noche, regresó al
campamento con la armadura empapada de sangre.
—Este general cree que, en base a la situación del ejército del sureste, debe haber sucedido algo
importante—. Hao Dadao se limpió la sangre y el polvo de su rostro. —Comandante, este general piensa
que pase lo que pase, este es un buen momento para acabar con el ejército del sureste mientras el
corazón del ejército está alborotado.
Jing Shao escuchó en silencio el informe de Hao Dadao, y no pudo evitar que los latidos en su corazón
se aceleraran de emoción. Esta situación era muy similar a cuando recibió la noticia de la muerte del
Rey del Sureste en su vida anterior.
Mu Hanzhang frunció su ceño ligeramente. Sostuvo la mano de Jing Shao y le indicó que no fuera
impulsivo. Y le dijo a Hao Dadao: —El general ha trabajado mucho. Ve a descansar primero, tomaremos
una decisión mañana.
Era inútil perseguirlos de noche. Hao Dadao reprimió la emoción en su corazón, apretó sus puños, se
despidió y se alejó del lugar.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Comer un poco de tofu*: 吃豆腐, en este contexto se refiere a levantar el ánimo; esta frase apareció,
ya que en los viejos tiempos cuando alguien se moría, la familia preparaba tofu en su funeral, por lo que
fue considerada una comida para rendirse condolencias en medio de la tristeza.
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65: El tesoro escondido



En el momento en que Hao Dadao se retiró, ambos pudieron mirarse frente a frente.
—¿Crees que Ge Ruoyi tuvo éxito?—. Mu Hanzhang soltó la mano de Jing Shao, pero rápidamente Jing
Shao la persiguió para sostenerla, mientras jugaba con sus dedos.
—Creo que sí— Jing Shao se llevó la delicada mano a los labios—. Sea ese el caso o no, el caos del
Ejército del Sureste es una buena oportunidad.
Mu Hanzhang asintió: —Si el Rey del Sureste realmente murió, ¿sus hijos serán capaces de manejar
la situación?—. Si uno o dos de sus hijos conocían las estrategias de guerra e inmediatamente tomaban
el poder, el Ejército del Sureste se reorganizaría luego de dos días de caos como máximo.
Jing Shao negó y se rió entre dientes: —El Rey del Sureste todavía no rebasa los treinta años y su
primer hijo tampoco es muy mayor todavía. Durante la lucha por tomar el trono, mató a su único
hermano mayor. No hay quien pueda tomar el cargo aún.
El Sureste se encuentra a las costas del mar, durante los últimos años, gracias a los aranceles del
comercio marítimo y la riqueza de sus productos, ha provocado un deseos de corrupción y ambición por
las riquezas en la familia real del Sureste. En cuanto apareció un descendiente capaz, tal y como el Rey
del Sureste, los demás héroes potenciales fueron reprimidos, de modo que no existe nadie quien pueda
ascender al trono de inmediato.
Mu Hanzhang suspiró. Fue la voluntad del cielo que cada uno recibiera la atribución adecuada. Los
Reyes del Sureste han provocado este desenlace y son ellos los únicos responsables.
Jing Shao había enviado soldados infiltrados durante la noche para que espíen y reúnan información
de inteligencia. En la mañana, los mensajeros informaron que los tenientes generales del Ejército del
Sureste estuvieron discutiendo durante esa noche. Parecían muy ansiosos.
Jing Shao inmediatamente ordenó a Hao Dadao que liderara a sus tropas antes que él mismo lo
siguiera con sus tropas.
Hao Dadao condujo al ejército al campamento del Ejército del Sureste. Al darse cuenta que estaban
intentando retirarse, Hao Dadao gritó: —¡El Rey del Sureste está muerto! Tienen las manos atadas y no
hay nada que puedan hacer. ¡Todos ustedes siguen siendo ciudadanos de Dachen, si continúan
resistiéndose, serán considerados como traidores!
Al escuchar esto, el Ejército del Sureste rápidamente estalló en un frenesí de pánico. Anoche, los
generales habían recibido algún tipo de noticia y esta mañana repentinamente habían anunciado que
era necesario que hagan maletas y regresen a la ciudad principal. Toda la situación era demasiada
extraña y los soldados estaban cada vez más temerosos.
—Hao Dadao, deja de decir tonterías—. Le disparó el General Shen Jian contra Hao Dadao. Estaba
conmocionado y enojado.
La reacción del otro general sólo confirmó la noticia de la muerte del Rey del Sureste.
—¡Mátenlos!—. Antes que la flecha saliese disparada, Hao Dadao agitó su mano y corrió hacia
adelante. Miles de tropas bloquearon rápidamente la línea de visión del General Shen Jian; el general
había perdido su objetivo y ya no sabía por dónde comenzar.
Cuando finalmente Jing Shao había podido alcanzar a Hao Dadao, este había asesinado ya al general
Shen Jian bajo la espada Hun Yuan y persiguió al resto de las tropas. Su ejército fue tras él.
En las montañas del Sureste existían una gran cantidad de colinas, por lo mismo, el camino estaba
sumamente accidentado. Jing Shao sacó al asesor militar a dar un paseo, dejando al pequeño tigre
dentro del carruaje.
La noticia de la muerte del Rey del Sureste se extendió en el ejército como la pólvora. La moral de los
soldados y de los generales no eran suficientes como para luchar desesperadamente. Hao Dadao
continuó luchando hasta llegar a la capital: La Ciudad Flotante.
No se sabía quién de los indiferentes herederos estaba listo para tomar el trono, pero toda la casa
estaba cubierta de una fina tela blanca y el salón principal estaba dispuesto para un funeral. Guardando
las apariencias, podrían haberse mantenido en silencio y ordenar rápidamente a que las tropas protejan
el frente. Sin embargo, otro heredero decidió mostrar piedad filial y ordenó al ejército de la línea
delantera que regresase a defender la ciudad. De repente, la noticia se difundió y la moral del ejército
fluctuó. Ahora eran demasiado débiles como para recuperarse.
Cuando el ejército de Jing Shao ingresó a la ciudad, la gente, aterrorizada, se dispersó. Jing Shao les
fue explicando que no se les perturbaría y, como lo había hecho anteriormente, sólo había entrado con
sus soldados personales.
La gente del Palacio no tenía previsto huir tan rápido como la gente del Suroeste. Toda la familia
todavía se encontraba en pánico cuando el ejército los rodeó.
Al reunir a los miembros de la familia del Rey del Sureste en un pequeño patio, Mu Hanzhang los fue
revisando uno por uno, mas no pudo encontrar rastro alguno de Ge Ruoyi. Se sintió incómodo. Antes de
irse, ella le había prometido que no haría ninguna tontería y que esperaría su llegada, pero ahora Mu
Hanzhang temía que las cosas no hubieran salido de acuerdo a lo planeado.
—¡Mi Señor! ¡Mi Señor! Esta hija fue arrebatada de su familia por el Rey del Sureste. ¡Ella es
inocente! Mi Señor, por favor, sáqueme de aquí, incluso si tengo que trabajar como un caballo estoy
dispuesta...—. Una mujer vestida de civil de repente salió corriendo y se arrojó a los pies de Mu
Hanzhang llorando sin consuelo.
Mu Hanzhang bajó la mirada, pero no era la persona a quien estaba buscando, por lo que frunció el
ceño.
—¡Lárgate!—. Jing Shao, quien lo seguía por detrás, se enojó y pateó a la mujer quien tiraba de las
ropas de Jung Qing.
La mujer gritó y se hizo a un lado. Se dio cuenta que los dos tenían un porte extraordinario. Si no
eran príncipes o emperadores, probablemente debían ser funcionarios de alto rango. Si pudiera obtener
algún favor suyo, ella podría mantener una vida lujosa. Luego de observar por un largo tiempo, había
creído que Mu Hanzhang tenía un temperamento más gentil y podría ser fácil de tratar. Nunca esperó
que la persona detrás de él reaccionaría de esa forma.
—Vámonos. Si Ruoyi estuviera aquí, naturalmente saldría a verte—. Jing Shao extendió su mano para
abrazar a su deprimido Wang Fei y lo sacó del patio. Todas las mujeres de ese lugar eran encantadoras
y seductoras; no parecían buenas personas. No sería bueno si alguien se abalanzara sobre Jun Qing
nuevamente.
—¿Tu sueño contiene alguna pista que nos diga si Ruoyi se encuentra bien?—. Mu Hanzhang levantó
la vista topándose con un Jing Shao enojado. No pudo evitar parecerle graciosa la situación. Jing Shao
también era un hombre, entonces. ¿Cómo podría enfrentarse a un cuarto lleno de mujeres hermosas
llorando y no sentir ni la más mínima lástima por ellas y, en su lugar, sentirse enojado?
Jing Shao se detuvo y la escena de su vida pasada apareció frente a él. La habitación estaba cubierta
por una seda blanca y el aire se agitaba con un llanto de tristeza. Sólo una mujer se atrevió a reír y el
hijo del Rey del Sureste se apresuró en matarla, pero Jing Shao lo detuvo.
Ella dijo: —Wang Ye, ¿Estaría dispuesto a escuchar la historia de esta hija?—. Contó su pasado y la
historia que vivió. Cuando finalmente terminó, sacó la espada que yacía en la funda de la cintura de Jing
Shao y se suicidó.
Cuando Mu Hanzhang lo escuchó, sus hermosos ojos se oscurecieron.
—Eso fue sólo un sueño. Es difícil decir qué sucederá ahora—. Jing Shao suspiró y abrazó a su Wang
Fei: —El Rey del Suroeste vino a buscar refugio, pero fue asesinado por el Rey del Sureste. Ahora los
tesoros de ambos feudos se encuentran ocultos en esta mansión. Vamos a echar un vistazo.
Todo en la mansión estaba muy bien cuidado. Incluso los sirvientes no tuvieron tiempo de escapar. A
excepción de algunos adornos, todo lo valioso todavía permanecía.
El lugar donde el Rey del Sureste escondió sus tesoros no era tan oculto como el del Rey del Suroeste.
En cambio, hace poco habían construido un almacén en el bosque de bambú del patio principal.
Al pasar a través de los exuberantes arbustos de bambú, apareció una enorme edificación de piedra.
La puerta era gruesa y pesada; los soldados que la custodiaban habían sido reemplazados por los
guardias oficiales de Jing Shao. Jiang Lang se paró frente al edificio de piedra y, en cuanto los vió, se
acercó a dar sus respetos.
—Wang Ye, hay un candado en el edificio de piedra que sólo puede abrirse desde dentro—. Jiang Lang
estaba muy angustiado, el príncipe le había ordenado que inspeccionara y vigilara la Casa del Tesoro.
Después de estudiarlo durante mucho tiempo, Jiang Lang descubrió su secreto.
—Es de suponer que se trata de un camino secreto que conduce al camino de piedra desde otro lugar
—. Mu Hanzhang miró hacia adelante por un momento antes de volver para hablar con Jing Shao.
Jing Shao asintió. El otro extremo del túnel debería estar conectado con el dormitorio del Rey del
Sureste. Estaba a punto de enviar a alguien allí, cuando inesperadamente. ¡La puerta se abrió por sí
sola!
Jiang Lang se posicionó al frente de Wang Ye y Wang Fei para protegerlos. El sol brillaba en la
habitación de piedra reflejando el polvo en el aire. Alguien salió lentamente de la oscuridad y se
arrodilló para recibirlos. Vestía un hermoso vestido de gasa rosa que envolvía de manera encantadora
su figura, no llevaba ningún accesorio y sus cabellos caían salvajemente por su espalda; pero aquello no
dañaba en lo más mínimo su belleza.
—¡La sirviente Ge Ruoyi le da la bienvenida a Wang Ye y Wang Fei!—. La voz originalmente clara,
ahora estaba un poco ronca, presumiblemente debido a la falta de agua y comida en el edificio de
piedra.
—¡Ruoyi!—. Mu Hanzhang dio un paso hacia adelante para ayudarla a levantarse, aunque estaba un
poco demacrada, no había dudas que era Ge Ruoyi.
Al ver la sonrisa de Mu Hanzhang, Ruoyi no pudo evitar que las lágrimas brotaran de sus ojos. No
debería haber vivido luego de asesinar al Rey del Sureste; sin embargo, recordó las palabras de Wang
Fei antes de irse. Si quedaba algo que la uniera a este mundo. ¡Sólo podría ser la amabilidad de Wang
Ye y Wang Fei que todavía tenía que devolver!
Al ver que su Wang Fei estaba feliz, Jing Shao naturalmente también estaba feliz. Le pidió a Jiang
Lang que llevara a Ge Ruoyi a descansar, por lo que felizmente tomó a Mu Hanzhang en brazos y juntos
entraron a la habitación de piedra.
Las velas se fueron encendiendo una a una y los objetos en la habitación fueron reveladas.
Además de cofres de lingotes de oro y barras de plata, jade verde y ágata, y jarras de perlas del Mar
del Sur, también había innumerables caligrafías y pinturas antiguas, así como espadas y armas de
renombre.
—Xiao Shao...—. Le dijo lentamente Mu Hanzhang: —Nosotros... Hemos encontrado un tesoro...
Aunque es razonable pensar que estas cosas iban a ser entregadas al tesorero de la ciudad, aun no
tenían dueño. ¡Eso significa que quien las encontrara naturalmente tendría una parte!
Jing Shao agarró un gran cofre, felizmente ayudó a su Wang Fei a elegir cosas buenas y las metió
adentro.
Mu Hanzhang todavía era algo sensato y detuvo a Jing Shao, que estaba tomando cosas
indiscriminadamente. Solo recogió una pequeña caja de alrededor de solo un metro de largo: —Esa caja
es demasiado obvia. Incluso si este tipo de cosas es una regla no escrita, esta vez has realizado un
servicio sumamente meritorio y serás inevitablemente criticado, así que ten cuidado.
Aunque Mu Hanzhang no tenía el sentido innato de su madre para reconocer tesoros, era más que
capaz de discernir el valor de estos objetos valiosos.
Los tesoros no eran abundantes, pero eran de gran calidad. De repente, Jing Shao quien había crecido
en la corte imperial, pensó: ¿qué cosas buenas no había visto? Y naturalmente, entendió cuánto valían
estas maravillas.
Tomemos, por ejemplo, que un Pixiu* esculpido en jade verde oscuro, que solo tenía el tamaño de una
nuez; era más valiosa que la mano de Buda de jade blanco de medio pie de alto. Y esa luna de jade azul
suave y la horquilla de nube fluida*eran mucho más valiosas que los exquisitamente elaborados
adornos dorados colgantes*para mujeres.
Jing Shao recogió la horquilla. Era un alfiler de jade simple y sin adornos que no estaba decorado con
muchas tallas. Era simplemente una horquilla que se había doblado ligeramente en forma de nubes
fluidas. El jade era cálido y brillante. Y lo que era más importante, era una horquilla de hombre. Era
perfecta para su Wang Fei.
Jing Shao se acercó y colocó suavemente la horquilla en el cabello de Mu Hanzhang. Hoy llevaba una
corona de jade*y dos borlas azules colgaban sobre su largo cabello color cuervo, acompañado por la
luna de jade azul y el alfiler con nubes que fluían en él, no podía ser más adecuada.
Mu Hanzhang lo miró, y sus hermosos ojos brillaban de emoción como la copa de cristal en su mano,
clara y hermosa. Jing Shao no pudo evitar inclinarse hacia él y besarlo por encima de sus ojos: —¿Qué
quieres hacer con esta taza?
—Esta taza debe ser del extranjero—. Aún con cosquillas, Mu Hanzhang trataba de ocultar su sonrisa.
Pocas personas en Dachen sabían cómo hacer una taza de cristal. La copa de cristal que tenía en la
mano no solo era especial por el material con el que estaba hecha, también tenía una forma bastante
extraña: —Si traemos este tipo de cosas a la capital, seguramente se venderán a un buen precio.
Jing Shao no pudo evitar reír. En cualquier momento y lugar, su Wang Fei nunca se olvidaba de
encontrar formas de hacer negocios y ganar dinero: —Los comerciantes extranjeros a menudo vienen al
sureste para vender sus productos, podemos hacer que algunas personas vuelvan a comprar más tarde.
No valen demasiado. Si quieres, puedes tomar todas las tazas que son así del Palacio del Sureste y
venderlas cuando vayamos a Jiangnan en unos días.
—¿Vamos a pasar por Jiangnan?—. Mu Hanzhang lo miró después de haberlo escuchado.
Jing Shao asintió. Regresar a la capital desde aquí simplemente les daría la oportunidad de pasar por
Jiangnan. De todos modos, no podrían regresar a tiempo para el nuevo año, por lo que era mejor
quedarse con su Wang Fei en Jiangnan por un tiempo e ir a ver a esa persona de pasada.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Pixiu*:
66: Lu Niao*

Después de seleccionar las cosas que "malversarían", Mu Hanzhang pidió a los generales del
protectorado de izquierda y derecha que vinieran a ayudar a contar y hacer un inventario de los
artículos hallados en la casa del tesoro uno por uno para registrarlos en un libro. Por supuesto, también
obtendrían una parte, por lo que el general del protectorado de izquierda recibió una espada, y el
general del protectorado de derecha recogió una bolsa llena de perlas. En cuanto a los otros dos
generales, considerando la integridad de Hao Dadao y la gran boca de Zhao Meng, ellos decidieron por
unanimidad no decirles.
Jing Shao convocó a cientos de guardias para vigilar la casa del tesoro. Después de hacer el recuento
más claramente, tenía todo, aún así, dejó a una caja, mientras que el resto lo escoltó a la capital.
En su informe, Jing Shao dijo directamente que el Rey del Sureste había sido asesinado por una de
sus propias concubinas, y en cuanto a las candidatas, Jing Shao escribió el nombre de la mujer que
había abrazado la pierna de Jun Qing.
Descansaron en el palacio del sureste durante más diez días mientras esperaban el decreto imperial
para poder lidiar con las consecuencias. Jing Shao recompensó a los tres ejércitos con ese cofre de
plata. Luego despidió a los ejércitos Shu, Xiang y Qian en el acto, y llevó a sus tropas personales al
norte de Jiangnan.
Después del periodo de descanso y agricultura, Ge Ruoyi se recuperó por completo. Se puso la ropa
de una sirvienta y continuó sirviendo a Mu Hanzhang. No dijo ni una palabra sobre lo que había
experimentado en el Palacio del Sureste en los últimos meses. Además, tácitamente Jing Shao tampoco
le preguntó.
El clima se había vuelto frío, especialmente cuando marcharon desde el sur al norte, claramente,
pudieron sentir aquella frialdad.
De todos modos, solo estaban viajando. Jing Shao dejó de mantener su cara, y se subió al carruaje
para acurrucarse en la cama de su Wang Fei.
Debido al frío clima, Xiao Huang ya no servía como reposapiés, sino que en cambio, se acostó
horizontalmente, actuando como una almohada cálida. Pero había un problema con esta viva
almohada...
—Jun Qing...—. Jing Shao besó suavemente el cuello de la persona debajo de él y mordisqueó su
hermosa clavícula.
—Hmmm, no, Ge Ruoyi está afuera...—. Le dijo Mu Hanzhang en voz baja.
—Está bien, estaremos en silencio—. Le susurró Jing Shao al oído.
La voz levemente ronca roció los oídos de Jun Qing con un ardiente calor, y la persona en sus brazos
empezó a temblar. Jing Shao sonrió y se movió hacia el otro lado para morder la oreja ajena. Luego, vio
una pata esponjosa que se extendía hacia esa luna de jade azul y una horquilla de nubes que fluía. Se
enganchó de ella, y se movió de adelante hacia atrás.
Jing Shao: —...
Mu Hanzhang: —...
Como resultado, Xiao Huang fue expulsado para convertirse en un reposapiés una vez más.
Jiangnan en el duodécimo mes lunar no era tan colorido como en el tercer mes, pero las marchitas
hojas de loto y los sauces tenían algo interesante en su esencia.
La ciudad en la que se quedaron se llama Pingjiang. No era la ciudad más grande de Jiangnan, pero
era la más próspera. Además, el cuartel general militar de Jiangnan estaba aquí, y debido a que el feudo
de Huainan estaba justo al lado de ellos, el ejército de Jiangnan también estaba estacionado fuera de la
ciudad.
Aunque el Soldado Comandante de Jiangnan no fue a saludarlos, parecía que ya sabía que iban a
llegar y les había preparado un lugar para que instalaran el campamento de antemano. Dejando a su
ejército en el campamento de Jiangnan y a Zhao Meng a un lado para que "cuidara la casa", Jing Shao
se llevó a su Wang Fei y a sus otros tres generales directamente a la residencia del Soldado
Comandante de Jiangnan.
—¡Lu Niao! ¡Sal para este Príncipe Imperial!—. Jing Shao comenzó a gritar en cuanto entró a la
residencia.
—Wang Ye...—. El mayordomo que abrió su camino no pudo evitar sacar un pañuelo de su manga para
secarse el sudor. La repentina visita de Cheng Wang lo había sorprendido. Ya le había pedido a alguien
que le informara a su maestro, pero se preguntaba por qué aún no había llegado.
—¡Qué es tan ruidoso!—. Tan pronto como entraron hacia el salón principal, vieron a una persona que
entraba por la puerta lateral. Era alto y distante. A primera vista, parecía un erudito severo, pero su voz
tenía mucho poder y sus pasos eran firmes sin emitir ningún ruido. Hao Dadao hizo un gesto silencioso
a los generales del protectorado de izquierda y derecha, para mostrarles que esta era una persona
experta en artes marciales.
Mu Hanzhang miró hacia arriba y sintió que el aura de este hombre era algo similar a la primera vez
que había visto a Jing Shao. Además, parecía bastante joven. Inicialmente, pensó que para que alguien
se convirtiera en un comandante del ejército, debía tener al menos 30 años, y no esperaba ver a uno tan
joven.
Tan pronto como Jing Shao y el hombre se encontraron, comenzaron a mirarse con sus espadas
desvainadas y el mayordomo se retiró sabiamente.
—Hmph, este Príncipe Imperial honra a Pingjiang con su presencia, pero el comandante en jefe de
Jiangnan inesperadamente todavía estaba profundamente dormido en casa. ¿De qué delito se le
acusará?—. Jing Shao lo miró con frialdad.
—Hmph, Wang Ye llamó directamente al sobrenombre infantil de este alto funcionario de la Corte
Imperial. Un erudito puede ser asesinado pero no insultado. Mañana, este tema presentará un memorial
al Emperador. ¡Si quiere matarme, entonces será Su Majestad quien lo decida!—. Le replicó el
comandante en jefe de Jiangnan sin darle ninguna muestra de debilidad.
Todos: —...
Mu Hanzhang no pudo evitar reír en voz alta.
—¡Lu Zhanpeng*, el Soldado Comandante de Jiangnan, saluda a Wang Fei!—. El Soldado
Comandante de Jiangnan se volvió hacia esa persona amable, elegante, hermosa, y caminó hasta llegar
al frente de él con pasos relajados.
Mu Hanzhang le sonrió gentilmente: —Comandante, no necesita ser tan educado. Gracias por su
ayuda con el asunto de este año.
—Oh, decir esas palabras me hace sonar como un extraño. Wang Fei no pierde puntos positivos ante
los demás— Dijo Lu Zhanpeng con una sonrisa: —Crecí con Wang Ye desde que era un niño, así que
puede llamarme...
—¡Lu Niao sirve como nombre para ti!—. Intervino desde donde estaba parado Jing Shao junto a su
Wang Fei.
Lu Zhanpeng inmediatamente abrió mucho sus ojos al decir: —Wang Ye, soy un funcionario de la
Corte Imperial. Y aún así me has insultado ya tres o cuatro veces, ¡puedes matarme, pero no
insultarme!
—¡Bien, bien!—. Jing Shao agitó su mano con impaciencia y le arrojó una espada que había traído del
Rey del Sureste: —Este Príncipe Imperial te acaba de recompensar, di gracias.
Lu Zhanpeng miró la espada en su mano y sus ojos brillaron de inmediato: —¡Esta es una buena
espada! Wang Ye definitivamente había obtenido incluso mejores, pero aún pensaba: ¡sácala ahora y
déjame suicidarme por darte una!
Jing Shao finalmente no pudo evitar reírse y palmeó al Soldado Comandante de Jiangnan en el
hombro.
Lu Zhanpeng fue presentado a Hao Dadao y a los generales del protectorado de izquierda y derecha.
Jing Shao los dejó ir a divertirse. Hao Dadao siguió al mayordomo hacia el patio arreglado para
descansar. El general del protectorado de derecha estaba ansioso por salir y pasear por la ciudad de
Pingjiang, y el general del protectorado de izquierda lo siguió silenciosamente hacia afuera.
Lu Zhanpeng, el Soldado Comandante de Jiangnan, fue el compañero de estudio de Jing Shao cuando
era un niño. Su familia era descendiente de un general Zhenguo que había ayudado a luchar y unir al
país. El rango de un general Zhenguo era diferente al de los duques y marqueses, que eran títulos
heredados. Solo haciendo un servicio meritorio en el ejército podría una persona convertirse en un
general Zhenguo. Debido a sus meritorias hazañas al luchar contra los Xiongnu junto a Jing Shao, Lu
Zhanpeng pudo obtener el título, por lo que se convirtió en el Soldado Comandante de Jiangnan a una
edad temprana.
Sentado en el jardín de la residencia del Soldado Comandante, Mu Hanzhang no pudo evitar relajarse
mientras bebía té y escuchaba la irónica conversación que tenían esos dos. Esa era la primera vez que
veía a Jing Shao tan desenfrenado frente a un funcionario. Estaba claro que las dos personas realmente
tenían una eterna amistad.
Jing Shao miró a Lu Zhanpeng, quien estaba parloteando, su joven rostro aún brillaba con salud y
vigor. Recordó cómo este hombre había estado implicado con él en su última vida, cuando fue despojado
de la nobleza y luego desterrado. Era joven a pesar de que el cabello en sus sienes ya comenzaba a
ponerse blanco. Jing Shao de repente se sintió como si hubiera un mundo de distancia entre esa
persona y a la que tenía en frente. Incluso cuando Lu Zhanpeng le contó a Wang Fei historias
vergonzosas de su infancia sobre él, no se enojó.
—Wang Ye no leía en ese momento. ¡No sabía muchas palabras importantes!—. Lu Zhanpeng se rió y
le dijo con emoción a Mu Hanzhang.
Cuando se conocieron por primera vez cuando eran niños, el eunuco le dijo al tercer príncipe que este
era el joven maestro de la familia Lu. El joven Jing Shao le preguntó cuál era su nombre. Lu Zhanpeng
acababa de aprender a escribir su propio nombre, por lo que, queriendo presumir, tomó un trozo de
papel, fingió pensar profundamente y luego escribió tres caracteres grandes que decían Lu Zhan Peng.
Jing Shao los observó durante un largo rato, sin reconocerlos, pero temiendo de que se riera de él
recordó que el eunuco le había dicho que era el hijo de la familia Lu, así que señaló el primer carácter y
leyó: —¡Lu... Niao!—. Y así fue llamado por ese apodo desde la infancia.
—Está bien, tienes el descaro de contar esta historia de apodos— Jing Shao se burló: —Incluso me
avergüenza que tú me digas esto, pero en ese entonces, ¿quién fue a pescar con la aguja de bordar
de una sirvienta, diciendo que atraparía a un pez koi y luego saltaría sobre la puerta del
dragón y se transformaría? ¡Al final, atrapaste solo a una tortuga!*
—¡¿Cómo se suponía que iba a saber que había solo tortugas en el jardín imperial?!—. Lu Zhanpeng
se negó a aceptar su torpeza infantil. Así que en ese momento, había pescado hasta enganchar una
tortuga. Él era muy joven en ese momento por lo que no lo entendía. ¿Quién sabría que atraparía una
tortuga? Durante mucho tiempo, después de eso, Jing Shao lo persiguió y lo llamó "Wang Ba*".
Mientras escuchaba, las comisuras de la boca de Mu Hanzhang comenzaron a torcerse. Ahora
finalmente sabía por qué Jing Shao todavía estaba buscando nidos de pájaros en el jardín imperial
desde que tenía siete u ocho años. Con un compañero de estudio tan poco confiable, ¡sería extraño que
él pudiera estudiar bien!
—Está bien, hablemos en serio—. Jing Shao tosió levemente y sacó un billete de 50.000 taels de plata
para dárselo a Lu Zhanpeng: —Regresaremos a la capital en unos días. Cómprame una residencia en
Pingjiang.
Lu Zhanpeng tomó el billete y le preguntó entre dudas: —¿Quiere comprar una casa en Pingjiang?
¿Está planeando quedarse aquí durante mucho tiempo?
—No tienes que preocuparte por eso, solo hazlo—. Jing Shao agitó su mano, sin tener la intención de
explicárselo.
—Si quiere construir otra residencia, simplemente pida a la Tesorería que le asigne más dinero. ¿Por
qué está siendo tan reservado?—. Lu Zhanpeng frunció su ceño.
—¿Crees que la Tesorería es una granja de dinero de la que puedes sacar dinero cuando quieras?—.
Jing Shao respondió con irritación.
Lu Zhanpeng lo miró y reflexionó por un momento. Guardó el billete de plata antes de decir en voz
baja: —El Rey de Huainan siempre ha mantenido su guardia, ¿la Corte Imperial también quiere
destituirlo como vasallo?
La mano de Mu Hanzhang que sostenía la taza de té se paralizó. El Soldado Comandante de Jiangnan
parecía imprudente y demasiado hablador, pero en realidad era inteligente con sus palabras y
cuidadoso en su pensamiento, podía captar el significado de las palabras de Jing Shao tan rápidamente.
Jing Shao asintió en silencio. Tarde o temprano acabaría con el estado vasallo, especialmente con el
feudo de Huainan, que estaba ubicado cerca de Jiangnan, era muy poblado y próspero, y tenía un
ejército fuerte. En realidad, este era el verdadero problema del Emperador Hong Zheng.
Lu Zhanpeng frunció su ceño: —Vi al Rey de Huainan una vez. Ese hombre... Me temo que es difícil
tratar con él—. Después de considerar las palabras que diría, no pudo pensar en ninguna para describir
a esa persona. Luego de una pausa por un momento, solo dijo cinco palabras: —Es difícil tratar con él.
Jing Shao curvó lentamente sus labios y tomó un sorbo de té, pero no respondió. Naturalmente, sabía
que era difícil tratar con el Rey de Huainan. No solo era astuto en sus tácticas militares, sino que en
general era una persona muy hábil. Si no fuera por la gran cantidad de tropas en el ejército imperial,
Jing Shao no habría podido ganarle en absoluto. El Rey de Huainan tenía menos tropas que él, pero Jing
Shao había usado sus últimos años para agotar casi por completo las finanzas de la Corte Imperial.
Sin embargo, algo con lo que era difícil lidiar no siempre era malo.
Jing Shao sonrió, tomó la mano de su Wang Fei y se puso de pie: —Todavía es temprano. Los dos
saldremos a dar un paseo y volveremos para cenar en la noche. Quiero comer ese estofado de pescado
con vinagre.
—¿Crees que esto es una posada? ¡Págame, págame!—. Lu Zhanpeng, que todavía estaba pensando,
se sintió repentinamente infeliz cuando lo escuchó decir esto.
—Te acabo de dar 100.000 taels, ¿no es suficiente?—. Jing Shao se estiró y luego se llevó a su Wang
Fei.
—Ese es el dinero para construir una casa—. Lu Zhanpeng resopló, luego inmediatamente reaccionó y
le gritó: —¡Qué son 100.000 taels, obviamente se necesitan 50.000 taels!
Jing Shao se escapó rápidamente, tirando de su Wang Fei tras él.
Desde que se encontraron Jing Shao y Lu Zhanpeng, en el rostro de Mu Hanzhang se veía una sonrisa
que no se había detenido. Y ahora tampoco podía dejar de hacerlo: —Es muy divertido cuando están
ustedes dos juntos.
—Oh, no puedes quedarte en su residencia mucho tiempo durante el día. Definitivamente te hablará
hasta la muerte—. Jing Shao sacudió su cabeza, miró la suave sonrisa de Jun Qing y suspiró: —Si te
hubiera conocido de niño, definitivamente te habría tomado como compañero de estudio—. Pensó en
cómo podría abrazar a ese pequeño y delicado Jun Qing, y escuchar su suave y pegajosa voz llamándolo
Xiao Shao. Esa escena mental era realmente demasiado hermosa.
Mu Hanzhang estaba atónito, y negó con su cabeza, mientras reía: —Soy hijo de una concubina, no
estaba calificado para ser tu compañero de estudio—. La Emperatriz Yuan todavía vivía en ese
entonces, no había necesidad de señalar qué tan alta era la posición de Jing Shao en el palacio en ese
momento. Si Mu Hanzhang, el bastardo de un marqués, se convirtiera en su compañero de estudio,
sería una vergüenza para la condición que ocupaba Jing Shao por ser un hijo de la primera esposa.
Además, dado el temperamento de Jing Shao, definitivamente no le habría gustado Mu Hanzhang, quien
siempre había sido muy callado y tranquilo cuando era un niño.
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[Nota de la traductora]
Lu Niao*: 卤鸟, se refiere al apodo que Jing Shao le dijo al Soldado Comandante cuando eran niños,
pero puede ser también un insulto como: "Estúpido pájaro".
Lu Zhanpeng (陆展鹏)*: "peng" es un pájaro, y ese caracter es el mismo que el nombre "zhanpeng" y
el caracter "Lu (陆)" suena igual al "Lu (卤)" que significa guisado, de ahí el apodo "Lu Niao".
¿Quién fue a pescar con la aguja de bordar de una sirvienta, diciendo que atraparía a un pez
koi y luego saltaría sobre la puerta del dragón y se transformaría? ¡Al final, atrapaste solo a
una tortuga!*: En este caso, Lu Zhanpeng quería hacer como en las leyendas antiguas chinas donde se
decía: "Mientras aquel pez (鲤) pueda saltar sobre la Puerta del Dragón (ubicada en las Grutas de
Longmen de la ciudad de Luoyang, provincia de Henan), este se convertirá en un verdadero dragón".
Wang Ba*: 王八, puede ser tortuga, pero también es un insulto, que significa: cornudo.
67: Encuentro por casualidad

El paisaje en Jiangnan era bueno, pero en el invierno era un poco sombrío.
Había un pequeño puente sobre la corriente del agua, y había una fluida conversación entre las dos
personas que iban de la mano por el empedrado camino azul, mientras vagaban sin tener un rumbo fijo.
Ya habían estado en Pingjiang durante dos días y habían visitado varios paisajes únicos, pero algunos
jardines públicos eran bastante hermosos, y algunos otros eran de propiedad privada, por lo que no
solían estar abiertos para ellos.
—Si ustedes, señores, no tienen un lugar para hacer turismo, pueden ir a los pabellones de bambú
verde en el este de la ciudad para escuchar música—. Le dijo el dueño del puesto de sombrillas de
papel.
—¿Hay algo especial allí?—. Jing Shao eligió un paraguas que tenía una pintura a tinta de un ave fénix
y se lo mostró a la persona que estaba a su lado.
Mu Hanzhang asintió y le pagó al comerciante.
—Los pabellones de bambú verde suenan sofisticados, pero no son como una casa de té—. El dueño
tomó el dinero y les explicó con una sonrisa. Por lo general, eran los lugares habituales para escuchar
música, pero estos pabellones de bambú verde eran diferentes. El lugar era sofisticado y elegante, pero
vendía bocadillos en lugar de té. Los bocadillos eran muy caros y también exquisitamente elaborados. A
los hijos ricos de la ciudad de Pingjiang que solo querían pasar un buen rato y no tomar el té,
preferirían ir a ese lugar.
Cuando Jing Shao escuchó esto, inmediatamente se interesó. A su Wang Fei le gustaban las cosas
elegantes y a él le gustaban todo tipo de bocadillos. ¡De esta manera, podrían matar dos pájaros de un
tiro! Así que llevó a la persona que estaba a su lado hacia el este de la ciudad.
Los pabellones de bambú verde eran de hecho un lugar de elegancia. El bambú perenne estaba
envuelto en hileras y solo había un camino de adoquines que conducía hasta él. En medio del bosque de
bambú había un pequeño pabellón hecho completamente por ese material y estaba rodeado por el
gorgoteo del agua. Una niña se sentó adentro con un laúd chino en sus brazos mientras cantaba
suavemente una canción popular de Jiangnan. Había 16 pabellones de bambú más pequeños que
rodeaban el pabellón principal, cada uno de los cuales tenía una mesa, sillas y un calentador de carbón.
Cada pabellón estaba equipado con mesas, sillas y estufas de calefacción. Para conservar su elegancia,
este lugar vendía bocadillos, y no había camareros ruidosos al tomar pedidos. En cambio, los invitados
tenían que ir a la parte trasera del bosque de bambú y hacer pedidos directamente al comerciante.
Quizás fue por el frío, pero cuando llegaron, solo había cinco o seis pabellones con gente en ellos.
El pastel de ciruelas recién horneado acompañado con platos de wonton calientes eran
verdaderamente manjares de la Tierra. Mu Hanzhang tomó un trozo del pastel. Esas cosas estaban
deliciosas, pero eran demasiado caras. ¡Un plato de pasteles y dos tazones de wonton les costaron un
par de monedas de plata! No es de extrañar que al negocio le fuera tan mal.
Jing Shao tomó un sorbo de la sopa. La sopa caliente y fragante era bastante reconfortante en este
frío día de invierno. Cuando miró hacia arriba y vio a su Wang Fei mirando aturdido al pastel de
ciruelas, tomó un wonton con su cuchara y lo llevó a los labios de Mu Hanzhang: —Prueba. No estará
tan delicioso una vez que esté frío.
Mu Hanzhang lo miró aunque seguía aturdido. Inconscientemente, abrió la boca y se comió el wonton.
El delicioso sabor inmediatamente llenó sus labios y dientes. El salado sabor era perfecto y la carne era
tierna y suave, con un toque de aceite de sésamo. ¡Estaba delicioso!
Solo después de ver a su Wang Fei finalmente dejar de preocuparse por el dinero y concentrarse en
comer, Jing Shao se sintió aliviado y comió su propio plato de wonton antes de levantarse para comprar
otro. Los dos no habían traído ningún sirviente con ellos con el fin de poder pasar un buen rato solos, y
Jing Shao, quien odiaba la idea de ordenar a su Wang Fei, solo podía ir a comprar la comida él mismo.
Mu Hanzhang comió sus wonton con elegancia y seriedad. De repente, un hombre se acercó desde el
pabellón contiguo al de ellos. Su voz era clara y agradable: —Disculpe, Gongzi.
Mu Hanzhang volvió la cabeza para mirarlo y se sorprendió.
El hombre que tenía delante estaba vestido de blanco como la nieve. Aunque era invierno, su túnica
todavía estaba cubierta con una capa de gasa ligera. Siguiendo su esbelta figura hacia arriba, tenía
delicados rasgos faciales y las comisuras de sus ojos estaban ligeramente levantadas, era
verdaderamente el rostro de una belleza. Sin embargo, la sonrisa que emitía en sus labios lo hacía
parecer un poco peligroso.
—¿Qué puedo hacer por usted, Gongzi?—. Mu Hanzhang se puso de pie e inconscientemente puso su
mano sobre la empuñadura de la espada en su cintura, y presionó su pulgar en su vaina.
El hombre pudo ver claramente el rostro de Mu Hanzhang, y sus labios no pudieron evitar curvarse
más: —¿Puedo preguntar si la cuchilla de Gongzi es la famosa y antigua espada del tesoro de
Hanzhang?—. Su boca pronunció palabras sobre la espada del tesoro, pero en lugar de mirar la
cuchilla, sus ojos estaban fijos en el hermoso rostro de Mu Hanzhang.
Mu Hanzhang frunció levemente su ceño: —Esta espada es un regalo de un amigo, y no sé su nombre
—. La vaina de la espada del tesoro de Hanzhang era vieja y sin filo. Incluso si lo hiciera pulir por un
platero más tarde, todavía se vería normal. Para reconocerla, esta persona debe estar bien informada.
—¿Podrías dejarme echarle un vistazo?—. El hombre dio un paso adelante y casi se acercó al oído de
Mu Hanzhang. Al momento siguiente, fue agarrado por el cuello y arrastrado hacia atrás.
Jing Shao sostenía su cuenco de wonton, y tan pronto como había salido del bosque de bambú, vio a
un libertino acercándose a su Wang Fei, incluso alcanzando su cintura con una mano. Por lo que
inmediatamente explotó y tiró los wonton de una vez. Corrió hacia él, lo agarró por el cuello, y le dio un
puñetazo en la cuenca de su ojo.
La reacción de esa persona no fue lenta ya que casi inconscientemente levantó su mano para
bloquear el puño de Jing Shao. Éste estaba a punto de golpear la barbilla del hombre, pero cuando vio
su rostro, no pudo evitar quedarse paralizado. Había visto ese rostro durante tantos años, y
definitivamente no se equivocaría, ese hombre fue la razón más importante de su viaje a Jiangnan: ¡Gu
Huaiqing, el Rey de Jiangnan y Huainan!
Solo un momento bastó en el que Jing Shao se congeló para que Gu Huaiqing de repente se girara,
liberándose, y golpeara rápidamente a Jing Shao. Inmediatamente, Jing Shao levantó su mano para
bloquearlo, pero ese puño no hizo contacto con él. En cambio, el puño se retrajo y la persona se alejó de
él.
Gu Huaiqing ajustó cuidadosamente su ropa y miró a Jing Shao con frialdad: —No es propio de un
caballero golpear a la gente indiscriminadamente—. Junto al pabellón, sus dos guardaespaldas
escucharon eso y rápidamente salieron, protegiéndolo por ambos lados.
Jing Shao lo ignoró y abrazó a su Wang Fei, acercándose para examinarlo: —Jun Qing, ¿estás bien?
Mu Hanzhang sacudió su cabeza: —Estoy bien—. En un abrir y cerrar de ojos, vio que Gu Huaiqing
parecía ser una persona racional, por lo que se inclinó suavemente hacia los brazos de Jing Shao y le
acarició su espalda, que aún estaba tensa por la ira con suma dulzura.
Pero ese tipo de consuelo se vio muy diferente a los ojos de Jing Shao. Jun Qing rara vez tomaba la
iniciativa de acurrucarse en sus brazos. ¡Para que él sea así, debe haber sido agraviado! Su ira que
acababa de calmarse, estalló de nuevo. Sin importar si la otra parte fuera el Rey de Huainan o el Rey de
Huaibei, ¡alguien recibiría una buena paliza!
Un momento de asombro cruzó por el rostro de Gu Huaiqing. Solo había estado prestando atención a
la espada del tesoro y no a las dos personas. A plena luz del día, tan cerca y ambiguos, ¡tenían que ser
oficialmente esposos! Antes de que pudiera disculparse, Jing Shao volvió a apresurarse.
Gu Huaiqing le indicó a sus dos guardaespaldas que no intervinieran, y dio un paso adelante para
tomar iniciativa.
Jing Shao lo golpeó, y cuando Gu Huaiqing levantó la mano para bloquearlo, de repente se dejó caer y
su pierna se extendió. Gu Huaiqing inmediatamente se levantó de un salto y luego pateó a Jing Shao.
Jing Shao giró, pateó la pierna de Gu Huaiqing y luego se fue por el aire con un movimiento.
Las habilidades marciales de ambos eran iguales, y su lucha estaba ya en un punto muerto.
Mu Hanzhang observó con asombro la competencia entre los dos hombres, que primero había sido
con artes marciales y luego iban haciendo trucos sucios, antes de que finalmente rodaran juntos por el
suelo, luchando entre sí sin técnica.
La gente que había estado escuchando música a su alrededor, se acercó para ver la pelea con suma
emoción, pero los dos guardaespaldas sacaron cuchillos; esos jóvenes nobles ricos y ociosos estaban
muertos de miedo, y huyeron tan rápido como pudieron. Al escuchar sobre esto, el dueño del negocio se
acercó a toda prisa para disuadirlos; esta perturbación le haría perder clientes durante mucho tiempo.
Mu Hanzhang se adelantó para darle una perla del mar del Sur como compensación, y la cara del jefe,
que se había arrugado como una bola de papel, ahora sonreía de inmediato: —Por favor, tómese su
tiempo para aprender uno del otro, ¡les prepararé una taza de té!
A los dos hombres en el suelo no les importaba perder sus caras peleando así. Lucharon hasta que
ambos tuvieran la nariz de color azul t sus rostros estaban hinchados de un rojizo color, quedándose sin
aliento. Finalmente se separaron con dificultad y se tumbaron de espaldas sobre las hojas esparcidas
por el suelo, apenas respirando.
Mu Hanzhang pensó que finalmente habría una tregua, pero después de tres respiraciones, los dos
hombres se miraron y, al mismo tiempo, de repente se levantaron y juntaron sus dos brazos mientras
trataban sigilosamente de expresar su fuerza al otro. Gu Huaiqing miró a Jing Shao, que tenía un
hematoma azul en la comisura de su boca y la nariz ensangrentada, pero todavía lo miraba con
ferocidad. No pudo evitar reír en voz alta y así cayó hacia atrás para llegar al suelo y dijo: —Ja, ja, ja, no
sabía que estaban casados, me equivoqué. Si el hermano todavía está enojado, ¡golpéame de nuevo!
Jing Shao lo ignoró, se levantó del suelo y lo pateó.
Gu Huaiqing: —...—. Por lo general, cuando alguien escucha palabras como esta, ¿la hostilidad no se
convierte en amistad? Esta persona era realmente... ¡Demasiado interesante!
Mu Hanzhang avanzó apresuradamente con una toalla de tela que le había pedido al dueño y se la dio
a Jing Shao para que se limpiara la cara: —Era solo un decir, ¿por qué empezaste a pelear de nuevo?
—¡Hmph!—. Jing Shao resopló, no estaba seguro de cómo resumir la situación actual.
Su plan inicial para venir a Jiangnan era ver al Rey de Huainan y discutir sobre el futuro con él, no
esperaba encontrarlo aquí. A pesar de que habían luchado entre ellos durante tanto tiempo en su última
vida, Jing Shao nunca había considerado a este hombre como un enemigo, sino como un rival que era
difícil de conseguir, ¡incluso quizás un alma gemela o un amigo cercano de una reencarnación anterior!
Por lo tanto, esta vez tenía otro plan para el feudo de Huainan, pero no esperaba que esta situación se
desarrollara tan pronto como se encontraran.
Gu Huaiqing se levantó del suelo, acarició su hombro dolorido y luego agarró el brazo de Jing Shao: —
Un intercambio de golpes puede conducir a la amistad. Nunca he conocido a alguien como yo. Quiero
convertirme en tu hermano jurado hoy—. Recordó cómo Jing Shao no había tenido miedo de usar todos
y cada uno de sus trucos sucios cuando comenzaron a pelear. ¡Nunca había visto a un hombre de
orígenes extraordinarios con excelentes artes marciales que, sin embargo, fuera tan desvergonzado
como él mismo! ¡Era realmente un amigo potencial único en la vida!
—¿Ah?—. Jing Shao quedó atónito. Este Rey de Huainan realmente no había jugado sus cartas por
sentido común. ¿Cómo esta pelea los convirtió en hermanos jurados?
Un príncipe imperial, y un príncipe vasallo que se convierten en hermanos jurados. ¿Cómo podría
pasar eso? Jing Shao frunció su ceño y lo miró: —La posición de Gongzi debe ser ciertamente
extraordinaria. ¿No está acaso mal hacer un voto con otra persona?
Sin embargo, Gu Huaiqing ordenó a sus guardias que prepararan velas y papel amarillo sin dudarlo, y
luego puso a Jing Shao de pie: —No importa quién soy yo ni quién eres tú, es difícil encontrar un alma
gemela. ¡Hoy, los dos debemos hacer estos votos!
Mu Hanzhang miró a las dos personas que estaban golpeadas y maltratadas, pero aún trataban de
mantener el equilibrio, y no pudo evitar presionar sus labios para reír suavemente.
Se quería quemar papel amarillo y matar a un pollo por su sangre. Una vez que Gu Huaiqing decidió
eso, mandó a hacer esas actividades en el menor tiempo posible. Y así en un abrir y cerrar de ojos
preparó todo y se acercó a Jing Shao para hacer los votos.
—Por los cielos, yo, Gu Huaiqing, estoy aquí hoy con...—. Sosteniendo un incienso en su mano, Gu
Huaiqing se detuvo de repente, y giró con una sonrisa: —Hermano, aún no te he preguntado por tu
nombre.
—...—. Jing Shao suspiró impotente. El Rey de Huainan, que era unos años más joven de lo que había
sido en la vida anterior de Jing Shao, seguía siendo tan impredecible: —Jing Shao.
La sonrisa en los labios de Gu Huaiqing se congeló instantáneamente. "Jing" era el apellido del
Emperador. No había muchas personas de apellido Jing en este mundo, y la única persona que lo
llevaba aquí en Jiangnan, se llama Jing Shao, quien lleva el título de Cheng Wang, por lo que lo adivinó.
Jing Shao copió la rara sonrisa de Gu Huaiqing: —Entonces, ¿todavía quieres que seamos hermanos
jurados?
—¡Sí! ¡Por qué no podríamos!—. Gu Huaiqing se recuperó y puso el incienso en las manos de Jing
Shao: —Por los cielos, yo, Gu Huaiqing. Estoy aquí hoy con Jing Shao para convertirnos en hermanos
jurados. ¡A partir de ahora, compartiremos nuestras bendiciones y calamidades juntos!
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68: Cooperación

De esta manera, un Jing Shao muy confundido juró ser hermano del Rey de Huainan. Los tres se
sentaron en el pabellón de bambú verde durante toda la tarde, como si se conocieran desde el principio.
Hablando sobre diversos temas: desde la espada del tesoro hasta el arte de la guerra, desde delicias
culinarias hasta de bellezas, desde charlas en la calle o callejones hasta poesía y canciones. Cuando
llegó el atardecer, solo entonces se despidieron. Gu Huaiqing les dijo que se estaba quedando en su
Parque cercano al río de la ciudad de Pingjiang, por lo que si los dos tenían tiempo, podrían ahí
encontrarlo.
Al ver a las dos personas irse, Gu Huaiqing se puso de pie con las manos detrás de su espalda y una
sonrisa se formó gradualmente en su rostro. Cheng Wang y su esposo tenían sus propias fortalezas.
Puede que no sean nada de qué preocuparse si estuvieran separados, pero juntos, eran una
combinación casi perfecta. Uno era un académico y el otro un militar, uno avanzaba valientemente y el
otro ideaba los planes. Si estos dos se volvieran sus enemigos, sería muy problemático para él.
—Wang Ye, ¿volverá mañana a Danyang?—. Le preguntó uno de sus guardias imperiales, mientras lo
guiaba a su caballo.
La ciudad de Danyang era la ciudad principal del feudo de Huainan, no estaba ni lejos ni cerca a
Pingjiang.
—No, envía mi mensaje de vuelta—. Gu Huaiqing se estiró y sonrió. —Las cosas no son urgentes, así
que déjalos tomar sus propias decisiones.
El guardia tomó un poco de su propia saliva cuando lo escuchó. "Las cosas no son urgentes, así que
déjalos tomar sus propias decisiones". Si el asunto no fuera de máxima urgencia, ¡no necesitaría llevar
el mensaje hasta Pingjiang! Si el Señor Huaixiang escuchara esto, probablemente se desmayaría de ira
nuevamente.
Jing Shao regresó con su Wang Fei. No se había sentido así cuando llegaron aquí por primera vez,
pero en el camino de regreso, descubrieron que la carretera era realmente bastante larga. Era tarde y
no había dónde alquilar un asiento. Los dos habían caminado durante mucho tiempo por el camino de
piedra caliza. Mu Hanzhang estaba un poco cansado. Jing Shao le tocó la cara y se arrodilló para
cargarlo.
—Levántate, estaré bien. Sería inapropiado que me llevaras en tu espalda—. Mu Hanzhang miró a su
alrededor y vio que todos los vendedores de la calle ya habían cerrado sus puestos. Las calles estaban
vacías, y solo el taller de música al otro lado del río seguía lleno de ruido.
—Sube rápido, o de lo contrario tendré que llevarte en mis brazos—. Le dijo Jing Shao, a punto de
levantarse y abrazar a Mu Hanzhang.
Mu Hanzhang estaba indefenso y solo podía subirse a su espalda. Se sintió muy incómodo cuando
envolvió sus brazos alrededor del cuello de Jing Shao.
Jing Shao abrazó esas delgadas piernas, se puso de pie y caminó lentamente por la carretera de
piedra caliza que estaba iluminada por la puesta del sol. El resplandor crepuscular se reflejaba en un
lado del río Qingshui, con tranquilidad y serenidad. Jing Shao acomodó al hombre sobre su espalda y le
dio una palmada en el trasero para consolarlo.
Con el ritmo oscilante, Mu Hanzhang se relajó gradualmente. Una temperatura corporal cálida se
transmitió a través de la tela suave de su ropa. Los hombros de Jing Shao eran muy anchos y descansar
el mentón en uno de sus hombros era muy cómodo. Mu Hanzhang se acostó sobre él, sacudiendo sus
pies cómodamente.
—Dime, ¿por qué el Rey de Huainan quería convertirse en hermanos jurados contigo?—. Mu
Hanzhang miró pensativamente a la clara agua que emitía burbujas.
—Él es el más difícil de entender—. Jing Shao se frotó la cara contra la mejilla que descansaba sobre
su hombro: —Hace lo que le place, y cambia de actitud con rapidez, tan rápido como puedes hojear las
páginas de un libro, tal vez simplemente piense que es divertido.
—Bueno...—. El hombre en su hombro le respondió vagamente, como si todavía estuviera pensando.
—¿Notaste algo?—. Jing Shao empujó suavemente al hombre en su espalda.
Mu Hanzhang reflexionó sobre la mejor manera de expresarlo: —Tiene experiencia, conocimientos y
es extremadamente capaz. También parece ser muy fácil llevarse bien con él y, a menudo, tiene una
sonrisa en el rostro, una persona así puede ganarse fácilmente el corazón de la gente.
Jing Shao asintió con su cabeza. El Rey de Huainan era de hecho ese digno de esas palabras, y ser
llamado: "experimentado, conocedor y extremadamente capaz".
Las regiones vasallas suroeste y sureste ya habían estado pobladas. El Rey de Huainan siempre había
parecido contento con su propia suerte, haciendo que nadie le pudiera encontrar ningún error. Sin
embargo, dado el temperamento del Emperador Hong Zheng, el estado vasallo de Huainan también se
retiraría tarde o temprano. Además, las batallas que habían librado esta vez habían transcurrido sin
problemas, y Jing Shao temía que engendrara algún sentido de arrogancia en la corte imperial; después
de un año como máximo, definitivamente se daría la orden de retirada de su estado vasallo. Si Jing Shao
pudiera cooperar con el Rey de Huainan para retener el poder militar, podría también aprovechar la
oportunidad de obtener dinero para ayudar a Jing Chen a ascender al trono, además de ahorrar algo de
dinero en el proceso.
—Cuando se trata de un tigre, es mejor tener cuidado—. Mu Hanzhang conocía el plan de Jing Shao, y
se lo recordó en ese momento.
—Seré cuidadoso—. Jing Shao asintió, sin embargo, solo podría ganar si es que se ponía en riesgo.
Había pensado en unir fuerzas con Gu Huaiqing desde hace ya un tiempo. Aunque ese hombre era
traicionero y voluble, era un hombre de gran sabiduría. Por lo que Jing Shao le dijo con una sonrisa: —
Los tigres no necesariamente lastimarán a la gente. Mira a Xiao Huang.
Cuando mencionó al pequeño tigre, Mu Hanzhang no pudo evitar reírse. Mientras le diera carne seca
a esa cosita tonta como él, probablemente incluso estaría dispuesta a permitirle usar su pelaje como
una manta.
El sol poniente brillaba sobre las dos personas, proyectando una larga sombra sobre el camino de
piedra caliza.
Al día siguiente, los dos fueron al Parque del Rey de Huainan, que quedaba en la ciudad de Pingjiang.
Tomaron la preciada espada del Rey del Sureste y también llevaron al pequeño tigre junto con ellos.
El pequeño tigre originalmente no estaba dispuesto a salir. El clima era muy helado, por lo que
debería quedarse en la casa y dormir alrededor del calentador. Mu Hanzhang rascó la cabeza de Xiao
Huang. Ese pequeño se volvió apático tan pronto como subió al carruaje. Probablemente tenía miedo al
frío.
—¿Cómo puede tener frío con un pelaje tan grueso?—. Jing Shao apretó la piel del cuello del pequeño
tigre. Su pelaje era suave y espeso, ¿aún así tendría frío?
—Escuché que incluso los leones le temen al frío. El parque de animales del Rey de Huainan debe ser
muy cálido—. Mu Hanzhang tocó la cabeza del cachorro de tigre. La razón por la que se llevaban a Xiao
Huang era que Gu Huaiqing había dicho ayer que estaba criando un león en su Parque cercano al río.
Se lo acababa de comprar a un comerciante extranjero ese año. Jing Shao y Mu Hanzhang regresarían
pronto a la capital. Antes de eso, tenían que hablar con el Rey de Huainan, y Xiao Huang fue una excusa
para ir a visitarlo al día siguiente.
El Parque del Rey de Huainan era el jardín más grande de la ciudad de Pingjiang. Había muchos
pabellones en él, pero lo más importante era que aquí había aguas termales.
—¿Este es el cachorro de tigre que estás criando?—. Gu Huaiqing sonrió, extendiendo su mano para
tocar la cabeza de Xiao Huang.
—¡Miau!—. Xiao Huang le respondió enojado y le mostró los dientes, rechazando su toque.
—Se ve bastante fuerte—. Gu Huaiqing sonrió con despreocupación y los llevó adentro: —Al león que
estoy criando no le gusta el frío, así que lo pongo en un pabellón cálido.
Se le llamaba "Pabellón cálido", pero en realidad era un patio completo con techo y lleno de verde
pasto, flores y árboles. Había una piscina de aguas termales en el medio. La niebla era brumosa y muy
cálida. Sin embargo, no lejos de la entrada había una cerca que impedía la entrada de personas. Un
pequeño león de aproximadamente la misma longitud que Xiao Huang, estaba durmiendo adentro, y
varios conejos se escondían a lo lejos a un lado, mientras comían hierba.
—Si los juntamos, me temo que comenzarán a pelear—. Mu Hanzhang miró al pequeño tigre que
observaba con curiosidad dentro de la cerca. Y realmente sintió que su tigre perdería en una pelea.
—Todavía son pequeños, no podrán luchar hasta la muerte—. Jing Shao tenía mucha curiosidad por
saber cómo reaccionarían cuando los dos se encontraran, así que agarró al pequeño tigre, y lo arrojó
hacia adentro.
—¡Miau!—. El pequeño tigre fue arrojado repentinamente por encima de la cerca. Sobresaltado, se
tambaleó un poco antes de agacharse en el suelo con curiosidad y mirar desde lo lejos al otro pequeño
león.
El pequeño león abrió los ojos, y encontró al intruso extranjero, ante ello, lentamente levantó su
cabeza, sin pararse, mientras miraba a Xiao Huang con atención.
—A estos animales se los debería de criar como si estuvieran aún en la naturaleza; de lo contrario
sería aburrido criarlos como gatos domésticos—. Gu Huaiqing los llevó a otro pabellón cálido para
tomar el té.
—Nos vamos a la capital pasado mañana—. Le dijo Mu Hanzhang con una cálida voz.
Gu Huaiqing colocó un juego de té completo frente a él. No tenía sirvientes que realizaran la tarea,
sino que empapó, infundió, probó y presentó el té por él mismo. Sus movimientos eran fluidos como el
agua y practicados, siendo muy agradables a la vista. Entregó las tazas de té a las dos personas que
tenía delante. Cuando escuchó las palabras de Mu Hanzhang, sus movimientos no se detuvieron cuando
dijo: —Esta vez, has prestado un gran servicio para sofocar la rebelión. Deberías tener más cuidado al
regresar a la capital.
Las dos personas se miraron, alabarlos por prestar un gran servicio, pero aconsejarles que tuvieran
cuidado, por así decirlo, era mostrar sus buenas intenciones.
—Hermano mayor—. Jing Shao se quedó en silencio por un momento, antes de llamarlo directamente:
—Ya que hicimos un voto, seré directo: ahora que el sureste y el suroeste han sido destruidos, ¿cuáles
son tus planes?
Gu Huaiqing bajó su cabeza y se preparó una taza de té. Al escuchar eso, las comisuras de sus labios
se curvaron y se rió entre dientes. Él no respondió, pero hizo otra pregunta a cambio: —¿Cuál es el plan
del segundo hermano?
Hablar con personas inteligentes era un ahorro de tiempo, y los tres no pudieron evitar sonreír el uno
al otro.
—Aunque Huainan es pequeño, nuestros antepasados han estado trabajando juntos durante muchos
años, por lo que todavía somos fuertes—. Le dijo Gu Huaiqing, volviendo los ojos hacia Mu Hanzhang.
Al mirar su rostro hermoso y gentil, no pudo evitar sonreír con malicia: —La capital no es pacífica
ahora. Si el hermano menor no puede soportarlo más, es mejor que venga y se quede conmigo.
Al escuchar esto, Jing Shao golpeó su taza con fuerza sobre la mesa: —¿No has tenido suficiente con
la pelea de ayer?
Gu Huaiqing se frotó su barbilla que aún tenía un verdoso color y sonrió, sin decir nada.
—Si el hermano mayor tampoco puede vivir aquí, puede venir a la capital para quedarse con nosotros
—. Le dijo Mu Hanzhang, mientras sonreía gentilmente.
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69: De regreso a la Capital

Jing Shao se tranquilizó después de escuchar a su Wang Fei usar la palabra "nosotros" de manera tan
natural, así que después de un par de "hmph", no dijo nada más.
La expresión de Gu Huaiqing se mantuvo sin cambios, y llenó el té en la taza de Jing Shao: —
Naturalmente, ayer me convertí en hermano jurado de Jing Shao, porque es claramente rico y
respetable. En el futuro, si no tengo un lugar donde asentarme, es bueno tener a alguien con quien
pueda encontrar un asilo.
La cara de esa persona era realmente más gruesa que la de la mayoría. Mu Hanzhang sonrió
impotente, sintiendo de repente que su Wang Ye probablemente todavía sabía, al menos un poco, lo que
significaba la vergüenza.
Era fácil formar una alianza cuando ambas partes tenían intereses mutuos. Cuando el Rey de Huainan
le preguntó a Jing Shao sobre sus planes futuros, se sorprendió al escuchar que Jing Shao se estaba
preparando para empujar a su hermano al trono. Este hombre había hecho tanto por sí mismo, pero,
¿estaba ayudando inesperadamente a alguien más a ascender al trono? Entrecerrando sus ojos
levemente, miró a las dos personas frente a él.
Jing Shao peló una mandarina, la partió y le entregó la mitad a la persona que estaba junto a él. Mu
Hanzhang lo tomó y hábilmente ayudó a Jing Shao a limpiarse los dedos que se habían manchado con el
jugo.
De repente, las comisuras de la boca de Gu Huaiqing se levantaron lentamente y tomó un delicado
sorbo de té. El amargo sabor mezclado con algo de dulzura se extendió desde la punta de su lengua.
¡Verdaderamente había alguien en este mundo que no deseaba todas las bellezas de los ríos y
montañas! De repente, realmente admiro a Jing Shao. No muchas personas en el mundo pueden
entender lo que realmente quieren. La realeza, en particular, siempre exigió demasiado. La mayoría de
las veces, era solo después de perder sus cosas más preciadas que ellos se arrepentían inútilmente. Al
igual que los antepasados ​​del Rey de Huainan...
—Cuando decides renunciar a algo, lo haces. Te admiro, hermano—Gu Huaiqing levantó su taza de té
—. Brindo por ti.
Pensó que tendrían que luchar con las palabras que diría por un tiempo, pero Jing Shao habló franca y
honestamente con él, diciéndole las cosas como eran. El desconfiado Rey de Huainan decidió creerle y
le entregó una carta.
Cuando Jing Shao la desdobló, supo que solo su padre imperial podría haber escrito palabras tan
poderosas. La carta era confusa, llena de citas y palabras difíciles de entender. Sólo mirarlo le dio dolor
de cabeza, por lo que perezosamente se lo pasó a su Wang Fei.
Mu Hanzhang no sabía si reír o llorar. Lo miró y frunció el ceño ligeramente: —Lo que dice el padre
imperial es que dos de los feudos han sido suprimidos, pero Huainan siempre ha sabido su lugar, y hay
un acuerdo entre los antepasados, por lo que le está diciendo al Rey de Huainan que no piense
demasiado en eso. Sin embargo...
Gu Huaiqing sonrió y dijo: —Continúe.
—Es solo esta frase: "No temo mi propio desastre; más bien, tengo miedo de que el régimen sea
derrocado"—. Mu Hanzhang hizo una pausa y miró a la persona frente a él—. Me temo que esto tiene
un significado más profundo.
Jin Shao se rascó la cabeza, no entendiéndolo del todo. ¿No estaba esta frase solo citando a los
antepasados, lamentando la disposición ejercida por un emperador, que siempre temía las tormentas en
la corte y que Da Chen fuera destruido bajo sus manos? ¿No era esto para dejar que el Rey de Huainan
supiera de la impotencia del emperador y posteriormente le pueda decir que mantuviera su feudo bajo
control? ¿Qué más podría ser si eso llegara a pasar?
Mu Hanzhang devolvió la carta, se volvió para mirar a Jing Shao y le dijo: —¿Cuál es la oración
anterior a esta?
—"Aquellos humildes que forman alianzas ocultas por sus propios intereses personales pueden
experimentar temporalmente alegría, pero el futuro del país será oscuro y peligroso"— Le recitó Jing
Shao. Hizo una pausa por un momento y de repente comprendió cuál era el significado implícito de su
padre. Decía que los Reyes del Suroeste y del Sureste eran traidores que se confabularon para
rebelarse contra el país, y le causaban preocupación al emperador, quien finalmente se vio obligado a
enviar tropas para sofocar la rebelión. Le estaba advirtiendo al Rey de Huainan que no los siguiera y no
tomara ese camino oscuro y estrecho, porque sino el Rey de Huainan cavaría su propia tumba.
—Huainan rinde homenaje a tiempo todos los años. Incluso cuando el río Qinhuai inunda la ciudad de
Danyang, nunca hemos enviado menos—. Gu Huaiqing guardó la carta con una mueca de desprecio en
los labios—. ¿Quiere el emperador que tome la iniciativa de ofrecer el feudo como tributo?
—El hermano mayor debe regocijarse; usando este tipo de pretensión, solo está probando cómo está
la situación—. Le dijo Mu Hanzhang, frotando lentamente la copa de blanco jade casi transparente en
sus manos—. Me temo que las palabras de Su Majestad serán cada vez más directas después de un
período de tiempo—. Gu Huaiqing era dos años mayor que Jing Shao, y también mayor que Mu
Hanzhang; ser llamado hermano mayor no le había dolido.
Gu Huaiqing asintió, luego miró a Jing Shao nuevamente.
Jing Shao reflexionó por un momento: —Primero, alarga las cosas y finge que no entiendes. El padre
imperial conoce la fuerza de Huainan y no moverá a sus tropas precipitadamente.
Los asuntos de la corte aún no se habían resuelto adecuadamente, y si comenzaban una batalla ahora,
no ganarían ningún beneficio. Por lo tanto, le sugirieron a Gu Huaiqing que se tomara su tiempo para
responder a la carta de manera ambigua y esperara a que se retiraran las tropas y ellos regresaran a la
corte para conversar con el Emperador Hong Zheng. El viaje desde Jiangnan fue largo, el ir y venir
tomaría alrededor de un año, por lo que podrían solo esperar y ver lo que iba a pasar.
En un abrir y cerrar de ojos, era de noche, y Gu Huaiqing quería que se quedaran en su Parque por la
noche, pero Jing Shao se negó por temor a despertar sospechas. Antes de partir, recordaron que el
pequeño tigre, que habían utilizado como excusa para venir, se había quedado en el cálido pabellón
durante todo un día.
—¿Se mordieron el uno al otro?—. Mu Hanzhang se acercó a la cerca y frunció su ceño cuando vio la
sangre en la cara del pequeño tigre.
El sirviente que los vigilaba por un lado explicó apresuradamente que el tigre no estaba herido. En su
lugar, el pequeño león había atrapado un conejo por la tarde y había compartido la mitad con el
pequeño tigre.
—¡Miau!—. Cuando Xiao Huang vio a su amo, se volteó sobre su espalda para mostrarle su abultada
barriga. Su cabeza dio la vuelta al lado del pequeño león que estaba a su costado agachado en el suelo.
El pequeño león estiró su lengua y lamió las manchas de sangre alrededor de la boca del tigre.
—¡Miau!—. Xiao Huang se dio la vuelta y se abalanzó sobre el león, para morderle las orejas.
Mu Hanzhang: —...—. Este sinvergüenza... Lo habían traído aquí para que aprenda a cazar con el
león. Sin embargo, este solo esperó a que el otro atrapara a su presa y luego lo alimentara; formando
una vida más cómoda que cuando vivía en su propia casa.
—Jajaja...—. Jing Shao no pudo evitar reír y volteó la cerca para recoger al pequeño tigre, que
felizmente estaba mordiendo la cabeza de su compañero, con el fin de no hacerlos perder aún más la
cara. El pequeño león se puso de pie y miró a Jing Shao con atención.
—¡Miau!—. El pequeño tigre agitó sus cortas patas como un niño que no había jugado lo suficiente,
luchando por no irse del lugar, pero el esposo de su amo se lo llevó a la fuerza.
Dos días después, partieron de regreso a la capital. Gu Huaiqing no los despidió. En cambio, envió a
alguien que se hizo pasar por un dependiente de una tienda de bocadillos y les regaló cajas de
exquisitos bocadillos de Dim Sum para comer en el camino.
Lu Zhanpeng no les dio ningún regalo. Se paró frente al carruaje y parloteo: —En los seis meses que
se fue, ni siquiera me envió cosas buenas de las tiendas de la capital. Cuando regrese, debe recordar
enviarme algunas, ¡asegúrese de que haya suficiente para las vacaciones de año nuevo!
—No he estado en la capital durante medio año, y tampoco recibimos ninguna carta tuya, ¿cómo
podría tener regalos para ti?—. Jing Shao estaba ligeramente influenciado por su Wang Fei, hoy en día,
entendía mucho más cuando se trataba de dinero. Cuando Lu Zhanpeng le envió un correo solicitando
cosas, Jing Shao generalmente las traía consigo de pasada. Ni siquiera habían estado en la capital en
los últimos seis meses, así que, naturalmente, no sabrían nada.
—¿Cuánto dinero gastó viviendo en mi casa en los últimos días? Por no hablar del dinero para sus
cinco mil hombres en el cuartel de Jiangnan—. Lu Zhanpeng continuó discutiendo.
—Las raciones y el forraje de hierba son un asunto aparte. No digas tonterías aquí—. Jing Shao agitó
su mano y lo alejó como si fuera una mosca.
Al ver que los dos comenzaban a pelear nuevamente, Mu Hanzhang no pudo evitar sonreír. Pensó en
su pequeña tienda de la capital. Mientras estaba fuera, había dejado la tienda al cuidado de su madre.
Se había abastecido anteriormente, pero en la cúspide del nuevo año, temía que todos los productos ya
se hubieran agotado. Su madre había sido ascendida a esposa secundaria legítima, pero no había tenido
noticias de ella durante medio año. Por lo que no sabía cómo estaba ella.
—¿Qué estás pensando?—. Jing Shao se apoyó en el gran cojín y tomó a su Wang Fei, quien estaba
mirando por la ventana aturdido, en sus brazos.
Mu Hanzhang fue detenido repentinamente y casi dejó caer el bocadillo de su mano. Rápidamente lo
atrapó y miró al sinvergüenza que se agitaba: —Estoy pensando que Gu Huaiqing es bastante cauteloso.
Solo nos regaló estas cosas que se pueden comer en el camino para evitar la sospecha de la gente de la
capital.
Jing Shao se acercó un poco y se comió el bocadillo de Dim Sum en la mano de Mu Hanzhang,
mientras este último hablaba.
Después de medio mes de camino, ya era el decimotercer día del primer mes lunar cuando llegaron a
la capital.
Fuera de la puerta sur, muchos funcionarios vinieron a darles la bienvenida. El Emperador Hong
Zheng estaba en el balcón, listo para recompensar a Cheng Wang y a su ejército. Los generales que
habían realizado un servicio meritorio recibirían recompensas mañana.
No se permitía estacionar tropas a menos de cien li de la capital. Los generales del protectorado de
izquierda y derecha llevaron al ejército directamente de regreso al cuartel. La casa de Zhao Meng
estaba en la capital, por lo que él se fue directamente ahí. Hao Dadao quería esperar las recompensas
que se otorgarían mañana, por lo que se quedó con Jing Shao en la residencia de Cheng Wang.
El Palacio de Cheng Wang había sido decorado recientemente con grandes faroles rojos colgando al
frente. Parecía que incluso cuando Wang Ye no estaba en la mansión, Duo Fu y su mayordomo, el Sr.
Yun todavía decoraban el palacio con diligencia. Desde la distancia, pudieron ver a un gran grupo de
personas de pie frente a la entrada.
—¡Damos la bienvenida respetuosamente a Wang Ye y Wang Fei de regreso al palacio!—. Un gran
grupo de sirvientes estaba en dos filas. Además de los sirvientes personales de Mu Hanzhang, Yun Zhu,
Yun Song y varias otras sirvientas, una persona extremadamente conspicua vestida de rosa se destacó
entre las sirvientas: era la concubina del Lado Oeste de la que Jing Shao ya se había olvidado: ¡Song
Lingxin!
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[Nota de la traductora]
Quiero agradecer a SolFlores09 por haberme ayudado en este capítulo .
[Volumen III] 70: La tormenta ha vuelto

Cuando se abrió la cortina del carruaje, Song Lingxin se acercó a ellos, y se inclinó elegantemente para
presentar sus respetos: —Esta concubina le da la bienvenida a Wang... ¡Ah!—. Antes de que pudiera
terminar de hablar, el pequeño tigre la sorprendió, y de repente después de recuperarse, ella salió
corriendo mientras gritaba.
Sus gritos sobresaltaron a Xiao Huang y lo disgustaron. Ante ello, Ge Ruoyi dio un paso hacia
adelante, recogió al pequeño tigre y se hizo a un lado.
—¡Qué ruidoso sonido!—. Jing Shao salió primero del carruaje, miró a la mujer que estaba a un lado
de él, para después darse la vuelta y extender una mano para ayudar a la persona que aún seguía en el
carruaje a bajar.
Mu Hanzhang vestía una túnica de algodón de un color azul marino con una gasa ligera de manga
ancha y una corona dorada con zafiros incrustados en su cabeza, dándole un aspecto más elegante, que
le perteneciera a un noble. La experiencia que había vivido en la batalla había borrado todo rastro de
dolor personal, y esa persona parecía como si fuera una espada, de su mismo nombre, siendo sacada de
su vaina, y así atrajo la atención de todos los del lugar.
Los sirvientes del palacio se quedaron mirando sin comprender lo que acababa de pasar, y Miao Xi le
susurró a Zhi Xi: —Wang Fei es cada vez más hermoso.
—Wang Fei, ¡este pequeño sirviente todos los días y noches ha deseado que volviera!—. Yun Zhu se
apresuró a acercarse a ellos con entusiasmo.
Mu Hanzhang miró a Song Lingxin, mientras se sentía un poco incómodo en su corazón, y se volvió
para mirar a Jing Shao que aún seguía a su lado.
Jing Shao también lo miró al mismo tiempo y observó que su Wang Fei estaba incómodo. Él no se
tomó tiempo de pensarlo, miró a esa concubina suya, sintiéndose muy culpable, y no pudo evitar decirle
con enojo: —¿Quién te permitió salir?—. Casi la había olvidado, y solo la recordó cuando la miró. Había
dado la orden de no permitirle salir del Lado Oeste, ¿entonces por qué ahora estaba ahí?
—Wang Ye...—. Song Lingxin pensó que por casualidad Cheng Wang ya se había olvidado sobre ese
accidente, por lo que se vistió para saludarlo, pero de repente había quedado expuesta de inmediato.
Jing Shao estaba enojado cuando la vio. Estaba a punto de sufrir de un ataque de ira, y la persona que
estaba a su alrededor lo agarró: —Entra, hace mucho frío afuera—. Mu Hanzhang apretó la palma de su
mano, Jing Shao estaba frente al Palacio regañando a su concubina, ¿cómo eso se vería a los ojos de los
demás? Además, ¡Hao Dadao los estaba siguiendo!
Jing Shao miró a Duo Fu y colocó un brazo alrededor de la cintura de su Wang Fei: —Vamos.
Unas pocas palabras fueron intercambiadas entre Hao Dadao y él, y después los dos tomaron la
delantera para entrar. Hao Dadao no pudo opinar nada sobre los asuntos familiares de Wang Ye, y el Sr.
Yun personalmente lo llevó a una habitación para que pudiera descansar.
Duo Fu arrugó su cara y le dijo a Song Lingxin, quien estaba de pie a un lado de él con una pálida
expresión: —Madam Song, debería regresar al Lado Oeste lo antes posible. No avergüence a los
sirvientes.
No hubo cambios en las plantas o en los árboles del Palacio en medio año; eso les brindaba una
extraña y familiar sensación.
Los dos estuvieron dentro del carruaje durante todo un día, pues regresaron de nuevo al frente de la
puerta de la ciudad después de mucho tiempo, y estaban muy cansados. El sirviente ya les había
preparado agua caliente, y con eso, ellos pudieron bañarse juntos. Jing Shao se acercó a su Wang Fei y
lo tocó; sin embargo, fue empujado hacia un lado por él, y tras ello, se volvió a apresurar a ir hacia él
sin darse por vencido.
—Estoy cansado y no tengo energía—. Mu Hanzhang lo alejó desganado.
Jing Shao le dejó una suave mordida en sus blancos hombros y le dijo a la ligera: —No lo haré hasta el
final, relájate, ¿sí?
Ante las palabras de Jing Shao, él siempre había desconfiado. Mu Hanzhang frunció sus labios sin
abrirlos, permitiendo que Jing Shao tocara su pecho con sus delgadas y ásperas manos.
—Con Song, ¿qué planeas que... Hmmm, hacer?
Mu Hanzhang levantó su cabeza y se apoyó en el hombro de Jing Shao, mirando las coloridas
imágenes de nubes en la madera de la habitación. Aunque los días estando afuera habían sido duros,
tuvieron muy pocas preocupaciones, por lo que de repente se sintió un poco incómodo al regresar al
lugar donde estaban las pinturas en la tallada madera.
—¿Celoso?—. Jing Shao hizo una pausa al escuchar sus palabras, y le mordió su oreja con una
pequeña risa.
—Eres un Príncipe Imperial, deberías tener tres esposas y cuatro concubinas, esta persona... ¡Ah!—.
De repente unos dedos entraron en su cuerpo, y Mu Hanzhang se mordió su labio inferior. Aunque
había una infiltración de agua caliente, era inevitable que el movimiento le generara un poco de dolor.
—¡No tienes permitido decir esas cosas!—. Jing Shao estaba un poco triste. Esas palabras le hicieron
sentir que estaba de vuelta al momento cuando acababa de renacer, y ahora que habían vivido tanto
juntos, ¿por qué Jun Qing todavía le hablaba así?
Mu Hanzhang frunció su ceño, soportando que esos secos dedos se movieran en el interior de su
cuerpo, y se mordió sus labios, negándose a emitir un sonido.
Al verlo así, Jing Shao no pudo evitar sentirse angustiado. Después de calmarse y pensar en lo que
acababa de decir, se dio cuenta de que solo había escuchado unas amargas palabras producto de los
celos. De repente, se alegró otra vez, así que se inclinó y le besó su rostro, para después relajar el
movimiento de su mano. Tras tocar aquel punto familiar, lo frotó poco a poco.
Mu Hanzhang frunció sus labios, sin querer aún emitir un sonido, pero a medida que Jing Shao hacía
cada vez más rápido su movimiento, el gemido roto de Jun Qing aún se desbordaba.
Presionando aquel punto con una mano, y acariciando al pequeño Jun Qing, que se había levantado al
mismo momento que el miembro ajeno. Jing Shao tocó su oreja y jadeó ligeramente: —Si haces feliz a tu
esposo esta noche, me divorciaré de Song Lingxin mañana, ¿está bien?
—Hmmm...— Mu Hanzhang alejó a esa cabeza de sus oídos: —Si el Príncipe Imperial no está
satisfecho, puede ir con su concubina... ¡Ah!—. Los dos dedos bañados con el ungüento perfumado,
entraron en su cuerpo nuevamente acariciándolo para abrirlo más.
—¿Cuál es el problema, este Príncipe Imperial ya no puede mirar a nadie más que a ti ahora?—. Jing
Shao le sonrió y lo levantó un poco.
—Tú, ah...—. Mu Hanzhang lo escuchó decir palabras tan vulgares, y su hermoso sonrojado rostro se
volvió aún más rojizo, listo para decirle algo. Y las manos que lo sostenían se fueron de repente, y su
cuerpo cayó incontrolablemente. Así, el duro objeto que había estado listo durante mucho tiempo se
metió en su cuerpo de esa manera.
—Duele...—. Mu Hanzhang se apoyó en el hombro de Jing Shao susurrando su dolor. De hecho, Jing
Shao lo había preparado lo suficientemente bien en todo ese momento, y por eso no fue particularmente
doloroso en realidad. Así que solo resopló ligeramente, como si quisiera actuar coquetamente.
Jing Shao escuchó su suave gemido, jadeó y le pellizcó la barbilla a la persona que estaba en sus
brazos para después besarlo ferozmente: —Jun Qing, has olvidado lo que habías aprendido.
—¿Ah?—. Mu Hanzhang sentía su mente en blanco, y no entendió del todo el significado de las
palabras de Jing Shao y dejó escapar un desconcertado sonido nasal.
Jing Shao apretó sus labios al verlo lucir tan confundido, su amado Jun Qing finalmente había
conseguido relajarse en este momento, por lo que extendió su mano para alcanzar la cintura ajena con
confianza.
Zhi Xi, quien vino a entregar la comida, detuvo los pasos de la servidumbre, pidiendo que dejaran la
comida y se retiraran inmediatamente. Al mirar a la habitación interior con la puerta cerrada, se
sonrojó y se retiró también. En ese momento, se encontró con Ge Ruoyi, quien había venido a
despedirse del pequeño tigre, y la saludó con una sonrisa: —Guniang*, Wang Ye y Wang Fei están
descansando adentro, no ingreses primero.
Ge Ruoyi miró a esta señorita que le estaba sonriendo tan amablemente, pero con escrutinio y
hostilidad en sus ojos, pensó en secreto que era muy aburrida, y así colocó a Xiao Huang en sus brazos,
sonrió levemente y dijo: —Jiejie*, no quiero tanta cortesía. Mi nombre es Ge Ruoyi, y ahora soy la
doncella de Wang Fei. Espero que mi jiejie me pueda dar más consejos en el futuro.
Cuando Zhi Xi la escuchó decir eso, la hostilidad en sus ojos desapareció de inmediato. Originalmente
había pensado que esta era una belleza que el Príncipe había traído en su camino de regreso, pero
resultó que era la doncella recibida por Wang Fei.
En la habitación, Jing Shao no tenía conocimiento de la pequeña pelea entre sus sirvientas, y
felizmente besó la comisura de los ojos del sonrojado hombre en sus brazos y lo sacó de la bañera.
Mu Hanzhang yacía suavemente sobre los hombros de Jing Shao; su cuerpo estaba cansado y ahora ni
siquiera podía mover sus dedos.
—Si tienes hambre, pediré que preparen una comida—. Jing Shao puso al hombre en la cama y lo
cubrió con la colcha.
—No quiero comer mucho—. Murmuró Mu Hanzhang y se volvió hacia adentro de la cama.
Jing Shao se puso su ropa interior, lo abrazó y lo besó: —¿Cuánto vas a comer?—. Al acabar de hablar,
se levantó y salió de la habitación interior. Después de un rato, Zhi Xi trajo un tazón de avena y dos
platos de guarniciones y los dejó en la mesita junto a la cama, mientras bajaba su cabeza.
Jing Shao sacó felizmente a la persona que estaba en la cama y lo sostuvo en sus brazos, mientras
agarraba a un cuenco de arroz para alimentar a aquella persona.
—Mañana, cuando vayas a la Corte Imperial, si alguien dice algo interesante, no seas impulsivo—. Mu
Hanzhang tomó un bocado y quería tomar la cuchara, pero Jing Shao lo evitó.
—Bueno, tengo que ir al Palacio Real de mi hermano en cuanto me levante mañana y contarle sobre lo
que pasó con el Rey de Huainan—. Jing Shao tomó un bocado para sí mismo, y luego tomó otra
cucharada y le dio de comer a Jun Qing.
—Antes de ir, iré al Palacio Fengyi para encontrarme con la Madre Emperatriz—. Mu Hanzhang
sacudió su cabeza, y no quería comer más: —Entonces iré a la Residencia del Marqués del Norte
mañana—. Al regreso de un tan largo viaje había tomado la iniciativa de visitar a sus padres, y su madre
no había tenido noticias de él durante mucho tiempo, por lo que se sintió un poco incómodo ante ello.
Jing Shao se comió el resto solo, y le respondió de una manera ambigua.
Al día siguiente, Jing Shao se puso su ropa para ir a la Corte Imperial de un blanco color como la luna
y se paró nuevamente en el Palacio de color dorado.
El Emperador Hong Zheng estaba muy feliz de que Jing Shao haya acabado con los dos Reyes
Feudales esta vez como una tormenta de viento. Normalmente tenía una mirada fría, pero esta vez, en
cambio, lo elogió frente a sus cien funcionarios.
—Gracias a la clarividencia del Emperador, su hijo solo sigue sus órdenes—. Jing Shao bajó su cabeza
mientras respondía con humildad, y dio su primer movimiento hacia el general Hao Dadao, de forma
casual.
El Emperador Hong Zheng estaba muy satisfecho con su desenvolvimiento militar. Sintió que este hijo
suyo había salido a luchar durante algún tiempo; y sin embargo, estaba bastante calmado. En cuanto a
Hao Dadao, había escuchado que su antepasado era el general Hao de la dinastía anterior e
inmediatamente había sido nombrado como un valiente General.
A su vez, un Ministro Imperial también estaba felicitando su virtud. El Cuarto Príncipe Jing Yu había
bajado su cabeza, y la expresión de su rostro era incierta. Su hermano mayor, el gran Príncipe había
atacado a Nanban y aún no había regresado; mientras que Jing Shao ya había derribado a los dos clanes
feudales, ¡y ahora había traído a otro miembro a la Corte! Y el funcionario del lado opuesto le guiñó un
ojo.
Jing Chen miró a su hermano menor que estaba parado en medio del pasillo con tranquilidad, sin
discernir entre la alegría y la ira.
—¡Emperador, el regreso de Cheng Wang es una gratificante y feliz victoria, pero la recompensa debe
ser clara al igual que la pena!—. Un funcionario había salido de repente.
Jing Shao se puso de pie, manteniendo sus ojos cerrados, sin responderle a sus palabras.
El funcionario esperó durante mucho tiempo, pero no vio a Cheng Wang reaccionar con ira ante lo
que había dicho. El tribunal se había quedado de repente en silencio, lo que lo hizo sentir muy
avergonzado, por lo que tuvo que comer su propia bala* y continuó: —En cuanto al castigo, esta
persona ha pensado que el Ministro de Guerra debería ser más claro.
Tan pronto como expresó este comentario, las expresiones de todos cambiaron repentinamente. Song
An, el Ministro de Guerra, era el padre biológico de la concubina de Cheng Wang, ¿y ahora lo estaban
presionando para que lo regañara?
Jing Chen miró a Song An, quien había empezado a temblar, y sus ojos se oscurecieron gradualmente.
—Iluminando al Emperador, el Wang Fei de Cheng Wang, como miembro de su familia, lo ha seguido
hasta el campo de batalla en privado e ilegalmente—. Dijo Song An con sudor frío en su rostro.
—Así es—. El Conde Yong Chang también se puso de pie y dijo en voz alta: —Quien se convirtió en
Wang Fei y esposa ha ignorado la etiqueta y considera los asuntos nacionales como un juego de niños.
Esta persona cree que esta acción debería ser severamente castigada, sino de lo contrario, Cheng Wang
seguirá y sus soldados también sacarán a sus esposas en el futuro. ¡Qué tal osadía!
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[Nota de la traductora]
Guniang*: Su traducción literal es "joven mujer", es una manera formal de referirse a una señorita
más joven que el hablante.
Jiejie*: Su traducción literal es "hermana mayor", pero se aplica cuando la señorita de la que una
persona se está refiriendo es mayor que el hablante.
Comer su propia bala*: Frente a una situación de impotencia, significa "tragarse la vergüenza" o
"reunir coraje".
71: Malas consecuencias

Jing Shao volvió su cabeza para mirar al Conde Yong Chang, y cuando escuchó las palabras "castigo
severo", una clara intención asesina apareció en sus ojos. Este grupo de despreciables villanos, si no
podían culparlo a él, entonces iban a tomar a su Jun Qing con un cuchillo.
El Emperador Hong Zheng reprimió una sonrisa, pero no dijo ninguna palabra, y solo esperaba la
respuesta de Jing Shao.
—Wang Fei fue con el ejército, pero no por asuntos personales—. Jing Shao recordó las palabras de
precaución de su Wang Fei anoche, así que reprimiendo su ira, continuó: —Wang Fei es
extremadamente inteligente. En este viaje fue el asesor militar del ejército.
—¿Está bromeando Wang Ye?—. El Conde Yong Chang pensó que lo que decía él mismo era muy
razonable y se burló de Wang Ye: —Hay tanta gente perspicaz en el mundo, ¿por qué Wang Ye elegiría
como asesor militar a su hermoso Wang Fei?—. La malicia en sus palabras era muy obvia; estaba
diciendo que Jing Shao solo se guiaba por la belleza, e incluso Mu Hanzhang había sido completamente
insultado.
Jing Shao apretó sus puños. No pudo contenerse más cuando escuchó esas palabras y agitó su puño
hacia el viejo rostro del Conde Yong Chang: —¡Limpie su boca!
El Ministro Yong Chang fue tomado por sorpresa y fue derribado por Cheng Wang.
—¡Jing Shao!—. Jing Chen vio esto y se apresuró a subir y tirar de él. El Duque Mao, que estaba a un
lado, había llegado rápidamente para ayudar al Conde Yong Chang y se metió en el caos que había en el
pasillo.
—¡Este Emperador les ordena que se callen!—. El Emperador Hong Zheng se frotó la frente y resopló
con frialdad.
—¡Emperador, calme su ira!—. El Conde se arrodilló repentinamente y los hermanos que estaban en
el centro naturalmente se arrodillaron, pero Jing Shao obviamente todavía estaba muy enojado, y
parecía que en cuanto se pusiera de pie iría a patear al Conde Yong Chang.
El Emperador Hong Zheng los reprendió con algunas palabras más, mientras le pedía a Jing Chen que
llevara a Jing Shao a su posición original, y luego dejó que todos se levantaran; sin embargo, la
reprimenda había retumbado en la multitud, y nadie había impedido el ataque de Cheng Wang al Conde
Yong Chang. Todos sabían que el emperador planeaba protegerlo, así que se quedaron callados y no se
atrevieron a decir más.
Jing Chen tocó a su hermano menor ligeramente, y le dio una mirada de "apúrate y finge ser
lamentable".
Jing Shao lo entendió, y de prisa se arrodilló ante su majestad: —Padre, este hijo no debería ser
recompensado por la batalla esta vez. ¡Solo pido al Padre Imperial que no castigue al Wang Fei de este
hijo suyo! Para proteger a los 20,000 soldados en el campamento, Wang Fei fue herido por un arquero
del Sureste. ¡No soportaría que fuera castigado!—. Mientras hablaba, se golpeó su cabeza tres veces y
su voz se ahogaba en cada palabra, mientras recordaba que Jun Qing se había desmayado por el dolor
que sentía, lo que le hizo sentir como si un cuchillo lo atravesara.
Los ministros guardaron silencio durante un rato. Cheng Wang había derribado a los dos vasallos
feudales en unos meses. Sin embargo, era realmente escalofriante contrarrestar sus grandes méritos
usando este crimen injustificado. Si se piensa en Cheng Wang, como el hijo de la Emperatriz Yuan,
quien había logrado grandes méritos en la batalla, tuvo que verse obligado a casarse con una esposa
masculina. Ahora había aceptado su destino, pero aun así necesitaba proteger a su Wang Fei de esta
manera. Esto les provocaba inevitablemente dar a luz a algunos pensamientos tristes.
El Emperador Hong Zheng gradualmente frunció su ceño, mientras sus ojos recorrían las expresiones
de todos, y finalmente se posaron en el Cuarto Príncipe, y a su vez él había sentido la mirada de su
padre, pero no se atrevió a mirar hacia arriba.
—Er Chen ha pensado—. Dijo Jing Chen lentamente cuando vio que nadie hablaba. —El Wang Fei de
Cheng Wang, como hombre, es comprensible que haya salido de su casa.
—Informando al Emperador, esta persona también se enteró que la batalla contra los dos dominios se
logró acabar en unos pocos meses, y el Wang Fei del Príncipe Imperial desempeñó un papel importante
en ella como asesor militar—. Cuando el Ministro Sun, del Ministerio de Guerra, vio hablar a Jing Chen,
también lo siguió. Las cartas de posguerra del Soldado Comandante de las tres fuerzas armadas ya se
habían entregado a su Centro en la capital.
—Emperador, Hao Dadao es una persona vulgar, que no comprende sobre estas reglas y etiqueta,
pero si no fuera por el inteligente plan del asesor militar, al final, este general no hubiera podido
atravesar el Paso Dientes de Tigre y Pico de Grulla, y le hubiera sido imposible también para el general
Zhao atravesar el Paso Sheng Jing en unos pocos días—. Hao Dadao no pudo evitar intentar hablar de
inmediato.
—Este humilde servidor puede corroborarlo, el asunto de las cuentas militares es completamente el
resultado de haber sido convertido en Wang Fei—. Xiao Yuan, quien había sido ascendido a Ministro
Adjunto de Ingresos, también había salido a hablar, y el recién nombrado Ministro de Hacienda le siguió
y señaló que la investigación sobre las cuentas militares se había logrado gracias al asesor militar.
A excepción del Duque Mao y del Conde Yong Chang, los otros Ministros se levantaron uno tras otro
para estar de acuerdo.
—La salida de Wang Fei de la Capital ha sido con mi especial permiso—. Dijo el Emperador Hong
Zheng a la ligera.
El Conde Yong Chang miró al cuarto príncipe, quien parecía haber sido alcanzado por un rayo, a Song
An, que ya estaba temblando como una paja, y vio volverse pálido de repente al propio Jing Yu. El Padre
Emperador sabía que Wang Fei se había ido de la capital. Hoy este acto había sido originalmente un
plan para darle a su Padre Imperial una excusa y así, que no le recompensara a Cheng Wang, y también
para reprimir la arrogancia de Jing Shao, pero ahora parecía que el Padre Imperial planeaba proteger a
Jing Shao hasta el final.
—El Wang Fei Mu Hanzhang, de la decimoséptima escuela secundaria, es excepcionalmente
inteligente y fue especialmente designado para ayudar al Príncipe Imperial—. El Emperador Hong
Zheng miró al Cuarto Príncipe con una mirada profunda, luego examinó al sabio Conde Yong Chang y
continuó: —Esta vez, los dos vasallos feudales han sido pacificados en cuatro meses. Así que debe
registrarse como el primer mérito de Wang Fei, para ser nombrado marqués, el Ministerio de Ritos
elegirá un título y una fecha para el acto.
Si un hombre se casara con un miembro de la familia real, esta persona equivaldría a la mitad de un
descendiente real, y por servicio meritorio puede ser nombrado caballero, pero desde la fundación del
país, muy pocos descendientes reales se habían casado con esposas masculinas. E incluso si lo hacen,
ninguno había prestado servicios meritorios. Así que la gente casi había olvidado esta ley oficial.
En la Corte Imperial estaba soplando el viento, y el ambiente en la Mansión del Marqués del Norte
era aún más extraño.
Mu Hanzhang salió del carruaje y caminó hacia la mansión; sentía que la residencia estaba muy
tranquila, y que incluso la gente en el patio delantero había contenido la respiración, por lo que caminó
rápido, nervioso. No pudo evitar fruncir su ceño y preguntarle al mayordomo Wang, quien había venido
a guiar su camino personalmente: —¿Qué pasa en la mansión?
El Sr. Wang era el jefe a cargo del jardín delantero. ¿Cómo es que él es el único que lo recibe y
adónde se habían ido todos los demás?
El Sr. Wang miró a su alrededor y susurró: —No se esconden de Wang Fei, el Maestro mayor ha
estado gravemente enfermo y ha estado postrado en cama. Además, la señora está de mal humor.
Mu Hanzhang sabía que la Marquesa del Norte debería estar muy irritable ahora y la gente tenía
miedo de convertirse en su saco de boxeo. Por ello, todos temían cometer errores; levantó su mano y le
otorgó al mayordomo un Buda de jade: —Esta vez salí para darle un regalo al tío Wang.
—Maestro, ¿cómo hizo esto?—. El mayordomo Wang sonrió de inmediato y lo tomó con ambas manos.
Mu Hanzhang curvó sus labios sin decirle más y continuó caminando hacia el patio trasero. En ese
momento, el Marqués del Norte no había vuelto de la Corte Imperial, por lo que fue a ver a la
Marquesa.
—Maestro, venga por aquí—. El Sr. Wang levantó su mano y lo condujo al estudio del Marqués del
Norte.
—¿Mi padre no fue a la Corte?—. Mu Hanzhang frunció su ceño y cuando vio al Marqués del Norte
leyendo en el estudio, no pudo evitar reír. Hoy, cuando Jing Shao regresó a la Corte Imperial, era un
buen momento ofrecer halagos, ¡y su padre dijo que estaba enfermo en casa! ¿Podría ser que...
Pensando así, acaso Jun Qing no había podido evitar empezar a preocuparse por Jing Shao?
El Marqués del Norte estaba muy feliz de ver regresar a su hijo. Así que después de charlar con él por
un tiempo, Mu Hanzhang le dio una espada a su padre.
—¿Es esta Hua Feng?—. El Marqués del Norte miró la afilada espada en su mano, lleno de emoción,
mientras la sostenía y comparaba con la famosa figura en su pared.
—Este hijo no es bueno en temas de espadas, pero Wang Ye me lo dijo—. Respondió Mu Hanzhang con
calidez.
—¡Está bien, está bien!—. Mu Jin contempló felizmente la espada durante mucho tiempo, y cuando
miró hacia arriba, vio a Mu Hanzhang bajar su cabeza y apretar sus ojos, parado a su lado
respetuosamente, era solo que la actitud de todo este cuerpo era más noble y comedida que antes de
salir, y no pudo evitar suspirar profundamente.
—¿Qué le pasa a mi padre?—. Mu Hanzhang personalmente volvió a llenar la taza de té de su padre.
El Marqués del Norte la tomó con una complicada expresión y no pudo evitar suspirar de nuevo: —La
residencia ha estado inquieta recientemente. Ve a ver a tu madre y vuelve para tomar una copa
conmigo al mediodía.
Mu Hanzhang estuvo de acuerdo, y aunque le había dicho eso, aún tenía que ver a la Marquesa. Ella
se veía muy demacrada, se había preparado para hablar con él, pero sus ojos estaban muy mal,
¡llevaban una actitud defensiva llena de resentimiento!
No queriendo quedarse más tiempo en su patio, Mu Hanzhang le dijo algunas palabras, dejó su regalo
y fue al patio de su madre.
La concubina ahora se había mudado a una habitación lateral, junto a dos sirvientas, Yan Cui y Qiu
Lan, quienes estaban muy felices de ver al segundo joven maestro aquí.
—¿Dónde está mi madre?—. Mu Hanzhang frunció su ceño, y la preocupación en su corazón no podía
evitar hacerse más fuerte.
—La Esposa Secundaria está un poco indispuesta—. Dijo Qiu Lan, al ver el solemne rostro de Mu
Hanzhang, y rápidamente agregó: —No es algo demasiado serio, Maestro, entre y eche un vistazo.
En invierno, las puertas y ventanas de la residencia se cerraban herméticamente y las brasas ardían
en la estufa de cobre, provocando mucho calor. Colgando de la cama había un tocado como una tienda
que llevaba cálidos colores, y ella estaba apoyada en la cabecera de la cama bordando un bolso, su
encantador rostro se reflejaba a la luz de las velas, luciendo hermoso y tranquilo.
Cuando Mu Hanzhang vio a su madre así, su corazón se elevó gradualmente hacia atrás: —Madre.
Qiu levantó su cabeza y vio a su hijo quien ya había llegado justo a la cama. Se sorprendió y luego le
sonrió: —¡Hanzhang, has vuelto! Rápido, ven y deja que mamá te eche un vistazo.
Sentado frente a la cama, sosteniendo la mano de su madre, cálida y suave, radiando con un brillo
que indicaba que tenía buena salud, Mu Hanzhang se sintió aliviado: —¿Por qué estás indispuesta?
¿Has visto al médico?—. Al ser su madre, si ella estaba enferma, sólo podía ser atendida por un médico
imperial, pero en el hospital imperial solo había pocos médicos, y los asuntos en el palacio todavía
estaban demasiado ocupados, por lo que si no era una enfermedad urgente, un médico imperial a
menudo no podía ser llamado de inmediato.
Al escuchar esto, Qiu se sintió un poco incómoda y susurró: —Me he revisado, y no es nada serio lo
que tengo.
—¡Madre!—. Al verla vacilar, Mu Hanzhang no pudo evitar sentirse nervioso otra vez: —¿Qué
demonios está pasando?
La esposa Qiu bajó sus ojos, pero no le respondió, y en su lugar le preguntó: —Las espadas no tienen
ojos en el campo de batalla, y mi corazón se preocupa cada día, por temor a que algo malo te suceda,
así que, ¿me dejarías ver si tienes alguna herida?
—Voy a buscar un médico imperial—. Al ver que su madre se negaba a decirle, Mu Hanzhang se
levantó y estaba a punto de salir, pero fue retenido por ella.
—¿Por qué aprendiste de Cheng Wang a creer en la lluvia antes de escuchar al viento*?—. Qiu
tiró de él gruñendo un poco, pero su rostro estaba enrojecido: —No he visto a ningún médico todavía,
pero sé lo que está pasando.
Mu Hanzhang frunció su ceño, volvió a sentarse, y miró a su madre en silencio durante un largo rato,
y de repente la comprendió. —Madre, ¿voy a tener... Un hermano o hermana menor?
El rostro de Qiu no pudo evitar enrojecerse, ella ya estaba envejeciendo, por lo que era realmente
vergonzoso contarle sobre esto a su hijo. —Supongo que sí, todavía no estoy segura. No lo digas, nadie
lo sabe todavía.
—Esto es algo bueno—. La expresión en el rostro de Mu Hanzhang se estiró gradualmente, y su
corazón se llenó de alegría. Esto comprobaba que su madre en realidad la pasaba muy bien y que
gozaba de buena salud como para volver a estar embarazada a esa edad. Y de repente recordó las
palabras del mayordomo Wang. Se tranquilizó y lentamente contrajo su sonrisa. —Parece que en la
residencia no hay paz en estos días, así que no diré nada de antemano. Mañana traeré a un médico
imperial que conozco muy bien.
Al escuchar esto, Qiu no pudo evitar sentir frialdad en su rostro y susurró en voz baja: —Estoy
preocupada por eso, así que no me atrevo a pedir un médico.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Creer en la lluvia antes de escuchar al viento*: Significa que una persona actúa antes de pensar
o muy rápidamente.
72: Noticias Parte Uno

—Si el Joven Maestro estaba bien, ¿por qué ahora está gravemente enfermo?—. Mu Hanzhang colocó la
colcha sobre su madre.
Qiu miró a su alrededor y susurró: —En el séptimo día del duodécimo mes lunar, el hijo principal salió
a beber con Hua Feng y Yang Wen, pero de alguna manera cayeron a un foso.
Mu Hanzhang frunció su ceño en cuanto escuchó eso. El séptimo día del duodécimo mes lunar era el
tercero o el noveno. Deben de haber sentido mucho frío cuando cayeron al río helado, aunque, tres
grandes hombres, ¿cómo pudieron caer al río en un día tan helado?
—La tercera tía lloró entre gimoteos, los pies de Hua Feng estaban muy congelados, Yang Wen
todavía está postrado en cama, pero no sé que está pasando con el Joven Maestro, el médico vino a
verlo, pero la esposa guardó lo que dijo en silencio—. Dicho esto, había una alegría secreta en su rostro.
Ellos fueron los tres niños que habían empujado a Hanzhang al estanque y quienes habían congelado su
cuerpo, pero ahora finalmente tienen una retribución.
—Bueno, ¿y por qué cayeron al río?—. Mu Hanzhang había pensado que eso era extraño.
Qiu volvió a mirar hacia la ventana y dijo en voz baja: —Escuché que ofendieron a gente cercana a los
ríos y lagos, por lo que los golpearon en la cabeza y los arrojaron. Luego, se agitaron en el agua durante
mucho tiempo antes de que los atraparan para que pudieran subir.
Tan pronto como salió este comentario, Mu Hanzhang sintió que algo andaba mal. La gente que vive
cerca de los ríos y lagos no era tan arrogante le había dicho Jing Shao, a menos de que no supieran que
él es el heredero del Marqués del Norte: —La gente fue atrapada, ¿verdad?
—¡Cómo puede ser!—. Qiu sacudió su cabeza: —dijeron que iban a ir a tomar una copa, pero en
realidad fueron al burdel a espaldas de la residencia. Al final no trajeron a nadie, ni tampoco nadie
sabía quién lo hizo—. Los tres estaban en la capital los días de semana. También el Joven Maestro era
un tipo muy conocido que había ofendido a mucha gente. Ahora que se contaba, realmente no se sabía
quiénes lo habían hecho.
Después de haber ido a la Corte Imperial, e ignorando las felicitaciones de los Ministros, Jing Shao
saludó a su hermano y dirigió al Palacio Fengyi. Resultó que el cuarto príncipe también se dirigía hacia
esa dirección. Así que Jing Shao curvó sus labios y gritó: —¿El Cuarto Príncipe también irá por el favor
de la Madre Emperatriz?
Jing Yu hizo una pausa, respiró hondo, sonrió, se dio la vuelta e hizo una reverencia: —Tercer
Hermano, su Wang Fei logró ganar un título de Marqués. Mis felicitaciones para mi hermano.
—Basta, ¿qué hay que felicitar?—. Dijo Jing Shao con una sonrisa: —Una esposa que tiene un título de
caballero no puede descansar a voluntad, y mucho menos podré aceptar alguna concubina.
—¿En serio? Esos títulos no son claros—. El Cuarto Príncipe sonrió con torpeza, había pensado que el
título de Wang Fei iba a ser una amenaza para él, pero en realidad ese no era el caso. Ese Song An
había ofendido completamente hoy a Jing Shao, pensando que nunca volvería a mimar a la hija de ese
Ministro, y que ya no iba a aceptar concubinas; sin embargo, Wang Ye todavía no tenía hijos...
—Hmph—. Jing Shao resopló sin una explicación. Ese día, vio a su Wang Fei leer la "Ley de Dachen", y
por curiosidad, también se inclinó para leerla. Si la esposa de un hombre tenía un título de caballero, el
esposo ya no podía aceptar concubinas. Solo pensaba que sería mejor matar a Mu Lingbao y que el
título de Marqués del Norte pase a su propio Jun Qing. Afortunadamente, ahora tiene una razón
legítima para no aceptar concubinas. Hoy, eso había salvado muchas cosas.
Los dos parecían ya haber llegado al Palacio Fengyi respetuosamente juntos, como si fueran
hermanos y amigos. La Madre Emperatriz se veía como una amable mamá y le dijo a Jing Shao que se
había hecho más fuerte al salir, esto le puso la piel de gallina; Jing Shao no le había llevado ningún
regalo de cortesía, y solo hablaron de la miseria que se vive en los cuarteles militares, y que después de
eso, era natural sentir mucha frialdad y calidez. Además, fue recompensado con muchas cosas buenas
que Jing Shao tomó sin dudar.
—El día antes de partir, tuve algunos malentendidos con Wang Fei de Cheng Wang, ahora que
finalmente regresaste, déjelo tener tiempo para sentarse en este Palacio y darle muchas cosas buenas
que durante el Año Nuevo dejé a su espera—. Dijo con una sonrisa en su rostro.
—Este hijo agradece a la Madre Emperatriz en nombre de Wang Fei—. Jing Shao hizo una reverencia
a medias, diciéndole una frase cortés, y así se fue, continuando su camino para recoger los regalos
otorgados por la Madre Emperatriz.
Después de que se fuera, las manos que estaban ocultas en la túnica de fénix se apretaron hasta
llegar a la palidez: —¡Vino con las manos vacías, es realmente un desvergonzado!
—Ha saqueado los dos Palacios en el Sureste y Suroeste. No creo que no haya obtenido ningún
beneficio—. Dijo enojado el Cuarto Príncipe, pensando que si Jing Shao le traía algo a su madre, podría
usar ese objeto para hacerlo participar en su propio crimen de corrupción, quién sabría que esa
persona tenía el rostro realmente más grueso que la muralla de la ciudad, e incluso había venido con las
manos vacías y se fue caminando con un montón de cosas.
—Todas esas son cosas pequeñas—. Cogió su taza de té y tomó un sorbo, y preguntó: —¿Qué
recompensa le dio el Emperador hoy?
—El Padre no lo recompensó mucho; sin embargo, se le concedió el título de Marqués a su Wang Fei y
le pidió al Ministerio de Ritos que eligiera un título y una fecha para el acto—. El Cuarto Príncipe se lo
dijo, y su expresión no pudo evitar ser un poco sombría, ahora la respuesta del Padre significaba que
había protegido a Jing Shao.
—¿De qué estás hablando?—. Luego, el tono de la Emperatriz se elevó repentinamente. El Emperador
ya esta insatisfecho con Jing Yu sobre lo que sucedió en el Ministerio de Asuntos Internos la última vez.
Y hoy le pidió al Conde Yong Chang que hablara, solo para mostrar que el Cuarto Príncipe honraba a su
padre. Sin embargo, no esperaba que el Emperador no lo apreciara. Hoy en día, incluso un tonto sabía
que este asunto había sido causado por el Cuarto Príncipe. Así que la Emperatriz temía que el prestigio
de Jing Yu en la Corte se viera muy afectado. ¡Se podría decir que el Cuarto Príncipe había perdido el
corazón del Emperador en solo dos días!
El Cuarto Príncipe también estaba muy enojado. En los ojos quejumbrosos del Conde Yong Chang
durante la Corte, lo vio claramente, al ser tirado por él en un susurro: —Su Alteza Real, soy su tío,
¿cómo pudo haberme hecho decir eso para agraviarme?—. Jing Yu no pudo evitar resoplar con frialdad.
Si le decía al Conde que su padre en realidad había accedido a que el Wang Fei de Cheng Wang se una
al ejército, ¿cómo podría su cauteloso tío haber estado dispuesto a presentarse?
—No, no puedes permitir que él obtenga el título de Marqués. Una vez que este asunto se haya
completado, se te acusará por completo del asunto de corrupción. Y no sé qué pasará para entonces—.
La Emperatriz tomó su frente con una mano y frunció su ceño con fuerza. Anteriormente, el Emperador
estaba preocupado de que Chen Wang se convirtiera en Emperador. ¿Cómo se podría decir que eso ha
cambiado? ¿Podría ser que ella adivinó mal el corazón del Emperador?
Jing Shao salió por la puerta del Palacio y le pidió a la servidumbre que le entregara los regalos de la
Madre Emperatriz a Yun Song, y así montando a Xiao Hei, se fue sin prisa hacia el Palacio Rui Wang.
—¿Dónde está mi cuñada?—. Jing Shao miró a su alrededor. En los días de semana, cuando venía a
este Palacio, la Wang Fei de su hermano definitivamente siempre le traería té y bocadillos.
—Tuve un hijo justo antes de año nuevo; así que ella todavía no ha completado su mes de
confinamiento de después del parto—. Dijo Jing Chen descuidadamente.
—Bueno, felicitaciones, hermano—. Jing Shao le sonrió. Ahora Jing Chen tiene tres hijos y dos hijas.
Entre los príncipes, los herederos siempre eran los más prósperos, el Emperador Hong Zheng debe
estar muy satisfecho con esto.
—La ceremonia Feng Hou* no puede ser demasiado grandiosa, cuando regreses, díselo al cuñado—.
Jing Chen está a cargo del Ministerio de Ritos, y la ceremonia Feng Hou naturalmente sería organizada
por él. Ahora que Jing Shao está en pleno apogeo, y todavía está en guerra, no sería bueno que el
evento sea demasiado llamativo.
Jing Shao asintió. Aunque deseaba celebrar una ceremonia en la que se pueda ver la belleza de su
Wang Fei, a Jun Qing no le gustaría eso, y la simplicidad lo haría sentir más satisfecho.
—Esta generación del Rey de Huainan, acaba de asumir el mando ante Su Majestad, pero no lo he
visto antes—. Jing Chen escuchó el relato de su hermano y después de pensarlo profundamente, dijo: —
Es un asunto de gran importancia. Aún debes tener cuidado. Para el próximo año, tengo un recado por
parte de mi padre. Debo ir a Jiangnan para conocerlo en persona.
Jing Shao asintió con su cabeza. Sería mejor que su hermano se reuniera con el Rey de Huainan. Gu
Huaqing podría no creer por completo las palabras que le dijera Jing Shao, por lo que su hermano le
dijo que la garantía otorgada por el Emperador era más confiable que su palabra como Cheng Wang.
Los dos hermanos hablaron hasta la hora del almuerzo, y Jing Shao se dio cuenta que su hermano no
había ido al Ministerio de Ritos hoy.
—Con tantos funcionarios en el Ministerio para las ceremonias, no tengo que hacer todo yo—. Jing
Chen tomó un sorbo de su té lentamente. Supuso que Jing Shao vendría a su Palacio hoy, así que dejó
todo listo el día anterior.
Hasta que se sentaron en la mesa, Jing Shao todavía estaba sorprendido de que su consciente
hermano haya podido pescar* y escapar de su trabajo.
Wang Ye pensaba en contarle las buenas noticias a su Wang Fei, así que se despidió después del
almuerzo y montó a Xiao Hei para ir directamente a la Residencia del Marqués del Norte.
Mu Hanzhang miró a su padre, quien estaba bebiendo copa tras copa y no pudo evitar fruncir su
ceño: —¿Qué le pasa a mi padre?
Mu Jing tomó su copa de vino, miró a su segundo hijo, que estaba junto a él, suspiró y continuó
bebiendo.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Feng Hou*: 封侯礼, es la ceremonia en la que se nombra a una persona en Marqués. Ser convertido
en Marqués significa ser nombrado caballero, y ser un funcionario de alto cargo de inmediato.
Pescar*: 摸魚, significa holgazanear en el trabajo o tomarse su trabajo a la ligera.
73: Noticias Parte Dos

—Hanzhang, no culpes a tu padre, hay diferencias al ser un hijo legítimo, así que por la paz de la
familia, algunas cosas también deben ser el último recurso—. El Marqués del Norte se sintió angustiado
e inevitablemente bebió más.
—¿Por qué el padre dice eso? ¿Cómo puede este hijo tener resentimiento contra su padre?—. Mu
Hanzhang agregó vino a su copa. Era su padre, y él, su hijo. Incluso si el padre solo quiere su propia
vida, Jun Qing no podía resentirse con él. Además, su padre ya es muy bueno con él.
El hijo de una concubina no puede heredar el título familiar, esta era una regla desde la antigüedad.
Cuando el Primer Emperador vivía, murió el hijo principal del tío Shou Chang, él no tenía hermanos
directos, por lo que pidió convertir al hijo mayor de su concubina en el hijo principal. El Primer
Emperador no le dijo nada, y se apoderó directamente del título de su Residencia. La herencia de tener
un título, en última instancia, dependía de la gracia del cielo. Así que si el Emperador no estaba
contento, incluso si el hijo de su propia esposa pidiera su título, este se apoderaría de ese título. Por lo
que incluso si Mu Hanzhang fuera excelente, el Marqués del Norte no podía correr ese riesgo.
Mu Hanzhang sabía que para su padre, mantener el título dejado por sus antepasados era lo más
importante. Solo con ese título podía hacer que su familia pudiera sobrevivir, por lo que el pequeño hijo
de una concubina parecía ser insignificante para él.
¿Cómo puede haber padres que no amen a sus hijos en el mundo? Cuando su padre le enseñó
puntería, él le dijo que para que pudiera conseguir un título de Laozi*, ¡Hanzhang debía ser ambicioso
y así podía ganar ese título cuando sea mayor!
—Oye, eres demasiado amable—. El Marqués del Norte bebió con sus ojos ya rojizos, mirándolo
mientras sacudía su cabeza.
Mu Hanzhang frunció su ceño, rara vez veía a su padre tan deprimido. ¿Podría ser que Mu Lingbao
estaba demasiado enfermo? Y así le preguntó tentativamente: —¿Por qué mi padre no fue a la Corte
hoy?
—Siempre pienso en protegerme, pero al final todavía me encuentro en un callejón sin salida—. Se
dijo así mismo el Marqués del Norte: —Regresa y dile al Príncipe que no puedo hacer nada.
Al escuchar esto, Mu Hanzhang de repente no pudo quedarse quieto. Había resultado que su padre le
estuvo hablando lo anterior durante mucho tiempo para que no se resintiera con él por Jing Shao,
¡entonces debía de haber alguna trampa en la Corte hoy!
Se fue con prisa, y justo cuando acababa de salir de aquella puerta llena de flores colgantes, se topó
con una persona que también estaba por entrar con rapidez, así que Mu Hanzhang fue golpeado y se
tambaleó. Pero esa persona en lugar de disculparse, extendió su mano, le rodeó su cintura y le pellizcó
en secreto: —Belleza, ¿a dónde vas con tanta prisa?
El rostro de Mu Hanzhang de repente se tornó rojizo, miró hacia arriba y enfrentó a la cara
aparentemente fría de Jing Shao. Y al ver su apariencia, no parecía haber sido agraviado; sin embargo,
aunque se sentía aliviado, no pudo evitar poner sus ojos en blanco.
—Este Príncipe Imperial también ha estado en la Residencia del Marqués del Norte anteriormente,
¿cómo es que no había visto a una persona tan hermosa? De ninguna manera puede ser así, no, ¡te
llevaré de vuelta a mi Palacio hoy mismo!—. Le dijo Jing Shao así, de esta manera, colocando a la
persona en sus brazos, y siguió riéndose, mientras fingía: —Belleza, no pongas los ojos en blanco, este
Príncipe Imperial ha renunciado a su concubina hoy, y no dejará ir tu blanca cabeza, lo declara hoy...
Mu Hanzhang cubrió su boca apresuradamente y miró a su alrededor, Yun Zhu ya había estado
tirando sigilosamente de la correa para conducir el carruaje.
Jing Shao estiró su lengua y lamió suavemente la dulce palma ajena. Y al verlo alejarse tímidamente,
no pudo evitar besar su mejilla con una sonrisa.
Mu Hanzhang luchó hacia abajo y enderezó el dobladillo arrugado de su ropa: —¿Por qué estás tan
feliz?
—¡Porque me voy a casar con el Marqués y seré su concubina imperial pronto!—. Sonrió Jing Shao.
Mu Hanzhang frunció su ceño, y de repente levantó su cabeza para mirar a Jing Shao, "ser la
concubina imperial del Marqués", ¿qué significa eso? ¿Acaso Jing Shao sabía que la vida de Mu Lingbao
no duraría mucho? De un momento a otro recordó, en ese entonces, Wang Ye había estado pensando en
regresar para hacer algo grande en el Año Nuevo, y luego dijo que no podría llegar a tiempo y dejaría
que otros lo hicieran, podría ser... Sin una palabra más, tiró de él y salió.
Jing Shao no entendía, pensó que su Wang Fei estaba avergonzado y que quería llevárselo
rápidamente, así que lo dejó tirar de él, y deliberadamente fue arrastrado hacia atrás. Parecía que
estaba siendo sostenido por un gato que se estaba mostrando reacio a salir a caminar, que se frotaba
contra el suelo y se negaba a irse.
En el camino de regreso, era natural que Yun Zhu condujera solo el carruaje de vuelta, mientras Wang
Ye y Wang Fei viajaran juntos en Xiao Hei.
—El hijo mayor cayó al agua hace unos días—. Mu Hanzhang volvió su cabeza y miró a Jing Shao.
—¿En serio?—. Preguntó Jing Shao con indiferencia y luego dejó ir lo que había escuchado.
—¿Lo sabías?—. Mu Hanzhang entrecerró sus ojos.
—He estado contigo todo el tiempo, ¿cómo podría saberlo?—. Le dijo Jing Shao con franqueza, pero
sonaba como si encubriera algo.
Mu Hanzhang suspiró, entrecerró sus ojos y dijo: —¿Por qué correr tanto riesgo por mí?
—Solo estoy pagando con un diente...—. Dijo Jing Shao con orgullo. De repente, se dio cuenta de que
había tenido una fuga*, y la mitad de su oración se atascó en su garganta, sin atreverse a terminarla.
Bajó su cabeza para ver a su Wang Fei arquear una ceja y se rió entre dientes. El enfurecido Cheng
Wang giró la cabeza de su caballo hacia un callejón y tiró con fiereza a la persona que estaba en sus
brazos para besarlo.
Al final del largo beso, Mu Hanzhang jadeó levemente, y las esquinas de sus ojos ya estaban un poco
rojas. Jing Shao se inclinó hacia adelante con lástima y susurró: —¡A todos aquellos que te lastimaron,
les regresaré todo ello diez veces, cien veces!—. Su voz era suave y baja, pero era más fuerte que un
violento grito.
Mu Hanzhang lo miró fijamente por un momento, luego lentamente acarició su hermoso rostro, que
estaba de perfil: —No me resiento.
Jing Shao volvió su cabeza y besó la palma ajena, sabiendo que tenía miedo que él hubiera hecho
demasiado: —¡No te preocupes, Mu Lingbao no puede morir, sé hasta cuándo medirme!
—Entonces, ¿por qué dices que quieres casarte con el Marqués y ser su concubina?—. Mu Hanzhang
arqueó sus cejas.
—Bueno...—. Jing Shao se inclinó y le mordió una oreja: —Te lo diré esta noche.
Los dos regresaron al palacio peleándose, y el Sr. Yun les dijo que el médico Jiang había venido a
visitarlos.
El médico Jiang era el padre de Jiang Lang. En el momento de la boda, Jing Shao lo llamó
especialmente para que viera las heridas de su Wang Fei. Esta persona siempre había sido reacia a
acercarse demasiado a la familia real y a los nobles, y hoy había tomado la iniciativa de visitarlos, pero,
¿por qué?
Los dos se miraron, Mu Hanzhang le dijo algunas palabras al oído de Jing Shao, este le asintió con
complicidad y los dos fueron juntos al salón principal.
—¡Médico Jiang, confío de que haya estado bien desde la última vez que nos hemos visto!—.
Agradeciendo la cortesía del médico Jiang, Jing Shao lo invitó cortésmente a sentarse.
—Mañana es el Festival de Linternas*, y este servidor ha venido a darles regalos por Año Nuevo—.
El médico Jiang obviamente no era bueno en esto, y sus palabras fueron poco contundentes.
Mu Hanzhang se rió entre dientes y tomó personalmente las cosas que llevaba el médico Jiang: —La
señora de su familia es educada, ¿cómo es posible que la familia Jiang y el Palacio de Cheng Wang sigan
necesitando darse estos corteses obsequios?
El médico Jiang le sonrió con incomodidad. El año pasado, Wang Ye le dijo que iba a ayudar a Jiang
Lang a encontrar un mandado, y fue enviado directamente al ejército de Cheng Wang. Así que a partir
de ese momento, su familia Jiang estaba inevitablemente ligada a Wang Ye. Cuando reaccionó, ya había
pasado mucho tiempo: —Vine aquí hoy, porque quería pedirle algo a Wang Ye.
Mu Hanzhang le entregó a Yun Zhu los regalos del doctor Jiang y le pronunció algunas palabras en
voz baja.
El médico Jiang dijo que la madre de Jiang Lang había tenido recientemente problemas de salud, y
quería pedirle al Príncipe que lo transfiriera de regreso a la capital para que Jiang Lang pudiera servir a
su madre de vez en cuando.
—¿Qué se supone que debo hacer? Es fácil hablar sobre ello—. Dijo Jing Shao con una sonrisa: —Haré
los arreglos para él después del Festival de Linternas, pero es mejor esperar a que llegue su
recompensa. Tal vez si tiene una posición más alta, pueda arreglar un mejor trabajo...
—¡Entonces, gracias Wang Ye!—. Suspiró el médico Jiang.
—Jiang Lang es la mano derecha de Wang Ye. Incluso si es trasladado de regreso a la capital, él nunca
permitirá que la gente lo intimide por ello. Puede estar seguro de eso—. Le dijo Mu Hanzhang
casualmente.
Al escuchar sus palabras, la expresión del médico Jiang simplemente se logró calmar, pero no pudo
evitar tensarse nuevamente. La batalla por ser el príncipe heredero estaba casi sobre la mesa ahora. Él
no quiere participar en ella, pero si las palabras del Wang Fei de Cheng Wang son ciertas, ahora
dondequiera que vaya Jiang Lang, todos sabrán que salió del ejército de Cheng Wang. Una vez que uno
es marcado, es difícil librarse. Pensando en eso, no pudo evitar sentirse un poco deprimido.
Mientras hablaba con certeza, Yun Zhu tomó una caja e ingresó.
—Estos son algunos materiales medicinales raros obtenidos en el Suroeste. No los usaremos si los
dejamos en el Palacio. Así que el médico Jiang los tomará y compensará a su esposa—. Mu Hanzhang le
indicó a Yun Zhu que le pasara la caja.
—Esto...—. El médico Jiang quiso negarse, pero Wang Fei ya había cerrado la conversación y él no
podía decir que no, por lo que tuvo que aceptarlo.
Cuando el médico Jiang recogió la caja, Mu Hanzhang se sentó junto a su Wang Ye y dijo a la ligera: —
Todavía hay un pequeño asunto que quiero preguntarle.
—Wang Fei, por favor dígame—. Tomarle su mano sería corto*, por lo que si él se negara, sería
descortés. Además, dijo que era un pequeño asunto, así que el médico Jiang no podía rechazarlo.
—El hijo mayor de la Residencia del Marqués del Norte ha pedido un médico imperial que lo ha visto
hace unos días. ¿Sabe qué enfermedad tiene?—. Preguntó Mu Hanzhang lentamente. —Escuché que es
muy serio, me temo que...—. Sus palabras posteriores se alargaron mucho hasta dejarle un leve suspiro.
—Wang Fei, no esté demasiado triste—. El médico Jiang suspiró: —"Ese lugar" es débil, me temo que
será difícil que se pueda recuperar de esa congelación, e incluso el médico imperial está perdido.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[El autor tiene algo que decir]
Mini teatro:
Xiao Shao: Está mal engañar a un simple médico imperial -lo mira con seriedad-
Jun Qing: ¿He dicho algo?
Xiao Hei: ¿¿¿???
[Nota de la traductora]
Laozi*: 老子, es el cargo para un filósofo chino, un pensador, alguien con gran inteligencia.
Había tenido una fuga*: 说漏嘴, significa que no prestó atención y dijo algo que no debería haber
dicho, es decir tener un desliz al hablar.
Festival de Linternas*: 元宵節, es el evento final del Festival de la Primavera, se da el 15 del primer
mes del calendario lunar.
Tomar su mano sería corto*: Viene del refrán: 拿人手短,吃人嘴軟。"Si tomas una mano corta,
puedes comer de la boca de alguien suavemente". Significa que si tomas algo de otra persona, es
normal que te dé vergüenza rechazar la petición del otro.
74: Concubina

Los médicos imperiales siempre han sido estrictos con la información que dan, pero eso es solo con el
mundo exterior. En el caso de las visitas domiciliarias, cualquier asunto importante debe ser informado
al Emperador. Por lo tanto, el médico Jiang sintió que no era sorprendente que los miembros de la
familia real supieran sobre esto, por lo que se los dijo.
Mu Hanzhang miró a Jing Shao con asombro. La otra parte lo vio con una mirada de "no lo sé", y
luego cuidadosamente le hizo al médico Jiang algunas preguntas más. No fue hasta que le escuchó decir
que "traer niños será difícil" o que "para las relaciones sexuales será impotente", que realmente se dio
cuenta de que "partes" de Mu Lingbao se habían congelado.
Se despidió del médico Jiang. Y cuando Jing Shao regresó, vio a su Wang Fei todavía sentado en la
misma posición, frunciendo su ceño y pensando, acariciando inconscientemente el apoyabrazos de la
silla con sus suaves dedos.
—¿En qué estás pensando?—. Jing Shao no pudo evitar sentir una picazón en su corazón, y sostuvo
esa mano que actuaba frenética, para colocarla en su palma: —Puedes abrazarme cuando pienses sobre
el futuro—. El pensar en su propio Wang Fei abrazándolo inconscientemente, y atrapando a su pequeño
Shao, jeje...
Mu Hanzhang lo miró y sacudió su cabeza con impotencia: —Tu sonrisa te delata.
—Jeje—. Jing Shao se tocó su nariz, lo empujó suavemente para sentarse en la misma silla que su
Wang Fei, pero ese asiento tenía reposabrazos, y los dos grandes hombres no podían caber en absoluto.
Mu Hanzhang se levantó impotente, pero fue atraído a los brazos de Jing Shao y fue llevado a su regazo
como le plació.
Los dos se acostumbraron a sentarse así en el campamento, y Mu Hanzhang se movió un poco, pero
luego dejó de luchar.
—Puede que mi madre esté embarazada—. Mu Hanzhang realmente tomó la mano de Jing Shao para
jugar con ella. La mano era muy larga, bien anudada, generosa y poderosa, y se unió con los finos callos
en las palmas y las yemas de los dedos de Wang Ye, los cuales estaban desgastados por sostener armas
durante todo el año.
—¿En serio?—. Jing Shao se sorprendió mucho esa vez. Su suegra está por sus treintas, ¿verdad? ¿Y
todavía puede estar embarazada?: —Eso es bueno, ¿ya ha visto al médico?
Mu Hanzhang negó con su cabeza: —Ahora que la Residencia está sumida en el caos, y ahora mucho
más por el hijo mayor... Eres tan cruel que incluso lo lastimaste.
A Jing Shao le hizo cosquillas con su dedo en la palma, y no se atrevió a hacer ningún sonido. Por
temor a que no lo tocara, lentamente lo regresó a su agarre: —No es malo para mí. Cuando encontraron
a Mu Lingbao, el joven se estaba alejando de un burdel. ¿Acaso los matones como él recordarían usar
pantalones?
Mu Hanzhang suspiró: —Quiero traer a mi madre a nuestra casa algún día y buscar un médico para
que le eche un vistazo.
—Está bien—. Dijo Jing Shao felizmente con su oración: —Nuestra casa—. Dijo con un tono
conmovedor. —Solo trae a mi suegra y cría a su bebé aquí. No nos iremos de la capital hasta dentro de
un año y medio.
—¿Cómo puedo hacer eso?—. Mu Hanzhang lo miró con una sonrisa: —Padre todavía está allí, así que
no hay razón para traer a una madre a la casa de un hombre casado para mantenerla.
—Mañana es el Festival de Linternas, no hay razón para que salgamos, y todavía tenemos que ir al
Palacio en la noche, o el día 16 del primer mes lunar, deja que el médico Jiang la vea.
Mu Hanzhang frunció su ceño, estaba pensando en buscar un médico en la capital para evitar las
noticias, pero al pensarlo, la invitación de Cheng Wang a un médico en la ciudad sin ninguna razón
aparente, definitivamente despertaría las sospechas de la gente. Además, el médico del Palacio de
Cheng Wang estaba enfocado en los asuntos de la familia real. Y por lo tanto su médico imperial no
tenía permitido hablar, así que asintió y aceptó su idea.
Jing Shao apoyó la barbilla en el hombro de la persona en sus brazos y la movió suavemente. Los dos
se quedaron sin palabras por un rato, cada uno planeando sobre el futuro, y así el sol del atardecer
entró, tranquilo y pacífico.
—¡Wang Ye! ¡Wang Ye! ¡Malditos perros, salgan de mi camino, quiero ver a Wang Ye!—. De repente un
grito áspero cortó la cálida atmósfera.
Mu Hanzhang se bajó del regazo de Jing Shao, se puso de pie, se ajustó su ropa y volvió los ojos hacia
Jing Shao, quien tenía una expresión sombría: —¿Pasó algo?
Jing Shao se puso de pie y pidió a los guardias que llevaran a Song Lingxin al Pabellón Tingfeng.
También se levantó para salir y le dijo a su Wang Fei: —Ve a tomar una siesta en el Lado Este, iré a
acompañarte después de que me ocupe de este asunto.
Mu Hanzhang no estuvo de acuerdo con él y luego salió: —Yo me encargo del interior de la casa.
—No puedo encargarme de este asunto—. Jing Shao se burló. —Cuando tú crees que ella está
causando problemas; gracias a su padre casi me matan hoy en la Corte.
Los dos fueron juntos al estudio del Pabellón Tingfeng, Song Lingxin vio a Jing Shao y corrió, pero fue
esquivada por un destello y cayó duramente.
—Wang Ye, mi padre fue obligado! ¡Esto realmente no tiene nada que ver con esta concubina!—. Song
Lingxin simplemente se arrodilló en el suelo, tirando de la túnica de Jing Shao mientras lloraba.
Jing Shao miró fríamente a la mujer que estaba a sus pies: —¿No es de tu incumbencia? Entonces,
¿por qué no dices nada más, y solo sacas a Wang Fei para crear un problema?
—¿Cómo puedo entender los asuntos de la corte?—. Gritó Song Lingxin con voz nasal entre lágrimas.
Mu Hanzhang frunció su ceño y adivinó aproximadamente lo que estaba pasando. No sabía lo que
acababa de pasar en la corte, pero Song Lingxin sí lo sabía claramente y reaccionó muy rápido.
Mantener a una persona así en el Palacio causaría problemas tarde o temprano. Mirando a Jing Shao,
los ojos de esa persona al mirarla demostraban repugnancia. Hoy dijo que se presentaría para lidiar con
eso, presumiblemente decidió renunciar a Song Lingxin y a su padre. En su propio corazón,
naturalmente esperaba que Jing Shao no tuviera ninguna concubina, pero si la Señorita Song se
retiraba hoy, solo le quedaría una esposa oficial en el Palacio y no habría más concubinas en la casa.
Jing Shao se sacudió sus mangas y se quitó su túnica, se volvió, y se dirigió a su escritorio para
escribir una carta de divorcio.
—¡Wang Ye!—. Song Lingxin miró las escrituras por un tiempo y gritó de repente: —Príncipe, mi
padre también lo está haciendo bien. Él es un maestro por sus altos méritos, por lo que puede hallar
una manera para usted evite ser el centro de atención—. Ella se divorció como concubina y su padre
volvió a ofender a Cheng Wang. ¡Cómo puede vivir en el futuro!
—Al Palacio de Cheng Wang no le importa la comida de adentro ni afuera*—. Jing Shao la miró
con frialdad. No le había gustado esa mujer desde el principio en cuanto entró al Palacio. E incluso en
su vida anterior, no tenía sentimientos hacia ella, pero era solo para que él pueda ganarse a Song An.
Ahora, una incompetente persona como Song An solo sería un obstáculo si no lo puede ayudar. Hoy
había hablado con su hermano para derribar a Song An lo antes posible, y esta mujer, naturalmente, no
podría quedarse.
—Wang Ye, ¿cuánto hizo esta concubina por este Palacio? ¡Despediste a todas las concubinas por esta
perra!—. El corazón de Song Lingxin latía, señalando a Mu Hanzhang y maldiciendo: —Perra, un
hombre grande haciendo algunos trucos sucios, ¡avergüenzas a todos los eruditos! ¡Perra!
Una bofetada clara y fuerte cayó en la cara de Song Lingxin, cuando estaba gritando, luego se dio la
vuelta y descubrió que era de la doncella que estaba al lado de Wang Fei.
—¡Perra, te atreves a pegarme!—. Song Lingxin ya estaba casi loca, y había perdido su
comportamiento frente a todos hace mucho tiempo, su boca solo repetía que era una perra, y así
levantó una mano para golpear a Ge Ruoyi.
Ge Ruoyi agarró la muñeca de Song Lingxin, la giró hacia detrás de ella con un hábil revés y le dijo
una palabra a la vez: —Cuando la concubina insulta a la Esposa Oficial, ¡eso equivale a veinte
bofetadas!
Mirando al enredo frente a él, Mu Hanzhang sacudió su cabeza y le dijo a Duo Fu que estaba a un
lado: —Duo Fu, haz un inventario claro de su dote matrimonial y dale otros mil taels de plata.
Al escuchar esto, Song Lingxin de repente se calmó, dejó de luchar y llorar, se detuvo por un
momento y dijo: —Gracias Wang Fei.
Al verla hacer esto, Ge Ruoyi soltó la mano que la sujetaba. Y de repente, Song Lingxin sacó una daga
de su cintura y corrió hacia Mu Hanzhang.
—¡Jun Qing!—. Jing Shao se sorprendió, todavía estaba de pie detrás del escritorio escribiendo, pero
de repente saltó sobre la mesa.
Con un sonido claro, la daga fue detenida por otra espada. Al mismo tiempo, Jing Shao le dio una
patada a la loca, que la llevó hasta el umbral.
—Estás bien—. Jing Shao rápidamente tomó a su Wang Fei para revisarlo.
Mu Hanzhang sacudió su cabeza y retiró la espada Hanzhang de su vaina.
Jing Shao miró a Song Lingxin, quien estaba arrastrándose hacia la puerta y una intención asesina
brotó en él, entonces le dijo a Duo Fu: —De acuerdo a esto la concubina ha querido matar a la esposa
Duo Fu miró a la mujer en el suelo, arrugó su cara y respondió: —Si la concubina ha querido herir a la
esposa, incluso si no lo ha llegado a lastimar, según la ley de Dachen, debe ir a la cárcel.
Sin prestar más atención a esto, Jing Shao regresó al Lado Este con su "impactado" Wang Fei.
Mu Hanzhang estaba pensando, por lo que no se resistió mucho. Así que le permitió abrazarlo por
todo el camino. Y cuando pudo reaccionar, descubrió que había llegado a la gran cama del Lado Este y
que había alguien que presionaba su cuerpo.
—¿En qué estás pensando? ¿Tienes miedo?—. Jing Shao se inclinó hacia él y besó sus cejas.
—¿Cómo puede ser?—. Se rió Mu Hanzhang, y de repente miró los oscuros ojos de Jing Shao, y un
rastro de melancolía apareció en sus ojos. —La señorita Song se ha ido, ya no habrá más concubinas en
este Palacio, y todavía no tienes hijos. Si es así...
—¿Y qué si es así?—. Jing Shao se puso de pie y lo miró, los ojos de Jun Qing estaban nublados y
sombríos, y dijo: —Si el Padre Emperador insiste en darte una concubina, ¿qué harás?—. Mu Hanzhang
lo miró con calma, originalmente no había nada de malo si Jing Shao se casara con una o dos
concubinas como decoración, pero cuando pensó que Wang Ye aceptaría a otras mujeres, se sintió
triste.
—¿Qué quieres que haga?—. Jing Shao todavía le devolvió la pregunta. Habían estado en
entendimiento mutuo durante mucho tiempo. Si Jun Qing se atrevía a decir una palabra para
persuadirlo a tomar una concubina, ¡su Wang Fei no podría levantarse de la cama por tres días!
—No tienes permitido tomar una concubina...—. Mu Hanzhang bajó sus ojos y susurró.
—¿De qué estás hablando?—. Jing Shao se acercó a sus labios, y la curvatura de su boca se hizo más y
más ancha.
—No tienes permitido tomar una concubina...—. Seguía siendo una pequeña voz, pero ahora era más
firme, Mu Hanzhang frunció sus labios, sus delgadas pestañas temblaban ligeramente, como una
pequeña bestia intimidada.
Jing Shao miró a la persona debajo de él, y su corazón de repente se ablandó creando un charco de
agua de manantial. Siempre que crea que esa persona ya le gusta mucho, encontrará lugares más
adorables, para que así le guste más cada día, hasta que ese amor se haga más y más profundo, y nunca
se pueda librar él.
Y así se inclinó hacia él, besó levemente aquellas temblorosas pestañas y le susurró al oído: —Dilo de
nuevo, más alto, y te lo prometeré.
¡Resulta que esta persona lo acababa de escuchar claramente y deliberadamente se estaba burlando
de él! Mu Hanzhang frunció sus labios, empujó al hombre lejos de él y se sentó: —Si tomas a una
concubina, no me vuelvas a tocar.
Jing Shao tiró a la persona hacia atrás, lo abrazó hasta la cama y rodó junto a él para decirle después
con una sonrisa: —No te preocupes, mi padre no me unirá a otras personas.
Mu Hanzhang frunció su ceño: —¿Por qué dices eso?
—¡Solo dame un beso y te lo diré!—. Jing Shao volvió a darle la vuelta y deslizó una mano por la
túnica de la persona debajo de él.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
No le importa la comida de adentro ni afuera*: La frase más bien significa que él no actúa a
espaldas de todos mientras se beneficia de alguien.
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75: Banquete familiar



Mu Hanzhang no se dejaría engañar por él. Así que entrecerró sus ojos y pensó por un momento: —Incluso si no me lo dices, igual lo sé.
—¿Qué?—. Jing Shao miró la sonrisa en sus ojos, Jun Qing estaba actuando como un gato que ha hecho cosas malas, lo que le hizo sentir más picazón en su corazón.
—Debes haberle dicho a tu padre que eres "impotente", y que sería una pena volverte a casar con una concubina—. Le susurró Mu Hanzhang en su oído.
—...—. Jing Shao se quedó en blanco por un momento, entrecerrando sus ojos peligrosamente: —¿Sospechas eso de mí?
—Solo estoy adivinando... Ah...—. Antes de que Mu Hanzhang terminara de hablar, su ropa se abrió bruscamente, y un poco de calidez se adhirió de repente a su
pecho, y después del agudo dolor, hubo un placer indescriptible que lo obligó a gemir.
La pequeña cosa lamentable en la boca de Jing Shao se presionó, y luego aquellas manos que batallaban fueron llevadas contra la parte superior de la cabeza: —¿Este
Príncipe Imperial es "incapaz"? puedes verificarlo tú ahora mismo.
—No crees problemas, tengo que ir a ver al hermano mayor Zhou en la tarde, hmmm...—. Mu Hanzhang no pudo evitar querer retroceder cuando vio venir a Jing
Shao, pero la persona que estaba sobre él obviamente no tenía la intención de dejarlo ir.
Independientemente del hecho de que su Wang Fei haya admitido que él podía ser "capaz", Jing Shao persistentemente quería demostrarle su habilidad, por lo que se
perdió una buena siesta.
—Hmmm... Lento... Más lento... Ah...—. Mu Hanzhang apretó la almohada con fuerza, empujó su cuello hacia atrás por el movimiento continuo y rápido hacia su
cuerpo. Las delgadas piernas en la cintura de Jing Shao temblaron ligeramente de forma incontrolable.
Jing Shao bajó lentamente, luego subió un poco, y besó a aquellos labios que estaban ligeramente abiertos, para después dejar que la persona debajo de él pudiera
respirar. Después se retiró lentamente de la entrada ajena, y de repente ingresó de nuevo.
Mu Hanzhang agarró la sábana y su cuerpo se retorcía cada vez que la persona que estaba encima de él repetía ese movimiento, la sensación era tan fuerte que no
podía gritar en absoluto. Esto se repitió diez o más veces, y el rápido ataque comenzó otra vez.
Alternando entre rápido y lento de esta manera, estaban tan cerca que podía ver las lágrimas que habían en esos hermosos ojos.
La persona en sus brazos todavía estaba temblando, así que Jing Shao besó las claras lágrimas que se derramaban en ese último momento y acarició el cabello de la
parte superior de esa persona una y otra vez. Los dos estaban inmersos en el maravilloso sabor del momento, y les tomó mucho tiempo volver a sus sentidos.
—¿Qué te parece? ¿Ahora sabes que soy genial?—. Jing Shao sonrió y mordió esa hermosa clavícula.
Mu Hanzhang lo miró con irritación y no tenía la intención de responderle. En ese momento, sin importar lo que dijera, Jing Shao lo usaría como una excusa para
volvérselo a hacer.
Realmente no había disuasión para aquella mirada enrojecida en el rabillo de sus ojos. Así, Jing Shao sonrió triunfalmente y se alejó lentamente.
—Bien...—. Mu Hanzhang frunció su ceño y suspiró. —¿Qué diablos está pasando? ¿Puedes decírmelo ahora?
Jing Shao se acostó de lado y sonrió al poner a la otra persona en sus brazos: —Mira, está bien ser obediente y haberme besado desde el principio. Pero tengo que
trabajar muy duro—. Al hablar, extendió su mano y palmeó el suave trasero.
Mu Hanzhang se sonrojó cuando fue palmeado, así que pellizcó la mano de Wang Ye, tiró de la colcha, se dio la vuelta y lo ignoró.
Jing Shao se inclinó y abrazó a la persona por detrás, temiendo realmente molestar a su Wang Fei para terminar durmiendo con Xiao Huang esa noche, así que
sinceramente le dejó hablar: —Está bien, no voy a molestarte—. Enterró la nariz en sus brazos. A su vez, entre el cuello del hombre encerrado por él, respiró con avidez
su leve fragancia que estaba mezclada con sudor, y dijo sin cuidado lo que había sucedido antes en el pasillo.
—¿Quieres decir que quieren darme un título de Marqués?—. Le dijo Mu Hanzhang lentamente, sorprendido por un momento.
—Sí, el título aún no se ha decidido. Dejaré que mi hermano elija el día que más te convenga, ¡pero debe ser más prestigioso que el de Marqués del Norte!—. Le dijo
Jing Shao triunfalmente.
Pasar por la ceremonia Feng Hou significaba que será elegido para ingresar a la Corte Imperial en el futuro. Significa que su talento ha sido reconocido. También que
tiene derecho a llevar a su madre al Palacio en el momento que sea una anciana cuando su padre se haya ido... Al casarse con Cheng Wang, no podía intentarlo. Pensó
que toda su vida sería así. En el futuro, los libros de historia solo mencionarían que fue un "Wang Fei" unido a otro, ¡pero no esperaba que hubiera tal cambio!
Aunque Mu Hanzhang ya no estaba obsesionado con los exámenes imperiales desde que cambió de opinión con respecto a Jing Shao, como hombre, ¿quién no quiere
contribuciones y permanecer en la historia?
Jing Shao habló durante mucho tiempo y descubrió que la persona en sus brazos no le había respondido, por lo que lo agarró del hombro para mirarlo, solo para ver a
su Wang Fei con la mitad de su rostro enterrado en la almohada y sonriendo en secreto.
Al ver a Jun Qing así, Jing Shao no pudo evitar levantar las comisuras de su boca con él, pero gradualmente sintió un dolor en su corazón. Su Jun Qing era un talento
que merecía respeto y adoración, pero sus alas se rompieron varias veces. Originalmente quería molestarlo de nuevo, pero este dolor aumentó, así que su calor
abrasador disminuyó y abrazó aún más a la otra persona: —Cuando se sepa tu título, haré que alguien cambie la puerta y escriba "Palacio de Cheng Wang y XX".
—Bien...—. Le respondió Mu Hanzhang.
—Oh, también quitaré el Lado Oeste y se construirá un jardín para la vista. En el futuro, Xiao Huang tendrá también un lugar para que pueda cazar—. Jing Shao tomó
las manos de la persona a su lado y separó a un brillante dedo, mientras calculaba los cambios que haría.
Mu Hanzhang arqueó las cejas. ¿No debería cambiarse al Lado Oeste por el Patio que pertenece al Marqués? No importa lo mal que esté, se debería cambiar por una
habitación de invitados. ¿Cómo se puede volver un jardín? Pero Jing Shao estaba tan feliz que no trató de negarse.
En el decimoquinto día del primer mes lunar, llega el Festival de Linternas.
No hay necesidad de ir a la corte en ese día. Así que Jing Shao durmió abrazando a su Wang Fei durante tres varillas de incienso*, hasta que Xiao Huang, quien se
había colado junto a ellos, se despertó.
—¡Miau!—. Xiao Huang se paró junto a la cama, inclinó su cabeza y miró a las dos personas que estaban en la cama durante un rato, luego se puso de cuclillas
lentamente y saltó sobre ellos.
Saltando a la amplia cama, el pequeño tigre inclinó la cabeza, se apoyó en la mejilla de Mu Hanzhang y se acarició su cabeza, luego cayó sobre el pecho de Jing Shao.
—Realmente no se detiene ni por un momento—. Jing Shao se sentó y empujó al tigre lejos de él. —Mi hermano puede ir a Jiangnan el próximo mes. Luego llevará a
Xiao Huang al Jardín Infantil y lo criará con Gu Huaiqing.
Mu Hanzhang también se sentó, y apretó las redondas orejas del pequeño tigre, Xiao Huang sacudió su cabeza, luego se acostó sobre su espalda y Jun Qing le susurró:
—Pero si no está por un año y medio, definitivamente no me reconocerá—. En los últimos seis meses, Mu Hanzhang se había acostumbrado a tener a su lado al pequeño
tigre todos los días, por lo que se mostró reacio a dárselo al Rey de Huainan.
—Hablaré de ello de manera informal con él—. Al ver la mirada desconcertada de su Wang Fei, Jing Shao inmediatamente cedió a él, y rápidamente cambió sus
palabras.
Se refrescaron pulcramente, y como había un banquete en el Palacio en el anochecer, aprovecharon este tiempo para ir al Restaurante Hui Wei.
—Algo se retrasó ayer—. Explicó Jing Shao casualmente. —Pero no tengo que ir a la corte hoy. ¿No llegó Xiao Yuan a ayudarlo?
Hoy es el Festival de Linternas en la capital, y el negocio del restaurante seguramente será muy bueno. En este momento, los invitados al almuerzo aún no habían
comenzado a tomar asiento. El dueño Zhou, vestido de un color rosa brillante, trajo una canasta y acomodó una linterna en el vestíbulo: —Es raro para él tomarse un día
libre, así que lo dejé dormir más tiempo en nuestra casa—. Zhou Jin sonrió y le pidió a Xiao Er que les sirviera un plato de yuanxiao*.
—Escuché que el Conde Yong Chang dejó caer un juego de tazas ayer después de regresar a casa. Y la Sra. Yong Chang le dijo que irían a visitar a la Emperatriz para
razonar—. Zhou Jin sonrió y dijo los chismes que escuchó el día anterior.
Mu Hanzhang tomó un bocado de una bola de masa de arroz pegajoso: —Definitivamente no entrará al Palacio hoy. Habrá un banquete en el palacio por la noche.
—Já, la dama de la familia del Conde Yong Chang es "notoriamente implacable". El Príncipe Imperial golpeó al Conde Yong Chang, temiendo que su esposa lo delatara
durante medio año—. Zhou Jin sacudió su cabeza. Claramente si no podía entrar al Palacio hoy, definitivamente iría mañana, o iría todos los días.
A Jing Shao no le importaban las tormentas que pudiera hacer una mujer.
Mu Hanzhang tomó el asunto y no dijo mucho. Luego, le dio a Zhou Jin un par de pixiu* de jade traídos del Sureste y le deseó mucha fortuna en el futuro. Los dos
pixiu son del tamaño de un huevo, se usan alrededor de la cintura y sus colores son profundos y hermosos.
Zhou Jin los recogió felizmente y de vuelta les dio a ellos un tarro de huevos salados de pato.
El banquete nocturno del Palacio se celebró en el decimoquinto día del primer lunar. Era un banquete familiar, y no era tan grandioso como el del primer día del
primer mes lunar. Además, solo pueden participar los parientes directos dentro de dos generaciones de la familia real.
La Emperatriz estaba sentada en una posición alta, vestida con brillantes túnicas de fénix, con un aspecto acorde a la nobleza, miraba fríamente al marido y mujer que
iban de la mano, la familia femenina debería haber estado sentada a la derecha, pero Mu Hanzhang era un hombre, así que se sentó en la segunda mesa de la izquierda
con Jing Shao. La primera mesa era para Rui Wang Jing Chen, quien ya estaba sentado.
Tres hombres vestidos con ropas chinas estaban sentados juntos y su esquina de repente se animó, aunque los tres rara vez hablaban, parecía que había mucha gente.
Por otro lado, en la tercera mesa, el Cuarto Príncipe Jing Yu se sentó solo, sin hablar, y parecía muy apagado.
Luego, un par de cejas de hojas de sauce se retorcieron gradualmente y eran aquellas que dejaron que Cheng Wang se casara con una esposa masculina, y las de
quien a su vez, originalmente tenía la intención de hacer que sus hermanos se pelearan entre sí, pero en lugar de resentirse con su hermano mayor, por el contrario,
Jing Shao lo quería mucho y su Wang Fei ahora va a ser un Marqués, ¡esto de repente agrega a dos ayudantes para Jing Chen!
Al comienzo del banquete del Palacio, el Emperador Hong Zheng se sentó en la posición superior para beber y vio la expresión de la Emperatriz, quien miraba a todos.
Y no pudo evitar reír en su corazón. Después de tantos años, todavía ella no podía bajar a la mesa. Y así pensó en la digna y virtuosa Emperatriz Yuan, quien cada año en
el banquete del Palacio del Festival de Linternas cocinaba una olla de yuanxiao, de modo que todos los hermanos se podían sentar en la mesa y compartir la comida uno
por uno. Jing Shao en ese entonces era muy travieso y comía solo un plato. Por lo que la Emperatriz Yuan no prepararía mucho para él, entonces Jing Chen empujaría su
plato para que su hermano comiera. Así que el Emperador ahora al mirar el frío banquete del palacio, de repente no pudo evitar suspirar.
Por la noche, como de costumbre, ese decimoquinto él se alojaría con su Emperatriz en el Palacio, así que el Emperador Hong Zheng bebió dos vasos más, y quiso
bañarse para dormir tranquilamente después de que entrara al Palacio Fengyi.
Posteriormente, personalmente ella le sirvió al Emperador para que se cambiara su ropa. Dudó y le dijo: —Emperador, esta persona sabe que no deberían decir mucho
sobre la corte, pero Jing Shao todavía no tiene herederos. Si su Wang Fei se convierte en Marqués, en el futuro, ya no podrá tener más concubinas, Qué bueno sería si
tuviera hijos legítimos o al menos ilegítimos.
El Emperador Hong Zheng no necesitó mirarla para saber cuál era la expresión de la Emperatriz. Y así bloqueó su mano que tenía largas uñas y desabrochó el botón
con diseño de dragón cerca de su cuello: —Al propio Jing Shao no le gustan las mujeres. Es inútil si llenas su patio de concubinas—. Había muchas concubinas en el
Palacio antes, y él no ha visto a ningún hijo allí.
—En ese momento, todavía era joven. ¿Crees que Jing Yu, quién ha estado casado durante medio año, todavía no hay ningún movimiento?—. Luego consideró sus
palabras. —Es más, ningún Wang Fei ha sido consagrado en esta dinastía. Si quiere ser caballero en la dinastía en el futuro...
—¡Ya está bien!—. El Emperador Hong Zheng solo sintió como si una mosca estuviera zumbando en su cabeza e interrumpió a la Emperatriz con impaciencia. —No
puedo escucharte. Tengo mis propias opiniones sobre los asuntos de la Corte Imperial, y no necesito que me digas algo.
—¡Emperador, perdóneme!—. Después de eso, le dijo apresuradamente. —Esta servidora...
—¿No te gusta que Wang Fei sea un Marqués?—. El Emperador Hong Zheng se quitó su camisa y después la arrojó a la cara de la Emperatriz. —¡Si no fuera por tu
hijo, no estaría tan molesto como para querer darle un título a Wang Fei!
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[Nota de la traductora]
Tres varillas de incienso*: tres varillas de incienso equivalen a 45 minutos, porque cada varilla de incienso equivale a 15 minutos.
Yuanxiao*: Es un plato que se da para el Festival de Linternas, consiste en bolas de masa de arroz pegajoso.
76: Esposa Secundaria

—Emperador, Emperador...—. Después de escuchar esto, ella se quedó estupefacta. Y se cuestionó qué
decir en el momento, ¿ella adivinó que su santa intención no era correcta? ¿Qué pasó con el Emperador
antes de que suspirara por la victoria? Aún estaba un poco cuerda, así que sabiendo esto, era imposible
preguntarle al Emperador.
El Emperador Hong Zheng la miró, la última vez que en el Ministerio de Hacienda se supo el asunto
sobre el dinero destinado para el ejército, esto tuvo muchas implicaciones, aunque al final no se
investigó por completo, todas las pruebas fueron vagamente dirigidas al Cuarto Príncipe. Desde que
había castigado a esos funcionarios, la Emperatriz y Jing Yu parecían estar mucho más ansiosos que
antes. En el pasado, mencionar a Jing Shao era todo un elogio y exhortación, pero ahora la difamación
era cada vez más obvia.
Luego, se recuperó y echó un vistazo a la expresión del Emperador, y no pudo evitar reírse, luego
rápidamente cambió sus palabras: —Es esta servidora la que está confundida—. Se puso en cuclillas e
hizo una gran reverencia.
El Emperador Hong Zheng la ignoró y se sentó en la cama.
Después de eso, la gente en el Palacio se retiró de la disputa entre ellos dos. Así que ella se arrodilló a
medias, y mientras le quitaba los zapatos al Emperador, dijo: —La esposa es una mujer y piensa todos
los días. En cuanto al Emperador y los herederos, Jing Yu todavía es joven y no tiene ningún hijo
legítimo ni ilegítimo. Solo espera que sus tres hermanos mayores puedan abrir más ramas y hojas para
la familia real. Esta servidora nunca esperó que esto afectara a la corte.
El Emperador Hong Zheng no le habló y ella no sabía si la escuchaba o no.
—Mi tonto hermano no escuchó sobre Cheng Wang Fei antes de encontrarse con esta servidora, y no
sabía que el Emperador le había permitido a Wang Fei que se uniera al ejército. Por eso el Emperador
no tenía un conocimiento común en este asunto—. Dijo la Emperatriz y se quitó el velo, mientras
sollozaba hasta llorar.
—Levántate—. La voz del Emperador Hong Zheng seguía sin cambiar, y no se podía distinguir si su
tono era de alegría o de ira: —Este es el final del asunto. En el futuro, no tomes ninguna decisión frente
a Jing Yu—. Después de todo, ella era la Emperatriz, por lo que él necesitaba ser algo decente.
Luego, la Emperatriz le respondió apresuradamente en voz baja; ella ya estaba sudando frío cuando
se levantó.
Al día siguiente, Jing Shao esperó después del mediodía y personalmente tomó el carruaje hasta la
Residencia del Marqués del Norte para recoger a la Señora Qiu.
—Jun Qing bebió demasiado anoche y su garganta se volvió ronca esta mañana. Él se negó a tomar la
medicina y dijo que quería comer la pasta de pera hecha por su madre—. Dijo Jing Shao indefenso
aquellas palabras llenas de mimos para Mu Hanzhang al Marqués: —Está incómodo y este Príncipe
Imperial quiere hacerse cargo de su esposo.
Si se quería tratar una garganta con pasta de pera, se tenía que comer mientras esté caliente, y de
nada servía llevársela. Además, la Señora Qiu Yiniang estaba ahora en la habitación lateral, por lo que
ella podía salir a caminar.
Hablando de esa manera, el Marqués del Norte naturalmente no lo detendría, pero su curiosidad por
el conocimiento sobre la preferencia de Mu Hanzhang se había elevado a otro nivel.
Según la explicación dada por su Wang Fei, Jing Shao recogió con éxito a la Señora Qiu en el carruaje.
Esta era la primera vez que la Señora Qiu veía a Jing Shao. Debido a varios rumores, pensaba que era
un rudo y musculoso hombre, pero inesperadamente él era muy guapo y elegante.
—¡He visto a Su Alteza Cheng Wang!—. La Señora Qiu se adelantó para saludarlo, antes de ponerse
en cuclillas, Jing Shao la ayudó a levantarse.
El carruaje estaba rodeado por gente de la Residencia del Marqués del Norte. Y Jing Shao no podía
decirle nada sobre lo planeado. Solo sonrió y contestó: —¿Por qué la familia debería tener tanta cortesía
entre sí? Señora, puede entrar al carruaje.
El Marqués del Norte miró cómo el carruaje se alejaba con sus profundos ojos. El Cuarto Príncipe los
había amenazado con la noticia de que Lingbao se había convertido en un desperdicio y le pidió que se
quedara en su propio campamento.
Pero su hijo se había casado con Cheng Wang. ¿Así que cómo podía realmente creerle al Cuarto
Príncipe? No hacía más que intentar utilizarlo como un pistolero. Desesperado, solo podía decir que Mu
Lingbao estaba enfermo en casa. Y ahora que la noticia de que Wang Fei iba a ser marqués se había
extendido por toda la capital, el Cuarto Príncipe no iba a obtener ningún beneficio, pero el favor de
Cheng Wang por Mu Hanzhang no se redujo en lo más mínimo.
La controversia estaba a punto de llegar a la mesa. Era una ilusión querer protegerse sabiamente. Su
hijo mayor ha declinado y su nieto aún es joven. Si es que quiere conservar la Residencia del Marqués
del Norte, él debía confiar en este segundo hijo suyo.
Mu Jin suspiró, la posición que tendría en el futuro era firme y clara.
—Hanzhang, ¿escuché que no te sientes bien?—. La Señora Qiu salió del carruaje y vio a su hijo
parado frente a la puerta, frunció su ceño y rápidamente lo persuadió de que regresara al Palacio.
—Madre, estoy bien, lo de hoy es para que revisen tu cuerpo—. Mu Hanzhang se rió y ayudó a su
madre a entrar.
—¿A mí?—. La Señora Qiu frunció su ceño y se volvió para mirar a Cheng Wang.
—Madre, no te preocupes, el Príncipe ya ha hecho los arreglos—. Mu hanzhang sabía lo que le
preocupaba y rápidamente le expresó para que se tranquilizara.
—Sí, madre—. Repitió Jing Shao.
Señora Qiu: —...
Mu Hanzhang: —...
Jing Shao es un Príncipe Imperial, y ni qué decir de la señora Qiu, quien pertenecía a la habitación
lateral como Esposa Secundaria, e incluso si fuera la Señora del Marqués del Norte, no se podía
permitir que la llame madre.
—¡Su Alteza Real, no puede hacer eso!—. la señora Qiu estaba ocupada haciendo una reverencia, pero
de repente se sintió mareada.
—¡Madre!—. Mu Hanzhang se sorprendió y rápidamente atrapó a su débil madre.
—Dámela—. Jing Shao alzó a su suegra, y rápidamente entró en el Palacio para ponerla en la cama, se
dio la vuelta y llamó al médico Jiang.
Después de tomar el pulso a través de una pantalla, el gran médico Jiang reflexionó por un momento y
dijo: —La señora tiene menos de tres meses de embarazo, ella es mayor, así que se marea fácilmente si
está intranquila. Es mejor que descanse.
La señora Qiu estaba muy nerviosa cuando fue recogida por el príncipe personalmente hoy. En su
opinión, aunque su hijo siempre decía que el príncipe lo trataba bien cada vez que él regresaba a verla,
ella no podía creerlo del todo. La conversación entre la Primera Esposa y el hijo mayor de la Residencia
del Marqués del Norte todavía estaba en sus oídos, y tenía miedo de que ella misma le causara
problemas a su hijo.
Jing Shao aceptó la receta para el fortalecimiento del feto, y le pidió a Yun Zhu que tomara el
medicamento, y luego le dijo al médico Jiang que no debería hablar de ello con nadie, antes de que él se
diera la vuelta.
—Él es así, siempre piensa dónde está cuando habla y hace las cosas—. La cálida y agradable voz de
Mu Hanzhang salió de la habitación, y Jing Shao hizo una pausa, para tratar de escuchar en secreto lo
que su Wang Fei dijera sobre él: —Desde que él te llamó madre, realmente te respeta, así que no
pienses demasiado.
—Pero, después de todo, él es una persona de la realeza. E incluso si este es tu propio Palacio, debes
tener cuidado.
Jing Shao apretó sus labios, esto le sonó muy familiar, y Jun Qing a menudo le recordaba esto.
—¡Has olvidado lo que te ha dicho tu madre antes. No importa lo bueno que el príncipe sea contigo,
no puedes ser arrogante y las reglas no se pueden olvidar!—. Las palabras de la Señora Qiu todavía
estaban llenas de preocupaciones. Ahora ambos son jóvenes y llevan menos de un año de casados, por
ello naturalmente son nuevos en todos los sentidos, pero las flores no permanecen de un rojizo color
por cien días, y una vez que pierdan ese sentimiento, empezarán a hablar de sus errores del pasado.
Jing Shao no pudo escuchar más. Levantó su pie e ingresó, sosteniendo a su Wang Fei en sus brazos
frente a su suegra, le dijo: —Madre, no te preocupes, ¡Jing Shao nunca volverá a tomar una concubina
en esta vida! ¡Él es el único para mí en esta vida! ¡Usted es la madre de Jun Qing, por lo que
ciertamente puede merecer mi reclamo!
Cada palabra era dejada de forma ruidosa. La Señora Qiu miró estupefacta a Jing Shao, ya que no
esperaba que Cheng Wang dijera algo así.
Mu Hanzhang se separó apresuradamente de su abrazo, sus orejas ya estaban un poco rojas y era
vergonzoso ser así de íntimo frente a su madre, pero no se desprendió totalmente de aquella mano que
lo sostenía.
La señora Qiu lo miró durante mucho tiempo y lentamente mostró una sonrisa, con la dulzura y
suavidad única de las mujeres de Jiangnan, como si fuera una pequeña y exquisita flor de albaricoque,
muy conmovida; era solo que el par de aquellos hermosos ojos que eran muy similares a los de Mu
Hanzhang ahora estaban llenos de humedad.
Al mismo tiempo, la esposa del Conde Yong Chang, que había pasado dos días en casa, no pudo evitar
entrar al Palacio.
—Emperatriz, el señor es el tío del país de todos modos, y Su Alteza hace que su tío corra a la
vanguardia en todo, si el Emperador lo culpa a él, ¡todo será recibido por el Conde Yong Chang!—. La
esposa del Conde Yong Chang comenzó a llorar tan pronto como vio a la Emperatriz.
Después del resto de la noche, la Emperatriz había estado preocupada y su rostro no estaba bien. Así
que al escuchar a esta voz llorando, solo pudo sentir un dolor de cabeza: —Jing Yu no estaba tratando
de hacer que su tío hiciera lo mejor. Los asuntos en la corte eran impredecibles. ¿Cómo pueden los que
no se arriesgan lograr grandes cosas?
—Su Alteza Real sabía que el Emperador había acordado que Wang Fei se uniera al ejército, ¿por qué
entonces debería dejar que solo su tío se arriesgara?—. La esposa del Conde Yong Cheng no pudo evitar
enojarse aún más cuando la escuchó, pero la persona frente a ella no solo era su prima, sino que
también era la Emperatriz, por lo que solo podía seguir llorando.
—Todo ha terminado, ¿de qué te sirve llorar conmigo ahora?—. Después de escucharla, la Emperatriz
se puso más irritable y golpeó la mesa con la taza que tenía en su mano.
—Emperatriz, Emperatriz—. La Condesa encogió su cuello, y sus ojos giraron rápidamente, mientras
ella sostenía su velo y dijo: —El Joven Maestro fue golpeado por Cheng Wang, y las cuencas de sus ojos
estaban azules, y no podría volver sin importar qué. Este es el propio hermano menor de la Emperatriz.
Si Cheng Wang lo golpea, ¿no es acaso lo mismo que golpear a la Emperatriz en su cara?
Mientras hablaba, lloró de nuevo, balbuceando y diciéndole que hoy el Conde Yong Chang había ido
con esos ojos, que habían sido golpeados. El tío Yong Chang era un anciano de todos modos, Cheng
Wang ni siquiera se disculpó con él, y el Emperador no lo vio. El título de Conde Yong Chang era
originalmente bajo. Si esto continuaba, ¿quién más en la familia de los príncipes podría valorarlo? E
incluso el Cuarto Príncipe sería menospreciado.
También la Emperatriz estaba enojada, pero ahora que veía que para el Emperador Jing Yu no era
agradable ante sus ojos. Lo que había sucedido ayer todavía le dejaba con miedos persistentes. Era
mejor ser honesta por un tiempo, pero realmente ella no podía digerir todo lo sucedido. Así que después
de un momento de silencio, de repente le dijo con severidad: —¿De qué sirve llorar conmigo? Si tienes
tal habilidad como para llorar ante la Emperatriz, ¡ve a llorar con los antepasados de la Dinastía Dachen
en el Salón Fengxian!
La Condesa se sorprendió: —La intención de la Emperatriz es...
—¡Mi palacio está ocupado administrando al harén, y estas cosas no me importan!—. La Emperatriz
arqueó sus cejas y agitó su mano para que la gente del Palacio despidiera a aquella invitada.
La Emperatriz era prima de la Esposa del Conde Yong Chang, ella no era la primera esposa del
Emperador, ni la madre de un heredero a Emperador, pero el Emperador Hong Zheng necesitaba una
Emperatriz en el momento en que llegó al trono, por lo que eligió a la que era relativamente alta entre
sus concubinas vivas. Debido a esta situación, la Emperatriz siempre había estado junto a él sin
importar qué, pero su identidad aún seguía en ella, y si la Esposa del Conde Yong Chang iba a llorarle,
definitivamente eso pasaría a los oídos del Emperador. Una vez que algo fallara, ella le iría a llorar
todos los días. Porque el Emperador tenía que cuidar su propia cara, ¿verdad?
Pensando en esto, la Condesa quería llamar su atención y se dirigió directamente al Palacio de la
Emperatriz.
La Emperatriz se sentó en silencio por un momento, luego levantó su mano y arrojó su taza con
severidad. Ella odiaba que la mayoría de las conexiones de Jing Yu fueran destruidas por la corrupción
ocurrida en el Ministerio de Hacienda. Años de preparación se habían arruinado, entonces, ¿cómo no
podría estar impaciente? ¡Pero ahora ella debía fingir estar tranquila!
El ambiente en el Palacio Fengyi era sombrío, pero el Palacio de Cheng Wang estaba lleno de alegría.
—Si es un niño, prometo dejarle heredar el título de Marqués del Norte—. Jing Shao sonrió y le
entregó la medicina para el embarazo a su Wang Fei.
Mu Hanzhang tomó la medicina y la sopló para probar su temperatura antes de dársela a su madre.
La señora Qiu sacudió su cabeza: —No pido ningún título para él, solo deseo que este niño nazca de
una manera segura.
Los esposos se miraron. Ahora que Mu Lingbao era así, si la Marquesa del Norte supiera que la
señora Qiu estaba embarazada, podría hacer una locura.
Mu Hanzhang frunció su ceño: —Enviaré a mi madre a casa más tarde, e iré a hablar con mi padre.
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77: Indiscutible

La Señora Qiu permaneció en el Palacio de Cheng Wang hasta la noche, y antes de que ella regresara,
Jing Shao tomó todo lo que las mujeres de su familia podían usar para recompensarla.
—Wang Ye, estas cosas son demasiado elaboradas, no puedo usarlas—. La Señora Qiu miró la
horquilla en forma de un fénix dorado que estaba en el plato, y le dijo impotente que esa horquilla solo
podía ser utilizada por una dama que estuviera por encima del segundo rango, ella era parte de la
habitación lateral del Marqués del Norte, y por ello solo era de tercer rango.
—No hay necesidad de retenerlas o regalarlas, no hay mujeres en el Palacio Real, por lo que
mantenerlas sería un desperdicio—. Jing Shao no estuvo de acuerdo con ella. De hecho, nadie se
atrevería a decirle nada incluso si ella lo usara. Después de todo, es un regalo de la realeza y Cheng
Wang puede obsequiar algo a cualquier persona.
La Señora Qiu subió al carruaje con una sonrisa en su rostro, y Mu Hanzhang se dio la vuelta para
decirle a Jing Shao: —Iré a hablar con mi padre. Puedes cenar solo.
Jing Shao levantó su mano y acarició su mechón de cabello que corría frente a él, para llevarlo hacia
atrás, y le dijo insatisfecho: —Yo también iré.
Mu Hanzhang se rió y le dijo: —No puedo hablar con mi padre directamente cuando estás allí—.
Después de todo, su situación familiar ahora era algo desagradable de ver, así que exponer al anciano
frente al príncipe podía ocasionar que el Marqués del Norte se enoje con él.
—Bueno, entonces—. Jing Shao ayudó a su Wang Fei a subir al carruaje. —Iré a la casa de mi hermano
a comer y te recogeré más tarde.
Era lógico que no se debería quedar en la casa de alguien para cenar. Aunque Jing Chen estaba muy
feliz de que su hermano menor haya venido a cenar, todavía tenía que reprenderlo: —Qué forma tan
decente de salir a correr por la noche.
—La nuera ha regresado a su hogar natal, y nadie se preocupa por mí—. Jing Shao se sentó en la
mesa y le dijo con franqueza.
Indefenso, Jing Chen pidió otro par de cuencos y palillos.
Rui Wang Fei aún no había salido de su confinamiento y su concubina siempre había sido incapaz de
servir en la mesa, por lo que Jing Chen también comía solo, pero ahora que estaba con su hermano, él
estaba mucho más animado.
—La Señora Yong Chang fue hoy al Palacio Yongning—. Jing Chen le pidió a alguien que trajera una
jarra de vino para que así él pudiera tomar una copa con su hermano.
—¿Al Palacio Yongning?—. Jing Shao le dio una mordida a su pierna de pollo y miró interrogante hacia
arriba: —A la Madre Emperatriz no le importa nada, ¿qué va a hacer la Condesa allí?
—Fue a llorar y a hacer ruido, dijo que Cheng Wang había golpeado al Conde Yong Chang, y que la
familia Jing lo ha tratado mal después de su bondad y fidelidad—. Jing Chen bebió lentamente de su
copa de vino.
—Déjala hacer un escándalo. Cuando sus palabras vayan a los oídos de nuestro padre, el tío Yong
Chang no podrá ni comer—. Jing Shao resopló. ¿Este grupo de personas acaso han recibido una patada
en la cabeza recientemente? Como para hacer algo tan estúpido.
—Naturalmente, ella no diría eso directamente—. Jing Chen sacudió su cabeza. Aunque a la Madre
Emperatriz del pacífico Palacio no le importa nada. Su identidad como Emperatriz aún estaba allí, y la
Señora del Conde Yong Chang había ido a ella para llorar, y pronto esa noticia se iba a extender por
todo la capital. Hablaban del predecesor Yong Chang, quien había conquistado el mundo para sus
ancestros y solo tenía el título de conde. Ahora que Cheng Wang había luchado con extraordinaria
lealtad, y su Wang Fei todavía iba a ser nombrado como un marqués, para ello no existía tal razón en el
mundo.
—Hmph, después de todo, todavía no pueden acostumbrarse a que a Jun Qing le den un título de
marqués—. Dijo Jing Shao con enojo, pensando en la inocente sonrisa que Jun Qing tenía ayer cuando le
dijo que este título se lo iba a ganar su Wang Fei.
La Condesa se quedaría en el Palacio esta noche. Así que temía que esto continuará al día siguiente.
Si esto persistía, y si la Madre Emperatriz realmente intervenía, la encomienda realmente se atrasaría.
Después de todo, su identidad como Emperatriz estaba allí y el Emperador no realmente deseaba darle
ese título a Cheng Wang Fei.
Jing Chen dejó su taza, reflexionó un momento y dijo: —Tengo una idea.
Los dos hermanos se acercaron, susurraron y conversaron durante mucho tiempo, Jing Shao estaba a
punto de salir corriendo después de terminar de comer, pero Jing Chen lo agarró: —¿Cuál es la prisa?
Ven a ver a tu sobrino primero.
Jing Shao entró a la casa sin saberlo, y fue arrastrado nuevamente por su hermano. Dijo que estaba
ansioso por discutir "ese" asunto por el cual le pidió ayuda. Necesitaban resolverlo cuanto antes. Así
que sabiendo lo que quería decirle su hermano, Jing Shao tuvo que seguirlo con honestidad para ver a
su sobrino.
En la cálida cabaña, había dos pequeñas cunas. Jing Shao se inclinó para ver a los dos niños. Y no
pudo evitar mirar a su hermano con dudas en su cabeza. Jing Chen le explicó que el hijo mayor había
nacido de su concubina real, y que medio mes después había nacido su segundo hijo.
—Así que de esa manera, ¿mi hermano mayor en realidad tiene cuatro hijos?—. Jing Shao se
sorprendió. Por lo que miró más de cerca y descubrió que su hijo aún era pequeño, su cara era rojiza y
su piel estaba arrugada. Se veía desagradable a la vista y tenía un débil aliento. Su cuerpo no estaba
muy sano. Pero el hijo de la concubina real, quien era el mayor, ya no tenía ese color rojizo, sus rasgos
eran exquisitos, blancos y tiernos, muy dulces para las personas.
Después de ver al niño y de haber hablado con su hermano por un tiempo, Jing Shao llevó a Xiao Hei
a la Residencia del Marqués del Norte.
—No vuelvas a hacer esas tonterías. Vuelve y dile al príncipe que los caballos en el noroeste están
listos y serán llevados a la capital—. El Marqués del Norte suspiró. Jing Shao le había pedido antes que
vendiera caballos, pero ese tipo de negocio era como tirar sal, ya que podía ser apuñalado hasta la
muerte si se equivocaba, por lo que ha sido cuidadoso en su trabajo y ha conseguido algunos resultados
en los últimos seis meses.
Mu Hanzhang mantuvo su mirada, Jing Shao le había mencionado que le había pedido al Marqués del
Norte que le diera algunos caballos en privado. Así que su padre seguía evadiéndolo, pero ahora que
todo estaba hecho, significa que el Marqués del Norte estaba listo para pararse en el mismo barco con
los hermanos de Jing Shao por completo, levantó su mano y volvió a llenar una taza de té para su padre.
—Hay una cosa más que tengo que conversar con el padre.
—Dímelo—. El Marqués del Norte levantó su taza de té, con un cálido corazón, Mu Lingbao nunca le
había dado ni media taza de té a su padre.
—Sobre el cuerpo del hermano mayor—. Mu Hanzhang hizo una pausa, fingiendo no ver el repentino
agarre de la taza de su padre: —¿Qué va a hacer mi padre?
Mu Jin frunció su ceño. Jun Qing ya debe haber sabido sobre algo como esto, y con ello, no pudo
evitar suspirar: —Ha cometido un crimen, ¿qué puedo hacer?
—El Padre Emperador ya lo sabe—. Y sin dejar que el Marqués del Norte sea descuidado con el tema,
Mu Hanzhang simplemente señaló sus palabras: —¿Cómo planea mi padre mantener el título de
Marqués del Norte?—. La familia real nunca permitiría que un desperdicio ganara ese título. Por lo que
si este asunto se llegaba a difundir, y si es que Mu Jin no suprime a su hijo, entonces tendría que
suprimir el título.
Mu Jin jadeó: —¿Qué piensas?—. Un par de ojos penetrantes miraron a Mu Hanzhang desde cerca.
Este incidente había sido utilizado por el Cuarto Príncipe para amenazarlo, y ahora también Cheng
Wang lo iba a amenazar.
Mu Hanzhang dejó su taza y miró a su padre en silencio: —Los dos hijos de la familia del tercer tío
también están congelados, y la madre ha hecho saber este asunto a todos, por lo que, naturalmente, no
puedo permitir que el tercer tío tampoco asuma el título—. El tercer hermano de Mu Jin es su único
hermano directo. Los demás eran hijos de concubinas y no estaban calificados para ser nobles. La
Marquesa del Norte siempre había dado a conocer las lesiones de los dos hijos de Mu Huafeng para así
evitar que el título cayera sobre ellos.
El Marqués del Norte apretó su puño, su mujer en realidad lo había hecho también por temor a que se
armara un caos: —En tu opinión, ¿qué debería hacer nuestra familia?—. La expresión de sus ojos se
volvió más lenta. Su segundo hijo le había dicho esto con el fin de darle una idea, y no pudo evitar soltar
la mayor parte el guardia que había en su corazón.
—Nombrar a su nieto—. Dijo Mu Hanzhang con firmeza. El hijo mayor de Mu Lingbao ya tiene tres
años y el Marqués podría mandarle una solicitud al Emperador cuando cumpla seis años en un poco
más de dos años.
Mu Jin frunció su ceño: —Naturalmente he pensado en esto, pero Lingbao todavía está allí. ¿Qué debo
hacer al respecto?—. Su hijo mayor estaba en la flor de su vida, pero iba a ser cambiado por el nieto, la
gente definitivamente le pediría una explicación; luego tendría que sacar lo que verdaderamente le
había pasado a Mu Lingbao y el resultado seguiría siendo el mismo.
—Padre no necesita preocuparse por eso, este hijo lo ayudará a hacerlo—. La voz de Mu Hanzhang
era tan suave como la de Mu Jin, pero su tono era un poco más lento, y sus palabras eran claras,
absolutamente llenas de confianza y conseguía así convencer con facilidad.
—¿Qué condiciones me colocaría Cheng Wang?—. Mu Jin asintió, ahora sí creía en las palabras de
este segundo hijo suyo. Después de todo, está a punto de ser un Marqués y no iba a codiciar el título de
la familia.
—Mi madre está embarazada—. Mu Hanzhang cerró sus ojos y presionó su voz para que sonara más
baja.
—¿Qué?—. Mu Jin se puso de pie rápidamente: —¿Cuándo sucedió?
—Este hijo no pide nada, solo desea que su padre mantenga a salvo a su madre y a su hijo—. Mu
Hanzhang se puso de pie y miró al Marqués del Norte: —Wang Ye también le quiere decir lo mismo.
El Marqués del Norte lo miró fijamente durante un largo rato: —¿No quieres que tu hermano herede
el título?
Mu Hanzhang negó con la cabeza y reveló una sonrisa burlona: —No importa si es un hombre o una
mujer, solo espero que pueda crecer con seguridad, nada es mejor que ello.
Al escuchar esto, Mu Jin pensó en los hijos abortados de sus concubinas y en Mu Hanzhang, quien
casi muere, estuvo un poco paralizado por un tiempo y luego se sentó malhumorado: —¡Este padre fue
incompetente... Esa venenosa mujer!—. Hay muchas cosas que él no había podido ver en ese entonces,
pero ahora al pensarlo, si no fuera por la Marquesa del Norte para comenzar, ¿por qué habían sido tan
coincidentes estos años? Los hijos de sus concubinas raramente nacían a salvo, y Mu Hanzhang, quien
había nacido, casi no sobrevive.
No mucho después, Jing Shao llegó montando a su caballo para recoger a su Wang Fei y llevarlo de
vuelta a casa.
—No te preocupes, incluso si es por la Residencia de este Marqués, definitivamente lo haré bien—.
Mu Jin envió personalmente a su hijo y le prometió una y otra vez.
Mu Hanzhang asintió con la cabeza y luego tomó la mano de Jing Shao para girar sobre su caballo con
fuerza.
—Hay algo nuevo hoy—. Jing Shao se sentó con su Wang Fei en sus brazos, sonrió y le dijo a Mu Jin: —
La Señora del Conde Yong Chang corrió al pacífico Palacio para llorar y decir que no quiere que Jun
Qing sea titulado.
Mu Jin inmediatamente se puso nervioso: —¿Existe tal cosa?
—¿Acaso mi Wang Fei no es tan bueno como el antepasado de Yong Chang?—. Se burló Jing Shao: —
Los antepasados de Jun Qing están más acreditados que Yong Chang, así que no puedes perder ante él
en términos de nacimiento, ¿no es así, suegro?
El rostro del Marqués del Norte se veía desagradable y le dijo con una sonrisa seca: —Eso es natural
—. Si ese título es importante, es posible que el Emperador no se lo entregue. Y cuando llegara el
momento, le daría directamente el título de Marqués del Norte a Mu Hanzhang. Mu Hanzhang no iba a
tener herederos, así que el título quedaría sin ser heredado y toda su familia se habría ido.
Cuando la conversación llegó a su fin, Jing Shao se despidió del Marqués del Norte con una sonrisa y
se llevó a su Wang Fei.
El Marqués del Norte estaba enojado, así que caminó directamente hacia el patio de la Marquesa del
Norte.
—¡No!—. Gritó la Marquesa del Norte. —El cuerpo de Lingbao está descompuesto y todavía tengo un
nieto mayor, ¡él aún no puede casarse!—. Ella se estaba preocupando demasiado en estos días, así que
parecía que había envejecido diez años más, y ahora que gritaba, lucía un poco horrible.
—Mientras el Emperador pueda conferirle un título de caballero, la posición de Marqués del Norte no
se derrumbará—. Dijo el Marqués del Norte con ira.
—¿Sólo porque todavía deseas ese título?—. La Marquesa del Norte escuchó sus palabras, y su voz se
hizo cada vez más fuerte. Él era un Wang Fei, y se había casado con un príncipe imperial para alabarlo,
¡y quería ser un marqués! A ella le tomó media vida asegurar el puesto de Mu Lingbao como el
heredero del título. ¿Cómo podría Mu Hanzhang obtener el mismo título que su hijo, o incluso
conseguirlo sin esfuerzo?
La Marquesa del Norte se dio la vuelta un par de veces, y de repente le dijo al Marqués del Norte: —
Señor Marqués, no puede permitir que esto suceda. ¡El Emperador va a cortar nuestro título de
Marqueses! Si Cheng Wang abandone a Hanzhang, él ya no sería miembro de la familia imperial y
entonces...
El Marqués del Norte no podía soportarla y la tiró al suelo. —¡Lo he dicho durante mucho tiempo,
pero ni siquiera escuchaste ni una palabra mía! ¡Mujer venenosa, tu corazón está tan ennegrecido como
la tinta!
—Señor Marqués... ¡Estoy aquí para mantener la Residencia del Marqués!—. La Marquesa se levantó
de un salto y gritó.
—¡Cállate!—. Rugió el Marqués del Norte. —¿Por quién mantienes a la Residencia del Marqués
confiando en tu hijo abandonado? ¿O en tu nieto que no puede aún decir lo suficiente?
La Marquesa del Norte lo escuchó sin comprender la reprimenda de su esposo y finalmente se cubrió
su cara para llorar.
—Escúchame con atención. Ahora que estamos en el mismo barco que Cheng Wang. Mientras
Hanzhang pueda obtener el título con éxito, Cheng Wang podrá proteger a nuestro nieto para el futuro
y el Emperador no le dirá nada—. El Marqués del Norte miró directamente a la Marquesa.
La Marquesa del Norte dejó de llorar inmediatamente después de escuchar las palabras "nuestro
nieto".
—Solo hay un punto, tienes que resolver los asuntos con la esposa del Conde Yong Chang—. Dijo Mu
Jin solemnemente.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[El autor tiene algo que decir]
Mini teatro:
Jun Qing: No es tan raro como para valorar el tener un título de la nobleza.
Xiao Shao: Sí, tú únicamente me valoras a mí.
Jun Qing: -_-#
78: Usa el mal contra el mal

El Marqués del Norte aclaró todo, luego se sacudió sus mangas y se fue para ir a ver a su esposa Qiu.
Hoy había escuchado que ella está embarazada, pero no ha ido a verla. Él era un anciano. Por lo que si
ese niño podía nacer con seguridad, él podía lucirse frente al Marqués del Sur. Pensando en eso, el
estado de ánimo originalmente aburrido de Mu Jin mejoró de repente.
La Marquesa del Norte se sentó en la habitación toda la noche, pensando en todo, de principio a fin.
En primer lugar, Mu Hanzhang había sido favorecido frente a Cheng Wang y había ganado méritos
militares, la boca dorada del Emperador había prometido titularlo.
En segundo lugar, si Mu Hanzhang tuviera un cargo, incluso si Mu Lingbao muriera, ese título no
podía ser heredado.
Sin embargo, la Condesa había hecho tanto alboroto, si es que el Emperador le daba otro título, con la
noticia de que el futuro Marqués del Norte se había convertido en un desperdicio, ese título le sería
dado directamente a Mu Hanzhang, pero entonces todo lo que ella era, desaparecería.
Por lo tanto, lo más importante era dejarle tener un cargo para que no se apoderara del título de su
nieto. ¡Esa pequeña perra convenientemente lo había planeado muy bien!
Después de tomar una decisión, el Marqués del Norte se acostó y descansó durante dos horas para
levantarse temprano a la mañana siguiente, se refrescó y se vistió, entregó su tarjeta e ingresó al
Palacio.
La mañana de ese día iba a ser un poco larga, porque el Emperador quería llamar a Wang Ye en busca
de ideas para que no se siguieran avergonzando más frente a los Bárbaros del Sur. Los oficiales de la
facción de Jing Yu naturalmente estuvieron de acuerdo con ello. Ahora que Cheng Wang había
regresado, el príncipe mayor todavía estaba trabajando en Yunnan y Tibet. Si es que era ingrato, no
podría obtener el más mínimo poder militar. ¿Así que por qué el príncipe mayor no regresaba rápido y
le pedía al Cuarto Príncipe que lo ayude?
—El terreno de Yunnan y Tibet es complejo. El Príncipe no había traído soldados antes, así que es
normal que demore más tiempo—. El Ministro Sun del Ministerio de Guerra salió y dijo, la implicación
era que el príncipe nunca había ido a guerras y no podría ganar en menos de medio año. Además, se
estima que será difícil ganar aquellos dos dominios en solo cuatro meses como había hecho Cheng
Wang. Esto había sonado como si deseara excusar al príncipe mayor, pero en realidad estaba elogiando
a Jing Shao.
—Así es Emperador, poner a un lado el caos no es un trabajo de corto tiempo, el darle más tiempo al
príncipe mayor puede ser efectivo—. Otro funcionario también estuvo de acuerdo con lo mencionado.
Jing Shao sabía que esta era la gente de su hermano que tenía como objetivo evitar que el príncipe
mayor regrese a la corte; Jing Rong y Jing Yu, ellos mismos estaban haciendo cosas que tenían muchos
beneficios propios. Así que si no podían hacer algo, solo querían dejarlo. Eso no estaba bien. Cuando el
príncipe mayor regresara a la corte, el arduo trabajo de controlar a los Bárbaros del Sur iba a recaer en
él.
—Jing Shao, ¿qué piensas tú?—. El Emperador Hong Zheng miró a su tercer hijo, quien había
inclinado la cabeza sin decir nada. Ahora era algo habitual preguntarle a Jing Shao su opinión sobre
asuntos militares.
—La batalla no se puede lograr de la noche a la mañana. Los bárbaros son astutos, Yunnan y Tibet
tienen un terreno peligroso, y se necesita mucho tiempo para encontrar un profundo punto crucial allí
—. Dijo Jing Shao con una reverencia. —Este hijo ha pensado que el hermano mayor ya ha estado
haciendo todo lo posible. Aún el tiempo ha sido corto, pero no hay ningún efecto, así que es mejor darle
más tiempo al hermano real.
El Emperador Hong Zheng lo miró profundamente: —Si vas, ¿en cuánto tiempo puedes vencer a los
bárbaros?
El corazón de Jing Shao se apuró para cambiar sus palabras y dijo: —Ha sido una suerte que este hijo
se haya rebelado contra dos estados vasallos esta vez. Ahora el hermano real está dirigiendo la
expedición de su ejército, e incluso si esta persona va, no lo hará mejor que ellos.
Al escuchar sus palabras, el Emperador Hong Zheng asintió levemente, creyendo en su hijo. Después
de todo, Jing Shao había admitido claramente que el Sureste no había sido derribado por él en absoluto,
era sólo que el Rey del Sureste tuvo mala suerte y había sido asesinado por su concubina.
Aunque Jing Shao sabía que esto se debía a que en realidad él era flojo y no quería ir a la guerra.
Afortunadamente, había defendido a su hermano mayor y no tenía la intención de difamarlo. Así que el
Emperador Hong Zheng estaba muy satisfecho con él.
Como resultado, el regreso del príncipe mayor a la corte se llegó a retrasar nuevamente, y la
expresión del Cuarto Príncipe era un poco desagradable. Jing Chen siguió teniendo la misma mirada
profunda de siempre. Así, intercambió miradas con Jing Shao, y se dirigió a la Sala de Estudio Imperial
con varias ideas de títulos propuestos por el Ministerio de Ritos.
Jing Shao se retiró temprano, y cuando caminaba hacia la puerta lateral, se encontró con Xiao Qian, el
líder de la guardia real.
—Wang Ye, tengo noticias—. Xiao Qian tomó a Jing Shao y se escondieron detrás de la pequeña
puerta.
Jing Shao le dio una pequeña tortuga dorada: —¿Cuáles?
—Wang Ye, la Marquesa del Norte ha entrado al palacio temprano por la mañana—. Xiao Qian metió
la tortuga dorada en su ropa y dijo en voz baja: —Esa dama es realmente increíble. Le pedí al joven
eunuco del Palacio Yongning que preguntara por ello, y dijo que la esposa del Conde Yong Chang casi se
muere de ira.
Había sucedido que la esposa del Conde Yong Chang había llorado frente al Palacio Yongning después
del desayuno, diciendo repetidamente que las generaciones pasadas de Yong Chang ahora habían caído
hasta el punto de ser intimidadas. Siguiendo a su Gran Ancestro en su lucha contra el mundo, nacería y
moriría por él, pero ahora un niño que acababa de alcanzar la corona se convertiría en un marqués,
entonces, ¿cómo puede ser digna la familia de los príncipes?
La Marquesa del Norte se fue, llorando sin decir nada, pero más dolorosamente que la Condesa. Se
decía que Mao Guo, el hijo del Duque Mao, había empujado al hijo mayor del Marqués del Norte al agua
hace algunos días atrás. Así que todavía estaba enfermo. Uno de sus dos sobrinos está postrado en
cama y el otro aún tiene los pies congelados. El Marqués del Norte ha sido leal durante generaciones,
pero su título era un poco más bajo que el de otros, y también había caído hasta el punto de ser
intimidado. En ese entonces, también había nacido e iba a morir por el Gran Ancestro, pero ahora está
casi aislado de sus propios nietos.
La Condesa se quedó estupefacta ante ella, y sintió que lo que decía la Marquesa era muy familiar.
Pero ahora el Duque Mao y su familia estaban también en el mismo equipo que ellos, y naturalmente,
quería pedirles ayuda, y también le consultó a la Marquesa el porqué pensaba que lo había hecho la
familia real.
La Marquesa del Norte la ignoró para seguir llorando y dijo que la Emperatriz le había prometido a su
hija un buen matrimonio, y que veía que ella estaba a punto de convertirse en una joven mayor, pero el
matrimonio aún no se había establecido. También que el nieto del Conde Yong Chang había destrozado
su hierba medicinal en su última visita, la cual fue cultivada por sus propias manos durante tres años
para tratar a su suegra. Y ahora la hierba medicinal estaba arruinada, por lo que el cuerpo de esa
suegra se debilitaba día tras día, pero el Conde Yong Chang ni siquiera se había disculpado.
La Condesa escuchó esto, y casi se iba a quedar sin aliento. Su nieto había cortado algunas flores de
los jardines de la Residencia del Marqués del Norte últimamente. ¿Podría ser que la Residencia del
Marqués del Norte incluso vaya a reclamar unos pocos taels por esa hierba medicinal?
Jing Shao no pudo evitar reírse, mientras colocaba un puño contra sus labios.
Xiao Qian no pudo dejar de divertirse mientras hablaba: —El Palacio Yongning está muy animado hoy,
y algunas de las mujeres que fueron a pedir favores a la Emperatriz también las vieron, y todas se
retiraron apresuradamente para no reírse.
—¿Qué pueden decir sobre la Madre Emperatriz?—. Le dijo Jing Shao. La Marquesa del Norte
realmente era increíble, cualquier mierda proveniente de esas dos familias será devuelta. El joven Mao
Guo había tenido unas vacaciones con Mu Lingbao. En el verano, todavía se los podía ver a los dos
peleando en el edificio conmemorativo, pero este incidente no tenía nada que ver con la familia del
joven Mao Guo.
—La Madre Emperatriz está molesta por la pelea y echó a las dos enojadas damas hacia afuera del
Palacio, diciendo que no le importaban esos asuntos—. Xiao Qian sonrió y le dijo, con tanto ruido que
habían hecho, las dos damas ahora son famosas en la capital.
Jing Shao sonrió y agradeció a Xiao Qian por su ayuda. Y así, se montó en Xiao Hei y corrió a casa.
Tenía que contarle sobre esto a su Wang Fei.
—¡Wang Ye!—. El Ministro Sun estaba en un asiento de sedán, pero se apresuró a gritar en cuanto vio
a Jing Shao a caballo por la ventana.
—Hiii ~—. Xiao Hei inmediatamente detuvo sus pasos, levantando sus cascos para retroceder unos
tres o dos pasos.
—¿Cuál es el problema?—. Jing Shao frunció su ceño. Estaba ansioso por regresar para desayunar con
su Wang Fei. ¡Jun Qing dijo que hoy personalmente le prepararía bolas de verduras fritas!
—Hay algunas cosas que el Príncipe debe decidir en el Ministerio de Guerra hoy, por favor, vaya ahí—.
Le dijo el Ministro Sun con impotencia. Esta persona ha sido floja en los últimos tres días, pero ahora
que ha regresado de la guerra, ni siquiera ha estado en el Ministerio de Guerra.
—Lo sé—. Jing Shao agitó su mano. Hoy, su hermano ya le había explicado sobre ello. Recientemente,
estaban buscando a alguien que pueda derribar al anciano Song An. Además, él estimaba que el
Ministro Sun quería hablar con él sobre esto.
—¡Jun Qing, he vuelto!—. Jing Shao gritó esto con entusiasmo tan pronto como entró al Lado Este.
Mu Hanzhang aplicó apresuradamente la medicina en su mano y se dio la vuelta para darle la
bienvenida.
—¿Dónde están las bolas de verduras?—. Jing Shao abrazó a su Wang Fei con entusiasmo, quien
todavía estaba cubierto con el aroma de la comida, y olía muy delicioso. Así que Wang Ye no pudo evitar
oler su blanco cuello.
A Mu Hanzhang ese movimiento le causó cosquillas y lo apartó suavemente, señalando el plato que
estaba en la mesa.
Los exquisitos platillos en la mesa estaban servidos en platos de porcelana blanca, y en el medio de
estos se encontraba un plato de madera lleno de bolas de verduras fritas doradas, con un pequeño
tazón de celadón al lado, que contenía salsa de ajo como acompañamiento.
Antes de que Jing Shao pudiera sentarse, él tomó uno de los platillos para sumergir una bola de
verduras en la salsa y comérsela en un bocado. Estaba tan crujiente y deliciosa que no pudo evitar
querer comer más, así que tomó otra, y dijo vagamente: —Jun Qing, eres demasiado bueno, ¡puedes
hacer esto tan delicioso sin haber cocinado antes!
Mu Hanzhang lo bajó impotente y le sirvió un cuenco de avena. Por la mañana, Jing Shao se negó a
levantarse y Jun Qing tuvo que ser cariñoso con él, pero al final, no lo logró, por lo que solo podía hacer
que Wang Ye salga de la casa diciéndole que le va preparar bolas de verduras para convencerlo.
—Esto no cuenta como que yo las hice. El cocinero ha hecho todo. Simplemente las he amasado en
bolas, y las freí en la sartén—. Mu Hanzhang puso su mano izquierda en su regazo y sólo comió con su
mano derecha.
—¡Eso ya es increíble!—. Jing Shao le dio otra bola de verduras a aquella persona que lo acompañaba.
Mu Hanzhang no pudo empujarlo, así que abrió su boca para morder la mitad, y antes de que pudiera
morder la otra mitad, los palillos ya se habían ido a llenar la boca de Jing Shao. Y al verlo comer con
tanta naturalidad, Mu Hanzhang no le pudo decir nada, así que sólo presionó sus labios y bebió de la
papilla de avena lentamente.
Jing Shao tenía algunos platillos para su Wang Fei, pero en todo momento sintió que algo andaba mal.
Así que después de comerse la última bola de verduras, ¡recordó que la mano izquierda de Jun Qing
estaba colocada bajo la mesa! Debido a sus modales, todavía se movía con gracia y suavidad sin esa
mano. Jing Shao se dio cuenta y tomó la mano ajena antes de que la otra parte pudiera hablar.
—Ah...—. Mu Hanzhang dio un frío respiro, y cuando era demasiado tarde para librarse de la mano
que lo sostuvo, aparecieron dos ampollas transparentes frente a Jing Shao en aquel brillante meñique.
—Jun Qing...—. Jing Shao frunció su ceño, sintiéndose terriblemente angustiado, y su placer de haber
comido bolas de verduras desapareció de repente.
—Estoy bien, estará bien en dos días—. Mu Hanzhang suspiró. Él era un caballero que estaba lejos de
la cocina, básicamente, no había estado allí desde que era un niño que miraba al cocinero, en esos
momentos cocinar parecía algo muy sencillo de hacer, pero cuando realmente lo dejaron hacerlo, sólo
era torpe.
—Ya no se te permite ir a la cocina—. Jing Shao pidió que le trajeran un poco de hielo picado, después
lo envolvió en una tela de seda y lo puso con cuidado sobre las ampollas.
El toque frío alivió su ardiente dolor. Mu Hanzhang observó a Jing Shao mientras le aplicaba medicina
con cuidado, y luego le soplaba ligeramente sus heridas. Portaba una seria mirada, mientras estudiaba
los trazos que habían aparecido en la mano ajena. Y así Jun Qing lentamente levantó sus labios,
sintiendo calor en su corazón, y también dos cálidas gotas valiosas cayeron de sus ojos.
—No salgas estos dos días. Si se enfrían de nuevo, tendrás cicatrices—. Jing Shao sostenía aquella
mano de jade, mientras se sentía angustiado.
—¡El decreto imperial está aquí!—. Los dos estaban hablando y de repente llegó un anuncio desde
afuera de la puerta, y los dos se miraron. Mu Hanzhang le pidió a Duo Fu que fuera primero a recibir al
eunuco. Tomó a Jing Shao y rápidamente se cambió su ropa para que ambos vayan al patio delantero a
escuchar el decreto.
—¡Cheng Wang Fei Mu Hanzhang toma la orden!—. El eunuco que iba a entregar la orden imperial
miró al esposo de Cheng Wang, que estaba arrodillado en el suelo, y luego desdobló su amarillo
pergamino con un bordado de dragón elaborado con cinco colores.
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79: Feng Hou

—La ceremonia se llevará a cabo por orden del Emperador, Cheng Wang Fei Mu Hanzhang está
enriquecido de aprendizaje e inteligencia, y en repetidas ocasiones ha conseguido logros
extraordinarios en el campo de batalla, lo que ha sido de gran utilidad. Hoy, está esperándolo el título
de Wen Yuan, que viene a ser para el rango de comandantes militares y de funcionarios públicos. Siete
días después, será honrado con la ceremonia para ser un Marqués—. La voz del eunuco al dar el
decreto era aguda, pero sonora y poderosa, por lo que cada palabra suya era muy imponente.
—¡El siervo Mu Hanzhang recibe el decreto! ¡Viva el Emperador!—. Mu Hanzhang se inclinó para
aceptar la orden imperial con ambas manos.
Solo entonces la expresión del eunuco se relajó: —¡Felicitaciones, Señor Marqués!
Jing Shao saltó primero y tiró de su Wang Fei. Mu Hanzhang tomó el edicto imperial de color amarillo
radiante, y con el pergamino en su mano, se dio cuenta de que realmente iba a ganar un título. Y al
girar su cabeza para mirar a Jing Shao, esa persona le dio una tranquilizante sonrisa.
Duo Fu ya había traído oro y plata como recompensa, así que Jing Shao levantó su barbilla y se la
entregó personalmente al eunuco que había declarado el edicto.
El viejo eunuco y un grupo de jóvenes eunucos sonrieron de inmediato, y Mu Hanzhang volvió a sus
sentidos y también sonrió: —Los eunucos han trabajado duro.
—Gracias a la recompensa del Marqués, ¡también lo seguimos con alegría!—. Los eunucos se
dividieron las recompensas, y todos estaban abrumados de felicidad. Este era un año pacífico y
básicamente no se les otorgarán príncipes para enseñar. Por lo tanto, incluso si fueran los hijos del
primer ministro, no podrían llegar a obtener una recompensa tan grande.
—Eunuco Yuan, he visto que el segundo hermano real ha ido a la Sala de Estudio Imperial después de
salir de la corte, así que por eso el edicto imperial ha llegado pronto—. Jing Shao invitó a algunos
eunucos a tomar una taza de té, pero ellos se apresuraron para regresar al Palacio; sin embargo, los
detuvieron en cuanto se iban para consultarles.
—Hey, ¿no ha sucedido un escándalo entre esas dos mujeres?—. El eunuco Yuan es el que sirve en la
Sala de Estudio Imperial. Así que naturalmente, él sabe más. Por lo que miró a su alrededor antes de
susurrar: —Para la Madre Emperatriz esto era propenso a ocasionar peleas, por lo que instó al
Emperador a terminar rápidamente este asunto, para que así nadie creara más problemas. Dio la
casualidad de que su alteza real Rui Wang justo había establecido un título con el Emperador, así que se
tomó una decisión directa.
Jing Shao frunció sus labios cuando escuchó esas palabras y luego le regaló un pequeño Buda dorado.
Al mirar las palabras en el decreto imperial, Mu Hanzhang no pudo evitar tener algunas emociones.
Absolutamente nunca había pensado que su título sería "Wen Yuan". Este era un título que había
obtenido en una reunión de poemas en la capital, pero ya lo había perdido, y ahora lo recuperó,
pareciendo como si su espíritu juvenil nunca se hubiera ido.
Jing Shao vio que Mu Hanzhang estaba mirando con atención al decreto, por lo que no hizo ningún
sonido que lo pudiera molestar, sino que suavemente envolvió a aquella persona entre sus brazos desde
atrás de él, y esa persona volvió su cabeza para mirarlo: —¿No vas a ir hoy al Ministerio de Guerra?
—En la tarde iré—. Jing Shao extendió su mano para ayudarlo a sostener el edicto imperial y tomó la
mano izquierda ajena para mirar las ampollas en ella: —Mi Wang Fei fue nombrado Marqués, así que
acompañaré al Señor Marqués a almorzar.
Mu Hanzhang lo fulminó con la mirada, Jing Shao lo estaba usando como excusa para ser un flojo: —
Desde que regresaste de la guerra, te has vuelto más perezoso, ten cuidado con que alguien se atribuya
el orgullo de tu mérito.
Jing Shao no estaba de acuerdo con él, y entró en su habitación tambaleándose con la persona en sus
brazos: —Si de repente me vuelvo trabajador, creerán que sólo seré así por tener motivos ocultos.
Mu Hanzhang también lo había pensado, el corazón de un monarca es impredecible: el ser demasiado
trabajador o muy perezoso no era aconsejable, así que era mejor que Jing Shao sea activo durante tres
días y que vagara los otros dos. Por lo que Jun Qing dejó de hablar, y arrastró a la persona que estaba
colgada de su espalda hasta el Lado Este.
Aunque Jing Chen defendía la simplicidad para la Ceremonia Feng Hou, igual la etiqueta necesaria
seguía siendo un fastidio.
Durante los siguientes siete días, la gente iba llegando para dar sus felicitaciones, los funcionarios del
Ministerio de Ritos también habían ido a preguntar de vez en cuando, e incluso Jing Chen llegó dos
veces personalmente.
—Voy a trasladar a Song An al Suroeste—. Jing Chen tomó un sorbo de té y dijo a la ligera.
Jing Shao asintió con su cabeza. Durante este tiempo, ambos habían buscado cómo encargarse de
Song An lo suficiente como para que lo rebajaran tres niveles seguidos y lo enviaran a un lugar remoto
para que sea un pequeño funcionario. Después de todo, hace unos años, Song An había hecho mucho
por ellos y ahora no podían hacer nada en absoluto contra él.
—Song An me había dado esto—. Jing Chen puso una pila de cartas sobre la mesa: —Sólo pregunta si
puede llevarse a su hija con él.
Mu Hanzhang tomó las cartas y las miró, mientras fruncía levemente su ceño. Había mucha evidencia
oficial en ellas que podría derribar a demasiada gente. Y suspiró: —Song An realmente no tiene nada
que decirle a su hija.
Jing Shao lo escuchó suspirar, él sabía que Jun Qing estaba pensando en las diversas acciones del
Marqués del Norte, por lo que extendió su mano para sostenerlo: —Él está demasiado estropeado, todo
simplemente se está desarrollando de esta manera.
Mu Hanzhang sabía que él lo estaba consolando y asintió.
—¿Ha estado el Marqués del Norte aquí en los últimos dos días?—. Jing Chen bajó su cabeza y miró la
manta de piel de tigre que en algún momento había salido a los pies de Hanzhang.
—Padre nunca ha estado aquí— respondió Mu Hanzhang. Y al ver a Jing Chen mirando hacia abajo,
descubrió que Xiao Huang había estado durante algún tiempo acostado a sus pies. Y estaba durmiendo
profundamente en la parte superior de sus zapatos, con tal imagen, Jun Qing no pudo evitar levantar las
comisuras de sus labios.
—¿Es este el tigre que criaste?—. Jing Chen lo miró más de cerca: —Es muy fuerte.
—Come más que yo, ¿cómo no va a ser fuerte?—. Jing Shao levantó su mano y tomó al pequeño tigre.
Ese animal ya es bastante alto. Cuando se pone de pie, tiene aproximadamente la misma altura que una
persona estando sentada, y él ya no puede cargarlo casualmente.
—¡Miau!—. Xiao Huang estaba muy insatisfecho cuando lo molestaron, así que le mostró sus dientes a
Jing Shao y agitó sus peludas patas gruesas.
Al ver que los ojos de Jing Chen parecían mirar al tigre con cariño, Mu Hanzhang se quedó sentado
sin moverse mientras mantenía sus modales y etiqueta, y le entregó un trozo de carne seca, pero Jing
Chen no lo entendió. Sin embargo, pronto comprendió en el momento en que aquella gorda bola de
pelos se precipitó a él con rapidez, presionando sus dos patas en sus piernas, mientras miraba
ansiosamente la carne seca que estaba en la mano de Jing Chen.
Jing Chen se quedó atónito por un momento, frotándose la mano y luego el pequeño tigre mordió
rápidamente para tragarse el trozo de un solo bocado. Pero todavía seguía presionando las rodillas de
Jing Chen para ver si es que él escondía otra carne.
—Hermano, tócalo—. Jing Shao miró el cuerpo rígido de su hermano, que lo hacía reír, y lo instó a que
probara suerte con el pequeño tigre.
Jing Chen levantó lentamente su mano y tocó la cabeza del pequeño tigre, extrañamente hacía este
tipo de movimientos, como la vez en la que tocó la cabeza de Jing Shao por última vez, esta acción se
sentía muy rara.
Una sonrisa también apareció en los ojos de Mu Hanzhang, y dijo en el momento adecuado: —Esta
vez le agradezco al hermano que ha ido de un lado a otro, pero no sé cómo darle las gracias.
—Puedes cuidar bien a Jing Shao, y ese será el mejor regalo de agradecimiento para mí—. Jing Chen
pellizcó las suaves orejas peludas y luego dijo solemnemente: —Aunque esta posición no es un
reemplazo hereditario, el rango es el mismo al del Marqués del Norte. Después de la ceremonia, puedes
ir a la corte imperial. Estaré afuera de la capital en marzo, así que vigila a Jing Shao.
Jing Shao: —...—. Por el tono de su hermano, ¿acaso lo ve como un niño?
—Hay un león del tamaño del pequeño tigre en su Parque cerca del río. Si el hermano va a Jiangnan,
puede ir a Pingjiang para ver a ese león—. Sabiendo que Jing Chen iria a ver al Rey de Huainan, Mu
Hanzhang le recordó que fuera al Parque cercano al río del Rey.
Jing Chen asintió levemente. A principios de febrero comenzará el Noveno Festival de Primavera y el
Ministerio de Ritos iba a estar demasiado ocupado; además, él también quiere encontrar nuevos
talentos veteranos, por lo que pidió un viaje a Jiangnan para marzo.
La ceremonia Feng Hou se llevó a cabo según lo programado, y Jing Shao personalmente vistió con su
ropa nueva a su Wang Fei. Todos los pertenecientes a los tres rangos visten túnicas de color púrpura,
pero el Príncipe Imperial y su Wang Fei son de primer rango, y los Marqueses, también son de un rango
superior, por lo que las grullas bordadas en ellos, se cambian a complejos y hermosos patrones que
parecían agua ondeando en un lago.
El Marqués del Norte también fue a observar la ceremonia, así que vio a Mu Hanzhang arrodillado en
el escenario, mientras el Emperador Hong Zheng le colocaba personalmente su corona de Marqués, y
las campanas en conjunto con los tambores resonaban con las felicitaciones de los funcionarios, y sintió
que si se le hubiera entregado a Jun Qing el puesto de Marqués del Norte, su familia se hubiera podido
convertir en la más próspera de la dinastía Chen. Era solo que ahora, ya es demasiado tarde para que él
pueda decir algo, y ahora la familia Mu tiene pocos talentos, y si esto continuaba, se llegaría a reducir
en sólo tres generaciones.
Independientemente de cómo el Marqués del Norte se lamentara en la primavera y en el otoño, Jing
Shao nunca apartó su mirada hacia la persona que estaba en el escenario. Ahora Mu Hanzhang
realmente ha desvanecido su depresión y el dolor que había vivido en su interior.
Después de la ceremonia, Mu Hanzhang puede ir a la Corte Imperial.
La Corte Imperial, que una vez estuvo inaccesible para él durante diez años, y que se sentía
increíblemente imponente, ahora estaba disponible para él día y noche, y a pesar de que Mu Hanzhang
estaba parado allí, no tenía la emoción que esperaba. Después de todo, aquel Templo dorado no es un
lugar en el que pudiera jugar. Y no creía que las teorías que había obtenido en sus libros podrían
señalar cómo eran los asuntos en la Corte, por lo que rara vez él hablaba, y estaba de pie en silencio al
lado del Marqués del Norte, mientras intercambiaba miradas de vez en cuando con Jing Shao, pero no
hacía nada más.
Los ministros de la corte se prepararon mentalmente para aceptar al nuevo Marqués Wen Yuan, quien
surgió prácticamente de la nada. Además, todos sabían que el emperador dio a entender que, aunque
fue nombrado Marqués, seguía teniendo el estatus de un funcionario recién llegado que había aprobado
el examen imperial, por lo que temían que hiciera algún comentario. Pero al ver que Mu Hanzhang no
solo hablaba poco, sino que era generoso y educado, además de no destacar demasiado, lentamente lo
aceptaron.
Para febrero, el embarazo de Qiu no podía mantenerse en secreto. Así que Mu Hanzhang le pidió al
médico Jiang que le tomara el pulso cada siete días, y envió a Ge Ruoyi para que sirviera a su madre
temporalmente.
A partir de la encomienda de Mu Hanzhang, el estatus de la Señora Qiu en la residencia también
había aumentado. Incluso a los ojos de muchos de los sirvientes, el estatus de la Esposa Secundaria era
en realidad más alto que el de la Primera Esposa. Después de todo, Mu Lingbao es solo un hijo mayor, y
Mu Hanzhang ya era un Señor Marqués. Aunque la Marquesa del Norte estuviera enojada por ello, no
podía decir nada, después de todo, la doncella que había sido enviada por el Señor Marqués no podía
ser devuelta.
Además, el Marqués del Norte le había advertido una y otra vez que la gente de la Residencia del
Marqués del Norte no se atrevería a hacer nada por el momento. Era solo que los sucesivos incidentes
con la Señora Qiu habían conmocionado sus corazones.
En el séptimo día de febrero, la capital ya estaba llena de gente que había venido a participar de la
prueba imperial, había literatos y poetas por todas partes en la casa de té y en la tienda de vinos. Por
supuesto, estos huéspedes todavía se mezclaban con personas que habían estado en esos lugares
durante todo el año, como Cheng Wang Jing Shao, quien no sabe hacer negocios.
—Una vez que ha ganado un título, vale la pena estar en la fría ventana durante diez años*.
—Según usted, el examen imperial es inútil, por lo que es mejor encontrar un pariente del Emperador
para casarse—. Le asintió su mismo compañero de mesa.
—Hmph, si quieres casarte, tienes que ser admirado por los demás—. El que había hablado al
principio parecía ser el más emocionado:—Estaré aquí en la capital para el próximo año, justo a tiempo
para la ceremonia Feng Hou del Marqués Wen Yuan.
—¿Cómo se ve el Marqués Wen Yuan?—. Un joven con una apariencia un poco miserable. no pudo
evitar preguntar.
El hombre resopló. Después de haberlo observado durante una semana, dijo lentamente: —No lo he
visto con claridad—. Inesperadamente obtuvo un suspiro.
—Si quieres que te lo diga, él parece...—. El hombre de repente bajó su voz y no se podía escuchar lo
que decía. Después de un rato, apareció una carcajada desde esa mesa.
—¡Estúpidas personas!—. Jing Shao golpeó su mesa de repente, y sacudió su copa de vino que estaba
en el borde de la mesa hasta llevarla al suelo con un sonido estrépito, y se rompió en pedazos. Era
demasiado tarde, y no había ya lugar en el establecimiento. Por lo que sentado en el vestíbulo, había
escuchado a esas atrevidas personas hablando sobre su Wang Fei. Y había demasiada falta de respeto
en sus palabras. ¡Malditos sean!
Esas pocas personas voltearon su cabeza y vieron a un hombre que vestía lujosamente y tenía una
alta estatura mientras los miraba, y sólo entonces reaccionaron: —Este hermano, ¿por qué eres tan
bueno maldiciendo?
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Estar en la fría ventana durante diez años*: Viene del proverbio chino "十年窗下无人问,一举成名天
下知", que quiere decir que una persona puede estudiar diez años en la oscuridad, pero tan pronto como
logra algo, el mundo entero recién ahí le presta atención.
80: Examen Imperial

—¿Maldecir? ¡Yo también puedo golpear!—. Jing Shao no dijo una palabra más, y agarró al hombre por
el cuello para después tirarlo al suelo con un puñetazo.
Cuando tres o cuatro personas que estaban en la misma mesa vieron esto, ellos se acercaron para
ayudar a su compañero, pero Jing Shao los tiró al suelo uno por uno.
—Tú... Cómo te atreves a golpear a candidatos al Examen Imperial...—. El joven de aspecto miserable
se cubrió su ojo izquierdo, y se levantó para señalar a Jing Shao mientras sus dedos temblaban por su
ira. Todos ellos eran personas de méritos, en sus ciudades natales, todos los días, siempre asentían y se
inclinaban hacia los halagos en cuanto alguien los conocía, por lo que nunca se habían sentido tan
agraviados.
Al principio, el hombre que había sido derribado descubrió que, a pesar de que había un alboroto tan
grande, ninguno de los presentes en su alrededor había venido a apaciguar la disputa, e incluso había
gente elegante que los miraba como si estuvieran observando un buen espectáculo.
La mayoría de los nobles de la capital los reconocen como de la realeza, y los que estaban presentes
iban a ir al Examen Imperial, por lo que naturalmente no podían reaccionar ni un poco más desafiantes.
Así que si ellos ofendían a alguien en la capital, todo su tiempo de diez años en la fría ventana se
volvería inútil, por lo que, con normalidad, uno a uno empezaron a encoger sus cabezas, se tragaron sus
palabras, y terminaron la comida en su mesa para irse lo antes posible.
—¿Cómo es que he llegado un poco tarde y ya estás peleando de nuevo?—. Aquella suave voz era muy
agradable, y con ella, Mu Hanzhang había llegado.
Aunque ahora es un Marqués, el Emperador Hong Zheng no le otorgó ningún cargo oficial específico,
al principio. Así que, Mu Hanzhang, al igual que Jing Shao, era el único holgazán en la corte. Era solo
que Jing Chen estaba tan ocupado estos días que a menudo llamaba a Jun Qing al Ministerio de Ritos
para que lo pueda ayudar, por lo que Jing Shao primero venía para guardar lugares y esperar a que su
Wang Fei llegara para comer juntos.
Cuando Jing Shao vio a su Wang Fei, la feroz expresión en su rostro se convirtió en una sonrisa de
inmediato: —No es eso, he visto que tienen buenas habilidades, así que solo quise comparar y competir
por un rato.
Mu Hanzhang miró a los débiles eruditos, quienes tenían un ojo azul, ¿dónde se veía que eran buenos
en pelear?
Jing Shao fue observado por su propio Wang Fei, luego vaciló por un rato y se inclinó al oído ajeno
para hablarle sobre ello. Después de que Mu Hanzhang conoció la razón, no pudo evitar sonreír: —
Estas acciones simplemente no tienen el suficiente conocimiento, tienen miedo de perder sus
reputaciones en las listas de clasificaciones, por eso dicen palabras tan amargas, así que, ¿por qué nos
molestaríamos en escucharlas?
Este tipo de comentario originalmente estaba aconsejando a Jing Shao, y está bien aconsejar en voz
baja. Sin embargo, Mu Hanzhang había hablado con su volumen habitual, que aunque no era alto, había
sido suficiente para que todos los presentes lo escucharan con claridad.
—Pff...—. El general de protectorado de derecha, que estaba sentado en una esquina tratando de
pasar desapercibido, no pudo evitar escupir el té desde su boca cuando escuchó ese comentario. El
temperamento del asesor militar al sentirse molesto realmente no ha cambiado en absoluto.
El general de protectorado de izquierda tomó tranquilamente las pequeñas dos toallas de tela que
estaban en su hombro y se las entregó.
Jing Shao volvió su cabeza para mirar a los dos, y darles una mirada de "me encargaré de ustedes
más tarde".
El general de protectorado de derecha se ahogó con la mitad restante de su té.
—¡Tú... Ustedes... Engañan demasiado a la gente!—. El hombre aspecto miserable originalmente
había pensado que como Mu Hanzhang ya estaba ahí iba a detener el mal en el lugar, inesperadamente,
no esperaba que lo mirara con un gran disgusto.
—Hermano, nosotros no tenemos quejas ni rencores, ¿por qué debemos lastimar a los demás al
hablar?—. Aunque la cabeza de esa persona estaba pálida de la ira, al menos era algo racional.
—Eso es extraño, este joven acaba de decir que algunas personas no tienen el conocimiento suficiente
como para decir palabras tan amargas, y tú dijiste palabras amargas, ¿entonces por qué molestarse en
ser tan arrogante?—. Hoy, el general de protectorado de derecha estaba de día de descanso, así que se
llevó al general de protectorado de izquierda para ver si pasa algo emocionante en la capital.
Pero ahora que Wang Ye se enteró, naturalmente él no podía encoger más su cabeza y
apresuradamente salió para ayudar.
—Tú...—. Esos eruditos, a pesar de estar llenos de libros, eran inferiores al general de protectorado
de derecha, quien se la pasaba quebrantando sus dientes todos los días con otros generales y soldados.
Por lo que ellos se encontraban temblando por todos lados cuando lo vieron con una fuerte apariencia y
lleno de desprecio, así que ese hombre no volvió a hablar más con él, y se volvió para mirar a Mu
Hanzhang: —Ya que el noble hermano ha cuestionado mis conocimientos, es mejor que le pida un
consejo.
Mu Hanzhang se rió entre dientes. —Solo te pregunto, ¿por qué están hablando tanto aquí?
—Taizu abrió ampliamente el camino de la charla, por lo que los literatos debemos discutir y estudiar
el Sheji—. Hablando sobre eso, de repente ellos se sintieron confiados.
—¿Qué es el Sheji?—. Preguntó Mu Hanzhang de inmediato.
—Sheji es naturalmente un país y un evento nacional. Se trata de cuando hablamos sobre los
príncipes y nobles; y señalamos las desventajas actuales, todo por el bien de la sociedad—. El
desdichado joven entrecerró su par de ojos parecidos a unos verdes frijoles.
—Los sacrificios de tierra de cinco colores para el cielo son para la sociedad, el Dios de los cinco
granos es para el arroz, y las dos palabras dirigidas a la comunidad se refieren a la tierra y a la gente, y
el esposo es un literato, que debe ser leal al monarca, apreciar el sustento de la gente y trabajar duro
para el mundo.
Mu Hanzhang los miró lentamente durante un tiempo: —Son una vergüenza los literatos que no
piensan en el país y en el sustento de la gente, y solo admiran a los que suben al cielo de un paso. No es
tan bueno como el viejo agricultor de la cordillera, o al menos para la comunidad.
—¡Buen punto!—. Un hombre pulcramente vestido en la mesa vecina no pudo evitar aplaudirle. —Los
comentarios del noble hermano son tan poderosos que Ma lo admira.
—¡Bien!—. La gente de las otras mesas se recuperó y también lo aplaudió.
El rostro de Mu Hanzhang estaba indefenso, sin ningún rastro de emoción, solo giró su cabeza para
mirar a Jing Shao. Al estar envuelto por este grupo de personas, su humor para comer se había ido, así
que Jing Shao tomó a su Wang Fei y llamó a los dos obstinados guardias para que se puedan cambiar a
otro restaurante.
Después de que las cuatro personas se fueron de allí, el Señor Ma se acercó al mostrador y le
preguntó al jefe que se había mostrado indiferente y para nada afectado ante la situación: —Me atrevo
a preguntarle al dueño, ¿quiénes son esos dos jóvenes maestros?
Zhou Jin estaba demasiado perezoso como para levantar sus ojos, y todavía tenía que golpear su
ábaco. —Por todas partes de la capital hay personas ricas y poderosas, ¿de qué sirve que el oficial
invitado pregunte por ellos?
—Creo que el hombre vestido de azul tiene una positiva naturalidad para hablar, pero solo tiene
talento para eso y no es posible que sea el campeón en este nuevo asunto, así que estoy interesado en
conocerlo—. El hombre de apellido Ma no rehuyó acerca de ello.
—Esa persona es el Marqués Wen Yuan del que justamente habías acabado de hablar—. Dijo Zhou Jin
lentamente.
—¿Qué?—. El que había sido golpeado en la mesa se sintió avergonzado y estaba a punto de irse. Pero
al escuchar esto, se detuvo. Ese hombre agarró el mostrador y preguntó preso de miedo: —El que me
acaba de golpear...
—Naturalmente, es el esposo del Marqués Wen Yuan, Su Alteza Real Cheng Wang—. Zhou Jin observó
con interés cómo el rostro de ese hombre estaba a punto de palidecer, y apresuradamente extendió su
mano y le dijo cálida y cortésmente: —Recuerde pagar la copa que Cheng Wang rompió. En total son
setenta monedas.
Desde ese día, las noticias sobre lo talentoso e inteligente que era el Marqués Wen Yuan habían
estado circulando entre los más reconocidos.
El Examen Imperial llegó el nueve de febrero, y Jing Shao originalmente estaba preocupado de que su
Wang Fei pudiera ver la gran ocasión del Examen Imperial y le doliera, pero al ahora Marqués, no le
importaba. Igual Jing Shao llevó a Mu Hanzhang a montar a Xiao Hei hasta la puerta del lugar donde
los eruditos iban a dar el Examen Imperial, y observaron al grupo de soldados vigilando a los que se
registraban uno por uno y, con el caballo, barrieron el suelo con suavidad.
—¿No dijiste que ibas a ver a Jiang Lang? ¿Por qué llegaste aquí?—. Mu Hanzhang lo miró.
—¿No ibas a hacer el Examen Imperial? Te dejaré cumplir tu deseo—. Jing Shao le sonrió e
inmediatamente le dejó mirar lo que pasaba. Y al ver la trágica situación de estas personas, Jun Qing no
se arrepentía de haberse casado con él.
Mu Hanzhang se rió: —El hermano mayor finalmente ha arreglado todo tan bien, no hagamos más
problemas aquí, vámonos.
Según lo que había pedido el médico Jiang, Jing Shao trasladó a Jiang Lang a la capital, lo ayudó a
ingresar al ejército imperial de Beiya, y lo hizo encargarse de custodiar las nueve puertas de la capital.
Debido a que también había hecho contribuciones en la batalla entre los dos dominios feudales, se le
entregó un puesto de teniente en la capital encargado de la puerta lateral, y con respecto a la elección
de la puerta, Jing Shao dijo específicamente que debería estar a cargo de la puerta este.
—Veo pasar al Príncipe Imperial y al Señor Marqués—. Jiang Lang todavía estaba parado, y al ver a
los dos hombres, se inclinó y los saludó apresuradamente.
—¿Estás bien aquí?—. Preguntó Mu Hanzhang con una sonrisa. Jiang Lang es inteligente y diligente,
por lo que es de suponer que obtendrá un importante cargo en cualquier lugar.
—Respondiendo al Señor Marqués, este guardia no necesita estar expuesto al viento o al sol para solo
poder pararse en un lugar todos los días, pero realmente no es tan bueno como estar en el ejército—.
Jiang Lang les sonrió tímidamente, si no fuera por la repetida insistencia de su padre en su hogar, quien
había ido personalmente a pedirle ese favor a Wang Ye, él realmente no hubiera querido salir del
cuartel general.
—No estamos en guerra ahora, y no hay nada que hacer en el campamento militar. Los generales
vinieron a la capital anteayer y te envidian mucho—. Jing Shao se rió y le dio una palmada en el hombro
a Jiang Lang.
—Este siervo entiende—. Jiang Lang les sonrió. —Cuando Wang Ye vuelva al campo de batalla, debe
llevar a este siervo, ¡esa vez no he disfrutado lo suficiente!—. El hecho era de que eso era cierto. Jiang
Lang había hecho recados para Wang Ye y Wang Fei como guardia en el camino, y rara vez tuvo la
oportunidad de matar a algún enemigo.
Después de despedirse del joven Jiang Lang, Jing Shao tomó a su Wang Fei y caminó directamente
hacia los suburbios en el este, dejando que Xiao Hei corriera por un tiempo, y luego giró la dirección de
su caballo para retroceder unos kilómetros hasta el camino original para mirar a su alrededor, e ir
instantáneamente hacia un árido bosque.
Ese bosque estéril es propiedad de la familia de Mu Hanzhang, y aún ahora la hierba salvaje y los
bosques espinosos podían llegar hasta la altura de las rodillas. Y por ello, Jing Shao quería enterrar en
su pecho el rostro de la persona en sus brazos: —Abrázame fuerte, esconde tus manos en tus mangas, y
no te las raspes.
Mu Hanzhang no sabía lo que estaba haciendo con él al venir hasta este lugar. Y las ramas que se
acercaban a ellos casi atraparon sus ojos, por lo que se dio la vuelta y enterró su rostro en aquel grueso
y cálido pecho. Sus delgadas manos también estaban retraídas en sus mangas, escondiéndose de la
mirada de Jing Shao.
El cálido cuerpo que tomó la iniciativa de abrazar a Jing Shao de repente hizo que Jing Shao se
sintiera un poco preocupado. Así que no pudo evitar disminuir su velocidad, tirar de las riendas y
envolver su flexible cintura con una mano: —Jun Qing, ¿nos quedamos en otro lugar esta noche?
Mañana sería el día diez de febrero, el cual es considerado un feriado. Por lo que no es necesario que
vayan a la corte. Jing Shao debe ser considerado con su cuerpo y no atreverse a lanzarse demasiado a
Mu Hanzhang todas las noches por temor de que no se pudiera parar para ir a la corte. Pero comer
medio platillo todas los días era realmente incómodo, por lo que cada vez que tomaba un descanso
debía comer bien.
Mu Hanzhang, naturalmente, entendió lo que quería decir, y como el caballo todavía estaba
corriendo, no miró hacia arriba, y solo le dijo que sí.
Aunque aquella voz era muy pequeña, Jing Shao lo escuchó claramente a través de su pecho y no
pudo evitar levantar las comisuras de su boca, mientras iba acelerando su paso.
Después de un rato fuera del bosque estéril, Jing Shao palmeó a la persona que estaba en sus brazos.
Mu Hanzhang volvió su cabeza, vio la escena que se encontraba frente a él, y sus ojos se agrandaron.
En las profundidades de ese árido bosque había una plana tierra abierta, donde se apilaban docenas de
carpas de campaña y los soldados se iban persiguiendo de vez en cuando. También había un grupo de
soldados que estaban entrenando en la arena central de artes marciales, pero todos estaban en silencio,
y no se gritaban órdenes entre sí, lo que lo hacía ver muy extraño.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[El autor tiene algo que decir]
Mini teatro:
El general de protectorado de derecha: Pequeño compañero, ¿por qué sólo tengo una línea y media en
este capítulo?
El general de protectorado de izquierda: = = Al menos tú tienes una línea.
Xiao Hei: Hiii... Hiii... (Traducción: Al menos todos ustedes tienen presencia aquí)
81: El ejército privado

—¿Esto es...?—. Mu Hanzhang frunció su ceño y miró a Jing Shao.
—Están preparándose, eso es todo, no hay problema—. Jing Shao sonrió y lo llevó a caminar por el
campamento.
La base de equipamiento de aquí es básicamente similar a la del ejército de Cheng Wang. Y este
campamento tiene la capacidad para albergar a miles de personas, pero el número actual de gente es
menor a mil.
—La gente aquí tiene que ser reclutada lentamente, y todos provienen de afuera de la capital—. Jing
Shao caminó hasta el establo y miró al vacío cobertizo.
—¿Los caballos que le pediste que comprara mi padre son para este propósito?—. Mu Hanzhang
recordó que el Marqués del Norte le había mencionado que traería caballos desde el Noroeste, uno tras
otro.
—Sí—. Le respondió Jing Shao, y se sentó en la cerca de madera que sostenía el establo, mientras iba
sacudiendo sus pies cómodamente y miraba a los soldados que estaban entrenando en silencio desde no
muy lejos, e inexplicablemente se sintió alegre. El ejército privado aquí era su última carta de triunfo. Si
hubiera habido esta fuerza en su vida anterior, luego de salir de la cárcel, ninguno de los dos hubiera
sentido miedo.
—Este es un ejército privado. Si alguien se entera, pueden pensar que es un intento para rebelarte—.
Mu Hanzhang estaba muy preocupado.
Jing Shao saltó, y puso a la persona que estaba con el ceño fruncido en sus brazos para después darle
un beso en la mejilla: —Lo solucionaré, no te preocupes—. Habían docenas de millas desde la capital
hasta la montaña Fengyue, y se le hacía difícil respirar cuando pensaba en ello, y no pudo evitar acercar
al otro hombre a sus brazos.
Cuando fueron de camino a otro pueblo, Mu Hanzhang estaba en silencio. El árido bosque estaba a
sólo treinta millas de la capital. Por lo que se pueden ver los fuegos artificiales de la ciudad. Y si es que
se tiene rápidos caballos, se puede llegar a la puerta este de la ciudad en media hora. Así que se puede
decir que con este ejército, Jing Shao puede llegar a forzar al Palacio. Una vez expuesto este asunto, las
consecuencias serían desastrosas. Además el formar un ejército privado no es algo de lo que alguien se
pueda permitir con unos pocos miles de taels de plata. Por lo que es básicamente un pozo sin fondo, y
se tiene que invertir dinero constantemente en él...
Cuando Jing Shao vio a la persona en sus brazos meditando, no lo molestó, simplemente lo abrazó
más para que se sintiera más cómodo. Y luego, lo condujo directamente al otro patio.
En la época de la primavera a principios de febrero, el clima era medio frío, pero no helado, por lo
que lo hacía adecuado para ir a las aguas termales.
Después de sacarse su abrigo, Mu Hanzhang volvió a sus sentidos y descubrió que ya se encontraba
junto a la piscina de aguas termales, y Jing Shao se estaba desvistiendo con entusiasmo.
—Estamos a plena luz del día...—. Mu Hanzhang se sonrojó de inmediato y tuvo que volver a colocarse
su cinturón.
—Hace frío, está bien sumergirse en las aguas termales durante el día, pero por la noche no podrás
soportar el frío—. Le dijo Jing Shao solemnemente.
Mu Hanzhang lo miró y observó a la piscina de aguas termales que estaba detrás de él.
Febrero es la temporada en la que florecen las camelias. Así que el jardinero había plantado muchas
camelias en el área abierta que estaba junto a la piscina, eran solo blancas y de un pálido rosa. Las
flores brotaban como humo por todas partes, y el clima era un poco sombrío mientras el sol brillaba
entre las espesas nubes. El área circundante era grisáceo, y solo los brotes eran muy radiantes,
combinados con la niebla que se llena de las aguas termales, daba una sensación etérea como si
estuvieran perdidos en un mundo inmortal.
Jing Shao tomó la delantera para quitarse la ropa, y saltó al agua para después volver a salir con un
chapoteo. Y las salpicaduras inmediatamente mojaron la ropa de Mu Hanzhang: —Jun Qing, baja rápido.
Su piel de color miel estaba envuelta con lisos músculos, y con sus bien proporcionados huesos, sin
ningún rastro de grasa, como si fuera un leopardo listo para partir con una tentación inevitable de
peligro. Y una gota de agua se deslizó a lo largo de la parte lateral de su hermosa cara hasta su ancho
pecho, girando sobre un trozo de flor de cerezo, siguiendo el estrecho barranco entre su abdomen para
llegar a caer al agua.
Al mirar el hermoso paisaje frente a él, Mu Hanzhang de repente sintió que su cuerpo se calentaba y
dudó en estirar su mano hacia su cinturón.
Jing Shao abrió su boca de inmediato y miró a la persona que se iba a desnudar, sin siquiera
pestañear.
—Tú, tú antes quieres matar el tiempo, yo...—. Mu Hanzhang lo miró incómodo. Se dio la vuelta y
estaba a punto de irse. Pero Jing Shao no estaba dispuesto a dejarlo ir, así que salió del agua y extendió
su mano para abrazar a la persona que estaba a punto de escapar. Y su húmedo cuerpo inmediatamente
mojó la ropa de la persona que se encontraba en sus brazos.
—Tu ropa está toda mojada, déjame quitarla por ti—. Jing Shao estiró su mano felizmente, y su
húmeda mano imprimió varias huellas en la túnica ajena.
Su ropa estaba empapada, por lo que, naturalmente, no podía volver a usarla. Mu Hanzhang lo
fulminó con su mirada y apartó las garras de Jing Shao, y sólo entonces se dio cuenta de que esa
persona estaba desnuda: —Tú... Tú regresa al agua, lo haré por mí mismo.
De hecho, este patio estaba cerrado por todos lados, había un techo en la parte superior que los
cubría a la mitad y las aguas termales se habían llenado del humo de vapor durante todo el año, por lo
que no se podía sentir frío allí aún si se estuviera parado fuera del agua. Pero Jing Shao se paró
obedientemente de nuevo en el interior del agua, mientras iba mirando a la persona en la orilla quitarse
su abrigo, para después despojarse de su bata de algodón, y revelar una suave túnica de seda...
Mu Hanzhang no pudo soportar la fulminante mirada ajena, así que tuvo que darse la vuelta y sólo
para quitarse su túnica, pero de repente fue agarrado por un brazo que se colocó alrededor de su
cintura y justo fue arrastrado hasta el agua.
—Hmmm...—. Mu Hanzhang se sorprendió, y tan pronto como se pudo mantener firme, sus labios
fueron bloqueados.
El agua termal empapó su ropa interior de un blanco color como la nieve, y esta se adhirió con fuerza
a su cuerpo para delinear su perfecta figura, y permitir que dos puntitos rojos se pudieran asomar,
haciéndolo ver de una manera muy sensual.
Jing Shao lo abrazó con fuerza, mientras lo besaba y tocaba, e iba extendiendo una de sus manos para
desgarrar suavemente su ropa.
Con unos finos dedos callosos que revelaban unas lisas y ordenadas uñas, a pesar de estar separadas
por la tela de la ropa ajena, la sensación iba aumentando exponencialmente. Y Mu Hanzhang no podía
dejar de temblar, soltó un gemido desde su boca y su cuerpo también reaccionó al contacto.
Aquellas uñas no lo lastimaban a través de su ropa, y Jing Shao estiró sus manos hacia abajo con
malicia, mientras se iba rozando hacia adelante y hacia atrás sobre el pequeño Jun Qing, quien ya había
levantado su cabeza.
—¡No, ah!—. Mu Hanzhang encogió su cuerpo, porque un placer tan agudo lo había hecho incapaz de
poder pararse firmemente, por lo que tuvo que sujetar el cuello de Jing Shao para estabilizar su figura.
Jing Shao se sentó y dejó que la persona en sus brazos se pudiera sentar en su regazo.
Sus dedos sumergidos en un poco de perfume penetraron suavemente en el cuerpo ajeno, y Mu
Hanzhang frunció su ceño y se movió con incomodidad. Jing Shao le quitó los pantalones, pero no le
sacó la túnica interior y enterró su cabeza frente al pecho ajeno para morderlo con sus dientes.
Dos dedos se iban extendiendo por la blanda tierra, mientras el agua termal pasaba por sus dedos e
ingresaba por el cuerpo de Mu Hanzhang.
—Ah... Calor—. Mu Hanzhang se sorprendió por el calor que repentinamente se había vertido en su
cuerpo y apretó el cuello de Jing Shao con impotencia.
Jing Shao levantó su cabeza para intercambiar un largo beso y levantó lentamente aquellos dos
tiernos pedazos ajenos para sumergirlos por un rato, y de repente soltarlos.
—Hmmm...—. Por la humedad del agua de la marea termal, el gigante que estaba tan duro como el
hierro de Jing Shao atravesó hasta la parte más profunda del cuerpo ajeno sin ningún obstáculo. Y Mu
Hanzhang se vio obligado a levantar su cuello, mientras una gota de claras lágrimas se iba deslizando
por la esquina de su ojo en busca de caer en la brumosa agua de la piscina.
El gorgoteo del agua en la viva entrada húmeda no se podía resistir a caer en el intenso sonido del
agua de la piscina.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[El autor tiene algo que decir]
Un poco de cangrejo* para terminar, nos vemos~
[Nota de la editora]
Cangrejo*: Se refiere a la censura. Lo que ha querido decir la autora es "un poco de censura" y los
chinos usan esa expresión para quejarse de la censura china.
82: El Banquete Qiong Lin*

Mu Hanzhang frunció su ceño cuando lo vio cambiar nuevamente de tema, y lentamente usó su pulgar
para jugar con uno de sus mechones de cabello: —Si quieres ver al ganador del Examen Imperial,
puedes hacerlo después del desfile, en el Banquete Qiong Lin, ¿entonces por qué te molestas en verlo
con amargura desde el suelo?
—¿No es eso diferente?—. Jing Shao tomó aquel mechón final en su mano e intercambió sus dedos.
Mu Hanzhang se divirtió con su comportamiento infantil y sacudió su dedo: —No es normal dejarte
tocarme, ¿entonces por qué me molestas cada vez que tomo un descanso? Los jóvenes son codiciosos y
los ancianos sufren.
—No es algo malo para mí, quién te hace ser tan atractivo...—. Jing Shao se apoyó en la almohada de
su Wang Fei y le susurró.
Mu Hanzhang movió sus manos y apartó a la caliente cabeza ajena: —Habla bien, mantienes a esa
gente, ¿qué quieres hacer con ello?
—¡Miau!—. Xiao Huang vio los movimientos de su dueño y siguió el rostro de Jing Shao con sus patas.
Luego, las suaves palmaditas de la almohadilla de carne en su rostro, y el pelaje de sus garras que iba
presionando su nariz, provocaron que Jing Shao estornudara nuevamente.
Jing Shao agarró la piel del tigre y lo metió en la colcha, luego presionó la sábana para evitar que
pueda huir de allí: —Es sólo para que se puedan ir preparando, y no los usaré si no tengo que hacerlo.
—¿Qué estás planeando?—. Mu Hanzhang no tenía la intención de dejarlo ir tan fácilmente. Ese
ejército privado era un oculto y costoso peligro, tampoco es un último recurso y realmente no hay
necesidad para correr ese riesgo.
Jing Shao miró hacia abajo y suspiró: —He peleado en tantas batallas a lo largo de los años, desde el
noroeste al sureste. No he perdido ninguna batalla, tampoco he perdido una ciudad, y he abierto el
territorio para Dachen por miles de millas. Si fueras mi padre, ¿qué pensarías?
Mu Hanzhang estaba atónito: —Quieres decir que...
Los astutos conejos mueren, los perros corriendo preparan su alimento, los pájaros fallecen,
y el arco se esconde*. Los monarcas de las dinastías pasadas rara vez trataban con tolerancia a los
generales con alto poder, pero Jing Shao es un Príncipe Imperial, ¿acaso aún así no podría escapar de
las sospechas ajenas?
—Para que mi hermano esté en el trono, debo tener parte del poder militar en mi mano,
preferiblemente de parte de Jiangnan. No sé cuántos años llevará este asunto, y durante este período,
no sé qué cambios ocurrirán. Por lo que siempre tenemos que tener una salida para los dos—. Jing Shao
suspiró. Lo que había sucedido en su vida anterior de que había devuelto su poder militar como
sacrificio nunca debía volver a suceder. E incluso en el peor de los casos, también debe proteger
exhaustivamente a Jun Qing.
Mu Hanzhang levantó sus ojos para mirarlo, con el temperamento del Emperador Hong Zheng,
incluso si ahora favorece a Jing Shao, una vez que haya un poco de acción que llegue a amenazar al
poder del Emperador, es posible que el brillante Monarca destruya a su hijo sin siquiera dudarlo. Él
había nacido en la casa del Emperador, pero ya había perdido la protección de su madre, y no tiene
lugar para volverse Emperador, por lo que seguramente por ello el corazón de Jing Shao siempre estaba
intranquilo.
Al ver la preocupación que había aparecido en el rostro de su Wang Fei, Jing Shao le sonrió y apretó
su cara: —No te preocupes, esto es por si acaso, hasta ahora he sido cauteloso, y por ningún lado
llegaremos hasta ese punto.
Mu Hanzhang lo miró en silencio, y se inclinó lentamente hacia él para dejarle un suave beso en
aquella comisura de esa risueña boca ajena: —No te preocupes, yo estaré apoyándote.
Una simple oración es mejor que mil palabras de consuelo. Así que Jing Shao se quedó atónito por un
tiempo antes de darse cuenta de que su Wang Fei en realidad le había ofrecido un beso. Un solo suave
beso, ¿cómo puede desencadenar la alegría en su corazón? Y entonces, se apresuró para prepararse a
devolverle el beso a su Wang Fei.
—Miau—. Xiao Huang, que había estado luchando contra la colcha después de hacer trescientas
vueltas, finalmente logró salir, y el triunfante Jing Shao chocó con una peluda boca.
Después de que se publicó la lista para el examen imperial, el Ministerio de Ritos a cargo de Jing
Chen hizo todos los arreglos sin ningún error. Fue puntual para el examen imperial el día 23 de febrero,
y luego los tres mejores puestos en la prueba lucían horquillas y montaron en los lomos de sus caballos
con las cabezas en alto mientras iban desfilando por las calles, y la capital estaba muy animada durante
un tiempo.
—Escuché que el erudito del primer puesto es un joven talentoso, ¡es realmente difícil de conseguir!
—. El restaurante Huiwei se encuentra en la calle principal de la capital, y se puede ver que la calle
ahora está repleta por la mañana, y era muy ruidosa desde temprano, por lo que la gente no podía
parar de hablar.
—Lo que dices puede que esté mal, escuché que el segundo puesto es un hombre mayor, y que el
máximo anotador y el tercer lugar son jóvenes—. Otra persona lo replicó.
Jing Shao había reservado la mejor ubicación con anticipación y llevó a su Wang Fei al lugar donde
estaba la multitud.
—Tenemos que ir a comer en el Banquete Qiong Lin en un rato, ¿qué estamos haciendo aquí?—. Mu
Hanzhang miró indefenso a Jing Shao, quien estaba mirando entusiasmado por la ventana. Y en ese
momento sintió que él era muy similar a Xiao Huang, que también estaba mirando por la ventana de su
lugar privado.
—¡Aún no he visto el desfile de los anotadores! Rara vez aparecen en la capital, por lo que debemos
echarle un buen vistazo—. Sólo estaban los dos en aquel lugar privado, pero a Jing Shao no le
importaba nada, y todavía miraba a su alrededor con entusiasmo.
Poco tiempo después, hubo gongs y tambores para despejar el camino. Y tres personas vestidas con
túnicas rojas y con coronas de horquillas vinieron desde la Calle Real en altos caballos.
—Jun Qing, mira, ¿el tercer puesto no es ese de apellido Ma al que conocí en el restaurante Huiwei?
—. Jing Shao le señaló a su Wang Fei. En ese día, Jun Qing había hecho que ese grupo de amargados
eruditos se queden sin palabras, y el Señor Ma se había puesto de pie para aplaudirle, por lo que Jing
Shao ya había tenido una buena impresión sobre él.
Solo entonces Mu Hanzhang se inclinó hacia adelante y vio que el guapo tercer anotador en el
examen imperial le resultaba familiar, por lo que asintió hacia Jing Shao y se giró a mirar a otra persona
a caballo. Sintió que esa perfilada cara también le era conocida. Y dio la casualidad de que ese era el
primer puesto en el examen imperial, quien caminaba en el frente y pareció notar la línea de visión que
existía desde arriba, así que levantó su cabeza para coincidir con la mirada de Mu Hanzhang.
"¿Por qué es él?" Mu Hanzhang estaba un poco sorprendido.
Después de que el primer puesto vio claramente la cara de Mu Hanzhang, él se quedó mirándolo
fijamente durante un largo rato, hasta que su caballo pasó por el edificio Meiwei y tuvo que observar
hacia atrás.
Jing Shao de repente se dio cuenta de que algo andaba mal y frunció su ceño: —¿Conoces a ese
anotador?
Mu Hanzhang asintió con su cabeza. Aunque no lo había visto por algunos años, no debería de
haberse equivocado al ver la reacción de esa persona al mirarlo.
—¿Quién es?—. Jing Shao sostuvo el rostro de su Wang Fei con insatisfacción y lo obligó a girar la
cabeza para que dejara de mirar hacia la dirección de ese ganador.
—Fue mi compañero de clase en mi infancia—. Le explicó Mu Hanzhang mientras iba apartando
aquella mano que le estaba apretando su mejilla. El hombre se llama Qin Zhaoran, y es un pariente
lejano de la familia del Marqués del Norte. Él pudo estudiar en la misma escuela que la familia Mu.
Había realizado un examen con Mu Hanzhang. Y más tarde, regresó a su ciudad natal para continuar
con sus estudios con el fin de aprobar el examen imperial.
—Si no te hubieras casado conmigo, ¿le hubiera tocado a ese anotador?—. "Está bien si es que no es
ningún antiguo amante". Jing Shao murmuró en su corazón, y luego volvió a mostrarle un rostro
sonriente, para llevar a su Wang Fei al piso de abajo. —Date prisa, será tarde en un rato.
Los primeros puestos en el examen imperial deben ir al Banquete Qiong Lin, y los príncipes
imperiales deben estar presentes allí, por lo que ambos deben ir. Mu Hanzhang estaba muy indefenso
ante el comportamiento voluntarioso de su propio príncipe, por lo que sólo podía correr con él.
La avenida estaba llena de gente, y los dos montaron en Xiao Hei, y rápidamente lograron abrirse
camino para salir de esa carretera e ir directamente hacia el Jardín Qiong Lin.
En el medio del Jardín Qiong Lin hay un gran pabellón llamado Hua Ting, donde los emperadores y
príncipes toman asiento, y donde también los tres eruditos pertenecientes a la primera clase social se
deben sentar junto al Emperador.
Cuando los dos llegaron a Hua Ting, a excepción del Emperador Hong Zheng, varios príncipes ya
estaban esperando allí. Jing Chen miró a su hermano menor y les dijo que se levantaran rápidamente.
No mucho después, llegó el Emperador Hong Zheng, y luego de la ceremonia, todos tomaron sus
asientos por orden de estatus.
Debido a que el Banquete Qiong Lin era extremadamente importante para los académicos, las reglas
también eran muy pesadas. A consecuencia de ello, Jing Shao bostezó en secreto por el aburrimiento, y
Jing Chen lo pateó sin que los demás se dieran cuenta, por lo que él tuvo que sentarse erguido y lanzar
una mirada lastimera a su Wang Fei que estaba a unas pocas personas de distancia.
Ante ello, Mu Hanzhang le dio una mirada de "No puedo hacer nada por ti", y continuó sentado con
elegancia.
Lo único interesante en el Banquete Qiong Lin fue que el tercer puesto presentó flores, ya que
mientras el tercer puesto recitaba poemas, él ya había elegido unas de las flores más brillantes en el
jardín para dárselas al Emperador.
El nombre del tercer lugar era Ma Zhuo, y tenía un par de ojos sonrientes. El Emperador Hong Zheng
le ordenó que hiciera una colecta de flores, presumiblemente porque pensaba que este joven era
adorable, y que era mejor en comparación de que si un anciano fuera a regalar flores en el Banquete
Qiong Lin.
—Todos los años me regalan flores. Pero el tercer lugar de este año es difícil de conseguir por ser tan
joven, así que es mejor que las regales a un príncipe—. El Emperador Hong Zheng le sonrió e impidió
que Ma Zhuo le entregara las flores y en su lugar, le pidió que se las dedicara a uno de los príncipes.
Hubo un repentino silencio en el pabellón Hua Ting, y la atmósfera originalmente festiva se volvió fría
y solemne de un momento a otro.
Jing Shao, quien estaba a punto de quedarse dormido, se sentó erguido, y Jing Chen y él se miraron el
uno al otro sin rastro de entendimiento.
Jing Chen obviamente no sabía por qué el Emperador Hong Zheng había hecho tal solicitud de
repente. Sus escondidas manos en sus mangas se apretaron en silencio y luego se extendieron
lentamente, viendo cómo el tercer puesto iba a responder.
El Cuarto Príncipe también se sorprendió y miró al Joven Maestro Mao Guo, quien estaba también
confundido.
Un sudor frío estalló en la frente de Ma Zhuo. Este tipo de flores no se ofrecían casualmente, y ahora
estaba indeciso sobre a quién dárselas, a nadie estaba bien que se las dedicara. Es lógico que sea más
seguro dar a un príncipe que no tiene derecho a herencia, pero de esta manera, obviamente sería una
burla para Cheng Wang...
Mu Hanzhang bajó sus ojos, pensando en el propósito del Emperador. ¿Podría ser que alguien
recientemente haya recibido una noticia de algún Príncipe y que después esto haya provocado la
infelicidad del Emperador Hong Zheng? ¿Usa esto acaso para atacar a algunas personas? Mientras
estaba pensando, se le fueron entregadas unas florecientes y hermosas flores.
—Este plebeyo ha admirado durante mucho tiempo el talento del Marqués Wen Yuan, así que estas
flores están dedicadas al Señor Marqués—. Le dijo Ma Zhuo con una sonrisa.
La razón fundamental por la que le pudo dar las flores era porque Wang Fei era considerado también
como un medio príncipe y, de hecho, era el único literato entre el grupo de príncipes, lo que le daba
sentido a su acción.
Jing Chen observó la extremadamente rápida respuesta del tercer anotador y cabeceó en secreto. El
Cuarto Príncipe suspiró de alivio, pero Jing Shao miraba a su Wang Fei con nerviosismo, sin entender
cómo el fuego le ardería a Jun Qing, Y mirando a Mu Hanzhang con la misma preocupación, también
estaba el nuevo primer puesto, Qin Zhaoran, sentado a un lado.
—Las intenciones del tercer anotador en el examen imperial son buenas, pero irrespetuosas—. Mu
Hanzhang se puso de pie y tomó la rosa peonía con gracia y calma.
—El talento de Hanzhang no pierde contra el del tercer puesto—. Los profundos ojos del Emperador
Hong Zheng se tiñeron gradualmente con una sonrisa, e indicó a un camarero que le pasara una copa a
Mu Hanzhang.
—Sí, Padre Emperador—. Mu Hanzhang no se negó, y respetuosamente se inclinó ante el Emperador
Hong Zheng, tomó la copa que se le fue entregada a Ma Zhuo para Jun Qing, y se la bebió de una vez.
Las palabras del Emperador Hong Zheng volvieron a elevar la posición de Mu Hanzhang. Y todos
tenían pensamientos diferentes, pero igual aparecieron sonrisas en sus rostros y la fría atmósfera
simplemente se logró hacer más cálida.
Man Zhuo se hizo a un lado y en silencio se secó el sudor frío de sus palmas.
Qin Zhaoran miró a Mu Hanzhang, quien estaba lleno de elegancia, y un toque de tristeza apareció
gradualmente en sus ojos.
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[Nota de la traductora]
Banquete Qiong Lin*: Es un banquete para los nuevos eruditos después del Examen Imperial. Y
comenzó en la dinastía Song. Song Taizu estipuló que después del examen imperial, el Emperador
anunciaría la clasificación de los eruditos en la Academia Imperial y les ofrecería una fiesta para
celebrar. Además, todos los banquetes se celebraban en el famoso Jardín Qiong Lin.
Los astutos conejos mueren, los perros corriendo sirven de alimento, los pájaros fallecen, y
el arco se esconde*: Viene de un proverbio chino, el cual trata de expresar que si una persona pierde
su utilidad, esta tiende a morir o a tener peor suerte que otras.
83: Antiguo conocimiento

Después del Banquete Qiong Lin, el Ministerio Adjunto de Ingresos comenzó a asignar un nuevo lote
para los anotadores del Examen Imperial, por lo que Xiao Yuan estaba tan ocupado que no tuvo tiempo
libre hasta mediados de marzo.
Debido a la pequeña perturbación del tercer puesto al ofrecer flores, todos los que trabajaban en la
Corte Imperial y los Príncipes se pusieron de pie y se fueron. El Emperador Hong Zheng pensó de
alguna manera en dejar que el Cuarto Príncipe Jing Yu se hiciera cargo del Ministerio de Justicia. Y que
los asuntos tributarios de la gente extranjera le fueran entregados al Marqués Wen Yuan. Aunque la
gente de Fanbang no venía algunas veces al año, Mu Hanzhang ya podía tener un trabajo práctico.
Los eruditos de segundo y tercer grado por el Examen Imperial deberían ser admitidos por separado
si es que deseaban obtener un puesto laboral. Sin embargo, los tres primeros puestos directamente
obtenían una posición oficial.
—El segundo puesto ha ido a la Academia en Hanlin para hacer una compilación, el Joven Ma del
tercer puesto fue al Ministerio de Ritos—. Xiao Yuan bebió un sorbo de té, y los asuntos del Ministro
Adjunto de Ingresos oficialmente habían llegado a su fin. El año pasado, hubo una investigación a gran
escala en el Ministerio de Ritos. Este año, estuvo en el Examen Imperial cuando lo transfirieron, y
realmente no pudo descansar ni un día. Al mirar a las dos personas que estaban sentadas, una frente a
la otra que vagaron durante todo el tiempo, el Ministro Adjunto Xiao de repente sintió que el cielo era
injusto.
—Hemos estado en la Batalla durante más de medio año, así que, naturalmente, debemos tomarnos
un descanso—. Le dijo Jing Shao con naturalidad, al ver la tristeza en los ojos de Xiao Yuan.
—¿A dónde se fue el primer puesto?—. Zhou Jin se acercó con un plato de pasteles pegajosos de arroz,
y cuando vio a Xiao Yuan molesto, preguntó con una sonrisa.
—El Cuarto Príncipe quería enviarlo al Ministerio de Justicia, pero esa persona pidió ser un
funcionario local—. Hablando sobre Qin Zhaoran, una extraña mirada apareció en el rostro de Xiao
Yuan. En el pasado, los primeros puestos y los que pasaban el Examen Imperial siempre estaban
ansiosos por quedarse en la capital, pero esta persona es mejor y hace lo contrario.
Jing Shao resopló con frialdad. Debido a que Rui Wang admiró la rápida respuesta de Ma Zhuo en el
Banquete Qiong Lin, y que el Ministerio de Ritos sólo necesitaba a alguien que pudiera hablar bien, fue
a discutir con el Emperador Hong Zheng. Y ese idiota de Jing Yu había ido directamente a preguntar por
el máximo anotador, por temor a que los demás no supieran que él quiere presionar a su hermano
mayor real.
—De esta forma, el ser un funcionario local es en realidad mejor que ser uno en la capital—. Dijo Mu
Hanzhang lentamente. Con el temperamento de Qin Zhaoran, probablemente él no quería participar en
los asuntos de los príncipes. Y aunque el Cuarto Príncipe fue a convencerlo, él sólo lo alejaría.
—A Jing Yu le gusta compararse con su hermano mayor desde que era un niño, y cuando fue
nombrado, naturalmente quería lo mejor—. Jing Shao dijo con desdén que Jing Yu es el hijo mayor de la
Emperatriz, así que debería ser igual a Jing Chen.
Mu Hanzhang no pudo evitar reírse. Un título de realeza como el de "Rui Wang" otra vez no había
sido tomado por el Cuarto Príncipe, lo que también había causado extrañeza en el Cuarto Príncipe hasta
el punto de ponerlo de cabeza.
Qin Zhaoran se había parado frente a la puerta del Palacio y miró la magnífica entrada. Era mucho
más maravillosa que la puerta de la Residencia del Marqués del Norte de la que había entrado y salido
cuando era joven. Y las nueve palabras: "Palacio de Cheng Wang y del Marqués Wen Yuan" que estaban
escritas en aquella puerta, le daban un extraño aspecto, pero ese título tan poco sofisticado, en su
opinión, revelaba un poco de intimidad que no era apropiado para los forasteros.
—Gongzi, ¿sucede algo?—. El Sr. Yun, quien había salido a hacer recados, vio al joven que estaba
aturdido frente a la puerta, y al ver su amable actitud, pensó que debía ser un visitante, así que le
preguntó.
Qin Zhaoran quería decirle que no pasaba nada, pero después de una pausa, no pudo evitar
preguntarle: —Soy Qin Zhaoran, un viejo amigo del Marqués Wen Yuan, ¿podría decirme si el Señor
Marqués está en casa?
—El Joven Maestro Marqués salió con el Príncipe, y no podrá regresar hasta el mediodía. Si Gongzi no
tiene prisa, puede entrar a la mansión y esperar—. Le dijo el Sr. Yun con cortesía.
—No es necesario—. Qin Zhaoran agitó su mano, miró la placa de la puerta con pesar, y se volvió para
irse.
Cuando los dos regresaron del Restaurante Huiwei, el Sr. Yun les habló de la visita del máximo
anotador del Examen Imperial. Y Jing Shao pensó que, dado que había sido un compañero de clase de
su propio Wang Fei; y además el primer puesto del Examen Imperial, deberían invitarlo a comer. Por
ello, le pidió al Sr. Yun que le enviara una carta y lo invitara al Palacio mañana.
—Probablemente no va a venir—. Mu Hanzhang miró la invitación. En sus huesos, ese hombre era un
erudito integro, y siempre había estado alejado de la realeza.
—Siempre que sea tu compañero de clase o familiar, serán invitados, pero es asunto suyo si vienen o
no—. Dijo Jing Shao con indiferencia.
La invitación fue enviada, frente a ello, Qin Zhaoran vaciló una y otra vez en ir, pero al final no fue.
Un sirviente dijo que el máximo anotador del Examen Imperial era una persona modesta y humilde,
por lo que no quería causar problemas ni al Príncipe ni al amo, pero en su lugar, pidió que se le diera un
pedazo de piedra de tinta a Mu Hanzhang.
—Esta persona es cautelosa—. Le dijo Jing Shao a su Wang Fei después de escuchar la respuesta del
sirviente.
Mu Hanzhang frunció el ceño y miró la piedra de tinta en su mano. Estaba hecha de una especie de
piedra de tinta producida en la ciudad natal de Qin Zhaoran. Rara vez se vende en el mercado, porque
la tinta que se muele no es buena, ya que siempre contiene algunas imperfecciones, es frágil y difícil de
tallar. Cuando era niño, Qin Zhaoran le dijo que su familia era pobre, y como no podía comprar una
buena piedra de tinta, él se iba al río a buscar este tipo de piedra, y así podía producir tinta triturándola
en cualquier hoyo; además, como había una especie de piedra mixta adentro, la letra saldría con un
suave color indigo. Mu Hanzhang tenía curiosidad en ese momento y quería ver ese tipo de piedra. Pero
no esperaba que Qin Zhaoran después de tantos años todavía recordara su antiguo anhelo.
—Ahora está en la cúspide de la tormenta. No importa si él no viene—. Mu Hanzhang dejó a un lado la
piedra de tinta: —Ya llama la atención que el hermano mayor quiera que el tercer puesto trabaje con él.
Todavía no debemos acercarnos demasiado a otras personas.
Jing Shao asintió y le pidió a los sirvientes que le enviaran algunos regalos a Qin Zhaoran, pensándolo
mejor, ya que era amigo de su propio Wang Fei, le dijo a Xiao Yuan que no lo trasladara a un país
remoto, y que mejor le encontrara un lugar con ricos recursos y con facilidad para tener logros
políticos.
Hasta el momento en que Qin Zhaoran dejó la capital para ocupar su cargo, Mu Hanzhang nunca lo
llegó a ver, y Jing Shao también dejó ese asunto atrás, porque a mediados de marzo, Jing Chen se fue a
Jiangnan, por lo que ambos esposos estuvieron ocupados.
Antes de que Jing Chen se fuera, le entregó una parte de sus contactos a Mu Hanzhang para que
pudiera manejar algunos asuntos que sean urgentes en la capital y también le dejó tomar algunos al
tercer puesto.
—El hermano mayor confía más en ti ahora de lo que confía en mí—. Le dijo Jing Shao con amargura a
su Wang Fei mientras lo abrazaba.
Mu Hanzhang escribió un comentario sobre el documento oficial que tenía en su mano y le dio una
palmada a la cabeza de Jing Shao que estaba en su hombro: —¿Quién te deja ver un documento oficial y
se va? El hermano mayor no ha contado contigo durante mucho tiempo.
Dado que Mu Hanzhang pudo ir a la corte, Jing Chen a menudo le pedía que fuera a su Palacio Real
para participar en algunas cosas, y gradualmente le entregó parte de los asuntos. Parecía que había
puesto muchas expectativas en su cuñado, por lo que cuando se fue de la capital, Mu Hanzhang hizo su
labor sin problemas.
Jing Shao resopló de mala gana para levantarse, Xiao Huang entró por la rendija de la puerta y miró
la pata de la mesa. Había un plato de frescas moras sobre la mesa, y esas frutas estaban ligeramente
moradas con un rojizo brillante, que las hacía ver deliciosas.
—¿Qué le pasa a ese Ma Zhuo? Siempre pensé que él y el hermano eran viejos conocidos—. Mu
Hanzhang golpeó con su pincel a la pata peluda que se estaba extendiendo hasta el plato.
—Hmmm, no lo sé, pero mi hermano mencionó vagamente que parece ser de la familia Zhuo—. Jing
Shao apretó una mora que no era demasiado roja, y la metió en la boca del pequeño tigre, e
inmediatamente sacudió su cabeza con amargura: —Ma Zhuo no se apellida realmente Ma, sino Zhuo.
Mu Hanzhang hizo una pausa, y luego volvió su cabeza para mirarlo, de hecho, si él había usado un
seudónimo en el Examen Imperial, entonces debe haber un secreto oculto en él.
—Yo era joven cuando la familia Zhuo estaba en problemas. No lo sabía muy bien, pero supongo que
mi hermano pudo haber estado en contacto con ellos a lo largo de los años. De lo contrario, ¿de dónde
ha venido la capacidad de este tercer puesto para realizar un examen Imperial de su lugar natal?—. Jing
Shao dijo en voz baja, había prestado muy poca atención a los asuntos de la corte en su vida anterior,
por lo que no conocía a la gente que había estado alrededor de Jing Chen.
Aunque Mu Hanzhang era joven en ese momento, el asunto de que el Ministro Zhuo había sido
condenado por el crimen de saqueo, y su posterior exilio, causó mucha sensación, y también su padre,
el Marqués del Norte, lo había mencionado, por lo que Jun Qing asintió levemente al escuchar sus
palabras, y entendió el porqué era mejor hablar lo menos posible acerca de este asunto.
—Ese Ma Zhuo es realmente una maravillosa persona. Lo conocí en el Ministerio de Ritos unos pocos
días, e incluso los ancianos que lo vieron fueron agradables con él—. Mu Hanzhang apretó una mora
para comerla, pero Jing Shao se le adelantó y se llevó aquella fruta primero a la boca.
—Esta mora es agridulce, déjame enviarle un poco a tu madre—. Jing Shao se lamió sus delgados
dedos mientras comía, y sintió que las yemas de sus dedos temblaban ligeramente antes de bajar sus
manos con felicidad.
—Ya le he regalado—. Mu Hanzhang estaba indefenso por el comportamiento cada vez más infantil de
Jing Shao. Esta mora había sido plantada por él mismo en el Palacio. Y ahora que Qiu estaba
embarazada, ella está enamorada de esas frutas agridulces: —Envié algunas al Palacio de Rui Wang.
Escuché que mi cuñada no está bien últimamente, debemos ir mañana a echar un vistazo.
—Sí—. Le respondió Jing Shao, y pronto escuchó a alguien venir a informar que el Joven Maestro Ma
del Ministerio de Ritos había venido de visita.
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estamos colaborando las traductoras de las novelas nwn.
84: El Tercer Puesto

Jing Shao le pidió a Duo Fu que llevara a la persona que había venido directamente al salón del té del
Pabellón Tingfeng y que ayudara a su Wang Fei a arreglar las cosas en la mesa antes de dirigirse al
Pabellón Tinfeng.
—Este humilde siervo saluda a Su Alteza Real Cheng Wang y al Marqués Wen Yuan—. Ma Zhuo se
paró en el salón del té, sin sentarse, y así, vio a las dos personas que venían e inmediatamente se
acercó a saludar.
—Joven Maestro Ma, por favor levántese pronto, ¿por qué no toma asiento?—. Jing Shao tuvo una
buena impresión acerca de este tercer puesto en el Examen Imperial. De todos modos, después de su
escena en el Banquete Qiong Lin, y de que Jing Chen directamente lo quiso hacer ingresar al Ministerio
de Ritos, en secreto, todos estaban en un mismo bando, por lo que su actitud hacia él naturalmente se
volvió más cálida.
—Wang Ye ni el Señor Marqués habían llegado, ¿cómo podría este siervo sentarse sin permiso?—. Ma
Zhuo tenía un par de ojos sonrientes y parecía tener una sonrisa pacífica, lo que la hacía
extremadamente agradable.
—El Joven Maestro Ma ha venido, pero, ¿qué sucede?—. Mu Hanzhang sonrió y lo dejó sentarse.
—Ah, así es, hoy conocí a un cazador que instaló un puesto en el sur de la ciudad. Vi que vendía
algunas pieles y animales vivos, pero también colocó una canasta con hierbas. Fui a preguntarle y me
enteré de que era hierba fresca de las montañas para los tigres. Así que el cazador pensó que a los
tigres a menudo les gusta comer hierba medicinal que está a la venta, quién sabría que durante mucho
tiempo, eso era solo una burla—. La voz de Ma Zhuo se volvió más clara, y hablaba entonando sus
palabras, como si fuera un narrador, haciendo que la gente se sintiera aburrida y solo quisiera seguir
escuchándolo.
Mientras decía esto, sacó una canasta medio vieja del respaldo de su silla que estaba llena de hojas
de hierba verde, lo que obviamente confirmó lo que acababa de decir. En ese momento, Miao Xi que
tenía una tetera, entró para servir el té. Ante ello, Ma zhuo se sintió un poco avergonzado: —Ha sido
por la señorita que me sirvió el té hace un momento. Tenía miedo de que la señorita se riera de mí, así
que escondí mi canasta detrás de la silla.
Miao Xi no pudo evitar reírse y quiso tomar la palabra, pero teniendo en cuenta las reglas que Mu
Hanzhang había enfatizado para los días de semana, ella apresuradamente siguió sirviendo el té y salió
corriendo con una sonrisa.
Jing Shao observó con calma cada movimiento de Ma Zhuo. Como le dijo su Wang Fei, él era capaz de
hablar bien y era muy inteligente, así que tomó la canasta que se le fue entregada y la miró: —¿Esta
hierba para tigre es buena?
—Este siervo ha crecido en las montañas desde que era un niño. Sé que los tigres comerían esta
especie de hierba en lugar de comer carne. Porque si no la comen durante mucho tiempo, se pueden
enfermar—. Le dijo Ma Zhuo lentamente: —Escuché que hay un tigre en su Palacio, así que este siervo
quería dársela al Wang Ye y al Marqués.
Mu Hanzhang tomó un trozo de hierba y la miró. Había visto esa hierba en un libro, pero él pensó que
sólo era un rumor y no esperaba que existiera. Era solo que Ma Zhuo había dicho antes que la hierba
medicinal había sido comprada de un cazador, por lo que, naturalmente, ellos no venden los
medicamentos a base de hierbas a un precio alto. Seguramente la compró por algunos centavos. Este
regalo no es valioso, pero sí voluntarioso. Además, es inofensivo aceptar este tipo de cosas, y sería
hipócrita si no lo aceptara. Este tercer puesto realmente sabe cómo ser un caballero.
—Entonces, realmente agradezco al Joven Maestro Ma—. Mu Hanzhang tomó la canasta que estaba
en la mano de Jing Shao y la dejó a un lado.
—¿Por qué es cortés, Señor Marqués? En estos días, Su Alteza Real Rui Wang no está en la capital, y
este siervo le ha causado muchos problemas al Señor Marqués. Es un asunto banal, ¿entonces cómo
puedo ser digno de la guía del Señor Marqués en estos días?—. Al decir esto, Ma Zhuo sonrió.
Los tres intercambiaron algunas palabras, antes de que Ma Zhuo se levantara y dijera que era hora
de regresar al Ministerio de Ritos. Mu Hanzhang lo quería convencer de que se quedara a almorzar,
pero él se negó alegando que todavía tenía un asunto oficial importante que informar al mediodía.
—Ma Zhuo realmente tiene algo de habilidad—. Mu Hanzhang tocó la hierba para tigres en sus
manos.
Jing Shao frunció el ceño y se quedó pensando. ¿Por qué Ma Zhuo parecía estar familiarizado con la
actitud de Miao Xi?
—¿Qué sucede?—. Al ver que Jing Shao no hablaba, Mu Hanzhang se volvió para preguntarle.
—Pienso que ya he visto a esta persona antes—. El rostro de Jing Shao estaba muy desconcertado. No
debería haberlo visto después de su renacimiento, porque su impresión hacia él era muy vaga aún, pero
lo recordó cuando lo sintió familiar en ese momento.
Mu Hanzhang pensó por un momento y dijo: —Nunca ha estado en la capital antes de dar el Examen
Imperial, a menos que...—. Bajó la voz mientras hablaba y estaba a punto de seguir diciéndole aquello
en el oído a Jing Shao.
Jing Shao giró su cabeza, sólo para encontrarse con los labios de su Wang Fei, los cuales casi
chocaban con los suyos, por lo que simplemente se acercó y lo besó directamente.
Miao Xi, que había entrado a volver a poner té, se detuvo de repente y apresuradamente estabilizó la
tetera que estaba en su mano.
—Hmmm...—. Mu Hanzhang empujó apresuradamente a Jing Shao, mientras su rostro de repente se
teñía de rojo. Su sirvienta había visto esta escena a plena luz del día, ¿dónde ahora metería su rostro?
—¿De qué tienes miedo? No soy una mujer, así que no mancharás mi inocencia—. Jing Shao
naturalmente sabía que su Wang Fei era tímido otra vez. Así que antes de que se enoje, tomó a esa
persona en sus brazos para morderle su roja oreja.
Mu Hanzhang lo miró, y luego no pudo evitar sonreír de nuevo. Después le susurró su suposición.
Dado que Ma Zhuo pertenece a la familia Zhuo, y no ha estado en la capital en los últimos años, Jing
Shao sólo pudo haberlo visto cuando era un niño.
—Cuando era un niño...—. Jing Shao pensó por un momento y le dijo a Mu Hanzhang. Él creció en el
Palacio cuando era un niño, y no habían muchos invitados a los que pudiera ver. De la familia Zhuo,
¡sólo se conocía al compañero de estudio de Jing Chen!
—¿Compañero de estudio?—. Mu Hanzhang estaba un poco sorprendido, Ma Zhuo no parecía tener
veinticinco o ni siquiera ser un adulto. Era sólo un hombre joven, e incluso más joven que el profundo
Qin Zhaoran.
Los dos adivinaron la identidad de Ma Zhuo, pero no estaban muy seguros. Estuvieron haciéndose
preguntas precipitadamente, pero simplemente no llegaron a nada, por lo que prefirieron esperar a que
Jing Chen volviera para preguntarle.
Al día siguiente, los dos prepararon regalos para la Wang Fei del Palacio Real de Jing Chen.
La tez de la Wang Fei de Rui Wang no era muy buena, pero aún no estaba postrada en cama, por lo
que pudo ir a saludarlos en el salón principal con una sonrisa.
—He sufrido por algo de viento y frío en el confinamiento, y no he podido dormir bien en estos días,
así que siento un poco de opresión en el pecho y falta de aire, pero no es un obstáculo.
La voz de la Wang Fei de Rui Wang era un poco débil, y parecía que realmente no dormía bien, porque
los alrededores de sus ojos estaban azules.
—La salud de mi cuñada es importante. Si hay algo en el Palacio en lo que te pueda ayudar, sólo dile a
alguien que me lo diga—. Le dijo Mu Hanzhang con calidez. Cuando antes no estaban en la mansión de
Cheng Wang, siempre le pedirían a Rui Wang Fei que se hiciera cargo del interior de la casa.
Después de escuchar estas palabras, ella tomó lentamente un sorbo de su té ceremonial: —La
amabilidad de mi cuñado está clara. Aunque no soy útil, puedo manejar las pequeñas cosas de mi casa.
La cara de Jing Shao se tornó de inmediato un poco desagradable de ver cuando escuchó esto. Esta
cuñada no lo trató mucho en su vida anterior. Y a él no le importaba demasiado de todos modos, pero
ahora que Jun Qing la mencionó amablemente, ella lo rechazó con temor. Fue como si le diera una
bofetada en el rostro.
—Realmente no sé mucho sobre el interior de su casa. Y ya que mi cuñada está bien, no crearemos
más problemas—. Mu Hanzhang sostuvo el puño de Jing Shao y sonrió: —Ya no es temprano, así que
deberíamos regresar.
Mientras hablaban, se escuchó un llanto de niños no muy lejos, y un rastro de melancolía apareció en
el rostro de la Wang Fei de Rui Wang, por lo que ella se levantó para despedirlos: —Debería haberlos
dejado almorzar, pero el Príncipe no está aquí, y hay muchos niños pequeños en la casa.
—Cuñada, ve y échales un vistazo, no es necesario que nos des algo—. Le dijo Mu Hanzhang
cortésmente, sacando a Jing Shao del Palacio de su hermano mayor.
Después de salir del Palacio de Rui Wang, el puño de Jing Shao seguía apretado con fuerza: —¡Te ha
intimidado intolerablemente!
—Escuché que las mujeres que no estuvieron bien en el confinamiento por embarazo tendrían un mal
carácter. ¿Así que por qué molestarse con una mujer?—. Mu Hanzhang estrechó la mano de Jing Shao y
lo persuadió a calmarse. Después de todo, Jing Chen se convertirá en el Emperador en el futuro, y su
Wang Fei será la Emperatriz, por lo que incluso si dice palabras un poco incómodas, no hay necesidad
de ofenderla por esta pequeña cosa.
—Siempre me habla a medias, y aunque la escuche, nunca me preocupé por ella, pero hoy te
avergonzó...—. Le dijo Jing Shao, pero sus labios fueron bloqueados por un delgado dedo, sin darle la
opción a continuar.
—¿Por qué tomar en serio las palabras de una mujer de la casa interior?—. A Mu Hanzhang no le
importaba mucho. Desde su infancia, nunca había escuchado los comentarios negativos, y la Primera
Esposa de Jing Chen en realidad no había dicho nada excesivo.
Jing Shao sostuvo las riendas del caballo con una mano y sostuvo a la persona en sus brazos con más
fuerza con su otra mano, no importaba cuanto él sufriera, pero no podía ver siendo mínimamente
agraviado a Jun Qing.
Pero Mu Hanzhang estaba pensando que, con lo sucedido con la Wang Fei de Rui Wang, después de
unos meses desde que su madre diera a luz, sería mejor buscar a alguien más que la cuide para evitar
cualquier problema.
Todo el mes de marzo estuvo muy ajetreado, y los dos ya no volvieron al Palacio Real de Jing Chen.
En un abrir y cerrar de ojos, Jing Chen finalmente regresó de Jiangnan, y después de salir de su
Palacio, fue primero a la Residencia de Cheng Wang.
Les contó que el viaje a Jiangnan fue bastante tranquilo, excepto que cuando le tocó hablar sobre el
Rey de Huainan, la cara de Jing Chen se volvió un poco extraña, pensó por un momento y dijo: —Esa
persona tiene una mente muy profunda—. Y luego desapareció.
Jing Shao tenía mucha curiosidad. Gu Huaiqing es un hombre que va con el viento y la lluvia. Por lo
que él quería saber cómo era la situación cuando ese hombre se encontró con su hermano como para
que él hablara de una manera profunda. Quería preguntar de nuevo, pero Mu Hanzhang lo pateó en
silencio, por lo que sólo se pudo voltear para preguntar por Ma Zhuo.
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85: Un viejo amigo



Jing Chen admitió directamente la identidad de Ma Zhuo, quien de hecho, había sido su compañero de
estudio en su niñez. Cuando la familia Zhuo fue condenada, Ma Zhuo también fue exiliado. Aunque
originalmente, debido a la súplica de Jing Chen, él podría haberse quedado solo, él pensó que su familia
estaba llena de mujeres, niños y ancianos, y ya que eran débiles, necesitaban que su menor hijo los
cuidara, por lo que renunció a la bondad del Príncipe, quien lo siguió hasta un lugar remoto.
Mu Hanzhang confirmó la identidad de Ma Zhuo, y su perspectiva acerca de él mejoró de inmediato.
El compañero de estudio de Jing Chen en ese entonces era Zhuo Yunji, el hijo mayor del Ministro
Zhuo. Se rumoreaba que el niño era extremadamente inteligente y que podía ser capaz de recitar algo
después de haberlo leído. Sabía de ello, porque cuando la familia Zhuo no estaba en problemas, en las
enseñanzas de la familia Mu se lo mencionaba a menudo.
—¿Cómo puede ser tan increíble como lo dicen los rumores?—. Jing Chen sacudió su cabeza con
impotencia. En ese entonces, sólo pudo hablar bien para engatusar y hacer feliz al maestro de la clase,
por lo que elogió más al joven frente a todos. La escuela de la familia Mu fue educada por una
Academia Imperial, por lo que naturalmente los maestros exagerarían sus palabras.
—¡Así es, él no sólo puede recitar después de leer!—. Jing Shao continuó las palabras de su hermano.
Cuando era niño, vio a Zhuo Yunji copiar un libro que estaba en su mano. Estaba a punto de
memorizarlo, pero fue atrapado por él, y Zhuo Yunji le entregó un puñado de dulces para rogarle que no
dijera nada.
Mu Hanzhang sonrió claramente y luego se volvió para hablar sobre lo que había sucedido
recientemente en la Corte Imperial: —El Príncipe mayor se invitó a sí mismo a regresar a la corte, pero
el libro de cuentas todavía está en camino—. Durante todo ese período de tiempo, Jun Qing manejó
parte de los asuntos de Jing Chen, sólo para saber cuán increíble era este hombre.
Jing Chen tomó un sorbo de té y miró a Jing Shao: —¿Qué piensas?
Jing Shao frunció su ceño. Los disturbios en el Sur aún no se habían resuelto, y el dócil Joven Jing
Rong quería volver con el rabo entre las piernas. Si este asunto no se pudo arreglar, entonces esto le
caería a él: —No se avergüenza de sí mismo, y no podemos detenerlo. Pero el gobernador del lado de
Yunnan y Tibet no lo dejará salir... Yo no iré de todos modos.
—Puede ser que vaya otra persona—. Mu Hanzhang frotó levemente el borde de su taza. El príncipe
mayor quería regresar solo, y no pudieron detener los costos dados por el libro de cuentas, así que todo
depende del Emperador.
—¿Quién?—. Jing Chen pensó en ello, pero aún tenía que escuchar sus opiniones.
—Es más adecuado que el Conde Yong Chang vaya, tal vez así pueda ser un Marqués—. Se burló Jing
Shao. ¿No está la esposa de Yong Chang incómoda con el nombramiento de su Wang Fei? Simplemente
deben dejar que su marido y yerno vayan al campo de batalla para ganarse un título.
Unos días después, el gran príncipe Jing Rong envió una invitación para regresar a la corte y se la
mandó al Emperador Hong Zheng.
—¡Es un desperdicio!—. El Emperador Hong Zheng arrojó el libro de cuentas al suelo.
—Emperador, ahora los Bárbaros del Sur están en un momento de arrogancia y de repente él quiere
retirar sus tropas por temor a ayudar a la altanería de esas personas, y volverá este asunto aún más
difícil de lidiar para el futuro—. El Ministro de Guerra se preocupó.
Desde la muerte del antiguo Primer Ministro, el Emperador Hong Zheng no ha designado a un Primer
Ministro en estos años. Sin embargo, ha dividido el puesto de Primer Ministro en seis Ministerios. Si
hay príncipes mayores, esos puestos se les serán entregados, de lo contrario, estos cargos se les darán
directamente a los Ministros. Por lo que actualmente los seis Ministros tienen todavía mucho peso en la
corte.
Efectivamente, tan pronto como el Ministro Sun dijo esto, algunas personas lo siguieron en su idea.
—¡Padre!—. El Cuarto Príncipe Jing Yu de repente salió de la multitud e hizo una reverencia:—Este
hijo ha escuchado que el Emperador estaba sufriendo de miasmas en Yunnan y Tibet, por lo que estuvo
enfermo durante más de un mes. Ahora que el clima es cada vez más caluroso, hay cada vez más
serpientes, insectos, ratas y hormigas en Yunnan, lo que es perjudicial para el hermano real. Ahora que
él está dispuesto a renunciar a la oportunidad de hacer un servicio meritorio, ¡debe ser porque su
cuerpo ya no puede soportarlo!
El Cuarto Príncipe estaba muy exaltado, como si realmente los dos fueran hermanos.
El Emperador Hong Zheng estaba muy satisfecho con el desempeño del Cuarto Príncipe por cuidar a
su hermano mayor, y la fiereza que había en sus ojos se fue desvaneciendo.
Jing Chen miró que el Cuarto Príncipe estaba llorando, y sus ojos bajaron levemente. Cuando él
estaba en Jiangnan, Gu Huaiqing le mostró las cartas que habían sido enviadas por la corte, donde la
intención de retirarle el dominio era cada vez más obvia. Ahora vio que la fuerte llamada del Príncipe
mayor y de Jing Yu estaba relacionada con la situación en Huainan. Y Jing Chen no pudo evitar burlarse
en su corazón. Cuando alguien realiza un buen trabajo, y rápidamente lo pierde por el mal, ¿cómo
puede haber algo tan barato en el mundo?
Jing Shao le echó un vistazo a su Wang Fei, y Mu Hanzhang le indicó que no dijera tonterías, por lo
que él obedientemente bajó su cabeza y no dijo nada.
El Emperador Hong Zheng se quedó en silencio, mientras escuchaba cada palabra de los Ministros
discutiendo el asunto. En términos generales, un lado sintió que los Bárbaros del Sur eran solo un
pequeño grupo de bandidos, y que no valía la pena gastar demasiado tiempo con ellos, mientras que
otro lado pensaba que la situación general acerca de la huida del príncipe mayor sería perjudicial para
la cara del Imperio. Y cuando el Emperador Hong Zheng escuchó la palabra "huida", él volvió a fruncir
su ceño.
Jing Chen salió después de que todos casi se habían peleado, y lentamente recogió el memorial de la
reunión que había sido arrojado por las escaleras, leyó cuidadosamente el contenido, levantó
suavemente su dobladillo, se arrodilló y dijo: —Gracias a mi padre, lo que dice en el memorial es que el
cuerpo del hermano real no es realmente bueno, por lo tanto sus hijos y ministros le rogaron al brillante
padre que este hermano regresara a la capital.
El Cuarto Príncipe repentinamente abrió sus ojos, un poco incrédulo por la reacción de Jing Chen y,
pensando rápidamente en el propósito que su hermano tendría, el rabillo de sus ojos se movieron hasta
Jing Shao, quien estaba en silencio. De repente, le quedó claro que Rui Wang quería tomarlo. Después
de todo, él le recomendaría a alguien que tape esta brecha para evitar que Jing Shao sea enviado a
Yunnan y Tibet. Y había una mueca de desprecio en las comisuras de sus labios. ¿Cómo podía él hacer
que ellos hagan lo que él quiere?
—El Emperador ha sido iluminado, es natural que el príncipe mayor regrese a la capital, pero los
problemas con los bárbaros del Sur no han terminado, y una persona que pueda usar bien a los
soldados debe ser enviada para que se haga cargo y nos libre rápidamente de esta batalla—. El Duque
Mao se apresuró en salir para hablar.
—Sí, Emperador, este servidor pensó...—. El Conde Yong Chang salió a hablar y el Marqués del Norte
tomó la palabra antes que él. —Este servidor ha pensado que el Conde Yong Chang es el más adecuado.
El Conde Yong Chang inmediatamente abrió sus ojos, no esperaba que Mu Jin, quien rara vez habla, lo
empujara repentinamente.
—Mi posición ministerial es ligera, no es lo suficiente para disuadir los problemas en el Sur—. Dijo
apresuradamente el Conde Yong Chang. El tribunal había argumentado antes de ir a la expedición en la
guerra del año pasado que la mejor manera de atacar a los Bárbaros del Sur, era la del Príncipe.
Cuando el Emperador Hong Zheng escuchó esto, recordó que la Esposa de Yong Chang había ido
donde la Emperatriz para armar un escándalo. Por lo que se sintió un poco disgustado, y se volvió para
mirar a su hijo, quien estaba a punto de convertirse en un pilar Panlong*: —Jing Shao, ¿qué piensas?
El corazón de Mu Hanzhang se apretó y sus manos que estaban ocultas en su túnica púrpura con
estampado de nubes se formaron silenciosamente en un puño. Si el Emperador preguntó así, entonces
él estaba molesto por este asunto y quería que Jing Shao fuera a pelear rápidamente.
—Este hijo piensa que los pequeños bárbaros del Sur no son un motivo de preocupación. Así que es
más adecuado para las personas que nunca han liderado a soldados para que puedan practicar—. Las
palabras de Jing Shao significaban que el asunto con los Bárbaros del Sur era sólo un pequeño
problema, por lo que incluso si se pierde allí, no habrá pérdida. Si es que quiere practicar, cualquiera
puede ir. Es decir, está claro que no quiere ir, y dejarlo ir es como usar un hacha para matar a un pollo.
Tan pronto como se dijo esta declaración, el rostro del Cuarto Príncipe cambió repentinamente. El
único príncipe que nunca había llevado a ningún soldado frente a él es Jing Yu, y el Conde Yong Chang
estaba aún más alejado de cualquier tema que involucrara sangre. Así que para proteger al Cuarto
Príncipe, lo más probable es que empujaran al Conde Yong Chang a ir.
Jing Shao se acostumbró a ser arrogante en la corte, y el Emperador Hong Zheng solo frunció su ceño
levemente ante su directo comentario, pero no lo reprendió.
—El Conde Yong Chang nunca ha liderado soldados—. El Marqués del Sur de Ding pareció haber
pensado aquello de repente, y lo dijo lentamente. El Marqués del Sur de Ding era el viejo suegro de Jing
Chen, y rara vez hablaba en la corte para evitar sospechas, pero como el Marqués del Norte ha hablado
hoy, decir algo no es tan malo para él.
Más tarde, el gobierno imperial sugirió que el Conde Yong Chang debería ir, y varios funcionarios de
parte del Cuarto Príncipe opinaron lo mismo.
El Emperador Hong Zheng tomó la decisión de inmediato y el Conde Yong Chang se fue a Yunnan y
Tibet tres días después, y ordenó que el Príncipe Mayor regresara a la capital.
—Madre Emperatriz, tienes que detener esto. ¡El peligro en Yunnan y Tibet no es algo que un hombre
de su edad pueda soportar!—. Gritó la esposa del Conde Yong Chang en el Palacio Fengyi.
—El Emperador ya ha tomado una decisión. ¿Qué puedo hacer?—. Después le dio palmadas a su mesa
con ira. Su hermano menor era realmente un bueno para nada. Siempre que se le pedía que hiciera
algo, nunca lo hacía a la perfección, y ahora él se encuentra aún más involucrado en esto.
—¡Emperatriz, Emperatriz, él es tu hermano, no puedes dejarlo solo!—. La Condesa tomó su pañuelo
y comenzó a sollozar y llorar.
Después de todo, él era su propio hermano; además, Jing Yu tuvo que depender de alguna influencia
de la familia de su tío para poder seguir adelante en sus planes, así que la Emperatriz bajó su tono de
voz de nuevo: —Cálmate, y déjalo ir a Yunnan y Tibet por algún tiempo, ¿no está todavía el general
Zheng Dong? Deja de preocuparte tan temprano, después de un tiempo, encontraré a alguien que lo
reemplace.
El Cuarto Príncipe también le dijo a su tío Yong Chang que lo más importante en este momento es
intercambiar al Príncipe Mayor. Aunque el hermano mayor no trabaja con él, también lo puede ayudar.
Y después de un tiempo, Huainan irá a la guerra también. Así que el Príncipe Mayor puede ayudarlo a
vigilar a Jing Chen y a Jing Shao en la capital, pero su tío ya no puede ayudarlo en esas cosas.
Después de que salieron de la corte, Jing Shao corrió hacia su Wang Fei: —Acabo de ver que la cara
de Jing Yu se puso verde.
—Sí—. Le respondió Mu Hanzhang y continuó avanzando.
Jing Shao saltó frente a él insatisfecho, y lo miró a la cara mientras caminaba hacia atrás: —Mi
reacción de hoy fue lo suficientemente rápida, ¿verdad?
Mu Hanzhang lo miró y se dio cuenta de que con esta persona se había llevado bien durante un año.
Así que no pudo ver la expresión de Jing Shao de "elógiame". Y sólo miraba fijamente a ese hombre,
pensando en la forma en la que esta persona le había entregado una túnica exterior el segundo día de
matrimonio, y no pudo evitar curvar sus labios.
Ese hermoso rostro ha estado de buen humor durante el último año, y Jing Shao, como las hierbas
medicinales, alimentaba su felicidad todos los días, lo que lo vuelve tres puntos más hermoso que antes.
Y bajo el radiante sol de principios del verano, esta sonrisa es realmente indescriptible.
Jing Shao se quedó estupefacto, así que extendió su mano para tocar a Mu Hanzhang, y de repente,
cayó hacia atrás con un grito para después desplomarse en un carrito de verduras.
—Jajaja...—. Cuando Mu Hanzhang vio al carrito de verduras, él estaba a punto de decirle a Jing Shao,
pero el carrito llegó de inmediato. Y ahora vio que, cuando Wang Ye levantó su cabeza había una hoja de
verduras allí. Fue tan divertido que no pudo evitar reír a carcajadas.
El viejo señor que empujaba al carrito arrugó su cara rápidamente, pero al ver que ambos vestían
ropa de la Corte Imperial, le dio miedo decirles algo, por lo que sólo pudo mirar a su derrumbado
carrito de verduras con una expresión de angustia en su rostro.
Jing Shao se levantó de un salto enojado y un montón de hojas de vegetales cayeron de su cuerpo,
mientras miraba a su Wang Fei que se reía con felicidad.
Al ver el enojo de Jing Shao, Mu Hanzhang le dio al anciano algunos taels para que lo dejara ir
rápidamente, y luego se acercó a él con una sonrisa, tomó las verdes hojas de repollo de su cabeza y
enderezó sus arrugadas ropas de la corte: —Hoy has actuado muy heroico frente a todos, y el Conde
Yong Chang estaba casi muerto de miedo.
—¡Así es!—. Al escuchar ese cumplido, Jing Shao sonrió de inmediato, sin sentirse avergonzado por lo
que antes había sucedido, y se fue feliz a casa.
Tan pronto como caminaron hacia la puerta de su Palacio, se encontraron con Hao Dadao, a quien no
habían visto en mucho tiempo.
—¡Wang Ye, asesor militar!—. Aunque Hao Dadao obtuvo el título de general, él no tenía que ir a la
corte en los días de semana, y no le gustaba dar regalos o caminar, por lo que no los había visto por un
tiempo.
—El general Hao es un visitante poco común, por favor entre—. Mu Hanzhang sonrió. La gente que
había conocido en el campo de batalla siempre era más cercana que a los que conoció en la capital.
—No—. Hao Dadao estaba un poco avergonzado. —Es que mi esposa ha llegado ayer a la capital, y ha
preparado comida en casa. Así que me gustaría invitar al Príncipe y al asesor militar a comer y
expresarles mis sentimientos.
—¡La cuñada Hao ha venido a la capital, esto es algo bueno!—. Jing Shao sonrió. Y al ver la
avergonzada mirada de Hao Dadao, debería ser porque su robusta señora había insistido en invitarlos.
Era repentino, y Hao Dadao estaba asustado. Así que sólo pudo comer la bala y venir aquí
personalmente, esperando en la puerta a que volvieran.
—No es fácil para la señora venir a la capital. Así que debemos asistir a esta comida—. Dijo Mu
Hanzhang con una leve sonrisa. —El general regresará y se lo contará a la señora primero. Nosotros
iremos allí después de cambiarnos de ropa.
Al escuchar estas palabras, Hao Dadao sonrió honestamente, asintió apresuradamente y regresó para
regresar con su esposa.
Mu Hanzhang tuvo una buena impresión de la audaz y robusta dama, por lo que pensando en su
ayuda para bañar con afecto al tigre, le pidió a Duo Fu que rápidamente preparara un generoso regalo
para ella, luego de fue a cambiar su ropa con Jing Shao, y después se dirigieron a la Residencia del
general.
La Residencia del general y el Palacio de Cheng Wang no estaban muy lejanos, y aunque no era tan
lujosa como la Residencia Real, era muy magnífica en comparación con las otras casas privadas.
Tan pronto como los dos entraron por la puerta, escucharon al grito completo de la robusta señora: —
¡Apúrate, el Príncipe y Wang Fei estarán aquí en un rato, sus manos y pies son muy rápidos!
Y ninguno de los dos pudo evitar sonreír el uno al otro, esta dama realmente no podía detenerse en
ningún lado.
—Cuñada, por favor descanse un rato, el Príncipe y Wang Fei estarán aquí en un momento, ¿no vas a
arreglarte?—. Los dos siguieron a las personas que les guiaban el camino hacia la puerta. Y de repente
una clara y dulce voz apareció, y Jing Shao no pudo evitar detenerse. Sólo volteó su cabeza para mirar a
su Wang Fei, quien también parecía sorprendido, y luego dio un paso apresuradamente para entrar en
el umbral.
Había una gran mesa de madera de peral en la habitación, llena de varios platos. Mientras la robusta
señora iba colocando los platos fritos sobre la mesa, Hao Dadao recibía instrucciones de traer vino de
Tibet, por lo que las personas en el interior estaba ocupadas. Pero solo uno estaba sentado
tranquilamente en la mesa, sosteniendo una taza de té, y mirándolos a ambos con una sonrisa.
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[Nota de la traductora]
Pilar Panlong* (盘龙柱):
86: Caos

Vistiendo una maravillosa ropa blanca como la nieve, con cejas pintorescas, ¿quién sería sino Gu
Huaiqing?
—¡Wang Ye, Marqués!—. La robusta señora vio a los dos entrar y los saludó apresuradamente,
obviamente ella acababa de aprender esta cortesía, por lo que le resultó muy incómodo hacerla.
—Cuñada Hao, confío que hayas estado bien desde la última vez que nos hemos visto—. Mu Hanzhang
sonrió y la saludó.
Sin embargo, Jing Shao y Gu Huaiqing se miraron el uno al otro, Wang Ye creía que indudablemente
se trataba del propio Rey de Huainan, y le estaba preguntando con sus ojos por qué había aparecido
allí.
Pero Gu Huaiqing no entendió, sólo se puso de pie y se inclinó ante los dos: —Saludos al Príncipe
Imperial y al Marqués.
—Me encontré con este hermano Gu en el camino—. Le presentó la robusta señora con amabilidad. —
Mi burro y mi caballo se lisiaron a mitad de camino. Afortunadamente, allí conocí al hermano Gu, quien
tan amablemente me llevó. El hermano Gu es un funcionario, pero no tiene lugar donde vivir cuando
viene a trabajar a la capital, así que lo dejaré quedarse aquí.
—Soy Gu Qing, un funcionario subordinado, magistrado del condado de Huaiyang en Jiangnan. He
venido a la capital para informar sobre mi trabajo. Y afortunadamente, el general Hao no me abandonó,
y me ha dejado quedarme aquí por dos días—. Gu Huaiqing miró a la robusta señora con
agradecimiento, hablando con modestia, educación y claridad. Si no fuera porque este hermoso rostro
es raro de encontrar en el mundo, Jing Shao realmente hubiera pensado que había reconocido a la
persona equivocada.
Mu Hanzhang frunció sus labios para contener su sonrisa. El llamado condado de Huaiyang fue parte
de la antigua dinastía. Y ahora ha sido renombrada como "Ciudad Danyang", y la Ciudad Danyang es la
ciudad principal del feudo en Huainan. ¿Por qué dijo que es el magistrado de ese condado?
Al ver que el príncipe no la culpaba por la presencia de este extraño, la robusta señora los invitó con
entusiasmo a ambos a sus asientos y se dio la vuelta para ir a la cocina trasera a preparar dos platos
más.
La Residencia de Hao Dadao no tenía muchos sirvientes, y ahora todos los que ayudaron a preparar la
mesa fueron enviados a trabajar. Así que tan pronto como la robusta señora se fue, solo quedaron tres
personas en la habitación que se miraban con ojos agrandados
—¿Por qué estás aquí?—. Jing Shao bajó su voz.
—Es sólo un encuentro casual en el camino—. Le dijo Gu Huaiqing con inocencia.
Jing Shao sintió que las venas azules de su frente sobresalían. El Rey no puede ingresar a la capital
sin antes haber sido convocado. El ser visto una vez no es un asunto insignificante, y aún así, ¡todavía
tiene ganas de bromear!
Mu Hanzhang agarró el puño de Jing Shao que estaba a punto de levantarse, le dio unas
reconfortantes palmaditas y dijo en voz baja: —El Gran Hermano ha venido a la capital, pero, ¿hay algo
importante?
Esta pregunta era inevitable. Ante ella Gu Huaiqing sonrió, dejó su taza de té, y dijo fingiendo estar
melancólico: —Hay una belleza, que nunca olvidaré. Y si no la veo por un día, puedo volverme loco.
—¿Qué quieres decir?—. Jing Shao frunció su ceño. Esto era culpa de esta persona, y cuanto más
ansioso uno esté, más difícil será que él hable bien, y la tranquilidad de las nubes en la niebla enfurece
a la gente.
Mu Hanzhang miró a Gu Huaiqing con sorpresa: —El hermano está bromeando.
Gu Huaiqing inmediatamente apartó su rostro melancólico, y la comisura de su boca evocó una seria
sonrisa: —¿Está Jun Qing dudando de mi sinceridad?—. Al acabar de hablar, él quiso tirar de la mano de
Mu Hanzhang que se había puesto sobre la mano de Jing Shao, y efectivamente, el puño de Jing Shao
llegó hacia él.
—Hermano, la esposa de un amigo no debe ser cortejada—. Antes de que Jing Shao dijera esto, su
puño ya había llegado finalmente al ojo ajeno.
Gu Huaiqing había anticipado este movimiento, y extendió su mano para luego apretarla en un puño
con flexibilidad, deslizó un pequeño objeto hasta la mano de Jing Shao, para después darle una vuelta al
brazo de Jing Shao, lo tiró y le dijo al oído: —Ayúdame a devolver esto.
Jing Shao sostuvo el pequeño objeto en la palma de su mano y asintió levemente. Cuando Gu Huaiqing
soltó su mano, Jing Shao giró su brazo derecho y golpeó al pecho ajeno con su codo.
Gu Huaiqing no tomó precauciones, y casi se inclinó hacia detrás de su silla cuando fue golpeado, y
tosió por un largo rato cubriéndose el pecho: —Ejem... ¡Qué manera tan decente de golpear al
Magistrado Imperial!
—¡No hables como mi hermano!—.Jing Shao se sorprendió cuando escuchó sus "palabras sin sentido",
y lo golpeó de nuevo con enojo.
Cuando Hao Dadao entró con la jarra de vino, vio a los tres hombres sentados en silencio, y no
conversaban entre sí, pero Gu Huaiqing estaba sobándose lentamente su pecho con una mano.
—Hermano Gu, ¿qué pasa?—. Hao Dadao todavía no tenía una buena impresión de Gu Huaiqing,
quien amablemente había llevado a su esposa a la capital.
—Tengo una enfermedad cardíaca desde que era un niño, pero no me molesta—. Gu Huaiqing sonrió
débilmente, realmente parecía un erudito enfermo.
—Entonces tienes que encontrar un médico para que te vea—. Hao Dadao frunció su ceño cuando
escuchó sus palabras y estaba a punto de salir a buscar a un médico.
—No es necesario—. Gu Huaiqing agarró apresuradamente al cálido y honesto general Hao. —Estoy
demasiado feliz de ver a Wang Ye y a Wang Fei, y me siento un poco avergonzado.
La frente de Jing Shao se sobresaltó cuando lo escuchó, y quiso golpearlo de nuevo.
La comida constituía de platos caseros, donde la mayoría estaban fritos por la propia señora, lo que
estaba lejos de la gastronomía de los chefs reales. Sin embargo, este tipo de simples platos no suelen
ser comúnmente consumidos por esas tres personas. Por lo que su sabor era fresco e interesante. Y Mu
Hanzhang no pudo evitar comer más de medio tazón de arroz.
—La comida de la señora es realmente buena, el general Hao está realmente bendecido—. Mu
Hanzhang sonrió mientras sostenía su té después de comer.
—Todavía hablas así—. La robusta señora sonrió y entrecerró sus ojos. —Él no cree que sea una
bendición. No cree que mi comida tenga buen sabor.
Cuando Hao Dadao escuchó que su esposa había comenzado a criticarlo nuevamente, se sintió un
poco incómodo, por lo que se giró hacia Jing Shao y le dijo: —Wang Ye, este servidor ha conseguido algo
el día anterior y quiero invitar al Príncipe a que lo vea.
Jing Shao lo miró: —Está bien—. Luego se levantó, dejó que su Wang Fei se quedará allí por un tiempo
y salió del pasillo detrás de Hao Dadao.
Cuando se dirigió a la esquina del pasillo, Jing Shao se detuvo y miró las flores y las plantas del
jardín: —¿Qué me quieres decir?—. La Residencia del general Hao era una nueva construcción, y el
jardín no era exuberante, porque Hao Dadao no comprendía el valor de esas preciosas plantas. Sin
embargo, él había plantado algunos olmos en el patio, que ahora habían brotado, mientras los árboles
enanos estaban cubiertos de tiernas hojas verdes.
—El señor Gu dijo que conoce al Príncipe, pero no me pudo decir nada sobre su llegada a la capital.
Era difícil decírselo a Wang Ye en cuanto lo vi hoy fuera de su Palacio, por lo que este general nunca se
lo dijo, y espera que el Príncipe lo perdone—. Hao Dadao le susurró, Gu Huaiqing le había dicho esto
solo a él, y ni siquiera su esposa lo sabía.
—Tiene razón—. Jing Shao volvió su cabeza y le dijo a Hao Dadao: —Déjalo quedarse contigo primero,
digamos que es un pariente de tu esposa, dos días después, deja que se vaya—. Gu Huaiqing siempre ha
sido cauteloso. Cuando Wang Ye estaba en Jiangnan, ninguno de los subordinados de Jing Shao lo había
visto, incluyendo Hao Dadao. Además, Jing Shao no sabía cómo ese tipo había convencido a Hao Dadao
para que le creyera.
—También trajo a dos guardias. Como quería ver a Wang Ye, al final no los dejó entrar al patio
delantero—. Hao Dadao le informó sobre las palabras y acciones de Gu Huaiqing a un costado.
Jing Shao asintió, le dio una palmada en su hombro y lo elogió. Hao Dadao siempre había sido mucho
más confiable que Zhao Meng en su trabajo. Y no debería haber nada malo en que Gu Huaiqing viva
aquí.
En el camino de regreso al Palacio, Jing Shao sacó lo que Gu Huaiqing había puesto en su mano y lo
miró.
—¿Qué es eso?—. Mu Hanzhang tomó el objeto en su palma y lo miró: era un broche de jade
elaborado con zafiro, exquisitamente tallado que se sentía fresco en su mano, y estaba atado con una
cinta de seda roja.
—Fue en el momento cuando estaba peleando con él, me pidió que lo devolviera—. Jing Shao se sintió
desconcertado, ya que Gu Huaiqing no le había dicho a quién devolverlo.
Cuando Mu Hanzhang escuchó sus palabras, su tez se tornó un poco extraña. Por lo que se apoyó en
los brazos de Jing Shao para levantar ese broche de jade y reflejarlo en la luz del sol para mirarlo con
atención: —Este broche de jade es de muy alto rango y solo lo pueden usar los príncipes de calidad
superior.
—Eso debe pertenecer a mi hermano—. Jing Shao sostuvo la rienda de Xiao Hei con una mano y
lentamente envolvió la cintura de la persona en sus brazos con la otra.
—Pero...—. Mu Hanzhang sintió que había descubierto un secreto.
—¿Qué sucede?—. Mientras disfrutaba de la sensación de usar su cuerpo como respaldo de un cálido
cuerpo fragante, Jing Shao sonrió en secreto y le respondió casualmente.
Mu Hanzhang frunció su ceño y lo miró de reojo: —Esta forma de broche debería estar atado en un
cinturón...—. ¿Por qué el broche de jade que normalmente está bien sujeto caería en las manos de otro?
Posteriormente, los dos curiosos dieron vuelta a su caballo y se dirigieron directamente al Palacio de
Rui Wang.
Antes de tomar una siesta, Jing Chen se estaba relajando en el jardín, mientras iba leyendo un libro
en su mano. Y al enterarse de que los dos habían llegado, antes de que ellos ingresaran a la casa, se
agregaron dos asientos más.
—¿Por qué estás corriendo por aquí ahora?—. Jing Chen frunció su ceño. Ya empezaba a hacer calor
en mayo, por lo que debía ser algo urgente como para que pudieran ir a visitarlo a mediodía.
—Gu Huaiqing ha venido a la capital—. Le dijo Jing Shao en voz baja.
Jing Chen se sentó con la espalda recta: —¿Para qué está aquí?—. La situación ahora ya es de por sí
difícil. En este momento, al venir a la capital, ¿no se está entregando el mando a la corte?
—Yo tampoco lo sé—. Jing Shao se rascó su cabeza. Nueve de cada diez oraciones de ese hombre eran
falsas, y en su lugar, le dijo que no le había hecho ninguna pregunta al mediodía. —Solo me dijo que
devuelva esto, pero, ¿esto le pertenece al hermano?
Cuando Jing Chen vio el botón de jade cian que le entregó Jing Shao, su rostro se oscureció
instantáneamente y se sobó su dolorida frente: —Dile que se vaya rápido. Hay muchas personas en la
capital que lo pueden reconocer.
Mientras hablaba, su Wang Fei se acercó a servir el té: —Está caliente, hice té de hierbas, pueden
probarlo.
—Gracias, cuñada—. Mu Hanzhang le sonrió y tomó el té, pero Jing Shao no tenía una buena cara, por
lo que solo después de que su propio Wang Fei le entregó el té, lo tomó.
La tez de Rui Wang Fei todavía no era muy buena, pero era visible la mejora en comparación a cuando
Jing Chen no estaba en la capital.
—¿El cuerpo de la cuñada está mejor?—. Preguntó Mu Hanzhang después de tomar un sorbo de té.
—Gracias Señor Marqués, he mejorado recientemente—. Dijo Madam Xiao cortésmente.
—Las palabras de la cuñada son frágiles—. La sonrisa de Mu Hanzhang se desvaneció un poco, y bajó
su cabeza para tomar otro sorbo de té. Quería felicitarla por la preparación de su té, pero ahora él ya
no podía encontrar una respuesta.
Jing Chen la miró: —No salgas si no estás sana, vuelve a la casa y descansa.
Antes de que Rui Wang Fei pudiera hablar, los sirvientes en el patio delantero entraron
apresuradamente e informaron, y dijeron que el sirviente del Palacio tenía una asunto urgente que
informar.
Fue Yun Song quien había corrido con un sudor abundante, y dijo apresuradamente: —Sobre la gente
de la Mansión del Marqués del Norte, se trata de la Esposa Secundaria, su feto se ha movido.
Mu Hanzhang se puso de pie abruptamente: —¿Qué le sucede?
—No estoy seguro de los detalles, solo he dicho lo que le he preguntado a un médico imperial—. Yun
Song sabía que este asunto era importante, así que buscó el Palacio de Rui Wang desde la Residencia
del general Hao.
—Jun Qing, no te preocupes—. Jing Shao tomó su mano y miró a su hermano.
—Vayan rápido, llamaré a un médico imperial otra vez—. Jing Chen también se puso de pie y los echó
sin esperar a que le contestara Jing Shao.
Al ver que las dos personas se iban a toda prisa, Jing Chen llamó a sus subordinados: —Vayan al
hospital, por favor pídanle al médico Zhang que venga.
Los subordinados abrieron el camino, y Madam Xiao miró la cara de Jing Chen y dijo: —Escuché que
la Esposa Secundaria del Marqués del Norte ha estado embarazada durante siete meses, así que no
debería ser un problema.
Jing Chen asintió y la miró: —Cuando no estuve en casa estos días, ¿ha venido Jing Shao?
—Ha venido aquí una vez y me fui después de unas pocas palabras—. Le dijo Madam Xiao a la ligera.
Jing Chen frunció su ceño al escucharla decir esto y la miró mientras pensaba: —¿Cuál es tu
insatisfacción con tu cuñado?
—¿Qué quiere decir el Príncipe? ¿Cómo Wang Fei puede sentirse insatisfecha con su cuñado?—.
Preguntó Rui Wang Fei desconcertada.
Jing Chen la miró profundamente durante un largo rato: —No quieres darle el pequeño hijo a Jing
Shao, ¿entonces por qué te molestas en avergonzarlos?
Cuando Madam Xiao escuchó esto inmediatamente se sintió agraviada, apenas pudo dar a luz a su
hijo menor. Cuánta gravedad habían sufrido madre e hijo que casi no pudieron sobrevivir, ¿acaso ella
estaría dispuesta a darlo a otros? Después de que Jing Chen le mencionó esto, cada vez que veía a esa
pareja de esposos, ya no podía poner una buena cara: —Príncipe, es porque no quiero hacerlo. El
cuerpo de nuestro pequeño cuarto hijo está tan mal, ¿cómo lo pueden cuidar dos hombres grandes?
Además, el Padre Emperador le pidió a Cheng Wang que se casara con una Wang Fei masculina, que
originalmente era para...
—¡Cállate!—. Le reprendió inmediatamente Jing Chen, y no le permitió terminar de decir el resto.
El Palacio de Rui Wang no estaba pacífico, y la Residencia del Marqués del Norte estaba aún más
alborotada.
Jing Shao tomó a su Wang Fei y dejó que Xiao Hei corriera hacia la segunda puerta de la Mansión del
Marqués hasta llegar hacia allí, asustando al guardia que la custodiaba.
En todo el camino hasta el pequeño patio de Madam Qiu, el médico imperial seguía tratándola,
mientras la Marquesa del Norte estaba parada afuera de la puerta, con una no tan buena tez, y las
doncellas detrás de ella estaban temblando, por lo que no se atrevieron a salir para ayudar. Sólo las dos
sirvientas de Madam Qiu estaban ocupadas con agua caliente y toallas de tela.
Al ver esta situación, Mu Hanzhang sintió que algo andaba mal, así que saludó a Du Shi y se apresuró
a entrar en la habitación interior.
Jing Shao no podía entrar por cuenta propia a la habitación interior, pero no se fue, y en su lugar, se
sentó en la parte superior de la habitación principal.
La Marquesa del Norte vio que Cheng Wang había entrado al interior de su casa y que él no planeaba
irse. Y ante ello, su tez se volvió aún más fea, pero sólo podía esperar cuidadosamente, por lo que ella
luego se sentó rígidamente, sin ir, ni tampoco desaparecer de la escena.
════ ∘◦❁◦∘ ════
87: Comportamiento anormal

Mu Hanzhang entró en la habitación interior y vio a un médico imperial tomando el pulso, el Marqués
del Norte estaba sentado en un taburete en la cabecera de la cama y Ge Ruoyi estaba de pie junto a la
cama esperando.
—El estado del feto es algo inestable, pero afortunadamente, no hay señales de deslizamiento fetal—.
Después de terminar de tomar su pulso, el médico imperial pensó por un momento, e inmediatamente le
recetó un calmante para su embarazo.
Mu Hanzhang se acercó y vio a Madam Qiu acostada en la cama con su rostro pálido y una capa de
fino sudor en su frente.
—Mamá, ¿sigues sintiéndote mal?—. Mu Hanzhang se sentó junto a la cama, tomó el pañuelo que le
entregó Ge Ruoyi y le secó el frío sudor de su frente.
—Estoy mejor—. La voz de Madam Qiu era un poco débil, pero sus palabras eran claras y sus palmas
estaban cálidas, lo que debería indicar que estaba bien por el momento.
—¿Cómo se causó este síntoma en su embarazo?—. Mu Hanzhang se giró para preguntarle al médico.
Siempre la misma Ge Ruoyi preparaba la medicina para el embarazo que había sido recetada por el
médico imperial Jiang; además, su comida era aún más meticulosa, ya que como Madam Qiu estaba
muy feliz cuando tenía tres meses de embarazo, Mu Hanzhang le asignó un chef del Palacio para que
cocine especialmente para ella. Por ello, la pequeña cocina de su patio estaba solamente dedicada para
ella.
El Marqués del Norte buscó por un tiempo al médico imperial, pero no tenía claro qué era lo que
había pasado: —La señora estaba asustada, y no ha comido nada malo.
¿Asustada? Mu Hanzhang miró a su padre, quien ya estaba sentado en la cama.
El Marqués del Norte suspiró: —Está bien, ve a buscar la medicina acorde con la receta del médico
imperial—. Esta receta era para Ge Ruoyi, pero ella no se fue en cuanto la tomó, sino que se la entregó
a Mu Hanzhang.
Mu Hanzhang la tomó y la miró. Era básicamente la misma receta que había sido prescrita por el
médico Jiang. Sólo había ligeras discrepancias en algunos materiales medicinales, así que, sólo era una
receta suave, por lo que el problema no era grave.
El médico imperial aceptó el regalo del Marqués del Norte, se inclinó ante Mu Hanzhang y se retiró.
Al caminar hacia afuera, vio a Jing Shao sentado en el asiento principal, por lo que tuvo que subir
nuevamente para saludarlo.
—¿Cómo está?—. Preguntó Jing Shao.
—La Esposa Secundaria está bien—. Respondió el médico imperial con sinceridad.
La Marquesa del Norte se sintió aliviada cuando escuchó esto, y Jing Shao la miró, mientras sentía
que todo este asunto era un poco extraño.
—¿Cómo pudiste haber tenido miedo?—. Mu Hanzhang tomó la mano de su madre y le preguntó en
voz baja.
Madam Qiu frunció sus labios, lo que había sucedido hace un momento había sido realmente
escalofriante. Pero ahora que llegó su hijo, ella sentía como si hubiera llegado un respaldo, y su estado
de ánimo se fue calmando y el dolor de su abdomen también se redujo mucho. Pero ahora que su hijo le
preguntaba, ella no le pudo decir nada, y simplemente negó con su cabeza: —El niño está bien.
Mu Hanzhang frunció su ceño y levantó su cabeza para preguntarle al Marqués del Norte.
—Tu madre estaba caminando por el jardín y casi se cae al estanque. Afortunadamente, esta joven es
ágil y no se provocó un desastre—. El Marqués del Norte también se apresuró a escuchar sus palabras.
Y antes de que tuviera tiempo para preguntar sobre los detalles, solo podía decir lo que él sabía.
—Ruoyi, ¿qué te sucede?—. Dijo Mu Hanzhang con frialdad. —¡Cuántas veces he dicho que debes
seguir cada paso que da en su camino!
Ge Ruoyi inmediatamente se arrodilló en el suelo cuando escuchó sus palabras: —Esta sirvienta se
maldice, no he podido hacerme cargo de la Esposa Secundaria, pero el joven amo de repente salió
corriendo y empujó a Madam a un lado, ante ello, esta sirvienta no tuvo tiempo de detenerlo...
La habitación se calmó por un tiempo, Mu Hanzhang mantuvo sus ojos en silencio y el Marqués del
Norte se sorprendió, ¿cómo es que Mu Lingbao tiene que ver en este asunto? El sirviente que le
informó hace un momento sobre lo sucedido no le había dicho esto, pero esta joven lo acaba de decir.
—¿Por qué no lo dijiste antes?—. El Marqués del Norte estaba un poco avergonzado, como si él fuera
el que lo hubiera ocultado.
—Madre, duerme por un rato y te llamaré cuando la medicina esté lista—. Mu Hanzhang dejó de
hablar, tiró de la colcha y cubrió a Madam Qiu. Ella lo miró con sus hermosos ojos, sabiendo que él
saldría a ocuparse de este asunto, aunque ella no quisiera causar problemas, los hechos de hoy la
habían asustado, por lo que solamente frunció sus labios y finalmente eligió guardar silencio.
El Marqués del Norte también la consoló con algunas palabras, y luego sacó a Mu Hanzhang de la
habitación.
—Este es un pequeño asunto en la Residencia, y he molestado a Wang Ye como para que hiciera un
viaje hasta aquí—. El Marqués del Norte no esperaba que Jing Shao estuviera allí, así que se apresuró a
saludarlo.
—No es un pequeño asunto—. Jing Shao estaba sin una sonrisa, mientras llamaba a su Wang Fei para
que se sentara junto a él.
—¿Por qué no he visto al Gran Hermano?—. Mu Hanzhang caminó hacia el lado de Jing Shao con una
fría expresión, y tomó el primer asiento que estaba debajo del asiento principal.
—Lingbao no se ha recuperado todavía. Él sólo estaba asustado, así que le dije que regresara y
descansara—. Dijo la Marquesa del Norte apresuradamente.
¿Asustado? Mu Hanzhang sólo lo encontró divertido cuando escuchó esa palabra. Había empujado a
una mujer embarazada, pero él estaba asustado, ¡él había ido donde una mujer embarazada que seguía
siendo delicada! Ante ello, las manos escondidas en sus mangas se cerraron gradualmente en puños. Lo
que hoy había sucedido no podía dejarse así, si es tan relajado, con el temperamento ignorante de este
grupo de personas, el niño en el vientre de su madre definitivamente no iba a nacer con seguridad.
—¿Qué lo asustó?—. El Marqués del Norte se sentó en el otro lado del asiento principal. Y al escuchar
eso, dio una palmada en la mesa, aprecia mucho a su hijo, y espera con ansias su nacimiento todos los
días: —Llamen a mi hijo.
El sirviente tomó su orden y se fue, la Marquesa del Norte sabía que este asunto se había pasado en
alto, así que miró a Ge Ruoyi con fiereza, pero la otra parte hizo oídos sordos, encontrándose de pie
detrás de Mu Hanzhang con la cabeza gacha y con sus ojos cerrados, dejando en claro que ella era una
joven del Palacio y que no estaba bajo su control.
Madam Du sintió que la situación era desfavorable tanto como para la madre como el hijo, así que
girando su pañuelo en su mano de un lado a otro varias veces, consideró sus palabras y dijo: —Marqués,
Lingbao tampoco lo ha hecho intencional. No debí haber visto ese accidental empujón; además, el bebé
está bien. Por lo que también él debería poder acompañar a la hermana Qiu.
En pocas palabras, esa persona estaba eludiendo el asunto, diciendo que era muy generoso el dejar
que el inocente hijo venga a la habitación lateral para hacer las paces.
Ninguno de los tres que estaban sentados en la posición superior respondió su comentario. El
Marqués del Norte la ignoró y los otros dos fueron aún más perezosos para discutir con ella.
Mu Hanzhang miró hacia abajo y no dijo nada. Había escuchado que Mu Lingbao había estado
postrado en su cama durante dos meses, pero ahora él ya podía caminar por el suelo. Mu Hanzhang no
lo había visto recientemente, pero no puede ser que esto haya sido un accidente. Madam Qiu siempre
se preocupaba mucho por los niños. Así que ella caminaba con cuidado y nunca iba a lugares estrechos
o resbaladizos, y Ge Ruoyi también la estaba siguiendo en ese momento. Mu Lingbao es un desperdicio,
pero no un ciego, ¿cómo no pudo ver a dos grandes personas vivas?
Jing Shao bebió lentamente un sorbo de té, sin ser consciente de que en realidad él no estaba
involucrado en los asuntos de casa de otras personas, de igual manera seguía sentado en silencio,
dejando en claro que apoya a su Wang Fei.
Después de esperar por mucho tiempo, Jing Shao no vio venir a Mu Lingbao, pero él estaba
esperando la llegada del otro médico imperial, quien había sido enviado por Jing Chen: el médico
Zhang. Ahora que él estaba aquí, naturalmente no podía ignorar la amabilidad de Rui Wang, ante ello,
el Marqués del Norte le pidió a alguien que lo lleve para que revise a Madam Qiu nuevamente.
El médico Zhang entró un rato antes de que Mu Lingbao ingresara con lentitud. Su descuidada
mirada hizo que el Marqués del Norte se pusiera de inmediato furioso: —¡Hijo no filial! Está llamándote
tu padre, ¿cómo es que estás bebiendo?
Al ver a Mu Lingbao, Mu Hanzhang se sorprendió mucho. Aquel hombre robusto que fue bendecido
antes, ahora estaba tan delgado que sus mejillas estaban hundidas y sus ojos estaban caídos, y cuando
Jun Qing lo vio, un indicio de resentimiento brilló rápidamente en él.
—¡Mu Hanzhang!—. Al verlo, el espíritu de Mu Lingbao volvió inmediatamente y corrió hacia él de
dos a tres pasos, estirando su mano para estrangular el cuello de Jun Qing.
—¿Qué estás haciendo?—. ¿Cómo podía Jing Shao dejarlo triunfar? Levantó su mano para sujetar
aquella débil muñeca, y lo echó con un poco de habilidad.
Mu Lingbao cayó al suelo, luego se levantó rápidamente para señalar a Mu Hanzhang y decir: —
¿Fuiste tú? ¡El que me arrojó al río fuiste tú!—. La voz de Mu Lingbao ya no era la misma que estaba
llena de energía, y su tono se había vuelto un poco más agudo.
Jing Shao abrazó a Jun Qing, rodeándolo con sus brazos y le dio unas suaves palmaditas, como si
temiera que él tuviera miedo.
Mu Hanzhang se separó de él de inmediato, le lanzó una mirada de enojo a Jing Shao y luego se volvió
para mirar a Mu Lingbao: —¿Qué le sucede al hermano?
La Marquesa del Norte se apresuró a subir para sostener a Mu Lingbao: —¿Qué estás gritando? Te
pregunto, la señora simplemente se resbaló, ¿pero por qué no la ayudaste y escapaste solo?—. Mientras
hablaba, pellizcó en secreto la cintura de Mu Lingbao y le indico que siguiera sus propias palabras.
—Madre, este hijo acaba de escuchar que mi mamá no se ha resbalado por su cuenta—. Dijo Mu
Hanzhang lentamente, y a pesar de que su voz no era fuerte, era lo suficientemente sonora como para
que todos lo escucharan.
—¿Cómo, acaso estás tratando de decir que tu hermano mayor la ha empujado?—. La Marquesa del
Norte enarcó sus cejas y volvió su cabeza para mirar a Mu Hanzhang. Su piedad filial estaba allí, y por
ello, ella no creía que Mu Hanzhang pudiera pronunciar una acusación contra su hermano.
Mu Hanzhang frunció sus labios. Realmente él no podía decir estas palabras. El discutir con una
difícil mujer solo haría que el asunto se volviera aún más caótico. Por lo que respiró hondo y se sentó
junto a Jing Shao. No importaba cuán salvajes sean, igual él debía dejar las cosas en claro hoy.
En ese momento, el médico imperial Zhang que había entrado a tomar el pulso salió con la sirvienta, y
explicó brevemente la situación, que era básicamente la misma explicación que acababa de decir el otro
médico imperial.
Jing Shao estrechó en silencio la mano de su Wang Fei, y miró a Mu Lingbao, cuyo rostro estaba un
poco pálido, ante ello, entrecerró ligeramente sus ojos y dijo: —Este médico Zhang ha sido invitado por
mi hermano real, así que tiene unas excelentes habilidades médicas. Escuché que el heredero estaba
asustado, por lo que sería mejor que también le echara un vistazo a él.
—¡No, no estoy enfermo!—. Mu Lingbao conocía muy bien su condición física, por lo que,
naturalmente, se negó a que lo revisara un médico imperial, e inmediatamente respondió en voz alta
después de escuchar eso.
Mu Hanzhang entendió lo que Jing Shao quería decir y dijo: —Mi hermano mayor es muy amable, así
que, naturalmente, no hará nada para empujar a la Esposa Secundaria al agua, pero esto no es un
pequeño asunto que no pudieron haber visto las personas con claridad a plena luz del día...—. Antes de
terminar de hablar, sólo miró al Marqués del Norte con un poco de vergüenza.
El Marqués del Norte también sintió que algo andaba mal con Mu Lingbao, por lo que gritó tan
pronto como ingresó: —Gracias al médico por revisar a mi hijo.
—¡Vete, no vengas aquí!—. Gritó Mu Lingbao, al ver que el médico imperial de barba gris se acercaba,
él luchaba por retroceder, y esta actitud lo hacía lucir como si estuviera un poco enloquecido.
El gran médico Zhang miró la expresión de Jing Shao y reflexionó por un momento: —Perdone a este
servidor, pero francamente, si el hijo mayor se comporta así, me temo que tiene pesadillas.
Tan pronto como se dijo este comentario, las personas en toda la habitación tomaron aire. Se decía de
una manera menos ofensiva que las llamadas "pesadillas" era algo malo, pero para decirlo sin rodeos,
eso significa que estaba loco.
—¡Imposible!—. Gritó la Marquesa del Norte inmediatamente, mientras tiraba de Mu Lingbao a su
lado. —Lingbao sólo está asustado, así que el médico imperial prescribirá una receta para calmar sus
nervios. Y así, después de dos días, todo estará bien.
—Padre, si realmente está sufriendo de pesadillas, en este momento, mi madre todavía está
embarazada. Además, escuché que la concubina en la habitación del hermano mayor está a punto de
dar a luz. Esta vez ha pasado un accidente, pero si hay más...—. Mu Hanzhang frunció su ceño y le
susurró al Marqués del Norte.
—¡Mu Hanzhang, de qué estás hablando!—. La expresión en el rostro de la Marquesa del Norte era
muy desagradable a la vista.
—Deje que el médico imperial lo revise para que puedas saber si está bien o no—. Jing Shao se volvió
en dirección a su Wang Fei, para evitar que uno o dos de los presentes en la sala, enloquecieran y lo
lastimaran.
Después de recibir la sugerencia de Jing Shao, el Gran Médico Zhang dio dos pasos más, extendiendo
su mano para agarrar la mano de Mu Lingbao, y este de repente gritó: —¡Aléjate! Llévenselo.
—¡Deténganlo!—. El Marqués del Norte se dio cuenta de que algo andaba mal, y rápidamente le pidió
a Jia Ding que detuviera el camino de Mu Lingbao, así que este corrió solo al patio y lo atrapó. Mu Jin
sabía que después de que Mu Lingbao se volviera lisiado, él estaba muy deprimido. Así que cuando vio
su mirada media muerta, Mu Jin se había enojado y no se preocupó por él, pero quién sabe, si es que no
lo ha visto en diez meses y medio, ¿cómo es que se ha enloquecido su mirada?
La Residencia del Marqués del Norte había estado provocando disturbios. Al final, el Marqués del
Norte tomó la iniciativa y encerró temporalmente a su hijo mayor en su patio. Y no se le permitió ser
liberado antes de que Madam Qiu diera a luz. También le pidió al médico imperial que le prescribiera
muchas recetas de calmantes y dejó que su esposa lo pudiera ver tomar sus medicinas todos los días.
Madam Du lloró para acompañar a su hijo, mientras el Marqués del Norte parecía haber envejecido y
estar más pálido. Por su lado, Jing Shao agitó sus manos débilmente cuando se fueron.
Mu Hanzhang no necesariamente le pidió al Marqués del Norte que se ocupara de Mu Lingbao.
Mientras pudiera garantizar la seguridad de su madre, él estaría contento, pero en el camino de
regreso, Jun Qing sólo guardó silencio.
—Confía en mí para descansar cuando estés cansado, estarás en casa en un momento—. Jing Shao
frotó su barbilla contra la cabeza de la persona que se encontraba en sus brazos.
—No esperaba que Mu Lingbao se volviera así...—. Mu Hanzhang frunció sus labios. Ese incidente
parecía haber golpeado mucho a Mu Lingbao.
—Es sólo su culpa—. Jing Shao lo puso más entre sus brazos: —Cuando eras un niño, se dañaron tus
tendones, pero no por eso te rendiste. Él simplemente ha perdido un poco de diversión. Sus miembros
están sanos. Sin embargo, no quiere levantarse y sólo quiere venganza. Sólo sé que estoy enojado con
las mujeres, y con los viejos y débiles niños, así que no tengo nada con qué simpatizar—. Jing Shao sabe
que su Wang Fei es bondadoso, pero personas como Mu Lingbao, no apreciarían si eres suave con ellos.
Mu Hanzhang asintió levemente. El incidente ya había sucedido, y sería inútil seguir pensando en
ello, siempre y cuando pueda proteger a su madre.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[El autor tiene algo que decir]
Mini teatro:
Xiao Shao: Jun Qing no tengas miedo, porque tu esposo te protegerá.
Hanzhang: ...Sólo no causes problemas.
Dentro del capítulo: No deberías causar problemas en una visita...
Xiao Hei: Hiii ~ Hiii (La lucha de quedarse en casa es tan aburrida, me he vuelto de segundo plano,
¡date prisa en el campo de batalla y enfréntalo!
Xiao Huang: ¡¡¡Miau!!! ¡¡¡Miau!!! (¡Cabeza de león! ¡Quieres morder una cabeza de león!)
El autor, que prometió dejar que Xiao Huang aparezca actuando lindo, dijo que el lenguaje del caballo
es relativamente simple, ¡ah!
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88: Bosque de duraznos



Gu Huaiqing era un misterio en la capital. Según Hao Dadao, él ha estado saliendo desde temprano y
regresando tarde estos días, sin que nadie sepa a dónde va. Jing Shao lo instó a que se fuera
rápidamente. Pero él siempre está encontrando todo tipo de excusas para eludir mañana tras mañana el
tema.
—¿Estás seguro de que esa persona es el Rey de Huainan?—. El Cuarto Príncipe frunció su ceño y
preguntó.
—Es cierto—. El orador todavía vestía la ropa de la corte, mientras estaba de pie en el pasillo del
Palacio, susurrándole al cuarto príncipe: —Ayer llegó a la puerta personalmente y después de tantos
años de contacto, este siervo puede estar seguro de que es Gu Huaiqing.
El Cuarto Príncipe puso sus ojos en blanco: —¿Dónde está residiendo ahora?
—Este servidor no lo sabe—. La persona estaba un poco avergonzada. Gu Huaiqing siempre era
cauteloso. E incluso si fuera su confidente, no necesariamente él sabría en dónde estaba. —Sin
embargo, le dijo a este servidor que estaría en la capital durante estos días, y que si alguien tenía un
motivo para encontrarlo, sólo tendría que ir al bar llamado: "La casa del inmortal borracho" y dejarle
una nota.
Cuando el cuarto príncipe escuchó esto, inmediatamente pensó que el Rey de Huainan había ido a la
capital sin ser convocado. Así que iba a ser un logro atraparlo. Y aunque no era un grave delito, al Padre
Imperial le preocupaba no poder tener el control de los demás. Hoy en día, sobornar a funcionarios y
entrar a la capital de forma privada, era para planear actos ilegales; además, la prueba era tan
irrefutable como una montaña, por lo que esta era una buena oportunidad para él. Así que se volvió y
caminó hacia el Estudio Imperial.
—¿Qué vas a hacer en la capital?—. Jing Shao miró a Gu Huaiqing, quien estaba frente a él probando
tranquilamente vino, y ante tal escena, sintió que sus azules venas estaban saltando en su frente.
Gu Huaiqing miró el puño de Jing Shao que estaba a punto de ser lanzado hacia él, y dijo lentamente:
—Sufrir por amor.
—Déjate de tonterías—. Los ojos de Jing Shao se agrandaron. —Dime rápido, ¿qué vas a hacer?
—Soy tu hermano mayor de todos modos, ¿incluso así no puedes respetarme un poco?—. Gu Huaiqing
golpeó su copa de vino sobre la mesa y le dijo enojado.
—¡También sabes que eres mi hermano mayor, y siempre has tenido un cierto interés hacia Jun Qing!
—. Jing Shao también golpeó su copa de vino sobre la mesa, aún más enojado.
Mu Hanzhang iba sosteniendo algunos paquetes de LoMei*, que es una comida guisada preparada en
salsa de soja y especias, mientras pasaba por el bosque de duraznos y vio que las dos personas en el
Pabellón estaban a punto de pelear: —Me he ido por un tiempo, ¿por qué están discutiendo
nuevamente?
Cuando los dos lo vieron, pusieron un par de caras sonrientes y dijeron al unísono: —¡Estamos
hablando y jugando!—. Y luego se miraron fijamente.
Al mirarlos a los dos, Mu Hanzhang no pudo evitar fruncir sus labios y reír, mientras iba abriendo la
bolsa de papel con aceite en su mano. Debido a la especial identidad de Gu Huaiqing, no era fácil que
otros la sepan, por lo que incluso el Señor Yun Song se había quedado fuera del jardín, y Mu Hanzhang
tuvo que salir a buscarlo personalmente después de comprar algo.
—Este es el LoMei del Sur de la ciudad. A Jing Shao le gusta mucho. Siempre decía que si venía el
hermano mayor, tenía que pedirle que lo probara—. Dijo Mu Hanzhang, mientras iba colocando el
contenido que estaba dentro del papel con aceite en el plato, cuidadosamente.
—Hanzhang aún es tan bueno hablando—. Gu Huaiqing sonrió y tomó una ala de pollo.
—¡Hermano, es suficiente!—. Jing Shao apretó las alitas de pollo que estaban en su mano.
—¡Miau!—. Una bola de pelos negros y amarillos salió de repente del bosque, y agarró la rodilla de
Jing Shao hacia él para poner las alitas de pollo guisadas a su alcance.
—¿Sí lo trajiste?—. Gu Huaiqing miró al pequeño tigre que cada vez estaba más fuerte y se burló de él
con sus alitas de pollo en su mano.
—Estaba aburrido en casa por temor a criarlo como si fuera un gato, así que lo saqué de paseo—. Mu
Hanzhang extendió su mano y acarició a la peluda cabeza, Xiao Huang se frotó con la palma ajena,
luego volvió su cabeza y le enseñó sus dientes a Gu Huaiqing.
—Este jardín es bastante bueno, pero es una pena que los duraznos aún no estén maduros—. Gu
Huaiqing puso una alita de pollo en la boca del tigre, y este casi le muerde la mano.
Xiao Huang parecía muy hostil con Gu Huaiqing y estiró sus patas para rascarse antes de morderlo.
Ante ello, Mu Hanzhang le acarició la parte posterior de su cuello y se sintió mejor, pero todavía había
un rugido ahogado en su garganta, como si estuviera a punto de atacar en cualquier momento.
—Este jardín le pertenece a mi hermano. Así que puedes comer los duraznos de aquí en medio mes—.
Jing Shao miró una rama de árbol de durazno que llegaba hasta el Pabellón. Había varios esponjosos y
blandos duraznos en él, pero eran de un pequeño tamaño y tenían un color de apariencia verdoso.
—¡Este es el jardín de Jing Chen!—. Gu Huaiqing se sorprendió cuando escuchó aquellas palabras y
miró a su alrededor. El bosque de duraznos era verdoso y exuberante, y la limpia hierba verde en el
suelo era como un brocado de olas azules, donde uno puede imaginarse cómo se tornarán cuando
broten las flores de durazno: —¿Va a venir hoy?
—Se estima que estará aquí en un momento—. Jing Shao tomó la botella que estaba en la mesa y le
sirvió una copa de vino de ciruelas a su Wang Fei.
La copa de Mu Hanzhang era diferente a la de los dos: no era una pequeña copa de bambú sin refinar
elaborada por la señorita de las ciruelas verdes, sino, era una exquisita y pequeña copa jade de vino.
—Segundo hermano, aunque tu esposa es delicada, ¿no crees que la diferencia en las copas es
demasiado obvia?—. Gu Huaiqing miró la copa de bambú con bordes sin refinar en su mano. Y al
observar la pequeña copa de jade casi transparente, de repente sintió que este hermano mayor había
hecho algo desolador.
Jing Shao lo ignoró, Jun Qing acostumbraba sobar objetos en su mano cuando pensaba. Así que desde
que Mu Hanzhang se lesionó con una copa de bambú el año pasado, Jing Shao siempre lleva esa
pequeña copa de jade recubierta de piel de cordero con él. Por ello, cuando no haya una copa adecuada,
él la sacaría para su Wang Fei. Desde entonces, tanto la pequeña caja de ungüento como aquella copa
se habían convertido en objetos que Jing Shao siempre debía llevar consigo.
Mu Hanzhang tomó la pequeña copa de taza de jade blanco, y sólo sentía que un calor se extendía
desde las yemas de sus dedos hasta su corazón.
—¡Miau!—. Gritó Xiao Huang de repente, salió del Pabellón y corrió unos pasos, se inclinó y se
escondió en la hierba, después hizo una mueca mientras iba pisando con sus patas traseras, y parecía
que iba a salir corriendo en cualquier momento.
—¿Alguien viene?—. Jing Shao miró a Xiao Huang y se puso de pie.
Después de escuchar eso, Gu Huaiqing también se paró en cuanto pudo oír dos voces desde el
bosque.
—El segundo hermano real es tan sofisticado, pero las flores de durazno se han ido, y ahora los frutos
están inmaduros. ¿Aún así sigues interesado en degustar vino aquí?—. La joven voz tenía algo de
arrogancia que no se podía ocultar. ¡Pertenecía al Cuarto Príncipe Jing Yu!
—Siéntete libre de venir y echar un vistazo—. La tranquila y agradable voz era la de Rui Wang Jing
Chen, pero esta era un poco más fuerte de lo habitual, y era así obviamente para que fuera un
recordatorio para las personas que estaban en el bosque.
¡Ay! Mu Hanzhang miró a su alrededor, este jardín podría detener a otros a que vengan, pero no
podía retener al descarado cuarto príncipe que había ingresado con Jing Chen. Aunque Jing Yu no
conocía a Gu Huaiqing, el ver a un extraño en el jardín privado de Rui Wang a primera vista
seguramente lo haría sospechar. En el pasado, el cuarto príncipe se aferraba a los pequeños errores de
los demás, sin pensar que ahora había un extraño de origen desconocido.
Al haber visto el dobladillo amarillo oscuro de la ropa del cuarto príncipe. Jing Shao tuvo una idea, le
silbó a Xiao Huang y arrojó las alitas de pollo en su mano a Jing Yu.
—¡Miau!—. Al pequeño tigre siempre le había gustado este juego. Así que al ver a Jing Shao tirándole
aquella deliciosa comida, él inmediatamente saltó a un metro de altura, como si fuera un flecha negra y
amarilla, y salió corriendo con ese silbido.
—¡Ah!—. Cuando el cuarto príncipe vio al tigre salir de un momento a otro del bosque, gritó de miedo,
y de repente fue golpeado por una cosa resbaladiza en su rostro, haciéndolo tambalearse hasta la raíz
sobresaliente del duraznero. Al mismo tiempo, el feroz tigre se acercó a él corriendo.
El Cuarto Príncipe cayó al suelo, y el ya pesado tigre se abalanzó sobre él, sujetándole sus hombros,
abrió demasiado su boca, que estaba llena de afilados colmillos.
—¡Ayuda!—. El Cuarto Príncipe palideció de miedo y vio que aquel tigre con su boca abierta quería
morder su cuello, ante ello, él se encontraba luchando por deshacerse de ese animal.
—¡No te muevas!—. Dijo repentinamente Jing Chen a un lado, impidiendo que el cuarto príncipe
sacara con su mano su espada, pero al ver que el tigre encontró un ala de pollo en el cuello de Jing Yu,
este agarró el ala de pollo con su boca, se dio la vuelta y se escapó.
Jing Yu se levantó, y vio claramente que ese animal era un tigre mediano, que medía dos pies de
largo. Ante ello, él hizo una mueca y corrió hacia el Pabellón en medio del bosque, y en aquel lugar
estaban parados dos esposos y un Rey.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
LoMei*: 卤味, es una comida guisada preparada en salsa de soja y especias.
89: Crisis

—El cachorro de tigre es travieso y se tropezó con el Cuarto Príncipe, espero que pueda perdonarlo—.
Mu Hanzhang tocó al peludo tigre que se balanceaba de un lado a otro en su regazo, y se inclinó ante
Jing Yu en tono de disculpa.
—Sí Cuarto Hermano real, lo siento, no dijiste que venías con anticipación, y llegaste justo cuando yo
arrojaba mis alitas de pollo—. Jing Shao lo saludó con poca sinceridad y ayudó a Jing Yu a palmear el
grisáceo polvo de su cuerpo, pero sus manos eran un poco más fuertes, y casi lanzó al Cuarto Príncipe
al suelo.
Jing Chen miró las tres copas que estaban sobre la mesa con calma y le guiñó un ojo a Mu Hanzhang.
Y luego, Jun Qing colocó su taza de jade recubierta de grasa de cordero en su manga.
El cuarto príncipe vio a su padre hoy e invitaron a Jing Chen a ir a la sala de estudio imperial para
hablar a solas. Luego de ello, miró a Jing Chen salir de la sala para dirigirse directamente hacia el Sur
de la ciudad, así que pensando que su padre le había dado algo importante a su hermano, este lo siguió,
pero inesperadamente sólo era para tener una reunión para beber con esta pareja de esposos de la
realeza.
Las cuatro personas se sentaron en el bosque de duraznos. Después de hablar por un largo rato con
aquella serpiente, Jing Shao no pudo evitar bostezar y se llevó a su Wang Fei con una excusa.
Cuando Cheng Wang se fue, el Cuarto Príncipe naturalmente, como hermano menor no pudo
quedarse más, por lo que también se despidió, pero antes de irse le dio una amarga mirada al tigre que
saltaba de arriba a abajo, y estaba seguro de que el ala de pollo que le habían arrojado a la cara no fue
un accidente.
Después de que los tres se fueron, Jing Chen se sentó solo en el Pabellón por un tiempo. El vino de
ciruelas verdes era muy ligero, por lo que no tenía miedo de emborracharse después de beber unas
copas más. En estos días, su segundo hijo había estado enfermo nuevamente, y el temperamento de
Madam Xiao estaba empeorando cada vez más, por lo que él sólo sentía dolor de cabeza cuando
regresaba a su Palacio.
Cuando Madam Xiao se casó con él, ella siempre había sido una mujer amable, pero después de dar a
luz a su segundo hijo, de repente ella comenzó a volverse paranoica. Además, cuando el hijo de la
concubina de cuarto rango y su pequeño hijo nacieron al mismo tiempo, ella se sintió aún más
agraviada...
Jing Chen miró los durazneros que estaban llenos de ramas en el jardín, pensando en que su hermano
menor debería tener descendientes, pero ellos no tienen prisa. Después de todo, él no podía manejar
eso cuando su padre está en el trono. Y espera que no sea demasiado tarde para hablar de ello en
cuanto se convierta en Emperador.
—Es tan aburrido beber solo, ¿quieres que alguien te acompañe?—. Una clara y dulce voz con un tono
frívolo vino desde atrás de él.
Jing Chen de repente sintió que le dolía aún más la cabeza.
Al día siguiente, el Cuarto Príncipe fue a la corte y lo guiaron hacia un lado.
—Su Alteza Real, este servidor ha visto ayer al Rey de Huainan ir al bosque de duraznos de Rui Wang
que está en el Sur de la ciudad—. El hombre había entrado con pánico.
—¿De qué estás hablando? ¿El bosque de duraznos de Rui Wang?—. Las cejas de Jing Yu saltaron. —
¿No estás equivocado?—. Él había estado también en ese bosque de duraznos.
—Es cierto—. El hombre parecía muy ansioso. —Este servidor fue a trabajar al sur de la ciudad ayer y
por casualidad vio al Rey de Huainan. Sus guardias todavía estaban vigilando en las afueras de ese
bosque de duraznos.
El Cuarto Príncipe recordó claramente lo que había pasado ayer, pensando en las alitas de pollo que
volaron hacia él. No creía que Jing Shao lo hubiera hecho por accidente. Originalmente pensó que era
para avergonzarlo deliberadamente. Pero parecía que tal vez había una persona más en el Pabellón en
ese momento. ¡Y Jing Shao estaba tratando de encubrir el paradero de esa persona!
Cuanto más lo pensaba, más sentía que ese era el caso. Jing Yu no pudo evitar sudar en sus palmas. Si
eso era cierto, entonces Jing Shao estaba ya coludido con el Rey feudal. Desde que ellos se encontraron
en el bosque de duraznos, podría también haberse involucrado con Rui Wang. Y si este asunto se hacía
bien, Jing Chen podría dar un salto mortal.
Mu Hanzhang escuchó que el hijo menor del Palacio de Rui Wang estaba enfermo, y que su fiebre
persistió a pesar de haber cambiado dos médicos, por lo que envió a alguien para darles algunos
preciosos materiales medicinales al Palacio de Rui Wang.
Al mirar a la concubina llorando en los brazos de la nodriza, Madam Xiao no pudo evitar fruncir su
ceño, y luego miró al sano y vivo hijo bastardo de la concubina que estaba a su lado, y su corazón se
puso aún más irritable. La prescripción dada por el médico imperial no hizo mejorar al pequeño
después de dos días y la fiebre repentinamente se había repetido.
Temiendo ser regañada, la nodriza tomó la iniciativa de mencionar que el niño estaba enfermo y que a
veces no lo estaba, por lo que era algo en lo que cualquiera se podía enredar: —Esta esclava ha
escuchado que la Maestra Mo Bei del Templo Biyun que está al Oeste de la ciudad es muy bueno, o...
—Si mañana no está bien, por favor que venga a revisarlo—. Rui Wang Fei miró las cosas enviadas por
el Palacio de Cheng Wang y después de recibir unas amables palabras fue al almacén. Ella ha dicho que
no quería darle el niño, ¿a quién le mostraría tanta diligencia?
—¿Qué dice?—. Preguntó Mu Hanzhang a Yun Zhu, quien fue a entregar las cosas.
—Se dice que Rui Wang Fei está preocupada por su problema. Recientemente su Palacio ha estado
demasiado ocupado por ese asunto. Así que le pediría a Wang Fei que fuera a visitar al Palacio de Rui
Wang otro día—. Le respondió Yun Zhu sin perder ninguna palabra.
Mu Hanzhang agitó su mano para dejar que Yun Zhu bajara, mientras fruncía ligeramente su ceño. Lo
que había enviado eran todos los materiales medicinales únicos que estaba usando. Y los comentarios
de Rui Wang Fei fueron solo corteses, lo que significa que no había mirado con cuidado lo entregado.
Así que, de hecho, su hijo estaba muy enfermo.
Al mismo tiempo, Gu Huaiqing estaba bebiendo con Jing Shao en "La casa del inmortal borracho".
—Hoy me voy—. Gu Huaiqing le sirvió a Jing Shao una copa de vino.
—Finalmente te diste cuenta—. Jing Shao lo miró: —Ya te he dicho, ¿qué estás haciendo en medio de
la capital?
Gu Huaiqing sonrió y le susurró con suavidad: —Cazo demonios.
—¿Cazas demonios?—. Jing Shao se sorprendió, y luego se burló. —¿Desde cuándo te has convertido
en un Shen gun*?
Gu Huaiqing le sonrió sin decir alguna palabra. En ese momento, hubo una conmoción en el primer
piso. Y cuando los dos caminaron hacia la ventana, vieron al Cuarto Príncipe Jing Yu y a un grupo de
personas rodeando el edificio de "La casa del inmortal borracho".
—¿Qué está pasando?—. Jing Shao frunció el ceño. Ahora que el Cuarto Príncipe está a cargo del
Ministerio de Justicia, tenía mucha gente a su disposición.
—El demonio ha llegado—. Gu Huaiqing miró a alguien que estaba al lado del Cuarto Príncipe, y una
mueca de desprecio se dibujó en sus labios.
—Nos han ordenado que vayamos a arrestar a los criminales, así que nadie en el edificio puede salir,
¡serán interrogados uno por uno!—. Gritaron en voz alta los oficiales y soldados que iban al frente,
mientras indicaban, con un gesto en su mano, a los demás oficiales y soldados que se dirijan a registrar
a los comensales uno por uno. Todos se ocuparon de las personas que estaban en el vestíbulo, y el resto
fue a buscar en las habitaciones privadas del segundo piso.
El cuarto príncipe llevó a los oficiales a su lado y revisaron las habitaciones una por una, y pronto
llegarían a la habitación donde se encontraba Jing Shao. El edificio estaba lleno de soldados, y había
aún más gente afuera. Jing Yu había realizado perfectos preparativos para que a las alas del Rey de
Huainan se les dificulte escapar.
—Este es un truco para atrapar tortugas en una urna*—. Gu Huaiqing miró a los oficiales y
soldados que se acercaban.
Jing Shao frunció su ceño. Parecía que el cuarto príncipe había recibido alguna noticia. Así que se
volvió para mirar a Gu Huaiqing y vio que ese hombre se encontraba tranquilo y relajado. Como si ya lo
hubiera esperado: —¿Qué vas a hacer?
—No es un problema escapar de "La casa del inmortal borracho"—. Gu Huaiqing abrió la ventana de
la habitación que había elegido, pues estaba frente al techo de la Residencia de al lado. Así que con las
habilidades de los dos, realmente no era difícil escapar como gatos por la sombra del techo. —Es sólo
que supongo que el Cuarto Príncipe ya ha impuesto la ley marcial en la puerta principal de la capital,
por lo que tienes que ayudarme a salir de la ciudad.
—¿Lo esperabas desde hace mucho tiempo?—. Jing Shao estaba un poco enojado cuando escuchó eso.
Ese hombre sabía que esto sucedería, e incluso lo llamó a beber, dejando en claro que él también estaba
incluido en este asunto.
El cuarto príncipe llevó a algunas personas al edificio de "La casa del inmortal borracho", y no pudo
evitar enojarse, y preguntó al funcionario que estaba a su lado: —¿No dijiste que estabas seguro de que
él está aquí?
—Este... Este servidor...—. El hombre estaba sudando frío. De hecho, él había hecho una cita con él
para reunirse aquí en este momento de acuerdo con la información de contacto proporcionada por el
Rey de Huainan, y la noticia que quería darle al Rey de Huainan era muy importante. Él no se la
perdería, ¿entonces por qué no ha venido?
—¡Cierren la puerta principal de la ciudad inmediatamente!—. El cuarto príncipe se puso azul de la
ira, porque repentinamente él le había asegurado al Emperador Hong Zheng que el Rey de Huainan
estaba en medio de la capital, y con ello, obtuvo un edicto. Pero ahora que había huido, ¿cómo se lo
explicaría a su padre? Afortunadamente, no había dicho nada sobre que el Rey de Huainan está
coludido con Jing Chen, sino, de lo contrario, no hubiera atrapado a nadie, y en cambio, haría que su
padre pensara que había incriminado a su hermano.
En ese momento, Jing Shao ya había enviado apresuradamente a Gu Huaiqing a una puerta de la
ciudad.
—Sabes que hay algo mal con tu fuente de información, ¿y todavía estás esperando a que nos
atrapen?—. Jing Shao inmediatamente golpeó a Gu Huaiqing.
—Si no esperas ahí conmigo, ¿cómo puedo ver la profunda hermandad entre tú y yo?—. Gu Huaiqing
entrecerró sus finos ojos y sonrió con inocencia.
Jing Shao se sorprendió cuando escuchó esto. ¿Podría ser que su propósito al venir a la capital esta
vez era para ver cuán sincero era al cooperar con él? Pensando en esto, no pudo evitar quedar en
silencio. Esta persona de apellido Gu era sospechosa por naturaleza, eso ya lo sabía, pero su hermano,
como futuro Emperador, ya está hablando con él. ¿Acaso no es digno de confianza?
Gu Huaiqing vio que el rostro de Jing Shao se estaba tornando a un extraño color, así que
inmediatamente montó en su caballo, y se le acercó para darle un golpe: —¿A dónde querías ir? Igual
fue divertido—. Diciendo esto, sacó un panfleto desde sus brazos y lo dejó en sus manos.
Jing Shao miró las delgadas páginas de papel que estaban en las manos ajenas y miró a Gu Huaiqing
con sospecha.
—Esta es mi red de contactos en la capital, los que no se pueden usar ya han sido marcados con un
círculo de pluma china—. Gu Huaiqing sonrió. —Dale esto a Jing Chen y dile que Zhao Jiulin, el
ayudante del Ministerio de Ritos, ya es una conexión del Cuarto Príncipe, así que dile que tenga más
cuidado—. Zhao Jiulin es la persona que había seguido al Cuarto Príncipe hoy, y este hombre debió
haberle revelado la noticia al Cuarto Príncipe.
Jing Shao tomó aquel objeto en su mano en estado de shock. Todos estos contactos fueron manejados
por el Rey de Huainan durante muchos años. Y ahora que están en sus manos, ¡le ha dado su riqueza y
vida!
—Hermano mayor...—. Jing Shao no sabía qué decir. Este hombre era el oponente que admiraba en su
vida anterior, pero todavía no puede ver lo que está pensando Gu Huaiqing. A veces este hombre
parecía estar muy en lo profundo de la ciudad, y su trabajo era confuso, algunas otras veces era un
hombre con temperamento, ¡y cuando estaba de humor, podía ser capaz de dar su riqueza y vida!
—Jaja, supongo que me retiraré del dominio en unos días, y este hermano mayor te estará esperando
en Jiangnan—. Gu Huaiqing le sonrió y le dio un puñetazo a Jing Shao de nuevo, tratando de compensar
el peso de sus palizas de estos días.
Jing Shao fue golpeado y tosió, y cuando volvió a mirar hacia arriba, Gu Huaiqing ya había girado la
cabeza de su caballo, y dos guardias cabalgaban hacia este lado no muy lejos a caballo.
—¡Recuerda traer a tu pequeño tigre para que el león pueda enseñarle a cazar!—. Gu Huaiqing se
fue, por temor a que Jing Shao lo alcanzara y le diera un puñetazo.
Cuando Jing Shao regresó a su Palacio, vio que la atmósfera del lugar estaba muy mal. Todo el Palacio
estaba en silencio, y era como si todos los sirvientes estuvieran conteniendo su respiración, por lo que
no se atrevieron a hacer ningún sonido.
—Wang Ye, el Emperador está aquí—. Le susurró el Sr. Yun.
Jing Shao repentinamente estalló en un frío sudor. ¿Podría ser que Jing Yu lo descubrió saliendo de la
reunión con el Rey de Huainan? Y después de pensarlo detenidamente, se consultó si es que había
cometido algún error.
—El Emperador está en la sala de estudio—. Saludó Duo Fu a la persona que tenía la cara tan
arrugada como un moño y dijo en voz baja: —Príncipe, Wang Fei le pidió a este siervo que le dijera que
no importa lo que diga el Emperador, usted debe negarlo, y decir que no conoce al Rey de Huainan.
Hoy, sólo ha enviado a un amigo hablador hacia afuera de la ciudad.
El corazón de Jing Shao no pudo evitar acelerarse cuando escuchó esto. Jun Qing debe haberse
enterado lo que su padre ya sabía, pero no estaba seguro, así que vino a su Palacio para preguntar.
¡También era posible que Jun Qing se había tomado la culpa para que lo perdonen a Jing Shao! Igual, no
importa lo que pase, a Jun Qing no se le podía permitir enfrentarse al Emperador solo.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Shen gun*: 神棍, se refiere a las personas mentirosas que se involucran en actividades
supersticiosas, suelen jugar trucos sobre demonios o Dioses frente a otras personas.
Atrapar tortugas en una urna*: viene del idiom "甕中捉鱉" para referirse a que la persona que
quiere atrapar a otra, ya la tiene a su alcance.
90: Interrogatorio

Fuera del estudio del Pabellón Tingfeng, un grupo de guardias y sirvientas estaba custodiando la
puerta, pero ninguno se atrevió a entrar.
—¿Crees que es bueno para Dachen hacer negocios con extranjeros?—. El Emperador Hong Zheng se
sentó detrás del escritorio y estaba jugando con una copa de cristal en su mano.
—Este servidor piensa que la gente del extranjero codicia los productos de Dachen, pero
lamentablemente no tienen una manera adecuada de obtenerlos—. Mu Hanzhang se paró frente al
escritorio, y bajando sus cejas, sus pronunciadas palabras fueron calmadas, ni humildes ni autoritarias:
—Este servidor ha mirado el libro de cuentas del tributo del extranjero, y cuando estaba en el sureste,
también le preguntó a los comerciantes de Jiangnan sobre el precio de las mercancías. Y se dice que un
chi* de seda se puede cambiar por diez monedas de oro, que equivalen a dos taels de oro.
—Hanzhang, ¿por qué hasta ahora recién te has vuelto un funcionario?—. El Emperador Hong Zheng
sonrió, sin responder las palabras ajenas de hace un momento. —Desde el día en que te casaste y
entraste a la familia real, debiste haber sido llamado funcionario.
Mu Hanzhang frunció sus labios y dijo un poco avergonzado: —Este servidor lo tiene en cuenta.
Cuando Jing Shao entró y vio esta escena, encontró que no había un estado de hostilidad mutua, y en
su lugar, el ambiente lucía verdaderamente jovial y armonioso. Ante ello, no pudo evitar sentir un poco
de asombro.
—¿Dónde has estado?—. Cuando el Emperador Hong Zheng vio entrar a Jing Shao, inmediatamente
controló su sonrisa.
—Este hijo suyo ha ido a despachar a un amigo—. Le respondió Jing Shao con honestidad
murmurando en su corazón que si ese era de verdad su Padre Emperador. ¿Pero por qué no actuaba
adecuadamente en cuanto lo vio?
El Emperador Hong Zheng lo miró con profundidad durante un largo rato, y luego miró hacia abajo y
tomó el libro militar que estaba a un lado para leerlo: —¿Sabías que el Rey de Huainan apareció en la
capital recientemente?
—¿El Rey de Huainan?—. Jing Shao echó un vistazo a su Wang Fei: —Este hijo no lo sabía.
—¿No lo sabes?—. El Emperador Hong Zhen cerró el libro que estaba densamente anotado, y se
levantó para caminar hacia Jing Shao: —¿A quién has despachado hoy?
Jing Shao sintió una sacudida en su corazón, pero no se reflejó en su rostro. Si el interrogatorio de su
padre era así, debe ser porque sabe de que Gu Huaiqing se ha ido de la capital. Pero ciertamente no
estaba seguro si Jing Shao fue el que lo había despachado. Así que tal vez ese idiota de Jing Yu no le
había dicho tonterías a su padre sin antes haber obtenido algún botín a cambio: —Un amigo hablador.
—¿Un amigo que vive en Jiangnan, y que conociste en "La casa del Inmortal borracho"—. El
Emperador Hong Zeng lo miró con frialdad.
¡La casa del Inmortal borracho! Jing Shao sintió que hubo un ruido sordo en su cabeza. Al hablar de la
Casa del inmortal borracho, ¡su padre debe saber que esa persona era Gu Huaiqing! Después de un
momento de vacío en su mente, de repente recordó las palabras dichas por Duo Fu en las que Jun Qing
le indicó que dijera hasta la muerte que no conocía a Gu Huaqing y que este era sólo un amigo que vive
en Jiangnan, pero su padre nunca había enviado a alguien para detenerlo en cuanto se había enterado
de que Gu Huaiqing iba a escapar, así que sólo había venido para probar si es que Jing Shao estaba
coludido con el Rey de Huainan.
Sólo por un momento, Jing Shao miró a su padre y dijo con calma: —Lo conocí en Jiangnan. Ha venido
a la capital para pasar el rato. Y hoy se enteró de que su madre estaba gravemente enferma en casa,
por lo que estaba muy ansioso por dejar la ciudad, así que me pidió ayuda.
Tan pronto como terminó de hablar, una fuerte bofetada cayó sobre el rostro de Jing Shao, y Wang Ye
se asombró de inmediato.
—¡Eres un hombre con carácter, tú sabes que esa persona es el Rey de Huainan, Gu Huaiqing!—. El
Emperador Hong Zheng lo miró con el sentimiento de odiar al hierro por no convertirse en acero*.
Este hijo era capaz y había sido criado salvajemente. No es como un príncipe ni un nieto en absoluto.
En cambio, es como un guerrero. Tiene un carácter fuerte y presta atención a la lealtad, lo que era
realmente irritante.
Jing Shao había sido golpeado y brotaba sangre desde las comisuras de su boca, pero a él no le
importaba cubrirse su cara. Él solamente se sorprendió por un momento y se arrodilló en el suelo con
un golpe: —Este hijo no lo conoce. Él sólo dijo que su nombre es Gu Qing. También lo he conocido por
casualidad en Jiangnan. Este hijo siempre lo ha conocido sin saber su identidad, este hijo...—. La voz de
Jing Shao parecía muy nerviosa, como si hubiera escuchado una noticia tan impactante desde el
principio, y ahora estuviera atónito.
—Padre Imperial, también he conocido a esa persona en Jiangnan. Y el príncipe realmente no conocía
su identidad—. Mu Hanzhang también se arrodilló junto a Jing Shao.
El Emperador Hong Zheng lo miró, y la expresión en su rostro se volvió un poco más lenta, porque
Mu Hanzhang había admitido desde el principio que el amigo que Jing Shao había despachado es el que
habían conocido en Jiangnan. Si albergara motivos ocultos, definitivamente Jun Qing no diría tal cosa.
Así que volvió sus ojos hacia Jing Shao, y vio que ya no estaba nervioso, sino que estaba molesto, y
parecía un poco incómodo de esa forma. —¿Por qué aún no lo aceptas?
—Este hijo no se atrevería a hacer eso—. Jing Shao bajó su cabeza, pero aún así su tono fue un poco
brusco.
—No he dicho que te confabulaste con el Señor Feudal, ¿por qué aún no lo aceptas?—. El Emperador
Hong Zheng estaba casi exasperado con la situación.
—¡Sobre la identidad del Rey de Huainan, el Emperador se la dijo al Cuarto Príncipe, pero no a este
hijo!—. Jing Shao levantó su cabeza para mirar a su padre, aunque lo había dicho para hacer caer al
Cuarto Príncipe, lo que dijo había llegado desde su corazón. Siempre había conocido la parcialidad del
Emperador Hong Zheng. No importaba cuántos errores cometiera Jing Yu, al final nunca eran nada.
Pero por el contrario, siempre había sido duro con Jing Shao, tanto que lo terminaron encerrando por
unos irrazonables cargos.
El Emperador Hong Zheng se quedó sin palabras por un momento, y luego recordó que no le había
dicho nada al Cuarto Príncipe. Antes, una persona de la corte que había sido visitada por el Rey de
Huainan se lo había reportado y justo ahora lo sabía por eso, pero, entonces, ¿cómo se había enterado
Jing Yu de eso? Ante ello, caminó de un lado a otro en la habitación dando unos pasos con sus manos
colocadas detrás de su espalda: —No quieres pensar sobre en dónde te equivocas, y al contrario, ¿me
estás echando la culpa a mí?
—Este hijo no se atrevería a hacer eso—. Jing Shao golpeó con su cabeza, y obviamente aún no
aceptaba nada.
El Emperador Hong Zheng lo señaló con las yemas de sus dedos mientras temblaba de la ira: —Vas a
mantenerte en silencio y a reflexionar sobre tus propios errores en este Palacio. ¡Sin mi voluntad, no
podrás ir a ningún lado!
—¡Padre Emperador, cálmese!—. Mu Hanzhang apresuradamente quería ayudar a Jing Shao con una
frase. —¡Wang Ye!
—Este hijo sigue la orden—. Jing Shao parecía haberse recuperado, e inclinó su cabeza para hacer
una reverencia y aceptar su equivocación.
—¡Humph!—. Resopló el Emperador Hong Zheng con frialdad, se sacudió sus mangas y se dio la
vuelta para retirarse, y cuando estaba por irse de la casa, dijo: —Hanzhang escribirá los estatutos que
ha dicho y me los mostrará mañana.
—¡Sí, Emperador!—. Le respondió Mu Hanzhang apresuradamente y se levantó para despedir al
Emperador.
El Emperador Hong Zheng agitó su mano para indicarle que no era necesario que lo despidiera, y
llevando a sus guardias y eunucos con él, se fue lleno de ira.
Después de un momento de silencio, Mu Hanzhang caminó hacia Jing Shao y se agachó para mirarlo:
—El Emperador ya se ha ido.
Jing Shao se sentó lentamente en el suelo, se tocó el frío sudor que había en su frente y dejó escapar
un largo suspiro de alivio: —Gracias.
Mu Hanzhang extendió su mano y tocó suavemente aquella rojiza mejilla, y sus ligeramente fríos
dedos reconfortaron las calientes huellas digitales ajenas. Jing Shao acarició con avidez la palma de la
mano de Jun Qing. No importaba cuán parcial fuera su padre. Al menos el corazón de esta persona
siempre iría hacia él, y eso era más que suficiente.
Mu Hanzhang miró en silencio a la persona que acariciaba suavemente la palma de su mano. No
había prestado atención a la pregunta que acababa de hacer el Emperador Hong Zheng, pero sí vio
claramente los resentidos ojos de Jing Shao. Este príncipe que no está protegido por su madre, no tiene
lugar para defenderse frente al Emperador, y cuando surgía un conflicto, sólo podía recibirlo
fuertemente. Ante ello, con lástima en su corazón, extendió lentamente su mano y lo sostuvo en sus
brazos. —El Padre Emperador no es parcial, pero como Emperador necesita controlar y equilibrar las
cosas.
El Emperador Hong Zheng debe tener claro lo sucedido en el Ministerio de Asuntos Internos. Pero no
había castigado severamente al Cuarto Príncipe. Y en el análisis final, lo que importaba era la mente del
Emperador. La corte necesita ser controlada y equilibrada. Por lo tanto, si no se tocaba su línea de
fondo, como un astuto Emperador, eligiría hacer la vista gorda.
De repente, atrapado en el cálido abrazo en el que brotaba una dulce fragancia. Jing Shao se
sorprendió por un momento, respiró hondo con avidez, arqueó conscientemente su pecho y extendió sus
brazos alrededor de aquella dócil cintura. —Jun Qing, me han prohibido salir otra vez, así que tú
tampoco vayas a la corte.
—¿Por qué?—. Mu Hanzhang lo miró.
—¡Para que podamos dormir juntos hasta tarde y podamos hacerlo otra vez por la mañana!—. Dijo
Jing Shao con unos ojos radiantes.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Un chi*: 一尺, un chi equivale a un tercio de un metro.
odiar al hierro por no convertirse en acero**: 恨鐵不成鋼 es un idiom para referirse a cuando una
persona se siente resentida con alguien por no cumplir con sus expectativas, y por ello está impaciente
por ver una mejora.
91: Poder

Mu Hanzhang sintió que era una pérdida de tiempo simpatizar con esta persona y apartó aquella gran
cabeza que se estaba frotando en su pecho: —La corte no es una escuela. ¿Cómo puedo no ir? Todavía
tengo mucho que hacer—. Dijo independientemente de los tristes ojos de Jing Shao e imponente se puso
de pie y salió del lugar.
Yun Zhu fue convocado para que primero vaya solo al Palacio Real de Rui Wang y que le notifique
acerca de la prohibición de Jing Shao. No importaba si Mu Hanzhang todavía estaba sentado en la
alfombra con su desvergonzado príncipe, igual regresó directamente a su pequeño estudio del Lado
Este, porque los estatutos que el Emperador Hong Zheng le había dicho hace un momento debían ser
escritos lo antes posible.
Jing Shao vio a su propio Wang Fei dejarlo, mientras sentía espontáneamente tristeza en su corazón
por la pérdida de su trabajo público, y que ahora dependía de su Wang Fei el mantener el hogar.
Cuando Jing Chen escuchó la noticia, corrió hacia allá antes de la hora de la cena. La orden del
Emperador Hong Zheng había sido que a Jing Shao no se le permitiera ir a ningún lado, pero no había
dicho que nadie podría ir a verlo.
—Gu Huaiqing me pidió que te diera esto—. Jing Shao le entregó el panfleto con la lista de
funcionarios a Jing Chen.
La expresión de Jing Chen de repente se tornó un poco extraña. —Él ya me había dado una copia de
esto.
Jing Shao: —...
Jing Chen: —...
—¡Bien, Gu Huaiqing me había conmovido por un tiempo!—. Jing Shao estaba tan enojado, porque ese
tipo había incluso convencido a ambos hermanos con lo mismo.
Jing Chen echó un vistazo de cerca al panfleto que tenía en su mano y descubrió que la lista era
diferente a la que él había recibido, por lo que sacó el otro panfleto desde su manga y descubrió que las
dos copias juntas, eran una lista completa de contactos. El movimiento de Gu Huaiqing puede estar
probando si los ambos hermanos tienen un mismo propósito. Después de todo, este tipo de cosas que
caían en sus manos no eran un pequeño poder. Si los dos hermanos no estaban unidos, y cada uno tiene
su parte, inevitablemente estos usarían la parte incorrecta y las noticias llegarían a los oídos de Gu
Huaiqing, por lo que tal vez de esta manera, ya no habría ninguna discusión acerca de esta
cooperación.
—Piensas mucho—. Jing Shao estaba un poco aturdido después de escuchar el análisis de su hermano.
—Después de todo, es la enseñanza que dejaron mis antepasados. Si tuviera que usar los ríos y
montañas de Dachen en una apuesta, naturalmente no creería fácilmente a los demás—. Jing Chen juntó
las dos listas y las volvió a colocar en su manga. No había ninguna queja frente a las acciones de Gu
Huaiqing. Después de todo, al cooperar con el Rey Feudal, si estos dos hermanos no cuentan con un
mismo propósito en sus corazones, inevitablemente habría una equivocación. Y entonces el Rey de
Huainan sufriría.
—Además, Zhao Jiulin, el asistente del Ministerio de Ritos, ya se ha refugiado en Jing Yu—. Jing Shao
tomó un sorbo de té y de repente recordó a la persona que había acompañado hoy al Cuarto Príncipe
para buscar en "La casa del inmortal borracho". Esto también había sido dicho específicamente por Gu
Huaiqing antes de irse.
Jing Chen frunció su ceño. El Ministerio de Ritos era el ministerio que estaba bajo su control, pero
inesperadamente, la mano de Jing Yu se había estirado hacia allí desde hace tanto tiempo.
—Hermano, compremos a alguien del Ministerio de Justicia—. Dijo Jing Shao enojado, molesto por
haber visto la orgullosa mirada de Jing Yu.
Jing Chen lo miró: —El Ministro de Justicia ya me pertenece.
Jing Shao casi arrojó el té de su boca.
—En el futuro, si no entiendes algo, pregúntale a Hanzhang—. Jing Chen dejó su taza y se puso de pie.
Ya era tarde y Cheng Wang acababa de ser castigado. Así que no era apropiado que él lo visitara tan
abiertamente, por lo que naturalmente, no podía quedarse a cenar.
Después de despachar a su hermano, Jing Shao regresó al Lado Este para encontrar a su Wang Fei,
con la idea de que desde que Jun Qing había podido ir a la corte, su hermano ya no contaba con él.
Mu Hanzhang estaba escribiendo los estatutos comerciales sobre el asunto que le había comentado el
Emperador Hong Zheng, y de repente, un gran pedazo de un cálido cuerpo se colocó detrás de su
espalda: —¿Estás hambriento? ¿Qué tal si vas a comer primero y yo me encargo de terminar esta
página?—. Posteriormente, Jun Qing palmeó la gran cabeza que estaba en sus hombros mientras su
pluma siguió escribiendo en el libro, e iba apresuradamente redactando unas hermosas y poderosas
palabras en el papel.
Jing Shao sacudió su cabeza y lo vio terminar de escribir esa página antes de que siquiera pudiera
hablar: —Jun Qing, ¿cuánto poder tiene mi hermano en la corte?
Mu Hanzhang dejó su pluma, volvió su cabeza y lo miró: —No sé cuánto poder tiene, pero por lo que
he contactado hace unos días, parece que al menos el 30% de los funcionarios de la corte están de su
lado.
Sin embargo, la mayoría de estas personas se escondían bien, especialmente las que ocupaban altos
cargos, como el Ministro de Guerra, que a menudo se suele oponer a lo que propone Jing Chen en la
corte. Y entonces cuando Mu Hanzhang entró en contacto con ese poder tan enorme, él también se
sorprendió.
La tercera parte de los funcionarios de la corte eran leales a un solo príncipe, y esa cantidad sonaba
increíble. Después de todo, un monarca con poder real como el Emperador Hong Zheng debía tener a la
mayor parte de la corte en sus manos. Y para los cuatro príncipes, era muy difícil conseguir aunque sea
media taza del porcentaje de ellos, y mucho más complicado era el tener al 30%.
Jing Shao sólo asintió con su cabeza cuando escuchó estas palabras, que estaban de acorde a lo que
esperaba.
Mu Hanzhang se levantó, pero aquel caramelo de color café que colgaba de su cuerpo no se bajó de
él, y todavía seguía pegado a su espalda. Así que no tuvo más remedio que arrastrar ese gran trasero
hasta el comedor: —El hermano ha estado fuera del Palacio para construir su mansión en menos de diez
años, ¿por qué es que tiene tanto poder ahora?
Jing Shao tomó a su Wang Fei y se movió lentamente desde el estudio hasta el lugar en donde vivían,
y para ello, sólo tuvo que pasar por un corredor de flores, y alrededor no había ya nadie, así que ya no
temía que alguien lo escuchara: —La mayoría de ellos son las fuerzas que han sido dejadas por mi
abuelo.
¿Abuelo? Mu Hanzhang frunció su ceño por un tiempo. La Emperatriz no provenía de alguna familia
real. El padre de la Emperatriz había sido el Primer Ministro de las dos dinastías. Y cuando murió el
Primer Emperador, varios príncipes habían estado en un verdadero caos durante un tiempo, y era por
este Primer Ministro, y la ayuda de otras personas que el Emperador Hong Zheng pudo derrotar con
éxito a sus hermanos que ya parecían lobos, y se logró establecer en su posición actual. Sin embargo,
nunca había oído hablar del bando de aquel Primer Ministro en estos años, e incluso Jing Shao sólo lo
había mencionado en esta circunstancia.
—En realidad, no es imposible mencionarlo, simplemente no hay mucho que decir—. Después de la
cena, Jing Shao abrazó a su Wang Fei y se sentó en el patio para disfrutar del frescor. El clima estaba
despejado esta noche y las estrellas en el nocturno cielo eran muy brillantes.
El apellido de la Madre Emperatriz Yuan era Qu, siendo la única joven hija del Primer Ministro Qu.
Además, los dos tíos por parte de la madre de Jing Shao habían muerto en su juventud y él nunca los
había visto de acorde a lo que recordaba. Y después de la muerte de la Emperatriz Yuan, el Primer
Ministro Qu estaba muy triste por haber perdido a su hija en su vejez, y pronto la siguió.
Afortunadamente, Jing Chen había podido asumir su propio papel como príncipe en ese momento y no
se desintegró por completo el bando del Primer Ministro.
El Emperador Hong Zheng no ha establecido a un Primer Ministro a lo largo de los años, sino que
había dividido las funciones del Primer Ministro en seis Ministerios. ¿No era esto acaso para mostrar
respeto por su suegro? Mu Hanzhang frunció su ceño, sintiendo que las cosas no eran tan simples: —
¿Qué sucedió con la familia Zhuo?
Jing Shao miró la cabeza que estaba recostada sobre su pecho, y se dio cuenta de que una blanca
barbilla estaba descansando sobre su corazón, con sus hermosos ojos que estaban brillando frente a las
estrellas del anochecer, y no pudo evitar estirar su mano y acariciar a esa persona: —El Ministro Zhuo
era el protegido de mi abuelo. Y la familia Zhuo tenía un estricto estilo familiar, por ello mi Madre
Emperatriz eligió a Zhuo Yunji como compañero de mi hermano.
Jun Qing tenía el pensamiento de que cuando la Emperatriz Yuan aún estaba allí, Jing Shao
básicamente caminaba a su lado en el Palacio.
La familia Qu, la Emperatriz Yuan, la familia Zhuo... Mu Hanzhang sintió que ese asunto parecía tan
extraordinario que era difícil de explicar, y no pudo evitar llegar a tocar la joven comisura de los labios
de Jing Shao: —Te protegeré de ahora en adelante.
Jing Shao lo miró en silencio, y luego apartó aquel cálido cuerpo para besarlo profundamente en sus
dos suaves labios. Los Dioses se habían llevado a la Madre Emperatriz que lo amaba, pero en su lugar,
le dieron a un Jun Qing tan hermoso. Los Dioses siempre lo habían tratado bien y él estaba realmente
contento.
El cuarto hijo del Palacio Real de Rui Wang tenía fiebre alta, así que invitaron a la monja budista Mo
Bei del Templo Biyun a que lo revise. Ante ello, la anciana monja le dio un paquete de polvos amarillos,
diciendo que era mejor que eso lo mezclaran con leche. Madam Xiao se lo dio con sospecha a la nodriza
para que se lo diera a su hijo. Después de que lo bebió, la condición del niño realmente había logrado
mejorar e inmediatamente ella le dio un generoso regalo, dejando satisfecha a la maestra.
—Este niño tiene menos de un año y puede ver cosas que la gente común no puede observar. El niño
llora por la noche, principalmente porque hay cosas que lo molestan—. La maestra Mo Bei llevaba un
sombrero gris y cerró sus palmas con una muy misteriosa actitud.
—Maestra, mírelo cuidadosamente, ¿qué tiene?—. Le preguntó Madam Xiao muy seriamente.
—Aquellos que pueden causar enfermedades son, en su mayoría, cosas malvadas, pero puede que no
lo sean—. La anciana Mo Bei giró las cuentas de sándalo en su muñeca y dijo, observando
cuidadosamente la expresión de Madam Xiao. —Para que esta pobre monja le hable con franqueza,
debe mirar la situación del Joven Príncipe, quizás algo le quitó su suerte, que es a lo que la gente le
suele llamar, el ser una persona con un destino fatídico.
—¿Es una persona con un destino fatídico?—. Rui Wang Fei frunció su ceño. —¿Quizás la maestra
pueda resolverlo?
—Esto...—. La anciana Mo Bei vaciló.
La Esposa Xiao le indicó a la sirvienta que estaba a su lado que trajera un plato con plata encima: —
Mientras la maestra pueda averiguarlo, el dinero que se le pueda donar, no será un problema.
La anciana Mo Bei miró la plata en el plato y luego se relajó: —Tomará algún tiempo averiguar el
origen de este asunto. Sería mejor que Wang Fei encienda algunas luces permanentes en medio del
convento para que pueda estar segura por el momento.
Cuando Jing Chen regresó, vio a algunas monjas de pie en el patio principal. Y al llegar, ellas se
sonrojaron y desviaron su mirada. Ante ello, él no pudo evitar fruncir el ceño. Después de pensar por un
rato, no intervino en la situación, y sacudiendo sus mangas, se fue directamente a su estudio.
Unos días después, el Príncipe regresó a la corte.
Cuando volvió el Príncipe Mayor, Jing Rong, no hubo la misma bienvenida triunfal que tuvo Jing Shao.
La guerra con los bárbaros del sur aún no había terminado, y la huida del Príncipe no había sido algo
realmente glorioso. Así que el Príncipe Mayor solo se llevó a una docena de sus confidentes, y entró a la
ciudad de una desesperada manera cuando había poca gente en la puerta de la ciudad a las horas de la
madrugada.
Primero tenía que ir a la sala de estudio imperial para informar, donde el Emperador Hong Zheng
naturalmente no le daría una buena cara. Luego iría al Palacio Fenyi para saludar, y después de eso, se
tomaría un tiempo para preguntar sobre la vida de los demás con diligencia y expresar su
preocupación.
—No has estado en la capital en estos días, pero has sufrido por tu hermano menor el Cuarto Príncipe
Real—. Le sonrió y recompensó al Príncipe Mayor con un montón de tónicos: —Solo regresa, tengo
mucho tiempo libre, y tú realmente estás sufriendo, yo puedo apoyarte en estos días.
La tez del Príncipe Mayor no era muy buena, lucía con una enfermiza palidez. Desde el año pasado él
había sufrido por la miasma*. Luego contrajo una atroz enfermedad, haciendo que su cuerpo estuviera
peor cada día. Si no regresaba, temía que tendría que entregarse en Tibet y Yunnan.
Cuando el Gran Príncipe regresó, Cheng Wang estaba confinado, y el Príncipe en la corte tuvo que
convertirse en tres personas a la vez. Sólo que la situación ya había cambiado.
Cheng Wang estaba confinado en su Palacio. Todos los días, Mu Hanzhang iba solo a la corte, y Jing
Shao no tenía nada que hacer, por lo que sólo podía molestar al tigre que estaba en casa. En repetidas
ocasiones intentó persuadir a su Wang Fei para que no acudiera a la corte, pero siempre era rechazado
sin piedad. Lo que lo hacía aún más infeliz era que cuando lo veía en casa, Duo Fu iba a preguntarle
sobre cosas que no podía manejar y Mu Hanzhang dejaba que este Príncipe se encargara de estos
asuntos sin importancia, y eso realmente lo enojaba.
Como resultado, la vida de Xiao Huang se volvió cada vez más difícil.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Miasma*: Mal olor desprendido de los cuerpos muertos y las materias corrompidas, que
antiguamente se creía que era causa de enfermedades.
92: Las nubes giran sin aviso*

Después de que Mu Hanzhang llegara de la corte, miró al propio Jing Shao practicando el manejo de
espadas en el Lado Este, pero no veía a Xiao Huang en ningún lugar. Después de todo, Xiao Huang es
un tigre, e incluso si no tiene agallas frente a ellos, aún seguía siendo muy feroz con los extraños, por
ello Mu Hanzhang siempre le había prohibido que juegue fuera del Lado Este para que no lastime a
otras personas.
Al ver que su Wang Fei había regresado, Jing Shao tomó su espada y se inclinó hacia adelante,
esperando a que su Wang Fei le limpiara su sudoroso rostro.
—¿Dónde está Xiao Huang?—. Mu Hanzhang tomó el pañuelo de tela que le había entregado Zhi Xi y
secó el sudor de Jing Shao con resignación.
—No lo sé—. Jing Shao entrecerró sus ojos con comodidad. —No quiere jugar conmigo, así que
supongo que se fue a dormir.
Mu Hanzhang estaba un poco preocupado, así que le pidió a Yun Zhu que lo fuera a buscar.
Los dos se sentaron en el sofá que estaba después del corredor, y Miao Xi les trajo sopa de ciruelas
agridulces.
—¿Por qué hoy volviste tan tarde?—. Jing Shao bebió de su plato toda la sopa de ciruelas agridulces, y
dio un suspiro de alivio. Después miró codiciosamente las delgadas piernas ajenas, las acarició mientras
hablaba, y se acostó rápidamente en ellas, mientras Mu Hanzhang no estaba prestándole atención.
Cuando Mu Hanzhang dejó su pequeño cuenco de sopa, vio a la cabeza extra grande que estaba en su
regazo. Y pensó que quizás debido al aburrimiento de estos días en casa, Jing Shao se había vuelto cada
vez más pegajoso con él, así que en cada oportunidad en la que Jun Qing tenía tiempo, Jing Shao se
acercaba a él y lo tocaba. Por lo que sintiéndose impotente, tocó la parte superior del cabello ajeno y
también se reclinó para hacerlo acostarse de una manera más cómoda: —El Padre Emperador me
retuvo en la Sala de Estudio Imperial para hablar por un rato.
Con respecto a los asuntos comerciales por el mar, el Emperador Hong Zheng parecía muy
interesado. Hace unos días, Mu Hanzhang le entregó los estatutos. Y después de mucho tiempo no hubo
ningún movimiento, pero de repente fue llamado hoy y discutió muchos detalles sobre ello.
—Así que de este modo, el Emperador leyó con atención tus estatutos—. Jing Shao miró su hermosa
barbilla.
—Bueno, tal vez el Padre Emperador ha tenido este plan desde hace mucho tiempo—. Mu Hanzhang
recordó cuidadosamente la expresión que tuvo hoy el Emperador Hong Zheng, y parecía que estaba
muy interesado en esto. Hay puertos en Jiangnan donde hacen escala los barcos extranjeros. Si alguien
va a Jiangnan después de un tiempo, quizás pueda probar este tipo de negocio primero.
—¡Wang Fei, algo no está bien!
—¿Cuál es el problema?—. Mu Hanzhang frunció el ceño. De repente recordó que Yun Zhu había ido a
buscar al tigre. ¿Podría ser que Xiao Huang se haya metido en problemas?
—¡Justo después de preguntar durante mucho tiempo supe que Xiao Huang ha ido al establo!—. Dijo
Yun Zhu sin aliento.
—¿Qué?—. Jing Shao se sentó de inmediato, el tamaño actual de Xiao Huang ya no era pequeño, y un
rugido suyo podría asustar a los gentiles caballos en el establo. Los caballos del Palacio son todos
famosos corceles, y ellos se asustarían hasta la muerte creyendo que Xiao Huang los lastimaría.
Los dos siguieron apresuradamente a Yun Zhu al establo, y el criador de caballos se quedó fuera del
establo con un rostro desolador mientras temblaba de miedo.
—¿Qué pasó? ¿Dónde está el tigre?—. Preguntó Jing Shao.
—Está... En el cobertizo de Xiao Hei—. La persona que criaba a los caballos casi estaba llorando.
Cuando vio al tigre, él había estaba tan asustado que no podía moverse, y sólo lo vio entrar al exclusivo
establo de Xiao Hei.
Debido a que Xiao Hei es el caballo favorito de Cheng Wang, siempre lo habían colocado solo. Su
establo era mucho más ancho que el de otros caballos, tiene dos muros bajos exquisitamente
construidos y sus riendas también eran muy largas para que pueda moverse libremente por toda la gran
construcción.
Mu Hanzhang levantó su pie y caminó hacia el establo de Xiao Hei, pero Jing Shao dejó escapar un
suspiro de alivio cuando escuchó esto y siguió a su Wang Fei sin prisa.
El establo estaba muy limpio, el suelo estaba cubierto de suave heno, el comedero tenía mucho
forraje fresco, se había construido una caña de bambú en el fregadero, así que un chorro de agua
transparente iba fluyendo continuamente, haciendo que el agua extra sea almacenada en el fregadero
exterior y descargada directamente al exterior del establo. Todo el lugar estaba muy aseado, debido a
que se limpiaba varias veces en el día, y no había olor a estiércol de caballo.
En el pequeño pesebre de Xiao Hei en el pajar, iba moviendo su cola con aburrimiento un peludo tigre
de tamaño mediano, que estaba acurrucado junto a él, mientras dormía sosteniendo un casco del
caballo.
Todos guardaron silencio por un rato.
Xiao Hei estaba muy feliz de ver venir a su amo y se puso de pie después de un rato, pensando que
Jing Shao lo llevaría a jugar.
Jing Shao se quedó un poco sin palabras cuando vio esta escena. Sabía que Xiao Hei nació siendo
único. No solo evitaría los obstáculos por sí mismo, sino que tampoco le temía a las bestias. Sin
importar lo que sucediera en el campo de batalla, nunca lo había visto sobresaltado, y a Xiao Huang,
naturalmente, no se le ocurriría hacer algo con Xiao Hei cuando estaba lleno de comida, así que no
había en absoluto sobre qué preocuparse. Pero más allá de su conocimiento estaba esta escena de un
caballo quedándose dormido con un tigre.
La almohada de Xiao Huang desapareció repentinamente, ante ello, él se levantó aturdido, y sacudió
su cabeza con algo de infelicidad. Luego volvió su cabeza para ver a Mu Hanzhang, corrió hacia él y la
frotó allí.
Había sucedido a mediodía. Y el establo de Xiao Hei no era fácil de atender, por lo que la persona que
cuidaba al caballo durante la primera ronda de la mitad del día ya se había ido, y la siguiente persona
de la ronda de la tarde llegó en el cambio de turno, pero encontró que hoy había mucha gente en el
establo, así que pensando que algo le había pasado a Xiao Hei, corrió preso del miedo para ver. Después
de preguntar y comprender lo que estaba pasando, el hombre dijo audazmente: —Wang Ye no tiene de
qué preocuparse, este cachorro de tigre a menudo viene a jugar con Xiao Hei en el establo y ya lo
conoce desde hace mucho tiempo.
Pero resultó que Xiao Huang no había podido encontrar a un compañero para jugar adecuado en el
Palacio. Así que una vez que escapó y entró en el establo, saltó al pesebre y rascó la melena de Xiao
Hei. Sin embargo, Xiao Hei dio un caliente resoplido y Xiao Huang casi se cayó del susto. Más tarde,
Xiao Huang descubrió que el único ser en el Palacio que no le tenía miedo era Xiao Hei, y a menudo
venía a jugar con Xiao Hei por la tarde.
—¡Miau!—. Al ver que su amo lo había ignorado, Xiao Huang corrió hacia Xiao Hei para atrapar la
cola ajena que revoloteaba. Xiao Hei estaba ansioso por salir a jugar, pisoteó, giró su cabeza y volvió a
resoplar sobre el pelaje suave como el jade que estaba expuesto en la parte superior de la cabeza del
tigre.
Xiao Huang generalmente corría a los establos por la tarde, pero hoy había ido por la mañana, lo que
hizo que todos enloquecieran. Mu Hanzhang miró a Jing Shao, este príncipe debe haber molestado
tanto al tigre que obligó al pequeño a ir al establo para escapar de él.
Jing Shao abrió sus ojos con una conciencia culpable: —Esto no está mal, sólo estaba aburrido, así
que lo molestaba para jugar por un rato.
Mu Hanzhang suspiró. Él fue criado en su casa desde que era un niño. Estaría bien dejarlo quedarse
en el Palacio por diez meses y medio, sin permiso para salir. Podía escribir y leer para pasar el rato,
pero Jing Shao era diferente. Realmente estaba mal que lo mantuviera encerrado en el palacio: —Le
dije al Padre Emperador que los estatutos deben ser detallados y por eso el Emperador ya me ha
ahorrado otros recados. Volveré después a la corte.
—¿En serio?—. Jing Shao inmediatamente se puso feliz cuando escuchó esto. No iba a ir a la corte. El
Emperador Hong Zheng incluso había dejado que Mu Hanzhang se hiciera cargo de los asuntos
militares en el Ministerio de Guerra. Su Wang Fei es una persona seria y trabajadora. A menudo volvía a
almorzar después de ir al Ministerio por la tarde. Ahora, por el tiempo que no iría a su trabajo de la
corte, se podía ir a dormir hasta la mañana y verlo en cuanto abriera sus ojos.
Al ver que estaba feliz, Mu Hanzhang también curvó sus labios, había otra razón por la que él no se
quería mezclar con el gobierno. El Emperador se había enterado de que el Rey de Huainan entró a la
capital en privado, y este había sido reprendido por el Emperador, pero no lo escuchó. La apariencia del
Rey de Huainan como la de un cerdo muerto que no le temía al agua hirviendo, hizo enojar al
Emperador Hong Zheng, y el tono de la carta imperial se volvió aún más severo, viendo que no le
quedaba más tiempo para que evacuara de su dominio.
Con respecto al contacto de Gu Huaiqing con Jing Shao antes de ingresar a la capital, el Emperador
Hong Zheng todavía parecía incapaz de soltar esa idea. Así que discutió con Jing Chen para evitar la
ráfaga del centro de atención. Por lo tanto, era mejor acudir al menor número posible de lugares que
ahora están sensibles con ese tema, como es el caso del Ministerio de Guerra.
Por supuesto, para Jing Shao, esto era algo realmente bueno.
En un abrir y cerrar de ojos, era Julio, y el clima se volvió cada vez más caluroso, a la vez que la
situación en la Corte Imperial se estaba volviendo cada vez más tensa. Jiangnan era muy importante
para Jing Shao y los demás, el Cuarto Príncipe también se había centrado en esta "oportunidad para
obtener un servicio meritorio" desde el principio. Su plan para retirar al feudo aún no se había
finalizado y las dos partes ya habían ganado inconvenientes. Hasta antes de que Jing Shao fuera libre,
la situación parecía ser muy favorable para el Cuarto Príncipe.
Al mismo tiempo, Madam Qiu también estaba a punto de dar a luz.
—Escuché que el Pequeño Príncipe del Palacio Real de Rui Wang está enfermo nuevamente, ¿lo has
visitado?—. Preguntó Madam Qiu con cierta preocupación después de tomar la fruta fresca que le
entregó su hijo.
Mu Hanzhang es un hombre y hay muchas reglas reales. A Madam Qiu le preocupaba que su hijo no
las maneje bien, y dañara su cortesía con su cuñada.
—¿Cómo puede mi madre saber sobre esto?—. Mu Hanzhang frunció el ceño. El hijo menor estaba
enfermo, y pensó que de acorde a cómo conocía el temperamento de Rui Wang Fei, naturalmente, ella
no estaría dispuesta a dejar que los demás sepan la situación de su hijo. ¿Cómo puede saber su madre
sobre estas cosas si ella no sale todos los días?
—La Tercera Dama fue al Templo Biyun para ofrecer incienso. La Maestra Mo Bei no estaba allí, así
que escuché que la monja dijo que había vuelto a ir al Palacio Real—. Madam Qiu suspiró, criar a un
niño no era fácil. Si el niño gozaba de buena salud estaba lleno de fortuna, pero las personas enfermas
a menudo eran criticadas. Pero ahora Rui Wang Fei cree demasiado en esa monja Mo Bei, lo que no es
algo bueno.
La anciana Mo Bei convenció a Rui Wang Fei para que encendiera cuarenta y nueve linternas
permanentemente brillantes en el Templo Biyun. El Dengcao, que es la pulpa blanca y esponjosa dentro
del tallo de las plantas de junco que se usa como mecha para las linternas, costaba cuarenta y nueve
taels al mes. Y cada vez que la tercera dama regresaba de colocar incienso, suspiraba durante mucho
tiempo.
—El niño aún es pequeño, tengo miedo de provocar un disturbio si voy—. Mu Hanzhang frunció sus
labios. —Es más, hay tantos asuntos en la corte, y el Príncipe está confinado otra vez. Es difícil para mí
caminar hasta el Palacio Real.
Hace unos días, la anciana monja calculó que la persona que estaba en conflicto con el pequeño
cuarto príncipe era el hijo de la concubina que estaba a solo unos días de distancia. Y Rui Wang Fei
ordenó que el hijo de la concubina fuera a criarse a otro lugar. Cuando Jing Chen se enteró de eso, él
estaba muy enojado, y le dijo que estaba loca. Sin embargo, la concubina de cuarto rango dijo que
quería llevar a su hijo a otro lugar. Y ahora ya había vivido más de un mes allí.
Madam Qiu escuchó esto y frunció su ceño. —Es mejor no ir por ahora—. Ahora que el hijo de la
concubina ya no estaba allí, el cuarto hijo tuvo fiebre otra vez, no se sabe quién tiene la culpa, pero es
mejor no causar problemas.
Mu Hanzhang la convenció de que no fuera tan relajada. Él cuidaba mucho del cuerpo de su madre.
Después de todo, ella ya estaba envejeciendo y dar a luz era un poco peligroso, así que gastó mucho
dinero para contratar a una conocida mujer que ha estado viviendo en la Residencia del Marqués del
Norte para que la asista en el parto. Además, los diagnósticos de pulso del médico Jiang han cambiado
de ser cada siete días a cada tres días para prevenir accidentes.
Las mujeres en la Residencia del Marqués del Norte la miraron en secreto, lamentando la diferencia
que había con este hijo del Marqués. Incluso si la Marquesa del Norte estuviera embarazada de ese
niño, nunca la habrían cuidado tanto.
A mediados de Julio, la corte imperial y el Rey de Huainan finalmente se deshicieron de toda
pretensión de cortesía, y el Emperador Hong Zheng ordenó retirar al Rey Vasallo. Gu Huaiqing bloqueó
directamente al mensajero real en la puerta de la ciudad y le dijo que terminara de proclamar el
decreto imperial ahí mismo. Inmediatamente se declaró en contra del edicto, asustando al mensajero
para que se diera la vuelta y huyera.
El Emperador Hong Zheng estaba furioso y decidió enviar tropas para atacar Huainan.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Las nubes giran sin aviso*: 云涌. Yunyong quiere decir que las nubes giran sin aviso, y se refiere a
que los eventos se desarrollan violenta y rápidamente.
93: Luchar

—El terreno en Jiangnan es plano, y Huainan es básicamente una zona sin peligros, ¡de hecho si yo no
participo en esto, eso sería una pérdida de méritos!—. El Cuarto Príncipe se estaba paseando por el
Palacio Fengyi. —¡Madre, definitivamente esta vez debo obtener la posición de jefe comandante en este
ataque contra el área de Huainan!
Después de eso, asintió la Emperatriz con su cabeza. Ahora que Jing Yu está llegando a la mayoría de
edad, debe dejarlo ganar rápidamente méritos para que pudiera ser coronado Emperador a tiempo: —Si
hubiera sabido que la situación en el Sureste era tan buena, te debería haber dejado ir—. Con respecto
a lo que había escuchado del Emperador Hong Zheng, el Rey del Sureste tuvo mala suerte y fue
asesinado por su concubina. Jing Shao sólo tomó al Sureste sin ningún esfuerzo.
Las dos personas en el Palacio Fengyi estaban muy envueltas en sus emociones por temor a que otros
tomaran la iniciativa de la guerra, mientras que la atmósfera en la Residencia del Marqués del Norte
también estaba tensa a su manera.
—¿Cómo va?—. Mu Hanzhang entró apresuradamente y le preguntó a su padre que estaba sentado a
un lado.
El Marqués del Norte frunció el ceño, pero había una expectativa que no se podía disimular en su
mirada: —Quizás en poco tiempo nazca.
Mu Hanzhang vio a la señora que entraba y salía con pánico, mientras escuchaba a un doloroso grito
que se desbordaba desde el interior de la habitación de vez en cuando, y juntó sus manos, sin saber qué
hacer.
—No tengas miedo—. Jing Shao, quien tuvo que seguirlo, vio a su Wang Fei tan nervioso, y
rápidamente se acercó y lo abrazó. —Escuché que el segundo hijo siempre nace sin problemas. Cuando
la Emperatriz me dio a luz, no requirió de mucho esfuerzo.
Mu Hanzhang lo miró: —¿Cómo lo sabes?
—Todos en el Palacio dijeron eso. Se dice que la señora que asistió el parto justo entró, y que en un
cuarto de hora ya se podía escuchar mi grito—. Dijo Jing Shao con orgullo.
—El Príncipe debe haber sido muy delgado en su infancia—. Cuando la Tercera Dama, esposa del
hermano del Marqués del Norte, había venido a unirse a la conmoción, escuchó esto, y no pudo evitar
intervenir.
Mu Hanzhang miró a su tercera tía con una sonrisa agradable y luego a Jing Shao.
Jing Shao no pareció escuchar las palabras de la tercera tía, y continuó bromeando con su Wang Fei:
—Así que mi padre dijo que soy una estrella de la suerte, y que seguramente en Dachen el clima sería
aún más agradable.
Al colocar el nombre "Shao" de la canción: Xiao Shao Jiu Chen, You Feng Lai Yi, quizás cuando el
Emperador Hong Zheng era joven, realmente le gustaba este hijo, ya que es una canción que asegura
fortuna para el futuro. Mu Hanzhang pensó en su aturdimiento que era difícil imaginar que Jing Shao
fuera delgado y pequeño cuando era un bebé: —Entonces, ¿cómo te veías cuando eras un bebé?
—Era gordo cuando era un bebé—. Jing Shao abultó sus mejillas, tratando de verse como un gordo.
—Jaja...—. Mu Hanzhang finalmente se rió con él. Extendió su mano y tocó aquella cara que estaba
abultada, y la preocupación que antes sentía, desapareció.
La tercera tía se avergonzó por haber sido dejada a un lado, y se sentó de una extraña manera.
Después de esperar ansiosamente durante mucho tiempo, Jing Shao temía que su Wang Fei se
cansara de estar parado, por lo que lo abrazó y lo apoyó sobre él. Por primera vez, Mu Hanzhang no se
negó a ser íntimos afuera del Palacio, aunque ya no estaba nervioso, no podía dejar de tener miedo. Las
mujeres siempre dan a luz a sus hijos frente a la puerta del Infierno, y ​​él no puede imaginar qué hacer
si su madre tiene algunas dificultades. Los firmes brazos alrededor de su cintura y el cálido pecho
contra su espalda le dieron un gran valor, como si el cielo se estuviera cayendo, pero no hubiera de qué
preocuparse.
—Waaaaaaaa...—. Un agudo grito atravesó el silencio de la habitación. El Marqués del Norte se
levantó del asiento, pero no pudo ingresar, y sólo se estaba paseando de un lado a otro frente a la
puerta de la habitación.
La señora que asistió el parto salió con alegría: —¡Felicitaciones, Señor Marqués, es un joven
maestro!
—¡De verdad!—. Mu Jin pareció rejuvenecer varios años de un momento a otro, y su habitual rostro
calmado se llenó de una inconcebible sonrisa.
Jing Shao palmeó a la emocionada persona que estaba en sus brazos y preguntó: —¿La Esposa
Secundaria está bien?
—La señora está a salvo—. La partera dijo apresuradamente: —Gracias a los seis meses de
acondicionamiento, Madam Qiu está bien.
Mu Hanzhang exhaló un suspiro de alivio, y sólo entonces apareció una sonrisa en su rostro. Jing
Shao se aprovechó de que los demás no prestaban atención y rápidamente besó aquella comisura
curvada en su boca.
Poco después, la partera entró y trajo a un limpio bebé. Mu Jin estaba muy emocionado de tomar
aquella suave colcha y el esposo de Jing Shao también se inclinó cuidadosamente para mirar. La carita
estaba arrugada, su piel enrojecida, sus ojos estaban cerrados, por lo que no se podía ver la apariencia
de sus ojos. Y la tercera tía exclamó en voz alta: —¡Este se ve realmente guapo, exactamente igual a
Hanzhang cuando era un bebé!
El rostro de la Marquesa del Norte se volvió sombrío cuando escuchó que era un niño, y ahora que
escuchó las palabras de la Tercera Dama, su rostro era aún más desagradable de ver.
Jing Shao miró fijamente a su cuñado recién nacido por un largo rato, pero no vio que se pareciera a
su Wang Fei. Su arrugada cara parecía como si fuera un lindo moño, pero él no se atrevió a decir esto.
Mu Hanzhang miró a la Marquesa del Norte, que aún no había abierto su boca para dar un elogio, y
dijo con una sonrisa: —El padre aún no ha nombrado a mi hermano.
—¡Se llama Longlin! Jajaja...—. Mu Jin levantó a su menor hijo para mirarlo, y lucía una gran
satisfacción.
El último de los tesoros era "El sable del camino de la agilidad, que había sido llamado Longlin*".
Mu Hanzhang asintió con su cabeza, y cuando su hermano crezca podía adoptar de nombre
"Lingmo*", que también es elegante y agradable, pero "Lingmo" suena un poco rígido, por lo que luego
lo llamarían "Lin'er".
Después de escuchar esto, la gente reaccionó, y se acercaron para felicitar uno tras otro, y el
Marqués del Norte dijo con alegría: —¡Felicítenme! ¡Todos deben dar cinco taels de plata!
—¡Felicitaciones al Marqués!—. La gente sonrió de inmediato, habitualmente en la Residencia si nacía
una dama se recompensaba con un tael, pero si es un joven maestro se premiaba con dos taels.
Efectivamente, este joven maestro era el más favorecido.
La Marquesa del Norte casi rasgó el pañuelo que estaba en su mano cuando escuchó esas palabras.
Ella precisamente se demoró un momento para que la gente viera quién es la dueña de la casa, pero
inesperadamente el Marqués del Norte habló antes que ella, ¡y los hombres de la familia Mu ni siquiera
recordaron cómo eran las recompensas en la Residencia justamente en ese momento!
Mu Hanzhang miró a la Marquesa del Norte con tranquilidad, pensando que después de un tiempo de
ir a Jiangnan, Ge Rouyi debería seguir aquí para cuidar a Lin'er.
En el camino de regreso, Mu Hanzhang estuvo todo el momento con una sonrisa en su rostro.
—Si no quieres que Lin'er herede el título de Marqués del Norte, puedes dejar que herede tu título—.
Cuando Jing Shao lo vio tan feliz, inmediatamente también curvó sus ojos.
—¿Cómo se puede hacer eso? El título de Marqués Wen Yuan no es hereditario—. Mu Hanzhang
sacudió su cabeza. Su hermano menor acababa de nacer y no se sabe con certeza qué camino él tomará
en el futuro. Así que es demasiado pronto para decir eso ahora, siempre que pueda crecer de una forma
segura.
Obviamente, la alegría en la Residencia del Marqués del Norte no pudo extenderse hasta la corte. Y al
día siguiente, cuando Mu Hanzhang entró por la puerta del Palacio, inmediatamente ocultó la sonrisa
que tenía en su rostro e ingresó con calma.
—¡Padre, este hijo está dispuesto a ir!—. Cuando se mencionó el ataque a Jiangnan, el Cuarto Príncipe
no pudo esperar para ponerse a pie.
—Aunque Huainan no es tan vasto como el Suroeste, es superior por tener área fértil—. El Ministro
Sun del Ministerio de Guerra frunció su ceño y dijo: —La experiencia en un equipamiento de alta
calidad del Rey de Huainan se acumuló durante varias generaciones, me temo que es difícil lidiar con
él.
—Entonces, según lo que dice el Ministro Sun, ¿quién debería ser enviado?—. Los ojos del Emperador
Hong Zheng eran profundos y no se podía saber lo que estaba pensando.
—Este Ministro ha pensado que el feudo de Huainan es extremadamente importante, y por el bien de
la seguridad, debería ser enviado Cheng Wang—. El Ministro Sun del Ministerio de Guerra dijo con
franqueza.
—Este Ministro ha pensado que aunque el Cuarto Príncipe es joven, él es tranquilo y decidido, y es
digno de esa gran tarea. Por lo que no hay nada de malo en enviar al Cuarto Príncipe—dijo el Ministro
de Justicia.
Ante ello, Mu Hanzhang miró a Jing Chen con calma y luego continuó mirando hacia abajo en silencio.
—El Cuarto Príncipe está llegando a la mayoría de edad y debería tener algo de experiencia. ¡En
opinión de este funcionario, este caos en Huainan es una buena oportunidad para él!—. El hablador
Yong Chang había sido arrojado a Yunnan y Tibet, y el Duque Mao tuvo que hablar en persona, pero
desde su perspectiva, lo que decía no parecía brusco.
Durante un tiempo de discusión, el Emperador Hong Zheng permaneció en silencio y no habló.
Cuando casi se acabó el tiempo, se puso de pie y dijo: —El tiempo de hoy se acabó, discutiremos sobre
este asunto mañana—. Después de hablar, sacudió sus mangas y se fue.
Nadie podía adivinar lo que quería decir el Emperador Hong Zheng. El incidente de Jiangnan se
remonta a tantos días, y el Emperador todavía no había visto algún avance en el castigo que él había
puesto sobre Cheng Wang. Sin embargo, todos adivinaron que no iba a frenarse en usar a Cheng Wang
esta vez, pero frente a la situación de hoy, tampoco parecía que tenía previsto enviar al Cuarto Príncipe.
—¿Está el Emperador esperando que Cheng Wang admita su error?—. Susurraron dos funcionarios
después de salir del salón.
—¿Qué diablos ha hecho Cheng Wang?—. Frunció el ceño la otra persona.
—Escuché que tuvo un temperamento tan obstinado que corrió contra el Emperador—. El hablador
miró a su alrededor y dijo: —Desde mi punto de vista, el Emperador todavía prefiere a Cheng Wang, hoy
el Cuarto Príncipe dijo eso, pero no recibió ni una palabra.
El Cuarto Príncipe que pasaba por la alta plataforma escuchó la discusión que había abajo, y no pudo
evitar apretar sus puños, luego se volvió y caminó hacia el Palacio Fengyi.
Mu Hanzhang y Jing Chen se miraron y luego se dieron la vuelta en un tácito entendimiento.
—Hanzhang, ¿quieres volver con tu padre para ver a tu hermano menor?—. El Marqués del Norte
todavía estaba inmerso en la alegría de ser un padre.
—Padre—. Le respondió Mu Hanzhang, y en la corte él le dio una brillante mirada significativa.
El Marqués del Norte se dio cuenta de su error al llamarlo de esa manera, y se dio prisa en arreglar
su sonrisa: —¿Qué dice Wang Ye sobre el ataque que se realizará a Huainan?
Mu Hanzhang suspiró: —Wang Ye ha tenido prisa en el Palacio y espero que este asunto de su castigo
se pueda resolver.
Varios funcionarios que pasaban lo escucharon y se miraron entre sí. Y cuando el Marqués del Norte
miró hacia arriba, ellos rápidamente inclinaron su cabeza y se fueron.
Esa noche, el Emperador Hong Zheng se quedó en el Palacio Fengyi.
—Emperador, Yu'er está a punto de llegar a la edad adulta, pero no ha trabajado mucho. Ambos
hermanos mayores han sido recompensados con títulos de nobleza. Es hora de darle la oportunidad de
practicar—. Luego sirvió cuidadosamente al Emperador Hong Zheng para que se quitara su abrigo y
recordó lo que hoy le dijo su hijo. Ella estaba tan frustrada que no pudo evitar fruncir el ceño en
secreto. Jing Yu prestó demasiada atención a este asunto, y tal vez el Emperador no detuvo sus ojos en
él, porque no le había gustado su ansiosa mirada.
—¿Ganar un título de nobleza?—. El Emperador Hong Zheng dijo después de mirar a esta Emperatriz
sucesora. —¿No está tampoco Jing Rong sin aún obtener un título? ¡Qué ansioso!
¿Pueden ser lo mismo? La Emperatriz apretó sus dientes en secreto, aún mostrando una suave
sonrisa en su rostro: —Jing Yu es el hijo de esta servidora de todos modos. Aunque ha tenido una
apropiada crianza, después de todo, también es diferente.
Cuando el Emperador Hong Zhen escuchó sus palabras, su rostro inmediatamente se volvió frío: —
¿Diferente al ser tu hijo?
La Emperatriz se sorprendió, ¿podría estar mal? Y de repente, hubo un destello en su cabeza, y de un
momento a otro apareció un sudor frío en su cuerpo: —A la familia imperial naturalmente no le importa
esto, y esta persona ha tenido un desliz.
Ella actualmente desempeñaba el papel de Emperatriz del propio Emperador Hong Zheng, y lo que él
más odia es cuando se menciona la diferencia entre concubinas. Miró fríamente a esa Emperatriz
sucesora que estaba con la cabeza gacha. Cuando la Emperatriz Yuan estaba allí, independientemente
de si era el hijo de una concubina o de la primera esposa, siempre recibían el mismo trato.
—Esta persona sólo pensaba que Cheng Wang había destruido a dos dominios sucesivamente. Y se
mostró bastante complaciente después de su regreso. Pero ahora se atreve a enfrentarse al Emperador.
Si es liberado por una guerra, me temo que...—. Luego miró cuidadosamente la expresión del
Emperador Hong Zheng, y no terminó de decir sus palabras, pero ambos ya sabían a lo que se refería.
El Emperador Hong Zheng no dijo nada esta vez. Sólo fijó algunas miradas después, se dio la vuelta y
caminó hacia la cama: —Si Jing Yu quiere ir a luchar, que venga mañana por la mañana y me lo diga en
persona.
Después de eso, los ojos de la Emperatriz se iluminaron, le respondió, y rápidamente llamó a alguien
para que le dijera al cuarto príncipe que lo esperaría en el Palacio Fengyi antes de la mañana, y ordenó
al eunuco jefe que le abriera la puerta lateral.
—Escuché que anoche llegó una carta del Palacio sobre que el Cuarto Príncipe debía ir al Palacio
Fengyi antes de la mañana—. Dijo Mu Hanzhang a Jing Shao mientras se ataba su camisa, giró su
cabeza, y lo miró, sonrojándose de repente: —Tú sólo usas una túnica de todos modos.
Cuando hacía calor, Jing Shao se levantaba de su cama para ayudar a vestir a su Wang Fei. Sin nadie
a su izquierda o derecha, lo miraba con calma mientras estaba casi con "el pájaro" colgando, pero al ver
la rojiza cara de Jun Qing, no pudo evitar decir con orgullo: —¿De qué eres tímido? No es como si no lo
hubieras visto antes.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora y editora]
Longlin*: 龙鳞, se traduce literalmente como "escamas de dragón", pero arriba se dejó de esta
manera para que se entienda el porqué del nombre.
Lingmo*: 灵陌 , es justamente lo que se había dicho en el párrafo anterior a la aparición de esta
palabra, "el sable del camino de la agilidad", su oración completa era: "灵陌刀一". Pero el nombre que
obtendrá el hermano menor de Mu Hanzhang al crecer se especula que será ese, se colocó de esa
manera para que sea lo más entendible posible.
94: Temprano por la mañana

—Tú...—. Mu Hanzhang estaba tan enojado que no podía hablar, incluso si eran marido y mujer, estar
así a plena luz del día era realmente tan impetuoso.
Jing Shao amaba demasiado a su tímida y enojada mirada, por lo que no pudo evitar inclinarse para
besar sus fruncidos labios y decir tontamente: —Jun Qing, hoy no vayas a la corte.
—¿Cómo puedo hacer eso? Hoy es un momento crucial—. Mu Hanzhang lo apartó, y ató con seriedad
el cinturón de jade de su túnica de la corte.
Jing Shao esperó con tranquilidad a que termine de atar su cinturón, mientras sostenía su brazo, y
luego Mu Hanzhang miró con recelo a su propio príncipe que de repente se había quedado callado,
cuando de un momento a otro este hombre lo llevó hacia sus brazos y lo tiró sobre la cama.
—Hmmm... ¿Qué estás haciendo?—. Mu Hanzhang se sorprendió, y estaba luchando para levantarse.
—Jun Qing, creo que poco a poco has olvidado tu papel desde que te dieron el título de Marqués—.
Jing Shao estaba encima de esa estrecha cintura, el cinturón de jade de la túnica de la corte ajustaba
bien al trasero ajeno; y además, se podía llegar a percibir un rastro de refrescante frescura que causaba
un leve escalofrío en él.
—No provoques problemas, debería ya ser tarde en un rato—. Mu Hanzhang estaba un poco ansioso.
Hoy es el momento crucial en que se decidirá a quién se enviará a Huainan, por lo que debe ir a la
corte.
—Mira, realmente lo olvidaste—. Dijo Jing Shao con enojo, y comenzó a desmantelar la ropa de la
corte que era repetitivamente hermosa, quitando aquella exquisita túnica que estaba superpuesta,
como si él fuera un niño que estuviera abriendo un juguete con gran emoción.
—Idiota, no, ah...—. Mu Hanzhang luchó por levantarse, pero su fuerza era muy diferente a la de Jing
Shao, así que pronto fue reprimido por su valiente Alteza Cheng Wang.
En el momento en que ingresó, Jing Shao dijo solemnemente. —Recuerda, tú primero eres Cheng
Wang Fei, y en segundo lugar eres el Marqués Wen Yuan, por lo tanto, el satisfacer al esposo se clasifica
antes que la Corte Imperial.
—Tú... Uh...—. Mu Hanzhang apretó las sábanas que estaban debajo de él.
El Cuarto Príncipe esperó durante mucho tiempo fuera del Palacio Fengyi. El eunuco jefe lo intentó
persuadir para que fuera al pasillo lateral a descansar, pero Jing Yu insistió en quedarse fuera de la
puerta y esperar, mientras su cuerpo estaba cubierto de rocío. Había escuchado que cuando Jing Shao
fue al ejército, él se arrodilló en los escalones de jade durante un día y una noche, así que ahora que él
quiere liderar el ejército, naturalmente tiene que mostrar sinceridad.
El Emperador Hong Zheng se vistió pulcramente y luego, le dijo de una forma burlona, pero cortés de
que Jing Yu había estado esperando afuera durante mucho tiempo.
—¿Por dónde crees que eres más fuerte que Jing Shao?—. El Emperador Hong Zheng miró la ropa que
estaba empapada de rocío del cuarto príncipe, y había una pizca de frialdad en sus ojos.
—El Tercer Hermano Real usa a los soldados como si fuera un Dios, este hijo se avergüenza de sí
mismo—. Jing Yu se arrodilló en el suelo y dijo con modestia.
—Tienes algo de autoconocimiento—. Resopló el Emperador Hong Zheng.
El cuarto príncipe estaba aturdido. Esta era una humilde afirmación, pero inesperadamente, el Padre
Emperador había seguido sus palabras y las confirmó. Aunque estaba insatisfecho en su corazón, no se
atrevió a demostrarlo. En ese momento, era la oportunidad que su madre le había conseguido. Así que
tenía que darle la razón, por lo que respiró hondo, se calmó y dijo: —Aunque este hijo no es tan bueno
como el Tercer Hermano Real, pronto llegará a la edad adulta y querrá hacer contribuciones como sus
hermanos reales.
—Sí, Emperador, el conocimiento en el campo de batalla se gana naturalmente a través de la
experiencia—. Le siguió la Emperatriz con su voz para ayudarle.
—¿Experiencia?—. El Emperador Hong Zheng golpeó la mesa con la taza que tenía en su mano. —
¿Dónde está Jiangnan? ¿Acaso Jing Yu lo está usando para practicar?
—¡Padre Emperador cálmese!—. El cuarto príncipe se puso de cuclillas, sabiendo que no podían
convencer al Emperador Hong Zheng con esa razón, apretó sus dientes y tuvo que decir: —¡Tengo algo
que contarle!
El Emperador Hong Zheng le indicó que continuara, y el cuarto príncipe dijo a medias lo que sabía
sobre la reunión de Jing Shao con el Rey de Huainan: —Si el Tercer Hermano Real realmente está
involucrado con el Rey de Huainan... Y si es que envía al Hermano Real a ir, me temo que...
El Emperador Hong Zheng lo miró en silencio durante un rato: —Ambos tuvieron un encuentro, pero,
¿viste eso con tus propios ojos?
—Cuando este hijo llevó gente hasta allí, ellos ya se habían ido y el lugar estaba vacío—. El cuarto
príncipe no tenía las pruebas suficientes. Zhao Jiulin le había contado todo. Pero no se atrevió a decir
demasiado sobre ello: —Este hijo sólo ha recibido esa noticia.
—¿Quién te dio esa noticia?—. El Emperador Hong Zheng miró al Cuarto Príncipe de cerca con sus
agudos ojos. —Realmente este Emperador no lo sabía, hay personas en la corte que dan noticias solas
sin haber informado antes a mi persona.
—Esto...—. El Cuarto Príncipe repentinamente había empezado a sudar frío, sólo estaba tratando de
desacreditar a Jing Shao, pero había olvidado que su padre odiaba más a un príncipe que conspire con
las personas de la corte, así que apretó sus dientes y dijo: —Es Zhao Jiulin, el que trabaja en el
Ministerio de Ritos. Nació en Jiangnan. El Rey de Huainan le dio dinero para que entrara a la capital
para que hiciera el examen imperial, por lo que aparentemente él era leal al Rey Huainan. Este hijo sólo
se encontró con Zhao Jiulin por casualidad en la calle. Él dijo que parecía haber visto al Rey de Huainan
ir al Bosque de duraznos en el sur de la ciudad. Y... Y el carruaje del Palacio de Cheng Wang también
estaba allí—. Después de haber hablado, él no se atrevió a levantar su cabeza, y sólo se quedó mirando
hacia la alfombra que tenía complicados patrones.
El Emperador Hong Zheng permaneció en silencio, mientras golpeaba la superficie de la mesa con
dos dedos, y de repente tiró su copa al suelo: —¡¿Cuál es la utilidad de actuar a espaldas de otros
mientras se gana beneficios de ello?!
No sólo el Cuarto Príncipe estaba así, sino que después también todos se asustaron, y se pusieron
inmediatamente de cuclillas, sin atreverse a emitir ningún sonido.
Jing Shao redujo su velocidad y le dijo al lamentable Duo Fu que estaba fuera de la puerta: —Ve al
Palacio para informar que el Marqués Wen Yuan no se encuentra bien hoy y que no puede ir a la corte.
—No... Hmmm...—. Antes de que Mu Hanzhang terminara de hablar, la persona que estaba sobre él lo
miró y deliberadamente frotó su área sensible con severidad, lo que lo obligó a no seguir hablando, y
por temor a que la persona que estaba fuera de la puerta lo oyera, tuvo que morderse su labio inferior
para detener su sonido.
Duo Fu respondió apresuradamente, y rápidamente ahuyentó a las sirvientas que estaban esperando
para llevar la comida, y se fue a toda prisa a trabajar.
Hoy en la mañana, el foco de atención de la Corte Imperial aún estaba en el feudo de Huainan, y
había una discusión sobre a quién enviar.
Jing Chen permaneció en silencio y no dijo ni una palabra desde el principio. El Príncipe Mayor se
acababa de recuperar y todavía se mostraba un poco enfermo allí. Además, el Emperador Hong Zheng
no parecía tener ninguna intención de nombrar y escuchar a estos dos hijos suyos, hasta que una
persona de la Corte que había recomendado al Cuarto Príncipe declaró muchos motivos por los que el
Cuarto Príncipe no pudo en el pasado probarse a sí mismo, y sólo entonces, dijo suavemente "que se
debía presentar una solicitud al Emperador".
Hubo un momento de silencio en el salón de la corte, y todos reaccionaron. El cuarto príncipe Jing Yu
estaba alegre desde el lado superior, y se inclinó respetuosamente: —¡Haré todo lo posible por mi parte
para someter a Huainan!
Todos los que tenían un ojo perspicaz podían ver que el Cuarto Príncipe estaba interesado en el
terreno plano de Jiangnan, donde era fácil atacar, pero difícil de defenderse a uno mismo; además, de
que sólo tenía la idea de ganar un título en la nobleza. Pero el trabajador Cheng Wang todavía estaba
encerrado en su Palacio; y el Cuarto Príncipe ya había obtenido un trato, y no pudieron evitar
simpatizar con Jing Shao. Varios cortesanos que conocían a Mu Hanzhang querían consolarlo, pero se
dieron cuenta que en una ocasión tan importante como la de hoy, el Marqués Wen Yuan no estaba allí.
Y el Marqués Wen Yuan, quien había sido despojado por la fuerza de su ropa de la corte por su propio
príncipe y no había podido ir a la corte, inesperadamente, logró escapar de los saludos de simpatía o
sarcasmo de la multitud.
Después de que la situación general sobre que el cuarto príncipe iba a partir a Jiangnan se estableció,
finalmente él pudo dar un suspiro de alivio. Su concubina, que usualmente era poco agradable para su
vista, ahora lucía encantadora ante sus ojos. Y así el cuarto príncipe se volvió aún más enérgico,
mientras se preparaba activamente para la expedición todos los días, y su Palacio también estaba muy
animado recientemente.
Por lo contrario, el Palacio de Cheng Wang y el Marqués Wen Yuan se encontraba desierto a esa hora
del día.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[El autor tiene algo que decir]
Mini teatro:
Guardia del Protectorado de derecha: Pequeño compañero, dijiste que el autor es una mujer, ¿cómo
veo también a un pequeño pájaro*?
Guardia del Protectorado de izquierda: Ella misma es un pájaro.
Guardia del Protectorado de derecha: ¿¿¿???
Xiao Hei: El número singular de Qian He es precisamente un sólo pájaro, hiii~
[Nota de la traductora]
Pájaro*: El apodo de la autora Lu Ye Qian He es "Pájaro verde".
95: Conspiración

—¿El pequeño cuarto hijo murió?—. Jing Shao se puso de pie en estado de shock cuando escuchó esto.
Duo Fu arrugó su cara como si fuera un moño: —Ya se ha reportado al Palacio.
—¡No! ¡Tengo que ir al Palacio de Rui Wang!—. Jing Shao dijo que se iba a cambiar de ropa.
—Todavía estás bajo confinamiento, ¿cómo vas a ir? Yo iré—. Mu Hanzhang lo sostuvo para que se
detenga; además, mañana el Cuarto Príncipe iba a ir de expedición. Y si en ese momento Jing Shao salía
corriendo de su casa, independientemente de la orden que le había dado el Emperador, y se difundiera,
podía haber un escándalo.
Jing Shao se quedó en silencio por un momento, y lentamente apretó los puños, ¿cómo pudo haberse
olvidado de eso? En ese entonces, él todavía estaba peleando afuera. Y nunca escuchó que su hermano
tuvo un cuarto hijo en el año 14 de la Era Hong Zheng. En su lugar, había pensado que fue su
renacimiento lo que causó dichos cambios. Ahora que lo pensaba mejor, tal vez era el segundo hijo que
nació en el año 16 de la Era Hong Zheng, y que no vivió más allá de su primer cumpleaños. En ese
momento, él estaba arreglando algunos asuntos dentro de la capital, y a pesar de haber escuchado la
noticia, no fue. Con ello, la relación con su hermano se volvió más rígida desde ese momento.
—No, tengo que ir—. Jing Shao se levantó y fue al interior de la habitación a pesar de la persuasión de
Mu Hanzhang.
Mu Hanzhang frunció sus labios, se dio la vuelta y rápidamente escribió en un papel al que le hizo un
doblez para dárselo a Duo Fu: —Envía esto de inmediato al Palacio.
Duo Fu aceptó, tomó el doblez y se marchó. Las piernas cortas que solían ser torpes, en ese momento,
se elevaban con rapidez. Él es un eunuco del Palacio, y hoy en día, aparte de los dos Señores, sólo él
podía ir directamente al Palacio. Si es que se desea que se le pase al Emperador dicho papel de
inmediato, únicamente podía realizar un viaje solo.
Mu Hanzhang miró la espalda de Duo Fu y sacudió su cabeza. Este tipo no parecía que caminara de
mal humor debido a que todos los días él era demasiado vago, pero justo ahora iba lentamente sin prisa.
Los dos se cambiaron de ropa, Jing Shao abrazó a su Wang Fei, dio vuelta con Xiao Hei y salió
corriendo con rapidez.
El Palacio de Rui Wang no estaba lejos del Palacio de Cheng Wang, y pronto estarían allí.
El guardia que estaba frente a la puerta se adelantó apresuradamente para saludarlos, y el
mayordomo del exterior también los saludó a toda prisa.
—¿Dónde está el hermano mayor?—. Jing Shao le dio las riendas del caballo al sirviente y entró a pie.
—El Príncipe está en el Lado de Wang Fei—. El mayordomo lucía triste. Y al ver que Jing Shao iba al
interior de la casa, lo detuvo apresuradamente y le pidió que descansara en el patio principal, diciendo
que Jing Chen saldría pronto.
—No, tengo que entrar y echar un vistazo—. Jing Shao iba a ingresar, pero Mu Hanzhang lo agarró.
—¿Por qué entras al interior de la casa sin permiso?—. Mu Hanzhang lo miró y lo llevó al patio
principal de donde vivía Jing Chen.
La Wang Fei del Palacio de Rui Wang era una mujer, por eso, Jing Chen tenía su propio lugar.
Entonces Jing Shao y Mu Hanzhang se sentaron en el salón principal. Después de un rato, Jing Chen
entró. Cuando vio a Jing Shao en la habitación, se sorprendió. Y la frialdad en su rostro de repente
disminuyó: —¿Por qué estás tú aquí?
—Él escuchó que algo sucedió en tu Palacio, y por eso el Príncipe salió corriendo sin importarle nada
—. Mu Hanzhang dijo impotente.
—¡Travieso!—. Jing Chen miró a Jing Shao, se sacudió sus mangas y se sentó.
Jing Shao miró al pequeño nuero que había presentado una queja ante su hermano mayor, y dijo: —
Hermano, ¿por qué tu pequeño cuarto hijo ha muerto de repente?
Jing Chen suspiró y se frotó las cejas: —El médico imperial dijo que había una deficiencia congénita y
que su fiebre ya no se podía curar en estos últimos días. Y hoy falleció.
Mu Hanzhang recordó lo que le había dicho su madre acerca de que Rui Wang Fei parecía haber
siempre creído en una anciana monja, así que miró a Jing Shao. Y cuando estaba a punto de decir algo,
de repente escuchó un fuerte ruido, y Rui Wang Fei, con su cabello despeinado, entró corriendo de un
momento a otro, seguida por un grupo de aterrorizados sirvientes.
Madam Xiao entró por la puerta y se detuvo cuando vio a Jing Shao, para observarlo durante un largo
rato.
—¿Qué más tienes que decir?—. Jing Chen miró con frialdad a Madam Xiao, y luego le dijo a los
sirvientes que estaban detrás: —¿Qué están haciendo aturdidos? Envíen a Wang Fei de regreso
rápidamente. ¡Sin la orden de este Príncipe, no se le permite dar ningún paso fuera de su patio!
—¡Príncipe!—. Madam Xiao miró a Jing Chen en estado de shock, pero su buena educación no le
permitió gritar más fuerte. Aun así, ella estaba temblando de ira y se volvió aún más rígida.
Jing Shao se quedó mirando la situación sin entender qué había sucedido.
Jing Chen no tenía la intención de explicar, y les dijo a los dos: —Incluso si hay una razón para este
asunto, aún tienen que regresar con rapidez, le daré al Padre Emperador otra justificación.
En el camino de regreso, las cejas de Jing Shao no se relajaron. Lo que había pasado en el Palacio
Real era muy raro. ¿Por qué Madam Xiao lo miró fijamente? ¿A qué se refería mi hermano con lo que
dijo?
—Si no me equivoco, Rui Wang Fei debe haberle dicho al hermano algo sobre ti—. Mu Hanzhang vio
al distraído Jing Shao, y al Xiao Hei que estaba caminando hacia un puesto de verduras para comerse
un repollo, por lo que tomó las riendas con su mano y le dijo aquello sin prisa.
—¿Qué se puede decir sobre mí? Si no hubiera ido, ¿habría sido la causa de la muerte de su pequeño
cuarto hijo?—. El ceño de Jing Shao se frunció más y más cuando escuchó eso. Al ver la apariencia de su
hermano, parecía que no había dudado de él, pero el comportamiento de esa cuñada había sido
realmente confuso.
—Eso no es suficiente—. Mu Hanzhang pateó el estómago del caballo ligeramente para que Xiao Hei
pudiera ir más rápido. —Tal vez hubiera significado que, a pesar de que su hijo falleció, su hermano no
aparece.
—¿Todavía tiene el corazón para decir eso?—. Jing Shao estaba un poco sorprendido. Su hijo acababa
de morir, y Madam Xiao lucía muy triste, pero en ese momento, ¿todavía ella le prestaría atención a la
etiqueta de los demás?
La esquina de los labios de Mu Hanzhang hizo una mueca de desprecio, definitivamente esto no era lo
que Madam Xiao había pensado en su corazón, pero con el temperamento que tiene Jing Chen,
claramente él no se atrevía a decir lo que estaba pensando Madam Xiao. Por lo que sólo pudo elegir
algo razonable para decirle a Jing Shao: —Este asunto es extraño, tenemos que investigar.
Jing Shao asintió. Él también quería saber por qué Madam Xiao lo había atacado de esa manera, fue
así también en su vida pasada, pero ahora en esta vida volvió a pasar lo mismo. Era sólo que en ese
entonces, culpó de todo esto a su hermano mayor, y sintió que la actitud de Rui Wang Fei era el reflejo
de lo que quería decirle su hermano mayor. Pero ahora que lo veía claramente, tenía que investigar aún
más de esto.
Al día siguiente, el Cuarto Príncipe partió y el Emperador Hong Zheng fue hasta la puerta principal
de la ciudad para despedirlo. El cuarto príncipe llevaba una armadura e iba con sus soldados con gran
vigor como si la victoria ya estuviera a su vista.
El Emperador Hong Zheng estaba en la puerta alta de la ciudad, mientras sus ojos miraban
profundamente al ejército que se alejaba.
—Emperador, se ha encontrado la evidencia de corrupción y soborno por parte del Ministro de Ritos
—. Susurró un funcionario que estaba detrás de él.
—Termina eso primero—. La expresión del Emperador Hong Zheng se mantuvo sin cambios, y sus
ojos brillaron bruscamente. —Avísame todo lo que puedas necesitar.
—Sí, Emperador—. Respondió el hombre y se retiró lentamente.
El Emperador Hong Zheng no prosiguió con el asunto respecto a la violación de Cheng Wang frente a
su orden, y debido a que el nieto real acababa de morir, los funcionarios de la corte no se atrevieron a
armar un escándalo por este tema, y simplemente lo mencionaron.
No estaba el Cuarto Príncipe en la Corte Imperial, por lo que parecía que había más tranquilidad que
antes allí. El Emperador Hong Zheng sacó el asunto del comercio marítimo y los estatutos escritos por
Mu Hanzhang para que todos los vieran. Durante un tiempo, hubo mucha discusión en la Corte
Imperial, y parecía haber más vida en el lugar.
Naturalmente, los miembros de la corte, que son conservadores, se opusieron, porque pensaron que
era un asunto inútil, mientras que algunos funcionarios que nacieron junto al mar en el sur conocían
mejor el tema. Sin embargo, mucha gente pensó que esto era algo bueno, y varios funcionarios de alto
rango se quedaron callados, y sólo tomaron los estatutos y miraron hacia atrás.
—¿Muerta?—. Los ojos de Mu Hanzhang se abrieron con sorpresa.
Jing Shao asintió con su cabeza, había escuchado lo que le dijo su Wang Fei, y mandó a buscar a la
anciana Mo Bei en el Templo Biyun, inesperadamente, cuando acababa de llegar la persona que había
enviado, la anciana monja ya se había ahorcado en su habitación.
—Aquí definitivamente alguien inteligente quiere ocultar algo, pero se dio cuenta que el incidente ha
sido expuesto—. Mu Hanzhang frunció sus labios. De esta manera, los asuntos del Palacio Real
realmente tienen mucho que ver con esa monja, pero ahora que esa persona está muerta, es imposible
preguntarle.
—Algunas cosas de cuando ella regresaba fue todo lo que se consiguió al interrogar a una joven
monja—. Jing Shao puso algunas confesiones y una bolsa de papel amarillo sobre la mesa.
¿Confesiones? Mu Hanzhang tomó los pedazos de papel y los miró, estos papeles explicaban la
cantidad de veces que la monja Mo Bei entraba y salía del Palacio Real y lo que hacía allí. La joven
monja no sabía mucho al respecto, pero fue principalmente la anciana Mo Bei quien persuadió a Rui
Wang Fei para que comprara algunas hierbas y ofreciera incienso. Se podía ver que la joven monja que
atrapó Jing Shao debería haber servido a la anciana Mo Bei, pero ella siempre había sacado a las
jóvenes monjas por la puerta cuando hablaba con Madam Xiao, así que la joven no sabía lo que le había
dicho a Wang Fei.
—¿Qué es esto?—. Mu Hanzhang tomó la bolsa de papel amarillo y la abrió, en su interior había un
poco de polvo, que parecía ser ceniza de incienso.
—Esta es la "medicina inmortal" que la anciana Mo Bei le dio al pequeño cuarto príncipe—. Jing Shao
curvó sus labios y dijo eso. La joven monja había sentido que la medicina que la Maestra le dio al Hijo
Real debía ser extraordinaria, así que robó un paquete mientras la anciana Mo bei no lo había notado, y
justo ahora lo había encontrado.
Mu Hanzhang vertió la mitad del medicamento en polvo en una pequeña botella de porcelana y la otra
mitad seguía envuelta en el papel amarillo: —Xiao Shao, siento que esto no podré ocultárselo al
Hermano.
Jing Shao frunció su ceño. Quería comprobar el asunto antes de decirlo. Después de todo, estas sólo
eran sus conjeturas. Su hermano debe estar triste por haber perdido a su pequeño hijo. ¿No sería un
golpe a su corazón el decirle eso precipitadamente?
Mu Hanzhang colocó la pequeña botella de porcelana en su lugar, se levantó y tomó la mano de Jing
Shao, mientras colocaba la bolsa de papel amarillo en su palma: —Esto no es en absoluto nada simple.
No importa cuál sea el propósito de la persona detrás de esto, estoy seguro de que el provocar un
quebrantamiento en tu hermandad representó al menos la mitad de su plan
Jing Shao de repente levantó su cabeza: —¿Qué quieres decir?
—Si este medicamento ha matado al pequeño cuarto hijo o no, no podemos encontrar a nadie que lo
pruebe—. Mu Hanzhang sostuvo la mano de Jing Shao. Si este asunto se volvía conocido por otros, sería
imposible saberlo. —Hazme caso y lleva esta medicina junto a lo que te dio la joven monja para que lo
entregues Hermano Mayor.
Ahora está en el ojo de la tormenta. Si es que no aprecia esta hermandad, ¿a quién le gustaría
viajar por esta agua fangosa?* Con su sabiduría sobre Jing Chen, puede entender al verdadero
corazón de su hermano, siempre que ambos hermanos tuvieran el mismo corazón, nada más importaría.
Después de que Jing Shao saliera de su aturdimiento, gradualmente apretó el papel amarillo que
estaba en su mano. Si al haber renacido, provocara un quebrantamiento en su hermandad, su nueva
vida sería en vano.
Jing Chen obtuvo el medicamento en polvo y las confesiones. No habló durante mucho tiempo. Luego,
miró profundamente a Jing Shao: —Antes de que le dieran el medicamento a mi pequeño cuarto hijo, el
médico ya lo había probado.
Jing Shao se sorprendió por un momento y se rascó su cabeza: —Creo que la muerte de la anciana Mo
Bei es sospechosa. Aún no he descubierto más.
Jing Chen lo miró durante un largo rato, extendió su mano lentamente y tocó la cabeza de Jing Shao.
Medio mes después, el Cuarto Príncipe llegó a Jiangnan.
El terreno de Jiangnan es plano, y no hay muchas trincheras. Es un lugar fácil de atacar, pero difícil
de que uno pueda defenderse allí, pero Jing Yu lo había olvidado. Él entendía los motivos, y el Rey de
Huainan naturalmente también los entendió. Por lo tanto, antes de que el ejército del Cuarto Príncipe
hubiera llegado a su campamento, el ejército de Huainan tomó la iniciativa de atacar.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la editora]
¿A quién le gustaría viajar por esta agua fangosa?*: Se refiere a quién estaría dispuesto a hacer
pasar por una situación desagradable.
96: Comercio Marítimo

Gu Huaiqing estaba parado en la torre, mientras miraba al orgulloso Cuarto Príncipe, y lentamente
curvó sus labios.
—¡Rey, permítale a estos generales el ir a ponerle un fin, con tres golpes definitivos, para vencer a
este mocoso que se orina en los pantalones por el miedo!—. Todos y cada uno de los generales que se
ubicaban a un lado estaban ansiosos por entrar en acción, y miraban al Cuarto Príncipe como un grupo
de lobos que observan a una carne, sin cesar.
—Silencio—. Gu Huaiqing extendió su delgado dedo índice sobre sus pálidos labios. —Este es un
Príncipe, no hables con un lenguaje tan vulgar.
—Rey, ¿qué debo decir entonces?—. El general parpadeó.
Gu Huaiqing lo miró y le dio una palmada en la cabeza: —¿Qué puedes decir? Si no se lucha para
ganar, entonces no habrá pollo que comer para esta noche*.
—¡Sí!—. El general le dio una palmada de una alegre manera y salió corriendo.
El informe de la batalla de Jiangnan no había sido enviado a la capital, y en la corte imperial todos
estaban ocupados discutiendo sobre asuntos marítimos en esos días.
—El comercio marítimo tiene una larga historia. En la anterior dinastía hubo una orden de prohibición
en los asuntos en el mar, pero esta aún continúa. Sólo porque los comerciantes obtienen grandes
ganancias, es prueba de que el comercio marítimo es rentable hasta el punto de que se puede estar
dispuesto a poner vidas en peligro—. Mu Hanzhang estaba de pie en el centro del salón principal, su
voz era fuerte, pero sus palabras eran claras, y no se apresuró a decirlas ni disminuyó su velocidad. En
la sala de la corte donde se puede escuchar el sonido afilado de una aguja caer, palabra por palabra, esa
voz se propaga claramente hacia los oídos de todos: —Esta persona piensa que el bloquearles el paso no
es tan bueno como el despejarlos de obstrucciones.
Los estatutos del Marqués Wen Yuan se habían copiado durante unos minutos, y los ministros más
importantes de la corte también los han podido leer. Ante ello, enumeraron detalladamente la
comparación de precios entre las monedas de oro del extranjero y los productos de Dachen. Lo más
emocionante era el establecimiento de un impuesto marítimo. Con tan enormes ganancias, la corte
imperial sólo necesitaba establecer puertos para mantener el orden y así recaudar grandes impuestos
De esta forma, la recaudación tributaria anual de la tesorería podía llegar a aumentar al menos un 10%.
—Este ministro cree que este método es factible—. El Ministro de Hacienda fue el primero en
defender la reconsideración. Como la persona que administra los libros de contabilidad de la tesorería,
naturalmente sabe cuánto beneficio puede traer esto a la Dinastía: —En los últimos diez años de
guerras continuas, hay una desesperada necesidad de llenar el tesoro nacional, y el impuesto marítimo
acaba de resolver la urgente necesidad.
—El establecimiento de un puerto traerá inevitablemente las miradas indiscretas de la gente, y
debemos aumentar la fuerza de protección de los comerciantes marítimos a lo largo de la costa. Esto
requiere de mucho tiempo y trabajo, así que este ministro cree que este asunto es cuestionable—. El
Ministro de Guerra discrepó.
—Si se desea permitir el comercio marítimo, se deben establecer las leyes correspondientes. Estas
también se mencionan en los estatutos del Marqués Wen Yuan, pero este ministro cree que no están lo
suficientemente detalladas—. El Ministro de Justicia habló.
—Si se desea abrir un banco, se debe establecer una oficina del gobierno; además, de reestablecer el
salario oficial—. El Ministro de Asuntos Sociales no dijo objeciones ni dio su consentimiento, sino que
sólo planteó las cuestiones correspondientes en las cuales él era responsable.
Únicamente, el Ministro de Ritos se quedó en silencio, ya que era el más irrelevante en esa discusión.
Mu Hanzhang escuchó la discusión, pero su expresión aún era indiferente, sin intención de
retractarse a pesar de las numerosas obstrucciones que se iban generando.
El Emperador Hong Zheng escuchó en silencio, luego se volvió para mirar a los dos únicos príncipes
que quedaban: —Jing Rong, ¿qué piensas?
El cuerpo del Príncipe Mayor se había recuperado al estado de antes, y su mirada estaba ardiendo,
mientras sólo esperaba su oportunidad para hablar. Al escuchar ese llamado, inmediatamente salió y
dijo: —Los estatutos del Marqués Wen Yuan también han sido cuidadosamente estudiados por este hijo.
Este hijo cree que el académico Marqués Wen Yuan habla de estas formas de hacer negocios como si
hablara en papel. Debe haber algo de verdad en la prohibición en el mar en la dinastía anterior. Si el
puerto se abre precipitadamente, se puede causar un desastre.
Cuando Mu Hanzhang escuchó esas palabras, frunció el ceño. El Príncipe Mayor dijo claramente que
se oponía a ello, y muchos veteranos en la corte debían tener ese mismo pensamiento. así que de esa
manera él podía posiblemente ganarse el corazón de muchos en la corte.
Efectivamente, después de que habló el Príncipe Mayor, muchos miembros de la corte conservadores
salieron a hablar.
El Emperador Hong Zheng todavía no dijo ninguna palabra, y pidió la opinión de Rui Wang.
Jing Chen salió, se detuvo por un momento y luego dijo: —Este hijo pensó que si este método es
factible, sería bueno para Dachen, pero lo escrito es demasiado superficial, así que sería mejor redactar
estatutos provisionales para las cuestiones planteadas por todos los adultos presentes. Pero primero se
debe intentar abrir un puerto, si no funciona, se puede prohibir.
Este asunto se había debatido en la corte imperial durante varios días. Pero este comentario de Jing
Chen fue considerado por todas las personas de ambos bandos. Si crees que funcionará, espera a verlo,
si crees que no funcionará, espera a ver el chiste.
—Lo que dice el Segundo Hermano Real es extremadamente cierto, solamente que el encargado del
puerto tiene que anotar todo en detalle. Este hijo piensa que deberíamos asignar a una persona que
conozca mejor sobre el asunto—. El Príncipe Mayor bajó su cabeza, pero miró por el rabillo de su ojo a
Mu Hanzhang.
Mu Hanzhang no habló, y se quedó en silencio. Naturalmente, entendió lo que quería decir el Príncipe
Mayor, y esto era exactamente lo que él quería, pero aún no era el momento para ello.
Efectivamente, el Emperador Hong Zheng no contestó las palabras del Príncipe Mayor: —Lo que
declaró Jing Chen es razonable, y los ministros redactarán los estatutos en siete días de acuerdo a lo
que dijeron para que lo pueda revisar.
Después de lo sucedido en la corte imperial, Mu Hanzhang no habló mucho con todos, y se fue
directamente hacia el carruaje de su Palacio Real para regresar.
—Príncipe—. El Marqués del Sur de Ding caminó unos pasos con rapidez para alcanzar a Jing Chen,
que estaba vestido con un traje imperial de color blanco como la luna.
—Señor Marqués—. Respondió Jing Chen con cortesía.
El Marqués del Sur de Ding vio que Jing Chen todavía lucía como un profundo diputado con un
aspecto tranquilo y firme. Además, de que su expresión era indiferente, sin el más mínimo rastro de
entusiasmo, no pudo evitar sentirse más ansioso.
—Al escuchar que Wang Fei se ha estado sintiendo mal recientemente, su madre se encuentra muy
preocupada por ella. Así que quería ir a visitarla al Palacio, por lo que me pidió mucho que le
preguntara al Príncipe sobre cuándo estará libre Wang Fei.
Por lo general, no había necesidad de informar para que vayan a visitar a las mujeres de la familia,
pero el Marqués del Sur sabía que su hija había sido confinada por Rui Wang, así que esa petición sólo
era un comentario cortés.
Al pensar en su esposa Xiao, Jing Chen resistió el impulso de fruncir su ceño y dijo a la ligera: —Hoy
está bien. Wang Fei ha estado pensando demasiado estos días, y me gustaría que la Señora me ayude
con algunas palabras de consuelo para ella.
Cuando el Marqués del Sur escuchó esto, inmediatamente se rió: —Eso es natural.
La tez de Mu Hanzhang era un poco mala. Jing Shao se lo hizo un poco tarde anoche, y eso se
prolongó por mucho tiempo hasta hoy. Y después de estar durante casi dos horas de pie, sintió dolor en
todo su cuerpo. Pero tan pronto como subió al carruaje, fue sujetado con fuerza por un par de
poderosas manos.
Cuando se jaló la cortina del carruaje, todo el interior estaba muy oscuro. Ante ello, Mu Hanzhang se
sorprendió y luego fue colocado en un cálido abrazo que le era familiar con el que al fin se pudo relajar
con lentitud: —¿Por qué estás aquí?
Jing Shao abrazó a ese hombre, luego le ordenó al conductor que avanzara, y en ese momento, le dio
un beso a ese cansado rostro: —Vi que no volvías hace tiempo, así que esperé hoy en la mañana que te
retrasaras, por lo que vine a recogerte por si estabas cansado.
Mu Hanzhang se movió para encontrar una posición más cómoda en aquellos brazos y bostezó: —Si
sabes que estoy cansado, debiste haberte contenido anoche.
Jing Shao extendió su mano para frotar la adolorida cintura y resopló: —No es mi culpa, quién te hizo
mirarme con ese tipo de ojos, que claramente estaban suplicando regresar con tu esposo—. Al recordar
los ojos llorosos de Jun Qing siendo intimidado, su boca se sintió seca por un tiempo.
—Tú...—. Mu Hanzhang quería levantar su cabeza y mirarlo, pero la penumbra en el carruaje no le dio
ningún resultado a su acción, así que no se molestó en preocuparse por lo sucedido, sólo se dio la vuelta
y enterró su rostro en el pecho ajeno para fingir que dormía por un rato.
Jing Shao continuó amasando y masajeándolo con una mano, mientras deliberadamente lo provocaba.
—Hoy ha llegado una carta de Lu Niao, diciendo que la residencia en Pingjiang ha sido comprada.
—Está bien—. Le respondió vagamente Mu Hanzhang.
—Jing Yu fue detenido despiadadamente por Gu Huaiqing tan pronto como llegó, por lo que no sé
cómo él escribirá su informe de batalla—. Jing Shao pensó en el tono de regodeo de Lu Zhanpeng al
escribir esa carta y no pudo evitar querer reírse. —¿Cómo va el comercio marítimo?
—El hermano ya lo mencionó, y el Padre Emperador pidió que los ministros redacten los estatutos,
pero aún no se ha tomado una decisión—. Mu Hanzhang tenía demasiado sueño como para abrir sus
ojos, y mientras le respondía con claridad, inconscientemente acarició el pecho de Jing Shao.
Jing Shao estaba emocionado por haber sido tocado, pero no se movió. Sabía que Jun Qing tenía
mucho sueño, así que dejó de hablar para permitir que la persona en sus brazos durmiera plácidamente
por un rato.
—Cheng Wang ya no puede suceder al trono, y es la ayuda del Príncipe para que pueda tener la
corona, ¿por qué estás molesta con él?—. La Marquesa del Sur suspiró mirando a Rui Wang Fei, quien
estaba pálida en la cama. Estas son las palabras que el Marqués le pidió que dijera. Ella no era la
madre biológica de Rui Wang Fei, pero ella se casó con él después. Habían muchas cosas que no eran
convenientes de decir, pero ella tenía que decir lo que el Marqués le había dicho.
—La concubina vive en el otro patio, y mi hijo se ha ido—. Cuando Rui Wang Fei dijo esto, las lágrimas
empezaron a salir desde sus ojos otra vez. —La Maestra lo ha calculado, a excepción de ese barato...
Bastardo, ¡solo Cheng Wang es el que puede contenerlo!—. Al hablar así, un poco de odio se desbordó
en sus ojos. Había escuchado que el niño había sido abrazado por Cheng Wang antes de la luna llena,
quien había estado matando en el campo de batalla durante todo el año, y por consecuencia, su cuerpo
estaba lleno de espíritus malignos. ¿Cómo un frágil niño con una pequeña desventaja pudo haber
muerto de tan joven?
—¡Oh!—. Exclamó la Marquesa del Sur de Ding, y miró a su alrededor, luego se levantó y condujo a la
joven lo más lejos posible de la puerta, antes de volver a sentarse. —No puedes decir tonterías sobre
eso, debes ser cautelosa para que tus palabras no sean escuchadas por Rui Wang.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
No habrá pollo que comer para esta noche*: Resulta que hace mucho tiempo en los casinos de
Las Vegas en los Estados Unidos había una comida que contenía tres piezas de pollo, papas y verduras,
por valor de $ 1.79. En ese momento, la recompensa estándar por ganar un juego era de $ 2.00, así que
cuando se ganaba por una vez, era suficiente para comer. Entonces, "comer pollo" significa que se
puede comer arroz con pollo solo si es que se consigue una victoria.
97: Informe de batalla

—¡Desde que el pequeño cuarto hijo se fue, el Príncipe no ha vuelto a poner un pie en este patio!—. Dijo
Madam Xiao sin preocupación de que alguien más la escuchara.
La Marquesa del Sur de Ding la miró con atención y no pudo evitar fruncir el ceño. La Señorita Xiao
solía ser muy inteligente, pero ahora cuando se quejaba de esta manera tan despreocupada, su tono le
daba la apariencia de una mujer que estaba demasiado agraviada. Aunque ella no se quería preocupar
por eso en su corazón, después de todo, la familia del Marqués del Sur y Rui Wang se encuentran
involucrados y ninguno de ellos puede huir de su unión. Pero si esta joven de influyente familia llegara a
perder su poder, incluso si Jing Chen ascendiera al trono en el futuro, ellos no obtendrían ni el menor
beneficio de ello. Pensando en eso, no pudo evitar poner su rostro más helado: —Todo esto ha pasado
por tu culpa.
Al escuchar esto, Madam Xiao le dio a su madrastra una fría mirada: —Si Madre no tiene ningún
problema, puede sólo regresar, me siento cansada.
—La Maestra que mencionaste se ha ahorcado en el Templo Biyun—. La Marquesa del Sur de Ding
agarró el pañuelo que estaba en su mano y trató de calmar su respiración lo más tranquilamente
posible.
—¿Qué?—. Los ojos de Madam Xiao se agradaron.
—Esa anciana Mo Bei usualmente engaña y miente para comer y beber en la Residencia del Marqués,
pero eres tú quien más le cree. Ahora que tu cuarto hijo se ha ido, debió temer que el Príncipe la culpe,
por lo que antes de ello, se suicidó—. La Marquesa del Sur de Ding respiró hondo y dijo: —Sé que no
puedes escuchar lo que dije, así que sólo te aconsejo, aunque eres la Wang Fei de Rui Wang, sin el favor
del Príncipe. ¡No eres nada!—. Al ver el rostro de Rui Wang Fei, se levantó y se fue.
En el camino de regreso, la Marquesa del Sur de Ding, todavía estaba enojada. Ella misma había
nacido de una concubina, y debido a que la anterior Marquesa del Sur de Ding era hija de la Primera
Esposa, ella sólo pudo llegar a ser la Esposa Secundaria en la familia del Marqués con el fin de llenar la
Residencia, en ese entonces. Por ello, lo que más le disgusta, son las personas que culpan
inmediatamente de la extraña mala suerte a los hijos de las concubinas y a las concubinas por los hijos
de la Primera Esposa.
—Madam, si Wang Fei se ve así, y el corazón de su Alteza Real se enfría, ¿qué se puede hacer?—.
Cuando la sirvienta a su lado notó que la Señora estaba enojada, inmediatamente después empezó a
hablar una y otra vez sobre lo que se viene para el futuro de Rui Wang Fei.
—Si todavía tiene un rastro de razón, debería de traer rápidamente al hijo de la concubina para que
pueda ser criado allí—. La Marquesa dijo algunas palabras sin mencionar nada más. Y sólo se burló en
su corazón. Esa hermana mayor suya había enseñado por un tiempo a su hija a cómo manejar su hogar,
pero aún así ella trató al hijo de la concubina con la misma errónea actitud.
Jing Shao llevó a su Wang Fei de regreso al Palacio, y cuando el carruaje se detuvo, la persona en sus
brazos ya había caído dormida. El conductor levantó la cortina, mientras el sol brillaba y las largas
pestañas de aquella persona recostada proyectaron dos sombras. Ante ello, Jing Shao realizó un gesto
para que todos guardaran silencio, y tomó a la persona en sus brazos para salir con cautela del
carruaje.
El clima ya era muy caluroso y, a pesar de que en el interior del carruaje se extendía un tapete de
jade, los dos juntos aún sudaban. A Jing Shao no le importaba mucho, pero ahora que iría a llevarlo a
dormir al interior de la habitación, él temía de que la otra persona sintiera calor, por lo que sólo lo
sostuvo hasta después del corredor y lo dejó con suavidad encima de un sofá.
Mu Hanzhang se despertó tan pronto como sintió la suavidad y abrió sus ojos con lentitud.
—Duerme un poco más, te llamaré para el almuerzo—. Jing Shao tomó el paño húmedo que le entregó
una sirvienta y se limpió la cara. Al ver que la persona en el sofá abrió sus ojos, también lo limpió a él.
El paño de tela fría limpió la pegajosidad de su rostro, mientras la brisa del viento iba soplando por el
pasillo. Ante esta comodidad, Mu Hanzhang no pudo evitar entrecerrar sus ojos, y pensó que Jing Shao,
como esposa del Marqués Wen Yuan, se estaba volviendo cada vez más adecuada. Pero él no se atrevió
a decirle eso. Ya que después de todo, su cintura aún estaba adolorida.
Jing Shao vio la sonrisa que se proyectaba en los ojos de su Wang Fei, pero no sabía por qué estaba
así, por lo que extendió su mano para desatarle su cinturón.
—¿Qué estás haciendo?—. Mu Hanzhang rápidamente agarró la mano ajena que se estaba estirando
hasta su cintura y en su propio corazón pensó que él no había dicho nada, entonces, ¿por qué este
hombre aún así empezó a moverse?
—¿Acaso no hace tanto calor como para usar un atuendo de corte así de grueso?—. Jing Shao vio su
sonrojado rostro, y hubo una sacudida en su corazón, luego se movió lentamente hacia él. —¿En qué
estás pensando? ¿Ah?
Mu Hanzhang miró al hermoso rostro que estaba cerca de él, y lo fulminó con la mirada: —Hace
mucho calor, yo solo me cambiaré—. Dijo cuando estaba a punto de levantarse, pero fue aplastado por
el cuerpo de la otra persona y no pudo moverse.
—Estás cansado, yo te cambiaré—. Jing Shao le sonrió. Desde que le había quitado la ropa de corte
por primera vez, se sentía encantado con la complicada ropa de corte del Marqués Wen Yuan, y le
gustaba especialmente el proceso de desvestirlo prenda por prenda.
—No, no...—. Esto está después de la habitación principal del patio del Lado Este, por lo que podría
llegar alguien en cualquier momento hasta allí. Mu Hanzhang estaba preocupado, así que dijo sin
pensar claramente: —¿De verdad eres aún adicto, esposa del Marqués Wen Yuan?
Jing Shao detuvo el movimiento de su mano de inmediato. Mientras su expresión se volvía
gradualmente más peligrosa, y su tono todavía sonaba tranquilo al decir: —Jun Qing, ¿qué dijiste?
—Na-nada—. Mu Hanzhang se quedó sin palabras, y al darse cuenta de lo que había dicho, retrocedió
inconscientemente. —Olvidé decirte algo, el Príncipe hoy... Ah...
Jing Shao rápidamente agarró las dos manos que lo estaban tratando de empujar, para apretar juntas
aquellas dos muñecas y las presionó sobre la parte superior de la cabeza ajena: —Parece que hoy
tenemos que volver a confirmar, ¿quién es el esposo o la esposa?—. Al acabar de hablar, sólo llevó la
mano del otro a juntarla con el borde de su boca, rió y suspiró. Mostrándole una maliciosa sonrisa se
estiró hacia adelante hacia la parte inferior del cuerpo de esa persona para hacerle cosquillas en su
carne.
—Ah... Jajajajaja... No... Hmmm...—. Mu Hanzhang no pudo evitar luchar, pero fue miserablemente
atrapado por Cheng Wang apoyándolo para darle una lección.
Había un pequeño jardín frente a la Residencia Principal del Lado Este, donde se plantaban en el
suelo algunos verdes bambúes y árboles pequeños, uno tras uno. Miao Xi, quien vino para entregar el
té, cruzó aquella puerta en forma de luna llena y escuchó a Wang Fei jadear. Ante ello, se detuvo
inmediatamente. Realmente no podía distinguir claramente lo que estaba viendo a través del bambú,
sólo miró vagamente al Príncipe presionando a Wang Fei... La joven de repente se sonrojó, el Príncipe
también estaba... Esto era demasiado impetuoso. Sin atreverse a dar más té, se dio una media vuelta
mientras pisoteaba y escapó de la escena.
Después de unas rondas durante mucho tiempo, ambos empezaron a sudar. Jing Shao simplemente se
acostó sobre su Wang Fei y dejó de moverse. La exquisita ropa de corte ya se había roto, revelando a un
brillante pecho con una capa cristalina de sudor que se rezumaba de él...
Mu Hanzhang respiró hondo por un momento y llevó la gran cabeza contra su pecho, y aquella cabeza
fue empujada una pulgada más hacia atrás, y entonces, esta por sí sola de repente se movió unas pocas
pulgadas más. Jun Qing no pudo evitar poner sus ojos en blanco, pero aún tenía que contarle a Jing
Shao sobre las acciones que hoy había realizado el Príncipe mayor: —Hoy, el hermano mencionó que
quería establecer un puerto para probar, ante ello, el Príncipe mayor no se opuso, y quería que yo fuera.
Esto había sido planeado desde un principio, y personalmente también había pensado en ir al puerto;
además, él estaba familiarizado con los negocios, y siempre había querido involucrarse en el negocio
marítimo. Sin embargo, la corte no reconoce al comercio marítimo. Así que así sea un Wang Fei o el
Marqués Wen Yuan, él no puede llegar a ser mezclado con eso, incluso si es mejor que revender sal,
igual podría ser criticado.
Jing Shao sólo fijó sus dos ojos en un pequeño frijol de color rosa, que estaba a su costado. Además,
encima de los alrededores de la piel ajena que en la noche anterior él también había mordido, se podía
observar la aparición de marcas rojizas, que le ofrecían un muy atractivo aspecto: —Naturalmente, él
no sería tan bondadoso, probablemente es porque quiere encargarse de enviarte apresuradamente,
para que yo también a la vez al estar atrapado dentro de este Palacio, incluso no sepa bien cualquier
cosa que te llegue a suceder.
—No pienso que sea así de sencillo, ¿ellos acaso harán algo en el puerto?—. Mu Hanzhang frunció el
ceño, en todo momento sentía que el Príncipe mayor era aún más sombrío que antes desde que regresó
de Yunnan y Tibet.
—Deja de estar preocupado, haz lo que desees, ¿quién sería capaz de hacer algún movimiento contra
ti si estoy aquí?—. Jing Shao avanzó de nuevo, como si fuera un gran perro que vio una carne, pero que
era demasiado perezoso como para levantarse, aún así, él trató de sacar su lengua y lamió al frijol rosa
que todavía estaba un poco hinchado.
Desde Jiangnan no habían llegado buenas noticias. Tan pronto como el Cuarto Príncipe llegó a
Jiangnan, inmediatamente él tomó en sus propias manos el liderazgo militar. Además, él no permitió que
los generales ni soldados que sean de Jiangnan sigan en el campo de batalla, porque temía que ellos no
sepan a quién escuchar. A su vez, Lu Zhanpeng estaba feliz de no haber sido convocado, y estaba de
brazos cruzados, mientras disfrutaba de la bulliciosa escena frente a él. Agregando que porque no había
ido al campo de batalla, naturalmente no tenía la necesidad de escribir un informe para el Emperador.
El Emperador Hong Zheng no pudo evitar fruncir el ceño mientras observaba el informe de Jing Yu,
aquello sólo decía que el Rey de Huainan seguía estando en lo más alto de su torre, y que no se atrevía
a salir para enfrentar el ataque, por lo que aún no había avances.
De hecho, al Cuarto Príncipe no le estaba yendo nada bien. El Rey de Huainan estaba en la cima,
¡pero siempre había un general abajo! Todos los días, él enviaba a un general, como si se burlara del
príncipe con el fin de divertirse. Golpeándolo, inmediatamente de una, para luego escapar y esperar a
que lo persiguiera, y ser finalmente saludado con un tropiezo por una cuerda o un perno, lo que lo
enfadaba demasiado.
A su vez, en este momento, la Residencia del Marqués del Norte estaba marcando su regreso con la
fiesta de cumpleaños del primer mes del pequeño hijo del Marqués del Norte.
Jing Shao tenía muchas ganas de ir a ver a su cuñado que tan solo tenía un mes de nacido, porque
escuchó que se parecía mucho a Mu Hanzhang cuando era un bebé, pero la última vez él había salido
corriendo debido a la muerte del cuarto hijo del Palacio de Rui Wang, y ahora la Residencia del
Marqués del Norte estaba llena de funcionarios influyentes de la capital. Agregando el hecho de que
Cheng Wang está todavía con prohibición de salir, así que de todos modos no podía ir.
El Marqués del Norte estaba sonriendo de oreja a oreja con un sonrojado rostro, aceptando tanto
cumplidos verdaderos como falsos. Mu Hanzhang saludó a su padre y fue al interior de la Residencia
para visitar a su madre y su hermano, quienes acababan de salir de confinamiento.
—Lin'er, verás a tu hermano mayor en un rato—. Madam Qiu llevaba un vestido femenino de suave
material, sentada en la cama, estaba bromeando con el bebé en sus brazos, el rostro del menor era
ligeramente gordo, dándole un aspecto radiante y un suave sonrojo, y sus ojos, parecidos a los de Mu
Hanzhang, estaban llenos de amor.
Mu Hanzhang miró la tranquila y hermosa escena frente a él, y no pudo evitar curvar sus labios,
mientras iba inclinándose hacia la cama para ver a su hermano menor.
El enrojecimiento que Mu Longlin tuvo al nacer ya se había desvanecido, y su pequeña arrugada cara
también se desplegó. El tierno y blanco rostro era gratificante y tranquilo; además, no lloraba, y sus
grandes ojos sólo daban vueltas y vueltas, mientras veía sin parar a Mu Hanzhang con mucha
curiosidad.
—Lin'er, este es tu hermano mayor. Llámalo "hermano mayor"—. La Señora Qiu estaba sonriendo,
mientras iba sosteniendo en sus brazos al bebé frente a Mu Hanzhang.
—Mamá, este es apenas el cumpleaños de su primer mes, ¿cómo puedes hablarle tan pronto como si
fuera una persona mayor?—. Mu Hanzhang estaba sonriendo por el comportamiento de su madre.
—Si le enseño un poco antes, él podrá ser capaz en poco tiempo de empezar a hablar, en aquellos
días, tú de hecho en sólo siete meses pudiste hablar—. Cuando Madam Qiu estaba hablando
gradualmente su expresión sonriente se fue contrayendo, Hanzhang en su infancia no podía ser criado a
su lado, así que ella sólo tenía permitido ir a verlo algunos días para echarle un vistazo, no como Lin'er,
a quien podía todos los días ser capaz de sostenerlo en sus brazos. Ante ese recuerdo, no pudo evitar
suspirar, y luego dijo: —Escuché que Rui Wang Fei se encargó de que puedan volver la concubina de
cuarto rango y su hijo, quienes solían residir en otro patio.
—¿Por qué mi madre siempre se preocupa por los asuntos del Palacio de Rui Wang?—. Mu Hanzhang
estaba algo divertido, en la Residencia del Marqués del Norte no había nada de lo que tuviera que
preocuparse en cuanto a la administración del hogar. Así que su madre siempre se preocupaba por las
casas de otras personas. Sin embargo, él no había mostrado preocupación por estos asuntos internos
por ya demasiado tiempo.
—Siempre que Rui Wang Fei sea capaz de superar aquel mal evento, entonces todo estará bien—.
Madam Qiu suspiró. —Pero incluso si la relación entre el Príncipe y el hermano menor de Rui Wang es
buena, tienes que evitar que se acumulen pequeños errores o quejas. Por favor, persuade a Wang Ye
para que hable abiertamente con su hermano y no se cree ningún malentendido.
Mu Hanzhang miró a su madre con sorpresa, ella solamente confiaba en las historias llenas de
detalles extras de las mujeres casadas, que sólo le daban la capacidad de deducir con precisión, que
aparentemente la forma de manejar esto de Mu Hanzhang era la correcta, él no había dejado que Jing
Shao investigara más sobre lo sucedido en el Templo Biyun, porque temía que hubiera alguna
conspiración en contra de él, y llegara a caer en un charco de barro al ser involucrado. Jing Chen es
mucho más profundo y perspicaz que Jing Shao. Y este tipo de personas siempre tienden a pensar más,
así que la mejor manera para esto era ser directo y no evasivo para que se puedan reducir los conflictos
entre los hermanos.
Al salir de la Residencia del Marqués del Norte, Mu Hanzhang se sintió muy cansado, ya que durante
todo el día había tratado con sus parientes. Pasó mucho tiempo desde que se fue de su casa, por lo que
ahora estaba un poco molesto. Y la sencilla y limpia Mansión de Cheng Wang era verdaderamente para
él un hogar lleno de tranquilidad. Subió a su carruaje mientras iba pensando en esto, y vio a su propio
príncipe, que lo había ido a recoger en secreto. No pudo evitar recompensarlo con un suave beso.
Finalmente se acordó el asunto del puerto marítimo, tras la redacción de los estatutos de cada
ministerio y las personas de la corte no tuvieron objeción alguna ante la apertura temporal de un
puerto. Después de asistir a la reunión matutina de la corte, el Emperador Hong Zheng llamó a Mu
Hanzhang a su Sala de Estudio Imperial.
—Esta persona está dispuesta a ir—. Dijo Mu Hanzhang con confianza y tranquilidad.
—Entonces, ¿dónde crees que es apropiado abrir este puerto?—. Preguntó el Emperador Hong Zheng,
mientras miraba el mapa que tenía el escenario de montañas y ríos de Qian Shan.
—Este funcionario ha pensado que sería mejor abrirlo en Jiangnan—. Mu Hanzhang miró hacia abajo
y continuó sin esperar que el Emperador Hong Zheng le hiciera preguntas. —El área sureste no es
estable desde la retirada del Rey de su dominio y Jiangnan es rica en productos. Esa gente puede
comprar y vender en el lugar, evitando que permanezcan en Dachen durante demasiado tiempo y
causen problemas.
El Emperador Hong Zheng se dio la vuelta, lo miró en silencio durante un largo tiempo, luego sacó un
manuscrito de su manga y se lo entregó a Mu Hanzhang: —Este Emperador ya ha realizado arreglos
para que otra persona vaya, puedes ir algunos días de viaje a Lu Zhou*.
Mu Hanzhang tomó en su mano aquel brillante y amarillo sobre y se arrodilló para aceptar el decreto
imperial.
—¿Lu Zhuo?—. Jing Shao miró la orden escrita por su Padre Imperial. Lu Zhou no era un estado, sino
el nombre de un lugar, que no se encuentra lejos a Pingjiang, y viene a ser la desembocadura de un
gran río; además, hay un banco de arena* donde a menudo acechan las garzas. Por eso se llama Lu
Zhou.
—El Padre Emperador me pidió que fuera en unos días, ¿qué se debe hacer ante ello?—. Mu
Hanzhang miró a Jing Shao. Él pensó que esto tomaría tiempo, pero quién hubiera sabido que el
Emperador Hong Zheng estaba aún más ansioso que él. Sin embargo, hoy, Jing Shao todavía tiene
prohibido salir, por lo que, ¿cómo ellos se podrían separar?
Jing Shao obviamente también pensó en eso, y gradualmente frunció el ceño, cuestionándose sobre
cuál sería la intención final en el corazón de Gu Huaiqing en lo que está haciendo para aún no derrocar
al Cuarto Príncipe. ¿Por qué después de tanto tiempo él aún no ha vencido a Jing Yu y este todavía no ha
vuelto llorando?
A la mañana siguiente, el Emperador Hong Zheng anunció que había nombrado al Marqués Wen Yuan
embajador imperial que iría a Lu Zhou para arreglar algunos asuntos comerciales. El Marqués Wen
Yuan estuvo a cargo del tributo total del extranjero, y también él fue el que mencionó el comercio
marítimo, por lo que ahora es comprensible que lo enviaran a él.
Mu Hanzhang estaba preocupado en su interior, y cuando vio una radiante chispa brillar
espontáneamente en uno de los ojos del Príncipe Mayor, una mala premonición surgió en su corazón.
Jing Chen también frunció su ceño en secreto. Esta vez, el Príncipe Mayor inesperadamente no
buscaba obstruirlos, por lo que en todo momento Jing Chen pensó que algo sucedería si es que dejaba
que su cuñado se fuera solo.
—¡Hay un informe...—. En ese momento, un fuerte anuncio llegó desde fuera del pasillo. —... Que ha
llegado con urgencia desde ochocientos li*!
Al Emperador Hong Zheng se le fue entregado esto de inmediato. Esta era una carta enviada del
Comandante en Jiangnan desde ochocientos li. Lo escrito era simple y sencillo, y sólo decía una cosa,
que era que el Rey de Huainan había tomado la iniciativa de enviar tropas y derrotó al ejército del
Cuarto Príncipe. ¡Actualmente ese Rey ya había capturado sucesivamente a dos ciudades y se
encuentra a punto de atacar la ciudad de Pingjiang!
—¡Bastardo!—. El Emperador Hong Zheng estaba temblando por la ira.
Las personas de la corte se miraron entre sí, el Cuarto Príncipe atacó a Huainan por más de un mes.
No importaba si incluso él aún no había derrocado una ciudad, pero para sorpresa de cualquiera,
inesperadamente, ya se habían perdido sucesivamente dos ciudades. Esto era realmente...
—Emperador, Jiangnan está a sólo ochocientas millas de la capital. ¡Una vez que atraviese Pingjiang,
la capital estará en peligro!—. El Ministro de Guerra dijo con un alto y fuerte tono de voz.
Después de pasar Pingjiang, y subir a lo largo de un canal, se podía llegar al interior de la capital.
Esta era, también, la razón por la que la dinastía imperial pasada Chen le tenía tanto miedo al Rey de
Huainan, lo que hacía que fuera como un cuchillo colgando en todo momento de la garganta de uno, lo
que provocaba que cualquier persona deseara incesantemente sacársela.
—El Cuarto Príncipe en ningún momento mencionó esto en su informe de batalla. ¿Quizás el
comandante en Jiangnan es el que lo exageró?—. El Duque Mao resistió el horror en su corazón y dijo
esto con la mayor calma posible.
—¡Su Majestad, en cualquier caso, no puede permitir que el Rey de Huainan atraviese Pingjiang!—. El
Marqués del Sur de Ding había custodiado la ciudad Pingjiang en su juventud. Por lo que, naturalmente,
él sabía lo que estaba en juego, y expresó con seriedad.
—¡Padre Emperador, este hijo piensa que ya no puede preocuparse ahora por otras cosas, y que debe
enviar rápidamente a Cheng Wang a luchar!—. Dijo Jing Chen con un profundo tono de voz.
Hubo un momento de silencio en el gran espacio principal de la corte imperial. Todos sabían lo que
eran las llamadas "otras cosas". ¿Qué importa el entrenamiento físico del Joven Príncipe? ¿Qué importa
la orden actual de confinamiento? En este momento incluso ya eran incapaces de lidiar con todo ello.
—¡Este ministro también piensa que Cheng Wang debería ser enviado para poder tener éxito!—. Dijo
el Ministro de Guerra con un claro tono de voz.
—¡Este ministro está de acuerdo!
—¡Este ministro está de acuerdo!
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Lu Zhou*: "鹭洲", Aquí "鹭" significa "garza" y "洲" se refiere a una isla (porción de tierra rodeada de
agua por todas partes) que se encuentra dentro de un río. Por ello, en el fragmento: "[...] hay un banco
de arena donde a menudo acechan las garzas, y por eso se llama Lu Zhou [...]". Explica el porqué
también de su nombre. Pero vi necesario explicarlo más.
Banco de arena*: "沙洲", se refiere a la acumulación de arena o grava a lo largo del litoral o en el
lecho de un río, que terminan siendo moldeados por el flujo y reflujo de la marea.
Li*: Es la unidad de medida tradicional de longitud, aproximadamente ½ kilómetro o 0,3 millas.
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98: El Magistrado

Aunque el Cuarto Príncipe sea arrogante y soberbio; él mismo desde que era pequeño había raramente
leído libros sobre el arte de la guerra, por lo que ahora al ser suprimido y golpeado por el Rey de
Huainan, él no pudo de ninguna manera devolverle la paliza o siquiera defenderse, y así salió a la luz la
estrategia del Rey de Huainan; además, de la crisis que estaba por venir. Todo el mundo es consciente
que Cheng Wang es el único en ser capaz de enfrentarse a él. Así que por ello, en toda la corte imperial
resonaba que para lograr voltear la situación y tener éxito se tenía que mandar a la batalla a Cheng
Wang.
—¡De acuerdo a mi voluntad, el Cuarto Príncipe, Jing Yu, entregará inmediatamente el poder militar a
Lu Zhanpeng, el comandante en Jiangnan, y Cheng Wang Jing Shao llevará a sus soldados a Huainan!—.
El Emperador Hong Zheng respiró hondo, reprimió su ira y emitió una serie de decretos, donde requirió
que Lu Zhanpeng adelantara a Jing Shao en ir a proteger la ciudad de Pingjiang. Ante ello, el Cuarto
Príncipe fue llamado y se le pidió que regresara a la capital de inmediato para que dejara de
avergonzarse frente al Rey de Huainan.
Jing Shao sólo sonrió al recibir el mandato, luego dejó que Duo Fu prepare el carruaje de Mu
Hanzhang de inmediato, y que empacara el equipaje de ambas personas; a su vez, dejó que Hao Dadao
vaya primero a la Prefectura de Qixian para liderar personalmente a los soldados de esa área del sur de
la ciudad para que estén atentos ante su llamado.
Cuando Mu Hanzhang regresó, miró a Jing Shao, quien estaba listo para partir, y al carruaje siendo
tirado por caballos.
—¡Miau!—. Por supuesto, dentro del carruaje también se encontraba Xiao Huang que por propia
iniciativa los quería seguir.
—¿Qué haces llevando al tigre?—. Mu Hanzhang miró al tigre que se encontraba acostado en el
tapete de jade con una manta encima, y fue incapaz de evitar levantar la comisura de su boca. Aunque
Jing Shao tenía un acuerdo con Gu Huaiqing y esta batalla en sí era como un espectáculo. Por la idea de
llevarlo a Jiangnan, naturalmente se le puede cuestionar: ¿qué iba a hacer con el tigre?
—Escuché que el Rey de Huainan tiene un incomparable león feroz. Es posible que este Príncipe no
pueda contenerlo, así que llevaré a un feroz tigre a la batalla—. Jing Shao dijo con seriedad.
¿Un feroz tigre? Mu Hanzhang extendió su mano para empujar la peluda cabeza del despreocupado
tigre, y este inmediatamente se giró para mostrar su blanco vientre parecido al terciopelo. Al contar
con este tigre para que luche en la batalla, era muy probable que todo el ejército fuera aniquilado...
Mu Hanzhang no tuvo más opción que ir de todos modos al Palacio del Emperador personalmente
para indicarle que iría con Jing Shao de camino para el asunto de Jiangnan. Esta vez, el negocio
marítimo era sólo una prueba, por lo que no habían muchos funcionarios para enviar hacia allí; además,
Jun Qing ya había ido antes a Jiangnan. Por lo tanto, Mu Hanzhang iría sin compañía. Ante ello, el
Emperador Hong Zheng no dijo nada, él pensó que sería conveniente que este débil nuero erudito siga
a Jing Shao, ya que así no era necesario que enviara a otra persona para que lo protegiera; además que
de esta manera también Jing Shao estaría libre de preocupaciones.
Debido a la tensión en la que ya se encontraba la guerra, el Emperador no fue a despedirlo. Y Jing
Shao corrió directamente a su campamento en el sur para llevarse a sus soldados.
El decreto imperial fue llevado a ochocientas millas de la capital hasta llegar a Jiangnan, y en tres
días estuvo en manos del Cuarto Príncipe. Así que cuando Jing Shao llegó a Jiangnan, el Cuarto Príncipe
ya había partido con la cola entre sus piernas. Y Lu Zhanpeng personalmente colocó a las tropas en el
frente para resistir al ataque de los soldados de Huainan.
—Finalmente has podido venir—. Lu Zhanpeng tomó un sorbo de su té, que ya se estaba acabando.
Jing Shao miró la apariencia sin afeitar de Lu Niao, y no pudo evitar reírse de él: —¿Por qué eres
como Jing Yu? ¿Acaso un Rey de Huainan incluso se ha encargado de golpearte hasta hacerte orinar en
tus pantalones del terror?
—"¡Eres como Jing Yu!"—. Lu Zhanpeng le dio una pálida mirada. —¡No sabes lo incompetente que es
ese niño, y cuánta fuerza ha perdido! ¡Cuando tomé este lío, el gran ariete* del Rey de Huainan ya
estaba finalmente por situarse en la puerta de otra ciudad!—. Pensando en la situación de ese momento,
todavía sentía un persistente temor.
Mu Hanzhang llevó a Xiao Huang por la casa. Esta residencia era la nueva casa que Lu Zhanpeng les
ayudó a comprar. Cuenta con una vista completa de Jiangnan, a cinco pasos había un paisaje, a diez
pasos, un pabellón. El pequeño puente, el agua que corría, el Pabellón con agua, y los racimos de flores
en el bosque de bambú, que uno tras otro sólo provocaban que las personas se sientan deslumbradas.
Xiao Huang se enamoró del gran jardín y del bosque de bambú, por ello se abalanzó para apropiarse
del lugar, causando que las personas que se encontraban en el jardín gritaran una tras otra.
Después de ahuyentar al hablador Lu Zhanpeng, Jing Shao fue al jardín a buscar a su Wang Fei.
Entonces, allí vio como el agua corría alrededor del Pabellón de Madera, borboteando. A su vez, una
belleza vestida de azul verdoso, estaba voluntariamente en el suelo, apoyado de una barandilla, e iba
leyendo un libro en silencio, mientras un negro y amarillo tigre yacía en sus pies, abrazando una de las
pantorrillas de aquella persona para dormir dulcemente. El sol poniente se reflejaba en ese hermoso
lado de su cara, que tenía una apariencia pacífica y preciosa.
Jing Shao se acercó lentamente, el Pabellón de Madera era plano y liso, sin ningún asiento, una mesa
baja y varios cojines estaban esparcidos en el suelo. Cuando él se aproximó más, descubrió que su Wang
Fei estaba sentado en el suelo con los pies descalzos, un blanco tierno pie descansaba en el vientre de
Xiao Huang y el suave pelaje inundó la parte superior del pie, haciendo que los redondeados dedos
parecieran un poco rosados.
—¿Cómo está afuera la batalla?—. Al verlo venir, Mu Hanzhang dejó su libro.
—Se hace de noche y el ejército de Huainan se ha ido de regreso para cenar—. Dijo Jing Shao
descuidadamente.
—Lu Zhou está a solo 30 millas de Pingjiang. Estaré allí mañana por la mañana y podré regresar por
la noche—. Mu Hanzhang sacó su sudorosa pantorrilla que había sido calentada por el tigre, e
inmediatamente fue atrapado por Jing Shao y llevado finalmente a su lado.
—No, espera dos días más, y te acompañaré cuando lleve a Gu Huaiqing a diez millas de regreso—.
Jing Shao miró con interés los pies en sus manos, agarró una pata peluda que descansaba suavemente y
la usó para rascar las suaves plantas de los pies ajenos.
Mu Hanzhang sintió cosquillas y se retrajo: —En Lu Zhou hay funcionarios enviados por tu Padre
Imperial. ¿No te reconocerán si es que vas?
—Fingiré ser un joven sirviente para verte por un día, y más tarde inmediatamente dejaré que ellos
puedan encargarse de trasladar los asuntos a Pingjiang—. Jing Shao había planeado esto desde hace
mucho tiempo. —El patio delantero de esta residencia aún está vacío, exactamente por eso puede ser
para ti, como una oficina para el embajador oficial.
—Pero... Ah... —. Mu Hanzhang le quería refutar, así que Jing Shao lo cargó sobre sus hombros.
—Ya no es temprano, ¿debería el Marqués Wen Yuan cumplir con su deber como Wang Fei?—. Jing
Shao presionó a la persona que estaba luchando por bajar y le dio una palmada en el trasero.
Al día siguiente, Jing Shao una y otra vez le explicó a Mu Hanzhang que no debía ir a Lu Zhou. y por
sí mismo montó a Xiao Hei para ir al frente de las tropas.
Sin nadie a su derecha ni izquierda, Mu Hanzhang sacó un folleto con información y lo miró. Esto
había sido escrito por Ge Ruoyi cuando él estaba a punto de redactar los estatutos del comercio
marítimo. Debido a que la familia Ge estuvo haciendo negocios marítimos durante generaciones,
naturalmente, ella sabía mucho con respecto a las formas de realizarlo. Originalmente estaba pensando
traer a Ge Ruoyi, pero Lin'er aún era muy pequeño y en la Residencia del Marqués del Norte no había
paz, por lo que tuvo que quedarse allí.
No mucho después, escuchó a alguien venir a informar que alguien pidió ver al Marqués Wen Yuan.
—¿Sabes quién ha venido?—. Mu Hanzhang frunció el ceño, él en realidad sólo conocía a pocas
personas en Jiangnan.
—Esa persona afirmó ser el Magistrado de Lu Zhou—. Le respondió el sirviente con sinceridad.
¿El Magistrado de Lu Zhou? ¿Cómo un muy joven funcionario jefe de una prefectura se ha enterado
tan rápido de su presencia? Mu Hanzhang se levantó: —Que espere en el salón principal.
Cuando Mu Hanzhang se cambió de ropa y fue al salón principal para ver al llamado Magistrado de
Lu Zhou, no pudo evitar congelarse en el acto: —¡Hermano Zhaoran!
La persona aquí no era otra más que Qin Zhaoran, el nuevo campeón del examen imperial de este
año. Mu Hanzhang no lo había visto desde el Banquete Qiong Lin. Escuchó que él pidió ser un Padre
Funcionario, pero Jun Qing no esperó que se convirtiera en el Magistrado de Lu Zhou.
Qin Zhaoran al verlo, se quedó firme en su lugar por un momento, y luego volvió a sus sentidos,
ocultando la amargura que estaba en el centro de sus pupilas. —Este funcionario saluda al Marqués
Wen Yuan.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Ariete*: Es un arma de asedio originada en épocas antiguas, usada para romper las puertas o las
paredes fortificadas.
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99: Bebiendo vinagre



—El hermano Zhaoran no necesita ser educado—. Mu Hanzhang dio un paso hacia adelante para ayudar a que Qin Zhaoran se estabilizara, y
pedirle que tomara asiento. —No te he vuelto a ver desde el banquete Qiong Lin. Y no esperaba que fueras el Magistrado de Lu Zhou.
Qin Zhaoran miró hacia abajo: —Al relacionarme con la capital me vería en una situación complicada y llena de enredos, por ello no quiero estar
mezclado con esas aguas turbias.
—Eso es cierto—. Sonrió Mu Hanzhang. —El Príncipe también consideró eso, así que no te forzó a visitarnos—. En ese momento, Jing Shao
escuchó que ambos habían sido compañeros de estudio, así que para que su Wang Fei sólo quedara bien, él planeó invitar al máximo anotador del
examen imperial a beber en su Palacio. Después, debido a que Qin Zhaoran no fue, Jing Shao tampoco tuvo de qué preocuparse más. Así que con
ese pretexto, Mu Hanzhang solamente, como era habitual, estaba empujando a Jing Shao a realizar buenas acciones.
Al escuchar esto, Qin Zhaoran suspiró: —Está claro que he fallado frente a la bondad del Príncipe—. El que él haya podido llegar a Lu Zhou, un
lugar de riqueza y prosperidad, fue el resultado especial de la explicación que Jing Shao hizo sobre él. Eso Qin Zhaoran lo sabía muy bien, así que
no estaba en posición de decir nada.
Mu Hanzhang sonrió. Los dos habían estudiado juntos cuando eran jóvenes. Incluso si no se vieron durante algunos años, todavía sentía cerca a
esa persona en su corazón, y le preguntó por su situación después de dejar de estudiar con la familia Mu.
—Prometimos que íbamos a estudiar por tres años y tomar juntos el examen imperial, pero inesperadamente ya estás casado—. Qin Zhaoran
bajó su mirada, ocultando la melancolía que se proyectaba en las pupilas de sus ojos.
Mu Hanzhang sonrió, pero no le respondió. Agarró su taza de té y tomó un sorbo de ella. Esta nueva residencia tenía en medio un manantial con
agua pura, y el té que se preparó con ella cuenta con una fragancia particularmente dulce: —¿Cómo sabías que estoy en Pingjiang?
Al empezar a hablar de eso, el rostro de Qin Zhaoran de repente se puso serio y miró a su alrededor.
Al ver que él tenía algo que decir, Mu Hanzhang sacudió su mano para permitir que sus sirvientes se retiraran. Un guardia especialmente dejado
por Jing Shao que no quería irse, después de ser fulminado con aquella mirada, se quedó aturdido parado fuera de la puerta.
—No debes ir a Lu Zhou por unos cuantos días—. Qin Zhaoran frunció su ceño y lucía algo preocupado y asustado.
—¿Por qué dices eso?—. Mu Hanzhang dejó su taza de té, y su expresión también se volvió seria.
—Alguien amenazó mi trabajo como funcionario para que yo me encargue de arrestarte—. Qin Zhaoran le dijo con lentitud.
El cuerpo de Mu Hanzhang se tensó de inmediato e inconscientemente presionó su mano derecha en la vaina de su atesorada espada Hanzhang.
—No temas—. Qin Zhaoran, naturalmente, vio la acción defensiva de Mu Hanzhang, y una sonrisa irónica apareció en las comisuras de su labio.
—Sólo soy un erudito, sin mencionar que los fuertes soldados de Cheng Wang están custodiando este lugar. Si quisiera hacerte daño, ¿cómo podría
venir aquí en persona...?—. Al seguir hablando, el volumen de su voz no pudo evitar reducirse.
Sólo entonces Mu Hanzhang volvió a sus sentidos y miró a Qin Zhaoran como si estuviera disculpándose: —Estuve en el campo de batalla con el
Príncipe durante largo periodo, y algunos hábitos no se pueden cambiar por un tiempo, así que no es de extrañar esto, hermano Zhaoran.
Cuando Jing Shao regresó, vio al guardia que estaba parado lastimosamente afuera de la puerta.
—Oye, ¿por qué estás parado aquí solo?—. El General del Protectorado de Derecha que estaba detrás de Jing Shao, sonrió, y se apresuró a
preguntarle al guardia.
—El Marqués está hablando en privado con el Magistrado de Lu Zhou, así que este servidor no puede estar de pie en el interior de la habitación
—. El guardia se quejó.
—¡Es una estúpida excusa!—. Jing Shao le dio una patada a ese guardia. Le había explicado mil veces que su mandato era proteger bien a Wang
Fei. Pero ahora Wang Fei y otro hombre se encuentran encerrados en una habitación, y a pesar de ello, a este ni siquiera le importaba. Pensando
en esto, su emoción de ir a luchar en el campo de batalla simplemente desapareció, y en su lugar, estaba lleno de ira. Al abrir la puerta del salón
principal, vio a Mu Hanzhang sentado muy cerca de un joven bien vestido, ¡y parecía que estaban muy felices hablando!
Mu Hanzhang volvió su cabeza y al ver a Jing Shao enojado, no pudo evitar sentirse un poco sorprendido. En este momento, solamente era
apenas mediodía, ¿cómo Jing Shao tan temprano ya había terminado de luchar?
Esta actitud parecía ser de alguien culpable frente a los ojos de Jing Shao. Por lo que, agarrando la muñeca ajena, le preguntó: —¿Quién es esta
persona?
—Este funcionario saluda a Su Alteza Real Cheng Wang—. Cuando Qin Zhaoran vio que la muñeca de Mu Hanzhang estaba un poco pálida por el
agarre de Jing Shao, frunció el ceño.
Jing Shao también frunció el ceño para después mirarlo por un momento, y sólo entonces pensó en el máximo anotador del examen imperial.
—¿Por qué ahora has regresado tan temprano?—. Mu Hanzhang sintió un poco de dolor, así que giró su muñeca y la sacó del agarre de Jing
Shao.
—He vuelto para almorzar—. Jing Shao lo dijo como si fuera lo más naturalmente apropiado y esperado.
—Hermano Zhaoran, quédese a almorzar con nosotros—. Mu Hanzhang se levantó y les dijo a sus sirvientes que agregaran algunos platos más.
Él había pensado que comería solo, pero ahora que Jing Shao estaba de regreso, y añadiendo a los dos Generales de los Protectorados de derecha
e izquierda que obviamente también estaban aquí por la comida, definitivamente no tendrían suficiente almuerzo.
Qin Zhaoran no estuvo de acuerdo, debido a que él había escapado a escondidas para venir, tenía que volver rápido y Mu Hanzhang tampoco lo
obligó a quedarse.
Durante el almuerzo, la expresión de Jing Shao no era muy buena. Él sabía que Qin Zhaoran y su Wang Fei fueron compañeros de clase cuando
eran jóvenes. Pero, en ese momento, cuando se enteraron que él era el máximo anotador del examen imperial, vio que a su Wang Fei no le
importaba, por lo que, él sintió que la relación entre ellos dos no era tan estrecha, pero ahora parece que algo andaba mal.
El General del Protectorado de derecha apuñaló la carne que estaba picando el General del Protectorado de izquierda, y susurró: —¿El Príncipe
está bebiendo vinagre?
El General del Protectorado de izquierda lo miró y tomó firmemente a la pierna de pollo para llevarla hasta la boca del General del Protectorado
de derecha: —Come.
—Um...—. La boca del General del Protectorado de derecha fue bloqueada y no tuvo más alternativa que comportarse bien y morder la pierna de
pollo.
Al ver que Jing Shao estaba molesto. Mu Hanzhang pensó que no le había ido bien en la batalla de hoy, por lo que para él, colocó algunos de sus
platos favoritos, y le contó lo que le había dicho Qin Zhaoran.
Jing Shao comió los platos que colocó su Wang Fei y su expresión se suavizó. Después de escucharlo, no pudo evitar sentir un sudor frío.
Afortunadamente él no dejó que Jun Qing se fuera solo: —Dejaré que Lu Zhanpeng investigue sobre esto. Por ahora no salgas.
En los siguientes días, Jing Shao salió a luchar contra Gu Huaiqing a diario, mientras Mu Hanzhang convocaba a varios funcionarios que habían
sido enviados por el Emperador Hong Zheng de Lu Zhou a Pingjiang. Los asuntos preliminares eran principalmente acerca de modificar los
estatutos establecidos acorde a las condiciones locales, así como también sobre la restauración del puerto. Jing Shao le dejó a los Generales de los
Protectorados de derecha e izquierda, por lo que la tarea de restaurar el puerto cayó en manos de esos dos hombres.
—¿El Magistrado de Jiangzhou?—. Mu Hanzhang frunció el ceño y miró las hojas de papel que Lu Zhanpeng le entregó. Esto lo había encontrado
Lu Zhanpeng en base a las pistas que le dijo Qin Zhaoran.
Pingjiang y Lu Zhou pertenecen a Jiangzhou, así que este Magistrado de Jiangzhou era el superior inmediato de Qin Zhaoran, y la persona que
quiere atrapar a Mu Hanzhang.
—Lu Zhou era originalmente un puerto marítimo. Los barcos extranjeros siempre han zarpado allí. Ante ello, los extranjeros vendían productos
en Jiangnan, y ese funcionario se beneficiaba de ello—. Se burló Lu Zhanpeng.
Mu Hanzhang frunció el ceño. No esperaba que este asunto había afectado los intereses de los funcionarios locales. Ahora que venía a
establecer un puerto comercial en Lu Zhou, eso era equivalente a tomar las raciones de estas personas. No es de extrañar que se vean obligados a
idear de inmediato métodos tan abusivos. Sin embargo, aquella persona conoce su identidad, y aún así se atrevió a amenazar a Qin Zhaoran tan
descaradamente para que hiciera algo por ellos. Eso significaba que debía haber alguien detrás de ellos respaldándolos. Además, Qin Zhaoran
podría llegar a ser amenazado por ellos, en ese caso, ¿él también se involucraría en la comisión mercader marítima?
La situación en el campo de batalla en las afueras de la ciudad de Jiangzhou, seguía siendo tensa, pero la gente de Jiangnan ya se había sentido
en estos días más aliviada desde que se enteraron de que estaba viniendo Cheng Wang con los soldados que se encontraban en Jiangnan,
haciéndoles levantar su moral.
Jing Shao pidió que los soldados mantuvieran la calma, y corrió hasta el frente con una lanza.
El ejército de Huainan le cedió el paso, y Gu Huaiqing montando a un caballo, salió con lentitud: —Su Alteza Real Cheng Wang ha venido a la
batalla personalmente, este Joven Rey está realmente halagado.
—Este Honorable Príncipe hoy no tiene paciencia para perder su tiempo contigo—. Jing Shao sostuvo su lanza para llevarla hasta encima de su
hombro. —¿Por qué no mejor hacemos una apuesta?
Gu Huaiqing curvó sus labios, y cambió la mano en la que estaba su larga espada. —¿Cómo apostaríamos?
—Nosotros dos lucharemos en una batalla, y si yo gano, te retirarás a diez millas, y volverás mañana para luchar—. Jing Shao se quitó la lanza
del hombro, y la puntiaguda punta señaló lentamente a Gu Huaiqing.
Gu Huaiqing arqueó sus cejas: —Wang Ye me está dando el honor de tener una batalla, por lo que naturalmente, es exactamente lo que he
estado buscando—. En la segunda mitad de su oración, la larga espada en su mano ya había emprendido su labor de ir a apuñalar a Jing Shao
desde un complicado ángulo.
Jing Shao se movió y llevó su lanza para atacarlo, sujetando con fuerza la punta filosa que se acercaba a él, e hizo que con su fuerza la larga
espada se tambaleara y miró directamente a los ojos de Gu Huaiqing.
Durante un tiempo, en el campo de batalla ambos comandantes en jefe lucharon hasta quedar atrapados en una situación sin solución. Los
generales se miraron unos a otros, sin saber el porqué aún podría ser posible que haya este estilo de juego allí, evidentemente se trataba de
asediar y defender la ciudad. ¿Cómo sólo se había convertido en una competencia de artes marciales entre los comandantes en jefe?
—¿De qué estás ansioso hoy?—. Gu Huaiqing sujetó la plateada lanza de Jing Shao, y le susurró.
—Tengo prisa por ir a casa a almorzar—. Jing Shao lo miró y entonces tomó el lado contrario de la lanza golpeándolo con ella.
—¡Ah!...—. Gu Huaiqing fue golpeado en su costilla por la plateada lanza. —Yo también iré.
—¡Tú no estás invitado!—. Jing Shao no parecía estar de buen humor y sus acciones se volvieron cada vez más despiadadas.
La nueva casa en la ciudad de Pingjiang fue nombrada Ruoshui Yuan por Mu Hanzhang, lo que significa que la bondad es como el agua, pero
Jing Shao insistió en que su Wang Fei lo estaba elogiando con profundo amor por la frase: "solo una cucharada de tres mil aguas débiles*",
que quiere decir que se pueden encontrar muchas cosas hermosas en la vida, pero es suficiente con captar una de ellas con el corazón.
Jing Shao regresaba a tiempo todos los días para almorzar. Sin embargo, excepto por el primer día, nunca más se había unido a ellos para comer,
ya que creía que era un poco irrazonable volver a casa para cada comida.
Hoy, Qin Zhaoran vino a entregar los libros de cuentas y los expedientes de Lu Zhou. A su vez, dio la casualidad que Mu Hanzhang le quería
preguntar sobre la comisión mercantil marítima, así que lo dejó almorzar en Ruoshui Yuan.
Los dos tenían ideas afines y hablaban sin cesar.
—La tinta que me diste la última vez es muy útil—. Le dijo Mu Hanzhang a Qin Zhaoran con una ligera sonrisa.
—Te lo prometí hace unos años, y siempre lo he recordado—. Qin Zhaoran no pudo evitar que aparezca una sonrisa en su rostro cuando lo
escuchó mencionar al pedazo de piedra de tinta, pensando en cuando leían juntos en la infancia.
Mu Hanzhang sonrió sin decirle ninguna palabra y personalmente le dio una copa de vino. Sin embargo, recordó que Qin Zhaoran no sabía
controlarse al beber, pero que según Jing Shao, tomar vino era bueno para ser cortés.
—¿Has... estado bien en estos años?—. Qin Zhaoran no pudo evitar preguntarle cuando miró hacia la brillante y suave mano en la petaca* del
licor.
—Bien o mal, ¿no lo ha visto ya todo el hermano Zhaoran?—. Mu Hanzhang también se agregó vino a su copa, y la sacudió entre sus dedos, pero
no bebió de ella.
—No esperaba que tu madrastra fuera tan cruel—. Qin Zhaoran levantó su cabeza y bebió el vino, se lo llenó de nuevo, y sólo se detuvo después
de unas cuantas copas, miró de cerca al hermoso rostro de Mu Hanzhang y suspiró profundamente: —He estado esperando noticias de ti siendo el
máximo anotador en el examen imperial, pero sin querer, también he estado esperando noticias malas sobre tu matrimonio...—. Qin Zhaoran cayó
sobre la mesa y deliró un par de veces como si llorara o riera.
Mu Hanzhang estaba atónito y miró la copa que tenía en su mano: —Pensé que tomarías el examen antes.
—Jajaja—. Qin Zhaoran parecía estar un poco borracho. —Sabía que tu madrastra no te permitiría casarte con una doncella, así que he estado
pensando por ello todo el tiempo...
Mu Hanzhang se puso de pie de repente: —Hermano Qin, ya estás borracho.
—Hanzhang...—. Murmuró Qin Zhaoran y se quedó dormido en la mesa.
Fuera de la ventana, Jing Shao, que había estado allí de pie durante un tiempo desconocido, apretó gradualmente sus puños.
No es de extrañar que, a pesar de que Mu Hanzhang tenía diecisiete años, aún así no se le permitió tomar el examen imperial cuando cumplió
dieciocho. Resultó que en realidad todos estaban esperando a que Qin Zhaoran obtenga el máximo puesto en el examen imperial, ¿para poder
casarlo con él? Esta era realmente una trágica historia para un talentoso hombre que estuvo en la fría ventana durante diez años*, ¡pero la
hermosa mujer también tenía que casarse con otro hombre! ¿Entonces, en qué se convierte Jing Shao ante eso? ¿En un matón que se atrevió a
golpear al pato mandarín*?
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[Nota de la traductora]
Solo una cucharada de tres mil aguas débiles*: "弱水三千只取一瓢", proviene de las escrituras budistas, y se refiere a que se pueden
encontrar muchas cosas hermosas en la vida, pero es suficiente sólo captar una de ellas con el corazón. A su vez, también es una metáfora de
lealtad y dedicación en una relación amorosa.
En este caso Jing Shao insiste en que Mu Hanzhang se lo dedicó el nombre a él, debido a que a pesar de que los caracteres de "Ruoshui Yuan"
"若水园" son diferentes al comienzo, tienen la misma entonación de "Ruòshuǐ".
Y de paso les explico que 园 "Yuán" viene a ser lugar de recreación, pero lo dejé de esta manera en pinyin solamente.
Aclaro que en el párrafo en el que se menciona esto, agregué la explicación para que la lectura pueda ser más fluída; sin embargo, vi necesario
explicarlo más aquí.
Petaca*: Botella plana y de pequeño tamaño que sirve para llevar licor.
100: Sólo tuyo

Al escuchar que en el interior de la habitación Mu Hanzhang llamó para que llevaran a Qin Zhaoran a la
habitación de invitados, Jing Shao se volvió y se fue. Aunque ahora todo él iba a estallar de ira, todavía
estaba obligándose a sí mismo a calmarse. Al entrar con esta apariencia no se podía decir con certeza si
es que algo irreversible podría pasar.
—¿El Príncipe aún no ha regresado?—. Al ver que el sol ya se había puesto, Mu Hanzhang miró la
suntuosa comida frente a él y no pudo evitar fruncir el ceño.
Los sirvientes lo miraban con consternación, naturalmente, tampoco sabían a dónde se había ido el
Príncipe.
Mu Hanzhang suspiró y le pidió a los sirvientes que se llevaran la comida fría. Pero tan pronto como
se levantó escuchó unos familiares pasos fuera de la puerta, y antes de que pudiera levantar su vista,
aquella persona que venía lo abrazó.
—¿Dónde has estado... Ahh...? —. De repente, fue sostenido horizontalmente y abrazado. Mu
Hanzhang luchó por un rato, pero no logró liberarse del agarre ajeno, y fue llevado a la habitación
interior.
Jing Shao arrojó a la persona que se encontraba en sus brazos hacia la cama, tiró sus ropas y tan
pronto como lo hizo, se abalanzó sobre él.
—¿Estás herido?—. Mu Hanzhang vio a la parte que estaba púrpura en los hombros de Jing Shao y
rápidamente se levantó para verlo mejor, pero Jing Shao lo presionó de nuevo.
Jing Shao sostuvo a la persona que estaba luchando, le quitó su ropa, se inclinó y lo mordió, tratando
de asegurarse de que esta persona le pertenecía y que nadie se la podía quitar.
Al principio, Mu Hanzhang quería persuadirlo de que primero comiera, pero gradualmente las hábiles
técnicas de Jing Shao despertaron su interés, y empujando su mano contra el pecho ajeno,
inconscientemente se deslizó hacia abajo hasta cambiar su lugar para apretar las sábanas debajo de su
cuerpo.
Jing Shao se movió rápidamente, mirando al cuerpo de la persona debajo de él con una vista borrosa,
mientras se encontraba dando vueltas sobre la cama y murmurando suavemente, pero se sentía vacío
en su corazón. Todo había ido bien desde que renació. Siempre pensó que a Jun Qing le habían gustado
las mujeres antes, o que nunca le había gustado alguien cuando se dedicaba a estudiar. Sin embargo,
inesperadamente a la mitad de su camino apareció Qin Zhaoran. Ellos habían crecido como amigos de
la infancia para ser una pareja, con ideas afines. Pueden hablar sobre versos y canciones poéticas;
además de criticar los problemas contemporáneos. Y él sólo era el príncipe con el que el Marqués del
Norte lo obligó a casarse, así que Mu Hanzhang no tenía más opción que aceptarlo...
Jing Shao sabía que podría haber pensado mucho, así que fue a luchar contra Gu Huaiqing por la
tarde, porque quería olvidarse de eso, pero cuanto más se esforzaba para olvidarlo, más era incapaz de
evitar pensar sobre ello. Jun Qing quizás podía tener pensamiento desde hace mucho tiempo sobre
alguien que le gusta, todo tipo de resentimiento en su vida pasada, y su resistencia al principio en esta
vida. Todas aquellas escenas aparecieron frente a sus ojos, en todas partes estas se estaban burlando
de él. Todo esto solamente había sido parte de su propia ilusión. Si a Jun Qing se le diera la oportunidad
de elegir, es posible que ni siquiera le echara un rápido vistazo...
Pensando de esta manera, los movimientos de Jing Shao se estaban volviendo mucho más feroces.
Mu Hanzhang empezó muy pronto a sentir dolor, y no pudo evitar fruncir el ceño. —Suave... Más
suave... Ah...
Sin embargo, a Jing Shao no le importó, y cada vez era más violento.
—Hmmm...—. Mu Hanzhang levantó su mano para empujarlo, pero él absolutamente no tenía la
fuerza para hacer algo, y el gran objeto duro como el hierro se movía repetidamente en su interior.
Mientras el placer de su cuerpo se iba desvaneciendo como la marea, y lo que le siguió fue un dolor que
cada vez era más intenso. —Ah... Duele...
Mu Hanzhang levantó su cabeza, y su blanco cuello trazó junto a él un elegante arco, luego, pronto
fue mordido por la persona que se encontraba en su interior. Pero Jun Qing sintió que lo estaba
mordiendo una bestia, y el temor acompañado de dolor recorrió su cuerpo: —De... Detente... Ah...
El cuerpo de la persona debajo de él se volvió más tenso, Jing Shao no tardó mucho tiempo en dejar ir
su esencia y después de un breve suspiro, se alejó rápidamente. Pero al ver a la persona debajo de él
temblar y acurrucarse, se dio cuenta de que acababa de hacer demasiado.
—Jun Qing...—. Jing Shao estiró su mano acercándola para acariciar su brazo, pero sólo obtuvo
rechazo.
Viéndolo acurrucarse en dolor, de repente se arrepintió, y lentamente apretó su puño, esta es la
persona a la que considera la más pura y cálida que existe, si lo pierde... Simplemente ya no tendría
sentido vivir, Jing Shao respiró hondo y con confianza dijo: —Yo... Te informo que, no importa quién
ocupe lugar en tu corazón, en esta vida sólo puedes ser mi Wang Fei, y no hay manera de que te deje ir.
Mu Hanzhang lentamente giró su cabeza y le dio una extraña mirada: —¿Por qué estás enfadado?
—¿Qué sucede con Qin Zhaoran?—. Jing Shao pensó que como un marido que atrapa a su esposa con
las manos en la masa, el agraviado debería ser él, y cuanto más hablaban de ello, más seguro estaba. —
Cuando cumpliste 18 años, ¿por qué no asististe al examen imperial?
—Mi profesor dijo que aprendí demasiado, pero no hay comparación con Qin Zhaoran que sólo lee
libros de sabios, por lo tanto me permitió repasar por 3 años más...
Mu Hanzhang luego de quedarse aturdido por un momento, subconscientemente respondió a las
preguntas de Jing Shao.
—Entonces, ¿por qué él dijo que esperaba que tú obtengas la mejor puntuación en el examen? ¿Acaso
tenías algún acuerdo con él antes de casarte conmigo, de que quien obtenga la mejor puntuación se
casará con el otro?—. Jing Shao no se contuvo más y sin pensarlo, soltó todo lo que tenía que decir.
Mu Hanzhang lo observó con los ojos abiertos de par en par durante un tiempo considerable, y solo
entonces se dio cuenta de que esta persona estaba celosa, soportando la postura incómoda se sentó
lentamente, dio un suave suspiro y dijo: —¿Hay algo que no te he dicho?
Cuando Jing Shao escuchó esto todos los pelos de su cuerpo se erizaron, ¿iba Jun Qing a confesarle
que había estado comprometido en privado con Qin Zhaoran? Aunque ambos estuvieran todavía
enamorados, definitivamente haría el papel de un tirano si llegara a separar a esta parejita para
mantener a esta persona a su lado; sin embargo, al haber vivido dos vidas, esta persona ya le pertenece
por completo. ¡Y nadie puede quitársela!
Mu Hanzhang extendió lentamente su mano, alcanzando el hermoso rostro de Jing Shao y
acariciándolo dijo: —Te amo.
—Mn, te informo que aunque lo hayas conocido prime...—. Jing Shao abruptamente detuvo lo que
estaba diciendo. —Jun Qing, ¿qué dijiste?
Mu Hanzhang mantuvo su mirada en blanco por un instante, se giró para recostarse, pero fue
atrapado en ese mismo momento, y un par de brazos lo acercaron.
—¡Dilo otra vez!—. Jing Shao sostuvo a la persona en sus brazos con entusiasmo, y sin esperar
ninguna respuesta, continuó: —Lo sabía, este Honorable Príncipe es tan sabio, ¿cómo podría gustarte
alguien más? Yo también te amo Jun Qing, me has gustado en ambas vidas.
Mu Hanzhang sintió que los brazos que lo sostenían temblaban un poco, y finalmente suspiró. En ese
momento pensó que Jing Shao expresaba sus emociones como un pequeño niño, pero aún así él seguía
siendo él mismo, su manera de demostrar sus sentimientos era muy simple, y a la vez, tan sincera.
Como una pequeña bestia delimitando su territorio, y nadie debería siquiera pensar en darle un solo
toque. —Qin Zhaoran y yo mantenemos una relación de compañeros de estudio, si él no hubiera ganado
la mejor puntuación en el examen imperial, ya me habría olvidado completamente de esa persona.
Habiendo escuchado esto, el corazón de Jing Shao no podía evitar latir y hacerlo sentir cada vez más
feliz, pero de repente pensó en algo y se ocupó de poner a la persona en sus brazos devuelta en la
cama. —Rápido, mírame, ¿te duele?
—No...—. El rostro de Mu Hanzhang se ruborizó inmediatamente, e incapaz de resistirse, fue
presionado y aquellos dos ojos lo miraban fijamente.
Jing Shao lo examinó cuidadosamente, y lentamente dejó que un dedo explore y entre, pero
afortunadamente no había rastro de sangrado, por lo que solamente estaba algo hinchado y ligeramente
rojo.
—Mmm... —. Mu Hanzhang jadeó y lo empujó.
Jing Shao movió el dedo que yacía dentro, suave y resbaladizo, incitando a continuar profundamente.
Esta persona era suya, completamente desde el interior al exterior, toda suya. Solo con pensar esto,
sentía que su corazón se iba a desbordar. Se acercó y sus labios se reunieron en un beso, mordiendo
con suavidad, con esta misma suavidad se precipitó de nuevo en el maravilloso cuerpo sin ningún
obstáculo.
La luna estaba arriba en el cielo, y dentro del Ruishui Yuan ya no había ningún sonido. Los
somnolientos pájaros estaban sobre el techo; sin embargo, por el ruido desbordante en el interior de la
habitación, empezaron a volar.
"¡Bang!". Jing Shao abrazó la almohada, mientras miraba fijamente a la puerta cerrada frente a él.
¡Él, inesperadamente, fue expulsado de la habitación por su propio Wang Fei!
—¡Miau!—. Xiao Huang, que estaba jugando en el patio, escuchó el ruido e inmediatamente lanzó a su
boca la ramita, y se apresuró a ir al final del corredor.
—¡¿Qué miras, estúpido tigre?!—. Jing Shao lo miró fijamente y corrió para echarle un vistazo al
animado Xiao Huang. —¡Este Honorable Príncipe desea otra vez animar a su esposo, y dejar que se dé
cuenta de que fue culpable de echar por la puerta a su esposo hacia afuera de la habitación!
El descuidado tigre se giró hacia él para darle una mirada de desprecio.
Jing Shao resopló con frialdad, dio un paso hacia adelante para golpear a la puerta y dijo: —Jun Qing,
sé mis errores, ¡déjame entrar!
En el patio exterior los guardias que patrullaban eran los que fueron transferidos de su propio
ejército para que vinieran, y al escuchar al Príncipe gritar, todos juntos se asustaron y tropezaron entre
ellos mismos. Ante ello, el líder los regañó a todos, e hizo que el grupo acelerara su paso para que se
alejaran de la puerta del patio principal.
"Crujido". La puerta se entreabrió, y Mu Hanzhang estaba adentro de ella y lo miró fijamente: —
Gritando en medio de la noche, ¿no te da vergüenza?
Jing Shao inmediatamente sostuvo la puerta de la habitación con una mano. Y dijo con una sonrisa
para compensar su error: —Jun Qing, estaba equivocado, en este Ruoshui Yuan tampoco tengo mi
habitación, ¿me dejarás durmiendo en el patio?
Xiao Huang se aprovechó de que los dos hablaban, y ya había entrado primero por la rendija de la
puerta.
Mu Hanzhang se frotó la frente, y volvió a la habitación interior. Jing Shao lo siguió con mucha
alegría, y de espaldas cerró la puerta.
El gran tigre por propia iniciativa ya se había hundido sobre la cama, rodando en la suave sábana.
Mu Hanzhang se metió dentro de la cama, y colocó al tigre en el medio, como si fuera una línea que
divide a dos territorios rivales.
Jing Shao vio sus acciones, e inmediatamente después colapsó: —Jun Qing...—. El hombre lo ignoró y
se quedó dormido boca abajo, únicamente mostrándole una hermosa espalda, su suave túnica interior
de verano estaba pegada en ella, y a través de la fina capa de seda, se puede ver indistinguiblemente a
aquella zona de huellas rojizas en sus huesos frágiles como mariposa.
Xiao Huang ahora ya había crecido, al echarse mide aproximadamente del mismo largo que una
persona, con su ancho cuerpo acostado de espaldas, bloqueó todas las direcciones de Jing Shao para
acercarse a Jun Qing.
El incesantemente indignado Jing Shao agarró a una peluda oreja para obligarlo a meterse dentro de
la cama, ¡y lo mandó a dormir!
Después de mucho tiempo, cuando Jing Shao estaba a punto de quedarse dormido, de repente
escuchó a Mu Hanzhang preguntarle: —¿Qué querías decir con que ya únicamente yo te gusto en
ambas vidas?
Jing Shao abrió sus ojos con inquietud, solo para encontrarse con un par de ojos de tigre, brillantes y
llenos de expresión en la oscuridad, y extendió su mano para tocar la cabeza del tigre: —Es de esa
manera en esta vida, y en la siguiente también lo será.
Mu Hanzhang se dio la vuelta y lo miró fijamente: —Entonces, ¿qué hay con esas habitaciones de
concubinas que tuviste antes de casarte?
—Ejem—. Jing Shao casi se ahoga con su propia saliva. —No las he tocado.
—¿Qué hay de Song Lingxin?
—¡A Song Lingxin tampoco la he tocado!
—¿De verdad?
—¡De verdad!—. Jing Shao dijo con firmeza.
Mu Hanzhang lo miró, sonrió lentamente y poco a poco se inclinó para darle un suave beso. —
Duerme, ¿está bien?
Los ojos de Jing Shao se agrandaron, y luego lo quiso alcanzar para pedirle otro más, pero como
resultado fue mordido por una peluda boca.
—¡Au!—. Xiao Huang le dio la espalda y se frotó contra una almohada.
Al día siguiente, Mu Hanzhang no se encontraba bien debido a lo que sucedió anoche.
Jing Shao estaba muy preocupado, y personalmente preparó el desayuno y se fue lentamente hacia el
campo de batalla.
Qin Zhaoran había bebido demasiado ayer, y se quedó en el Ruoshui Yuan durante toda la noche.
Cuando se enteró de que Mu Hanzhang estaba enfermo, él corrió a verlo, pero los guardias lo
detuvieron: —Wang Ye ordenó que Wang Fei descansara y que nadie puede molestarlo.
—¿Hermano Zhaoran?—. La voz de Mu Hanzhang llegó desde el interior de la habitación. —Déjenlo
entrar.
Qin Zhaoran empujó la puerta y vio a Mu Hanzhang tirado en medio de la cama con un libro en su
mano: —¿Por qué estás repentinamente enfermo?
—Es algo que sucede frecuentemente—. Mu Hanzhang sonrió. —Ayer bebiste demasiado antes de que
tuviera tiempo para preguntarte, así que hoy lo diré sin rodeos, ¿conoces sobre el encargo del gobierno
para la comisión mercantil marítima?
Qin Zhaoran miró las marcas de dientes en el cuello ajeno y se sintió un poco amargado: —Sé de ello,
pero aún no sé qué acción tomar al respecto.
Mu Hanzhang asintió con la cabeza: —En estos días pueden haber grandes movimientos en Jiangzhou,
así que no debes participar en esto.
En el mes siguiente, Mu Hanzhang comenzó a encontrar pruebas de que los funcionarios de
Jiangzhou explotaban a los comerciantes marítimos, mientras que Jing Shao todavía continuaba
luchando lentamente contra Gu Huaiqing.
No fue hasta que Mu Hanzhang obtuvo suficiente evidencia que cuando rodeó la Residencia del
Magistrado de Jiangzhou con sus propios soldados, comprendió lo que estaba pasando con los sombríos
ojos del Príncipe Mayor.
—Yo soy, de hecho, el tío materno del Príncipe Mayor, Señor Marqués, perdóneme por su bien. Estas
son cosas triviales. No tenemos porqué ser corteses con los hermanos menores del Palacio Imperial del
Príncipe Mayor para tal fin—. El Magistrado de Jiangzhou miró a Mu Hanzhang con frialdad. Este
Marqués no había traído a más de cien personas, y con la fuerza que tiene en sus propias manos,
seguramente podría derribarlo.
Mu Hanzhang miró a los soldados que estaban detrás del Magistrado de Jiangzhou y no pudo evitar
fruncir el ceño. No esperaba que este pequeño Magistrado tuviera una influencia tan poderosa, y el
Príncipe Mayor debe ser consciente sobre esto, y no le impidió ir a Jiangnan, ¡¿sólo porque quería
confesárselo aquí?!
En su corazón, se preguntaba cuánto tiempo podrían resistir las cien personas asignadas por Jing
Shao. En la ciudad Jiangzhou, Pingjiang que estaba a ochenta kilómetros de distancia, y era demasiado
tarde para que el General del Protectorado de izquierda regresara y reportara esto en una carta.
—Aconsejo al Marqués que baje la espada en su mano, y entremos para tener una discusión
apropiada, de lo contrario si su delicada piel resulta lastimada aquí, será difícil explicárselo al príncipe,
¿verdad?—. El Magistrado de Jiangzhou agitó su mano con una falsa sonrisa, indicando con un gesto
que arresten al Marqués.
Originalmente quería atarlo y esconderlo, así, después de dos meses sin avances en los marítimos, el
Emperador dejaría de pensar en eso, pero inesperadamente, alguien confió la noticia y la filtró, por lo
que ahora Mu Hanzhang tenía evidencia con la que podría involucrar al Príncipe. De esta manera, sólo
se podía dar una lucha de vida o muerte, si sólo este Marqués Wen Yuan estuviera muerto...
—¿Desde cuándo el Hermano Mayor Real ha tenido un tío materno que es un Magistrado y por qué
este Honorable Príncipe no lo sabía?—. Una clara voz vino de detrás de la multitud, y un corcel negro
salió lentamente. Jing Shao se burló y saltó del caballo para pararse junto a su Wang Fei.
—¡Cheng-Cheng Wang!—. Cuando el Magistrado de Jiangzhou vio a Jing Shao, quien todavía llevaba
su armadura, su corazón de repente se congeló. —¿Us-usted no estaba en el campo de batalla?
—Hmph—. Jing Shao rodeó con su brazo a la persona que estaba a su lado, y levantó una mano. —No
dejen que ninguno de ellos se vaya—. Después de hablar, los soldados detrás de él se apresuraron y él
mismo, mientras sostenía a Mu Hanzhang, se montó en su caballo y se escondieron para ver el
espectáculo.
Y Gu Huaiqing, quien se quedó abandonado en medio del campo de batalla, estaba tan enojado que
arrojó la larga espada que se encontraba en su mano.
Unos días después, el Príncipe Mayor colaboró con los funcionarios de Jiangnan para recibir los libros
de cuentas de los sobornos de los comerciantes marítimos para entregarlos finalmente en presencia del
Emperador Hong Zheng.
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101: Duodécimo mes lunar

El asunto del Magistrado de Jiangzhou se resolvió sin problemas. Después de todo, Mu Hanzhang no
era un tonto que sabía que hay peligro, pero aún así quería personalmente poner en prueba al agua. Así
que siguiendo la estrategia de dejar que el enemigo se mueva primero, realizó una investigación
minuciosa para derrotarlo, y ahora que ha capturado al Magistrado de Jiangzhou, el comercio marítimo
puede oficialmente comenzar.
En el camino de regreso ya había caído la noche y nubes teñidas de tonalidades del atardecer estaban
por todo el cielo.
Mu Hanzhang se apoyó en los brazos de Jing Shao y viendo a las rosadas nubes en el horizonte, se
perdió en sus pensamientos: —Xiao Shao, tengo algo que discutir contigo.
—¿Qué?—. Jing Shao abrazó a aquella persona y teniendo en cuenta que sus propios soldados los
seguían, no apresuró a Xiao Hei, y sólo lo dejó avanzar lentamente.
—Quiero establecer la Oficina Gubernamental de Relaciones Comerciales en Lu Zhou—. Mu
Hanzhang frunció sus labios. —Después de todo, estaría más cerca del puerto y es más conveniente
para los comerciantes.
Jing Shao frunció el ceño al escuchar esto. Aunque Lu Zhou no estaba lejos de Pingjiang, si él quisiera
ir a la Oficina Gubernamental de Relaciones Comerciales todos los días, tendría que salir temprano y
volver en la tarde. Además, cuando estaba a punto de partir, el Emperador Hong Zheng le dio una orden
inquebrantable, sobre que no debe perder la ciudad Pingjiang, por lo que no podía permitir, de todos
modos, que Gu Huaiqing atacara a Pingjiang, y sólo puede luchar cada vez más lejos de Lu Zhou.
—A diario solamente me ocuparé de los asuntos por la mitad del día, y me daré prisa para volver al
mediodía—. Mu Hanzhang lo miró, y sabiendo que ese hombre no deseaba separarse de él, trató de
hacer lo posible, persuadiéndolo amablemente. De hecho, no era nada complicado establecer la Oficina
Gubernamental de Relaciones Comerciales en Pingjiang, y que las pequeñas transacciones y asuntos
urgentes sean manejados por Qin Zhaoran en Lu Zhou. Pero considerando la pretenciosa batalla entre
Jing Shao y Gu Huaiqing, si la Oficina Gubernamental de Relaciones Comerciales fuera construida en el
Ruoshui Yuan, y si había mucha gente yendo y viniendo, era más fácil que las personas vieran las fallas
desde entonces.
—Jun Qing—. Jing Shao abrazó a aquella persona con fuerza. —¿Todavía estás enojado?
—¿Eh?—. Mu Hanzhang estaba sorprendido. ¿Qué tenía que ver esto con que él estuviera enojado?
—De ningún modo sospecho que tengas algo con Qin Zhaoran, en serio—. Jing Shao dijo como si le
hiciera un solemne juramento. —Sólo no quiero que trabajes tan duro todos los días.
Cuando Mu Hanzhang lo escuchó mencionar a Qin Zhaoran, inmediatamente fue incapaz de seguir
siendo claro y le dio una rápida mirada, cerró su boca y lo ignoró.
Jing Shao miró a la persona en sus brazos y al ver que estaba cansado y con los ojos cerrados, se
deprimió, por lo que volvió a colocarlo en sus brazos para que pudiera dormir más cómodamente.
Al regresar al Ruoshui Yuan por la noche, Mu Hanzhang estaba realmente agotado, por lo que
después de bañarse, se fue a descansar. Xiao Huang también fue bañado, así que con un fragante olor y
un suave pelaje se abalanzó hacia la cama por iniciativa propia para estar con su amo. Desde que Jing
Shao perdió su conciencia y lastimó a Mu Hanzhang, Xiao Huang fue llevado a la cama todos los días
como si fuera una línea divisoria, y ya se había acostumbrado a ello durante un mes, por lo que se negó
a volver a dormir en el frío y duro patio.
Después de que Jing Shao se bañara, vio en la cama a la pila de bola de pelos negras y amarillas. Esa
noche él molestó a Jun Qing, y luego cuando lo vio dejarlo entrar, él pensó que este asunto ya había
pasado. Inesperadamente, Mu Hanzhang ponía al tigre en la cama todas las noches. Durante todos los
días del siguiente mes, Jun Qing le permitía mirarlo y tocarlo de la misma manera, pero no podía comer,
únicamente los Cielos sabían que él ya estaba casi enfermo.
—Jun Qing, tengo que sacar a Gu Huaiqing de los límites de la ciudad Pingjiang en estos últimos días,
desde ahora es posible que regresemos a casa más tarde—. Jing Shao empujó al arrogante tigre y se
acostó en la cama.
—Bueno—. Mu Hanzhang yacía dentro, acariciando la cabeza del tigre una y otra vez. El gran tigre
entrecerró sus ojos cómodamente y su larga cola se movía con tranquilidad.
Jing Shao miró con lástima aquellas manos que brillaban cual jade y movió su cabeza hacia la espalda
del tigre. Esperando que aquella mano lo tocara.
Mu Hanzhang dio un vistazo al agraviado rostro de Jing Shao, y sin pensarlo le dio unas palmaditas en
la cabeza, y se dio la vuelta para posteriormente quedarse dormido.
Jing Shao tiró de la oreja del tigre con tristeza y Xiao Huang se lanzó contra él para reprenderlo,
mostrándole sus dientes. Y colocó una de sus patas en la espalda de Mu Hanzhang como si estuviera
alardeando, muy complacido consigo mismo se frotó su cabeza, e inclinándola, se preparó para dormir.
Jing Shao miró fijamente a la bola de pelos durante mucho tiempo, hasta que la persona que estaba
de costado en el interior de la cama respirara de manera uniforme. Luego tomó un trozo de carne seca
con especias que estaba debajo de la cama, y la agitó frente a la nariz del peludo tigre. El animal que
roncaba contento abrió su par de grandes ojos vidriosos, mirando fijamente a la carne seca que se
balanceaba, y abrió la boca para morderla, pero después, la carne seca fue arrojada.
El gran tigre persiguió inmediatamente a la carne seca saltando de la cama, Jing Shao le dio un
vistazo y rápidamente tomó el espacioso lugar en el centro de la cama, extendiendo cuidadosamente
sus manos alrededor de la persona que yacía dormida para darle un abrazo. La persona que dormía se
movió ligeramente, pero no se despertó. Su largo y delgado cuerpo llevaba una dulce fragancia consigo,
y en su cuello residían algunas hebras de seda azul, mientras dormía cálidamente.
Jing Shao escondió su nariz en ese cálido cuello, inhaló con avidez unos cuantos bocados para
seguidamente murmurar suavemente para sí mismo: —El campo de batalla abandonó Pingjiang, y te
irás a Lu Zhou de nuevo, nuestro tiempo juntos será incluso más corto, ¿cómo puedes ser tan cruel?...
—. Gruñendo mientras lo decía, iba atrapando a la persona de nuevo en un abrazo, frotándose contra la
suave seda y quedándose dormido con una expresión de agravio.
Las comisuras de la persona atrapada en sus brazos se curvaron lentamente.
Al siguiente día, Mu Hanzhang pidió a la gente que limpiara el patio delantero de Ruoshui Yuan,
preparándolo para convertirlo en una Oficina Gubernamental de Relaciones Comerciales. Y Jing Shao
llevó a Xiao Huang para enviarlo al Parque cercano al río, conocido por ser un lugar donde se podía
aprender a cazar con el león.
En agosto del 14º año de la era de Hong Zheng de Dachen, Cheng Wang Jing Shao llevó sus tropas a
Jiangnan para defenderse de la invasión del Rey de Huainan. Originalmente, fue una batalla para que el
Rey de Huainan se retirara del dominio, pero debido al error del Cuarto Príncipe Jing Yu, el Rey de
Huainan invadió el interior de Jiangzhou. Ante ello, el Emperador Hong Zheng emitió una orden de
destituir al Cuarto Príncipe Jing Yu y lo reprendió públicamente en la corte imperial por regocijarse
previamente de hechos grandiosos y le ordenó ir al Templo Ancestral para reflexionar sobre sí mismo.
En septiembre del mismo año, el Marqués de Wen Yuan investigó el caso del Magistrado de Jiangzhou
que oprimía a los mercaderes marítimos y levantaba a sus propias tropas, por esto el Emperador Hong
Zheng ordenó una investigación exhaustiva. Y algunas personas en la Corte Imperial acusaron al
Príncipe Mayor de estar involucrado con el Magistrado de Jiangzhou.
—¡Su Alteza, somos primos, no puede dejarlo solo!—. El hijo de la familia del Magistrado de Jiangzhou
se arrodilló en la Residencia del Príncipe Mayor y lloró de dolor.
—¡Eres un tonto que mejor debería estar guardado debajo de la mesa, pero inesperadamente te
uniste a esto como un erudito que no tiene la fuerza para ni siquiera amarrar a un pollo, y sólo creas
dificultades continuamente!—. Jing Rong miró fríamente a su primo arrodillado delante de él. —
Deberías volver, este asunto será manejado por este Príncipe.
Después de que el ruidoso pariente de su madre partiera, el Príncipe Mayor Jing Rong comenzó a
escribir en el libro de cuentas. —Este hijo está aterrorizado, solicito que asesinen al Magistrado de
Jiangzhou—. Después de terminar de escribir arrojó con vigor la pluma de jade de su mano sobre los
verdes ladrillos de piedra.
En octubre, el puerto de Lu Zhou fue renovado y el Marqués Wen Yuan Mu Hanzhang estableció una
Oficina Comercial en el Ruoshui Yuan en Pingjiang, para tratar con los comerciantes extranjeros que
compran y venden mercancías y recaudan impuestos marítimos.
La guerra duró hasta el duodécimo mes lunar, justo en el tiempo en que es digno de recuperar una
ciudad. Cheng Wang presentó un memorial al Emperador, ya que debido al consumo anterior del Cuarto
Príncipe, los soldados de Jiangnan dañaron numerosos caballos y armas, por lo que él solicitó al
Ministerio de Hacienda que asignara fondos para complementar la cantidad de caballos e implementos.
Jiangnan no es cálido en invierno, por lo que si las flores del Roushui Yuan se marchitan, sólo unas
pocas ramas de ciruelas de invierno brotarían maravillosamente.
Al final del año, los comerciantes marítimos volvieron a viajar, y en la Oficina Gubernamental de
Relaciones Comerciales para los mercaderes marítimos había demasiado tiempo libre. Así que Mu
Hanzhang se sintió a gusto en el interior de su casa al organizar a sus sirvientes en la preparación de
las cosas para el Año Nuevo.
Había paz en la ciudad de Pingjiang, porque la gente no se vio afectada en absoluto por la guerra, así
que todos estaban felices de prepararse para el Año Nuevo.
El Rey de Huainan es bastante famoso en el área de Jiangnan, por lo que cuando la gente escuchó que
era el Rey de Huainan quien estaba atacando su ciudad, no se aterrorizaron, por el contrario, se
pusieron muy nerviosos al enterarse de que Cheng Wang venía a dirigir el ejército.
—Mañana es el octavo día del duodécimo mes lunar, haz arreglos para que alguien vaya afuera de la
ciudad para abrir un Centro de Ayuda Alimentaria con Congee—. Mu Hanzhang revisó los libros de
cuentas y le dijo al hombre que administraba el Ruoshui Yuan.
El mayordomo era oriundo de Pingjiang y conoce bien sobre los asuntos de la Ciudad de Pingjiang: —
Sí, Señor Marqués. Sin embargo, en el pasado, los ricos mercantes de la ciudad instalaban Centros de
Ayuda Alimentaria frente a sus Residencias. ¿Por qué nuestra sede debe estar fuera de la ciudad?
Mu Hanzhang lo miró: —Toda la gente común de Pingjiang que se fue por la guerra está afuera de la
ciudad.
El mayordomo comprendió de inmediato lo que quería decir Wang Fei y se dio la vuelta para ir a
hacerlo. En los últimos seis meses, las personas comunes afectadas estaban asimilando a Cheng Wang,
y además de ello, estaba presente el considerado apoyo de Mu Hanzhang. Por eso, la opinión de la
gente sobre Cheng Wang había cambiado mucho.
—Mañana se otorgará Congee, ¡ah! Yo también tomaré un cuenco—. Una clara y melodiosa voz vino
desde atrás, pero antes de que terminara de hablar, fue interrumpida por otra voz familiar.
—Si deseas tomar uno, primero dame dinero—. Jing Shao miraba fijamente sin ver realmente a la
persona que estaba revoloteando al lado de su propio Wang Fei.
El hombre sonrió y se sentó casualmente en la mesa de Mu Hanzhang, de hecho, este era el Rey de
Huainan, quien se suponía que estaba luchando contra Cheng Wang.
—La capital me ha enviado finalmente el dinero para las raciones y forrajes de hierba. Pero no sé si
mi parte es suficiente para comprar un cuenco de Congee—. Gu Huaiqing tomó el libro de cuentas, lo
hojeó y dijo con una sonrisa.
—Debería ser suficiente—. Jing Shao se llevó el libro de cuentas y le dijo a su Wang Fei: —Ponlo
directamente a su cuenta y dale 12 taels de plata
Mu Hanzhang frunció los labios y sonrió levemente: —Si ustedes se quedan aquí de esta manera tan
descarada, tengan cuidado de que las personas vayan a verlos.
—Llevaré a este pequeñín al Parque cercano al río—. Gu Huaiqing acarició el estómago de Xiao
Huang, quien se había desmoronado junto a la estufa. Desde que el clima se volvió más fresco, el tigre
que le tiene miedo al frío, se resiste a dejar la estufa aunque sea por un rato.
Cuando Xiao Huang llegó al cálido Pabellón del Parque cercano al río, inmediatamente se puso
enérgico y caminó por el patio lleno de agua termal, y al saltar encontró al pequeño león durmiendo en
medio del jardín
El león crecía más despacio que el tigre. Por lo que hoy, Xiao Huang era un diámetro más grande que
el pequeño león. El tigre yacía completamente sobre el león, y el grueso pelaje cubría completamente al
león de pelo corto, dejando solo a la vista a una cabeza de león, que fue abrazada y mordida por Xiao
Huang. En otoño, Jing Shao lo mandó aquí para que aprendiera a cazar en cualquier otro lugar, pero al
final Xiao Huang no lo aprendió, y en su lugar, con el pequeño león aprendió que cada vez más le
encantaba dormir.
Gu Huaiqing observó a las dos bolas de pelo que iban y venían caminando por el jardín. No había
recibido el billete con valor en plata entregado por Mu Hanzhang. —¿Escuché que mi cuñado planea
hacer negocios marítimos en primavera?
Mu Hanzhang y Jing Shao se miraron y dijeron lentamente: —En realidad no, sólo se abrirá el
Pabellón Wanbao para ayudar a los extranjeros a intercambiar mercancía—. Mu Hanzhang gestionó el
puerto del comercio marítimo por medio año, a los extranjeros que viajaron por tierra y mar les tomó
tiempo llegar, al ser extraños en tierras desconocidas, no sabían exactamente cómo intercambiar
mercancías. Además, la mayor parte del negocio marítimo de Jiangnan era compuesta por pequeños
mercaderes, incapaces de comprar cargamentos de cosas en un corto periodo de tiempo, por lo tanto él
está dispuesto a financiar en la apertura del Pabellón Wanbao en Lu Zhou, especializado en
intercambiar grandes cantidades de mercancía para los extranjeros, posteriormente subiendo su precio
para así venderlos a los comerciantes en la Corte Imperial matutina.
—Tomaré sólo una parte del dinero de este año, ¿está bien?—. Dijo Gu Huaiqing con una sonrisa.
Mu Hanzhang estaba tan triste que la parte que recibió Jing Shao no haya sido lo suficiente. Pensó en
sacar los cien mil taels de plata que le dio su mamá. Pero el movimiento de Gu Huaiqing alivió su
urgente necesidad: —El hermano mayor puede confiar en mí, y naturalmente eso era exactamente lo
que he estado buscando.
—Por cierto, ¿Jing Chen ha enviado alguna carta recientemente?—. Dijo Gu Huaiqing casualmente.
—Mi hermano envía una carta cada diez días—. Jing Shao lo miró, y fingió preguntarle a su Wang Fei.
—La más cercana debería estar aquí hoy, ¿cierto?
Mu Hanzhang frunció sus labios y sonrió: —Hoy una ha llegado temprano—. Mientras hablaba, sacó
una carta de su manga.
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102: Cortar las malas hierbas y eliminar las raíces

—¡Déjame ver!—. Gu Huaiqing inmediatamente se acercó y agarró la carta, pero Jing Shao se la quitó
con rapidez.
—¡Yo todavía no la he visto!—. Jing Shao saltó dos o tres pasos de la mesa de piedra y se puso de pie.
No siempre habían tonterías en las cartas de Jing Chen, ya que él simplemente explicaba la situación
en la capital.
A pesar de que al final, en los asuntos de Jiangzhou, el Príncipe Mayor "colocó a la justicia antes que
la familia" y no sufrió por haber estado involucrado, todavía era rechazado por el Emperador; aún así,
en la Corte Imperial, él de verdad ponía a su familia paterna primero con mucha sinceridad. A su vez, el
Cuarto Príncipe, que fue arrojado al Templo Ancestral, ya llevaba reflexionando por varios meses y el
Emperador Hong Zheng no parecía tener planeado hacerlo volver. Durante el tiempo en que Jing Yu no
había estado en la Corte, sus secuaces fueron retirados uno por uno hoy, y ahora que se acercaba el fin
de año, ese grupo de personas ya había sido manejado.
—¿Por qué el Padre Imperial sospecha de Jing Yu?—. Jing Shao frunció el ceño y miró de nuevo la
carta. Originalmente, creía que el Emperador Hong Zheng simplemente estaba castigando al Cuarto
Príncipe, pero de acuerdo con esta situación, más bien daba la idea que el Emperador va a eliminar
hasta lo último de él.
—La causa fue Zhao Jiulin, el asistente del Ministerio de Ritos—. Pensó Mu Hanzhang por un
momento, y luego se volvió para preguntarle a Gu Huaiqing. —Hermano mayor, ¿hay algo especial en
Zhao Jiulin?
—No hay nada especial en él, sólo es una persona que va donde sopla el viento*, nada más—. Gu
Huaiqing aprovechó que Jing Shao estaba con la guardia baja y le arrebató la carta. —Las sospechas
sobre una persona, una vez que nacen, no se pueden detener de nuevo.
Una vez que nacen las sospechas, no se pueden detener... Una vez que nacen... No se pueden detener
de nuevo...
Jing Shao se quedó atónito por un momento, con una sonrisa llena de ironía. En su vida anterior sólo
lo descubrieron por un pequeño error y luego todo se salió de control, hasta el punto de no saber
cuándo cometió tantos delitos.
En el Palacio Fengyi.
—Esta servidora ha hecho nueva ropa para los Príncipes, es sólo que Jing Yu no está en el Palacio, por
lo que él no puede probársela y no sé si le quedará bien—. La Emperatriz le mostró la ropa masculina al
Emperador Hong Zheng y habló con melancolía.
El Emperador Hong Zheng la miró, pero no respondió.
Después se sintió avergonzada e interiormente preocupada, mientras en rostro reflejaba una sonrisa
al decir: —Emperador, parece que el Año Nuevo está a punto de celebrarse. Esta persona estaba
pensando si es que se puede llegar a traer de vuelta a Jing Yu, para que al menos celebre el Año Nuevo
en el Palacio antes de volver.
—Jing Shao tampoco puede celebrar el Año Nuevo en el Palacio, ¿y por qué no hablas para que lo
traiga de vuelta?—. Resopló el Emperador Hong Zheng con frialdad.
—Cheng Wang está luchando por la Nación, es normal que no vuelva—. La Emperatriz apretó sus
dientes en secreto, ¿por qué trajo a Jing Shao en la charla? ¿Acaso su propio hijo era capaz de
compararse con ese comandante de basura?
—Tengo mis propias medidas sobre este asunto, y no necesito que me lo digas—. Cuando el
Emperador Hong Zheng escuchó esto, se levantó y salió. Este Palacio Fengyi se volvía más aburrido
cada vez que se sentaba aquí. Antes sólo la Corte Imperial era para asuntos políticos, pero ahora
también en el harén se hablaba de cuestiones políticas, y eso le parecía muy molesto.
Después de ver al Emperador salir del Palacio Fengyi, se enojó tanto que apretó el pañuelo de seda
que estaba en su mano. Recientemente, el Emperador se ha vuelto cada vez más impaciente al
escucharla, y ella señaló a una persona: —Tú, ve y averigua a qué Palacio fue otra vez el Emperador.
—¡Sí!—. Le contestó el pequeño eunuco a su lado en voz baja para después salir corriendo a toda
prisa y poco después, regresó apurado. —Respondiendo a la Emperatriz, el Emperador ha ido al Palacio
Jiaolan.
—¡Esa perra de Zhuo Shulan!—. La Emperatriz miró con ferocidad, levantó su mano y arrojó la
delicada taza de jade blanco. —¡Esa perra ha perdido su favor por muchos años! ¡¿Cómo se atreve a
salir otra vez?!
En el Palacio Jiaolan, la Concubina Shu estaba viendo las noticias que le dio Rui Wang y una sonrisa
apareció en un par de hermosos ojos. Fue sólo el mes pasado que se enteró que Zhuo Yunji, su soltero
sobrino, resultó ser el Tercer anotador del Examen Imperial Ma Zhuo. Ella ha estado deprimida desde
que la familia Zhuo fue condenada. Ahora que sabe que hay sucesores en la familia Zhuo, lo ve con
ansias desde la distancia, y finalmente tiene esperanzas.
—¡Madre concubina!—. El Séptimo Príncipe Jing Yi salió del lugar de estudio y corrió hacia el Palacio
de la concubina, el gordo hombrecito corrió y se arrojó directamente a los brazos de su mamá.
—¡Eres travieso otra vez!—. La Concubina Shu quemó con el fuego de la vela, el papel de la carta que
tenía en su mano, y luego bajó la cabeza, tomó el pañuelo y secó la cara del pequeño gordo.
—¡Madre concubina, también quiero ir a Jiangnan a luchar con el Tercer Hermano Real!—. Desde que
Jing Yi conoció a Jing Shao en ese lugar de estudio, el pequeño gordo se obsesionó con la valiente y
heroica figura de su hermano, y juró convertirse en un gran héroe como Cheng Wang.
—¡El Emperador está aquí!—. De repente se escuchó una fuerte voz afuera de la puerta, y la
Concubina Shu rápidamente jaló a Jing Yi para que se arrodillara para recibir al Emperador.
—¿Jing Yi quiere ser un General?—. El Emperador Hong Zheng entró con una sonrisa.
—Desde que una vez conoció a Cheng Wang, todos los días clama que va a ir a la guerra, y esta
concubina ya se ha peleado con dolores de cabeza—. La concubina Shu se puso de pie con una sonrisa,
colocó la estufa de mano que estaba en sus brazos en manos del Emperador Hong Zheng, y se paró de
puntillas para poder quitarle su capa de piel.
Cuando el Emperador Hong Zheng fue atendido con comodidad, su tez mejoró un poco. Mirando a la
aún joven y gentil concubina Shu, no pudo evitar pensar en la Emperatriz Yuan. En ese entonces, el
Palacio Fengyi aún era tan cálido y agradable: —Concubina Shu, ¿me culpas por lo que le pasó a la
familia Zhuo?
La Concubina Shu paró de mover su mano, sonrió y dijo: —El ascenso y la caída del honor y las
desgracias son las gracias de los Dioses. El Emperador, por el asunto de la familia Zhuo, no degradó a
esta servidora de su posición de concubina imperial, por lo que esta concubina está agradecida, así que,
¿por qué le culparía?
El 14º año de la era de Hong Zheng transcurrió pacíficamente en el Palacio. O por lo menos, había
calma en la superficie. Al final, el Cuarto Príncipe no fue llevado de regreso a su Palacio por el
Emperador Hong Zheng, y se rumoreaba que el Cuarto Príncipe, Jing Yu, había perdido por completo el
corazón del Emperador, y que tal vez ya no había esperanzas en su gran posición.
Cuando comenzó el Festival de Primavera, el Emperador Hong Zheng trajo a Jing Yu de regreso sin
dificultad, pero la Corte Imperial ya no era lo que solía ser, y los miembros que lo apoyaban antes
fueron separados del lugar. La facción que se mantenía limpia sin cometer corrupción en la Corte
Imperial actualmente ve a Rui Wang en cierto punto más cortés que antes, al parecer Rui Wang ya se ha
convertido en todo un Príncipe Imperial.
—¡Madre, si esto continúa así, estaremos arruinados!—. Jing Yu caminó por el Palacio Fengyi.
Después de eso, la Emperatriz permaneció en silencio, pero el pañuelo en su mano estaba siendo
apretado fuertemente. Recientemente, la gente de la Corte se enteraron de que la Concubina Shu era
favorecida y algunas personas comenzaron a apoyar al Séptimo Príncipe.
Sin embargo, los altibajos en la capital no se extendieron en absoluto hacia Jiangnan. A los ojos de
Jing Shao, estos días eran muy cómodos.
En su vida anterior, Jing Shao luchó en la ciudad feudal de Huainan durante muchos años, por lo que
no tuvo miedo a la sospechas de la gente, de acuerdo con el ritmo de su vida pasada, luchó fuertemente
todos los días y trabajó muy duro.
Con abundante dinero inicial y acuerdos entre lo que se ganaba del Gobierno y los mercaderes, el
Pabellón Wanbao abrió sin problemas.
Debido a que el comercio con los extranjeros era bueno al ser una transacción a gran escala, se
recuperó el dinero inicial en únicamente un año. Además del bono otorgado por el Rey de Huainan,
también se ha liquidado el dinero de Jing Shao para formar a su ejército privado. Debido a que sus
grandes nombres eran demasiados llamativos, Mu Hanzhang puso al Pabellón Wanbao bajo el nombre
de una familia de comerciantes marítimos en la ciudad de Pingjiang. A su vez, podía haber otras
familias que abrieran negocios similares, pero ninguna era capaz de superar al Pabellón Wanbao.
Los días pacíficos siempre se iban volando con rapidez, y otro año pasó en un abrir y cerrar de ojos.
En el decimosexto año de la era Hong Zheng, Xiao Huang incluso se había convertido en un gran tigre.
Y escucharon que Mu Longlin ya podía llamar a su hermano mayor.
Jing Shao yacía en el sofá de bambú en el Patio, bebiendo tranquilamente el aromático vino de
osmanthus en su mano, y Xiao Huang se iba frotando con el áspero borde del sofá de bambú para luego
voltear su vientre para jugar.
—El hermano mayor ha escrito otra vez— Mu Hanzhang salió de la habitación interior, sosteniendo
una carta y su rostro mostraba una atmósfera pesada.
—¿Qué pasó?—. Jing Shao vio que la tez de su Wang Fei no estaba bien, así que se apresuró en llevar
a esa persona al suave diván. Después de recibir la carta y mirarla un par de veces, su expresión
inmediatamente se volvió extraña. —¿El hermano preguntó qué tipo de medicina era?
Mu Hanzhang asintió, el modo de escribir de Jing Chen en la carta era muy cauteloso y había
preguntado sobre cuál era el tipo de "dulce polvo" que la fallecida Maestra Mo Bei le había dado al
Cuarto Hijo de Rui Wang.
—Todavía tengo una media botella aquí—. Mu Hanzhang sacó una pequeña botella de porcelana,
donde estaba la mitad del polvo que había vertido del papel amarillo en ese entonces, se la trajo a
Jiangnan por miedo de que este asunto no quede lo suficientemente claro cuando alguien lo analizara
en el tiempo en el que no estuvieran en casa.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Una persona que va donde sopla el viento*: "墙头草" se refiere a que una persona no tiene mente
propia, que es fácilmente influenciable y oportunista.
103: Hacha rota*

—Deja que el mensajero le lleve esto a mi hermano—. Jing Shao frunció el ceño, ¿podría ser en el
Palacio de Rui Wang también ha ocurrido algo?
—No—. Mu Hanzhang desdobló la carta y la leyó con atención. Jing Chen mostró cautela entre las
líneas, parecía que no sólo era por un asunto del Palacio Rui Wang. —Le escribí al hermano diciéndole
que todavía tenemos el medio paquete de hace tiempo, no le digas más.
Jing Shao asintió con su cabeza, aunque no sabía lo que sucedía, siempre era correcto escuchar a su
Wang Fei. En la vida anterior, no recordaba nada sobre esa medicina en polvo, por supuesto que esto
era porque aún estaba atrapado en el campo de batalla en el Suroeste en ese momento, y a estos
asuntos triviales de conflictos cercanos a casa, simplemente no les prestó atención, ni esfuerzo.
Cuando la carta fue enviada a la Capital, fue como un buey de arcilla entrando al mar*, sin
mostrar alguna respuesta. Esperaron hasta los próximos diez días, pero la carta de Jing Chen tampoco
llegó.
—Debe haber algo mal en la Capital—. Gu Huaiqing, quien llegaba a tiempo cada diez días para leer
las cartas enviadas, no podía quedarse quieto. —Tampoco han llegado otras noticias de mi gente.
Cuando Mu Hanzhang escuchó aquellas palabras, algunos malos pensamientos surgieron en su
cabeza. Durante este período de tiempo, el Cuarto Príncipe había estado demasiado tranquilo, además,
él no es el único foco de atención de Rui Wang, por lo que esto originalmente era muy peligroso, pero
Jun Qing estaba convencido de que por la prudencia de Jing Chen es ciertamente improbable de que
vaya a hacer algo llamativo, y de ese modo, precisamente sería halagado por aquellas personas con
aspiraciones.
—De ninguna manera, quiero regresar a la Capital para echar un vistazo—. Jing Shao se puso de pie.
Si algo le pasaba a su hermano, todo lo que ahora está haciendo no tendría sentido.
—Wang Ye, un grupo de personas de afuera de la ciudad irrumpió en la ciudad de Pingjiang—. Los
guardias se adelantaron para informar que aquel grupo parecía ser muy intrépido, y que lucían como si
hubieran sido enviados por la casa imperial como piezas de juego; además, los guardias que cuidaban la
puerta no se atrevieron a obstruirlos.
—Bastardos, no pueden cuidar de una puerta—. Jing Shao pateó simultáneamente a algunos jóvenes.
Tomó su lanza y salió. Había un gran ejército parado en la ciudad de Pingjiang, que tiene un gran coraje
para atreverse firmemente a aventurarse a ingresar.
—Hiiii~—. Tan pronto como caminó hacia la puerta, escuchó un sonido pulcro de los cascos de
caballos. Frente a la entrada al Ruoshui Yuan, los córceles izaron sus cascos y se produjo un sonido
nítido de relincho.
La persona que encabeza al grupo está vestida con un oscuro traje amarillo, con un frío rostro, sin ira,
pero con una majestuosa apariencia; además, tiene hasta una séptima parte similar a Jing Shao, solo
que sus ojos son como antorchas y están muy tranquilos, ¿quién sería sino Jing Chen?
—¡Hermano!—. Exclamó Jing Shao.
Mu Hanzhang y Gu Huaiqing salieron corriendo cuando escucharon el sonido y vieron a Jing Chen
sentado en un corcel, con una docena de hombres vestidos de negro detrás de él, con una prolongada
respiración y grandeza amenazante.
Cuando Jing Chen vio a su hermano, no pudo evitar sentirse aliviado, y de repente, ante sus ojos todo
se oscureció inmediatamente y cayó desde su caballo.
—¡Hermano!—. Al ver esto, Jing Shao estaba a punto de ir a atraparlo; sin embargo, alguien fue más
rápido que él, y vio a Gu Huaiqing saltar para agarrar con precisión a la persona entre sus brazos.
—Estos servidores, los dieciocho jinetes Mo Yun, por orden del Emperador, han escoltado a Su Alteza
Real Rui Wang a Pingjiang—. Las personas de negro desmontaron una tras otra sus caballos y saludaron
a Jing Shao.
¿Los dieciocho jinetes Mo Yun? Jing Shao no pudo evitar mirarlos, conocía a estas dieciocho personas,
eran los expertos maestros de la guardia imperial, y sólo escuchaban el mensaje de su Padre
Emperador 一Traíganlo.
—¡Está herido!—. Exclamó Gu Huaiqing cuando olió un leve olor a sangre en la persona entre sus
brazos.
—Vayan rápido al interior de la casa—. Mu Hanzhang inmediatamente le pidió a las personas que
invitaran al médico, y también que llevaran a las dieciocho personas a descansar. Jing Shao los siguió
rápidamente.
Jing Chen se despertó cuando lo pusieron en la cama, y se resistió a apoyarse en Gu Huaiqing, quien
estaba demasiado cerca de él. Luego, por sí mismo, se sentó antes de levantarse.
—Hermano, ¿dónde te has lastimado?—. Jing Shao empujó hacia atrás a Gu Huaiqing, quien estaba en
su camino, y se sentó en la cama.
—Es un poco cansado viajar apresuradamente, no hay de qué preocuparse—. Jing Chen sacudió su
cabeza. Al ver que las dos personas al lado de la cama no le creían en absoluto, tuvo que levantarse una
manga y dejar que miraran su brazo envuelto por un pequeño paño blanco liso. —Me encontré con una
emboscada en el camino, es una pequeña herida, nada más.
Jing Shao lo miró de arriba y abajo para confirmar que no tenía otras lesiones y sólo entonces dejó el
asunto.
Mu Hanzhang despidió a sus sirvientes y entró con té: —Los dieciocho jinetes Mo Yun fueron llevados
al patio para huéspedes, ellos insistieron en venir y vigilar, pero los convencí para que regresaran.
Jing Chen asintió y tomó una taza de té.
—¿Qué pasó en la Capital?—. Jing Shao sacó una pequeña botella de color de un jade verde y volvió a
vendar la herida de su hermano.
—En la Corte Imperial alguien te acusó por sabotaje desfavorable. Así que el Padre Emperador me
permitió venir para supervisar con el ejército—. Los ojos de Jing Chen eran profundos y las cosas
obviamente no eran tan simples.
—Este Príncipe en dos años ya ha tomado a dos ciudades y aún sospechan de que es lento. ¡Que
tengan la capacidad de dejar que Jing Yu venga a luchar!—. Jing Shao se enfureció cuando escuchó
aquello. En su vida anterior, él luchó en Huainan, y esa gente también había dicho lo mismo. Más tarde,
el Príncipe Mayor y el Cuarto Príncipe se turnaron en venir, a lo que estos no lucharon mucho y no
resistieron la provocación, y al final aún él tuvo que ir a arreglar lo que ya estaba arruinado.
—Eso es lo que dije ante los demás,de hecho, el Padre Emperador me pidió que recogiera
personalmente la media botella de polvos medicinales—. Dijo Jing Chen y miró a Mu Hanzhang.
Mu Hanzhang se sorprendió, pero no fue a tomar los polvos medicinales, en cambio, caminó unos
pasos hacia la cama y se paró detrás de Jing Shao: —¿Por qué el Padre Emperador quiere este
medicamento en polvo?—. El asunto sobre los polvos medicinales originalmente era una cuestión de la
residencia interior del Palacio Rui Wang. ¿Cómo podría estar involucrado el Emperador Hong Zheng?
Jing Chen sacudió su cabeza y miró hacia abajo: —El Padre Emperador me hizo venir con mucho
apuro, y ni siquiera se me permitió regresar a mi Palacio Rui Wang, por lo que directamente hizo que
los dieciocho jinetes Mo Yun me siguieran hacia fuera de la ciudad.
Jing Shao escuchó esto, miró a su Wang Fei, y vio que había una pequeña sorpresa en los ojos del
otro. De esta manera, no es como si estuviera enviándolo a hacer algunos recados, ¡era más como si lo
estuvieran trasladando como un detenido!
Jing Chen guardó silencio durante un largo rato y lentamente habló sobre lo que recientemente había
sucedido.
Jing Chen le pidió a alguien que investigara sobre el asunto de la anciana Mo Bei, ella era muy
cercana a las esposas de muchas familias tanto de duques como de marqueses en la Capital, debido a
que Jing Shao sintió que había un problema, esta investigación fue más detallada y él descubrió que el
contacto más frecuente con la anciana Mo Bei era la esposa del Duque Mao. Sin embargo, de aquel
asunto de investigación no hubo más aparte de ello. Hasta hace unos días, cuando una concubina de la
familia del Duque Mao a la hora de dar a luz a un niño, sufrió una repentina pérdida de sangre, y ni la
madre ni el hijo pudieron salvarse. A lo que algunas personas opinan que la situación es muy similar a
la de la Emperatriz Yuan.
Este asunto parece ser sólo una conversación casual, pero Jing Chen sintió que no parece ser tan
simple como eso, así que le pidió a la concubina Shu que revelara este asunto al Emperador Hong
Zheng en una conversación casual, quién sabría que el Emperador Hong Zheng iba a cambiar
repentinamente la expresión en su rostro e inmediatamente le pidió a Jing Chen que investigara el
asunto de los fragantes polvos, pero es imposible encontrar esa cosa después de buscar en la capital.
Después de que Jing Chen terminara de hablar, las cejas de las personas no pudieron evitar fruncirse
incluso más, este asunto hasta este punto se había vuelto más confuso y los dejó en desconcierto.
—Olvídate de eso por ahora, Jing Chen debe estar agotado por haber viajado durante toda la noche
estrellada, hablemos de esto otra vez mañana—. Gu Huaiqing vio el cansancio que se reflejaba en la
cara de Jing Chen, así que abrió su boca para echar a la pareja imperial de esposos, sin tener ninguna
intención de salir.
Jing Chen lo miró: —Tú también vete.
Gu Huaiqing se rió avergonzado en voz baja y fue arrastrado por el regodeante Jing Shao.
No se sabe qué pasó en la capital, tampoco había llegado ningún decreto que dijera que Jing Chen iba
a supervisar, ni de cuándo iba a venir. Pero tal y como vino, Jing Chen no parecía tener ninguna
preocupación, y se paseó por la ciudad de Pingjiang, e incluso fue a ver a Lu Zhou, echando un vistazo
más de cerca a los artículos de comercio revisados por Mu Hanzhang. Fue sugiriendo muchas cosas en
las que Mu Hanzhang no había pensado antes.
Y Gu Huaiqing dejó atrás el campo de batalla, ofreciéndose como voluntario para ser el joven
sirviente que lo acompañara en su tranquilo paseo a Jing Chen, mientras que Jing Shao luchaba solo y
sin energía. Por lo que dejó a sus respectivos generales para que lucharan en el campo de batalla, y se
acurrucó en su casa cuidando al tigre y a su Wang Fei.
—Los que atacaron al hermano en el camino fueron todos asesinados por los dieciocho jinetes Mo Yun
—. Mu Hanzhang miró a las dieciocho personas que practicaban no muy lejos, esta gente servía
plenamente al Emperador y habían sido enviados para proteger a Rui Wang, lo que indicaba que el
Emperador Hong Zheng no tenía la intención de deshacerse de Jing Chen.
—No necesito pensar en ello para saber quién los envió—. Jing Shao limpió la espada en su mano,
aunque su padre parecía estar protegiendo a su hermano, esa situación traicionera antes de salir de la
capital provocaba que ahora no estuviera tranquilo con que Jing Chen volviera por sí mismo de ninguna
manera.
—Creo que...—. Mu Hanzhang miró a esos dieciocho expertos muy fuertes, luego miró la preciosa
espada en la mano de Jing Shao, y pensó por un momento.
—¿Mn?—. Jing Shao apretó su preciosa espada en su vaina y miró a su Wang Fei.
—Tal vez el Padre Emperador le ha pedido al hermano que venga a ti porque quiere que lo protejas—.
Mu Hanzhang frunció sus labios, aunque era un poco increíble decir eso, no era fácil proteger a Jing
Chen con el poder del Emperador, así que, ¿para qué molestarse en darle tantas vueltas al asunto?
—¿Ah?—. Jing Shao abrió la boca sorprendido, y luego resopló levemente con desdén, ¿Cuánto más
pensaría en esto ese padre suyo? Si pudiera pensar siquiera en proteger a su hijo, no lo habrían sacado
de su celda a voluntad y lo habrían obligado a morir en el Acantilado de la Montaña Feng Yue en aquel
entonces.
—¡Su Alteza, Su Alteza, esto no es bueno!—. El general que custodiaba la puerta entró a tropezones:
—¡Alguien de la capital ha venido a anunciar un decreto imperial, y ha traído un carruaje para
prisioneros!
—¿Qué?—. Mu Hanzhang se levantó inmediatamente, ¡un carruaje de prisión! ¿Por qué trajeron un
carro para prisioneros? ¿Podría ser que su asunto con el Rey de Huainan ya hubiera sido expuesto?
Ante aquel pensamiento, no pudo evitar agarrar la mano de Jing Shao.
Jing Shao devolvió el apretón de manos de forma placentera: —¿Dónde está?
—¡Ha llegado a la puerta y ha chocado con Su Alteza Rui Wang!—. Precisamente por eso le entró el
pánico, esa persona vio a Rui Wang, y no entró por la puerta, sólo fue directamente a emitir el papel, lo
cual obviamente indicaba que venía de malas.
—Vamos a echar un vistazo—. En ese momento, Jing Shao se calmó. Sosteniendo una espada en una
de sus manos, y tirando de su Wang Fei con la otra, habló con voz profunda.
Cuando los dos caminaron hacia la puerta, vieron que Gu Huaiqing sacaba su espada de su cintura
para bloquear delante de Jing Chen, frente a dos docenas de personas con uniformes militares seguidas
por un funcionario mensajero, con un carruaje de madera de prisión detrás de ellos, dos personas con
grilletes estaban a punto de avanzar, pero fueron obligados a retroceder unos pasos por la espada de
Gu Huaiqing, dando vista a un tenso ambiente.
—¿Su Alteza Rui Wang quiere resistir el decreto?—. El funcionario parecía no estar familiarizado y no
debía ser un miembro de la corte por encima del tercer rango.
—Ve y llama a los dieciocho jinetes—. Jing Shao susurró al oído de Mu Hanzhang.
Mu Hanzhang asintió y se dio la vuelta para volver al patio.
—¿Cuál es el decreto? ¿Se le permite a este Honorable Príncipe echarle un vistazo?—. Jing Shao
extendió la mano para pedir el decreto imperial, el funcionario estaba confiado, así que le entregó la
seda amarilla en su mano. Mirando hacia abajo, obviamente esa no era la letra del Emperador Hong
Zheng, pero hay un sello de jade del Emperador de la Nación que no parece haber sido falsificado.
—Hay un decreto del Emperador, permítanos rápidamente llevar a Rui Wang de regreso a la capital—.
Ese funcionario mostró una falsa sonrisa. —La intención de Rui Wang de envenenar a su Padre Imperial
y la conspiración para apoderarse del trono es imperdonable. Si Su Alteza Real Cheng Wang se
interpone, deberá ser castigado por el mismo crimen.
Al escuchar esto, para Jing Chen fue como si repentinamente hubiera sido alcanzado por casualidad
por un rayo. Su Padre Emperador le pidió que vaya a investigar sobre los polvos medicinales, ¿quizás
para que su propio Padre Emperador también se convenciera sobre esta medicina?
Jing Shao resopló con frialdad, agarró su espada, la deslizó y la sacó.
—¡Jing Shao, no seas impulsivo!—. Jing Chen dejó de hablar y apartó con suavidad la espada que
estaba en la mano de Gu Huaiqing. —Volveré con ellos.
—¡De ninguna manera!—. Gu Huaiqing una vez más se acercó para cubrirlo, y se negó a permitir que
el hombre con grilletes se aproximara a Jing Chen.
—¿Conspiración para apoderarse del trono?—. Cuando Jing Shao escuchó estas palabras, sólo sintió
que toda su sangre se bajaba de la cabeza a sus pies. Entre sus crímenes de ese entonces, ¡el más
grande fue la conspiración para tomar el trono! Ahora, esta acusación había sido evitada por él, pero
inesperadamente de todos modos esta incriminación también llegó a su hermano mayor.
—Su Alteza Cheng Wang si piensa con claridad, puede no...—. Ese funcionario no pudo terminar de
hablar, sus ojos se abrieron enormemente de repente, miró a Jing Shao con incredulidad, volvió a ver su
propio cuerpo, mientras su sangre brotaba desde su cuello en un instante, y murió de una violenta
manera.
Jing Shao balanceó la espada en su mano, como si simplemente hubiera cortado una ordinaria ramita
con calma, y los soldados que escoltaban al carruaje de prisioneros de repente estuvieron en un confuso
estado mental.
—¡Los dieciocho jinetes Mo Yun están aquí! ¡¿Quiénes se atreven a hacerle algo a Rui Wang?!—. Un
profundo rugido vino desde el patio interior, y los dieciocho guardias imperiales vestidos de negro en un
instante rodearon a Jing Chen para colocarlo en el centro.
Jing Shao apuntó a esas personas con el extremo afilado de la espada ensangrentada. —No dejen a
ninguno.
—¡Mantente con vida!—. Mu Hanzhang lo atrapó apresuradamente y le dijo esa frase.
Los dieciocho jinetes Mo Yun recibieron la aprobación de Jing Chen, simultáneamente tomaron sus
espadas, como si cortaran melones y verduras*, y esos soldados fueron asesinados en un abrir y
cerrar de ojos; dejando solo al hombre con grilletes.
El hombre ya estaba tan asustado que sus piernas estaban débiles, y se arrodilló en el suelo mientras
temblaba, sin tener un poco de la misma fiereza arrogante de antes.
—Así que después de todo, ¿quién eres?—. Jing Shao presionó su espada contra la barbilla del hombre
y le dijo con frialdad.
—A-Atrás Su Alteza Cheng Wang, soy un carcelero del Ministerio de Justicia, y el que emitió el
decreto fue el jefe de los asuntos del Ministerio de Justicia—. El hombre estaba tan asustado que dijo
honestamente todo lo que sabía.
—¿Quién les pidió que vengan?—. Mu Hanzhang se paró junto a Jing Shao.
—Este joven no lo sabe, el Maestro de estos asuntos dijo que iría a Jiangnan a emitir el decreto
imperial, y este joven lo siguió...—. Después de que el hombre terminó de hablar, inesperadamente se
desmayó después de caerse, dejando aún un sucio charco amarillo debajo de él.
Jing Shao de inmediato abrazó a su propio Wang Fei para luego dar unos pasos hacia los escalones, y
le pidió a las personas que primero encerraran a este hombre.
Al regresar al patio, Jing Chen tomó el decreto imperial y lo miró con atención, mientras
gradualmente iba frunciendo el ceño: —Este sello de jade imperial—. La persona que escribió el edicto
imperial no tiene que ser el mismo Emperador, pero siempre que esté cubierto con un sello de jade
imperial, este es un verdadero edicto imperial.
—De todos modos esas personas ya están muertas—. Jing Shao no mostró preocupación. —Si el Padre
Emperador pregunta, se le dirá que ese grupo se encontró con el ejército de Huainan en el camino y
que fueron asesinados por el Rey de Huainan.
Inmediatamente el rostro de Gu Huaiqing se volvió sombrío cuando escuchó esas palabras: —
¿Cuántas oscuras cosas aún tienes la intención de untar en mi cuerpo?
—En todo caso, ya eres un pecador por traición, así que no está mal un cargo más—. Jing Shao se
apoyó en el cuerpo de su Wang Fei, y le mostró sus dientes al Rey de Huainan, después Xiao Huang
subió para quedarse en el regazo de Mu Hanzhang, y también le mostró los dientes a Gu Huaiqing, sólo
que de una manera incluso más feroz que la de Jing Shao.
Mu Hanzhang miró con dolor de cabeza a los tres tipos que no conocían el inminente desastre,
suspiró y tuvo que mirar a Jing Chen: —Si este edicto imperial es verdad, ¿qué debemos hacer?
Los ojos de Jing Chen eran profundos, enrolló el edicto imperial en su mano y lo apretó lentamente: —
No tenemos ninguna noticia ahora, sólo hay dos posibilidades, la primera es que el Padre Emperador
realmente quiere que llevarme de regreso para castigarme, lo segundo es que el Padre Emperador haya
sido forzado a darle el poder a Jing Yu—. Los dieciocho jinetes Mo Yun todavía están aquí, además de
que el Emperador Hong Zheng antes de que se fuera ciertamente le hubiera confiado la labor de
escoltarlo a alguien más, por lo que la primera posibilidad era poco probable.
—Existe otra probabilidad—. Mu Hanzhang acarició lentamente la cola del tigre. —El Padre Imperial
también está probando finalmente quién es el que lo ha envenenado.
Tan pronto como surgieron estas palabras, todos se sorprendieron y Jing Chen reflexionó durante
mucho tiempo: —No está mal—. Cuando no se le permitió regresar al Palacio de Rui Wang, debió
sospechar de él. Agregando, que de acuerdo a los medios del Emperador Hong Zheng, incluso si
estuviera muriendo, debido a la ineficacia de Jing Yu, como cuarto príncipe no podría arrebatarle el
poder al Emperador.
—No importa cuál sea la situación, únicamente la podremos saber si regresamos a la Capital—. Mu
Hanzhang miró a Jing Shao.
Los ojos de Jing Shao estaban llenos de una prominente luz fría: —Me llevaré 50,000 tropas y caballos
de regreso, si realmente no son capaces, entonces los mataré al volver a la capital.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Hacha rota*: "破斧" es un poema de la primera colección de poesía de "El Libro de los Cantares".
Este es un poema que alaba la Expedición al Este de Zhou Gong. Expresa el orgullo de los soldados por
ganar a través del trabajo duro y también expresa gratitud.
Como un buey de arcilla entrando al mar*: "泥牛入海" significa "desaparecer sin esperanza de
volver".
Como si cortaran melones y verduras*: "砍瓜切菜" sirve para describir el relajante manejo de una
espada.
104: Decreto Imperial

Era raro que Jing Chen no reprendiera a Jing Shao por sus imprudentes palabras, y que en su lugar, se
quedara en silencio durante mucho tiempo. Si el decreto no había sido dado por el Emperador Hong
Zheng, entonces el Cuarto Príncipe había usurpado el trono, por lo que deberían de volver para
despejar el puesto de gobernante; pero si el decreto era cierto, y el Emperador Hong Zheng realmente
sospechaba de él, entonces el hecho de sólo volver a la capital es también un callejón sin salida.
Mu Hanzhang miró a Jing Shao y suspiró levemente: —El asunto está aquí, y solo soltándolo
podremos encontrar una oportunidad.
Las aptitudes de Rui Wang lo convierten en el candidato perfecto para ser el príncipe heredero. Al
principio pensó que mientras actuara con cautela y mantuviera su luz en secreto, el Emperador Hong
Zheng podría seguir muchos años más, antes de él ser capaz de ascender al trono sin problemas, pero
nunca esperó semejante desastre. Sin embargo, desde la antigüedad, la toma del trono imperial es rara
vez calmada, ¿pero no fueron muchos los preparativos que ya hicieron antes de que llegara este día?
Jing Shao entendió el significado de su mirada, así que sosteniendo una mano delgada y brillante cual
gema, observó de nuevo en dirección a su hermano mayor que se notaba calmado, esta vez, él tenía el
poder militar en sus manos, y definitivamente sería capaz de proteger a estas dos personas.
—Vuelve—. Habló finalmente Jing Chen, su voz era firme y tranquilizadora al escucharlo. —¡Prefiero
morir con honor que vivir en desgracia!
Por lo que, sin más preámbulos, Jing Shao dejó de los 80.000 soldados de caballería, 30.000 en
Jiangnan, y los 50.000 restantes más sus propios 5.000 soldados personales escoltarían por sí mismos a
su hermano de vuelta a la capital. Gu Huaiqing también lo quiso seguir, pero fue rechazado
unánimemente por los tres. Actualmente, el Emperador Hong Zheng ya sospechaba, así que si ve al Rey
de Huainan, entonces Jing Chen no tendría más remedio que forzar a que el Emperador abdique el
trono.
El feudo de Huainan se encuentra en una ubicación peculiar, y si se empieza a andar por él, se puede
llegar directamente y atacar a la Capital; además, básicamente no existe ningún peligro si es que el
ejército de Huainan deseara conquistar la Capital.
Jing Shao nunca había entendido el porqué el Taizu* daría un feudo tan riesgoso al antepasado del
Rey de Huainan, pero sea cual sea la razón, este "defecto" dejado por el Taizu es ahora una gran ventaja
para él.
Como esperaban, hubieron intervenciones constantes a lo largo del camino, pero el pequeño grupo de
soldados no era digno de mención frente al ejército de Jing Shao, las mil ochocientas millas eran una
amplia extensión de tierra llana, y en ellas Cheng Wang era como un cuchillo ardiente a través de la
mantequilla*. Así que, cuando en la Ciudad Capital se hizo conocida su rebelión, el Príncipe Mayor
lideró las tropas al frente para detener al ejército de Cheng Wang.
—¿Cuántas son las fuerzas militares del Príncipe Mayor?—. Jing Chen se sentó en el carruaje y le
preguntó a Mu Hanzhang quien acababa de entrar.
—Menos de 30.000—. Mu Hanzhang, que estaba acostumbrado a ver a Jing Shao luchar, no se
mostraba tan preocupado.
Jing Chen dejó el libro en su mano, murmuró para sí mismo con indecisión por un momento y asintió
levemente.
—Hermano, ¿en qué piensas?—. Mu Hanzhang no pudo evitar preguntarle cuando lo vio en medio de
sus pensamientos.
—Si el Emperador enviara su ejército hacia esta tierra llana, mandaría posiblemente a mínimo 80.000
—. Jing Chen lo supo instantáneamente al ver la escena, y había un poco de satisfacción en sus ojos, y
luego sólo compartieron algunas cuantas palabras sobre la asignación de las fuerzas militares de
Dachen.
Durante estos pocos días, Mu Hanzhang compartía carruaje con Jing Chen la mayor parte del tiempo.
Ambos son personas que no hablan mucho, pero de sus conversaciones ocasionales siempre podían
beneficiarse entre sí, especialmente Mu Hanzhang, con respecto a la comprensión más profunda de los
cálculos del Emperador, y a su vez, él sabía que el propio Jing Chen en realidad desde pequeño había
aprendido a tomar seriedad precisamente para ser el Emperador.
—Jing Shao es bueno luchando, pero siempre ignora todo lo demás. Ya que has decidido pasar esta
vida junto a él, tienes que soportarlo más a menudo—. Jing Chen miró la figura de su hermano en la
distancia, dijo palabras como si reprendiera a Jing Shao, pero su manera de hablar estaba llena del
deseo de protegerlo.
—Hermano, no se preocupe, este joven servidor no lo va a intimidar—. En estos días, ha estado muy
cerca de este hermano, por lo que Mu Hanzhang no pudo evitar bromear.
Jing Chen lo miró y lentamente mostró una leve sonrisa.
—Hiiii~—. Sonó el relincho de un caballo, y Jing Shao gritó ruidosamente afuera del carruaje: —
Hermano, Jun Qing, ¡vengan a ver lo que atrapé!
Cuando los dos escucharon el sonido y salieron del carruaje, vieron a Jing Shao parado afuera con un
hombre atado por sus pies con un cordel, que estaba mirándolos con tristeza, ¿no era ese el Príncipe
Jing Rong?
—Hermano imperial, ¿el Padre Emperador ha sido envenenado?—. Jing Chen miró en silencio a la
persona en el suelo, y luego dijo con una profunda voz.
—Hmph, eres el que se rebeló contra el Emperador, ¡y aún así no puedes morir!—. El Príncipe Mayor
se burló, sin negar nada, mientras sus ojos estaban llenos de resentimiento y locura.
Jing Chen cerró sus ojos y respiró hondo: —El pensar que mataría al Emperador, mi propio padre,
¡ustedes simplemente han perdido la razón!
—Realmente sabes cómo verter agua sucia. Todo el mundo sabe que no puedes esperar para tomar el
trono, aparte de envenenar al Padre Emperador, ¿aún quieres matar a tu hermano?—. El Príncipe
Mayor estaba luchando por correr hacia Jing Chen, pero Jing Shao lo pateó.
—Dio la casualidad de que Jing Yu me envió un carruaje para prisioneros, y ahora inmediatamente se
lo daré al Hermano Imperial—. Jing Shao recogió a la persona desde el suelo, lo arrojó hacia Zhao Meng
y señaló el carruaje de la prisión que no estaba muy lejos, que era el que traía la persona que emitió el
decreto.
Zhao Meng de ninguna manera fue descuidado, por lo que levantó a Jing Rong con una mano y lo
cargó sobre su hombro para caminar hacia el carruaje para prisioneros.
—Sólo se tienen estos dos carruajes en el ejército. Rui Wang y el Señor Marqués tienen que compartir
uno, y el otro está asignado para Su Alteza. No es una broma que el corazón de nuestro Wang Ye es
honesto y generoso—. El General del Protectorado de derecha siguió inmediatamente, después se unió
a la diversión, y al ver la expresión en el rostro del Príncipe Mayor de querer abalanzarse y morder, él
fue incapaz de soportar el no apuñalarlo con algunas palabras.
—Si Hao Dadao no está aquí, sólo una vez más tu boca es ineficiente—. Zhao Meng arrojó al hombre
al interior del carruaje de prisión y cerró la puerta de un golpe. Entre ellos, Hao Dadao era el más
rígido, y el General del Protectorado de derecha habitualmente solía hablar con soltura, por lo que es
inevitable que sea reprendido.
El General del Protectorado de izquierda se quedó en silencio mirándolos discutir, y dio un paso
adelante para encargarse de ajustar la gran cerradura del carruaje para prisioneros.
Si Jing Shao y los demás esta vez hacen una apuesta equivocada, de cualquier forma ya se han
rebelado contra el Emperador, así que igualmente los generales que lo siguen no tienen forma de
sobrevivir, como resultado, aunque Hao Dadao no quisiera dar su cien por ciento en la batalla, él
todavía dejó sus tropas en Jiangnan para proteger a Jing Shao; así que si en ese momento ellos son
derrotados tampoco él estaría demasiado involucrado a profundidad. Pero Zhao Meng y los Generales
de los Protectorados de izquierda y derecha dijeron que lo seguirían completamente. Después de todo,
ellos eran los soldados de Cheng Wang de principio a fin, y no podían deshacerse de esa relación, así
que deberían ser leales a él hasta el final.
Jing Chen miró a los ruidosos generales y se dio la vuelta para volver a subir al carruaje. Están lejos y
la situación todavía es crítica, así que no tienen mucho tiempo qué perder.
—¡Descarado Cheng Wang! ¿Cómo se atreve a traer su ejército de regreso a la capital?—. A cien
millas de la capital, de la misma manera estaba el poder militar del Duque Mao.
Jing Shao le echó una mirada al Duque del Estado de Mao, quien tiene el título más alto entre duques
y marqueses dentro de la nobleza, por lo tanto, el poder militar en su mano también era el más cercano
a la Ciudad Imperial. Realmente fue un acierto elegir armar un matrimonio con su familia en el futuro,
pero en efecto... No parece, al solamente echar un vistazo a las diez mil fuerzas militares detrás del
Duque Mao, que estas sean suficientes para protegerlo.
—Este Príncipe escuchó que alguien se ha rebelado contra el Emperador, así que regresó a la capital
para deshacerse del traidor por el Padre Emperador—. Jing Shao apuntó su plateada lanza a la nariz del
Duque Mao, hablando con confianza.
—Hmph, sus hermanos están buscando el poder de tomar el trono, su Majestad Imperial ya lo sabe,
les aconsejo que con rapidez se rindan y sigan a este anciano para regresar al Palacio a ofrecer una
disculpa, el Emperador es benevolente, digo que no debería aún ser capaz de perdonarles la vida a cada
uno—. El Duque de Mao tenía una expresión parecida a un bambú completo en un cofre*.
—Si las fuerzas militares regresan a la Capital, el Padre Emperador hasta cierto punto debe saber
sobre ello, Duque del Estado de Mao, es mejor que presente una orden escrita por el Padre Emperador
y mis dos hermanos naturalmente atarán sus manos esperando ser capturados—. Jing Chen estaba de
pie en el carruaje, mirando fríamente al Duque Mao.
—¡Ten cuidado!—. Mu Hanzhang escuchó un sonido romperse en el viento y empujó lejos a Jing Chen.
Este reaccionó de inmediato y agarró a Mu Hanzhang, que no tenía prisa por evitar el ataque, los dos
rodaron juntos en el suelo, y una flecha de color negro azabache inmediatamente llegó al lugar donde
acaban de estar.
—Ay...—. Mu Hanzhang se levantó, la radiante palma de su mano fue raspada por la piedra que está
en el suelo, su sangre se desbordó y pronto sus mangas de color nieve se tiñeron de rojo.
—¡Jun Qing!—. Jing Shao miró hacia atrás, vio que su Wang Fei estaba herido, de repente, se puso
realmente furioso y a la hora de darse la vuelta el Duque Mao ya había liderado sus tropas para
matarlo.
Jing Shao inclinó su cuerpo hacia atrás para evitar el ataque del Duque Mao, luego se dio la vuelta
para atacarlo con su lanza ferozmente, el Duque Mao de repente volteó con el fin de bloquear la
plateada lanza con el dorso de su espada, a su vez la caballería detrás de él también se apresuró a
asesinar por lo que se precipitaron hacia adelante, atacando y matando inmediatamente haciendo
vibrar al cielo con el sonido.
Los Generales de los Protectorados de derecha e izquierda no se adelantaron para luchar, sino que
protegieron firmemente ambos lados del carruaje y mataron a toda la caballería que corrió hacia allí,
siendo asesinada por sus espadas.
Jing Chen tiró de su cuñado para que se levantara, mientras los dieciocho jinetes Mo Yun rápidamente
dieron un paso hacia adelante y los rodearon a ambos; además del ejército que resguarda tanto por la
izquierda como por la derecha, formando así una barrera indestructible.
Cuando el Duque Mao era joven, también luchó durante muchos años. Sus excepcionales artes
marciales no se comparan a la falta de práctica del Gran Príncipe. Por lo que Jing Shao se incorporó
para en absoluto tomar las cosas menos en serio.
Los caracteres de la espada Qin Long flotaban con cada movimiento de su brazo derecho parecían
tener una poderosa fuerza en cada ataque. Jing Shao por medio del arma conectó varios movimientos, y
quedó aturdido por el impacto, esquivando produjo que temblara la hoja plateada del arma, emitiendo
un sonido de whoosh y Jing Shao con rapidez giró su lanza, él primero agarró firmemente la hoja del
arma y recién allí fue capaz de tomar un respiro por un tiempo.
—¿Wang Ye en serio piensa que él mismo es el guerrero número uno de Dachen?—. El Duque Mao
miró a Jing Shao con desdén, en opinión de ese viejo funcionario, Cheng Wang ha dirigido al ejército
sólo porque las personas de la Corte Imperial no se atrevían a reclamar su mérito, y lo pusieron todo
sobre él para hacerlo parecer poderoso, pero de hecho, cuando Jing Shao se encuentra con los
verdaderos expertos, al final siempre recibe una paliza.
Jing Shao miró fríamente al Duque Mao, pareciendo estar agotado, sosteniendo la lanza plateada en
su mano mientras temblaba ligeramente, los ojos del Duque Mao se veían cada vez más deslumbrantes
y opresivos, manteniendo presión en la plateada lanza, su hoja afilada en un movimiento se encontró a
punto de rozar el cuello de Jing Shao y de repente se pudo escuchar un "Shuaa-la", seguido del sonido
de sangre fresca brotando.
El Duque del Estado de Mao se quedó aturdido por un momento, bajando lentamente la cabeza, miró
a su cintura y abdomen, que habían sido cortados por la afilada espada, y fue incapaz de reaccionar por
un momento.
Jing Shao tomó la lanza con una mano y dio una feroz estocada, el Duque Mao cayó de su caballo y su
gran espada también se desplomó en el suelo, dejando atrás el gran sonido de la batalla.
Jing Shao sacudió la cuenta de sangre de la larga arma con la mano izquierda y la metió en la vaina.
La armadura que llevaba este anciano le cubría de la cabeza a los pies e incluso el cuello se encontraba
protegido, por lo que tardó en darse cuenta del hueco en su cintura.
—¡El Duque Mao ya ha sido derrotado, así que pueden bajar sus armas rápidamente, de lo contrario
serán castigados por traición!—. Jing Shao dijo con voz fuerte, y los soldados del Duque Mao estaban en
un lío, mientras que el lado de Cheng Wang había sido muy impulsado moralmente.
La batalla se detuvo poco después, Jing Shao corrió rápidamente hacia el carruaje, empujó a los 18
jinetes Moyun y abrazó a su Wang Fei: —¿Dónde está tu herida? Déjame verla.
—No importa, es sólo un rasguño—. Mu Hanzhang levantó su mano izquierda ya envuelta para
mostrársela. —La intención del Duque Mao era matar al hermano, seguramente no quería dañar al
Padre Imperial.
—La herida es profunda, no puede ser, tienes que usar la medicina, de lo contrario te dejará una
cicatriz—. Jing Shao no lo escuchó en absoluto, hábilmente quitó el vendaje y volvió a aplicar la
medicina.
Jing Chen miró en silencio a su hermano menor con la idea de que "si es que se tiene a una nuera, se
olvidará de su hermano mayor", y luego se volvió para preguntarle a los 18 jinetes Moyun: —Antes de
salir de la ciudad imperial, ¿Qué explicación les dio el padre?
Los 18 jinetes Moyun vestidos de negro se miraron entre sí, y uno de ellos respondió: —Respondiendo
a Rui Wang, el Emperador sólo dijo que debíamos proteger a Su Alteza, pero nada más.
—El decreto imperial dice que este Príncipe está tramando una traición, ¿tú y los demás todavía
quieren proteger a este Príncipe?—. Jing Chen solemnemente miró al hombre que le había contestado.
En ningún momento de este viaje él interrogó a estas dieciocho personas, que lo han estado siguiendo.
Además, debido a estas dieciocho personas, él estaba seguro de que su padre realmente no quería
matarlo. Sin embargo, en estos momentos la caballería ya va a ingresar a la capital, la cual
seguramente representaba un peligro inminente, por lo que reconfirmar la posición de estas dieciocho
personas era necesario.
Jing Shao hizo una señal silenciosa con sus ojos al General del Protectorado de Izquierda, para que en
caso de que la lealtad de los dieciocho jinetes se pusiera en duda, estos fueran asesinados en el instante
por su arma.
—Nosotros nunca hemos recibido ninguna otra orden, estos servidores, los dieciocho jinetes, tenemos
como deber sacrificar nuestra vida por su Alteza—. Respondió el hombre sin dudar.
Los dieciocho jinetes Mo Yun dijeron al unísono: —¡Juramos proteger a Su Alteza Rui Wang hasta la
muerte!
Jing Chen asintió levemente. Estas personas no cambiaron su lealtad hacia él incluso frente al ejército
de Jing Shao, insistiendo que sólo obedecían al Emperador, de esta manera las intenciones del Padre
Emperador eran claras.
—El ejército no puede acercarse a menos de cien millas de la capital, así que puedes tener a tus
tropas situadas aquí—. Jing Chen levantó su cabeza y le dijo a Jing Shao.
Jing Shao frunció el ceño, el Duque del Estado Mao estaba muerto, y realmente no había ningún
ejército a los alrededores de la capital; sin embargo, dentro de la capital aún habían tropas escondidas
en el bosque: —Zhao Meng y su ejército se quedarán aquí, el ejército seguirá a este Príncipe por otras
cincuenta millas hasta el campamento—. Cincuenta millas al sur de la ciudad es donde Jing Shao
reorganizó sus fuerzas militares antes de cada expedición.
Ya era temprano a la mañana siguiente cuando marcharon al campamento de 50 millas. Jing Shao de
verdad no estaba dispuesto a dejar que su ejército se quedara. Después de todo, la situación en la
capital aún no estaba clara, acarició ligeramente al hombre dormido en sus brazos con el deseo de
discutir con él sobre cómo persuadir a su hermano mayor.
Aquellas delgadas y largas pestañas temblaron ligeramente, Mu Hanzhang abrió sus ojos poco a poco,
pero antes de que pudiera decir algo, escuchó el sonido de la caballería galopando cerca, echó un
vistazo y se percató que en realidad era el Ministro de Guerra con sus tropas cabalgando acercándose
con prisa.
—Este humilde funcionario saluda a Rui Wang, Cheng Wang y al Marqués Wen Yuan—. El Ministro
Sun bajó de su caballo para saludarlos.
—Ministro Sun, ¿de qué se trata todo esto?—. Preguntó Jing Shao. Después de tantos días, finalmente
vio a una persona que estaba de su parte. El Ministro Sun del Ministerio de Guerra, indicó al ejército
imperial detrás de él que esperara un momento y caminó hacia el carruaje de Jing Chen. Jing Shao
inmediatamente condujo su caballo hacia él, pero en lugar de desmontarlo, sólo se paró detrás de él.
—Este humilde funcionario tampoco lo tiene claro—. El Ministro Sun dijo en voz baja: —El Emperador
durante varios días seguidos no acudió a la Corte Imperial, y selló todas las noticias. Hace unos días, el
Cuarto Príncipe repentinamente declaró que va a cumplir su deber de encargarse de la prisión de la
Nación.
—Entonces, este ministro ha venido para...—. Mu Hanzhang frunció el ceño, sin saber quién le ordenó
al Ministro Sun que viniera.
—Este es un decreto de su Majestad el Emperador—. El Ministro Sun respondió de inmediato,
sacando de su manga una orden escrita para entregarlo con ambas manos a Jing Chen.
Jing Chen lo desdobló y observó detenidamente, en realidad era la letra del Emperador Hong Zheng,
pidiendo a los hermanos que colocaran a sus generales y soldados en el campamento de 50 millas y
entraran solos al palacio.
Jing Shao frunció el ceño y silenciosamente, tomó el decreto imperial y se lo dio a un soldado,
susurrándole al oído: —Llevarás a los Generales de los Protectorados de izquierda y derecha al bosque,
una vez que libere los fuegos artificiales entrarás corriendo al Palacio con los soldados.
Los ojos de Mu Hanzhang se abrieron de par en par mientras escondía tranquilamente su mano en su
manga, asintiendo lentamente, apretando ligeramente la mano de Jing Shao le dijo: —Sé cuidadoso con
todo.
Como era el mandato del Emperador, no podía desobedecerlo, así que dejó a Xiao Hei con su Wang
Fei, subió al carruaje con su hermano y llevó a los 18 jinetes Mo Yun a la ciudad Imperial.
Todo el Palacio estaba en silencio, y los rostros de los guardias estaban serios cuando bajaron del
carruaje y vieron a An Xian, el eunuco en jefe del Emperador Hong Zheng, de pie y en silencio fuera del
carruaje.
—Altezas, por favor, sigan a este sirviente—. El rostro de An Xian rara vez carecía de una sonrisa, y
sin decir mucho, condujo directamente a los dos hacia los aposentos del Emperador Hong Zheng, los 18
Jinetes Mo Yun eran originalmente los guardias del Emperador, por lo que ahora no había nadie que les
impidiera seguir caminando por allí.
Cuando llegaron al final de la escalinata de jade, An Xian no guió a los dos hacia arriba, sino que dejó
a los dieciocho jinetes al pie de la escalinata y los condujo a través de la puerta que había detrás de la
sala principal, custodiada por ocho altos guardias, quienes les dijeron a los dos que sacaran todas las
armas que tuvieran.
Jing Shao frunció el ceño y estaba a punto de perder los estribos. Su hermano mayor lo sujetó del
brazo y le indicó que no actuara precipitadamente. Luego le entregó la pequeña botella de porcelana en
sus brazos a An Xian: —Esto es lo que me pidió el Padre Emperador, por favor, le pido al eunuco que se
lo entregue.
Los dos hombres descargaron todas sus armas y ni siquiera se les permitió conservar sus cinturones
con hebillas de jade, por lo que se dirigieron al interior con sus ropas holgadas
—¡Clang!—. La puerta detrás de él se cerró de golpe, y a Jing Shao se le erizó el sudor por todo el
cuerpo al ver lo que tenía delante.
Había un largo pasillo frente a él. No estaba oscuro cuando las velas estaban encendidas a ambos
lados, pero sin sus armas, en este camino angosto, una vez que hubiera algún mecanismo en el interior
de este lugar, los dos morirían sin un sitio en donde ser enterrados.
Jing Chen se preocupó y se inclinó más cerca de su hermano: —No te asustes, salgamos rápido—. Jing
Shao asintió. —Me adelantaré, ¡el hermano debe ir conmigo!—. Dijo con un chasquido rompiendo un
candelabro incrustado en la pared, el candelabro de latón hueco medía unos 30 centímetros, no era una
buena arma, pero era mejor que no tener nada.
Jing Chen asintió y se acercó mucho a su hermano, corriendo rápidamente hacia el final del túnel.
De hecho, el túnel no es largo, pero por tal situación dicho lugar se empezó a sentir
incomparablemente interminable, justo al final, la puerta de madera se abrió por sí misma, Jing Shao
instantáneamente bloqueó el candelabro en frente de su cuerpo, la luz fuera de la puerta brilló,
provocando que los dos entrecerraran los ojos, para ver la situación dentro del lugar, inmediatamente
lanzó el candelabro a los pies.
Al final del túnel, sorprendentemente, estaba la habitación interior de la alcoba del Emperador Hong
Zheng, y los dos entraron hasta quedar cara a cara con la cama del Emperador Hong Zheng.
—Todavía no te acerques—. El Emperador Hong Zheng se apoyó en la cama y miró a Jing Shao.
Ambos hermanos se apresuraron en ir hasta delante de la cama para arrodillarse a presentar sus
saludos.
An Xian ya estaba firmemente de pie al frente de la cama, mientras un médico imperial sostenía la
pequeña botella de porcelana para inspeccionarla.
—Jing Shao, ¿ayer mataste al Duque del Estado de Mao?—. El Emperador Hong Zheng no fue a ver
las acciones del médico imperial, y en su lugar, se apoyó en la gran almohada en su cama, mientras
cerraba sus ojos para descansar.
—Sí—. Jing Shao bajó su cabeza. —El Duque del Estado de Mao dirigió a sus tropas para impedir que
este hijo entrara a la capital imperial; además, tuvo la intención de matar al Hermano Imperial, así que
este hijo tuvo que decapitarlo—. Hablando así, no había ni una pizca de la idea de sentir
arrepentimiento por algún error.
El Emperador Hong Zheng inesperadamente otra vez tampoco dijo mucho, y sólo preguntó: —¿Dónde
está Jing Rong?
—Respondiendo al Padre Emperador, el Gran Hermano Mayor y su ejército se detuvieron a cien millas
de la Capital Imperial—. Jing Shao respondió con sinceridad, y por supuesto no le dijo que el Príncipe
Mayor estaba dentro del carruaje de prisión.
—Informando a Su Majestad el Emperador—. El médico imperial allí inesperadamente empezó a
hablar. —Esta medicina fue hecha por el pueblo con un método desconocido, si se toma un poco puede
detener la fiebre, pero esto es feroz, si se toma demasiado entonces será como un veneno. No hay
medicina para solucionarlo... ¡Este humilde servidor es incompetente!—. Dijo para después arrodillarse
de golpe, y en efecto estaba tan deprimido mientras sollozaba.
El Emperador Hong Zheng abrió sus ojos y miró en silencio a los dos hermanos que estaban
arrodillados delante de la cama.
Jing Chen se levantó primero, con asombro vio al médico imperial, y una vez más miró al Emperador
Hong Zheng.
Jing Shao también estaba algo perplejo.
—Su Madre Emperatriz en aquellos días fue precisamente envenenada con esto—. El Emperador
Hong Zheng sostuvo aquella pequeña botella de porcelana para mirarla con atención, ignorando a los
dos hermanos que parecían haber sido alcanzados por un rayo, y dijo con serenidad: —Ahora, este
Emperador tampoco puede escapar.
—¡Padre Emperador!—. Jing Shao gritó involuntariamente. El Emperador Hong Zheng en la vida
pasada vivió más que su hijo, ¿pero qué estaba pasando ahora?
—Jing Shao, debido a que has estado de expedición militar por la familia imperial durante muchos
años, en todo Dachen nadie es un rival para ti—. El rostro del Emperador Hong Zheng está colorado, y
no habló con apuro, ni lentitud, en absoluto parecía una persona envenenada. —Este Emperador desea
pasarte el trono, ¿estás dispuesto?
"¡KRAAKABOOM!" Fue como si un trueno lo golpeara con rapidez desde el cielo, ¡Jing Shao esta vez
estaba realmente desconcertado!
En su vida pasada él mismo trabajó con su corazón, sangre, sudor y lágrimas para Dachen, pero, ¡al
final fue dejado de lado una vez que cumplió su propósito! En esta vida, él fue traidor y evitó todo tipo
de responsabilidad por beneficio propio, y su Padre Emperador inesperadamente le dijo que le daría el
trono, lo cual era en serio una broma tan grande como el cielo.
Jing Shao se quedó en silencio por mucho tiempo, sin mirar la expresión de su hermano mayor que
estaba a su lado, y dijo pausadamente: —¡Padre Emperador, este hijo, no lo desea!
—¿Por qué?—. El Emperador Hong Zheng miró fijamente a los ojos de Jing Shao.
Jing Shao levantó su cabeza y miró a su Padre: —Este hijo es sólo un comandante militar, no sabe
nada sobre cómo gobernar una Nación, y este hijo sólo ama a Mu Hanzhang, así que desea quedarse
con él de por vida. Si el Padre Emperador le entregara a este hijo estos miles de li de ríos y montañas,
¡me temo que pueden ser arruinados por este hijo de la noche a la mañana!
El Emperador Hong Zheng lo miró en silencio durante un largo rato, luego se inclinó hacia atrás
lentamente, y su voz estaba un poco cansada: —Anuncien el decreto imperial.
Tan pronto como se escuchó su voz, se vio a dos personas aparecer desde detrás de la mampara, y
eran el Ministro de Ritos junto al Ministro Asistente de Ritos Xiao Yuan.
Xiao Yuan sostuvo una larga caja de madera y siguió al Ministro con completa concentración.
El Ministro de Ritos sacó el decreto y habló en voz alta: —¡Cheng Wang Jing Shao, culpable de
conspiración, será encerrado en una prisión y nunca saldrá en esta vida!
Los ojos de Jing Chen se abrieron y dijo con tristeza: —¡Padre Emperador!
El Emperador Hong Zheng agitó su mano para evitar que hablara, y el Ministro de Ritos guardó el
primer decreto para presentar otro: —Cheng Wang Jing Shao, extraordinariamente valiente, antes de
que el nuevo Emperador ascienda al trono, todos y cada uno de los miembros del ejército están bajo su
jurisdicción, ¡todos los príncipes y descendientes del emperador serán decapitados si es que se oponen!
En el día de la ascensión al trono del nuevo emperador, él será proclamado el príncipe regente
encargado de la ciudad.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Taizu*: "太祖", se refiere al gran ancestro de una generación, un ejemplo sería: El creador de una
dinastía.
Como un cuchillo ardiente a través de la mantequilla*: "势如破竹" significa que tiene una fuerza
irresistible.
Un bambú completo en un cofre*: "成竹在胸" es una metáfora para referirse a alguien que ya ha
predicho algo con seguridad antes que suceda.
105: El Final

Jing Shao miró fijamente sin comprender en estado de perplejidad por un buen rato, sin palabras. Los
dos decretos imperiales eran completamente opuestos, el Padre Imperial le estaba diciendo que la
lealtad significa la gloria y esplendor eterno, mientras que la codicia le traería una condena
interminable.
—Tu Madre Imperial te nombró Shao, con la esperanza de que seas como los 9 capítulos de "Xiao
Shao", y traigas buena fortuna y buena salud para Dachen—. El Emperador Hong Zheng suspiró. —Te vi
crecer de un pequeño niño a un invencible príncipe, ¿qué tan infeliz está el corazón de este padre? Es
sólo porque soy el Emperador de Dachen que tengo que pensar en la Nación, aunque sea el Emperador
no puedo hacer todo lo que quiero, así que solamente espero que tus hermanos sean capaces de
protegerse entre sí, ni tampoco defraudes a tu Madre Emperatriz.
—Padre Imperial...—. Jing Shao levantó su cabeza, sus ojos se enrojecieron un poco. Nunca había
escuchado a su padre alabarlo tanto. Ha pasado por dos vidas, pero esta es la primera vez que escucha
estas palabras.
—Con la falta de un corazón humano, al final, no son más que palabras codiciosas. Este Emperador en
estos días ha estado mareado. Como si hubiera escuchado la llamada de Taizu, me desperté anoche, y
releí las notas personales de Taizu, solo entonces me di cuenta que este Emperador ha desobedecido la
intención de Taizu—. El Emperador Hong Zheng suspiró y sacó un panfleto amarillo de debajo de su
almohada, se lo pasó a Jing Chen, su voz era incluso un poco más baja que antes, tan así que estaba
jadeando levemente. —En el asunto de Huainan, debemos seguir los deseos de Taizu y no forzarlo.
Jing Chen recibió aquel panfleto y guardó silencio. Las notas escritas a mano por Taizu fueron
guardadas para el siguiente Emperador de la dinastía de Dachen que los cuidaría. El Padre Emperador
se los daba a él, lo que significa que no hace falta que decir más.
El Emperador Hong Zheng hizo un gesto con su mano y el Ministro de Ritos abrió el tercer decreto,
pero esta vez no lo comenzó a leer como los anteriores, sin obstáculos. En cambio, pausó cada palabra y
fue muy cauteloso.
—Rui Wang Jing Chen, sabio y benévolo, sigue el Mandato del Cielo, y con los corazones de la gente,
al dominar todo el gran Imperio, sucederá al Emperador ascendiendo al trono como Emperador.
Jing Chen aceptó en silencio el edicto y, golpeó tres veces su cabeza en el suelo para ofrecer respeto
al Emperador Hong Zheng.
—Este Emperador te entrega los ríos y montañas de esta Nación, al tomar los mandatos de Taizu
como norma, sé un trabajador político, ama a la gente, y sé constantemente juicioso de ti mismo—. La
voz del Emperador Hong Zheng se volvió cada vez más débil, y estrechó la mano de Jing Chen en su
palma. —Jing Shao es tu propio hermano menor. Si después cometes algún error, aún recuerda que él,
hoy con su sentimiento de hermandad, se encargó de protegerte detrás de su cuerpo.
—Este hijo sigue el mandato—. Jing Chen tampoco era capaz de aguantarse, pero sus ojos ya estaban
rojos.
—¡Padre Emperador!—. Jing Shao no pudo soportarlo más, se acercó y se inclinó sobre la cama. No
hay padre en el mundo que no ame a sus hijos, pero el corazón de su padre solo ahora él puede
entenderlo. En la vida anterior, su Padre Imperial lo toleró una y otra vez, y lo mantuvo con vida...
—Protejan cuidadosamente la herencia de los antepasados, y tanto este padre emperador y la madre
Emperatriz van... A mirarlos bien...—. La voz del Emperador Hong Zheng gradualmente se hizo más
ligera, como si pensara en la gentil y digna Emperatriz Yuan, así, las comisuras de sus labios muestran
una sonrisa.
En el año 16 de Hong Zheng de Dachen, el Emperador Hong Zheng murió en el Palacio Imperial a la
edad de cuarenta y ocho años.
—¡Padre Emperador!—. Jing Shao agarró la cobija, incapaz de dejar de gritar y llorar. Las colinas se
derrumbaron, y su padre falleció, incluso si se había hecho todo lo posible, no se puede luchar contra el
mandato del cielo.
Jing Chen apretó los labios con fuerza, sus rojizos ojos no pudieron ya detener sus lágrimas y se
fueron deslizando en silencio.
—Emperador, no llore, es malo para su cuerpo—. An Xian y el Ministro de Ritos estaban ocupados
yendo a apoyar a Jing Chen y ya habían modificado su forma de dirigirse a Su Majestad, el Emperador.
Xiao Yuan ayudó a Jing Shao y le entregó un pañuelo bordado: —Wang Ye, lo lamento mucho, todavía
quedan muchas cosas que están esperando a que usted las haga.
Jing Shao se secó su cara con el pañuelo, dejó que los sirvientes arreglaran su ropa y tomó con una
reverencia su espada imperial: —¿Quién es el que dio el veneno?
El Ministro de Ritos dijo: —El anterior Emperador se encontraba gravemente enfermo, todavía no
hubo tiempo para averiguarlo.
Jing Shao lo miró, estando a punto de decir quién, fue detenido por Jing Chen: —An Xian, ve y llama a
todos los príncipes.
—Sí—. An Xian se inclinó como respuesta y se dio la vuelta para ir a arreglar el asunto.
—Jing Shao, ve rápido a enviar tropas del ejército imperial del bosque, el Padre Emperador
repentinamente ha fallecido asustado de que nazcan disturbios—. Jing Chen organizó con claridad las
responsabilidades de todos.
—Sí—. Respondió Jing Shao, apretando la espada en su mano y tan pronto como se dirigió a la puerta,
An Xian a la vez se tambaleó y volvió corriendo.
—Wang Ye, esto no es bueno, el ejército imperial del bosque* inesperadamente se encargó de
rodear la sala principal—. An Xian estaba muy asustado. Originalmente, el ejército imperial del bosque
fue trasladado al Palacio por el Emperador anterior para evitar que cualquier príncipe entrara a la
fuerza, pero si el ejército imperial del bosque obligara al Emperador a abdicar, seguramente ellos no
podrían escapar con facilidad.
Jing Shao al haber escuchado lo que se dijo, no hizo más preguntas, y directamente salió.
Bajo los escalones de jade, el ejército imperial del bosque marchaba a un ritmo uniforme,
acercándose rápidamente hacia el salón principal, los dieciocho jinetes Mo Yun cabalgan hacia el último
escalón de jade, el líder del ejército imperial del bosque inesperadamente no se encontraba presente,
ahora estaba siendo sustituido por el subcomandante Lin Gang.
—Hay una orden del Emperador, por lo que los guardias imperiales del Palacio y el ejército imperial
del bosque están temporalmente bajo la jurisdicción de este Príncipe—. Jing Shao mirando fríamente al
ejército Imperial del bosque, sacó un gallardete de comando del ejército imperial—Protejan la puerta
del Palacio a la misma rápida velocidad, que nadie pueda entrar.
—No escuchen sus tonterías—. Un hombre salió en su caballo lentamente de la multitud, era el
Cuarto Príncipe Jing Yu quien dijo: —Rui Wang y Cheng Wang buscan poder para usurpar el trono, ¡y
aquellos que maten a Cheng Wang y a Rui Wang tendrán una gran recompensa!
Así, Mu Hanzhang, llevando consigo a los Generales de los Protectorados de derecha e izquierda, fue
directamente hacia las afueras desiertas del este, Ren Feng estaba al mando del entrenamiento de los
soldados, y al verlo, él se acercó inmediatamente para saludarlo. Ren Feng originalmente estaba
reclutando en el Patio externo a jóvenes marciales, luego, después de reclutar suficientes, Jing Shao le
pidió que reuniera a las tropas privadas, lo que lo hizo ser ahora el líder de este grupo.
—¡El símbolo del ejército del Príncipe está aquí, reúnan a los soldados y que estén listos para partir
en cualquier momento!—. Mu Hanzhang reveló de repente el símbolo del ejército de Jing Shao.
—¡Este servidor recibe su orden!—. Ren Feng reconoció naturalmente a Wang Fei y comenzó a reunir
a sus tropas sin dudarlo. Los caballos salieron del profundo y denso bosque, siendo cabalgados por la
caballería, a su vez, los soldados de infantería vestían formal y estaban arreglados metódicamente, y
casi no lucían diferentes al propio ejército de Jing Shao.
—Estos salvajes soldados realmente han sido entrenados hasta este nivel, Wang Ye es ciertamente
capaz—. El General del Protectorado de derecha de repente dijo con asombro.
Reng Feng organizó al grupo, y se colocó delante para informar: —Conociendo al Señor Marqués, las
3,723 personas por completo se han terminado de reorganizar con las del desolado bosque.
—¿Cuántos soldados de caballería hay?—. Mu Hanzhang le pidió a la gente que se pararan en la
plataforma para que miraran desde la distancia en dirección a la capital, sin desmontar, listos para
luchar en cualquier momento.
—Mil soldados de caballería, quinientos arqueros, y los restantes son de infantería—. Respondió Reng
Feng.
Mu Hanzhang asintió, bebió un sorbo de agua de la bolsa del General del Protectorado de derecha, y
esperó pacientemente las noticias de Jing Shao.
El cielo comenzó a oscurecerse, hasta que el sol se puso en el oeste, los soldados que miraban a la
distancia, dijeron fuertemente: —Señor marqués, hay un fuego artificial rojo en el cielo que sale desde
la ciudad imperial.
—¡Vayan!—. Mu Hanzhang agarró fuertemente las riendas, y ordenó en voz alta: —¡La caballería va
primero!—. Originalmente esto era una simple preparación, pensando que incluso si el Emperador
Hong Zheng moría, habrían unos pocos arreglos. Las posibilidades de usar el ejército privado no eran
grandes. Después de todo, una vez que este tipo de cosas queden expuestas al público, no se podía usar
por segunda vez, y si hay un mal uso, solo podrían causar grandes problemas. Pero ahora parece que
algo inesperado sucederá, a lo que Jin Shao iba a ser incapaz de enfrentarse.
Mu Hanzhang estaba preocupado, mientras esperaba ponerse al día con lo que pasaba, y deseando
que Jing Shao sea capaz de aguantar.
Jing Shao protegía a su hermano mayor desde atrás de él mismo, los dieciocho jinetes Mo Yun
formaron un círculo para proteger a las dos personas en el centro, y los guardias imperiales del palacio
estaban luchando con el ejército imperial del bosque. El Cuarto Príncipe estaba profundamente
escondido y no sabía cuándo casi el 80% del ejército imperial del bosque había sido recogido como
suyo. La situación de ahora era muy crítica, y Jing Shao no tuvo más alternativas que encender los
fuegos artificiales que estaban en su mano.
Había demasiados guardias imperiales del palacio, y realmente no podían resistir al ejército imperial
del bosque. Al ver que el número de los guardias imperiales se estaba reduciendo continuamente,
algunos de los dieciocho jinetes Mo Yun ya se encontraban débiles.
Inesperadamente, una docena de soldados del ejército imperial del bosque con escudos de hierro
atacaron en dirección a los dieciocho jinetes, derribando a la mayoría que estaban en el frente, e
inmediatamente una lanza entró por un pequeño espacio, y firmemente el hermano menor le dio dos
apuñaladas.
Jing Shao cortó con una espada el extremo puntiagudo de la lanza, y se dio la vuelta para patearle al
escudo, haciendo que la persona que sostenía el escudo se cayera, y los dieciocho jinetes que estaban
montados en los caballos inmediatamente lo cubrieron con una espada.
—¡Cierren el círculo de batalla, protejan a Su Majestad!—. Pronunció Jing Shao con la poca fuerza
que le quedaba, los guardias imperiales circundantes inmediatamente se acercaron a su lado. Ahora
que el enemigo es fuerte y ellos débiles, incluso si las artes marciales de los dieciocho jinetes eran muy
buenas, ellos no pueden resistir al magnífico ejército de miles de guerreros. La única solución por ahora
era dejar de lado a los lesionados y muertos, para proteger a su hermano mayor, y arrastrar al ejército
privado para que venga a ayudar.
Al ver que era fácil acercarse a los soldados con escudos, el Cuarto Príncipe ordenó que los escuderos
se adelantaran, y acorralen a Jing Shao con los demás en un punto ciego.
Los dos hermanos estaban espalda con espalda, cada uno sostenía una larga espada, mientras
observaban cómo el círculo de guardias imperiales se iba reduciendo continuamente. La vestimenta de
seda con la que Jing Shao acababa de vestirse, ya estaba completamente manchada de sangre.
—Descansa un rato—. Jing Chen le dio unas palmaditas en el hombro a su hermano menor, ahora que
se han reunido todos los guardias imperiales, recién tenían un momento para tomar un respiro.
Jing Shao se secó la cara: —Estoy bien—. Dejó que los guardias imperiales rodearan en una formación
de círculo para que así se puedan enfrentar contra el enemigo por todas las direcciones, con los
espacios bien cerrados, sin dejar entrar ni una gota de agua, de esta manera, no importaba cuántos
soldados del ejército del bosque haya, sólo podrían lanzarse de capa en capa, y ni tres o cinco personas
serían capaces a un guardia; sin embargo, incluso así, los guardias seguían disminuyendo
constantemente.
De repente, el sonido de lucha llegó desde la retaguardia del ejército imperial del bosque. Jing Chen
estaba de pie en un lugar alto y podía ver todo con claridad, miró cómo miles de soldados de caballería
se apresuraron a llegar. Aquellos jinetes vestían con ropa gris nada fuera de lo común; sin embargo sus
caballos eran fuertes, y estaban muy bien equipados, así, comenzaron a atacar con flechas puntiagudas
al ejército imperial del bosque.
—¿Quiénes son?—. El Cuarto Príncipe está completamente aterrorizado. La ciudad imperial
claramente estaba siendo controlada por él, ¿cómo podían entrar tropas? La puerta del sur obviamente
estaba cerrada, y el ejército de Jing Shao de todos modos no podía entrar.
Jing Shao sonrió lentamente cuando vio un alto y negro caballo entre la caballería.
Los escalones de jade ya se habían teñido de sangre, goteando hasta el tótem de los nueve dragones
tallado en jade blanco. Jing Chen se paró sobre los escalones de jade, con sus manos detrás de la
espalda. Miro al Cuarto Príncipe Jing Yu que estaba arrodillado junto a los guardias imperiales.
—¡Este tipo de persona que asesinan a sus hermanos mayores y matan a su padre, son
completamente despiadados, y deberían ser cortados en pedazos!—. Jing Shao permitió que su esposo
le envolviera sus heridas, mientras miraba a Jing Yu con sus ojos rojos. Aunque el Ministro de Ritos dijo
que aún no lo había averiguado, su Madre Emperatriz murió por ellos, y su Padre Emperador también
falleció por ese veneno. Él no necesitaba pensar para saber quién más era el responsable de esto: un
venerable ser malvado.
—Jajaja, el tercer hermano imperial sigue siendo tan tiránico. Si matas a tu hermano hoy, quién puede
decir que no matarás al hermano mayor mañana—. Sabiendo que sería incapaz de salir vivo, al Cuarto
Príncipe no le importaba esto, y se rió salvajemente.
Mu Hanzhang frunció el ceño, esta era una clara provocación para incitar la discordia.
Jing Chen sostuvo la mano de Jing Shao para levantar su espada y decir con una profunda voz: —Si
haces algún movimiento, definitivamente serás criticado en los libros de historia por siglos.
—¿Qué hay que temer?— Se mofó Jing Shao, ¿a quién le importaban los libros de historia de siglos
después?
Jing Chen tomó la espada imperial de su hermano menor: —Yo iré.
Con la sangre salpicando a tres centímetros, los ojos del Cuarto Príncipe se agrandaron, estaba
reacio, pero ya no pudo hablar más.
Se limpió el campo de batalla y los escalones de jade. Los jóvenes príncipes también fueron
convocados, y no pudieron evitar temblar al ver la escena.
Jing Shao tomó a su Wang Fei, y entró al palacio Feng Yi con una seda blanca, después se sentó en el
salón principal con el cabello despeinado, mirando a los visitantes con tranquilidad.
—Mañana es la gran ceremonia para el ascenso al trono. ¿La Emperatriz ha pensado a dónde ir?—
Jing Shao miró a la mujer con frialdad.
—La Emperatriz tiene su lugar propio para ir—. Luego se puso de pie, ordenando su cabello, ella se
rió con locura.
Mu Hanzhang sintió la tensión de las personas a su alrededor, a hurtadillas sostuvo la mano de su
esposo, y dijo: —La Emperatriz ha envenenado al anterior Emperador, este es un gran pecado y ya no
puede ser considerada Emperatriz. El Cuarto Príncipe también ya ha sido ejecutado, y Su Majestad ya
ha ordenado. Nadie puede entrar en la tumba imperial, excepto por su propia familia.
—¡Ustedes son tan malvados!—. Después de escuchar estas palabras, gritó amargamente. —¡Jing Yu
es un príncipe! ¡¿Cómo pueden permitir que tiren su cadáver en el desierto?!
Jing Shao sabía que su propio Wang Fei estaba por dar rienda suelta a su ira, y extendió su brazo para
sostener su cintura. —Este Príncipe no quiere desperdiciar palabras contigo, vete rápido, nosotros
tenemos que regresar al Palacio para cenar.
Después tomó la blanca seda, se levantó y rió locamente: —Puedo morir dignamente en el Palacio, ¡a
diferencia de tu Madre Emperatriz, que fea fue su muerte! Jajaja...
Jing Shao se fue acercando poco a poco, agarró fuertemente la blanca seda, estranguló el cuello de
esa mujer con la velocidad de un rayo, fue apretando lentamente y dijo en un susurro: —El hermano
imperial ya lo ha decretado, ¡el tío Yong Chang buscó la rebelión y se debe ejecutar como castigo a toda
su familia!
Después de decir esto los ojos de esa mujer se agrandaron, y extendió su mano para intentar
defenderse, comenzó a lagrimear por la fuerza del estrangulamiento con la blanca seda, y el sonido de
los huesos de su cuello fue claramente audible.
Jing Shao soltó la blanca seda, y miró la fea muerte de ahora, y susurró: —Ni diez de los tuyos son
capaces de compararse con el polvo de las flores de la tumba de mi madre.
Mu Hanzhang se acercó lentamente, extendió su mano para abrazar a Jing Shao y le dio unas
palmaditas en su temblorosa espalda.
En el año 16 de Hong Zheng, el Emperador falleció, la Nación estuvo de luto y tras la ascensión al
trono del nuevo Emperador, se cambió el nombre a Sheng Yuan* por la amnistía del Imperio.
El día de la ascensión al trono, se le otorgó el lugar a Madam Xiao para que sea la Emperatriz, y
Cheng Wang Jing Shao se volvió el príncipe regente encargado de la ciudad.
En Yong Chang, el hermano de Madam Wu, que se rebeló en contra del Emperador, también es quien
había envenenado al anterior Emperador, y por ello obtuvo de castigo de que todos sus parientes sean
ejecutados. Al Duque Mao que conspiró para rebelarse se le eliminó su posición en la nobleza para su
familia. A su vez, al Príncipe Mayor Jing Rong se le degradó a ser un plebeyo, siendo exiliado a Shu para
que no regrese en esta vida a la capital de la Nación.
En el segundo año de Sheng Yuan, Madam Xiao cayó gravemente enferma.
—¡Fue todo culpa tuya, mataste al cuarto hijo y ahora vienes a matar a la Madre Emperatriz!—. En el
jardín imperial, una niña vestida de espléndidas ropas señalaba a un niño de unos tres o cuatro años,
hablándole con brusquedad.
Aquel niño estaba mirándola fijamente con un par de grandes ojos azabaches, sin discutir sobre ello,
directamente agarró un puñado de tierra, y se lo lanzó a la cara.
—¡Ah!—. Gritó la niña de inmediato.
—¡Princesa!—. Una sirvienta del palacio se apresuró a avanzar para protegerla.
El niño ya se había subido a un azufaifo con rapidez y, una vez que la sirvienta del palacio se acercara,
entonces este cogería una azufaifa de la rama del árbol para tirarla hacia abajo, lanzándola con rapidez
hacia el ojo de la sirvienta del palacio, acertando cada uno que tiraba.
—Este niño es realmente interesante—. Jing Shao, vestido con el traje blanco como la luna, se paró en
el jardín rocoso y sonrió. Se dio la vuelta para ver la cenicienta expresión de su hermano mayor,
deteniéndose inmediatamente.
—La Emperatriz se encargó de que Jing Cheng esté al lado de este Emperador, no esperaba que sea
posible que aprendiera de esta manera—. Jing Chen miró al Tercer Príncipe Jing Cheng que estaba en la
cima del árbol y a la Princesa Jing Yue, que estaba gritando y pateando, su expresión se volvió cada vez
más fea.
—Creo que este niño tiene un verdadero temperamento, como el que yo tenía cuando era niño—. Jing
Shao sonrió y se fue, saltó al árbol y fijó firmemente al niño del árbol en sus brazos.
—¡Padre Emperador!—. Cuando la Princesa Jing Yue vio a Jing Chen, palideció en estado de shock y
se arrodilló en el suelo para hacerle una reverencia.
—¡Tío imperial!—. Jing Cheng no temía ser retenido por Jing Shao, mirándolo con sus ojos muy
abiertos. —¿Cómo subiste?
—Sígueme al Palacio y yo te enseñaré—. Jing Shao acarició el denso cabello en la cabeza de Jing
Cheng.
—Este hijo es travieso, y tú...—. Jing Chen frunció su ceño y miró al niño en los brazos de su hermano
menor. Dado que la concubina de cuarto rango había muerto repentinamente, Madam Xiao entonces le
pidió a este hijo de concubina que fuera criado a su lado, diciendo que se le educaría, pero simplemente
él juega y hace ruido, con muy poca disciplina.
—¡Es justo lo que quiero!—. Jing Shao colocó al pequeño que se movía incesantemente, y habló con
una sonrisa.
Jing Chen frunció su ceño, suspiró y dijo: —El Marqués del Norte pidió un decreto imperial para
establecer a su hijo, puedes llevar al hermano menor de Hanzhang a tu hogar y que después asuma el
título de nobleza del Marqués Wen Yuan.
En el segundo año de Sheng Yuan, Cheng Wang adoptó al tercer hijo del Emperador para que sea el
hijo de su Primera Esposa. Al mismo tiempo, el hijo menor del Marqués del Norte fue admitido en la
Mansión de Cheng Wang y el Marqués Wen Yuan para que ambos estudien juntos.
En el tercer año de Sheng Yuan, la Emperatriz Xiao falleció y el Rey de Huainan entró a la capital por
deseos del legado del difunto Taizu, por ello el Emperador Sheng Yuan sintió un profundo dolor de
cabeza.
—Hermano mayor, ¿qué está escrito exactamente en el legado de Taizu?—. Jing Shao le preguntó a Gu
Huaiqing, quien se estaba quedando temporalmente en su Mansión, él siempre había querido saber lo
que estaba escrito en las cartas de Taizu, pero su hermano sólo se negó a mostrárselas, así que había
sentido curiosidad durante mucho tiempo por esto, y Gu Huaiqing en su mano tiene los deseos del
difunto Taizu, así que se supone que estas deberían ser similares.
Gu Huaiqing lo miró con una sonrisa: —El Rey de Huainan de cada generación se llama Gu Huaiqing,
y no puede casarse con una princesa antes de los veinticinco años, ¿sabes por qué?
Jing Shao sacudió su cabeza sin comprender.
Taizu miró arriba del río Huai y dijo: Si este súbdito* vigila Huainan, este Emperador descansará sin
preocupaciones.
Los deseos de Taizu eran: Nunca se podrá ingresar al feudo de Huainan. Si las generaciones
posteriores quieren quitarles el dominio, deben tomar en matrimonio al Rey de Huainan como su
Emperatriz.
"Crash". La copa en la mano de Jing Shao cayó al suelo y se rompió.
Gu Huaiqing lo miró, se puso de pie y regresó a su habitación.
—Cheng'er, mi hermano mayor dijo que vayas a comer—. Mu Longlin levantó su cabeza y llamó al
niño que se encontraba en el árbol.
—¡Joven tío!—. Jing Cheng saltó del árbol, arrojó a Mu Longlin al chocar con él y los dos pequeños
regordetes cayeron juntos al césped.
—¡Miau!—. El gran tigre que dormía en una siesta no muy lejos de ellos, bostezó, y vio a los dos
pequeños niños rodando juntos, e inmediatamente se acercó corriendo con interés, usando su gran
cabeza para que ambos niños se diviertan.
—¡Lin'er, Cheng'er!—. Se escuchó una cálida y clara voz, y los dos niños se congelaron de repente, se
pararon en su sitio luciendo un buen comportamiento, solo el gran tigre aún seguía ignorando el peligro
cerca, y continuaba saltando para abalanzarse sobre las pocas hierbas que se asomaban a su nariz.
Mu Hanzhang vio a los dos niños y al tigre cubiertos de hierba, e inmediatamente su rostro se
congeló.
—Hermano mayor...
—Papi...
—Miau...
Jing Shao sonrió, se acercó y tomó a su Wang Fei entre sus brazos, guiñándoles un ojo a los otros tres.
Jing Cheng reaccionó más rápido y se escapó mientras tiraba de su joven tío, Xiao Huang no lo
entendía, así que sólo se acarició en su amo, se acostó y se dio la vuelta para mostrar su barriga.
—Siempre los acostumbras, tarde o temprano ellos pondrán al cielo patas arriba—. Mu Hanzhang
empujó a la persona detrás de él.
Jing Shao no lo soltó, sólo sonrió y abrazó a aquella persona con más fuerza.
El pasado quedó atrás, y a veces Jing Shao se preguntaba si los diversos acontecimientos de su vida
anterior eran solo un sueño que le confió su Taizu, llamándolo para decirle que sería mejor para su
fallecido abuelo que sea de esta manera, a que tenga todo un Imperio sin su persona amada.
Jing Shao enterró su nariz en el cuello de la persona entre sus brazos y respiró hondo: —Jun Qing...
—¿Mn?—. Mu Hanzhang lo miró.
—...—. Jing Shao levantó su cabeza y besó aquel hermoso rostro con una sonrisa. —No es nada, vamos
a comer.
Mu Hanzhang estaba aturdido, luego las comisuras de sus labios se curvaron lentamente: —Está bien.
Las flores de durazno volvieron a florecer, llegó la brisa primaveral, y los rosados pétalos reflejaron a
las dos personas que caminaban con calma.
════ ∘◦❁◦∘ ════
[El autor tiene algo que decir]
Escribí el final durante todo un día, y el texto termina aquí, creo que ya he dicho todo lo que debería
decir *apretar el puño*.
[Nota de la traductora]
Ejército imperial del bosque*: "御林军", es traducido literalmente de esa manera, pero por su pinyin
también puede ser ejército Yulin.
Sheng Yuan*: "盛元", ese nombre fue otorgado, porque el primer caracter significa "vigorosidad,
magnificencia" mientras que el segundo fue en honor a la Emperatriz Yuan, su madre.
Súbdito*: "卿" qīng, este caracter puede ser utilizado por el Emperador para sus súbditos o como un
término de cariño entre cónyuges, cada uno de los dos significados son antiguos, y eso es lo que desata
el doble sentido.
Extra 1: El Broche de Jade del Destino

La primera vez que Gu Huaiqing vio a Jing Chen fue en un restaurante de la ciudad de Pingjiang.
Jing Shao le envió una carta diciendo que Rui Wang iría en unos días a la ciudad de Pingjiang,
consecuentemente él tenía más razones para no regresar. De cualquier modo hay un ministro en
Huainan muy competente que maneja todos los asuntos gubernamentales por él, y probablemente él
tarde más de 1 día en llegar.
Ese día fue moderadamente ventoso y soleado, Gu Huaiqing fue a la tienda de vinos que frecuentaba
a orillas del río Qingshui para beber un poco, justamente vio que su asiento favorito junto a la ventana
estaba ya ocupado por alguien, frunciendo el ceño con disgusto, agarró al mesero y le lanzó varias
monedas de plata diciendo: —Dile a esa persona de allí que se mueva del lugar.
El mesero se quedó perplejo al agarrar las monedas de plata, este joven maestro es un cliente
habitual, pero el que se encuentra sentado a primera vista se nota que usa ropas lujosas, así que no
puede permitirse el lujo de ofenderlo, después de sentirse avergonzado durante un momento, pasó las
monedas de plata de una mano a otra, el peso no era tan ligero, apretó los dientes, se echó la toalla de
tela al hombro y caminó hacia allá.
Jing Chen estaba sentado solo en la mesa junto a la ventana mirando el río Qingshui afuera,
observando la bulliciosa escena en la ciudad de Pingjiang. Los guardias estaban sentados en los
asientos junto a él y no se atrevieron a molestar. En ese momento, el mesero repentinamente se
aproximó hacia él.
—Estimado señor, lamento molestarlo, este lugar estaba ya reservado para el joven, ¿podría usted
usar la siguiente mesa?—. El mesero señaló a Gu Huaiqing, que no estaba muy lejos.
El guardia a su lado se disgustó al oír esto, estando a punto de levantarse para discutir, fue
interrumpido por una mirada de Jing Chen. Jing Chen siguió la mano del mesero y miró hacia allá, y vio
a un hombre con una túnica blanca como la nieve, de pie no muy lejos, con un rostro apuesto y un
temperamento noble, no parecía el hijo de una familia rica ordinaria.
Al mismo tiempo que ese hombre se asomaba, Gu Huaiqing también lo miraba. Deslumbrando con su
hermosura, parecía no estar enfadado, y en su lugar llevaba una majestuosa apariencia, pero sobre
todo, ¡se parecía en una séptima parte a Jing Shao! Gu Huaiqing se congeló por un momento, luego de
inmediato se acercó rápidamente: —Mesero, te pedí que buscaras un asiento junto a la ventana, y si no
lo tienes no pasa nada, ¡cómo puedes hacer que la gente cambie de asiento!
El mesero miró a Gu Huaiqing estupefacto, y al ver que no tenía intención de pedirle las monedas de
plata de vuelta, se ocupó de cumplir con sus palabras y de pedir unas disculpas.
—Espero que me perdone por haberme precipitado—. Gu Huaiqing sonrió y arqueó sus manos hacia
Jing Chen.
Jing Chen lo miró, naturalmente había visto las acciones anteriores a su alrededor, sólo que no sabía
por qué este hombre había cambiado de opinión, y respondió con indiferencia: —No hay problema.
Gu Huaiqing miró a la persona que tenía delante, obviamente tenía un aspecto similar al de Jing Shao,
pero su aura era un mundo aparte; esa aura tranquila y noble atraía inconscientemente la mirada hacia
él, pero no se atrevía a observarlo directamente. Aunque adivinó más o menos la identidad de esta
persona, Jing Chen no sabía quién era él. Pensando en eso, Gu Huaiqing tuvo de repente una idea
divertida.
El Rey de Huainan siempre ha sido sobresalientemente rebelde, así que al encontrarse con una
belleza no puede evitar bromear por un rato, por lo que confiando en su buena apariencia, raramente
las personas lo tratarían con frialdad. Por supuesto, a excepción de Jing Shao, quien sólo sabe lanzar los
puños. Entonces, Gu Huaiqing, quien iba a comer y a beber, se sentó frente a Jing Chen y dijo con una
sonrisa: —Nuestro encuentro ha sido predestinado, ahora que veo la cintura del joven maestro...—.
Hablando de la cintura de Jing Chen, miró esa parte en el cuerpo ajeno pensando que tendría algo como
un sable, confiando en que este sería un buen tesoro para darle algunas palabras de halago y charlar,
pero después de mirar a su alrededor, ¡se dio cuenta que Jing Chen no tenía ninguna espada en la
cintura!
—¿Qué?—. Jing Chen frunció el ceño, pensando que esta persona era un poco inexplicablemente
misteriosa.
—Eh... Tu broche de jade no está mal—. Gu Huaiqing fue observado por la persona frente a él, y
repentinamente su cerebro se hizo un nudo, así que sólo pudo decir con suavidad: —¿Puedes dejarme
echarle un vistazo?
La cara de Jing Chen de inmediato se volvió sombría.
Este fue en su totalidad el comienzo de una relación predestinada, pero sin un futuro certero.
Sin embargo, el actual Emperador Sheng Yuan estaba mirando el manuscrito de Taizu en su mano, y
únicamente sintió un incomparable dolor de cabeza.
Se dijo que este era un manuscrito, pero en su interior hay muy pocas cosas sobre cómo gobernar la
Nación, y en su mayoría hay algunos pequeños apuntes que fueron escritos al azar por repentino
impulso; sin embargo, en gran parte solamente habían palabras con respecto al feudo de Huainan.
En las escrituras de Taizu, él y los tres Reyes lucharon juntos en todo el Imperio, pero el más cercano
a él era Gu Xi, ambas personas se convirtieron en hermanos jurados y a menudo dormían el uno con el
otro. Entre eso, Taizu usó una página completa para describir la belleza de Gu Xi, al leer esa hoja las
comisuras de la boca de Jing Chen se contrajeron, inesperadamente, quien fue por generaciones
posteriores adorado como un Dios en aquellos días también fue alguien exageradamente romántico. Lo
que pasó después estuvo lleno de suspiros; las costumbres populares de las generaciones anteriores
realmente no eran de esta manera, los hombres no podían casarse con otro hombre, por eso Taizu
estableció la Ley de Dachen, aferrándose obstinadamente a su deseo de incluir esposas masculinas,
pero a pesar de lo mucho que se esforzara, el Rey de Huainan al final no se casó con Taizu.
Se desconoce lo que sucedió durante este periodo; sin embargo, Taizu realmente escribió al final de
su propio manuscrito una advertencia para que sus propios descendientes la leyeran en la que decía
que estos no deben tomar el feudo de Huainan, y si se desea una retirada de ese dominio, esa persona
debía casarse con el Rey de Huainan para que este sea su Emperatriz; además, habían reglas de todo
tipo esparcidas de una revoltosa manera.
Jing Chen cerró el manuscrito y suspiró levemente, Taizu en ese entonces hablaba para que se
pudiera permitir tomar esposas masculinas, pero sólo después de muchos años se perfeccionó aquella
ley, y entre la gente se cambió a una regulación no escrita de que los hijos de concubinas debían
casarse con una esposa masculina, para que esa ley se convirtiera en lo que es hoy. La razón por la que
los Emperadores de las dinastías pasadas no fueron capaces de recuperar Huainan es porque por un
lado, debían tomar al Rey de Huainan como esposa y a su vez, este Rey debe estar dispuesto a casarse
con aquel Emperador, si fracasaban, tendrían que ir a una guerra para luego casarse con el Rey de
Huainan, pero así, todos los funcionarios de Huainan entrarían a la Corte Imperial como parte de la
gobernabilidad, lo que también sería una gran amenaza para el poder imperial.
—Informe para Su Majestad, el Emperador, Cheng Wang ha venido para verlo—. El eunuco en jefe del
Palacio le reportó.
—Déjalo entrar—. Jing Chen se frotó el espacio entre sus cejas.
—Este hermano servidor saluda a Su Majestad Imperial, mi Emperador...—. Jing Shao se arrodilló
para saludarlo, pero fue interrumpido antes de que pudiera terminar de hablar.
—¿Qué sucede?—. Jing Chen movió su mano para permitirle levantarse y los demás eunucos del
Palacio retrocedieron discretamente.
—Hermano—. Jing Shao se levantó conscientemente, se movió al lado de su hermano y miró el
manuscrito amarillento en la mano de Jing Chen. —¿Qué está escrito exactamente en las notas
personales de Taizu?—. En estos dos últimos años, Jing Shao pensaba y cada vez sentía más que Taizu
ciertamente tiene su alma viva en el cielo, en esos días en los que él destruía Huainan, repentinamente
fue atrapado por mucha gente, y al final murió en el Monte Feng Yue. En esta vida, él no luchó con
seriedad, pero aún así el Emperador Hong Zheng persistía en la idea de que se tome la ciudad feudal, y
como resultado, Taizu se lo llevó de antemano, por tal motivo Jing Shao quería saber qué era lo que se
decía en especial en el manuscrito de Taizu.
Jing Chen presionó las escrituras en la palma de su mano y no le permitió verlas: —¿Por qué has
venido corriendo?
—Oh, Gu Huaiqing entró a la capital, y quiere quedarse en mi hogar—. Al ver que los ojos de su
hermano imperial cambiaron de un momento a otro, Jing Shao pensó que él mismo había dicho algo mal
y se retractó con seriedad. —Este hermano servidor ha venido a informar que el Rey de Huainan vino
con el legado de Taizu con sus deseos y solicita reunirse con el hermano Emperador.
Los deseos escritos por Taizu al estar acercándose a la tumba le fueron entregados al Rey de Huainan
como un símbolo para que pueda sobrevivir. Se dice que cuando el primer Rey de Huainan recibió el
legado de Taizu, aquel hombre todo el tiempo estuvo postrado mientras lloraba con amargura y no
pasaron varios días para que este también fuera a seguir a Taizu.
El hecho de que el Rey de Huainan entrara a la capital con el legado de Taizu se extendió por todo el
lugar.
En el gran salón de la Corte Imperial hay una discusión muy enérgica en la que todos están
adivinando cuáles eran en sí los deseos de Taizu. Jing Chen adivinó débilmente al final cuál era, pero
cuando Gu Huaiqing lo leyó en presencia de toda la Corte Imperial y las fuerzas del ejército al mismo
tiempo, todavía sintió que las venas de su frente palpitaban hasta saltar.
Gu Huaiqing estaba de pie en medio del salón de la Corte Imperial y levantó su cabeza para ver al
guapo Emperador en el trono imperial, esperando a que empezara a hablar con una sonrisa.
El salón de la Corte Imperial estaba tan silencioso que adentro se podía escuchar a una aguja de plata
caer, ¡sólo porque este deseo de Taizu era demasiado impactante!
—Dado que existe tal legado, se debería obedecer la voluntad de Taizu—. La expresión de Jing Chen
se mantuvo sin cambio alguno, y sus ojos miraron profundamente a Gu Huaiqing. —Huaiqing puede
continuar protegiendo a Huainan, pagando impuestos y rindiendo tributos como de costumbre.
Había un rastro de decepción en los ojos de Gu Huaiqing, pero la reacción del Emperador también
era la que él esperaba, así que se arrodilló y le agradeció de inmediato: —Este servidor hará todo lo
posible para proteger Huainan ante el Emperador.
En el tercer año de Sheng Yuan, el Rey de Huainan leyó en voz alta el legado de Taizu en la Corte
Imperial, luego, en abril restituyó al Señor de las murallas del Condado de Dan Yang y en mayo invadió
Jiang Zhou.
—Emperador, el Rey de Huainan está ejerciendo una batalla bajo el deseo de Taizu corriendo como
loco en Jiangnan, y Huainan está a sólo ochocientos li de tierra plana de la Ciudad Capital,¡realmente es
peligroso que se siga quedando allí, ah!—. El Ministro de Guerra dijo con amargura.
—Emperador, el dinero en la tesorería ya ha estado en déficit en los últimos años, y la situación actual
está determinada desde un principio, de la misma manera es urgente la necesidad de un periodo de
recuperación. Es ciertamente inapropiado volver a iniciar una guerra—. El Ministro de Hacienda
también habló inmediatamente después en apoyo al anterior orador.
Jing Chen estaba sentado detrás del escritorio en la sala de estudio imperial, su rostro era inexpresivo
mientras escuchaba a los ministros discutir. Estando molesto en su corazón sin poder evitarlo, miró con
ferocidad al Príncipe regente encargado de la ciudad, quien se encontraba sentado a un lado bebiendo
té.
Jing Shao sigilosamente se estaba metiendo un postre en su boca, pero al notar la mirada de su
propio hermano imperial por poco se ahoga, y apresuradamente tomó un gran sorbo de agua.
La supuesta invasión del Rey de Huainan a Jiang Zhou pasó en realidad porque Gu Huaiqing tenía el
fin de forzar el matrimonio, otra vez tomó otra ciudad para después quedarse inmóvil, y dejar en déficit
a la tesorería, fue Jing Shao quien había salido al florecimiento de la batalla y escondió muchas
monedas en privado, después con honestidad se las entregó a Jing Chen, e incluso Gu Huaiqing también
le dio su parte. Pero no se puede decir nada al respecto; además, esas monedas recibidas de Jing Chen
sólo pueden ser provisionales, si directamente se completa el interior de la tesorería, eso únicamente
demostraría con claridad una prueba del crimen de Jing Shao. Por lo tanto, Jing Cheng no tuvo más
remedio que mirar a su hermano menor unas cuantas veces más para desahogar su ira.
—La Emperatriz ha fallecido y el harén no tiene un dueño, ¿por qué el Emperador inmediatamente no
estuvo de acuerdo con el Rey de Huainan...?—. Susurró Ma Zhuo.
Varios oficiales veteranos se miraron entre sí, pero no se atrevieron a hablar.
—¿Tú también piensas eso?—. Jing Chen barrió a toda la multitud a su alrededor.
—Lo que el asistente de ministro Ma dijo es razonable, pero este asunto aún debe discutirse por un
tiempo para tomar una decisión...—. El Ministro de Hacienda contestó en voz baja de repente. Los
Reyes de Huainan nunca habían estado dispuestos a casarse en el Palacio, es raro que haya uno que
esté especialmente de acuerdo a ser tomado en matrimonio. Si se acepta al feudo de Huainan, esto de
hecho beneficiaría a las generaciones futuras. Sin embargo, este Emperador no quería casarse, así que
ellos no se atrevieron a decir más, después de todo, el Emperador nunca había aceptado a una
concubina masculina ni tampoco había favorecido a ningún hombre, tanto así desde el momento en que
salió del Palacio para establecerse en su propia Residencia. No deberían gustarle los hombres...
¿Cierto?
Cuando los ministros se fueron, Jing Shao vio que su hermano estaba de mal humor, así que
inmediatamente después movió sus pies para irse, pero fue agarrado del cuello por Jing Chen para
arrastrarlo a jugar ajedrez con una expresión amarga.
Al ver el tablero completo de los colores blanco y negro, Jing Shao sólo sintió dolor de cabeza, él
nunca ha tenido talento innato para ninguna de las cuatro artes que abarcan la música, ajedrez,
caligrafía y pintura, y ni qué decir de que jugara contra su hermano mayor, así que, a este punto él
únicamente podía esperar a ser asesinado por el destino.
Jing Chen estaba mirando a su hermano menor arrugar la nariz mientras se encontraba hecho un
espantoso desastre, y así en su ansioso corazón gradualmente apareció una chispa de alegría: —No
digas que estás aprendiendo de Hanzhang, que hasta ahora ni siquiera has progresado.
—Jun Qing siempre me llama para jugar, pero no quiere jugar adecuadamente al juego de mesa
conmigo—. Jing Shao se rascó su cabeza, no sabía dónde poner en el siguiente paso la pieza, así que la
colocó en un lugar al azar, efectivamente fue atrapado por su hermano mayor, y seguidamente bastante
piezas suyas fueron eliminadas.
—Xiao Shao—. Jing Shao miró a su hermano quien estaba sonriendo ante la mención de su Wang Fei.
—Cuando Hanzhang no tenía un título, ¿pensaste en dejarlo ir?
—¿Ah?—. Jing Shao sostuvo aturdido una pieza de ajedrez. Aunque no sabía por qué su hermano de
repente le preguntó eso, aún así negó con su cabeza con honestidad. —No pensé en eso.
—Al casarse contigo, sólo puede estar atrapado en el interior del hogar, ¿tienes el corazón para ello?
—. Jing Chen ya no lucía tranquilo mientras miraba directamente a Jing Shao. Esto era exactamente lo
que él en estos días era incapaz de comprender, se preguntaba a él mismo si estar con Gu Huaiqing era
algo que realmente quería en su corazón. Simplemente no sabía si él mismo deseaba a Gu Huaiqing por
su apariencia o para algo serio. Sólo que al pensar en que una figura tan majestuosa podía estar
atrapada en su harén y que luchará contra ese grupo de mujeres, inmediatamente su corazón se sentía
agitado.
Jing Shao escuchó las palabras de su hermano y supo a lo que se refería, así que giró la pequeña cosa
negra en su mano de una manera flexible entre sus dedos. —Compadezco a Jun Qing, pero yo lo sé
mejor que nadie, excepto por Jun Qing, no me gustarán otras personas, y no podría vivir feliz sin él,
siempre que pueda estar con él, haré todo lo posible para darle lo que desee, y no lo dejaré sentirse
agraviado.
Jing Chen escuchó en silencio las palabras de su hermano menor y no dijo nada.
—Hermano...—. Jing Shao miró a su hermano y finalmente no pudo evitar suspirar. Antes de salir, su
propio Wang Fei le advirtió repetidamente que no podía persuadirlo directamente sobre el asunto de su
hermano y Gu Huaiqing, porque Jing Chen, como Emperador, definitivamente tenía que considerarlo
más a fondo que él. Desde la antigüedad, el puesto de la belleza de la Nación no se había ocupado dos
veces, ahora que había una buena oportunidad, nunca supo por qué estaba dudando su hermano mayor,
pero resultó ser que sentía amor y compasión por Gu Huaiqing...
Después de que su hermano menor se fuera, Jing Chen se sentó en el jardín imperial para ver a las
flores caer.
—Cada descendiente del Rey de Huainan se llama Gu Huaiqing, entonces, ¿tenías otro nombre
cuando eras niño?—. Fue entonces cuando miró el exquisito rostro de aquella persona, los demonios y
Dioses estaban en acción* y él sólo pudo preguntarle eso con torpeza.
—Dame tu broche de jade y te contaré lo que quieras—. Gu Huaiqing en el recuerdo tenía una sonrisa
que albergaba intenciones maliciosas.
—No hables más de eso—. En ese momento, él mismo observó la sonrisa del otro y sintió que era
extremadamente hermoso, así que no le importó su rudeza.
—Feng Xi—. Gu Huaiqing agarró el broche de jade, mientras sonreía de una manera que haría
enloquecer a todos los seres vivos. El descendiente del Rey de Huainan debería ser llamado Xi. —
Cuando era niño, mi nombre era Feng Xi.
En febrero del cuarto año de Sheng Yuan, en el aniversario de la muerte de la Emperatriz, las
personas de la Corte Imperial pidieron establecer a una nueva Emperatriz. En marzo, el Emperador
Sheng Yuan declaró el decreto, y así, respetando el deseo de Taizu, se casó con el Rey de Huainan, Gu
Huaiqing se retiró del feudo de Huainan. El Emperador Sheng Yuan apreció el talento del ministro de
Huainan y le confirió el título de Ministro de izquierda.
Aunque Gu Huaiqing es considerado un sucesor de la Emperatriz, debido al deseo de Taizu, él era la
Emperatriz original, y así, fue traído al interior del Palacio. Como consecuencia, su boda debía ser
completamente grandiosa, con una alfombra roja de 10 li, y una celebración en todo el Imperio.
Jing Chen empujó la puerta de la habitación interior del Palacio Fengyi y miró con una ligera
embriaguez al hombre que estaba sentado frente a un tejido de suave seda roja alrededor de la cama
con unas deleitables ropas similares a las suyas, bordadas con un precioso fénix de oro, haciendo lucir a
ese hermoso rostro cada vez más encantador.
Caminó lentamente, recogió las copas de vino de la mesa, Jing Chen le entregó una, pero no se
apresuró a beber la suya, y solamente lo observó con calma: —¿Vale la pena?—. Abandonar todo sólo
por él, quien lleva en sus hombros a todo un Imperio, destinado a no poder poner toda su energía en él,
¿realmente vale la pena?
Gu Huaiqing agitó la copa de oro en su mano y se levantó para cruzar su brazo con el del Emperador.
—Es la noche de bodas, ¿por qué el Emperador está de esa manera tan poco romántica?
Jing Chen no preguntó más, sólo cruzó su brazo con él y bebió de su copa de vino.
Jing Chen, tomó en sus brazos a su recién casada Emperatriz y se acostó en la amplia cama. La luz de
las velas reflejaban el rostro de Gu Huaiqing a través de las sedas rojas, en la oscuridad lucía un poco
más hermoso y coqueto. Mientras iba acariciando aquel suave cabello negro, suspiró levemente.
—¿Por qué suspira el Emperador?—. Gu Huaiqing extendió uno de sus delgados dedos y se dio unos
golpecitos en sus labios. —El tiempo es corto, así que el Emperador no debe perder su tiempo libre.
Jing Chen se quitó su cinturón bordado con el patrón de fénix, dejando al descubierto su bien
proporcionado pecho, y le dio un suave beso: —Ya que estás dispuesto a casarte conmigo, ciertamente
este Emperador no te defraudará.
Gu Huaiqing se inclinó con sus ojos entrecerrados, y esperó en silencio que su esposo se quitara toda
su túnica superior, luego le dio la vuelta, presionando al Emperador debajo de su cuerpo. —El
Emperador debe descansar, este servidor lo atenderá.
—No—. Jing Chen frunció el ceño, sintiendo que este era un enfoque un poco inapropiado y le dio la
vuelta a Gu Huaiqing para presionarlo hacia abajo. —La Emperatriz se puso encima de este Emperador,
¿cómo es posible?
—Perdóneme Emperador—. Gu Huaiqing dijo con poca sinceridad y otra vez empujó a esa persona. —
Realmente este servidor durante el día y la noche piensa en el Emperador, y no puede soportar un
tormento tan lento, así que...—. Hablando así, una mano suya ingresó a las túnicas inferiores del
Emperador.
El Emperador se casó y suspendió la Corte Imperial por tres días.
En estos tres días, el Emperador en ningún momento salió del Palacio Fengyi. La gente en el Palacio
hablaba mucho y la Emperatriz masculina parecía ser particularmente favorecida. Cuando en aquellos
días el Emperador se acercaba a su Primera Esposa nunca se vio un amor como este.
Un año después, Mu Hanzhang fue a la biblioteca imperial para presentar los memoriales que había
realizado para el Emperador en estos días, y Jing Shao, que no tenía nada que hacer, siguió a su Wang
Fei al Palacio.
—¿Por qué no veo a mi cuñada imperial?—. Jing Shao miró a su alrededor, ¿su hermano mayor no le
había dicho que Gu Huaiqing podía ayudarlos a revisar los memoriales?
—La Emperatriz está un poco cansada, así que lo dejé descansar en el Palacio Fengyi—. Jing Chen
miró inexpresivamente un memorial y sintió que Mu Hanzhang había lidiado con ello sin problema, así
que lo dejó a un lado para recoger un nuevo memorial y comenzar a revisarlo.
Jing Shao lo entendió al instante, y al darle una mirada significativa de entendimiento mutuo a su
hermano, se llevó a su Wang Fei.
Cuando todos se fueron, la Emperatriz Gu salió con gracia desde la mampara vestido con ropas con
decoraciones de fénix, se dirigió hacia el lado del Emperador con una expresión tímida y dijo
amablemente: —Sentado y cansado, ¿puedo apoyarme en ti?
Jing Chen hizo oídos sordos, y continuó revisando los memoriales. La Emperatriz inmediatamente se
inclinó por iniciativa propia y lentamente acarició la cintura del Emperador.
—Si sigues siendo así, este Emperador te llevará al Palacio Frío mañana—. Jing Chen resopló con
frialdad, pero inconscientemente se inclinó contra la persona a su lado.
—¿Cómo puede el Emperador ser tan despiadado?—. Gu Huaiqing frunció su ceño y se acostó en el
hombro de Jing Chen sintiéndose agraviado. —Esta Emperatriz ahora está embarazada. Si va a aquel
frío y remoto lugar, es posible que el niño sea incapaz de soportarlo.
Jing Chen se frotó su frente por su dolor de cabeza y desde el espacio entre sus dientes estallaron
unas cuantas palabras: —Como Emperatriz de la Nación, ¡qué tipo de tonterías dices!
—¡El Emperador inesperadamente sospecha de esta Emperatriz!—. La expresión de Gu Huaiqing se
volvió aún más amarga. —Este servidor demostrará su inocencia ahora frente al Emperador—. Diciendo
esto, estiró su mano dentro de la camisa del Emperador.
—¡Piérdete...!
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
Los demonios y Dioses estaban en acción*: "鬼使神差", se refiere a un evento inexplicable que
clama por una razón sobrenatural o a una curiosa coincidencia.
Extra 2: La vida diaria de Xiao Huang

El sol de la mañana brillaba en las flores, los rayos de luz estaban impresos en el pelaje negro y
amarillo. El chirrido de la puerta al ser abierta, perturbó su maravilloso sueño de estofado de cerdo,
Xiao Huang abrazó su cabeza con insatisfacción, tratando de continuar el hermoso sueño en ese mismo
momento; sin embargo, esa persona siempre era tan aburrida.
—¡Estúpido tigre, el sol está brillando en tu parte trasera!—. Jing Shao pateó a la bola de pelo que se
encontraba en las flores con su pie.
Xiao Huang le dio una mirada al tipo que se estiraba y le mostró sus dientes con molestia.
Naturalmente, había sido criado por su amo, quien no era muy inteligente y nunca recordaba su
nombre, "bola de pelos", "tigre peludo", "estúpido tigre". En el suelo él estaba gritándole
desconsideradamente, pero como era un tigre con una vasta paciencia, Xiao Huang no tenía la
intención de discutir con él, sólo movió su cabeza y se apresuró en irse al interior de la habitación.
La persona de Xiao Huang se encontraba recostada encima de la grande y suave cama, con un brazo
a un lado de la cama, luciendo delicioso, el peludo tigre se inclinó hacia adelante y extendió su lengua
para lamerlo.
Mu Hanzhang sintió una picazón en su palma, abrió sus ojos, y vio a una grande y peluda cara que lo
estaba observando con ojos claros. Sin poder evitar reír, le dio unas palmaditas en el pelaje de su
cabeza, se dio la vuelta y siguió durmiendo. Xiao Huang inclinó la cabeza y lo miró por un momento,
luego estiró sus garras para engancharlas en aquel cabello oscuro. Aunque su dueño no tiene un
hermoso pelaje, estos pelos largos son más preciosos que la cola del caballo, así que esto compensa el
sufrimiento de no haber tenido un pelaje.
A Xiao Huang le gustan mucho estos pelos lisos. Agarró aquel largo cabello con sus dos garras, lo
rascó una y otra vez hasta que el largo y suave cabello se convirtió rápidamente en un desastre, y
también se manchó con algo de tierra. El gran tigre lo lamió con descontento, llegando a lamer la tierra
para limpiarlo.
—¡Cosa estúpida, una vez más has babeado encima!—. Jing Shao dejó el desayuno que estaba en su
mano, agarró la peluda nuca del tigre y lo llevó hasta afuera para llevarlo al Patio de animales en el
Lado Oeste.
El antiguo Patio Oeste de la Residencia de Cheng Wang y del Marqués Wen Yuan había sido demolido,
pero en realidad, se plantó hierba allí tal y como Jing Shao lo había dicho. El Palacio Imperial no podía
contener a feroces bestias, así que la Emperatriz le dio su león a Cheng Wang, por lo que ahora el león
vive en el Lado Oeste.
Xiao Huang era un visitante frecuente aquí. Al entrar a ese camino familiar, encontró al león dormido.
En aquellos días el pequeño león ya ha crecido, con una larga melena marrón en su cuello, se ve
absolutamente formidable. Xiao Huang siempre ha simpatizado con él. Después de todo, el pelaje de su
cuerpo es muy corto y no tiene rayas. Así que sólo un bondadoso tigre como él jugaría y lo acompañaría.
El gran león abrió sus ojos cuando olió al tigre, pero todavía estaba perezosamente acostado sin
moverse, esperando a que el peludo tigre viniera solo. Xiao Huang se acercó con la cabeza erguida y
con una presencia imponente, se inclinó al lado del león y él aceptó el saludo matutino de este pequeño
hermano, permitiéndole lamer su pelaje y morder la cabeza del león.
El león bostezó, inclinó su cabeza y lamió la cabeza del peludo tigre, luego puso su gran cabeza en las
patas delanteras del tigre, entrecerró sus ojos y siguió durmiendo perezosamente. Xiao Huang estaba
muy insatisfecho con la flojera de su hermano menor, así que abrió la boca para morder la oreja del león
y mordió varios bocados en la parte superior de esa cabeza. El león movió su cola con desaprobación y
continuó ocupando las suaves patas del tigre.
Xiao Huang estaba cansado de morder, así que se acostó sobre el vientre del león para descansar.
Hasta el mediodía, cuando comía la presa tributada por el hermano león, se acostó de espaldas y
extendió sus patas para atrapar la esponjosa cola del león. Esa cola se balanceaba para que él la
atrapara, y ocasionalmente le dejaba sostenerla para mordisquearla, pero se alejaba cuando una feroz
boca estaba a punto de masticar para después continuar balanceándose.
—¡Xiao Huang!—. Después del mediodía, Ge Ruoyi vino a llevarse al tigre para bañarlo. El león es
salvaje y puede lavarse solo, pero Xiao Huang es muy delicado, así que debía ser servido por alguien.
Ge Ruoyi llevó al peludo tigre al estanque del jardín y lo estaba bañando cuidadosamente, Xiao Huang
está bastante contento con esta sirvienta, al menos ella no le hará entrar agua por su nariz, y también
utilizaba un suave cepillo para peinar sus patas. Cuando terminó de bañarse, él levantó su mojada pata
y la recompensó con una hermosa huella suya.
—¡Xiao Huang!—. Ge Ruoyi miró la marca de humedad en su amarillo vestido con enfado.
Xiao Huang sacudió su cuerpo y salpicó todas las gotas de agua sobre Ge Ruoyi, indicándole a ella
que no era necesario que se conmoviera demasiado, luego caminó hacia un lugar para tomar una siesta
y descansar.
—Hiii~—. Xiao Hei miró al peludo tigre gordo correr a su territorio de nuevo, y le relinchó con
desprecio.
Xiao Huang sacudió su cabeza hasta que se secó, le otorgó al pequeño caballo negro una huella de su
pata, dejándola en la cadera del caballo negro y brillante. Este caballo es el más hermoso que jamás
haya visto, cada parte de su cuerpo se ve perfecta y debe ser muy delicioso de comer. Sin embargo,
Xiao Huang sabía que no podía comer a este caballo, así que sólo podía sostener una robusta pata del
caballo y babearla todos los días al mediodía, esperando tener el hermoso sueño de comer la carne de
este caballo.
—¡Joven tío, ven rápido!—. Una aguda y clara voz sonó no muy lejos de allí, y un niño con ropa de
laboriosos bordados jalaba a otro niño más joven que él al establo.
—Cheng'er, si mi hermano mayor nos ve, nos castigará—. La suave voz era precisamente de Mu
Longlin.
—No pasa nada, papá fue a su habitación—. Jing Cheng levantó su pequeña barbilla, y dijo con
confianza. —Papi seguro dormirá por bastante tiempo.
—¿Por qué?—. Mu Longlin inclinó su pequeña cabeza hacia un lado, sin comprender el porqué esto
tenía que ver con el hecho de que el esposo de su hermano mayor había ido al interior de la habitación
con que su hermano durmiera.
—Los dos van a jugar a montar al caballo—. Jing Cheng dijo con seriedad. —Papi se cansa cada vez
que juega.
—¿Juegan a montar al caballo?—. Mu Longlin parpadeó, y sus ojos se iluminaron. —Cheng'er,
juguemos también a montar al caballo, ¿sí?
—¿Al caballo? Vamos a montar al tigre—. Jing Cheng habló, mientras arrastraba al peludo tigre del
montón de hierba para que se levantara.
Xiao Huang estaba muy molesto cuando ellos interrumpieron su siesta de la tarde. Le rugió a Jing
Cheng, se puso de pie, sacudió su cabeza y levantó sus patas para salir corriendo, buscando algún sitio
con sombra en el jardín para acostarse en ella. A su vez, los dos jóvenes niños, tomados de la mano, lo
siguieron por mucho tiempo con sus cortas piernas para buscarlo, y encontraron a la bola de pelo
acostada en la sombra de un árbol.
Jing Cheng soltó la mano de su joven tío para arrojarse con entusiasmo en el cuerpo de Xiao Huang.
Xiao Huang se dio la vuelta y le mostró sus dientes, luego, se dobló estando echado para tirarlo. Jing
Cheng cayó en la hierba y Mu Longlin se acercó apresuradamente para levantarlo. —Cheng'er, ¿la caída
te dolió mucho?
—¡No me dolió!—. Jing Cheng se puso de pie y continuó yendo donde el tigre para montarlo.
—¡Ah! Ustedes dos, pequeños demonios, ¡¿cómo juegan con el tigre?!—. La nodriza que vino a buscar
a ambos niños empezó a sudar frío y rápidamente levantó al Joven Príncipe que estaba en el cuerpo del
tigre.
—¡Déjame bajar!—. Jing Cheng pateó con sus dos piernas cortas.
—El Señor Marqués está despierto—. La nodriza era incapaz de controlarlo, así que sacó su as bajo la
manga.
Realmente, el Joven Príncipe Jing Cheng de inmediato se comportó bien cuando escuchó esas
palabras: —¿Dónde está papi?
La nodriza exhaló un suspiro de alivio: —El Señor Marqués acaba de levantarse...
Antes de que pudiera siquiera terminar de hablar, Jing Cheng tomó la mano de Mu Longlin y se
escapó como el humo: —Joven tío, corre rápido, en un momento papi vendrá a vernos en el estudio.
—Oh—. Mu Longlin le contestó, y fue arrastrado por su pequeño sobrino mientras se iba balanceando
al correr.
El mundo finalmente estaba en paz, Xiao Huang bostezó, mordió con su boca la cola que se
encontraba en la hierba, y se volvió a dormir.
Este sueño le duró toda una tarde. Cuando la luna estaba en medio del cielo, Xiao Huang se despertó
por el frío de la noche, se levantó y miró a su alrededor, y vio que la luz aún estaba encendida en la
habitación de su dueño. A su vez, olfateando con su nariz el húmedo aire, estimó que esa misma noche
llovería, Xiao Huang le disgusta este tipo de tiempo de lluvia, así que se levantó para entrar al cuarto.
En los días lluviosos, la suave cama de su dueño es naturalmente el lugar más cómodo para dormir.
—Hmmm, no...—. La cortina de la cama estaba cubriéndolos bien y Xiao Huang no podía ver lo que
sucedía en la cama. Sólo escuchó la voz de su dueño sonar como si estuviera sufriendo: —Ah, apenas lo
hicimos al mediodía... Sinvergüenza...
Xiao Huang caminó rápidamente hacia la cama, y jalando la cortina, vio al desagradable tipo acostado
encima del cuerpo de su dueño, mordiéndole su cuello. ¿Se va a comer al amo?. Xiao Huang de repente
se enojó, corrió hacia la cama, agarró a Jing Shao por el cuello y ferozmente lo tiró a la cama.
Jing Shao estaba transpirando profusamente y estaba a punto de llevar su arma a la batalla, cuando
de repente fue jalado hacia atrás por una vigorosa fuerza y "plop" cayó finalmente sobre su propio pie.
—¡Estúpido tigre!—. El grito de Cheng Wang se escuchó por todo el Lado Este, e inmediatamente, el
peludo tigre que no comprendía la situación fue lanzado afuera. A su vez, el dueño al que heroicamente
salvó no lo ayudó y sólo lo miró fijamente cuando cerró la puerta de golpe.
Xiao Huang rasguñó la puerta de mala gana, y el grito de su dueño sonó en la habitación, al comienzo
lo que se escuchaba era muy extraño, pero después de oírlo por un tiempo, la voz de su amo no sólo no
se debilitó, sino que parecía tener una tendencia a volverse cada vez más fuerte, lo que demuestra que
aquella persona no se llegó a comer a su dueño, ¿tal vez sólo estaban peleando?
"¡Pam pam pam!". Hubo truenos en el cielo y pronto llovió con intensidad. Xiao Huang yacía en el
pasillo, mirando cómo la lluvia caía en las flores y plantas en el jardín, escuchando al sonido de la
habitación que seguía sin detenerse. Dado a que él creció más que su dueño, su amo ya nunca se volvió
a acostar con él, e incluso en este tipo de tormenta, él no se preocuparía de que lo golpee un trueno.
Xiao Huang rascó el rojizo pilar, el sonido de los raspones que hacía era cubierto por el murmullo de
la lluvia, y nadie lo notó. Al no tener mejor opción, únicamente pudo acostarse obedientemente, y en
silencio iba mirando a las gotas que caían de la intensa lluvia frente al pasillo. El tigre no puede dormir
en la gran cama y está realmente solo como la nieve, miau...
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Extra 3: Un sueño que se ha vuelto una ilusión

La sombría celda no obtuvo luz durante todo el día, ni siquiera el grueso heno puede resistir el aire frío
de la losa de piedra, y seguidas ráfagas de esa frialdad se impregnaban hasta en los huesos.
Un ratón estaba escarbando en el heno y, de repente, su cabeza se topó con una mano, abrió la boca y
con sus afilados dientes la mordió.
"Tsss...". La mordida despertó a Jing Shao, quien con su mano lo sostuvo al revés.
—Zhi zhi—. Gritó el ratón asustado.
Mu Hanzhang, que estaba dormido a un lado, se despertó y observó cómo Jing Shao se enfrentaba al
ratón, sin poder evitar mostrar una sonrisa, se sentó lentamente y dijo: —¿Wang Ye ya se ha
despertado?
Jing Shao se volvió para mirarlo, el pasillo de la celda estaba iluminado con antorchas que pintaban
en la noche, la tenue luz reflejaba al hombre en la esquina, quien mostraba extrañamente algo de
calidez. No pudo evitar acercarse a él mientras llevaba el ratón en la mano para mostrárselo: —He
cogido esto, ya tenemos carne para comer.
Mu Hanzhang frunció el ceño ante la lucha del ratón gris, no podía imaginar cómo podía comer esta
cosa, así que no tenía intención de continuar este tema con él: —Si Wang Ye no puede conciliar el
sueño, será mejor que no hable con este servidor... Cof... Cof...—. Volvió a toser al hablar, su salud no
era buena, y ahora estando encerrado en la cárcel sin medicinas, y la piedra del lugar ya helada, a
menudo paraba agitado por los calambres que le daban por la noche, como en este momento en el que
sus piernas todavía se encontraban temblando.
Jing Shao vio que volvió a toser, así que ató al ratón de su cola a un clavo en la pared y se dio la vuelta
para acercarse a él: —Este... Si tienes frío, puedes apoyarte en mí—. Aunque no pasaba mucho tiempo
en casa, sabía que su Wang Fei estaba mal de salud; además, él era a pesar de todo su Primera Esposa,
así que Jing Shao no podía ser demasiado duro con él, y le había proporcionado medicina, pero incluso
así no había logrado mejorar durante todos estos años.
Mu Hanzhang negó con su cabeza, mientras iba mirando el apuesto rostro de Jing Shao que ya no era
igual de brillante que antes, tenía algo de barba recién crecida y sus ojos lucían apagados. En estos días
encerrados juntos, al verlo desde la locura inicial a la lenta resignación posterior, su remordimiento
después de ver al Segundo Príncipe, hasta el presente lleno de decadencia, el resentimiento acumulado
a lo largo de los años se había disipado con bastante extrañeza, al final, Jing Shao también era una
desafortunada persona.
—Wang Ye, mire eso—. Mu Hanzhang levantó la mano y señaló un punto en el techo.
Esta celda era toda de piedra, e incluso el techo no era una excepción, por lo que Jing Shao siguió su
mano y miró que había una hendidura en el techo que dejaba entrever la luz de la luna. Era muy tenue
bajo la cobertura de la antorcha, pero en la posición de Mu Hanzhang, se podía ver claramente un poco
del cielo estrellado.
Jing Shao miró aquel punto en ese lugar con sorpresa, y para verlo con claridad siguió avanzando
hasta donde estaba Mu Hanzhang quedando muy cerca de él.
El profundo cielo azul como una joya se filtraba por aquel pequeño hueco, como si contuviera una
belleza infinita, Jing Shao no podía dejar de mirar aquel lugar, y con avidez, no pudo pestañear: —Un
cielo nocturno tan hermoso, es tan bueno como el que vi en el desierto.
—¿Cómo es el desierto?—. El cuerpo que se inclinaba hacia él estaba muy caliente, aliviando el dolor
palpitante en su cuerpo, así que Mu Hanzhang no se movió, y en cambio, se apoyó en la pared de
ladrillos verdes mientras miraba aquel lugar.
—El desierto es interminable y puede estar deshabitado por cientos de li—. Jing Shao recordó la
situación de cuando era joven, y no pudo evitar levantar las comisuras de sus labios. —Fui a perseguir
al líder de los Hunos en ese momento, con tres mil caballos ligeros lo perseguía a través de la noche, el
único sonido en todo el desierto era el ruido de los cascos de los caballos...
—En ese momento, el Príncipe definitivamente no tenía miedo de nada en su corazón—. Mu Hanzhang
estaba mirándolo con un par de radiantes ojos.
—Sí, en aquella época era joven y no conocía el miedo en absoluto, ¡sólo sabía que había que correr!
Incluso si sólo tuviera tres mil jinetes, no tendría miedo de... los cincuenta mil del ejército de los Hunos
—. Dijo Jing Shao e hizo una pausa para mirarlo en silencio. — ¿Estás tratando de decir algo?
Mu Hanzhang inclinó la cabeza para mirar el pequeño trozo de cielo estrellado. —Wang Ye seguía
siendo intrépido cuando era joven, ahora que tiene ambas manos vacías, ¿de qué más tiene que
preocuparse?
Jing Shao se congeló por un momento, por primera vez examinó seriamente a su Primera Esposa
masculina, a pesar de haber estado encerrado durante mucho tiempo y que su tez era un poco
miserable, todavía no podía ocultar su arrogancia de ser un literato, como un bambú verde y resistente,
incluso parece ser más fuerte que él, quien era un hombre que galopaba en el campo de batalla.
—Cof cof cof...—. Mu Hanzhang no esperó a que la persona a su lado le respondiera, y no pudo evitar
toser de nuevo, al toser el aire frío en sus pulmones, tembló un poco.
Jing Shao vio su delgado cuerpo apoyado en la fría pared estando acurrucado en forma de una bolita.
De repente se sintió un poco afligido. Estiró su mano aprovechando el momento y tomó a la persona que
tosía en sus brazos: —Te calentaré.
El cuerpo en sus brazos era muy delgado, tomó una de sus manos, esta cubría el borde de sus labios
siendo prácticamente sólo piel y huesos. Jing Shao no pudo evitar fruncir el ceño, las azules venas se
veían en su pálida piel mientras se retorcían, haciéndolo ver un poco desagradable. —¿Por qué estás tan
delgado?
Sin esperar la respuesta de Mu Hanzhang, un pequeño sonido vino de repente desde el interior de la
prisión: debería ser el carcelero caminando con la llave. En medio de la noche, si no hay nada
importante, el carcelero no perdería el tiempo con su llave. Por lo que Jing Shao se acostó
inmediatamente en el heno con la persona en sus brazos, enterró su rostro en la larga cabellera y
observó en silencio la situación que ocurría fuera de la puerta.
El carcelero con una antorcha condujo a dos hombres de negro detrás de él, caminó hasta la celda y
se detuvo, al ver que los dos que estaban dentro aún dormían, se guiñaron el ojo entre ellos. Luego, el
carcelero llamó desde la puerta de hierro de la cárcel y dijo con sarcasmo: —Su Alteza Real Cheng
Wang, han venido dos personas del Ministerio de Justicia, y quieren hacerle unas cuantas preguntas.
—Las conexiones del Emperador no tienen permitido venir en medio de la noche a interrogar a Wang
Ye, tenga cuidado—. Le susurró Mu Hanzhang, quien estaba siendo sujetado en el pecho ajeno.
Jing Shao frunció el ceño, se sentó y, sin soltar a la persona en sus brazos, dijo con frialdad: —Cosas
de perros, este Príncipe tiene que dormir, ¡hablaré de eso mañana!
—Esto no puede pasar, Wang Ye—. El carcelero abrió la puerta de la celda para dejar entrar a
aquellas dos personas. —Wang Ye en todo momento se ha negado a admitir su culpa, así que hoy sólo se
interrogará a Wang Fei.
Los hombres de negro caminaron con paso firme, mirándolos, era consciente de que sus artes
marciales no eran inferiores, Jing Shao siente instintivamente el peligro, así que rápidamente se puso
de pie para proteger a la persona detrás de él: —Si deseas interrogar a este Príncipe o a Wang Fei,
necesitan tener una orden escrita por el Padre Emperador.
Ese carcelero sonrió sombríamente y no dijo mucho. Cuando los dos entraron, él se retiró
rápidamente, cerró la celda inmediatamente y se retiró con rapidez. Sin objeciones, las dos personas
sacaron dos cuchillos de sus mangas y se acercaron.
Entre las antorchas, las pupilas de Jing Shao se encogieron de repente, levantó su pierna para
patearlos y se inclinó para evitar que esos cuchillos se acercaran más, al luchar uno contra dos, sin
ninguna arma en su mano, le era una situación bastante difícil de lidiar.
Mu Hanzhang se encogió en la esquina para no molestar a Jing Shao.
Jing Shao agarró un cuchillo y pateó a un hombre hacia la puerta de hierro, con un fuerte ruido, dio
una vuelta y atravesó el pecho del hombre, pero de repente sintió un escalofríos y cuando se dio cuenta
que el aire frío venía desde su espalda, se dio la vuelta abruptamente, para atrapar a un cálido cuerpo.
—¡Hanzhang!—. Jing Shao miró fijamente cómo el corto cuchillo apuñalaba el cuerpo de Mu
Hanzhang, ¡su sangre estaba brotando! De todo lo que había perdido, Mu Hanzhang era lo último que
tenía, y ahora los demás se lo van a quitar, ¿cómo es esto posible? ¡¿Cómo es esto posible?!
—¡Ah!—. Jing Shao gritó, pateó al hombre hasta la esquina con ferocidad, saltó en el aire, y apuñaló
en la boca del estómago de la persona vestida de negro. Una apuñalada no era suficiente, y lo atravesó
una vez más, sólo asesinaba con sus ojos llenos de un color escarlata.
—Hanzhang, Hanzhang, ¿aún vale la pena la molestia...?—. Jing Shao abrazó a la persona que tenía
una complexión tan amarillenta como la cera por el dolor. Este hombre estaba así por haberlo protegido
del cuchillo. ¿Cómo podría merecer a un irresponsable esposo como él? Volviendo su cabeza, gritó hacia
la puerta: —¡Vengan acá! ¡Vengan acá!
—No... ¡No!—. Jing Shao se sentó abruptamente mientras respiraba con pesadez.
—¿Qué sucede?—. Mu Hanzhang se despertó sobresaltado, luego se levantó en medio de su
aturdimiento. Y al ver la expresión anormal de Jing Shao, inmediatamente se puso lúcido y extendió una
mano para apoyarlo. —Xiao Shao, ¿qué te pasa?
Jing Shao miró hacia la nada fijamente por un buen rato en estado de perplejidad, lentamente se dio
la vuelta, y observó atentamente a la persona frente a él. Su humectada piel estaba brillando cual gema,
porque apenas ese hombre se había despertado con un impregnado color rojizo que indicaba su buena
salud, rodeado de los tonos amarillentos y anaranjados de la cortina, y su cuerpo se encontraba en una
suave cama.
—Xiao Shao...—. Mu Hanzhang vio que su expresión era anormal, por lo que extendió la mano y lo
tomó entre sus brazos, seguidamente, lo acarició con suavidad. —¿Has tenido una pesadilla?
El cálido cuerpo lo presionó contra él, y sólo entonces pudo genuinamente salir de su pesadilla, Jing
Shao extendió lentamente su mano para apoyar a su Wang Fei, y poco a poco lo fue apretando.
Únicamente quería sostenerlo hasta derretirlo en su médula ósea.
Mu Hanzhang descubrió que él estaba sudando frío por todo su cuerpo, y no pudo evitar sentirse
incesantemente preocupado. Por lo que acarició suavemente aquella espalda. —¿Qué soñaste?—. Con
aquel temperamento de su Príncipe, de no tener temor a nada en el Cielo ni en la Tierra, después de
todo, ¿qué podría llegar a asustarlo así?
Jing Shao guardó silencio y no se encontraba dispuesto a empezar a hablar, sólo enterró su cara en
ese abrasador cuello, aspirando insaciablemente aquel fresco y cálido olor.
Al ver que no le respondía, Mu Hanzhang tampoco lo dejó y sin mejor opción, le sonrió. Ellos han
estado casados durante diez años. Pero este tipo aún sigue comportándose igual que un niño, así que
suavizó su voz y le dijo: —Ahora mismo también acabo de tener un sueño extraño, soñé que estábamos
en una celda de prisión y que atrapaste a un ratón...
—¡Jun Qing!—. Jing Shao tiró de repente a la persona en sus brazos para poder mirarlo con sus
grandes ojos, antes de esperar a que ese hombre siquiera le contestara, presionó a aquella persona
debajo de su cuerpo y besó sus labios con fiereza.
Justo ahora, su sueño había sido demasiado real, y ese tipo de dolor al estar a punto de perderlo
completamente lo abrumaba. Jing Shao no pudo evitar demandarlo por todas partes, una y otra vez,
confirmando que quien estaba frente a él no era parte de un sueño, que tanto él como Jun Qing se
encuentran vivos y sanos, que él cuida muy bien de Jun Qing, que ambos viven siendo muy felices...
Jing Shao sostuvo en su pecho a la persona que se había quedado dormida, y besó suavemente la
esquina de aquellos sonrojados labios.
El pasado se ha convertido en una ilusión, y suspirar por él ya es inútil.
Pero, ¿cuántas oportunidades hay en este mundo para ser capaz de empezar otra vez? No espere a
perder a la persona que está ante sus ojos, dése cuenta que en la riqueza, honor, gloria y resplandor,
todas las esperanzas y el esfuerzo de uno mismo se reducen a nada, dejando atrás sólo puro
arrepentimiento...
════ ∘◦❁◦∘ ════
[Nota de la traductora]
¡AHHHHH! No suelo hacer notas, porque siento que interrumpen la lectura, pero ya que es el último
extra, lo veo necesario.
Amé este proyecto, si bien algunos momentos me sentí estresada o tuve problemas, realmente me
animaban los comentarios de cada uno de ustedes, y que sé que seguirán aumentando .
No saben lo feliz que me hace ver en redes algo referido a "La esposa es lo primero". Muchas gracias
por todo el apoyo que me han brindado en este primer proyecto mío.
Agradezco también a personas que me han ayudado de alguna u otra manera siendo, así sea lo más
mínimo, en especial a Lyfer (quien me ayudó siendo beta reader en los extras) y Hikari (quien me apoyó
desde el segundo volumen de la novela siendo beta reader). Además de Sami, que me apoyó con una
porción de un capítulo cuando estaba en un bloqueo y Wolfwoodni, que me ayudó también cuando la
necesité.
Síganme en mi página de facebook: "Sandy Ale", aunque realmente no soy muy comunicativa, voy a
avisar cada novela que traduzca o capítulo que suba.
Espero sigan leyendo mis proyectos QwQ, y por favor hagan caso al mensaje de la novela. ¡Mucha
suerte en todo!

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