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SECCIÓN DE OBRAS DE LE NGUA y ESTUDIOS LITERARIOS

DOSTOIEVSKI. LOS AÑOS MILAGROSOS, 1865-1871


Traducción

M óN ICA UTRILLA
JOSEPH FRANK

DOSTOIEVSKI
Los años milagrosos
1865-1871

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


Prime ra edición en inglés, 1995
Primera edición en español, 1997
Primera reimpresión, 20 10

Frank, j oseph
Dostoievski. Los años milagrosos , 1865-1871 / joseph Frank ; trad. de Mónica
Utrilla. - México. FCE, 1997.
64 7 p .. ilus. , 23 x 17 cm - (Colee. Lengua y Estudios Literarios)
Título original: Dostoevsky. The Miraculous Years , 1865-1871
ISBN 978-968-16-5155-8 (rústica)
ISBN 978-607-16-0208-4 (empastada)
ISBN 978-60 7-16-0182-7 (obra completa)

l. Dostoievski, Fiódor - Crítica e interpretación 2. Literatura Rusa - Siglo XIX l.


Utrilla, Mónica, tr. ll . Ser. III. t.

LC PG3328 Dewey 891.73 F659d

DistribL1ció11 nrnndial

Diseño de portada: Teresa Guzmán Romero

Título original Dostoevsliy. Thc Miraculous Ycms, 1865-1871


© 1995, Princeton, Uni\'ersity Press, Princeton, Nue,-a jersey, 08540
ISBN 0-691-04364-7

D. R.© 1997, Fondo de Cultura Económica


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ISBN 978-968-16-5155-8 (rústi ca)


ISBN 978-607-16-0208-4 (empastada)
ISBN 978-607-16- 0182-7 (obra completa)

Impreso en México • Phntcd in Mexico


Sumario

Prólogo 11
Abreviaturas 17
Fuentes de los textos 18

Primera parte
Algunas "ideas extrañas, inconclusas" 21

Segunda parte
Nuevo matrimonio 201

Tercera parte
Un ideal ruso 311

Cuarta parte
El panfleto y el poema 463

Índice analítico 633


Índice general 649
Este libro está dedicado a "Richard"
R. P Blackmur (1904-1965)

Un gran crítico, un amigo insustituible,


quien me animó a creer que algún día
sería yo capaz de escribir libros que
él desearía leer.
Prólogo

Este libro es el cuarto volumen de la serie que estoy escribiendo sobre la


vida y las obras de Dostoievski. El próximo volumen, que será el último,
tratará de los diez últimos años de su vida. Durante los años que aquí ana-
lizamos, Dostoievski escribió tres novelas extensas y dos novelas breves;
éstas no sólo se cuentan entre sus mejores obras sino que también están
entre las más grandes de la literatura rusa y la literatura universal. El haber
creado tales obras maestras es lo que hace que valga la pena narrar toda la
vida de Dostoievski, y mi propósito , como en los volúmenes anteriores, es
mantenerlas constantemente en el primer plano , en lugar de tratarlas como
algo accesorio a la vida en sí misma. El objetivo de la biografía literaria , tal
como yo la concibo, es ofrecer a los lectores un contexto, tomado de la
vida personal del escritor, así como del trasfondo social, cultural, literario
y filosófico de su época , que les ayudará a alcanzar una mejor compren-
sión de la obra. Sin esa aplicación de las investigaciones a las propias obras,
la biografía literaria -al menos, a mi parecer- pierde mucho brillo. He
incluido análisis extensos de estas célebres novelas y cuentos en mi narra-
ción, y esto ha hecho que el presente libro sea un tanto más voluminoso que
sus predecesores, en los cuales había menos obras que analizar, y otras
que no necesitaban tanta elucidación. Pero descubrí que no podía dejar de
hacerle esta mayor demanda al lector sin menoscabar el propósito mismo
de mis esfuerzos.
Es más, precisamente por la importancia de las creaciones que aquí se
tratan, este cuarto volumen es decisivo para toda mi empresa. Hace mu-
chos años partí de la idea de que un estudio minucioso y exhaustivo del
contexto social-cultural ruso daría mejores resultados para comprender a

... 11
Dostoievski que los enfoques que se han adoptado, especialmente entre la
crítica occidental. Esos enfoques han sido ante todo biográficos en un sen-
tido estrechamente personal o psicológicos y psicoanalíticos, o bien, influi-
dos por la crítica simbolista y de los emigrados rusos, han sido básicamente
religiosos y teológicos. La crítica nacional rusa ha prestado mayor atención
al medio social-cultural de Dostoievski , pero durante su vida las reaccio-
nes a sus escritos fueron naturalmente influidas por los enconados odios
políticos de la época, que hacían imposible toda evaluación relativamente
objetiva desde ese punto de vista . La ulterior crítica rusa de esta índole,
durante todo el periodo soviético, sólo siguió reiterando las posiciones de
la derecha y de la izquierda ya adoptadas en vida de Dostoievski. O bien,
como en el caso de los simbolistas y de los formalistas , que estaban decidi-
dos a hacer justicia al arte de Dostoievski , el contexto social-cultural (con
excepción de su componente literario) fue considerado en absoluto impro-
cedente y, en opinión de los simbolistas , hasta negaba la universalidad de
la gama temática de Dostoievski y su inspirado análisis de los dilemas eter-
nos de la condición humana . ¡Lejos de mí toda intención de disminuir, así
sea un ápice, esa apreciación del genio de Dostoievskil Pero sigo pensando
que más notable aún es el hecho de que se elevara a esa grandeza precisa-
mente a partir de esas discusiones - hoy ya totalmente caducas- que en-
tablara un puñado de miembros de la intelligentsia de la vieja Rusia en los
decenios de 1840, 1860 y 1870. Sin cierto conocimiento de estas encona-
das pugnas , destinadas a reverberar por el mundo entero hasta nuestro
propio tiempo en las páginas de Dostoievski y en las de otros, y cuyas últi-
mas consecuencias se están sintiendo hoy con el desplome del comunis-
mo, no comprenderemos en realidad las fuentes de su inspiración ni las
pasiones - y las aprensiones- que , combinadas con sus propias expe-
riencias vitales y su talento literario , hicieron nacer sus más grandes obras.
Éste fue mi punto de partida , y bien recuerdo las palabras de mi difun-
to y muy llorado amigo Irving Howe , cuyos propios escritos tanto admiré
y cuyo elogio tanto significó para mí poco después de que yo había publica-
do mi tercer volumen y estaba comentando el cuarto con él. Lo que Howe
me dijo fue, en suma, que el cuarto, en el cual yo tendría que abordar tres
importantísimas obras literarias, sería la prueba de fuego para mi con-
vicción de que se podía arrojar sobre ellas una luz nueva y valiosa median-
te un estudio intensivo de su génesis social-cultural. Estas palabras conti-
nuaron sonando en mis oídos como un desafío inspirador durante todos

12 ... PRÓLOGO
los años en que escribí este volumen. Y deseé tener el placer -¡ayl, ahora
imposible- de presentarle un ejemplar para que él decidiera si yo había
estado a la altura del desafío. Otros lectores sacarán sus propias conclusio-
nes, y sólo puedo esperar que sigan siendo tan favorables como lo han sido
las anteriores.
Durante el periodo en el cual trabajé en este libro, tuve la suerte de
verme rodeado por amigos y colegas cuyos conocimientos e intereses die-
ron gran apoyo a mis esfuerzos. Lazar Fleishman y Gregory Freidin, del
Departamento de Estudios Eslavos de Stanford, fueron una inapreciable
fuente de aliento y visión, y pude depender de su conocimiento directo de
la cultura rusa en apoyo del mío. Theodore y Renée Weiss, de Princeton, y
Ian y Ruth Watt, de Stanford, también son amigos a quienes pude recurrir
en busca de estímulo y de atisbos literarios. Gary Saul Morson, de la North-
western University, y Caryl Emerson, de la Universidad de Princeton, tam-
bién fueron en un momento oportuno interlocutores eslavos , y me con-
vencieron generosamente de que yo no me había desviado del camino
recto. Donald Fanger, de Harvard, gran dostoievskiano, cuya clásica obra
Dostoevsky and Romantic Realism no ha perdido en treinta años nada de su
valor, resultó un importante lector de este libro para la Princeton Univer-
sity Press. Sus profundos comentarios fueron fuente de considerable placer
y, como siempre, de gran valor. Otro eminente dostoievskiano , Jacques
Catteau , de la Sorbona y del Institut d'Études Slaves, con la ayuda de su
esposa , jacqueline, ayudó a que mis estadías en París fueran gratas , ade-
más de provechosas, y me beneficié mucho de su propia obra y de su ilus-
trada conversación, además de los recursos del Institut d'Études Slaves que
él preside.
Mientras estaba yo escribiendo este prólogo , me enteré de la muerte de
otro querido amigo , Ralph Ellison, y deseo dejar aquí constancia de lo muy
agradecido que estuve con él durante los años de nuestras conversaciones
sobre Dostoievski, precisamente cuando estaba yo a punto de lanzarme a
escribir un libro (¡ 1) acerca de él. El entusiasta apoyo que dio a esa idea fue
sumamente alentador, y aún poseo el volumen de ensayos sobre Dostoievski
que él tomó de uno de sus estantes (teníamos oficinas contiguas en la Uni-
versidad Rutgers) y me ofreció como regalo. Nunca lo tomo sin recordar
el calor de su amistad y la brillantez de su propia asimilación de la obra
de Dostoievski, tanto en su magnífico Invisible Man como en sus ensayos
críticos.

PRÓLOGO
También acuden a mi memoria los nombres de otros amigos cuyas res-
puestas, por decirlo así, llenaron a veces mis días, sobre todo en los mo-
mentos difíciles. Las cartas, sumamente intensas, de E. M. Cioran y de la
finada jean Hélion acerca de mi tercer volumen ayudaron a levantarme el
ánimo, a veces un tanto vacilante, mientras yo luchaba con el cuarto tomo.
Un amigo parisiense , René Chenon, hoy fallecido, fue un lector asiduo y
perspicaz , cuya vasta cultura les dio, a mis ojos, un peso particular a sus
comentarios, y consideré como gran cumplido el que se declarase en espe-
ra de nuevos volúmenes. Tampoco debo olvidar mi gratitud a los lectores
comunes que me escribieron preguntándome cuándo aparecería el siguien-
te volumen y que, a veces, simplemente me desearon buena suerte. Nada
pudo causarme más placer que recibir esas cartas, las cuales confirmaron
mi ya inveterada convicción de que hay lectores no especializados, por to-
dos los Estados Unidos, que están dispuestos a (y hasta impacientes por)
abordar obras académicas escritas para ser comprendidas , y no para sacar
a relucir el dominio de la más reciente jerga académica.
Calvin Radl se encargó de la versión final mecanografiada del enorme
manuscrito , con una paciencia sonriente ante mis continuas modificacio-
nes. Gretchen Oberfranc, mi editora en Princeton, analizó el texto con apre-
ciación y aguda mirada, en busca de torpezas y omisiones. También estoy
en deuda con el ex editor literario en Princeton, Roben Brown, por su
siempre amable acicateo, lo que nunca me dejó olvidar que tanto el públi-
co como él estaban aguardando mi siguiente entrega.
Estoy agradecido al National Endowment for the Humanities, el cual
me otorgó una beca en 1990-1991 para trabajar en este volumen, y tam-
bién al Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Stanford
por haberme costeado un viaje que me permitió visitar San Petersburgo
(Leningrado) y emprender una peregrinación dostoievskiana. Me compla-
ce agradecer la ayuda financiera de la División de Artes y Ciencias de la
Universidad de Stanford, el Centro de Humanidades de Stanford, el Centro
de Estudios Rusos y de la Europa del Este de Stanford, y la Fundación Mar-
guerite Eyer Wilbur (especialmente a Russell Kirk) por haber costeado los
gastos de preparación de este voluminoso manuscrito para su publicación.
Asimismo, deseo que conste mi agradecimiento a la Bibliotheque des Lan-
gues Orientales y la Biblioteca del Institut d'Études Slaves en París, cuyas
maravillosas instalaciones aligeraron la tarea de hacer las investigaciones
necesarias para publicar este volumen , así como los anteriores.

14 .... PRÓLOGO
Le estoy agradecido a mi esposa, Marguerite, quien siempre supo to-
mar tiempo de su propio trabajo profesional (en matemáticas) para otorgar-
me el privilegio de sus consejos y críticas. Sólo puedo expresarle , una vez
más, mi profundo agradecimiento. A sus sugerencias debo una muy mejo-
rada reorganización de los capítulos x1x y xx, y como mi primera lectora y
correctora , el rigor y la agudeza de su mente y su sensibilidad estilística
siempre me han ayudado inconmensurablemente a mejorar mis páginas.

j OSEPH F RA NK
Stanford, California-Paiis, Francia, 1994

PRÓLOGO ~ 15
Abreviaturas

DSiM F M. Dostoevsky, Stati i Materiali, ed. A. S. Dolinin , 2 vols. (San Pe-


tersburgo-Moscú-Leningrado, 1922-1924).
DVS F M. Dostoevsky v Vospominaniakh Sovremennikov, ed. K. Tyunkina ,
2 vols. (Moscú, 1990).
LN Literaturnoe Nasledtsvo.
Pisma F M. Dostoievski, Pisma, editado y anotado por A. S. Dolinin, 4 vols.
(Moscú , 1928-1959) . Esta primera edición de las cartas de Dos-
toievski sigue siendo valiosa por la riqueza de sus comentarios.
PSS F M. Dostoievski, Polnoe Sobranie Sochinenii, editado y anotado por
G. M. Fridlender et al., 30 vols. (Leningrado, 1972-1990). Esta edi-
ción definitiva de los escritos de Dostoievski, que hoy está comple-
ta, contiene su correspondencia y ofrece toda una estructura aca-
démica extensa y confiable.
PSSiP l. S. Turgueniev, Polnoe Sobranie Sochinenii i Pisem, 28 vols. (Moscú-
Leningrado, 1960-1968). Los volúmenes de esta edición no están
enumerados consecutivamente, sino agrupados por obras de crea-
ción (15 volúmenes) y cartas y otros documentos (13 volúmenes).

~ 17
Fuentes de los textos

Las citas de los textos y la correspondencia de Dostoievski se tomaron de


los volúmenes de la gran edición de la Academia de Ciencias: F M. Dos-
toievski, Polnoe Sobranie Sochinenii, 30 vals. (Leningrado , 1972-1980). En
el caso de las novelas , he consultado varias traducciones: las de Constance
Garnett , jessie Coulson, Richard Pevear y Larissa Volokhonsky para Crimen
y castigo; para El idiota, la de Constance Garnett; para El jugado1: las de
Victor Tenas y Constance Garnett; para El eterno marido, la de Constance
Garnett; para Los demonios, las de David Magarshack y Constance Garnett .
También m e h e vali do de las Cartas selectas, traducidas por Andrew
McAndrew, y de los volúmenes pertinentes de las Cartas completas, tradu-
cidas por David Lowe .
Todas las citas fueron cotejadas con los textos rusos, y se hicieron alte-
raciones cuando me parecieron necesarias.
J. F

·rn.1·,,11rrn1u1 r; : Ln la tr:insliteracirm de las palabras rusas, principalrneme de los nombres prn-


'.\ , i 1..1. '' inRio LI

pins, al in gles . .Joseph l'rank rccurri o <il ~istcrna 1 ele hl tabla de transliteración propuesta en Tlic Ji·a11slilcralim1
o( 1\Jodcm Russiw1 Jor E11;,:lis/1 Lo11.~w1,<;< Publirn1 io11s. ck]. Thornas Shm1· ( ~'lacl i son - ivlilwakee-Londrcs , 1967).
En esta cdicion optamu, pr>r utili=ar la tabla de transliteraci1\n elaborada por la L":\Escu, aplicable tanto a
la traducL"ir"m del ntso al ingles como a la del ruso al cspafiri l, a fi n el e uniíormar, en los cinco tomos
ele c·sta hingraíia. la c:-crit ura ele 1·ocahl11s y nombres propios, rccurrienclc1 tambicn al uso caste llan i=aclo ele
aquel las grafws frecue ntes en obras simi lares a esta. [EE.I

18 ...
¿Puede, en realidad, sobrevivir nuestra civilización sin
creer que la distinción entre el bien y el mal, entre lo
prohibido y lo obligatorio no depende de nuestras res-
pectivas decisiones y, por ello, que no coincide con la
distinción que hay entre lo ventajoso y lo desventajo-
so 7 Dado que algo que puede ser benéfico para una
persona o un grupo puede ser obviamente desfavora-
ble para otros (y, por igual razón, algo que es desventa-
joso para una persona o un grupo en cierto momento,
puede resultar, a largo plazo, ventajoso para "esa per-
sona o ese grupo) En suma, puesto que, después de
todo, no existe un concepto de lo que es ventajoso o
desventajoso, a secas, la idea de que los preceptos mo-
rales coinciden con las normas utilitarias evidentemen-
te no equivale a nada sino al lema de que no existen
preceptos morales Kant lo sabía, desde luego; por ello,
volviéndose contra el utilitarismo popular de la Ilus-
tración , también éi supo exactamente que lo que esta-
ba en juego no era un código moral en particular sino,
antes bien, la cuestión de la existencia o la no existen-
cia de la distinción entre el bien y el mal y, por consi-
guiente, una cuestión del destino de la humanidad.
LESZEK KOLAKOWSKY, La modernidad en la prueba sin fin

YMoN Pocono He IIOHHTI>,

AP11rnHoM 0611n1M He M3MepMTb:

y HeM oco6eHHa5l CTaTb -

B Poccmo MO)KHO TOJII>KO BepMTb.

[Rusia no puede ser comprendida por la razón,


Ni medida por una regla común:
Tiene su propia configuración . .
A Rusia sólo se la puede tomar a base de la fe.]
F Y T1uTCHEV, 28 de noviembre de 1866
PRIMERA PARTE

ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS , INCON CLUSAS "


l. Introducción

DURANTE un periodo anterior de la vida de Dostoievski, en los años de su


arresto por conspiración política, prisión y exilio en Siberia -el periodo
que abarca el segundo volumen de esta serie, Los años de prueba-, el escri-
tor había sido azotado por toda una serie de acontecimientos inesperados
y sensacionales. Comparados con esos años, los siete a los que dedicamos
el presente volumen son bastante apacibles y poco emocionantes . Dos-
toievski volvió a casarse , huyó de Rusia, tratando de escapar de acreedores
inoportunos y de dependientes insaciables, y llevó una vida oscura en Ale-
mania y en Suiza hasta su retorno a Rusia en 1871. Su aislada vida de infa-
tigable labor literaria sólo fue compartida por su joven esposa, quien le dio
dos hijos, y su laboriosa existencia no tuvo otro relieve que el de ocasiona-
les rachas de juego - en que invariablemente perdió- en diversos casi-
nos. Allí experimentó Dostoievski la catártica emoción que lo haría apasio-
narse irresistiblemente por la ruleta , haciéndole mantener viva la esperanza
- vana- de reunir fondos suficientes para poder volver a su patria.
Sin embargo, pese a su carácter externo y relativamente prosaico , estos
seis años se encuentran entre los más notables de la carrera de Dostoievski
y constituyen uno de los puntos culminantes en los anales de la literatura
del siglo x1x, pues en este breve lapso produjo Dostoievski tres de sus más
grandes novelas - Crimen y castigo, El idiota y Los demonios- y dos de sus
mejores novelas cortas, El jugador y El eterno marido. Desde el punto de
vista literario, éstos fueron los años milagrosos de Dostoievski como escri-
tor, y cuanto más sabemos de las condiciones en que vivió, más increíble
nos parece que lograra producir tantas obras maestras con esa rapidez ,
pues Dostoievski no sólo tuvo que soportar la pobreza y sus continuos

~ 23
cambios de residencia, sino también recurrentes ataques de epilepsia que
lo dejaban incapacitado durante varios días.
Por la época en que comienza este volumen, Dostoievski dijo en una
carta a un amigo suyo que , pese a todas las estrecheces, no estaba desalen-
tado y se sentía con "la vitalidad de un gato". 1 Uno de los motivos reitera-
dos más a menudo en su obra es precisamente el de un distintivo e insa-
ciable amor a la vida, un compromiso siempre apasionado con la fe en su
valor supremo, que ninguna experiencia desdichada podría socavar. "La
vida es un don , la vida es gozo , cada minuto puede ser una eternidad de
dicha", le había escrito a su hermano Mijaíl, en una reveladora carta redac-
tada inmediatamente después de haber pasado por la ceremonia de una
falsa ejecución. 2 Durante un terrible intervalo que nunca olvidaría (y que
quedó plasmado en El idiota), creyó que en los veinte minutos siguientes
sería fusilado. La asombrosa resistencia de Dostoievski a la adversidad y su
capacidad para recobrarse de los peores golpes y decepciones ciertamente
tuvieron que ver con esta revelación de la belleza insuperable de la vida
misma , revelación que lo deslumbró cuando se sentía a las puertas de la
muerte . Pero desde antes de este trascendental acontecimiento podemos
observar en el carácter de Dostoievski una determinación y una tenacidad
que hacían presagiar una carrera de artista creador que le exigiría triunfar
sobre los más insuperables obstáculos.
La resolución de Dostoievski de llegar a ser escritor se había hecho evi-
dente desde los primeros años de su adolescencia, y fue estimulada por la
educación literaria que le dieron sus padres. También recibió una excelen-
te educación en escuelas privadas, y luego por medio de la cultura que en
la Academia de Ingenieros Militares se ofrecía a todo futuro oficial del ejér-
cito ruso y caballero. De niño había absorbido las obras de Karamzim,
Zhukovski, Derzhavin, Anne Radcliffe , Walter Scott y Schiller, y había de-
fendido enérgicamente a Pushkin contra la preferencia de sus padres por el
más sentimental Zhukovski. Cuando falleció Pushkin, el mismo año que la
madre de Dostoievski, él dijo que si no estuviese ya de luto, se lo pondría
por el poeta. ¡Tan íntimamente sintió la pérdida de su ídolo literario! Aun-
que aceptara la decisión de su padre de prepararse para hacer carrera en el
ejército, Dostoievski, junto con su hermano mayor Mijaíl, tomó la decisión
de dedicarse a la literatura; se retiró del ejército en cuanto se sintió econó-
1 PSS, 28/libro 2: 120; 31 de marzo de 1865.
2
/bid., 28/libro 1: 164; 22 de diciembre de 1849.

24 <JI ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS , INCONCLUSAS"


micamente capaz de hacerlo. Contaba con su pluma para ganarse la vida
en el futuro , y tendría que depender de ella como principal fuente de in-
gresos durante el resto de su vida.
La confianza de Dostoievski en su talento fue confirmada con brillo
por el resonante éxito de su primera novela, Pobres gentes, que fue la sen-
sación de la temporada literaria de 1845. Después saludada por Aleksandr
Herzen como la primera novela socialista de la literatura rusa , al punto
fue elogiada por Visarión Belinski, el crítico más progresista de su tiempo,
como brillante respuesta a su llamado a una literatura inspirada por temas
filantrópico-sociales. Pero a Belinski le pareció que la siguiente obra de
Dostoievski, El dobl e, era demasiado psicológica para su gusto, y cuan-
do Dostoievski siguió experimentando durante el decenio de 1840 con
diversas formas y estilos, en lugar de subrayar una temática social, su
reputación sufrió una súbita caída. Además, su combinación de timidez
personal y vanidad literaria lo convirtió en el hazmerreír de las camarillas
literarias , y fue blanco de muchas anécdotas chuscas, así como de un
epigrama burlesco. Pero él siguió su camino resueltamente , negándose a
inclinarse ni siquiera ante el poderoso Belinski, con quien sostuvo una
disputa por motivos tanto literarios como ideológicos (es decir, relacionados
con la religión).
El hecho de que Dostoievski se negara a obedecer las prescripciones
literarias de Belinski no significó que hubiese perdido interés en las cues-
tiones sociales, interés tan evidente en su primera novela y aún presente
(aunque de manera sutil e implícita , que Belinski perdió de vista) en los
dilemas psicológicos de sus personajes de obras posteriores. En 184 7 Dos-
toievski empezó a frecuentar el Círculo de Petrashevski, grupo de discu-
sión dominado por fourieristas, en que se debatía toda clase de ideas
"avanzadas". Lo que distinguió la participación de Dostoievski en estos de-
bates públicos fue su intenso odio a la servidumbre. Casi un año después,
bajo la influencia de Nikolái Speshnev -a quien se ha considerado como
el prototipo de Stavroguin en Los demonios- , ingresó en un reducido círcu-
lo secreto dedicado a provocar una revolución de los campesinos para abo-
lir la servidumbre, cualquiera que fuese su costo en sangre. La existencia
de este grupo y la presencia de Dostoievski en sus filas se mantuvieron se-
cretas durante toda su vida; sólo se conocieron al ser reveladas por docu-
mentos publicados en 1922. Dostoievski aprovecharía debidamente esta
experiencia de conspirador revolucionario cuando escribiera Los demonios ,

INTRODUCCIÓN ~ 25
veintiún años después . Pero las actividades, por lo demás inofensivas, del
Círculo de Petrashevski, en la atmósfera preñada de amenazas que habían
creado las revoluciones de 1848 en Europa, causaron una redada de sus
miembros , y su confinamiento e interrogatorio durante casi un año . Lleva-
do aparte para ser sentenciado y, supuestamente, fusilado , Dostoievski,
después de la ceremonia ya mencionada de la falsa ejecución, fue condena-
do a cuatro años en un campo de trabajo, después de los cuales prestaría
servicio al ejército ruso.
Nada muestra mejor la solidez natural del carácter de Dostoievski que
su ejemplar conducta bajo la presión del interrogatorio, durante el cual se
negó a traicionarse a sí mismo o a los demás. Ni tampoco, como ocurrió en
algunos casos, lo quebrantaron las terribles presiones físicas y emocionales
de la vida en un campo de trabajos forzados. Esas presiones fueron brillan-
temente descritas en sus memorias del campamento-prisión, La casa de los
muertos, que nos ofrecen una clave indispensable para esa "regeneración de
[sus] convicciones" que, según diría más tarde, empezó durante esos años.
Semejante "regeneración" puso fin, de una vez por todas , a las ilusiones re-
volucionarias a las que aún hubiera podido aferrarse; éstas sencillamente
se disiparon cuando Dostoievski se topó de lleno con el odio indiscrimina-
do de los presos campesinos contra todos los presos que habían recibido
una educación (y, por tanto , de clase alta), como él mismo . Pero también
logró una nueva apreciación y un atisbo del mundo moral profundamente
arraigado de los campesinos, que vivían en su cristianismo original como
vivían dentro de su piel , y cuyos instintos morales nunca eran olvidados,
ni aun entre sus más criminales excesos . Dostoievski también tuvo una vi-
sión reveladora de las necesidades irracionales e inerradicables de la perso-
nalidad humana: ante todo, la necesidad de un sentido de libertad interior,
de la autonomía del propio ser, que llega al hombre por el ejercicio de lo
que siente como libre albedrío. Y la humanidad, se convenció Dostoievski,
también experimentaba una necesidad irresistible de vivir en un cosmos
del que no hubiese sido enteramente erradicada la esperanza (y, por tanto,
algún tipo de significación religiosa en lo más profundo).
Al retornar a San Petersburgo y a la vida literaria , tras una pausa de
diez años , Dostoievski encontró un clima político y social-cultural total-
mente modificado. La abolición de la servidumbre por Alejandro Il en
1861 había suprimido el mal social que más había aborrecido Dostoievski
y contra el cual había estado dispuesto a rebelarse, con riesgo de su vida .

26 ... A LGU NAS "ID EAS EXTRAÑAS, INCONC LUSAS"


Las otras reformas proclamadas en los primeros años de ese reinado tam-
bién parecían prometer el nacimiento de una sociedad nueva y más justa.
Arrojándose, ferviente , a la liza literaria de la que había salido hacía tanto
tiempo, Dostoievski, junto con su hermano mayor Mijaíl, fundó una nueva
revista, El Tiempo [Vremya], la cual, pese a la encarnizada competencia de
la derecha y de la izquierda, no tardó en ser una de las publicaciones prin-
cipales, ciertamente en gran medida por las colaboraciones del propio
Dostoievski (Humillados y ofendidos, La casa de los muertos, Notas de invierno
sobre impresiones de verano), para no mencionar siquiera sus numerosas in-
tervenciones en polémicas por cuestiones que a la sazón se discutían con
encono .
La revista de Dostoievski presentaba una ideología conocida entonces
como pochvennichestvo, un retorno a la tierra [pochva], un regreso a las pro-
pias raíces. Su propósito principal era estimular un esfuerzo por colmar la
inmensa brecha, de la cual había él sufrido tanto en Siberia , entre los cam-
pesinos y la occidentalizada clase superior. Sus cuatro años de vida en un
nivel de igualdad con los presos campesinos, creía Dostoievski, le habían
dado una visión única de la mentalidad del campesino ruso y le habían mos-
trado lo quiméricas que eran las expectativas revolucionarias de la intelec-
tualidad radical. Y aunque Dostoievski siempre estuvo dispuesto a reco-
nocer la pasión moral que inspiraba a los radicales , la nueva ideología de
éstos, que había salido al foro en su ausencia (sobre todo en los escritos
de N. G. Chernishevski), no habría podido ser más adversa a sus propias
convicciones.
Compuesta por una mezcla de utilitarismo inglés, socialismo utópico
francés, ateísmo feuerbachiano y burdos materialismo y determinismo me-
cánicos, esta extraña amalgama iba directamente contra la cosmovisión que
Dostoievski tan penosamente había adquirido en sus años de cárcel. Pero
su oposición a esta ideología, a la que en un sentido general podemos lla-
mar nihilismo ruso , fu e manifestándose gradualmente sólo durante la pri-
mera parte del decenio de 1860. Fue al término de este periodo , en 1864,
cuando Dostoievski la atacó de lleno en sus Memorias del subsuelo, y ela-
boró la estrategia artística que emplearía con propósitos similares en sus
dos grandes novelas de los sesenta (Climen y castigo y Los demonios). Esta estra-
tegia consistió en crear personaj es que aceptaban uno u otro de los lemas
del nihilismo ruso, y luego en exhibir las desastrosas consecuencias sobre
sus vidas, al tratar de poner en práctica dichos preceptos. Sin embargo,

INTRODUCC IÓ N
Dostoievski no presentó tales preceptos tan sólo como guías de una con-
ducta social ordinaria; para él, planteaban profundas cuestiones moral-
filosóficas, trascendiendo, con mucho, sus fuentes en el material en que él
se basaba, y los remitió a sus raíces últimas en el choque entre los princi-
pios fundamentales de la moral judeocristiana y las alternativas seculares
que ofrecía el nihilismo . Es esta capacidad imaginativa de elevar lo social a
lo trágico, combinada con su genio psicológico, la que da a sus más gran-
des obras su alcance universal y su fuerza, que los años no han disminuido.
El Tiempo estaba a punto de dar la seguridad económica a sus editores
cuando, por la errónea suposición de que en un artículo se había apoyado
al levantamiento polaco de 1863, la revista fue clausurada por el gobierno.
Éste fue un golpe inesperado e inmerecido, del cual nunca se recobró la
posición del escritor; pero los hermanos Dostoievski no se desalentaron:
consiguieron permiso para publicar una nueva revista, La Época [Epokha],
la cual fue lanzada en las peores circunstancias económicas posibles, y pre-
cisamente cuando esta nueva empresa iba abriéndose camino, el mundo
personal de Dostoievski también se desplomó por completo. Su primera
esposa, María Dimitrievna, falleció en abril de 1864, después de una larga
y penosa enfermedad. La pareja había estado ya durante un tiempo emocio-
nalmente apartada, pero Dostoievski nunca perdió su devoción a una per-
sona a la que antes amara apasionadamente y que le había dado una cierta
estabilidad familiar. Tres meses después su querido hermano Mijaíl, quien
atendía los asuntos económicos de sus publicaciones, murió en forma sú-
bita e inesperada. Las dos personas que habían estado más cerca de Dos-
toievski en el mundo desaparecieron, así, en este brevísimo periodo, y él
tendría que mantenerse a sí mismo y también a su hijo adoptivo, Pasha, así
como a la viuda y los hijos de Mijaíl.
En este desastroso momento de su vida y bajo la impresión de la muer-
te de su querido hermano, Dostoievski tomó una decisión que lo afectaría
adversamente por el resto de sus días. Habría podido cerrar la revista, re-
partir sus acciones entre sus acreedores por lo que pudieran valer, y luego
depender de su talento de escritor para obtener ingresos sin tener que
preocuparse por la enorme carga de las deudas que Mijaíl había acumula-
do para financiar La Época. En cambio, alentado por su éxito con El Tiempo,
y sin duda sobrestimando su capacidad de actuar como director literario,
principal colaborador y administrador financiero en una sola persona, de-
cidió continuar con la publicación. Al invertir en la revista lo que le había

28 ... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS , INCONCLUSAS"


legado su rica tía A. F Kumanina, temerariamente asumió la responsabili-
dad personal de los contratos de su hermano, y estas deudas , así como sus
obligaciones con la familia de Mijaíl, serían la causa principal de la depri-
mente pobreza en que Dostoievski vivió durante el resto de los sesenta
(aunque tampoco lo ayudaron sus ocasionales pérdidas en el juego). Éste
es el punto en que ahora tomamos el hilo de su carrera, mientras Dostoiev-
ski lucha a solas por mantener a flote La Época, y, desconcertado , trata de
iniciar una nueva vida.

INTRODUCCIÓN .... 29
II. "El más infeliz de los mortales"

LA MUERTE de su esposa y de su hermano mayor en la primavera de 1864


privó a Dostoievski de la presencia de las dos personas que más de cerca
habían compartido su vida. No habiendo sido nunca una personalidad ex-
trovertida o sociable, y careciendo de amigos íntimos que lo ayudasen a
soportar su pena , Dostoievski sobrevivió en pesarosa soledad , dedicando
todas sus energías a la lucha obsesiva por mantener a flote La Época. El fu -
turo económico de la numerosa familia de Mijaíl dependía ahora de sus
esfuerzos, y Dostoievski se agotó en el vano intento por salvar una publica-
ción que ya se iba a pique .
Durante el resto de la existencia de La Época (el último número se pu-
blicó en marzo de 1865) , la vida de Dostoievski se convirtió en un inter-
minable ciclo de trabajo agotador, sin reposo alguno . Según el compasivo
relato que su hermano menor Nikolái le escribió a una de sus hermanas en
Moscú , "trabaja toda la noche , nunca se acuesta antes de las cinco de la
mañana . .. durante todo el día no hace otra cosa que atender los asuntos
de la revista". Como Nikolái veía las cosas, aunque su hermano nunca se
quejaba, "en mi opinión, es el más infeliz de los mortales".1 En estas condi-
ciones, no es de sorprender que Dostoievski buscara a su alrededor una
compañía femenina que aliviara su soledad, ni que los dos intentos que
llevó a cabo en esa dirección fuesen posibles gracias a los contactos esta-
blecidos en el curso de sus labores editoriales.

1
Esta carta es citada por V S. Nechaeva, Zhurnal M. M. i E M. Dostoevslúhh "Epohha", 1844-
1865 (Moscú , 1975), p 19.

30 ....
2

Dostoievski oyó hablar por primera vez de Martha Panina, también cono-
cida como Martha Brown, por el h ombre con quien ella vivía por entonces,
un insignificante colaborador de La Época llamado Peter Gorski. Era uno
de los muchos habitantes del barrio literario de San Petersburgo que se
apiñaban en torno de las diversas publicaciones, luchando por ganarse una
existencia, al borde de la miseria , y a menudo complementando sus obras
literarias con trabajos manuales. Lo único que sabem os de las relaciones
entre Dostoievski y Martha Panina está contenido en un puñado de cartas
escritas por ella entre noviembre de 1864 y enero de 1865. Aunque no pue-
da saberse con certidumbre si fueron amantes , las cartas revelan un cre-
ciente grado de intimidad que , sin duda , sugiere esa posibilidad. Y también
nos ofrecen un raro atisbo de la disposición de Dostoievski a intervenir,
caritativamente, en las vidas personales de al menos algunos de sus colabo-
radores ... sin la menor sugestión, al principio , de que tuviera algún interés
amatorio en Martha Panina, mujer ya considerablemente ajada .
Su verdadero nombre, del cual Dostoievski tal vez no oyera hablar
nunca, era Elizaveta Andreievna Chlebnikova, y era la hija descarriada de
una familia de terratenientes; había recibido alguna educación y tenía cier-
tas pretensiones literarias . Una existencia aventurera la había llevado por
gran parte de la Europa Occidental en compañía de varios hombres: entre
otros un húngaro , un inglés y un francés. Al poner pie por vez primera en
Inglaterra , sin un penique e ignorando por completo el idioma, desespera-
da trató de quitarse la vida, y tuvo que salvarla la policía. Durante algunas
semanas vivió bajo los puentes del Támesis entre otros vagabundos y, si
hemos de creer a su relato , fu e cómplice inocente de una pandilla que fa-
bricaba y distribuía dinero falso. Gracias al celo de varios misioneros preo-
cupados por su alma, aprendió muy pronto el inglés , y un caritativo pastor
metodista, impresionado por su conocimiento de la Biblia y su capacidad
de recitar el credo en inglés, se la llevó a vivir con su familia en la isla de
Guernsey. Con la venia de su protector, Elizaveta casó con un marino ape-
llidado Brown, quien trabajaba en un barco cuyo puerto de origen era Bal-
timore, y entonces vivió (podemos suponer que como señora Brown) en
Weym outh, Brighton y Londres. No se sabe cuándo ni por qué se deshizo
su matrimonio; no menos oscuro es lo que llevó a Martha Bro\Nll de regre-
so a Rusia, donde , como ella observó, muchos ya no la consideraban rusa.

"EL MÁS INFELIZ DE LOS MORTALES" ~ 31


De regreso a su patria, fue la amante de un hombre de mucho mayor edad,
apellidado Flemming, quien trabajaba en algún puesto subordinado de una
revista literaria ; luego , Elizaveta transfirió su cariño a Gorski. Éste , oficial
retirado del ejército , gozaba de una modesta reputación literaria como espe-
cialista en bosquejos fisiológicos que mostraban las vidas miserables de los
habitantes más pobres de San Petersburgo, como lo muestra el título de una
de sus colaboraciones para El Tiempo: "Inquilinos pobres. En el hospital y
afuera , en el frío. De las notas de un mártir". Dostoievski sintió cierta sim-
patía por los esfuerzos literarios de Gorski, que acaso le recordaran algunos de
sus propios escritos del decenio de 1840, y comentó favorablemente uno
de ellos, publicado en el primer número de La Época. "[La pieza] de Gorski
me gustó mucho - le escribió a Mijaíl-. Como defensa contra todos los
ataques que se le hagan, podemos decir que esto no es literatura y que sería
estúpido considerarla desde este punto de vista. Son sencillamente hechos, y
como tales, son útiles. " Siempre alerta a la opinión del lector, Dostoievski
añade que "la pieza de Gorski produjo algún efecto aquí [en Moscú]. Gustó".2
Alcohólico declarado, Go rski vivía casi en el mismo nivel miserable
que las figuras que poblaban sus escritos, y Panina le dijo a Dostoievski que
la vida que había llevado con él, la cual a veces llegaba a "los límites últi-
mos del vagabundeo", podía rivalizar con sus experiencias inglesas , por lo
extremo de su miseria. 3 Con la esperanza de capitalizar sus capacidades
lingüísticas , Gorski la llevó un día a las oficinas de la editorial de La Época
y la presentó a Dostoievski sugiriéndole que podría servirle como traduc-
tora. La primera carta que Elizaveta le escribió a Dostoievski es una res-
puesta puramente formal a una oferta de trabajo, transmitida por medio de
Gorski; la segunda, un mes posterior, tiene carácter más personal , pero
aún sin la menor insinuación de una mayor intimidad.
No obstante, Panina apela a Dostoievski , como a alguien que tiene
cierta posición y autoridad moral, para que intervenga ante Gorski y trate
de hacerlo reaccionar. Para entonces Panina ocupaba una cama en el Hos-
pital de San Pedro y San Pablo, donde Gorski se h abía presentado para
expresarle su disgusto , causando una vulgar escena de embriaguez. Una
causa de tensión entre ellos era que Panina , pese a la presión de Gorski, se
había negado a escribir un relato autobiográfico de sus viajes por Europa.
2
PSS, 28/libro 2: 73; 26 de marzo de 1864 .
' Las cartas de Martha Panina fueron publicadas por G. Prokhorov en "Nerazvernuvshiisya
roman F M. Dostoevskogo", Zvenya, 5 (1936), pp . 582- 598; la cita está en la p. 588.

32 ... ALG UN AS "IDEAS EXTRA ÑAS , INCON CLUSAS"


Tal vez, como ella insiste , careciera de capacidad literaria para abordar se-
mejante tarea; es probable que tampoco quisiera exponer su triste pasado
a la mirada del público. "Yo nunca me propuse vagabundear - le aseguró a
Dostoievski- y tuve que hacerlo sólo porque así resultaron las cosas ."4
La escandalosa conducta de Gorski en público había causado la desespera-
ción de Panina, y afectado gravemente su salud. "Desde que el señor Gorski
se presentó en estado de embriaguez, yo he sufrido de insomnio y me en-
cuentro en un estado terriblemente febril; siento una total falta de valor y
de fuerza. De todos modos, el culpable no es el señor Gorski sino mi desti-
no y yo misma en parte , pues todo es un castigo por mi pasado. "5 Difícil
habría sido para Dostoievski no responder a tan sinceros acentos de con-
trición y al deseo de Panina de no culpar a otros por sus muchos pesares,
ni siquiera al escandaloso Gorski.
Dostoievski ya le había confiado a Panina la lectura de algunas de las
pruebas de La Época, aunque luego ella se quejaría de que la confusión y el
desorden de la vida de Gorski le habían impedido hasta entonces corregir-
las. En otra carta enviada el mismo día, Panina le pide a Dostoievski que la
ayude a engañar a Gorski, pero sólo para que deje de insistir en que Panina
explote sus vergonzosas memorias con el único fin de ganarse algunos ru-
blos. junto con esta carta iba un manuscrito que Panina le pedía a Dostoiev-
ski mostrar a Gorski en prueba de que Panina había obedecido a sus de-
seos, pero sin permitirle ver su contenido. En este manuscrito encontramos
todo lo que sabemos del pasado de Panina , y Dostoievski debía informar a
Gorski que, a su juicio de director de la editorial, aquello no era publica-
ble. No sabemos si Dostoievski aceptó este plan, pero ciertamente leyó el
texto; pocos días después la visitó en el hospital y le pagó algún dinero por
su lectura de las pruebas. En su siguiente carta Panina se refiere con grati-
tud a esta visita , y también menciona algún dinero adicional y otra carta,
enviada sin que se enterara Gorski. Para proteger la reputación de Dostoiev-
ski, ella le asegura que mandará todos los mensajes desde el hospital, como
si fueran de un paciente varón.
Dos cartas escritas una semana después indican que Panina no se pro-
ponía -o al menos tenía la esperanza de evitar-volver a vivir con Gorski .
En realidad, aunque ya plenamente recuperada, prefería seguir en un hos-
pital lleno de miasmas antes que volver a una vida de miseria y abusos . Sin
-+Idem.
' Idern.

"'EL MÁS INFELIZ DE LOS MORTALES" ~ 33


embargo, una vez más le pide a Dostoievski que perdone la conducta de
Gorski; diríase , le explica, que "él se imagina , sin ninguna base, que si yo
salgo del hospital y él no tiene fondos , yo caería en el desenfreno". Al visi-
tarla , Dostoievski le había recomendado seguir con Gorski, al menos pro-
visionalmente; ella , de mala gana , aceptó el consejo, porque "lo último que
deseo en el mundo , y lo que más temo , son los escándalos, especialmente
los escándalos del señor Gorski".6
Dos semanas después, otra carta revela que Gorski volvió a presentarse
en el hospital, se comportó como un loco, la insultó vergonzosamente en
público y gritó que la seguiría aun si tuviera que ir hasta el fondo del mar.
Tales palabras sólo pueden significar que Gorski sabía que su relación ha-
bía llegado a su fin , y ella , en consecuencia , le pregunta a Dostoievski si al
salir del hospital puede acudir a él , o ponerse en contacto con él desde
donde se encuentre, "con la confiada esperanza de que usted no se negará
a darme, por última vez, al menos su consejo de amigo". Con esta carta iba
anexa otra para Gorski (probablemente sin sello) , que Panina le pedía a
Dostoievski enviar, y también una carta de Gorski acerca de la cual ella de-
seaba consultar la opinión del escritor. Éste había adoptado , ya, sin duda ,
el papel de confidente de la perturbada Martha (éste era el nombre con el
que firmaba ahora), y ella le escribe , en tono de disculpa: "Perdóneme por
confiarle tan audazmente todos los secretos de nuestra vulgar relación".7
La última carta , fechada en algún momento de la segunda quincena de
enero de 1865, revela un estado de cosas absolutamente nuevo. Panina,
que ahora vive en la ciudad, ya no está con Gorski y se siente obligada a
aclarar los motivos que la llevaron a informar a Dostoievski de los detalles
más íntimos de esa situación, decididamente poco grata. "Usted ya me ha
mostrado tanta consideración y simpatía -escribe Martha- , y su con-
fianza es tan extremadamente valiosa para mí, que por mi parte me consi-
deraría ingrata y ruin si no fuera enteramente franca con usted. Como mi
relación con el señor Gorski es más convencional que íntima, mi intención
fue permitir que usted, sobre la base de las cartas que le escribí a él, tuviera
cierto conocimiento de mí y de mis circunstancias. " En este punto, la carta
continúa sugiriendo en cierto modo alguna conversación anterior entre la
pareja acerca de la posibilidad de que Martha Panina se fuera a vivir con
Dostoievski, como su amante:
6
lbid., p. 597.
7
ldem.

34 ... ALGUNAS ··1DE.AS EXTRAÑAS , INCONC LUSAS""


Sea como fuere -prosigue Manha- , ya sea que yo logre o no satisfacerlo en
el aspecto físico , y ya sea que exista entre nosotros esa armonía espiritual de
la que dependerá que continúe nuestra relación, créame cuando le digo que
siempre le quedaré agradecida de haberme brindado su amistad , así fuera por
un momento o un cieno periodo. Le juro que hasta ahora , nunca había sido
tan franca con nadie corno me he atrevido a serlo con usted.
Perdóneme este egoísta reconocimiento, pero se han acumulado en mi
alma tanto pesar, tristeza y desesperanza durante los dos últimos años que he
pasado en Rusia corno en una prisión , que pongo a Dios por testigo de que
soy feliz, de que soy afortunada al haber encontrado a un hombre con tanta
paz del alma, tanta paciencia, tan buen sentido y rectitud como no pude en-
contrar en Flernrning ni en Gorski. Hoy, me es absolutamente indiferente que
nuestra relación sea prol ongada o breve . Pero le juro que lo que sé apreciar,
incomparablemente más que ninguna ganancia material, es que usted no se
escandalizara ante la parte oscura de mi personalidad, que usted me puso
más alto que donde yo me pongo en mi propia estirnación. 8

Martha Panina concluye pidiéndole a Dostoievski que muestre esta carta a


Gorski, y no se puede precisar si condujo a la relación amorosa que ella
obviamente deseaba o si esa relación ya había comenzado. Acaso debamos
ver una transposición de esta relación y de la conducta que inspiró tal gra-
titud a Martha en el retrato que luego haría Dostoievski de la actitud del
príncipe Mishkin hacia la vilipendiada Nastasia Philippovna, quien, como
Martha , ya no podía perdonarse a sí misma pero que fue incapaz de seguir
el ejemplo de Martha, extendiendo su perdón a otros.

Precisam ente por la época de esta última carta de Martha Panina, Dos-
toievski también recibió otra d e una muchacha de la que n o tardaría en
enamorarse . Se llamaba Anna Korvin-Krukovskaia, y dos de sus cuentos
cortos - intitulado uno de ellos Un sueño y el otro Mijaíl- h abían apareci-
do en La Época en los m eses anteriores; p ero ambos aparecieron con el
. seudónimo de Yuri Orbelov, pues Anna Korvin-Krukovskaia, quien había

8
lbid' p. 600.

"EL MÁS INFELIZ DE LOS MORTALES"" .... 35


enviado los cuentos en secreto a la revista, era la hij a mayor de un teniente
general retirado , hombre de principios estrictos sobre la conducta de las
mujeres de su familia. Caballero de la vieja escuela, convencido de su pro-
pia importancia y de la dignidad de su familia , vivió con su muj er much o
más joven que él y con sus dos hijas en lo más profundo de la provincia
cercana a Vitebsk, en la frontera ruso-polaca . La joven Anna, por entonces
de veintidós años, le había ocultado sus intentos literarios a su padre, pero
no a su hermana Sofía - que después se haría célebre con el nombre de
Kovalevskaia como la primera muj er que ocupó una cátedra de matemáti-
cas en toda Europa-, y los envió con la ayuda sigilosa del mayordomo de
la familia, muy devoto de su joven ama, quien aceptó recibir y contestar la
correspondencia en su nombre. Las memorias de Sofía nos permiten atis-
bar las profundidades de este aislado nido de hidalgos en una provincia
rusa, de la cual surgirían dos mujeres extraordinarias , con quien es Dos-
toievski mantendría relaciones cordiales durante el resto de su vida .
El general Korvin-Krukovski, quien criaba ganado bovino de pura san-
gre y regenteaba una destilería en la finca de su familia, tenía muy poca
afición a las frivolidades sociales de San Petersburgo . Pero, por deferencia a
los deseos de su esposa, más inclinada a las diversiones, y también con el ob-
jeto de presentar a sus hijas a una clase más variada de pretendientes, les
permitía participar cada año en el torbellino de la moda de San Petersburgo,
durante un periodo de un mes, o cuando mucho de seis semanas , mientras
él se quedaba aguardando con impaciencia su regreso . La carta que Dostoiev-
ski recibió de Anna el 28 de febrero le indicaba que ya era inminente una de
estas visitas anuales a sus parientes de San Petersburgo , y le informaba que
Korvin-Krukovski tendría sumo agrado en recibirlo , si él le notificaba por
adelantado su intención de visitarlo. Como Dostoievski era un autor céle-
bre , que había aceptado y alentado los primeros esfu erzos literarios de su
hija , semejante invitación parecía lo menos que podía esperarse. Sin embar-
go, de hecho , Anna sólo había obtenido la autorización deseada tras una
larga lucha contra los arraigados prejuicios de su desconfiado padre .
El general, siendo muy joven, había conocido a una dama literata rusa,
la condesa Rostopchina , por entonces reina de la sociedad , y volvería a
encontrarla casualmente ante las mesas de juego de Baden-Baden, donde
ella no se comportó precisamente como una dama. Tal era el destino inevi-
table de todas las escritoras rusas, y cuando el general descubrió , por acci-
dente, que su propia hij a Aniuta se jactaba de ser precisamente eso , tuvo

36 ... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS. INCONCLUSAS"


tal ataque de furor que su familia , aterrorizada, creyó que sufriría un infar-
to. Para empeorar las cosas, la alentadora carta de Dostoievski, que él leyó
por azar, también contenía el pago de las colaboraciones de Anna a La Épo-
ca. "Todo puede esperarse de las jóvenes que, sin que lo sepan su padre y
su madre, son capaces de entrar en correspondencia con un desconocido
y recibir dinero de él -tronó el general- . Ahora estás vendiendo tus
cuentos, pero tal vez llegará el momento en que te vendas a ti misma." 9
Tras este paroxismo de ira , el general cayó en un silencio resentido, pero
gradualmente fue cediendo a la influencia pacificadora de su esposa, quien
al principio se había inclinado a ponerse de su parte pero después empezó
a sentirse orgullosa de que su hija fuera una escritora rusa de éxito. El ge-
neral finalmente accedió a las súplicas de su esposa de que al menos escu-
chara una lectura de Un sueño, patético relato de la lucha de la heroína por
escapar de las sofocantes limitaciones de la tiranía de su familia. Este tema
le afectó tan en lo vivo que, según los recuerdos de Sofía, al final , cuando la
joven Lilenka muere lamentando el desperdicio de su vida , se llenaron de
lágrimas los ojos del general y se apresuró a salir del salón sin decir pala-
bra. No volvió a hablarse de la carrera literaria de Anna, pero desde aquel
momento se modificó toda la situación. Al mayordomo cómplice se le de-
volvió el puesto del que fuera ignominiosamente arrojado, y Anna recibió
permiso de encontrarse con Dostoievski en su siguiente viaje a San Peters-
burgo . Pero el general, aunque bondadoso en el fondo tras su imponente
exterior, todavía se sentía inquieto, y prudentemente le advirtió a su mujer
que estuviese en guardia . "Recuerda, Lisa, que tienes una gran responsabili-
dad - le dijo antes de su partida- . Dostoievski no es una persona de nues-
tra sociedad. ¿Qué sabemos de éP Sólo que es periodista y ex presidiario.
¡Valiente recomendación! ¡Vayal Debemos tener mucho cuidado con él. "1º

Tales fueron los orígenes de la carta que recibió Dostoievski en que se le


invitaba a visitar a la familia Korvin-Krukovski, en San Petersburgo. Desde
luego, él no sabía nada del drama anterior, o sólo lo que hubiese podido
barruntar por las misivas de Anna; pero el secreto que rodeaba las colabo-
9 S V Kovalevskaya, Vospo111i11a11iya (Moscú , 1974), p. 70.
!O lbid., p. 73.

"'EL MÁS IN FE LI Z DE LOS MORTALES'" ~ 37


raciones y la correspondencia enviada con nombre supuesto le permitie-
ron sin duda adivinar algo de los antecedentes de Anna. Sabía que ella era
soberbia y ambiciosa , ya que al enviarle su primer cuento le había pregun-
1
tado si él era capaz de juzgar si podría llegar a ser una autora rusa impor-
tante. También supuso, por el carácter del relato mismo, que era joven e
inexperimentada, y después diría que lo había leído "bajo el hechizo de esa
juvenil manera de expresarse directamente, de esa sinceridad y ardor de
sentimiento que imbuyen su cuento". Sin responder a la pregunta acerca
de sus promesas literarias, hábilmente la utilizó para obtener mayor infor-
mación sobre la misteriosa colaboradora. Escribe Dostoievski: "Yo sería au-
ténticamente feliz si le fuera posible decirme más acerca de sí misma; ¿qué
edad tiene usted, y en qué circunstancias vive7 Es importante que yo sepa
todo esto para evaluar debidamente su talento".11
El original de esta carta, que se ha perdido, no aparece en la correspon-
dencia de Dostoievski; pero Anna la mostró, con el mayor sigilo, a los asom-
brados ojos de su hermana Sofía, quien la leyó tantas veces que muchos
años después pudo transcribirla palabra por palabra en sus memorias. Las
páginas de estas memorias también contienen un retrato vívido y delicio-
samente pérfido -pintado por una hermana menor, admiradora pero en-
vidiosa- de la decidida, talentosa y bella Anna, quien batalló ferozmente
con las institutrices francesa e inglesa contratadas con objeto de convertir-
la en una "brillante y mundana belleza de sociedad'', 12 y quien constante-
mente trató de reafirmar su independencia. No que al principio hubiese te-
nido alguna objeción al carácter de su educación; pero se negó a someterse
a la disciplina impuesta por extranjeras, y hasta tuvo la audacia de protestar
abiertamente contra la decisión de su padre de tener que ir a vegetar en el
aislamiento de las provincias. Buscando ávidamente alguna distracción, a
los quince años Anna se precipitó sobre la pila de novelas inglesas que ama-
rilleaban en los estantes de la familia - en su mayor parte, romances góti-
cos o históricos que narraban las hazañas de caballeros de la Edad Media-
y pronto empezó a encabezar sus cartas con el nombre del lugar, convertido
en "Chateau" Palibino. Su habitación favorita se encontraba en un torreón,
bajo los aleros, y desde allí podía ver si por el camino llegaba un caballero
andante a rescatarla del tedio de aquel cautiverio provinciano.

11
Ibid , p. 65.
12
Ibid., p. 50.

38 ... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS. INCONCLUSAS"


Una n ueva fas e comenzó con la lectura de una novela más reciente,
Harold, de Edward George Bulwer-Lytton, que se desarrolla en la época de
la conquista normanda de Inglaterra . El rey Haroldo perece durante la ba-
talla de Hastings, sin arrepentirse de un pecado mortal y, por tanto, conde-
nado a sufrimientos eternos. Su prometida, la seductora Edith Swan-Neck,
ingresa en secreto en un convento , hace voto de silencio perpetuo y dedica
su vida a la plegaria y a cuidar infatigablemente a los afligidos y los infor-
tunados . Pero cuando, en su lecho de muerte, le pide al cielo una señal de
que Haroldo será perdonado como recompensa de su propia vida de devo-
ción, no le llega tal sign o, y muere profiriendo una maldición contra Dios.
Esta novela puso a Anna frente a "las malditas cuestiones de la vida huma-
na" a los dieciséis años, y súbitamente le reveló la vanidad de los esfuerzos
terrenales y el misterio no resuelto del destino humano. 13 El resultado fue
un acceso de duda religiosa en que Anna lloró inconteniblemente por el
triste destino de la humanidad en general - problema que , como ella le
aseguró a Sofía, la menor aún no estaba en edad de comprender- y dedicó
sus días a leer la Imitación de Ciisto de Tomás de Kempis. Empezó a tratar
entonces a los sirvientes de la casa con particular atención y delicadeza, y
adoptó una refinada cortesía para con la institutriz inglesa , que desconcer-
tó por completo a la pobre señora. Sin embargo , poco después los prepara-
tivos para la obra francesa que se presentaría el día del santo de su madre
postergaron todo lo demás. Anna demostró un considerable talento de ac-
triz, gozó plenamente de su triunfo y rogó a su padre que le permitiera
inscribirse en una escuela de teatro y dedicarse a la actuación.

13
Este relato de Harold se basa en los recuerdos de Sofía y apenas coincide con la propia no-
\·ela. Después de hojear sus páginas (leer su texto, tan íloridamente cursi. es absolutamente im-
posible en la actualidad). no pude encontrar nada que confirmara esta \·ersión del tema. Edith
es la prome ti da de Haroldo. pero no pueden casarse por estar emparentados demasiado ce rca;
en el último capitulo , ella desc ubre el cadáver de Haroldo en el campo de batalla. "''Casada, ca-
sada - murmuró la noYia- . ¿Casada por fin? ¡Oh Haroldo , Haroldo! Las palabras de la Vala
fueron \-Crdad ... ¡Y el cielo es benigno1· - y apoyando sua\·emente la cabeza sobre el pecho del
difunto. ella so nrió, y no tardó en morir.·· Ed\Yard Bulwer-Lytton, Hanild, Last of tlic Saxon
Kings, 2 vals. (Boston, 1896), 2 326.
Los amo1-cs de Harolclo con Eclith so n , en realidad, un subtema menor en una obra consa-
grada en gran parte a la lucha política y cultural ele sajones y normandos por Inglaterra. Pero
no cabe eluda ele que estos amores impresionaron a Anna, quien bien pudo trasponer la impo-
sibilidad ele la boda entre Harolclo y Eclith a un autosacrificio de su parte. Fue Dios (o su
Iglesia) el que se le\'antó como un obstáculo a su felic iclacl; ele allí , la cuesti ón ele la injusticia
de Dios.

.. EL MÁS INFELIZ DE LOS MORTALES .. ... 39


Al vivir en el remoto Palibino y cuidadosamente protegida de las nue-
vas ideas subversivas que por entonces conmovían a todos los jóvenes ru-
sos, la muy impresionable Anna no comprendió que su juvenil obsesión
por la Edad Media y su desesperación metafísica habían pasado de moda
hacía mucho tiempo. Pero el mundo moderno finalmente asomó en su ho-
rizonte en una forma que la literatura rusa haría clásica: encarnado en el
hijo del sacerdote del lugar. El muchacho, estudiante modelo, se había gra-
duado en el primer lugar de su clase del seminario, pero luego, pese a las
instancias de su padre y a la enérgica intervención del obispo , se negó a
continuar la carrera sacerdotal. En cambio, se inscribió en la facultad de
ciencias naturales de San Petersburgo, y al regresar a casa a pasar las vaca-
ciones de verano , no sólo hizo la escandalosa exigencia de ser tratado en
condiciones de igualdad por el poderosísimo general, ¡sino que proclamó,
ante todos, que el hombre descendía del mono! ¿No había negado el respe-
tado profesor Sechenov, el célebre fisiólogo de la universidad, la existencia
de algo que pudiera llamarse alma? Todo era, como lo había probado
el profesor, ¡simplemente, cuestión de reflejos nerviosos! De este modo, el
nihilismo ruso del decenio de 1860 hizo su aparición en el escenario local,
y pronto pudo verse a Anna dando largos paseos, sumida en ávida y pro-
longada conversación con el desgarbado doncel, cuyo humilde origen so-
cial borraba toda sospecha de un interés romántico.
Por medio de él obtuvo Anna los primeros números de las revistas ra-
dicales El Contemporáneo [Sovremennih] y La Palabra Rusa [Russhoe Slovo], y
poco después apareció con un ejemplar inapreciable del semanario ilegal
de Herzen La Campana [Kolohol], publicado en Londres e introducido de
contrabando en Rusia. Anna empezó a vestir ropas sencillas y oscuras
de cuello liso, se echó hacia atrás su abundante y rizado cabello rubio, y em-
pezó a charlar con las campesinas del lugar; más aún, organizó unas clases
matutinas para enseñar a leer a los hijos de las campesinas. Le llegaron ca-
jas de libros que trataban de los temas más serios: ya no eran novelas, sino
obras como La fisiología de la vida cotidiana, de G. H. Lewes (mencionada
en Crimen y castigo, y una de las obras predilectas de los radicales), y la
Historia de la civilización, tal vez de Guizot pero probablemente del menos
conservador T. H. Buckle, cuyo nombre aparece en las Memorias del subsuelo.
Alcanzando finalmente a su siglo y su generación, Anna le exigió entonces
a su padre no que le permitiera estudiar para actriz, sino que la autorizara
a proseguir sus estudios mientras se mantenía por sí sola en San Petersburgo.

40 ... ALGUNAS " IDEAS EXT RAÑAS, INCONC LUSAS"


Al general, aquello le pareció simple locura; ninguna señorita bien educa-
da y soltera podía vivir fuera de la protección del hogar familiar.
Las dos colaboraciones de Anna a La Época fueron, obviamente, pro-
yecciones de su inquieta rebeldía. Un sueño trata de la triste vida de una
doncella de familia modesta, oprimida por la oscura y tediosa monotonía
del continuo trabajo, quien un día entra en una iglesia cercana y observa el
funeral de un estudiante pobre, carente de familia o de verdaderos amigos .
De pronto, ella se encuentra sollozando y se siente infeliz al comprender
que su propia vida es igualmente desesperanzada e inútil. En sueños, se ve
viviendo con el estudiante difunto , pobre pero feliz en una unión amorosa
y una vida con un propósito; pero poco después , al despertar y ver que
nada ha cambiado ni puede cambiar, se consume y muere.
Mijaíl, que muestra la influencia de la fase religiosa de Anna , se centra
en un joven próspero, huérfano, quien siente ciertas inquietudes religiosas
y es enviado a vivir a un convento con un tío suyo, un ex dandy que en un
tiempo fue un disoluto oficial de los guardias pero que ahora es un ascético
monje. Por accidente, Mijaíl conoce a una encantadora y joven princesa de
visita en el convento , que resulta ser amiga de su familia , y de pronto se sien-
te impulsado por un anhelo de vivir. Pero al volver al mundo descubre que
la princesa está a punto de casar con su primo, otro elegante oficial de los
guardias, y que sus años monásticos han destruido toda capacidad que tu-
viera de disfrutar de los placeres mundanos. En su celda, muere de tuber-
culosis contemplando fijamente a su tío, impasible, quien representa la
muerte en vida , y lega toda su fortuna a la princesa. Ambos relatos mues-
tran que la autora experimentaba la necesidad de romper sus confines y
temía verse sofocada por la rutina restrictiva de su aislamiento.
En una carta, Dostoievski se disculpó por algunos cortes hechos a
Mijail a petición del censor eclesiástico, pero consoló a Anna asegurándole
que los pasajes suprimidos eran superfluos. La brevedad siempre es una
virtud, y "todos los grandes escritores -afirma sentenciosamente- escri-
ben de la manera más concisa". Por lo demás, se muestra generoso en el
elogio , y también menciona cierta confirmación de su juicio favorable. "Su
cu ento Mijaíl fue muy gustado por todos nuestros correctores y también
por nuestros colaboradores regulares. Uno de ellos , Strájov (escribe 'Las
notas de un cronista', y aprecio su opinión más que ninguna otra) , dice que
usted tiene una gran maestría y diversidad innatas. Diversidad como , por
ejemplo, en Un sueño y en La vida de un monje [título original de Mijaíl]. En

" EL MÁS INFELIZ DE LOS MORTALES" ~ 41


suma, Mijaíl les gustó a muchos; Un sueño, no a todos. Ya conoce usted mi
opinión . Usted no sólo puede sino que debe tomar en serio su talento. Es
usted una poeta. " Dostoievski le aconseja a Anna que lea y estudie y tam-
bién , añade, "es necesario creer. De otra manera, no se llega a nada. Su ideal
parece muy bueno aunque de manera negativa. Mijaíl no pudo, por razón de su
naturaleza misma (es decir, inconscientemente), aceptar algo más bajo que
su ideal; ésta es una idea grande y profunda" M Puede suponerse que aquí
Dostoievski se refiere a que Mijaíl rechaza un mundo sin ningún propósito
elevado , y aunque el contexto no es claro , está exigiendo una fe más posi-
tiva y clara en "el ideal" .15 Pero pronto descubriría que Anna , pese a la de-
ferencia expresada en sus cartas, distaría mucho de ser una pupila dócil, y
que estaba mucho m ás contagiada por el virus del nihilismo de lo que él
había supuesto por sus escritos.

Poco después de llegar a San Petersburgo al comenzar la primavera de


1865, los Korvín-Krukovski recibieron por primera vez a Dostoievski, y la
visita largamente esperada, para la que Anna se había preparado con tanta
impaciencia y emoción, resultó catastrófica. La madre de Anna, apegándo-
se estrictamente a las últimas órdenes de su marido , insistió en estar pre-
sente; también Sofía, llena de curiosidad, recibió autorización de quedarse
en la sala; dos tías ruso-alemanas (madame Korvin Krukovskaia era de ori-
gen alemán), entradas en años, encontraron un pretexto u otro para entrar

1
PSS, 28/libro 2: 107-108; 14 de diciembre de 1864 .
-+
1
Se ha hablado bastante, en la bibliografía dostoievskiana, de que el cuento de Anna Kor-
'

vin -Krukóvskaia, Mijaíl, acaso ejerciera cierta influencia sobre la creación de Aliosh a Kara -
mazov. La posibilidad fue planteada por Sofía en una conversación con el propio Dostoievski:
'"¡Bueno, muy bien, esto podría ser verdad!' -dijo Fiódor Mij aílovich, dándose un golpe en la
frente, 'pero, le doy mi palabra, me oh·idé de Mijaíl cuand o inventé a Aliosha . Tal vez, acaso,
inconscientemente se me apareciera' - añadió meditabundo" .
Es difícil tomar esta afirmación más que como un gesto de cortesía en la conwrsación co n
una vieja amiga. La semejanza de la situación es tan exterio r y superficial que casi n o vale la
pena mencionarla . Una fuente mucho más probable de Aliosha, si se la necesita , puede encon-
trarse en el Espi1idión de George Sand . Véase S. V Kovalevskaya, Vospominaniya, pp. 67-68; T L
Ornatskaya, "Dostoevsky i Rasska zi A. V Korvin- KrukO\·skoi (Zhaklar)"', en Dostoevsky,
Materiali i Issledo van i_va, ed. G. M Fridlender (Leningrado , 1985), 6: 238-241: para George
Sand, \'éase mi primer rnlumen, Dostoicvslzi. Las semillas de la rebelión, 1821 -1849, FCE, México,
2010 , pp . 179-180.

42 ... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS. INCON CLUSAS"


y echar una ojeada al célebre autor y por último se instalaron definitiva-
mente . Con su silencio, Anna mostró su descontento. También Dostoievski,
desconcertado al encontrarse ante tan imponente grupo, no supo mante-
ner la cortés conversación de madame Korvin Krukovskaia, quien sacó a
relucir su estilo más elegante y mundano. Después recordaría Sofía: "Aquel
día nos pareció viejo y enfermizo, como por lo demás le ocurría siempre
que estaba desanimado". t 5 Después de media hora de lenta tortura , Dos-
toievski tomó su sombrero y se apresuró a partir. Anna corrió a su habita-
ción, rompió a llorar inconteniblemente, y sus reproches hicieron que tam-
bién su madre derramara abundantes lágrimas.
Cinco días después , Dostoievski volvió a aparecer sin aviso alguno , y
sólo encontró en casa a las dos muchachas. Él y Anna entablaron al punto
una animada conversación, cual si hubiesen sido viejos amigos, y las cosas
marcharon de maravilla. A Sofía le pareció otra persona, mucho más joven
que antes, maravillosamente bondadoso y sagaz. ¡Apenas pudo creer que
él tuviera cuarenta y cuatro años! Al volver a casa, su madre se asombró y
sintió cierto miedo al encontrar a Dostoievski cómodamente sentado, a so-
las con sus hijas; pero ambas parecían tan felices , que ella lo invitó a que-
darse a comer. Por fin se había roto el hielo , y Dostoievski empezó a visitar
a los Korvin-Krukovski dos o tres veces por semana.
Según Sofía, Dostoievski solía hablar de su pasado cuando ambos es-
taban a solas, y lo que ella nos dice plantea ciertas dificultades al historiador:
sus memorias contienen desconcertantes anomalías de hecho que pueden
deberse o bien a que Dostoievski embellecía sus relatos, o bien a lapsos de
olvido (que eran frecuentes en él , como resultado de su epilepsia), o bien a
que Sofía no recordara bien las cosas . También debe tenerse en cuenta que
muchos de los rumores acerca de los años anteriores de Dostoievski circula-
ban entre sus admiradores y conocidos, y eran creídos a pie juntillas. Por
ejemplo, al repetir las palabras de Dostoievski acerca del momento en que
aguardaba la muerte ante un pelotón de fusilamiento, Sofía lo presenta con
los ojos vendados, atado a un poste y aguardando la orden de "Fuego". En
realidad, Dostoievski no se encontró entre los tres miembros del círculo de
Petrashevksi que sí fueron colocados en esa posición, aunque habría entrado
en el siguiente grupo si en verdad se hubiese consumado la ejecución.17
''' KoYale\·skaya. Vospominaniya, p. 73.
i; Para un relato de las circunstancias de la fal sa ejecución de Dostoie\·ski, \·éase mi segun-
do \·olumen , Dostoicvslú. Los años de pru eba, 1850-1859, FCE, México , 2010, cap. \".

'"EL M ÁS INFELIZ DE LOS M ORTALES .. ~ 43


De igual modo, Sofía cita a Dostoievski diciendo que su epilepsia sólo
había comenzado después de ser liberado del campamento-prisión, lo que
contradice todas las pruebas de que fue víctima del primer ataque en el
año mismo de su llegada a la prisión. Según Sofía, Dostoievski dijo que su
primer ataque fue causado por una discusión sostenida con un viejo ami-
go suyo, un ateo que desde San Petersburgo había ido a visitarlo a Siberia,
y contra el cual Dostoievski había estado defendiendo la existencia de
Dios. La conversación, iniciada la víspera de la Pascua, había proseguido
durante la noche; cuando las campanas de la iglesia tocaban a maitines,
Dostoievski sintió , por primera vez, el extático surgimiento del "aura"
preepiléptica. "Y sentí -dijo- que el cielo había descendido sobre la
tierra y me había absorbido. Capté entonces realmente a Dios, quien pe-
netró en mí." 18 Otras fuentes no mencionan esa visita, y bien podemos creer
que Dostoievski improvisó ese relato, con sus muy sospechosos detalles
simbólicos y sus reminiscencias del Fausto, para los oídos de Anna y de su
hermana menor, arrobadas. Pero las palabras que supuestamente añadió
acerca de la "felicidad" experimentada en el momento del "aura" también
se asemejan mucho a un pasaje de El idiota, así como a la descripción de
uno de los ataques epilépticos de Dostoievski hecha por Strájov y publi-
cada en 1883 (las memorias de Kovalevskaia aparecieron cuatro años des-
pués). O bien Dostoievski ya había formulado en su mente las palabras
casi exactas de este pasaje, o bien Sofía las tomó de unas descripciones ya
publicadas. 19
Diríase, asimismo, que Dostoievski le habló una vez a su fascinado pú-
blico femenino acerca de una novela que se había propuesto escribir en los
días de su juventud. Había deseado, afirmó, describir a un caballero educa-
do y culto, obviamente miembro de la nobleza, que había llevado una ju-
ventud desenfrenada pero que luego había sentado cabeza y ahora era un
honorable y respetado paterfamilias. Habiendo viajado por el extranjero y
18
Kovalevskaya, op. cit., p. 76.
19
jacques Catteau ha impreso los pasajes de Strájov y de Kovalevskaia, lado a lado, y no
sólo ha observado las semepnzas lingüísticas entre ellos sino también que el incidente que
Strájov narra ocurrió, asimismo, en la víspera de la Pascua. Catteau sugiere atinadamente que el
"recuerdo" de Kovalevskaia bien pudo ser un collage del relato de StráJOV y de algunas palabras
de El idiota acerca de Mahoma y del Corán. Observa en una nota de pie de página: "Ésta no es
la primera vez en que tenemos dudas acerca de las Memmias del gran matemático". Mi propio
intento de comprobar las referencias a Harold parecería justificar ese escepticismo. jacques
Catteau, La C1·éation littéraire chez Dostoevshi (París, 1978), pp. 156-157.

44 ... ALGUNAS "I DEAS EXTRAÑAS, INCONCLUSAS''


conocido todos los tesoros de arte de Europa, despierta una mañana en
una soleada habitación de hotel y se siente lleno de bienestar físico y satis-
fecho de sí mismo. "Volvió a ver el maravilloso rayo de luz que cae sobre
los hombros desnudos de Santa Cecilia en la galería de Múnich. También
recordó un pasaje especialmente notable de un libro recién leído, De la be-
lleza y armonía del mundo." Pero de pronto empieza a sentirse inquieto,
como si le aquejara algún dolor largo tiempo latente (aunque no logra en-
contrar la causa de su inquietud), y al concentrar sus pensamientos, súbi-
tamente recuerda un incidente de su pasado lejano. Una vez, tras una no-
che de juerga y empujado por sus amigos ya ebrios , había violado a una
niña de diez años ... Pero en aquel momento madame Korvin-Krukóvskaia
prorrumpió en un grito de horror: "¡Fiodor Mijaílovich! ¡Por caridad! ¡Hay
niñas presentes!" 20
Este relato, de ser cierto, obviamente anuncia ya cierto número de es-
cenas de novelas por entonces no escritas: los recuerdos de Svidrigailov en
Crimen y castigo acerca de una niña que se había ahogado, evidentemente
una de las víctimas de su lujuria; la confesión de Stavroguin, escrita para
Los demonios pero no publicada en vida de Dostoievski, sobre la seducción
de la niña de doce años, Matriosha (quien también se mata y cuyo recuerdo
vuelve para acosar a Stavroguin, en circunstancias casi iguales de autocom-
placencia sibarítica y estética), y desde luego, la violación de Lizáveta, débil
mental, por el viejo Karamázov después de una borrachera. El hecho de
que Dostoievski se propusiera escribir esa novela, como dice Sofía, "en su
juventud", ciertamente obliga a plantear algunas preguntas; puede supo-
nerse que esta frase se remonta al decenio de 1840, y no hay nada en las
obras de esa época que ni remotamente se asemeje a la tonalidad del episo-
dio narrado. A lo que más se parece es a la confesión de Stavroguin, que
Sofía no podía conocer; y aunque esta semejanza viene a apoyar la veraci-
dad de sus palabras, no coincide, en cambio, con su lugar en el tiempo.
Desde luego, es verdad que Dostoievski insinúa ese tema de la violación de
una niña en "Un árbol de Navidad y una boda" (1848), en que critica el
matrimonio forzoso de una adolescente con un hombre de mucho mayor
edad. Pero la yuxtaposición de refinado esteticismo y lujuriosa deprava-
ción sólo aparece en las obras de Dostoievski después de su regreso de
Siberia, ya en el decenio de 1860.

2
°Kovalevskaya, op. cit., p. 77.

"EL MÁS INFELIZ DE LOS MORTALES" ~ 45


Y sin embargo , nadie puede dudar de su eterna preocupación y de lo
que algunos han considerado su patológica obsesión por este escabroso
tema. Cierta información reciente y poco conocida ayuda a arrojar nueva
luz sobre lo que a menudo se ha interpretado como la fijación desconfiada
y enfermiza en esta odiosa perversión. En algún momento de finales de los
setenta, Dostoievski se encontró sentado en otra sala cuando alguien le
preguntó cual debía considerarse como el crimen más grande de la tierra.

Dostoievski habló con rapidez, agitado , vacilando ... El pecado más aterrador,
el más terrible ... era violar a una niña. Tomar una vida .. eso es horrible , dijo
Dostoievski, pero quitar la fe en la belleza del amor ... ése era el crimen más
terrible . Y Dostoievski narró un episodio de su infancia. Cuando yo vivía en
Moscú, siendo niño, en un hospital para pobres, dijo Dostoievski, donde mi
padre era médico, yo jugaba con una niña pequeña (hija de un cochero o de
un cocinero) Era una niña graciosa y delicada de nueve años ... y algún mi se-
rable la violó estando bonacho , y ella murió desangrándose. Recuerdo , dijo Dos-
toievski, que me enviaron a buscar a mi padre en la otra ala del hospital, pero
fue demasiado tarde. Durante toda mi vida este recuerdo no me ha abandona-
do como el crimen más aterrador, como el pecado más terrible, por el cual no
hay ni puede haber perdón, y yo castigué a Stavroguin en Los demonios con
ese mismo terrible delito. 21

Como puede verse por los recuerdos de Sofía, lo que dijo Dostoievski bien
pudo hacer que la madre de Anna se arrepintiera de haberlo admitido en la
intimidad de su círculo familiar. Otra ocasión en la que ella sin duda pensó
haber excedido su tolerancia fue durante una reunión de despedida, en la
cual , después de hacerse rogar, Dostoievski aceptó estar presente. La reu-
nión fue básicamente ruso -germana, muy rígida, oficial y estirada: preci-
samente la clase de grupo en que Dostoievski se sentía más incómodo. Se
irritó al ver que Anna, en su papel de hija mayor, compartía con su madre
las obligaciones de anfitriona y no se le permitía dedicar a él exclusiva-
mente sus atenciones. Peor aún, sintió unos celos terribles hacia un joven
y apuesto oficial , presente entre los invitados , que obviamente era atraído
1
" S. V BeloY, ·-z. A. Trubetskaya, DostoeYsky í. A. P. Fílosofon··, RLJsslwva LitcraLLJra ,
3 (1973) 11 7

46 ... ALGUNAS ºIDEAS EXTRAÑAS. IN CO NCLUSAS ..


por Anna y con el cual, Dostoievski se convenció, Anna sería obligada a
comprometerse , contra su voluntad. Dostoievski expresó su disgusto crean-
do un escándalo con sus desagradables observaciones, proferidas en alta
voz (por ejemplo, que la Biblia no fue escrita para que la leyeran damas
de sociedad) y con su comportamiento abiertamente agresivo. Después de
esta velada , según Sofía, se alteró notablemente la anterior reverencia
de Anna hacia Dostoievski. Las conversaciones privadas entre ambos cam-
biaron de tono ; en adelante parecerían estar disputando , a veces acremen-
te, en lugar de entregarse a un amistoso intercambio de ideas .
Al acercarse el momento de que Anna regresara a Palibino , Dostoievski
se mostró más inconforme y despótico , y Anna menos dócil y más enérgi-
ca. "El tema continuo y candente de sus disputas -escribe Sofía- era el
nihilismo. El debate sobre ese tema continuaba a veces mucho después de
la media noche; cuanto más hablaban, más exaltados se ponían, y al calor
de la disputa, expresaban ideas mucho más extremas de las que en reali-
dad sostenían. "22 Como ejemplo, Sofía cita la siguiente discusión: "¡Todos
los jóvenes contemporáneos son estúpidos y reaccionarios! -gritó una vez
Dostoievski-. ¡Para ellos, los limpiabotas son más valiosos que Pushkin!"
A lo que Anna respondió fríamente que "en realidad , Pushkin ha pasado
de moda en nuestro tiempo", sabiendo bien que nada podía enfurecer más
a Dostoievski que una falta de respeto a Pushkin.23
Sea como fuere, una noche en que Sofía luchaba valerosamente con la
sonata Patética de Beethoven, que como ella sabía era una de las predilectas
de Dostoievski, él y Anna se deslizaron furtivamente, sin ser observados, a
otra habitación. Y cuando la pianista, desconsolada al ver su deserción, fue
a buscar a su público , lo encontró en plena propuesta de matrimonio. No
se sabe a ciencia cierta si Anna aceptó, por la emoción del momento, y lue-
go fue liberada de su promesa por el propio Dostoievski (tal es la versión
que él le narró a su segunda esposa), o si ella no dio ninguna respuesta.
Sofía no menciona ningún compromiso, y podemos suponer que, si éste
existió, se habría informado a la familia de Anna.
Cualquiera que sea la verdad, Anna pronto le dijo a Sofía: "N o amo a
Dostoievski como para casarme con él". Además de la diferencia de edad y
de ideas, Anna se dio cuenta clara de que Dostoievski necesitaba una espo-
sa que se sometiera por completo a su voluntad . "Mira -le dijo a su her-
22
Kovalevskaya, Vospominaniya, p. 81.
23
Idem.

"EL MÁS IN FELIZ DE LOS M ORTALES" ~ 47


mana menor-, a veces me sorprendo de no poder amarlo. ¡Es un hombre
tan bueno! . .. Pero no necesita como mujer a alguien como yo. Su esposa
deberá dedicarse enteramente a él, darle toda su vida, pensar sólo en él.
Y yo no puedo hacerlo. ¡Quiero vivir mi propia vida! Además, ¡él es tan
nervioso, tan exigente ... !"H Un año después, Dostoievski encontraría pre-
cisamente la clase de mujer que necesitaba, pero siempre continuó mante-
niendo relaciones sumamente cordiales con Anna y con su hermana.
En efecto, Dostoievski frecuentó mucho a Anna a mediados del dece-
nio de 1870, aun cuando en el ínterin ella se había casado con un conoci-
do radical francés de nombre Charles Victor jaclard , y se había dedicado
en cuerpo y alma a una vida de actividad revolucionaria. Anna no sólo fue
la primera traductora al francés de ciertas partes de El capital de Karl Marx,
sino que también estableció una cordial relación personal con Marx y de-
sempeñó un papel importante entre las mujeres (de las cuales había un
número sorprendente de rusas) que participaron valerosamente en la de-
fensa de la Comuna de París en 1870. Es muy probable que Dostoievski se
basara en su coqueteo con Anna para trazar el retrato de Aglaia Epánchina
en El idiota, cuyo compromiso con el príncipe Mishkin alarmó a su respe-
table familia tanto como la amistad de Anna con Dostoievski había alarma-
do inicialmente a la suya. Y algunas de las escenas en que vemos la torpeza
del príncipe Mishkin entre la "buena" sociedad bien pudieron originarse
en las desventuras del propio Dostoievski en las recepciones y veladas de
los Korvin-Krukovski. Sin embargo, una vez más, después de que su in-
tento de conquistar la mano de Anna había llegado a un fin amistoso pero
irremisible, Dostoievski volvió a caer en el aislamiento del que tanto anhe-
laba escapar.

24
Jbid. , p 88.

48 ... ALGUNAS "' IDEAS EXTRAÑAS, INCONC LUSAS'º


lll. Jlestákov en Wiesbaden

DURANTE todo el sombrío invierno y la primavera de 1864- 1865, mientras


Dostoievski se esforzaba vanamente por mantener con vida La Época, tam-
bién soñaba con emprender un viaje a Europa, buscando un reposo de sus
agotadoras labores . Poco antes del año nuevo le escribió a Turgueniev a Ba-
den-Baden, con la esperanza de obtener una colaboración suya para la re-
vista, y también le habló de sus planes para el futuro próximo. "Trabajo día
y noche - escribe- , corro por todas partes, escribo, corrijo, lucho con ti-
pógrafos y censores, etc. No puedo decir que mi salud sea muy buena, pero
he decidido que, a finales de abril, me iré a pasar tres meses en el extranje-
ro para cuidar mi salud. Iré a visitarlo a usted. Y en el otoño habré regresa-
do y estaré en buena condición. Mientras esté en el extranjero, deseo es-
cribir un cuento largo." 1 No se nos da más información acerca de la obra,
pero la referencia bien puede ser a lo que llegaría a ser Crimen y castigo,
que partió de la idea de un cuento largo y no de una novela.
Varios meses después, describiéndole tristemente el desplome final de
La Época a su viejo amigo el barón Wrangel - ahora secretario de la em-
bajada de Rusia en Dinamarca-, Dostoievski vuelve a hablar, anhelante,
de la perspectiva de tomarse un respiro en Europa. Cada vez que ha estado
antes en Europa, explica, "mi salud mejoró con notable rapidez". Por esta
razón había planeado, antes de que su vida se arruinara, pasar tres meses
de cada año en el extranjero, "particularmente porque, dado el costo de la
vida aquí, también desde el punto de vista económico resulta sumamente
ventaj oso hacerlo". 2 Pero la muerte de su hermano había frustrado sus in-
1 PSS, 28/libro 2: 108; 14 de diciembre de 1864.
2
Ibid., p. 120; 31 de marzo de 1865.

~ 49
tenciones, y ahora la quiebra de La Época lo había dejado sin un céntimo.
De todos modos, Dostoievski le aseguró a Wrangel que aún tenía esperan-
zas de viajar, pero cuando finalmente logró hacerlo, el esperado alivio a sus
preocupaciones se convirtió en una pesadilla de humillación, por sus pér-
didas en el juego. En pleno torbellino emocional causado por tales hechos,
Dostoievski empezó a redactar la primera versión de Ciimen y castigo.

Lo que Dostoievski dice de su vida en las diversas cartas que acabamos de


citar explica, al menos en parte, su impaciencia por irse al extranjero; pero
también había otra razón, muy poderosa, que difícilmente habría podido
confiar a Turgueniev, o siquiera a alguien como Wrangel, para quien su
vida privada había sido antes como un libro abierto. Los pensamientos de
Dostoievski le atraían irresistiblemente a Europa porque era allí donde te-
nía la esperanza de encontrarse con su ex amante Apolinaria Súslova, la
joven escritora feminista a la que en realidad nunca había olvidado duran-
te los dos años anteriores. Había mantenido con ella una correspondencia
secreta, aun mientras su mujer estaba moribunda , y si se sentía tan atraído
por Anna Korvin-Krukovskaia, ello era, al menos en parte, porque le pare-
cía otra encarnación (y de mucho mejor clase social) de Súslova.
Dostoievski y Súslova habían tenido relaciones íntimas durante el in-
vierno de 1862-1863, pero al cabo de pocos meses empezó a disiparse con
rapidez la pasión de Súslova por Dostoievski, considerablemente mayor
que ella y que acaso no fuera un amante capaz de satisfacerla. Mientras
aguardaba la llegada de Dostoievski a París a finales de la primavera de
1863, ella se había dejado seducir por un estudiante de medicina español,
y aunque viajó con Dostoievski durante varios meses en el verano de 1863,
no estuvo dispuesta a volver a ser su amante . Pero no rompió con él por
completo, y en el viaje constantemente le mantuvo viva la esperanza de
devolverle sus favores. Súslova se había quedado en Europa mientras Dos-
toievski volvía a Rusia, y no dejaron de ir y venir cartas entre la pareja: en
1864 se enviaron nueve; en 1865, Dostoievski escribió otras seis, y Sús-
lova once. Por desdicha, toda esta correspondencia se ha perdido (salvo el
borrador de una carta, que se conserva en el Diario de Súslova) , y aunque
una parte de este intercambio epistolar tratara de cuestiones editoriales, ya

50 ... A LGUNAS "" IDEAS EXTRAÑ AS. IN CO NCLUSAS ..


que Súslova publicó un cuento en el sexto número de La Época, no cabe
duda de que también tocaban cuestiones más personales.
Que Dostoievski aún soñaba con reanudar su relación con Súslova es
evidente por una carta que le envió a Nadezhda, hermana menor de Sús-
lova, quien pronto se haría famosa por ser la primera mujer rusa que obtu-
vo un título en medicina (y que después sería íntima amiga de Anna Kor-
vin-Krukóvskaia) Nadezhda Súslova proseguía por entonces sus estudios
de medicina en Zurich, y como Apolinaria , quien estaba viviendo en Mont-
pellier, se reuniría allí con ella , Dostoievski envió cartas a ambos domici-
lios. Su carta a Nadezhda es el único documento que se ha conservado ,
pero basta para ofrecernos un atisbo de sus tortuosas relaciones con su
antigua amante .3
La propia Nadezhda, a quien Dostoievski admiraba mucho y a la que
frecuentemente había visitado cuando ella vivía en San Petersburgo, evi-
dentemente lo había criticado con energía, suponiendo que había tratado
mal a su hermana. Él le pide leer sus cartas a Apolinaria , en las cuales "en-
contrarás una clara respuesta a todas las preguntas que me haces en tu
carta , a saber, si 'disfruto viendo los sufrimientos y las lágrimas de otros',
etc. Y también respuestas a cuestiones de cinismo y suciedad". Estas pala-
bras evidentemente se refieren a acusaciones de Apolinaria , quien bien
pudo haber mezclado los reproches personales con su reacción a Memorias
del subsuelo, y Dostoievski apela al conocimiento directo que Nadezhda
tiene de su carácter para borrar su efecto. Le recuerda que durante varios
años "he venido a buscar en tu compañía un poco de paz del alma durante
todos los tiempos de prueba, y recientemente sólo a ti te busqué cuando
tenía el corazón lleno de pesar. Tú me has visto en mis momentos más sin-
ceros y puedes juzgar: ¿me nutro de los sufrimientos de los demás, soy
brutal (internamente) , soy cruel?" Al parecer, Dostoievski estaba convenci-
do de que una respuesta imparcial tenía que ser negativa .
Apolinaria , le dice Dostoievski a su hermana, es "una gran egoísta . Su
egoísmo y su vanidad son colosales. Exige todo de los demás, todas las per-
fecciones, y no perdona ni la menor imperfección a la luz de otras cualida-
des que se puedan poseer; en cuanto a sí misma , no se reconoce ninguna
obligación, ni la menor, para con los demás". Recordando lo que había
ocurrido en París , Dostoievski vuelve contra Apolinaria sus acusaciones de

1
/bid , pp. 121 -122 ; 19 de abril de 1865 .

JLESTÁKOV EN WIESBAD EN ... 51


crueldad. No porque se hubiese enamorado de otro , se apresura a explicar,
sino "por los cuatro renglones que me mandó al hotel, y por la brutal frase
'Has llegado demasiado tarde" '. Y sin embargo , sólo quince días antes, "me
escribía que me amaba apasionadamente". Dostoievski predice que siem-
pre será desdichada, porque "la persona que exige todo a los demás pero
no se reconoce obligaciones nunca puede ser feliz". Lo poco que sabemos
del resto de la vida de Apolinaria Súslova parece confirmar esta profecía. 4
Pese a tan amargas palabras, Dostoievski confiesa que "aún la quiero, la
amo mucho , pero ya desearía no amarla. Ella no merece este amor". La carta
acerca de la cual ella se había quejado a Nadezhda no era insultante, insis-
te Dostoievski, sino que tan sólo contenía sus protestas contra el maltrato
recibido de sus manos. "Lo que a ella le parece insultante es que yo me haya
atrevido a hacerle frente, haya osado decirle que yo era el que estaba su-
friendo ... ella no muestra ninguna humanidad en sus relaciones conmigo.
Sabe que aún la amo. Entonces, ¿por qué me tortura? Bien que no me ame,
pero que tampoco me torture ." Si, como a menudo sostienen los psicoana-
listas , la conducta de Dostoievski delata un poderoso elemento masoquista,
tales palabras muestran que su supuesto goce en el sufrimiento tenía, sin
duda, un límite ; pero tampoco podía olvidar Dostoievski que Súslova lo
había amado, y no abandonaba la tentadora esperanza de que volviera a
4
No existe mucha información acerca de Súslova en años posteriores (nacida en 1839, mu-
rió en 1918), y lo poco que se sabe procede de una fuente muy tendenciosa: su marido V V
Rozanov, hoy reconocido corno uno de los más originales ensayistas filosóficos de la cultura
rusa del fin de siglo. Su lib ro La leyenda del Gran Inquisidor sigue siendo una de las primeras
críticas a la obra de Dostoievski, crítica de considerable visión e influencia . Pero Rozanov tam-
bién era una figura moralmente muy dudosa, que a veces llegó a defender un perverso antise-
mitismo y que escribió simultáneamente para publicaciones progresistas y reaccionarias con
diferentes seudónimos.
Rozanov y Súslova se casaron cuando él tenía veinte años y ella cuarenta. Después de seis
semanas ella huyó, al parecer con un amante judío de buena familia y educación , que se dedi-
caba al comercio de libros. Terriblemente alterado por ese abandono, según su relato, Rozanov
se negó a concederle a Súslova una separación legal, con la esperanza de que regresara; ella en-
tonces se negó a concederle el divorcio, aun cuando él tuvo después varios hij os de una mujer
con la que deseaba casarse. Cuando Súslova siguió negándole el divorcio, y Rozanov apeló al
padre de Súslova, con quien ella vivía, el anciano replicó que "el enemigo de la especie huma-
na ha venido a vivir conmigo, y ahora [se ha vuelto] imposible que yo siga viviendo aquí" Uno
de los amigos de Rozanov, quien fue a rogar a Súslova cuando ella pasaba ya de los sesenta
años, mencionó el implacable odio de Súslova.
En una carta escrita en 1902 , RozanoY describe su primer encuentro , cuando él tenía dieci-
siete y ella treinta y siete años , dando obviamente la impresión de un carácter afec tado por esa
desastrosa relación. Vestida severamente de negro en aquella ocasión (estaba de luto, por un

52 .. ALGUNAS" IDEAS EXTRAÑAS. INCON CLUSAS"'


rendirse a él. Pese a todas sus dudas, no podía dejar escapar lo que le pare-
cía la última oportunidad de alcanzar la dicha personal, y el intento de
conquistar a Apolinaria estuvo ciertamente entre las razones que lo movie-
ron a volver, a toda costa, a Europa durante el verano de 1865.

El principal obstáculo al plan de Dostoievski era, sencillamente, la falta de


dinero, y lo escaso de fondos que por entonces se encontraba nos lo revela
en un breve incidente ocurrido con uno de los colaboradores menos im-
portantes de La Época. En junio de 1865 Dostoievski recibió una carta de
Arthur Benni, que por entonces se encontraba en prisión por deudas, quien
le preguntaba si podía pagarle los cuarenta y cinco rublos que le debía la
revista, y que le vendrían muy bien. Personaje misterioso pero atractivo,
Arthur Benni apareció brevemente en los anales de la historia social-cultu-
ral rusa durante los sesenta, y tuvo la desdicha de adquirir una reputación
bastante dudosa.
Hijo de un pastor protestante polaco y de una madre escocesa de bue-
na familia, Benni se había educado en Polonia y después fue enviado a la
escuela en Inglaterra; allí estudió ingeniería y obtuvo un puesto en el servi-

hermano muerto) y conservando aún huellas de su célebre belleza, ella habló fríamente y con
toda calma. Como consumada coqueta, pudo ver que el inexperimentado muchacho estaba
"alterado" y había caído bajo su hechizo; pero añade Rozanov que ella tenía el poder de fasci-
nar y de someter a otros, no sólo a un adolescente. Para entonces las opiniones de Súslova eran
las de una patriota legitimista rusa, quien esperaba que los Barbones triunfaran en Francia , y
que en Rusia sólo amaba "el aristocratismo , la tradición". La compara entonces con Catalina de
Médicis, afirmando que habría sido perfectamente capaz de cometer un asesinato con absoluta
indiferencia, y a quien le habría gustado disparar contra los hugonotes desde una ventana en la
Noche de San Bartolomé.
Súslova, escribe Rozanov, era "sublime ... nunca he visto a una muier rnsa así , y si era rnsa, en-
tonces era una raskolnitsa de la pomorskaya soglasiya, o aún mejor .. una Madre de Dios de los fla-
gelantes". Los raskolnitsi del tipo mencionado por Rozanov habían suprimido los ritos del matri-
monio y, como observa Leroy-Beaulieu, "puesto en práctica en sus humildes izbas la perturbadora
utopía deljacques de George Sand" Una Madre de Dios de la secta de los flagelantes ejercía un ab-
soluto poder autocrático sobre todos los miembros de su grupo. Véase Leonid Grossman, Put
Dostoevskogo (Moscú, 1928), pp. 134-137, y Anatole Leroy-Beaulieu, [Empire des Tsars et les Russes
(París, 1990), p. 1197. Yo cito la edición más reciente de la gran obra de Leroy-Beaulieu, publicada
por vez primera en 1881-1883, en la que volveré a basarme varias veces. Hace por Rusia lo que
Tocqueville hizo por los Estados Unidos y, como este estudio clásico, no ha perdido nada de su valor.

JLEST ÁKOV EN WIESBADEN ... 53


cio civil. Sin embargo, después de conocer en Londres a Alexander Herzen,
decidió entregarse por completo a la causa del progreso social-político, y
regresó a Rusia llevando una petición (redactada con ayuda de Turgueniev)
a Alejandro 11 de que concediera una constitución al pueblo ruso y esta-
bleciera una democracia parlamentaria. Benni viajó por las provincias ru-
sas intentando recabar firmas para su documento, y probablemente fue su
esfuerzo por importar las costumbres de la democracia política a Rusia
- como lo sugirió Turgueniev, tal vez con cierto sentimiento de culpa tras
la muerte de Benni-5 lo que hizo surgir el rumor de que era un agente a
sueldo de la policía secreta rusa . Logró recabar pocas firmas, y apenas pu-
do ganarse la vida como traductor y colaborador de publicaciones de ideas
progresistas , entre ellas El Tiempo y La Época. Benni era un hombre de na-
turaleza ingenua y generosa , como bien puede suponerse por la cándida
iniciativa de su petición, y su amigo, el importante novelista Nikolái Lés-
kov, se unió a Turgueniev haciendo la defensa póstuma de Benni al presen-
tarlo , en un bosquejo intitulado El hombre misterioso, como una especie de
santo seglar. 6
Tal vez la personalidad de Benni fuese una de las razones de que, en lu-
gar de contestar la carta, Dostoievski fuera en persona a la prisión a pagarle
todo lo que había podido ahorrar. Como lo pone en claro otra carta de Benni,
Dostoievski también aprovechó la ocasión para desahogarse ante un amigo
comprensivo , hablándole de sus propios problemas económicos. Benni, hom-
bre bien educado, escribió para dar las gracias a Dostoievski por el placer
de su compañía y por el pago parcial, y añadió, después de haber escucha-
do las cuitas de Dostoievski: "Hasta lamento haberle escrito a este respecto"
(su propia necesidad de fondos), y le dijo que no volviera a preocuparse
por él. 7 Al parecer, ni siquiera el encarcelamiento de Benni, en condiciones
opresivas e insalubres , le preocupó más que lo que supo de la quiebra de La
Época y de las desastrosas consecuencias que tuvo para Dostoievski .
En efecto, pocos días después de su visita a Arthur Benni, Dostoievski
recibió una notificación del oficial de la policía local encargado de su dis-
trito, en que se le advertía que pagara sin más tardanza a sus acreedores la

' l. S. Turgene,-, Poln oc Sobrn nie Sochincnii i Piscm, 28 \'Ols. (J\ loscú-Leningrado , 1960-1 968),
28 145.
" N.S. LéskoY, Sobran ic Sochi11e11ii, 11 vo ls. (Moscú , 1956- 1958) , 3: 279-380.
7
Las cartas de Benni fueron publicadas en Leonid Grossman , Zliizni i Ií·ucli Doslocvslwgo
(Moscú-Leningraclo , 193 5), pp. 148-149.

54 ... ALGU NAS "ID EAS EXTRAÑAS , INCONCLUSAS"


suma de seiscientos rublos. De no hacerlo así, debería atenerse a una visita
de la policía, que haría un inventario de sus bienes para venderlos en pú-
blica subasta. Uno de los acreedores que habían presentado queja era de
ascendencia campesina, y el otro era un abogado, que también prestaba
dinero con interés, de nombre P Lizhin, y Dostoievski ciertamente se acor-
dó del nombre y del personaje cuando creó al untuoso abogado Peter Pe-
trovich Luzhin, hombre sin el menor escrúpulo, en C1imen y castigo.
Para hacer frente a esta amenaza inmediata, Dostoievski buscó la ayu-
da del Fondo Literario, establecido precisamente para ayudar a escritores y
estudiosos necesitados. Exactamente un mes antes , Dostoievski había re-
nunciado como miembro del comité que administraba el Fondo (en reali-
dad, había sido su secretario durante dos años) porque otro de sus miem-
bros cuestionó en público lo debido de dos préstamos anteriores que se le
habían otorgado y que Dostoievski había pagado en su mayor parte. Pese a
este embarazoso contratiempo, no vio otra alternativa que recurrir de nue-
vo al Fondo. Por fortuna, éste le concedió el préstamo de seiscientos ru-
blos, que le salvó de perder todos sus efectos personales.
Continuamente sometido a tal acoso, Dostoievski sentía gran apremio
por ausentarse un tiempo de su país. El 8 de junio le escribió a A. A. Kraev-
ski, su viejo editor allá por los cuarenta, y que seguía al frente de las Notas
de la Patria, para ofrecerle el plan de una nueva obra y solicitarle un anti-
cipo de tres mil rublos. "Mi novela se titula Los borrachos -explica
Dostoievski- y tratará del actual problema del alcoholismo. No sólo ex-
pondrá la cuestión sino que la presentará con todas sus peripecias, parti-
cularmente con descripciones de familias, la educación de los hijos en esas
condiciones, etc., etc. "8 Dostoievski prometió tener listos los primeros ca-
pítulos en octubre de 1865; en caso de muerte, o si no cumplía con el pla-
zo, daba como garantía el derecho a perpetuidad de todas sus obras an-
teriores, y especificaba otras condiciones que protegerían los derechos del
editor. Pero Kraevski contestó que en las arcas de la editorial no se en-
contraba la suma pedida (aunque Dostoievski sólo había pedido la mitad
de esa suma como pago inmediato) y que, en todo caso, la revista tenía
una amplia existencia de belles lettres aguardando publicación. Kraevski,
por cierto, no tenía ninguna razón para mostrar buena voluntad a Dos-
toievski, quien pocos meses antes lo había atacado burlescamente en

8
PSS, 28/libro 2 127 ; 8 de i unio de 1865.

JLESTÁKOV EN WI ESBADEN ~ 55
La Época, diciendo que había sabido convertir la literatura rusa en un lucra-
tivo negocio.
Es muy probable que el plan de Dostoievski para Los borrachos no pa-
sara de la idea que menciona en sus cartas. Totalmente ocupado en los
asuntos de La Época, difícilmente habría tenido tiempo para elaborar las
ideas de una nueva novela, y probablemente sugirió el tema tanto porque
estaba de moda (como lo dice) como porque con él podría capitalizar su
reputación de escritor especializado en retratar el mundo de las "pobres
gentes" de San Petersburgo, entre las cuales probablemente se desarrollaría
el relato . El alcoholismo ocupaba por entonces el centro de la atención pú-
blica porque un reciente cambio para otorgar las licencias de estableci-
mientos que vendieran bebidas, intentado para combatir los estragos de la
embriaguez, sólo había servido para propagarla más; en abril de 1865 se
había nombrado una comisión especial para examinar la ley y recomendar
medidas tendientes a contener "el consumo excesivo del alcohol entre el
pueblo''. 9 Dostoievski en su propuesta se refería a este antecedente , y tam-
bién estaba seguro de que Kraevski ya conocía sus obras anteriores. Des-
pués de todo , uno de los personajes más atractivos de Pobres gentes, el viejo
Pokrovski , había sido un ebrio impenitente , y en el cuento "Un ladrón
honrado" Dostoievski había presentado compasivamente a un alcohólico
inveterado que , después de robarle a un benefactor suyo (no menos pobre)
unos pantalones para comprar un poco de vodka, muere de arrepentimien-
to por el robo.
Aparte de la carta a Kraevski, sólo existe otra breve información res-
pecto a este plan, unos cuantos renglones de un cuaderno intitulados Los
borrachos:

- Bebemos porque no hay nada que hacer.


- ¡Mientes! Bebemos porque no hay moral.
- Sí , y no hay moral porque durante largo tiempo [150 años] no ha
habido nada que hacer. [7: 5]

Este fragmento de diálogo parece ser un epígrafe de la novela en con-


junto, y el tema recuerda un punto de vista que Dostoievski había expresa-

Y Véase el importante ensayo de L. P Grossman. "Gorod i Liudi 'Prestupleniya i Nakaza niya"',

que es la introducción a su edición de la novela (Moscú , 1935) , p 23.

56 ... ALGUNAS " IDEAS EXTRAÑAS , INCONCLU SAS"


do tiempo atrás en sus folletones de 184 7 en San Petersburgo. Allí, había
escrito que "cuando un hombre no está satisfecho, cuando es incapaz de
expresarse y de revelar lo mejor que hay en él (no por vanidad, sino por la
muy natural necesidad de cobrar conciencia de su ego , de encarnarlo y
realizarlo en la vida), entonces, al instante [puede] ... darse a la botella con
toda su alma" [18: 31] . Aquí, la embriaguez se ve como consecuencia de la
falta de algo que hacer (delo); pero, por entonces, Dostoievski consideraba
esta falta como resultado del régimen político absolutamente despótico de
Nicolás 1, que había mantenido congelado al país , en aterrada inmovilidad.
Sin embargo , ahora Dostoievski interpreta esa inactividad de manera más
congruente con su ideología de pochvennichestvo, que, como el eslavofilis-
mo, atribuía todos los problemas de Rusia a la escisión entre la clase edu-
cada y el pueblo , escisión causada por las reformas de Pedro el Grande. Los
borrachos nunca se escribió pero, en cambio, constituye la subtrama de la
familia de Marmeládov en Crimen y castigo.
Al no lograr nada de la revista de Kraevski, Dostoievski se volvió, como
último recurso , a un avaro editor llamado Stellovski , quien tenía la mala
reputación de imponer condiciones muy onerosas. Stellovski ya se había
acercado a Dostoievski con una oferta de dos mil rublos a cambio del dere-
cho de publicar una sola edición de sus obras, pero sin pagarle regalías. Al
principio Dostoievski rechazó la leonina proposición; pero, obligado por la
necesidad de volver a recurrir a Stellovski, aceptó ahora unas condiciones
aún más severas. El editor le entregaría por adelantado tres mil rublos a
cambio del derecho de publicar una edición de sus obras completas. Ade-
más, Dostoievski se comprometía a entregarle una nueva novela, de forma-
to especificado , a más tardar el 1° de noviembre de 1866, y en caso de in-
cumplimiento , Stellovski tendría el derecho de publicar todas las futuras
obras de Dostoievski sin ninguna indemnización al autor durante un pe-
riodo de nueve años . Pese a los riesgos de firmar semejante contrato, que
podía reducir grandemente su única fuente de ingresos durante un perio-
do considerable, Dostoievski se vio obligado a aceptar. Después de revisar
sus obras para la nueva edición de Stellovski, y de recibir una promesa
provisional de la revista Biblioteca de Lectura [Bibliotehe dlya Chtenia] de en-
tregarle un anticipo a cambio de un cuento o de unos artículos de viaje,
Dostoievski partió rumbo a Europa a finales de julio .

JLESTÁ KOV EN WIESBADEN .... 57


4

En el pasado, cada vez que Dostoievski salía al extranjero, poco después de


cruzar la frontera corría a la ruleta, y lo mismo se repitió en esta ocasión.
Para cuando llegó a Wiesbaden el 29 de julio a probar su suerte, ya había
distribuido entre sus acreedores más apremiantes los tres mil rublos que
recibiera de Stellovski, y también éstos habían servido para satisfacer las
necesidades de la familia de Mijaíl y de Pasha, el hijo adoptivo de Dos-
toievski; para el viaje sólo había logrado conservar ciento setenta y cinco
rublos de plata. Dostoievski, con la típica superstición del jugador, proba-
blemente escogió Wiesbaden como destino porque esperaba repetir el
triunfo que obtuviera tres años antes, cuando había ganado allí doce mil
francos en una gloriosa hora de juego. En cambio , cinco días después per-
dió hasta el último penique y se vio obligado a empeñar su reloj. En de-
manda de ayuda tuvo que recurrir a Turgueniev, en Baden-Baden, a quien
había visto el mes anterior en San Petersburgo y con quien se encontraba
en las más amistosas relaciones.
Dos años antes, tras recibir una carta de Dostoievski en que le manifes-
taba su admiración por Padres e hijos, Turgueniev había expresado su grati-
tud diciendo que Dostoievski era una de las dos personas (la otra era el
importante pero poco conocido V P Bótkin) que realmente habían com-
prendido el librorn El excelente artículo sobre la novela, publicado en El
Tiempo, que consideraba a Bazárov (el héroe de Turgueniev) como una fi-
gura trágica en el fondo, desgarrada por el conflicto entre su razón nihilista
10
Vassih Petrovich Bótkin (1810-1869) era hijo de un próspero comerciante de té. Aunque
no recibió una educación superior, sí adquirió un buen conocimiento del francés, el alemán y el
inglés , y llegó a ser uno de los mejores conocedores rusos de la literatura, la pintura , la música y
la filosofía de la primera parte del siglo x1x. A me diados de los cuarenta, como miembro de la
Pléyade de Belinski, en la que fue admitido pese a sus humildes orígenes de comerciante, llegó a
ser uno de los principales informantes sobre la filosofía hegeliana de la izquierda alemana y el
socialismo ULópico francés, y tradu.10 buen número de textos sobre estos temas , para beneficio
de Belinski.
Los escritos del propio Bótkin, que incluyen un l'olumen intitulado Cartas desde Espaiia y
artícu los de crítica literaria, pictórica y musical, fueron sumamente apreciados por sus contem-
poráneos. Más avanzada su vida se volvió gran admirador de Thomas Carlyle , a quien tradu.10
y cuyas ideas expuso; esto no pudo ser grato a la intelectualidad radical del decenio de 1860,
cuyo utilitarismo él aborrecía . Aunque casi olvi dado en la segunda mitad del siglo x1:.: y duran-
te el :.:x, recien temente se ha publicado una colección de sus críticas, que incluye su correspon-
dencia con otros personaies notables. Véase V P Bótkin, Liternturnay a Kritilw, Publitsistilw
Pisma (Moscú, 1984) .

58 ... ALGUNAS "'IDEAS EXTRAÑAS, INCON CLUSAS 'º


y "su gran corazón", sin duda expresaba el punto de vista de Dostoievski,
aun cuando hubiese sido escrito por N. N. Strájov Más recientemente (en
febrero de 1865) Dostoievski había enviado con toda puntualidad tres-
cientos rublos al rico terrateniente Turgueniev como pago por Los fantas-
mas, obra publicada en el primer número de La Época en un momento en
que su propia posición económica y la de la revista no habría podido ser
más precaria Escribiendo desde Wiesbaden, Dostoievski empezó por ex-
plicar sus lamentables circunstancias y luego , en tono de disculpa , añadió
que , aunque sintiendo "aversión y vergüenza" por quitarle el tiempo a su
colega novelista , no tenía a quien recurrir en demanda de ayuda . Y "puesto
que usted es más inteligente que los demás, me resulta moralmente más
fácil recurrir a usted. Se trata de esto: le hablo a usted como un ser huma-
no a otro, y le pido cien táleros". Dostoievski prometía pagar en un mes, de
los fondos que esperaba recibir de la Biblioteca de Lectura y también de "al-
guien que tiene que ayudarme". 11 Este alguien tal vez fuese Apolinaria Sús-
lova, con quien se había mantenido en contacto constante y que, muy poco
después; llegaría a Wiesbaden para una breve visita.
Turgueniev no tardó en enviar cincuenta táleros: todo lo que tenía por
el momento . Agradecido, Dostoievski reconoció el préstamo: "aunque no
me ha sacado de todas mis deudas , de todos modos fu e una gran ayuda.
Espero pagarle a usted muy pronto".12 Pero Dostoievski no lo hizo dentro
del plazo prometido, ya que lo apremiaban otras obligaciones, y este em-
barazo sólo intensificó su hostilidad cuando, dos años después, ambos se
encontraron frente a frente y disputaron porque Turgueniev, en su siguien-
te novela, Humo, había hecho una severa crítica de Rusia . Esta disputa puso
fin a todas las relaciones personales entre ambos, y el préstamo no pagado
siguió siendo causa de irritación durante los diez años siguientes.
Dostoievski no sólo recurrió a Turgueniev sino tambi én , en Ginebra , a
Herzen, con quien habían sido muy cordiales sus relaciones en el pasado
reciente; pero no recibió una respuesta inmediata. Mientras tanto apareció
Súslova en la escena, a pasar unos cuantos días con su aún enamorado ex
amante, cuyas circunstancias no eran las más propicias para renovar sus
esfuerzos por recuperar el afecto de ella. En el ínterin de dos años , Súslova
había trabado relaciones de amistad con la novelista y mujer de letras Ev-
geniia Tur (seudónimo de la condesa Salias de Tournemire), así como con
11 PSS, 28/l ib ro 2 128; 3-15 de agosLo de 1865.
12 Ibicl. , p 129; 20 de agosto de 1865.

JLE ST ÁKOV EN W IESBADEN ~ 59


Natalie Tuchkova-Ogareva, amante de Herzen y esposa legal de su íntimo
amigo Nikolái Ogarev. Aunque frecuentara ese círculo de amigos y conoci-
dos, que incluía a muchas luminarias activas entre la oposición radical rusa
en Europa, la vida inestable y vagabunda de Súslova en París y Suiza había
sido desdichada y frustrante.
Súslova estaba llena de amargura porque su amante español la había
abandonado en París y por las tristes emociones provocadas por sus diver-
sos coqueteos y amoríos abortados, como puede verse en su Diario. Su pri-
mera y más profunda relación amorosa había sido con Dostoievski, y ella
solía culparlo por su propia incapacidad de establecer relaciones más satis-
factorias con otros. Tras un esfuerzo tentativo por atraer a un médico fran-
cés que la estaba tratando de algún mal femenino no especificado , escribe
Súslova: "Si yo no hubiese amado antes, si este hombre no fuese mi médi-
co, nuestras relaciones serían totalmente distintas. ¿Adónde se ha ido mi
valor? Como yo recuerdo lo que ocurrió hace dos años, empiezo a odiar a
D [ostoievski]. Él fue el primero que mató mi fe. Pero debo sacudirme esta
tristeza''. 13 No queda claro en qué sentido había matado Dostoievski su
"fe", pero probablemente Súslova quería decir su "fe" radical en que la vida
podía ser sencilla, sin complicaciones y feliz, una vez que se hubiese sacu-
dido los grilletes de la moral convencional.
Estas palabras fueron escritas ocho meses antes de que Súslova acu-
diera a encontrarse con Dostoievski, y su depresión casi no había mejora-
do. Sus sentimientos hacia Dostoievski habían sido siempre ambivalentes,
como lo demuestra la correspondencia ininterrumpida entre ambos, y su
renuencia a romper definitivamente con él queda confirmada por su lle-
gada a Wiesbaden, a principios de agosto, para reunirse con su incansable
pretendiente. No se sabe, lamentablemente, lo que ocurrió entre ambos,
pero dado que él siguió albergando la esperanza de alcanzarla en París tras
escapar de Wiesbaden, el encuentro probablemente no resultó muy mal.
Asimismo, esa reunión bien pudo relacionarse con una decisión tomada
poco después por Súslova. El 17 de septiembre, después de tres decepcio-
nantes semanas en París, reflexionando sobre su triste pasado, Súslova
confió a su Diario que había resuelto firmemente regresar a Rusia. "Yo debo
11
Véase Fyodor Dostoevsky, The Gamble1; with Polina Suslova's Diary, trad. de Victor Terras,
ed . de Edward Wasiolek (Chicago y Londres, 1972), p. 278. El texto ruso se encuentra conte-
nido en Godi blizhosti s Dostoevskim, Dnevnik. Povest. Pisma, ed. con notas y un ensayo intro-
ductorio de A. S Dolinin (Moscú, 1928).

60 ... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS. INCONCLUSAS"


vivir en una ciudad de provincia , tener mi propio círculo y organizar una
escuela privada siguiendo el modelo de la Antigüedad, pero no en San
Petersburgo, pues más vale ser importante en la provincia, etc. y no [sólo
existir] en la provincia y morir de hastío." 14 Esta resolución se parece mu-
cho a una aplicación a la persona de Súslova de lo que Dostoievski había
estado repitiendo en sus revistas; a saber, que los "hombres superfluos" de
la intelectualidad rusa debieran dejar de lado sus titánicas ambiciones
de cambiar por completo al universo y, simplemente, debían enseñar a leer
a un niño.
Parece poco probable que Dostoievski hubiese podido prever que su
encuentro con Súslova, tan impacientemente aguardado , ocurriría en cir-
cunstancias tan poco favorables , reducido como se veía a la última pobreza
y viviendo con el temor de ser expulsado de su hotel y conducido a la po-
licía. Es natural que recordemos las Memorias del subsuelo, donde el hom-
bre del subsuelo se encuentra en una situación similarmente humillante
cuando la arrepentida prostituta Liza , ante la cual se hizo pasar como una
persona de cierta importancia, llega inesperadamente a visitarlo y lo des-
cubre en la nada edificante realidad de su existencia. En la obra, el resulta-
do es un brote de odio y resentimiento por parte de él; pero nada similar
ocurrió en la vida real. Las cartas de Dostoievski a Súslova, tras la partida
de ésta, muestran su preocupación por el bienestar de ella y es probable
que, quedándose con lo estrictamente necesario para continuar su viaje,
Súslova ayudara a Dostoievski con los escasos fondos de que podía dispo-
ner. "Querida Folia -escribe Dostoievski-, en primer lugar no sé cómo
te las arreglaste para llegar [a París]. A mi repugnante angustia por mí mis-
mo ha venido a añadirse la angustia por ti . .. En Colonia el hotel, los ca-
rruajes, el viaje ... aun si tuviste lo necesario para pagar el tren, probable-
mente pasaste hambre. Todo esto parece martillearme la cabeza, y no me
da punto de reposo. "15
Dostoievski no tenía secretos para Súslova, y en sus cartas encontra-
mos la imagen más gráfica de las humillantes condiciones en que tempo-
ralmente se vio obligado a vivir, y que hirieron su orgullo en lo más hondo.
"Mientras tanto -sigue diciendo su carta-, mi situación ha empeorado
tanto que ya es increíble. Apenas te habías ido cuando , al día siguiente a
primeras horas de la mañana, el administrador del hotel me dijo que ya no
14
Ibid., p 296.
15 PSS, 28/libro 2: 129-130; 10-22 de agosto de 1865.

JLESTÁ KOV EN W IESBADEN ~ 61


me daría más alimentos, ni té ni café. Yo pedí una explicación y el rudo pa-
trón alemán me explicó que yo no 'm erecía' los alimentos y que sólo m e
enviaría té. Así pues , desde ayer ya no como , y sólo bebo té. Sí , y me dan
un té horrible, hecho sin samovar; ya no limpian mis ropas ni mi calzado ,
nadie responde a mi s llamados , y todo el personal me trata con un despre-
cio inexpresable , absolutamente germánico. Para un alemán no hay mayor
crimen que no tener dinero y no pagar a tiempo. Todo esto podría ser có-
mico, pero de todas maneras es muy desagradable."
Dos días después , en otra carta enviada sin fran quicia, Dostoievski
añade algunos nuevos detalles : "Mis asuntos son terribles , nec plus ultra; es
imposible llegar más lejos . Además , debe haber otra zona de infortunios y
de suciedad que aún no conozco ... Estoy viviendo sin alimentos , y éste ya
es el tercer día en que vivo de té servido por la mañana y por la noche . .
y es curioso : en realidad , no siento deseos de comer. Lo peor es que m e
tienen encerrado y a veces por la noche m e niegan una vela [en especial]
cuando aún queda un resto de la anterior, así sea el fragmento más mísero.
Pero diario salgo del hotel a las tres y sólo regreso a las seis, para no dar la
impresión de que no tomo alimentos . ¡Qué parecida es mi vida a la de
Jlestákov l"16 Dostoievski concluye rogando a Súslova que de ser posible
reúna algún dinero para él, entre sus amigos de París , y añade, en una pos-
data desesperada: "Ahora ya no puedo ver lo que será de mí''. 11
A la miseria causada por sus circunstancias vino a añadirse la humilla-
ción de no recibir respuesta de Herzen; lo que más lo alteró no fue tanto la
falta de ayuda económica cuanto la falta de respeto a su persona implicada
por ese silencio. Al principio, Dostoievski supuso - lo que en realidad re-
sultó ser verdad- que Herzen había salido de Ginebra durante el verano ,
y que la carta aún no llegaba a su destino. Sin embargo, con el paso del
tiempo, y aunque luchara contra su desconfianza, la posibilidad de que
Herzen lo tratara con desdén no dejó de acosarlo . "Y sin embargo Herzen
me atormenta - reconoce Dostoievski ante Súslova- . Si recibió mi carta y
no quiere responder ... ¡Qué humillación y qué conducta! En realidad, ¿me-

1
'' jlestákm· es , desde luego. el personaje princip::d ele la obra de Gógol El inspector general

{Rcl'iso r]. Cuando el JO\Tn y derrochador serYiclor ci \·il llega sin un solo penique a una ciudad
de pro\"incia y todos creen que es un inspector general llegado de la capital. él desernpefia su
papel a la perfección y se le trata a cuerpo de rey. hasta que se descubre la superchería . Corno
JlestákoY, también Dostoie,·ski simula tener dinero suficiente para cenar íucra del hotel.
17
PSS. 28/libro 2 130-132: 12-2-+ de agosto de 1865.

62 .. ALGUNAS 'IDEAS EXTRAÑAS. INCONCLUSAS"


rezco esto, y por qué razones7 ¿Por mi desorden7 Lo confieso, he sido des-
ordenado; pero ¿qué tipo de moral burguesa es ésta7" Una posdata de esta
carta anuncia con alivio que Herzen finalmente h a contestado , y aunque
no pudo reunir toda la cantidad solicitada, había ofrecido enviar una suma
menor, si servía de ayuda. Dostoievski se pregunta por qué Herzen no en-
vió simplemente la cantidad menor, y decide, comprensivo, que probable-
mente Herzen se encontraba escaso de fondos; pero ahora , le dice a Súslo-
va, le es imposible contestar con otro ruego y otra solicitud.

Pese al desolado cuadro de solitaria miseria que surge de las cartas de Dos-
toievski, no se encontraba tan aislado como se podría suponer. En Wiesba-
den había otros rusos con quienes se relacionó, y ellos lo ayudaron a esca-
par de la ignominia de su situación . Particular importancia tuvo el sacerdote
encargado de la iglesia ortodoxa rusa del lugar, el padre l. L. Yaníshev. Hom-
bre de gran cultura , había estudiado física y matemáticas, así como teolo-
gía, en la Academia Eclesiástica de San Petersburgo, y un año después sería
nombrado rector de esa importante institución clerical. Después de haber
enseñado teología y filosofía en la Universidad de San Petersburgo entre
1855 y 1858 , Yaníshev fue asignado a varias iglesias rusas en el extranjero;
distaba mucho de ser un simple sacerdote oficiante, y estando en Copenha-
gue se le confió una tarea de extrema importancia: debía enseñar a la prin-
cesa danesa Dagmar (comprometida con Alejandro, príncipe heredero de
Rusia) los preceptos de la fe ortodoxa, y este cargo verdaderamente diplo-
mático nos ofrece cierta indicación de su cortesía mundana y de su cultura.
El padre Yaníshev llegó a ser bien conocido en los círculos teológicos
ortodoxos debido a sus esfuerzos por fundamentar la teología moral en el
análisis psicológico del carácter humano, y en uno de sus libros prestó es-
pecial atención a un problema que era de vital importancia para Dostoiev-
ski: el libre albedrío. Sus escritos y enseñanzas tropezaron con cierta oposi-
ción porque Yaníshev había roto con las habituales exposiciones escolásticas
del dogma e intentaba acercar más la doctrina ortodoxa a la vida humana
común. El padre George Florovski, en su gran obra sobre la historia de la
teología rusa , escribe acerca de él mostrando cierta desaprobación porque
sus enseñanzas eran "ante todo , una JUstificación del mundo . 'Las bendi-

JLEST ÁKOV EN WI ESBADEN ~ 63


ciones de la tierra' son aceptadas como el medio necesario Juera del cual es
imposible el despertar moral. .. 'sin el cual es imposible la virtud' ... Desde
este punto de vista no se pueden aprobar el monasticismo y el ascetismo.
En el misticismo contemplativo de los ascetas, Yaníshev sólo encontraba
quietismo" (cursivas en el original). 18
En lugar de ese "quietismo" (del que sería acusado, erróneamente , el
príncipe Mishkin), Yaníshev proponía un cristianismo interpretado bási-
camente como el amor y la caridad hacia los demás: un amor al que él lla-
maba "el centro y la corona de la fe cristiana".19 Es imposible saber hasta
qué punto Yaníshev pudo influir sobre las ideas de Dostoievski acerca del
cristianismo . Es seguro que el novelista no necesitaba que Yaníshev le en-
señara a él, antes socialista cristiano , que el cristianismo consistía básica-
mente en "amor y caridad"; pero si hablaron de tales cosas, ciertamente
Dostoievski se habrá sentido complacido al ver ese concepto defendido
por tan eminente religioso. Y cuando al joven novicio Aliosha Karamázov
le dice su mentor, el padre Zósima , que se vaya del convento y ponga a
prueba su cristianismo en el torbellino de la vida cotidiana , en realidad le
está diciendo que siga uno de los principales lemas de las enseñanzas del
padre Yaníshev. El marcado contraste entre el padre Zósima , relativamente
latitudinario , y el fanático y demencial asceta , padre Ferapont, en la misma
novela , ciertamente viene a confirmar la aversión del padre Yaníshev a los
excesos del rigor monástico. Dostoievski siguió en contacto con el padre
Yaníshev tras irse de Wiesbaden, y dos años después le escribió a Apollon
Maikov a propósito de él: "Es una persona excepcional, digna, mansa, con
un sentido de su propia dignidad, de una angélica pureza de alma, y es un
°
creyente apasionado".2 Fue el padre Yanísh ev quien presidió los servicios
religiosos del entierro de Dostoievski en 1881.
Como es natural, cuando ambos se encontraron, Dostoievski estaba
preocupado por cuestiones más apremiantes que las teológicas , y el padre
Yaníshev ayudó al desalentado hombre de letras no sólo con sus consuelos
espirituales sino también con un prosaico pero necesario préstamo. Mejor
aún: encontraron un amigo común en el barón Wrangel, a quien el sacer-
dote había conocido mientras residía en Copenhague, y el padre Yaníshev
18
Padre Giorgii Florovskii, foti Russkogo Bogosloviya (París, 1983), p. 390.
19
N. N. Glub okovskii , Russkaia Bogoslovskia Nauha v eia Isto richeshom Razvitii i Noveishem
Sostoianii (Varsovia , 1928), p . 17.
20
PSS, 28/libro 2: 259; 18 de febrero- 1º de marzo de 1868.

64 ... ALGUN AS " ID EAS EXTRAÑAS, IN CONCLUSAS"


pudo informarle a Dostoievski que su viejo amigo , quien lo había ayudado
tan generosamente en el pasado , volvería en septiembre de sus vacaciones de
verano. Dostoievski le había escrito a Wrangel uno o dos meses antes, pro-
bablemente planeando visitar Copenhague en el curso de sus viajes, pero
no había recibido respuesta . Ahora se volvió a Wrangel rogándole que lo
salvara de su situación mediante el préstamo de cien táleros. Dos semanas
después volvió a escribir: "No tengo nada -declara-. Le debo dinero al
hotel , no tengo crédito y estoy en una situación terrible . Siempre es lo mis-
mo que antes , la única diferencia es que ahora la situación es doblemente
mala". Prometiendo pagar el préstamo en un mes, Dostoievski explica que
"tengo confianza en mi cuento, que estoy escribiendo día y noche. Pero en
lugar de tres hojas en folio se ha extendido a seis, y la obra todavía no está
terminada".2 1
Ésta es la primera referencia a esa obra en las cartas en que Dostoievski
pide ayuda financiera; otra aparece en una carta, que hoy se ha perdido,
enviada a Aleksandr Miliukov, parte de la cual cita éste en sus memorias.
Dostoievski, había pedido a Miliukov que tratara de obtener el prometido
adelanto de la Biblioteca de Lectura, y también que fuera a varias revistas a
ofrecer una nueva composición, que "se está alargando y volviéndose más
rica" entre sus manos, pero acerca de la cual, lamentablemente, no dice nada
más . Empero, Dostoievski se siente seguro de que "la gente le prestará aten-
ción, hablará de ella . .. nada parecido se ha escrito aún entre nosotros; yo
garantizo su originalidad, y sé que los lectores no la soltarán fácilmente". 22
Ninguna de las revistas de San Petersburgo a las que acudió Miliukov
se interesó por la oferta de Dostoievski. En realidad, los directores del radi-
cal Contemporáneo, a las primeras palabras de Miliukov, lo despidieron
bruscamente: no querían saber nada del hombre que había arrojado pie-
dras contra Nikolái Chernishevski, el más importante publicista radical, a
quien habían detenido tres años antes y enviado al exilio y a trabajos forza -
dos a finales de la primavera de 1864. Según supo Dostoievski varios años
después, esta reacción fue inspirada por la errónea idea, que más tarde él
negó en letras de molde, de que su cuento satírico, "El cocodrilo", pretendía
ridiculizar a Chernishevski de una manera que fue considerada como un
insulto personal.
21
Ibid. , p 135; 10-22 de septiembre de 1865.
22
F. M. Dostoevsky v Vospominaniyakh Sov remennilwv, 2 vals., ed. K. de Tyunkina (Moscú ,
1990), 1: 28. En esos volúmenes se encuentran fragmentos de las memorias de Miliukov.

JLESTÁKOV EN WIESBAD EN ~ 65
6

Durante este periodo de prolongada mortificación, Dostoievski, paseándo-


se un día bajo los tilos de Wiesbaden, se desahogó de sus penas ante la
princesa Shalikova, dama distinguida que también frecuentaba la compa-
ñía del padre Yaníshev y que, a su vez , escribía con diversos seudónimos.
Casualmente, ella resultó ser pariente lejana de M. N. Kátkov, el poderoso
director antirradical de El Mensajero Ruso [Russhii Vestnih], y alentó a Dos-
toievski a dirigirse a él , como posible editor. Si la idea se le había ocurrido
antes a éste, no había logrado superar una resistencia, comprensiblemente
grande en su situación actual, a ofrecer sus escritos a su viejo adversario
ideológico , el cual nunca había disimulado su desdén a los preceptos, que
consideraba nebulosos y confusos , de pochvennichestvo. Ocho años antes,
Kátkov le había dado un anticipo por un cuento (La aldea de Stepanchi-
hovo), pero luego había rechazado la obra y recuperado el dinero de manos
de Dostoievski (o, más exactamente, de su hermano mayor, Mtjaíl). Duran-
te el periodo de El Tiempo y de La Época (1861-1865), Dostoievski y Kátkov
habían participado a menudo en enconadas polémicas , y Dostoievski ha-
bía publicado un artículo (Una cuestión espinosa) , el cual contenía una pulla
inconfundible que bien pudo ofender a Kátkov. Más aún, la campaña de
Kátkov contra El Tiempo por su carácter pro polaco contribuyó a hacer
proscribir la publicación (aunque después él retiraría dicha acusación).
Todas estas poderosas razones intimidaron tanto a Dostoievski que no
se había atrevido a dirigirse al poderoso director de revistas; pero tal vez
las palabras de la princesa Shalíkova le hayan dado alguna indicación de
que ahora Kátkov apreciaba más a Dostoievski como escritor. Dijese lo que
dijese, el resultado es bien conocido: Dostoievski le escribió a Kátkov en
algún momento de las dos primeras semanas de septiembre. Aunque el
original de esta carta se ha perdido , la copia de un borrador que contiene
el primer esbozo del concepto de lo que llegaría a ser Crimen y castigo fue
encontrada entre los documentos de Dostoievski. Por entonces Dostoievski
no estaba pensando en una novela sino en un cuento o una noveleta, en la
que llevaba trabajando "dos meses" y que estaba a punto de completar. Le
promete a Kátkov que la terminará en una o dos semanas , cuando mucho
dentro de un mes , y luego bosqueja su tema central.
La idea de la obra, le asegura a Kátkov,

66 ... ALGUNAS " IDEAS EXTRAÑ AS, INCO NC LUSAS"


hasta donde puedo juzgar, en nada contradice [la política] de la revista de
usted; antes bien al contrario_ Es el informe psicológico de un crimen. La ac-
ción es contemporánea, y se desarrolla en este mismo año_ Un joven , ex-
pulsado de la universidad , de origen pequeñoburgués y que vive en la mayor
pobreza, por imprudencia y falta de convicciones sólidas, cayendo bajo la in-
fluencia de las extrañas ideas "inconclusas" que flotan en la atmósfera, decide
romper de un solo golpe con su lamentable situación_ Se ha decidido a asesi-
nar a una anciana , la esposa de un consejero titular, quien presta dinero con
intereses . La anciana, estúpida y enferma , es avara y cobra intereses tan altos
como un judío; es malvada y devora las vidas de otros, torturando a una her-
mana menor a la que ha convertido en su sirvienta. "No es buena para nada_
¿Por qué debe vivir? ¿Sirve para algo:>", etc. Estas preguntas perturban a nues-
tro héroe_ Se decide a matarla para lograr la felicidad de su madre, que vive
en la provincia, para rescatar a su hermana -quien vive en la casa de un te-
rrateniente- de las lascivas prop osiciones del jefe de esta familia noble
- proposiciones que amenazan con arruinarla- , para terminar sus estudios
e irse al extranjero y, entonces toda su vida será recta, firme, inconmovible al
cumplir con "su obligación humana para con la humanidad", con lo cual a
la postre "borrará" su crimen, si es que en realidad se puede llamar un crimen
a esta acción emprendida contra una anciana sorda, estúpida, maligna y en-
ferma, quien ni siquiera sabe para qué está en el mundo y que, tal vez, de to-
dos modos habría muerto dentro de un mes _
Aunque sea terriblemente difícil cometer crímenes como éste (es decir,
casi siempre quedan piezas sueltas y surgen testimonios, y siempre hay que
dejar mucho al azar, que casi siempre traiciona al culpable), él logra realizar
su empresa, pronto y bien, de manera totalmente accidental_
Transcurre casi un mes después de esto , hasta la catástrofe final_ Nadie
sospecha ni puede sospechar de éL Aquí es donde se desenvuelve todo el
proceso psicológico del crimen. El asesino se encuentra ante problemas inso-
lubles, sentimientos insospechados le atormentan. La verdad celestial y la ley
humana lo abruman , y acaba viéndose obligado a denunciarse a sí mismo.
Obligado porque, aun cuando perece en hatorga, al menos se reunirá con la
gente. Le había torturado la sensación de aislamiento y separación de la hu-
manidad que experimentó desde que cometió el crimen. La ley de la verdad y
la naturaleza humana lo [texto ilegible] ... El propio criminal decide aceptar
el sufrimiento para expiar su crimen.
En mi cuento también insinúo la idea de que el castigo jurídico prescrito

JLESTÁKO V EN WIESBADEN ... 67


para el crimen atemoriza al criminal much o menos de lo que creen los legis-
ladores, en parte porque él mismo moralmente lo exige.
Yo h e visto esto aun entre personas muy incultas, y en las más terribles
circunstancias . Quise mostrarlo especialmente en un miembro educado de la
nueva generación, de modo que el concepto sea más claro y más palpable.
Varios casos recientes me han convencido de que mi tema no es muy excén -
trico. En especial, porque el asesino es un joven culto y hasta de buenas in-
clinaciones. El año pasado , en Moscú , supe del caso (un caso real) de un es-
tudiante expulsado de la universidad después de los disturbios que decidió
atacar la oficina de correos y matar al cartero. Aun se encu entran en los pe-
riódicos much os testimonios de la inaudita fal ta de convicciones que condu-
ce a cometer hechos terribles. (Ese estudiante del seminario , quien mató, de
acuerdo con ella, a una muchacha a la que había citado en un cobertizo, fu e
capturado una h ora después desayunándose tranquilamente, etc.) En pocas
palabras, estoy convencido de que mi tema se justifica en parte por nuestra
propia época.
Se comprende que yo haya omitido , en esta actual versión de la idea de
mi cuento .. el tema principal [lo que puede significar los detalles de la tra-
ma. ] . F]. Yo puedo garantizar que se apoderará del lector, pero respecto a la
ejecución artística no me corresponde a mí juzgar. Muy a menudo ha sucedi-
do que, por las eternas prisas, escribo cosas muy, muy malas Sin embargo,
esto no lo he escrito con prisa sino con pasión. Intentaré , aunque sólo sea para
mí mismo, terminarlo de la mejor manera posibl e. 23

Al final , Dostoievski pide que se le pague la muy modesta suma de


ciento veinticinco rublos por hoja de folio , aunque bien sabía que escrito-
res como Turgueniev y Tolstoi recibían mucho más, y humildemente solici-
ta un adelanto inmediato de trescientos rublos, que lo rescatará de sus di-
ficultades de momento, cuyos detalles no especifica. Dostoievski no recibió
una respuesta inmediata , y con la ayuda de Wrangel y del padre Yaníshev
logró pagar sus cuentas y regresar a Rusia. Cuando Kátkov envió , final-
mente , el anticipo a Wiesbaden, Dostoievski ya se encontraba de vuelta en
su patria, habiendo continuado el viaje con una visita a Copenhague , antes
de regresar. El padre Yanísh ev envió el dinero y éste fue el principio de la
larga relación de Dostoievski con El Mensajero Ruso, el cual publicó todas

21 PSS, 28/libro 2: 136-138; 15-27 de septiembre de 1865.

68 ... ALGUNAS " IDEAS EXTRAÑAS. INCONCLUSAS"


sus novelas principales con excepción de El adolescente. Tal fue , asimismo ,
el principio de un periodo de labor literaria mucho más prolongado de lo
que Dostoievski había imaginado cuando prometió completar su "cuento"
en unas pocas semanas.

JLEST ÁKOV EN WI ESBADEN ~ 69


IV "Nuestros pobres e indefensos
.- .- "
n1nos y n1nas

DosrnIEVSKI bien pudo haber creído, cuando le escribió a Kátkov, que logra-
ría completar en cerca de un mes el proyecto en que estaba trabajando. Lo
había concebido como cuento o noveleta , y sus cuadernos de notas contie-
nen un considerable borrador de este plan inicial, casi terminado. Pero la
obra siguió creciendo y ensanchándose entre sus manos, y poco después
de su regreso a San Petersburgo se metamorfoseó hasta ser una novela ex-
tensa. Como resultado, necesitó otro año para escribir el libro , y el curso
de su creación pasó por una serie de circunstancias que afectaron tanto la
vida privada de Dostoievski como la de la propia Rusia. El primer atentado
de un miembro de la intelligentsia radical contra la vida del zar ocurrió
cuando Dostoievski había completado casi la mitad de la novela, y fue obra
de un ex estudiante que bien podría identificarse con el principal perso-
naje de Dostoievski. Este terrible acontecimiento intensificó la impresión
causada por la presentación del crimen cometido por el ex estudiante de
Dostoievski , y sin duda afectó el carácter de las últimas secciones del libro.

Al regresar Dostoievski a San Petersburgo, a mediados de octubre , al pun-


to se vio acosado por un enjambre de acreedores amenazantes , de quie-
nes había huido a Europa. "Hasta ahora - le escribe a Wrangel- no he
logrado llegar a ningún acuerdo con ellos, y no estoy seguro de que pue-
da hacerlo ; mientras que mu chos son razonables y aceptan mi oferta de
irles pagando durante cinco años, con otros no he logrado arreglar las

70 ...
cosas." 1 Para empeorar la situación, los ataques de epilepsia de Dostoievski
se hicieron más frecu entes poco después de su regreso (como, observó
amargamente, para compensar los tres meses de respiro que había tenido
en Europa). También se vio incapacitado por un severo ataque de hemo-
rroides, enfermedad que se le había desarrollado tres años antes y que le
impedía escribir al no poder sentarse cómodamente. Todas estas miserias
se agravaron más aún por "desacuerdos familiares , los incontables proble-
mas relacionados con los asuntos de mi difunto hermano , de su familia y
de nuestra finada revista".
Los "desacuerdos" a los que se refiere Dostoievski se debieron al resen-
timiento de la viuda de Mijaíl y de sus hijos por su angustiosa situación
económica , de la que culpaban a Dostoievski. El fracaso de La Época los
había privado , así como a él , de su única fuente segura de ingresos, y
lamentaban amargamente su decisión de continuar con la revista tras la
muerte de M~aíl Por su parte, Dostoievski consideraba que había hecho
todo lo posible por los intereses de la familia continuando la publicación,
y se sintió profundamente ofendido por su hostilidad. Desde su punto de
vista, al haber reconocido las deudas de Mijaíl y haber invertido su propia
herencia en la revista había comprometido su futuro , y eso representaba
un sacrificio que ahora tendría que pagar muy caro. No necesitamos entrar
aquí en los detalles de esta querella familiar, pero Dostoievski estaba con-
vencido de que el resentimiento de la familia de Mijaíl era absolutamente
injusto. Empero, les asignó concienzudamente una parte de cualquier in-
greso que recibiera por sus escritos (lo que, desde luego, nunca fue sufi-
ciente a ojos de la familia) durante el resto del decenio de 1860.
Dostoievski se queja tristemente de lo difícil que es la composición li-
teraria en condiciones tan angustiosas, y se podría pensar que él evitaría
complicarlas más aún de cualquier manera. Pero en cambio , aunque la
mayor parte del cuento que había propuesto a Kátkov ya existía en forma
casi definitiva, Dostoievski decidió modificar todo su plan. "A fines de no-
viembre -le explicó a Wrangel dos meses después-, una buena parte [del
plan inicial] estaba escrita y corregida , pero yo lo quemé todo; ahora pue-
do confesarle esto. No me gustaba. Me dejé llevar por una nueva forma ,
por un nuevo plan, y comencé todo de nuevo. "2 Este nuevo plan consistía
en escribir una obra mucho más larga , una novela en seis partes (también
1
PSS, 28/\ibro 2: 150, 18 de febrero de 1866.
2
!bid.

"'N UESTROS POBRES E INDEFENSOS NIÑOS Y NIÑAS .. ~ 71


se mencionan cinco) cuyo título sería Crimen y castigo. En los dos capítulos
siguientes encontrará el lector un análisis más extenso de este cambio.
Sería exagerado decir que Dostoievski mantuvo un tipo normal de vida
social durante el segundo lustro de los sesenta, y él mismo observa que "no
he visitado a nadie durante todo el invierno. No he visto a nadie ni nada, y
sólo una vez fui al teatro, para el estreno de Rogneda (ópera del compositor
Aleksandr Serov, amigo de Dostoievski y colaborador de La Época). 3 En
realidad, sin embargo, sus días no eran tan carentes de convivialidad como
podría creerse por esas palabras. Apolinaria Súslova vivía ahora en San
Petersburgo, y Dostoievski continuó acosándola, aunque con resultados
que no aliviaron su soledad. El 2 de noviembre de 1865 confió Súslova a
su Diario:

Hoy F[iódor] M[ijáilovich] estuvo aquí, y nos disputamos y contradijimos


de continuo. Hace ya mucho tiempo que está ofreciéndome su mano y su
corazón, y con ello sólo logra enfurecerme. Hablando de mi carácter, dijo una
vez: "Si te casaras, empezarías a odiar a tu marido tres días después, y lo deja-
rías". Recordando a Gaut [médico francés con quien ella había coqueteado],
le dije que él era el único a quien yo conocía que no trataba de llevarme a al-
gún lugar. Él dijo a su manera habitual: "Este Gaut tal vez lo intentó tam-
bién". Luego añadió: "Algún día te revelaré algo". Yo empecé entonces a insi.s-
tirle en que me lo revelara. "No puedes perdonarme el haberte entregado a
mí, y ahora te estás vengando; es rasgo muy femenino". Esto me enfureció
mucho.

Dostoievski invitó entonces a Súslova al teatro, y ella se vengó diciendo:


"No, no iré al teatro, ya que nunca he estado allí contigo; puedes atribuir
este capricho a la razón que me señalaste antes". 4
Dostoievski había atribuido la conducta exasperante de Súslova a la
necesidad de vengarse, y las palabras de Súslova contienen una referencia
obvia a las humillaciones que ella había soportado en los primeros días de
su relación. Por entonces aún vivía la primera esposa de Dostoievski, y él
se había tomado grandes trabajos para ocultar sus ilícitos amores; desde
luego, él y Súslova nunca habían aparecido juntos en público. Otra entra-
3Ibid, p. 151.
4
Dostoevsky, The Gamble1; with Polina Suslova's Diary, trad. de Victor Tenas , ed. Edward
Wasiolek (Chicago y Londres, 1972), pp 301-302.

ALGUNAS "ID EAS EXTRAÑAS, INCONCLUSAS"


da en el Diario, pocos días después, habla de una visita de Dostoievski. En
la única conversación anotada, Súslova se burla de las convicciones religio-
sas de Dostoievski. "Dije que iba a volverme una santa -escribe-, que
caminaría descalza por los jardines del Kremlin en Moscú, diciéndole a la
gente que conversaba con los ángeles, etc. Hablé mucho. " Otra persona allí
presente observó que un profeta de esa clase había confesado haber "habla-
do a través de su sombrero", y Súslova comenta: "¡Qué pronto y qué fácil-
mente se puede irritar a ese tipo de personas'" (entre las cuales Dostoievski,
desde luego, ocupaba el primer lugar). 5 Obviamente, Súslova hizo todo lo
que pudo por irritarlo y provocarlo, y su relación terminó cuando las pro-
puestas de matrimonio del escritor fueron persistentemente rechazadas.
Pero Dostoievski pronto recrearía la tirante intensidad de esa relación de
amor-odio en El jugador; donde, sin embargo, en su imaginación consigue
lo que no había logrado en la realidad. Pues en la obra, la bella y desdeño-
sa Polina está auténticamente enamorada del temerario y autodestructivo
jugador.

Las partes primera y segunda de Crimen y castigo aparecieron en los núme-


ros de enero y febrero de El Mensajero Ruso, y Dostoievski tuvo buenas ra-
zones para quedar complacido por la respuesta del público. "Ya he oído
muchos elogios entusiastas [acerca de él]. Contiene cosas audaces y origi-
nales", le dijo orgullosamente a Wrangel. 6 Desde luego, "estas cosas audaces
y originales" no podían ser del gusto de todos, y los radicales de El Contem-
poráneo, como cuatro años antes con Padres e hijos de Turgueniev, respon-
dieron inmediatamente al desafío de Dostoievski. "¿Ha habido jamás un
caso en que un estudiante matara a alguien con objeto de robarlo? -pre-
guntó el crítico G. Z. Eliseev-. Si semejante caso ocurrió algún día, ¿qué
puede demostrar sobre el estado mental de los estudiantes como grupo?
¿Qué habría dicho Belinski acerca de esta nueva 'fantasía ' del señor Dos-
toievski, fantasía en la cual todo el cuerpo estudiantil es acusado, sin ex-
cepción, de intentar un robo y un asesinato7" Un mes después, el mismo
crítico escribió que, desde el punto de vista artístico , la descripción de
Dostoievski de un sórdido asesinato, "con la mayor exactitud y con todos
5
/bid. , p 302.
6
!bid. , p. 151.

"NU ESTROS POBRES E INDEFENSOS NIÑOS Y N IÑAS" ~ 73


los minuciosos detalles" era "puramente absurda" y no tenía ninguna justi-
ficación en todos los anales del arte antiguo o modemo. 7
Tan predecibles reacciones no impidieron que los episodios del libro
tuvieran un éxito sensacional entre el público lector; muchos años des-
pués, Strájov aún recordaría la sensación que crearon. "Durante 1866 sólo
se leía Crimen y castigo -asegura-; sólo de él se hablaba entre los aman-
tes de la literatura, quienes a menudo se quejaban del poder sofocante de
la novela y de la penosa impresión que dejaba, haciendo que hasta perso-
nas con buenos nervios casi se enfermaran, y obligando a los de nervios
menos firmes a abandonar la lectura." 8 Strájov también recuerda lo que
considera "más asombroso de todo": la coincidencia "con la realidad". El 12
de enero de 1866, un estudiante llamado A. M. Danílov mató a un pres-
tamista y a su sirviente a fin de saquear su departamento, y muchos de los
detalles que rodearon el crimen instantáneamente trajeron el crimen de
Raskólnikov a la memoria de todos.
Sin embargo, en realidad Danílov no afirmaba ser un alma compasiva,
oprimida por los sufrimientos de la humanidad; su motivo parece haber
sido el robo puro y simple, y su única razón conseguir dinero suficiente
para saciar un desenfrenado deseo de vivir a todo lujo. Más aún, en contras-
te con Raskólnikov, Danílov cometió su crimen a sangre fría y no impulsado
por una histeria febril, y durante su juicio no dio señales de remordimiento.
Sin embargo, como el asesinato sí fue obra de un estudiante, prevaleció la
impresión general, mencionada por Strájov, "de que lo había cometido de-
jándose llevar por la convicción nihilista general de que todos los medios
eran lícitos para mejorar un estado de cosas irrazonable". Una ojeada a la
prensa de la época confirma esta afirmación, y el propio Dostoievski, inter-
pretando a esta luz la notable coincidencia, "a menudo habló acerca de ella
y se enorgulleció del triunfo de su perspicacia artística". 9 Varios años des-
pués , refiriéndose obviamente al "caso" Danílov, Dostoievski le escribió a
Apollon Maikov que lo que algunos desdeñosamente habían llamado "mi
idealismo hasta ha predicho acontecimientos. Eso ha sucedido" 10
Pese a la sensación creada por esos primeros capítulos que , como des-
pués supo Dostoievski por boca de Kátkov, habían valido a El Mensajero
7
Citado en PSS, 7: 346.
" Ibid, p. 349 .
9
Orest Miller y N. N. Strakho\', Biogrnfía (San Petersburgo , 1883), pp. 289-290 .
10
PSS, 28/libro 2 329; 11-23 de diciembre de 1868.

74 ... ALGUNAS " IDEAS EXTRAÑAS, INCO NCLUSA S"


Ruso por lo menos quinientos nuevos suscriptores, sus acuerdos económi-
cos con la revista siguieron siendo constante causa de ansiedad. Llevado
por la apremiante necesidad, había ofrecido la idea original de Crimen y
castigo por un precio bajísimo por hoja de folio , y en todo caso la revista
sólo había aceptado comprar una noveleta de dimensiones limitadas. Al
extenderse el manuscrito, hubo alarmantes indicaciones de que los direc-
tores de la revista esperaban reducir el precio para recortar sus gastos gene-
rales. En vista de la aclamación pública, Dostoievski comprensiblemente
trató de conservar el precio superior al que ahora , más que nunca , se sen-
tía con pleno derecho. Tanto más cuanto que sabía que su novela había
sido de gran ayuda para El Mensajero Ruso en un momento difícil. Su ma-
nuscrito había aparecido precisamente cuando colaboradores asiduos
como Turgueniev y Tolstoi no habían aportado la lectura de calidad que
era obligatoria en cada número de una "densa" publicación rusa. "Turgue-
niev no está escribiendo nada - le explicó Dostoievski a Wrangel en una
carta de febrero de 1866- y han reñido con Tolstoi. " Como resultado ,
"nosotros [Kátkov y Dostoievski] estamos trabados en un conflicto silen-
cioso" por el precio de las páginas. 11
Para resolver las cosas , Dostoievski consideró necesario ir a Moscú y
hablar en persona con Kátkov; pero no quiso dar ni un paso antes de que
se hubiese publicado al menos la mitad de la obra. "Con la ayuda de Dios
- observó ferviente-, esta novela puede ser la cosa más espléndida."
Tampoco deseaba pedir más anticipos , pues lo obligarían moralmente,
atándole las manos cuando llegara el momento de negociar. Así, Dostoievski
continu ó viviendo al borde mismo de la pobreza , obsesionado por el te-
mor de que sus acreedores lo acorralaran, arruinándolo todo. En respuesta
a un consejo amistoso de Wrangel, quien le propuso ingresar en el servicio
del gobierno para asegurarse un ingreso , Dostoievski le explicó a Wrangel
sus esperanzas de obtener un considerable rendimiento económico . "Pero
aquí está lo malo - añade , tristemente-: Puedo estropear la novela, y ten-
go el presentimiento de que esto ocurrirá. Si me encierran en la cárcel por
deudas , ciertamente la estropearé y tal vez no logre siquiera completarla;
entonces, será el fin de todo. " 12
A mediados de marzo, decidiendo que había llegado el momento , Dos-
toievski emprendió el viaje a Moscú , y después de una satisfactoria entre-
11 !bid, p. 150; 18 de febrero de 1866.
ll /bid ., pp. 151-152.

"NUESTROS POBRES E INDEFENSOS NIÑOS Y NIÑAS" .... 75


vista con Kátkov, se le prometió un nuevo anticipo de mil rublos. Dosto-
ievski aprovechó la ocasión para visitar a la familia de su segunda hermana,
Vera, cuyo marido, el doctor A. P Ivanov, trabajaba como médico en el Ins-
tituto de Agrimensura Kontantinovski, y con quien él sostenía las mejores
relaciones. Los cordiales y hospitalarios Ivanov siempre tenían la casa llena
de invitados, y uno de ellos era una atractiva joven de veintiún años, lla-
mada María Sergeevna Ivánchina-Pisáreva, amiga de una de las hijas de
Ivanov. Apenas un mes antes, Dostoievski le había escrito tristemente a
Wrangel que "al menos tú, mi buen amigo, eres feliz con tu familia, mien-
tras que el destino me ha negado a mí, hasta ahora, esta grande y única di-
cha humana"n Sabemos que durante todo este tiempo Dostoievski había
estado buscando activamente remediar su soledad emocional, y se sintió
muy atraído por la "vivaracha y traviesa" María Sergeevna. Una mañana,
mientras la familia se había ido a los maitines de Pascua, Dostoievski se
quedó en la casa con ella y formalmente le propuso matrimonio; 14 pero en
vista de la diferencia de edades (Dostoievski tenía por entonces cuarenta y
cinco años), la chispeante damisela lo rechazó haciendo una cita inconfun-
diblemente desalentadora de Po1tava de Pushkin. 15 Este incidente hace pa-
tente el afán de Dostoievski de volver a casarse lo antes posible y, como lo
había indicado a Wrangel, de satisfacer su anhelo de fundar una familia.

Uno o dos días después de que Dostoievski regresó de Moscú ocurrió un


terrible acontecimiento que estremeció a toda Rusia. Era costumbre del
zar, bien conocida por sus súbditos -que lo adoraban-, sacar a pasear a
su perro todos los días por los Jardines de Verano adyacentes al Palacio de
Invierno, y un pequeño grupo estaba observándolo el 4 de abril de 1866
cuando el zar estaba a punto de entrar en su carroza, después de completar
el paseo. En ese momento un ex estudiante, pálido y desesperadamente
pobre, con largo cabello flotante que le caía sobre los hombros, se abrió

13
Ibid., p. 152.
14
El incidente es narrado en las memorias de la sobrina de Dostoievski , María lvanova.
Véase DVS, 2: 48 .
1
' La cita "Okameneloe godami / Pylaet serdtse starika", puede traducirse literalmente

como: "Petrificado por los años/ El corazón del anciano se inflama".

76 ... ALGUNAS "IDEAS EXT RAÑAS. INCONCLUSAS'"


paso entre los espectadores , le apuntó con una pistola y disparó. Ya fuese
que Dimitri Karakósov tenía mala puntería , ya que alguien -un comer-
ciante de nombre Osip Kommissárov, quien se volvió un héroe de la noche
a la mañana- le haya desviado el brazo, el proyectil se perdió en el aire , y
Karakósov fue sometido por la multitud. La policía lo salvó de ser linchado
por la gente enfurecida y fue llevado ante la presencia de Alejandro II,
quien personalmente le quitó la pistola y le preguntó si era polaco. Al zar
le pareció inconcebible que alguien que no fuese extranjero pudiera aten-
tar contra su vida , y sin embargo , Karakósov, quien provenía de una fami-
lia de pequeños terratenientes empobrecidos , y que , como Raskólnikov,
había sido expulsado de la universidad por atrasarse en sus pagos, le con-
testó: "Soy ruso puro''.
La noticia del fallido atentado de Karakósov asombró a toda Rusia y
produjo un espontáneo arranque de devoción y de fidelidad a la monar-
quía , comparable a las manifestaciones de patriotismo vistas durante gran-
des catástrofes históricas , como la invasión napoleónica. Como muchos
otros, Dostoievski estuvo a punto de sufrir un ataque de histeria al recibir
el increíble informe , y corrió a la casa de su más viejo e íntimo amigo ,
Apollon Maikov, a desahogarse. P l. Weinberg, quien se hallaba de visita
en casa de Maikov, nos ha descrito cómo irrumpió Dostoievski en la casa
con la terrible noticia:

Fiódor Mijaílovich Dostoievski se precipitó dentro de la habitación. Estaba


terriblemente pálido, se le n otaba un enorme tem or y todo su cuerpo tembla-
ba, como si tuviera fiebre.
-¡Dispararon contra el zar l - gritó sin siquiera saludarnos, con voz que-
brada por la emoción.
-¿Está muerto7 - gritó Maikov, con una extraña voz, n o humana.
- No .. se salvó . . por fortun a ... pero le dispararon . . . le dispararon . . le
dispararon.
Le dimos algo para que se tranquilizara, aunque también Maikov parecía
a punto de desmayarse, y luego los tres corrimos a la calle.16

16 Véanse los recuerdos de Z. K. Ralli, quien conoció al grupo de lshutin y al propio Ka-
rakósov, y cita este pasaie de Weinberg en sus propios recuerdos. "lz Vospominaniya Z. K.
Ralli", en Revoly utsionnoe Dvizhe nie 1860-godov, ed. de B. l. Gorev y B. P Kozmin (Moscú ,
1932, p. 143)
Casi no cabe duda de que el grupo de lshutin allanó el camino a Serguéi Nechaev, pocos

"N UESTROS POB RES E INDEFE NSOS NIÑOS Y NIÑAS" ~ 77


Lo que predominaba en la reacción de Dostoievski era sencillamente el
horror de la propia noticia, pero también tuvo, sin duda, cierto presenti-
miento de las severas consecuencias que, como él bien sabía, no tardarían
en ocurrir. Herzen, quien enérgicamente condenó la acción de Karakósov,
escribió proféticamente en La Campana que "de este acto sólo podemos
esperar calamidades, y nos aterra pensar en la responsabilidad que este fa-
nático se ha echado encima"_ l 7 Turgueniev se apresuró a escribirle a P V
Annenkov que "no podemos dejar de estremecernos ante la idea de lo que
habría ocurrido en Rusia si el vil hecho se hubiese consumado". 18
Lo que sucedió ya era bastante malo: el conde N. M. Muraviev, quien
había reprimido la rebelión polaca de 1863 con sanguinaria ferocidad
-ganándose así el infame mote de el verdugo de Vilna-, fue nombrado jefe
de una comisión dedicada a investigar los antecedentes del intento de mag-
nicidio , y se le dieron virtualmente poderes de dictador. Al mismo tiempo ,
Kátkov lanzó una feroz campaña de prensa contra todos los órganos de
opinión liberales, y en particular radicales , cuya nefasta influencia había
conducido al horrendo delito. Como atinadamente lo previó Herzen , el
gobierno , ayudado por las demagógicas jeremiadas de Kátkov, ahora "ata-

años después, y muchas de las personas a quienes Nec haev reclutó habían sido iniciadas por
Ishutin en la actividad revolucionaria. Este temprano grupo fue organizado en dos secciones:
una de ellas, llamada "La "Organización ", se dedicaría a la agitación y la propaganda; la segun-
da, llamada "El Infierno", se dedicaría al terrorismo contra los terratenientes y el gobierno, y su
objetivo final sería el asesinato del zar. "Un miembro de 'El Infierno' -según Ishutin- debía
vivir con nombre falso y romper todos sus lazos familiares; no debía casarse, debía dejar a sus
amigos y, en general, vivir con una meta exclusiva: un amor y una devoción infinitos a su pa-
tria y su bien." Ishutin también utilizó una identificación totalmente ficticia con un supuesto
Comité Revolucionaiio Europeo, dedicado a exterminar a todos los monarcas, con objeto de for-
talecer el prestigio ele su grupo. Sin embargo, debe decirse que el grupo se opuso a la decisión
de Karakósov y trató de disuadirlo de llevarla a la práctica.
Ishutin y sus semejantes se oponían implacablemente a la liberación de los siervos y a todo
intento de promover o de aplicar reformas democráticas porque obstaculizarían una revolución
más radical. Como observa Venturi, "esta violenta oposición a las refo rmas coincidió in-
evitablemente con la opinión de los nob les más reaccionarios que siempre se habían opuesto a
la emancipación de los siervos , y que ahora seguían criticándola" Pronto veremos que
Dostoievski hizo exactamente la misma equiparación entre los extremos de derecha y ele iz-
quierda, tanto en sus cartas como en Los demonios. Franco Venturi , Roots of Revolution (Nueva
York, 1966), pp 334-338.
17
Citado en A. A. Kornilov, Obschestvennoe Dvizhenie pri Alexander ll, 1835-1881 (Moscú,
1909), p 175.
18
Citado en Henri Granjard , Tvan Towguenev et les courants politiqucs et sociatL'< de son temps
(París , 1954), p. 336.

78 ... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS, INCONCLUSAS"


caría a derecha y a izquierda, acabaría ante todo con sus enemigos, acaba-
ría con la libertad de expresión que aún no se ha manifestado por comple-
to, acabaría con el pensamiento independiente, derribaría todas las cabezas
orgullosamente progresistas, acabaría con 'el pueblo' al que hoy está hala-
gando, y todo esto supuestamente por salvar al zar y vengarlo".19 La at-
mósfera de terror que por entonces imperó ha sido bien descrita en las
memorias de uno de los directores de El Contemporáneo, G. Z. Eliseev, el
mismo que había criticado los primeros capítulos de Crimen y castigo:

Cada día , casi siempre por la mañana - recordó Eliseev-, llegaban noticias
de que durante la noche habían detenido a este o aquel literato , y a la mañana
siguiente se llevaban a éste, ése y aquél; poco a poco la mitad de los literatos
que yo conocía fueron detenidos ... Todos estos rumores, el temor creciente y
las noches en vela me habían puesto en tal estado de nerviosismo, llevándo-
me casi al punto de completa postración, que llegué a pensar en pedirles que me
encerraran en la fortaleza 20

Otro director de El Contemporáneo, Nikolái Nekrásov, que antes fu era


amigo de Dostoievski, se comportó en estas aterradoras circunstancias de
un modo que siempre se ha considerado especialmente censurable. Nekrá-
sov, como hombre de letras y poeta, había estado personalmente asociado
con todos los representantes destacados de la opinión radical rusa, empe-
zando por Belinski; y en efecto, Nekrásov había confiado el destino edito-
rial de su publicación a Nikolái Chernishevski y Nikolái Dobroliubov.
Además, en sus propios poemas habían abundado lo que los rusos llaman
"temas cívicos'', esos temas social-humanitarios que expresan las convic-
ciones de la intelligentsia radical, y varios de ellos -uno de los cuales em-
pleó Dostoievski paródicamente como epígrafe de la segunda parte de
Memorias del subsuelo- habían adoptado un carácter simbólico, como fer-
viente declaración lírica de las ideas radicales. Pese a todo esto, en un de-
sesperado esfuerzo por salvar de la extinción a El Contemporáneo, Nekrásov
leyó un poema en honor de Muraviev en un banquete dado en honor del
conde en el elegante Club Inglés (sus simpatías izquierdistas no le impe-
dían a Nekrásov frecuentar la mejor sociedad rusa). Su encomio concluía
19
Citado en Kornei Chukovsky, The Poet and the Hangman, trad. R. W Rotsel (Ann Arbor,
Michigan, 1977), p . 40.
20
Ibid., pp. 40-41.

''NUESTROS POBRES E INDEFENSOS NIÑOS Y NIÑAS" ~ 79


con estas amenazadoras palabras: "¡No perdonéis a los culpables! ", y para
colmo , Nekrásov también compuso un poema en honor del lastimoso y
borrachín Kommissárov, a quien todos celebraban como el "instrumento
de Dios" elegido para salvar al pueblo ruso de una gran calamidad. Todos es-
tos serviles esfuerzos , que mancharon la reputación de Nekrásov, envene-
nando el resto de sus días, resultaron lamentablemente inútiles. Circuló el
rumor de que el implacable Muraviev, tras el público homenaje del poema ,
le dijo a Nekrásov con condescendiente desdén : "Me gustaría protegerlo a
usted de toda responsabilidad colectiva por el mal que estamos combatiendo ,
pero eso no está en mi poder".21 Y se apresuró a clausurar El Contemporáneo
de una vez por todas.

También Dostoievski bien pudo estremecerse durante aquellos aterradores


días de brutal represión. Como ex presidiario , aún se encontraba bajo vigi-
lancia policiaca; además, era el ex director de una revista que había incu-
rrido en el desagrado oficial y había sido clausurada sólo dos años antes ,
en la época del levantamiento polaco , por no considerársela políticamente
confiable. Tampoco se hacía ilusiones acerca del buen discernimiento de
las autoridades; muy bien sabía que éstas eran demasiado obtusas para
distinguir entre los diversos matices de la opinión social-política , y que lo
colocarían en la misma sospechosa categoría de los radicales contra los que
él mismo había estado combatiendo en continua polémica en La Época. Sin
embargo, a él no le ocurrió personalmente nada terrible, aunque achacara
su dificultad de obtener un pasaporte para salir del país "a las actuales cir-
cunstancias".
Esta observación aparece en una carta de gran importancia (abril de
1866) enviada a Kátkov, la cual contiene una extensa evaluación del estado
de cosas que imperaba en el país , causado por las medidas adoptadas des-
pués del desastroso atentado de Karakósov. Debemos recordar que Dos-
toievski estaba escribiéndole al jefe de los violentos ataques contra la opi-
nión liberal y radical, de cualquier matiz que fuera, y que ahora dependía
económicamente del enfurecido director. Tanto más digno de elogio es el
que Dostoievski se sintiera obligado a manifestarse, aun si lo hizo muy di-

21
Ibid , pp. 18-19.

80 ... ALGU NAS "'IDEAS EXTRAÑAS, INCONCLUSAS"


plomáticamente, contra la oleada de represión que azotaba al país. Aunque
suele decirse que para entonces Dostoievski se había vuelto un empederni-
do reaccionario , la evidencia de este documento no confirma semejante
juicio
La carta empieza con una expresión de gratitud por haber recibido los
mil rublos convenidos , y con ciertas palabras de elogio a la política de La
Gaceta de Moscú [Moskovskii Vedomosti], periódico del que Kátkov era pro-
pietario y director. Dostoievski felicita a Kátkov por la línea "independien-
te" adoptada por el periódico , que ha demostrado no ser, como antes se
creyera, simplemente un portavoz del gobierno, mantenido con subsidios
de las autoridades .22 Tales palabras probablemente se refieran a la convic-
ción de Kátkov de que el intento de magnicidio sólo había podido origi-
narse en una confabulación polaca (aunque Karakósov fuese ruso puro) , y
a su insinuación de que en los más altos círculos de la corte existía una
complicidad con los polacos: referencia esópica al gran duque Konstantín
Nikolaevich, hermano del zar, quien había sido gobernador general de Po-
lonia antes del levantamiento y de quien se sabía que había propuesto una
política más liberal.
Aunque aprobando cálidamente esa "independencia", Dostoievski,
quien ciertamente no sentía ninguna simpatía hacia los polacos , sin em-
bargo expresa ciertas reservas hacia la insistencia de Kátkov en atribuir
toda culpa exclusivamente a fuentes extranjeras. Como prólogo, observa
que hay asuntos fundamentales en que él y Kátkov -que antes fuera an-
glófilo y pro occidental- nunca estarían de acuerdo. "Le diré francamente
- le confía Dostoievski- que yo soy y probablemente seré siempre un
auténtico eslavófilo por convicción, salvo por algunos ligeros desacuerdos,
y hay ciertos puntos en que jamás podré estar de acuerdo con La Gaceta de
Moscú. " Esa profesión de lealtad puede parecer, a primera vista , bastante
superflua, pero se encuentra firmemente vinculada con lo que Dostoievski
diría un momento después a Kátkov, pues los eslavófilos siempre habían
insistido en que el pueblo ruso estaba formado por súbditos del zar teme-
rosos de Dios, leales y obedientes, y que por ello las autoridades no tenían
por qué verlos con desconfianza y sospecha. Sin embargo , antes de sugerir
esa idea, Dostoievski le manifiesta a Kátkov su "sincera gratitud por la ma-
ravillosa actividad" del editor, "en especial en este momento".23 De todas
22
PSS, 28/libro 2: 153 ; 25 de abril de 1866.
23
Ibid., p. 154.

"NU ESTROS POBRES E INDEFENSOS NIÑOS Y NIÑASº' ~ 81


maneras, al continuar, Dostoievski empieza discretamente a expresar cier-
tas objeciones a la insistente campaña de prensa de Kátkov

He oído expresar la opinión -observa con fingida ingenuidad- de que La


Gaceta de Moscú subestima la importancia del nihilismo; ele que , desde luego ,
el centro y el fundamento del mal no se encuentran adentro sino afuera ; pero
que los nihilistas son perfectamente capaces ele cualquier cosa, aun por sí so-
los. La doctrina ele "con moverlo todo por les quatre coins de la nappe, de modo
que, al menos , quede una tabula rasa para la acción" .. no requiere ningunas
raíces. El socialismo (y particularmente en su ve rsión rusa) exige, precisa-
mente, cortar todas las amarras. Usted sabe que están convencidos de que en
una tabula rasa podrán construir al punto un paraíso. Como bien sabe usted,
Fourier creía que con sólo construir un falansterio todo el mundo se cubriría
inmediatamente el e falansterios; tales fu ero n sus palabras . Y nuestro Cherni-
shevski so lía decir que con que él pudiera hablar sólo un cuarto ele h ora con
el pueblo, inmediatamente lo convencería de voh·erse socialista H

Al leer tales palabras, podría imaginarse que Dostoievski estaba apro-


bando de todo corazón el ataque implacable de Kátkov contra los radicales
de la nación . Y así era, hasta cierto punto; pero entonces resulta que si los
nihilistas han logrado influir sobre la juventud de Rusia, es por razones
que difícilmente podrían considerarse malas.

Y entre nosotros los rusos -continúa Dostoievski-, nuestros pobres e inde-


fensos nill.os y nil1as , aún tenemos nuestro propio punto básico, eternamente
presente , sobre el cual el socialismo segu irá fundándose , o sea, su entusiasmo
por el bien y su pureza ele corazón. Entre ellos hay incontables pillos y cana-
llas. Pero todos esos alumnos ele escuela superior, esos estudiantes, ele quie -
nes tantos he visto , ¡se han vuelto nihilistas por pureza, por desinterés, en
nombre del honor, la verdad y la auténtica utilidad! Usted sabe que están
inermes contra esas estupideces y las adoptan por afán ele perfección. 25

Vemos así que Dostoievski ha cambiado su enfoque , pasando de la apro-


bación al ataque de Kátkov contra los nihilistas (cuya influ encia implícita y
muy correctamente relaciona con el hecho de Karakósov) al pesar y la lás-
24
ldcin.
2 > Idcin.

82 ... ALGUNAS ··1D EAS EXTRAÑAS, INCONCLUSAS ..


tima por todos los inocentes que se están dejando descarriar por esas doctri-
nas . Preso Karakósov, lo estaban interrogando y juzgando en secreto, y muy
poco se sabía acerca de cuáles pudieran ser esas doc trinas; pero si Dos-
toievski hubiese tenido mejor información le habría sorprendido (y tal vez
complacido como artista , si no como ciudadano ruso con espíritu cívico)
descubrir con cuánta precisión había intuido las consecuencias de esa "in-
constancia" de las convicciones morales que él mismo estaba pintando en
Raskólnikov. Karakósov era miembro de un pequeño grupo clandestino de
radicales , presidido por Nikolái Ishutin y formado íntegramente por estu-
diantes o por ex estudiantes, inspirados todos ellos por el extremismo de
las ideas revolucionarias del decenio de 1860, tal como Dostoievski los aca-
baba de describir. "[El grupo] hizo planes - escribe Franco Venturi- de
robar a un comerciante y atacar el correo, planteando así, en teoría, el pro-
blema de la expropiación individual. Un miembro del grupo . . . llegó a pen-
sar en envenenar [a su padre] para entregar su legado a la causa. " Venturi
comenta "la nota maquiavélica" que había en esos planes, combinada con "el
deseo del propio sacrificio" en favor del pueblo, deseo que también se mani-
festaba en el mismo círculo. Y de ese ambiente había surgido Karakósov. 26
Sin embargo, en contraste con Kátkov, Dostoievski no creía que tales
ideas y los actos desesperados a que darían lugar pudiesen ser suprimidos
por la fu erza, o bien que con el tiempo dejarían el lugar a otras conviccio-
nes menos nocivas , como resultado de la educación.

Pero, ¿cuá ndo por.fin será eso? ¿Cuántos sacrificios consumará el sociali smo
hasta entonces? Y después de todo, una ciencia sana , aun si echa raíces , no
destruirá tan pronto las malas yerbas .. . porque una ciencia sana sigue siendo
sólo un a cien cia , 110 una fornw directa ele actividad cívica y social [las cursivas
son nuestras] . Y los inocentes están com'encidos de que el nihilismo les ofrece
la mejo r oportuni dad de mostrar su actividad cívica y social y su hbertad n

La única respuesta posible , aunque mostrada sólo implícitamente, con-


siste en conceder mayor espacio a la "actividad cívica y social" dentro del
Estado ruso, permitir mayor libertad para que el idealismo de la juventud
se exprese en alguna forma socialmente lícita.
2° Franco Ve nturi , Tli c Roots of Rcvo/11tion , trad . ele Francis Haskcll (¡ u eYa York, 1966), pp.

332-334.
27
PSS, 28/l ib ro 2 154-155; 25 de abril ele 1866.

""NU ESTROS POBRES E INDEFENSOS NIÑOS Y NIÑAS"' ~ 83


Vemos así que en realidad Dostoievski estaba en desacuerdo con Kát-
kov, bajo su aparente aprobación, y sigue haciéndolo de la misma manera
encubierta conforme avanza la carta. Kátkov había observado burlonamen-
te que en ciertos medios se estaban interpretando las medidas represivas
recién aplicadas como señal de que el gobierno, que en un tiempo se in-
clinara hacia las reformas liberales, ahora estaba optando por la reacción, y
Dostoievski conviene en que esa opinión se ha difundido. Pero luego indi-
ca, mientras simula sólo dar cierta información acerca de las opiniones
prevalecientes en San Petersburgo, que también él teme exactamente a la
reacción que Kátkov había desdeñado como simple espantapájaros de los
liberales.

¿Sabe usted lo que están diciendo algunos? -pregunta Dostoievski, volvien-


do a adoptar su aire de ingenuo-. Dicen que el 4 de abril ha demostrado
matemáticamente la unión sagrada, poderosa y extraordinaria del zar con el
pueblo. Y esa unión debiera hacer que ciertas personalidades del gobierno
mostraran más fe en el pueblo y en la sociedad. Mientras tanto, ahora todos
aguardan con temor unas mayores limitaciones a la expresión y al pensamien-
to. Esperan unos controles administrativos Pero, ¿cómo se puede combatir al
nihilismo sin libertad de palabra 7 Aun si a ellos, los nihilistas, se les diera
toda libertad de palabra, aun así sería mejor; harían reír a toda Rusia con la
explicación positiva de sus enseñanzas. Mientras que hoy se les atribuye
la apariencia de esfinges, de enigma, sabiduría, secreto, y esto fascina a los que
no tienen experiencia.
¿Por qué no, dicen algunos, hacer pública la investigación [de Kara-
kósovP Sabe usted, en los ministerios tal vez no haya uno solo que sepa
cómo hablar a los nihilistas. Y aquí, por medio de la publicidad, toda la socie-
dad podría ayudar, y el entusiasmo del pueblo no se ahogaría, como ahora,
en el secreto administrativo. El pueblo ve torpeza en todo esto, una timidez
de parte del gobierno, una devoción a formas ya caducas. Y así, el pueblo
pierde confianza y empieza a temer una reacción. 28

Esta carta notable, escrita en un momento en que se exigía por doquier


más severidad contra los radicales, arroja mucha luz sobre la complejidad
de la relación de Dostoievski con los radicales y sobre el estado mental en

28
Ibid., p. 155.

84 ... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS, INCONC LUSAS"


que estaba componiendo su novela. Indiscutiblemente, ahora había llega-
do a creer que las ideas y la influencia de la intelligentsia radical eran desas-
trosas para el país, pero ni por un momento dudó que la gran mayoría de
sus miembros estaban inspirados por un profundo impulso moral. Y aun-
que condenando totalmente el tipo ruso de socialismo, al que compara
con un llamado a la destrucción total (ya veremos que esta interpretación,
sospechosamente tendenciosa, tenía cierta justificación) , también sentía
una gran simpatía hacia el auténtico "entusiasmo por el bien ... y la pureza
de corazón" que , como él bien sabía, inspiraban a tantos de los jóvenes
radicales. Por muy destructivas que las consecuencias de sus acciones pu-
dieran ser para la sociedad y para ellos mismos , Dostoievski comprendía
bien que tales acciones brotaban de una irreprimible necesidad juvenil de
expresarse de alguna manera socialmente constructiva . Y como no existía
semejante posibilidad, ellos se habían arrojado en brazos de la revolución.
Podemos sentir aquí la angustia del ex revolucionario Dostoievski ante el
autosacrificio inútil (como tenía que considerarlo) de los jóvenes, hombres
y mujeres, idealistas y puros de corazón, que iban avanzando por el mismo
peligroso camino que a él lo había llevado a Siberia. Le era imposible que-
darse al margen , mirando , mientras tantos de sus compatriotas estaban
siendo llevados al desastre por los "flautistas de Hamelin" del nihilismo, a
cuyo son danzaban los jóvenes con tanto autosacrificio y fervor moral.

En los meses siguientes Dostoievski, llegando a los límites de su resisten-


cia, siguió trabajando sin respiro , aunque continuamente acosado por sus
acreedores. A finales de abril le escribió al padre Yaníshev, cuyo préstamo
finalmente había logrado pagar con los mil rublos adicionales recibidos de
Kátkov. "Mi epilepsia ha empeorado tanto que si trabajo durante una sema-
na sin interrupción sufro un ataque, y toda la semana siguiente no puedo
trabajar porque el resultado de dos o tres ataques será ... la apoplejía. Y sin
embargo, debo terminar. Tal es mi situación." Dostoievski también añade
que "mi novela ha tenido gran éxito, elevando mi reputación de escritor" .29
Pero este triunfo sólo lo hundió en una mayor desesperación al ver las

29
Ibid. , p 156; 29 de abril de 1866.

"NUESTROS POB RES E INDEFENSOS NIÑOS Y NIÑAS" ~ 85


condiciones en que se veía obligado a escribir. Había esperado, como le
dijo a Wrangel en otra carta, pasar el verano en Dresde y terminar allí su
novela sin interrupciones. "De otra manera , aquí en San Petersburgo es
imposible terminar. .. ya que los acreedores , cuanto más se les paga, más
insolentes se vuelven. "'º Pero la amenaza de guerra entre Austria y Prusia ,
las dificultades de obtener un pasaporte y, sobre todo, una caída del valor
del rublo hicieron imposible ese viaje .
En una carta enviada a Anna Korvin-Krukovskaia -quien, con la
aprobación de su padre , lo había invitado a vacacionar en Palibino- , le
explica Dostoievski que su novela probablemente lo mantendrá encadena-
do a San Petersburgo durante todo el verano. Tratando de consolarse ante
esta perspectiva desoladora, Dostoievski sugiere que "en realidad , el me-
lancólico, destartalado y maloliente San Petersburgo de la época de verano
está en armonía con mi actual humor y hasta podría darme alguna seudo-
inspiración para mi novela ; pero resulta demasiado deprimente".31
Al avanzar la primavera, Dostoievski finalmente decidió que San Pe-
tersburgo le resultaría en realidad intolerable , aunque vacilara ante la pers-
pectiva de ir a Palibino , porque , como le dice a Anna a mediados de junio,
"sería descortés de mi parte ir de visita y trabajar durante todo el día" .32
Por último decidió ir a Moscú, pero una vez allí, al cabo de pocos días le
resultaron intolerables el calor y la soledad , por lo que se mudó a la cerca-
na aldea de Lublino, donde los Ivanov habían alquilado una dacha y pu-
dieron acomodar a Dostoievski.
Lublino, conocido sitio de veraneo situado a tres o cuatro millas de
Moscú, estaba rodeado por un pintoresco parque y bordeado por un gran
lago en un extremo , y por un denso bosque en el otro . Los diez hijos de los
Ivanov habían llevado a todos sus amigos , y también había otras gentes
jóvenes a quienes el benévolo doctor lvanov había tomado bajo su tutela.
Como Dostoievski necesitaba paz y tranquilidad para poder trabajar, cerca
de allí encontraron una espaciosa habitación, a la que él podía retirarse en
busca de tranquilidad Varias cartas enviadas desde Moscú a finales de ju-
nio revelan la preocupación de Dostoievski y su exasperación por su hijas-
tro Pasha lsaev, a quien invitó a reunirse con él, pero al que luego fustigó
por su irresponsabilidad al no responderle con prontitud. No obstante,
31
' Ibid. , p 157; 9 de mayo de 1866.
11
Ibid., p. 158; abril/mayo ele 1866.
12
Ibid., p 160; 17 de .1 unio de 1866.

86 ... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS. INCONCLUSAS"


Pasha acabó por aceptar la invitación de su padrastro y, a principios de ju-
lio, se instalaron en Lublino .
De este verano relativamente apacible de 1866 nos han quedado dos
testimonios: uno de María Aleksándrovna Ivánovna , sobrina de Dostoievski ,
por entonces de dieciocho años y que ya mostraba un notable talento mu-
sical (llegaría después a ser una célebre pianista); el otro, de N. Von-Voght
(o Fon-Fokht, según la ortografía rusa), por entonces de quince años, estu-
diante del Instituto Konstantinovski , con quien los Ivanov habían trabado
amistad y lo habían invitado a pasar el verano con ellos. Ambos han pinta-
do la atmósfera tranquila y alegre de aquellos días de despreocupación en
que se dedicaba mucho tiempo a dar largos paseos a los poblados vecinos
durante las noches de verano , iluminadas por la luna , a practicar juegos de
palabras o funciones de aficionados para pasar las horas después de la ce-
na, y a las inevitables bromas y diversiones de los muchachos. Dostoievski,
habitualmente sombrío y preocupado, evidentemente se sintió rejuvenecer
y, pese a su edad y a su imponente reputación (cada uno de los allí presen-
tes tenía cierto conocimiento de sus obras anteriores y estaba enterado de
su aura legendaria de sobreviviente de Siberia) , nos lo muestran desempe-
ñando el papel de maestro de ceremonias con gran alegría. Dos meses an-
tes , escribiéndole al padre Yaníshev, había detallado la ya familiar letanía
de sus pesares , pero ahora incluyó en una carta la frase: "La vida y la espe-
ranza aún no se han acabado para mí".33 La imagen que de él nos ha que-
dado en aquellos meses de verano confirma plenamente estas palabras.

Aunque tenía cuarenta y cinco años -escribe su sob rin a-, se comportó con
sorprendente naturalidad para co n la joven compañía , y fue el organizador
inicial de todas las bromas y distracciones. Incluso en su exterior parecía mu -
cho más jo\'en de lo que era. Siempre elegantemente \'estido , con cuellos al-
midonados , pantalones grises y una chaqueta color azul oscuro que le queda-
ba bastante suelta , Dostoie\'ski cuidaba minuciosamente su apariencia y, por
ejemplo, le preocupaba que su barbita fuese tan rala.34

Los jóvenes no dejaban de hacerle bromas por su modesto dandismo,


ni de responder audazmente a sus ocurrencias a menudo provocativas, y a
veces surgieron discusiones más serias que , sin embargo, no estropearon la
11
/bid., p 156; 29 de abril de 1866.
14
Jvl. A. h·anoYa, '-Vospominaniya·", DVS, 2: -+l.

"NUESTRO S POBRES E INDEFENSOS NIÑOS Y NIÑAs·· ~ 87


reinante atmósfera de camaradería. "Con los jóvenes presentes entre los
Ivanov, Dostoievski a menudo disputaba acerca del 'nihilismo' de moda y
por la cuestión de qué era más importante: 'tener botas o tener a Pushkin' ",
nos informa su sobrina . "Con elocuencia, Dostoievski defendía la impor-
tancia de la poesía de Pushkin."35
Mucho se divertían todos los reunidos gracias al don de Dostoievski
para improvisar versos burlescos, casi siempre dirigidos contra un joven
sobrino de los Ivanov, el doctor Aleksandr Karepin, quien también era
blanco de epigramas improvisados y de bromas que brotaban de la infati-
gable pluma de Dostoievski. A pesar de una carrera médica perfectamente
respetable, el doctor Karepin era en los demás aspectos un amable bobali-
cón; como observó la sobrina de Dostoievski , "a él le ocurrieron todas las
aventuras del señor Pickwick, de Dickens".36 Aún soltero, el doctor Kare-
pin era adversario de las nuevas ideas acerca de la emancipación de la mu-
jer, defendida por Chernishevski en ¿Qué hacer/, y una vez Dostoievski lo
hizo enfurecer afirmando que el gobierno había puesto en pie una organi-
zación para alentar a las mujeres a abandonar a sus maridos y acudir a San
Petersburgo con el propósito de aprender a trabajar en máquinas de coser
(alusión al establecimiento de confecciones organizado con gran éxito por
la heroína de la novela , Vera Pavlovna). El doctor Karepin tomó todo esto
con solemnidad, literalmente , y se enfureció contra ese atentado a la esta-
bilidad de la familia, hasta que tuvieron que tranquilizarlo diciéndole que
todo era una broma.
Dostoievski estaba ridiculizando a Chernishevski (así como al doctor
Karepin) con el mismo afán que puso al pintar el carácter del cándido pero
bienintencionado socialista utópico Lebeziatnikov en Crimen y castigo
Y parte de las bromas dirigidas contra el doctor, que en ocasiones produj e-
ron cierto embarazo cruel, después serían lanzadas contra el personaje de
Trusotski en El eterno marido, noveleta en que Dostoievski presenta el am-
biente veraniego y la animación juvenil del verano pasado en Lublino.
Entre los otros invitados presentes en la casa de los Ivanov estaban el
hermano enfermo del doctor Ivanov, generalmente considerado a las puer-
tas de la muerte , y su esposa, Elena Pavlovna, cuya vida de casada había
distado mucho de ser feliz. Era sabido el deseo de Dostoievski de volver a
casarse, y en la familia de los Ivanov desde luego todos se habían enterado
35
/bid. , p. 47.
16
/bid ' p. 44.

88 .... ALGUNAS "IDEAS EXTRANAS , INCONCLUSAS"


de su súbita e inesperada proposición a María lvánchina-Pisáreva , pocos
meses antes. Es probable que Dostoievski se hubiese quejado más de una
vez a su hermana Vera, como lo había hecho en su carta a Wrangel, de verse
privado de las alegrías de la vida familiar, y se le ocurrió a Vera que la muy
sufrida y dulce Elena Pavlovna, que pronto quedaría viuda, sería una pare-
ja muy apropiada para el escritor. Dostoievski aprobó esta idea, y un día le
preguntó a Elena si, en caso de verse libre , lo consideraría a él un preten-
diente satisfactorio . La dama , en situación embarazosa, no dio una respues-
ta definida a tan macabra investigación, y como Dostoievski no recibió una
clara negativa, se consideró moralmente comprometido ; pero la situación
no lo ataba a nada concreto.

Pese a todas las diversiones en que ahora tomaba parte tan activa, Dos-
toievski no podía olvidar su novela ni , al pasar el tiempo, la nueva obra
que le había prometido a Stellovski para principios de año. Su plan, como
lo confió un tanto jactanciosamente a Anna Korvin-Krukovskaia a finales
de junio , "era hacer una cosa excéntrica e inaudita: escribir 30 firmas [una
firma consistía en dieciséis páginas] en cuatro meses , de dos novelas dis-
tintas : una por la mañana y la otra por la noche, y terminar a tiempo".
Dostoievski afirmó que esas "cosas excéntricas y extraordinarias" le gusta-
ban, aunque reconociendo que, al no tener opción, más bien debería enor-
gullecerse de las condiciones en que tenía que escribir. "Estoy convencido
de que ni uno solo de nuestros escritores, pasados o presentes, escribió en
las condiciones en que yo me veo continuamente obligado a escribir. Tur-
gueniev se moriría de sólo pensarlo. "37 Esas palabras indican lo que Dos-
toievski había esperado realizar, pero no todo lo que en realidad ocurrió .
A mediados de julio, le confiesa a A. P Miliukov: "He trabajado muy poco ,
y en general ... aún estoy sólo preparándome a trabajar .. . , aunque en las
dos semanas pasadas sí he estado muy ocupado. Pero es posible ocuparse
más aún (el doble), y estoy ahorrando mis fuerzas para el último periodo ,
es decir, para el mes de agosto".38
La anunciada intención de Dostoievski de trabajar por las mañanas y
por las noches probablemente explica por qué Fon-Fokht lo describe sen-
>i PSS, 28/libro 2: 160; 17 de junio de 1866.
18
Ibid., p. 165; 10-15 de j ulio de 1866.

"'NUESTROS POBRES E INDEFENSOS NIÑOS Y NIÑAS'' .. 89


tado ante su escritorio poco después del desayuno, hasta la hora del al-
muerzo, mientras que su sobrina dice que sólo trabajaba en el silencio de
la noche. Era más habitual en Dostoievski componer por las noches, y es
probable que dedicara las horas de la mañana a bosquejar ideas para El ju-
gador, el cual, sin embargo, sólo completó varios meses después . Según
una anécdota , reservaba las últimas horas de la velada a adelantar Crimen y
castigo. Un lacayo de los lvanov, a quien habían mandado dormir en la da-
cha de Dostoievski para auxiliarlo en caso de que sufriera un ataque de
epilepsia, anunció al cabo de pocos días que se negaba a residir más tiem-
po con el escritor. La razón, explicó, era que Dostoievski estaba planeando
matar a alguien: "Durante toda la noche se paseó por su habitación, ha-
blando de eso en voz alta". 39
Dostoievski visitaba semanalmente Moscú para hablar con los directo-
res de El Mensajero Ruso, y "siempre volvía insatisfecho y alterado. Él expli-
caba esto diciendo que casi siempre lo obligaban a alterar su texto, o sim-
plemente a cortarle ciertas partes, por la presión de la censura". 40 Esas
palabras se refieren a una situación que Dostoievski menciona en la carta
de mediados de julio a Miliukov, en que además especifica que la peor
"presión de la censura" no era la de las autoridades legales sino la de Kátkov
y su subdirector, N. A. Liubimov, quienes insistían en que volviera a escri-
bir el capítulo que contiene la escena en que Sonia le lee a Raskólnikov el
pasaje de los Evangelios que trata de la resurrección de Lázaro. Esta inter-
minable tarea fue una de las razones de que no se realizara la esperanza de
Dostoievski de poder terminar su novela para Stellovski durante el verano,
mientras seguía adelante con Crimen y castigo. Dostoievski reconoció ante
Miliukov que "aún no he abordado la novela para Stellovski, pero lo haré. Ya
he elaborado un plan: una novelita perfectamente satisfactoria, en la que
hasta habrá rasgos de caracterización. Stellovski me preocupa al punto de
torturarme y hasta lo veo en sueños".41 Sin embargo, en realidad, Dos-
toievski no logró ningún avance que le permitiera cumplir con los térmi-
nos de aquel amenazador contrato.
El 1º de octubre, poco después de que Dostoievski regresó a San Pe-
tersburgo, Miliukov fue a visitarlo y encontró a su amigo paseándose por el
estudio , terriblemente agitado. Fue entonces, por primera vez , cuando
19
M. A Ivanova, DVS, 2: 41
40 N. Fon-Fokht, "K Biografía F M. Dostoevskogo'', DVS, 2: 56 .
41
PSS, 28/libro 2 166; 10- 15 de julio de 1866 .

90 ... A LGUNAS "' IDEAS EXTRA ÑAS. IN CO N CLUSAS "'


Dostoievski le reveló con franqueza los desastrosos términos del acuerdo
con Stellovski , y confesó que se hallaba irremisiblemente atrapado. Sólo le
quedaba un mes para cumplir con su parte del trato , y aún no había escri-
to nada; aun si lograra escribir una primera redacción, sería casi físicamen-
te imposible transcribirla y corregirla a tiempo para cumplir con el plazo.
Miliukov, horrorizado ante lo que podía ocurrir, sugirió que un grupo de
amigos de Dostoievski tomara el plan ya preparado , y que cada quien es-
cribiese una sección; entonces se podría enviar y publicar este esfuerzo
colectivo a nombre de Dostoievski. "¡No! - respondió con firmeza Dos-
toievski- . Nunca pondré mi nombre a la obra de otros ."42 Miliukov le
aconsejó entonces buscarse a una estenógrafa y dictarle la novela. Esto ace-
leraría considerablemente el proceso de composición y, en particular, abre-
viaría el tiempo necesario para la preparación física del manuscrito. Dos-
toievski, que nunca había dictado una obra, se mostró comprensiblemente
renuente y dudó de que pudiera crear de esta manera , pero al final aceptó
hacer un intento como única solución posible a su dilema.
Por fortuna , Miliukov estaba en contacto , gracias a un amigo , con un
profesor de estenografía a que recientemente había establecido el primero
de tales cursos para mujeres en Rusia. Uno o dos días después , una de sus
mejores alumnas, Anna Grigórievna Snitkina, apareció en el departamento
de Dostoievski llevando varios lápices recién afilados y un portafolios espe-
cialmente comprado para la ocasión, dispuesta a asumir sus deberes. Esta
visita , en tono de negocios, de una joven muy serena tendría un efecto deci-
sivo sobre toda la vida de Dostoievski. Poco tiempo después, Anna Snitkina
sería su segunda esposa, se dedicaría en cuerpo y alma al bienestar del es-
critor y ejercería una influencia saludable sobre el resto de su carrera. Este
noviazgo será narrado en un capítulo posterior; de momento sólo necesita-
mos saber que Dostoievski terminó a tiempo El jugador y que, después de
esta hazaña, fácilmente abordó los capítulos finales de Crimen y castigo. Dos-
toievski se adaptó tan bien a la costumbre de dictar que no dejaría de ha-
cerlo, con Anna Grigórievna como amanuense , en todas sus obras futura s.
De este modo, la terminación de Crimen y castigo señala un momento decisi-
vo de la vida de Dostoievski como hombre y como artista. Con esta novela
avanzó , de una vez por todas, a la primerísima fila de los escritores rusos; y
en el capítulo siguiente empezaremos a examinar la historia de su creación.

42
A. P Milyuko\·, "Fedor lvlikhai lm·ich Dostoevs ky", D\!S, 1 284, 289-290.

" NUESTROS POBRES E INDEFENSOS NIÑOS Y NIÑAS" ~ 91


V Las fuentes de Crimen y castigo

Crimen y castigo empezó con la idea de un cuento largo: la confesión de un


asesino que, puede suponerse, tendría una longitud comparable a la de
Memorias del subsuelo. También se asemejaría a esa obra anterior en que la
psicología del protagonista estaría entrelazada de modo inextricable a su
"ideología", su aceptación de ciertas ideas que nublan su conciencia moral
y justifican su crimen. Esta concepción básica permaneció intacta mientras
la obra florecía en manos de Dostoievski hasta llegar a ser la primera gran
síntesis artística de su carrera desde su regreso de Siberia.
Esa síntesis se efectuaba cuando el protagonista de la noveleta de Dos-
toievski, un "asesino ideológico", se relacionaba con la familia Marmeládov,
la cual había estado destinada originalmente a la novela Los borrachos. El
realismo social profundamente conmovedor de la descripción de la vida en
los barrios bajos de San Petersburgo, y la maestría psicológica que siempre
había mostrado Dostoievski en sus retratos de todo conflicto moral agudo,
se combinaron así con un ataque a los fundamentos moral-filosóficos de la
ideología radical por entonces imperante. Más aún, como veremos, su com-
prensión de esta ideología evolucionó desde el utilitarismo simplista esbo-
zado en la carta enviada a Kátkov, hasta convertirse en una proyección más
compleja y brillantemente imaginativa de las posibilidades destructivas y
autodestructivas encarnadas en la última versión de la fe radical. Lejos de
tratar de vilipendiar a los radicales, como lo acusó Eliseev, Dostoievski es-
taba tratando de alertarlos ante los calamitosos resultados que, según po-
día prever, tendrían las ideas que ahora estaban inspirándolos. 1
1
Véase el comentario de N. N. Strájov, quien escribió acerca del libro en 1867 , sin duda
después de una conversación acerca de él con Dostoievski: "Esto no es reírse de la generación

92 ...
Por ello, Ciimen y castigo es una obra extremadamente rica, compuesta
por muchas tramas , y toda versión completa de su argumento debe tratar
de entrelazarlas en conjunto. En este capítulo esbozaremos el contexto ex-
periencial, el temático-literario y, ante todo, el ideológico en el cual fue
concebida la novela. Sólo un conocimiento de todos estos contextos podrá
ayudarnos a arrojar cierta luz sobre las muchas preguntas obsesionantes
que han surgido en las interpretaciones del libro . En el siguiente capítulo
analizaremos , con ayuda de los cuadernos de notas de Dostoievski, la ges-
tación de la obra misma, desde su modesta idea original , pasando por las
variadas redacciones y modificaciones que lo llevaron al descubrimiento
de su estructura definitiva y de la técnica narrativa apropiada.

Una tradición siempre ha asociado los orígenes de Crimen y cas tigo con el
periodo de internamiento de Dostoievski en un campamento de prisione-
ros en Siberia, y el propio Dostoievski parece confirmar ese nexo al dar fin
al libro con la precipitada conversión de Raskólnikov a los valores cristia-
nos , precisamente en ese lugar. Además, Dostoievski había vivido durante
esos años al lado de criminales de derecho común, asesinos muchos de
ellos, y se ha supuesto que las impresiones que le dejaron los reos estimu-
laron su interés en la psicología del crimen y, a la postre, hicieron surgir la
novela. No cabe duda que las experiencias de esos años constituyen un
sustrato muy importante del libro , pero esto no debe confundirse con la
idea de que Crimen y castigo es la realización directa de una idea creadora
concebida por aquel entonces.
En una carta fechada en octubre de 1859, Dostoievski se refirió al plan
de una novela que sería "una confesión" y escribió que "la concebí en ka-
torga, tendido sobre una tabla, en dolorosos momentos de pesar y autocrí-
tica".2 L. P Grossman, uno de los mejores entre los primeros estudiosos de
Dostoievski, sugirió que Crimen y castigo, que también es una "confesión",

j oven , hacer reproches y acusaciones sino ... un lastimoso lamento acerca de ella". De manera
muy sorprendente , los directores de la edición de la Academia obscn·an que estas palabras
de Strájov "en gran medida caracterizan , de hecho, la relación del escritor con su héroe" (PSS,
7 353)
~ PSS, 28/libro 1 351 ; 9 de octubre de 1859 .

LAS FUENTES DE CRIMEN Y CASTIGO ... 93


constituía la realización de ese plan; pero estudios más recientes , en mi
opinión absolutamente justificables , han rechazad o esta identificación. 3
Dostoievski también menciona, en la misma carta , otra idea para una no-
vela acerca de "un joven que comete un asesinato y va a parar a Siberia",
pero esto está to talmente aparte del proyecto de aquella confesión . La
"confesión" no tiene nada que ver con un asesinato, y probablemente se
refiere a lo que llegaría a ser la segunda parte de Memorias del subsuelo.
En cuanto al joven que cometió un asesinato y acabó en Siberia, no se dice
absolutamente nada acerca de sus motivos; si acaso, se limita a ser un te-
nue esquema de la obra posterior. Por ello, puede verse que no existen
pruebas convincentes de que Crimen y castigo empezara , en alguna forma
real, como la realización de una idea que surgió cuando Dostoievski estaba
cumpliendo su sentencia en un campamento-prisión.
Pero si no es procedente imaginar que Climen y castigo empezó a tomar
forma en Siberia de alguna manera inmediata , tampoco debemos negar
que las observaciones y las experiencias allí reunidas dieron un poderoso
estímulo a ciertos aspectos esenciales de la creación de Dostoievski. Aun-
que su periodo en prisión había quedado ya quince años atrás , ahora , sólo
tres años antes, había dado vida a su impacto revelador con asombrosa
energía en La casa de los muertos, y ciertamente se basó en algunos de los
encuentros que allí tuvo para dar cuerpo a su novela.
Como primer ej emplo, podemos aducir que conoció al jefe de bandole-
ros Orlov, "quien había asesinado a ancianos y niños a sangre fría", y quien
dio a Dostoievski una imagen vívida y escalofriante de lo que significaba
ser una personalidad napoleónica . Orlov era , como dice Dostoievski , "un
hombre de terribl e fu erza de voluntad y orgullosa conciencia de esa fuer-
za''. Una vez, dándose cuenta de que Dostoievski "estaba tratando de llegar
a su conciencia y encontrar en él alguna señal de arrepentimiento", miró a
su educado compañero de prisión "con gran desprecio y altivez , como si
yo de pron to me hubiese vuelto a sus ojos un niño insensato con quien
fuera imposible hablar de cosas como con una persona mayor. En su rostro
hasta pude leer que casi me tenía lástima. Un minuto después empezó a
reírse de mí, con una risa perfectamente franca , libre de toda ironía''. Como
Dostoievski vio las cosas , Orlov "realmente no pudo dejar de despreciar-
me, y sin duda me vio como una criatura débil , lamentable y sumisa, infe-

i \'éa nse las obser\'aciones en PSS, 7: 308, nota l.

94 .. A LGUNA S " IDEAS EXTRAÑ AS . INCONC LUSAS"


rior a él en todo aspecto " [4: 47-48]. Éstos son precisamente los senti-
mientos de Raskólnikov cuando se mide con la imagen de la personalidad
"extraordinaria" que tan inútilmente había intentado emular; por muy per-
fectas que fuesen las conclusiones de su lógica , le resultó imposible trans-
formarse en un Orlov.
La conexión de Orlov con el libro, por muy plausible que sea, sigue
siendo tan sólo una hipótesis , pero no cabe duda del papel asignado a otro
de los moradores del campo de prisioneros. Nadie le fue más repugnante a
Dostoievski que un reo de clase noble , llamado Aristov, quien hacía las ve-
ces de espía y de soplón y que era el "ejemplo más repugnante de las pro-
fundidades a que un hombre puede h undirse y degenerar y de hasta qué
punto puede sofocar todo sentimiento moral que haya en sí mismo, sin
dificultad ni arrepentimiento". Aristov fue enviado a prisión por haber de-
nunciado falsamente a otras personas como descontentos políticos y luego
gastar los fon dos recibidos de la policía secreta con este pretexto para lle-
var una vida de total desenfreno. Dostoievski lo describió como "astuto y
sagaz, apuesto y hasta bien educado , y [como alguien] que tenía habilida-
des"; pero lo vicioso de su carácter sólo hacía más siniestra esta apariencia
engañosamente agradable, caracterizada por una "eterna sonrisa burlona"
[4: 62 -63 ]. Cuando el personaje Svidrigailov hace su primera aparición en-
tre las notas preparadas para Crimen y castigo, se llama Aristov.-+ Pero aun-
que conserva algo del frío cinismo y de los rasgos pese a todo atractivos
del original, así como su to tal falta de escrúpulos el ennui, el cansancio de
la vida que Dostoievski imprime a su personaje demuestra (por si fuera
necesario aún demostrarlo) que Dostoievski retocaba invariablemente sus
modelos reales para adaptarlos a sus objetivos temáticos y artísticos.
Menos obvia, pero en mi opinión igualmente cierta , es la relación de
una importante subtrama de la novela con la historia de un preso llamado
Ilinski, quien había quedado convicto, al parecer con pruebas indudables
de haber asesinado a su padre. Pero algo había en su carácter y en su desen-
voltura que le sugirió a Dostoievski, pese a estar enterado de todas las cir-
cunstancias agravantes , que aquel joven oficial en realidad podía ser ino-
cente, y esta intuición psicológica resultó cierta cuando, pocos años después,
el verdadero asesino confesó su crimen. También el joven pintor de casas
Nikolái, en Crimen y castigo, es sospechoso de asesinato , con base en com-

4
Ibicl , pp. 3 15 , 408.

LAS FUENTES DE CRIMEN Y CASTIG O ~ 95


prometedoras pruebas materiales, pero Razumijin, quien a menudo habla
directamente por el autor, se niega a creer en su culpa sobre la base de im-
presiones psicológicas muy semejantes a las que movieron a Dostoievski a
dudar de la culpabilidad de Ilinski. Más adelante, la historia de Ilinski
aportaría nueva inspiración para Los hermanos Karamázov.

No es difícil establecer esos nexos entre la n ovela y los años pasados por
Dostoievski en Siberia, pero también existen conexiones más subrepticias
que han eludido la vigilancia aun de los más dedicados investigadores que
han analizado esta relación. Hasta donde yo sé, por ejemplo, nadie ha n o-
tado la analogía que existe entre la psicología de Raskólnikov antes y des-
pués del crimen la descripción hecha por Dostoievski de lo que frecu ente-
mente ocurría en el caso de campesinos de la vida real que habían cometido
asesinatos . A veces un campesino, siervo de una casa , soldado u obrero ,
había vivido en paz durante casi toda su vida; pero súbitamente, en cierto
momento , "algo dentro de él parecía zafarse; su paciencia se agotaba y en-
tonces hundía un cuchillo en el cuerpo de su enemigo o de su opresor".
Semejante hecho es "criminal pero [aun] comprensible"; empero, mucho
menos comprensible es lo que sigue. Ahora, la misma persona, antes apaci-
ble y tranquila, empezaba a matar indiscriminadamente, "por divertirse , por
una palabra insultante, por completar un número redondo, o simplemente
por un '¡quítense de enfrente, allá voyl' Podría decirse que el hombre esta-
ba ebrio o delirante. Es como si , habiendo traspuesto el límite sagrado,
empezara a regodearse en el hecho de que ya nada es sagrado para él".
[4: 87-88.] Pero una vez transcurrido el arranque , tales criminales se cal-
man y muy pronto recuperan su original naturaleza dócil.
He aquí la pauta de mucho de lo que le ocurre a Raskólnikov, aunque
traspuesto a términos más apropiados a su condición de miembro culto de
la intelligentsia. No es tanto el asesinato mismo el que desencadena su "de-
lirio" cuanto la idea de "haber traspuesto el límite sagrado" , y es esta idea la
que le permite "regodearse en el hecho de que ya nada es sagrado para él".
Una vez cometido el asesinato - y ha matado a dos personas, y no a una ,
como originalmente lo había planeado-, el antes reticente y reservado
Raskólnikov muestra inesperadamente una ira y un odio desafiantes hacia

96 ~ ALGUNA S " ID EAS EXTRAÑAS , INCO NC LU SAS"


todos los que cree que pueden sospechar de él, y aun hacia los que acuden
en su ayuda (como su amigo Razumijin) o a quienes él antes había amado
(como su madre y su hermana). Se transforma, por decirlo así, en una nue-
va personalidad y exhibe una desdeñosa arrogancia que lo sorprende hasta
a él mismo pero que, a la postre, le resulta imposible sostener. Lo que le
ocurre a Raskólnikov es la exacta contrapartida moral-psíquica de la trans-
formación de aquellos presos que se habían desenfrenado, y la semejanza,
sea consciente o no , es demasiado notable para no mencionarla.
Otro pasaje de las memorias de la prisión, también inadvertido en los
comentarios , me parece que es el que más luz arroja sobre la concepción
inicial de Ciimen y castigo. En este punto, Dostoievski estaba lamentando la
injusticia inherente en imponer el mismo castigo legal por crímenes cuyos
motivos podían ser enteramente distintos, y de sentenciar a los delincuen-
tes a idénticos castigos aun si diferían profundamente en su carácter mo-
ral. Por ejemplo , uno de ellos puede no sentir ninguna culpa o remordi-
miento después de cometer un salvaje asesinato , y "ni una vez , durante sus
días en prisión, reflexionará en el crimen que ha cometido. Y hasta conside-
rará que tuvo to da la razón". Pero otros responden de manera diferente ;
por ejemplo , "un hombre educado con una conciencia sensible , con un
corazón. El dolor de su corazón acabará con él, mucho antes de que se le
haya infligido ningún castigo. Mucho más cruelmente, mucho más impla-
cablemente que la ley más severa , se condenará a sí mismo por su crimen"
[4: 43].
He aquí, con toda probabilidad, el germen de su noveleta acerca de
"un joven que asesinó", quien sólo representaría al tipo de personalidad
que él define: "un hombre educado con una conciencia sensible", la cual lo
castiga mucho más severamente que la más dura ley Si esta suposición es
correcta , entonces bien podemos seguir los orígenes de Ciimen y castigo, y
ver la obra como secuela creadora de los años pasados por Dostoievski en
Siberia ... pero sólo en el sentido de que estos años le dieron una norma
experiencial verdaderamente única, por decirlo así, que le permitió com-
prender las peligrosas ilusiones que se hacían los radicales acerca de la per-
sonalidad humana, en general, y de la suya propia en particular. Y si, en la
noveleta , el asesino también resultara a la larga (Dostoievski menciona el
periodo de un mes) incapaz de soportar "el dolor de su corazón", la moti-
vación de su voluntaria entrega a las autoridades sería ese terrible sentido
de paralizante aislamiento , esa conciencia de haberse separado del resto de

LAS FUENTES DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 97


la humanidad, que el propio autor había experimentado en la prisión por
causa del "odio irrecon ciliable y obstinado" que los implacables presos
campesinos les mostraban a él y a todos los miembros de su clase.
En su novela, Dostoievski también utilizará otros aspectos de su vida
en Siberia. El prototipo del personaje Marmeládov ha sido identificado , a
menudo, con el marido de la primera esposa de Dostoievski, Aleksandr
Ivánovich Isaev, quien aún vivía cuando Dostoievski se enamoró desespe-
radamente de su sufrida consorte, mujer rubia, pequeña y muy inteligente.
Isaev había sido maestro de escuela y funcionario de aduanas, pero perdió
ambos puestos por su inveterado amor a la botella, y se pasaba el tiempo
embriagándose con gente de ínfima ralea en las tabernas de Semipalatinsk,
mientras su olvidada esposa y su hijo de siete años vivían al borde de la
mendicidad . Sin embargo, Dostoievski supo apreciar las cualidades hu-
manas de Isaev, y le escribió a su hermano Mijaíl que "sufría mucho de la
inmerecida persecución de que era víctima a manos de la sociedad del lu-
gar". Incapaz de dominarse a sí mismo, había "caído muy bajo. Y sin em-
bargo, era persona sumamente culta , y la más bondad osa que pueda en-
contrarse ... A pesar de tanto lodo, era excepcionalmente noble".5 Resulta
notable ver hasta qué punto logra Dostoievski captar este incongruente
conjunto de atributos en su personaje ficticio.
María Dimitrievna, la esposa de Isaev, no sólo era atractiva sino que,
como escribió el barón Wrangel, amigo de Dostoievski, poseía "una natu-
raleza apasionada, propensa a los sentimientos exaltados".6 Ya enferma de
tuberculosis cuando Dostoievski la conoció, María falleció tras una larga y
penosa agonía en abril de 1864. Casi no hay duda de que ella fue el proto-
tipo de Katerina lván ovna Marmeládova, cuyos tormentos, dolores y de-
sesperado valor en el infortunio pinta Dostoievski con toques tan poderosos
y conmovedores. María Dimitrievna solía tener tempestuosos ataques de
ira , que Dostoievski excusaba diciéndole que "para una persona de su fuer-
za de carácter es imposible no rebelarse contra la injusticia; ése es un rasgo
honrado y noble. Es el fundamento de su carácter".7 La describió al barón
Wrangel como "un caballero medieval en ropas femeninas" 8 , y la orgullosa
y combativa Katerina lvánovna, siempre protestando vanamente contra la

' PSS, 28/libro 1 201; 13-18 de enero de 1856.


6 A. F Wrangel, Vospominani_va o f M. Dostoevslwm v Sibcrii (San Petersburgo, 19 12), p. 35 .
7
PSS, 28/libro l • 187; 4 de junio de 1856.
~ Ibid., p 236 ; 14 de julio de 1856.

98 ... ALGUNAS " IDEAS EXTRAÑAS, INCONCLUSAS"


injusticia del mundo, bien puede verse como una conmovedora y amplifi-
cada realización de esa imagen . La descripción que hace Marmeládov de la
desesperada situación que llevó a Katerina a aceptarlo como marido ("y se
quedó [viuda] ... con tres hijos en un distrito bárbaro y remoto , donde yo
estaba por casualidad ... y en tan desesperada pobreza que ... me siento in-
capaz de describirla") también corresponde, en bruto aunque no literal-
mente , a las circunstancias generales en que se efectuó la boda del propio
Dostoievski [6: 15-16] 9
Éstos son algunos de los hilos que pueden notarse , extendiéndose des-
de los años de Siberia hasta la novela en cuyo borrador había estado afa-
nándose febrilmente Dostoievski, hambriento y sin un penique , en su ha-
bitación de Wiesbaden, sin duda hirviendo internamente casi con la misma
rabia de su futuro Raskólnikov contra lo despiadado de un mundo en que
la pobreza sólo producía interminables humillaciones.

El propio Dostoievski nunca vinculó el tema de su propuesta noveleta con


sus años de Siberia salvo , tal vez, por implicación, cuando le dijo a Kátkov
que había visto manifestarse la propia necesidad interna de ser castigado
"aun entre personas muy incultas y en las más bárbaras circunstancias".
Sin embargo, de hecho, no ofreció ningún ejemplo de esa necesidad que
hubiera visto entre los presos campesinos y sólo habló de ella como atribu-
to de una "conciencia educada". Fue esa conciencia la que Dostoievski quiso
retratar en "un miembro educado de la nueva generación", alguien que, ha-
biendo caído bajo la influencia de las "ideas extrañas, 'inconclusas', que flo-
tan en la atmósfera" , ha sido llevado a cometer un asesi nato "por ligereza y
falta de peso de sus convicciones". Vemos que , así , Dostoievski conecta
claramente su novela con el ambiente ideológico de la época, y en su pro-
puesta original a Kátkov cita varios relatos periodísticos de crímenes re-
cientes cometidos por estudiantes, lo que, en su opinión, indicaba que el
antiquísimo mandamiento contra el asesinato había empezado a perder su
fuerza prohibitiva en ese medio. Todos los crímenes que señala fueron co-
metidos a sangre fría y tras cuidadosa premeditación: no fueron crímenes
9
Para las circunstancias d el primer rnaLrimonio ele Dostoi evs ki , véase mi obra Dosloicvshi
Los ailos de ¡nucbu, 1850-1859, 1u, México , 2010 , ca p. x1·.

LAS FU ENTES DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 99


de pasión, de venganza o de burda rapacidad ; fu eron diligentemente pre-
parados por personas a las que hubieran podido atribuirse unas concien-
cias refinadas por su educación. Bien pudieron ser esos relatos los que die-
ron el impulso inicial a la imaginación de Dostoievski: él siempre prestó la
mayor atención a los anales del crimen , que consideraba como síntomas
reveladores de la atmósfera moral prevaleciente.
A pesar de todo, si estas noticias de periódicos produjeron tal impre-
sión en Dostoievski fue porque él había estado fascinado , ya de tiempo
atrás, por la figura del intelectual crimin al, quien justifica -o pretende
justificar- su criminalidad basándose en una teoría. Cinco años antes , en
uno de los primeros números de El Tiempo, Dostoievski había publicado
una serie de artículos acerca de célebres casos penales de Francia, los cua-
les, como escribió en un prólogo, "son más emocionantes que todas las
novelas posibles porque iluminan las facetas oscuras del alma humana a
las que el arte no gusta aproximarse, o a las que se acerca sólo para atisbar
de paso" [19: 89]. El primer artículo de la serie trataba del célebre asesino
Pierre-Franc,,:ois Lacenaire, cuya historia apasionó a Dostoievski por la alian-
za entre su manifiesta cultura y refinamiento y la monstruosidad de sus he-
chos . Lacenaire , escribió Dostoievski, "es una personalidad notable, enig-
mática, aterradora y apasionante. Sus bajos instintos y su cobardía ante la
pobreza lo convirtieron en criminal , y se atrevió a presentarse como víc-
tima de su siglo . A todo esto se unía una vanidad ilimitada; es el tip o de
vanidad desarrollada a su más alto grado" [19: 90]. Tales observaciones
muestran la fascinación de Dostoievski por el tipo del intelectual h omici-
da , que también fue estimulada probablemente por su traumático encuen-
tro con Aristov en la prisión.
Este recuerdo de Lacenaire bien pudo darle a Dostoievski una especie
de esquema de carácter; pero, de ser así, él lo completó con términos pura-
mente rusos. Pues la ideología que coloca en la raíz misma de esa "falta de
peso ... de sus convicciones" entre los jóvenes se refiere, inconfundible-
mente, al intento de la intelligentsia llamada radical del decenio de 1860
por basar toda moral en un fundamento utilitario . El protagonista de la
obra de Dostoievski - hasta entonces, sin nombre- decide matar a la vie-
ja usurera porque es una mujer mala , cruel e implacable, pero no justifica
su hecho en la repulsión moral que le causa esa conducta. Antes bien , se
convence a sí mismo de que la existencia de la vieja es "inútil", sustituyen-
do así su reacción moral instin tiva por una norma utilitaria. Ese criterio

100 .... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS , INCONCLUSAS"


utilitario "confunde" al muchacho, quien resuelve rescatar de la miseria a
su familia asesinando a la horrible anciana y saqueando sus arcas , después
de lo cual planea dedicar el resto de sus días a hacer buenas obras (cum-
pliendo con sus "obligaciones humanas" para con los demás) como medio
de expiar su crimen. Pero Dostoievski -utilizando en su esbozo la misma
técnica de "monólogo narrado" 1º que luego aplicaría tan magistralmente a
la novela- también lo presenta preguntándose en su fuero interno si seme-
jante crimen debe considerarse siquiera "delito" ("si realmen te se puede
llamar delito a esta acción contra una vieja malvada , sorda , estúpida y en-
ferma", etc.) . De no ser así, entonces el personaje no debe mostrar com-
punción alguna por haber dispuesto de su vida; no necesitan perturbarlo
consideraciones morales de ninguna índole , ya que la razón utilitaria , y no
los anticuados conceptos bíblicos del bien y el mal, se ha convertido ahora
en base de la moral. Este conflicto entre la antigua moral de la conciencia y
la nueva moral basada en la razón utilitaria es el que "confunde" al perso-
naje de Dostoievski y determina el modo en que se nos presenta su per-
sonalidad.
Vemos, así, que la idea básica de Dostoievski para el cuento encuentra
claramente su lugar en la principal línea de desarrollo que había tomado
su obra desde su regreso de Siberia en 1860. Esta línea puede definirse
como una exploración a la vez de las deficiencias morales de la ideología
progresista que él mismo había aceptado durante los cuarenta, y de los
peligros públicos y personales, ya manifies tos en las ideas radicales más
recientes, que habían llegado a predominar durante los sesenta. Su prime-
ra novela después de regresar de Siberia , Humill ados y ofendidos, había ex-
puesto al escrutinio de la crítica el sentimentalismo de sus propias obras
anteriores, y ya contenía un ataque solapado contra la doctrina del "egoís-
mo racional" propagada por N. G. Chernishevski. Siendo el más importan-
te publicista radical , Chernishevski había popularizado la idea, derivada
de jeremy Bentham y de]. S. Mill, de que la norma última de la moral era
la "utilidad". La humanidad, había declarado Chernishevski, busca ante
todo lo que le da placer y sati sface sus intereses egoístas; pero, dado que
los hombres también son seres racionales , con el tiempo aprenden , por
medio de la ilustración, que la "utilidad" más sólida y duradera consiste en
identificar sus deseos personales con el bien de la mayoría de sus congé-
10
He tomado este términ o del exce leme libro de Dorrit Cohen, Ii"a11sparc11t Mi11ds (Prince-
ton , N.J, 1978) pp 99-140.

LAS FUENTES DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 101


neres. En el personaje del villano príncipe Valkovski, quien expresa ideas
tomadas de Chernishevski, había mostrado Dostoievski con qué facilidad
una moral basada en la aceptación del egoísmo utilitario podía pervertirse
para convertirla en una apología de la más negra iniquidad. Pero como ese
mal sólo aparece en la persona de un corrompido aristócrata, es evidente
que Dostoievski aún no deseaba atribuirla directamente a los propios ra-
dicales.
Durante los años siguientes Dostoievski continuó polemizando con las
doctrinas radicales, a veces abiertamente como en sus artículos periodís-
ticos, a veces indirectamente, dando por sentado que sus lectores com-
prenderían su trayecto ria y establecerían las conexiones necesarias. Por
ejemplo, en La casa de los muertos hay un obvio ataque contra el "egoísmo
racional" en la descripción de una viuda que vivía cerca de un campamento
de prisioneros y que se había dedicado, en cuerpo y alma , a aliviar el des-
tino de los reos. Escribe Dostoievski: "Algunos sostienen que el más puro
amor al prójimo es, al mismo tiempo, el mayor de los egoísmos . ¿Qué egoís-
mo pudo haber en este ejemplo? No lo comprendo" [4: 68]. Menos explíci-
ta, una polémica con Chernishevski corre por todo el libro , pues Dostoiev-
ski demuestra en su s páginas, con abrumadora claridad e incontenible
fuerza, la oposición entre el egoísmo y la razón, en lugar de esa interacción
supuestamente armoniosa. Se demuestra allí que las consideraciones ra-
cionales, en las que Ch ernishevski tan ingenuamente se apoya, eran im-
potentes ante toda la gama de las respu estas emocionales -algunas de
las cuales, a primera vista, parecen enteramente irracionales- por medio
de las cuales la personalidad humana expresa sus necesidades irrepri-
mibles , especialmente su necesidad de poseer un sentido de su propia
autonomía.
Memorias del subsuelo es un ataque mucho más vehemente contra la
ideología radical -aunque todavía de manera sumamente alusiva e indi-
recta- al dramatizar de nueva cuenta sus posibles consecuencias humanas
si se la toma literalmente como guía de la conducta. Según la ideología ra-
dical, la razón había llegado a identificarse con la fe en un absoluto deter-
minismo, el cual negaba la existencia del libre albedrío y, por tanto, lapo-
sibilidad misma de la elección moral; pero Dostoievski se había convencido
de que la personalidad humana jamás aceptaría esa limitación de su li-
bertad. Por tanto , atacó este dogma creando un personaje imaginario (el
hombre del subsuelo) que acepta como axioma la absoluta negativa de

102 ... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS. INCONC LUSAS"


Chernishevski de la existencia de una capacidad humana como el libre al-
bedrío. El resultado es una explosión de egoísmo irracional de parte del
hombre del subterráneo , sólo porque es humanamente imposible vivir de
acuerdo con esa doctrina ; la personalidad se negará siempre a prescindir
de su autonomía moral , de su derecho a elegir entre el bien y el mal, aun
cuando la razón pueda haber decidido que ese derecho ya fue eliminado
por los descubrimientos irrefutables de la ciencia acerca de las leyes de la
naturaleza. En la segunda parte de Memorias del subsuelo, la erupción de
egoísmo es provocada cuando el hombre del subterráneo ha absorbido la
variedad rusa del byronismo romántico europeo .
Sin embargo , el tono de las Memorias del subsuelo es tan satírico y paró-
dico, su tema está tan envuelto por una ironía invertida , que difícil sería
decir que Dostoievski atacó de frente y directamente las doctrinas de los
radicales. Sin embargo , su nueva idea para un cuento representó un asalto
mucho más serio y brutal contra la moral utilitaria que ningún ataque que
antes hubiese lanzado . Ahora, deseó ponerla en la picota corno causa de
tanta confusión y caos , por haber borrado el límite entre el bien y el mal
hasta el punto de desencaminar a un joven idealista y compasivo, in-
dignado por el sufrimiento y la injusticia , hasta llevarlo a perpetrar un bru-
tal asesinato. Como hemos visto, al principio el único objetivo de Raskól-
nikov era lib rarse a sí mismo y a su familia de sus aterradoras dificultades ,
pero en el texto final esta intención queda subordinada a una motivación
ideológica más complej a, la cual ya no se identifica con las ideas que
Dostoievski había atacado en las Memorias del subsuelo. Si queremos com-
prender debidamente Crimen y castigo, deberemos , por tanto , volver a po-
nerlo en el contexto de esta decisiva mutación de la ideología radical ,
que condujo al desarrollo de lo que propiamente se puede llamar nihilis-
mo ruso.
Como bien lo sabía Dostoievski, el socialista utópico Chernishevski no
era un nihilista en todo el sentido en que , a mediados del decenio de 1860 ,
se llegó a interpretar este término. Y para comprender lo que significa nihi-
lismo debernos enfocar las enconadas polémicas entabladas por El Contem-
poráneo, el cual representaba la tradición de la cultura rusa en que estaba
empapado Chernishevski , con otra publicación de izquierda , de ideas ini-
cialmente similares, La Palabra Rusa [Russkoe Slovo]. Sólo los colaboradores
de esta segunda publicación pueden considerarse corno auténticos porta-
voces de la posición nihilista, y el plan inicial de Dostoievski para un cuen-

LAS FUENTES DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 103


to, cualquiera que pudiese ser su extensión original, con el tiempo se fue
desarrollando hasta ser una respuesta al considerable cambio de la ideolo-
gía radical, manifestado por el ascenso de La Palabra Rusa a la categoría de
estridente voz independiente. Este ascenso señaló un cambio del socialismo
utópico y el "egoísmo racional" de Chernishevski (relativamente anodino,
al menos en teoría y como lo pintó en su novela ¿Qué hacer?, que ejerció
enorme influencia) a una doctrina mucho más severa, que alentaba a una
élite de individuos superiores a pisotear todas las normas morales existen-
tes, para hacer de esta manera avanzar los intereses de toda la humanidad.

La primera manifestación notable de esta nueva variedad del pensamiento


radical -la cual hizo que Dostoievski, en un artículo muy importante,
acabara por llamarla "El cisma [Raskol] entre los nihilistas"- se suele fe-
char con la publicación de Padres e hijos de Turgueniev, en la primavera de
1862. Sin embargo, en realidad empezó un año antes, con la primera apa-
rición importante en la prensa de un joven crítico y publicista, el tenso y
emocionalmente inestable pero muy talentoso Dimitri l. Pisarev. Su impor-
tancia fue notada inmediatamente por el siempre alerta N. N. Strájov, prin-
cipal comentador del escenario cultural de la época para la revista de
Dostoievski El Tiempo. Strájov señaló alegremente que Pisarev había llega-
do más lejos que otros radicales por el camino de la negación total, y citó
como prueba las palabras que Pisarev había declarado, con juvenil desafío,
que eran "el ultimátum de nuestro bando [el radical]". Estas palabras ex-
hortaban audazmente a la joven generación: "Golpeen a diestra y siniestra,
esto no causará ningún mal y ningún mal vendrá" porque "lo que resista el
golpe merecerá conservarse; lo que se haga pedazos será basura" .11 Strájov
también observó, con gran perspicacia, el nuevo acento de individualismo
subyacente en el texto de Pisarev, el anhelo de alguna forma de realización
personal que no había estado presente en los escritos de Chernishevski ni de
Dobroliubov. Pisarev también había proclamado vigorosamente "la eman-
cipación del individuo" como fin último de todo el pensamiento moderno;
Strájov lo interpretó, en perfecto acuerdo con historiadores más recientes

11
D. l. Pisarev, Sochineniy a, 4 vols. (Moscú, 1955), 1: 135.

104 .. ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS, INCONCLUSAS"


de la cultura rusa, en el sentido de que Pisarev "rechaza todo en nombre de
una autoridad general , en nombre de la vida, e interpreta la vida, obvia-
mente, como la seductora vaiiedad de placeres vivos e ilimitados". 12
El extremismo y el individualismo de Pisarev, que al principio sólo ha-
bían sido un matiz divergente en el radicalismo de los sesenta, produjeron
un desacuerdo mucho más dramático tras la publicación de Padres e hyos de
Turgueniev. Esta querella constituyó un rompimiento en la evolución del
pensamiento radical, y acabó por ejercer una influen cia decisiva sobre la
creación de Crimen y castigo. Chernishevski estaba convencido de que Tur-
gueniev había concebido la obra como medio de vengarse de Dobroliubov,
caricaturizando de manera innoble al joven publicista en el personaje cen-
tral , Bazárov, y siguió aferrado a esta convicción hasta el fin de su vida. 13
Esta interpretación, aunque errónea , recibió cierta justificación cuando Tur-
gueniev expresó abiertamente su disgusto por la feroz crítica de Dobro-
liubov contra sus novelas y cuentos , y su resentimiento por la antipatía
personal que el fogoso Dobroliubov no hizo ningún esfuerzo por ocultar.
Como resultado, El Contemporáneo publicó un sañudo ataque de la vitriólica
pluma de M. A. Antonovich, quien sostuvo que la obra maestra de Turgue-
niev era un catastrófico fracaso artístico y, aun peor, una calumnia contra
el movimiento radical. Pisarev entró entonces en la liza con un sensacional
artículo en el que enérgicamente defendió la novela de Turgueniev decla-
rando que, en su principal personaje, Bazárov, el novelista había delineado
impecablemente una imagen precisa del nuevo héroe radical de la época .
Como sabemos , Dostoievski fue un gran admirador de Padres e hijos, y
él y Strájov consideraron que Turgueniev había escrito una acusación con-
movedoramente lírica de las mismas limitaciones humanas de la ideología
radical contra las cuales Dostoievski ya había empezado a protestar. Por
supuesto, Dostoievski habría leído y sopesado cada palabra de la defensa
de Pisarev según la cual Bazárov era un retrato impecable de la autoima-
gen, en plena evolución, de los jóvenes radicales , autoimagen cuya difun-
dida aceptación tendría consecuencias trascendentales para el inmediato

12
N. N. Strakhov, Iz Istorii Literatwnago Nigilizma, 1861-1865 (San Petersburgo , 1890), p. 34.
11
Véase la afirmación ele Chernichevski ele que "una abierta manifestación del odio ele
Turgueniev a Dobroliubm· fue , corno es bien sabido, la novela Padres e hijos". Sin embargo , es-
tuvo dispuesto a reconocer más tarde, en vista ele que Turgueniev negó esa intención , que la
semejanza bien hab ría poc\ic\o ser inrnluntaria. Véase el comentario en l. S. Turguenev, PSSiP,
8 592-593.

LAS FUE NTES DE CRIM EN Y CASTIGO ~ 105


futuro social-cultural. Fueron los posibles efectos morales de esta meta-
morfosis de la ideología radical los que Dostoievski pintó en Crimen y cas-
tigo, y si queremos comprender estas ideas y la conducta de Raskólnikov, a
quien Dostoievski sólo empezó a concebir tres años después, deberemos
enfocar, ante todo , el artículo de Pisarev.
Antonovich había criticado con indignación a Bazárov, tildándolo de
innoble caricatura de los ideales del radicalismo ruso; en cambio, Pisarev
lo saludaba como su perfecta y ejemplar realización. De esta manera , Pi-
sarev estableció esa identificación del radicalismo con el nihilismo y, por
tanto , con el afán de crear una tabula rasa por medio de la destrucción to-
tal, acerca de la cual ya hemos visto la carta de Dostoievski a Kátkov; pues
fue Bazárov el primero que se declaró "nihilista" y anunció que "como en
este momento la negación es lo más útil de todo", los nihilistas "lo niegan
todo" .14 Asimismo , Pisarev subraya un aspecto de la personalidad de Bazá-
rov que después explotaría magistralmente Dostoievski. "Bazárov es extra-
ordinariamente presuntuoso - escribió Pisarev- , pero su presunción no
se hace notable precisamente por su inmensidad ... está tan pagado de sí
mismo , se mantiene con tanta seguridad en sus alturas, que es casi comple-
tamente indiferente a las opiniones de los demás. " Un personaje de la no-
vela de Turgueniev se refiere a Bazárov diciendo que posee un "orgullo
satánico'', y Pisarev se apresura a convenir en ello , diciendo que "esta ex-
presión ha sido muy felizmente elegida y es una perfecta caracterización de
nuestro héroe". 15 Dostoievski -desde luego, no por casualidad- em-
pleará exactamente la misma frase en sus notas para describir el aspecto
de la personalidad de Raskólnikov que más se manifiesta después del
asesinato .
Y lo más importante de todo: la gran superioridad personal de Bazárov
sobre el mundo que lo rodea es generalizada entonces por Pisarev, quien le
atribuye la categoría de ley universal, señalando dos tipos de seres hu-
manos agudamente contrastados. El primer grupo, sumamente reducido ,
consiste en personas como Bazárov, quienes no sólo muestran extraordina-
rias cualidades personales sino que también se niegan a dejarse limitar por
todo lo que sea externo a ellos y sus deseos. Bazárov, tal como lo interpreta
Pisarev, "por doquier y en todo hace exclusivamente sus deseos, o lo que le

14
Turguene\ , PSSi P, 8 : 2-+3 .
1
> Pisare,-,Sochincniya, 2 :8- 1l.

106 ... ALGUNAS '" IDEAS EXTRAÑAS, INCONCLU SAS"


parece útil y atractivo. Sólo lo gobiernan su capricho y su cálculo persona-
les. Ni encima de él ni fu era de él ni dentro de él reconoce algún regulador,
alguna ley moral, algún principio". Más aún, "sólo su gusto personal le im-
pide asesinar y robm~ y sólo su gusto personal mueve a la gente de esta es-
tirpe a hacer descubrimientos en el campo de la ciencia y de la existencia
social" (las cursivas son nuestras). 16 Después de colocar así a Bazárov en
esas solitarias alturas protonietzscheanas por encima y más allá de toda ley
moral , Pisarev pasa a contrastar su solitaria grandeza con "las masas", quie-
nes "en cada periodo de la historia han vivido satisfechas , y con su inhe-
rente placidez se han contentado con lo que tenían a mano". Por consi-
guiente, "la masa no hace deswbrimientos ni comete c1imenes; otros piensan
y sufren, buscan y ~ncuentran , luchan y yerran en su favor; otros eterna-
mente ajenos a la masa, contemplándola con eterno desprecio y al mismo
tiempo esforzán dose eternamente por aumentar las amenidades de su
vida" (las cursivas son nuestras) .17
Hay dos puntos de estos pasajes de Pisarev que exigen comentario.
Uno es el empleo de la palabra "desprecio" para caracterizar la actitud de
Bazárov hacia el pueblo, cuyo bienestar futuro será, puede suponerse, la
principal preocupación de su propia vida. Nada similar a ese desdén, mez-
clado con tal dedicación, puede encontrarse en el radicalismo de El Con-
temporáneo; pero se hará ampliamente manifiesto tanto en las ideas corno
en la conducta de Raskólnikov. Más aún, al aceptar a Bazárov como la ima-
gen ideal del nuevo "héroe de su tiempo", dando así un valor positivo a los
aspectos de su carácter que más habían indignado a la facción de Cherni-
shevski , Pisarev indicó su aprobación de la famosa escena en que Bazárov
expresa la trágica contradicción existente entre su propia necesidad de au-
torrealización y la esperanza indistinta en alguna futura dicha social. Cuan-
do su amigo , el liberal Arkadi, anhela la llegada en un plazo lejano de esa
felicidad para los campesinos , Bazárov reconoce un brote de intenso "odio
a este pobre campesino , ese Philip o Sidor por quien estoy dispuesto a sa-
lirme de mi piel, y que ni siquiera me lo agradecerá ... ¡Vayal Supongamos
que vive en una cabaña limpia, mientras de mi cadáver están brotando or-
tigas ... bueno, ¿entonces, qué7" 18 También Raskólnikov rechazará la visión
a largo plazo de los socialistas utópicos , que exigía semejante sacrificio , y
[(• /bid' pp. 10, 11.
1
' lbid ' p. 15.
1
~ Turguenc\', PSSiP, 8: 32 5.

LAS FUENTES DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 107


pensará febrilmente: "No, la vida sólo se me ha dado una vez y no volveré
a tenerla; no quiero aguardar a 'la felicidad de todos'" [6: 211 ]. Estas simi-
litudes no pueden ser fortuitas: el ensayo de Pisarev, así como la controver-
sia a la que dio lugar, sin duda fueron la fuente de inspiración para Dos-
toievski.
Ciertamente , uno de los misterios de los estudios sobre Dostoievski es
cómo esta relación, absolutamente obvia, ha despertado tan poca atención.
Sus especialistas han escudriñado la cultura del pasado y del presente en
busca de "fuentes" de la división de la humanidad que establece Raskólni-
kov entre gentes "ordinarias" y "extraordinarias", y han buscado arriba y
abajo cualquier precedente que se anticipe a su teoría de que la segunda
categoría tenía derecho a pasar por alto los mandamientos de la ley moral
que prohíben el asesinato. Desde luego, Dostoievski estaba perfectamente
familiarizado con el titanismo romántico de escritores como Schiller y By-
ron, cuyos héroes orgullosos y solitarios, a menudo inspirados por los más
nobles ideales de humanidad, sombríamente soportan la carga de haber
cometido los crímenes más atroces . En Die Rauber [Los bandidos], drama
que Dostoievski había conocido desde niño, el héroe de Schiller, Karl Moor
(una especie de Robin Hood), se rebela contra la injusticia de la creación
pero al final se rinde, por su propia voluntad, ante la majestad de la ley
de Dios.
Y en una de las novelas predilectas de Dostoievski, Papá Goriot, de
Balzac, había conocido los resonantes párrafos del gran criminal Vautrin,
quien proclama que la riqueza y el poder pertenecen, por derecho propio,
a quienes tienen fuerza suficiente para adueñarse de ellos, sin ninguna
compunción moral. La misma novela se acerca más aún a Crimen y castigo
en la célebre escena durante la cual Rastignac, tomando una clave de Rous-
seau , le pregunta a su amigo, el pobre estudiante de medicina Bianchon, si
no se haría responsable de la muerte de un mandarín decrépito en China
si, a la muerte del mandarín, apareciera súbitamente, frente a él, un millón
de francos, que le permitirían cumplir todos sus deseos. Rastignac necesita
dinero para gastarlo con una amante de la alta sociedad (esto no le preocu-
pó nunca a Raskólnikov), pero también para dar una dote a sus dos her-
manas , bellas pero empobrecidas (esto está mucho más cerca de la preocu-
pación de Raskólnikov por el destino de su hermana Dunia). La naturaleza
utilitaria de esta pregunta, la cual postula el trueque de una vida humana
"inútil" por una fortuna , es muy similar al tema de Dostoievski; y la seme-

108 ... ALG UNAS "I DEAS EXTRAÑAS , INCONC LUSAS"


janza se ve reforzada cuando Bianchon da una respuesta negativa, porra-
zón de que él no aspira a llegar a ser un gran hombre. 19
En la literatura rusa , un obvio precursor de la novela de Dostoievski
puede encontrarse en La reina de espadas de Pushkin, cuyo héroe, joven e
insignificante , también consumido por un continuo afán de riqueza y po-
der, estaba dotado , nos dice el autor, con "el perfil de Napoleón y el alma
de Mefistófeles".2º También él asesina a una anciana indefensa con objeto de
obtener una fórmula secreta para ganar en el juego , y después su concien-
cia lo enloquece. Más recientemente , estudiosos rusos han llamado la aten-
ción hacia una vida de julio César escrita por Napoleón III. Este libro , muy
comentado en la prensa europea y rusa en 1865, adopta la misma línea
de la caracterización de Hegel del "individuo de la historia universal", y de-
fiende el derecho de las grandes figuras históricas a cumplir con su fun-
ción de transformar al mundo , no dejándose obstaculizar por las estrechas
normas de la moral convencional. 21 Dostoievski ciertamente leyó los ar-
tículos que sobre este libro aparecieron en la prensa rusa , la que se mostró
unánimemente hostil a su tesis; pero, sin duda, sólo modificaron a sus ojos
una imagen simbólica de Napoleón , ya firmemente establecida en la litera-
tura rusa.
Un verso de Eugenio Oneguin dice: "Todos nos presentamos hoy como
Napoleones/ Millones de seres bípedos/ Son, para nosotros, instrumentos
19 La respuesta de Bianchon merece ser citada íntegra , ya que tam bién preserna a Napoleón
co mo punto de comparación: "Pero me haces una pregunta - le dice a su amigo- a la que se
enfrentan todos al comienzo de la \·ida , y deseas cortar el nudo gordi ano con una espada Para
hace r eso , mi querido amigo , hay que ser Alejandro .tv!agno; de otra manera, \'as a parar a la
cá rcel. En cuanto a mí , estoy contento con la modesta existencia que me crearé en el campo ,
donde heredaré estú pid amente to do lo de mi padre. Los afec tos huma nos se sati sfacen tan
co mpletamen te en el más m ínimo círcul o corno en la más inmen sa circunferencia. Napoleó n
no almorzaba dos \·eces , )' no pudo tener más amantes que un estudiante de medicina en los
Capuchin os . Nuestra felicidad , mi querido amigo , siem pre se encuent ra entre las suelas d e
nuestros zapatos y nuestro cráneo , y si cuesta un millón anual o cien luises, la percepción in-
trínseca que hay dentro de nosotros es la misma. Y yo he dec idido deja r vivir al chino. Balzac,
La Co médi c Humaine , ed. Pierre Citron , prefacio de Pierre-Geo rges Castex, 10 vol s. (Pa rí s ,
1965), 2 260.
La relación entre Crí111e11 y castigo y la novela de Balzac fu e se1ialada por primera vez en un
célebre ensayo de Leonid Grossman , Balzac and Dostoevsl<y, trad . Lena Karpov (s. l. , 1973).
20 A. S. Pushkin , Sobrani c Sochin cnii , ed. D. D. Blagoi et al. , 10 vo ls. (Moscú , 1959- 1962),

5 252.
21 Véase el extracto del art íc ul o de E. l. Evn in en Twen ti eth- Cc ntwy lnte1pretation s of Crim c
and Punishm ent, ed. Roben Louis j ackson (Englewood Cliffs, N. ]. , 1974), pp. 9 1-93 .

LAS FUENTES DE CRIMEN Y CASTIGO ... 109


de uno solo".22 El magistrado investigador, Porfiri Petrovich , alude a estos
versos cuando le advierte a Raskólnikov: "Oh, vamos, ¿no nos creemos Na-
poleones to dos aquí en Rusia'?" [6: 204]. Podemos ver que Napoleón era
ya figura familiar a Dostoievski como encarnación de una despreocupa-
ción despótica y sin escrúpulos para con los demás "seres bípedos", y lo
que esto significa en la práctica queda ilustrado por una anécdota men-
cionada por Apolinaria Súslova durante sus viajes con Dostoievski en el
otoño de 1863: "Mientras estábamos almorzando [en Turín] , dijo él, con-
templando a una niñita que estaba estudiando sus lecciones: 'Bueno, ima-
gínate, allí tienes a una niña como ella con un anciano , y de repente algún
Napoleón dice: Quiero que esta ciudad sea destruida. Siempre ha ocurrido
así en el mundo' ".23 En la mente de Dostoievski, la imagen de Napoleón
como encarnación de un implacable desdén a la vida humana y las leyes
ordinarias de la moral no podía ser ninguna novedad cuando leyó el libro
de Napoleón Ill.
Absurdo sería sostener que todas esas fu entes, en especial las obras de
sus predecesores , a quienes Dostoievski conocía y admiraba , no hayan
ejercido ninguna influencia sobre la concepción de su última novela. Pero
si tales modelos acudieron a su imaginación, y entraron en el texto por
medio de una u otra alusión o el giro de una frase , fu e porque los movilizó
su intento de enfrentarse abiertamente a los peligros que él percibía en la
nueva ideología nihilista. Y es que la imagen de Bazárov, elogiada en el en-
sayo de Pisarev, reúne todos los componentes del futuro Raskólnikov: la fe
en que él puede ser superior a los dictados de la conciencia; la convicción
de que no debe permitir que lo afecte ningún "regulador moral"; su desdén
hacia la parte de la humanidad que plácidamente acepta ese destino del
que la élite de "los otros" está luchando por liberarse; la renuencia a sacri-
ficar el presente en aras del futuro. Uno u otro de estos rasgos puede en-
contrarse en otros ámbitos, pero no se los encuentra en conjunto. Ninguna
otra fuente se ajusta tan perfectamente a la categoría de fundamental como
la exaltada celebración de Bazárov escrita por Pisarev y, lo que es más im -
portante, ninguna considera al individuo superior que es glorificado como
el típico intelectual ruso radical, el raznochinets del decenio de 1860.

22
/bid., Pushkin , op. ci t. , 6: 3-+3.
23
F tvl. Dostoe\'sky, Th c Gamb/ci; 1vith Po/i11a Sus/ova's Dicuy, Lrael . ele Vi CLor Tenas, eel. ele
Edward Wasiolek (Chicago y Londres. 1972), p 217.

llO .- ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS, IN CONCLUSAS"


6

El artículo de Pisarev, publicado en la primavera de 1862, marcó el princi-


pio de una polémica , más y más enconada, entre El Contemporáneo y La
Palabra Rusa, que Dostoievski siguió con el mayor interés. Y mientras se
desarrollaba el conflicto, la posición de los "nihilistas inmoderados" (como
los llamaba Dostoievski) de La Palabra Rusa reveló aún más claramente al-
gunas de las actitudes que Dostoievski pronto encarnaría en Raskólnikov.
Si Pisarev no se había escandalizado por el "desprecio" de Bazárov a las
masas apacibles y no pensantes, su colega, aún menos inhibido , V A. Zait-
sev, no se mordió la lengua para expresar abiertamente ese mismo desdén,
de la manera más insultante. El pueblo, escribió (y aunque supuestamente
estaba hablando de Italia, ningún lector ruso se dejaría engañar por esta
referencia), es "rudo, estúpido y, como resultado , pasivo; desde luego , esto
no es culpa suya, pero así es, y sería extraño esperar de él alguna clase de
iniciativa". 2-+ Para empeorar las cosas, Zaitsev aceptó durante un tiempo el
darwinismo social, y defendió la esclavitud de los negros , alegando que la
inferioridad mental de las razas de color las llevaría a desaparecer si no
fueran protegidas por sus amos blancos. "Sólo una tierna aristócrata como
Harriet Beecher Stowe - observó sarcásticamente- puede insistir en la
fraternidad entre las razas. "25
En armonía con ese nada halagüeño concepto de las masas , Pisarev y
La Palabra Rusa, aunque radicales en su oposición al statu qua político, tam-
bién eran partidarios de la industrialización capitalista de Rusia. Desde lue-
go, deseaban que ese acontecimiento se realizara bajo la guía de miembros
"ilustrados" de la intelligentsia, quienes aprovecharían los beneficios del
progreso económico para establecer un orden social-político más justo y
equitativo. Por contraste, Chernishevski y sus seguidores habían esperado
siempre una transformación socialista de la comuna rusa (la obshchina), con
lo cual esperaban que se modernizara la economía agrícola, mientras se
conservaban los valores socialistas de igualdad y mutualidad, pues creían
que estos valores, el meollo mismo del ideal socialista, se habían conservado
milagrosamente en el núcleo de la vida del pueblo ruso. También a Dos-
toievski le gustaba creer que tales valores habían seguido existiendo en la
24
Véase B. P Kozm in, Iz lsto1ii Rcvolyuts ionnoe Mysli v Rossii (Moscú , 196 1), p . 46 .
2
Véase el capítulo sobre Zaitsev en V Ya. Kirpotin, Publitsisty i Kl'i tilú (Leningrado, 1932),
'

p. 158 .

LAS FUE NTES DE CRI M EN Y CASTI GO ~ 111


obshchina, pero, puesto que para él se hallaban fincados en el cristianismo
heredado de los campesinos rusos, temía que inevitablemente se desvanecie-
ran en cuanto se hubiese socavado la fe religiosa de la población campesina.
Y sin embargo, Dostoievski y los "nihilistas moderados" compartían un
terreno común en su convicción de que el pueblo ruso, lejos de ser tran-
quilo , pasivo y carente de todo valor, encarnaba en su modo de vida unos
principios esencialmente socialistas; ya fuese que esta moral de la comuni-
dad fuese defendida sobre la base de un "egoísmo racional" o del autosa-
crificio cristiano, los valores sostenidos por el pueblo, y caros a él, eran
casi los mismos en cada caso. 26 Pero ahora , en los escritos de los "nihilistas
inmoderados", Dostoievski veía destruidos los fundamentos mismos de esa
moral en nombre de un egoísmo que afirmaba el derecho de los individuos
superiores a pisotear, a su capricho, toda ley moral. .. ¡en interés de toda la
humanidad, desde luego' Si tan a menudo se han comparado las lucubra-
ciones de Raskólnikov con las ideas nietzscheanas de un Superhombre, es
porque ambos desarrollaron la misma lógica de un egoísmo imbuido por
la idea de su superioridad inherente y guiado por una voluntad de poder
convencida de su suprema importancia histórica.
La respuesta de Dostoievski, aguda y casi inmediata , a esta perturba-
dora transformación de la ideología radical , y su temor de lo que pudiese
anunciar para el futuro , se manifestaron desde antes de Climen y castigo en
una obra ligera , que quedó inconclusa , intitulada "El cocodrilo". Este di-
vertido boceto suele ser considerado sólo como un episodio insignificante
de la escaramuza de Dostoievski con el satirista radical M. E. Saltikov-
Shchedrin, la cual comenzó en 1863 y, volviendo a caldearse en 1865 ,
provocó el artículo ya mencionado sobre "El cisma entre los nihilistas". Sin
embargo , en realidad esta modesta caricatura es la primera reacción de
Dostoievski a las implicaciones de la nueva línea radical que había empe-
zado a aparecer entre los publicistas de La Palabra Rusa.
"El cocodrilo" trata de la fantástica aventura de un presuntuoso buró-
crata de opiniones "avanzadas", quien es devorado accidentalmente por un co-
26
Esta concordancia de opiniones entre los "nihilistas moderados" y los pochvennichestvo de
Dostoievski fue reconocida por los adversarios de ambos. "Dob roliubov - escribió Zaitsev-
nos recuerda a los poch ve nnihi cuando habla acerca del pueblo. También en él aso ma esa místi-
ca opinión del pueblo, esa idea de algún tipo de dones extraordinarios que distingue a la masa .
A la post re, resulta cierto que a veces un concep to ideal del pueblo lle,·ó a Dobroliubov al
error, y lo hizo esperar demasiado del pueblo." V l. Zailsev, lzbrannye Sochi ncniya v Dvulih
Tomah h, ed. B. P Kosmin (Moscú , 1934), 1 30.

112 ... A LGU N AS "'IDEAS EXTRAÑAS . IN CO N CLUSAS'º


codrilo que estaba en exhibición en San Petersburgo y se acomoda muy a
sus anchas dentro de la barriga del animal. Desde esta posición, cuyo ais-
lamiento le permite concentrarse , decide proclamar toda una nueva serie
de ideas acerca de las futuras mejoras de la humanidad. Como explica con
entusiasmo , "todo lo que tenéis que hacer es deslizaros ... dentro de un co-
codrilo ... cerrad los ojos e inmediatamente inventaréis un perfecto milenio
para la humanidad" [5: 197]. Sin embargo, esta burla de un utopismo vi-
sionario no es el principal objeto de Dostoievski; antes bien, se centra en el
vano intento de un ingenuo amigo del habitante del cocodrilo, preocupado
por su salud y su bienestar, quien inicia un esfuerzo de rescate antes de que
su amigo sea disuelto por completo por los jugos gástricos del reptil. Este
bienintencionado objetivo humanitario tropieza con la oposición de un bien
situado burócrata, quien recientemente se ha dejado convencer por un im-
portante capitalista de que Rusia tiene apremiante necesidad de nuevas
inversiones extranjeras. El cocodrilo es propiedad de un empresario alemán
de visita en Rusia, y cualquier daño que se le cause hará cesar las entradas de
capital al país, obstaculizando así la expansión económica de Rusia.
El propio habitante del cocodrilo, aunque "progresista" hasta la médu-
la, está de acuerdo, empero, con el razonamiento del capitalista: antes que
nada, deben respetarse "los principios de la economía". De este modo, se
desechan todas las consideraciones de simple "humanidad", y la lógica de
la utilidad, la lógica de la economía, triunfa por encima de la situación de un
ser humano. El partidario de la empresa capitalista y el inventor del nuevo
milenio están en completo acuerdo; tanto la derecha como la izquierda de
Rusia, como las veía Dostoievski, habían aceptado ahora exactamente las
mismas aterradoras e inhumanas prescripciones de conducta. Un punto
muy similar pronto quedaría establecido, pero ya no en un contexto hu-
morista o satírico, en el encuentro entre el inescrupuloso abogado Luzhin
y el rebelde asesino humanitario Raskólnikov en la obra que Dostoievski
empezó a delinear precisamente seis meses después.

Los historiadores de la cultura rusa convienen en que las ideas defendidas


por Pisarev y La Palabra Rusa conquistaron más y más partidarios a media-
dos del decenio de 1860, y en que la pizarevshchina se convirtió en la moda

LAS FUENTES DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 113


intelectual prevaleciente. 27 Una razón, muy sencilla, fue la superior calidad
literaria de la prosa de Pisarev, el brillo de su quemante ingenio, en compa-
ración con todo lo que pudiesen ofrecer sus adversarios, de derecha o de
izquierda (aunque Saltikov-Shchedrin no era enemigo pequeño). Además,
ese desconfiar del pueblo manifestado con tal mordacidad por Pisarev y
Zaitsev correspondía a un espíritu sumamente propagado entre la intelli-
gentsia, la cual había esperado confiadamente una revolución para la pri-
mavera de 1863. Aquél fue el momento en que a los campesinos recién li-
berados se les pidió firmar sus acuerdos finales con los terratenientes, y en
general se había creído que , deseando más tierras que las que se les habían
asignado o se les permitiera adquirir, los campesinos desafiantes por fin se
levantarían para aplastar de una vez por todas al aborrecido régimen zarista.
Cuando nada de eso ocurrió, una profunda desilusión invadió a los jóve-
nes radicales, quienes perdieron esa fe en las potencialidades revolucio-
narias de los campesinos que , bajo la influencia de El Contemporáneo, ha-
bían aceptado en un tiempo como base de sus convicciones. Comprendían
ahora que sólo podrían contar con ellos mismos si deseaban alguna espe-
cie de justicia social para el pueblo, obediente y desdichado , y el "desdén"
Pazaroviano que Pisarev había señalado con tanta presciencia se convirtió
en una actitud social mucho más difundida. Este estado de ánimo fu e el
que llevó a Karakósov a disparar contra Alejandro ll.
Una vez colocadas en este contexto, las ideas y acciones de Raskólnikov,
como finalmente las plasmó Dostoievski en su novela, pueden verse como
extrapolaciones sumamente precisas de la mentalidad del momento entre
los jóvenes radicales . Además, el protagonista elegido por Dostoievski tam-
bién embonaba a la perfección en la corriente literaria que por entonces
predominaba. En uno de los últimos números de La Época, N. N. Strájov
había observado que ahora la literatura rusa estaba preocupada por la
cuestión de las "nuevas gentes"; es decir, los intelectuales radicales, los raz-

27
El predomini o de Pisare\· íue notado , cuatro años des pués el e su mu erte ocurrida en
1868 , por las autoridades de la censura, que a veces eran agudos obse rvadores del escenario
cultural. Un fun cionari o esc ribi ó qu e "de todos los escritores soc ialistas rusos, Pisarev parece
ser el más popular entre la generación jown ; es tal su inmadurez que no sól o leen sus lib ros
sino q ue los estudian , y cada renglón es ,·ercladera ocasión de ence ndidos y apasionados deba-
tes". Cita do en E. Lampe n , So11s aga i11st Fatl1C1"s (O xío rd , 1965), p. 295 .
El li bro de Lampen , vigoroso y sumame nte info rmat ivo , es el mejor que se haya escrito en
inglés sobre el pensamiento radical ruso del decenio de 1860 . Sin embargo. para ciertas conside-
rac iones críticas Yéase mi obra Tl1rough th e Russic111 Prism (Princcton. >J . ]. , 1990), pp. 20 1-208.

114 ~ ALGUNA S ""IDEAS EXTRAÑAS. INCONCLUSAS""


nochinets, recién aparecidos en la primera fila del escenario social-cultural
ruso.

El primero que empezó - escribió Strájov- fu e el agudo y alerta Turgueniev,


quien con su Bazárov se propuso retratar al hombre nuevo. Entonces, el se-
ñor Pisemski escribió su obra El mar indómito, en la cual, sigui endo el curso
natural ele los acontecimientos , aparecieron figuras ele la gente nueva ... En El
Mensajero Ruso se publicó Mm-evo [El espejismo, de V P Kliuzhnikov] , y ¿Qué
hacer? en El Contempo ráneo .. Todas estas obras giraban en torno de un pi\'ote
fundamental: la imagen del hombre nuevo; y si las cosas a\'anzan por los mis-
mos linea mientos , entonces, ob\'iamente, podemos predecir que se publica-
ran no pocas novelas del mismo tipo 2 ~

Esta sagaz predicción, que Dostoievski había leído y aprobado para su pu-
blicación , se cumpliría a cabalidad en su propia creación.
Strájov se limita a mencionar las novelas más notables que habían sido
inspiradas por Padres e hijos y escritas después de ella . Todo un grupo de
escritores de meno r cuantía , del mismo origen raznochintsy que los perso-
najes de sus bocetos y cuentos , también escribieron las vidas del creciente
proletariado intelectual del decenio de 1860 en formas que se anticipaban
a algunas ideas y actitudes de Raskólnikov. Por ejemplo, en la novela in-
conclusa Hermano y hermana, de N. G. Pomialovski, puede oírse una nota
de protesta que ilustra hasta qué punto Raskólnikov surgió de la situación
social verdadera del grupo al que pertenecía. El mismo héroe de esta novela,
Peter Potesin, lamenta amargamente que "una aversión a la vileza me haya
impedido subir", y sueña con reunir valor suficiente para , algún día , robar
una fortuna considerable. "Y entonces gentes honorables serán mis ami-
gos, yo ayudaré a escritores y artistas, estableceré escuelas, me iré de pa-
rranda. " Robar a los ricos, sostiene, no es ningún delito: "Señor, lo que tie-
nen fue robado, les pertenece a otros, no a ellos ... El capital que yace en sus
arcas no es, en realidad, una propiedad que les pertenezca . No le pertenece
a nadie. El que lo adquiere es su dueño". Pero esto es simple palabrería, y
Potesin muere lamentando el no haber sido capaz de pasar de las palabras
a los hechos: "Una inútil rectitud ... ¡qué anomalía en la vida en la tierral "29
lK Strakh o\·, /::. lstori i Litcrntum ago Nigili::.nw, p. 575.
19
Estas citas fueron tomadas del artículo tan ricam ente informatiYo de F l. Ernin , quien íue
el primero en llamar la atención hacia las se mej anzas de estos escritores con Dostoie\·ski. F l.

LAS FUENTES DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 115


Parte de las primeras obras de Pomialovski había sido publicada por
Dostoievski en El Tiempo, y otros escritores de la misma escuela aparecie-
ron en La Época; como director de revista y persona apasionadamente
preocupada por los cambios de la opinión rusa, Dostoievski siempre se
mantuvo alerta ante la producción de los nuevos escritores jóvenes. Pero
en Crimen y castigo haría un esporádico cuestionamiento de esos empo-
brecidos representantes de la juventud educada, que luchaban de modo
desesperado por mantener la cabeza sobre el nivel del agua entre los es-
plendores imperiales de San Petersburgo, y los elevaría al nivel de una
confrontación trágica entre las ambiciones humanas de cambiar el mundo
para bien y los antiquísimos imperativos morales de la fe cristiana.

Evnin, "Roman Prestitplenie i Nalwzanie", en Tvorchestvo Dostoevskogo, ed. de N. L. Stepano et al.


(Moscú, 1959), pp. 127- 172 , esp 134-138.

116 .. ALGUNAS " ID EAS EXTRAÑAS. INCONCLUSAS"


VI. De noveleta a novela

Los PRINCIPALES lineamientos de la concepción de Crimen y castigo quedaron


fijados muy pronto, pero la dimensión plena del texto final estuvo muy
lejos de captarla Dostoievski desde el principio. Sólo al ir desarrollándose
el trabajo y creciendo entre sus manos, adquirió la multifacética riqueza
cuyas fuentes hemos explorado en el capítulo v. Un momento decisivo en
la creación del libro ocurrió en noviembre de 1865 , cuando Dostoievski
decidió cambiar de un narrador en primera persona que contaba su propia
historia a un narrador cuidadosamente definido en tercera persona , ajeno
a los acontecimientos mismos.
Sigamos este proceso de gestación, en lo posible , retornando a la ver-
sión embriónica ya esbozada en la carta de septiembre de 1865 a Kátkov
y, con ayuda de los cuadernos de notas de Dostoievski, veamos su desarro-
llo hasta ser la obra maestra terminada .

En la espléndida edición completa de los escritos de Dostoievski publicada


por la Academia de Ciencias de la entonces Unión Soviética, los compila-
dores reunieron toda la desordenada confusión de los cuadernos de notas
que Dostoievski llevó mientras trabajaba en Crimen y castigo, y los impri-
mieron en una secuencia más o menos correspondiente a las diversas eta-
pas de composición. Como sabemos , Dostoievski tenía la costumbre de
abrir al azar sus cuadernos y escribir en el primer espacio en blanco que se
ofreciera a su pluma , y como también utilizaba las mismas páginas para

~ 117
registrar toda clase de recursos mnemotécnicos, poner orden en este mate-
rial distó mucho de ser tarea sencilla. Sin embargo, gracias a estos merito-
rios esfuerzos poseemos hoy un borrador de trabajo (por desgracia, sólo
fragmentario) del cuento o la noveleta como originalmente fueron conce-
bidos, así como otras dos versiones del texto. Se las ha distinguido como la
versión de Wiesbaden, la versión de San Petersburgo y el plan final que
incluye el cambio de un narrador en primera persona a la variedad rusa de
la forma, en tercera persona, inventada por Dostoievski para sus fines.
La versión de Wiesbaden coincide, aproximadamente, con el cuento
que Dostoievski describió en su carta a Kátkov, y a partir de sus notas , se
ha reconstruido un borrador de seis capítulos breves. Escritos en forma de
diario , los hechos que registra corresponden más o menos precisamente a
lo que llegaría a ser la conclusión de la primera parte y los capítulos 1-6 de
la segunda parte , en su redacción definitiva. La acción de esta parte de la
novela empieza con el retorno de Raskólnikov a su habitación después del
asesinato. Empieza por depositar el hacha en el cobertizo del portero; lue-
go oculta su botín en un agujero que hay en el empapelado de la habita-
ción y frenéticamente trata de lavar la sangre de sus ropas. Absolutamente
exhausto, por tanta tensión nerviosa y por su enfermedad, cae en un sueño
febril hasta que lo despiertan con una cita de la delegación de policía más
cercana. Aterrado , logra llegar a la delegación, sólo para enterarse de que la
cita es simplemente por el dinero que le debe a su casera; pero se desmaya,
tanto por su debilidad como por temor al oír a dos policías hablar acerca
del asesinato . Este desmayo provoca cierta desconfianza y, temiendo un re-
gistro de su habitación, corre a su casa a cambiar de lugar el botín del cri-
men, que oculta bajo una gran piedra cerca de un mingitorio para obreros.
Habiendo yacido sin conocimiento cuatro días, al despertar se encuentra al
cuidado de su amigo Razumijin, y recibe un dinero de su madre. Pero , co-
mo le resulta insoportable e irritante la presencia de otros, particularmente
sus espontáneos esfuerzos por ayudarlo, sale subrepticiamente de la habi-
tación y se va a un café, donde busca en los periódicos la noticia del cri-
men y se encuentra con un ayudante de la policía, Zamétov. En este punto
se interrumpe el manuscrito .
Lo que llama la atención en los seis capítulos de Wiesbaden es lo mu-
cho que ya contienen del texto ulterior. Vemos aquí casi todos los persona-
jes secundarios ya en su forma final: la compasiva y sencilla muchacha
campesina astasia , divertida y atónita observadora de las idas y venidas

118 ... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS, INCONCLUSAS"


de la gente de ciudad entre la cual se encuentra ; el ex estudiante Razumijin ,
rudo y esca ndaloso pero de corazón puro , quien procede de una familia
noble y no tiene un centavo; los dos funcionarios de la p olicía, uno de
ellos apacible y de buen corazón; el otro vanidoso , irritable y explosivo; la
encargada de un prostíbulo alemán, Luisa Ivánovna , siempre envuelta en
batas exóticas, quien ridículamente repite todo el tiempo que en su esta-
blecimiento se guarda el decoro más impecable; el elegante y corrompido
ayudante de la policía , Zamétov; un joven médico conocido de Razumijin,
pagado de sí mismo, especializado en enfermedades nerviosas, llamado a
dar su opinión sobre el estado del narrador. Se presentan detalles que su-
gieren un sangriento hecho criminal, y el miedo y el terror del narrador
nos son vivamente transmitidos; pero no es indiscutible, como lo ha su-
puesto un comentador, que el primer capítulo, hoy faltante , contuviera
una descripción del propio asesinato .1 Es posible que el relato comenzara
después del crimen , cuyos detalles fuesen gradualmente revelados en re-
trospectiva mediante la descripción hecha por el narrador de sus efectos
insoportables sobre sus emociones.
Esta primera redacción se concentra exclusivamente en las reacciones
moral-psíquicas del narrador después del asesinato: su pánico, su terror,
sus desesperados intentos de dominar sus nervios y tratar de comportarse
racionalmente mientras lo consume una alta fiebre, y constantemente a
merced de sus agitadas em ociones. Lo que le obsesiona en sus momentos
de lucidez es su total alejamiento de su propio yo anterior, de su propio
pasado y de todo el universo de sus pensamientos y sentimientos habitua-
les. Gradualmente va comprendiendo que ha roto con todo esto de un solo
golpe: el golpe que mató a la repugnante usurera y, por un horrible capri-
cho del destino , a su sufrida e inocente hermana Lizáveta , de quien, para
empeorar las cosas, decíase que estaba embarazada . Desde luego, este én-

1
"Se ha perd ido el [primer] capítulo, que incluía los preparati \'Os de l ases inato y el asesina-
LO mismo" Vé ase Gary Rose nshi elcl , Crimc w1d P1111ish111e11t (Lisse, 1978), p . 15 . Sin embargo ,
en la p. 17 Rosenshield sugiere otra posibilidad: "La preocupación de l narrad or por su memo-
ria actual del pasado tal \·ez indica que C1·i111 c11 y rnstigo fue originalmente un estudio psicológico
ele un criminal sólo después del asesinaLO". La pregunta subsiste, aunqu e la segunda hipótesis
me parece más creíble; es difícil imaginar que Dostoie\'ski empezara con un asesinato inmoti-
vado. El minucioso y agudo análisis q ue hace Rosenshield de las técnicas ele narración es uno
de los mejores estudios dedicados a la noYela, )' debiera ser más conocido.
El perdido primer capítulo probablemente estaba contenido en un a nota que DostoieYski
traspapeló. Hay una referencia a esta nota pe rdida en PSS, 28/libro 2: 157; 9 ele mayo ele 1866 .

DE NOVELETA A NOVELA ~ 119


fasis corresponde a la motivación original que Dostoievski le explicó a
Kátkov de la confesión del criminal: "Lo abruma la sensación de aislamien-
to y de separación de la humanidad que sintió inmediatamente después de
cometer el crimen".
Este tema predomina en el primer borrador, y queda expresado en tres
escenas de creciente orden de magnitud. La primera ocurre en la delega-
ción de policía , cuando el narrador, ofendido por la descortesía con que le
tratan, le reprocha duramente al oficial de policía su rudeza. En una nota
marginal Dostoievski añade las reflexiones del narrador: "Sí , yo temblaba
de indignación y nada lograba distraerme; lo olvidé todo. Desde luego, es-
taba yo diciendo todo aquello por mi vieja costumbre , pero de todos mo-
dos , ¿cómo podía yo no comprender aún nada:> ¡Dios míol , ¿Creía yo que
podía (en realidad), que tenía el derecho de respirar libremente, y que me
había yo arrancado todo del pecho, sólo por haber borrado todas las hue-
llas:>" [7: 18]. 2 El narrador, persona educada y ex estudiante, había respon-
dido a la insolencia del oficial con la misma ira con que lo habría hecho en
el pasado, olvidando aún el total cambio ocurrido en sus relaciones con los
demás. Ya no podía exigir moralmente el derecho de que lo trataran con
respeto, abrumado como estaba por la terrible carga del crimen cometido.
El narrador sólo comprende esto en retrospectiva; pero un reconoci-
miento más súbito ocurre cuando , después de ocultar los frutos de su cri-
men , dejándose llevar por un impulso del momento decide visitar a su
amigo Razumijin. Mientras el narrador sube las escaleras sucede algo suma-
mente extraño, algo que, como escribe, "no sé bien cómo ponerlo en pala-
bras". Pues experimentó una sensación de que "si existe (hoy) algo en la
tierra (especialmente) difícil (e imposible) para mí , es hablar y tener rela-
ciones ... con los demás, como antes ; no sé cómo , en pocas palabras , ex-
presar exactamente lo que sentí entonces, pero lo conozco ... (la conciencia
de todo eso) fue el instante de mi angustia más opresiva, acaso durante
todo el mes en el que pasé por tantas torturas interminables" [7: 35-36].
Estas palabras indican el momento en que el narrador comprende que has-
ta las relaciones humanas más sencillas y ordinarias se han vuelto imposi-
bles para él , y Dostoievski trazó un círculo en torno de este párrafo para
indicar su importancia.

2
Las palabras y las frases que aparecen entre paréntesis son correcciones y adiciones que
hizo Dostoievski en las vari as redacciones del texto.

120 ~ ALGUNAS ··1DEAS EXTRAÑAS. INCONCLUSAS"


La epifanía final de esta experiencia ocurre en una secuencia que em-
pieza cuando el narrador, dejando a Razumijin y caminando por las calles
ajetreadas, en su regreso a casa recibe el latigazo de un cochero cuyo cami-
no estaba bloqueando: "Este latigazo me puso tan furioso que , habiendo
saltado a la barandilla, le enseñé los dientes , que rechinaban". También se
da cuenta de la risa de los transeúntes que presenciaron el humillante lati-
gazo. "Pero en cuanto me di cuenta del motivo [de la risa. J. F], entonces
(inmediatamente se desvaneció mi furor. Me pareció que ya no valía la
pena preocuparme por eso)." Exactamente como en la delegación de poli-
cía, su primera reacción fue de orgullo ofendido, pero ahora comprende
casi al momento lo inapropiado de semejante respuesta en su situación
actual. "Al punto se me ocurrió que yo habría estado mucho mejor (tal
vez, incluso, habría estado bien) si la carroza me hubiese aplastado (por
completo)" [7: 38]. Estas palabras bien pudieron ser el origen de lo que
después le ocurrió a Marmeládov, quien en realidad muere después de ser
arrollado por una carroza.
Entre los espectadores estaba la esposa de un comerciante con su hija
pequeña, quien pone una moneda de veinte kopeks en la mano del narra-
dor porque "el latigazo le había hecho tenerme lástima". Aferrando la mo-
neda, el narrador avanza hacia el Neva en dirección del Palacio de Invierno ,
mientras contempla la cúpula de la catedral de San Isaac , y "todo ese es-
pléndido panorama". En el pasado, siendo estudiante, había pasado mu-
chas veces ante el mismo paisaje y siempre había sentido que, "pese a este
esplendor sin rival y a este río asombroso, toda aquella vista no valía nada"
porque había "un (completo) frío (y algo muerto) en él. .. una cualidad
que lo destruye todo . .. partiendo de allí sopla un frío inexplicable". Pero
ahora, mientras se detiene en el mismo lugar que conocía tan bien, "de
pronto la misma (dolorosa) sensación que me había oprimido el pecho
media hora antes , en casa de Razumijin, la misma sensación empezó a
oprimirme entonces el corazón". Se da cuenta de que "no hay razón para
que yo me detuviera (más tiempo) aquí o en ninguna otra parte ... Ahora
yo tenía otra cosa en que preocuparme , algo distinto, pero todas esas anti-
guas sensaciones e intereses y personas estaban tan lejos de mí como si vi-
nieran de otro planeta" [7: 39-40]. Mientras se inclina sobre el antepecho
de un canal, el narrador deja caer al agua la moneda de veinte kopeks ,
simbolizando así su rompimiento con todas las emociones y los valores del
pasado.

DE NOVELETA A NOVELA ... 121


Aunque los efectos del enajenamiento se presentan claramente con la
intención de dominar la resolución de la acción, también se ven reforzados
por otros episodios. Uno de ellos es mitad sueño, mitad alucinación del
narrador, conservado casi íntegro en la novela, que muestra a la vez su re-
pugnancia de sí mismo por el crimen cometido y su temor a ser descu-
bierto. En su lecho , de pronto oye "un grito terrible" y abre los ojos; lenta-
mente, va dándose cuenta de que uno de los policías que acababa de conocer
está golpeando brutalmente a la casera en las escaleras. "Nunca había yo
oído sonidos tan antinaturales , gritos , crujir de dientes, maldiciones y gol-
pes .. . ¿De qué se trata, pensé, por qué [está golpeándola], por qué? Un
temor, como un hielo helado, me llegó al corazón.. [pronto vendrán tam-
bién por mí, pensé] . .. " Imaginando que todo esto es real, el narrador le
hace preguntas a Nastasia acerca de aquel aterrador incidente, pero ella
le dice que no ocurrió nada de eso: todo había sido una alucinación, pese a
la convicción del narrador de que había estado perfectamente despierto.
"Un temor aún más grande se apoderó de mí" , escribe, puede suponerse
que ante esta prueba de su desvarío. Cuando Nastasia le dice "(que) es la
sangre de usted la que grita" [7: 41-43], ella ha tomado esta frase del len-
guaje popular, mientras que para el narrador la palabra "sangre" inmedia-
tamente evoca su crimen. Esta experiencia, añadida a su enajenación de
los demás , sin duda pretende ofrecer nuevos incentivos a la confesión final
del narrador.

Sólo pueden hacerse conjeturas sobre por qué abandonó Dostoievski su


cuento, pero una posibilidad es que su protagonista empezaba a desarro-
llarse más allá de los límites en que lo había concebido originalmente .
A lo largo del texto que se ha conservado , el narrador se ve abrumado por las
consecuencias moral-psíquicas de su acto criminal; pero precisamente en
el momento en que el manuscrito se interrumpe , empezaba a mostrar otros
rasgos de carácter. En lugar de temor y angustia , muestra ahora ira y odio
contra todos los que lo habían estado atendiendo en su enfermedad, y de-
cide huir de esas obsesivas atenciones. La conversación acerca del asesina-
to al lado de su lecho de enfermo, nos explica, "me hizo sentir una intole-
rable malicia .. . y lo que es aún más notable es que durante estas agonías,
estos terrores, ni una sola vez pensé así fuera con la mínima compasión en

122 ... ALGUNAS " IDEAS EX TRAÑA S. INCONC LU SA S"


el asesinato que había cometido" [7: 73] . He aquí un personaje totalmente
distinto del antes retratado , y acaso Dostoievski dejara de escribir en este
punto porque su personaje había empezado a rebasar su concepción ini-
cial. En algunas notas escritas para la continuación inmediata de esta ver-
sión dice: "Recuperado . Fría ira, cálculo. ¿Por qué tanto nerviosismo?"
[7: 76] . Esta última frase es , obviamente, una irónica pregunta que el narra-
dor se hace a sí mismo.
En cuanto Dostoievski empezó a ver a su personaje bajo esta luz , alter-
nando entre la desesperación y la "fría furia", le resultó cada vez más difícil
imaginar una motivación puramente interna de esta rendición, y esto pudo
llevarlo a fundir el cuento con su anterior idea de una novela que se llama-
ría Los borrachos. Un temprano bosquejo ya incluye "el episodio con el
ebrio en Krestovski", y en todos los bosquejos de la acción aparecen ahora
referencias a "la hija de Marmeládov". "El [narrador] fue a la hija. Como
una prostituta . Entonces , la hija misma acudió. La hija ayuda a la madre.
Toma el dinero . Se apiada de los niños" [7: 80]. Es esta nota de piedad la
que los Marmeládov introducen en la narrativa o, antes bien , dado que
también el narrador se apiada de la situación de su madre y de su her-
mana , es un modo de expresar piedad totalmente distinto del que había
elegido.
Después que el narrador ha cometido el crimen , es él quien siente la
necesidad de una piedad que no puede imaginar que nadie pueda ofrecer-
le , salvo Sonia, quien es capaz de amar y perdonar incluso a su ignominio-
so padre. Una nota muestra lo importante que se ha vuelto la "piedad"
para el personaje de Dostoievski: "¿Quién se apiadará:>", se pregunta a sí
mismo. "¿Nadie? ¿Nadie< Soy un ruin y vil asesino , ridículo y ávido. Sí,
precisamente, ¿se puede tener piedad de un ser semejante? ¿Hay alguien
que pueda apiadarse< ¡Nadie, nadie' Y sin embargo, esto no puede ser"
[7: 85]. Desde luego , es Sonia la que se "apiadará". Lo que aquí se dice
explícitamente quedará implícito, aunque perfectamente discernible, en el
texto final, subyacente en el irresistible impulso de Raskólnikov de confe-
sarle a ella su crimen.
"La hija del servidor civil", como al principio se llama a Sonia Mar-
meládova, queda ahora relacionada con la decisión del narrador de entre-
garse , aunque Dostoievski tiene gran dificultad para imaginar cómo moti-
var esta acción. En una alternativa , imagina al narrador invocando una
"imagen de la edad de oro" y luego preguntándose: "Pero , ¿qué derecho

DE NOVELETA A NOVELA ~ 123


tengo yo, un vil asesino , a desearle felicidad a la gente y soñar con una
edad de oro7 Quiero tener ese derecho. Y después de esto (de este capítu-
lo), va a entregarse. Sólo se detiene para desp edirse de ella, luego se in-
clina ante el pueblo y .. . confesión" [7: 91] En otra nota esboza un plan
diferente de la misma resolución: "La madre, la h ermana , la historia del
amor. ¿Por qué no puedo convertirme en un Gaas [abnegado médico de
Moscú que ayudaba a los presos. J. F]t ¿Por qué está todo perdido? El
niño . ¿Quién me impedirá querer a este niño7 ¿No puedo ser bueno7
Oración. Luego el suei'lo [que contenía una visión de Cristo . J. F] . Al día
siguiente fue [a confesar. J. F] . .. Por la noche, la hija del servidor civil le
llevó ... " [7 : 80] .
Sin embargo, tan edificantes resoluciones chocaban muy obviamente
con la manera en que el narrador había empezado a evolucionar. "Acerca
de la madre y la hermana. ¡No, por ustedes, por ustedes, queridas cria-
turas' Pero la gente es baj a. Se consuela por completo" [7: 78] Esta deni-
gración de la humanidad en conjunto , no sólo de sus especímenes más
"inútiles", empieza ahora a aparecer con frecuencia. Por ejemplo: "[Los in-
fortunios de su padre, su madre] ¡Qué mala es la gente' ¿Es digna de que
yo me arrepienta ante todos7 No, no. Guardaré silen cio". O asimismo:
"¡Qué repugnante es la gente! Y precisamente ahora , la carta de su madre.
[Eso lo salva de sentirse amargado] " [7: 82] . Y lo más importante de todo
es que Dostoievski relaciona esa misantropía con el motivo del poder:
"¡Qué baja y vil es la gente ... 1 No : reunirlos a todos en las propias manos ,
y luego hacerles un bien . Pero en cambio [está pensando en su confesión.
J. F] perecer ante sus ojos y sólo inspirar desdén" [7: 83 ].
Todas estas notas retratan los pensamientos y sentimientos del perso-
naje. En otras Dostoievski se da instrucciones, y éstas sugieren que ha em-
pezado a ver cómo estos dos aspectos divergentes de su protagonista pue-
den presentarse más que como una simple alteración. "N. B. Importante.
Después de la enfermedad , una especie de crueldad, una completa justifi-
cación de sí mismo, y cuando eso pasa , la carta de su madre" [7: 78]. Esta
observación es en realidad "importante" porque implica un gran cambio
de carácter después del asesinato y la resultante enfermedad. Ahora sube a
la superficie una "especie de crueldad" que antes no se había manifestado ;
inesperadamente surge un nuevo aspecto de personalidad , antes oculto.
Otra nota revela todo el peso que Dostoievski atribuyó a ese descubrimien-
to. "De modo que hay, entonces, un coup de maítre", escribe con perdona-

124 ..,.¡ ALGUNAS ""IDEAS EXTRAÑAS , INCONCLUSAS""


ble orgullo. "Al principio hubo peligro, luego temor y enfermedad, y no se
reveló todo su carácter, y luego , súbitamente (todo) su carácter se manifes-
tó en toda su fuerza demoniaca, y todas las razones y motivos del crimen
quedan en claro" [7: 90]. Vemos así que el modo de tratar el carácter fue
concebido no tanto en forma de profunda modificación sino , antes bien, al
sacar a la luz unas potencialidades siempre presentes pero que hasta en-
tonces sólo habían estado latentes, como trasfondo.

Entre los críticos de Dostoievski ha habido una eterna querella sobre si


los motivos finalmente atribuidos a Raskólnikov son contradictorios o no
lo son. Al principio, el crimen parece ser resultado de su lógica utilitaria,
puesta en movimiento por sus propias estrecheces económicas , por la
desesperada situación de su familia y por un deseo de ayudar a los demás
con el botín del crimen. Bastante después nos enteramos del artículo en
que él había justificado el derecho de "la gente extraordinaria" a pasar por
encima de la ley moral, con objeto de dar beneficios a la humanidad en
general. Sin embargo, en la escena de la confesión con Sonia, Raskólnikov
menciona como su motivo simplemente el deseo de obtener poder para sí
mismo , tan sólo para ver si tenía derecho a ocupar un lugar entre esos
seres superiores que poseen el derecho innato de pasar por encima de la
ley moral.
La idea de que estas diversas racionalizaciones son contradictorias se
deriva de los días en que Dostoievski fue considerado un escritor que fre-
néticamente producía novelas sensacionales, de un plazo a otro, y no se
preocupaba mucho o no tenía tiempo de preocuparse por cuestiones ar-
tísticas como la congruencia interna de la motivación de sus personajes.
Hoy, cuando sus cuadernos de notas nos han revelado lo minuciosamente
que trabajaba en cada detalle de su texto, y cómo se negó siempre a sacrifi-
car la integridad artística a la presión de las editoriales, podemos ver que
tal suposición es completamente errónea. Pero la información contenida
en los cuadernos aún no ha sido, a mi parecer, aprovechada debidamente
con fines de interpretación crítica. Pues las notas que hemos estado citan-
do, como trataremos de mostrarlo en el siguiente capítulo, sugieren que
las distintas explicaciones dadas por Raskólnikov representan diferentes

DE NOVELETA A NOVELA ~ 125


fases de la metamorfosis interna por la que pasa el personaje después de
cometer los asesinatos, metamorfosis debida a que gradualmente va cap-
tando todas las consecuencias de su acto. Su conciencia horrorizada no
sólo continúa actuando en el nivel moral-psicológico, sino que Raskólnikov
llega a comprender las contradicciones internas contenidas en las ideas en
que había creído . Como escribe Dostoievski en otra nota: "N . B. Su des-
arrollo moral comienza con el crimen mismo; no había existido antes la
posibilidad de que se planteara esas preguntas" [7: 140] .
A menudo se ha dudado de que la novela responda en realidad a las
preguntas a que da lugar Raskólnikov. Otra nota, intitulada "la principal
anatomía de la novela", frecuentemente se ha citado para mostrar la inde-
cisión de Dostoievski ante esta cuestión crucial; pero, a mi parecer, demues-
tra todo lo contrario. "Después de la enfermedad, etc. Es absolutamente
necesario establecer firme y claramente el curso de las cosas y eliminar lo
que sea vago; es decir, explicar el crimen de una manera u otra, y poner en
claro su carácter y sus relaciones. " La frase "de una manera u otra" parece-
ría confirmar las peores sospechas acerca de la falta de claridad de Dos-
toievski; pero una anotación marginal, en torno de la palabra "asesinato",
dice: "Orgullo, personalidad e insolencia" [7: 141-142]. Esto no podría ser
más explícito: tenemos aquí las fuerzas desencadenadas en Raskólnikov
por la impura amalgama , por entonces típica , de la ideología radical rusa:
un deseo altruista de aliviar la injusticia social y el sufrimiento , junto con un
desprecio supremamente bazaroviano hacia las masas. Es el peligro del au-
toengaño , y la tragedia moral-psíquico que asoma en esta mezcla , perver-
samente contradictoria , lo que Dostoievski estaba tratando de revelar me-
diante el destino de Raskólnikov.
Dostoievski , como hemos visto, habla del carácter de Raskólnikov di-
ciendo que súbitamente exhibe "toda su fuerza demoniaca"; otras referen-
cias cambian esto , significativamente , a "orgullo satánico" [7: 149]. Pisarev
se valió exactamente de la misma expresión hablando de Bazárov, y aun-
que en las notas escasea lamentablemente la información acerca del con-
texto ideológico dentro del cual estaba trabajando Dostoievski, el empleo
de esta frase, como debe quedar claro desde ahora , dista mucho de ser ac-
cidental: revela que Dostoievski estaba creando su personaje en relación
con la deificación que había hecho Pisarev del nuevo raznochinets "héroe
de nuestro tiempo" , y que las ideas atribuidas a Raskólnikov podían encon-
trarse desde antes , en el célebre artículo acerca de Bazárov aparecido en La

126 ... ALGU NAS "I DE AS EXTRA Ñ AS. INCONCLUSAS"


Palabra Rusa. Además, el curso de la propia ideología radical , que evolu-
cionó del humanitarismo relativo de El Contemporáneo (representado en la
novela de Dostoievski por el ridículo , obtuso y bieninten cionado Lebeziat-
nikov) hasta el desdeñoso elitismo y culto del individuo superior, exhibi-
dos por Pisarev y Zaitsev, dicho curso duplica precisamente la mutación
ocurrida en Raskólnikov, en la que Dostoievski estaba fundamentando
ahora el retrato de su personaje. De este modo, psicología e ideología se
funden , nuevamente , en la unidad inconsútil que Dostoievski llamó "idea-
sensaciones", y su capacidad de intuir estas síntesis de emoción e ideología
constituye gran parte de su genio particular como novelista.
Por fortuna, no tenemos que fundamentar exclusivamente en una frase
la idea de que esa fusión ocurrió en Crimen y castigo. Existe una alusión
específica a las ideas de Pisarev en la versión anterior de unas frases de
Luzhin, el negociante sin escrúpulos que desea casarse con Dunia , la her-
mana de Raskólnikov. En esta nota aún se le llama Chebalov, pero el conte-
nido de sus palabras es idéntico al de las del presumido pretendiente en la
segunda parte, capítulo v, y, debe notarse, Raskólnikov reconoce que estas
frases expresan con exactitud la pauta de ideas que lo habían llevado a él a
cometer el asesinato.

Ch ébalo\' le dice a Raskó lniko\'. Tant que he puesto mis asu nt os en buen or-
den , soy útil a los demás y, p or tanto , cuanto más egoísta soy, es mejor para
los demás. En cuanto a las viejas creencias : usted amó , usted pensó en los
demás y dejó que sus propios asuntos se fueran al demonio , y terminó siendo
un peso en torno al cuello ele sus prójimos. Es, sencillamente, cu estión de
aritméti ca. No, ¿sabe usted ?, a mí me gustan los realistas ele la nueva genera-
ción, el zapatero y Pushkin , y aunque no estoy ele acuerdo con ell os en parte,
sin embargo la tendencia general [7 : 151 ].

Esta última frase, dejada inconclusa, se refiere inconfundiblemente a


Pisarev, quien había lanzado el lema del "realismo" como doctrina social en
1864 y, siguiendo a Bazárov, había declarado en tono resonante que un
zapatero era más útil que Pushkin. Manifiestamente dentro de este marco
ideológico específico estaba concibiendo ahora Dostoievski el atormentado
curso de la vida de Raskólnikov y entretej iendo estas ideas con su psico -
logía.

DE NOVELETA A NOVEL A ~ 127


5

Crimen y castigo en realidad nació cuando , en noviembre de 1865 , Dos-


toievski cambió de la primera persona a un narrador en tercera persona.
Tal fue la culminación de una larga lucha, cuyos vestigios podemos seguir
por todas las primeras etapas de su composición. Algunos de los proble-
mas de valerse de la primera persona ya se manifiestan en la primera ver-
sión, cuyo primer capítulo, supuestamente, fue escrito cinco días después
del asesinato (cometido el 9 de junio). El narrador fecha el comienzo de su
diario el 14 de junio porque, según explica , haber escrito algo antes le ha-
bría sido imposible , dada su confusión mental y emocional. De hecho , in-
cluso cuando comienza a escribir, este mismo estado de confusión conti-
núa abrumándolo, y Dostoievski se recuerda a sí mismo que "en todos
estos seis capítulos (el narrador) debe escribir, hablar y dar al lector la im-
presión, en parte, de que no está cabalmente en su juicio" [7: 83].
Vemos así que Dostoievski deseó transmitir la parcial perturbación del
narrador mientras , al mismo tiempo , lo hacía enfocar el mundo exterior y
retrataba las reacciones causadas por su crimen conforme se desenvolvía la
acción. Todo esto planteaba graves dificultades, y la versión manuscrita
muestra la continua incertidumbre de Dostoievski sobre cómo mantener el
equilibrio entre el desorden psíquico del narrador y las necesidades de su
argumento. Escribe , por ejemplo, en el primer capítulo: "Ya había yo em-
pezado a subir las escaleras, pero (de pronto) recordé el hacha. No com-
prendo cómo pude haberme olvidado de ella ni por un instante (después
de todo, fue necesaria). Ahora me tortura. Era la última dificultad apre-
miante que tenía yo que atender" [7: 5-6]. Dostoievski tacha las tres últi-
mas frases porque obviamente muestran a un narrador reflexionando so-
bre acciones que habían ocurrido en el pasado , y esas reflexiones indican
una compostura que el redactor supuestamente no había alcanzado aún.
Este problema de la perspectiva de tiempo le preocupó a Dostoievski
desde el principio mismo, y lo obligó a retroceder varios días más el se-
gundo capítulo, hasta el 16 de junio, para dar a su narrador más tiempo de
dominar sus sentidos; pero ese cambio sólo podía ser un recurso temporal.
La distancia entre el pasado y el presente aún no era lo bastante grande, y
esto produjo un inevitable choque entre la situación en que se encontraba
inmerso el narrador y su función, precisamente de narrador. Como atinada-
mente lo ha señalado Edward Wasiolek, "se supone que Raskólnikov está ..

128 .. ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS, INCONCLUSAS"


totalmente firme en su determinación de eludir a sus imaginarios perse-
guidores. Pero el punto de vista del 'yo' lo obliga a hacer sus propias in-
terpretaciones y, lo que es peor, sus propios refinamientos estilísticos.
Y cada refinamiento estilístico va en contra del realismo de la acción dra-
mática".3 Además, habría serias dudas sobre la verosimilitud de un na-
rrador que, supuestamente, se encuentra casi en estado de histeria y, sin
embargo , logra recordar y analizar y describir largas escenas, así como ex-
tensos diálogos, y, en general, actuar como observador digno de confianza.
Este problema se agudizó más al entrar en el cuadro los Marmeládov, y
empezar a aparecer, entre las notas, fragmentos de los extensos monólogos
del borracho .
Dostoievski tenía clara conciencia de este problema , y el primer expe-
diente en que pensó queda indicado por una breve nota: "El cuento termina
y el diario empieza" [7: 81]. Como no se ha encontrado ni la menor huella
de esa forma dualista, lo probable es que esta idea fu era abandonada muy
pronto; pero comprendemos cómo funcionaba la mente de Dostoievski.
Deseaba separar una narración de hechos , que era anotada por el narrador
después de que éstos se habían completado , de otro relato de los mismos
hechos , escrito por alguien aún atrapado en su fluir. Esto habría eliminado
el perturbador choque entre uno y otro, tan manifiesto en la versión de
Wiesbaden. El mismo propósito inspiró la siguiente alternativa, la versión
de San Petersburgo , intitulada "En el juicio" y cuyo autor está custodiado
ahora por las autoridades legales.
En este texto, empieza diciendo el narrador: "[Me estaban juzgando y]
lo diré todo . Lo anotaré todo. Estoy escribiendo esto para mí mismo , pero
dejaré que otros y todos mis jueces lo lean (si quieren). Ésta es una confe-
sión (una confesión plena). Estoy escribiendo para mí mismo, por mis pro-
pias n ecesidades y, por tanto , no guardaré nada en secreto" [7 : 96] . Este
borrador continúa con el monólogo de Marmeládov acerca de sus penas
(conservado casi al pie de la letra en la novela), y para entonces , el esque-
ma de los acontecimientos se había modificado de tal modo que esta esce-
na precede, sin duda, al asesinato . Sin embargo, lo más importante es que
la situación del narrador, encerrado en la cárcel meditando tristemente so-
bre sus errores , le permite responder y a la vez reflexionar sin poner a
1
Véase The Noteboohs for Clime and Pimishmenl, ed. y trad. de Ed warcl Wasiolek (Chicago y
Londres, 1967) , p. 10 1. Mis citas ele los cuadernos ele notas fueron tomadas ele esta obra indis-
pensable, con algunas ligeras alteraciones.

DE NOVELETA A NOVELA ~ 129


prueba excesivamente toda credibilidad. Pero aun en este plan, el plazo
entre la terminación de todos los hechos y la redacción de la narración es
muy breve (aproximadamente una semana), y esto tenía inquieto a Dos-
toievski. Al fin y al cabo, difícil sería que el narrador estuviera completa-
mente tranquilo, pues su juicio aún no empezaba.
Vemos así que los cuadernos de notas contienen una tercera posibili-
dad, anexada a un esbozo casi definitivo de la acción de Raskólnikov du-
rante los dos primeros tercios de la novela. "Un nuevo plan", anuncia Dos-
toievski. "La historia de un criminal. ¡Ocho años antes (para mantenerlo a
completa distancia!)" [7: 144]. La frase entre paréntesis muestra hasta qué
punto estaba preocupado Dostoievski por esta cuestión de la distancia de
la narrativa, y con cuánta claridad vio todas las dificultades. En este nuevo
plan, el narrador estaría escribiendo después de cumplir su sentencia en
prisión (ocho años), y lo que probablemente era el subtítulo indicaría la
profunda alteración moral causada por el transcurso del tiempo: ahora, el
narrador se llama criminal a sí mismo, y ya no sostendría que el asesinato
no podía considerarse un "crimen". El narrador está ahora tan alejado de
su ego anterior que sólo se necesitaría un breve paso para cambiar del na-
rrador "yo" al narrador en tercera persona.

A pesar de todo, este cambio de la narración no ocurrió súbitamente, y


Dostoievski discute sus razones en páginas que, siendo muy próximas a las
ya citadas, probablemente fueron escritas en la misma época. "Hay que es-
cudriñar todas las cuestiones de esta novela", se advierte a sí mismo , y
luego procede a hacerlo. "Si va a ser una confesión -medita- , entonces
todo debe quedar absolutamente claro, hasta el último extremo. De modo
que a cada instante del cuento, todo debe ser absolutamente claro. " El re-
conocer esta necesidad mueve a Dostoievski a hacerse ciertas reflexiones:
"A considerar. Si será una confesión, entonces en parte no será decente
(tselomudrenno), y será difícil imaginar entonces por qué se escribió". El
uso del término "decente" (que también se puede traducir, poco más o me-
nos, como "propio") en este contexto parece bastante extraño , pero se re-
fiere a la pregunta de por qué se escribió siquiera el relato. ¿Por qué habría
de desear el narrador dedicarse a tan doloroso acto de confesión? En este

130 ... ALGUNAS "I DEAS EXTRAÑAS . INCONCLUSAS"


punto , Dostoievski llega a la conclusión de que debe alterar su técnica
narrativa. 4
"Pero el asunto es así. El relato de uno mismo [el autor] y no de él [el
personaje]" [7: 148-149]. Dostoievski no explica lo que quiere decir con
"asunto" pero bien pudo estar pensando en su concepción de un personaje
principal que, después del crimen, revela aspectos inesperados de sí mis-
mo , aspectos de los que antes no había tenido cabal conciencia. Si en una
narración en primera persona "todo debe estar claro hasta el último extre-
mo" y a cada instante, entonces sería difícil obtener ese efecto de sorpresa
para el propio personaj e; a lo sumo , se podría hacer referencia a esas reve-
laciones y explicarlas, pero dificilísimo sería presentarlas con plen a fuerza
dramática . Tomadas junto con el problema de justificar su narración , tales
consideraciones explicarían por qué Dostoievski , pese a sus desesperadas
estrecheces económicas, no pudo dejar de empezar de nuevo, transfirien-
do la narración a una tercera persona.
Pero aún quedaba en pie la pregunta de exactamente qué tipo de narra-
dor sería. Los narratologistas contemporáneos han logrado, como reciente
triunfo de su disciplina , el descubrimiento de que los narradores autoriales
no son sólo presencias vagas y amorfas que saben cómo desarrollar un
tema. Antes bien, son "autores implícitos", con diferentes perfiles y actitu-
des que, decisivamente, dan fo rma a la perspectiva novelística. Dostoievski,
según resultó , tenía plena conciencia de esta importante verdad y trató de
definir exactamente la actitud que debía adoptar su narrador autorial. No
había surgido antes ese problema porque el narrador era el personaje prin-
cipal que todo lo había presentado desde su punto de vista, por lo que,
aun cuando culpable de un terrible crimen , inevitablemente despertaría
una cierta simpatía , por sus impulsos altruistas , sus sufrimientos internos
y su arrepentimiento final. ¿Qué clase de narrador en tercera persona po-
día desempeñar ese mismo papel en relación con el lector? Mientras
Dostoievski meditaba sobre la elección entre la primera persona y la terce-
4 El uso de esta palabra tselomL1clm1110 también atrajo la atención de L. M. Rosenb lium, cuyo
estudio sin pretensiones pero agud o y cuidadoso de los cuadernos de Dostoievski es una de las
mej ores obras de la reciente inves ti gación dostoievskiana rusa . Cree Rosenblium que
Dostoievski emplea este término para subrayar lo im pro pio de un narrador en primera persona
que describiera el asesinato con toda su repugnante crudeza naturalista. También se aplica , en
opinión de L. M. Rosenblium , a Ja rnpiclcz con la cual Raskólnikov, tal como originalmente fu e
esbozado, resuelve el problema moral causado por el asesinato con sólo arrepentirse. Véase
Rosenblyum , Tvo rcheslúe Dnevnihi (Moscú, 1981), pp . 272-273.

DE N OVELETA A NOV ELA ~ 131


ra, escribió: "Pero desde el punto de vista de el auto!'. Se necesita mucha
candidez y franqueza". No es evidente por qué debiera ser así, pero el con-
texto sugiere que Dostoievski bien pudo estar pensando en algún tipo de
novela de confesión, la cual, aun si se ponía en tercera persona, implicaría
la total identificación del narrador con el protagonista principal. Esta su-
posición ayuda a explicar el énfasis de la siguiente frase , la cual insiste en
la separación del autor y del personaje: "Es necesario adop tar como autor a
alguien omnisciente y sin jalla, quien expone a la vista de todos a uno de los
miembros de la nueva generación" [7: 149].
Vemos, así pues , que el narrador emprenderá una tarea histórica espe-
cífica: mostrar al escrutinio público un ejemplo del más reciente tipo ruso ,
el sucesor de Bazárov y de los otros "hombres nuevos" de la literatura ru-
sa; pero Dostoievski tal vez sintió que ese narrador estaría demasiado fría -
mente desapegado , que sería demasiado "omnisciente y sin falla" para ser-
vir a sus propósitos ("sin falla" es traducción del ruso ne pogreshayuschim,
que literalmente significa "sin pecado" y se puede creer que implica una
actitud acusadora o condenatoria). Por tanto , Dostoievski altera a su narra-
dor en otra anotación, convirtiéndolo tan sólo en "una especie de ser invi-
sible y omnisciente , que no abandona a su héroe ni por un momento, poniendo
las palabras: Todo fue hecho completamente por casualidad"' [7: 146] (las
cursivas son nuestras). Al colocar al narrador lo más cerca posible del pun-
to de vista del protagonista , Dostoievski conserva las ventaj as de la na-
rración en primera persona , que automáticamente genera el efecto de sim-
patía creado por todas las opiniones internas de un personaje, y se recuerda
a sí mismo que debe conservar en lo posible esas ideas internas, aun cuan-
do pase del retrato directo de la conciencia al resumen y el informe. Al
mismo tiempo , conserva la libertad de omnisciencia necesaria para dra-
matizar el proceso de autodescubrimiento de Raskólnikov, para revelar
gradualmente su carácter, para hacer comentarios sobre él desde fuera
cuando sea necesario, y para abandonarlo, por completo, al ensancharse la
trama y la acción.
Esta técnica narrativa fusiona al narrador con la conciencia y el punto
de vista del personaje principal , así como de otras figuras importantes
(aunque sin eliminarlo por completo - como se inclinaba a pensarlo Mijaíl
Bajtín- como perspectiva controladora). 5 Dostoievski había empleado un
5
Para un análisis de las opi ni ones de Bajtín . Yéase mi "The Voices of Mikhail Bakhtin ", en
Through the Ru ssia11 Prism (Princeton, N. ]. , 1990), pp. 18-33 , esp. 26-32.

132 .. ALGUNAS .. IDEAS EXTRAÑAS . INCONCLU SAS ..


enfoque narrativo similar en El doble, y esa fusión no deja de tener prece-
dentes en la historia de la novela (en jane Austen, entre otros). Pero en
Crimen y castigo, esta identificación empieza a aproximarse - por medio
del uso que da Dostoievski a los cambios de tiempo en la memoria y de su
notable manipulación de la secuencia temporal- a los experimentos de
Henry James, joseph Conrad y a posteriores escritores que utilizaron el
"flujo de la conciencia", como Virginia Woolf y james joyce. Esta técnica,
brillantemente original para el periodo, nos valió la apasionante obra maes-
tra que conocemos, cuya intrincada construcción y refinamiento artístico
nos hacen asombrarnos de la persistencia de la leyenda según la cual
Dostoievski era un escritor descuidado y negligente . Cierta luz ha arrojado
sobre esta leyenda una observación de E. M. de Vogüé , también novelista,
quien escribió de Crimen y castigo con cierta sorpresa, en 1886 , que "una
palabra ... que ni siquiera notamos, un hecho insignificante que sólo ocu-
pa un renglón, encuentran su reverberación cincuenta páginas después .. .
[de modo que] la continuidad se vuelve ininteligible si alguien se salta un
par de páginas". 6 Esta aguda observación, que expresa todo el desconcierto
de un lector de finales del siglo pasado , acostumbrado a los tipos más or-
denados y lineales de narración , nos ayuda a comprender la tenacidad de
ese error de juicio crítico; pero ahora hemos empezado a tener una apre-
ciación más completa de la originalidad de Dostoievski, que abriría nuevos
caminos. Aun así, Crimen y castigo todavía no ha sido leído prestando sufi-
ciente atención al entrelazamiento de esas "reverberaciones" de cuya co-
nexión depende su significado.

Habiendo decidido de una vez por todas rehacer su novela en esta nueva
forma, Dostoievski empezó a reescribirla partiendo de nada; pero lo que
no hizo, como le diría a Wrangel en febrero de 1866, fue quemar todo lo
que antes había escrito. Por lo contrario, fácilmente logró integrar seccio-
nes del manuscrito anterior a su texto final - especialmente aquellas esce-
nas en que su narrador había actuado como observador y cronista- senci-
llamente pasándolas de la primera a la tercera persona. El resto de las notas
de Dostoievski concierne a la novela terminada, y no necesitamos analizar-

6 Véase E. M. de Vogüé, Le Roman Ru ssc (París, 1910), p. 253 .

DE NOVELETA A NOVELA ~ 133


lo aquí. Sin embargo , existe una cuestión adicional sobre la que nos ayu-
dan a arrojar cierta luz.
La escritura de la novela procedió continuamente y sin sobresaltos , con
excepción de un choque con los directores de El Mensajero Ruso, al que ya
nos hemos referido y acerca del cual, por desgracia, sabemos muy poco.
Dostoievski lo menciona en una carta de julio de 1866 dirigida a A. P
Miliukov, en la cual explica que Kátkov y su ayudante, N. A. Liubimov, se
habían negado a aceptar la versión inicial del capítulo de Crimen y castigo
que contiene la célebre escena en que Sonia le lee a Raskólnikov el relato
bíblico de la resurrección de Lázaro .

Escribí este capítulo -le confía Dostoievski a Miliukov- con auténtica ins-
piración, pero tal vez no sea bueno; mas para ellos, la cuestión no es su valor
literario: lo que les preocupa es su moral. Y aquí yo tenía razón: nada va con-
tra la moral, y hasta puedo decir lo contralio, pero ellos vieron las cosas de otra
manera y, lo que es más, ¡les pareció ver allí huellas de nihilismo! Liubimov
declaró con firmeza que había que revisar aquello. Yo lo recogí, y esta revisión
de un capítulo extenso me ha costado al menos tres nuevos capítulos de tra-
bajo , a juzgar por el esfu erzo y por el cansancio ; pero lo corregí y volví a en-
tregarlo. 7

Para cuando se escribió esta carta, la revisión ya estaba completa.


Como el manuscrito original desgraciadamente se ha perdido, resulta
muy difícil determinar con exactitud qué habían objetado los editores en
el texto. La única otra información de que disponemos es una observación
hecha a finales del siglo (1889) por los directores de El Mensajero Ruso,
quienes al publicar la carta de Dostoievski comentaron que "n o fu e fácil
para él [Dostoievski] abandonar su idealización, intencionalmente exagera-
da , de Sonia como una mujer que llevaba el sacrificio propio hasta el pun-
to de sacrificar su cuerpo. Fiódor Mijaílovich abrevió considerablemente la
conversación durante la lectura de los Evangelios, que en la versión origi-
nal era mucho más extensa de lo que ha quedado en el texto impreso". 8
Parece claro , pues , que Dostoievski le había dado inicialmente a Sonia un
papel mucho más afirmativo en esta escena , y esto produjo lo que Kátkov
consideró una "idealización inaceptablemente exagerada".
' PSS, 28/libro 2 166; 10-15 de julio de 1866.
8
Citado en PSS, 7: 326.

134 ~ ALGUNAS ·· 1DEAS EXTRAÑAS, INCONCLU SAS'"


Lo que a Kátkov le pareció inadmisible tal vez pueda aclararse gracias
a un pasaje de los cuadernos de notas de Dostoievski, en que Sonia sí es
presentada ocasionalmente como portavoz de la moral que Dostoievski de-
seaba defender. En una escena , Sonia le explica a Raskólnikov que "en la
comodidad y en la riqueza tal vez no habrías visto nada de la infelicidad
humana . La persona a la que Dios ama, la persona con la que realmente
cuenta, es aquella a la que Él manda mucho sufrimiento, para que vea mejor
y reconozca, por sí misma , por qué en la desdicha el sufrimiento de la gente
es más visible que en la felicidad". Siguiendo inmediatamente a estas frases,
Raskólnikov responde con amargura : "Y tal vez Dios n o exista" [7: 150].
Esta respuesta sí fue incluida en el capítulo en que se leen los Evangelios, y
podemos suponer que las palabras de Sonia eran para el mismo contexto .
Es muy posible que otras frases de parecida índole que aparecen en las
notas también hubiesen sido incluidas en la versión rechazada .
Si así fue, no es difícil comprender por qué los dignos directores de El
Mensaj ero Ruso se hayan alarmado. Pues Dostoievski está mostrando a una
mujer caída como intérprete inspirada de los Evangelios , como expositora
de los propósitos inescrutables de la Voluntad Divina. Más aún , si toma-
mos literalmente la lógica de las palabras de Sonia, significarían que Dios
había causado, en última instancia y para sus propios fines, la degradación
de Sonia y el crimen de Raskólnikov. Tan audaz inversión de los lemas or-
dinarios de la moral social bien pudo parecer teñida de "nihilismo" a los
directores de la publicación, pues podía abrir un resquicio a una acusación
implícita contra el mismo Dios. De hecho , precisamente esa acusación se-
ría hecha muy pronto por el moribundo lppolit Terentiev en El idiota, y
después por lván Karamázov.
Si estas suposiciones tienen alguna validez , podrán ayudarnos a aclarar
por qué Dostoievski fue acusado por los directores de la revista de borrar
los límites entre el bien y el mal. "El mal y el bien están claramente separa-
dos - le asegura a Liubimov- , y sería imposible confundirlos o interpre-
tarlos mal. .. Todo lo que usted dijo ya se ha h ech o, todo está separado,
demarcado y claro. La lectura de los Evangelios ha recibido una distinta co-
loración. "9 Kátkov probablemente mejoró el texto de Dostoievski al insistir
en que redujera las prédicas de Sonia, y acaso el novelista acabara por re-
conocerlo. Al devolver las pruebas a mediados de julio, observó: "Durante

9
PSS, 28/libro 2 16-+; 8 de julio de 1866.

DE NOVELETA A NOVELA ~ 135


veinte años he sentido con dolor, y visto más claramente que nadie, que
mi vicio literario es la prolijidad, pero, al parecer, no puedo librarme de
ella". 1º Sin embargo, no hay nada prolijo en Crimen y castigo, cada una
de cuyas palabras brota de la aguda conciencia artística que hemos mos-
trado en las páginas anteriores.

10
Ibid, p. 157; 19 de julio de 1866.

136 ... ALGUNAS "I DEAS EXT RAÑAS , INCONC LUSAS"


VII. Una lectura de Crimen y castigo
This was the time, when, all things tendingfast
To depravation, spewlative schemes-
That promised to abslract the hopes of Man
Out of his feelings, to be fixecl thenceforth
For ever in a purer element-
Founcl reacly welcome. Tempting region that
For Zeal to enter ancl refresh herself,
Where passions hacl the privilege to worh,
Ancl never /1ear th e souncl of their own names.
W1 LLIA~ 1 W o RoswoRTH , The Prelucle

Ciimen y castigo es la segunda de las novelas largas de Dostoievski escritas


después de su regreso de Siberia, y la primera de las novelas auténticamente
grandes de su periodo de madurez. Memorias del subsuelo, aunque sin dis-
cusión una obra maestra, es más una "lírica dialéctica" (para emplear un
término de Kierkegaard) que un cuento o una noveleta propiamente dicha.
Sin embargo , en Climen y castigo presenciamos el pleno florecimiento de la
forma narrativa que Dostoievski había empezado a utilizar en las dos obras
escritas inmediatamente al salir de la prisión, "El sueño del tío" y La aldea de
Stepanchilwvo, y luego en su primera novela larga , Humillados y ofendidos.
Dostoievski había iniciado "El sueño del tío" como obra de teatro , y sus dos
noveletas emplean la forma densamente planeada, llena de sorpresas ines-
peradas y súbitas inversiones de la situación , típica del teatro de mediados
del siglo x1x, y todavía preferida por lbsen. La acción se desenvuelve en un
periodo relativamente breve, y el diálogo y la confrontación escénica predo-
minan sobre la exposición narrativa y la descripción.
En Humillados y ofendidos, la tendencia de Dostoievski a adaptar técni-
cas teatrales a sus propósitos narrativos lo había conducido a la novela de
folletón -llamada así porque aparecía por entregas regulares en los perió-
dicos franceses- , la cual, a su vez, surgió de la tradición del melodrama y,

~ 137
en última instancia , de la novela gótica del siglo xvnr. La técnica de este gé-
nero , también empleada por Balzac y por Dickens , incluye invariablemente
una intriga central con algún misterio que desentrañar o algún criminal que
será entregado a la justicia, y emplea siempre un ambiente urbano como
medio simbólico, así como la novela gótica había utilizado las ruinas miste-
riosas de castillos medievales por los que rondaban fantasmas. Como
Dickens con Londres o Balzac con París, también Dostoievski logra instilar
una obsesionante poesía baudelaireana basándose en las sórdidas barriadas
de San Petersburgo, y transmitir una sensación única de "la fourmillante cité,
cité pleine de réves / Ou le spectre en plein jour raccroche le passant". 1 En efecto,
sólo después de haber llegado a la "cité pleine de reves" empieza Raskólnikov
a tener sus grandiosos y aterradores sueños, y se encuentra obsesivamente
abrumado por el espectro de su crimen conforme vagabundea por las calles
de "la más abstracta y premeditada ciudad del mundo" [S: 101] .2
Huelga decir que desde sus primeras obras Dostoievski había sabido
cómo utilizar con gran eficacia los paisajes de la ciudad, y siempre había
mostrado una preferencia por la narración dramática por encima de la ex-
posición. Aun las veces en que empleó a un narrador aparentemente obje-
tivo, como en El doble, había integrado a este narrador con la conciencia
del protagonista principal, hasta tal grado que su exposición solía tomar la
forma de semimonólogo. Vemos así que la novela-folletón ofreció a Dos-
toievski una estructura más vasta que la que habría correspondido a las
tendencias naturales de su talento; pero necesitó cierto tiempo para apren-
der a aplicarla a sus propios fines. En Humillados y ofendidos hay una dis-
cordia perturbadora entre la maquinaria de una trama motivada por una
intriga amorosa y una pauta de relaciones que tiene repercusiones ideoló-
gicas; coexisten una al lado de otra, sin integrarse y, de hecho, funcionan
con propósitos opuestos. Es sólo en las Memorias del subsuelo, en que la
psicología del hombre subterráneo es formada , de manera inconsútil ,
por ciertas ideas y valores culturales , donde Dostoievski logra por vez
1
"Ciudad pululante, ciudad llena de sueños! Donde el espectro, a plena luz de día, inter-
cepta al transeúnte ." Charles Baudelaire, Oeuvres Complétes, ed. Y-G . Le Dantec (París, 1954) ,
p 159 .
2
En el trasfondo de Crimen y castigo, como agu damente lo ha notado Gary Rosensh1eld ,
asoma el esbozo de un plan nove lístico mucho más convencional. "La historia de Raskólnikov,
en cierto modo , embona en la pau ta sentimental del j oven e inocente provinciano que va a
buscar fortuna a la capital, donde , empujado por las fuerzas del mal, sucumbe a la corrupción
y pierde todo rastro de su anteri or frescura y pureza Sólo que Raskó lnikov no sucumbe a las

138 <JI ALGUNAS "I DEAS EXTRAÑAS. INCO NCLUSAS"


primera fundir la personalidad de su personaje con su nueva temática
ideológica antirradical.
Crimen y castigo se basa , indudablemente, en este logro, y la principal
línea de la trama , que incluye la perpetración de un asesinato como resul-
tado de una verdadera intoxicación ideológica , muestra todas las desastro-
sas consecuencias m oral-psíquicas resultantes de ésta. La psicología de
Raskólnikov aparece en el centro mismo , minuciosamente entretejida con
las ideas que, en última instancia, lo impulsaron a su fatal transgresión.
Asimismo, todos los demás rasgos de la obra iluminan , de una manera u
otra, el angustioso dilema en que queda atrapado Raskólnikov, con su in-
extricable mezcla de pasiones aterradoras y de racionalizaciones elevadas.
El protagonista se ve rodeado por otros personajes que desempeñan el pa-
pel de oblicuos reflectores de sus conflictos internos, y hasta las tramas
secundarias sirven de implícitos comentarios temáticos. Figuras como Ra-
zumijin, el doctor Zosimov y el magistrado investigador Porfiri Petrovich
suenan, a ratos, como los raisonneurs del teatro clásico francés, y el des-
arrollo de la acción de la trama, como trataremos de mostrarlo , está organi-
zado en tal forma que lleve al lector a una adecuada captación del signi-
ficado del crimen de Raskólnikov.
De este modo , cada elemento del libro contribuye a enriquecer su tema
y a resolver las cuestiones más profundas que plantea. Desde luego, en el
centro de la trama está el suspenso creado por las oscilaciones internas de
Raskólnikov, y el duelo entre él y Porfiri Petrovich ; pero esto debe colocar-
se en el contexto de todas esas "reverberaciones" generadas por la textura
temático-ideológica extraordinariamente densa de la novela. Ningún deta-
lle ni acontecimiento parece casual o improcedente, incluido sólo para ob-
tener lo que Roland Barthes ha llamado desdeñosamente "l'effet du réel", la
ilusión de que el novelista está transmitiendo lo que el lector reconocerá
como la "vida real" en toda su difusa abundancia. 3 Dostoievski logró, em-
pero, transmitir esa sensación de lo verosímil , y se preocupó continuamen-

tentaciones de la alta sociedad , com o el Rasti gnac de Balzac o el j uli en So rel de Stendhal , sino
a !:is del rac ionalista San Petersburgo ." En este con texto , Dostoievski está escribi endo otra va-
riación del gran tema del siglo xrx q ue Li onel Trilling llamó el Muchac h o de las Pro\'incias.
Véase Ga ry Rose nshielcl , Crimc and Pu11isl11nrnl (Lisse, 19 78) , p 76 .
3
Roland Barthes defi ne este efec to diciendo que fue ca usado por deta ll es que no tienen lu-
ga r en un a estructura literaria. Com o lecto res, "ine\'itablernente nos enfrentaremos a 110Lacio11 es
que n ingu na fu nción (n i la m ás indi recta) nos permitirá justifi car''. Véase el fragm ento del en-

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 139


te por mantenerse dentro de sus límites; pero con cuanta más atención
leemos, con mayor claridad vemos con qué maestría logró adaptar a sus
propios fines tales convenciones del realismo.
Aun cuando Crimen y castigo, como ya lo dijimos suficientemente, es
una obra concebida en relación directa con el férvido ambiente ideológico
de Rusia a mediados del decenio de 1860, Dostoievski no creó su nueva
novela a partir de materiales completamente nuevos. El propio Raskólnikov
(el nombre evoca el término ruso de un disidente religioso cismático, un
raskolnik), aunque no tenga un precursor exacto en la galería de los per-
sonajes anteriores de Dostoievski , sí puede verse como una fusión de dos
de esas figuras previas. Una de ellas es el señor Goliadkin, de El doble,
quien también intenta rebelarse contra el orden moral-social establecido y
descubre que su personalidad no es lo bastante robusta para soportar su
tímida rebelión. Goliadkin enloquece como resultado de la tensión psíqui-
ca causada por su conflicto interno, y Raskólnikov padece una temporal
perturbación mental por esa misma razón. Pero Goliadkin no era más que
un burócrata gubernamental demasiado ambicioso, no un miembro de la
intelligentsia, y por ello Dostoievski, en busca de los rasgos adicionales que
necesitaba, se volvió hacia otras figuras del decenio de los cuarenta: el na-
rrador "soñador" de Las noches blancas y el joven filósofo soñador Ordinov,
de "La patrona". El "soñador" de los cuarenta, perdido en sus divagaciones
solitarias, se había enajenado de toda vida humana común y vivía en un
mundo de fantasía romántica, pero también quería establecer contacto con
la "realidad" y hasta transformar el mundo , poniéndolo en mayor armonía
con sus anhelos visionarios. En "La patrona", la absoluta incapacidad del
personaje principal para realizar esa hazaña se anticipa a la escena en que
Raskólnikov acepta , finalmente , la fe de Sonia: "Él [Ordinov] podía yacer
durante horas , como inconsciente , en el suelo de la iglesia" [1: 318]. Esta
edificante conclusión es un reconocimiento de derrota en el decenio de
1840, y no, como en C1imen y castigo, una resurrección y el principio de una
nueva vida de esperanza y regeneración en el decenio de 1860.
Dostoievski también se basó en obras anteriores para formar otros per-
sonajes además de Raskólnikov. El incurable alcohólico Marmeládov, cuyo
nombre mismo indica su falta de fuerza de voluntad , es la soberbia culmi-

sayo de Barthes sobre el "efecto de realidad., en la útil anto logía , Realism, ed. de Lillian R. Furst
(Londres y Nue\·a York , 1992), p 135.

140 .... ALGU N AS " IDEAS EXT RAÑAS , INCONC LUSA S"
nación de todo un linaje que empieza con el viejo Pokrovski de Pobres
gentes: los vagabundos y parias, dolorosamente conscientes de su situación,
quienes pese a los estragos moral-psíquicos de la condición en la que han
caído, logran conservar una sensibilidad moral que no deja de atormen-
tarlos. También Sonia es una versión muy elaborada de la joven prostituta
Liza, de Memorias del subsuelo (para no mencionar una larga fila de prosti-
tutas con corazón de oro de la novela social francesa), quien vanamente
pide ayuda al hombre del subterráneo y revela, con su espontáneo gesto
de amor, su superioridad moral sobre la sádica vanidad del hombre. El
amigo fiel de Raskólnikov, el franco, generoso y ruidoso Razumijin, cuyo
nombre contiene la palabra rusa que significa "razón" (rnzum), indica el
deseo de Dostoievski de vincular el empleo de esta facultad no solamente
con los fríos cálculos del utilitarismo sino también con la cordialidad hu-
mana y la generosidad espontánea. Su carácter tiene cierta semejanza con
el robusto y simpático Arkadi lvánovich de "La mansa", quien, de manera
similar, protege y alberga a su camarada Vasia, mucho más sensible y vul-
nerable. 4
Svidrigailov prolonga la línea de refinados intelectuales , cínicos y prós-
peros, villanos conscientes de su villanía , línea que comenzó con el prínci-
pe Valkovski en Humillados y ofendidos; aquí se vuelve más profundo, por
obra de una dosis de byroniano asco de sí mismo y desesperación metafísi-
ca. Todos estos caracteres, familiares para quien conozca los anteriores es-
critos de Dostoievski, vuelven a aparecer elevados al nivel moral-religioso,
y firmemente integrados a la intrincada unidad de la primera gran novela-
tragedia del autor.

4
En las notas de Dostoievski [7: 71] por lo que fue un lapsus de su p luma, una vez escribe
Rajmetov en lugar de Razumijin. Rajmetov es el clandestino héroe revolucionario del ¿Qué hacer?,
de Chernishevski, poseedor de gran fuerza física, y que se prepara a soportar enormes dificul-
tades y mantiene un autocontrol de hierro . RazumiJin está dotado de las dos primeras cualida-
des, y el error de Dostoievski revela su obvio deseo de crear un equivalente no revolucionario
del bogatyr de Chernishevski (el héroe hercúleo de la epopeya folclórica rusa) .
En cierto momento, Razumijin dice que su nombre no es más que una forma abreviada de
su auténtico nombre, Vrazumijin [6 : 93]. El verbo vrawmit significa enseñar o hacer compren-
der, y aunque Razumij in no comprende mucho de lo que le está ocurriendo a su amigo, su
propia conducta al enfrentarse a la adversidad ofrece una lección que Raskólnikov, a la postre,
tendrá que aprender.

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 141


2

Crimen y castigo es una novela de apasionante fuerza, una de las más gran-
des del siglo x1x, y ha estado en el centro de una controversia crítica desde
el mismísimo día de su publicación. Éste no es el lugar apropiado para
examinar la historia de su recepción por el público, aunque, desde luego,
al avanzar haremos algunas referencias a diversos críticos y sus opiniones.
Sin imaginar ni por un momento que sea posible dar desde un solo punto
de vista una idea , así fuese remo tamente adecuada, de una obra tan rica ,
sin embargo, el mío propio estará circunscrito por la perspectiva ya bos-
quejada en el capítulo v. La carta de Dostoievski a Kátkov no deja ninguna
duda de que su inspiración inmediata fue un deseo de contrarrestar las
nefastas consecuencias que, según podía prever, surgirían de las doctrinas
moral-sociales del nihilismo ruso, y se mantuvo fiel a esta inspiración aun
después de que su plan original se había ensanchado hasta ser una crea-
ción mucho más ambiciosa .
Las doctrinas del nihilismo ruso de las que partió Dostoievski tienen
que parecernos bastante ñoñas si se las juzga dentro de un horizonte filosó -
fico más vasto, pero su genio le permitió elevarlas a alturas artísticas equi-
parables a las de las más grandes creaciones de la tragedia griega e isabeli-
na. Sus novelas son, como hace mucho tiempo las llamó Viacheslav lvan ov,
"novelas-tragedias", tanto en su técnica escénica como en la fuerza incon-
tenible con que muestran el choque de alternativas moral-religiosas en
conflicto. 5 Pero esas alternativas surgen de los conflictos social-culturales
de la época y del lugar de Dostoievski, y si lo que nos interesa es compren-
der al propio Dostoievski más que a las innumerables formas en que él
penetró en la conciencia del mundo moderno, será indispensable retornar
a esos orígenes como punto de partida interpretativo. De otra manera , pro-
bablemente nos desviaremos al tratar de captar los sentidos que él intentó
expresar, y hasta perderemos de vista las estructuras artísticas a través de
las cuales transmitió este significado.
Dostoievski analizó el nihilismo ruso con una percepción atormenta-
damente fina de los peligros que acechaban dentro de estas aspiraciones,
aparentemente meritorias; percepción agudizada por su observación de la
conducta humana aberrante en sus años de prisión en Siberia . Sin embar-
5 Vyacheslav lvanov, Frecdom and th e Tragic Lifc, trad. de No rman Cameron , ed. S. Kono-
\'alov (N ueva York, 1952).

142 ~ ALGUNAS "ID EA S EX TRAÑAS , INCONCLUSAS"


go, no es de sorprender que los radicales se negaran a reconocerse a sí
mismos en sus páginas , o que se sigan repitiendo hasta la actualidad las
tempranas acusaciones lanzadas por Eliseev de tendenciosidad, deforma-
ción y calumnia (a veces suavizadas a simple mala tergiversación e incom-
prensión). El propio Pisarev, en un artículo célebre, ridiculizó el concepto
de que las ideas de Raskólnikov pudieran identificarse con las de los radi-
cales de su tiempo, aunque por su hermana sabemos que él lloró mientras
leía Crimen y castigo. 6 Empero, no puede afirmarse que fuesen lágrimas de
reconocimiento. Es posible que no fuera así , ya que Dostoievski no presen-
tó las ideas nihilistas al nivel en que se las solía plantear, sino, antes bien,
como fueron modificadas por su imaginación escatológica y llevadas a sus
consecuencias más extremas (aunque con perfecta congruencia). El objeto
de estas ideas, como él bien lo sabía, era altruista y humanitario, inspiradas
por la piedad y compasión ante el sufrimiento humano; en sus raíces se
encontraba lo que Dostoievski creía que era la naturaleza innatamente cris-
tiana del pueblo ruso. Pero estos objetivos debían alcanzarse suprimiendo
por completo el fluir espontáneo de tales sentimientos, basándose en la
razón (comprendida en términos chernishevskianos como cálculo utilita-
rio) para dominar todas las potencialidades contradictorias e irracionales
de la personalidad humana y, en su variedad más reciente, el bazarovismo ,
favoreciendo en cambio el desarrollo de un egoísmo protonietzscheano en-
tre una élite de individuos superiores a quienes habría que confiar las espe-
ranzas del futuro.
Raskólnikov fu e creado para ejemplificar todos los riesgos potencial-
mente desastrosos que ese ideal contenía, y los rasgos moral-psicológicos
de su carácter incorporan esta antinomia entre bondad , compasión y pie-
dad instintivas , por una parte y, por la otra , un egoísmo altivo e idealista
que se ha pervertido en orgulloso desdén al rebaño sumiso. Todas las demás
figuras importantes del libro están igualmente integradas con las fluctua-
ciones de Raskólnikov entre estos dos polos; cada una es un "casi doble"
que encarna , en una creación más agudamente acentuada, una u otra de
las oposiciones que chocan en el carácter y las ideas de Raskólnikov. Bien
ha observado Bajtín que cada personaje que encuentra Raskólnikov se con-
6 D. l. Pisarev, Sochinc11 iya, 4 vo ls. (Moscú, 195 5-1956), 4: 351. "La hermana de Pisarev

- escribe E. Lampen- dice que él leyó la novela de Dostoievski en estado de angustia .. que
ll oró m ientras la leía, y que esa lectura casi acabó con él. " E. Lampen , Sons against Fathers
(Londres, 1965), p. 337.

UNA LECTURA D E CRIMEN Y CA STIGO ~ 143


vierte "para él instantáneamente en una solución encarnada de su propia
pregunta personal, una solución distinta de aquella a la que él mismo ha-
bía llegado; por tanto, cada persona toca en él un punto doloroso y adopta
una firme función en su discurso interno". 7
Sin embargo, no sólo en el "discurso interno" funcionan tales persona-
jes; ellos estructuran la novela por medio de la secuencia continua de en-
cuentros generada por la acción de la trama. Y estos encuentros, que mues-
tran a Raskólnikov uno u otro aspectos de sí mismo, actúan para motivar
ese proceso de autocomprensión tan decisivo en los propósitos artísticos
de Dostoievski.
Crimen y castigo ha sido comparada frecuentemente con una moderna
novela policiaca o thriller de aventuras, y la novela-folletón que influyó
sobre Dostoievski es históricamente un antepasado de estos dos subgéne-
ros. A primera vista, como no hay ambigüedad acerca de la identidad del
asesino, la comparación con una novela policiaca puede parecer menos
apropiada que con un thriller; en el cual alguien comete abiertamente un
crimen al principio mismo y el interés se encuentra en la elaboración de
las aventuras que fluyen de este delito inicial. 8 Sin embargo, de hecho
Crimen y castigo enfoca la solución de un enigma: el misterio de la motiva-
ción de Raskólnikov; pues, como resultan las cosas , el propio Raskólnikov
descubre que no comprende por qué mató; o mejor dicho, cobra concien-
cia de que el propósito moral que supuestamente lo inspiró no puede, en
realidad, explicar su conducta. Vemos así que Dostoievski internaliza y
psicologiza la habitual busca del asesino en la trama de la novela policia-
ca, y transfiere esta busca al propio personaje; ahora, es Raskólnikov el
que busca su propia motivación. Esta busca crea un suspenso que es simi-
lar (aunque, desde luego, mucho más profundo y moralmente complejo)
a la convencional busca del asesino. No podía faltar un magistrado inves-
tigador, Porfiri Petrovich, cuya tarea es llevar a Raskólnikov ante la justi-
cia; pero esta función puramente jurídica queda subordinada a su papel
de acelerar el curso de autointerrogación y autocomprensión del propio
Raskólnikov.
Asimismo, Dostoievski adapta con brillantez otro rasgo de la novela
7
Mikhail Bakhtin, Problems of Dostoevsky's Poetics, trad. y ed. de Caryl Emerson (Minnea-
polis, 1984), p 258. [Problemas de la poética de Dostoievski, FCE]
8
Para esta distinción, véase Tzvetan Todorov, "Typologie du roman policier", en su obra
Poétique de la prose (París, 1971), pp 55-56.

144 .. ALGUNAS "I DEAS EXTRAÑAS, INCONCLUSAS"


policiaca, aunque esta particular hazaña técnica haya pasado casi inadver-
tida. Ese tipo de narrativa casi siempre contiene claves , algunas de las cua-
les señalan al verdadero asesino y otras a personajes inocentes de quienes
falsamente se sospecha, con objeto de desencaminar temporalmente al lec-
tor. También aquí se detiene por los asesinatos a personajes inocentes, pero
el lector está bien enterado, y Dostoievski, como veremos, utiliza estas
erróneas acusaciones tanto con fines técnicos como para lograr un contras-
te que tiene importancia temática. Más aún , dado que el misterio central es
el de la mo tivación de Raskólnikov, también se vale de tales errores para
plantar claves de es te enigma que guían o que despistan al lector. Las cla-
ves que lo guían , cuidadosamente entrelazadas desde el principio mismo
en el trasfondo de la acción (pero con tal discreción que es fácil perderlas
de vista, especialmente en la primera lectura), señalan lo que Raskólnikov
finalmente descubre acerca de sí mismo : que no mató por los motivos al-
truistas-humanitarios que él creía que lo impelían , sino tan sólo por la ne-
cesidad puramente egoísta de poner a prueba sus fuerzas. Los falsos indi-
cios, importantes sobre todo en la primera parte, son sugerencias, de que
Raskólnikov estaba actuando en respuesta a causas materiales , sociales o
puramente psicopáticas; pero este determinista punto de vista es abierta-
mente combatido en el propio libro .
Esos indicios son falsos en el sentido de que desvían al lector de la ver-
dadera respuesta al problema de la motivación de Raskólnikov, pero las
m otivaciones que sugieren no son falsas en algún sentido absoluto (como
lo es la confu sión más habitual de una persona inocente con una culpa-
ble) Por el contrario , esas posibilidades sugeridas ejercen una enorme pre-
sión sobre Raskólnikov y aumentan grandemente la simpatía que evoca en
el lector. Los indicios de esta índole tal vez no debieran llamarse falsos,
sino accesorios o subordinados y no primarios , y su validez es constante-
mente discutida, tanto en el aspecto dramático, por medio de personajes
como Razumijin, el doctor Zosimov y Porfiri Petrovich, como en forma
directa y discursiva . Integrada en la narración de Crimen y castigo se en-
cuentra , pues, una idea de cómo se lo debe leer, una hermenéutica de su
interpre tación, que es parte integral de su tema antirradical y que muestra
la fe de Dostoievski, frecuentemente expresada , en la importancia de las
ideas y en su capacidad de influir sobre la conducta humana. Hasta donde
yo sé, nadie ha prestado la menor atención a este aspecto del libro , y ya es
tiempo de remediar tan palpable descuido .

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 145


3

Crimen y castigo empieza in medias res, dos días y medio antes de que Ras-
kólnikov cometa su crimen, y continúa a lo largo de un tiempo que se ha
calculado en aproximadamente dos semanas. El tiempo en la novela, tal
como lo siente la conciencia de Raskólnikov, se contrae y se expande libre-
mente, según la importancia que para él tienen los hechos que se van na-
rrando. Por ello, parece carecer de una dimensión objetiva, y también es
manipulado muy libremente para lograr ciertos efectos temáticos, median-
te lo que Ian Watt, escribiendo acerca de Conrad , ha llamado "aposición
temática"; es decir, la yuxtaposición de hechos que ocurren en diferentes
momentos, con objeto de establecer conexiones entre ellos sin una intru-
sión explicativa del autor. 9 Esta fluidez bergsoniana del tiempo ha sido
frecuente y muy correctamente llamada la anticipación, por Dostoievski,
de una técnica narrativa que se difundiría más avanzado el siglo (en parte,
como resultado de la influencia de Dostoievski). Pero la estructura de la
novela en conjunto no es la de la conciencia de Raskólnikov, y resulta erró-
neo confundir una con otra. Por una parte , hay episodios importantes en
que Raskólnikov no está presente, y el punto de vista del narrador predo-
mina. Por otra, la cronología objetiva de los hechos (lo que los formalistas
rusos llaman la fábula , la secuencia temporal de los acontecimientos antes
de ser retocados para servir a los fines artísticos de la novela) desempeña
un papel decisivo al iluminar el misterio de la motivación de Raskólnikov
La que se va descubriendo gradualmente es esta fábula, con todas sus re-
percusiones psíquico-ideológicas, al seguir su curso la doble estructura
temporal de la trama de misterio (el tiempo de la acción en presente revela
lo que ocurrió en el pasado).
La célebre sección inicial de Crimen y castigo, que contiene algunas
de las páginas más poderosas que escribiera Dostoievski , también es una
sutil construcción cuyos diversos hilos temáticos es importantísimo des-
enredar. En el centro mismo se encuentra el conflicto interno de
Raskólnikov, desgarrado entre su intención de cometer un crimen en in-
terés de la humanidad y la resistencia de su conciencia moral ante el he-
cho de tomar una vida humana. Es un intelectual joven y sensible, y la
sutileza de su sensibilidad nos es transmitida a la vez por sus instintivos

9
Ian Watt , Conrad in t/1e Ni11 cteen01 Centw y (Berkeley y Los Ángeles, 1979), p. 280 .

146 .... A LG UNAS " ID EA S EXTRAÑA S. INCONC LUSAS"


impulsos de compasión hacia el sufrimien to que ve a su alrededor y por
la intensa repugnancia que le inspiran sus propias intenciones. Cuando
lo encontramos por vez primera, ha estado meditando ya seis semanas
acerca del crimen , y aunque vive en una aterradora pobreza , es perfecta-
mente claro que no habría pensado en cometerlo por razones puramente
egoístas. Lo que le preocupa es el destino de la humanidad doliente, como
se revela en la escena de la taberna (varias veces volveremos a ella), donde
queda claramente expresada la justificación utilitario -altruista del pro-
puesto crimen.
¿Por qué no asesinar a una miserable, rapaz e "inútil" vieja usurera, y
emplear su dinero para aliviar la miseria humana , tan omnipresente en el
mundo de Raskólnikov7 Ésta es la idea que empieza a abrirse paso en su
mente cuando la oye expresada por un estudiante y un joven funciona rio
en una conversación casual, después de una partida de billar. Dostoievski
coloca esta escena en un lugar público de recreo, y al escucharla Raskól-
nikov, en él surge al mismo tiempo su propia "extraña idea", absolutamente
similar; con ello , nos muestra el autor lo muy difundido y ordinario que se
habían vuelto, por entonces, este tipo utilitario de razonamiento y sus con-
clusiones. Tales ideas no fueron creación solitaria del cerebro atormentado
de Raskólnikov, aunque sí hay ciertos elementos de su carácter que lo
muestran como alguien capaz de ponerlas a prueba .
La descripción de fondo de San Petersburgo en Crimen y castigo es jus-
tamente célebre, y Dostoievski aplica todo su considerable poder artístico
para acentuar la miseria y la degradación humana que pasan ante los ojos
de Raskólnikov, o filtrarlas a través de su sensibilidad, mientras camina por
calles llenas de tabernas, prostíbulos y borrachos tambaleantes. Su encuen-
tro con el irredimible alcohólico Marmeládov, abyecto y consciente de su
propia degradación, encarna para Dostoievski todo lo que le parece intole-
rable en el mundo , especialmente cuando Marmeládov les explica a todos
los presentes que él, con toda su familia, sólo se mantienen con vida gra-
cias al autosacrificio de su hija Sonia, que se ha prostituido. Vemos así que,
en el nivel de la trama , Marmeládov sólo parece fortalecer el deseo de Ras-
kólnikov de actuar contra la espantosa miseria que lo rodea; pero en el ni-
vel del tema ideológico, Dostoievski se vale de este encuentro para revelar
de antemano la inhumanidad de las convicciones del propio Raskólnikov
(aún no específicamente presentadas), así como el diferente conjunto de
valores que pueden contrastarse con ellas.

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 147


Cuando Marmeládov cuenta que acudió a una usurera en demanda de
un préstamo que, obviamente, nunca pagaría , comprende que su inevita-
ble incapacidad de obtener el préstamo está en perfecto acuerdo con las
ideas "modernas''. ¿Deberá concederle el préstamo la usurera por simple
"compasión"? "Pero el señor Lebeziatnikov, quien está al tanto de las ideas
modernas, explicó el otro día que la compasión está hoy prohibida por la
ciencia misma, y esto es lo que se hace en Inglaterra, donde hay una eco-
nomía política" [6: 14]. El razonamiento del propio Raskólnikov se basa
exactamente en los mismos conceptos utilitarios de "economía política"
que excluyen todo sentimiento de compasión hacia el individuo "inútil",
ya señalado como víctima propiciatoria. Por contraste, la visión extática
del ebrio, antes de desplomarse, constituye la mayor antítesis posible al
tenor inhumano de las ideas que Raskólnikov está soñando con poner en
práctica. Pues aquí Marmeládov, mezclando libremente citas de los Evan-
gelios, imagina a Cristo retornando el día del juicio Final y perdonando
hasta a los "hijos de la vergüenza'', como él mismo, porque "ni uno de ~llos
se creyó digno". Sin duda, no es casual que el amor absoluto de Cristo tro-
piece con la oposición "de los sabios y de la gente de razón" (esta última
palabra es traducción de razumnie), con lo que Dostoievski ingeniosamen-
te convierte a los fariseos del Nuevo Testamento en precursores de los radi-
cales rusos del decenio de 1860 [6 21].
El peso simbólico de este ambiente petersburgués, en gran parte limita-
do al populoso y siniestro distrito de clase baja en que vive Raskólnikov,
refuerza la motivación social-humanitaria que sirve de justificación nomi-
nal al crimen de Raskólnikov, y hasta llegar al capítulo m (primera parte),
ésta es la única razón que se nos indica de su intención. Pero entonces
Dostoievski aumenta la importancia de esta incitación más o menos im-
personal ("una muerte, y cien vidas a cambio ... es simple aritmética") con
un motivo mucho más íntimo: la carta de la madre de Raskólnikov [6: 54].
En ella se entera éste de las desesperadas circunstancias de su propia fami-
lia, de las desventuras de su hermana Dunia con el mujeriego terrateniente
Svidrigailov, y de la decisión de Dunia, claramente contra sus inclinacio-
nes, de casarse con el avaro y despótico abogado Luzhin, tan sólo para
poder ayudar a su querido hermano. La resolución de Dunia coloca así a
Raskólnikov, como él lo comprende demasiado bien, exactamente en la
misma posición envilecedora (aunque en apariencia más respetable) del
ebrio Marmeládov, quien vive de los ingresos de Sonia.

148 ~ ALGUNAS " IDEAS EXTRAÑAS, INCONCLUSAS"


El retrato que hace Dostoievski de las agonías de una conciencia en
lucha contra sí misma, mientras Raskólnikov se esfuerza por sofocar sus
escrúpulos morales y endurecerse para el asesinato, no tiene igual desde
Macbeth. Su horrorizado retroceso, después de la visita "de ensayo" al de-
partamento de la usurera para probar el terreno, es la primera de varias
reacciones cuya gravedad va en aumento: "¡Oh, Diosl ¡Qué repugnante es
todo esto ... 1 ¿Y cómo pudo ocurrírseme una cosa tan atroz? " [6: 10]. La
inolvidable secuencia del sueño, en el capítulo v, la cual evoca un recuerdo
de su niñez, cuando presenció cómo un campesino ebrio, Mikolka, apalea-
ba, con el mayor sadismo, hasta matar a una yegua "inútil" y vieja, ejempli-
fica de la manera más vívida el lacerante conflicto de Raskólnikov. Por una
parte, está el niño pequeño que "amaba esa iglesia, los anticuados iconos
en su mayoría sin marcos, y el viejo sacerdote, al que le temblaba la cabe-
za" (el incidente ocurre en las afueras de un cementerio, con una iglesia
cercana) [6: 46]. Este niño , que aún existe en lo más hondo de la psique de
Raskólnikov, se libera furiosamente de la mano de su padre, rodea con los
brazos la cabeza de la yegua muerta para besarle los labios y los ojos sin
vida, y por último huye "como en un frenesí, agitando sus pequeños pu-
ños contra Mikolka" [6: 49] w Por otra parte, está Raskólnikov ya adulto,
teniendo este sueño y planeando ahora comportarse exactamente como
Mikolka ... y no por rabia de ebrio, sino de acuerdo con una teoría "racio-
nal" cuidadosamente elaborada. En el interior de Raskólnikov, el combate
entre estos dos aspectos suyos es tan terrible que lo despierta, aterrorizado
y lleno de odio a sí mismo, creyendo (erróneamente) que al fin ha supera-
do la obsesiva tentación de matar.

10
Este sueño está relacionado con un incidente que ocurrió cuando Dostoievski, a la edad
de dieciséis años, iba de Moscú a San Petersburgo con su hermano mayor para asistir a la es-
cuela en la capital. En camino vieron a un correo del gobierno golpeando a un cochero campe-
sino, y luego, el campesino azotó frenéticamente a su caballo. Dostoievski recuerda esta escena
traumática en sus notas de Crimen y castigo: "Mi primer insulto personal -escribe- , el caba-
llo, el cochero" [7: 138]. Para más información, \'éase Frank, Dostoievshi. Las semillas de la rebe-
lión, FCE, México, 2010, pp. 105-110.
Los especialistas también han detectado algunos detalles de este sueño en un poema de
Nekrásov, Durnnte el crepúsrnlo [Do Sumerek], el cual contiene una descripción muy semejante
de un campesino azotando a un caballo indefenso; también aquí el caballo recibe golpes "en
sus mansos ojos, que lloraban". Este verso del poema será mencionado después por Iván
Karamázov [14: 219]. Véase S V Belov, Roman F M. Dostoevskogo 'Prestttplenie i Nakazanie',
Kommentarii (Leningrado, 1979), p. 97 .

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO .. 149


Los lectores, en su mayor parte, se mantienen inmersos en la concien-
cia de Raskólnikov durante toda la primera parte y tienden a identificarse
con su punto de vista . Lo que predomina en el primer plano es la intencio-
nalidad básicamente utilitario-altruista de Raskólnikov, que el lector se in-
clina a considerar (y así debe considerarlo, en gran medida) como perfec-
tamente auténtica. Pero Dostoievski no desea que tal motivación parezca
exclusiva. Entrelazados con los principales episodios de la lucha interna
aparecen incidentes del pasado de Raskólnikov, cuyo único propósito es
indicar que, en realidad , es insensible a las subconscientes fuerzas psíqui-
co-emotivas que se han removido en su personalidad. En todos estos inci-
dentes, Raskólnikov se comporta de un modo que muestra movilizadas
sus emociones contra los sentimientos que le inspiran sus objetivos utilita-
rio-altruistas . Vemos aquí a un Raskólnikov totalmente distinto de aquél
cuyo corazón es desgarrado por el sufrimiento humano, un Raskólnikov
que, inmediatamente después de acudir en ayuda de un necesitado (como
cuando acompaña al ebrio Marmeládov hasta su casa y deja algunos ko-
peks en el alféizar de la ventana , o cuando llama a un policía para que
proteja a una muchacha ebria que era seguida en la calle por un gordo y
lujurioso "dandy"), sufre un súbito cambio de actitud. El compasivo Ras-
kólnikov de hace un momento se convierte poco después en un desdeñoso
y frío egoísta, totalmente indiferente a los mismos infortunios que habían
despertado su compasión.
El egoísmo como ingrediente del carácter de Raskólnikov queda indi-
cado muy pronto en la "expresión de la más profunda repugnancia" que
pasa por su rostro mientras camina por "la indignante miseria" de calles
malolientes. También se nos dice que había mantenido "una especie de al-
tivo orgullo y reserva" en relación con sus condiscípulos estudiantes , com-
portándose "como si fuera superior [a ellos] en desarrollo , conocimientos
y convicciones , como si las creencias y los intereses de sus amigos estuvie-
sen por debajo de los suyos" [6: 6, 4 3] . Los súbitos cambios de conducta
de Raskólnikov han solido interpretarse simplemente como manifestación
de las antinomias psicológicas de su personalidad . Mas para Dostoievski,
psicología e ideología eran ya inseparables, y cada una de esas inversiones
está correlacionada con alguna referencia a la doctrina radical. Precisamente
después de su visita "de ensayo", vacilando por la fiebre y el asco de sí mis-
mo , Raskólnikov se detiene en una taberna donde se encuentra a Marme-
ládov y bebe un vaso de cerveza. Al sentirse instantáneamente mejor, atri-

150 ... ALGUN AS "" IDEAS EXTRAÑAS. INCONCLUSAS..


buye su anterior agitación moral a la falta de alimentos, y le resta toda
importancia: Chernishevski había enseñado que la moral no era sino un
producto de la fisiología.
Raskólnikov también vuelve a reflexionar sobre los kopeks que dejó a
los Marmeládov. "'Qué estupidez he cometido', reflexiona. ' ... Ellos tienen
a Sonia, y yo necesito el dinero'" [6: 25]. Esta consideración utilitaria con-
tiene su espontáneo arranque de piedad, y con "una risa maligna" medita
en la capacidad infinita de la humanidad para adaptarse aun a las circuns-
tancias más degradantes. Algo muy similar ocurre cuando, después della-
mar al policía para que ayude a la muchacha (a quien identifica como su
hermana Dunia, acosada por Svidrigailov), inesperadamente se hace a un
lado, asqueado. De pronto "algo pareció picarle a Raskólnikov; en un ins-
tante se invirtieron todos sus sentimientos", y pasa al otro extremo: "Dejé-
moslos devorarse vivos unos a otros ... ¿A mí qué me importa?", murmura
para sí [6: 4 2]. Lo que le "pica" a Raskólnikov es la mordedura de estas
reflexiones darwinianas, que consideran el triunfo del más fuerte como
recto y justo, y toda ayuda al más débil como violación de las leyes de la
naturaleza. Luego esta escena se duplica internamente cuando Raskólnikov
empieza por imaginar el probable futuro de la muchacha en la prostitu-
ción, las enfermedades venéreas y la ruina física a los dieciocho o diecinue-
ve años, pero luego cáusticamente rechaza este resurgimiento de su piedad
porque "un cierto porcentaje, según nos dicen, cada año debe ... seguir ese
camino ... a alguna parte ... al demonio sin duda, para refrescar al resto de
los seres humanos y dejarlos en paz" [6: 4 3].

Las ideas radicales, idénticas en su lógica utilitaria a las expresadas en la


escena de la taberna, actúan de esta manera continuamente, reforzando el
egoísmo innato del carácter de Raskólnikov haciéndole odiar, en lugar de
amar, a sus congéneres, los seres humanos. No sólo sus ideas van en contra
de las tendencias instintivas de su sensibilidad moral-emotiva; estas ideas
lo transforman momentáneamente en alguien para quien la conciencia
moral ha dejado de actuar como parte de su personalidad. No es que su
objetivo moral no sea sincero; pero al endurecerse voluntariamente para
llevar a cabo sus fines, según nos damos cuenta, Raskólnikov debe sofocar

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 151


dentro de sí esos mismos sentimientos moral-emotivos de los que había
surgido precisamente ese objetivo. Así, lo que ocurre en estas escenas ilus-
tra el modo en que las ideas de Raskólnikov han estado afectando su per-
sonalidad, y arrojan una luz importante sobre lo que ha estado ocurriendo
con sus emociones desde que cayó bajo su influencia.
Si examinamos la fábu la de la novela , olvidando por el momento su
siuzhet (el término formalista ruso que significa manipulación "artística" de
la estructura narrativa; es decir, el orden en que esta estructura se desen-
vuelve a ojos del lector), nos percatamos de que las ideas radicales empe-
zaron a influir sobre Raskólnikov desde unos seis meses antes de los acon-
tecimientos con que empieza la novela . Fue entonces cuando escribió su
importante artículo Sobre el c1imen, el cual remodela y extiende las reflexio-
nes de Pisarev acerca de Bazárov, y divide a la gente en dos categorías: las
personas "ordinarias" y las "extraordinarias". El primer grupo, el de las ma-
sas, se contenta con su suerte y dócilmente acepta cualquier orden estable-
cido que exista; el segundo, una minúscula élite, está compuesto por quie-
nes "buscan de diversas maneras la destrucción del presente en aras de lo
mejor" (los ejemplos que presenta son Newton y Kepler, Licurgo, Salón,
Mahoma y Napoleón). Esos hombres "extraordinarios" invariablemente
cometen crímenes si se los juzga por los antiguos códigos morales que
ellos están esforzándose por remplazar; pero como actúan "buscando lo
mejor", su objeto es en última instancia perfeccionar el destino de la hu-
manidad y, por ello, a la larga son benefactores y no destructores . De modo
que, arguye Raskólnikov, "si uno de ellos se ve obligado por su idea a pasar
sobre un cadáver o a nadar en sangre, podrá encontrar en sí mismo, en su
conciencia, una sanción para nadar en sangre" [6: 199-200; las cursivas son
nuestras]. Desde que escribió ese artículo, Raskólnikov se ha sentido fasci-
nado por la imagen majestuosa de esa personalidad napoleónica que , en
interés de un mayor bien social, cree poseer el derecho moral de matar.
Cinco meses después Raskólnikov hace su primera visita a la aborreci-
da prestamista, y luego para en la taberna donde oye la conversación entre
el estudiante y el joven funcionario. Esto señala el momento de la apari-
ción de su "extraña idea", la cual está basada exactamente en la misma ló-
gica utilitaria expuesta en su artículo: el asesinato puede ser sancionado
por la conciencia en nombre de un mayor bien social. Y así, tras el súbito
origen de la intención de Raskólnikov ("picoteando su cerebro como un
pollito en el huevo"), vemos los largos meses de gestación durante los cua-

152 ... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS. INCONCLUSAS"


les Raskólnikov había soñado en convertirse en una personalidad napoleó-
nica y adquirir, con ello, privilegios homicidas [6: 53 ]. Su encuentro con
Aliona lvánovna simplemente concretó la posibilidad de aplicar esta ambi-
ción, que había estado germinando en su subconsciente, a las condiciones
de su propia vida en San Petersburgo.
Algunos comentaristas siguen sosteniendo que existe una oposición
fundamental entre las ideas expresadas en la escena de la taberna y las
ideas presentadas en el artículo, y es verdad que hay un hincapié diferente
en las dos versiones de la misma doctrina básica. Al principio, Dostoievski
subraya los objetivos humanitario-altruistas de Raskólnikov; más adelante,
la que pasa a ocupar el primer término es la personalidad napoleónica.
Pero esto está en armonía con la manera en que Dostoievski trata su siuzhet,
la técnica, propia de la novela de misterio, de revelación gradual, que or-
questa todo el proceso del autodescubrimiento gradual de Raskólnikov.
Ambos aspectos de la doctrina se manifiestan en cada ejemplo , y lo único
que cambia es el acento cuando Raskólnikov llega a comprender cómo la
tentación de encarnar una personalidad napoleónica ha ido en contra de
sus propósitos, que él había creído no egoístas.
La primera mención abierta del artículo de Raskólnikov ocurre duran-
te su entrevista con Porfiri Petrovich en la tercera parte , y es un error co-
mún suponer que antes no se habían hecho alusiones a su contenido.11
Pero en realidad , durante la misma conversación en la taberna que habi-
tualmente se ha considerado la antítesis del artículo, el narrador indica
que es menester una personalidad napoleónica para poner en práctica las
ideas que se estaban discutiendo, pues cuando el joven funcionario objeta
que lo injusto de la existencia de la prestamista es, simplemente, "cosa de
naturaleza", el estudiante replica con vehemencia: "Tenemos que corregir y
dirigir la naturaleza, si no fuera así nos ahogaríamos en un mar de prejui-
cios. Si no fuera por eso, nunca habría habido un solo gran hombre. Hablan de
deber y de conciencia a moral; pero la cosa es , ¿qué queremos decir con
eso7" [6: 54; las cursivas son nuestras].

11
En una guía a la novela , Gary Cox escribe acerca de este artículo, del que con razón dice
que "contiene algunas de las principales racionalizaciones del asesinato", que "no hay ninguna
mención de él en la primera parte, cuando Raskól niko\· estaba planeando el crimen y hablan-
do del o rigen de su idea". Cree que "es casi ine\•itable la conclusión" de que "Dostoie\•ski sim-
plemente no pensó en el artícu lo hasta después de publicadas las partes primera y segunda"'
(¿7). Véase Gary Cox, Crime and Pwiishment (Boston , 1990), p 73.

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO .. 153


El concepto del "gran hombre", quien posee el derecho moral de dar
un nuevo sentido al "deber" y a la "conciencia", es introducido así , desde el
principio mismo , en la "extraña idea" de Raskólnikov. Y hasta existe una
alusión, generalmente inadvertida, a esta grandiosa ambición en la primera
página. Cuando Raskólnikov se desliza subrepticiamente, pasando frente a
la puerta de su casera , temeroso de que ésta le reclame no haber pagado el
alquiler, cáusticamente se burla de su propia timidez: "Quiero intentar se-
mejante cosa y al mismo tiempo me atemorizan estas fruslerías. Sería inte-
resante saber a qué le temen más los hombres. Lo que más temen es dar un
nuevo paso , proferir su propia palabra" [6: 6; las cursivas son nuestras].
Más adelante , Raskólnikov definirá a su hombre "extraordinario" precisa-
mente por su capacidad de proferir una "nueva palabra"; está colocando
así el sórdido crimen que se propone cometer en esa exaltada perspectiva.
Otra referencia más extensa al artículo aparece cuando Raskólnikov
está haciendo frenéticamente sus últimos preparativos para el crimen. Se
nos dice que , mucho tiempo atrás, le había preocupado la "psicología del
criminal" (y así es como después se describirá el tema de su artículo) y por
qué los delincuentes comunes invariablemente sufren "una fa lla de la ra-
zón y de la fu erza de voluntad" precisamente antes de cometer su delito.
Esta falla fue como una enfermedad que cayera sobre ellos y luego pasó
como cualquier otra enfermedad; pero, como resultado, dejaron claves dis-
persas por la escena del crimen, facilitando así su identificación y su arres-
to. Raskólnikov estaba convencido de que nada así le ocurriría a él: "Su
razón y su voluntad no flaquearían en el momento de realizar su designio ,
por la sencilla razón de que su designio 'no era un crimen'". "Omitiremos
-añade el narrador, sugerente- todo el proceso por medio del cual había
llegado a esta conclusión; ya hemos adelantado en exceso" [6: 58-59]. Pero
este proceso de razonamiento está manifiestamente contenido en el artícu-
lo de Raskólnikov, cuyas personas "extraordinarias" no cometen "críme-
nes" precisamente porque tienen un derecho moral de pasar por encima de
las leyes existentes; los delincuentes "ordinarios" fueron abrumados por su
conciencia y por ello se delataron. La confianza de Raskólnikov en que él
sería inmune a tal agitación nos indica que ya hace tiempo que él mismo
también se clasificó como miembro de la élite "extraordinaria".
Y sin embargo , como tan poderosamente lo muestra Dostoievski , Ras-
kólnikov dista mucho de poder acallar las respuestas "irracionales" de su
conciencia. Durante las seis semanas anteriores , semanas llenas de "manó-

154 .. ALGU N AS '"IDEAS EXTRAÑAS. INCON CLU SAS"'


logos en que él se burlaba de su propia incompetencia e indecisión" [6: 7],
en cambio se había agitado hasta llegar a un estado psicopático llamado
por el narrador monomanía, estado que Dostoievski pinta con su habitual
maestría al describir a las víctimas de algún desorden mental. La monoma-
nía se define clínicamente como una obsesión irracional por un objeto ,
hecho , idea o persona en particular, que en este caso es resultado de la in-
certidumbre de Raskólnikov sobre si logrará obligarse a actuar de acuerdo
con su au toimagen de hombre "extraordinario''. Hasta allí, maniatado por
la empecinada oposición de su conciencia moral, se ha visto , por el contra-
rio, asaltado por una frustrante parálisis de su voluntad y un gradual rem-
plazo de la volición consciente por las compulsiones subconscientes de su
monomanía. Esto nos ofrece otra motivación de Raskólnikov que ha lla-
mado la atención de psiquiatras y psicoanalistas; pero aunque Raskólnikov
indudablemente padece alguna forma de enfermedad mental, la causa de
esta enfermedad no sólo debe interpretarse en términos de psicopatología:
es producto de la guerra moral-psicológico que se ha entablado entre su con-
ciencia y el efecto de sus ideas sobre su misma personalidad.
En estas primeras páginas hay abundantes muestras del desequilibrio
mental de Raskólnikov, que ha debilitado su captación de la realidad exte-
rior. Esta pérdida se muestra en cierto número de detalles reveladores
(como su andrajoso sombrero de fabricación alemana , que lo hace fácil-
mente identificable) y la referencia directa a su costumbre de pasearse por
las calles murmurando entre dientes, "hundido en sus pensamientos o,
mejor dicho, como en una especie de inconciencia" [6: 6]. El aislamiento
que Raskólnikov se ha impuesto es comparado después con el de "una tor-
tuga en su caparazón". "Hasta la vista de la sirvienta que lo atendía y que a
veces se asomaba a su habitación le provocaba convulsiones biliosas." El
narrador explica que "en el actual estado de su espíritu" (es decir, durante
las seis semanas anteriores) hasta había empezado a encontrar una especie
de placer masoquista en el sucio desorden de su miserable habitación, y
ese descuido le parecía "positivamente agradable" [6: 25-26]. Como tan a
menudo ocurre en Dostoievski, el odio que Raskólnikov siente contra sí
mismo por su impotencia se vuelca al exterior, convirtiéndose en un sádi-
co odio a los demás (aun a la alegre sirvienta campesina Nastasia, quien
obviamente siente lástima por el ex estudiante, casi muerto de hambre , y
trata de ayudarlo en lo que puede). Ahora, Raskólnikov está demasiado
amargado para responder a las amabilidades de otros salvo con resenti-

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 155


miento; además, su monomanía ha centrado todas sus emociones en el
deseo de matar, espoleando más toda la inhumanidad latentemente agresi-
va de su egoísmo.
Vemos así que en estos capítulos Raskólnikov cae cada vez más en las
garras de su monomanía, y esto significa en garras de su deseo de demos-
trarse a sí mismo que en realidad pertenece a la categoría de hombres "ex-
traordinarios". Al mismo tiempo, no se da cuenta de la mortífera dialéctica
que está ocurriendo en su personalidad, la cual le exige demostrar un
egoísmo implacable para alcanzar un fin humanitario y moralmente bené-
fico. Desde luego , esta inconsciencia es esencial para la estrategia artística
de Dostoievski, y queda subrayada por la manera en que finalmente se re-
suelve la lucha interna de Raskólnikov. En el momento preciso en que,
después del sueño de la muerte de la yegua, Raskólnikov cree que su con-
ciencia ha triunfado y que, por fin, se ha liberado de "esa magia, esa hechi-
cería, esa fascinación, esa obsesión" (la cuidadosa elección de las palabras
nos indica hasta qué punto es víctima de una compulsión psíquica subli-
minal), casualmente oye una conversación por la que se entera de que su
presunta víctima, Aliona Ivánovna, quien vive con su hermana menor,
Lizáveta, estará sola a cierta hora del día siguiente [6: 50].
Este encuentro casual, que actúa sobre una psique ya perturbada al
punto del colapso, libera el mecanismo de su monomanía de un modo que
más adelante será descrito por el doctor Zosimov (cuyo diagnóstico es dig-
no de confianza y merece más atención de la que habitualmente se le pres-
ta) . Los que padecen una monomanía, explica el médico, a veces "efectúan
acciones ... de una manera magistral y astuta, aunque la dirección de las ac-
ciones y su origen estén perturbados y dependan de varias impresiones
morbosas. Es como un sueño" [6: 174]. Al enterarse de esta milagrosa opor-
tunidad, que sin duda puede considerarse una "impresión morbosa", Ras-
kólnikov, en consecuencia, "sintió de pronto en todo su ser que ya no tenía
libertad de pensamiento ni voluntad ... Fue como si una parte de sus ropas
se hubiesen trabado entre las ruedas de una máquina y se viera arrastrado
dentro de ella" [6: 52, 58]. De este modo interviene el destino, pero es un
destino que actúa sobre una predisposición psíquica patológica condicio-
nada por una autointoxicación ideológica.
Esta rendición de Raskólnikov al embate de la fatalidad, uno de los
fundamentos de la novela, ha provocado no pocas interpretaciones espe-
culativas. Sin embargo, su función temática específica consiste en obviar

156 <111 ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS. INCONCLUSAS"


toda posibilidad de considerar que Raskólnikov actuó sobre la base de una
decisión consciente, voluntaria y racional. Antes bien, se ve impelido por
las fuerzas psíquicas liberadas por la lucha necesaria para vencer la resis-
tencia moral de su conciencia. Así, se nos presenta a Raskólnikov goberna-
do por unas compulsiones que no comprende (aunque al lector se le haya
permitido echar una ojeada a lo que significan en la práctica) y cuyo autén-
tico sentido tendrá que descifrar en todo el resto del libro. Además, labre-
cha entre el autoengaño de Raskólnikov y la perspectiva del lector se en-
sancha por la manipulación, apenas notada pero magistral de Dostoievski,
de la secuencia temporal en el capítulo anterior al asesinato.
La importantísima escena de la taberna, a la que ya nos hemos referi-
do, aparece en el capítulo v1 de la primera parte del siuzhet, aun cuando
esto ocurriera seis semanas antes en la fábula. ¿Por qué este cambio de
tiempo? Sin duda, para que el lector pueda recibir la más poderosa im-
presión de la enorme brecha que se abre entre el objetivo supuestamente
altruista y humanitario de Raskólnikov, que acaba de ser claramente enun-
ciado por primera vez, y el sangriento horror descrito pocas páginas des-
pués, en el capítulo v11. La discrepancia entre la idea abstracta y la realidad
humana concreta, entre la intención y la realización, no podría ser presen-
tada con mayor dramatismo. Y luego, este efecto es reforzado por otro casi
inmediato cambio de tiempo , el cual se refiere a cuestiones anteriores al
asesinato, aún más atrás en lafábula, seis meses en lugar de seis semanas,
pues una intercalación contiene las referencias ya mencionadas al artículo
de Raskólnikov, sobre la base de lo que cree que es su propia invulnerabi-
lidad a las agitaciones "irracionales" porque, como un tanto burlonamente
observa el narrador, "con respecto a la cuestión moral. . . su análisis ya esta-
ba completo; su casuística se había vuelto tan afilada como una navaja de
afeitar, y no pudo encontrar objeciones de conciencia en sí mismo" [6: 58].
Su teoría original y su encarnación en San Petersburgo son llevadas así a
una "aposición temática" muy cercana al propio asesinato.
Estos cambios de tiempo crean un profundo efecto de ironía dramática
que funciona hacia atrás y hacia adelante en el texto. Durante las seis sema-
nas pasadas, según queda en claro, el propio Raskólnikov había sido presa
de los síntomas del criminal "ordinario", víctima del mismo "eclipse de la
razón y falla de la fuerza de voluntad ... que alcanzaron [su] punto culmi-
nante poco antes de que él perpetrara el crimen" [6: 58]. En efecto, Ras-
kólnikov no sólo está enfermo psicológica sino también físicamente, y su-

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 157


fre de un estado de alta fiebre que sólo intensifica el "eclipse de la razón y
la falla de la fuerza de voluntad" a los que se había creído inmune. Se ma-
nifiesta así hasta qué punto había sido víctima de un autoengaño en el pa-
sado, y como no ha logrado (lejos de ello) conquistar su conciencia moral
"ordinaria", obviamente no logrará tampoco alcanzar ese absoluto dominio
de sí mismo que, teóricamente, se derivaba de su propia doctrina.
La ironía dramática que surgió en este capítulo recibe una confirma-
ción sensacional en la escena del asesinato, que escandalizó a los contem-
poráneos de Dostoievski por la crudeza y el implacable realismo de su
descripción. Nada sale de acuerdo con los pocos planes que Raskólnikov
había hecho por adelantado, y la inesperada necesidad de asesinar también
a la mansa y bondadosa Lizáveta muestra de manera palpable la contingen-
cia de esa realidad humana que Raskólnikov había imaginado que tan fá-
cilmente podría dominar. Actúa en un estado de pánico y terror, aunque
con la astucia y la aparente congruencia de un monomaniaco. El narrador
no nos deja dudas de que las facultades de razonamiento de Raskólnikov
estaban en suspenso ... ¡Sólo en el último momento, después de matar a
Lizáveta, se da cuenta de que ni siquiera había corrido el cerrojo a la puerta!
Durante la mayor parte de esta brutal escena de asesinato , el narrador
se mantiene cerca del punto de vista de Raskólnikov y maravillosamente
transmite la naturaleza casi hipnótica de su conducta. Pero en cierto mo-
mento observa que "el temor iba dominándolo más y más", y añade que
Raskólnikov se habría entregado si hubiese comprendido lo "desesperado"
y "repugnante" de su posición. Sin embargo, no por temor "sino por sim-
ple horror y repugnancia a lo que había hecho. Esta sensación de asco sur-
gió en él, haciéndose más intensa a cada minuto" [6: 65]. Una vez más, la
conciencia moral de Raskólnikov se rebela, pero ya no logra acallarla con
la casuistería de su lógica utilitaria; al crimen mismo es a lo que en reali-
dad lo ha llevado esta lógica. En cambio, lo que surge es el absoluto egoís-
mo justificado por semejante lógica, y ahora totalmente desenfrenado en
su monomanía. Cuando los dos hombres que llegan a visitar a Aliona lvá-
novna tocan a la puerta tras la cual se oculta Raskólnikov, hacha en mano,
"sufría una especie de delirio. Hasta empezaba a prepararse a luchar cuan-
do ellos entraran ... ¡Sentía a ratos la tentación de proferir un juramento,
de burlarse de ellos, mientras no pudiesen abrir la puerta!" [6: 68].
Este momento tras la puerta, cuando el egoísmo de Raskólnikov llega
a un exceso de odio autodestructivo y de desconfianza de todos, volverá a

158 ... ALGUNAS " IDEAS EX TRAÑAS , INCONCLUSAS"


usarse como en retrospectiva, convirtiéndose en un leitmotiv. Representa
todas las fuerzas emotivas que, despertadas por su teoría y luego desboca-
das en el crimen, se han liberado de su anterior anclaje moral. Las dos par-
tes antitéticas de la personalidad de Raskólnikov, que antes se mantenían
unidas por la aguda dialéctica de su casuística, lo h an convencido de que
era posible reconciliar el crimen con la moral. Esa creencia ya no es soste-
nible, y Raskólnikov continuará flu ctuando entre estos dos polos durante
el resto del libro , con sólo el más tenue atisbo de una posible resolución al
final.

La primera parte de Crimen y castigo, habitualmente considerada como


simple "prólogo" a la acción principal, es de hecho mucho más importante
para la estructura de la obra de lo que por lo general se ha creído . Sencilla-
mente no es verdad , como cree K Mochulski, que al término de esta sec-
ción "ni el héroe ni los lectores conocen las verdaderas razones del cri-
men".12 Raskólnikov ciertamente actuó en un estado de olvido psicopático,
pero Dostoievski sin duda le ha transmitido al lector un sentido de cuál
resultará ser esta "verdadera razón ". El punto de vista de Raskólnikov y el
del lector, pese a esta difundida opinión en sentido contrario , no coinci-
den ... o por lo menos no pretenden coincidir, si hasta aquí hemos leído co-
rrectamente a Dostoievski. Y aun cuando los lectores acaso no logren apar-
tarse lo suficiente - sobre todo en una primera lectura- de Raskólnikov
para percibir todos los barruntos , sin embargo no pueden dejar de recibir
el pasmoso impacto de la discrepancia que hay entre los hechos y los obje-
tivos y expectativas del protagonista. En la segunda parte de la novela, que
corre desde la secuela inmediata del crimen hasta la llegada de la familia
de Raskólnikov a San Petersburgo , Dostoievski empezará a cerrar la brecha
entre la conciencia de Raskólnikov y la ya expuesta por el narrador a los
lectores.
En los capítulos 1y 11 de la segunda parte , Raskólnikov continúa en el
mismo nebuloso estado de conciencia que durante el propio crimen; pero
cuando al despertar de su sueño febril descubre manchas de sangre en sus
ropas y nota que ni siquiera se quitó de la manga el lazo en que había lle-

12
K fvloc hulsky, DosloC\'sliy, trad. ele Mi chael A. Mini han (Prince ton , N .]., 1967), p 303 .

UNA LECTURA DE CR IMEN Y CASTIGO ... 159


vado el hacha, su embotada sensibilidad empieza a percibir que actuó en
un estado de confusión. El brillante giro de la trama, cuando es convocado
a la delegación de policía para cobrarle un pagaré, lo pone en contacto con
las autoridades legales , y la sensación de ser perseguido y acosado ya no lo
abandonará en el futuro. Lo más importante de todo es lo que ocurre cuan-
do él le implora piedad al empleado de la policía y de pronto se percata de
que toda su relación con el mundo moral-social normal se ha modificado
irremediablemente. "Una sombría sensación de angustiosa y permanente
soledad y enajenación fue cobrando forma consciente en su alma ... sintió
con toda claridad que ... jamás podría apelar a esa gente ... aun si hubiesen
sido sus propios hermanos y hermanas" [6: 81-82]. La referencia a "herma-
nos y hermanas" prefigura la reunión de Raskólnikov con su familia, cuan-
do experimentará con una terrible agudeza esta sensación de soledad.
La consecuencia inmediata de este encuentro con el aislamiento moral-
social, de haber sido exiliado de la comunidad humana, es un abrumador
impulso de confesar ante el comprensivo oficial de policía Nikodim Fómich,
y esta involuntaria necesidad de superar la sensación glacial de enajena-
miento, que continuará luchando con su vanidad y su egoísta orgullo, es la
que pronto le hará buscar en Sonia el solaz de una compañía humana.
Pero cuando Nikodim Fómich entabla una conversación con su subordina-
do, el explosivo pero pacífico teniente "Pólvora", acerca del asesinato de Alio-
na lvánovna, Raskólnikov cae desmayado. Esto lo hace sospechoso, aunque
su febril estado físico constituya una buena explicación; pero el incidente
también inicia el proceso de objetivar para Raskólnikov los hechos pasa-
dos , por medio de la ingeniosa variación que hace Dostoievski sobre la
convención de escuchar conversaciones ajenas. La conversación trata de los
dos hombres que habían llegado a visitar a la usurera poco después de que
Raskólnikov cerrara la puerta y que luego , por turnos, se fueron a buscar
al portero del edificio. Fueron detenidos como sospechosos, y los dos poli-
cías , discutiendo sobre si eran los culpables, reconstruyen los actos de Ras-
kólnikov cuando furtivamente salió del departamento y bajó las escaleras.
De esta manera , Raskólnikov se enterará gradualmente de su propia
conducta, pero tales conversaciones también sirven como indirecto comen-
tario del autor y constituyen uno de los subtextos hermenéuticos ya men-
cionados. Pues todas estas discusiones giran sobre la cuestión de saber si la
culpa criminal debe sopesarse sobre la base de los hechos que parecen ob-
viamente incriminatorios (¿por qué se alejaron de la puerta los dos hom-

160 ... ALGUN AS "IDE AS EXTRAÑ AS. INCONCLUSAS"


bres7) , o si se deben tener en cuenta otros factores que son puramente
"psicológicos": cuál fue la conducta de los sospechosos en público , antes
de entrar en el edificio, etc. Estos argumentos examinan la cuestión de la
culpa como una oposición entre las causas inmediatamente evidentes y fá-
ciles de comprobar, con base en obvios hechos materiales, y las conclusio-
nes derivadas de intuir los estados internos de conciencia del sospechoso .
Esa pregunta está analógicamente relacionada con la propia motivación de
Raskólnikov, e implícitamente señala la importancia de prestar la mayor
atención a su "estado de conciencia", tal como es revelado y afectado por
sus propias ideas.
Los hechos ocurridos en la delegación de policía llevan a Raskólnikov
a iniciar el proceso de explorar su propia motivación; el crimen le ha de-
mostrado que difícilmente podría ser la que previamente había imaginado.
Después de apresurarse a sacar de su habitación el botín y enterrarlo bajo
una gran piedra, "una nueva pregunta, absolutamente inesperada y suma-
mente sencilla, lo dejó perplejo", y esta duda es el primer paso de los que
irán socavando la razón humanitaria-altruista que tanta importancia había
tenido en la escena de la taberna: "Si en realidad todo esto lo hiciste cons-
cientemente [sozhnatelno] -piensa- y no como un loco , si en realidad te-
nias una meta definida e inconmovible, ¿cómo no se te ocurrió nunca ver
siquiera dentro del bolso , y no tenías ni una idea de lo que habías ganado,
o por qué soportaste todo este tormento y, conscientemente, te lanzaste a
un asunto tan bajo, tan vil e innoble?" [6: 86]. Lo que surge en Raskólnikov
como respuesta a esta incertidumbre es "una sensación novedosa e irresisti-
ble de repulsión ilimitada, casi física , por todo lo que lo rodeaba, una sensa-
ción obstinada, odiosa y malévola ... que se hacía más y más intensa a cada
minuto. Sentía odio hacia cada persona que encontraba" [6: 87]. Esta "sen-
sación irresistible" en realidad contiene gran parte de la respuesta que Ras-
kólnikov está buscando, aunque aún no tenga conciencia de lo que significa.
La situación moral-psíquica enteramente nueva en que se encuentra
Raskólnikov es subrayada entonces por la visita a su único amigo, el cáli-
do, generoso y entusiasta Razumijin , a quien ya hemos conocido antes y
que obviamente sirve de contraste con el introspectivo, sombrío y amarga-
do Raskólnikov. Sus circunstancias social-económicas eran exactamente las
mismas, pero Razumijin "estaba esforzando cada tendón de su cuerpo para
mejorar sus circunstancias, con objeto de reanudar sus estudios" [6: 44] .
Pese a las bromas de Razumijin y a su oferta de ayuda a un amigo que , co-

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CA STIGO ~ 161


mo pronto lo nota , está "delirando", la visita sólo intensifica en Raskólnikov
la torturante sensación de una soledad irremediable. Surgen así otros dos
incidentes para confirmar este motiv. Uno de ellos es el célebre panorama
del "magnífico espectáculo" [6: 90] de San Petersburgo, que en el pasado
siempre había producido en Raskólnikov "una impresión sombría y miste-
riosa" [6: 90] que nunca pudo comprender. Ahora, junto con "todo su pa-
sado, todas sus antiguas ideas y problemas y pensamientos y sensaciones" ,
se sintió más apartado de él que antes (loe. cit., las cursivas son nuestras).
El significado simbólico de esta ruptura con "todo su pasado" se expresa
cuando, con un amplio movimiento del brazo , sin pensarlo arroja al canal
la moneda de veinte kopeks que una niña le dio , por caridad, "en nombre
de Cristo". 13 Este gesto indica lo poco que Raskólnikov puede ya identifi-
carse con las ideas caritativas expresadas en la escena de la taberna. Lo que
le queda es el simple terror del sueño siguiente, cuando Raskólnikov ima-
gina que está oyendo al caprichoso teniente "Pólvora" apalear sin piedad a
la casera en las escaleras.
En esta coyuntura hay un hiato de tres días , durante los cuales Raskól-
nikov permanece en un delirio semiconsciente, dándose cuenta apenas de
lo que lo rodea , para despertar una vez que ha pasado la crisis de su enfer-
medad. Razumijin, dedicándose a cuidar a su amigo enfermo durante este
tiempo, ha llevado para la consulta al joven doctor Zosimov, sumamente
competente, quien tiene un interés especial en los trastornos psiquiátricos.
Mediante los torpes esfuerzos que hace Razumijin por alegrar a su amigo,
enfermo y sombrío, se entera Raskólnikov de que Zamétov (quien recibe
sobornos) ya había entrado en su habitación y que , en su delirio febril, él
le reveló algunos detalles fragmentarios de sus esfuerzos por borrar las
huellas del crimen.
También se entera Raskólnikov, por la conversación que sostienen
Razumijin y Zosimov (así como por una interjección de Nastasia), no sólo
de que la asesinada Lizáveta le había remendado su camisa sino también
13
Una niña pequeña que da algunos kopeks a un menesteroso es algo que tiene una con-
movedora resonancia para Dostoievski, ya que, como lo registró en La casa de los muertos, es
algo que le había ocurrido a él mismo. Una vez, caminando por la calle ]Unto con un guardia,
una niñita "vino corriendo hacia mí. 'Aquí, desdichado , toma un kopek en nombre de Cristo',
gritó, luego se me adelantó corriendo, y me puso la moneda en la mano . . conservé ese kopek
durante mucho tiempo" (4: 19]. Más adelante la esposa de Dostoievski comentaría esta escena
de Crimen y castigo: "Éste es un recuerdo personal de Fiódor Mijaílovich. Muchas veces me ha-
bló de ese kopek y lamentó no haber podido conservarlo" (PSS, 4: 289).

162 .... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS. INCONCLUSAS"


del gran descuido con que él cometió los asesinatos; el pintor de casas Ni-
kolái ha sido detenido como sospechoso , y surge una discusión sobre esta
nueva solución del crimen. Nikolái fue detenido después de empeñar algu-
nas joyas que había descubierto en el departamento vacío en que Raskól-
nikov se refugió antes de deslizarse escaleras abajo. El propio Raskólnikov
(así como el lector) ignoraba totalmente esta pérdida , y nada pudo mos-
trarle con mayor claridad su absoluta falta de dominio personal , su incapa-
cidad total de ponerse a la altura de la imagen que se había formado de
una serenidad racional. Esta información le llega como terrible golpe, y
Raskólnikov reacciona con un sobresalto de terror "mientras miraba con
ojos turbios y aterrados a Razumijin" [6: 108].
Una vez más las reacciones de Raskólnikov van acompañadas por un
contrapunto temático-hermenéutico. Razumijin defiende la inocencia de
Nikolái, pese a todas las pruebas en contra (Nikolái también había intenta-
do ahorcarse, por temor a la policía), con el argumento de que esas prue-
bas deben sopesarse con tra otros facto res menos palpables , relacionados
con la "psicología" del sospechoso. Nikolái había estado jugueteando en la
entrada del edificio de departamentos con un compañero de trabajo, apro-
ximadamente a la hora en que se cometieron los asesinatos, y Razumijin
arguye, acalorándose , que habría sido humanamente imposible que hubiese
matado a dos muj eres pocos momentos antes de dedicarse con tanta tran-
quilidad a esos alegres y rudos jugueteos. Pero las autoridades legales ru-
sas, dice furiosamente, son incapaces de "aceptar semejante hecho -basa-
do exclusivamente en una imposibilidad psicológica y en un estado
mental- como hecho irrefutable, capaz de demoler cualesquiera circuns-
tancias materiales acusadoras" [6: 110]. De este modo Dostoievski aclara
explícitamente la cuestión ya esbozada en la delegación de policía , y su-
braya la importancia del "estado mental" por encima de "cu alesquiera
circunstancias materiales acusadoras" para precisar la culpabilidad. Es casi
indudable que ésta es una referencia al problema de la motivación del pro-
pio Raskólnikov.
El clímax de esta secuencia es la visita de Peter Petrovich Luzhin - el
prometido de Dunia Raskólnikova , a quien ella sólo aceptó después de
pasar una noche de insomnio, orando de rodillas ante un icono- a la os-
cura y mísera "cabaña" de Raskólnikov. El propio Luzhin es un hombre
"hecho por sí solo", abogado que ocupa un alto puesto en el servicio civil ,
pomposo , pagado de sí mismo y convencido de su importancia . También

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 163


es un pequeño tirano que ya está proponiéndose someter a la orgullosa
pero pobre Dunia a su voluntad. Como lo había sabido Raskólnikov por la
carta de su madre, a Luzhin le gusta considerar que "comparte las convic-
ciones de la generación joven" [6: 31], aunque lo haga más por temor a la
influencia de los jóvenes que por auténtica simpatía. Raskólnikov se en-
cuentra así ante alguien que no sólo es personalmente odioso , sino que
también revela con toda claridad la turbia moral precisamente de esa lógi-
ca utilitaria en que él creyó , con tan desastrosos resultados .
Luzhin, elegantemente vestido , trata de impresionar al andrajoso pero
sereno Razumijin, quien no se deja achicar por la altivez del visitante, al
declarar que simpatiza con "la generación joven" y que aprueba "las nue-
vas y valiosas ideas, [las] nuevas y valiosas obras ... que circulan en lugar
de las anteriores, vagas y librescas". El progreso, declara sentenciosamente,
se está logrando "en nombre de la ciencia y de la verdad económica". Por
ejemplo , en el pasado se acep taba el ideal de "ama a tu prójimo", y el resul-
tado fue que "si yo parto mi capa en dos para compartirla con mi prójimo ,
ambos quedaremos semidesnudos". Ahora , por el contrario , la ciencia ha
demostrado que "todo en el mundo se basa en el propio interés", y que ,
"por tanto , al adquirir riquezas sola y exclusivamente para mí , estoy adqui-
riéndolas, por decirlo así, para todos , y ayudando a hacer que mi prójimo
reciba algo más que una capa, y todo esto n o por una aislada generosidad
personal, sino a consecuencias del avance general" [6: 115-116]. Podemos
comprender que los radicales se irritaran al ver sus ideas en boca de un
personaje tan desagradable como Luzhin, pero Dostoievski ha visto aguda-
mente que todos ellos dependían del egoísmo utilitario , de su aversión a la
caridad privada (considerada humillante para el que la recibía) y de su re-
chazo de la moral cristiana de amor y autosacrificio (en teoría, si no en
práctica). No cabe duda de que Luzhin es tan hipócrita cuando afirma es-
tar preocupado por "mi prójimo", que Raskólnikov se ve obligado a afrontar
la terrible posibilidad de que sus propios caros ideales bien pudieran haber
ocultado fines no menos puramente egoístas.
La untuosa personalidad de Luzhin se nos revela en una renovada dis-
cusión sobre el crimen, durante la cual Raskólnikov se entera de detalles
aún más humillantes acerca de sus propios errores y su ceguera. Bajo la
presión de las emociones que le causan esos nuevos atisbos de su fracaso,
finalmente interviene en la conversación hablando acerca del aumento de
la delincuencia en general y entre las clases educadas en particular. Luzhin

164 ~ ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS, INCONCLUSAS"


había preguntado qué explicación podía haber de "la desmoralización de
la parte civilizada de nuestra sociedad", y cuando comienza a hablar de "mo-
ral. .. y por así decirlo , de principios", Raskólnikov lo interrumpe secamen-
te: "Pero, ¿por qué se preocupa usted ... 7 Eso va de acuerdo con su teoría:
aplique lógicamente la teoría que estaba usted defendiendo, y de allí se
sigue que a la gente se la puede asesinar" [6: 11 8]. Desde luego, el propio
Raskólnikov había aplicado lógicamente la teoría; también él rechazó la
anticuada moral "vaga y libresca" del "amor al prójimo" a cambio de la ver-
sión utilitaria planteada por los radicales y repetida por Luzhin. Y cuando,
implícitamente, se reconoce a sí mismo en las palabras de Luzhin, muestra
haberse dado cuenta de que las ideas que había adoptado por idealismo
igualmente (y hasta mejor) pueden justificar el egoísmo, un ávido deseo de
lucro personal y una inclinación al dominio sádico. Este encuentro con
Luzhin finalmente rompe el hilo que unía el razonamiento utilitario de
Raskólnikov con sus supuestas metas humanitarias y altruistas .
Expresando abiertamente su indignación al enterarse de cómo Luzhin
trató a su hermana y a su madre , Raskólnikov lo echa brutalmente de su
casa, junto con los demás visitantes , también incluidos en su furia contra
sí mismo. Después de salir furtivamente de su habitación, se lanza a las
calles con una sensación frenética y nueva de que "todo es to debe termi-
nar hoy mismo ... no seguiría viviendo así" [6: 120-121] Una serie de en-
cuentros callejeros repiten los de la primera parte , pero revelan el cambio
que ha empezado a ocurrir en Raskólnikov, su necesidad de encontrar
alivio a la soledad de su culpa y restablecer sus nexos con la humanidad.
Se detiene para escuchar a una cantante callejera adolescente, cuyo atuen-
do prefigura la primera aparición de Sonia ("una crinolina, un manto y un
sombrero de paja con una pluma color de fu ego"), y le da una moneda de
cinco kopeks , sin ninguna idea utilitaria [6: 121 ]. En lugar de evitar a la
gente, traba conversación con un desconocido y lo espanta con una extra-
ña evocación de una escena de invierno en San Petersburgo, en mitad del
sofocante calor del verano (utilizando las imágenes de la Escuela Natu-
ralista del decenio de 1840, y, por tanto, de la obra anterior de Dos-
toievski, con sus sentimentales toques humanitarios). Pregunta entonces
por aquel buhonero por quien se enteró casualmente de que Aliona
lvánovna estaría sola , lo que nos muestra su afán de recuperar el pasado
reciente, acerca del cual, como ahora lo comprende, sólo tiene una noción
muy confusa.

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 165


El clímax de esta secuencia es la reunión con la todavía atractiva prosti-
tuta Duclida, quien le pide seis kopeks sin ofrecerle a cambio sus favores.
Otra prostituta la regaña por rebajarse a la abierta mendicidad, y esta gro-
tesca afirmación de un mínimo de respeto propio aun en la última degrada-
ción le recuerda a Raskólnikov un libro (Nuestra Señora de Paris, de Victor
Hugo), en que un condenado imagina que preferiría vivir en el estrecho
borde de un abismo durante mil años antes que morir dentro de unas cuan-
tas horas. "No importa cómo. ¡sólo vivir! ... ¡Qué canallas son los hom-
bres! " [6: 123], piensa, en términos similares a los de su reacción al dejar a
los Marmeládov y lamentar su caridad instintiva. Pero Raskólnikov ya no
es el mismo, y esa reacción se transforma en una lástima general a la huma-
nidad y un sentimiento de culpabilidad: "'Y es un canalla el que , por esta
razón, llama canallas a los demás', añadió un momento después" [6: 123] .
Vemos así que la sensibilidad de Raskólnikov lo ha hecho liberarse del
poder de la dialéctica utilitaria, que había convertido instantáneamente to-
dos sus anteriores impulsos de compasión en una actitud de desprecio. Al
mismo tiempo, el elemento egoísta del carácter de Raskólnikov, hinchado
hasta la megalomanía por el aspecto del "gran hombre" de su doctrina, ya
no es contenido por el espejismo de estar sirviendo a una causa moral. Tan
sólo interviene para ayudarlo en defensa propia, y se convierte en abierto
desafío a la ley. Éste es el momento del libro en que Dostoievski pone
en juego su coup de mattre -el toque maestro del que había hablado en
sus notas- y empieza a desarrollar el "orgullo satánico" de Raskólnikov
[7: 149], que hasta este punto estuviera subordinado a su pobreza, la acen-
tuación inicial de sus propósitos básicamente altruistas y la desesperada
situación de su familia: "Y entonces, de pronto [todo] su carácter se demos-
tró en toda su fuerza demoniaca y se volvieron claras todas las razones y
los motivos del crimen" [7: 90].
Este rasgo de su carácter que ahora se destaca aparece por vez primera
en la escena ocurrida en el café, irónicamente llamado "El Palacio de Cris-
tal" , donde Raskólnikov va a consultar los periódicos, en su afán de cono-
cerse a sí mismo. 14 Tropieza allí con el desconfiado policía Zamétov, quien

14
Este nombre es una alusión irónica al Palacio ele Cristal ele la Feria Universal ele Londres,
construido en 1851, que Dostoievski había visitado durante el verano ele 1862 . El edificio, su-
mamente innovador desde el punto ele vista técnico, ele hierro forjado y ele cristal , llegaría a ser
símbolo de los luiosos alopmientos que ofrecería la comunidad utópica del futuro en la novela
¿Qué hacer!, ele Chemishevski. En las Notas ele invierno, Dostoie\·ski lo había visto como la ima-

166 ... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS, INCONCLUSAS"


sospecha de él, y esta amenaza produce en él un arranque de ira. No pue-
de resistir la tentación de desconcertar a Zamétov y burlarse de él, en pala-
bras escogidas para intensificar sus sospechas , y se jacta de ser capaz de
cometer un delito (pasar billetes falsos en un banco) exactamente en ese
estado de perfecta posesión de sí mismo que , según su teoría, él podría
mantener. Pero Raskólnikov y el lector saben que ha estado muy lejos de
sus jac tancias , y su pose artificial sólo acentúa la sensación de su fracaso.
El peligroso juego con Zamétov le permite a Raskólnikov volver a vivir
en miniatura su crimen; la pretensión de perfecto dominio de sí mismo pre-
cede a un arranque de rabia explosiva en que pierde todo control y tartamu-
dea una confesión, aunque, recuperándose un momento después, simula
haber estado sólo provocando las sospechas de Zamétov. Es el narrador
quien compara el desafío a Zamétov con el asesinato , y describe a Raskólni-
kov estallando

en una risa nerviosa ... Y como en un relámpago recordó, con extraordinaria


intensidad de sensaciones, otro instante, no muy anterior, en que había esta-
do tras una puerta, con un hacha en la mano , mientras el cerrojo se movía y
del otro lado de la puerta unas personas proferían Juramentos y trataban de
entrar, y él se sintió súbitamente invadido por un deseo de gritarles y reír,
reír, reír [6: 126].

Esta momentánea retrospectiva, la cual prolonga la breve notación de


la escena del crimen, ilumina vivamente el egoísmo feroz y total que había
impulsado a Raskólnikov, echando luz, a la vez , sobre la auténtica natura-
leza de su motivación.
A pesar de todo, Raskólnikov sólo puede mantener esa actitud belico-
sa al enfrentarse a una amenaza concreta a su libertad. Librado a sí mis-
mo, y dolorosamente consciente de su autoengaño , vuelve a caer en la
total desesperación. Presa del mismo sentido de helada desolación que
ya le había abrumado en la delegación de policía , se decide a optar por la
"yarda cuadrada de espacio", la vida de ignominia que se había negado
a condenar poco tiempo antes . Encaminando sus pasos a la delegación de
policía para confesar su crimen , de pronto se da cuenta de que está
gen del triu nfo de Baal. d ios ele la carn e , "una especie de il ustración bíblica, un a pro fecía del
Apocali psis" [5: 67 -70] Para mayor info rmación , véase mi obra Dostoicvsh i. La scrnelci de la li-
beración, 1860-1865, FCE, México, 20 10, pp . 326-330.

UNA LECTURA D E CRIMEN Y CA STIGO ~ 167


pasando frente al edificio en que ocurrió el asesinato, y su regreso -como
en estado de sonambulismo- a la escena del crimen lleva al clímax su
imperiosa necesidad de jugar al detective ante la confusa maraña de sus
propios hechos . Se siente "terriblemente irritado" al ver que ha sido arran-
cado el viejo empapelado de las paredes y que "todo está tan alterado".
Es como si Raskólnikov deseara invertir el tiempo, o al menos detenerlo,
y volver al principio de todo lo que había salido tan mal [6: 133]. Su ex-
traño comportamiento despierta sospechas, y a quienes lo interrogan, en
una repetición de su conducta con Zamétov, los desafía a ir con él a la
delegación de policía. Por último, emprende a solas el camino, pero mien-
tras aún vacila entre la neblina de un mundo en que "todo estaba muerto
y silencioso como las piedras sobre las que caminaba, muerto para él, sólo
para él" [6: 135; las cursivas son nuestras], el autor nos reserva otro giro
magistral que nuevamente invierte el curso de la acción. De pronto, la
conmoción de un accidente llama la atención de Raskólnikov, y corre ha-
cia el grupo, donde ve que Marmeládov, agonizante, fue atropellado por un
carruaje.
Raskólnikov intenta auxiliar a Marmeládov como lo había hecho ya
con otras víctimas del infortunio , antes de que dentro de él algo lo retuvie-
ra, y de pronto se encuentra arrojado a un mundo en que puede satisfacer
a sus anchas su dolorosa necesidad de establecer nexos de emotiva solida-
ridad humana. Su crimen, con el que había intentado beneficiar a la huma-
nidad, lo había separado de todos los demás como por una pared invisible,
pero ahora puede expresar todo su altruismo , libre de reconsideraciones
utilitarias, para aliviar (aunque sólo sea momentáneamente) el terrible des-
tino de la familia de Marmeládov, cuya miseria describe Dostoievski con
un poder lacónico que a algunos lectores les parece casi excesivo. También
se establece un marcado contraste entre el impulso de Raskólnikov de dar
a la familia hasta su última moneda, y las piadosas trivialidades del sacerdo-
te llamado a celebrar los últimos ritos para el agonizante, y cuyas palabras
ritualmente consoladoras provocan la furia de la ya perturbada y tubercu-
losa Katerina lvánovna. La gratitud y el afecto mostrados a Raskólnikov
abren las compuertas de sus sentimientos cristianos , antes suprimidos, y él
le pide a la pequeña Polechka, media hermana de Sonia, que "rece por mí
a veces, diciendo 'y por tu siervo, Rodión', sólo eso" [6: 14 7]. Ya es eviden-
te aquí la necesidad de absolución que pronto buscará Raskólnikov por
medio de Sonia.

168 ... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS, INCONCLUSAS"


Este desahogo directo de las reprimidas emociones cristianas de Ras-
kólnikov lo hace recuperarse notablemente de su desesperanza , y, para po-
ner en relieve este resurgimiento , el autor introduce diestramente un con-
traste simbólico, centrado en la imagen de la sangre. Raskólnikov quedó
salpicado por la sangre de Marmeládov, mientras ayudaba a llevarse el ca-
dáver, y el policía Nikodim Fómich observa: '"Pero, ¿qué es esto< Está us-
ted bañado en sangre .. ''Sí, lo estoy.. ¡Estoy todo manchado de sangre!',
dijo Raskólnikov con expresión peculiar; luego sonrió, movió la cabeza y
se volvió a bajar las escaleras" [6: 145]. En realidad, Raskólnikov sí está
"bañado en sangre" en otro sentido, que lo había llevado a la más abyecta
desesperación; pero las manchas de la sangre de Marmeládov lo llenan de
una "extraña y nueva sensación de una vida ilimitada y poderosa, sensa-
ción que podría compararse con la de un hombre condenado a muerte que
inesperadamente fuese perdonado" [6: 146].
Esta nueva sensación de una "vida ilimitada y poderosa" (que pocas
veces se ha notado) ya no la expresa Raskólnikov en función de su ante-
rior deseo de alcanzar alguna gran meta impersonal , altruista-utilitaria ,
sino sólo como la negativa a reconocer su derrota personal. "Mi vida no
terminó con esa vieja ... Ahora viene el reinado de la razón y de la luz.
y ... de libertad y poder.. Ahora veremos" [6: 141] . Ésta es la primera
mención de la oculta relación que hay entre "razón" y "poder" que duran-
te todo el tiempo había estado viva en la psique de Raskólnikov; pero,
una vez más, sus ideas conscientes chocan con las fu erzas emotivas que se
agitan en su personalidad. Antes se había negado a permitir que su con-
ciencia moral gobernara sus sentimientos, porque la razón utilitaria le ha-
bía exigido que los reprimiera; ahora esa renovación de la esperanza , que
brota de haber dado rienda suelta a su conciencia , la aprovecha en apoyo
de una cínica preocupación egoísta . La contradicción es flagrante, y cuan-
do Raskólnikov trata de tranquilizarse diciéndose "que era posible vivir .
que su vida no había muerto con la de esa vieja", el narrador se apresura
a poner una objeción: "Tal vez -observa- se había precipitado al llegar a
esa conclusión, pero no pensó en es to" [6: 147; las cursivas son nuestras]
Luego , la ominosa nota del narrador se confirma con la llegada a San
Petersburgo de la madre y la hermana de Raskólnikov, quienes le devuel-
ven la aterradora conciencia de que su horrible secreto lo ha apartado de
sus seres más queridos , cuya situación penosa había contribuido a llevar-
lo a la terrible matanza.

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 169


6

La aparición de la familia de Raskólnikov sofoca la esperanza que había


sentido al dejar a la familia de Marmeládov, y vuelve a arrojarlo a su deses-
perada soledad. La imposibilidad de comunicarse con su madre y su her-
mana, la previsión del asombro y el horror que sentirían si se enterasen de
lo que él había hecho, de lo inimaginable de una explicación que redujera
su gran decepción .. . todo eso hace que la temerosa solicitud que le mani-
fiestan le resulte insoportable, y llega a sentir odio hacia quienes más ama.
El encuentro entre Avdotia Raskólnikova y Razumijin señala el principio
de un amor conmovedoramente normal (el único en toda la obra novelísti-
ca de Dostoievski) , que se nos muestra con tranquilo humorismo. Las ve-
hementes objeciones de Raskólnikov al propuesto matrimonio con Luzhin
desarrollan una trama paralela entre su situación y la de la familia Marmelá-
dov, dependiente de Sonia, y Raskólnikov se niega violentamente a dejarse
ayudar por el matrimonio de su hermana.
En cambio, no manifiesta esa misma repugnancia en el caso de la ayuda
de Sonya a su familia. Por el contrario, la presenta a su madre y a su her-
mana y se siente enormemente complacido cuando Dunia hace una pro-
funda y cortés inclinación ante la muchacha arrojada de la sociedad. Sin
embargo, Raskólnikov se enfurece contra Dunia cuando ella afirma que al
casarse no está haciendo ningún sacrificio sino que sólo actúa pensando en
ella . "¡Qué orgullosa! ¡No reconocerá que sólo desea hacer eso por caridad!
¡Es demasiado soberbia! ... Ellas [su madre y su hermana] hasta aman co-
mo si odiaran" [6: 170]. Para entonces Raskólnikov ha empezado a ver con
qué facilidad un orgulloso egoísmo puede empezar con amor y convertirse
en odio. Esto lo siente en Dunia, quien es constantemente comparada con
él, tanto en lo físico cuanto en lo moral, como una encarnación más ínti-
mamente personal de la dialéctica que a él lo llevó a la catástrofe.
En este punto del texto, sin duda como preparativo a la plena revela-
ción del artículo "Sobre el crimen", Dostoievski empieza a informarnos de
los aspectos del pasado de Raskólnikov que pueden ayudar a iluminar su
supuesta identificación con los hombres "extraordinarios''. Aquí, Razumijin
hace una descripción de la personalidad escindida de su amigo, la cual
combina "una naturaleza noble y un corazón amante con momentos en
que es frío y endurecido hasta el punto de llegar a la inhumanidad; es co-
mo si en él se alternaran dos personalidades" [6: 165]. A menudo se ha

170 ..,.¡ ALGUNAS " IDEAS EXTRAÑ AS, INCONC LUSAS"


creído que tales palabras no son más que una explicación psicológica, con-
venientemente ofrecida, de las extravagancias de la conducta de Raskólni-
kov y del propio crimen. Pero debe notarse que la descripción de Razumijin
es cuidadosamente limitada sólo a "el último año y medio"; es decir, exac-
tamente el periodo en que Raskólnikov cayó bajo la influencia de las ideas
radicales. Más todavía, aunque sin duda había sido "egoísta" antes, en la
misma conversación nos enteramos de que este rasgo de carácter no lo ha-
bía llevado previamente a ser "endurecido hasta el punto de llegar a la in-
humanidad".
¿Cómo se ha manifestado su egoísmo? Esto queda en claro cuando su
madre, remontándose más al pasado, recuerda el plan de Raskólnikov de
casarse con la hija de la patrona: una subtrama a veces considerada como
digresión superflua pero , en realidad, de considerable significación temá-
tica . Dado que Raskólnikov había pensado en casarse pese a "las lágrimas
[de su madre], mis ru egos, mi enfermedad, mi posible muerte de simple
pesar, de pobreza", el afán de rescatar a su familia difícilmente podría
considerarse un motivo fundamental [6: 166]. Su preocupación por su
familia siempre había estado subordinada a su inmutable egoísmo y deseo
de autoafirmación personal ; pero este egoísmo, como lo muestran su s
abortados amores, se había combinado antes con una absoluta aceptación
de los valores cristianos , en completa oposición con la endurecida inhu-
manidad. Y sin embargo, el extremismo innato del temperamento de
Raskólnikov ya se había manifestado en este compromiso. La muchacha,
como lo observa Razumijin con cierta perplejidad, era "positivamente
fea ... e inválida ... y extraña" [6: 166]. Pero Raskólnikov explica que '"a
ella le gustaba dar limosnas a los pobres y siempre estaba soñando con un
convento ... Creo que me habría gustado más aún si hubiese sido coja o
jorobada' [y sonrió con expresión soñadora] " [6 177 ]. Estas extrañas pa-
labras indican el deseo de abrazar y de confortar lo que otros encontrarían
repelente , y sugieren un deseo de sacrificio propio colindante con el mar-
tirio; diríase que Raskólnikov con sideraba su propuesta de matrimonio
como una especie de autoexaltación y como una hazañ a moralmente he-
roica. Su conversión al radicalismo no implicó ningún cambio de los ob-
jetivos morales de estas ambiciones, y ofreció, a la vez, una salida similar
a su egoísmo , pero le inspiró una clase distinta de heroísmo en materia de
principios utilitarios. Seis meses después de haber enterrado a su prome-
tida, con la que , como le dice a Dunia , había discutido acerca de sus nue-

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 171


vas convicciones, escribió el artículo en que expresaba esta nueva imagen
de sí mismo.
Ahora es el doctor Zosimov el que en estas escenas adopta el papel de
comentador hermenéutico. Zosimov le dice a la familia de Raskólnikov que
"la enfermedad del paciente , además de sus difíciles circunstancias materiales
durante los últimos meses", tuvo algunas causas morales; "fue, por decirlo
así, el producto de muchas y complejas influencias morales y materiales,
angustias , aprensiones , perturbaciones , ciertas ideas ... y demás" (las cursi-
vas son nuestras). Vemos que Zosimov subraya así las causas inmateriales y
psicológicas del estado de Raskólnikov, e insiste en que "sin duda el pa-
ciente tenía alguna idea fija , algo que revelaba una monomanía" [6: 159 ].
Zosimov le dice al propio Raskólnikov que "es necesario eliminar las cau-
sas originales y, por decirlo así, radicales que causaron el comienzo de su
estado enfermizo" . Está seguro de que Raskólnikov sabe cuáles son estas
causas, "pues usted es un hombre inteligente y, desde luego, se ha observa-
do a sí mismo" . Por ello, tales causas no pueden haber sido las "difíciles
circunstancias materiales" de Raskólnikov, que están a la vista de todos, y
Zosimov infiere atinadamente que "el comienzo de su mal coincide hasta
cierto punto con la fecha en que abandonó la universidad" [6: 171] . Ése
fue precisamente el momento en que Raskólnikov escribió su artículo "So-
bre el crimen".
Ante este trasfondo , Raskólnikov se enfrenta por primera vez a Porfiri
Petrovich, quien, como bien lo sabe por las observaciones de Razumijin,
había estado "impaciente por conocerlo" [6: 189] . Porfiry Petrovich ocupa
un lugar distinguido en la galería de defensores de la ley en la novela del
siglo x1x, y es sumamente original como ejemplo de esta clase. En contraste
con el Dupin de Poe , dista mucho de ser un monstruo de racionalidad , y
tampoco , como el javert de Hugo , es una implacable encarnación de la
Ley Razumijin lo describe como hombre de "una mentalidad bastante pe-
culiar . . . Es incrédulo , escéptico y cínico . Le gusta sorprender a la gente o,
mejor dicho, desconcertarla" [6: 189], y le encanta desempeñar papeles
extraños. Una vez , habiéndose comprado un nuevo traje, convenció a sus
amigos de que estaba a punto de casarse; en una discusión con los socialis-
tas , se colocó de parte de ellos "simplemente para ponerlos en ridículo"
[6: 198]. Podemos reconocer aquí la adopción artística, por el propio Dos-
toievski, de las ideas radicales (a través de sus personajes), con el propósi-
to de exponer sus catastróficas consecuencias, y la adopción de un papel

172 ... ALGUNAS "IDEAS EXT RAÑ A S, INCONC LUS AS"


dramático por Porfiri se parece mucho a la de un novelista, quien encarna
su propia personalidad en la variada gama de sus protagonistas.
Porfiri es muy culto (las primeras palabras que profiere incluyen una
cita de Gógol) , y puesto que conoce el artículo de Raskólnikov y se ha in-
formado sobre su autor, es evidente que ha estado siguiendo el desarrollo
de las ideas contemporáneas. Por ello, comprende la mentalidad de Ras-
kólnikov, y esto, junto con todo lo que sabe por Zamétov y por otros, lo
convence de que Raskólnikov es el asesino. Y aun cuando Razumijin con-
sidera que Porfiri está empleando el "viejo método material" de investiga-
ción policiaca , de hecho lo cierto es todo lo contrario: Porfiri comprende
que la causa del crimen de Raskólnikov es, en última instancia , "psicoló-
gica" (es decir, ideológica) y que no se la podrá comprender jamás en tér-
minos "materiales" .
De hecho, esta comprensión nos es transmitida, aunque de manera un
tanto elíptica, en la charla que precede a la mención del artículo de Raskól-
nikov. Razumijin había estado tronando contra los socialistas, a su habitual
manera tempestuosa , porque ellos creían que "el delito es una protesta
contra la anormalidad de la organización social y nada más.. ¡No le reco-
nocen otras causas! .. No se considera la naturaleza humana, la cual queda
excluida, ¡se supone que no existe! ... ¡No quieren admitir un alma vival "
A su habitual manera provocadora, Porfiri contradice a Razumijin, afir-
mando que '"el medio' cuenta mucho en cuestión de crímenes". Cuando
Razumijin, airado, pregunta furiosamente si el medio puede explicar que
"un hombre de cincuenta años viole a una niña de diez", Porfiri replica
"con notable gravedad" que, "estrictamente hablando, ... un crimen de esa
índole bien puede atribuirse a la influencia del 'medio"' [6: 197]. Bien po-
dríamos considerar esto como un ejemplo más de las poses de Porfiri, pero
también se puede interpretar como preparativo de la redefinición del "me-
dio" que viene en seguida. Pues en esta coyuntura, Porfiri se vuelve hacia
Raskólnikov y le dice: "Todas estas preguntas acerca del delito, el medio ,
los niños, me hacen recordar un artículo de usted", y se pone a interrogarlo
[6: 198]. Con este cambio de tema , Porfiri deja el medio "material" - el
único al que dan importancia los socialistas- para enfocar, por decirlo
así, el medio social-cultural y "psicológico" creado por artículos como el
de Raskólnikov y sus posibles efectos sobre un "alma viva" .15

15
Debe notarse que en esta di scusión Porfiri utiliza el término "ambiente" [s reda] , dos veces

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 173


El diálogo en torno al artículo de Raskólnikov finalmente revela el ori-
ginal complejo pisareviano de ideas con el que se había comprometido
Raskólnikov y que, convenciéndolo de que podía actuar como un "gran
hombre", sólo lo había llevado al crimen. Es muy probable que, a la prime-
ra lectura, lo novedoso de esta información deje todo lo demás en la som-
bra, pero una relectura nos permitirá apreciar las muchas formas sutiles en
que los efectos moral-psíquicos de esta doctrina ya se han mostrado en ac-
ción en Raskólnikov. Porfiri llega al meollo de la cuestión cuando le sugie-
re a Raskólnikov, como "juguetona idea psicológica", que "cuando usted
estaba escribiendo su artículo , sin duda no pudo dejar ... ¡jejel , de creerse
usted mismo ... , sólo un poquito , un hombre 'extraordinario' que estaba
emitiendo una palabra nueva en ese sentido ... Así es, ¿verdad?" Y Raskól-
nikov no niega esa probabilidad: '"Muy posiblemente', respondió con des-
dén" [6: 204; las cursivas en el texto original]. De este modo, la pregunta
de Porfiri saca a la luz todo lo que ya se había barruntado en la primera
parte; pero, ya ahora , Raskólnikov se ha dado cuenta de su abismal fracaso ,
y sus respuestas a Porfiri reflejan esta nueva etapa de su desarrollo.
Cuando Porfiry pregunta con sarcasmo mediante qué señales se debe
reconocer a los hombres "extraordinarios", y si es posible confundirse o
no , Raskólnikov reconoce, desconsolado: "Muchos de ellos [los hombres
ordinarios] , por algún capricho de la naturaleza que no es imposible ni si-
quiera entre las vacas ... gustan de imaginar que son progresistas, 'destruc-
tores' y propagadores de la 'nueva palabra', y lo dicen con absoluta sinceri-
dad" [6: 207]. Ahora , Raskólnikov sólo puede estar refiriéndose a sí mismo
con esas palabras , y el efecto de haberse reconocido queda en claro en su
respuesta cuando Porfiri pregunta por la "conciencia" de quienes se equi-
vocan de categoría. "Cualquiera que tenga [conciencia] - replica Raskólni-
kov- debe sufrir si llega a estar consciente de su error. Éste es su castigo ...
además de los trabajos forzados" [6: 203]. Entonces , Razumijin pregunta
por qué los "verdaderos genios", los que tienen el derecho moral de matar,
no debieran tener, también ellos, remordimientos de concien cia por sus
víctimas. Aunque en un tiempo Raskólnikov había creído que ellos eran
perfectamente inmunes a esos anticuados remordimientos, ahora revisa su
imagen de la "grandeza" tomando en cuenta sus propios tormentos "¿Por
qué la palabra debieran? ... Sufrirá el que se apiade de sus víctimas. El sufri-
entre comillas, para indicar qu e para él tiene un sentido distinto del que le daban los socialis-
tas, y que fue atacado por Razumijin [6: 197].

174 ~ ALGUNAS " IDEAS EXTRAÑAS. INCO N CLUSAS"


miento y el dolor son siempre inevitables para quienes tienen un vasto in-
telecto y un sentimiento profundo -se dice , pensativo, a sí mismo-.
Creo yo que los verdaderos grandes hombres deben experimentar un gran
pesar sobre la tierra" [6: 203].
Ésta es una versión decididamente nueva de la "grandeza", ahora vin-
culada a la primordial sensibilidad cristiana de Raskólnikov; la grandeza ya
no consiste en el poder de suprimir por entero los sufrimientos de la con-
ciencia por medio de la omnipotencia milagrosa de la razón utilitaria. Pero
la imposibilidad de amalgamar los remordimientos de la conciencia cristia-
na con la anterior imagen de "grandeza" que se había formado Raskólnikov
se revela en la siguiente escena , cuando sigue por la calle a un obrero que
había estado preguntando por él. "Llevando un largo chaleco y desde lejos
parecido notablemente a una mujer", el obrero se niega al principio a res-
ponder a las preguntas de Raskólnikov, y de pronto le dice : "¡Asesino! " [6 :
209]. El intento de Porfiri de engañar a Raskólnikov, mediante una pregun-
ta súbita, para que reconociera haber estado presente en la casa el día de
los asesinatos (que lo habría sorprendido en flagrante mentira) ya le había
hecho ver que su culpabilidad era como un secreto a voces, y esta acusa-
ción directa asesta el golpe final a su ya vacilante dominio de sí mismo.
Las ideas que ahora pasan por su cerebro, como desconectadas entre
sí, después que se deja caer en su diván "con un débil quejido de dolor" [6:
210], son el clímax del ya iniciado proceso de enfrentamiento de Raskól-
nikov consigo mismo; y sus ojos finalmente se abren ante la trágica antino-
mia a la que ha venido a parar. El misterio de cómo se enteró aquel hombre
del asesinato (después, todo resulta no ser más que una sospecha) le re-
cuerda a Raskólnikov las joyas que dejó caer sin darse cuenta, y hasta qué
punto no estuvo a la altura de lo que había esperado; pero aún más clara-
mente ve lo absurdo que fue creer que lograría sus fines si continuaba afe-
rrándose al propósito moral de la "hazaña" intentada. Los auténticos grandes
hombres, como Napoleón, no se preocupaban ni un ardite por semejantes
propósitos, y actuaban impelidos solamente por la absoluta certeza de su
propio derecho de hacer lo que desearan. "No, estos hombres no fueron
hechos así. El verdadero amo a quien todo se le permite ataca Toulon, co-
mete una matanza en París, olvida un ejército en Egipto, pierde medio mi-
llón de hombres en la expedición a Moscú y sale del trance con una broma
en Vilna. Y después de su muerte le levantan altares, y así, todo le está per-
mitido. No , ¡esa gente no parece ser de carne sino de bronce! " [6: 211] .

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ... 175


Ahora, por la conciencia de Raskólnikov corren ideas fragmentarias
mientras yace en un estado de "exaltación febril" y a ratos siente que "estaba
delirando''. Al principio se llama "piojo" a sí mismo por la incongruencia
"estética" entre la pequeñez de su propia acción ("una vil y arrugada an-
ciana, una prestamista, con una caja roja bajo la cama") y la grandeza de la
figura cuyo nombre y destino había tenido frente a sus ojos como guía
("Napoleón, las pirámides , Waterloo"), y luego Raskólnikov vuelve a acu-
sarse por razones aparte de las "estéticas": "Soy un piojo, y nada más -di-
ce-, porque ... he estado importunando durante todo un mes a la Provi-
dencia , pidiéndole ser testigo de que yo no me proponía actuar por mí y
para mí, por decirlo así, sino por un fin noble y digno ... de todos los pio-
jos de la tierra escogí el más inútil, y cuando lo maté , me propuse tomar
exactamente lo que necesitaba para dar el primer paso, ni más ni menos".
Al percatarse de esta incongruencia , exclama: "He matado un principio,
pero en cuanto a superar las barreras, no lo hice, me quedé de este lado"
[6: 211]. Raskólnikov había matado el "principio" de la antigua ley moral
que proscribía tomar una vida humana, pero su propósito mismo y su elec-
ción de la víctima demuestran que no había logrado "superar las barreras".
Había atribuido un propósito moral a su deseo de alcanzar la "grandeza";
se había quedado como simple hombre de carne y hueso, incapaz de con-
vertirse en hombre de bronce.
En mitad de estas autolaceraciones, cuando Raskólnikov ve claramente
por primera vez el nudo inextricable de sus preceptos pisarevianos, Dos-
toievski decide contrastarlo con los socialistas utópicos partidarios de
Chernishevski. Éstos aparecerían pronto en la figura caricaturesca de Leb-
veziatnikov, quien comparte la fe de Raskólnikov en la razón utilitaria y
sus ideas universalmente altruistas, pero cuya ideología no contiene la nue-
va nota egoísta , tan notable en Pisarev, de una necesidad bazaroviana
de realización personal y engrandecimiento propio . Raskólnikov piensa
para sí:

¿Por qué estaba este insensato Razumijin burlándose precisamente ahora de


los socialistas? Son gen te laboriosa y objetiva; se esfuerzan por el "bien co-
mún" .. No, sólo se me ha dado una vida , que nunca volverá; no deseo aguar-
dar al "bien común". Deseo tener mi propia vida, o, de otro modo , mejor se-
ría no vivir [6: 211] .

176 ~ ALGUNAS " IDEAS EXTRAÑAS, IN CONCLUSAS"


Lejos de seguir preocupándose por el "bien común", Raskólnikov sien-
te una envidia feroz hacia aquellos que son lo bastante fuertes para olvidar-
lo por completo. "Oh, qué bien comprendo al 'Profeta' con su sable , sobre
su corcel. El 'Profeta' tiene razón ... cuando apunta una ma-ra-vi-llo-sa ba-
tería contra una calle cualquiera, y acaba por igual con inocentes y culpa-
bles, sin dignarse a dar una explicación. A vosotros os toca obedecer, cria-
turas temblorosas y .. no desear; porque ... eso no es asunto vuestro" [6:
211]. Pero Raskólnikov - aunque exclama para sus adentros: "¡Ah , cuánto
odio ahora a la vieja [su víctima, Aliona lvánovna] 1 ¡Creo que volvería a
matarla si resucitara\ "_ no puede sostener mucho tiempo esta hostilidad ,
y sus pensamientos hacen una modulación, convirtiéndose en recuerdos
de Lizáveta y de Sonia ("pobres , buenas mujeres, con ojos dulces") . Su lu-
cha interior termina entonces en el sueño (basado en detalles de Le derníer
jour d'un condamné, de Victor Hugo) con que da fin la tercera parte, en el
que vanamente intenta librarse del fantasma de su víctima. Reviviendo, te-
meroso , el momento del asesinato, intenta volver a matar a Aliona lvá-
novna , pero la encuentra inaccesible a sus golpes. "Acurrucada en una
silla, con la cabeza baja y el rostro oculto", su víctima "parece tener un ata-
que de risa silenciosa" y sencillamente "se sacude , divertida" [6: 213],
mientras él redobla sus golpes. Raskólnikov la asesinó en cuerpo pero no
en espíritu, y ella sigue atormentando su conciencia. No logró llegar a ser
uno de los "grandes hombres" que habían pasado por encima del bien y
del mal.

Dostoievski es un maestro en el arte de despertar el interés y el suspenso


gracias a una temprana y pasajera evocación de personajes que luego sólo
intervienen en la acción principal en un momento ulterior de la narración.
Sin embargo, ese recurso (de eficacia ya demostrada , como muchos otros
de la ficción popular) no aparece en esta obra sólo para obtener un efecto
externo, sino que las más de las veces recibe una sólida significación temá-
tica . Así, Svidrigailov sale de las sombras al principio de la cuarta parte,
cuando Raskólnikov finalmente ha entrevisto la incongruencia de poner
un absoluto egoísmo al servicio de fines morales . Materializándose en la
habitación de Raskólnikov, casi como si fuera parte de la soñada repetición
del asesinato, Svidrigailov parece ser una aparición, y Raskólnikov le pre-

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 177


gunta a Razumijin si en realidad había visto a Svidrigailov en carne y hue-
so. Nada semejante había ocurrido en el caso de Luzhin, y la aparición de
Svidrigailov, que parece brotar del subconsciente de Raskólnikov, sugiere
que viene de un nivel más profundamente arraigado de la personalidad de
Raskólnikov que Luzhin, quien encarna sus ideas. Svidrigailov refleja la fuer-
za elemental de ese egoísmo que, concentrado en la monomanía de Raskól-
nikov, lo había llevado finalmente a los asesinatos, y ahora se enfrenta a
Raskólnikov como alguien que ha aceptado la amoralidad absolutamente
egoísta que, como Raskólnikov apenas ha empezado a comprender, había
estado esforzándose involuntariamente por encarnar en sí mismo .
Svidrigailov, uno de los personajes más extrañamente atractivos de Dos-
toievski, una especie de monstruo que , a la manera de Quasimodo, anhela
la redención y la normalidad, es un villano melodramático mucho menor
que su predecesor, el príncipe Valkovski. Su byrónico hastío del mundo
muestra una cierta profundidad espiritual, y las contradicciones de su per-
sonalidad, que oscila entre la más negra perversión y el más generoso bien,
acaso deban interpretarse en términos byrónicos. ¿No es semejante a una
figura como el Lara de Byron, en el poema del mismo nombre, "quien
al final confundió el bien con el mal" , y cuya suprema indiferencia a esa
distinción lo hacía igualmente capaz de ambos? Bien podemos decir de
Svidrigailov:

Muy por encima del general egoísmo humano,


sabía en casos dados sacrificarse por el bienestar del prójimo.
¿Era en él esto caridad o deber' No ,
Más bien era extraña perversidad
Que inspiraba su orgullo para que hiciese
Lo que muy pocos hombres se hubiesen atrevido a hacer como él.
Era la misma fuerza que en otro tiempo
Le impulsaba a preferir las vías del crimen. 16

Así, Svidrigailov encarna la misma mezcla de opuestos moral-psíquicos


que Raskólnikov, pero dispuestos en diferente orden de predominio. Lo que
impera dentro de él es la aceptación consciente de un desenfrenado egoísmo
que actúa exclusivamente en busca de placeres personales y sensuales, pero

1
" Lord B)'ro n , Complete Poctirnl Wo1fa (Ca mbridge , lvlass. , 1905) , p 371.

178 ~ ALGUNAS ··1DEAS EXTRAÑAS. INCONCLUSAS"'


sus goces se ven empañados por su asco de sí mismo. Lo que predomina
en Raskólnikov son los remordimientos y la fuerza de su conciencia, aun en
medio de la feroz lucha de su egoísmo por conservar la libertad. Svidrigailov
también se asemeja a Raskólnikov en la profundidad y agudeza de su inte-
lecto; es un brillante e ingenioso conversador, que anima mucho las sec-
ciones finales del libro .
Supuestamente , Svidrigailov llega a San Petersburgo en persecución
ardorosa de Dunia , pero aunque él sostenga que sólo lo impulsa el placer
de la pasión sensual ("algo presente en la sangre , como una brasa siempre
ardiendo , que siempre me enardece"), su deseo de Dunia, aunque acaso
empezara siendo otra cosa, se ha convertido en la busca de la salvación
personal [6: 359] . El paralelismo de la trama con Raskólnikov-Sonia es
obvio, y difícilmente habría podido serlo si Svidrigailov fuese un personaje
menos complejo. El funcionami ento paralizante de su asco de sí mismo
puede captarse en su imagen de la eternidad como si fuese una pequeña
habitación , "algo como uno de los baños en el campo , negros de hollín,
con arañas en todos los rincones ... A veces la imagino así , ¿sabe usted 7", le
confiesa a Raskólnikov. Y cuando éste, "con una sensación de angustia",
protesta diciendo que bien podría imaginar algo "más justo y reconfor-
tante", Svidrigailov sólo responde que tal vez esto sería justo , "y, ¿sabe us-
ted?, ¡así es, sin duda , como yo la hubiera hecho deliberadamente!"
[6:221]. Pese a su confesada insensibilidad moral, Svidrigailov es incapaz
de librarse de una repugnancia de sí mismo, que desea extender a toda la
humanidad.
A pesar de todo , Dostoievski reserva todo el desarrollo de la relación
entre Raskólnikov y Svidrigailov hasta una ulterior etapa temática. Los tor-
mentos de su intolerable aislamiento moral-social ya se habían aplacado en
Raskólnikov cuando encuentra por segunda vez a la familia Marmeládov, y
espera seguir encontrando alivio y apoyo en Sonia. Sin embargo, hasta
ahora no busca en ella sólo piedad y perdón, sino que adopta la actitud ya
sugerida en su diálogo con Porfiri. Se ve a sí mismo como a alguien que,
como Sonia, se ha echado a cuestas la carga del sufrimiento para ayudar a
una humanidad atrapada en su inerme miseria , y por ello trata de que
Sonia interprete su crimen como algo idéntico a las patéticas violaciones
que ella hace de la moral convencional. Dostoievski logra , con notable se-
guridad de toque , captar la inocencia de Sonia en medio de la degradación,
su timidez y la pureza encendida de su fe religiosa . Lo que Sonia le ofrece

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 179


a Raskólnikov es una imagen sin tacha del abnegado amor cristiano que en
un tiempo también se había agitado en las profundidades de Raskólnikov.
Ella es la realidad existencial de ese amor a la humanidad doliente que,
amalgamado a la razón utilitaria de la ideología radical, se había pervertido
hasta llegar a las monstruosidades del crimen.
En las maravillosas escenas entre los dos , Raskólnikov claramente reve-
la su deseo de embellecer su propio acto con el aura de la abnegación cris-
tiana. Esto es lo que lo hace tan susceptible a "la clase de compasión insa-
ciable ... reflejada en cada rasgo de su rostro [de Sonia]"; es lo que le hace
caer de rodillas, tratando de besar los pies de Sonia "por tu gran sufrimien-
to" [6: 243, 246]. Pero aunque se deja llevar así por su ejemplo, la fe in-
conmovible de Sonia no deja de despertar su desprecio de gente culta. Al
enterarse de que ella y su víctima Lizáveta se habían reunido a leer juntas
el Nuevo Testamento (como a menudo lo hacían los grupos de raskolniki,
los Viejos Creyentes), él las llama yurodivie (locas santas, generalmente
consideradas retrasadas mentales, si no dementes), pero se encuentra irre-
sistiblemente atraído por esa fe conmovible en la bondad última de Dios ...
la fe que, contra toda razón, milagrosamente sostiene a Sonia en mitad del
vicio, en sus esfuerzos por ayudar a la perturbada Katerina lvánovna y a
los hambrientos niños.
Bajo el efecto de esta emoción, Raskólnikov piensa sarcásticamente:
"Yo mismo me volveré aquí uno [unyurodivi]. Esto se contagia"; y es enton-
ces cuando le ordena a Sonia leer del ejemplar del Nuevo Testamento que
le regaló Lizáveta [6: 249]. Lo que él desea oír es el pasaje del Evangelio de
San juan que relata la resurrección de Lázaro, la cual simbólicamente mues-
tra la posibilidad de su propia resurrección moral. En páginas que han
provocado una lluvia de comentarios, Dostoievski pinta, con la escueta
simplicidad reverencial de un grabado de Rembrandt, "el cabo de vela casi
consumido, en el deformado candelero, [que] iluminaba apenas con su luz
mortecina la mísera habitación, y al asesino y la prostituta [bludnitsa], tan
extrañamente reunidos para leer el libro eterno" [6: 251-252]. Dostoievski
tiene cuidado de emplear el término de la iglesia eslava bludnitsa y no otro
más coloquial, y asocia así a Sonia con María Magdalena, mientras Raskól-
nikov se funde con Lázaro. Tal vez en ninguna otra parte lleguemos más
cerca de la relación tortuosamente angustiada de Dostoievski con la fe re-
ligiosa, que en la mezcla de involuntario temor reverencial y consciente
escepticismo con que Raskólnikov reacciona a la fe de Sonia. Pero en el

180 .. ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS , INCONCLUSAS"


momento en que se libra de las emociones causadas por la lectura del Evan-
gelio, recomienza el choque de valores entre los dos.
Raskólnikov acude a Sonia porque es la única a quien le puede revelar
la verdad, porque también ella es una flagrante pecadora y se ha converti-
do en paria a ojos de la sociedad. Es ella, y no la recta y virtuosa familia de
Raskólnikov, aferrada a su propia dignidad, la que puede aceptarlo sin ho-
rror y espanto, y aun comprender su propósito, si no sus resultados. "Tam-
bién tú has saltado las barreras. . . tú pudiste saltarlas", le dice a Sonia
[6: 252]. Pero lo cierto es todo lo contrario: Raskólnikov no logró "saltarla"
porque aún se había aferrado a su conciencia moral; Sonia había violado la
ley moral totalmente contra su voluntad y su deseo. Pese a su envileci-
miento, Sonia no se encuentra internamente desgarrada, pues su pecado
ha sido redimido por la pureza de su sacrificio. Es esta diferencia la que
Raskólnikov intenta desesperadamente borrar cuando dice, con maravillo-
sa sofistería: "Tú te has puesto la mano encima de ti misma , tú destruiste
una vida ... la tuya propia (es lo mismo)" Goc. cit.). Con una grandeza igual
a la de Antígona, en que la ley de la familia y de los dioses choca con la del
Estado y de la Realpolitik, Dostoievski pinta aquí el conflicto entre los im-
perativos intransigentes del amor cristiano y la exigencia de una justicia
social más equitativa. Por una parte está la ética del ágape cristiano, el sa-
crificio total, inmediato e incondicional del yo que es la ley de Sonia (y el
más alto valor del propio Dostoievski); por la otra, la ética utilitaria racio-
nal de Raskólnikov, que justifica el sacrificar a otros para alcanzar un bien
social superior. 17
17
Lo consciente que estaba Dostoievski de este tema del ágape -término teológico que sig-
nifica un amor cristiano ilimitado , espontáneo, inquebrantable y abnegado- se revela en un
episodio menor. Sonia, quien representa la norma m oral de la novela, nunca se culpa a sí mis-
ma de su prostitución, que es la única manera posible que tiene de practicar el cígape en rela-
ción con su familia; pero en cambio lamenta amargamente el no haberle llevado a Katerina
Ivánovna unos puños de camisa que había comprado ("bonitos, nuevos, bordados") para enga-
lanarse. Katerina le había pedido que se los diera ('"por favor', di.JO , pues los deseaba mucho").
Pero Sonia se negó , haciéndole una fría pregunta utilitaria: "¿De qué te servirán, Katerina
lvánovna?", y nunca se perdonó esta traición al ágape, el no haberle dado a la casi moribunda
un momento de alegría [6: 245].
La importancia de este incidente, pocas veces observado, es subrayada en las no tas de
Dostoievski, en las cuales, cuando Sonia dice "Soy una gran pecadora", Raskólnikov cree que
ella está hablando de su oficio de prostituta. Pero Sonia replica : '"No estoy hablando de eso ...
pero he pecado muchas veces contra el amor', y hace aquí un relato - escribirlo bien, de m odo
conmovedor- ele cómo una vez la señora Marmeládova, humillada y pisoteada, se había enca-
prichado por un cuello bordado y se lo había pedido; pero Sonia no se lo había dado .. . Ahora,

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ... 181


La actitud de Raskólnikov en esta escena , en la que le pide a Sonia que
una su destino al suyo propio ("así, debemos seguir juntos el mismo cami-
no"), es una mezcla incongruente que refleja una nueva fase de su lucha
moral-psíquica. Después de socavar la fe de Sonia en que Dios salvará de
ese mismo destino a la pequeña Polechka ("'pero, tal vez, no haya ningún
Dios' -había dicho Raskólnikov con una especie de malignidad"), le mues-
tra el horror de esta perspectiva al referirse a los niños como "la imagen de
Cristo" y citar el Evangelio: "De ellos es el Reino de los Cielos". Cuando
Sonia llora histéricamente, y retorciéndose las manos pregunta: "Entonces,
¿qué debemos hacer?", replica Raskólnikov: "Demoler lo que se tenga que
demoler, de una vez por todas, y echamos el sLifrimiento a westas" [6 : 252-
253; las cursivas son nuestras]. Sin embargo , esta aceptación del sufri-
miento es contrarrestada inmediatamente por una afirmación de egoísmo,
más despótica que ninguna que hasta entonces hubiese proferido cons-
cientemente: "¿Qué? ¿No comprendes? ... La libertad y el poder, ¡ante todo
el poderl El poder sobre todas las criaturas temblorosas, sobre todo el hor-
miguero ... ¡ésa es la metal ", le dice a Sonia, asombrada [6: 253]. Con esta
frase - "¡ante todo el poder! "- Raskólnikov revela involuntariamente la
verdad acerca de sí mismo que ha empezado a asomar en su conciencia.
Las escenas con Sonia alternan con las no menos brillantes en que par-
ticipa Porfiry, quien , en la segunda visita de Raskólnikov, vuelve a provo-
carlo y atormentarlo con sus insinuaciones taimadamente burlonas. Sus
palabras indican que está enterado de todos los movimientos y de la sospe-
chosa conducta de Raskólnikov, y que lo considera el asesino. Pero sigue
tratando al sospechoso como si fuese un conocido personal, casi como a
un amigo, y muestra gran preocupación por el estado de sus nervios y la
frenética agitación que no puede ocultar después de esas insinuaciones he-
chas con doble sentido. Las tácticas de Porfiri se revelan cuando , en tono
profesional, le explica a Raskólnikov, como a un estudiante de derecho in-
teresado por tales cosas, que el mejor método de investigación consiste en
actuar sobre los nervios del sospechoso: "Hay que hacerle saber, o al me-
nos sospechar en cada momento, que yo sé todo acerca de él y lo estoy
observando día y noche , y si se encuentra conscientemente en continua
desconfianza y terror, acabará por perder la cabeza" [6: 261]. La estrategia
de Porfiri es exclusivamente "psicológica", y resume toda la situación de
si aún tu\'iera el cuello y si se lo pidiera, se lo daría a Katerina lvánovna; ahora le daría Lodo ..
No ta Crea r todo esto" [7 : 135].

182 .... ALGUNAS "" IDE AS EXTRAÑAS. INCONCLUSAS ..


Raskólnikov cuando observa: "Usted, mi querido Rodión Romanovich,
aún es joven, y por tanto, estima el intelecto humano por encima de todo,
como lo hacen los jóvenes". A lo cual agrega: "La realidad y la naturaleza
humana son, señor, cosas muy importantes , y, ¡oh, hacen fallar, a veces,
hasta los cálculos más perspicaces!" [6: 263].
Con fina ironía, Dostoievski muestra cómo las palabras de Porfiri no
sólo se aplican a Raskólnikov, sino también a la propia "sorpresa" que él
mismo había preparado. Sus "cálculos perspicaces" habían consistido en
llevar a Raskólnikov a un frenesí nervioso para luego enfrentarlo al obrero
que lo había llamado "asesino" . Bajo el efecto del golpe, los ya tensos ner-
vios de Raskólnikov podían fallarle por completo. En cambio, en el despa-
cho de Porfiri irrumpe el pintor de casas, Nikolái , quien también por ra-
zones "psicológicas" confiesa los asesinatos. Nikolái es cuidadosamente
caracterizado como un raslwlnik religioso que se ha estado atormentando
por su accidental conexión con el crimen. Sus desventuras con las joyas y
su arresto sólo habían profundizado en él la sensación de pecado causada
por su contacto con las tentaciones (que no había conocido) de la vida ur-
bana y, decidiendo echarse a cuestas el "sufrimiento" como en una imitatio
Christi, confiesa sin ser el culpable.
La confesión de Nikolái, que parece exonerar de una vez por todas a
Raskólnikov, le permite a Dostoievski desviar su atención hacia diversas
subtramas durante varios capítulos, y alivia un tanto la tensión presentan-
do variaciones cómicas y tragicómicas de su tema principal. El ridículo y
mediocre Lebeziatnikov se hace portavoz de las trivialidades utópico-so-
cialistas de comienzos del decenio de 1860, que habían sido en gran parte
absorbidas y remplazadas por las ideas ya expresadas por Raskólnikov.
Pero aun cuando agudamente caricaturizado, Lebeziatnikov es descrito
con una cierta simpatía. Como Raskólnikov, sus inmediatas respuestas hu-
manas a situaciones concretas contradicen sus racionales principios utilita-
rios, y desempeñará un papel decisivo al descubrir el despreciable intento
de Luzhin de presentar a Sonia como ladrona. La escena del escándalo al
día siguiente del funeral de Marmeládov se convierte en una pugna de vo-
luntades, ridícula y tristemente grotesca, entre la altiva Katerina Ivánovna,
que se aferra desesperadamente a los últimos restos de su orgullo, y la ofen-
dida casera alemana. El egoísmo no está limitado a gente como Raskólni-
kov, Luzhin y Svidrigailov, y causa una escaramuza tragicómica, por un
prestigio social igualmente inexistente en ambos bandos: la rusa insiste en

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 183


que su padre fue un importante gobernador, mientras que la airada alema-
na asciende a su padre a la alta categoría de burgomaestre .
La culminación de la escena del escándalo también allana el camino a
una intensificación del enfrentamiento moral entre Sonia y Raskólnikov en
su siguiente encuentro, que sigue inmediatamente a la ruidosa conmemo-
ración. Luzhin intenta ponerle una trampa a Sonia deslizando subrepticia-
mente un dinero en su bolso, y hace que la acusen de robo, y Raskólnikov
aprovecha este incidente para volver a justificarse. Si Sonia pudiera elegir,
pregunta Raskólnikov, ¿decidiría que "Luzhin deba vivir y cometer una
abominación", aun si esto significara "la ruina de Katerina lvánovna y de
los niños7" A lo que Sonia , abrumada, sólo puede responder con la ins-
tintiva penetración de quien tiene un sentimiento moral no corrompido:
"Pero yo no puedo saber las intenciones de Dios . .. ¿cómo podría depender
de mi decisión .. . 1 ¿Quién m e haría juez de quién debiera vivir y quién
no7" [6: 313]. Con un arte consumado , Dostoievski, sin una nota falsa, lo-
gra mostrar cómo Sonia, quien no recibió ninguna educación, refuta a Ras-
kólnikov con el argumento de que ningún minúsculo ser humano puede
arrogarse un poder sobre la vida humana que , por tradición, sólo se ha
atribuido a Dios.
Esta respu esta es el preludio a la confesión fina l que Raskólnikov le
hace a Sonia mientras se alternan sus sentimientos de odio y de amor: odio
porque está exponiéndose al juicio de ella, amor porque lo que ve en sus
ojos "sólo es una mirada de ansiedad y de amor angustiado". Y cuando ella
al fin comprende la verdad , que Raskólnikov es incapaz de expresar en pa-
labras, su primera reacción, tras un temor infantil, que recuerda al de
Lizáveta mientras él se acercaba a ella con el hacha , es arrojarse en brazos
de Raskólnikov y exclamar, con total identificación con él. '" ¿Qué has he-
ch o, qué te has hecho a ti mismo?. .. No hay nadie , nadie, más in feliz que
tú en todo el mundo' . .. Y, de pronto, rompió en sollozos histéricos" [6:
376]. Pero cuando Sonia promete seguirlo a la prisión, él retrocede, "y la
misma sonrisa hostil y casi burlona apareció en sus labios. 'Tal vez, Sonia,
no me proponga ir aún a prisión', le dijo". El narrador, cuyo punto de vista
se funde con el de Sonia (aquí y a lo largo de toda la escena), observa: "En
el cambio de su tono ella oyó, de pronto, la voz del asesino" . Es la voz del
egoísmo de Raskólnikov, del "orgullo satánico" desencadenado en super-
sonalidad , primero por sus propias ideas y luego por el crimen y sus con-
secuencias [6: 316-317] .

184 ... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS. INCONCLUSAS"


La propia confesión del crimen sólo es el principio de esta gran escena.
La lucha de Raskólnikov por explicarle la causa de su crimen no sólo a
Sonia sino (lo que es de mayor importancia) a sí mismo puede equipararse
en energía poética con algunos de los monólogos finales de Shakespeare.
Quienes sostienen, como Philip Rahv, que aun después de esta escena "se
nos deja con un crimen de origen y significación indeterminados" sencilla-
mente se niegan a leerla en el contexto de todo el libro. 18 Raskólnikov sa-
be , a estas alturas, que son falsas todas las razones del crimen con que an-
tes se había intentado convencer, y hemos visto su gradual percatación del
choque entre el supuesto propósito moral y las cualidades puramente egoís-
tas de su personalidad que la idea del crimen había impulsado al primer
término . Pero , en medio de sus tormentos y sus luchas, nunca había hecho
una pausa para responder a la pregunta que él mismo se había planteado
sobre el botín de los asesinos. Ahora, obligado a explicarse ante Sonia, a
tientas trata de llegar a alguna índole de comprensión de sí mismo.
Cuando Sonia , basándose en su propia vida , habla de "pobreza", Ras-
kólnikov recuerda haber enterrado el dinero, y afirma categóricamente: "Si
yo, sencillamente, la hubiese matado porque tenía hambre ... ahora me
sentiría feliz" [6: 318]. Pero las razones que entonces ofrece (las necesida-
des de su familia y su deseo de "comenzar una nueva carrera e iniciar una
vida de independencia") se mantienen al mismo nivel racional, que cual-
quiera puede ver, de la necesidad material. Y aun cuando dice : "Quise ser
un Napoleón", se imagina a Napoleón preguntándose si debiera asesinar "a
una ridícula vieja, a una usurera ... para sacar dinero de su cofre (en favor
de su propia carrera, ¿entiendes7) " [6: 319]. En realidad , aunque Raskól-
nikov realmente había tenido este sueño napoleónico , no había sido por
conseguir dinero "para su carrera" en algún sentido personalmente egoísta,
ni por acudir en ayuda de su madre y de su hermana. Sonia se niega ins-
tintivamente a aceptar cualesquiera de estas explicaciones, y Raskólnikov
finalmente tiene que reconocer que "estoy mintiendo , Sonia .. . He estado
mintiendo desde hace mucho ... ¡Hay en esto razones distintas, muy, muy
distintas!" [6: 320].
Hasta aquí, Raskólnikov había estado hablando con una cierta tristeza
y un toque de burla de sí mismo, "como recitando una lección" [6: 319].
Pero ahora "sus ojos brillaban con un destello febril", y "estaba casi deli-
18 Philip Rah v, "Dostoevsky in Crim c and Punishment", en Th c My th c111d thc Powe rh ouse

(N ueva York , 1965), p 115.

UN A LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 185


rante; una sonrisa forzada vagaba por sus labios. Y, pese a su excitación ,
podía verse su terrible agotamiento" [6: 320]. Raskólnikov está recayendo
en su enfermedad y en el estado mental patológico creado por ella; está
volviendo a sufrir la monomanía de que había sido presa, y esto lo lleva a
hacer un retrato de sí mismo que, al fin, está en armonía con la imagen
que apareció en la primera parte. Ahora, diagnostica los efectos moral-psi-
cológicos de su obsesión de ser un "gran hombre", la manera caprichosa
en que empeoró sus circunstancias materiales ("no salía de mi cuarto du-
rante varios días y no estaba dispuesto a trabajar, ni siquiera a comer; sim-
plemente, me quedaba allí sin hacer nada"), y la resultante transformación
de su personalidad, de modo que toda comprensión y compasión se con-
virtieron en desprecio y odio : "Y ahora sé , Sonia, que todo el que sea gran-
de en inteligencia y en espíritu tendrá poder sobre ellos [las gentes 'ordina-
rias'] . Todo el que se atreva a hacer algo grande tendrá razón ante sus
propios ojos". Volviendo a identificarse con Sonia, a fin de reforzar las pa-
labras de Raskólnikov, comenta el narrador: "Sonia sintió que aquel som-
brío catecismo se había vuelto la fe y el credo de él" [6: 320-321].
A pesar de todo , Raskólnikov no había aceptado previamente que sólo
el poder puede dar derecho, y está expresando aquí lo que ha llegado a
comprender por su propia sensación de fracaso. Sabe muy bien que este
"credo" no había sido su punto de partida, y así vira, con atormentador
sarcasmo de sí mismo, hacia una descripción de la lucha interior con su
conciencia, cuyos dictados aún creía estar obedeciendo mientras ya pen-
saba en el asesinato: "Y no supongas que me lancé a eso como un loco. Me
metí en todo ello como un hombre prudente , y ésa fue precisamente mi
destrucción". Su fracaso fue inevitable precisamente porque se vio abruma-
do por el deseo de saber si "yo tenía el derecho de conquistar el poder ...
Ciertamente, no tuve el derecho", o "si un ser humano no es un piojo".
"Todos esos días me preocupé, preguntándome si Napoleón lo habría he-
cho o no , por lo que claramente debí darme cuenta de que no era un Na-
poleón" [6: 311].
Fue "la agonía de esa batalla de ideas" la que finalmente movió a Ras-
kólnikov a dejarlo todo. Con la sabiduría que da la retrospectiva, llega por
fin a comprender la compulsión que había estado actuando en él, por me-
dio de su monomanía: "¡Quise matar sin casiusterías, matar para mí mismo ,
sólo para mí mismol " (las cursivas son nuestras). Y Raskólnikov descarta
entonces cualquier otra motivación, salvo la de probarse sus propias fuer-

186 ... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS. INCONCLUSAS"


zas: "No maté por obtener riquezas o por volverme un benefactor de la
humanidad. ¡Patrañas! Simplemente asesiné ... y si me volvía un benefac-
tor de los demás o si me pasaba la vida como una araña que atrapa a todos
en su red y chupa la vida de otros, eso no debió importarme en tal momen-
to ... ¡Ahora lo sé todo!" (las cursivas son nuestras). El verdadero objetivo de
Raskólnikov sólo fue averiguar "si yo era un piojo como cualquier otro o
un hombre ... Si era una criatura temblorosa o si tenía el derecho" [6: 321-
322]. Con estas palabras culminantes, la comprensión de Raskólnikov
coincide por fin con lo que había sido dramáticamente expresado desde
antes por Dostoievski.
Sin embargo, este reconocimiento de sí mismo no convence a Ras-
kólnikov de que debe aceptar la sugerencia de Sonia de "ir ahora mismo ,
en este momento, a un cruce de calles, inclinarte, primero besar la tierra
que has deshonrado y luego inclinarte ante todo el mundo y decir a todos
en voz alta: '¡He matado! "' [6: 322]. Por el contrario , aun reconociendo el
puro egoísmo que lo había impelido "en aquel momento", Raskólnikov se
niega a pensar siquiera en entregarse a las autoridades, las que para él re-
presentan el mismo egoísmo amoral actuando en mucho más grande esca-
la. La propia naturaleza contradictoria de las fuerzas que impelen a Ras-
kólnikov, de las que apenas acaba de darse cuenta , lo humillaría más a ojos
de la ley. '"¿Y qué les diría yo ... que la asesiné pero que no me atreví a to-
mar el dinero y lo oculté bajo una piedra?', añadió con sonrisa amarga.
'¡Vaya', todos se reirían de mí y creerían que estaba loco por no habérmelo
llevado. ¡Cobarde y loco! '" [6: 323]. Por todo ello, Raskólnikov decide se-
guir luchando por su libertad.
La quinta parte termina con la escena dolorosamente sublime de la
muerte de Katerina lvánovna , una de las más auténticamente desgarrado-
ras de toda la novela del siglo x1x. Sonia la había descrito como una mujer
"cuya mente está desquiciada", pero que "está buscando la justicia y es
pura . Tiene tanta fe en que debe haber justicia en todas partes, y así la bus-
ca" [6: 243]. Llevada a la desesperación después de ser arrojada de su cuar-
to por la enfurecida casera alemana, se lanza a la calle con sus hij os, a los
que obliga a cantar y bailar como artistas callejeros, en su determinación
de hacer que el mundo , avergonzado, se vuelva 'j usto". "Y ese general [que
había despedido al ebrio Marmeládov] perderá su puesto , ¡ya lo verán! Ac-
tuaremos cada día bajo sus ventanas , y si pasa por allí el zar, caeré de rodi-
llas, tomaré a los niños en mis brazos , se los mostraré y le diré: 'Defiéndenos,

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 187


padre'. Él es el padre de los que n o tienen padre, él es misericordioso, él
nos protegerá, ya lo verán" [6: 329]. Katerina lvánovna, a su manera insen-
sata y desafiante, es análoga a Raskólnikov, y sus demenciales esperanzas
tienen el efecto de paliar la atrocidad de la culpa de éste. Aun si se desca-
rrió, no cabe duda de que Raskólnikov había deseado inicialmente dar al
mundo una parte de esa "justicia" que Katerina Ivánovna buscaba tan vana
y frenéticamente.

La confesión de Raskólnikov a Sonia es el clímax de su intento de conocer-


se a sí mismo. En lo sucesivo, la acción de la novela se orienta hacia el fu-
turo y ya no a descubrir el sentido del pasado , y su estructura temática
queda bien definida en los cuadernos de notas de Dostoievski: "Svidrigailov:
el más desesperado cinismo. Sonia: la más irrealizable esperanza. (Es el
propio Raskólnikov el que debe expresar esto.) Se ha apegado apasionada-
mente a ambos" [7: 204]. Éstas son las dos opciones ante las que vacila,
sabiendo bien que Svidrigailov, quien ha oído furtivamente la confesión
que él le hizo a Sonia, está enterado de su secreto. Ambos saben que Ras-
kólnikov es un asesino y cada cual , en efecto , le indica un camino opuesto
por el cual podrá decidir su destino. Consciente , por fin, de que sin saber-
lo había matado tan sólo por una egoísta prueba de sus fuerzas, Raskólnikov
queda relacionado con Svidrigailov por este descubrimiento de sí mismo;
sus propias ideas lo han conducido al mismo resultado que el abierto ci-
nismo de Svidrigailov. Pero al mismo tiempo , le resulta imposible aceptar
ese cinismo con la desenvuelta tranquilidad y aparente indiferencia de
Svidrigailov.
Sonia, aguardando compartir su destino , no puede imaginar otro futu-
ro que la voluntaria aceptación de su castigo. Sus súplicas son reforzadas
por Porfiri Petrovich , quien, en su último encuentro con Raskólnikov, le
habla franca y abiertamente, y no con la burlona hostilidad con que lo ha-
bía llevado a delatarse. Después de las dos entrevistas en que trató de que-
brantar la arrogancia tan evidente del artículo de Raskólnikov, Porfiri ha
llegado a comprender mejor su carácter y a apiadarse de aquel joven talen-
toso , cuyo terrible crimen, como ha llegado a verlo por todas las manifes-
taciones de su desorden físico , no puede ya ser considerado como obra de
un encallecido e irredimible malhechor. "Lo veo a usted -le dice a Ras-

188 ... ALGUNAS " IDE AS EXTRA Ñ A S. IN CON CL USAS''


kólnikov- como a un hombre de carácter noble, y no sin rudimentos de
magnanimidad , aunque no estoy de acuerdo con todas sus convicciones"
[6: 344]. Al principio de su charla , Raskólnikov nota que "en su rostro [de
Porfiry] apareció una expresión seria y preocupada; sorprendido , Raskól-
nikov nota que lo embarga la tristeza . Hasta entonces no había visto nun-
ca, ni sospechado , que pudiera tener esa expresión en el rostro" [6 : 343] .
La "tristeza" de Porfiri bien podemos interpretarla como la del propio au-
tor contemplando con melancolía una nueva y juvenil encarnación de las
ilusiones revolucionarias que en un tiempo lo enviaron a él a Siberia. Esa
suposición puede apoyarse en la notable escena de identificación de Porfiri
con Raskólnikov, como si también él hubiese experimentado esas mismas
tentaciones ("También yo he tenido esos sentimientos, por lo que su ar-
tículo me pareció algo ya familiar"), e identifica las ideas de Raskólnikov,
por la época en que escribió el artículo , con una cita amañada del Diario de
un loco, de Gógol, obra que había influido profundamente sobre Dostoievski
durante su juventud [6: 345 ].
Sea como fuere, las palabras de Porfiri, con su penetrante análisis de la
"psicología" de Nikolái , también sirven para hacer resaltar el contraste so-
cial-cultural, así como la semejanza del extremismo entre el intelectual ra-
dical, Raskólnikov, y el sectario campesino , Nikolái , quien procede de una
familia de beguny (Viandantes o Corredores, convencidos de que el mundo
estaba en garras del Anticristo) . No mucho antes, Nikolái había estado du-
rante dos años baj o la guía espiritual de un anciano (staretz), "estaba lleno
de fervor, oraba por la noche , leía los libros antiguos , los 'verdaderos', y le-
yó hasta volverse loco" [6 : 34 7] . También podría decirse que Raskólnikov
"leyó hasta volverse loco", pero Nikolái está dispuesto a aceptar el su fri-
miento para expiar sus propios pecados y los del mundo, mientras que
Raskólnikov, aunque su friendo las agonías de su conciencia, no puede re-
solverse a obedecer sus órdenes . Por ello, declara Porfiri, su crimen "es
algo fan tástico y sombrío , un caso moderno, un incidente de esta época ,
en que está perturbado el corazón del hombre ... Tenemos aquí sueños li-
brescos, un corazón desquiciado por teorías''. Encontramos aquí "a un ase-
sino [que] se ve a sí mismo com o un hombre honrado, desprecia a los de-
más y gusta de posar como un ángel pálido" [6: 348]. El propio Raskólnikov
es el asesino , afirma en voz baja Porfiri, y lo anima a confesar voluntaria-
mente en las mejores condiciones posibles ... es decir, de modo que exone-
re a un inocente, y con ello conquiste la buena voluntad y benevolencia

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 189


del tribunal. Además, le informa Porfiri a Raskólnikov, él ha descubierto
una prueba material (aunque nunca llega a saberse si esto es verdad) y está
pensando en detenerlo dentro de pocos días.
En esta sección final, la atención de Raskólnikov se vuelve hacia Svi-
drigailov. Dostoievski ofrece razones de sobra en la trama para justificar la
obsesión de Raskólnikov por el libertino (cuyo conocimiento de la culpa
de Raskólnikov podría permitirle chantajear a Dunia, y así en adelante),
pero la relación entre ambos tiene una conexión temático-ideológica más
sutil. El pasado de Svidrigailov está envuelto en una nube de rumores atro-
ces, y, como concluye Raskólnikov, "era un hombre muy desagradable, evi-
dentemente depravado, sin duda astuto e hipócrita, posiblemente perver-
so" [6 : 354]. Raskólnikov se niega a ver alguna conexión entre el siniestro
pasado de Svidrigailov y sus propios crímenes, y cree -lo que, desde lue-
go, es cierto- que "el mal que han hecho no es de la misma clase" aoc.
cit.). De todas maneras, lo vemos "apresurarse al encuentro de Svidrigailov",
y, de alguna manera, "esperando algo nuevo de él, indicaciones o una sali-
da" Goc. cit.). Al fin y al cabo, Svidrigailov es el único que sabe que Ras-
kólnikov es culpable y no le ha pedido que vaya a confesar; en efecto, se
muestra del todo indiferente , más divertido que escandalizado, y por este
cinismo total siente Raskólnikov que tal vez pueda ofrecerle "una salida".
El encuentro entre ambos ofrece el primer gran ejemplo de los diálo-
gos de Dostoievski en una taberna, que, habiendo comenzado defectuosa-
mente en Humillados y ofendidos, reaparecerán en El adolescente y en Los
hermanos Karamázov. Este sórdido ambiente, cuyo aspecto ínfimo y mise-
rable siempre se acentúa, le permite obtener un notable efecto de disonan-
cia entre lo miserable del medio y la gravedad e importancia de las ideas
que van a discutirse. Bajo la influencia del champaña , Svidrigailov hace
reminiscencias acerca de su pasado criminalmente libertino, y Raskólnikov,
moralmente escrupuloso, no puede dejar de escandalizarse. Pero cuando
le pregunta: "¿Ha perdido usted la capacidad de detenerse?", Svidrigailov
responde, con toda razón, que Raskólnikov no se encuentra en posición de
presentarse como árbitro moral: "¡Y usted me viene a predicarme acerca
de vicio y de estética' ¡Usted un Schiller, usted un idealista' Desde luego,
todo es como debe ser, y sería sorprendente si no lo fuera así; empero, es
extraño en realidad" [6: 362].
Sin embargo, a pesar de su fingida indiferencia a la moral, Svidrigailov
ha llegado a un estado de hastío sólo paliado por la sensualidad; pero aho-

190 .... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS. INCONCLUSAS"


ra también el vicio ha empezado a aburrirlo y, por ello , el paralizante tedio
del enmti metafísico amenaza de destrucción a Svidrigailov. Acaricia la se-
creta esperanza de encontrar la redención en Dunia, quien no ha dejado de
mostrarse sensible a sus avances, 19 pero la escena final entre ellos, después
que Svidrigailov, mediante un ardid , la ha hecho acudir a su habitación,
ofrece el desenlace un tanto melodramático de la subtrama, y hace com-
prender a Svidrigailov que su conquista es imposible . Conmovido , a su
pesar, cuando ella se niega a matarlo a sangre fría después de fallar dos ve-
ces , logra dominarse lo bastante para permitirle a ella irse. El haber sido
rechazado por Dunia rompe el último hilo que unía a Svidrigailov a la vida,
y la escena pronto va seguida por su suicidio.
Sin embargo , antes de quitarse la vida, Svidrigailov, como ya lo había
hecho, continúa tomando disposiciones económicas para asegurar el futu-
ro de los hij os de Marmeládov y de Sonia. Esta generosidad de Svidrigailov
les ha parecido incongruente a algunos comentadores, pero, como ya lo
sugirió el pasaje de Byron, el total amoralismo de Svidrigailov lo hace igual-
mente capaz de bien y de mal , y ciertamente encuentra un "orgullo secreto"
en desconcertar a quienes tenían otra opinión de él. Cuando, antes , le ha-
bía ofrecido a Raskólnikov un presente de diez mil rublos para Dunia con
obj eto de salvarla de Luzhin, observó, en una irónica paráfrasis del Mefistó-
feles de Goethe , que sólo estaba actuando "sobre la base de que en realidad
no pido el privilegio de no hacer más que mal" [6: 223]. Pero aunque refu-
temos esas críticas hechas a Svidrigailov, debemos hacer otra, más impor-
tante. La munificencia de Svidrigailov disipa con excesiva facilidad toda la
miseria social que Dostoievski tan implacablemente había pintado, y anu-
larla mediante un simple capricho de Svidrigailov viene a causar un grave
desequilibrio temático que no podemos pasar por alto.
Las últimas horas de la vida de Svidrigailov son descritas en algunas de
las páginas más evocativamente sobrias que escribiera Dostoievski. Inten-
tando al principio divertirse en un miserable "jardín de placer'', se refugia
en un h otel sórdido al estallar una tormenta, mientras que en la ciudad,

1
''La descripción que hace Svidrigailov ele có mo respondió a sus protestas contra seducir a
muchachas campesinas en su finca rec uerda las tácticas empleadas por Valmont en Les liaisons
dangcrrnscs para \'encer la resistencia de la virtuosa maclame de Tourve l. "Yo, desde luego , le
atribuí todo a mi destino , dij e que tenía hambre y sed de luz, y po r ú ltimo recurrí al arma más
poderosa que hay para someter el corazón de u na mujer, arma que nu nca fa lla. Es un recurso
bien conocido el halago". [6: 366. ]

UNA LECTURA D E CRIMEN Y CASTIGO ~ 191


amenazada de inundación, prevé que "las ratas de los sótanos saldrán a la
superficie" [6: 392]. Las "ratas de los sótanos" de su propio pasado salen de
su subconsciente en diversos sueños, uno de los cuales evoca el féretro
de una muchacha que se había ahogado intencionalmente, "aplastada por
un insulto que había asombrado y horrorizado su alma infantil. .. arran-
cándole un último grito de desesperación" [6: 391]. En otro sueño se en-
cuentra con una niña "de no más de cinco años", temblando, empapada
hasta los huesos. La lleva a su habitación, la acuesta en su lecho, envuelta
en sus mantas, y, antes de salir, se vuelve a ver si la niña se ha dormido.
Ella le sonríe, pero "había algo desvergonzado y provocativo en aquel ros-
tro infantil; era la depravación, no era el rostro de una niña sino de una
desvergonzada prostituta francesa ... '¿Qué, a los cinco años7', murmuró
Svidrigailov, horrorizado", y entonces despierta [6: 393]. Para él no queda
inocencia natural en el mundo; todo lo que toca se convierte en corrupción,
en vicio desenfrenado. Con esta conciencia de que está condenado en vida,
Svidrigailov se mata ante los ojos atónitos de un bombero judío que, in-
congruentemente, lleva el habitual "casco de Aquiles" de su uniforme.
El relato burlonamente provocativo de Svidrigailov acerca de sus des-
enfrenos sexuales había asqueado a Raskólnikov hasta lo más íntimo de su
ser, y sus certeras burlas a los reproches de Raskólnikov habían hecho
comprender al asesino que ya no tenía ningún derecho de apartarse moral-
mente de su cínico interlocutor. ¿Cómo podría oponerse de manera con-
vincente a los estragos de la desenfrenada libido de Svidrigailov cuando su
propio ego también se había negado a reconocer todo límite moral? De
este modo se da cuenta Raskólnikov de que no puede seguir este camino
de degradación, el cual lo conduciría a las profundidades ya sondeadas por
Svidrigailov, y en cambio decide ceder a las instancias de Sonia y seguir el
consejo de Porfiri. Pero antes de hacerlo , va a ver a su madre, para una úl-
tima despedida. Ella lo bendice con la señal de la cruz, y "por primera vez
después de todos aquellos terribles meses, su corazón se ablandó. Cayó de
rodillas ante ella, le besó los pies, y ambos lloraron abrazados" [6: 397].
Surge una ironía amarga cuando su madre le dice que ha leído tres veces
su artículo, y ahora está convencida de que a él le aguarda una brillante
carrera intelectual y, hablando de su extraña conducta, le dice, refiriéndose
al artículo: "¡Ésa es la solución del misterio!" [6: 395]. Y así es, en realidad,
aunque de una manera que su madre es absolutamente incapaz de com-
prender.

192 .... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS , INCONCLUSAS"


En cambio, con Dunia , Raskólnikov tiene un último arranque de or-
gullo, y se rebela contra la idea de reconocer que hubiese cometido algún
"delito". Lo que aprendió de su fracaso fue sólo su propia debilidad , su
incapacidad de someter por completo su conciencia y ponerla al servicio de
su "idea". Pero su fracaso no fue una refutación de esta "idea", en la que
aún no puede ver ninguna falla de lógica; no había razón para que un au-
téntico "gran hombre", impertérrito y seguro de su derecho absoluto de
pasar por encima de los límites morales existentes, no pudiera ser también
un "benefactor de la humanidad". "Yo también quise hacer el bien y ha-
bría hecho centenares , miles de buenas acciones para compensar esta úni-
ca estupidez. " Su fracaso fue puramente personal: "Pero yo ... no pude dar
ni siquiera el primer paso, porque soy un ser despreciable, eso fue lo que
pasó". Se había colocado en la categoría que no le tocaba, y esto no tiene
nada que ver con la validez o con la justicia de sus creencias inquebranta-
bles [6: 400] . En el "Epílogo" Dostoievski volverá a enfrentarse a esta afir-
mación.
En el último capítulo, Raskólnikov acude a Sonia para recibir de sus
manos la cruz de Lizáveta , y la confusión de sus sentimientos queda indica-
da por el implícito reproche de sus palabras y la sorpresa que le causa el
pesar de la muchacha. "Tú misma quisiste que yo fuera allí - le dice-.
Bueno, ahora que iré a prisión, se cumplirá tu deseo. " Pero luego, viendo
sus lágrimas, "se despertaron sus sentimientos, le dolía el corazón al mirar-
la ... '¿Qué significo para ella? ¿Por qué llora7' " [6: 403]. Raskólnikov se
deja caer y, como se lo había pedido Sonia, besa la tierra del Mercado del
Heno, en un gesto de arrepentimiento típico del raslwlnihi, sólo para oír la
risa y las bromas de la gente que cree que está borracho o que está a punto
de emprender una peregrinación a Tierra Santa. Va entonces a confesar su
crimen al teniente "Pólvora", no deseando pasar por la humillación de ren-
dirse a Porfiri, y, en mitad de una charla amistosa acerca de varias ideas
radicales, se entera de que Svidrigailov se suicidó la noche anterior. Ras-
kólnikov se siente tan abrumado que sale tropezando al patio , sin decir
palabra, pero allí se encuentra Sonia , en cuyo rostro hay "una mirada de
agonía, de desesperación" [6: 409], y Raskólnikov retorna a hacer su con-
fesión. Así, hasta el final mismo , su destino y el de Svidrigailov, cuyo la-
mentable fin ha sido tan soberbiamente descrito fuera de la vista de Ras-
kólnikov, forman un paralelo continuo.

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 193


9

Siguiendo la tradición de la novela del siglo x1x, Dostoievski ofrece un


"Epílogo" en que sigue las vidas de sus principales protagonistas, más allá
de los límites de la acción de la trama, que aquí culmina en la confesión de
Raskólnikov. A lo largo de los años se han discutido muchas características
de Crimen y castigo, pero ninguna ha sido más vigorosamente atacada que
este "Epílogo'', que una mayoría de comentadores importantes ha rechaza-
do, diciendo que tiene graves defectos. Sin embargo, muchas de estas cen-
suras me parecen a mí desencaminadas, porque enfocan demasiado exclu-
sivamente el asunto de la "conversión" de Raskólnikov. Por consiguiente,
no se ha prestado atención a la función temática absolutamente esencial
que en realidad desempeña el "Epílogo".
Se ha dado por sentado, con demasiada desenvoltura, que el principal
objetivo del "Epílogo" es ofrecer una visión tranquilizadora del futuro de
Raskólnikov; en realidad, su propósito es dar la perspectiva del autor sobre
las principales cuestiones temáticas que, a consideración de Dostoievski,
necesitaban un refuerzo o una conclusión. Uno de estos problemas es el
papel decisivo que debe atribuirse al efecto de las ideas de Raskólnikov
sobre su psique. Estas ideas , al convertirse en monomanía, habían llegado
a constituir la fuerza motivadora del crimen, y el "Epílogo" vuelve a seña-
larnos esta función básica. Otro problema es la brecha que aún existe entre
las emociones moral-psíquicas que llevaron a Raskólnikov a confesar, y su
ininterrumpida fe en que sus ideas, a pesar de su derrota personal, no que-
daron invalidadas.
El "Epílogo" nos lleva, de un salto, un año y medio después del cri-
men, cuando Raskólnikov ya llevaba nueve meses en el campamento-pri-
sión de Siberia. Pero, al punto, el narrador vuelve a la época del juicio que
siguió inmediatamente a la confesión de culpa de Raskólnikov. "Había ha-
bido", se nos dice, "pocas dificultades en su juicio", en el cual Raskólnikov
explicó muy claramente todas las circunstancias y los hechos. Sin embar-
go, al tribunal le pareció increíble que no hubiese visto siquiera el conteni-
do del bolso que había tomado, y se preguntó por qué mentiría hablando
de aquel punto menor; empero, "por último, algunos de los juristas más
versados en psicología" reconocieron que esta declaración podía ser cierta,
y a partir de ese reconocimiento "inmediatamente llegaron a la conclusión
de que el crimen sólo había podido cometerse como resultado de un tem-

194 ... A LGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS, INCONCLUSAS"


poral trastorno mental , por medio de una manía homicida , sin fines de
lucro. Esto coincidió con la más reciente teoría de demencia temporal, tan
frecuentemente aplicada en nuestros días a los casos penales". Más aún, el
estado psicopatológico del reo quedó confirmado de sobra, "llevando cla-
ramente a la conclusión de que Raskólnikov no era un vulgar ladrón y ase-
sino, sino que había otro elemento en el caso" [6: 410-411 ; las cursivas son
nuestras]. Hoy ya debe ser obvia la ironía de esta última frase . El otro "ele-
mento del caso" que había producido la "demencia temporal" de Raskól-
nikov era su intoxicación, causada por la ideología radical; y con todo,
desde luego , nadie (excepto Porfiri) había prestado ni la mayor atención a
este elemento.
Más aún, el propio Raskólnikov, "para gran irritación" de los partidarios
de "la teoría más reciente", se negó a alegar "demencia temporal". Por lo
contrario, "respondió con toda claridad y la mayor franqueza que la causa
había sido su miserable situación, su pobreza y desamparo y su deseo de
proveerse para dar sus primeros pasos en la vida". El tribunal quedó satisfe-
cho con esta explicación evidente, pero tal fue , manifiestamente , el recurso
de Raskólnikov para evitar nuevas preguntas sobre sus verdaderos motivos.
Tampoco se supone que los lectores deben aceptar literalmente su confe-
sión de que "lo había llevado al crimen su carácter vano y cobarde", y que
su confesión fue causada por su "sincero arrepentimiento". Todo esto, ob-
serva el narrador para mostrar su inverosimilitud, "fue casi burdo" [6: 411].
Lo "burdo" se debe a la trivialidad misma de la autocondena de Raskólnikov,
a su obvio deseo de adaptar las complejidades de su situación a la limitada
comprensión de sus jueces y a confundir a los juristas "más versados en
psicología". Vemos así que el resumen, un tanto irónico , de las actas del tri-
bunal que nos ofrece Dostoievski pretende socavar, por última vez, toda acep-
tación de la patología de Raskólnikov o de su pobreza, tomadas en sí mismas
como explicaciones satisfactorias de lo que lo había llevado al desastre.
El lector, si no el tribunal, sabe perfectamente que el llamado "sincero
arrepentimiento" de Raskólnikov es, en realidad, una aplastante sensación
de derrota , y la depresión que muestra su conducta en la cárcel cuando
incluso rechaza los esfuerzos de Sonia por reconfortarlo y consolarlo no es
resultado de su triste destino , sino del desplome de su confianza en sí mis-
mo. Permanece largo tiempo enfermo, y "fue el orgullo herido el que lo
enfermó". Lo que lo tortura es que no puede ver ninguna falla en su teoría ,
sino tan sólo en sí mismo: "No se arrepentía en absoluto del crimen", y

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 195


su conciencia exasperada no encontraba ninguna falla particularmente terri-
ble en su pasado, salvo un solo error que podía ocurrirle a cualquiera. No lo-
grando encontrar ninguna falla en sus ideas, por ello no podía haber ningún
valor en el "continuado sacrificio con camino a ningún lado que ya había
aceptado. Desde luego, había cometido un delito, pero "¿qué significa delito?
Tengo la conciencia tranquila ... Bueno, castíguenme según la letra de la ley ...
y basta. Desde luego, en ese caso muchos benefactores de la humanidad, que
arrebataron el poder en lugar de heredarlo, debían haber sido castigados des-
de sus primeros pasos. Pero ellos triunfaron y, por tanto, tuvieron razón, y yo
no, y por eso no tuve derecho a dar ese primer paso" [6: 416-417; las cursivas
son nuestras].

Raskólnikov aún cree que no hay nada esencialmente incompatible entre la


brutal adquisición del poder por una "persona extraordinaria", que ni por
un momento duda de que su ego es superior a todas las leyes morales, y la
posibilidad de que esa persona llegue a ser (y sea considerada como) "be-
nefactora de la humanidad".
Para resolver este particular enigma temático, Dostoievski recurre al
célebre sueño final de Raskólnikov, el sueño en que ve "a todo el mundo ...
condenado a una terrible y extraña plaga nueva que había llegado a Europa
desde las profundidades de Asia". Este sueño, como todos los del libro,
surge de las profundidades de su psique moral-emotiva y, como ellos, es la
respuesta de su conciencia a sus ideas. A su lógica no le responde alguna
clase de refutación racional, sino la visión de su horrorizado subconscien-
te (que en Dostoievski es habitualmente moral, como también en Shake-
speare). Lo que representa el sueño es nada menos que la universalización
de la doctrina de Raskólnikov de los "hombres extraordinarios", la mate-
rialización imaginaria de un mundo cuyos habitantes creen, todos ellos,
ser "extraordinarios" y en el cual todos intentan poner esta idea en práctica.
La peste es causada por "algún tipo de nuevos microbios ... que atacan el
cuerpo, pero estos microbios estaban dotados de inteligencia y voluntad";
y las personas atacadas se volvían "locas furiosas", mientras creían haber
alcanzado nuevas cumbres de sabiduría y comprensión de sí mismas.
"Nunca se habían considerado los hombres tan intelectuales, tan comple-
tamente poseedores de la verdad como aquellas víctimas. Nunca habían
considerado tan infalibles sus decisiones, sus conclusiones científicas, sus
convicciones morales." La enfermedad permite, evidentemente, a cada quien

196 ... ALGUNAS "IDEAS EXTRAÑAS, INCONCLUSAS"


conservar sus "convicciones morales" e inspira un deseo de ilustrar a los
demás con la verdad de tales convicciones para que todos lleguen a ser
benefactores de la humanidad. "Cada quien pensaba que sólo él poseía la
verdad y se desesperaba viendo a los demás, se daba golpes de pecho , llo-
raba y se retorcía las manos" [6: 419-420].
Pero la certidumbre de cada ego en su propia infalibilidad y la seguri-
dad y autoridad absoluta que le daba esa certidumbre condujo al desplome
de todas las formas y valores comunes. "No sabían cómo juzgar y no podían
ponerse de acuerdo sobre lo que debían considerar mal y bien; no sabían a
quién culpar ni a quién justificar. Se mataban unos a otros, por una especie
de insensato despecho. " Ninguna forma de cohesión social podía resistir al
contagio de la plaga; aun cuando los hombres no estuvieran matándose
unos a otros, les era imposible colaborar en alguna tarea común. "Los hom-
bres se reunían en grupos, convenían en hacer algo, juraban que se man-
tendrían unidos, pero al punto empezaban a hacer algo distinto de lo que
se habían propuesto. " De este modo, la peste suprime la base implícita de
todo consenso en que se fundamenta la sociedad humana, y el resultado
final es el absoluto caos social. "Había conflagraciones y hambre. Todos los
hombres y todas las cosas participaban en la destrucción. " "Sólo unos cuan-
tos pudieron salvarse en todo el mundo", y "fueron un pueblo puro y ele-
gido, destinado a fundar una nueva especie y una nueva vida, a renovar y
purificar la tierra, pero nadie había visto a aquellos hombres, nadie había
oído sus palabras y sus voces" [6 : 420]. Resurge así el mito de una nueva
raza elegida, sobre las ruinas de un mundo demolido por la difusión de esa
misma fe en los "hombres extraordinarios".
Vemos así a Dostoievski destruir los últimos restos de la obcecada con-
vicción de Raskólnikov en que un egoísmo supremo podía tener conse-
cuencias socialmente positivas. Por el contrario , el reinado universal de ese
egoísmo sólo podía conducir al desplome completo de la sociedad. Que
todos supongan ser "hombres extraordinarios" y el resultado será el mun-
do hobbesiano de la febril pesadilla de Raskólnikov, la guerra de todos
contra todos. Ése es el mundo de la sociedad occidental que Dostoievski
había descrito en las Notas de invierno, el mundo en que "el ego se coloca
en oposición, como principio separado y justificado por sí mismo, contra
toda la naturaleza y todos los demás seres humanos; exige igualdad e igual
valor con todo lo que exista fuera de sí mismo" [5: 79] . En realidad, lo que
el ego exige ahora no sólo es igualdad, sino también superioridad absoluta ,

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO ~ 197


y ésta es la plaga que ha llegado a Rusia, procedente no de Asia sino de la
propia Europa , para contagiar a la intelligentsia radical la peste de una
amoralidad moral basada en el egoísmo y que culmina en una forma de
autodeificación. Vemos así que Dostoievski utiliza la técnica típica de su
imaginación escatológica para dramatizar todos los peligros implícitos en
la nueva ideología radical.
El sueño de Raskólnikov constituye un clímax impresionante del prin-
cipal tema ideológico del libro y, en realidad , es su final apropiado . Mucho
menos logrado está el ulterior esfuerzo por mostrar ciertas inquietudes del
propio Raskólnikov hacia la adopción de un nuevo conjunto de valores.
Lo vemos reflexionando sobre el fenómeno "inexplicable" del irracional
amor a la vida que muestran los presos campesinos, no obstante todas sus
privaciones. Le atormenta el odio que ve entre los campesinos, a quienes él
no considera -como los otros presos educados (polacos)- sólo como
"esclavos ignorantes" [6: 418] . Sin saber nada de sus convicciones, ellos lo
ven como un "infiel", aun cuando Raskólnikov toma los sacramentos con
ellos durante la Pascua y ora junto con todos los demás. Y le gritan, duran-
te una pelea: "¡Tú no crees en Diosl " Por otra parte , todos admiran a Sonia,
a quien llegan a confiar y a querer, y hasta los peores criminales la llaman
"nuestra querida y buena madrecita" [6: 419]. Podemos comprender que
Dostoievski esté tratando de indicar cómo el orgullo y el egoísmo de Ras-
kólnikov le habían enajenado de todo apego instintivo e incuestionado a la
vida, así como de la fe del pueblo, que se niega a aceptarlo como auténtico
cristiano.
Pero todo esto es demasiado rápido y sumario para ser realmente per-
suasivo. Más convincente es la necesidad cada vez mayor que Raskólnikov
tiene de Sonia, tras la desolación de su sueño ; ella no sólo le ofrece un me-
dio de renovar personalmente su vida sino también, acaso, un modo de
alcanzar cierto tipo de asimilación con el pueblo. Sin embargo , en las últi-
mas páginas, inmediatamente antes de que Raskólnikov se arroje a los pies
de Sonia para abrazarla, llorando , se sienta a la orilla de un río, contem-
plando la estepa, donde, a lo lejos, alcanza a ver las tiendas de los nóma-
das. Parece como si el tiempo se hubiese detenido, y él se encontrara de
regreso en la "época de Abraham y sus rebaños" [6: 421], la edad de la fe
inquebrantable. Sólo después de hacer esta comparación se le ocurre a
Raskólnikov volver a Sonia , pero Dostoievski sabe muy bien que Raskólni-
kov no puede convertirse en otra Sonia ni regresar a la "época de Abraham",

198 ~ ALGUNAS " IDEAS EXTRAÑAS. INCONC LUSAS"


y que sería una tarea hercúlea encontrar una imagen artística adecuada a
un posible nuevo Raskólnikov. Difícilmente se habría podido emprender
esta tarea en las breves páginas finales, y por ello el "Epílogo", si bien no es
un fracaso en conjunto , invariablemente deja a los lectores con una muy
justificada insatisfacción. Además, este sentido evidentemente lo compar-
tió Dostoievski, cuyo narrador habla de la "gradual regeneración" de
Raskólnikov como "tema de una nueva historia" [7: 422], y tal sería una
historia que seguiría preocupando a Dostoievski durante el resto de su vida
creadora. Pues una y otra vez lo vemos regresar al desafío de crear a un
Raskólnikov regenerado ... es decir, de crear a un miembro culto y espiri-
tualmente desarrollado de la sociedad rusa a que triunfa sobre su egoísmo
y pasa por una auténtica conversión a la moral cristiana del amor.

UNA LECTURA DE CRIMEN Y CASTIGO .. 199


SEGUNDA PARTE

NUEVO MATRIMONIO
VIII. "Un pequeño diamante"

LA PUBLICACIÓN de Crimen y castigo, que creó una sensación aún mayor que,
cinco años antes, La casa de los muertos, señaló una nueva época de la ca-
rrera literaria de Dostoievski. Una vez más se encontró en la primera fila de
la literatura rusa, y fu e obvio que él, Turgueniev y Tolstoi competían por el
puesto del más grande novelista ruso. Los últimos capítulos de la novela
los había completado con la ayuda de Anna Grigórievna Snitkina, la este-
nógrafa que había trabajado con él en El jugador; y para entonces también
había ocurrido un cambio importante en su vida: le había propuesto ma-
trimonio a Anna Grigórievna, y ella lo había aceptado.
Desde la muerte de su primera esposa, hemos visto a Dostoievski in-
tentar ávidamente volver a casarse y establecer la normal vida familiar que
tan fervientemente había anhelado, al parecer en van o. En los dos años
anteriores lo habían rechazado tres mujeres , y hasta había entrado en una
especie de compromiso tentativo con la dócil y sufrida Elena Pavlovna ,
mientras ella aguardaba la muerte de su esposo enfermo. Desde luego , la
gran dificultad de Dostoievski era que sus oportunidades de encontrar jó-
venes elegibles y casaderas eran pocas y muy espaciadas. Las exigentes li-
mitaciones de su vida literaria le dejaban poco tiempo y energías para la
vida social. Las pocas mujeres con quienes había tenido una relación seria ,
y hasta sus pasajeros amores con Martha Brown habían tenido que ver con
su actividad literaria y editorial, y lo mismo ocurriría en el caso de Anna
Snitkina.
La conmovedora historia de su encuentro y cortejo, narrada en las
Reminiscencias, editadas y publicadas después de la muerte de Anna (y hoy
complementadas por el diario en taquigrafía que ella llevó durante el pri-

~ 203
mer año de su matrimonio), 1 es uno de los más luminosos episodios de
una vida llena , por lo demás , de tristezas e infortunios. Dificultades y es-
trecheces de sobra seguirían persiguiendo a Dostoievski y a su nueva espo-
sa, sobre todo en los primeros años de su matrimonio, cuando vivieron en
el extranjero. Pero gracias a las sólidas cualidades morales y al buen senti-
do de Anna Grigórievna , el errático y siempre turbulento Dostoievski por
fin alcanzaría esa existencia familiar, relativamente tranquila , que tanto les
había envidiado a otros.

La resuelta , reservada y muy atractiva joven que se presentó en el departa-


mento de Dostoievski a las once y media de la mañana del día 4 de octubre
de 1866 , dispuesta a tomar dictado, procedía de una familia de situación
desahogada , pero no próspera, de origen mixto , ucranio y sueco. Los ante-
pasados de su padre habían salido de Ucrania hacía varias generaciones y
ascendido por la escala social, y le habían dado una buena educación en la
escuela de los jesuitas de San Petersburgo . En una observación que le ha-
bría gustado a su marido , Anna se apresura a añadir "que su padre no se
volvió jesuita pero toda su vida siguió siendo un h ombre bueno y franco",
quien sirvió "en una de las magistraturas y departamentos de los servicios
civiles".2 La madre de Anna se enorgullecía de sus doctos antepasados sue-
cos (uno de sus abuelos había sido obispo luterano) y había crecido en
Finlandia, en un ambiente en que se hablaba el sueco, antes de que se tras-
ladaran a San Petersburgo. Su hija dice , como tradición familiar, que "ella
hablaba mal el ruso" cuando fu e cortejada por el padre de Anna. 3
1 Las llamadas memorias de Ann a Grigórin·na, Vospo111i11c111iya, nunca fueron com pletadas
po r ella, y una selección de los manusc ritos fu e publicada por \'ez primera en 1925 po r L. P
Grossman. Una versión re\'isada y mejorada apareció en 1971 , compi lada por S. V Belov y V A.
Tunimanov. Ésta es la versión que fue traducida al inglés con el LiLUlo de Reminiscenccs.
En 1973, un volumen de l inapreciable anuario literario-h istórico LiLcratHmoe Nas leclslvo pu-
blicó nuevo material e investigaciones conce rnientes a Dostoievski; ent re ellas , una parte hasta
entonces no desc ifrada del diario de Anna Dostoin·ski. Para ocuparse en algo durante su pri-
me r año en Europa, siendo esposa de Dostoie\·ski, ella anotó, en la fecha exacta en que habían
ocurrido l::ts cosas un año antes. sus recuerdos del periodo ele su no\·iazgo . Este relato viene a
compl etar, aunque a \'eces diverge, lo que ella había incluido en las memorias escritas en los
ültimos años de su \"ida .
2
Anna Dostoevsky, Reminisccnccs, trae! y ed. Beatrice Stillman (Nue\'a York, 1975), pp. 6 y 7.
3
lbicl. , p 8.

204 ... NUEVO MATRIMONIO


Otra tradición familiar ayuda a arrojar luz sobre la decisión de la pro-
pia Anna de casarse con Dostoievski, pese a ser éste mucho mayor que
ella . Su madre fue comprometida a la edad de diecinueve años con un ofi-
cial que pronto murió en acción en Hungría y, tras un periodo de luto , la
familia decidió ayudarla a conocer a otros jóvenes pretendientes elegibles.
Pero en una reunión también se encontró a un hombre de mayor edad, a
quien ella prefirió sobre los jóvenes porque "no dejaba de contar chistes y
de reír".-+ Este hombre, de cuarenta y dos años, fue el padre de Anna, quien
inicialmente no fue considerado buen partido por causa de su edad y por-
que, como todos lo sabían, había decidido no casarse mientras viviera su
madre. Sin embargo, el interés de la bella muchacha superó su hasta enton-
ces firme resolución , y ambos se comprometieron en matrimonio. Por ello
no pareció haber nada insólito ni inaceptable en el matrimonio de Anna
con un hombre considerablemente mayor; por el contrario , pareció ser la
pauta de su propia familia. También debe notarse que la madre de Anna,
aunque devota luterana , decidió convertirse a la ortodoxia después de re-
cibir la que le pareció una señal de Dios como respuesta a sus súplicas en
demanda de ayuda ante aquella difícil decisión . Este incidente nos revela
algo acerca de la piadosa atmósfera del hogar en que creció Anna , y tam-
bién del principio de sacrificio en aras de la concordia familiar, principio
que le había instilado su madre.
Anna Grigórievna creció en una atmósfera familiar estricta pero, según
su propio relato, armoniosa , en que los niños (tuvo una hermana mayor y
un hermano menor) , aunque no consentidos ni indebidamente mimados ,
recibieron un trato cariñoso y justo. "Mis padres nos quisieron mucho a
todos , y nunca nos castigaron sin motivo. La vida en nuestra familia fue
apacible, mesurada y serena, sin querellas, dramas ni catástrofes ."5 Entre
los nueve y los doce años , Anna fue enviada a una escuela en que, con ex-
cepción de las clases de religión, toda la instrucción se daba en alemán, y
su dominio de este idioma le sirvió de mucho a Dostoievski cuando vivie-
ron en Alemania durante los años que siguieron a su matrimonio. Anna
también creció durante el periodo en que la educación superior empezaba
a ponerse al alcance de las mujeres de Rusia. La primera escuela secunda-
ria para mujeres fu e inaugurada en San Petersburgo en 1858 , y Anna in-
gresó en el otoño de ese mismo año, para graduarse con honores en 1864.
4
1bid, p.7.
º Tbid , p 10.

"" UN PEQUEÑO DIAMANTE"" ~ 205


"Mis estudios -nos dice- me fueron fáciles'', 6 y, evidentemente, su fami-
lia la alentó a seguir las huellas de los doctos antepasados de su madre.
El primer Instituto Pedagógico para muchachas se inauguró en 1863
para las que desearan continuar su educación , y Anna se inscribió en él
ávidamente en el otoño de 1864. Escribe: "Por entonces había surgido en
la sociedad rusa un interés apasionado por las ciencias naturales, y tam-
bién yo sucumbí a esa tendencia . La física , la química y la sociología fue-
ron para mí una revelación , y me inscribí en el departamento de matemáti-
cas y de física de la escuela".7
Vemos así que Anna fu e una joven de su época , pero aunque ese entu-
siasmo por las ciencias naturales frecuentemente provocó conversiones al
radicalismo político, con su inevitable y obligatorio ateísmo, en el des-
arrollo de Anna no encontramos ni la menor huella de esas tendencias; de
hecho, pronto descubrió que las ciencias no eran su fuerte y que prefería,
con mucho, leer novelas a observar la cristalización de las sales. Al princi-
pio las conferencias de zoología le interesaron bastante , pero, ¡ay', cuando
se trató de trabajo de laboratorio y se le pidió observar la disección de un
gato , ella se desmayó, lo que después le hizo sentir gran vergüenza. Lo que
más le gustaba eran las brillantes conferencias de literatura rusa que daba
el profesor V V Nikolski , a las que ella asistía frecuentemente. Podríamos
preguntarnos si el profesor hizo alguna referencia a la obra del que sería el
futuro marido de Anna.
Para entonces el padre de Anna había caído enfermo, y pronto fue ob-
vio que no podría recuperarse . Ella abandonó la escuela para atenderlo, y
pasó muchas horas leyéndole las novelas de Dickens. Podemos suponer
que no le pesó en exceso abandonar sus estudios científicos , pero la con-
ducta de Anna también muestra el sentido del deber y la capacidad de su-
bordinación que caracterizarían su conducta como esposa de Dostoievski.
Sin embargo , su padre, lamentando que ella hubiese abandonado su edu-
cación, le pidió examinar otras posibilidades, y entonces ella descubrió el
anuncio de un curso de estenografía que se daba por las tardes, después de
la hora en que su padre solía quedarse dormido. Alentada por él, Anna se
inscribió , pero al principio la labor le pareció difícil - la estenografía era,
sencillamente , una "jerigonza"- 8 y sólo persistió debido a la insistencia de
6
Ibid. , p. 4.
' Idem.
H Ibid. , p. 12.

206 ... NUEVO MATRIMONIO


su padre. La muerte de éste fu e un acontecimiento tan perturbador que
ella dejó de asistir a la escuela; empero, el bondadoso profesor Oljin, aun-
que el curso ya había terminado, cuando se enteró de su pesar y de la cau-
sa de su desaparición, siguió trabajando con ella por correspondencia.
Estas lecciones privadas le permitieron a Anna ponerse al corriente hasta
convertirse en una excelente secretaria, capaz de tomar dictado a una velo-
cidad razonable Cuando se le pidió al profesor Oljin encontrar una este-
nógrafa que pudiera ayudar al célebre escritor Dostoievski, él pensó al
punto en la joven y muy resuelta Anna Grigórievna, su pupila y discípula
favorita.

Como es natural, Anna se sintió muy emocionada ante la perspectiva de


comenzar su primer empleo, lo que para una mujer en aquella época era
un acontecimiento de importancia. "Sentí que estaba emprendiendo un
camino nuevo, que ganaría dinero por mi propio trabajo , que me volvería
independiente. Y la idea de la independencia para mí , muchacha del dece-
nio o de 1860, era una idea inapreciable" Más aún, su primer empleo, que
señalaba "mi transformación de muchacha de escuela en practicante inde-
pendiente de la profesión por mí elegida", consistiría en trabajar con un
escritor cuyos libros admiraba y que la habían afectado profundamente. 9
Su padre había sido un gran admirador de Pobres gentes y, cuando ella era
aún una niña, había hablado con sentimiento acerca del triste destino del
joven escritor Dostoievski. Al enterarse de que Dostoievski había reapare-
cido y estaba a punto de publicar una nueva revista , su padre exclamó
alegremente ante toda la familia: "Ya lo véis, Dostoievski ha regresado"w
Anna y su hermana se disputaban los ejemplares de El Tiempo que com-
praban cada mes , y a la edad de quince años ella lloraba sobre los episo-
dios de Humillados y ofendidos. El narrador de esa novela, el dulce pero
desdichado Iván Petrovich, la conmovía en particular, y Anna identificó su
deplorable destino con el del autor. Más adelante le diría a su marido que
había estado enamorada de él, en esa guisa, desde aquellos tiernos años.
Más recientemente había estado leyendo C1imen y castigo, y al entrar en el
edificio de departamentos en que residía Dostoievski, "inmediatamente me
9
!bid' pp 15 , 16.
1
'' lbid., p. 58.

"UN PEQUEÑO DIAMANTE" ~ 207


vino a la memoria la casa donde ... había vivido Raskólnikov, el héroe de
Dostoievski"u La sirvienta que le abrió la puerta llevaba un chal a cuadros
verdes alrededor de los hombros, y Anna se preguntó si no sería el prototi-
po del famoso chal verde de Katerina Ivánovna en la novela.
El departamento en que entró Anna se hallaba amueblado con decen-
cia pero muy modestamente, con excepción de dos grandes y bellos jarro-
nes chinos que veíanse en el estudio de Dostoievski (residuos de sus años
de Siberia, cuando había vivido cerca de la frontera china). El estudio le
pareció "sombrío y silencioso, y se sentía una especie de depresión en esa
penumbra y silencio". La primera persona a la que vio, después de la sir-
vienta , fue un joven a medio vestir, "despeinado y con la camisa abierta en
el pecho", quien salió de una habitación lateral y pronto se retiró al verla. 12
Este joven era Pável (Pasha) lsaev, hijastro de Dostoievski por su primera es-
posa, y Anna, muy a su pesar, llegaría a conocerlo demasiado bien al rem-
plazar a su madre como esposa de Dostoievski. Pronto apareció el propio
Dostoievski, pero no tardó en salir de la habitación para ordenar que les
llevaran el té, dejando a Anna sola para reflexionar sobre sus impresiones.
A primera vista, el escritor le había parecido muy viejo, pero a su regreso,
cuando empezó a hablar, súbitamente "rejuveneció al momen to". Anna
calculó que tendría entre treinta y cinco y treinta y siete años (en realidad,
Dostoievski tenía cuarenta y cinco). Vale la pena citar íntegra la descrip-
ción que hace Anna de su apariencia :

Era de estatura mediana, y se mantenía muy erguido. Su cabello de color cas-


taño, con algunos matices rojizos, estaba muy envaselinado y cuidadosamen-
te alisado. Pero fueron sus ojos lo que en realidad me llamó la atención. No
eran iguales: uno de ellos era de un color marrón oscuro mientras que el otro
tenía una pupila tan dilatada que no se le podía ver el iris [Dostoievski se ha-
bía caído recientemente, al sufrir un ataque epiléptico, y durante un tiempo
tuvo dañado el ojo derecho.]. F]. Esta desemejanza le daba a su rostro una
expresión enigmática. Su rostro [era] pálido y de color enfermizo .. Llevaba
un saco de color azul oscuro, ya un tanto gastado, pero su cuello y los puños
de su camisa eran blancos como la nieve. 13

11
Ibid., p. 16.
12
lbid., pp. 16-17.
1
' Ibicl., p . 18.

208 ... NUEVO MATRIMON IO


Dostoievski, quien sólo con gran renuencia y como último recurso ha-
bía aceptado intentar trabajar con una estenógrafa , se mostró nervioso y
distraído, obviamente sin saber cómo tratar a aquella nueva presencia. Para
romper el hielo, empezó a interrogar a Anna acerca de sus estudios de este-
nografía (método por entonces relativamente nuevo de transcribir dicta-
do), y uno de sus comentarios se anticipó a un importante motivo temáti-
co de El jugador Anna le informó que su clase había empezado con más de
cien estudiantes, pero que al término del curso sólo quedaban veinticinco;
los demás, habiendo creído que en unos cuantos días podrían dominar la
estenografía , habían abandonado el curso al resultar fa lsa esa suposición .
"'Así pasa siempre en nuestro país con cada nueva empresa -dijo Dos-
toievski-. Comienzan con gran entusiasmo , luego se enfrían fácilmente y
abandonan las cosas. Ven que se tiene que trabajar ... Y, hoy día, ¿quién
tiene ganas de trabajar7 ' "H Otra frase posiblemente podría interpretarse
como corolario de esta observación acerca de la aversión de los rusos al tra-
bajo prolongado Dostoievski le informó a Anna que le había alegrado mu-
cho que el profesor Oljin le recomendara una estenógrafa y no un hombre ,
y le pidió a Anna adivinar por qué. La respuesta fue "porque un hombre muy
probablemente empezaría a beber, mientras que usted no caerá en ese há-
bito, ¿verdad7 " La muy correcta Anna apenas pudo contenerse para no
reír; en cambio , logró conservar el decoro y tranquilizó a Dostoievski a este
respecto, "con perfecta seriedad".15
La dificultad de Dostoievski para acostumbrarse a Anna y encontrar el
terreno apropiado en su relación con ella queda vivamente revelada por
otro incidente. Durante esta primera entrevista, Dostoievski no dejó de fu-
mar, como seguiría haciéndolo después , dejando un cigarrillo y encendien-
do otro desde antes de acabar el primero; en cierto momento le ofreció un
cigarrillo a Anna. Desde luego , a mediados del siglo x1x las damas no fuma-
ban -al menos no en público- pero tampoco se contrataban como este-
nógrafas ni visitaban sin compañía el departamento de un perfecto desco-
nocido. Al invitar a Anna a fumar un cigarrillo, Dostoievski le insinuó así
su sospecha de que tal vez Anna fuese una nihilista completamente emanci-
pada, a la manera de Kukshina, la protagonista de Padres e hijos de Turgue-
niev, quien nunca dejaba el cigarrillo. Al rehusar Anna , él le preguntó si

14
A. G. Dostoe\'skaya, 'Dnemiki i Vospominaniya", LN, 86 (Moscú, 1973), p. 221.
15 Rcminisccnccs, p. 20.

"UN PEQUEÑO DIAMANTE" ~ 209


era por simple cortesía. "Me apresuré a asegurarle - escribe Anna- que no
sólo no fumaba sino que no me gustaba ver fumar a otras mujeres. " 16 Esta
firme respuesta le mostró a Dostoievski que Anna no sentía ninguna sim-
patía por esas violaciones del código social aceptado, pese a que al aceptar
un trabajo estaba mostrando su relativa ind ependencia. Poco después, le
dijo a Anna que "le había sorprendido gratamente mi conocimiento de la
conducta correcta . Estaba acostumbrado a tratar en sociedad a mujeres ni-
hilistas y a observar su conducta , que siempre le producía indignación". 17
Una vez transcurrido este difícil momento , Dostoievski siguió conver-
sando , pero pareció desalentado. "Se le veía agotad o y enfermo", dice la
perspicaz Anna , y tenía dificultades para ordenar sus ideas; no dejaba de
preguntarle su nombre, que olvidaba un momento después . Tales lapsos
de memoria eran muy frecuentes tras sus ataqu es de epilepsia , y con una
franqueza que asombró a Anna le informó , casi al momento, que sufría de
epilepsia y que había pasado por un ataque pocos días antes . Recordando,
por fin , a qué había ido Anna, le leyó un pasaje de El Mensajero Ruso, que
ella anotó y transcribió; Dostoievski corrigió con cierta rudeza dos peque-
ños errores. También le preocupó el tiempo que ella necesitó para poner
los signos taquigráficos en palabras , sin darse cuenta de que ella lo haría
en su casa y no durante las horas en que trabajasen juntos. Sin embargo ,
después del primer dictado , Dostoievski empezó a pasearse por la habita-
ción absorto en sus pensamientos, "como olvi dado de mi presencia", y lue-
go abandonó el intento de concentrarse. Le dijo a Anna que no se encon-
traba en estado de trabajar, y le pidió volver por la noche, a las ocho ,
cuando empezaría a dictarle su novela. Esto era sumamente inconveniente
para Anna, quien vivía en el otro extremo de la ciudad , pero estaba tan de-
cidida a quedar bien en su primer empleo que aceptó , decidiendo pasar las
horas intermedias con algunos parientes suyos que vivían más cerca de la
casa de Dostoievski.18
Al volver Anna por la noche , Dostoievski empezó por ofrecerle té y ga-
lletas; como lo había hecho antes, volvió a preguntarle su nombre y le ofre-
ció un cigarrillo, olvidando al parecer to talmente lo ocurrido pocas h oras
antes. Las sesiones de dictado habitualmente empezarían siempre con esos
preliminares de sociedad, y luego se pasaba al trabajo. Ahora Dostoievski
1
" '"Dnerniki.. , p 222.
17
Rcmi11iscenccs, p. 21.
IH Ibid ' p 19.

210 ... NUEVO MATRIMON IO


se encontraba evidentemente más calmado, y esta vez borró la impresión
un tanto negativa que le había dejado a Anna. "De pronto, me pareció como
si yo conociera de tiempo atrás a Dostoievski , y empecé a sentirme con
más naturalidad, y a mis anchas." 19 Como a menudo le ocurría a Dostoievski
cuando intentaba establecer cierta relación de intimidad con otros, em-
pezó a hacer recuerdos de su pasado, evocando vivamente su arresto y su
condena en el "caso Petrashevski", que culminó cuando , al ser llevado a la
forta leza de Pedro y Pablo , se le hizo creer que lo ejecutarían dentro de
breves minutos. Mientras Anna , juvenilmente impresionable, lo escucha-
ba con arrobamiento, Dostoievski le describió todos los detalles, hoy tan
bien conocidos pero que por entonces aún estaban más o menos envueltos
en la leyenda, y se explayó sobre algunas de sus emociones del momento
(que pronto serían aprovechadas en El idiota). "¡Cuán inapreciable me
pareció mi vida, cuántas cosas hermosas y buenas habría yo podido reali-
zar! Toda mi vida pasada surgió en mí, así como el modo en que a veces la
había desaprovechado , y anhelé experimentarlo todo de nuevo, y vivir du-
rante mucho , mucho tiempo . .. " La narración de Dostoievski le produj o
una "extraña sensación" a Anna, así como la gran sorpresa de ver que Dos-
toievski le confiara tan íntimos detalles a alguien que apenas conocía. Sólo
después llegó a comprender las razones de esa desconcertante franqueza .
"Por entonces, Fiódor Mijaílovich estaba completamente solo, y rodeado
por personas que le eran hostiles . Sentía agudamente la necesidad de com-
partir sus pensamientos con aquellos que le parecían bondadosos e intere-
sados en él. "2º
Por último, Dostoievski empezó a dictar los primeros párrafos de El ju-
gad01: pero muy pronto se interrumpió , y Anna se fu e a su casa a transcri-
bir el texto . Al día siguiente llegó con media hora de retraso , y encontró a
Dostoievski presa de gran agitación. Había creído que ella tal vez no retor-
naría , y él no sólo habría perdido a una estenógrafa , ¡sino también el pe-
queño fragmento del manuscrito que había logrado componer! Cada página
le era inapreciable porque, según explicó, se había comprometido a entre-
gar una novela de una longitud especificada el 1º de noviembre , "y ni si-
quiera he elaborado el plan".21 Así se enteró Anna del peligroso dilema de
Dostoievski y de las razones de que la hubiese contratado. "La conducta
¡q /bid ' p. 21.
20
!bi d' p. 22.
21
/bid' p. 24.

"' UN PEQUEÑO DIAMANTE"' .. 211


de Stellovski -escribe Anna- me hizo hervir la sangre",22 y decidió hacer
todo lo que estuviese en su poder para rescatar a la presunta víctima de sus
garras. El enterarse de los amenazadores detalles de la precaria situación
de Dostoievski sólo reforzó la sensación que la noche anterior había inspi-
rado en Anna. "Ésa fue la primera vez que conocí a un hombre sabio, bue-
no y sin embargo infeliz , al parecer abandonado por todos. Y en mí nació
un sentimiento de profunda piedad y conmiseración."23
El segundo día Dostoievski empezó a dictar con mayor resolución,
pero obviamente "le resultaba difícil concentrarse en el trabajo. Se inte-
rrumpía a menudo, pensaba las cosas y luego me pedía releer lo que ya me
había dictado".2-+ Al cabo de una hora , Dostoievski se sintió fatigado, deci-
dió reposar y empezó a conversar nuevamente con Anna. Después de olvi-
dar una vez más su nombre y ofrecerle, distraído , otro cigarrillo, se mostró
considerablemente más animado cuando ella empezó a preguntarle acerca
de los escritores rusos contemporáneos. Elogió cálidamente a Maikov, a
quien "no sólo admiraba como poeta talentoso sino también como al me-
jor y más inteligente de los hombres" . En realidad , Maikov era uno de los
más viejos y fieles amigos de Dostoievski , con cuya ayuda podía contar
- y contó- cuando no tenía nadie más a quien recurrir. A N ekrásov "lo
llamó , sin ambages , un engañador, un terrible jugador, alguien que habla-
ba de los sufrimientos de la humanidad pero que se las arreglaba para ir
siempre en un carruaje tirado por trotones".25 Una observación acerca de
Turgueniev, hacia quien Dostoievski experimentaba sentimientos muy am-
bivalentes , prefigura la enconada querella que entre ambos explotaría al
año siguiente y que pondría fin a sus relaciones mutuas hasta poco antes
de la muerte de Dostoievski. "Mencionó a Turgueniev diciendo que era un
talento de primera , pero lamentó que , a resultas de su larga residencia en
el extranjero , hubiese perdido parte de su comprensión de Rusia y del pue-
blo ruso ."26 Esta opinión sería confirmada por Dostoievski al año siguien-

22
lbid., p 26 .
21
lbid., p 24.
2-t lbid., p. 26.
2
' Estas palabras del di ari o de Anna , qu e ex presa n el conce pto que Dosto ievski tenía de
Nekráso\· en 1866, fu eron sua1·izadas en las Rc111i11isccn ccs, donde simpleme nte se d ice:
"Conside raba a Nek rásoY como el amigo de su .J Lffentud , y tenía una alta opinión de su talento
poético" (p . 26) .
26
·-onevniki", p . 225 .

212 ... NUEVO MATRIMONI O


te , con la publicación de Humo , la novela en que Turgueniev condenaría
más acerbamente las costumbres de su patria.

Dostoievski se mostró inquieto y distraído durante sus primeras sesiones


con su nueva colaboradora , preguntándose si los servicios de ésta en reali-
dad lo ayudarían a cumplir con el plazo convenido; pero muy pronto, ani-
mado por la fría determinación de ella , logró establecer una rutina en toda
forma. Anna llegaba a la casa del escritor cada día a las doce y se quedaba
hasta las cuatro. "Durante ese tiempo teníamos tres sesiones de dictado de
media hora o más , y entre los dictados tomábamos té y charlábamos. "27
Dostoievski, como lo notó Anna, estaba mucho más calmado cuando ella
llegaba, y se mostraba cada vez más alegre y animado conforme se apila-
ban las hojas; ella calculó que el manuscrito estaría listo para entregarlo en
la fecha convenida. Ciertamente, el humor de Dostoievski mejoró al hacer-
se esto evidente, y cuando, en medio de su total aislamiento (aunque Mai-
kov apareció un día de visita), podía desahogar su corazón ante una perso-
na interesada , atenta y devota. "Cada día , conversando conmigo como con
una amiga, me revelaba alguna desdichada escena de su pasado . No pude
dejar de sentirme profundamente conmovida ante el relato de las dificulta-
des de las que nunca se había librado , y en realidad no podía hacerlo ."
Asimismo, cada día su actitud para con Anna, cuyo nombre no volvió a
olvidar, se hizo más amigable , más cálida y personal. "A menudo me decía
'golubchik' (o sea 'palomita', su expresión predilecta de afecto)" y, en res-
puesta a las preguntas de Anna , le narró muchos de los detalles de su vida
pasada , no sólo los tocantes a su detención y su exilio a Siberia , sino tam-
bién otros de carácter más privado. 28
En su primera visita Anna había notado el retrato de una mujer un tan-
to cadavérica, vestida de negro y con un tocado del mismo color, que col-
gaba en el estudio de Dostoievski, y supuso que aquélla era su esposa ac-
tual; seguramente, el joven a quien había visto por un momento era su
hijo. Pero ahora se enteró de que la esposa de Dostoievski había fallecido

27 Re111i11iscn1ces, p . 27.
28
Ibid., pp. 27-28.

"UN PEQUEÑO DIAMANTE" ~ 213


dos años antes , y que aquel muchacho era el hijastro. Esto la complació
enormem ente porque , habiéndose encontrado un día casualmente con
Pasha lsaev en el patio del edi.fi.ci.o , él se mostró rudo y condescendiente y
le arrancó de la mano su portafolios para ver qué era esa misteriosa "este-
nografía", causándole también con su apariencia una impresión muy des-
agradable. "De cerca era to davía menos atractivo que de lejos. Tenía un
rostro cetrino , casi amarillento , ojos negros con la parte blanca amarillen-
ta, y di.entes manchados de tabaco ."29 De este modo , las conversaciones de
Dostoievski con Anna empezaron a girar cada vez más en torno de cuestio-
nes relacionadas con su difícil situación actual y su pobre estado de ánimo,
pues estaba cargado de deudas y le costaba trabajo siquiera mantenerse.
Anna pudo ver con sus propios ojos lo mal que iban las cosas cuando los
jarrones chinos de pronto desaparecieron y las cucharas de plata del come-
dor fueron remplazadas en la mesa por cucharas de madera. Dostoievski le
explicó que había empeñado todo aquello para pagar a algunos acreedores
a quienes ya no podía seguir dando largas .
La mayor parte del tiempo , nos dice Anna , "Fiódor Mij aílovich siem-
pre hablaba de sus estrecheces financieras con muy buen humor", pero el
tono general de sus relatos era invariablemente "tan triste" que ella no
pudo dej ar de preguntarle por qué nunca recordaba momentos de alegría
o de felicidad . Es evidente que su respuesta fue pensada para intensificar la
evidente compasión de Anna por sus infortunios , así como para indicar las
esperanzas de un futuro más feliz que, podemos suponer, ya había empe-
zado a relacionar con su agradable personalidad. "¿Feliz? - replicó- .
Hasta hoy no he conocido ninguna felicidad. Al menos , no el ti.pode felici-
dad con la que siempre soñ é. Y sigo aguardándola. Hace pocos días le
escribí a mi amigo , el barón Wrangel, que pese a todas las penas que he
pasado , sigo soñando con empezar una vida nueva y feliz. "3º En realidad,
Dostoi.evski le había escrito al barón Wrangel muchos meses antes, y en la
carta su sueño de una "vida nueva y feliz" estaba explícitamente relaciona-
do con volver a casarse y fundar una fami.lia. 3 1

lY /bid, p. 27.
,,, /bid' p. 29.
11
La referencia ele Dostoie\'s ki a hacer un viaje al Med io O riente no fue por com pleto un in-
\'e nto: hay p ruebas ele q ue hab ía estado pensa ndo en ese úaje al menos desde 1863. Ese a1io
recibió una cana de prese ntación al jefe de la lvlisión Imperial Rusa en Consta ntinopla, presun -
ta men te como preparari\·o para ese \i aje . La can a fue escrita por E. P Kornlel'ski , por en to nces

214 ... NUEVO MATRIMON IO


Dostoievski empezó entonces, asimismo, a informarle a Anna Grigó-
rievna sobre algunos de los detalles de su vida sentimental más reciente,
como su atracción-y supuesto compromiso- con Anna Korvin-Krukóvs-
kaia . Bien podemos perdonarle que haya embellecido la historia haciendo
que su compromiso fuera un tanto más explícito de lo que en realidad ha-
bía sido; sin duda , quiso insinuar que una joven sumamente deseable aún
podía aceptar unir su vida con la suya . Según esta versión de los aconteci-
mientos, él había liberado a Anna de su promesa sólo porque la marcada
divergencia de sus opiniones social-políticas excluía toda posibilidad de
que fueran felices Nada se dice en las Reminiscences acerca de Súslova,
pero los diarios revelan que Dostoievski le mostró su retrato a Anna Grigó-
rievna, y cuando Anna dijo que era una "notable belleza", Dostoievski ob-
servó, desdeñosamente, que había cambiado mucho en los últimos seis
años. 32
Cuando la charla entre los dos se centró más y más en las circunstan-
cias actuales de Dostoievski , él dijo , con toda su habilidad melodramática,
que había llegado a un momento crucial y decisivo de su vida , a un punto
de crisis que pronto decidiría su destino de una vez por todas. Con un to-
que de byronismo romántico, le dijo a Anna que "se hallaba en un cruce y
ante él se abrían tres caminos". Podía dirigirse al Oriente : Constantinopla
y Jerusalén, y quedarse allí, "tal vez para siempre"; podía irse al extranjero
a jugar a la ruleta , "e inmolarse en el juego, que le parecía tan apasionan-
te"; o podía "volver a casarse y buscar la alegría y la felicidad en la vida de
familia". 33 Como Anna ya le había demostrado su amistad, ¿estaría dis-
puesta a darle un consejo/ ¿Cuál camino debía seguir/
Es evidente que Dostoievski estaba probando la temperatura del agua a
la que muy pronto planeaba lanzarse, y la respuesta que recibió de Anna ,
con su sólido sentido común , fue la esperada. Puede dudarse de que ella
realmente creyera que Dostoievski se volvería peregrino religioso o que se
perdería por completo, como el protagonista de la novela en que ambos
por entonces trabajaban, en el embriagante mundo del juego (aunque esto
último, como muy pronto lo aprendería Anna para su pesar, era mucho
más probable que lo primero). Pero Anna no sentía ninguna inclinación

jefe del Fondo Literario , quien hab ía siclo , asimismo , un important e diplomático y \'iaJero en
los Balcanes y en Siberia. Véase PSS, 2/libro 2: 573 .
2
' "Dnerniki"', p. 262.
n Rrnli11isce11ccs, p. 30.

''UN PEQUEÑO DIAMANTE"' ~ 215


hacia esos "conceptos vagos y un tanto fantásticos", como los llama , y res-
pondió a su ansioso patrón que la felicidad del matrimonio y de la familia
era lo que necesitaba. A lo cual Dostoievski respondió , al instante , con una
nueva pregunta: puesto que Anna consideraba que todavía era capaz él de
encontrar una esposa, ¿debía buscar una compañera inteligente, o una lle-
na de bondad? Anna se declaró por la inteligencia; pero Dostoievski , que
se conocía a sí mismo mucho mejor de lo que ella lo conocía por entonces ,
replicó que él preferiría "una bondadosa , para que se apiade de mí y me
quiera''. 34 Poco imaginaba Anna Grigórievna cuánta piedad y cuánto amor
tendría que darle a Dostoievski en el futuro.
Una vez que la charla giró en torno al tema del matrimonio, Dostoiev-
ski le preguntó a Anna p or qué no se había casado. Ninguno de los dos
pretendientes serios que había tenido , contestó Anna, le había inspirado
más que respeto , y ella deseaba casarse por amor. Dostoievski se apresuró
a convenir en que el amor era importantísimo , que el "solo respeto" no
bastaba para llevar una vida ma trimonial feliz. Las Reminiscences guardan
silencio sobre lo que Anna Grigórievna pensó de tales conversaciones , y
sobre por qué Dostoievski se mostraba tan insistente al respecto , pero los
diarios sí revelan que ella bien se dio cuenta de las cosas . "Desde entonces
- escribe- me pareció que él se me declararía, y realmente no supe si yo
lo aceptaría o no. Me es muy agradable, pero de todos modos me causa te-
mor por su irascibilidad y por su enfermedad. " Anna había notado que Dos-
toievski le gritaba a menudo a la sirvienta Fedosia, aunque añade que las
más de las veces esto era muy merecido. Pese a la creciente intimidad entre
ambos, que hizo pensar a Anna en el futuro, mantenían cuidadosamente un
estricto decoro. "Ni una sola vez durante todo ese tiempo se habló de amor
o se dij o una sola palabra impropia. "35
Las reuniones cotidianas con Dostoievski se convirtieron en el centro
de la vida de Anna, y, por comparación , todo lo que antes había conocido
le pareció insípido y carente de interés.

Rara vez veía a mis amigos - escribe- , y me concentré completamente en el


trabajo y en aquellas fascinantes conversaciones, sostenidas mientras descan-
sábamos tras las sesiones de dictado. No podía yo dejar el e comparar a
Dostoievski con los jóvenes a quienes trataba en mi círculo social. ¡Cuán hue-
H /bicf.
1
' "Dnevniki", p. 243.

216 .. NU EVO MATRIMONIO


ca y trivial me parecía su conversación, comparada con las ideas siem pre fres -
cas y originales de mi escritor predilecto!

Es claro que Anna estaba cediendo a la magia de su intimidad con Dostoiev-


ski y al estímulo que le daba su presencia constante. "Saliendo de su casa
aún baj o la influencia de ideas que eran nuevas para mí - confiesa-, lo
echaba de menos cuando estaba en casa y sólo vivía con la esperanza de la
reunión del día siguiente. Me di cuenta, con pesar, de que el trabajo se
acercaba a su fin y de que nuestra relación podía romperse. " El fin del pla-
zo, el día 1ºde noviembre, se aproximaba con rapidez y, como Dostoievski
también tenía la misma sensación de pérdida inminente, puso en palabras
lo que ambos habían estado pensando . Confesó lo mucho que le agradaba
la compañía de Anna, y "nuestras vivas conversaciones", y observó que se-
ría una lástima que todo aquello se acabara. "La echaré much o de menos.
Y, ¿dónde volveré a verla?" Anna buscó en su mente alguna respuesta, y
sólo pudo pensar en "teatros y conciertos" como posibles lugares de re-
unión , pero Dostoievski los rechazó, alegando falta de tiempo, y porque en
ellos casi no se podía intercambiar más que charla social. ¿Por qué no lo
invitaba Anna Grigórievna a conocer a su familia! Esta petición ciertamen-
te anunciaba serias intenciones, y Anna aceptó al punto, pero fijó la fecha
de la visita para después de que hubiesen terminado el trabajo en el ma-
nuscrito .36
No quedaban ya dudas de que El jugador estaría completo en la fecha
anunciada, pero el manuscrito terminado sólo estaría listo peligrosamente
cerca del límite. Stellovski no se detendría ante nada para impedir que
Dostoievski cumpliera las condiciones de su contrato , y Dostoievski "em-
pezó a tener miedo de que Stellovski inventara alguna treta ... encontrara
un pretexto para negarse a aceptar el manuscrito".37 Anna, siempre decidi-
da , consultó al respecto a un abogado , quien recomendó registrar el ma-
nuscrito ante un notario o ante el oficial de policía del distrito en que vivía
Stellovski. El mismo consejo lo dio un abogado a quien fue a ver Dostoiev-
ski, tal vez a instancias de Anna, y el consejo resultó excelente . Mientras
tanto, eufórico por haber logrado completar la novelita , Dostoievski pla-
neó un banquete de victoria para sus amigos en un restaurante y desde
luego invitó a Anna , sin la cual , como muy justamente dijo, no habría sido
16
Remi11isce11ces, p. 32 .
17
lbid.

"UN PEQU EÑO DIAMANTE" ~ 217


posible su triunfo. Pero ella rehusó porque nunca en su vida había estado
en un restaurante y temía que su timidez y encogimiento estropearan la
alegría general.
Stellovski, fiel a su reputación, intentó por todos los medios posibles
impedir que Dostoievski entregara el manuscrito a tiempo. El dictado ter-
minó el 29 de octubre y Anna entregó el manuscrito a Dostoievski el día
30, día del cumpleaños del escritor; él haría las correcciones finales el 31 y
llevaría la obra al día siguiente. Al llegar el día 30, Anna se encontró con
Emilia Fiódorovna , viuda de Mijaíl , el hermano de Dostoievski, que había
ido a felicitarlo, y esta dama mostró un aplastante desdén a la "empleadita"
Anna , aunque Dostoievski no dejara de elogiar su ayuda indispensable.
Ésta fue sólo la primera de las muchas tristes experiencias de Anna con
aquella parienta que dependía de él, y que también había sido cordial-
mente detestada por María Dimitrievna, la primera esposa. Preocupado
por la altiva rudeza de su cuñada, Dostoievski, al despedirse de Anna ante
la puerta, insistió en que ella fijara la fecha de la visita a su casa. El diario
dice que le habló apasionadamente al despedirse , y que , en broma, sugirió
que podían irse juntos a Europa, por lo que Anna concluyó que "me quie-
re mucho".38
Dos días después, Dostoievski trató de dejar el manuscrito en casa de
Stellovski, pero se le dijo que éste se había ido a la provincia , y que tampo-
co lo recibiría el gerente de su editorial, con el pretexto de que no había
recibido instrucciones específicas. Ya era demasiado tarde para llamar a un
notario , y el oficial de policía del distrito no volvería a la oficina hasta las
diez de la noche. Angustiado , Dostoievski veía pasar las horas, y sólo logró
cumplir con el plazo dos horas antes de que expirara. Sin embargo , al final
tuvo el importantísimo recibo en la mano y terminó su ordalía.

Para entonces toda la vida de Anna había empezado a girar en torno de


Dostoievski, y los pocos días transcurridos entre el fin de su empleo y la
prometida visita de Dostoievski, el 3 de noviembre , fueron un periodo de
melancolía y angustia. Sus charlas anteriores habían sido naturales y es-

'" "Dnevniki ", p. 263.

218 ... NUEVO MATRIMONIO


pontáneas, fruto evidente de su trabajo en común, ¡y ahora, ella se vería
obligada a ser la anfitriona y a dirigir la conversación! ¿De qué podrían
hablar7 Anna bien sabía que ni ella ni su madre podían brillar en sociedad ,
y la entristecía la idea de que Dostoievski pasara una velada triste y monóto-
na en su compañía. Sin embargo, se llama a sí misma, justificadamente,
"persona de buen ánimo por naturaleza" ,39 y trató de combatir el desaliento
visitando a sus amigas y asistiendo a una de las conferencias del profesor
Oljin. Éste la saludó con cálidas felicitaciones , y le dijo que Dostoievski
había escrito para expresarle su agradecimiento por haberle recomendado
a una estenógrafa cuya ayuda le había sido inapreciable. Además, este nue-
vo método había tenido tal éxito que Dostoievski se proponía seguir em-
pleándolo en el futuro. Aunque sólo por esto , la carta le indicaba a Anna
que Dostoievski no tenía la intención de dejarla perderse de vista.
Por fin llegó el gran día de la visita , pero, ¡ayl, Dostoievski se presentó
en casa de Anna con una hora de retraso . El cochero, sin tener la menor
idea de dónde se encontraba aquella calle , un tanto remota , había estado
dando vueltas vanamente , hasta que un transeúnte lo condujo personalmen-
te a la dirección. Pese a los temores de Anna, la velada transcurrió muy
bien. Dostoievski besó galantemente la mano de madame Snitkina, quien
seguramente no necesitaba que le explicara sus intenciones , e inmediata-
mente empezó a narrar sus aventuras con Stellovski. Una vez agotado el
tema, le propuso a Anna seguir trabajando con él, en la terminación de
Crimen y castigo, después de una semana de descanso. Ella aceptó, a con-
dición de que el profesor Oljin, quien tal vez deseara recomendar a otra
de sus discípulas , diera su consentimiento . Dostoievski tomó muy mal
esta condición y observó: "Tal vez la verdad sea que usted ya no desea
trabajar más conmigo".-+ 0 Anna sabía, sin la menor duda, que Dostoievski
no sólo estaba pensando en la estenografía cuando la apremió a consultar
a Oljin el mismísimo día siguiente. Para entonces, la situación de Anna no
era ya ningún secreto para quienes mejor la conocían. Su hermana Masha,
después de pasar el día siguiente con Anna escuchándola hablar de
Dostoievski "con extraordinaria animación", fácilmente descubrió la ver-
dad. "Es inútil , Netotchka - le dijo a Anna , con sólido sentido prácti-
co- , que te hayas enamorado de Dostoievski , pues tus sueños nunca po-

19
Rcmi11iscrnccs, p. 36 .
40
Ibicl , p. 38.

"UN PEQU EÑO DIAMANTE" ~ 219


drán ser realidad ... gracias a Dios, si él está tan enfermo y cargado de fami-
lia y de deudas. "+ 1
Anna negó con vehemencia estar "enamorada" de Dostoievski , pero de
todos modos las palabras de su hermana la hicieron reflexionar. ¿Estaría
realmente enamorada7 Y, de ser así, ¿debía dejar de ver a Dostoievski y
"tratar de olvidarlo poco a poco"7 42 Pero, con una casuistería instintiva en
favor de sus propios deseos, también razonó que lo que Masha le había
dicho podía no ser verdad . Entonces, ¿sería siquiera perdonable el privarse
ella de un empleo ... para no mencionar siquiera el inocente placer de la
compañía de Dostoievski7 Y, ¿por qué quitarle al escritor la ayuda esteno-
gráfica que tan desesperadamente necesitaba , sobre todo porque, como
bien sabía ella , las únicas otras estenógrafas competentes, discípulas de
Oljin, ya tenían trabajo7 Así iban los altibajos de su pensamiento, que fu e-
ron interrumpidos tres días después al anunciarse la visita de Dostoievski
cuando ella estaba tocando distraídamente el piano, mientras aguardaba la
llegada de un coche de punto. Dostoievski no había podido pasar más de
uno o dos días sin su compañía, y aunque había decidido firmemente no
ceder a su impulso de visitarla comprendiendo que aquello podía parecer-
les "extraño" a Anna y a su madre , "habiendo resuelto no venir en ninguna
circunstancia. ¡ya me ve usted, aquí estoy1 "+ 3 El que Dostoievski no hu-
biese podido resistir a sus emociones tuvo que parecerle, en este caso , en-
cantador y eminentemente excusable a Anna, pero pronto encontraría
otras pruebas de ese mismo rasgo de carácter que la llevarían al borde de la
desesperación.
El día siguiente de esta visita inesperada , el 8 de noviembre, era la fecha
en que Anna y Dostoievski fijarían el plazo para terminar Crimen y castigo;
empero , el propio Dostoievski tenía en mente otros planes. Al llegar Anna ,
notó que él estaba "excitado por algo. La expresión de su rostro era intensa,
ferviente , casi extática , y le hacía parecer mucho más joven"_++ Dostoievski
atribuyó su animación, que Anna comentó con agrado, a un sueño feliz.
Señalando una caja de palo de rosa que le había regalado un amigo si-
beriano -el sultán Kirghís Chokán Valijanov, quien había servido como
oficial al ejército ruso, y después llegaría a ser un reconocido etnógrafo-,
41
/bid ' p. 39 .
42
ldem.
"' /bid., p. -+O.
44
Tbid. , p. 4 1.

220 ~ NUEVO MATRIMONIO


Dostoievski le explicó que en su sueño él estaba ordenando en la caja sus
documentos (en otras palabras, tratando de organizar y de reordenar su
pasado) cuando de pronto encontró, oculto en el rimero de papeles, "un
diamante pequeño, minúsculo, pero de gran brillo". Este descubrimiento
lo alegró inmensamente , pues atribuía "gran significado" a los sueños y
creía firmemente que "mis sueños siempre son proféticos". Cada vez que
soñaba con su padre o con su hermano Misha, sabía que era inminente al-
guna catástrofe, pero su sueño de "el pequeño diamante" había sido "un
buen sueño" que parecía presagiar algún cambio feliz de sus circunstan-
cias, de momento tan difíciles . Sin embargo, Anna respondió, casi en bro-
ma, que "los sueños se suelen explicar por el significado opuesto", lo cual
causó una instantánea alteración del ánimo de Dostoievski. "'¿Así, cree us-
ted que nunca conoceré la felicidad? ¿Qué todo eso ... sólo es una vana es-
peranza?', dijo , sombríamente. "-+ 5
Lo que Dostoievski había esperado que augurara su sueño (suponien-
do que no lo hubiese inventado , con objeto de preparar a Anna para lo si-
guiente) quedó revelado al proseguir la conversación. Al parecer, Dos-
toievski había concebido la idea de una nueva novela en que "la psicología
de una muchacha" desempeñaba un papel decisivo, y le resultaba difícil
imaginar el fin. Necesitaba alguna ayuda y se la estaba pidiendo a Anna .
Desde luego, esto la halagó enormemente y, orgullosa, se sentó en una silla
para ayudar al distinguido n ovelista. El héroe de la novela de Dostoievski
resultó ser un hombre como de su propia edad , "ya n o joven" y también
escritor. Su vida, mencionada sólo de paso, tenía una semejanza n otable
con la del propio Dostoievski (por ejemplo, una "grave enfermedad" lo ha-
bía apartado de su trabajo durante diez años: exactamente el periodo de
prisión y exilio de Dostoievski), y Anna pronto se percató de que "cuanto
más hablaba [Dostoievski], más claro veía yo que me estaba hablando de
su propia vida" . Todas las penas que ella había oído mencionar antes sólo
por partes ahora aparecían en un relato consecutivo, y por la narración
corría el apasionado anhelo del héroe por encontrar, al fin, la felicidad que
hasta entonces siempre lo había eludido. Pero, ¿aún sería posible? "Dos-
toievski no me ahorró las partes más sombrías al delinear la figura de su
héroe", comenta Anna . Lo describió como

40
lb id' p 42.

··u N PEQUEÑO DIAMAN TE" ~ 221


un hombre que había envejecido antes de tiempo , padeciendo una enferme-
dad incurable (una mano paralizada) , sombrío y desconfiado , poseedor de un
corazón tierno, es verdad , pero incapaz de expresar sus sentimientos; artista y
tal entoso, tal vez, pero un fracasado que ni una sola vez en su vida había lo-
grado encarnar sus ideas en las formas con que soñaba, y que nunca dejaba
de atormentarse por ello. 46

Por cierto, este último detalle no sólo estaba destinado a ganarse la compa-
sión de Anna Grigórievna: representaba una visión de su propia obra que
Dostoievski conservaría hasta el día de su muerte.
Precisamente en este periodo crítico de su vida el escritor conoce a una
joven, casi de la misma edad de Anna, tal vez de uno o dos años más; el
nombre provisional que le había dado Dostoievski era el de Ania. Bien po-
demos dudar de que, como lo dicen las Reminiscencias, Anna Grigórievna
tomara esto como referencia a Korvin-Krukóvskaia; el diario muestra que
Dostoievski le había dicho a Anna pocos días antes que deseaba llamarla a
ella Arria o Anechka. 4 7 Sea como fu ere, la heroína, Arria, era pintada con
los más brillantes colores, y se decía que era "amable, sabia , bondadosa ,
rebosante de vida y con gran tacto en sus relaciones personales". Cuando
Dostoievski dijo que su heroína, aunque "no una auténtica belleza ... , era
de aspecto muy agradable [y] me encanta ver su rostro", Anna Grigórievna
no pudo suprimir (supuestamente) una punzada de celos, y "algo me dolió
en el corazón" . El desdichado au tor naturalmente se enamoraba de esta
muchacha irresistible y empezaba a verse atormentado por la eluda de que
ella respondiera a sus propios sentimientos. "¿Qué podía ofrecerle este
hombre , entrado en años , enfermo , cargado de deudas , a una joven vivaz y
exuberante? " La idea misma de unir su destino al de él, ¿no sería pedirle
un "sacrificio terrible"?48 Éste era el punto en que Dostoievski deseaba que
Anna G1igórievna le diera el beneficio de su consejo femenino . ¿Considera1ia
psicológicamente posible que una muchacha así se enamorara del artista?
Anna respondió a la pregunta con toda la fuerza emotiva de sus anhelos
apasionados. "Pero, ¿por qué había de ser imposible? ... ¿Cuál es el sacrificio
de su parte? Si ella en realidad lo ama , también ella será feliz , y nunca se
arrepentirá de nada." Aquél era el momento que Dostoievski había estado
4
'' Ibid , p. -1-4.
41
Ibid, p. 45; "Dnevniki'', p. 273.
40
Rcmi nisccnccs, p. -1-5.

222 .... NUEVO MATR IMONIO


aguardando , y éstas eran las palabras , empleadas con toda su destreza litera-
ria , que se había esforzado por poner en labios de Anna ; al oírlas abandonó
su ficción de una ficción y llegó al desenlace. "'Imagine -dijo- que el artista . .
soy yo; que le he confesado mi amor a usted y le he pedido ser mi esposa .
Dígame, ¿cuál sería su respuesta<'" Anna Grigórievna comprendió, por el
tormento interior que se manifestaba en el rostro de Dostoievski, que "si le
daba yo una respuesta evasiva asestaría un golpe mortal a su autoestima y su
amor propio. Miré su rostro atormentado, que había llegado a serme tan
caro, y le dtje: 'Yo respondería que lo amo a usted y lo amaré toda mi vi da'".-+ 9
El hecho de que Anna Grigórievna no vacilara ni por un momento, no pidie-
ra tiempo para reflexionar sobre la que sería, después de todo , una decisión
enorme y arriesgada, revela a la vez la firmeza de su carácter y su gran preo-
cupación por ahorrarle a Dostoievski nuevas angustias . El bienestar del es-
critor, en condiciones que pocas mujeres habrían soportado con tal fortaleza,
seguiría siendo su mayor preocupación, y Anna se mantuvo inquebrantable-
mente fiel a su promesa de amar a Dostoievski durante el resto de su vida.

Una vez pasada la gozosa emoción del momento, la pareja recién compro-
metida decidió mantener secreta durante un tiempo su decisión, salvo ante
la madre de Anna. Aunque le advirtió a su hij a de las muchas estrecheces
que era fácil predecirle, madame Snitkina no trató de disuadir a Anna de
su peligrosa decisión. Dostoievski se presentó al día siguiente para obtener
su consentimiento formal, e hizo la petición de mano en debida forma.
Derramando lágrimas, la madre aceptó , y Anna Grigórievna, para poner
fin al evidente embarazo de Dostoievski , interrumpió la conmovedora es-
cena llamándolos a tomar el té. La pareja había decidido guardar el secre-
to , al parecer porque las circun stancias de Dostoievski aún no les permi-
tían fijar una fecha para la boda , pero Dostoievski también deseaba aplazar
la noticia el mayor tiempo posible antes de darla a sus varios parientes de
San Petersburgo. Si así fu e, su propósito fue frustrado por su propia incon-
tenible necesidad de comunicarl e su felicidad a alguien , a cualquiera, y no
sólo a quienes normalmente habrían compartido su gozo . El cochero que

49
Ibid. , p. 46.

"UN PEQUEÑO DIAMANTE"" ... 223


lo llevaba de ida y vuelta cada día a casa de Anna se volvió su confidente,
con quien charlaba sobre su futuro matrimonio , y antes de que hubiese
transcurrido una semana, esta información llegó a oídos de Fedosia, la sir-
vienta de la casa de Dostoievski. El supuesto secreto se descubrió, así, muy
pronto, y causó gran desagrado entre quienes ya se habían acostumbrado a
contar con los ingresos de Dostoievski para su manu tención.
Anna Grigórievna había sabido que Dostoievski se encontraba en es-
trecheces financieras, pero sólo después de su compromiso comprendió
plenamente hasta qué punto la indigencia del escritor era causada por las
exigencias de otros. Dostoievski mantenía a su hijastro Pasha , por entonces
de veintiún años, quien estaba perfectamente satisfecho con que esta situa-
ción continuara indefinidamente; mantenía en gran parte a la viuda de su
hermano Mij aíl, Emilia Fiódorovna, quien tenía cuatro hijos ya adultos, y
también ayudaba a su hermano menor, Nikolái, arquitecto recibido, pero
confirmado alcohólico , quien a menudo se encontraba sin dinero .50 Los re-
sultados de todas esas exacciones quedaron vívidamente ilustrados ante
Anna Grigórievna en un frío anochecer de finales de noviembre, cuando
Dostoievski llegó a su casa helado hasta los huesos y, después de beber
grandes cantidades de té, también se tomó varios vasos de jerez. Al pare-
cer, se había llevado su ligero abrigo para el otoño en lugar del grueso abri-
go de pieles necesario para el clima del invierno , y confesó haber empeña-
do el abrigo por unos cuantos días, cuando las tres personas que dependían
de él le pidieron al mismo tiempo su ayuda . Anna Grigórievna se indignó
tanto que rompió a llorar "y hablé como una loca, sin saber lo que decía". 5 1
Dostoievski la tranquilizó prometiéndole no salir de la casa hasta haber
desempeñado el abrigo. Éste sólo sería el principio de la lucha de Anna
por librar a Dostoievski de aquellos que , en su opinión , estaban explotan-
do descaradamente su generosidad y su sentido de la obligación.
El obstáculo más inmediato a la boda de Dostoievski era sencillamente
que, además de cargar con las deudas de su hermano Mijaíl, había asumi-
do tan grande responsabilidad económica por su familia. Anna Grigóriev-
na se dio cuenta , para su pesar, de que "en el momento en que Fiador
Mijaílovich consiguiera algún dinero , todos sus parientes . .. se apresura-
50
MiJaí l Dostoie\·sk i tam b ién h abía teni do una am ante llam ada Pras kovia Petrm·na An ikie-
\'a, co n la que tu\'o un hi_¡ o. Dostoievsk i también cont rib u yó a la m anuten ción de ambos. H ay
un a referen cia a ell a en A. G. Dosto ie\·sko i 1867 g. (Moscú, 1923). p. 11 1.
51
Rc111i11iscc11ccs, p . 65.

224 .. NUEVO MATRIMONI O


rían a llegar con sus súbitas y urgentes necesidades, y de los trescientos o
cuatrocientos rublos recibidos desde Moscú por Crimen y castigo, al día si-
guiente no le quedarían a Fiódor Mijaílovich más que treinta o cuarenta .
Además, con esta suma no pagaría nada de sus pagarés, salvo los intere-
ses". 52 Si esto continuaba, le sería evidentemente imposible a Dostoievski
pagar siquiera sus deudas, por mucho que escribiera y por mucho éxito
que tuvieran sus obras. En cuanto fuera su esposa, decidió Anna Grigó-
rievna, ella tomaría en sus manos la economía y pondría un freno a toda
aquella ruinosa beneficencia; mas , por el momento , había poco que pudie-
se hacer aparte de protestar.
Para celebrar la boda se requeriría una suma considerable , además de
los pagos que les llegaran de Crimen y castigo. Como la literatura era la úni-
ca fuente de ingresos para Dostoievski, decidió ir a Moscú, por Navidad, a
ofrecerle su siguiente novela a Kátkov, a cambio de un anticipo suficiente
para celebrar la ceremonia y establecerse en otro lugar. Crimen y castigo,
que aún estaba publicándose , seguía haciendo que los lectores no pudie-
ran separarse de las páginas de El Mensajero Ruso, y había buenas razones
para creer que Kátkov les ofrecería fondos . En caso contrario, Dostoievski
planeaba comenzar inmediatamente otra novela, escribir con toda la ra-
pidez posible una buena parte de ella y luego ofrecerla al primer postor;
sin embargo , esto podría significar el aplazamiento de la boda hasta un año.
(El viaje a Moscú también le permitiría a Dostoievski hablar por última vez
con la abrumada Elena Pavlovna, cuyo marido enfermo aún vivía, pero
hacia la cual Dostoievski sentía una cierta obligación.) Por fortuna, Kátkov
pronto aceptó la solicitud de Dostoievski y le prometió dos mil rublos , que
empezarían a llegar por entregas en enero; por tanto , la fecha de la boda se
fijó para mediados de febrero . Pero el primer pago , de setecientos rublos,
se desvaneció instantáneamente, como de costumbre, y después de calcu-
lar que la boda costaría entre cuatrocientos y quinientos rublos, Dostoievski,
con toda prudencia , le confió esta parte del segundo pago a Anna . Sabía
perfectamente que si lo dejaba en sus propias manos , inmediatamente iría
a parar a sus importunos parientes.
La primera boda de Dostoievski se había celebrado en una miserable
aldea de Siberia, en las condiciones más humildes y modestas, entre perso-
nas a quienes apenas conocía , y teniendo entre los testigos al reconocido

51
/bid ' p. 69.

""UN PEQUEÑO DIAMANTE" ... 225


ex amante de su novia. Su segunda se celebró entre los esplendores de la
catedral de Izmailovski, brillantemente iluminada para la ocasión, resonan-
do con las voces de un soberbio coro , rodeado por su familia y sus amigos
íntimos y, a su lado, su novia, radiante y joven, que lo adoraba y reverencia-
ba como hombre y como artista. Dostoievski casi no podía creer su buena
fortuna, y al presentarle a Anna a sus amigos en la recepción ofrecida en
casa de la madre de ella, no dejaba de repetir: "¡Miren a esta encantadora
muchacha mía' ¡Es una persona maravillosa, esta niña mía' ¡Tiene un cora-
zón de orol "53 Hay pocos momentos en la vida de Dostoievski en quepo-
demos verlo gozando de una felicidad que nada turbaba, y ésta es cierta-
mente una de esas raras ocasiones. Y sus esperanzas y expectativas nunca
se disiparon; el matrimonio resultaría sólido y duradero, y los lazos de
afecto de la pareja sólo se fortalecerían al paso del tiempo. Pero Anna,
como tal vez lo comprendía Dostoievski con inquietud desde entonces,
necesitaría tener en realidad "un corazón de oro" para hacer frente y supe-
rar lo que les deparaba el futuro inmediato , en Rusia y en su vida con
Dostoievski en el extranjero.

53 Ibid. , p 76.

226 ~ NUEVO MATRIMONIO


IX. El jugador

CoN LA DEVOTA ayuda de Anna Grigórievna, Dostoievski logró ganar una de


las más importantes jugadas que había hecho en toda su vida: realizó la es-
pectacular hazaña de componer una extensa noveleta en un mes , cumplió
con el plazo de Stellovski y conservó los derechos de publicación de sus
obras literarias. En realidad, Dostoievski llevaba ya tiempo pensando en
los juegos de azar como tema de una novela breve, y probablemente había
tomado ya algunas notas preliminares para ese relato en Lublino durante el
verano de 1866. El jugador, originalmente intitulado Roulettenberg, sin duda
estaba ya más definido en su mente de lo que le había hecho creer a Anna
durante el otoño. En todo caso , el resultado fu e una de las más vivaces,
brillantes y entretenidas de sus creaciones breves.

La primera mención de este tema se remonta al verano de 1863, cuando


Dostoievski estaba de viaje por Europa con su ex amante , Apolinaria
Súslova. Amargado y resentido al saber que ella lo había abandonado de la
manera más humillante por un estudiante de medicina español, conocido
sólo como Salvador, Apolinaria le negaba sus favores a Dostoievski, tentán-
dolo con un juego de coqueteos y retiradas como del gato y el ratón. Du-
rante todo este viaje Dostoievski estuvo apostando furio samente , y pensó
en recuperar sus pérdidas dedicándose a la literatura. Estando en Roma, le
escribió a N. N. Strájov esbozando una obra por la cual esperaba que Strá-
jov lograría conseguir un anticipo. Escribió: "Tengo en mente a un hombre

... 227
recto, sumamente culto , y sin embargo vacilante en todo aspecto ; un hom-
bre que ha perdido la fe pero que no se atreve a no creer, que se rebela con-
tra el orden establecido y sin embargo le teme". Continúa la carta:

Sin embargo , lo principal es que toda su savia vital , sus energías, su rebelión
y audacia se han canalizado hacia la ruleta. Es un jugador, y no sólo un juga-
dor ordinario , así como el Caballero Codicioso de Pushkin no es un avaro
ordinario .. . Es un poeta, a su manera , pero el hecho es que se avergüenza del
elemento poético que lleva consigo porque en lo más hondo de sí mismo
siente que es despreciable , aunque la necesidad de correr riesgos lo ennoble-
ce a sus propios ojos. Todo el relato lo mostrará jugando a la ruleta en varios
casinos durante más de dos años.

Dostoievski pasa entonces a comparar su proyectado cuento con La ca-


sa de los muertos, que era "un retrato de presidiarios que nunca habían sido
retratados gráficamente por nadie". De modo similar, "este cuento deberá
despertar la atención como una representación gráfica y muy detallada
de los apostadores de la ruleta". Aparte del hecho de que "los materiales de
este tipo suelen leerse con considerable curiosidad en nuestro país, el jue-
go en los casinos, especialmente en lo que toca a los expatriados rusos ,
tiene cierta significación (tal vez no carente de importancia)".1 Este último
comentario insinúa que la pasión por el juego posee alguna clase de signi-
ficado simbólico nacional (es decir, ruso) .
La mayoría de los comentadores han tendido a ver El jugador en térmi-
nos puramente biográficos, como transcripción de las atormentadas rela-
ciones de Dostoievski con Súslova en este periodo (y como un retrato nun-
ca igualado del despertar de la manía del juego en Dostoievski , que desde
entonces se ha convertido en ejemplo clásico en los libros de psiquiatría).
O bien, enfocando la primera frase de la cita anterior, han tratado de meter
por la fu erza los acontecimientos en una especie de marco religioso. 2 Pero
ninguna de estas alternativas es satisfactoria: Dostoievski nunca escribió
1
PSS, 28/libro 2 50-51
2
Véase D. S. Savage, "Dostoevsky: The Idea of The Gambler", reproducido en Roben
L j ackson, Dostoevshy : New Pcrspectives (Englewood Cliffs , N. J. , 1983), pp 111- 125. El ar-
tíCLdo de Savage, que apareció por primera vez en 1950, generalmente es aceptado corno una
obra ya clásica, y su interpretación se ha vuelto la más común. Para un aná lisis más extenso de
mis objeciones a esta opinión , véase mi artículo "The Ga111ble1; A Study in Ethnopsychology",
Hudson Review, núm. 46 (1993), pp. 30 1-322.

228 ~ NUEVO MATRIMONIO


una obra de ficción cuyo significado fuese simplemente autobiográfico, y
tampoco la interpretación religiosa , que considera la patológica manía de
Alekséi como resultado de la pérdida de la fe en Dios , puede apoyarse en
un solo renglón del texto. Por el contrario, cuando Alekséi entra por vez
primera en un casino, escribe: "En cuanto a mis más internas convicciones
morales, desde luego, no hay lugar para ellas en mi razonamiento actual
[acerca del juego]. Aquí dejaré las cosas. Digo esto para descargar mi con-
ciencia" [5: 218].
Vemos así que Alekséi conserva sus "convicciones morales más inter-
nas" y su "conciencia"; no encontramos la menor huella de algún cues-
tionamiento del código moral aceptado o de Dios, de quien se deriva ese
código Además, ese enfoque religioso-metafísico choca con el tono de la
novela , que es airoso , vivo y lleno de un cierto aliento juvenil (como corres-
ponde al narrador, pese a su triste destino) El centro de su tema son los re-
covecos del carácter nacional ruso, y no los resultados de la pérdida de fe en
Dios; el primero de estos temas sí podía tratarse con una cierta ligereza.
Mi opinión es que para cuando Dostoievski llegó a utilizar la idea ya
esbozada en su carta , había alterado su objetivo temático. Dejó de lado el
motivo religioso , y en cambio desarrolló lo que sólo había mencionado
como una reflexión: a saber, que el vicio del juego entre los expatriados ru-
sos "tiene cierta significación (tal vez no carente de importancia)". En la
novela corta, este significado se entrelaza con la observación acerca de que
el jugador es "un poeta a su manera", quien "se avergüenza del elemento
poético que lleva consigo ... , aunque la necesidad de correr 1iesgos lo enno-
blece a sus propios ojos". Dostoievski explica este concepto idiosincrásico
de "poesía" haciendo referencia al Caballero Codicioso, de Pushkin, quien
amasa una fortuna no por el dinero mismo sino tan sólo por el sentido
psicológico de poder que le permite adquirir sobre los demás. La "poesía"
en este sentido dostoievskiano significa no actuar por interés propio e in-
mediato ni para satisfacer algún deseo carnal, sino tan sólo para satisfacer
un poderoso anhelo psíquico de la personalidad humana, sea para bien o
para mal.
Dostoievski creía que el carácter ruso era peculiarmente susceptible a
este tipo de "poesía", y gran parte del relato se dedica a ilustrar los contras-
tes entre el carácter nacional ruso y otros (francés , inglés, alemán). Hasta
donde yo sé, nadie ha prestado la menor atención a este aspecto relevante
del texto, el cual hace que El jugador sea la única obra de Dostoievski que

EL JUGADOR ~ 229
es "internacional" en el sentido de esa palabra con que han familiarizado a
los lectores , por ejemplo, las obras de ficción de Henry james. En otras pa-
labras, es un relato en que la psicología y los conflictos de los personajes
no sólo brotan de su temperamento individual y de sus cualidades per-
sonales sino que también reflejan una interiorización de diversos valores y
modos de vida nacionales. En la literatura rusa tenemos el contraste entre
lo alemán y lo ruso en Oblomov, el contraste entre lo francés y lo ruso en
La guerra y la paz, y el contraste entre lo caucásico y lo ruso en Los cosacos.
El jugador de Dostoievski, lejos de ser sólo una dramatización de uno de
los problemas de su vida personal, debe colocarse al lado de esos libros
como meditación animada pero no acrítica sobre lo caprichoso del tempe-
ramento nacional ruso.

Escrito en forma de confesión o diario en primera persona , como las


Memorias del subsuelo, también El jugador narra una serie decisiva de acon-
tecimientos ocurridos en la vida del narrador, Alekséi lvánovich. Este jo-
ven noble ruso , culto y muy in teligente, trabaja como preceptor para la
familia del general ruso Zagorianski , quien está viviendo temporalmente
en el extranjero Alekséi lvánovich imagina que está enamorado de la hi-
jastra del general, Praskovia (Polina , como la llaman de manera más fami-
liar), y sus amores constituyen la principal línea de la trama. Los comenta-
dores se han confundido tanto por las coincidencias biográficas que
sencillamente han identificado a Alekséi con Dostoievski y visto a Polina
como la supuestamente "diabólica" Súslova .
Sin embargo , en realidad, como hace mucho lo señaló D. S. Savage,
Alekséi es un narrador poco confiable, y el retrato que nos hace de Polina
está lamentablemente deformado por sus propias frustraciones y quejas. 3
Los dos personaj es que sirven para hacer comparaciones morales - la tía ,
supuestamente moribunda, una rica matriarca rusa que entra en la escena
arrollándolo todo , y el lord inglés, el próspero fabricante Mr. Astley- , ha-
blan igualmente de Polina en los términos más elogiosos . Su opinión del
carácter de ella es muy distinta de la del amargado Alekséi, supuestamente
enamorado de ella, quien insiste con vehemencia en que si ella se lo ordenara, se

' SaYage, ··Dostoe1·sky", p. 11 6.

230 ... NUEVO MATRIMO N IO


arrojaría desde lo alto del Schlangenberg (monte que es una de las atrac-
ciones turísticas del lugar) . Y sin embargo, al mismo tiempo está resentido
contra ella y no puede librarse de la idea de que Polina lo mira con desdén,
desde lo alto de su superior posición social , y con la mayor indiferencia.
Los personajes de El jugador pueden separarse fácilmente en dos gru-
pos -los rusos y los europeos- y se les contrasta a lo largo de lineamien-
tos que pueden describirse, si empleamos la categoría del propio Dostoiev-
ski, como "poéticos" y "no poéticos" . Entre los europeos están el falso (o al
menos muy dudoso) conde o m arqués De Grieux y su su puesta prima,
madem oiselle Blanche de Cominges; los orígenes de ésta, supuestamente
nobles, son una manifiesta impostura, y ella en realidad sólo es una costo-
sa cocotte. Estas dos figuras francesas están relacionadas con la familia del
general, quien es viudo y vive, con gran estilo patriarcal, en un casino ale-
mán llamado Roulettenberg, despilfarrando dinero a diestra y siniestra. El
general le ha entregado pagarés a De Grieux, garantizados por todas sus
posesiones rusas , a cambio de unos préstamos , y está completamente en
poder del francés . A la sensual y provocativa mademoiselle Blanche tam-
bién le encantaría mejorar su posición social convirtiéndose en madame la
générale, y mientras el general pueda pagar, ella está dispuesta a dejarlo
que le haga la corte. Todas las esperanzas del general dependen de la tía,
cuya muerte , esperada de un momento a otro, dejará su considerable for-
tuna en sus manos. El general, aun después de pagar sus deudas , quedaría
como un barín ruso sumamente próspero, y lo que n o le h aya arrancado
De Grieux será para mademoiselle Blanche .
Vemos así que De Grieux y mademoiselle Blanche son impulsados ex-
clusivamente por motivos mercenarios (aunque la última tenga algunos
detalles de generosidad sentimental), y la relación de mademoiselle Blan-
che con el general corre paralela a la de De Grieux con Polina. El francés
ya la había seducido antes, creyendo que se trataba de una rica heredera ,
pero se muestra cada vez más frío al ir empeorando las perspectivas econó-
micas del general. En contraste con el viejo general, profunda y auténtica-
mente enamorado de mademoiselle Blanche (ésta es su manera de ser un
"poeta"), Polina ya no se hace ilusiones acerca de De Grieux. "En el momen-
to en que descubra que también yo he heredado algo de ella [la tía] - le
dice a Alekséi- , inmediatamente se me declarará. ¿Es eso lo que deseaba
usted saber?" [5: 213] El único otro personaje importante extranjero es Mr.
Astley, quien, cieno, es un ejemplo de todas las virtudes del gentleman,

EL JUGADOR ... 231


pero también tiene acciones en una empresa refinadora de azúcar y, por
ello , es limitado por su prosaico mundo inglés, de espíritu práctico y senti-
do común.
En cambio, todos los personajes rusos son impelidos por sentimientos
cuyas consecuencias pueden ser prácticamente desastrosas pero que en ca-
da caso incluyen alguna pasión que trasciende al espíritu práctico. Tanto el
general como Polina son impulsados por el amor, y ahora Polina ha trans-
ferido su cariño a Alekséi ... aunque él está demasiado absorto y preocupa-
do para comprender que la aparente frialdad de Polina se disolvería en un
instante si él no siguiera insistiendo en su ciega obediencia a la supuesta
tiranía de ella . Lo que le obsesiona a Alekséi es el sentimiento de su propia
inferioridad social , como humilde preceptor de la familia del general, que,
pese a su cultura, educación y condición de noble ruso, apenas lo trata po-
co mejor que a un sirviente . Y la pareja de De Grieux-mademoiselle Blanche
lo trata sin contemplaciones como a un sirviente, así como el personal del
hotel; Alekséi interpreta erróneamente el comportamiento de Polina , pues
cree que ella lo desdeña por las mismas razones. No puede imaginar si-
quiera que lo preferiría a otros dos pretendientes de mucho mayor presen-
cia , De Grieux y Mr. Astley, y muestra una enojosa acrimonia, a la que ella
responde en especie. Los diálogos entre ambos resuenan con la tensión de
esta relación de amor-odio , aunque el supuesto "odio" en realidad sea cau-
sado por el error de Alekséi al interpretar los sentimientos de Polina.
Desde antes de llegar, Alekséi estaba convencido de que "algo me suce-
dería en Roulettenberg, que sin falla habría algo que afectaría radical y de-
finitivamente mi destino" [5: 215]. Vemos, así, que la ruleta cambiará su
vida , y cuando Polina, desafiante, le pregunta qué transformación ocurrirá,
él replica que "con dinero yo sería un h ombre distinto , aun para usted , y
no un esclavo" [5: 229]. Alekséi empieza a jugar, supuestamente como
medio para conquistar a Polina , pero de hecho más por una necesidad de
au toafirmación egoísta que por un auténtico deseo de su amor. Cuando
Polina, con razón, lo acusa de contar con "comprarme con dinero", él re-
chaza , indignado, la acusación; sin embargo, la respuesta de ella da directa-
mente en el blanco . "Si no está usted pensando en comprarme , ciertamen -
te cree que puede comprar mi respeto con dinero" [5: 230]. Polina ya sabe
que el "amor" de De Grieux fluctúa dependiendo de cómo calcule su posi-
ción financiera, y en lo más vivo la hiere la suposición de Alekséi de que
los sentimientos de ella hacia él podrían alterarse por la misma razón. En

232 ~ NU EVO M ATRIMONIO


el clímax de la acción, el comportamiento de Alekséi para con Polina llega,
en realidad , a correr paralelo al de De Grieux.
Sin embargo, la conducta de Alekséi no será resultado de los mismos
motivos "no poéticos" y adquisitivos del elegante francés. Pues cuando
Alekséi empieza a apostar, la emoción del juego le hace perder de vista por
completo su supuesto objetivo de ganar lo necesario para cambiar de vida
y conquistar a Polina. Lejos de detenerse cuando la suerte le sonríe, conti-
núa apostando porque "algún tipo de extraña sensación surgió en mí, una
especie de desafío al destino , una especie de deseo de darle un golpe en la
nariz , o de sacarle la lengua" [5: 224]. La emoción de esta "sensación ex-
traña", que podemos interpretar como su manera de superar su perpetuo
sentido de degradación, pasa por encima de todas las demás consideracio-
nes, y él invariablemente sigue jugando hasta quedarse sin un centavo.
En cambio, los que ganan se comportan como la emblemática francesa
que, en una escena , coloca "sus apuestas tranquila , fría y calculadoramen-
te; con un lápiz y una hoja de papel toma nota de los números que van
saliendo, y trata de descubrir las pautas según las cuales cae la suerte en un
momento determinado ... Cada día ganaba mil, dos mil o, cuando mucho,
tres mil francos ... e ... inmediatamente se retiraba" [5: 262]. Pero en cuan-
to Alekséi experimenta "poéticamente" la emoción del juego ; es decir, la
emoción de su "desafío al destino", la sensación le resulta tan exaltante que
desea que no termine nunca, y así no sólo se vuelve un jugador incorregi-
ble, sino un perdedor inveterado.
En los comienzos del texto se nos muestra a Alekséi como ardiente
patriota ruso , quien con vehemencia defiende la muy impopular política
de su patria contra unos franceses y unos polacos que la criticaban (El ju-
gador se desarrolla poco después de la represión de la rebelión polaca de
1863-1865). Pero cuando De Grieux observa "cáusticamente y con despe-
cho", hablando de las pérdidas del preceptor, que "los rusos carecían ... de
talento hasta para el juego", Alekséi, al principio , parece estar de acuerdo
[5: 223] Sin embargo , esta observación insultante es convertida en un en-
comio de la negativa de los rusos a dedicar sus vidas exclusivamente a
acumular riquezas. "La ruleta, simplemente, fue hecha para los rusos", afir-
ma Alekséi, porque "la facultad de amasar fortunas se ha vuelto, a lo largo
de todo un proceso histórico , virtualmente el principal punto del catecis-
mo de las virtudes y cualidades del hombre occidental civilizado". Los ru-
sos nunca han aprendido a reverenciar la acumulación de capital como fin

EL JUGADOR ~ 233
en sí mismo , pero también ellos necesitan dinero y por eso "son muy afi-
cionados y susceptibles a los métodos , como por ejemplo la ruleta, que le
permiten a uno enriquecerse súbitamente en dos horas y sin trabajar.
Y puesto que apostamos sin ningún propósito y también sin verdadero es-
fuerzo, solemos perder" [5: 223].
De todos modos, declara rotundamente Alekséi, "preferiría con mucho
pasarme toda la vida en una tienda de campaña de un nómada kirghiz ...
que adorar al ídolo alemán"; es decir, "el método alemán de ahorrar dinero
mediante un trabajo honrado". Luego , este "ídolo alemán" es ingeniosamen-
te caricaturizado en imágenes tomadas del género pastoral-idílico de la li-
teratura alemana (por ejemplo, Hermann und Dorothea, de Goethe) . "Tienen
aquí, en cada casa, un Vate1; quien es extraordinariamente honrado ... Cada
Vater tiene una familia, y por la noche se leen mutuamente libros instructi-
vos en voz alta. Olmos y castaños susurran sobre la casita. Una puesta de
sol, cigüeñas sobre el tejado, y todo esto es extraordinariamente poético y
conmovedor. " Pero el honrado Vater mantiene a su familia "en estado de
absoluta servidumbre y sumisión", y "todos trabajan como mulas y todos
ahorran dinero como judíos". Toda felicid ad personal que pudiesen tener
en sus vidas queda relegada a un fu turo remoto. Tan aterradora pers-
pectiva llena de temor a Alekséi porque , según declara, "yo [no] estoy
dispuesto a considerar mi persona como un accesorio necesario al capital"
[5: 225 -226] .-+
Podríamos considerar que esta perorata de Alekséi no es sino una inge-
niosa respuesta al paralizante desdén de De Grieux, pero Dostoievski cier-
tamente consideró que tenía una aplicación más general. Esto se aclara
en el muy divertido episodio en que interviene la tía (también llamada

-+ Este pasaje de El jugador es citado aún más extensamente en el fa scinante y renorndor ar-
tículo del h istoriador de la econom ía Alexander Gersc henkron. "Time Horizon in Russian LiLe-
rature". Al hablar ele un ho ri zonte de tiempo económico , Ge rschenkro n se refiere a la cantidad
de planeación y pre\'isión económi ca racional para el futu ro que \'a más allá ele las n ecesidades
)' las carencias del m om en to. En su opinió n , '·cuanto mayor sea el grado de atraso económico
ele un área dete rmin ada, más baj o será el horizonte de tiempo ele los agentes económicos qu e
se encue ntran en ella"
Dacio que es difícil en co ntrar inl.ormación sobre semejante Le ma, Ge rsc henkron exa mina la
literatura ru sa en busca ele elatos, y co nsidera que el parlamento ele Alexéi lvá noYich es re pre-
scntatil'O del muy bajo horizonte de tiemp o económico ele la relación ele los ru sos con el din e-
ro. Desde luego, un co ntraste si mil ar en tre lo ruso y lo alemá n aparece en Oblomov, y Gers-
chenkron cita pasajes ele b misma índole ele Gógol y ele Saltiko\·-Schcheclrin . \ 'éase Alexancl er
Gerschenkron , "Time Horizon in Russian Literature.. , Slavic Rc v i cH~ núm. 'f (1978), pp 692-71 5.

234 ... NUEVO MATRIMONIO


abuela), quien en lugar de expirar en Moscú, como todos lo esperaban,
aparece inesperadamente en el escenario de Roulettenberg, disipando to-
das las esperanzas puestas en su fortuna. La vieja matriarca, despótica y
autoritaria pero fundamentalmente h umana y bondadosa, representa las
tradicionales virtudes prácticas de la nobleza campesina rusa, no viciada
por hacer concesiones a los gustos y las modas del extranjero . Su imponen-
te presencia inspira inmediato respeto y deferencia aun al altivo Oberkellner
del elegante hotel, acostumbrado a recibir a la mejor sociedad europea.
La conducta de la tía, en lo tocante al juego, ofrece una ilustración típi-
ca de la opinión de Alekséi sobre la atracción que la ruleta ejerce sobre los
rusos . Instantáneamente tentada por ese enriquecimiento milagroso y al
parecer sin esfuerzo, no hace caso a las advertencias de Alekséi y pronto
empieza a jugar. Lo que posee a la tía es el imperioso orgullo de alguien
acostumbrado a dar órdenes y ser obedecido , el orgullo de una terratenien-
te rusa omnipotente en sus fincas. "Allí, mira - dice airadamente la abue-
la- , ¿cuánto tendré que esperar hasta que salga ese miserable cero7 ¡Lo
juro, no me iré hasta que salga ese miserable cero!" [5: 263]. Por último
sale el cero, y ella queda conquistada. Dispuesta a no parar hasta haber im-
puesto su voluntad a las veleidades de la ruleta , sufre grandes pérdidas ,
tercamente vende todas sus acciones a un precio ruinoso para seguir jugan-
do y pierde hasta el último centavo. Un préstamo de Mr. Astley le permite
volver contrita a Rusia, donde planea reconstruir la parroquia del lugar
como penitencia por haber pecado jugando (lo que, de paso, refuta la idea
de que el juego está relacionado de algún modo con la pérdida de la fe
en Dios).
Otro aspecto de este episodio de la tía constituye un importante augu-
rio del desenlace de los amores entre Alekséi y Polina. En su primera visita
al casino , la tía avergüenza a todos al insistir en entrar en el augusto recin-
to acompañada por su mayordomo Potapich y su sirvienta campesina,
Marfa. "¿Porque es una sirvienta tengo que dejarla atrás?", responde a las
advertencias del general acerca de las reglas de la decencia. "También ella
es un ser humano , ¿no? ... ¿Cómo podría ella ir a ninguna parte, si no es
conmigo?" [5: 259]. Después, cuando el vicio se ha apoderado de ella, se
olvida de toda preocupación por Marfa y con brusquedad despide a la mu-
chacha cuando ésta , devotamente, había vuelto a empezar a escoltarla. En
cuanto la pasión del juego se ha adueñado de ella, dejan de existir todos
los demás sentimientos y relaciones humanas.

EL JUGADOR ~ 235
4

La llegada y la partida de la tía crean una crisis en las vidas de los demás
personajes, pues es claro que no le dará ni un centavo al general, y que su
misa de difuntos no se cantará al día siguiente . Por ello, De Grieux anuncia
su intención de irse a Rusia a reclamar la propiedad del general. Antes de
marcharse , le envía una carta a Polina en que le explica ceremoniosamente
que debe renunciar a toda esperanza en el futuro de ambos, pero que, como
hombre de honor, entregará en nombre de ella 50 000 francos al general.
Alekséi la encuentra esa noche en su propia h abitación y comprende que
su presencia sólo puede significar una cosa. "¡Oh, eso significaba que ella
me amaba! ... ¡Se había comprometido a sí misma a los ojos de todos, y yo
estaba allí, de pie , negándome a comprenderlo! " [5: 291]. Lo que él habría
debido hacer queda indicado al día siguiente por Mr. Astley, quien observa
fríamente que Polina "iba pasando ayer por aquí , y yo habría debido llevar-
la a ver a una dama , parienta mía , pero como ella estaba enferma, cometió
un error y fue a verlo a usted" [5: 300] . En lugar de pensar en la manera de
proteger la reputación de su supuesta amada , Alekséi corre a apostar a
la ruleta y gana los 50 ,000 francos necesarios para borrar el insulto de
De Grieux. Nada había cambiado en sus relaciones , y él continuaba com-
portándose como si fuera necesario "comprar su respeto".
En el casino, Alekséi tiene una sensacional racha ganadora, apostando
frenéticamente al estilo "ruso": "al azar, a la suerte, sin pensarlo" [5: 293].
Su buena fortuna continúa, y "ahora yo me sentía un triunfador, y no tenía
miedo a nada, a nada en el mundo, al apostar cuatro mil al negro" Goc. cit.;
las cursivas son nuestras). Apostando de la manera más temeraria, super-
sonalidad , habitualmente subyugada, se ve libre de sus paralizantes li-
mitaciones; no se da cuenta de nada , salvo de la embriaguez de esta libe-
ración, y sólo accidentalmente suspende el juego cuando oye las voces
de los espectadores , maravillados ante sus ganancias. "N o recuerdo "
-observa- si pensé siquiera una vez en Polina durante todo ese tiempo"
[5: 294].
Así como se había olvidado de Polina mientras apostaba, ahora , en el
camino de regreso , se da cuenta de que lo que ahora siente tiene muy poco
que ver con la situación de ella. Lo que domina sus emociones es "una
enorme sensación de goce -el éxito , el triunfo , el poder-; no sé como
expresarlo. También pasó por mi mente la imagen de Polina .. . y sin embar-

236 .. NUEVO MATRIMONIO


go, apenas podía yo recordar lo que ella me había dicho, y por qué fui al
casino" [5: 295] Cuando lo primero que le dice a Polina es algo acerca del
mejor lugar para ocultar el dinero, ella se echa a reír "con esa risa sarcástica
que yo le había oído tan a menudo ... cada vez que le había hecho una de
mis apasionadas declaraciones" (loe. cit.) . Polina ya había sentido antes lo
falso de su supuesta pasión, y ahora lo ve confirmado de modo aún más
manifiesto. Es entonces cuando Polina se percata de que la actitud de
Alekséi no es en realidad distinta de la de De Grieux: ambos calculan sus
sentimientos más íntimos en cantidades de dinero , y entonces su orgullo
herido y su dignidad le producen una crisis histérica. Volviéndose con odio
hacia Alekséi, le dice amargamente: "No tomaré su dinero . .. Me está usted
dando demasiado .. La amante de De Grieux no vale 50,000 francos" Goc.
cit.). Pero el verdadero pathos de su estado se revela cuando ella pierde
todo dominio de sí misma, acaricia a Alekséi en pleno delirio y no deja de
repetir: "Usted me ama ... ámeme ... ¿me amará usted7" [5: 297].
Alekséi pasa la noche con Polina en su propia habitación, y al desper-
tar, "con infinito odio" [5: 298], ella le arroja al rostro los 50 ,000 francos ,
como habría deseado hacerlo a De Grieux. Alekséi aún está meditando so-
bre esto cuando , un mes después, redacta su manuscrito , y su supuesta
falta de comprensión (en realidad, un autoengaño culpable) nos recuerda
las excusas que encuentra el hombre del subterráneo por el trato que le
dio a la prostituta Liza, que había acudido a él en busca de ayuda. "Desde
luego - tiene la franqueza de reconocer- , todo ocurrió en estado de deli-
rio, y yo lo sabía demasiado bien, y ... sin embargo , me negué a tomar esto
en consideración. " Pero entonces intenta tranquilizarse diciéndose que
"ella no estaba tan delirante ni tan enferma . .. Así pues , debió de saber lo
que estaba haciendo" [5: 298-299]. Lo que Polina sí sabía era que el amor
de Alekséi no había sido lo bastante auténtico, lo bastante ajeno a sí mismo
para resistir la tentación de aprovecharse sexualmente de ella , perturbada e
indefensa .

Lo que ocurre en este punto , cuando Alekséi se va con sus ganancias a


París en compañía de mademoíselle Blanche , les ha parecido muy poco
convincente a algunos críticos. "Este acto nos confunde -ha escrito el ha-
bitualmente muy agudo Edward Wasiolek-, y no parece debidamente

EL JUGADOR ~ 237
preparado. "5 Pero la descripción inicial que Alekséi hizo de mademoiselle
Blanche sugiere claramente que él dista mucho de ser indiferente a sus bien
expuestos atractivos; tampoco el presciente Mr. Astley, "en un tono como
si estuviera citando información de un libro ", tiene la menor duda acerca
de la destinación de Alekséi: "Todos los rusos , cuando tienen algún dinero,
van a París" [5: 300]. Alekséi seguirá el habitual camino de los rusos y pa-
rará en París; empero, de cualquier manera, Dostoievski lo motiva un poco
más individualmente. Mademoiselle Blanche no carece de agudeza psico-
lógica ni de un cierto barniz de educación, y le hace su proposición a Alekséi,
ahora rico, con una cita de Le Cid, de Corneille, preguntándole si tendrá el
valor de osar. Como la personalidad de Alekséi aún se encuentra bajo la
impresión psíquica de su hazaña en el juego, no vacila en irse con ella. "No
puedo decir que me sintiera muy alegre -confiesa-, pero desde el día
anterior estaba yo condicionado a arriesgarlo todo a una carta" [5 302].
Las páginas de El jugador que transcurren en París son como una serie
de impresiones confusas, similares a las escenas de Nido de hidalgos de Turgue-
niev, que describen las reacciones de un idealista terrateniente cuya espo-
sa, frívola e infiel, lo ha llevado al torbellino de París, donde él se mantiene
como simple espectador asqueado. Mademoiselle Blanche es honrada a su
manera , y aunque derrochando el dinero de Alekséi, lo presenta a una ami-
ga, Hortense , quien lo mantiene ocupado de una manera sugerida por su
mote, Thérese-philosophe: el título de una conocida novela pornográfica del
siglo xvm. Sin embargo, Alekséi se aburre terriblemente en las reuniones
de mademoiselle Blanche, donde tiene que hacer las veces de anfitrión ante
los más anodinos hombres de negocios con fortunas recientes, ante milita-
res insolentes e ignorantes y ante "un grupo de autorcillos insignificantes e
insectos del periodismo", con "una vanidad y un orgullo de proporciones
tales que serían inconcebibles aun allá, en San Petersburgo ... ¡Y esto no es
decir pocol " [5: 304] . (No está claro cómo pudo saber esto Alekséi, pero
Dostoievski, sin duda , sí se hallaba en posición de establecer esa compara-
ción .) La escapada llega a su fin y Alekséi no tarda en ser despedido en
cuanto ha disipado todo su dinero - a lo cual él muestra una indiferencia
total ("un vrai Russe, un calmouk!'', dice admirada mademoiselle Blanche)-,
para gran beneficio del prestigio social de mademoiselle Blanche [5: 308].
5 Véase la introducción a Fyodor Dostoevsky, The Ga111ble1; with Polina Suslova'.s Diary, trad .

de Victor Tenas , ed. de Edward Wasiolek (Chicago y Londres, 1972), p xxx\·. Para las citas, he
utilizado esta traducción.

238 ... NUEVO MATRIMON IO


Aunque la parte principal de El jugador termina con este episodio , un
último capítulo, que se desarrolla un año y ocho meses después , sirve de
agudo comentario. Encontramos ahora a Alekséi convertido en un adicto
al juego , recorriendo Europa y aceptando empleos de lacayo hasta reunir
dinero suficiente para volver a las mesas de juego . Depende por completo
de la "extraña sensación" que le produjo el juego, la emoción que le permi-
te reafirmar su identidad y triunfar momentáneamente sobre su humillante
sensación de inferioridad. "No, no era el dinero lo que yo codiciaba ... Sólo
deseaba que al día siguiente todos estos Hinzes [otro de sus patronos], to-
dos estos Oberkellners, todas esas magníficas damas de Baden estuvieran
hablando de mí, que se contaran unos a otros mi historia, que me admira-
ran y se inclinaran ante mis recientes ganancias" [5: 3 12]. Sin embargo,
también siente que "me he embotado, de algún modo , como si estuviese
hundido en una especie de lodo" Goc. cit.). Esta sensación se la produce en
particular un encuentro con Mr. Astley, al parecer accidental, pero en reali-
dad cuidadosamente preparado por instigación de Polina.
Mientras tanto, la tía ha muerto , dejando una confortable herencia a
Polina , quien durante todo este tiempo ha mantenido una mirada discreta
pero protectora sobre Alekséi. Mr. Astley, enviado discretamente para ver si
Alekséi ha cambiado algo, descubre que sigue siendo el mismo .. . si no
peor. Aún cree que Polina está enamorada de De Grieux, y reitera su opi-
nión de que "las damas jóvenes rusas" invariablemente confunden la "ele-
gancia de la forma " de un francés con la de "su propia alma", cuando en
realidad sólo se trata de "un adorno exterior" [5: 316]. Ante esto, no pu-
diendo contener la ira , Mr. Astley revela que ha ido a ver a Alekséi expresa-
mente en nombre de Polina; en realidad, es a Alekséi a quien ella ha ama-
do todo el tiempo .

Lo que es peor, aun si yo le dijera a usted que ella sigue amándolo, ¡se queda-
ría usted aquí de todos modos! Sí, se ha destruido a sí mismo. Usted tenía
algunas cualidades, una disposición animada, y no es mal hombre. De hecho,
usted habría podido prestar algún servicio a su patria, que con tanta urgencia nece-
sita hombres . . No lo estoy culpando. Me parece que todos los rusos son así,
pues están predispuestos a ser así. Si no es la ruleta , entonces es otra cosa
parecida a ella .. No es usted el primero que no entiende lo que es el trabajo
(no estoy hablando de su gente sencilla) La ruleta es, más que nada, un juego
ruso [5: 317; las cursivas son nuestras]

EL JUGADOR .. 239
El propio Alekséi había dicho antes lo mismo al rechazar al "ídolo ale-
mán", pero ahora el señor Astley muestra el lado adverso de negarse así a
disciplinar la personalidad de alguna manera y dominarla para lograr el
resultado deseado. El carácter "poético" de la personalidad rusa, si se lo
deja sin freno , puede conducir al desastre personal y a la supresión de
todo sentido de obligación cívica o moral. Al parecer, Alekséi desea tomar
a pecho esta lección , y con los diez luises de oro que, al partir, le deja el
Mr. Astley piensa, por primera vez, apostar de una manera nueva: "Sí, todo
lo que se necesita es ser calculador y paciente por una vez en la vida .. . ¡eso
es todol Lo único que se necesita es domina rse a sí mismo, por una vez, y, ¡en
una hora cambiará toda mí vida!" Sin embargo , esta última frase delata al
eterno e incorregible ruso que hay en Alekséi, y lo que recuerda en el últi-
mo párrafo es la emoción que una vez sintió al apostar la pequeña suma
que había ahorrado para cenar, y con la que ganó ciento setenta coronas.
"Y, ¿qué habría ocurrido si yo me hubiese desalentado esa vez, si no me
hubiese atrevido a probar mi suerte?" [5 : 318; las cursivas son nuestras] . Al
parecer, Alekséi seguirá apostando al estilo "ruso".
Así interpretado en términos étnico-psicológicos, El jugador puede pa-
recer un comentario brillantemente ambivalente de Dostoievski acerca del
carácter nacional ruso, inspirado por sus propias desventuras en el casino .
Por muy desordenado e "indecente" que pueda ser el carácter ruso, aún
tiene potencialidades humanas que están negadas a la estrecha, inhumana
y filistea mezquindad de los alemanes, capaces de ahorrar centavo tras
centavo; a la pátina mundana, elegante y totalmente pérfida de los fran-
ceses, y hasta a las sólidas y serviciales pero poco atractivas virtudes de los
ingleses.

Las más de las veces - le dice Alekséi a Polina- , los rusos estamos tan rica-
mente dotados que necesitamos un verdadero genio para hacer evolucionar
nuestro propio código de costumbres. Y el genio falta casi siempre , pues en
realidad es una rareza en todo momento . Sólo entre los franceses y tal vez
entre algunos otros europeos, el código de los modales está tan bien definido
que se puede mostrar un aire de dignidad y sin embargo ser un hombre sin la
menor dignidad moral [S: 230]

Pero si los rusos no han elaborado aún su propio código de modales, y


si son obvios los peligros de esa falla , sólo podrán rebajarse a sí mismos si

240 .. NUEVO MATRIMONIO


intentan imitar alguno de los modelos europeos. Pese a todas sus flaque-
zas, Alekséi despierta nuestra simpatía a la vez por su sinceridad para con-
sigo mismo (salvo en el caso de su noche con Polina, que , podemos supo-
ner, ella le ha perdonado) por su ojo infalible y su falta de respeto a las
hipocresías , pretensiones y falsedades con que los europeos encubren sus
propias fallas. Uno de los episodios más divertidos, que sólo podemos men-
cionar de paso , incluye el "insulto" de Alekséi a un barón y una baronesa
alemanes , insufriblemente pomposos; Alekséi se niega a disculparse y pone
a todos en dificultades al simular que insiste en la puntillosidad del código
de cortesía europeo de politesse y point d'honneur Hay en él un brío y una
sinceridad que le ganan la amistad de todos los personajes "positivos"
(Polina , la tía, Mr. Astley), y Dostoievski sin duda esperaba que el lector
compartiera al menos en parte este sentimiento. Y tal vez Alekséi no sea
presentado como un hombre enteramente perdido, a juzgar por su reacción
al enterarse de que Mr. Astley fue enviado por Polina: "' ¡Vaya, vaya!', ex-
clamé, mientras las lágrimas asomaban a mis ojos. Simplemente, no pude
contenerlas. Creo que ésa fue la primera vez en mi vida que esto me suce-
dió" [5: 317]. Esas lágrimas acaso presagien algo para el futuro , y desde
luego indican un acceso de sentimiento no viciado del cual habría sido in-
capaz el anterior Alekséi; pero si esto debe tomarse como indicio de una
posible recuperación es algo que queda indeciso.

Como ya hemos dicho, El jugador no debe interpretarse en simples térmi-


nos biográficos; sin embargo, nos permite tener un atisbo de cómo Dos-
toievski pudo haber racionalizado a sus propios ojos su adicción al juego.
Desde este ángulo , la obra puede ser considerada como una condena de sí
mismo y, al mismo tiempo, como una disculpa. No cabe duda de que pudo
haber cierto consuelo en creer, como probablemente lo creyó Dostoievski,
que sus propias pérdidas, que casi siempre fueron el resultado de no saber
detenerse cuando iba ganando, fueron la consecuencia de un rasgo nacio-
nal ruso llevado al exceso, y no una simple falla de su carácter. Después de
todo, era un "poeta" en los sentidos literal y simbólico de la palabra , y su
"poesía" era la prueba de que le era imposible subordinar su personalidad
al dios del dinero, ante el cual, como había escrito en las Notas de invierno,

EL JUG A DOR ... 24 1


toda la civilización occidental se postraba. Sus pérdidas eran materiales,
pero en cierto sentido él ganaba una cierta reafirmación de su identidad
nacional , con base en sus pérdidas mismas. También debemos tener pre-
sente que, en la época en que Dostoievski escribió El jugado1~ al ceder a esta
tentación todavía no había dañado a nadie más que a sí mismo , y él lo
menciona, con cierto orgullo. Sólo después de su segundo matrimonio , el
vicio empezó a provocarle sentimientos de culpabilidad y remordimiento .
En todo caso, El jugador es una obrita chispeante, cuyo estilo y técnica
son los de la comedia social satírica que ya conocemos por las novelitas si-
berianas de Dostoievski (El sueño del tío y La aldea de Stepanchilwvo). La re-
lación de Alekséi y Polina y la descripción de los insidiosos atractivos del
juego hacen sonar una nota más profunda que las de esas producciones
tempranas y relativamente ligeras; y con todo, aunque las apuestas de
Alekséi puedan ser un "desafío al destino", este desafío no se desarrolla
hasta llegar a los cuestionamientos morales y religiosos de las novelas prin-
cipales. Las escenas de juego están en un nivel nunca alcanzado y nadie, ni
antes ni después, ha descrito el embriagante delirio de la obsesión del jue-
go con tan consumada maestría. El empleo un tanto peligroso de un narra-
dor en primera persona , poco digno de confianza, ha producido muchos
equívocos, especialmente cuando después se combinó con lo que llegó a
ser conocido como la biografía de Dostoievski; pero hoy en general se acep-
ta que la opinión que Alekséi tiene de Polina no debe tornarse por su apa-
riencia. La verdadera falla de El jugador es el trato imperdonablemente ca-
lumnioso que da Dostoievski a los exi liados polacos que, supuestamente ,
rondan en torno de Roulettenberg, a todos los cuales pinta como parásitos
abyectamente serviles y mezquinos estafadores . Dadas las circunstancias
de la época, esta calumnia delata un enconado chauvinismo , que constitu-
ye una deplorable regresión después de los imparciales y hasta admirativos
retratos de los presos polacos que aparecen en La casa de los muertos.
Por último , uno de los aspectos interesantes de El jugador es que señala
hacia atrás y a la vez hacia adelante en el desarrollo artístico de Dostoievski.
La obsesión de Alekséi por la esperanza de ganar se asemeja un tanto a la
fascinación de Raskólnikov por su teoría del crimen, y ninguno de los dos
personajes puede mantener el absoluto y racional dominio de sus emocio-
nes , que es requisito del triunfo. La emoción y el goce que Alekséi siente
momentáneamente también puede considerarse como otra variante más
discreta del poder absoluto que Raskólnikov se cree con derecho de arra-

242 ... NUEVO MATRIMONIO


garse. Hay un recordatorio de Crimen y castigo cuando Mr. Astley, comen-
tando la incapacidad de la clase educada rusa para comprender la impor-
tancia del trabajo, suena casi como Razumijin cuando atribuía el aumento
de la delincuencia entre ese grupo precisamente a la misma causa. 6
Hacia el futuro señala la figura de Polina , la mujer degradada pero de
alma pura casi llevada a la locura (en este caso, sólo sufre un desplome
temporal) por la violación de sus sentimientos más íntimos cuando se en-
cuentra en posición de ser comprada y vendida. Vemos aquí ya visibles los
contornos de la soberbia Nastasia Philippovna de El idiota, consumida por
un odio patológico a sí misma por las mismas razones; también, más indis-
tintamente, vemos a Aglaia Epanchina en las observaciones de Alekséi
acerca de las "jóvenes damitas rusas" con sus ilusiones sentimentales acerca
de los europeos. En la tía, la cálida matriarca que se aferra a la vida , pode-
mos ver un primer bosquejo de la similarmente simpática y colérica mada-
me Epanchina. Vemos así que Dostoievski iba avanzando hacia la pintura
de algunos de los personajes de su siguiente gran novela, pero cuando es-
cribió El jugador aún no tenía ni la más tenue idea de lo que sería este nue-
vo gran esfuerzo.

6
"Bueno, ¿qué respondió ese lector [título académico] ele usted , en Moscú, cuando le pre-
gu ntaron por qué había falsificado las entradas Y, pregunta Razumijin. '"Todos los demás se
enriquecen por varios medios, y nosotros también quisimos enriquecernos lo más pronto que
pudiéramos' ... La idea era hacerlo a expensas de otros, con la mayor rapidez y sin trabajcu: Es-
taban acostumbrados a encontrarlo todo ya hecho para ellos, todo ya preparado, a deprse ali-
mentar con cuchara de plata" [6 11 8; las cursivas son nuestras]

EL JUGADOR ~ 243
X. Escape y exilio

EL NOVIAZG O de Dostoievski con Anna Grigórievna fue como un torbellino :


sólo cuatro meses transcurrieron entre el día que se conocieron y el de su
boda. Durante casi todo este periodo , Anna pasó buena parte de cada día a
solas con Dostoievski, a quien su familia no visitaba en sus horas de traba-
jo, y por ello Anna se encontró desviada del curso normal de su existencia
cotidiana. Ambos estaban totalmente absortos en sus esfuerzos por com-
pletar El jugado1; y sin duda este relativo aislamiento intensificó su intimi-
dad. Los contactos de Anna con la familia y los amigos de Dostoievski ha-
bían sido esporádicos y breves, pero , naturalmente, este encierro terminó
al anunciarse su boda inminente. Sin embargo, el trabajo continuó en los
últimos capítulos de Crimen y castigo, y la feliz pareja también dedicó mu-
cho tiempo a planear su vida futura.
Sin embargo, en cuanto pasaron las celebraciones nupciales , Anna se
encontró formando parte de una rutina establecida mucho ames de que ella
apareciese en el escenario , y a la cual, muy contra su voluntad, se vio obli-
gada a adaptarse. Además, su presencia era vista con malos ojos , como la
de una intrusa que amenazaba con socavar las expectativas de quienes se
habían acostumbrado a vivir de los ingresos - no seguros ni ininterrumpi-
dos- de Dostoievski. Su situación de esposa se volvió cada vez más difícil
e irritante , y en gran parte por su insatisfacción , así como por su determina-
ción de salvar su matrimonio a toda costa - aun al precio de cierto sacrifi-
cio económico personal- , los Dostoievski decidieron irse al extranjero en
la primavera de 1867. Hubo otras razones de esta decisión: recientemente, la
epilepsia de Dostoievski había empeorado , y él estaba convencido de que
sus ataques eran menos frecuentes cuando vivía en Europa. Asimismo,

244 ...
buscó cierto respiro del acoso constante de sus acreedores. Pero sin la in-
conformidad de Anna y sin los fondos que ella ahorró para hacer posible el
viaje, probablemente los Dostoievski no se habrían lanzado a los que resul-
taron ser, inesperadamente, cuatro años de Wande1jahre europeos.

En los días que siguieron a la boda abundaron las celebraciones posnup-


ciales, y Anna Grigórievna observa "que tomé más copas de champaña en
esos diez días que en el resto de mi vida". Lo mismo hizo su nuevo esposo,
y esas libaciones festivas pusieron a Anna, por vez primera, ante las temi-
bles manifestaciones físicas de la temida enfermedad de Dostoievski. Éste
le había dicho desde su primer encuentro que padecía epilepsia, pero sus
ataques por lo general ocurrían por la noche, durante el sueño, y Anna aún
no había visto un ataque durante el día. Dostoievski lo sufrió en casa de su
cuñada, cuando, "extremamente animado", estaba contando algo. De pron-
to, "se oyó un grito horrible, inhumano, o más precisamente, un aullido ...
y él empezó a inclinarse hacia adelante". 1 Un incidente similar había ocurri-
do inmediatamente después de la primera boda de Dostoievski, mientras
él y su novia iban de regreso a Semipalatinsk, y María Dimitrievna nunca
se recobró por completo de la impresión del terrible acontecimiento, que
proyectó una sombra sobre su vida común desde el principio mismo.
Nada tan decisivo le ocurrió a Anna Grigórievna, aunque era más jo-
ven, había vivido más protegida y habría podido esperarse que se aterrori-
zara más aún. Aunque su hermana se puso histérica y huyó de la habita-
ción dando un grito penetrante, Anna tomó firmemente por los hombros a
Dostoievski, trató de colocarlo sobre el diván y, al no lograrlo , apartó los
muebles que le estorbaban e hizo deslizar su cuerpo hasta el suelo. Allí
permaneció sentada, sosteniendo la cabeza de Dostoievski en su regazo
hasta que las convulsiones cesaron y Dostoievski empezó a recuperar el
sentido. El ataque fue tan grave que él apenas pudo hablar, y las palabras
que logró pronunciar no tuvieron sentido. Una hora después sufrió otro
ataque, "esta vez con tal intensidad que durante dos horas , después de re-
cuperar la conciencia, gritó de dolor con todas sus fuerzas. Fue horrible". 2
1
Anna Dostoevsky, Reminiscences, p. 79 .
2
Ibid, p. 80.

ESCAPE Y EXILIO ~ 245


Tan repetidos ataques no eran frecuentes , por fortuna , y Anna Grigórievna
atribuye el que acaba de describir a la tensión nerviosa , así como a la obli-
gatoria frecuencia de la bebida en las visitas posnupciales. La bebida inva-
riablemente tenía mal efecto sobre Dostoievski, quien rara vez se permitía
más que una ocasional copa de vino.
Anna Grigórievna demostró ser perfectamente capaz de enfrentarse a
tan severas pruebas para su serenidad y no les permitió empañar la alegría
de ser la novia de Dostoievski. Pero al principio se encontró impotente
frente una mucho más insidiosa y encubierta amenaza a su felicidad , ame-
naza debida en parte a las circunstancias objetivas de la vida de Dostoiev-
ski, en parte a sus difíciles relaciones con otros miembros de la familia de
Dostoievski, especialmente con su hij astro, Pasha.
La rutina de Dostoievski, como pronto lo descubrió Anna Grigórievna,
le hacía casi imposible pasar algún tiempo a solas con él. Dostoievski escri-
bía o leía por la noche , dormía casi toda la mañana y se levantaba al empe-
zar la tarde. Anna, que era madrugadora, se ocupaba en labores domésticas
mientras él dormía , pero descubrió que habitualmente los jóvenes sobri-
nos y sobrinas de Dostoievski, todos ellos agradables y algunos con ciertos
dones musicales, aparecían a horas avanzadas de la mañana y se quedaban
a almorzar. Por la tarde llegaban otros amigos y parientes, quienes muchas
veces no se iban hasta después de la cena. A Anna Grigórievna, sin ningu-
na experiencia de administrar una casa , esta incesante ronda de h ospitali-
dad le resultó agotadora y ruinosa . Los únicos que le parecían interesantes
y a quienes le gustaba atender eran los literatos amigos de Dostoievski.
Pero a los jóvenes esta conversación les resultaba aburrida, y le pedían a
Anna -más cercana de ellos en edad- que los llevara a otra habitación y
se encargara de divertirlos.
La hostilidad de Emilia Fiódorovna, que Anna había sentido tan clara-
mente desde su primera reunión , se redujo gracias a la bondad y la tole-
rancia de Anna en las visitas de sus hijos. Pero su actitud siguió siendo
condescendiente, si no abiertamente hostil, y no desaprovechó ocasión de
comentar (al alcance del oído de Dostoievski) las evidentes fallas de Anna
Grigórievna como ama de casa ... ¡desde luego, sólo con el fin de ayudarla
a mejorar! Su imponente presencia se convirtió en constante causa de irri-
tación, pese a su aparente buena voluntad; pero la imprudencia de la cuña-
da de Dostoievski no fue nada comparada con las maquinaciones de Pasha ,
quien se había resentido amargamente por la llegada de aquella intrusa en

246 ... NU EVO MATRIMONIO


lo que él consideraba como su mayor derecho a la atención y los recursos
económicos de Dostoievski. Pasha, quien siguió viviendo con su padrastro
después de la boda, se había acostumbrado a administrar la casa por su
cuenta, y a Dostoievski le había parecido muy bien dejar las cuestiones do-
mésticas en sus manos. La aparición de Anna Grigórievna puso fin a este
acuerdo tan conveniente (al menos para Pasha). Según Anna Grigórievna,
cuyo testimonio concuerda con lo poco que se sabe del desagradable ca-
rácter de Pasha Isaev, éste emprendió una verdadera campaña destinada a
sabotear el matrimonio y proteger su propio poder, hasta entonces absolu-
to, sobre la administración de la casa de Dostoievski.
En sus memorias, Anna Grigórievna entra en considerables detalles
acerca de las varias maniobras de que se valió Pasha para socavar su auto-
ridad. Una de sus tácticas era hacerle la vida cotidiana lo más difícil posi-
ble, y luego culpar de todo lo que estuviera mal a su deficiente supervisión.
No es necesario entrar en todos los mezquinos detalles de esta guerra de
familia; baste decir que Anna llegó a sentir muy pronto que los diarios re-
proches eran parte de un propósito general. "Con estas continuas querellas
de su parte [de Pasha], su inconformidad y las cosas que le decía a Fiódor
Mtjaílovich, contaba con hacer que mi esposo y yo disputáramos, obligán-
donos a separarnos." 3 Lo peor de todo era que, ante la presencia de Dos-
toievski, Pasha disimulaba solapadamente su hostilidad bajo una aparien-
cia de atención y amabilidad, pero no se contenía de expresar con toda
rudeza su resentimiento en la cara de Anna cuando se encontraban solos.
Dostoievski, quien tenía una paciencia infinita ante los defectos de su
hijastro -paciencia probablemente alimentada por un sentido de culpa
por la muerte de la madre de Pasha-, estaba completamente a ciegas, y
hasta llegó a comentar con satisfacción que los modales de Pasha habían
mejorado gracias a la influencia de Anna.

Todas estas tensiones hicieron que las primeras semanas de la nueva vida
de Anna distaran mucho de ser el periodo de felicidad que ella había pre-
visto, y hasta la llevaron a dudar de que su matrimonio fuese viable. Tenía

3
Ibid, p 86.

ESCAPE Y EXILIO ~ 247


dudas de su propia capacidad de dominar debidamente sus nuevas tareas,
miedo de que sus insuficiencias hubiesen hecho que Dostoievski ya estu-
viera arrepentido de su elección, y también irritación al ver que "él, 'el gran
maestro del corazón', no viera lo difícil que era mi vida y siguiera imponién-
dome a sus fastidiosos parientes y defendiendo a Pável, que era tan hostil a
mí".4 La creciente sensación de alejamiento de Dostoievski que Anna em-
pezó a sentir cobró mayor importancia por la naturaleza misma de su rela-
ción. Por parte de ella , explica Anna , ésta era más "cerebral" que física; su
pasión por Dostoievski "no era la pasión que habría podido existir entre
dos personas de la misma edad". Era , antes bien , "una idea que existía en
mi cabeza ... era , más bien , como adoración y reverencia por un hombre
de tanto talento y de tan nobles cualidades de espíritu", y "una gran piedad
por un hombre que había sufrido tanto sin conocer nunca la alegría y la
fe licidad , y al que tanto habían descuidado todos los que lo rodeaban".5
La base misma del amor de Anna a Dostoievski se veía amenazada por las
condiciones de su vida en unión, las cuales retrocedieron a la pauta misma
que Anna había esperad o modificar y cuya alteración había sido, a sus
ojos , la justificación misma de su matrimonio .
Las cosas llegaron a una crisis cerca de un mes después de la boda ,
cu ando Anna Grigórievna se sintió demasiado agotada para acompañar a
Dostoievski a una velada en casa de los Maikov. No bien había salido su
padrastro, Pasha la atacó con más vehemencia de la habitual. Declarando
rotundamente que el matrimonio de Dostoievski había sido una "locura
colosal", la acusó de gastar demasiado de "los fondos que eran para todos
nosotros" y terminó con la terrible acusación de que la epilepsia de Dos-
toievski había empeorado recientemente por culpa de Anna Grigórievna. 6
Acosada, Anna perdió todo dominio de sí misma , se retiró a su habitación
bañada en lágrimas y aún estaba sollozando, inconsolable, en la habita-
ción a oscuras cuando regresó Dostoievski. Como respuesta a sus ansiosas
preguntas , Anna finalmente le reveló todas sus quejas, que él escuchó con
sorpresa y asombro. Al parecer, no se había dado cuenta de nada, y estaba
completamente engañado por las maniobras de Pasha. Reconoció que su
vida en común, desde la b oda, también le había sido onerosa a él, en espe-
cial por las constantes visitas de los jóvenes , pero había creído que le servi-
4
!bid. , p 9 1
' !bid. , p. 90 .
(' !bid ' p. 92.

248 ... NUEVO MATR IMONIO


rían de distracción a Anna Grigórievna. Cuando Anna expresó sus temores
de que él hubiese dejado de amarla, Dostoievski se apresuró a tranquili-
zarla y le propuso un viaje a Moscú para escapar de las presiones de la ru-
tina de San Petersburgo.
Dostoievski había estado pensando en ese viaje para ver a Kátkov y
analizar la posibilidad de obtener otro anticipo que les permitiera irse al
extranjero durante el verano. Así reunida, la pareja salió al mismísimo día
siguiente, para sorpresa pero no objeción de los demás , quienes supusie-
ron atinadamente que Dostoievski iba a pedir fondos adicionales a Kátkov;
en cambio, no tuvieron la menor idea de cómo pensaba gastarlos. El viaje a
Moscú le permitió a Dostoievski presentar a Anna a los Ivanov, parientes
con quienes estaba en las mejores relaciones , y que se mostraron agrada-
blemente sorprendidos de que se hubiese casado con una joven tan pre-
sentable, y no con "una nihilista , de pelo corto y gafas" (la noticia de que
Anna era "estenógrafa" les había llevado a sospechar eso) .7 Tenían ciertos
prejuicios contra Anna Grigórievna, porque ella había puesto fin a toda
esperanza de un futuro matrimonio entre Dostoievski y Elena Pavlovna , y
los más jóvenes , aunque con la obligatoria cordialidad, no perdieron opor-
tunidad de hacerle sentir su desagrado , en medio de bromas y chistes. Sin
embargo , no ocurrió nada intolerable , y Dostoievski después utilizaría par-
te de estas conversaciones en El eterno maiido, donde pinta la atmósfera de
la casa de los Ivanov.
Durante su visita, un incidente le dejó una gran impresión a Anna Gri-
górievna y le dio una lección que jamás olvidaría. Una noche, mientras to-
maba parte en un juego de cartas , le tocó estar sentada junto a un joven
vivaracho y divertido que empezó a hablarle sin la calculada impertinencia
de los otros, y a quien ella respondió con animación y placer. Dostoievski ,
quien estaba jugando en otra habitación, se asomaba frecuentemente para
ver cómo trataban a Anna, y al avanzar la velada , empezó a mostrarse más y
más sombrío. Al regresar a su hotel, como respuesta a los intentos de Anna
por alegrarlo , de pronto se volvió furiosamente a ella, acusándola de ser
una "coqueta sin corazón" que había estado flirteando con un hombre más
joven durante toda la velada , exclusivamente para atormentar a su mari-
do. 8 Desde luego , Apolinaria Súslova había descartado a Dostoievski en
favor de un amante más joven, y el escritor, obviamente , vivia con el temor
7
Ibicl , p. 97.
H Tbicl ' p. 100.

ESCAPE Y EXILIO ~ 249


de que aquel infortunio se repitiera. Esta breve escena terminó con Dos-
toievski reconfortando a Anna Grigórievna y pidiéndole perdón por sus in-
justificadas acusaciones, pero reveló las profundidades de sus angustias , y
Anna resolvió tener más cuidado en el futuro. Durante este viaje, Anna tam-
bién visitó a su hermano menor, lván, estudiante de la Academia Agrícola
de Petrovski, situada en las afueras de la ciudad. Fue allí, pocos años des-
pués , donde Serguéi Nechaev y su grupo radical asesinaron a un condiscí-
pulo de Iván Snitkin, acontecimiento que Dostoievski colocaría en el cen-
tro mismo de Los demonios.
Kátkov se mostró tan amable como siempre y sin vacilar le concedió a
Dostoievski otro anticipo de mil rublos . Parecía como si la esperanza de
viajar al extranjero finalmente se realizaría, y Anna regresó a San Peters-
burgo rebosante de satisfacción y sentido de triunfo. Nada se dijo en públi-
co acerca de sus planes futuros, pero las cosas se complicaron muy pronto
cuando Emilia Fiódorovna sugirió que alquilaran una gran casa para pasar
el verano en Pavlosk. A esta proposición replicó Dostoievski que él y Anna
se encontrarían por entonces en el extranjero, y esta noticia produjo cons-
ternación en las filas de toda la familia reunida. Las conversaciones se inte-
rrumpieron instantáneamente. Emilia Fiódorovna se encerró con Dostoiev-
ski en privado , en su estudio, y Pasha , furioso le dijo categóricamente a
Anna Grigórie,ma que él no toleraría ese viaje , cuyos gastos reducirían con-
siderablemente los fondos de toda la familia. Sin embargo , sus protestas a
Dostoievski resultaron inútiles, y, por último, la familia se conformó con
exigir que antes de la partida de la pareja se les dejara una cantidad para
los gastos de todos.
Cuando se terminaron los cálculos , se vio que el total era muy superior
a los mil rublos prometidos por Kátkov. Las cosas empeoraron cuando uno
de los acreedores de Dostoievski, quien antes se había contentado con reci-
bir el pago de intereses, insistió súbitamente en que se le hiciese un pago al
menos parcial de la deuda , amenazando con incautar y vender propieda-
des de Dostoievski. Los obstáculos econ ómicos al viaje parecían insupera-
bles, y Dostoievski se resignó a abandonarlo y a pasar el verano en Pavlovsk,
prometiéndole a Anna escribir algo durante el verano para que, según es-
peraba, pudiese pagar un viaje al extranjero durante el otoño. Anna se sin-
tió desfallecer cuando Dostoievski le explicó que el viaj e planeado había
resultado imposible, y se alejó, más oprimida que nunca por el peso de sus
tristes pensamientos . Se convenció de que "si queríamos salvar nuestro

250 ... NUEVO MATRIMON IO


amor, necesitábamos estar a solas aunque sólo fues e por dos o tres me-
ses ... [y] que nos uniríamos por el resto de nuestras vidas , y nadie podría
volver a separarnos". Con su característica determinación , decidió reunir
ella misma el dinero del viaje empeñando su dote , lo cual incluía un riesgo
considerable de perder posesiones que le eran caras, y, tiempo después ,
Anna Grigórievna, ya entrada en años, se sorprendería un tanto de sus
propias acciones al recordar sus sentimientos de entonces. "Las posesiones
-muebles, bonitos vestidos- tienen gran importancia cuando se es jo-
ven. Yo quería mucho mi piano, mis encantadoras mesitas y otras cosillas,
todas ellas recién adquiridas. "9 Pero se convenció de que estaba en juego la
futura felicidad de su matrimonio y esto pasó por encima de cualquier otro
sentimiento al guiar sus acciones.
Anna fue inmediatamente a consultar a su madre , cuya desaprobación
temía, pero quien pronto convino en que era necesario un paso tan radical
para asegurar el futuro de la pareja. Lo que dice Anna acerca de la actitud
de su madre explica en gran parte la formación del carácter y los valores de
la hija. "Mi madre era sueca - comenta Anna- , su visión de la vida era
más occidental , más culta, y ella temió que las buenas costumbres que me
había inculcado se desvanecieran por obra de nuestro estilo de vida ruso,
con su desordenada hospitalidad. " Dostoievski se había negado siempre a
tomar ninguna de las posesiones de Anna, y sería más difícil de convencer,
pero Anna preparó cuidadosamente el terreno, yendo antes a rezar con él
en una capilla durante un paseo, y sólo después le expuso su idea. Como
lo había previsto , Dostoievski al momento rechazó la propuesta de empe-
ñar sus propiedades; sólo después que ella no pudo contenerse y empezó a
sollozar en plena calle, implorándole que "salvara nuestro amor, nuestra
°
felicidad", él se apresuró a aceptar. 1 Conociendo bien las fluctuaciones de
su voluntad , Anna insistió en que se fueran de allí directamente a solicitar
un pasaporte para el extranjero (como ex presidiario , Dostoievski necesita-
ba autorización especial para salir del país, y esto a menudo requería tiem-
po). Por fortuna, el empleado en turno era admirador de Dostoievski, y
prometió tener listo el documento en pocos días . La madre de Anna reunió
las joyas, la platería y otras cosas de valor esa misma noche , y al día si-
guiente acudió un valuador a ver los muebles.

~ /b id . , p. 109.
w /bid., pp llO , ll2.

ESCAPE Y EXILIO ~ 251


Dostoievski anunció entonces que, después de todo , Anna y él se irían
al extranj ero ... ¡en menos de tres días l Las inmediatas objeciones de Pasha
fu eron inútiles, y Dostoievski les dijo a todos sus dependientes que recibi-
rían las sumas pedidas, pero ni un kopek más: el dinero extra era de Anna
Grigórievna, y él no tenía derecho a disponer de él m ás que de acuerdo
con lo ya decidido. La pareja empacó a toda prisa, confiando todas las fu-
turas disposiciones fin ancieras a la madre de Anna y ll evándose tan sólo
un mínimo necesario , pues esperaban no estar ausentes más de tres meses.
De hecho , no volverían durante cuatro años.
Aunque Anna Grigórievna pudo escribir después que "estaré eterna-
mente agradecida a Dios por haberme dado fu erzas en mi decisión de ir al
extranjero", esta gratitud a menudo se vería moderada por amargas re-
flexiones en los años inmediatos al acontecimiento. "Allí [en el extranjero]
- escribe , un tanto ingenuamente, en sus memorias- , empezó una vida
nueva y feliz para Fiódor Mijaílovich y para mí, que fortaleció nuestra mu-
tua amistad y amor, y que continuó hasta el día de su muerte ." 11 Todo esto
pudo decirse con verdad del resto de su vida en general, pero difícil sería
dec irlo del periodo que siguió a su partida. Una vida "nueva" empezó cier-
tamente para ellos, pero que sólo podría llamarse "feliz" a la luz de la evo-
cación de un pasado ya ido. En realidad, lo que ocurrió sometería a la más
dura prueba la devoción y la energía moral de Anna Grigórievna , y fue su
capacidad de enfrentarse a este reto la que, a largo plazo , formó un funda-
mento inquebrantable de su matrimonio.

Los Dostoievski partieron a su "vacación" europea el 12-26 de abril de


1867 , y fueron acompañados hasta la estación del ferrocarril por los pa-
rientes de Anna Grigórievna, así como por Emilia Fiódorovna, su hij a Katia
y los Miliukov, viejos amigos de Dostoievski (Miliukov había ido a despe-
dirlo a la Fortaleza de Pedro y Pablo cuando partió rumbo a Siberia, y a su
regreso fu e a recibirlo al andén del ferrocarril) . Pasha, resentido , no formó
parte del grupo ; se negó a ir a desearle buen viaje a su padrastro con su
nueva esposa .

11
/bid , p. 114.

252 ~ NUEVO MATRI MONIO


Los Dostoievski tomaron el tren de San Petersburgo a Berlín y luego se
trasladaron a Dresde, donde alquilaron tres habitaciones en una casa priva-
da en la que, al parecer, pretendían establecerse . Dostoievski, sumamente
endeudado con Kátkov, había planeado trabajar allí en su siguiente novela
y también escribir un artículo sobre V G. Belinski, por el cual había recibi-
do un anticipo de otro editor. Pero las distracciones de sus primeras sema-
nas de vida en el extranjero y, en particular una desastrosa expedición de
diez días a la ruleta de Homburg, precisamente un mes después de su lle-
gada, le impidieron avanzar en la novela. Sin embargo, durante la prima-
vera y el verano Dostoievski iba reuniendo impresiones y experiencias que
de una manera u otra intervendrían en su creación, aunque él mismo casi
no se diera cuenta de que tendrían relación directa con su composición.
Anna Grigórievna le había prometido a su madre mantenerla al tanto
del viaj e, y poco antes de su partida compró un cuaderno de notas en la
estación, para cumplir su promesa. Este diario en taquigrafía, que ella llevó
hasta el nacimiento de su primer hijo , poco más de un año después, nos
ofrece un relato de los hechos diarios de la vida de Dostoievski más exten-
so y detallado que todo lo que sabemos de ningún otro periodo de su exis-
tencia. Por desgracia , Anna Grigórievna se concentra mucho en los hechos
exteriores de sus circunstancias y encuentros, o en explicar sus propias re-
acciones a los hechos , en lugar de enfocar las de su marido . A juzgar por
sus páginas, Dostoievski casi no le hablaba acerca de su obra; aun cuando
ella tuviese algún conocimiento -por ejemplo, a ella le dictó su artículo,
hoy perdido , sobre Belinski-, se limita a registrar el hecho y no dice una
sola palabra acerca de su contenido. Asimismo , a menudo se refiere a las ri-
ñas y discusiones de los primeros días, cuando ella defendió sus opiniones
o se irritó por algunas acciones de su marido, pero nunca nos ofrece deta-
lles que revelaran las ideas y actitudes de Dostoievski. Lo que le preocupa-
ba - y por buena razón- eran las circunstancias inmediatas y apremian-
tes en que vivían, el problema de adaptarse al carácter siempre cambiante
de Dostoievski y las dificultades de vivir en un medio extranjero, donde no
conocían a nadie y en que tenían que acompañarse constantemente.
Dostoievski no era persona con quien fuese fácil llevarse ni aun en cir-
cunstancias muy favorables, y su continua epilepsia , aunque ahora la ma-
yoría de los ataques fuesen relativamente benignos , invariablemente lo de-
jaban irritable, intolerante y pendenciero . Y tampoco mejoró su carácter
por su furibunda xenofobia, manifestada en un intenso desagrado de los

ESCAPE Y EXILIO ~ 253


alemanes entre los que vivía, y cuyo lenguaje hablaba de manera muy en-
trecortada . Constantemente se ofendía por el trato que consideraba negli-
gente o irrespetuoso que le daban en hoteles y restaurantes (los Dostoievski
tomaban todos sus alimentos en restaurantes , con excepción del desayu-
no), y a menudo se quejaba de la comida en tono provocativo. Tras uno de
tales incidentes, ocurrido en una pastelería, observa Anna: "Parece delei-
tarse en decirles cosas descorteses a los alemanes". En efecto , en esas oca-
siones su dominio del lenguaj e mejoraba notablemente, como lo observa
Anna, divertida , acerca de un altercado por un asiento en un vagón de fe-
rrocarril. Anna Grigórievna era mucho más apacible y menos prejuiciada,
pero se une a Dostoievski al denunciar la "estupidez" congénita de los ale-
manes (¡siempre había alguien que les diera indicaciones equivocadas!) o
al quejarse amargamente por los pequeños robos que siempre sufrían a
manos de camareros, caseros y comerciantes .12
Lo que Anna llamó la "naturaleza irritable y volcánica" de Dostoievski
también causó continuos desacuerdos entre ellos . A Dostoievski le irritaba
que alguien lo contradijera, y a menudo regañaba rudamente a Anna cuan-
do sus opiniones diferían de las suyas. A pesar de tales reproches , a veces
ella encontraba un cierto placer juvenil en provocarlo . En cierta ocasión
Dostoievski estaba hablando pestes de los alemanes, y

cuando p asamos JUnto a un húsar alemán se puso fren ético contra el rey el e
Sajonia y su guardia de cincuenta mil hombres. Yo le elije que no veía por qué
no había de tene rla si podía darse ese luj o. (En rea lidad , no me importaba un
bl edo si el rey tenía una guardia o no, o si vivía o se m oría; sólo lo contrach¡e
po r decir algo.) Pero Fióclor se irritó más aún co ntra mí y m e elijo qu e si yo
era tan estúpida, más me Yalía call arme la boca.

Otras veces , disputaron por una "puesta de sol" ( ¡1) o porque Anna , olvi-
dando los años que Dostoievski pasó en el ejército ruso, le preguntó si
podría atinar a un blanco en una galería de tiro. Habiendo demostrado a
satisfacción su puntería, Dostoievski dijo secamente que esa observación
"sólo confirmaba una idea que él había tenido de ti empo atrás : que la es-
12
D11ev11ih A. G. Dostonslwi , 1867 g (1\ loscú, 1923), pp. 120, 173. Esta ob ra fue traducida
al inglés a partir del alemán, co m o Thc Oían· o{ Dostonshy"s \l 'ij(·, ed. ele Ren e Fü lóp-!Vlillcr y
Dr. Fr. Eckstein. trad. de 1\ ladge Pembert on (>J ue,·a York, 1928). Esta traducción ha siclo "1
base de m is pro pias citas del texto original.

254 .. NU EVO MATR IMON IO


posa siempre era la enemiga natural del marido". Esto motivó otra disputa,
y Anna anotó tristemente uno o dos días después: "¿Qué significa esto, es-
tas perpetuas querellas entre nosotros?" 13
Sin embargo, enfocar tan sólo las rencillas de la pareja sería presentar
una imagen totalmente deformada de sus verdaderas relaciones. Anna te-
nía una paciencia infinita con las reacciones del mal carácter de su marido,
y nunca olvidó - ¿cómo habría podido olvidarlo , siendo la apiadada testi-
go de sus frecuentes convulsiones epilépticas?- que gran parte de su iras-
cibilidad era causada por el mal estado de sus nervios . En realidad nunca
tomó en serio tales insultos, y escribe , poco después de haber sido llamada
"estúpida": "Simplemente no puedo mantenerme enojada contra él; a ve-
ces le pongo un rostro severo, pero con sólo verlo toda mi ira se desvane-
ce". Las violencias de Dostoievski, como ella las describe, sólo eran super-
ficiales; en el momento en que la veía alterada , al punto pasaba del rencor
a la ternura. Por ejemplo, inmediatamente después del incidente en la ga-
lería de tiro, Anna echó a andar y se fue sola a la casa; al llegar Dostoievski
la encontró bañada en lágrimas; entonces él empezó a quejarse de la vida
solitaria que llevaban , y declaró estar seguro de que Anna "hasta deploraba
haberse casado con él, y muchas otras cosas tontas por el estilo" . Sin duda ,
Dostoievski había estado meditando en las posibles consecuencias de su
irritabilidad, y sus palabras de arrepentimiento los condujeron "a una char-
la franca, y yo me quedé mucho más tranquila". Era costumbre de Dos-
toievski despertarla y darle las buenas noches antes de ir a acostarse (ella
se retiraba más temprano), y luego "charlamos durante horas , y él me dice
cosas amables, y bromeamos y reímos , y ésa es la hora en que más cerca
estamos uno del otro , y es, para mí, la más bella de todas las horas del
día". H Todas estas disputas, hasta donde puede juzgarse por el diario de
Anna, terminaban con renovadas promesas de afecto, y por ello no deja-
ban cicatrices duraderas.
Cualesquiera que fu esen las presiones y estrecheces de la vida cotidia-
na con Dostoievski en tan difíciles circunstancias, Anna Grigórievna estaba
absolutamente resuelta a que su matrimonio fues e dichoso. A lo que más
temía , aún más que a las dificultades de la pobreza o a la cambiante perso-
nalidad de Dostoievski, era a perderlo debido a la anterior pasión de
Dostoievski por Súslova. An na mantenía una mirada vigilante sobre su
11
J/Jid., pp 172 , 33-35 , 59.
14
T/Jid , p. 35.

ESCAPE Y EX ILIO ~ 255


marido, y sabía muy bien que él se mantenía en contacto con su ex aman-
te . Poco antes de partir rumbo a Dresde, Dostoievski había recibido una
carta de Súslova, a la que contestó poco después de llegar allí. Súslova lle-
vaba un año viviendo en el extranjero, y él la puso al corriente de lo que
había ocurrido en su vida: su contrato con Stellovski y la redacción de El
jugado1; el reciente recrudecimiento de su epilepsia, la gran presión econó-
mica causada por haber aceptado pagar las deudas de su hermano, su ais-
lamiento y soledad y, por último, su matrimonio y la decisión de irse al
extranjero . De Anna Grigórievna, escribe que tiene "un carácter notable-
mente bueno y abierto ... La diferencia de edad es terrible (20 y 44), pero
estoy cada vez más convencido de que la haré feliz . Tiene muy buen cora-
zón y sabe amar". Esta lacónica observación bien podría ser un implícito
reproche a Súslova, y dicha inferencia encuentra el apoyo de las palabras de
despedida de Dostoievski, quien responde a las quejas de Súslova acerca
de su propia soledad y melancolía. "¡Oh, querida! No te invito a una felici-
dad obligatoria y de segunda mano. Te respeto (y siempre te he respetado)
por tu rigor, pero bien sé que tu corazón no puede dejar de exigir amor, y
consideras que la gente o bien es maravillosa o, al momento siguiente , que
todos son canallas y tipos vulgares. juzgo esto por los hechos. Saca tu pro-
pia conclusión."15 Dostoievski sabía que Anna no le aplicaba términos tan
severos, y que lo que él necesitaba más era una tolerancia inagotable, y no
una exigencia continua.
Dostoievski hizo ciertos esfuerzos por ocultarle a Anna su correspon-
dencia con Súslova, y tal vez creyera que su esposa no estaba enterada de
su infidelidad epistolar. Anna no se dejó engañar ni por un momento , y
cuando Dostoievski estaba ausente -pasaba mucho tiempo a solas en los
cafés , leyendo periódicos franceses y, si los encontraba , rusos-, no tuvo
empacho en leer sus cartas. "Ya sé que no se deben leer las cartas del mari-
do a sus espaldas - observa con remordimiento- , pero no pude evitarlo .
La carta era de S [úslova] . Después de leerla me invadió un frío total, y
temblé y lloré de emoción. Temía que su vieja inclinación reviviera y me
arrebatara su amor. ¡Dios mío, líbrame de un destino tan miserable! Sólo
de pensarlo, se me para el corazón. "16 Por desgracia, la carta de Súslova se
ha perdido, junto con otra que Anna recogió en la oficina de correos des-
pués de despedir a Dostoievski cuando se fue a Homburg. Después de
1
' PSS, 28/libro 2 182 .
1
'' Dncrnih A G. Doston·slwi , p. 28.

256 .. NUEVO MATRIMONIO


abrir cuidadosamente el sobre , de modo que pudiese volverlo a sellar, de-
claró que "era una carta muy torpe y estúpida, y revelaba muy poco para
comprender a quien la escribió. Estoy seguro de que ella está furiosa por el
matrimonio de Fiódor, y es fácil ver su irritación en el tono de la carta ...
Me dirigí al espejo y vi que mi rostro se había cubierto de puntitos rojos
por la emoción". 17 Ese posible desafío a su matrimonio sin duda fortificó la
resolución de Anna de soportar con paciencia todas las enormes cargas
que entrañaba.

El amor de Dostoievski y Anna Grigórievna había florecido en el curso


de su labor conjunta en El jugado1: y hay una cierta ironía en el hecho de
que su futura unión comenzara bajo los auspicios de esta creación. Nada
causaría más pesares a Anna Grigórievna que la renovada obsesión de Dos-
toievski por el juego en cuanto empezaron a vivir en el extranjero, y esta
obra, si ella hubiese podido saberlo, barruntaba el que sería el peor enemi-
go de su felicidad conyugal. Desde luego, Dostoievski le había hablado de
su obsesión por el juego y se había identificado con el temerario protago-
nista de su obra, pero también le había expuesto sus peligros, tanto por el
destino de Alekséi lvánovich como por las frases condenatorias de Mr.
Astley Anna bien pudo creer que la noveleta había ejercido un efecto ca-
tártico y que habían pasado para siempre los días de juego de Dostoievski.
Además, él le había hablado de su vida futura como una elección entre
perderse en el juego o volver a casarse, y puesto que había elegido esta se-
gunda opción, bien podía parecer que había renunciado a la primera.
Empero, en realidad , fue otra de sus frases la que presagió con toda preci-
sión el futuro. Cuando Anna expresó su "desprecio" por Alekséi Ivánovich,
"cuya irresolución no puedo perdonar", Dostoievski le dijo que "es posible
tener un carácter firme, demostrarlo con la propia vida y sin embargo care-
cer de la fuerza necesaria para vencer la pasión por la ruleta" .18 Es induda-
ble que aquí Dostoievski estaba hablando por sí mismo , y pronto no habría
nada más importante para él que aferrarse a su convicción de que ceder a
una flaqueza humana como la ruleta no era algo que justificara una total
condenación moral.
17
!bid. , p 48.
18
Anna Dostoevsky, Reminiscrnces, p. 32.

ESCAPE Y EXILIO ... 257


Tres semanas después de establecerse en Dresde , Dostoievski empezó a
hablar de hacer un viaje a Homburg para probar suerte, y Anna Grigórievna ,
aunque un tanto temerosa ante esta perspectiva ("cuando pienso que va a
irse dej ándome aquí sola, un estremecimiento me recorre la espalda"), no
opuso ninguna objeción. Por el contrario, le aseguró que ella podía cuidar
bien de sí misma, y confió a su diario: "Veo que este lugar empieza a abu-
rrirlo y a ponerlo de mal humor. Esto es natural; aquí él está solo, y no hay
nadie con quien pueda hablar un poco ... Y, como la idea de este viaje lo
obsesiona hasta impedirle pensar en nada más , ¿por qué no dejarlo ir? "19
Para Dostoievski la pasión y emoción del juego, la cual transmite con tanta
vida en El jugado1: era obviamente el señuelo ; pero también tenía razones
perfectamente sólidas y objetivas para racionalizar su deseo, y éstas hacía
poco se habían vuelto más apremiantes.
No sólo pendía sobre él, como antes, la carga abrumadora de la deuda
que había aceptado como obligación para con la familia de su difunto her-
mano; ahora, su libertad misma estaba en juego. Poco antes de la partida ,
dos de sus acreedores habían presentado unas demandas que podían cau-
sar su detención en la cárcel para deudores. Como le escribiría poco des-
pués a Apolon Maikov, "poco faltó para que me detuvieran".2º Por ello ,
Dostoievski ya no podía retornar a Rusia sin arriesgarse a caer en prisión, y
su única posibilidad de volver a su patria era obtener dinero suficiente
para pagar sus deudas . Además, tenía la esperanza de establecer una fami-
lia, con todos los gastos que esto entrañaría (pues Anna Grigórievna había
quedado embarazada poco después de salir de Rusia). Nunca se había vis-
to Dostoievski bajo una mayor presión psíquica para obtener fondos pron-
tamente , y lo obsesionó la imagen que había visto (o había creído ver) de
otros que tan fácilmente los habían ganado en la ruleta. Su propia adicción
al juego , junto con la constante esperanza de salir de su miseria económica
de un solo milagroso golpe, hizo irresistible la atracción de los casinos.
Dostoievski tomó el tren de Homburg el 4-16 de mayo, más lleno de
temor y remordimientos que de esperanzada emoción, mientras dejaba a
Anna Grigórievna bañada en lágrimas en la estación. Al día siguiente le
escribió: "Ayer estuve terriblemente triste. ¡Cuánto habría yo deseado to-
marte entre mis brazos , tenerte conmigo, y aunque la idea me pasó por la
cabeza, no regresé. Estoy actuando de manera estúpida, estúpida ; más aún,
1
~ Dnevnil1A. G. Dostocvslwi, p 40.
2
'' PSS, 28/libro 2 20-t; 16-28 de agosto de 1867.

258 .. NU EVO MAT RIM O NIO


estoy obrando mal y por pura debilidad, pero existe una minúscula posibi-
lidad y ... ¡diablos! Eso basta".21 Dostoievski no se fue a Homburg con el
corazón alegre, como en una divertida escapada , y su humor empeoró
considerablemente al empezar a suceder lo inevitable. En su segunda carta
prevé atinadamente el futuro: "Pero ya imagino mi tormento si pierdo y me
voy sin haber logrado nada ... aún más miserable que cuando llegué". 22
Aunque sólo había planeado un intervalo de tres o cuatro días , Dos-
toievski se quedó diez días en Homburg, ganando y perdiendo , pero sin
saber retirarse a tiempo cuando la suerte estaba en su favor, hasta que que-
dó totalmente arruinado. En cierto momento empeñó su reloj , logró reco-
brarlo al día siguiente o poco después , pero luego lo perdió definitivamen-
te; y así, como observó Anna a su regreso , ella nunca supo qué hora era del
día o de la noche. Las inquietantes cartas que él le escribía a diario son
verdaderamente dolorosas , oscilando de continuo entre la autocrítica por
haber cedido a la tentación y frenéticas reafirmaciones de la posibilidad de
ganar con sólo lograr ese dominio de sí mismo descrito en El jugador como
antitético al carácter nacional ruso. "Ésta es mi observación definitiva, Arria:
si se es prudente , como hecho de mármol , frío e inhumanamente cauteloso,
entonces , sin la menor duda, se puede ganar todo lo que se quiera." En el ca-
sino siempre había alguien que lograba tal hazaña; esta vez era un judío ,
que apostaba "con una compostura horrible, inhumana" y "nadaba en dine-
ro", levantándose de la mesa cada día con mil florines. Dostoievski dice
que también él tuvo breves rachas de esa compostura , durante las cuales
siempre ganaba; pero muy pronto , confirmando su idea de los rusos , per-
día todo dominio y se dejaba llevar por una desastrosa temeridad. Como a
Alekséi lvánovich, todo aquello le parece moralmente repugnante , e im-
plora a su mujer: "Anna , prométeme no mostrar jamás estas cartas a nadie .
No quiero dar que hablar acerca de esta abominable situación mía . 'Un
poeta sigue siendo un poeta'" .23
Lo notable de estas cartas, además de la forma patética en que revelan
la debilidad de Dostoievski y su capacidad de engañarse a sí mismo, es la
profundidad del sentimiento de culpa que expresan. Dostoievski ya se ha-
bía maldecido en el pasado por pérdidas que no podía permitirse , pero
nunca se había hecho tan enconada autocrítica. Desde luego , nunca había
21 lbid. , pp. 184-185 5-17 de mayo de 1867.
22
Ibid , p 186; 6-18 de mayo de 1867.
23
Jdem.

ESCA PE Y EXI LIO ~ 259


tenido a nadie que dependiera tan absolutamente de él como Anna Grigó-
rievna , y nunca se había sentido tan culpable como ahora por sacrificarla a
su pasión. Como él mismo lo observa, después de confesar que perdió el
dinero que ella le envió para el viaje de regreso: "¡Oh, si sólo se tratara de
mí! Simplemente me habría reído, dejaría todo esto como un mal negocio
y me iría de aquí. Una cosa y sólo una me horroriza: ¿qué dirás tú, qué pen-
sarás tú de mí? Y, ¿qué es el amor sin respeto? Después de todo , esto ha
venido a poner en peligro nuestro matrimonio. ¡Oh, querida, no mecen-
sures para siempre! " Después de rogarle a Anna que vuelva a enviarle el
dinero del viaje , le pide no ir por él en persona por pura desconfianza. "Ni
siquiera pienses en venir aquí tú misma por desconfiar de mí. Esa fa lta de
confianza en que yo regrese me mataría. "2+
En una de estas cartas, como lo han notado ya varios estudiosos, Dos-
toievski tachó un pasaje que utilizaría al pie de la letra en El idiota. Después
de admirar lo bien que las cartas de Anna, sin ninguna afectación, expre-
san sus sentimientos, se queja : "Yo no sé escribir así, y revelar mi corazón y
mis sentimientos. Tanto a solas como cuando estamos juntos soy sombrío,
poco comunicativo, y no tengo el don de expresarme por mí mismo. Ca-
rezco de forma y de ademán".25 Esta última fras e sería pronunciada por el
príncipe Mishkin, pero las cartas enviadas por Dostoievski desde Hom-
burg y toda la torturante experiencia que revelan también podrán relacio-
narse, aunque en forma menos manifiesta, con su siguiente novela.
Dostoievski siempre había pintado personajes cuya conducta externa o
baja posición social no indicaban su auténtica validez moral. Raskólnikov,
el asesino desgarrado por los remordimientos , cuyo crimen fue , al menos
en parte , una iracunda rebelión contra el sufrimiento humano, es moral-
mente superior al abogado Luzhin, totalmente egoísta , sin escrúpulos e
impecablemente respetable. Para Dostoievski siempre hay una brecha en-
tre una superficial conformidad a las convenciones aceptadas de la con-
ducta y una auténtica sensibilidad moral; la primera nunca es garantía de
la segunda, y sus personajes a veces se comportan de la manera más re-
prensible sin dejar de reconocer internamente , con remordimientos, su
culpa y su vergüenza. Tales personajes nunca se harán más manifiestos que
en El idiota, donde toda una veintena de figuras de pronto oscilan entre la
más palpable vileza y el más contrito remordimiento. Los altibajos a menu-
24 Ibid , pp 196-1 98; 12-24 de mayo de 1867.
25
Ibid., pp 188-1 89 ; 8-20 de mayo de 1867 .

260 ... NUEVO MATRI MON IO


do incongruentes de tales personajes bien pueden considerarse como una
trasposición de los propios intentos de Dostoievski, en plena pasión del
juego, por mantener un mínimo de respeto propio y convencerse a sí mis-
mo de que no era por entero un despreciable réprobo.
En efecto, podemos especular un poco más acerca de esas conexiones
entre su pasión por el juego y su siguiente novela, pues Dostoievski empe-
zó a sentir ahora, no como ideal anhelado sino como realidad moral-psí-
quica enviada por el cielo, los efectos apaciguadores y consoladores del
amor de Anna, capaz de perdonarle todo. "Yo no soy el que tiene un alma
santa, mi ángel radiante - le escribe- , pero tú , tú sí tienes el alma san-
ta .. . En mi situación una carta como [la tuya] es como un maná caído del
cielo. Al fin sé que existe un ser que me amará durante toda mi vida. "26 ¿Es
de sorprender que el tema de la compasión ocupe lugar tan firme en el
centro del universo artístico que pronto crearía Dostoievski7
Si un aspecto de las desventuras de Dostoievski en Homburg hace pen-
sar en Alekséi lvánovich (desde luego, sin la vivacidad y el brío de ese
personaje) , otro evoca a Mr. Astley. Al aumentar sus pérdidas y hacerse
evidente su desesperada situación, lo que le pareció la única tabla de salva-
ción fue la panacea de volver al trabajo.

Querida mía , nos qued ará muy poco dinero - escribe- , pero no te quejes ,
no te entristezcas ni me hagas reproches .. Ahora mi smo le escribiré a Kátkov
para pedirle que me envíe otros quinientos rublos a Dresde ... En cuanto a
mí , me pondré a trabaj ar en el artículo sobre Belinski , y mientras aguardo la
respuesta ele Kátkov, lo terminaré . Ángel mío , tal vez todo esto sea para bien;
me habré librado ele ese m aldito pensamiento , ele la monomanía del juego.
Ahora, una vez más, como el año antepasado (antes d e Crimen y castigo ),
triunfaré por medio del trabajo n

Tales resoluciones fueron, invariablemente , el resultado de los infortunios


de Dostoievski ante las mesas de juego.
Por fin, Dostoievski volvió a los brazos de la sufrida y solitaria Anna
Grigórievna, quien valientemente había intentado no ceder en su ausencia
a la desesperación. Escribió la prometida carta a Kátkov, pidiéndole otro

26
Ibid., p. 195; 11-23 de mayo de 1867.
27
lbid, p. 192 ; 9-2 1 de mayo de 1867.

ESC APE Y EXILI O ... 261


anticipo, y la vida reanudó su rutina ordinaria, mientras la pareja aguarda-
ba la respuesta, viviendo frugalmente de algún dinero (mucho menos del
esperado) que había enviado la madre de Anna . También llegaron solici-
tudes de fondos de Pasha y de Emilia Fiódorovna , y, para gran resentimien-
to de Anna, Dostoievski les contestó con toda paciencia. Anna no pudo
dejar de sentir que esas exigencias eran, al menos en parte, responsables
del vicio del juego que ella había llegado a temer y a aborrecer.
A finales de mayo, Dostoievski se alarmó grandemente ante la noticia
de un fallido atentado contra la vida de Alejandro Il por un exiliado pola-
co, Anton Berezowski, mientras el zar se encontraba de visita en París para
la inauguración de una feria mundial. "¡Gracias a Dios' Ésta fue una gran
fortuna para nosotros, los rusos", anotó Anna al enterarse de que el zar no
había sido herido , como al principio se dijera. Luego añadió: "Fiódor se
alteró terriblemente por el atentado contra la vida del zar, al que quiere y
respeta mucho".28 Esta noticia , que le provocó la misma noche un ataque
de epilepsia , sólo intensificó los sentimientos antipolacos ya enconados de
Dostoievski y su animosidad contra los radicales rusos que , pocos años
antes , habían apoyado la causa de Polonia.
Dostoievski se había propuesto trasladarse a Suiza después de recibir
los fondos de Kátkov, pero al planear el viaje volvió a tentarlo la seductora
idea de parar en Baden-Baden para recuperar sus pérdidas de juego ... es-
pecialmente porque en sus cartas a Anna enviadas desde Homburg se ha-
bía quejado de que su preocupación por el bienestar de su esposa era la
causa de la perturbación emocional que le impedía poner en práctica su
"método" infalible para ganar en el juego. El deseo de volver a ella, de arre-
glar las cosas lo antes posible, le había causado una constante impaciencia
y pérdida de dominio propio Había sido un error no llevarla consigo; si
estuvieran juntos en Baden , eso eliminaría el obstáculo. Como escribe Anna
Grigórievna , con tristeza , en sus memorias , "me habló tan persuasivamen-
te, citó tantos ejemplos com o prueba de su teoría, que también a mí me
convenció", y Anna aceptó pasar dos semanas en Baden-Baden, "contando
con el hecho de que mi presencia mientras jugaba ejercería sobre él una
cierta influencia moderadora. Una vez tomada esta decisión, Fiódor Mi-
jaílovich se calmó y volvió a escribir y terminó el artículo que le había cau-
sado tantas dificultades", o sea el artículo sobre Belinski. 29 La pareja salió
"" Dncrnih A. G. Dostocvslwi, pp. 105-106 .
"" Anna DostoeYski. Rcminiscrnccs, pp . 127- 128.

262 ... NU EVO MATRIMON IO


de Dresde rumbo a Baden-Baden el 21 de junio/3 de julio , y llegó al día
siguiente; no obstante, reservaremos para el próximo capítulo un relato de
este importante intermedio.

A pesar de las deficiencias del Diario de Anna Grigórievna, el cual apenas


nos ofrece un atisbo de Dostoievski como escritor y personalidad cultural ,
en sus páginas puede encontrarse cierta información al respecto. Recién
establecido en Dresde , cuando Dostoievski en uno de sus paseos vio en un
escaparate un ejemplar de Mi pasado y mis ideas [Byloe i Dumi] de Herzen ,
dudó en comprarlo por causa del alto precio . Después, cuando Anna lo
convenció de que gastara los dos táleros que costaba el libro, volvieron,
pero la obra ya se había agotado; en cambio , adquirieron dos volúmenes
del almanaque periódico de Herzen, La Estrella Polar [Polyamaya Zvezhda] ,
aunque Anna pronto encontró en otra parte un ejemplar de las memorias.
Por entonces , Mi pasado y mis ideas era indispensable para Dostoievski ,
pues contenía un célebre retrato de Belinski en la famosa sección en que
presentaba a la generación del decenio de 1840 , y era precisamente la des-
cripción hecha por Herzen del tempestuoso Belinski, siempre lleno de in-
dignación moral o de arrobamiento por alguno de sus nuevos entusiasmos,
la que Dostoievski estaba planeando complementar En las memorias de
Herzen, Dostoievski también conoció la mucho menos célebre pero suma-
mente pintoresca y casi legendaria figura del padre Vladimir Pecherin, ruso
que se había convertido al catolicismo y que era sacerdote de la orden de
los redentoristas .
Vladimir Pecherin había sido condiscípulo de Herzen en la Universidad
de Moscú durante el decenio de 1830 , y aunque allí no se encontraron
nunca , tenían muchos amigos en común. Como otros miembros de su ge-
neración, Pecherin se sintió atraído por los ideales moral-religiosos del so-
cialismo utópico , y también escribió poemas que circularon, manuscritos ,
entre sus compañeros de la universidad y en su círculo. Brillante estudioso
de las lenguas clásicas, Pecherin fue enviado a pasar dos años en el extran-
jero para completar su educación, gracias a una beca del gobierno . Cuando
regresó, desde antes de recibir su título fue nombrado profesor de lengua y
de antigüedades griegas. Pronunció una impresionante conferencia inicial
y fue un maestro inspirador; sin embargo, al cabo de cierto periodo se fue a

ESCAPE Y EX ILIO ~ 263


Europa, explicando a las autoridades en una carta que jamás volvería a un
país entre cuyos habitantes era imposible sentir la huella de su Creador.
Después de cuatro años de vagabundear por países de Occidente, redu-
cido a veces a la pobreza más extrema, Pecherin se convirtió al catolicismo e
ingresó en la rigurosa orden redentorista, cuya misión consiste en trabajar
entre los pobres (Herzen erróneamente lo llama jesuita). Trece años después,
cuando Herzen se había establecido en Londres , por casualidad se enteró de
que Pecherin vivía en un convento , en la cercana Clapham. Sintiendo curio-
sidad por investigar el enigma de su notable trayectoria, Herzen decidió visi-
tar a su compatriota, y ha narrado la visita con su habitual e inimitable maes-
tría y dominio de todos los detalles evocativos. Las cartas que ambos
intercambiaron después que Pecherin leyó algunas de las obras de Herzen
revelan, como podía esperarse, un marcado choque de ideas acerca del futu-
ro de la humanidad y los fundamentos de la sociedad humana.
Al saber que Herzen parecía confiar en que "la filosofía y la literatura"
crearían un orden mundial más deseable , objetó Pecherin: "El testimonio
de la historia está absolutamente en contra de usted ... Sólo la religión ha
servido siempre como fundamento del Estado". Herzen replicó expresan -
do su habitual idea de que Rusia , con su "pueblo comunista", estaba desti-
nada a crear un mundo nuevo, y que sólo la ciencia ofrecía la esperanza de
un futuro mejor. "Las masas fueron abandonadas por sus maestros como si
fueran ganado. La ciencia y nada sino la ciencia puede corregir esto, y dar-
les un pedazo de pan y un techo. " Pero entonces Pecherin expresó su ho-
rror ante la perspectiva de semejante mundo , basado en "una ciencia estre-
cha y limitada , una ciencia materialista que analiza y diseca la materia y no
conoce nada más ... ¡Ay de nosotros si esa ciencia triunfa! " Lo que más te-
mía Pecherin , según afirma, era verse obligado a participar en un mundo
dominado exclusivamente por intereses materialistas y por la "tiranía de la
materia". A lo cual respondió Herzen que el triunfo de los principios de
Pecherin conduciría a la absoluta supresión de toda libertad que ya existie-
ra , y al reinado de la tiranía total. "¿Y qué habrá que temer:> -le pregunta
irónicamente a Pecherin-. ¿Al rumor de las ruedas que estén llevando su
pan cotidiano a la multitud hambrienta y semidesnudal"3º
Es indudable que Dostoievski leyó con la mayor atención este ínter-
"' Los artículos de Herzen han sido reunidos en Alexa nder Herzen , My Past and Th oughts,
trad. Constance Garnett , rev. Hu rnphrey Higgins, 4 rn ls. (N ue\'a York, 1968), pp. 1391-1393.
1394- 1396.

264 ... NUEVO MATRIMONIO


cambio epistolar, pues hay una inconfundible alusión a él en El idiota, don-
de el alcohólico bufón Lebediev, quien al mismo tiempo es intérprete del
Apocalipsis, se refiere explícitamente a este desacuerdo en una de sus pero-
ratas de ebrio. Hay, exclama, "un pensador aislado" (Pecherin), que se había
quejado de que "la humanidad se ha vuelto demasiado ajetreada y comer-
cial", a lo que le ha respondido otro pensador "que siempre avanza entre
sus camaradas" (Herzen). Ese segundo pensador, con acento de triunfo, res-
ponde que "el ruido de las carretas que llevan pan a la humanidad hambrien-
ta tal vez valga más que la paz espiritual" .. . después de lo cual "se aleja.
dándose tono". Lebediev, quien en mi opinión habla aquí por Dostoievski ,
comenta esta disputa con solemnidad de borracho: "Pero, por muy vil que
yo sea, no creo en las carretas que llevan pan a la humanidad. Pues esas
carretas que llevan pan a la humanidad sin ninguna base moral de conduc-
ta fríamente pueden excluir a una parte considerable de la humanidad ,
que no gozará lo que le llevan" [8: 311-312] Es evidente que cuando Dos-
toievski conoció este diálogo entre Herzen y Pecherin no tenía la menor idea
de que pronto lo utilizaría en su siguiente novela, ni hace mención alguna
del diálogo en sus notas. Pero el haberlo aprovechado nos indica cómo
aun estando muy lejos de haber descubierto su siguiente tema y su perso-
naje central , su subconsciente creador estaba absorbiendo una controver-
sia respecto a la relación del ideal moral cristiano con un mundo consumi-
do por los "intereses materialistas" de los que Pecherin había huido.
Las páginas de Herzen sobre el padre Pecherin no sólo le dieron a Dos-
toievski cierta inspiración para El idiota, sino que llegarían asimismo a Los
demonios. En el curso de su conversación Herzen se refiere , de paso , a va-
rios poemas de Pecherin que recordaba haber leído en Moscú, y pide auto-
rización para imprimirlos , si puede encontrar las copias del manuscrito.
Pecherin , que no tenía ninguna copia y se declaró incapaz de dictarlos de
memoria, se negó a dar una respuesta definitiva acerca de su publicación ,
mientras simulaba una total indiferencia hacia aquel entusiasmo juvenil.
Sin embargo, Herzen logró conseguirlas y aparecieron en una antología
publicada por su Free London Press. Dostoievski había resuelto, como lo
sabemos por Anna Grigórievna , "leer todas las publicaciones censuradas"
que se hubiesen publicado en el extranjero , considerando que hacerlo "era
esencial para sus obras futuras",3 1 y no pasó por alto esa antología poética.

11
Dnevnih A. G. Dostocvskoi, p. 9 1.

ESCA PE Y EXILIO ~ 265


Es evidente que en uno de los poemas de Pecherin, "El triunfo de la muer-
te", encontró un ejemplo soberbiamente expresivo del calenturiento liris-
mo romántico del decenio de 1830. Se encuentra una deliciosa parodia de
esta obra en el primer capítulo de Los demonios, dedicado a la gloriosa ca-
rrera de Stepan Trofímovich Verjovenski, donde se presenta al poema como
uno de los pecadillos literarios de su juventud, que temerosamente circu-
laba en forma manuscrita, desafiando a las autoridades, "entre dos dilettan-
ti y un estudiante" [10: 9].
También en Dresde Dostoievski le recomendó a Anna Grigórievna que
leyera Los miserables, que encontraron en la biblioteca, y ella observa
que "Fiódor tiene una enorme opinión de la obra y siempre le gusta releer-
la. Fue él quien me la recomendó y me explicó muchas cosas acerca del
carácter del protagonista".32 Vemos así que Dostoievski gustaba releer el
libro de Victor Hugo, cobrando con ello una renovada impresión del ca-
rácter dejean Valjean, a quien pronto mencionaría como uno de los pocos
intentos realizados en n ovela por crear una encarnación del ideal moral
cristiano , comparable a la del príncipe Mishkin. Anna también leyó a
Dickens , por consejo de su marido , y aunque sólo menciona Nic holas
Nic kleby y The Old Curiosity Shop, es muy probable que también hablaran
de mister Pickwick , a quien Dostoievski citaría pocos meses después como
el retrato cómico de un personaje cristiano ideal. Pero no sólo de la litera-
tura estaba recibiendo Dostoievski sugerencias creadoras vinculadas con la
génesis del príncipe Mishkin.
Una de las pocas diversiones de los Dostoievski en la ciudad, aparte de
escuchar conciertos en los jardines de los restaurantes y en los parques pú-
blicos, era visitar la Galería de Dresde y otros sitios de interés cultural y
artístico. Muy pronto , Anna Grigórievn a se aficionó a recorrer la ciudad,
y Dostoievski le comenta a Apolon Maikov esta afición de su esposa , que
lo divierte y le procura cierto alivio:

Por ej emplo , le resulta perfectamente satisfactorio ir a examin ar algún medio-


cre ayuntamiento, tomar no tas acerca de él, describirlo (lo que hace con sus
signos estenográficos , con los que ya ha llenado siete tablill as), pero más que
nada le ha impresionado la galería, lo cual me alegra mucho , porque ha
hecho surgir en su alma demasiadas impres iones para que pueda aburrirse.11
;2 /bid., p 100.
11
PSS, 28/l ib ro 2: 205; 16-28 de agosto ele 1867.

266 ... NUEVO MATR IMON IO


Después de levantarse tarde y trabajar durante la primera parte del día ,
Dostoievski iba a encontrarse con su esposa por la tarde en la galería, con
lo cual también en su mente resurgían impresiones. Lo que eran estas im-
presiones podemos verlo indirectamente en un relato de Anna acerca de
sus primeras visitas. "En un extremo de la galería está la Madonna de Hol-
bein, y en el otro extremo el cuadro de Rafael. Por último, Fiódor me llevó
a ver la Madonna Sistina ... ¡Qué belleza, qué inocencia, qué pesar pueden
verse en esa divina faz, qué humildad y sufrimiento en esos ojos! Fiódor
cree que hay dolor hasta en su sonrisa. "34
Volvieron al día siguiente , y Anna registró:

En camino, atraj o nu estra atención la Madonna de Murillo que cuelga en la


primera de todas las salas. ¡Qué rostro maravilloso, qué tierno colorido! Tam-
bién el Niño Jesús, ¡tan dulce , con la más bella expresión posible en su carita!
Nos ... detuvimos un rato ante el Dinero del tributo, de Tiziano, cuadro magní-
fico, digno de compararse, como dice Fiador, con la Madonna de Rafael. Todo
el sufrimiento se muestra tan maravillosamente en el rostro de Cristo , su subli-
midad , su pesar .. En otra sala se encuentra el Redentor de Annibale Carracci,
que le gusta particularmente a Fiódor, y al que le atribuye gran importan-
cia ... Fiódor me llevó a ver los cuadros de Claude Lorrain, en su mayoría
mitológicos.

En otra parte observa Anna que Dostoievski, cuando llegaba a recogerla,


"se apresuraba a pasar de una sala a otra ... y nunca se detenía, salvo frente
a sus cuadros predilectos".35 Todos estos cuadros - con excepción de Acis
y Galatea de Claude Lorrain, que en opinión de Dostoievski significaba
una encamación de la Edad de Oro , la inocencia de la humanidad , el pasa-
do paradisiaco y libre de pecado- eran representaciones de Cristo o de
Cristo y la Madonna.
Vemos así que pocos meses antes de que empezará la lucha por crear
una novela nueva, Dostoievski se había entregado a las emociones que ex-
perimentaba al contemplar las imágenes de Cristo y de la Madre de Dios,
pintadas por algunos de los más grandes pintores de la tradición renacen-
tista occidental. Ya no se trataba de las imágenes icónicas sumamente for-
malizadas que había visto en las iglesias rusas, sino de presentaciones de
14
D11evni h A G, Dostoevslwi, p . 15.
35
Ibicl, pp 19, 116.

ESCAPE Y EX ILIO ~ 267


Cristo como ser humano de carne y hueso, que vivía e interactuaba con un
mundo real en que existía el dinero y había que pagar el tributo. Evidente-
mente Dostoievski se sintió conmovido y galvanizado por estos cuadros, a
los cuales no respondía como objetos estéticos, sino con los sentimientos
despertados por algunos de los más célebres momentos de la narrativa di-
vina de la fe cristiana. Nunca antes había estado en tan directo contac to
con esas imágenes; y es difícil imaginar el impacto que hayan tenido sobre
su sensibilidad en aquel momento particular. ¿Podrá ser, en realidad , sim-
ple coincidencia el que su siguiente n ovela surgiera cuando Dostoievski
descubrió a un personaje al que en sus notas llama el "Príncipe Cristo" y
cuando , en efecto , se propuso crear un equivalente literario ruso de los
cuadros que tanto había admirado en la Galería de Dresde7

268 ... NUEVO MATRIMON IO


XI. Turgueniev y Baden-Baden

DosTOIEVSKI y Anna Grigórievna pasaron cinco agitadas semanas en Baden-


Baden, mientras su destino y su futuro dependían de los giros de la ruleta.
La estadía de los Dostoievski en aquel famoso lugar al que se iba a tomar
aguas termales reproduce la pauta ya predeciblemente monótona, triste-
mente familiar y humillante de sus desventuras en el juego. Sin embargo,
por entonces una inevitable visita a Turgueniev, que ahora residía de mane-
ra más o menos permanente en Baden-Baden, condujo a una histórica
disputa que dejaría su huella en los anales de la literatura rusa. Esta dispu-
ta, a menudo considerada como un simple y rencoroso altercado personal,
tuvo explícitas repercusiones social-culturales de mayor envergadura , que
pronto encontrarían eco en El idiota y en Los demonios. La visita de
Dostoievski al Museo de Basilea, donde contempló el cuadro estremecedo-
ramente realista del Cristo muerto, por Holbein el joven, también fue un
hecho notable que señalaría la terminación de este turbulento periodo.

Los Dostoievski llegaron a Baden-Baden con muy poco dinero y, pudiendo


permitirse sólo el más modesto alojamiento, alquilaron dos habitaciones
sobre una herrería en que el trabajo comenzaba a las cuatro de la mañana.
Anna Grigórievna, sufriendo algunos de los síntomas de su embarazo, a
menudo sentía debilidad y náuseas y -lo que no es sorprendente- sufría
accesos de depresión y apatía. Sin embargo, casi todo el tiempo valerosa-
mente le ocultaba a su marido sus temores y desconfianza, y mostraba una

~ 269
extraordinaria resistencia , soportando las exasperantes exigencias que le
causaban las flaquezas de Dostoievski.
Dostoievski empezó a jugar inmediatamente, con los resultados ya más
o menos habituales, pero, en ocasiones ganando sumas lo bastante grandes
para tener una cierta seguridad momentánea , que le permitían seguir apos-
tando cantidades menores. Esto era, en realidad, lo que se había propuesto
hacer, y le entregaba a Anna las ganancias para que las administrara; pero
después de perder él la cantidad que se había asignado , siempre regresaba
a pedir más. A Anna le resultaba imposible negarse a sus exigencias , por-
que lo veía atormentado por el conflicto entre su implacable sentido de la
bajeza que estaba cometiendo y su irresistible obsesión. Una escena típica
ocurrió al tercer día , cuando se había desvanecido ya la mitad del dinero;
después de perder otras cinco monedas de oro, Dostoievski hizo sus súpli-
cas habituales.

Estaba terriblemente alterado, y me rogaba no considerarlo un canalla que


me robaba la última migaja de pan sólo para perderla, mientras que yo sólo le
pedía mantener la calma y le decía que , desde luego , no pensaba esas cosas
de él, y que podía contar con todo el dinero que quisiera . Luego él se fue y yo
ll oré amargamente, abrumada por el sufrimiento y atormentándome a mí
misma. 1

Entre sus bien fundadas preocupaciones por el futuro (estaba practican-


do para mejorar su taquigrafía y traducir del francés, como posible fuente
de ingreso familiar), Anna se veía continuamente obligada a calmar la de-
presión y el arrepentimiento de Dostoievski. Una vez él se fue a jugar, pro-
metiendo volver pronto a casa, y volvió siete horas después sin un penique
y "totalmente deprimido". Anna intentó calmarlo,

pero él no dejó de hacerse reproches, diciendo que era estúpidamente débil y


pidiéndome (Dios sabrá por qué) perdón , diciendo que no era digno de mí ,
que él era un cerdo y yo un ángel, y otras muchas locuras por el estilo .. y yo,
tratando de distraerlo , lo envié a comprar velas , azúcar y café .. Me preocupó
terriblemente el estado en que se encontraba, pues temía que sufriera otro
ataque. 2
1
011ev11ih A. G. Dostoevslwi, 1867 g. (Moscú , 1923) , p. 185.
2
Ibid, p . 184.

270 ... NUEVO MATRIMON IO


Esta última frase explica mucho del notable dominio de sí misma que tenía
Anna; nada le parecía más importante que proteger a Dostoievski contra la
excitación que podía producirle otro ataque de epilepsia.
Uno de tales ataques fue descrito con detalle y nos ayuda a compren-
der por qué Anna sentía que casi cualquier cosa -incluso ceder sin pro-
testar a la manía de Dostoievski- era mejor que arriesgarse a provocarle
un ataque de epilepsia.

Le limpié el sudor de la frente y la espuma de los labios, y el ataque sólo duró


poco, y me pareció que no había sido muy grave. Los ojos no parecían salírse-
le de las órbitas , aunque las convulsiones fueron fu ertes ... Cuando , poco a
poco, él recobró la conciencia , me besó las manos y luego me abrazó ... Me
estrechó apasionadamente contra su corazón, diciéndome que me amaba con
locura, que sencillamente me adoraba. Luego de cada ataque, siempre le in-
vade el miedo a la muerte. Dice temer que terminarán con su vida , y que yo
debo cuidarlo. Para tranquilizarlo le dij e que me tendería en el sofá que está
cerca de su cama.

Asimismo , Dostoievski le pidió a Anna que se asegurara , al despertar a


la mañana siguiente , de que él aún estaba con vida. 3
El propio Dostoievski se asombró de la extraordinaria tolerancia de
Anna para con sus defectos , aun cuando la hiciera aceptar a veces, que
él empeñara no sólo sus anillos matrimoniales sino también los aretes y el
broche que él le había regalado y, como último recurso , el abrigo de Dos-
toievski y el chal de encaje de Anna y su abrigo de repuesto. Hasta llegó a
decirle que "si yo hubiese sido más vieja ... me habría portado de otra ma-
nera y le habría dicho que había sido un loco , y que si mi marido estaba
intentando hacer cosas estúpidas yo , como su esposa, no debía tolerárse-
las". En otra ocasión, cuando ella había cedido una vez más a los ruegos de
Dostoievski, él le dijo, quizás mitad en serio, que "más le habría valido te-
ner una esposa gruñona que lo regañara en lugar de perdonarlo y que pro-
testara en lugar de consolarlo, y que era positivamente doloroso para él
que yo fuera tan dulce". 4 Por tales palabras bien podemos aducir que el he-
cho de que Anna no protestara ni regañara a Dostoievski bien pudo intensi-
ficar el sentido de culpa de éste, al quitarle toda posibilidad de enfurecerse
1
lbid ' p. 31 1.
4
/bid., pp. 186, 189.

TU RGUENIEV Y BADEN-BADEN
"" 271
y ponerse a la defensiva contra una acusación. La comprensiva mansedum-
bre del príncipe Mishkin tendría, después, un efecto semejante, pero como
en el caso de Dostoievski, esa sensación de culpa no llevaría en la novela
más que a un acceso momentáneo de examen de conciencia.
La tolerancia de Anna, por muchos prodigios de dominio propio que le
costara, fue sobradamente compensada (al menos a sus propios ojos) por
la inmensa gratitud de Dostoievski y su creciente adhesión a ella. Cuando
Anna observó una vez que acaso hubiese ella afectado adversamente su
suerte, Dostoievski le contestó: "'Anna , mi pequeña, cuando yo muera , sólo
recuerda cómo te bendije por la suerte que me has traído', añadiendo que
nunca había tenido mayor fortuna en su vida, que Dios en realidad se había
mostrado generoso al ponerme en su camino, y que cada día él rezaba por
mí, y sólo temía que algún día esto cambiara, que hoy yo lo amaba y le te-
nía compasión, pero que si un día mi amor cesara, ya nada sería lo mismo.
Sin embargo, esto -se apresura Anna a escribir- nunca ocurrirá, y estoy
segura de que siempre nos amaremos tan apasionadamente como hoy". 5
Dostoievski no sólo prodigaba tales sentimientos, que sin duda expre-
saban todo lo que había empezado a sentir por Anna, sino que también
intentaba de otras maneras compensar todas las dificultades materiales y
emocionales que la había obligado a soportar. En cuanto ganaba un poco
de dinero, lo que ocurría con cierta frecuencia, volvía a casa cargado de fru-
tas, flores y vino. "Es una persona dulce este marido mío - escribió Anna
en una de esas ocasiones- , con una naturaleza amante y bondadosa, y yo
no tengo palabras con que expresar mi felicidad. "6 Esos momentos no du-
raban mucho, y la pareja pasaba de la relativa abundancia a la total miseria
de un día para otro; sin embargo , no se deben omitir esos instantes de pa-
sajera festividad, en los cuales Dostoievski mostraba que no era un mons-
truo exclusivamente preocupado por sí mismo. Anna parece haber logra-
do , como el propio Dostoievski, separar el vicio del juego de la personalidad
moral del escritor, y considerar que su manía era ajena a su verdadero
carácter.
"Llega un momento -escribió Anna en sus memorias, muchos años
después- en que debe considerarse que la pasión del juego es una enfer-
medad para la cual no hay cura." 7 Esa conclusión simplemente muestra ha-
5
Ibid , p 188.
ó /bid ' pp. 195 , 206.
7 Ann a Dostoevsky, Rc111i.11isce11ces, p. 132.

272 .... NUEVO MATRIMONIO


cia el juego la misma actitud que Anna adoptó ante la irritabilidad personal
e irascibilidad de Dostoievski. Aunque este rasgo hizo que a menudo el es-
critor la tratara mal a ella, lo mismo que a otros, Anna lo achacó a la epi-
lepsia de Dostoievski, negándose a considerarlo como parte de su auténti-
ca naturaleza. A la mañana siguiente del ataque ya mencionado, observó
Anna que

Fiódor siempre es muy difícil de complacer después de uno de sus ataques


-[y luego añadió] - Pobre Fiódor, sufre mucho después de uno de sus ata-
ques y siempre se muestra muy irritable ante las menores bagatelas, por lo
que yo tengo que soportar mucho en esos días de enfermedad. Sin embargo ,
no tiene importancia porque los demás días son muy gratos, cuando él se
muestra tan dulce y amable. Además, yo puedo ver que cuando me grita es
por causa de su enfermedad y no de mal carácter. 8

A pesar de todo, por mucho que Anna se esforzara, a veces no podía dejar
de ceder a un furioso resentimiento. Y, al pasar aquellos días agotadores
sin ningún cambio notable, de un modo que parecía no tener ningún fin a
la vista, hasta su indulgencia, al parecer infinita, empezaba a agotarse. "He
sufrido más de lo que pueden decirlo las palabras aguardando a Fiódor"
-escribió durante su cuarto día en Baden-. Lloré y me maldije a mí mis-
ma, a la ruleta, a Baden-Baden y a todo lo que hay sobre la tierra; me aver-
güenza confesarlo, y no recuerdo haberme puesto nunca en semejante es-
tado." Diez días después, cuando Dostoievski se había ido a empeñar el
broche y los aretes de Anna, "ya no pude dominarme y empecé a llorar
amargamente; no fue un llanto normal, sino acompañado por sollozos
convulsivos que me produjeron un terrible dolor en el pecho y no me ali-
viaron en lo más mínimo ... Empecé a envidiar a toda la demás gente, que
veía tan feliz, y en cambio, sólo nosotros -eso me pareció- éramos com-
pletamente miserables". 9
Lo que ponía frenética a Anna era pensar que "ayer teníamos ciento
sesenta monedas de oro y hoy no nos queda ninguna, y que fuimos tan es-
8
Dnevnil1, A. G. Dostoevslwi, p. 312.
9
Ibid, p. 191.

T URGUENI EV Y BAD EN - BAD EN ~ 273


túpidos que no nos fuimos de aquí cuando pudimos hacerlo". En esos mo-
mentos su soledad y su aislamiento se volvían aplastantes, y debernos re-
cordar que Anna tenía sólo veintiún años . "Estoy tan absolutamente sola
aquí - escribe lastimosamente-, sin que pueda venir mi madre a traerme
un poco de consuelo. " Anna se confiesa a sí mi sma que desearía que Dos-
toievski se quedara lejos todo el tiempo posible, pero cuando volvió ese
día para decirle que había perdido el dinero que habían conseguido con
sus joyas , y lloró diciéndole: "¡Ahora te he robado tus últimas cosas , y las
he perdido en el juego 1", ella cayó de rodillas ante su sillón , tratando de
calmarlo. "Pero hiciese yo lo que hiciese por consolarlo, no pude contener
sus lágrirnas. " 1º
En el Diario de Anna pueden encontrarse muchas de estas quejas con-
tra su destino, pero sólo hay pocos ejemplos en que abiertamente critique
a su marido , y estos arranques son siempre motivados por la incesante
preocupación de Dostoievski por la familia de su difunto hermano . En
cambio , Dostoievski nunca expresó mucha preocupación por las dificulta-
des económicas de la pobre madame Snitkina , agobiada por los acreedores
de Dostoievski, luchando siempre por pagar intereses sobre sus pertenen-
cias y que, sin embargo, siempre lograba enviarles dinero como respuesta a
las demandas de ayuda de Anna. Ninguno de los to rmentos de su actual
situación la preocuparían insiste Anna,

si yo supiera que toda esta miseria era in evitable, pero que tengamos que su-
frir tanto para que una Emilia Fiódoronw y los suyos puedan vivir en la
abundancia, y que yo deba empe nar mi abrigo para que ella pueda tener uno
bueno, me despierta un sentimiento que n o es precisamente agradable, y me
duele \·er tamo atolondramiento y tan poca comprensión y bondad en al-
guien a quien yo quiero y aprecio tanto.

Éste es el más extrem o grito de rebelión inserto en las páginas del Diario
escritas en Baden-Baden, pero , pocas frases después , Anna retrocede tími-
damente ante su propia audacia "Estoy furiosa contra mí misma por alber-
gar tan horribles pensamientos contra mi querido, dulce y buen esposo.
Sin duda , soy una persona horrible". 11

ll1 Ibicl. , pp. 223-22-+.


11
/bici. , pp. 269-270.

274 ... NUEVO MATRIMONIO


Dostoievski había vuelto a escribirle a Kátkov pidiéndole otro anticipo,
aunque después de vacilar largo tiempo antes de atreverse a hacerlo desde
Baden-Baden, pues al ser éste un conocido lugar de juego, la razón del
nuevo pedido sería demasiado evidente; pero tuvo que tragarse su orgullo,
obligado por la necesidad . Mientras tanto , escenas como las ya descritas se
repetían diariamente, con pocas variaciones , y cuando pareció agotarse el
último recurso de Anna -su madre-, ella empezó a mostrar más abierta-
mente su inconformidad.

Simplemente le dije que no podía dejar de llorar ante el modo en que esta vez
habíamos estado todo el tiempo en Baden-Baden .. y que probablemente se-
guiríamos así durante cuatro meses seguidos, y, de paso , perderíamos el dine-
ro de Kátkov ... Durante todo un mes yo había soportado la situación sin de-
cir palabra , aun cuando no nos quedara ya nada , pues aún podía esperar
cierta ayuda de Mamá , pero que ahora que todo ha terminado, es imposible
pedirle más a Mamá y, además, me avergonzaría de hacerlo.

Sin embargo, Anna acabó dándole algún dinero, como de costumbre, y él


volvió a casa inesperadamente una hora después, con lo que, en la situa-
ción en que se encontraban, les pareció una ganancia considerable. Bien
pudo ser que las censuras de Anna lo galvanizaran a dejar de jugar mien-
tras aún iba ganando; ella apunta que "mis recientes observaciones parecen
haberle dolido terriblemente''. 12
Más y más entradas en el Diario indican que la actitud de Anna se en-
dureció , o al menos son una expresión mucho menos disimulada de su
tristeza. Durante uno de tales incidentes, Anna se volvió hacia Dostoievski
después de recibir una carta de su madre y enterarse de que podían perder
todo su mobiliario.

Cuando Fiódor empezó a hablar de 'los malditos muebles', me dolió tanto


que empecé a llorar amargamente, y él no pudo calmarme . No pude domi-
narme, y dije que la idea misma de ganar una fortuna en la ruleta era absolu-
tamente ridícula, y llevada por la ira me burlé de él llamándolo 'benefactor de
la humanidad'. .. Estoy convencida de que aun si él ganara, sólo sería para be-
neficio de todas esas personas horribles, y nosotros no veríamos un céntimo.

12
Ibid., p. 280.

TURGUENIEV Y BADEN-BADEN ~ 275


Muy dolido por la frase de Ann a, Dostoievski la acusó al día siguiente de
ser "dura". Esta acusación produjo un desahogo en su Diario, donde Anna
enumera sus muchas quejas y tristemente compara su propia tolerancia
con los insultos que a Dostoievski le dedicara su primera esposa: "No vale
la pena dominarme - escribe- . María Dimitrievna nunca vaciló en lla-
marlo canalla y malvado y criminal, y con ella él siempre fue como un pe-
rro obediente" u
La suerte de Dostoievski mejoró durante la segunda parte del mes de
julio, tal vez porque los reproches de Anna estaban surtiendo cierto efecto
y él logró apartarse antes de las mesas de juego , tal vez porque su pasión
por el juego se iba disipando, lo que produjo el mismo resultado . En todo
caso, sus pensamientos empezaron a fijarse en otras cosas . A mediados de
julio pasó todo un día escribiendo su artículo sobre Belinski, y le dijo a
Anna que deseaba volver a trabajar en él. El 21 de julio-2 de agosto, Anna
recibió otra remesa de su madre, y con esta cantidad, junto con las recien-
tes ganancias de Dostoievski , al fin tuvieron el dinero que habría bastado
para pagar sus deudas, recuperar todo lo que habían empeñado , viaj ar has-
ta Ginebra y vivir allí hasta que llegara el siguiente anticipo de Kátkov.
"Muy bien habríamos podido irnos ahora de este lugar ... pero estamos lo-
cos , fuera de toda duda", declara Anna amargamente. El Díaiio indica que
ahora ella había decidido irse de allí, aunque no dice si anunció esta deci-
sión; pero sí habla de haber empezado a empacar y de hacer "varios prepa-
rativos para el viaj e". 14 El mismo día en que Anna hizo esas anotaciones,
Dostoievski empezó a apostar furi osamente, alentado por sus triunfos re-
cientes, y Anna , que no se sentía bien , se llenó de indignación cuando él
volvió a casa con su ya habitual letanía y sus demandas . Por fortuna, logró
ganar esa noche y volver a llenar las arcas.
A pesar de todo , decidieron partir al día siguiente , después de que
Dostoievski, habiendo salido por la mañana a recuperar las joyas y el anillo
de Anna , retornó a las ocho de la noche

inmediatamente se volvió hacia mí en un arranque de furia y de lágrim as, in-


formándome que había perdido hasta el último penique del dinero que yo le
había dad o para recuperar nuestras cosas ... Fiódor se llamó a sí mismo un
increíble canalla , di ciendo que era indigno ele mí , que yo no debía perdonar-
n !bid., pp 322-323, 326.
¡.¡ !bid., pp 339 , 342.

276 ... NUEVO MATRIMON IO


lo, y durante tod o el tiempo no dejó de llorar. Por último, logré calmarlo , y
resolvimos irnos mañana de aquí.

Luego, Anna lo acompañó al prestamista, temiendo confiarle cualquier su-


ma, después de lo cual ambos fueron a la estación a informarse de los ho-
rarios y el precio de los pasajes. También decidieron hacer un alto en Ba-
silea , "ya que habría sido imperdonablemente estúpido haber viajado por
Suiza sin ver nada, absolutamente nada , de sus bellos lugares".15 Así divi-
dirían también el viaje en favor de Anna, quien constantemente soportaba
con verdadero estoicismo los diversos dolores y el malestar debidos a su
avanzado embarazo.
Dostoievski no dejó de jugar el último día en Baden-Baden y perdió los
cincuenta francos que Anna le había dado, así como otros veinte que ob-
tuvo empeñando un anillo. Ahora, sin fondos suficientes para el viaje, em-
peñaron nuevamente los aretes de Anna, recuperaron el anillo y compra-
ron los pasajes. Una hora y media antes de la partida, Dostoievski volvió al
casino con veinte francos para un último intento ... desde luego , en vano.
Anna anotó lacónicamente: "Le dije que no se pusiera histérico pero que
me ayudara a cerrar las maletas y pagarle a la casera".16 Después de aj ustar
cuentas , lo que resultó bastante desagradable , finalmente partieron rumbo
a la estación. Nadie -ni siquiera las sirvientas , a quien es Anna creyó ha-
ber tratado siempre con consideración, y cuya ingratitud censura- se mo-
lestó en ir a despedirlos .

15
Tbid, pp 345-346.
El diario de Anna da la impresión de que la parada en Bas ilea fue plan eada sencillamen-
te por un deseo general de no perder la oportunidad de ve r los sitios turísticos. En cambio,
en sus Reminiscencias indica que ese alto en Basilea pudo ser con el propósito específico de ver el
cuadro del Clisto muerto de Holbein, "del que alguien le había hablado a Fiódor Mijaílovich".
Quienquiera que fu era ese "alguien", Dostoievski había encontrado ya de tiempo atrás una
referencia a ese cuadro en un libro que conocía desde su niñez, las Ca rtas de lll1 viajero ruso de
N. M. Karamzin . "En cuanto a mí -escri bió Karamzin-, estudié con la mayor atención y pla-
cer [en una visita a Basilea] los cuadros del célebre Holbein, originario de Basilea y amigo de
Erasmo . ¡Qué hermoso es el rostro del Salvador en la Última Cena l ... Aunque no hay nada di-
vino en el Cristo que h an bajado de la cruz . Está pintado con notable natu ralidad, como un
agonizante . Según una leyenda, Holbein tornó por modelo a un judío que se había ahogado."
Anna Dostoevsky, Reminiscences, p. 133; N. M. Kararnzin , Letters of a Rlissian Travell ei; trad . y
ed. ele Florence jonas (Nueva York, 1957), p. 113.
16
Dnevni11 .. ., p. 35 2.

TURGUEN IEV Y BADEN-BADEN ~ 277


4

En las primeras páginas de su novela Hum o (Dym, 1867), Turgueniev des-


cribe vívidamente la elegante multitud que llenaba la Konversationshaus de
Baden-Baden. Éste era el nombre del principal edificio del balneario , gran-
de y con una columnata, que más parecía un cuartel, situado en un lugar
espacioso , semejante a un parque; contenía las célebres salas de juego en la
parte central, un salón de lectura en el ala derecha y un famoso restaurante
y café en la izquierda. Por sus alrededores podía verse siempre a una multi-
tud abigarrada , paseando por sus senderos bordeados por árboles . Las da-
mas en sus túnicas brillantes hicieron pensar a Turgueniev en "el brillo in-
tensificado y el leve aleteo de los páj aros en la primavera, con sus alas del
color del arco iris" n La pobre Anna Grigórievna se sintió a disgusto allí
por lo raído y apagado de su único vestido negro, aunque, llevada por el
simple tedio , fue a visitar el salón de lectura, atestado de periódicos y re-
vistas en francés, alemán y ruso .
No lej os del café había un sitio conocido como el "árbol ruso", donde
los muchos visitantes rusos solían reunirse, intercambiar las últimas habli-
llas y, si hemos de creerle a Turgueniev, aburrirse hasta el embrutecimien-
to. Muchos de esos rusos acudían a tomar las aguas del lugar y/o a apostar.
Los que tenían pretensiones culturales también podían ver al más distin-
guido habitante ruso de la ciudad, Iván Turgueniev, quien se había construi-
do una casa en Baden-Baden al lado de su inamorata, en gran parte pla-
tónica (o, al menos, eso parecía) , la célebre diva Paulina García-Viardot.
Dostoievski nunca frecuentó el "árbol ruso" y tal vez fuera el único ruso
que no sintió ningún interés en ver a Turgueniev, ni en ser visto por él; en
realidad , Dostoievski esperaba fervientemente que no se encontraran.
Las razones de esta reticencia son muchas y complicadas, y se remon-
tan mucho tiempo atrás . Durante el decenio de 1840, siendo ambos escri-
tores bisoños , se habían encontrado en el círculo reunido en torno del
gran crítico Belinski, quien con gran visión reconoció su talento incipien-
te. Trabaron entonces una entusiasta amistad juvenil , ciertamente más in-
tensa en el caso del inflamable Dostoievski que de parte del pulido hombre
de mundo Turgueniev; pero esa cordialidad pronto se enfrió cuando la ex-
cesiva vanidad de Dostoievski por el éxito literario de Pobres gentes lo con-
virtió en el hazmerreír de los literatos que competían con él. Turgueniev
1
' PSSiP, 9 1-+3.

278 ... NUEVO MATRIMONIO


participó componiendo unos satíricos versitos en que llamaba a Dostoievski
"un grano en la nariz de la literatura rusa", y la amistad se rompió súbita-
mente. Sin embargo , revivió después de que Dostoievski volvió del exilio
en 1860, cuando ambos volvieron a encontrarse en San Petersburgo en una
nueva situación de cordialidad, y la amistad se fortaleció durante la furio-
sa querella que estalló en 1862 a propósito de Padres e hijos. Desde antes
de que ambos unieran sus fuerzas en la batalla por la novela de Turgueniev,
que Dostoievski admiró enormemente, el ilustre Turgueniev, cuyo nombre
como colaborador bastaba para aumentar la circulación de cualquier revis-
ta, había aceptado dar una de sus piezas breves a la nueva revista de Dos-
toievski: no un cuento sino una "fantasía" en prosa poética, intitulada Los
fantasmas.
Cuando El Tiempo fue súbitamente clausurado por el gobierno, Turgue-
niev accedió a la urgente solicitud de Dostoievski de que continuara reser-
vándole la pieza, que fue publicada en La Época en 1864. Dostoievski le
escribió a Turgueniev una carta muy halagüeña acerca de esta viñeta lírica,
y sus elogios no deben considerarse como simple diplomacia editorial.
Aunque Dostoievski habló de Los fantasmas con su hermano Mijaíl, dicién-
dole que contenía "mucha basura; hay algo sórdido , morboso y senil en la
obra; muestra una falta de Je debida a la impotencia; en pocas palabras,
todo Turgueniev con sus convicciones", de todas maneras añade que "el
elemento poético" compensará en gran parte "sus fallas", y que es una de
las mejores colaboraciones de ese número de su revista. 18
La carta de Dostoievski revela su auténtica admiración por Turgueniev
como artista, así como su profunda antipatía hacia su cosmovisión pesimis-
ta; pero esa antipatía, por el momento, no afectaría sus relaciones persona-
les . Turgueniev fue una de las pocas personas a quienes Dostoievski se
sintió capaz de recurrir cuando estuvo atrapado en Wiesbaden, y si sufrió
algún ocasional remordimiento de conciencia por no haberle pagado su
deuda al muy próspero Turgueniev, es algo que no se puede precisar. Pero
18
PSS, 28/libro 2: 72-73; 26 de marzo de 1864.
Las críticas de Dos toievski a un detalle de la primera versió n de este texto movieron a
Turguen iev a hacer un cambio . A u na m isteriosa figu ra la llamó el "vampiro ", y cuan d o
Dostoievski le sugirió que su poder sobrenatural que daría me.ior expresado si lo deja ra sin es-
pecificar, su primió esa palabra . Tamb ién otros cambios han sido relacionad os con la obser-
vación de Dostoievski de qu e Turgueniev habría debido permi tir que Los fantasma s fuese aún
más fan tástico de lo que era. Véanse las variantes y comen tarios, en L S Turgueniev, PSSiP, 9:
348,475.

TURGUEN IEV Y BADEN-B A DEN ~ 279


sí hay una acerba ironía en la observación que le hizo en 1866 a Anna Kor-
vin-Krukóvskaia , cuando comparó las condiciones en que él se veía obli-
gado a escribir con la situación de otros autores rusos . Explicando su plan
de trabajar en Crimen y castigo por la noche y en El jugador por la mañana,
añadió: "Esta sola idea mataría a Turgueniev" .19 Esta envidiosa imagen de
Turgueniev puliendo sus obras a sus anchas y en reposo en lugar de verse
obligado a escribir a toda velocidad , bien pudo acallar los incipientes re-
mordimientos que hubiera sentido por haber renegado de una deuda de
honor. Sin embargo, la deuda siguió pesando sobre él, y la última persona
en el mundo a quien Dostoievski deseaba encontrar era a Turgueniev. Qui-
so la suerte que , pocos días después de llegar a Baden-Baden, Dostoievski
estuviera paseando con Anna cuando toparon con lván Goncharov, el au-
tor de Oblomov, a quien una vez había descrito como una persona con "el
alma de un pequeño funcionario, sin una sola idea en la cabeza y con los
ojos de un pescado guisado, a quien Dios, como para hacer una broma , ha
dotado de un brillante talento".2º Goncharov les dijo a los Dostoievski "que
Turgueniev había visto ayer a Fiódor, pero no le había dicho nada, sabien-
do que a los jugadores no les gusta que les hablen".21
Al enterarse de la ingrata noticia , Dostoievski bien pudo haber recor-
dado la muy desagradable descripción de las salas de juego realizada por
Turgueniev en Humo, en torno de cuyas mesas verdes, había escrito, "se
apiñaban las mismas figuras familiares , con la misma expresión embotada,
ávida, semiembrutecida, semiexasperada, que la fiebre del juego pone en
todos sus rasgos , hasta en los más aristocráticos".22 El h echo de que Tur-
gueniev no se aproximara a Dostoievski incluía a éste, implícitamente, en-
tre las víctimas de la fiebre del juego . Y las palabras de Goncharov muy
probablemente explican la anotación del Dimio de Anna: "Al volver a casa,
decidimos irnos al día siguiente a Ginebra" (en realidad, se marcharon un
mes después). Sin embargo, le tocaba ahora a Dostoievski hacer una visita
a Turgueniev. "Como Fiódor le debe cincuenta rublos a Turgueniev, tendrá
que ir a verlo, pues de otra manera Turgueniev creerá que Fiódor no se le
acerca por temor a que él le cobre el dinero." 23 Dostoievski le dijo a Anna

1
" PSS, 28/libro 2 160; 17 ele junio ele 1866.
2llIbid., 28/libro 1: 244; 9 ele no\"iembre ele 1856 .
21
Dnev nilz A. G. Dostoevslwi, p. 185.
22
PSSiP, 9 143.
n Dncvnih A. G. Doslocvslwi, p. 223.

280 ... NUEVO MATRIMONIO


que planeaba hacer la visita al día siguiente , y fue, pero sin encontrarlo;
sólo tres días después pudo verlo.
Si queremos comprender lo que ocurrió durante esta tempestuosa en-
trevista, será necesario decir unas cuantas palabras acerca del propio Tur-
gueniev en este momento de su carrera. Sumamente resentido por el alter-
cado en torno de Padres e hijos, se había retirado a Baden-Baden a lamerse
las heridas. No sólo lo habían atacado ferozmente los partidarios de Cher-
nishevski, sino que su propio defensor, Dimitri Pisarev, lo había conver-
tido en un propagador (involuntario, desde luego) del más destructivo
nihilismo. Para empeorar las cosas , hasta su viejo amigo y aliado natural ,
Aleksandr Herzen, ahora cada vez más desilusionado de una civilización
europea que era incapaz de trascender sus limitaciones inherentes, se ha-
bía vuelto en contra del moderado liberalismo prooccidental de Turgueniev,
el cual retrocedía ante el fantasma de una revolución. Una brillante serie
de artículos, "Fines y principios", publicada por Herzen en La Campana
durante 1862-1863 , constituyó un ataque directo contra las convicciones
más caras a Turgueniev.
Herzen expresa allí una vez más , con todo su incomparable brío , su fe
en las nacientes potencialidades del pueblo ruso , cuya posición frente a
una decadente civilización europea se asemeja a la de los bárbaros germa-
nos que se enfrentaron a la declinante magnificencia del bajo Imperio ro-
mano . A la postre, como aquellos bárbaros, los rusos estaban destinados a
crear un nuevo mundo a partir de los fragmentos de las ruinas del antiguo.
Según Herzen , Europa había perdido de vista todo ideal , salvo el de mesh-
chantsvo, el ideal del tendero y del pequeñoburgués; pero las instituciones
originariamente socialistas del campesinado ruso regenerarían a Europa y
crearían un bello mundo nuevo de igualdad y justicia, muy superior a todo
lo que la tan decantada civilización occidental había sido capaz de lograr. 2-+
Este ataque directo a la fe prooccidental de Turgueniev provocó una
célebre respuesta en una carta personal, en que acusaba al muy civilizado
Herzen de "arrodillarse ante la zalea rusa, y de ver en ella el bien supremo,
la novedad y originalidad de las futuras formas sociales". No es posible vi-
vir sin un Dios, añadió mordazmente Turgueniev, y Herzen "ha levantado
[su] altar a los pies de la zalea [es decir, del campesino ruso], ese Dios mis-
terioso de quien no sabemos prácticamente nada".25 Esta marcada diver-
24 Alexander Herzen , My Past and Thoughts, 4: 1680-1749.
2
' PSSiP, 5: 67 .

TURGUENIEV Y BAD EN-BA DEN ~ 281


gencia de ideales políticos fue más emponzoñada aún por una maligna refe-
rencia, que apareció en La Campana, en que se describía a Turgueniev (sin
mencionar su nombre) como una "canosa magdalena" que estaba "perdien-
do el sueño, el apetito, sus blancos cabellos y sus dientes" por miedo de que
el zar no se enterara de su arrepentimiento. 26 Esta alusión era a una carta
enviada por Turgueniev al zar, cuando su nombre fue mencionado en una
investigación, en la que pedía, en vano, según resultó, no ser llamado a Rusia
a atestiguar y en la que falazmente negaba toda conexión con la propaganda
revolucionaria que emanaba de Londres , en la Prensa Rusa Libre de Herzen.
Ecos de esta enconada disputa resuenan por todo Humo y a ellos se de-
ben algunos de sus más rudos pasajes , dirigidos contra el eslavofilismo tan-
to de derecha como de izquierda. Turgueniev satiriza la escabrosa inmora-
lidad de los altos círculos de la corte, así como los huecos devaneos de la
intelligentsia radical, pero reserva sus más agudas pullas a aquellos, de cua-
lesquiera ideas políticas, que albergan la esperanza de un destino especial
reservado a Rusia y a su pueblo. El portavoz de Turgueniev es un personaje
secundario extrañamente llamado Sozont lvanich Potugin, cuyo papel en la
trama es accesorio, pero que pronuncia varios extensos discursos. En uno
de ellos declara que "Rusia durante diez siglos completos no h a creado
nada propio, ni en gobierno ni en derecho ni en ciencia ni en arte o siquie-
ra en artesanía".27 Aún más sarcásticamente nos habla de una visita a la
exposición del Palacio de Cristal, cerca de Londres (constantemente evoca-
da en las polémicas literario-culturales del decenio de 1860), donde se ex-
ponían todas las creaciones "del ingenio del hombre"; "se le podría llamar
una enciclopedia de la humanidad". Si Rusia, nos dice, desapareciera súbi-
tamente de la faz de la tierra con todo lo que había creado, este aconteci-
miento podría ocurrir "sin que faltara un solo clavo en el lugar. .. pues m
siquiera el samovar, los zapatos tejidos , el yugo-brida y el knut -nuestros
productos más célebres- fueron inventados por nosotros".28 Su interlocu-
tor, un joven terrateniente liberal llamado Grigori Litvínov, presenta algu-
nas débiles objeciones pero es fácilmente abrumado por las aplastantes
diatribas de Potugin.
La publicación de la novela de Turgueniev en abril de 1867 provocó una
tormenta aún más furiosa que la que había desatado Padres e hijos, y esta
26
Tbid. , p. 628.
27
PSSiP, 9 170.
2
' Ibid ' pp 232-2 33 .

282 <111 NU EVO MATRIMON IO


vez el novelista fue atacado por todos y desde todas partes. P V Annenkov
le escribió, poco después de aparecer la novela en las páginas de El Men-
sajero Ruso, que "en este mismo momento San Petersburgo está leyendo
Humo, y no sin agitación ... La mayoría está atemorizada por una novela
que la invita a creer que toda la aristocracia rusa, sí, y toda la vida rusa, son
una abominación". 29 Tan ofendida se sintió la buena sociedad rusa, a la
que Turgueniev pertenecía por su cuna y su educación, que los miembros
del elegante Club Inglés estuvieron a punto de enviarle una carta colectiva
expulsándolo de su medio (la carta nunca fue enviada, pero un "servicial
amigo" informó del incidente a Turgueniev). N. N. Strájov, que había salta-
do a la defensa de Padres e hijos, escribió que el novelista al que tanto admi-
raba se había descarriado, y concluía que "sólo alguien que contemple con
desapego la vida rusa" y desde una gran distancia (obvia alusión a la resi-
dencia de Turgueniev en el extranjero) habría podido redactar semejante
libro. 30 Escribiéndole a Dostoievski a finales de mayo de 1867, Apolon
Maikov lo puso al tanto de la reacción rusa. Le dice: "Sólo entre los polonó-
filos pueden encontrarse admiradores de Humo". Y añade: "Lo que Humo
revela de la pobreza de su amor y su comprensión quita todo fundamento
aun a las mejores de sus obras anteriores, pues si alguien no comprende ni
ama [a Rusia], ¿en qué pedestal se pone cuando dice esto o aquello?" 3 1
Muy similar fue la reacción de Dostoievski a la novela, que había leído
poco antes de salir de Rusia, y la querella entre ambos tuvo por ello una
dimensión social-cultural, así como otra puramente personal y de tempe-
ramentos.

Del encuentro de Dostoievski con Turgueniev existen dos versiones: una


de ellas, contenida en el Diario de Anna Grigórievna, fue escrita en la no-
che del mismo día en que ocurrió; la otra, en una carta de Dostoievski a
Apolon Maikov, fue escrita un mes después en Ginebra, y ambas versiones
coinciden en los hechos. No se menciona siquiera la deuda de Dostoievski;
la conversación giró en torno a otros temas, particularmente a Humo. La
29
PSS, 28/libro 2: 450n. 31
10
N. N. Strakhov, K1itich eshye Stati ob I. S Twgenev i L. N. Tolstom, 2 \·ols. (Kiev, 1908), 1: 67.
31
"Pisma Maikova k Dostoevskomu", en F M. Dostoevsl1y, Stati i Matcriali, ed. A. S. Dolinin,
2 vols. (Moscú-Leningrado , 1924), 2: 338-339.

TURGUENIEV Y BADEN - BADEN .. 283


carta dirigida a Maikov es mucho más detallada que la versión de Anna ,
y también más ruda y enconada ; es posible que Dostoievski no quisiera
revelarle a Anna la profundidad de sus sentimientos , o que él mismo no
hubiese asimilado aún toda la impresión que le produjo el encuentro.
Otra razón para suavizar sus palabras ante Anna bien pudo ser su deses-
perada situación económica en Baden-Baden. El mismo día de la reunión ,
cuando Dostoievski volvió a casa con algunas ganancias , Anna quedó en-
cantada porque eso significaba "que no tendríamos que recurrir a pedirle
prestado a Turgueniev mientras llegaba el dinero de Kátkov".32 Estas pa-
lab ras sugieren alguna anterior conversación sobre volver a pedirle a
Turgueniev como último recurso , y tal vez Dostoievski no quisiera quitar-
le a Anna aquella última esperanza. En todo caso , la versión de ella con-
cluye con una afirmación totalmente engañosa: "Pero , a fin de cuentas, se
despidieron como amigos, y Turgueniev prometió darle el libro" (supues-
tamente , Humo). 33
En la carta de Dostoievski no hay ese final tranquilizador. Empieza di-
ciendo sin ambages: "Te lo diré francamente , desde antes de eso [la obli-
gatoria visita] el hombre me desagradaba en lo personal". La antipatía de
Dostoievski, como lo confiesa , se había intensificado por causa de la deuda
no pagada , pero "también me desagrada la farsa de ese abrazo aristocrático
suyo , con el que empieza a besarte y te ofrece la mejilla. ¡Se da los horri-
bles aires de un general! " Los modales distinguidos de Turgueniev siempre
le habían puesto de punta los nervios a Dostoievski, quien sacaría partido
a este detalle en su irrisorio retrato del célebre autor Karmazínov (mortífera
caricatura de Turgueniev) en Los demonios . Sin embargo , no fueron tanto
los modales de Turgueniev los que causaron la hostilidad de Dostoievski:
"Sobre todo , su libro Humo me puso fuera de mí" 34
Al parecer, la charla giró inmediatamente en torno del libro , si hemos
de creer a Anna , por instigación de Turgueniev. Dostoievski le dijo que Tur-
gueniev "habló todo el tiempo acerca de su nueva novela, y Fiódor ni si-
quiera llegó a mencionarla".35 Durante la conversación , Turgueniev afirmó
que "el principal argumento del libro" estaba contenido en el discurso de
Potugin , ya señalado : "Si Rusia desapareciera, no habría ninguna pérdida ni
12
D11cv11 ih A. G. Dostocvslwi, p. 19-+ .
n Ibid , p. 199.
14
PSS, 28/libro 2 21 0; 16-28 de agosto ele 1867.
35
Dncvnili A. G. Dostoc vslwi, p. 198 .

284 ... N UEVO MATRI MO NI O


agitación entre la humanidad". Turgueniev también comentó la virulencia
de la reacción negativa que había encontrado , tal vez esperando, como en
los días de Padres e hijos, que Dostoievski adoptara una actitud más favora-
ble. De ser así, no pudo estar más equivocado. "No sabía yo -dice Dos-
toievski a Maikov- que le habían dado una paliza por todos lados, y que
en Moscú, en un club, según creo, la gente estaba recabando firmas para
protestar contra su Humo. Te confieso que nunca habría yo imaginado que
alguien pudiera mostrar tan torpe e ingenuamente como Turgueniev las
heridas a su vanidad. "36
Luego, según parece, la conversación se desvió hacia el perenne debate
entre occidentalistas y eslavófilos en la cultura rusa, y Turgueniev reiteró
enérgicamente la extrema posición occidentalista de su novela. "Criticó a
Rusia y a los rusos monstruosamente, horriblemente ... ", escribe Dostoiev-
ski . "Turgueniev dijo que debiéramos postrarnos ante los alemanes, y que
todos los intentos de rusianismo y de independencia no eran más que ma-
rranada y estupidez." Cuando Turgueniev dijo que "estaba escribiendo un
extenso artículo contra rusófilos y eslavófilos", Dostoievski replicó con la
más conocida observación de aquel intercambio de frases desagradables:
"Le recomendé , que , por conveniencia , mandara traer un telescopio de
París. '¿Para qué?', me preguntó. 'Está lejos de aquí', le contesté. 'Enfoque a
Rusia con su telescopio y examínenos, porque de otro modo , realmente le
será difícil vernos'". 37 De este modo, Dostoievski hace eco a la difundida
opinión de que el exilio autoimpuesto de Turgueniev lo había enajenado
de la realidad rusa que antes había alimentado su notable talento. La in-
mersión en el ambiente de la patria era una necesidad primordial para
Dostoievski , y en otra parte de la misma carta se queja amargamente, a
Maikov, de verse obligado a vivir en Europa , "donde no sólo no hay un
rostro ruso, libros rusos o pensamientos y preocupaciones rusos , sino , ni
siquiera un rostro amigo ... Y, ¿cómo puede uno pasar la vida en el extran-
jero? Estar sin la patria . . . es sufrir, ¡lo juro ante Dios! "38
Sorprendido por el sarcasmo de Dostoievski, Turgueniev "se enfureci ó
terriblemente", y entonces Dostoievski, con un aire de "extraordinaria inge-
nuidad" (sin duda saboreando en retrospectiva su propio aplomo), aban-
donó momentáneamente su actitud antagónica y adoptó el papel del cole-
36
PSS, 28/libro 2 210n. 36.
37
Ibid., p. 21 1.
18
Ibid. , pp 203-204.

TURGUENIEV Y BADEN-BADEN ~ 285


ga que intentara calmarlo: "Pero yo, en realidad, no esperaba que toda esta
crítica a usted y el fracaso de Humo lo irritaran tanto; puedo decirlo ante
Dios, no vale la pena, olvídese de todo eso" (cursivas en el original). Este
sano consejo sólo exacerbó la ira de Turgueniev, quien, "poniéndose rojo",
replicó: "Pero ¡si yo no estoy irritado! ¿Qué quiere usted decir?" Dostoievski
dirigió entonces la conversación hacia cuestiones personales y domésticas
y por último tomó su sombrero, pero antes de irse, "de algún modo, abso-
lutamente sin ninguna intención" , le asegura a Maikov (aunque bien pode-
mos dudar de su inocencia) , "le dije todo lo que se me había acumulado
en el alma durante tres meses acerca de los alemanes". Como bien lo sabe-
mos por el Diario de Anna, esta acumulación era de simple bilis, y Dos-
toievski se lanzó a hacer una denuncia del pueblo común alemán diciendo
que sólo era de "canallas y estafadores ... mucho peores y más ladrones que
los nuestros".
Más aún, Dostoievski procedió entonces a relacionar su intenso dis-
gusto con los alemanes con las cuestiones social-culturales de las cuales se
había encontrado hablando pocos momentos antes: "Bueno, estaba usted
hablando de civilización; ¿qué ha hecho la civilización por ellos [los ale-
manes], y de qué pueden jactarse para que se consideren superiores a nos-
otros?" Estas palabras provocaron en Turgueniev un paroxismo de ira:

Se puso pálido (literalmente: no exagero ni un ápice, ¡ni un ápice!) y me dijo:


"Al hablar usted así me ofende en lo personal. Debiera usted saber que me he
establecido aquí de manera permanente, que me considero alemán, no ruso,
¡y a mucha honra!" Yo le contesté: "Aunque ya he leído Humo y hemos estado
hablando toda una hora, no habría esperado que usted dijera eso y, por tanto,
le ruego perdonarme por haberlo ofendido" Entonces nos despedimos muy
cortésmente y yo me prometí no volver a poner un pie en casa de Turgueniev. 39

Puede suponerse que también Turgueniev se juró no volver a ver a Dos-


toievski, pero al día siguiente fue a visitarlo a las diez de la mañana y le
dejó una tarjeta, aunque (o mejor dicho, porque) Dostoievski le había in-
formado claramente que nunca se le encontraba antes del mediodía.
La carta de Dostoievski a Maikov, en lo tocante a los puntos esenciales,
coincide con lo que Anna anotó en su cuaderno de notas, registrando las

39
Ibid, p. 211.

286 ... NUEVO MATRIMONIO


palabras de su marido mientras las tenía bien claras en la memoria. Men-
ciona su broma acerca del telescopio , con el comentario de que "Turgueniev
declaró que era un realista, y Fiódor le dijo que sólo creía serlo". También
se confirma la disputa por los alemanes : "Cuando Fiódor declaró que los
alemanes le parecían extremamente estúpidos y que muchos de ellos no
eran gente honrada , Turgueniev se ofendió , asegurándole a Fiódor que lo
había insultado irreparablemente, pues él mismo ya no era ruso, sino que
se había nacionalizado alemán. Fiódor dijo que no lo sabía y que lo deplo-
raba mucho". Y, para el caso, también lo deploró la muy patriota Anna ,
quien escribe , indignada : "¡Qué horrible que un ruso hable asíl" ... "¡Y es-
pecialmente un escritor ruso1 "4 º
En realidad , la declaración atribuida a Turgueniev es tan sorprendente
que hemos de preguntarnos si se debe tomar al pie de la letra el testimonio
de Dostoievski Sin embargo, existe otra prueba de que el habitualmente
cortés, bien educado y circunspecto Turgueniev, exasperado, empero , por
el fracaso de Humo, caía por entonces en destemplados excesos verbales.
Por ejemplo, al poeta A A. Fet, amigo suyo mucho más íntimo que Dos-
toievski , que se había atrevido a expresar un juicio adverso sobre Humo, le
escribió Turgueniev en tono insultante : "Que no te haya gustado Humo
no me sorprende ... , Imagínate, me deja totalmente indiferente y yo no gasta-
ría ni siquiera un penique por tu aprobación. Tus palabras son nada a
mis ojos, te lo digo de una vez por todas".4 1 Si éste es el tono que empleó
Turgueniev al dirigirse a un viejo y fiel amigo , bien podemos creer que,
habiendo agotado su pacienci a y en un arranque de ira , haya defendido a
Alemania y a los alemanes declarando que él era uno de ellos, como res-
puesta a los desenfrenados vituperios de Dostoievski.
Otro pasaj e de la carta a Maikov en que describe la entrevista es un
tanto misterioso , pero de gran importancia porque llevó a Dostoievski a
hacer unas observaciones que ya hacen barruntar El idiota. "Y éstos -afir-
ma Dostoievski-, por cierto, se jactan de ser ateos. Él [Turgueniev] me
dijo que es ateo convencido. " Como en Humo no hay nada tocante a la re-
ligión, es difícil ver lo que pudo causar tal confidencia; tal vez se hablara
también (aunque no se informa de ello en la carta) de Los fantasmas, obra
que tiene un tema metafísico y que expresa un pesimismo cósmico marca-
damente influido por Schopenhauer. Si la conversación también tocó este
4
'' D11cv11il1 A. G. Dostocvslwi , p. 199.
41
Citado en Pisnw, 2: 38-+.

TURGU ENIEV Y BADEN-BADEN ~ 287


tema, bien pudo provocar una observación acerca del ateísmo, y hay bue-
nas razones para creer que los temas literarios de que se habló no se limita-
ron a Humo. Cuatro días después, Dostoievski compró un ejemplar de Ma-
dame Bovary (aludida en El idiota) porque, en palabras de Anna, "Turgueniev
declara que es lo mejor que ha aparecido en el mundo literario en los últi-
mos diez años". 42
Cualquiera que fuese su origen, la declaración de Turgueniev hace que
Dostoievski le diga exasperado a Maikov:

Pero ¡Dios mío, el deísmo nos dio a Cristal Es decir, un concepto tan elevado
del hombre que no se le puede comprender sin reverencia , ¡y no podemos
dejar de creer que este ideal de la humanidad es eternal Y, ¿qué nos han pre-
sentado, en cambio , los Turgueniev, Herzen, Utin y Chernishevski? En lugar
de la más elevada belleza divina en la que escupen, son tan repugnantemente
egoístas, tan desvergonzadamente irritables, tan ridículamente orgullosos,
que no se puede comprender qué están esperando, y quién vaya a seguirlos.

Podemos ver aquí, con toda claridad, el naciente impulso de Dostoievski


por presentar una imagen de la "más elevada belleza divina" ante los bur-
lones y escandalosos incrédulos, cuyos nombres , un tanto indiscriminada-
mente , representan todos los matices de opinión y dos generaciones de la
intelligentsia occidentalizada e incrédula.
Pasa entonces Dostoievski, de una manera que se anticipa a Los demo-
nios, a establecer un contraste entre la generación de los sesenta y la de los
cuarenta,

todos esos minúsculos liberales y progresistas, que siguen siendo de la escue-


la de Belinski, [quienes] encuentran su mayor placer y satisfacción en criticar
a Rusia . La diferencia es que los partidarios de Chernishevski simplemente
critican a Rusia y abiertamente desean su desplome (¡particularmente, su des-
plome!). Esas gentes, retoños de Belinski, añaden que aman a Rusia. Pero
mientras tanto , todo lo que tenga la menor originalidad en Rusia les resulta
odioso, por lo que inmediatamente lo niegan y se deleitan en caricaturizarlo,
pero si alguien, por último , les presentara un hecho que no pudieran negar o
arruinar en una caricatura, sino que tuvieran definitivamente que reconciliar-

42
Dnevnih A G. Dostoevslwi, p. 214.

288 ... NUEVO MATRIMONIO


se con él, creo que podrían ser infelices hasta sentirse torturados, hasta sentir
dolor, hasta sentir desesperación. 43

Vemos aquí empezar a esbozarse los contornos de Stepan Trofímovich


Verjovenski, cuyo perfil ideológico es inconfundiblemente el de un miem-
bro de la "escuela de Belinski", y quien, en sus repetidas afirmaciones de
que ama a Rusia y a su pueblo , forma un marcado contraste con su hijo
Peter, cínicamente destructivo. La inclusión del novelista Karmazínov (Tur-
gueniev) en el mismo libro parece reconocer que el encuentro de Baden-
Baden fue una de sus fuentes de inspiración.
Este encuentro de Turgueniev y Dostoievski pronto se volvió del cono-
cimiento público, al menos en los círculos literarios, porque las partes de
la carta de Dostoievski concernientes a Turgueniev le fueron enviadas al
director de una revista llamada Archivos Rusos (Russkii Arkhiv), a quien se le
pidió conservar la información contenida "para la posteridad" pero no au-
torizar su publicación antes de 1890. Al enterarse de la existencia de este
documento, gracias a su ayudante literario P V Annénkov, Turgueniev se
apresuró a enviarle al director de la revista , por medio de Annénkov, un
mentís, negando las opiniones que se le atribuían y autorizando a su inter-
mediario a no hacer ningún secreto de su refutación. Turgueniev supuso
que el propio Dostoievski había enviado el documento, pero Dostoievski
no había tenido nada que ver en el asunto: fue Maikov quien le mostró su
carta a P N. Barsúkov, sobrino del director de los Archivos Rusos, y Barsú-
kov corrió a transcribir los pasajes más condenatorios y los envió a su tío.
Dostoievski, hasta donde sabemos, no se enteró para nada del asunto, aun-
que la carta del propio Turgueniev afirma que el documento llevaba "la
firma de F M. Dostoievski".
Al referirse a "las escandalosas y absurdas opiniones acerca de Rusia y
de los rusos que [Dostoievski] me atribuye ... [y] que, supuestamente, cons-
tituyen mis convicciones íntimas", Turgueniev niega que hubiese expre-
sado nunca sus "convicciones íntimas" ante Dostoievski. "Lo considero
- escribe- una persona que, a consecuencia de ataques enfermizos y de
otras causas, no tiene pleno dominio de su capacidad racional, y esta opi-
nión mía la comparten muchos otros." Durante la visita de Dostoievski,
explica Turgueniev, "él se desahogó lanzando insultos contra los alemanes,

43
PSS, 28/libro 2 210.

TURGUENI EV Y BADEN -BADEN ~ 289


contra mí y contra mi último libro, y luego se fue; yo apenas había tenido
tiempo o deseos de contradecirlo; repito que lo trato como a un enfermo.
Es probable que su desordenada imaginación le inspirara esos argumentos
que me atribuyó a mí, y sobre cuya base formó contra mí su [... ] mensaje
a la posteridad". 44 El director de la revista respondió tranquilizando a
Turgueniev y observando , asimismo, que el documento no llevaba el nom-
bre de Dostoievski , y allí terminó el asunto . Si la "desordenada imagina-
ción" de Dostoievski inventó o no inventó las frases atribuidas a Turgueniev
es algo que debe quedar en suspenso . A mi parecer, la carta de Dostoievski es
enteramente creíble, y Turgueniev sólo estaba intentando negar algunas
palabras embarazosas y comprometedoras que luego lamentó haber deja-
do escapar.

Los Dostoievski llegaron a Ginebra el 13-25 de agosto , y pasaron un día en


camino a Basilea. El Diario de Anna nos narra hasta los más ínfimos deta-
lles del viaje , salpicándolos con observaciones como: "Desde luego, hay
entre ellos [los alemanes] personas que no son peores que los rusos; sin
embargo , en conjunto, son una raza de estafadores". 45 Teniendo sólo un
día para ver Basilea, se apresuraron a conocerla y empezaron por asistir a
la catedral. A Anna le pareció imponente, pero Dostoievski la consideró
muy inferior a la de Milán . .. lo cual irritó mucho a Anna, ¡quien no tenía
la menor idea de cómo era la catedral de Milán! Una copia de La danza de
la muerte de Holbein también fue desdeñada por Dostoievski, quien dijo
que "era mucho ruido para nada", y Anna creyó que esto significaba que la
copia era mala. Pero si Dostoievski no se dejó impresionar por la catedral,
su reacción al museo -a una pintura del museo, que después fueron a vi-
sitar- fue totalmente distinta.
La primera sala del museo no contenía nada especial, "sólo varias co-
pias de cuadros que apenas valía la pena ver"; pero entonces el guía "nos
invitó a pasar a otra y nos mostró los cuadros de Holbein el Joven". Las pa-
labras de Anna al respecto merecen ser citadas extensamente:

44
PSSi P, 7 17-18.
45
Dnevnih A. G. Dosloevslwi, p. 358 .

290 ~ NUEVO MATRIMONIO


Sólo hay dos cuadros verdaderamente inapreciables en todo el museo; uno de
ellos es el Salvador muerto , obra maravillosa que verdaderamente me h orrori-
zó , y que impresionó tanto a Fiódor que declaró que Holbein el]oven era un
pintor y creador de primera fila. Por regla general, vemos a Jesucristo pintado
después de su muerte con el rostro atormentado y doliente , pero su cuerpo
sin ninguna señal de dolor y sufrimiento ... aunque, desde luego, debió ha-
berlas. Pero aquí todas sus formas están demacradas, pueden verse sus costi-
llas y todos sus huesos, manos y pies llenos de heridas, amoratados e hincha-
dos , como un cadáver a un paso de la descomposición. También el rostro
muestra una terrible agonía, con los ojos semiabiertos, sin ninguna expresión
y sin que parezcan ver La nariz, la boca y la mandíbula están amoratadas, y
todo muestra tal semejanza con un auténtico cadáver que no m e gustaría en-
contrarme a solas con el cuadro en una habitación. En cambio Fiódor se
apasionó completamente por él, y en su deseo de verlo más de cerca se sen-
tó en una silla, y yo temí qu e fueran a cobrarle una multa, como suele ha-
cerse allí.-1 6

Esta casual visita al museo de Basilea tendría las consecuencias más


enormes sobre la creación de El idiota, en que el cuadro de Holbein el joven
desempeña un importante papel simbólico. No podía haber mayor desafío
a la fe de Dostoievski en Cristo, el Hombre-Dios , que esa visión de un ser
humano torturado y en descomposición, cuyo rostro no mostraba ninguna
huella de la "extraordinaria belleza" con que, como escribiría Dostoievski
en su novela , suele pintarse a Cristo. En cambio , para seguir citando al li-
bro , este cuadro expresa la sujeción del Cristo sobrenatural al orden físico
de la naturaleza , concebido "en forma de una inmensa , implacable y em-

"' /bid ., pp. 361 -366. Una versión un tanto distinta aparece en las Reminiscencias, con deta-
lles que no fueron incluidos en el Diario. "El cuadro ejerció un impacto terrible sobre Fiódor
Mijaílovich. Se quedó como anonadado ante él. Yo no tuve fuerzas para contemplarlo: me cau-
saba demasiado dolor, sobre todo por mi estado enfermizo [estaba embarazada], y me fui a las
otras salas. Cuando volví después de qu ince o veinte minutos, aún lo encontré clavado en el
mismo lugar, frente a la pintura. Su rostro alterado most raba una especie de temor, algo que yo
había notado más de una vez durante los primeros momentos de un ataque de epilepsia.
Discretamente tomé a mi esposo por el brazo , lo llevé a otra sala y lo hice sentarse en una ban-
ca, esperando un ataque de un momento a otro. Por fortuna , esto no ocurrió. Fue calmándose
poco a poco y salió del museo, pero insistió en volver a contemplar el cuadro que tan podero-
samente lo había afectado" (Anna Dostoevsky, Reminiscenccs, p. 134). Sin duda , hay aquí algo
dudoso: en el Dimio no se hace ninguna referencia a un posible ataque de epilepsia, y se supri-
me la descripción de la indecorosa conducta de Dostoievski.

TURGUENIEV Y BADEN-BADEN ~ 291


brutecida bestia o, mejor dicho ... en forma de una enorme máquina, de la
más moderna construcción que, inerte e insensible, ha aplastado y devora-
do a un gran Ser, inapreciable, un Ser digno de toda la naturaleza y de sus
leyes, digno de toda la tierra , que acaso fuera creada únicamente para la
aparición de ese Ser" [8: 339].
Vemos así que Holbein el joven había creado una obra que implaca-
blemente ponía a prueba la base de la fe cristiana con absoluta probidad,
mientras, supuestamente, al mismo tiempo se mantenía leal a los lemas
sobrenaturales. La emoción de Dostoievski al ver esa pintura bien puede
atribuirse al hecho de haber descubierto a otro artista cuya inspiración
subyacente estaba tan próxima de la suya propia. Pues Holbein el Joven
-amigo de Erasmo y de Tomás Moro, y que pintó retratos de estos ilustres
humanistas- había sido afectado, como ellos, por las nuevas corrientes de
ideas surgidas del mundo de la cultura clásica, y se había esforzado por re-
conciliar esas influencias seculares, tan adversas a los dogmas irracionales
de la fe cristiana, con la renovación de esa fe inspirada por los fervores ico-
noclastas de la Reforma. 47 En Holbein el joven sintió Dostoievski un impul-
so, tan similar al suyo propio, tendiente a confrontar la fe cristiana con
todo lo que la negaba, y sin embargo a superar ese enfrentamiento con una
afirmación renovada (aunque mucho menos triunfante y, de hecho, trági-
camente humana). Había que examinar más de cerca esa imagen, aun si
ello significaba una conducta indecorosa y el riesgo de provocar un escán-
dalo y pagar una multa.

47
Julia Kristeva, en un libro que trata de la depresión y la melancolía, consagra algunas pá-
ginas bien informadas a Holbein el joven. De su Cristo muerto, después de citar a Dostoievski,
hace la siguiente observación: "La iconografía italiana embelleció o al menos ennobleció el ros-
tro de Cristo en Su Pasión, pero en especial lo rodeó de personajes llenos de pesar y de la cer-
tidumb re de la Resurrección, como sugiriendo la actitud que debíamos adoptar para con la
Pasión. Por el contrario , Holbein deja extrañamente solo al cadáver. Y tal vez sea este aisla-
miento -cuestión de la composición- el que da mayor peso a la melancolía del cuadro, mucho
más que su dibujo o su esquema de color". Muy poco se sabe de Holbein el]oven salvo los he-
chos externos de su vida . Poco después de pintar el Clisto muerto en Basilea (1521-1522), se
fue a Inglaterra, escapando de la iconoclasia de la Refo rma y llevando consigo una carta de
Erasmo a Tomás Moro . Volvió a Basilea en 1528 y se convirtió al protestantismo, pero no antes
de pedir y, puede suponerse, de recibir "una mejor explicación de la Sagrada Comunión antes de
comprometerse" (cita de los registros de la iglesia) . Aunque sólo fue ra este detalle, sirve para
indicar un serio interés en cuestiones religiosas, tanto de dogma como de fe. Julia Kristeva ,
Soleil noir (París, 1987), p. 124 y caps. 5, 7.

292 ... NU EVO MATRIMONIO


XII. Ginebra: la vida entre los exiliados

Dosrn 1EVSKI llegó a Ginebra a mediados de agosto de 1867 y allí se quedó


hasta el fin de mayo de 1868, cuando él y Anna Grigórievna se trasladaron
a Vevey a pasar los meses de verano. Durante este periodo, relativamente
estable y tranquilo comparado con lo que previamente ocurriera en Baden
Baden, Dostoievski se puso seriamente a trabajar. Su primera comisión de
orden literario fue escribir un artículo sobre Belinski, que logró completar
con gran dificultad. El fin del plazo para su siguiente novela ya empeza-
ba a acercarse , y Dostoievski empezó a tomar los primeros apuntes para
El idiota.
La vida en Ginebra puso a Dostoievski en contacto esporádico con la
colonia de exiliados radicales que allí vivía, y el irritable Dostoievski, un
tanto inesperadamente, trabó una relación amistosa con N. P Ogarev, que
había sido recién caricaturizado burlonamente por Turgueniev en Humo .
Aleksandr Herzen había escrito que Ogarev estaba "dotado de un magne-
tismo peculiar, una especie de atracción femenina. Sin que pueda verse la
razón , otros se sienten atraídos por esas personas, y se aferran a ellas". 1
Pese a que Dostoievski detestaba cada vez más a los radicales, el magne-
tismo de Ogarev debió de ejercer su influencia sobre él, pues por su causa
los Dostoievski se encontraron presentes en una de las sesiones del congre-
so organizado por la Liga de la Paz y la Libertad, reunión de la izquierda
europea en Ginebra, cuyas altisonantes actas darían cierta inspiración a Los
demonios.

1 Alcxander Herzen, My Past and Tlwughls, 2: 390.

... 293
2

Pocos días después de establecerse en Ginebra, donde los Dostoievski al-


quilaron una habitación amueblada en una casa, propiedad de dos bonda-
dosas ancianas, Dostoievski se puso a escribir una extensa carta a su fiel y
viejo amigo, el poeta Apolon Maikov. La carta de Maikov a Dostoievski, de
finales de mayo, se había quedado sin respuesta porque, como explicó
Dostoievski, "me sentía demasiado inestable y no tenía un modo de vida
ordenado para poder empezar una correspondencia contigo" .2 Finalmente
ese momento había llegado, y su epístola señala la decisión de ordenar su
vida. Sin embargo, es claro que decidió escribir la carta tanto por necesi-
dad como por cortesía o sentido de amistad. Dostoievski, sin rodeos, le
pide a Maikov un préstamo, y entra en considerables detalles acerca de sus
sombrías perspectivas económicas.
Dostoievski ya había recibido tres anticipos de Kátkov, cuya generosi-
dad le parecía asombrosa ("¡Qué persona tan maravillosa esl ¡Qué corazón
tiene ese hombre!"), y ahora ya le debía al editor un total de cuatro mil ru-
blos. Pensaba pagar esta deuda con su novela, de la cual habla tal vez con
mayor seguridad de la que justificara la situación, pues lo que tenía en men-
te no se parecía a lo que por fin escribió. Pero de todos modos le dice a
Maikov: "Tengo una novela, y con la ayuda de Dios resultará una cosa larga
y tal vez no mala. Me gusta mucho, y trabajaré en ella con placer e impa-
ciencia". Mientras tanto, era necesario sobrevivir antes de poder empezar a
enviar material a Kátkov en enero (el fin del plazo convenido), después de
lo cual se encontraría en posición de pedir un nuevo anticipo. 3
Hablando del embarazo de Anna, que le pide a Maikov no revelar du-
rante cierto tiempo, la elogia en términos que ya conocemos por el diario
de ella. "¡Es un ángel! ¡Cómo ha tratado de consolarme, cómo languideció
en el maldito Baden, en nuestras dos habitaciones sobre una herrería, adon-
de nos habíamos mudado!" Pero ahora habían gastado todo su dinero en
satisfacer las necesidades más inmediatas , y sólo podían contar con los
cincuenta rublos que enviaría la madre de Anna; Kátkov había recibido
instrucciones de entregarle el último anticipo. Así, Dostoievski le pide a
Maikov durante dos meses un préstamo de ciento cincuenta rublos, que le
serían pagados directamente por El Mensajero Ruso. Consciente de que los
2 PSS, 28/libro 2: 204 ; 16-28 de agosto de 1867 .
' Ibid, pp. 207 , 212.

294 ... NUEVO MATR IMONIO


medios de Maikov eran limitados , escribe Dostoievski lastimosamente:
"Pero en realidad, me estoy hundiendo, me he hundido por completo. Den-
tro de dos o tres semanas estaré absolutamente sin un kopek, y un hombre
que se está ahogando extiende la mano sin consultar a su razón ... Con
excepción de ti no cuento con nadie, y si no me ayudas pereceré, pereceré
definitivamente". 4
La carta contiene, asimismo, un franco reconocimiento de sus recien-
tes escapadas a los casinos, que Dostoievski explica a su manera habitual ,
hablando del señuelo de poder liberarse de deudas mediante un solo golpe
milagroso, "de una sola vez liberarme de todos estos líos [con sus acreedo-
res ], proveer durante un tiempo a toda mi familia: Emilia Fiódorovna ,
Pasha y los demás". Pero Dostoievski es lo bastante franco para añadir que
el juego tiene su propia y vertiginosa atracción ("Ya sabes cómo atrae eso")
y, exactamente como Alekséi lvánovich, parece encontrar cierta satisfac-
ción en que sus motivos no sean, exclusivamente, los de la sórdida ganan-
cia. "No, te lo juro, no sólo es un interés egoísta , aunque por encima de
todo yo necesitara el dinero como simple dinero". Sin embargo, el haber
cedido a su manía había sido una grave violación a su nueva responsabili-
dad moral: "Nada de eso me justifica en lo más mínimo , puesto que no
estaba solo: estaba con una persona joven, buena y maravillosa que cree en
mí por completo, de la que soy defensor y protector, y por consiguiente no
debí llevarla a la ruina, arriesgándolo todo así, aun cuando fuese arriesgan-
do sólo un poco''. 5
En el curso de estas revelaciones, Dostoievski borra una frase que ha
despertado la atención de sus comentadores. Describiendo su pasión por
el juego como una falla de carácter moral-psicológico , observa: "Y lo peor
de todo es que mi naturaleza es vil y muy apasionada ; en todo y por do-
quier llego al último límite. Me he estado extralimitando durante toda mi
vida" .6 Esta última frase ha recibido, a veces, la interpretación más extrava-
gante: se ha inferido que Dostoievski, al parecer por confesión propia, re-
conoce ser muy capaz de cometer los peores excesos morales presentados
en sus novelas. Sin embargo, antes de saltar a tal conclusión convendrá
recordar el contexto en que se encuentran esas frases. Dostoievski está ha--
blando en realidad de una extrema imprudencia , y no de un vicio o una
4
Tbid. , pp 208 , 214_
º Ibid., pp 208 , 212_
6 lbid , p 207 _

G INEBRA: LA VIDA ENTRE LOS EXI LIADOS ~ 295


perversidad, y lo hace ante el trasfondo de la "vileza" de la que constante-
mente se acusaba durante sus épocas de frenesí por el juego. Además, como
le estaba escribiendo a Maikov, bien pudo aludir, indirectam ente a su par-
ticipación (diecinueve años antes) en una conspiración revolucionaria
clandestina. Maikov, a quien Dostoievski había intentado vanamente reclu-
tar para el grupo clandestino, era uno de los pocos que sabían hasta dónde
Dostoievski "se había extralimitado" entonces. Por ello, parece injustifica-
do valerse de esas palabras , en lo tocante a otros episodios de la vida de
Dostoievski, como prueba de inferencias acusatorias, a falta de toda prue-
ba sólida independiente de esa autocondenación no especificada.
La carta de Dostoievski , que no se limita a sus asuntos prácticos, es una
de esas en que, no habiendo estado en contacto con alguien durante un
prolongado periodo, toma perspectiva para ver los hechos recien tes y po-
ner al tanto a su corresponsal. Es allí donde describe su discusión con Tur-
gueniev, y la carta contiene muchas otras cosas que nos ayudan a com-
prender por qué el oír a Turgueniev renegar de su propia patria llenó de
tan implacable furia a Dostoievski. La carta de Maikov, además de informar-
le de la recepción dada a Humo, también contenía noticias acerca del con-
greso paneslavo celebrado en Moscú después de la partida de Dostoievski
bajo los auspicios de los eslavófilos rusos. Muchos de los delegados eslavos
occidentales habían preguntado por Dostoievski, y ahora su amigo lo apre-
miaba a ir, si le era posible , a Praga, donde tenía muchos admiradores .
Maikov también expresa su horror -que ya hemos visto que Dostoievski
compartía- por el atentado contra la vida de Alejandro ll. Ante todo, Dos-
toievski se refiere , agradecido, a "la convicción de la semejanza y acuerdo
de nuestras opiniones y sentimientos", que le había hecho leer la carta con
tanto placer. Después de pedirle a Maikov que siga escribiéndole regular-
mente , Dostoievski le dice que sin esas cartas se sentiría totalmente aban-
donado: "ocuparán dentro de mí el lugar de Rusia , y me darán fuerzas". 7
La intensa nostalgia de su patria que sentía Dostoievski, y su desespera-
ción ante la imposibilidad de retornar a ella , reflejan a la vez una melancolía
personal agravada por su xenofobia y un creciente temor de que una pro-
longada residencia en Europa menoscabara su capacidad creadora . "Y yo
necesito a Rusia, la necesito para escribir y trabajar (para no mencionar el
resto de mi vida), ¡y cuánto la necesito! , soy como pez fu era del agua; pier-

' fbid, pp. 203-20-t.

296 ~ NUEVO MATRIMON IO


do mis fuerzas y mis medios. " Al llegar a Dresde , observa Dostoievski, "ha-
bía deseado ponerme a trabajar al punto , pero me sentí absolutamente in-
capaz, supe que mis impresiones eran falsas". Como resultado, "leí, escribí
un poco, me aburrí y sufrí por el calor" . Para aliviar el tedio, y aún más
importante, renovar su contacto con las fuentes rusas de su inspiración,

leí periódicos rusos , que fu eron un bálsamo para mi corazón. Por último ,
sentí que ya había acumulado material suficiente para escribir toda una pieza
acerca de las relaciones de Rusia con Europa y de todo el estrato superior
ruso. Pero , ¿qué objeto tiene hablar de todo eso7 Los alemanes me ponen los
nervios de punta, ¡y también la vida de nuestro estrato superior ruso , con su
fe en Europa y la civilización1 8

No es casualidad que estas irritadas palabras vayan seguidas por una


referencia a Berezowski, cuyo intento de magnicidio se había relacionado
ahora, en la sensibilidad de Dostoievski, con las tendencias prooccidenta-
les del estrato superior ruso . El juicio de Berezowski se acababa de realizar
en París, donde, en una atmósfera estridentemente pro polaca y antirrusa ,
el fracasado magnicida había sido sentenciado a cadena perpetua y no a la
última pena. Refiriéndose a una manifestación organizada por abogados
franceses en favor de Berezowski, escribe Dostoievski con rencor: "Los abo-
gados parisienses que gritaron 'Vive la Pologne' son otra ralea. ¡Uf! ¡Cuánta
vileza y, lo que es más importante, cuánta estupidez y convencionalismo! "9
La referencia al "convencionalismo", que implica que los franceses estaban
hundidos en sus viejos prejuicios, probablemente alude a un pasaje de la
carta de Maikov acerca de los actos de las autoridades rusas en Polonia.
Después de aplastar el levantamiento, y con objeto de debilitar a la nobleza
polaca , los rusos dividieron grandes fincas y repartieron la tierra entre los
campesinos. Pero, desde luego, los franceses no prestaron atención a lo
que, desde el punto de vista de Maikov y de Dostoievski, había sido una
iniciativa benéficamente democrática. Vale la pena observar que, aunque
ofendido por esa manifestación, Dostoievski, al parecer, no tuvo objecio-
nes a la decisión de perdonar la vida de Berezowski.
Dostoievski siempre había sido intensamente patriota y nacionalista,
hasta en los tiempos de su efímero ardor revolucionario , pero su amor a la
s lbid. , pp 204, 206.
9
Ibid, p. 206.

GI NEBRA : LA VIDA ENTRE LOS EX ILIADOS .... 297


patria nunca había llegado al fanatismo de sus años de involuntaria expa-
triación. Y, como resultado, Rusia , con el engañoso encanto de la lejanía,
nunca le pareció más radiante y más llena de esperanzas y promesas para
el futuro. Hoj eando los periódicos rusos que contenían noticias de la pa-
tria, Dostoievski se convenció de que estaba obteniendo una visión mejor
y más clara de las realidades moral-sociales rusas que si nunca hubiese sa-
lido de ella. "Desde aquí, Rusia también aparece más clara a la gente como
yo. El hecho extraordinario de la estabilidad y la inesperada madurez del
pueblo ruso ante todas nuestras reformas (aunque sólo fuera la reforma
jurídica), y al mismo tiempo la noticia acerca del comerciante del primer
gremio de la provincia de Orenburg azotado por el jefe de la policía. "1º En
este sonado caso , el jefe de policía le había exigido un soborno a un rico
comerciante, y luego , al negarse éste a pagarlo, le mandó azotar (los co-
merciantes del primero y segundo gremio estaban inmunes, supuestamente,
a esos castigos corporales). No queda claro si Dostoievski veía en este in-
forme de la prensa un lamentable residuo de los viejos tiempos , o si toma
el hecho de que se hubiera presentado una demanda como prueba del des-
arrollo del nuevo orden jurídico que estaba surgiendo.
Cualquiera que sea la respuesta, no cabe duda de que Dostoievski creía
que ahora estaban ocurriendo en Rusia grandes y saludables acontecimien-
tos. "Una cosa se puede sentir: que el pueblo ruso , gracias a su benefactor
ya sus reformas, por fin ha sido colocado, gradualmente, en una posición
tal que se vea obligado a acostumbrarse a la eficiencia y al estudio de sí mis-
mo , y eso es lo principal. Podría jurar que el tiempo actual, con sus cam-
bios y reformas, casi es más importante que el de Pedro el Grande. " Refi-
riéndose al proyecto de tender más vías férreas en Rusia, dice Dostoievski:
"Llevemos, cuanto antes, algunas hasta el sur ... Entonces, habrá verdadera
justicia por doquier, y entonces, ¡qué gran renovación! (En todo eso se pien-
sa, con todo eso se sueña, y todo eso se desea aquí, de todo corazón )" 11
Estas palabras van mezcladas con los pasajes de la misma carta en que
Dostoievski fustiga a Turgueniev y a los "ateos" rusos, cuyo ideal del hom-
bre, ha de suponerse que encarnado por ellos mismos, no puede compa-
rarse con el "elevado concepto del hombre" dado por Cristo. Podemos ob-
servar aquí cómo la fe de Dostoie\'ski en la inminente regeneración
moral-social del pueblo ruso -fe alimentada grandemente por su exilio-
1
'' ldcm.
11
ldcm.

298 .... NUEVO MATRIMONIO


se funde con sus convicciones religiosas y su odio a quienes se postran a
adorar al dios ajeno de la civilización occidental. Pocos meses después,
esos sentimientos contribuirían a la creación de una imagen específica-
mente rusa del más elevado tipo de belleza moral que pudiese alcanzar la
humanidad.

Al mismo tiempo que le escribía a Maikov, Dostoievski estaba trabajando


en el ensayo sobre Belinski para el cual había tomado algunas notas en
Dresde . Anna observa alegremente que el dictado de la pieza se reanudó a
comienzos de septiembre , y que "tal vez lograremos enviarle muy pronto
este ensayo a Babikov [el editor] ".12 De hecho , lo terminaron tres días des-
pués y lo enviaron a Maikov, junto con una segunda carta, pidiéndole que
lo entregara al editor. Pero aunque Maikov siguió las instrucciones de
Dostoievski y depositó el texto en manos del propietario de una librería
de Moscú para que lo entregara a Babikov, el almanaque nunca apareció y
las páginas de Dostoievski se perdieron. Sólo podemos suponer lo que
contenía el ensayo , y dentro de un momento haremos ciertas suposiciones
sobre su contenido; lo que sí sabemos es que su redacción le causó a Dos-
toievski grandes dificultades. "El hecho es - le dice a Maikov- que he
terminado esa maldita pieza, 'Mi conocimiento de Belinski' ... Pero me ago-
tó tanto y fue tan difícil escribirla que se prolongó hasta ahora y, por últi-
mo , apretando los dientes, la he terminado ... En cuanto empecé vi, almo-
mento , que no era posible escribirla de modo que pasara la censura (porque
yo deseaba decirlo todo) ." Después de reescribirla cinco veces, Dostoievski
seguía insatisfecho: "¡Cuántos hechos valiosos tuve que suprimir! ... Todo
lo que quedó fu e el infame justo medio. ¡Horrible1 " 13
Belinski había sido una de las figuras más importantes de la vida de
Dostoievski como autor joven, y también fue una importante personalidad
simbólica en la cultura rusa del siglo x1x . Fue Belinski el que, habiendo
elogiado Pobres gentes, lanzó instantáneamente a Dostoievski a la fama en
el decenio de 1840 , y el crítico lo tomó por entonces bajo su protección y
no sólo fue su mentor literario sino también moral y espiritual. Aun des-
pués de que Belinski abandonó a su antiguo protegido, al criticar encona-
12 AG. Dostoe\'skaya , "Dnerniki i Vospominani )'a", LN, 86 (Moscú , 1973), p. 184.
11
PSS, 28/libro 2: 215-216 ; 3- 15 ele se pt iemb re ele 1867.

G INEBRA : LA VIDA ENTRE LOS EXILIADOS ~ 299


<lamente El doble, y después de que ambos tuvieron una querella personal
e ideológica, Dostoievski admiraba apasionadamente su célebre Carta a
Gógol, con su feroz diatriba contra la servidumbre y la ortodoxia rusa (aun-
que la Carta también hablaba de Cristo, a la manera de los socialistas utó-
picos, como el heraldo de la libertad). Una de las acusaciones por las que
Dostoievski fue enviado a prisión fue que había leído la Carta en voz alta
ante otros miembros del círculo de Petrashevsi.
Cualesquiera que hubiesen sido sus desacuerdos durante aquella déca-
da, Dostoievski aludió muy elogiosamente a Belinski en un artículo crítico
de 1861, donde observó que "dos páginas" de la obra de Belinski conte-
nían una mayor visión histórica de la literatura rusa que todos los artículos
de las Notas de la Patria (la revista con la cual él estaba polemizando) desde
1848 hasta la actualidad [18: 71]. Dos años después la viuda de Belinski, a
la que Dostoievski no había visto durante quince años, le envió inespera-
damente una carta muy amistosa. Conmovido, Dostoievski contestó: "Yo
quise y admiré tanto a su inolvidable esposo, y al mismo tiempo fue tan
grato para mí recordar toda la mejor época de mi vida, que le agradecí a
usted desde el fondo de mi corazón el haberme escrito" H Sin embargo,
ese mismo año Dostoievski observó en sus Notas de invierno que Belinski,
aunque hubiese sido "una personalidad rusa apasionada", no por ello deja-
ba de ser occidentalista y "puede suponerse que despreciaba todo lo ruso",
y esta hostilidad contra el occidentalismo de Belinski pronto predominó
en la opinión de Dostoievski acerca de su antiguo amigo y protector [S: SO].
Turgueniev había publicado un artículo celebrando a Belinski, en 1860
(uno de los primeros en aparecer, después de que toda mención de su
nombre fue prohibida por la censura durante varios años), llamándolo una
"figura central" cuyas ideas habían llegado al meollo de las cuestiones que
por entonces agitaban la vida social-cultural rusa. Y el resultado de la in-
fluencia de Belinski, hasta donde Dostoievski podía juzgar, era el desprecio
a Rusia manifestado en Humo y el hecho de que Turgueniev, sin la menor
vergüenza, hubiese renunciado a la nacionalidad rusa.
Podemos tener cierta idea del humor con que Dostoievski escribió su
artículo si leemos su comentario, citado en el capítulo XI, acerca de "todos
esos pequeños liberales y progresistas, especialmente de la escuela de Be-
linski", que "encuentran su mayor placer y satisfacción en criticar a Rusia"

14
Ibicl., p . 30; 5 de enero ele 1863.

300 ... NUEVO MATRIMONIO


sin dejar de proclamar, empero , su amor por ella. Parece sumamente im-
probable que en el texto estuviera expresando tales sentimientos, pero sin
duda habría tratado de incluir algunos de los recuerdos que después serían
incorporados en una de las primeras entradas de su Diario de un escritor
(1873). Allí evoca Dostoievski la imagen de Belinski por la época en que el
crítico acababa de convertirse al ateísmo hegeliano de izquierda, bajo la
influencia de Feuerbach, y, con su habitual entusiasmo, estaba adoctrinan-
do a sus discípulos en sus nuevas convicciones. Como sabemos, Dostoievski
y Belinski habían disputado (o al menos , discutido) por la cuestión de la
inmortalidad del alma. El crítico había descartado sin más ese dogma , pero
Dostoievski, inconmovible , se aferró a esta esperanza, y no cedió ni siquie-
ra ante la habitual vehemencia de Belinski en la disputa. El incidente na-
rrado en el Diario es una continuación del mismo tipo de desacuerdo, cen-
trado esta vez en torno de la cuestión crucial de saber si Cristo y los valores
moral-sociales que encarnaba aún tenían una función que cumplir en el
mundo moderno. Dostoievski se pinta a sí mismo, a Belinski y a otros dos
personajes a quienes no nombra discutiendo este punto difícil , y aunque
Belinski arguye que la anticuada moral cristiana había sido ya superada
por los decretos de la "ciencia moderna", Dostoievski mantiene , por infe-
rencia, un punto de vista opuesto .
Se cita a Belinski diciendo: "En verdad me conmueve mirarlo [a Dos-
toievski] .. . Cada vez que menciono a Cristo, su rostro cambia de expre-
sión como si fuera a echarse a llorar". Esa reacción sólo pudo ser provoca-
da por unas palabras acerca de Cristo que fuesen profundamente ofensivas,
y luego volviéndose hacia Dostoievski, que no anota ninguna de sus res-
puestas en la conversación , prosigue Belinski: "Sí, créeme , hombre inge-
nuo .. . Créeme que tu Cristo , si hubiese nacido en nuestra época, sería la
persona más ordinaria e insignificante; se desvanecería ante la ciencia con-
temporánea y ante los hombres que hoy mueven a la humanidad". Pero
cuando otro expresó la opinión de que "si Cristo apareciera hoy se uniría
al movimiento para encabezarlo", se apresura Belinski a añadir: "Como tú
dices, él se uniría a los socialistas, y los seguiría" [21: 11].
Podemos suponer que tales recuerdos volvieron a la memoria de Dos-
toievski mientras escribía su artículo; de ser así, la imagen de Cristo volvien-
do a la tierra , es decir, de un Cristo que llegara al mundo moderno y tu-
viera que adaptarse a sus nuevos desafíos moral-sociales, esa imagen estaría
flotando insistentemente ante sus ojos poco antes de ponerse a trabajar en

GINEBRA LA VIDA ENTRE LOS EX ILIADOS ~ 301


su nueva novela. El efecto de tales reminiscencias sobre la sensibilidad de
Dostoievski en ese momento de agitación creadora no puede definirse con
aspiraciones de precisión. Sin embargo, no resulta improbable imaginar que
el intento del príncipe Myshkin por vivir de acuerdo con los más altos va-
lores cristianos en el mundo moderno, y de enfrentarse a los jóvenes nihi-
listas que lo consideraban tan ridículamente anticuado como Belinski ha-
bía considerado al propio Jesucristo , estuvo relacionado de alguna manera
subconsciente con la lucha de Dostoievski por decir la verdad acerca de
"Mi relación con Belinski".

Para los Dostoievski la vida en el extranjero entrañó interminables dificul-


tades y estrecheces , derivadas en su mayor parte de su aguda falta de fon-
dos, y las esporádicas rachas de juego de Dostoievski sólo empeoraron su
situación. Pero también sufrieron porque no tenían relaciones sociales de
ninguna clase que aliviaran su soledad, y sus contactos con la población
del lugar fu eron más causa de irritación que de ayuda contra la soledad. El
intenso desagrado que a Dostoievski le causaban los alemanes había pro-
vocado la ira de Turgueniev, y aunque Anna tuviese mejor carácter y fuese
más apacible y tolerante, su diario revela que los alemanes también a ella le
ponían a veces los nervios de punta. La vida en Ginebra redujo la presión
sobre sus muy despiertas susceptibilidades, y tal vez los modales franceses
sirvieran para protegerlos de cosas más desagradables que habrían podido
ocurrir. Sin embargo, los ataques de epilepsia de Dostoievski se hicieron
más frecuentes en Ginebra , y llegó a creer que la culpa era de los súbitos
cambios de clima. Pronto pensó en irse a otra parte; pero con recursos ape-
nas suficientes para pagar su habitación y sus alimentos (estaban constante-
mente atrasados y se veían obligados a empeñar cosas de cuando en cuan-
do para pasar las malas rachas), no podían pensar siquiera en irse a otra
ciudad. Además , Anna daría a luz dentro de pocos meses, y Dostoievski
quiso quedarse en una gran ciudad de habla francesa donde pudiera en-
contrar fácilmente atención médica , y donde él contaba con su dominio
del idioma.
La característica de los suizos de habla francesa que más irritaba a los
Dostoievski era lo pagados que parecían de sí mismos, y su rabioso patrio-
tismo local. En la primera entrada de su diario de Ginebra anota Anna una

302 .. NUEVO MATRIMONIO


conversación que sostuvo con las dos serviciales ancianitas que les habían
alquilado una habitación: "Empezaron a hablarme acerca de la inminente
llegada de Garibaldi , diciendo que todos los demás gobiernos envidiaban
su país libre, y desde luego deseaban conquistar a Suiza porque aquí todo
está tan bien que nos tienen envidia" . La nota concluye con esta sarcástica
observación: "Aunque la ciudad de Ginebra se jacta de su libertad, resulta
que esa libertad sólo consiste en que todos se emborrachan y cantan a gri-
tos".15 En octubre , Dostoievski le repite esto a Maikov. Después de quejar-
se de los terribles efectos de los cambios del clima sobre su salud , continúa
en tono irascible: "Aquí todo es vil, podrido , todo es caro. ¡Aquí todo el
mundo se emborracha! Ni siquiera en Londres hay tantos bravucones y
ebrios escandalosos. Y todo lo que tienen, hasta la última piedra, les parece
elegante y majestuoso". Hasta "el más mísero adorno rococó, de mal gus-
to ... te lo elogian, con sólo que les preguntes una dirección" .16
Bien podemos suponer que los Dostoievski ya habían intercambiado
varias veces estas impresiones en conversación, y como no tenían a nadie
más con quien hablar, no es sorprendente que en sus reacciones encontre-
mos esas semejanzas. En Dresde , Dostoievski y su esposa habían evitado
todo contacto con la colonia rusa que pudiera existir en la ciudad, y aun-
que se habían detenido para charlar con Goncharov en Baden-Baden, don-
de Dostoievski también se vio obligado contra su voluntad a visitar a Tur-
gueniev, no encontramos mención de ninguna otra convivialidad con sus
compatriotas rusos. Sin embargo, en Ginebra había un gran número de ru-
sos que vivían allí como exiliados políticos y frecuentaban los mismos ca-
fés a los que Dostoievski acudía a leer los periódicos rusos con devota re-
gularidad. Por ello, era inevitable alguna relación ocasional con ellos, aunque
probablemente se limitara a un seco intercambio de saludos. El único exi-
liado con quien Dostoievski entabló una relación sostenida (difícil sería
llamarla amistad) fue Nikolái P Ogarev, primo lejano y compañero de juer-
ga de Aleksandr Herzen, quien por méritos propios era una personalidad
sobresaliente en los círculos radicales. Pocos años antes, en un capítulo cé-
lebre de Mi pasado y mis ideas [Byloe i Dumí], Herzen había descrito a él
mismo y a su primo, aún adolescentes, trepando a las alturas de las Colinas
del Gorrión, en las afueras de Moscú, y "abrazándonos de pronto ... y ju-

¡;A. G. Doston·skaya, "Dnevn iki i Vospominaniya", pp. 167-168.


10
PSS, 28/libro 2 226; 9-21 de octubre de 1867.

G INEBRA : LA VIDA ENTRE LOS EX ILI ADO S ~ 303


rando , a la vista de todo Moscú, sacrificar nuestras vidas a la lucha que
habíamos elegido".17 Esta lucha , inspirada inicialmente por la lectura de
Schiller, incluía una declaración de guerra contra la tiranía y el despotis-
mo, y Herzen y Ogarev se habían mantenido fieles a ese juvenil juramento,
poniéndose a la cabeza del movimiento revolucionario ruso. También es
indiscutible que las vibrantes páginas del gran capítulo de Herzen habían
despertado más de una vocación revolucionaria.
Ogarev, hijo de una rica familia de terratenientes , tenía un alma bonda-
dosa , dulce y benévola , cuya vida había transcurrido a la sombra de la más
vital y vigorosa personalidad de Herzen. Su vida privada había sido muy
infeliz, y buena parte de su considerable fortuna había sido despilfarrada
por su frívola y exigente primera esposa, cuyas infidelidades, sin embargo,
no habían hecho que Ogarev renunciara a ella por completo . Su segunda
esposa, cuando la pareja salió de Rusia y se trasladó a Londres, se volvió la
amante del mejor amigo de su marido, el propio Herzen (que recién había
enviudado), al que le dio tres hijos. Pero esta desventura matrimonial no
alteró la intimidad y la directa colaboración entre ambos hombres (lo que
nos revela mucho acerca de la mansedumbre y sufrida resignación del ca-
rácter de Ogarev). Muchos años antes Herzen le había escrito, como broma
afectuosa, que "tienes una gran comprensión de todo lo que es humano y
una total incomprensión de todo lo que es particular de O garev". 18 Esta
observación resultaría absolutamente cierta cuando Herzen la puso a prue-
ba; empero, la "comprensión de todo lo humano" de Ogarev no sólo se li-
mitaba a sus relaciones personales. Al fallecer su padre, cuando él quedó al
frente de considerables propiedades, la parte de su fortuna que no había
sido dilapidada por su primera esposa quedó más disminuida aún porque
Ogarev liberó a sus siervos en condiciones sumamente ventajosas para
ellos y económicamente desastrosas para él. Cuando se encontró con Dos-
toievski en Ginebra, Ogarev era casi tan pobre como el indigente novelista
y vivía (con una ex prostituta inglesa que se había vuelto su devota compa-
ñera y con el hijo de ella) de un minúsculo estipendio que les daba el muy
próspero Herzen, cuyo dinero siempre había sido muy cuidadosamente
administrado.

17
Herzen, My Past and Thoughts, 1: 69.
18
Citado en la obra clásica, un tanto burlona, espléndidamente escrita de E. H. Carr. , The
Romantic Exiles (Londres, 1949), p . 194.

304 ... NUEVO MATRIMONIO


Pese a todas sus desventuras como hombre y como esposo, Ogarev tra-
bajaba celosamente por la causa que , en las Colinas del Gorrión, se había
comprometido a defender. Era el codirector, con Herzen, de La Campana,
el periódico radical ruso más importante de finales del decenio de 1850 y
comienzos del de 1860, que ambos publicaban desde Londres, y también
dirigía una revista especial, Obschee Veche (estas palabras , en anticuado ru-
so, significaban algo como "La Asamblea Común"), cuyo propósito era
provocar el descontento entre los viejos creyentes [raskolniki], las órdenes
inferiores del clero y los campesinos y soldados , incapaces de prestar aten-
ción a una propaganda puesta en un idioma más moderno, en lo lingüísti-
co y lo ideológico. El codirector de esta revista era V l. Kelsiev, cuyo nom-
bre pronto aparecería en la correspondencia de Dostoievski con Maikov.
Ogarev también se había ganado una honorable reputación de poeta, la
cual dura hasta el día de hoy, y Dostoievski, con cierta audacia, en un ar-
tículo de 1861 había elogiado una de sus obras, "El cuento de un funcio-
nario de estación".
Por todo ello vemos que Ogarev estaba públicamente relacionado con
la agitación revolucionaria de la intelligentsia que Dostoievski había llegado
a aborrecer, pero no era miembro de la arrogante y altiva generación nihi-
lista de los sesenta alimentada por el craso ateísmo y el utilitarismo mate-
rialista de Chernishevski. Como Herzen, Ogarev era un hombre de letras
sumamente culto, un idealista romántico de la generación de los cuarenta,
con un refinamiento de gustos y una sensibilidad que Dostoievski supo
apreciar y respetar, cualesquiera que fuesen sus enemistades políticas de
partido . Dostoievski también respondió positivamente al evidente deseo
de Ogarev de llegar a las partes menos educadas del pueblo ruso , a su in-
tento de comprender lo que éste pensaba y sentía , y a su manifiesta consi-
deración por sus valores y creencias. En lo político, Ogarev pedía que se
convocara a una zemski sobar (una asamblea de representantes de todo el
pueblo , incluyendo a los campesinos) para tratar de resolver los problemas
creados por la liberación de los siervos. El llamado a dicha asamblea,
responsable de haber llevado al trono a los Romanov varios siglos antes ,
después se convertiría en verdadera obsesión de los artículos políticos de
Dostoievski en su Dimio de un escritor Debe añadirse que también Ogarev
sufría ataques epilépticos , y esto pudo haber creado un n exo personal en-
tre ambos.

G INEBRA LA V IDA ENTRE LOS EX ILIADOS ~ 305


5

Es probable que ambos se encontraran durante la visita de Dostoievski a


Londres en 1863, cuando visitó varias veces a Aleksandr Herzen , quien le
presentó a quienes lo rodeaban . No se sabe cómo establecieron contacto
en Ginebra, pero acaso se encontraran casualmente en el Café de la Cou-
ronne, en el Grand Quai , que Anna menciona como su habitual lugar de
cita. El muy amable Ogarev pronto visitó a los Dostoievski en su casa:
"Acabo de estar en la casa del muerto -le informa a Herzen , el 3 de sep-
tiembre- , que te manda sus saludos. Se encuentra en mal estado de sa-
lud".19 Ogarev volvió varias veces, para gran satisfacción de Anna , llevando
libros y periódicos y mostrándole a Anna gran cortesía , como si fuera una
muchacha ... ¡lo que en realidad eral Por causa de Ogarev, Dostoievski asis-
tió a una sesión del congreso que se celebró en Ginebra una semana des-
pués, bajo los auspicios de un grupo de progresistas y radicales que se ha-
bían dado el nombre de Liga de la Paz y la Libertad, la cual había nombrado
a Mijaíl Bakunin, a Ogarev y a otro oscuro emigrado ruso como represen-
tantes de su patria.
La mención de Garibaldi en el diario de Anna se refiere a la emoción
causada entre los ginebrinos, quienes esperaban su llegada para tomar par-
te en el congreso , y en otras entradas del diario Anna registra la inminencia
del gran acontecimiento: "Hoy y anoche , en cada esquina colgaban pro-
clamas anunciando la llegada de Garibaldi, e invitando a todos a darle una
entusiasta bienvenida". Al día siguiente anota Anna que su llegada se había
retrasado , pero habla de otros carteles en que se detallan los principales
actos. El último día del congreso, "habrá una excursión al lago y una cena
pagada personalmente por Victor Hugo [pero Hugo , en realidad, nunca se
presentó.]. F]. Me gustaría ver todo eso", anota la pobre Anna , deseosa de
un poco de diversión y alivio a la monotonía de sus días .20
Finalmente, Garibaldi llegó a Ginebra el domingo 8 de septiembre , y
fue recibido con una salva de artillería, redoble de tambores y un desfile de
los bomberos del lugar, que marcharon en majestuosa procesión llevando
en la mano su equipo. Anna, desdeñosa de sus elaborados uniformes con
charreteras , observa que si acudieran a apagar un incendio a la velocidad
19
Citad o en las notas del "Diario de Ginebra" de Anna Grigoryerna, LN, 86 (Moscú , 1973),
p 284n . 26.
21
' A. G. Dostoe,·skaya , "Dnern iki i Vospominaniya·', pp. 170- 171.

306 ... N UEVO MATRIM ON IO


con que marchaban, ¡todo habría ardido antes de que llegaran! Mientras
Dostoievski se fue a leer los periódicos, Anna se quedó en una de las calles
principales , irritada al verse sola pero dispuesta a quedarse; y por último
logró tener un atisbo de Garibaldi mientras éste pasaba en un carru aje
abierto, agitando la mano y saludando a la muchedumbre. Su frente gran-
de y abombada, desde lejos , le recordó a Anna la de Dostoievski; y la im-
presión que le dejó de más cerca también fue favorable: "¡Qué rostro tan
bondadoso, bueno y sencillo! Debe de ser un hombre notablemente bueno
e inteligente".21
La reacción de Anna bien pudo ser influida por la muy positiva opi-
nión que Dostoievski tenía de Garibaldi, quien siempre se negó a separar
su radicalismo de un fundamento religioso, y cuya integridad y decencia
había defendido Dostoievski en sus Notas de invierno. En su discurso al con-
greso, que provocó reacciones hostiles de la derecha y de la izquierda, Ga-
ribaldi atacó enconadamente el catolicismo y el papado , pero pidió que la
Liga de la Paz y de la Libertad marchara bajo el estandarte de "la religión
de Dios". Como lo sabemos por Anna, inmediatamente surgieron carteles
en que se acusaba a Garibaldi de haber insultado a la mitad de los habitantes
del cantón de Ginebra, divididos por igual entre protestantes y católicos.
Los Dostoievski no se habían propuesto asistir a ninguna sesión del
congreso por una razón muy sencilla: no deseaban pagar la suma requeri-
da para entrar. Pero "hoy Fedia se encontró con Ogarev", escribe Anna,
"quien le preguntó si había estado en el congreso . Fedia contestó que él no
era miembro , y [Ogarev] respondió que la entrada sólo costaba veinticinco
centavos [en realidad, resultaron ser cincuenta] . Entonces Fedia dtjo: 'Siendo
así, desde luego iré'" n Bakunin estaba programado para hablar al día si-
guiente, y durante mucho tiempo se creyó que Dostoievski estuvo presen-
te cuando el célebre revolucionario - cuya leonina personalidad le daba
una electrizante presencia en el estrado, intensificada por su exótica vesti-
menta de cosaco- pronunció un vibrante discurso improvisado, en fran-
cés, pidiendo el desmembramiento del Imperio ruso y expresando, asimis-
mo , la esperanza de que sus ejércitos fueran derrotados en el futuro.
También atacó el principio de nacionalidad como instrumento de la reac-
ción, y exigió la destrucción de todos los "Estados centralizados", para que
pudieran formarse unos Estados Unidos de Europa organizados libremen-
21 /bid ' p 173.
22
/bici ' p. 176.

G INEBRA: LA VIDA EN TRE LOS EX ILIADOS ~ 307


te sobre la base de nuevos agrupamientos, una vez demolidos los marcos
de los antiguos Estados.
En sus Reminiscencias Anna escribe erróneamente que ella y Dostoiev-
ski asistieron a la segunda sesión del congreso, por lo que se habrían encon-
trado entre el público cuando Bakunin pronunció su resonante perorata.
En realidad, como lo muestra el propio diario , los Dostoievski asistieron a
la tercera sesión, y por ello no pudieron oír a Bakunin denunciar apasiona-
damente todo lo que era caro a Dostoievski. Esto socava considerablemen-
te la idea, discutible también por otros motivos, de que la impresión que le
dejó Bakunin a Dostoievski fue tal que éste utilizaría más adelante la carre-
ra y la personalidad del gran anarquista como modelo del personaje de
Stavroguin en Los demonios. A los que los Dostoievski oyeron fue a dos o
tres oradores cuyos nombres no registró Anna, uno de los cuales, un italia-
no, se negó a dejar de hablar cuando se lo pidió el presidente de la sesión,
y gesticuló tan violentamente que derribó un vaso de agua sobre un pobre
señor sentado en la primera fila. La muchedumbre hacía tanto ruido que
resultaba difícil oír a los oradores, y lo que dijeron, cuando era audible, fue-
ron, en opinión de Anna, simplemente "frases campanudas".23
Pero aunque Dostoievski no experimentó en persona el efecto de la
legendaria elocuencia de Bakunin, de todas maneras su visita al congreso le
dejó vivos recuerdos. Todas las sesiones aparecieron en la prensa local y en
la internacional, que Dostoievski leyó con gran diligencia y por ello se en-
teró de lo que Bakunin, en forma tan tronante, había pedido en la segunda
reunión. No todos los delegados habían estado de acuerdo, como bien lo
sabía Dostoievski , con la visión de Bakunin de una destrucción total como
preludio indispensable al advenimiento de una utopía anarquista , pero fue
esta visión la que dominó las impresiones que el congreso le dejó en la
imaginación.
Varias de las cartas de Dostoievski por esta época contienen referencias
al congreso, y en todas ellas ridiculiza la confusión y el absurdo, así como
las contradicciones de sus metas, supuestamente bakunianas. "No habría
yo podido imaginar tantos disparates en toda mi vida", le escribió a Maikov,
"y ni siquiera habría imaginado que hubiese gente capaz de tanta estupi-
dez".24 A su sobrina predilecta, Sofía lvanova, le escribe una evocación más
detallada:
21
Idem.
24
PSS, 28/libro 2 217 ; 3-1 5 de septiembre de 1867 .

308 ... NUEVO MATRIMONIO


¡Lo que parlotearon estos señores socialistas y revolucionarios -a los que yo
veía por primera vez en persona , y no en un libro-, desde un estrado , ante
cinco mil espectadores, fu e indescriptible! No hay descripción que pueda re-
velarlo. Lo cómico , lo débil , lo absurdo, los desacuerdos , las contradicciones ..
¡Inimaginables! ¡Y esa basura agita a los desdichados obreros! ¡Qué triste!
Empezaron por el h echo de que para lograr la paz en la tierra había que ex-
terminar la fe cristiana; había que destruir los grandes Estados, para hacerlos
pequeños ; había que prescindir de todo capital, de modo que todas las cosas
fue ran comunes, por orden superior, etc. Y todo esto sin la menor prueba ,
todo memorizado veinte años antes , y así es como se ha quedado Y, lo de
mayor importancia , el fu ego y la espada .. y después que todo haya sido ani-
quilado, entonces, en su opinión , en realidad vendrá la paz. 25

Tres años después esas reacciones aparecerían en Los demonios, donde


Dostoievski subraya las contradicciones en que incurrieron los radicales al
tratar de imaginar las consecuencias de sus ideas. El teórico del grupo revo-
lucionario en esa novela será lanzado a la desesperación porque su "conclu-
sión está en contradicción directa con la idea original de la que comencé.
Partiendo de la libertad ilimitada , llegué al despotismo ilimitado" [10: 311 ].
Dostoievski se pregunta por qué tales congresos están prohibidos en
Francia, donde, si se los permitiera, pronto mostrarían toda la futilidad de
esa agitación revolucionaria, y harían ver a los pobres "de lo que son capa-
ces estos propagandistas, y si son capaces de decir o de hacer algo serio o
útil". 26 Evidentemente no, en opinión de Dostoievski, y observa con apro-
bación que Garibaldi se fue muy pronto del congreso (esta súbita partida
provocó muchos comentarios y fue interpretada como señal de desaproba-
ción). Sin embargo , esas vitriólicas observaciones quedarían reservadas a la
correspondencia de Dostoievski o exclusivamente a los oídos de Anna . Se
mantuvieron las buenas relaciones con Ogarev, aunque tal vez Dostoievski
adoptara una manera más indirecta, disimulada de pequeño gesto amisto-
so, para transmitirle lo que no podía decir más abiertamente. Al enterarse
de que su compañero de café no había leído Crimen y castigo, amablemente
le prestó un ejemplar del periódico que contenía los primeros episodios.
Ogarev correspondió obsequiándole a Dostoievski un volumen de sus poe-
mas , publicado en Londres en 1858.
25
Ibi d., pp 224-225 ; 29 de septiembre-11 de octubre de 1867.
26
Loe. cit.

G IN EBR A: LA VIDA ENTRE LOS EXILIADOS ... 309


TERCERA PARTE

UN IDEAL RUSO
XIII. En busca de una novela

HABIENDO enviado su malhadado artículo sobre Belinski, Dostoievski se


concentró en su tarea principal y a mediados de septiembre pudo anotar
Anna: "Hoy Fedia empezó ya a esbozar el programa de la nueva novela". 1
Este preparativo preliminar de un "programa", esbozo de lo que se propo-
nía escribir, siempre era para Dostoievski un paso importante del proceso
creador. En este caso continuó , con creciente incertidumbre y ansiedad ,
hasta el momento en que tuvo que entregar el primer segmento del ma-
nuscrito prometido. Los cuadernos de notas de El idiota documentan am-
pliamente esta etapa y muestran la persistencia con que Dostoievski se es-
forzó por encontrar su camino artístico entre todo el laberinto de incidentes
y de situaciones que apiló con tal profusión. Sin embargo, reservaremos
para el siguiente capítulo el análisis de estos cuadernos de notas. Aquí nos
limitaremos a seguir el curso de la vida de Dostoievski, tanto en sus he-
chos externos cuanto en la acumulación interna de impresiones , hasta
poco después del momento en que inició la composición de la novela.
Sin embargo, esa separación es totalmente artificial y podemos obser-
var siempre la interrelación de su s labores específicamente creadoras con
los hechos rutinarios de su existencia cotidiana. Acaso se trate sólo de una
coincidencia , pero otra entrada del diario de Anna en Ginebra, de la mis-
ma fecha , registra una conversación entre la pareja acerca de la muerte
(Dostoievski estaba obsesionado por el temor a morir de un ataque epilépti-
co), y también acerca de la fe cristiana. "Esta noche hablamos de los Evan-
gelios y de Cristo , y hablamos largo rato . Siempre soy feliz - escribe Anna ,

1
A. G. Dostoevskaya, "Dnevn iki i Vospominaniya", IN, 86 (Moscú) , p. 197.

~ 313
anhelante- cuando no sólo me habla de cosas ordinarias, como el café o
el azúcar, sino cuando también me considera capaz de escucharlo y hablar-
le de otras cosas más importantes y abstractas. "2 La nueva novela de Dos-
toievski, que hasta entonces tenía poco o nada que ver con El idiota como
la conocemos , ya parece haber estado ligada a su ulterior temática religiosa
en algún nivel aún latente de su sensibilidad creadora.

El problema más inmediato de Dostoievski era , como siempre , el económi-


co, y le escribió a todo el que creyera dispuesto a tenderle la mano. Maikov
le envió ciento veinticinco rublos , y Dostoievski también recurrió al doctor
Stepan Yanovski, viejo amigo suyo desde el decenio de los cuarenta, recor-
dándole que pocos años atrás el afable y próspero médico le había dicho
que acudiera a él si algún día se encontraba en gran necesidad. Explicando
todas las dificultades de su situación de momento , incluso el embarazo de
Anna, Dostoievski solicitó el préstamo de setenta y cinco rublos, o al me-
nos de cincuenta. La respuesta llegó un día en que Anna se sentía particular-
mente pesimista porque no les quedaba nada de dinero. "Me levanté terri-
blemente triste porque hoy tendría que ir a ver a esa modista, a empeñar
mi mantilla de encaje. ¡Dios mío l ¡Cuánto desearía no tener que irl ", escri-
be Anna, y añade que preferiría pasar hambre tres días más antes que tener
que inclinarse con toda humildad ante la condescendiente modista .3 Apla-
zando todo lo posible esa humillante visita, Anna fu e antes a la oficina de
correos -donde las diarias visitas de la pareja rusa ya eran algo familiar-
y luego corrió a casa para decirle a Dostoievski que había llegado una carta
certificada , que él tendría que ir a recoger con su firma. A su regreso, Dos-
toievski anun ció la grata noticia de que Yanovski había enviado cien ru-
blos, y Anna irrumpió en exclamaciones de alivio y gratitud al verse libera-
da de la odiosa visita.
Las cosas no siempre se arreglaron tan felizmente, y más de una vez
Anna y Dostoievski se vieron obligados a empeñar sus ropas , como los más
indigentes , bajo la mirada desdeñosa de los impasibles suizos. Llegaban
cartas de Pasha lsaev y de Emilia Fiódorovna , quienes se quej aban de que
1
lbid.
1
lbid. , p 24 7.

314 ~ UN IDEAL RUSO


ellos estaban escasos de fondos, lo que producía la habitual ira de Anna. De
hecho , la familia de Mijaíl no estaba viviendo en circunstancias tan difíci-
les como los Dostoievski. Acababan de regresar a San Petersburgo de la
dacha de verano en Lublino y se habían mudado al antiguo departamento
de Dostoievski, de cuyo alquiler seguía siendo responsable el escritor.
Anna se enfureció particularmente al leer que su cuñada se quejaba de no
poder desempeñar su mejor abrigo: "¡Esto es el colmo! También mi abrigo
está empeñado desde hace más de seis meses, y antes que el suyo, debere-
mos desempeñar el mío".4 Dostoievski contestó explicando la pobreza en
que se hallaba él mismo , pero dando ciertas esperanzas de alivio para los
dos meses siguientes. Había pedido un nuevo anticipo de quinientos ru-
blos, que le sería enviado en abonos mensuales de cien, y si llegaba ese
adelanto, Apolon Maikov entregaría sesenta rublos a Emilia Fiódorovna y a
Pasha. Aun en sus peores momentos, para contenida amargura de Anna,
Dostoievski nunca vaciló en compartir lo poco que tenía con aquellos a
quienes se sentía obligado a mantener. Kátkov volvió a demostrar su habi-
tual generosidad y por fin los Dostoievski tuvieron un pequeño ingreso
regular, aunque mísero , para vivir hasta que estuviera en marcha la novela.
Dostoievski calculó, con su habitual optimismo , que en cuanto hubiese
empezado a escribir, podría completarla en cinco meses.
No obstante la presión del plazo, Dostoievski encontró tiempo para
hacer dos breves viajes a Saxon-les-Bains para otra racha de ruleta. Volvió
a surgir el señuelo de ganar una gran suma, y Anna sólo puede señalar su
reaparición con incredulidad y con una resignación estoica . Anota el 17 de
septiembre:

Definitivamente, Fiódor tiene la intención de ir allí. ¡Qué hombre tan extrañol


Diríase que el destino lo ha castigado con gran severidad y le ha demostrado
muchas veces que n o puede enriquecerse en la ruleta. No , este hombre es incu-
rable, de todos modos aún está convencido - y estoy segura de que siempre lo
estará- de que sin duda se hará rico, de que ciertamente ganará y de que en-
tonces podrá ayudar a esa gente [o sea, a la familia de su hermano y a Pasha]. 5

Los resultados fueron los habituales, y después de la segunda catástro-


fe, en una carta llena de las habituales disculpas y autoacusaciones frenéti-
4 Ibíd , p. 227.
' Ibid. , p. 184.

EN BUSCA DE UNA NOVELA ~ 315


cas, Dostoievski esboza un plan para pedirle a Ogarev un préstamo de
trescientos franco s (obviamente, sin conocer las circunstancias del vete-
rano radical). "En primer lugar - escribe en forma reveladora- , él no es
Herzen, y en segundo, aunque me deprima hasta el punto de causarme un
gran dolor, sin embargo no me obligaré moralmente a nada . Le diré eso,
cuando le pida prestado ... Después de todo, es un poeta, un escritor, tiene
corazón y además viene a verme y me busca , lo que significa que me res-
peta."6 Cuando Dostoievski le planteó la cuestión a Ogarev, la mención de
tan grande suma "casi lo atemorizó", 7 según dice Anna, pero pensó que tal
vez lograría reunir sesenta francos. Dos días después Ogarev, infaliblemen-
te generoso , visitó a los Dostoievski y les llevó la cantidad menor, que ellos
prometieron devolverle dentro de dos semanas (aunque no se sabe si logra-
ron cumplir su palabra). 8
Si una tensión perpetua había caracterizado su vida en unión en Dresde
y Baden-Baden, Anna notó en Ginebra una creciente ternura y mayor de-
pendencia de parte de Dostoievski, que la llenaron de intensa satisfacción,
compensando en gran medida la inseguridad y la triste monotonía de su
vida. Una vez, al pasar frente al teatro de Ginebra y contemplar el progra-
ma, Dostoievski observó que debían ver a veces una obra para divertirse,
pero Anna sabía que esta tentadora propuesta no pasaba de ser una fra se
hueca . "Estoy plenamente convencida de que durante toda nuestra estadía
en Ginebra no iremos allí ni una sola vez", escribe con tristeza, haciendo
una predicción que resultó atinada .9 Para divertirse ambos compusieron
un largo epigrama cómico, intitulado "Abracadabra", y Anna anotó en su
diario amorosamente no sólo lo que iba ocurriendo día tras día , sino tam-
bién recuerdos de su primer encuentro con Dostoievski y de los hechos
que lo llevaron a proponerle matrimonio. Éste seguía nervioso e irritable, y
había disgustos temporales por una cosa u otra , seguidos por periodos de

6
PSS, 28/libro 2: 235; 6-18 de noviembre de 1867.
7
A. G. Dostoevskaya, "Dnevniki i Vospominaniya'', p. 276.
8
Anna daría después, en sus memorias, una versión distinta de este incidente . Dice que
Ogarev sólo les había prestado diez francos, y añade "que pronto se los devo lvimos, al recibir el
primer dinero" . Poco después Ogarev fue víctima de un ataque de epilepsia, mientras caminaba
sin ninguna compañía; cayó en una zanja y permaneció allí toda la noche, con una pierna frac-
turada. Sus amigos lo llevaron a Italia para que se recuperara , y al cabo de tres meses los Dos-
toievski se vieron p rivados de la única relación qu e tenían en Ginebra. Anna Dostoevsky,
Reminiscences, p. 136.
9
A. G. Dostoevskaya, "Dnevniki i Vospominaniya'', p 188.

316 ... UN IDEA L RUSO


frialdad; pero éstos pasaban pronto , y, en el caso de Dostoievski, eran rem-
plazados por grandes efusiones de gratitud y amor. Una de ellas ocupa
muchas entradas del diario. Despertando a Anna con un beso para desear-
le buenas noches, le dijo: "N o puedo vivir sin ti, Ania , nos hemos unido
tanto que ni con un cuchillo podrían separarnos". "Para los que son como
tú -le dijo-, vino Cristo. No digo esto porque te amo, sino porque te co-
nozco. Pronto vendrá Sonia [la hija que esperaban], pronto habrá dos án-
geles", y esta visión lo llenó de felicidad. 10
Desde luego, el futuro de Dostoievski dependía del éxito de su siguien-
te novela, lo que sólo aumentaba la presión y la tensión con las cuales tra-
bajaba en sus notas. Con lo que contaba, según le escribió a Maikov, era
con un súbito arranque de inspiración que le permitiera descubrir, entre la
multiplicidad de las tramas , la que mejor podría desarrollar. Por lo general,
explica,

las semillas de mi pensamiento artístico siempre surgen y me lo advierten por


sí mismas, [y ] las siento tanto en la cabeza como en el corazón. Pero, mira,
esto sólo ocurre como un relámpago , y lo que necesito es una completa encar-
nación, que siempre surge inesperada y súbitamente, pero no puedes calcular
con precisión cuándo vendrá , y, luego, por último , habiendo recibido la ima-
gen completa en el corazón, se puede emprender su realización artística. 11

Durante todos los meses de otoño y de invierno Dostoievski buscó ese mo-
mento y trató de provocar su aparición, pero con tan poco éxito que llegó
a temer que estuviesen desvaneciéndose sus facu ltades por la frecuencia de
sus ataques epilépticos. Escribiéndole al doctor Yanovski en un momento
de depresión, le expresa tales temores y se queja de que "esta epilepsia aca-
bará por matarme. Mi estrella se está desvaneciendo ... y yo me doy cuen-
ta. ¡Estoy perdiendo la memoria (completamente)! Ya no reconozco a la
gente. Se me olvida lo de la víspera. Temo estar volviéndome loco, o cayen-
do en la idiotez". 12
A pesar de todo , Dostoievski siguió trabajando encarnizadamente, aun-
que no de una manera que pudiese darle alguna satisfacción. Y con el paso
del tiempo, sin que en las páginas de su libro de notas surgiera la necesaria
IO lbid., p 200.
11
PSS, 28/\ibro 2 239 ; 31 de diciembre ele 186 7- 12 de enero de 1868.
12
lbid., p. 358; 1-13 ele noviembre ele 1867.

EN BUSCA DE UNA NOVELA ~ 317


chispa de inspiración, fue sintiéndose cada vez más desalentado. A finales
del mes de octubre observa Anna que "está terriblemente entristecido por-
que la novela no avanza y le preocupa no poder enviarla en el mes de ene-
ro''. 13 Una noche Anna despertó y lo encontró tendido en el suelo, orando,
y aunque había muchos dones que podía estarle pidiendo a Dios, la inspi-
ración para su próxima novela bien pudo ser uno de ellos. Ante todo, em-
pero, Dostoievski había resuelto no comprometer su integridad artística a
ningún precio. "A lo que más temo - le dijo a su sobrina- es a la medio-
cridad. Creo que es mejor que algo sea muy bueno o muy malo. Treinta
firmas [la medida de una página] de mediocridad son algo imperdona-
ble. " 14 Dos meses después , explicándole a Maikov por qué había abando-
nado un borrador de tamaño ya considerable, declara: "Dije ¡al diablo con
todo eso! Te aseguro que la novela habría podido ser satisfactoria, pero me
hartó en grado increíble, precisamente por el hecho de que era satisfactoria
y no absolutamente buena''. 15 De este modo , Dostoievski se mantuvo fiel a
su promesa de no producir una mediocridad satisfactoria, y en cambio de-
cidió lanzarse , casi sin preparación, a escribir una de las novelas más ex-
traordinarias , temáticamente sin precedentes , en la historia de ese género
literario.

Sin embargo, no debemos imaginar que la intensa concentración de Dos-


toievski en su novela lo apartó del mundo exterior, o que el horizonte de
sus preocupaciones se contrajo considerablemente como resultado de sus
persistentes esfuerzos. Por el contrario , siguió leyendo diariamente los pe-
riódicos, especialmente los periódicos rusos, tal vez con mayor cuidado y
atención que antes. Pues ésta era su única manera de mantenerse en con-
tacto con la atmósfera moral-social y cultural de Rusia , que él consideraba
alimento indispensable para su obra, y de la que se veía privado en el exilio.
De hecho , la importancia que Dostoievski siempre le atribuyó a la pren-
sa diaria queda bien ilustrada por el consejo que le dio a su sobrina, precisa-
mente por entonces. "Léelos [los periódicos], por favor-le recomienda- ,
hoy día no se puede hacer otra cosa, no por causa de una moda pasajera,
ii A. G. DostoeYskaya, "Dnenliki i Vospominaniya", p. 250.
14
PSS, 28/libro 2: 223; 29 de septiembre-11 de octubre de 1867.
1
' Ibid , p. 239 , nota 10.

318 ... UN IDEA L RUS O


sino porque la conexión visible entre todas las cosas, generales y privadas,
va volviéndose más y más fuerte, más y más obvia. " 16 El contexto particu-
lar de este consejo es la creciente amenaza de una guerra europea provoca-
da por Francia (que estalló , como lo había previsto Dostoievski , dos años
después, en el conflicto franco-prusiano). Pero esas palabras también ex-
presan la arraigada convicción de Dostoievski , en la que siempre se basó
con propósitos artísticos , de que "lo general y lo privado" se encontraban
inextricablemente interrelacionados. En la misma carta observa que "defi-
nitivamente deseo publicar algo como un periódico cuando regrese (hasta
creo que ya te lo mencioné casualmente , pero aquí ya veo con toda clari-
dad su forma y su m eta)". 17 Este proyecto, que haría surgir algunos años
después el Diario de un escritor, enfocaría los acontecimientos públicos de
una manera distinta de todo periódico ordinario , y los integraría a una vi-
sión personal, de modo sin precedentes. La misma idea se menciona en
Los demonios, cuando la infortunada Liza Tushina , deseosa de hacer algo
"útil" con su vida , da con la idea de publicar un volumen de "hechos" to-
mados de la prensa que ofreciera, "por decirlo así , un cuadro de la vida
espiritual, moral e interna de Rusia durante todo un año" [10: 104].
Por ello no es sorprendente, pues, descubrir que para El idiota, al me-
nos en sus etapas tempran as, Dostoievski también tomara material de los
periódicos. Sus primeras notas fu eron considerablemente afectadas por lo
que leyó acerca de un juicio en que se vio envuelta la familia Umetski ,
cuya hija de catorce años, Olga, había intentado cuatro veces incendiar la
casa de su familia -aunque les había advertido a todos , después de pren-
der el fuego- y fue llevada al tribunal. La investigación reveló un cuadro
indecible de tiranía familiar, de crueldad y de repugnante descuido por
parte de sus padres. Su inhumanidad había llevado a la pobre niña a aten-
tar varias veces contra su vida , antes de volverse hacia el incendio como
último recurso.
Dostoievski mantuvo informada a Anna de estas noticias de su patria ,
hablándole de lo que había leído a lo largo de sus diarios paseos , y ella ha-
ce mención especial del calvario que vivía Olga Umetskaia. "Si yo hubiera
podido hacerlo -confía a su diario en un arranque de furia- , creo que
los habría ahorcado [a los padres], ¡me son repugnantesl " 18 De hecho , aun-
1
" Jbid. , p. 2 22n . 13.
17
J/Jid , p. 224 .
IH A. G . DosLoeYskaya, '" Dnevn iki i Vospo minan iya., , p 215 .

EN BU SCA DE UNA NOVELA ~ 319


que Olga Umetskaia fu e exonerada de toda culpa, el tribunal sólo impuso
unos castigos mínimos a sus padres, y probablemente a esto se esté refirien-
do Dostoievski cuando menciona el caso en una carta . "Me muero por volver
a Rusia - le dice a Maikov, a mediados de octubre-. No habría dejado pa-
sar el caso Umetski sin dar mi opinión; la habría publicado. En cuanto yo
llegue, iré en persona a los tribunales, etc. Nuestros jurados son tan buenos
como se puede. Pero en cuanto a nuestros jueces, creo que podríamos de-
sear alguien con mejor educación y práctica . Y ya sabes lo que falta: prin-
cipios morales. Sin esa base, no se puede establecer nada. "19 Esas últimas
palabras probablemente se refieran al hecho de no haber castigado más seve-
ramente a los monstruosos padres de Olga por el trato dado a sus hijos.
La figura de Olga Umetskaia aparece en las notas de Dostoievski rela-
cionada con un personaje femenino llamado Mignon, cuyo nombre fue
tomado del Wilhelm Meister de Goethe. Al margen de las notas que ya ha-
bía tomado sobre Mignon, escribe Dostoievski: "La historia de Mignon: en
todos aspectos será la misma que la historia de Olga Umetskaia" [9: 142] .
Esto no debe tomarse como una declaración de hecho (lo que no tendría
sentido) , sino como una indicación de que el prototipo literario goetheano
será complementado con algunos de los horrores de la vida de Olga Umets-
kaia. Mignon, muchacha hermosa y descarriada , víctima de una misteriosa
tragedia , vaga de lugar en lugar en compañía de un anciano llamado el Ar-
pista, quien la acompaña con su instrumento cuando ella canta una u otra
canción melancólica y profundamente triste. La atormentada vida de Olga
Umetskaia y sus acciones desesperadas revelan un deseo de venganza, pero
este afán es contrarrest41do por una necesidad del amor y el cariño de una
familia, y Dostoievski acaso deseara combinar su atormentada historia con
la obsesionante melancolía del personaj e de Goethe. También utilizaría al-
gunos de los detalles que salieron a la luz en el caso de la familia Umetski,
aunque considerablemente suavizados , en su descripción del desorden que
reinaba en el hogar del mitomaniaco general lvolguin Por último , la fu-
sión de Olga Umetskaia con Mignon daría por resultado la creación de
Nastasia Filippovna , la más auténticamente trágica y seductora de todas las
heroínas de Dostoievski.
El aterrador destino de Olga Umetskaia no fue el único caso que atrajo
la atención de Dostoievski y que , tomado de la prensa rusa, dejó sus hue-

19
PSS, 28/hbro 2 228; 9-21 de oCLubre de 1867.

320 ... UN IDEAL RU SO


Apolinari a Súslova

Mercado del Heno, San Petersb u rgo


Anna Grigórievna Dostoie\'ski, ca. 1863

Salón de juegos en Wiesbaden


N. P Ogarev

Atentado contra la vida de Alejandro II en París, 1867


Apollon Maikov, ca_ 1861

Giuseppe Gariba ldi

Sof[a lvánovna
Clisto muerto ,
Hans Ho lbein, eljoven
(1521 -15 22)
Vevey, Suiza

Barricadas de la Comuna de París


Una página de las notas de Dostoievski
para Los demonios
Serguéi Nechaev

Claude Lorrain, Acis y Galatea


llas sobre El idiota. Es muy probable que el personaje de Rogozhin, que no
se menciona para nada en las primeras notas, esté vinculado con el juicio
de un comerciante de Moscú, llamado V F Mazurin, quien dio muerte a
un joyero. Este crimen había ocupado los titulares en marzo de 1867, an-
tes de que Dostoievski partiera al extranjero, pero el juicio y la sentencia
ocurrieron a fines de noviembre, mientras Dostoievski estaba planeando
su novela . Mazurin, hijo de un próspero comerciante como Rogozhin, ha-
bía heredado una fortuna de dos millones de rublos, y vivía en una casa
muy similar a la que Dostoievski describe . El asesinato se cometió en esa
sombría morada , y el cadáver, oculto en la casa , fue cubierto por una tela
ahulada ; también fue rodeado, exactamente como lo sería el cadáver de
Nastasia Filippovna, por dos recipientes de algo llamado fluido de Zhda-
nov, que se utilizaba en Rusia como desinfectante y desodorante. La propia
Nastasia Filippovna menciona haber leído algo acerca de este crimen in-
mediatamente antes de que el príncipe Mishkin entre en su vida , y este
recuerdo , que ya anuncia su propio fin, la obsesiona durante toda la si-
guiente secuencia de acontecimientos.
En El idiota también se mencionan con frecuencia otros dos crímenes
tomados de los periódicos. Uno de ellos es el asesinato de seis personas co-
metido por un estudiante de dieciocho años llamado Gorski, quien proce-
día de una familia noble, había recibido una excelente educación y había
mostrado una gran inclinación a leer y estudiar. Contratado como precep-
tor por la familia Zhemarin, cuidadosamente preparó su crimen antes de
llevarlo a cabo: mató a un portero y a una cocinera, así como a los cuatro
miembros de la familia, incluso a su discípulo. Lebediev habla, con la bur-
lona exageración que lo caracteriza, de su joven sobrino nihilista diciendo
que es capaz de cometer algo similar; así, Dostoievski pone este asesinato
en masa, aunque sólo sea como ejemplo de grotesco "humor negro", en la
órbita de su convicción de que las ideas nihilistas estaban debilitando el
poder de la conciencia moral entre la generación joven.
El segundo crimen, que llega a tener una importantísima significación
simbólica, fue el asesinato de un sirviente por un conocido suyo, simple-
mente por robarle un reloj de plata. La investigación estableció que, poco
antes de cortarle el cuello al propietario del reloj, con quien había estado
charlando apaciblemente, el criminal elevó una plegaria; "¡Bendíceme, oh,
señor, y perdóname, por Cristo!" El motivo del asesino, en la vida real, pa-
rece haber sido la pobreza: deseaba empeñar el reloj y volver a su familia,

EN BUSC A DE UNA NOVELA ~ 321


que estaba muriéndose de hambre en una aldea. Sin embargo, Dostoievski
aprovecha el incidente para indicar, antes bien, la profunda e instintiva
religiosidad del pueblo ruso, aun en sus peores excesos. Mishkin obser-
va, en lo que en Dostoievski es una alusión a sí mismo, que si ese detalle
lo hubiera inventado un novelista, los críticos lo habrían censurado seve-
ramente por poner cosas "inverosímiles, pero al leerlo en los periódicos
como un hecho, sentimos que estamos estudiando la realidad de la vida
rusa" [8: 412-413].
Otro caso al que Dostoievski prestó particular atención tuvo que ver
con la publicación de los primeros capítulos de C1imen y castigo, justamen-
te el año anterior. Poco después de aparecer éstos, con sus terribles imáge-
nes del asesinato de dos mujeres indefensas a manos de Raskólnikov, un
estudiante de familia noble cometió un asesinato similar. A. M. Danílov
impresionó durante su juicio a todo el mundo con su refinamiento, cultu-
ra y dominio de sí mismo , y muchos comentadores establecieron por en-
tonces una comparación entre Raskólnikov y Danílov. Ciertos nuevos in-
formes sobre este viejo caso aparecieron a fines de noviembre de 186 7, en
el momento mismo en que Dostoievski estaba haciendo de nuevo el repar-
to de su novela proyectada, y escogió un detalle particular que aparece en
su texto, una vez más en labios de Lebediev, casi al pie de la letra. Danílov
cometió los asesinatos después de informarle a su padre que deseaba ca-
sarse, y el viejo Danílov le había dado a su hijo el siguiente consejo: "No
desprecies ningún medio; para ser feliz es necesario adquirir dinero, aun-
que sea por medio del crimen". 2 º Este consejo paterno no era, a ojos de
Dostoievski, más que otro ejemplo flagrante del debilitamiento de las nor-
mas morales de toda la sociedad rusa, causado por el excesivo hincapié en
la importancia del dinero.

Una y otra vez, en sus cartas de este periodo, Dostoievski reitera su frustra-
ción al tener que componer una novela nueva sin ningún contacto directo
con la vida rusa. Le explica a su sobrina: "Como escritor (a menos que se
sea especialista o erudito), es particularmente difícil . .. permanecer largo
tiempo en el extranjero. En nuestro trabajo , la realidad es de primera im-

20
Véase el comentario en PSS, 9: 392.

322 .. UN IDEAL RUSO


portancia, y aquí, bueno, la realidad es suiza"n Para complementar su mi-
nucioso escrutinio de los periódicos, Dostoievski dependía de las cartas de
amigos como Maikov y de su familia inmediata, y sus respuestas a estas
cartas también muestran algunos de los otros efectos de su exilio. Revelan,
por una parte, su creciente antipatía a la vida europea en todos sus aspec-
tos, y por otra, una compensadora idealización de Rusia que aumentaba en
proporción a esa hostilidad.
A veces, su mal humor se centra en los detalles más prosaicos de lo que
lo rodeaba en Ginebra: por ejemplo, el terrible frío y la dificultad de calen-
tar su habitación. Se queja de que los suizos (aunque cree -y que lo per-
done Turgueniev- que son infinitamente superiores a la inconmensurable
estupidez de los alemanes) "no tienen suficiente inteligencia para adaptar
mejor sus casas" a los rigores del clima, que es muy parecido al del norte
de Rusia durante tres de los meses del año. "Todo lo que necesitan es insta-
lar contraventanas para poder vivir, y aun así sólo con chimeneas; ya ni si-
quiera pido instalar una estufa." 22 En cambio, sin contraventanas, queman
leña en las chimeneas durante todo el día sin poder combatir el frío, y así
destruyen innecesariamente los pocos bosques que aún quedan en Europa
(Dostoievski se muestra aquí en el inesperado papel de pionero de la eco-
logía, de lo que nunca se le ha dado el menor crédito). Apenas puede con-
tener su ira contra tanta negligencia, aunque en El idiota, cuando madame
Epanchina dice que los europeos "en el invierno se hielan como ratones en
un sótano" , otro personaje observa prudentemente que "ella estaba amar-
gada y era injusta en sus críticas a todo lo europeo" [8 : 510]. Sin embargo ,
estas palabras más moderadas fueron escritas cuando Dostoievski ya esta-
ba viviendo en el clima mucho más templado de Italia.
Por el momento , sus diatribas contra toda Europa no tenían límite , y
Dostoievski aprovechaba cada pretexto que pudiera encontrar para com-
batir la habitual suposición rusa de la superioridad europea. Sólo porque
los rusos están acostumbrados a importar mercancías extranjeras, se queja
Dostoievski al doctor Yanovski, muchos "de nosotros se van al extranjero
persuadidos, como resultado de ciertos prejuicios, de que afuera todo es
hermoso y barato. Yo estoy convencido por experiencia de que , con la ex-
cepción de artículos de primera necesidad, sólo en París y en Londres son
buenos y baratos los productos. En las demás ciudades de Europa todo es
21
PSS, 28/libro 2: 224n. 13.
22
Ibid., p. 224; 31 de diciembre de 1867-12 de enero de 1868.

EN BUSCA DE UNA NO VEL A ~ 323


más caro y de menor calidad que entre nosotros". También fustiga a los ru-
sos que viven en Europa y que "educan allí a sus hijos y hacen todo lo que
pueden para que se olviden de la lengua rusa".23 Desde luego, no es casua-
lidad que continúe informándole a Yanovski de la declaración de Turgue-
niev de que "ya se consideraba alemán". Tres meses después, Dostoievski
protestaría vigorosamente al enterarse de que su hermana Vera se proponía
darle empleo a una institutriz francesa para educar a sus hijos. En primer
lugar, insiste Dostoievski, eso no es necesario : "Créeme ... cuando tus hijos
crezcan, ya no se hablará francés en nuestros salones". Además, ahora el
francés se habla con una pronunciación parisiense que a Dostoievski le
parece "gutural, horrible, que exuda bajeza en cada sílaba". Y, lo peor de
todo, "¿qué les enseñará esa francesa a los niños?" Simplemente les "incul-
cará sus indecentes , deformadas, ridículas e irrisorias reglas de conducta y
sus ideas torcidas acerca de la sociedad y de la religión".24
La aversión de Dostoievski a todo lo europeo se transfirió fácilmente a
los rusos occidentalizados -a los que ahora encarnaban Bakunin y Turgue-
niev, pero que también incluían al tempestuoso originador de todos ellos,
Belinski- , que continuaban sosteniendo esas opiniones negativas acerca
de Rusia que Dostoievski ya no podía considerar sino como odio a sí mis-
mos y traición a la patria. Refiriéndose a un informe de Maikov sobre cier-
tos cambios editoriales efectuados en las mayores revistas radicales, obser-
va de manera desdeñosa que , en todo caso , esas revistas exhiben

el mismo miserable odio a Rusia y el mismo interés en las asociaciones de


obreros en Francia, y eso es todo. El hecho de que Saltikov [Shchedrin] fusti-
gue a los zemstvos es algo que tenía que ocurrir. Nuestro liberal no tiene más
remedio que ser, al mismo tiempo , un arraigado y consciente enemigo de
Rusia. Basta que Rusia haga algo bien, o que ocurra algo en su favor, para que
el veneno de aquéllos empiece a correr. Lo he notado mil veces. Nuestro par-
tido liberal extremo se junta de manera inconsútil con Las Noticias [Vest], y no
podría ser de otra manera. 25

Las Noticias era una publicación de la extrema derecha inalterablemente


opuesta a las reformas del gobierno liberal (como el establecimiento de
23
/bid , pp. 353-354; 28 de septiernbre-10 de octubre de 1867.
24
Ibid. , p 248; 1-13 de enero de 1868.
25
Ibid. , p. 258; 18 de febrero- 1° de marzo de 1868 .

324 ... UN IDEAL RU SO


zemstvos elegidos y autosuficientes para que se encargaran de la adminis-
tración local), y había llegado hasta a declarar que el propio Kátkov, el te-
rror de los radicales, se había contagiado de tendencias socialistas. Por
todo ello es claro que Dostoievski, lejos de considerarse partidario de la
reacción, creía que se encontraba en el centro, como entusiasta partidario
de todas las innovaciones liberales, empezando por la abolición de la servi-
dumbre, instituida por Alejandro Il.
Cuando Maikov escribió que se había propuesto traducir al ruso mo-
derno El cuento de la campaña de Igor, la célebre epopeya del siglo x1 1, Dos-
toievski se entusiasmó con la noticia. La tarea era, como explicaba Maikov,
su "pequeño monumentum, una ofrenda puesta en el 'altar de la patria'", 26 y
la decisión de Dostoievski de escribir El idiota bien pudo ser inspirada, al
menos en parte, por el mismo afán de celebrar o al menos de rendir home-
naje a los más elevados valores de la cultura rusa, tal como él los concebía.
De otro modo, el campo quedaría libre a aquellos contra quienes Dostoiev-
ski se vuelve en un arranque de cólera.

Los eslavos y sus aspiraciones -escribe, haciendo referencia a la lucha de los


serbios y de los búlgaros contra Turquía- debieron de levantar todo un en-
jambre de enemigos entre los liberales rusos. ¿Cuándo nos libraremos de esta
escoria interna y retrógrada? Es lo que antes llamábamos la "sociedad educa-
da", una partida de todos los que han renunciado a Rusia , y que por no com-
prenderla se han afrancesado -allí tienes a tus liberales rusos-, simplemen-
te recuerda a nuestros mejores liberales.. recuerda a Belinski: ¿no era en
realidad un enemigo bien consciente de la patria, no era en realidad un retró-
grado 727

Esta visión del liberalismo ruso aparecería de inmediato en El idiota,


donde es expuesta por el muy inteligente Evgeni Pávlovich Radomski, y lo
secunda el príncipe Mishkin, aunque con la ligera reserva de que proba-
blemente entre los liberales haya algunas excepciones que no odien a Rusia
per se.

26
DSiM, 2: 343; 3 de noviembre de 1867.
27
PSS, 28/libro 2: 259n. 23.

EN BUSCA DE UNA NOVELA ~ 325


5

Dostoievski saltaba sobre cada indicación que pudiera encontrar, o que


casualmente llegara a sus oídos, para justificar su fe en que la vida rusa
- por mucho que las apariencias pudiesen indicar lo contrario- era, en
su núcleo moral, superior a la tan decantada civilización europea . Un ejem-
plo palpable de esa superioridad , para Dostoievski y Maikov, fue la serie de
vicisitudes de V I. Kelsiev, el ex socio de Ogarev, de las que Dostoievski fu e
informado en una carta de su amigo. Después de hacer referencias a la je-
remiada antirrusa de Potuguin, personaje de Turgueniev en Humo , y obser-
vando que Bakunin y Potuguin no se diferenciaban mucho, continuó Mai-
kov con un toque de ironía: "Desde aquí , desde nuestras bárbaras costas,
puedo darte más noticias reconfortantes y conmovedoras''. Narra entonces
cómo Kelsiev, después de años de increíbles penalidades y sacrificio perso-
nal -años transcurridos tratando de reclutar a varios tipos de los Viejos
Creyentes para la causa revolucionaria- , había aparecido un día en la
frontera rusa , se había declarado delincuente político y se había entregado
a las autoridades.
Llevado a San Petersburgo, Kelsiev compareció ante una comisión es-
pecial y su caso fu e enviado al zar, quien, después de leer la confesión de
Kelsiev y los otros documentos, ordenó que se le perdonara incondicional-
mente y se le dejara en libertad. Su decisión sobre Kelsiev, continúa comen-
tando Maikov, "es uno de esos rasgos espontáneos de su carácter. ¿Sabes7
Esto me conmueve hasta las lágrimas. ¡Cuán ruso es todo estol ¡Cuán dis-
tante y cuán superior y mejor es esto que todo ese manicomio seudohuma-
nista de Ginebra''. Lo más notable, según Maikov, fue la confesión autobio-
gráfica de Kelsiev, en la cual explicó que "sólo en la cuestión eslava y en la
funció n de Rusia en el eslavismo" había logrado descubrir una resolución
para "todo su propio ideal, para sus desarraigados esfuerzos en pro de la
libertad y de la actividad, que sólo esta cuestión ilumina la significación de
Rusia , y una vez vista a esta luz ... se tiene una meta para la actividad , una
meta palpable, viva, histórica, con raíces en el pasado y consecuencias
fructíferas para el futuro ".28
Como bien puede imaginarse , Dostoievski quedó extático ante esas
noticias y contestó:

20
DSiM, 2: 3-t 1; 20 ele se ptiem bre ele 186 7.

326 .... UN IDEA L RU SO


He leído acerca de lo de Kelsiev con gran simpatía. Ése es el modo , ésa es la
verdad , así se hacen las cosas. Sin embargo , debes saber que todos nuestros
liberalillos de matiz de seminario ... caerán sobre él como fieras ... Bueno , ¿qué
podrán decir ahora , a quién podrán arrojarle lodo7 ... Ahora dirán que Kelsiev
los denunció a todos. Fíj ate en lo que te digo. Y, ¿hay algo por lo que se les
pudiera denunciar? (1) Se han comprometido a sí mismos, y (2), ¿quién se
preocupa por ellos7 ¿Valdría siquiera la pena denunciarlos? 29

Dostoievski se burla de la idea misma de que los radicales tengan suficien-


te importancia para ser tomados en serio , y en El idiota presentará a los jó-
venes nihilistas como seres ridículos y lamentables, más que amenazantes.
Peor aún , el despreciado príncipe Mishkin los trata con la misma magnani-
midad que el zar mostró para con el infeliz y arrepentido Kelsiev (quien,
en realidad, no denunció a nadie y hasta defendió su colaboración con
Herzen y O garev). Si la reacción de Dostoievski a la historia de Kelsiev
bien pudo influir sobre su modo de presentar a los jóvenes nihilistas , no
cabe duda de que la figura del propio Kelsiev fue una de las fuentes de
Shatov, el revolucionario apasionadamente probo y arrepentido , converti-
do en nacionalista, en Los demonios.
La fanática fe de Dostoievski en la elevación moral del espíritu ruso y
en el destino mesiánico que le aguarda en el futuro es proclamada sin am-
bages en una importan te carta a Maikov, escrita inmediatamente después
de enviar los primeros capítulos de El idiota. Comparando a Rusia con
Alemania, Dostoievski menciona la admiración de su común amigo, el crí-
tico y filósofo N. N. Strájov, hacia los logros de la cultura alemana, y se
opone a tal deferencia , porque

¡así es como ha funcionado su vidal Y nosotros por entonces estábamos


uniendo una gran nación , habíamos con tenido para siempre a Asia, había-
mos tolerado interminables sufrimientos , pudimos soportarlo todo, no per-
dimos la idea rusa, que renovará el mundo, sino que la fo rtalecimos .. Nues-
tro pueblo es infinitamente más elevado, más noble, más probo, más ingenuo,
más capaz, y está ll eno de una idea cristiana diferente y muy elevada , que
Europa, con su enfermizo cato licismo y su estúpidamente con tradictorio lu-
teranismo, ni si quiera comprendew
19
PSS, 28/libro 2 227n. 18.
lll /bid. , p. 243n. 14.

EN BUSCA DE UNA NOVELA ~ 327


Dostoievski acababa de tomar la decisión de tratar de encarnar esta "eleva-
da idea [rusa] cristiana" en el personaje del príncipe Mishkin, y algunos de
los pensamientos expresados en la carta, en especial el contraste entre "la
idea rusa" y el catolicismo romano, aparecerán en la arenga del príncipe
durante la fiesta en que anuncie su compromiso, en los últimos capítulos
del libro.
La misma ferviente convicción le fue repetida, al cabo de un mes, a Mai-
kov, esta vez como respuesta a una epístola de su amigo, en que le contaba
que había servido en uno de los nuevos jurados durante dos semanas. "En
esas dos semanas - había escrito Maikov- , se puede vivir el equivalente
de cinco vidas . . . no recuerdo que mi corazón hubiese latido nunca con
tanta fuerza. " Todos los miembros del jurado (incluido un starosta, o jefe
de un distrito local, y un médico especializado en atender a personas de-
mentes) "iban a ocupar sus bancas como quien va a la confesión y a la co-
munión, y aún con mayor reverencia".3 1 El relato de Maikov sobre su labor
como jurado tuvo el mismo efecto alentador sobre Dostoievski, e hizo que
"su corazón latiera con más fuerzas ". La razón es que "la esencia moral de
nuestros jueces y, lo que es más importante , de nuestros jurados, es infini-
tamente superior a la de los europeos: ellos [los jurados rusos] miran el
delito como cristianos". Sin embargo , a Dostoievski le preocupa que la no-
toria lenidad mostrada por los jurados rusos tal vez fuese el resultado de
esa creciente inestabilidad de los principios morales que él temía tanto.
"Me parece -observa- que en esta humanidad hacia el delincuente aún
queda algo libresco, liberal, en realidad no independiente", aunque reco-
noce que puede estar equivocado al juzgar desde el extranjero. No obstan-
te , Dostoievski vuelve a repetir que "nuestra esencia [rusa] a este respecto
es infinitamente superior a la europea. Y en general , todos los conceptos
morales y objetivos rusos son más elevados que los del mundo europeo.
Hay una fe más directa y noble en la bondad , como en el cristianismo, y
no como solución al problema burgués de la comodidad".32
Dostoievski reitera su fe en que "el pensamiento ruso está preparando
una grandiosa renovación del mundo entero (tienes razón, está directa-
mente unido a la ortodoxia rusa), y esto ocurrirá dentro de menos de un
siglo ... Tal es mi fe más apasionada". Mas para que ocurra esa renovación
habrá que afirmar definitiva e indiscutiblemente los derechos de los verda-
\J DSiM, 2: 344-345; 7 ele enero ele 1868.
12
PSS, 28/l ibro 2: 260; 18 ele febrero-1 ele marzo ele 1868.

328 .... UN IDEAL RUSO


cleros rusos sobre las demás nacionalidades eslavas. Puede verse así que el
mesianismo de Dostoievski, en un contexto, subraya lo que Reinhold Nie-
buhr llamaría su elemento "ético-universalista": la idea de que Rusia estaba
destinada a instalar un reino cristiano de bondad y justicia sobre la tierra ,
y en otro contexto se vuelve "egoísta-imperialista" y subraya la importancia
de extender el poderío político ruso. 33 Para Dostoievski, ambos conceptos
eran más o menos idénticos : el segundo le parecía requisito indispensable
para el primero y, en contraste con muchos de sus críticos posteriores , se
negó siempre a ver un conflicto insoluble entre ellos. Sin embargo, cuando
se trató de la vida humana individual, la hybiis nacionalista de Dostoievski
fue contenida por un agudo sentido de la falibilidad humana y de la impo-
sibilidad (que dramatizaría en el príncipe Mishkin) de que algún ser terre-
nal fuese capaz de realizar íntegramente el ideal cristiano. Sólo Cristo, el
Hombre-Dios, había sido capaz de hacerlo, y la Encarnación le habíamos-
trado a la humanidad un objetivo hacia el cual eternamente debía aspirar.
Esto ayuda a explicar algunas de las discrepancias, que a menudo se han
comentado , entre las inquietantes ambiciones políticas del mesianismo de
Dostoievski y las muy distintas compasión y simpatía que , en sus obras ,
muestra hacia el sufrimiento humano .
Según Dostoievski , sólo en la otra vida , inmortal , podía realizarse a la
perfección el ideal cristiano del amor, y sus cartas de esa época contienen
varias categóricas afirmaciones de su fe en esa vida. Tales cartas fueron es-
critas a la familia de su cuñado , el doctor A. P Ivanov, quien había muerto
súbitamente de una infección de la sangre contraída durante una opera-
ción. Dostoievski había estado muy cerca de la familia lvanov, con la que
había pasado el verano de 1865 en Lublino , e inmediatamente al enterarse
de la desgracia le escribió a su hermana Vera para consolarla. Les pide a su
hermana y a su sobrina preferida , Sofía Ivanovna , tal vez con la intención
de emplear la información en su obra ,

que me den LOdos los detalles acerca del finado y de sus últimos días, y luego
acerca de todos ustedes .. cuáles fueron sus primeros pensamient os, sus pri-

11
P;:i ra esta di stin ción , véase Reinholcl Niebuhr, Th c Natiirc ancl Dcsli ny of Ma n, 2 vols.
(N ueva York, 1964), 2: 15-34. Este p ro fund o análisis mu estra lo hond amente ar ra igado qu e
está el sueüo mesiánico en tocias las culturas que creen que el propósito ele Dios se rea lizará en
la histo ria y por med io ele ella. Nie buhr tamb ién senala cuán ine\·itablemente se entrelazan es-
tos dos ti pos.

EN BU SCA DE UNA NOVELA ... 329


meras intenciones, sus primeras acciones. Verotchka, querida, laméntate y
derrama lágrimas, pero, en nombre de Cristo, no te entregues a la desespera-
ción .. Mira, tú crees en una vida futura, como to dos ustedes; nin gu no de
ustedes se ha dejado contagiar por el podrido y estúpido ateísmo. Recuerden
que él en realidad lo sabe todo acerca de ustedes , nunca pierdan la esperanza
de reunirse con él y crean que esta vida futura es una necesidad, no solamen-
te un consuelo. 34

Estas últimas palabras expresan la convicción de Dostoievski , anotada


en una reveladora entrada de su cuaderno de notas escrita ante el féretro
de su primera esposa , cinco años antes , de que una vida futura e inmortal
después de la muerte podía inferirse por la razón a partir de la naturaleza
necesariamente imperfecta y deficiente de la existencia humana en la tierra .35
Dos meses después , cuando ya había empezado a aparecer El idiota, Dos-
toievski vu elve a dirigi rse a su sobrina Sofía y, consolándola , se vale del
mismo lenguaj e que h abía empleado en su cuaderno de notas.

Querida Sonia, 36 ¿realmente no crees en la continuación de la vida y, ante


todo, en la progresiva e infinita, en la consciente y universal fusión de todo
[es decir, la co mpleta realización de la ley del amo r. J F]7 Pero, sabes, "le
miwx n'est tmuvé qu e par le mcil/eur". ¡Ése es un gran pensamiento! Así, hagá-
monos dignos de los mejores mundos , de la resurrección y no de la muerte
en los mundos inferiores! ¡Ten fe1 37

Este tema de la inmortalidad nunca abandona el trasfondo de El idiota


como acompañamiento al tema del ateísmo , con el cual, como veremos aquí,
está íntimamente relacionado en la sensibilidad de Dostoievski . El destino
del j oven ateo moribundo lppolit mientras contem pla el Cris to muerto de
Holbein , con su sugestión del triunfo de la ciega naturaleza sobre Cristo ,
se profundiza h asta ser un tormento irremediable precisamente por esta
falta de fe religiosa y, por tanto , de esperanza en la inmortalidad. En cam-
bio, el príncipe Mishkin experimenta una sensación de "la fusión universal

14
PSS, 28/libro 2 254; 1- 13 de febrero de 1868.
11
Para mayor información, \'éase mi obra Dostoicvshi . La secuela de la lihuación, 1860-1865,
fCE, México , 2010, cap. XI X.
10
En ruso , Sonia es diminuri\'O de Sofía [Sofía].
17
PSS, 28/libro 2 294-295; 29 de marzo-10 de abril de 1868 .

330 .. UN IDEAL RUSO


de todo" -por decirlo así, un anticipo de la inmortalidad , aunque no de-
signada como tal- en el momento del aura que precede al ataque epilép-
tico . Mas por entonces Dostoievski sólo había empezado a crear su novela ,
y puede dudarse de que el uso temático que daría a la epilepsia del prínci-
pe Mishkin, o las escenas en que interviene Ippolit, estuviesen ya bien
claras en su mente. En todo caso, ha llegado el momento de que demos
marcha atrás y examinemos las notas, abundantes y desconcertantemente
proteicas con que Dostoievski había empezado a luchar entre mediados de
septiembre y mediados de noviembre de 1867.

EN BUSCA DE UNA NOVELA ~ 331


XIV "Un hombre perfectamente bello"

ExtsTEN tres cuadernos de notas en los que Dostoievski escribió sus ideas
sobre lo que llegaría a ser El idiota. Dos de ellos contienen argumentos es-
critos antes de que se publicara la primera entrega de la novela; el tercero
esboza las continuaciones y posibles líneas de acción de personajes que ya
existían en la página. Con base en los cuadernos anteriores a la publica-
ción podemos ver claramente que Dostoievski tuvo grandes dificultades
para definir un personaj e central satisfactorio . El futuro príncipe Mishkin
sólo aparece embriónicarnente en las notas escritas entre el 10 de noviem-
bre y el principio de diciembre de 1867; mas para entonces Dostoievski ya
se había puesto a trabajar en un borrador anterior. Sólo después de que
esta versión inicial (que lamentablemente se ha perdido) empezó a disgus-
tarle por su "mediocridad'', las sugestiones contenidas en estas notas pos-
teriores súbitamente cristalizaron en una nueva inspiración artística.
El propio Dostoievski , como bien podemos comprenderlo , tendió a
exagerar un tanto la brecha que había entre su manuscrito desechado y el
definitivo; no cabe duda de que su decisión de partir de la nada pareció
una empresa enteramente nueva . Algunos de los primeros especialistas ru-
sos le tomaron la palabra al pie de la letra, y un editor de estas notas es-
cribió que "no queda nada del primer Idiota" cuando el personaje se trans-
formó en el príncipe Mishkin.1 Sin embargo, en realidad este cambio distó
mucho de ser tan radical como lo afirmara Dostoievski: en esas primeras
páginas aparecen esbozos de una figura muy similar a Mishkin . Muchas
de las otras situaciones, incidentes y hechos de las notas también fueron
1
I:: Arilhiva f ivl. Dostoc1·slwgo. "Idi ot". Nci::hdwrni c illc1tcria/i , ecl . de P N . Sakulín y N . f
Belch ikova (Moscú -Leningraclo , 1931 ), p. 243 .

332 ...
retomadas para darles una nueva función artística en el contexto modifica-
do. Ciertamente , una de las cosas fascinantes de estas notas, aparte de su
valor informativo, es qu e nos permiten observar, como una escultura que
saliera de una amorfa masa de barro o de piedra, el gradu al surgimiento de
una obra de arte terminada, creada a tientas por la inquieta imaginación
creadora de Dostoievski .

Las notas de Dostoievski para El idiota son sumamente complejas y detalla-


das, y existe una disputa entre esp ecialistas - en la qu e no tenemos por
qué participar- sobre el número exacto de sus diversos planes. Tampoco
es necesario dedicar tiempo a todos los giros y vueltas de las situaciones que
Dostoievski imaginó. Cierto sentido general de su naturaleza nos lo trans-
miten bien las observaciones de Edward Wasiolek , quien ha hecho tanto
por aclarar estas notas y, en realidad, por poner todos los cu adernos de no-
tas de las novelas de Dostoievski al alcan ce de los lectores de habla inglesa:

Las relaciones entre los personajes fluctúan de un plan a otro: las hermanas
son y no son hermanas , los sobrinos se vuelven hij os, los padres se vuelven
tíos. El idiota a veces es el hijo del Tío, a veces el sobrino , a veces el hijo adop-
tivo, a veces es ilegítimo y a veces legítimo; se cometen hechos que luego
abortan en el siguiente plan o, incluso, pocos renglones después. Hay quienes
se ahorcan, pero luego tal vez no se ahorquen; los mismos personajes mueren
porque se ahorcan, se envenenan, porque se les parte el corazón o porque se
ahogan. No siempre es claro quién es quién, de dónde procede y adónde va.
Hay personajes que aparecen y desaparecen, se apiñan en la periferia, se abren
paso por la conciencia del autor durante cierto tiempo y luego desaparecen;
algunos surgen sin nombres ni personalidades, cobran cuerpo y luego se disi-
pan. Algunos persisten hasta el umbral mismo de su publicación y de la in-
mortalidad, sólo para no encontrar sitio en la concepción final. 2

No tendría mucho objeto tratar de desenmarañar cada una de todas estas


variaciones, y el relato siguiente se limitará a los elementos de las notas
2 Fyodor Dostoevsky, The Noteboolzs far "The Idiot'', trad. de Katherine Strelsky, ed. con intro-
ducción de Edward Wasiolek (Chicago y Londres, 1967), pp. 7-8. Mis citas fueron tomadas de
esta traducción.

"UN HOMBRE PERFECTAMENTE BELLO" ~ 333


que se anticipan o que ayudan a arrojar cierta luz sobre el texto final o so-
bre una u otra obra de Dostoievski.
En las notas que Dostoievski escribió entre el 14 de septiembre y me-
diados de octubre encontramos inmediatamente el marco social que él re-
tendría hasta lo último. Sus personajes pertenecen a tres familias. Describe
a una de ellas como de "hidalgos arruinados" que luchan por mantener su
posición social; el padre abandonó a esta familia, se fue a vivir al extranje-
ro, fue perseguido por deudas y luego volvió a Rusia, donde se arruinó por
completo. A esta familia se la puede considerar como la precursora de los
lvolguin en El idiota, que son de noble alcurnia y fu eron arruinados por un
padre errabundo que tenía el grado de general; era un borrachín y un in-
corregible mentiroso. Se ha sugerido que Dostoievski, en tan temprana
etapa, acaso estuviera pensando en una figura similar al pródigo y atolon-
drado general de El jugado1; a quien ahora hubiese traído del extranjero. La
madre de la familia es "una mujer digna de respeto, de carácter noble pero
caprichoso", y estos términos bien pueden aplicarse a la impetuosa e indu-
dablemente noble de corazón madame Epanchina, aunque hasta ahora se
han encontrado pocas huellas de su marido y de sus hijas , tal como des-
pués serían concebidos [9: 140].
El llamado idiota es miembro de esta familia arruinada, totalmente
opuesto en temperamento a lo que después llegaría a ser. Aunque ya pade-
ce de un mal ("es epiléptico y sufre ataques nerviosos"), "su idiotez en rea-
lidad no es otra cosa que una invención de su madre", y aunque "nunca
terminó sus estudios universitarios", él "mantiene a toda la familia" y dista
mucho de ser (o de haber sido) un inválido . Otro miembro de la familia es
una hija adoptiva, "la irascible Mignon , verdadera Cleopatra (Olga Umets-
kaia) ". El idiota está enamorado de una muchacha , miembro de una se-
gunda familia, "doncella arrogante y extraordinariamente bella", quien es
un barrunto de Aglaia Epanchina, pero "ella lo detesta y lo trata peor que a
un idiota o a un lacayo". También lo provoca y lo tienta, y "después de una
de estas ocasiones, él viola a Mignon PrendeJuego a la casa. Por orden de ella
[supuestamente , de la 'belleza'], él se quema un dedo" . (Este motivo del
dedo o de la mano quemada como testimonio de una violenta pasión amo-
rosa sigue reapareciendo, y por último será utilizado, con vistas a un efecto
humorístico y no en serio .) Una primera caracterización del idiota dice lo
siguiente : "Las pasiones del idiota son violentas, tiene una ardiente necesi-
dad de amor, un orgullo sin límites , y por simple orgullo , se propone domi-

334 ... UN IDEAL RUSO


narse a sí mismo. Se deleita en ser humillado. Los que no lo conocen se
burlan de él; los que sí lo conocen empiezan a temerle" [9: 141].
Entre las mismas notas , una descripción posterior del idiota añade otro
rasgo a su carácter: "Se domina a sí mismo por simple orgullo (no por mo-
ral) y se permite toda clase de licencias. Por consiguiente, podría convertir-
se en un monstruo, pero el amor lo salva. Se llena de la más profunda
compasión y perdona los errores de los demás ... Por compasión, va des-
arrollando progresivamente un elevado sentido moral y efectúa un acto
heroico" [9: 146]. Este plan se anticipa a Stavroguin en Los demonios y a la
vez señala , en retrospectiva, a Raskólnikov en la conclusión de Crimen y
castigo. Dostoievski había hablado de la conversión de Raskólnikov a una
nueva y cristiana visión de la vida como tema de otra novela, y aún lo ten-
taba el deseo de presentar esa conversión. En realidad, el afán de crear ese
personaje se remonta aún más atrás en el itinerario creador de Dostoievski
y encuentra su primera expresión en las Notas de invierno, donde delineó
un ideal moral de sacrificio propio que, podemos suponer, fue idéntico
al del pueblo (común) ruso. Negando que semejante ideal implicara un
debilitamiento o una rendición de la personalidad individual, escribió
Dostoievski: "Entiéndeme: un sacrificio de sí mismo , voluntario y absoluta-
mente consciente, en interés de todos, no causado por una especie de con-
vulsión, es, a mi parecer, señal del más alto desarrollo de la personalidad.
Sacrificar voluntariamente la propia vida a los demás, morir en la cruz o en
la hoguera, sólo es posible con el más poderoso desarrollo de la personali-
dad" [5: 79].
La ambición de crear semejante personaj e -la transformación de una
persona "fuerte", cuyo orgulloso egoísmo es manifiesto , en un alma aman-
te y compasiva- seguiría obsesionando a Dostoievski en casi todas estas
notas preliminares de El idiota. Sin embargo, una cosa era proyectar seme-
jante personaje y otra muy distinta imaginarlo actuando concretamente en
situaciones dramáticas razonablemente convincentes y verosímiles. Además
de todo, lo curioso es que, aunque en estas notas ningún otro personaje
recibe tanta atención analítica como "el idiota", en realidad Dostoievski no
lo había concebido aún como figura central. Por el contrario, leemos que
"el tío es el principal personaje de toda la novela. Es un hipocondriaco,
con profunda vanidad y orgullo ... Fundamentalmente, es hasta magnáni-
mo, pero en él todo está deformado y corrompido". Es "un usurero que
lleva una vida solitaria, pero un usurero con cierta poesía en su naturaleza"

"UN HOMBRE PERFECTAMENTE BELLO" ~ 335


[9: 142], y ha amasado una fortuna después de haber vivido en las calles de
San Petersburgo en la más abyecta pobreza. Y sin embargo , en el texto final
no aparece ningún personaje como el Tío, aunque se conserva el motivo
del usurero , distribuido ah ora entre Gania Ivolguin , Lebediev y Ptitsin,
yerno de Lebediev. Más adelante sí aparecerá un personaje como el Tío en
el soberbio cuento corto de Dostoievski, La mansa [Krotkaya].
Muchos atisbos de ulteriores desarrollos temáticos aparecen ya en esta
temprana etapa de creación, pero adheridos a distintas situaciones de la
trama; y tal vez el grueso de tan espectacular intriga oscureció a Dostoievski
la idea temática que instintivamente buscaba aún a tientas. Por ejemplo, el
idiota está enamorado de la h eroína, la altiva belleza también codiciada
por el Tío. Ella está enamorada del hijo del Tío (existe una rivalidad sexual
entre padre e hijo que se anticipa a la vez a El adolescente y a Los hermanos
Karamázov). Y sin embargo,

el amor del idiota es de una índole extrali.a: es simplemente una sensación


espontánea, desprovista de toda razón .. Amar es toda su necesidad. Si ella se
casara con otro , muy probablemente la reacción del idiota sería totalmente
distinta de la que podía esperarse. "N o importa que ella se case, la amaré lo
mismo. " Si ella fuese una prostituta , su reacción sería casi idéntica: "Pero la
amaré lo mismo". Con el tiempo , el idiota empieza a perder todo sentido de
la realidad . Incluso se dirige al hijo y le habla acerca de ella sin ocultarle su
propio amor, y sin embargo , como ayudando al hij o, de modo que éste se
maravilla y empieza a creer que él ha perdido la razón [9: 150].

Esta anotación abarca tanto la compasiva devoción de Mishkin hacia la


despreciada Nastasia Filippovna cuanto , lo que es más importante, su cru-
cial pérdida de todo sentido de la realidad en las últimas páginas de la no-
vela, cuando sigue tratando de visitar a Aglaia mientras se organizan los
preparativos de sus nupcias con Nastasia .
También hay claros anticipos de Aglaia en algunas notas en que Dos-
toievski empieza a hablar consigo mismo:

Van surgiendo los lineamientos de su ca ráctel'. Es extraordinariamente orgullosa,


pisotea todas las convenciones y por tanto las peores extravagancias del idiota
no la escandalizan ni la ofenden (una vez él estuvo a punto de matarla , otra
vez le fracturó las manos) ... En general, es indiscutiblemente de una natura-

336 .... UN IDEAL RUSO


leza original , frívola , caprichosa , provocativa y poética muy superior a quienes
la rodean.

Este pasaje se refiere a "la heroína" , quien también rechaza a un preten-


diente rico y sumamente codiciado, para consternación de su familia , y en
cambio se vuelve hacia el idiota después de nuevas complicaciones. "Luego
le pide al idiota que se la lleve lejos. El idiota no es su esclavo, todo lo con-
trario (su relación es mucho más romántica)" [9: 151]. Para este momento
Dostoievski parece tener ya un atisbo de Aglaia , quien, para asombro de to-
dos, prefiere a Mishkin sobre el elegante y muy apuesto Radomski.
Aun cuando el idiota de los primeros cuadernos de notas sólo tiene
una semejanza externa y superficial con el Mishkin definitivo (a ambos se
les llama idiotas y son epilépticos), Dostoievski de todos modos deseó in-
cluir en algún lugar de sus planes a un personaje que representara su ideal
moral. Este personaj e sería, inicialmente , el hij o del Tío, a quien su padre
describe reveladoramente como "socialista". Pero , escribe Dostoievski, "no
es socialista: por el contrario, en el socialismo encuentra poco además de
un ideal irrealizable. La redistribución económica, el problema del pan".
Esta última frase ya prefigura las alcohólicas divagaciones de Lebediev
acerca de "las carretas que llevan pan a la humanidad, sin ninguna base
moral de conducta". El hijo se apiada del Tío (su padre), y el idiota expli-
ca : "Y precisamente por esto, el Tío lo detesta"; cuando el hijo rechaza el
dinero de su padre, sólo intensifica ese odio .
A esta figura ideal también se le da el sentido extático de la vida, tan
importante para Mishkin: "El hijo predica sobre cómo hay un alto grado
de felicidad en la vida, que cada momento es una dicha", y también "se de-
ja llevar por su compasión hacia Mignon ". Luego , de pronto aparece lapa-
labra "Cristo" , seguida por esta frase : "Hasta cierto punto, el hijo ya había
impresionado algún tiempo antes al idiota". Es como si el h~o y el idiota
estuviesen a punto de fundirse aquí, y Dostoievski estuvo a un paso de en-
contrar la figura que a la postre crearía, pero la concepción inicial del idio-
ta sigue predominando, y "se deja llevar p or la marejada de la pasión" [9:
151 -1 52 ]. Empero, Dostoievski parece haber alcanzado en este punto cier-
ta claridad, la cual se expresa en una frase escrita al margen y llevada casi
textualmente a la novela : "Lo único que hay en el mundo es la compasión
espontánea. En cuanto a la justicia . . . ésta es cuestión secundaria" [9: 152 ,
nota 2].

'ºUN HOMB RE PERFECTAMENTE BELLO º' ~ 337


junto con importantes anticipaciones de esta índole , además de fasci-
nantes atisbos de oportunidades perdidas aun sin notarlo , las notas de Dos-
toievski también contienen ciertos núcleos de acción (como los podemos
llamar) que serán retenidos y que , en última instancia, pasarán de cierto
tipo de función a otro. Un ejemplo ya dado es la quema de la mano; otro
es el robo de una cartera, que Lebediev aprovecha para atormentar al gene-
ral lvolguin, aunque al principio se le menciona como un mal trato dado al
idiota . "La cartera robada . Acusaron al idiota de haberse robado el dinero.
El Tío lo echó de la casa. " En realidad, el idiota había encontrado la cartera
en el desván de la casa, pero "era el padre de familia el que la había dejado
allí. La sirvienta y Mignon lo habían visto hacerlo". El idiota , como lo hará
Mishkin en el caso del general lvolguin, "dice que deben compadecerlo [al
padre , otro general arruinado. J. F] , y contiene al joven apuesto, quien esta-
ba a punto de decir a todos que el padre era el ladrón" [9: 144-145] . Otro
acto similar es la violación de Olga Umetskaia por el idiota, violación que
aparece en todos los argumentos como el ejemplo supremo de las pasiones
bárbaras e incontenibles del idiota. Habiendo desaparecido como tal en la
novela , tal vez se redu cirá a la corrupción -que queda en segundo pla-
no- de la joven Nastasia por su tutor, Totski. Todos estos motivos recu-
rrentes muestran cómo Dostoievski pudo confiar, por así decirlo , en un
repertorio de tales acciones -que surgieron en el curso de sus meditacio-
nes sobre una plétora de intrigas de la trama- y reenfocarlas en la nueva
coyuntura de un argumento que giraría en torno del príncipe Mishkin.

Entre mediados de octubre y comienzos de noviembre, Dostoievski bos-


quejó varias versiones de su proyectada novela, pero éstas no nos revelan
ningún cambio básico de su concepción. Se presta la mayor atención a
modificar las particularidades de las relaciones de familia entre los persona-
jes y las motivaciones externas de las intrigas de la trama. El Tío sigue sien-
do designado como personaje principal, y la imagen básica del idiota sigue
sin ningún cambio: "un bárbaro ser pisoteado" que "busca la solución y la
salvación en el orgullo'', y que "termina haciendo un acto sublime" [9 156].
Pero ahora Dostoievski incluye , como advertencia, esta reflexión "Si no es
más que un personaje oprimido , de allí no saldrá nada más que opresión.

338 .... UN IDEAL RUSO


Es un tema viejo y gastado , mientras que ahora se desvanece la nueva y
principal idea de la novela" [9: 156] . Lamentablemente, Dostoievski no
explica esta "nueva y principal idea", pero muy pronto distinguirá al prín-
cipe Mishkin de una figura como el jean Valjean de Víctor Hugo , precisa-
mente porque Mishkin no es víctima de la injusticia social. Aun cuando
hay referencias a los sufrimientos y humillaciones que pasó el idiota cuan-
do era niño y joven, Dostoievski acaso sintiera que hacer gran hincapié en
esto oscurecería su nuevo tema de una transformación interna.
La relación entre el idiota y la heroína cobra mayor intensidad en estas
notas precisamente porque el "bárbaro orgullo [del idiota] cautiva a la he-
roína. (No obstante, ella percibe que en ocasiones , y si se le provoca, él es
capaz de cometer un crimen. La heroína se deja fascinar pero , al mismo
tiempo, siente terror ante él.)" [9: 157] . Estas observaciones están muy
cerca de lo que Nastasia llegará a sentir hacia Rogozhin, y en una anota-
ción llamada "el punto principal", escribe Dostoievski: "El lector y todos los
personaj es de la novela deberán recordar que él puede matar a la heroína, y
que todos están esperando que la mate" [9 : 156]. Ese presentimiento se
conservará en la relación entre Nastasia y Rogozhin , y aunque Dostoievski
sólo se decidiría mucho más tarde por su verdadero final , la posibilidad de
ese desenlace , como vemos , ya existía de tiempo atrás. Pero aquí "la fuerza
espontánea del desarrollo lo impele [al idiota] , al final , a la refl exión y hacia
un nuevo camino en la vida" [9: 157]. Lo vago de este supuesto final feliz in-
dica lo difícil que fue para Dostoievski imaginar semejante resolución.
En la segunda mitad de octubre se hicieron algunos cambios impor-
tantes al plan básico : el idiota se vuelve hijo del Tío, y ya no es miembro
de la familia del general. Y algo de mayor importancia: se le otorga un pa-
pel más activo y dinámico , tal vez para contrarrestar el efecto de haberlo
retratado sólo como un "oprimido''. Se convierte así en un insidioso intri-
gante que pone a todos los personajes unos contra otros con sus solapadas
calumnias. Dostoievski lo compara con una creación de Shakespeare: "El
carácter del idiota .. . Un Yago Pero termina divinamente . .. Ha calumnia-
do a todos, ha hecho sus intrigas en plena vista de los demás , ha obtenido
lo que deseaba, el dinero y su prometida, y sin embargo , renuncia a todo"
[9: 16 1]. Esta idea se encuentra más desarrollada en otra anotación, prece-
dida por una descripción de las emociones del idiota en los términos más
enérgicos utilizados hasta entonces respecto a él. "El idiota, siempre a san-
gre fría, de pronto aterroriza a la heroína con la violencia de su pasión, una

"UN HOMBRE PERFECTAMENTE BELLO" .. 339


pasión tan acerada y fría como una navaja de afeitar .. . Pero esta pasión no
es amor, sino la pasión de la vanidad satisfecha." Viene entonces una frase,
subrayada para indicar su importancia: "Pero cuando realmente siente y per-
cibe lo que es el amo1~ renuncia a ella e inmediatamente manda a la heroína de
vuelta a su hermano" (es decir, el otro hijo del Tío, de quien la heroína está
enamorada) [9: 161].
Estas notas también contienen un esbozo provisional de cómo conside-
ran los demás las relaciones entre el idiota y la heroína: "En la familia del
general los ridiculizan a él y a ella, de manera sumamente inocente, diciendo
que él está enamorado de ella y que ella es su prometida. Él mismo finge
tomar todo esto en broma ... Pero en realidad sí está enamorado y lo ocul-
ta" [9: 161]. Tenemos aquí, sin duda , el origen de todos esos rumores va-
gos sobre la atracción de Aglaia hacia Mishkin, la lectura del poema de
Pushkin El caballero pobre, la negativa de Mishkin a tomar la cosa en serio y
su incapacidad de aceptar sus propios sentimientos. También debemos no-
tar la aparición de un personaje llamado "el Saltador" [prygunchik; 9: 164],
el esposo de una nueva familia y miembro de una secta religiosa herética
que se entrega a las danzas extáticas (de aquí su extraña designación). Es
claro que Dostoievski deseaba incluir en su cuadro alguna forma de secta-
rismo religioso , y acabaría por hacerlo al relacionar a Rogozhin con los
Viejos Creyentes y aludir al gran respeto de su padre por los Skoptsi, quie-
nes practicaban la castración como forma suprema de espiritualidad.
Otros elementos de la ulterior novela empiezan a aparecer, como el en-
cuentro entre los dos hijos del Tío en un vagón de ferrocarril; uno de ellos
es "el hijo natural", y el otro es el legítimo. El idiota es a veces uno y a ve-
ces otro , pero los demás miran al "hijo natural" como Rogozhin y los Epan-
chin miran a Mishkin. "Todos ellos dicen: '¡Qué extraño esl ' El hijo : 'Sí,
pero no me parece que sea estúpido . Es extraño , ciertamente'. 'Es un autén-
tico yurodivi'. Una vez más , se encuentran en el vagón del ferrocarril"
[9 : 163]. En otra nota, la relación entre los hermanos llega a asemejarse a
la reacción de Rogozhin ante Mishkin. "Aunque el idiota ha calumniado al
hijo, sin embargo , extrañamente, el hijo es ingenuo (Fedia) y el idiota es ca-
da vez más atraído por esta ingenuidad. Y al final, la bondad con que el
hijo perdona al idiota hace que éste se enamore del hijo, aunque se ría de sí
mismo" [9: 163]. Esta "ingenuidad" del "hijo" es idéntica a una de las cua-
lidades más importantes del carácter de Mishkin, y fuente de la simpatía
que provoca en todos después de su inicial desconfianza .

340 ... UN ID EA L RUSO


En la siguiente pila de notas, escrita en la última semana de octubre,
Dostoievski elabora más a este personaj e parecido a Mishkin: el hermano
del idiota , ahora llamado Ganechka. "Ganechka. Puro , bello, virtuoso, es-
tricto, muy nervioso y con un amor y una compasión profundamente cris-
tianos. Esto lo angustia, pues a pesar de su ardiente compasión es sensible,
consagrado al deber e inquebrantable en sus convicciones" [9 : 170]. La
sugestión de que la "ardiente compasión" de Ganechka puede conducir a
un conflicto interno con el "deber" conecta este pasaj e con la lucha de
Mishkin entre Nastasia (un amor de mera compasión) y Aglaia (que, desde
luego, no sólo es un "deber", sino un amor terreno y carnal). Se nos dice
además de Ganechka que "el sentimiento domina su naturaleza. Vive por
simples sentimientos. Vive ardiente y apasionadamente. En una palabra , es
una naturaleza cristiana" [9: 170]. Vemos así que la relación entre Ganechka
y el idiota vuelve a asemejarse a la que surgiría entre los futuros Mishkin y
Rogozhin " [Ganechka] quiere al idiota y lo perdona, pero no está de acuer-
do con él. En cierto momento el idiota lo quiere apasionadamente, pero en
general [el idiota] es un hombre despechado , burlón, terco , y lo rechaza"
[9: 170]. Las fluctuaciones de los sentimientos de Rogozhin hacia Mishkin
siguen exactamente esta misma pauta.
Aunque vemos así que la psicología del idiota permanece esencialmen-
te intacta, ahora pasa al centro mismo de las preocupaciones artísticas de
Dostoievski. "Dominando a todos los demás personajes está el idiota, per-
sonalidad angustiada, desdeñosa, infinitamente soberbia , que se deleita en
su propia superioridad y en la indignidad de los demás ... Al final, lo angus-
tia su propia función, y de pronto ve una solución en el amor" [9: 171]. En
otra parte, Dostoievski entra en mayores detalles acerca de la evolución
interna del idiota: "Las tres etapas del amor: la venganza y el amor propio ,
la pasión, un amor más elevado. Y el hombre se purifica" [9 : 168]. En una
página posterior se extiende esta nota: "1) Venganza y amor propio (una ven-
ganza sin causa, él mismo [el idiota] lo ve, y ésta es una característica suya).
Luego: 2) Pasión desenfrenada e implacable. 3) Amor elevado y regeneración"
[9: 171]. En la novela terminada, varios de los personajes se adaptarán a este
esquema -Gania Ivolguin al primero , Rogozhin al segundo , Mishkin al
tercero (aunque la "elevación" misma del amor de Mishkin lo lleve a la tra-
gedia y no a la regeneración).
Las notas de este periodo nos muestran a Dostoievski intentando des-
esperadamente aclarar la significación general de las diversas tramas en

"UN HOMBRE PERFECTAMENTE BELLO" ... 341


que había estado reflexionando, y que revisaba de continuo: "Nota : Orgullo
ilimitado y odio ilimitado. Principal idea de la novela: ¡Cuánta fuerza y cuánta
pasión hay en los jóvenes contemporáneos, y sin embargo son incrédulos'
Un idealismo ilimitado junto con una sensualidad ilimitada" [9:16]. La si-
guiente frase revela lo poco que esas reflexiones rindieron como aspiración
tangible . "N otas: Bueno, ¿se abre ahora un nuevo camino? ¿Qué vendrá aho-
ra?" [9: 166]. Esta pregunta se queda sin respuesta , y los últimos renglones
de estas notas reconocen la derrota: "De nada sirve. No surge la principal
idea sobre el idiota Lo esencial: que el idiota debe ser el hiJO del Tío"
[9: 174]. Como vemos, Dostoievski aún creía que encontraría la inspiración
si descubría el lugar apropiado del idiota en la estructura de la familia.

Las frases que acabamos de citar, las cuales reconocen una sensación de
fracaso , fueron fechadas el 1º de noviembre. En los días siguientes otras
anotaciones en el cuaderno de notas introducen elementos enteramente
nuevos en el escenario, debidos sin duda a que Dostoievski cobró concien-
cia de que necesitaba un nuevo plan de acción si quería hacer algún pro-
greso. Ahora, el idiota es enviado a Suiza siendo niño o adolescente, sin
conocer a su verdadera familia (lo criaron otros), y luego regresa. Esta com-
plicación ya se acerca a un aspecto muy importante del texto final. Otra
nota se refiere a lo que probablemente ocurrirá cuando el idiota retorne
del extranjero: "La escena más importante: el idiota en casa del general. El
idiota los cautiva a todos con su infantil ingenuidad" [9: 174]. Exactamente
lo mismo ocurre cuando Mishkin aparece de pronto en casa de sus parien-
tes lejanos, la familia del general Epanchin; en las notas , el idiota también
es pariente del general, es su sobrino desconocido. El idiota no sólo fue
enviado a Suiza, sino que también se casó en secreto, supuestamente en
estado de ebriedad, "con una joven con quien tuvo un hijo". Aunque se
cree que desconoce el pasado de la muchacha, "él sabía que tenía oculto
un niño pequeño" [9: 179]. Estos giros de la trama le permiten a Dostoievski
motivar un conflicto interno entre el amor compasivo del idiota (a su es-
posa) y su pasión por la heroína que lo ama pero lo atormenta , y de la que
planea vengarse: otro atisbo de la futura lucha de Mishkin entre sus dife-
rentes amores a Nastasia y a Aglaia.

342 ... UN IDEAL RUSO


El tema de un matrimonio secreto será utilizado más adelante en Los
demonios, y (lo que no es de sorprender) ahora encontramos al idiota defi-
nido en términos muy semejantes a los del futuro Stavroguin:

La idea p rincipal ele la que todo depende es, a saber, que él está lleno ele .. un
orgullo morboso, hasta tal punto que no puede dejar de considerarse a sí
mismo un dios, y al mismo tiempo se tiene en tan poca estima (se analiza a
sí mismo con gran clari dad) que no puede dejar ele despreciarse con gran in-
tensidad , de manera infinita e injustificable. (Al mismo tiempo que siente que
vengarse ciegamente contra todos sería algo despreciable, sin embargo, actúa
como un canalla y sí cobra \'enganza) [9: 180].

Antes, el orgullo del idiota nunca había llegado a tal paroxismo de autodei-
ficación, y la semepnza con Stavroguin se hace aún mayor cuando Dos-
toievski enfoca el motivo del matrimonio secreto. "Rasgo característico. Al
principio siente un miedo morboso y cobarde (si se consideran todas sus
escapadas y rupturas) de anunciar que es un hombre casado. Pero ahora ,
puesto que los demás lo han descubierto , él de pronto levanta la cabeza y
se ufana de ese matrimonio y de que reconoce un destino diferente y su-
perior" [9 : 191] . Pero esa situación, o una similar, quedará reservada para
una novela posterior.
Vemos así que, aunque Dostoievski parece apartarse en este punto de
su texto definitivo, otros pasajes nos indican una creciente atención a las
implicaciones cristianas de su temática. Algunas de ellas habían aparecido
antes, sobre todo en relación con los personajes "positivos", pero en las no-
tas de mediados de octubre encontramos: "Él [el idiota] y Olga Umetskaia
(las cabezas cortadas)", que se refiere a una entrada anterior: "(Conversacio-
nes acerca de cabezas cortadas: no existe Dios)" [9: 161 -162]. Dos sema-
nas después se desarrolla este motivo abiertamente religioso: "Umetskaia
lee el Nuevo Testamento. En su estado demencial , sermonea .. . acerca de
cabezas cortadas , acerca de uñas arrancadas, y en el comienzo había causa-
do ella un incendio" [9: 183]. Un fragmento de diálogo que parece atribui-
ble al idiota lo muestra, reveladoramente, adoptando esta preocupación
religiosa . "En Suiza solíamos leer a menudo el Nuevo Testamento, y des-
pués de leer el libro de Renan inmediatamente interrogué al doctor acerca
de la cruz (estuvimos extrañamente de acuerdo en el tema de las uñas
arrancadas y las agujas)" [9: 183].

"'UN HOMBRE PERFECTAMENTE BELLO'. ~ 343


En este contexto surge un diálogo , supuestamente entre el idiota y su
esposa, introducido por una observación acerca de la fascinación de Umets-
kaia por la decapitación y la muerte. "Las suposiciones de Umetskaia acerca
de los pensamientos que pasan por la cabeza de un hombre que está a
punto de ser decapitado" [9: 183]. Desde luego, Mishkin hará el mismo
tipo de conjeturas , y también hay un intercambio de ideas que pone en
relieve la futura función asignada al Cristo muerto de Holbein . "'Pero la pa-
sión en la cruz es para enloquecer a cualquiera'. 'Pero, Él ha triunfado so-
bre la mente.' 'Entonces , ¿fue un milagro7' 'Sin duda fue un milagro , y sin
embargo ... ' '¿Qué?' 'Sin embargo , Él profirió un grito terrible' '[¿Cuál gri-
to:>]' '[¡Eloi! ¡Eloi!] ' ' [¿Hubo un eclipse?]' 'No lo sé ... pero fue un grito te-
rrible ' La descripción del 'Cristo' de Holbein en Basilea" [9: 185]. El idiota
también es definido en términos más apropiados para lppolit, el ateo que
es el alter ego de Mishkin: "Es cristiano y sin embargo, al mismo tiempo,
no cree. El dualismo de una naturaleza profunda. No ta: La lengua en el espejo"
[9 : 185]. No cabe duda de que esta última frase se refiere a lo que se conver-
tirá en la propensión de Ippolit a burlarse de sí mismo , en su desafío a la
muerte como última broma que el destino juega a la humanidad.
Sin embargo, lo que sigue preocupando a Dostoievski es cómo hacer
que el idiota sea una figura convincente , y en particular cómo motivar la
mezcla de elementos totalmente opuestos en su carácter. Una y otra vez,
mientras apila una complicación cada vez más melodramática sobre otra,
Dostoievski se preocupa por hacer que el idiota sea hijo legítimo o ilegítimo
del Tío . Una de sus anotaciones: "Dominarlos a todos, triunfar sobre todo ,
vengarse de todos (pero, ¿por qué razón:> No lo sé.) (Es el hijo natural) "
[9: 1 78]. La frase entre paréntesis muestra la "razón" oculta de la conducta
del idiota. Pero luego, pocas páginas más adelante, Dostoievski se pregun-
ta , súbitamente, y en letra cursiva "Tal vez fu era mejor hacerle hijo legítimo"
[9: 184]. Pronto leemos: "Gran dificultad. Con respecto a la personalidad del
idiota, ¿es más interesante, más romántico y más gráfico expresar la idea
de que es legítimo , o de que es ilegítimo:>" [9: 187 ]. Esta pregunta va se-
guida por retazos de diálogo y de acción derivados de una u otra alternati-
va . Aquí , la preocupación de Dostoievski por lo legítimo del nacimiento y
sus efectos sobre el carácter ya barruntan un m otivo temático de El adoles-
cente, donde se preocuparía por el problema de "las familias accidentales".
Durante el resto de estas notas , Dostoievski continúa luchando con
esta cuestión. Si es legítimo, el idiota puede exhibir "mayor orgullo" mos-

344 ... UN IDE AL RUSO


trando que "él solo , sin ayuda de riquezas o de nadie, puede triunfar sobre
todos". Pero esta elección excluiría un súbito despertar al éxito si fuera un
paria social, cuando "sueña con la heroína y con la alta sociedad" y enton-
ces "todo se vuelve una vívida posibilidad" [9: 187]. Si es ilegítimo, su
odio se vuelve explicable, y entonces sería "una persona terriblemente or-
gullosa y trágica" De ser legítimo, podría ser repudiado y "repudiarse a sí
mismo" mostrando a la vez una "no fingida magnanimidad de corazón", y
al mismo tiempo "malevolencia y envidia" [9: 189]. La vacilación de Dos-
toievski continúa sin resolverse, y vanamente se esfuerza por unir "magna-
nimidad de corazón" con "malevolencia y envidia".

Al llegar el 4 de noviembre, Dostoievski estaba desesperándose, y entre las


notas escritas ese día dentro de un esbozo detallado de lo que hasta enton-
ces había decidido, de pronto anota en cursivas: "(¡Dame una idea!)"
[9: 196]. En efecto, no parece haber habido grandes cambios, y el argumen-
to repite , de nuevo, la mayoría de los acontecimientos sensacionales que
estaban planeados desde antes. Se vuelven aún más teatrales e hiperbóli-
cos, y a veces caen en los clichés más melodramáticos: "Él [el idiota] en-
contró [a su esposa] con el niño y a Umetskaia en las desiertas orillas del
Neva, cerca de una cuarteadura en el hielo. Ella le había entregado el niño
a Umetskaia. Él la llevó de vuelta a la casa. Cae entonces a sus pies: '¡Te amo
sólo a ti!' Ella lo perdona todo. Pero no perdona la violación de la heroína
y se envenena" [9: 198]. En otra versión la esposa se ahorca o se ahoga , y
Dostoievski no puede decidir si el idiota encontrará el cadáver en compa-
ñía del Tío, quien está enamorado de la esposa, o acompañado por la he-
roína, quien está enamorada del propio idiota . Su total incertidumbre ante
el tema, para no mencionar siquiera la secuencia de los hechos que se es-
fuerza por determinar minuciosamente en un "Plan para la primera parte",
queda indicada por una pregunta que se hace a sí mismo. "Enigmas. ¿Quién
es él? ¿Un terrible canalla o un ideal misterioso?" [9: 194]. Esta pregunta
parece dejar a Dostoievski exactamente donde había empezado. Pero la
idea de que el idiota pudiera representar cierta clase de "ideal misterioso"
no se había sugerido antes, y acaso llevara a la imaginación de Dostoievski
por un camino nuevo.

"U N HOMBRE PERFECTAM ENTE BELLO "" ~ 345


Por entonces, como también lo revelan sus cuadernos de notas , Dos-
toievski estaba anotando simultáneamente ideas para otras obras; uno de
estos planes -intitulado "Un Pensamiento" (Poema), tema llamado "El Em-
perador"- aparece en mitad de las páginas que hemos estado examinando.
Las fechas dadas a estas notas son octubre-noviembre de 1867, exactamen-
te cuando Dostoievski había llegado a un callejón sin salida en su lucha con
la novela. El tema que menciona, tomado de la historia de Rusia, se remon-
ta a mediados del siglo xvrn (1740-1764), cuando un niño de un año, llama-
do lván Antónovich, fue declarado emperador a la muerte de la emperatriz
Anna Ivánovna. Un año después fu e enviado a prisión por la nueva empe-
ratriz , Isabel Petrovna, y mantenido en aislamiento durante el resto de su
vida. Murió a la edad de veinticuatro años, asesinado por un guardia du-
rante un fallido intento de un joven oficial llamado Mirovich por liberarlo
de la fortaleza de Schlusselberg y restablecerlo en el trono. Dostoievski co-
nocía este oscuro incidente por un artículo publicado en 1866 , basado en
algún material de los archivos que recientemente había salido a la luz. 3
La figura principal, lván Antónovich, queda definida muy pronto como
alguien que "no puede hablar", aun cuando "casi tiene veinte años. Des-
cripción de la naturaleza de esta persona. Se desarrolló por sí misma, cua-
dros y figuras fantásticos, sueños, una joven (en un sueño): inventado, vio
por una ventana" [9: 113]. Mirovi.ch logra llegar al preso y planea un levan-
tamiento para liberarlo: "El encuentro de dos personalidades humanas. Su
asombro. Y su alegría y temor, amistad" [9: 113] . La hija del comandante,
prometida a Mirovich, se une a la conspiración y sueña con ser emperatriz.
Su prometido , celoso , le echa miradas hostiles al preso; y, sin comprender
por qué, lván Antónovich "percibe de qué se trata todo" [9: 114].
Mirovich es descrito como un "entusiasta. Le habla [al emperador] acer-
ca de Dios, acerca de Cristo" . "Le muestra el mundo de Dios. 'Todo será
tuyo, con sólo que lo quieras. ¡Vamos'"' De gran importancia son las reac-
ciones del preso al conocer el mundo: por ejemplo, cuando le dicen que
Mirovi.ch no es su igual , replica "Si. tú no eres mi igual , no quiero ser em-
perador". Al saber de la muerte, y que otros tendrán que morir por él, di.ce:
"N o quiero vivir". Pero cuando se le habla del mucho bien que puede ha-
cer con su poder, "se inflama". La rebelión ocurre, el comandante lo atra-
viesa con su espada , y "él muere majestuosa y tristemente" [9: 114].

' Vé;_ise el comernario en PSS, 9: 486.

346 ... UN IDEAL RUSO


Existe una evidente semejanza entre la historia de lván Antónovich y la
del protagonista de La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca, y Dos-
toievski; aunque nunca menciona al dramaturgo español, probablemente
conocía bien esta obra. El plan también muestra el evidente deseo de Dos-
toievski de dramatizar sus temas moral-espirituales con el trasfondo de la
historia rusa: primera indicación de un impulso creador que tendría un
efecto importante sobre Los demonios, con su muy acentuado colorido so-
cial-histórico. Pero , más inmediatamente, la semejanza de lván Antonovich
con el príncipe Mishkin es muy clara. Ambos despiertan al mundo salien-
do del aislamiento de la idiotez, responden a la vida con la misma bondad
instintiva y espontánea , se ven expuestos a las consecuencias de los celos y
conocen el mal y la muerte. Es posible que el príncipe lván Antónovich
fuese una transición entre el tiránico y egoísta idiota de la primera con-
cepción de Dostoievski y la súbita aparición del ex "idiota" como príncipe
Mishkin.
Cualquiera que sea la razón, un avance decisivo ocurre casi en la con-
clusión de las notas redactadas a comienzos de noviembre. De pronto brota
una nueva idea , aunque aún sea parte del marco establecido: "Es un prín-
cipe. Idiota. Todo se basa en la venganza. Es un ser humillado ... Rechaza el
dinero del Tío. En la oficina se enfurruña" . El idiota, aunque ahora es un
príncipe, sigue siendo la misma persona pisoteada y vengativa de antes;
pero la siguiente entrada en el diario evoca una imagen enteramente opues-
ta: "Príncipe Yurodivi. (Está con los niños)?!" [9: 200]. En el manuscrito, Dos-
toievski anota "PRÍ NCI PE" con mayúsculas, como si estuviera reflexionando
acerca de lo que esto implica , y el signo de interrogación y el de exclama-
ción sugieren su vivo interés. Sin embargo, aún no ocurren cambios sus-
tanciales en el principal bosquejo de la acción, y las últimas frases de este
fragmento dicen: "Punto principal: envidia y orgullo, orgullo exasperado,
le cuenta al Tío (en su casa, con un grupo que incluye a Ilia y a la Madon-
na) cuánto deseaba tener oro cuando vivía con el Tío" [9: 201]. Ilia es el
otro hijo del Tío, y la Madonna es la esposa del idiota, cuya paciencia y dul-
zura se comparan con la expresión del rostro de la Madonna de Holbein.
En una carta ya citada, Dostoievski le había explicado a Maikov que
aun cuando por su cabeza y su corazón pasaban constantemente "ideas ar-
tísticas en embrión", para ser en verdad útiles necesitaban una "encarna-
ción completa". Sin embargo , esta encarnación siempre ocurría tan súbita
e inesperadamente "que es imposible contar con ella de antemano". Pero

"UN HOMBRE PERFECTAMENTE BELLO" ~ 347


una vez habiendo recibido en su corazón una "imagen completa", podía
proceder entonces a su realización artística. Es indiscutible que Dostoievski
recibió, si no la "imagen completa" que estaba buscando, al menos un atis-
bo en la concepción totalmente nueva del idiota como "príncipe Yurodivi";
y en las notas escritas entre mediados de noviembre y principios de diciem-
bre vemos cómo el idiota va siendo elaborado en formas que empiezan a
asemejarlo al futuro Mishkin. "Nota . El idiota con los niños, primera con-
versación ('Y nosotros que lo creímos tan aburrido') ... acerca del Monte
Blanco, acerca de Suiza , acerca de la historia de un maestro y de un niño
pequeño, acerca de Olga Umetskaia, acerca de la existencia de Dios y, por
último , acerca de la enfermera y de su compromiso matrimonial. .. Él logra
reconciliarla con los niños" [9: 208]. La enfermera, que vivía con la familia
del general, había aparecido antes, y el general planea casarse con ella (su
esposa estaba recién fallecida), causando horror a los niños. La reconcilia-
ción de los niños con la enfermera, lograda por el idiota, es aproximada-
mente análoga al cambio de actitud hacia la vilipendiada y despreciada
María que Mishkin efectúa entre los niños de la aldea suiza.
Su nueva visión del idiota intriga manifiestamente a Dostoievski , quien
se dice a sí mismo: "Esencial: mostrar la personalidad del idiota de manera
magistral" [9: 208]. Poco después empiezan a surgir los rasgos de esta per-
sonalidad: "El idiota del primer matrimonio tiene veintiséis años (es prós-
pero), ha estado en el extranjero. A su regreso del extranjero va al campo, a
casa de los Umetski. Es un hombre educado, un ser extraño" [9: 205].
Dostoievski ve con toda claridad que debe descartar la anterior imagen del
idiota , y ahora traslada sus atributos negativos al hijo Ganechka, quien en
sus primeros planes había sido la encarnación misma del amor y del per-
dón. De Ganechka escribe ahora Dostoievski: "(Éste es el personaje que
antes era el idiota: magnanimidad, amargura , orgullo y envidia)" [9: 204].
No estando ya atrapado el idiota en una lucha entre la venganza y el
amor, Dostoievski se entrega a la tarea de desarrollarlo bajo una luz total-
mente distinta. "La personalidad del idiota: un ser extraño. Sus excentrici-
dades. Bondadoso, a veces no dice una sola palabra. Por ejemplo. En algún
lugar de San Petersburgo tiene un niño pequeño. Lo visita. (Siempre está
en compañía de niños.) A veces, de pronto empieza a exponerles todo acer-
ca de la felicidad que les espera" [9: 201-202] . La infeliz niñez del idiota ya
no produce odio y afán de dominio, sino, antes bien, el deseo de aliviar los
sufrimientos de los demás: "Hijo rechazado desde su niñez, el idiota se pro-

348 ... UN IDEAL RUSO


tege en su pasión por los niños. Por doquier, va rodeado de niños" [9: 202].
Cuando una mujer llamada Nastia es seducida, abandonada, y tiene un
hijo ilegítimo, el idiota la protege "y se encarga del niño, etc. Ella, en su
angustia y rabia al verse abandonada, lo insulta y se burla de él. .. Al final
se enamora de él, éste le ofrece su mano y ella huye. ('Estoy furiosa, no pi-
do perdón, estoy manchada')" [9: 202]. Dostoievski siente la importancia
de este rabioso desafío combinado con la sensación de estar manchada
(exactamente los sentimientos de la futura Nastasia Filippovna), y observa:
"Absolutamente, hay que elaborar esto". Cuando el idiota acepta y hasta asien-
te, al ser insultado por Nadia, "ella queda asombrada por su sencillez y hu-
mildad" [9: 202].
Las últimas notas escritas en los cuadernos anteriores a la publicación
no desarrollan más la imagen del idiota. Sólo se mencionan los hechos de
su vida y su educación anterior, y Dostoievski parece dar más o menos por
sentada su nueva personalidad. En el resto de estas notas muestra detalles
de la acción de la trama , centrada en una rivalidad sexual entre el general y
su hijo por un personaje llamado Ustinaia, que luego se transformaría en
Nastasia Filippovna. Por lo demás, Ustinaia ha sido seducida por un rico
terrateniente llamado Trotsky (el futuro Totski), y ella enfrenta al lujurioso
y viejo general contra su hijo, de una manera que se asemeja al modo en
que Nastasia Filippovna juega con Gania y con el general Epanchin. En la
conclusión de estas notas, aún más dispersas y desordenadas que de cos-
tumbre, Dostoievski se dice a sí mismo: "Fijarse un plan detallado y empe-
zar esta noche" [9: 215]. No se sabe con certeza cuándo se dio esta orden,
pero si aceptamos la versión que el propio Dostoievski da en sus cartas,
probablemente fue a comienzos de noviembre.

"Pasé todo el verano y el otoño trabajando en varias ideas (algunas estaban


muy enredadas) -le escribe Dostoievski a Maikov a finales de diciembre-.
Pero una cierta experiencia me permitió siempre intuir de antemano su
falsedad o dificultad o falta de toda promesa. Por último, me centré en una
de estas ideas, empecé a trabajar en ella y escribí mucho. Pero luego , el 4 de
diciembre (Nuevo Estilo), lo descarté todo." Como sabemos, la perspectiva
de escribir una novela "mediocre" le repugnaba , y entonces decidió empe-

"UN HOMBRE PERFECTAMEN TE BELLO" ~ 349


zar a partir de la nada (al menos en el argumento principal, si no, como he-
mos tratado de mostrarlo, en muchos de los detalles de su acción).

Entonces (dado que todo mi futuro dependía de esto), me fij é la penosa tarea
de in ventar una no ve la nu eva. Nada en el mundo habría podido obligarme a
continuar con la primera. Simplemente , no podía. Di vueltas en el magín a las
cosas desde el 4 hasta el 18 de diciembre. Podría decirte que, en promedi o,
daba yo con seis planes al día (por lo menos). Tenía un torbellino en la cabe-
za. Fue un milagro que no me vol\'iera loco . Por último, el 18 de diciembre,
me senté a escribir una nueva novela.-+

Los cinco primeros capítulos del texto final fueron enviados por correo el
5 de enero, y otros dos los siguieron el día 11. Dostoievski consideró que
estos siete capítulos formaban la primera parte de su novela, de acu erdo
con el nu evo plan; después alteraría su organización para que formasen
parte de una unidad más extensa.
Acabando d e salir de este intenso brote de creatividad , Dostoievski
confiesa que "yo mismo no tengo la menor idea de cómo son las cosas que
les he enviado". Pero explica que, por fin , todo brotó de una ambición lar-
gamente acariciada:

Ya desde hace tiempo tenía una idea que me obsesionaba, pero me daba mi e-
do basar en ella una novela , porque era una idea muy difícil y no estaba ca-
pacitado para abordarla, aunque es una idea fascinante y de la que estoy ena-
morado. La idea es retratar a un hombre pe1fectamentc bello.. La idea solía
aparecer en mi cabeza en fo rma un tanto artística, pero sólo w1 tanto, no en la
forma completa que se necesitaba. Sólo la desesperada situación en que me
encontraba me hizo lanzarme tras una idea que aún no había alcanzado su
plena madurez. Y corrí un riesgo , como en la ruleta : "¡Tal vez se desarrolle
conforme la escribo! " Esto es imperdonable .5

Dostoievski habla con toda sinceridad al decir que esta idea lo había ten-
tado de tiempo atrás: en realidad, aunque insinúa lo contrario, ya había
hecho varios intentos de insuflarle vida artística. El coronel Rostanev, en
La aldea de Stepanchikovo, algunas de cuyas frases coinciden literalmente
4
PSS, 28/libro 2: 2-+0: 3 1 ele d iciem bre ele 1867-12 ele enero ele 1868.
5
/bid. , pp 240-24 1.

350 ~ UN IDEAL RU SO
con las de Mishkin, fue un esfuerzo tentativo en esta dirección. Este oficial
retirado, robusto, apuesto y hercúleo comparte con Mishkin, en forma un
tanto incongruente, sus sensaciones de la vida, y habla arrobado acerca de
la maravilla de la salida del sol, la gloria de los árboles y toda la belleza del
mundo mismo. Pero el coronel Rostanev es un personaje cómico, vergon-
zosamente engañado por el hipócrita Forna Fómich, y aunque sea la encar-
nación misma de la bondad, el narrador, joven y muy sagaz, lo trata con
una condescendencia afectuosa y no con admiración incondicional. 6
Otro intento de Dostoievski, totalmente distinto por representar la bon-
dad positiva (o al menos una cierta inocente ingenuidad, que se asemeja a
la bondad en la espontaneidad de su cariño y apego a los demás) puede
verse en el personaje de Alekséi Valkovski en Humillados y ofendidos. Si bus-
cáramos en otra de las obras de Dostoievski un precursor de Mishkin, éste
sería el chispeante e irresponsable Alekséi, quien vive cada momento como
un niño, los quiere a todos con la misma devoción desprovista de crítica, y
no se entera de las consecuencias, a menudo sumamente lamentables, de su
arrebatada conducta. Alekséi es un protoMishkin, aun visto desde la pers-
pectiva del sentido común más prosaico, punto de vista que será expresado
en El idiota, pero trascendido por una visión más profunda de un trágico
autosacrificio. Otra reminiscencia de esta anterior y un tanto endeble novela
puede encontrarse en el desastroso enfrentamiento entre Nastasia Filippov-
na y Aglaia. Este encuentro se parece a una competencia por el cariño de
Alekséi en la novela anterior, donde, sin embargo, las rivales aceptan amiga-
blemente que él pase de la una a la otra, según convenga a sus intereses.7
La misma carta enviada a Maikov contiene algunas otras observaciones
que revelan lo muy perplejo e incierto que aún estaba Dostoievski ante el
futuro curso de su obra.

En conjunto -dice-, ha tomado forma un plan. Conforme avanzo van sur-


giendo varios detalles que me parecen fascinantes y estimulantes. Pero, ¿el
conjunto?, ¿el héroe? De algún modo, todo parece girar en torno de la figura
del héroe ... Debo establecer el carácter del héroe. ¿Se desarrollará bajo mi
pluma7 ¡E imagínate los incontenibles horrores que han surgido! Resulta que,

''Véase el análisis de este cuento en Dostoi evshi. Los w1os de prueba, 1850-1859, FCE, México,
2010, pp 386-391
7 Véase el análisis de esta novela en Dosloievslli. La secuela de la liberación, 1860-1865, FCE,

México, 2010, cap. v111 .

"UN HOMBRE PERFECTAMENTE BELLO" ~ 351


además del héroe, había una heroína , ¡lo que significa que había oos HÉROES '
Y aparte de los dos héroes hay otros dos personajes de verdadera importan-
cia, es decir, semihéroes ... De los cuatro héroes, dos ya están claramente bos-
quej ados en mi cabeza, uno no está ni siquiera delineado y el cuarto, el héroe
principal, aún es sumamente pálido. Tal vez no esté tan vago en mi corazón,
pero es terriblemente difícil. H

En general se ha supuesto que los "dos héroes" son el príncipe Mishkin


y Nastasia Filippovna, mientras que los "semihéroes" son Rogozhin y Aglaia
Epanchina . Los dos que ya están claramente delineados parecen ser Ro -
gozhin y Nastasia. Dostoievski confesó que su "héroe principal" todavía no
era más que un nebuloso bosquejo que tenía en la cabeza, y no una figura
ya realizada. En cuanto a Aglaia, es la que "aún no está delineada", y Dos-
toievski llega a introducir en la propia novela un reconocimiento de la
elusividad del personaj e. Durante la primera escena en la sala de los Epan-
chin, cuando Mishkin se somete al examen y el escrutinio de las hermanas ,
dice que "conoce sus rostros", y ellas lo desafían a decir lo que conoce. Él
sale del apuro satisfactoriamente con la mayor, Alexandra ("un rostro feliz ,
el m ás simpático de los tres"), y con la segunda, Adelaida (en su rostro se
combinan la bondad y un toque de tristeza, como en la Madonna de
Holbein). Pero ante Aglaia sólo puede comentar que "usted es tan hermosa
que da miedo verla". Y luego, cuando todas lo apremian, añade: "Es difícil
juzgar la belleza; aún no estoy preparado. La belleza es un enigma" [8: 65-66].
Empero, si bien estaba incierto ál principio , Dostoievski permitirá, a la
postre, que el orgullo , la vanidad y los celos de Aglaia triunfen sobre el ele-
vado idealismo que al principio la atrae hacia Mishkin.
Dostoievski le hizo a su sobrina Sofía lvánovna algunos comentarios
más acerca de la novela, los cuales muestran lo profundamente que había
estado pensando en la relación del príncipe Mishkin con anteriores tipos
literarios. Sofía , que había causado una poderosa y muy favorable impre-
sión a Dostoievski, le escribió a su tío para quejarse amargamente de la
presión que estaban haciendo sobre ella para obligarla a contraer un matri-
monio sin amor. Dostoievski escribe antes que nada para consolarla y lue-
go , aun si sólo implícitamente, para apoyarla en su resistencia contra esa
traición a sí misma.

s PSS, 28/libro 2 2 41.

352 ... UN IDEAL RUSO


Te deseo que seas vigorosa y firme de carácter -le dice- , aunque estoy se-
guro de que ya lo eres. Por ello, querida niña, atiende a tu educación y ten en
cuenta la importancia de adquirir una especialidad; pero, ante todo , no te
apresures demasiado: aún eres muy JOVen , todo seguirá su curso, pero quiero
que sepas que la cuestión de los derechos de las mujeres, en especial en lo que
toca a la mujer rusa, indudablemente dará unos cuantos pasos, grandes y be-
llos durante tu vida. Desde luego, no estoy hablando aquí de nuestras preco-
ces damas prodigios (ya sabes lo que pienso de ellas). Pero hace pocos días leí
en un periódico que una vieja amiga mía, Nadezhda Súslova [la hermana de
Apolinaria Súslova], había pasado los exámenes para obtener el diploma
de doctora en medicina en la universidad de Zurich y que había defendido
brillantemente su tesis doctoral. Y aún es una muchacha muy joven .. ¡Una
persona inapreciable, generosa, honorable y noble1 9

Es muy claro que Dostoievski estaba poniendo a Nadezhda Súslova


como eJemplo que su sobrina debía emular.
Al comienzo mismo de su trabajo en El idiota, a mediados de octubre,
Dostoievski le había prometido a Sofía que le dedicaría su siguiente nove-
la , y los capítulos que acababa de enviar llevaban su nombre después del tí-
tulo. Tal vez por esta razón su carta no se limita a dar consejos de tío ni
tampoco asuntos personales y familiares , sino que también nos ofrece una
información sumamente reveladora acerca de los pensamientos de Dos-
toievski sobre su personaje principal. Repitiendo lo que le había escrito a
Maikov, explica que

la principal idea de la novela es retratar a un hombre positivamente bello. No


hay nada más difícil en el mundo , en especial hoy. Todos los escritores -no
sólo los nuestros, sino también los europeos- que han intentado presentar
lo positivamente bello siempre han abandonado la tarea, porque es infinita. Lo
bello es un ideal, y este ideal , sea nuestro o de la civilizada Europa, dista mu-
cho de haber sido elaborado. Sólo hay una figura positivamente bella en el
mundo -Cristo-, de modo que el fenómeno de esa figura ilimitada e infini-
tamente buena es, en sí misma, un milagro infinito. (Todo el Evangelio de san
Juan es una declaración en ese sentido; encuentra todo el milagro en su sola
encarnación, sólo en la manifestación de lo bello.)

9
Ibid , p . 252.

"UN HOMBRE PERFECTAMENTE BELLO" ~ 353


Es precisamente esta "manifestación de lo bello" la que Dostoievski se en-
contrará tratando de recrear dentro de una perspectiva humana y no divi-
no-humana; y la carta muestra que tenía cabal conciencia de los problemas
que necesariamente tendría que resolver al hacerlo.
Continúa diciendo Dostoievski:

Sólo diré que, de las figuras bellas de la literatura cristiana , la más completa
es la de Don Quijote 10 Pero sólo es bueno porque al mismo tiempo es ridícu-
lo. También es ridícula la figura del Pickwick de Dickens (concepción infini-
tamente menor a la de Don Quij ote, pero , aun así, enorme), y ésa es la única
razón de que triunfe. La compasión hacia el hombre bello que es ridiculizado
y que no tiene conciencia de su propio valor despierta la simpatía del lector. Y
esta capacidad de despertar compasión es el secreto del humorismo. j ean
Valjean constituye otro poderoso intento, pero despierta la simpatía por causa
de su terrible infortunio y de las injusticias que con él comete la sociedad.
Pero no hay nada de esa índole en mi novela , absolutamente nada, y por ello
tengo un miedo terrible de que sea un auténtico fracaso. 11

La respuesta d e los contemporáneos de Dostoievski , como pronto ve-


remos , confirmaría sus peores temores. Pero aunque El idiota sea la más
desigual de las cuatro mejores novelas de Dostoievski , es aquella en que su
visión personal de la vida, con toda su trágica complejidad, queda expresa-
da con la mayor intimidad, en la forma más conmovedora y con un pathos
lírico que llega a las alturas de lo sublime.

10
Solemos dar más o menos po r sentada la comparación que hace Dostoievs ki de Don
Quij ote con Cri sto, pero en su época aún era una novedad. En su estudio, sumamente info rma-
tivo, Eric Ziolkowski escoge a Kierkegaard como "la pri mera persona y, aparte de Turgueniev, la
única que antes de Dostoievski comparó a Cristo co n Don Quij ote" (p. 94).
Desde luego, Dostoievski co no cía bien el ensayo de Turgueniev, Haml et y Don Quijote, en
que la inevitable derrota de los Don Quijotes de este m und o es llamada "el golpe irrisorio ele los
fariseos", establecien do así un paralelo entre Don Quijote y Cristo (p. 112). Como lo comenta
atinadarnente Ziolkowski , esa comparación fu e posi ble grac ias a la interpretación que los ro -
mánticos (especialmente los alemanes) hacían de Don Quijote co mo de un "idealista trágico
q ue luchaba en una sociedad imperfecta" (p. 110). Véase Eric Ziolkowski, Tl1e Sa 11ctifica ti o11 of
Don Quixote (Un i\·ersity Park, Pa. , 1991 ).
11
PSS, 28/libro 2 251.

354 ... UN ID EAL RUSO


XV Un padre inconsolable

LA PUBLICACIÓN de los siete primeros capítulos de El idiota en El Mensajero


Ruso (enero de 1868) fue el triunfal remate de los meses de torturante gesta-
ción por los que había pasado Dostoievski. Pero sus incertidumbres sobre
la continuación de la novela distaban mucho de haber terminado . El es-
cribir nunca fue difícil para Dostoievski en cuanto tenía claramente en la
cabeza una trama ; podía contar con su capacidad de crear los detalles de
la escena, el carácter y la acción conforme avanzaba. Sin embargo , aunque
le había asegurado a Kátkov que el resto de la novela seguiría en conside-
rables entregas regulares ("y no puede haber error de mi parte", afirmó con
audacia), 1 estaba consciente de que tenía pocas esperanzas de entregar lo
prometido y que los directores de la publicación esperaban. "Le mentí [a la
revista] -le confiesa a Maikov- al decir que ya tenía mucho en páginas y
que sólo estaba retocando y puliendo." 2 Lejos de poder cumplir sus com-
promisos, Dostoievski envió el resto de El idiota en pequeños fragmentos, a
veces tan tarde que fueron impresos como último artículo de la revista; los
capítulos finales no llegaron en el plazo convenido, y fueron publicados
como suplemento especial. Una razón básica de los retrasos de Dostoievski
fue, sencillamente, que se vio obligado a crear a la vez un argumento y un
texto final para cada nueva entrega, y se encontró en continua incertidum-
bre hasta la última etapa de su composición.
Sin embargo, otra razón fu e que ninguna de las demás obras de Dos-
toievski fue escrita en condiciones tan difíciles como El idiota. Aunque
mencionara constantemente la importancia de estar establecido en un lu-
1 PSS, 28/\ibro 2: 238; 24 de diciembre de 1867-5 de enero de 1868.
2
Ibid., p. 244; 31 de diciemb re de 1867-12 de enero de 1868.

.. 355
gar para poder escribir, se mudó cinco veces mientras la novela estaba en
proceso. Los Dostoievski se vieron obligados dos veces a cambiar de aloja-
miento en Ginebra , y luego se fueron de Ginebra a Vevey, al otro lado del
lago , donde supuestamente había mejor clima. Tres meses después se fue-
ron a Italia, donde vivieron dos meses en Milán y luego el resto del año en
Florencia, donde el novelista completó los últimos capítulos.
Su labor también se vio interrumpida por el nacimiento de su primera
hija, feliz acontecimiento seguido muy pronto por la tragedia de su muer-
te. Éste fue un golpe terrible para la pareja , cuya angustia ha quedado con-
movedoramente expresada en las cartas de Dostoievski. Además , aunque
ya no lo acosaban los acreedores como sin duda lo habrían hecho en Rusia,
Dostoievski estaba continuamente preocupado por la conducta caprichosa
de su hijastro Pasha, así como por la indigencia de la familia de su difunto
hermano. Todos estos problemas y otros muchos lo distraían, y cualquier
observador compartirá el admirado asombro expresado por Maikov, única
persona de su mundo literario con quien Dostoievski se mantuvo en con-
tacto , y que conocía todos los detalles de su onerosa situación. Después de
informarse de la epilepsia de su amigo , prosigue diciendo Maikov: "Anna
Grigórievna en su estado, en la pobreza y en el exilio , sin amigos ni fami-
lia ... ¿Cómo logras soportar todo esto y, mientras lo soportas, todavía es-
cribes una novela?"3 Éstas eran las circunstancias en que Dostoievski traba-
jaba en El idiota, y tuvo sobrada justificación para afirmar que ningún
importante novelista ruso de su época había trabajado con tan desalenta-
dores impedimentos.

La preocupación más inmediata y apremiante de Dostoievski durante el


resto de enero fue enviarle la copia prometida a Kátkov, y día y noche per-
manecía sentado ante su escritorio tratando de encarnar sus intuiciones
artísticas en figuras vivas sobre la página. A Sofía Ivánovna le envía una
imagen de lo que es su rutina laboral:

Así es mi vida aquí: me levanto tarde , enciendo el fuego en la chimenea (aquí


hace un frío atroz) , y tomamos nuestro café; luego, me pongo al trabaj o. A las

3 "Pisma Maikova", DSiM, 2: 343.

356 .,.¡ UN IDEAL RU SO


cuatro de la tarde salgo a cenar en un restaurante , donde logro comer por dos
francos , incluido el vino. Anna Grigórievna prefiere comer en casa [es decir,
por lo avanzado de su embarazo]. Después de eso voy a un café, donde bebo
y leo la Gaceta de Moscú y La Voz hasta la última sílaba. Al terminar doy un
paseo durante media hora, poco más o menos, para hacer un poco de ejerci-
cio , y luego regreso a casa y vuelvo al trabajo. Más tarde remuevo el fue go,
tomamos té, y luego una vez más pongo manos a la obra. Anna Grigórievna
dice que es terriblemente feliz. 4

Si Dostoievski creyó p or completo en las fras es tranquilizadoras de


Anna es algo que quedará incierto. Sin embargo , hay otro testimonio de que
estaba muy preocupado por su estado de salud y de ánimo. Seis semanas
después, le informa a Maikov: "Anna Grigórievna está esperando atemori-
zada, quiere con todo su corazón a nuestro futuro huésped y se muestra
valiente y animosa , aunque a últimas fechas se ha puesto un poco nervio-
sa . En ocasiones la asaltan pensamientos sombríos , teme morir, etc . Esto
hace que las cosas sean un tanto deprimentes y agotadoras". 5
No podría exagerarse la importancia de las cartas que por entonces en-
vió Maikov a Dostoievski , no sólo por los servicios prácticos que estuvo
dispuesto a prestar a su viejo amigo , sino también porque gracias a ellas
Dostoievski podía recibir alentadoras bocanadas del oxígeno de la cultura
rusa, sin cuyo estímulo sentía que su espíritu se asfixiaba .

Desearía que supieras, querido amigo -le dice a Maikov, agradecido- , con
qué alegría leo y releo, una y otra vez, cada carta que recibo de ti. ¡Si pudie-
ras imaginar cómo es aquí mi vida , y lo que para mí significa recibir cartas
tuyas! Aquí no veo a nadie, no tengo noticias de nada , y ni siquiera los perió-
dicos rusos (La Gaceta de Moscú y La Voz) han estado llegando desde princi-
pios de año .

Sólo con Maikov podía intercambiar ideas e impresiones literarias , y


comenta muy favorablemente un poema de Maikov (que le envió en ma-
nuscrito) cuya protagonista es Sofía Alekseevna , la hermana de Pedro el
Grande. "¿No sería formidable que 'Sofía Alekseevna' pasara a ser un epi-
sodio de todo un poema acerca de ese periodo7 -pregunta Dostoievski, con
4
PSS, 28/libro 2: 252 ; 1-13 de enero de 1868.
5
/bi d., p 258 ; 18 de febrero-1° de marzo de 1868.

UN PADRE INCONSOLABLE ~ 357


entusiasmo-, es decir, un poema Raskolnik, o parte de una novela en verso
acerca de aquella época ... Creo que semejante poema causaría una impre-
sión enorme. "6 Ese consejo muestra el deseo de Dostoievski de impulsar
una literatura contemporánea que estuviese imbuida de los valores moral-
culturales rusos que él mismo estaba dedicándose a retratar. A juzgar por
la respuesta de Maikov, evidentemente sintió, sobre la base de El idiota,
que Dostoievski estaba realizando precisamente esa tarea. "Tu poema es
una novela, y no una novela en verso -comentó-. Esos poemas ... ¡tú los
estás escribiendo l"7
Le habían enviado a Dostoievski el número de enero de El Mensajero
Ruso, el cual contenía la primera entrega de su novela, y le expresa a su ami-
go sus opiniones sobre el resto del número. Un poema de su amigo común
Ya. P Polonski era verdaderamente "encantador'', pero Turgueniev había
enviado "un cuento muy endeble". El cuento del que habla, El teniente Yer-
gunov -insignificante anécdota acerca de un joven funcionario que es he-
chizado y robado por una irresistible gitana- , en verdad no le da crédito
artístico a Turgueniev. Dostoievski vuelve a mencionar esta bagatela al final
de la carta , donde se queja de las presiones bajo las cuales se ve obligado a
trabajar. "¡Y pensar que todo , incluso mi futuro , depende de que esta nove-
la triunfe o fracase! ¡Qué distinta es la vida, digamos , de Turgueniev, y cómo
se atreve en esas circunstancias a salir con un Yergunovl Y cuando te digo
que él mismo me declaró, literalmente , que es alemán y no ruso , y que se
honra de considerarse alemán y no ruso. ¡Ésa es la verdad literall" 8 Dos-
toievski simplemente no puede olvidar ni por un momento la extraordina-
ria afirmación de Turgueniev.
Dostoievski también comenta de paso La guerra y la paz, movido por
un artículo y también por observaciones del propio Maikov. El nacionalis-
mo de Maikov era igual o incluso más ferviente que el del propio Dostoiev-
ski , y había observado - con cierta justicia, debemos reconocer- que la
cultura europea no había producido en años recientes nada que pudiera
compararse a Crimen y castigo y ahora a La guerra y la paz. Nos informa que
e' Ibid , p. 259.
El título co mpleLo de este poema es "Un cuen to strel tsy de la tsaren1a So Íía Alekseevna". Los
strc/tsv eran soldados ele línea del ejército ruso en tiempos ele Pedro el Grande , y estos regimien-
tos co menían a muchos Viejos Creyentes; ele al lí la alusión ele Dostoie\·ski a los ras1wl nihi.
7
A. N. Jvlai ko\", "Pisma k F lvl. Dostoes\·skorn u", ecl . N. T. As himbae\'a , Pamyatnilú Kultu ri ,
1982 (Leningraclo, 1984), p 66.
" PSS, 28/libro 2 259 , nota 5.

358 .... UN IDEA L RUSO


críticos como Strájov estaban "extasiados" por el libro: "¡Una majestuosa
novela histórica! Los personajes están pintados con todas sus insuficien-
cias históricas y cotidianas, pero el panorama, el gran panorama de la épo-
ca capta el corazón del lector: exuda el olor del alma rusa''. 9 Dostoievski
había leído cerca de la mitad de la novela, que estaba siendo publicada si-
multáneamente con Crimen y castigo en meses alternados en la revista de
Kátkov, y contestó:

Leí la crítica de La guerra y la paz [escrita por un historiador, y que en reali-


dad no era más que un resumen. ] . F]. ¡Me gustaría tanto leerla completa 1
Me parece una obra de verdadera importancia, aunque por desgracia tiene
demasiados detalles psicológicos. Me hubiera gustado que tuviera menos. Por
otra parte, empero, tal vez precisamente por estos detalles tiene tantas cosas
buenas. 10

El ardiente nacionalismo de las cartas de Maikov provocó una afirma-


ción similar de los sentimientos patrióticos del propio Dostoievski , que ,
como ya hemos visto, se habían intensificado en el exilio. Maikov le había
escrito con entusiasmo acerca de la popularidad del zar y del príncipe he-
redero, y un tanto beatíficamente declaró: "¡Lo que es capaz de soportar el
pueblo ruso en nombre del amor! ¡Vaya, todol ¡El amor del pueblo ... ésa
es nuestra constitución! ¡Eso es lo que no comprenderán jamás los que no
son rusosl" 11 Dostoievski se apresuró a darle la razón, y escribió que Mai-
kov había expresado lo que él había estado tratando de proclamar en El
Tiempo y en La Época varios años antes, sin que nadie le hiciera caso. "Sí, el
amor, no la conquista, es el fundamento de nuestro Estado (algo que, se-
gún creo, los eslavófilos fueron los primeros en descubrir) y es una idea
sublime sobre la cual se edificarán muchas cosas. Ésta es la idea que pro-
clamaremos a Europa, la cual no comprende de ella absolutamente nada." 12
Por "nosotros" podemos suponer que Dostoievski quería dar a entender la
Rusia misma, pero no perdió tiempo en proclamar precisamente esta idea
en las exhortaciones del príncipe Mishkin a los desconcertados represen-
tantes de la sociedad rusa "aristocrática" reunidos en casa de los Epanchin.

""Pisma Maikova", DSiM, 2: 344.


10
PSS, 28/libro 2: 258-259n. 5.
11
"Pisma Maikova", DSiM, 2: 348.
12
PSS, 28/libro 2: 280; 21-22 de marzo a 2-3 de abri l de 1868.

UN PAD RE INCONSOLABLE ~ 359


Desde luego, eran rusos y no europeos; mas para Dostoievski la clase supe-
rior rusa se había "europeizado" tanto que era incapaz de comprender la
esencia religiosa de la misión de Rusia en la historia universal.
Esta "esencia religiosa" se había identificado plenamente ahora con el
zarismo, que para Dostoievski encarnaba el concepto totalmente ilusorio y
utópico de una nación fundada en el amor y no en la conquista. "Aquí en
el extranjero", le dice Dostoievski a Maikov, en un revelador reconocimien-
to, "me he vuelto, para siempre, un monárquico intolerante cuando se tra-
ta de Rusia ." Sólo podemos inferir que Dostoievski no había sido antes tan
furibundo monárquico, pese a su inerradicable convicción de que todos
los intentos de revolución en Rusia eran fútiles y mal encaminados . Dos-
toievski había apoyado antes al zarismo, pero en gran parte porque, como
escribe, "si alguien ha realizado algo en Rusia ciertamente ha sido él [Ale-
jandro II], y sólo él". Ah ora, sin embargo, ve en acción algo más profunda-
mente arraigado: el zar "es amado por el pueblo ruso tanto por sí mismo
como porque es el zar. En nuestra patria, el pueblo ha dado y sigue dando
su amor a cada uno de nuestros zares , y sólo en él cree, a fin de cuentas.
Para el pueblo éste es un misterio, un sacramento, un ungimiento. Los oc-
cidentalistas no entienden nada de esto y ellos, que tanto se enorgullecen
de basar sus teorías en los hechos , han pasado por alto el primer y más
grande hecho de nuestra historia".13
Esta sacralización del zarismo y del Estado ruso no era una contradic-
ción con el cristianismo porque Dostoievski se había convencido de que el
Estado ruso encarnaba el principio cristiano del "amor". Eran sólo otras
formas de cristianismo (en particular el catolicismo romano, que buscaba
el poder por medio de la fuerza y la conquista) las que violaban el espíritu

I> Jbid., p. 281.

Resulta interesante comparar este pasaje con uno de los análisis más agudos y sagaces ele la
cultura rusa hechos por un occidental, Anatole Leroy-Beau\ieu, quien esc ribió acerca de la acti-
tud del pueblo ruso para con su zar dos años después ele la muerte de Dostoievski (1883).
Estaba hablando de las relaciones entre la Iglesia y el Estado en el Imperio ruso "Si el zar sigue
siendo un lego secular y si en cuestiones religiosas tanto como en cuest iones cívicas el Empe-
rador actúa en su capacidad de jefe ele Estado, no lo es como cabeza ele un Estado secular en el
sentido modern o u occiclental. Si no tiene categoría eclesiástica , el zar, para la masa del pueblo ,
sí tiene un estatus religioso. Es el ungido del Seflor estab lecido por la mano divina para salva-
guardar y encabezar al pueblo cristiano. El haber sido ungido bajo la estrecha cúpula de la cate-
dral de Uspenski le ha dado la virtud de lo sagrado. Su dignidad no tiene igual baj o el cielo. Sus
súbditos de tocias clases, colecti va e individualmente , le han jurado fidelidad sobre el Evangelio".
Anatole Leroy-Beaulieu , L'Empi rc des Tsws et les Russcs (París, 1990), p. 1033.

360 ... UN IDEAL RUSO


de la fe cristiana. De cualquier modo, ni Dostoievski ni Maikov estaban tan
engañados que creyeran que el Estado ruso existente coincidía en realidad
con la imagen ideal que se habían formado de él; los dos sabían que esta-
ban proyectando una visión prospectiva, la cual podía borrarse con sólo
echar una ojeada a los periódicos.

Que el pueblo me culpe -reconoció Maikov-, porque lo veo todo bajo una
luz color de rosa; pero nosotros [Dostoievski y él mismo] somos vates [profe-
tas], que vemos más allá de nuestras narices y de los abusos de un supervisor
de distrito o de la estupidez de alguno de los gobernadores, o la insensatez de
un censor, o el estúpido despotismo de un comerciante moscovita y la cegue-
ra de un columnista de San Petersburgo. 14

Dostoievski contestó diciendo que compartía todos los sentimientos


de Maikov, pero tenía demasiado tacto artístico y literario y demasiada ex-
periencia de la vida para presentar esta fe religioso-política recién descu-
bierta salvo como una aspiración idealista, completamente apartada de las
realidades terrestres . Además, Dostoievski bien sabía que, como el propio
Cristo , esa aspiración estaría siempre expuesta al escepticismo y la befa de
un mundo burlón e implacable.
Pese a la intensa presión bajo la cual estaba trabajando, Dostoievski to-
davía encontró tiempo para hacer una visita al enfermo Ogarev (Herzen
menciona el nombre de Dostoievski entre otros, incluso Bakunin, que acu-
dieron al lecho del enfermo). 15 Herzen y Dostoievski también se encontra-
ron por mero accidente en la calle, y aunque los sentimientos de Dostoiev-
ski hacia Herzen habían sido amistosos en el pasado , había llegado ahora a
tal grado de exasperación contra todos los adversarios del régimen zarista
que no pudo mostrarle ni un mínimo de amabilidad.

Me enferma ver a estos sabelotodos -le dice a Maikov- . ¡Oh, pobres tipos,
oh, nulidades, oh, basura hinchada de vanidad , oh, porquerías! ¡Es repug-
nante! Me encontré casualmente con Herzen en la calle, y durante diez minu-
tos nos hablamos en tono cortésmente hostil, nos echamos unas cuantas pu-
llas, y nos despedimos. No, ya no puedo soportarlos. ¡Se han quedado tan

14
"Pisma Maikova", DSlM, 2: 349 .
15 Leonid Grossman, Zhizni i Trudl E M. Dostoevshogo (Moscú-Leningraclo, 1935), p . 177.

UN PA DRE INCONSO LA BLE ~ 361


atrás! ¡Hasta qué punto no comprenden nadal ¡Y debieras ver los aires, los
grandes aires que se dan ' 16

Cuando esta carta fu e escrita, a mediados de marzo, Dostoievski ya ha-


bía enviado los nueve capítulos restantes de la primera parte (los terminó
entre el 13 de enero y principios de febrero). Los había pensado inicialmen-
te como segunda parte de su novela, planeada como obra en ocho partes,
pero al transcurrir el tiempo este bosquejo fue reduciéndose gradualmente
a cuatro , aunque Dostoievski siguió utilizando confu samente la anterior
numeración en sus notas y cartas. Un mes antes le explicó a Maikov, con la
habitual exageración de su capacidad productiva , que se proponía escribir
otras dos partes en febrero y marzo; esto bastaría para permitirle solicitar
un nuevo anticipo . "Y entonces, cuando haya enviado [la entrega de mar-
zo] espero que podamos irnos de Gin ebra . Eso ocurrirá allá por mayo. "17
La segunda pila de capítulos, impresa en el número de febrero de la revis-
ta , fue acompañada , empero, por una nota de los editores explicando que
ya no aparecerían más entregas hasta el número de abril. Esto se hizo acce-
diendo al ruego de Dostoievski de que , en vista del inminente parto de su
esposa, se le diera un respiro temporal de la obligación de publicar ininte-
rrumpidamente.

El hecho más importante de la vida de los Dostoievski durante su estadía


en Ginebra fue el nacimiento de su hija Sofía (llamada así por la sobrina
preferida del autor) el 5 de marzo de 1868. Anna se había dado cuenta de
que tal vez estuviese embarazada desde que residieron en Dresde y, con el
paso del tiempo , empezó a sentir las diversas molestias del embarazo. Pero
sólo a mediados de octubre, cinco meses después de salir de Rusia, decidió
consultar a una comadrona cuyo anuncio vio en uno de los hoteles en que la
pareja tomaba sus alimentos . Por su anotación en el diario vemos que
Dostoievski había estado diciéndole que fuese a ver a un médico, pero ella
se había negado , por razones que veremos dentro de un momento. Sin
embargo , por fin se decidió a visitar a la comadrona, quien no le hizo nin-

1
" PSS, 28/libro 2: 282, noLa 12.
17
lbid., p. 258 , nota 5.

362 .. UN IDEAL RUSO


gún examen físico pero por las descripciones comprendió que los dolores
eran causados por un embrión en pleno desarrollo.

Volví a casa -escribe Anna- terriblemente feliz , tanto más cuanto que aho-
ra estaba completamente segura de no haberme equivocado y de que, en rea-
lidad, estaba embarazada. Me había desconcertado lo pequeño de mi barriga,
y seguí creyendo haberme engañado, que no estaba embarazada y que no te-
nía la regla por causa de alguna enfermedad; hasta llegué a creer que sufría de
tuberculosis. 18

En el diario de Anna en Ginebra aparecen muchas referencias a este


muy esperado bebé, y la pareja hablaba a menudo en forma cariñosa y con-
movedora acerca de la pequeña Sonia o el pequeño Misha que venía en
camino. Dostoievski insistió en que Anna consultara a un famoso ginecólo-
go, recomendado por Ogarev, y el médico les dio el nombre de una coma-
drona digna de confianza, a la que confió el cuidado de Anna. Si hemos de
creer a las Reminiscences de Anna, Dostoievski empezó por entonces a pa-
searse por la calle en que vivía la comadrona para que, en caso de una emer-
gencia nocturna, pudiese ir por ella sin confundir la casa con otras que se
le parecían. Desde su llegada a Ginebra la pareja había vivido en una habi-
tación, pero al estar esperando a un niño esto ya no sería posible, si Dos-
toievski quería trabajar. Empezaron entonces a buscar un departamento de
dos habitaciones, lo cual no era fácil por lo limitado de sus medios. Por
fortuna, encontraron un alojamiento apropiado y confortable, y aunque
Dostoievski había contratado a una enfermera para que atendiera a Anna
hasta que ésta se recuperara por completo , también invitó a la madre de
Anna a acompañarlos (ella sólo logró acudir varios meses después) para
ayudar a su hija en el periodo siguiente al parto.
Después de varias falsas alarmas, finalmente llegó el gran acontecimien-
to, por desgracia en la misma noche en que Dostoievski había sufrido un
grave ataque de epilepsia y se encontraba totalmente incapacitado. Anna
guardó silencio durante varias horas sufriendo dolores, pidiéndole a Dios
fuerzas y auxilio, y sólo despertó a Dostoievski a las siete de la mañana .
Recuperado después de haber dormido, éste corrió a llamar a la comadro-
na, quien mostró una total indiferencia que indignó al padre , frenético , y a

18
A G. Dostoevskaya, "Dnevniki i Vospominaniya", L N, 86 . (Moscú, 19 73), p 213.

UN PAD RE INCONSOLABLE ~ 363


la madre, aprensiva. El parto de Anna fue muy prolongado, en parte , se-
gún la comadrona, porque la agitación y los evidentes temores de Dos-
toievski preocuparon mucho a su muj er Anna recuerda que "a ratos lo veía
sollozando, y yo misma empecé a temer que me encontrara a las puertas
de la muerte" .19 Por último, a Dostoievski le negaron el acceso a la habita-
ción de Anna, y en mitad de sus contracciones Anna les pedía a la enfer-
mera o a la comadrona que fueran a echar un vistazo y le informaran del
estado de su marido. Por fin, Dostoievski oyó el llanto de un niño entre los
gemidos de Anna e irrumpió en la habitación, aunque la puerta estaba ce-
rrada con pasador, y se arrodilló al lado de la cama para besar las manos de
Anna, radiante de alegría.
Más adelante, Dostoievski describiría las emociones que había experi-
mentado durante el nacimiento de Sofía en Los demonios, que en realidad
contiene una de las escenas más conmovedoras y tiernas que jamás haya
escrito. María, la amante abandonada por Stravroguin, que lleva en el vien-
tre a su hijo , llega a dar a luz a la casa de Shatov, el marido al que traicionó.
Él no se da cuenta de su estado y confunde los dolores de parto con algún
mal, pero ella finalmente le dice la verdad y él responde con todo el calla-
do amor que aún siente por ella. Precisamente como a Dostoievski, la par-
tera lo expulsa de la habitación, y

él temblaba como una hoja y tenía miedo de pensar, pero su mente ya se afe-
rraba a cada imagen , corno le ocurría en su eños ... Por último, los gemidos
que le llegaban de la habitación se convirtieron en terribles gritos animales,
intolerables, increíbles ... Luego, por fin , le llegó el sonido de un llanto; un
nuevo llanto que hizo estremecerse a Shatov, quien , estando de rodillas , se le-
vantó de un salto: era el llamo de un recién nacido , llanto débil y discordante.

Ninguna de las figuras de esta escena , ni siquiera la encallecida coma-


drona radical, puede resistir a la felicidad del momento; todos quedan
transfigurados por una gozosa exaltación. "Había dos -declara Shatov-,
y ahora hay tres seres humanos, con un nuevo espíritu, íntegro y comple-
to, que ningunas manos humanas podrían forjar un nuevo pensamiento y
un nuevo amor que hace sentir miedo. ¡Y no hay nada más grande en el
mundol " [10: 451-452]. Tales palabras expresan los recuerdos de Dostoievski

1
" Anna Dostoe,·sky, Rcm in iscenccs, Lrnd. y ecl. ele Bcat rice Still rnan (Nueva York , 1975), p. 142.

364 ... UN IDEAL RU SO


de aquel trascendente momento de su vida , cuyo esplendor, por desgracia ,
se disiparía muy pronto.
Dostoievski anunció el nacimiento de Sofía en las cartas que envió a su
familia y sus amigos, contentándose con escribir frases tranquilizadoras y
convencionales en todas ellas, excepto en la que le mandó a Maikov, la cual
revela un cuadro más preocupante. A su hermana Vera le dice Dostoievski:
"Anna me ha entregado una niñita espléndida , saludable y brillante, que se
parece a mí hasta el grado de hacer reír. Madre e hij a se encuentran en es-
tado satisfactorio y yo espero , con la ayuda de Dios, que todo siga bien".2º
Una semana después le escribe a Maikov: "El 22 de febrero (de nuestro ca-
lendario) mi esposa (después de terribles sufrimientos que duraron treinta
horas) dio a luz a una niña y aún se encuentra postrada. Ya sabes cómo se
alteran los nervios en esa situación .. . Sonia, mi hija , es una niña saludable ,
robusta , adorable y maravillosa, y yo me paso prácticamente la mitad del
día besándola y no me puedo separar de ella" n La exuberante serie de
adjetivos acerca de Sonia confirma las palabras de Anna cuando dice que
Dostoievski era "el padre más tierno posible", que ayudaba a bañar a la be-
bé y "se quedaba sentado durante horas interminables junto a la cuna ,
cantándole canciones o hablándole , y estaba convencido de que la niña ya
lo reconocía cuando no había cumplido aún tres meses".22
Sin embargo , por el momento Dostoievski estaba aterrado ante la idea
de que Anna sufriera una recaída y que él no pudiese pagarle al médico ni
comprar las medicinas. Aunque los Dostoievski no se encontraban en ab-
soluta pobreza gracias a los pagos regulares que recibían de Kátkov, vivían
sin poder ahorrar un solo penique de un mes a otro , y a menudo se veían
obligados a empeñar prendas para hacer frente a algún gasto inesperado.
Mientras tanto , Dostoievski trabajaba feb rilmente en sus planes de las si-
guientes secciones de El idiota, y la continua tensión intensificó la frecuen-
cia de sus crisis epilépticas.
Dostoievski también se alarmó grandemente por un rumor - infunda-
do, que difundió la madre de Anna- de que Pasha Isaev había ido a
Moscú a importunar a Kátkov, pidiéndole parte del dinero enviado por su
padrastro . La noticia de esta supuesta intervención le causó pánico a Dos-
toievski, no sólo por la humillante posición en que lo dejaba, sino también
20
PSS, 28/libro 2: 266-267; 24 de fe bre ro-7 de marzo de 1868 .
21
Ibid. , pp. 272-273 ; 2-14 de marzo de 1868.
22
Anna Dostoevsky, Reminiscences, p. 146.

UN PADRE INCONSOLABLE ~ 365


porque había pedido un nuevo anticipo de quinientos rublos por encima
de su estipendio , y temió que Kátkov se ofendiera y le negara todo nuevo
pago . Y lo peor fue que, sorprendido al no tener noticias de Maikov sobre
el supuesto viaje, Dostoievski no podía saber si el rumor era verdadero o
falso; sin embargo, le escribió a Kátkov una humilde carta de disculpa, en-
gañado por su suegra, y creyendo que el incidente había ocurrido. Las ma-
quinaciones de la madre de Anna, dispuesta a no detenerse ante nada para
que Dostoievski dejara de mantener a su hijastro , sólo vinieron a aumentar
las humillaciones del escritor en aquella difícil coyuntura.
Pese a todas estas tribulaciones, la siguiente carta de Dostoievski a Mai-
kov fue menos preocupante (sin duda porque en el ínterin había llegado el
nuevo anticipo), aunque seguía habiendo causas de inquietud. La recupe-
ración de Anna había sido muy lenta, y los Dostoievski estaban haciendo
sus maletas para volver a mudarse porque el llanto de la bebé no dejaba
dormir a sus vecinos. Sin embargo , es inconfundible la nota de satisfacción
pura - tan rara en Dostoievski- debido a las sensaciones de la paterni-
dad. Maikov le había escrito que al ser padre experimentaría toda una ga-
ma de nuevas sensaciones , y Dostoievski confirma , gozoso , esta predic-
ción: "Desde hace casi un mes , desde que vi a Sonia por vez primera hasta
el momento en que la bañamos en la tina de la lavandería, he sentido mu-
chas cosas que son terriblemente nuevas y que m e eran totalmente desco-
nocidas hasta hoy. Sí, un alma angelical ha descendido entre nosotros".23
Dostoievski dice frecuentemente, y con un asombro conmovedor, que
Sonia se parece a su padre hasta un grado "divertido" y casi "ridículo".
"Hace sólo un mes que nació y ya tiene toda mi expresión, mi fisonomía ,
hasta las arrugas en la frente: cuando está acostada, ¡es como si ella estu-
viera escribiendo una novela! " Pese al inmenso placer que le producía con-
templar su propia fisonomía en su hija , esto le produjo cierta paternal preo-
cupación por el futuro de la niña. "Por todo esto podrías concluir que en
realidad no puede ser tan bonita (porque yo sólo soy una belleza a ojos de
Anna Grigórievna. ¡y te digo esto con toda seriedad!). Pero tú , como ar-
tista, sabes muy bien que una persona puede ser bonita y sin embargo pa-
recerse a alguien que n o tiene nada de guapo". La humorística franqu eza
de estas palabras nos permite sorprender a Dostoievski en un raro momen-
to de tranquila y divertida burla de sí mismo.

23
PSS, 28/libro 2: 277-278, nota 12 ; 21 -22 de marzo a 2-3 de abril de 1868 .

366 ... UN ID EAL RU SO


En la carta, Maikov no sólo había previsto con todo acierto que en el
pecho de Dostoievski surgirían esas emociones paternas , sino que también
lo había censurado cariñosamente por no reservar todo su escaso ingreso a
su familia. A Maikov le había pedido Dostoievski que velara por la distri-
bución de una parte del nuevo anticipo a Emilia Fiódorovna y a Pasha, y
Maikov, aunque aceptó la tarea, también le recomendó a Dostoievski que
fuese más "egoísta" en favor de Sofía y de su esposa. "Si fueras sano , solte-
ro, rico (o hasta moderadamente bien provisto), ¡oh, todo sería muy dis-
tinto!", le escribió. Pero dada la actual situación de Dostoievski, la opinión
de su amigo era que "tú, Fiódor Mijaílovich, te ajetreas por los tuyos que
viven aquí con un celo imperdonable. Me disgusta ir a darles tu dinero. Tú,
creo yo, miras a través de unos cristales de bondad que te hacen creer que
las cosas son peores"H Además, Maikov le aconsejó a Dostoievski hacer
un testamento de modo que, en caso de fallecer, no hubiese ambigüedades
sobre quién heredaría el derecho a los ingresos producidos por sus obras.
Al parecer, había oído rumores de que la familia de Mijaíl y Pasha estaban
complacidos de que Anna hubiese dado a luz a una niña: con un htjo va-
rón no habrían tenido derecho legal a ninguna de las propiedades de Dos-
toievski.
Dostoievski siguió este excelente consejo, y ese mismo mes escribió
una "declaración" en que, de manera inequívoca , delegaba los derechos de
todas sus obras a su esposa. Sin embargo, por lo que respecta a sus otros
dependientes, le explicó a Maikov que sus obligaciones para con ellos se-
guirían siendo sagradas durante toda su vida. "En el caso de Pasha, la pobre
María Dimitrievna me lo confió en su lecho de muerte. Entonces , ¿cómo
puedo abandonarlo? Para mí, es como un hijo ... Si dejo en su corazón una
impresión de bondad y generosidad, le servirá cuando madure. " En cuanto
a Emilia Fiódorovna y sus hijos, "una vez más, todo es por mi finado her-
mano Misha. No tengo que decirte lo que ese hombre fue para mí desde
los primeros momentos en que tuve conciencia".25 La rebosante gratitud
de Dostoievski para con su difunto hermano mayor, que sin reservas había
acudido en su ayuda al salir él de la prisión, nunca le permitiría pensar si-
quiera en negarse a ayudar a su familia.

24
"Pisma Maikova" , DSiM, 2: 345.
25
PSS, 28/libro 2 279-280 , nota 12 .

UN PAD RE IN CON SOLA BL E ~ 367


4

El plazo de un mes concedido a Dostoievski por El Mensajero Ruso sirvió


para relajar la extrema tensión con la cual había estado trabajando, aunque
no pudiera aprovechar plenamente este respiro . "Me llenó de alegría ... ", le
dice a Maikov el 2 de abril, el anuncio "de que la novela continuaría en el
número de abril y no en el de marzo". Aun así, sólo le quedaban veinte
días antes de tener que enviar la continuación , "¡y todavía no he escrito un
solo renglón! . .. Pero, ¿qué puedo hacer"? Todo el mes ha sido excepcional-
mente agitado , lleno de angustia y preocupación. Hubo noches intermina-
bles en que no logré dormir, no sólo por la tensión mental sino porque no
tenía ninguna opción. Esto es horrible para un hombre que padece epilep-
sia. Tengo los nervios tensos en extremo". 26 No obstante, los cuadernos de
notas de Dostoievski revelan que, en los ratos disponibles que tuvo durante
marzo y abril (aparte de una breve excursión a las mesas de juego) , conti-
nuó bosquejando diversas posibilidades contenidas en la acción ya inicia-
da por los primeros dieciséis capítulos. En estas notas no trata únicamente
del problema inmediato de los capítulos siguientes , sino que también echa
las bases de gran parte del ulterior desarrollo de toda la novela.
A juzgar por estas notas, nada puede ser más claro que la absoluta incer-
tidumbre de Dostoievski ante la futura dirección de la trama. Una vez más,
Edward Wasiolek ha descrito atinadamente la perplejidad de Dostoievski:

[Dostoievski] ni siquiera está seguro de cuánto tiempo transcurre entre el fin


de la acción de la primera parte y el principio de la segunda. En las notas es-
cribe , diversamente, tres semanas, cinco semanas , cinco días , un mes y me-
dio , tres meses y seis meses ... Dostoievski no sabe si Nastasia Filippovna se
casará con Rogozhin o con el príncipe; si el matrimonio del príncipe, de lle-
gar a ocurrir, será secreto o público ; si Nastasia Filippovna se dará muerte, si
será asesinada o si morirá de muerte natural; si Aglaia se casará con Gania o
no; si Nastasia Filippovna y Aglaia se odiarán mutuamente o se reconciliarán;
si Rogozhin será un asesino o si será redimido por las enseñanzas del prínci-
pe. En el cerebro de Dostoievski bullen las posibilidades, pero la tiranía del
arte y la tiranía de la publicación lo obligan a decidirse n
26
lbid., p. 278 .
27
Th e Noteboohsfor "The ldiot", trad. de Katherine Strelsky, ed. e introducción de Edward
Wasiolek (Chicago y Londres, 1967), p. 160 .

368 ... UN IDEAL RUSO


Un tanto inesperadamente, dado que se acercaba el fin del plazo, las pri-
meras notas de marzo del cuaderno se centran en torno del conflicto entre
Aglaia y Nastasia Filippovna. Este conflicto sólo se manifestará abiertamente
en una etapa muy posterior de la novela, pero Dostoievski ya siente que la
dinámica de la trama dependerá de la rivalidad entre las dos. "El príncipe se
compromete con Aglaia. Por último busca a N. F Relato de la incesante mofa
y odio de Aglaia ... La víspera de la boda, Aglaia rompe con todo , o bien
huye con el conde. Príncipe y N. F; se casa con N. F" [9: 216] . Esto es modi-
ficado al día siguiente para acercarlo más a lo que ocurre en la novela: ahora
es Nastasia Filippovna la que huye en vísperas de casarse con el príncipe.
"Rogozhin vela por ella (Nota: Se enamora de Aglaia)" [9 : 216]. Ya había ha-
bido una referencia anterior a esta muy improbable obsesión de Rogozhin
por Aglaia , y, por fortuna, Dostoievski muy pronto abandona la idea.
Dostoievski también esboza el encuentro de Aglaia y Nastasia Filip-
povna que precipitará el clímax, hasta indicando algunos de los duros in-
sultos que se intercambiarán. "Aglaia visita a N. F, dice que es vil desem-
peñar el papel de María Magdalena, que más le valdría perecer víctima de
una daga japonesa en un prostíbulo, sin que nadie la vea ni la oiga . Se ríe
de la vileza de su alma. Le ofrece arsénico, le habla de 'tú', declara que ya
es una princesa (se ridiculizan mutuamente)" [9: 217] . Esta escena llevará
a la angustiosa e involuntaria decisión del príncipe de casarse con Nastasia
Filippovna, pero hasta aquí se ha dicho muy poco acerca de su actitud ,
sólo que "el príncipe lo perdona todo" [9: 217]. En las notas del día siguien-
te se analizan ahora los sentimientos de Nastasia para con el príncipe. "Ella
siente en el corazón que ama al príncipe, pero se considera indigna de él.
Quiere volverse lavandera, o huye a un prostíbulo. No ta: En este punto ,
Aglaia la visita , le dice que 'debe refu giarse en un prostíbulo'." Aglaia , en
su conversación con Nastasia, dice que el príncipe es un "idiota rico", pero ,
"por ciertas entonaciones de su voz y por cierta condu cta extraña ,
E. F adivina que está enamorada del príncipe. N. F siente celos de Aglaia.
Y los celos la impelen a casarse con el príncipe". Pero, una vez "habiéndose
casado con él, se entrega a toda clase de desenfreno. De nuevo el general"
(podemos suponer que el general Epanchin, quien desea a Nastasia en la
novela). Se considera la muerte de Nastasia , pero , al parecer, no asesinada:
"Su muerte en un prostíbulo (descripción)" [9 : 21 7-21 8].
Como sabemos, Dostoievski había estado sumamente preocupado por
la "vaguedad" de su captación del carácter del príncipe, y ahora trata de ha-

UN PA DRE INCONSO LABLE ~ 369


cerlo un poco más concreto. "El principal rasgo del carácter del príncipe:
haber sido pisoteado. Es timorato. Autohumillación. Humildad. Tiene ple-
na conciencia de ser un idiota. A cada momento (internamente) se pregun-
ta: '¿Tengo la razón yo, o la tienen ellos?' A la postre, siempre está dispues-
to a acusarse a sí mismo." Por otra parte, el príncipe es capaz de enfrentarse
al mundo cuando cree que esto es justo. "Nota: Cuando su corazón y su
conciencia le dicen: 'No, así es', entonces actúa contra la opinión de to-
dos." Dostoievski también otorga a su personaje el don de la clarividencia
psicológica: "Ve con toda claridad los pensamientos de los que le rodean.
Perfectamente se da cuenta de que lo creen un idiota, y está convencido
de ello". Como resultado, "se considera inferior y peor que los demás".
Asimismo, "ve a los niños como hombres crecidos, y se rodea de ellos"
[9: 218].
Dostoievski había unido al príncipe Mishkin con niños en el ya publi-
cado episodio de Suiza, respecto a la moribunda pastora María, expulsada
de la aldea después de ser seducida por un viajero de paso, y se propuso
continuar esa asociación en episodios ulteriores.

Nota : En cuanto a las relaciones con los nifíos, disponer las cosas de esta manera.
Al principio, cuando el tema trata especialmente de Aglaia, Gania, N. F, las
intrigas, etc., ¿por qué no relacionar de paso y casi enigmáticamente la relación
del príncipe con los niños, con Kolia, etc. 7 No mencionar el club, sino intro-
ducirlo súbitamente, insinuando que circulan vagos rumores sobre su exis-
tencia, y presentar al príncipe, enmedio de él, como un zar, en la quinta y la
sexta partes de la novela [9: 220].

Esta idea, aunque fue abandonada aquí, resurgiría en Los hermanos Kara-
mázov. Otra idea era poner fin a la novela con una "confesión" (no queda
en claro de quién), que reaparece en la confesión de Stavroguin con que
termina Los demonios.
A mi parecer, una de las más importantes notas aclaratorias es la del 12
de marzo, donde Dostoievski escribe: "Tres tipos de amor en la novela:
1) Amor apasionado y espontáneo: Rogozhin. 2) Amor por vanidad: Gania.
3) Amor cristiano: el príncipe" [9: 220]. Dostoievski ya había definido pre-
viamente estos diversos tipos de amor como mutaciones de un solo carác-
ter; sin embargo, ahora los asigna a diferentes personajes. En general, la
importancia de este tema del amor en el libro, en especial la trágica antino-

370 ... UN IDEAL RUSO


mia implícita en el "amor cristiano" del príncipe , ha sido descuidada por
sus intérpretes. Pero Dostoievski ya nos ha dado un atisbo de él en la con-
fusión de los niños suizos por la naturaleza del "amor" de Mishkin hacia la
doliente María. En diversas ocasiones, en el margen de sus notas, Dos-
toievski escribe aislado de todo contexto: "Príncipe Cristo" [9: 246] . Por lo
general se ha creído que este título confirma la ambición de Dostoievski de
crear en el príncipe una figura semejante a la de Cristo, pero esas palabras
también sugieren la tensión entre lo humano y lo divino a la que Mishkin
se ha obligado a enfrentarse: la tensión entre vivir en el mundo "como un
príncipe" y desear casarse con Aglaia , siendo , al mismo tiempo, un visiona-
rio seráfico inspirado por un amor cristiano y abnegado a Nastasia.
Otra nota de suma importancia nos indica las reflexiones de Dostoiev-
ski sobre el problema, ya esbozadas dos meses antes en la carta a su sobri-
na . El 21 de marzo escribe : "La síntesis de la novela. La solución de la dificul-
tad. ¿Cómo hacer que la personalidad del héroe sea simpática al lector"? "
Antes, como habíamos visto , había rechazado la solución de Dickens y de
Cervantes, y ahora establece su propia alternativa. "Si Don Quijote y Pick-
wick, como filántropos , le resultan simpáticos al lector, es porque ambos
son cómicos. El héroe de esta novela, el príncipe, no es cómico pero sí tie-
ne otra cualidad simpática: es inocente" (esta última palabra fue rodeada
por una línea en el manuscrito de Dostoievski). Esa "inocencia" sería pues-
ta en relieve, evidentemente, por la ya mencionada relación del príncipe
con los niños: "Se resuelven todas las dificultades concernientes a la persona-
lidad del príncipe (en que los niños desempeñan un papel activo), así como
otros problemas generales , y en todo esto hay mucho que resulta conmo-
vedor e ingenuo" [9: 239-240].
Aunque esta relación del príncipe con los niños quedaría sólo ligera-
mente bosquejada , Dostoievski logró expresar la "inocencia" del príncipe
sin exponerlo a una irrisión cómica . Don Quijote y Pickwick también son
inocentes, pero se vuelven ridículos por la burlona actitud que todos los
demás adoptan hacia ellos. En el caso del príncipe, después de indicar una
respuesta inicial de sorpresa y desconfianza , Dostoievski tiene cuidado de
contrarrestarla por medios que ya eran evidentes en los capítulos publica-
dos . La "inocencia" del príncipe se muestra en su candor, en su falta de toda
vanidad social (que sería normal) y en su apasionada compasión hacia el
sufrimiento humano (como en sus párrafos acerca de la pena capital). Supe-
ra la desconfianza inicial por su evidente sinceridad e ingenuidad , y tam-

UN PADRE INCONSOLA BLE .. 371


bién hay un reconocimiento implícito de que su inocencia, que revela lo que
otros se esfuerzan por ocultar, posiblemente entrañe una sabiduría supe-
rior, a la manera de los "locos santos" (yurodíví) de Rusia. Mishkin es inme-
diatamente señalado como uno de esos "locos santos" por Rogozhin, cuyos
orígenes de comerciante lo presentan como el más cercano de todos los per-
sonajes a las raíces de la vida religiosa rusa; así, las excentricidades de
Mishkin quedan dotadas, desde el principio, de una sugerida aura religiosa.
Bien entrado el mes de abril, Dostoievski anotó una de sus principales
dificultades, que en realidad nunca logró resolver muy satisfactoriamente.
"El mayor problema: el carácter del idiota. Hay que desarrollarlo. Aquí se
encuentra la idea de la novela. Cómo se refleja Rusia. Todo lo que habría
llegado a la madurez en el príncipe yace , extinguido, en la tumba. Y por
tanto, bastará mostrar poco a poco aI príncipe en un campo de acción. ¡Pero ... '
Para eso, es esencial la trama de Ia novela. " Sin embargo, la "trama" que
Dostoievski estaba considerando no era una que él pudiera encarnar artís-
ticamente, por mucho que hubiese deseado hacerlo. "[Mishkin] rehabilita
a N. F y ejerce una ascendencia sobre Rogozhin. Induce a Aglaia a la hu-
mildad, y casi vuelve loca a la esposa del general por su apego al príncipe,
su adoración de él" [9: 252]. Exceptuando esta última referencia al afecto
de madame Epanchina hacia el príncipe (y aun esto es más moderado de
lo que parecería sugerir la nota), en el texto no se encuentran ninguno
de estos felices resultados de la influencia de Mishkin; y la falta de seme-
jante trama en las secciones intermedias de la novela constituye una im-
portante deficiencia estructural.
En estas notas hay muchas cosas que se mencionan y luego se descar-
tan (como la idea, a la que Dostoievski se aferró tercamente, de que el prín-
cipe se casaría con Nastasia muy pronto en la secuencia de los aconteci-
mientos) , pero Dostoievski también conservó muchas cosas. La anotación
del 12 de marzo contiene una referencia a Lebedyev como "filósofo" (que
no se parece nada a la forma en que antes se le había visto) y luego men-
ciona su hobby de interpretar el libro del Apocalipsis, y su relato jocoserio
del monje arrepentido. "La estrella Ajenjo. Devoró a sesenta monjes, la
gente era más fuerte en aquellos tiempos que en los nuestros, él comió y
comió y se confesó; por eso lo quemaron" [9: 221]. La escena de la confe-
sión de lppolit (a él se le aplicó la idea de esa confesión) queda sugerida
por un grupo de frases inconexas. "¿Por qué es necesario , en la construc-
ción del mundo , que haya personas condenadas a morir! Pero , ¿es posible

372 .. UN IDE AL RUSO


amar durante dos semanas?" [9: 223 ]. Es probable que la siguiente frase sea
una observación del príncipe: "Entonces, muere bien; se puede morir bien
aun cuando se rinda el aliento, la vanidad , el bebé, tus sufrimientos , mon-
tañas ... ". Las siguientes palabras no son atribuidas a nadie, pero muy pro-
bablemente sean una referencia a la "explicación necesaria" de lppolit:
"Pensamientos enfermizos ... y sin embargo, no hay nada más inteligente
en el mundo" [9 222] Podemos tener aquí un atisbo de la ambigüedad y
complejidad de la relación de Dostoievski con la cuestión de la teodicea .
La muerte de Nastasia Filippovna aparece con muchas variantes en las
notas , pero la que finalmente fue utilizada - su asesinato a manos de Ro-
gozhin , cuando después Mishkin y Rogozhin velan el cadáver- aparece
pronto como posibilidad. El 12 de marzo surgen ciertas anotaciones inco-
nexas: "Cuando Rogozhin le muestra el cadáver de N. F Ella estaba gritan-
do . Él besa el cadáver. Hay un hedor inconfundible del cadáver. Él le besa
los pies". Dos días más tarde, Dostoievski vuelve a este motivo en el contex-
to de una trama antes descartada : "Se casa con Rogozhin . Ella sufre terro-
res, golpes, celos, reproches y un amor desesperado. Rogozhin le corta el
cuello. Fluido de Zhdanov" [9: 229]. El 8 de abril ocurre el asesinato, en
circunstancias que se asemejan a las de la versión final: "Rogozhin le im-
plora que se case con él. Ella se niega repetidas veces. Después de cada re-
chazo, desesperación y desenfreno de Rogozhin. Por último, ella le dice:
'Me casaré contigo cuando el príncipe se case con Aglaia'. Rogozhin es su
esclavo (y al final, le corta la garganta)" [9: 2 4 2] . La escena real en el libro
sintetizará estos diversos apen;:us.
Además de luchar con los problemas de tema y de secuencia temporal
(una y otra vez , se esboza uno u otro orden propuesto para el desarrollo de
su acción), Dostoievski también estaba preocupado por la técnica que de-
bía emplear como narrador. En esto podemos seguir el excelente análisis
de Robin Feuer Miller, quien señala el pasaje siguiente , que le parece una
declaración clave:

Nota: ¿Por qué no presentar el carácter del príncipe enigmáticamente por toda
la novela, definiéndolo de cuando en cuando por medio de detalles (de mane-
ra más fantástica e inquietante, despenando la curiosidad), y luego, al final ,
elucidar súbitamente su carácter ... 7 Nota: ¿Presentarlo al lector con todos los
demás personajes más definidos y elu cidados , desde el principio? (como , por
ejemplo, Gania) [9 220].

UN PADRE INCONSOLABLE ~ 373


Sobre la base de este pasaj e, Miller considera que la actitud narrativa
de Dostoievski en El idiota es una combinación de "enigma con explica-
ción" y menciona otras notas en que Dostoievski indica su deseo de equili-
brar el uno con la otra. 28 Habría que crear un aura de misterio en torno del
príncipe, que las explicaciones del muy gárrulo narrador intensifican , en
lugar de disipar. "Escribir más concisamente: sólo los hechos", se recomien-
da a sí mismo Dostoievski en cierto momento , "sin razonamiento y sin
descripción de los sentimientos ... Escribir utilizando sólo los hechos"
[9: 235]. Pero luego añade: "Escribir en el sentido de la gente dice ... " [9: 236].
En otras palabras , el narrador informaría de los hechos tal como los cono-
cía pero no sería omnisciente , y muchos "hechos" no serían más que habli-
llas y rumores (la leyenda, por decirlo así) que se acumulan en torno de las
acciones y la conducta del príncipe. Como sagazmente observa Miller,
"este agrupamiento de métodos narrativos tiene el efecto de colocar los he-
chos del lado del rumor y del misterio, y no del lado de la descripción y la
explicación".29
Hay un pasaje no dedicado específicamente a la narración, pero sí im-
portante por su relación con la actitud narrativa ya indicada ("escribir en el
sentido de la gente dice"), en que se esbozan los últimos capítulos en que
el príncipe se prepara para su boda con Nastasia. "(El príncipe está loco , es
decir, según el rumor general) y con excepción de unos cuantos, todos lo
abandonan" [9: 258] Poco después: "En la quinta parte, debe ser excesivo
el escándalo por el príncipe. En las partes séptima y octava, la imagen
del príncipe en camino ... Se llevan al idiota al extranjero" [9: 260].
El abandono del príncipe ante el escándalo que ha provocado ya pre-
figura la actitud del narrador en estas últimas páginas, quien transmite to-
das las diversas explicaciones , deformadas y maliciosas , de la decisión del
príncipe , y hasta expresa su "simpatía" con algunas observaciones de críti-
ca hechas por Radomski . De este modo, Dostoievski muy conscientemente
planea de antemano el hecho de que el príncipe sea abandonado por el
narrador, quien continúa en el nivel de "la gente dice" cuando el escándalo
se vuelve "excesivo" y para quien el príncipe se vuelve un enigma inexpli-
cable. Sin embargo , esta limitación del narrador no pretende indicar una
2
~ Robín Feuer Miller, Dostocvshy crnd "The Idiol" (Cambridge, Mass ., 1981), p. 79 . Ésta es
una de las mejores obras escritas acerca ele esta no\'ela , un exce lente análisis ele su técnica na-
rrati\·a que también anali za el contexto temático más general.
2
" Tbid., p. 81

374 <111 UN IDEAL RUSO


evaluación definitiva de Mishkin por el autor (a diferencia del narrador).
Lo que Dostoievski deseó transmitir fue el sentido de un personaje que
trascendió todas las categorías de la experiencia moral-social mundana.

En alguno de los últimos días de abril, Dostoievski dejó de trabajar en los


planes generales de la novela y logró tener escritos los dos primeros capí-
tulos de la segunda parte al acabar el mes. Aparecieron en el número de
mayo de El Mensajero Ruso, y Dostoievski siguió trabajando sin interrup-
ción en los tres capítulos siguientes. Los cinco forman, en conjunto , una
especie de secuencia independiente, que señala el regreso de Mishkin a
San Petersburgo tras una ausencia de seis meses.
Mientras tanto , la situación económica de Dostoievski había empeora-
do por h aber estado jugando a la ruleta unos pocos días en Saxon-les-
Bains, de donde volvió casi inmediatamente. En su imaginación veía siem-
pre el tentador fuego fatuo de ganar por fin dinero suficiente para volver
sin riesgos a Rusia. El nacimiento de Sofía, aparte de todos los gastos extra
que entrañó , había hecho más apremiante y agudo su deseo de poner fin a
su exilio; Dostoievski aborrecía a los rusos que mandaban a educarse a sus
hijos a Europa, y acaso empezaba a temer que su querida Sofía tuviera ese
destino. En cuanto a lo inmediato, la madre de Anna llegaría a finales del
mes para ayudar a su hija a dar los primeros cuidados a la bebé , y su pre-
sencia entrañaría gastos adicionales.
En esta ocasión, Dostoievski tuvo aún peor suerte que de costumbre , y
perdió todo su dinero en media hora. Sus cartas a Anna (dos del mismo
día) están llenas de las habituales disculpas semihistéricas, esta vez con
adicionales dicterios contra él mismo. Refiriéndose a las "dificultades" de
su esposa para cuidar a Sofía, añade: "De la que no soy digno. ¿Qué clase
de padre soy?" 30 Sus pérdidas, como le había ocurrido ya más de una vez,
lo llevaron a analizar su situación y a decidirse por una solución drástica.
Se había propuesto escribirle a Kátkov, disculpándose por los pocos capí-
tulos que había logrado enviarle después de un mes de respiro , pero por
obvias razones de orgullo literario había ido aplazando esta humillante ta-

1
'' PSS, 28/libro 2: 285 ; 23 de marzo-4 de abril de 1868.

UN PADRE INCONSOLABLE ~ 375


rea. En cambio, ahora le explica a Anna una carta pensada para Kátkov
-la carta fue escrita y enviada, pero se perdió- en la que solicita un nue-
vo anticipo que le permita trabajar con mayor productividad si traslada su
familia a Vevey, lugar situado a corta distancia de Ginebra y que gozaba de
la reputación de tener un clima más benigno. La salud de él mismo y de su
familia, le explicará a Kátkov, había estado padeciendo en la ciudad, y esto
obstaculizaba su trabajo , pero en el pueblo de Vevey, donde viviría como
en una dacha en los campos, "estaré en completa soledad hasta ver termi-
nada la novela , y para ello necesito absolutamente soledad y quietud ...
Mientras tanto , la salud de mi esposa mejorará y podremos criar a nuestra
hija sin temor a que se resfríe al verse expuesta al súbito bise de aquí [el
viento del norte llegado de las montañas] " 3 1
¡Pobre matrimonio Dostoievskil Lo que más habían temido y deseado
evitar fu e exactamente lo que ocurrió. La madre de Anna llegó en los pri-
meros días de mayo, y Sofía fue bautizada el 4 de mayo; sus padrinos fue-
ron madame Snitkina y Apollon Maikov. Estando allí la madre de Anna,
habría podido esperarse que se redujeran las preocupaciones hogareñas de
Dostoievski, dejándole más tiempo para El idiota; empero , el infortunio se
cebó en ellos precisamente cuando lo peor ya parecía haber pasado. El mé-
dico le recomendó a Anna que caminara en el parque con Sofía, para que
aprovechara el aire fresco, y cuando los días se hicieron tibios y radiantes a
mediados de mayo, Anna siguió ese consejo. Pero un día, inesperadamente,
sopló el odiado bise, y Sofía se resfrió; en una semana, la niña ya padecía
una inflamación de los pulmones, y aunque el médico (uno de los mejores
de la ciudad, observa Dostoievski con amargura) les aseguró a los preocu-
pados padres , tres horas antes del fin, que la niña se recuperaría , Sofía fa-
lleció el 12 de mayo. Dostoievski "sollozó y lloró como una mujer -escri-
be su esposa- de pie frente al cadáver de su querida niña , conforme se iba
enfriando, y cubrió su rostro blanco y sus manecitas con besos ardientes .
Nunca volví a ver tales paroxismos de dolor".32
Una semana después, la profundidad del pesar de Dostoievski queda
plenamente revelada en una desgarradora carta enviada a Maikov:

¡Oh, Apollon Nikolaevich! ¿Qué importa que mi amor a mi primera hija haya
sido ridículo, que yo me expresara ridículamente acerca de ella en las cartas
11
Ibid., p. 286.
12 Anna Dostoevsky, Rc111i11isce11ces, p. 14 7.

376 '4 UN IDEAL RUSO


que envié a quienes me felicitaban/ A ellos pude parecerles ridículo, pero a ti,
a ti, no temo escribirte. Ese pequeño ser, tan minúsculo, de tres meses de
edad era para mí ya una persona, un personaje. Había empezado a reconocer-
me, a quererme, a sonreír cuando yo me aproximaba; cuando yo, con mi ri-
dícula voz, le cantaba, a ella le gustaba escuchar. No lloraba ni arrugaba su
carita cuando yo la besaba; dejaba de llorar cuando me acercaba. Y ahora me
dicen, para consolarme, que tendré otros hijos. Pero ¿dónde está Sofía7 ¿Dón-
de está esa personita por quien, me atrevo a decirlo, yo habría aceptado la
crucifixión para que ella viviera7 33

Tanto más patética es la petición de Dostoievski de que Maikov no le


diga nada a su familia acerca de la muerte de Sofía; esto indica el abismo
de soledad y de desolación en que había caído. "Me parece que no sólo no
lamentarán lo de mi hija sino que, incluso, tal vez sentirán lo opuesto, y
esta sola idea me llena de amargura. ¿De qué fue culpable, a sus ojos, aque-
lla pobre personita? Que me odien, que se rían de mí y de mi amor. .. No
me importa ."34 Después de enterrar a Sofía el 24 de mayo, la atmósfera de
Ginebra se volvió intolerable para los Dostoievski, cuya animosidad en
contra de la ciudad no sólo se había exacerbado por lo que consideraban
como indiferencia de los suizos ante su pérdida. Habrían deseado con toda
el alma salir del país e irse a Italia, pero no tenían recursos económicos
para hacerlo. Además, esto quitaría demasiado tiempo a El idiota, y sus me-
dios de vida dependían de que Dostoievski continuara la novela que Kát-
kov estaba aguardando . Con una generosidad que asombró al propio Dos-
toievski, Kátkov volvió a atender a la solicitud de su tardío colaborador y
envió el nuevo anticipo solicitado. La pareja, transida de dolor y acompa-
ñada por la madre de Anna, sólo pudo mudarse a Vevey, donde Dostoievski,
tratando de olvidar su pena inconsolable, siguió trabajando fatigosamente
en su novela.

33
PSS, 28/libro 2 297; 18-30 de mayo de 1868.
34
Ibid., p. 298.

UN PADRE INCONSO LA BLE ~ 377


XVI. A través de los Alpes

Los orno meses siguientes de la vida de Dostoievski constituyeron un pe-


riodo de suma inquietud , caracterizado por un a creciente preocupación
por su futuro literario y por el estado m ental de su descorazonada esposa.
Vevey, lej os de ser un apacible retiro en que la pareja pudiese recuperar
parte de sus fuerzas agotadas , resultó un lugar demasiado provinciano y
aislado para poder soportarlo , especialmente para Anna , quien necesitaba
algún tipo de distracción cultural para superar su abatimiento . Pronto com-
prendió Dostoievski que se imponía un cambio y resolvió que , costase lo
que costase, debía llevar a su esposa a Italia lo antes posible.
La vida en Milán y en Florencia tuvo el efecto deseado, y gradualmente
empezó a mejorar el ánimo de Anna. Pese a sus desplazamientos, Dos-
toievski logró seguir abasteciendo a El Mensajero Ruso, aunque, con el paso
del tiempo , su desaliento fu ese cada vez mayor, pues sentía que las presio-
nes de la publicación eran excesivas para permitirle hacer justicia artística
a su gran tema. Había cifrado sus esperanzas de volver a Rusia en poder
vender los derechos de reproducir después la novela por una suma decen-
te . Pero la tibia reacción de los críticos redujo el valor monetario de esos
derechos para futuros editores , y la perspectiva de obtener una ganancia
considerable fu e volviéndose más remota . Sin embargo, hacia fines de este
periodo Dostoievski se sintió alentado por una renovación de su contac-
to con la vida cultu ral rusa, de la que había llegado a sentirse totalmente
m arginado. Recibió una invitación para colaborar en una revista recién
fundada , cuyo editor literario sería su viejo amigo N. N . Strájov, y se le
aseguró que la inspiración ideológica de la revista retomaría la dirección
establecida por las propias revistas de Dostoievski , El Tiempo y La Época.

378 ~
Esta noticia fue una alentadora confirmación de que sus pasados esfuerzos
editoriales no habían caído en el olvido.

La primera carta que Dostoievski escribió en Vevey fue una respuesta a la


epístola recibida de su hijastro, Pasha, quien felicita muy afectuosamente a
su padrastro por el nacimiento de Sofía (la falta de esas felicitaciones había
herido profundamente a Dostoievski). Pero , ahora , el escritor sólo pudo
responder con un lamento. "Soy muy infeliz , Pasha . Dios me ha asestado
un golpe. Mi Sonia ha muerto y acabamos de enterrarla. Gracias, mi queri-
do muchacho, por tus buenos deseos y felicitaciones, pero ya ves cuál es
mi felicidad. ¡Oh, Pasha! Siento tal desaliento, estoy tan amargado que de-
searía estar muerto. Si me quieres, compadéceme." 1
Sin embargo , en la mayor parte de la carta se tratan cuestiones más prác-
ticas, que no habrían podido ser peores . Con la ayuda de los amigos de
Dostoievski, en especial de Apollon Maikov, Pasha había conseguido dos
empleos de ayudante en varias oficinas, pero había abandonado ambos
poco tiempo después, sintiéndose insultado por el trato de sus superiores.
Cuando Dostoievski oyó esta noticia , por Maikov, no pudo controlar su
cólera: "¡Qué mentalidad , qué opiniones e ideas , qué descaro! - explotó- .
Esto es característico. Pero luego, por otra parte, ¿cómo puedo yo aban-
donarlo?" Y Dostoievski continúa, con una frase que nos trae a la memoria
al bufón Lebediev: "Bueno, sólo un poco más, y de tales ideas saldrán un
Gorski o un Raskólnikov". 2 Gorski , como se recordará, era el joven , muy
culto , que había asesinado a toda la familia Zhemarin; y Lebediev le pre-
senta al príncipe Mishkin como un futuro Gorski a su joven sobrino nihi-
lista. Diríase que Dostoievski sencillamente transfirió su propia reacción a
Pasha directamente a la novela.
Pero así como Lebediev estaba, en realidad, manteniendo a "el futuro
asesino" que vivía en su casa, así también Dostoievski , tras un discreto re-
gaño - "pase lo que pase , querido muchacho, te suplico ser más paciente,
modesto y dócil con tus superiores en el futuro "-, 3 accede a la solicitud
1 PSS, 28/libro 2 300; 9-21 de junio de 1868.
2
Ibid. , p. 298 ; 18-30 de mayo de 1868.
3
lbid. , p 300n. l.

A TRAVÉS DE LOS ALPES ~ 379


de Pasha de que su padrastro le sirva de aval para un préstamo de un tal
Gavrilov, con quien Dostoievski había tenido relaciones de negocios en el
pasado . En realidad , Dostoievski le pide a Pasha que, después de obtener
su préstamo , busque la posibilidad de conseguir otro más considerable
para el propio Dostoievski, el cual quedaría garantizado por el dinero que
el escritor recibiría de un contrato por la reproducción de Crimen y castigo
en 1870. Nada salió de esta idea , pero nos muestra cuán desesperadamen-
te se aferraba Dostoievski a toda posibilidad de conseguir fondos . Dos-
toievski también le pidió a Pasha, si recibía el préstamo de Gavrilov, que
reservara sólo cien rublos para él, y que le entregara veinticinco a la her-
mana de Anna (probablemente para pagar los intereses de las pertenencias
empeñadas de Dostoievski), y que los otros treinta y cinco fu eran para
Emilia Fiódorovna, quien se encontraba enferma .
A finales de junio, Dostoievski se disculpa ante Maikov por el retraso
en contestar a su buen amigo . El trabajo en El idiota no le había dejado
momento libre, porque, "ay, noto con desesperación que ya no puedo es-
cribir con la rapidez de hace muy poco tiempo y de antes ... Esto es terri-
ble, y no sé que será de mí". Era "vergonzoso" que estuviese mandando a la
revista sólo "trozos y fragmentos" en lugar de partes considerables , y esto
tenía que perjudicar su reputación . "Me hago un daño a mí mismo, para
no mencionar siquiera la opinión de los directores de El Mensaj ero Ruso,
opinión que para mí es más importante que la del público." Dostoievski
acababa de enviar cuatro capítulos más de la segunda parte y había prome-
tido terminar el resto de esa sección para que entrara en el número de ju-
lio .. . lo que sólo le dejaba tres semanas para ponerlo en páginas . Con triste
ironía observa: "Estoy descansando h oy, es decir, estoy escribiendo tres
cartas".-+
No cabe duda de que Dostoievski estaba siendo injusto consigo mismo
al achacar sus retrasos en El idiota a una falla de sus facultades creadoras; el
hecho mismo de que lograra escribir es convincente prueba de sus ener-
gías . La muerte de la pequeña Sofía lo obsesionaba continuamente, y en
sus cartas a Maikov expresa la profundidad de su dolor.

Apollon Nikolaevich , amigo mío - escribe en tono lastimoso- , ya sé y creo


que me tienes sincera lástima. Nunca había yo sido tan desdichado como en

4
lbid., pp. 30 1-302 ; 22 de junio-4 de julio de 1868.

380 ~ UN IDE AL RUSO


estos últimos meses. No te describiré nada pero, con el paso del tiempo, el
recuerdo y la imagen de mi Sonia aparecen ante mí cada vez más claramente.
Hay momentos que son casi insoportables. Ella me conocía ya; cuando, el día
de su muerte, sin imaginar que moriría dos horas después, yo me fui a leer
los periódicos, ella me siguió con la mirada, de tal modo que hasta hoy sigo
viéndola cada vez más claramente. Jamás lo olvidaré, y jamás dejaré de tor-
turarme. 5

Aparte de sus propios tormentos, Anna "está terriblemente melancóli-


ca, llora durante noches enteras, y esto tiene muy mal efecto sobre su sa-
lud". Venir a Vevey, comprende ahora, fue un terrible error; pero dados sus
muy escasos recursos, no habían tenido alternativa. Vevey no sólo era tan
malo como Ginebra; era aun peor. Aunque la vista del lago, visto desde
allí, era muy hermoso, "el resto es la mediocridad misma, y tememos estar
pagando un precio excesivo por el simple panorama". 6 Dostoievski le repe-
tiría al día siguiente esta crítica de su nuevo sitio de residencia a Sofía lvá-
novna, a la cual le dice que "aquí en [Vevey] no hay periódicos rusos , que
son muy importantes para mí. Sólo una librería; ni huella de galerías ni de
museos: haz de cuenta Bronnitsi y Zaraisk. .. ¡Eso es Vevey'" Tales son los
nombres de dos pequeños poblados que había sobre el camino de la casa
de campo de los padres de Dostoievski, donde él había pasado los veranos
en su niñez; el más cercano era Zaraisk, y en un impulso final añade: "Pero
Zaraisk es mejor y más rico". 7
Informándole a su sobrina sobre la muerte de la pequeña, Dostoievski
reitera su tristeza inconsolable: "Ha pasado un mes desde que se fue, y no
sólo no la he olvidado, sino que cuanto más tiempo pasa mayor es mi pena
y más vivamente aparece ella en mi memoria". También da una explicación
más plausible que la enviada a Maikov acerca de su incapacidad de escribir
más. "A pesar de mi dolor, todo este mes lo pasé escribiendo mi novela ,
noche y día (¡y cuánto maldije mi trabajo, cuán difícil y repugnante me fue
escribir!), y escribí muy poco." Fue la simple necesidad y no un impulso
creador la que mantuvo a Dostoievski ante su mesa de trabajo; cada frase
tenía que vencer una resistencia interna causada por las incertidumbres
artísticas que nos revelan sus notas y por el continuo desaliento de Anna y
'Ibid., p. 302.
fi lbid' pp . 302-303.
7
Ibicl, p. 308; 23 de junio-5 de JUiio de 1868.

A TRAVÉS DE LOS ALPES .... 381


el suyo propio. Le escribe a su sobrina: "No sé qué será de ella, pero sin
duda ha enfermado. Está enflaqueciendo, siempre está nerviosa y no sé lo
que ocurrirá".8 Dostoievski repite una invitación que había hecho a Sofía
de irse a vivir con ellos cuando retornaran a Rusia (lo cual aún esperaba
que ocurriera cerca del fin de año), y le recomienda que estudie estenogra-
fía y que se independice para escapar así de la presión de casarla con un
pretendiente al que no amaba. Hasta ofrece tratar de encontrarle un puesto
con el editor Kátkov en cuanto Sofía adquiera la capacidad necesaria y si
se encuentra él todavía en buenas relaciones con la revista. De hecho,
Sofía lvánovna pronto logró encontrar empleo en El Memajero Ruso, sin
ayuda de su tío, como traductora del inglés.

El odio de Dostoievski a Europa (representada por los alemanes y los sui-


zos) alcanzó por entonces un nuevo paroxismo de rencor, intensificado ,
sin duda, por su decepción de Vevey. '' ¡Oh, si tuvieras una idea de lo re-
pugnante que es vivir en el extranjero en un solo lugarl - le dice , airado , a
Maikov- , si tuvieras una idea de la falta de honradez , la mezquLndad , la
increíble estupidez y atraso de los suizos . Desde luego, los alemanes son
peores [¡tanto peor para Turguenievl]. F], pero éstos no se quedan muy
atrás .. . ¡Pueden irse al demonial ¡Les tengo un odio sin límite!" 9 Como
para confirmar estos sentimientos, ahora el nombre de Dostoievski surgió
en un curioso episodio que sólo sirvió para reforzar su repugnancia contra
la civilización europea. Anna menciona este incidente en sus memorias, y
también lo confirma el borrador inconcluso de una carta no enviada que
aparece en la correspondencia de Dostoievski.
El asunto empezó por la publicación, en algún momento de 1868 en
Würzburg, Alemania, de un libro en francés intitulado Les Mysteres du
Palais des Czars sous l'Empereur Nicolas I. El autor era un tal Paul Grimm,
seudónimo que se asemejaba sospechosamente al nombre de un honora-
ble caballero (August Theodore Grimm) que había servido de preceptor a
los hijos de la familia real rusa. Los acontecimientos ocurrieron en 1855 y
su principal protagonista es un tal Teodoro Dostoievski, que, sin la menor
" Ibid , p. 306.
" /bid , p. 30311. -+ ; 22 de junio--+ de .1ulio ele 1868.

382 ... UN IDEAL RUSO


duda, representa al novelista. Al parecer, acababa de volver de Siberia (en
realidad, volvió en 1859), adonde lo habían enviado por causa del asunto
Petrashevski, y, una vez más, no puéde resistir a la tentación de participar
en una conspiración revolucionaria. El grupo al que pertenece celebra sus
reuniones melodramáticamente en un sótano, pero los miembros de la
conjura son descubiertos y encarcelados . Se muestra a Dostoievski negán-
dose heroicamente a traicionar a sus camaradas (esto, al menos, sí repro-
duce la conducta de Dostoievski en 1849), y, después de azotarlo por ne-
garse obstinadamente a hablar, lo envían por segunda vez a la Fortaleza de
Pedro y Paulo. Desesperada, su esposa acude a Nicolás I para implorar su
perdón y el magnánimo zar accede a sus apasionadas súplicas, pero al lle-
gar la esposa a la cárcel con el perdón, descubre que Dostoievski ya fue
enviado a Siberia. Cuando , poco después, él muere en camino, su abruma-
da esposa entra en un convento, y Nicolás 1, comprendiendo que su trono
se tambalea, se envenena . El libro, de paso , es amenizado con detalles es-
candalosos acerca de las conocidas aventuras amatorias de Nicolás.
Dostoievski apenas pudo creer a sus ojos al encontrar esta obra , y su
mujer informa que "se sintió ofendido y hasta deseó escribir una refuta-
ción".1º Después de pensar las cosas, y abrumado como estaba por muchos
otros problemas , decidió dejar las cosas en paz en lugar de dar importan-
cia a una sórdida aventura publicitaria con una protesta pública. Pero en el
primer arranque de ira, sí redactó el borrador de una carta , que se propuso
enviar a algún periódico o revista europeo no especificado oponiéndose al
uso calumnioso de su nombre. Por una parte , observa Dostoievski, el nú-
mero de publicaciones europeas dedicadas a Rusia revela un gran interés
en su patria; pero, por otra , "estoy asombrado por la extraordinaria igno-
rancia de los europeos sobre todo lo concerniente a Rusia". Los europeos
están dispuestos a creer las cosas más ridículas y absurdas publicadas acer-
ca de Rusia , escritas al parecer por alguien que había vivido allí, teniendo
acceso a toda clase de información escandalosa, sin darse cuenta de que se
les estaba engañando "por kilo y por litro", que todo era "especulación con
los sentimientos del lector. .. provocándole una noble indignación, en de-
trimento de Rusia y en provecho del autor". 11 Lo que más indignó a Dos-
toievski fue que la obra no fuese llamada francamente "novela" o "cuento"
lll Anna Dostoevs ky, Reminiscences, tra d. y ed. de Beatrice Stillm an (N ueva York, J975),

p. 156.
11
PSS, 28/libro 2: 314; fi nes ele agosto-principios ele septiembre ele 1868.

A TRAVÉS DE LOS A LPES ~ 383


(al menos, esto habría sido honrado), sino que el ridículo fárrago hubiese
pasado por ser historia ... ¡y la historia de su propia vida! Al llegar a este
punto, la pluma cayó de su mano.
Aunque protestando dignamente contra la imagen (tan difundida por
Europa) supuestamente deformada de Rusia, Dostoievski se dio cuenta -lo
que resulta bastante irónico- de que estaba expuesto a la vigilancia de la
policía secreta rusa. A mediados de julio le escribió a Maikov (de quien no
había tenido noticias durante un tiempo) quejándose de que -estaba se-
guro- su correspondencia era interceptada, causándole el consiguiente
retraso. Algún admirador de Dostoievski le había informado anónimamen-
te que la policía secreta había recibido la orden de vigilarlo muy de cerca si
llegaba a atravesar la frontera rusa. Estas instrucciones , que circularon a
finales de noviembre de 1867, sin duda fueron resultado de la siguiente
anotación, que se ha descubierto en los archivos de la tercera sección: "En-
tre los rusos más excitables [eksaltirovannikh] presentes hoy en Ginebra
[nuestro] agente nombra a Dostoievski, quien es muy amigo de Ogarev" .12
El hecho de que Dostoievski frecuentara al conocido revolucionario lo ha-
bía puesto bajo sospecha.

La policía de San Petersburgo -le dijo a Maikov- abre todas mis cartas, y,
puesto que el sacerdote ortodoxo de Ginebra , según lo saben todos (nótese
que éstas no son sospechas, sino hechos), trabaja para la policía secreta, el co-
rreo de Ginebra (con el que tiene conexiones secretas) retrasa las cartas dirigi-
das a mí, y esto lo sé muy bien. Por ello - continúa Dostoievski-, estoy fir-
memente convencido de que mi carta nunca llegó a tus manos, y que tu carta
se ha perdido.

Y de pronto, se da cuenta de lo afrentoso de la situación y no puede


contener su cólera:

Nota: Pero ¿cómo puede alguien como yo, hombre honrado, patriota, que se
ha puesto en manos de ellos hasta el punto de traicionar mis convicciones
anteriores, que idolatra al zar, cómo puedo tolerar que se suponga algún tipo
de conexiones mías con algunos tipos de polacos o con La Campana' ¡Estú-
pidos, idiotas! Involuntariamente, retrocede uno antes de servirlos a ellos.

12
Ibicl., p 48ln . 3.

384 ~ UN IDEA L RUSO


¡De cuántos culpables entre nosotros no se enteran siquiera, pero en cambio
un Dostoievski es sospechoso 113

Al final de la carta, lo que indica lo mucho que Dostoievski se sintió


obligado a pasar por alto y a olvidar por amor al zarismo, y las pocas ilu-
siones que podía hacerse sobre la perspicacia de sus servidores, vuelve a su
propia y deprimente situación.

¿No debiera yo acudir a algún personaje para pedirle que me librara de la sos-
pecha de traicionar a la patria y de tener relaciones con los polacos, para que
así no interceptaran mi correspondencia? ¡Es repugnante! En realidad, ya de-
bieran saber que los nihilistas, los liberales de El Contemporáneo desde hace
tres años me arrojan lodo porque rompí con ellos, porque odio a los polacos
y amo a mi patria. ¡Oh, qué canallas!

Maikov ya le había dicho a Dostoievski, hacía tres meses, que "entre nos-
otros, aun en los altos círculos, se dice que muchos no conocen la diferen-
cia entre Kátkov y Chernishevski, entre los escritores dedicados a Rusia y
al soberano hasta la médula de sus huesos y los revolucionarios".14 Ahora
Kátkov intenta consolar a su amigo con un rumor que circulaba por do-
quier de que también estaban abriendo las cartas de Kátkov y de lván Ak-
sákov (el editor eslavófilo), y que entre la lista de sus corresponsales sospe-
chosos se había encontrado al heredero del trono ruso . Pregunta Maikov
en tono de broma: "¿Por qué debemos ofendernos si hasta él aparece en la
categoría de sospechosos, según el bando que por hoy predomina?" 15 No
sabemos si el enterarse de estos rumores disipó la indignación de Dos-
toievski.

Durante todo este periodo , Dostoievski estaba entregando capítulo tras ca-
pítulo de su novela y tomando notas para continuarla . Una anotación fe-
chada el 24 de mayo muestra lo incierto que aún estaba ante el curso futuro
de su trama . "Nota: El relato completo de la rehabilitación de N. F, com-
13
Ibid., pp. 309-310; 21 de julio-2 de agosto de 1868.
14
"Pisma Maikova", DSiM. 2: 350.
15 PSS. 28/libro 2: 482n. 13.

A TRAVÉS DE LOS ALPES ... 385


prometida con el príncipe (al casarse con N. F, el príncipe declara que es
mucho mejor resucitar a una mujer que realizar las hazañas de Alejandro
de Macedonia)" [9: 268]. Este contraste entre un acto individual de reden-
ción moral y los triunfos militares de un conquistador puede reflejarse en
el deseo opuesto de Aglaia de convertir al pacífico y siempre magnánimo
Mishkin en un guerrero , capaz de batirse en duelo .
Las notas de mayo-junio de 1868 nos muestran que Dostoievski estaba
prestando mucha atención al personaje de Radomski, cuyo nombre inicial
había sido Velmonchek (velmozha significa un dignatario o un alto funcio-
nario), y que fue concebido como la encarnación suprema de un cierto ti-
po de la clase alta. "Velmonchek: personaje brillante, escéptico , petulante,
un auténtico aristócrata, carente de todo ideal (no el tipo de hombre que nos
gusta, y esto es lo que lo distingue del príncipe)" [9: 273]. El papel que se
le asigna es mucho más ambiguo del que finalmente surgió , y aquí Dos-
toievski empieza a imaginar una figura similar a la de Stavroguin. "Donjuan.
(Se casa por pura perversidad con la hija de Lebediev, y Aglaia lo rechazó
por simple alarde)" [9: 270]. Su relación con el príncipe es cáustica e iróni-
ca (en la novela es crítica, pero no abiertamente hostil), y "Velmonchek se
ríe y se burla incesantemente del príncipe. Para él , todo lo del príncipe es
verdaderamente absurdo, hasta el último momento" [9 : 274]. Dostoievski
lo considera similar al poeta-asesino francés Lacenaire: "(En parte, la vani-
dad de un Lacenaire.) 'Lo único que me queda' [dice Velmonchek] 'es la
vida del pródigo , pero soy demasiado culto para eso y no puedo convertir-
me en un terrateniente gogoliano" ' [9: 274]. En las notas Velmonchek se
suicida , como Svidrigailov; en el libro se convierte en un expatriado, como
aquel otro elegante aristócrata, Pavel Petrovich, de Padres e hijos, pero va a
visitar a Mishkin cuando éste pierde la razón, y con ello demuestra "que
tiene corazón" [8 : 508]. Sin duda, Dostoievski no se propone que el con-
cepto que ese personaje tiene de Mishkin, en contra de lo que han sosteni-
do algunos críticos, deba considerarse como un rechazo del autor a los
valores del príncipe. 16
Entre las entradas más interesantes del cuaderno se encuentran algu-
nas observaciones que deberá hacer el narrador -en este caso hablando,
indiscutiblemente, por el autor- a la conclusión del libro ("después de la
escena de las dos rivales"), es decir, después del encuentro entre Nastasia
16
Véase Murray Krieger, "The Curse of Sain tliness", en The Tragic Vision (N ueva York, 1960) ,
pp. 209-22 7.

386 ... UN IDEAL RUS O


Filippovna y Aglaia [9: 2 76]. Estas observaciones son importantes como
primer anuncio de la estética dostoievskiana de "realismo fantástico", y
probablemente fueron provocadas por algunos comentarios de Maikov
acerca de las dos primeras entregas del libro (toda la primera parte).
Maikov se entusiasmó después de leer los siete primeros capítulos, pero
sobre los nueve siguientes su elogio empezó a mostrar ciertas reservas.
Escribe: "Ésta es mi impresión: una fuerza terrible , y chispazos de genio
(por ejemplo, cuando el idiota recibe una bofetada y lo que dice, y otros
ejemplos), pero en toda la acción hay más posibilidad y verosimilitud que
verdad" [cursivas en el original] .17
A Maikov le pareció que Mishkin era el personaj e más convincente de
todos (sabía que esta opinión iba a sorprender a Dostoievski), mientras que
los demás, "por decirlo así, viven en un mundo fantástico, y en todos ellos
hay algo, aunque poderoso, que tiene algo de una luz fantástica y excep-
cional. No se puede dejar de leer, y al mismo tiempo ... no se cree lo que se
lee". Tratando de suavizar estas palabras tan desalentadoras, Maikov conti-
núa haciendo una renovada referencia a los méritos de la novela: "¡Pero
qué fuerza ! ¡Cuántos párrafos maravillosos! ¡Qué grande es el idiota! " Y sin
embargo, no puede dejar de referirse una vez más a la "chispa eléctrica"
por la que parecen iluminados todos los personaj es, y por "la cual la perso-
na más ordinaria y conocida y la flor más ordinaria reciben un brillo sobre-
natural, y es como si deseáramos examinarlas de nuevo" . No se ve clara-
mente si esta última frase es de elogio o de crítica, pero Maikov añade muy
agudamente, al parecer refiriéndose a la atmósfera de muerte que rodea a
Nastasia Filippovna, que "la luz de la novela es similar a la de Los últimos
días de Pompeya".
Estas reacciones de otro escritor e íntimo amigo, de cuya opinión no
podía sospecharse de tendencias o de antagonismo, produjeron una pro-
funda impresión en Dostoievski, y respondió a ellas de dos maneras . Una
consistió en subrayar que en su narración se había valido de prototipos de
la vida real y de hechos auténticos (volveremos a esto). La otra consistió en
definir su propia concepción independiente de "realismo", en contraste
con la prevaleciente, por la cual se le estaba juzgando; y la primera versión
de sus ideas se encuentra en estas notas de Vevey:

17
A. N. Maikov, "Pisma k F M. Dostoevskomu", ed. de N. T Ashimbaeva, Pamyatnihi KHltwi,
1982 (Leningrado , 1984), p. 67 .

A TRAVÉS DE LOS ALPES ... 387


Reconocemos que estamos a punto de describir unos hechos extraños [los
últimos capítulos.]. F]. Dado que es difícil explicarlos, limitémonos a los he-
chos ... pongamos fin a la historia de una persona que tal vez no fuera digna
de tanta atención del lector, convenimos en ello. La realidad ante todo. Tal
vez sea cierto que tenemos una concepción distinta de la realidad, mil pensa-
mientos, una profecía, una realidad fantástica. Puede ser que en El idiota el
hombre sea visible bajo una luz más verdadera [9: 276].

Aquí, Dostoievski se anticipa a la actitud de desapego adoptada por su


narrador en estos últimos capítulos, y aunque no incluyera en la novela esas
ideas acerca del "realismo", sí definen la explicación dada por Dostoievski,
de por qué sus personajes parecen iluminados por una "chispa eléctrica".
Pocos meses después, Dostoievski defendería su novela en estos mismos tér-
minos en una réplica a Maikov.

Al principio de agosto, Dostoievski puso en claro que "en el momento en


que tenga los medios, me propongo salir de Vevey" , añadiendo que "si me
voy a otra parte, la razón principal será salvar a mi esposa" 18 Anna iba lan-
guideciendo a ojos vistas, y a principios de septiembre, costara lo que cos-
tara, Dostoievski se decidió por emprender el viaje a Italia. La pareja cruzó
los Alpes por el Túnel del Simplón, caminando, según lo describe Anna,
"junto a un enorme coche de correos que iba subiendo por la montaña.
Íbamos frente a él, trepando por los senderos y cortando flores alpinas por
el camino. Descendimos al lado italiano en un cabriolé". 19 Un mes más tar-
de, Dostoievski le escribió a su sobrina que "ni la más viva imaginación po-
dría representarse lo pintoresco de ese camino de montaña", 20 pero Words-
worth hizo, al menos, el esfuerzo. "La altura inconmensurable/ De bosques
decadentes, mas que nunca caerán/ El rumor continuado de cascadas / ...
Los torrentes que caen del claro cielo azul": éstas son algunas de las impre-
siones que experimentó el poeta al atravesar los mismos caminos a pie. 21
Como Herzen, Dostoievski descubrió que los campesinos del norte de Ita-
18
PSS, 28/libro 2 31 O, nota 14.
19
Anna Dostoevsky, Reminiscences, p. 151.
20
PSS, 28/libro 2: 318; 26 de octubre-7 de noviembre de 1868.
21
William Wordsworth, Poetical Worhs (Boston, 1982), p. 167.

388 ... UN IDEAL RUSO


lia le traían a la memoria a los rusos, y esto aligeró su habitual pesimismo.
En un minúsculo poblado de montaña, donde Dostoievski entró en una
tienda para comprar un presente a Anna, le mostraron una cadena, pidién-
dole un precio tan enorme que "Fiódor Mijaílovich tuvo que reírse al ver la
diferencia entre el precio y la cantidad de dinero de que disponía, y ésta
fue casi su primera reacción alegre después de nuestra pérdida". 22
Los fondos de la pareja sólo la llevaron a Milán, donde pasarían los dos
meses siguientes. Dostoievski dijo que el clima era mucho mejor que el de
Vevey para su salud; pero llovía de manera continua, y la atmósfera general
de esta ajetreada metrópolis industrial era gris y deprimente. "La ciudad es
grande e importante -le escribe Dostoievski a su sobrina-, pero no tiene
nada de pintoresco, y en realidad casi nada de la verdadera Italia. Lo único
notable en toda la ciudad es la célebre catedral de Milán, enorme, marmó-
rea, gótica, tallada toda ella ajour; y tan fantástica como un sueño." 23 Los
Dostoievski alquilaron unas habitaciones en una calle cercana al Corso
principal, calle tan estrecha que se podían efectuar (y ciertamente se efec-
tuaban) conversaciones desde ventanas opuestas, y la pareja pasaba explo-
rando la catedral todo el tiempo que Dostoievski podía robar a su trabajo.
Un día, hasta subieron al techo para ver desde esa altura el panorama de la
ciudad y examinar más de cerca las estatuas.
Todo esto era una distracción que Anna necesitaba urgentemente, pero
desde el principio Milán sólo fue para ambos un lugar de paso. Dostoievski
guardaba recuerdos muy gratos de su estadía en Florencia en 1862, y esta
vez tenía razones de más para que aquella metrópoli cultural fuese el obje-
tivo de su viaje por Italia . "Me propongo trasladarme a Florencia a fines de
noviembre", le dice a Sofía al comienzo de ese mes. 2-+ El mismo día le des-
cribió con mayor detalle su situación a Maikov:

Mi vida aquí se está volviendo realmente demasiado penosa. No hay nada


ruso a mi alrededor: no he leído un solo libro o periódico ruso desde hace
seis meses. Y luego , el completo aislamiento .. Anna Grigórievna es muy pa-
ciente, pero tiene nostalgia de Rusia , y nos vienen lágrimas a los ojos cuando
pensamos en Sonia. Nuestra vida es sombría y monástica. Anna Grigórievna,
quien es una persona muy activa y emprendedora, no tiene nada que hacer
22
Anna Dostoevsky, Reminiscences, p. 156.
21
PSS, 28/libro 2: 318-319, nota 21.
24
Ibid., p 319.

A TRAVÉS DE LOS ALPES ~ 389


aquí. Puedo ver que se aburre y, aunque nos amamos, si se puede, aún más
que hace un año y medio , me resulta opresivo que ella deba compartir mi
vida triste y monástica. Esto es muy malo para ella. 25

Se queja una vez más con su sobrina de lo difícil que es escribir "sin conti-
nuadas impresiones personales de Rusia". 26
Sin embargo, no era literalmente cierto que Dostoievski no hubiese
leído un solo periódico ruso en los seis meses anteriores, pues recibía con
toda regularidad los números de El Mensajero Ruso en que estaba apare-
ciendo su novela. El número de septiembre contenía el informe de una re-
ciente reunión de la Sociedad Británica para el Avance de la Ciencia, y
Dostoievski le pidió a su sobrina no dejar de leerlo con todo cuidado. Varios
hombres de ciencia ingleses, entre ellos el célebre john Tyndall, médico y
popularizador de la ciencia , y sir Joseph Hooker, conocido botánico amigo
de Darwin, habían rechazado enérgicamente la idea de que la religión y la
ciencia fueran enemigas y antitéticas. La ciencia era legítima en su propia
esfera material, pero no tenía nada que decir -y no debía tener nada que
decir- acerca de la vida espiritual de la humanidad y el significado último
del universo. El mundo había sido creado por un poder inaccesible a los
métodos mecanicista-materialistas empleados por la ciencia, y, por ello, re-
ligión y ciencia podían ir de la mano. Dostoievski acababa de completar la
segunda parte de El idiota, con su visión -contenida en la "Explicación
Necesaria" de Ippolit- de la naturaleza como "una inmensa e implacable
bestia embrutecida", o como una "enorme máquina de la más moderna
construcción" que había logrado aplastar y aniquilar a Cristo [8: 339]. Sin
embargo, encontraba ahora garantías de que la visión de Ippolit no era
más que un aterrado reflejo de la paralizante desesperación de su fatal en-
fermedad La creencia y la fe en Cristo y en los valores morales que Cristo
había traído al mundo no habían sido vencidos por la Naturaleza.
No puede saberse si este artículo tuvo que ver con una súbita muta-
ción que puede observarse en las notas de Dostoievski, pero el 15 de sep-
tiembre el escritor, de pronto , escribe: "Ippolit: eje principal de toda la no-
vela". Pasa entonces a esbozar las relaciones de Ippolit con los personajes
principales, a todos los cuales , con excepción del príncipe , domina y ma-
nipula de una manera u otra. "Lo principal. Nota: El príncipe no ha cedido
25
Ibid., p. 321 ; 26 de octubre-7 de noYiembre de 1868.
26
lbid, p. 319, nota 21.

390 ... UN IDEAL RUS O


ante Ippolit ni una sola vez, y por su visión (que el propio Ippolit ha expe-
rimentado, y que lo pone fuera de sí) y por causa de su amabilidad para
con él, lo reduce a la desesperación. El príncipe lo abruma con su confian-
za" [9: 277-278].
Dostoievski, al parecer, pensó en aumentar el papel de Ippolit como
intrigante, con objeto de dar más estructura a la trama de la que hasta en-
tonces había logrado inventar; éste parece ser el sentido de una nota como
la siguiente: "Escribir tersa y poderosamente acerca de Ippolit. Centrar en
él toda la trama" [9: 280]. Pero acaso temáticamente , Dostoievski igual
sintiera la necesidad de contrarrestar la fuerza de la negación de Ippolit en-
negreciendo su carácter. Por ejemplo: "Pocos detalles sobre Ippolit. Enemigo
de Kolia (calumnia al príncipe) , déspota para con su hermano y hermana
menores" [9 : 278] . Hasta hay una anotación de que "Ippolit mata" (no que-
da en claro a quién, tal vez a Nastasia Filippovna) [9: 280]. Y sin embargo,
ninguna de estas intenciones se desarrolló en la versión final.
Las notas que Dostoievski tomó en Milán son mucho más escasas que las
anteriores, sin duda porque los capítulos ya publicados estrechaban la ga-
ma de las variaciones posibles Algunas notas tratan simplemente de especi-
ficar la característica dominante de cada personaje , que él quería mantener:

En el príncipe: Idio tismo. En Aglaia : Modestia. Ippolit: La vanidad de un carác-


ter débil. N. F Enajenación y belleza. (Víctima del destino.) Rogozhin Celos.
Gania: Debilidad, propensión al bien, inteligencia, vergüenza, se vuelve emi-
grante. Evgeni Pávlovich: Último representante del caballero terrateniente
ruso. Elizaveta Prokofeievna: Franqueza a toda prueba. Kolia: la nueva gene-
ración [9: 280]

Otra nota se refiere a lo que probablemente se convirtió en el decisivo


arranque de Mishkin en la fiesta ofrecida para presentarlo en sociedad, y
vuelve a relacionarlo con Don Quijote: "'Cada brizna de hierba, cada paso,
Cristo ... ' El inspirado discurso del príncipe (Don Quijote y la bellota).
'A la salud del soll'" [9: 277]. El "inspirado discurso" del príncipe es com-
parado así con la evocación que hace Don Quijote de la Edad de Oro,
cuando todos los hombres vivían en la inocencia y la concordia. También
Dostoievski, esta vez, escogió la presentación de la escena final , cuyo ase-
sinato había previsto desde el comienzo. "Segunda mitad de la cuarta par-
te. N . F está comprometida con el príncipe Excentricidad. Una escena en

A TRAVÉS DE LOS ALPES ~ 391


la iglesia. Acude a Rogozhin , llevada por la desesperación. (Él asesina .)
Llama al príncipe. Rogozhin y el príncipe ante el cadáver. Finale. No está
mal" [9: 283].
En mitad del trabajo en estas notas le escribió Dostoievski tristemente
a Maikov: "Ahora que veo, como a través de un vidrio de aumento, estoy
amargamente convencido de que nunca en mi vida literaria había tenido
una idea poética mejor y más rica que la que ahora está surgiendo con cla-
ridad en el plan detallado de la cuarta parte. ¿Y qué'/ Debo avanzar a toda
velocidad , trabajar sin releer, fustigar los caballos y, al final , de todos mo-
dos no cumpliré con el plazo". Maikov había elogiado un tanto tibiamente
la "idea" de la novela , y Dostoievski contestó que "hasta aquí, su ejecución
no ha sido muy brillante. Lo que me desalienta profundamente es que, si
hubiese empezado a escribir esta novela un año antes y luego hubiese po-
dido pasar dos o tres meses corrigiendo y reescribiendo, habría resultado
diferente; respondo de ello''. 27
La inquietud de Dostoievski por El idiota ciertamente vino a aumentar
sus preocupaciones , pero por lo demás se sintió un tanto alentado por la
noticia , recibida por Maikov, de que "en San Petersburgo durante largo
tiempo se ha dejado sentir la necesidad de una nueva revista rusa" y que
por entonces se estaba planeando una que se llamaría Zarya [La Aurora]. 28
A Maikov le habían confiado la tarea de pedirle a Dostoievski que uniera
su nombre al de otros (se mencionaban los nombres de A F Pisemski, A A
Fet y Tolstoi) que ya habían aceptado colaborar. El editor era un tal Kash-
pirev, elemento desconocido , pero el director en funciones sería N. N. Strá-
jov, viejo amigo de Dostoievski y que antes había sido el principal crítico
en sus propias publicaciones. En realidad, Dostoievski había recibido una
carta de Strájov en marzo de 1868, en que lo felicitaba por el nacimiento
de Sonia y también por la publicación de los primeros capítulos de El idio-
ta. "Tu idiota me interesa personalmente casi más que nada que hayas es-
crito - declara Strájov, quien había publicado uno de los mejores entre los
primeros artículos sobre Crimen y castigo-. ¡Qué bella ideal La sabiduría
de un alma infantil y abierta, inaccesible a los sabios y a los inteligentes ..
así es como comprendo tu idea. "29 Sin embargo, Strájov asimismo se queja
27
Ibid., pp 320-32 1.
28
A. N. Ma ikov, "Pisrna", p. 70.
29
"Pisrna N. N. Strakho\·a F M. Dostoe\·skomu'", en Shcslidcsyatie godi, ecl. ele N. K. Piksanova
y O. V Tsekhnovitsera (Mosc ú- Leningraclo , 1940), pp. 258-259.

392 ... UN IDEAL RUSO


de haber tenido que salir de las Notas de la Patria, donde había estado pu-
blicando, y de haber quedado por ello a la deriva.
Dostoievski recibe con entusiasmo la noticia de Maikov y luego, des-
pués de repetir las habituales quejas de los meses recientes, se metamorfo-
sea en el que fuera dinámico director de dos revistas importantes. Se rego-
cija de que Strájov por fin haya "encontrado una ocupación digna de él", y
considera que "sería deseable que la revista fuese inconfundiblemente de
alma rusa, como tú y yo lo entendemos, aunque, desde luego, no pura-
mente eslavófila". Dostoievski siempre se había mantenido a cierta distan-
cia de los eslavófilos, aunque compartiera muchas de sus ideas principales,
pero nunca había aceptado su tendencia a glorificar e idealizar el pasado
ruso, con su vergonzosa herencia de servidumbre ni su negativa a recono-
cer los logros de la literatura rusa de su época. Ahora también exhibe una
cierta reticencia ante el más reciente giro hacia el paneslavismo, y observa
que "no es necesario correr demasiado tras ellos [los eslavos occidentales],
y con ello quiero decir demasiado''. 3º
Para causar impacto, La Aurora tendría que afirmar desde el primer
momento su independencia literaria, y también exhibir su capacidad de
atraer a escritores ya consagrados, aunque Dostoievski recomendara con
firmeza no pagar grandes sumas simplemente por el nombre. Una come-
dia de A. N. Ostrovski que se desarrollara en un medio mercantil valdría
una cantidad considerable, pero Dostoievski esperaba que Strájov no des-
pilfarrara buen dinero en "un pastel de arroz podrido [el término se refiere
a un platillo que se comía después de los funerales.]. F] como Minin u
otros [más recientes] dramas históricos de Ostrovski". La lista de los pro-
puestos colaboradores incluía el nombre de N. Kojanovskaia, autora hoy
olvidada pero en un tiempo muy célebre, y Dostoievski se estremeció ante
la posibilidad de encontrarse en su compañía, almibaradamente piadosa.
Recordó "toda la aversión y vergüenza que tuve que soportar hace dos años
[en realidad, cuatro y medio] leyendo Roya, ese aleluya nadando en aceite
de icono, que hizo fruncir el ceño a Aksákov [el director eslavófilo]''. En
cuanto a "ese pomposo Yergúnov [Turgueniev], que se ha anotado" no ha-
bría que pagarle nada excepto por un manuscrito decente.
Dostoievski también lamenta, como respuesta a la recomendación de
Maikov de que lea un nuevo libro del eslavófilo Yuri Samarin, que le sea

10
PSS, 28/libro 2: 322, nota 21.

A TRAVÉS DE LOS ALPES ~ 393


imposible encontrar libros rusos en Milán. "Hasta en Ginebra, donde pue-
den encontrarse libros rusos, lo único que había en los estantes era ¿Qué
hacer?, y las basuras de nuestros emigrados. Si hay [otros] libros rusos
-un volumen u otro de Gógol o de Pushkin- es por mero accidente."
Dostoievski ya había olvidado la alegría que sintiera en Ginebra al encon-
trar ejemplares de La Estrella Polar, La Campana y las memorias de Herzen;
la poca simpatía que antes sintiera por la literatura de los emigrados se ha-
bía desvanecido por completo. El libro de Samarin, En las fronteras rusas
[Ohraini Rossii], trataba de las provincias del Báltico y de la situación de las
poblaciones locales (estonias y letonas), de quienes el eslavófilo Samarin
creía que se les podría hacer perder su fidelidad a sus señores alemanes del
Báltico, si el gobierno ruso les ofrecía ventajas económicas. El libro, infor-
ma Maikov, estaba causando toda una sensación (muchos nobles alemanes
del Báltico, de quienes el gobernador general Von Lembke en Los demonios
puede ser considerado ejemplo, tenían un alto rango en el gobierno y en-
tre los puestos burocráticos) y Dostoievski lamenta no haber podido leer la
obra porque "yo mismo he pensado incesantemente en todo eso".
La carta termina mostrando la renovada preocupación de Dostoievski
por Pasha y Emilia Fiódorovna, aunque Dostoievski subraya que no le tie-
ne mala voluntad a Pasha y se niega a juzgarlo severamente. Sin embargo,
ante todo, se disculpa ante Maikov por no haber pagado todavía una deu-
da a su leal amigo, mientras le pedía distribuir dinero a otros. "Me atormen-
ta terriblemente porque tú te has portado conmigo como un hermano de
sangre y, en realidad, no muchos hermanos habrían actuado así. También
tú tienes una familia. Pero yo aún recibo dinero, y pagaré. También para
mí saldrá el sol, pero, ¡cuánto desearía regresar a Rusia! " Y es entonces
cuando Dostoievski revela una herida hasta entonces oculta acerca de
la cual él y Anna habían tenido, sin duda , muchas tristes conversaciones:
"Y, además, pensar que Sonia ciertamente viviría si hubiésemos estado en
Rusia".31
En alguno de los primeros días de noviembre los Dostoievski se fueron
a Florencia , donde permanecieron casi una semana en un hotel antes de
alquilar dos habitaciones en la Vía Guicciardini, enfrente del Palacio Pitti.
Dostoievski se apresuró a anotar su nombre en el registro del célebre Ga-
binetto Scientifico-Letterario Vieusseux, el cual estaba suscrito a revistas y

31
Ibid., pp. 323-324; 26 de octubre-7 de noviembre de 1868.

394 .. UN ID EAL RUSO


periódicos rusos, y donde su firma quedó unida a las de Henri Beyle, Héctor
Berlioz, Heinrich Heine , Lamartine y Franz Liszt (entre muchos otros, bien
conocidos de la posteridad), que en varias ocasiones habían aprovechado
la biblioteca.32 Anna, quien había empezado a estudiar italiano en Vevey y
pronto había adquirido un cierto conocimiento del idioma, quedó encan-
tada al ver la vida y animación de las calles y los tesoros de los museos.
Dostoievski estaba atado de pies y manos por El idiota, pero poco después
de llegar pasó algún tiempo con Anna visitando la ciudad .

Florencia es hermosa pero demasiado húmeda -le escribe a Maikov en su


primera carta enviada desde allí-. Las rosas aún están floreciendo al aire li-
bre en los jardines del Boboli. ¡Y qué tesoros hay en las galerías! Dios mío , en
1863 no presté ninguna atención a la Madonna de la Silla [de Rafael]. Pasé
toda una semana sin verla , y sólo ahora vengo a descubrirla. ¡Cuántas cosas
maravillosas hay, además de la pintura! Pero aplazaré todo hasta que termine
la novela. Por ahora me he encerrado. 33

Dostoievski tenía que completar la sección cuarta y última de El idiota,


lo cual tenía grandes deseos de hacer a final del año. Le había prometido a
Kátkov terminar por esa fecha , y consideraba que debía renunciar a todo
pago de los capítulos que aparecieran después. También había estado con-
tando con la cuarta parte, con su crescendo de escenas climáticas y su obse-
sionante final, para inducir a los editores a ofrecerle sumas considerables
por los derechos de reproducción , y el impacto de esta última sección se
vería gravemente debilitado si apareciera en pequeñas entregas Al prin-
cipio no le pareció posible cumplir con el plazo , pero después le escribió a
Kátkov diciéndole que, si se aplazara ligeramente la publicación del núme-
ro de diciembre (la revista rara vez salía a tiempo), él podría enviar el resto
de su manuscrito.

De pronto me di cuenta - le dice a Maikov- de que sí me encontraba en con-


dición de hacerlo sin estropear realmente la novela. Si hay lectores de El idiota,
quizá queden un tanto sorprendidos por lo inesperado del final; pero, pensán-
dolo bien, acabarán por convenir en que tenía que terminar de esa manera. En
general, el final ha salido bien, es decir, precisamente como final ; no estoy ha-
12 Katherine Strelsky, "Dostoevsky in Florence", Russian Review 23 (1964), pp. 149-1 63.
1
; PSS, 28/libro 2: 333 ; 11-23 de diciembre de 1868.

A TRAVÉS DE LOS ALPES ~ 395


blando del valor de la novela en sí misma, pero cuando haya terminado, te es-
cribiré algo a ti como amigo acerca de lo que yo mismo pienso de ella. 34

La incertidumbre aquí revelada acerca de la calidad de su propia reali-


zación, y en particular la duda de que la novela aún tenga lectores, expresa
la incertidumbre de Dostoievski acerca de su última creación. Tampoco los
informes de Maikov acerca de su reacción y de la del público habían calma-
do sus temores, aunque su viejo amigo tratara de mostrarse lo m ás alenta-
dor posible. Pero así como no había ocultado sus comentarios acerca de la
"chispa eléctrica" que rodeaba a los personajes de Dostoievski, así también
repitió, al mencionar seis meses después la reacción de los lectores, que "la
principal crítica es que los personajes son, todos ellos , fantásticos". 35
Como respuesta a esta reiterada acusación, Dostoievski escribió la hoy
célebre declaración de su credo estético de "realismo fantástico". Escribe:

¡Oh, amigo míol Yo tengo una concepción de la realidad y del rea lismo to-
talmente distinta de la de nuestros novelistas y críticos. Mi id ealismo es más
real que su realismo. ¡Dios míol El sólo narrar sensatamen te todo lo que los
rusos h emos vivido en los últimos diez años de nuestro desarrollo espiri-
tual .. ¿no gritarían nuestros realistas que esto era pura fantasía/ Y sin embar-
go, éste es un realismo auléntico y existente. Esto es realismo , sólo que es más
profundo , mientras que ellos nadan en las aguas supe rfic iales . En realidad,
¿no es Lioubim Tortsov esencialmente una nulidad .. 7 y sin embargo, eso es
todo lo que el realismo de ellos puede tolerar del idea l. .. Su rea lismo .. no
puede iluminar una centésima parte ele los hech os que son reales y que están
ocurriend o. Y con nuestro idealismo hemos precleciclo los hech os. Eso ha
ocurrido. 3<'

Vemos aquí la concepción del propio Dostoievski de lo que estaba es-


forzándose por alcanzar: la iluminación de todas las alturas y profundid a-
des del caos moral de la vida rusa como la veía en la actualidad . Lioubim
Tortsov es un personaje de humilde clase que todo lo perdona , en una de
las obras de teatro de Ostrovski, que había sido señalado por Apollon Gri-
goriev como la encarnación más pura , aunque un tanto vergonzosa, de los
14
lbíd.. p. 327.
"A. N. tvlai koY, ··Pisrna··, p 73.
>r> PSS, 28/li bro 2 329 ; 11-23 de diciembre de 1868.

396 .. UN IDEAL RUSO


valores rusos; y la afirmación de que "hemos predecido los hechos" alude
al caso del asesinato de Danílov. Dostoievski ve, así, que su propio "realis-
mo" está volviéndose "fantástico" porque penetra por debajo de la superfi-
cie cotidiana hasta llegar a las profundidades moral-espirituales de la per-
sonalidad humana, mientras al mismo tiempo se esfuerza por encarnar un
ideal moral que no sea prosaico ni común.
Esta importante carta contiene, además, un pasaje que, aun cuando no
se refiere específicamente a El idiota, nos ayuda a comprender cómo Dos-
toievski deseó que se interpretara este "ideal" y cómo, por consiguiente,
debemos considerar el final que, según creía el autor, sorprendería a los
lectores. Maikov había enviado a Dostoievski el manuscrito de uno de sus
poemas , y Dostoievski le respondió a éste con grandes elogios. "Tu 'Frente
a la capilla' es incomparable -dice, entusiasmado-. ¿Dónde descubriste
esas palabras? Es uno de tus mejores poemas." En efecto, se trata de una
bella descripción lírica, hecha en el contenido estilo neoclásico de Maikov,
que expresa las reflexiones del poeta mientras contempla las velas que ilu-
minan tenuemente los iconos en una capilla. Fueron colocadas allí por
manos desconocidas, y mientras el coro cantaba solemnemente: "Alguien
se consuela de su dolor, / Las lágrimas de alguien corren en silencio". Las
velas son imágenes de las almas que tiemblan y palpitan:

Ésta es la moneda de cobre de una viuda,


Éste es el óbolo de la pobre campesina,
Éste es -tal vez- de un asesino
El anhelo de arrepentimiento.

Éste es un radiante momento


Entre bárbaras tinieblas y silencio
Un recuerdo de lágrimas y ternura
De un alma que se asoma a la eternidad .37

No es difícil comprender por qué Dostoievski quedó encantado por el


poema, cuya rítmica delicadeza es difícil de transmitir en traducción. Sin
embargo, menos podía esperarse la objeción que le pone.

37 A. N. Maikov, Izbrannye Proizvedeniya, ed . L S. Geiro (Leningrado, 1977), p. 171.

A TRAVÉS DE LOS ALPES ~ 397


Todo es hermoso -explica- , pero hay algo con lo que no estoy satisfecho:
el tono. Pareces estar exwsando el icono , justificándolo; bueno , tú dices que
ésta es barbarie , pero al fin y al cabo están allí las lágrimas de un asesino , etc.
¿Sabes7 Hasta las célebres palabras de jomiakov acerca del Icono Milagroso,
que antes me arrobaban ... no me gustan ya, me parecen débiles. En dos pala-
bras: "¿Crees en el icono, o no7" (Querido amigo, debes creer con más valor y
decisión).38

La memoria de Dostoievski le jugó aquí una mala pasada; las palabras


acerca del icono milagroso son de lván Kireevski , otro destacado eslavófi-
lo , y proceden de una conversación con él que apareció en la cuarta parte
de Mi pasado y mis ideas, de Herzen.
Sí existe , ciertamente, una relación directa entre el poema de Maikov y
las palabras de Kireevski, que describen una muy similar experiencia de
penetración imaginativa en el misterio de la fe religiosa . Kireevski había
estado ante una capilla que contenía un icono milagroso de la madre de
Dios, y "pensé en la fe infantil del pueblo [campesinos] que oraban ante él;
algunas mujeres , ancianos y enfermos estaban de rodillas y, persignándose ,
se inclinaban hasta tocar la tierra". Mientras Kireevski seguía contemplan-
do el icono, de pronto le invadió la sensación de que éste no sólo era una
tabla pintada con imágenes. Durante siglos, esa tabla había escuchado to-
das las pasiones y todas las plegarias, y se había vuelto "un organismo vivo,
un lugar de reunión del creador y el pueblo". Al volver a mirar a la masa
de dolientes y luego al icono, "entonces yo mismo vi que cobraban vida las
facciones de la madre de Dios; miraba a toda esa gente sencilla con piedad
y amor. .. Y caí de rodillas y, humildemente , oré ante ella". 39
En el pasado , como dijo Dostoievski, estas palabras lo habían fascina-
do, y por razones perfectamente comprensibles: mostraban el proceso de
su propia conversión, no del ateísmo , sino de un socialismo cristiano semi-
secularizado a una reverencia al pueblo y a su "fe infantil". Pero ahora, esa
reverencia le parecía insatisfactoria, porque sólo aceptaba la fe por sus
efectos consoladores y compensatorios sobre la vida humana. Esa fe no era
espontánea e instintiva, no era un tesoro por sí misma, divorciada de todas
las consecuencias prácticas que pudiese acarrear. Así, ahora la fe para Dos-
38
PSS, 28/libro 2 333, nota 37.
19
Alexander Herzen , My Past and Tl10ughts, trad. Constance Garnett, re\'. de Humphrey
Higgins , 4 vols. ( ue\'a York, 1968), 2 539.

398 ... UN IDEAL RUSO


toievski se había vuelto completamente interna, irracional, no utilitaria ; su
verdad no se podía impugnar por el hecho de no efectuar cambios en el
mundo , ni se la debía defender racionalmente, por decirlo así, por el con-
suelo moral-psicológico que podía ofrecer al dolor humano. La vida de
Mishkin termina trágicamente, mas para Dostoievski, dispuesto a escribir
ya sus últimas páginas, esto no socava el ideal trascendente del amor cris-
tiano que él trata de dar al mundo, y cuya cabal realización está más allá
del poder de cualquier mortal humano.
Pese a haberle asegurado a Maikov que toda la cuarta parte ya existía
en forma de borrador, "y que yo me sé de memoria cada palabra",40 Dos-
toievski fracasó en su enorme esfuerzo por hacer que El idiota terminara
con el más grande poder estético posible. Sólo tres capítulos de la sección
final aparecieron en el número de diciembre, y el resto fue impreso como
suplemento del segundo número de 1869. Pero en realidad no se debía
culpar a Dostoievski. El mismo día en que esperaba que su última sección
llegara a Rusia , le explicó a su sobrina: "¡Por fin, he terminado! Escribí los
últimos capítulos de día y de noche, con terrible angustia e incertidumbre ..
Sufrí dos ataques de epilepsia, y me atrasé diez días por encima del venci-
miento del plazo''. 4 1 Una vez más, el destino le había jugado una mala pasa-
da , y la culpa del retraso la tuvo su epilepsia. Aun así , sus largos y arduos
esfuerzos en El idiota ya habían terminado , pero esto no significó que pu-
diera disfrutar siquiera de un respiro temporal de la tensión de escribir en
forma ininterrumpida. De hecho, ya estaba pensando en una enorme nove-
la nueva, a la que empezó a considerar como la culminación de la labor de
su vida. Sin embargo, de momento, completemos este estudio de El idiota
analizando otro aspecto de su génesis .

Durante toda la publicación de El idiota, Dostoievski esperó ansiosamente


noticias de sus amigos acerca de su respuesta, así como de la reacción del
público a su novela.

40
PSS, 28/libro 2: 327, nota 37.
41
Tbid , 29/libro 1 9-10; 25 de enero-6 de febrero de 1869.

A TRAVÉS DE LOS ALPES ~ 399


Ya sabes, querido amigo -se queja a Maikov, poco después de aparecer los
siete primeros capítulos en enero de 1868-, me prometiste que en el mo-
mento en que terminaras [de leer] me escribirías, dándome tu opinión. Y aho-
ra no me aparto ni un solo día del correo, pero no recibo noticias tuyas ... He
llegado a la obvia conclusión de que mi novela es endeble, y que por simple
consideración a mis sentimientos, por piedad y por conciencia, estás eludien-
do tu respuesta en lugar de ponerme frente a la verdad. 42

Como respuesta a tal solicitud, le escribió Maikov:

Puedo darte muy gratas noticias: ¡éxito!, se despertó la curiosidad, y el inte-


rés de muchos momentos terribles, experimentados en persona, la originali-
dad de la misión del héroe (cuya identidad, al parecer, puedo precisar, ¿me
creerías a través de quién?... ¡A través de ti mismol) ... Madame la generala
[Epanchina], la promesa de algo poderoso en Nastasia Filippovna y, mucho ,
muchísimo que logra captar la atención de todos aquellos con los que he
hablado. 43

Cuando tales elogios fueron moderados por reservas ulteriores, Dos-


toievski replicó enunciando su estética de "realismo fantástico", pero su
defensa inicial también fue atribuir un "realismo" a sus personajes en el
sentido más ordinario y estrecho de la palabra.
Dostoievski se sintió decepcionado de que Maikov no pareciera apre-
ciar el final de la primera parte (la estrepitosa celebración del cumpleaños
de Nastasia Filippovna, durante la cual Mishkin le propone matrimonio y
ella arroja al fuego los cien mil rublos de Rogozhin, envueltos en el periódi-
co de Las Noticias de la Bolsa de Valores). "¡Yo había contado con esol", escri-
bió tristemente. Y aunque reconociendo que el juicio de Maikov "pueda
ser cierto", afirma la autenticidad de sus personajes en el marco de los su-
puestos del propio Maikov: "Sin embargo, todavía creo que el carácter de
Nastasia Filippovna es absolutamente cierto. Dicho sea de paso, hay mu-
chas cosillas al término de la primera parte que fueron tomadas directamen-
te de la vida real , y algunos de los personajes son retratos directos, por
ejemplo los del general Ivolguin y de Kolia". 44 Dostoievski no dice nada
42
Ibid., 28/libro 2: 257; 18 de febrero-!º de marzo de 1868.
43
A. N. Maikov, "Pisma'', p. 65.
44
PSS, 28/libro 2: 283 ; 21 a 22 de marzo-2 a 3 de abril de 1868.

400 .. UN ID EA L RUSO
acerca de algunos de los otros episodios del libro que también fu eron to-
mados de la vida , aunque Maikov alude a ellos indirectamente ("yo en lo
personal experimenté momentos terribles"); y esos momentos aportaron
un estrato importante a esta novela, la más íntimamente autobiográfica de
su autor. Además, aunque la afirmación de Dostoievski de haber tomado
otros personajes, además del príncipe Mishkin, "directamente de la vida"
provocó en un tiempo cierto escepticismo, investigaciones más recientes
han dado cierta credibilidad a la que había parecido una insistencia poco
convincente en la literalidad.
Por la época de su reacción inicial, Maikov sólo había leído la primera
parte de la novela , y por ello su referencia a los "terribles momentos" sólo
puede referirse a la narración del príncipe Mishkin acerca del hombre con-
denado "a que lo fusilaran por un delito político. Veinte minutos después
le leyeron el perdón, y fu e condenado a otro castigo" [8 51]. Por supuesto,
esto fue exactamente lo que le ocurrió a Dostoievski en 1849, cuando fue
sentenciado a muerte por el asunto de Petrashevski y luego perdonado por
Nicolás l. Muchos de los detalles de esta escena son reminiscencias de he-
chos reales. Dostoievski tenía la misma edad que el personaje mencionado
(veintisiete años) y, como él lo describe, la espira dorada de una iglesia
contigua a la Plaza de Semenovski fue súbitamente iluminada por los rayos
del sol, mientras los presos aguardaban a que el escuadrón de fusilamiento
cumpliera las sentencias. Así recrea Dostoievski las sensaciones indelebles
de ese instante decisivo de su propia vida, cuando "fueron terribles la in-
certidumbre y la aversión a esa cosa nueva que sería y no tardaría en lle-
gar". Pero "nada fue tan terrible" para el hombre de quien habla el príncipe
Mishkin como la idea de lo que haría con su vida si no muriera: "¿Qué pa-
saría si yo pudiera volver a la vida ... 7 Qué eternidad ... Convertiría cada
minuto en toda una época .. . contaría cada minuto conforme pasara, no
desperdiciaría uno solo" [8:5 2].
Tales fueron exactamente los pensamientos del propio Dostoievski ,
como aparecen en una carta escrita a su hermano inmediatamente después
de regresar del conato de ejecución.

Cuando contempl o el pasado - exclamó-, pienso en el mucho tiempo des-


perdiciado, en lo mucho que se perdió en esfuerzos desencaminados, en erro-
res y en la ociosidad , viviendo de la manera más errónea, y, por mucho que
yo atesorara la vida, ¡cuánto pequé contra mi corazón y mi espíritu! .. La vida

A TRAVÉS DE LOS ALPES ~ 401


es un don, la vida es .felicidad, y cada minuto podría ser una eternidad de gozo [las
cursivas son nuestras].

Más aún, esta percatación del valor infinito del don de la vida trajo
consigo una transformación moral:

Si alguien me recuerda con malevolencia -sigue diciendo Dostoievski-, y si


yo me querellé con alguien o le deJé una mala impresión de mí, si lo encuen-
tras dile que lo olvide. No hay rencor ni malicia en mi alma, y me gustaría
mucho en este instante amar y oprimir mi corazón contra cualesquiera de
esas antiguas relaciones. Es un gozo; lo experimenté hoy cuando estaba des-
pidiéndome de quienes me eran caros, antes de ir a la muerte. 45

Esta captación escatológica de la vida, la vida vivida bajo la sombra


inminente de la eternidad, a veces se ha atribuido a los primeros cristianos
y se la ha considerado como la fuente de la ética cristiana del amor. Albert
Schweitzer ha dicho que esta ética, con sus exorbitantes demandas de do-
minio de la personalidad humana y abnegación en el sacrificio, en realidad
es una ética "interina", apropiada tan sólo para el breve periodo transcurri-
do entre la Encarnación de Cristo y la inminencia de su Segunda Venida. 46
Piénsese lo que se piense de esta idea, no cabe duda de que el príncipe
Mishkin heredó esa captación escatológica de Dostoievski, quien asimiló
toda la fuerza de su revelación a su propia sensibilidad. Pudo así presentar
esta ética -no sólo en El idiota, sino también en sus otras obras- con una
intransigente pureza y un pathos trágico hasta entonces sin rival , y que na-
die ha sobrepasado. El carácter de Mishkin incorpora los valores que sur-
gen de la transfiguración moral que, según Dostoievski, ocurrió dentro de
45
Ibid., 28/libro 1: 163-164; 22 de diciembre de 1849 .
46
Fue Albert Schweitzer en su célebre libro La busca del Cristo l1lstó1ico (1906). el primero
que llamó la atención hacia la importancia de esas expectativas escatológicas como fuente de la
ética cristiana del amor. Desde entonces , esta teoría ha sido sometida a una lluvia ele análisis y
críticas que no han podido quebrantarla, realmente, como base psicológica para comprender los
aspectos más extremos de la doctrina cristiana del amor (o cígape) .
Encon tramos un buen sumario del problema en Amos N. Vvilder, quien ad\•ierte que no se
deben considerar todas las enseñanzas ele Cristo como una ética "interina", creada para gober-
nar la vi da sólo en el brnT inter1·alo entre la Primera y la Segunda 1·enidas, pero reconoce la
importancia de ese sentido de Fin inminente al fo11ar el ideal cristiano. "Más de un elemento
-escribe- inter\"ino en los antecedentes y las circunstancias originales de esta enseñanza [la
de Cristo], los más importantes de los cuales fueron las inconmm·ibles normas éticas ele la épo-

402 ... UN IDEAL RUSO


sí mismo. ¿No hay algo tristemente biográfico y conmovedor en el recono-
cimiento del "condenado" (es decir, Dostoievski) de que "no vivió así; des-
perdició muchos minutos"? [8: 53].
El príncipe Mishkin y Dostoievski también están unidos por la epilep-
sia que, desde la concepción misma del libro , aparece como parte del ca-
rácter de El idiota, pero cuya importancia, sobre todo después de la primera
parte , no vuelve a m encionarse siquiera en las notas . Sin embargo, el que
Dostoievski le diera su propia enfermedad a Mishkin representó para él el
colmo del "realismo" , aun cuando las experiencias que relata son tan ex-
traordinarias que llegan a parecer "fantásticas". Pues el propio Dostoievski
había sentido, como lo siente Mishkin en el "aura" que precede a cada ata-
que , la iluminación sobrenatural de un ámbito que encarnaba "la cúspide
de la armonía y de la belleza", que despertaba en él "una sensación, desco-
nocida y no imaginada hasta entonces, de plenitud, de proporción, de re-
conciliación y de fusión devocional y extática en la síntesis más elevada de
la vida" [8: 188]. Aun cuando temiera que "la estupefacción , las tinieblas
espirituales y la idiotez lo aguardaran a consecuencia de estos 'momentos
superiores'", Dostoievski también "se había dicho a sí mismo en ese segun-
do que, por la felicid ad infinita que había sentido en él, ese segundo bien
podía valer toda una vida" . No sólo fue Mishkin, personaje ficticio, el que
pudo afirmar, en palabras tomadas del Apocalipsis, que "en aquel momen-
to parecí comprender, de alguna manera , la extraordinaria frase de que no
habrá más tiempo" [8: 188-189].
Los aspectos de El idiota que proceden directamente de la propia vida
de Dostoievski ciertamente harían que el cargo de ser "demasiado fantásti-
co" no se justificara a sus ojos , y muchas otras cosas también se derivaron
de su historia personal. Muchos de los episodios en que participa la familia
Epanchin se basan en la época en que Dostoievski cortejó a Anna Korvin -

ca, la Torah , y la tradición y su práctica. Vesti gios de una enseñanza ética similar a uno u otro
elementos del propio Cristo pueden encontrarse en la ética de los profetas, ele los maestros de la
sabiduría, de los apocaliptistas y de los rabinos. Cuando se obsen'an todas esas cuestiones, aún
queda en pie el hecho de que un fact or importantísimo ele la presentación, si no del co ntenido,
ele la enseñanza ética fue la expectativa escatológica . Es difícil negar que todo el lla mado ele
Cristo al arrepentimien to y su apremiante petición ele JUSticia, que él predicó, se hicieron ante
el trasfondo de vh·iclas recompensas y castigos escatológicos, que él consideró inminentes. Y es
difícil nega r que algunas de sus exigencias, indudablemente las que les hi zo a ciertas personas,
eran demandas extraordinarias, condicio nadas por una si Luac ión extraordinaria ." Amos
N. Wilder, Eschatology and Ethics in thc Tcaching of]rn1s (N ueva York, 1950) , p 11.

A TRAVÉS DE LOS ALPES ~ 403


Krukovskaia, a quien tal vez se deben, asimismo, algunos de los rasgos de
Aglaia Epanchina. La rebeldía e inquietud de Aglaia, su deseo de romper
los confines de su familia y dedicarse al trabajo "útil" del que había sabido
leyendo "libros prohibidos", tienen un paralelo directo con la vida de Anna.
La afición de adolescente de Anna a los cuentos de aventuras caballerescas,
de la que Dostoievski probablemente se enteró en sus conversaciones, bien
pudo inspirar la elección de Aglaia del poema de Pushkin "El caballero
pobre" como análogo engañoso de Mishkin, quien dista mucho de ser un
guerrero heroico. Como Mishkin en el salón de los Epanchin, también
Dostoievski atemorizó a las mujeres de la familia Korvin-Krukovski descri-
biéndoles la escena de su supuesta ejecución y, sin duda, muchas de las
sensaciones evocadas en El idiota.
Recientes suposiciones sobre los posibles prototipos de otros diversos
personajes también han ayudado a explicar por qué Dostoievski insistió
tanto en que hasta sus personajes más extravagantes tenían una cierta base
en la realidad de su época. Un riquísimo conde Kushelev-Bezborodko,
quien padecía el mal de San Vito y se casó con una conocida hetaira de San
Petersburgo, se encontraba entre las relaciones literarias de Dostoievski,
quien también había conocido en sociedad a un general muy parlanchín,
que tenía un nieto travieso y vivaracho llamado Kolia. Este digno caballe-
ro, infatigable cuentista, había traducido varios libros acerca de Napoleón
y provocaba la hilaridad general por su costumbre de introducirse a sí mis-
mo en los importantes asuntos históricos y militares sobre los que discur-
seaba. Uno de los tíos de Dostoievski había sido el tutor de una muchacha
y creó una situación que, se ha señalado, parece similar a la de Totski, y
luego la casó con un sobrino, dándole una gran dote. A. P Miliukov había
escrito unos esbozos etnográficos de la vida mercantil de los que Dostoiev-
ski tomó detalles acerca de Rogozhin y su padre.-+7
Otros episodios del libro se basaron en conocidos incidentes de la épo-
ca. Durante la escena del concierto en Pavlovsk, Nastasia Filippovna es in-
crepada por un oficial del ejército, ofendido al verla presentarse en la so-
ciedad respetable, y Mishkin contiene al enfurecido oficial, quien había
levantado el látigo para azotarla. Las notas de Dostoievski para esta escena
contienen estas frases enigmáticas: "El insulto público (la esposa de Ch ... ).
La explicación del príncipe" [9: 260]. El paréntesis indica que Dostoievski

41
Véase el comentario de esas suposiciones en PSS, 8: 385-393.

404 ... UN IDEAL RUSO


basó este episodio en un hecho real ocurrido en el mismo lugar pocos años
antes, en que participaron la esposa y la hermana de Chernishevski. Con-
fundiéndolas con prostitutas que se pasearan entre los muy decorosos resi-
dentes del elegante balneario, un oficial había amenazado con golpearlas
con su látigo, y sólo pudieron contenerlo unos estudiantes que acudieron a
defenderlas.
Otra referencia específica a hechos reales , en que esta vez participó el
propio Dostoievski, se encuentra en el capítulo que trata de las protestas
de "el hijo de Pavlischev" y sus amigos nihilistas , escandalizados porque el
príncipe había heredado injustamente [en su opinión] la fortuna de su be-
nefactor. Después de enviar estos capítulos , Dostoievski le escribió a Mai-
kov que en ellos "he probado suerte en un episodio en que aparecen cier-
tos jóvenes positivistas contemporáneos del tipo más extremo. Sé que he
escrito con verdad (pues escribo por experiencia : nadie ha tenido más ex-
periencias o los ha observado más que yo) , y sé que todos me maldecirán,
y dirán que esto es ridículo, ingenuo y estúpido, y falso".+ 8 El artículo calum-
nioso contra Mishkin, allí leído en voz alta, es una hábil parodia , hasta en
sus minucias estilísticas , de las diatribas denunciatorias que regularmente
aparecían en la revista radical La Chispa [Iskra] Y el poema insultante del
artículo está tomado de unos versos burlones acerca de Dostoievski que
Saltikov-Shchedrin había impreso cinco años antes.
Por todo ello podemos ver que Dostoievski , mientras escribía, nunca
consideró que estuviera transgrediendo la "realidad" porque gran parte de
su material lo había tomado de experiencias de su propia vida, o podía ha-
llarse en las vidas y peripecias de otros con quienes estaba familiarizado.
En este sentido , se mantuvo fiel a las exigencias de "realismo" que él, junto
con todos los novelistas rusos de su época , aceptaban como prescripciones.
Mas para Dostoievski , el realismo nunca fue la aceptación de lo fáctico y lo
literal en sí mismo, sino que significó su transformación a la luz de lo que él
llamaba los "principios y fines" de los hechos, su significación en el vasto
marco del significado moral-religioso; y en cuanto a estos "principios y fi-
nes", "todo esto", como escribió, "sigue siendo fantástico para la humani-
dad" . El realismo de Dostoievski, por muy justificadas que puedan ser sus
afirmaciones de estricta veracidad , se volvió inevitablemente "fantástico "
porque él siempre se esforzó por captar el significado último de esos princi-

48 Ibid , 28/l ib ro 2 305; 22 ele junio-4 ele JUiio de 1868.

A TRAVÉS DE LOS ALPES ... 405


pios y fines. Y este esfuerzo en ninguna parte es más evidente que en El idio-
ta, donde el propio príncipe Mishkin "no dejaba de creer que si él echara a
andar en línea recta , hacia lejos , muy lejos, y llegara a la línea en que se
unen el cielo y la tierra , encontraría allí la clave del misterio" [8: 51]. 49

;q Para la cita y un exce lente análisis de este p roblema, vease L. M. Rosenbl yum , Tvorchcski c
D11cv11ihi Dostoevslwgo (Moscú, 198 1), pp 153-1 54.

406 ~ UN IDEAL RU SO
XVII. El idiota

La maj es tad final , la libertad última y el desinterés per-


fecto del amor divino sólo pueden tene r en la historia
como equivalente una vida que termine de manera trági-
ca .. Es imposible simbolizar la bondad di vina en la his-
toria de otra manera más que en la completa impotencia.
R EINH OLD N1rnUHR, Th c Nature and Desliny of Man

EscRIBIÉNDOLE a un corresponsal más de diez años después de haber termi-


nado El idiota, Dostoievski observa que le satisfacía particularmente recibir
cartas de quienes consideraban que esta novela era su más grande creación.
"Todos los que la han llamado mi mejor obra tienen algo especial en su for-
mación mental - escribe- que siempre me ha llamado la atención y me ha
complacido. "1 Esta observación podría tomarse fácilmente por poco más que
fl oreo epistolar, pero hay buenas razones para creer que Dostoievski lo dij o
en serio , pues El idiota es la más personal de todas sus obras mayores, el
libro en que puso sus convicciones más íntimas, queridas y sagradas. Debió
sentir que los lectores a quienes esta obra les llegó al corazón eran un grupo
selecto de almas afines con las que verdaderamente podía comunicarse.
En todas sus novelas extensas , las convicciones positivas de Dostoievski
aparecen principalmente como contraste y trasfondo de las nocivas doctri-
nas que él deseaba socavar y destruir, o presentar condenadas a autodes-
truirse. Por ejemplo, en Los hermanos Karamázov, aunque su ideal religioso
aparece extensamente retratado en el padre Zósima , este ideal no surge tan
directamente de las raíces vivas de sus propias experiencias personales.
Sólo en El idiota incluye Dostoievski una descripción de lo que sintió ante
el pelotón de fusilamiento , ante su propio encuentro con la inminencia de

1
PSS , 29/libro 2 139; 14 de febrero ele 1877.

~ 407
la muerte. Esta experiencia le había dado a Dostoievski una nueva capta-
ción del sentido de la vida , y el príncipe Mishkin se esfu erza por difundir
esta revelación en un mundo empantanado en la pereza de lo material y lo
cotidiano . El príncipe, también atacado por la epilepsia de la que sufría
Dostoievski, al comienzo de su enfermedad siente la misma intuición extá-
tica de una plenitud sobrenatural que su creador aguardaba como visita-
ción divina, y a la vez temía como heraldo de la locura.
La forma particular que adopta el trágico destino del príncipe Mishkin,
aparte de su paralelo general con la Pasión de Cristo, se relaciona también
con algunas otras de las creencias más sagradas y profundas de Dostoievski.
"Amar al prójimo como a sí mismo, según el mandamiento de Cristo , es im-
posible", había escrito Dostoievski ante el féretro de su primera esposa. 2 "La
ley de la personalidad en la tierra nos ata. El Ego se interpone en nuestro
camino" [20: 172] . En un pasaje de la mayor importancia para el triste des-
tino del príncipe Mishkin, continúa Dostoievski: "El casarse y el dar a una
mujer en matrimonio son, por decirlo así, las más grandes desviaciones del
humanismo, el completo aislamiento de la pareja ante todos los demás . ..
La familia, tal es la ley de la naturaleza , pero de todos modos [es] anormal
y egoísta''. Hasta esa "más sagrada posesión del hombre en la tierra", la fami-
lia , es, así, una manifestación del Ego , que impide la fusión de las personas
en el Todo del amor universal [20: 173]. Sólo al fin de los tiempos, sólo
cuando la naturaleza del hombre se haya transformado radicalmente en la
de un ser asexual y seráfico, será posible la realización total del ideal cristia-
no del amor. El príncipe Mishkin se acerca a la más extrema encarnación
de este ideal que la humanidad puede alcanzar en su actual forma no re-
generada , pero se ve desgarrado por el conflicto entre los imperativos con-
tradictorios de sus aspiraciones apocalípticas y sus limitaciones terrenales.
Aunque el príncipe Mishkin , fruto de las cavilaciones teológicas de
Dostoievski , es sin duda una de las creaciones más originales de su autor,
de todos modos es posible darle una genealogía sumaria. Mishkin puede
relacionarse con todos aquellos románticos buscadores del absoluto que
vemos en Balzac - por ejemplo , Louis Lamben- , cuya absorción por lo
infinito arruina su existencia subliminal. También de Balzac procede otro
análogo , tal vez más cercano a Mishkin que ningún otro personaje de la
novela moderna : el irresistiblemente atractivo y andrógino héroe-heroína

' lbid , 28/libro 1 163- 164; 22 de diciembre de 1849 .

408 .. UN IDEAL RU SO
del fantástico Seraphítus-Seraphita, quien al término del libro asciende a un
cielo swedenborgiano. En el universo creador del propio Dostoievski, como
ya hemos visto, Mishkin acaso tuviera un predecesor en el coronel Rosta-
nev, de La aldea de Stepanchíhovo, y en Alekséi Valkovski, de Humillados y
ofendidos. El coronel, ingenuo y de buen corazón, experimenta, así sea es-
porádicamente, la misma extática aprehensión de la vida que Mishkin se
esfuerza por enseñar a los demás; y Alekséi, pueril y torpe, se anticipa a la
ineptitud de Mishkin para vivir en el tiempo y su incapacidad de escoger
entre dos mujeres. Dostoievski elabora el esquema de carácter del príncipe
Mishkin espiritualizando la bondad espontánea y de todo corazón del co-
ronel, y fundiéndola con la discontinuidad y la irresolución de Alekséi. El
resultado de todo esto es una discontinuidad que brota de una total entre-
ga del ego en cada encuentro humano y una irresolución que se vuelve
sublime en su aspiración a una universalidad del amor.

La primera parte de El idiota fue escrita a todo vapor, inspirada por la deci-
sión de Dostoievski de centrar una obra importante en torno del carácter
de "un hombre perfectamente bello"; y la singular fascinación espiritual
del príncipe Mishkin se deriva, en gran parte, de la imagen proyectada en
estas primeras páginas. Más avanzado el libro, Mishkin tiende a quedar
casi sumergido en la corriente del diálogo entre los personajes, y aunque
sigue siendo el centro implícito de la acción, su presencia se siente mucho
menos. Sin embargo, en la primera parte lo vemos bajo la luz más clara, y
recibimos la más poderosa impresión de ese halo, como de Fra Angélico,
que ilumina su personalidad.
El aura moral que rodea al príncipe puede verse en la primerísima es-
cena, que se desarrolla en un vagón del ferrocarril que va a San Petersburgo,
donde se enfrenta a Rogozhin, el turbulento hijo de un comerciante, y al
divertido y cínico parásito Lebediev. Lo que llama la atención de Rogozhin
es la perfecta tranquilidad con que el príncipe responde a sus insolentes
preguntas, la total falta de resentimiento hacia su condescendencia. La con-
ducta del príncipe queda señalada por una total ausencia de vanidad o de
egoísmo; sencillamente , no parece poseer el respeto a sí mismo de que se
alimentan esos sentimientos. Más aún: muestra una capacidad incompa-

EL IDIOTA ~ 409
rable para adoptar el punto de vista de su interlocutor. .. hasta tal punto,
en efecto que comprende por completo el concepto que el otro tiene de sí,
lo que no significa que el príncipe necesariamente convenga con estas opi-
niones (como cu ando le llama la atención a Gania Ivolguin por referirse
continuamente a él de manera insultante como "idiota") . Pero atribuye la
causa de esta extrañeza a su apariencia y su conducta, y, por ello , los per-
dona de antemano. Esto explica que el príncipe no se enoje por la recep-
ción que le dan los demás; y su capacidad de trascenderse a sí mismo de
este modo desarma invariablemente la primera respuesta de desdén diver-
tido y superioridad de los que encuentra.
Max Scheler, en su admirable libro La naturaleza y las formas de la sim-
patía, distingue lo que llama "camaradería vicaria", la cual incluye experi-
mentar una comprensión y una empatía para con los sentimientos de otros
sin ser abrumado por ellos emotivamente , de una total coalescencia que
condujera a la pérdida de identidad y de personalidad .3 El movimiento
subyacente de El idiota puede definirse provisionalmente como el paso del
príncipe de esta primera índole de camaradería a la segunda , pero en la
primera parte no hay indicaciones de esa pérdida de identidad. Antes bien,
todo el hincapié se hace en la capacidad instintiva e indiferenciada del
príncipe para experimentar una camaradería vicaria completamente lúci-
da , aun cuando esté sometido a gran presión. Como ejemplo podemos to-
mar la escena en que el príncipe interviene en el violento altercado entre
Garría Ivolguin y su hermana, y recibe un golpe que iba dirigido a la mu-
chacha. Su respuesta consiste en taparse el rostro con las manos, volverse
hacia la pared y decirle a Gania con voz quebrada: "¡Oh l ¡Cuánto se aver-
gonzará usted de lo que ha hecho! " [8: 99] .
Esta cualidad del carácter del príncipe no es motivada psicológicamente,
sino que , de manera sugestivamente simbólica , se encuentra ligada a cier-
tos leitmotivs. Por una parte, el príncipe está casi poseído por la muerte: en
esas primeras páginas habla dos veces de una ejecución que recientemente
presenció; y también narra con todo detalle las sensaciones y los pensamien-
tos de un hombre que fue condenado a morir ante el pelotón de fusila-
miento y luego fue inesperadamente perdonado . Las dos primeras descrip-
ciones se explayan en el inexpresable tormen to de la certidumbre de una

3
Max Sch eler, Th e Nalure and Fo nns of Sympathy, trad. de Pete r Health (Londres, 1954) ,
cap 2.

410 ... UN IDEAL RUS O


muerte inminente , tormento que sólo es mitigado por el sacerdote que lle-
va una cruz a los labios del condenado cuando éste asciende al cadalso. La
tercera subraya el valor inmenso que toma cada momento de existencia
al acercarse el fin, la importancia infinita que de pronto parece llenar cada
inapreciable instante de vida.
Pese a la obsesión por el motiv de la muerte en esas primeras páginas, el
príncipe también reconoce haber sido "feliz" en los años que precedieron a
su llegada a San Petersburgo , y la relación entre esos dos motivs nos ofrece
el sustrato más profundo de sus valores. Nos enteramos de que la "felici-
dad" del príncipe empezó cuando pudo recuperarse de un estado de estu-
por epiléptico. Un súbito brote de conciencia lo despertó a la existencia
del mundo , en la forma de algo tan humilde y común como un asno. Y des-
de luego, el asno tiene obvios tonos evangélicos, que se funden con la ino-
cencia y el candor del príncipe; este animal, paciente y laborioso, también
muestra, muy de acuerdo con el kenoticismo cristiano ,"1 la ausencia de je-
rarquías en la forma en que el príncipe aprehende extáticamente el milagro
de la vida. Lo mismo podemos ver en la observación del príncipe de que,
en las primeras etapas de su recuperación, lo consumía la inquietud y ha-
bía pensado en encontrar "la clave del misterio de la vida" en su trascen-
4
Kenosis es un término teológico definido en el Diccionario I11 temacio11al de Webster como "la
acción de Cristo de 'vaciarse a sí mismo', al volverse hombre, humillándose hasta sufrir la muer-
te; también, una de las diversas teorías cristológicas basadas en esto, de que al encarnar el Hijo
abandonó todos o algunos de los atributos divinos". Uno de las aspectos que distinguen la tradi-
ción religiosa rusa, definida por su más grande historiador moderno, G. P Fedótov, es el hincapié
hecho en este aspecto de la fe cristiana. Según la tesis generalmente aceptada de Fedótov, es el
Cristo doliente y humillado el que se encuentra en el corazón mismo de la espiritualidad rusa.
Fedótov, escribiendo acerca de los primeros santos mártires rusos, los príncipes Boris y Gleb ,
que fueron asesinados más por razones políticas que por causas religiosas, compara la mansa
aceptación de su destino con las enseñanzas del monje Teodosio, fu ndador de la tradición ke-
nólica rusa. "Boris y Gleb siguieron a Cristo en sus muertes sacrificiales -el clímax de Su keno-
sis- como lo hizo Teodosio en Su pobreza y sus humillaciones ... Superficialmente, debe dar la
impresión de debilidad, pues la pobreza de Teodosio puede parecer absurda al no iniciado. Dé-
bil y demencial, como lo es Cristo en su kenosis a ojos de un Nietzsche así como lo fue a ojos
del antiguo mundo pagano" Véase G. P Fedótov, The Russian ReligioltS Mind, vol 1 (Nueva
York, 1946), p 130, y cap. 4 ("El kenoticismo ruso").
La referencia de Fedótov a Nietzsche dista mucho de ser fortuita. Hay buenas razones para
creer que Nietzsche conocía bien El idiota, y que la novela de Dostoievski ayudó a formar toda
su in terpretación del cristianismo. Un argumento convincente en favo r de esta opinión, basada en
todo el material pertinente, ha sido planteada por el gran historiador alemán de la filoso fía reli-
giosa, Ernst Benz. Véase su obra Nietzsche's Ideen zw· Geschichte des Christentwns w1d der Kirche
(Leiden, 1956), pp 92-1 03.

EL IDIOTA ~ 411
dente anhelo de llegar a "esa línea en que se unen el cielo y la tierra" o en
una "gran ciudad como Nápoles, llena de palacios, de ruidos, de rumores,
de vida" . Pero entonces, añade , "me imaginé que se podía encontrar una
plétora de vida hasta en la prisión" [8: S l].
Nada despierta más la desconfianza y el antagonismo de las hermanas
Epanchin que esta expresión de las que les parecen simples trivialidades
mojigatas. La altiva y arrogante Aglaia le dice a Mishkin rudamente que se
parece a la viuda de un empleado de gobierno que llega a mendigar a su
puerta , y cuya única meta en la vida es "vivir lo más baratamente posible ...
ésa es su riqueza de la vida en prisión de que usted habla; y tal vez, asimis-
mo, sus cuatro años de felicidad en el campo , por los cuales cambió usted
Nápoles". Las muchachas sólo ven en las palabras del príncipe las expre-
siones de un "quietismo" convencional que acepta mansamente el mal y la
injusticia como voluntad de Dios y que egoístamente piensa en sus como-
didades, dando un hipócrita suspiro de consideración. "Si alguien le mues-
tra a usted una ejecución , o si alguien levanta un dedo ante usted -le dice
brutalmente Aglaia a Mish kin- , usted sacará unas reflexiones igualmente
edificantes de ambas cosas y se quedará muy satisfecho" [8: 5 1] Sin em-
bargo, esto conduce a la descripción que hace Mishkin de la agonía del
criminal condenado al besar la cruz , y las doncellas se dan cuenta de que
no se le puede acusar con justicia de que la indiferencia o el "quietismo"
sea la causa de su "felicidad".
Lejos de ser egoístamente indiferente al sufrimiento - y en particular a
la tragedia universal e ineluctable de la muerte-, Mishkin reexperimenta
en la imaginación sus torturas con toda la gama de las sensibilidades de su
conciencia; sin embargo, esto no le impide, al mismo tiempo, maravillarse
extático ante la alegría y el milagro de la existencia. En realidad, la dialécti-
ca de esta unidad es la base del relato acerca del hombre que fue perdona-
do poco antes de su ejecución: el relato que expresa el acontecimiento más
decisivo y crucial de la propia vida de Dostoievski. Lo más terrible de todo
en esos momentos finales, dice Mishkin, era la lamentación de la pobre
víctima por una vi.da desperdiciada, y su frenético deseo de recibir una se-
gunda oportunidad . "¿Qué pasaría si yo no muriera? ... Convertiría cada
minuto en una época; no perdería nada , contaría cada minuto que pasara ,
¡no perdería ninguno !" Pero al preguntársele lo que le ocurrió a este hom-
bre después de ser perdonado, Mishkin reconoce con tristeza que su frené-
tica resolución no fue puesta en práctica .

412 ... UN IDEA L RUSO


- Bueno , ya lo pusieron a prueba [dice Alexandra Epanchina]. Así pues, pa-
rece imposible vivir, realmente, 'contando cada momento'. Por alguna razón,
es imposible
- Sí, por alguna razón es imposible -repitió Mishkin-. A mí también
me pareció así.. y sin embargo, por alguna razón , no puedo creerlo
[8 52-53]

Éste es el punto en que el amor de Mishkin por la vida se funde con su


imaginación, obsesionada por la muerte, en la singular unidad de su carác-
ter. Pues Mishkin siente con tal fuerza el milagro y el deslumbramiento
de la vida, saborea tan profundamente la belleza y el valor inexpresables de
cada una de sus manifestaciones, precisamente porque vive "contando ca-
da momento" como si fuera el último. Tanto su gozoso descubrimiento de
la vida como su profunda intuición de la muerte se combinan para hacerle
sentir cada momento como si fuera de absoluta e inconmensurable elec-
ción ética y responsabilidad. En otras palabras , el príncipe vive en la ten-
sión escatológica que fue (y es) el alma misma de la primitiva ética cristia-
na, cuya doctrina de ágape totalmente desinteresado fue concebida en la
misma perspectiva del inminente fin de los tiempos .
En la primera parte se dice muy poco directamente acerca de Dios o de
la religión . Sin embargo, hay un constante juego de alusiones en torno del
príncipe que lo coloca en ese contexto cristiano. Rogozhin, el hijo delco-
merciante que aún se mantiene cerca de las raíces religiosas de la vida rusa,
lo llama yurodivi, o sea loco santo . Y aunque el caballeroso y bien educado
príncipe no tiene ninguna semejanza externa con aquellas figuras, a menu-
do extravagantes y excéntricas, sí posee su tradicional don de visión espiri-
tual. El propio príncipe, hablándole al portero del general Epanchin acerca
del sufrimiento interno del condenado que aguarda la muerte , dice apasio-
nadamente: "También Cristo habló de esta tortura y de esta agonía. No,
no se puede tratar así a un hombre" [8: 21]. Una vez más, hay una mención
de la cruz, que el criminal, camino al cadalso, besa convulsivamente y que de
algún modo lo ayuda a soportar el tormento. "Pero en aquel minuto ape-
nas tenía conciencia de algo religioso", añade el príncipe, dando a enten-
der que el consuelo de la cruz actuaba instintivamente por debajo de todo
nivel de conciencia o de compromiso doctrinal. La nota idílica del Nuevo
Testamento resuena con fuerza en el relato del príncipe acerca de la pobre
campesina suiza María , vilipendiada y tuberculosa , que había sido tratada

EL IDIOTA ~ 413
como mujer caída, y cuyos últimos días logran iluminar el príncipe y su
grupo de niños con la luz de un amor que todo lo perdona. De este modo
la figura del príncipe queda rodeada por una omnipresente penumbra cris-
tiana que continuamente iluminará su carácter y que servirá para señalar el
carácter exaltado de sus aspiraciones morales y espirituales.
La historia de María también trae al primer plano otro leitmotiv, al que
podríamos llamar de los "dos amores", uno de ellos cristiano, compasivo, no
posesivo y universal; el otro secular, egoísta, posesivo y particular. La ob-
servación de Alexandra Epanchina en el sentido de que el príncipe debió
de estar "enamorado" lo motiva a narrar la historia de María. Pero mientras
que la muchacha se refería al segundo tipo de amor normal y terrenal, el
"amor" del príncipe, como tiene buen cuidado de explicarlo, sólo fue del
primer tipo. Hasta los niños que rodeaban al príncipe se dejaron confundir
por esta diferencia y alegremente creyeron que el príncipe estaba "enamo-
rado" de María cuando lo vieron besándola. Pero "yo la besé - explica el
príncipe- no porque estuviera enamorado de ella sino porque le tenía lás-
tima y porque , desde el principio, nunca la creí culpable, sino sólo desdi-
chada" [8: 60]. A la primera lectura nos vemos tentados a creer que este
relato intercalado es como un anticipo de la redención que ocurrirá en las
relaciones de Mishkin con Nastasia Filippovna , y es posible -en realidad,
hasta probable- que al principio Dostoievski se propusiera que el lector
lo considerara así. Pero la confusión de los niños (y también Mishkin tiene
mucho de niño) se convertirá, antes bien, en un adelanto de la situación
en que Mishkin se verá atrapado en los "dos amores", cuyos sentimientos y
obligaciones mutuamente incompatibles darán por resultado, más adelan-
te , la desastrosa incapacidad del príncipe para elegir entre Nastasia y
Aglaia.

En el mundo en que el príncipe penetra al llegar inesperadamente a San


Petersburgo se vive de acuerdo con normas directamente opuestas a las
que él encarna. Es un mundo que es presa de egoísmos en conflicto, en que
el afán de lucro y de posición social, de satisfacción sensual y de poder so-
bre los demás, en una forma u otra , domina y excluye cualesquiera otros
sentimientos más humanos y menos centrados en el ego. Todos estos moti-
vos tienen libre juego en la intriga , que es paralela a la de La dama de las

414 ... UN IDEAL RUSO


camelias de Dumas hij o, obra a que Dostoievski alude en el texto y cuya
presencia en el trasfondo sirve para contrastar la fibra moral de dos mun-
dos distintos: francés uno de ellos (y ruso , influido por Francia), y el otro
puramente ruso en su núcleo moral. La primera parte de El idiota gira en
torno del plan de casar a Nastasia Filippovna llevando una apetecible dote,
de modo que Totski - al principio su tutor, luego su seductor- pueda
casarse con la mayor de las hermanas Epanchin. Una situación muy similar
es a la que se enfrenta la ex cortesana Marguerite Gautier, la dama de las ca-
melias, a quien, después de ser redimida por el amor, se le pide que aban-
done a su devoto enamorado para que su hermana virginal pueda contraer
un matrimonio conveniente. Marguerite "noblemente" se sacrifica en aras
del orgullo y la virtud hipócrita de su familia , pero Nastasia se niega a de-
jarse tratar simplemente como un peón en esta sórdida partida de ajedrez
social. Podemos estar seguros de que Dostoievski, al invertir así la situación,
se propone contrastar la superioridad moral de la incontenible indignación
de Nastasia ante el irreparable ultraje a su dignidad, con la dócil acepta-
ción de los más bajos prejuicios sociales por su antecesora francesa .5
Ninguna obra de Dostoievski escrita hasta entonces contiene una com-
parable galería de figuras, entre las cuales se pinten con tan vivo poder tan-
tas modulaciones y matices del egoísmo. Cada uno de los personajes prin-
cipales del libro (incluso el príncipe , aunque esto siempre se haya pasado
por alto) es sensible a los imperativos acicateas del ego inherentes a la con-
dición humana; empero, desde luego, se asignan grados definidos de valor
moral a sus diversas manifestaciones en cada personaje. En lo más bajo de
la escala moral está la busca de alguna ventaj a utilitaria personal o la satis-
facción de algún apetito físico . A este nivel pertenece el siempre ávido
Gania lvolgin , dispuesto a vender su alma con tal de casarse con la vilipen-
diada Nastasia , conquistando con ello la dote que le permitirá obtener esa
riqueza que lo obsesiona. También en este nivel se encuentra el epicúreo y
sensual Totski (quien no tiene el menor remordimiento de conciencia por
haber arruinado para siempre a Nastasia , aunque se comporta bien, según
5
Desde luego, Totski es un gran admirador del libro de Dumas fi ls, y declara que "es una
obra que, en mi opinión , no está destinada a morir o a marchitarse con el tiempo" [8 : 128]
Muy apropiadamente, el relato que narra acerca ele "la peor de tocias las malas acciones ele su
vida" [8: 120] pasa por alto, completamente, el haber seducido a Nastasia, y en cambio trata ele
haber traicionado a un amigo obteniendo un ramillete ele cameli as. No nos so rprende que por
última vez lo veamos "fascinado por una francesa ele la alta sociedad , marquesa y legitimista"
[8 154]

EL IDIOTA ~ 415
sus luces, al tratar de arreglar su futuro), así como el inofensivo general
Epanchin, marido oprimido que también tuvo ciertos designios abortados
sobre Nastasia. Sin embargo, el pomposo general está en un nivel ligera-
mente superior por su auténtica devoción a su familia y sus remordimien-
tos por haber zaherido , sin saberlo , a una anciana que estaba a un paso de
la muerte.
Un nivel considerablemente superior en la escala moral lo alcanzan los
personajes cuyo egoísmo , aun cuando adopte una forma autodestructiva,
da testimonio de una verdadera capacidad de algún tipo de experiencia
moral-espiritual. En esta categoría encontramos a Rogozhin, loco de pa-
sión y dispuesto a despilfarrar una fortuna y a tolerar cualquier sufrimien-
to con tal de conquistar el amor de Nastasia. Y aquí se encuentra la propia
Nastasia, cuya caída en la degradación es el ejemplo supremo, en las obras
de Dostoievski, de lo que él llamó "el egoísmo del sufrimiento"; es decir, el
egoísmo de los humillados y ofendidos, quienes se vengan contra el mun-
do al rechazar, llevados por el masoquismo, todo intento de paliar su sen-
sación de haber sido injuriados. 6 También podemos otorgar un lugar aquí
a Ippolit Terentiev, el joven tuberculoso agonizante, cuya ira contra Dios es
comparable a la de Nastasia contra la sociedad , y quien se niega a recon-
ciliarse con un Creador culpable de la injusticia suprema de dar nacimien-
to a la conciencia humana y luego condenarla a la muerte.
En el siguiente nivel pueden encontrarse personajes como Aglaia Epan-
china y su madre Lizáveta Prokofeievna , Radomski (el rico y admirado
pretendiente de Aglaia) y el propio príncipe. El egoísmo de todos estos per-
sonajes no adopta una forma abiertamente agresiva y se combina con ad-
mirables cualidades de inteligencia y de corazón. Pero cada uno muestra
un rasgo egoísta, en una u otra forma. El pecado capital de Aglaia es la
arrogancia y altanería de su juvenil belleza. Su madre -cuya expresión
infantilmente directa e impulsiva de vicarios sentimientos de solidaridad la
acerca, más que ningún otro, al príncipe- no puede resistir a la tentación
de alardear de su cuna y su posición social. Radomski es el perfecto mode-
6
Dostoievski se re fiere por primera vez a esta idea en Hwnillados y ofendidos al p resen tar el
personaie de la pequeña Nellie. El narrador dice que fue "maltratada" y que "intencionalmente
trató d e agravar su he rid a con esta misteriosa con du cta , esta descon fi anza de todos nosotros;
como si se gozara en su propio dolor, con este egoísmo del suflimiento [cursivas en el texto ], si
puedo decirlo así. Esta agravación del su frimiento y este goce en él pude comprende rlos es el
goce de muchos de los humillados y ofendidos, de los oprimidos por el destino, que gimen bajo
el sentido de la m¡usticia" [3 : 385 -386]

416 ... UN IDE AL RUSO


lo del caballero ruso bien educado y amable, cuya delicadeza y cortesía no
tienen tacha , pero su intelecto mundano y escéptico no permite que sus
emociones transgredan las reglas del decoro , que protegen su satisfacción
de sí mismo. En cuanto al príncipe , "su egoísmo" consistirá en el más puro
y casto de los apegos terrenales a Aglaia y su deseo de casarse.
A. Skaftimov, en el que sigue siendo el mejor análisis ruso de El idiota,
ha indicado que cada uno de los principales personajes se encuentra atra-
pado en una lucha interna entre su propia manifestación particular de
egoísmo y un deseo de superarla en alguna forma apropiada. 7 El papel del
príncipe en la primera parte , quien lleva consigo la atmósfera de un ideal
moral sublimemente desinteresado , deberá servir de catalizador de cada
uno en esta lucha secreta. Rogozhin, quien acaba de conocer al príncipe,
se ofrece espontáneamente a vestirlo como es debido. Y ni siquiera el gene-
ral Epanchin, ajetreado con sus finanzas, puede resistir a la tentación de
darle veinticinco rublos, y se preocupa por el futuro del príncipe. Nastasia,
testigo del incidente en que Gania le da una bofetada al príncipe, "eviden-
temente experimentó un nuevo sentimiento". Pocos momentos después, el
príncipe se dirige a ella: "Estoy seguro de que usted no es lo que simula
ser. ¡Es imposible' ", le grita en tono de reproche [8: 99]. Bajo la influencia
de estas palabras , Nastasia, quien había acudido a corresponder con des-
deñosa burla al resentimiento de Gania y la desaprobación de su familia ,
llena de remordimiento besa la mano de la madre de Gania. Más adelante ,
el propio Gania se disculpa ante el príncipe y confiesa que, aunque planea
pasar por el lamentable matrimonio, esto lo hace sentir como un canalla.
"Los canallas quieren a los hombres honrados - le dice al príncipe-. ¿No
lo sabía?" [8: 104].
El clímax de la primera parte del libro es la tumultuosa fiesta de cum-
pleaños en casa de Nastasia Filippovna; allí se reúnen todos los personajes,
aguardando la decisión de ella sobre si acepta las propuestas de Totski.
Desde luego, Nastasia ha preparado cuidadosamente la velada para que
culmine en la escandalosa irrupción de Rogozhin, cuya brutal franqueza al
pedirle sus favores (lleva cien mil rublos envueltos en un número de las
Noticias de la Bolsa de Valores) arranca la máscara de hipocresía de todo el
sórdido plan. Y en mitad de la confusión, el llamado moral de la presencia
del príncipe también recibe su más enérgica afirmación. Nastasia se vuelve
7
A. Skaftyrnov, "Tematicheskaya kompositsiya 'Idiot"', Nravstvennie Iskaniya Russkikh Pisatelei
(Moscú, 1972), pp. 23 -87 . Estoy en deuda con este artículo en mi propio análisis.

EL IDIOTA ~ 417
hacia él para que decida la cuestión de su boda con Gania porque, como
ella dice, el príncipe "es el primer hombre que he conocido en mi vida en
quien confío como en un amigo sincero. Creyó en mí a primera vista, y yo
en él" [8: 131]. Pero aunque las palabras del príncipe hacen que Nastasia
no se case con Gania, la propuesta de matrimonio del príncipe, cuando
Nastasia entra en un paroxismo de odio a sí misma, no logra impedirle que
huya con Rogozhin. La masoquista satisfacción de rebajarse a sí misma y,
al mismo tiempo, de humillar simbólicamente a Totski y a todos sus respe-
tables "admiradores" resulta más poderosa que el llamado del príncipe a la
necesidad que Nastasia tiene de una compasión desinteresada , y que el
hecho de que el príncipe reconozca su pureza esencial.
En esta primera parte del libro , Nastasia es una figura tan majestuosa y
dominante, y se hace tanto hincapié en su victimización, que ha surgido
una tendencia muy comprensible a verla tan sólo como a una moderna
Ifigenia, inocentemente condenada a la muerte. Sin embargo, es claro que
Dostoievski también deseó expresar el candente y amargo orgullo que em-
ponzoña todas sus relaciones con los demás , orgullo que , a la postre, le
hace imposible perdonarse a sí misma o aceptar la ayuda del príncipe Este
aspecto de su carácter queda muy explícitamente indicado en la reacción
de Mishkin al retrato de Nastasia , que se repite dos veces en los primeros
capítulos. Su primera respuesta consiste en notar el sufrimiento que ve en
sus rasgos, pero inmediatamente añade: "Es un rostro orgulloso, terrible-
mente orgulloso, pero no sé si ella tiene buen corazón. ¡Ah, si lo tuviera!
Eso lo redimiría todo" [8: 32]. Una segunda mirada a la fotografía confir-
ma y agudiza esta primera impresión: "En ese rostro había un aire de orgu-
llo y desprecio , casi de odio, desenfrenado -piensa Mishkin-, y al mis-
mo tiempo algo confiado, algo de un corazón maravillosamente sencillo . Y
el contraste de estos dos rasgos despertó un sentimiento como de compa-
sión" [8: 68] . Se deberán tener en mente estos dos aspectos de Nastasia si
se quiere hacer justicia a la complejidad de los objetivos artísticos de
Dostoievski.

La primera parte de El idiota fue concebida y escrita como unidad comple-


ta , y tal vez se la deba leer como una noveleta independiente. En los cua-
dernos de notas y las cartas de Dostoievski puede verse claramente que no

418 ... UN IDEAL RUSO


tenía una idea satisfactoria de cómo continuar. Esta incertidumbre persiste
durante todas las secciones intermedias del libro (partes segunda y terce-
ra), que fueron escritas de una escena a otra, con sólo el hilo muy tenue de
una trama central. Como resultado, El idiota posee una especie de encanto
elusivo y de espontaneidad narrativa que no desentonan con el hincapié
de su tema en la importancia moral de la simpatía impulsiva y la franqueza
emocional. Sin embargo, lo errático de la acción también hace que esta
novela sea la más desorganizada de las obras importantes de Dostoievski y
la más difícil de apreciar en una perspectiva unificada.
En esencia , el libro se descompone ahora en tres hilos temáticos que se
alternan más o menos al azar. Uno de ellos continúa con la relación de
Nastasia-Mishkin-Rogozhin, aunque esta rivalidad se pierde casi total-
mente de vista durante largos tramos. Un segundo es la relación amorosa
Aglaia-Mishkin (con un nuevo personaje, Radomski, como supuesto terce-
ro en discordia). Dostoievski hace un débil intento por unir estas dos lí-
neas temáticas mediante el no solicitado intento de Nastasia por favorecer
los amores de Aglaia y de Mishkin desde bambalinas. Este esfuerzo le per-
mite a Nastasia volver de cuando en cuando a la acción y prepara la crucial
escena de enfrentamiento entre ambas, pero lo poco que vemos a Nastasia,
de quién sólo recibimos noticias indirectas, debilita el efecto de sus re-
apariciones, haciéndolas claramente melodramáticas. Además, estos com-
ponentes narrativos sólo están superficialmente relacionados con un terce-
ro, que comprende , poco más o menos, las extensas escenas en que apa-
rece un grupo de "jóvenes nihilistas", la "explicación necesaria" de Ippolit
Terentiev, las extravagantes lucubraciones de Lebediev y las maravillosas
invenciones de ese inspirado mentiroso, el general lvolguin.
Las dificultades del lector con El idiota se intensifican por el curioso
intermedio de los cinco capítulos que inician la segunda parte, los cuales
presentan a Mishkin - y a otros personajes, como Rogozhin y Lebediev-
bajo una luz inesperadamente nueva. Han transcurrido nueve meses entre
el fin de la primera parte y el comienzo de la segunda, y se supone que
durante este periodo el príncipe ha sufrido cambios importantes; empero,
Dostoievski elude el desafío de describir esta evolución interna. En todo
caso, es claro que ahora vemos a Mishkin desde una perspectiva de la que
no había habido ningún aviso. Esto se hace obvio en el capítulo v de la se-
gunda parte , donde Dostoievski muestra al príncipe en el estado mental
causado por un inminente ataque de epilepsia . Aquí , los contornos de la

EL IDIOTA ... 419


realidad han empezado a borrarse para el pobre príncipe , quien apenas
logra distinguir entre lo que ardientemente anhela y la verdadera situación
(con respecto a Rogozhin y a Nastasia). Influido por esta confusión, se
convence de que Rogozhin es capaz de sentir compasión hacia Nastasia,
pese a las mil humillaciones a las que ella lo ha sometido como venganza
por haber aceptado sus atenciones. "La compasión enseñaría aún a Ro-
gozhin, y lo haría despertar; la compasión era la principal, tal vez la única
ley de la existencia humana" [8: 192]. El Mishkin de la primera parte ha-
bría suscrito , sin duda, este sentimiento . Pero no ha habido ninguna indi-
cación previa de que su perspectiva fuese una sublime ilusión, que defor-
mara la verdadera visión de la realidad. El Mishkin de la segunda parte ,
por el contrario , poseía un ideal que le daba una misteriosa capacidad de
leer en los corazones de todos aquellos cuyas vidas tocaba.
Este cambio de Mishkin es función del nuevo papel que ahora se asig-
na a la epilepsia del príncipe. La epilepsia no tuvo una importancia parti-
cular en la primera parte; Mishkin había abierto los ojos ante la belleza
inestimable de la vida - el contrapeso de su compasión universal- sólo al
salir de su estupor epiléptico . Ahora , en cambio, es en el "aura" del mo-
mento anterior al ataque epiléptico cuando el príncipe experimenta "rayos
y chispazos de la más suprema sensación de la vida y la conciencia de sí
mismo" y lo invade una sensación "desconocida y no adivinada hasta en-
tonces, de plenitud , de proporción, de reconciliación y de extática fusión
devocional en la más alta síntesis de la vida". Esta revelación casi sobrena-
tural se vuelve fuente de la apasionada fe del príncipe en una armonía
universal. Pero esta fe se halla en absoluta contradicción con las condicio-
nes normales de la existencia terrena. Pues el príncipe estaba bien cons-
ciente de que, en caso de reanudarse sus ataques epilépticos, "la estupefac-
ción , las tinieblas espirituales y la idiotez le aguardaban, a consecuencia de
aquellos 'momentos superiores' " [8: 188]. Mishkin está , pues , inevitable-
mente condenado a la catástrofe , porque la extraterrena luz del amor y de
la reconciliación universal no puede iluminar el mundo caído del hombre
más que por un instante deslumbrador y autodestructivo.
De toda evidencia, al escribir la primera parte del libro Dostoievski no
tenía una idea clara de que el libro fuese tomando esa dirección. La mane-
ra en que el príncipe se sobrepone a toda incomprensión y hostilidad en
las primeras páginas, junto con la historia de María , parecerían indicar una
inclinación original a subrayar los efectos regeneradores del amor cristia-

420 ~ UN ID EAL RUSO


no. Pero desde el principio de la segunda parte, el príncipe aparece en un
papel trágico (o, al menos, de autosacrificio); ahora, la lógica interna de su
carácter exige que lo absoluto del amor cristiano entre en conflicto irre-
conciliable con las exigencias inevitables de la vida humana normal. Este
nuevo concepto del príncipe muy probablemente explica el cambio de to-
nalidad de estos capítulos, con su amenazante atmósfera gótica de misterio
y tragedia inminente , tonalidad que contrasta con la presentación pareja y
transparente, como de "novela de costumbres", de la primera parte, pese a
que la tensión se intensificaba en ciertas escenas.
Esta modificada proyección del príncipe también conduce a la intro-
ducción de un nuevo motivo temático , el cual aparece por vez primera en
el extraño diálogo entre Mishkin y Rogozhin acerca de la fe religiosa. De
manera un tanto improbable, en la sala de Rogozhin aparece una repro-
ducción del Cristo muerto de Holbein; y, sin ninguna transición, el que en
la primera parte fuera un hombre brutal, siempre ebrio, aparece ahora ator-
mentado no sólo por Nastasia sino también por una crisis de duda religio-
sa .8 Como sabemos, el cuadro de Holbein es una imagen de Cristo después
de la crucifixión , visto como un hombre destrozado, cubierto de sangre,
sin la menor huella de una trascendencia espiritual o sobrenatural , aunque
sólo mucho más avanzado el libro se le describe así. De lo que nos entera-
remos aquí es de que "una pintura de nuestro Salvador, al que acaban de
baj ar de la Cruz" ha empezado a socavar la fe religiosa de Rogozhin , y
Mishkin intenta calmar la inquietud de Rogozhin en un párrafo extenso e
importante.
Este párrafo consiste en cuatro anécdotas agrupadas por parejas , las
cuales muestran que la necesidad humana de fe y de valores morales de
conciencia basados en la fe trasciende tanto el plano de la reflexión racio-
nal como el de la evidencia empírica. Por una parte, está el docto ateo cu-
yos argumentos no puede refutar Mishkin; por la otra , está el asesino ,
quien eleva una plegaria pidiendo perdón antes de cortar el cuello de su
víctima . Tenemos allí al ebrio soldado campesino que vende su cruz, pero
también está la campesina , tal vez la mujer del soldado, que compara la
alegría de una madre al ver a su htjo con la alegría de Dios ante la sincera

~ Dostoievski revela su inquietud ante esta inesperada metam or rosis por su torpe comenta-
rio ele que "en Moscú, ellos [el príncipe y Rogozhin ] se habían encontrado frec uentemente y
habían pasado juntos much o ti empo , y hubo momentos durante sus reuniones que habían de-
jado una huella indeleble en sus corazones" [8: 171 ].

EL IDIOTA ~ 421
oración del pecador. El objeto de estas narraciones es mostrar la fe religio-
sa y la conciencia moral existiendo como atributo inerradicable del pueblo
ruso, independiente de la razón o aun de cualquier clase de convencional
moralidad social. "La esencia del sentimiento religioso -explica Mishkin-
no aparece bajo ningún tipo de razonamiento o de ateísmo, y no tiene
nada que ver con crímenes o fechorías ... Pero lo principal es que lo nota-
rás con mayor claridad y prontitud en el corazón ruso que en ninguna otra
parte" [8: 184].
Este motiv temático es de importancia clave para comprender el resto
del libro; pues al mostrar la fe religiosa y los remordimientos de la con-
ciencia como necesidades totalmente irracionales e instintivas del "corazón
ruso", cuya existencia brilla enmedio de todo lo que pareciera negar o re-
chazar su presencia, Dostoievski está indicando, sin duda, la interpreta-
ción debida del fracaso y el trágico colapso final de Mishkin. Los valores
del amor cristiano y la fe religiosa que Mishkin encarna son, en otras pala-
bras, una necesidad del espíritu ruso demasiado profunda para poder ne-
garla por su fracaso en todas las cosas prácticas, así como no se los puede
negar mediante la razón, el asesinato o el sacrilegio. Si el cuadro de Holbein
y el párrafo de Mishkin aparecen tan torpe y súbitamente en este punto,
ello probablemente se debe a que Dostoievski deseó establecer inmediata-
mente el marco en que debía interpretarse el desastroso destino que aguar-
daba al príncipe.
La acción de estos capítulos, que es como una coda del triángulo central
de la primera parte, dramatiza claramente el cambio de papel del príncipe
Los esfuerzos de Mishkin por salvar a la enloquecida Nastasia de destruirse
a sí misma lo han colocado en contra de la ardiente pasión de Rogozhin,
aunque éste tiene plena conciencia de que el "amor" del príncipe a Nastasia
no es un amor carnal, sino cristiano. El drama de la lucha interna de Ro-
gozhin queda representado por la obsesión del príncipe por el nuevo cu-
chillo de Rogozhin, por el intercambio de cruces entre ambos y por la ben-
dición que la madre de Rogozhin le da al príncipe. Vemos así que Rogozhin
trata de colocar al príncipe dentro de un círculo sacrosanto de religioso
temor reverente que lo protegerá del cuchillo amenazador; pero es el pro-
pio príncipe el que provoca a Rogozhin al violar su promesa de no buscar
a Nastasia. La influencia eufórica del "aura" preepiléptica lleva a Mishkin a
cometer un abuso de confianza que descubre la peligrosa discrepancia en-
tre lo real y lo ideal , y el hecho de que Mishkin no repare su falta hace que

422 ~ UN IDEAL RUSO


Rogozhin levante el puñal contra él. Resulta simbólicamente apropiado
que el ataque de la enfermedad sagrada, cuyos primeros síntomas son res-
ponsables del error de Mishkin, lo salve de su consecuencia fatal, cuando
se desploma antes de que Rogozhin pueda descargar el golpe.

El idiota está lleno de toda clase de personajes secundarios, apenas relacio-


nados con la trama principal por el más tenue hilo, y que aparecen en el
libro al menor pretexto. Esta plétora de digresiones explica, sin duda, la
sensación de Dostoievski de que había perdido el control de la novela,
pero no es en exceso difícil ver la razón temática de la mayoría de estos
episodios, aun si estructuralmente van y vienen con poca motivación. Mu-
chos de ellos desempeñan la misma función de los intermedios cómicos
que había en los "misterios" medievales , que parodiaban los hechos sagra-
dos con un humorismo reverente e ilustraban la universalidad de su in-
fluencia. Otros sirven para presentar facetas del príncipe que Dostoievski
no había logrado desarrollar partiendo de la intriga romántica principal.
Lebedyev, el general Ivolguin y el "pugilista" Keller forman un grupo
que tiene características comunes, grupo que afirma, a veces en forma gro-
tescamente cómica, que la lucha moral interna precipitada por el príncipe
en los personajes principales también puede encontrarse entre "la morra-
lla". Desde luego , Dostoievski abandona todo intento de mantener una ve-
rosimilitud psicológica en el caso de Lebediev y de Keller; sus mecánicas
fluctuaciones entre su devoción al príncipe y sus minúsculos robos y ma-
ñas llegan a veces al grado de parodia. Esto puede decirse en particular de
Lebedyev, quien después de ser el descarado parásito de la primera parte
se transforma en una figura compasiva, que comparte el horror de Mishkin
a la pena capital y ruega por el alma de la guillotinada madame Du Barry.
Sin dejar de ser un pillo sin escrúpulos, dispuesto a vender su alma
por un rublo, Lebediev también interpreta piadosamente el Apocalipsis y,
achispado por el alcohol, se declara en contra del "materialismo" del mun-
do moderno. Su extensa joco-seria "anécdota" histórica acerca del hambre
de la Edad Media es, manifiestamente, un ejemplo burlesco de la significa-
ción de su carácter y del de otros como él. Semejante al hambriento "caní-
bal" medieval -quien devoró a sesenta gordos y apetitosos monjes en el

EL IDIOTA ~ 423
curso de su vida y luego, pese a la perspectiva de las horribles torturas,
confesó voluntariamente sus crímenes- , la conducta de Lebediev y los de
su calaña atestigua la presencia milagrosa de la conciencia en los lugares en
que menos se la podría esperar. Otro ejemplo es el del abrumado general
Ivolguin, personaje faltstaffiano de quien Dostoievski se vale acertadamen-
te en la primera parte para parodiar el "decoro" que rodea la vida de Nasta-
sia , y cuya colosal mitomanía le sirve de protección contra la sórdida reali-
dad de su decadencia moral y social. El general muere a causa de un ataque
por las angustias que le causa haber robado la cartera de Lebediev, angus-
tias causadas no tanto por el robo mismo -devuelve la cartera intacta-
cuanto por el temor de ser considerado , en lo sucesivo, como un ladrón en
su propia familia.
La más extensa de estas digresiones es el encuentro del príncipe Mish-
kin con el grupo de los llamados jóvenes nihilistas, episodio que, en la cla-
ve especial requerida por El idiota, reanuda la polémica de Dostoievski con
la ideología de los radicales de mediados del decenio de 1860. Como ya se
mencionó , esta subtrama constituye una respuesta paródica a los ataques
lanzados contra Dostoievski, y particularmente una respuesta dada en es-
pecie a Saltikov-Shchedrin.9 Los propios jóvenes nihilistas no son más que
unos insolentes colegiales , cuya patética inocencia e inseguridad es marca-
damente subrayada como implícita disculpa por su agresividad. El objeto
de este episodio es contrastar el auténtico desinterés del príncipe, basado
en el amor cristiano , con una doctrina de la justicia social que es ciega ante
el egoísmo de sus propias raíces.
La despiadada caricatura que hace Dostoievski de los jóvenes nihilistas
era , desde luego , una calculada afrenta a las susceptibilidades de los radica-
les , pero lo que no se ha notado aún lo suficiente es que presenta sus mo-
tivos como algo enteramente honorable. El derecho que se atribuyen a una
parte de la fortuna del príncipe -por motivo de que uno de ellos es el hijo
ilegítimo del difunto benefactor del príncipe- no tiene ninguna base en la
verdad . Pero, como lo señala el príncipe, sí tenían buenas razones para
creer que estaban rectificando una escandalosa injusticia social y, por ello,
no se puede poner ningún reparo moral a su intento. Lo que Dostoievski
ataca no es su intención de enderezar un supuesto mal social sino , antes
bien, los medios poco escrupulosos que adoptan para alcanzar su meta y la
" Para mayor infor mació n , véase Frank , Dostoicvshi. La scrnc/a de la liberctción, 1860-1 865,
FCE, lvléxico, 20 10 , pp 286-289.

424 ~ UN IDEAL RUSO


resultante contradicción interna de su posición. Pues ellos rechazan desde-
ñosamente todas las ideas anticuadas de la "moral" y sin embargo insisten
en que el príncipe se comporte como "un hombre de conciencia y de ho-
nor", y siempre suponen que sus propios motivos , aunque derivados de
una filosofía de interés egoísta, son perfectamente puros e intachables, y
no requieren el autoescrutinio moral que les exigen a sus adversarios.
Por el contrario, lo que distingue al príncipe es precisamente su capaci-
dad de responder desde la posición del "otro" y de evitar el fariseísmo y la
mojigatería de los jóvenes nihilistas. Él comprende que Burdovski, quien
le exige una parte de su riqueza , durante toda su vida fue pisoteado y hu-
millado, y perdona la intolerable conducta del muchacho por considerarla
consecuencia de todb lo que su respeto propio ha tenido que soportar. En
lugar de responder, como los otros personajes "respetables", con despre-
cio, escándalo o indignación, el príncipe se disculpa por haber ofendido a
Burdovski al ofrecerle en público su ayuda . En realidad, la figura de Bur-
dovski se convierte momentáneamente en un "doble" del príncipe, quien
recuerda lo muy a menudo que él ha parecido una figura patética y ridícu-
la. Al encontrar por primera vez en su vida una auténtica simpatía , activa y
desinteresada (el príncipe une la acción a la palabra), Burdovski acaba por
reconocer que experimenta una gratitud que no es congruente con su
ideología ("la considero una debilidad", escribe) [8: 266] . Al reconocer es-
to sobrepasa el egoísmo de sus resentimientos y entra en el mundo de las
obligaciones morales mutuas.
Las escenas sangrientamente satíricas de los jóvenes nihilistas tal vez
sean demasiado didácticas para que Dostoievski lograra su propósito, y
cuando es menos convincente es al presentar su punto de vista moral-reli-
gioso como respuesta a dilemas sociales concretos. Mucho mejor es el re-
lieve en que pone al joven tísico agonizante lppolit Terentiev, quien se des-
prende del grupo de jóvenes nihilistas para alcanzar grandes alturas y
volverse el primero de la notable galería de rebeldes metafísicos en las obras
de Dostoievski. Pues lppolit no se rebela contra las iniquidades de un or-
den social sino que, anticipándose a Kirilov y a lván Karamázov, va en
contra de un mundo en que la muerte, y por tanto el sufrimiento humano ,
es una realidad ineludible. Con lppolit, Dostoievski recupera un impor-
tante motivo temático de la primera parte y pone a Mishkin ante el m ás
grande desafío a la "felicidad" que el príncipe afirmaba haber descubierto .
Ippolit , como Burdovski, es otro casi-doble de Mishkin que comparte su

EL IDIOTA ~ 425
obsesión por la muerte y su extático sentido de la vida , pero que carece de
la fe religiosa que sostiene al príncipe en una última armonía del mundo.
Por esta razón, lppolit no logra alcanzar la trascendencia de sí mismo que
es el secreto del resplandor moral del príncipe y la respuesta que provoca
en los demás.
La semihistérica "explicación necesaria" de lppolit fue cuidadosamente
compuesta para que contuviera todos los rasgos principales de la cosmovi-
sión de Mishkin, pero combinada con una opuesta actitud humana. Su
preocupación por la muerte no rebaja sino que fortalece su preocupación
por sí mismo , y la convierte en una patética megalomanía , como puede
verse en el epígrafe conmovedoramente incongruente de "apres moi le delu-
ge! ", que anexa a su "explicación necesaria" [8: 321]. lppolit reverencia la
belleza infinita y el valor de la vida ("es la vida la que importa, sólo la vida",
exclama). Pero el don de la vida le parece tan inapreciable al agonizante
que, sencillamente , niega la existencia de otros males e infortunios menos
absolutos que la muerte [8: 32 7]. "Conocí a un pobre tipo que , según me
dijeron después, murió de hambre , y recuerdo que eso me puso furioso ; si
hubiese sido posible devolver a la vida al pobre diablo, creo que yo lo ha-
bría hecho ejecutar" [8: 326] . Instintivamente , los sentimientos de lppolit
están del lado de las víctimas de la injusticia social (por ejemplo , la historia
del doctor que moría de inanición), y cuando se deja llevar por la corriente
de esos sentimientos de benevolencia, reconoce que "me olvidé de mi sen-
tencia de muerte o, antes bien, no pensé en ella y hasta hice algo de traba-
jo" [8: 328]. Sólo esa preocupación por los demás puede paliar la tragedia
de los últimos días de lppolit, pero al final abandona todos esos esfuerzos
para meditar sobre su propio estado . Llega a considerar que la muerte, que
es universal, es un insulto y una "humillación" personal lanzada contra él
por la "naturaleza" o, mejor dicho, por el Creador de un mundo que exige
el consentimiento personal a la indignidad y a la injusticia de ser destruido .
El contraste temático entre lppolit y el príncipe se expresa con la mayor
potencia en sus diferentes reacciones al símbolo religioso clave del libro el
Cristo muerto de Holbein, sobre cuyo implacable realismo acaba por expla-
yarse largamente lppolit. El cuadro de Holbein había hecho que Mishkin
afirmara la irracional "esencia del sentimiento religioso" como el compo-
nente inerradicable del espíritu humano, mas para el joven nihilista sólo es
una confirmación de su propio sentido del absurdo de la vida. A Ippolit , el
cuadro le transmite una sensación de la naturaleza "en forma de una má-

426 ... UN IDEAL RUSO


quina enorme, de la más moderna construcción, [la cual] sin ningún fin ha
aplastado, destruido y devorado un gran Ser inapreciable [Cristo], un Ser
digno de toda la naturaleza y de sus leyes, digno de toda la tierra, que aca-
so fuese creada exclusivamente para el advenimiento de ese Ser" [8: 339].
Ippolit sencillamente no puede comprender cómo los primeros discípulos
de Cristo, quienes presenciaron en vivo lo que él solo ve a través del arte,
pudieron seguir creyendo en el triunfo sobre la muerte que Cristo procla-
maba; pero éste es, precisamente , el misterio de la fe al que Ippolit se ha
cerrado , y cuya ausencia emponzoña sus últimos días con amargura y de-
sesperación.
Ippolit, como los otros personajes , considera instintivamente al prínci-
pe como ejemplo para su propia conciencia. Sin embargo la "humildad"
del príncipe es la antítesis ideológica de la "rebelión" de Ippolit, y es Mish-
kin el que debe soportar el choque de los violentos cambios de ideas del
j oven nihilista. "¿No puedo sencillamente ser devorado , sin que esperen
que yo elogie lo que me devora?", pregunta lppolit cáusticamente, recha-
zando la "mansedumbre cristiana" del príncipe [8: 343]. Esta pregunta lle-
ga desde tal profundidad de sufrimiento de Ippolit que ninguna ofensa de
su parte puede reducir su derecho a solicitar la absoluta indulgencia de los
otros personajes. Pues , como dice Mishkin al siempre tolerante e irónico
Radomski, no basta estar dispuesto a pasar por alto lo ofensivo de las pala-
bras de lppolit con una piedad condescendiente: "La idea es que también
usted esté dispuesto a aceptar que él lo perdone": es éste un reproche del
príncipe que no tenía precedente. "¿Cómo entro yo en esto7 -pregunta Ra-
domski , desconcertado-. ¿Qué mal le he hecho yo7" [8 : 280]. Desde lue-
go , ninguno , pero el príncipe comprende que para Ippolit el hecho de que
los demás posean tranquilamente la vida es una injusticia suprema , que de-
biera causarles un sentimiento de culpa y de obligación moral.
Ippolit, doliente y condenado, tiene , así, derecho a absoluta tolerancia
y compasión, pero también está obligado a superar su envidi a y su resenti-
miento hacia quienes , aunque hoy saludables, acabarán por compartir su
destino . Ippolit sabe, como le dice al príncipe, que es "indigno" de la que
podría ser la experiencia purificadora de su muerte; él sólo aprovecha su
inminencia para acosar y desalentar a los vivos, y, hasta el final mismo , no
logra dominar su malicia. De ahí la conmovedora y hermosa respuesta del
príncipe a la pregunta de Ippolit sobre cuál es la mejor manera de morir:
"Perdónenos nuestra felicidad", dice Mishkin en voz baja [8: 4 33] Tam-

EL IDIOTA ~ 427
bién a eso se debe el humor macabro de varias de las escenas de lppolit, la
terrible insensibilidad que algunos de los personajes muestran hacia su
destino. No hay páginas de Dostoievski más originales que aquellas en que
trata de combinar la mayor compasión hacia lppolit con un implacable
retrato de lo que podríamos llamar "el egoísmo de morir". Dostoievski de-
sea mostrar cómo el egocentrismo que inspiró la "rebelión" de lppolit tam-
bién lo mueve a adoptar una conducta que bloquea esa compasión y ese
amor que tan desesperadamente anhela. Ora patético , ora febrilmente ma-
ligno, el infortunado adolescente muere fu era del escenario , inconsolado e
inconsolable, "en un estado de terrible agitación" [8 508].

La principal acción de El idiota después de la primera parte se centra en el


incipiente amor del príncipe y de Aglaia Epanchina . El príncipe no deja de
preocuparse por Nastasia, pero aunque sigue compadeciéndose de ella
de todo corazón, hay un cambio considerable de su actitud. Ahora se nos
dice que la conducta de Nastasia alterna entre extravagantes exhibiciones
de reverencia por la pureza moral - reveladas en sus histéricas y ridículas
cartas a Aglaia, que engañosamente idealizan a su rival diciéndole que es
capaz de ese amor totalmente desinteresado al que Mishkin aspira- y
continuas recaídas en el cultivo masoquista de su propio sentido de depra-
vación. "¿Sabe usted? - le dice el príncipe a Aglaia- , ella parece encon-
trar algún horrible placer antinatural en la continua conciencia de su igno-
minia , una especie de venganza contra alguien" [8: 36 1]. El príncipe por
fin se convence de que Nastasia se ha vuelto literalmente loca, sobre todo
cuando se entera de sus cartas , y habla de ellas , casi a punto de llorar,
como "prueba de su demencia" [8: 362]. Es probable que la continuada
insistencia de Dostoievski, más adelante, en la "locura" de Nastasia, que
tiene el efecto de absolverla de toda responsabilidad , pretenda servir de
contrapeso a este mayor hincapié en su autodestructivo "egoísmo".
La nota del príncipe Mishkin a Aglaia al comienzo de la segunda parte
expresa claramente la atracción que sobre él ejerce la altiva y vivaz beldad,
pero es sólo en el capítulo VII donde queda sólidamente establecido , y en
primer plano, su excéntrico noviazgo . Al leer el poema de Pushkin "El ca-
ballero pobre" en presencia del príncipe, con obvia referencia a su interven-

428 .... UN IDEAL RUSO


ción en favor de Nastasia , revela Aglaia hasta qué punto su viva imagi-
nación se dejó inflamar por la magnanimidad del príncipe hacia una
vilipendiada "mujer caída". Esta abierta muestra de admiración, que escan-
daliza a los demás y causa un terrible embarazo al príncipe, establece el
tono en que, en lo sucesivo, se presentará toda su relación. Como la hu-
mildad del príncipe y su total desinterés le imposibilitan actuar en su pro-
pio favor, es Aglaia la que debe tomar la iniciativa, y la manera en que lo
obliga a hacerlo, con una combinación de vivacidad juvenil, petulancia
temperamental y auténtico instinto femenino, da por resultado algunas de
las mejores escenas de Dostoievski.
Sin embargo, toda la relación de Aglaia con el príncipe está viciada ,
desde el principio, por un malentendido. Según Aglaia, Mishkin es el ca-
ballero pobre del poema de Pushkin, poema en que ella ve unida "en una
figura notable la gran concepción del amor platónico de la caballerosidad
medieval, sentida por un caballero puro y noble", un caballero que era un
Don Qutjote "serio y no cómico" [8: 207]. Por lo general se han interpre-
tado estas palabras como definición objetiva del príncipe, pero aunque se
le aplican en parte, su función más importante es hacer notar la naturaleza
ilusoria de la imagen que se hace ella. Ciertamente, podemos decir de
Mishkin:
Había tenido sublime visión;
Nunca pudo el arte humano
Captar su sentido misterioso,
Grabado en su corazón.

Pero nada podría ser menos característico del príncipe que las haza-
ñas de valor militar hechas durante las cruzadas por el caballero pobre al
servicio de la fe cristiana:

Lumen coelí, ¡Santa Rosal


Gritó con mirada ígnea
Y el trueno de su amenaza
Contuvo el avance musulmán.
[8: 209]

En otras palabras, el caballero pobre representa el ideal cristiano del


Occidente católico en sus días de gloria, y en toda su corruptora confusión

EL IDIOTA ~ 429
de fe espiritual y poder temporal. El ideal cristiano ruso, como Dostoievski
lo interpreta , divide marcadamente el uno del otro y acepta todas las con-
secuencias sociales, paradójicas y hasta humillantes, de la humildad, man-
sedumbre y perdón total del príncipe.
Por ello, desde el principio el amor de Aglaia al príncipe está viciado
por esta errónea concepción de la naturaleza de sus valores, concepción
que refleja el carácter de la propia Aglaia con su combinación de ardiente
idealismo y personal arrogancia y orgullo. Aglaia es capaz de amar la pure-
za de espíritu que ve en el príncipe, pero al mismo tiempo desea que su
ideal sea socialmente impresionante y admirado por el mundo. Esta fusión
la había llevado al catolicismo militante , y su error la lleva a buscarlo en el
príncipe. Al introducir las escenas de los jóvenes nihilistas inmediatamente
después de la lectura del "El caballero pobre", Dostoievski dramatiza pode-
rosamente la oposición entre la imagen de Aglaia y los valores reales que
inspiran la conducta del príncipe. La combativa Aglaia recibe con placer la
intrusión del grupo porque, como dice, "están tratando de arrojarle lodo ,
príncipe, debe usted defenderse triunfalmente, y mucho me alegro por us-
ted" [8 : 213 ]. Empero, lejos de salir "triunfante", Mishkin reacciona a los
insultos y provocaciones con una docilidad y pasividad que enfurecen a
Aglaia. "Si no echa usted de aquí inmediatamente a esa gentuza, ¡lo odiaré
toda mi vida , toda mi vida!'', ] le susurra al príncipe, "en una especie de
frenesí" [8: 250] .
Aglaia seguirá mostrando el mismo tipo de dualismo: irresistiblemente
atraída por la elevación espiritual y el desinterés del príncipe, no puede
reconciliarse con la ridícula figura que él presenta por su falta de orgullo y
respeto a sí mismo ante la sociedad. Cuando el príncipe, defendiendo a
Nastasia, insulta a un oficial del ejército , quien le pregunta su nombre,
Aglaia supone automáticamente que él se batirá en duelo y le da instruc-
ciones sobre cómo cargar una pistola, pero el príncipe nunca tuvo la inten-
ción de aceptar ese recurso, convencionalmente heroico. De manera simi-
lar, antes de la escena de la fiesta en la cual será presentado oficialmente
como prometido de Aglaia, ésta trata de sostener una "seria" charla con él
para asegurarse de que no irá a dar algún faux pas. Y sin embargo, una vez
más bajo la influencia del "aura" preepiléptica, el príncipe lanza un ataque
eslavófilo contra el catolicismo romano , al que tilda de "anticristiano" por-
que "el catolicismo romano cree que la Iglesia no puede existir en la tierra
sin un poderío político universal" [8: 450] . Está denunciando, así, en el ca-

430 .. UN IDEAL RUSO


tolicismo romano la confusión misma de lo espiritual y lo temporal que ,
en el nivel personal, Aglaia deseaba que él encarnara. No es casualidad que
este discurso aparezca precisamente en el momento en que su personali-
dad se muestra más absolutamente incompatible con los requerimientos
de Aglaia.
La desastrosa arenga de Mishkin también incluye otros motivs de gran
importancia para Dostoievski. La necesidad rusa de una fe religiosa queda
reafirmada cuando Mishkin describe la tendencia de los rusos a dejarse
convertir a falsas creencias ... como el catolicismo romano o el ateísmo:

Los ateos rusos y los jesuitas rusos no sólo lo son por vanidad - afirma- , no
sólo por un sentimiento malo y vano, sino también por una agonía espiritual,
una sed espiritual, un anhelo de algo superior ... ¡De una fe en la que han de-
jado de creer porque nunca la conocieron! ... Y los rusos no sólo se vuelven
ateos sino que invariablemente creen en el ateísmo , como si fuera una religión
nueva, sin darse cuenta de que están poniendo su fe en una negación [8: 452] .

Mishkin expresa aquí algunas de las convicciones más profundas de Dos-


toievski, las cuales bien sabía el autor que serían consideradas por la ma-
yoría de sus compatriotas con la misma incredulidad atemorizada y la mis-
ma lástima que muestran los invitados de los Epanchin.
Pese a las catastróficas palabras del príncipe y al ataque de epilepsia
que sufre en la fiesta en que se anunciaba su compromiso, Aglaia aún es
capaz de dominar su desaliento; para ella, la prueba decisiva de Mishkin
será su relación con Nastasia. Como Rogozhin, Aglaia no puede ver el
"amor cristiano" del príncipe hacia Nastasia - su infinita piedad y sentido
de obligación- sino como una amenaza a su posesión indisputada del
hombre al que ama (aunque fu e la actitud del príncipe hacia Nastasia lo
que despertó la admiración de Aglaia). En la poderosa escena del enfrenta-
miento entre las dos mujeres , cada una le dice a la otra algunas duras ver-
dades; empero, el carácter vengativo de Aglaia, desde lo alto de su virtud y
su posición social, es menos perdonable que la delirante ira de Nastasia
cuando, en defensa propia, invoca sus derechos sobre el príncipe. En el
clímax de la escena Mishkin es llamado a elegir entre las dos, y es total-
mente incapaz de hacerlo. "El rostro frenético y desesperado" de Nastasia
lleva al príncipe a reprocharle a Aglaia su crueldad para con la "mujer infe-
liz"; Aglaia lo mira fijamente con "tal sufrimiento y al mismo tiempo con

EL IDIOTA ~ 431
tan absoluto odio que , en un gesto de desesperación, el príncipe dio un
grito y corrió hacia ella, pero fue demasiado tarde". Lo contiene la mano de
Nastasia, y él se queda a consolar a la mujer desfalleciente y al borde de la
locura , cuyo rostro torturado le había "clavado un puñal para siempre en
el corazón" [8: 4 75].
Vemos así que el príncipe se encuentra irremediablemente atrapado en
la rivalidad de egoísmos que chocan y, llevado por el ímpetu del momento,
él responde a la necesidad más inmediata y más aguda. Cada mujer tiene
un derecho distinto pero igualmente poderoso a su devoción, y su incapaci-
dad de elegir dramatiza el nivel más profundo de la idea temática de Dos-
toievski. Pues el príncipe es el heraldo de un amor cristiano que tiene que
ser universal; y sin embargo, también es un hombre, no un ser sobrenatural:
un hombre que se ha enamorado de una mujer como criatura de carne y
hueso. La necesaria dicotomía de estos dos amores divergentes lo lleva ine-
vitablemente a un trágico embrollo del que no hay escape, un callejón sin
salida en que la obligación universal de sentir compasión choca con el amor
humano que es la forma moralmente intachable de "egoísmo" del príncipe.
Tres años antes, sentado ante el féretro de su primera esposa, Dostoiev-
ski había meditado sobre la situación a la que después daría vida artística
en la atormentada irresolución de Mishkin. "La familia: ésta es la posesión
más sagrada del hombre en la tierra -había anotado- , pues con esta ley
de la naturaleza el hombre alcanza el desarrollo (es decir, la sucesión de
generaciones) , la meta. Pero al mismo tiempo, con esta misma ley de la
naturaleza, y en nombre del objetivo ideal final, el hombre debe incesante-
mente negarla (la dualidad) ." En este mismo documento, Dostoievski afirma
que Cristo sólo le ha dado a la humanidad una clave sobre la naturaleza
futura de este "objetivo ideal" de la humanidad , clave contenida en el Evan-
gelio de san Mateo: "No se casan, ni son dadas en matrimonio , sino que
son como los ángeles del cielo" [20: 173] . La "meta ideal" de la humanidad
es, por ello, la fusión total del Ego individual con el Todo en una comuni-
dad mística, literalmente (y no metafóricamente) liberada de los constreñi-
mientos y las limitaciones de la carne; es la "síntesis" trascendente la que
Mishkin había entrevisto en el rapto del "aura" anterior a los ataques de
epilepsia" .10 Por tanto , hasta el más casto e inocente de los amores terrena-
10
Para un análisis más extenso de esta entrada en el diario, la única declaración explícila y
detallada que tenemos de las co nviccion es religiosas de Dostoievski , véase Frank , Dostoievshi.
La sewela de la liberación, 1860-1865, FCE, México , 2010, pp 401-4 19.

432 .... UN ID EAL RUSO


les constituye una abrogación de la ley universal del amor, cuya realiza-
ción, prefigurada por Cristo, es la meta última y sobrenatural del hombre.
Las últimas páginas de El idiota presentan con gran fuerza este conflicto in-
soluble entre lo humano y lo divino que Dostoievski sintió tan agudamente,
y que pudo alcanzar su más elevada expresividad y poder conmovedor en-
carnado en un "hombre perfectamente bello", como el príncipe Mishkin.

Los tres últimos capítulos que siguen a la escena del enfrentamiento con-
tienen un significativo giro del punto de vista narrativo, y este giro está di-
rectamente correlacionado con el conflicto sin precedentes visto a través
del notable carácter de Mishkin. Hasta estos últimos capítulos, el narrador
omnisciente había podido describir y explicar lo que el príncipe pensaba y
sentía. Ahora, en cambio, el narrador se declara incapaz de comprender la
conducta de Mishkin y tiene que limitarse a una "escueta descripción de
los hechos"; "en muchos casos encontramos difícil -dice- explicar lo
ocurrido" [8: 4 75] . Los hechos referidos son éstos: por una parte, Mishkin
es ahora el prometido de Nastasia, y van avanzando los preparativos de su
boda; pero, por la otra, el príncipe aún trata de visitar a Aglaia como si na-
da hubiera cambiado, y no puede comprender por qué su boda inminente
ha de afectar su relación con ella. "No hay ninguna diferencia en que yo
vaya a casarme con ella [Nastasia] -dice a Radomski-. "Eso no es nada,
nada" [8 : 483] . Lo tenso de la posición insostenible del príncipe finalmen-
. ·re lo ha hecho perder todo contacto con la realidad~ No pudiendo ya distin-
guir entre su visión del amor universal y las necesarias exclusiones y limita-
das opciones de la vida , lo vemos como si hubiese rebasado los límites de
los códigos sociales aceptados . Para expresar esta transgresión Dostoievski
adopta el papel de un narrador asombrado e incrédulo, cuyo desconcierto
acentúa la imposibilidad de considerar el comportamiento del príncipe de
acuerdo con alguna norma convencional.
Esta distancia cada vez mayor entre el príncipe y el mundo , la paradoja
de su conducta, se coloca en el centro de un extenso diálogo con Radomski.
El elegante hombre de mundo critica cortésmente pero con firmeza a
Mishkin por no haberse puesto del lado de Aglaia , e interpreta la conducta
del príncipe para con Nastasia como resultado de su inexperiencia y a la vez

EL IDIOTA ~ 433
como efecto de "la enorme masa de convicciones intelectuales que usted,
con su extraordinaria probidad, hasta aquí ha tomado por convicciones
reales, innatas e intuitivas"- Radomski detecta un "elemento de sentimien-
to democrático convencional" en la actitud del príncipe para con Nastasia,
"la fascinación , por decirlo así, de 'la cuestión femenina '" [8: 481] . El na-
rrador, inesperadamente , se anticipa a esas palabras asociándose con de-
cisión a las observaciones de Radomski: "Estamos en total acuerdo con
ciertas palabras enérgicas y psicológicamente profundas de Evgeni Pávlo-
vich, dichas con claridad y sin ceremonias .. en conversación con Mishkin"
[8:479]. 11
¿Cómo debemos interpretar este desconcertante cambio de opinión
del narrador? Ciertamente, no en el sentido de que Dostoievski repudie a
su héroe sino, antes bien, como un calculado giro de la actitud narrativa,
pasando de una omnisciencia relativa a la ignorancia y a la incomprensión;
y este giro pretende corresponder a la inevitable trivialización del yugo del
príncipe. Pues las ideas que expresa Radomski son precisamente iguales a
los rumores y las ridículas conjeturas que flotaban por toda Pávlovsk acer-
ca de los hechos en que había intervenido el príncipe. Como Radomski, de
quien se llega a insinuar que acaso ayudara a difundir esos rumores , las
hablillas atribuyen la conducta del príncipe a "el placer de casarse con una
'perdida' a la vista de todo el mundo, probando con ello su convicción de
que no había ni 'perdidas' ni 'virtuosas' ... [dado que] no creía en la divi-
sión convencional, sino que sólo tenía fe en la 'cuestión femenina'; que, en
realidad, a sus ojos una 'perdida' era, de algún modo , superior a una no
perdida" [8: 4 77]
De esa manera , las profundidades morales del conflicto del príncipe
quedan deformadas y reducidas al nivel de hablillas vengativas y de clichés
vulgares acerca de la emancipación femenina. Y el hecho de que el narra-
dor se declare de acuerdo con Radomski sólo aumenta la melancólica iro-
nía del total aislamiento del príncipe. Como en Temor y temblo1; de Kierke-
gaard, Abraham es el único que oye la orden que le da Dios de sacrificar a
su hijo, el príncipe se ha convertido ahora en un caballero de la fe cuya

11
Robin Feuer Miller ha dicho que, ele \'arias maneras , Dostoievski em pieza a minar la con-
fianza del lector en su narrado r desde la te rcera parte. Esto bien puede se r así, y su sagaz análi-
sis es del mayor in terés: pero las ante riores incertidumbres e incongruencias del narrador so n
cualitati\-amen te d istinLas de la adopción del peyoratin1 punto ele \'ista ele Radomski. Véase
Robin Feuer Miller, Dosl0cvsi1v cllld "Thc Idiol" (Cambridge , Mass. , 1981), cap . 4 .

434 .. UN IDEA L RUSO


obediencia a lo divino hace que su conducta parezca a los otros, las más de
las veces, señal de locura. Muy apropiadamente Lebediev llega a esta con-
clusión e intenta que el príncipe sea enviado a una institución para en fer-
mos mentales antes de la ceremonia nupcial. También Radomski comparte
la convicción de que el príncipe "no estaba en sus cabales", pero sus pen-
samientos se acercan más al signo temático de Dostoievski: "¿Y cómo pue-
de uno amar a dos a la vez? ¿Con dos diferentes clases de amor7 Eso es in-
teresante ... pobre del idiota" [8: 485].
Las páginas finales nos muestran al príncipe atrapado sin remedio en-
tre las exigencias en conflicto de su naturaleza humana y su tarea divina ,
privado de toda comprensión y casi de toda simpatía, y abrumado por acon-
tecimientos que no puede dominar. Su entendimiento del mundo real va
debilitándose conforme se desvanece irremisiblemente toda esperanza de
dicha humana; vive ahora a merced de los cambiantes caprichos de la des-
equilibrada Nastasia, de los rencores de lppolit y de las turbias maquinacio-
nes de Lebediev. Al final, su personalidad simplemente se disuelve, aban-
donando todo derecho propio y quedando convertida en función de las
necesidades de los demás. La destrucción final del príncipe es causada por el
asesinato de Nastasia, quien , en un último acceso de remordimiento por
haber arruinado la vida de Mishkin , huye hacia la muerte que, como bien
lo sabe, la aguarda con Rogozhin. En la misteriosa e inolvidable escena en
que velan el cadáver de Nastasia , el príncipe se pierde completamente en la
angustia del semidemencial Rogozhin y cae definitivamente en las tinieblas
mentales que desde hacía mucho tiempo había temido que serían el precio
de sus iluminaciones visionarias. Termina así la odisea del "hombre perfec-
tamente bello" de Dostoievski, quien había tratado de vivir en el mundo a
la luz divina de la transfiguración apocalíptica de la humanidad en una
universal armonía de amor.
Dos o tres detalles de estas páginas finales merecen una breve mención
adicional. Uno de ellos es la referencia apenas esbozada a Madame Bovary,
que Mishkin encuentra en la habitación de Nastasia e insiste en llevar en
su bolsillo. ¿No se nos está invitando aquí a comparar las agonías de la tor-
turada conciencia de Nastasia con el desesperado cinismo de la adúltera
francesa de Flaubert, quien es impulsada al suicidio por la ignominia de su
vida, pero no por alguna repulsión moral o arrepentimiento? De ser así,
este momento reforzaría la comparación implícita establecida con La Dame
aux Camélias, en detrimento de la conciencia moral europea . La nota anti-

EL IDIOTA ~ 435
europea vuelve a sonar en relación con Aglaia, quien continúa buscando
su ideal en la forma mundana y brillante que no había podido encontrar
en el príncipe. Si hemos leido debidamente El idiota, no deberá tomamos
por sorpresa el hecho de que Aglaia se case con un aventurero emigrado,
católico polaco, de dudosos antecedentes y sedicente noble, quien "la ha-
bía fascinado por la extraordinaria nobleza de su alma, desgarrada por la
angustia" por el triste destino de su patria, pero que luego, como era natu-
ral, resulta ser un completo falsario [8: 509] .
Y sin embargo, las últimas palabras las pronuncia la madre de Aglaia,
Lizáveta Prokofeievna, el personaje que siempre había estado en espíritu
más cerca del príncipe pero que había logrado mantener los pies sobre la
tierra. Su ataque a Europa, típicamente explosivo y característico de una ma-
trona - "no saben hacer un pan decente ; en invierno se congelan como
ratones en un sótano"- concluye el libro con una prosaica afirmación
de la misma fe en Rusia que Mishkin había expresado con la elocuencia
mesiánica de sus frases extáticas [8 : 51 O] .

El idiota tal vez sea la más original de las grandes novelas de Dostoievski, y
ciertamente es la más dispareja , en lo artístico , de todas ellas. No es dificil
señalar sus fallas si adoptamos , como norma , el concepto decimonónico
de la novela bien hecha ; más difícil es explicar por qué triunfa tan fácil-
mente por encima de todas las incongruencias y torpezas de su estructura
y su motivación. Una razón de ello acaso sea que las propias fallas y cosas
grotescas de su tratamiento de la trama y de los personajes, después de va-
rias lecturas , generan una calidad intrigante muy propia. Su atractivo pue-
de compararse con los efectos creados por artistas como Rouault y Chagall ,
quienes juegan libremente con las convenciones artísticas y retornan a an-
teriores formas ingenuas de arte popular para resucitar sentimientos de
pavor reverencial religioso y de maravillamiento. Además, como ya hemos
visto , Dostoievski puso más de sí mismo en este libro que en ningún otro;
los lectores sienten que, en sus páginas, están muy cerca de palpar el meollo
de sus propios valores, y tal vez por ello se inclinen a pasar por alto sus de-
fectos técnicos, o aun a tomarlos como pruebas de su autenticidad. Cuales-
quiera que sean sus fallas , El idiota también contiene algunas de las más

436 ... UN IDEAL RUSO


grandes escenas que escribiera Dostoievski: la fiesta de cumpleaños de
Nastasia Filippovna; la comedia de humor negro (que se anticipa a Beckett)
de la lectura de la "Explicación Necesaria" de Ippolit; la tierna cita en el par-
que de Mishkin y Aglaia; la escena obsesionante , como de sueño , en que
Rogozhin y el príncipe velan el cadáver de Nastasia . Y en la literatura mo-
derna, ninguna otra figura similar a la de Cristo puede rivalizar con la del
príncipe Mishkin en la pureza de su ideal.
Considerado en la perspectiva de toda la obra de Dostoievski, El idiota
también puede considerarse como su creación más valerosa. Como hemos
visto , la inspiración de sus obras más importantes de este periodo se debió
básicamente a su antagonismo hacia las doctrinas del nihilismo ruso. El
hombre del subterráneo y Raskólnikov habían asimilado sus ideas a sus
corazones y sus cerebros , y Dostoievski dramatizó las desastrosas secuelas
de esa aceptación cuando se la llevaba a sus últimos límites en la acción.
Su siguiente gran novela renovará el mismo ataque, aún más ferozmente, y
El idiota ha sido contrastado a menudo con esas obras porque el príncipe
Mishkin, lejos de ser un miembro de la intelligentsia espiritualmente infes-
tada por el nihilismo, es , en cambio , una imagen icónica del más elevado
ideal cristiano del propio Dostoievski. Sin embargo , en realidad hay una
mucho menor diferencia estructural entre El idiota y esas otras obras de la
que pudiera parecer a primera vista.
Con una integridad que no nos cansaremos de elogiar, Dostoievski so-
mete valerosamente sus propias convicciones más sagradas a la misma
prueba a la que había sometido las de los nihilistas: la prueba de lo que
significarían para la vida humana si se las tomara seria y literalmente , y si
se vivía de acuerdo con ellas como guías de la conducta. Con una probidad
ejemplar, retrata el extremismo moral de su propio ideal escatológico , en-
carnado por el príncipe , como igualmente incompatible con las exigencias
normales de la vida social ordinaria, y como un escándalo tan perturbador
como la aparición del propio Cristo entre los muy orondos y respetables
fariseos. Pero cualquiera que sea la tragedia que el príncipe Mishkin y quie-
nes fueron afectados por él puedan sufrir en este mundo , el príncipe trae
consigo la iluminación extraterrena de otro mundo , superior, que todos
sienten y al que todos responden. Y es esta respuesta a "la luz que brilla en
las tinieblas" la que , según Dostoievski , ofrece el único rayo de esperanza
para el futuro.

EL IDIOTA ~ 437
XVIII . Visiones históricas

LA TERM l NAClóNde El idiota le permitió a Dostoievski , quien no había dejado


de escribir durante un año, recobrar el aliento por un instante, pero tam-
bién trajo consigo nuevas angustias. La única fuente de ingresos de Dos-
toievski era la publicación , y el fin de El idiota significó el término del esti-
pendio mensual que había estado recibiendo de Kátkov. Para empeorar las
cosas, Dostoievski calculó que la cantidad de hojas que había enviado lo
dejaba todavía con una deuda de mil rublos con la revista de Kátkov. Había
estado recibiendo dinero tras todas sus solicitudes, pero ahora no tenía
ninguna idea de cuál sería en el futuro su relación con la revista "Estaré
libre a partir de enero - le escribió a Maikov- , pero en mi posición no
puedo quedarme cruzado de manos; tengo que vivir y pagar mis deudas-" 1
Dostoievski empieza ahora a mencionar toda clase de planes y proyectos y
a veces es difícil descubrir la relación de estas diversas ideas con las obras
que después escribió .
Dostoievski y su esposa anhelaban regresar a Rusia, pero la vida en
Florencia era mucho menos opresiva de lo que era en Dresde o en Ginebra ,
y les ofrecía grandes compensaciones culturales.

A menudo los dos íbamos al Palacio Pitti - escribió Anna en sus Reminis-
ce ncias-, donde él [Dostoievski] quedó fascinado por el cuadro ele Rafael
Madon na della Seclia. Otra pintura del mismo artista, San Jetan en el desierto,
que cuelga en la Galería ele los Uffizi , también le encantó , y siempre se queda-
ba ante ella un largo rato. Después ele vi sitar la galería ele arte invariablemente

1
PSS, 28/libro 2 330; 11-23 de di ciembre ele 1868 .

438 ...
iba a ver la estatua de la Venus de Médicis , situada en el mismo edificio. Mi
marido consideraba que esta estatua era una obra de genio. 2

Los Dostoievski también visitan las incontables obras maestras arqui-


tectónicas dispersas por la ciudad, y el escritor quedó particularmente cau-
tivado por los célebres bajorrelieves de Ghiberti que se encuentran en las
puertas de bronce del Baptisterio. "Me aseguró [a Anna] que si se hiciera
rico ciertamente compraría fotografías de estas puertas, de ser posible de
tamaño natural , y las colgaría en su estudio , donde podría admirarlas. "3
También la biblioteca Vieusseux fu e un refugio para Dostoievski , quien
asiduamente leía a diario los periódicos rusos, y seguía desde lejos los
acontecimientos y los ch oques de opiniones que ocurrían en su patria
Como recreación pidió prestadas algunas obras de Voltaire y de Diderot de
la colección (por desgracia , Anna no nos da sus títulos) y los hojeó durante
el invierno. Y, lo más importante de todo , Anna se dio cuenta en enero de
que "Dios ha bendecido nuestro matrimonio y podemos esperar tener otro
hijo".-+ Esta alentadora noticia ayudó a levantar el decaído ánimo de Dos-
toievski, aún abrumado por la pérdida de Sonia, y la pareja pudo ver en el
futuro una familia feliz , en lugar de reflexionar tristemente sobre el pasa-
do . Anna recuerda cómo empezaron incluso a bromear acerca de su eterna
pobreza y a llamarse el uno al otro señor y señora Micawber (nombre que
Dostoievski se da a sí mismo en una carta, un año después) . Pero su po-
breza no era nada risible y, junto con planes de obras futuras , Dostoievski
también pensó en varias maneras de librarse del inevitable destino de ser
un proletario de las letras, obligado a escribir por dinero.

Desde antes de terminar la cuarta parte de El idiota, y en la misma carta en


que define su "realismo fantástico", Dostoievski esboza ante Maikov la idea
de una nueva novela importante. (En realidad , este bosquejo precede in-
mediatamente a la declaración de su estética, que acaso surgiera no sólo
2
Anna Dostoevsky, Reminiscc nccs, trad . y ed. d e Bea trice Sti llrnan (N uern Yo rk , 197 5),
p . 153 .
, /bid., pp . 152 - 153.
4
Jdein.

VIS IO N ES HISTÓRICAS ~ 439


como respuesta a las críticas hechas a El idiota sino también como generali-
zación del enfoque sobre la vida y la realidad de Rusia expresado en su
nuevo proyecto creador.) Dostoievski tenía en mente

una novela enorme cuyo título será Ateísmo (¡por Dios , que esto quede entre
nosotros! ); pero antes de ponerme a trabapr en ell a tendré que leer práctica-
mente toda una bibli oteca de ateos, católicos y cristianos ortodoxos. Aun con
una seguridad económica completa mientras trabajo, no podré tenerla com-
pleta antes, al menos, de dos años. La principal figura es: un ruso de nuestra
sociedad, de una cierta edad, no muy culto pero tampoco ignorante , no si n
cierta categoría: de pronto, ya entrado en años, pierde la fe en Dios. Toda su
vida sólo se había preocupado por su trabajo , no se desvió del camino trillado
y durante cuarenta y ci nco años no dejó de ser un hombre ordinario. (La cla-
ve psicológica: un sentim iento profundo, un hombre y un hombre ruso.) Su
pérdida de la fe en Dios tiene sobre él efectos colosales . (La acción propia-
mente dicha ele la novela y todo lo que la rodea son cosas muy variadas.) Se
lanza entre la generación _1 oven, los ateos, los eslavos y los europeos, los faná-
ticos rusos, los ermitaños, los sacerdotes; se ve poderosamente afectado , entre
otros, por un grupo de jesuitas polacos , proselitistas; se aparta de ellos para
caer entre los flagelantes ... y al final encuentra a Cristo y al Dios ruso. (¡Por
Dios, no se lo digas a nadie! Eso es lo que siento: déjame escribir la última
novela, y aun si muero ... habré hablado acerca de todo.)5

Dostoievski nunca escribió esa novela , pero el bosquejo pronto se des-


arrolló para convertirse en una obra mucho más larga, que tampoco fue
escrita , La vida de un gran pecador [Zhitie Velikogo Greshnika], y ambas con-
dujeron a Los demonios. Es claro que la ambición de Dostoievski era pre-
sentar un gran fresco de opiniones y experiencias religiosas rusas , y dra-
matizar a su principal personaje a la luz de esas opiniones e ideologías en
competencia (incluyendo las de "la generación joven") .
Otros pasajes de esa misma carta muestran a Dostoievski buscando
ávidamente , en el horizonte cultural, señales de que la evolución que de-
seaba presentar en su personaje principal (y que corresponde aproximada-
mente a la pauta de su propia historia interna) también era un fenómeno
más general anunciador de una fase renovada y más afirmativa de la cultu-

º PSS, 28/libro 2 329, no ta l.

440 ~ UN IDEAL RUSO


ra rusa. N. N. Strájov le había escrito un mes antes a Dostoievski acerca de
la nueva revista La Aurora, pidiéndole de nuevo colaborar con ella y atra-
yéndolo con diversas informaciones. Conociendo mejor al director, Kash-
pirev, Strájov había descubierto que él era "discípulo de El Tiempo y La Épo-
ca, que fue educado por estas publicaciones, así como otros rusos lo habían
sido por El Contemporáneo, La Palabra Rusa, etc.". El primer número con-
tendría, además de una nueva novela de Pisemski, una extensa obra de
Nikolái Danilevski, a la que Strájov llamó "una doctrina completa, el esla-
vofilismo con una forma mejor definida y más clara". 6
Danilevski, un ex fourierista participante en el caso de Petrashevski,
sólo había recibido una ligera sentencia de exilio administrativo. Después,
habiéndose labrado una reputación como naturalista y experto del gobier-
no en las pesquerías rusas, había desaparecido de la vista del público. Mai-
kov había mencionado su nombre y su nueva obra en una carta muy ante-
rior, y ahora Dostoievski le contesta:

Quedé muy complacido, entre otras cosas, al saber la noticia [de Strájov]
acerca de los artículos de Danilevski; confieso que no he oído absolutamente
nada sobre Danilevski desde 1849, pero a veces he pensado en él. Recuerdo
que era un fanático fourierista. Y ahora, del fourierismo regresa a Rusia , vuel-
ve a ser ruso y vuelve a amar a su patria y su esencia. ¡Así es como se recono-
ce a un hombre honrado! Turgueniev, después de ser un escritor ruso , se vol-
vió alemán ... ¡Así es como se reconoce a un hombre indignol 7

El nombre de Turgueniev evidentemente evocó al de Belinski, a quien


Dostoievski coloca ahora en la misma categoría negativa, y habla de su viejo
mentor con una insultante rudeza que luego suavizaría considerablemen-
te. "Asimismo, jamás creeré en las palabras del finado Apollon Grigoriev
acerca de que Belinski habría acabado siendo eslavófilo. Belinski no habría
acabado así. Sólo era un piojo, y nada más. Un gran poeta en su época, pero
no fue capaz de desarrollarse." Y en unas cuantas frases que ya se anticipan
al trato cáustico que daría en Los demonios a los tipos radicales, Dostoievski
esboza un futuro humillante para un Belinski que había sobrevivido para
irse al exilio y arrastraba sus días siendo uno de los radicales rusos que
6
"Pisma N. N . Strakhov'', en Shesticlesyatie gocli, ed. N. K Piksanova y O. V Tsekhnovitsera
(Moscú-Leningrado, 1940) , p. 260.
7
PSS, 28/libro 2: 328 , nota l.

VIS IONES HISTÓRICAS ~ 441


reptaban por Ginebra. "Habría terminado siendo un mandadero de alguna
madame Gegg [conocida feminista suiza. J F] del lugar, su ayudante en la
cuestión femenina en las reuniones, y perdería su dominio del ruso sin lo-
grar aprender el alemán ."8 Era sabido que Belinski, aunque profundamen-
te influido por la filosofía alemana , seguía desconociendo ese idioma.
Así, los que eran incapaces de lo que Dostoievski llama "desarrollo"
- es decir, el retorno a sus raíces rusas- estaban destinados a convertirse
en serviles instrumentos de sus inspiradores occidentales . Pero no toda la
cultura rusa estaba condenada a ese destino , y así como Dostoievski fue
consolado por las noticias acerca de Danilevski, cuyos libros leería con el
mayor interés , también se sintió alentado en sus esperanzas para el futuro
al saber de otra de esas figuras -hasta entonces desconocida para él - en
las páginas de El Mensajero Ruso. Los números de julio y de agosto, que
contenían artículos sobre las publicaciones de Viejos Creyentes en el ex-
tranjero, habían prestado especial atención a los escritos de un tal K E.
Golubov, director y principal colaborador de una revista publicada en Pru-
sia llamada La Verdad [Istina] Golubov, teólogo autodidacto y filósofo cam-
pesino , era discípulo de un patriarca de los Viejos Creyentes conocido
como Pável Prusski. En el artículo se incluían largos extractos de los escri-
tos de Golubov, entre ellos parte de una correspondencia con N. P Ogarev,
quien, como sabemos, había dirigido junto con Kelsiev una publicación
que había tratado de ganarse a los Viejos Creyentes a la causa de la revolu-
ción social. En 1868 , Golubov y su maestro Pável habían regresado a Rusia
y vuelto a las filas de la ortodoxia.
Después de criticar acremente a Belinski , Dostoievski señala a Golubov
como el heraldo de un renacimiento entre las esterilida des del panorama
cultural ruso . "¿Y sabes quiénes son los nuevos rusos? Allí está ese campe-
sino [muzhik], ex raskolnik con Pável Prusski, acerca del cual El Mensajero
Ruso publicó un artículo con varias citas ... No es el tipo del ruso del futu-
ro, pero ciertamente es miembro del próximo pueblo ruso." 9 Sin duda, a
Dostoievski le llamó la atención la semejanza de algunas de las ideas de
Golubov con las suyas propias, particularmente el hincapié de Golubov en
la importancia de la autodisciplina y el dominio propio como únicas bases
de la verdadera libertad. Más aún, insistía en que sólo se podía conquistar
esa verdadera libertad adhiriéndose a las enseñanzas de la do ctrina orto-
8
lbid.
9
lbicl.

442 ... UN IDEAL RU SO


doxa. "El verdadero bien - escribió Golubov- está contenido en nuestra
conciencia; el reino de Dios está en nosotros. Sin darnos cuenta de la
presencia. [dentro de nosotros) del verdadero bien, nunca lo buscaremos
sino tan sólo a un falso bien a nuestro alrededor. " En oposición a Ogarev, a
quien sin embargo trataba con gran respeto, Golubov argüía que la des-
igualdad social era resultado de la "inmoralidad" y de la "desunión desen-
frenada" de los hombres entre sí, y que la "prosperidad depende de la mo-
ral". 1º Las enseñanzas y la figura de Golubov ocuparían lugar importante
en las primeras etapas de Los demonios, y no hay duda de que la imagina-
ción de Dostoievski fu e estimulada por la yuxtaposición del pensamiento
ateo radical de Ogarev y las enseñanzas moral-religiosas de una ortodoxia
revitalizada por la fe fanática de algunos de los ex Viejos Creyentes.
A pesar de todo , se necesitaría un tiempo considerable para que la si-
guiente novela de Dostoievski brotara de esas fuentes. Por el momento, la
idea misma de emprender inmediatamente la gran obra de sus sueños esta-
ba muy lejos de sus pensamientos . "N o pondré a la venta mi Ateísmo (y
tengo mucho que decir acerca del catolicismo y de los jesuitas , en compa-
ración con la ortodoxia). Tengo la idea básica de un cuento bastante largo,
de unas doce firmas , que me tienta. Tengo otra idea más. "11 No se sabe con
claridad cuál es ese "cuento bastante largo" en que pensaba Dostoievski; y
se encontró ante una duda, n o sólo sobre cuál de las muchas ideas disper-
sas por sus cuadernos de notas debía seguir, sino también dónde situarlo.
Se veía grandemente tentado a colaborar con La Aurora, cuya posición
ideológica le atraía mucho , pero no sabía nada de sus recursos económi-
cos, y le pregunta ansiosamente a Maikov si el director de la publicación
estaría en posición de enviarle los anticipos de los que dependía su subsis-
tencia. Además, una colaboración a La Aurora lo colocaría en una posición
difícil frente a Kátkov, a cuya revista aún le debía una suma considerable.
Pero no deseaba atarse a una revista, y se sintió casi ofendido por el tono
seco de los directores , quienes en sus cartas muy escuetas nunca se digna-
ron decir una sola palabra acerca de las colaboraciones de Dostoievski.
Dostoievski nunca se vio libre de preocupaciones de dinero, y terminó
pidiendo que Maikov una vez más distribuyera cien rublos, que pronto le
llegarían de Kátkov, entre Emilia Fiódorovna y Pasha. Mientras tanto , este
último había encontrado otro empleo gracias a los amigos de Dostoievski;
1
°Citado en PSS, 12: 179-1 80.
11 Ibid. , 28/lib ro 2: 329, nota l.

VISION ES HISTÓRICAS ~ 443


en cuanto a la viuda de su hermano, "aunque siempre ha sido mi enemiga
(no sé por qué), aunque me odia, esta vez no puedo darle menos de cin-
cuenta rublos"12 De hecho, Dostoievski sabía muy bien por qué existía ese
odio, y a lo largo de varias páginas pintó a Maikov toda la calamitosa histo-
ria de la muerte de su hermano , de sus esfuerzos personales por mantener
viva La Época, de su derrumbe final y de su desastrosa aceptación de todas
las deudas. La familia, caída en la pobreza, había difundido toda clase de
rumores calumniosos , como uno , estrictamente falso, de que Dostoievski
había convencido a Mijaíl de que vendiera su fábrica de cigarrillos y pusie-
ra una revista sólo para publicar sus propias obras . Lo que más le exaspe-
raba era que la familia consideraba que era su deber mantenerla (y así ,
puede suponerse, no sentía ninguna gratitud hacia él), mientras que él es-
taba compartiendo sus míseros recursos con la familia por simple piedad y
reverencia a la memoria de su difunto hermano.
Al día siguiente , Dostoievski contestó a la anterior carta de Strájov en
que le anunciaba la aparición de La Aurora, aunque sin decir nada específi-
co sobre una futu ra colaboración. Desde Florencia, Dostoievski evoca re-
cuerdos de su común estadía allí durante una semana del veran o de 1862 ,
cuando habían pasado gratas horas charlando ante una mesa de café llena
de botellas de un buen vino del lugar. Este idílico recuerdo le hace olvidar, de
manera muy conveniente , los ocasionales y caldeados alegatos entre ellos
(sólo recién dados a conocer) por la actitud que debía adoptarse hacia los
radicales. 13 Dostoievski se había mostrado mucho m ás conciliador que
StráJOV en aquellos días, y tal vez tuviera en mente esas viejas disputas
cuando lamentaba no poder hablar cara a cara con Strájov, porque "des-
pués de dos años , creo yo, hasta las opiniones y las convicciones deben
cambiar en parte". Expresando su intenso placer por la noticia acerca de
La Aurora, se declara encantado de saber que "no ha muerto nuestra ten-
dencia y nuestro trabajo en común . El Tiempo y La Época ... han dado fru -
tos, y el nuevo esfu erzo se ve obligado a partir de donde nosotros queda-
mos. Esto es muy, muy tranquilizador". L-+
12
lbid' p. 330.
11
Esta quere lla fue descubie rta en 1973 , cuando un fragmento médito, escrito po r Strájov
en fo rma de carta abierta a Dostoievski, apareció en el anu ario ruso Literat1m10c Nas ledtsvo.
Véase Frank, Dostoicvshi : La scrnela de la libcracicln , 1860-1 865, rcE, ]V[éxico, 2010 , pp. 266-271.
Pese a la aparente amistad ele los dos, siempre h ubo en su relación una tensión subyacente,
que se mostraría en forma particularmente encon;:ida después de la muerte ele Dostoievski.
14
PSS, 28/li bro 2 335; 12-24 ele dicie mbre ele 1868.

444 ... UN IDEAL RUSO


Strájov, aunque por entonces ocupado en escribir una importante serie
de artículos sobre Tolstoi, se había quejado de un cierto cansancio y falta de
deseos de escribir. Dostoievski, negándose a creerle, elogia su crítica en
términos sumamente halagüeños. Sin embargo , dice que comprende la re-
pugnancia de Strájov a cumplir con los plazos y reconoce que "todos esta-
mos en el mismo barco. Los plazos y las órdenes finalmente acaban con
nuestra buena disposición y con toda chispa, especialmente al paso de los
años". En cuanto a Tolstoi, Dostoievski ofrece ciertas reflexiones propias.
"Ya veo -escribe- que tienes en gran estima a León Tolstoi; convengo en
que aquí hay mucho de lo nuestro; pero no tanto. Y sin embargo , de todos
nosotros, a mi parecer, es el que mejor ha expresado lo que somos, y por
eso vale la pena hablar de él".15 Las frases en cursivas se refieren, sin duda,
al carácter poderosamente nacional y patriótico de la nueva obra de Tolstoi.
Pero la mezcla de admiración y de reserva revela todas las ambigüedades
de la relación de Dostoievski con Tolstoi, cuyo inmenso talento no podía
dejar de admirar aunque nunca pudiese verlo con la misma incondicional
reverencia que Strájov. En la actitud de Dostoievski no sólo había un toque
de envidia , y esto produciría una rivalidad que pronto se hizo evidente en
sus planes para La vida de un gran pecador.

Los Dostoievski, muy a su pesar, pasaron otros seis meses y medio en


Florencia. De todos los lugares de Europa en que vivieron, Florencia fue la
ciudad de la que Dostoievski habló con más aprecio, o, mejor dicho , con
menos desprecio. Y tampoco , mirabile dictu, dijo nada contra los italianos.
No se sabe bien si el clima era mejor o peor para su epilepsia (ofrece dis-
tintas opiniones en diversas cartas), pero reaccionó plenamente a la belleza
natural del lugar. "Llueve demasiado en Florencia - le escribe a su sobri-
na- , pero luego, cuando sale el sol. .. es casi el paraíso . Es imposible ima-
ginar algo más bello que este cielo, este aire y esta luz." 16 Sin embargo,
pese a los atractivos de Florencia, había muy sólidas razones para que los
Dostoievski desearan establecerse en otra parte.

15
lbid., p. 334.
16
Ibid , p 29/libro 1 10; 25 de enero-6 de febrero de 1869.

VIS IO NES HISTÓRICAS ~ 445


Lo ideal sería para ellos retornar a Rusia, y Dostoievski habla del dolor
de estar separado de su patria en acentos que se vuelven más y más deses-
perados. Le confía a su sobrina que "debo absolutamente volver a Rusia:
aquí acabaré perdiendo toda posibilidad de escribir por falta de mi mate-
rial indispensable y habitual: la realidad rusa (que alimenta mis ideas) y los
rusos. Y luego en cualquier momento necesito una información que no
puedo conseguir" . El plan de Ateísmo, dice Dostoievski, "exigirá un enor-
me estudio preliminar"; también explica que "no se trata de denunciar las
convicciones contemporáneas, es otra cosa: un auténtico poema" .17 Ade-
más de su apremiante necesidad de volver a hacer contacto con la fuente
vital de sus creaciones, Dostoievski estaba convencido de que sus intereses
materiales estaban sufriendo por causa de su ausencia. Aunque El idiota no
había provocado mucho entusiasmo de la crítica, Dostoievski creía que ha-
bría podido obtener algunos miles de rublos por derechos de reproducción
si se hubiese hallado en el lugar. Como estaban las cosas, los términos ne-
gociados por su cuñada y luego por Strájov resultaban tan desventajosos
que simplemente había tenido que rechazarlos .
Otra razón práctica para regresar era ver si eran posibles ciertos planes
que le permitieran a Dostoievski liberarse de su esclavitud para con los edi-
tores . Tenía la idea, le dijo a Sofía Ivánovna , de una publicación que le ren-
diría muy buen ingreso pero que "exigiría todo mi tiempo de trabajo, es
decir, no me dejaría tiempo para escribir novelas" . Es probable que Dos-
toievski tuvie ra en mente lo que llegaría a ser su Diario de un escritor
La otra idea era una publicación que sería "casi tan sólo .. . una compila-
ción" y que podría reunirse mecánicamente; la concebía como "un gran
anuario, útil y necesario libro de cabecera para todos", un volumen que
aparecería cada año en enero y que sin duda tendría una gran venta. Desde
luego, habría que organizar el material en torno de "una idea , y con un
conocimiento considerable del asunto", 18 pero este tipo de publicación no
le impediría escribir a Dostoievski. Nunca apareció esta clase de publica-
ción, pero Liza Tushina en Los demonios tiene la misma idea y trata de atraer
a Shatov como colaborador.
Mientras tanto, Dostoievski necesitaba pensar en su inmediata situación
económica , y volvió a escribir a El Mensa1ero Ruso pidiendo un anticipo

1
¡ Ibid ' p. 11
10
Ibid , pp. 11-12 .

446 ... UN IDEAL RUSO


sobre la nueva novela que prometía entregar en cerca de un año . Pero era
la temporada de vacaciones, cuando todas las revistas estaban ajetreadas
pagando sus cuentas y tratando de atraer a nuevos suscriptores, y Dostoiev-
ski no podía esperar siquiera recibir fondos durante algún tiempo. Una vez
más ante una indigencia temporal, decidió responder a otra invitación que
recibió de Strájov a fines de enero, en nombre del director y de todos los
colaboradores importantes de La Aurora, diciendo que les enviaría una co-
laboración . El anticipo que recibiera de La Aurora le permitiría satisfacer
sus necesidades más apremiantes hasta que llegara el dinero de Kátkov.
Aunque expresara su gratitud por la invitación a quienes mostraban
tanto interés en él, Dostoievski, en situación un tanto embarazosa le explica
a Strájov (quien sin duda ya lo conocía) que sólo vivía de sus escritos y por
ello se veía siempre obligado a solicitar anticipos . De momento tenía una
desesperada necesidad de dinero, aunque se mantuviera en buenas relacio-
nes con El Mensajero Ruso. "En este momento -dij o-, tengo tres ideas que
me gustan. Una de ellas sería la de una novela larga. Creo que ellos [Kát-
kov] escogerían la novela , y la comenzaré el año próximo. Por ello, tengo
varios meses libres ." Dostoievski propone que sin tardanza le envíen un
anticipo de mil rublos , y a cambio se comprometerá a escribir "un cuento ,
es decir, una novela", que sería, poco más o menos, de la longitud de Pobres
gentes. Le asegura a Strájov que "la idea de la novela me atrae mucho. No es
algo que haga por dinero, sino todo lo contrario. Creo que en comparación
con Crimen y castigo fue menor el efecto de El idiota sobre el público". La
vanidad de Dostoievski había quedado herida , y "deseo volver a producir
efecto". 19 Halagando un poco a Strájov, le asegura que convendría más ha-
cerlo en La Aurora que en El Mensajero Ruso.
Las referencias de Dostoievski a sus obras futuras son tan poco espe-
cíficas que resulta difícil saber cuál había ofrecido a El Mensajero Ruso; tam-
poco podemos saber lo que se proponía escribir para La Aurora. Pero su
carta, si bien poco informativa a este respecto, tiene considerable interés
porque, al informarnos de sus reacciones a los dos primeros números de
La Aurora, ofrece un importante replanteamiento de su estética. Como po-
día esperarse, Dostoievski se entusiasmó por la revista, aunque supiera
muy bien que la orientación patriótica y más o menos eslavófila de La Au-
rora tropezaría con una enconada oposición. Sin embargo, le asegura a

19
lbid. , pp. 20-21 ; 26 de febrero -10 de marzo de 1869.

VIS IONES HISTÓR ICAS ~ 447


Strájov que está seguro de que la revista tendrá éxito. Es difícil saber si en
realidad lo creía; sin duda , deseaba que así fuera, porque "hay en la revista
una idea y es precisamente la idea que hoy es necesaria e inevitable, única
que se desarrollará en el futuro mientras todas las demás mueren".
Dostoievski sabía que al exponer y defender esta idea a Strájov "lo lla-
marían retrógrado , salvaje y tal vez hasta lo acusarían de haberse vendido,
mientras que para nosotros y en nuestra época ésta es la única idea impor-
tante y liberal". Le advierte que "la mentalidad rutinaria siempre ve liberalis-
mo e ideas nuevas en lo que es viejo y caduco", es decir, las ideas y doctrinas
radicales de comienzos del decenio de 1860. Dostoievski temía que Strájov,
quien no era por temperamento un luchador, se desalentara junto con los
demás al ver lo vasto de la tarea. Tendrían que luchar contra la corriente, y
bien sabía, por haber estado pocos años atrás en esa misma posición , lo
arduo que sería avanzar. Tanto más cuanto que, reconoce, "ni El Tiempo ni
La Época, como sabes, expresaron sus ideas con tal apertura y franqueza
sino que casi siempre estuvieron en el centro , especialmente al principio". 2º
Dostoievski felicita a Strájov por su desarrollo como crítico (los dos prime-
ros números de La Aurora contenían sus extensos y muy sagaces artículos
sobre La guerra y la paz) y observa que todo crítico ruso importante se ha
labrado su reputación dedicándose a un autor y desarrollando en este con-
texto sus propias ideas. Belinski fue inspirado por Gógol (aunque también
escribió una importante serie de artículos sobre Pushkin), Apollon Grigo-
riev por Ostrovski y ahora Strájov por Tolstoi . De acuerdo, en general, con
la interpretación de Strájov, quien se basa marcadamente en Grigoriev (a
quien Dostoievski siempre había admirado) , objeta la "estupidez" de un
crítico que había acusado a Strájov de compartir el "fatalismo histórico" de
Tolstoi. Lo que Strájov había definido era en realidad la "idea nacional
rusa", que veía encarnada en la descripción que hace Tolstoi de la batalla
de Borodino; y dado que Dostoievski acepta sin duda esta idea como pro-
pia, vale la pena citar lo que escribió Strájov:

Frente a frente se hallaban dos pueblos: uno de ellos al ataque, el otro a la


defensa. Por ello , es obvio que aquí queda en claro la fuerza de dos ideas, que
en esta ocasión impulsaron a esos pueblos y los colocaron en esa situación
mutua. Los franceses se revelaron como representantes de una idea cosmopoli-

20
/bid., p. 29 /libro l. 15-1 6, nota 17 .

448 <111 UN IDEAL RUSO


ta , capaces , en nombre de un principio general , de recurrir a la fuerza y de
asesinar a un pueblo. Los rusos se revelaron como representantes de una idea
nacional: montaron guardia con el amor presidiendo sobre su alma y su vida
orgánicamente formada y su organización particular. La cuestión de las nacio-
nalidades fue planteada en el campo de batalla de Borodino, y los rusos la re-
solvieron por vez primera en interés de la nacionalidad. 21

Pasa entonces Dostoievski a ofrecer ciertas críticas técnicas al formato


de la revista, y lamenta que su tono no sea más combativo. "¿Evitan lapo-
lémica:> Error. La polémica es un método muy útil de aclarar el pensamien-
to, y le gusta mucho a nuestro público . Por ejemplo , todos los ensayos de
Belinski eran polémicos. " Mientras elogia la claridad y la calma del estilo
de Strájov, Dostoievski añade insidiosamente que su falta de ardor agresivo
"les da a tus ensayos un aire de abstracción. A veces hay que exaltarse, usar
el látigo, rebajarse a las circunstancias más particulares, comunes y con-
temporáneas"n Estas pullas, envueltas en cumplidos, muy probablemente
fu eron causadas por la irritación de Dostoievski ante una observación des-
lizada en el ensayo de Strájov, que él sólo pudo tomar como una crítica
disimulada. Strájov había escrito que uno de los grandes méritos de La
guerra y la paz era que el conde Tolstoi "no trata de atraer al lector con
aventuras complicadas y misteriosas, o con la descripción de escenas esca-
brosas y horripilantes, ni con el relato de una terrible agonía espiritual ni,
por último , con ninguna índole de nuevas tendencias audaces" que enfer-
mizamente estimularan la imaginación del lector. 23
Una semana después, poco más o menos, en una carta a su sobrina,
Dostoievski anota lacónicamente que Strájov "no se cuenta entre mis ad-
miradores" como novelista. 24 Y esta polémica oculta explica, sin duda, por
qué al mencionarle a Strájov que ha completado El idiota (aun cuando to-
davía no aparecían los últimos capítulos) , Dostoievski, al parecer gratuita-
mente, se lanza a hacer una defensa de su propio enfoque de la realidad.
Pidiéndole a Strájov que le informe de sus impresiones sobre las últimas
partes del libro, continúa Dostoievski:

21
N. N. Strakhov, Kriticheskiy a Stati, 2 vols. (Kiev, 1902-1908), 1: 21 3.
22
PSS, 29/libro 1: 18, nota 17.
23
Strakhov, Kriticheshiya Stati, 1: 187.
2+ PSS, 29/libro 1: 24; 8-20 de marzo de 1869.

VISION ES HISTÓR ICAS ~ 449


Yo tengo mi visión particular de la realidad (en el arte), y lo que la mayoría
llama casi fantástico y excepcional constituye para mí, a veces, la esencia
misma de la realidad. Lo ordinario de los hechos y una visión rutinaria de
ellos no es, en mi opinión, realismo, y hasta es lo contrario. En todos los nú-
meros de un periódico encontramos un relato de hechos reales y muy sor-
prendentes. Según nuestros escritores, son fantásticos; no les prestan atención
y sin embargo son la realidad, porque son hechos. ¿Quién los observa, los ex-
plica y los escribe? Ocurren todo el tiempo, a cada minuto, y están lejos
de ser excepcionales .. . Simplemente, depmos que la realidad pase frente a
nuestras narices. ¿Quién notará los hechos y profundizará en ellos? ... ¿No es
realidad mi fantástico Idiota? ¡Sí, y de la más ordinaria! En este momento mis-
mo, deben existir personajes semejantes en los estratos de nuestra sociedad
que se han apartado de la tierra ... ¡Estratos que en verdad se han vuelto
fantásticos! 25

No podemos saber con claridad si Dostoievski está refiriéndose al prín-


cipe Mishkin o a la novela en conjunto, pero insiste en que sólo mediante
los extremos de conducta que él muestra -y, podemos suponer, sólo me-
diante los recursos melodramáticos que emplea- se puede captar plena-
mente la profundidad de la crisis moral que por entonces azotaba a la so-
ciedad rusa.
Después de este desahogo, empero, Dostoievski revela toda su incerti-
dumbre acerca de El idiota, que seguía obsesionándolo. "¡Pero de nada vale
hablar! -exclama-. Hay mucho de la novela que fue escrito a toda prisa,
mucho que se arrastra y que no sale bien, pero algo sí saldrá bien. No de-
fiendo mi novela, sino mi idea." Cualesquiera que fuesen sus defectos, ter-
camente mantiene -y con gran justificación- que, comparada con otras
obras que por entonces se estaban publicando (como El precipicio [Obriv]
de Goncharov), él, por lo menos, estaba esforzándose por encontrar algo
nuevo. Del personaje principal de Goncharov pregunta con desdén:

¿Quién es Raiski7 Es un cliché de características seudorrusas, una persona


que se ajetrea por muchas cosas, que ansía mucho, ¡y que ni siquiera puede
realizar un pocol ¡Vaya vejestorio! ¡Vaya una idea hueca y decrépita, y además
totalmente falsar Esa calumnia contra el carácter ruso ya era común en tiem-

25
Ibid., p. 19; 26 de febrero- 10 de marzo de 1869.

450 ... UN IDEA L RUSO


pos de Belinski. ¡Vaya un punto de vista bajo y trivial, vaya comprensión de la
realidad! ¡Siempre, siempre lo mismol

A ojos de Dostoievski, Raiski no era más que una versión puesta al día de
aquel célebre tipo ruso, "el hombre superfluo", a quien Dostoievski pronto
delinearía en sus propios e insuperables retratos de dos variedades: el idea-
lista liberal de los cuarenta , Stepan Trofímovich Verjovensky, y una nueva
encarnación, que se elevaría por encima de todas las demás, del tipo byró-
nico: Nikolái Stavroguin. En cuanto al último cuento de Turgueniev (La
mujer desdichada [Nechastnaya]), cuanto menos se diga, mejor; era tan soso
que "¡sólo el demonio sabe lo que es!" 26

Diez días después, Dostoievski por fin recibió un anticipo de Kátkov;


mientras tanto, había tenido que pedirle prestados cien francos a algún
benefactor desconocido y empeñar todo lo que tenían él y Anna para obte-
ner otros cien franco s. Dostoievski sintió gran alivio al recibir el dinero, no
sólo por razones obvias, sino también porque había estado preocupado por
su posición en la revista de la que dependía su sustento. "Kátkov me dijo
en 1867 - le escribió a su sobrina- que el número de sus suscriptores
había aumentado en quinientos , y atribuyó esto a Crimen y castigo. No creo
que El idiota le valga nuevos suscriptores; eso lo lamento mucho , y por ello
me alegra que sigan conmigo, pese a la evidente falta de éxito de mi nove-
la. " El anticipo había ido acompañado por una carta en que los directores
de la revista se disculpaban por haberse tardado en publicar los últimos
capítulos de Dostoievski; y aunque, como dijo Dostoievski: "esto es lo peor
para mí", le gustó ser tratado con tanta consideración.27 Teniendo cuidado
de mantener buenas relaciones con El Mensajero Ruso, le recomendó encare-
cidamente a su sobrina que leyera La Aurora, pero le pidió no decir palabra
siquiera a nadie del personal de Kátkov acerca de que él estaba planeando
escribir para la nueva revista.
La Aurora convino en enviar mil rublos a Dostoievski, pero no inme-
diatamente, y sólo en diversos abonos ... lo que no satisfacía sus necesida-
26
Loe. cit.
27
Ibid. , p. 24 , nota 23.

VISIONES H ISTÓRICAS ~ 451


des. Él redujo entonces sus demandas y pidió que le enviaran al punto
sólo trescientos rublos ; a cambio ofreció

un cuento , bastante breve, de unas dos firmas de longitud, tal vez un poco
más ... Ya había considerado escribir este cuento hace cuatro años, cuando
murió mi hermano, como respuesta a algo que dijo Apollon Grigoriev por
entonces , elogiando Memorias del subsuelo. Dijo: "Sigue escribiendo en esa
vena". Pero esto no es nada parecido a Memorias del subsuelo, es completa-
mente distinto en forma, aunque en esencia sea lo mismo, la esencia de toda
mi obra; eso, Nikolái Nikolaevich , si usted cree que yo como escritor tengo
alguna esencia individual. 28

Es claro que Dostoievski dudaba de que Strájov estuviese dispuesto a


reconocer en su obra alguna gran originalidad.
Hasta hace poco se supuso siempre que el cuento aquí mencionado
fue El eterno marido. Esta obra , publicada por La Aurora a comienzos de los
setenta , fue escrita antes de que se terminara El idiota y de que Dostoievski
concibiera Los demonios; también corresponde claramente a lo que Dos-
toievski dice acerca de su idea. En el cuento podemos ver una relación te-
mática con Memorias de l subsuelo, y Dostoievski bien pudo considerar que
ese tema era su "esencia" como escritor. Más aún, el cuento contiene una
alusión explícita a la teoría de Apollon Grigoriev acerca de los tipos cultu-
rales de la literatura rusa, y diríase que la referencia contiene un elegante
reconocimiento de Dostoievski de la inspiración y el aliento de su amigo.
Pero lo que había parecido tan textualmente evidente ha resultado ser erró-
neo: la obra que Dostoievski estaba ofreciendo , como lo revelan sus cua-
dernos de notas, no era la que llegó a escribir.
La idea del cuento en cuestión quedó esbozada en un apunte claramen-
te intitulado "Plan para un cuento (en La Aurora)", que se ha fechado entre
finales de febrero de 1869 y comienzos de marzo . Empieza con una obser-
vación sobre la técnica que Dostoievski deseaba emplear: "Un cuento a la
manera de Pushkin (conciso y sin explicación, psicológicamente franc o y
sencillo)". De hecho, Dostoievski mantuvo en alto grado esa manera de
escribir, aun cuando la idea de su cuento cambió de carácter, probable-
mente aferrándose como modelo a la sobriedad clásica de Pushkin, para

28
lbid., p. 32; 18-30 de marzo de 1869.

452 ... UN IDEAL RUSO


refutar el cargo de "sensacionalismo" que le había hecho Strájov. El plan ,
que incluye a una muchacha llamada la Pupila, que vive de la generosidad
de una rica aristócrata, se anticipa a la relación de madame Stavroguina
con Daria Shatova en Los demonios. La figura masculina central es un sobri-
no, quien llega a heredar la finca y cuyo carácter muestra que Dostoievski
había vuelto a los primeros esbozos de El idiota.
Acerca del sobrino escribe Dostoievski: "En general, es un tipo. Rasgo
principal: misantropía, pero con el trasfondo [que aquí indica una necesi-
dad de amor. J. F]. Ésta es la esencia, pero el rasgo principal: una nece-
sidad de confiar en los demás que se revela en una terrible misantropía y
una desconfianza hostil y ofensiva" [9: 116]. Entre los personajes también
hay una "muchacha inválida", lo que también señala hacia Los demonios, y
el sobrino se bate en duelo, como Stavroguin. Las notas se prolongan sin
resolución, aunque ya se ha planteado la posibilidad de que "tal vez él
[el sobrino] se vuele la tapa de los sesos". Lo más cercano al producto
final de El eterno marido es una anotación: "De este trasfondo sale o bien
un tipo simpático a la manera de 0-ff [identificado como Ogarev] o un
terrible asesino" [9: 117-118]. El eterno marido combina todos estos rasgos
psicológicos , y podemos preguntarnos si esta frase no desvió la atención
de Dostoievski hacia semejante personaje. Sea como fuere, transcurrirían
varios meses antes de que se pusiera a trabajar en lo que llegaría a ser su
novele ta.
Mientras tanto, volvamos al comentario de Dostoievski sobre La Auro-
ra, escrito para Strájov. Las cartas de Strájov estaban llenas de quejas por
las dificultades de sus labores editoriales y la falta de respuesta del público
a la revista y a sus propios artículos. Dostoievski continúa levantándole el
ánimo -que evidentemente le flaqueaba- aun cuando, como le dijo a su
sobrina, "a mi parecer Strájov ... no está hecho para el trabajo ininterrum-
pido que requiere una publicación periódica".29 Y sin embargo, Dostoievski
ansiaba sinceramente que La Aurora fuese un éxito, y mucho lo alentó en-
terarse de la publicación del libro de Danilevski, al que respondió con cre-
ciente entusiasmo: "Los artículos de Danilevski - exclamó- , a mis ojos,
se están volviendo cada vez más importantes. Sí, son el futuro libro de ca-
becera de todos los rusos durante largo tiempo ... Están de acuerdo con
mis conclusiones y convicciones, hasta tal punto que en ciertas páginas me

29
Ibid., p. 25 , nota 23 .

VISIONES H ISTÓRICAS ~ 453


deja estupefacto la semejanza de las conclusiones". Lo que le impresionó a
Dostoievski fue que sus propias ideas fuesen planteadas ahora por Dani-
levski en forma tan organizada, armoniosa y lógica, y con "ese grado de
método científico que yo, desde luego, pese a todos mis esfuerzos, jamás
lograré alcanzar". 30 Dostoievski estaba tan ávído por leer cada número que
regañó al personal de La Aurora por no publicar el libro en partes más
grandes.
Pese a su ferviente aprobación de la tesis historiosófica de Danilevski,
que para el futuro próximo predecía el advenimiento de una nueva civili-
zación eslava que dominaría a todo el mundo, a Dostoievski le preocupó
una deplorable omisión en sus argumentos.

No estoy seguro -le confía a Strájov- de que Danilevski muestre con toda su
fuerza la sustancia definitiva de la misión rusa, que consiste en la revelación al
mundo del Cristo ruso, desconocido del mundo y cuyo principio se encuen-
tra en nuestra ortodoxia natural. Como yo veo las cosas, aquí se encuentra la
esencia de nuestro futuro papel civilizador, y tal vez la resurrección de toda
Europa, así como la esencia misma de nuestro grandioso futuro. 31

Strájov contestó, para tranquilizarlo, que "habrá ortodoxia en Danilev-


ski, aunque sospecho que tú, como artista, debes verla desde otra perspec-
tiva. Danilevski no toca directamente el contenido [de la ortodoxia], sino
que sólo indica la importancia histórica de nuestra confesión". 32 Esto, su-
pone atinadamente Strájov, estaría muy lejos de satisfacer a Dostoievski.
Después de haber leído toda la obra, Dostoievski le escribió decepcionado
a Maikov que "aun entre gente de un nivel tan alto como el del autor de
Rusia y Europa" no había encontrado la idea de que la misión de Rusia era
llevar al verdadero Cristo a los pueblos de Occidente, que se habían dejado
engañar y empujar al ateísmo por la sed de poder temporal de la Iglesia
católica. 33 Para entonces Dostoievski estaba trabajando arduamente en Los
demonios, y pronto veremos que sus opiniones acerca de Danilevski pue-
den ayudar a aclarar una de las tan discutidas cuestiones concernientes a la
novela.
10
Ibid., p. 30, nota 28.
31
Loe. cit.
12
"Pisma N. N. Strakhov" , SliestidesyCLtic gocl i, p. 263.
31
PSS, 29/libro 1 147; 9-21 de octubre de 1870.

454 ... UN IDEA L RUSO


5

Los directores de La Aurora aceptaron la propuesta de una obra breve , y a


principios de abril Dostoievski le preguntó a Strájov, quien le había infor-
mado que el anticipo sería enviado a mediados de mes, si no podían man-
darle antes el dinero. El clima de Florencia estaba volviéndose tórrido, y
alguien le había aconsejado a los Dostoievski que se fueran de ahí porque
Anna esperaba un hijo dentro de cuatro meses. Habían planeado irse a
Dresde, ciudad que ya conocían y donde (puesto que Dostoievski no había
aprendido una palabra de italiano) podrían encontrar un médico y enfer-
meras "que se expresaran en un idioma comprensible y fueran competen-
tes". Además, estaban aguardando la llegada de la madre de Anna dentro de
pocos días , y pensaban partir en cuanto dispusieran de medios para ello.
Dostoievski también se quejó a Strájov de que recibía muy tardíamente La
Aurora, y le rogó pedir a una librería que enviara ejemplares del libro de
Samarin (que Maikov había mencionado) , junto con toda La guerra y la paz.
Sólo había leído parte de la novela , cuyo quinto volumen acababa de apa-
recer, "y he olvidado por completo lo que leí". Sin duda empezando a per-
der la paciencia por las quejas de Strájov, su tono es ahora bastante seco:
"De una vez por todas, deja de hablar de tu 'debilidad' y de tus 'borradores
tachados'. Me enferma oír eso. ¡Diríase que estás fingiendo! Nunca habías
tenido tanta claridad, lógica y opiniones y conclusiones convincentes". 34
Continuando con su lectura del contenido de La Aurora, Dostoievski
se entusiasmó por una obra hoy olvidada, Fol Skobeev, de la pluma de
D. Averkiev, a quien apenas se recuerda en la actualidad. La obra, comedia
romántica situada en el siglo xvn , detalla las aventuras amorosas de un pi-
llo simpático -un noble, pero de familia venida a menos- que se escapa
con la hija de una familia de boyardos hasta que, al final, logra ser acepta-
do por esta rica y linajuda familia. Dostoievski se deja arrebatar por su en-
tusiasmo hasta tal grado (aunque se enfrió un poco después de una segun-
da lectura) que afirma no haber leído "nada como esto" desde La hija del
capitán, la novela histórica ya clásica de Pushkin. Lo que le gustó en par-
ticular fue la aceptación de la vida rusa, sin condescendencias, que Averkiev
logró alcanzar. Comparándolo a este respecto con Ostrovski, observa que
el mucho más célebre dramaturgo "es como un dandy, y se presenta a sí mis-

3
+ !bid., pp 34-35 ; 6-18 de abril de 1869 .

V ISIONES HISTÓ RICAS ~ 455


mo como un ser incomparablemente superior a sus comerciantes. Si re-
presenta a un comerciante como un ser humano , es casi como si estuviera
diciéndole al lector o al espectador: 'Mirad, después de todo, también es
un ser humano"'.35
Averkiev evita esa implícita exhibición de su propia superioridad , y
Dostoievski, elogiando la obra por esta cualidad, llega a expresar su acuer-
do con dos célebres artículos de Dobroliubov acerca de Ostrovski. Ese
acuerdo con uno de los más virulentos portavoces de los radicales en el
decenio de 1860 nos muestra que Dostoievski sabía alcanzar una relativa
libertad de prejuicios políticos cuando se trataba de cu estiones literario-
culturales; era muy capaz de reconocer la verdad de cierto atisbo aunque
fuese expresado por alguien cuya política aborrecía. "¿Sabes? - le dice a
Strájov, bien consciente de que su corresponsal se sentiría profundamente
irritado por sus palabras- , estoy seguro de que la opinión de Dobroliubov
sobre Ostrovski es más atinada que la de Grigoriev. Acaso el propio Os-
trovski no se haya dado cuenta de que estaba mostrando un Reino de las
Tinieblas [título de uno de los artículos de Dobroliubov. J. F], pero Do-
broliubov lo estimuló bien, y todo cayó en tierra fértil. " Grigoriev había ne-
gado que las obras de Ostrovski pretendieran "exhibir" el atraso y el oscu-
rantismo de la vida mercantil, pero Dobroliubov mezquinamente había
puesto en relieve todos los elementos de este medio que reforzaran esa im-
presión, y Dostoievski insinúa que la fuerz a de su crítica había afectado la
actitud del propio Ostrovski hacia su material. Por otra parte, los persona-
jes de Averkiev, aún tan fáciles blancos de la crítica como los grandes bo-
yardos , estaban retratados sin la menor huella de superioridad . "No sólo es
imposible caricaturizarlos con una sonrisa a la Ostrovski, sino que , por el
contrario, tenemos que admirar su caballerosidad .. . Son el grand monde de
su tiempo , en el sentido más alto y verdadero, de modo que si nos reímos
de algo , sólo será del corte de sus ropas ."36 Esa sobrestimación de Averkiev
es probable que se deba al deseo de Dostoievski, cada vez más intenso y
que pronto se manifestaría en la Vida de un gran pecador, de descubrir y pin-
tar los elementos positivos de la vida rusa en sus propias creaciones .
El acuerdo con La Aurora había parecido resolver las inmediatas difi-
cultades monetarias de Dostoievski, pero las cosas salieron de otro modo y
el escritor volvió a encontrarse en terribles estrecheces financieras. El anti-
" Ide1n.
36
Jbid' p. 36.

456 .... UN IDEAL RUSO


cipo prometido no le fue enviado por el correo, como él lo había especifi-
cado, sino a un agente especial, que se lo debía entregar en persona en
Florencia. Por desgracia, esta precaución retrasó casi dos semanas su llega-
da, y para entonces los gastos extra de los Dostoievski les habían costado
todo lo que finalmente recibieron. Esperando recibir pronto el dinero y de-
seosos de salir de Florencia, se habían mudado de su departamento para
ahorrarse el alquiler; pero el departamento de una sola habitación era más
caro durante un prolongado periodo, y el medio de transmisión lamenta-
blemente escogido por Strájov los obligó a prolongar su estadía en Floren-
cia en las peores condiciones posibles. Para entonces la madre de Anna
había llegado a atenderla, y Dostoievski nos presenta una exasperada ima-
gen de sus muy incómodas circunstancias.

El calor de Florencia es insufrible - le escribió a Maikov a mediados del mes


de mayo- , la ciudad está al rojo vivo y es sofocante , y tenemos los nervios
de punta ... lo que es particularmente malo para mi esposa; ahora estamos
apiñados (y seguimos esperando) en una habitación pequeña y estrecha que
da al mercado. Ya he tenido suficiente de esta Florencia, y ahora, con la falta
de espacio y con el calor, ni siquiera puedo escribir. En general, pasamos una
angustia terrible .. y algo peor, por causa de Europa; miro todo lo de aquí
como una fiera. 37

Rodeaban el mercado unas arcadas con graciosas columnas de granito,


y en el centro había una fuente municipal dominada por un enorme jabalí
de bronce ("obra clásica de gran belleza", reconoció Dostoievski), de cuyas
fauces salía el agua de la manera más pintoresca. Pero el sol hacía que el
jabalí de bronce, junto con todas las arcadas y columnas, estuviese tan ca-
liente como un horno, y Dostoievski comparó este resultado con el de vivir
perpetuamente en un baño ruso de vapor. Lo que no entendía era por qué
los muchos y elegantes extranjeros que se paseaban por la ciudad se que-
daban allí cuando, obviamente, podían permitirse emigrar. La temperatura
bajaba hasta hacerse tolerable por la noche, pero los italianos cantaban en
las calles a todas horas, a las cinco de la mañana empezaba la vida en el
mercado, los asnos rebuznaban y dormir se volvía imposible. "Sobre todo ,
lo siento por mi pobre Arria - escribió, después de escapar a Dresde-.

37
Ibid., p. 43 ; 15-27 de mayo de 1869.

VIS IONES HISTÓRICAS ... 457


Ella, la pobrecita , estaba en su séptimo u octavo mes , y sufrió terriblemen-
te por el calor. "38
Aunqu e Dostoievski no pudiera trabajar en esas condiciones, distaba
mucho de mantenerse ocioso; por el contrario , gracias a esta falta de pre-
sión literaria , produjo un documento que es de interés extraordinario.
Escrito a su amigo íntimo Apollon Maikov, literato de ideas afines , esta
carta contiene la declaración más extensa que jamás hiciera Dostoievski
acerca de su concepto de la creación artística, y también esboza un vasto
fresco de la historia rusa y universal que ocupaba el primer plano de su
cosmovisión. Maikov le había informado a su amigo que estaba planeando
escribir una serie de poemas acerca de la historia de Rusia para usarlos en
las escuelas públicas, idea que Dostoievski saludó con estruendosa aproba-
ción "Mira , mi idea es que estas baladas podrían llegar a forma r un gran
libro nacional, y hacer mucho por el resurgimiento de la conciencia del
hombre ruso . Créeme, Apollon Mikolaievich, en cada escuela los niños las
conocerán y las aprenderán de memoria. "39 Dostoievski se sintió particu-
larmente complacido al enterarse de esta intención porque, exactamente
un año antes , había sugerido el plan de una secuencia histórica similar.
Lo que por entonces tenía en mente Dostoievski era exhibir una serie
de biliny (él emplea el término de epopeya rusa en verso) -podían serba-
ladas , canciones, poemas breves o romances- cuya forma iría surgiendo
espontáneamente del alma del poeta, casi al margen de su voluntad. Y esto
lleva a Dostoievski a hacer una extensa digresión (por la cual se disculpa) ,
en que desarrolla su opinión del proceso artístico. La creación se hace en
dos etapas , la primera de las cuales es la inspiración. El poema aparece
en este momento

como una piedra preciosa natural , como un diaman te en el alma del p oeta ,
completo en toda su esencia .. Hasta podemos decir qu e el verdadero crea-
dor no es él, sino antes bien la vida mi sma, la ese ncia poderosa de la vida, ele
Dios vivo y real , que manifiesta su poder en la dive rsidad ele la creación, aquí
y allí, y, las más de las veces, en grandes corazones y en po derosos poetas , de
m odo que si el propio p oeta no es el creador .. el alma del poeta es la min a,
en la que se han fo rmado los diamantes y fu era de la cual no se los puede
encontrar.
'~ / bid . ,pp . 56- 57; 29 de agosto-10 ele septiem bre ele 1869.
39
/bid., p. 41, nota 37.

458 ... UN IDE AL RU SO


La segunda etapa consiste en poner esta inspiración en la mejor forma
artística posible. "Una vez que [el artista] ha recibido el diamante, debe pu-
lirlo y montarlo", y "en este punto el poeta no es mucho más que unjoye-
ro. "4º Los problemas de forma y de técnica, aunque Dostoievski siempre
les prestara minuciosa atención, sin embargo eran secundarios para él; lo
fundamental era el impulso creador de la inspiración obtenido de la vida
misma y, en último término , creía él, de Dios. Tales palabras muestran la
persistencia de la influencia schellinguiana romántica de la juventud de
Dostoievski, cuando había absorbido el concepto del artista como vehícu-
lo de alguna clase de verdad sobrenatural. Como resultado , la crítica litera-
ria de Dostoievski siempre coloca las obras que analiza , en particular las
que admira, en la vasta perspectiva de algún eterno dilema moral-espiri-
tual o de algún choque o crisis histórica de los que hicieron época. Nunca
son tan sólo las expresiones personales idiosincrásicas de personas en par-
ticular. Y de manera similar, los acontecimientos utilizados en sus obras
siempre son amplificados y transformados por lo que él llamaba su "realis-
mo fantástico ", lo que significa que invariablemente los captaba en función
de alguna cuestión o situación más general, en última instancia moral-filo-
sófica o social-religiosa.
Luego , Dostoievski bosqueja algunos de los posibles temas de esa serie
de "leyendas épicas en verso". Y sus anotaciones son tan panorámicas y pic-
tóricas, tan tendientes a obtener asombrosos efectos de contraste mediante
montaje, que se asemejan más que nada a guiones fílmicos que habrían po-
dido dar inspiración a Serguéi Eisenstein. Empieza con la toma de Constan-
tinopla por los ejércitos musulmanes de Mohammed II, y el propio Dostoiev-
ski observa la rareza de incluir semejante acontecimiento como parte de la
historia rusa. Pero este punto de partida sólo revela su aceptación implícita
de la célebre ideología de la "Tercera Roma" del nacionalismo ruso, la idea de
que Rusia había heredado el manto de Roma , tomándolo del conquistado y
profanado Bizancio (la segunda Roma), y por ello estaba destinada a fundar
un nuevo imperio cristiano universal que no tendría sucesor. La terrible
catástrofe es evocada por Dostoievski en vivas pinceladas: "El emperador
caminando por el palacio ... mientras va a orar ante el icono de Nuestra Se-
ñora de Vlajern; la plegaria; el ataque: la batalla; el sultán entrando a caballo
en Constantinopla, escurriendo sangre de su espada".41
4
'' Ibid. , p 39.
41
lbid., p 40.

VI SIO NES HISTÓR ICAS ~ 459


El sultán encuentra el cuerpo del emperador entre una pila de cadáve-
res, y la escena cambia:

Hagia Sofía; el patriarca tembloroso, la última Misa, el Sultán siempre acaba-


llo , subiendo al galope los escalones y entrando en la catedral (historique);
llegado al medio ele la catedral, detiene , asombrado, su caballo; mirando a su
alrededor, desconcertado y confuso , profiere estas palabras: "¡Ésta es la casa
ele oración ele Alál" Corte a una boda rusa, el príncipe lván III [quien se casó
con la última princesa ele la familia real bizantina J F] en su choza ele made-
ra , en lugar ele un palacio , y en esa choza penetra la gran idea ele la significa-
ción panortocloxa ele Rusia y la piedra ele toque ele su supremacía en el Este ;.
no será tan sólo un país poderoso, sino todo un mundo nuevo cuyo destin o
es conocer el cristianismo por medio ele la idea ortodoxa paneslava y ofrecer a
la humanidad un nuevo mensaje cuando el Occidente haya decaído, y decaerá
cuando el Papa haya defo rmado por completo la imagen ele Cristo, engen-
drando así el ateísmo entre los decadentes pueblos ele Occiclente .42

Habría entonces una súbita transición, en otra balada, "hacia el fin del
siglo xv y el comienzo del xv1en Europa, a Italia, al Papado , al arte sacro, a
Rafael, al culto del Apolo de Belvedere , a los primeros rumores acerca de la
Reforma, acerca de Lutero , América, el oro , España e Inglaterra". Este des-
arrollo del esplendor europeo estaría en marcada yuxtaposición con "el
cuadro del príncipe Sabio , inspirado por una idea grandiosa y profunda,
sentado junto al metropolitano humildemente vestido y la rusificada 'Fo-
minishna' [la princesa bizantina . J F] en la cabaña de madera". Y este "cua-
dro vasto y vívido" de la gloria de Europa estaría lleno de "anticipaciones
de lo que este cuadro augura para el futuro de la ciencia, del ateísmo, de
los derechos humanos en el sentido occidental, no en el nuestro: todo lo que
ha contribuido a causar lo que es y lo que será" .43
Dostoievski había pensado originalmente que la serie terminara con
Pedro el Grande, pero ahora desearía verla seguir adelante en el tiempo , "a
la emancipación de los siervos, y a nuestros boyardos dispersos por toda
Europa con los últimos rublos de papel, y a las damas rusas prostituyéndo-
se con los Borgheses, a nuestros seminaristas predicando el ateísmo, a los
condes rusos, a los superhumanitarios ciudadanos del mundo que escri-
42
Idcm.
41
Ibid , pp . -+O--+ l.

460 ~ UN IDEAL RUSO


ben crítica, cuentos, etc., etc.". Por cuanto al futuro, "yo terminaría con
unos cuadros fantásticos: Rusia dentro de doscientos años junto con la
desgarrada y oscurecida Europa, con toda su civilización reducida a un
estado de embrutecimiento. No me detendría ante ningün vuelo de la imagi-
nación". Dándose bien cuenta de lo extravagante que todo esto sonaba, ter-
mina con la observación: "Estoy seguro de que crees que en este momento
estoy loco, específica y principalmente porque he dejado correr sin freno
mi pluma". 44 Pero esta visión general muestra lo mucho que podían infla-
mar la imaginación de Dostoievski esas visiones históricas, y cómo podía
emplearlas para expresar sus más profundas esperanzas y valores. El futuro
creador de "La Leyenda del Gran Inquisidor", quien la colocaría ante el
trasfondo de "los primeros rumores de la Reforma" aquí mencionados, ya
está presente en este panorama vasto, si bien manifiestamente prejuiciado.

Para cuando por fin llegó el anticipo de La Aurora, ya no bastaba para cu-
brir el costo del viaje, y Dostoievski se vio obligado a recurrir nuevamente
a Kátkov en demanda de auxilio. Los Dostoievski, sofocados , sólo pudie-
ron salir de Florencia a finales de julio , no rumbo a Dresde sino rumbo a
Praga, aunque antes no se hubiese mencionado esta destinación. El súbito
cambio de itinerario fue resultado del deseo de Anna de encontrar un posi-
ble remedio al desolador aislamiento de todo ambiente literario o intelec-
tual. Nunca habían estado tan solos como en Florencia, donde "no conocía-
mos una sola alma ... con quien pudiéramos charlar, discutir, intercambiar
reacciones. A nuestro alrededor todos eran extranjeros, algunos de ellos
hostiles, y a veces era difícil soportar este total aislamiento". 45 Maikov ha-
bía escrito que Dostoievski tenía muchos admiradores en Praga, y que allí
también podría encontrarse nuevamente en un ambiente eslavo. Se podía
llegar a Praga por Venecia, que Dostoievski durante largo tiempo había de-
seado mostrarle a Anna , eternamente curiosa, como pequeña recompensa
por todas las privaciones de su vida en unión.
Pasando por Bolonia, donde hicieron una parada con objeto de admi-
rar la Santa Cecilia de Rafael -Dostoievski sólo la había visto en reproduc-
44 Ibid., p 41.
45
Anna Dostoevsky, Reminiscences, p. 154.

VISIO NES HISTÓR ICAS ~ 461


ciones-, se quedaron varios días en Venecia, sin salir casi de la Plaza de
San Marcos y de la Catedral, aunque también visitaron el cercano Palazzo
Ducale y el Palacio de los Dux. "¡Qué hermosa es Venecia I", escribió Dos-
toievski varias semanas después a Strájov. 46 A su sobrina le contó cómo
"Anna profería exclamaciones y gritos de admiración al contemplar los pa-
lacios y la piazza. En la catedral de San Marcos (¡asombrosa, incompa-
rable!) Anna perdió su abanico suizo esculpido, que adoraba (¡tenía tan
pocas joyas!). ¡Dios mío , cuánto lloró1" 47 Pese a este pequeño incidente,
Venecia evidentemente produjo sobre ambos un impacto incomparable. Al
partir, los Dostoievski tomaron un bote que los llevó a Trieste, sobre un
mar embravecido que le causó gran ansiedad a Dostoievski por Anna , que
estaba embarazada , y luego , tras cambiar a un tren, llegaron a Praga a prin-
cipios de agosto.
Sin embargo , su plan de pasar el invierno en Praga fue frustrado por
falta de alojamiento. En toda la ciudad no pudieron encontrar un solo de-
partamento amueblado, ni podían permitirse amueblar un piso o vivir en
hoteles o en casas de huéspedes. Dostoievski lo lamentó mucho y le escribió
a Maikov que "había esperado y soñado con lo bien que me caería quedar-
me en Praga. Hasta llegué a imaginar que en el festival que pronto se cele-
brará [en honor del quinto centenario del nacimiento de Jan Huss. ]. F],
entre los rusos podría encontrarte a ti".48 De hecho , Maikov no fue invita-
do a la celebración, cuyos organizadores se habían propuesto al principio
darle un carácter paneslavo pero luego decidieron hacerla más cosmopoli-
ta. Se disiparon así las esperanzas de Dostoievski de vivir en un círculo
más cordial aun fuera de Rusia, y él y Anna volvieron a su original plan de
vivir en Dresde. Le había escrito a Maikov, desde Florencia, que "en Dresde
trabajaré sin levantar siquiera la cabeza" ,49 y así lo hizo , como lo veremos
en el próximo capítulo.

-+ó PSS, 29/libro 1 53; 14-20 de agosto de 1869 .


.¡¡ Ibid., p. 57 , nota 37; 29 de agosto-10 de septiemb re de 1869.
-+H Ibid, p 50, nota 46 ; 14-26 de agosto de 1869.
-+ ~ Ibid., p. 43, nota 37; 15-27 de mayo de 1869 .

462 ... UN IDEAL RUS O


CUARTA PARTE

EL PANFLETO Y EL POEMA
XIX. La vida de un gran pecador

EL REGRESO de los Dostoievski a Dresde constituyó el último periodo de su


permanencia en el exterior, que les resultaba cada vez más difícil de sopor-
tar. Su nostalgia por Rusia se intensificó cuando vieron que la esperanza
del retorno era un fantasma siempre elusivo , y no había que pensar siquie-
ra en acumular fondos suficientes para preservarse contra la amenaza de la
prisión por deudas en cuanto Dostoievski pusiera pie en tierra rusa. Su au-
sencia también perjudicaba sus asuntos económicos, que no se podían di-
rigir satisfactoriamente desde la lejanía y por medio de intermediarios no
siempre dignos de confianza. Una y otra vez Dostoievski se vio obligado a
recurrir a la bondad de sus amigos, en particular del verdaderamente devo-
to y leal Apollon Maikov, y sus disculpas por imponerle tantas molestias
se volvieron cada vez más penosas y confusas. La situación era sin lugar a
dudas imposible, y Dostoievski decidió volver a la patria en el futuro próxi-
mo , pasase lo que pasase, ciertamente con la aprobación incondicional de
Anna.
Durante los últimos meses de su estadía, Dostoievski escribió El eterno
marido y la primera parte de Los demonios. Sin embargo, mientras compo-
nía su novelera , no dejaba de pensar en la novela (que al principio no era
Los demonios, sino una mutación de su original proyecto, Ateísmo) . La histo-
ria de su carrera literaria en este periodo es sumamente intrincada y com-
pleja, y debemos seguirla muy de cerca para desenredar sus hilos entre-
lazados .

~ 465
2

Los Dostoievski llegaron a Dresde a mediados de agosto y pronto lograron


alojarse a su satisfacción. Diez días después de establecerse, Dostoievski
envió cuatro cartas a diversos correspondientes. Una de ellas fue para un
abogado al que no conocía en persona pero que, junto con el hermano me-
nor de Dostoievski , Andréi, era fideicomisario de los asuntos de su acau-
dalada tía, A. F Kuminina. Poco antes , Maikov le había transmitido la in-
formación , supuestamente fidedigna , de que esta tía había fallecido y que
su testamento contenía un legado de cuarenta mil rublos a un convento. El
abogado en cuestión, V l. Veselovski, era gran admirador de Dostoievski, y
por medio de amigos comunes estaba enterado de las difíciles circunstan-
cias del escritor. En su opinión, según había sabido Maikov, madame Ku-
minina había estado ya senil en sus últimos años cuando hizo el donativo.
Era fácil, por tanto , impugnar el testamento , y el dinero, volviendo a la fa-
milia, ayudaría a aliviar la penuria de Dostoievski.
Esta noticia de la muerte de su tía resultó falsa, mas por el momento la
noticia de Maikov puso a Dostoievski ante un dilema . En Crimen y castigo,
uno de los argumentos empleados para justificar el asesinato de la vieja
prestamista era que iba a legar su dinero a un monasterio (dinero que ha-
bría sido mucho mejor empleado en aliviar los sufrimientos de los menes-
terosos). ¿Aprobaría ahora Dostoievski el mismo tipo de razonamiento que
había combatido en su novela? 1 Escribiéndole a Veselovski, aclara perfec-
tamente Dostoievski que no impugnaría el testamento si hubiera alguna
razón de creer que ese donativo había sido intención declarada de su tía ,
redactado cuando ella aún estaba en plena posesión de sus facultades. Pero
si, en realidad , ya era víctima de la senilidad, entonces no quedaba exclui-
da la posibilidad de emprender un juicio.
Dos semanas después , Dostoievski, preocupado , le escribió a su sobri-
na favorita pidiéndole información adicional sobre la (supuesta) muerte de
su tía . Si había hecho el legado estando en su juicio, "¿qué clase de hombre
sería yo -pregunta- y cómo podría considerarme a mí mismo, en mi con-
ciencia , si fu era contra su voluntad y la disposición del dinero de mi tía,
1
Durante la escena de taberna en que RaskólnikO\' oye exp resa r sus propias ideas, el lecto r
también se en tera de que la abnegada Lizá\'eta, medio hermana de la prestamista , "no recibiría
un solo penique en su testamento; todo el dinero sería para un monasterio de la provinc ia ele
N ... y para el ete rn o descanso de su alma" [6 : 53].

466 ... EL PANFLETO Y EL PO EMA


cualquiera que sea la sustancia de su testamento y su disposición7"2 Pero
Dostoievski también observó que un jurista práctico y experimentado co-
mo Veselovski no habría actuado sin conocer todas las circunstancias en
que se había hecho el testamento, y, por ello , podría haber algo realmente
sospechoso en el testamento . La incertidumbre de Dostoievski ante el espi-
noso problema causado por falta de información fidedigna conduciría des-
pués a infundadas acusaciones de que él había deseado violentar incondi-
cionalmente la voluntad de su tía por favorecer sus intereses egoístas.
El mismo día que le escribió al abogado, Dostoievski también le contes-
tó a Strájov, quien acababa de anexar una posdata de disculpas a una carta
de Maikov en que se excusaba por su reciente silencio. Dostoievski contes-
ta de una manera que indica la continuada tensión de sus relaciones, que
no habían mejorado con los hechos recientes : después de todo, las precau-
ciones de Strájov habían sido culpables de que los Dostoievski aplazaran
su partida de la calurosa Florencia. "No se disculpe, mi estimado Nikolái
Nikolaevich , por su silencio; todos sabemos que así es la vida , y además ,
¿tiene tiempo un director de revistas para escribir, así sea a sus amigos ,
para no hablar siquiera de los colaboradores/ Pero por la posdata de la car-
ta enviada a mi querido Apollon Nikolaevich , llego a la conclusión de que
usted sigue deseándome toda clase de bienes. " Es obvia la sentenciosa iro-
nía de este perdón, aparentemente amistoso, y no cabe duda de que a Dos-
toievski aún le escocía el desdén con que lo habían tratado. Después de un
breve relato del inferno florentino (aunque, desde luego, sin una sola pa-
labra de acusación) , prosigue Dostoievski: "Bien puede usted imaginar, mi
querido y muy amable Nikolái Nikolaevich , que a treinta grados Reaumur
a la sombra es literalmente imposible escribir, o sea , inventar. Y sin embar-
go , ya he empezado aquí una novelera para La Aurora ; lo único que temo
es que pueda ser un poco larga (aunque , espero, no pesada)". Dostoievski
también le informó a Strájov que "dentro de tres semanas yo [y Anna . ]. F ]
tendremos un hijo. Lo aguardo con nerviosismo, temor, esperanza y tem-
blores".3
En su tercera carta del día , Dostoievski se muestra más relajado y co-
municativo. Le escribe a Maikov acerca del asunto de Veselovski, vuelve a
quejarse (como ya lo había hecho a Strájov) de la ingratitud de Emilia Fió-
dorovna - "¡si supieran que he empeñado las cosas de mi mujer para acu-
2 PSS, 29/libro 1: 60; 29 de agosto-10 de se ptiembre de 1869.
1
/bi d., pp. 52 -54; H /26 ele agosto de 1869.

LA VIDA DE UN GRAN PECADOR ~ 467


dir en su ayuda! Si no es mucho , ¿cómo pueden culparme/"_ y observa ,
ofendido , que en su última carta Emilia ni siquiera menciona a Anna, aun-
que esté enterada de su embarazo. Ante Maikov, Dostoievski se explaya
sobre el estado de agitación que apenas le había mencionado a Strájov.

Siento terribles temores acerca de la salu d [de Anna] - confiesa- . Ella so-
portó muy valerosamente su primer embarazo. Esta vez, las cosas son entera-
mente distintas. Todo el tiempo se siente mal y además está preocupada, ner-
viosa , impresionable y, por si fuera poco , tiene serios temores de morir de
parto (recordando los sufrimientos de su primer parto). Esos temores y preo-
cupaciones de alguien cuya naturaleza no es frágil ni quejumbrosa son real-
mente peligrosos, y por eso estoy también yo muy preocupado. 4

En medio de estos sombríos presentimientos, Dostoievski se queja de


que "debo empezar a escribir, primero para La Aurora, y luego iniciar una
obra importante para El Mensajero Ruso. No he escrito nada desde hace
ocho meses. Desde luego me pondré a escribir con ardor, pero ¿qué ocu-
rrirá conforme continúo? Tengo toda clase de ideas, pero necesito a Rusia".
Esta n ecesidad queda expresada un poco más adelante con mayor vehe-
mencia: "Sí, las cosas han resultado para mí de tal modo que sería yo más
útil en la prisión por deudas que permaneciendo en el exterior. Si me que-
do aquí otro año, no sé si estaré en condiciones de escribir, no digamos
bien sino de cualquier manera: ¡Tanto así me he aislado de Rusia!" Además,
también Anna echaba de menos a Rusia y creían ambos, con una creciente
sensación de culpa , que Sonia había muerto "sólo porque no pudimos
adap tarnos a la manera en que aquí alimentan y crían a un niño". 5 Por ello,
Europa era la culpable de aquel terrible golpe a su felicidad, y si perdieran
a su segundo hij o, él y Anna caerían en la desesperación total.
Por fortuna, su segunda hija, Liubov, nació el 26 de septiembre sin in-
debidos incidentes, pero Dostoievski se encontraba tan preocupado por el
estado de ánimo de Anna que le ocultó el volumen de La guerra y la paz en
el que aparece la muerte, durante el parto , de la esposa del príncipe An-
drei. Strájov les había enviado el libro en las últimas semanas antes de que
Anna guardara cama, y Dostoievski fingió no encontrar el volumen para
no acrecentar sus temores. Asimismo , la presencia de la madre de Anna
4
lbid., p. 49 , nota 2, 51.
º Ibid., p 51.

468 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


fue una ayuda y una tranquilidad, porque podía cuidar de la niña a la ma-
nera rusa , que ellos consideraban tan importante. Sin embargo, el naci-
miento de Liubov trajo consigo una lluvia de nuevos gastos, muy superio-
res a los limitados recursos de la familia, y una vez más Dostoievski se
encontró de espaldas a la pared. Tres días después del parto, Dostoievski le
escribe a Maikov que ahora se verá obligado a vender (o a empeñar) su ro-
pa de cama, su frac y tal vez hasta su saco, a menos que reciba el anticipo
solicitado a La Aurora.

A su sobrina le describe Dostoievski sus dos obligaciones literarias y reco-


noce que "no he comenzado nada, para la una o para la otra". Lamentando
verse obligado a escribir por necesidad y no por inspiración, continúa :
"Tengo una idea que me obsesiona por completo , pero no puedo ni debo
lanzarme a ella porque aún no estoy dispuesto; no la he imaginado por
completo , y necesito material. Me veré, pues, obligado a inventar nuevos
cuentos; esto es repugnante. No puedo imaginarme lo que me ocurrirá
ahora, ni cómo lograré atender a mis asuntos".6 Lo que agitaba su ambi-
ción creadora era, sin duda , la idea de Ateísmo, y si se puso a escribir el
cuento para La Aurora lo hizo con renuencia y aun con repugnancia .
A finales de septiembre , como le informó Dostoievski a Maikov, había
completado la mitad de la obra, aún sin título, que sería más larga de lo
previsto; también esperaba terminarla a fines de octubre, estimación que,
como de costumbre, resultó demasiado optimista. Mientras tanto, dada su
imprevista longitud, Dostoievski se sintió justificado al pedir otro anticipo
de doscientos rublos. No conocía personalmente a Kashpirev, y le resulta-
ba difícil exponerle a un desconocido toda la indignidad de sus circuns-
tancias; pero la necesidad no le dejaba alternativa. Su carta se ha perdido,
pero Dostoievski la resumió a Maikov, pidiéndole a su amigo que visitara
al director de la revista para reforzar su ruego de que le diera respuesta in-
mediata. Dostoievski le había dicho a Kashpirev que "el tiempo y la rapidez
con que llegue la ayuda son casi más importantes que el dinero mismo", y que si
había un retraso, "yo me vería obligado aquí mismo a vender las cosas que
me quedan, las más necesarias , y por artículos que valen cien táleros recibi-

" Ibid ., p. 58 , nota 1

LA VIDA DE UN GRAN PECADOR ~ 469


ré veinte ... para salvar las vidas de tres seres humanos''. 7 Dostoievski aña-
dió , sólo para Maikov, que no estaba diciendo la verdad: todo lo que valie-
ra cien táleros estaba empeñado ya de tiempo atrás.
Al cabo de una semana , Kashpirev respondió favorablemente, y envió
una carta de crédito de un banco de San Petersburgo a un banco de Dresde;
empero, las relaciones económicas de Dostoievski con La Aurora fueron sa-
boteadas por el infortunio. Por error, la carta de crédito fue escrita de tal
modo que se necesitaba otro documento para cobrarla , y Dostoievski
aguardó en vano la llegada de este importantísimo papel , yendo diaria-
mente esperanzado al banco , sólo para que al cabo de un rato le dij eran
que esas cartas de crédito a veces se emitían por broma. Lleno de temor por
el bienestar de Anna y de la recién nacida Liubov, y reducido , literalmente
a su último penique, Dostoievski le escribió una semana después a Kash-
pirev, pidiéndole rectificar el error y enviarle inmediatamente setenta y
cinco rublos. Doce días tardó en recibir una respuesta , aun cuando las car-
tas de San Petersburgo solían llegar en tres días, y no recibió los setenta y
cinco rublos. atando que la carta de Kashpirev, fechada el 3 de octubre ,
tenía el sello del correo del día 6, garabateó una furiosa y frenética carta a
Maikov, pidiéndole interceder.
La misiva de Dostoievski a Maikov en esta ocasión es una de las más
furiosas e indignadas que haya escrito en su vida, en la que desahoga todo
su reprimido resentimiento por las constantes humillaciones debidas a su
miserable y precaria situación literaria. Dostoievski le había escrito a Kash-
pirev con toda deferencia, casi rogándole; y la patente negligencia con que
lo estaban tratando, cuando había confesado que él y su familia se veían
obligados a empeñar y a vender sus pertenencias, lo llenó de una muy per-
donable furia "¿No comprende ese hombre lo muy insultante que esto es
para mí7 Después de todo , le escribí acerca de las necesidades de mi esposa
y mi hija ... ¡Y después de eso, tal descuido' ¿No es insultante?" Dostoievski
sintió que Kashpirev lo había tratado "como sólo un barin trata a su laca-
yo", y vuelve una y otra vez a esta comparación mientras apila tempestuo-
sas frases, en una oleada de amargura y de orgullo herido. 8
"Kashpirev me escribe (en su carta , al duodécimo día) acerca de mi
cuento , me pide que le diga el título para publicarlo por adelantado, etc.
Pero, ¿puedo realmente escribir en este momento? Me paseo arriba y abajo
7
!bid., p 63 ; 17-29 de se pti embre de 1869.
H /bid., p. 67, 69; 16-28 de oc tubre de 1869.

470 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


y me tiro de los cabellos, y por la noche no puedo dormir. Pienso todo el
tiempo , y me pongo furioso. " Después de explayarse sobre la enormidad
del insulto contra él y Anna, exclama desafiante: "¡Que sepa que Fiódor
Dostoievski siempre puede ganarse tal vez más de lo que él puede ganar
con mi propia obra! Y después de eso me piden arte, pura poesía sin man-
cha, sin tensión , ¡y se refieren a Turgueniev, a Goncharov! ¡Que miren en
qué condiciones trabajo! " Dostoievski también compara la falta de cum-
plidos con que se le había tratado con la actitud de la revista para con sus
propios suscriptores, ya que los números que recibía nunca se enviaban a
tiempo. "¿Cómo pueden dirigir una revista después de esto , con tal des-
cuido e incapacidad:> ¡Me imagino lo que tendrán que soportar los sus-
criptores de las provincias! Ahora comprendo por qué los han recibido
por todas partes con tanto odio" (como Strájov le había informado a
Dostoievski). 9
Maikov, acudiendo al rescate, envió cien rublos y otra carta de crédito ,
junto con las disculpas de Kashpirev y la promesa de los directores de in-
demnizar a Dostoievski por todos sus gastos extra. Satisfecho por esa con-
trición, Dostoievski insiste en que se contentará con la oferta que le habían
hecho y que "no deseo ninguna indemnización. ¡No soy un usurero! " Pese
a su agitación , había logrado seguir escribiendo la novelera cuyo título ,
pensó, sería El eterno marido, y la obra sería más larga de lo que antes había
dicho. A Dostoievski también le preocupaba que Kashpirev se propusiera
anunciar por adelantado la obra, y le pidió a Maikov que, de ser posible, lo
convenciera de no hacerlo. Solicitó que el manuscrito , que esperaba enviar
dentro de dos semanas (la carta está fechada el 2 7 de octubre-8 de noviem-
bre) , apareciera en el número de noviembre o en el de diciembre de La
Aurora en lugar de reservarla. "Sería una carga mu y grande para mí - es-
cribe- si la dejaran para el año próximo ."10 Podía suponerse que iría en
interés de La Aurora publicar pronto la noveleta porque las colaboraciones
importantes que aparecían poco antes del fin de año le ganaban nuevos
suscriptores. Desde luego, la verdadera razón era que Dostoievski había
prometido a El Mensajero Ruso los primeros capítulos de una nueva novela
para enero de 1870 , promesa que , como bien sabía , no podría cumplir.
Y Kátkov se daría cuenta de que , en cambio , Dostoievski había estado es-
cribiendo para La Aurora.
~ Ibid , p. 70 .
w Ibid , pp. 71 , 72-73 ; 27 ele octubre-8 ele noviembre ele 1869.

LA VIDA DE UN GRAN PECADOR ... 471


Dostoievski sigue quejándose del retardo con que estaba recibiendo
los números de La Aurora e insiste en que , "aunque tuvieran entre sus co-
laboradores a Pushkin y a Gógol, la revista fracasaría por culpa de su negli-
gencia . Se están suicidando". Otros asuntos incluían la posibilidad de pu-
blicar El idiota en forma de volumen con Stellovski, el editor con quien
había firmado el leonino contrato que lo había obligado a escribir El juga-
dor. Este contrato también comprometía a Stellovski a reimprimir Crimen y
castigo en 1870, y a Dostoievski se le pagarían regalías, dependiendo del
número de ejemplares. Dostoievski pensó que , con Crimen y castigo a la
mano , el editor se dejaría convencer de gastar otros mil rublos por los de-
rechos de El idiota. La perspectiva de recibir mil rublos era demasiado ten-
tadora para resistirla en su desesperada situación, pese a su bien fundada
desconfianza del caprichoso empresario cultural, y le confió a Pasha las
negociaciones, pidiéndole además a Maikov que se mantuviera ojo avizor.
En la conclusión, Dostoievski le pide a Maikov darle veinticinco rublos a
Emilia Fiódorovna, y dice en tono lastimero: "Mi corazón sangra por ellos ;
¡hace tanto tiempo que no los ayudol" 11
Dostoievski trabajó ininterrumpidamente en su novelera, de septiem-
bre a diciembre, y a su sobrina Sofía Ivánovna - cuya animada vida de fa-
milia mostró con cariño en la obra- le describió la rutina de su vida coti-
diana en Dresde. En primer lugar, la alegría que encontraba en su hija
Liubotchka, como la llamaba amorosamente, quien había cumplido tres
meses el día en que él escribió. "No puedo decirte cuánto la quiero ... La
pequeña es saludable, precoz, escucha cuando le canto y se ríe todo el
tiempo ; es una niña apacible, no caprichosa. " Anna estaba amamantando a
Liubov, lo que al parecer la agotaba mucho ; a Dostoievski le preocupaba
que ello estuviera minando su salud. "Además , Dresde es una ciudad muy
sombría -escribe- . Estos alemanes me parecen insoportables." 12 Por for-
tuna , hacía tres meses que no sufría un ataque de epilepsia, pese a la inten-
sidad nerviosa de su concentración; empero, le desconcertaba lo que llama
una excesiva corriente de sangre en su cabeza y en su corazón.

Me levanto a la una de la tarde - especifica- porque trabajo de noche. Luego


escribo de tres a cuatro [de la tarde]. Doy un paseo de media hora hasta la
oficina de correos, y regreso por el Jardín Real. Merendamos. A las siete doy
11
!bid., pp. 75 , 74.
12
Ibid., pp. 88-89; 14-26 de diciembre de 1869.

472 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


otro paseo y siempre regreso por el mismo camino. Luego tomo un poco de té
y a las diez y media me pongo a trabajar, hasta las cinco de la mañana. Me voy
a la cama y me quedo dormido cuando suenan las seis. Ésa es toda mi vida.
Durante mi paseo vespertino me detengo en la sala de lectura en que hay perió-
dicos rusos y leo La Gaceta de San Petersburgo, La Voz y La Gaceta de Moscú. 13

La pobre Anna, añade, no podía pasear por causa de Liubov, y su vida


era aun más tediosa que la del escritor. Esta descripción del horario de
Dostoievski , además de informarnos acerca de sus hábitos laborales (tam-
bién Balzac escribía regularmente sólo en las horas que precedían al ama-
necer), es importante de igual manera porque nos confirma que Dostoiev-
ski escudriñaba regular y minuciosamente la prensa rusa.
Ese escrutinio tiene que ver directamente con el problema del origen
de Los demonios, mas por el momento no se encuentra la menor huella de
semejante proyecto en las cartas o los cuadernos de notas de Dostoievski.
Habiendo terminado El eterno marido en la primera semana de diciembre,
le escribió a Maikov que "es demasiado largo : exactamente diez firmas en
la tipografía de El Mensajero Ruso [así es como Dostoievski evaluaba lo que
debían pagarle. J. F]. (No porque se fuera extendiendo conforme yo escri-
bía sino porque el tema cambiaba al escribirlo y surgían nuevos episodios.)
De un modo o de otro, bueno o malo (creo que no carece de originalidad) ,
deben pagarme al menos mil rublos por él (tal vez un poco más)" . Sin em-
bargo, de nuevo se encontraba Dostoievski tan escaso de fondos que no
pudo pagar ni siquiera el porte de correos del voluminoso manuscrito, y le
pidió a Maikov solicitar a Kashpirev que le mandara al punto cincuenta
rublos. Para entonces estaba tan convencido de la incompetencia de quie-
nes dirigían La Aurora que prefirió dirigirse a los editores por interme-
diación de su amigo. También observa que aún no había recibido ningún
nuevo anticipo de El Mensajero Ruso, y que La Aurora podía imprimir su
manuscrito en cuanto lo deseara. 14
Dos semanas después, habiendo enviado el texto, Dostoievski volvió a
rogarle a Maikov que presionara a Kashpirev pidiéndole un anticipo sobre
todo lo que ya había devengado. De no ser así, "puesto que me es imposi-
ble estar sin ningún dinero durante la temporada de Navidad", entonces
que al menos le enviara inmediatamente cien rublos. Era necesario com-
11 Jclem.
14
Ibicl. , pp. 77-78 ; 23 ele noviembre- 5 ele di ciembre ele 1869.

LA VIDA DE UN GRAN PECADOR ~ 473


prar ropa de lana para Liubov y Anna, y también bautizar a la niña, lo que
aún no habían hecho por falta de fondos.

Dentro de tres días -le informa asimismo Dostoievski-, me pondré a traba-


_iar en mi novela para El Mensajero Ruso. No creas que por ahora escribo cual-
quier cosa [en ruso dice , literalmente , que horneo blinis, es decir, pasteles ru-
sos]: por muy malo y atroz que sea lo que escribo, la idea de una novela y el
trabajo en ella siguen siendo para mí , pobre autor, más importantes que nada
en el mundo. Esto no es una nadería [blinis], sino la más cara y duradera ele
mi s icleas. 15

Dostoievski sólo puede estar refiriéndose aquí a su plan de escribir Ateísmo,


que para entonces se había metamorfoseado en La vida de un gran pecador.
Era esta novela, o una de sus partes , la que ahora se había puesto a re-
dactar.

La reputación artística de Dostoievski había perdido mucho prestigio por


El idiota, pero El etemo marido, cuyo análisis reservamos al capítulo siguien-
te, logró devolverle algo de brillo. Strájov quedó encantado por la limpidez
de la noveleta, la cual evitaba todos aquellos recursos melodramáticos que
él discre tamente había criticado, y se apresuró a enviar sus felicit aciones.
"Tu cuento produce una viva impresión y será indudablemente un éxito.
A mi parecer, es una de tus obras más pulidas, una de las más interesantes
y profundas , como sólo tú puedes escribirlas. " 16 Un mes más tarde le dijo a
Dostoievski que su predicción se había confirmado; las críticas de los pe-
riódicos eran unánimemente favorables y muy halagüeñas para el amor
propio de Dostoievski. Pese a esta tranquilizadora recepción , Dostoievski
le escribiría después a su sobrina que "no me creerías lo que aborrezco es-
cribir esos cuentos cuando tengo la cabeza llena de ideas ya formadas; en
una palabra, no escribir lo que en realidad me gustaría" 17 La pura necesi-
dad lo había impelido en aquel caso, y, le había escrito quejumbrosamente
1
' lbid , p . 81 ; 7-19 ele di ciembre ele 1869 .
1" "Pisma N. N. Strakho\·", en Shestidc.1v c1tic godi, ed. de N. K. Piksano\·a y O V Tsekhno\'itsera
(J\ loscü-Leningraclo. 19-+0), p 265.
1
' PSS, 29/libro l · 123; 7-19 de mayo de 1870.

4 74 "11 EL PANFLETO Y EL POEMA


después de enviar el manuscrito en diciembre , que "detesté este cuento
desde el principio mismo".18 Ni siquiera el reconocimiento de que había
entregado una pequeña obra maestra pudo disipar su resentimiento por
haber tenido que desviarse de una obra que, estaba convencido, definitiva-
mente justificaría su pretensión de ocupar un lugar entre los grandes escri-
tores rusos.
Como sabemos, Dostoievski se había negado inicialmente a pensar si-
quiera en abordar su querido plan mientras aún viviera en el extranjero .
"Es imposible escribir [Ateísmo] aquí [en Europa]'', le explica a su sobrina a
comienzos de 1869 , porque sencillamente no tenía a la mano los materia-
les que necesitaba. 19 Además, el tema mismo le producía un sentimiento
de reverencia , y quería enfocarlo con una cierta solemnidad, que haría im-
posible la presión de apresurarse para cumplir plazos. Sin embargo, para
cuando hubo completado El eterno marido ya Ateísmo había evolucionado,
transformándose en La vida de un gran pecado1; que esbozó en sus cuader-
nos de notas , sobre todo entre diciembre de 1869 y enero de 1870. Y como
se trataría de una obra en varios volúmenes , el nuevo plan abría diversas
posibilidades.
A mediados de diciembre de 1869 , Dostoievski habla de su obligación
para con El Mensajero Ruso con bastante ansiedad e indica cómo espera
cumplir su promesa. Se ha consagrado a una vasta novela , le dice a su so-
brina , "cuya primera parte será la única publicada por El Mensajero Ruso.
[Toda la obra] no estará terminada antes de cinco años, y se dividirá en
tres noveletas separadas. Esta novela es toda la esperanza y todo el sueño
de mi vida , no sólo en lo tocante al dinero .. . pero no debo escribirla con
prisas ... Esta idea es todo aquello por lo que he vivido".20 Vemos así que
Dostoievski había decidido lanzarse inmediatamente a la primera de estas
tres obras, aunque continuara expresando sus quejas por haber tenido que
tomar esa decisión. De hecho , aun "para escribir esta novela necesitaría yo
estar en Rusia - insiste- . Por ejemplo, la segunda parte de mi primera
novela se desarrolla en un convento. No sólo debo verlo (he visto mu-
chos), sino también pasar un tiempo en un convento". 2 1 Sin embargo, al
parecer, la primera parte sí podía ser escrita en el exterior, y una ojeada a
18
Ibid. , p 88; 14-26 de diciembre de 1869.
19
Ibid., p. 11; 6 de febrero-25 de enero de 1869.
20
Ibid. , pp. 93-94, nota 22.
21
Ibid , p 94 .

LA VIDA DE UN GRAN PECADOR ~ 475


las notas de Dostoievski nos ayudará a explicar por qué, aunque con gran
renuencia, ahora lo consideraba factible.
El grueso de las notas de Dostoievski trata de la niñez y adolescencia
del "gran pecador", quien es miembro de una "familia accidental" (como le
gustaba a Dostoievski llamar a las familias que no tenían tradiciones de
orden ni de decoro) . La figura central es, p or tanto , un hijo ilegítimo,
enviado a vivir a los campos con una pareja de edad avanzada, y criado en
completo aislamiento de su padre (situación que más adelante será utiliza-
da en El adolescente) . La rivalidad de Dostoievski con Tolstoi se manifiesta
en la definición que hace de lo que quiere que su personaje represente.
"Un tipo en teram en te opuesto al retoño de esa noble familia de condes ,
degenerado hasta ser poco más que un cerdo, que Tolstoi había descrito en
Infancia y adolescencia. Éste es, sencillamente , un tipo brutal, agitado en su
subconsciente por una fu erza primitiva , que es totalmente espontánea e
ignorante de toda base de apoyo" [9 128] . De esa "fuerza primitiva" sur-
gieron Stenka Razin , el legendario cabecilla de una rebelión campesina del
siglo /\\' lll , y Danilo Filippovich , el no menos legendario fundad or, reveren-
ciado com o reen carnación de la deidad , de la secta de los Khlisti, cuyos
ritos secretos a menudo incluían la au to flagelación .22
El gran pecador poseería esa fu erza elemental, simbólica de la fu erza
contenida en el pueblo ruso, "una extraordinaria potencia innata, difícil de
llevar para quienes la poseen , un poder que exige un fundamento en el
cual apoyarse y una causa que encabezar, lo que exige paz a partir de las
tormentas de la vida, hasta llegar al sufrimiento, y sin embargo , no puede
dejar de causar tormentas antes de encontrar la paz. Por último llega a re-
posar en Cristo, pero toda su vida es de tormenta y desorden". Semejante
personaj e "gozosamente se arroja - en sus period os de búsqueda y mero-
deo- a m onstru osas desviaciones y experimentos hasta que llega a encon-
trar una idea lo bastante poderosa que esté en proporción con su propia e
inmediata fu erza primitiva: una idea tan poderosa que al fin pueda orga-
nizar esta fu erza , y apaciguarla hasta encontrar una paz tranquilizadora"
[9: 128].

22
El nom b re de esta secta era en realidad Kh risti (c ristianos) o. corno se llama ban a sí mis-
mos, '" el p ueblo ele Dios .. . Sin emba rgo . su autoíl;:ige lación hizo que sus ac!Yersarios los lla maran
Khlisti (hhlist sign ifi ca lát igo). Véase Anatole Lero y- Bea u lieu. L:Empirc des Tsars et les Ru sses
(188 1- 1883; re imp . París, 1990). pp. 1209- 1225. \ 'éasc también .. Pisrna o rasko le", en P l.
Meln ik01·-Pechersky, Sob rwiie Sochi 11enii, 6 m is. (Moscú. 1963), 6: 193-376.

476 ... EL PANF LETO Y EL PO EMA


Siendo niño, el gran pecador se ve rodeado por una laxitud moral que
lo llena de asco y desprecio. "Falta de respeto a quienes lo rodean, pero
aún no conscientemente, tan sólo por la repugnancia que le inspiran"
[9: 12 7]. Lo golpean y lo azotan, pero esto sólo intensifica su odio y alimen-
ta su feroz orgullo. "Repugnancia de los hombres desde su primera con-
ciencia infantil (por su orgullo y su naturaleza apasionadamente dominan-
te)" [9: 131]. Su compañera constante es una "pequeña lisiada", de nombre
Katia , a la que él tiraniza sin piedad, pero en cambio le confía sus pensa-
mientos más secretos (como el deseo de ser "rey"). Este lazo íntimo entre la
joven lisiada y el gran pecador se anticipa al nexo entre el futuro Stavroguin
y su esposa, loca e impedida, en Los demonios. Dostoievski se apresura a
indicar la iniciación del gran pecador en la injusticia social (venden a una
muchacha sierva), el sexo (lee Thérese-philosophe, pero también a Karamzin,
Walter Scott, Pushkin y Gógol), y las malditas cuestiones de la religión. "La
primera confesión, ¿qué hay en esas cajitas y en el cáliz? ¿Existe Dios?"
[9: 133]. Dostoievski se resume a sí mismo, en esta etapa, en una frase:
"Primer periodo. Un muchacho salvaje, pero que tiene una excelente opi-
nión de sí mismo" [9: 139].
El siguiente periodo empieza con un retorno al hogar, a la edad de
once años, a vivir con su padre y su madrastra. Obligado ahora a sentir
agudamente su condición de hijo ilegítimo, responde con la orgullosa
arrogancia de su naturaleza: "Y un inmenso deseo de dominio (el senti-
miento espontáneo) tan poderoso en él que se siente incapaz de adaptarse
a esa gente" [9: 129]. En cambio, busca la amistad del lacayo de la familia
(Kulikov u Osip), quien ejerce sobre él una profunda influencia: "En
la extravagancia de los infinitos sueños de su fantasía, hasta el punto de
derrocar a Dios para ponerse en su lugar (la influencia de Kulikov es muy
fuerte)" [9: 130]. El lacayo tal vez sea miembro de la secta de los Khlisti,
grupo que creía que los ritos extáticos conducían a una literal autodeifica-
ción, y ambos conversan inconfundiblemente acerca de esa secta. El motiv
de la autodeificación, desarrollado después en forma tan impresionante
por Kirilov en Los demonios, queda expresado en un fragmento de diálogo:
'"Yo mismo soy Dios' y él [el gran pecador ]. F] obliga a Katia a rendirle
culto" [9: 130]. Sin embargo, estos sueños de remplazar a Dios no destru-
yen una subliminal reverencia a la religión, que también es evidente en
Kirilov: "La pequeña lisiada se niega a volverse atea. Y él no la golpea por
esto" [9: 131].

LA VIDA DE UN GRAN PECADOR ~ 477


Envían a la escuela al gran pecador, pero él huye con Osip y Katia, y
luego, accidentalmente, se ve implicado en el asesinato de un preso prófu-
go que se había vuelto salteador. Este incidente "tiene un efecto demoledor
y, hasta cierto punto, lo desconcierta , de modo que siente un afán natural
de recogerse en su concha ... para poner en orden sus pensamientos. (Lue-
go, después de todo , se decide por el dinero . Hasta entonces no había pen-
sado para nada en Dios)" [9: 129]. El dinero , o la idea de adquirirlo , se
convierte en un medio de autoprotección psíquica y de seguridad, así co-
mo en fuente de poder (familiar motiv dostoievskiano , derivado de El caba-
llero codicioso de Pushkin , que después será desarrollado en El adolescente).
"A veces volvía a parecerle que en caso de que no llegara a convertirse en
un ser extraordinario, sino completamente común, el dinero le daría todo:
es decir, el poder y el derecho de despreciar" [9 : 136].
Seis meses después, confiesa su participación en el delito y es enviado
a un monasterio con la intención de quebrantar su rebeldía, que también
se muestra en otros incidentes. Él y otro estudiante de nombre Albert (de
origen fran cés) profanan un icono , pero aunque la idea fue del gran peca-
dor, "cuando Albert em pieza a blasfemar él lo golpea , después de lo cual se
declara ateo en el tribunal" [9 130]. Surge así, de n uevo , el motiv de una
lucha subliminal con la fe, y Dostoievski tambi én sugiere una evolución
interna hacia formas superiores de satisfacción del ego : "Nota: Las ciencias
y la poesía, etc., lo expulsan de esa cumbre [su inconmensurable orgullo .
F ].] en el sentido de que es más elevado y mejor y que, en consecuencia,
también él debe se r, en eso, más alto y mejor" [9 : 129]. Tampoco puede
satisfacerse con el simple libertinaje , como un condiscípulo suyo llam ado
Lamben (otro nombre francés) , que reaparecerá en El adolescente. Lamben
"no encuentra nada superior" a la sensualidad, por causa de "la frivolidad
del carácter nacional", pero "la vaciedad , suciedad y absurdo del libertinaje
lo trastornan [al gran pecador. ]. F ]" [9 : 135]. El confli cto entre estas for-
mas superior e inferior de egoísmo , si hemos de juzgar por la nota siguien-
te, constituiría el tema de la primera novela: "Aunque el dinero le da un
sólido apoyo y resuelve todas las preguntas, sin embargo a veces el apoyo
vacila , y con él, la poesía y muchas otras cosas, y él no puede encontrar
una solución . Este estado de vacilación es precisamente lo que constituye la
novela" [9 : 130].
Si suponemos que la infancia y adolescencia del gran pecador integra-
rían la primera novela de la serie de Dostoievski, podemos ver por qué lle-

478 <111 EL PANFLETO Y EL POEMA


gó a alterar su decisión de no abordar su gran tema antes de volver a Rusia.
Un gran obstáculo había sido la falta de material documental, pero el tras-
fo ndo de este primer segmento no requeriría tales fuentes. Todos los per-
sonajes llamados por su nombre en las notas son fácilmente identificables
como miembros de su propia familia, sus servidores o sus amigos y co-
nocidos. La escuela diurna y el internado a los que asiste el gran pecador
- Sou chard y Chermak- son los mismos en que se había educado Dos-
toievski. Es obvio que estaba planeando basarse en los antecedentes de su
propia vida para aportar el contexto experiencia! de las tempranas luchas
moral-psicológicas de su gran pecador, y debió de sentir que podría crear
este trasfondo basándose en sus propias reminiscencias .

La confesión del juvenil gran pecador lo lleva al convento , donde conoce a


un santo monje llamado Tijón. Dostoievski había hablado al principio de
que este ambiente correspondería a la segunda parte de su primera novela ,
pero esta segunda mitad pronto adquirió las características de una obra in-
dependiente. El monje Tijón se basa en la figura de san Tijón Zadonski, sa-
cerdote ruso de mediados del siglo .\\ 111 que fue canonizado en 1860, de-
pndo un abundante legado literario (quince volúmenes) que claramente
revela la influencia del pietismo alemán. Es difícil saber cuándo conoció
Dostoievski esos escritos, pero en la primavera de 1870 le dijo a Apollon
Maikov que "me [lo] llevé al corazón, arrobado, hace mucho tiempo",23 tal
vez cuando, por la época de su canonización, se publicó una edición de las
obras de TiJón. Cualquiera que sea la fecha , la teología de este santo ruso , así
como su vida ejemplar, dejó una honda y duradera impresión en el novelista.
El padre George Florovski, el más grande historiador moderno de la
teología rusa, no fue en absoluto partidario de san Tijón desde un punto
de vista doctrinal, pero lo describe diciendo que "poseía un gran don de la
palabra, a la vez artístico y directo. Siempre escribe con una limpidez un
tanto sorprendente" y es "un gran escritor.. [cuyos] libros fasc inan por
sus imágenes ligeras y a la vez plásticas". No hay duda de que los dones
literarios de san Tijón atrajeron a Dostoievski, y el novelista debió quedar

21
PSS, 29/libro l: 118; 25 de rnarzo-6 de ab ril de 1870.

LA VIDA DE UN GRAN PECADOR ... 479


fascinado por otro aspecto de esta notabilísima figura . Florovski observa
como rasgo especialmente insólito en un reverenciado sacerdote ruso la
expresión franca y abierta con que los rasgos de san Tijón manifestaban
sus estados de ánimo, como depresión, desesperanza y susceptibilidad a
las tentaciones. Dice que san Tijón pasó por lo que san juan de la Cruz lla-
mó la noche oscura del alma. 2 + Esos rasgos de la psicología de san Tijón sin
duda atrajeron a Dostoievski , quien en sus escritos encontró muchos de
los preceptos moral-religiosos que el novelista aceptaba como base de su
propia concepción de la ortodoxia rusa.
Según san Tijón, el mal era necesario en el mundo para que naciera el
bien , y la principal tarea cristiana de la humanidad era vencer su propia
propensión al mal , conquistar "el orgullo por medio de la humildad, la ira
por medio de la bondad y la paciencia, el odio por el amor". Tijón enseña-
ba que la humanidad debiera estar agradecida por la existencia de la tenta-
ción, el infortunio y el sufrimiento porque a través de ellos los hombres
llegaban a conocer todo el mal que había en sus almas. Sólo mediante la
experiencia de luchar con el mal , en sí mismo , descubre la humanidad el
valor y el significado de la existencia humana. No hay duda de que tales
ideas constituyen la fuente de la famosa entrada en los cuadernos de notas
en que Dostoievski definió lo que para él era "el punto de vista ortodoxo"
predominante en su obra. Allí declara que "el hombre no nació para la feli-
cidad ... porque el conocimiento de la vida y la conciencia ... se adquiere
por experiencia pro y contra que debemos abrazar. (Por el sufrimiento, tal
es la ley de nuestro planeta, pero esta conciencia inmediata, sentida con el
proceso vital, constituye tan grande alegría que con gusto la pagamos con
años de sufrimiento)" [7: 155].
En efecto , para Tijón hasta el crimen era un modo de allanar el camino
a ese descubrimiento de la verdad cristiana; en principio, nunca se anulaba
la posibilidad de encontrar iluminación y purificación, por muy grave que
fuese el crimen que oprimía la conciencia humana. Un capítulo de una de
sus principales obras, El tesoro del espíritu, se titula "Los criminales, y gratas
noticias para ellos". Según Tijón, "el Hijo de Dios vino a salvar a los pecado-
res , no a tal y a cual, sino a todos, quienesquiera que sean". En otra parte
declara que "no hay un tipo de pecado, y no puede haberlo en la tierra,
que Dios no perdone a quien sinceramente se arrepienta" En las obras de

z+ Ge orgii Florovsky, Putti Ru sslwgo Bogosloviya (París, 1983) , pp. 123-125.

480 ... EL PANFLETO Y EL PO EMA


Tijón hay muchas referencias a "un gran pecador", e insiste en que , sin
importar la multitud y la magnitud de los pecados, Dios siempre perdona-
rá al corazón contrito y arrepentido. Asimismo, uno de los incidentes más
conocidos de la vida de san Tijón es el de una querella con un terratenien-
te del que se decía que era "voltaireano". Discutiendo con Tij ón acerca de
cuestiones de fe, el irascible terrateniente se enardeció y golpeó en el rostro
al sacerdote. Aunque célebre por su violento carácter, Tijón inmediatamen-
te cayó de ro dillas y pidió perdón por haber provocado el golpe. No hay
duda de que ese incidente le habrá parecido a Dostoievski un temprano
ejemplo simbólico del choque entre los efectos desintegradores de la razón
occidental y la kenótica fe rusa, que ahora había pasado a ser el gran tem a
de su vida. 25
El tono de las relaciones del monje Tijón con el pecador adolescente,
cuando éste llega al monasterio, queda indicado en las notas siguientes:
"Los límpidos cuentos de Tijón acerca de la vida y el goce en la tierra . De la
familia, padre, hermanos. Extremamente ingenuos y, por causa de ello,
conmovedores relatos de Tijón, de sus pecados para con quienes lo rodean,
vanidad, burla (¡cuanto me gustaría cambiar todo esto ahora, dice Tijón! )"
[9: 138]. Mientras permanece en el monasterio y bajo la tutela de Ti-
jón, el egoísmo del gran pecador se vuelve contra sí mismo. Aún le obsesio-
na el afán de poder y de dominación, pero empieza a creer que sólo podrá
satisfacerlo conquistándose antes a sí mismo. Una etapa anterior de este
motiv queda indicada por una referencia a la automutilación, que recuerda
a Rajmetov durmiendo sobre una cama de clavos: "El fortalecimiento de la
voluntad, las heridas y quemaduras: el orgullo alimenta esto. Desea estar
listo para cualquier cosa" [9: 130].
Esta tendencia se desarrolla hasta ser una doctrina de autodominación
ascética, bajo la guía de Tijón. Con el título de "La idea principal" leemos:
"Después del monasterio y de Tijón, el gran pecador vuelve al mundo para
ser el más grande de los hombres ... Es el más orgulloso de los orgullosos y
trata a los demás con la mayor arrogancia ... Pero (y esto es esencial) gra-
cias a Tijón lo ha ganado la idea (convicción): de que para conquistar el
mundo entero basta con conquistarse a sí mismo. Véncete a ti mismo y
vencerás al mundo" [9: 138-139]. Ésta es la enseñanza de Tij ón sucinta-

25 Para las citas de las obras de san TiJón , véase el comentario a La vida de w1 gran pecado1; en

PSS, 9 : 5 11-514 .

LA VIDA DE UN GRAN PECADOR ~ 481


mente definida: "Tij ón. De la humildad (¡cuán poderosa es la humildad! ).
Todo acerca de la humildad y el libre albedrío" [9 : 138].
La conquista de sí mismo se vuelve, así, la expresión suprema de la li-
bre voluntad, la meta superior de la personalidad más poderosa, y el gran
pecador, como Dostoievski lo imaginó, mostraría que la mayor fuerza es el
dominio de sí mismo y, por tanto , a la postre, la capacidad de sacrificarse.
Rápidamente esboza la ulterior carrera del gran pecador: "De pronto, ado-
lescencia y desenfreno. Hazañas y atroces maldades. Abnegación. Orgullo
insensato. Por simple orgullo, se vuelve asceta y peregrino. Viaja por toda
Rusia ... Rasgos. Por orgullo e inconmensurable arrogancia hacia los demás,
se muestra amable y humilde para con todos: precisamente porque, sin
comparación, es superior a todos" [9: 138]. Llega así el gran pecador a la
etapa de humildad y de autohumillación por simple orgullo y arro gancia.
Pero la tentación de la santidad no es más que la prueba última y suprema,
la forma más sutil que adopta el pecado de soberbia. Puede suponerse que
el gran pecador lograría, asimismo, vencer esta tentación final, aunque Dos-
toievski no lograra imaginar nada mejor que un sentimental clímax dicken-
siano: "Nota: Iba a volarse la tapa de los sesos (dejan a un niño pequeño
ante su puerta). Termina instalando una escuela para niños huérfanos en
su hogar ... Todo se transfigura. Muere confesando su crimen" [9: 139].
Como en todas las notas que escribió para obras futuras, vemos a Dos-
toievski muy preocupado por cuestiones de técnica y forma narrativas .
Aquí pone anotaciones acerca del "tono" de su narración, que sería el de
una vita, la hagiográfica vida de un santo. "Nota: El tono (la narración es una
vita, es decir, aunque proceda de la pluma del autor, es concisa , sin carecer
de explicaciones, pero presentada en formas escénicas)." Dostoievski de-
seaba que la textura tonal mantuviera la "obj etividad" del Gil Bias de Alan-
René Lesage (la novela picaresca francesa que él admiraba tanto) , pero al
mismo tiempo debía insinuar constantemente que los hechos son más sig-
nificativos de lo que parecen a primera vista. "Y sin embargo, también im-
porta que se manifieste la idea predominante de la vita, es decir, aun cuan-
do toda la idea predominante nunca se explique en palabras . .. El lector
deberá saber en todo momento que la idea general es piadosa." La selec-
ción de elementos narrativos, se dijo a sí mismo, "deberá transmitir conti-
nuamente un cierto algo", y "el hombre del futuro quedará expuesto a la
vista de todos , y colocado en un pedestal" [9: 132-133]. Más adelante,
Dostoievski volvería a estas notas para El adolescente (donde el "vagabun-

482 <111 EL PAN FLETO Y EL POEMA


do" campesino Makar lvánovich también narra al adolescente parábolas y
apotegmas ingenuos y conmovedoramente edificantes) y para Los herma-
nos Karamázov, donde la vida del padre Zósima se narra como una vita y el
tratamiento semihagiográfico del "hombre del futuro " encontraría su reali-
zación en Aliosha.

Dostoievski , por lo que sabemos, no se dedicó a redactar la novela esboza-


da en estas notas. En cambio , le dijo a Maikov un mes después que se había
dejado arrebatar por una nueva inspiración que había modificado todos
sus planes literarios. "He dado con una idea rica -informa, entusiasmado,
a su amigo- . No estoy hablando de la ejecución, sino de la idea. Una de
las ideas que tienen una resonancia indudable entre el público. Como Cri-
men y castigo, pero aún más cerca de la realidad, más vital y con pertinen-
cia directa para la cuestión contemporánea más importante. Terminaré en
el otoño; no voy a correr ni a precipitarme." Estas palabras son la primera
referencia a Los demonios , que en realidad fue una obra concebida con "per-
tinencia directa para la cuestión contemporánea más importante", es decir,
el reciente descubrimiento de un asesinato que fuera cometido por un gru-
po de conspiradores revolucionarios. De esta manera, Dostoievski dejó de
lado su tema "eterno", el del ateísmo, por uno que era de candente actuali-
dad porque se convenció de que ese libro resolvería todos sus problemas.
Pondría en la picota de una vez por todas a los radicales, satisfaría a El
Mensajero Ruso con una novela, obtendría una buena recompensa financie-
ra y haría todo esto en un tiempo record. "Espero ganar al menos tanto di-
nero como con Crimen y castigo y, por tanto , tengo la esperanza de poner
en orden todos mis asuntos a fin de año y de volver a Rusia ... Nunca había
trabajado con tanta alegría y facilidad." 26
El trabajo en la nueva novela comenzó inmediatamente, relegando La
vida de un gran pecador, que Dostoievski debió de abandonar con gran ali-
vio en favor de un futuro menos incierto, con menores dificultades econó-
micas y que lo llevaría de vuelta a su patria. Pero su imaginación no podía
abandonar los majestuosos panoramas que había creado , y siguió pensan-
do en su elaboración. A finales de marzo Dostoievski le habla a Maikov de

26
PSS, 29/libro 1 107; 12-24 de feb rero de 1870.

LA VIDA DE UN GRAN PECADOR ~ 483


cinco novelas , en lugar de tres (del tamaño de La guerra y la paz, observa,
revelando nuevamente su competencia con Tolstoi), y define su "cuestión
principal" como "la misma que me ha atormentado toda mi vida, conscien-
te e inconscientemente: la existencia de Dios''. También confiesa que sufre
un doloroso sentimiento de inferioridad ante sus dos grandes rivales , Tur-
gueniev y Tolstoi , y su esperanza de subir de categoría gracias a las exalta-
das alturas temáticas que intentaría escalar. Tristemente se queja: "Tal vez
la gente dirá por fin que no he perdido mi tiempo escribiendo naderías". 27
Lo sublime que debían ser esas alturas queda sugerido por ciertas adi-
ciones al argumento original El monasterio no sólo albergaría a Tijón y al
futuro gran pecador, sino también a representantes de diversas corrientes
del pensamiento ruso. Allí estarían Peter Chaadev 28 y también Belinski,
T. N. Granovski y acaso Pushkin, así como Pável Prusski y el monj e Par-
feni (el autor de un célebre relato, muy admirado por Dostoievski, de via-
jes a los santos lugares) . Vemos así que Dostoievski estaba considerando
todo un vasto panorama de actitudes ideológicas rusas , no sólo las de la
intelligentsia, sino también un choque entre ideas seculares y religiosas; y
parte de esta ambición de crear un fre sco simbólico de la cultura rusa se
expresaría en los simples acontecimientos , puestos al día , de la novela en
que por entonces se hallaba tan ajetreado. Y sin embargo, más que nada,
teniendo por modelo a san Tijón, Dostoievski deseaba crear "una figura
santa, majestuosa , positiva".
Ahora la gran ambición de Dostoievski era dar a la cultura rusa una
imagen augusta que expresara sus más altos valores religiosos . La decep-
cionante recepción dada a su primer intento , El idiota, no había disipado
su aspiración. Y la estatura histórica de san Tijón protegería a su eulogista
literario contra la ya trillada acusación de haber dado rienda suelta a su afi-
ción a lo "fantástico ". Le asegura Dostoievski a Maikov: "Esto no es Kons-
tanzhoglo [en la segunda parte de Las almas muertas] ni el alemán (he olvi-
dado su nombre) de Oblomov, ni es Lavretsky [Nido de hidalgos], ni Chichíkov
[también de Las almas muertas], ni los Lopuj ovs ni Rajmetovs [de ¿Qué ha-
27
Ibid., p. 117 ; 25 ele marzo-6 de abri l de 1870.
28
Chaaclev fue un céleb re pensador ruso de qui en Herzen nos ha dejado un deslumbrante
retrato en Mi pasado y 111i.1 ideas. Dcmdv r amigo de Pushkin, escribi ó una serie de Epístolas filosci-
.ficas, sólo la primera de las cuales fue publicada durante su \·ida, pero bastó para que legalmente
se le declarara loco r fuera condenado a arresto domiciliario por Nicolás l. Chaadev argu yó ,
con impresi onante erudición , que Rusia era la hijastra ele la ciYilización europea, conden ada al
atraso por ca recer de la herencia espiritual y cultural de la Ci\·ilización grecorromana , conserva-

484 ~ EL PANFLETO Y EL POEMA


cer7]. Cierto, no estaré creando nada: sencillamente retrataré al verdadero
Tijón". 29 Al lado de san Tijón estaría el tipo de personaje que Dostoievski
había estado esforzándose por delinear desde el epílogo de Crimen y casti-
go: un gran pecador, que pasaría, convincentemente, por una conversión
religiosa y mostraría los efectos regeneradores de las enseñanzas y el ejem-
plo de san Tijón.
Es obvio que Dostoievski se proponía mantener su tema "contemporá-
neo" separado de su tema más "exaltado" , el ateísmo, aplazando el segun-
do hasta encontrar condiciones de trabajo más propicias mientras pronto
(y provechosamente) despachaba el primero. Sin embargo, al hacerlo esta-
ba permitiendo que su pugna con Tolstoi, cuya elevación de temas envi-
diaba y quería emular, lo tentara para ir en contra de la idiosincrasia dis-
tintiva de su talento. Dostoievski siempre encontró su inspiración en los
acontecimientos más inmediatos y sensacionales del día -hechos que a
menudo eran comunes y sórdidos- y luego elevaba ese material, en sus
mejores obras, al nivel de lo auténticamente trágico. Esta unión de lo con-
temporáneo y de lo trágico era el verdadero secreto de su genio, y por últi-
mo le resultó imposible mantener la disyunción, forzada y artificial, de lo
uno y de lo otro, aunque creyera que podría imponerla. Lo que él llamaba
su "poema" no pudo mantenerse aparte del "panfleto" social-político al
cual se había arrojado, y ambos acabarían por fundirse en su novela-trage-
dia sin precedentes, Los demonios. Pero antes de examinar el proceso por el
cual se realizó esta notable fusión, hagamos una pausa para examinar más
de cerca El eterno marido.

da para Europa por la Iglesia católica romana. Más adelante, en una obra irónicamente titulada
La apología de un loco, invirtió sus ideas , declarando que el "atraso" de Rusia era una gran venta-
ja porque permitiría a la cultura rusa comenzar a partir de cero. Esta segunda tesis ejerció una
influencia enorme.
Véase Alexander Herzen, My Past and Tlwugh ts, trad. de Constance Garnett , rev Humphrey
Higgins, 4 vols. (Nueva York , 1968), 2 516-526. Puede encontrarse una excelente introduc-
ción al pensamiento de Chaadev en Andrzej Walicki , A I-Iisto1 y of Rc1ssia11 Tlwught Jrnm th c
Enlightenment to Mmxism (Stanford, 1979), cap. 5. Véase, asimismo , P Chaadev, Philosophirnl
Lette1s and Apology of a Madman, trad. de Mary-Barbara Zeldin (Knox\·ille , Tenn., 1969).
29
PSS, 29/libro 1 118.

LA VIDA DE UN GRAN PECADOR ~ 485


XX. EI eterno marido

No EXISTE información sobre los orígenes de El eterno marido, pero , con vi-
sos de probabilidad, esta obra ha sido vinculada con algunos hechos ocu-
rridos entre 1854 y 1856, durante el exilio de Dostoievski en Siberia . En
aquellos años su joven amigo el barón Wrangel estaba en un periodo de
apasionados amores con madame E. l. Gerngross, la libidinosa mujer del
general que estaba al mando de aquella distante avanzada del Imperio ru-
so . Al parecer, Dostoievski había planeado como base de una novela esa
romántica relación de Wrangel, así como su propio y torturante cortejo a
su primera esposa (quien, después de establecerse a varios cientos de vers-
tas, tomó un amante en ausencia de Dostoievski poco antes de su boda).
Todavía en 1865 , después de leer La casa de los muertos, Wrangel le pregun-
tó a Dostoievski si aún tenía planeado utilizar en su obra "nuestra vida de
Semipalatinsk". 1 Se ha conjeturado que , en busca de tema para un cuento
que tenía que escribir con rapidez , Dostoievski volvió a aquella vieja inten-
ción creadora .
Dej ando aparte esta fu ente biográfica, dos conexiones intertextuales
también arropn cierta luz sobre esta noveleta. Una de ellas , mencionada
por nombre, es la obra de Turgueniev Una dama de provincia, publicada por
vez primera en 1851 y reimpresa en 1869 . Los dos personajes principales
de El ete rno marido, Velchaninov (cuyo nombre implica grandeza) y Tru-
sotski (cuyo nombre sugiere cobardía) , discuten sobre esta comedia en un
acto y comparan su situación con la suya propia La pieza gira en torno de
un marido , hombre de buen carácter y de buen corazón , que es engañado
1
La irn-cstigación ele \Vrangcl. y otms in fo rm es sobre esta posible fuente. puede n encontrar-
se en PSS. l) +7 2-+7-+ .

486 ~
por una mujer intrigante e infiel, aburrida de su existencia provinciana y
perfectamente dispuesta a valerse de sus encantos para escapar del tedio.
La noveleta de Dostoievski tiene su punto de partida en una situación simi-
lar, y se la puede considerar como un comentario implícito a la manera en
que Turgueniev trata el tema, divirtiéndose como verdadero hombre de
mundo. Pues Dostoievski revela las consecuencias trágicas que para el ma-
rido engañado pueden tener las relaciones amorosas de su mujer.
Sin embargo, el subtexto más importante de esta noveleta, en aparien-
cia sin complicaciones, lo constituye la teoría de la cultura rusa expuesta
por Apollon Grigoriev. También Velchaninov y Trusotski hablan -un tan-
to oscuramente para un lector que no esté familiarizado con las polémicas
literarias rusas-de tipos de personalidades "pacíficos" (smirny) y "depreda-
dores" (khischny). Éstos fueron los términos empleados por Grigoriev para
caracterizar la literatura y la cultura rusas, a las que considera como una
lucha entre esos tipos de carácter, y los mismos términos acababan de ser
resucitados por Strájov en su ensayo sobre Tolstoi. Los tipos de esta índole
fueron interpretados no sólo como categorías moral-psicológicas sino que,
además, poseían una poderosa significación socio-cultural. Las figuras "de-
predadoras" -imperiosas, heroicas, brillantes, a menudo seductoramente
byrónicas- eran identificadas con la cultura europea occidental; las "senci-
llas" o "pacíficas", con Rusia y con el carácter nacional ruso. Según Strájov,
La guerra y la paz había confirmado a la perfección las ideas de Grigoriev, y
ofrecía la mejor descripción hasta entonces hecha de esta memorable gue-
rra intestina que se desarrollaba dentro de la psique nacional rusa. 2
Dostoievski, gran admirador de Grigoriev, fue profundamente influido
por su tipología de la cultura rusa, pero nunca había aceptado todos sus
detalles. En efecto, como lo reveló Grigoriev en un conjunto de artículos,
"Las paradojas de la crítica orgánica" -subtitulado "Cartas a F M. Dos-
toievski"-, el novelista lo había criticado personalmente por ser demasia-
do "teórico" . Lo que Dostoievski quiso decir con esta observación a Grigo-
riev tal vez pueda inferirse de El eterno marido, en que tanto el altivo y
elegante Velchaninov como el dócil y cornudo Trusotski cambian momen-
táneamente de personalidad y muestran características del otro bajo el
peso de los acontecimientos. La noveleta bien puede ser considerada no
sólo un comentario a Grigoriev sino también una réplica a los que Dostoiev-

2
N. N. Strakho\', Kritichcsl1iyc1 Stuti, 2 \'Ols . (Kie\·, 1902- 1908), 1 247 .

EL ETERNO MARIDO ~ 487


ski consideró excesivos elogios de Strájov a Tolstoi , contra cuyos tipos
de personalidad presentó su visión más compleja de las mutabilidades
e indeterminaciones del carácter humano. 3

En El eterno marido Dostoievski emplea una situación, la del marido enga-


ñado , de la que se habían hecho incontables variaciones en la literatura li-
gera del siglo \I\ . De hecho , en sus artículos de viaje , Notas de invierno,
Dostoievski había ridiculizado la exclusiva preocupación de los escenarios
franceses por este topos ya consagrado y chispeante , y el novelista popular
que con inmenso éxito se especializó en pintar maridos cornudos - Paul
de Kock- es , invariablemente , el autor predilecto de los personajes a quie-
nes Dostoievski desea satirizar (Forna Fómich en La aldea de Stepanchilwvo,
y Stepan Trofímovich Verjovenski , quien no tardaría en ser creado , en Los
demonios ). Su propia elección de ese tema para El eterno marido puede pa-
recer, por ello, sorprendente , pero en manos de Dostoievski el endeble ar-
gumento de incontables farsas - la intriga , como tituló uno de sus capítu-
los , de "La muj er, el marido y el amante"- se convierte en la exploración
de una doble crisis moral. Y así como en su primera novela , Pobres gentes,
Dostoievski había transfo rmado al cómico burócrata de El abrigo, de Gógol,
en la conmovedora imagen del sensible y doliente Makar Devushkin, tam-
bién aquí el socorrido blanco de las bromas, el marido adornado con cuer-
nos , se convierte en un ser humano lacerado , y profundamente consciente
de su situación , pese a todos los rasgos grotescos y hasta desagradables
que sigue reteniendo.
Para alcanzar su propia perspectiva, Dostoievski cambia el tiempo de
la acción de los propios hechos ilícitos a sus muy retardadas consecuen-
cias. El eterno marido ocurre nueve años después de que Pável Pávlovich
Trusotski fue engañado por su mujer y por el hombre a quien creía su ami-
go . Velchaninov, el amante , había tenido una aventura de todo un año con

' Las relaciones ele Grigo rie,· )' Dostoie\·ski han sido ana lizadas, ele manera mu y in íormatin1,
por L Z Serman ... Dostoe\·sky i Grigorye\·.. , en Dostocvsl1v i Ego \'rc1m·lt (Leningrndo , 1971) , pp.
130- l-f2. La polémica con Su·;ijoY-Grigo rie,· en El ctcrno mmido se menciona, pero no se des-
arroll a. Un anális is más extenso de su contexto apa rece en Rich;irc\ Peace, '· 'The Ete rn al
Husband' and Litc rary Polemics·', Essays in Poctics, 3 (1978), pp. 22-+9.

488 ... EL PA NFLETO Y EL PO EM A


la insaciable provinciana: ni el primer ni el último amorío de esa mujer
"apasionada, cruel y sensual" a quien él había llegado a comparar con "la
Madonna de los Flagelantes, que se cree implícitamente la Madre de Dios"
[9: 2 7]. Dostoievski se basa aquí en su intenso interés y su fascinación por
la religión sectaria rusa para expresar toda la fuerza de la personalidad de
madame Trusotskaia y la serena expresión de inocencia que siempre mos-
trará. Despedido sin ceremonias por su imperiosa amante cuando ésta en-
cuentra un remplazo mejor, Velchaninov se había olvidado del asunto
completamente y dedicado a buscar en otra parte placeres amorosos.
Madame Trusotskaia muere pocos meses antes de que comience el relato ,
dejando intacta toda su correspondencia para que la lea su inocente mari-
do; allí éste se entera de sus traiciones y, en una carta no enviada, de que
su hija de ocho años, Liza, es en realidad la hija ilegítima de Velchaninov.
Poco después, Trusotski llega con Liza a San Petersburgo, y el relato des-
cribe la relación entre los dos hombres , así como, en la primera parte, el
trágico destino de la pequeña Liza.
En los primeros capítulos encontramos un extenso retrato de Velcha-
ninov, en parte por medio de una narración objetiva, en parte a través del
filtro de su burlona conciencia de sí mismo. Es un caballero apuesto y de
buena apariencia, que va acercándose a los cuarenta años y cuya vida se ha
dedicado más o menos exclusivamente a la busca de placeres sexuales y a
la protección de su considerable vanidad. Se nos dice que está "lleno de la
confianza en sí mismo más inquebrantable, más aristocráticamente inso-
lente", aun cuando este aplomo haya sido recién socavado por una "depre-
sión nerviosa" que él reconoce, sardónicamente, como crisis moral.

Sí, había llegado hasta eso, estaba preocupado por alguna clase de ideas supe-
riores a las que nunca había prestado siquiera dos pensamientos en sus anos
anteriores. En su cerebro y en su conciencia llamaba 'superiores' a todas las
'ideas' ele las que (había descubierto con cierta sorpresa) no podía reírse en su
fuero interno .. nunca había tenido seme_iantes ideas .. desde luego, sólo en
su fuero interno; ¡oh, en compafüa ele otros todo era distinto! [9: 6].

Este pasaje capta diestramente el conflicto entre el súbito acceso de cues-


tionamiento moral de Velchaninov y su refinado escepticismo, el cual le
hace absolutamente imposible imaginar que esté exponiéndose al ridículo
con una manifestación pública de su embarazoso respeto a las "ideas su-

EL ETERNO MARIDO ~ 489


periores". Y sin embargo, lo rondan recuerdos de sus pasados pecadillos,
no sólo sexuales, sino, incluso , hechos casuales de sadismo social: observa-
ciones gratuitas, supuestamente bromas, que habían herido y dañado a per-
sonas inofensivas. Pero está convencido - y esto lo deprime aún más- de
que no tiene energías suficientes para intentar algún cambio fundamental.
Velchaninov es analizado con una riqueza de detalles rara en Dostoiev-
ski, quien por lo general prefiere mostrar los rasgos del carácter de sus per-
sonajes en el desarrollo de la acción. Pero aquí la acción incluye básicamen-
te el intento de Velchaninov de comprender la conducta de Trusotski, "el
eterno marido" (así como Velchaninov podría ser llamado "el eterno aman-
te"), y por ello es necesario establecerlo y motivarlo muy sólidamente para
hacer resaltar la naturaleza y las limitaciones de su punto de vista. La acti-
tud de Velchaninov para con Trusotski es resultado de su propio confli cto
interno , el cual combina un sentimiento de culpa y una necesidad de ex-
piación con una invencible aversión a reconocer ante sí mismo - o, peor
aún, ante los demás- la presencia de esos sentimientos inadmisibles. Como
resultado, tercamente se niega a sentir alguna comprensión hacia Trusotski,
porque hacerlo derribaría la muralla que le protege de su propia culpabili-
dad. Por ello, su opinión de Trusotski está continuamente coloreada por
esta necesidad de defender la fachada tras la cual oculta los estragos causa-
dos por sus "ideas superiores''. Sólo en el clímax de la obra consigue en-
frentarse a Trusotski - y a sí mismo- con cierto grado de franqueza.
No se hace un análisis similar de Trusotski , quien siempre es visto desde
el exterior, por los ojos de Velchaninov, precisamente porque la relación
de Velchaninov con él constituye el meollo del cuento . Para subrayar esta re-
lación Dostoievski se vale de uno de sus recursos técnicos más frecuentemen-
te empleados: Trusotsk i aparece en escena como otro fragmento , cargado de
culpa, del pasado de Velchaninov, que asciende desde las profundidades
de su subconsciente para hundirlo después en un estado particularmente
agudo de nerviosismo y mal humor. Los dos se rozan varias veces en la ca-
lle, al parecer por casualidad , pero en realidad porque Trusotski deseaba
un encuentro, y el rostro de éste, que se desvanece entre la much edumbre
y que Velchaninov no es capaz de identificar, empieza a obsesionarlo de ma-
nera desagradable y a intensificar su ya existente mal genio y hastío . Por
fin Trusotski se materializa a medianoche, cuando Velchaninov acababa de
soñar que un gentío lo acusaba de un "crimen que había cometido y ocul-
tado", y que su destino estaba en manos de un hombre "que en un tiempo

-+90 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


había sido su amigo íntimo y después había muerto, pero que de pronto
acudía a verlo''. La gente esperaba "de este hombre la última palabra que
decidiera la culpabilidad o inocencia de Velchaninov", pero "el hombre pa-
recía mudo, guardaba silencio". Velchaninov golpeó al hombre y siguió
golpeándolo, "sintiendo un extraño goce" (así como Raskólnikov había in-
tentado volver a matar a la prestamista asesinada, imagen de su propia cul-
pa), y lo despierta el sonar de la campanilla de la puerta [9: 15]. Este sueño
expresa manifiestamente la exasperada lucha del subconsciente (y de la
conciencia) de Velchaninov a la vez por reconocer a Trusotski y por supri-
mir el mudo reproche causado por su reaparición.
El modo en que Trusotski parece surgir como emanación de la psique
culpable de Velchaninov ha movido frecuentemente a los críticos a llamar-
lo su "doble", pero el empleo dado aquí por Dostoievski a esta característi-
ca de su técnica recibe una muy sutil variación. Velchaninov y Trusotski no
están unidos uno al otro, como lo son los similares cuasi dobles que exis-
ten independientemente por alguna similitud de sus personalidades o acti-
tudes morales. Hay, en cambio, un notable paralelo en la pauta de su rela-
ción con la situación en que se encuentran. Ambos se vuelven personalidades
escindidas, desgarradas entre el amor (o al menos, la tolerancia y la simpa-
tía) y el odio mutuos; cada cual siente la necesidad de castigar al otro y a sí
mismo; ambos son víctimas de la misma dominante deidad femenina que
había manipulado sus vidas. Dostoievski forma toda una delicada red de
esos paralelos en el trasfondo, sin mencionarlos explícitamente; pero éstos
sirven para contrapuntear irónicamente la negativa de Velchaninov a iden-
tificarse con la situación desventurada de Trusotski, hombre aparentemente
repulsivo y vulgarmente borrascoso. También sirven para reforzar estructu-
ralmente la fusión de los dos, que al final ocurre.

El extenso análisis del conflicto interno de Velchaninov sirve para preparar


la aparición de Trusotski, pero aunque no encontramos una semejante di-
sección del carácter de Trusotski hasta las últimas páginas, los síntomas de
su crisis son evidentes desde el primer encuentro con el que fuera su ami-
go. Por una parte, expresa en tono provocativo su resentimiento contra Vel-
chaninov mediante insinuaciones sardónicas que no dejan ninguna duda

EL ETERNO MARIDO ~ 491


acerca de que está enterado de lo ocurrido. Por otra parte , sigue insistiendo
en su continua "amistad" hacia el hombre que, como manifiestamente lo sabe,
no tuvo escrúpulos en traicionarlo. Lo perverso de la actitud de Trusotski,
con su mezcla de resentimiento apenas disimulado y su amabilidad su-
puestamente ininterrumpida, trae a la memoria claramente al hombre del
subterráneo; y esta idea del "subterráneo" - es decir, la conducta que ex-
presa una lucha no resuelta entre el am or y el odio (o, en este ejemplo,
entre sentimientos de simpatía y cordialidad y la necesidad de vengarse)-
es utilizada como motiv temático clave. Sin embargo, de momento a Velcha-
ninov le repugna la conducta autodegradante y humillada de Trusotski , y
no puede explicársela salvo como resultado de un general desplome moral,
ocurrido después de la muerte de su esposa . "¿Y si no es más que un bu-
fón? - le pasó por la mente-, ¡pero n-no , n-no ! No creo que esté ebrio ... y
sin embargo , podría estarlo: tiene roja la cara. Y aun si estuviera ebrio .. .
sería lo mismo. ¿Adónde quiere llegar? ¿Qué quiere este tipejo?" [9: 22].
El desconcierto de Velchaninov sólo se vu elve enteramente explicable
a la luz de su anterior opinión de Trusotski, la cual es evocada en un capí-
tulo retrospectivo , después de su primer encuentro. En el pasado, Trusotski
no había sido más que una especie de apéndice , dócil y bien disciplinado ,
de la fascinadora adúltera. Para el amante , Trusotski no había sido más que
un "eterno marido " cuya esencia consistía "en ser, durante toda su vida ,
marido y nada más.. La seña principal de ese marido es una cierta de-
coración . No puede dejar de llevar cuernos, así como el sol no puede dejar
de brillar, y no sÓ{o n~ se entera de ello, sino que, p_or las leyes mismas de
la naturaleza , no ~e enterarse de ello" [9: 27] Esta es la opinión con-
descendiente y completamente superficial que Velchaninov tiene del hom-
bre al que engañó y deshonró, y al que , por ello, niega la posibilidad mis-
ma de ser considerado un ser humano sensible y vulnerable.
Así como , en el pasado , Velchaninov sólo había visto a Trusotski bajo
una luz que dignificara su propia traición, ahora sigue considerándolo des-
de ese mismo punto de vista defensivo. Y al enterarse de la existencia de la
pequeña Liza, sólo se intensifica su convicción de que la única explicación
de los actos de Trusotski es una sádica sed de venganza. Trusotski, alcoh ó-
lico e irascible, ha estado maltratando vergonzosamente a la niña , y hasta
le ha dicho que es ilegítima. Al punto , Velchaninov (aunque en silencio)
reconoce que es su hija , y la rescata de las sórdidas condiciones en que vi-
vía para colocarla en la casa de unos amigos suyos Explicándole la situa-

492 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


ción a su confidente, Klavdia Petrovna, dice Velchaninov: "Se me acercó
ayer, impulsado por un deseo malicioso e irresistible de darme a entender
que estaba enterado del mal que se le causó ... ¡Simplemente, vino a venti-
lar su resentimiento! ... Te digo que ha estado atormentando a Liza, ator-
mentando a la niña, y probablemente también lo ha hecho a fin de desaho-
gar su resentimiento ... su malicia, ¡y contra una niñal" [9: 40].
El texto justifica sobradamente el juicio de Velchaninov, y lo interpre-
taríamos mal si tratáramos de hacer de Trusotski una figura más atractiva o
simpática de lo que se propuso Dostoievski. El trato que le da a Liza sí es
odioso, y sí está desahogando su resentimiento contra su difunta esposa y
contra Velchaninov en la infortunada niña. Pero lo que Dostoievski desea
que entendamos -y lo que Velchaninov se niega tercamente a recono-
cer- es que Trusotski no es tan sólo un degradado monstruo. Para aclarar
el punto, Dostoievski introduce detalles acerca de la vida pasada de Tru-
sotski que lo muestran como un hombre inofensivo, bueno y generoso; en
realidad, demasiado condescendiente y confiado para su propio bien. Y nos
muestra, asimismo, que estaba grandemente encariñado con su hijita, quien
"se volvió todo para mí en cuanto vino, por lo que yo solía pensar que aun
si, por la voluntad de Dios, se acabara mi tranquila felicidad, me quedaría
Liza para siempre; ¡eso lo daba yo por seguro!" [9: 34]. Como estas pala-
bras van dirigidas a Velchaninov, tienen un doble filo que pueden hacernos
dudar de su sinceridad, pero son confirmadas por la propia Liza, quien le
dice a Velchaninov "que quería a su padre más que a su madre, porque él
siempre había sido más cariñoso con ella, y su madre no la había cuidado
tanto" [9: 38].
Esta imagen del pasado de Trusotski se introduce constantemente en el
curso de la acción para sugerir una complejidad de respuesta, una angustia
de sentimientos encontrados, de la cual Velchaninov cuidadosamente des-
vía la mirada. La separación de Trusotski y Liza ofrece una adicional con-
firmación dramática del cariño de Trusotski por la niña, y Liza se aterra al
alejarse pensando que Trusotski va a ahorcarse, como había amenazado
con hacerlo, aunque Velchaninov no toma en serio esta amenaza. Y cuan-
do Velchaninov le reprocha a Trusotski el no visitar a Liza (quien mientras
tanto ha caído enferma de pesar, al verse abandonada y al cuidado de des-
conocidos), Trusotski responde furioso: "'¿Liza/ ¿Sabe usted lo que Liza ha
significado y significa para mí? ¿Lo que ha significado y aún significa?',
gritó, casi frenéticamente" [9: 48].

EL ETERNO MARIDO .... 493


Todas estas señales indican la terrible tormenta que se desarrolla en el
pecho de Trusotski, tormenta que lo lleva a abandonar lo que más amaba
por un odio dirigido contra sí mismo y su indefensa víctima. Liza es un
vivo recordatorio de sus humillaciones, y su amor se ha convertido en odio
porque , incapaz de separarse emocionalmente de ella , no puede escapar
de ese pasado que tanto quisiera borrar. Éste es el círculo infernal de la
dialéctica dostoievskiana de orgullo y humillación, que sólo puede romper-
se trascendiendo el propio ego, en un acto de desinteresada superación de la
ponzoña del orgullo herido . Pero Trusotski no es capaz de realizar esa ha-
zaña moral-psicológica, como tampoco lo era el hombre del subterráneo.
La acción de la primera parte de la noveleta se centra en torno del tris-
te destino de la pequeña Liza , y las relaciones entre los dos hombres están
determinadas por su situación . Pero, de todas maneras, Dostoievski tiene
el cuidado de indicar la similitud que existe entre la torturada ambigüedad
de los sentimientos de Trusotski para con Liza y su actitud hacia Velchani-
nov. Así como su rebosante amor a Liza se ha mezclado ahora con odio, así
también su anterior amistad con Velchaninov se ha convertido en solapada
insolencia y agresividad. Cuando insiste, de manera casi insultante, en que
Velchaninov beba con él y hasta lo besa, pese a la evidente resistencia de su
"amigo", Velchaninov se percata súbitamente de que su anterior concepto
de Trusotski había sido demasiado limitado . "¡Maldición!'', exclama, de
pronto . "¡Vayal Es usted realmente un 'tipo depredador'. ¡Había yo creído
que usted era 'el eterno marido' y nada más! " [9 : 47]
De mala gana, Velchaninov accede a esa petición, por el bien de Liza, a
quien desea que Trusotski vaya a visitar, y al hacerlo se comporta de la
misma manera moralmente dudosa que su despreciable visitante. Pero
mientras que el altivo Velchaninov sólo siente repugnancia hacia su inter-
locutor, hay momentos en que Trusotski , abandonando su tono "depre·
dador" de sarcasmo y provocación, revela unos sentimientos totalmente
distintos. Después de beber, por ejemplo, besa la mano de Velchaninov y,
entonces , cuando se besan en los labios , se echa a llorar ante la idea de que
también Velchaninov, como todos los demás , lo había traicionado sin el
menor escrúpulo. Sin embargo , Velchaninov sigue negándose a reconocer
las agonías a las que se debe la repugnante conducta de Trusotski:

"¡Ah l ¡Un estúpid o ebrio nada másl ", dijo [Velc haninm'], agitando la mano
con desdén.

494 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


"Absolutamente nada más", repitió enérgicamente, mientras se desvestía
para acostarse [9: 49 ] .

La muerte de Liza constituye un conmovedor pequeño clímax de la


primera secuencia de El eterno marido, y su patético fin hunde a Velcha-
ninov en un sopor de desesperación, tanto más angustioso cuanto que el
descubrimiento de la existencia de Liza había parecido mostrarle el cami-
no de la redención. Por su amor a Liza, había pensado, "toda mi pestilente
e inútil vida quedaría purificada, y yo habría expiado" [9: 62]; pero con la
desaparición de Liza, Velchaninov recae en la obsesionante penuria de sus
"ideas superiores". Mientras tanto, Trusotski, siempre ebrio, va dando tras-
piés de un prostíbulo a otro y, pese a las instancias de Velchaninov, no visi-
ta a Liza durante su enfermedad y ni siquiera asiste a su entierro. En un
estupor de embriaguez se entera de su muerte , pero conserva suficiente
conciencia para atormentar a Velchaninov diciéndole que otro de los aman-
tes de su mujer pudo ser el padre de Liza. Y cuando Velchaninov le dice
que miente, Trusotski se vuelve para maldecirlo, "deformado ... su rostro
por un frenesí de odio" [9: 61]. En las dos semanas siguientes al funeral de
Liza, Velchaninov, apesarado, lo descuida todo, incesantemente obsesiona-
do por los hechos que acaban de ocurrir y, en particular, por una pregunta:
"¿Cómo pudo ese monstruo ser tan cruel con una niña a la que había que-
rido tanto 7 ¿Es esto creíble 7 Pero cada vez que trataba de aplazar esa pre-
gunta y, de ser posible, de olvidarla, había algo horrible, algo que él no
podía tolerar ni podía resolver" [9: 63]. Hacer frente a esa pregunta signifi-
caría hacer frente a sí mismo y a su propia responsabilidad.

Los hechos de la secuencia siguiente tienen el efecto de una obra dentro de


otra -nos recuerda el recurso destinado a "atrapar la conciencia del rey"
en Hamlet- que, al recrear el pasado en nuevas circunstancias, obliga a
Velchaninov a confrontar dicho pasado de la manera que había logrado
evitar. Este enfrentamiento ocurre bajo la inspiración guía del recuerdo de
Liza, cuya tumba acaba de visitar antes de que se reanude la acción y quien,
cree Velchaninov, le ha dado el consuelo de la fe. Al lado de la tumba, "su
alma se sintió inundada por una fe pura y apacible, y, después de muchos

EL ETERNO MARIDO ~ 495


días, por fin sintió algo parecido a esperanza en su corazón" [9: 63]. Este
recuerdo de Liza acompaña a Velchaninov durante los siguientes capítulos,
como un símbolo de pureza y bondad por el cual él se evalúa constan-
temente , aunque Liza ya no está allí para motivar una transformación de
su vida.
El propio Trusotski ha sido afectado de una manera totalmente distinta
por la muerte de Liza. Al volver a encontrarlo fuera del cementerio en que
yace enterrada Liza , Velchaninov observa que "el atuendo, el sombrero con
la banda negra y toda la apariencia del Señor Trusotski eran incomparable-
mente más presentables de lo que fueran dos semanas antes" [9: 64]. Su
trato a Velchaninov no es forzado ni se nota su tensión, antes tan manifies-
ta. La muerte de Liza, por muy macabra que pueda parecer la idea, ha libe-
rado a Trusotski de la presión de su relación de amor-odio con la niña, y
con ella y Velchaninov como testimonios vivos de su deshonra. En cambio,
le propone ahora a Velchaninov que vayan juntos a visitar a la familia de
una muchacha de quince años con quien se propone casarse , dentro de un
año, con autorización de los padres. La perversidad de este malsano deseo
vuelve a mostrarnos que Dostoievski no desea despertar en el lector una
barata simpatía hacia Trusotski. Su plan de matrimonio es, sin duda , otra
retorcida expresión de su ego, que ha transferido su nueva necesidad de
afirmarse en un esfuerzo por adoptar el papel de Velchaninov como triun-
fante seductor.
La primera reacción de Velchaninov a esta extraña petición es de recha-
zo , renovación de todo su aborrecimiento al intolerable individuo que aho-
ra recurre a él tan humildemente. Pero de pronto acepta, movido por un
"impulso opresivo y maligno. Este impulso perverso había estado agitán-
dose débilmente dentro de él desde el principio mismo, desde que
[Trusotski] empezó a hablar de su futura novia" [9: 68]. Este impulso con-
siste en la aceptación de su viejo papel de experimentado e irresistible Don
Juan, "el eterno amante", y lo adopta con toda su habitual elegancia y éxito
enmedio de la atmósfera festiva de la familia Zahlebinin. Estas páginas, es-
critas en una tonalidad turguenieviana insólita en Dostoievski, se basan en
aquellas veladas de verano transcurridas entre la familia lvanov en Lublino,
también llenas de gente joven y alegre, en que se organizaban juegos, se
montaban obras de teatro y Dostoievski había sido el maestro de ceremo-
nias. El encanto de estas escenas le da al lector un grato alivio de las tensas
perversiones de la sección anterior, y también debemos observar el tono de

496 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


diversión, con ligeros toques de caricatura, que Dostoievski emplea para
describir el inocente "radicalismo" de sus personajes adolescentes.
Velchaninov logra ganarse la confianza de la "prometida" de Trusotski,
quien no puede soportar siquiera la vista de su presunto novio, y turba su
candor virginal con su infalible galantería. Mientras tanto, Trusotski es hu-
millado en público repetidas veces por todos los jóvenes unidos contra él,
y por último se va, con Velchaninov, en un arranque de renovado resenti-
miento. Estas escenas reviven la relación inicial entre el seductor y el cor-
nudo ... aunque esta vez en circunstancias que, felizmente, son más có-
micas que trágicas. No obstante, la facilidad con que Velchaninov ha vuelto
a su viejo papel de seductor lo llena de horror y remordimiento. Le dice a
Trusotski: "Considero que nunca me había rebajado tanto como hoy ...
para empezar, consintiendo en ir con usted y después con lo que ocurrió
allí. .. Todo fue tan mediocre, tan miserable ... Me he manchado y humilla-
do a mí mismo por mezclarme con todo eso ... y por olvidar" [9: 85]. Vel-
chaninov está hablando aquí del presente, pero la presión emocional que
denotan sus palabras procede del recuerdo de Liza y del pasado; es el pasa-
do el que Velchaninov juzga cuando reconoce que su repetición, relativa-
mente inofensiva, ha sido una mancha y una degradación.
Las cosas empeoran aún más para Velchaninov, porque Trusotski esco-
ge precisamente ese momento para revelarle que a él siempre le fue imposi-
ble odiarlo abiertamente. Lo que sólo había podido inferirse en la primera
parte de la novela queda ahora abiertamente expresado cuando Trusotski
confiesa: "Yo lo quise a usted, Alekséi lvánovich ... y todo aquel año en T. ..
yo lo quise ... Siempre pensé en usted como en un hombre que tenía una
pasión por cada sentimiento noble, un hombre de educación ... y por eso
creí en usted ... a pesar de todo" [9: 87]. La incongruencia y la torpeza de
esta confesión no la hacen menos auténtica o patética, y esto hace que Vel-
chaninov tenga que enfrentarse abiertamente a su fatal participación en la
vida de Trusotski, y a lo turbio de su propio pasado. En aquel momento
nada podía ser tan intolerable para Velchaninov como esa propuesta de
"reconciliación" de Trusotski. Responder a ella sería derribar la barrera que
tan cuidadosamente había logrado levantar contra todo sentimiento de em-
patía. Y su única reacción es un histérico arranque de ira, que expresa toda
la suprimida tensión de su sentido de culpa.
A pesar de todo, Dostoievski indica que en Velchaninov ha ocurrido
un cambio interno mediante la reveladora repetición de la palabra "clan-

EL ETERNO MARIDO ~ 497


destino". Al principio de la obra, en un arranque similar, Velchaninov le
había dicho a Truso tski: "Váyase al demonio con su clandestin a vileza"
[9 56; las cursivas so n nuestras]. Ahora rechaza la halagüeña imagen de sí
mismo que le ofrece Trusotski, por ser "puro engaf10, espejismo y falsedad,
y vergonzosa y antinatural y ... exagerada ... y eso es lo peor ... Y todo eso
es disparatado; ambos somos gente viciosa, clandestina, horrible" [las cur-
sivas son n uestras]. Este significativo reconocimiento no le impide , empe-
ro, a Velchaninov seguir insistiendo en que él y Trusotski "son hombres de
diferentes mundos" y que entre ellos "hay una tumba". Pero esta referencia
a Liza reaviya la furia de Trusotski: "'Yo conozco esa pequefla tumba , y los
dos estuvimos a su lado , pero de mi lado hay más que del de usted , más.
susurró como en un delirio, golpeándose el pecho con el puüo , 'más, más,
más'" [9: 87-88] .
El clímax sobreviene cuando Velchaninov, que ha llevado a su departa-
m ento a Trusotski , de pronto es víctima de un grave y muy doloroso ata-
que al hígado , que podría ser fatal. En esa emergencia resurge ele pronto el
bondadoso Trusotski ele antes , y presta auxilio al enfermo con gran conmi-
seración. Despojado de los últimos vestigios de su arrogancia , por su inde-
fensión y gratitud , Velchaninov murmura: "Usted , usted ... usted es mejor
que yo . Lo comprendo todo , todo . .. Gracias·' [9: 97] . Cae entonces en un
sueño febril , en que figuras exasperadas e iracundas le gritan oscuras ame-
nazas . Al abrir los ojos encuentra a Trusotski, de pie a su lado, con la mano
abierta sosteniendo una navaja barbera. El arranque de arrepentimiento de
Velchaninov ha sido demasiado tardío , demasiado aplazado; Trusotski ya
no puede soportar el recuerdo de sus humillaciones, y la resurrección de
su antigu o ego , mientras cuidaba de Velchaninov, sólo ha despertado en él
una rabia criminal.
Luchando en la oscuridad , Velch aninm· sufre una gran cortada, pero al
fin logra dominar a su atacante y atarlo. Por la maflana libera a Trusotski ,
sin decir palabra .. y siente "un alivio inmenso , extraordinario ... se había
desvanecido y disipado para siempre el peso de su depresión " [9: 100]. Du-
rante toda la obra , Velch aninov se había sentido desgarrado entre su vani-
dad y el sentimiento de culpa producido por sus "ideas superiores", pero le
había sido imposible humillarse reconociendo su culpabilidad, en especial
fre nte al despreciable "eterno marido". El ataque físico lo ha liberado de
esta humillante obli gación al permitirle , por decirlo así literalmente , expiar
con sangre sus pecados y reconocer esta expiación al dej ar libre , en silen -

498 ... EL PAN FLETO Y EL PO EMA


cio , a Trusotski. El alivio que siente es la alegría de poder, al fin, obedecer
a sus "ideas superiores", pero milagrosamente sin una manifiesta humilla-
ción de su amor propio.
Esta resolución del conflicto interno entre su conciencia y su vanidad
le permite a Velchaninov, por último, captar la verdad acerca de Trusotski
y de sí mismo. "Durante nueve años, Trusotski había estado pensando en
mí con respeto, recordándome con cariño y pensando en mis frases. ¡Gran
Diosl ¡Y yo no tenía de esto la menor ideal" [9: 102]. Más todavía : este mo-
mento de empatía trae consigo un atisbo de la posibilidad de una relación
distinta entre ellos. "¡Hum! Aquí viene 'a abrazarme y a llorar', como lo
dijo de la manera más abyecta ... Es decir, vino aquí a matarme y creyó que
venía 'a abrazarme y a llorar'. .. y también trajo a Liza. Pero , ¿quién sabe?
Si yo hubiese llorado con él, tal vez, en realidad, me habría perdonado,
¡pues sentía un intenso deseo de perdonarme!" [9: 103]. Velchaninov tuvo
razón al llamar a Trusotski y a sí mismo "hombres clandestinos": ninguno
fue capaz de aceptar el desafío de realizar un desinteresado acto de amor:
Trusotski para con Liza , Velchaninov para con Trusotski aceptándolo como
algo más que un despreciable y ridículo "eterno marido''.
Sin embargo , lo que ha transpirado eleva a Velchaninov por encima de
sí mismo durante un momento efímero , y se pone a buscar voluntariamen-
te al hombre que había hecho el intento de quitarle la vida. Ahora se han
invertido los papeles, y Velchaninov se comporta exactamente como lo ha-
bía hecho Trusotski al comienzo de la obra. '"¿Es posible, es posible?', gri-
tó ruborizándose. '¿Es posible que yo esté arrastrándome para abrazar y
derramar lágrimas?' ¡Esa insensata abyección era lo que se necesitaba para
completar su ignominia! " [9: 104] La deliciosa ironía de estos renglones
muestra que Velchaninov casi no puede creer en sus propias reacciones, y
que sigue siendo en el fondo el mismo insolente e incorregible hombre de
mundo. Lo que siente no es más que un pasajero momento de verdad , no
el principio de una profunda conversión moral; y Dostoievski hace caer el
telón con tacto admirable en el punto necesario para que Velchaninov no
tenga que ponerse a prueba. El conflicto de Trusotski se resolvió con su
ataque a Velchaninov, y se va para siempre de San Petersburgo, dejando
-para que la lea Velchaninov- la carta no enviada de madame Trusotskaia
que revela todos los secretos de sus amoríos, sin dejar ninguna duda sobre
quién es el padre de Liza. Mientras lee la carta , Velchaninov imagina
a Trusotski leyéndola, y de este modo el relato cierra su círculo , volviendo a

EL ETERNO MARIDO ... 499


su principio, mientras las dos figuras se funden en una sola, en este mo-
mento culminante.
Dostoievski bien habría podido terminar allí su obra, pero añade un
breve epílogo . Varios años después, Velchaninov y Trusotski se encuentran
en una estación de ferrocarril , durante un cambio de trenes. Tras los tras-
tornos de su pasado encuentro, ambos han vuelto a ser lo que eran: Vel-
chaninov nuevamente es un confiado y elegante hombre de sociedad; Tru-
sotski, que ha vuelto a casarse con una dama muy bonita y llamativamente
vestida, a la que acompaña un apuesto y joven oficial, sin duda ha vuelto a
su papel predestinado de "eterno marido" . Dostoievski rápidamente esbo-
za un tentativo coqueteo entre la nueva madame Trusotskaia y Velchaninov,
quien la salva de una situación embarazosa. Todo parece recomenzar, pero
la llegada de Trusotski anula las crecientes esperanzas de la casquivana se-
ñora . Velchaninov tranquiliza afablemente a su viejo "amigo", con una risa
condescendiente y, al despedirse, le tiende la mano , pero Trusotski retroce-
de, y por un instante el pasado vuelve a la vida . Velchaninov, furioso por
este rechazo, le muestra a Trusotski la palma de la mano , con la cicatriz que
le quedó Trusotski "también se puso pálido y sus labios temblaron. Por su
rostro pasó un temblor convulsivo. '¿Y Liza?', murmuró en rápido susurro ,
y de pronto los labios, las mejillas y la barba empezaron a temblarle , y los
ojos se le llenaron de lágrimas" [9 : 112]. De los dos, es el "eterno marido"
el que ha conservado verdaderamente vivo el recuerdo de Liza.

El ete rno marido, la más perfecta y pulida de todas las obras breves de Dos-
toievski, puede llamarse verdaderamente "clásica" en su construcción. La
organización de los encuentros - casi como en un ballet- entre los dos
personajes principales, con el gradu al cambio de posición del uno al otro
y, por último, su completa inversión , está brillantemente lograda. Su efecto
es el de un a simetría controlada que rara vez se encuentra en Dostoievski,
en agudo contraste con la trama un tanto desorganizada de El idiota. Asimis-
mo , en esta noveleta acaso llegue a su mayor perfección el tipo especial de
diálogo de Dostoievski, diálogo cuyas palabras están preñadas de una sig-
nificación que no se dice. Las escenas entre Velchaninov y Trusotski, en que
cada uno responde no a lo que se dice sino a lo que sabe o siente que el

500 .. EL PANFLETO Y EL POEMA


otro no expresó, están llenas de una tensión fascinante , comparables a las
escenas entre Iván Karamázov y Smerdiakov, y tal vez más psicológicamen-
te sutiles cuando el amante y el marido engañado intercambian papeles.
Respecto al cuento que se proponía crear para La Aurora, Dostoievski
había escrito inicialmente que contendría su "esencia individual" de escri-
tor, y su observación también puede aplicarse a El eterno marido. Los dos
personajes principales se entregan a la típica lucha dostoievskiana entre el
egoísmo y la conciencia , y ambos están atrapados en la dialéctica del orgu-
llo y la humillación , cuyo círculo infernal sólo puede romperse mediante
una autotrascendencia del ego. La figura sutilmente matizada de Velchani-
nov constituye una de las descripciones más persuasivas de semejante trans-
formación moral interna ... temporal, es cierto , pero , por esta razón mis-
ma, tanto más convincente. La continua autohurnillación de Trusotski nos
es más familiar, pero fue captada con igual maestría. Sin embargo, una falla
importante es el mal trato , imperdonablemente masoquista, que Trusotski
le da a Liza, hasta llevarla a la muerte. Evidentemente, Dostoievski desea
que el lector acepte el mal trato de Trusotski a Liza como enconada defor-
mación patológica de su anterior amor desbordante ; pero resulta difícil
sentir mucha simpatía hacia Trusotski, quien de manera imperdonable
hizo una víctima de la niña inocente. De este modo , el equilibrio entre los
dos principales personajes se inclina con un gran peso que va contra el de-
seo de Dostoievski de paliar el aristocrático desdén de Velchaninov hacia el
ignominioso y risible cornudo.
Corno ya se ha hecho notar, en la obra también tiene gran interés el jue-
go ideológico con las categorías grigorievianas . Al avanzar la obra, vernos
que ambos personajes contienen posibilidades de cualesquiera ele los dos ti-
pos , el depredador y el apacible , cuando en sus vidas ocurre una crisis ; la
naturaleza humana , al menos en su encarnación rusa contemporánea , es
más variable y amorfa que corno la había pintado Tolstoi y la había glorifi-
cado su gran admirador, Strájov. Puede verse, así, a El eterno marido corno
la primera respuesta artística de Dostoievski a la creciente fama de Tolstoi .
La segunda habría sido la gran obra que estaba planeando , en escala tan vas-
ta corno La guerra y la paz, con el título de La vida de w1 gran pecador Y aun-
que esta obra nunca fue escrita corno tal, las tres novelas que brotaron de
las notas de Dostoievski - rasgos esenciales de Los demonios, y luego El ado-
lescente y Los hermanos Karamázov- establecieron indiscutiblemente su
derecho a ser considerado digno rival de Tolstoi entre los escritores rusos .

EL ETERNO MARIDO .... 501


XXI. Padres, hijos y Stavroguin

Entre el mes de diciembre de 1869 y febrero de 1870, Dostoievski de pron-


to desvió su curso literario , de_jó La vida de un gran pecador y se lanzó a es-
cribir un libro de "pertinencia directa para 1as cuestiones contemporáneas
más importantes" ¿Qué tema le habia apasionado tanto a Dostoievski7
E1 "caso Nechae\'" el asesinato de un estudiante llamado Iván Ivanov en la
Academia Agrícola Petrovski , de :lvloscú, por un grupo revolucionario se-
creto encabezado por Serguéi echan'. Aún se discuten las razones por las
e

que el grupo mató a lvanov, que era uno de sus propios miembros.
Dio la casualidad de que el joven cunado de Dostoievski, lván Snitkin,
de visita en Dresde por entonces, estaba de vacaciones de esa misma insti-
tución. Siempre intensamente interesado en las ideas , las actitudes y los
valores de la generación joven, el novelista recibió con _júbilo la oportuni-
dad que le daba la presencia de Snitkin de obtener algunas impresiones
directas de su patria lepna. En realidad , si hemos de creer a la versión de
Anna , la presencia misma de Snitkin en Dresde fue resultado de la mirada
que Dostoievski siempre mantenía fip en la acti\'idad radical, tanto en Ru-
sia como en el extranj ero . Le había recomendado a la familia que enviara a
lván a reunirse con su hermana porque había previsto que habría dificulta-
des en la Academia Petrovski en el otoño de 1869; al llegar, Iván confirmó
que por todo el cuerpo estudiantil había cundido la agitació n revoluciona-
ria . Habló con especial entusiasmo de un estudiante llamado Ivanov, quien,
atraído al principio por el radicalismo nihilista, luego "había alterado radi-
calmente sus convicciones"; todos lo admiraban por "la firmeza de su ca-
rácter". Fueron esas conversaciones, según dice Anna Grigórievna, las que
impulsaron a Dostoievski a iniciar una nO\'ela con h'anm' como héroe, y

502 ....
"¡cuán profundamente se conmovió mi esposo al enterarse, por los perió-
dicos , del asesinato de lvanovl " 1
Aunque siempre se ha considerado fidedigno a ese relato , no debe dár-
sele mucho crédito. Desde luego, da mayor lustre al escudo de la fam ilia,
pero de todos modos contiene una parte de verdad. Por razones que pron-
to quedarán en claro, Dostoievski bien pudo prever que en las escuelas
rusas de educación su perior habría inquietud y disturbios en el otoño de
1869. Desde luego , le horrorizó la noticia del asesinato de Ivanov, pero es
sumamente dudoso que se haya enterado de algo específico acerca del su-
puesto "cambio de convicciones" de 1vanov antes del asesinato , aunque
bien puede haberse mencionado el nombre del estudiante. En las notas de
Dostoievski tampoco hay pruebas de que, desde antes de que el caso Ne-
chaev llegara a los titulares de los periódicos, él estuviera pensando en una
novela que tratara ele una conspiración revolucionaria.
Vemos así que Los dem.onios no brotó ya íntegra de las conversaciones
de la fami lia acerca ele Ivanov y ele la súbita indignación causada por su des-
tino. Antes bien , fue surgiendo de la gradual infiltración ele este horrendo
acontecimiento , que se apoderó de la imaginación de Dostoievski , en va-
rios planes ele otros tipos de novelas , sobre los que había estado reflexio-
nando desde que terminó El eterno marido y antes ele aceptar un nuevo
compromiso literario. Pues la decis ión ele empezar a escribir la primera
parte ele su Vida de un gran pecador había siclo , si acaso, tentativa, y no po-
día superar el temor atenaceante ele traicionar su vocación creadora si se
lanzaba a escribirla antes de retornar a Rusia.

Los cuadernos de notas de Dostoievski siempre contenían toda una plétora


de planes, que él anotaba dejándose llevar por el impulso del momento , y
a menudo volvía a ellos en busca ele nueva inspiración. Durante esos deci-
sivos meses de diciembre a febrero, volvió a algunas notas escritas en sep-
tiembre ele 1869 , y estuvo observándolas para ver lo que podrían producir.
Estas notas , intituladas La m.uerte ele un poeta, son un cleri\'aclo ele Ateísmo ,
e incluyen un debate entre un joven sacerdote , celoso defensor ele la orto-

1
An na Dnstor1-s ky, Rcmi11iscc 11 ccs, pp 158-159.

PADRES. HIJOS Y STAVROGU IN ... 503


doxia (su fervor es comparado, de manera extraña, con el del arcediano
Avvakum, mártir de los Viejos Creyentes), un ateo, un médico nihilista y
un Viejo Creyente de buena fe. La discusión trata de la libertad y de lo que
significa ser hombre libre "según san Pablo". Dostoievski está refiriéndose
aquí al pasaje de Corintios I [7: 22]: "Pues el que recibió la llamada del
Señor siendo esclavo , es un liberto del Señor; igualmente, el que era libre
cuando recibió la llamada, es un esclavo de Cristo". Cuando el sacerdote
ortodoxo vacila , el Viejo Creyente salta a su defensa y resulta el mejor pala-
dín de esta idea cristiana de la libertad , que es independiente de toda es-
clavización externa y de distinciones sociales.
Dostoievski vincula esta temática religiosa con una intriga romántica
en que participan la esposa del poeta y un caballero que retorna de tierras
extrañas. El poeta, de sólo veintiséis años, muere de muerte natural o bien
se suicida. Se le describe como "un pagano" que "deifica la naturaleza", y
lo hace hasta en sus últimas horas: "Delirio , últimos momentos, Gótter
Griechenlands [el poema de Schiller.]. F]". 2 Se despide del mundo ante un
grupo reunido "a petición de su esposa - encantadora, bonita, excitable-,
y todo termina con champaña" [9. 120]. Dostoievski se da instrucciones a
sí mismo para que esta confesión final del abrumado poeta tenga "un hu-
morismo conmovedor y un arte elevado" [9: 121 ]. En estas instrucciones
vemos ya, tenuemente discernibles, los contornos de Stepan Trofímovich
Verjovenski, y Los demonios aparecen claramente a la vista en otra anota-
ción: "Nechaev, Kulishov ha denunciado a Nechaev ... Entra la policía y
captura [puede suponerse que a Nechaev.]. F]" [9: 121]. Vemos así el en-
redo romántico, cuyos detalles son superfluos , combinado con un debate
acerca de la fe, el retrato de un trasnochado devoto del schillerismo ro-
mántico del decenio de 1830, y un representante de la política nihilista de
finales del decenio de 1860. También el nombre de Kulishov nos muestra
lo muy imprecisos que eran los límites entre La vida de un gran pecador y
las otras ideas creadoras de Dostoievski.
Otro grupo de notas, que recuerda algunos de los primeros borradores
de El idiota, se relaciona, asimismo, con lo que llegaría a ser Los demonios.
Aquí la figura principal es el omnipresente usurero de Dostoievski, un ateo
que lleva a su casa a su aterrorizada novia e intenta aislarla del mundo. La
muchacha coja del argumento del gran pecado1; que aquí ha sido violada y
2
Este poema de Schiller, debe mencionarse, fu e tra ducido al ruso por Mijaíl Dostoievski ,
cuya wrsión fue publicada en 1861. Véase PSS, 9: 497 .

504 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


maltratada por Kulishov, está enamorada del usurero. "Bien educada, es
hija de un teniente siempre ebrio, quien ahora mendiga ." Vemos, así, que
María Lebiadkina y su deshonroso hermano hacen aquí su primera apari-
ción, y el futuro capitán Lebiadkin, que aún no es más que un teniente al-
cohólico, "se dedica a mendigar de una manera noble" y "sabe hacer fra-
ses", distribuyendo peticiones de ayuda económica [9: 122-123]. En la no-
vela empleará métodos más drásticos , pero ya se sugieren su incongruente
elocuencia y su resentimiento por la baja posición a la que ha caído. Se de-
riva de otra serie de notas, de fecha incierta, que tratan de un capitán Kar-
tuzov, figura cómicamente inoportuna, que escribe poemas heroicos bur-
lescos y encendidamente eróticos a una Amazona (una mujer de a caballo)
de quien se enamora locamente, y su pasión se intensifica cuando ella se
fractura una pierna. Todos estos detalles pasarán a formar parte del ridícu-
lo galanteo del siempre ebrio y escandaloso capitán Lebiadkin, al cortejar a
Liza Tushina.
En estas notas también aparece el poeta, y Dostoievski sigue deleitándo-
se ante la perspectiva de su escena de despedida: "El adiós del poeta a la
vida, y 'Yo no creo' (un capítulo brillante)" [9: 124]. En una variación de
la trama, el usurero sólo está comprometido en matrimonio pero no casa-
do; su rival por el amor de la novia es un príncipe, "una figura patética",
quien, "envidioso, aspira a la dignidad humana sin costo alguno, y es or-
gulloso sin tener derecho a serlo". "Ha embarazado a una muchacha y la
ha entregado al Maestro de Escuela", quien claramente es todo un ejemplar
moral ("dejar recién nacidos a la puerta de la gente: proeza sencilla, viva y
grandioso") [9: 12 4]. Entonces este contraste moral entre el príncipe
y el maestro de escuela pasa a ocupar el centro de otras notas intituladas
Envidia, que datan de fines de enero a febrero de 1870; y vemos aquí los
principales contornos de la trama de Los demonios.
La intriga gira en torno de una muchacha, la pupila, quien después se
convertiría en Daria Shatova. Vive con una rica terrateniente (madame
Stavroguina), y es seducida por el hijo de su tutora, el príncipe A. B.; otras
figuras incluyen a un maestro, "personaje débil y tímido, terriblemente
distraído y extraño" [11: 59]. No hay ni qué pensar en el matrimonio del
príncipe y de la pupila, y la madre del príncipe sugiere que ella se case con
el maestro, dándole una gran dote. El maestro ni acepta ni se niega, pero sí
va a ver a la pupila, le indica que desea casarse con ella sin dote y entre
ambos surge una buena amistad. Pero la pupila ama al príncipe, quien a su

PADRES, HIJOS Y STAVROGUIN ~ 505


vez desea a la bella (la futura Liza Tushina), y esta última es atraída por la
nobleza moral y el valor que el maestro demuestra de pronto. És te recibe
un golpe sin parpadear y desafía a duelo a su adversario, pero luego se nie-
ga a disparar. El príncipe "envidia la superioridad del maestro" (lo que ex-
plica el título de Dostoievski) , y por pura envidia -envidia que inspira
una transformación m oral - decide emular el ejemplo del maestro casán-
dose con la pupila, "para gran horror de su madre" [11 : 6 1, 60].
En este plan se manifiestan ya muchos de los ingredientes de la trama
de Los demonios , cuyo ambiente también es el de una populosa sociedad
provinciana ("un grupo numeroso reunido en una provincia rural"). Sin
embargo , la tranquilidad de este pacífico ambiente es socavada por la infil-
tración de ideas nihilistas. Aun el propio maestro es caracterizado como
"nihilista hasta cierto punto , no cree ... Nota Otro vecino nihili sta, muy
rico, con estu diantes. El maestro nota que todos los nihilistas están terri-
blemente impacientes por enriquecerse . Proclamaciones . Aparición efíme-
ra de Nechaev, para matar al maestro (?) " [11: 59] . Empiezan a entrelazarse
las tramas romántica y política , y la pasajera referencia anterior a Nechaev
queda ahora directamente conectada con un asesinato de inspiración polí-
tica. Ésta es la novela que Dostoievski inicialmente se había propuesto es-
cribir como "Panfleto", que competiría con Pad 1·es e h0os de Turgueniev
como un retrato más al día del conflicto de generaciones en Rusia y de sus
aterradores resultados.

Dado que las maquinaciones revolucionarias de Serguéi Nechaev aparecen


esporádicamente en varios planes de obras sobre las que Dostoievski esta-
ba reflexionando por entonces , inevitablemente surge la pregunta de cuán-
to sabía , en realidad , ace rca del grupo de Nechaev. ¿De dónde pudo obtener
su información 7 La hipótesis del cuñado es superficialme nte plausible, pero
no puede sostener un escrutinio. lván Snitkin salió de Rusia probablemen -
te a mediados o finales de octubre, y el con fli cto ocurrido dentro del círcu-
lo de Nechaev, que conduciría al asesinato de h'anov el 26 de noviembre,
ocurrió en las semanas anteriores a esa fecha. Tampoco hay pruebas con-
vincentes de que lvanov hubiese abandonado sus convicciones nihilistas;
lo que obj etaba -hasta donde ha podido saberse- era la afirmación de
Nechaev de tener derecho a un dominio absoluto y di ctatorial sobre los

506 ... EL PAN FLETO Y EL POEMA


miembros de su grupo de cinco. 3 Es posible que Snitkin se enterara de las
actividades de Nechaev entre los estudiantes , pero es difícil que pudiese
informar de algo más a Dostoievski. El propio Dostoievski reconoció ante
Kátkov, al enviarle un año después sus cinco primeros capítulos, que "no
sé nada acerca de Nechaev, ni de Ivanov ni de las circunstancias del asesi-
nato, salvo lo que han dicho los periódicos".-+ Estas palabras deben tomar-
se al pie de la letra.
La figura fascinante, extraordinaria y siniestra de Serguéi Nechaev, quien
parecía ejercer un efecto casi hipnótico sobre todos los que entraban en
contacto con él (con unas cuantas excepciones, como Aleksandr Herzen),
probablemente apareció por primera vez ante los ojos de Dostoievski en la
prensa rusa que el novelista leía diariamente con nostálgica asiduidad. A fi-
nales de mayo de 1869, N. N. Kátkov publicó un artículo en La Gaceta de
Moscú [Moskovshii Vedomosti], el cual trataba de los recientes desórdenes
estudiantiles que habían estallado en San Petersburgo y en Moscú (inclu-
yendo incidentes en la Academia Petrovski) , y entre sus líderes designaba
"a un tal Nechaev". Lo describía como a un "empedernido nihilista", un "in-
flamador de la juventud" que, habiendo sido arrestado , logró la hazaña sin
precedente de escapar de la Fortaleza de Pedro y Pablo (en la que el propio
Dostoievski estuvo aprisionado) y había huido al extranjero En Europa
había publicado toda una serie de proclamas incendiarias llamando a los
estudiantes a la rebelión, "las imprimió muy bien" y las envió en grandes
paquetes a Rusia, por el correo público. 5 En realidad , Nechaev nunca ha-
bía sido arrestado , y mucho menos había escapado de la inexpugnable for-
taleza, pero ésta era la leyenda que él mismo difundía , de acuerdo con su
bien calculada táctica de que el engaño era perfectamente permisible si es-
taba al servicio de la revolución. M. A. Bakunin y N. P Ogarev, quienes
ayudaron eficazm ente a Nechaev en su campaña y sus proclamaciones, al
principio lo recibieron con admiración en Ginebra como la encarnación
rediviva de las aspiraciones revolucionarias de su juventud. Sólo después,
cuando su total falta de escrúpulos se volvió contra ellos , el entusiasmo
inicial se convirtió en arrepentido rechazo .
'Véase Philip Pomper, Sc1 gci Ncc hac v (New Brunswick, N. J , 1979) , p. 112. Existe una con-
siderable bibliografia sobre Nechae\·, en parte totalmente sensacionalista. El estudio de Pomper
es equilibrado y bien imTstigaclo.
4
PSS, 29/libre 1: 141 ; 8-20 de octubre ele 1870.
' Véase el comentario a Los demoni os en PSS, 12:n. 198. Estoy en gran deuda con el material
co ntenido en las páginas 192-21 8 .

PADRES, HIJOS Y STAVROGU IN ~ 507


Las proclamas de Nechaev-Bakunin-Ogarev enviadas a Rusia también
podían conseguirse en aquellas librerías rusas de Europa que Dostoievski
ocasionalmente frecuentaba y en las que, como se había quejado, lo único
que podía encontrar eran obras de exiliados y de radicales. Tal vez después
de haber leído aquellos tronantes llamados a los jóvenes, así como el artícu-
lo de Kátkov, fue cuando Dostoievski le dijo a Anna que invitara a su her-
mano para que pasara en Dresde algún tiempo durante el verano. Bien
pudo prever que se acercaban dificultades , no sólo en la Academia
Petrovski sino en todas las universidades rusas del imperio .
Seis meses después , La Gaceta de Moscü contenía la noticia del asesina-
to de un estudiante en los terrenos de la Academia Petrovski; empero, al
principio no señalaba ninguna conexión entre el crimen y algún grupo re-
volucionario. Sin embargo , un mes después aparecería en otro relato el
nombre de Nechaev, JUnto con fragmentos de dos de los volantes que había
enviado desde el extranjero. Sólo el 29 de diciembre apareció finalmente el
nombre del agitador en conexión con el asesinato , y en lo sucesivo aparece-
rían regularmente noticias acerca de Nechaev, con referencias a "algún tipo
de bárbara conspiración con proclamas", y se decía que l vanov "había
muerto por tratar de denunciar el plan criminal"" El 4 de enero de 1870 un
importante artículo de Kátkov, que resumía y comentaba los informes de
los periódicos extranjeros sobre el caso de Nechaev, dedicaba mucho espa-
cio a Bakunin, quien, junto con el débil y sumiso Ogarev, había lanzado con
Nechaev su campaña de propaganda. Kátkov había conocido -hasta dema-
siado bien- a Bakunin durante su juventud (había estado a punto de en-
frentársele en duelo), y citaba el llamado anarquista de Bakunin a la destruc-
ción total no sólo del Estado ruso sino de todo Estado existente .7 También
citaba el consejo de Bakunin a toda la generación joven de que fortaleciera
"ese fervor ferozmente destructor y fríamente apasionado que inmoviliza la
mente y congela la sangre en las venas de nuestros adversarios".8 Durante
todo el mes de enero , el periódico de Kátkov siguió publicando informes
,, /bi ci., p. 199.
' En 1840, Bakunin h izo co rrer el rumor de que KátkO\ estaba tenien do am ores con la pri-
mera esp osa de OgareY (la irnelectualicl acl rusa co nstituía un verdadero mundillo ). Después ele
un a furiosa pugna e n la oficina ele Belinski, durante la cual Kátko\· llamó "eunuco" a Bakunin
(e l terrible 1-e\·olucionario parece haber siclo en realidad se:rnalmenrc impotente ), Ba kunin lo
desafió a duelo. Pero no se fi_¡ti ninguna fecha, y Bakunin pronto se IUe a Europa, en _¡unio ele
1840. Véase Aileen Kelly, illilllwil Bcdm11i11 (N rn· Hm-en y Londre s. 1947). pp 64-65 .
' PSS, 12 200.

508 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


sobre el desenvolvimiento del "caso" Nechaev, empleando a menudo infor-
mación confirmadora de los periódicos extranjeros (particularmente ale-
manes) que, desde luego, Dostoievski podía leer por su cuenta.
Por todo ello, no es de sorprender que las referencias a Nechaev, las
proclamas y el asesinato empezaran a aparecer desde entonces en las notas
de Dostoievski. Por entonces trataba diariamente de orientarse entre la ma-
raña de rumores y especulaciones y los pocos hechos concretos que apare-
cían en las diversas versiones de la prensa; y Dostoievski debió de hundir-
se en esas páginas con una mezcla de furia y de candente desesperación.
Después de todo , ¿no había él prácticamente predicho este resultado de las
ideas radicales, cuando había creado a Raskólnikov7 Nechaev y su grupo
simplemente habían sacado las conclusiones y emprendido los actos que
en Crimen y castigo Dostoievski sólo había imaginado como posibilidades
extremas y "fantásticas".
Y, ¿quién era, en última instancia, el culpable de esta perversión de la
juventud rusa, capaz ahora de los crímenes más atroces en nombre de la re-
volución, si no la generación de 1840, la generación del propio Dostoievski
y de luminarias como Belinski, Herzen, Bakunin y Turgueniev (cuyo Rudin
sabían todos que era una imagen de Bakunin en su juventud)7 En efecto,
¿no había prácticamente asumido el propio Turgueniev, en un reciente pró-
logo a una nueva edición de Padres e hijos (1869) , esa responsabilidad, en
un intento de superar la hostilidad de los radicales a su obra7 Una "dama
ingeniosa" que él conocía (les informaba a sus lectores) había dicho des-
pués de hojear la novela: "Usted mismo es un nihilista". Y añade Turgueniev,
pensativo: "No voy a contradecirla: tal vez esa dama me dijo la verdad". En
otro pasaje declara que, con excepción de las opiniones de Bazárov sobre
la pintura, "casi comparte todas sus convicciones". 9 En el número de di-
ciembre de La Aurora, Strájov, asombrado , había dicho: "¡Turgueniev ... ni-
hilista! ¡Turgueniev comparte las convicciones de Bazárovl "10
9
L S Turguenev, PSSiP. 14 103, 100-102.
w N. N. StráJOV, Kritich eshiye Stali, 2 vols . (Kiev. 1902-1908) , 1: 82 .
La reacción hostil de DostoieYski y de StráJOV al prólogo de Turgueniev no fu e aislada ni in-
sólita. Hasta un ami go tan ínt imo de Turgueniev como P V AnnenkoY le escribió al respecto
una carta llena de in dignac ión. Y su inte nto de ganarse el favor de la izquierda sólo recibió. si
acaso , una tolerante condescendencia. "Seam os generosos .. ",escribió D. D. Minae\·. "Pese a las
torpes excusas del señor Turgueniev, sus explicaciones de Padres e hijos aún tienen cierto carác-
ter de arrepentimiento; por to do ello, debemos ent ender que nuestro venerable novelista está
pidiendo el perdón de la generación ioven" L S. Turguenev, PSSiP, 14: 4 70-4 71.

PADRES . H IJ OS Y STAVROGUIN ... 509


Durante varios años pasados , como hemos dicho , la bilis de Dostoievski
contra su propia generación se había estado acumulando de continuo. Sus
recuerdos de Belinski le habían traído a la memoria los insultos a Cristo
proferidos en su presencia, así como la enconada discusión con el autode-
claramente renegado Turgueniev sólo había emponzoñado más su animo-
sidad. El "caso Nechaev" volvía a abrir esas viejas heridas y, mientras daba
vuelta a las hojas de los periódicos, lo que en ellos leía fue amalgamándose
no sólo con el irónico artículo de Strájov sobre Turgueniev, sino también
con otro anterior, del mismo crítico, a quien él leía tan cuidadosamente
y con tanta admiración . Una biografía de uno de los miembros más emi-
nentes de la generación del decenio de 1840 , T. N. Granovski, se publicó
en 1869 y fue saludada por Strájov con una recensión detallada. "Era - es-
cribió éste- un occidental puro, es decir, un occidental aún totalmente
indefinido, que abarcaba, con mirada igualmente favorable , toda la histo-
ria de Europa, todas sus manifestaciones vitales ... La única fórmula que
puede captar la tendencia de Granovski es: una simpatía por lo sublime y
lo hermoso , dondequiera y comoquiera que pueda aparecer."11
Strájov luego define más este tipo ruso , con ayuda de algunos versos
de N. A. Nekrásov, versos que Dostoievski recogería para citarlos en el pri-
mer capítulo de Los demonios: "Vivo monumento de reproche ... / Te yergues
ante tu patria/ Oh, liberal-idealista". Sin negar las virtudes de este tipo hu-
mano, Strájov pone en la picota a sus representantes, tildándolos de "gente
superficial que lleva vidas sin propósito alguno ... incapaz de un esfuerzo
auténtico, gente impotente y amargada". Y sin embargo, se creían dignos de
colocarse sobre un pedestal. Desde luego , "eran honorables de pensamiento
y puros de corazón" y no había que tratarlos con demasiada rudeza , pero
"no confundiremos un síntoma de enfermedad con algo digno". Strájov ve
al nihilismo ruso de su época como consecuencia directa de la influencia
de esos occidentalistas "puros", aunque los miembros sobrevivientes de
aquella generación se nieguen a reconocer a sus retoños en la progenie
"impura" que han engendrado. 12 En realidad, estos supervivientes "han
empezado a defender su punto de partida - el culto y la imitación del Oc-
cidente- y, sin embargo, al mismo tiempo a negar todas las consecuencias
que ese culto ha tenido en nuestro mundo cultural".
Por otra parte, la generación joven siente poco respeto hacia occiden-
11 Za r vl1, 7 (1869), p. 159; citado en PSS, 12 170
12
Véase PSS, 12: 171

510 ... EL PANFLETO Y EL PO EMA


talistas "puros", como Granovski , "y naturalmente prefiere a Belinski, Do-
broliubov y Pisarev, quienes propusieron llevar mucho más lejos esa mis-
ma posición" A los propios hijos nihilistas les ha dado ahora por renegar
de sus padres, "y es inútil que tratemos de persuadirnos de que en la actua-
lidad podemos ocupar la misma posición de occidentalismo puro que
Granovski". 13 La guerra de las generaciones estalló así, una vez más, en la
cultura rusa, como había estallado en Padres e hijos. En algún momento de
enero o principios de febrero de 1870, Dostoievski anotó en su cuaderno ,
bajo el rubro T N. Granovshi, unas cuantas frases que pintaban a "un occi-
dentalista puro e idealista en todo su esplendor", cuyos "rasgos característi-
cos" están esbozados en "lo contradictorio y la falta de firmeza de sus opi-
niones ... que ... lo hacían sufrir antes, pero que ahora se han convertido en
su segLmda naturaleza (su hijo se burla de esta tendencia)" [11: 65] .
Con toda probabilidad, fue el artículo de Strájov el que le mostró a Dos-
toievski cómo podía aprovechar en forma creadora su candente ira contra
su propia generación y su odio a la forma nechaviana que había creado.
Poco después de escribir esta nota, le solicitó precipitadamente a Strájov
"el libro de Stanke\•ich sobre Granovski. Me harás un gran servicio, que
siempre recordaré. 1 ecesito ese li brito como el aire que respiro , y lo antes
posible , como el material más indispensable para mi libro ... material del
que no puedo prescindir". i-l Un mes después le escribió a Maikov: "Lo que
ahora estoy escribiendo es algo tendencioso; deseo hablar todo lo apasiona-
damente que pueda. Todos los nihilistas y occidentalistas me gritarán retró-
grado. ¡Al demonio con ellosl Les diré mi opinión hasta la última palabra". 15
Le dice a Strájov que tiene cifradas grandes esperanzas en su nueva novela,
"pero no en el nivel artístico sino , antes bien, en el tendencioso ; quiero hablar
acerca de varias cosas , aun cuando el arte salga perdiendo. Lo que me atrae
es lo que se ha apilado en mi cerebro y en mi corazón; aun cuando sólo sal-
ga un panfleto, pero yo hablaré".

Una vez elegido Granovski como prototipo de la generación del decenio


de 1840 (aunque muchos otros quedarían amalgamados en el mismo tipo,
11
J/Jid .. p 172.
11
lhid. 29/libro 1: 111: 26 ele feb rcro-10 ele m•n=L) ele 1870.
1
' //lid. , p. 11 6: 25 de marzo-6 ele abri l ele 1870.

PADRES. HIJOS Y STAVROGU IN ~ 511


particularmente Alexander Herzen), la imaginación de Dostoievski empe-
zó a trabajar con suma prontitud. Sus notas lo muestran desarrollando la
intriga privada, que sigue principalmente la pauta de Envidia, así como el
choque ideológico de las generaciones. Granovski, el futuro Stepan Trofí-
movich Verjovenski, surge casi inmediatamente, y permanecerá sin cam-
bios. "Se coloca a sí mismo inconscientemente en un pedestal, al estilo de
las reliquias a las que rinden culto los peregrinos, y le encanta la idea ...
Evita el nihilismo y no lo comprende ... 'Déjenme a Dios y el arte, y yo les
dejaré a Cristo ... Cristo no comprendía a las mujeres'. Cincuenta años de
edad. Recuerdos literarios. Belinski, Granovski, Herzen ... Turgueniev y
otros" [11 65]. Dostoievski estaba reuniendo aquí manifiestamente todos
sus recuerdos, y utilizándolos para llenar su cuadro ideológico.
La acción implica no al maestro sino a un ex estudiante llamado Sha-
poshnikov, "quien ha participado en desórdenes estudiantiles". Su herma-
na ha sido deshonrada por el príncipe , y el ex estudiante ha llegado al lu-
gar en que ocurren los hechos , dispuesto a no perder de vista al seductor.
Anota Dostoievski: "Sh. , tipo de persona con raíces. Sus convicciones: los
eslavófilos, una fantasía aristocrática; los nihilistas, hijos de terratenientes.
Hemos dejado atrás a Rusia. Ahora son incapaces de reconocer nuestra
particularidad y no saben cómo mantener nuestra independencia frente a
Occidente". De súbito "el estudiante [Nechaev] aparece con la idea de falsi-
ficar dinero, hacer proclamas y grupos de tres ... Dificultades con el padre
(Granovski) por su nihilismo, sus sarcasmos y contradicciones. Sencillo y
franco. Reconstruir el mundo ... El estudiante está en la ciudad y se des-
plaza en sociedad (Bazárov )" [ 11: 66-6 7]. Existe también otra caracteriza-
ción, escrita con mayúsculas, de Nechaev como tipo literario: " a_ ESTUDIAN-
TE EN FORMA DE HÉROE DE NUESTRO TIEMPO" (puede suponerse que sea referencia
a Pechorin, el héroe de la novela de Lermontov) [11: 115]. A pesar de su
rudeza e insolencia bazarovianas, Nechaev también debía recibir un colori-
do romántico y audaz , suficiente para atraer a la bella y volverse rival del
príncipe en materia de seducción.
Así como Dostoievski fijó casi inmediatamente los lineamientos prin-
cipales de su colisión ideológica , también descubrió muy pronto la postu-
ra narrativa que deseaba adoptar. El tono burlescamente heroico queda
sugerido desde muy temprana etapa: "La novela tiene la forma de un poe-
ma épico sobre cómo Granovski deseó casarse, pero no lo hizo". Dostoiev-
ski también define su punto de vista como imitación burlesca de lo que

512 ... EL PA N FLETO Y EL POEMA


podía esperarse "de una crónica provinciana'', y luego ofrece un ejemplo de
su tono :

Empezar mostrando cómo todo el mundo está discutiendo el asunto, y cómo


tantos y cuántos se dejaron llevar por él, y cómo la gente se preguntaba mu-
chas cosas del tipo de matrimonios disueltos y suicidios, y cómo podíamos
tener una literatura tan échevelée [desordenada]. Pero precisamente cuando
están diciendo sabrá Dios qué acerca de los últimos días de Timofei N . Gra-
novski (se sabe positivamente que la princesa le ha estado pagando una pen-
sión). Mientras que en realidad todo sucedió muy sencillamente [11 : 92]

Tenemos aquí ya al narrador chismoso , íntimo , ligeramente irónico de


Los demonios, preocupado por la descomposición social que observa a su
alrededor, pero dispuesto ante todo a conservar las propiedades y a redu-
cir los hechos alarmantes a las proporciones de un sabroso escándalo del
lugar
Las complicaciones románticas de Envidia se mantienen en el centro de
la trama, pero en forma alterada: la pupila se compromete ahora (o se casa)
con Granovski , amigo del príncipe, para no causar un escándalo. Pero se
ahoga intencionalmente, llevada por la desesperación, y Shaposhnikov tie-
ne así un motivo irrefutable para odiar al príncipe. Mientras tanto, Shapo-
shnikov es atraído por el estudiante y "es lo bastante estúpido para acudir
a sus reuniones" [11: 66] . Pero no hace ningún secreto de su desacuerdo
con las opiniones que allí oye . Temiendo que vaya a denunciar las activi-
dades clandestinas del grupo, los tres miembros matan a Shaposhnikov y,
por su conocida animosidad contra el príncipe, tratan de culpar a este ene-
migo de la víctima . A la postre, la intriga conducirá al plan de hacer que
Kirilov reconozca voluntariamente el asesinato de Shatov, mediante un sui-
cidio y una falsa confesión. Este grupo de notas también contiene una cla-
ra delineación del rol ideológico asignado a Granovski: "¿Qué está hacien-
do Granovski en todo esto 7 Está aquí para señalar el encuentro entre las
dos generaciones y Sh., quien es un hombre nuevo (taciturno, sencillo, fuerte
y, al final, impetuoso)" [11: 68 ] . No se nos dice nada acerca de una trans-
formación moral del príncipe, y Shaposhnikov es "el hombre nuevo" , pero
su asesinato impide que surj a alguna perspectiva ideológica positiva.
Dostoievski trata de remediar esta deficiencia desarrollando la idea de
atribuir el asesinato al príncipe. Ahora , la línea de la trama se acerca más al

PADRES, H IJ OS Y STAVROGU IN ~ 513


texto final: la pupila ya no está en dificultades por causa del príncipe, sino
que entre ambos existe un amor no declarado. La madre del príncipe, para
prevenir acontecimientos desagradables, decide casarla con Granovski, y
cunde el rumor de que están aprovechando ese compromiso para ocultar
los pecados del príncipe. Nechaev (el estudiante) también le insinúa al
príncipe que hay ciertos amores entre la pupila y Shaposhnikov (ahora
llamado Shatov, que obviamente ya no es el hermano de ella) Esto produ-
ce una abierta enemistad entre los dos rivales, y el propósito de tales rumo-
res es arrojar sospechas sobre el príncipe por el asesinato de Shatov. Pero
"cuando suena la acusación de que el príncipe ha matado a Shatov, el prín-
cipe inmediatamente lo descubre todo, acude a Uspenski [el nombre ver-
dadero de uno de los cómplices de Nechaev.]. F], le obliga a confesar y lo
denuncia al gobernador" [11: 10 l]. En esta versión, como en Envidia, el
príncipe se casa entonces con la pupila, y Dostoievski comenta: "La idea
principal (es decir el pathos de la novela) es el príncipe y la pupila: gente
nueva que ha superado la tentación y ha resuelto empezar una nueva vida
regenerada" [11: 98].
Desde luego, éste no es el único desenlace que Dostoievski tenía en
mente, pero sí es el que ya señala al texto final, pues el príncipe queda así
colocado en la intersección de la intriga romántica y de la conspiración
nihilista. Y sin embargo, Dostoievski también se percata de que, si el prín-
cipe ha de surgir como "persona nueva", necesitará ser bastante más ela-
borado. Por tanto, muchas anotaciones están dedicadas a explorar la
personalidad del príncipe, como manera de motivar su acción decisiva. Al
principio, Dostoievski lo concibió como una figura poco impresionante
que de pronto revela una fuerza inesperada: "En general, al término de la
novela nadie sospecha que el príncipe tuviese un carácter tan poderoso y
ardiente" [11: 99]. Pero presentar al príncipe como una mediocridad du-
rante la mayor parte del libro no resultaba muy prometedor, y Dostoievski
alterna esa imagen con otra de señorito altivo: "El príncipe es un aristócra-
ta: Yo -dice- los odio y desprecio a todos" [11: 100], tal vez para que el
clímax, su regeneración, fuese más dramático y socialmente simbólico.
Encontramos luego otra imagen del príncipe, más cerca de como será fi-
nalmente presentado Stavroguin, llegando a la escena en mitad de una me-
tamorfosis moral: "El [príncipe] vuelve a casa, como una barra de acero bien
templado, habiéndose jurado en secreto romper con toda la realidad, aun
cuando su madre lo desheredara por ello" [11: 114].

514 -'4 EL PANFLETO Y EL POEMA


Para motivar a este distinto príncipe , Dostoievski le asigna ahora ideas
y aspiraciones religiosas: "Por ejemplo, el príncipe nunca disputa con los
ateos, aunque cree apasionadamente en Dios". Asimismo: "Desprecia a
los ateos hasta llegar a la furia, pues cree furiosamente. Desearía ser un muz-
hih, un Viejo Creyente" [11: 100] Esta referencia a los rasholnihi está rela-
cionada ciertamente con otra nota: "Nechaev. También ha llegado para arre-
glar el asunto con Golubov acerca de la imprenta clandestina de los Viejos
Creyentes" [11 : 113]. Golubov, el convertido Viejo Creyente a quien Dos-
toievski consideraba uno de los tipos del "futuro hombre ruso" -tipo cuyo
advenimiento esperaba con tanta impaciencia-, se convierte ahora , así,
en la inspiración de Shatov y del príncipe. Sus ideas, resumidas por Dos-
toievski, son las de "humildad y dominio de sí mismo , y también de que
Dios y el Reino de los Cielos están dentro de nosotros ... y allí es donde
también está la libertad. El [príncipe ] queda anonadado, lleno de pavor
reverencial, y se somete por completo a su influencia" [11: 131]. 16

1
'' Esta etapa de la e\·olución del príncipe fu e expresada por medio de largos discursos. diá-

logos y refl exiones en las notas , qu e re,·el:rn de manera asombrosa y fasc inarne algunos de los
di lemas ideológicos de l propio Dostoi e\'ski. Po r ejemplo , escrib e Dostoie\'ski que '·la idea prin-
cipal por la que sufre el personaJe del príncipe y que lo mantiene preoc upad o es ésta: Tenem os
onodoxio; nuestra nación es grande)' mara\'i llosa porque cree )' porque tiene ortodoxia . Los
ru sos somos fue rtes, más fuert es que nadi e p orque ... tenemos inmensas masas de gentes que
creen en la ortodoxia. Pero si se qu ebrantara la fe en la ortodoxia entre nu es1ro pueblo, inme-
diatamente empezaría a decaer, como ya han empezado a decae r las n aciones ele Occidente
(desde luego , nuestra propia clase superior es una importación, en realiclacl Lomada ele ellos; y
por tantL1 es corno leña en el fuego, y carece ele rnda importancia), y su religión (e l catolicismo ,
el lut eranismo y \'arias hereJías, deforma ción del cristianismo) se ha perd ido y seguirá perdida.
Ahora surge esta pregunta: entonces, ¿quién puede creer?''
Poco más adelante continúan las rcllexiones del príncipe cuando piensa que "tod o se reduce
a una pregunta urgente: ¿Se puede creer si se está ci\·ilizaclo , es decir, si sé es europeo' ¿Es de-
ci r, cree r sin reserYas en la naturaleza cli\'ina ele Jesucristo , el HiJ O ele Dios? (Pues esto es a lo
que se reduce la fe ) Nota: A esta pregunta , la ciYili zación le da una respuest:1 fá cti ca en sentido
n egatirn (Renan ), afirmando tambi én que la sociedad no ha sabido conse r\'ar una interpreta-
ció n pura de las enseñanzas de Cristo (el ca tolicismo es el Anticristo , la Prosti tuta, y el lutera-
nismo no es más que la enseñanza ele los 1110/olw11c [una secta rusa , cerca na al protestantismo].
"S i es así - razona el príncipe- , ¿puede existir la sociedad sin fe (por ejemp lo , sobre la
base ele la pura ciencia)' (Herzen). Los fundamentos morales ele una socieclacl se clan por medio
ele la revelación. Elimínese una cosa ele la religión , y se desplomará por com p leto el fundamen-
to moral del cristianismo , pues tocio se encuentra entrelazado. Así , pues, ¿es posible una moral
diferent e, científica? Si no lo es , esto significa que la moral se encuentra só lo en el pueblo ruso,
ya que posee la ortodoxia. Pero si es imposible para una persona ilustrad a ser ortodoxa (y den-
tro ele cien a!'ios, la mitad ele Rusia es tará il ustrada), esto n o es n ada sino truco y falsedad, y

PAD RES , HIJOS Y STAVROGUIN .. 515


5

Hasta fines de febrero, Dostoievski se aferró a su retrato del príncipe y la


pupila como de "gente nueva", que da fin a la novela con una nota de rege-
neración. Pero en marzo ocurrió un cambio decisivo en su concepción bá-
sica, aun cuando los lineamientos de la trama, incluyendo la conducta del
príncipe, permanecieran intactos. Llega al comienzo de la novela "un hom-
bre nuevo, que ha resuelto todas sus dudas, y

se reconcilia con los que había ofendido, soporta una bofetada. Interviene en
el asunto del sacrilegio, descubre al asesino y por último le declara solemne-
mente a la pupila que la ama, y establece sus condiciones. Éstas consisten en
que en adelante será ruso y que es necesario creer hasta lo que dijo en casa de
Golubov (que Rusia y el pensamiento ruso salvarán a la humanidad). Reza
ante iconos. y luego, de pronto, se vuela la tapa de los sesos (personaje
enigmático, del que dicen que está loco) [11: 133]

Esta nota del 11 de marzo señala la transición decisiva entre el inicial "pan-
fleto" de Dostoievski y Los demonios, en que la figura central, Stavroguin, es
trágica en lugar de satírica, pues su incapacidad de creer en su propio re-
nacimiento lo lleva a la destrucción.
Como vemos, Dostoievski no da ninguna explicación del acto misterio-
so del príncipe, salvo en el enigmático paréntesis final, pero ahora se dedi-
có a colmar esta evidente laguna. Pocos días después (15 de marzo), volvió
al problema:

El príncipe, hombre que se ha hastiado de todo, producto del siglo ruso [las
cursivas son nuestras]. Es altanero y sabe cómo ser él mismo, es decir, man-
tenerse aparte de los aristócratas, de los occidentalistas, de los nihilistas y
de Golubov (pero la pregunta subsiste para él: ¿Qué es él mismo?). Contesta
... nada ... Pero se trata de una naturaleza superior y no ser nada no le satisfa-
ce , y le atormenta. No encuentra ninguna base en sí mismo y se aburre.

toda esta fuerz a rusa no es más que un fenómeno temporal; pues para ser eterna, es absoluta-
mente necesaria una fe absoluta en todo. Pero, ¿es posible creer?" [11: 178- 179].
Se piense lo que se piense de tales ideas, que no han perdido nada de su pertinencia en más
de cien años, sin duda nos muestran con qué lucidez y probidad se enfrentaba Dostoievski a las
dificultades de sus propias convicciones y creencias más íntimas .

516 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


Ahora, esta versión del príncipe motiva el suicidio: "Se va a su propie-
dad, por carta pide perdón por habérsela llevado [a la pupila] (se fue solo,
en realidad; se mintió por última vez), pero es un hombre hastiado y no la
hará feliz. Y se suicida". Pocos renglones después, escribe Dostoievski:
"Pero la idea del autor: mostrar a un hombre que cobra conciencia de que
no tiene raíces" [11: 134-135].
El príncipe cobra así una dimensión social-cultural como "producto
del siglo ruso", cansada víctima del ubicuo mal de síecle como Eugenio
Oneguin y Pechorin, consumido como ellos por el hastío y la desesperanza
de encontrar algo por qué vivir. Dostoievski ya había pintado un personaje
semejante en el príncipe Valkovski (Humillados y ofendidos) y en Svidrigailov,
pero el malestar de éstos había adoptado la forma de un cínico libertinaje
que no daba a sus caracteres ninguna dignidad (aunque Svidrigailov tuvo
la decencia de matarse al final). En cambio, en esta nueva reencarnación
del tipo virtió Dostoievski todos sus complejos sentimientos acerca de la
enfermedad espiritual de los ídolos literarios de su juventud, enfermedad
que para él había llegado a representar el principio de una invasión euro-
pea del alma rusa. ¿Qué era "el siglo ruso" si no la historia de una cultura
cuyos representantes más grandes y talentosos se habían enajenado de su
propio pueblo y, como resultado, catastróficamente, de la fe de su pueblo?
Este engrandecimiento del carácter del príncipe, hasta convertirlo en sím-
bolo del "siglo ruso", pronto produciría un definitivo cambio de orienta-
ción. A finales del mes de marzo, ya no es el príncipe el que va a buscar a
otros, como Shatov y Golubov, en busca de inspiración ideológica, sino
que ahora se convierte en fuente de inspiración para Shatov y, más adelan-
te, para Kirilov y hasta para Nechaev (Peter Verjovenski).
El resultado más inmediato de este nuevo concepto del príncipe quedó
registrado a finales de marzo: "Golubov no es necesario", y la razón es que
"s1N GOLUBov parece que el protagonista principal de la novela es el prínci-
pe. Se asocia con Shatov, lo llena de entusiasmo, pero él mismo no cree.
Observa y se mantiene indiferente aun con respecto al asesinato de Shatov,
del cual sabe" [11: 135]. El carácter de Stavroguin, cuyo nombre aparece
en estas notas de marzo, empieza así a surgir, y Dostoievski dice de manera
sorprendente que "todos los demás se mueven al lado [del príncipe] como
un caleidoscopio. También remplaza a Golubov. De una altura inconmensu-
rable". La página siguiente contiene una referencia al hecho de que el prín-
cipe "violó a una niña de trece años, lo que creó cierta sensación (por nin-

PADRES, HIJOS Y STAVROGUI N ~ 517


guna razón, súbitamente, de paso , como una fantasía)". Lo describe como
"amable , modesto , apacible, infinitamente orgulloso y bestialmente cruel ...
Así todo el pathos de la novela está en el príncipe; es el protagonista" [11:
136-137].
Al llegar abril de 1870, Dostoievski había ya desarrollado, pues, al prín-
cipe-Stavroguin, que hasta entonces sólo fuera personaje accesorio en el
tema principal del conflicto entre generaciones, hasta volverlo el protagonis-
ta , arrancando ese papel a Granovski y a Nechaev. Puede suponerse que el
primero había sido al comienzo la figura central; fue remplazado después
por Nechaev en la impresionante guisa de una mezcla de Bazárov y de Pe-
chorin. Pero ahora Stavroguin había ocupado su lugar, y Dostoievski ya no
pudo contenerlo dentro de los confines de su idea inicial de la novela como
"panfleto" tendencioso. En realidad, ocurrió entonces un proceso de fusión
entre los dos proyectos creadores que Dostoievski se había propuesto man-
tener separados , y se vuelve difícil distinguir y separar al uno del otro.
En unas notas de mayo se dice que el gran pecador es "amable y hu-
milde" para con todos, "por simple orgullo e inconmensurable arrogancia",
y también se dice que ha cometido "crímenes atroces" . Vemos así que los
héroes de sus dos novelas son casi idénticos, y que las barreras entre el
"panfleto" y el "poema" se desmoronan por completo: la muchacha coja, la
futura y obsesionante María Lebiadkina, pasa del uno al otro, y Tijón apa-
rece como confesor y, a la vez, como interlocutor de Stavroguin. A Dos-
toievski le resultó imposible escribir una novela que sólo fuera una denun-
cia políticamente satírica de la generación nihilista y de sus predecesores,
los liberal-idealistas; ahora, su libro había adoptado un carácter del todo
distinto y mucho más rico , que le exigió verter en él sus más profundas
convicciones y valores, ya que Stavroguin ha absorbido la temática religio-
sa que originalmente había estado reservada a la lucha del gran pecador
con la fe, lucha que , para Dostoievski, incluía inevitablemente el tema de
la propia Rusia y del papel mesiánico que , según él, había sido elegida para
desempeñar en el destino de la humanidad.

Dostoievski le había prometido a Kátkov -a cambio de la reanudación de


su estipendio mensual, interrumpido tras la publicación de El eterno marí-

518 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


do- que podría entregar el principio de una novela no después de junio
de 1870. Sin embargo, este compromiso se basó en la optimista suposición de
que podría garabatear su panfleto , relativamente poco exigente, en unos
cuantos meses. Pero la creciente complejidad de sus planes le hizo imposi-
ble cumplir su promesa , y a comienzos de julio , Dostoievski le dijo a su
sobrina que esperaba cumplir un nuevo plazo , a finales de agosto o princi-
pios de septiembre. Cinco meses después, le describió a Strájov algunas de
las dificultades que había experimentado desde las primeras etapas de su
composición: "Durante todo el año sólo estuve rompiendo papeles y ha-
ciendo alteraciones. Emborroné tantas montañas de papel que hasta perdí
mi sistema de referencias de lo que había escrito . He modificado el plan no
menos de diez veces , y he reescrito íntegra, cada vez, la primera parte".17
A mediados de agosto le explica a su sobrina que "la novela que yo estaba
escribiendo era larga , muy original pero de un orden de ideas que es com-
pletamente nuevo para mí; exigía mucha confianza en mí mismo para ha-
cerle frente . Pero no le hice frente, y fallé. La obra avanzó lentamente, sen-
tía yo que había un error importante en todo ello, pero ¿qué era? No pude
descubrirlo" .18
Durante el mes de julio, padeciendo ataques epilépticos semanales, a
Dostoievski le resultó imposible escribir, 19 pero cuando volvió a su mesa
de trabajo en agosto , este respiro forzoso le dio la oportunidad de mirar en
perspectiva lo que ya había logrado poner en páginas.

n PSS, 29/libro 1 151, 2- 14 de diciembre de 1870 .


w lb id., p. 136; 17-29 de agosto de 1870.
9
L Los cuadernos de notas de Dostoievski para 1869-1870 contienen cierto número de des-

cripciones de sus crisis epilépticas . El día 7-19 de enero de 1870 an otó : "Crisis a las seis de la
mañana . . no me di cuenta de ella, desperté a las ocho con la sensación de un ataque . Me d olía
la cabeza y to d o el cuerp o me temblaba . No ta: En ge neral , los resultados de un ataque, o sea ,
nerviosism o, debilidad de la memoria, un estado de mareo y cierta sensación de embotamiento,
duran más qu e en años anteriores. Antes, esto pasaba en tres días , ahora, no antes de seis. Por la
noche, especialmente a la luz de las velas, una tristeza enfe rmiza sin ca usa y una especte ele co-
lo ración roja, sanguinolenta (no un tinte) en tod o. Casi imposible trabajar en estos días".
El 1º- 13 ele JUiio ele 1870 , el periodo del qu e hablamos, escri bió Dostoievski: "Un ataque
esta m añana, estando dormido. Acababa de dormirme. Ania me habló de él a la 1: 30. No le pa-
reció fue rte" . El 17 de JUiio "El cuerpo n o me tiembla clemasiaclo, pero ni siquiera ahora tengo
clara la cabeza , especialmente al anochecer. Angustia. En general los ataques, así sean modera-
dos (es decir, mientras enveJezco) me producen mayor efecto sobre la cabeza, el cerebro, que los
ataques fu ertes de antes .. . Lucho con la primera parte ele mi novela y estoy desesperado". E. M.
Konsh ina, Zapisnic Tct radi F M. Dostocvslwgo (Moscú-Len ingrado, 1935), pp . 83-84 .

PA DRES , HIJOS Y STAVROGU IN ~ 519


Hace dos semanas - le escribe a Sofía Ivánovna-, al volver al trabajo , de
pronto vi dónde estaba el mal , y dónde había yo cometido un error, y con
esto, por sí mismo y como por inspiración, apareció un nuevo plan en todas
sus proporciones . Había que modificar todo radicalmente; sin vacilar ni por
un momento , tac hé todo lo que había escrito (unas quince firmas [aproxima-
damente 240 páginas]) , y volví a empezar en la página l. Desapareció el tra-
bajo de todo un año. 20

En realidad, como a menudo ocurría , Dostoievski estaba aquí exageran-


do un poco , pues un mes más tarde le escribió a Kátkov que "de las quince
firmas ya escritas [en la primera versión.]. F], probablemente doce entra-
rán en la nueva versión de la novela". 21 Sin embargo, Dostoievski no exa-
geró al llamar "inspiración" a lo que ocurrió a comienzos de agosto, cuando
por fin logró ver dónde había estado la dificultad. Ahora pudo prometer
con confianza su texto a Kátkov, y la revista recibió en los siguientes meses
material suficiente para empezar a publicarlo en enero de 1871.
Dostoievski no le explica a Sofía Ivánovna en dónde había visto su "di-
ficultad'', ni cuál era el nuevo plan que finalmente le había dado la estruc-
tura que había estado buscando , pero a Kátkov sí le da algunos detalles.
Uno de los hechos más importantes de la novela, le dice a su editor, será
"el célebre asesinato de Ivanov en Moscú, por Nechaev'', aunque se apre-
sura a añadir:

Mi Peter Verjovenski tal vez no se parezca nada a Nechaev, pero creo que mi
mente exaltada ha creado, por imaginación , el persona.Je , el tipo que en reali-
dad corresponde al crimen. Desde luego , hay cierto valor en describir a un
hombre se mejante , pero , por sí solo , no me habría atraído A mi parecer, es-
tos lastimosos monstruos no son dignos de la literatura. Para mi sorpresa, esla
figura se convierte en una.figura casi cómica [las cursivas so n nuestras].22

Como sabemos, Nechaev no había sido concebido antes bajo esta luz ,
y la "sorpresa" que experimenta Dostoievski surge obviamente de la altera-
ción inesperada de la imagen original del personaje.
Como resultado , sigue diciendo Dostoievski,
2
'' PSS, 29/libro J• 136.
21
Ibid. , pp. 139-1 40; 19 de septiembre-1 º de octubre de 1870.
22
!bid., p. 1-+ 1; 8-20 de octubre de 1870.

520 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


aunque todo el incidente [el asesinato] forma uno de los acontecimientos
principales de la novela, sólo es accesorio, es como un trasfondo para las ac-
ciones de otro personaje, al que bien se podría llamar, desde ahora, el per-
sonaje principal. .. Ese otro personaje (Nikolái Stavroguin) también es un
personaje siniestro, también es un villano. Pero a mí me parece un personaje
trágico, aunque muchos probablemente se preguntarán después de leer: "¿De
qué trata todo esto?" Me lancé al poema acerca de este personaje porque des-
de hace demasiado tiempo había estado deseando retratarlo. En mi opinión
es un ruso, un personaje típico.

Aunque preocupado, pensando que su presentación de este tipo de


personaje pudiera considerarse "sesgada'', Dostoievski le asegura, empero,
a Kátkov: "Sale directo de mi corazón. Desde luego, este personaje rara vez
aparece con todo su carácter típico; pero es un personaje ruso (de un cier-
to estrato de la sociedad)". Al mismo tiempo, para contrapesar estas "figu-
ras sombrías", también habrá otras "radiantes", y "por primera vez me pro-
pongo tocar una categoría de gente que ha sido tratada raras veces en la
literatura. Como ideal de ese carácter considero a Tijón Zadonski. Es aquel
obispo que vivía en retiro, en un monasterio. Confronto con él al héroe de
mi novela, y hasta los hago relacionarse durante un tiempo". 23
Vemos que lo ocurrido en agosto fue que Dostoievski reconoció lo que
hemos visto surgir en sus cuadernos de abril y mayo: la transformación del
príncipe en Stavroguin, quien, conforme escribía, iba volviéndole más difí-
cil de meter en el marco originalmente establecido. Al crecer Stavroguin en
estatura, complejidad y significación trágica, empezó a duplicar algunos
de los lineamientos de Nechaev como "héroe de nuestro tiempo'', convir-
tiéndose en una figura irresistiblemente atractiva, poderosa y satánica. Por
ello, fue necesario recrear a Peter Verjovenski como personaje parcialmen-
te cómico; y en unas notas de mediados de agosto, bajo el título de "Algo
Nuevo", encontramos entre otras ideas: "Y la aparición de Nechaev en es-
cena, como jlestakov" [11: 202]. Habiendo dejado de ser como Bazárov o
como Pechorin, Nechaev (Peter Verjovenski) es imaginado ahora como el
obsequioso, locuaz y totalmente falso impostor del Inspector general de
Gógol, quien ahora, como todos los demás, gira en torno de Stavroguin y
se convierte en un pícaro insidiosamente peligroso y semicómico. Una vez

21
Ibid., p. 142.

PADRES. HIJOS Y STAVROGUIN ~ 521


realizado este cambio, se resolvió por sí mismo el problema estructural
que le había estado quitando el sueño a Dostoievski.
La que fuera una novela política de Dostoievski se había convertido en
Los demonios, "poema trágico" acerca de los males moral-espirituales que
habían estado afligiendo a la cultura rusa, hasta llegar a su clímax en la
aparición de Nechaev y de sus cómplices. Escribiéndole a Apollon Maikov
al día siguiente de enviar sus primeros capítulos, Dostoievski le explica
cómo veía el libro que acababa de ponerse a escribir (o a reescribir):

Cierto es que los hechos también nos han demostrado que la enfermedad que
afligía a los rusos cultos era mucho más virulenta de lo que habíamos imagi-
nado, y que no terminó con los Belinski y los Kraevski y su ralea. Pero lo que
ocurrió en ese momento queda atestiguado por san Lucas: los demonios se
habían introducido en un hombre, y su nombre era legión y le pidieron a Él:
"Dé_janos entrar en los cerdos", y Él lo permitió. Los demonios entraron en los
cerdos, y to da la piara corrió violentamente por un sitio empinado hasta el
mar y se ahogó. Cuando la gente llegó a ver lo que había ocurrido, encontró
al hombre que había estado poseído , sentado ahora a los pies de jesús, vesti-
do y ya cuerdo, y quienes lo habían visto le preguntaron por qué medios se
había curado el que antes estuviera poseído por los demonios. 24

Dostoievski deseaba con toda su alma creer que también Rusia se cura-
ría de ese modo, pero sabía que tales esperanzas no eran de momento más
que una posibilidad remota, visible, si acaso , a la mirada visionaria de los
vates (profetas) como Maikov y él mismo. Lo que veía a su alrededor y lo
que deseaba presentar en su novela era el proceso de infección y de auto-
destrucción, y no el resultado final de la purificación:

Exactamente lo mismo -sigue diciendo en su carta- ocurrió en nuestro


país: los demonios salieron del hombre ruso y se apoderaron de una piara de
cerdos, es decir, de los Nechaev y los Serno-Solovievich y demás. Éstos se
ahogaron o se ahogarán, y el hombre ya curado, del que salieron los demo-
nios, se sienta a los pies de Cristo ... Y, ten en cuenta, querido amigo, que un
hombre que pierde a su pueblo y sus raíces nacionales también pierde la fe de
sus padres y su Dios. Bueno , si realmente deseas saberlo .. ésta es la esencia

24
!bid, p. 145; 9-21 de octubre ele 1870.

522 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


del terna de mi novela. Se llama Los demonios, y describe cómo los demonios
entraron en la piara de cerdos. 25

Esta interpretación del autor ha solido tomarse como una explicación


vagamente alegórica de por qué Dostoievski eligió el pasaje de san Lucas
que emplea como uno de sus epígrafes y que rara vez entra en relación di-
recta con el texto. Pero, a mi parecer, la explicación pretendía ser mucho
más literal de lo que se ha supuesto, y nos ofrece una valiosa clave sobre el
modo en que Stavroguin está relacionado con los demás personajes, y so-
bre la construcción ideológica del libro. Sin embargo, dejaremos la aclara-
ción de esto para un capítulo posterior.

25
Idcm.

PADRES, HIJOS Y STAVROGUIN ~ 523


XXII. El regreso del exiliado

P ESE ,\L entusiasmo con que Dostoievski se había puesto al trabajo en Los
demonios, cambió de humor al tropezar con complicaciones, y la idea ini-
cial de un "panfleto" comenzó a mudar y a extenderse . "Empecé esta n ove-
la; me atrajo -le escribió a su sobrina en julio de 1870-, pero ahora lo
lamento. Me ocupa mucho tiempo , pero me gustaría escribir acerca de otra
cosa." 1 Sin embargo, en cuanto el libro se convirtió en "poema", la actitud
de su autor volvió a ser positiva . Como le confió a Strájov: "entonces me
visitó la auténtica inspiración y de pronto me gustó la obra y me lancé con
ambas manos ... tachando lo que había escrito".2
Sin embargo, aunque la composición misma no fuese ya un trabajo
penoso, a Dostoievski lo asaltó otra angustia . "De pronto me dio miedo
- le confiesa a Strájov- . Temo haber abordado un tema que esté más allá
de mis fuerzas. Estoy gravemente atemorizado; esto es doloroso." 3 El mis-
mo día , acabando de enviar sus primeros capítulos, le escribió a su sobri-
na: "La idea [de su novela] es audaz y grande. Toda la dificultad consiste
en que sigo abordando temas que están fu era de mi alcance. El poeta que
h ay en mí siempre se impone al artista , y eso es malo".4 Dos meses des-
pués, se queja desesperadamente con Strájov: "Si tuviera más tiempo ahora
para acabar de escribir sin precipitaciones (sin tener que cumplir plazos),
entonces tal vez resultaría algo bueno". Si no tuviera que "trabajar. .. para

1
PSS, 29/libro 1 130: 2- l-+ dq ulio de 1870.
' /bid., p. 1-+8: 9-21 de octubre de 1870.
l ldcin.
4
/bid. , p. 14 3. nota 2.

524 ...
cumplir plazos", sino que pudiera crear "¡como escriben los Tolstoi, Tur-
gueniev y Goncharovl" 5
Además de esa presión de las editoriales, el trabajo en Los demonios era
obstaculizado por las condiciones, ya habituales en Dostoievski, de incerti-
dumbre económica, nostalgia por su patria que iba convirtiéndose ya en
melancolía, así como por el estallido de la guerra franco-prusiana. El libro
sólo estaba completo a medias cuando Dostoievski, finalmente, retornó a
Rusia a comienzos de junio de 1871, y su publicación en la revista se dila-
tó, por razones ajenas a Dostoievski, casi hasta finales de 1872.

Cuando Dostoievski decidió lanzarse a su novela-panfleto, estaba sincera-


mente convencido de que podría escribirla a toda velocidad. "Lo que estoy
escribiendo para El Mensajero Ruso", le dijo confiadamente a Maikov en
abril de 1870, "estará terminado sin duda dentro de tres meses, poco más
o menos". 6 Muy escaso de fondos, como de costumbre, e incapaz de obte-
ner más anticipos de Kátkov antes de entregar alguna parte del manuscri-
to, Dostoievski se volvió hacia La Aurora en demanda de ayuda. Había lle-
gado a la conclusión de que le sería posible escribir el primer volumen de
su ciclo del Gran pecador mientras vivía en el extranjero, y le ofreció esta
idea a La Aurora, a cambio de un anticipo, para que la publicación empe-
zara en diciembre de 1870. Tras recibir novecientos rublos, se vio obligado
a escribirle a Kashpirev en agosto diciéndole que no podría cumplir el com-
promiso porque el trabajo en su actual novela se prolongaría durante el
resto del año. Dostoievski se comprometió a entregar un nuevo texto hacia
fines de 1871, pero nada había aparecido bajo su firma cuando La Aurora
dejó de publicarse en 1873. La revista hacia la que sentía la mayor afinidad
ideológica fue, en realidad, a la que Dostoievski trató más mezquinamente.
Dostoievski no dejó de disculparse de esta lamentable situación, e in-
sistió en haber obrado de buena fe. Sus cartas no indican ninguna duplici-
dad, sino, antes bien, una sobrestimación -que ya hemos notado una y
otra vez- de la rapidez con la que podía crear un texto que satisficiera sus

5
Ibid., p. 151; 2-14 de diciembre de 1870.
6
Ibid, p. 117; 25 de marzo-6 de abril de 1870.

EL REGRESO DEL EXILIADO ~ 525


propias normas, pese a las fluctuaciones impredecibles de su imaginación
creadora. Sea como fuere, las deprimentes condiciones de su vida por en-
tonces bien podrían excusar un cierto subterfugio y au toengaño. A su so-
brina , ante la cual era más franco que ante otros corresponsales , al hablar
de los detalles de su vida doméstica le hizo este triste cuadro de su exis-
tencia:

Acerca de nosotros en general te diré que seguimos \'iviendo en Dresde, y por


el momento todo \'a bien. Liuba es una niña dulce y muy saludable; la cuida-
mos con temor puesto que perdimos a otro bebé. Ania la está amamantando,
y cada día que pasa parece ser excesivo para ella. Se ha puesto muy débil,
muy delgada , y además echa de menos a Rusia. Yo también la echo de menos,
y ésa es precisamente la base de todas mis tristezas y preocupaciones. '

Medio año después, continuaba en la misma vena:

Anna Grigórie\·na se ha enfermado ele tanto que necesita a Rusia , y eso me


atormenta. Está triste y parece ir consumiéndose. Lo cierto es que físicamente
está exhau sta por haber amamantado a la niña durante todo el año. Desde
entonces su salud está muy quebrantada, y a eso hay que añadir su nostalgia.
Los médicos dijeron que muestra síntomas de severo agotamiento ele la san-
gre, específicamente por dar el pecho ... Ha estado caminando poco , casi todo
el tiempo está sentada o acostada. Tengo un miedo terrible.

Anna había caído en tal depresión que hasta se negaba a tomar el hie-
rro que le prescribían los médicos , y Dostoievski atribuyó gran parte de su
decaimiento a la melancolía del exilio: "N o hay manera de combatir su an-
helo interno, su nostalgia"s
Dostoievski empezó a considerar más y más imperativo el regreso, y la
pareja decidió emprenderlo en cuanto pudiese reunir lo necesario para pa-
gar los gastos del viaje; el temor a la cárcel fue desplazado por la necesidad
irresistible de volver a su patria. Mientras tanto , al enviar los primeros ca-
pítulos de Los demonios en octubre de 1870, Dostoievski anexó una súplica
a Ká tkov de un anticipo de quinientos rublos y, una vez más , el sagaz di-
rector de la revista acudió al rescate cuando el principio de la nueva novela
' l/Jid. , p. 121 ; 7-19 ele marzo de 1870.
" //Jid. , pp 163- 164; 6-18 de enero ele 1871 .

526 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


finalmente estuvo sobre su escritorio. Dostoievski también mantenía co-
rrespondencia con Maikov sobre la posibilidad de vender los derechos de
El idiota, y le preocupaba que su hijastro Pasha, a quien había dado vastos
poderes, se valiera de ellos en provecho propio. Para gran alivio de Dos-
toievski, Maikov le aseguró que aunque Pasha pudiera ser frívolo y capri-
choso era un hombre honrado. "¡Cuánto sufrí, cuánto recé por éll -con-
testó Dostoievski-. Y al fin, tu carta disipó mis dudas ... has curado una
herida que llevaba en el alma." 9
Pasha había empezado a negociar acerca de El idiota con el astuto edi-
tor Stellovski, con quien Dostoievski pronto se vería envuelto en otro alter-
cado a finales de 1870. Por un anuncio se había enterado de que una nue-
va edición de Crimen y castigo sería publicada por Stellovski, y Dostoievski
inmediatamente le pidió a Maikov que cobrara los tres mil rublos que, por
contrato, el editor estaba obligado a pagar al autor. De momento, todas las
tribulaciones financieras de Dostoievski parecían llegar a su fin: esta ga-
nancia inesperada bastaría para asegurarle el regreso a la patria rusa . Pero
Stellovski, fiel a sus eternas tácticas dilatorias, alegó una escasez de fondos
que Dostoievski sabía que era totalmente falsa, y ni siquiera la amenaza de
verse obligado a pagar daños y perjuicios muy superiores a la obligación
inicial, por incumplimiento de contrato, hizo cambiar de idea al taimado
hombre de negocios Dostoievski no pudo conseguir un solo rublo cuando
más lo necesitaba, y necesitaría cinco años para arrancar a Stellovsky lo que
le pertenecía por derecho.
Dresde albergaba a una numerosa colonia rusa que incluía a algunos
admiradores de su autor en residencia, una especie de celebridad aun si
sus antecedentes penales lo hacían un tanto sospechoso. Por ello, los Dos-
toievski ya no languidecían en el aislamiento casi completo de sus años
anteriores; empero, esta renovación de su vida social no le procuró mayor
satisfacción o placer a Dostoievski. En realidad sólo la toleraba con la espe-
ranza de aliviar el paralizante hastío de Anna. La casa del sacerdote ruso
era el lugar de reunión de sus compatriotas, y los Dostoievski aparecían
allí de cuando en cuando, pero al novelista le era antipático este clérigo,
que le parecía excesivamente animado, de juicios un tanto erráticos y ca-
rente de la gravedad propia de su cargo. Y, dado que Dostoievski aborrecía
el vivir en el exilio, tampoco podía suprimir una hostilidad subliminal

0
I!Jicl., p 116 , nota 6.

EL REGRESO DEL EX ILIADO ~ 527


contra todos aquellos rusos que vivían allí voluntariamente. Como des-
pués observaría Anna , "nuestros amigos rusos de Dresde no eran rusos, en
opinión de mi marido, sino emigrados voluntarios , que no amaban a Rusia
y la habían dejado para siempre"rn Dostoievski los veía como miembros
de una clase que, resentida contra la abolición de la servidumbre y la pér-
dida de sus privilegios, habían huido de la nueva y más democrática Rusia,
ahora en curso de creación.
La renuencia de Dostoievski a tratar a sus compatriotas queda clara-
mente expresada en un comentario escrito a Sofía Ivánovna al principio de
1871. "Por mucho que tratamos de evitar relacionarnos aquí con rusos,
de los que hay muchos , no hemos podido eludirlos. Algunos de ellos ini-
ciaron la relación por su cuenta. ¡Imagínate' tuve que celebrar el Año
Nuevo en un baile que ofrecía nuestro cónsul local. También Ania tiene
varias conocidas entre las damas de aquí." 11 De todas maneras, Dostoievski
al parecer prestó con agrado sus servicios literarios a estos rusos cuando
apelaron a él para una causa patriótica. En octubre de 1870, el gobierno
ruso anunció que estaba abrogando unilateralmente una de las cláusulas
del Tratado de París, firmado después de su humillante derrota en la Guerra
de Crimea . El gobierno ruso ya no acataría la prohibición de fondear su
flota en el Mar Negro. En esta ocasión, los rusos de Dresde decidieron en-
viar un mensaje de apoyo al canciller ruso , y cuando le pidieron a Dos-
toievski que lo escribiera, él aceptó de buen grado. Esta afirmación del or-
gullo nacional ciertamente coincidía con sus sentimientos más profundos

La acción desafiante del gobierno ruso fue una de las consecuencias de la


rápida derrota de Francia a manos de Prusia , aliada a los estados meridio-
nales de Alemania, en la guerra franco-prusiana. Dostoievski había previs-
to ese encuentro desde hacía dos años, y cinco días antes de la declaración
de guerra (19 de julio de 1870), basándose en los periódicos, llegó a la
conclusión de que no tardaría en estallar. Le escribió a su sobrina: "¡No
permita Dios que Rusia se meta en algo europeo , pues ya tenemos bastante

111 Anna Dostoe\'sky, Re1ni 11isce11ces, trad. y ed. de Beauice Still rnan (N ue\·a York, 1975) , p. 164.
11 PSS, 29/libro 1 16Sn . 9.

528 ... EL PANFLETO Y EL POE MA


que hacer, por nuestra parte1" 12 Pero la esperanza de Dostoievski de que Ru-
sia no participara en el conflicto no se debía a una aversión a la perspectiva
de la guerra como tal. En efecto, disintió de las protestas de Sofía contra los
horrores de la guerra, acerca de los cuales le había escrito tristemente a su
tío: "Hieren y matan, y luego vendan a las víctimas y las atienden". A lo que
respondió Dostoievski, citando a san Mateo: "Recuerda las palabras más
grandes del mundo: 'Misericordia quiero, y no sacrificio"' u Tal vez quería
decir que, como la guerra es parte inevitable de la vida humana, la miseri-
cordia y la compasión deben conservarse en medio de ella.
A pesar de todo, la guerra no era para Dostoievski un mal absoluto, y
así lo dice claramente a su sobrina:

No estoy de acuerdo contigo acerca de la guerra. Sin guerra, el hombre se em-


brutece en la comodidad y la riqueza y pierde por completo su capacidad de
pensamientos y actos generosos e imperceptiblemente se endurece hasta caer
en la barbarie. Estoy hablando de las naciones en conjunto. Sin sufrimiento
ni siquiera comprenderás la felicidad. Un ideal pasa por el sufrimiento, como
el oro pasa por el fuego. 14

Esta justificación moral de la guerra ha parecido repugnante a los oídos


modernos; empero, tal opinión, ya insostenible, sobre los efectos benéficos
de la guerra sobre una población en un tiempo fue muy comúnmente sos-
tenida por pensadores muy respetados. Hasta el nada belicoso Kant creía
que "una paz prolongada suele hacer predominar el mero espíritu de ne-
gocio, y con él, el bajo egoísmo, la cobardía y la molicie, y rebajar el modo
de pensar del pueblo". 15
Las simpatías de Dostoievski estaban inconfundiblemente con los fran-
ceses, y siguió muy de cerca la campaña, conforme ésta se desarrollaba.
Aunque llegara a la conclusión , totalmente errónea, de que los alemanes
habían cometido un error estratégico, creyó que a la postre ganarían, pero
que la derrota ayudaría a producir un rejuvenecimiento de la propia Fran-
cia. "Francia se ha vuelto demasiado encallecida y mezquina. Un dolor tem-

i
2 Ibid., p. 131, nota l.

u !bid., p. 138; 17-29 ele agosto ele 1870.


14
Ibid, p p. 137-138.
15
Immanuel Kant, Criti que of ]uclgement, trad. ele J. H. Bernard (Nueva York, 1959), sec. 28;
citado en Shlomo Avineri, Hegel's Theory of the Modern State (Cambridge , 1972), p. 197.

EL REGRESO DEL EXILIADO ~ 529


poral no tiene importancia: Francia resistirá y volverá a elevarse a una nue-
va vida y a una nueva idea." La propia Europa iniciaría una nueva era, y "el
cambio ... será grande, por doquier. ¡Qué estímulo! ¡Cuánta vida nueva se
producirá en todas partes! Después de todo , hasta la ciencia y la cultura
estaban cayendo en un estrecho materialismo, por falta de una idea noble",
y, podía sup onerse, la guerra conduciría a un remplazo de esas tendencias
materialistas por otras más exaltadas . 1('
Aunque Dostoievski se negara a condenar la guerra como tal, tampoco
la glorificó en forma alguna. "Bueno , ¿no hace falta ser un niño .. . para creer
que los prusianos triunfaron por virtud de su enseñanza? -le dice indigna-
do a Maikov- . Eso es hasta obsceno. ¡No es buena la enseñanza que mues-
tra cómo saquear y torturar como las hordas de Atila! (y tal vez aún peor)."
Pese a su "profunda repulsión" contra todo lo que ocurría en Europa , que,
reconoce , ha llegado al "punto del odio", Dostoievski no puede cerrar los
ojos ante la realidad humana del conflicto , vista a través de las reacciones
-que distaban mucho de ser triunfantes- de soldados alemanes . "Yo mis-
mo he leído varias cartas de soldados alemanes que están en Francia , cerca
de París , enYiadas a sus padres y sus m adres que están aquí (tenderos o
comerciantes) ¡Se11or, lo que escriben! ¡Qué enfermos están , qué hambri en-
tos! " Hace observar que las muchedumbres ya no están cantando en las
calles el patriótico "Wacht am Rhein ", y que sólo la clase más culta parece
llena de ardor bélico . Un "venerable e influyente sabio", a quien Dostoiev-
ski h abía llegado a co nocer de vista en la sala de lectura de la biblioteca,
había gritado "Pa rís nwss bombardiert sein" (hay que bombardear a París).
Comenta cáusticamente Dostoievski "Éstos son los resultados de su ense-
ñanza. Y si no de su enseñanza, entonces de su estupidez" . 17
El creciente poderío de Alemania llenaba a Dostoievski y a Maikov de
temores por el futuro de Rusia , y Maikov se preguntó si Nicolás el Milagro-
so - santo muy reverenciado por el pueblo ruso como su ayuda , consuelo
y protección- acudiría en socorro de Rusia en aquel momento crítico,
como lo había hecho en el pasado . La respuesta de Dostoievski, de octubre
de 1870 , en una carta ya citada en relación con Los demonios, tranquiliza a
Maikov dánd ole su propia versión de la eficacia del santo . "Me escribes
acerca de Niko lái el Milagroso . No nos abandonará, porque Nikolái el Mi-
lagroso es el espíritu ruso y la unidad de Rusia. " Y Dostoievski estaba con-
10 PSS, 29/li bro 1: 138. nota 1-+.
1
~ Ibid., pp. 161-1 62: 30 de diciembre-l l de cnno de 1871.

530 ... EL PANFLE TO Y EL PO EMA


vencido de que tal unidad, en la hora de la prueba, volvería a manifestarse
aun "en la parte menos rusa de Rusia, es decir, en la liberal. .. hasta un fun-
cionario o estudiante de San Petersburgo se vuelve ruso ... aunque le dé
vergüenza reconocerlo".
Como prueba, Dostoievski aduce su propia reacción durante la Guerra
de Crimea, cuando "aunque todavía me quedaba un fuerte fermento de ese
mezquino liberalismo ruso, predicado por alcornoques como ese escaraba-
jo de Belinski y sus semejantes, no me consideré incongruente por sentir-
me ruso''. Por el contrario, "yo estaba a la sazón en la cárcel, y no me ale-
graron nada los triunfos de los aliados sino que, junto con mis otros
camaradas, reos y soldados, me sentí ruso, y deseé la victoria de las armas
rusas''. 18 Enlazando este recuerdo con el tema de Los demonios, Dostoievski
continúa su explicación del epígrafe de san Lucas, que predice la expul-
sión de la "piara de cerdos" liberales del cuerpo del "hombre ruso", quien,
una vez curado, se sentará a los pies de Cristo.
La Guerra Franco-Prusiana aparece en Los demonios como título de una
composición de piano escrita por el servil y obsequioso judío Liamshin,
cuya pieza es una batalla musical, por decirlo así, entre La Marsellesa y
Mein lieber Augustin. Al principio, las dos obras suenan por separado: La
Marsellesa lanza un "tremendo desafío", llena de "la embriaguez de las fu-
turas victorias''. Pero Augustin continúa tercamente, sin dejarse acallar, y
"de pronto la tonada de Augustin empieza a mezclarse con las notas de La
Marsellesa''. Augustin parece cada vez más "lleno de alegría y arrogancia" y
empieza a ahogar enteramente a La Marsellesa: "Sólo de cuando en cuando
podían oírse algunas notas de la tonada original: 'qu'un sang impur' ". Por
último, La Marsellesa desaparece: "Se oyen sonidos roncos, se tiene la sen-
sación de oír incontables barriles de cerveza, el frenesí de la autoglorifica-
ción, la exigencia de millares de costosos cigarros, champaña y rehenes;
Augustin se ha convertido en un tremendo rugido" [10: 251 -252].
Esta sarcástica versión musical del conflicto es la única referencia abier-
ta que en toda la novela se hace a la guerra, pero una secuela de la derrota
francesa, el establecimiento de la Comuna de París por la extrema izquier-
da radical, puede relacionarse con un motiv temático clave. Como muchos
otros por toda Francia y Europa, Dostoievski se había horrorizado ante el
levantamiento de la Comuna y la inmediata destrucción de la ciudad (en

18
Ibid., pp. 144-145, n ota 4.

EL REGRESO DEL EXILIADO ~ 531


parte como resultado de la desesperada defensa de los communards, en cu-
yas filas podía encontrarse a Anna Korvin-Krukovskaia, en un tiempo ama-
da de Dostoievski). 19 Escribiéndole a Strájov, quien había objetado sus es-
catológicos insultos contra Belinski, Dostoievski replicó vinculando al
crítico -y, por ello, el tema de su novela- directamente con los hechos
catastróficos que estaban ocurriendo en la capital de Francia.

Echa una mirada a París, a la Comuna -le advierte-. ¿Puedes ser tú, en rea-
lidad, uno de los que dicen que volvió a caer por falta de gente, por las cir-
cunstancias, etc.7 Durante todo el siglo x1x ese movimiento ha estado ... so-
ñando con el paraíso en la tierra (que empezará por el falansterio). En esencia,
es el mismo viejo Rousseau y el sueño de recrear el mundo por medio de la
razón y el conocimiento ... (el positivismo) ... Desean la dicha de la huma-
nidad y siguen aferrándose a Rousseau como base de su definición de la "feli-
cidad'', es decir, a una fantasía no confirmada por la experiencia. El incendio
de París es una monstruosidad: "Como no triunfó, que perezca el mundo
porque la Comuna es algo superior a la felicidad del mundo y de Francia".
Pero, al fin y al cabo, a ellos (y a otros muchos) esa locura no les parece una
monstruosidad sino, por el contrario, una belleza. Y así, la idea estética se ha
enturbiado en la moderna humanidad. 20

Gran parte del simbolismo de Los demonios se basa en esta idea de una
"belleza" falsa y perversa que ha remplazado a la auténtica "belleza" de Cristo.
Dostoievski se muestra impenitente respecto a Belinski, pero retira
hasta cierto punto la insultante inmoderación de su idioma. "Critiqué a
Belinski -explica- más como fenómeno de la vida rusa que como perso-
na: por haber sido el más maloliente, obtuso e ignominioso fenómeno de
la vida rusa." Pero aunque, de momento, intenta separar al hombre de sus

19
Para entonces, Anna Korvin-Krukóvskaia había unido su destino al de Charles Victor
jaclard, ex estudiante ele medicina francés que llegaría a ser un importante político radical y
mandaría un regimiento de la Guardia Nacional que luchó por la Comuna. Se la describe en las
memorias de la communard Louise Michel como "heroína", y formó parte de una comisión nom-
brada para reorganizar la educación del pueblo, particularmente la de las mujeres. También fue
una de las fundadoras y directoras de un periódico vespertino, La Socia/e, publicado de fines de
marzo a mediados de mayo de 1871, que fue "el órgano más consistentemente socialista de la
Comuna", y fue notable por la seriedad de sus artículos. l. S Knizhnik-Vetrov, Russkie Deya-
telnitsi Pervogo Internatsionala i Parizh)wi Komnmni (Leningrado, 1964 ), pp. 185-190.
2
'' PSS, 29/libro 1: 214; 18-30 de mayo de 1871.

532 ..,.¡ EL PANFLETO Y EL POEMA


ideas, Dostoievski vuelve a la carga cuando coloca a Belinski y a su genera-
ción exactamente en la misma perspectiva en que pondría a Stepan Trofí-
movich en su novela. "Si Belinski, Granovski y toda esa escoria echaran
hoy una ojeada, dirían: 'No , no es eso con lo que soñamos, ésa es una des-
viación; aguardemos un poco y surgirá la luz, el progreso ascenderá al tro-
no , la humanidad quedará rehecha sobre principios firmes, y seremos feli-
ces'. No hay manera de que puedan convenir en que, una vez fijado ese
rumbo, no se puede arribar más que a la Comuna." Por cierto , Dostoievski
llega a imaginar a Belinski afirmando que la "Comuna fracasó porque era
francesa", y que Rusia podría hacerlo mejor porque no tenía ninguna na-
cionalidad que impidiera la edificación de un hermoso mundo nuevo. 21
Tan amargas palabras indican la incontenible indignación de Dostoievski ,
y su ira lo lleva a menospreciar los juicios literarios de Belinski, que en otro
tiempo tuviera en gran estima, en formas que manifiestamente exageran su
supuesta terquedad y dogmatismo.
Lo que Dostoievski nunca pudo perdonar fue la animadversión de Be-
linski hacia Cristo durante sus conversaciones de 1845, cuando acababan
de encontrarse y Belinski estaba predicando su ateísmo hegeliano de iz-
quierda, bajo la influencia de Feuerbach, con su habitual impetuosidad.

Pero hay algo más: nunca lo conociste -le escribe Dostoievski, con vehemen-
cia, a Strájov- , pero yo sí lo conocí y lo vi y ahora lo comprendo a la perfec-
ción. Ese hombre vilipendió a Cristo, delante de mí, en el lenguaje más sucio ,
pero mientras tanto nunca fue capaz de colocar a todos los activistas y tembla-
dores del mundo al lado de Cristo, a modo de comparación. No pudo notar
cuánta mezquina vanidad, rencor, intolerancia, irritabilidad, vileza y, sobre
todo, vanidad, había en él y en ellos. Al vilipendiar a Cristo nunca se pregun-
tó qué colocaríamos nosotros en su lugar: sin duda no a nosotros , cuando
somos tan viles. No , nunca ponderó el hecho de que él mismo fuera tan vil.
Estaba sumamente pagado de sí mismo, y todo por una estupidez personal,
maloliente e ignominiosa. 22

Belinski, para hacerle justicia, a menudo sabía criticarse a sí mismo con


agudeza e incluso condenarse, pero Dostoievski, recordando los insultos a
Cristo, junto con sus consecuencias nechaevistas, ahora evidentes (para
21
Ibid., p 215
22
Idem.

EL REGRESO D EL EX ILIADO ~ 533


él), rebasó todos los límites de la furia. Pocos años después , aunque mostra-
ra a Belinski hablando en tono condescendiente acerca de Cristo, Dostoiev-
ski mostraría un tono mucho más imparcial.

Durante todos aquellos meses en Dresde , como puede verse por sus co -
mentarios acerca de cuestiones literarias y culturales rusas, Dostoievski se-
guía muy de cerca el curso de los acontecimientos de su patria. Le dijo a
Maikov que su propio "conocimiento de lo que estaba ocurriendo en Rusia"
probablemente era mejor que el de su corresponsal. "Leo tres periódicos
rusos diariamente, hasta el último renglón ( ¡!) , y recibo dos revistas. "23
Una de sus constantes causas de preocupación era el destino de La Aurora,
que no había logrado atraer suscriptores, y cuya falta de éxito repetidas
veces atribuiría Dostoievski a falta de habilidad de su mesa editorial y a su
impuntualidad en las fechas de publicación y de distribución. "Los prime-
ros números de La Aurora de este año [1871 ] dejan una muy mala impre-
sión: la total ausencia de algo contemporáneo , vital, candente (eso siempre
pudo decirse de ellos), una mísera ficción en prosa ... Hasta la novela tra-
ducida [Old-Town Folhs, de Harriet Beecher Stowe . J F] es simple basura. "
¿Cómo podría competir con El Mensajero Europ eo occidentalista y liberal ,
"que ha unido todos los nombres más brillantes (Turgueniev, Goncharov,
Kostomarov), que publica cada número de la manera más interesante y
rica , y que ha adoptado la costumbre de aparecer el primer día de cada
mes7"2-+
Aunque Dostoievski apoyara con todas sus fuerzas la actitud naciona-
lista y cuasi eslavófila de La Aurora, sus simpatías para con la revista se
habían visto sometidas a dura prueba por un artículo escrito con seudóni-
mo por el brillante y ultrarreaccionario Konstantin Leontiev (quien des-
pués atacaría Los hermanos Karamázov). Leontiev había dicho que la revista
El Tiempo de Dostoievski había sido "un fracaso ", y su ex director, en una
dolorosa carta enviada a Strájov, protesta contra esa difamación. No se tra-
taba , decía Dostoievski, de vanidad literaria: por ejemplo , no había puesto
objeción alguna cuando en una novela de Pisemski, publicada por entre-
n Ibid, p . 11 5; 25 ele marzo-6 de abri l de 1870.
2-1 Ibid., pp. 106-1 07; 12-24 de febrero ele 1870.

534 "" EL PANFLETO Y EL PO EMA


gas en La Aurora, uno de los personajes había dicho que Pobres gentes era
una novela "de talento , pero tediosa". La razón de que ahora levantara la
voz era que la familia de su hermano Mijaíl había hecho circular acusacio-
nes de que "yo había arruinado a mi hermano al apartarlo de sus anteriores
ocupaciones comerciales, convenciéndolo de que, en cambio, publicara
una revista . Esa acusación se hizo con encono", y "un renglón de una revis-
ta hará que sientan con mucha más fuerza, en sus corazones, esa acusación
contra mí".25 Strájov se disculpó por el "descuido'', pero bien podemos
atribuirle un motivo ulterior. Había sido un artículo de Strájov el que cau-
sara la supresión de El Ti empo, y el afirmar que la publicación había sido
un fracaso le quitaba de los hombros cierta responsabilidad. 26
Dostoievski no sólo se preocupaba por el destino de La Aurora sino
también por el futuro de su principal crítico literario , su desconocido ami-
go Strájov. Le dijo a Maikov -quien evidentemente no compartía su ad-
miración- que Strájov "es el único crítico de nuestros tiempos", 27 y prodi-
gó los consejos sobre la manera en que podría aumentarse la escasa
popularidad de Strájov, quien sufría por su lenguaje erudito pero un tanto
tibio. A veces, le aconseja Dostoievski , es necesario "escribir con el látigo
en la mano". Strájov era "demasiado , demasiado amable ... nihilistas y oc-
cidentalistas necesitan el látigo" y debían ser atacados de modo "más apa-
sionado y brutal''. En un artículo, Strájov había criticado a un escritor por
citar a los materialistas alemanes de moda Moleshott y Büchner en lugar de
a Platón y Hegel. Comenta Dostoievski: "Pero, sabe usted ... ellos [los nihi-
listas] lo considerarán a usted como a un anciano atrasado , que sigue pe-
leando con arco y flecha mientras que ellos , ya de tiempo atrás, utilizan
fusiles".28 La táctica preferida de Dostoievski consistía en combatir a los
nihilistas en su propio terreno y en volver sus propias armas contra ellos,
pero esa destreza y ese ardor combativo eran totalmente ajenos al tempera-
mento furtivo y complejo de StráJOV y a su disposición libresca.
Como sabemos, el artículo de Strájov sobre Granovski había tenido
gran importancia en la génesis de Los demonios; y otra de sus colabora-
ciones a La Aurora, una importante serie sobre Herzen, también puede

20
lbid. , p 179; 10-22 ele febrero ele 1871
26
Para mayor información sobre la su presión ele El Tiempo, véase Fran k, Dostoicvsl1i. La se-
cuela de la liberación, 1860-1865, FCE, Méx ico, 2010 , cap. '\111 , sec. 7.
17
/bid., p 112; 24 ele marzo-5 ele ab ril ele 1870.
28 Ibid., p. 125; 28 ele mayo-9 ele junio ele 1870.

EL REGRESO DEL EXILIADO ~ 535


vincularse con la presentación del personaje dostoievskiano Stepan Tro-
fímovich. Después de leer la primera entrega, Dostoievski escribió, con
aprobación , que "has hecho una labor sumamente buena estableciendo el
punto principal de Herzen: el pesimismo". Dostoievski se pregunta si las
"dudas" de Herzen eran realmente insolubles , y prevé una enérgica reac-
ción "cuando demuestres que Herzen dijo , antes que muchos otros, que el
Occidente está podrido" Del mayor interés es la opinión del propio Dos-
toievski acerca de Herzen, a quien ve en términos nunca mencionados por
Strájov: "La verdadera esencia de toda la actividad de Herzen, a saber,
que ha sido, siempre y por doquier, plincipalmente un poeta" (cursivas en el
original). 29

El poeta que hay en él triunfa por doquier y en toda, toda su actividad. El


propagandista es un poeta; el ac tivista político es un poeta; el socialista es un
poeta. ¡El filósofo es un poeta en el más alto grado! Esa calidad de su natura-
leza creo yo que puede explicar muchas de sus acciones, hasta su petulancia y
su inclinación a hacer juegos ele palabras acerca de las más elevadas cuestio-
nes morales y filosóficas (lo que , dicho sea ele paso, es indignante).

La cualidad "poética" del temperamento de Herzen, su incapacidad de


comprometerse de todo corazón con cualquier actividad intelectual o prác-
tica a que se dedicara , será uno de los rasgos más atractivos del carácter
burlescamente voluble de Stepan Trofímovich. Este elemento herzeniano
de Stepan Trofímovich también constituye el trasfondo histórico de sus tem-
pestuosas relaciones con Peter VerJOVenski y las ideas nihilistas de su reto-
ño (volveremos a esto en el capítulo X};:iv) .
Strájov escribió por entonces buen número de artículos sobre Turgue-
niev, y Dostoievski, a quien en parte ofendió su falta de severidad , se refie-
re a ellos a menudo en sus cartas. La ya intensa animosidad de Dostoievski
recibió más combustible con la publicación del artículo de Turgueniev "La
ejecución de Troppmann" en El Mensaj ero Europeo. Turgueniev, como Dos-
toievski, se oponía a la pena capital, y había escrito un relato presencial de
la ejecución de un célebre delincuente para protestar contra este castigo
extremo. Pero , como Dostoievski vio las cosas, Turgueniev se había concen-
trado más en su propia repugnancia y desaliento que en los padecimientos

"" /bid , p. 113 , núm. 28.

536 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


del condenado. A Dostoievski, quien en cierto momento había pasado por
esos mismos tormentos y que en El idiota los había comparado con las ago-
nías de Cristo en Getsemaní [8: 21], los melindres de Turgueniev ante ese
cuadro le llenaron de una ira apenas contenible.

Tú puedes tener una opinión distinta , Nikolái Nikolaevich - le dijo , furioso ,


a Strájov- , pero ese esc rito pomposo y refinado me llenó de indignación.
¿Por qué insiste en dec ir que sintió cierto embarazo y en repetir que no tenía
derecho de estar allí/ Claro , si sólo llegó a ver un espectáculo; pero nadie en
el mundo tiene el derecho de apartarse y de pasar por alto lo que ocurre en la
tierra , y de ello hay razones morales supremas. Hamo sum y nihil hwnanum,
etc., etc . La impresión principal que deja la pieza ... es de una terrible preocu-
pación, al grado de extrema susceptibilidad , por sí mismo , por su seguridad y
paz de espíritu, ¡y eso, a la vista de una cabeza cortadar 30

Dostoievski parodiaría ese artículo en Los demonios, y también utiliza-


ría la observación ulterior de que "considero a Turgueniev el más decaden-
te de todos los escritores rusos en decadencia . .. escribas lo que escribieres
'en favor de Turgueniev', Ni kolái Nikolaevich".31 La frase citada es el título
de un artículo en que Strájov critica muy discretamente a Turgueniev por
su recién anunciada adhesión al nihilismo, pero insiste en que la naturale-
za de su talento artístico hacía imposible esa alianza.
Cuando Strájov escribió que El Rey Lear de las estepas, de Turgueniev,
había dejado una "poderosa impresión" en sus lectores, Dostoievski con-
traatacó : "No me gusta nada el 'Rey Lear' de Turgueniev. Es algo pomposo y
hueco. El tono es bajo, ¡oh, terratenientes que ya habéis dicho lo que te-
níais que decir! juro a Dios que no estoy hablando por envidia".32 Sin em-

"' Para una visión menos tendenciosa del artícul o de Turgueniev, véanse las reflex iones, pro-
fund amente sentidas, de Roben L. jackson en Dialogii es with Dos toevshy (Stanforel , 1993), pp.
29-54; también, William C. Brumfielcl, "lnvitation Lo a Beheaeling: Turgenev anel Troppmann",
Cw1aclia11-Ame1ica11 Slavic Sludics, 1 (primavera de 1983), pp 79-88.
Una de las anotaciones de Dosto ievski acerca ele su epilepsia (7-1 9 de enero de 1870) obser-
va misteriosamente que un ataque ocurrió "e l día y casi a la misma hora de la agonía ele
Tropprnann". Puede suponerse que Dostoievski sentía algún nexo misterioso entre los tormen-
tos ele Troppmann y sus propios trastornos psíquicos. Véase E. M. Konshina , Zc1pisnic Tetracli F
M. Dostoevslwgo (Moscú-Leningraelo , 1935), pp. 83-84.
11
PSS, 29/libro 1: 127-129; 11-23 de junio de 1870.
12
Jbicl., p 153; 2-14 ele diciembre de 1870.

EL REG RESO DEL EXILIADO ~ 537


bargo , Strájov siguió elogiando el arte de Turgueniev y sosteniendo que sus
dones literarios compensaban con creces sus vacilaciones ideológicas. Dos-
toievski casi no daba crédito a sus ojos, y pensó que tal vez había leído mal
las palabras de Strájov. "Si reconoces que Turgueniev perdió de vista su
punto, y está protegiéndose -objeta- y no sabe qué decir respecto a cier-
tos fenómenos de la vida rusa (a los que trata burlonamente, por si acaso),
entonces debiste reconocer que sus mayores dotes artísticos se han debili-
tado (como era inevitable) en sus últimas obras. Esto es exactamente lo
que ha ocurrido: se ha debilitado como artista." Mas para gran sorpresa de
Dostoievski, Strájov no había llegado a esa conclusión: "Reconoces su don
artístico anterior hasta en sus últimas obras. ¿Es así'? Pero tal vez esté yo
errado (no en mi opinión de Turgueniev, sino en la de tu artículo). Tal vez
sólo se trate de que no expresaste muy correctamente tu opinión". 33
Sin embargo, Dostoievski no se había equivocado, y esta defensa de
Turgueniev lo llevó a hacer unas consideraciones morales que dejaban muy
atrás la cuestión del talento individual. En realidad le dieron un atisbo,
que desde entonces se ha vuelto clásico , acerca de la evolución de la litera-
tura rusa y de su propia posición en sus fil as. En un tiempo , Dostoievski
había aceptado la opinión de que la obra de Turgueniev se había debilitado
por su prolongada residencia en Europa ; pero sentía ahora que "la razón es
más profunda" y va más allá de la personalidad de Turgueniev, porque "en
realidad es literatura de hidalgo terrateniente. Esta clase social ha dicho ya
todo lo que tenía que decir (soberbiamente por León Tolstoi) . Pero esta pa-
labra , de hidalgo terrateniente en el más alto grado, ya fue su última. No
ha habido una palabra nueva que remplace la de los hidalgos terratenientes
y, además , no ha habido tiempo para ella. (Los Reshetnikovs no han dicho
nada. Y sin embargo los Reshetnikovs expresan la idea de la necesidad de
algo nuevo en la palabra artística , algo que ya n o sea de hidalgo terratenien-
te, aunque lo expresen en una forma repugnante.)" 34
F M. Reshetnikov era un realista social de segunda fila, cuya novela El
pueblo de Podlipov [Podlipovtsy] creó considerable revuelo por su implacable
descripción de las condiciones de vida primitivas y casi bestiales de los
campesinos (en su mayoría, de ascenden cia finlandesa) de las cercanías
de Perm. Nada podía estar más lejos del mundo de las casas de campo y de
clase alta , el de Tolstoi y de Turgueniev, o aun de la lírica y poética descrip-
" Ibid, p. 216n. 21.
H Idcm.

538 ... EL PANFLETO Y EL POEM A


ción de la vida campesina que aparece en Los apuntes de un cazado1; de Tur-
gueniev. Sin duda Dostoievski se sintió capaz de aportar ese mundo nuevo :
no imitando la manera de Reshetnikov y de otros como él (aunque había
sido su precursor en La casa de los muertos), sino dramatizando y comba-
tiendo la confusión moral-espiritual y el caos que habían causado el surgi-
miento del nihilismo.
Las reacciones de Dostoievski a los artículos de Strájov acerca de Her-
zen y de Turgueniev vinieron a alimentar directamente la creación de su
nueva no vela; también mantenía una mirada vigilante sobre sus competi-
dores literarios que tra taban el mismo tema. En El Mensajero Rus o había
estado leyendo las entregas de una reciente novela antinihilista, A cuchillo
desenvainado [Na Nozahh], que N.S . Leskov estaba publicando con un seu-
dónimo. Aunque Dostoievski había publicado a Leskov en La Época y ad-
mirado su talento, ahora le comentó desdeñosamente a Maikov que el libro
"contiene muchos disparates ... es como si se desarrollara en la luna". Des-
de luego, Dostoievski estaba pensando , como contraste, en su propia no-
vela, en la que estaba tomándose grandes trabajos por delinear un marco
social verosímil. Sin embargo, concen tra su elogio en los retratos que hace
Leskov de los clérigos rusos ("¡Qué maestro es al describir a nuestros sa-
cerdotes! ¿Qué te parece el padre EvangeP "), y en la presentación psicoló-
gica de un personaje llamado Vanskok.
Este sobrenombre designa a la jefa de un círculo radical que se hizo fa-
mosa por su devoción invariable, fanática, absoluta y abnegada a la causa,
que ella aceptaba con una fe casi infantil. "Gógol nunca escribió algo más
típico y preciso ... ¿sabes<, yo he visto a esa Vanshoh, la he oído en perso-
na ... Personaje asombroso. Si los nihilistas de comienzos de los sesenta
desaparecen , esa figura sí quedará para ser recordada siempre. "35 Dostoiev-
ski también tiene cuidado de presentar en Los demonios a sus nihilistas no
como infames villanos que actúen por motivos deshonrosos o puramente
egoístas, sino como personas vanidosas, presumidas, frívolas o simplemen-
te ingenuas ... fácil presa para alguien como Peter Verjovenski, quien sabe
cómo aprovechar sus humanas fl aquezas. Nunca debem os olvidar que el
propio Dostoievski había sido de joven un conspirador revolucionario , y
que sabía muy bien que quienes se habían unido a él distaban mucho de
ser pillos o réprobos.

li /bid. , p. 172; 18-30 de enero de 1871.

EL REGRESO DEL EX ILIADO ~ 539


s

Fue en la primavera de 1871, poco antes de embarcarse en el viaje de re-


greso a Rusia, cuando Dostoievski hizo su último intento de ganar en el
juego. Tal fue la última vez que se acercó a una mesa de ruleta -lo que,
sin duda, es digno de notarse-, pero se ha puesto tanta atención en lapa-
tología de su vicio que nadie se ha fijado en su desaparición. De hecho, se
ha argüido que si dejó de jugar sólo fue porque en los cuatro últimos viajes
que hizo a Alemania, para cuidar su salud, los casinos estaban cerrados.
Pero debemos convenir con su esposa en que si Dostoievski no hubiese
vencido a la postre su vicio, le habría sido fácil dirigirse a donde las ruletas
seguían girando tentadoramente; antes, la distancia nunca le había impedi-
do ceder a su por entonces irresistible obsesión. Por consiguiente, debe-
mos suponer que Dostoievski superó su deseo de apostar, deseo que Freud
consideró síntoma de una masoquista necesidad de castigarse a sí mismo,
basada, en el fondo, en deseos parricidas. Resulta extraño que Freud nun-
ca diga una sola palabra acerca de esta notable cura. 36
Si hemos de creer a las memorias de Anna, fue idea suya y no de su
marido que Dostoievski volviera a probar suerte en Wiesbaden. Estaba tra-
bajando afanosamente en los primeros capítulos de Los demonios, pero eran
manifiestas su depresión y su angustia, sintiéndose acosado a la vez por la
pérdida de su "sensación" de la vida rusa y por sus tristes perspectivas fi-
nancieras. Anna se encontraba nuevamente embarazada , y la perspectiva
de que su familia aumentara sólo intensificaba los tormentos de Dostoiev-
ski ante su falta de medios. Ambos deseaban desesperadamente retornar a
Rusia antes de que naciera su nuevo hijo, lo que significaba partir a princi-
pios de julio. Sucedió que Anna había logrado acumular un pequeño exce-
dente de trescientos táleros y estuvo dispuesta a sacrificar cien de ellos para
que su marido pudiera distraerse un poco. También sabía que después de
cada desventura ante las mesas de juego, Dostoievski volvía a escribir con
renovados vigor y devoción. Un día, Anna llevó la conversación al tema de
Wiesbaden, y Dostoievski aprovechó ávidamente la oportunidad. Fue ne-
cesario recurrir a ciertos subterfugios, por la presencia de la suegra de Dos-
toievski, quien desaprobaba el juego, y la pareja inventó un pequeño códi-
go que Dostoievski podría utilizar cuando telegrafiara en demanda de
36
Para una opinión critica del artículo de Freud, véase mi "Freud's Case-History of Dostoevsky",
publicado como apéndice de Dostoievsky. Las semillas de la rebelión, FCE, México, 2010 , pp 471-487.

540 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


dinero. En retrospectiva, Anna escribe que estaba convencida de que su
marido perdería, como de costumbre, pero tal vez también albergara cierta
esperanza de que , como en ocasiones había sucedido, Dostoievski pudiera
traer a casa algunas ganancias.
Pero Dostoievski perdió casi inmediatamente todo su dinero y, para
empeorar las cosas , también perdió los treinta táleros que le habían envia-
do para el regreso. Una vez más, tuvo que escribir las eternas cartas implo-
rantes, llenas de arrepentimiento, en que no pedía perdón, sino lo contra-
rio: "Si en este momento me tienes lástima, no me la tengas, no soy digno
de ella". Se declara aterrado al pensar en cómo la noticia afectará a Anna,
ya en los últimos meses de su embarazo, y también se siente culpable al
pensar en su hijita: "Y Liuba, Liuba ... ¡cuán vil he sido' " Al pedirle a Anna
que le envíe otros treinta táleros, que jura no apostar, piensa en la terrible
perspectiva de lo que podría ocurrir si volviera a traicionar su confianza.
"Pero, ángel mío, trata de comprender que, después de todo, sé que te mori-
rías si yo vol viera a perder [las cursivas son nuestras]. ¡No soy un loco! Des-
pués de todo , sé que entonces estaría yo acabado ... Créeme por última vez,
y no lo lamentarás. "17
La última frase en cursivas se refiere a la promesa que hace Dostoievski,
poco más adelante, de no volver a apostar nunca (promesa que había he-
cho con frecuencia en el pasado y que con la misma frecuencia la había
pasado por alto). Pero , en retrospectiva, tal vez podamos notar una nueva
nota de resolución en sus vehementes declaraciones, un deseo de enfren-
tarse por fin a sí mismo , de una vez por todas.

¡Ania, mi ángel guardián! Dentro de mí ha ocurrido algo gra nd e; una vil fan-
tasía que me ha atormcnlaclo desde hace casi diez años se ha desvanecido.
Durante diez años (o, mejor dicho, desde la muerte de mi hermano , cuando
de pronto me vi abrumado de deudas) no dejé ele soñar en obtener ganancias.
So1iaba yo en serio , apasionadamente; ahora , todo eso ha pasado. ¡Ésta fu e
ABSOLU TAMENTE la última vez ' ¿Me creerás, Ania, que ya tengo las manos des-
atadas? Las había tenido atadas por el juego

También como de costumbre, la carta está llena de afirmaciones del de-


seo de volver al trabajo , y proclama que "ahora pensaré en cosas serias, y no

37 PSS, 29/libro 1: 196- 199 ; 16-28 de abril de 18 71.

EL REGRESO DEL EXILIADO ~ 541


soñaré durante noches enteras con el juego, como soñaba antes. Y por tanto
las cosas serias avanzarán mejor y con más rapidez, ¡bendito sea Dios1" 38
Anna, que ya había oído todo esto muchas veces, se mostró comprensible-
mente escéptica, pero el tiempo demostraría que sí había ocurrido algo de-
cisivo, y vale la pena detenernos en lo que pudo ser su causa o sus causas.
Creo que no debemos subestimar la creciente hondura e intensidad
del amor de Dostoievski a su esposa (y su dependencia de ella) como re-
sultado de su vida en común y de haberse encontrado unidos y casi total-
mente aislados de un medio social normal. Los nexos entre ellos se habían
vuelto muy poderosos e íntimos, y las referencias de Dostoievski a Anna
que aparecen en sus cartas, así como las palabras registradas en el diario de
ella, se vuelven cada vez más cálidas, admirativas y sinceras. No cabe duda
de que la culpabilidad de Dostoievski por haber hecho sufrir a Anna con
su vicio del juego se volvió más lacerante al pasar los años. Le escribe Dos-
toievski desde Wiesbaden: "¿Me creerás, mi ángel, que todo el año he so-
ñado con comprarte los aretes que no te he devuelto? Tú has empeñado
todo lo tuyo, por mí, en estos cuatro años, y me has acompañado, con nos-
talgia de tu patria". 39 A Dostoievski siempre le había obsesionado el temor
de que un día se agotara la infinita tolerancia de Anna, y ahora le preocu-
paba que la salud de su esposa -de momento muy precaria- fuera afec-
tada por sus pérdidas y su falta de credibilidad. La terrible posibilidad de
que Anna muriera de pena por las locuras de su marido no sólo debe con-
siderarse como un adorno retórico.
Ciertamente, este miedo ya se había manifestado palpablemente en dos
aterradoras imágenes oníricas. "Soñé anoche con mi padre - le dice Dos-
toievski-, pero de una manera tan horrible como sólo se me apareció dos
veces en mi vida, anunciando un terrible desastre, y las dos veces el sueño
se realizó. (Y ahora, cuando recuerdo mi sueño de hace tres días de que tú
habías encanecido , ¡deja de latirme el corazón! Señor, ¿qué te ocurrirá
cuando recibas esta carta?)." 40 Anna comentaría después así esta misiva:

Fiódor Mijaílovich creía en la importancia de los sueños. En particular le alte-


raba siempre ver en sueños a su hermano Misha o, particularmente, a su pa-
dre. Las imágenes de sus sueños siempre anunciaban algún infortunio o cala-
18
Ibi cl., p. 199.
N Ibid, p. 198.
"º !bid., p. 197.

542 ... EL PA N FLETO Y EL POEMA


midad; y yo fu i testigo varias \'eces de que poco después de una ele esas
imágenes de suel1os (dos o tres días después) había una enfermedad o una
muerte en la familia , de alguien que hasta entonces había estado sano, o un
graw ataque epiléptico de Fióclor, o alguna desgracia material. Por fortuna ,
esta vez no ocurrió nada. 41

Dostoievs ki pudo sentir que ya estaba advertido de que Anna sufriría


algo trágico si él continuaba apostando, y las aterradoras imágenes oníri-
cas , cuyo impacto sobre Dostoievski puede compararse con el del sueño
final de Raskólnikov, tal vez fu eron interpretadas como e\ aviso de una ca-
tástrofe si continuaba cediendo al vicio.
Otro incidente narrado en la carta - y al que se ha prestado poca aten-
ción- es tan curioso que merece un comentario. Dostoievski no sólo to-
maba muy en serio las imágenes de sus su eños, sino que también creía en
augurios y premoniciones; en general era muy supersticioso, e influencia-
ble a toda insinuación de los dictados de una voluntad superior. 42 En Wies-
baden, después de estar apostando hasta las 9:30 de la noche y de perderlo
todo , se fue a buscar al sacerdote ruso. "Pensé en el camino -le explica
Dostoievski a Anna- , mien tras corría a verlo por las calles oscuras y des-
conocidas, que después de todo él es el pastor del Señor, y que hablaría
con él no como con una persona en privado, sino como en confesión."
Desorientado en la oscuridad, vio ante él un edificio cuyos contornos va-
gamente orientales le pareció qu e señalaban su destino. "Cuando llegué a
la iglesia que había creído rusa , en una tienda me dijeron que no era rusa
sino judía. Fue como si me echaran un balde de agua fria . Volví corriendo
a casa; ahora es la media noche, y yo estoy aquí sentado escribiéndote. "
El sencill o error de confundir un edificio con otro, ¿por qué pudo ejer-
cer tan poderoso efecto sob re Dostoievski7 Manifiestamente , trató de ex-
presar que todo su sistema n ervioso había sufrido un choque , y acaso inter-
pretara esta sensación como un signo ominoso . Los judíos, en el trasfondo
de El jugador, sabían cómo controlarse al apostar, y le habían advertido a
Alexéi lvánovich que no volviera al casino; desde luego, también había la
41
Citado en i/Jid., p. 467.
42
Escribiendo acerca de Dostoievski en Siberi a en 185-+, cuanel ,) le preocupaban los se!lli-
mi entos ele su futura esposa, obsel'\'a e l barón \Vra ngel: "De pro nw se rnl\'ió supersti cioso. em-
pezó a hablarme ele clari\idencia. \·isiwba a acli \·inos. y como yo. de \TinLc ai'Jos. tenía mis propias
ideas fantásticas . me ckjé arrastrar por él a \·isitar a una anc iana que decía la buena fort una con
se millas". Barón ,\. E. v\·rangel. \1osp,nni11u11ivu o F M. Dostuc1•slwlll (San Pctersburgo, 1912), p. 53.

EL REGRESO DEL EXILIADO ~ 543


eterna asociación de los judíos con el dinero y la codicia. Pudo ser que
Dostoievski considerara que su error le indicaba , mediante una señal des-
de lo alto , que su manía del juego estaba llevándolo a una degradante pro-
ximidad al pueblo tradicionalmente relacionado con el sucio afán de lucro.
Acaso en el futuro , cada vez que se viese tentado a jugar, este recuerdo
(para él) envilecedor y terrible actuara sobre él como una barrera. Una pos-
data de la carta confirma que en ese momento sintió haber llegado a un pun-
to decisivo de su vida: "No iré a ver a un sacerdote , por nada y en ningún
caso. ¡Fue uno de los que conocieron al antiguo, al viejo, al anterior Fiódor,
al que se ha desvanecido! ¡Hasta para mí sería penoso encontrarlo1" 43
Dostoievski volvió de Wiesbaden resuelto , pese a la pérdida de ciento
ochenta táleros , a hacer planes para volver a Rusia en julio. Había calcula-
do que necesitaría tres mil o cuatro mil rublos para llegar a salvo, pero de-
cidió ahora emprender el viaje aunque sólo dispusiera de mil. "Quedarnos
en Dresde durante otro año -le escribió a Maikov- sería lo más imposible
de todo. Significaría matar a Anna Grigórievna de desesperación, que ya no
puede contener. .. También es imposible para mí no mudarme durante un
año. "-+-+ Kátkov le había prometido los mil para fines de junio, pero Dostoiev-
ski le escribió de inmediato, como lo había hecho tan a menudo después de
cada desastre en la ruleta , para narrarle sus penas y pedirle que le enviara
el dinero lo antes posible. Aunque el viaje sería difícil - los Dostoievski
viajarían sin ninguna ayuda, y llevando en brazos a Liuba-, no había
tiempo que perder: se esperaba que Anna diera a luz a principios de agosto.
Kátkov, siempre condescendiente , aceptó enviar el dinero solicitado y
los Dostoievski se prepararon para partir, lo que significaba recuperar los
bienes que habían empeñado, pagar sus cuentas y empacar. Esto hizo sur-
gir la pregunta de qué hacer con los papeles de Dostoievski, pues se le ha-
bía advertido que había orden de examinar muy minuciosamente su baga-
je en la frontera. Para gran pesar de Anna , Dostoievski insistió en echar al
fuego las primeras versiones de El idiota, Los demonios y El eterno marido.
Logró convencerla de que, si se llevaban todos esos papeles, los tendrían
detenidos varios días en la frontera mientras examinaban los documentos,
y esto sería muy peligroso en el estado de Anna. Por fortuna , Anna logró
rescatar los cuadernos de notas de Dostoievski, los cuales confió a su ma-
dre para que los llevara en el otoño.
4
' PSS, 29/libro 1 198 .
H Ibid., p. 205: 21 de abril- 3 ele mayo de 1871.

544 .. EL PAN FLETO Y EL PO EM A


La familia Dostoievski partió el 5 de julio , y la tarea de Dostoievski
consistió en mantener contenta y divertida a Liuba durante las sesenta y
ocho horas de viaje. Al parecer lo logró de manera ejemplar llevándosela a
pasear por la plataforma durante las paradas, jugando con ella y comprán-
dole leche y alimentos; Anna , debilitada, elogia en retrospectiva sus talen-
tos de niñera. Como lo habían esperado, los detuvieron en la frontera y los
documentos de Dostoievski fueron puestos aparte para escudriñarlos mi-
nuciosamente. Todos los demás pasajeros salieron de la aduana para tomar
el tren que los llevaría a San Petersburgo, y los Dostoievski temieron per-
derlo si los detenían. Pero Liuba salvó la situación: lloró con tal fuerza e
insistencia , pidiendo alimento, que los funcionarios se apresuraron a de-
volver los documentos confiscados y alejar a la familia donde no la oyeran.
¡Hasta allí llegó la inspección fronteriza, así como las órdenes de la policía
secreta' Por fin de regreso en su patria, a los Dostoievski todavía les aguar-
daba un viaje de veinticuatro horas en tren. Pero se sentían como si estuvie-
sen pasando por la maravillosa realización de un sueño largamente acari-
ciado. "El estar conscientes de que avanzábamos por tierra rusa - recuerda
Anna-, de que lo que nos rodeaba era nuestro propio pueblo , el pueblo
ruso , era tan reconfortante que nos hizo olvidar todas las dificultades del
viaje. "-+ 5

El trabajo en Los demonios, desde luego, siguió adelante cuando los Dos-
toievski se establecieron en San Petersburgo, donde , el 16 de julio de 1871 ,
tuvieron otro hijo , Fiódor. En la primavera de 1872 se trasladaron a un po-
blado campestre, llamado Staraia Russa , para escapar tanto del sofocante
calor veraniego de San Petersburgo como de las presiones e interrupciones
de la vida social. La composición avanzaba sin mayores tropiezos, aunque
el autor, siempre minucioso, se quejara de la dificultad de obtener los efec-
tos precisos que deseaba; empero, no hay incertidumbres acerca del con-
cepto o la dirección del libro, o siquiera de alguna de las principales esce-
nas a las que se acercaba.
El dominio, insólitamente firme , que Dostoievski tenía de su futuro tex-
to puede atribuirse a diversas causas. Una de ellas, le dijo a Kátkov, era que

41
Anna Dostoevsky, Remi niscences, p. 168.

EL REGRESO DEL EXILIADO ~ 545


el carácter de Stavroguin se le había "revelado en escenas, en actos, y no en
declaraciones"; por ello , no tenía que inventar situaciones dramáticas con-
forme avanzaba para mostrar la personalidad de Stavroguin. Otra razón
es que Dostoievski trabajaba en Los demonios de una manera sin preceden-
te, que le daba algo del dominio general de su manuscrito que tanto había
envidiado en sus más prósperos rivales en literatura. Ellos podían contem-
plar sus novelas como conjuntos o en grandes partes antes de publicarlas ,
mientras que Dostoievski, presionado por la necesidad , se había visto obli-
gado a escribir de un mes a otro sólo con unas cuantas notas y bocetos
para indicarle lo que debía contener su siguiente entrega. En cambio, en
Los demonios, le informa a Kátkov, "algo ocurrió ... que no me había sucedi-
do nunca; suspendí el trabajo al principio , durante semanas, y escribí a
partir del final" .46 Pudo Dostoievski, así, tener una visión mucho más clara
del libro en conjunto, en una etapa muy anterior de su composición, de lo
que pudiera hacerlo con sus dos anteriores grandes novelas.
Lo clara que tenía esta imagen puede verse en una observación hecha a
Maikov después de publicados los primeros capítulos y de que su confi-
dente le había enviado una entusiasta carta de felicitación. Una frase , cita-
da por Dostoievski en su respuesta , le produjo la mayor satisfacción. "En
tus comentarios hiciste una afirmación brillante: 'Esos son héroes de Tur-
gueniev en su vejez'. ¡Eso es formidable! Mientras escribía, yo mismo estaba
soñando con algo así, pero con esas palabras lo has aclarado todo , como
en una fórmula. " Así, Maikov confirma el sentido que el propio Dostoievski
tenía de la relación del libro con Padres e hijos , pero el novelista le advierte
a su amigo que no debe considerar a Stepan Trofímovich -a quien se re-
fiere el comentario- como el personaje principal.

Stepan Trofímovich es un personaje secundario; la novela no girará en torno


suyo; pero su historia sí es tá directamente relacionada con otros hechos (los
principales) de la novela, y por tanto lo he tomado a él como piedra angular
de todo. Pero a Stepan Trofímovich le tocará el turno de lucirse en la cuarta
parte [en realidad, fue la tercera] : en ese punto, su destino llegará a una con-
clusión sumamente original. No puedo asegurar nada más, pero ese pasaje sí
puedo garantizarlo de antemanoH

6
-+ PSS, 29/libro 1 142; 8-20 de octubre de 1870.
-t7 Ibid. , pp . 184-185; 2-14 de marzo de 1871.

546 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


Aquí Dostoievski señala uno de los problemas estructurales de la obra
(la relación de Stepan Trofímovich y Stavroguin) y también muestra cuán
claramente había imaginado ya las maravillosas páginas dedicadas a "La
Última Peregrinación de Stepan Trofímovich".
Un ejemplo similar de la presciencia de Dostoievski puede verse en lo
que le contó a su sobrina, a quien había dedicado El idiota en el texto de la
revista. Este honor había provocado cierta envidia de la hermana mayor de
Sofía, María Aleksándrovna, quien también aspiraba a ver unido su nombre
a una de las novelas de su tío. Cuando Sofía le transmitió este deseo a Dos-
toievski, él escribió que aunque le habría encantado atender a su petición ,
esto le parecía indebido. La razón era que "habrá pasajes en la novela (en
las partes segunda y tercera) que aunque pueda leerlos una muchacha de
todos modos no sería apropiado dedicarle a ella. Uno de los principales
personajes de la novela le confiesa a otro, secretamente, haber cometido
un crimen. La influencia psicológica de ese crimen sobre el personaje des-
empeña un gran papel en la novela; sin embargo, lo repito , el crimen , aun-
que cualquiera pueda leerlo , no es apropiado para una dedicatoria. Cuando
se dedica algo , es como si se estuviera dicien do en público a la persona a
quien se hace la dedicatoria: 'Pensé en ti al escribir esto"' _-ts
Dostoievski está refiriéndose aquí a un capítulo de la novela que no fu e
publicado durante su vida el capítulo a veces llamado "La confesión de
Stavroguin" o, más literalmente, "En donde Tijón". Inicialmente iba a ser el
capítulo 1x de la segunda parte, y sería el final de esa sección, aunque exis-
ten indicaciones de que Dostoievski también pensó en colocarlo al princi-
pio de la tercera parte; empero , la lógica interna de la estructura temática
lo hacía más apropiado para la primera opción. En este capítulo se narra la
visita de Stavroguin a un monasterio cercano -donde vive el monje Tijón-,
y su confesión , en forma de documento escrito, de haber violado a una
niña de doce años. Dostoievski escribió este capítulo en el otoño de 1871 y
lo terminó antes del final de noviembre . Los capítulos v11 y vm aparecieron
en el número de noviembre de El Mensajero Ruso, pero entonces se inte-
rrumpió la serialización. Kátkov se negó a aceptar ese episodio, decidida-
mente escandaloso , y Dostoievski no logró hacerlo cambiar de opinión.
Por ello, estas páginas no aparecieron durante la vida de Dostoievski, aun-
que algunas partes inofensivas del texto serían utilizadas en El adolescente.

•~ /b id, p. 164; 6-1 8 de enero de 187 1.

EL REG RESO DEL EXILIADO ~ 547


El capítulo fue descubierto entre los documentos de Dostoievski en 1921,
publicado en 1922 y desde entonces ha sido tema de considerables con-
troversias entre los críticos.
El texto existe en dos versiones: una consiste en las galeras que Dos-
toievski recibió de la revista antes de que se tomara la decisión de no pu-
blicarlo; la segunda es una copia, transcrita por Anna, que contiene las al-
teraciones y correcciones que hizo Dostoievski en su esfuerzo por atender
a las objeciones de los editores. Dostoievski se alarmó por el rechazo de
esta piedra de toque de su creación, que no sólo contiene la crucial revela-
ción de toda la gama y profundidad de la depravación de Stavroguin sino
también su motivación moral-filosófica , sus tormentos internos y su anhe-
lo de redención. Para poner a prueba su propio juicio , Dostoievski leyó en
voz alta las galeras a amigos suyos como Maikov, Strájov y una nueva rela-
ción, K P Pobedonostsev, quien por entonces era el preceptor del príncipe
heredero, Alejandro. Cuando ellos convinieron, unánimes, en que una sec-
ción (la parte 2ª del capítulo 1x, que contiene la confesión de Stavroguin)
era "demasiado realista", Dostoievski empezó a inventar variaciones , una
de las cuales describía el encuentro de Stavroguin con una adolescente en
unos baños, llevada allí por su institutriz para encontrarse con él. Alguien
le había hablado a Dostoievski de un incidente similar; pero sus "conseje-
ros" le advirtieron que no lo pusiera porque podía ser interpretado como
un insulto para las institutrices y, lo mezclarían, por ello, en la "cuestión
femenina" .49 Por cierto que esta variante de la confesión llegaría a transfor-
marse en la leyenda de que el propio Dostoievski, presentándose inespera-
damente un día en la habitación de Turgueniev cuando su colega estaba de
visita en San Petersburgo , le había confesado ese mismo crimen.50
49
Ésta es la versión de los hechos que aparece en las Reminiscences de Anna Dostoevsky, pp.
378-379. La han aceptado los editores del comentario sobre la novela, PSS, 12: 239.
so Este persistente rumor, que continúa ensombreciendo la reputación de Dostoievski , ha
sido exhaustivamente investigado por V N. Zajarov. Desde su primera aparición en la prensa,
que data de 1908, analizó todas las expresiones que lo pusieron en circulación y demostró que
las diversas versiones son incongruentes y contradictorias. Asimismo, sobre la base de todo lo
que sabemos sobre las vidas de Dostoievski y de Turgueniev, Zajarov demuestra que esa visita
no pudo ocurrir en el periodo en que se la suele colocar.
ZaJarov cree que Turgueniev inventó esa historia en los últimos años de su vida , como una
anécdota satírica para caracterizar a Dostoievski y en venganza por la cari catura de sí mismo
que aparece en Los demonios. Luego, a fuerza de repetirla, se convirtió casi en un hecho. Otras
variedades de la leyenda, repetida por Strájov en cana a Tolstoi en 1883, se han remitido de
manera convincente a los esfuerzos de Dostoievski por obtener apoyo para su capítulo rechaza-

548 .. EL PANFLETO Y EL PO EMA


Dostoievski fue a Moscú en enero de 1872 para consultar a los editores
acerca del capítulo, y al mes siguiente le informa a Sofía lvánovna que ,
después de una angustiosa decisión, había decidido no inventar una nueva
versión del crimen. En cambio , "conservando la sustancia del asunto, sólo
cambié el texto lo necesario para satisfacer a tan castos editores. Y en este
sentido, les he enviado un ultimátum. Si no lo aceptan, realmente no sé qué
haré". 51 La revisión de Dostoievski dejaba la duda sobre si había ocurrido
en realidad esa seducción: Stavroguin se niega a entregar a Tijón una parte
de su manuscrito, pero afirma categóricamente que no ocurrió nada inde-
bido, excepto un abrazo inocente. "Cálmese -le dice a Tij ón- , no es mi
culpa que la muchacha fuera estúpida y no me comprendiera. No pasó
nada , absolutamente nada. " A lo que responde Tijón: "¡Gracias a Diosl ", y
se persigna [12: 111]. Hay, asimismo, una intervención del narrador, quien
reflexiona diciendo que el documento era "una obra morbosa, la obra del
demonio que había tomado posesión de ese hombre", y sugiere que su con-
tenido podía no ser más que una invención. Se lo ha comparado con la
escena en que Stavroguin muerde la oreja del gobernador, causando un es-
cándalo, pero sin hacerle verdadero daño. Mas entonces el narrador da
marcha atrás: "Desde luego, no estoy manteniendo que el documento sea
falso , es decir, que haya sido íntegramente inventado. Lo más probable es
que haya que buscar en el medio la verdad" [12: 108].
En marzo de 1872, Dostoievski le escribió a N. A. Liubimov, editor
ayudante de Kátkov, refiri éndose a la revisión:

Creo que lo que les he enviado ... ahora se puede imprimir He suprimido lo
escabroso, he abreviado la sustancia y he revelado lo suficiente de esta aloca-
da aventura, aunque después quedara revelada con más fu erza. Le juro que
no puedo prescindir del meollo de la cuestión. Éste es un tipo social comple-
to , de los pies a la cabeza (en mi opinión), nuestro tipo, un ruso, una persona
ociosa , no por amor al ocio sino porque , habiendo perdido sus nexos con
todo lo nacional y, lo que es más importante, su fe, se deprava por un anhelo
melancólico ... pero abrumado por su conciencia, hace un esfuerzo de renovar-
se a sí mismo por medio de sus convulsivos sufrimientos y ele volver a creer.
Junto con los nihilistas, éste es un fenómeno serio. Le juro que existe en reali-
do leyéndo lo a sus amigos Véase V N. Zakharov, "fokli protiv legendi'', en Problemi Tz. uclieniyci
Dostocvshogo (Petrozavodsk, 1978), pp. 95-109.
11
PSS, 29/libro 1 227 ; 4 de febrero de 1872 (Vie.JO Estilo).

EL REGRESO DEL EXILIADO ~ 549


dad. Ésta es una persona que no cree en la fe de nuestros creyentes y les exige
una fe totalmente distinta ... Pero todo esto quedará aún más aclarado en la
tercera parte. 52

Pese a tantas insistencias y justificaciones, la revista aún vacilaba en


aceptar el capítulo. Sin embargo, no se tomó ninguna decisión final, y se le
dijo a Dostoievski que Kátkov, quien ya no deseaba imprimir la obra en
pequeñas entregas , aguardaría al resto de la novela antes de reanudar su
publicación. Por ello, Dostoievski siguió adelante , enviando varios capítu-
los más , en el supuesto de que se incluiría su sección discutida. Sólo a
principios de noviembre se enteró de que ya no había ninguna esperanza
de publicar ni siquiera la variante revisada de la confesión de Stavroguin.
Para entonces se había programado iniciar la publicación en el número de
noviembre, y por ello Dostoievski, de espaldas a la pared, retocó todo lo
que pudo del manuscrito para hacer frente a la nueva situación.
No es necesario, aquí , detallar todas las diferencias que existen entre el
manuscrito de la tercera parte y su forma publicada, pero una de ellas es
de particular importancia. En el capítulo v11, que narra la patética "peregri-
nación" de Stepan Trofímovich, éste escucha la lectura de unos pasaj es del
Evangelio y luego se atribuye la responsabilidad de haber infectado con
demonios todo el cuerpo de Rusia. Esta escena no aparece en el manuscri-
to, lo que significa que fue añadida después de que Dostoievski se enteró de
que no imprimirían su capítulo sobre la confesión. La omisión de esta esce-
na en el manuscrito puede indicar que Dostoievski se había propuesto ori-
ginalmente decir que Stavrogin se había echado a cuestas la carga de esta
culpa (lo que habría tenido mayor sentido temático) pero no pudo hacerlo
porque, sin el atisbo que había esperado ofrecer de los remordimientos de
conciencia de Stavroguin, una súbita revelación de esta conciencia, en las
últimas páginas, habría parecido insuficientemente motivada.
El resto de Los demonios se publicó, por fin, después de un retraso de
un año, en los números de noviembre y diciembre de 1872 de El Mensajero
Ruso. Al aparecer la novela, al año siguiente, en formato de libro, había si-
do una vez más extensamente revisada. Se eliminaron varios pasajes de la
segunda parte que hacían presagiar y motivar el encuentro con Tijón, y es-
tos pasajes, junto con el capítulo suprimido, deben tomarse en cuenta hoy

02
Ibid., p. 232 ; fin es de marzo-principios de abril de 1872.

550 ~ EL PANFLETO Y EL POEMA


en toda consideración del libro. Puesto que el propio Dostoievski no inclu-
yó este capítulo en ediciones ulteriores , han surgido dudas acerca de su
importancia , pero razones tanto internas como externas ofrecen una res-
puesta plausible al problema de que no lo reinstalara. Por una parte, Dos-
toievski había alterado en lo posible el texto aún inédito, antes de la publi-
cación de la revista, para hacer frente a la crisis que no había previsto; la
obra ya no representaba , por ello, su concepción original , y habría sido ne-
cesario reescribir muchas cosas para volver a transformarla. Asimismo ,
Dostoievski habría tenido que enfrentarse entonces al formidable obstácu-
lo de la censura oficial, que acaso no aprobara la obra.
Por tanto , Dostoievski decidió dejar bastantes cosas en paz, y, así, Stav-
roguin ha quedado como una figura mucho más enigmática y misteriosa
de lo que inicialmente debía ser, aun cuando no es probable que Dostoievski
lo concibiera de ningún modo como personaje enteramente diáfano. Pero
le falta la aclaradora motivación moral-filosófica que Dostoievski se había
propuesto darle, y resulta notable que se nos pueda mostrar tan gran parte
de su personalidad aun sin el efecto dignificador que pre tendía darle esa
motivación. Empero , si Dostoievski no pudo darnos el libro que original-
mente había concebido , no debemos, por ello , permitir que también a nos-
otros nos limiten esos obstáculos. Para comprender y apreciar toda la gran-
deza de la extraordinaria labor de Dostoievski, consistente en escribir nada
menos que una historia simbólica de los afanes moral-espirituales del espí-
ritu ruso durante la primera mitad del siglo x1x, deberemos analizar el tex-
to impreso con todos los medios que la investigación ha puesto en nuestras
manos para iluminar sus complejidades.

EL REGRESO DEL EXILIADO ~ 551


XXIII. Historia y mito en Los demonios: I

Los DEMONIOS ha ocupado su lugar, junto con Memorias desde el subterráneo


y Crimen y castigo, como parte de la continua lucha de Dostoievski contra
el nihilismo ruso del decenio de 1860. Sin embargo, en contraste con estas
obras anteriores, no sólo es una proyección imaginativa de las consecuen-
cias personales y moral-emotivas de la ideología radical, vistas por Dos-
toievski. El libro se basa, en gran medida, en material que Dostoievski re-
cabó acerca del "caso Nechaev": relatos personales, noticias de periódicos,
la propaganda que pudo encontrar en Europa y luego todos los numerosos
documentos publicados en relación con el juicio de los seguidores de Ne-
chaev en San Petersburgo.
Aunque el propio Nechaev, como Peter Verjovenski, salió de Moscú
antes del asesinato de lvanov, y escapó a través de la frontera, los miem-
bros de su grupo de Moscú en la Academia de Agricultura de Petrovski,
junto con muchos otros (sesenta y cuatro en total), fueron detenidos el 1º
de julio de 1871, y juzgados durante todo el verano. Por lo general, en Ru-
sia se celebraban en secreto los juicios políticos, pero las pruebas descubier-
tas por la investigación fueron consideradas tan comprometedoras para los
revolucionarios que las autoridades zaristas decidieron ventilar en público
todas sus fechorías. Para entonces, Dostoievski sólo había publicado los
capítulos primero y segundo de la segunda parte, y en el resto del libro
pudo aprovechar por completo estos datos adicionales.
Desde luego, Los demonios es una obra de arte, no una historia literal ni
un semireportaje (como La casa de los muertos). Tampoco sostuvo nunca
Dostoievski que tuviera otras pretensiones de verdad que las de una crea-
ción de su imaginación.

552 ....
Varios de nuestros críticos han observado -escribió en 1873- que en mi
novela utilicé la trama del conocido asunto de Nechaev. Pero se apresuraron a
añadir que mi libro no contenía retratos reales ni una reproducción literal de
la historia de Nechaev; habiendo aprovechado un acontecimiento, sólo traté
de aclarar su posibilidad en nuestra sociedad, y precisamente como hecho
social, no como anécdota, no como descripción de un hecho particular ocu-
rrido en Moscú. Todo esto, puedo observar, es perfectamente atinado. En mi
novela yo no he tratado en forma personal el conocido asunto de Nechaev y
de su víctima lvanov [21: 125]

Cierto es que en una carta enviada al príncipe heredero Alejandro Ale-


jándrovich anexa a un ejemplar del libro, Dostoievski se refirió a él como
"casi un estudio histórico"; 1 empero, el "casi" resulta una advertencia.
A mayor abundamiento, su concepto de la "historia" siempre había signi-
ficado captarla -como tantos otros escritores rusos, empezando por el
Evgeni Oneguin de Pushkin- en términos de tipos literarios históricamente
representativos pero creados con fines artísticos . Como escribió a propósi-
to del hombre del subterráneo, semejante figura "no sólo puede existir,
sino que positivamente debe existir en nuestra sociedad, dadas las circuns-
tancias en que nuestra sociedad, en términos generales, se formó" [5: 99;
las cursivas son nuestras]. El hombre del subterráneo no sólo era un indivi-
duo privado que existía como tipo particular de personalidad, sino tam-
bién alguien que manifestaba una verdad simbólica acerca de la naturaleza
de la sociedad rusa en general.
Vemos así que Dostoievski había creado personajes ficticios que, como
encarnaciones de ciertas ideas y actitudes socio-culturales, podían ser con-
siderados "históricos" en un sentido muy general, pero antes de Los demo-
nios nunca se había basado en hechos reales que fuesen del conocimiento
público. Aun cuando sus personajes pudiesen ser libremente inventados,
ellos (o sus prototipos) también eran conocidos por medio de otras fuentes
y debido a sus historias de la vida real. Este aspecto de la novela hace plan-
tear la pregunta, que nunca había ocupado lugar tan importante en la lite-
ratura dostoievskiana, de qué uso le daba su autor a esa documentación.
¿Hasta qué punto ofrece Dostoievski una imagen aceptable de lo que está
retratando, dentro de la gama de libertad en que se permite a un novelista

1
PSS, 29/libro 1: 260 ; 10 de febrero de 1873.

HISTOR IA Y M ITO EN LOS DEMONIOS.· 1 ... 553


modificar su verdadero punto de partida? Esta pregunta tiene que plantear-
se al hablar de Los demonios, particularmente en relación con el estrato so-
cial-político del libro.
Es obvio que Dostoievski no se limitó a las dimensiones verdaderas,
un tanto insignificantes, del asunto de Nechaev, que eran repugnantes y
reprensibles, pero de no gran importancia. De hacerlo así, "los hechos" sólo
le hubiesen ofrecido una historia bastante lamentable de un hecho desola-
dor que había ocurrido entre un puñado de estu diantes y sus amigos en el
medio universitario, quienes habían sido engañados y descarriados por un
fanático revolucionario que los llevó hasta el absurdo asesinato de una víc-
tima inocente. En cambio, este incidente no fue más que el núcleo de la
trama política de Dostoievski, quien la amplificó y magnificó , de acuerdo
con la técnica de su "realismo fantástico ", hasta ser una completa dramatiza-
ción de las tácticas y metas mucho más ambiciosas fijadas en los escritos
de Nechaev y de sus partidarios. Por ello , lo que ocurre en Los demonios es
mito y no historia (mito en el sentido de amplificación imaginaria de la rea-
lidad), arte y no verdad literal, así como Raskólnikov puede considerarse
un "mito" engendrado por el "nihilism o inmoderado" de Pisarev y de Zait-
sev. Pero mientras que en Crimen y castigo este mito es invención absoluta
de Dostoievski (Pisarev n o había pedid o, en realidad , el asesinato perpe-
trado por Raskólnikov), en Los demonios Dostoievski simplemente da vida
artística a lo que ya había encontrado inscrito en los documentos de que
dispuso . En todo caso, gran parte de lo que supo casi no le enseñó nada
nuevo, pues él pudo basarse en los recuerdos de sus propios días de cons-
pirador revolucionario, cuando su grupo secreto había actuado en las som-
bras para manipular al más extenso círculo de Petrashevski.
Y sin embargo , ¿hasta qué punto se mantiene Dostoievski fiel al espíri-
tu , si no a la letra, de lo que su documentación le reveló acerca del caso de
Nechaev? Una y otra vez, desde 1872-1873 hasta la actualidad , Los demo-
nios es una obra que ha sido atacada como sañuda calumnia al movimiento
revolucionario ruso de su época . Más recientemente, cuando los rusos han
empezado a hablar con libertad acerca de la vida en la ex Unión Soviética,
el libro ha empezado a parecer más profético que difamatorio ;2 empero, de
2
Como eJempl,1 ele un a reacció n reciente, permítaseme citar a Yuri Kariakin , conocido crit i-
co li tera ri o e historiado r de la cultura , quien tiene un interés pan icu lar en Dostoievski y que en
un tiempo había siclo uno ele los '\-crcladerns creyentes'" stali nistas. Recue rda el periodo de l ""
Co ngreso del Partido. cuando Kru shche1· ln»mt ó la cortina sobre Li 1-erdadera natura leza ele!

554 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


todas maneras se impone una consideración de estas persistentes acusacio-
nes. ¿Pinta en realidad Dostoievski personajes y describe una conducta y
unos hechos que ni el mayor esfuerzo de la imaginación podría hacernos
creer que ocurrieron entre personas comprometidas con la causa revo-
lucionaria rusa? De ser así, Dostoievski es culpable de calumnia; en caso
contrario, debe retirarse la acusación. El que fuese adversario de los ra-
dicales no lo convierte en calumniador, como tampoco su empleo de un
material que no los coloca bajo una luz favorable. Para sostener la acu-
sación deberá demostrarse que Dostoievski deformó o pervirtió drásti-
camente la conducta y los objetivos de personajes reales, y las circuns-
tancias en las que fundamentó su narración.

A la primera lectura, nada parece sostener más claramente la acusación


contra Dostoievski que su descripción de Peter Verjovenski. Este monstruo
de artería y duplicidad, que se asemeja al Yago de Shakespeare como ex-
perto en incitar a otros al mal, parecería alejado años luz de toda imagen
concebible de un revolucionario ruso del siglo x1x. ¿No fue creado íntegra-
mente por la malévola imaginación de Dostoievski7 Es indudable que el
verdadero Nechaev tiene poco parecido, física o socialmente, con el perso-
naje de Dostoievski. Y sin embargo, las acciones emprendidas por Peter
Verjovenski con verdadero deleite son exactamente las mismas que Ne-
chaev realizó o que habría realizado, de haber estado en su poder convertir
sus deseos en hechos .
Un retrato inmarcesible de Nechaev en acción aparece en una carta
stalinismo, y observa: "Para mí y para casi todos mis amigos, esto fue un verdadero terremoto.
Pero alguien cercano a mí (que ya ha muerto), un típico inlelligent ruso, un clásico Stepan
Trofímovich Verjovenski , con un doctorado en química, que era un profesor y buscaba alivio a
sus dificultades personales y políticas en Dostoievski, Léskov y ChéJOV, o partiendo cada jueves
a la Casa de los Maestros (donde tocaba la flauta en la orquesta), me dijo con una sonrisa triste:
'Pero, ¿sabes? Todo esto ya está en Los demonios. Estuvieron a punto de detenerme en el año 36
porque yo había leído esa novela . Alguien me denunció ' ..
"Aquellas eran noches aterradoras e iluminantes: leíamos Los demonios y los cuadernos de
preparación para la novela (los habíamos conseguido) .. Leíamos y no creíamos a nuestros
ojos: to do esto lo sabíamos, todo lo habíamos creído. y lo recordá bamos demasiado bien.
Leíamos y nos interrumpíamos unos a los otros casi en cada página: 'No pliede se1: ¿Cómo pudo
saber tocio es to?"'Yuri Karyakin , Dostoevslly i Kamm xx1 Vclw (Moscú, 1989), pp. 204-205 .

HISTORIA Y MITO EN LOS DEMONIOS: 1 ... 555


que tenemos la fortuna de poseer, de la pluma nada menos que de Mijaíl
Bakunin, quien -junto con el amigo de Dostoievski en Ginebra, el simpá-
tico pero débil N. P Ogarev- había sido uno de los más entusiastas parti-
darios de Nechaev. Muchos especialistas se han imaginado las curiosas re-
laciones personales entabladas entre el joven revolucionario, ferozmente
decidido, y el veterano de cien conspiraciones subversivas, apasionada-
mente elocuente y coronado por la aureola de su fabuloso pasado de insu-
rrecto. Pues Bakunin pronto se encontró a las órdenes del joven a quien,
con admiración, llamaba abreh (implacable guerrero musulmán de los pue-
blos del Cáucaso) y "joven águila". Pero esto fue antes de que Nechaev, tras
escapar a Europa poco después del asesinato de lvanov, empezara a aplicar
los mismos métodos, en que ambos habían convenido, contra el propio
Bakunin y el círculo de sus amigos comunes . Cuando Nechaev lo hizo, Ba-
kunin consideró necesario escribirle enjulio de 1870 a una familia con la
que Nechaev se había puesto en contacto. La carta es tan reveladora y tan
precisa en su definición de la absoluta falta de escrúpulos de Nechaev, que
vale la pena citarla íntegra:

Mi querido amigo, acabo de enterarme de que N [echaev] ha ido a visitarlo y


que usted se apresuró a darl e la dirección ele sus amigos (M y su esposa).
Debo concluir que las dos cartas en que le advertí a usted y le rogué qu e lo
rechazara llegaron demasiado tarde, y, sin ninguna exageración , considero
que el resultado ele este retraso es un verdadero in fortunio. Puede parecerle
extraño a usted que le recomiende rechazar a un hombre a quien le hem os
ciado cartas ele recomendación dirigidas a usted y escritas en los términos más
calurosos. Pero esas cartas están fe chadas en el mes ele mayo, y desde enton-
ces nos hemos visto obligados a reconocer la existencia ele asuntos tan graves
que nos han obli gado a romper tocias nuestras relaciones con N .. Trataré ele
explicarle a usted brevemente las razones ele este cambio.
Sigue siend o perfectamente cierto que N. es el hombre más buscado por
el gobierno ruso, el cual ha cubierto todo el continente ele Europa con una
nube ele espías que lo buscan en tocios los países; ha so licitado su extradición
a Alemania y a Suiza. Es igualmente cierto que N . es uno de los hombres más
activos y dinámicos que yo haya conocido Cuando se trata de servir a lo que
él llama la causa , no vacila; nada puede detene rlo, y es tan implacable consi-
go mismo como con los demás. Ésta fu e la principal cualidad que me atrajo y
me movió a buscar su alianza durante un tiempo . Algunos afirman que sim- ·

556 ... EL PAN FLETO Y EL POEM A


plemente es un pillo. ¡Pero esto es mentira! Es un devoto fanático , pero al
mismo tiempo un fanático muy peligroso, cuya alianza sólo puede hacer daño
a los demás . Y la razón es ésta: al principio formó parte de una junta secreta
que en realidad existía en Rusia. La junta ya no existe; todos sus miembros
han sido detenidos. N. se ha quedado solo, y así, solo, constituye lo que él
llama la ]Unta. Como su organización en Rusia ha sido diezmada, está tratan-
do de crear una nueva en el extranjero . Todo esto sería perfectamente natural,
legítimo y muy útil. .. pero los métodos de que se vale son detestables. Muy
perturbado por la catástrofe que ha destruido su organización secreta en Ru-
sia , ha logrado convencerse paulatinamente a sí mismo de que , para fundar
una organización seria e indestructible, hay que tomar como base las tácticas
de Maquiavelo y adoptar, íntegro, el sistema de los jesuitas: la violencia como
cuerpo, la falsedad como alma.
La verdad, la confianza mutua, la solidaridad seria y estricta sólo existen
entre una docena de personas que forman el sanctus sanctorum de la Sociedad.
Todos los demás deberán servir como instrumentos ciegos, como material
explotable en manos de la docena que está realmente unida. Está permitido
- y hasta ordenado- engañar a los demás, comprometerlos, robarlos y has-
ta, en caso de necesidad , deshacerse de ellos ... son pasto de la conspiración.
Por ejemplo: usted ha recibido a N. gracias a nuestra carta de recomendación,
le ha dado su confianza, lo ha recomendado a sus amigos ... Helo aquí, tras-
plantado a su mundo ... y, ¿qué será lo primero que haga7 En primer lugar, le
dirá a usted una sarta de mentiras para intensificar su simpatía y su confian-
za, pero no se detendrá allí. Las tibias simpatías de las personas que sólo en
parte se dedican a la causa revolucionaria y que , además de esta causa , tienen
otros intereses humanos como el amor, la amistad, la familia, las relaciones
sociales ... estas simpatías, a sus ojos, no son una base suficiente, y en nombre
de la causa tratará de adueñarse por completo de usted, sin que usted se ente-
re. Para hacerlo, lo espiará y tratará de adueñarse de todos sus secretos; y en
su ausencia, estando a solas en su habitación, abrirá todos los cajones de los
muebles y leerá toda su correspondencia. Si una carta le parece interesante, es
decir, comprometedora desde algún punto de vista, sea para usted o para sus
amigos, se la robará y la conservará muy cuidadosamente como documento
contra usted o contra su amigo ... Cuando, en una reunión general, lo acusa-
mos por esto, tuvo el descaro de decir: "Bueno , sí, ése es nuestro sistema.
Consideramos enemigos nuestros a todos los que no están por completo con
nosotros, y tenemos el deber de engañarlos y de comprometerlos". Esto signi-

HISTOR IA Y MITO EN LOS DEMONIOS. 1 ~ 557


fica , a todos los que no están plenamente convencidos de su sistema y no han
decidido aplicárselo a sí mismos.
Si usted le presenta a un amigo , su primer int erés consistirá en sembrar
la discordia entre ambos por medio de murmuración e intriga ... En una pala-
bra , les causará una riñ a. El amigo de usted tiene una esposa y una hij a: él
tratará de seducirlas, de embarazarlas , para apartarlas de la moral oficial y
arrojarlas a una obligada protesta revolucionaria contra la sociedad.
Todos los nexos personales , todas las amistades, todos los [una laguna en
el texto] ... son considerados por ellos como un mal que ti enen el derecho de
destruir, porque todo esto constituye una fuerza que, estando al margen ele la
organización sec reta , disminuye la fuerza ele esta última. No me diga que
exagero: Lodo esto ha siclo ampliamente descubierto y probado. Viéndose
expuesto , el pobre N. es aún tan ingenuo, tan infantil , pese a su perversidad
sistemática, que consideró posible convertirme ... llegó hasta implorarme que
desarrollara esta teo ría en una revista rusa que se proponía establecer. Había
traicionado la confianza ele todos nosotro s, se había robado nuestras cartas,
n os había comprometido terriblemente , en dos pal abras, se había comporta-
do como un villano. ¡Su única excusa es su fanatismo! Es terriblemente ambi-
cioso, sin saberlo , porque ha acabado por identificar la causa ele la revolución
con la suya propia ... pero no es un egoísta en el sentido trivial ele la palabra
porque arriesga terriblemente su vida y lleva la existencia ele un mártir, llena
ele privaciones y ele increíble actividad.
Es un fanático, y el fanatismo lo lleva hasta el punto de haberse converti-
do en un jesuita consumado ... a ratos, simplemente se vuelve un estúpido.
La mayor parte ele sus mentiras están hechas del mismo paño. juega al jesui-
tismo corno otros juegan a la revolución. Pese a su relati va ingenuidad , es
muy peligroso porque cadc1 día comete abusos ele confianza, traiciones , actos
contra los cuales es muy difícil estar en guardia porque casi nunca sospecha-
mos su posibilidad. Y, co n todo esto , N. es toda una fuerza por causa de su
inmensa energía ... Su último proyecto fu e nada menos que organizar a una
banda ele saqueadores y ladrones en Suiza, naturalmente con objeto ele adqui -
rir un poco ele "capital revolucionario". Yo lo salvé convenciéndolo ele qu e
debía irse ele Suiza porque ciertamente lo habrían descubierto, a él y a su
banda , en unas cuantas semanas ; habría estado perdido, y todos nosotros
perdidos con él ..
Convenza usted a M. de que la seguridad ele su familia exige que rompa
con ellos por compl eto . Debe mantener a N . apartado ele su familia. Su siste-

558 .... EL PANFLETO Y EL PO EMA


ma y su alegría consisten en seducir y corromper a muchachas jóvenes; de
este modo, dominan a toda la familia; lamento mucho que se hayan enterado
del domicilio de M. porque se1ían capaces de denunciarlo. ¿No se atrevieron a
reconocer abiertamente ante mí, en presencia de un testigo, que la denuncia
de un miembro -dedicado o sólo parcialmente dedicado- es uno de los
medios cuyo uso consideraban perfectamente legítimo y a veces útiP ... Tanto
me espanta que conozcan el domicilio de M. que le ruego mudarse inmedia-
tamente y en secreto para que no lo descubran. 3

Esta carta, en lo tocante a Nechaev, casi no necesita comentario, pero


contiene una oculta ironía que no debe pasarse por alto. Los "métodos"
que ahora censura Bakunin con tanta severidad, y de los que tan melindro-
samente se disocia, no son sino la aplicación de las doctrinas expuestas en
el tristemente célebre Catecismo de un revolucionario, escrito por Nechaev y
Bakunin en colaboración, o por uno de los dos (los especialistas aún no se
ponen de acuerdo). No cabe duda de que Bakunin conocía a la perfección
este siniestro manual de la estrategia revolucionaria, y de que había apro-
bado sus preceptos. Lo único que le horrorizaba era que los métodos allí
recomendados se estuviesen aplicando ahora contra él mismo y sus amigos.
Dostoievski, desde luego, no estaba enterado de esta carta , pero el asom-
bro de Bakunin, su indignación al verse víctima de las mismas doctrinas
que originalmente había patrocinado, nos hacen pensar irresistiblemente
en la reacción de Stepan Trofímovich a las ideas y actividades de su hijo ,
de quien dice que está deformando y vulgarizando los elevados ideales de su
propia juventud. La carta de Bakunin es valiosa no sólo como fuente de in-
formación acerca de Nechaev, sino también como prueba de la misteriosa
precisión, mutatis mutandis, con que Dostoievski había captado la esencia
de la relación históricamente simbólica que había entre las generaciones.
En vista de la carta de Bakunin, resulta difícil tener mucha paciencia
con la opinión monótonamente reiterada de que Dostoievski calumnió a
sabiendas y presentó falsamente lo que había decidido retratar. Esta acusa-
ción sólo puede mantenerse por ignorancia (como en gran parte de la críti-
ca fuera de Rusia) o por un empecinado partidismo político que rechaza
toda prueba histórica. La admiración de Bakunin a Nechaev sobrevivió a la
3
Esta carta se encuentra traducida en Daughter of a Revohrtionary, ecl. Michael Confino
(La Salle, Ill, 1973), pp. 305-309; ciertos términos de su traducción difieren ligeramente de los
míos.

HISTORIA Y MITO EN LOS DEMONIOS. 1 ~ 559


separación registrada en la carta , y después le escribiría con gran pesar a
Ogarev al enterarse de la detención de su anterior protegido por la policía
suiza, que lo extraditaría a Rusia. "No sé qué sientas, pero yo lo lamento mu-
cho por él. .. Era un hombre de rara energía; y cuando tú y yo lo conoci-
mos, en él ardía una clara llama de amor a nuestro pobre y pisoteado pue-
blo, sentía un verdadero dolor por los eternos sufrimientos del pueblo". 4
Dostoievski, para su crédito, no privó a Peter Verjovenski de esta compen-
sadora cualidad, aunque no la ponga en primer plano . "Escucha - le dice
Petera Stavroguin- , he visto a un niño de seis años llevando a casa a su
madre ebria , la cual le lanzaba los peores insultos. ¿Supones que eso me
alegra? Cuando esté en nuestras manos, tal vez repararemos las cosas"
[10: 324-325]. Asimismo, Dostoievski se mantuvo fiel al retrato de Nechaev
al incluir este chispazo de compasión, de modo que no hay una sola ac-
ción de Peter Verjovenski que Nechaev no hubiese cometido o que no ha-
bría dejado de cometer si hubiese recibido la oportunidad.
Tenemos que estar de acuerdo con Georgi Chulkov, sobreviviente de la
Edad de Plata de la literatura rusa, quien vivió todavía durante el periodo
soviético para escribir una de las obras menos tendenciosas publicadas du-
rante los treinta acerca de Dostoievski, cuando dice que "la caricatura po-
lítica de Los demonios no está muy lejos de la realidad que por entonces
existía".

Esto, desde luego -se apresura a añadir prudentemente-, no elimina el ca-


rácter contrarrevolucionario de la novela . Pero sólo deseamos subrayar el he-
cho de que Dostoievski como artista se mantuvo fiel a su conocida exactitud
en cuestión de hechos. Su sarcasmo va dirigido contra la ideología de los ne-
chaevistas, y con este propósito formó su panfleto; pero Dostoievski no defor-
+ Ibid, p. 323.
El hecho de que Nechaev era una persona de "rara energía" y extraordinaria fuerza de volun -
tad queda demostrado por la asombrosa historia del final de su carrera. Extraditado de Suiza y
llevado a Rusia en 1872 como criminal de derecho común acusado de un asesinato, fue Juzga-
do en enero del año siguiente y sentenciado a veinte años de trabajos forzados y exilio de por
vida en Siberia. Su actitud en el tribunal fue desafiante, y se negó a reconocer toda autoridad .
En la ceremonia pública de su "ejecución civil", gritó que en menos de tres años las cabezas de
quienes lo habían condenado caerían, en la primera guillotina rusa.
Alejandro II en persona ordenó que, pese a su sentencia, Nechaev quedase detenido de por
vida en la Fortaleza de Pedro y Pablo. Allí su actitud rebelde en confinamiento solitario le valió
nuevos castigos, aunque se le llevaron los libros que había pedido, y al parecer escribió cierto
número de obras que han desaparecido. Lo más notable de todo es que Nechaev fue ganándose

560 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


mó los propios hechos. Ridiculizó , con encono , la psicología de Peter Ste-
panovich, pero no necesitó exagerar los aspectos negativos de su actividad. 5

La atención de Dostoievski a los hechos reales se muestra no sólo en su


retrato de Peter Verjovenski sino también en toda la intriga social-política
del libro. La fuerza de Peter Verjovenski en Los demonios se basa en su afir-
mación de ser el representante de una organización revolucionaria univer-
sal, vagamente situada en algún lugar de Europa y con la que hizo contacto
en Suiza. De hecho, Nechaev poseía credenciales para demostrar que era el
representante número 2 771 de la "sección rusa de la Alianza Revolucionaria
Mundial", y estas credenciales, firmadas por Bakunin, llevaban también el
sello del "Comité Central" de la "Alianza Revolucionaria Europea''. Ninguno
de estos organismos existía más que en los vastos ámbitos de la imagina-
ción conspiratoria de Bakunin, y puede dudarse de que Nechaev tuviese
mucha confianza en su utilidad. Después de todo , se había presentado a
Bakunin como delegado de una organización de estudiantes rusos no me-
nos ficticia; pero estuvo perfectamente dispuesto a valerse del prestigio de
Bakunin y de la enorme sombra de estas poderosísimas organizaciones
para impresionar a los crédulos de Moscú. Para reforzar su autoridad, llegó
una vez a una reunión de su grupo con un desconocido (un estudiante in-
ofensivo que se hallaba de paso por San Petersburgo) al que presentó co-
mo miembro del "Comité Central" de Ginebra , llegado a supervisar sus

para la causa revolucionaria a los soldados que lo cuidaban ; se vo lvieron sus admiradores y
partidarios, y le sirvieron de correo.
En 1879 al enterarse, por la llegada de nuevos prisioneros, de la existencia de la Voluntad del
Pueblo [Namdnaya Volya], organización revolucionaria clancleslina, envió un mensaje al Comité
Ejecutivo, que éste apenas pudo creer. ¡Nechaev aún vivía, y no estaba en Siberia sino en San
Petersburgo! Se hicieron planes para ayudarle a escapar de la cárcel y, al enterarse ele la inten-
ción de asesinar a Alejandro II , Nechaev, característicamente, les recomendó expedir unos ma-
nifiestos falsos en el momento del atentado, para confundir a la población. El asesinato del zar,
el 1° de marzo de 1880, puso fin a toda esperanza de escape sin ayuda exterior, aunque Nechaev
todavía trató de organizar su fuga con ayuda de los aliados que tenía en la guarnición de la cár-
cel. Pero algu ien informó a las autoridades de su influencia entre los soldados; cambia ron su
guardia y Nechaev murió de escorbuto el 21 de noviembre de 1882. Véase Franco Venturi ,
Roots of Revolution (Nueva York, 1966), cap. 15.
5
Georgy Chulkov, Kal1 Rabotal Dostocvshy (Moscú, 1939), pp 232-233.

H ISTORIA Y M ITO EN LOS DEMONIOS: 1 ~ 561


actividades 6 Muy justamente , Peter Ve rj ovenski le da instrucciones al im-
presionante Stavroguin de que aparezca en una reunión como "uno de los
miembros fundadores de allá, el extranjero, que conoce los secretos más
importantes ... ése será tu papel" [10 : 299].
Casi desde el principio, la carrera de Nechaev se caracterizó por el em-
pleo sistemático de la duplicidad y del engaño, no sólo contra los ene-
migos de su causa, sino también contra sus propios aliados y seguidores.
Esa política estaba explícitamente afirmada como principio en el Catecismo:
"El grado de amistad , de devoción y de otras obligaciones para con ... un
camarada sólo se mide por su grado de utilidad en el mundo práctico de
la pandestrucción revolucionaria".1 Peter Verjovenski sólo le revela los
"secretos" de su actividad - a saber, que en realidad no hay "secretos", y
que actúa por sí solo- a Stavroguin , quien es la clave de sus planes re-
volucionarios. A todo el resto del grupo lo considera "materia prima'', que
él podrá utilizar y manipular a su capricho, para bien de la causa. Esa ma-
nipulación ya esLaba prevista en el párrafo del Catecismo dedicado a los
"charlatanes revolucionarios" (perfecta descripción del grupo de Virginski),
quienes debían ser "empujados y comprometidos sin cesar en manifes-
taciones políticas y peligrosas, cuyo resultado consistirá en hacer que la
mayoría desaparezca mientras que algunos de ellos se volverán revolu-
cionarios".8
De acuerdo con esta aplicación implacable del principio de utilidad,
Nechaev dispuso de Ivanov, y la interpretación que da Dostoievski al cri-
men no falsea en absoluto la evidencia. Si Nechaev en realidad creyó que
Ivanov iba a traicionar a todo el gru po clandestino , o si - como estaba
convencido Dostoievski- quería establecer un nexo indisoluble con sus
partidarios , haciéndolos participar en un crimen común contra un disi-
dente peligroso , es algo que nunca se ha establecido. Yuri Steklov, el viejo
bolchevique y en un tiempo director de Izvestia, después de revisar todos los
testimonios en su enorme biografía de Bakunin (en cuatro tomos), llega a
la misma conclusión que Dostoievski. Nechaev se vio ante la disyuntiva de
abandonar los métodos dictatoriales a los que objetaba Ivanov, o de

0
Yury StekloY. il/i/1/wil Alcl1sa 11dro1·ic/1 Br1/w11i11 , + Yols. l :-foscú-Leni n graclo. 1926-1 927),
3 +89.
7 Cito la traducción del Calcc ismo ele un rC\'o/ucio11<1rio que a parece en Confi no (\·éase la nota
3) como b más rcciclllc y fácil ele co nseguir. Véase Dau,..;lircr of a Rcvolutiol!llr\I, p 226.
" Ibid., p 228.

562 ~ EL PANFLETO Y EL POEMA


lleYar a su extrema conclusión lógica su carncteríslico sistema de terror y en-
ga11o, rn<1tar a h·ano\· y de esta manera intimidar a los miembros restant es de
su organización , ilw olucrándolos en un sangriento crimen. NechaeY eligió la
segunda opción, a la cu al lo impelieron la lógica del método ele acción que
había escogido, por una parte, y, por la otra , su empecinado fanatismo y la
confian za en su gran misión. 9

Peter Verjovenski llega a la ciudad de provincia en que se desarrolla la


novela como amigo de alma de Stavroguin , de familia noble , y también co-
mo amigo íntimo de la no menos próspera familia Drozhdov. Habiéndose
enterado del perverso motivo del matrimonio de Stavroguin con María Le-
biadkina , y de que Liza Tushina está encaprichada por Stavroguin , mani-
fiestamente espera - ya sea por intimidación o aprovechando la lujuria de
Stavroguin- predominar sobre éste, y explotarlo para sus propósitos re-
volucionarios. Estas maniobras están en perfecta conformidad con las doc-
trinas del Catecismo: "Con el objeto de una destrucción implacable un re-
volucionario podrá vivir - y a menudo tendrá que vivir- enmedio de la
sociedad simulando ser totalmente distinto de lo que en realidad es"hl El
objetivo de este disfraz , como en el caso de Peter, es conquistar un poder
sobre "el gran número de animales sumamente bien colocados que, por su
posición, son ricos y tienen buenas relaciones". A esos incautos "se les de-
berá explotar en toda fo rma posible, se les deberá circunvenir, confu ndir y,
enterándonos de sus más sucios secretos, convertir en nuestros esclavos .
De esta manera su poder, sus relaciones , su influencia y sus riqu ezas se
convertirán en un tesoro inagotable y en una ayuda inapreciable para nues-
tras diversas empresas".11
Las mismas tácticas son utilizadas por Peter Verjovenski para someter a
los Von Lembke - el gobernad or de la provincia y su mujer-, a quienes
también explota para sus fines revolucionarios . Por medio de Stavroguin,
Peter recibe una carta de presentación para Yulia Mijaílovna , "de una an-
ciana dama muy importante en San Petersburgo, cuyo marido fue uno de
los dignatarios más distinguidos de la capital". Se rumora que el propio Pe-
ter se ganó la aprobación de ciertos personajes del gobierno, enigmáticos y
poderosos, por haberse arrepentido de sus anteriores pecados y por haber
e¡ SLcklov, Bulw11i11 , 3 i-91-492.
1
'' Daugli tcr of a Rcvolutio11a 1y, p. 22 7.
11
Ivid .. p. 22s.

HI STORI A Y MITO EN LOS DEMONIOS: 1 ~ 563


"mencionado ciertos nombres" [10: 169]. En el Catecismo no hay nada que
prohíba sacrificar a uno o dos camaradas con el fin de infiltrarse en las al-
tas esferas; en realidad, como le dijo Nechaev con tanta insolencia a Baku-
nin, semejante acción era perfectamente aceptable.
Gozando ya de la buena voluntad de Yulia Mijaílovna, Peter anima a la
voluble señora , a quien le gustaba coquetear con las ideas "liberales" (y
que es una clarividente anticipación de nuestro contemporáneo "radical
chic"), a creer que con la ayuda de Peter ella podrá escalar las más vertigi-
nosas cumbres sociales y, al mismo tiempo, salvar a Rusia de un desastre .
"Descubrir la conspiración, revivir la gratitud del gobierno , lanzarse a una
carrera brillante , influir sobre los jóvenes 'por su bondad' y contenerlos
para que no cayeran en los extremos ... todos estos sueños existían, unos al
lado de otros , en su fantasioso cerebro" [10: 268]. Los revolucionarios ,
declara el Catecismo, deben conspirar con los liberales "sobre la base de su
propio programa, simulando seguirlos a ciegas", pero en realidad compro-
metiéndolos de modo que se los pueda "aprovechar para que provoquen
disturbios en el Estado" .12 Peter subvierte la inocente fiesta liberal de Yulia
Mij aílovna , que había ofrecido a beneficio de las gobernadoras de la provin-
cia exactamente de acuerdo con esas instrucciones, y la convierte en una
ruidosa manifestación de protesta contra las autoridades.
La estrategia de Peter para con el ruso-germano Von Lembke , personaj e
de pocas luces, desconcertado y un tanto conmovedor, quien para descan-
sar de las preocupaciones de su puesto se dedica a fabrica r juguetes mecá-
nicos y a escribir una novela, consiste en dominarlo utilizando la influencia
de Yulia Mij aílovna y halagando su vanidad literaria. Con él, Peter también
juega al agent provocateur: azuza a Von Lembke a que suprima de modo
brutal toda señal de agitación entre los obreros de Shpigulin y le dice que
es "demasiado blando" y "liberal" en el cumplimiento de sus deberes de
gobernador. "Pero esto hay que hacerlo a la manera de antes - le dice
Peter jovialmente a Von Lembke, quien vacila- . Hay que azotarlos, uno a
uno ; y eso pondría fin al asunto" [10: 2 72]. La metamorfosis de Peter, al
convertirse en defensor de "la manera de antes", queda justificada por un
pasaje del Catecísm.o que exige al revolucionario "ayudar a que aumente
toda calamidad y todo mal , lo que, a la postre , ago tará la paciencia del
pueblo y lo lanzará a un levantamiento general".13 Y también puede rela-
;2 Idcm.
11
Ibid. , p 229.

564 ~ EL PAN FLETO Y EL POEMA


cionársele con dos panfletos de Bakunin-Nechaev, supuestamente publica-
dos por los "descendientes de Rurik y el Comité Revolucionario de No-
ble".14 Estos panfletos predicaban los sentimientos más escandalosamente
reaccionarios, y pretendían espolear la oposición oligárquica y derechista
de la vieja nobleza contra el zar reformador. Es probable que inspiraran la
amistad de Peter con el coronel retirado Gagánov, quien renunció al ejérci-
to en parte porque "de pronto se sintió personalmente insultado por la
proclama" de la liberación de los siervos. Gagánov queda descrito con todo
detalle como persona que "pertenecía a esa extraña sección de la nobleza ,
aún superviviente en Rusia , que atribuía un extremo valor a su linaje puro
y antiguo, y lo tomaba demasiado en serio" (es decir, "los descendientes de
Rurik") [10: 224].

En la propaganda de Bakunin-Nechaev o en otros hechos históricos y si-


tuaciones fácilmente identificables, pueden encontrarse las fuentes o los
paralelos de casi todos los demás rasgos político-ideológicos de Los demo-
nios. Cuando Peter Verjovenski emplea al presidiario Fedka como brazo
ejecutivo de la revolución, con ello está poniendo en práctica (un tanto dé-
bilmente, dicho sea de paso) el consejo dado en el Catecismo: los revolucio-
narios deben unirse "con el mundo feroz de los bandidos", quienes son
"los únicos y auténticos revolucionarios de Rusia".15 Esta glorificación ro-
mántica del temible bandido del folclor ruso se combina en la propaganda
de Bakunin-Nechaev con exhortaciones aterradoras e imágenes apocalíp-
ticas de una aniquilación total: "Debemos consagrarnos a la destrucción
completa , continua , implacable, hasta que no quede por destruir ninguna
de las formas sociales existentes''. "El veneno , el cuchillo , la soga ... La re-
volución lo santifica todo en esta batalla. "16 Peter Verjovenski sólo está ha-
ciendo eco a estos pasajes cuando grita: "¡Proclamaremos la destrucción ... !
¿Por qué/ ¿Por qué? Bueno, ¡porque es una pequeña idea fascinante! ... Cada
'grupo' de bandidos será utilizable. Yo encontraré en ellos a tipos tan deci-
didos que se alegrarán de disparar y se sentirán agradecidos por el honor ...
Habrá un levantamiento como el mundo nunca lo ha visto" [10: 325].
14 Steklov, Bahunin, 3: 455-456 .
15
Daughter of a Revolutionary, p. 230.
16
Steklov, Balnmin, 3: 465.

HISTO RIA Y M ITO EN LOS DEMONIOS: 1 ~ 565


En la propaganda de Bakunin-Nechaev no hay nada más asombroso
que su total negativismo , la completa ausencia de toda meta u objetivo es-
pecífico que justificara los horrores que desea desencadenar. Un propósito
positivo, en algún sentido determinado, queda proscrito por principio co-
mo imposibilidad histórica, y deberá permanecer envuelto en la oscuridad
mesiánica del futuro. "Dado que la propia generación existente está ex-
puesta a la influencia de esas abominables condiciones sociales contra las
que se rebela , a esta generación no puede corresponderle la tarea de cons-
trucción. Ésta pertenecerá a aquellas fuerz as puras que se formarán el día
de la renovación. " 11 Este negativismo ayuda a explicar por qué Peter Verjo-
venski se separa tan súbitamente de los "sociali stas" como Shigalev, quie-
nes sí se preocupan por la forma del futuro orden social, y por qué, como
auténtico revolucionario bakuninista , Peter sólo se dedica a la labor de
desarraigar las normas moral-sociales existentes. "Pero ahora son esenciales
una o dos generaciones de vicio -le dice a Stavroguin- ; un vicio mons-
truoso y abyecto por el cual el hombre queda transformado en un reptil
asqueroso, cruel y egoísta .. No estoy contradiciéndome, ¡sólo estoy con-
tradiciendo a los filántropos y al shigalevismol ¡Soy un canalla, no un so-
cialista! " [10: 325].
Ningún pasaj e del libro muestra mejor la integridad de Dostoievski
que esta negativa a embadurnar al socialismo y a los socialistas con la tris-
temente célebre brocha ofrecida por Peter Verjovenski. El propio Dostoiev-
ski había simpatizado mucho , en un tiempo , con el socialismo utópico
francés en su forma inicial, semicristiana, y sabía muy bien que, aun en su
metamorfosis rusa del decenio de 1860 , se asemejaba muy poco a la des-
enfrenada amoralidad predicada y practicada por Peter Verjovenski. Marx
y Engels tuvieron buen cuidado de establecer esa misma distinción , y con-
vinieron absolutamente con Dostoievski en separar la tácticas de Nechaev
y el socialismo tal como ellos lo interpretaban. En realidad, se valieron de
la propaganda de Bakunin-Nechaev como una de sus armas para expulsar
de la Primera Internacional a Bakunin y a sus partidarios. "Estos omnides-
tructores anarquistas -escribieron sentenciosamente-, que desean redu-
cirlo todo a lo más amorfo para remplazar la moral por la anarquía , llevan
la inmoralidad burguesa a su último extremo. " 18
La desdeñosa indiferencia de Peter Verjovenski hacia el socialismo y la
11
lbid ' pp 464--+65 .
1
" Ka rl Marx y Frí eclrich Enge ls. Wcrhc, 39 mis. (Berlí n , 1959), 18: 426.

566 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


teoría socialista, que se manifiesta en su forma de comportarse en la "fiesta
de cumpleaños" en los aposentos de Virginski , hace eco a una nota que es
constante en los escritos de Bakunin-Nechaev: "La formación modesta y
demasiado cautelosa de sociedades secretas , sin consecuencias abiertamen-
te prácticas, no es, a nuestros ojos , más que un juego de niños ridículo y
odioso". 19 Peter muestra algo más de tacto en sus expresiones pero no pue-
de disimular lo mucho que le aburren tales ideas. " 'Ya ven ustedes, caba-
lleros' - y levantó un poco la mirada-, a mi parecer todos estos libros,
Fourier, Cabet, todas estas palabras acerca del derecho al trabajo y las teo-
rías de Shigalev, todas son como novelas de las que podríamos escribir
cien mil: un entretenimiento estético'" [10: 313]. El mismo tono de sarcas-
mo puede encontrarse en las observaciones sobre el tema que aparecen en
los volantes de propaganda: "En los grupos de cosacos formados por Vasili
Usom en Astrakán en la época de Stenka Rasin -dice uno de esos docu-
mentos- , el objetivo ideal de la igualdad social se alcanzó en forma in-
conmensurablemente superior a los falansterios de Fourier, las institucio-
nes de Cabet, Louis Blanc y otros doctos socialistas, y hasta mejor que en
las asociaciones de Chernishevski".20
Aun entre los comentadores que no han querido defender a Nechaev,
muy pocos han resistido la tentación de acusar a Dostoievski de haber re-
presentado falsamente al movimiento radical ruso en conjunto. Pues aun-
que desde antes puedan encontrarse huellas del maquiavelismo sistemático
de Nechaev en los círculos clandestinos, 21 era ajeno a otros agrupamien-
tos radicales que por entonces existían. Sin embargo, en realidad Dostoiev-
ski nunca trata de producir otra impresión, y la relación de Peter Verjovenski
con los miembros y simpatizantes de su organización clandestina es de con-
tinua lucha por superar su oposición y su desconfianza . En la reunión,
nadie está de acuerdo en realidad con Verjovenski, pero él los somete hala-
gando su vanidad y su curiosidad: todos convienen en "lanzarse adelante a
toda velocidad" para escuchar la misteriosa "comunicación" de la poderosí-
sima organización que él dice representar. Poco antes del asesinato de Sha-
tov, hasta los miembros del círculo interno de Verjovenski se llenan de pá-
nico por lo que ha ocurrido -el incendio , los varios asesinatos ya
cometidos, los motines y desórdenes-y deciden que a menos que Verjo-
1
~
Steklm', Balrn11i11, 3: 449 .
lO lbid ' pp 453-454.
2 1 Véase supra, p. 52 , para obserrnciones acerca de la organi zación "Infierno" de Ishutin.

HISTOR IA Y MITO EN LOS DEMONIOS: 1 ~ 567


venki les ofrezca "una explicación categórica", ellos "disolverán el quinteto
y ... fundarán, en cambio, una nueva sociedad secreta 'para la propaganda
de sus ideas propias, sobre la base de la democracia y la igualdad' "
[10: 415-416] . En el último momento, Shigalev, por principio, se niega a
tener nada que ver con un asesinato; Virginski no deja de protestar, ni aun
mientras el crimen se está cometiendo. Por muy desagradables o patética-
mente ridículos que los presente Dostoievski, los miembros del quinteto
no creen en la amoralidad sistemática y en la destrucción universal como
panaceas para curar los males del orden social.
Desde luego , la sátira de Dostoievski no es mucho más benévola para
con Shigalev que para con Verjovenski, pero al menos debe dársele crédito
por haber reconocido toda la gama de la opinión radical. Shigalev, en las
notas de Dostoievski, al principio se llama Zaitsev, y uno de sus rasgos físi-
cos -sus largas orejas- probablemente se derive de un adjetivo (visloy-
khii, de orejas gachas) aplicado a Zaitsev y a Pisarev por Saltikov-Shchedrin
durante la controversia del "cisma entre los nihilistas". Dostoievski acaso
pensara , a este respecto , en Zaitsev - "un idiota , según lo recuerdo", anota
[11: 129] - por su extremo elitismo teórico y su malhadada defensa de la
esclavitud de los negros , supuestamente por razones humanitarias . Sin
la protección de la esclavitud , había sostenido Zaitsev, la raza negra estaría
condenada a la extinción por causa de su inherente inferioridad. Shigalev
también es, al comienzo , un honrado radical demócrata que, para su cons-
ternación, termina favoreciendo el "esclavizamiento" de las masas a una
élite radical omnipotente. "Estoy perplejo ante mis propios datos -confie-
sa-, y mi conclusión contradice de manera directa la que fuera mi idea
original. Partiendo de la libertad ilimitada, llego al despotismo ilimitado"
[10: 311].
Las opiniones de Zaitsev se derivaban de su darwinismo social, y se
alude a esta doctrina cuando Shigalev afirma que todos los previos pensa-
dores sociales "han sido soñadores , narradores de cuentos de hadas, locos
que se han estado contradiciendo, que no comprendían nada de la ciencia na-
tural y del extraño animal llamado hombre" [10: 311, las cursivas son nues-
tras] . La teoría de Shigalev para poder alcanzar el "paraíso terrenal" es in-
confundiblemente biológica, aunque sólo se presente en versión abreviada.
(Con toda solemnidad pide diez reuniones para exponerla debidamente ,
pero, ¡ayl , ¡la revolución no puede aguardar!) Un "profesor cojo" que ha
leído su manuscrito explica la idea principal:

568 ... EL PANFLETO Y EL POEM A


Shigalev sugiere ... la división de la humanidad en dos partes iguales. Una dé-
cima parte goza de libertad absoluta y de poder sin límites sobre nueve déci-
mas. Los otros tienen que abandonar toda individualidad y volverse, por de-
cirlo así, un rebaüo, y por medio de su absolu ta sumisión, y mediante una
serie de regeneraciones, alcanzarán la inocencia primigenia, algo parecido al
paraíso original. Sin embargo , tendrán que trabajar. Muy notables son las me-
didas que el autor propone a fin de privar ele su fu erza de voluntad a nueve
décimas partes de la humanidad y transformarlas en un rebaüo a través de la
reeducación de generaciones enteras; tales medidas se basan en los hechos ele
la naturaleza y son muy lógicas [10: 3 12]

Podemos imaginar que, aquí , Dostoievski simplemente dejó volar su


fantasía satírica, a la manera de Swift, y que no pudo haber una fuente tex-
tual para el plan de Shigalev de crear "el paraíso terrenal" por medio de
una selectiva crianza socialista. Y sin embargo, esa fu ente sí existe en el pe-
riodismo radical del decenio de 1860 , y el conocimiento que Dostoievski
tenía de todas las variedades de dicho periodism o hace más que probable
que en él se basara para sus propios fines . Se la puede encontrar en los es-
critos de P N. Tkachev, uno de cuyos primeros artículos fue publicado por
Dostoievski en El Tiempo, y cuyo nombre se había asociado al de Nechaev
en la agitación de los estudiantes de San Petersburgo en 1869. Juntos ha-
bían escrito un Programa de Actividades Revolucionarias, que condujo a la
detención de Tkachev durante la redada de seguidores de Nechaev, tras el
asesinato de Ivanov. Tanto Tkachev como Zaitsev desarrollaron las impli-
caciones del darwinismo social dentro del contexto radical ruso, pero Tka-
chev sacó conclusiones aún más extremas y más escandalosamente inhu-
manas que el iconoclasta defensor de la esclavización de los negros.
Tkachev aceptó los fundamentos biológicos del darwinismo pero de-
ploró las conclusiones social-políticas que podían sacarse de sus lemas . De
no ser contenida y dominada, arguyó, la lucha por la vida sólo podría con-
ducir a la eterna perpetuación de la desigualdad y la injusticia. La justicia
no podía alcanzarse más que en un mundo de total igualdad, pero esta
meta "de ninguna manera debe confundirse con la igualdad política o jurí-
dica o hasta económica" ; antes bien, significaba "una igualdad orgánica ,
fisiológica, condicionada por una misma educación y unas condiciones de
vida comunes". Semejante igualdad , escribió Tkachev, sería "el objetivo fi-
nal y único posible de la vida humana . . . la norma suprema del progreso

HISTOR IA Y MITO EN LOS DEMONIOS: 1 ... 569


histórico y social"; era, por ello, la meta absoluta y el ideal supremo de la
inminente revolución socialista. 22 Si Dostoievski no estaba parodiando a
Tkachev, sin duda hay una notable coincidencia cuando Peter Verjovenski
exclama que "Shigalev es un hombre de genio" porque "ha descubierto la
'igualdad'" .

Los grandes intelectos no pueden dejar de ser déspo tas , y siempre han causa-
do más mal que bien .. a Cicerón habrá que cortarle la lengua , a Copérnico
habrá que sacarle los ojos, a Shakespeare habrá que apedrearlo. ¡eso es el
shigalevismol Los esclm'os deben ser iguales: nunca ha habido libertad ni
igualdad sin despotismo, pero en el rebaño tiene que haber igualdad , ¡y eso
es shigale\'ismol [10: 322]

El objetivo último de Peter Verjovenski es adueñarse del poder, convirtien-


do a Stavroguin en el zarevich lván , el falso pretendiente al trono, y de esta
manera reclutar a los campesinos -sin que ellos mismos lo sepan- tras
su bandera revolucionaria. Este plan forma parte de una estructura sim-
bólica que veremos en el análisis de la novela , pero ni aquí se aparta Dos-
toievski de una transmutación verosímil de la realidad histórica rusa en el
"mito" de su creación. Profundamente arraigada en la imaginación del pue-
blo ruso se encontraba la idea de un "zar escondido" que algún día apare-
cería para remediar las injusticias del mundo. Una y otra vez en la historia
rusa, una rebelión se ha justificado con la afirmación de que el zar impe-
rante era "falso ".23 El monj e renegado Gregori Otrepéiev, quien encabezó
el levantamiento contra Boris Godúnov a principios del siglo xv11, afirmó
ser el "verdadero" zar y el hijo asesinado de lván el Terrible. Exactamente
la misma leyenda surgió a finales del siglo xvm, cuando el rebelde cabecilla
22
Véase la cita de Tkac he1· en Franco Venruri. Roots of Rcvolutio11, trad. de Francis Haskell
(Nue1·a York, 1966), p. 399; asimismo, B. P Kozmin , P N. Tiwchcv i revolutsionnie dvi zhenie
I860-l1h godov (Moscú, 1922), pp. 119-120.
21
En uno de los libros más penetrantes escri tos sobre la psicología social-religiosa de la cul-
tura rusa , Michael Cherni<wski obsen·a : "Lo que podríamos lla mar el zar-centrismo de los le-
l'antamientos populares rusos ha aparecido muchas 1·eces en la litera tura histó rica. Casi todas
las rebeliones campesinas, durante el interregno del Tiempo de las Dificultades, aYanzaron bajo
la bandera del zar, utilizando, con ese propósito, los más inl'erosímiles pretendientes al tron o"
Michael CherniaYsky, Tsai· and Pcoplc (N un·a York, 1969) , p 70.

570 ... EL PANF LETO Y EL POEM A


cosaco Pugachev afirmó ser Pedro Ill , quien había sido muerto en una cons-
piración de la corte. Peter Verjovenski intenta explotar esta tradición po-
pular y aprovechar la posición cuasi religiosa del zar para lograr su derro-
camiento en interés de la revolución social. Y semejante idea no es tan
descabellada como parece; varios acontecimientos recientes han demostra-
do la continuada vitalidad de esta tradición en la mentalidad campesina.
Antón Pétrov, quien en cabezó los desórdenes campesinos en Bezdna
en 186 1, por la época de la liberación de los siervos (el hecho se mencio-
na en las primeras páginas de Los demonios), les dij o a sus partidarios que
el manifiesto de la liberación era falso y que el zar acabaría por enviar el
manifiesto "auténtico" - en que concedería muchas más tierras a los cam-
pesinos- por medio de "un muchacho de diecisiete años, con una meda-
ll a de oro sobre el hombro derecho y una medalla de plata sobre el iz-
quierdo" . (Es probable que lo creyera el propio Pétrov, campesino rasholnih
autodidacto.Y+En el resto del imperio , los campesinos se convencieron
de que el manifiesto era falso porque el "auténtico" había sido escrito en
letras de oro .
Era casi inevitable que pequeños grupos de radicales aislados trataran
de aprovechar la credulidad de los campesinos y su fe en un zar justo y mi-
sericordioso. En 1863, en la época de la rebelión polaca contra el gobierno
ruso, los polacos hicieron circular unos manifiestos falsos que afirmaban
ser la "carta de oro" tanto tiempo esperada, y los distribuyeron por simpa-
tizantes radicales rusos, quienes con ello esperaban instigar perturbaciones
internas. Existe una alusión jocosa a estas supersticiones campesinas, atri-
buida en las notas de Dostoievski a Stepan Trofímovich: "En una discusión
sin importancia con su hijo , riéndose, dice del pueblo ruso: los autores de
estas proclamas debieran gastar un poco de dinero , e imprimirlas en papier
d'argent con letras de oro, enmarcadas en rojo , y firmarlas como Carta de
Oro del zar: entonces la gente se lanzará a destruir iglesias y familias cuan-
do sepan que esto viene del zar" [11: 80] . Las ideas aparentemente insen-
satas de Peter Verjovenski bien pudieron desarrollarse a partir de las falsifi-
caciones de la "carta de oro" y de recuerdos de aberrantes afirmaciones de
anteriores jefes rebeldes. No sólo se fundamentaron , pues, en los hechos
de la década que abarca la novela , sino también en los más profundos re-
covecos históricos de la imaginación popular rusa.
24
Véase la cita tornada ele un di sc urso ele Pe LroY, en Fran co Ve muri , Rool s o[ Revolutio11 ,
p. 215

HISTORIA Y M ITO EN LOS DEMONIOS: 1 ~ 571


Todo esto debiera bastar para ilustrar el sólido fundamento histórico
sobre el cual Dostoievski edificó la que parece ser su más extravagante fic-
ción. Una de las acusaciones más comunes lanzadas contra Los demonios
por los primeros críticos, en su mayoría hostiles, fue que el libro era un
producto puro del "talento psiquiátrico" de Dostoievski, de su propensión,
notada y acremente criticada mucho tiempo antes por Belinski, a preocu-
parse por personajes que sólo podían considerarse anormales y psicopato-
lógicos. Pero Dostoievski estaba convencido, y el tiempo le ha dado la ra-
zón, de que su "realismo fantástico" penetraba más profundamente en los
problemas de la vida rusa que la presentación -en apariencia más verosí-
mil y uniforme- de dichos personajes preferida por sus contemporáneos.
Sin embargo, aunque diera rienda suelta a su "fantasía", Dostoievski sabía
que las acusaciones de sus críticos serían justificadas a menos que él hicie-
ra grandes esfuerzos por atar los vuelos de esa fantasía con el "realismo"
que hemos intentado documentar; y el siguiente capítulo mostrará que,
con la cultura rusa, Dostoievski tuvo el mismo cuidado que había tenido con
el "mito" de Nechaev y de su grupo.

572 .. EL PANFLETO Y EL POEMA


XXIV Historia y mito en Los demonios: II

EL "cAso " Nechaev y sus ramificaciones no forman más que uno de los
entrelazados hilos histórico-ideológicos de Los demonios. Otro de ellos es el
enfrentamiento satírico entre Stepan Trofímovich y su hijo, el nihilista Pe-
ter, enfrentamiento que, antes de que apareciera Stavroguin para adueñarse
del libro , supuestamente iba a ocupar el centro del cuadro de Dostoievski.
Aunque este encuentro quedara subordinado en el texto final , Dostoievski, al
mismo Liempo , logró hacer de Los demonios uno de los dos retratos litera-
rios clásicos de esta trascendental batalla entre las generaciones.
Turgueniev había descrito sus primeros combates en Padres e hijos (1862),
pero Stepan Trofímovich está mucho más cerca de la figura central de una
anterior novela de Turgueniev, Rudin (1856), que de ninguno de los perso-
najes que representan el pasado frente a Bazárov. Como Stepan Trofímovich,
también Rudin es un idealista romántico del decenio de 1840, un alma
auténticamente pura y noble, pero demasiado débil para vivir a la altura de
sus elevadas frases y radiantes ideales. Así pues, Los demonios puede inter-
pretarse como una disputa entre dos de los personajes de Turgueniev en
una etapa ulterior de sus vidas, cuando Rudin ha caído hasta no ser más
que un sibarítico posew; con cierto encanto social, y Bazárov se ha endure-
cido volviéndose un implacable fanático. Sabemos que Dostoievski mostró
su entusiasmo cuando Maikov le dijo que sus personajes le hacían pensar
en "los héroes de Turgueniev cuando envejezcan".
Los demonios tiene una muy importante dimensión literario-cultural,
que incluye su relación con las novelas de Turgueniev y con el propio Tur-
gueniev (caricaturizado malévola pero irresistiblemente en la figura de
Karmazínov). Además , abarca toda una gama de otros fenómenos litera-

~ 573
rios, moral-filosóficos y culturales , cuya riqueza no tiene más rivales, en la
novela del siglo x1x , que Les illusions perdues de Balzac y LEducation sen-
timentale de Flaubert. El libro es casi una enciclopedia comprimida de la
cultura rusa de la época que abarca , filtrada a través de una perspectiva
sangrientamente burlona y a menudo grotescamente cómica. Y crea un no-
table "mito" de los principales conflictos de esta cultura, reconstruido so-
bre una sólida base de personajes y de hechos históricos .

La figura de Stepan Trofímovich, como hemos visto, se deriva principal-


mente de la de T. N. Granovski, historiador del decenio de 1840 que ya
estaba casi olvidado en 1869; y podemos preguntarnos por qué Dostoievski
lo habrá escogido como prototipo. La aparición accidental del artículo de
Strájov nos ofrece una respuesta , pero otra posibilidad es que Dostoievski
conociera de tiempo atrás su imagen y se hubiera encariñado con ella por
el retrato aparecido en Mi pasado y mis ideas, de Herzen. En un capítulo
célebre de esta obra brillantemente evocativa, Herzen describe el fin de su
amistad con Granovski, en el verano de 1846. Tal fue el momento decisivo
en que Belinski y Herzen, bajo la influencia de La esencia del cristianismo,
de Feuerbach, se habían convertido en ateos militantes; pero Granovski se
negó a seguir a Herzen por este camino, que le causaba emociones doloro-
sísimas. "jamás aceptaré tu idea fría y disecada de la identidad del cuerpo y
del espíritu -dijo, según lo cita Herzen-; con eso desaparece la inmorta-
lidad del alma. Tal vez tú no la necesites, pero yo he tenido que enterrar ya
demasiadas cosas para abandonar también esta creencia. Para mí, la inmor-
talidad personal es una necesidad." 1 Dostoievski , quien también se aferra-
ba tenazmente a la esperanza de la inmortalidad personal, pudo sentirse
atraído por Granovski como por un alma afín: allí estaba un occidentalista
liberal que se negaba a rendir el último santuario de su fe religiosa. Y fue
precisamente ese personaje, con todas sus contradicciones internas, vacila-
ciones e incertidumbres, el que Dostoievski deseó poner en relieve como
precursor y como escandalizado adversario del nihilismo amoral que exhi-
bía el nuevo linaje de los Bazárov.
1
Alexander Herzen, My Past cmd Though ts, trad. de Conslance Garnett; re\'. de Hu mphrey
Higgins, 4 m is. (Nue\'a York, 1968), 2: 586.

574 ... EL PANF LETO Y EL POEM A


La atención de Dostoievski también pudo fijarse en Granovski como
figura simbólica por algunas observaciones que aparecen en una carta de
Maikov, que él leyó cuando estaba terminando El idiota. Informándole a
Dostoievski acerca de las nuevas publicaciones , Maikov menciona El caza-
dor de osos de Nekrásov (también citado por Strájov en su artículo sobre
Grano vski) y la nueva novela de Pisemski Gente del decenio de 1840 [Liitcli
1840 godov]. Tanto él como Dostoievski, observa Maikov, eran ese tipo de
gente ; y de su generación había procedido la liberación de los siervos con
todas las demás reformas iniciadas por Alejandro II. Y hasta entonces , na-
die había podido remplazar esta generación ; pero Dostoievski no debía
pensar, le asegura Maikov, que eran "los últimos de los mohi.canos". Corn o
los estudiantes que ahora causaban desórdenes en las universidades , tanto
él como Dostoievski habían conocido también sus momentos de rebelión;
y con optimismo predice que estos estudiantes también regresarán al pa-
triotismo y a la lealtad nacional. Los rusos seguirían siendo siempre ru-
sos ... y señala al puro occidentalista Granovski como viva demostración
durante un momento de crisis para el país. "Pero ya durante la Guerra de
Crimea, cuando los occidentali.stas se regocijaban (mirad , decían, vienen
los ingleses y establecerán para nosotros un Parlamento, y a él correrán
para declamar discursos acerca de la humanidad), Granovs ki di.jo indigna-
do: 'N o, caballeros , en el momento en que invadan territorio ruso , ya lo
veréis, todos nos lan zaremos contra ellos' ."2 Granovski no pudo dejar de
sentirse unido a sus conciudadanos , y tal vez podamos ver aquí un primer
atisbo de los últimos vagabundeos de Stepan Trofímovich , cuando final-
mente decide ir a descubrir al pueblo ruso sobre el cual había estado pon-
tificando tanto tiempo.
Las fuentes de SLepan Trofímovich-Granovski pueden encontrarse no
sólo en la personalidad y la biografía del historiador de Moscú , qui.en falle-
ció en 185 5, sino también y más extensamente en las controversias ini -
ciadas a mediados de 1858, cuando finalmen te explotaron en público las
2 ·'A . 1. !v[aikcw, Pisma k F lvl. Dostncvskornu··. ecl. ele!'\ l. Ashimbae \ a, Pc11nyu/1Jil1i /(1i/1 uri,

1982 (Len ingraclo , 1984). p. 92; 17 de se p tiembre ele 1868.


El ecli LOr ele h1 correspondencia ele r·v[aikO\· no puede encc1ntrar nin guna fuente de esta anfr -
clota, p ero cita una cana ele Gra nol'sk i, ele 1855: ··s¡ yo estu \·ie ra san o"' , le escribe a K. D. Ka\"C'-
lin, "' me a lis ta ría en b milicia si n d esear un a \·ictoria rusa , pero con el deseo ele m orir por e lla.
Est::i ép oca hace que me d u e la el co razón". L1 cart <\ fue citacli\ del m ism o lib ro ele A. V Stan kel' ic h
acerca ele Grano \ ski q ue leyó Dostoi el'ski . "'A l. Maiko\·, Pisma k F M. Dos toc\·skonrn ", ecl . d e
N. l. As h imbae\'a , Pmnva/1Ji/1i Kulturi. 1982 (. Len ingraclo , 198-+), p. 93 .

HISTO RI A Y MI TO EN LOS DEMONIOS. 11 ~ 575


tensiones que había entre las generaciones. Aunque estas polémicas ya fue-
ron analizadas en un volumen anterior, 3 es necesario volver a ellas si que-
remos hacer justicia a los fundamentos culturales de la creación de Dos-
toievski. Éste había seguido muy de cerca los enconados intercambios de
ideas durante todo el decenio de 1860, y estaba tanto más capacitado para
presentarlos imparcialmente cuanto que había compartido la antipatía de
los "hijos" hacia los mimados y presuntuosos occidentalistas de los cuaren-
ta , tan pagados de sí mismos , así como la aversión de los "padres" hacia la
provocativa e insultante vulgaridad y el burdo materialismo de sus retoños
nihilistas de los sesenta. Sin embargo , en último análisis, Dostoievski no
pudo evitar que sus escalas artísticas se inclinaran en favo r del romántico
amor de su generación al arte, con su negativa a abandonar completamen-
te la naturaleza humana al nivelador rasero del materialismo y el determi-
nismo de los sesenta.
La campaña contra los "hombres superfluos" liberales-idealistas de los
cuarenta señaló el surgimiento de un grupo nuevo y más radical de intelec-
tuales raznochintsy como fuerza en el escenario cultural ruso. (Los razno-
chintsy no poseían ningún grado o categoría oficial [chin], siendo hijos mu-
chos de ellos del bajo clero y graduados de los seminarios .) Los portavoces
de este grup o nuevo y vociferante , N. G. Chernishevski y Nikolái Dobro-
liubov, combinaban parte de la intransigencia fanática de su educación re-
ligiosa con un rechazo absoluto de los preceptos ortodoxos, en favor del
ateísmo y el materialismo. Pronto lanzaron un diluvio de artículos despec-
tivos contra la generación de 1840 , que llegó a su clímax en las fero ces y
apasionadas burlas de Dobroliubov. En sus páginas - que ejercieron gran
influencia- , la generación de 1840 era desechada por débil, indecisa, in-
capaz de acción y de decisión; sus miembros eran esclavos de principios
resonantes que sólo servían para apuntalar su egoísmo y su vanidad:

Los miembros de esa generación se depron arrastrar por anhelos elevados


pero un tanto abstractos. Buscaban la verdad, aspiraban al bien, los cautivaba
todo lo bello; mas, para todos ellos, lo más elevado era el principio .. . Retirán-
dose, así, de la vida real , y condenándose a servir al principio, no lograron en
realidad calcular sus fuerzas y abordaron mucho más de lo que eran capaces
de realizar. De aquí su posición eternamente falsa , su eterna insatisfacción de
3
Para más detalles véase Frank, Dostoievsl<i. La secuela de la liberación, 1860-1865, FCE,
México , 2010, cap. I\.

576 <111 EL PA NFLETO Y EL POEMA


sí mismos, sus eternas frases grandiosas de aprobación y aliento a ellos mis-
mos, y su eterno fracaso en toda actividad prácti ca; poco a poco fueron ca-
yendo en un papel pasivo, y de todo lo que había ocurrido antes sólo conser-
varon una JUVenil inflamabilidad, sí, y la costumbre de conversar con personas
bien educadas acerca de los buenos modales y de soñar con un puentecillo
para pasar la corriente [es decir, reformas y mej oras locales e insignificantes.
J n-+
No se podría esbozar una mejor semblanza del carácter de Stepan Trofímo-
vich ; todo lo que tuvo que hacer Dostoievski fue completar sus rasgos.
Esos ataques tenían que provocar una respuesta , y pronto llegó la pri-
mera, de Aleksandr Herzen, quien, más que ningún otro en particular, había
sido el original inspirador y propagador de todas las corrientes de pensa-
miento radical y socialista que existían en la Rusia del decenio de 1860.
Granovski pudo ofrecer un esquema exterior para Stepan Trofímovich,
pero la pauta de su oposición a Peter, como horrorizado "padre" de un
"hijo nihilista", se encuentra basada en la intransigente negativa de Herzen
a doblegarse a la generación del decenio de 1860. En realidad, Dostoievski
estaba pensando precisamente en Herzen en el momento en que se ponía a
trabajar en los primeros bocetos de Los demonios. La muerte de éste, ocu-
rrida en París en enero de 1870, desencadenó una importante serie de ar-
tículos de Strájov en que resumía su carrera, y que fueron publicados casi
al mismo tiempo que Dostoievski tomaba la decisión de escribir una "no-
vela-panfleto".
Ya hemos mencionado la reacción de Dostoievski a estos artículos ; aquí
sólo necesitamos recordar su observación de que "la principal esencia de
toda la actividad de Herzen .. . [fue] que , siempre y por doquier, había sido
básicamente un poeta". Es este aspecto de su naturaleza, creía Dostoievski ,
el que explica "hasta su inconstancia y su inclinación a bromear acerca de
las más elevadas cuestiones morales y filosóficas (lo que, por cierto, resulta
muy desagradable en él)" Ese comentario muestra hasta qué punto Stepan
Trofímovich y Herzen se fundieron en la imaginación de Dostoievski, pues
la cualidad que ofendió a Dostoievski en Herzen también ofende al narra-
dor en Stepan Trofímovich. "¿Por qué no pudo carecer esta semana de do-
mingo , si le miracle existe"?", exclama este último con desaprobación, pre-

-+ N. A. Dobrolyubov, Izbrannoye (Moscú, 1975), p 156.

HISTORIA Y MITO EN LOS DEMONIOS: 11 .... 577


viendo una reunión , ese mismo día , con la formidable Varvara Petrovna
Stavroguina. "¿Qué le importaría a la Providencia suprimir un domingo
del calendario? ¡Aunque sólo fuera para mostrar a los ateos Su poder, et
que tout soit dit!" "No habría sido él mismo", comenta acerbamente el narra-
dor, "si hubiese podido prescindir del barato librepensamiento que estaba
en boga por esos días" [10: 100]
Lo supe1:fluo y lo bilioso (1860) de Herzen fue la primera réplica de la
generación de 1840 al ataque de sus detractores ; y Herzen , como Stepan
Trofímovich , habló por los padres, o al menos por quienes se negaban a
renunciar a su derecho al respeto paterno. Expresando la actitud de los
"biliosos" hiJOS , su portavoz sin nombre (Chernishevski) observa sarcásti-
cam ente que los "hombres superfluos" de los cuarenta "recibieron otra
educación, el mundo que los rodeaba era demasiado sucio, no lo bastante
pulido con cera, manchado por manos y pies. Mucho más grato les era
quejarse de su triste suerte, y mientras tanto comer y beber en paz". Éstas
son exactamente las palabras , y éste es, inconfundiblemente , el tono con-
descendiente y desdeñoso de Peter Verjovenski al hablar de su padre. Pero
en Herzen , como en Dostoievski , no se le permite al hijo adueñarse de
todo el campo. Pese a todas sus buenas intenciones , replica Herzen, con su
tono los "biliosos impulsarían a un ángel a luchar y a un santo a maldecir".
Y - erróneamente , según resultó- le predice una breve vida al tipo de
"sombríos Danieles , junto a las aguas de San Petersburgo, que severamente
reprochan a los demás el almorzar sin rechinar los dientes y el olvidar las
miserias del mundo mientras admiran un cuadro o escuchan una pieza de
música" .5
Por una parte vemos los reproches de impotencia , inacción, pose y au-
toindulgencia presuntuosa; por la otra , el de intolerante y estrecho fanatis-
mo , dispuesto a condenar y a destruir to dos los frutos y las glorias y la ci-
vilización Lo primero que llama la atención en la generación "biliosa" es ,
según Herzen , "la facilidad con que desesperan de todo, el malicioso pla-
cer que encuentran en su negación, y su terrible implacabilidad". Le hacen
pensar "en aquellos monjes que, por amor a su prójimo, han llegado a
odiar todo lo que es humano , y que maldicen todo el mundo por el deseo
de bendecir algo". Pero el adversario "bilioso" de Herzen no se deja conmo-
ver por esas acusaciones y se limita a replicar que los hombres del decenio

5
Herze n , M_v Past and Tl10ug/Hs, 4 : 1581y 1579.

578 .. EL PANFLETO Y EL POEMA


de 1840 "eran aristócratas ociosos y vanos, que vivían apaciblemente y muy
bien, y no veo ninguna razón por la cual debiera tenerles lástima". La res-
puesta de Herzen a este ataque revela una sensibilidad no dogmática hacia
el dolor humano que ciertamente le habría valido la aprobación de Dos-
toievski. Responde Herzen: "Que cada cual decida por sí mismo si éstos
merecen su simpatía o no. Todo sufrimiento humano , particularmente si
es inevitable , despierta nuestra compasión; no hay sufrimiento que no pu-
diéramos compartir".6
Cuando Stepan Trofímovich retorna destrozado a su casa , tras su in-
tento de regresar a San Petersburgo a comienzos del decenio de 1860, y de
verse descartado por la nueva raza de radicales como un vieux bonnet de co-
tan, también Herzen se ve desechado por Chernishevski como algo similar
a "el bello esqueleto de un mamífero ... que han desenterrado, y que perte-
neció a un mundo distinto, con diferente sol y diferentes árboles". Pero
Herzen, negándose a dejarse lanzar tan fácilmente al basurero de la histo-
ria, tercamente rechaza toda obligación de decir adiós, en nombre de la
utilidad y de la revolución , a la significación de su propio pasado y a la de
la humanidad en general. Pues si se acepta la estrechísima visión de la ge-
neración de 1860 , como dice Herzen en palabras elocuentes a las que hará
eco Stepan Trofímovich, "adiós no sólo a las Termópilas y al Gólgota, sino
también a Sófocles y a Shakespeare, e incidentalmente a la interminable
epopeya que continuamente está terminando en frenéticas tragedias y con-
tinuando, empero, bajo el título de historia". 7

Las hostilidades entre las dos generaciones casi cesaron a mediados del
decenio de 1860 , pero volvieron a estallar con mayor vehemencia durante
la primavera de 1867 después del fallido intento de Karakózov por asesi-
nar a Alejandro II. Como lo hemos visto, Herzen censuró públicamente el
atentado en La Campana, prediciendo atinadamente que sólo causaría una
intensificada reacción del gobierno. Pero , a pesar de este desacuerdo sobre
tácticas , Herzen insistió en que los objetivos del movimiento radical ruso
interno , el cual veía a Chernishevski como su jefe, no diferían de los que él
,, lbid ' pp 1580 )' 1583 .
¡ /bid , pp. 1581 y 1583.

HISTORIA Y MITO EN LOS DEMONIOS: 11 ~ 579


había propuesto en el exilio: había dicho que las dos generaciones debían
avanzar de la mano. Este llamado a la unidad provocó una furiosa res-
puesta de uno de los jefes de la "emigración joven", Aleksandr Serno-So-
lovievich , quien desdeñó a Herzen aún con menos ceremonias que Cher-
nishevski. Ante los ojos de la generación joven - y en palabras que se
anticipan notablemente a las de Dostoievski-, proclamó que Herzen no
era más que otro vieux bonnet de cotan, exactamente como Stepan Trofí-
movich:

Usted es un poeta , un artista . . un cuentista, un novelista, todo lo que usted


quiera , menos un político . Sin darse cuenta de que se ha quedado atrás,
agita sus endebles alas con todas sus fuerzas; y luego , cuando ve que la gen te
sólo está riéndose de usted , se pone furio so y le reprocha a la generación jo-
ven su ingratitud para con su jefe, el fundador ele su escuela, el primer sumo
sacerdote del socialismo ruso ... Descienda a la tierra; olvide que es usted un
gran hombre, recuerde que las medallas que llevan su imagen no fueron acu-
ñadas por la agradecida posteridad , sino por usted mismo y por su riqueza
manchada de sangre .. . Usted , señor Herzen , está muerto 8

Herzen no respondió directamente a este infamante panfleto. En cam-


bio , envió su respuesta junto con una carta a Bakunin, cuya total simpatía
a la generación joven lo llevaría, más adelante, a asociarse con Nechaev. En
opinión de Herzen, Serno-Solovievich

es insolente y está loco, pero lo peor es que la mayoría de los jóvenes rusos
son iguales y nosotros somos los que hemos contribuido a hacerlos así. . Esto
no es nihilismo. El nihilismo es un gran fenómeno de la evolución del pensa-
miento ruso . No. Éstos so n los nobles desposeídos, el burócrata retirado , el
escribano de aldea, el sacerdote local y el pequeño terrateniente apenas dis-
frazados. 9

No se sabe si Dostoievski conoció a Serno-Solovievich en Ginebra,


pero no cabe duda de que había leído su arenga, y el joven radical es men-
cionado, junto con Nechaev (así como con otros no identificados), como
~ Cit ado en el excelente lib ro de Abbott Gleason , Yollng Rlt ss ia (N ueva Yo rk , 1980), pp. 132-
133.
9
B. P Kozmin , /;: Istorii rcvollttsio1111 oi mys li v Rossii (lvloscú , 196 1), p. 547 .

580 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


perteneciente a la "piara de cerdos" poseídos por "los demonios" que "sa-
lieron del cuerpo del hombre ruso". Dostoievski, desde luego , no pudo
conocer la carta de Herzen, pero sí logró intuir, con notable presciencia,
exactamente su mezcla de consternación y de culpa.

Creo que la idea fundamental del autor es verdadera -dice Stepan Trofímo-
vich hablando de ¿QLté hacer!, el verdadero "catecismo" ele los nihilistas-,
pero eso sólo lo hace más terrible. Es precisamente nuestra idea, exactamente
la nuestra ; nosotros sembramos la semilla , la cuidamos, la preparamos y, en
realidad , ¿qué podrían decir ellos ele nuevo, después ele nosotros? Pero , ¡cie-
los l ¡Cómo presentan todo deformado, mutilado . . 1 ¿Fueron éstas las conclu-
siones por las que lu chamos? ¿Quién puede comprender la idea original de
esto? [10 238]

A quienes critican a Dostoievski porque , según afirman, eligió un epi-


sodio "atípico" de la historia del radicalismo ruso para basar en él su nove-
la , debemos indicarles que la última obra importante de Herzen, Cartas a
un viejo camarada (1869) , fu e expresamente escrita para contrarrestar el
turbulento torrente de vandalismo que corría por la propaganda de Baku-
nin-Nechaev. Estas cartas abiertas , dirigidas a Bakunin, fueron incluidas en
una colección de los escritos póstumos de Herzen que Dostoievski sin
duda se habrá apresurado a adquirir.

Los bárbaros clamores que nos exhortan a ce rrar nuestros libros, a abandonar
la ciencia y a emprender un absurdo combate de destrucción - escribió Her-
zen- no son sino la más incontenible y dañina demagogia. Siempre provo-
can el desencadenamiento de las peores pasiones. Hacemos juegos malabares
con palabras terribles, sin pensar en absoluto en el daii.o que hacen a la causa
y a quienes las escuchan. 10

Herzen no creía , ciertamente, que el movimiento de Bakunin-Nechaev,


el cual causó el asesinato de lvanov, fuese tan sólo un episodio aislado y
aberrante, y consideró que tenía el deber de levantar la voz contra las ate-
rradoras consecuencias que tan claramente podía prever.
Bien podemos imaginar la satisfacción de Dostoievski al leer las pala-

1
'' A. l. Herzen, Sochi11c11iyu, 10 \·ols. (tvloscú , 1955-1 9 58), 8:-+ 17.

HI STORIA Y MITO EN LOS DEMONIOS: 11 ~ 581


bras condenatorias de Herzen, que debieron sonarle casi como una denun-
cia de sí mismo y una retractación. Y aunque Dostoievski no necesitaba
que Herzen le enseñara el valor del arte y de la cultura (los había defendi-
do contra Belinski en 1849 y contra Dobroliubov en 1861) , sin duda le
habrá sido grato ver que Herzen se alineaba tan fervientemente en contra
de la iconoclasia pisareviana (en el sentido literal de la palabra) que se ha-
bía vuelto endémica entre la generación del decenio de 1860. "¡Ay de la
revolución que sea pobre de espíritu y débil en su sentido del arte! -ex-
clama Herzen-, que quiera convertir todo lo que se ha conquistado con
el tiempo en un deprimente taller y cuyo único interés sea la subsistencia y
nada más que la subsistencia" (recordemos aquí el notorio lema de Peter
Verjovenski: "Sólo lo necesario es necesario , ése será , en lo sucesivo, el le-
ma de todo el mundo" [10: 323]).

La fuerza de la destrucción desencadenada - sigue diciendo Herzen- borra-


rá , junto con los límites ele la propiedad , las cumbres del esfuerzo humano
que los hombres han alcanzado en todas direcciones desde el comienzo ele la
civili zación ... A menudo he sentido esto agudamente cuando , abrumado por
una sombría tri steza y casi por la vergüenza , me he encontrad o ante un guía
que me mostraba una pared desnuda , una escultura rota , un ataúd sacado ele
su tumba , y que me repetía: "Todo esto fue desLruiclo durante la Revolución". 11

Sólo ante este trasfondo podemos apreciar como es debido la desafian-


te "última palabra" de Stepan Trofímovich en Los demonios, última palabra
gritada contra una joven generación ruidosa y vociferante que lo persiguió
tan implacablemente como había perseguido a Herzen en sus últimos años,
y a la que contestó con la voz de Herzen y también con la de Dostoievski.

Pero yo sostengo - gritó Stepan Trofímovich , excitadísimo-, sostengo que


Shakespeare y Rafael valen más que la emancipaci ón ele los siervos, más que el
nacionalismo, más que el socialismo , más que la generación JO\'en , más que la
química, más que casi tocia la humanidad p orque son el fruto, el fruto autén-
tico de toda la humanidad , acaso el más alto fruto posible. Una forma de be-
lleza alcanzada ya, y tal vez sin ese alcance yo no consentiría en vivir .. ¡Oh,
Diost - gritó y entrelazó los dedos de sus manos-, hace diez mi.os grité exac-

11
llJid , pp. -+05 y -+17.

582 ~ EL PANFLETO Y EL POEMA


tamente lo mismo en San Petersburgo , exactamente en las mismas palabras, y,
de igual modo , no entendieron nada, se rieron y me silbaron como ahora ;
¡pigmeosl ¿Qué necesitáis para comprender? [10 372-373]

Hace diez años, en Lo superfluo y lo bilioso, Herzen había dicho en reali-


dad lo mismo, y la escandalosa fiesta de Dostoievski , que también incluye
otros incidentes y alusiones tomados de los tempestuosos acontecimientos
de principios del decenio de 1860 , constituye la consagración artística de
este trascendente choque histórico-cultural.

Desde luego, Stepan Trofímovich no es la única figura del libro que repre-
senta a un miembro eminente de la generación del decenio de 1840. Nin-
guna crítica de Los demonios estaría completa sin un análisis de la caricatu-
ra -maliciosa pero magistral- de Turgueniev, en el retrato de Karmazínov.
(Ka nnazin, del francés crnmoisi, significa carmesí en ruso y ridiculiza las
supuestas simpatías social-políticas del Gran Escritor. ) Ya hemos hablado
extensamente de la relación difícil y cada vez más adversa de Dostoievski
con Turgueniev, y nos parece innecesario seguir buscando una explicación
de tan devastadora caricatura con la que pocas pueden rivalizar en toda la
novela del siglo XlX. La caricatura personal era muy común en la literatura
rusa, y el propio Turgueniev no se había mostrado nada benévolo con Baku-
nin en Rudin ni con otra veintena de conocidas personalidades (en particu-
lar, Nikolái Ogarev) en Humo. Mas para encontrar una parodia igualmente
extensa de un destacado personaje literario probablemente tendríamos que
recurrir al ataque de Dickens a Leigh Hunt en Blealz House, mediante el per-
sonaje de Harold Skimpole.
A pesar de todo , sería injusto con Dostoievski atribuir la personalidad
de Karmazínov exclusivamente a una enemistad personal , pues había so-
bradas razones literario-culturales para incluir esta caricatura en un retrato
completo de la época. Dostoievski se sintió ofendido no sólo por Humo ,
sino también por los ulteriores intentos de Turgueniev por ganarse las sim-
patías de la generación joven simulando que estaba de acuerdo con Bazárov.
No olvidemos que en un tiempo Turgueniev había elogiado calurosamente
los comentarios de Dostoievski a Padres e hijos, y le había dicho que era

HISTOR IA Y MITO EN LOS DEMONIOS: 11 ~ 583


una de las dos personas que en realidad habían comprendido el libro ; pero
Dostoievski vio a Bazárov como una figura trágica, desgarrada entre sus
convicciones estrechamente racionalista-radicales y los sentimientos de su
"gran corazón". ¿Podía en realidad Turgueniev, como ahora lo insinuaba ,
haber estado de acuerdo con las ideas nihilistas cuyas limitaciones huma-
nas tan brillantemente había expuesto?
Karmazínov, descrito como "un hombre de baja estatura, muy pulcro ,
viejo aunque no pasaba de los cincuenta y cinco años, con un rostro peque-
ño y un tanto rubicundo" [10: 70], no tiene ningún parecido físico con la
elegante figura del majestuoso Turgueniev. Pero, por lo demás, el blanco de
Dostoievski es inconfundible, y ridiculiza todos los aspectos de su colega
novelista que de tiempo atrás habían despertado su antipatía. Los aires y
modales aristocráticos de Turgueniev, su residencia en Europa, su demole-
dor ataque a la cultura rusa en Humo, el pesimismo filosófico revelado so-
bre todo en sus poemas en prosa, el egoísmo remilgado y autoprotector
que Dostoievski vio descaradamente manifestado en el artículo acerca de
la ejecución de Troppman .. . ¡nada se salva! El primer encuentro entre el
narrador y el Gran Escritor va acompañado por una irrisoria parodia del
artículo de Troppman, traspuesto al relato del naufragio de un buque de
vapor frente a la costa de Inglaterra. En su época de joven, Turgueniev ha-
bía participado en un naufragio frente a Lübeck (más adelante escribiría al
respecto, en 1883 , tras la muerte de Dostoievski) , y un rumor muy difun-
dido en los círculos literarios le atribuía una conducta que había distado
mucho de ser heroica.
El narrador recuerda haber leído un artículo de Karmazínov, "escrito
con la más horrible afectación del tipo más burdo de poesía, así como de
psicología, [describiendo] el hundimiento de un vapor.. que el propio
[Karmazínov] había presenciado , y cómo había estado viendo salvar a quie-
nes se ahogaban, y los cadáveres que llevaban a la costa". Igual que cuando
guillotinaban a Troppman, Karmazínov-Turgueniev está mucho más pre-
ocupado por sus propias reacciones que por las víctimas del desastre .

Todo este artículo , largo y \'erboso, fue escrito sin otro objeto que el de alar-
dear. Parecemos leer entre líneas: "Concentraos en mí , mirad cuán valerosa-
mente me comporté en aquellos momentos .. ¿Para qué miráis a la mujer
ahogada, con un niño muerto en brazos? Miradme , en cambio , a mí , mirad
cómo no pude soporta r eso y volví la cara. Heme aquí , de espaldas a la esce-

584 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


na , estaba yo horrorizado y no podía obligarme a mirar; parpadeé .. ¿No es
interesante eso7"

"Cuando le expresé a Stepan Trofímovich mi opinión del artículo de


Karmazínov - añade el narrador-, él estuvo totalmente de acuerdo con-
migo" [10: 70].
Aunque vemos así que la vanidad y el narcisismo de Karmazínov se
manifiestan desde el principio mismo , su papel queda definido más gene-
ralmente por los intentos de Turgueniev de volver al favor de la generación
de 1860. En contraste con la franca y decidida defensa que hizo Herzen de
sus propios valores, que luego quedarían encarnados en Stepan Trofímovich,
Turgueniev había cortejado con todo descaro a los nihilistas , dando implíci-
tamente su aprobación al bazarovismo y, por extensión, a su última encar-
nación, Serguéi Nechaev. Ofendido por el ataque de Dostoievski, Turgueniev
se quejaría después de que éste "se había permitido hacer algo peor que
una parodia; me pintó con el nombre de K[armazínov] como si yo simpati-
zara en secreto con el bando de Nechaev" .12 Desde luego, nada parecido era
literalmente cierto, pero en el mito simbólico de la creación de Dostoievski
todo es perfectamente defensible. A Karmazínov se le debe el prestigio social
de Peter Verjovenski, así como Turgueniev había sido el responsable del
prestigio de Bazárov y de sus ulteriores retoños en la vida real, y actúa como
mentor y abogado del muchacho. "Cuando yo vine, les aseguré a todos - le
dice a Peter- que usted era un hombre muy inteligente, y creo que ahora
todos están encantados con usted" [10: 286] Como sagazmente lo ha ob-
servado A. S. Dolinin, aunque Stepan Trofímovich sea el padre físico de
Peter Verjovenski, éste es, mucho más , "hij o espiritual" de Karmazínov. 13
Dostoievski elaboró diversos detalles de sus relaciones personales
con Turgueniev en la escena que transcurre entre Karmazínov y Peter
Verjovenski (lo que nos indica la libertad con que empleaba incidentes de
su propia vida , atribuyéndolos con frecu encia a personajes como Peter,
con cuyas ideas y conductas ya no podía identificarse) . Dostoievski le ha-
bía comentado a Maikov que aun cuando él hacía todo un alarde de recibir
a sus visitantes con un abrazo y un beso , en realidad se limitaba a rozar la
mejilla del otro. Por tanto , "Peter sabía por experiencia que aunque Kar-
12
l. S. Turguenev, PSSiP, 10: 9.
11
A. S. Dolinin , "Turgenev v Besakh", en su Dostocvshy i dnigie (Moscú , 1989), p. 173. El
anículo de Dolinin , escrito en 1924, sigue siendo el tratam ienLo clásico de este tema .

H ISTORIA Y M ITO EN LOS DEMONIOS: 11 ~ 585


mazínov pareciera impaciente por un intercambio de besos, en realidad
sólo ofrecía la mejilla, y así lo hizo esta vez; las mejillas de ambos se toca-
ron" [10: 285]. La misma escena contiene otra referencia a un hecho real:
la incapacidad de Dostoievski de leer el poema en prosa Fan tasmas (Priz-
raki), de Turgueniev, que el autor le había prestado en Baden-Baden a co-
mienzos del otoño de 1863 .
Viajando por entonces con la tentadora pero sexualmente esquiva Apo-
linaria Súslova y apostando frené ticamente todo el tiempo, Dostoievski
nunca pudo hoj ear siquiera la obra que Turgueniev le había ofrecido ama-
blemente para que la publicara en El Tiempo. Y, de igual modo , Karmazínov
le confía a Peter una copia manuscrita de la composición que se proponía
leer en la fi esta , y se siente desagradablemente sorprendido cuando Peter
no dice una sola palabra acerca de ella, como si se le hubiese borrado de la
mente . Por último, Peter, distraído, se refiere a ella como Bonjour (en lugar
de Merci), y no recuerda dónde la dejó (para gran consternación de Karma-
zínov) , pero finalmente la localiza. "¡Espere, aquí está! -dij o Peter,
sacándose un envoltorio de papeles del bolsillo posterior- . Lamento que
se h aya arrugado un poco. ¿Lo creería usted7 La tenía en el bolsillo junto
con el pañuelo desde que usted me la dio. Se me había olvidado" [10: 286].
Es probable que Dostoievski mostrara mayor contrición que Peter, pero
aprovechó la oportunidad de recordar esta pulla (originalmente, sin duda
inadvertida) a la enorme vanidad literaria de Turgueniev.

El clímax del ridículo de Turgueniev ocurre durante la escena de la fiesta,


cuando Karmazínov, condescendiente , acepta leer su obra de despedida
ante los invitados, hambrientos e impacientes, habiendo decidido -al me-
nos eso dice- dejar para siempre su pluma después de esta últim a apari-
ción en público . Turgueniev, al recibir una carta de apoyo de un amigo tras
la publicación de este capítulo , respondió en un altivo tono de dignidad
herida:

Sin duda es curi oso que él [Dostoie\'ski] escogiera para parodiar la única ob ra
[Los fantasmas] que em ·ié a la reYista que él por enton ces dirigía , obra por la
cual me bombardeó co n ca rtas de elogio y agradecimiento. Aún las tengo en

586 ... EL PANF LETO Y EL POEM A


mi poder ¡Sería divertido publicarlas! Pero bien sabe que yo no haré seme-
jante cosa. Sólo me queda lamentar que Dostoievski se valga de su indudable
talento para desahogar tan lamentables sentimientos. Por lo visto, aprecia
poco ese talento si lo rebaja a escribir pasquines. H

Turgueniev no pudo haber leído muy cuidadosamente las páginas de


Dostoievski , o tal vez - muy comprensiblemente- no pudo resistir a la
tentación de acusar a Dostoievski de traicionera ingratitud. Cualquiera que
fuese el motivo , su acusación no resiste a un análisis minucioso del texto:
Los fantasmas distan mucho de ser la base principal de la parodia de Dos-
toievski, que en realidad tiene por punto de partida otro poema en prosa ,
SlUlciente [Dovolno]. Para las primeras observaciones de Karmazínov, así
como para sus respuestas a las preguntas del impertinente público , Dos-
toievski se valió del ensayo "Con respecto a Padres e hijos". En todo caso, la
cuestión de las fuentes no afecta a la parodia, brillantemente cómica, sin
duda una pequeña obra maestra por derecho propio El Turgueniev de los
poemas en prosa es un escritor totalmente distinto del novelista, sagaz , a
menudo agudamente satírico y frío observador. Las convenciones del rea-
lismo en la novela limitaban el lirismo melancólico de su temperamento ,
que sólo asoma aquí y allá para dar un toque de vibración emotiva a una
escena o a un diálogo. En cambio , Turgueniev da rienda suelta a su lirismo
en los poemas en prosa, en los que emplea unas imágenes románticas muy
sobrecargadas de alusiones culturales e históricas, y cuyo tono predomi-
nante , expresado a menudo en hechos parecidos a sueños, sin los límites
del tiempo y del espacio , es una sensación de cansancio de la vida y de
desesperanza metafísica. El preciosismo del estilo y el vocabulario en estas
obras hace recordar la primera parte del siglo, o la época simbolista, mu-
cho más que el materialista decenio de 1860.
Dostoievski toma puntería contra estos aspectos sumamente vulnera-
bles de los poemas en prosa de Turgueniev; es bastante fácil ridiculizarlos
con sólo introducir una nota prosaica en su lúgubre fantasía. Una y otra
vez, al hacerlo , Dostoievski también se burla de la importancia de sí mis-
mo con que el gran genio reduce cada acontecimiento e incidente a una
reflexión sobre su propia angustia existencial. En una escena el poeta está
ahogándose después de caer a través del hielo del Volga, pero entonces

14
Turguene\", PSSiP, 10: 9.

HISTORIA Y M ITO EN LOS DEMONIOS: 11 ... 587


vio un minúsculo trozo de hielo , del tamaño de un guisante .. y .. su brillo
iridiscente traj o a su memoria aquella misma lágrima que, como recordaréis,
cayó de vuestros ojos cuando, sentados bajo el árbol de esmeralda , gritasteis
llenos de gozo: "No hay crimen". "No", dije , a través de mis lágrimas, "pero si
es así, entonces tampoco hay santos" . Empezamos a sollozar, y nos separamos
para siempre [10 366-367].

Éste es un golpe asestado a la recién proclamada adhesión de Turgueniev


al nihilismo , cuya negación moral-metafísica presenta aquí Dostoievski , en
un registro ridículamente burlesco, y no , como en el caso de Stavroguin,
en un contexto trágico.
En un pasaje similar, el sublime poeta que ha estado excavando duran-
te tres años debajo de la Torre de Sujarev en Moscú descubre a un ermita-
ño en una caverna , con una lámpara ardiendo frente a un icono, y de pron-
to oye un suspiro.

¿Crees que era el ermitaño el que suspiraba? ¿Qué le importa el ermitaño a


nuestro amigo7 No , este suspiro simplemente le rec uerda su primer suspiro,
de hace treinta y siete años , como recordarás , cuando sentados bajo el árbol de
ágata en Alemania me dijiste: "¿Para qué amar? Mira , el almagre está crecien-
do en derredor nuestro , y yo estoy enamorado , pero cuando el almagre deje
de crecer, yo dejaré de amar" [10: 367]

Luego, Dostoievski parodia la costumbre de Turgueniev de salpicar sus


páginas con referencias doctas: "Aquí vuelve a surgir la niebla, aparece
Hoffmann, la ninfa del agua silba una tonada de Chopin, y, súbitamente,
de la bruma sale Ancio Marco, sobre los techos de Roma , llevando una co-
rona de laurel. Un estremecimiento de placer corrió por nuestras espaldas
y nos separamos para siempre , etcétera , etcétera" [10: 367].
El narrador de Dostoievski tiene que reconocer, por fin, que no en-
cuentra ningún sentido en lo que Karmazínov ha leído, y termina con una
hilera de antítesis que reproducen la confusión moral-espiritual engendra-
da en esos genios rusos después de que han absorbido las sublimes con-
quistas del pensamiento europeo

Hay crimen , no hay crimen ; no hay Yerdad, no hay buscadores de la verdad ;


ateísmo , darwinismo , las cam panas de las igl esias de Moscú .. Pero , ¡ayl, ya

588 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


no cree en las campanas de las iglesias de Moscú; Roma, laureles ... Pero
ya no cree en laureles ... Vemos aquí un ataque convencional contra el hastío
byrónico, una mueca de Heine, algo de Pechorin ... y sigue adelante, a todo
vapor, mientras sus máquinas emiten un agudo silbido.

Detrás de todo esto, el narrador sólo encuentra el egoísmo del autor


("pero elógienme, elógienme, pues me gusta enormemente") y no cree ni
por un momento que, como lo promete Karmazínov-Turgueniev, lleno de
cansancio y pesar, éste vaya a dejar la pluma para siempre [10: 367]. Lapa-
rodia de los manierismos literarios y las flaquezas personales de Turgueniev
no habría podido ser más mortífera, y enriquece Los demonios con un des-
lumbrante despliegue del virtuosismo satírico de Dostoievski.

El remate de la intrincada construcción temática de Dostoievski en Los de-


monios es la figura de Stavroguin. En las notas del autor no se encuentran
claves de ningún prototipo de su carácter, y durante muchos años no ha
cesado un debate sobre si fue o no fue inspirado por Bakunin. Pero esta hi-
pótesis, planteada inicialmente por L. P Grossman, célebre especialista en
Dostoievski, en general ha sido rechazada. 15 Si hemos de vincular a Sta-
vroguin con algún personaje real, el candidato más probable sería la enig-
mática figura de Nikolái Speshnev, a quien Dostoievski llamaba su Mefis-
tófeles durante los días en que participó en el círculo de Petrashevski. En
el primer volumen de esta obra se ha esbozado la posibilidad de que Spesh-
nev fuese el original de Stavroguin; 16 pero para conveniencia del lector le
ofrecemos aquí una breve información.
En la vida real, Speshnev fue una figura tan byrónica como Stavroguin,
un aristócrata culto y rico, irresistiblemente atractivo para las mujeres. Tam-
bién fue un radical en materia de política, un comunista comprometido y
15
En un vívido e ingenioso resumen de esta cuestión, Jacques Catteau concluye categórica-
mente: "Nuestra decisión está tomada. Los demonios no es una monografía acerca de Bakunin, y
Stavroguin no es una 'caricatura de Bakunin', como ha seguido afirmándolo Grossman ... Todo
esto es una leyenda. Stavroguin procede de otro mundo" Véase Jacques Catteau, "Bakounine,
Combats et Débats'', en Collection Histolique de l'Institut d'Études Slaves, 26 (París, 1979), p. 103.
16
Para las relaciones de Dostoievski con Speshnev y con el Círculo de Petrashevski, véase
Frank, Dostoievski. Las semillas de la rebelión, FCE, México, 2010, caps. XVII, xvm y XIX .

HISTORIA Y MITO EN LOS DEMONIOS. 11 ~ 589


el centro de un grupo revolucionario secreto que, entre sus siete miem-
bros , incluía a Dostoievski (quien durante el resto de su vida guardaría el
secreto de esta muy comprometedora afiliación) Este grupo operaba den-
tro de la más numerosa sociedad de Petrashevski, e intentaba manipularla
para sus propios fines, así como Peter Verjovenski manipula a su reducido
grupo y a la sociedad en general para sus fines ... aunque, hasta donde se
sabe, Speshnev no predicaba el desenfrenado maquiavelismo de Nechaev.
Sin embargo , estaba muy versado en la filosofía por entonces dominante
en los círculos de la izquierda progresista , y sus opiniones moral-fi-
losóficas son muy semejantes a las que después se atribuirían a Stavroguin.
Esas opiniones se encuentran en cartas privadas de Speshnev, ninguna de
ellas dirigida a Dostoievski; empero, es muy p osible que expresara esos
mismos pensamientos en el curso de conversaciones filosóficas con sus
"íntimos", entre los que se contaba Dostoievski.
Speshnev seguía muy de cerca las controversias que habían surgido en-
tre los hegelianos de izquierda después de la publicación de La esencia del
oistianismo (1841) de Feuerbach, y en estas cuestiones adoptó el egoísmo
totalmente subj etivo de Max Stirner. "El antropoteísmo [la posición de
Feuerbach] también es una religión -escribió, con notable perspicacia- ,
sólo que es diferente. Diviniza a un objeto nuevo y distinto [el Hombre, la
Humanidad. J. F], pero en el hecho de la divinización no hay nada nue-
vo .. ¿Es en realidad tan grande la diferencia entre un Dios-Hombre y un
Hombre-Dios7" Speshnev se negaba a aceptar toda autoridad sobre el Ego
individual y, como resultado, llegó a la conclusión de que para nada exis-
ten normas objetivas. "Categorías como la belleza y la fealdad, el bien y el
mal , lo noble y lo vil, siempre fueron y siempre serán cuestión de gusto. "17
Estas palabras deben compararse con la confesión de Stavroguin en el
capítulo suprimido "Donde Tijón", en el que explica que "formulé por pri-
mera vez la que me pareció la norma de mi vida, a saber, que no conozco
1
; La carta se encuentra publicada en Proizvedcniya Pclrnsh cvi.si, ed . de V l. Evglafova (Moscú,
1953), pp 496-497.
Compárese esto con el célebre diálogo entre Arkacli y Bazárov en Padres e /Ji.jos , durante el
cual dice Bazáro, .. "No existen principios generales ... ¡aún no los han descubierto ustedes! Hay
sentimientos. Tocio depende de ellos .. Mí reme a mí, po r eje mpl o; yo mantengo una act itud
negativa por ,·in ud de mis sensaciones; me gusta negar. . Mi cerebro está hecho siguiendo un
plan , y eso es todo. ¿Por q ué me gusta la quím ica7 ¿Por qué le gustan a usted las rnanzan as7
También por úrtud de las sensaciones ... Los hombres nunca penetrarán más profu ndamerne".
l. S. Turguene,-. PSSiP, 8: 325.

590 .... EL PANFLETO Y EL POEMA


ni siento el bien y el mal y que no sólo he perdido todo sentido de ellos ,
sino que no hay bien ni mal (lo cual me complació), y que sólo se trata de
un prejuicio: que yo puedo librarme de cualquier prejuicio, pero que, en
cuanto alcance ese grado de libertad, estaré acabado" [12: 113]. El hecho
de que semejante doctrina conducirá a la autodestrucción es la conclusión
del propio Dostoievski; por lo demás , la negativa que hace Stavroguin de
toda diferencia entre el bien y el mal coincide notablemente con la de Spesh-
nev. De hecho, la abominable violación de la pequeña Matriosha es en rea-
lidad un experimento terrible, planeado para poner a prueba tales ideas en
la práctica . Por ello , hay todas las razones para creer que Dostoievski re-
cordó algunos de los rasgos de Speshnev, su iniciador en la revolución
clandestina y en el nihilismo moral-metafísico, cuando el amorfo "prínci-
pe" de los primeros borradores empezó a transformarse en Stavroguin.
Pero así como Peter Verjovenski no es Nechaev ni Stepan Trofímovich
es solamente Granovski, tampoco se debe identificar a Stavroguin con
Speshnev. Pues Dostoievski "mitifica" este prototipo , convirtiéndolo en
una imagen del ya condenado y deslumbrante dandy ruso byrónico que
aparecía a menudo en la literatura de los decenios de 1820 y 1830. Stavro-
gin, le había dicho Dostoievski a Kátkov, "me parece una figura trágica ... En
mi opinión es una figura rusa y típica ... Me lo saqué del corazón ... Desde
luego, esta figura rara vez aparece con todos sus rasgos típicos, pero es un
personaje ruso (de una cierta clase social)". Esta declaración brotó de la in-
terpretación que Dostoievski había dado, de tiempo atrás, a la inmensa
importancia cultural y moral-religiosa del tipo byrónico ruso como clave
de los cambios que internamente estaban ocurriendo en la psique nacional.
Esta interpretación se encuentra de la manera más amplia y explícita
en algunos de los artículos que Dostoievski escribió para El Ti empo en
1861. Combatiendo la opinión de que el Eugenio Oneguin de Pushkin no
tenía ninguna conexión con la vida del pueblo ruso sino que era, tan sólo ,
el retrato de un libertino de la clase alta de los veinte, Dostoievski contesta
que, por el contrario, la obra es la encarnación de una crisis trascendental
de la historia del espíritu ruso:

Oneguin pertenece precisamente a esa época de nuestra vida histórica, seña-


lada por los primeros principios de nuestra conciencia lacerante y, como re-
sultado de esta conciencia, de nuestra aterradora incertidumbre cuando mira-
mos a nuestro alrededor ... Tal fu e el primer principio de esa época en que

HISTORIA Y M ITO EN LOS DEMONIOS. 11 ~ 591


quienes nos encabezan se separaron marcadamente en dos bandos y luego se
trenzaron violentamente en una guerra civil. Los eslavófilos y los occidenta-
listas también fu eron una manifestación histórica, y nacional en el más alto
grado .. Pero en Oneguin apenas empezábamos a cobrar conciencia de esto ,
apenas empezábamos a entreverlo [19: 1O] .

Oneguin contiene, por ello, dentro de sí mismo la fuente de la que


después sería la oposición entre eslavófilos y occidentalistas, y ambas ideo-
logías muestran huellas de la misma crisis interna que determinó el desti-
no del protagonista. Esta crisis es la del espíritu ruso, el cual, habiéndose
empapado en la cultura europea, se percata súbitamente de que ha per-
dido sus raíces originales y, por consiguiente , se vuelve contra sí mismo
conun destructivo escepticismo. "El escepticismo de Oneguin contenía
algo trágico en su principio mismo, y a veces se expresó con maliciosa ironía"
[19: 11].
Oneguin , como después Stavrogin, era miembro de la clase terrate-
niente rusa, el grupo que "más se había enajenado de su propia tierra y en
que las apariencias de civilización habían alcanzado su mayor desarrollo"
[19: 11]. Pero aunque Oneguin sea uno de los productos más brillantes de
esa sociedad - como Stavrogin-, "ya no la respeta. Ha empezado a du-
dar, a oscilar; pero al mismo tiempo se siente confundido ante las manifes-
taciones de la vida, no sabe si arrodillarse ante ellas o cubrirlas de ludibrio"
[19: 11]. Vemos así que el torbellino interno de Oneguin es causado por la
falta de un ideal en el cual pueda creer absolutamente, porque "en esencia
su alma tiene sed de una verdad nueva". La prueba de su elevación moral
es que no puede contentarse con las fáciles y baratas satisfacciones de los
placeres mundanos o del rango social; padece sinceramente por su ociosi-
dad así como por el vacío interno de su vida. Y sufre porque no sabe en
qué ocuparse , "ni siquiera sabe qué respetar, aunque esté firmemente con-
vencido de que existe algo que se debe amar y respetar. Pero llega a amar-
garse, y no se respeta a sí mismo ni a sus ideas y opiniones; no respeta si-
quiera su propia sed de vida y de verdad ... Se vuelve egoísta, y al mismo
tiempo se ridiculiza a sí mismo porque ni siquiera sabe cómo serlo" [19:
11-12].
Este tipo característico entra entonces en la conciencia de la sociedad
rusa y desarrolla variaciones nuevas y más virulentas con cada generación
que llega.

592 <11 EL PANFLETO Y EL POEM A


En el personaje de Pechorin llegó a un estado de malicia insaciable y biliosa, y
de un extraño contraste - original y ruso en el más alto grado-, de una con-
tradicción entre dos elementos heterogéneos: un egoísmo que llega a los lími-
tes de la autoadoración y un malicioso desprecio de sí mismo. ¡Y siempre esta
sed de verdad, y siempre el mismo y eterno 'nada que hacer'! Movido por la
ira y como por burla, Pechorin se arroja a la escandalosa y extraña conducta
que lo lleva a una muerte estúpida, ridícula e inútil [19: 12]

La encarnación más extrema e intransigente de este tipo humano que


fríamente experimenta con los mayores extremos de la perversidad moral
y la degradación de sí mismo es, desde luego , el propio Stavroguin.
Una vez visto Stavroguin desde esta perspectiva, no es difícil compren-
der por qué inesperadamente adquirió tanta importancia en las primeras
versiones de Dostoievski. Al ir apareciendo los contornos de Stavroguin de
lo que había sido el carácter del incoloro príncipe, Dostoievski sintió la
tentación de extender su perspectiva histórica hacia atrás en el tiempo y de
vincular el conflicto de los cuarenta y de los sesenta con el tipo byrónico
de años precedentes: la primera manifestación de los efectos desintegrado-
res de la influencia occidental sobre la psique cultural rusa después de ha-
ber absorbido por completo dicha influencia. Aquí estaba el origen de la
negación de Rusia que finalmente había culminado en el aborrecible Ne-
chaev; y puesto que para Dostoievski la idea de Rusia era inseparable de la
del Cristo ruso y de la fe ortodoxa, la tragedia de Stavroguin -como la de
Oneguin y de Pechorin, tal como él la veía- toma la forma de una crisis
moral-religiosa. Fue la busca de una verdad absoluta la que se rindió a los
halagos de la Ilustración europea y que aún no se puede recuperar, pese a
la torturante necesidad de una "verdad nueva".
La importancia social-cultural del byronismo de Stavroguin sugiere un
significado más específico y concreto que la afirmación, un tanto vaga, de
Dostoievski de que "los demonios han salido del hombre ruso y penetra-
ron en los Nechaev y Serno-Solovievich". Es Stavroguin -o bien el tipo
del cual constituye la más grande encarnación-, para Dostoievski, el "hom-
bre ruso" en el más pleno sentido de la palabra, y es este tipo el que histó-
ricamente hizo nacer todos "los demonios" ideológicos que desde entonces
han plagado la cultura rusa. Pero el papel histórico de Stavroguin como
fu ente original de "los demonios" quedó oscurecido porque Dostoievski
conservó la estructura de la trama que lo presentaba como pupilo de Ste-

HI STORIA Y MITO EN LOS DEMONIOS: 11 ~ 593


pan Trofímovich , invirtiendo así la anterioridad del tipo de Oneguin a la
generación del decenio de 1840. Es posible que si Dostoievski hubiese po-
dido incluir su capítulo "Donde Tijón", para revelar así toda la gama ideo-
lógica del supremo intento de Stavroguin por trascender los límites del
bien y del mal , le hubiese permitido a éste asumir su responsabilidad ex-
plícita por "los demonios", pese al anacronismo en cuestión . (En el pró-
ximo capítulo veremos cómo trató de resolver este problema del anacro-
nismo. ) Puesto que la escena de la lectura del E\'angelio, en que Stepan
Trofímovich se declara responsable de ·'los demonios", no estaba contenida
en el manuscrito origina l, no podemos excluir esa posibilidad.
Sea como fuere , la importancia cultural simbólica de Stavroguin ayuda
a arrojar luz sobre las desconcertantes particularidades de sus relaciones
con KirílO\' y con Shatov, a las que, a menudo , se ha tildado de arbitrarias
y enigmáticas Dostoievski no podía pensar en el tipo byrónico sin conside-
rar, asimismo, las dos ideologías en competencia de occidentalistas y esla-
vófilos , quienes habían ofrecido distintas respuestas a sus dilemas moral-
espirituales; y la estructura del nexo de Stavroguin con estos personajes ,
así como la peculiar mezcla de pasada amistad seguida por antipatía se
vuelve fácilmente comprensible en cuanto la vemos en estos términos his-
tórico-culturales. (Sin querer alegorizar demasiado el libro , podemos no-
tar, sin embargo , que los occidentalistas y los eslavófilos mantuvieron ori-
ginalmente los contactos personales más amistosos , pero luego se separaron
por sus incompatibilidades ideológicas.)1 8 Dostoievski dramatiza estas
ideologías estrictamente en relación con el problema de la fe religiosa que,
tal como él lo veía , estaba en la raíz misma de los tormentos a los que se
1
' \"éase. por ejemplo. el rcbw de Herzen SL)bre su despedida ele Konstantin r\ksako,·: "'E n
18·++ . cuanc!L) nuestras diferencias habían llegadL) a tal punw que ni los eslaYófilos ni nosotros
queríam os segui r reuni én d,mos. yo iba caminando po r la ca lle cuando Ko nstan tin r\ksako\·
aparec iLí en un tri neo . Yo me in cli né an te éL ami stosamente . Él esl ll\"l) a punto el e segu ir adelan-
te, pero d e pron to ord enó parar al coc hero, salió de l trineo y se me acercó .
.. ,~ l e duele demasiado - dij ,)- pasarlo a usted sin despedi rm e Usted comprende que des-
pués ele toclL) lo que ha ocu1Ti do entre sus cumgos y los míos. ya nu \"Cncl ré a \Trio: es una lüsti-
rna. una Lístima : pero l1l) hciy reme di o . Yo deseaba darle la memo para despedirm e· . Se fue
apresuradamente hacia su trinco. pero ele pwnto dio n1elta. Yo seguía en el mism o lugar, sin -
tiendo unc1 gran tristeza : el co rri L\ hacia mí, me ab razó y me bes,\ cn rclialmente. Yo tení<1 los OJ OS
ll enos ele lág ri mas. ¡Cuánto lo qui se en ese mome nto ele nu estra clisp uta i··
Estas d isp uus eran ace rc 1 ele Rusia y su rebuón con Euro¡x1 , pc1\) también, más fu nclarn en-
talrncntc . por las relacione s ent re la religión y b ciencia \O la [iloSLlÍía). ,.\lexand er l-lcr=cn, illv
Pust and Tlwu,~hts, 2: 5-+2.

594 ... EL PAN FLETO Y EL POEMA


sometía el tipo byrónico. Las creencias de Kirílov y de Shatov, derivadas de
la emponzoñada fuente de Stavrogin, se presentan como sustitutos secu-
lares de la auténtica y espontánea fe religiosa que ambos, como su mentor,
anhelan sin lograr alcanzarla.
En Kirílov, quien constituye una de sus más grandes inspiraciones,
Dostoievski concentra todo el pathos y la sublimidad del humanismo ateo
inspirado por Feuerbach, con su doctrina de que el Dios-Hombre -es de-
cir, toda la humanidad- podría ocupar el lugar del tradicional Hombre-
Dios. Shatov representa la idea de Dostoievski según la cual hasta los eslavó-
filos, pese a su declarada adhesión a la fe ortodoxa rusa, estaban demasiado
occidentalizados para aceptar al Cristo ruso con completa aquiescencia in-
terna. Esta opinión del eslavofilismo había sido recién reforzada por la pu-
blicación de Rusia y Europa, de Danilevski, obra en que el escritor ex fou-
rierista y ex feuerba chiano había hablado de Dios como la "personalidad
sintética" de cada pueblo, así como para Feuerbach Dios había sido la "per-
sonalidad sintética" de la humanidad: en otras palabras, una creación de la
humanidad misma , y no una verdad divina que trascendiera la razón. Las
ideas que Shatov tomó de Stavroguin y que después le repite a su maestro
transcriben esta versión eslavófila del feuerbachismo tomada directamente
de las páginas del libro de Danilevski. Como sabemos, Dostoievski estaba de
acuerdo políticamente con la glorificación hecha por Danilevski de lo esla-
vo y de Rusia como base de una nueva cultura universal; empero, le pre-
ocupó ver que el escritor no reconocía la misión religiosa universal de la
ortodoxia. Por ello, Shatov encarna la crítica de Dostoievski a Danilevski, y
la elevación que hace Shatov del pueblo ruso hasta ser un dios coincide
limpiamente con la trágica incapacidad de Stavroguin (cuyas ideas está re-
pitiendo Shatov) para alcanzar la humildad de rendirse a una fe religiosa
redentora.
Otro contexto, causado por la guerra franco-pru siana, también ayuda a
enriquecer la importancia simbólica de Stavroguin. Dostoievski se había
llenado de horror y de ira al saber que París estaba en llamas durante los
últimos días de la Comuna. Dijo de los communards, a quienes consideraba
responsables: "A ellos (y a muchos otros) esta monstruosidad no les parece
una locura sino, por el contrario, una belleza. La idea estética de la huma-
nidad moderna se ha oscurecido" (cursivas en el original). Estas palabras
sin duda influyeron sobre la escena en que Peter Verjovenski, al extasiarse
ante la "belleza" de Stavroguin, por fin revela ser un fanático apasionada-

H ISTORIA Y MITO EN LOS DEMONIOS: 11 ~ 595


mente visionario, y no sólo un frío e implacable táctico del terror. "'Stavro-
guin, ¡usted es bello! ', gritó Peter Stepanovich, casi en éxtasis;' .. yo amo
la belleza , yo soy nihilista pero amo la belleza. ¿Son incapaces los nihilistas
de amar la belleza? Lo único que les desagrada son los ídolos, pero yo amo
a un ídolo' " [10: 323]
La serena e impasible figura de Stavroguin está así rodeada, en la imagi-
nación de Dostoievski, por el aura infernal de las llamas que recientemente
habían ardido en la ciudad que era el corazón de la civilización occidental.
Fue él quien llevó a Rusia toda la "belleza" de esta idolátrica negación que,
si se le permitía no ser negada por la "belleza auténtica" de Cristo, encen-
dería en la Santa Rusia la misma antorcha de destrucción que ya estaba
consumiendo al Occidente. Pues la "belleza" de Stavroguin es la belleza
demoniaca, la belleza de Lucifer en el Cain de Byron, quien, como escribie-
ra Herzen en líneas inolvidables, "es el sombrío ángel de las tinieblas, en
cuya frente brilla con tenue lustre la estrella del pensamiento amargo, llena
de discordias internas que nunca se podrán armonizar". Y atrae como "un
agua quieta, iluminada por la luna, que no promete más que muerte en su
abrazo frío y reluciente".19

19
Herzen, My Past and Thoughts, 2: 744.

596 ... EL PAN FLETO Y EL POEMA


XXV El libro de los impostores

COMO es bien sabido , Los demonios comenzó como "novela-panfleto" en la


que Dostoievski desencadenaría toda su furia satírica contra los nihilistas.
No es, pues, de sorprender que, entre todas sus principales obras, esta no-
vela contenga la mayor proporción de caricatura satírica y de parodia ideo-
lógica. Dostoievski siempre había mostrado afición y talento para la sátira
y la parodia; desde su primera novela , la sentimental y humanitaria Pobres
gentes, hay parodias de los géneros literarios por entonces predominantes
(la novela de aventuras de la alta sociedad, el cuento humorístico gogolia-
no con color local, el irónico esbozo fisiológico). De hecho, esta obra pue-
de considerarse en conjunto como parodia "seria" , ya que Dostoievski re-
escribe El abrigo, de Gógol, para invertir sus evaluaciones moral-sociales. 1
Así, todas las obras de Dostoievski contienen personajes que son satíricos
y paródicos, pero en su mayor parte , incluso en la sostenida sátira de las
Memorias del subsuelo, quedan subordinados a una perspectiva trágica ge-
neral. Sólo en noveletas como "El sueño del tío" y La aldea de Stepanchilwvo
prevalece la tonalidad cómico-satírica. Los críticos a menudo han notado
semejanzas entre estas dos creaciones menores de comienzos del decenio
de 1860 y Los demonios, porque, entre otras razones, esta última obra fu e
escrita extensamente en tono burlesco e irrisorio.
La aparición de Stavroguin en el centro del plan de Dostoievski dio,
empero, otra dimensión a Los demonios, y los episodios que incluyen las
relaciones de Stavroguin con los demás personaj es, lejos de ser cómicos,
son inolvidablemente trágicos. A veces se ha criticado a Dostoievski por
1
Para un análisis de Pobres gentes, véase Frank, Dostoievski. Las semillas de la rebelión, 1821-
1849, FCE, México, 2010 , cap. XL

~ 597
esta disparidad de tono que , sin embargo , en un sentido más profundo, es
perfectamente apropiada para su principal propósito temático. Lo que du-
rante la generación de 1840 había sido un coqueteo amable y relativamen-
te inofensivo con las modas culturales e intelectuales de Europa se había
vuelto algo vicioso y letal a mediados de los sesenta, y el ambiente cada vez
más sombrío de los últimos capítulos corresponde a esta mutación temá-
tica. Además , las diferencias de colorido entre los primeros y los últimos
capítulos tienden a borrarse conforme avanza la acción; en la fiesta se mez-
clan la comedia histérica con la amenaza de una violencia popular, mien-
tras que la odisea conmovedoramente absurda de Stepan Trofímovich se
combina con la profunda seriedad de su muerte edificante.
Una cierta unidad de tono se obtuvo gracias a la decisión de Dostoievski
de escribir el libro en forma de "crónica provinciana" y de poner como na-
rrador a un joven del "círculo " de Stepan Trofímovich . pero no , como
casi todos los demás, miembro del grupo secreto de Peter Verjovenski. En
otras palabras, Dostoievski empezó con un narrador que es un observador
más o menos objetivo , quien presencia los acontecimientos desde el exte-
rior y que , si no los condena abiertamente, sí los critica sin duda irónica-
mente. Un narrador semejante ya había aparecido en "El sueñ o del tío", y
Dostoievski volvió a él porque nuevamente quiso hacer una exposición
cáustica de la vida de provincia. Este narrador-cronista, conservado aun
después que Stavroguin había pasado al centro de la obra haciéndola cam-
biar de carácter, hizo surgir así una cierta incongruencia técnica.
Como amigo personal y confidente particular de Stepan Trofímovich,
el narrador tiene un acceso privilegiado a su conciencia . También está va-
gamente relacionado con los hechos por haber alimentado (como el capi-
tán Lebiadkin) una pasión sin esperanza por Liza Tushina , quien se ena-
mora de Stavroguin. Por lo demás, el narrador es lo que Henry james llamó
unaficelle (un hilo) , un personaje inventado tan sólo corno recurso para
que el autor nos dé información acerca de los demás, para ayudarlo en su
manipulación y para mantener unida la obra. Cuando su fuente informati-
va es Stepan Trofírnovich , nadie duda de los medios del narrador para ad-
quirir su conocimiento; pero esto no puede decirse de Stavroguin y de sus
interlocutores, de las reuniones del "quinteto" de Peter Verjovenski, de las
conversaciones en la alcoba de la pareja Van Lembke, de la escena "Donde
Tij ón", etc. Dostoievski trató de resolver esta anomalía subrayando el ca-
rácter retrospectivo del relato del narrador, que así pudo recabar informa-

598 .... EL PANFLETO Y EL POEM A


ción acerca de lo ocurrido. "Pasaré -escribe en cierto momento- a la
descripción de los incidentes que se sucedieron en mi crónica , escribien-
do por decirlo así con pleno conocimiento y describiendo las cosas tal
como llegué a conocerlas después, y como se las puede ver claramente
hoy" [10: 173]. Sin embargo, es evidente que el cronista no pudo enterarse
de las palabras precisas, los movimientos físicos y los pensamientos y sen-
timientos de los personaj es como aparecen en tales escenas . Aquí, Dostoievski
simplemente sustituyó el relato de un testigo presencial, o lo que el cronista
pudo saber gracias a las revelaciones de Stepan Trofímovich , por un narra-
dor omnisciente.
Como resultado , hay en Los demonios dos narradores, que se alternan y
que a menudo se unen mediante observaciones como la antes citada. 2 Para
quienes, como Henry j ames, consideran que la congruencia de la perspec-
tiva es una importante virtud artística, sin duda este débil intento por man-
tenerla resulta una flaqu eza; empero , a mi parecer, Dostoievski hizo muy
bien en seguir ese curso, que le permitió estrechar y ensanchar fácilmente
y a su voluntad el enfoque de la acción, y pasar de la intensidad de sus es-
cenas dramáticas al comentario general y al resumen del cronista siempre
que esto le pareció deseable; y aunque un narrador objetivo en tercera per-
sona le hubiera dado la misma libertad , se habría visto obligado a sacrificar
los efectos que obtiene por medio del cronista. Ningún narrador en tercera
persona habría podido tener la misma inflexión que la "voz" personal del
narrador, la cual da una calidad y una atmósfera especiales a los aconteci-
mientos.
La "voz" del cronista, en primer lugar, es la de un "liberal moderado"
que simpatiza con el progreso y las mejoras y que se opone a los extremis-
tas, sean reaccionarios o radicales. Es la voz del ruso común , educado ,
buen ciudadano y fiel súbdito , para quien los designios de Peter Verjovenski
y los temores de Stepan Trofímovich son, al mism o tiempo , una pesadilla y
una fantasía. Son las extravagancias y las excrecencias que van y vienen
sobre la superficie de la vida rusa pero no llegan a tocar sus profundidades

2
Al lector contemporáneo, la afirmación del narrador ele que está describiendo "las cosas tal
como las supe" le parece totalmente su perflua. Pero acaso tuviera mayor peso para los lectores
de la época ele Dostoievski , qui enes recientemente se habían enterado de muchas cosas hasta
entonces ignoradas y mantenidas en el secreto , gracias a la reproducción de los testim onios del
juicio de Nechaev en los periódicos rusos. El señor Anton G-\', el narrador de Dostoievski, tuvo
acceso a la misma fuente de in form ac ión.

EL LI BRO DE LOS IMPOSTOR ES ~ 599


internas. Así , los comentarios del cronista reducen constantemente los tur-
bulentos hechos del libro a simples manifestaciones excéntricas y aisladas,
y de este modo los suavizan y les quitan importancia. Este efecto fue refor-
zado al convertir al cronista en amigo y vecino de las principales figuras:
una persona un poquito chismosa y nada crédula, pero fundamentalmente
de buen corazón, quien vacila entre la denuncia y la apología. Conoce y
narra todas las flaquezas humanas y personales pequeñas (y, por tanto , ex-
cusables) que se encuentran en la raíz de gran parte del caos que muestra ;
por ello, la escala de los acontecimientos tiende a quedar reducida al nivel
de la falibilidad personal y el descuido o la imprudencia social. La reapari-
ción constante de la "voz" del narrador, que toma el hilo tras las tensiones
febriles de los episodios dramáticos , le recuerda continuamente al lector
que estos hechos son, afortunadamente, de un pasado que no volverá, y
con ello pone un cierto velo de serenidad épica aun sobre la hecatombe de
los asesinatos y las muertes (trece en total) que ocurren en los últimos ca-
pítulos. Sin esa "voz" tranquila y apaciguadora, el choque entre las tona-
lidades trágicas y las cómico-paródicas habría sido mucho más disonante.

Dostoievski establece al punto las dimensiones sociales e históricas de su


tema mediante el retrato apacible e insidiosamente irónico de Stepan Tro-
fímovich Verjovenski , el idealista liberal del decenio de 1840. (En ruso
este nombre implica estatura y grandeza, pero su raíz verkh también se uti-
liza peyorativamente.) Stepan Trofímovich nos es presentado ante el tras-
fondo de una recreación brillantemente paródica de la cultura rusa desde
el decenio de 1830 hasta el punto en que empieza la novela, en 1869-1870.3

3
En un libro especulativo, muy vi tal e interesante sobre Los demonios, cuyo subtítulo revela
la nueva act itud rusa hacia la obra: "Una novela de advertencias" (prcduprez lidenie), Ludmila
Saraskina insiste en qu e toda la acción del libro ocurre en treinta días, del 12 de septiembre al
11 de octubre de 1869, día del suicidio de Stavroguin. Esta conclusión es confirmada por la
ubicación escrupulosamente minuciosa de todus las fechas que aparecen en el texto acerca de
los personajes, inclu ye ndo lo que se nos dice de su pasado. En el cu rso de este esfuerz o,
Saraskina critica acerbamente - a mi parecer, con toda JUStificación- la opinión de Baj Lín de
qu e el pasado de los personajes de Dostoievsk i no ejerce ni nguna influencia sobre el presente
porque su perspectiva novelística no se desarrolla en el tiempo .
Pero la tesis , tan convincente, ele Saraskina hace surgir un nuevo problema, pues en el libro

600 .. EL PANF LETO Y EL POEMA


Cada detalle cultural de este capítulo, en el que Dostoievski se esforzó y
que escribió muchas veces, se refiere a una u otra de las fuentes reales (co-
mo puede comprobarse fácilmente consultando las notas que se encuen-
tran en la gran edición de la Academia de Ciencias). Pero más importante
para nuestro propósito que la plétora de referencias a asuntos bien cono-
cidos de los escritores contemporáneos de Dostoievski es la retórica que
emplea el narrador para describirnos la carrera de Stepan Trofímovich, re-
tórica que, al mismo tiempo , lo exalta y lo denigra . Dado que el narrador
siente una auténtica simpatía por Stepan Trofímovich y siempre desea pre-
sentarlo en su mejor aspecto , empieza por delinear la imagen elevada y
noble que tiene de sí mismo el digno Stepan. Pero inmediatamente la soca-
va al revelar la naturaleza completamente exagerada y hasta ilusoria de
muchas de las poses que adopta (por ejemplo, la de "exiliado político",
quien no se encontraba en el exilio, o la de notable erudito). "Y sin embar-
go, Stepan Trofímovich era un hombre muy inteligente y talentoso -afir-
ma el narrador-, hasta, podría decirse, un hombre de ciencia ... aunque
no hubiese hecho grandes cosas en la ciencia. En realidad, creo que no ha-
bía hecho absolutamente nada. Pero, desde luego , eso ocurre a menudo
entre los hombres de ciencia aquí, en Rusia" [10: 8].
En realidad , Stepan Trofímovich sí había hecho algo en la "ciencia",
aunque el recuerdo que el narrador tiene de sus realizaciones sea muy va-
go. Escribió un célebre artículo que contenía "el comienzo de una inves-
tigación muy profunda de las causas, creo recordar, de la extraordinaria
nobleza moral de ciertos caballeros en cierta época, o algo por el estilo . De
todos modos, en él había alguna idea elevada y excepcionalmente noble"
[10: 9]. Desde luego , la elección de semejante tema define , asimismo, la
sublime elevación del ideal del propio Stepan Trofímovich , que forma un
contraste conmovedoramente incongruente con las circunstancias de su
vida. Estos ideales también quedan ilustrados por el relato que nos hace el
cronista del poema en prosa supuestamente incendiario de Stepan Trofí-
movich, escrito allá por el decenio de 1830, cuyo manuscrito "había reco-

se refiere Dostoievski a acontec imientos - como la Comuna ele París y la muerte ele Herzen-
que ocurrieron en 1870. ¿Cómo explicar este anacronismo' Sencillamente , en opinión ele
Saraskina, por el hecho ele que tales acontecimientos formaban part e del presente ele Dos-
Loievski en los tres años durante los cuales escribió el libro , y él les pe rmite a sus personajes (y
a sus lectores) vivir la historia actual ele esos años, junto con él, en el curso ele su narración .
Véase Luclmila Saraskina, Bcsi-Roman Preduprezhdenie (Moscú , 1990), pp 9-5 7.

EL LIBRO DE LOS IMPOSTORES ~ 601


rrido un círculo, formado por dos aficionados a la poesía y un estudiante"
[10: 9]. Descrito como "una especie de alegoría en forma lírico-dramática ,
que recordaba la segunda parte del Fausto " [10: 9], el poema parodia El
trit.mfo de la miterte, de Pecherin, y tiene en el texto mucho más importan-
cia de la que se le ha reconocido.
La parodia de esta composición, sumamente divertida, es demasiado
larga para citarla íntegra, pero debemos reproducir su pasaje final como
primer aviso del simbolismo que imperará en el libro:

En ese momento aparece un don ce l de indescriptible belleza, sobre un corcel


negro, y lo sigue una multitud inmensa de todas las naciones. El don cel re-
presenta la muerte que anhelan todos los pueblos. Y por último, en la escena
final , de pronto se nos muestra la Torre ele Babel, y algunos atletas logran ter-
minar de construirla , con un canto ele esperanza nue\'a, y cuando, a la postre,
rematan el pináculo final , el se!l.or (del Olimpo, digamos) emprende el vuelo
de la manera más cómi ca, y el h om bre, comprendiendo la situación y ocu-
pando su lugar, al punto comienza una nue\'a \'ida con una nueYa visión ele
las cosas [10 10]

Pese a todo su humorismo, esta parodia contiene el tema principal del


libro y anun cia la aparición de Stavroguin. También él tiene una "belleza in-
descriptible"; también él es muerte y no vida; también él es seguido , si no
por una multitud de todas las naciones , sí por la multitud de todos los que
en él buscan inspiración . También él cree que el hombre puede ocupar el
luga r no del señor del Olimpo, que no tiene nada que ver con la Torre de
Babel, sino el del Dios del Antiguo Testamento y ele su H0o , del Nuevo. Es el
pretendiente y el impostor que aspira al trono ele Dios, así como la Muerte
en el poema aspira a ser fuente de la Vida. Por eso, todo lo que de él brota
lleva el sello de la suprema fa lsedad y del engaño y conduce a la Muerte.
Es el falsificado y fraudulento facsímil de la Verdad, y este simbolismo del
usurpador, el pretendiente, el impostor, corre a lo largo de cada aspecto
del libro, subtendiendo y vinculando todas sus acciones.
Desde luego, no hay nadie más impostor que Stepan Trofímovich , el
encantador y viejo en gañador que se gana nu estro cariño. Hasta los críti-
cos que se mostraron hostile5 a Los demonios, enfurecidos por su caricatura
de los radicales , declararon que la figura de Stepan Trofímovich era un
gran acierto. Dostoievski lo pinta con tan rica abundancia de rasgos que

602 .. EL PANFLETO Y EL POEMA


resulta difícil hacerles justicia a todos; pero cada uno refuerza la cómica
discrepancia entre sus poses retóricas y su actuación práctica . Para dar sólo
un ejemplo, digamos que el perezoso y mimado Stepan Trofímovich , quien
siempre está a punto de empezar a escribir su obra maestra (pero que, por
algun a razón, nunca comienza), gusta de pronunciar una pequeña homilía
sobre las virtudes y la importancia del trabajo en el carácter ruso . "Durante
los últimos veinte años he estado tocando a rebato y llamando a trabaj ar ..
y n o soltaré la cuerda de mi campana hasta que empiecen a llamar a mi
réquiem", declara de la manera más pomposa a quienes respetu osamente
lo escuchan [10: 23].
Las relaciones de Stepan Trofímovich , por tumos tiernas y tempestuo-
sas , con su dominante patrona , basadas en una pauta de sucesivas adora-
ción y exasperación en ambos lados, constituyen una comedia burda pero
irresistibl emente graciosa ; y muestran, incidentalmente, que Dostoievski
sabía emplear su célebre situación de amor-odio en cualquier tonalidad
que requirieran las demandas de su tema. Y Dostoievski, pese a su aborreci-
miento personal al nihilismo , tampoco deja de permitir que Peter Verjo-
venski arruine , con mortífero tino , las poses autoprotectoras de su padre.
El realismo implacable del nihilista , que siempre lo ve todo como fun ción
del más craso egoísmo , revela un a y otra vez la verdad oculta tras las bellas
apariencias que presenta Stepan Trofímovich. Pero esto sólo sirve para hacer
que el inconstante viejo idealista nos resulte aún más simpático y atractivo .
Cualquiera que sea la base material de su existencia, él nunca la ha explo-
tado cínicamente o con bajeza; al ceder a sus debilidades, siempre ha tenido
conciencia de que es indigno de los grandes ideales que proclama y reve-
rencia . En otras palabras, Stepan Trofímovich nunca ha permitido que se
embote o se endurezca su conciencia ... y esto , para Dostoievski , siempre
deja abierto el camino de la salvación.
Este primer capítulo no sólo establece el marco histórico en que se si-
tuará la acción sino que también sirve a una función estética menos notada
y más implícita. Estas páginas tienen una calidad estática que da una im-
presión de calma y de adormecedora rutina a las pautas de vida que muy
pronto serán trastornadas por la incursión de "los demonios", quienes gra-
dualmente se filtrarán en la ciudad provinciana (se ha creído que es Tver,
donde Dostoievski pasó cinco meses de 1859), conmoviéndola hasta sus
raíces mismas. El cronista , como es debido , subraya la naturaleza perfecta-
mente inocua , común y casi ritual de las reuniones del grupo de visitantes

EL LIBRO DE LOS IM POSTORES ~ 603


y "amigos" de Stepan Trofímovich, algunos de los cuales pasarán pronto a
formar el núcleo del "quinteto" de Peter Verjovenski. "Por un tiempo se di-
jo y se repitió por la ciudad que nuestro minúsculo círculo era un nidero
de nihilismo, libertinaje e impiedad .. Y sin embargo no hacíamos sino
charlar de la manera más inofensiva y agradable, con una frivolidad típica-
mente rusa" [10: 30].
La vida habría seguido como antes sin el estímulo externo de la deter-
minación de Peter Verjovenski de pasar de las palabras a los hechos. La
trama de la obra , que gradualmente va haciéndose más densa con la acele-
ración de su ritmo y su intrincada red de relaciones ocultas, transmite una
sensación casi física de esta gradual invasión de un orden, ya establecido
de tiempo atrás , por unas fuerzas ocultas que bajo cuerda van adueñándo-
se de su destino. En cuanto a esto, los primeros capítulos , poco dramáticos
e insólitamente lentos (para Dostoievski), sirven para subrayar por contras-
te la tensión del resto del libro, y para ofrecer una apropiada analogía for-
mal con el tema de la conspiración secreta y la intrusión subversiva.

Se nos presenta luego a Stavroguin, y éste es el punto en que , de ser correc-


ta mi interpretación del libro, Dostoievski se mete en graves dificultades
Hasta la edad de dieciséis años , Nikolái Stavroguin fue discípulo de Stepan
Trofímovich, a quien le habían confiado su educación, y esta estructura de
la trama hace que un idealista liberal del decenio de 1840 sea el progenitor
espiritual de un tipo byrónico , asociado por lo general a los decenios de
1820 y 1830. Junto con lo que se ha dicho al respecto , debemos recordar
que Dostoievski estaba componiendo bajo una presión intensa y que, como
le dijo a Kátkov, "de las quince firmas que he escrito [de la descartada pri-
mera redacción. J. F], probablemente doce entrarán en la nueva versión de
la novela".+ Para cuando el príncipe evolucionó para convertirse en Sta-
vroguin, Dostoievski deseaba obviamente conservar todo lo que pudiera
de lo que ya había escrito, y por ello se aferró a su pauta anterior. Sin em-
bargo, el byronismo de Stavroguin pierde gran parte de su significado sim-
bólico cuando se le relaciona con Stepan Trofímovich como discípulo con

4
PSS, 29/libro 1 140; 19 de septiembre-1 º de octubre de 1870 .

604 .. EL PANFLETO Y EL POEMA


su maestro; esto también debilita la naturaleza de las relaciones de
Stavroguin con Shatov y Kirílov, que tienden a parecer más personales que
históricamente representativas.
Aunque las posiciones de Stavroguin y de Stepan Trofímovich queden
cronológicamente sesgadas desde este punto de vista, Dostoievski logra,
sin embargo, hacer que sus relaciones sean convincentes desde el punto de
vista humano. Tiene gran cuidado de subrayar la tradición del idealismo
metafísico-religioso que constituye un nexo entre maestro y discípulo, pero
esta herencia se transmite en una forma que refleja todas las veleidades del
carácter tan inconstante de Stepan Trofímovich, el cual ejerce una influen-
cia mórbida y malsana sobre su impresionable pupilo. "Más de una vez
despertó por la noche a su amigo -de diez o de once años- simplemente
para desahogar sus sentimientos y llorar ante él, o para revelarle algún se-
creto de familia, sin darse cuenta de que eso era totalmente impermisible"
[10: 35]. El preceptor le contagió toda su incertidumbre e inestabilidad
moral a su infortunado discípulo sin ofrecerle, en cambio, nada positivo
que contrarrestara sus efectos perturbadores; el resultado de todo ello fue
dejar un doloroso vacío en el alma de Stavroguin.

Stepan Trofímovich logró llegar a lo más profundo del corazón de su pupilo,


y había despertado en él una primera y vaga sensación de ese anhelo eterno y
sagrado que algunas almas selectas, habiéndolo probado y descubierto, jamás
cambiarán por una satisfacción barata. (Hay algunos conocedores que gozan
más de este anhelo que de su más completa satisfacción, si ésta fuera posible)
[10 35]

Este pasaje define a Stavroguin como una personalidad emocional-


mente consagrada a la búsqueda de alguna índole de absoluto y, a la vez,
sugiere la perversión que brota de su carencia de toda meta positiva. Su
busca es una experimentación espiritual totalmente centrada en sí misma,
totalmente encerrada en el ego y, por tanto, incapaz de entregarse a ese
absoluto que, suponíase, estaba buscando.
Durante toda esta primera presentación de Stavroguin acentúa Dos-
toievski la gratuidad de su escandalosa conducta, la imposibilidad de ex-
plicarla por motivos ordinarios y comunes. Stavroguin no sólo está mos-
trando la insolencia típica de su clase y su posición personal cuando lleva
la disoluta vida de un oficial de guardia; sus escapadas no son tan sólo la

EL LIBRO DE LOS IMPOSTORES ~ 605


"barata satisfacción" de una abrumadora vanidad social o de una sed insa-
ciable de placeres sensuales. En la violencia de Stavroguin hay algo miste-
rioso, sobre todo en su afán de autodegradarse, que trasciende toda norma.
No es , como lo sugiere Stepan Trofírnovich ante Varvara Petrovna, tratando
de consolarla, un joven príncipe Harry salido de la "crónica inmortal" de
Shakespeare, corriendo sus mocedades y codeándose con el populacho an -
tes de asentarse para ocupar la elevada posición que por derecho le corres-
pondía en la sociedad.
La gratuidad misma de este desafío a toda convención social, que tanto
fascinara a André Gide en Dostoievski , queda aún más marcadam ente su-
brayada en los episodios que, a su regreso, escandalizan a todo su pueblo
natal. De pronto, se le ocurre tirar de la nariz de un inofensivo y viej o caba-
llero que tenía la costumbre de decir: "No, a mí no me llevarán de la nariz"
[10: 38]; por una inspiración de momento, le da un beso ardiente a la bella
esposa de Liputin; llamado por el gobernador de la provincia -pariente
lej ano suyo- en demanda de ciertas explicaciones, se supera a sí mis mo
mordiendo la oreja del gobernador. Todos estos incidentes ejemplifi can la
negatiYa de StaYroguin a contener o frenar de algún modo sus impulsos, su
rechazo de toda restricción interna o exte rna a la autonomía absoluta de
su voluntad. Cuando enloquece por un ataque de "fiebre cerebral", el cro-
nista observa que algunos pensaron (y tuvieron razón) que "ni esto ni
aquello" podía valer como explicación de sus actos [10: 44] .
La primera descripción física de Stavroguin señala su extraña apari en-
cia de artificialidad indefinible, apariencia qu e obviamente se deriva de su
función simbólica.

Su cabe ll o era d e una negrura peculiarm ente inte nsa, sus ojos claros e ran
muy luminosos y apacibles, su piel era notablemente sua\T y blanca, sus me-
jillas eran ele un rojo demasiado brillante y claro, sus dientes parecían perlas y
sus labios eran como el coral: podría pensarse que era el stí111111w11 de la bell e-
za, y sin embargo , había en él al mismo tiempo algo repugnante. Decíase que
su rostro hacía pen sar en una máscara [10 : 37]

Esta belleza de máscara hace pensar en los vamp iros y fantasmas de la mi-
tología gótica; corno ellos, Stavroguin es un cadáver viviente , cuya belleza
supramundana es la engañosa fac hada tras la cual se encona el horror del
mal y de la corrupción. Sin embargo , varios años después , cuando el ero-

606 ~ EL PANFLETO Y EL POEMA


nista vuelve a encontrarse con él cara a cara, nota que ha ocurrido un cam-
bio: "Ahora ... ahora, no sé por qué me impresionó al punto como un
hombre absoluta e indiscutiblemente hermoso, por lo que ya nadie habría
podido decir que su rostro se asemejaba a una máscara". Ahora parecía
"llevar en los ojos la luz de alguna idea nueva" [10: 145].
Para entonces, Stavroguin ha decidido rechazar y trascender su pasa-
do, humillarse en público sinceramente reconociendo su matrimonio con
María Lebiadkina y confesando haber violado a Matriosha. Al buscar cle-
mencia y absolución, espera salvarse de la locura que siente que lo acecha.
En el nivel puramente moral-personal, el carácter de Stavroguin queda de-
finido por su desesperado afán por triunfar sobre el egoísmo de su volun-
tad y alcanzar un estado de auténtica humildad. La primera manifestación
abierta de esta "idea nueva" es el dominio de sí mismo que muestra al ser
provocado por el golpe de Shatov; empero, miente al hablar de su relación
con la impedida María, pues desea revelarla en una situación que él mismo
haya preparado. Y ésta es la primera justificación del juicio que después
hace Tijón de que el egoísmo de Stavrogin, lejos de haber sido dominado
por su nueva resolución, ha adoptado su forma más sutil, como un bien
organizado martirio de despecho.
Al término de esta escena, el cronista intenta definir el carácter de Sta-
vroguin explicando que el año pasado, "y por circunstancias especiales"
[10: 163] , él logró recabar numerosos hechos acerca de su vida. No es de
sorprender -al menos , según mi interpretación- que lo que se le ocurre
sea una comparación con la conocida figura de un decembrista legendario,
L-N (Lunin). Al relacionar a Stavroguin con un miembro de este grupo y
con este periodo -el del byronismo ruso, el de Evgeni Oneguin y el del
Pechorin de Lermontov- , Dostoievski está tratando, sin duda, de com-
pensar el anacronismo inherente a la estructura de su trama. Por tanto,
Stavroguin resulta ser un desarrollo contemporáneo suyo de ese mismo tipo,
su último avatar en la cultura rusa, quien, en contraste con sus anteceso-
res , se ve extrañamente afectado por una sequedad interna y una apatía
emocional.
En el pasado, esos "depredadores" tipos byrónicos, como los llamó
Apollon Grigoriev, al menos habían disfrutado en la conciencia de su pro-
pia superioridad y fuerza. Pero aunque Stavroguin hubiese realizado los
mismos hechos temerarios en los que aquellos encontraron un placer, él lo
habría hecho "sin el menor goce, lánguidamente , con indiferencia y hasta

EL LIBRO DE LOS IMPOSTORES ~ 607


con ennui y exclusivamente por una desagradable necesidad". Stavroguin
tenía aún más "malignidad" que esos caballeros del pasado, "pero suma-
lignidad era fría, apacible y, si puede decirse, racional. .. por tanto, la más
repugnante y terrible que pueda imaginarse" [10: 165]. Todas las fuentes
del sentimiento humano se han secado en Stavroguin; su demonismo es el
de un racionalismo total que, habiendo vaciado la vida de todo significado
y valor, ya no puede dar ninguna respuesta directa e instintiva ni aun a sus
demandas más primitivas. El Manfredo de Byron tiene diferentes razones
para desesperar de la vida (su delito de incesto, que se parece a la violación
de la inocencia por Stavroguin, es, por lo menos, un crimen de pasión), pero
el retrato que hace de sí mismo también puede aplicarse, por igual razón, a
Stavroguin:
El bien, o el mal, la vida,
Los poderes, las pasiones, todo lo que veo en otros,
Han sido para mí como lluvia en las arenas ...
Yo no he temblado,
Siento que la maldición no deja un temor natural,
Ningún temblor, que anule esperanzas o afanes,
O un amor al acecho de algo en la tierra. 5

La acción de los cuatro primeros capítulos de la segunda parte, que se con-


centra en Stavroguin cuando emprende una serie de visitas a Kirílov, Shatov
y los Lebiadkin, indirectamente ilumina su significación simbólico-históri-
ca y a la vez la tragedia de su anhelo de obtener, mediante la humildad,
una absolución inalcanzable. Cada una de las dos primeras figuras repre-
senta un aspecto de sí mismo que él ha descartado pero que ahora se ha
convertido en uno u otro "demonio" ideológico, el cual obsesiona per-
manentemente a sus discípulos espirituales. En el caso de Kirílov, este de-
monio es la tentación de la autodeificación, lógicamente derivada del hu-
manismo ateo de Feuerbach. En La esencia del cristianismo había escrito
Feuerbach: "El punto de cambio necesario de la historia será el momento
en que el hombre se dé cuenta y reconozca que la conciencia de Dios no es

5
Lord Byron, Complete Poetical Worhs (Cambridge, Mass., 190 5).

608 ... EL PA NFLETO Y EL POEMA


más que la conciencia del hombre como especie ... Hamo homini Deus est:
éste es el gran principio práctico, éste es el eje sobre el que gira la historia
del mundo". 6 Hay un eco transparente de estas célebres palabras en la
escena que se desarrolla entre Kirílov y el cronista en la primera parte,
cuando Kirílov observa que la historia se dividirá en dos partes, "desde el
gorila hasta la aniquilación de Dios, y desde la aniquilación del hombre
['¿Hasta el gorila?', pregunta irónicamente el narrador. J. F] ... hasta la trans-
formación física de la tierra y del hombre. El hombre será Dios y se transfor-
mará físicamente" [10: 94] .7
Kirílov es una de las creaciones más notables de Dostoievski y, como
Raskólnikov, muestra el íntimo conocimiento que Dostoievski tenía de la
pasión moral que inspirara a muchos miembros de la intelligentsia radical,
cuya política concreta aborrecía él tanto. Kirílov es un santo laico, toda cu-
ya esencia se consume por una necesidad de sacrificarse. Resuelto a tomar-
se la vida para mayor gloria de la humanidad, a la que desea liberar del
dolor y el temor de la muerte, Kirílov ha convenido en hacerlo en el mo-
mento en que fuera más útil a "la causa"; y Peter Verjovenski intenta explo-
tar esta demencial pero grandiosa resolución para ocultar el asesinato de
Shatov. Dios, cree Kirílov, no es sino la imagen proyectada de este dolor y
este miedo, y desea suicidarse tan sólo para expresar la más alta capacidad
de la voluntad del hombre . .. sólo para liberar a la humanidad de un Dios
que no es más que ese temor. Kirílov está convencido de que semejante
suicidio iniciará la época del Dios-Hombre predicha por Feuerbach; y así,
su muerte será un martirio en aras de la humanidad, pero un martirio que
invierta la significación del martirio de Cristo. En lugar de atestiguar la
realidad y la existencia de Dios y de un mundo supraterreno, señalará su
final eliminación de la conciencia humana.
Con una audacia que ha hecho surgir mucha confusión, Dostoievski
no vacila en dotar a Kirílov con muchos de los atributos del príncipe Mish-
kin: su amor a los niños, su extática afirmación de la vida, su captación
escatológica del fin de los tiempos. El simbolismo del libro exige que Sta-
6
Ludwig Feuerbach, The Essence of Christianity, trad. de George Eliot (Nueva York, 1957),
pp. 270-271.
7
La idea de que en cuanto el hombre supere a Dios se transformará físicamente en un dis-
tinto tipo de criatura puede encontrarse, asimismo, en Feuerbach. AndrzeJ Walicki cita un pa-
saje de las ulteriores Conferencias sobre la esencia de la religión, en que Feuerbach se refiere al
"futuro hombre inmortal, diferenciado del hombre como hoy existe en carne y hueso". Véase
Andrzej Walicki, A History of Russian Thought (Stanford, 1979), p. 317.

EL LIBRO DE LOS IMPOSTORES ... 609


vroguin proyecte siempre una deforme y distorsionada imagen de la Ver-
dad, pero una que se asemeje a lo que imita tan de cerca y tan misteriosa-
mente como la "máscara" de Stavroguin se asemeja a la belleza humana
saludable. Por tanto , Dostoievski le da a Kirílov la "máscara" de las intui-
ciones apocalípticas y los sentimientos de Mishkin al tiempo que revela las
monstruosidades que resultan cuando esas emociones religiosas, divorcia-
das de la fe en Cristo, se convierten en ideas seculares y objetivas.
La deificación del hombre lleva a Kirílov a su propia destrucción, así
como a la de la humanidad ("ser<i lo mismo vivir o no vivir"); lo engaña su
convicción de que ya existe el Reino de Dios, con sólo que la gente se ente-
re , llevándolo a negar la existencia del mal ("todo es bueno"), y no ve nin-
guna diferencia entre adorar "a una araña que repta por la pared" y un
icono sagrado. El demonismo de Stavroguin queda refractado en Kirílov a
través de una sensibilidad religiosa obsesionada, como la de lppoht Teren-
tiev, por la pérdida de Cristo; y el anhelo apocalíptico de Kirílov le hace
olvidar las horribles consecuencias de sus propias doctrinas, y ser perso-
nalmente inmune a ellas. Stavroguin, en cambio, ha pasado por otras expe-
riencias, e indica la más importante de todas en su pregunta: "Si alguien in-
sulta y ultraja a una niña pequeña, ¿es bueno eso7" Durante toda esta escena,
Stavroguin mira a Kirílov "con despectiva compasión", aunque, como se
apresura a añadir Dostoievski , "no había burla en sus ojos" [10: 187-189].
El diálogo con Kirílov va seguido por una escena paralela con Shatov, y
en ella vuelve Dostoievski a expresar algunas de sus convicciones más pro-
fundas para dramatizar otra de las "máscaras" de Stavroguin. Así como Sta-
vroguin había inspirado en Kirílov un humanismo ateo basado en la supre-
macía de la razón y del Dios-Hombre, también ha inspirado en Shatov, al
mismo tiempo , un eslavofilismo fundado en el principio opuesto. "La ra-
zón nunca ha tenido el poder de definir el bien y el mal -declara Shatov,
repitiendo las enseñanzas de Stavroguin-, y ni siquiera de distinguir en-
tre el bien y el mal, así fuera apro ximadamente; por el contrario, siempre
los ha mezclado de la manera más repugnante y lastimosa ; la ciencia ha
impuesto la solución por la fuerza. " La distinción entre el bien y el mal ,
según arguyen los eslavófilos, procede sólo de lo irracional, sólo de la reli-
gión y la fe. "Nunca ha habido un país sin religión , es decir, sin una idea del
bien y del mal. " Y por tanto, dado que la religión, para un ruso , sólo puede
significar el cristianismo ortodoxo, Stavroguin había afirmado que "un
hombre que no fuera ortodoxo no podía ser ruso" [10: 197-199]. Aquí ,

610 ~ EL PANFLETO Y EL POEMA


brotando directamente de las prédicas de Stavroguin, vemos la esencia me-
tafísico-religiosa de las dos ideologías que sucedieron al byronismo ruso
del decenio de 1830.
La relación entre Shatov y Stavroguin es mucho más compleja y mu-
cho más difícil de describir con precisión que la relación existente entre
Stavroguin y Kirílov. El intento de Kirílov por encarnar literalmente al
Dios-Hombre sólo puede llevarlo a la destrucción; expresa, así, la faceta
demoniaca y luciferina de la personalidad de Stavroguin (pero en una for-
ma moralmente elevada). Shatov, en cambio , representa esa necesidad y
esa busca de la fe que también están profundamente arraigadas en Stavro-
guin; la necesidad que está moviéndolo a reconocer sus crímenes y a arre-
pentirse de ellos. Más aún, el efecto de Stavroguin sobre Shatov ha sido
precisamente el opuesto de lo ocurrido a Kirílov: ayudó a Shatov a romper
con su pasado radical y lo imbuyó de la idea mesiánica de los rusos como
el pueblo "portador de Dios" destinado a regenerar el mundo. La influen-
cia de Stavroguin ha llevado así a Shatov por el camino que Dostoievski
consideraba indudablemente el de la salvación, pero la pauta simbólica del
libro exige que también este camino sea bloqueado por la fatalidad que
acompaña a Stavroguin.
Todo esto no significa , como a menudo se ha dicho demasiado apresu-
radamente, que Dostoievski esté rechazando aquí o al menos arrojando
cierta duda sobre sus convicciones más sagradas. Significa, antes bien, que
Dostoievski desea subrayar la necesidad de que dichas convicciones estén
fundamentadas en una sincera fe religiosa. Las ideas de Shatov hacen eco
en las de Danilevski , quien, en opinión de Dostoievski, había reducido la
ortodoxia sencillamente a una religión nacional, traicionando así la misión
religiosa universal del Cristo ruso. De hecho , como ya lo hemos visto en el
comentario de Dostoievski al poema de Maikov, ahora sentía que hasta
el viejo eslavofilismo de] omiakov y de Kireevski, pese a su manifiesta reli-
giosidad, no dejaba de ser un sustituto artificial -importado de Occiden-
te- de la espontaneidad de la fe del pueblo. "El eslavófilo -escribió Dos-
toievski en sus notas, identificando esa doctrina con Danilevski- cree que
puede arreglárselas exclusivamente gracias a los atributos naturales del
pueblo ruso, pero sin ortodoxia nadie puede arreglárselas, no hay atributo
que sirva de algo si el mundo pierde la fe. " En la misma página , en un dis-
curso no incluido en el texto, Shatov dice que el eslavofilismo es "un ca-
pricho aristocrático" y luego añade: "Ellos [los eslavófilos] nunca lograrán

EL LIBRO DE LOS IM POSTO RES ~ 611


creer directamente" [11: 186]. Esta idea le fue asignada finalmente a Stepan
Trofímovich, quien dice casi lo mismo -y aquí, ciertamente está hablando
por el autor- cuando declara que "Shatov cree obligándose a sí mismo,
como un eslavófilo de Moscú" [10: 33; cursivas en el texto]. Por todo ello
Stavroguin y su discípulo Shatov, pese a todo su eslavofilismo y su nacio-
nalismo ruso, no pueden mostrar la fe sencilla e inquebrantable que daría
a sus ideas el fuego interno del compromiso emocional auténtico.
Vemos así que, de nuevo, Stavroguin inspira una versión mutilada de
la Verdad que no está fundamentada en la fe religiosa, aun cuando sepa, en
abstracto, que esa fe es el único medio de salvarse del caos de su libertad
ilimitada. Shatov diagnostica la enfermedad que consume a Stavroguin (y
a sí mismo) en un párrafo clave que ayuda a explicar cómo veía Dostoievski
a ambos:

Usted es ateo [dice Shatov] porque es hijo de un noble, el último hijo de un


noble. Ha perdido de vista la distinción entre el bien y el mal porque ha deja-
do de conocer a su pueblo. Viene ya una nueva generación, que brota directa-
mente del corazón del pueblo, y usted no sabrá nada de ella, ni usted ni los
Verjovenski, padre o hijo, ni yo, porque también yo soy hijo de un noble, yo,
hijo de su siervo-lacayo Pashka [10: 202-203].

En el nivel simbólico del libro, esto sólo puede significar que todas las
ideologías derivadas de Stavroguin -sea occidentalismo liberal o radical
en su forma política o metafísico-religiosa, sea eslavofilismo de cualquier
matiz- están igualmente manchadas por el pecado original de haber naci-
do entre una "aristocracia" educada en Occidente y totalmente apartada
del pueblo. Todos serán barridos por una cultura auténticamente rusa que
brotará de la fe del pueblo.
En estas escenas, la conducta personal de Stavroguin también muestra
que nunca logrará ese total abandono del ego que sería necesario para una
conversión religiosa. No puede confesarle la verdad acerca de Matriosha ni
siquiera a Shatov, quien acude a advertirle del peligro inminente, y que es
el personaje al que más se acerca en todo el libro, con excepción de Daria
Shatova. Niega haber "ultrajado a niñas", así como antes había mentido
acerca de su matrimonio con María Leviadkina. Y sr- niega a contestar
cuando Shatov plantea la pregunta que debía aclararse en su visita a Tijón:
"¿Es cierto que usted no vio ninguna distinción entre alguna acción obsce-

612 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


na y brutal y una gran hazaña, así fuera el sacrificio de la vida por bien de
la humanidad7 ¿Es verdad que ha encontrado usted idéntica belleza, igual
goce, en ambos extremos7" [10: 201]. Shatov muestra el mismo conoci-
miento de Stavroguin que después mostraría Tijón al diagnosticar los mo-
tivos del matrimonio de Stavroguin con María: "Se casó usted por una pa-
sión por el martirio , por un anhelo de remordimiento, por medio de una
sensualidad moral" [10: 202; las cursivas son nuestras]. Los dos primeros
impulsos de Stavroguin, auténticamente morales, siempre son anulados y
deformados por el tercero, el cual se debe a las manifestaciones escandalo-
samente perversas y perfectamente gratuitas de su voluntad absoluta.
La siguiente visita de Stavroguin a los Lebiadkin (enmarcada por sus
dos encuentros con Fedka, el presidiario) completa la secuencia que revela
a Stavroguin como "impostor" . Lebiadkin, personaje falstaffiano, cuyos
poemas de tintes subidos y compuestos al calor de la ebriedad fueron re-
cuperados e imitados por algunos de sus admiradores en el siglo xx, 8 se
anticipa a algunos aspectos de Dimitri Karamázov. También él es una ver-
sión debilitada y prosaica de las más extremas posibilidades -por una
parte amor a la poesía y la belleza , por otra bestialidad y crueldad- que
están en guerra en Stavroguin al nivel de la tragedia. Su hermana María
-la virginal esposa de Stavroguin- es una de las creaciones más poéticas
y enigmáticas de Dostoievski, y su significación exacta ha producido incon-
tables discusiones. Pueril y débil mental, incapaz de distinguir entre la rea-
lidad objetiva y sus sueños y deseos, sin embargo logra penetrar la "más-
cara" de Stavroguin con una clarividencia que hace recordar al príncipe
Mishkin y que ya barrunta al padre Zosima. Su sentido de lo sagrado del
cosmos, su afirmación de que "la Madre de Dios es la gran madre , la tierra
húmeda" que trae alegría a los hombres cuando "riegan la tierra con [sus]
lágrimas" [10: 116], evoca la ciencia esotérica y herética de algunas sectas
de los raslwlnihi, quienes mezclaban su cristianismo con vestigios de un
paganismo precristiano.
Se han dado varias interpretaciones teológicas y alegóricas de María,
pero aquí no es necesario decidir entre ellas. Lo que parece indiscutible es

H De manera un tanto extraña, la poesía de Lebyaclkin sirvió de inspiración al grupo de poe-

tas rusos "absurclistas" al término ele la primera Guerra Mundial. "La poesía como parodia en
Los demonios - ha escrito Ilia Serman- resultó ser un fermento indispensable en las inquietu-
des literarias del decenio de 1920." Véase Ilya Serman , "Stikh KapiLan Lebyadkina i Poesiya xx
Veka", Revue des Études Slaves, 53 (198 1), pp 597-605.

EL LIBRO DE LOS IMPOSTORES ... 613


que representa la visión dostoievskiana de la sensibilidad religiosa primiti-
va del pueblo ruso, el cual seguía sintiendo una unión mística entre la tie-
rra rusa y "la Madre de Dios". Sin embargo, la humildad y el pathos del es-
tado de María revelan la ambigüedad de Dostoievski ante los raskolniki y
sus sectarios retoños: solía verlos como inapreciable reserva de los antiguos
valores rusos, pero se mantenía a distancia de sus extremos teológicos, a
veces sospechosos. En cierto momento, deberá recordarse, Dostoievski ha-
bía pensado en utilizar a Golubov, Viejo Creyente de vuelta a la ortodoxia,
como fuente positiva de inspiración moral. En este contexto, el hecho
de que María aguarde, anhelante, a un "príncipe" que no se avergonzara de
reconocerla como suya adopta un importante significado histórico-simbó-
lico. Y su matrimonio con Stavroguin, falso y no consumado, indica, sin
duda, que no es posible una verdadera unión entre el pueblo ruso cristia-
no y la esencia encarnada del europeísmo ruso impío.
También simbólicamente resulta apropiado que María acabe desenmas-
carando a Stavroguin y lo llame, inequívocamente , "impostor". Por mucha
confusión que exista en su mente, su demencial segunda visión, como la
que por tradición poseía el "loco santo" (yurodivi), ha penetrado en la inca-
pacidad última de Stavroguin para ser desinteresado. "En cuanto vi tu ros-
tro maligno, cuando me caí y tú me levantaste . .. fue corno si un gusano
hubiese penetrado en mi corazón -le dice-; no es él, me dije a mí mis-
ma, ¡no es él' ¡Mi halcón nunca se habría avergonzado de mí frente a una
dama de sociedad'" [10: 219]. Stavroguin reacciona con ira y terror cuan-
do María, proféticamente, alude a su "cuchillo"; es decir, su oscuro deseo
de verla asesinada (lo que espera capitalizar Peter Verjovenski). Y mientras
María lee las profundidades de su alma, también habla por el pueblo ruso
al asignarle a Stavroguin su auténtica dimensión histórico-simbólica. Sta-
vroguin no es el "Príncipe" ni tampoco el auténtico Señor y Soberano de
Rusia, sino tan sólo Grishka Otrepeiev, "maldito en siete catedrales", el im-
pío y sacrílego "impostor" y "falso pretendiente". En el nivel de la trama, es
precisamente así, cual "falso pretendiente" -como Iván el zarevich-,
como Peter Verjovenski desea aprovechar a Stavroguin para traicionar y
descarriar al indefenso pueblo ruso.
El tino con que María ha penetrado en la mente de Stavroguin se ve
aún con mayor claridad cuando éste arroja su cartera al presidiario Fedka
en la solitaria negrura de la noche tempestuosa. Con este gesto, en silencio
Stavroguin se hace cómplice del asesinato de los Lebiadkin, cediendo in-

614 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


mediatamente a la tentación del mal. Su derrota interna vuelve a quedar
dramatizada en su duelo con Gáganov, cuando se esfuerza por dominarse a
sí mismo y evitar un inútil derramamiento de sangre , pero su proceder
arrogante y desdeñoso sólo sirve para inflamar más aún el odio inconteni-
ble de su adversario. Kirílov, hombre verdaderamente bueno y dispuesto a
dar su vida por la humanidad, intenta explicarle a Stavroguin que el domi-
nio moral de sí mismo significa una supresión total del egoísmo y la pacien-
te aceptación de toda clase de humillaciones , hasta las más injustas e inso-
portables. "Soporta tu carga - le dice- o, de lo contrario, no habrá mérito"
[10: 228] Pero Stavroguin no puede soportar la carga del bien, cualesquie-
ra que sean sus deseos , porque su egoísmo irreprimible sigue siendo el
obstáculo.
Esta secuencia decisiva de escenas llega a su clímax en el inesperado
encuentro de Stavroguin con D,aria Shatova, episodio que en el texto del
libro es casi una página y media más breve que en la anterior versión pu-
blicada por la revista. La sección que Dostoievski cortó contenía el recono-
cimiento de Stavroguin de que lo perseguían alucinaciones y "demonios",
que él sabía que sólo eran parte de sí mismo ; pero al quedar absorto nos
muestra que empieza gradualmente a creer en su realidad. Así , la amenaza
de la locura debía motivar la visita a Tijón, pero se volvió superflu a e
incomprensible sin el capítulo de la confesión. Sin embargo, un pasaje de
la variante sirve para ayudar a reconstruir el original significado simbólico-
histórico de la concepción de Dostoievski. Stavroguin le dice a Daria que
ha empezado a sentirse obsesionado por un nuevo "demonio", muy dife-
rente de los del pasado (representados por Kirílov y por Shatov) : "Ayer se
mostró estúpido e insolente. Es un obtuso seminarista, lleno de la satisfac-
ción de sí mismo típica del decenio de 1860 , con las ideas de un lacayo,
los antecedentes, el alma y la mentalidad de un lacayo, absolutamente con-
vencido de su irresistible belleza ... ¡Nada podría ser más repugnante! Me
enfureció que mi propio demonio pudiese ponerse una máscara tan degra-
dante" [12: 141]. Con estas palabras, es completamente claro que Dostoiev-
ski se había propuesto hacer que Stavrogin fuese tan responsable de "los
demonios" del decenio de 1860 como Stepan Trofímovich, si no más aún,
por causa de su desdeñosa colaboración con Peter.

EL LI BRO DE LOS IMPOSTORES .... 615


5

La escena con Daria Shatova, por consiguiente, sirve de transición entre las
secciones primera y segunda de la segunda parte. Siguiendo inmediata-
mente a este diálogo, Dostoievski cambia su enfoque de Stavroguin a la
difusión del caos moral y social que ha producido en la forma de Peter
Verjovenski. Aquí, Dostoievski da libre juego a su inmensa fuerza satírica
al presentar con breves trazos a todos aquellos cuya estupidez y falta de
escrúpulos los convierten en dóciles víctimas de las intrigas de Peter. La
ambiciosa intelectualilla Yulia von Lembke, dispuesta a impresionar a los
miembros de las más altas esferas con su influencia mágica sobre la genera-
ción joven; su marido, el bien intencionado pero obtuso e incompetente
autómata ruso-alemán , gobernador de la provincia , al que literalmente
vuelve loco el tumultuoso desarrollo de los acontecimientos; hasta la nor-
malmente empecinada y dominante madame Stavroguina ... todos caen
bajo el embrujo de Peter Verjovenski, poderosamente ayudado por el pa-
trocinio de Karmazínov. Madame von Lembke copia de Peter la jerga ver-
bal de los nihilistas, e impresiona terriblemente a madame Stavroguina con
su conocimiento de la última moda. "Usted me ocultó muy cuidadosamen-
te todas estas ideas nuevas -le dice , airada , su protectora a Stepan Trofí-
movich-, aunque hoy todos están familiarizados con ellas. Y usted lo hizo
simplemente por celos, para poder dominarme. De modo que hoy hasta
Yulia está muy por encima de mí" [10: 265]. Sólo el pobre Stepan Trofí-
movich, cada vez más solitario, aislado y desconcertado , resiste a la desin-
tegración general y todavía planea reivindicar sus ideales.
La corrupción , comenzada como falla personal de unos cuantos chifla-
dos, se convierte en desmoralización en el sentido más literal del término.
Para mostrarla Dostoievski introduce toda una serie de incidentes , que van
desde la descomposición de las normas de conducta personal y propiedad
social hasta la falta de respeto a los difuntos y la profanación de un icono
sagrado. En lo político, Peter Verjovenski desmoraliza a Von Lembke , azu-
zándolo para adoptar las medidas más brutales y despóticas; y Peter enga-
ña y manipula a sus seguidores exactamente del mismo modo. Como ocu-
rriera a su influencia general sobre la sociedad, el resultado de su presión
sobre el quinteto es el desplome de sus propias normas moral-políticas y la
aprobación de un feroz asesinato. Existe un claro paralelo estructural entre
las visitas que hace Stavroguin en la primera parte de esta sección y los

616 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


llamados de Peter, en la segunda parte, a todos los peleles que se ha dedi-
cado a manipular. Dostoievski se propuso unir estas dos secuencias parale-
las mediante los dos capítulos de revelación personal con que concluiría la
segunda parte: el demencial himno de Verjovenski a la destrucción univer-
sal inspirado por Stavroguin, y luego el descubrimiento de la bancarrota
moral y la desesperación del "ídolo" de Verjovenski cuando hace su confe-
sión a Tijón.
Desde su primera aparición en la novela, Peter Verjovenski es pintado
como el genio de la duplicidad; hasta los detalles de su apariencia física
constantemente se alteran, aunque la primera descripción que de él encon-
tramos pretende evocar inconfundiblemente cierta impresión que los rep-
tiles dejan. Bajo la superficie de una sencilla franqueza y un modo de hablar
directo, Verjovenski lleva adelante su labor de sembrar la desmoralización
y la destrucción. Es el demonismo de Stavroguin encarnado como volun-
tad de poder político. "¡Yo te inventé en el extranjero! -le grita , furioso, a
Stavroguin-. Yo lo inventé todo, mirándote a ti . Si no te hubiese visto
desde mi rincón , nada de todo esto me habría pasado por la cabeza"
[10: 326]. Lo que Peter ha inventado , bajo la influencia de Stavroguin, es
el plan de consagrarse a sí mismo como Iván el zarevich, de aprovechar la
fuerza misma que desea destruir, la fe del pueblo ruso en un justo ungido
de Dios, como medio para su destrucción. Este plan tiene afinidades sim-
bólicas obvias con el efecto producido por las ideas de Stavroguin sobre
Kirílov y Shatov; en cada uno de ellos ha inspirado una "máscara" de la
Verdad, despojada de sus auténticos fundamentos religiosos. Esta máscara
es "hermosa", como exclama Peter extáticamente contemplando a Stavro-
guin, pero es la belleza del demonio. "¡Tú eres mi ídolo!", le declara apasio-
nadamente Petera Stavroguin [10: 323]. Y sin embargo, el plan de Peter
contiene implícitamente su propia negación, pues revela la impotencia de
sus principios impíos y amorales para establecer alguna base de la vida hu-
mana. La falsedad y la idolatría tienen que hablar engañosamente en nom-
bre de la Verdad y de Dios, confesando así su propia bancarrota. Más ade-
lante, en Los hermanos Karamázov, se empleará la misma dialéctica cuando
el Gran Inquisidor hable en nombre de Cristo.
Inmediatamente después de la "confesión" de Verjovenski al falso dios
Stavroguin, Dostoievski había planeado presentar la confesión de Stavro-
guin al verdadero Dios en la persona de su servidor Tijón. Esto habría dra-
matizado todo el horror y la abominación del "ídolo" al que Peter Verjo-

EL LIBRO DE LOS IMPOSTORES ~ 617


venski estaba rindiendo culto. Después de una noche en vela dedicada a
rechazar sus alucinaciones, Stavroguin visitaría a Tijón, y entonces, por
fin , se revelaría el secreto de su pasado, que hasta este punto ya había sido
insinuado repetidas veces . Como Oneguin y Pechorin, también Stavroguin
es víctima del famoso mal de siecle, el omnipresente hastío que rebosa de la
literatura de la primera parte del siglo x1x, invariablemente mostrado como
resultante de la pérdida de la fe religiosa . Su más grande poeta, Baudelaire,
dijo que el hastío era el más mortal de los vicios:

Quoic¡u 'il ne pousse ni grands gestes ni grands cris,


Il fcrait volontiers de la terre tm débris
Et dans un baillement avalcrait le monde.9

El hastío es manifiesto síntoma de esa "agonía romántica" cuyo expe-


diente ha compilado con tanta laboriosidad Mario Praz; y, como de sobra
lo ha mostrado, su consecuencia habitual es alguna forma de perversión
m oral. 10 Dostoievski lo había presentado así en el príncipe Valkovski
(Humillados y ofendidos) , en la súbita aparición de Cleopatra en las Memorias
del subsuelo, clavando agujas de oro en sus esclavas para entretenerse, y en
Svidrigailov (Crimen y castigo). A Stavroguin lo ha llevado a la abominable
violación de la pequeña Matriosha y a su incalificable pasividad mientras
ella se quita la vida.
Tal es el resultado del intento de Stavroguin de rebasar los límites de la
moral, de poner en práctica, con la maniaca determinación de los héroes
negativos de Dostoievski, la convicción de que no existen fronteras mora-
les de ninguna clase .

Por primera \'ez en mi Yida formulé la que me pareció la regla de mi vid a - se


dice a sí mism o Sta\'roguin-, a saber, que n o conozco ni siento el bien y el
mal y que n o sólo he perdido todo sen tido de ellos, sino que no existe bien ni
mal (lo que me complació), y qu e no son m ás que un prejuicio: que yo puedo
liberarme de todo p rejuicio, pero que en cuanto haya alcanzado ese grado de
libertad estaré perd ido [12: 113].

""Aunque sin granel es gestos n i gri ws, / Conwniría la tierra en u n terreno baldío/ Y de,·o-
raría al m u ndo en u n bos tezo", Char les Bauclelaire, Ü« uvrcs, ecl. ele Y.-G. Le Dan tec (París,
1954), p. 82.
w Mario Praz. Thc Ro11w11tic Ago11y (Oxford y Ntie,·a York. 19 70). p p . +1 9-+20.

618 .. EL PAN FLETO Y EL POE MA


Para Stavroguin éstos eran "viejos pensamientos familiares", que al fin
estaba viendo por vez primera con claridad; eran pensamientos que habían
estado corroyendo su psique y que habían determinado su anterior com-
portamiento. Como el crimen de Raskólnikov, las "escapadas" indignantes
y despreciables de Stavroguin habían sido un gran experimento moral-filo-
sófico . Por ello Dostoievski se había tomado tantos trabajos, desde el prin-
cipio, por disociar su propia conducta de todo tipo de trivial y caprichoso
libertinaje .
Y sin embargo , la ambición de Stavroguin de trascender todo lo huma-
no, de arrogarse un poder supremo sobre la vida y la muerte, encalla en el
oculto arrecife de su conciencia. Piense lo que pensare , Stavroguin no pue-
de eliminar por completo su sensación de la diferencia entre el bien y el
mal. Este sentimiento incontenible brota de su subconsciente -habitual
aunque no invariablemente, el guardián de la moral para Dostoievski- en
el célebre sueño de Stavroguin de una "Edad de Oro", inspirado por el
cuadro Acis y Galatea, de Claude Lorrain. Stavroguin lo vio con los ojos del
espíritu:

Un rincón del archipiélago griego; olas azules , acariciantes, islas y rocas , una
orilla cubierta de rica vege tación , una vista mágica a lo lejos, una fascinadora
puesta de sol. .. es imposible describirlo en palabras. Aquí estaba la cuna de
la civilización europea, éstas eran las primeras imágenes de la mitología, el
paraíso del hombre en la tierra. Aquí había vivido una bella raza de hombres.
Despertaban y se iban a dormir felices e inocentes; los bosques estaban llenos
de sus cantos gozosos, el desborde de sus energías no utilizadas se convertía
en amor y en alegría sencilla . El sol calentaba con sus rayos esas islas y ese
mar, gozándose en sus hermosos hij os. ¡Suell.o maravilloso, sublime ilusión!
El suell.o más increíble que jamás se haya soüado , pero al que toda la huma-
nidad ha consagrado sus fu erzas durante toda su existencia , por el que ha
muerto en la cruz y por el cual fueron asesinados sus profetas, sin el cual las
naciones no pueden vivir y ni siquiera pueden morir [11: 21].

Esta visión de un primigenio paraíso terrenal de felicidad e inocencia


llena de rebosante alegría el corazón de Stavroguin "Desperté y abrí los
ojos, por primera vez en mi vida literalmente llenos de lágrimas . Una
sensación de felicidad que hasta entonces no había conocido penetró en
mi corazón hasta causarme dolor. " Pero entonces una minúscula araña

EL LIB RO DE LOS IMPOSTORES ~ 619


roja, asociada en el subconsciente de Stavroguin con la muerte de Matrio-
sha , remplaza esta beatífica visión del Edén. Con los ojos del espíritu ve
a la niña de pie en el umbral de su habitación , amenazándolo con su mi-
núsculo puño . "La piedad por ella penetró en mi corazón como un puñal
- escribe- , una piedad enloquecedora , y me habría dejado cortar en pe-
dazos si con ello pudiese borrar lo ocurrido" [12: 127-128]. A Stavrogin le
resulta insoportable este lacerante recordatorio de su propia maldad , pero
deliberadamente se niega a borrar ese recuerdo, y esta insufrible necesidad
de expiar su crimen , que nada de lo que cree o sabe puede ayudarle a ab-
solver, gradualmente va enloqueciéndolo.
La confesión de Stavroguin revela, así, la fuente de su tormento inter-
no , pero este tormento nunca ha bastado para superar el supremo egoísmo
y la determinación que originalmente motivaron sus actos. Hasta su confe-
sión, como bien lo siente Tijón, sólo es otra y más extrema forma de esa
"sensualidad moral" que ha caracterizado todos sus anteriores intentos de
dominarse a sí mismo. "Este documento -dice Ttjón de su manuscrito-
nació de un corazón herido de muerte ... Pero es como si ya estuvieseis
odiando y despreciando de antemano a todos los que lean lo que habéis es-
crito , y desafiándolos a un encuentro" [11: 24]. Ttjón discierne que Stavro-
guin, por sí mismo , jamás podrá alcanzar la verdadera humildad del autén-
tico arrepentimiento; su necesidad de sufrimiento y de martirio sólo puede
llevarlo a provocaciones cada vez más desastrosas. Por ello , Tijón pide que
Stavroguin someta por completo su voluntad al dominio secreto de un santo
staretz, y, así, se discipline a sí mismo mediante su total rendición a otro,
como primer paso por el camino a la aceptación de Dios y la esperanza de
perdón. Pero Stavroguin, rompiendo irritado el crucifijo de marfil que ha-
bía estado acariciando durante toda la entrevista, rechaza esta admonición
final y se lanza a su perdición.

Cuando resultó imposible incluir el capítulo de la confesión en el lugar


apropiado , Dostoievski se vio en la obligación de mutilar la simetría origi-
nal de su plan. La segunda parte habría debido exponer los orígenes del
caos y de la confusión sembrados por Stavroguin y su "idólatra" Peter
Verjovenski; entonces , en la tercera parte habrían aparecido los resultados
prácticos de su labor. En cambio, Dostoievski se vio obligado a permitir

620 ... EL PAN FLETO Y EL POEMA


que el capítulo 1x de la segunda parte ("Un registro en casa de Stepan Tro-
fímovich") remplazara a la confesión. Empero, en lo sucesivo, una secuen-
cia continua va desplegando las desastrosas consecuencias moral-sociales
de las intrigas de Peter Verjovenski. Su primer resultado es el ridículo ca-
teo de la casa de Stepan Trofímovich, motivado por los panfletos políticos
y porque Peter ha estado socavando la buena fama de su padre. El segundo
es la locura de Von Lembke, causada por celos y resentimiento de Peter, y
por la irresponsable frivolidad de su esposa .
La histeria de Von Lembke, acicateada por Peter, hace que la manifes-
tación, perfectamente justificada y pacífica, de los obreros de Shpigulin sea
dispersada por medio de las más brutales azotainas. "Puedo mencionar,
como característica de nuestra sociedad-observa el narrador cáusticamen-
te- , que había muy pocas personas de la mejor clase que vieran razón al-
guna para suponer que en él [Von Lembke] algo anduviera mal; su con-
ducta les pareció perfectamente normal, y, por ello, aceptaron y aprobaron la
acción que la mañana anterior había emprendido en la plaza" [10: 360].
La forma en que Dostoievski muestra la miopía y estupidez de los Von
Lembke es una crítica a la burocracia reinante, crítica tan implacable como
su sátira de los revolucionarios .
El caos llega a su clímax en la extraña y maravillosa fiesta ofrecida a las
discriminadas gobernadoras de la provincia, que sin duda constituye una
de las más grandes escenas cómicas de masas en toda la historia de la nove-
la. En simple fuerza, sólo se le puede aproximar la exuberancia de descripcio-
nes similares de caos multitudinario que se encuentran en Smollett. Pero
Dostoievski tiene un objetivo mucho más serio que limitarse a ridiculizar
algunas estupideces sociales por entonces de moda. Toda la desmoraliza-
ción que había estado incubándose en las profundidades brota, de pronto ,
como lava volcánica, empezando por el poema lascivo del ebrio Lebiadkin,
preñado de alusiones sexuales, para terminar con el resplandor de las lla-
mas de las casas que arden del otro lado del río, en el cielo nocturno .
Karmazínov, de quien suponíase que constituiría la mayor atracción, pro-
voca la hostilidad de todos por sus afectados textos y sus presuntuosos
modales. Rudamente interrumpido, está totalmente desconcertado cuando
llega la inevitable corona de laurel para honrar su presencia.
Toca entonces el turno de Stepan Trofímovich, quien armándose por
fin de valor para denunciar en público a los nihilistas vuelve a plantear el
tema simbólico del libro en sus propios términos, personales y estetizados.

EL LIBRO DE LOS IMPOSTORES ~ 621


"El entusiasmo de nuestra juventud moderna -declara- es tan puro y
radiante como lo fue en nuestro tiempo. Sólo una cosa ha ocurrido: un
cambio de objetivos, la sustitución de una belleza por otra. Y todo el equí-
voco se halla sólo en esta pregunta: ¿Qué es más hermoso, Shakespeare o
unas botas, Rafael o el petróleo?" [10: 372]. Comenzando con el poema en
prosa de Stepan Trofímovich que glorifica la "belleza" de la Muerte, y con-
tinuando con las diversas ideologías truncas y abortadas que inspira la "be-
lleza" de Stavroguin, la profanación de la Belleza Divina ha conducido a la
grotesca vulgarización contra la cual -abiertos por fin sus ojos- protesta
ahora Stepan Trofímovich: el remplazo de los grandes creadores de los
ideales eternos de la humanidad por el más burdo y craso materialismo .
La condena del nihilismo que hace Stepan Trofímovich como "la mez-
quina estupidez más baja , más ingenua, más absurda" provoca la furia de
los radicales, dispersos entre el gentío [10 : 371]; perdiendo toda compos-
tura y llorando, bajo la lluvia de insultos personales, Stepan Trofímovich
acaba por huir. Ocupa su lugar entonces un profesor de literatura recién
llegado a la ciudad , a quien el narrador había visto paseándose entre bam-
balinas , preparando su discurso. "Cada vez que se daba vuelta levantaba la
mano derecha , y de pronto la bajaba como para reducir a todo adversario a
polvo y cenizas" [10: 365] . Subiendo de un salto a la tarima vacía, crea un
pandemónium por su desenfrenado ataque - levantando y dejando caer el
puño- contra Rusia en el pasado y, aun más , en el presente. Después, du-
rante el baile , al que muchas personas respetables no asisten atemorizadas
por los turbulentos hechos de la tarde, una ridícula "cuadrilla literaria" re-
presenta el triunfo del "pensamiento ruso honrado " (el pensamiento radi-
cal, desde luego) por encima de todos los intentos de suprimirlo. 11 Estos
acontecimientos alcanzan mareantes alturas de farsa , mezclados con las
asombrosas noticias de la huida de Lisa Tushina (organizada por Peter) en
busca de Stavroguin, la destrucción causada por los incendios y el descu-
brimiento de los asesinatos del capitán Lebiadkin y de su hermana.
Los episodios más importantes de estos últimos capítulos muestran el
fin de los amores de Stavroguin con Lisa , el retorno de la esposa de Shatov
llevando en su seno al hijo ilegítimo de Stavroguin, el asesinato culminan-
te de Shatov, la partida de Peter sin ser molestado , y la última peregrina-
11
Ambos incidentes tienen su origen en hechos rea les . El fogoso pro fesor fue tomad o de un
incidente ocurrido en una supuesta \'elada literario-musical de 1862. Dosroie,·ski fu e uno de
los parti ci pantes, y oyó ahí un discurso muy similar del profesor Platón Pavlov, que fu e saluda-

622 ... EL PAN FLETO Y EL POEMA


ción de Stepan Trofímovich. Los amores de Stavroguin con Lisa terminan
después de una noche en que ella experimentó la incapacidad de amar de
Stavroguin (n o sexualmente, como algunos han afirmado, sino en lo emo-
cional y lo humano). Las escenas entre Shatov y su esposa son de una ter-
nura insólita en Dostoievski, y el breve retrato de la "nueva mujer" desilu-
sionada, traicionada y dolorida constituye el trato único (pero inolvidable)
de Dostoievski al tema candente de la "cuestión femenina" del decenio de
1860. El desprecio de Marie a su propia femineidad lucha con la alegría
na tural de ir a ser madre; su renuencia a aceptar la humillación de quedar
dependiente de alguien lucha contra un auténtico amor a Shatov, hombre
de corazón puro. En esta escena, Dostoievski capta todas las complejida-
des moral-emocionales que surgen del movimiento de la liberación feme-
nina, que tan cómodamente omitió Chernishevski en su imagen utópica
de las veleidades sexuales en ¿Qlté hacer? El pathos del asesinato de Shatov
también se intensifica grandemente por ocurrir en el momento preciso en
que el desventurado buscador de la fe, quien extáticamente aguarda el re-
greso de la infiel Marie y de su hij o, por fin ha vislumbrado la posibilidad
de la dicha familiar.
Tanto el asesinato de Shatov como el suicidio de Kirílov exhiben la mis-
ma pauta de inversión y de regresión a lo inhumano. Los desdichados cons-
piradores distan mucho de compartir la indiferencia de Peter hacia la vida
humana, y al ocurrir el asesinato, Liamshin y Virginski retornan, llevados
por el pánico, a la animalidad. "Liamshin dejó escapar un grito más animal
que humano [y] continuó gritando sin pausa , con la boca muy abierta y
los ojos saliéndosele de las órbitas .. . Virginski sintió tal temor que tam-
bién él gritó como un loco, y con una ferocidad, un afán de venganza que
no se habrían esperado de él" [10: 461 ]. Y tampoco la extraña muerte de
Kirílov es la triunfal afirmación de una voluntad imperante ; antes bien, es
el acto demencial de una criatura subhumana enloquecida y aterrada. La
aniquilación de Dios, lejos de conducir al dominio del dolor y el miedo a
la muerte, trae consigo el frenesí animal con que Kirílov clava los dientes

do por el público con gran entusiasmo. Para más detalles , véase Frank, Dostoicvshi. La secuela de
la libcrnció11, 1860-1865, KE , México , 2010, pp 200-204.
La ridícula '·cuadrilla literaria" presenLacla al final de la fies ta, r anunciada como uno de sus
principales at ractivos , se basó en una auLéntica "cuad rill a liLera ri a·' ace rca de la que se escribió
mu cho en los periódicos rusos durant e la primavera de 1869. Véase S. Panov, "'Literaturnaya
kaclril' \' romane 'Besi"', Zvenya, 6 (1936) , pp 573-582.

EL LIBRO DE LOS IMPOSTORES .... 623


en la mano de Peter Verjovenski. Como el crimen de Raskólnikov, también
el suicidio de Kirílov es la negación y la refutación de sus propias grandio-
sas ideas.
Antes de matarse en un frenesí convulsivo , Kirílov había escrito, si-
guiendo el dictado de Peter, una falsa confesión del asesinato de Shatov y
de Fedka (firmada, en tono desafiante, en francés con el lema revolucio-
nario: liberté, égalité, frat ernité ou la mort!). Pe ter ha seguido así su plan al
pie de la letra, y toma el siguiente tren, puede suponerse que a San Peters-
burgo , acompañado hasta la estación por el servicial teniente Erkel. Prome-
te regresar en breve , pero, como siempre , esto es una mentira. Erkel, que
lo sospecha , le asegura que aun si se fuera al extranjero , ello vendría per-
fectamente en interés de la causa. Peter cree - o simula creer- que los
miembros de su grupo mantendrán el secreto del asesinato, porque "¿quién
correrá el riesgo de arruinarse por completo, a menos que haya perdido la
razón?" El fiel Erkel, que había tomado parte en el asesinato, predice atina-
damente: "Pero perderán la razón, señor" [10: 4 77].
La concisa semblanza del joven teniente Erkel, personaje muy secun-
dario , es digna de examinar por un momento, porque no es satírica e ilus-
tra perfectamente la comprensión dostoievskiana de cómo los sentimientos
idealistas innatos de la juventud pueden ser deformados y pervertidos .
Erkel, recién llegado a la ciudad, "quien era muy apuesto y hasta daba la
impresión de ser sagaz" [10: 415], simplemente había sucumbido a lama-
gia de Peter, convirtiéndose en su instrumento por simple pureza e inocen-
cia de corazón. "El sensible, tierno y jovial Erkel - escribe el narrador-
tal vez fuese el más encallecido de los asesinos que planearon matar a
Shatov, y estaba perfectamente dispuesto a encontrarse presente a la hora
del asesinato , sin la menor huella de odio personal, y sin parpadear siquie-
ra" [10: 439]. El propio Erkel era un hijo modelo, dedicado a su madre, a
quien "le enviaba la mitad de su escasa paga, ¡y cómo debió ella de besar la
pobre cabeza rubia de su htjol ¡Cuánto debió de temblar y orar sobre ella!
Hablo tanto de él porque le tengo mucha lástima" [10: 415]. Y, podemos
suponer, también lo compadeció Dostoievski.
Si puede decirse que algunos personajes caen por debajo de sí mismos
al volver al nivel de la animalidad, en cambio Stepan Trofímovich sorpren-
de al narrador al elevarse por encima de sí mismo y superar, finalmente ,
sus eternas dudas y vacilaciones. Sus conmovedoras peregrinaciones sin
rumbo, que Dostoievski de tiempo atrás había esperado pintar, lo hunden

624 .... EL PANFLETO Y EL POEMA


en circunstancias enteramente nuevas e inesperadas. En este libro , tan lle-
no de páginas notables , nada es más grande que el desconcertado contacto
entre el "liberal" siempre protegido y timorato, que se ha pasado la vida
pronunciando bellas frases y haciendo observaciones despectivas acerca del
pueblo ruso, y los asombrados campesinos a quienes él finalmente encuen-
tra .12 La mutua incomprensión, cuando cada cual observa, atónito, las ex-
trañas costumbres del otro, es presentada con un benévolo h umorismo
que es raro en Dostoievski. Ante to do, el inspirado encuentro con la ex
enfermera que distribuía ejemplares del Nuevo Testamento permite a Dos-
toievski introducir su temática religiosa en plena perplej idad de Stepan
Trofímovich.
La asombrada señora se vuelve al punto objeto de sus afectuosas aten-
cion es, y Stepan Trofímovich pronto depende de ella , como durante casi
toda su vida había dependido de madame Stavroguina. "Vous voyez, désor-
mais nous le prech erons [el Nuevo Testamento) ensemble.. La gente común
es religiosa , c'est admis, pero aún no conoce el Evangelio ... Exponiéndoselo
verbalmente será posible corregir los errores de ese libro notable , al que,
desde luego, trataré con el mayor respeto" [10: 497 ]. La escena en que, ya
con fiebre alta , Stepan intenta convencer a la dam a de que él es un genio
no reconocido sólo la sume en total confusión . "Todo era 'demasiado ele-
vado' para mí , solía decir después, abatida. " Cuando Stepan llega al secreto
del gran amor de su Yida, lo embellece de una manera que puede rivalizar
con los mejores \'Uelos de la fantasía del general lvolguin en El idiota . Al
parecer, había vacilado entre una mo rena (madame Stavroguina) y una ru-
bia (Daría Shatova), ninguna de las cuales se ~l. trevió a hablar de su amor
por miedo a herir a la otra. "Y así los tres, rebosando de magnanimidad
para con los demás , guardaron silencio duran te veinte años , guardando
12
Estas escen as constitu ye n un a asombrosa anti cipac it'm de lo qu e en re.1 lidad ''CUITiría cer-
ca de un ali.o des pués ele la pub li cación ele Los dc lll onios. cuando. con el abn egado celo ele los
primeros cristianos , la fl o r y nata de la juven tu d ru S<1 clecidici abando narlo todo co nw Stepan
Troíimo\·ich e "ir al puebll1 .. . Ri chard \,Yo rtman ha hcclw un buen resum en ele este acl1nkci -
mi ento : '· En el \'erano de 187+ la JLl''e ntu cl ra cl icd. in s p irc1c~.1 por las se1'\al es ele h iw que ella
misma había proyectado a la real idad , abanclt)!lli sus estucl ins <Kadé mi cos para lan z<1rsc sin nin-
guna experi encia ni guía a los c:i mpos . Sus esperanzas de se r recib ida con entu siasmo se evapo -
ra ron al primer contacto con los ca m pesin os . La image n del ca mpesino co nrn re vo luc it1nario
in cipiente coin cidió mu y poco con la gente ele los campc>s, hosca y h uraii a, que la rccihi(i w n
desconfi anza y hostilidad . Muy ,·u lnerables en cuam o salic-ron ele b capiul, por crn tcnarcs los
jóvenes íueron a parar a las c irce les". Rich ard \ \ 'ortman. Tlic Crisi> rf R11ssicm Po¡m lisn1 (Cam-
bridge, 1967), p 18.

EL LIBRO DE LOS IMPOSTORES ~ 625


sus secretos en su pecho" [10: 494-49 5] . En esas páginas se evita cuidado-
samente todo lo que pudiera ser rudo o condenatorio en la descripción,
cariñosamente satírica, de las flaquezas de Stepan Trofímovich.
La manera como Dostoievski trata al moribundo Stepan Trofímovich
es una de las demostraciones más reveladoras de su tacto y su escrupulosi-
dad artística. Privado a la vez de su figura cristiana, en Tijón, y de la opor-
tunidad de enfrentarse a la desesperación de Stavroguin con el misterio
divino del amor de Cristo que todo lo perdona, Dostoievski ciertamente se
habrá visto tentado a encauzar el arrepentimiento de Stepan Trofímovich
en una dirección manifiestamente cristiana. Y sin embargo , escrupulosa-
mente se abstiene de violar la integridad de su magistral creación. Desde
las primeras páginas Stepan Trofímovich fue presentado, no como un ateo,
sino como una especie de deísta hegeliano. "Creo en Dios", declara en tono
importante, "mais distinguons, creo en él como en un Ser que sólo dentro
de mí es consciente de sí mismo" [10: 33]. Nada de lo que Stepan Trofí-
movich dice en estas últimas páginas contradice su aversión al candoroso
antropomorfismo de la fe popular, y el cronista conserva un justificado es-
cepticismo sobre "si en realidad se convirtió o si la solemne ceremonia de
administración de los sacramentos lo impresionó, despertando la sensibili-
dad artística de su temperamento" [10: 505]. Y ni siquiera en su lecho de
muerte pierde la afición a los chistes risqués acerca de la religión. Sólo des-
pués de la impetuosa entrada de Varvara Petrovna , quien finalmente llega a
encargarse de las cosas, Stepan sonríe débilmente y dice: "Dios me es nece-
sario aunque sólo sea porque Él es el único ser a quien yo puedo amar
eternamente" [10: 505].
Vemos así que Stepan Trofímovich no muere como cristiano en el senti-
do estricto de la palabra, pero una lectura del Sermón de la Montaña lo
mueve a reconocer: "Amigo mío , toda mi vida he estado mintiendo". Y des-
pués de escuchar el pasaje de San Lucas acerca de "los demonios" que se
posesionaron de la piara de cerdos, declara: "Ellos son nosotros, nosotros y
ésos . . . y Petrusha y les autres ave e luí. . . y tal vez yo esté a la cabeza"
[10: 499]. Esas palabras, aunque congruentes con la estructura de la trama,
no parecen otorgarle importancia suficiente a Stavroguin. Más convincen-
te, y por completo en acuerdo con su carácter, es la declaración final que
hace de su credo Stepan Trofímovich: "Toda la ley de la existencia humana
es simplemente ésta: que el hombre siempre debe inclinarse ante lo infini-
tamente grande. Si se priva al pueblo de lo infinitamente grande , no seguirá

626 .,.¡ EL PA NFLETO Y EL POEMA


viviendo y morirá de desesperación. Lo infinito y lo inconmensurable son
tan necesarios para el hombre como el minúsculo planeta en que vive.
Amigos míos, todos, todos: ¡Viva la Gran Idea! " [10: 506]. Esto no es cristia-
no en un sentido literal, y Dostoievski, sin duda, no se propuso que se lo
tomara como tal, pero sí contiene lo bastante de una sensación de lo trascen-
dente para constituir una respuesta a la hybris de lo puramente humano.
El suicidio de Stavrogin, que pone fin a la novela, fue previsto por Dos-
toievski desde que concibió al personaje; empero, es difícil ver cómo ha-
bría podido presentarlo si hubiese incluido el capítulo de la confesión.
Como hemos visto en la conversación expurgada con Daria Shatova, es
Stavrogin el que se siente poseído por todos los "demonios" ideológicos y
el que , a la postre, acaba por creer que de él han salido. Si, de haber sido
aceptado el capítulo sobre Tijón, habría aprovechado Dostoievski esta pre-
monición es algo sobre lo que sólo podemos hacer suposiciones. Tal como
está, el libro contiene simplemente la afirmación un tanto débil, en la nota
sobre el suicidio de Stavroguin, de que "de mí no ha salido sino negación,
sin ninguna magnanimidad ni fuerza . Ni siquiera la negación ha procedido
de mí" [10: 514]. Esta última frase difícilmente concuerda con las relacio-
nes de Stavroguin con los otros personajes, y bien pudo ser incluida para
dar solidez a las frases finales de Stepan Trofímovich. Sin el capítulo sobre
la confesión, no cabe duda de que el libro termina un tanto flojamente: el
lector no sabe si Stavroguin hizo un intento sacrílego, protonietzscheano
de trascender las fronteras del bien y del mal, o si su conciencia lo orilló a
caer en la locura. Por ello, su suicidio pierde mucho de su significado his-
tórico-simbólico, como condena personal de todas las mismas ideologías
que había difundido.
Como resultado , Los demonios termina con cierta incongruencia , por
razones que, en gran parte, no podía remediar Dostoievski en la época en
que llegó a sus últimas páginas. Pero la vastedad de su panorama, la bri-
llante ferocidad de su ingenio , el poder profético y la visión de su sátira, su
capacidad inigualada de dar vida y encarnar en personajes vivos las cues-
tiones moral-filosóficas y las ideas sociales más profundas y complejas . ..
todo ello se combina para hacer que este "poema-panfleto" sea, tal vez, la
más deslumbrante de sus creaciones. Es un drama histórico-simbólico sin
precedente, que pretende abarcar todas las fuerzas de la cultura rusa del
siglo x1x hasta su momento , diferente de cualquier otra obra del periodo en
la literatura rusa o europea , con la posible excepción de la descorazonada

EL LIB RO DE LOS IMPOSTORES ~ 627


rÉducation sentimentale, de Flaubert. Sus únicos rivales , un cuarto de siglo
después , serían Nostramo y Under Western Eyes (esa notable reelaboración
de Crimen y castigo) , de Conrad , y The Princess Casamassima, de James, ex-
posiciones de la revolución política y social igualmente desilusionadas.
Y aun entre la plétora de tales novelas en el siglo xx, Los demonios sigue
siendo insuperado como retrato asombrosamente profético de los dilemas
morales y de las posibilidades de traicionar los más altos principios que
han continuado obsesionando el ideal revolucionario desde los días de
Dostoievski hasta (aun más espectacularmente) los nuestros.

628 ... EL PANFLETO Y EL POEMA


XXVI. Conclusión

EL REGRESO de Dostoievski a Rusia en el verano de 1871 señaló el comienzo


de una nueva fase de su vida. Pero esta fase, aunque se pueda asignar físi-
camente a esa fecha, en realidad comenzó sólo dos años después en un
significativo sentido artístico-ideológico. En el ínterin, Dostoievski siguió
continuamente preocupado por terminar Los demonios, y sólo después de
completar esta tarea pudo levantar la vista de su mesa de escribir y empe-
zar a fijarse en lo que lo rodeaba . Sus años de Europa , durante los cuales
su furia contra el nihilismo había llegado al rojo blanco , siguieron viviendo
en su imaginación aun cuando, como pronto lo descubriría, en su ausencia
habían cambiado muchas cosas de la ideología de la intelligentsia radical.
Por ello este volumen, que nominalmente termina en 1871, se muestra un
poco laxo con la cronología al tratar Los demonios como obra terminada.
En todo caso, Dostoievski aún viviría nueve años más, y estos años , si
no tan extraordinarios en el aspecto literario como los seis precedentes ,
sí serían muy notables a su diversa manera . Pues el solitario expatriado
que había vivido en la mayor pobreza en Europa , aguardando con impa-
ciencia las cartas de su patria para seguir en contacto con la cultura rusa,
en pocos años se convertiría en la voz pública más importante del país, y
cada palabra suya sería esperada, comentada y discutida por todos . En no-
viembre de 1872, el mismo mes en que se publicaron los seis últimos ca-
pítulos de Los demonios, Dostoievski aceptó la dirección de una revista se-
manal, El Ciudadano [Graclzhdanin], cuyo propietario era el príncipe V P
Meshcherski. Autor de poca importancia , Meshcherski era el centro de un
círculo literario políticamente conservador que incluía a Apoilon Maikov y
a K P Pobedonostsev. Pobedonostsev era el preceptor del príncipe herede-

~ 629
ro Alejandro, y el propio príncipe Meshcherski tenía importantísimos con-
tactos con la corte rusa . Así, Dostoievski pasó a ser miembro de este influ-
yente grupo social-literario, aunque tratara de mantenerse un tanto apartado
de sus tendencias más oscurantistas. Además de dirigir el semanario, tam-
bién colaboró con una columna, intitulada "Diario de un escritor", que des-
pués llegaría a ser una publicación independiente.
La enconada sátira de Los demonios naturalmente había manchado la
reputación de Dostoievski a ojos de la intelligentsia radical, y el que acepta-
ra dirigir la revista de Meshcherski pareció definir de una vez por todas su
posición social-política. Pero Dostoievski había intentado siempre mante-
ner un equilibrio entre su oposición a la agitación revolucionaria y su re-
conocimiento del idealismo moral que , a menudo, inspiraba a quienes ati-
zaban el fuego. Consideró que su propio papel en relación con la juventud
radical era el de un crítico simpatizante y no el de un adversario impla-
cablemente hostil. Adem ás, la ideología radical había vuelto a cambiar, y
ahora había abandonado los aspectos del decenio de 1860 que más habían
repugnado a Dostoievski: el desprecio a la religión, el intento de fundamen-
tar la ética en cálculos de utilitarismo y la negativa del libre albedrío.
Una nueva generación de pensadores populistas radicales, encabezada
por N. K. Mijaílovski y Peter Lavrov, basaba sus llamados al cambio social
en unos principios morales que cualquier cristian o podía aceptar. Su in-
fluencia, especialmente la de Mijaílovski , también había hecho surgir una
nueva apreciación y hasta idealización de los valores social-morales que se
hallaban en las raíces mismas de la vida campesina, valores relacionados
directamente con la religión del campesinado , aunque los radicales laicos
prefirieran pasar por alto esa inconveniente relación con la ortodoxia rusa.
No obstante, los nuevos radicales populistas [narodniki] -en contraste con
sus predecesores nihilistas- veían la vida campesina como base de un or-
den social-moral ruso que deseaban conservar y proteger. Esas ideas difícil-
mente dejarían de encontrar un eco favorable en el autor de La casa de los
muertos y defensor de una doctrina de pochvennichestvo. Por consiguiente, las
columnas de Dostoievski en el Diario de un escritor pusieron en relieve su
antigua asociación con tan veneradas figura s radicales como Belinski y
Herzen, y hasta defendió a los nechaevistas -desde luego, no al propio
Nechaev- contra la acusación de no ser más que unos vándalos y ignoran-
tes y sin escrúpulos. No es casualidad, aunque por entonces sobresaltó a
muchos , que su siguiente novela, El adolescente, fu era publicada por la prin-

630 ~ CONCLUS IÓN


cipal revista populista radical No tas de la Patria [Otechestvenniye Zapiski] . El
propio Dostoievski entabló negociaciones con esta publicación, supuesta-
mente hostil, y su propuesta fue pronto aceptada .
A comienzos del decenio de 1860, Dostoievski había intentado servir
de mediador entre los extremos en competencia de la opinión social-cultu-
ral rusa, pero ese papel ya no parecía posible para el autor de Los demonios.
Sin embargo, su elección del vehículo para su nueva novela parece señalar
que había resucitado esta ambición, y la bienvenida que recibió indica,
asimismo, el cambio de los fundamentos moral-filosóficos de la ideología
radical que había ocurrido desde el decenio de 1860, en parte como resul-
tado de la influencia de las novelas del propio Dostoievski. Por encima de
la cuestión política inmediata, este giro había hecho nuevamente posible
un diálogo entre Dostoievski y la nueva visión radical, y fue la esperanza
de establecer un diálogo de esta índole la que determinó la modalidad
ideológica de sus escritos durante los setenta. A los viejos amigos y aliados
de Dostoievski, entre ellos Maikov y Strájov, este coqueteo con los radica-
les les pareció casi una traición , y hubo un evidente enfriamiento de sus
relaciones con ambos.
Fu r en el Diario de un escrito1~ que empezó a aparecer en 1876 como
publicación mensual, escrita íntegra por él, donde Dostoievski alcanzó el
pináculo de la fama. Su Diario se volvió la publicación de su clase que más
éxito tuviera en toda la historia de Rusia, y ejerció una influencia inmensa
sobre la opinión pública . Por centenares le llegaban cartas de lectores:
Dostoievski se volvió, por decirlo así, la voz de la conciencia nacional al
abordar uno u otro de los asuntos públicos a su propia manera idiosincrá-
sica e íntima , casi como en una conversación privada. Durante ese perio-
do , por una parte, el ex revolucionario y ex presidiario Dostoievski fue in-
vitado a reunirse de cuando en cuando con los grandes duques del reino
para compartir con ellos su sabiduría. Por la otra, los estudiantes radicales
lo consultaban, pidiéndole aclarar por qué el pueblo, por el cual estaban
arriesgándose al exilio y la prisión, había deshecho brutalmente una de las
manifestaciones organizadas por ellos contra el gobierno . Nada podría
ilustrar mejor que la coexistencia de estos acontecimientos la "unicidad"
de la posición moral-social que Dostoievski había logrado alcanzar (y que
él mismo comentaba) .
Pese al enorme éxito del Diario, Dostoievski era ante todo un novelista ,
y después de dos años suspendió temporalmente la publicación de su re-

CONCLUSIÓN ~ 631
vista para lanzarse a escribir Los hermanos Karamázov. Esta majestuosa no-
vela, que él había planeado como primera de una serie, es la culminación de
la carrera artística de Dostoievski. Su tema del parricidio coincide con los
repetidos intentos de los radicales - quienes para entonces se habían de-
dicado al terrorismo- por asesinar al zar. El último llamado de Dostoiev-
ski a la unión fraternal y la compasión cristiana , que él consideraba como
dones innatos del carácter nacional ruso, lo hizo entre las explosiones de
bombas en su célebre discurso de 1880 sobre Pushkin, el cual provocó
verdaderos ataques de histeria e hizo que allí mismo fuera aclamado como
"profeta".
Cuando Dostoievski murió, siete meses después, la enorme procesión
fúnebre que lo acompañó a la tumba demostró , una vez más, el extraordi-
nario impacto causado por su vida y su obra, impacto que, al menos en el
caso de su obra, ha continuado hasta la actualidad. Pero todo esto será
el tema de nuestro siguiente volumen, y por el momento dejaremos a Dos-
toievski dispuesto a comenzar una nueva vida, mucho más apacible y feliz ,
al menos en el nivel de su existencia personal , si no - lejos de ello- en
relación con las ordalías que aguardaban a su amada patria , a las que nun-
ca dejó de responder con angustia y temor.

632 ... CONCLUSIÓN


Índice analítico

actitud byrónica: véase hastío autosacrificio: capacidad: 482; de Anna


ágape cristiano: 181, 413 Grigórievna: 205-206; de Sonia Mar-
alcoholismo: 55 meládova: 179-188; del príncipe Mish-
Alejandro ll (zar): 70, 76-77, 79, 114, 262, kin: 420, 428; ideal moral: 335
296,579 Averkiev, D.: 455-456
amor: cristiano vs. secular en El idiota: 4 14; -Frol Skobeev: 455
del príncipe Mishkin: 414 , 420-422 ,
424, 427-436 Bajtín, Mij aíl: 14 3
amor cristiano: conflicto con la justicia so- Bakunin, Mijaíl A.: miembro de la Liga de
cial: 181; encarnación en el Estado ru- la Paz y la Libertad: 306-30 7; vínculo
so: 360; del príncipe Mishkin: 370, 408 con Serguéi Nechaev: 508-509, 555-
amoralidad: de Svidrigailov: 177-178, 190, 559
191, en la nueva ideología radical: Balzac, Honorato de:
197 -Papá Goriot. 108
Annenkov, P V: 283 Belinski, V G.: 253 , 278; artículo de FMD
Antónovich, M. A.: crítica de la obra de publicado: 300; crítica de El doble: 25;
Turgueniev: 105 crítica de FMD: 532-533; elogio a Pobres
años en prisión de FMD: en las ideas para gentes: 25; ensayo perdido de FMD:
C1imen y castigo: 95, 97; en las ideas 299-300; relaciones de FMD: 299-300 ,
para Los hermanos Karamázov: 96 441-442
Archivos Rusos: 289 -Carta a Gógol: 300
ateísmo: de Belinski y Herzen: 533, 575; Benni, Arthur: 53-54
idea de ateísmo: 469, 474, 503; tema Berezowski, Anton: 297
dejado de lado en Los demonios: 483; Biblioteca de Lectura: 57, 59, 65
tema en El idiota: 330, 34 3; véase tam- bondad positiva: 351
bién La vida de un gran pecador Bótkin, Vassili Petrovich: 58
autodeificación: basada en el egoísmo: 197; Brown, Martha: véase Panina , Martha
en El idiota: 342; motiv en La vida de Byron, Lord: 108
w1 gran pecador: 4 77

~ 633
captación escatológica de la vida : de FMD : cristianismo: creencia de FMD en el cristia-
402, 413; del príncipe Mishkin: 402 nismo ruso: 64, 143, 328, 360;
caso Nechaev: 502-503, 507, 520-521, creencia en la otra vida: 330; en El idiota:
552,554,573 413-414 ; kenoticismo: 411, 48 1; orto-
Catecismo de wi revolucionario (Bakunin y/o doxia rusa de FMD: 434, 480, 595, 610
Nechaev): 557, 560, 562 crítica de FMD del socialismo ruso: 82-83;
catolicismo: ataque de Garibaldi: 307; en El comprensión de FJvm: 566; ideal y mo-
idiota. 429; opinión de Ftm: 327, 360 ralidad del socialismo ruso: 111-113;
círculo de Petrashevski: 26, 383, 441, 589 véase también socialismo utópico
comedia: en El eterno ma1ido: 496; en La al- cultura rusa: en El eterno mari.do: 486-488;
dea de Stepcmchilwvo: 350; en Los demo- en Los demonios: 573; recreación pa-
nios: 602, 629 ródica en Los demonios.· 532; teoría de
compasión espontánea: 337 Grigoriev: 487; véase también vida pro-
competencia: de FM D con Tolstoi: 203, 445, vinciana
484-485, 501; de F\ID con Turgueniev:
73,203,506 Chernishevski, Nikolái: 27, 65, 88, 101-
conciencia moral: conflicto en El eterno ma- 104, 150, 576, 579
rido: 490, 49 2, 495-496, 498-500; - ¿Qué hacer/ 88, 104, 115, 581, 623
descripción del conflicto: 92; del prín- Chulkov, Georgi 560
cipe Mishkin: 422, 426-428
conciencia: de Raskólnikov: 126, 145-149, Danilevski, Nikolái: 441, 454, 351, 595, 611
151 , 176- 179; de Svidrigailov: 178; en -Rusia y Europa: 595
El eterno marido: 500; retrato en Cri- darwinismo social: 77, 568-569; de novela
men y castigo: 99-100; valores morales de folletón: 137-138; de Stavroguin en
en El idiota: 4 22 Los demonios.· 538-539, 608, 617
condición moral-psíquica: de los campesi- De Vogüé, E. M. 133
nos asesinados: 96; de las emociones demencia (temporal) en El idiota. 172-174
de Raskólnikov: 119, 122, 126, 139, demonismo: de Stavroguin en Los demonios:
145- 146, 151; opuestos en Svidrigai- 533, 535-537, 54 1-542
lov 177-179 desarrollo de la trama: bosquejo para Los
confesión: corno tema en Crimen y castigo: demonios: 504-506; en El eterno mari-
93; de lppolit en El idiota: 3 73 do. 488; en El idiota: 342; hilos en El
conflicto intergeneracional: en El supe1jluo y idiota: 419, 364; personajes secunda-
el bilioso: 578; en Los demonios .· 288, rios relacionados 4 23, 3 73- 3 77; sus-
573, 577, 593 , 595; en Padres e hUos: penso como centro en Crimen y castigo:
573 123, 127-128, 157; trama política en
conflictos moral-psicológicos: afición al Los demonios. 554; véase también tra-
juego de H-io 295; de Raskólnikov: mas secundarias; motiv temático
126, 139, 155; en La vida de un gran destino: en Crimen y castigo: 138
pecador: 4 79 Dickens, Charles:
corrupción: descrita en Los demonios: 616 -Bleal< House [La cma desolada]: 583
cosmovisión de nm : 26-27, 458-461 dinero : función en El adolescente: 4 78; fun-
creación artística: concepción de FMD: 458 ción en La vida de w1 grnn pecador: 4 78

634 .. ÍNDICE ANALÍTICO


Dobroliubov, Nikolái A. : 104-105, 456, 576 302, 356, 362-363, 376; en Italia 356,
doctrina de la justicia social (El idiota): 424, 388-389; en Praga 461-462; en San
428-429 Petersburgo (1871) 545; en Vevey
doctrina del egoísmo racional: 101-102 3S6, 377-379; exigencias financieras
Dolinin, A S · 585 de sus familiares: 29-30, S8, 71, 224,
Dostoievski, Andréi (hermano de FMD): 466 248, 2SO, 443-444, 468, 472; ideolo-
Dostoievski, Anna Grigórievna (Snitkina) gía de pochvennichestvo: 27, 57; interés
(segunda esposa de FMD): 91, como se- en la obra de Charles Dickens 266;
cretaria de Hm : 211-213, 217; conoci- interés en la obra de Pecherin: 263-
mientos de los escritos de Hm : 207: 266; interés en la obra de Victor Hugo:
después de la muerte de su primera 266; interés en los acontecimientos
hip 378-381, 389-390; embarazos: contemporáneos: 319, 321, 3S8, 439,
258, 269, 277, 356, 362, 455, 540, 48S, S34, SS3; mesianismo: 329; ob-
544; intereses e impresiones: 266-267, sesión por el .1uego: SO, S8, 2S7-262,
290, 307, 236-237; manejo de la afi- 269-270, 29S, 302, 37S, S40-S44;
ción al juego de nm: 257-259, 261- personalidad: 2S3; posición moral-so-
262, 269-270, 272, 274-276, 540; cial: 631; preocupaciones financieras y
mane.10 de la epilepsia de nm: 245, deudas 29, 44-45, S3, 5S-59, 61-64 ,
2 71, 273; manejo de su deuda, 224- 214, 375, 443, 446, 4Sl, 4S7, 473,
225, 272-274, 250-251, 271, 273, S2S; problemas con Stellovski: S27;
315; matrimonio con F"m: 203-205; relación con Anna Korvin-Krukov-
nostalgia: 526, 544; presentación a skaia: 3S-4 3; relaciones con Ogarev:
FMD : 207-208; relaciones con la familia 30S-306; relaciones con Turgueniev :
cercana de nm : 248-252; vida y edu- 2 77-280; representado en Les Mystéres
cación: 204-207, 250-251 du Palais des Czars .. : 382; respecto a
Dostoievski, Emilia Fiódorovna (cuñada de la campaña de prensa de Kátkov: 81-
FMD) 218 , 224, 246, 250, 314-315, 83; segundo matrimonio: 203-20S;
380,443,467,472 sentimientos por Anna Grigórievna:
Dostoievski, Fiódor Mijaílovich: ataques epi- 2SO, 316-317; sueños: 219, 221, S42-
lépticos 71, 85, 210, 253, 262, 271, S43; supersticiones: 543; via.1es a
302, 363; autocrítica: 295; autoenga- Europa: S7; xenofobia: 2S3, 296;
ño: 259; carácter: 253-256; comenta- -C1imen y castigo: cambio en la narra-
rios sobre el trabajo de Danilevski: ción: 128, 133; como historia de
453-454; como editor de El Ciudadano: detectives: 144; Dunia Raskólniko-
629; competencia con Tolstoi: 4 76, va 163, 170, 189-190; epílogo:
484-485, 501; cortejo y compromiso 193-194; familia Marmeládova 57,
con Anna Snitkina: 219-223; des- 92, 129 , lSO , 16S, 169; justifica-
acuerdos familiares: 71; discusión con ción del asesinato: 466; Katerina
Turgueniev: 280, 284-287, 289-290; lvánovna Marmeládova: 98; Lebe-
emociones re vividas: 267; en Baden- ziatnikov: 88, 127, 1S6, 162; Luzhin:
Baden 269, 273-275, 277-278, 280- SS, 101 , 127, 163-16S; Marmelá-
281, 284; en Dresde 253, 258, 261, dova 98, 147-148, 150, 168, 187;
263, 266, 268, 466; en Ginebra 293, Nastasia: 118, 122, lSS; Nikolái

ÍNDIC E ANALÍTICO ~ 63S


162-163 , 183, 189; nuevo fo rmaw 385; desarrollo del personaje del
71 ; Pisarev y Zaitsev: 554; Porfiri héroe: 35 1-352; descripción de los
Petrovich 145, 172-174, 182, 188- personajes: 260; etapas iniciales:
189; primer esbozo: 66; progreso 319; Gania Ivolguin: 410, 415,
del texto: 90; publicación: 203; 417-41 8; genealogía del príncipe
Raskólnikov: 96-97, 113; Razumi- Mishkin: 408; general Ivolguin:
jin 96, 118, 145, 161 -163; Sonia 423-424; inspiración: 265 ; Ippolit
Marmeládova: 123 , 134-135, 140, Terentiev: 390-391, 416, 425-428;
165 , 179-185 , 198-199; Svidrigai- jóven es nihilistas: 327, 419 , 424-
lov 95 , 141 , 148, 177-179, 190- 425 ; Keller: 423; Lebediev: 424;
19 1, 618 ; terminación: 91; versiones Nastasia Filippovna: 336, 35 1,
de Wiesbaden y San Petersburgo: 368-369, 374, 414-418 , 428-429 ,
118-119 , 129; vínculo con los años 430-432 , 435; notas y bosquejos:
en prisión de FMD: 93-99; Zametov: 332, 342, 345, 368, 400-442; perso-
118, 162 , 166-1 67; Zosimov: 145, najes secundarios: 423; Radomski:
156, 162, 171-172 ; véase también 386, 416, 419, 433-434; realismo
Raskólnikov fantástico: 396-397, 405; respues-
-Dimio de un escritor: 319; aconteci- ta: 484; Rogozhin: 352, 404, 409,
mientos públicos: 270, 558-559; 413-419, 421-423; tema de la in-
artículos políticos: 305, 630-63 1; mortalidad: 330; Trotski: 415 , 41 7;
idea para obtener ingresos: 446 ; tres tipos de amor: 370; uso de El
mención de Belinski: 301-302 caballero pobre de Pushkin: 340,
-El adolescente: 344; ideas: 4 74; pu- 428 , 430 ; uso del C1isto muerto
blicación: 630; rivalidad sexual: (Holbein, el joven ): 290-291, 330,
336; tema de la legitimidad del na- 344, 421, 426; véase también prín-
cimiento: 344 cipe Mishkin
- "El cocodrilo": 65, 112-113 -El jugador: 90; Alekséi Ivánovich co-
-El doble 140, 300 mo protagonista: 229-230, 232-241,
- El eterno marido: acontecimientos 257 , 261; escenas de juego: 242 ;
contemporáneos: 486 ; descripción europeos: 231 ; exiliados polacos:
de la casa de los lvanov: 249 , 496; 242 ; personaje de mademoiselle
diálogo: 500; Liza Trusotskaia : 489, Blanche: 237-238 ; personajes rusos
492-496 , 501; mención de la obra y europeos: 23 1; Polina 230-233 ,
de Turgueniev: 486 ; respuesta: 474; 235-23 7, 239-242; publicación
terminación: 473; Trusotski: 88, 486, 217-218 , 472; mr. Astley 230,
488, 490-500; Velchaninov: 486 238 , 257, 261; tía 230 , 234-2 35,
-El idiota: acontecimientos contem- 239, 243; tono autobiográfico: 73
poráneos utilizados: 319-320, 404 ; - "El sueño del tío": como comedia
Aglaia Epanchina: 334-338, 351- social satírica: 242; forma narrativa :
352, 368-369 , 404 , 416-417 , 428- 137
4 31, 4 36; bosquejos: 338; Burdov- - Humillados y ofendidos: 101, 13 7-
ski: 425; captación escatológica de 138; príncipe Valkovski: 102,141 ,
la vida: 356; desarrollo de la trama: 517 ,6 18

636 -"4 ÍND ICE ANALÍT ICO


-La aldea de Stepanchikovo: como co- cristianismo: 64; padre Ferapont:
media social satírica: 242; coronel 64; padre Zósima: 64, 407, 483; ri-
Rostanev: 350; rechazo de Kátkov: validad sexual: 336; y el ideal reli-
66 gioso de FMD: 407
-La casa de los muertos: 94,102 -Memorias del subsuelo: ataque a la
-"La mansa": 141 ideología radical: 102-103 ; Cleopa-
-"La patrona": 140 tra: 618; humillación del hombre
-La vida de un gran pecador: 456; a del subsuelo: 61; Liza: 139 ; perso-
partir de la idea de ateísmo: 4 75; nalidad del hombre del subsuelo:
de_pda de lado: 483 , 502; notas 138
475-476 - "Notas de invierno": defensa de Ga-
-Los borrachos. 55-57, 82, 123 ribaldi: 307; descripción del ego
- Los demonios: capítulo suprimido: como justificado por sí mismo:
547, 550; Daria Shatova, 505, 612, 197; mención de Belinski: 300
615; enseñanzas de Golubov: 443; -Pobres gentes: como éxito literario:
familia Drozhdov: 563; formato de 25; sensibilidad moral: 140; paro-
libro: 550; Gaganov: 565, 615; gue- dia: 597; tratamiento del alcoholis-
rra franco-prusiana: 531, 595; hilos mo: 56
histórico-ideológicos: 573; inspira- -"Un árbol de Navidad y una boda":
ción de nm : 265, 293; Karmazínov: 45
284, 289 , 583, 586, 616, 621; Ki- - "Un ladrón honrado": tratamiento
rílov: 594, 608-611, 615, 623-624; del alcoholismo en: 56
los Von Lembkes: 563-564, 621; Dostoievski, Liubov Fiódorovna (segunda
María Lebiadkina: 612; mención: hip de FMD) : nacimiento: 468; salud:
483; modelo para Stavroguin: 308; 472, 526
modelos para Stepan Trofímovich: Dostoievski, María Dimitrievna (primera
536; nihilistas: 539; notas de FMD : esposa de FM D) : 28, 98
503-505; Piotr Verjovenski:; 520, Dostoievski, Mijaíl (hermano de FMD): 2 7-
539, 555, 560-566, 570-571; relato 28, 71
de acontecimientos contemporá- Dostoievski, Nikolái (hermano de FMD): 30,
neos. 250,483,552,554,560-561, 224
571 -573; separación del anarquis- Dostoievski, Sofía Fiódorovna (primera hija
mo del socialismo: 566; Shatov: de FMD): enfermedad y muerte: 376-
327, 567, 594, 608-613; Shigalev: 377, 380, 468; nacimiento: 362-367,
506-507, 568-569; Stavroguin: 375
516-518, 521, 562, 563, 570, 589- Dumas, Alejandro:
596, 604-608 , 610-620, 626; Stepan -La dama de las camelias: 414-415,
Trofímovich Verjovenski: 546, 574- 435
579, 582-583, 599-604, 621-622,
624-626; teniente Erkel: 624; tra- egoísmo: como aparato enajenante: 198; de
ma política: 554, 560; véase también Max Stirner: 590; de morir en El idiota:
caso Nechaev 428;
-Los hermanos Karamázov: idea del de Raskólnikov: 143, 150, 155, 158, 164-

ÍNDIC E ANALÍTICO .. 637


167, 169-171 , 177, 187 , 197- 192; de ta: 595; terna en Los demonios: 594,
Stavroguin : 607, 620; de Svidrigailov: 625 -626
177- 178; de Trusotski en El eterno ma- Feuerbach, Ludwig: 574, 590,595,608-609
1-ido: 496, 500-501; destrucción: 197; en ficelle, como recurso de la trama: 598
La casa de los maertos: 102; en las tramas Flaubert, Gustave:
secundarias de Climen y castigo: 183; - Madame Bovmy: 288, 435
formas superior e inferior en La vida de Florovski, George 63, 4 79
un gran pecador: 4 78; niveles en El idio- Fon-Foght (Von-Voght), N.: 87, 89
ta: 415, 419; rivalidad en El idiota: 432 fourieristas: 25
El Ciudadano: 629 función estética: del realismo fantástico en
El Contempo ráneo: 40 , 65; ataque a Padres e El idiota: 387-388; en el primer capítu-
hijos (Turgueniev): 104-1 05; crítica de lo de Los demonios: 603 ; reformulación
Ciimen y castigo: 7 4; permanentemente ele F~ I D 44 7-450
cerrado: 80; publicación de ¿QLlé lww-7:
115; radicalismo: 105, 107, 110, 114, Garibalcli, Giuseppe: 307
126, 142, 568; temor del cierre: 79 gente extraordinaria, doc trina de Raskólni-
El Mensajero Europeo: 534, 536 kov: 153, 155
El Mensajero Ruso: entregas de Clime n y cas- Gógol, Nikolái: 189
tigo: 73- 7 5, 22 5; entregas de El idiota: -Diario de Ll/1 loco: 189
358, 380; entregas de Los demonios: Golubov, K E. 442-443, 5 15-517
526, 550; Kátkov como editor: 66 , 75; Goncharov, lván: 280 , 450
publicación de Humo: 282; relación de - El precipicio: 450
FMD : 69 , 90, 134 Gorski, Peter: 31 -35
El Tiempo: clausura: 28 , 279 , 534-535; con- Granovksi, T. N.: 510-5 12 , 535, 574
tribuciones de Benni: 54; contribucio- Grigoriev, Apollon: 456, 487
nes de Gorski: 27; fundación : 27; publi- Grimm, Paul:
cación de los casos penales ele Francia: - Les Mysteres clu Palais des Czars sous
100; reseña ele Padres e hijos 58 l'Empereur Nicolas I: 382
Eliseev, G. Z: 73, 79, 142 Grossman, L. P: 93, 589
envidia: 505, 512-514 guerra franco-prusiana: 525 , 528-530, 595
epilepsia: 49, 363 , 399, 472, 519; ataques
de Hm : 403 ; como aspecto del realis- hastío: de Svidrigailov: 1777-1 78 , 188-1 92 ;
mo ele nm: 330; del príncipe Mishkin: representado en las obras de FM D: 618
403,407 , 410 ,4 19-423 , 430-432 Herzen , Aleksandr: 59, 62, 78; acerca de
eslavofilismo: ataques en Hwno: 282; de Lucifer en Caín . 596; crítica de Turgue-
Danilevski: 461 -463; de rn o: 81, en niev 281; elogio a Pobres gentes. 25;
Los demonios: 611; ideología: 57 Mi pasado y mis ideas: 263, 303, 574;
Europa: hostilidad de FMD: 383; reproba- pensamiento radical y socialista: 293,
ción de n 10: 323 577; relaciones de FMD : 361
-Cartas a un viejo camarada: 581
fábu la (secuencia temporal de los aconteci- - El supe1jluo y el bilioso: 583, 578
mientos): 146, 15 1, 157 - Mi pasado y mis ideas: 263, 303 , 574
fe religiosa: 421 -422 , 43 1; tema en El idio- Holbein, el]oven: 290-292, 421 ,426

638 .. ÍNDICE ANALÍTI CO


hombre del subsuelo:en El eterno marido: Ivánovna, Sofía (sobrina de FMo): 329, 352-
498; interpretación de nm: 554; opi- 353, 381-382
nión acerca de la ideología radical: Ivánovna, Vera Dimitrievna (hermana de
102-103; psicología en Memorias del FMD): 76, 86, 329
subsuelo. 138
jaclard, Charles Victor: 48
ideal cristiano: del Occidente católico: 429;
ruso: 430 Kant, lmmanuel: 529
idealismo: de Stepan Trofímovich en Los Karakózov, Dimitri: 77, 81-82, 114, 579
demonios: 601; de un hombre perfecta- Karepin, Aleksandr: 88
mente bello 350, 435; ideal moral Kashpirev (editor de revistas): 469-4 71 ,
en El idiota: 337; metafísico-religioso en 473, 525
Los demonios: 605; romántico de Oga- Kátkov, M. N.: 78; campaña contra la inte-
rev: 305 lligentsia radical: 78; editor de El M en-
ideología pochvennichestvo. 27, 57, 630 sajero Ruso: 66; relaciones con FMD : 74
ideología radical: ataque de n 10 a los funda- kenoticismo: 411, 481
mentos moral-filosóficos: 92; de La Pa- Kelsiev, V l. 305, 326-327
labra Rusa: 103; de Raskólniko v: 15 1, Kireevski, lván: 398
170, 194; del futuro asesino del zar: KoJanovskaia, N.: 393
83; en Crimen y castigo: 106, 116, 127; Korvin-Krukovskaia, Anna: cortejo de F ~ m:
en El idiota: 424; en Los demonios: 502 - 403-404; obras literarias: 35, 37, 40,
503, 522-523; en Memorias del subsue- 48; relación con FMo: 38, 40, 43; víncu-
lo: 102-103; en Padres e h0os: 105; po- lo con la Comuna de París: 48, 532
lémica de nm: 102; raznochinets: 110, Korvin-Krukovskaia, Sofía: 36, 37-38 , 43-
114-115, 126, 576; simpatía de FMo: 45
82; véase también nihilismo ruso Kraevski, A. A.: 55-56
ilegitimidad: en El eterno marido: 488, 499; Kumanina, A. F (tía de FMD): 466
en El idiota: 344, 349; en La vida de un
gran pecador: 4 76 La Aurora. 392 -393, 441, 44 3-444; deja de
imaginación: del pueblo ruso: 570-571 publicarse: 525; interés de FMD : 451-
inmortalidad: en El idiota: 330; idea perso- 455; nacionalismo: 534; publicación
nal de n m: 574 de El eterno marido: 452
lsaev, Aleksandr Ivánovich: 98 La Campana: 40 , 304, 579
Isaev, María Dimitrievna. véase: Dostoiev- La Chispa (revista radical) 405
ski, María Dimitrievna La Época: contribuciones de Anna Korvin-
Isaev, Pável (Pasha) (hipstro de FMD) 87, Krukovs kaia: 35-3 7, 41; contribucio-
208,214,224,247-248,250,252,314, nes de Benni: 54; contribuciones de
356,365,379-380,394,443,527 1urgueniev: 59; desplome y fracaso:
Ishutin, Nikolái: 83 49, 54,71; fundación y continuación:
lvanov, A. P (cuñado de FM o): 76, 86, 329 28-30, 54-56; publicación de Los fan -
Ivánova, Elena Pavlovna: 88, 203, 225 tasmas de Turgueniev: 2 79
lvánovna, María Alekándrovna (sobrina de La esencia del oistianismo (Feuerbach): 574,
FMD): 87-88 590,608

ÍNDICE ANALÍTICO ~ 639


La Gaceta de Moscü: 8 1-82; artículo sobre moralidad: carencia de Stavroguin: 618-
los desórdenes estudiantiles: 82-83 619; como utilidad: 101 ; cuestiones
La muerte de w1 poeta: 503-504; de Kock , en el nihilismo ruso: 27; de la ideolo-
Paul 488 gía radical: 100-101; metamorfosis de
La Palabra Rusa: 40, 111; artículo sobre Raskólnikov: 125
Bazárov, personaje de Turgueniev: 111, motiv del amor-odio: en El eterno marido:
126; nihilismo moderado: 11 2 491-492; en Los demonios.· 603
La Verdad: 442 motiv temático: aposición en Crimen y casti-
Lacenaire, Pierre-Frarn;ois: 100 go: 146, 139; de Climen y castigo: 119,
Lavrov, Peter: 630 103; de la muerte en El idiota: 410-
Leontiev, Konstantin: 534 411 ; en El eterno marido: 492; en La
Leroy-Beaulieu , Anatole: 319 muerte de un poeta: 411, 503; en Los
Lesage , Alain-René: demonios: 575 ; véanse también fábula;
-Gil Bias 482 secuencias temporales
Leskov, Nikolái S. 54, 539 Muraviev, N. M.: 78 , 80
-A cuchillo desenvainado: 539
liberalismo ruso: en El idiota: 325 nacionalismo: de FMD: 3 17 , 359, 383, 458,
Liga de la Paz y la Libertad: 293, 307 461; de Maikov. 358-359; de Tolstoi:
lógica utilitaria: como represión de la con- 445, 448; en Los demonios : 612
ciencia moral: 169; de la "extraña idea" Napoleón Ill: 110
de Raskólnikov: 14 7-150; de l egoís- Nechaev, Serguéi: 506, 508, 520-522, 552-567
mo: 151,164 Nekrásov, N.A. 79 , 510
Lorrain, Claude: 267, 619 - El cazador de osos.· 575
-Acisy Galatea: 267 , 619 Nieburh, Reinhold: 407
nihilismo ruso: 40, 42; antagonismo de
tvlaikov, Apollon: 77; ayuda ofrecida a FMD: F~m: 2 7; caricatura de FMD de los Jóve-
314, 367, 379 ,465, 471 ; poe~a: 397; nes: 424-426, 430; de Turgueniev: 537;
relaciones con FMD: 293, 323, 328 , en C1imen y castigo: 74; en El idiota:
355-356, 366-367, 376-377; respues- 327; en La Palabra Rusa: 103; en Los
ta a El idiota: 388; traducciones: 325 demonios.· 506-507, 574, 596, 616, 622 ;
marco social: de Los demonios: 307 , 601; en en Memolias de l subsuelo: 2 7; interpre-
las notas para El idiota: 333-335; rea- tación de Strájov: 509; de moderados e
lismo en Climen y castigo: 93 , 14 7 inmoderados 111-112 ; nihilistas: 424 ;
marido engañado: en El eterno malido: 488 opinión de Herzen: 580; percepción
Mazurin , V F· 321 de FMD: 14 2; realismo en Los demonios:
Meshcherski , V P: 629 603; revistas y textos radicales: 40;
mesianismo: 329 véase también ideología radical
Mij aílovski, N. K 630 Notas de la Patria. 55, 63 1
Miliukov, Aleksandr: 65, 89 -91, 134, 252 novela de folletón: 138, 144
Miller, Robín Feuer : 373
mito: en Crimen y castigo: 554; en Los demo- Obschee Veche (revista de Herzen): 305
nios: 554, 573-574; Stavroguin : 591 Ogarev, Nikolái P: 304-305; antecedentes:
Mochulski, K.: 159 303-305 ; apoyo a Serguéi Nechaev: 507,

640 ... ÍNDICE ANALÍTICO


494; caricatura en Humo. 293 ; prés- Rahv, Philip 184
tamos a FMD: 315; relaciones de H 10: raslwlnik, definición de: 140
305-306, 309, 361 Raskólni kov: altruismo: 169; artículo "So-
orden moral-social: aislamiento de Raskól- bre el crimen" 152- 153, 157, 172 ,
nikov: 159, 162; consecuencias en Los 189; comprensión gradual de sí mis-
demonios: 621; de los populistas radi- mo 143- 145, 175 , 182, 185-188; mo-
ca les: 630 nomanía y desequilibrio mental: 154-
Ostrovski, A. N. : 455-456 156, 185; origen de la caracterización:
140
Panina , Manha (Elizaveta Andreievna Chleb- raznochinets (intelectuales radicales) , 110 ,
nikova):relación con FMD : 31-35; tra- 114-1 15, 126, 576;
bajo para La Época: 32-33 realismo: de los acontecimientos contem-
parodia: en El idiota: 423-424; en Los demo- poráneos: 100-102 , 400 , 403 -405 ; de
nios: 266, 597, 599 , 602-603; en Po- Pisarev: 127; del nihilismo en Los de -
bres gentes: 597; en Una westión espino- monios: 603 ; en Crimen y castigo: 74,
sa: 66 93, 127-128; en El idiota: 400, 403;
Pecherin , Vladirnir: 263-266 , 602 percepción ele FMD: 387, 396-397, 400 ,
-El triunfo de la muerte: 602 405; transformación del realismo radi-
Pisarev, Dirnitri l.: individualismo: 104; ra- cal en Los demonios. 565 , 568, 577 ;
dicalismo: 103, 107 véase también realismo fantástico
Pisernski, A. F: 534, 575 realismo fantás tico: con realismo "ordina-
-Gente del decenio de 1840.· 575 rio" en El idiota: 400 , 405-406 ; con-
Pobeclonostsev, K. P: 548 cepción de FM D: 386-388, 396, 439 ,
Pornialovski, N. G. : 11 5 449-450; de Los demonios: 554 , 572
-Hermano y hermana: 115 religión: ideal de FMD: 407; terna para Ateís-
populismo: 630 mo: 440
príncipe Mishkin: 330-33 1, 332 ; asocia- Reshetnikov, F M.: 538-539
ción con los niños: 3 70-3 71; aura -El pueblo ele Podlipov: 538
moral: 409 ; desarrollo del personaje: rivalidad sexual en El idiota: 336, 369;
338-340, 342, 34 7-348; egoísmo Rusia: idealización de F ~ to: 323, 326, 327 ,
415-416; genealogía: 408; id eal del 328, 329; opiniones negativas: 324
amor cristiano 408, 421-422, 424;
in ocencia: 3 71; párrafo a Rogozhin: Saltikov-Shchedrin , M. E.: 114, 405 , 424 ,
542; penumbra cristiana: 413; prede- 568
cesor: 408; vínculo con Don Quijote: Samarin, Yuri: 393
39 1 San Petersburgo: en Crimen y castigo: 138,
Prusski, Pável: 442 147
Pushkin, A. S.: 109-229 sátira: en El idiota: 42 5; en El jugador: 241 -
-El caballero codicioso: 229, 478 242 ; en "El sueño del tío": 597; en La
-El caballero pobre: 428-430 aldea de Stepanchilwvo: 597; en Los de-
-Eugenio Oneguin: 109, 591-592 monios: 573, 577, 581 , 583, 589, 597,
- La hVa del capitán: 455 626; en Memo1'ias del subsuelo: 597
-La reina de espadas: 109 Scheler, Max: 410

ÍNDI CE ANALÍTICO ~ 641


Schiller, J. C Friedrich von: 108 , 190, 304 Súslova, Apollinaria: 50-53, 59-62 , 72-73,
Schweitzer, Albert: 402 227-228 , 255-256
secuencias temporales: en C1imen y castigo: Súslova , Naclezhcla: 51-53 , 353
145-159
sentimientos cristianos: de FMD: 268; de técnica narrativa : en Crimen y castigo: 119,
Raskólnikov 168, 179; de Sonia Mar- 128-132, 152-154; en El doble: 133 ;
meládova: 1 79 en El idiota: 374 , 433; en "El sueño del
Serno-Solovievich, Aleksandr: 580 tío": 13 7, 598; en Humillados y ofendi-
Serov, Aleksandr 72 dos: 137; en "La patrona": 140 ; en Las
servidumbre: 25 noches blancas: 140; notas para La vida de
Shalikova, princesa: 66 un gran pecador: 483; para Los demonios:
simbolismo: de Liza en El eterno marido: 599-600n; siuzhet (manipulación artísti-
496 ; de María Lebiadkina en Los demo- ca) 153, 157
nios: 613-614; de Stavroguin en Los de- técnicas teatrales: ele novela de folletón:
monios.· 602 , 604-606 , 610-612; nuevo 137-138; en Crimen y castigo. 138, l 40;
planteamiento en Los demonios: 621 en Humillados y ofendidos, 13 7-138
Skaftymm', A.: 4 l 7n temas de violación de niños: 45 -46
Snitkin, lván (cuñado de FMD) : 250, 502, 506 Tkachev, P N.: 569-570
Snitkina, Anna Grigórievna. véase: Dostoiev- Tolstoi, León: comentarios de FMD sobre La
ski, Anna Grigórievna guerra y la paz: 358, 448-449 ; compe-
Snitkina, Anna Nikolaievna (suegra de FMD) : tencia de Fh10 : 484-488, 50 1; relacio-
ayuda financiera 275-276, 294; con nes de H!D : 445
los Dostoievski: 457; confa bulación -Infancia y adolescencia: 4 76
contra Pasha lsaev: 365 - La guerra y la paz: comentarios de
socialismo: crítica de n 10 del ruso: 566; vi- Fh!D: 358 ; crítica de Strájov: 444-
sión de r1v10, ideal y moralidad del ru- 445
so : 567; en Los demonios: 566 tramas secundarias : ele Nikolái: 95; en Cri-
socialismo utópico: de Chernishevski 103; men y castigo: 183; plan ele Raskólnikov
del padre V Pecherin: 263; nociones para casarse: 171-172; subtextos her-
en C1imen y castigo: 183 menéuticos: 171
Speshnev, Nikolái: 25 , 589 Turgueniev, lván : 54; amistad temprana con
Steklov, Yuri: 562 nm: 58-59; como modelo para Karma-
Stellovski, Fiódor Timofeevich: 5 7-58, 89- zínov en Los demonios: 583-585 ; des-
90, 217-219 , 527,472 precio ele FMD : 441; disputa con FM D ,
Stirner, Max : 590 59, 284-287; en Baclen-Baden: 277-
Stowe, H. B.: 278, 281; préstamo a rMD: 59; acerca
-Old-Town Foll<s. 534 del atentado para asesinar al zar: 79
Strájov, N. N. 74 , 104, ll5, 441, 534-536; - El Rey Lear de las estepas 537
acerca del nihilismo ele Granovski : 5ll; - El te niente Yergunov: 358
como editor ele La Aurora: 392-393, -Humo. 278 , 282 ; ataques políticos:
44 7, 45 5; crítica ele TurguenL':v: 283; 282, 583; crítica: 28 ; queja antirru-
relaciones de rno con: 444-445, 44 7- sa: 326, 359; tratamiento del juego:
449, 452 -455, 534-535 ; 280

642 ... ÍND ICE ANALÍTICO


-LCI mujer desdi chC1dC1: 4 51 Venturi, Franco: 83-83n
-Losfw1tC1smas: 59, 279, 586-587 Veselo\'ski, V l.: 466-467
- Nielo de hidC1igos: 238 vida provinciana: de las hermanas Kon·in-
-Padres e hijos: admi ración de nio: Krukovskaia: 36-37 ; en Los demonios:
58, 105; Bazárov 105-107; crítica: 505-506, 599; recreación paródica en
279, 281; descripción del conflicto Los clemonios. 590
in tergeneraciona l: 573; ideología Viejos Creyentes (raslwlnilli) 305, 326, 340, 442
radical: 104; Los clcmonios como
competencia: 505 ; satirizado en Los 'vVasiolek , Edwa rd: 128, 237 , 333 , 368
demonios, 587 Weinberg, P l.: 77
-Rudi 11: 573, 583 Wordsworth, William: 137
-Su{icicnle: 587 Wrangel, A. E 49-50 , 64-65 , 68 , 75-76
-U1w dama de provincia: 486
Yaníshev, l. L: 63-64 , 67 , 85
Urnetskaia , Olga: 3 19-320, 334, 338 Yanovski, Stepan: 314
Una cuestión espi11osC1: 66
utilitarismo: egoísmo: 102; en la obra de Zaclonski, Tijón (santo ): 479-482, 521
Balzac 108- 109; en Los dc111011ios. 562; - El teso ro ele/ espíritu.· 480
interpretación de nio: 92-10 1; lógica: Zaitsev, V A: 114 , 568-569
164 ; moralidad , 100-102 zarismo: creencia ele F\ID : 360-36 1, 385

ÍNDICE ANALÍTICO ~ 643


Índice general

Sumario .. 7
Prólogo 11
Abreviaturas 17
Fuentes de los textos 18

Primera parte
A LGUNAS " IDEAS EXTRANAS, INCONCLUSAS" (21]

l. Introducción . . . . . . . . 23
ll. "El más infeliz de los mortales" . 30
lll. Jlestákov en Wiesbaden . . . 49
IV "Nuestros pobres e indefensos niños y niñas" 70
V Las fuentes de Crimen y castigo . 92
VI. De novelera a novela . . . . . . 117
Vll. Una lectura de Crimen y castigo . 137

Segunda parte
NUEVO MATRIMON IO (201]

Vlll. "Un pequeño diamante" 203


IX. El jugador . . . 227
X. Escape y exilio. 244
XI. Turgueniev y Baden-Baden 269
Xll. Ginebra: La vida entre los exiliados 293

~ 645
Tercera parte
U N IDEA L RUSO [311]

Xlll. En busca de una novela . 313


XIV "Un hombre perfectamente bello" 332
XV Un padre inconsolable 355
XVI. A través de los Alpes 378
XVII. El idiota . 407
XVIII. Visiones históricas . 438

Cuarta parte
El PAN FLETO Y EL POEMA [463]

XIX. La vida de un gran pecador . 465


XX. El eterno marido . 486
XXI. Padres, hijos y Stavroguin 502
XXII. El regreso del exiliado 524
XXlll. Historia y mito en Los demonios: I. 552
XXIV Historia y mito en Los demonios: II 573
XXV El libro de los impostores 597
XXVI. Conclusión 629

Índice analítico . . . 633

646 ... ÍNDI CE GEN ERAL


Dostoievslú. Los anos milagrosos , 186.5-1871, de Joseph Frank,
se terminó de imprimir y encuadernar en abril de 20 10
en Impresora y Encuadernadora Progreso, S. A. de C. V (IEPSA),
Calz. San Lorenzo, 244; 09830 México, D. F
La edición, consta de 800 ejemplares en rústica y 200 empastados.
Durante un exilio forzoso a través de varios países euro-
peos y en perpetua huida de sus acreedores, Dostoievski
escribió Crimen y castigo, El idiota y El jugador. No pocas
de sus más arraigadas convicciones se deben a la indele-
ble memoria de este viaje: entre ellas la radical reconsi-
deración de sus opiniones sobre la moral, la sociedad y
el pensamiento rusos, a los que consideraba asimilacio-
nes importadas del resto de Europa.
Dostoievski. Los años milagrosos, 1865-1871, cuarto volu -
men de la biografía definitiva del escritor ruso, contiene
el periodo más productivo, profundo y auténtico de su
carrera literaria. Aunada a un detallado análisis de las
novelas del periodo, esta parte de la biografía consigue
dilucidar las complejas relaciones entre su pensamiento y
los acontecimientos políticos y culturales de su época.

JosEPH FRANK es profesor emérito de literatura comparada


en la Universidad de Princeton y profesor emérito de lite-
ratura comparada y de lenguas eslavas en la Universidad
de Stanford.

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