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M óN ICA UTRILLA
JOSEPH FRANK
DOSTOIEVSKI
Los años milagrosos
1865-1871
Frank, j oseph
Dostoievski. Los años milagrosos , 1865-1871 / joseph Frank ; trad. de Mónica
Utrilla. - México. FCE, 1997.
64 7 p .. ilus. , 23 x 17 cm - (Colee. Lengua y Estudios Literarios)
Título original: Dostoevsky. The Miraculous Years , 1865-1871
ISBN 978-968-16-5155-8 (rústica)
ISBN 978-607-16-0208-4 (empastada)
ISBN 978-60 7-16-0182-7 (obra completa)
DistribL1ció11 nrnndial
Comentarios: editorial@fondodeculturaeconomica.com
vlww.fondodeculturaeconomica.com
Tel. (55) 5227-4672 ; fax (55) 5227-4649
Prólogo 11
Abreviaturas 17
Fuentes de los textos 18
Primera parte
Algunas "ideas extrañas, inconclusas" 21
Segunda parte
Nuevo matrimonio 201
Tercera parte
Un ideal ruso 311
Cuarta parte
El panfleto y el poema 463
... 11
Dostoievski que los enfoques que se han adoptado, especialmente entre la
crítica occidental. Esos enfoques han sido ante todo biográficos en un sen-
tido estrechamente personal o psicológicos y psicoanalíticos, o bien, influi-
dos por la crítica simbolista y de los emigrados rusos, han sido básicamente
religiosos y teológicos. La crítica nacional rusa ha prestado mayor atención
al medio social-cultural de Dostoievski , pero durante su vida las reaccio-
nes a sus escritos fueron naturalmente influidas por los enconados odios
políticos de la época, que hacían imposible toda evaluación relativamente
objetiva desde ese punto de vista . La ulterior crítica rusa de esta índole,
durante todo el periodo soviético, sólo siguió reiterando las posiciones de
la derecha y de la izquierda ya adoptadas en vida de Dostoievski. O bien,
como en el caso de los simbolistas y de los formalistas , que estaban decidi-
dos a hacer justicia al arte de Dostoievski , el contexto social-cultural (con
excepción de su componente literario) fue considerado en absoluto impro-
cedente y, en opinión de los simbolistas , hasta negaba la universalidad de
la gama temática de Dostoievski y su inspirado análisis de los dilemas eter-
nos de la condición humana . ¡Lejos de mí toda intención de disminuir, así
sea un ápice, esa apreciación del genio de Dostoievskil Pero sigo pensando
que más notable aún es el hecho de que se elevara a esa grandeza precisa-
mente a partir de esas discusiones - hoy ya totalmente caducas- que en-
tablara un puñado de miembros de la intelligentsia de la vieja Rusia en los
decenios de 1840, 1860 y 1870. Sin cierto conocimiento de estas encona-
das pugnas , destinadas a reverberar por el mundo entero hasta nuestro
propio tiempo en las páginas de Dostoievski y en las de otros, y cuyas últi-
mas consecuencias se están sintiendo hoy con el desplome del comunis-
mo, no comprenderemos en realidad las fuentes de su inspiración ni las
pasiones - y las aprensiones- que , combinadas con sus propias expe-
riencias vitales y su talento literario , hicieron nacer sus más grandes obras.
Éste fue mi punto de partida , y bien recuerdo las palabras de mi difun-
to y muy llorado amigo Irving Howe , cuyos propios escritos tanto admiré
y cuyo elogio tanto significó para mí poco después de que yo había publica-
do mi tercer volumen y estaba comentando el cuarto con él. Lo que Howe
me dijo fue, en suma, que el cuarto, en el cual yo tendría que abordar tres
importantísimas obras literarias, sería la prueba de fuego para mi con-
vicción de que se podía arrojar sobre ellas una luz nueva y valiosa median-
te un estudio intensivo de su génesis social-cultural. Estas palabras conti-
nuaron sonando en mis oídos como un desafío inspirador durante todos
12 ... PRÓLOGO
los años en que escribí este volumen. Y deseé tener el placer -¡ayl, ahora
imposible- de presentarle un ejemplar para que él decidiera si yo había
estado a la altura del desafío. Otros lectores sacarán sus propias conclusio-
nes, y sólo puedo esperar que sigan siendo tan favorables como lo han sido
las anteriores.
Durante el periodo en el cual trabajé en este libro, tuve la suerte de
verme rodeado por amigos y colegas cuyos conocimientos e intereses die-
ron gran apoyo a mis esfuerzos. Lazar Fleishman y Gregory Freidin, del
Departamento de Estudios Eslavos de Stanford, fueron una inapreciable
fuente de aliento y visión, y pude depender de su conocimiento directo de
la cultura rusa en apoyo del mío. Theodore y Renée Weiss, de Princeton, y
Ian y Ruth Watt, de Stanford, también son amigos a quienes pude recurrir
en busca de estímulo y de atisbos literarios. Gary Saul Morson, de la North-
western University, y Caryl Emerson, de la Universidad de Princeton, tam-
bién fueron en un momento oportuno interlocutores eslavos , y me con-
vencieron generosamente de que yo no me había desviado del camino
recto. Donald Fanger, de Harvard, gran dostoievskiano, cuya clásica obra
Dostoevsky and Romantic Realism no ha perdido en treinta años nada de su
valor, resultó un importante lector de este libro para la Princeton Univer-
sity Press. Sus profundos comentarios fueron fuente de considerable placer
y, como siempre, de gran valor. Otro eminente dostoievskiano , Jacques
Catteau , de la Sorbona y del Institut d'Études Slaves, con la ayuda de su
esposa , jacqueline, ayudó a que mis estadías en París fueran gratas , ade-
más de provechosas, y me beneficié mucho de su propia obra y de su ilus-
trada conversación, además de los recursos del Institut d'Études Slaves que
él preside.
Mientras estaba yo escribiendo este prólogo , me enteré de la muerte de
otro querido amigo , Ralph Ellison, y deseo dejar aquí constancia de lo muy
agradecido que estuve con él durante los años de nuestras conversaciones
sobre Dostoievski, precisamente cuando estaba yo a punto de lanzarme a
escribir un libro (¡ 1) acerca de él. El entusiasta apoyo que dio a esa idea fue
sumamente alentador, y aún poseo el volumen de ensayos sobre Dostoievski
que él tomó de uno de sus estantes (teníamos oficinas contiguas en la Uni-
versidad Rutgers) y me ofreció como regalo. Nunca lo tomo sin recordar
el calor de su amistad y la brillantez de su propia asimilación de la obra
de Dostoievski, tanto en su magnífico Invisible Man como en sus ensayos
críticos.
PRÓLOGO
También acuden a mi memoria los nombres de otros amigos cuyas res-
puestas, por decirlo así, llenaron a veces mis días, sobre todo en los mo-
mentos difíciles. Las cartas, sumamente intensas, de E. M. Cioran y de la
finada jean Hélion acerca de mi tercer volumen ayudaron a levantarme el
ánimo, a veces un tanto vacilante, mientras yo luchaba con el cuarto tomo.
Un amigo parisiense , René Chenon, hoy fallecido, fue un lector asiduo y
perspicaz , cuya vasta cultura les dio, a mis ojos, un peso particular a sus
comentarios, y consideré como gran cumplido el que se declarase en espe-
ra de nuevos volúmenes. Tampoco debo olvidar mi gratitud a los lectores
comunes que me escribieron preguntándome cuándo aparecería el siguien-
te volumen y que, a veces, simplemente me desearon buena suerte. Nada
pudo causarme más placer que recibir esas cartas, las cuales confirmaron
mi ya inveterada convicción de que hay lectores no especializados, por to-
dos los Estados Unidos, que están dispuestos a (y hasta impacientes por)
abordar obras académicas escritas para ser comprendidas , y no para sacar
a relucir el dominio de la más reciente jerga académica.
Calvin Radl se encargó de la versión final mecanografiada del enorme
manuscrito , con una paciencia sonriente ante mis continuas modificacio-
nes. Gretchen Oberfranc, mi editora en Princeton, analizó el texto con apre-
ciación y aguda mirada, en busca de torpezas y omisiones. También estoy
en deuda con el ex editor literario en Princeton, Roben Brown, por su
siempre amable acicateo, lo que nunca me dejó olvidar que tanto el públi-
co como él estaban aguardando mi siguiente entrega.
Estoy agradecido al National Endowment for the Humanities, el cual
me otorgó una beca en 1990-1991 para trabajar en este volumen, y tam-
bién al Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Stanford
por haberme costeado un viaje que me permitió visitar San Petersburgo
(Leningrado) y emprender una peregrinación dostoievskiana. Me compla-
ce agradecer la ayuda financiera de la División de Artes y Ciencias de la
Universidad de Stanford, el Centro de Humanidades de Stanford, el Centro
de Estudios Rusos y de la Europa del Este de Stanford, y la Fundación Mar-
guerite Eyer Wilbur (especialmente a Russell Kirk) por haber costeado los
gastos de preparación de este voluminoso manuscrito para su publicación.
Asimismo, deseo que conste mi agradecimiento a la Bibliotheque des Lan-
gues Orientales y la Biblioteca del Institut d'Études Slaves en París, cuyas
maravillosas instalaciones aligeraron la tarea de hacer las investigaciones
necesarias para publicar este volumen , así como los anteriores.
14 .... PRÓLOGO
Le estoy agradecido a mi esposa, Marguerite, quien siempre supo to-
mar tiempo de su propio trabajo profesional (en matemáticas) para otorgar-
me el privilegio de sus consejos y críticas. Sólo puedo expresarle , una vez
más, mi profundo agradecimiento. A sus sugerencias debo una muy mejo-
rada reorganización de los capítulos x1x y xx, y como mi primera lectora y
correctora , el rigor y la agudeza de su mente y su sensibilidad estilística
siempre me han ayudado inconmensurablemente a mejorar mis páginas.
j OSEPH F RA NK
Stanford, California-Paiis, Francia, 1994
PRÓLOGO ~ 15
Abreviaturas
~ 17
Fuentes de los textos
pins, al in gles . .Joseph l'rank rccurri o <il ~istcrna 1 ele hl tabla de transliteración propuesta en Tlic Ji·a11slilcralim1
o( 1\Jodcm Russiw1 Jor E11;,:lis/1 Lo11.~w1,<;< Publirn1 io11s. ck]. Thornas Shm1· ( ~'lacl i son - ivlilwakee-Londrcs , 1967).
En esta cdicion optamu, pr>r utili=ar la tabla de transliteraci1\n elaborada por la L":\Escu, aplicable tanto a
la traducL"ir"m del ntso al ingles como a la del ruso al cspafiri l, a fi n el e uniíormar, en los cinco tomos
ele c·sta hingraíia. la c:-crit ura ele 1·ocahl11s y nombres propios, rccurrienclc1 tambicn al uso caste llan i=aclo ele
aquel las grafws frecue ntes en obras simi lares a esta. [EE.I
18 ...
¿Puede, en realidad, sobrevivir nuestra civilización sin
creer que la distinción entre el bien y el mal, entre lo
prohibido y lo obligatorio no depende de nuestras res-
pectivas decisiones y, por ello, que no coincide con la
distinción que hay entre lo ventajoso y lo desventajo-
so 7 Dado que algo que puede ser benéfico para una
persona o un grupo puede ser obviamente desfavora-
ble para otros (y, por igual razón, algo que es desventa-
joso para una persona o un grupo en cierto momento,
puede resultar, a largo plazo, ventajoso para "esa per-
sona o ese grupo) En suma, puesto que, después de
todo, no existe un concepto de lo que es ventajoso o
desventajoso, a secas, la idea de que los preceptos mo-
rales coinciden con las normas utilitarias evidentemen-
te no equivale a nada sino al lema de que no existen
preceptos morales Kant lo sabía, desde luego; por ello,
volviéndose contra el utilitarismo popular de la Ilus-
tración , también éi supo exactamente que lo que esta-
ba en juego no era un código moral en particular sino,
antes bien, la cuestión de la existencia o la no existen-
cia de la distinción entre el bien y el mal y, por consi-
guiente, una cuestión del destino de la humanidad.
LESZEK KOLAKOWSKY, La modernidad en la prueba sin fin
~ 23
cambios de residencia, sino también recurrentes ataques de epilepsia que
lo dejaban incapacitado durante varios días.
Por la época en que comienza este volumen, Dostoievski dijo en una
carta a un amigo suyo que , pese a todas las estrecheces, no estaba desalen-
tado y se sentía con "la vitalidad de un gato". 1 Uno de los motivos reitera-
dos más a menudo en su obra es precisamente el de un distintivo e insa-
ciable amor a la vida, un compromiso siempre apasionado con la fe en su
valor supremo, que ninguna experiencia desdichada podría socavar. "La
vida es un don , la vida es gozo , cada minuto puede ser una eternidad de
dicha", le había escrito a su hermano Mijaíl, en una reveladora carta redac-
tada inmediatamente después de haber pasado por la ceremonia de una
falsa ejecución. 2 Durante un terrible intervalo que nunca olvidaría (y que
quedó plasmado en El idiota), creyó que en los veinte minutos siguientes
sería fusilado. La asombrosa resistencia de Dostoievski a la adversidad y su
capacidad para recobrarse de los peores golpes y decepciones ciertamente
tuvieron que ver con esta revelación de la belleza insuperable de la vida
misma , revelación que lo deslumbró cuando se sentía a las puertas de la
muerte . Pero desde antes de este trascendental acontecimiento podemos
observar en el carácter de Dostoievski una determinación y una tenacidad
que hacían presagiar una carrera de artista creador que le exigiría triunfar
sobre los más insuperables obstáculos.
La resolución de Dostoievski de llegar a ser escritor se había hecho evi-
dente desde los primeros años de su adolescencia, y fue estimulada por la
educación literaria que le dieron sus padres. También recibió una excelen-
te educación en escuelas privadas, y luego por medio de la cultura que en
la Academia de Ingenieros Militares se ofrecía a todo futuro oficial del ejér-
cito ruso y caballero. De niño había absorbido las obras de Karamzim,
Zhukovski, Derzhavin, Anne Radcliffe , Walter Scott y Schiller, y había de-
fendido enérgicamente a Pushkin contra la preferencia de sus padres por el
más sentimental Zhukovski. Cuando falleció Pushkin, el mismo año que la
madre de Dostoievski, él dijo que si no estuviese ya de luto, se lo pondría
por el poeta. ¡Tan íntimamente sintió la pérdida de su ídolo literario! Aun-
que aceptara la decisión de su padre de prepararse para hacer carrera en el
ejército, Dostoievski, junto con su hermano mayor Mijaíl, tomó la decisión
de dedicarse a la literatura; se retiró del ejército en cuanto se sintió econó-
1 PSS, 28/libro 2: 120; 31 de marzo de 1865.
2
/bid., 28/libro 1: 164; 22 de diciembre de 1849.
INTRODUCCIÓN ~ 25
veintiún años después . Pero las actividades, por lo demás inofensivas, del
Círculo de Petrashevski, en la atmósfera preñada de amenazas que habían
creado las revoluciones de 1848 en Europa, causaron una redada de sus
miembros , y su confinamiento e interrogatorio durante casi un año . Lleva-
do aparte para ser sentenciado y, supuestamente, fusilado , Dostoievski,
después de la ceremonia ya mencionada de la falsa ejecución, fue condena-
do a cuatro años en un campo de trabajo, después de los cuales prestaría
servicio al ejército ruso.
Nada muestra mejor la solidez natural del carácter de Dostoievski que
su ejemplar conducta bajo la presión del interrogatorio, durante el cual se
negó a traicionarse a sí mismo o a los demás. Ni tampoco, como ocurrió en
algunos casos, lo quebrantaron las terribles presiones físicas y emocionales
de la vida en un campo de trabajos forzados. Esas presiones fueron brillan-
temente descritas en sus memorias del campamento-prisión, La casa de los
muertos, que nos ofrecen una clave indispensable para esa "regeneración de
[sus] convicciones" que, según diría más tarde, empezó durante esos años.
Semejante "regeneración" puso fin, de una vez por todas , a las ilusiones re-
volucionarias a las que aún hubiera podido aferrarse; éstas sencillamente
se disiparon cuando Dostoievski se topó de lleno con el odio indiscrimina-
do de los presos campesinos contra todos los presos que habían recibido
una educación (y, por tanto , de clase alta), como él mismo . Pero también
logró una nueva apreciación y un atisbo del mundo moral profundamente
arraigado de los campesinos, que vivían en su cristianismo original como
vivían dentro de su piel , y cuyos instintos morales nunca eran olvidados,
ni aun entre sus más criminales excesos . Dostoievski también tuvo una vi-
sión reveladora de las necesidades irracionales e inerradicables de la perso-
nalidad humana: ante todo, la necesidad de un sentido de libertad interior,
de la autonomía del propio ser, que llega al hombre por el ejercicio de lo
que siente como libre albedrío. Y la humanidad, se convenció Dostoievski,
también experimentaba una necesidad irresistible de vivir en un cosmos
del que no hubiese sido enteramente erradicada la esperanza (y, por tanto,
algún tipo de significación religiosa en lo más profundo).
Al retornar a San Petersburgo y a la vida literaria , tras una pausa de
diez años , Dostoievski encontró un clima político y social-cultural total-
mente modificado. La abolición de la servidumbre por Alejandro Il en
1861 había suprimido el mal social que más había aborrecido Dostoievski
y contra el cual había estado dispuesto a rebelarse, con riesgo de su vida .
INTRODUCC IÓ N
Dostoievski no presentó tales preceptos tan sólo como guías de una con-
ducta social ordinaria; para él, planteaban profundas cuestiones moral-
filosóficas, trascendiendo, con mucho, sus fuentes en el material en que él
se basaba, y los remitió a sus raíces últimas en el choque entre los princi-
pios fundamentales de la moral judeocristiana y las alternativas seculares
que ofrecía el nihilismo . Es esta capacidad imaginativa de elevar lo social a
lo trágico, combinada con su genio psicológico, la que da a sus más gran-
des obras su alcance universal y su fuerza, que los años no han disminuido.
El Tiempo estaba a punto de dar la seguridad económica a sus editores
cuando, por la errónea suposición de que en un artículo se había apoyado
al levantamiento polaco de 1863, la revista fue clausurada por el gobierno.
Éste fue un golpe inesperado e inmerecido, del cual nunca se recobró la
posición del escritor; pero los hermanos Dostoievski no se desalentaron:
consiguieron permiso para publicar una nueva revista, La Época [Epokha],
la cual fue lanzada en las peores circunstancias económicas posibles, y pre-
cisamente cuando esta nueva empresa iba abriéndose camino, el mundo
personal de Dostoievski también se desplomó por completo. Su primera
esposa, María Dimitrievna, falleció en abril de 1864, después de una larga
y penosa enfermedad. La pareja había estado ya durante un tiempo emocio-
nalmente apartada, pero Dostoievski nunca perdió su devoción a una per-
sona a la que antes amara apasionadamente y que le había dado una cierta
estabilidad familiar. Tres meses después su querido hermano Mijaíl, quien
atendía los asuntos económicos de sus publicaciones, murió en forma sú-
bita e inesperada. Las dos personas que habían estado más cerca de Dos-
toievski en el mundo desaparecieron, así, en este brevísimo periodo, y él
tendría que mantenerse a sí mismo y también a su hijo adoptivo, Pasha, así
como a la viuda y los hijos de Mijaíl.
En este desastroso momento de su vida y bajo la impresión de la muer-
te de su querido hermano, Dostoievski tomó una decisión que lo afectaría
adversamente por el resto de sus días. Habría podido cerrar la revista, re-
partir sus acciones entre sus acreedores por lo que pudieran valer, y luego
depender de su talento de escritor para obtener ingresos sin tener que
preocuparse por la enorme carga de las deudas que Mijaíl había acumula-
do para financiar La Época. En cambio, alentado por su éxito con El Tiempo,
y sin duda sobrestimando su capacidad de actuar como director literario,
principal colaborador y administrador financiero en una sola persona, de-
cidió continuar con la publicación. Al invertir en la revista lo que le había
INTRODUCCIÓN .... 29
II. "El más infeliz de los mortales"
1
Esta carta es citada por V S. Nechaeva, Zhurnal M. M. i E M. Dostoevslúhh "Epohha", 1844-
1865 (Moscú , 1975), p 19.
30 ....
2
Dostoievski oyó hablar por primera vez de Martha Panina, también cono-
cida como Martha Brown, por el h ombre con quien ella vivía por entonces,
un insignificante colaborador de La Época llamado Peter Gorski. Era uno
de los muchos habitantes del barrio literario de San Petersburgo que se
apiñaban en torno de las diversas publicaciones, luchando por ganarse una
existencia, al borde de la miseria , y a menudo complementando sus obras
literarias con trabajos manuales. Lo único que sabem os de las relaciones
entre Dostoievski y Martha Panina está contenido en un puñado de cartas
escritas por ella entre noviembre de 1864 y enero de 1865. Aunque no pue-
da saberse con certidumbre si fueron amantes , las cartas revelan un cre-
ciente grado de intimidad que , sin duda , sugiere esa posibilidad. Y también
nos ofrecen un raro atisbo de la disposición de Dostoievski a intervenir,
caritativamente, en las vidas personales de al menos algunos de sus colabo-
radores ... sin la menor sugestión, al principio , de que tuviera algún interés
amatorio en Martha Panina, mujer ya considerablemente ajada .
Su verdadero nombre, del cual Dostoievski tal vez no oyera hablar
nunca, era Elizaveta Andreievna Chlebnikova, y era la hija descarriada de
una familia de terratenientes; había recibido alguna educación y tenía cier-
tas pretensiones literarias . Una existencia aventurera la había llevado por
gran parte de la Europa Occidental en compañía de varios hombres: entre
otros un húngaro , un inglés y un francés. Al poner pie por vez primera en
Inglaterra , sin un penique e ignorando por completo el idioma, desespera-
da trató de quitarse la vida, y tuvo que salvarla la policía. Durante algunas
semanas vivió bajo los puentes del Támesis entre otros vagabundos y, si
hemos de creer a su relato , fu e cómplice inocente de una pandilla que fa-
bricaba y distribuía dinero falso. Gracias al celo de varios misioneros preo-
cupados por su alma, aprendió muy pronto el inglés , y un caritativo pastor
metodista, impresionado por su conocimiento de la Biblia y su capacidad
de recitar el credo en inglés, se la llevó a vivir con su familia en la isla de
Guernsey. Con la venia de su protector, Elizaveta casó con un marino ape-
llidado Brown, quien trabajaba en un barco cuyo puerto de origen era Bal-
timore, y entonces vivió (podemos suponer que como señora Brown) en
Weym outh, Brighton y Londres. No se sabe cuándo ni por qué se deshizo
su matrimonio; no menos oscuro es lo que llevó a Martha Bro\Nll de regre-
so a Rusia, donde , como ella observó, muchos ya no la consideraban rusa.
Precisam ente por la época de esta última carta de Martha Panina, Dos-
toievski también recibió otra d e una muchacha de la que n o tardaría en
enamorarse . Se llamaba Anna Korvin-Krukovskaia, y dos de sus cuentos
cortos - intitulado uno de ellos Un sueño y el otro Mijaíl- h abían apareci-
do en La Época en los m eses anteriores; p ero ambos aparecieron con el
. seudónimo de Yuri Orbelov, pues Anna Korvin-Krukovskaia, quien había
8
lbid' p. 600.
11
Ibid , p. 65.
12
Ibid., p. 50.
13
Este relato de Harold se basa en los recuerdos de Sofía y apenas coincide con la propia no-
\·ela. Después de hojear sus páginas (leer su texto, tan íloridamente cursi. es absolutamente im-
posible en la actualidad). no pude encontrar nada que confirmara esta \·ersión del tema. Edith
es la prome ti da de Haroldo. pero no pueden casarse por estar emparentados demasiado ce rca;
en el último capitulo , ella desc ubre el cadáver de Haroldo en el campo de batalla. "''Casada, ca-
sada - murmuró la noYia- . ¿Casada por fin? ¡Oh Haroldo , Haroldo! Las palabras de la Vala
fueron \-Crdad ... ¡Y el cielo es benigno1· - y apoyando sua\·emente la cabeza sobre el pecho del
difunto. ella so nrió, y no tardó en morir.·· Ed\Yard Bulwer-Lytton, Hanild, Last of tlic Saxon
Kings, 2 vals. (Boston, 1896), 2 326.
Los amo1-cs de Harolclo con Eclith so n , en realidad, un subtema menor en una obra consa-
grada en gran parte a la lucha política y cultural ele sajones y normandos por Inglaterra. Pero
no cabe eluda ele que estos amores impresionaron a Anna, quien bien pudo trasponer la impo-
sibilidad ele la boda entre Harolclo y Eclith a un autosacrificio de su parte. Fue Dios (o su
Iglesia) el que se le\'antó como un obstáculo a su felic iclacl; ele allí , la cuesti ón ele la injusticia
de Dios.
1
PSS, 28/libro 2: 107-108; 14 de diciembre de 1864 .
-+
1
Se ha hablado bastante, en la bibliografía dostoievskiana, de que el cuento de Anna Kor-
'
vin -Krukóvskaia, Mijaíl, acaso ejerciera cierta influencia sobre la creación de Aliosh a Kara -
mazov. La posibilidad fue planteada por Sofía en una conversación con el propio Dostoievski:
'"¡Bueno, muy bien, esto podría ser verdad!' -dijo Fiódor Mij aílovich, dándose un golpe en la
frente, 'pero, le doy mi palabra, me oh·idé de Mijaíl cuand o inventé a Aliosha . Tal vez, acaso,
inconscientemente se me apareciera' - añadió meditabundo" .
Es difícil tomar esta afirmación más que como un gesto de cortesía en la conwrsación co n
una vieja amiga. La semejanza de la situación es tan exterio r y superficial que casi n o vale la
pena mencionarla . Una fuente mucho más probable de Aliosha, si se la necesita , puede encon-
trarse en el Espi1idión de George Sand . Véase S. V Kovalevskaya, Vospominaniya, pp. 67-68; T L
Ornatskaya, "Dostoevsky i Rasska zi A. V Korvin- KrukO\·skoi (Zhaklar)"', en Dostoevsky,
Materiali i Issledo van i_va, ed. G. M Fridlender (Leningrado , 1985), 6: 238-241: para George
Sand, \'éase mi primer rnlumen, Dostoicvslzi. Las semillas de la rebelión, 1821 -1849, FCE, México,
2010 , pp . 179-180.
2
°Kovalevskaya, op. cit., p. 77.
Dostoievski habló con rapidez, agitado , vacilando ... El pecado más aterrador,
el más terrible ... era violar a una niña. Tomar una vida .. eso es horrible , dijo
Dostoievski, pero quitar la fe en la belleza del amor ... ése era el crimen más
terrible . Y Dostoievski narró un episodio de su infancia. Cuando yo vivía en
Moscú, siendo niño, en un hospital para pobres, dijo Dostoievski, donde mi
padre era médico, yo jugaba con una niña pequeña (hija de un cochero o de
un cocinero) Era una niña graciosa y delicada de nueve años ... y algún mi se-
rable la violó estando bonacho , y ella murió desangrándose. Recuerdo , dijo Dos-
toievski, que me enviaron a buscar a mi padre en la otra ala del hospital, pero
fue demasiado tarde. Durante toda mi vida este recuerdo no me ha abandona-
do como el crimen más aterrador, como el pecado más terrible, por el cual no
hay ni puede haber perdón, y yo castigué a Stavroguin en Los demonios con
ese mismo terrible delito. 21
Como puede verse por los recuerdos de Sofía, lo que dijo Dostoievski bien
pudo hacer que la madre de Anna se arrepintiera de haberlo admitido en la
intimidad de su círculo familiar. Otra ocasión en la que ella sin duda pensó
haber excedido su tolerancia fue durante una reunión de despedida, en la
cual , después de hacerse rogar, Dostoievski aceptó estar presente. La reu-
nión fue básicamente ruso -germana, muy rígida, oficial y estirada: preci-
samente la clase de grupo en que Dostoievski se sentía más incómodo. Se
irritó al ver que Anna, en su papel de hija mayor, compartía con su madre
las obligaciones de anfitriona y no se le permitía dedicar a él exclusiva-
mente sus atenciones. Peor aún, sintió unos celos terribles hacia un joven
y apuesto oficial , presente entre los invitados , que obviamente era atraído
1
" S. V BeloY, ·-z. A. Trubetskaya, DostoeYsky í. A. P. Fílosofon··, RLJsslwva LitcraLLJra ,
3 (1973) 11 7
24
Jbid. , p 88.
~ 49
tenciones, y ahora la quiebra de La Época lo había dejado sin un céntimo.
De todos modos, Dostoievski le aseguró a Wrangel que aún tenía esperan-
zas de viajar, pero cuando finalmente logró hacerlo, el esperado alivio a sus
preocupaciones se convirtió en una pesadilla de humillación, por sus pér-
didas en el juego. En pleno torbellino emocional causado por tales hechos,
Dostoievski empezó a redactar la primera versión de Ciimen y castigo.
1
/bid , pp. 121 -122 ; 19 de abril de 1865 .
hermano muerto) y conservando aún huellas de su célebre belleza, ella habló fríamente y con
toda calma. Como consumada coqueta, pudo ver que el inexperimentado muchacho estaba
"alterado" y había caído bajo su hechizo; pero añade Rozanov que ella tenía el poder de fasci-
nar y de someter a otros, no sólo a un adolescente. Para entonces las opiniones de Súslova eran
las de una patriota legitimista rusa, quien esperaba que los Barbones triunfaran en Francia , y
que en Rusia sólo amaba "el aristocratismo , la tradición". La compara entonces con Catalina de
Médicis, afirmando que habría sido perfectamente capaz de cometer un asesinato con absoluta
indiferencia, y a quien le habría gustado disparar contra los hugonotes desde una ventana en la
Noche de San Bartolomé.
Súslova, escribe Rozanov, era "sublime ... nunca he visto a una muier rnsa así , y si era rnsa, en-
tonces era una raskolnitsa de la pomorskaya soglasiya, o aún mejor .. una Madre de Dios de los fla-
gelantes". Los raskolnitsi del tipo mencionado por Rozanov habían suprimido los ritos del matri-
monio y, como observa Leroy-Beaulieu, "puesto en práctica en sus humildes izbas la perturbadora
utopía deljacques de George Sand" Una Madre de Dios de la secta de los flagelantes ejercía un ab-
soluto poder autocrático sobre todos los miembros de su grupo. Véase Leonid Grossman, Put
Dostoevskogo (Moscú, 1928), pp. 134-137, y Anatole Leroy-Beaulieu, [Empire des Tsars et les Russes
(París, 1990), p. 1197. Yo cito la edición más reciente de la gran obra de Leroy-Beaulieu, publicada
por vez primera en 1881-1883, en la que volveré a basarme varias veces. Hace por Rusia lo que
Tocqueville hizo por los Estados Unidos y, como este estudio clásico, no ha perdido nada de su valor.
' l. S. Turgene,-, Poln oc Sobrn nie Sochincnii i Piscm, 28 \'Ols. (J\ loscú-Leningrado , 1960-1 968),
28 145.
" N.S. LéskoY, Sobran ic Sochi11e11ii, 11 vo ls. (Moscú , 1956- 1958) , 3: 279-380.
7
Las cartas de Benni fueron publicadas en Leonid Grossman , Zliizni i Ií·ucli Doslocvslwgo
(Moscú-Leningraclo , 193 5), pp. 148-149.
8
PSS, 28/libro 2 127 ; 8 de i unio de 1865.
JLESTÁKOV EN WI ESBADEN ~ 55
La Época, diciendo que había sabido convertir la literatura rusa en un lucra-
tivo negocio.
Es muy probable que el plan de Dostoievski para Los borrachos no pa-
sara de la idea que menciona en sus cartas. Totalmente ocupado en los
asuntos de La Época, difícilmente habría tenido tiempo para elaborar las
ideas de una nueva novela, y probablemente sugirió el tema tanto porque
estaba de moda (como lo dice) como porque con él podría capitalizar su
reputación de escritor especializado en retratar el mundo de las "pobres
gentes" de San Petersburgo, entre las cuales probablemente se desarrollaría
el relato . El alcoholismo ocupaba por entonces el centro de la atención pú-
blica porque un reciente cambio para otorgar las licencias de estableci-
mientos que vendieran bebidas, intentado para combatir los estragos de la
embriaguez, sólo había servido para propagarla más; en abril de 1865 se
había nombrado una comisión especial para examinar la ley y recomendar
medidas tendientes a contener "el consumo excesivo del alcohol entre el
pueblo''. 9 Dostoievski en su propuesta se refería a este antecedente , y tam-
bién estaba seguro de que Kraevski ya conocía sus obras anteriores. Des-
pués de todo , uno de los personajes más atractivos de Pobres gentes, el viejo
Pokrovski , había sido un ebrio impenitente , y en el cuento "Un ladrón
honrado" Dostoievski había presentado compasivamente a un alcohólico
inveterado que , después de robarle a un benefactor suyo (no menos pobre)
unos pantalones para comprar un poco de vodka, muere de arrepentimien-
to por el robo.
Aparte de la carta a Kraevski, sólo existe otra breve información res-
pecto a este plan, unos cuantos renglones de un cuaderno intitulados Los
borrachos:
1
'' jlestákm· es , desde luego. el personaje princip::d ele la obra de Gógol El inspector general
{Rcl'iso r]. Cuando el JO\Tn y derrochador serYiclor ci \·il llega sin un solo penique a una ciudad
de pro\"incia y todos creen que es un inspector general llegado de la capital. él desernpefia su
papel a la perfección y se le trata a cuerpo de rey. hasta que se descubre la superchería . Corno
JlestákoY, también Dostoie,·ski simula tener dinero suficiente para cenar íucra del hotel.
17
PSS. 28/libro 2 130-132: 12-2-+ de agosto de 1865.
Pese al desolado cuadro de solitaria miseria que surge de las cartas de Dos-
toievski, no se encontraba tan aislado como se podría suponer. En Wiesba-
den había otros rusos con quienes se relacionó, y ellos lo ayudaron a esca-
par de la ignominia de su situación . Particular importancia tuvo el sacerdote
encargado de la iglesia ortodoxa rusa del lugar, el padre l. L. Yaníshev. Hom-
bre de gran cultura , había estudiado física y matemáticas, así como teolo-
gía, en la Academia Eclesiástica de San Petersburgo, y un año después sería
nombrado rector de esa importante institución clerical. Después de haber
enseñado teología y filosofía en la Universidad de San Petersburgo entre
1855 y 1858 , Yaníshev fue asignado a varias iglesias rusas en el extranjero;
distaba mucho de ser un simple sacerdote oficiante, y estando en Copenha-
gue se le confió una tarea de extrema importancia: debía enseñar a la prin-
cesa danesa Dagmar (comprometida con Alejandro, príncipe heredero de
Rusia) los preceptos de la fe ortodoxa, y este cargo verdaderamente diplo-
mático nos ofrece cierta indicación de su cortesía mundana y de su cultura.
El padre Yaníshev llegó a ser bien conocido en los círculos teológicos
ortodoxos debido a sus esfuerzos por fundamentar la teología moral en el
análisis psicológico del carácter humano, y en uno de sus libros prestó es-
pecial atención a un problema que era de vital importancia para Dostoiev-
ski: el libre albedrío. Sus escritos y enseñanzas tropezaron con cierta oposi-
ción porque Yaníshev había roto con las habituales exposiciones escolásticas
del dogma e intentaba acercar más la doctrina ortodoxa a la vida humana
común. El padre George Florovski, en su gran obra sobre la historia de la
teología rusa , escribe acerca de él mostrando cierta desaprobación porque
sus enseñanzas eran "ante todo , una JUstificación del mundo . 'Las bendi-
JLESTÁKOV EN WIESBAD EN ~ 65
6
DosrnIEVSKI bien pudo haber creído, cuando le escribió a Kátkov, que logra-
ría completar en cerca de un mes el proyecto en que estaba trabajando. Lo
había concebido como cuento o noveleta , y sus cuadernos de notas contie-
nen un considerable borrador de este plan inicial, casi terminado. Pero la
obra siguió creciendo y ensanchándose entre sus manos, y poco después
de su regreso a San Petersburgo se metamorfoseó hasta ser una novela ex-
tensa. Como resultado, necesitó otro año para escribir el libro , y el curso
de su creación pasó por una serie de circunstancias que afectaron tanto la
vida privada de Dostoievski como la de la propia Rusia. El primer atentado
de un miembro de la intelligentsia radical contra la vida del zar ocurrió
cuando Dostoievski había completado casi la mitad de la novela, y fue obra
de un ex estudiante que bien podría identificarse con el principal perso-
naje de Dostoievski. Este terrible acontecimiento intensificó la impresión
causada por la presentación del crimen cometido por el ex estudiante de
Dostoievski , y sin duda afectó el carácter de las últimas secciones del libro.
70 ...
cosas." 1 Para empeorar la situación, los ataques de epilepsia de Dostoievski
se hicieron más frecu entes poco después de su regreso (como, observó
amargamente, para compensar los tres meses de respiro que había tenido
en Europa). También se vio incapacitado por un severo ataque de hemo-
rroides, enfermedad que se le había desarrollado tres años antes y que le
impedía escribir al no poder sentarse cómodamente. Todas estas miserias
se agravaron más aún por "desacuerdos familiares , los incontables proble-
mas relacionados con los asuntos de mi difunto hermano , de su familia y
de nuestra finada revista".
Los "desacuerdos" a los que se refiere Dostoievski se debieron al resen-
timiento de la viuda de Mijaíl y de sus hijos por su angustiosa situación
económica , de la que culpaban a Dostoievski. El fracaso de La Época los
había privado , así como a él , de su única fuente segura de ingresos, y
lamentaban amargamente su decisión de continuar con la revista tras la
muerte de M~aíl Por su parte, Dostoievski consideraba que había hecho
todo lo posible por los intereses de la familia continuando la publicación,
y se sintió profundamente ofendido por su hostilidad. Desde su punto de
vista, al haber reconocido las deudas de Mijaíl y haber invertido su propia
herencia en la revista había comprometido su futuro , y eso representaba
un sacrificio que ahora tendría que pagar muy caro. No necesitamos entrar
aquí en los detalles de esta querella familiar, pero Dostoievski estaba con-
vencido de que el resentimiento de la familia de Mijaíl era absolutamente
injusto. Empero, les asignó concienzudamente una parte de cualquier in-
greso que recibiera por sus escritos (lo que, desde luego, nunca fue sufi-
ciente a ojos de la familia) durante el resto del decenio de 1860.
Dostoievski se queja tristemente de lo difícil que es la composición li-
teraria en condiciones tan angustiosas, y se podría pensar que él evitaría
complicarlas más aún de cualquier manera. Pero en cambio , aunque la
mayor parte del cuento que había propuesto a Kátkov ya existía en forma
casi definitiva, Dostoievski decidió modificar todo su plan. "A fines de no-
viembre -le explicó a Wrangel dos meses después-, una buena parte [del
plan inicial] estaba escrita y corregida , pero yo lo quemé todo; ahora pue-
do confesarle esto. No me gustaba. Me dejé llevar por una nueva forma ,
por un nuevo plan, y comencé todo de nuevo. "2 Este nuevo plan consistía
en escribir una obra mucho más larga , una novela en seis partes (también
1
PSS, 28/\ibro 2: 150, 18 de febrero de 1866.
2
!bid.
13
Ibid., p. 152.
14
El incidente es narrado en las memorias de la sobrina de Dostoievski , María lvanova.
Véase DVS, 2: 48 .
1
' La cita "Okameneloe godami / Pylaet serdtse starika", puede traducirse literalmente
16 Véanse los recuerdos de Z. K. Ralli, quien conoció al grupo de lshutin y al propio Ka-
rakósov, y cita este pasaie de Weinberg en sus propios recuerdos. "lz Vospominaniya Z. K.
Ralli", en Revoly utsionnoe Dvizhe nie 1860-godov, ed. de B. l. Gorev y B. P Kozmin (Moscú ,
1932, p. 143)
Casi no cabe duda de que el grupo de lshutin allanó el camino a Serguéi Nechaev, pocos
años después, y muchas de las personas a quienes Nec haev reclutó habían sido iniciadas por
Ishutin en la actividad revolucionaria. Este temprano grupo fue organizado en dos secciones:
una de ellas, llamada "La "Organización ", se dedicaría a la agitación y la propaganda; la segun-
da, llamada "El Infierno", se dedicaría al terrorismo contra los terratenientes y el gobierno, y su
objetivo final sería el asesinato del zar. "Un miembro de 'El Infierno' -según Ishutin- debía
vivir con nombre falso y romper todos sus lazos familiares; no debía casarse, debía dejar a sus
amigos y, en general, vivir con una meta exclusiva: un amor y una devoción infinitos a su pa-
tria y su bien." Ishutin también utilizó una identificación totalmente ficticia con un supuesto
Comité Revolucionaiio Europeo, dedicado a exterminar a todos los monarcas, con objeto de for-
talecer el prestigio ele su grupo. Sin embargo, debe decirse que el grupo se opuso a la decisión
de Karakósov y trató de disuadirlo de llevarla a la práctica.
Ishutin y sus semejantes se oponían implacablemente a la liberación de los siervos y a todo
intento de promover o de aplicar reformas democráticas porque obstaculizarían una revolución
más radical. Como observa Venturi, "esta violenta oposición a las refo rmas coincidió in-
evitablemente con la opinión de los nob les más reaccionarios que siempre se habían opuesto a
la emancipación de los siervos , y que ahora seguían criticándola" Pronto veremos que
Dostoievski hizo exactamente la misma equiparación entre los extremos de derecha y ele iz-
quierda, tanto en sus cartas como en Los demonios. Franco Venturi , Roots of Revolution (Nueva
York, 1966), pp 334-338.
17
Citado en A. A. Kornilov, Obschestvennoe Dvizhenie pri Alexander ll, 1835-1881 (Moscú,
1909), p 175.
18
Citado en Henri Granjard , Tvan Towguenev et les courants politiqucs et sociatL'< de son temps
(París , 1954), p. 336.
Cada día , casi siempre por la mañana - recordó Eliseev-, llegaban noticias
de que durante la noche habían detenido a este o aquel literato , y a la mañana
siguiente se llevaban a éste, ése y aquél; poco a poco la mitad de los literatos
que yo conocía fueron detenidos ... Todos estos rumores, el temor creciente y
las noches en vela me habían puesto en tal estado de nerviosismo, llevándo-
me casi al punto de completa postración, que llegué a pensar en pedirles que me
encerraran en la fortaleza 20
21
Ibid , pp. 18-19.
Pero, ¿cuá ndo por.fin será eso? ¿Cuántos sacrificios consumará el sociali smo
hasta entonces? Y después de todo, una ciencia sana , aun si echa raíces , no
destruirá tan pronto las malas yerbas .. . porque una ciencia sana sigue siendo
sólo un a cien cia , 110 una fornw directa ele actividad cívica y social [las cursivas
son nuestras] . Y los inocentes están com'encidos de que el nihilismo les ofrece
la mejo r oportuni dad de mostrar su actividad cívica y social y su hbertad n
332-334.
27
PSS, 28/l ib ro 2 154-155; 25 de abril ele 1866.
28
Ibid., p. 155.
29
Ibid. , p 156; 29 de abril de 1866.
Aunque tenía cuarenta y cinco años -escribe su sob rin a-, se comportó con
sorprendente naturalidad para co n la joven compañía , y fue el organizador
inicial de todas las bromas y distracciones. Incluso en su exterior parecía mu -
cho más jo\'en de lo que era. Siempre elegantemente \'estido , con cuellos al-
midonados , pantalones grises y una chaqueta color azul oscuro que le queda-
ba bastante suelta , Dostoie\'ski cuidaba minuciosamente su apariencia y, por
ejemplo, le preocupaba que su barbita fuese tan rala.34
Pese a todas las diversiones en que ahora tomaba parte tan activa, Dos-
toievski no podía olvidar su novela ni , al pasar el tiempo, la nueva obra
que le había prometido a Stellovski para principios de año. Su plan, como
lo confió un tanto jactanciosamente a Anna Korvin-Krukovskaia a finales
de junio , "era hacer una cosa excéntrica e inaudita: escribir 30 firmas [una
firma consistía en dieciséis páginas] en cuatro meses , de dos novelas dis-
tintas : una por la mañana y la otra por la noche, y terminar a tiempo".
Dostoievski afirmó que esas "cosas excéntricas y extraordinarias" le gusta-
ban, aunque reconociendo que, al no tener opción, más bien debería enor-
gullecerse de las condiciones en que tenía que escribir. "Estoy convencido
de que ni uno solo de nuestros escritores, pasados o presentes, escribió en
las condiciones en que yo me veo continuamente obligado a escribir. Tur-
gueniev se moriría de sólo pensarlo. "37 Esas palabras indican lo que Dos-
toievski había esperado realizar, pero no todo lo que en realidad ocurrió .
A mediados de julio, le confiesa a A. P Miliukov: "He trabajado muy poco ,
y en general ... aún estoy sólo preparándome a trabajar .. . , aunque en las
dos semanas pasadas sí he estado muy ocupado. Pero es posible ocuparse
más aún (el doble), y estoy ahorrando mis fuerzas para el último periodo ,
es decir, para el mes de agosto".38
La anunciada intención de Dostoievski de trabajar por las mañanas y
por las noches probablemente explica por qué Fon-Fokht lo describe sen-
>i PSS, 28/libro 2: 160; 17 de junio de 1866.
18
Ibid., p. 165; 10-15 de j ulio de 1866.
42
A. P Milyuko\·, "Fedor lvlikhai lm·ich Dostoevs ky", D\!S, 1 284, 289-290.
92 ...
Por ello, Ciimen y castigo es una obra extremadamente rica, compuesta
por muchas tramas , y toda versión completa de su argumento debe tratar
de entrelazarlas en conjunto. En este capítulo esbozaremos el contexto ex-
periencial, el temático-literario y, ante todo, el ideológico en el cual fue
concebida la novela. Sólo un conocimiento de todos estos contextos podrá
ayudarnos a arrojar cierta luz sobre las muchas preguntas obsesionantes
que han surgido en las interpretaciones del libro . En el siguiente capítulo
analizaremos , con ayuda de los cuadernos de notas de Dostoievski, la ges-
tación de la obra misma, desde su modesta idea original , pasando por las
variadas redacciones y modificaciones que lo llevaron al descubrimiento
de su estructura definitiva y de la técnica narrativa apropiada.
Una tradición siempre ha asociado los orígenes de Crimen y cas tigo con el
periodo de internamiento de Dostoievski en un campamento de prisione-
ros en Siberia, y el propio Dostoievski parece confirmar ese nexo al dar fin
al libro con la precipitada conversión de Raskólnikov a los valores cristia-
nos , precisamente en ese lugar. Además, Dostoievski había vivido durante
esos años al lado de criminales de derecho común, asesinos muchos de
ellos, y se ha supuesto que las impresiones que le dejaron los reos estimu-
laron su interés en la psicología del crimen y, a la postre, hicieron surgir la
novela. No cabe duda que las experiencias de esos años constituyen un
sustrato muy importante del libro , pero esto no debe confundirse con la
idea de que Crimen y castigo es la realización directa de una idea creadora
concebida por aquel entonces.
En una carta fechada en octubre de 1859, Dostoievski se refirió al plan
de una novela que sería "una confesión" y escribió que "la concebí en ka-
torga, tendido sobre una tabla, en dolorosos momentos de pesar y autocrí-
tica".2 L. P Grossman, uno de los mejores entre los primeros estudiosos de
Dostoievski, sugirió que Crimen y castigo, que también es una "confesión",
j oven , hacer reproches y acusaciones sino ... un lastimoso lamento acerca de ella". De manera
muy sorprendente , los directores de la edición de la Academia obscn·an que estas palabras
de Strájov "en gran medida caracterizan , de hecho, la relación del escritor con su héroe" (PSS,
7 353)
~ PSS, 28/libro 1 351 ; 9 de octubre de 1859 .
4
Ibicl , pp. 3 15 , 408.
No es difícil establecer esos nexos entre la n ovela y los años pasados por
Dostoievski en Siberia, pero también existen conexiones más subrepticias
que han eludido la vigilancia aun de los más dedicados investigadores que
han analizado esta relación. Hasta donde yo sé, por ejemplo, nadie ha n o-
tado la analogía que existe entre la psicología de Raskólnikov antes y des-
pués del crimen la descripción hecha por Dostoievski de lo que frecu ente-
mente ocurría en el caso de campesinos de la vida real que habían cometido
asesinatos . A veces un campesino, siervo de una casa , soldado u obrero ,
había vivido en paz durante casi toda su vida; pero súbitamente, en cierto
momento , "algo dentro de él parecía zafarse; su paciencia se agotaba y en-
tonces hundía un cuchillo en el cuerpo de su enemigo o de su opresor".
Semejante hecho es "criminal pero [aun] comprensible"; empero, mucho
menos comprensible es lo que sigue. Ahora, la misma persona, antes apaci-
ble y tranquila, empezaba a matar indiscriminadamente, "por divertirse , por
una palabra insultante, por completar un número redondo, o simplemente
por un '¡quítense de enfrente, allá voyl' Podría decirse que el hombre esta-
ba ebrio o delirante. Es como si , habiendo traspuesto el límite sagrado,
empezara a regodearse en el hecho de que ya nada es sagrado para él".
[4: 87-88.] Pero una vez transcurrido el arranque , tales criminales se cal-
man y muy pronto recuperan su original naturaleza dócil.
He aquí la pauta de mucho de lo que le ocurre a Raskólnikov, aunque
traspuesto a términos más apropiados a su condición de miembro culto de
la intelligentsia. No es tanto el asesinato mismo el que desencadena su "de-
lirio" cuanto la idea de "haber traspuesto el límite sagrado" , y es esta idea la
que le permite "regodearse en el hecho de que ya nada es sagrado para él".
Una vez cometido el asesinato - y ha matado a dos personas, y no a una ,
como originalmente lo había planeado-, el antes reticente y reservado
Raskólnikov muestra inesperadamente una ira y un odio desafiantes hacia
11
D. l. Pisarev, Sochineniy a, 4 vols. (Moscú, 1955), 1: 135.
12
N. N. Strakhov, Iz Istorii Literatwnago Nigilizma, 1861-1865 (San Petersburgo , 1890), p. 34.
11
Véase la afirmación ele Chernichevski ele que "una abierta manifestación del odio ele
Turgueniev a Dobroliubm· fue , corno es bien sabido, la novela Padres e hijos". Sin embargo , es-
tuvo dispuesto a reconocer más tarde, en vista ele que Turgueniev negó esa intención , que la
semejanza bien hab ría poc\ic\o ser inrnluntaria. Véase el comentario en l. S. Turguenev, PSSiP,
8 592-593.
14
Turguene\ , PSSi P, 8 : 2-+3 .
1
> Pisare,-,Sochincniya, 2 :8- 1l.
5 252.
21 Véase el extracto del art íc ul o de E. l. Evn in en Twen ti eth- Cc ntwy lnte1pretation s of Crim c
and Punishm ent, ed. Roben Louis j ackson (Englewood Cliffs, N. ]. , 1974), pp. 9 1-93 .
22
/bid., Pushkin , op. ci t. , 6: 3-+3.
23
F tvl. Dostoe\'sky, Th c Gamb/ci; 1vith Po/i11a Sus/ova's Dicuy, Lrael . ele Vi CLor Tenas, eel. ele
Edward Wasiolek (Chicago y Londres. 1972), p 217.
p. 158 .
27
El predomini o de Pisare\· íue notado , cuatro años des pués el e su mu erte ocurrida en
1868 , por las autoridades de la censura, que a veces eran agudos obse rvadores del escenario
cultural. Un fun cionari o esc ribi ó qu e "de todos los escritores soc ialistas rusos, Pisarev parece
ser el más popular entre la generación jown ; es tal su inmadurez que no sól o leen sus lib ros
sino q ue los estudian , y cada renglón es ,·ercladera ocasión de ence ndidos y apasionados deba-
tes". Cita do en E. Lampe n , So11s aga i11st Fatl1C1"s (O xío rd , 1965), p. 295 .
El li bro de Lampen , vigoroso y sumame nte info rmat ivo , es el mejor que se haya escrito en
inglés sobre el pensamiento radical ruso del decenio de 1860 . Sin embargo. para ciertas conside-
rac iones críticas Yéase mi obra Tl1rough th e Russic111 Prism (Princcton. >J . ]. , 1990), pp. 20 1-208.
Esta sagaz predicción, que Dostoievski había leído y aprobado para su pu-
blicación , se cumpliría a cabalidad en su propia creación.
Strájov se limita a mencionar las novelas más notables que habían sido
inspiradas por Padres e hijos y escritas después de ella . Todo un grupo de
escritores de meno r cuantía , del mismo origen raznochintsy que los perso-
najes de sus bocetos y cuentos , también escribieron las vidas del creciente
proletariado intelectual del decenio de 1860 en formas que se anticipaban
a algunas ideas y actitudes de Raskólnikov. Por ejemplo, en la novela in-
conclusa Hermano y hermana, de N. G. Pomialovski, puede oírse una nota
de protesta que ilustra hasta qué punto Raskólnikov surgió de la situación
social verdadera del grupo al que pertenecía. El mismo héroe de esta novela,
Peter Potesin, lamenta amargamente que "una aversión a la vileza me haya
impedido subir", y sueña con reunir valor suficiente para , algún día , robar
una fortuna considerable. "Y entonces gentes honorables serán mis ami-
gos, yo ayudaré a escritores y artistas, estableceré escuelas, me iré de pa-
rranda. " Robar a los ricos, sostiene, no es ningún delito: "Señor, lo que tie-
nen fue robado, les pertenece a otros, no a ellos ... El capital que yace en sus
arcas no es, en realidad, una propiedad que les pertenezca . No le pertenece
a nadie. El que lo adquiere es su dueño". Pero esto es simple palabrería, y
Potesin muere lamentando el no haber sido capaz de pasar de las palabras
a los hechos: "Una inútil rectitud ... ¡qué anomalía en la vida en la tierral "29
lK Strakh o\·, /::. lstori i Litcrntum ago Nigili::.nw, p. 575.
19
Estas citas fueron tomadas del artículo tan ricam ente informatiYo de F l. Ernin , quien íue
el primero en llamar la atención hacia las se mej anzas de estos escritores con Dostoie\·ski. F l.
~ 117
registrar toda clase de recursos mnemotécnicos, poner orden en este mate-
rial distó mucho de ser tarea sencilla. Sin embargo, gracias a estos merito-
rios esfuerzos poseemos hoy un borrador de trabajo (por desgracia, sólo
fragmentario) del cuento o la noveleta como originalmente fueron conce-
bidos, así como otras dos versiones del texto. Se las ha distinguido como la
versión de Wiesbaden, la versión de San Petersburgo y el plan final que
incluye el cambio de un narrador en primera persona a la variedad rusa de
la forma, en tercera persona, inventada por Dostoievski para sus fines.
La versión de Wiesbaden coincide, aproximadamente, con el cuento
que Dostoievski describió en su carta a Kátkov, y a partir de sus notas , se
ha reconstruido un borrador de seis capítulos breves. Escritos en forma de
diario , los hechos que registra corresponden más o menos precisamente a
lo que llegaría a ser la conclusión de la primera parte y los capítulos 1-6 de
la segunda parte , en su redacción definitiva. La acción de esta parte de la
novela empieza con el retorno de Raskólnikov a su habitación después del
asesinato. Empieza por depositar el hacha en el cobertizo del portero; lue-
go oculta su botín en un agujero que hay en el empapelado de la habita-
ción y frenéticamente trata de lavar la sangre de sus ropas. Absolutamente
exhausto, por tanta tensión nerviosa y por su enfermedad, cae en un sueño
febril hasta que lo despiertan con una cita de la delegación de policía más
cercana. Aterrado , logra llegar a la delegación, sólo para enterarse de que la
cita es simplemente por el dinero que le debe a su casera; pero se desmaya,
tanto por su debilidad como por temor al oír a dos policías hablar acerca
del asesinato . Este desmayo provoca cierta desconfianza y, temiendo un re-
gistro de su habitación, corre a su casa a cambiar de lugar el botín del cri-
men, que oculta bajo una gran piedra cerca de un mingitorio para obreros.
Habiendo yacido sin conocimiento cuatro días, al despertar se encuentra al
cuidado de su amigo Razumijin, y recibe un dinero de su madre. Pero , co-
mo le resulta insoportable e irritante la presencia de otros, particularmente
sus espontáneos esfuerzos por ayudarlo, sale subrepticiamente de la habi-
tación y se va a un café, donde busca en los periódicos la noticia del cri-
men y se encuentra con un ayudante de la policía, Zamétov. En este punto
se interrumpe el manuscrito .
Lo que llama la atención en los seis capítulos de Wiesbaden es lo mu-
cho que ya contienen del texto ulterior. Vemos aquí casi todos los persona-
jes secundarios ya en su forma final: la compasiva y sencilla muchacha
campesina astasia , divertida y atónita observadora de las idas y venidas
1
"Se ha perd ido el [primer] capítulo, que incluía los preparati \'Os de l ases inato y el asesina-
LO mismo" Vé ase Gary Rose nshi elcl , Crimc w1d P1111ish111e11t (Lisse, 1978), p . 15 . Sin embargo ,
en la p. 17 Rosenshield sugiere otra posibilidad: "La preocupación de l narrad or por su memo-
ria actual del pasado tal \·ez indica que C1·i111 c11 y rnstigo fue originalmente un estudio psicológico
ele un criminal sólo después del asesinaLO". La pregunta subsiste, aunqu e la segunda hipótesis
me parece más creíble; es difícil imaginar que Dostoie\'ski empezara con un asesinato inmoti-
vado. El minucioso y agudo análisis q ue hace Rosenshield de las técnicas ele narración es uno
de los mejores estudios dedicados a la noYela, )' debiera ser más conocido.
El perdido primer capítulo probablemente estaba contenido en un a nota que DostoieYski
traspapeló. Hay una referencia a esta nota pe rdida en PSS, 28/libro 2: 157; 9 ele mayo ele 1866 .
2
Las palabras y las frases que aparecen entre paréntesis son correcciones y adiciones que
hizo Dostoievski en las vari as redacciones del texto.
Ch ébalo\' le dice a Raskó lniko\'. Tant que he puesto mis asu nt os en buen or-
den , soy útil a los demás y, p or tanto , cuanto más egoísta soy, es mejor para
los demás. En cuanto a las viejas creencias : usted amó , usted pensó en los
demás y dejó que sus propios asuntos se fueran al demonio , y terminó siendo
un peso en torno al cuello ele sus prójimos. Es, sencillamente, cu estión de
aritméti ca. No, ¿sabe usted ?, a mí me gustan los realistas ele la nueva genera-
ción, el zapatero y Pushkin , y aunque no estoy ele acuerdo con ell os en parte,
sin embargo la tendencia general [7 : 151 ].
Habiendo decidido de una vez por todas rehacer su novela en esta nueva
forma, Dostoievski empezó a reescribirla partiendo de nada; pero lo que
no hizo, como le diría a Wrangel en febrero de 1866, fue quemar todo lo
que antes había escrito. Por lo contrario, fácilmente logró integrar seccio-
nes del manuscrito anterior a su texto final - especialmente aquellas esce-
nas en que su narrador había actuado como observador y cronista- senci-
llamente pasándolas de la primera a la tercera persona. El resto de las notas
de Dostoievski concierne a la novela terminada, y no necesitamos analizar-
Escribí este capítulo -le confía Dostoievski a Miliukov- con auténtica ins-
piración, pero tal vez no sea bueno; mas para ellos, la cuestión no es su valor
literario: lo que les preocupa es su moral. Y aquí yo tenía razón: nada va con-
tra la moral, y hasta puedo decir lo contralio, pero ellos vieron las cosas de otra
manera y, lo que es más, ¡les pareció ver allí huellas de nihilismo! Liubimov
declaró con firmeza que había que revisar aquello. Yo lo recogí, y esta revisión
de un capítulo extenso me ha costado al menos tres nuevos capítulos de tra-
bajo , a juzgar por el esfu erzo y por el cansancio ; pero lo corregí y volví a en-
tregarlo. 7
9
PSS, 28/libro 2 16-+; 8 de julio de 1866.
10
Ibid, p. 157; 19 de julio de 1866.
~ 137
en última instancia , de la novela gótica del siglo xvnr. La técnica de este gé-
nero , también empleada por Balzac y por Dickens , incluye invariablemente
una intriga central con algún misterio que desentrañar o algún criminal que
será entregado a la justicia, y emplea siempre un ambiente urbano como
medio simbólico, así como la novela gótica había utilizado las ruinas miste-
riosas de castillos medievales por los que rondaban fantasmas. Como
Dickens con Londres o Balzac con París, también Dostoievski logra instilar
una obsesionante poesía baudelaireana basándose en las sórdidas barriadas
de San Petersburgo, y transmitir una sensación única de "la fourmillante cité,
cité pleine de réves / Ou le spectre en plein jour raccroche le passant". 1 En efecto,
sólo después de haber llegado a la "cité pleine de reves" empieza Raskólnikov
a tener sus grandiosos y aterradores sueños, y se encuentra obsesivamente
abrumado por el espectro de su crimen conforme vagabundea por las calles
de "la más abstracta y premeditada ciudad del mundo" [S: 101] .2
Huelga decir que desde sus primeras obras Dostoievski había sabido
cómo utilizar con gran eficacia los paisajes de la ciudad, y siempre había
mostrado una preferencia por la narración dramática por encima de la ex-
posición. Aun las veces en que empleó a un narrador aparentemente obje-
tivo, como en El doble, había integrado a este narrador con la conciencia
del protagonista principal, hasta tal grado que su exposición solía tomar la
forma de semimonólogo. Vemos así que la novela-folletón ofreció a Dos-
toievski una estructura más vasta que la que habría correspondido a las
tendencias naturales de su talento; pero necesitó cierto tiempo para apren-
der a aplicarla a sus propios fines. En Humillados y ofendidos hay una dis-
cordia perturbadora entre la maquinaria de una trama motivada por una
intriga amorosa y una pauta de relaciones que tiene repercusiones ideoló-
gicas; coexisten una al lado de otra, sin integrarse y, de hecho, funcionan
con propósitos opuestos. Es sólo en las Memorias del subsuelo, en que la
psicología del hombre subterráneo es formada , de manera inconsútil ,
por ciertas ideas y valores culturales , donde Dostoievski logra por vez
1
"Ciudad pululante, ciudad llena de sueños! Donde el espectro, a plena luz de día, inter-
cepta al transeúnte ." Charles Baudelaire, Oeuvres Complétes, ed. Y-G . Le Dantec (París, 1954) ,
p 159 .
2
En el trasfondo de Crimen y castigo, como agu damente lo ha notado Gary Rosensh1eld ,
asoma el esbozo de un plan nove lístico mucho más convencional. "La historia de Raskólnikov,
en cierto modo , embona en la pau ta sentimental del j oven e inocente provinciano que va a
buscar fortuna a la capital, donde , empujado por las fuerzas del mal, sucumbe a la corrupción
y pierde todo rastro de su anteri or frescura y pureza Sólo que Raskó lnikov no sucumbe a las
tentaciones de la alta sociedad , com o el Rasti gnac de Balzac o el j uli en So rel de Stendhal , sino
a !:is del rac ionalista San Petersburgo ." En este con texto , Dostoievski está escribi endo otra va-
riación del gran tema del siglo xrx q ue Li onel Trilling llamó el Muchac h o de las Pro\'incias.
Véase Ga ry Rose nshielcl , Crimc and Pu11isl11nrnl (Lisse, 19 78) , p 76 .
3
Roland Barthes defi ne este efec to diciendo que fue ca usado por deta ll es que no tienen lu-
ga r en un a estructura literaria. Com o lecto res, "ine\'itablernente nos enfrentaremos a 110Lacio11 es
que n ingu na fu nción (n i la m ás indi recta) nos permitirá justifi car''. Véase el fragm ento del en-
sayo de Barthes sobre el "efecto de realidad., en la útil anto logía , Realism, ed. de Lillian R. Furst
(Londres y Nue\·a York , 1992), p 135.
140 .... ALGU N AS " IDEAS EXT RAÑAS , INCONC LUSA S"
nación de todo un linaje que empieza con el viejo Pokrovski de Pobres
gentes: los vagabundos y parias, dolorosamente conscientes de su situación,
quienes pese a los estragos moral-psíquicos de la condición en la que han
caído, logran conservar una sensibilidad moral que no deja de atormen-
tarlos. También Sonia es una versión muy elaborada de la joven prostituta
Liza, de Memorias del subsuelo (para no mencionar una larga fila de prosti-
tutas con corazón de oro de la novela social francesa), quien vanamente
pide ayuda al hombre del subterráneo y revela, con su espontáneo gesto
de amor, su superioridad moral sobre la sádica vanidad del hombre. El
amigo fiel de Raskólnikov, el franco, generoso y ruidoso Razumijin, cuyo
nombre contiene la palabra rusa que significa "razón" (rnzum), indica el
deseo de Dostoievski de vincular el empleo de esta facultad no solamente
con los fríos cálculos del utilitarismo sino también con la cordialidad hu-
mana y la generosidad espontánea. Su carácter tiene cierta semejanza con
el robusto y simpático Arkadi lvánovich de "La mansa", quien, de manera
similar, protege y alberga a su camarada Vasia, mucho más sensible y vul-
nerable. 4
Svidrigailov prolonga la línea de refinados intelectuales , cínicos y prós-
peros, villanos conscientes de su villanía , línea que comenzó con el prínci-
pe Valkovski en Humillados y ofendidos; aquí se vuelve más profundo, por
obra de una dosis de byroniano asco de sí mismo y desesperación metafísi-
ca. Todos estos caracteres, familiares para quien conozca los anteriores es-
critos de Dostoievski, vuelven a aparecer elevados al nivel moral-religioso,
y firmemente integrados a la intrincada unidad de la primera gran novela-
tragedia del autor.
4
En las notas de Dostoievski [7: 71] por lo que fue un lapsus de su p luma, una vez escribe
Rajmetov en lugar de Razumijin. Rajmetov es el clandestino héroe revolucionario del ¿Qué hacer?,
de Chernishevski, poseedor de gran fuerza física, y que se prepara a soportar enormes dificul-
tades y mantiene un autocontrol de hierro . RazumiJin está dotado de las dos primeras cualida-
des, y el error de Dostoievski revela su obvio deseo de crear un equivalente no revolucionario
del bogatyr de Chernishevski (el héroe hercúleo de la epopeya folclórica rusa) .
En cierto momento, Razumijin dice que su nombre no es más que una forma abreviada de
su auténtico nombre, Vrazumijin [6 : 93]. El verbo vrawmit significa enseñar o hacer compren-
der, y aunque Razumij in no comprende mucho de lo que le está ocurriendo a su amigo, su
propia conducta al enfrentarse a la adversidad ofrece una lección que Raskólnikov, a la postre,
tendrá que aprender.
Crimen y castigo es una novela de apasionante fuerza, una de las más gran-
des del siglo x1x, y ha estado en el centro de una controversia crítica desde
el mismísimo día de su publicación. Éste no es el lugar apropiado para
examinar la historia de su recepción por el público, aunque, desde luego,
al avanzar haremos algunas referencias a diversos críticos y sus opiniones.
Sin imaginar ni por un momento que sea posible dar desde un solo punto
de vista una idea , así fuese remo tamente adecuada, de una obra tan rica ,
sin embargo, el mío propio estará circunscrito por la perspectiva ya bos-
quejada en el capítulo v. La carta de Dostoievski a Kátkov no deja ninguna
duda de que su inspiración inmediata fue un deseo de contrarrestar las
nefastas consecuencias que, según podía prever, surgirían de las doctrinas
moral-sociales del nihilismo ruso, y se mantuvo fiel a esta inspiración aun
después de que su plan original se había ensanchado hasta ser una crea-
ción mucho más ambiciosa .
Las doctrinas del nihilismo ruso de las que partió Dostoievski tienen
que parecernos bastante ñoñas si se las juzga dentro de un horizonte filosó -
fico más vasto, pero su genio le permitió elevarlas a alturas artísticas equi-
parables a las de las más grandes creaciones de la tragedia griega e isabeli-
na. Sus novelas son, como hace mucho tiempo las llamó Viacheslav lvan ov,
"novelas-tragedias", tanto en su técnica escénica como en la fuerza incon-
tenible con que muestran el choque de alternativas moral-religiosas en
conflicto. 5 Pero esas alternativas surgen de los conflictos social-culturales
de la época y del lugar de Dostoievski, y si lo que nos interesa es compren-
der al propio Dostoievski más que a las innumerables formas en que él
penetró en la conciencia del mundo moderno, será indispensable retornar
a esos orígenes como punto de partida interpretativo. De otra manera , pro-
bablemente nos desviaremos al tratar de captar los sentidos que él intentó
expresar, y hasta perderemos de vista las estructuras artísticas a través de
las cuales transmitió este significado.
Dostoievski analizó el nihilismo ruso con una percepción atormenta-
damente fina de los peligros que acechaban dentro de estas aspiraciones,
aparentemente meritorias; percepción agudizada por su observación de la
conducta humana aberrante en sus años de prisión en Siberia . Sin embar-
5 Vyacheslav lvanov, Frecdom and th e Tragic Lifc, trad. de No rman Cameron , ed. S. Kono-
\'alov (N ueva York, 1952).
- escribe E. Lampen- dice que él leyó la novela de Dostoievski en estado de angustia .. que
ll oró m ientras la leía, y que esa lectura casi acabó con él. " E. Lampen , Sons against Fathers
(Londres, 1965), p. 337.
Crimen y castigo empieza in medias res, dos días y medio antes de que Ras-
kólnikov cometa su crimen, y continúa a lo largo de un tiempo que se ha
calculado en aproximadamente dos semanas. El tiempo en la novela, tal
como lo siente la conciencia de Raskólnikov, se contrae y se expande libre-
mente, según la importancia que para él tienen los hechos que se van na-
rrando. Por ello, parece carecer de una dimensión objetiva, y también es
manipulado muy libremente para lograr ciertos efectos temáticos, median-
te lo que Ian Watt, escribiendo acerca de Conrad , ha llamado "aposición
temática"; es decir, la yuxtaposición de hechos que ocurren en diferentes
momentos, con objeto de establecer conexiones entre ellos sin una intru-
sión explicativa del autor. 9 Esta fluidez bergsoniana del tiempo ha sido
frecuente y muy correctamente llamada la anticipación, por Dostoievski,
de una técnica narrativa que se difundiría más avanzado el siglo (en parte,
como resultado de la influencia de Dostoievski). Pero la estructura de la
novela en conjunto no es la de la conciencia de Raskólnikov, y resulta erró-
neo confundir una con otra. Por una parte , hay episodios importantes en
que Raskólnikov no está presente, y el punto de vista del narrador predo-
mina. Por otra, la cronología objetiva de los hechos (lo que los formalistas
rusos llaman la fábula , la secuencia temporal de los acontecimientos antes
de ser retocados para servir a los fines artísticos de la novela) desempeña
un papel decisivo al iluminar el misterio de la motivación de Raskólnikov
La que se va descubriendo gradualmente es esta fábula, con todas sus re-
percusiones psíquico-ideológicas, al seguir su curso la doble estructura
temporal de la trama de misterio (el tiempo de la acción en presente revela
lo que ocurrió en el pasado).
La célebre sección inicial de Crimen y castigo, que contiene algunas
de las páginas más poderosas que escribiera Dostoievski , también es una
sutil construcción cuyos diversos hilos temáticos es importantísimo des-
enredar. En el centro mismo se encuentra el conflicto interno de
Raskólnikov, desgarrado entre su intención de cometer un crimen en in-
terés de la humanidad y la resistencia de su conciencia moral ante el he-
cho de tomar una vida humana. Es un intelectual joven y sensible, y la
sutileza de su sensibilidad nos es transmitida a la vez por sus instintivos
9
Ian Watt , Conrad in t/1e Ni11 cteen01 Centw y (Berkeley y Los Ángeles, 1979), p. 280 .
10
Este sueño está relacionado con un incidente que ocurrió cuando Dostoievski, a la edad
de dieciséis años, iba de Moscú a San Petersburgo con su hermano mayor para asistir a la es-
cuela en la capital. En camino vieron a un correo del gobierno golpeando a un cochero campe-
sino, y luego, el campesino azotó frenéticamente a su caballo. Dostoievski recuerda esta escena
traumática en sus notas de Crimen y castigo: "Mi primer insulto personal -escribe- , el caba-
llo, el cochero" [7: 138]. Para más información, \'éase Frank, Dostoievshi. Las semillas de la rebe-
lión, FCE, México, 2010, pp. 105-110.
Los especialistas también han detectado algunos detalles de este sueño en un poema de
Nekrásov, Durnnte el crepúsrnlo [Do Sumerek], el cual contiene una descripción muy semejante
de un campesino azotando a un caballo indefenso; también aquí el caballo recibe golpes "en
sus mansos ojos, que lloraban". Este verso del poema será mencionado después por Iván
Karamázov [14: 219]. Véase S V Belov, Roman F M. Dostoevskogo 'Prestttplenie i Nakazanie',
Kommentarii (Leningrado, 1979), p. 97 .
11
En una guía a la novela , Gary Cox escribe acerca de este artículo, del que con razón dice
que "contiene algunas de las principales racionalizaciones del asesinato", que "no hay ninguna
mención de él en la primera parte, cuando Raskól niko\· estaba planeando el crimen y hablan-
do del o rigen de su idea". Cree que "es casi ine\•itable la conclusión" de que "Dostoie\•ski sim-
plemente no pensó en el artícu lo hasta después de publicadas las partes primera y segunda"'
(¿7). Véase Gary Cox, Crime and Pwiishment (Boston , 1990), p 73.
12
K fvloc hulsky, DosloC\'sliy, trad. ele Mi chael A. Mini han (Prince ton , N .]., 1967), p 303 .
14
Este nombre es una alusión irónica al Palacio ele Cristal ele la Feria Universal ele Londres,
construido en 1851, que Dostoievski había visitado durante el verano ele 1862 . El edificio, su-
mamente innovador desde el punto ele vista técnico, ele hierro forjado y ele cristal , llegaría a ser
símbolo de los luiosos alopmientos que ofrecería la comunidad utópica del futuro en la novela
¿Qué hacer!, ele Chemishevski. En las Notas ele invierno, Dostoie\·ski lo había visto como la ima-
15
Debe notarse que en esta di scusión Porfiri utiliza el término "ambiente" [s reda] , dos veces
1
" Lord B)'ro n , Complete Poctirnl Wo1fa (Ca mbridge , lvlass. , 1905) , p 371.
1
''La descripción que hace Svidrigailov ele có mo respondió a sus protestas contra seducir a
muchachas campesinas en su finca rec uerda las tácticas empleadas por Valmont en Les liaisons
dangcrrnscs para \'encer la resistencia de la virtuosa maclame de Tourve l. "Yo, desde luego , le
atribuí todo a mi destino , dij e que tenía hambre y sed de luz, y po r ú ltimo recurrí al arma más
poderosa que hay para someter el corazón de u na mujer, arma que nu nca fa lla. Es un recurso
bien conocido el halago". [6: 366. ]
NUEVO MATRIMONIO
VIII. "Un pequeño diamante"
LA PUBLICACIÓN de Crimen y castigo, que creó una sensación aún mayor que,
cinco años antes, La casa de los muertos, señaló una nueva época de la ca-
rrera literaria de Dostoievski. Una vez más se encontró en la primera fila de
la literatura rusa, y fu e obvio que él, Turgueniev y Tolstoi competían por el
puesto del más grande novelista ruso. Los últimos capítulos de la novela
los había completado con la ayuda de Anna Grigórievna Snitkina, la este-
nógrafa que había trabajado con él en El jugador; y para entonces también
había ocurrido un cambio importante en su vida: le había propuesto ma-
trimonio a Anna Grigórievna, y ella lo había aceptado.
Desde la muerte de su primera esposa, hemos visto a Dostoievski in-
tentar ávidamente volver a casarse y establecer la normal vida familiar que
tan fervientemente había anhelado, al parecer en van o. En los dos años
anteriores lo habían rechazado tres mujeres , y hasta había entrado en una
especie de compromiso tentativo con la dócil y sufrida Elena Pavlovna ,
mientras ella aguardaba la muerte de su esposo enfermo. Desde luego , la
gran dificultad de Dostoievski era que sus oportunidades de encontrar jó-
venes elegibles y casaderas eran pocas y muy espaciadas. Las exigentes li-
mitaciones de su vida literaria le dejaban poco tiempo y energías para la
vida social. Las pocas mujeres con quienes había tenido una relación seria ,
y hasta sus pasajeros amores con Martha Brown habían tenido que ver con
su actividad literaria y editorial, y lo mismo ocurriría en el caso de Anna
Snitkina.
La conmovedora historia de su encuentro y cortejo, narrada en las
Reminiscencias, editadas y publicadas después de la muerte de Anna (y hoy
complementadas por el diario en taquigrafía que ella llevó durante el pri-
~ 203
mer año de su matrimonio), 1 es uno de los más luminosos episodios de
una vida llena , por lo demás , de tristezas e infortunios. Dificultades y es-
trecheces de sobra seguirían persiguiendo a Dostoievski y a su nueva espo-
sa, sobre todo en los primeros años de su matrimonio, cuando vivieron en
el extranjero. Pero gracias a las sólidas cualidades morales y al buen senti-
do de Anna Grigórievna , el errático y siempre turbulento Dostoievski por
fin alcanzaría esa existencia familiar, relativamente tranquila , que tanto les
había envidiado a otros.
11
Ibid., p. 16.
12
lbid., pp. 16-17.
1
' Ibicl., p . 18.
14
A. G. Dostoe\'skaya, 'Dnemiki i Vospominaniya", LN, 86 (Moscú, 1973), p. 221.
15 Rcminisccnccs, p. 20.
22
lbid., p 26 .
21
lbid., p 24.
2-t lbid., p. 26.
2
' Estas palabras del di ari o de Anna , qu e ex presa n el conce pto que Dosto ievski tenía de
Nekráso\· en 1866, fu eron sua1·izadas en las Rc111i11isccn ccs, donde simpleme nte se d ice:
"Conside raba a Nek rásoY como el amigo de su .J Lffentud , y tenía una alta opinión de su talento
poético" (p . 26) .
26
·-onevniki", p . 225 .
27 Re111i11iscn1ces, p . 27.
28
Ibid., pp. 27-28.
lY /bid, p. 27.
,,, /bid' p. 29.
11
La referencia ele Dostoie\'s ki a hacer un viaje al Med io O riente no fue por com pleto un in-
\'e nto: hay p ruebas ele q ue hab ía estado pensa ndo en ese úaje al menos desde 1863. Ese a1io
recibió una cana de prese ntación al jefe de la lvlisión Imperial Rusa en Consta ntinopla, presun -
ta men te como preparari\·o para ese \i aje . La can a fue escrita por E. P Kornlel'ski , por en to nces
jefe del Fondo Literario , quien hab ía siclo , asimismo , un important e diplomático y \'iaJero en
los Balcanes y en Siberia. Véase PSS, 2/libro 2: 573 .
2
' "Dnerniki"', p. 262.
n Rrnli11isce11ccs, p. 30.
19
Rcmi11iscrnccs, p. 36 .
40
Ibicl , p. 38.
40
lb id' p 42.
Por cierto, este último detalle no sólo estaba destinado a ganarse la compa-
sión de Anna Grigórievna: representaba una visión de su propia obra que
Dostoievski conservaría hasta el día de su muerte.
Precisamente en este periodo crítico de su vida el escritor conoce a una
joven, casi de la misma edad de Anna, tal vez de uno o dos años más; el
nombre provisional que le había dado Dostoievski era el de Ania. Bien po-
demos dudar de que, como lo dicen las Reminiscencias, Anna Grigórievna
tomara esto como referencia a Korvin-Krukóvskaia; el diario muestra que
Dostoievski le había dicho a Anna pocos días antes que deseaba llamarla a
ella Arria o Anechka. 4 7 Sea como fu ere, la heroína, Arria, era pintada con
los más brillantes colores, y se decía que era "amable, sabia , bondadosa ,
rebosante de vida y con gran tacto en sus relaciones personales". Cuando
Dostoievski dijo que su heroína, aunque "no una auténtica belleza ... , era
de aspecto muy agradable [y] me encanta ver su rostro", Anna Grigórievna
no pudo suprimir (supuestamente) una punzada de celos, y "algo me dolió
en el corazón" . El desdichado au tor naturalmente se enamoraba de esta
muchacha irresistible y empezaba a verse atormentado por la eluda de que
ella respondiera a sus propios sentimientos. "¿Qué podía ofrecerle este
hombre , entrado en años , enfermo , cargado de deudas , a una joven vivaz y
exuberante? " La idea misma de unir su destino al de él, ¿no sería pedirle
un "sacrificio terrible"?48 Éste era el punto en que Dostoievski deseaba que
Anna G1igórievna le diera el beneficio de su consejo femenino . ¿Considera1ia
psicológicamente posible que una muchacha así se enamorara del artista?
Anna respondió a la pregunta con toda la fuerza emotiva de sus anhelos
apasionados. "Pero, ¿por qué había de ser imposible? ... ¿Cuál es el sacrificio
de su parte? Si ella en realidad lo ama , también ella será feliz , y nunca se
arrepentirá de nada." Aquél era el momento que Dostoievski había estado
4
'' Ibid , p. -1-4.
41
Ibid, p. 45; "Dnevniki'', p. 273.
40
Rcmi nisccnccs, p. -1-5.
Una vez pasada la gozosa emoción del momento, la pareja recién compro-
metida decidió mantener secreta durante un tiempo su decisión, salvo ante
la madre de Anna. Aunque le advirtió a su hij a de las muchas estrecheces
que era fácil predecirle, madame Snitkina no trató de disuadir a Anna de
su peligrosa decisión. Dostoievski se presentó al día siguiente para obtener
su consentimiento formal, e hizo la petición de mano en debida forma.
Derramando lágrimas, la madre aceptó , y Anna Grigórievna, para poner
fin al evidente embarazo de Dostoievski , interrumpió la conmovedora es-
cena llamándolos a tomar el té. La pareja había decidido guardar el secre-
to , al parecer porque las circun stancias de Dostoievski aún no les permi-
tían fijar una fecha para la boda , pero Dostoievski también deseaba aplazar
la noticia el mayor tiempo posible antes de darla a sus varios parientes de
San Petersburgo. Si así fu e, su propósito fue frustrado por su propia incon-
tenible necesidad de comunicarl e su felicidad a alguien , a cualquiera, y no
sólo a quienes normalmente habrían compartido su gozo . El cochero que
49
Ibid. , p. 46.
51
/bid ' p. 69.
53 Ibid. , p 76.
... 227
recto, sumamente culto , y sin embargo vacilante en todo aspecto ; un hom-
bre que ha perdido la fe pero que no se atreve a no creer, que se rebela con-
tra el orden establecido y sin embargo le teme". Continúa la carta:
Sin embargo , lo principal es que toda su savia vital , sus energías, su rebelión
y audacia se han canalizado hacia la ruleta. Es un jugador, y no sólo un juga-
dor ordinario , así como el Caballero Codicioso de Pushkin no es un avaro
ordinario .. . Es un poeta, a su manera , pero el hecho es que se avergüenza del
elemento poético que lleva consigo porque en lo más hondo de sí mismo
siente que es despreciable , aunque la necesidad de correr riesgos lo ennoble-
ce a sus propios ojos. Todo el relato lo mostrará jugando a la ruleta en varios
casinos durante más de dos años.
EL JUGADOR ~ 229
es "internacional" en el sentido de esa palabra con que han familiarizado a
los lectores , por ejemplo, las obras de ficción de Henry james. En otras pa-
labras, es un relato en que la psicología y los conflictos de los personajes
no sólo brotan de su temperamento individual y de sus cualidades per-
sonales sino que también reflejan una interiorización de diversos valores y
modos de vida nacionales. En la literatura rusa tenemos el contraste entre
lo alemán y lo ruso en Oblomov, el contraste entre lo francés y lo ruso en
La guerra y la paz, y el contraste entre lo caucásico y lo ruso en Los cosacos.
El jugador de Dostoievski, lejos de ser sólo una dramatización de uno de
los problemas de su vida personal, debe colocarse al lado de esos libros
como meditación animada pero no acrítica sobre lo caprichoso del tempe-
ramento nacional ruso.
EL JUGADOR ~ 233
en sí mismo , pero también ellos necesitan dinero y por eso "son muy afi-
cionados y susceptibles a los métodos , como por ejemplo la ruleta, que le
permiten a uno enriquecerse súbitamente en dos horas y sin trabajar.
Y puesto que apostamos sin ningún propósito y también sin verdadero es-
fuerzo, solemos perder" [5: 223].
De todos modos, declara rotundamente Alekséi, "preferiría con mucho
pasarme toda la vida en una tienda de campaña de un nómada kirghiz ...
que adorar al ídolo alemán"; es decir, "el método alemán de ahorrar dinero
mediante un trabajo honrado". Luego , este "ídolo alemán" es ingeniosamen-
te caricaturizado en imágenes tomadas del género pastoral-idílico de la li-
teratura alemana (por ejemplo, Hermann und Dorothea, de Goethe) . "Tienen
aquí, en cada casa, un Vate1; quien es extraordinariamente honrado ... Cada
Vater tiene una familia, y por la noche se leen mutuamente libros instructi-
vos en voz alta. Olmos y castaños susurran sobre la casita. Una puesta de
sol, cigüeñas sobre el tejado, y todo esto es extraordinariamente poético y
conmovedor. " Pero el honrado Vater mantiene a su familia "en estado de
absoluta servidumbre y sumisión", y "todos trabajan como mulas y todos
ahorran dinero como judíos". Toda felicid ad personal que pudiesen tener
en sus vidas queda relegada a un fu turo remoto. Tan aterradora pers-
pectiva llena de temor a Alekséi porque , según declara, "yo [no] estoy
dispuesto a considerar mi persona como un accesorio necesario al capital"
[5: 225 -226] .-+
Podríamos considerar que esta perorata de Alekséi no es sino una inge-
niosa respuesta al paralizante desdén de De Grieux, pero Dostoievski cier-
tamente consideró que tenía una aplicación más general. Esto se aclara
en el muy divertido episodio en que interviene la tía (también llamada
-+ Este pasaje de El jugador es citado aún más extensamente en el fa scinante y renorndor ar-
tículo del h istoriador de la econom ía Alexander Gersc henkron. "Time Horizon in Russian LiLe-
rature". Al hablar ele un ho ri zonte de tiempo económico , Ge rschenkro n se refiere a la cantidad
de planeación y pre\'isión económi ca racional para el futu ro que \'a más allá ele las n ecesidades
)' las carencias del m om en to. En su opinió n , '·cuanto mayor sea el grado de atraso económico
ele un área dete rmin ada, más baj o será el horizonte de tiempo ele los agentes económicos qu e
se encue ntran en ella"
Dacio que es difícil en co ntrar inl.ormación sobre semejante Le ma, Ge rsc henkron exa mina la
literatura ru sa en busca ele elatos, y co nsidera que el parlamento ele Alexéi lvá noYich es re pre-
scntatil'O del muy bajo horizonte de tiemp o económico ele la relación ele los ru sos con el din e-
ro. Desde luego, un co ntraste si mil ar en tre lo ruso y lo alemá n aparece en Oblomov, y Gers-
chenkron cita pasajes ele b misma índole ele Gógol y ele Saltiko\·-Schcheclrin . \ 'éase Alexancl er
Gerschenkron , "Time Horizon in Russian Literature.. , Slavic Rc v i cH~ núm. 'f (1978), pp 692-71 5.
EL JUGADOR ~ 235
4
La llegada y la partida de la tía crean una crisis en las vidas de los demás
personajes, pues es claro que no le dará ni un centavo al general, y que su
misa de difuntos no se cantará al día siguiente . Por ello, De Grieux anuncia
su intención de irse a Rusia a reclamar la propiedad del general. Antes de
marcharse , le envía una carta a Polina en que le explica ceremoniosamente
que debe renunciar a toda esperanza en el futuro de ambos, pero que, como
hombre de honor, entregará en nombre de ella 50 000 francos al general.
Alekséi la encuentra esa noche en su propia h abitación y comprende que
su presencia sólo puede significar una cosa. "¡Oh, eso significaba que ella
me amaba! ... ¡Se había comprometido a sí misma a los ojos de todos, y yo
estaba allí, de pie , negándome a comprenderlo! " [5: 291]. Lo que él habría
debido hacer queda indicado al día siguiente por Mr. Astley, quien observa
fríamente que Polina "iba pasando ayer por aquí , y yo habría debido llevar-
la a ver a una dama , parienta mía , pero como ella estaba enferma, cometió
un error y fue a verlo a usted" [5: 300] . En lugar de pensar en la manera de
proteger la reputación de su supuesta amada , Alekséi corre a apostar a
la ruleta y gana los 50 ,000 francos necesarios para borrar el insulto de
De Grieux. Nada había cambiado en sus relaciones , y él continuaba com-
portándose como si fuera necesario "comprar su respeto".
En el casino, Alekséi tiene una sensacional racha ganadora, apostando
frenéticamente al estilo "ruso": "al azar, a la suerte, sin pensarlo" [5: 293].
Su buena fortuna continúa, y "ahora yo me sentía un triunfador, y no tenía
miedo a nada, a nada en el mundo, al apostar cuatro mil al negro" Goc. cit.;
las cursivas son nuestras). Apostando de la manera más temeraria, super-
sonalidad , habitualmente subyugada, se ve libre de sus paralizantes li-
mitaciones; no se da cuenta de nada , salvo de la embriaguez de esta libe-
ración, y sólo accidentalmente suspende el juego cuando oye las voces
de los espectadores , maravillados ante sus ganancias. "N o recuerdo "
-observa- si pensé siquiera una vez en Polina durante todo ese tiempo"
[5: 294].
Así como se había olvidado de Polina mientras apostaba, ahora , en el
camino de regreso , se da cuenta de que lo que ahora siente tiene muy poco
que ver con la situación de ella. Lo que domina sus emociones es "una
enorme sensación de goce -el éxito , el triunfo , el poder-; no sé como
expresarlo. También pasó por mi mente la imagen de Polina .. . y sin embar-
EL JUGADOR ~ 237
preparado. "5 Pero la descripción inicial que Alekséi hizo de mademoiselle
Blanche sugiere claramente que él dista mucho de ser indiferente a sus bien
expuestos atractivos; tampoco el presciente Mr. Astley, "en un tono como
si estuviera citando información de un libro ", tiene la menor duda acerca
de la destinación de Alekséi: "Todos los rusos , cuando tienen algún dinero,
van a París" [5: 300]. Alekséi seguirá el habitual camino de los rusos y pa-
rará en París; empero, de cualquier manera, Dostoievski lo motiva un poco
más individualmente. Mademoiselle Blanche no carece de agudeza psico-
lógica ni de un cierto barniz de educación, y le hace su proposición a Alekséi,
ahora rico, con una cita de Le Cid, de Corneille, preguntándole si tendrá el
valor de osar. Como la personalidad de Alekséi aún se encuentra bajo la
impresión psíquica de su hazaña en el juego, no vacila en irse con ella. "No
puedo decir que me sintiera muy alegre -confiesa-, pero desde el día
anterior estaba yo condicionado a arriesgarlo todo a una carta" [5 302].
Las páginas de El jugador que transcurren en París son como una serie
de impresiones confusas, similares a las escenas de Nido de hidalgos de Turgue-
niev, que describen las reacciones de un idealista terrateniente cuya espo-
sa, frívola e infiel, lo ha llevado al torbellino de París, donde él se mantiene
como simple espectador asqueado. Mademoiselle Blanche es honrada a su
manera , y aunque derrochando el dinero de Alekséi, lo presenta a una ami-
ga, Hortense , quien lo mantiene ocupado de una manera sugerida por su
mote, Thérese-philosophe: el título de una conocida novela pornográfica del
siglo xvm. Sin embargo, Alekséi se aburre terriblemente en las reuniones
de mademoiselle Blanche, donde tiene que hacer las veces de anfitrión ante
los más anodinos hombres de negocios con fortunas recientes, ante milita-
res insolentes e ignorantes y ante "un grupo de autorcillos insignificantes e
insectos del periodismo", con "una vanidad y un orgullo de proporciones
tales que serían inconcebibles aun allá, en San Petersburgo ... ¡Y esto no es
decir pocol " [5: 304] . (No está claro cómo pudo saber esto Alekséi, pero
Dostoievski, sin duda , sí se hallaba en posición de establecer esa compara-
ción .) La escapada llega a su fin y Alekséi no tarda en ser despedido en
cuanto ha disipado todo su dinero - a lo cual él muestra una indiferencia
total ("un vrai Russe, un calmouk!'', dice admirada mademoiselle Blanche)-,
para gran beneficio del prestigio social de mademoiselle Blanche [5: 308].
5 Véase la introducción a Fyodor Dostoevsky, The Ga111ble1; with Polina Suslova'.s Diary, trad .
de Victor Tenas , ed. de Edward Wasiolek (Chicago y Londres, 1972), p xxx\·. Para las citas, he
utilizado esta traducción.
Lo que es peor, aun si yo le dijera a usted que ella sigue amándolo, ¡se queda-
ría usted aquí de todos modos! Sí, se ha destruido a sí mismo. Usted tenía
algunas cualidades, una disposición animada, y no es mal hombre. De hecho,
usted habría podido prestar algún servicio a su patria, que con tanta urgencia nece-
sita hombres . . No lo estoy culpando. Me parece que todos los rusos son así,
pues están predispuestos a ser así. Si no es la ruleta , entonces es otra cosa
parecida a ella .. No es usted el primero que no entiende lo que es el trabajo
(no estoy hablando de su gente sencilla) La ruleta es, más que nada, un juego
ruso [5: 317; las cursivas son nuestras]
EL JUGADOR .. 239
El propio Alekséi había dicho antes lo mismo al rechazar al "ídolo ale-
mán", pero ahora el señor Astley muestra el lado adverso de negarse así a
disciplinar la personalidad de alguna manera y dominarla para lograr el
resultado deseado. El carácter "poético" de la personalidad rusa, si se lo
deja sin freno , puede conducir al desastre personal y a la supresión de
todo sentido de obligación cívica o moral. Al parecer, Alekséi desea tomar
a pecho esta lección , y con los diez luises de oro que, al partir, le deja el
Mr. Astley piensa, por primera vez, apostar de una manera nueva: "Sí, todo
lo que se necesita es ser calculador y paciente por una vez en la vida .. . ¡eso
es todol Lo único que se necesita es domina rse a sí mismo, por una vez, y, ¡en
una hora cambiará toda mí vida!" Sin embargo , esta última frase delata al
eterno e incorregible ruso que hay en Alekséi, y lo que recuerda en el últi-
mo párrafo es la emoción que una vez sintió al apostar la pequeña suma
que había ahorrado para cenar, y con la que ganó ciento setenta coronas.
"Y, ¿qué habría ocurrido si yo me hubiese desalentado esa vez, si no me
hubiese atrevido a probar mi suerte?" [5 : 318; las cursivas son nuestras] . Al
parecer, Alekséi seguirá apostando al estilo "ruso".
Así interpretado en términos étnico-psicológicos, El jugador puede pa-
recer un comentario brillantemente ambivalente de Dostoievski acerca del
carácter nacional ruso, inspirado por sus propias desventuras en el casino .
Por muy desordenado e "indecente" que pueda ser el carácter ruso, aún
tiene potencialidades humanas que están negadas a la estrecha, inhumana
y filistea mezquindad de los alemanes, capaces de ahorrar centavo tras
centavo; a la pátina mundana, elegante y totalmente pérfida de los fran-
ceses, y hasta a las sólidas y serviciales pero poco atractivas virtudes de los
ingleses.
Las más de las veces - le dice Alekséi a Polina- , los rusos estamos tan rica-
mente dotados que necesitamos un verdadero genio para hacer evolucionar
nuestro propio código de costumbres. Y el genio falta casi siempre , pues en
realidad es una rareza en todo momento . Sólo entre los franceses y tal vez
entre algunos otros europeos, el código de los modales está tan bien definido
que se puede mostrar un aire de dignidad y sin embargo ser un hombre sin la
menor dignidad moral [S: 230]
6
"Bueno, ¿qué respondió ese lector [título académico] ele usted , en Moscú, cuando le pre-
gu ntaron por qué había falsificado las entradas Y, pregunta Razumijin. '"Todos los demás se
enriquecen por varios medios, y nosotros también quisimos enriquecernos lo más pronto que
pudiéramos' ... La idea era hacerlo a expensas de otros, con la mayor rapidez y sin trabajcu: Es-
taban acostumbrados a encontrarlo todo ya hecho para ellos, todo ya preparado, a deprse ali-
mentar con cuchara de plata" [6 11 8; las cursivas son nuestras]
EL JUGADOR ~ 243
X. Escape y exilio
244 ...
buscó cierto respiro del acoso constante de sus acreedores. Pero sin la in-
conformidad de Anna y sin los fondos que ella ahorró para hacer posible el
viaje, probablemente los Dostoievski no se habrían lanzado a los que resul-
taron ser, inesperadamente, cuatro años de Wande1jahre europeos.
Todas estas tensiones hicieron que las primeras semanas de la nueva vida
de Anna distaran mucho de ser el periodo de felicidad que ella había pre-
visto, y hasta la llevaron a dudar de que su matrimonio fuese viable. Tenía
3
Ibid, p 86.
~ /b id . , p. 109.
w /bid., pp llO , ll2.
11
/bid , p. 114.
cuando p asamos JUnto a un húsar alemán se puso fren ético contra el rey el e
Sajonia y su guardia de cincuenta mil hombres. Yo le elije que no veía por qué
no había de tene rla si podía darse ese luj o. (En rea lidad , no me importaba un
bl edo si el rey tenía una guardia o no, o si vivía o se m oría; sólo lo contrach¡e
po r decir algo.) Pero Fióclor se irritó más aún co ntra mí y m e elijo qu e si yo
era tan estúpida, más me Yalía call arme la boca.
Otras veces , disputaron por una "puesta de sol" ( ¡1) o porque Anna , olvi-
dando los años que Dostoievski pasó en el ejército ruso, le preguntó si
podría atinar a un blanco en una galería de tiro. Habiendo demostrado a
satisfacción su puntería, Dostoievski dijo secamente que esa observación
"sólo confirmaba una idea que él había tenido de ti empo atrás : que la es-
12
D11ev11ih A. G. Dostonslwi , 1867 g (1\ loscú, 1923), pp. 120, 173. Esta ob ra fue traducida
al inglés a partir del alemán, co m o Thc Oían· o{ Dostonshy"s \l 'ij(·, ed. ele Ren e Fü lóp-!Vlillcr y
Dr. Fr. Eckstein. trad. de 1\ ladge Pembert on (>J ue,·a York, 1928). Esta traducción ha siclo "1
base de m is pro pias citas del texto original.
Querida mía , nos qued ará muy poco dinero - escribe- , pero no te quejes ,
no te entristezcas ni me hagas reproches .. Ahora mi smo le escribiré a Kátkov
para pedirle que me envíe otros quinientos rublos a Dresde ... En cuanto a
mí , me pondré a trabaj ar en el artículo sobre Belinski , y mientras aguardo la
respuesta ele Kátkov, lo terminaré . Ángel mío , tal vez todo esto sea para bien;
me habré librado ele ese m aldito pensamiento , ele la monomanía del juego.
Ahora, una vez más, como el año antepasado (antes d e Crimen y castigo ),
triunfaré por medio del trabajo n
26
Ibid., p. 195; 11-23 de mayo de 1867.
27
lbid, p. 192 ; 9-2 1 de mayo de 1867.
11
Dnevnih A. G. Dostocvskoi, p. 9 1.
~ 269
extraordinaria resistencia , soportando las exasperantes exigencias que le
causaban las flaquezas de Dostoievski.
Dostoievski empezó a jugar inmediatamente, con los resultados ya más
o menos habituales, pero, en ocasiones ganando sumas lo bastante grandes
para tener una cierta seguridad momentánea , que le permitían seguir apos-
tando cantidades menores. Esto era, en realidad, lo que se había propuesto
hacer, y le entregaba a Anna las ganancias para que las administrara; pero
después de perder él la cantidad que se había asignado , siempre regresaba
a pedir más. A Anna le resultaba imposible negarse a sus exigencias , por-
que lo veía atormentado por el conflicto entre su implacable sentido de la
bajeza que estaba cometiendo y su irresistible obsesión. Una escena típica
ocurrió al tercer día , cuando se había desvanecido ya la mitad del dinero;
después de perder otras cinco monedas de oro, Dostoievski hizo sus súpli-
cas habituales.
TU RGUENIEV Y BADEN-BADEN
"" 271
y ponerse a la defensiva contra una acusación. La comprensiva mansedum-
bre del príncipe Mishkin tendría, después, un efecto semejante, pero como
en el caso de Dostoievski, esa sensación de culpa no llevaría en la novela
más que a un acceso momentáneo de examen de conciencia.
La tolerancia de Anna, por muchos prodigios de dominio propio que le
costara, fue sobradamente compensada (al menos a sus propios ojos) por
la inmensa gratitud de Dostoievski y su creciente adhesión a ella. Cuando
Anna observó una vez que acaso hubiese ella afectado adversamente su
suerte, Dostoievski le contestó: "'Anna , mi pequeña, cuando yo muera , sólo
recuerda cómo te bendije por la suerte que me has traído', añadiendo que
nunca había tenido mayor fortuna en su vida, que Dios en realidad se había
mostrado generoso al ponerme en su camino, y que cada día él rezaba por
mí, y sólo temía que algún día esto cambiara, que hoy yo lo amaba y le te-
nía compasión, pero que si un día mi amor cesara, ya nada sería lo mismo.
Sin embargo, esto -se apresura Anna a escribir- nunca ocurrirá, y estoy
segura de que siempre nos amaremos tan apasionadamente como hoy". 5
Dostoievski no sólo prodigaba tales sentimientos, que sin duda expre-
saban todo lo que había empezado a sentir por Anna, sino que también
intentaba de otras maneras compensar todas las dificultades materiales y
emocionales que la había obligado a soportar. En cuanto ganaba un poco
de dinero, lo que ocurría con cierta frecuencia, volvía a casa cargado de fru-
tas, flores y vino. "Es una persona dulce este marido mío - escribió Anna
en una de esas ocasiones- , con una naturaleza amante y bondadosa, y yo
no tengo palabras con que expresar mi felicidad. "6 Esos momentos no du-
raban mucho, y la pareja pasaba de la relativa abundancia a la total miseria
de un día para otro; sin embargo , no se deben omitir esos instantes de pa-
sajera festividad, en los cuales Dostoievski mostraba que no era un mons-
truo exclusivamente preocupado por sí mismo. Anna parece haber logra-
do , como el propio Dostoievski, separar el vicio del juego de la personalidad
moral del escritor, y considerar que su manía era ajena a su verdadero
carácter.
"Llega un momento -escribió Anna en sus memorias, muchos años
después- en que debe considerarse que la pasión del juego es una enfer-
medad para la cual no hay cura." 7 Esa conclusión simplemente muestra ha-
5
Ibid , p 188.
ó /bid ' pp. 195 , 206.
7 Ann a Dostoevsky, Rc111i.11isce11ces, p. 132.
A pesar de todo, por mucho que Anna se esforzara, a veces no podía dejar
de ceder a un furioso resentimiento. Y, al pasar aquellos días agotadores
sin ningún cambio notable, de un modo que parecía no tener ningún fin a
la vista, hasta su indulgencia, al parecer infinita, empezaba a agotarse. "He
sufrido más de lo que pueden decirlo las palabras aguardando a Fiódor"
-escribió durante su cuarto día en Baden-. Lloré y me maldije a mí mis-
ma, a la ruleta, a Baden-Baden y a todo lo que hay sobre la tierra; me aver-
güenza confesarlo, y no recuerdo haberme puesto nunca en semejante es-
tado." Diez días después, cuando Dostoievski se había ido a empeñar el
broche y los aretes de Anna, "ya no pude dominarme y empecé a llorar
amargamente; no fue un llanto normal, sino acompañado por sollozos
convulsivos que me produjeron un terrible dolor en el pecho y no me ali-
viaron en lo más mínimo ... Empecé a envidiar a toda la demás gente, que
veía tan feliz, y en cambio, sólo nosotros -eso me pareció- éramos com-
pletamente miserables". 9
Lo que ponía frenética a Anna era pensar que "ayer teníamos ciento
sesenta monedas de oro y hoy no nos queda ninguna, y que fuimos tan es-
8
Dnevnil1, A. G. Dostoevslwi, p. 312.
9
Ibid, p. 191.
si yo supiera que toda esta miseria era in evitable, pero que tengamos que su-
frir tanto para que una Emilia Fiódoronw y los suyos puedan vivir en la
abundancia, y que yo deba empe nar mi abrigo para que ella pueda tener uno
bueno, me despierta un sentimiento que n o es precisamente agradable, y me
duele \·er tamo atolondramiento y tan poca comprensión y bondad en al-
guien a quien yo quiero y aprecio tanto.
Éste es el más extrem o grito de rebelión inserto en las páginas del Diario
escritas en Baden-Baden, pero , pocas frases después , Anna retrocede tími-
damente ante su propia audacia "Estoy furiosa contra mí misma por alber-
gar tan horribles pensamientos contra mi querido, dulce y buen esposo.
Sin duda , soy una persona horrible". 11
Simplemente le dije que no podía dejar de llorar ante el modo en que esta vez
habíamos estado todo el tiempo en Baden-Baden .. y que probablemente se-
guiríamos así durante cuatro meses seguidos, y, de paso , perderíamos el dine-
ro de Kátkov ... Durante todo un mes yo había soportado la situación sin de-
cir palabra , aun cuando no nos quedara ya nada , pues aún podía esperar
cierta ayuda de Mamá , pero que ahora que todo ha terminado, es imposible
pedirle más a Mamá y, además, me avergonzaría de hacerlo.
12
Ibid., p. 280.
15
Tbid, pp 345-346.
El diario de Anna da la impresión de que la parada en Bas ilea fue plan eada sencillamen-
te por un deseo general de no perder la oportunidad de ve r los sitios turísticos. En cambio,
en sus Reminiscencias indica que ese alto en Basilea pudo ser con el propósito específico de ver el
cuadro del Clisto muerto de Holbein, "del que alguien le había hablado a Fiódor Mijaílovich".
Quienquiera que fu era ese "alguien", Dostoievski había encontrado ya de tiempo atrás una
referencia a ese cuadro en un libro que conocía desde su niñez, las Ca rtas de lll1 viajero ruso de
N. M. Karamzin . "En cuanto a mí -escri bió Karamzin-, estudié con la mayor atención y pla-
cer [en una visita a Basilea] los cuadros del célebre Holbein, originario de Basilea y amigo de
Erasmo . ¡Qué hermoso es el rostro del Salvador en la Última Cena l ... Aunque no hay nada di-
vino en el Cristo que h an bajado de la cruz . Está pintado con notable natu ralidad, como un
agonizante . Según una leyenda, Holbein tornó por modelo a un judío que se había ahogado."
Anna Dostoevsky, Reminiscences, p. 133; N. M. Kararnzin , Letters of a Rlissian Travell ei; trad . y
ed. ele Florence jonas (Nueva York, 1957), p. 113.
16
Dnevni11 .. ., p. 35 2.
1
" PSS, 28/libro 2 160; 17 ele junio ele 1866.
2llIbid., 28/libro 1: 244; 9 ele no\"iembre ele 1856 .
21
Dnev nilz A. G. Dostoevslwi, p. 185.
22
PSSiP, 9 143.
n Dncvnih A. G. Doslocvslwi, p. 223.
39
Ibid, p. 211.
Pero ¡Dios mío, el deísmo nos dio a Cristal Es decir, un concepto tan elevado
del hombre que no se le puede comprender sin reverencia , ¡y no podemos
dejar de creer que este ideal de la humanidad es eternal Y, ¿qué nos han pre-
sentado, en cambio , los Turgueniev, Herzen, Utin y Chernishevski? En lugar
de la más elevada belleza divina en la que escupen, son tan repugnantemente
egoístas, tan desvergonzadamente irritables, tan ridículamente orgullosos,
que no se puede comprender qué están esperando, y quién vaya a seguirlos.
42
Dnevnih A G. Dostoevslwi, p. 214.
43
PSS, 28/libro 2 210.
44
PSSi P, 7 17-18.
45
Dnevnih A. G. Dosloevslwi, p. 358 .
"' /bid ., pp. 361 -366. Una versión un tanto distinta aparece en las Reminiscencias, con deta-
lles que no fueron incluidos en el Diario. "El cuadro ejerció un impacto terrible sobre Fiódor
Mijaílovich. Se quedó como anonadado ante él. Yo no tuve fuerzas para contemplarlo: me cau-
saba demasiado dolor, sobre todo por mi estado enfermizo [estaba embarazada], y me fui a las
otras salas. Cuando volví después de qu ince o veinte minutos, aún lo encontré clavado en el
mismo lugar, frente a la pintura. Su rostro alterado most raba una especie de temor, algo que yo
había notado más de una vez durante los primeros momentos de un ataque de epilepsia.
Discretamente tomé a mi esposo por el brazo , lo llevé a otra sala y lo hice sentarse en una ban-
ca, esperando un ataque de un momento a otro. Por fortuna , esto no ocurrió. Fue calmándose
poco a poco y salió del museo, pero insistió en volver a contemplar el cuadro que tan podero-
samente lo había afectado" (Anna Dostoevsky, Reminiscenccs, p. 134). Sin duda , hay aquí algo
dudoso: en el Dimio no se hace ninguna referencia a un posible ataque de epilepsia, y se supri-
me la descripción de la indecorosa conducta de Dostoievski.
47
Julia Kristeva, en un libro que trata de la depresión y la melancolía, consagra algunas pá-
ginas bien informadas a Holbein el joven. De su Cristo muerto, después de citar a Dostoievski,
hace la siguiente observación: "La iconografía italiana embelleció o al menos ennobleció el ros-
tro de Cristo en Su Pasión, pero en especial lo rodeó de personajes llenos de pesar y de la cer-
tidumb re de la Resurrección, como sugiriendo la actitud que debíamos adoptar para con la
Pasión. Por el contrario , Holbein deja extrañamente solo al cadáver. Y tal vez sea este aisla-
miento -cuestión de la composición- el que da mayor peso a la melancolía del cuadro, mucho
más que su dibujo o su esquema de color". Muy poco se sabe de Holbein el]oven salvo los he-
chos externos de su vida . Poco después de pintar el Clisto muerto en Basilea (1521-1522), se
fue a Inglaterra, escapando de la iconoclasia de la Refo rma y llevando consigo una carta de
Erasmo a Tomás Moro . Volvió a Basilea en 1528 y se convirtió al protestantismo, pero no antes
de pedir y, puede suponerse, de recibir "una mejor explicación de la Sagrada Comunión antes de
comprometerse" (cita de los registros de la iglesia) . Aunque sólo fue ra este detalle, sirve para
indicar un serio interés en cuestiones religiosas, tanto de dogma como de fe. Julia Kristeva ,
Soleil noir (París, 1987), p. 124 y caps. 5, 7.
... 293
2
leí periódicos rusos , que fu eron un bálsamo para mi corazón. Por último ,
sentí que ya había acumulado material suficiente para escribir toda una pieza
acerca de las relaciones de Rusia con Europa y de todo el estrato superior
ruso. Pero , ¿qué objeto tiene hablar de todo eso7 Los alemanes me ponen los
nervios de punta, ¡y también la vida de nuestro estrato superior ruso , con su
fe en Europa y la civilización1 8
14
Ibicl., p . 30; 5 de enero ele 1863.
17
Herzen, My Past and Thoughts, 1: 69.
18
Citado en la obra clásica, un tanto burlona, espléndidamente escrita de E. H. Carr. , The
Romantic Exiles (Londres, 1949), p . 194.
UN IDEAL RUSO
XIII. En busca de una novela
1
A. G. Dostoevskaya, "Dnevn iki i Vospominaniya", IN, 86 (Moscú) , p. 197.
~ 313
anhelante- cuando no sólo me habla de cosas ordinarias, como el café o
el azúcar, sino cuando también me considera capaz de escucharlo y hablar-
le de otras cosas más importantes y abstractas. "2 La nueva novela de Dos-
toievski, que hasta entonces tenía poco o nada que ver con El idiota como
la conocemos , ya parece haber estado ligada a su ulterior temática religiosa
en algún nivel aún latente de su sensibilidad creadora.
6
PSS, 28/libro 2: 235; 6-18 de noviembre de 1867.
7
A. G. Dostoevskaya, "Dnevniki i Vospominaniya'', p. 276.
8
Anna daría después, en sus memorias, una versión distinta de este incidente . Dice que
Ogarev sólo les había prestado diez francos, y añade "que pronto se los devo lvimos, al recibir el
primer dinero" . Poco después Ogarev fue víctima de un ataque de epilepsia, mientras caminaba
sin ninguna compañía; cayó en una zanja y permaneció allí toda la noche, con una pierna frac-
turada. Sus amigos lo llevaron a Italia para que se recuperara , y al cabo de tres meses los Dos-
toievski se vieron p rivados de la única relación qu e tenían en Ginebra. Anna Dostoevsky,
Reminiscences, p. 136.
9
A. G. Dostoevskaya, "Dnevniki i Vospominaniya'', p 188.
Durante todos los meses de otoño y de invierno Dostoievski buscó ese mo-
mento y trató de provocar su aparición, pero con tan poco éxito que llegó
a temer que estuviesen desvaneciéndose sus facu ltades por la frecuencia de
sus ataques epilépticos. Escribiéndole al doctor Yanovski en un momento
de depresión, le expresa tales temores y se queja de que "esta epilepsia aca-
bará por matarme. Mi estrella se está desvaneciendo ... y yo me doy cuen-
ta. ¡Estoy perdiendo la memoria (completamente)! Ya no reconozco a la
gente. Se me olvida lo de la víspera. Temo estar volviéndome loco, o cayen-
do en la idiotez". 12
A pesar de todo , Dostoievski siguió trabajando encarnizadamente, aun-
que no de una manera que pudiese darle alguna satisfacción. Y con el paso
del tiempo, sin que en las páginas de su libro de notas surgiera la necesaria
IO lbid., p 200.
11
PSS, 28/\ibro 2 239 ; 31 de diciembre ele 186 7- 12 de enero de 1868.
12
lbid., p. 358; 1-13 ele noviembre ele 1867.
19
PSS, 28/hbro 2 228; 9-21 de oCLubre de 1867.
Sof[a lvánovna
Clisto muerto ,
Hans Ho lbein, eljoven
(1521 -15 22)
Vevey, Suiza
Una y otra vez, en sus cartas de este periodo, Dostoievski reitera su frustra-
ción al tener que componer una novela nueva sin ningún contacto directo
con la vida rusa. Le explica a su sobrina: "Como escritor (a menos que se
sea especialista o erudito), es particularmente difícil . .. permanecer largo
tiempo en el extranjero. En nuestro trabajo , la realidad es de primera im-
20
Véase el comentario en PSS, 9: 392.
26
DSiM, 2: 343; 3 de noviembre de 1867.
27
PSS, 28/libro 2: 259n. 23.
20
DSiM, 2: 3-t 1; 20 ele se ptiem bre ele 186 7.
que me den LOdos los detalles acerca del finado y de sus últimos días, y luego
acerca de todos ustedes .. cuáles fueron sus primeros pensamient os, sus pri-
11
P;:i ra esta di stin ción , véase Reinholcl Niebuhr, Th c Natiirc ancl Dcsli ny of Ma n, 2 vols.
(N ueva York, 1964), 2: 15-34. Este p ro fund o análisis mu estra lo hond amente ar ra igado qu e
está el sueüo mesiánico en tocias las culturas que creen que el propósito ele Dios se rea lizará en
la histo ria y por med io ele ella. Nie buhr tamb ién senala cuán ine\·itablemente se entrelazan es-
tos dos ti pos.
14
PSS, 28/libro 2 254; 1- 13 de febrero de 1868.
11
Para mayor información, \'éase mi obra Dostoicvshi . La secuela de la lihuación, 1860-1865,
fCE, México , 2010, cap. XI X.
10
En ruso , Sonia es diminuri\'O de Sofía [Sofía].
17
PSS, 28/libro 2 294-295; 29 de marzo-10 de abril de 1868 .
ExtsTEN tres cuadernos de notas en los que Dostoievski escribió sus ideas
sobre lo que llegaría a ser El idiota. Dos de ellos contienen argumentos es-
critos antes de que se publicara la primera entrega de la novela; el tercero
esboza las continuaciones y posibles líneas de acción de personajes que ya
existían en la página. Con base en los cuadernos anteriores a la publica-
ción podemos ver claramente que Dostoievski tuvo grandes dificultades
para definir un personaj e central satisfactorio . El futuro príncipe Mishkin
sólo aparece embriónicarnente en las notas escritas entre el 10 de noviem-
bre y el principio de diciembre de 1867; mas para entonces Dostoievski ya
se había puesto a trabajar en un borrador anterior. Sólo después de que
esta versión inicial (que lamentablemente se ha perdido) empezó a disgus-
tarle por su "mediocridad'', las sugestiones contenidas en estas notas pos-
teriores súbitamente cristalizaron en una nueva inspiración artística.
El propio Dostoievski , como bien podemos comprenderlo , tendió a
exagerar un tanto la brecha que había entre su manuscrito desechado y el
definitivo; no cabe duda de que su decisión de partir de la nada pareció
una empresa enteramente nueva . Algunos de los primeros especialistas ru-
sos le tomaron la palabra al pie de la letra, y un editor de estas notas es-
cribió que "no queda nada del primer Idiota" cuando el personaje se trans-
formó en el príncipe Mishkin.1 Sin embargo, en realidad este cambio distó
mucho de ser tan radical como lo afirmara Dostoievski: en esas primeras
páginas aparecen esbozos de una figura muy similar a Mishkin . Muchas
de las otras situaciones, incidentes y hechos de las notas también fueron
1
I:: Arilhiva f ivl. Dostoc1·slwgo. "Idi ot". Nci::hdwrni c illc1tcria/i , ecl . de P N . Sakulín y N . f
Belch ikova (Moscú -Leningraclo , 1931 ), p. 243 .
332 ...
retomadas para darles una nueva función artística en el contexto modifica-
do. Ciertamente , una de las cosas fascinantes de estas notas, aparte de su
valor informativo, es qu e nos permiten observar, como una escultura que
saliera de una amorfa masa de barro o de piedra, el gradu al surgimiento de
una obra de arte terminada, creada a tientas por la inquieta imaginación
creadora de Dostoievski .
Las relaciones entre los personajes fluctúan de un plan a otro: las hermanas
son y no son hermanas , los sobrinos se vuelven hij os, los padres se vuelven
tíos. El idiota a veces es el hijo del Tío, a veces el sobrino , a veces el hijo adop-
tivo, a veces es ilegítimo y a veces legítimo; se cometen hechos que luego
abortan en el siguiente plan o, incluso, pocos renglones después. Hay quienes
se ahorcan, pero luego tal vez no se ahorquen; los mismos personajes mueren
porque se ahorcan, se envenenan, porque se les parte el corazón o porque se
ahogan. No siempre es claro quién es quién, de dónde procede y adónde va.
Hay personajes que aparecen y desaparecen, se apiñan en la periferia, se abren
paso por la conciencia del autor durante cierto tiempo y luego desaparecen;
algunos surgen sin nombres ni personalidades, cobran cuerpo y luego se disi-
pan. Algunos persisten hasta el umbral mismo de su publicación y de la in-
mortalidad, sólo para no encontrar sitio en la concepción final. 2
Las frases que acabamos de citar, las cuales reconocen una sensación de
fracaso , fueron fechadas el 1º de noviembre. En los días siguientes otras
anotaciones en el cuaderno de notas introducen elementos enteramente
nuevos en el escenario, debidos sin duda a que Dostoievski cobró concien-
cia de que necesitaba un nuevo plan de acción si quería hacer algún pro-
greso. Ahora, el idiota es enviado a Suiza siendo niño o adolescente, sin
conocer a su verdadera familia (lo criaron otros), y luego regresa. Esta com-
plicación ya se acerca a un aspecto muy importante del texto final. Otra
nota se refiere a lo que probablemente ocurrirá cuando el idiota retorne
del extranjero: "La escena más importante: el idiota en casa del general. El
idiota los cautiva a todos con su infantil ingenuidad" [9: 174]. Exactamente
lo mismo ocurre cuando Mishkin aparece de pronto en casa de sus parien-
tes lejanos, la familia del general Epanchin; en las notas , el idiota también
es pariente del general, es su sobrino desconocido. El idiota no sólo fue
enviado a Suiza, sino que también se casó en secreto, supuestamente en
estado de ebriedad, "con una joven con quien tuvo un hijo". Aunque se
cree que desconoce el pasado de la muchacha, "él sabía que tenía oculto
un niño pequeño" [9: 179]. Estos giros de la trama le permiten a Dostoievski
motivar un conflicto interno entre el amor compasivo del idiota (a su es-
posa) y su pasión por la heroína que lo ama pero lo atormenta , y de la que
planea vengarse: otro atisbo de la futura lucha de Mishkin entre sus dife-
rentes amores a Nastasia y a Aglaia.
La idea p rincipal ele la que todo depende es, a saber, que él está lleno ele .. un
orgullo morboso, hasta tal punto que no puede dejar de considerarse a sí
mismo un dios, y al mismo tiempo se tiene en tan poca estima (se analiza a
sí mismo con gran clari dad) que no puede dejar ele despreciarse con gran in-
tensidad , de manera infinita e injustificable. (Al mismo tiempo que siente que
vengarse ciegamente contra todos sería algo despreciable, sin embargo, actúa
como un canalla y sí cobra \'enganza) [9: 180].
Antes, el orgullo del idiota nunca había llegado a tal paroxismo de autodei-
ficación, y la semepnza con Stavroguin se hace aún mayor cuando Dos-
toievski enfoca el motivo del matrimonio secreto. "Rasgo característico. Al
principio siente un miedo morboso y cobarde (si se consideran todas sus
escapadas y rupturas) de anunciar que es un hombre casado. Pero ahora ,
puesto que los demás lo han descubierto , él de pronto levanta la cabeza y
se ufana de ese matrimonio y de que reconoce un destino diferente y su-
perior" [9 : 191] . Pero esa situación, o una similar, quedará reservada para
una novela posterior.
Vemos así que, aunque Dostoievski parece apartarse en este punto de
su texto definitivo, otros pasajes nos indican una creciente atención a las
implicaciones cristianas de su temática. Algunas de ellas habían aparecido
antes, sobre todo en relación con los personajes "positivos", pero en las no-
tas de mediados de octubre encontramos: "Él [el idiota] y Olga Umetskaia
(las cabezas cortadas)", que se refiere a una entrada anterior: "(Conversacio-
nes acerca de cabezas cortadas: no existe Dios)" [9: 161 -162]. Dos sema-
nas después se desarrolla este motivo abiertamente religioso: "Umetskaia
lee el Nuevo Testamento. En su estado demencial , sermonea .. . acerca de
cabezas cortadas , acerca de uñas arrancadas, y en el comienzo había causa-
do ella un incendio" [9: 183]. Un fragmento de diálogo que parece atribui-
ble al idiota lo muestra, reveladoramente, adoptando esta preocupación
religiosa . "En Suiza solíamos leer a menudo el Nuevo Testamento, y des-
pués de leer el libro de Renan inmediatamente interrogué al doctor acerca
de la cruz (estuvimos extrañamente de acuerdo en el tema de las uñas
arrancadas y las agujas)" [9: 183].
Entonces (dado que todo mi futuro dependía de esto), me fij é la penosa tarea
de in ventar una no ve la nu eva. Nada en el mundo habría podido obligarme a
continuar con la primera. Simplemente , no podía. Di vueltas en el magín a las
cosas desde el 4 hasta el 18 de diciembre. Podría decirte que, en promedi o,
daba yo con seis planes al día (por lo menos). Tenía un torbellino en la cabe-
za. Fue un milagro que no me vol\'iera loco . Por último, el 18 de diciembre,
me senté a escribir una nueva novela.-+
Los cinco primeros capítulos del texto final fueron enviados por correo el
5 de enero, y otros dos los siguieron el día 11. Dostoievski consideró que
estos siete capítulos formaban la primera parte de su novela, de acu erdo
con el nu evo plan; después alteraría su organización para que formasen
parte de una unidad más extensa.
Acabando d e salir de este intenso brote de creatividad , Dostoievski
confiesa que "yo mismo no tengo la menor idea de cómo son las cosas que
les he enviado". Pero explica que, por fin , todo brotó de una ambición lar-
gamente acariciada:
Ya desde hace tiempo tenía una idea que me obsesionaba, pero me daba mi e-
do basar en ella una novela , porque era una idea muy difícil y no estaba ca-
pacitado para abordarla, aunque es una idea fascinante y de la que estoy ena-
morado. La idea es retratar a un hombre pe1fectamentc bello.. La idea solía
aparecer en mi cabeza en fo rma un tanto artística, pero sólo w1 tanto, no en la
forma completa que se necesitaba. Sólo la desesperada situación en que me
encontraba me hizo lanzarme tras una idea que aún no había alcanzado su
plena madurez. Y corrí un riesgo , como en la ruleta : "¡Tal vez se desarrolle
conforme la escribo! " Esto es imperdonable .5
Dostoievski habla con toda sinceridad al decir que esta idea lo había ten-
tado de tiempo atrás: en realidad, aunque insinúa lo contrario, ya había
hecho varios intentos de insuflarle vida artística. El coronel Rostanev, en
La aldea de Stepanchikovo, algunas de cuyas frases coinciden literalmente
4
PSS, 28/libro 2: 2-+0: 3 1 ele d iciem bre ele 1867-12 ele enero ele 1868.
5
/bid. , pp 240-24 1.
350 ~ UN IDEAL RU SO
con las de Mishkin, fue un esfuerzo tentativo en esta dirección. Este oficial
retirado, robusto, apuesto y hercúleo comparte con Mishkin, en forma un
tanto incongruente, sus sensaciones de la vida, y habla arrobado acerca de
la maravilla de la salida del sol, la gloria de los árboles y toda la belleza del
mundo mismo. Pero el coronel Rostanev es un personaje cómico, vergon-
zosamente engañado por el hipócrita Forna Fómich, y aunque sea la encar-
nación misma de la bondad, el narrador, joven y muy sagaz, lo trata con
una condescendencia afectuosa y no con admiración incondicional. 6
Otro intento de Dostoievski, totalmente distinto por representar la bon-
dad positiva (o al menos una cierta inocente ingenuidad, que se asemeja a
la bondad en la espontaneidad de su cariño y apego a los demás) puede
verse en el personaje de Alekséi Valkovski en Humillados y ofendidos. Si bus-
cáramos en otra de las obras de Dostoievski un precursor de Mishkin, éste
sería el chispeante e irresponsable Alekséi, quien vive cada momento como
un niño, los quiere a todos con la misma devoción desprovista de crítica, y
no se entera de las consecuencias, a menudo sumamente lamentables, de su
arrebatada conducta. Alekséi es un protoMishkin, aun visto desde la pers-
pectiva del sentido común más prosaico, punto de vista que será expresado
en El idiota, pero trascendido por una visión más profunda de un trágico
autosacrificio. Otra reminiscencia de esta anterior y un tanto endeble novela
puede encontrarse en el desastroso enfrentamiento entre Nastasia Filippov-
na y Aglaia. Este encuentro se parece a una competencia por el cariño de
Alekséi en la novela anterior, donde, sin embargo, las rivales aceptan amiga-
blemente que él pase de la una a la otra, según convenga a sus intereses.7
La misma carta enviada a Maikov contiene algunas otras observaciones
que revelan lo muy perplejo e incierto que aún estaba Dostoievski ante el
futuro curso de su obra.
''Véase el análisis de este cuento en Dostoi evshi. Los w1os de prueba, 1850-1859, FCE, México,
2010, pp 386-391
7 Véase el análisis de esta novela en Dosloievslli. La secuela de la liberación, 1860-1865, FCE,
9
Ibid , p . 252.
Sólo diré que, de las figuras bellas de la literatura cristiana , la más completa
es la de Don Quijote 10 Pero sólo es bueno porque al mismo tiempo es ridícu-
lo. También es ridícula la figura del Pickwick de Dickens (concepción infini-
tamente menor a la de Don Quij ote, pero , aun así, enorme), y ésa es la única
razón de que triunfe. La compasión hacia el hombre bello que es ridiculizado
y que no tiene conciencia de su propio valor despierta la simpatía del lector. Y
esta capacidad de despertar compasión es el secreto del humorismo. j ean
Valjean constituye otro poderoso intento, pero despierta la simpatía por causa
de su terrible infortunio y de las injusticias que con él comete la sociedad.
Pero no hay nada de esa índole en mi novela , absolutamente nada, y por ello
tengo un miedo terrible de que sea un auténtico fracaso. 11
10
Solemos dar más o menos po r sentada la comparación que hace Dostoievs ki de Don
Quij ote con Cri sto, pero en su época aún era una novedad. En su estudio, sumamente info rma-
tivo, Eric Ziolkowski escoge a Kierkegaard como "la pri mera persona y, aparte de Turgueniev, la
única que antes de Dostoievski comparó a Cristo co n Don Quij ote" (p. 94).
Desde luego, Dostoievski co no cía bien el ensayo de Turgueniev, Haml et y Don Quijote, en
que la inevitable derrota de los Don Quijotes de este m und o es llamada "el golpe irrisorio ele los
fariseos", establecien do así un paralelo entre Don Quijote y Cristo (p. 112). Como lo comenta
atinadarnente Ziolkowski , esa comparación fu e posi ble grac ias a la interpretación que los ro -
mánticos (especialmente los alemanes) hacían de Don Quijote co mo de un "idealista trágico
q ue luchaba en una sociedad imperfecta" (p. 110). Véase Eric Ziolkowski, Tl1e Sa 11ctifica ti o11 of
Don Quixote (Un i\·ersity Park, Pa. , 1991 ).
11
PSS, 28/libro 2 251.
.. 355
gar para poder escribir, se mudó cinco veces mientras la novela estaba en
proceso. Los Dostoievski se vieron obligados dos veces a cambiar de aloja-
miento en Ginebra , y luego se fueron de Ginebra a Vevey, al otro lado del
lago , donde supuestamente había mejor clima. Tres meses después se fue-
ron a Italia, donde vivieron dos meses en Milán y luego el resto del año en
Florencia, donde el novelista completó los últimos capítulos.
Su labor también se vio interrumpida por el nacimiento de su primera
hija, feliz acontecimiento seguido muy pronto por la tragedia de su muer-
te. Éste fue un golpe terrible para la pareja , cuya angustia ha quedado con-
movedoramente expresada en las cartas de Dostoievski. Además , aunque
ya no lo acosaban los acreedores como sin duda lo habrían hecho en Rusia,
Dostoievski estaba continuamente preocupado por la conducta caprichosa
de su hijastro Pasha, así como por la indigencia de la familia de su difunto
hermano. Todos estos problemas y otros muchos lo distraían, y cualquier
observador compartirá el admirado asombro expresado por Maikov, única
persona de su mundo literario con quien Dostoievski se mantuvo en con-
tacto , y que conocía todos los detalles de su onerosa situación. Después de
informarse de la epilepsia de su amigo , prosigue diciendo Maikov: "Anna
Grigórievna en su estado, en la pobreza y en el exilio , sin amigos ni fami-
lia ... ¿Cómo logras soportar todo esto y, mientras lo soportas, todavía es-
cribes una novela?"3 Éstas eran las circunstancias en que Dostoievski traba-
jaba en El idiota, y tuvo sobrada justificación para afirmar que ningún
importante novelista ruso de su época había trabajado con tan desalenta-
dores impedimentos.
Desearía que supieras, querido amigo -le dice a Maikov, agradecido- , con
qué alegría leo y releo, una y otra vez, cada carta que recibo de ti. ¡Si pudie-
ras imaginar cómo es aquí mi vida , y lo que para mí significa recibir cartas
tuyas! Aquí no veo a nadie, no tengo noticias de nada , y ni siquiera los perió-
dicos rusos (La Gaceta de Moscú y La Voz) han estado llegando desde princi-
pios de año .
Resulta interesante comparar este pasaje con uno de los análisis más agudos y sagaces ele la
cultura rusa hechos por un occidental, Anatole Leroy-Beau\ieu, quien esc ribió acerca de la acti-
tud del pueblo ruso para con su zar dos años después ele la muerte de Dostoievski (1883).
Estaba hablando de las relaciones entre la Iglesia y el Estado en el Imperio ruso "Si el zar sigue
siendo un lego secular y si en cuestiones religiosas tanto como en cuest iones cívicas el Empe-
rador actúa en su capacidad de jefe ele Estado, no lo es como cabeza ele un Estado secular en el
sentido modern o u occiclental. Si no tiene categoría eclesiástica , el zar, para la masa del pueblo ,
sí tiene un estatus religioso. Es el ungido del Seflor estab lecido por la mano divina para salva-
guardar y encabezar al pueblo cristiano. El haber sido ungido bajo la estrecha cúpula de la cate-
dral de Uspenski le ha dado la virtud de lo sagrado. Su dignidad no tiene igual baj o el cielo. Sus
súbditos de tocias clases, colecti va e individualmente , le han jurado fidelidad sobre el Evangelio".
Anatole Leroy-Beaulieu , L'Empi rc des Tsws et les Russcs (París, 1990), p. 1033.
Que el pueblo me culpe -reconoció Maikov-, porque lo veo todo bajo una
luz color de rosa; pero nosotros [Dostoievski y él mismo] somos vates [profe-
tas], que vemos más allá de nuestras narices y de los abusos de un supervisor
de distrito o de la estupidez de alguno de los gobernadores, o la insensatez de
un censor, o el estúpido despotismo de un comerciante moscovita y la cegue-
ra de un columnista de San Petersburgo. 14
Me enferma ver a estos sabelotodos -le dice a Maikov- . ¡Oh, pobres tipos,
oh, nulidades, oh, basura hinchada de vanidad , oh, porquerías! ¡Es repug-
nante! Me encontré casualmente con Herzen en la calle, y durante diez minu-
tos nos hablamos en tono cortésmente hostil, nos echamos unas cuantas pu-
llas, y nos despedimos. No, ya no puedo soportarlos. ¡Se han quedado tan
14
"Pisma Maikova", DSlM, 2: 349 .
15 Leonid Grossman, Zhizni i Trudl E M. Dostoevshogo (Moscú-Leningraclo, 1935), p . 177.
1
" PSS, 28/libro 2: 282, noLa 12.
17
lbid., p. 258 , nota 5.
Volví a casa -escribe Anna- terriblemente feliz , tanto más cuanto que aho-
ra estaba completamente segura de no haberme equivocado y de que, en rea-
lidad, estaba embarazada. Me había desconcertado lo pequeño de mi barriga,
y seguí creyendo haberme engañado, que no estaba embarazada y que no te-
nía la regla por causa de alguna enfermedad; hasta llegué a creer que sufría de
tuberculosis. 18
18
A G. Dostoevskaya, "Dnevniki i Vospominaniya", L N, 86 . (Moscú, 19 73), p 213.
él temblaba como una hoja y tenía miedo de pensar, pero su mente ya se afe-
rraba a cada imagen , corno le ocurría en su eños ... Por último, los gemidos
que le llegaban de la habitación se convirtieron en terribles gritos animales,
intolerables, increíbles ... Luego, por fin , le llegó el sonido de un llanto; un
nuevo llanto que hizo estremecerse a Shatov, quien , estando de rodillas , se le-
vantó de un salto: era el llamo de un recién nacido , llanto débil y discordante.
1
" Anna Dostoe,·sky, Rcm in iscenccs, Lrnd. y ecl. ele Bcat rice Still rnan (Nueva York , 1975), p. 142.
23
PSS, 28/libro 2: 277-278, nota 12 ; 21 -22 de marzo a 2-3 de abril de 1868 .
24
"Pisma Maikova" , DSiM, 2: 345.
25
PSS, 28/libro 2 279-280 , nota 12 .
Nota : En cuanto a las relaciones con los nifíos, disponer las cosas de esta manera.
Al principio, cuando el tema trata especialmente de Aglaia, Gania, N. F, las
intrigas, etc., ¿por qué no relacionar de paso y casi enigmáticamente la relación
del príncipe con los niños, con Kolia, etc. 7 No mencionar el club, sino intro-
ducirlo súbitamente, insinuando que circulan vagos rumores sobre su exis-
tencia, y presentar al príncipe, enmedio de él, como un zar, en la quinta y la
sexta partes de la novela [9: 220].
Esta idea, aunque fue abandonada aquí, resurgiría en Los hermanos Kara-
mázov. Otra idea era poner fin a la novela con una "confesión" (no queda
en claro de quién), que reaparece en la confesión de Stavroguin con que
termina Los demonios.
A mi parecer, una de las más importantes notas aclaratorias es la del 12
de marzo, donde Dostoievski escribe: "Tres tipos de amor en la novela:
1) Amor apasionado y espontáneo: Rogozhin. 2) Amor por vanidad: Gania.
3) Amor cristiano: el príncipe" [9: 220]. Dostoievski ya había definido pre-
viamente estos diversos tipos de amor como mutaciones de un solo carác-
ter; sin embargo, ahora los asigna a diferentes personajes. En general, la
importancia de este tema del amor en el libro, en especial la trágica antino-
Nota: ¿Por qué no presentar el carácter del príncipe enigmáticamente por toda
la novela, definiéndolo de cuando en cuando por medio de detalles (de mane-
ra más fantástica e inquietante, despenando la curiosidad), y luego, al final ,
elucidar súbitamente su carácter ... 7 Nota: ¿Presentarlo al lector con todos los
demás personajes más definidos y elu cidados , desde el principio? (como , por
ejemplo, Gania) [9 220].
1
'' PSS, 28/libro 2: 285 ; 23 de marzo-4 de abril de 1868.
¡Oh, Apollon Nikolaevich! ¿Qué importa que mi amor a mi primera hija haya
sido ridículo, que yo me expresara ridículamente acerca de ella en las cartas
11
Ibid., p. 286.
12 Anna Dostoevsky, Rc111i11isce11ces, p. 14 7.
33
PSS, 28/libro 2 297; 18-30 de mayo de 1868.
34
Ibid., p. 298.
378 ~
Esta noticia fue una alentadora confirmación de que sus pasados esfuerzos
editoriales no habían caído en el olvido.
4
lbid., pp. 30 1-302 ; 22 de junio-4 de julio de 1868.
p. 156.
11
PSS, 28/libro 2: 314; fi nes ele agosto-principios ele septiembre ele 1868.
La policía de San Petersburgo -le dijo a Maikov- abre todas mis cartas, y,
puesto que el sacerdote ortodoxo de Ginebra , según lo saben todos (nótese
que éstas no son sospechas, sino hechos), trabaja para la policía secreta, el co-
rreo de Ginebra (con el que tiene conexiones secretas) retrasa las cartas dirigi-
das a mí, y esto lo sé muy bien. Por ello - continúa Dostoievski-, estoy fir-
memente convencido de que mi carta nunca llegó a tus manos, y que tu carta
se ha perdido.
Nota: Pero ¿cómo puede alguien como yo, hombre honrado, patriota, que se
ha puesto en manos de ellos hasta el punto de traicionar mis convicciones
anteriores, que idolatra al zar, cómo puedo tolerar que se suponga algún tipo
de conexiones mías con algunos tipos de polacos o con La Campana' ¡Estú-
pidos, idiotas! Involuntariamente, retrocede uno antes de servirlos a ellos.
12
Ibicl., p 48ln . 3.
¿No debiera yo acudir a algún personaje para pedirle que me librara de la sos-
pecha de traicionar a la patria y de tener relaciones con los polacos, para que
así no interceptaran mi correspondencia? ¡Es repugnante! En realidad, ya de-
bieran saber que los nihilistas, los liberales de El Contemporáneo desde hace
tres años me arrojan lodo porque rompí con ellos, porque odio a los polacos
y amo a mi patria. ¡Oh, qué canallas!
Maikov ya le había dicho a Dostoievski, hacía tres meses, que "entre nos-
otros, aun en los altos círculos, se dice que muchos no conocen la diferen-
cia entre Kátkov y Chernishevski, entre los escritores dedicados a Rusia y
al soberano hasta la médula de sus huesos y los revolucionarios".14 Ahora
Kátkov intenta consolar a su amigo con un rumor que circulaba por do-
quier de que también estaban abriendo las cartas de Kátkov y de lván Ak-
sákov (el editor eslavófilo), y que entre la lista de sus corresponsales sospe-
chosos se había encontrado al heredero del trono ruso . Pregunta Maikov
en tono de broma: "¿Por qué debemos ofendernos si hasta él aparece en la
categoría de sospechosos, según el bando que por hoy predomina?" 15 No
sabemos si el enterarse de estos rumores disipó la indignación de Dos-
toievski.
Durante todo este periodo , Dostoievski estaba entregando capítulo tras ca-
pítulo de su novela y tomando notas para continuarla . Una anotación fe-
chada el 24 de mayo muestra lo incierto que aún estaba ante el curso futuro
de su trama . "Nota: El relato completo de la rehabilitación de N. F, com-
13
Ibid., pp. 309-310; 21 de julio-2 de agosto de 1868.
14
"Pisma Maikova", DSiM. 2: 350.
15 PSS. 28/libro 2: 482n. 13.
17
A. N. Maikov, "Pisma k F M. Dostoevskomu", ed. de N. T Ashimbaeva, Pamyatnihi KHltwi,
1982 (Leningrado , 1984), p. 67 .
Se queja una vez más con su sobrina de lo difícil que es escribir "sin conti-
nuadas impresiones personales de Rusia". 26
Sin embargo, no era literalmente cierto que Dostoievski no hubiese
leído un solo periódico ruso en los seis meses anteriores, pues recibía con
toda regularidad los números de El Mensajero Ruso en que estaba apare-
ciendo su novela. El número de septiembre contenía el informe de una re-
ciente reunión de la Sociedad Británica para el Avance de la Ciencia, y
Dostoievski le pidió a su sobrina no dejar de leerlo con todo cuidado. Varios
hombres de ciencia ingleses, entre ellos el célebre john Tyndall, médico y
popularizador de la ciencia , y sir Joseph Hooker, conocido botánico amigo
de Darwin, habían rechazado enérgicamente la idea de que la religión y la
ciencia fueran enemigas y antitéticas. La ciencia era legítima en su propia
esfera material, pero no tenía nada que decir -y no debía tener nada que
decir- acerca de la vida espiritual de la humanidad y el significado último
del universo. El mundo había sido creado por un poder inaccesible a los
métodos mecanicista-materialistas empleados por la ciencia, y, por ello, re-
ligión y ciencia podían ir de la mano. Dostoievski acababa de completar la
segunda parte de El idiota, con su visión -contenida en la "Explicación
Necesaria" de Ippolit- de la naturaleza como "una inmensa e implacable
bestia embrutecida", o como una "enorme máquina de la más moderna
construcción" que había logrado aplastar y aniquilar a Cristo [8: 339]. Sin
embargo, encontraba ahora garantías de que la visión de Ippolit no era
más que un aterrado reflejo de la paralizante desesperación de su fatal en-
fermedad La creencia y la fe en Cristo y en los valores morales que Cristo
había traído al mundo no habían sido vencidos por la Naturaleza.
No puede saberse si este artículo tuvo que ver con una súbita muta-
ción que puede observarse en las notas de Dostoievski, pero el 15 de sep-
tiembre el escritor, de pronto , escribe: "Ippolit: eje principal de toda la no-
vela". Pasa entonces a esbozar las relaciones de Ippolit con los personajes
principales, a todos los cuales , con excepción del príncipe , domina y ma-
nipula de una manera u otra. "Lo principal. Nota: El príncipe no ha cedido
25
Ibid., p. 321 ; 26 de octubre-7 de noYiembre de 1868.
26
lbid, p. 319, nota 21.
10
PSS, 28/libro 2: 322, nota 21.
31
Ibid., pp. 323-324; 26 de octubre-7 de noviembre de 1868.
¡Oh, amigo míol Yo tengo una concepción de la realidad y del rea lismo to-
talmente distinta de la de nuestros novelistas y críticos. Mi id ealismo es más
real que su realismo. ¡Dios míol El sólo narrar sensatamen te todo lo que los
rusos h emos vivido en los últimos diez años de nuestro desarrollo espiri-
tual .. ¿no gritarían nuestros realistas que esto era pura fantasía/ Y sin embar-
go, éste es un realismo auléntico y existente. Esto es realismo , sólo que es más
profundo , mientras que ellos nadan en las aguas supe rfic iales . En realidad,
¿no es Lioubim Tortsov esencialmente una nulidad .. 7 y sin embargo, eso es
todo lo que el realismo de ellos puede tolerar del idea l. .. Su rea lismo .. no
puede iluminar una centésima parte ele los hech os que son reales y que están
ocurriend o. Y con nuestro idealismo hemos precleciclo los hech os. Eso ha
ocurrido. 3<'
40
PSS, 28/libro 2: 327, nota 37.
41
Tbid , 29/libro 1 9-10; 25 de enero-6 de febrero de 1869.
400 .. UN ID EA L RUSO
acerca de algunos de los otros episodios del libro que también fu eron to-
mados de la vida , aunque Maikov alude a ellos indirectamente ("yo en lo
personal experimenté momentos terribles"); y esos momentos aportaron
un estrato importante a esta novela, la más íntimamente autobiográfica de
su autor. Además, aunque la afirmación de Dostoievski de haber tomado
otros personajes, además del príncipe Mishkin, "directamente de la vida"
provocó en un tiempo cierto escepticismo, investigaciones más recientes
han dado cierta credibilidad a la que había parecido una insistencia poco
convincente en la literalidad.
Por la época de su reacción inicial, Maikov sólo había leído la primera
parte de la novela , y por ello su referencia a los "terribles momentos" sólo
puede referirse a la narración del príncipe Mishkin acerca del hombre con-
denado "a que lo fusilaran por un delito político. Veinte minutos después
le leyeron el perdón, y fu e condenado a otro castigo" [8 51]. Por supuesto,
esto fue exactamente lo que le ocurrió a Dostoievski en 1849, cuando fue
sentenciado a muerte por el asunto de Petrashevski y luego perdonado por
Nicolás l. Muchos de los detalles de esta escena son reminiscencias de he-
chos reales. Dostoievski tenía la misma edad que el personaje mencionado
(veintisiete años) y, como él lo describe, la espira dorada de una iglesia
contigua a la Plaza de Semenovski fue súbitamente iluminada por los rayos
del sol, mientras los presos aguardaban a que el escuadrón de fusilamiento
cumpliera las sentencias. Así recrea Dostoievski las sensaciones indelebles
de ese instante decisivo de su propia vida, cuando "fueron terribles la in-
certidumbre y la aversión a esa cosa nueva que sería y no tardaría en lle-
gar". Pero "nada fue tan terrible" para el hombre de quien habla el príncipe
Mishkin como la idea de lo que haría con su vida si no muriera: "¿Qué pa-
saría si yo pudiera volver a la vida ... 7 Qué eternidad ... Convertiría cada
minuto en toda una época .. . contaría cada minuto conforme pasara, no
desperdiciaría uno solo" [8:5 2].
Tales fueron exactamente los pensamientos del propio Dostoievski ,
como aparecen en una carta escrita a su hermano inmediatamente después
de regresar del conato de ejecución.
Más aún, esta percatación del valor infinito del don de la vida trajo
consigo una transformación moral:
ca, la Torah , y la tradición y su práctica. Vesti gios de una enseñanza ética similar a uno u otro
elementos del propio Cristo pueden encontrarse en la ética de los profetas, ele los maestros de la
sabiduría, de los apocaliptistas y de los rabinos. Cuando se obsen'an todas esas cuestiones, aún
queda en pie el hecho de que un fact or importantísimo ele la presentación, si no del co ntenido,
ele la enseñanza ética fue la expectativa escatológica . Es difícil negar que todo el lla mado ele
Cristo al arrepentimien to y su apremiante petición ele JUSticia, que él predicó, se hicieron ante
el trasfondo de vh·iclas recompensas y castigos escatológicos, que él consideró inminentes. Y es
difícil nega r que algunas de sus exigencias, indudablemente las que les hi zo a ciertas personas,
eran demandas extraordinarias, condicio nadas por una si Luac ión extraordinaria ." Amos
N. Wilder, Eschatology and Ethics in thc Tcaching of]rn1s (N ueva York, 1950) , p 11.
41
Véase el comentario de esas suposiciones en PSS, 8: 385-393.
;q Para la cita y un exce lente análisis de este p roblema, vease L. M. Rosenbl yum , Tvorchcski c
D11cv11ihi Dostoevslwgo (Moscú, 198 1), pp 153-1 54.
406 ~ UN IDEAL RU SO
XVII. El idiota
1
PSS , 29/libro 2 139; 14 de febrero ele 1877.
~ 407
la muerte. Esta experiencia le había dado a Dostoievski una nueva capta-
ción del sentido de la vida , y el príncipe Mishkin se esfu erza por difundir
esta revelación en un mundo empantanado en la pereza de lo material y lo
cotidiano . El príncipe, también atacado por la epilepsia de la que sufría
Dostoievski, al comienzo de su enfermedad siente la misma intuición extá-
tica de una plenitud sobrenatural que su creador aguardaba como visita-
ción divina, y a la vez temía como heraldo de la locura.
La forma particular que adopta el trágico destino del príncipe Mishkin,
aparte de su paralelo general con la Pasión de Cristo, se relaciona también
con algunas otras de las creencias más sagradas y profundas de Dostoievski.
"Amar al prójimo como a sí mismo, según el mandamiento de Cristo , es im-
posible", había escrito Dostoievski ante el féretro de su primera esposa. 2 "La
ley de la personalidad en la tierra nos ata. El Ego se interpone en nuestro
camino" [20: 172] . En un pasaje de la mayor importancia para el triste des-
tino del príncipe Mishkin, continúa Dostoievski: "El casarse y el dar a una
mujer en matrimonio son, por decirlo así, las más grandes desviaciones del
humanismo, el completo aislamiento de la pareja ante todos los demás . ..
La familia, tal es la ley de la naturaleza , pero de todos modos [es] anormal
y egoísta''. Hasta esa "más sagrada posesión del hombre en la tierra", la fami-
lia , es, así, una manifestación del Ego , que impide la fusión de las personas
en el Todo del amor universal [20: 173]. Sólo al fin de los tiempos, sólo
cuando la naturaleza del hombre se haya transformado radicalmente en la
de un ser asexual y seráfico, será posible la realización total del ideal cristia-
no del amor. El príncipe Mishkin se acerca a la más extrema encarnación
de este ideal que la humanidad puede alcanzar en su actual forma no re-
generada , pero se ve desgarrado por el conflicto entre los imperativos con-
tradictorios de sus aspiraciones apocalípticas y sus limitaciones terrenales.
Aunque el príncipe Mishkin , fruto de las cavilaciones teológicas de
Dostoievski , es sin duda una de las creaciones más originales de su autor,
de todos modos es posible darle una genealogía sumaria. Mishkin puede
relacionarse con todos aquellos románticos buscadores del absoluto que
vemos en Balzac - por ejemplo , Louis Lamben- , cuya absorción por lo
infinito arruina su existencia subliminal. También de Balzac procede otro
análogo , tal vez más cercano a Mishkin que ningún otro personaje de la
novela moderna : el irresistiblemente atractivo y andrógino héroe-heroína
408 .. UN IDEAL RU SO
del fantástico Seraphítus-Seraphita, quien al término del libro asciende a un
cielo swedenborgiano. En el universo creador del propio Dostoievski, como
ya hemos visto, Mishkin acaso tuviera un predecesor en el coronel Rosta-
nev, de La aldea de Stepanchíhovo, y en Alekséi Valkovski, de Humillados y
ofendidos. El coronel, ingenuo y de buen corazón, experimenta, así sea es-
porádicamente, la misma extática aprehensión de la vida que Mishkin se
esfuerza por enseñar a los demás; y Alekséi, pueril y torpe, se anticipa a la
ineptitud de Mishkin para vivir en el tiempo y su incapacidad de escoger
entre dos mujeres. Dostoievski elabora el esquema de carácter del príncipe
Mishkin espiritualizando la bondad espontánea y de todo corazón del co-
ronel, y fundiéndola con la discontinuidad y la irresolución de Alekséi. El
resultado de todo esto es una discontinuidad que brota de una total entre-
ga del ego en cada encuentro humano y una irresolución que se vuelve
sublime en su aspiración a una universalidad del amor.
La primera parte de El idiota fue escrita a todo vapor, inspirada por la deci-
sión de Dostoievski de centrar una obra importante en torno del carácter
de "un hombre perfectamente bello"; y la singular fascinación espiritual
del príncipe Mishkin se deriva, en gran parte, de la imagen proyectada en
estas primeras páginas. Más avanzado el libro, Mishkin tiende a quedar
casi sumergido en la corriente del diálogo entre los personajes, y aunque
sigue siendo el centro implícito de la acción, su presencia se siente mucho
menos. Sin embargo, en la primera parte lo vemos bajo la luz más clara, y
recibimos la más poderosa impresión de ese halo, como de Fra Angélico,
que ilumina su personalidad.
El aura moral que rodea al príncipe puede verse en la primerísima es-
cena, que se desarrolla en un vagón del ferrocarril que va a San Petersburgo,
donde se enfrenta a Rogozhin, el turbulento hijo de un comerciante, y al
divertido y cínico parásito Lebediev. Lo que llama la atención de Rogozhin
es la perfecta tranquilidad con que el príncipe responde a sus insolentes
preguntas, la total falta de resentimiento hacia su condescendencia. La con-
ducta del príncipe queda señalada por una total ausencia de vanidad o de
egoísmo; sencillamente , no parece poseer el respeto a sí mismo de que se
alimentan esos sentimientos. Más aún: muestra una capacidad incompa-
EL IDIOTA ~ 409
rable para adoptar el punto de vista de su interlocutor. .. hasta tal punto,
en efecto que comprende por completo el concepto que el otro tiene de sí,
lo que no significa que el príncipe necesariamente convenga con estas opi-
niones (como cu ando le llama la atención a Gania Ivolguin por referirse
continuamente a él de manera insultante como "idiota") . Pero atribuye la
causa de esta extrañeza a su apariencia y su conducta, y, por ello , los per-
dona de antemano. Esto explica que el príncipe no se enoje por la recep-
ción que le dan los demás; y su capacidad de trascenderse a sí mismo de
este modo desarma invariablemente la primera respuesta de desdén diver-
tido y superioridad de los que encuentra.
Max Scheler, en su admirable libro La naturaleza y las formas de la sim-
patía, distingue lo que llama "camaradería vicaria", la cual incluye experi-
mentar una comprensión y una empatía para con los sentimientos de otros
sin ser abrumado por ellos emotivamente , de una total coalescencia que
condujera a la pérdida de identidad y de personalidad .3 El movimiento
subyacente de El idiota puede definirse provisionalmente como el paso del
príncipe de esta primera índole de camaradería a la segunda , pero en la
primera parte no hay indicaciones de esa pérdida de identidad. Antes bien,
todo el hincapié se hace en la capacidad instintiva e indiferenciada del
príncipe para experimentar una camaradería vicaria completamente lúci-
da , aun cuando esté sometido a gran presión. Como ejemplo podemos to-
mar la escena en que el príncipe interviene en el violento altercado entre
Garría Ivolguin y su hermana, y recibe un golpe que iba dirigido a la mu-
chacha. Su respuesta consiste en taparse el rostro con las manos, volverse
hacia la pared y decirle a Gania con voz quebrada: "¡Oh l ¡Cuánto se aver-
gonzará usted de lo que ha hecho! " [8: 99] .
Esta cualidad del carácter del príncipe no es motivada psicológicamente,
sino que , de manera sugestivamente simbólica , se encuentra ligada a cier-
tos leitmotivs. Por una parte, el príncipe está casi poseído por la muerte: en
esas primeras páginas habla dos veces de una ejecución que recientemente
presenció; y también narra con todo detalle las sensaciones y los pensamien-
tos de un hombre que fue condenado a morir ante el pelotón de fusila-
miento y luego fue inesperadamente perdonado . Las dos primeras descrip-
ciones se explayan en el inexpresable tormen to de la certidumbre de una
3
Max Sch eler, Th e Nalure and Fo nns of Sympathy, trad. de Pete r Health (Londres, 1954) ,
cap 2.
EL IDIOTA ~ 411
dente anhelo de llegar a "esa línea en que se unen el cielo y la tierra" o en
una "gran ciudad como Nápoles, llena de palacios, de ruidos, de rumores,
de vida" . Pero entonces, añade , "me imaginé que se podía encontrar una
plétora de vida hasta en la prisión" [8: S l].
Nada despierta más la desconfianza y el antagonismo de las hermanas
Epanchin que esta expresión de las que les parecen simples trivialidades
mojigatas. La altiva y arrogante Aglaia le dice a Mishkin rudamente que se
parece a la viuda de un empleado de gobierno que llega a mendigar a su
puerta , y cuya única meta en la vida es "vivir lo más baratamente posible ...
ésa es su riqueza de la vida en prisión de que usted habla; y tal vez, asimis-
mo, sus cuatro años de felicidad en el campo , por los cuales cambió usted
Nápoles". Las muchachas sólo ven en las palabras del príncipe las expre-
siones de un "quietismo" convencional que acepta mansamente el mal y la
injusticia como voluntad de Dios y que egoístamente piensa en sus como-
didades, dando un hipócrita suspiro de consideración. "Si alguien le mues-
tra a usted una ejecución , o si alguien levanta un dedo ante usted -le dice
brutalmente Aglaia a Mish kin- , usted sacará unas reflexiones igualmente
edificantes de ambas cosas y se quedará muy satisfecho" [8: 5 1] Sin em-
bargo, esto conduce a la descripción que hace Mishkin de la agonía del
criminal condenado al besar la cruz , y las doncellas se dan cuenta de que
no se le puede acusar con justicia de que la indiferencia o el "quietismo"
sea la causa de su "felicidad".
Lejos de ser egoístamente indiferente al sufrimiento - y en particular a
la tragedia universal e ineluctable de la muerte-, Mishkin reexperimenta
en la imaginación sus torturas con toda la gama de las sensibilidades de su
conciencia; sin embargo, esto no le impide, al mismo tiempo, maravillarse
extático ante la alegría y el milagro de la existencia. En realidad, la dialécti-
ca de esta unidad es la base del relato acerca del hombre que fue perdona-
do poco antes de su ejecución: el relato que expresa el acontecimiento más
decisivo y crucial de la propia vida de Dostoievski. Lo más terrible de todo
en esos momentos finales, dice Mishkin, era la lamentación de la pobre
víctima por una vi.da desperdiciada, y su frenético deseo de recibir una se-
gunda oportunidad . "¿Qué pasaría si yo no muriera? ... Convertiría cada
minuto en una época; no perdería nada , contaría cada minuto que pasara ,
¡no perdería ninguno !" Pero al preguntársele lo que le ocurrió a este hom-
bre después de ser perdonado, Mishkin reconoce con tristeza que su frené-
tica resolución no fue puesta en práctica .
EL IDIOTA ~ 413
como mujer caída, y cuyos últimos días logran iluminar el príncipe y su
grupo de niños con la luz de un amor que todo lo perdona. De este modo
la figura del príncipe queda rodeada por una omnipresente penumbra cris-
tiana que continuamente iluminará su carácter y que servirá para señalar el
carácter exaltado de sus aspiraciones morales y espirituales.
La historia de María también trae al primer plano otro leitmotiv, al que
podríamos llamar de los "dos amores", uno de ellos cristiano, compasivo, no
posesivo y universal; el otro secular, egoísta, posesivo y particular. La ob-
servación de Alexandra Epanchina en el sentido de que el príncipe debió
de estar "enamorado" lo motiva a narrar la historia de María. Pero mientras
que la muchacha se refería al segundo tipo de amor normal y terrenal, el
"amor" del príncipe, como tiene buen cuidado de explicarlo, sólo fue del
primer tipo. Hasta los niños que rodeaban al príncipe se dejaron confundir
por esta diferencia y alegremente creyeron que el príncipe estaba "enamo-
rado" de María cuando lo vieron besándola. Pero "yo la besé - explica el
príncipe- no porque estuviera enamorado de ella sino porque le tenía lás-
tima y porque , desde el principio, nunca la creí culpable, sino sólo desdi-
chada" [8: 60]. A la primera lectura nos vemos tentados a creer que este
relato intercalado es como un anticipo de la redención que ocurrirá en las
relaciones de Mishkin con Nastasia Filippovna , y es posible -en realidad,
hasta probable- que al principio Dostoievski se propusiera que el lector
lo considerara así. Pero la confusión de los niños (y también Mishkin tiene
mucho de niño) se convertirá, antes bien, en un adelanto de la situación
en que Mishkin se verá atrapado en los "dos amores", cuyos sentimientos y
obligaciones mutuamente incompatibles darán por resultado, más adelan-
te , la desastrosa incapacidad del príncipe para elegir entre Nastasia y
Aglaia.
EL IDIOTA ~ 415
sus luces, al tratar de arreglar su futuro), así como el inofensivo general
Epanchin, marido oprimido que también tuvo ciertos designios abortados
sobre Nastasia. Sin embargo, el pomposo general está en un nivel ligera-
mente superior por su auténtica devoción a su familia y sus remordimien-
tos por haber zaherido , sin saberlo , a una anciana que estaba a un paso de
la muerte.
Un nivel considerablemente superior en la escala moral lo alcanzan los
personajes cuyo egoísmo , aun cuando adopte una forma autodestructiva,
da testimonio de una verdadera capacidad de algún tipo de experiencia
moral-espiritual. En esta categoría encontramos a Rogozhin, loco de pa-
sión y dispuesto a despilfarrar una fortuna y a tolerar cualquier sufrimien-
to con tal de conquistar el amor de Nastasia. Y aquí se encuentra la propia
Nastasia, cuya caída en la degradación es el ejemplo supremo, en las obras
de Dostoievski, de lo que él llamó "el egoísmo del sufrimiento"; es decir, el
egoísmo de los humillados y ofendidos, quienes se vengan contra el mun-
do al rechazar, llevados por el masoquismo, todo intento de paliar su sen-
sación de haber sido injuriados. 6 También podemos otorgar un lugar aquí
a Ippolit Terentiev, el joven tuberculoso agonizante, cuya ira contra Dios es
comparable a la de Nastasia contra la sociedad , y quien se niega a recon-
ciliarse con un Creador culpable de la injusticia suprema de dar nacimien-
to a la conciencia humana y luego condenarla a la muerte.
En el siguiente nivel pueden encontrarse personajes como Aglaia Epan-
china y su madre Lizáveta Prokofeievna , Radomski (el rico y admirado
pretendiente de Aglaia) y el propio príncipe. El egoísmo de todos estos per-
sonajes no adopta una forma abiertamente agresiva y se combina con ad-
mirables cualidades de inteligencia y de corazón. Pero cada uno muestra
un rasgo egoísta, en una u otra forma. El pecado capital de Aglaia es la
arrogancia y altanería de su juvenil belleza. Su madre -cuya expresión
infantilmente directa e impulsiva de vicarios sentimientos de solidaridad la
acerca, más que ningún otro, al príncipe- no puede resistir a la tentación
de alardear de su cuna y su posición social. Radomski es el perfecto mode-
6
Dostoievski se re fiere por primera vez a esta idea en Hwnillados y ofendidos al p resen tar el
personaie de la pequeña Nellie. El narrador dice que fue "maltratada" y que "intencionalmente
trató d e agravar su he rid a con esta misteriosa con du cta , esta descon fi anza de todos nosotros;
como si se gozara en su propio dolor, con este egoísmo del suflimiento [cursivas en el texto ], si
puedo decirlo así. Esta agravación del su frimiento y este goce en él pude comprende rlos es el
goce de muchos de los humillados y ofendidos, de los oprimidos por el destino, que gimen bajo
el sentido de la m¡usticia" [3 : 385 -386]
EL IDIOTA ~ 417
hacia él para que decida la cuestión de su boda con Gania porque, como
ella dice, el príncipe "es el primer hombre que he conocido en mi vida en
quien confío como en un amigo sincero. Creyó en mí a primera vista, y yo
en él" [8: 131]. Pero aunque las palabras del príncipe hacen que Nastasia
no se case con Gania, la propuesta de matrimonio del príncipe, cuando
Nastasia entra en un paroxismo de odio a sí misma, no logra impedirle que
huya con Rogozhin. La masoquista satisfacción de rebajarse a sí misma y,
al mismo tiempo, de humillar simbólicamente a Totski y a todos sus respe-
tables "admiradores" resulta más poderosa que el llamado del príncipe a la
necesidad que Nastasia tiene de una compasión desinteresada , y que el
hecho de que el príncipe reconozca su pureza esencial.
En esta primera parte del libro , Nastasia es una figura tan majestuosa y
dominante, y se hace tanto hincapié en su victimización, que ha surgido
una tendencia muy comprensible a verla tan sólo como a una moderna
Ifigenia, inocentemente condenada a la muerte. Sin embargo, es claro que
Dostoievski también deseó expresar el candente y amargo orgullo que em-
ponzoña todas sus relaciones con los demás , orgullo que , a la postre, le
hace imposible perdonarse a sí misma o aceptar la ayuda del príncipe Este
aspecto de su carácter queda muy explícitamente indicado en la reacción
de Mishkin al retrato de Nastasia , que se repite dos veces en los primeros
capítulos. Su primera respuesta consiste en notar el sufrimiento que ve en
sus rasgos, pero inmediatamente añade: "Es un rostro orgulloso, terrible-
mente orgulloso, pero no sé si ella tiene buen corazón. ¡Ah, si lo tuviera!
Eso lo redimiría todo" [8: 32]. Una segunda mirada a la fotografía confir-
ma y agudiza esta primera impresión: "En ese rostro había un aire de orgu-
llo y desprecio , casi de odio, desenfrenado -piensa Mishkin-, y al mis-
mo tiempo algo confiado, algo de un corazón maravillosamente sencillo . Y
el contraste de estos dos rasgos despertó un sentimiento como de compa-
sión" [8: 68] . Se deberán tener en mente estos dos aspectos de Nastasia si
se quiere hacer justicia a la complejidad de los objetivos artísticos de
Dostoievski.
~ Dostoievski revela su inquietud ante esta inesperada metam or rosis por su torpe comenta-
rio ele que "en Moscú, ellos [el príncipe y Rogozhin ] se habían encontrado frec uentemente y
habían pasado juntos much o ti empo , y hubo momentos durante sus reuniones que habían de-
jado una huella indeleble en sus corazones" [8: 171 ].
EL IDIOTA ~ 421
oración del pecador. El objeto de estas narraciones es mostrar la fe religio-
sa y la conciencia moral existiendo como atributo inerradicable del pueblo
ruso, independiente de la razón o aun de cualquier clase de convencional
moralidad social. "La esencia del sentimiento religioso -explica Mishkin-
no aparece bajo ningún tipo de razonamiento o de ateísmo, y no tiene
nada que ver con crímenes o fechorías ... Pero lo principal es que lo nota-
rás con mayor claridad y prontitud en el corazón ruso que en ninguna otra
parte" [8: 184].
Este motiv temático es de importancia clave para comprender el resto
del libro; pues al mostrar la fe religiosa y los remordimientos de la con-
ciencia como necesidades totalmente irracionales e instintivas del "corazón
ruso", cuya existencia brilla enmedio de todo lo que pareciera negar o re-
chazar su presencia, Dostoievski está indicando, sin duda, la interpreta-
ción debida del fracaso y el trágico colapso final de Mishkin. Los valores
del amor cristiano y la fe religiosa que Mishkin encarna son, en otras pala-
bras, una necesidad del espíritu ruso demasiado profunda para poder ne-
garla por su fracaso en todas las cosas prácticas, así como no se los puede
negar mediante la razón, el asesinato o el sacrilegio. Si el cuadro de Holbein
y el párrafo de Mishkin aparecen tan torpe y súbitamente en este punto,
ello probablemente se debe a que Dostoievski deseó establecer inmediata-
mente el marco en que debía interpretarse el desastroso destino que aguar-
daba al príncipe.
La acción de estos capítulos, que es como una coda del triángulo central
de la primera parte, dramatiza claramente el cambio de papel del príncipe
Los esfuerzos de Mishkin por salvar a la enloquecida Nastasia de destruirse
a sí misma lo han colocado en contra de la ardiente pasión de Rogozhin,
aunque éste tiene plena conciencia de que el "amor" del príncipe a Nastasia
no es un amor carnal, sino cristiano. El drama de la lucha interna de Ro-
gozhin queda representado por la obsesión del príncipe por el nuevo cu-
chillo de Rogozhin, por el intercambio de cruces entre ambos y por la ben-
dición que la madre de Rogozhin le da al príncipe. Vemos así que Rogozhin
trata de colocar al príncipe dentro de un círculo sacrosanto de religioso
temor reverente que lo protegerá del cuchillo amenazador; pero es el pro-
pio príncipe el que provoca a Rogozhin al violar su promesa de no buscar
a Nastasia. La influencia eufórica del "aura" preepiléptica lleva a Mishkin a
cometer un abuso de confianza que descubre la peligrosa discrepancia en-
tre lo real y lo ideal , y el hecho de que Mishkin no repare su falta hace que
EL IDIOTA ~ 423
curso de su vida y luego, pese a la perspectiva de las horribles torturas,
confesó voluntariamente sus crímenes- , la conducta de Lebediev y los de
su calaña atestigua la presencia milagrosa de la conciencia en los lugares en
que menos se la podría esperar. Otro ejemplo es el del abrumado general
Ivolguin, personaje faltstaffiano de quien Dostoievski se vale acertadamen-
te en la primera parte para parodiar el "decoro" que rodea la vida de Nasta-
sia , y cuya colosal mitomanía le sirve de protección contra la sórdida reali-
dad de su decadencia moral y social. El general muere a causa de un ataque
por las angustias que le causa haber robado la cartera de Lebediev, angus-
tias causadas no tanto por el robo mismo -devuelve la cartera intacta-
cuanto por el temor de ser considerado , en lo sucesivo, como un ladrón en
su propia familia.
La más extensa de estas digresiones es el encuentro del príncipe Mish-
kin con el grupo de los llamados jóvenes nihilistas, episodio que, en la cla-
ve especial requerida por El idiota, reanuda la polémica de Dostoievski con
la ideología de los radicales de mediados del decenio de 1860. Como ya se
mencionó , esta subtrama constituye una respuesta paródica a los ataques
lanzados contra Dostoievski, y particularmente una respuesta dada en es-
pecie a Saltikov-Shchedrin.9 Los propios jóvenes nihilistas no son más que
unos insolentes colegiales , cuya patética inocencia e inseguridad es marca-
damente subrayada como implícita disculpa por su agresividad. El objeto
de este episodio es contrastar el auténtico desinterés del príncipe, basado
en el amor cristiano , con una doctrina de la justicia social que es ciega ante
el egoísmo de sus propias raíces.
La despiadada caricatura que hace Dostoievski de los jóvenes nihilistas
era , desde luego , una calculada afrenta a las susceptibilidades de los radica-
les , pero lo que no se ha notado aún lo suficiente es que presenta sus mo-
tivos como algo enteramente honorable. El derecho que se atribuyen a una
parte de la fortuna del príncipe -por motivo de que uno de ellos es el hijo
ilegítimo del difunto benefactor del príncipe- no tiene ninguna base en la
verdad . Pero, como lo señala el príncipe, sí tenían buenas razones para
creer que estaban rectificando una escandalosa injusticia social y, por ello,
no se puede poner ningún reparo moral a su intento. Lo que Dostoievski
ataca no es su intención de enderezar un supuesto mal social sino , antes
bien, los medios poco escrupulosos que adoptan para alcanzar su meta y la
" Para mayor infor mació n , véase Frank , Dostoicvshi. La scrnc/a de la liberctción, 1860-1 865,
FCE, lvléxico, 20 10 , pp 286-289.
EL IDIOTA ~ 425
obsesión por la muerte y su extático sentido de la vida , pero que carece de
la fe religiosa que sostiene al príncipe en una última armonía del mundo.
Por esta razón, lppolit no logra alcanzar la trascendencia de sí mismo que
es el secreto del resplandor moral del príncipe y la respuesta que provoca
en los demás.
La semihistérica "explicación necesaria" de lppolit fue cuidadosamente
compuesta para que contuviera todos los rasgos principales de la cosmovi-
sión de Mishkin, pero combinada con una opuesta actitud humana. Su
preocupación por la muerte no rebaja sino que fortalece su preocupación
por sí mismo , y la convierte en una patética megalomanía , como puede
verse en el epígrafe conmovedoramente incongruente de "apres moi le delu-
ge! ", que anexa a su "explicación necesaria" [8: 321]. lppolit reverencia la
belleza infinita y el valor de la vida ("es la vida la que importa, sólo la vida",
exclama). Pero el don de la vida le parece tan inapreciable al agonizante
que, sencillamente , niega la existencia de otros males e infortunios menos
absolutos que la muerte [8: 32 7]. "Conocí a un pobre tipo que , según me
dijeron después, murió de hambre , y recuerdo que eso me puso furioso ; si
hubiese sido posible devolver a la vida al pobre diablo, creo que yo lo ha-
bría hecho ejecutar" [8: 326] . Instintivamente , los sentimientos de lppolit
están del lado de las víctimas de la injusticia social (por ejemplo , la historia
del doctor que moría de inanición), y cuando se deja llevar por la corriente
de esos sentimientos de benevolencia, reconoce que "me olvidé de mi sen-
tencia de muerte o, antes bien, no pensé en ella y hasta hice algo de traba-
jo" [8: 328]. Sólo esa preocupación por los demás puede paliar la tragedia
de los últimos días de lppolit, pero al final abandona todos esos esfuerzos
para meditar sobre su propio estado . Llega a considerar que la muerte, que
es universal, es un insulto y una "humillación" personal lanzada contra él
por la "naturaleza" o, mejor dicho, por el Creador de un mundo que exige
el consentimiento personal a la indignidad y a la injusticia de ser destruido .
El contraste temático entre lppolit y el príncipe se expresa con la mayor
potencia en sus diferentes reacciones al símbolo religioso clave del libro el
Cristo muerto de Holbein, sobre cuyo implacable realismo acaba por expla-
yarse largamente lppolit. El cuadro de Holbein había hecho que Mishkin
afirmara la irracional "esencia del sentimiento religioso" como el compo-
nente inerradicable del espíritu humano, mas para el joven nihilista sólo es
una confirmación de su propio sentido del absurdo de la vida. A Ippolit , el
cuadro le transmite una sensación de la naturaleza "en forma de una má-
EL IDIOTA ~ 427
bién a eso se debe el humor macabro de varias de las escenas de lppolit, la
terrible insensibilidad que algunos de los personajes muestran hacia su
destino. No hay páginas de Dostoievski más originales que aquellas en que
trata de combinar la mayor compasión hacia lppolit con un implacable
retrato de lo que podríamos llamar "el egoísmo de morir". Dostoievski de-
sea mostrar cómo el egocentrismo que inspiró la "rebelión" de lppolit tam-
bién lo mueve a adoptar una conducta que bloquea esa compasión y ese
amor que tan desesperadamente anhela. Ora patético , ora febrilmente ma-
ligno, el infortunado adolescente muere fu era del escenario , inconsolado e
inconsolable, "en un estado de terrible agitación" [8 508].
Pero nada podría ser menos característico del príncipe que las haza-
ñas de valor militar hechas durante las cruzadas por el caballero pobre al
servicio de la fe cristiana:
EL IDIOTA ~ 429
de fe espiritual y poder temporal. El ideal cristiano ruso, como Dostoievski
lo interpreta , divide marcadamente el uno del otro y acepta todas las con-
secuencias sociales, paradójicas y hasta humillantes, de la humildad, man-
sedumbre y perdón total del príncipe.
Por ello, desde el principio el amor de Aglaia al príncipe está viciado
por esta errónea concepción de la naturaleza de sus valores, concepción
que refleja el carácter de la propia Aglaia con su combinación de ardiente
idealismo y personal arrogancia y orgullo. Aglaia es capaz de amar la pure-
za de espíritu que ve en el príncipe, pero al mismo tiempo desea que su
ideal sea socialmente impresionante y admirado por el mundo. Esta fusión
la había llevado al catolicismo militante , y su error la lleva a buscarlo en el
príncipe. Al introducir las escenas de los jóvenes nihilistas inmediatamente
después de la lectura del "El caballero pobre", Dostoievski dramatiza pode-
rosamente la oposición entre la imagen de Aglaia y los valores reales que
inspiran la conducta del príncipe. La combativa Aglaia recibe con placer la
intrusión del grupo porque, como dice, "están tratando de arrojarle lodo ,
príncipe, debe usted defenderse triunfalmente, y mucho me alegro por us-
ted" [8 : 213 ]. Empero, lejos de salir "triunfante", Mishkin reacciona a los
insultos y provocaciones con una docilidad y pasividad que enfurecen a
Aglaia. "Si no echa usted de aquí inmediatamente a esa gentuza, ¡lo odiaré
toda mi vida , toda mi vida!'', ] le susurra al príncipe, "en una especie de
frenesí" [8: 250] .
Aglaia seguirá mostrando el mismo tipo de dualismo: irresistiblemente
atraída por la elevación espiritual y el desinterés del príncipe, no puede
reconciliarse con la ridícula figura que él presenta por su falta de orgullo y
respeto a sí mismo ante la sociedad. Cuando el príncipe, defendiendo a
Nastasia, insulta a un oficial del ejército , quien le pregunta su nombre,
Aglaia supone automáticamente que él se batirá en duelo y le da instruc-
ciones sobre cómo cargar una pistola, pero el príncipe nunca tuvo la inten-
ción de aceptar ese recurso, convencionalmente heroico. De manera simi-
lar, antes de la escena de la fiesta en la cual será presentado oficialmente
como prometido de Aglaia, ésta trata de sostener una "seria" charla con él
para asegurarse de que no irá a dar algún faux pas. Y sin embargo, una vez
más bajo la influencia del "aura" preepiléptica, el príncipe lanza un ataque
eslavófilo contra el catolicismo romano , al que tilda de "anticristiano" por-
que "el catolicismo romano cree que la Iglesia no puede existir en la tierra
sin un poderío político universal" [8: 450] . Está denunciando, así, en el ca-
Los ateos rusos y los jesuitas rusos no sólo lo son por vanidad - afirma- , no
sólo por un sentimiento malo y vano, sino también por una agonía espiritual,
una sed espiritual, un anhelo de algo superior ... ¡De una fe en la que han de-
jado de creer porque nunca la conocieron! ... Y los rusos no sólo se vuelven
ateos sino que invariablemente creen en el ateísmo , como si fuera una religión
nueva, sin darse cuenta de que están poniendo su fe en una negación [8: 452] .
EL IDIOTA ~ 431
tan absoluto odio que , en un gesto de desesperación, el príncipe dio un
grito y corrió hacia ella, pero fue demasiado tarde". Lo contiene la mano de
Nastasia, y él se queda a consolar a la mujer desfalleciente y al borde de la
locura , cuyo rostro torturado le había "clavado un puñal para siempre en
el corazón" [8: 4 75].
Vemos así que el príncipe se encuentra irremediablemente atrapado en
la rivalidad de egoísmos que chocan y, llevado por el ímpetu del momento,
él responde a la necesidad más inmediata y más aguda. Cada mujer tiene
un derecho distinto pero igualmente poderoso a su devoción, y su incapaci-
dad de elegir dramatiza el nivel más profundo de la idea temática de Dos-
toievski. Pues el príncipe es el heraldo de un amor cristiano que tiene que
ser universal; y sin embargo, también es un hombre, no un ser sobrenatural:
un hombre que se ha enamorado de una mujer como criatura de carne y
hueso. La necesaria dicotomía de estos dos amores divergentes lo lleva ine-
vitablemente a un trágico embrollo del que no hay escape, un callejón sin
salida en que la obligación universal de sentir compasión choca con el amor
humano que es la forma moralmente intachable de "egoísmo" del príncipe.
Tres años antes, sentado ante el féretro de su primera esposa, Dostoiev-
ski había meditado sobre la situación a la que después daría vida artística
en la atormentada irresolución de Mishkin. "La familia: ésta es la posesión
más sagrada del hombre en la tierra -había anotado- , pues con esta ley
de la naturaleza el hombre alcanza el desarrollo (es decir, la sucesión de
generaciones) , la meta. Pero al mismo tiempo, con esta misma ley de la
naturaleza, y en nombre del objetivo ideal final, el hombre debe incesante-
mente negarla (la dualidad) ." En este mismo documento, Dostoievski afirma
que Cristo sólo le ha dado a la humanidad una clave sobre la naturaleza
futura de este "objetivo ideal" de la humanidad , clave contenida en el Evan-
gelio de san Mateo: "No se casan, ni son dadas en matrimonio , sino que
son como los ángeles del cielo" [20: 173] . La "meta ideal" de la humanidad
es, por ello, la fusión total del Ego individual con el Todo en una comuni-
dad mística, literalmente (y no metafóricamente) liberada de los constreñi-
mientos y las limitaciones de la carne; es la "síntesis" trascendente la que
Mishkin había entrevisto en el rapto del "aura" anterior a los ataques de
epilepsia" .10 Por tanto , hasta el más casto e inocente de los amores terrena-
10
Para un análisis más extenso de esta entrada en el diario, la única declaración explícila y
detallada que tenemos de las co nviccion es religiosas de Dostoievski , véase Frank , Dostoievshi.
La sewela de la liberación, 1860-1865, FCE, México , 2010, pp 401-4 19.
Los tres últimos capítulos que siguen a la escena del enfrentamiento con-
tienen un significativo giro del punto de vista narrativo, y este giro está di-
rectamente correlacionado con el conflicto sin precedentes visto a través
del notable carácter de Mishkin. Hasta estos últimos capítulos, el narrador
omnisciente había podido describir y explicar lo que el príncipe pensaba y
sentía. Ahora, en cambio, el narrador se declara incapaz de comprender la
conducta de Mishkin y tiene que limitarse a una "escueta descripción de
los hechos"; "en muchos casos encontramos difícil -dice- explicar lo
ocurrido" [8: 4 75] . Los hechos referidos son éstos: por una parte, Mishkin
es ahora el prometido de Nastasia, y van avanzando los preparativos de su
boda; pero, por la otra, el príncipe aún trata de visitar a Aglaia como si na-
da hubiera cambiado, y no puede comprender por qué su boda inminente
ha de afectar su relación con ella. "No hay ninguna diferencia en que yo
vaya a casarme con ella [Nastasia] -dice a Radomski-. "Eso no es nada,
nada" [8 : 483] . Lo tenso de la posición insostenible del príncipe finalmen-
. ·re lo ha hecho perder todo contacto con la realidad~ No pudiendo ya distin-
guir entre su visión del amor universal y las necesarias exclusiones y limita-
das opciones de la vida , lo vemos como si hubiese rebasado los límites de
los códigos sociales aceptados . Para expresar esta transgresión Dostoievski
adopta el papel de un narrador asombrado e incrédulo, cuyo desconcierto
acentúa la imposibilidad de considerar el comportamiento del príncipe de
acuerdo con alguna norma convencional.
Esta distancia cada vez mayor entre el príncipe y el mundo , la paradoja
de su conducta, se coloca en el centro de un extenso diálogo con Radomski.
El elegante hombre de mundo critica cortésmente pero con firmeza a
Mishkin por no haberse puesto del lado de Aglaia , e interpreta la conducta
del príncipe para con Nastasia como resultado de su inexperiencia y a la vez
EL IDIOTA ~ 433
como efecto de "la enorme masa de convicciones intelectuales que usted,
con su extraordinaria probidad, hasta aquí ha tomado por convicciones
reales, innatas e intuitivas"- Radomski detecta un "elemento de sentimien-
to democrático convencional" en la actitud del príncipe para con Nastasia,
"la fascinación , por decirlo así, de 'la cuestión femenina '" [8: 481] . El na-
rrador, inesperadamente , se anticipa a esas palabras asociándose con de-
cisión a las observaciones de Radomski: "Estamos en total acuerdo con
ciertas palabras enérgicas y psicológicamente profundas de Evgeni Pávlo-
vich, dichas con claridad y sin ceremonias .. en conversación con Mishkin"
[8:479]. 11
¿Cómo debemos interpretar este desconcertante cambio de opinión
del narrador? Ciertamente, no en el sentido de que Dostoievski repudie a
su héroe sino, antes bien, como un calculado giro de la actitud narrativa,
pasando de una omnisciencia relativa a la ignorancia y a la incomprensión;
y este giro pretende corresponder a la inevitable trivialización del yugo del
príncipe. Pues las ideas que expresa Radomski son precisamente iguales a
los rumores y las ridículas conjeturas que flotaban por toda Pávlovsk acer-
ca de los hechos en que había intervenido el príncipe. Como Radomski, de
quien se llega a insinuar que acaso ayudara a difundir esos rumores , las
hablillas atribuyen la conducta del príncipe a "el placer de casarse con una
'perdida' a la vista de todo el mundo, probando con ello su convicción de
que no había ni 'perdidas' ni 'virtuosas' ... [dado que] no creía en la divi-
sión convencional, sino que sólo tenía fe en la 'cuestión femenina'; que, en
realidad, a sus ojos una 'perdida' era, de algún modo , superior a una no
perdida" [8: 4 77]
De esa manera , las profundidades morales del conflicto del príncipe
quedan deformadas y reducidas al nivel de hablillas vengativas y de clichés
vulgares acerca de la emancipación femenina. Y el hecho de que el narra-
dor se declare de acuerdo con Radomski sólo aumenta la melancólica iro-
nía del total aislamiento del príncipe. Como en Temor y temblo1; de Kierke-
gaard, Abraham es el único que oye la orden que le da Dios de sacrificar a
su hijo, el príncipe se ha convertido ahora en un caballero de la fe cuya
11
Robin Feuer Miller ha dicho que, ele \'arias maneras , Dostoievski em pieza a minar la con-
fianza del lector en su narrado r desde la te rcera parte. Esto bien puede se r así, y su sagaz análi-
sis es del mayor in terés: pero las ante riores incertidumbres e incongruencias del narrador so n
cualitati\-amen te d istinLas de la adopción del peyoratin1 punto ele \'ista ele Radomski. Véase
Robin Feuer Miller, Dosl0cvsi1v cllld "Thc Idiol" (Cambridge , Mass. , 1981), cap . 4 .
EL IDIOTA ~ 435
europea vuelve a sonar en relación con Aglaia, quien continúa buscando
su ideal en la forma mundana y brillante que no había podido encontrar
en el príncipe. Si hemos leido debidamente El idiota, no deberá tomamos
por sorpresa el hecho de que Aglaia se case con un aventurero emigrado,
católico polaco, de dudosos antecedentes y sedicente noble, quien "la ha-
bía fascinado por la extraordinaria nobleza de su alma, desgarrada por la
angustia" por el triste destino de su patria, pero que luego, como era natu-
ral, resulta ser un completo falsario [8: 509] .
Y sin embargo, las últimas palabras las pronuncia la madre de Aglaia,
Lizáveta Prokofeievna, el personaje que siempre había estado en espíritu
más cerca del príncipe pero que había logrado mantener los pies sobre la
tierra. Su ataque a Europa, típicamente explosivo y característico de una ma-
trona - "no saben hacer un pan decente ; en invierno se congelan como
ratones en un sótano"- concluye el libro con una prosaica afirmación
de la misma fe en Rusia que Mishkin había expresado con la elocuencia
mesiánica de sus frases extáticas [8 : 51 O] .
El idiota tal vez sea la más original de las grandes novelas de Dostoievski, y
ciertamente es la más dispareja , en lo artístico , de todas ellas. No es dificil
señalar sus fallas si adoptamos , como norma , el concepto decimonónico
de la novela bien hecha ; más difícil es explicar por qué triunfa tan fácil-
mente por encima de todas las incongruencias y torpezas de su estructura
y su motivación. Una razón de ello acaso sea que las propias fallas y cosas
grotescas de su tratamiento de la trama y de los personajes, después de va-
rias lecturas , generan una calidad intrigante muy propia. Su atractivo pue-
de compararse con los efectos creados por artistas como Rouault y Chagall ,
quienes juegan libremente con las convenciones artísticas y retornan a an-
teriores formas ingenuas de arte popular para resucitar sentimientos de
pavor reverencial religioso y de maravillamiento. Además, como ya hemos
visto , Dostoievski puso más de sí mismo en este libro que en ningún otro;
los lectores sienten que, en sus páginas, están muy cerca de palpar el meollo
de sus propios valores, y tal vez por ello se inclinen a pasar por alto sus de-
fectos técnicos, o aun a tomarlos como pruebas de su autenticidad. Cuales-
quiera que sean sus fallas , El idiota también contiene algunas de las más
EL IDIOTA ~ 437
XVIII . Visiones históricas
A menudo los dos íbamos al Palacio Pitti - escribió Anna en sus Reminis-
ce ncias-, donde él [Dostoievski] quedó fascinado por el cuadro ele Rafael
Madon na della Seclia. Otra pintura del mismo artista, San Jetan en el desierto,
que cuelga en la Galería ele los Uffizi , también le encantó , y siempre se queda-
ba ante ella un largo rato. Después ele vi sitar la galería ele arte invariablemente
1
PSS, 28/libro 2 330; 11-23 de di ciembre ele 1868 .
438 ...
iba a ver la estatua de la Venus de Médicis , situada en el mismo edificio. Mi
marido consideraba que esta estatua era una obra de genio. 2
una novela enorme cuyo título será Ateísmo (¡por Dios , que esto quede entre
nosotros! ); pero antes de ponerme a trabapr en ell a tendré que leer práctica-
mente toda una bibli oteca de ateos, católicos y cristianos ortodoxos. Aun con
una seguridad económica completa mientras trabajo, no podré tenerla com-
pleta antes, al menos, de dos años. La principal figura es: un ruso de nuestra
sociedad, de una cierta edad, no muy culto pero tampoco ignorante , no si n
cierta categoría: de pronto, ya entrado en años, pierde la fe en Dios. Toda su
vida sólo se había preocupado por su trabajo , no se desvió del camino trillado
y durante cuarenta y ci nco años no dejó de ser un hombre ordinario. (La cla-
ve psicológica: un sentim iento profundo, un hombre y un hombre ruso.) Su
pérdida de la fe en Dios tiene sobre él efectos colosales . (La acción propia-
mente dicha ele la novela y todo lo que la rodea son cosas muy variadas.) Se
lanza entre la generación _1 oven, los ateos, los eslavos y los europeos, los faná-
ticos rusos, los ermitaños, los sacerdotes; se ve poderosamente afectado , entre
otros, por un grupo de jesuitas polacos , proselitistas; se aparta de ellos para
caer entre los flagelantes ... y al final encuentra a Cristo y al Dios ruso. (¡Por
Dios, no se lo digas a nadie! Eso es lo que siento: déjame escribir la última
novela, y aun si muero ... habré hablado acerca de todo.)5
Quedé muy complacido, entre otras cosas, al saber la noticia [de Strájov]
acerca de los artículos de Danilevski; confieso que no he oído absolutamente
nada sobre Danilevski desde 1849, pero a veces he pensado en él. Recuerdo
que era un fanático fourierista. Y ahora, del fourierismo regresa a Rusia , vuel-
ve a ser ruso y vuelve a amar a su patria y su esencia. ¡Así es como se recono-
ce a un hombre honrado! Turgueniev, después de ser un escritor ruso , se vol-
vió alemán ... ¡Así es como se reconoce a un hombre indignol 7
15
lbid., p. 334.
16
Ibid , p 29/libro 1 10; 25 de enero-6 de febrero de 1869.
1
¡ Ibid ' p. 11
10
Ibid , pp. 11-12 .
19
lbid. , pp. 20-21 ; 26 de febrero -10 de marzo de 1869.
20
/bid., p. 29 /libro l. 15-1 6, nota 17 .
21
N. N. Strakhov, Kriticheskiy a Stati, 2 vols. (Kiev, 1902-1908), 1: 21 3.
22
PSS, 29/libro 1: 18, nota 17.
23
Strakhov, Kriticheshiya Stati, 1: 187.
2+ PSS, 29/libro 1: 24; 8-20 de marzo de 1869.
25
Ibid., p. 19; 26 de febrero- 10 de marzo de 1869.
A ojos de Dostoievski, Raiski no era más que una versión puesta al día de
aquel célebre tipo ruso, "el hombre superfluo", a quien Dostoievski pronto
delinearía en sus propios e insuperables retratos de dos variedades: el idea-
lista liberal de los cuarenta , Stepan Trofímovich Verjovensky, y una nueva
encarnación, que se elevaría por encima de todas las demás, del tipo byró-
nico: Nikolái Stavroguin. En cuanto al último cuento de Turgueniev (La
mujer desdichada [Nechastnaya]), cuanto menos se diga, mejor; era tan soso
que "¡sólo el demonio sabe lo que es!" 26
un cuento , bastante breve, de unas dos firmas de longitud, tal vez un poco
más ... Ya había considerado escribir este cuento hace cuatro años, cuando
murió mi hermano, como respuesta a algo que dijo Apollon Grigoriev por
entonces , elogiando Memorias del subsuelo. Dijo: "Sigue escribiendo en esa
vena". Pero esto no es nada parecido a Memorias del subsuelo, es completa-
mente distinto en forma, aunque en esencia sea lo mismo, la esencia de toda
mi obra; eso, Nikolái Nikolaevich , si usted cree que yo como escritor tengo
alguna esencia individual. 28
28
lbid., p. 32; 18-30 de marzo de 1869.
29
Ibid., p. 25 , nota 23 .
No estoy seguro -le confía a Strájov- de que Danilevski muestre con toda su
fuerza la sustancia definitiva de la misión rusa, que consiste en la revelación al
mundo del Cristo ruso, desconocido del mundo y cuyo principio se encuen-
tra en nuestra ortodoxia natural. Como yo veo las cosas, aquí se encuentra la
esencia de nuestro futuro papel civilizador, y tal vez la resurrección de toda
Europa, así como la esencia misma de nuestro grandioso futuro. 31
3
+ !bid., pp 34-35 ; 6-18 de abril de 1869 .
37
Ibid., p. 43 ; 15-27 de mayo de 1869.
como una piedra preciosa natural , como un diaman te en el alma del p oeta ,
completo en toda su esencia .. Hasta podemos decir qu e el verdadero crea-
dor no es él, sino antes bien la vida mi sma, la ese ncia poderosa de la vida, ele
Dios vivo y real , que manifiesta su poder en la dive rsidad ele la creación, aquí
y allí, y, las más de las veces, en grandes corazones y en po derosos poetas , de
m odo que si el propio p oeta no es el creador .. el alma del poeta es la min a,
en la que se han fo rmado los diamantes y fu era de la cual no se los puede
encontrar.
'~ / bid . ,pp . 56- 57; 29 de agosto-10 ele septiem bre ele 1869.
39
/bid., p. 41, nota 37.
Habría entonces una súbita transición, en otra balada, "hacia el fin del
siglo xv y el comienzo del xv1en Europa, a Italia, al Papado , al arte sacro, a
Rafael, al culto del Apolo de Belvedere , a los primeros rumores acerca de la
Reforma, acerca de Lutero , América, el oro , España e Inglaterra". Este des-
arrollo del esplendor europeo estaría en marcada yuxtaposición con "el
cuadro del príncipe Sabio , inspirado por una idea grandiosa y profunda,
sentado junto al metropolitano humildemente vestido y la rusificada 'Fo-
minishna' [la princesa bizantina . J F] en la cabaña de madera". Y este "cua-
dro vasto y vívido" de la gloria de Europa estaría lleno de "anticipaciones
de lo que este cuadro augura para el futuro de la ciencia, del ateísmo, de
los derechos humanos en el sentido occidental, no en el nuestro: todo lo que
ha contribuido a causar lo que es y lo que será" .43
Dostoievski había pensado originalmente que la serie terminara con
Pedro el Grande, pero ahora desearía verla seguir adelante en el tiempo , "a
la emancipación de los siervos, y a nuestros boyardos dispersos por toda
Europa con los últimos rublos de papel, y a las damas rusas prostituyéndo-
se con los Borgheses, a nuestros seminaristas predicando el ateísmo, a los
condes rusos, a los superhumanitarios ciudadanos del mundo que escri-
42
Idcm.
41
Ibid , pp . -+O--+ l.
Para cuando por fin llegó el anticipo de La Aurora, ya no bastaba para cu-
brir el costo del viaje, y Dostoievski se vio obligado a recurrir nuevamente
a Kátkov en demanda de auxilio. Los Dostoievski, sofocados , sólo pudie-
ron salir de Florencia a finales de julio , no rumbo a Dresde sino rumbo a
Praga, aunque antes no se hubiese mencionado esta destinación. El súbito
cambio de itinerario fue resultado del deseo de Anna de encontrar un posi-
ble remedio al desolador aislamiento de todo ambiente literario o intelec-
tual. Nunca habían estado tan solos como en Florencia, donde "no conocía-
mos una sola alma ... con quien pudiéramos charlar, discutir, intercambiar
reacciones. A nuestro alrededor todos eran extranjeros, algunos de ellos
hostiles, y a veces era difícil soportar este total aislamiento". 45 Maikov ha-
bía escrito que Dostoievski tenía muchos admiradores en Praga, y que allí
también podría encontrarse nuevamente en un ambiente eslavo. Se podía
llegar a Praga por Venecia, que Dostoievski durante largo tiempo había de-
seado mostrarle a Anna , eternamente curiosa, como pequeña recompensa
por todas las privaciones de su vida en unión.
Pasando por Bolonia, donde hicieron una parada con objeto de admi-
rar la Santa Cecilia de Rafael -Dostoievski sólo la había visto en reproduc-
44 Ibid., p 41.
45
Anna Dostoevsky, Reminiscences, p. 154.
EL PANFLETO Y EL POEMA
XIX. La vida de un gran pecador
~ 465
2
Siento terribles temores acerca de la salu d [de Anna] - confiesa- . Ella so-
portó muy valerosamente su primer embarazo. Esta vez, las cosas son entera-
mente distintas. Todo el tiempo se siente mal y además está preocupada, ner-
viosa , impresionable y, por si fuera poco , tiene serios temores de morir de
parto (recordando los sufrimientos de su primer parto). Esos temores y preo-
cupaciones de alguien cuya naturaleza no es frágil ni quejumbrosa son real-
mente peligrosos, y por eso estoy también yo muy preocupado. 4
22
El nom b re de esta secta era en realidad Kh risti (c ristianos) o. corno se llama ban a sí mis-
mos, '" el p ueblo ele Dios .. . Sin emba rgo . su autoíl;:ige lación hizo que sus ac!Yersarios los lla maran
Khlisti (hhlist sign ifi ca lát igo). Véase Anatole Lero y- Bea u lieu. L:Empirc des Tsars et les Ru sses
(188 1- 1883; re imp . París, 1990). pp. 1209- 1225. \ 'éasc también .. Pisrna o rasko le", en P l.
Meln ik01·-Pechersky, Sob rwiie Sochi 11enii, 6 m is. (Moscú. 1963), 6: 193-376.
21
PSS, 29/libro l: 118; 25 de rnarzo-6 de ab ril de 1870.
25 Para las citas de las obras de san TiJón , véase el comentario a La vida de w1 gran pecado1; en
PSS, 9 : 5 11-514 .
26
PSS, 29/libro 1 107; 12-24 de feb rero de 1870.
da para Europa por la Iglesia católica romana. Más adelante, en una obra irónicamente titulada
La apología de un loco, invirtió sus ideas , declarando que el "atraso" de Rusia era una gran venta-
ja porque permitiría a la cultura rusa comenzar a partir de cero. Esta segunda tesis ejerció una
influencia enorme.
Véase Alexander Herzen, My Past and Tlwugh ts, trad. de Constance Garnett , rev Humphrey
Higgins, 4 vols. (Nueva York , 1968), 2 516-526. Puede encontrarse una excelente introduc-
ción al pensamiento de Chaadev en Andrzej Walicki , A I-Iisto1 y of Rc1ssia11 Tlwught Jrnm th c
Enlightenment to Mmxism (Stanford, 1979), cap. 5. Véase, asimismo , P Chaadev, Philosophirnl
Lette1s and Apology of a Madman, trad. de Mary-Barbara Zeldin (Knox\·ille , Tenn., 1969).
29
PSS, 29/libro 1 118.
No EXISTE información sobre los orígenes de El eterno marido, pero , con vi-
sos de probabilidad, esta obra ha sido vinculada con algunos hechos ocu-
rridos entre 1854 y 1856, durante el exilio de Dostoievski en Siberia . En
aquellos años su joven amigo el barón Wrangel estaba en un periodo de
apasionados amores con madame E. l. Gerngross, la libidinosa mujer del
general que estaba al mando de aquella distante avanzada del Imperio ru-
so . Al parecer, Dostoievski había planeado como base de una novela esa
romántica relación de Wrangel, así como su propio y torturante cortejo a
su primera esposa (quien, después de establecerse a varios cientos de vers-
tas, tomó un amante en ausencia de Dostoievski poco antes de su boda).
Todavía en 1865 , después de leer La casa de los muertos, Wrangel le pregun-
tó a Dostoievski si aún tenía planeado utilizar en su obra "nuestra vida de
Semipalatinsk". 1 Se ha conjeturado que , en busca de tema para un cuento
que tenía que escribir con rapidez , Dostoievski volvió a aquella vieja inten-
ción creadora .
Dej ando aparte esta fu ente biográfica, dos conexiones intertextuales
también arropn cierta luz sobre esta noveleta. Una de ellas , mencionada
por nombre, es la obra de Turgueniev Una dama de provincia, publicada por
vez primera en 1851 y reimpresa en 1869 . Los dos personajes principales
de El ete rno marido, Velchaninov (cuyo nombre implica grandeza) y Tru-
sotski (cuyo nombre sugiere cobardía) , discuten sobre esta comedia en un
acto y comparan su situación con la suya propia La pieza gira en torno de
un marido , hombre de buen carácter y de buen corazón , que es engañado
1
La irn-cstigación ele \Vrangcl. y otms in fo rm es sobre esta posible fuente. puede n encontrar-
se en PSS. l) +7 2-+7-+ .
486 ~
por una mujer intrigante e infiel, aburrida de su existencia provinciana y
perfectamente dispuesta a valerse de sus encantos para escapar del tedio.
La noveleta de Dostoievski tiene su punto de partida en una situación simi-
lar, y se la puede considerar como un comentario implícito a la manera en
que Turgueniev trata el tema, divirtiéndose como verdadero hombre de
mundo. Pues Dostoievski revela las consecuencias trágicas que para el ma-
rido engañado pueden tener las relaciones amorosas de su mujer.
Sin embargo, el subtexto más importante de esta noveleta, en aparien-
cia sin complicaciones, lo constituye la teoría de la cultura rusa expuesta
por Apollon Grigoriev. También Velchaninov y Trusotski hablan -un tan-
to oscuramente para un lector que no esté familiarizado con las polémicas
literarias rusas-de tipos de personalidades "pacíficos" (smirny) y "depreda-
dores" (khischny). Éstos fueron los términos empleados por Grigoriev para
caracterizar la literatura y la cultura rusas, a las que considera como una
lucha entre esos tipos de carácter, y los mismos términos acababan de ser
resucitados por Strájov en su ensayo sobre Tolstoi. Los tipos de esta índole
fueron interpretados no sólo como categorías moral-psicológicas sino que,
además, poseían una poderosa significación socio-cultural. Las figuras "de-
predadoras" -imperiosas, heroicas, brillantes, a menudo seductoramente
byrónicas- eran identificadas con la cultura europea occidental; las "senci-
llas" o "pacíficas", con Rusia y con el carácter nacional ruso. Según Strájov,
La guerra y la paz había confirmado a la perfección las ideas de Grigoriev, y
ofrecía la mejor descripción hasta entonces hecha de esta memorable gue-
rra intestina que se desarrollaba dentro de la psique nacional rusa. 2
Dostoievski, gran admirador de Grigoriev, fue profundamente influido
por su tipología de la cultura rusa, pero nunca había aceptado todos sus
detalles. En efecto, como lo reveló Grigoriev en un conjunto de artículos,
"Las paradojas de la crítica orgánica" -subtitulado "Cartas a F M. Dos-
toievski"-, el novelista lo había criticado personalmente por ser demasia-
do "teórico" . Lo que Dostoievski quiso decir con esta observación a Grigo-
riev tal vez pueda inferirse de El eterno marido, en que tanto el altivo y
elegante Velchaninov como el dócil y cornudo Trusotski cambian momen-
táneamente de personalidad y muestran características del otro bajo el
peso de los acontecimientos. La noveleta bien puede ser considerada no
sólo un comentario a Grigoriev sino también una réplica a los que Dostoiev-
2
N. N. Strakho\', Kritichcsl1iyc1 Stuti, 2 \'Ols . (Kie\·, 1902- 1908), 1 247 .
' Las relaciones ele Grigo rie,· )' Dostoie\·ski han sido ana lizadas, ele manera mu y in íormatin1,
por L Z Serman ... Dostoe\·sky i Grigorye\·.. , en Dostocvsl1v i Ego \'rc1m·lt (Leningrndo , 1971) , pp.
130- l-f2. La polémica con Su·;ijoY-Grigo rie,· en El ctcrno mmido se menciona, pero no se des-
arroll a. Un anális is más extenso de su contexto apa rece en Rich;irc\ Peace, '· 'The Ete rn al
Husband' and Litc rary Polemics·', Essays in Poctics, 3 (1978), pp. 22-+9.
Sí, había llegado hasta eso, estaba preocupado por alguna clase de ideas supe-
riores a las que nunca había prestado siquiera dos pensamientos en sus anos
anteriores. En su cerebro y en su conciencia llamaba 'superiores' a todas las
'ideas' ele las que (había descubierto con cierta sorpresa) no podía reírse en su
fuero interno .. nunca había tenido seme_iantes ideas .. desde luego, sólo en
su fuero interno; ¡oh, en compafüa ele otros todo era distinto! [9: 6].
"¡Ah l ¡Un estúpid o ebrio nada másl ", dijo [Velc haninm'], agitando la mano
con desdén.
El ete rno marido, la más perfecta y pulida de todas las obras breves de Dos-
toievski, puede llamarse verdaderamente "clásica" en su construcción. La
organización de los encuentros - casi como en un ballet- entre los dos
personajes principales, con el gradu al cambio de posición del uno al otro
y, por último, su completa inversión , está brillantemente lograda. Su efecto
es el de un a simetría controlada que rara vez se encuentra en Dostoievski,
en agudo contraste con la trama un tanto desorganizada de El idiota. Asimis-
mo , en esta noveleta acaso llegue a su mayor perfección el tipo especial de
diálogo de Dostoievski, diálogo cuyas palabras están preñadas de una sig-
nificación que no se dice. Las escenas entre Velchaninov y Trusotski, en que
cada uno responde no a lo que se dice sino a lo que sabe o siente que el
que el grupo mató a lvanov, que era uno de sus propios miembros.
Dio la casualidad de que el joven cunado de Dostoievski, lván Snitkin,
de visita en Dresde por entonces, estaba de vacaciones de esa misma insti-
tución. Siempre intensamente interesado en las ideas , las actitudes y los
valores de la generación joven, el novelista recibió con _júbilo la oportuni-
dad que le daba la presencia de Snitkin de obtener algunas impresiones
directas de su patria lepna. En realidad , si hemos de creer a la versión de
Anna , la presencia misma de Snitkin en Dresde fue resultado de la mirada
que Dostoievski siempre mantenía fip en la acti\'idad radical, tanto en Ru-
sia como en el extranj ero . Le había recomendado a la familia que enviara a
lván a reunirse con su hermana porque había previsto que habría dificulta-
des en la Academia Petrovski en el otoño de 1869; al llegar, Iván confirmó
que por todo el cuerpo estudiantil había cundido la agitació n revoluciona-
ria . Habló con especial entusiasmo de un estudiante llamado Ivanov, quien,
atraído al principio por el radicalismo nihilista, luego "había alterado radi-
calmente sus convicciones"; todos lo admiraban por "la firmeza de su ca-
rácter". Fueron esas conversaciones, según dice Anna Grigórievna, las que
impulsaron a Dostoievski a iniciar una nO\'ela con h'anm' como héroe, y
502 ....
"¡cuán profundamente se conmovió mi esposo al enterarse, por los perió-
dicos , del asesinato de lvanovl " 1
Aunque siempre se ha considerado fidedigno a ese relato , no debe dár-
sele mucho crédito. Desde luego, da mayor lustre al escudo de la fam ilia,
pero de todos modos contiene una parte de verdad. Por razones que pron-
to quedarán en claro, Dostoievski bien pudo prever que en las escuelas
rusas de educación su perior habría inquietud y disturbios en el otoño de
1869. Desde luego , le horrorizó la noticia del asesinato de Ivanov, pero es
sumamente dudoso que se haya enterado de algo específico acerca del su-
puesto "cambio de convicciones" de 1vanov antes del asesinato , aunque
bien puede haberse mencionado el nombre del estudiante. En las notas de
Dostoievski tampoco hay pruebas de que, desde antes de que el caso Ne-
chaev llegara a los titulares de los periódicos, él estuviera pensando en una
novela que tratara ele una conspiración revolucionaria.
Vemos así que Los dem.onios no brotó ya íntegra de las conversaciones
de la fami lia acerca ele Ivanov y ele la súbita indignación causada por su des-
tino. Antes bien , fue surgiendo de la gradual infiltración ele este horrendo
acontecimiento , que se apoderó de la imaginación de Dostoievski , en va-
rios planes ele otros tipos de novelas , sobre los que había estado reflexio-
nando desde que terminó El eterno marido y antes ele aceptar un nuevo
compromiso literario. Pues la decis ión ele empezar a escribir la primera
parte ele su Vida de un gran pecador había siclo , si acaso, tentativa, y no po-
día superar el temor atenaceante ele traicionar su vocación creadora si se
lanzaba a escribirla antes de retornar a Rusia.
1
An na Dnstor1-s ky, Rcmi11iscc 11 ccs, pp 158-159.
1
'' Esta etapa de la e\·olución del príncipe fu e expresada por medio de largos discursos. diá-
logos y refl exiones en las notas , qu e re,·el:rn de manera asombrosa y fasc inarne algunos de los
di lemas ideológicos de l propio Dostoi e\'ski. Po r ejemplo , escrib e Dostoie\'ski que '·la idea prin-
cipal por la que sufre el personaJe del príncipe y que lo mantiene preoc upad o es ésta: Tenem os
onodoxio; nuestra nación es grande)' mara\'i llosa porque cree )' porque tiene ortodoxia . Los
ru sos somos fue rtes, más fuert es que nadi e p orque ... tenemos inmensas masas de gentes que
creen en la ortodoxia. Pero si se qu ebrantara la fe en la ortodoxia entre nu es1ro pueblo, inme-
diatamente empezaría a decaer, como ya han empezado a decae r las n aciones ele Occidente
(desde luego , nuestra propia clase superior es una importación, en realiclacl Lomada ele ellos; y
por tantL1 es corno leña en el fuego, y carece ele rnda importancia), y su religión (e l catolicismo ,
el lut eranismo y \'arias hereJías, deforma ción del cristianismo) se ha perd ido y seguirá perdida.
Ahora surge esta pregunta: entonces, ¿quién puede creer?''
Poco más adelante continúan las rcllexiones del príncipe cuando piensa que "tod o se reduce
a una pregunta urgente: ¿Se puede creer si se está ci\·ilizaclo , es decir, si sé es europeo' ¿Es de-
ci r, cree r sin reserYas en la naturaleza cli\'ina ele Jesucristo , el HiJ O ele Dios? (Pues esto es a lo
que se reduce la fe ) Nota: A esta pregunta , la ciYili zación le da una respuest:1 fá cti ca en sentido
n egatirn (Renan ), afirmando tambi én que la sociedad no ha sabido conse r\'ar una interpreta-
ció n pura de las enseñanzas de Cristo (el ca tolicismo es el Anticristo , la Prosti tuta, y el lutera-
nismo no es más que la enseñanza ele los 1110/olw11c [una secta rusa , cerca na al protestantismo].
"S i es así - razona el príncipe- , ¿puede existir la sociedad sin fe (por ejemp lo , sobre la
base ele la pura ciencia)' (Herzen). Los fundamentos morales ele una socieclacl se clan por medio
ele la revelación. Elimínese una cosa ele la religión , y se desplomará por com p leto el fundamen-
to moral del cristianismo , pues tocio se encuentra entrelazado. Así , pues, ¿es posible una moral
diferent e, científica? Si no lo es , esto significa que la moral se encuentra só lo en el pueblo ruso,
ya que posee la ortodoxia. Pero si es imposible para una persona ilustrad a ser ortodoxa (y den-
tro ele cien a!'ios, la mitad ele Rusia es tará il ustrada), esto n o es n ada sino truco y falsedad, y
se reconcilia con los que había ofendido, soporta una bofetada. Interviene en
el asunto del sacrilegio, descubre al asesino y por último le declara solemne-
mente a la pupila que la ama, y establece sus condiciones. Éstas consisten en
que en adelante será ruso y que es necesario creer hasta lo que dijo en casa de
Golubov (que Rusia y el pensamiento ruso salvarán a la humanidad). Reza
ante iconos. y luego, de pronto, se vuela la tapa de los sesos (personaje
enigmático, del que dicen que está loco) [11: 133]
Esta nota del 11 de marzo señala la transición decisiva entre el inicial "pan-
fleto" de Dostoievski y Los demonios, en que la figura central, Stavroguin, es
trágica en lugar de satírica, pues su incapacidad de creer en su propio re-
nacimiento lo lleva a la destrucción.
Como vemos, Dostoievski no da ninguna explicación del acto misterio-
so del príncipe, salvo en el enigmático paréntesis final, pero ahora se dedi-
có a colmar esta evidente laguna. Pocos días después (15 de marzo), volvió
al problema:
El príncipe, hombre que se ha hastiado de todo, producto del siglo ruso [las
cursivas son nuestras]. Es altanero y sabe cómo ser él mismo, es decir, man-
tenerse aparte de los aristócratas, de los occidentalistas, de los nihilistas y
de Golubov (pero la pregunta subsiste para él: ¿Qué es él mismo?). Contesta
... nada ... Pero se trata de una naturaleza superior y no ser nada no le satisfa-
ce , y le atormenta. No encuentra ninguna base en sí mismo y se aburre.
toda esta fuerz a rusa no es más que un fenómeno temporal; pues para ser eterna, es absoluta-
mente necesaria una fe absoluta en todo. Pero, ¿es posible creer?" [11: 178- 179].
Se piense lo que se piense de tales ideas, que no han perdido nada de su pertinencia en más
de cien años, sin duda nos muestran con qué lucidez y probidad se enfrentaba Dostoievski a las
dificultades de sus propias convicciones y creencias más íntimas .
cripciones de sus crisis epilépticas . El día 7-19 de enero de 1870 an otó : "Crisis a las seis de la
mañana . . no me di cuenta de ella, desperté a las ocho con la sensación de un ataque . Me d olía
la cabeza y to d o el cuerp o me temblaba . No ta: En ge neral , los resultados de un ataque, o sea ,
nerviosism o, debilidad de la memoria, un estado de mareo y cierta sensación de embotamiento,
duran más qu e en años anteriores. Antes, esto pasaba en tres días , ahora, no antes de seis. Por la
noche, especialmente a la luz de las velas, una tristeza enfe rmiza sin ca usa y una especte ele co-
lo ración roja, sanguinolenta (no un tinte) en tod o. Casi imposible trabajar en estos días".
El 1º- 13 ele JUiio ele 1870 , el periodo del qu e hablamos, escri bió Dostoievski: "Un ataque
esta m añana, estando dormido. Acababa de dormirme. Ania me habló de él a la 1: 30. No le pa-
reció fue rte" . El 17 de JUiio "El cuerpo n o me tiembla clemasiaclo, pero ni siquiera ahora tengo
clara la cabeza , especialmente al anochecer. Angustia. En general los ataques, así sean modera-
dos (es decir, mientras enveJezco) me producen mayor efecto sobre la cabeza, el cerebro, que los
ataques fu ertes de antes .. . Lucho con la primera parte ele mi novela y estoy desesperado". E. M.
Konsh ina, Zapisnic Tct radi F M. Dostocvslwgo (Moscú-Len ingrado, 1935), pp . 83-84 .
Mi Peter Verjovenski tal vez no se parezca nada a Nechaev, pero creo que mi
mente exaltada ha creado, por imaginación , el persona.Je , el tipo que en reali-
dad corresponde al crimen. Desde luego , hay cierto valor en describir a un
hombre se mejante , pero , por sí solo , no me habría atraído A mi parecer, es-
tos lastimosos monstruos no son dignos de la literatura. Para mi sorpresa, esla
figura se convierte en una.figura casi cómica [las cursivas so n nuestras].22
Como sabemos, Nechaev no había sido concebido antes bajo esta luz ,
y la "sorpresa" que experimenta Dostoievski surge obviamente de la altera-
ción inesperada de la imagen original del personaje.
Como resultado , sigue diciendo Dostoievski,
2
'' PSS, 29/libro J• 136.
21
Ibid. , pp. 139-1 40; 19 de septiembre-1 º de octubre de 1870.
22
!bid., p. 1-+ 1; 8-20 de octubre de 1870.
21
Ibid., p. 142.
Cierto es que los hechos también nos han demostrado que la enfermedad que
afligía a los rusos cultos era mucho más virulenta de lo que habíamos imagi-
nado, y que no terminó con los Belinski y los Kraevski y su ralea. Pero lo que
ocurrió en ese momento queda atestiguado por san Lucas: los demonios se
habían introducido en un hombre, y su nombre era legión y le pidieron a Él:
"Dé_janos entrar en los cerdos", y Él lo permitió. Los demonios entraron en los
cerdos, y to da la piara corrió violentamente por un sitio empinado hasta el
mar y se ahogó. Cuando la gente llegó a ver lo que había ocurrido, encontró
al hombre que había estado poseído , sentado ahora a los pies de jesús, vesti-
do y ya cuerdo, y quienes lo habían visto le preguntaron por qué medios se
había curado el que antes estuviera poseído por los demonios. 24
Dostoievski deseaba con toda su alma creer que también Rusia se cura-
ría de ese modo, pero sabía que tales esperanzas no eran de momento más
que una posibilidad remota, visible, si acaso , a la mirada visionaria de los
vates (profetas) como Maikov y él mismo. Lo que veía a su alrededor y lo
que deseaba presentar en su novela era el proceso de infección y de auto-
destrucción, y no el resultado final de la purificación:
24
!bid, p. 145; 9-21 de octubre ele 1870.
25
Idcm.
P ESE ,\L entusiasmo con que Dostoievski se había puesto al trabajo en Los
demonios, cambió de humor al tropezar con complicaciones, y la idea ini-
cial de un "panfleto" comenzó a mudar y a extenderse . "Empecé esta n ove-
la; me atrajo -le escribió a su sobrina en julio de 1870-, pero ahora lo
lamento. Me ocupa mucho tiempo , pero me gustaría escribir acerca de otra
cosa." 1 Sin embargo, en cuanto el libro se convirtió en "poema", la actitud
de su autor volvió a ser positiva . Como le confió a Strájov: "entonces me
visitó la auténtica inspiración y de pronto me gustó la obra y me lancé con
ambas manos ... tachando lo que había escrito".2
Sin embargo, aunque la composición misma no fuese ya un trabajo
penoso, a Dostoievski lo asaltó otra angustia . "De pronto me dio miedo
- le confiesa a Strájov- . Temo haber abordado un tema que esté más allá
de mis fuerzas. Estoy gravemente atemorizado; esto es doloroso." 3 El mis-
mo día , acabando de enviar sus primeros capítulos, le escribió a su sobri-
na: "La idea [de su novela] es audaz y grande. Toda la dificultad consiste
en que sigo abordando temas que están fu era de mi alcance. El poeta que
h ay en mí siempre se impone al artista , y eso es malo".4 Dos meses des-
pués, se queja desesperadamente con Strájov: "Si tuviera más tiempo ahora
para acabar de escribir sin precipitaciones (sin tener que cumplir plazos),
entonces tal vez resultaría algo bueno". Si no tuviera que "trabajar. .. para
1
PSS, 29/libro 1 130: 2- l-+ dq ulio de 1870.
' /bid., p. 1-+8: 9-21 de octubre de 1870.
l ldcin.
4
/bid. , p. 14 3. nota 2.
524 ...
cumplir plazos", sino que pudiera crear "¡como escriben los Tolstoi, Tur-
gueniev y Goncharovl" 5
Además de esa presión de las editoriales, el trabajo en Los demonios era
obstaculizado por las condiciones, ya habituales en Dostoievski, de incerti-
dumbre económica, nostalgia por su patria que iba convirtiéndose ya en
melancolía, así como por el estallido de la guerra franco-prusiana. El libro
sólo estaba completo a medias cuando Dostoievski, finalmente, retornó a
Rusia a comienzos de junio de 1871, y su publicación en la revista se dila-
tó, por razones ajenas a Dostoievski, casi hasta finales de 1872.
5
Ibid., p. 151; 2-14 de diciembre de 1870.
6
Ibid, p. 117; 25 de marzo-6 de abril de 1870.
Anna había caído en tal depresión que hasta se negaba a tomar el hie-
rro que le prescribían los médicos , y Dostoievski atribuyó gran parte de su
decaimiento a la melancolía del exilio: "N o hay manera de combatir su an-
helo interno, su nostalgia"s
Dostoievski empezó a considerar más y más imperativo el regreso, y la
pareja decidió emprenderlo en cuanto pudiese reunir lo necesario para pa-
gar los gastos del viaje; el temor a la cárcel fue desplazado por la necesidad
irresistible de volver a su patria. Mientras tanto , al enviar los primeros ca-
pítulos de Los demonios en octubre de 1870, Dostoievski anexó una súplica
a Ká tkov de un anticipo de quinientos rublos y, una vez más , el sagaz di-
rector de la revista acudió al rescate cuando el principio de la nueva novela
' l/Jid. , p. 121 ; 7-19 ele marzo de 1870.
" //Jid. , pp 163- 164; 6-18 de enero ele 1871 .
0
I!Jicl., p 116 , nota 6.
111 Anna Dostoe\'sky, Re1ni 11isce11ces, trad. y ed. de Beauice Still rnan (N ue\·a York, 1975) , p. 164.
11 PSS, 29/libro 1 16Sn . 9.
i
2 Ibid., p. 131, nota l.
18
Ibid., pp. 144-145, n ota 4.
Echa una mirada a París, a la Comuna -le advierte-. ¿Puedes ser tú, en rea-
lidad, uno de los que dicen que volvió a caer por falta de gente, por las cir-
cunstancias, etc.7 Durante todo el siglo x1x ese movimiento ha estado ... so-
ñando con el paraíso en la tierra (que empezará por el falansterio). En esencia,
es el mismo viejo Rousseau y el sueño de recrear el mundo por medio de la
razón y el conocimiento ... (el positivismo) ... Desean la dicha de la huma-
nidad y siguen aferrándose a Rousseau como base de su definición de la "feli-
cidad'', es decir, a una fantasía no confirmada por la experiencia. El incendio
de París es una monstruosidad: "Como no triunfó, que perezca el mundo
porque la Comuna es algo superior a la felicidad del mundo y de Francia".
Pero, al fin y al cabo, a ellos (y a otros muchos) esa locura no les parece una
monstruosidad sino, por el contrario, una belleza. Y así, la idea estética se ha
enturbiado en la moderna humanidad. 20
Gran parte del simbolismo de Los demonios se basa en esta idea de una
"belleza" falsa y perversa que ha remplazado a la auténtica "belleza" de Cristo.
Dostoievski se muestra impenitente respecto a Belinski, pero retira
hasta cierto punto la insultante inmoderación de su idioma. "Critiqué a
Belinski -explica- más como fenómeno de la vida rusa que como perso-
na: por haber sido el más maloliente, obtuso e ignominioso fenómeno de
la vida rusa." Pero aunque, de momento, intenta separar al hombre de sus
19
Para entonces, Anna Korvin-Krukóvskaia había unido su destino al de Charles Victor
jaclard, ex estudiante ele medicina francés que llegaría a ser un importante político radical y
mandaría un regimiento de la Guardia Nacional que luchó por la Comuna. Se la describe en las
memorias de la communard Louise Michel como "heroína", y formó parte de una comisión nom-
brada para reorganizar la educación del pueblo, particularmente la de las mujeres. También fue
una de las fundadoras y directoras de un periódico vespertino, La Socia/e, publicado de fines de
marzo a mediados de mayo de 1871, que fue "el órgano más consistentemente socialista de la
Comuna", y fue notable por la seriedad de sus artículos. l. S Knizhnik-Vetrov, Russkie Deya-
telnitsi Pervogo Internatsionala i Parizh)wi Komnmni (Leningrado, 1964 ), pp. 185-190.
2
'' PSS, 29/libro 1: 214; 18-30 de mayo de 1871.
Pero hay algo más: nunca lo conociste -le escribe Dostoievski, con vehemen-
cia, a Strájov- , pero yo sí lo conocí y lo vi y ahora lo comprendo a la perfec-
ción. Ese hombre vilipendió a Cristo, delante de mí, en el lenguaje más sucio ,
pero mientras tanto nunca fue capaz de colocar a todos los activistas y tembla-
dores del mundo al lado de Cristo, a modo de comparación. No pudo notar
cuánta mezquina vanidad, rencor, intolerancia, irritabilidad, vileza y, sobre
todo, vanidad, había en él y en ellos. Al vilipendiar a Cristo nunca se pregun-
tó qué colocaríamos nosotros en su lugar: sin duda no a nosotros , cuando
somos tan viles. No , nunca ponderó el hecho de que él mismo fuera tan vil.
Estaba sumamente pagado de sí mismo, y todo por una estupidez personal,
maloliente e ignominiosa. 22
Durante todos aquellos meses en Dresde , como puede verse por sus co -
mentarios acerca de cuestiones literarias y culturales rusas, Dostoievski se-
guía muy de cerca el curso de los acontecimientos de su patria. Le dijo a
Maikov que su propio "conocimiento de lo que estaba ocurriendo en Rusia"
probablemente era mejor que el de su corresponsal. "Leo tres periódicos
rusos diariamente, hasta el último renglón ( ¡!) , y recibo dos revistas. "23
Una de sus constantes causas de preocupación era el destino de La Aurora,
que no había logrado atraer suscriptores, y cuya falta de éxito repetidas
veces atribuiría Dostoievski a falta de habilidad de su mesa editorial y a su
impuntualidad en las fechas de publicación y de distribución. "Los prime-
ros números de La Aurora de este año [1871 ] dejan una muy mala impre-
sión: la total ausencia de algo contemporáneo , vital, candente (eso siempre
pudo decirse de ellos), una mísera ficción en prosa ... Hasta la novela tra-
ducida [Old-Town Folhs, de Harriet Beecher Stowe . J F] es simple basura. "
¿Cómo podría competir con El Mensajero Europ eo occidentalista y liberal ,
"que ha unido todos los nombres más brillantes (Turgueniev, Goncharov,
Kostomarov), que publica cada número de la manera más interesante y
rica , y que ha adoptado la costumbre de aparecer el primer día de cada
mes7"2-+
Aunque Dostoievski apoyara con todas sus fuerzas la actitud naciona-
lista y cuasi eslavófila de La Aurora, sus simpatías para con la revista se
habían visto sometidas a dura prueba por un artículo escrito con seudóni-
mo por el brillante y ultrarreaccionario Konstantin Leontiev (quien des-
pués atacaría Los hermanos Karamázov). Leontiev había dicho que la revista
El Tiempo de Dostoievski había sido "un fracaso ", y su ex director, en una
dolorosa carta enviada a Strájov, protesta contra esa difamación. No se tra-
taba , decía Dostoievski, de vanidad literaria: por ejemplo , no había puesto
objeción alguna cuando en una novela de Pisemski, publicada por entre-
n Ibid, p . 11 5; 25 ele marzo-6 de abri l de 1870.
2-1 Ibid., pp. 106-1 07; 12-24 de febrero ele 1870.
20
lbid. , p 179; 10-22 ele febrero ele 1871
26
Para mayor información sobre la su presión ele El Tiempo, véase Fran k, Dostoicvsl1i. La se-
cuela de la liberación, 1860-1865, FCE, Méx ico, 2010 , cap. '\111 , sec. 7.
17
/bid., p 112; 24 ele marzo-5 ele ab ril ele 1870.
28 Ibid., p. 125; 28 ele mayo-9 ele junio ele 1870.
"' Para una visión menos tendenciosa del artícul o de Turgueniev, véanse las reflex iones, pro-
fund amente sentidas, de Roben L. jackson en Dialogii es with Dos toevshy (Stanforel , 1993), pp.
29-54; también, William C. Brumfielcl, "lnvitation Lo a Beheaeling: Turgenev anel Troppmann",
Cw1aclia11-Ame1ica11 Slavic Sludics, 1 (primavera de 1983), pp 79-88.
Una de las anotaciones de Dosto ievski acerca ele su epilepsia (7-1 9 de enero de 1870) obser-
va misteriosamente que un ataque ocurrió "e l día y casi a la misma hora de la agonía ele
Tropprnann". Puede suponerse que Dostoievski sentía algún nexo misterioso entre los tormen-
tos ele Troppmann y sus propios trastornos psíquicos. Véase E. M. Konshina , Zc1pisnic Tetracli F
M. Dostoevslwgo (Moscú-Leningraelo , 1935), pp. 83-84.
11
PSS, 29/libro 1: 127-129; 11-23 de junio de 1870.
12
Jbicl., p 153; 2-14 ele diciembre de 1870.
¡Ania, mi ángel guardián! Dentro de mí ha ocurrido algo gra nd e; una vil fan-
tasía que me ha atormcnlaclo desde hace casi diez años se ha desvanecido.
Durante diez años (o, mejor dicho, desde la muerte de mi hermano , cuando
de pronto me vi abrumado de deudas) no dejé ele soñar en obtener ganancias.
So1iaba yo en serio , apasionadamente; ahora , todo eso ha pasado. ¡Ésta fu e
ABSOLU TAMENTE la última vez ' ¿Me creerás, Ania, que ya tengo las manos des-
atadas? Las había tenido atadas por el juego
El trabajo en Los demonios, desde luego, siguió adelante cuando los Dos-
toievski se establecieron en San Petersburgo, donde , el 16 de julio de 1871 ,
tuvieron otro hijo , Fiódor. En la primavera de 1872 se trasladaron a un po-
blado campestre, llamado Staraia Russa , para escapar tanto del sofocante
calor veraniego de San Petersburgo como de las presiones e interrupciones
de la vida social. La composición avanzaba sin mayores tropiezos, aunque
el autor, siempre minucioso, se quejara de la dificultad de obtener los efec-
tos precisos que deseaba; empero, no hay incertidumbres acerca del con-
cepto o la dirección del libro, o siquiera de alguna de las principales esce-
nas a las que se acercaba.
El dominio, insólitamente firme , que Dostoievski tenía de su futuro tex-
to puede atribuirse a diversas causas. Una de ellas, le dijo a Kátkov, era que
41
Anna Dostoevsky, Remi niscences, p. 168.
6
-+ PSS, 29/libro 1 142; 8-20 de octubre de 1870.
-t7 Ibid. , pp . 184-185; 2-14 de marzo de 1871.
Creo que lo que les he enviado ... ahora se puede imprimir He suprimido lo
escabroso, he abreviado la sustancia y he revelado lo suficiente de esta aloca-
da aventura, aunque después quedara revelada con más fu erza. Le juro que
no puedo prescindir del meollo de la cuestión. Éste es un tipo social comple-
to , de los pies a la cabeza (en mi opinión), nuestro tipo, un ruso, una persona
ociosa , no por amor al ocio sino porque , habiendo perdido sus nexos con
todo lo nacional y, lo que es más importante, su fe, se deprava por un anhelo
melancólico ... pero abrumado por su conciencia, hace un esfuerzo de renovar-
se a sí mismo por medio de sus convulsivos sufrimientos y ele volver a creer.
Junto con los nihilistas, éste es un fenómeno serio. Le juro que existe en reali-
do leyéndo lo a sus amigos Véase V N. Zakharov, "fokli protiv legendi'', en Problemi Tz. uclieniyci
Dostocvshogo (Petrozavodsk, 1978), pp. 95-109.
11
PSS, 29/libro 1 227 ; 4 de febrero de 1872 (Vie.JO Estilo).
02
Ibid., p. 232 ; fin es de marzo-principios de abril de 1872.
552 ....
Varios de nuestros críticos han observado -escribió en 1873- que en mi
novela utilicé la trama del conocido asunto de Nechaev. Pero se apresuraron a
añadir que mi libro no contenía retratos reales ni una reproducción literal de
la historia de Nechaev; habiendo aprovechado un acontecimiento, sólo traté
de aclarar su posibilidad en nuestra sociedad, y precisamente como hecho
social, no como anécdota, no como descripción de un hecho particular ocu-
rrido en Moscú. Todo esto, puedo observar, es perfectamente atinado. En mi
novela yo no he tratado en forma personal el conocido asunto de Nechaev y
de su víctima lvanov [21: 125]
1
PSS, 29/libro 1: 260 ; 10 de febrero de 1873.
para la causa revolucionaria a los soldados que lo cuidaban ; se vo lvieron sus admiradores y
partidarios, y le sirvieron de correo.
En 1879 al enterarse, por la llegada de nuevos prisioneros, de la existencia de la Voluntad del
Pueblo [Namdnaya Volya], organización revolucionaria clancleslina, envió un mensaje al Comité
Ejecutivo, que éste apenas pudo creer. ¡Nechaev aún vivía, y no estaba en Siberia sino en San
Petersburgo! Se hicieron planes para ayudarle a escapar de la cárcel y, al enterarse ele la inten-
ción de asesinar a Alejandro II , Nechaev, característicamente, les recomendó expedir unos ma-
nifiestos falsos en el momento del atentado, para confundir a la población. El asesinato del zar,
el 1° de marzo de 1880, puso fin a toda esperanza de escape sin ayuda exterior, aunque Nechaev
todavía trató de organizar su fuga con ayuda de los aliados que tenía en la guarnición de la cár-
cel. Pero algu ien informó a las autoridades de su influencia entre los soldados; cambia ron su
guardia y Nechaev murió de escorbuto el 21 de noviembre de 1882. Véase Franco Venturi ,
Roots of Revolution (Nueva York, 1966), cap. 15.
5
Georgy Chulkov, Kal1 Rabotal Dostocvshy (Moscú, 1939), pp 232-233.
0
Yury StekloY. il/i/1/wil Alcl1sa 11dro1·ic/1 Br1/w11i11 , + Yols. l :-foscú-Leni n graclo. 1926-1 927),
3 +89.
7 Cito la traducción del Calcc ismo ele un rC\'o/ucio11<1rio que a parece en Confi no (\·éase la nota
3) como b más rcciclllc y fácil ele co nseguir. Véase Dau,..;lircr of a Rcvolutiol!llr\I, p 226.
" Ibid., p 228.
Los grandes intelectos no pueden dejar de ser déspo tas , y siempre han causa-
do más mal que bien .. a Cicerón habrá que cortarle la lengua , a Copérnico
habrá que sacarle los ojos, a Shakespeare habrá que apedrearlo. ¡eso es el
shigalevismol Los esclm'os deben ser iguales: nunca ha habido libertad ni
igualdad sin despotismo, pero en el rebaño tiene que haber igualdad , ¡y eso
es shigale\'ismol [10: 322]
EL "cAso " Nechaev y sus ramificaciones no forman más que uno de los
entrelazados hilos histórico-ideológicos de Los demonios. Otro de ellos es el
enfrentamiento satírico entre Stepan Trofímovich y su hijo, el nihilista Pe-
ter, enfrentamiento que, antes de que apareciera Stavroguin para adueñarse
del libro , supuestamente iba a ocupar el centro del cuadro de Dostoievski.
Aunque este encuentro quedara subordinado en el texto final , Dostoievski, al
mismo Liempo , logró hacer de Los demonios uno de los dos retratos litera-
rios clásicos de esta trascendental batalla entre las generaciones.
Turgueniev había descrito sus primeros combates en Padres e hijos (1862),
pero Stepan Trofímovich está mucho más cerca de la figura central de una
anterior novela de Turgueniev, Rudin (1856), que de ninguno de los perso-
najes que representan el pasado frente a Bazárov. Como Stepan Trofímovich,
también Rudin es un idealista romántico del decenio de 1840, un alma
auténticamente pura y noble, pero demasiado débil para vivir a la altura de
sus elevadas frases y radiantes ideales. Así pues, Los demonios puede inter-
pretarse como una disputa entre dos de los personajes de Turgueniev en
una etapa ulterior de sus vidas, cuando Rudin ha caído hasta no ser más
que un sibarítico posew; con cierto encanto social, y Bazárov se ha endure-
cido volviéndose un implacable fanático. Sabemos que Dostoievski mostró
su entusiasmo cuando Maikov le dijo que sus personajes le hacían pensar
en "los héroes de Turgueniev cuando envejezcan".
Los demonios tiene una muy importante dimensión literario-cultural,
que incluye su relación con las novelas de Turgueniev y con el propio Tur-
gueniev (caricaturizado malévola pero irresistiblemente en la figura de
Karmazínov). Además , abarca toda una gama de otros fenómenos litera-
~ 573
rios, moral-filosóficos y culturales , cuya riqueza no tiene más rivales, en la
novela del siglo x1x , que Les illusions perdues de Balzac y LEducation sen-
timentale de Flaubert. El libro es casi una enciclopedia comprimida de la
cultura rusa de la época que abarca , filtrada a través de una perspectiva
sangrientamente burlona y a menudo grotescamente cómica. Y crea un no-
table "mito" de los principales conflictos de esta cultura, reconstruido so-
bre una sólida base de personajes y de hechos históricos .
5
Herze n , M_v Past and Tl10ug/Hs, 4 : 1581y 1579.
Las hostilidades entre las dos generaciones casi cesaron a mediados del
decenio de 1860 , pero volvieron a estallar con mayor vehemencia durante
la primavera de 1867 después del fallido intento de Karakózov por asesi-
nar a Alejandro II. Como lo hemos visto, Herzen censuró públicamente el
atentado en La Campana, prediciendo atinadamente que sólo causaría una
intensificada reacción del gobierno. Pero , a pesar de este desacuerdo sobre
tácticas , Herzen insistió en que los objetivos del movimiento radical ruso
interno , el cual veía a Chernishevski como su jefe, no diferían de los que él
,, lbid ' pp 1580 )' 1583 .
¡ /bid , pp. 1581 y 1583.
es insolente y está loco, pero lo peor es que la mayoría de los jóvenes rusos
son iguales y nosotros somos los que hemos contribuido a hacerlos así. . Esto
no es nihilismo. El nihilismo es un gran fenómeno de la evolución del pensa-
miento ruso . No. Éstos so n los nobles desposeídos, el burócrata retirado , el
escribano de aldea, el sacerdote local y el pequeño terrateniente apenas dis-
frazados. 9
Creo que la idea fundamental del autor es verdadera -dice Stepan Trofímo-
vich hablando de ¿QLté hacer!, el verdadero "catecismo" ele los nihilistas-,
pero eso sólo lo hace más terrible. Es precisamente nuestra idea, exactamente
la nuestra ; nosotros sembramos la semilla , la cuidamos, la preparamos y, en
realidad , ¿qué podrían decir ellos ele nuevo, después ele nosotros? Pero , ¡cie-
los l ¡Cómo presentan todo deformado, mutilado . . 1 ¿Fueron éstas las conclu-
siones por las que lu chamos? ¿Quién puede comprender la idea original de
esto? [10 238]
Los bárbaros clamores que nos exhortan a ce rrar nuestros libros, a abandonar
la ciencia y a emprender un absurdo combate de destrucción - escribió Her-
zen- no son sino la más incontenible y dañina demagogia. Siempre provo-
can el desencadenamiento de las peores pasiones. Hacemos juegos malabares
con palabras terribles, sin pensar en absoluto en el daii.o que hacen a la causa
y a quienes las escuchan. 10
1
'' A. l. Herzen, Sochi11c11iyu, 10 \·ols. (tvloscú , 1955-1 9 58), 8:-+ 17.
11
llJid , pp. -+05 y -+17.
Desde luego, Stepan Trofímovich no es la única figura del libro que repre-
senta a un miembro eminente de la generación del decenio de 1840. Nin-
guna crítica de Los demonios estaría completa sin un análisis de la caricatu-
ra -maliciosa pero magistral- de Turgueniev, en el retrato de Karmazínov.
(Ka nnazin, del francés crnmoisi, significa carmesí en ruso y ridiculiza las
supuestas simpatías social-políticas del Gran Escritor. ) Ya hemos hablado
extensamente de la relación difícil y cada vez más adversa de Dostoievski
con Turgueniev, y nos parece innecesario seguir buscando una explicación
de tan devastadora caricatura con la que pocas pueden rivalizar en toda la
novela del siglo XlX. La caricatura personal era muy común en la literatura
rusa, y el propio Turgueniev no se había mostrado nada benévolo con Baku-
nin en Rudin ni con otra veintena de conocidas personalidades (en particu-
lar, Nikolái Ogarev) en Humo. Mas para encontrar una parodia igualmente
extensa de un destacado personaje literario probablemente tendríamos que
recurrir al ataque de Dickens a Leigh Hunt en Blealz House, mediante el per-
sonaje de Harold Skimpole.
A pesar de todo , sería injusto con Dostoievski atribuir la personalidad
de Karmazínov exclusivamente a una enemistad personal , pues había so-
bradas razones literario-culturales para incluir esta caricatura en un retrato
completo de la época. Dostoievski se sintió ofendido no sólo por Humo ,
sino también por los ulteriores intentos de Turgueniev por ganarse las sim-
patías de la generación joven simulando que estaba de acuerdo con Bazárov.
No olvidemos que en un tiempo Turgueniev había elogiado calurosamente
los comentarios de Dostoievski a Padres e hijos, y le había dicho que era
Todo este artículo , largo y \'erboso, fue escrito sin otro objeto que el de alar-
dear. Parecemos leer entre líneas: "Concentraos en mí , mirad cuán valerosa-
mente me comporté en aquellos momentos .. ¿Para qué miráis a la mujer
ahogada, con un niño muerto en brazos? Miradme , en cambio , a mí , mirad
cómo no pude soporta r eso y volví la cara. Heme aquí , de espaldas a la esce-
Sin duda es curi oso que él [Dostoie\'ski] escogiera para parodiar la única ob ra
[Los fantasmas] que em ·ié a la reYista que él por enton ces dirigía , obra por la
cual me bombardeó co n ca rtas de elogio y agradecimiento. Aún las tengo en
14
Turguene\", PSSiP, 10: 9.
19
Herzen, My Past and Thoughts, 2: 744.
~ 597
esta disparidad de tono que , sin embargo , en un sentido más profundo, es
perfectamente apropiada para su principal propósito temático. Lo que du-
rante la generación de 1840 había sido un coqueteo amable y relativamen-
te inofensivo con las modas culturales e intelectuales de Europa se había
vuelto algo vicioso y letal a mediados de los sesenta, y el ambiente cada vez
más sombrío de los últimos capítulos corresponde a esta mutación temá-
tica. Además , las diferencias de colorido entre los primeros y los últimos
capítulos tienden a borrarse conforme avanza la acción; en la fiesta se mez-
clan la comedia histérica con la amenaza de una violencia popular, mien-
tras que la odisea conmovedoramente absurda de Stepan Trofímovich se
combina con la profunda seriedad de su muerte edificante.
Una cierta unidad de tono se obtuvo gracias a la decisión de Dostoievski
de escribir el libro en forma de "crónica provinciana" y de poner como na-
rrador a un joven del "círculo " de Stepan Trofímovich . pero no , como
casi todos los demás, miembro del grupo secreto de Peter Verjovenski. En
otras palabras, Dostoievski empezó con un narrador que es un observador
más o menos objetivo , quien presencia los acontecimientos desde el exte-
rior y que , si no los condena abiertamente, sí los critica sin duda irónica-
mente. Un narrador semejante ya había aparecido en "El sueñ o del tío", y
Dostoievski volvió a él porque nuevamente quiso hacer una exposición
cáustica de la vida de provincia. Este narrador-cronista, conservado aun
después que Stavroguin había pasado al centro de la obra haciéndola cam-
biar de carácter, hizo surgir así una cierta incongruencia técnica.
Como amigo personal y confidente particular de Stepan Trofímovich,
el narrador tiene un acceso privilegiado a su conciencia . También está va-
gamente relacionado con los hechos por haber alimentado (como el capi-
tán Lebiadkin) una pasión sin esperanza por Liza Tushina , quien se ena-
mora de Stavroguin. Por lo demás, el narrador es lo que Henry james llamó
unaficelle (un hilo) , un personaje inventado tan sólo corno recurso para
que el autor nos dé información acerca de los demás, para ayudarlo en su
manipulación y para mantener unida la obra. Cuando su fuente informati-
va es Stepan Trofírnovich , nadie duda de los medios del narrador para ad-
quirir su conocimiento; pero esto no puede decirse de Stavroguin y de sus
interlocutores, de las reuniones del "quinteto" de Peter Verjovenski, de las
conversaciones en la alcoba de la pareja Van Lembke, de la escena "Donde
Tij ón", etc. Dostoievski trató de resolver esta anomalía subrayando el ca-
rácter retrospectivo del relato del narrador, que así pudo recabar informa-
2
Al lector contemporáneo, la afirmación del narrador ele que está describiendo "las cosas tal
como las supe" le parece totalmente su perflua. Pero acaso tuviera mayor peso para los lectores
de la época ele Dostoievski , qui enes recientemente se habían enterado de muchas cosas hasta
entonces ignoradas y mantenidas en el secreto , gracias a la reproducción de los testim onios del
juicio de Nechaev en los periódicos rusos. El señor Anton G-\', el narrador de Dostoievski, tuvo
acceso a la misma fuente de in form ac ión.
3
En un libro especulativo, muy vi tal e interesante sobre Los demonios, cuyo subtítulo revela
la nueva act itud rusa hacia la obra: "Una novela de advertencias" (prcduprez lidenie), Ludmila
Saraskina insiste en qu e toda la acción del libro ocurre en treinta días, del 12 de septiembre al
11 de octubre de 1869, día del suicidio de Stavroguin. Esta conclusión es confirmada por la
ubicación escrupulosamente minuciosa de todus las fechas que aparecen en el texto acerca de
los personajes, inclu ye ndo lo que se nos dice de su pasado. En el cu rso de este esfuerz o,
Saraskina critica acerbamente - a mi parecer, con toda JUStificación- la opinión de Baj Lín de
qu e el pasado de los personajes de Dostoievsk i no ejerce ni nguna influencia sobre el presente
porque su perspectiva novelística no se desarrolla en el tiempo .
Pero la tesis , tan convincente, ele Saraskina hace surgir un nuevo problema, pues en el libro
se refiere Dostoievski a acontec imientos - como la Comuna ele París y la muerte ele Herzen-
que ocurrieron en 1870. ¿Cómo explicar este anacronismo' Sencillamente , en opinión ele
Saraskina, por el hecho ele que tales acontecimientos formaban part e del presente ele Dos-
Loievski en los tres años durante los cuales escribió el libro , y él les pe rmite a sus personajes (y
a sus lectores) vivir la historia actual ele esos años, junto con él, en el curso ele su narración .
Véase Luclmila Saraskina, Bcsi-Roman Preduprezhdenie (Moscú , 1990), pp 9-5 7.
4
PSS, 29/libro 1 140; 19 de septiembre-1 º de octubre de 1870 .
Su cabe ll o era d e una negrura peculiarm ente inte nsa, sus ojos claros e ran
muy luminosos y apacibles, su piel era notablemente sua\T y blanca, sus me-
jillas eran ele un rojo demasiado brillante y claro, sus dientes parecían perlas y
sus labios eran como el coral: podría pensarse que era el stí111111w11 de la bell e-
za, y sin embargo , había en él al mismo tiempo algo repugnante. Decíase que
su rostro hacía pen sar en una máscara [10 : 37]
Esta belleza de máscara hace pensar en los vamp iros y fantasmas de la mi-
tología gótica; corno ellos, Stavroguin es un cadáver viviente , cuya belleza
supramundana es la engañosa fac hada tras la cual se encona el horror del
mal y de la corrupción. Sin embargo , varios años después , cuando el ero-
5
Lord Byron, Complete Poetical Worhs (Cambridge, Mass., 190 5).
En el nivel simbólico del libro, esto sólo puede significar que todas las
ideologías derivadas de Stavroguin -sea occidentalismo liberal o radical
en su forma política o metafísico-religiosa, sea eslavofilismo de cualquier
matiz- están igualmente manchadas por el pecado original de haber naci-
do entre una "aristocracia" educada en Occidente y totalmente apartada
del pueblo. Todos serán barridos por una cultura auténticamente rusa que
brotará de la fe del pueblo.
En estas escenas, la conducta personal de Stavroguin también muestra
que nunca logrará ese total abandono del ego que sería necesario para una
conversión religiosa. No puede confesarle la verdad acerca de Matriosha ni
siquiera a Shatov, quien acude a advertirle del peligro inminente, y que es
el personaje al que más se acerca en todo el libro, con excepción de Daria
Shatova. Niega haber "ultrajado a niñas", así como antes había mentido
acerca de su matrimonio con María Leviadkina. Y sr- niega a contestar
cuando Shatov plantea la pregunta que debía aclararse en su visita a Tijón:
"¿Es cierto que usted no vio ninguna distinción entre alguna acción obsce-
tas rusos "absurclistas" al término ele la primera Guerra Mundial. "La poesía como parodia en
Los demonios - ha escrito Ilia Serman- resultó ser un fermento indispensable en las inquietu-
des literarias del decenio de 1920." Véase Ilya Serman , "Stikh KapiLan Lebyadkina i Poesiya xx
Veka", Revue des Études Slaves, 53 (198 1), pp 597-605.
La escena con Daria Shatova, por consiguiente, sirve de transición entre las
secciones primera y segunda de la segunda parte. Siguiendo inmediata-
mente a este diálogo, Dostoievski cambia su enfoque de Stavroguin a la
difusión del caos moral y social que ha producido en la forma de Peter
Verjovenski. Aquí, Dostoievski da libre juego a su inmensa fuerza satírica
al presentar con breves trazos a todos aquellos cuya estupidez y falta de
escrúpulos los convierten en dóciles víctimas de las intrigas de Peter. La
ambiciosa intelectualilla Yulia von Lembke, dispuesta a impresionar a los
miembros de las más altas esferas con su influencia mágica sobre la genera-
ción joven; su marido, el bien intencionado pero obtuso e incompetente
autómata ruso-alemán , gobernador de la provincia , al que literalmente
vuelve loco el tumultuoso desarrollo de los acontecimientos; hasta la nor-
malmente empecinada y dominante madame Stavroguina ... todos caen
bajo el embrujo de Peter Verjovenski, poderosamente ayudado por el pa-
trocinio de Karmazínov. Madame von Lembke copia de Peter la jerga ver-
bal de los nihilistas, e impresiona terriblemente a madame Stavroguina con
su conocimiento de la última moda. "Usted me ocultó muy cuidadosamen-
te todas estas ideas nuevas -le dice , airada , su protectora a Stepan Trofí-
movich-, aunque hoy todos están familiarizados con ellas. Y usted lo hizo
simplemente por celos, para poder dominarme. De modo que hoy hasta
Yulia está muy por encima de mí" [10: 265]. Sólo el pobre Stepan Trofí-
movich, cada vez más solitario, aislado y desconcertado , resiste a la desin-
tegración general y todavía planea reivindicar sus ideales.
La corrupción , comenzada como falla personal de unos cuantos chifla-
dos, se convierte en desmoralización en el sentido más literal del término.
Para mostrarla Dostoievski introduce toda una serie de incidentes , que van
desde la descomposición de las normas de conducta personal y propiedad
social hasta la falta de respeto a los difuntos y la profanación de un icono
sagrado. En lo político, Peter Verjovenski desmoraliza a Von Lembke , azu-
zándolo para adoptar las medidas más brutales y despóticas; y Peter enga-
ña y manipula a sus seguidores exactamente del mismo modo. Como ocu-
rriera a su influencia general sobre la sociedad, el resultado de su presión
sobre el quinteto es el desplome de sus propias normas moral-políticas y la
aprobación de un feroz asesinato. Existe un claro paralelo estructural entre
las visitas que hace Stavroguin en la primera parte de esta sección y los
""Aunque sin granel es gestos n i gri ws, / Conwniría la tierra en u n terreno baldío/ Y de,·o-
raría al m u ndo en u n bos tezo", Char les Bauclelaire, Ü« uvrcs, ecl. ele Y.-G. Le Dan tec (París,
1954), p. 82.
w Mario Praz. Thc Ro11w11tic Ago11y (Oxford y Ntie,·a York. 19 70). p p . +1 9-+20.
Un rincón del archipiélago griego; olas azules , acariciantes, islas y rocas , una
orilla cubierta de rica vege tación , una vista mágica a lo lejos, una fascinadora
puesta de sol. .. es imposible describirlo en palabras. Aquí estaba la cuna de
la civilización europea, éstas eran las primeras imágenes de la mitología, el
paraíso del hombre en la tierra. Aquí había vivido una bella raza de hombres.
Despertaban y se iban a dormir felices e inocentes; los bosques estaban llenos
de sus cantos gozosos, el desborde de sus energías no utilizadas se convertía
en amor y en alegría sencilla . El sol calentaba con sus rayos esas islas y ese
mar, gozándose en sus hermosos hij os. ¡Suell.o maravilloso, sublime ilusión!
El suell.o más increíble que jamás se haya soüado , pero al que toda la huma-
nidad ha consagrado sus fu erzas durante toda su existencia , por el que ha
muerto en la cruz y por el cual fueron asesinados sus profetas, sin el cual las
naciones no pueden vivir y ni siquiera pueden morir [11: 21].
do por el público con gran entusiasmo. Para más detalles , véase Frank, Dostoicvshi. La secuela de
la libcrnció11, 1860-1865, KE , México , 2010, pp 200-204.
La ridícula '·cuadrilla literaria" presenLacla al final de la fies ta, r anunciada como uno de sus
principales at ractivos , se basó en una auLéntica "cuad rill a liLera ri a·' ace rca de la que se escribió
mu cho en los periódicos rusos durant e la primavera de 1869. Véase S. Panov, "'Literaturnaya
kaclril' \' romane 'Besi"', Zvenya, 6 (1936) , pp 573-582.
~ 629
ro Alejandro, y el propio príncipe Meshcherski tenía importantísimos con-
tactos con la corte rusa . Así, Dostoievski pasó a ser miembro de este influ-
yente grupo social-literario, aunque tratara de mantenerse un tanto apartado
de sus tendencias más oscurantistas. Además de dirigir el semanario, tam-
bién colaboró con una columna, intitulada "Diario de un escritor", que des-
pués llegaría a ser una publicación independiente.
La enconada sátira de Los demonios naturalmente había manchado la
reputación de Dostoievski a ojos de la intelligentsia radical, y el que acepta-
ra dirigir la revista de Meshcherski pareció definir de una vez por todas su
posición social-política. Pero Dostoievski había intentado siempre mante-
ner un equilibrio entre su oposición a la agitación revolucionaria y su re-
conocimiento del idealismo moral que , a menudo, inspiraba a quienes ati-
zaban el fuego. Consideró que su propio papel en relación con la juventud
radical era el de un crítico simpatizante y no el de un adversario impla-
cablemente hostil. Adem ás, la ideología radical había vuelto a cambiar, y
ahora había abandonado los aspectos del decenio de 1860 que más habían
repugnado a Dostoievski: el desprecio a la religión, el intento de fundamen-
tar la ética en cálculos de utilitarismo y la negativa del libre albedrío.
Una nueva generación de pensadores populistas radicales, encabezada
por N. K. Mijaílovski y Peter Lavrov, basaba sus llamados al cambio social
en unos principios morales que cualquier cristian o podía aceptar. Su in-
fluencia, especialmente la de Mijaílovski , también había hecho surgir una
nueva apreciación y hasta idealización de los valores social-morales que se
hallaban en las raíces mismas de la vida campesina, valores relacionados
directamente con la religión del campesinado , aunque los radicales laicos
prefirieran pasar por alto esa inconveniente relación con la ortodoxia rusa.
No obstante, los nuevos radicales populistas [narodniki] -en contraste con
sus predecesores nihilistas- veían la vida campesina como base de un or-
den social-moral ruso que deseaban conservar y proteger. Esas ideas difícil-
mente dejarían de encontrar un eco favorable en el autor de La casa de los
muertos y defensor de una doctrina de pochvennichestvo. Por consiguiente, las
columnas de Dostoievski en el Diario de un escritor pusieron en relieve su
antigua asociación con tan veneradas figura s radicales como Belinski y
Herzen, y hasta defendió a los nechaevistas -desde luego, no al propio
Nechaev- contra la acusación de no ser más que unos vándalos y ignoran-
tes y sin escrúpulos. No es casualidad, aunque por entonces sobresaltó a
muchos , que su siguiente novela, El adolescente, fu era publicada por la prin-
CONCLUSIÓN ~ 631
vista para lanzarse a escribir Los hermanos Karamázov. Esta majestuosa no-
vela, que él había planeado como primera de una serie, es la culminación de
la carrera artística de Dostoievski. Su tema del parricidio coincide con los
repetidos intentos de los radicales - quienes para entonces se habían de-
dicado al terrorismo- por asesinar al zar. El último llamado de Dostoiev-
ski a la unión fraternal y la compasión cristiana , que él consideraba como
dones innatos del carácter nacional ruso, lo hizo entre las explosiones de
bombas en su célebre discurso de 1880 sobre Pushkin, el cual provocó
verdaderos ataques de histeria e hizo que allí mismo fuera aclamado como
"profeta".
Cuando Dostoievski murió, siete meses después, la enorme procesión
fúnebre que lo acompañó a la tumba demostró , una vez más, el extraordi-
nario impacto causado por su vida y su obra, impacto que, al menos en el
caso de su obra, ha continuado hasta la actualidad. Pero todo esto será
el tema de nuestro siguiente volumen, y por el momento dejaremos a Dos-
toievski dispuesto a comenzar una nueva vida, mucho más apacible y feliz ,
al menos en el nivel de su existencia personal , si no - lejos de ello- en
relación con las ordalías que aguardaban a su amada patria , a las que nun-
ca dejó de responder con angustia y temor.
~ 633
captación escatológica de la vida : de FMD : cristianismo: creencia de FMD en el cristia-
402, 413; del príncipe Mishkin: 402 nismo ruso: 64, 143, 328, 360;
caso Nechaev: 502-503, 507, 520-521, creencia en la otra vida: 330; en El idiota:
552,554,573 413-414 ; kenoticismo: 411, 48 1; orto-
Catecismo de wi revolucionario (Bakunin y/o doxia rusa de FMD: 434, 480, 595, 610
Nechaev): 557, 560, 562 crítica de FMD del socialismo ruso: 82-83;
catolicismo: ataque de Garibaldi: 307; en El comprensión de FJvm: 566; ideal y mo-
idiota. 429; opinión de Ftm: 327, 360 ralidad del socialismo ruso: 111-113;
círculo de Petrashevski: 26, 383, 441, 589 véase también socialismo utópico
comedia: en El eterno ma1ido: 496; en La al- cultura rusa: en El eterno mari.do: 486-488;
dea de Stepcmchilwvo: 350; en Los demo- en Los demonios: 573; recreación pa-
nios: 602, 629 ródica en Los demonios.· 532; teoría de
compasión espontánea: 337 Grigoriev: 487; véase también vida pro-
competencia: de FM D con Tolstoi: 203, 445, vinciana
484-485, 501; de F\ID con Turgueniev:
73,203,506 Chernishevski, Nikolái: 27, 65, 88, 101-
conciencia moral: conflicto en El eterno ma- 104, 150, 576, 579
rido: 490, 49 2, 495-496, 498-500; - ¿Qué hacer/ 88, 104, 115, 581, 623
descripción del conflicto: 92; del prín- Chulkov, Georgi 560
cipe Mishkin: 422, 426-428
conciencia: de Raskólnikov: 126, 145-149, Danilevski, Nikolái: 441, 454, 351, 595, 611
151 , 176- 179; de Svidrigailov: 178; en -Rusia y Europa: 595
El eterno marido: 500; retrato en Cri- darwinismo social: 77, 568-569; de novela
men y castigo: 99-100; valores morales de folletón: 137-138; de Stavroguin en
en El idiota: 4 22 Los demonios.· 538-539, 608, 617
condición moral-psíquica: de los campesi- De Vogüé, E. M. 133
nos asesinados: 96; de las emociones demencia (temporal) en El idiota. 172-174
de Raskólnikov: 119, 122, 126, 139, demonismo: de Stavroguin en Los demonios:
145- 146, 151; opuestos en Svidrigai- 533, 535-537, 54 1-542
lov 177-179 desarrollo de la trama: bosquejo para Los
confesión: corno tema en Crimen y castigo: demonios: 504-506; en El eterno mari-
93; de lppolit en El idiota: 3 73 do. 488; en El idiota: 342; hilos en El
conflicto intergeneracional: en El supe1jluo y idiota: 419, 364; personajes secunda-
el bilioso: 578; en Los demonios .· 288, rios relacionados 4 23, 3 73- 3 77; sus-
573, 577, 593 , 595; en Padres e hUos: penso como centro en Crimen y castigo:
573 123, 127-128, 157; trama política en
conflictos moral-psicológicos: afición al Los demonios. 554; véase también tra-
juego de H-io 295; de Raskólnikov: mas secundarias; motiv temático
126, 139, 155; en La vida de un gran destino: en Crimen y castigo: 138
pecador: 4 79 Dickens, Charles:
corrupción: descrita en Los demonios: 616 -Bleal< House [La cma desolada]: 583
cosmovisión de nm : 26-27, 458-461 dinero : función en El adolescente: 4 78; fun-
creación artística: concepción de FMD: 458 ción en La vida de w1 grnn pecador: 4 78
Sumario .. 7
Prólogo 11
Abreviaturas 17
Fuentes de los textos 18
Primera parte
A LGUNAS " IDEAS EXTRANAS, INCONCLUSAS" (21]
l. Introducción . . . . . . . . 23
ll. "El más infeliz de los mortales" . 30
lll. Jlestákov en Wiesbaden . . . 49
IV "Nuestros pobres e indefensos niños y niñas" 70
V Las fuentes de Crimen y castigo . 92
VI. De novelera a novela . . . . . . 117
Vll. Una lectura de Crimen y castigo . 137
Segunda parte
NUEVO MATRIMON IO (201]
~ 645
Tercera parte
U N IDEA L RUSO [311]
Cuarta parte
El PAN FLETO Y EL POEMA [463]
E
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