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La tuberculosis, la enfermedad milenaria que sigue causando

muertes.

Una infección prevenible y curable, sin embargo, sigue siendo un padecimiento que
puede ser letal.
Aunque la tuberculosis es una enfermedad muy antigua, sigue siendo un problema de salud pública.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), durante el 2020 alrededor de un millón y medio
de personas murieron en el mundo a causa de este padecimiento. Después de la COVID-19, es la
enfermedad infecciosa que actualmente provoca el mayor número de muertes.
Esta afección es causada por una bacteria ( Mycobacterium tuberculosis) que suele afectar a los
pulmones, ocasionando la tuberculosis pulmonar, aunque también puede afectar otros partes del
cuerpo como la columna vertebral, los riñones y el cerebro, dando lugar a la llamada tuberculosis
diseminada, afirma Elizabeth Castillo Villanueva, del Laboratorio de Inmunogenética Viral y
Bacteriana de la Facultad de Medicina de la UNAM, bajo la dirección de la doctora Antonia Castillo
Rodal.
Esta enfermedad se transmite de persona a persona a través del aire. Cuando una persona con
tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe, expulsa bacterias tuberculosas al aire. Es suficiente
que una persona inhale unos pocos de estas bacterias para contraer la infección. A pesar de que es
prevenible y curable, si no se trata adecuadamente puede ser mortal.
Puede ser asintomática
No todas las personas infectadas desarrollan la enfermedad. En ocasiones, aunque la bacteria de la
tuberculosis se encuentra alojada en los pulmones, la persona no se siente mal ni tiene síntomas. La
única señal es un resultado positivo en alguna de las pruebas.
Estas personas no contagian la enfermedad y se dice que padecen una infección de tuberculosis
latente, precisa la doctora. Esta característica representa un serio problema de salud, ya que en
cualquier momento las bacterias de la tuberculosis se pueden activar y la persona se convertirá en
un enfermo de tuberculosis que podrá transmitir la infección. Por esta razón, es muy importante que
las personas con tuberculosis latente se sometan a un tratamiento médico.
Según la OMS, alrededor de una cuarta parte de la población mundial (alrededor de 2 billones de
personas) está infectada y se estima que entre el 5 y el 10% de ellas desarrollarán la enfermedad en
algún momento de su vida.

La vacuna es la mejor prevención


En el año 2021, se cumplieron 100 años de que se aplicó por primera vez la vacuna contra la
tuberculosis. Esta vacuna, conocida como BCG (o Bacilo de Calmette-Guérin) fue desarrollada en el
Instituto Pasteur, por dos científicos franceses. El bacilo que se utiliza en esta vacuna es el causante
de la tuberculosis en los bovinos y es “primo hermano” del que provoca esta enfermedad en los
humanos.
Hasta ahora, esta vacuna es la que ofrece la mejor protección contra la tuberculosis. En México, se
aplica, de manera gratuita, a todos los recién nacidos. Así, si un niño vacunado entra en contacto
con un enfermo de tuberculosis, tendrá menos probabilidades de presentar una enfermedad grave.
Es decir, la vacuna BCG reduce la mortalidad infantil, ya que previene las formas graves de la
enfermedad en niños; sin embargo, no evita la tuberculosis pulmonar ni la reactivación de la
tuberculosis latente, asegura la investigadora.
Existen varios grupos de investigación tratando de desarrollar una mejor vacuna contra esta
infección.
En particular, uno de los proyectos en los que participa la doctora Castillo es trabajar con las cepas
de la vacuna BCG para el desarrollo de una vacuna más eficiente contra la tuberculosis.

Fármacos disponibles
Existen distintos tratamientos para curar tanto la tuberculosis activa como la latente. En general, este
tiene una duración de 6 meses y el paciente lo debe de tomar sin interrumpirlo, aunque en el
transcurso de este tiempo se sienta completamente curado.
En México, el tratamiento es gratuito en todas las unidades del Sistema Nacional de Salud, donde el
personal es quien administra y supervisa el tratamiento, es decir, en cada toma verifica la ingesta de
los medicamentos, además de proporcionar información clara al paciente sobre su esquema del
tratamiento.
Uno de los principales problemas que existen en el combate contra la tuberculosis, es que algunas
de las cepas de la bacteria que la provoca, han desarrollado resistencia a ciertos antibióticos que se
utilizan para combatirla, es decir, los genes de la bacteria han mutado y han desarrollado la
capacidad de sobrevivir a pesar de los medicamentos.
Es importante que los pacientes cumplan todo el tiempo con su tratamiento y no lo abandonen, ya
que la enfermedad puede reactivarse y convertirse en resistente a los antibióticos y a otros
fármacos, lo cual implica un nuevo tratamiento, mucho más prolongado, de 2 o más años, afirma
Castillo Villanueva.
La doctora explica que otros de sus proyectos de investigación actuales es entender los mecanismos
moleculares que son alterados en la infección por la bacteria de la tuberculosis.  Entenderlo es
necesario para el desarrollo de nuevos medicamentos contra la enfermedad.
Aunque este padecimiento puede afectar a cualquier persona, las que tienen una mayor probabilidad
de desarrollar tuberculosis activa son los enfermos de VIH, las que sufren desnutrición, diabetes,
entre otras. Se cree que las personas que padecen tuberculosis y se enferman de COVID-19 tienen
un mayor riesgo de sufrir una enfermedad grave, aunque aún no se tienen resultados definitivos,
afirma la investigadora.
La tuberculosis durante la pandemia de COVID-19
La pandemia de COVID-19 ha revertido muchos de los logros en el acceso a servicios para combatir
a la tuberculosis. La reducción en el acceso al diagnóstico y al tratamiento de la tuberculosis ha dado
lugar a un aumento de las muertes por este padecimiento, ya que durante los años 2019 y 2020
hubo un retroceso en el combate contra esta enfermedad, comenta la doctora Castillo Villanueva.
El diagnóstico de la infección latente de tuberculosis se realiza mediante la prueba cutánea de
tuberculina o el ensayo de IGRA, sin embargo, ninguno de estos dos ensayos es útil para poder
discriminar entre tuberculosis latente o activa, ni para poder predecir si el paciente que tiene
tuberculosis latente va a desarrollar la forma activa de la enfermedad.
En este contexto, en palabras de la especialista, resulta imperativo la aplicación de soluciones
versátiles y herramientas asequibles para poder realizar un diagnóstico diferencial entre la
tuberculosis y diferentes patógenos respiratorios, -como el virus del SARS-CoV-2- y además poder
discernir entre los diferentes estadios de la enfermedad
Una de las herramientas más prometedoras para el diagnóstico y el seguimiento terapéutico de los
pacientes, es el uso de microRNAs como biomarcadores de enfermedades infecciosas en sangre,
proyecto en el que actualmente desarrollan en el Laboratorio de Inmunogenética Viral y Bacteriana
de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Según datos del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades
(Cenaprece), en México durante el 2021 se registraron 22,275 casos de tuberculosis. Las entidades
con mayor incidencia en el segmento poblacional de 25 y 29 años fueron: Baja California, Sinaloa,
Sonora, Tamaulipas y Tabasco.

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