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Fecha 12/11/2020
Antecedente
El 24 de marzo de 1882, el Dr. Robert Koch anunció el descubrimiento de Mycobacterium
tuberculosis, la bacteria que causa la tuberculosis (TB). En esa época, la tuberculosis
causaba la muerte a una de cada siete personas que vivían en los Estados Unidos y Europa.
El descubrimiento del Dr. Koch fue el paso más importante que se haya dado para el
control y la eliminación de esta mortal enfermedad.
En 1982, un siglo después del anuncio del Dr. Koch, la Organización Mundial de la Salud
(OMS) y la Unión Internacional contra la Tuberculosis y las Enfermedades Pulmonares
(IUATLD, por sus siglas en inglés) patrocinaron el primer Día Mundial de la Tuberculosis.
El objetivo de ese evento fue educar al público sobre las devastadoras consecuencias
económicas y para la salud que causa la tuberculosis, su efecto en los países en desarrollo y
su impacto continuo y trágico en la salud global.
Tuberculosis
Es una enfermedad causada por Mycobacterium tuberculosis, una bacteria que casi
siempre afecta a los pulmones. Es curable y prevenible.
La tuberculosis se transmite de persona a persona a través del aire. Cuando un enfermo
de tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe, expulsa bacilos tuberculosos al aire.
Basta con que una persona inhale unos pocos bacilos para quedar infectada.
Se calcula que una tercera parte de la población mundial tiene tuberculosis latente; es
decir, esas personas están infectadas por el bacilo pero (aún) no han enfermado ni
pueden transmitir la infección.
Las personas infectadas con el bacilo tuberculoso tienen a lo largo de la vida un riesgo
de enfermar de tuberculosis de un 10%. Sin embargo, este riesgo es mucho mayor para
las personas cuyo sistema inmunitario está dañado, como ocurre en casos de infección
por el VIH, malnutrición o diabetes, o en quienes consumen tabaco.
Cuando la forma activa de la enfermedad se presenta, los síntomas (tos, fiebre, sudores
nocturnos, pérdida de peso, etcétera) pueden ser leves durante muchos meses. Como
resultado de ello, en ocasiones los pacientes tardan en buscar atención médica y
transmiten la bacteria a otras personas. A lo largo de un año, un enfermo tuberculoso
puede infectar a unas 10 a 15 personas por contacto estrecho. Si no reciben el
tratamiento adecuado, hasta dos terceras partes de los enfermos tuberculosos mueren.
Desde el año 2000, se han salvado más de 49 millones de vidas gracias al diagnóstico y
el tratamiento efectivos. La forma activa de la enfermedad que es sensible a los
antibióticos se trata administrando durante seis meses una combinación estándar de
cuatro medicamentos antimicrobianos, junto con la facilitación de información,
supervisión y apoyo al paciente por un trabajador sanitario o un voluntario capacitado.
La gran mayoría de los enfermos tuberculosos pueden curarse a condición de que los
medicamentos se suministren y se tomen correctamente.
Introducción
La tuberculosis (TB) es una infección bacteriana causada por un gérmen
llamado Mycobacterium tuberculosis. La bacteria suele atacar los pulmones, pero puede
también dañar otras partes del cuerpo. La TB se disemina a través del aire, cuando una
persona con TB pulmonar tose, estornuda o habla. Si ha estado expuesto debería consultar a
un médico para someterse a los exámenes. Hay más probabilidades de que usted se
contagie con TB si tiene un sistema inmunitario debilitado.
Los síntomas de la TB pulmonar pueden incluir:
Etiología
La tuberculosis sólo designa en realidad a la enfermedad causada por el Mycobacterium
tuberculosis (cuyo principal reservorio es el ser humano). En ocasiones puede encontrarse
una enfermedad similar debido a una infección por micobacterias estrechamente
relacionadas, como el M. bovis, el M. africanum y el M. microti, que se conocen en
conjunto con M. tuberculosis como complejo Mycobacterium tuberculosis.
La capacidad de contagio de los pacientes con TBC pulmonar activa no tratada es muy
variable. Ciertas cepas de M. tuberculosis son más contagiosas, y los pacientes con
baciloscopia positiva son más contagiosos que aquellos con resultados positivos sólo en el
cultivo. Los pacientes con enfermedad cavitaria (que está estrechamente relacionada con la
carga de micobacterias en el esputo) son más contagiosos que los que no la presentan.
Por lo tanto, las estimaciones de contagio varían ampliamente; algunos estudios sugieren
que sólo 1 de cada 3 pacientes con TBC pulmonar no tratada infecta contactos estrechos; la
OMS estima que cada paciente sin tratamiento puede infectar entre 10 y 15 personas al año.
Sin embargo, la mayoría de las personas infectadas no desarrolla la enfermedad activa.
Epidemiología
Alrededor de una cuarta parte de la población mundial está infectada (según los ensayos
sobre pruebas cutáneas de tuberculina). De todos los infectados, tal vez unos 15 millones
de personas tengan enfermedad activa en algún momento. En 2016, se estimaron 10,4
millones (140,5/100 000) de nuevos casos de tuberculosis en todo el mundo. La mayoría
de los casos nuevos ocurrieron en el sudeste asiático (45%), África (25%) y el Pacífico
occidental (17% [1]).
Las incidencia de casos varía ampliamente según el país, la edad, la raza, el sexo y el
estado socioeconómico. En 2016, el 64% de los nuevos casos ocurrieron en 7 países; la
mayoría ocurrió en la India, seguida de Indonesia, China, Filipinas, Pakistán, Nigeria y
Sudáfrica (2). Algunos países, como Corea del Norte, Lesotho, Mozambique, Filipinas y
Sudáfrica, tuvieron incidencia por encima de 500/100 000 (1).
Fisiopatología
Infección primaria
Infeccion latente
Infección activa
Infección primaria
Para iniciar la infección, los macrófagos alveolares deben ingerir a los bacilos M.
tuberculosis. Los bacilos no destruidos por los macrófagos se replican dentro de ellos y,
por último, matan a los macrófagos que los hospedan (con la cooperación de los
linfocitos CD8); las células inflamatorias son atraídas al área, donde causan una
neumonitis localizada que coalesce para formar los tubérculos característicos en el
examen histológico.
Enfermedad activa
Las personas sanas que están infectadas por la tuberculosis tienen un riesgo del 5 al 10%
de desarrollar la enfermedad activa durante su vida, aunque el porcentaje varía de
manera significativa según la edad y otros factores de riesgo.
En el 50 al 80% de las personas con enfermedad activa, la TBC se reactiva dentro de los
primeros 2 años, pero ésta puede manifestarse también varias décadas más tarde.
Las patologías que deterioran la inmunidad celular (que es esencial para la defensa
contra la tuberculosis) facilitan significativamente la reactivación. Por lo tanto, los
pacientes coinfectados por el HIV que no reciben la TAR apropiada tienen un riesgo del
10% anual de desarrollar la enfermedad activa.
Otras patologías que facilitan la reactivación, pero en menor medida que la
infección por HIV, incluyen
Diabetes
Gastrectomía
Signos y síntomas
Cuando el paciente muestra coinfección con HIV, la presentación clínica suele ser
atípica debido al compromiso de la hipersensibilidad retardada; los pacientes tienen más
probabilidades de presentar síntomas de enfermedad extrapulmonar o generalizada.
Diagnóstico
Radiografía de tórax
La sospecha de tuberculosis es mayor en los pacientes que tienen fiebre, tos de más de 2
o 3 semanas, sudoraciones nocturnas, pérdida de peso o adenopatía, y en pacientes con
posible exposición a la tuberculosis (p. ej., a través de miembros infectados de la
familia, amigos u otros contactos; exposición institucional; o viajes a zonas endémicas).
Radiografía de tórax
Los infiltrados pulmonares en el lóbulo medio e inferior son inespecíficos, pero deben
hacer sospechar una TBC primaria en pacientes (en general jóvenes) con síntomas o
antecedentes de exposición que indiquen que se produjo una infección reciente, en
especial en presencia de derrame pleural.
Aunque la presencia de BAAR en una muestra de esputo sugiere con intensidad TBC, el
diagnóstico de certeza requiere un cultivo de micobacterias positivo o una prueba de
amplificación de los ácidos nucleicos.
También debe pedirse un cultivo para aislar las bacterias con el fin de determinar la
susceptibilidad a los antibióticos y el genotipo. El cultivo puede detectar hasta 10
bacilos/mL de esputo y se puede hacer en medios sólidos o líquidos. Sin embargo,
pueden necesitarse hasta 3 meses para la confirmación final de los resultados del cultivo.
Los medios líquidos son más sensibles y más rápidos que los medios sólidos, con
resultados disponibles en 2 a 3 semanas. Las pruebas rápidas de antígenos para detectar
el antígeno MPB64 pueden confirmar que los organismos que crecen en cultivos de
micobacterias son M. tuberculosis.
Xpert MTB/RIF
Hay una variedad de algoritmos de diagnóstico que difieren según las pruebas
disponibles.
Las pruebas para determinar la susceptibilidad a los fármacos deben pedirse en las
muestras iniciales de todos los pacientes para definir un régimen antituberculoso eficaz.
Estas pruebas deben repetirse si los pacientes siguen produciendo esputo que dan
cultivos positivos después de 3 meses de tratamiento o si los cultivos se positivizan tras
un período de cultivos negativos.
Los lavados gástricos, cuyos cultivos son positivos en una proporción minoritaria de las
muestras, no se emplean con frecuencia en la actualidad salvo en los niños pequeños,
que no suelen producir buenas muestras de esputo. Sin embargo, la inducción de esputo
se está utilizando en los niños pequeños que son capaces de cooperar.
Idealmente, las muestras de biopsia de estos otros tejidos deben cultivarse en fresco,
pero pueden aplicarse técnicas de amplificación de ácidos nucleicos en tejidos fijados (p.
ej., para un ganglio linfático biopsiado si el examen histológico detecta cambios
granulomatosos). Esta última aplicación de las técnicas de amplificación de ácidos
nucleicos no está aprobada pero puede ser muy útil, aunque no se definieron los valores
predictivos positivos y negativos.
Prueba cutánea
Suele pedirse una prueba PCT (Mantoux o PPD [purified protein derivative, derivado
proteico purificado]). Es positiva tanto en la infección latente como en la activa y, por lo
tanto, no puede distinguir entre las dos. La dosis convencional en los Estados Unidos es
de 5 unidades de PPD en 0,1 mL de solución, que se inyectan en la cara anterior del
antebrazo. Resulta crucial aplicar la inyección por vía intradérmica y no subcutánea. La
reacción inmediata consiste en la formación de una ampolla de límites netos o una
roncha bien definida. Luego, debe medirse el diámetro de la induración (no el eritema)
transversal al eje longitudinal entre 48 y 72 h después de la inyección.
Los valores de corte recomendados para que la reacción se considere positiva dependen
de la situación clínica:
5 mm: pacientes con riesgo elevado de desarrollar TBC activa si están infectados, como
los que presentan evidencias radiológicas de TBC antigua, pacientes inmunodeficientes
debido a infección por TBC o fármacos (p. ej., inhibidores del TNF-alpha, corticoides
equivalentes a 15 mg de prednisona/día durante > 1 mes) o que tienen contactos
cercanos con infección tuberculosa
10 mm: pacientes con algunos factores de riesgo, como drogadictos por vía intravenosa,
inmigrantes recientes de áreas con prevalencia elevada, residentes en situaciones de
riesgo (p. ej., prisiones, asilos para individuos sin hogar), pacientes con algunas
enfermedades específicas (p. ej., silicosis, insuficiencia renal, diabetes, cáncer de cabeza
o cuello) y pacientes sometidos a gastrectomía o cirugía yeyunoileal
Los resultados pueden ser falsos negativos, con mayor frecuencia en pacientes afebriles,
infectados por HIV (sobre todo si el recuento de CD4+ es < 200 células/μL) o en
individuos en mal estado general, muchos de los cuales no reaccionan a ninguna prueba
cutánea (anergia). La anergia se puede deber a la presencia de anticuerpos inhibidores o
a la movilización de un número desmedido de células T al sitio enfermo, lo que deja
muy pocos linfocitos para desarrollar una reacción cutánea significativa.
Pueden obtenerse resultados falsos positivos si los pacientes tienen infecciones por
micobacterias no tuberculosas o han recibido la vacuna BCG. Sin embargo, el efecto de
la vacuna BCG en la prueba de tuberculina se desvanece después de varios años;
después de este tiempo, una prueba positiva es probable que sea debido a la infección
por TBC.
IGRA
La sigla IGRA identifica una prueba en sangre que evalúa la liberación de interferón-
gamma por linfocitos expuestos in vitro a antígenos del bacilo tuberculoso. Aunque los
resultados de la prueba IGRA no siempre coinciden con los de la PCT, parecen ser igual
de sensibles y específicos en las investigaciones de contacto. Debe destacarse que estas
pruebas suelen ser negativas en pacientes con infección tuberculosa de larga data. La
vacunación previa con BCG no causa un resultado falso positivo en IGRA, a diferencia
de en TST.
En la actualidad, se realizan estudios a largo plazo para determinar si los pacientes con
PCT positiva y prueba de liberación de interferón-gamma negativa (en particular
inmunodeficientes) presentan un riesgo bajo de reactivación.
Pronóstico
Tratamiento
La mayoría de los pacientes con TBC pueden ser tratados como pacientes ambulatorios,
con instrucciones sobre cómo prevenir la transmisión que incluyan
Permanecer en el hogar
Hospitalización
La terapia observada directamente (TOD) se está convirtiendo cada vez más en parte del
manejo óptimo de los pacientes; esta terapia implica la supervisión por parte del
personal de salud pública de la ingestión de cada dosis de medicamento. Esta estrategia
aumenta del 61 al 86% la probabilidad de completar el tratamiento (91% en el caso de la
terapia de observación directa mejorada, que agrega incentivos y refuerzos positivos,
vales para el transporte, guarderías, asistentes sociales y alimentos).
Los departamentos de salud pública usualmente visitan los hogares para hacer lo
siguiente:
Estos últimos son personas que comparten el mismo espacio durante períodos
prolongados, típicamente compañeros de cuarto o de vivienda, aunque también pueden
ser personas que trabajan, estudian o concurren a sitios recreativos juntas. La duración
precisa y el grado de contacto que expone al riesgo varían porque los mismos pacientes
con TBC pueden presentar diferentes grados de capacidad de contagio. Para los
pacientes que son altamente contagiosos, como lo demuestran los miembros de varias
familias con enfermedades o pruebas cutáneas positivas, incluso los contactos
relativamente ocasionales (p. ej., pasajeros en un autobús) deben ser remitidos para
pruebas cutáneas y evaluación de infección latente; los pacientes que no infectaron a
contactos domésticos tienen menos probabilidades de infectar contactos ocasionales.
La isoniazida (INH) se administra por vía oral 1 vez al día, penetra en los tejidos
(incluso en el líquido cefalorraquídeo) en forma adecuada y es muy eficaz como
bactericida. Sigue siendo el fármaco más útil y más barato para el tratamiento de la
TBC. Décadas de uso descontrolado (a menudo como monoterapia) en muchos países
(en especial de Asia oriental) han hecho que aumentara significativa el porcentaje de
cepas resistentes. En los Estados Unidos, alrededor del 10% de las cepas aisladas es
resistente a la INH.
Los efectos adversos asociados con la INH son exantema, fiebre y, rara vez, anemia y
agranulocitosis. La INH promueve un aumento transitorio y asintomático de las
aminotransferasas en hasta el 20% de los pacientes y hepatitis clínica (en general
reversible) en alrededor de 1/1.000 individuos. La hepatitis clínica ocurre con mayor
frecuencia, en pacientes > 35 años, alcohólicos, puérperas y pacientes con hepatopatía
crónica. No se recomienda la evaluación mensual de la función hepática, salvo que los
pacientes tengan factores de riesgo para hepatopatía. Los pacientes con cansancio
crónico de causa desconocida, anorexia, náuseas, vómitos o ictericia pueden tener
hepatotoxicidad, en cuyo caso debe suspenderse el tratamiento y obtener evaluaciones
de la función hepática. En los pacientes con síntomas y elevación significativa de alguna
aminotransferasa (o elevación > 5 veces el valor normal, asintomática), se diagnostica
hepatotoxicidad y se suspende la INH.
Los pacientes con deficiencia de piridoxina (vitamina B6) inducida por INH pueden
presentar una neuropatía periférica, sobre todo mujeres embarazadas o que amamantan,
desnutridos, pacientes con diabetes mellitus o infección por HIV, alcohólicos,
individuos con cáncer o uremia y ancianos. La administración de entre 25 y 50 mg de
piridoxina 1 vez al día puede prevenir esta complicación, aunque esta medida no suele
ser necesaria en los niños y los adultos jóvenes.
Otros antibióticos son activos contra TBC y se usan sobre todo en pacientes con TBC
multirresistente a fármacos o que no toleran los medicamentos considerados de primera
elección. Las 2 clases más importantes son los aminoglucósidos (y el fármaco
polipeptídico estrechamente relacionado, capreomicina) y las fluoroquinolonas; los
aminoglucósidos están disponibles solamente para uso parenteral.
La estreptomicina, que una vez fue el aminoglucósido empleado con mayor frecuencia,
es muy eficaz y actúa como bactericida. La resistencia a este fármaco aún es
relativamente infrecuente en los Estados Unidos, pero es más común en el resto del
mundo. La penetración en el líquido cefalorraquídeo es escasa y no debe indicarse la
administración intratecal si se cuenta con otros fármacos eficaces.
Los efectos adversos relacionados con la dosis de la estreptomicina abarcan lesión
tubular renal, lesión vestibular y ototoxicidad. La dosis es de aproximadamente 15
mg/kg por vía intramuscular. La dosis máxima es generalmente de 1 g en adultos, que se
reduce a 0,75 g [10 mg/kg] en individuos ≥ 60 años. Con el fin de reducir los efectos
adversos relacionados con la dosis, suele indicarse solamente 5 días a la semana durante
hasta 2 meses. Luego, si se considera necesario, el fármaco puede administrarse 2 veces
a la semana durante otros 2 meses . En los pacientes con insuficiencia renal, la
frecuencia de la dosis debe reducirse (p. ej., entre 12 y 15 mg/kg/dosis 2 o 3 veces a la
semana). Deben realizarse controles con evaluaciones apropiadas del equilibrio, la
audición y la concentración sérica de creatinina.
Resistencia a fármacos
Las cepas resistentes pueden transmitirse de persona a persona. Una persona que está
infectada con una cepa resistente a los medicamentos que le transmitió otra persona se
dice que tiene resistencia primaria. Un poco más de la mitad de todos los casos de TBC
resistente no ha sido tratado antes, probablemente debido a la transmisión de (o a
menudo la reinfección con) cepas multirresistentes o superresistentes. La transmisión
ilimitada de cepas resistentes a fármacos en ámbitos donde conviven muchos individuos,
como hospitales, clínicas, prisiones, asilos y campamentos de refugiados, representa una
barrera importante contra el control mundial de la resistencia farmacológica.
Existen varios fármacos antituberculosos nuevos que pueden ser activos contra las cepas
resistentes y se encuentran en fase preclínica o clínica de investigación, pero no estarán
disponibles hasta dentro de varios años. Asimismo, salvo que se refuercen los programas
terapéuticos (p. ej., mediante la supervisión estricta de cada dosis y el mejor acceso a los
cultivos y las pruebas de susceptibilidad), lo más probable es que surja resistencia
progresiva a los fármacos nuevos.
Regímenes terapéuticos
Isoniacida (INH)
Rifampina (RIF)
Pirazinamida (PZA)
Estos fármacos pueden administrarse 1 vez al día durante esta fase o por 2 semanas, para
luego cambiar a 2 o 3 veces a la semana durante 6 semanas adicionales. La
administración intermitente (en general con dosis más altas) suele ser satisfactoria
debido al crecimiento lento de los bacilos tuberculosos y al efecto residual de los
antibióticos sobre el crecimiento (el crecimiento bacteriano suele retrasarse durante
bastante tiempo aunque el nivel de antibióticos se encuentre por debajo de la
concentración inhibidora mínima). No obstante, se recomienda la terapia cotidiana en
los pacientes con TBC multirresistente a fármacos o con coinfección por HIV. Pueden
administrarse regímenes con dosis menos frecuentes en forma de terapia bajo
observación directa, porque cada dosis es muy importante.
Los resultados positivos a los 2 meses indican que se requiere un tratamiento más
prolongado.
Los pacientes que tienen cultivos positivos después de 2 meses de tratamiento deben ser
evaluados para determinar la causa. La evaluación para detectar la multirresistencia, una
causa común, debe ser exhaustiva. Los médicos también deben buscar otras causas
comunes (p. ej., la falta de adherencia, la enfermedad cavitaria extensa, la resistencia a
los medicamentos, la mala absorción de los medicamentos).
Otros tratamientos
A veces está indicada la resección quirúrgica de una cavidad tuberculosa persistente o de
una región de tejido pulmonar necrótico. La principal indicación de este procedimiento
es la persistencia de cultivos positivos con cepas multi o superresistentes de bacilos
tuberculosos en pacientes que tienen una región pulmonar necrótica, en la cual los
antibióticos no pueden penetrar. Otras indicaciones de resección incluyen hemoptisis
incontrolable y estenosis bronquial.
Detección de TB
Las pruebas de cribado para identificar la infección tuberculosa latente consisten en PCT
o pruebas de liberación de interferón-gamma. Las indicaciones para solicitarlas son las
siguientes
Factores de riesgo para la exposición a TBC (p. ej., personas que inmigraron
hace menos de 5 años de áreas con riesgo elevado, pacientes indigentes,
drogadictos por vía intravenosa, profesionales sanitarios específicos, como
fisioterapeutas y profesionales que trabajan con poblaciones con alto riesgo)
Factores de riesgo para el desarrollo de TBC activa (p. ej., infección por HIV u
otra inmunodeficiencia, gastrectomía, derivación yeyunoileal, silicosis,
insuficiencia renal, diabetes, cáncer de cabeza o cuello, edad > 70 años)
En los Estados Unidos, la mayoría de los niños y otras personas sin factores de riesgo
específicos para TBC no deben evaluarse para evitar reacciones falsas positivas.
Un resultado positivo de PCT o IGRA (ver Tuberculosis (TBC) : Prueba cutánea para
conocer los criterios) sugiere una infección latente. En los pacientes con alguna de estas
pruebas positiva, deben buscarse otros factores de riesgo clínicos y epidemiológicos y
debe solicitarse una radiografía de tórax. En caso de que la radiografía simple revele
anomalías compatibles con TBC, se requiere la realización de las pruebas mencionadas
para detectar TBC activa, como examen microscópico y cultivo de una muestra de
esputo.
Reacción de refuerzo
Algunos pacientes expuestos al bacilo tuberculoso hace mucho tiempo, vacunados con
BCG o infectados por micobacterias no tuberculosas pueden presentar reacciones
negativas en la PCT o en la prueba de liberación de interferón-gamma. No obstante, la
PCT puede reforzar la inmunidad y otra evaluación realizada tan solo 1 semana después
o hasta varios años más tarde puede ofrecer resultados positivos (reaccción de refuerzo).
En consecuencia, en las personas que se evalúan regularmente (p. ej., trabajadores
sanitarios), la segunda prueba será positiva, lo que puede crear la falsa impresión de una
infección reciente (con indicación consiguiente de evaluaciones adicionales y
tratamientos). Si se indican pruebas recurrentes para detectar la infección latente, debe
solicitarse una segunda PCT (en el antebrazo contralateral) entre 1 y 4 semanas después
de la primera para identificar una reacción de refuerzo (porque la conversión en ese
intervalo breve es muy poco probable). La PCT subsiguiente se realiza e interpreta en la
forma habitual.
Las nuevas pruebas de liberación de interferón-gamma para detectar la TBC latente no
requieren la inyección de antígenos y, en consecuencia, no causan reacción de refuerzo.
Asimismo, no reciben influencias de reacciones de hipersensibilidad preexistentes
generadas por la vacuna BCG o por la infección por micobacterias ambientales
diferentes de M. kansasii, M. szulgai y M. marinum.
Personas con PCT que viró de negativa a positiva en los 2 años anteriores
Personas con cambios radiológicos compatibles con TBC antigua pero sin
evidencias de TBC activa
Todo niño < 5 años que mantenga un contacto estrecho con una persona con
frotis positivo para TBC, en forma independiente de si presenta conversión de la
PCT
Otros individuos con resultado positivo incidental en una PCT o una prueba de
liberación de interferón-gamma pero sin estos factores de riesgo suelen tratarse con los
fármacos indicados para la TBC latente, pero los médicos deben considerar los riesgos
individuales de la toxicidad farmacológica y compararlos con los beneficios del
tratamiento.
El tratamiento suele basarse en INH, salvo que se sospeche resistencia (p. ej., en caso de
exposición a un paciente con resistencia a INH). La dosis de INH es de 300 mg 1 vez al
día durante 9 meses en la mayoría de los adultos y 10 mg/kg durante 9 meses en los
niños. Una alternativa para los pacientes resistentes o intolerantes a la INH es 600 mg de
RIF 1 vez al día durante 4 meses. La terapia observada con INH más rifapentina,
administradas una vez por semana durante 3 meses, también es eficaz.
Hepatotoxicidad
Escaso cumplimiento
Cuando se utiliza para la tuberculosis latente, la INH causa hepatitis clínica en 1/1000
casos; la hepatitis generalmente revierte si la INH se suspende rápidamente. Debe
informarse a los pacientes bajo tratamiento de una infección latente que dejen de tomar
el fármaco si presentan síntomas nuevos, en particular cansancio inexplicable, pérdida
del apetito o náuseas. La hepatitis secundaria a RIF es menos frecuente que la asociada
con INH, pero las interacciones farmacológicas son habituales.
Prevención
Deben cumplirse las medidas preventivas generales (p. ej., permanecer en el domicilio,
evitar los visitantes, cubrirse la boca al toser con un pañuelo de papel o la mano).
Vacunación
La vacuna BCG, fabricada a partir de una cepa atenuada de M. bovis , se administra a >
80% de los niños del mundo, sobre todo en países con prevalencia elevada de la
enfermedad. La eficacia promedio global sólo alcanzaría el 50%. La BCG claramente
reduce la incidencia de TBC extratorácica en los niños, en especial de meningitis, y
puede prevenir la infección por TBC. Por lo tanto, se considera que vale la pena
administrarla en regiones con alta prevalencia. La inmunización con BCG tiene pocas
indicaciones en los Estados Unidos, salvo ante la exposición inevitable de un niño a un
paciente con TBC contagiosa que no puede recibir tratamiento eficaz (por TBC pre-
superresistente o superresistente a fármacos) y puede ser necesaria la vacunación de los
trabajadores sanitarios no infectados expuestos regularmente a TBC multi o
superresistente.
Si bien la vacuna BCG suele positivizar la PCT, la reacción suele ser de menor
magnitud que la respuesta observada con la infección tuberculosa natural y suele
desaparecer con mayor rapidez. La reacción de la PCT inducida por BCG rara vez es >
15 mm, y 15 años después de la aplicación de la vacuna raramente es > 10 mm. Los
CDC recomiendan atribuir todas las reacciones de la PCT en niños vacunados con BCG
a una infección tuberculosa (con la administración del tratamiento apropiado), porque la
infección latente no tratada puede provocar complicaciones graves. Los resultados de
IGRA no están influenciados por la vacunación con BCG, e idealmente deben utilizarse
en pacientes que han recibido la vacuna para asegurar que la respuesta a PCT se debe a
la infección por M. tuberculosis.
Poblaciones especiales
Niños
Los niños infectados con tuberculosis son más propensos que los adultos a desarrollar la
enfermedad activa, que habitualmente se manifiesta como enfermedad extrapulmonar.
La linfadenitis (escrófula) es la manifestación extrapulmonar más común, pero la TBC
también puede afectar las vértebras (enfermedad de Pott), las epífisis altamente
vasculares de los huesos largos, o el sistema nervioso central y las meninges.
La presentación clínica de la TBC activa en los niños varía, por lo que el diagnóstico es
difícil. La mayoría de los niños presenta pocos síntomas, más allá de una tos estridente.
Para obtener una muestra para cultivo a menudo se requiere uno de los siguientes:
Aspiración gástrica
Las estrategias de tratamiento son similares a las de los adultos, pero los medicamentos
deben ser dosificado estrictamente de acuerdo con el peso del niño (ver Dosificación de
los fármacos antituberculosos orales de primera elección*).
Adultos mayores
La sensibilidad de la PCT suele ser baja en los pacientes inmunodeficientes, que pueden
ser anérgicos. En algunos estudios, la prueba de liberación de interferón-gamma parece
lograr mejores resultados que la PCT en estos pacientes, aunque esta ventaja no se
confirmó.
En pacientes con infección por HIV no tratada y TBC latente, entre el 5 y el 10% de los
pacientes infectados por HIV con TBC latente desarrolla una TBC activa cada año,
mientras que en los individuos inmunocompetentes esta infección se activa en el mismo
porcentaje en toda la vida. A comienzos de la década de 1990, la mitad de los pacientes
HIV positivos con TBC, no tratados o infectados por una cepa multirresistente moría
tras una mediana de supervivencia de solo 60 días. En la actualidad, la evolución mejoró
un poco en los países desarrollados gracias al diagnóstico más temprano de TBC y a la
implementación de la terapia antirretroviral, aunque la TBC en pacientes HIV positivos
sigue siendo un problema grave. En los países en vías de desarrollo, la tasa de
mortalidad continúa elevada en los pacientes con coinfección por HIV y TBC multi o
superresistente.
La diseminación de los bacilos durante la infección primaria suele ser mucho más
extensa en los pacientes HIV positivos. En consecuencia, un porcentaje más alto de los
casos de TBC es extrapulmonar. Los tuberculomas (lesiones en masa en los pulmones o
el sistema nervioso central debidas a la TBC) son más frecuentes y destructivos. La
infección por HIV disminuye la reacción inflamatoria y la cavitación de las lesiones
pulmonares. Como consecuencia, la radiografía de tórax puede mostrar una neumonía
inespecífica o incluso puede ser normal.
La TBC con frotis negativo se detecta con mayor frecuencia en pacientes con
coinfección por HIV. Debido a que es común la tuberculosis con baciloscopia negativa,
la coinfección HIV-TBC a menudo se considera un estado de enfermedad paucibacilar.
Los pacientes infectados por HIV que no fueron diagnosticados antes de la presentación
con TBC deben recibir tratamiento contra micobacterias durante 2 semanas antes de
comenzar la terapia antirretroviral, para disminuir el riesgo de desarrollar un síndrome
inflamatorio de reconstitución inmunitaria (SIRI). En los pacientes infectados por HIV,
la TBC suele responder bien a los regímenes habituales cuando la evaluación in vitro
confirma la susceptibilidad a los fármacos. Sin embargo, en presencia de cepas
multirresistentes, los resultados no son tan favorables porque los fármacos son más
tóxicos y menos eficaces. El tratamiento de la TBC susceptible debe continuar entre 6 y
9 meses después de la negativización del cultivo de esputo, pero puede reducirse a 6
meses si 3 frotis de esputo previos al tratamiento son negativos, lo que sugiere una carga
baja de microorganismos. En la actualidad, se recomienda la prolongación del
tratamiento hasta 9 meses si el cultivo de esputo es positivo 2 meses después del
tratamiento.
Los pacientes infectados por HIV con pruebas de tuberculina ≥ 5 mm (o con pruebas de
liberación de interferón-γ positivas) deben recibir quimioprofilaxis.
Conceptos clave
La tuberculosis causa una infección primaria, a menudo asintomática, seguida por una
infección latente y, en unos pocos pacientes, una fase de enfermedad activa.
Sospechar el diagnóstico a partir de los síntomas, los factores de riesgo, las pruebas de
tuberculina y los ensayos de liberación de interferón-gamma; confirmar mediante
análisis del esputo (baciloscopia y cultivo), pruebas de amplificación de los ácidos
nucleicos, o ambos.
Se hará una valoración del sistema respiratorio observando en los primeros estadios de la
enfermedad la existencia de crepitantes y tos. En el avance de la enfermedad puede
aparecer soplo bronquial y secreciones mucopurulentas, y cuando está más avanzada;
hemoptisis, disnea de esfuerzo y de reposo, estertores, sibilancias y roncus y dolor torácico.
Se realizará también una valoración sobre el conocimiento y la experiencia del paciente
sobre la enfermedad.
Diagnósticos de Enfermería.
Planificación.
Intervenciones NIC.
Manejo de las vías aéreas.
Enseñanza: medicamentos prescritos.
Enseñanza: proceso de enfermedad.
Potenciación de la seguridad.
Actividades.
Evaluación.
Vías aéreas limpias y permeables, sonidos claros, cultivos del esputo negativos y
mejoría en la radiografía de tórax.
Mejoría del estado nutricional. Aumento de peso y dieta equilibrada.
Temor reducido. Mejor conocimiento de la patología y prevención del contagio.
Información asimilada por el paciente (conocimientos del proceso, pautas de
medicación, efectos y reacciones adversas del tratamiento).
Conclusión
En la actualidad la incidencia de la tuberculosis ha aumentado, en parte debido a que el
mycobaterium tuberculosis infecta frecuentemente a las personas con sida. La tuberculosis
amenaza en convertirse en una enfermedad incurable por la deficiente administración de los
programas contra esta enfermedad. La tuberculosis pulmonar es una infección curable
frecuente y la sospecha clínica es importante para la toma de decisiones terapéuticas. La
tuberculosis es una enfermedad que se puede prevenir, incluso en aquellas que han estado
expuestos a una persona infectada. Acudir a un centro de salud para el tratamiento y
recordar es gratuito.
Bibliografía
https://www.who.int/features/qa/08/es/
https://www.msdmanuals.com/es/professional/enfermedades-infecciosas/micobacterias/
tuberculosis-tbc
https://www.revista-portalesmedicos.com/revista-medica/cuidados-enfermeria-tuberculosis/