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GETSEMANÍ

D. Borja Mejías Trancoso

Monografía presentada para la asignatura de Evangelios Sinópticos y Hechos de los


Apóstoles del Instituto Superior de Ciencias Religiosas Asidonense de Jerez de la
Frontera. Curso 2021 – 2022.

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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN.............................................................................................................2

DEL EVANGELIO DE MARCOS…...............................................................................3

DEL EVANGELIO DE MATEO…..................................................................................4

DEL EVANGELIO DE LUCAS…...................................................................................5

EN EL EVANGELIO DE MATEO:.................................................................................6

EN EL EVANGELIO DE MARCOS:..............................................................................8

EN EL EVANGELIO DE LUCAS:................................................................................10

GROSSO MODO….........................................................................................................11

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INTRODUCCIÓN
Vamos a hablar sobre la oración en el huerto de Getsemaní según el Evangelista San
Marcos, comparado con el resto de evangelistas sinópticos.

En este caso, Marcos, ha estado poco valorado en los primeros años del cristianismo,
sobre todo porque se le consideraba un resumen del evangelio de Mateo.

Marcos escribió este evangelio después de la muerte de Pedro, quizás antes de la


destrucción de Jerusalén, cerca del año 70.

Bajo el aspecto formal parece que el autor quisiera atrapar al lector con un estilo
vivaz, popular, con frases breves llenas de detalles y repeticiones, con gran simplicidad.
No hay frases subordinadas sino parataxis (en el relato de la tempestad calmada la
conjunción «y» aparece 17 veces); en vez del aoristo (pasado remoto) usa el presente,
que permite un estilo más vivo y dinámico.

Por otro lado, el vocabulario de este autor es esencial. Tiene un lenguaje inmediato.
Quiero atraerlo para hacerlo reflexionar. Quiere centrar al lector a los detalles que se
proponen.

“Getsemaní” es el huerto en el que, según los Evangelios, se narra la tristeza agónica


que sufrió Jesús momentos antes de ser arrestado por la guardia judía.

Este jardín tiene su aparición en los tres evangelios sinópticos aunque con distinto
nombre y forma de referirse a él.

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DEL EVANGELIO DE MARCOS…
32Llegan a un huerto, que llaman Getsemaní, y dice a sus discípulos: «Sentaos aquí
mientras voy a orar». 33Se lleva consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir
espanto y angustia, y les dice: 34«Mi alma está triste hasta la muerte. Quedaos aquí y
velad». 35Y, adelantándose un poco, cayó en tierra y rogaba que, si era posible, se
alejase de él aquella hora; 36y decía: « ¡Abba!, Padre: tú lo puedes todo, aparta de mí
este cáliz. Pero no sea como yo quiero, sino como tú quieres». 37Vuelve y, al
encontrarlos dormidos, dice a Pedro: «Simón ¿duermes?, ¿no has podido velar una
hora? 38Velad y orad, para no caer en tentación; el espíritu está pronto, pero la carne es
débil». 39De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. 40Volvió y los
encontró otra vez dormidos, porque sus ojos se les cerraban. Y no sabían qué
contestarle. 41Vuelve por tercera vez y les dice: «Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta!
Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los
pecadores. 42¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega». 43Todavía estaba
hablando, cuando se presenta Judas, uno de los Doce, y con él gente con espadas y
palos, mandada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. 44El traidor les
había dado una contraseña, diciéndoles: «Al que yo bese, es él: prendedlo y conducidlo
bien sujeto». 45Y en cuanto llegó, acercándosele le dice: « ¡Rabbí!». Y lo besó. 46Ellos
le echaron mano y lo prendieron. 47Pero uno de los presentes, desenvainando la espada,
de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. 48Jesús tomó la palabra y les
dijo: « ¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como si fuera un bandido? 49A
diario os estaba enseñando en el templo y no me detuvisteis. Pero, que se cumplan las
Escrituras». 50Y todos lo abandonaron y huyeron. 51Lo iba siguiendo un muchacho
envuelto solo en una sábana; y le echaron mano, 52pero él, soltando la sábana, se les
escapó desnudo.

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DEL EVANGELIO DE MATEO…
36Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y dijo a los
discípulos: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar». 37Y llevándose a Pedro y a los dos
hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia. 38Entonces les dijo: «Mi alma
está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo». 39Y adelantándose un poco
cayó rostro en tierra y oraba diciendo: «Padre mío, si es posible, que pase de mí este
cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú». 40Y volvió a los
discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro: « ¿No habéis podido velar una hora
conmigo? 41Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero
la carne es débil». 42De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo: «Padre mío,
si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad». 43Y viniendo otra
vez, los encontró dormidos, porque sus ojos se cerraban de sueño. 44Dejándolos de
nuevo, por tercera vez oraba repitiendo las mismas palabras. 45Volvió a los discípulos,
los encontró dormidos y les dijo: «Ya podéis dormir y descansar. Mirad, está cerca la
hora y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. 46¡Levantaos,
vamos! Ya está cerca el que me entrega». 47Todavía estaba hablando, cuando apareció
Judas, uno de los Doce, acompañado de un tropel de gente, con espadas y palos,
enviado por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. 48El traidor les había dado
esta contraseña: «Al que yo bese, ese es: prendedlo». 49Después se acercó a Jesús y le
dijo: « ¡Salve, Maestro!». Y lo besó. 50Pero Jesús le contestó: «Amigo, ¿a qué
vienes?». Entonces se acercaron a Jesús y le echaron mano y lo prendieron. 51Uno de
los que estaban con él agarró la espada, la desenvainó y de un tajo le cortó la oreja al
criado del sumo sacerdote. 52Jesús le dijo: «Envaina la espada: que todos los que
empuñan espada, a espada morirán. 53¿Piensas tú que no puedo acudir a mi Padre? Él
me mandaría enseguida más de doce legiones de ángeles. 54¿Cómo se cumplirían
entonces las Escrituras que dicen que esto tiene que pasar?». 55Entonces dijo Jesús a la
gente: « ¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos como si fuera un bandido? A
diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me prendisteis. 56Pero todo
esto ha sucedido para que se cumplieran las Escrituras de los profetas». En aquel
momento todos los discípulos lo abandonaron y huyeron. 57Los que prendieron a Jesús
lo condujeron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los escribas
y los ancianos.

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DEL EVANGELIO DE LUCAS…
39Salió y se encaminó, como de costumbre, al monte de los Olivos, y lo siguieron
los discípulos. 40Al llegar al sitio, les dijo: «Orad, para no caer en tentación». 41Y se
apartó de ellos como a un tiro de piedra y, arrodillado, oraba 42diciendo: «Padre, si
quieres, aparta de mí este cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya». 43Y se
le apareció un ángel del cielo, que lo confortaba. 44En medio de su angustia, oraba con
más intensidad. Y le entró un sudor que caía hasta el suelo como si fueran gotas espesas
de sangre. 45Y, levantándose de la oración, fue hacia sus discípulos, los encontró
dormidos por la tristeza, 46y les dijo: « ¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para no caer
en tentación». 47Todavía estaba hablando, cuando apareció una turba; iba a la cabeza el
llamado Judas, uno de los Doce. Y se acercó a besar a Jesús. 48Jesús le dijo: «Judas,
¿con un beso entregas al Hijo del hombre?». 49Viendo los que estaban con él lo que iba
a pasar, dijeron: «Señor, ¿herimos con la espada?». 50Y uno de ellos hirió al criado del
sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. 51Jesús intervino diciendo: «Dejadlo,
basta». Y, tocándole la oreja, lo curó. 52Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los
oficiales del templo, y a los ancianos que habían venido contra él: « ¿Habéis salido con
espadas y palos como en busca de un bandido? 53Estando a diario en el templo con
vosotros, no me prendisteis. Pero esta es vuestra hora y la del poder de las tinieblas».
54Después de prenderlo, se lo llevaron y lo hicieron entrar en casa del sumo sacerdote.
Pedro lo seguía desde lejos.

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EN EL EVANGELIO DE MATEO:
En el Evangelio de Mateo, se habla de un lugar. Un lugar llamado “Getsemaní”.
Cristo les pide que se queden en el lugar mientras hace oración. Puede ser que se
refiriera a un sitio concreto.

Toma consigo a Pedro y a los dos hijos del Zebedeo, pescador judío. En ese
momento empezó a sentir tristeza y angustia. Tuvo un pequeño comentario con Pedro,
“Muy triste está mi alma hasta la muerte”. Únicamente se lo comentó a él. Mientras que
al resto les dijo “Velad conmigo”.

Se postró con el rostro en tierra y oró diciéndole al Padre. Habla del cáliz y que se
haga la voluntad de Dios.

Posteriormente, vuelve con los discípulos por primera vez encontrándolos dormidos.
Con todo, también le pregunta a Pedro: “¿No habéis velar conmigo una hora?”. Llama
la atención el dato de la hora. Puede ser el tiempo que Jesús estuvo orando por primera
vez.

Se va por segunda vez a orar, repitiendo las mismas palabras. Y, de igual forma,
regresa con los discípulos y los encuentra dormidos. Sin embargo, en esta ocasión no les
reprocha nada ni les dice nada.

Se retira a rezar por tercera vez diciendo las mismas palabras, probablemente durante
una hora si tenemos en cuenta lo anterior. En cambio, ahora los invita a seguir
durmiendo y descansando.

Al punto, llega Judas. Con él, mucha gente con espadas y palos. Le dice “Salve,
Maestro” y le besa.

Jesús, como respuesta, lo llama “amigo” y le pregunta que a qué viene. No encuentra
respuesta por parte de Judas.

Uno de los que estaban allí, extendiendo la mano, desenvainó la espada (la espada no
la llevaría encima) y le dio un golpe al siervo del pontífice y le cortó la oreja.

Jesús, se dirige a la gente que estaba en la escena hablando sobre las Escrituras y los
profetas. Al término, todos los discípulos lo abandonan y huyen.

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Cristo no se separa en ningún momento de sus discípulos. Los aborda con frecuencia,
dialoga con ellos, los prepara y les incita a entender lo que sucede, les manifiesta que
sufre por ellos y por su rebaño.

La figura de Pedro es muy coherente. Ha sido objeto de diferentes interpretaciones.


Mateo quiere descubrir en la desacertada buena voluntad de Pedro la inconstancia, la
dispersión de la persona. La negación es una verdadera repulsa del otro, aquí de Cristo;
este vocablo hunde sus raíces en el antiguo juridicismo veterotestamentario, donde la
vida o la muerte del reo dependen de la posición de los testigos, que defienden o lo
condenan.

Los versículos 40-41 constituyen el núcleo de la fuente que insiste en la vigilancia y


presenta a Jesús como modelo de la misma. Tal vigilancia consiste aquí en atenerse
inquebrantablemente a la obediencia concreta querida por Dios. Este es el motivo de
que la oración desempeñe aquí un papel tan grande. No se trata, pues, de un estado de
alerta interior ni de la fidelidad a un programa individual, sino de una disponibilidad
para sufrir.

La segunda y la tercera oración de Jesús no expresan más que su obediencia y, como


precisa el texto, su obediencia al designio de Dios sobre él. Si su Padre lo quiere, beberá
esta copa. Jesús no pasa de la desobediencia a la obediencia, sino de una obediencia que
podría haber sido gloriosa a la obediencia de la cruz.

Los discípulos pueden dormir y descansar, pues Jesús ha elegido la soledad total.
Desde ese momento ya no volverían a aparecer en el relato de la pasión más que para
negar a su maestro.

La hora en que Jesús fue entregado a mano de los pecadores constituye para Mateo y
para Marcos la hora decisiva del drama. Esto es porque el momento y las condiciones en
que Jesús fue entregado eran muy importantes para la reflexión cristiana del siglo I.

El Evangelio de Mateo realiza unas modificaciones respecto al de Marcos para


facilitar la didáctica.

El beso no era en aquella época un saludo de afecto, sino un saludo de honor usado
en situaciones excepcionales. El relato no se desarrolla en una atmósfera de tragedia
antigua, pues es ajena a la idea de un conflicto dramático, en Judas o en Jesús, entre el

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afecto personal y la traición. No se trata de una tragedia humana, sino del designio
salvífico de Dios, que hay que descubrir incluso en la hora sombría.

El mismo autor en el relato, hace notar también que estos versículos constituyen uno
de los escasos relatos del Nuevo Testamento que se refieren a un testigo ocular y que
tiene todos los síntomas de autenticidad documental.

EN EL EVANGELIO DE MARCOS:
En este Evangelio, a diferencia de Mateo, no se habla de un lugar, sino de un huerto
llamado “Getsemaní”.

Cristo les pide que se queden en el lugar mientras hace oración. Se llevó a Pedro,
Santiago y a Juan y comenzó a sentir terror y angustia. En esta ocasión, les pone nombre
a los hijos de Zebedeo. Se refiere a Santiago y a Juan.

Según Marcos, Jesús llega a Getsemaní y divide a los discípulos en dos grupos. Ocho
esperarán sentados mientras Jesús va a rezar. Pedro, Santiago y Juan deben
acompañarlo.

Aquí, les dijo a los tres que lo acompañaban: “Muy triste está mi alma hasta la
muerte”.

Se postró en tierra y se puso a orar para que si era posible que pasase de Él aquella
hora. Dirigiéndose al Padre como “Abba”, le pedía que apartara de Él ese cáliz.

Termina de orar por primera vez y se acerca a los discípulos, pero los encuentra
dormidos.

Llama a Pedro por Simón. Habla de que el espíritu está pronto, pero que la carne es
débil. Hace referencia con su espíritu a su subordinación al mandato del Padre, pero de
igual forma, al miedo propio del ser humano y de la carne.

Se va por segunda vez a rezar, diciendo las mismas palabras. Volviendo por segunda
vez, los encuentra igualmente dormidos. Los despertó pero no sabían qué responderle.

A continuación, el Evangelio dice que Jesús volvió por tercera vez con los
discípulos, por lo que se comprende que se retiró por tercera vez a orar.

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Aquí habla de que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores. “Ya
está aquí el que me entrega”, dice.

Se presenta Judas, uno de los doce. El Evangelio nombra al traidor como que es el
que va a traicionarlo. Llega con él mucha gente armada con espadas y palos.

Nada más llegar, le dice “¡Rabbí!, y besándolo, le echan mano y lo prenden. Cristo
mantiene un monólogo con los que lo estaban apresando. No se menciona respuesta
alguna por parte de sus captores en ninguno de los evangelios. Habla sobre el
acontecimiento que aparece también en las Escrituras.

Uno de los presentes, sin decir quién, tira de la espada y da un golpe al siervo del
pontífice, cortándole una oreja. A diferencia de Lucas, Cristo no toca la oreja del siervo.
No se habla de la curación de este hombre.

Le abandonan y huyen todos del escenario. Igualmente, se menciona un joven


envuelto en una sábana que huye desnudo. Es el único Evangelio en el que aparece. Si
nadie se extrañó por este sucedo, probablemente sería un discípulo de Cristo que lo
estaba siguiendo envuelto en una sábana para no ser descubierto.

En este Evangelio pueden distinguirse dos fuentes, cada una de las cuales tienen su
intención peculiar. La fuente A, ignora el mandato de velar dirigido a los discípulos. En
ella domina la idea de la hora del Hijo del hombre, es decir, del momento en que se van
a cumplir en la persona de Jesús el juicio y la salvación de Dios. La intención de esta
fuente es estrictamente cristológica, La fuente B, está dominada por las ideas de
vigilancia y tentación.

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EN EL EVANGELIO DE LUCAS:
Nada más empezar el capítulo, relata que salieron hacia el monte de los Olivos. No
dice nada sobre “Getsemaní”. Llama la atención que mencione el hecho de que sea
“según la costumbre”. Podría ser una costumbre por parte del grupo de Jesús después de
cenar. O, en su defecto, una costumbre de la cena pascual.

Al llegar al monte, les dice que oren para no entrar en tentación. A diferencia del
resto de los Evangelios Sinópticos, Jesús no se lleva a nadie. Directamente se retira a
orar.

Salió por primera vez como un tiro de piedra y se arrodilló (no se postra) y se puso a
rezarle al Padre.

Se le apareció un ángel del cielo que lo confortaba. Rezaba sin cesar entrando en
agonía. Este es el único evangelio en el que se cuenta la aparición del ángel. Al igual
que aquí es el único pasaje en el que aparece el sudor como gotas de sangre que
llegaban y caían hasta la tierra.

Se levantó de la oración y fue con sus discípulos por primera vez. Los halló
durmiendo a causa de la tristeza. Les repite lo mismo que en los anteriores evangelios:
“Levantaos y orad para no caer en tentación”.

En este evangelio solamente hay un momento de oración y un solo diálogo con sus
discípulos.

Mientras hablaba se presenta Judas con mucha gente a su mando. Del “llamado”
Judas. Es posible que tuviera otro nombre pero fuera conocido como “Judas”.

Se acerca y lo besa. Judas no le dice nada. Sin embargo, Cristo sí le habla: “¿Con un
beso entregas al Hijo del hombre?”.

Los que estaban con Él, preguntan a Jesús antes si debían de sacar la espada. Uno de
ellos, antes de que respondiera, hirió al siervo del pontífice cortándole la oreja derecha.
Jesús toca y lo cura. En este Evangelio se dan más detalles sobre este evento implícito
en el arresto.

Cristo habla de que esa es la hora y “el poder de las tinieblas”.

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Lucas no habla de un grupo selecto de tres discípulos; Jesús se dirige siempre a
todos. Y les repite al comienzo y al final: “pedid no sucumbir en la prueba”. Esta
insistencia en la oración es típica de Lucas y carece de paralelo en Marcos.

Jesús aparece mucho más comedido. No les dice que se muere de tristeza, no cae por
tierra, se pone de rodillas, no hace tres momentos de oración, sino uno solo; no le dice al
Padre “tú lo puedes todo”, como animándolo a actuar, sino “si quieres”. Lucas omite el
reproche irónico “todavía dormidos y descansando” y la referencia a la hora de ser
entregado.

GROSSO MODO…
Cristo aparece dueño de la situación. Es una obediencia activa, dolorosa, pero filial.

El texto de Mateo depende del de Marcos, cuyos pasajes oscuros aclara, como otras
veces, mediante acertadas adiciones; por ello resulta más verosímil y ha sido mucho
más citado en la literatura cristiana posterior.

Parece ser que Jesús se retiraba frecuentemente a Getsemaní. Tal vez pertenecía a un
discípulo o amigo de Jesús.

En los 3 evangelios se trata de un combate librado en la oración, es decir, con


confianza y obediencia filiales. No se trata de una oración heroica que reúne las últimas
fuerzas del hombre en un esfuerzo supremo, ni de una oración mística, sino una oración
humana y filial.

Humana porque la antropología evangélica, la esencia del hombre implica ser


probado. Y filial porque en el pensamiento de Mateo, Jesús es el único que afronta esta
última prueba con la libertad de un hijo que quiere y puede ser obediente hasta la
muerte.

Cristo quiere obedecer, pero le gustaría obedecer de otra forma. La Cruz está
simbolizada en la copa.

El sueño de los discípulos es, sin duda, una imagen de su ceguera espiritual; están
agobiados y no entienden nada de lo que pasa.

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Del texto de Marcos al de Juan, pasando por Mateo y Lucas, se transforman
profundamente las palabras con que Jesús acoge al traidor, vuelven a plantear en esta
ocasión la cuestión capital de la autoridad o del poder de Jesús. Esta perícopa presenta a
Jesús en su majestad de Dios. Es él quien domina la situación y afronta con dignidad al
que lo entrega. Pero esta majestad culmina en la negativa a aceptar la ayuda violenta de
sus discípulos, e incluso la de su Padre. Se trata, de la majestad de aquel que ha
aceptado sufrir de parte de los hombres y en favor de ellos.

Cuando quieren defenderlo en el huerto, Jesús dice algo parecido como


“permitírselo, dejad que se cumpla el plan De Dios”.

La orden de comprar una espada tendría como finalidad defender a Jesús hasta que
llegue al huerto de los olivos para que pueda cumplirse lo anunciado por Isaías; cuando
los discípulos responden que tienen dos, Jesús no los corrige ni se lo reprocha; pero una
vez que han llegado los enemigos, las espadas dejan de cumplir su función.

Lucas se atiene a Marcos, aunque con notables modificaciones, y sitúa en el huerto


dos episodios: la oración de Jesús y el prendimiento. El primero plantea un importante o
lema textual, ya que se ha transmitido en dos formas, breve y larga, con enfoques muy
distintos.

La forma breve: La versión breve de Lucas no subraya el aspecto trágico, presenta a


Jesús como maestro que enseña y da ejemplo a propósito de la oración.

Jesús enseñó a los discípulos que hace falta orar siempre sin cansarse. En este caso,
lo que deben pedir es no sucumbir en la prueba.

Para darles ejemplo, Jesús se retira un poco, se arrodilla y ora con unas palabras que
recuerdan el consejo del Sermón del monte: “Cuando recéis, no seáis palabreros”. Su
oración se limita a una breve petición doblemente condicionada. La petición demuestra
lo duro que se le hace a Jesús el futuro que se le avecina. Ya ha hablado de su pasión, ha
reaccionado duramente al pensar en quien lo entrega, se ha dolido de que lo vayan a
tratar como un bandido. Pero la copa implica además un juicio de insultos, azotes,
crucifixión y muerte. Jesús podría evitar todo eso fácilmente. Pero prefiere que sea el
Padre quien tome la iniciativa, quien aparte la copa.

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Cuando Jesús vuelve a los discípulos, dice Lucas que los encontró “dormidos por la
tristeza”. Marcos no dice nada parecido, no intenta justificar a los discípulos. El añadido
de Lucas sugiere el impacto que produjeron en ellos las últimas palabras de Jesús en el
cenáculo, cuando dijo que lo considerarán un bandido y que había llegado a su fin.

La forma larga: Los versículos 43 y 44 dan un sentido muy distinto a todo el


episodio. Dios responde a la oración de Jesús enviándole un ángel que le da fuerzas.
Pero esto no impide que dentro de Jesús se entable un terrible combate entre lo que Dios
desea y lo que él desea. Una tensión tan terrible que le hace sudar sangre. La imagen
casi impasible de Jesús que ofrece la versión breve cede el puesto a otra trágica, más
parecida a la que ofrece la carta a los Hebreos, cuando lo presenta rezando “a gritos y
con lágrimas al que podía librarlo de la muerte”, y más cercana a la de Jesús diciendo a
Pedro, Santiago y Juan “me muero de tristeza”.

Se ve un cambio de actitud mientras anuncia el escándalo de los discípulos


comparada con la que tiene en el huerto.

Es el pasaje más dramático de toda la pasión. En otros momentos se habla de dolores


morales y físicos: insultos, burlas, latigazos, corona de espinas, clavos que perforan. En
esas ocasiones nunca se cuenta la reacción de Jesús ante el dolor o las ofensas. Aquí se
detalla, como nunca en el Evangelio, su estado de ánimo.

Seguimos el relato con 8 escenas:

1. Llegada al huerto e indicación de los discípulos de que esperen mientras él va a


hacer oración. Judas no está presente, Jesús se lleva a Pedro, Santiago y Juan,
este primer grupo lo forman solo ocho discípulos. Jesús no les dice que recen ni
vigilen, solo que se sienten mientras él hace oración.
2. Como en la Transfiguración, toma consigo a Pedro y a los dos hijos de
Zebedeo. Esta vez no presenciarán su gloria sino un cambio profundo. Hasta
ahora, Jesús ha hablado de su muerte como de algo natural, que acepta sin
problemas. De repente comienza a derrumbarse, a sentir tristeza y angustia.
Mateo ha suavizado el texto de Marcos, que habla de "pavor y angustia". Pero
Jesús reconoce que se muere de tristeza, como en la depresión más profunda.
En este momento, no huye física ni psicológicamente, se refugia en la oración.

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Pero necesita compañía, no física, sino espiritual. Se aleja un poco para rezar,
pero pide a los tres que velen con él.
3. Primera hora de oración. Jesús se aparta un poco, "cae de bruces" y reza.
Comienza con un "Padre mío". No "Padre". La cercanía de la muerte, no le
hacen dudar de la paternidad de Dios, aunque a veces se manifieste de forma
tan extraña que en algunos fomenta la incredulidad. Jesús enseña a verlo como
Padre incluso en los momentos más difíciles. La imagen de la copa resulta
bastante extraña. La copa no rebosa de algo agradable, Jesús sabía que debía
beberla, se lo había avisado a los hijos de Zebedeo. Pero ahora no se trata de
algo futuro, la copa está ahí. Jesús pide que se aleje "si es posible". Predomina
el sometimiento a la voluntad del Padre. Él enseñó a pedir: "Hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo"; ahora toca ponerlo en práctica, no en un contexto
genérico, sino en unas circunstancias concretas y difíciles.
4. Vuelve a los discípulos y los encuentra dormidos. Se dirige a Pedro, pero el
reproche afecta a los tres. No arremete contra ellos: se limita a impartirles una
breve enseñanza sobre la necesidad de vigilar y orar "para no sucumbir en la
prueba". En la sexta petición del "Padre nuestro" pedimos a Dios que no
permita que sucumbamos en la prueba. Jesús enseña ahora que no solo depende
de Dios; debemos colaborar vigilando y orando, "porque el espíritu es animoso,
pero la carne es débil".
5. Segunda hora de oración. A diferencia de Marcos, que no indica lo que reza
Jesús, Mateo sí lo dice: "Padre mío, si esto no puede pasar sin que yo lo beba,
hágase tu voluntad". En comparación con la primera oración hay una diferencia
importante. En la primera, Jesús entrevé la posibilidad de verse libre de la
muerte: "si es posible". En la segunda parece consciente de que no cabe otra
solución: "si no puede pasar". Pero también ahora domina la aceptación de la
voluntad del Padre.
6. Vuelve, y los encuentra dormidos. Mateo acepta la justificación de Marcos de
que "sus ojos estaban cargados", se morían de sueño. en cambio, omite la
continuación de Marcos, que sugiere un nuevo reproche de Jesús, al que ellos
"no sabían qué contestarle". Jesús no dice nada y se marcha a seguir rezando.
7. Tercera hora de oración. Marcos no dice el contenido. Mateo: "repitiendo las
mismas palabras"; se supone que las de la segunda hora.

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8. Vuelve, les reprocha con ironía su conducta y les avisa que ha llegado el
momento de que lo entreguen. Lo más importante es la referencia a la cercanía
de "la hora", la de la tradición y la entrega a la muerte. En Jesús ha tenido lugar
un cambio: la tristeza y la angustia ante la muerte han dado paso a su
aceptación decidida. ¿Qué ha operado este cambio? Mateo no lo dice de forma
expresa, pero le sugiere claramente: la vigilancia y la oración. Mateo ha
querido reflejar en esta oración de Jesús la actitud que debemos tener en los
momentos difíciles de la vida y ayudarnos a comprender las palabras del
Sermón del Monte sobre la oración. Estas palabras, mal interpretadas, pueden
llevar a pensar que Dios tiene que darnos todo lo bueno que le pidamos, y
nosotros decidimos lo que es bueno. La oración de Jesús en el huerto nos
enseña a descubrir algo bueno detrás de lo aparentemente absurdo, como el
sufrimiento y la muerte.

Queda un misterio incomprensible: el de la voluntad de Dios, que no encaja


fácilmente con nuestros gustos, ni siquiera con los de Jesús. Esto puede llevar a la idea
de un Dios cruel, que se complace en el sufrimiento y la muerte de Jesús. La verdad es
muy distinta. No se trata de que a Dios le complazca su sufrimiento y muerte, sino de
que Jesús debe identificarse plenamente con nuestro destino. El sufrimiento y la muerte
son hechos inevitables en nuestra vida. Todos, en mayor o menor medida, sufrimos.

Tenemos 3 grupos:

1. considera la perícopa como "un tono cerrado" que Marcos tomó sin introducir
cambio alguno.
2. Ve dos tradiciones que narran independientemente el suceso en Getsemaní,
pero están imbricadas la una en la otra.
2.1. Acuñada cristológicamente. Está marcada por el contraste de los
discípulos, que no tienen ni la más remota idea, y la certeza de Jesús,
reconocida en la oración, de que ha llegado la hora del Hijo del hombre y
de que, según el plan de Dios, se cumple ella en su entrega en manos de los
pecadores.
2.2. Tendencia parenética. Se presenta a Jesús orante no por el interés en trazar
una biografía, sino para proponerlo como modelo que muestra cuál es la
manera correcta de actuar para superar la hostilidad.

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3. Parten de un núcleo fundamental de la perícopa que fue enriquecido
secundariamente. No es posible afirmar la unicidad de la tradición, pero resulta
extremadamente difícil descomponerla, como prueban los resultados diversos
de cada uno de los esfuerzos.

Hay que partir de la observación de que numerosos rasgos narrativos aparecen dos
veces. En dos ocasiones pide Jesús a los suyos que vigilen: una vez a la totalidad de los
discípulos y otra a los tres elegidos. Se menciona dos oraciones de Jesús, una formulada
en estilo indirecto y otra en directo. La conclusión de la perícopa está sobrecargada. De
manera especial sorprende que se mencione dos veces la entrega de Jesús. Aquí hay que
considerar el cambio de Hijo del hombre como predicado al pronombre primera
persona. No es posible utilizar como medio de la descomposición la orientación
narrativa dirigida a la persona de Jesús y la intención parenética. El que divide así, tiene
que admitir que el núcleo de la perícopa, sea cual fuere su delimitación, también tuvo en
cuenta ya la parénesis. Además, existen modelos veterotestamentarios de la unión del
doliente con sus amigos. La regla de la triplicidad está en consonancia con la manera
narrativa popular. En Lucas, donde se habla sólo de un encuentro, se debe a la
esterilización lucana. Además, se ha llamado la atención sobre los paralelos que la
perícopa tiene con el relato de la transfiguración.

La perícopa está totalmente marcada por Jesús como su sujeto.

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