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NARRADOR: Tomó consigo a Pedro y a los hijos de Zebedeo y comenzó a sentir tristeza y angustia y les
dijo:
NARRADOR: Fue un poco más adelante y postrandonse hasta tocar la tierra con su cara oraba así.
JESÚS: padre si es posible que esta copa se aleje de mí pero no se haga lo que yo quiero sino lo que
quieras Tú.
JESÚS: de modo que no pudieron permanecer despiertos ni una hora conmigo, esten despiertos y recen
para que no caigan en la tentación. El espíritu aminoso pero la carne es débil.
Satanás: ¿de verdad crees que un solo hombre puede cargar con todo el peso del pecado?
Satanás: ningún hombre puede cargar con todo este peso, te lo aseguro. Es demasiado pesado salvar sus
almas es demasiado costoso. nadie. nunca. No. jamás.
Jesús: padre tú puedes hacerlo todo si es posible aparta de mí esta copa. Pero hágase que tu voluntad,
no la mía.
NARRADOR: volvió otra vez donde sus discípulos y le encontró dormido pues se le cerraron ojos del
sueño. los dejó, y se fue de nuevo a orar por tercera vez repitiendo las mismas palabras
Jesús: padre tú puedes hacerlo todo si es posible aparte de mí esta copa pero hágase tu voluntad no la
mía.
Jesús: ¡ahora pueden dormir y descansar! ha llegado la hora y el hijo del hombre entregado a manos de
pecadores ¡levántense! vamos el traidor está a punto de llegar
Narrador: estaba todavía hablando cuando se acercaba a Judas uno de los 12. Iba acompañado de una
chusma armada con espada y garrote enviada por los jefes de los sacerdotes y por la autoridad judías el
traidor le había dado esta señal al que yo de un beso se arresten ese fue directamente donde Jesús y le
dijo
Narrador: entonces se acercaron a Jesús y lo arrestaron uno de los que estaba con Jesús sacó la espada e
hirió a uno de los soldados del sumo sacerdote cortándole una oreja y Jesús le dijo
Jesús: guarda tu espada quién usa la espada perecerá por la espada. no sabes que podía invocar a mi
padre y él, al momento me mandaría más de dosce ejércitos de Ángeles pero así habría de suceder y
deben cumplirse las escrituras
Jesús: a lo mejor buscan a un ladrón y por eso salieron a detenerme con espadas y palos. Yo sin embargo
me sentaba diariamente entre ustedes en el templo para enseñar y no me detuvieron
Narrador: los que tomaron preso Jesús lo llevaron a la casa del sumo sacerdote Caifás, dónde se habían
reunido los maestros de la ley y las autoridades judías. Pedro lo iba siguiendo de lejos hasta llegar al
palacio el sumo sacerdote. entró en el patio y se sentó con los policías del templo para ver en qué
terminaba todo. los jefes de los sacerdotes y el consejo supremo andaba buscando alguna declaración
falsa en contra de Jesús para poderlo condenar a muerte y trajeron tres testigos a declarar
testigo1: este hombre dijo "yo puedo destruir el sagrado templo de Dios y reconstruirlo en tres días"
esto significa blasfemar contra el templo y la ley manda a castigar a los blasfemos apedreándolos
testigo 2: además todos hemos visto como profana abiertamente el sábado haciendo lo que está
prohibido incitando a los demás a violar el precepto el sábado mandado por Yahvé
testigo 3: se proclama así mismo profeta y hasta ha tenido el atrevimiento a igualarse a Moisés al mesías
y al altísimo. un blasfemo contamina nuestro pueblo santo y solo apedreándolo lo se quita esa mancha
colectiva
Sumo sacerdote: ¿tiene algo que responder o declarar a tu favor en contra de estos testigos?
soldado: y respetuoso judío respóndele al representante del altísimo en el pueblo (le da un golpe)
sumo sacerdote: ¿no tienes nada que responder? que esto que declaran en tu contra
sumo sacerdote: (ragandose las vestiduras) ¡ha blasfemado! ¿para qué necesitamos más testigos?
ustedes mismos acaban de oír estas palabras blasfemias
Sanedrín: ¡merece muerte! ¡soldados! llevadselo a pilato para que el decida
Narrador: Pronto, al amanecer, prepararon una reunión los sumos sacerdotes con los ancianos, los
escribas y todo el Sanedrín, y después de haber atado a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato.
Entonces Judas el que lo entregó, viendo que había sido condenado, fue acosado por el remordimiento,
y devolvió las treintas monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos diciendo:
Judas: he Pecado en contra el cielo entregando a muerte a un inocente, estás monedas me queman las
manos. No las quiero
Narrador: El tiró las monedas en el santuario; después se retiró y fue y se ahorcó, algunos soldados se
agachan a recogelas y dice Caifás
Narrador: Estando Pedro abajo en el patio, llega una de las criadas del Sumo Sacerdote y al ver a Pedro
calentándose, le mira atentamente y le dice:
Narrador: Al salir al portal le vio otra vez y dijo a los que había allí:
Narrador: Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro:
Narrador: Llevaron a Jesús donde pilato, salió Pilato fuera donde ellos y dijo:
Jesús: ¿Dices esto por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?
Pilato: ¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores lucharían para
que no fuera entregado a los judíos.
Jesús: Tú lo dices: yo soy Rey. Para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio
de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.
Narrador: dicho esto volvió a salir, llamo a los sumos sacerdotes y les dijo
Pilato: Yo no encuentro ningún delito en él. Tomenlo ustedes y juzguenlo según su ley
sumo sacerdote: a nosotros no se nos permite dar muerte a nadie. ¿dudas de nosotros? si este no fuera
un malhechor no te lo hubieramos traído, por algo herodes no lo quería en Galilea.
pilato: ¿es Galileo? entonces está bajo jurisdicción de herodes, llevenlo dónde el, pues yo no quiero
problemas. llevenlo al palacio del idumeo. ¡Fuera!
Narrador: llevaron a Jesús. Los soldados entre burla e injuria hacia el palacio de Herodes
Herodias: ¡Herodes! traen a Jesús de nazaret para que lo juzgue
(los súbditos le arreglan el traje y el los calma) Herodes: ¿dónde?¿ dónde está ?
Herodes: ¿este? ¿este es Jesús de nazaret? ¿es verdad que restaura la vista de los ciegos? ¿que
resucitas a los hombres de la muerte? ¿de dónde sacas tu poder? ¿eres tú aquel cuyo nacimiento fue
predicho?
pausa
Herodes: quiten a este tonto de mi vista no es culpable ningún crimen. no es más que un loco. voy a
darles las gracias a pilato por esta diversión que nos permite y se lo devolveré como regalo de pascua
¡soldados! ¡llévenlo a pilato!
Narrador: Pilato al ver de regreso a Jesús volvió a salir donde los judíos y les dijo:
Pilato: Yo no encuentro ningún delito en él. Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad
a uno en la Pascua.¿a quien quieren que deje libre barrabás o a Jesús llamado el Cristo?
narrador: mientras tanto Los jefes de los sacerdotes y los jefes de los judíos persuadieron al gentío para
que pidieran la libertad de barrabás y la muerte de Jesús
muchedumbre: ¡crucifícalo!¡crucifícalo!¡crucifícalo!
narrador: pilato visiblemente incómodo insistió pero ellos gritaban cada vez con más fuerza
muchedumbre: ¡crucifícalo!¡crucifícalo!¡crucifícalo!
Claudia: No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa.
Narrador: Pilato manda a qué azoten a Jesús para intentar calmar el regocijo de la muchedumbre.
Narrador: Luego los soldados del procurador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron en torno a él a toda
la cohorte. Le desnudaron, le pusieron una túnica roja y, trenzando una corona de espinas, se la
pusieron en la cabeza; y en su mano derecha una caña se arrodillaban ante él y se burlaban diciendo:
Condenado a muerte, Jesús quedó en manos de los soldados del procurador, que lo llevaron consigo al
pretorio y, reunida la tropa, hicieron mofa de él. Llegada la hora, le quitaron el manto púrpura con que
lo habían vestido para la burla, le pusieron de nuevo sus ropas, le cargaron la cruz en que había de morir
y salieron camino del Calvario para allí crucificarlo.
SOLDADO: Conforme a la ley romana, el condenado a morir en la cruz, debe cargar con su cruz, ¡aquí
está tu cruz Jesús de Nazareth! ¡Cárgala sobre tus hombros!
SOLDADO: ¡Alto ahí! ¡Que nadie se acerque, que nadie lo toque! Jesús de Nazareth está manchado de
pecado; esta impuro; y aquella persona que lo toque quedara manchado con el pecado de este hombre.
Estamos en la fiesta de la Pascua; y ninguna persona que este manchada de pecado puede celebrar la
fiesta.
María: Jesús de Nazareth, Jesús Hijo mío: Yo soy tu madre! ¿me oyes? Soy tu madre. Mis ojos ya no
tienen lágrimas para llorar; mi corazón está destrozado por lo que han hecho contigo, carne de mi carne,
sangre de mi sangre. Sigue hasta el final, hijo mío; no traiciones la fe que nos has predicado.Hijo mío, los
fuertes y poderosos te han torturado, te han martirizado; y ahora te van a matar. Sin embargo, tu poder
va más allá de la muerte.
Soldado: ¡Apártate mujer! Ya no es hora de llorar lo que la ley ha ordenado. La sentencia de muerte se
debe de cumplir. ¡Adelante hacia el Calvario!
Narrador: Cuando le llevaban por el camino echaron mano de un tal Simón de Cirene, que venia del
campo.....
SOLDADO: Tu estas fuerte, y el apenas puede cargar la cruz. ¡Vas a tener que ayudarlo!
Narrador: le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús hacia el Calvario.....
Jesús: no escondo mi rostro ante los insultos y salivazos; tomo sobre mí los crímenes del mundo
Verónica: eres el más bello de los hombres, La viva imagen del padre, en tus labios se derrama la gracia.
Narrador: Jesús había tomado de nuevo la cruz y con ella a cuestas llegó a la cima de la empinada calle
que daba a una de las puertas de la ciudad. Allí, extenuado, sin fuerzas, cayó por segunda vez bajo el
peso de la cruz. Faltaba poco para llegar al sitio en que tenía que ser crucificado, y Jesús, empeñado en
llevar a cabo hasta la meta los planes de Dios, aún logró reunir fuerzas, levantarse y proseguir su
camino.
8va ESTACIÓN JESÚS ENCUENTRA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN
Narrador: Le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, que lloraban y se lamentaban por él.
Jesús, volviéndose a ellas, les dijo:
Jesús: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mi, llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos.
Una vez llegado al Calvario, en la cercanía inmediata del punto en que iba a ser crucificado, Jesús cayó
por tercera vez, exhausto y sin arrestos ya para levantarse. Las condiciones en que venía y la continua
subida lo habían dejado sin aliento. Había mantenido su decisión de secundar los planes de Dios, a los
que servían los planes de los hombres, y así había alcanzado, aunque con un total agotamiento, los pies
del altar en que había de ser inmolado.
Narrador: Ya en el Calvario y antes de crucificar a Jesús, le dieron a beber vino mezclado con mirra; era
una piadosa costumbre de los judíos para amortiguar la sensibilidad del que iba a ser ajusticiado. Jesús
lo probo, como gesto de cortesía, pero no quiso beberlo; prefería mantener la plena lucidez y conciencia
en los momentos supremos de su sacrificio. Por otra parte, los soldados despojaron a Jesús, sin cuidado
ni delicadeza alguna, de sus ropas, incluidas las que estaban pegadas en la carne viva.
Narrador: Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron. Allí a él y a dos malhechores, uno a la
derecha y otro a la izquierda/Jesús decía:
Narrador: Después se repartieron sus vestidos, y la túnica como era sin costura, tejida de una pieza de
arriba abajo, se dijeron:
Dimas:«¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón,porque nos lo
hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho».
Narrador: Y decía:
Narrador: Después de esto sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera
la escritura dice:
Narrador: Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja
Narrador: En esto el velos del santuario se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra y las rocas se
hendieron. El centurión y los que estaban allí al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y
dijeron:
Para que los cadáveres no quedaran en la cruz al día siguiente, que era un sábado muy solemne para los
judíos, éstos rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran; los soldados sólo quebraron
las piernas de los otros dos, y a Jesús, que ya había muerto, uno de los soldados le atravesó el costado
con una lanza. Después, José de Arimatea y Nicodemo, discípulos de Jesús, obtenido el permiso de Pilato
y ayudados por sus criados o por otros discípulos del Maestro, se acercaron a la cruz, desclavaron
cuidadosa y reverentemente los clavos de las manos y los pies y con todo miramiento lo descolgaron. Al
pie de la cruz estaba la Madre, que recibió en sus brazos y puso en su regazo maternal el cuerpo sin vida
de su Hijo.
Narrador. Después de esto José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a
los judíos pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús y Pilato se lo concedió. Fueron pues y
retiraron su cuerpo. Fue también Nicodemo con una mezcla de áloe de unas cien libras. Tomaron el
cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la costumbre Judía de sepultar.
En el lugar donde había sido crucificado había un huerto y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que
nadie todavía había sido depositado. Allí pues, lo depositaron e hicieron arrimar una piedra a la entrada
del sepulcro. María Magdalena y María la de José observaban donde era colocado.
María Magdalena: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos donde le han puesto,
Narrador: Salieron Pedro y el otro discípulo (Juan) y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos,
pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclino y
vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y
ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un
lugar apante. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y
creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre
los muertos; los discípulos, entonces, volvieron a casa.Estaba María Magdalena, junto con la otra María,
al pie del sepulcro llorando. Y mientras lloraban se inclinaron al sepulcro, y ven dos ángeles de blanco
sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro a los pies. Ellos dijeron:
Narrador: Dicho esto, se volvió y vio a Jesús de pie, pero no sabia que era Jesús y le dice:
Narrador: Ellas pensando que era el encargado del huerto, le dice Maria Magdalena
Jesús: María.
Jesús: No me toques, que todavía no he subido al padre. Pero vete donde mis hermanos y diles que
vayan a Galilea y allí me verán.
Narrador: Fueron Maria Magdalena y la otra Maria y dijeron a los discípulos que habían visto al
Señor y lo que él les había dicho.