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Este documento discute la noción del poder político de una comunidad como "potentia". Sostiene que el poder político requiere de tres determinaciones: 1) la voluntad de vivir de los miembros de la comunidad, 2) el consenso racional entre los miembros alcanzado a través del diálogo y no la violencia, y 3) la factibilidad estratégica o la capacidad de llevar a cabo los propósitos acordados. El poder emana originariamente de la comunidad y debe darse a través del consenso entre
Este documento discute la noción del poder político de una comunidad como "potentia". Sostiene que el poder político requiere de tres determinaciones: 1) la voluntad de vivir de los miembros de la comunidad, 2) el consenso racional entre los miembros alcanzado a través del diálogo y no la violencia, y 3) la factibilidad estratégica o la capacidad de llevar a cabo los propósitos acordados. El poder emana originariamente de la comunidad y debe darse a través del consenso entre
Este documento discute la noción del poder político de una comunidad como "potentia". Sostiene que el poder político requiere de tres determinaciones: 1) la voluntad de vivir de los miembros de la comunidad, 2) el consenso racional entre los miembros alcanzado a través del diálogo y no la violencia, y 3) la factibilidad estratégica o la capacidad de llevar a cabo los propósitos acordados. El poder emana originariamente de la comunidad y debe darse a través del consenso entre
Seminario Diocesano de Guadalajara de Señor San José.
Facultad de Filosofía San David Galván Bermúdez.
Filosofía de la Política. Edgardo Ismael Piña Macías. Tesis n. 2 EL PODER POLÍTICO DE LA COMUNIDAD COMO POTENTIA El ser humano es originariamente comunitario; acosado en su vulnerabilidad posee un querer-vivir, tendencia original conocida como voluntad de vida. En la modernidad el pensamiento político ha definido el poder como dominación, pero es necesario volver a una noción positiva del mismo entendiéndolo como voluntad-de-vivir; como potencia que nos empuja a permanecer en la vida. Para ello el viviente debe inventar medios para satisfacer sus necesidades; el poder hacerlo ya es poder. Partiendo de esto, la política sería la actividad que organiza y promueve la producción y aumento de la vida de sus miembros. Si las voluntades de los miembros buscan su propio interés, la potencia de uno anularía la del otro, de ahí que es necesario aunar sus objetivos, función propia de la razón práctico-discursiva: la comunidad puede razonar con sus miembros para llegar a consensos que convergen a un bien común: este es el poder político. El consenso no puede ser fruto de la violencia (como en un conservadurismo político) sino de la participación de todos los participantes de la comunidad. El poder se torna comunicativo: cuando más participación hay de los miembros por convicción razonada, mayor será el poder del pueblo lo impulsa. Además de las voluntades la comunidad debe poseer mediaciones que le permitan empíricamente realizar el poder desde el consenso popular; así la factibilidad estratégica (la posibilidad de llevar a cabo dichos propósitos) es la 3ra determinación del poder político; este poder no se toma, lo tiene siempre la comunidad, aunque por la situación no puede expresarlo. La potencia es ese poder que tiene la comunidad como facultad inherente en tanto última instancia de la soberanía de lo político. Lo político es el desarrollo de ese poder en todos sus momentos. ¿Cómo lo dice? Dussel en esta tesis nos muestra que poder político como potentia. Dicho poder requiere de 3 determinaciones: la voluntad de vivir, el consenso racional y la factibilidad estratégica de dicho poder. La voluntad de vivir nace de la vulnerabilidad del hombre frente a las adversidades que lo mueve a ser gregario; el consenso aparece al buscar unir las voluntades particulares en busca de un bien común, a través del raciocinio con los miembros de la comunidad (nunca por la violencia). Y la factibilidad surge de la necesidad de que existan las condiciones mediáticas que hagan posible la realización de dicha potentia es decir, de la capacidad del pueblo inherente a él en tanto última instancia de la soberanía de lo político. ‘¿Cómo lo aplica? Nos deja en claro que el poder originariamente está en el pueblo, no en sus representantes, ni siquiera en las instituciones que lo ponderan. Este se debe dar por consenso o sería todo menos auténtico poder. El hecho de que el gobierno implante leyes, medidas o cuestiones de manera independiente a la voluntad común del pueblo, resultaría en un atentado contra el mismo poder que representa.