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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

FACULTAD DE FILOSOFÍA

TESIS DOCTORAL

Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)

MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR

PRESENTADA POR

Silvia Lévy Lazcano

Directores

Ricardo José Campos Marín


José Miguel Marinas Herreras

Madrid
Ed. electrónica 2019

© Silvia Levy Lazcano, 2018


PSICOANÁLISIS
Y
DEFENSA SOCIAL
EN ESPAÑA
(1923-1959)

MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR


PRESENTADA POR:
Silvia Lévy Lazcano

Directores:
Ricardo José Campos Marín
José Miguel Marinas Herreras

Facultad de Filosofía y Letras

2018
“¿Qué me está usted haciendo, el psicoanálisis?
¿Soy esquizofrénico o paranoico?”

(Ingresado en el Reformatorio de Alcalá,


El Sur, 6 de julio de 1933)

“…il n'est pas au pouvoir des lois


d'enfermer tous les hommes qui pensent et agissent”

(Antonin Artaud, 1925, “Lettres aux médecins-chefs des asiles de fous”,


La Révolution surréaliste, 3)

   
 
 

 
 
AGRADECIMIENTOS

Esta tesis ha sido realizada entre cafés, cervezas, risas, amigas, amigos, alegrías
y, como tantas otras, agobios, soledades y tristezas. Se ha enriquecido con las palabras
de mucha gente, sin lugar a dudas mucha más de la que pueda incluir en esta breve nota.
A todas, gracias.
Hay dos personas a las que debo muy especialmente los frutos de este trabajo. A
mi director Ricardo Campos, que confió en mí y acompañó con paciencia cada etapa de
esta tesis, desde el principio; y a Rafael Huertas, que me ofreció siempre su tiempo y
ayuda. A ellos les agradezco haberme enseñado a investigar en y desde la historia.
Llegué con muchas preguntas y me voy con muchas más. Son mis maestros. Gracias
por el tiempo y la amistad.
A Miguel Marinas le agradezco su apoyo, desde hace varios años, y el humor,
tan valioso en la academia.
Agradezco al Instituto de Historia del CSIC que me ha brindado todo lo
necesario para cursar mi contrato de investigación, sobre todo a las personas que lo
integran, en concreto a Paco Pelayo, Loles González-Ripoll, Leida Fernández Prieto,
Consuelo Naranjo, Miguel Ángel Puig-Samper, Juan Pimentel, Leoncio López-Ocón y
Carmen Ortiz.
Al personal de la biblioteca Tomás Navarro Tomás, que siempre me ha
facilitado el acceso a sus fondos; y al personal de la Biblioteca de Catalunya, sobre todo
a las encargadas de la sección de manuscritos donde pasé varios días consultando los
fondos del archivo personal de Ramón Sarró i Burbano. A Betina Riva y Ernesto
Eduardo Domenech que custodian con pasión –y escasos recursos- la Biblioteca José
Peco en el Instituto de Derecho Penal de la Universidad Nacional de la Plata
(Argentina).
En estos casi cinco años, que han significado para mí un cambio de ciudad- de
Granada a Madrid- y de vida, hay gente que me ha acompañado y que ha sido
indispensable en este tránsito. Intentaré nombrar a varias de vosotras.

  I
 

A mis compañeras y compañeros de despacho de quienes he aprendido y he


obtenido valiosos consejos, Elisa, Carmen, Manu y Lidia. Y a Pablo y Oscar, que han
acompañado el momento final de esta tesis con paciencia, ayuda y amistad.
En las tres estancias que he realizado, agradezco la acogida, consejos y los
valiosísimos intercambios que en ellas he podido hacer con mis coordinadores de
estancia, Marc Renneville, Gustavo Vallejo, Marisa Miranda y Annette Mülberger, a
quien agradezco la cercanía con la que me recibió en Barcelona. Asimismo han sido de
gran aporte los intercambios, lecturas y la hospitalidad de Mariano Ruperthuz, amigo
trasnacional, Mariano Plotkin, Anne-Cécile Druet, Silvana Vetö, Fernando Ferrari, que
me recibió generosamente en su tierra, Alejandra Golcman, a quien agradezco haberme
enseñado que Argentina tiene esa belleza norteña, Mauro Vallejo, Mauro Pasqualini,
Alejandro Dagfal, Fernando Vidal, Mònica Balltondre y Noemí Pizarroso, mujeres en la
investigación con las que espero seguir aprendiendo, Jorge Molero y Jon Arrizabalaga.
A Olga Villasante, Ana Conseglieri, Ruth Candela, Paloma Vázquez de la Torre y
Raquel Tierno, ha sido un placer colaborar con vosotras. Agradezco también a la Red
Iberoamericana de Historia de la Psiquiatría, en la que he dado mis primeros pasos en la
historia psi, en especial a los amigos César Leyton, Marcelo Sánchez y Andrés
Rousseaux con los que pude compartir inquietudes aderezadas de buena bebida.

Asimismo agradezco el soporte humano y la enorme generosidad de Sandra,


Pepe, Pamela y Pablo, por la hospitalidad con la que me recibieron en Buenos Aires y
sin la que mi estancia en Latinoamérica habría sido mucho más difícil. A las bellas
personas de Tango Crítico, hacen falta más como vosotros, en especial a Claudia, Darío
y Martina, con quienes espero cruzar muchos más abrazos de tango. A Mauro Cristeche
por su amistad y por haberme abierto las puertas de la pandilla de La Plata, a quienes
agradezco la simpatía, en tan poco tiempo. A Helios, amigo en Granada al que
(re)conocí “allá” y ahora “acá”. A Renaud, a quien, con mucha alegría, reencontré en
México. En Paris agradezco a la familia Buxin-Rius, hace muchos años que me abre las
puertas de su hogar cada vez que piso la tierra gala. Y en Barcelona fue fundamental
contar con Aisha, Aleix y la comuna gatuna en lo alto de la montaña, donde estuve más
a gusto que en mi casa (¡ese sofá es mío!).

A mi familia en Madrid, sois el principal motivo por el que esta ciudad se ha


convertido en un lugar habitable para mí, repleto de vínculos que quiero cuidar y

  II
 

conservar. Con la emoción de saber y sentir que, bajo el asfalto, estará la tribu. De
forma muy especial agradezco a las Rudas, Rocío y Giuliana, con quienes aprendo día a
día a vivir en un hogar de cuidados, en femenino. Gracias por aparecer, por quedaros y
por acompañarme en esos momentos de estrés (y por ese “protocolo tesis” en el que,
literalmente, me he sostenido). No me imagino este último año sin vosotras, ni la vida
post-tesis. A Lidia, compañera de ilusiones y fechorías, entre tantas otras cosas, y a
Juanra y la pequeña Julia, que nos enseña que ahora vienen otras etapas en las que
acompañar y aprender sobre la vida y el crecer. A los chicos, Ángel, Jorge y Raúl,
gracias por estar siempre y hacérmelo saber, sois familia. A los carneros, Adrián y
María, que en tan poco tiempo han pasado a ser tan importantes en mi día a día. A Cuty,
a quien le dedico el “a pesar de ti” (jaja), pero sobre todo el contigo, estuviste cuando el
techo se me hacía bajito. A Indra, hermanito de tesis y compañero de hogar. A
Alessandra, brasileña de Madrid y compañera de relatos “que no son de aquí ni son de
allá”, a quien agradezco además haberme enseñado el paraíso boipebano. Y a Óscar, por
ofrecerme siempre su ayuda, además de acompañarme en aventuras y risas por Madrid.

A mi gente de Granada, agradezco a “las niñas”, Aida, Aisha, Ali, Julia, Laura,
Natalia y Sandra amigas de siempre, y a Inés, hermana en todos los sitios y de toda la
vida. En los últimos meses de esta tesis me han recordado hasta qué punto las raíces son
importantes –más allá del tiempo y la distancia- y sobre todo, sanadoras; me siento
afortunada de formar parte de “nosotras”. Y a Isilla, que, junto a Lidia, me abrieron las
puertas de “la casa del amor a cascoporro” y mataron todo mi vinagre. A mis
compañeras de Aderes, Cayetana, Marta, Cristina, Lola, Elena y Tadeo, con quienes he
compartido sábados lacanianos, cervezas psicoanalíticas (¡cómo las echo de menos!),
agotadores campamentos, miércoles clínicos, largas reuniones, supervisiones,
significantes y amistad. Y la ilusión de querer (des) aprender y escuchar eso otro.
A la pandilla de incansables (muchos de vosotros reunidos en la Asamblea de
Solidarios con la Casa del Aire) que se resisten a ver cómo la rentabilidad del ladrillo, el
mercado y los políticos especulan con la vida de las vecinas, no sólo en Granada. En
particular a Álvaro, Javi y Pepa, con quienes siempre he podido contar en mis vueltas al
sur, a pesar del tiempo y la distancia.

En los meses finales de esta tesis descubrí, en una asociación que quizás sólo yo
pueda hacerme, que en determinados pasajes este texto habla de dos mujeres: ma grand-

  III
 

mère, y mi abuela Margarita. No quiero dejar de nombrarlas en este agradecimiento,


han sido y son parte de quien soy hoy, como nieta, como hija y como mujer.
A la gran familia Lazcano-Hamilton, con amor incondicional, gracias. Es una
suerte teneros. Y a la familia Lévy-Mangin, con el cariño y el deseo de seguir siendo,
los de antes, los de ahora y los que vengan.
Y por supuesto agradezco a mi madre, mi padre, y mi hermano. Acompañan
cada palabra y cada momento de esta tesis y de mi vida, impensable sin su cercanía,
apoyo y confianza. A ellos va dedicado este trabajo.

“Hacemos historia para no perder la memoria, pero también para no perder la


cabeza”, agradezco al personal del centro de documentación del Memorial de la Shoah,
que durante mi estancia en Paris me ayudaron a restituir las huellas robadas de mi
memoria. Plus jamais.

  IV
ÍNDICE
Agradecimientos

5
SUMMARY
9
RESUMEN

INTRODUCCIÓN
LA HISTORIA DEL PSICOANÁLISIS EN ESPAÑA: TRADICIONES
HISTORIOGRÁFICAS Y PROBLEMAS METODOLÓGICOS 13

1 La construcción de la historia del psicoanálisis en España: resistencia,


rechazo, censura y prohibición. 15
2 Historia cultural del psicoanálisis. 27
3 Hipótesis, objetivos, estructura y recursos materiales. 37

CAPITULO 1
FREUD, EL PSICOANÁLISIS Y LA HIGIENE MENTAL EN ESPAÑA 45

1. 1 El regeneracionismo científico de finales del XIX y principios del siglo


XX: un contexto para recibir el psicoanálisis. 47
1. 2 Histeria y pansexualismo en el origen de los primeros comentarios a
Freud en literatura médica. 53
1. 2. 1 Una trascendencia cada vez mayor: el papel de los críticos en
las revisiones del psicoanálisis. 60
1. 3 Organizar y persuadir: el movimiento de higiene mental y el movimiento
de psicoanálisis. 70
1. 3.1 Psicoanálisis para el movimiento de higiene mental español. 77
1. 4 Manuales de psicoanálisis y práctica clínica. 80
1.4.1 Las Obras Completas de Freud. 86
1. 5 Los contactos con la ortodoxia psicoanalítica. 90
1.5.1 Ramón Sarró: el psiquiatra español que visitó a Freud. 90
1.5.2 Ángel Garma: el “apóstol” español. 106

  1  
CAPÍTULO 2
PSICOANÁLISIS PARA LA REFORMA SEXUAL 117

2. 1 Del tabú a la higiene pública: la sexualidad en el punto de mira. 119


2. 2 Cultura erótica y psicoanálisis: civilizar la libido 128
2. 3 La sublimación freudiana como herramienta para el cambio social. 145
2. 4 Administrar la sexualidad: educación y legislación durante la Segunda
República. 157

CAPITULO 3
LA CRIMINOLOGÍA PSICOANALITICA: UNA NUEVA
COMPRENSIÓN DEL DELITO Y DE LA DELINCUENCIA 167

3. 1 Medir el crimen: entre el “criminal nato” y el “criminal inconsciente”. 169


3. 2 El ámbito jurídico de la defensa social. 173
3. 3 El psicoanálisis en la construcción del discurso sobre peligrosidad social. 184
3. 4 Reeducar el inconsciente: represión y sublimación como tratamiento de la 189
delincuencia.
3. 5 El juez-psicoanalista. La propuesta de César Camargo y Marín. 194
3. 6 Sancionar el inconsciente: la preocupación por la verdad jurídica en los
peritajes psicoanalíticos. 200
3. 7 Los Tribunales de Justicia como espacios de difusión del psicoanálisis. 208

CAPITULO 4
CIENCIA Y MORAL: LA DEPURACIÓN DOCTRINAL DEL
PSICOANÁLISIS DURANTE EL PRIMER FRANQUISMO 219

4. 1. Exilio y nuevo estado. La depuración política del psicoanálisis. 221


4. 2. El hombre no es un puro juego de instintos: reformulaciones del
psicoanálisis en los años 40´y 50´ 229
4. 2.1 La reformulación espiritual del psicoanálisis.
El VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología

  2  
Clínica, Madrid 1957 234
4. 2.2 La “revolución psicosomática” de la medicina española.
El IV Congreso Internacional de Psicoterapia, Barcelona 1958. 248
4. 2.3. La formulación institucional del psicoanálisis. 258
4. 2.3.1. Barcelona 261
4. 2.3.2. Madrid. 263

CAPITULO 5
CONTINUIDADES Y DISCONTINUIDADES EN LOS USOS DEL
PSICOANÁLISIS DURANTE EL FRANQUISMO. 267

5. 1. Moral nacional-católica y sexualidad. 269


5. 2. Psicoanálisis criminológico: la distancia entre la teoría y la praxis. 279
5. 3. Entre modernidad y tradición: psicoanálisis al alcance de todos. 285

CONCLUSIONES 299

FUENTES Y BIBLIOGRAFIA 307


- Fuentes primarias 309
- Libros y artículos en prensa especializada 309
- Prensa cotidiana, semanal y mensual 329
- Correspondencia 332
- Documentos oficiales 335
- Recursos de internet 335
- Bibliografía 337

APÉNDICE 369

  3  
  4  
SUMMARY

PSYCHOANALISIS AND SOCIAL DEFENSE IN SPAIN (1923-1959)

Key words: Cultural history of psycoanalysis; sexuality; criminology; mental


hygene; Freud.

Psychoanalysis was born in Vienna as a psychopathological theory associated to


a technique and a therapeutic practice. It rapidly expanded beyond its original scope of
application and use. This thesis analyses the characteristics of the growth of
psychoanalysis within the framework of the local reception of psychoanalytic ideas in
Spain during the first half of the 20th century.

The idea that psychoanalysis was rejected or censored in Spain is questioned via
the analysis of medical and legal texts, congress proceedings, magazines, newspapers,
mail and various popular media. This thesis shows that psychoanalysis constituted a
phenomenon that permeated several spaces and contexts, not without debate, offering
categories with a performative ability to interpret and intervene in the social reality.
This occurred by means of an active process, in which the ideas were not absorbed
passively, but rather subject to diverse adaptations and forms of appropriation. From an
epistemological point of view, the starting point is a broad definition of psychoanalysis.
It is understood as a cultural artefact capable of overcoming national and cultural
borders, and which can be incorporated and adapted according to different agents and to
a local reception context.

Our initial hypothesis has been to consider the circulation of this knowledge
from the field of action of social defense, which is in turn intersected by three cardinal
points that operatively delimit sets of problems: mental hygiene, sexuality and
criminology.

  5
The thesis is divided in five chapters. The first three deal with the period prior to
the civil war, and the last two cover the initial years of the Franco regime, additionally
establishing continuities and discontinuities amongst the two periods.

The first chapter analyses the context in which psychoanalysis was received,
discussing the interest that guided the first reads and comments on Freud’s work. We
have additionally addressed the first steps in the implementation and instruction of
psychoanalysis in relation to the movement of mental hygiene, the circulation of
psychoanalytic texts and news on the expansion of psychoanalysis in Europe. In this
context, and thanks to the access to unpublished documents, we dedicate a section to the
figure of the Ramón Sarro, and to the role of Ángel Garma.

The second chapter concentrates on the criticisms and reformulations of Freud’s


sexual theory during the first decades of the 20th century. In relation to this process, we
have analysed the construction of a new sexual morality based on scientific
considerations –as occurred in the realm of pedagogy, law, medicine, etc. We have also
analysed the proliferation of sexual discourse, related to the context of social change
and modernisation in the cities. Based on the analysis of magazines and popular media,
we have been able to study how Freud’s ideas coexisted with certain political ideas, the
emergence of new gender identities and the birth of a new erotic culture in Spain known
as sicalipsis.

The third chapter is built around the construction of a new understanding of


crime and the criminal, directly related to the discourse on mental hygiene and social
danger in the 20s and 30s. In this context, the driving mechanism and Freudian
sublimation were very useful tools that allowed to blur the limits between madness and
crime, and justify the assistance of doctors and psychiatrists in public security and
order. The specific suggestions of judges and psychiatrists regarding the measures for
the prevention, rehabilitation and punishment of crime have been analyzed. In particular
we highlight the figure of the judge César Camargo y Marín, which has been poorly
studied by the Spanish historiography. Similarly, we have addressed the characteristics
of the psychoanalytical forensic technique and the use of psychoanalysis in the Courts
of Justice.

  6
The fourth chapter focuses on the political and doctrinal cleansing to which
psychoanalysis was subjected during the initial years of the Franco regime. The
criticisms to Freud during the 40s were mainly of political nature, in an atmosphere of
disputes between supporters of the Franco regime and the main personalities of the
republican reforms. Once the political responsibilities of both sides had been cleansed,
several authors suggested reformulating the theory to include the interesting points of
psychoanalysis, mainly in two professional areas: psychotherapy and religion. The
beginning of the Spanish psychoanalytical movement linked to the IPA was tightly
related to this context of doctrinal cleansing. Several of the members of this movement
took part in the debates about the existential and religious reformulation of
psychoanalysis.

The fifth chapter analyzes the main continuities and discontinuities between the
sexual morality and the criminology of the 1920s and 1930s, and the initial years of the
Franco regime. We study the relationship between psychoanalysis and the arrival of
mass capitalism and the spread of a psychological language in terms of consumption, a
process that occurred in an atmosphere of change and economic openness.

The discourses, actions and strategies related to political, social and intellectual
issues we have addressed constitute part of a pool of knowledge directed to guarantee
the health and well-being of the individual, but also to control and regulate certain
population sectors. In this sense, these discourses, actions and strategies are tightly
related to the political powers and are placed within the programs of social defense that
arise in the context of the liberal state. This relationship enables the conceptual path
followed in the present thesis.

  7
  8
RESUMEN

PSICOANÁLISIS Y DEFENSA SOCIAL EN ESPAÑA (1923-1959)

Palabras clave: Historia cultural del psicoanálisis; sexualidad; criminología;


higiene mental; Freud.

El psicoanálisis nació en Viena como una teoría psicopatológica, con una técnica
y una práctica terapéutica asociada, y de forma extraordinariamente rápida, se expandió
desbordando sus campos originales de aplicación y uso. Esta tesis analiza las
características de este proceso en el marco de la recepción local de las ideas
psicoanalíticas en España durante la primera mitad del siglo XX.

Mediante el análisis de textos médicos, jurídicos, actas de congresos, revistas,


prensa, correspondencia y diversos medios de divulgación popular, se cuestionan los
relatos construidos en torno a la idea del rechazo o la censura del psicoanálisis en
España. Nuestro recorrido ha podido demostrar que el psicoanálisis fue un fenómeno
que permeó en varios espacios y contextos, no sin debate, ofreciendo categorías con
capacidad performativa para interpretar e intervenir en la realidad social, en un proceso
activo en el que las ideas no son absorbidas pasivamente, sino que han vivido diversas
adaptaciones y formas de apropiación. Como punto de partida epistemológico hemos
manejado una definición amplía de psicoanálisis que lo entiende como un artefacto
cultural, capaz de traspasar fronteras nacionales y culturales, y de ser apropiado y
adaptado según unos agentes y un contexto local de recepción.

Nuestra hipótesis de partida ha sido pensar la circulación de este saber desde el


campo de acción de la defensa social, a su vez atravesado por tres puntos cardinales que
de forma operativa delimitan conjuntos de problemas: la higiene mental, la sexualidad y
la criminología.

  9
La tesis está dividida en cinco capítulos, de los cuales los tres primeros se
ocupan del período anterior a la guerra civil, y los dos últimos del primer franquismo,
estableciendo las continuidades y discontinuidades entre ambos periodos.

En el primer capítulo se analiza el contexto de recepción del psicoanálisis y se


discute el interés que guió las primeras lecturas y comentarios sobre la obra de Freud.
Hemos abordado además el inicio de la práctica y la enseñanza del psicoanálisis en
relación al movimiento de higiene mental, la circulación de obras psicoanalíticas y las
noticias sobre la expansión del psicoanálisis en Europa. Dentro de este contexto, y
debido al acceso a documentos inéditos, dedicamos un apartado a la figura del
psiquiatra catalán Ramón Sarro y, en relación a éste, el lugar que ocupó el bilbaíno
Ángel Garma.

El segundo capítulo se centra en las críticas y reformulaciones que vivió la teoría


sexual de Freud en las primeras décadas del siglo XX. Hemos analizado, en relación a
este proceso, la construcción de una nueva moral sexual sobre bases científicas –con
acciones derivadas del campo pedagógico, jurídico, médico, etc.- y la proliferación de
discursos sobre sexualidad, relacionados con un contexto de cambio social y de
modernización de los núcleos urbanos del país. A partir del análisis de revistas no
especializadas y de difusión masiva, hemos podido estudiar en qué sentido convivieron
y se relacionaron las ideas de Freud con determinadas ideas políticas, la emergencia de
nuevas identidades de género o el inicio de un cultura erótica en España, comúnmente
denominada sicalipsis.

El capítulo tercero se articula en torno a la construcción de una nueva


comprensión del delito y del delincuente, directamente relacionada con los discursos
sobre higiene mental y peligrosidad social de los años 20 y 30. El mecanismo pulsional
y la sublimación freudiana fueron en este contexto herramientas de gran utilidad, que
permitieron desdibujar los límites entre la locura y la delincuencia y justificar la
intervención de médicos y psiquiatras en cuestiones de seguridad y orden público. Se
han analizado las propuestas concretas de magistrados y psiquiatras en relación a las
medidas de prevención, rehabilitación y sanción de la delincuencia, donde destacamos
la figura del magistrado César Camargo y Marín, autor poco estudiado por la
historiografía española. Así mismo hemos abordado las características de la técnica

  10
forense psicoanalítica y el uso del psicoanálisis en los Tribunales de Justicia.

El capítulo cuarto se centra en la depuración política y doctrinal que vivió el


psicoanálisis a lo largo del primer franquismo. Las criticas a Freud durante los años 40
tuvieron un sentido principalmente político, relacionado con el escenario de
enfrentamientos entre los partidarios del franquismo y los principales actores de las
reformas republicanas. Una vez depuradas las responsabilidades políticas de unos y
otros, varios autores propusieron reformular la teoría para incorporar aquello que había
de interés en el psicoanálisis, principalmente dentro de dos ámbitos profesionales: la
psicoterapia y la religión. El inicio del movimiento psicoanalítico español ligado a la
IPA estuvo estrechamente vinculado con este contexto de depuración doctrinal,
participando varios de sus integrantes en los debates sobre reformulación existencial y
religiosa del psicoanálisis.

En el capítulo quinto se analizan las principales continuidades y


discontinuidades entre la moral sexual y la criminología de las décadas de 1920 y 1930,
y el primer franquismo. Dentro de un contexto de cambio y aperturismo económico, se
estudia la relación del psicoanálisis con la entrada en el capitalismo de masas y la
difusión de un lenguaje psicológico en clave de consumo.

Los discursos, acciones y estrategias relacionados con los problemas políticos,


sociales e intelectuales que hemos abordado, forman parte de un conjunto de saberes
encargados de garantizar la salud y el bienestar del individuo, pero también de controlar
y regular determinados conjuntos de población. En este sentido están estrechamente
relacionados con los poderes públicos y se sitúan dentro de los programas de defensa
social que surgen en el marco del estado liberal, lo que autoriza el recorrido conceptual
del presente trabajo.

  11
  12
 
 
 
 
 

INTRODUCCIÓN

LA HISTORIA DEL PSICOANÁLISIS EN ESPAÑA:


TRADICIONES HISTORIOGRÁFICAS Y
PROBLEMAS METODOLÓGICOS
 
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
El psicoanálisis nació en Viena como una teoría psicopatológica, con una técnica
y una práctica terapéutica asociadas, y de forma extraordinariamente rápida se expandió
desbordando sus campos originales de aplicación y uso 1 . Esta tesis analiza las
características de este proceso en el marco de la recepción local de las ideas
psicoanalíticas en España durante la primera mitad del siglo XX.
Nuestro interés no está puesto en la historia institucional o del movimiento
psicoanalítico, sino en los diferentes espacios intelectuales, sociales y culturales en los
que el psicoanálisis fue recibido y reformulado, y que se desarrollaron
independientemente o al mismo tiempo que la ortodoxia psicoanalítica. En
consecuencia, la perspectiva desde la que concebimos el psicoanálisis se distancia de la
ortodoxia, para formular una concepción que permita rastrear los viajes, la recepción y
las apropiaciones -a veces de dudoso fin-, de las ideas psicoanalíticas. Es importante
señalar que lo que estamos planteando es un abordaje histórico, es decir, que implica un
proceso diacrónico complejo, que no puede ser explicado como la consecuencia directa
de la creación de una institución psicoanalítica o de una teoría que lucha por imponerse
ante las “resistencias” de una sociedad, como han marcado varios de los relatos
construidos desde dentro de las instituciones psicoanalíticas. Más bien es el resultado de
una combinación de factores, sociales, culturales, económicos, políticos e intelectuales,
que configuran un campo de acción, recepción y adaptación del psicoanálisis2. A lo
largo de este trabajo se abordarán los principales espacios en los que el psicoanálisis fue
reformulado y aportó categorías de pensamiento para interpretar viejos y nuevos
problemas, relacionados con tres ejes de análisis principales: sexualidad, criminología e
higiene mental, a su vez reunidos, de forma amplia, en el marco de las estrategias de
orden público y regulación social de lo que ha sido denominado como defensa social.

1. La construcción de la historia del psicoanálisis en España: resistencia,


rechazo, censura y prohibición.
En 1984 el psicoanalista José Gutiérrez Terrazas publicó en la Revista de la
Asociación Española de Neuropsiquiatría el texto “Apuntes para un estudio sobre la
historia del psicoanálisis en España” 3. En este trabajo el autor reflexionaba en torno a

                                                                                                               
1
DAMOUSI, Joy; PLOTKIN, Mariano Ben, (eds.), (2009), The Transnational Unconscious. Essays in
the History of Psychoanalysis and Transnationalism, London, Palgrave Macmillan.
2
PLOTKIN, Mariano Ben, (2003), Freud en las pampas, Buenos Aires, Sudamericana, pp. 19-20.
3
GUTIERREZ TERRAZAS, José, (1984), “Apuntes para un estudio sobre la historia del psicoanálisis en
España” Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 4 (10), pp. 207-221

  15  
Introducción

los orígenes de lo que denominó la paradójica resistencia de España al psicoanálisis,


país en el que supuestamente habría existido una especial aversión con este saber.
Gutiérrez, además, denunciaba la escasez de estudios sobre esta temática.
Poco después, en 1988, el historiador estadounidense Thomas Glick señaló el
incipiente crecimiento de la historiografía sobre el impacto de Freud en España,
alertando de la existencia de dos formas de abordar esta historia: una escrita desde la
perspectiva interna del movimiento psicoanalítico, donde lo que aparece es una historia
sesgada o delimitada por el interés institucional; y otra, “la de los historiadores de la
ciencia, que en los últimos veinte años han producido una literatura amplia y objetiva
del impacto de Freud en varios países”4.
La historia del psicoanálisis como campo de estudio en sí mismo comenzó
temprano. En 1914 el propio Freud publicó el texto “Historia del movimiento
psicoanalítico” 5 , al que le seguiría en 1925 su “Autobiografía” 6 . En ellos Freud
seleccionaba cuidadosamente aquellos elementos que quería que pasaran a la posteridad
y omitía otros sucesos, en un estilo que autores como Frank Sulloway 7 o Henri
Ellenberger8 han criticado en relación a la construcción del “mito del héroe solitario”,
que ideó el psicoanálisis de la nada, y sin apenas influencias externas. Recientemente la
investigadora francesa Élisabeth Roudinesco ha aportado nuevos matices y una extensa
documentación desde la que actualiza la perspectiva biográfica en Sigmund Freud en
son temps et dans le nôtre9.
En continuidad con los trabajos de Freud, las biografías de Ernest Jones10 y Peter
Gay11 consolidaron una suerte de historia “oficial”, llena de héroes que lucharon por la
                                                                                                               
4
GLICK, Thomas F., (1988), “El impacto del psicoanálisis en la psiquiatría española de entreguerras” en
SÁNCHEZ RON, José Manuel (ed.), Ciencia y sociedad en España: de la Ilustración a la Guerra Civil,
Madrid, El Arquero CSIC, pp. 205-221, pp. 205-206. Francisco Blas de Aritio había publicado unos años
antes (1981) un artículo metodológico sobre los diversos enfoques existentes a la hora de abordar la
historia del psicoanálisis, y distingue entre el enfoque analítico-biográfico, el enfoque socio-cultural, el
enfoque institucional-profesional, el enfoque epistemológico y el enfoque teórico. Con una bibliografía
bastante amplia, podemos considerar este trabajo como muestra del incipiente interés español en la
historia del psicoanálisis. BLAS DE ARITIO, Francisco (1981), “Hacia una historia del psicoanálisis”,
Estudios de Psicología, 8, pp. 116-133.
5
FREUD, Sigmund (1981) [1914], “Historia del movimiento psicoanalítico”, en Obras Completas, t. 2,
(trad. Luis López Ballesteros), Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 1895-1930
6
FREUD, Sigmund (1981), [1925b], “Autobiografía” en Obras Completas, t. 3, (trad. Luis López
Ballesteros), Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 2762-2800.
7
SULLOWAY, Francis, (1992), Freud biologist of the mind. Beyond the Psychoanalytic Legend, New
York, Harvard University Press.
8
ELLENBERGER, H. (1970), The discovery of the unconscious. The history ot the evolution of the
dinamic psychiatry. New York, Basic Books.
9
ROUDINESCO, Élisabeth (2014), Sigmund Freud en son temps et dans le nôtre, Paris, Éditions du
Seuil.
10
JONES, Ernest, (1970), Vida y obra de Sigmund Freud, Barcelona, Anagrama.

  16  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
“causa” del movimiento psicoanalítico, frente a las resistencias y el rechazo de una
sociedad reticente a la incorporación del psicoanálisis12. Esta historia, que busca excluir
cualquier desviación de los cánones reconocidos por el movimiento y que se legitima
autorreferencialmente, presenta el psicoanálisis como el resultado de una creación ex-
nihilo, inseparable de la biografía de su creador y de los grandes personajes alrededor de
él.
El elemento central que articula la lógica interna de este relato, se centra en la
existencia de un psicoanálisis legítimo y “verdadero” que funciona como criterio
historiográfico para distinguir entre disidentes y partidarios, y denomina “prehistoria” al
período que abarca todo lo que sucede antes de la llegada de ese psicoanálisis. Así
entendida, la historia del psicoanálisis es la historia del movimiento psicoanalítico y de
las figuras que trabajaron por su causa.
En España son representantes de esta mirada interna a la propia institución
psicoanalítica los trabajos de Mª Luisa Muñoz13, Manuel Pérez-Sánchez14 y Blanca
Anguera15. Sus relatos giran principalmente en torno a la figura de Ángel Garma, primer
psicoanalista español miembro de la Asociación Internacional de Psicoanálisis (IPA), y
los grupos de psicoanálisis formados en Madrid y Barcelona a lo largo de los años 50 y
que en 1959 integraron la primera sociedad psicoanalítica luso-española reconocida por
la IPA. Así mismo los artículos de Pere Bofill, psicoanalista del grupo catalán, forman
parte de este grupo de trabajos16. Según esta tendencia, “el psicoanálisis siempre ha
estado (¿y estará?) condenado a chocar con fuertes resistencias de parte de la sociedad

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
11
GAY, Peter (1990), Freud. Una vida de nuestro tiempo, Barcelona-Buenos Aires-México, Paidós.
12
También Freud había escrito en 1925 “Las resistencias contra el psicoanálisis” donde afirmaba que la
recepción del psicoanálisis fue especialmente ingrata debido a lo novedoso de sus formulaciones, pero
sobre todo por las verdades que revela sobre las pasiones humanas. FREUD, Sigmund (1981) [1925a],
“Las resistencias contra el psicoanálisis”, en Obras Completas, t. 3, (trad. Luis López Ballesteros),
Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 2801-2807.
13
MUÑOZ, Mª Luisa, (1989), “Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico en España:
formación de la Asociación Psicoanalítica de Madrid”, Revista de Psicoanálisis de Madrid, n°
extraordinario, mayo-noviembre, pp. 121-152; también en MUÑOZ, Mª Luisa (1993), “Ángel Garma y la
historia del movimiento psicoanalítico en España”, Papeles del psicólogo, 56.
14
PÉREZ-SÁNCHEZ, Manuel, (1984), “Inicis del moviment psicoanalític a Barcelona”, Revista
Catalana de Psicoanàlisi , 1 (1), pp. 229-246.
15
ANGUERA, Blanca (2011), “Notas históricas de la Sociedad Española de Psicoanálisis: pasado y
presente”, Temas de psicoanálisis, 1; ANGUERA, Blanca, (2010), “Breu historia de la Societat
Espanyola de Psicoanàlisi. 50 anys d´existència a la IPA”, Revista Catalana de Psicoanàlisi, 27, (1), pp.
51-63; ANGUERA, Blanca (1998), “Una contribució a la historia de la psicoanàlisi a Catalunya. La
trajectòria de Júlia Coromines Vigneux” Revista Catalana de Psicoanàlisi. 15 (1), pp. 79-101.
16
BOFILL, Pere, (1987), “Aspectos históricos de la relación entre el psicoanálisis y la psiquiatría en
España hasta 1978”, Informaciones psiquiátricas , (108), 99-108 ; BOFILL, Pere; TIZÓN, Jorge L.
(1994), “Notas históricas sobre el psicoanálisis en el Estado español”, en Qué es el psicoanálisis.
Orígenes, temas e instituciones actuales, Barcelona, Herder, p. 263-269

  17  
Introducción

y, especialmente, del mundo científico a causa de las verdades que revela”17. No


obstante, lo que estos estudios pasan por alto, bajo la lógica de las resistencias, es el
asombroso éxito que tuvieron las ideas freudianas en su rápida expansión, en menos de
dos décadas, a través de las fronteras nacionales y culturales.

Mucho más contextualistas, las tesis doctorales de Francisco Carles18 e Isabel


Muñoz 19 , defendidas en 1983 y 1987 respectivamente, abordan la historia del
psicoanálisis incluyendo múltiples elementos, no sólo aquellos favorables a la
institucionalización. Dirigidas por Pedro Marset en la Universidad de Murcia, se
fundamentan en un amplísimo trabajo de documentación y exhumación de fuentes
primarias, en el que se ofrece una cronología y un panorama mucho más completo del
contexto médico-psiquiátrico que recibió las ideas de Freud.
A la hora de incorporar documentos, estos autores seleccionan primero todos
aquellos en los que se hace mención o referencia explícita a Freud, ya sea para criticarlo
o no, y en un segundo nivel de análisis estudian la evolución y el grado de asimilación
de los conceptos psicoanalíticos en la medicina y psiquiatría española. A pesar de la
mayor amplitud de las fuentes abarcadas, la conclusión a la que llegan insiste en la idea
de la resistencia y el rechazo, lo que les lleva a calificar la práctica del psicoanálisis
anterior a la guerra civil -con la excepción de Garma-, con términos como silvestre,
heterodoxa, ecléctica, etc.
El peso central de la enunciación de ambos trabajos recae en la existencia de un
psicoanálisis “verdadero” (una “esencia” del psicoanálisis), que sirve como criterio
interpretativo y define una lógica interna según la cual los sucesos son leídos como
éxitos, fracasos u oportunidades perdidas para incorporar ese psicoanálisis “correcto”
que, como desenlace obligado, llevaría a la consolidación institucional.
Así por ejemplo Carles habla de la “lectura reductiva y simplificante del
psicoanálisis”20 que hicieron los primeros comentadores de Freud, “a causa de dicha
labor, no hubo hasta 1922 ninguna afiliación española a la causa psicoanalítica así como
tampoco una práctica ortodoxa del Psicoanálisis. España no estuvo dentro del
                                                                                                               
17
RUPERTHUZ HONORATO, Mariano (2015a), Freud y los chilenos. Un viaje trasnacional (1910-
1949), Santiago de Chile, Pólvora, p. 43.
18
CARLES EGEA, Francisco, (1983), La introducción del psicoanálisis en España (1893-1922), 2. Vol.,
Murcia, Universidad de Murcia, tesis de doctorado.
19
MUÑOZ GONZÁLEZ, Isabel (1987), Evolución de los conceptos psicoanalíticos en España (1923-
1936), Murcia, Universidad de Murcia, tesis de doctorado.
20
CARLES, Francisco; MUÑOZ, Isabel: LLOR, Carmen; MARSET, Pedro, (2000), Psicoanálisis en
España (1893-1968), Madrid, Asociación Española de Neuropsiquiatría, p. 50.

  18  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
movimiento psicoanalítico. Recibió su impacto pero elaboró sus propios mecanismos de
defensa, que hicieron posible la circulación de una información sobre el Psicoanálisis
sin establecer ninguna relación de compromiso con el mismo”21.
Muñoz, con una lógica similar, describe la situación y las características que
distinguen la práctica psicoanalítica española antes de la guerra civil en los siguientes
términos:
“(…) en 1921, tres psiquiatras: Lafora, Juarros y Mira presentaron en
las publicaciones periódicas españolas varios casos clínicos abordados desde
un enfoque pretendidamente psicoanalítico. Hacia 1923 Fernández Sanz, que
desde 1914 se había opuesto radicalmente a la aplicación del psicoanálisis a
la clínica y que, a pesar de haber moderado algo su postura, en 1921
continuaba excluyendo este procedimiento del conjunto de psicoterapias
eficaces contra la psiconeurosis, inició una campaña de aliento para que se
practicara el psicoanálisis. Esta incitación dio resultados y, hacia 1927, una
buena parte de la psiquiatría española había incorporado a su quehacer
cotidiano procedimientos psicoanalíticos despojados de sus atributos y
características esenciales. Pero hasta la década de los treinta, con la llegada
de Garma, no existió en España una práctica formalizada, ortodoxa, que
pudiera denominarse con propiedad psicoanálisis. Varias son las
características que distinguen la práctica psicoanalítica española en esos
años: En primer lugar la aceptación e incorporación del psicoanálisis como
un método de investigación y un rechazo del mismo como método de
aplicación terapéutica. Como método de investigación, sin embargo, se
entendió de una forma excesivamente simplificada, casi caricaturesca. Una
segunda característica es la utilización de las técnicas psicoanalíticas
desligadas de su marco teórico y adaptadas a otros enfoques del saber
desvirtuando así su esencia, y descuidando o desatendiendo los fenómenos
trascendentales y propios de la cura (resistencia y transferencia). Esto
condujo a intervenciones terapéuticas `silvestres´ más de acuerdo con la
actitud seguida por Freud en los comienzos del psicoanálisis que con la
recomendada por éste a principios de siglo”22

En 1992, Valentín Corcés presentó su tesis doctoral La recepción del


psicoanálisis en España. Estudio de su prehistoria (1893-1936) en la Universidad
Complutense de Madrid23. En su trabajo, Corcés defendió que el problema de todas las
obras dedicadas a la historia del psicoanálisis en España era que no habían establecido
un posicionamiento epistemológico previo en el que quedara definido un paradigma
general sobre la disciplina psicoanalítica así como una terminología que permitiese dar

                                                                                                               
21
CARLES, et al. 2000, p. 81.
22
Carles et al. 2000, p. 179.
23
CORCÉS PANDO, Valentín, (1992), La recepción del psicoanálisis en España. Estudio de su
prehistoria (1893-1936), Madrid, Universidad Complutense, tesis de doctorado.

  19  
Introducción

cuenta de las diferentes etapas en la recepción y difusión del freudismo24. Según su


punto de vista, era necesario “evaluar de forma concreta qué es lo que entendemos por
psicoanálisis y utilizar la respuesta que genere esta pregunta como punto de partida de
nuestra investigación. El no hacerlo así, ha originado tremendas confusiones en la
mayorías de los trabajos” 25 . No obstante, Corcés continua dentro de un marco
normativo que se fundamenta en la propia teoría psicoanalítica, construyendo un
desarrollo lineal guiado por la progresión que se da desde la primera noticia de Freud
hasta la implantación del psicoanálisis. De hecho, en su trabajo asistimos más bien a
una especie de rescate histórico de la disciplina psicoanalítica, en el que, dentro de un
contexto cultural amplio, Corcés propone distinguir cuándo se puede hablar de
psicoanálisis en sentido estricto, y cuándo de citas y referencias a Freud, o de
aplicaciones que forman parte de eso que denomina “cultura psicoanalítica”26. Según el
autor, en España, a diferencia de otros países de Europa en los que sucesos como el
reconocimiento de Garma por la IPA habrían llevado a la institucionalización, no hubo
en el período anterior a la Guerra Civil, un verdadero discurso psicoanalítico, sino una
especie de debate en torno al psicoanálisis.
A pesar del marco normativo en el que se desarrolla su planteamiento, nos
interesa destacar dos cuestiones del trabajo de Corcés. Por un lado, la discusión
metodológica que elabora supone un verdadero esfuerzo por justificar la inclusión de la
historia del psicoanálisis bajo la rubrica de los estudios en historia de la medicina,
dialogando con el pensamiento de autores como Pedro Laín Entralgo o Diego Gracia
Guillen (director de la tesis de Corcés). Por otro lado, el autor formula una serie de
preguntas en las que comienza a dibujarse uno de los principales problemas
metodológicos del presente trabajo, a saber: cuáles son las características del
psicoanálisis como objeto de estudio histórico y cómo se relacionan estas características
con la historia del país en el que es recibido. Abordaremos estas cuestiones en el
siguiente apartado.
                                                                                                               
24
Corcés propone una serie de “conceptos operativos” que sirven para no distorsionar la selección y
recogida de datos. Así considera “pertinente, para no mistificar el mapa en la historiografía psicoanalítica,
diferenciar nítidamente lo que significa <<noticia>> del descubrimiento o trabajo psicoanalítico,
<<orígenes>> de la disciplina y <<comienzos>> –propiamente dicho- de la misma cuando se
institucionaliza”. Siguiendo esta división, el período que aborda su tesis, y que denomina “prehistoria del
movimiento psicoanalítico”, no sería, según afirma, ni los “comienzos”, ni los “orígenes” del mismo, sino
las primeras noticias del psicoanálisis. CORCÉS, 1992, p. 75-76
25
CORCÉS PANDO, 1992, pp. 71-72
26
En 2005 Corcés publica un libro en el que retoma sus tesis principales y se ocupa del ámbito cultural
del psicoanálisis en este período. CORCÉS PANDO, Valentín, (2005), Freud ante Cervantes. El
psicoanálisis y la cultura española en el primer tercio del siglo XX, Valencia, Promolibro.

  20  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
Contrario a estas conclusiones, Thomas Glick critica el esquema de Corcés, en el
que se apoyaron autores como Germán García o Christian Delacampagne para afirmar
que en España, a pesar de la traducción de las obras de Freud en 1922 y de lo mucho
que el psicoanálisis fue debatido antes de 1936, no hubo una implantación del
psicoanálisis en sentido estricto, confirmándose, según Delacampagne, “le malentendu
historique entre l´Espagne et la psychoanalyse” 27 . Para Glick, la recepción del
psicoanálisis antes de la guerra civil había estado marcada por la fácil y rápida
incorporación de las ideas de Freud a la doctrina general de la medicina y la psicología,
primero entre los médicos, antes de la traducción de las Obras Completas, y después
entre el publico culto28.
Las diferencias entre estos autores se deben a que entre ellos existen ideas
distintas de recepción29. Carles y Muñoz toman la ortodoxia como norma histórica,
según la cual fijan desviaciones y grados de asimilación del psicoanálisis. Corcés define
él mismo un canon sobre el que distinguir un discurso alrededor de y una verdadera
epistemología psicoanalítica. Glick, en cambio, no toma la ortodoxia como paradigma
desde el que elaborar su análisis, lo que le permite incorporar las críticas al psicoanálisis
o los debates sobre Freud, como elementos favorables en la recepción.

Dedicado también al período anterior a la guerra civil, en 1984 se publica el


libro Freud en España, firmado por Helio Carpintero y María Vicenta Mestre30. Esta
obra es la primera en el dominio de la historia de la psicología donde, a partir de
entonces, se publicarán otros trabajos parciales, orientados a estudiar la influencia del

                                                                                                               
27
DELACAMPAGNE, Christian, (1982), “La psychanalyse dans la Péninsule Ibérique”, en JACCARD,
Roland (ed.), Histoire de la psychanalyse, 2vols, Paris, Hachette, p. 439-452; GARCIA, Germán (1980),
Oscar Massota y el psicoanálisis del castellano, Barcelona, Argonauta; GLICK, 1988, pp. 207-208.
28
GLICK, Thomas F. (1982), “The Naked Science: Psychoanalysis in Spain, 1914-1948”, Comparative
Studies in Society and History, 24 (4), pp. 533-571, p. 536.
29
Druet señala esta idea al comparar las conclusiones del trabajo de Glick con las tesis de Carles y
Muñoz. Druet, sin embargo, retoma la distinción de Corcés sobre el discurso alrededor de para hablar de
psicoanálisis antes de la Guerra Civil (DRUET, Anne-Cécile (2011a), “La psychiatrie espagnole et la
psychanalyse des années 1910 à la guerre civile: de la presse médicale au discours social”, en El
Argonauta Español, 8, DOI : 10.4000/argonauta.142). Estas ideas también están desarrolladas en
DRUET, Anne-Cécile (2007), “La psychanalyse en Espagne: un bilan historiographique”, Mélanges de la
Casa de Velázquez, 37 (2), pp. 223-241. En este último artículo Druet realiza un recorrido por los
principales autores y perspectivas desde las que ha sido abordada la historia del psicoanálisis en España.
También en su tesis doctoral, incluye un apartado en el que detalla toda la bibliografía sobre psicoanálisis
en España elaborada hasta 2006 (DRUET, Anne-Cécile, (2006), La psychanalyse dans l’Espagne post-
franquiste (1975-1985), Paris, Université de Paris IV-Sorbonne, tesis de doctorado, pp. 361-364)
30
CARPINTERO, Helio; MESTRE, María Vicenta, (1984), Freud en España. Un capítulo de la Historia
de las ideas en España, Valencia, Promolibro.

  21  
Introducción

pensamiento de Freud en la consolidación de la psicología en España31. El libro,


criticado tanto por Glick como por Corcés32, es el contenido de la tesis doctoral de
Mestre33, y presenta unas características ampliamente discutibles. Sin un desarrollo
argumental claro, lo más interesante de este trabajo es la disparidad y la cantidad de
fuentes que localiza (en el ámbito científico, cultural y artístico). De hecho, desde una
perspectiva general, esta obra puede concebirse como un repertorio de documentos, de
gran utilidad para iniciar una aproximación de tipo hermenéutico.

A las consideraciones sobre el rechazo y la resistencia de España al

                                                                                                               
31
Véase CARPINTERO, Heliodoro (2004), Historia de la Psicología en España, Madrid, Pirámide;
SAÍZ, Mº Dolores; SAÍZ, Milagros, (1996), Personajes para una historia de la psicología en España,
Madrid, Pirámide. También han sido publicados varios trabajos en la Revista de Historia de la Psicología
en los que se configura un panorama amplio de fuentes y autores. Véase: BERMEJO FRÍGOLA, Vicente,
(1991), “La <<primerísima>> traducción de una obra de Freud”, 12 (3-4), pp. 341-344; BERMEJO
FRÍGOLA, Vicente (1992b), “Freud y el psicoanálisis en la Revista de Psicología General y Aplicada
(RPGA) en los años cuarenta”, Revista de Historia de la Psicología”, 13 (2-3), pp. 173-182; BERMEJO
FRÍGOLA, Vicente (1992a), “Sigmund Freud y el psicoanálisis en la revista Psicotecnia”, Revista de
Historia de la Psicología, 13, (2-3), pp. 169-172; BERMEJO FRÍGOLA, Vicente (1993a), “Freud y el
psicoanálisis en la psicología española de los años cincuenta”, Revista de Historia de la Psicología, 14 (3-
4), pp. 255-269; BERMEJO FRÍGOLA, Vicente, (1998), “Pedro Laín Entralgo y la introducción de las
ideas de Sigmund Freud en España”, Revista de Historia de la Psicología, 19 (2-3), pp. 261-276;
BERMEJO FRÍGOLA, Vicente (2000), “Ortega, Freud, El psicoanálisis y la Interpretación de los
sueños” Revista de Historia de la Psicología, 21(2-3), pp. 631-658; BUZZAQUI ECHEVARRIETA,
Adrián; DURO MARTÍNEZ, Juan Carlos (2000), “Angel Garma y el <<retorno>> del psicoanálisis a la
psicología española”, Revista de Historia de la Psicología, 21 (2-3), pp. 659-672; FRUTOS, Ángel
(1994), “Ángel Garma en el Instituto Psicoanalítico de Berlín”, Revista de Historia de la Psicología, 15
(1-2), pp, 199-208; IBARZ, Virgili; VILLEGAS, Manuel, (2002), “Ferenc Olivér Bracchfeld (1908-
1967): un psicólogo húngaro en Barcelona”, Revista de Historia de la Psicología, 23 (3-4), pp. 265-275;
MESTRE, Mª Vicenta; CARPINTERO, Helio (1983), “Enrique Fernández Sanz y la introducción de las
ideas de Freud en España”, Revista de Historia de la Psicología, 4 (1), pp. 69-84; MESTRE, Mª Vicenta;
CARPINTERO, Helio (1989), “Unas notas sobre la entrada de Jung en España”, Revista de Historia de la
Psicología, 10 (1-4), pp. 139-148; MESTRE, Mº Vicenta; BERMEJO, Vicente; TORTOSA, Francisco
(2003), “Entrada y difusión del psicoanálisis en España”, Revista de Historia de la Psicología, 24 (2), pp.
273-289; MESTRE, V; CIVERA, C; TORTOSA, F.; SAMPER, P. (2003), “Evolución de la presencia de
Freud en la psicología durante la segunda mitad del siglo XX”, Revista de Historia de la Psicología, 25
(3-4), pp. 533-544; MUÑOZ, Isabel; QUIÑONES, Elena, (1986), “Evolución de los conceptos
psicoanalíticos en España (1923-1936): un análisis bibliométrico”, Revista de Historia de la Psicología, 7
(3), pp. 55-68; PASTOR-CARBALLO, Rosa; CARPINTERO, Helio, (1980), “Análisis de la <<Revista
de Psicología General y Aplicada>> (años 1946-1970)”, Revista de Historia de la Psicología, 1 (2), pp.
199-214; PÉREZ SALMÓN, Concepción, (2000), “La influencia de Freud en la sociedad española. El
caso de la Ley de Divorcio de 1932”, Revista de Historia de la Psicología, 21 (2-3), pp. 673-680; PÉREZ
SALMÓN, Concepción (2003), “Sanchís Banús y el psicoanálisis: historia de una relación”, Revista de
Historia de la Psicología, 25 (3-4), pp. 519-526; PÉREZ DELGADO, Esteban; MESTRE, MºVicenta;
CARPINTERO, Helio; PEIRO, José M. (1984), “La presencia de Freud en las revistas de ciencias
humanas (1966-1975), Revista de Historia de la Psicología, 5 (3), pp. 37-61; SANCHEZ-BARRANCO
RUIZ, Antonio (1992), “Las aportaciones de Sandor Ferenczi a la técnica psicoanalítica: las medidas
activas y su influencia en la actualidad”, Revista de Historia de la Psicología, 13 (2-3), pp. 161-167;
32
GLICK, Thomas, (1986), Reseña de la obra de CARPINTERO, Helio y MESTRE, María Vicenta,
Freud en España. Un capítulo de la Historia de las ideas en España, Valencia, 1984, en Revista de la
Asociación Española de Neuropsiquiatría, 6 (16), pp. 145-146; CORCÉS 2005, p. 35.
33
MESTRE, María Vicenta, (1981), Freud en España. Un estudio de la recepción de su obra hasta 1936,
Valencia, Universitat de València.

  22  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
psicoanálisis antes de la guerra civil, se suman para el período franquista las de censura
y prohibición, en parte motivadas por las publicaciones de dos psiquiatras, ellos mismos
testigos de este período: Carlos Castilla del Pino y Enrique González Duro. En los
últimos años de la dictadura, ambos autores comenzaron a producir varias obras sobre la
historia de la psiquiatría en el franquismo. La marcada finalidad de denuncia y una
interpretación a veces excesivamente ideológica son al mismo tiempo lo que les
confiere su valor como obras de cuño militante y el motivo por el que sus conclusiones
resultan parciales y distorsionadas.
Así, por ejemplo, sobre la relación que el franquismo estableció con el
psicoanálisis, Carlos Castilla del Pino sostiene que:
“La concepción oficialista de la Psiquiatría se autolimitaba hasta marginarse
de cualquier tendencia psiquiátrica de la época. Me refiero a la posible
asunción de la psicología y psicopatología procedentes de la orientación
psicoanalítica. La obra de Freud estuvo prohibida hasta 1949. Luego, se
reimprimieron sus obras. Pero como señala López Ibor en el comentario a
esta reimpresión: <<a Freud no hay que aceptarlo, pero hay que
conocerlo>>. De hecho, cualquier alusión a cualquier corriente
psicoanalítica con carácter positivo ha sido suficiente para la descalificación
de un opositor. Por eso motivo, la Psiquiatría oficial se ha visto obligada a
renunciar a una psicopatología de la motivación, puesto que era inevitable,
en este caso, toparse con lo que de positivo existe en las tesis freudianas.
Puede afirmarse que así como la resistencia al psicoanálisis en la Psiquiatría
de la preguerra civil estaba fundamentada en un cientificismo proveniente de
la investigación positiva, en la postguerra la resistencia anida en los
prejuicios religiosos y políticos, o, mejor, en los religiosos puestos al
servicio de los políticos. Así, se da el caso de que cuando en Francia,
Bélgica, Austria o Suiza existe una poderosa corriente dentro del catolicismo
que acepta buena parte de los principios psicoanalíticos (…), el catolicismo
franquista, el nacional-catolicismo, lo proscribe acudiendo en sustitución a
una <<psicoterapia>> de consuelo, rezo y predicación moralista”34.

Y Enrique González Duro:

“Se partía de lo que a la larga se habría de manifestar como un considerable


hándicap: el antifreudismo militante. Todo lo que derivase de las teorías y
técnicas de Freud será por muchos años sistemáticamente rechazado y
combatido, frontal o colateralmente, por todos los psiquiatras españoles,
salvo escasas y poco significativas excepciones. Fue casi una proscripción
oficializada, la misma que antes había sido hecha por la psiquiatría
académica alemana. Prejuicios ideológicos de todo tipo (políticos, sociales,
religiosos, morales y hasta racistas) determinaron esta tenaz resistencia y
negación acrítica del psicoanálisis. Tal vez una de las cosas que lo
convirtieron casi en un tabú fue su incisividad en la problemática sexual,

                                                                                                               
34
CASTILLA DEL PINO, Carlos, (1977), “La psiquiatría española (1939-1975)”, en CASTELLET, José
María (ed.) La cultura bajo el franquismo, Barcelona, Anagrama, pp. 79-102, pp. 97-98. En el capítulo
cuarto de esta tesis abordaremos la reformulación del pensamiento de Freud elaborada por un sector del
catolicismo, que lejos de proscribirlo, retomó aquello que consideró de utilidad.

  23  
Introducción

consciente o inconsciente, del individuo sano o enfermo (…). Ciertamente


había quien reconocía en aquellos tiempos de postguerra que el psicoanálisis
ortodoxo podría ser valioso y operativo para los enfermos, pero únicamente
dentro del <<círculo judío>>. De modo casi automático dejaba de serlo en el
<<círculo ario>>, en el <<católico>> o en el <<protestante>>. En
consecuencia, en España, dada su catolicidad inmanente, el psicoanálisis no
podría servir, e incluso podría resultar contraproducente. Aquí se precisaba
una psicoterapia circunscrita a las neurosis y alteraciones psíquicas de los
<<fervientes católicos españoles>>. El supuesto semitismo del psicoanálisis
fue alegado durante muchos años, en su contra, como algo negativo que
invalidaba su práctica (…). Aún en 1966, el catedrático Sarró (…) resaltaba
la estrecha vinculación entre la teoría freudiana y el semitismo, lo que
invalidaría su posible valor científico y universal (…). Naturalmente, las
impresiones de Sarró se referían a lo sucedido en otros países (…), pero en
ningún modo a España, donde los <<insobornables>> Pirineos y las
vigilantes cátedras y sociedades de psiquiatría han impedido, hasta ahora, la
penetración y el <<contagio>> psicoanalítico”35.

Siguiendo una perspectiva similar, Glick afirma que en el período franquista:

“Freud fue no sólo proscrito, sino vilipendiado (en Razón y Fe, por ejemplo)
como «israelita notorio» y el psicoanálisis, criticado por ser producto del
pensamiento judío por los mandarines de la psiquiatría oficial como Vallejo
Nájera y López Ibor (los dos habían sido mucho más abiertos a Freud antes
de la guerra”36.

Este planteamiento ha sido en España bastante popular y en él se originan


nuevas investigaciones, como el trabajo de Sergio Visacovsky que basándose en Glick
principalmente, sostiene que el franquismo silenció y desmanteló la activa sociedad
psicoanalítica de la Segunda República37.
Como contraposición necesaria al argumento de la censura, estos autores
reconocen que antes de la guerra civil existió una activa vida psicoanalítica, que habría
sigo drásticamente interrumpida con el inicio del franquismo. Es cierto, y hay
documentos que apoyarían esta versión de los hechos, que hubo una drástica ruptura
entre las décadas de 1920-1930 y la psiquiatría franquista, que no siempre vio con
buenos ojos el psicoanálisis de Freud. No obstante, esto es sólo una parte del relato y
existen suficientes indicios como para pensar que el psicoanálisis no sólo no fue
perseguido, sino que ofreció categorías desde las que pensar la psicoterapia religiosa, la
                                                                                                               
35
GONZÁLEZ DURO, Enrique, 1978, Psiquiatría y sociedad autoritaria, España, 1939-1975, Madrid,
Akal, pp. 69-71.
36
GLICK, Thomas, (1993), “Ciencia, política y discurso civil en la España de Alfonso XIII”, Espacio,
Tiempo y Forma, Serie V, Hª Contemporánea, t. 6, 1993, p. 81-98, p. 95.
37
VISACOVSKY, Sergio Eduardo, (2009), “Origin Stories, Invention of Genealogies and the Early
Difussion of Lacanian Psychoanalysis in Argentina and Spain (1960-1980)”, en DAMOUSI, Joy;
PLOTKIN, Mariano Ben, (eds.), (2009), The Transnational Unconscious. Essays in the History of
Psychoanalysis and Transnationalism, London, Palgrave Macmillan, pp. 227-256.

  24  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
eugenesia, la higiene mental, la sexualidad, etc. Tomar como punto de partida la
censura o la prohibición distorsiona una realidad mucho más compleja que la que ha
sido abordada por estos autores.
En este punto es donde la investigación de Anne-Cécile Druet supone un gran
aporte historiográfico ya que documenta esta supuesta censura y matiza ampliamente el
relato construido en relación a ella 38 . Druet consulta el expediente abierto por la
censura durante el franquismo sobre la publicación de las Obras Completas de Freud y
constata que éstas no sólo no fueron prohibidas sino que retomaron su edición en 1948,
con la única modificación del prólogo, en el que convenientemente se indicaron las
compatibilidades del pensamiento de Freud con el catolicismo. El único texto de Freud
que se censuró en 1946 fue la edición argentina de Moisés y la religión monoteísta,
publicado por la editorial Losada.
La tesis doctoral de Druet se centra en el periodo de 1975-198539, por lo que
abre un nuevo campo de problemas asociados no sólo a la historia de la transición
española, sino a la construcción institucional del psicoanálisis, ya que la supuesta
definición canónica establecida por el monopolio de la IPA (que de por sí atravesó
numerosas tensiones internas en la custodia de una determinada medida estandarizada
sobre cómo debía ser la teoría y la práctica legítima del psicoanálisis) se vio cuestionada
a partir de los años 60 por el inicio del movimiento lacaniano. La implantación de este
movimiento constituye la parte más importante de su trabajo, que no pierde de vista el
conjunto de lo que denomina “la España freudiana”40, según una metodología que toma
como punto de partida el trabajo de Élisabeth Roudinesco en Francia41. A lo largo de su
trabajo, Druet recoge y analiza la bibliografía que acabamos de comentar,
principalmente los trabajos de Carles y Muñoz, sobre los que ofrece importantes
matices. Sin embargo Druet avanza sobre todo en relación a la tesis de Carmen Llor,
dedicada al período de 1936-1968, complementándola con nuevos documentos y
fuentes orales, principalmente relacionados con el contexto catalán. Aunque la tesis de
Druet, puntualiza sobre la censura y discute, en determinados pasajes, la perspectiva de
la resistencia desde una mirada más crítica que sus antecesores, no llega a abandonarla
                                                                                                               
38
DRUET, 2006; DRUET, 2007, pp. 226-227.
39
DRUET, 2006.
40
DRUET, 2006, p. 8.
41
Roudinesco, afirma en este sentido que: “Il n´y a donc pas de psychanalyse française, mais un situation
française de la psychanalyse, aussi spécifique que celle des autres pays”. (ROUDINESCO, Élisabeth,
(1994), Histoire de la psychanalyse en France, Paris, Fayard,p. 9.) y, siguiendo esta idea Druet
argumenta que“ (…)la situation espagnole de la psychanalyse n’en offre pas moins des caractéristiques
uniques, en plusieurs étapes de son histoire, dont l’étude est passionnante” (DRUET, 2006, p. 7)

  25  
Introducción

del todo42.
La tesis de Llor que acabamos de mencionar, fue defendida en 1988 y cierra la
trilogía dirigida por Pedro Marset, compendiadas en la monografía Psicoanálisis en
España (1893-1968)43, que supone, sin lugar a dudas, un antes y un después en la
bibliografía española sobre psicoanálisis. Llor reconstruye las condiciones científicas y
político-sociales del contexto en el que se consolidó el movimiento psicoanalítico
español, e incorpora, bajo la idea de institucionalización del psicoanálisis, experiencias
psicoanalíticas no integradas bajo la custodia de la IPA, como el Instituto Peña Retama.
Consagrada también al período franquista, en 1993 Vicente Bermejo Frigola
defiende su tesis doctoral La institucionalización del psicoanálisis en España en el
marco de la API, dirigida por Helio Carpintero 44 . Bermejo aporta una amplia
documentación y fuentes inéditas sobre la historia del movimiento institucional español,
no obstante su construcción internalista, ofrece un relato poco crítico y cerrado a
elementos discordantes o menos favorables sobre la historia de la ortodoxia.

Estos trabajos, junto a algunos artículos parciales45, componen un primer corpus


de fuentes, documentos y relatos orales, sobre los que se ha popularizado la lectura de la
resistencia y el rechazo, con la excepción de algunas puntualizaciones realizadas
principalmente por Glick, Druet y en menor medida por Carmen Llor para el periodo
franquista. Al mismo tiempo, y como ya se ha dicho, mirar la historia del psicoanálisis
desde la perspectiva del movimiento psicoanalítico o investigar qué condiciones fueron
necesarias para que emergiera en España la primera institución psicoanalítica es ver
sólo una parte de esta historia y aproximarse a ella desde una sola perspectiva.
                                                                                                               
42
En otras publicaciones Druet aborda la recepción de Freud y Lacan en el ámbito literario y cultural, y
desde una perspectiva sociocultural que le permite matizar la lógica de la resistencia. Véase DRUET,
Anne-Cécile (2013): “La introducción del psicoanálisis en la literatura española a través de su
representación”, Asclepio, 65 (2): p014. doi: http://dx.doi.org/10.3989/asclepio.2013.14; DRUET, Anne-
Cécile (2008), “Ecos socioculturales de la introducción del lacanismo en España”, Cahiers de LI.RI.CO,
4, pp. 165-174. Así mismo, en trabajos mas recientes Druet analiza en perspectiva comparada, las historia
del psicoanálisis en España y Argentina, en relación a la dimensión local y trasnacional, e integra nuevos
aportes metodológicos a su investigación. Véase DRUET, 2012
43
CARLES et al. 2000.
44
BERMEJO FRÍGOLA, Vicente, (1993b), La institucionalización del psicoanálisis en España en el
marco de la API, 2 vols, Valencia, Universitat de València, tesis de doctorado.
45
SÁNCHEZ-BARRANCO RUIZ, Antonio, SÁNCHEZ-BARRANCO VALLEJO, Pablo, BALBUENA
RIVERA, Francisco, (2012), “Una contribución a la historia del psicoanálisis en España”, Apuntes de
Psicología, 30 (1-3), pp. 165-174; SÁNCHEZ-BARRANCO, Antonio; VALLEJO ORELLANA, Reyes
(2005), “Ortega y Gasset, la psicología y el psicoanálisis”, Revista de la Asociación Española de
Neuropsiquiatría, 25 (95), pp. 121-137; SÁNCHEZ LÁZARO, José, (1991), “La recepción de Freud en
la cultura española (1893-1983), Revista de estudios históricos de las ciencias medicas, 41, p. 1-16.

  26  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 

2. Historia cultural del psicoanálisis.

En contraposición con estas aproximaciones historiográficas, consideramos que


si hay algo que requiere ser explicado, a nivel general, no son tanto las resistencias o el
rechazo que el psicoanálisis pudo generar en determinados momentos o en algunos
autores, sino más bien cuáles fueron las características del éxito de su expansión, tanto
en España, como en el mundo, habiendo viajado más allá de las fronteras nacionales,
disciplinares y culturales, en un fenómeno activo, que ha perdurado en el tiempo y que
todavía hoy sigue vigente.
El propio Freud reconoció en 191346 el múltiple interés que había despertado el
psicoanálisis en una amplia diversidad de ciencias y campos de saber. A nivel
historiográfico este proceso ha favorecido la proliferación de estudios en los que se
reconstruye la influencia de Freud en un área concreta de conocimiento. No es nuestra
intención desprestigiar este tipo de estudios, al contrario, de gran interés y valor
documental. Más bien queremos poner el acento en una perspectiva que nos permita
preguntarnos sobre las características concretas del psicoanálisis como objeto de estudio
histórico.
La división por disciplinas a la hora de abordar un campo de problemas, aunque
pueda resultar útil –por ejemplo para identificar y organizar fuentes- puede llegar a ser
artificial y en parte no corresponderse con la realidad del problema. Pensemos por
ejemplo en la preocupación por el supuesto peligro que determinados individuos
representaban para las sociedades finiseculares junto con la configuración de nuevos
perfiles sobre normalidad y anormalidad en las primeras décadas del siglo XX, o los
debates en torno a la medicalización de la sexualidad y su relación con la emergencia de
nuevos imaginarios sobre feminidad. Todos ellos fueron campos de problemas
difícilmente circunscritos dentro de los límites de una disciplina determinada –que más
bien se desdibujan en su propio planteamiento-, lo que no impide que podamos hablar
del papel que tuvieron determinados círculos profesionales -en los que convivían viejas
y nuevas formas de abordar estos problemas y construir otros nuevos.

A lo largo del siglo XX, las ideas psicoanalíticas han influido enormemente en
                                                                                                               
46
FREUD, Sigmund, (1981[1913]), “Múltiple interés del psicoanálisis”, en Obras Completas, t. 2, (trad.
Luis López Ballesteros), Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 1851-1867.

  27  
Introducción

los modos de pensar las explicaciones sobre la enfermedad mental, la psique, la vida
interior del individuo, el comportamiento, las relaciones y la personalidad humana, la
sexualidad, las identidades de género, y en general la subjetividad moderna. En todas
estas dimensiones el psicoanálisis ha ofrecido conceptos con capacidad performativa
para interpretar e intervenir en la realidad social, en un proceso activo en el que las
ideas no son absorbidas pasivamente, sino que han vivido diversas adaptaciones y
formas de apropiación. En este sentido, el psicoanálisis convivió con varios modelos
sociales y tradiciones intelectuales, abriendo un amplio campo de líneas de recepción.
En palabras de Zaresky:
“Para ubicar el psicoanálisis históricamente no basta con conocer la
biografía de Freud, o la historia de la psiquiatría, o de Viena, aunque éstas
sean, ciertamente, necesarias. Cualquier historia tendrá que explicar, ante
todo, la intensidad de su atractivo, y la amplitud de su influencia. Pero esa
misma influencia ha dificultado la labor de alcanzar una perspectiva
histórica, perspectiva que requiere distancia”47.

Según Mariano Ben Plotkin el psicoanálisis, aun conviviendo con otras teorías
psicológicas desde finales del siglo XIX, adquirió un alcance social y cultural mayor,
convirtiéndose en un sistema trasnacional de ideas y creencias48. Esto es al mismo
tiempo su especificidad general y lo que pone en relación las diferentes apropiaciones y
versiones locales, como casos de estudio, insertos en una historia de amplias
dimensiones.
La historia del psicoanálisis no puede separarse de la historia de sus múltiples
recepciones y apropiaciones. En consecuencia, para el desarrollo de esta investigación
no partiremos, como ya hemos indicado, de la ortodoxia como criterio y norma histórica
apriorística, según la cual distinguir desviaciones y heterodoxias desde una perspectiva
en la que los agentes locales de recepción son concebidos, tal y como denuncia Mariano
Ruperthuz, como meros “repetidores” o “imitadores” de una supuesta exportación
teórica esencial 49 . De hecho, según defiende este mismo autor, la historia del
psicoanálisis en las diversas latitudes muestra precisamente cómo las ideas freudianas
tuvieron una vida independiente de lo que ocurría en los reductos supuestamente
                                                                                                               
47
ZARETSKY, Ely, Secretos del alma. Historia social y cultural del psicoanálisis. Madrid, Siglo XXI,
2012, pp. 17-18.
48
DAMOUSI; PLOTKIN, 2009, pp. 2-4. Según Plotkin, un sistema de pensamiento y de ideas
trasnacional ha de cumplir al menos tres requisitos principales: circular a través de fronteras nacionales y
culturales; que sus unidades analíticas trasciendan los limites culturales; y que el centro de producción y
de difusión (y el idioma en que se difunde) cambie con el tiempo, por lo que su desarrollo no esté
vinculado a ningún espacio nacional en particular.
49
RUPERTHUZ, 2015a, pp. 53-54

  28  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
“oficiales” del psicoanálisis50.
No estamos interesados en una definición restrictiva del psicoanálisis, sino en un
criterio amplio, que permita entenderlo como un conjunto de ideas divisibles entre sí,
capaces de viajar y transitar por diversos campos de saber, definidas por su capacidad
polisémica para ser reformuladas y apropiadas según un contexto y unos agentes locales
de recepción. Este punto de vista permite incorporar una gran riqueza de fuentes y
documentos de análisis, descentrando el lugar de enunciación del psicoanálisis
ortodoxo, hacía el campo de problemas en el que el psicoanálisis fue recibido, y sobre el
que al mismo tiempo actuó como herramienta interpretativa sujeta a las condiciones
locales de enunciación. Desde nuestro punto de vista, esta forma de abordar la historia
es más fiel a la realidad y refleja mejor la complejidad del proceso, en el que se dan
encuentro múltiples niveles de recepción y producción, diversas intensidades
relacionadas con diferentes momentos históricos, y con factores sociales, culturales,
políticos, económicos e intelectuales.
En España, las categorías psicoanalíticas fueron rechazadas, criticadas,
debatidas, aceptadas, apropiadas, etc. No es posible distinguir una unidad a la hora de
hablar de este proceso, que comenzó en los círculos médicos a finales del siglo XIX y se
expandió a lo largo del siglo XX a través de múltiples canales de circulación.
Coincidimos con Plotkin en su descripción del psicoanálisis como un “artefacto cultural
definido en términos más generales –es decir, como un objeto polisémico– y no sólo
como una teoría psicológica formalizada o una técnica terapéutica”51 . Es decir, no
estamos hablando exclusivamente de una práctica concreta sujeta a una ortodoxia, sino
de un número difuso de prácticas y discursos que se legitiman y reconocen en una
genealogía –real o imaginaria- con las ideas de Freud52.
Es lo que Sherry Turkle ha denominado “cultura psicoanalítica”53, y que se
define por tres condiciones principales: la naturaleza trasnacional, que le hace viajar
                                                                                                               
50
RUPERTHUZ, 2015a, p. 36.
51
PLOTKIN, Mariano Ben, (2009), “Psicoanálisis y habitus nacional: un enfoque comparativo de la
recepción del psicoanálisis en Argentina y Brasil (1910-1950)”, Memoria y sociedad, 13 (27), pp. 61-85,
p. 62. Una versión en inglés de este artículo está publicada en PLOTKIN, Mariano Ben, (2009b),
“Psychoanalysis, Trasnationalism and National Hábitus: A Comparative Approach to the Reception of
Psychoanalysis in Argentina and Brazil (1910s-1940s)” en DAMOUSI, Joy; PLOTKIN, Mariano Ben,
(eds.), The Transnational Unconscious. Essays in the History of Psychoanalysis and Transnationalism,
London, Palgrave Macmillan.
52
PLOTKIN, Mariano Ben (2001), Freud in the Pampas. The Emergence and Development of a
Psychoanalytic Culture in Argentina, Stanford, Stanford University Press. Existe una traducción al
castellano de este libro: (2003), Freud en las Pampas, Buenos Aires, Sudamericana.
53
TURKLE, Sherry, (1992), Psychoanalytic Politics: Jacques Lacan and Freud´s French Revolution,
New York, Guilford Press; PLOTKIN, 2003.

  29  
Introducción

más allá de los limites culturales y nacionales de su campo de origen, cambiando


incluso el idioma original en el que se origina y se transmite; la capacidad de ofrecer
objetos con los que pensar la realidad social y los elementos de la vida cotidiana (no
olvidemos que los primeros textos de Freud ofrecían herramientas interpretativas sobre
el origen inconsciente de manifestaciones como los sueños, lapsus o chistes, todos ellos
formas habituales en la vida de todo individuo 54 ); el hecho de tener un carácter
polisémico y flexible, que hace del psicoanálisis un sistema de ideas fácilmente
apropiable, lo que se evidencia en las múltiples adaptaciones que ha vivido,
conviviendo con teorías supuestamente contrarias e incompatibles entre sí. A estas
condiciones hay que añadir, un cuerpo de difusores y de instituciones, que se encarguen
de difundir la teorías por diversos medios55
Pensemos, por ejemplo, en el paradigma positivista que en España incorporó las
ideas de Freud en relación a la consideración hereditaria de los trastornos mentales,
poniendo al loco en el centro del debate sobre los límites morales y el orden público.
Una situación que en Argentina sucedió de forma diversa, siendo la crisis del
positivismo lo que motivó la incorporación del psicoanálisis como un modelo de
interpretación alternativo, aunque no por ello se excluyó una versión positivista en la
que se enfatizaba la dimensión biológica y determinista56. La perspectiva comparada de
estos procesos muestra la estrecha relación entre las dimensiones local y trasnacional,
de forma que pueden establecerse diferentes versiones, algunas de ellas contradictorias,
y reclamarse, todas ellas, en una legítima relación con el pensamiento freudiano.
Esta aparente contradicción entre versiones y apropiaciones del psicoanálisis
resulta evidente en casos como el del psiquiatra Ramón Sarró, formado en el seno del
círculo freudiano, que a su regreso a España, en 1927, se dedicó a reformular la
psicoterapia y la psiquiatría partiendo de la crítica a Freud y reivindicando al mismo
tiempo su relación genealógica con el pensamiento del médico vienés. De hecho llegó a
exhibir los documentos que acreditaban su paso por Viena en la pared de su
consultorio57. Otro caso es el del magistrado César Camargo y Marín, que tomó como
punto de partida la critica al Edipo freudiano para introducir lo que consideraba el
                                                                                                               
54
FORRESTER, John, (2001), Partes de Guerra. El psicoanálisis y sus pasiones. Barcelona, Gedisa.
55
DAMOUSI; PLOTKIN, 2009.
56
PLOTKIN, 2009, p. 65.
57
En la correspondencia entre Sarró y su hija, éste le cuenta que ha comprado dos cartas de Charcot
dirigidas a Gilles de Lataurette que colgará en su despacho junto con las cartas de Freud y su certificado
de formación psicoanalítica en Viena. SARRÓ, Ramón, (1967), Correspondencia personal con Blanca
Sarró Martin, 7 de septiembre de 1967, Ms. 9270/1, Capsa 20, Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i
Burbano, Biblioteca de Catalunya.

  30  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
complejo último en el que se originaba toda la conducta delictiva y que denominó
Complejo de Caín, a partir del que propuso reinterpretar todas las figuras de delito del
código penal y civil. Camargo se consideraba de los primeros autores en introducir el
inconsciente en el campo de la justicia, artífice por ello de su propia versión del
psicoanálisis adaptado al derecho y la criminología.

La incorporación del psicoanálisis en España estuvo intrínsecamente ligada a


cierta idea de modernidad, donde por ejemplo, la construcción de un modelo de
ciudadano y, en contraposición, un discurso sobre la peligrosidad social de
determinados individuos, encontraron en el mecanismo de satisfacción pulsional
freudiana una fórmula científica para fundamentar la sospecha sobre toda la población y
justificar así posibles intervenciones en materia de orden y seguridad58. Así mismo, la
incorporación de España al movimiento de reforma sexual internacional y el contexto
de crisis y cambio social de las primeras décadas del siglo XX, encontraron en el
psicoanálisis un argumento científico desde el que legitimar un nuevo orden ético,
relacionado con ciertas políticas de emancipación femenina y medidas de control
eugenésico 59 . En este proceso, el psicoanálisis facilitó un discurso público sobre
sexualidad, al mismo tiempo que fue usado como herramienta para normativizar el
placer, criminalizar el deseo inconsciente, o preservar la higiene de la raza mediante el
mecanismo de la sublimación. Así visto, el psicoanálisis funcionó como un sistema de
ideas y creencias que ofrecía interesantes mecanismos para subjetivar la norma social,
de gran utilidad para el poder, capaz de regular y dirigir a las personas. Incluso el
catolicismo, inicialmente crítico con el pansexualismo de Freud, ejerció su propia
hermenéutica sobre el psicoanálisis, custodiando primero el dogma católico a partir del
que reinventó un pensamiento freudiano apto para la vida religiosa, donde lo que queda
                                                                                                               
58
Sobre peligrosidad social en España véase CAMPOS, Ricardo (2013), “La construcción del sujeto
peligroso en España (1880- 1936). El papel de la psiquiatría y la criminología”, Asclepio, 65 (2), p017.
doi: http://dx.doi.org/10.3989/asclepio.2013.17; CAMPOS, Ricardo, (2016c), “La conjura del peligro:
psiquiatría y peligrosidad social en la Segunda República y el primer franquismo (1931-1960), en
CAMPOS, Ricardo; GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel (coords), Psiquiatría e higiene mental en el primer
franquismo, Madrid, Catarata, pp. 112-144; sobre la relación entre psicoanálisis y peligrosidad social
véase LÉVY LAZCANO, Silvia, (2016a), “Delitos inconscientes. Psicoanálisis y teoría penal durante la
Segunda República española”, Culturas Psi/Psy Cultures, 6, (2016), pp. 34-64; LÉVY LAZCANO, Silvia,
(2016b), “Prevenir, rehabilitar y sancionar. La incorporación de las ideas psicoanalíticas a la psiquiatría
forense. 1930-1950”, en CAMPOS MARÍN, Ricardo; GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel (eds.):
Psiquiatría e higiene mental en el primer franquismo, Madrid, La Catarata, pp. 145-174.
59
Véase LÉVY, Silvia; HUERTAS, Rafael (2018), “From outrage to normalization: Uses of
psychoanalysis by the Spanish sexual reform movement (1920-1939)”. Cuadernos de Historia
Contemporánea, 40, pp. 33-49.

  31  
Introducción

reflejado es el interés de la Iglesia por no quedar excluida de la modernidad.

Trazar la historia desde esta perspectiva nos permite recorrer las diversas
apropiaciones y reformulaciones en las que queda ampliamente cuestionado el supuesto
carácter liberador y emancipador per se del psicoanálisis, o la idea de que el
psicoanálisis sólo podría imponerse bajo condiciones de libertad. Sobre el primer punto,
son interesantes los trabajos de Michel Foucault60 y Robert Castel61, en los que se
abordan las relaciones entre el dispositivo psicoanalítico y su régimen interno de poder.
Respecto a la segunda idea, los estudios históricos del psicoanálisis bajo regímenes
autoritarios muestran hasta qué punto es necesario replantearse buena parte de esta
mitología psicoanalítica, que se transmite de autor en autor, de forma acrítica y sin
cuestionamiento ninguno. Pueden consultarse en este sentido el trabajo de Silvana Veto
para Chile en Psicoanálisis en Estado de Sitio 62 , la recopilación de estudios
comprendidos en Psychoanalysis and Politics. Histories of Psychoanalysis under
Conditions of Restricted Political Freedom63, o los capítulos dedicados al franquismo
dentro de esta misma tesis, a partir de los que se puede concluir que, si el régimen
encontró algo útil en la práctica del psicoanálisis, permitió las circunstancias necesarias
para la difusión de la teoría o la incorporó sin excesivos condicionamientos.
No hay nada en el psicoanálisis que lo defina necesariamente como una teoría o
una praxis antiautoritaria, o que lo relacione con la izquierda emancipadora o la
liberación sexual. Más bien la historia nos muestra hasta qué punto el psicoanálisis
también soporta ciertas apropiaciones en los límites éticos de lo que Freud habría
considerado. Al psicoanalista, convencido de que bajo la teoría y la praxis que él mismo
defiende, no cabrían ciertas formulaciones prácticas, le cuesta en ocasiones asimilar este
punto de la historia de su propia disciplina. No obstante pensamos que conocerla
redundaría precisamente en beneficio de su praxis y en la posibilidad de repensar su

                                                                                                               
60
Foucault trata la cuestión del psicoanálisis varias veces a lo largo de su obra. Véase por ejemplo
FOUCAULT, Michel, (1980), Historia de la sexualidad. La voluntad de saber, Madrid, Siglo XXI;
FOUCAULT, Michel, (1987a), Historia de la sexualidad. El uso de los placeres, Madrid, Siglo XXI;
FOUCAULT, Michel, (1987b), Historia de la sexualidad. La inquietud de sí, Madrid, Siglo XXI;
FOUCAULT, Michel, (2005), La hermenéutica del sujeto. Curso del Collège de Francia (1982) Madrid,
Akal; BIRMAN, Joël, (2008), Foucault y el psicoanálisis, Buenos Aires, Nueva Visión.
61
CASTEL, Robert, (2014 [1981]), El psicoanalismo. El orden psicoanalítico y el poder, Buenos Aires,
Nueva Visión.
62
VETÖ HONORATO, Silvana, (2013), Psicoanálisis en estado de sitio, Santiago de Chile, FACSO-El
Buen Aire.
63
DAMOUSI, Joy; PLOTKIN, Mariano Ben, (2012), Psychoanalysis and Politics. Histories of
Psychoanalysis under Conditions of Restricted Political Freedom, New York, Oxford University Press.

  32  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
ética clínica.
La historia celebratoria, de héroes y personajes luchadores contra la norma de
sus tiempos, ha influido enormemente en la difusión de un imaginario mitificado sobre
la figura del psicoanalista y su supuesta praxis revolucionara. Todo sucede en una
operación que se fundamenta en una genealogía vacía que situaría a Freud y el
descubrimiento del inconsciente en el punto de partida de este relato, repetido a través
de las épocas y de los psicoanalistas, donde se construye una ficción sobre lo que el
psicoanálisis es y sobre lo que el psicoanalista debería ser. No obstante, lo que este
mito de origen oculta es precisamente esa historia que molesta y que cuestiona el lugar
imaginario del psicoanalista. Despojados de este linaje, queda preguntarse por los usos
y los viajes que hizo el psicoanálisis, en los que se cuestiona el lugar del psicoanalista
desde el plano cultural y político de una época concreta, descubriéndonos que, en todo
caso, es el sujeto el que ejerce una praxis más o menos ética, más o menos
revolucionaria, sin que el psicoanálisis le asegure mágicamente nada.

Esta complejidad es a la que pretendemos apuntar y, aunque la labor de exhumar


fuentes y documentos de archivo requiera inicialmente de cierta organización
disciplinar, es deseable avanzar en la línea del “campo de problemas” para un mayor
reflejo de la realidad del objeto de estudio. En consecuencia, consideramos importante
mantener una postura crítica no sólo en relación a las formas de recepción y apropiación
del psicoanálisis, sino también, como parece obvio, en la perspectiva desde la que nos
acercamos al campo en el que estas ideas actúan y son reformuladas. Los discursos y
estrategias relacionadas con la higiene, la sexualidad, la criminalidad y la educación
forman parte de un conjunto de saberes encargados de garantizar la salud y el bienestar,
pero también de controlar a determinados conjuntos de población: en este sentido, están
estrechamente relacionados con los poderes públicos y se sitúan dentro de los
programas de defensa social que surgen en el marco del estado liberal64

El afianzamiento del orden social y político de los estados liberales trajo


aparejada una nueva racionalidad, en la que se configuraba un ideal de ciudadanía,
vinculado a la sociedad moderna, donde la moral tradicional sería reemplazada por
nuevas formulas éticas. A fin de mantener este nuevo marco normativo, se gestó todo
                                                                                                               
64
HUERTAS GARCÍA-ALEJO, Rafael, (2008), Los laboratorios de la norma. Medicina y regulación
social en el Estado Liberal, Barcelona, Octaedro-CSIC, p. 13.

  33  
Introducción

un entramado de estrategias, saberes y prácticas. La preservación del nuevo orden social


provendría de la obediencia de los ciudadanos que, en el ejercicio de su libre voluntad,
obedecerían las leyes del Estado, guardián del “pacto social” y garante del bienestar y la
seguridad. No obstante, como han estudiado numerosos historiadores, esta obediencia
no es el fiel reflejo de esas “voluntades libres”, sino que existió un fuerte aparato
coercitivo y una lógica de adhesión de voluntades, que lejos de operar por fuera del
modelo de libertad, se fundamentaba precisamente en él, incidiendo a través de
formulas de persuasión y regulación del sujeto con las que fue posible manipular los
deseos y las voluntades, sin necesidad de operar por coerción.65.

El estado liberal usó los discursos y recursos de la ciencia como herramienta


para restituir la norma moral de los desviados y en general operar sobre determinados
grupos de individuos, estableciendo perfiles de normalidad y anormalidad. En este
sentido, la incorporación de los saberes sobre el comportamiento y la psique fueron
clave, aportando un aparato de regulación y normalización social con capacidad de
intervenir en los lugares más recónditos del individuo. De este modo, dichos saberes
además sirvieron como discursos intermediarios no sólo entre el individuo y la norma,
sino también entre el individuo y los otros y entre el individuo y sí mismo.
En el campo de acción de la higiene y la defensa social confluyeron las
principales élites intelectuales del país, entre ellos, psiquiatras, médicos, juristas,
maestros, pedagogos, escritores, políticos, religiosos, etc. En él, el control y la dirección
del individuo, de su participación “voluntaria”, y sobre todo de su regulación social,
fueron el principal activo. Y, sin renunciar a los grandes dispositivos de control
coercitivo (cárcel y manicomio principalmente), que no desaparecerían como garantes
últimos del orden público, este proyecto fue poco a poco sustituyendo una retórica de
exclusión por un programa de interiorización de la norma moral mediante mecanismos
de mediación psicológica y pedagógica. No se trataría por tanto, de un poder
disciplinario sobre el individuo, si no de un mecanismo regularizador que opera en el
conjunto social, y define una normalidad66.

                                                                                                               
65
ROSE, Nikolas, (1999a), Powers of Freedom. Reframing Political Thought, Cambridge, Cambridge
University Press; HUERTAS, 2008.
66
Esto es lo que Foucault articula en el paso del poder disciplinario al poder de regularización o biopoder
en FOUCAULT, Michel, (2010), Hay que defender la sociedad. Curso del Collège de France (1975-
1976), Madrid, Akal. También en FOUCAULT, Michel (2008), Seguridad, territorio y población. Curso
del Collège de France, (1977-1978), Madrid, Akal; y FOUCAULT, Michel, (2009), Nacimiento de la
biopolítica. Curso del Collège de France (1978-1979), Madrid, Akal. Véase también FECTEAU, Jean-

  34  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
En este contexto, el psicoanálisis facilitó una operación fundamental. Freud
había desdibujado los límites entre lo normal y lo anormal, entre lo normal y lo
patológico, y había proyectado nuevas categorías para nombrar la normalidad y el
germen del peligro dentro de ella. Así entendido, el psicoanálisis no sólo ofrecía
herramientas para operar sobre el desviado, sino que extendía su campo de acción al
conjunto social, a la vida cotidiana. Bajo la fórmula de la pulsión, todos los individuos
son potencialmente peligrosos y al mismo tiempo portadores del mecanismo de
regulación (la represión, la sublimación), lo que supone la interiorización misma de la
tensión entre peligrosidad y seguridad ciudadana, situando en el centro de este campo
de fuerzas al yo y, siguiendo con el argumento, al Estado.
En el proceso de expansión de un lenguaje en clave psicológica,
intrínsecamente ligado a la evolución del estado liberal y al desarrollo de una cultura
moderna67, es donde se enmarca el atractivo del psicoanálisis y adquiere pleno sentido
la hipótesis de partida de este trabajo, esta es, que es en el campo de acción de la
defensa social donde se formulan las principales apropiaciones del psicoanálisis en
España.
Para contrastar esta hipótesis, se considerará la noción de campo, tal y como la
concibe Bourdieu: un espacio dialéctico integrado por los principales agentes que
intervienen en él, en un proceso activo modelado por el habitus que rige su acción, pero
que al mismo tiempo es moldeado en las mismas estructuras del campo68. El habitus no
es un conjunto de propiedades de los agentes, o una serie de características con valor en
sí, sino que es “una matriz de disposiciones que actúan como esquemas organizadores
de la acción y del pensamiento en los agentes sociales considerados. Esas disposiciones
son el resultado de la trayectoria seguida por el agente en el interior de los mundos
sociales que va atravesando, desde el medio familiar y escolar hasta el ámbito de su
actividad profesional o política”69. A través de este concepto, Bourdieu explica las
concordancias entre lo subjetivo y las estructuras objetivas, es decir, el proceso por el

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
Marie; HARVEY, Janice (2005), La régulation sociale entre l´acteur et l´institution. Pour une
problématique historique de l´interaction, Queébec, Presses de l´Université du Québec.
67
Sobre esta idea, es interesante el trabajo de Eva Illouz en el que formula el surgimiento del homo
sentimentalis y el habitus emocional en el seno de la sociedad capitalista. Ver ILLOUZ, Eva, (2007),
Intimidades congeladas. Las emociones en el capitalismo. Buenos Aires, Katz.
68
VAZQUEZ, Francisco, (2009), La filosofía española: herederos y pretendientes. Una lectura
sociológica (1963-1990). Madrid, ABADA Editores, p. 28.
69
VAZQUEZ, 2009, p. 27

  35  
Introducción

cual lo social se interioriza en los individuos70. Así mismo, el habitus se relaciona con
la noción de capital, que sería un producto del campo, que define posiciones y grados
de fuerza social entre los agentes. En consecuencia podemos considerar que en las
tensiones y las pugnas que estructuraron el campo de acción de la defensa social, en las
que se consolidó la construcción del yo moderno y su concordancia con el Estado y la
estructura social, el psicoanálisis funcionó como capital simbólico, definiendo
relaciones y fuerzas de poder entre los agentes del campo.

Desde esta perspectiva, la formación de una cultura psicoanalítica en España,


fue más bien el resultado de una confrontación de fuerzas, difícilmente abordable a
partir una reconstrucción lineal, como sería aquella elaborada por el movimiento
psicoanalítico, por lo que, en rigor con la perspectiva metodológica que venimos
exponiendo, es importante ampliar nuestro objeto de estudio. Para ello, han sido
especialmente relevantes los trabajos de Rafael Huertas y Ricardo Campos71, y su
enfoque a la hora de analizar las estrategias y los agentes implicados en un paradigma
amplio sobre higiene y defensa social. Ambos autores, por separado y en colaboración,
han remarcado, desde diversos ángulos, el lugar que ocupan la medicina y la psiquiatría

                                                                                                               
70
HUERTAS, 2008, p. 23. Bourdieu define el habitus en varias ocasiones a lo largo de su obra. Una de
las definiciones más extendidas es la que lo define como: “Los acondicionamientos asociados a una clase
particular de condiciones de existencia (…), sistemas de disposiciones duraderas y transferibles,
estructuras estructuradas predispuestas para funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como
principios generadores y organizadores de prácticas y representaciones que pueden estar objetivamente
adaptadas a su fin sin suponer la búsqueda consciente de fines y el dominio de las operaciones necesarias
para alcanzarlos, objetivamente “reguladas” y “regulares” sin ser el producto de la obediencia a reglas, y,
a la vez que todo esto, colectivamente orquestadas sin ser producto de la acción organizadora de un
director de orquesta” (BOURDIEU, Pierre, (1991), El sentido práctico, Madrid, Taurus, p. 92) Sobre este
concepto véase MARTÍNEZ GARCIA, José Saturnino, (2017), “El HABITUS. Una revisión analítica”,
Revista Internacional de Sociología, 75 (3), doi:http://dx.doi.org/10.3989/ris.2017.75.3.15.115.
71
Véanse entre otros, HUERTAS, Rafael, (2002a), Organizar y persuadir. Estrategias profesionales y
retóricas de legitimación de la medicina mental española (1875-1936), Madrid, Frenia; HUERTAS,
Rafael(1992), Del manicomio a la salud mental. Para una historia de la psiquiatría pública, Madrid,
Fondo de Investigaciones Sanitarias de la Seguridad Social; HUERTAS, Rafael, (2004), El siglo de la
clínica. Para una teoría de práctica psiquiátrica, Madrid, Frenia; ÁLVAREZ PELÁEZ, Raquel;
HUERTAS GARCÍA-ALEJO, Rafael, (1987), ¿Criminales o locos? Dos peritajes psiquiátricos del Dr.
Gonzalo R. Lafora, Madrid, CSIC; CAMPOS, Ricardo (1997b), Alcoholismo, Medicina y Sociedad en
España (1876-1923), Madrid, CSIC; CAMPOS, Ricardo, (1997a), “Higiene mental y peligrosidad social
en España (1920-1936)” Asclepio, 49(1), pp. 39-59; CAMPOS, Ricardo; HUERTAS, Ricardo (1998),
“Estado y asistencia psiquiátrica en España durante el primer tercio del siglo XX”, Revista de la
Asociación Española de Neurospsiquiatría, 18, pp. 99-108; CAMPOS, Ricardo; MARTÍNEZ, J.;
HUERTAS, Rafael, (2000), Los ilegales de la naturaleza. Medicina y degeneracionismo en la España de
la Restauración (1876-1923), Madrid, CSIC; CAMPOS, Ricardo; HUERTAS, Rafael, (2008), “Los
lugares de la locura: Reflexiones historiográficas en torno a los manicomios y su papel en la génesis y
desarrollo de la psiquiatría”, Arbor, 76, pp. 471-480.

  36  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
dentro de la historia política, social y cultural de España 72 . Desde ahí, realizan
importantes contribuciones a la historia cultural de las subjetividades, como el libro de
Campos, El caso Morillo: crimen, locura y subjetividad en la España de la
Restauración73, o las monografías de Huertas Historia cultural de la Psiquiatría74, y la
más reciente Otra historia para otra psiquiatría75. En estos trabajos, la historia es
utilizada como una herramienta epistemológica que nos permite indagar en las
estrategias de regulación social y en la subjetivación de la norma, y nos recuerda que las
enfermedades mentales son construcciones discursivas revisables y sujetas a cambios
sociales y culturales. En consecuencia con este enfoque surge, a nuestro juicio, una de
las principales potencias del trabajo histórico, a saber, su capacidad para pensar el
presente que, en el ámbito de la historia “psi”, se traduce en la posibilidad para repensar
la clínica.

Partiendo de estos estudios, y dentro del campo de problemas que pueden


situarse bajo el concepto de defensa social, hemos diferenciado, de forma operativa, tres
ejes de análisis: la higiene mental, la criminología y la sexualidad. Aunque en el
proyecto inicial de la tesis estos tres espacios organizaban de forma mucho más visible
el desarrollo argumentativo, el propio proceso de investigación y la dificultad intrínseca
a la hora de trazar entre ellos algún tipo de frontera –la mayoría de las veces nada
evidente- ha dado como resultado una división por problemas, que aunque mantiene
estos tres ejes, no siempre los diferencia.

3. Hipótesis, objetivos, estructura y recursos materiales.

a. Hipótesis: La defensa social y el psicoanálisis.


Atendiendo a la perspectiva histórica y a la metodología que acabamos de
definir, consideramos que el psicoanálisis tuvo una implantación mucho más rica y
compleja que la que hasta ahora ha sido analizada para el caso español.
Al descentralizar el punto de vista de la ortodoxia y la historia de la disciplina,
descubrimos que en el proceso de circulación de las ideas psicoanalíticas, lo que se
                                                                                                               
72
Véase como reflexión metodológica HUERTAS, Rafael, (2001), “Historia de la psiquiatría ¿por qué?
¿para qué?. Tradiciones historiográficas y nuevas tendencias”, Frenia, 1(1), pp. 9-36.
73
CAMPOS, Ricardo (2012), El caso Morillo: crimen, locura y subjetividad en la España de la
Restauración, Madrid, Frenia.
74
HUERTAS, Rafael, (2012b), Historia cultural de la Psiquiatría, Madrid, Catarata.
75
HUERTAS, Rafael, (2017b), Otra historia para otra psiquiatría, Barcelona, Xoroi.

  37  
Introducción

recibe y al mismo tiempo lo que se apropia y reformula, no es una teoría hermética o


una institución, sino un conjunto de categorías que sirven para pensar viejos y nuevos
problemas sobre los que no puede trazarse un desarrollo único y lineal.
Rehusando tomar como punto de partida las retóricas guiadas por el análisis de
las resistencias y el rechazo, esta investigación comienza con la pregunta sobre las
características que explicarían el éxito del proceso de expansión del psicoanálisis en
España. La hipótesis inicial es que la dirección que prevaleció a la hora de recibir y
reformular el psicoanálisis fue aquella que lo relacionaba con el campo de acción de la
defensa social, y no tanto con una formulación exclusivamente clínica o institucional.
Las diferentes apropiaciones del psicoanálisis estuvieron guiadas por el interés
en controlar, sancionar y reprimir, pero también en regular, administrar, clasificar,
educar, rehabilitar, persuadir o dirigir, según un modelo socio-económico u otro, y
dentro de la evolución política del estado liberal.
Así visto, el psicoanálisis se definiría por su capacidad polisémica y
performativa, que lo convierte en un conjunto de ideas y categorías de gran utilidad para
pensar problemas locales y actuar sobre los diversos cambios sociales y la construcción
de imaginarios (feminidad, delincuencia, peligrosidad, sexualidad, infancia, etc.) en
connivencia con la agencias implicadas en la construcción de estrategias de orden y
regulación del individuo y la sociedad.

b. Objetivo general: historia cultural del psicoanálisis.


El punto de partida de esta tesis es cuestionar los relatos que parten de la
resistencia o el rechazo de España al psicoanálisis según una definición canónica y
estática que sirve para distinguir desviaciones de la norma, y que marca un esquema a
priori sobre las etapas y las condiciones que un país o una sociedad concreta ha de
cumplir para que podamos hablar de “verdadera” implantación del psicoanálisis.
Según esta idea, el objetivo general de esta tesis es mostrar las características, la
riqueza y la complejidad de las diferentes apropiaciones y usos del psicoanálisis a lo
largo de la primera mitad del siglo XX y su relación con los problemas locales del país.
¿Cuáles fueron las características y a qué obedecían las apropiaciones del
psicoanálisis?, ¿con qué problemas convivió y qué nuevos problemas generó?, ¿cuáles
fueron los usos que se hicieron del psicoanálisis, tanto en una dimensión especializada,
como en los sectores más populares?
Para ello los objetivos parciales están atravesados por tres ejes de análisis:

  38  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
sexualidad, criminología e higiene mental, y sus continuidades y discontinuidades entre
la Segunda República y el primer franquismo.

c. Objetivos parciales: sexualidad, criminología e higiene mental.

-Discutir el contexto de recepción del psicoanálisis en España y la orientación de las


primeras lecturas y reformulaciones del pensamiento de Freud.
-Estudiar cuál fue el papel que tuvieron las ideas psicoanalíticas en los discursos y
estrategias de la Reforma Sexual sobre Bases Científicas de los años 20 y 30 (sesiones y
congresos científicos, literatura médica y de consejos, divulgación popular, etc.) y su
desenlace en las reformas legales de la Segunda República (divorcio, aborto).
-Determinar la relación entre medicalización sexual y el estallido de una cultura erótica
durante las primeras décadas del siglo XX, en relación al uso de categorías
psicoanalíticas.
-Analizar y discutir las relaciones entre ideología y psicoanálisis.
-Estudiar cuál fue el uso que se hizo del psicoanálisis en los debates sobre peligrosidad
social y su relación con los cambios en materia penal en España.
-Estudiar las relaciones entre la criminología moderna, el determinismo de la escuela
positivista y el psicoanálisis, en la construcción de una nueva comprensión sobre el
delito y la delincuencia.
-Estudiar y discutir el supuesto rechazo que la Iglesia católica y la psiquiatría franquista
habrían ejercido sobre Freud y sus ideas. Y, en este sentido, analizar la orientación que
tuvieron las reformulaciones del psicoanálisis en su vínculo con la psicoterapia religiosa
y la higiene mental en un contexto de cambio social.
-Analizar la relación entre la evolución de un lenguaje y una cultura en clave
psicológica y la difusión del psicoanálisis en publicaciones de masas, tales como
revistas femeninas, colecciones de divulgación sobre pedagogía e higiene, revistas de
humor, novelas, etc.
-Desentrañar los diversos usos y apropiaciones que se hicieron del mecanismo de la
sublimación: qué problemas resolvía y cuáles generaba en los diferentes contextos que
aborda este trabajo.

d. Estructura:
Esta tesis está dividida en cinco capítulos. Los tres primeros se corresponden con el

  39  
Introducción

período anterior a la guerra civil, y los capítulos cuatro y cinco con el primer
franquismo.
En el primer capítulo analizamos el contexto de recepción del psicoanálisis y
discutimos el interés que guió las primeras lecturas y comentarios sobre la obra de
Freud. Se ha abordado, así mismo, el inicio de la práctica y la enseñanza del
psicoanálisis en España en relación al movimiento de higiene mental, el aumento de
obras psicoanalíticas de autoría española y las noticias sobre la expansión del
psicoanálisis en Europa. Dentro de este contexto, y debido al acceso a documentos
inéditos, hemos considerado relevante, dedicar un apartado a la figura de Ramón Sarro
y, en relación a éste, al lugar que ocupó el bilbaíno Ángel Garma76.
El segundo capítulo se centra en las críticas y reformulaciones que vivió la teoría
sexual freudiana en las primeras décadas del siglo XX. Se analiza, en relación a este
proceso, la construcción de una nueva moral sexual sobre bases científicas –con
acciones derivadas del campo pedagógico, jurídico, médico, etc.- y la proliferación de
discursos sobre sexualidad, relacionados con un contexto de cambio social y de
modernización de los núcleos urbanos del país. A partir del análisis de revistas no
especializadas y de difusión masiva, hemos podido estudiar en qué sentido conviven y
se relacionan las ideas de Freud con determinadas ideas revolucionarias, la emergencia
de nuevas identidades de género o el inicio de un cultura erótica en España,
comúnmente denominada sicalipsis.
El capítulo tercero se articula en torno a la construcción de una nueva
comprensión del delito y del delincuente, directamente relacionada con los discursos
sobre higiene mental y peligrosidad social de los años 20 y 30 que enfrentaron a
médicos y juristas a la hora de deliberar sobre la responsabilidad del loco que cometía
un delito. El mecanismo pulsional y la sublimación freudiana fueron en este contexto
herramientas de gran utilidad, que permitían desdibujar los límites entre locura y
delincuencia y justificar la intervención de médicos y psiquiatras en cuestiones de
seguridad. Hemos analizado las propuestas concretas de magistrados y psiquiatras en
relación a las medidas de prevención, rehabilitación y sanción de la peligrosidad y la
delincuencia, donde destacó la figura del magistrado César Camargo y Marín, autor
                                                                                                               
76
No pretendemos exaltar las biografías, las hazañas o las genialidades de ninguno de estos autores. Más
bien hemos querido trazar cierta trayectoria vital y el papel que ocuparon ambos personajes en su
contexto, por lo que, como consecuencia, se matizan las grandes construcciones biográficas. Una mirada
crítica sobre el enfoque biográfico en historia puede verse en HUERTAS, Rafael (2017d) “El retorno de
lo biográfico en la historia de la psiquiatría”, en MATUSEVICH, Daniel (ed.), ¿Quién hace la historia?
Biografías de psiquiatras Argentinos, Buenos Aires, LetraViva, pp. 9-24.

  40  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
poco estudiado por la historiografía española. Así mismo se han abordado las
características de la técnica forense psicoanalítica y el uso del psicoanálisis en los
Tribunales de Justicia.
El capítulo cuarto se centra en la depuración política y doctrinal que vivió el
psicoanálisis a lo largo del primer franquismo. Los argumentos anti-freudianos tuvieron
una dirección principalmente política, relacionada con el escenario de enfrentamientos
entre los partidarios del franquismo y los principales actores de las reformas
republicanas. Se han estudiado las reformulaciones que, una vez depuradas las
responsabilidades políticas, se sucedieron en el plano doctrinal, principalmente en dos
ámbitos profesionales: la psicoterapia y la religión. Así mismo, nos ha parecido
importante dedicar un apartado a la consolidación de la primera sociedad psicoanalítica
miembro de la IPA, y su relación con el paso de la higiene a la salud mental y la
reformulación religiosa de la psicoterapia.
En el capitulo quinto se analizan las principales continuidades y
discontinuidades entre la moral sexual y la criminología de las décadas de 1920 y 1930,
y el primer franquismo. Hemos planteado además la relación entre la entrada en el
capitalismo de masas, la difusión de un lenguaje psicológico en clave de consumo y el
psicoanálisis.

e. Recursos materiales:
A partir del campo metodológico que hemos definido, y que tiene origen en los estudios
sobre historia de la ciencia e historia cultural del psicoanálisis, esta investigación se ha
ido configurando en medio de diversos dominios trasversales (sexualidad, eugenesia,
criminología, medicina, psiquiatría, psicología), cada uno de ellos de gran amplitud
bibliográfica y académica. En este sentido, junto al trabajo de archivo que se detalla al
final de este apartado, ha sido fundamental el contacto con diversos especialistas en
estas áreas, que ha sido posible gracias a las tres estancias realizadas en Paris (2015),
Buenos Aires (2016) y Barcelona (2017), y al contrato de investigación (FPI 2013-
MINECO) que he disfrutado en el Instituto de Historia del CSIC, donde he podido
aprender y discutir sobre todas estas cuestiones, principalmente con Ricardo Campos y
Rafael Huertas.
Así mismo quiero destacar los intercambios que he podido realizar en los
congresos de la Red Iberoamericana de Historia de la Psiquiatría en México 2014 y
Chile 2016, en los que he participado –al igual que en numerosas actividades de carácter

  41  
Introducción

científico- gracias a los recursos económicos de los proyectos del Ministerio de


Economía y Competitividad “Prácticas asistenciales y estrategias de institucionalización
de la psiquiatría franquista (1939-1960)” (HAR2012-37754-C02-01) dirigido por
Ricardo Campos; y “Psiquiatría y cambio social (PSICAS - HIST)” dirigido por Rafael
Huertas (HAR2015-66374-R).

En la estancia en el Centre Alexandre-Koyré (CAK-École de hautes études en


sciences sociales du CNRS) de Paris (2015), fueron de gran interés los seminarios
coordinados por Annick Ohayon y Jacqueline Carroy sobre historia de los saberes “psi”,
y el seminario de Marc Renneville sobre historia de la justicia. Así mismo, contacté con
Anne-Cécile Druet, que me brindó valiosos consejos sobre cómo abordar la historia del
psicoanálisis, además de ofrecerme generosamente una gran cantidad de fuentes y
documentos de su archivo de trabajo. En L´École Normale supérieure de Paris asistí al
seminario de Élisabeth Roudinesco, en el que me adentré en una de las perspectivas
posibles a la hora de abordar la historia del psicoanálisis con una de sus principales
autoras. Sin embargo, fue en mi segunda estancia en Argentina (2016) donde abordé
con mayor profundidad los diversos estilos y tradiciones dentro de la historia del
psicoanálisis, gracias al contacto con los miembros de la cátedra I de Historia de la
Psicología de la Universidad de Buenos Aires, dirigida por Hugo Vezzetti y codirigida
por Alejandro Dagfal; y al grupo de trabajo del Instituto de Desarrollo Económico y
Social (IDES) coordinado por Mariano Ben Plotkin. Fue en este último equipo donde
pude discutir de forma más exhaustiva sobre esta investigación, que desde este
momento tomó un giro metodológico decisivo, igualmente apoyado por la colaboración
con Mariano Ruperthuz en Chile. Los comentarios y aportes de Mauro Vallejo, así
como el contraste con las investigaciones en historia de la eugenesia y defensa social de
Gustavo Vallejo, Marisa Miranda, César Leyton y Marcelo Sánchez también fueron
relevantes a la hora de integrar una visión más amplia a nivel de enfoques y
metodología. Por último la estancia en el Centre d´Història de la Ciència (CEHIC) de la
Universidad Autónoma de Barcelona (2017) me ofreció la oportunidad de contrastar los
principales resultados de esta investigación con varios miembros del CEHIC, entre ellos
Annete Mülberger, Mònica Balltondre, Fernando Vidal, Jon Arrizabalaga y Jorge
Molero, todos ellos de gran generosidad en sus comentarios y aportes a esta tesis.

Todas estas actividades se han ido intercalando y acompañando con una lectura

  42  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
continua de bibliografía relativa al marco metodológico y teórico que ha sido descrito,
así como bibliografía secundaria sobre historia de los saberes “psi” y las diversas áreas
que la cruzan, el trabajo de archivo (Biblioteca Nacional de España, Biblioteca de la
Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, Biblioteca Tomás Navarro
Tomás, Biblioteca de Catalunya, Bibliothèque nationale de France, Bibliothèque
Sigmund Freud, Biblioteca Pública de la Universidad Nacional de la Plata, Biblioteca
Peco en el Instituto de Derecho Penal de la Universidad Nacional de la Plata, Biblioteca
del Tribunal Oral de La Plata) y el vaciado de revistas especializadas, prensa nacional y
revistas de difusión popular e ilustrada. Así mismo quiero destacar el acceso al archivo
personal de Ramón Sarró, custodiado por la Biblioteca de Catalunya, en el que he
podido relevar importante material inédito. A este respecto, quiero señalar que, debido
al propio volumen del archivo y los objetivos mismos de esta tesis, no se han incluido
gran parte de los resultados de esta consulta, que sin lugar a dudas serán objeto de
futuras investigaciones.
 
 
 
 
 
 
 
 
   

  43  
Introducción

  44  
 
 
 
 
 
 
 
 
 

CAPITULO 1

FREUD, EL PSICOANÁLISIS Y LA HIGIENE MENTAL


EN ESPAÑA
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 

1.1 El regeneracionismo científico de finales del XIX y principios del siglo XX:
un contexto para recibir el psicoanálisis.

España, 1898. La pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, últimas colonias del
Imperio español en América y Asía sume al país en una profunda crisis que fragua
definitivamente el contexto de cambio de siglo1. La caída del mito imperial deja ver la
pobreza y las ruinas de la realidad española: un país dolido que, sin embargo, no quiere
saberse derrotado y busca con empeño su glorioso resurgir como nación.
El despertar y la regeneración del país se fundamentó en la invocación de ese
pasado imperial intentando, en muchos casos, traer al presente las antiguas instituciones
inquisitoriales que aseguraron en su día la potencia de la nación española2. En palabras
del historiador José Álvarez Junco: “Un Estado- o una maquinaria política que aspire a
convertirse en Estado- no puede sobrevivir en hibernación ni justificarse a partir de
glorias pretéritas. Los proyectos nacionales, por mucho que pretendan rendir culto a la
historia y ampararse en ella, sólo tienen viabilidad si sirven a metas políticas actuales,
es decir, de futuro”3. Pero en España, la idealización del pasado fue un elemento
fuertemente enraizado y de difícil dinamización política y social.
1898 supuso entonces el estallido de una crisis generalizada, sin consecuencias
catastróficas a nivel político o económico, pero si en relación a la nación. Fue una crisis
de conciencia, donde lo que estaba en juego era la construcción de la identidad
nacional4. Políticos, periodistas e intelectuales reaccionaron de diversas maneras ante
esta situación, en un intento por determinar y reconstruir simbólica y materialmente los

                                                                                                               
1
Conocido como el “desastre” del 98, representa el inicio de la crisis de la Restauración española. Para
un análisis de este período en relación a la construcción de la idea de nación en España. Véase
ÁLVAREZ JUNCO, José, (2001), Mater dolorosa. La idea de España en el siglo XIX., Madrid, Taurus;
BAHAMONDE MAGRO, Ángel; MARTÍNEZ MARTÍN, Jesús Antonio, (1994), Historia de España,
siglo XIX, Madrid, Cátedra; BALFOUR, Sebastian, (1997), El fin del Imperio Español (1898-1923),
Barcelona, Crítica.
2
Varios de los promotores de estas ideas, en las que se reflejaron las disputas sobre búsqueda de “la
esencia hispana”, se reunieron en la revista Acción Española. Fundada en 1931, recogía los principios
ideológicos de una corriente de intelectuales de marcado signo monárquico y católico que defendieron la
reconstrucción de la vieja España, a través de las organizaciones monárquicas alfonsinas. Entre sus
integrantes se encontraban autores como Ramiro de Maeztu, miembro de la conocida Generación del 98,
el marqués de Quintanar, Víctor Pradera y José Mª Pemán. Sobre Acción Española véase MORODO,
Raúl (1985), Los orígenes ideológicos del franquismo: Acción Española, Madrid, Alianza Editorial;
también GONZÁLEZ CUEVAS, Pedro (1998), Acción Española. Teología política y nacionalismo
autoritario en España (1913-1936), Madrid, Tecnos. Sobre el concepto de hispanidad véase RUBERT
DE VENTÓS, Xavier (1986), El laberinto de la Hispanidad, Barcelona, Anagrama.
3
ÁLVAREZ JUNCO, 2001, p. 585.
4
ÁLVAREZ JUNCO, 2001, p. 586.

  47  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

límites de aquello que entrañase lo genuinamente español. Pero la ejecución del


programa de nacionalización de la cultura y la sociedad española se topaba con un país
principalmente agrario, con una tasa elevada de analfabetismo y un deficiente programa
educativo, motivos que para algunos influyeron en la falta de patriotismo de las clases
más populares. Se inició así una literatura “nacionalizadora” que recorrió todas las
esferas y disciplinas. Se apelaba a la patria, al valor de lo propio, de aquello que
entrañase “lo español” como identidad y territorio.
En este contexto, voces como la de Joaquín Costa apelaron al fin del caciquismo
como forma de gobierno y a la necesidad mirar la realidad social del país y
modernizarlo5. También las propuestas reformistas de José Canalejas tuvieron una
importante plasmación en organismos como la Institución Libre de Enseñanza 6 ,
apuntando a la necesidad de lograr una fórmula de evolución pacífica que consiguiera
integrar las diferentes propuestas regeneracionistas y reformistas del sistema7.
En materia científica, este esfuerzo coincidió con la figura de Ramón y Cajal,
uno de los personajes más relevantes de la ciencia española, ganador del Premio Nobel
de Medicina en 1906. Su pensamiento, de raíz neurobiológica, marcó la formación de
toda una generación de médicos y científicos que estuvieron fuertemente influenciados
por sus estudios en neurohistología y del sistema nervioso8. También la labor científica
y el compromiso político que caracterizó a los médicos Luis Simarro9, José María
Esquerdo10 y Jaime Vera11 influyó en la generación de médicos, formada alrededor de

                                                                                                               
5
COSTA, Joaquín (1901), Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno en España:
Urgencia y modo de cambiarla. Madrid: Establecimiento Tipográfico de Fortanet. Véase LÓPEZ
FORJAS, Manuel, (2016), “La revolución española según Joaquín Costa: un concepto entre la historia, la
política y el derecho”, SÉMATA, Ciencias Sociais e Humanidades, 28, pp. 109-134.
6
Sobre la Institución Libre de Enseñanza y el krausismo en España véase GÓMEZ MOLLEDA, M.
Dolores (1981), Los reformadores de la España contemporánea, Madrid, CSIC; JIMÉNEZ-LANDI, A.
(1996), La Institución Libre de Enseñanza y su ambiente, Barcelona, Edicions Universitat de Barcelona;
MOLERO PINTADO, A (1985), La institución Libre de Enseñanza: un proyecto español de renovación
pedagógica, Madrid, Anaya; DIAZ, E. (1989), La filosofía social del Krausismo español, Madrid;
VÁZQUEZ ROMERO, José Manuel (coord.)(2009), Francisco Giner de los Ríos. Actualidad de un
pensador krausista, Madrid, Marcial Pons Historia; LÓPEZ-OCÓN, Leoncio, (1997), “El fomento de la
educación y de la ciencia en la sociedad española del sexenio democrático”, Boletín de la Institución
Libre de Enseñanza, 28-29, pp. 127-148.
7
Véase TUSELL, Javier; MONTERO, Feliciano; MARÍN ARCE, José María (1997), Las derechas en la
España contemporánea, Madrid-Barcelona, Anthropos-Universidad Nacional de Educación a Distancia.
8
Véase LÓPEZ-OCÓN CABRERA, Leoncio, (2007), “La voluntad pedagógica de Cajal, presidente de la
JAE”, Asclepio, 59 (2), pp. 11-36; BARATAS DÍAZ, Alfredo, (2007), “Neurociencias en la Junta para
Ampliación de Estudios”, Asclepio, 59 (2), pp. 115-136.
9
Véase VIDAL PARELLADA, Assumpsió, (2007), Luis Simarro y su tiempo, Madrid, Consejo Superior
de Investigaciones Científicas.
10
Véase REY, Antonio, “Clásicos de la psiquiatría española del siglo XIX: José María Esquerdo y
Zaragoza, 1842-1912, Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, vol. 3, n. 7, 1983. pp. 103-

  48  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
estas figuras, y encabezada por nombres como Nicolás Achucarro, José Manuel
Sacristán, José Sanchís Banús, Miguel Prados Such, Gonzalo Rodríguez Lafora,
Enrique Fernández Sanz, César Juarros, Emilio Mira, etc.
Además, junto a la influencia de los laboratorios de Cajal y Simarro en la
introducción de la neurobiología y la psicología experimental respectivamente, en 1907
se creó la Junta de Ampliación de Estudios (JAE), institución de la que Cajal fue
presidente desde su fundación hasta su muerte en 193412. La JAE desempeñó un papel
crucial en la formación de científicos e intelectuales españoles al ofrecerles la
posibilidad de viajar al extranjero y conocer diversas novedades en materia científica.
Estos autores fueron los que encabezaron la ciencia española durante las primeras
décadas del siglo XX, llevándola a su época de mayor esplendor13. Muchos de ellos se
reunieron alrededor de la revista Archivos de Neurobiología, fundada por José Ortega y
Gasset, Gonzalo Rodríguez Lafora y José Miguel Sacristán en el año 1920. Según
indicaban en la editorial del primer número, esta generación de científicos, conocida
como la “Generación de los Archivos de Neurobiología”14, buscaron “consolidar y
organizar este movimiento científico, para recoger la obra de los maestros y de las
nuevas generaciones de investigadores y para dar a conocer en los países progresivos la
labor de los estudiosos españoles” 15 . Fueron estos científicos e intelectuales los
primeros en leer a Freud en España y ofrecer noticias de ello.
El interés por la regeneración del pensamiento español y el empuje aperturista de
la JAE estuvo sin lugar a dudas en el origen de las primeras lecturas e informes de la

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
115; HUERTAS, Rafael (2002a), Organizar y persuadir. Estrategias profesionales y retóricas de
legitimación de la medicina mental española. Madrid, Frenia, pp. 67 y ss.
11
Véase VILLASANTE, Olga. (2000), La introducción del concepto de «Parálisis General Progresiva»
en la psiquiatría decimonónica española, Asclepio, 52 (1), pp. 53-72.
12
Véase SÁNCHEZ RON, José María (coord.), (1988), 1907-1987. La Junta para Ampliación de
Estudios e Investigaciones Científicas 80 años después. 2 vols. Madrid. CSIC.
13
Véase CAMPOS, Ricardo, VILLASANTE, Olga, HUERTAS, Rafael (Coords.), (2007), De la «Edad
de Plata» al exilio. Construcción y «Reconstrucción» de la psiquiatría española, Madrid, Frenia;
OTERO CARVAJAL, Luis Enrique; LÓPEZ SÁNCHEZ, José María (2012), La lucha por la
modernidad. Las Ciencias Naturales y la Junta para Ampliación de Estudios. Madrid, Residencia de
Estudiantes - CSIC; LÓPEZ SÁNCHEZ, José Manuel (2006), Heterodoxos españoles. El Centro de
Estudios Históricos, 1910-1936, Madrid, Marcial Pons-CSIC; LÓPEZ SÁNCHEZ, José María, (2011),
“Sapientia et Doctrina. Ciencias naturales y poder académico en España durante la Edad de Plata”,
Revista Arbor, 187/752, pp. 1209-1220; LÓPEZ SÁNCHEZ, José María, (2012), “Una escuela, dos
laboratorios: Neurociencias en la Junta para Ampliación de Estudios”, Revista de la Asociación Española
de Neuropsiquiatría, 32/116, pp. 805-825.
14
Véase GRACIA GUILLÉN, Diego, (1971), “Medio siglo de psiquiatría española: 1885-1936”,
en Cuadernos de Historia de la Medicina Española, 10, pp. 305-339; y SÁNCHEZ LÁZARO, José,
(1995), “Archivos de Neurobiología : los setenta y cinco años de la psiquiatría española”, en Archivos de
Neurobiología, 58 (1), pp. 13-30.
15
Archivos de Neurobiología. 1920, tomo 1.

  49  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

obra de Freud. En varias ocasiones el análisis inicial de la teoría freudiana pasaba por
un breve examen de “españolidad” que criticaba y adaptaba varias de sus ideas al
anhelado “pensamiento genuinamente español”; en otros casos, estas lecturas
impugnaban el pensamiento de Freud, lo que en cualquier caso servía para informar
sobre las novedades extranjeras, y estimular el debate científico16.
España, decía Ortega y Gasset, es como un “paradójico enfermo”, que no parece
querer salir de su estado de añoranza y anhelo de un pasado triunfal, impidiendo por
ello todo movimiento regenerador y aperturista17. Según el filósofo había que “centrar la
vida del intelecto español en los hábitos críticos” y “enriquecer la conciencia nacional
con el mayor número posible de motivos culturales” para impulsar la revitalización del
pensamiento español mediante un diálogo abierto con el contexto europeo. Una actitud
que le llevó a interesarse por las ideas de Freud, “una serie de doctrinas a mi modo de
ver, más que falsas, no verdaderas, pero científicamente sugestivas”18. Entre 1910 y
1911 publicó algunos textos19, centrándose principalmente en las hipótesis freudianas
sobre histeria e inconsciente, el papel de la cultura y la sociedad en el dinamismo
psíquico, y el estamento científico del psicoanálisis. Ortega será además el impulsor de
                                                                                                               
16
Se produce en este sentido un cruce entre las ideas y valores representados por los cánones sociales y
culturales de la época, con un discurso “extranjero” que viene desde afuera como “novedad” y que
produce numerosas opiniones y lecturas que lo adaptan, reformulan y critican, se apropian de él, etc.
configurando espacios y canales de recepción y circulación del psicoanálisis. Es en este encuentro de
ideas, tradiciones científicas, ideológicas y culturales en el que se suceden e inscriben las referencias a
Freud. Y es en ese mismo encuentro en el que no sólo se recibe el psicoanálisis sino que se reformula,
actualizando y produciendo nuevos problemas dentro de este contexto de recepción. A este respecto es
interesante el trabajo del historiador argentino Hugo Vezzetti, que plantea estos problemas, en su caso
dentro del contexto de recepción de Freud y el psicoanálisis en Argentina (VEZZETTI, Hugo (1996a),
Freud en Buenos Aires, (1910-1939), Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes; VEZZETTI,
Hugo, (1996b), Aventuras de Freud en el país de los argentinos, Buenos Aires-Barcelona-México,
Paidós)
17
ORTEGA Y GASSET, José, (2004a [1911]), “Psicoanálisis, ciencia problemática”, en Obras
Completas, t.1, Madrid, Taurus, pp. 482-501, p. 484.
18
ORTEGA Y GASSET, (2004a [1911]). p. 484.
19
En 1910 Ortega escribe un ensayo que no publica hasta 1915 titulado “Una primera vista sobre Baroja”
en el que por primera vez aborda el psicoanálisis y propone una comprensión de los rasgos del histerismo
español con la ayuda de la nueva teoría freudiana (ORTEGA Y GASSET, José (1993 [1915]), “Una
primera vista sobre Baroja”, Obras Completas, Madrid, Alianza-Revista de Occidente, t. II, pp. 103-125);
en 1911 publica “Nueva Medicina espiritual” en Argentina, en el diario La prensa de Buenos Aires,
dedicado a las teorías del sueño (ORTEGA Y GASSET, José, (2004c [1911]), “Nueva medicina
espiritual”, en Obras Completas, t. 1, Madrid, Taurus, pp. 473-481). Este trabajo suscitó cierto interés en
el público argentino, de hecho recibirá la carta de unas alumnas pidiendo más información sobre
psicoanálisis (ORTEGA Y GASSET, José, (2004b [1911]) “La interpretación de los sueños. Una
consulta », en Obras Completas, t.1, Madrid, Taurus, pp. 519-520); en España en este mismo año publica
“Psicoanálisis, ciencia problemática” en el diario La Lectura de Madrid, dedicado a realizar una
exposición más sistemática de la teoría de Freud, centrándose principalmente en el contenido de
“Psicopatología de la vida cotidiana” (ORTEGA Y GASSET, José, (2004a [1911]). Su objetivo es el de
presentar la teoría a un publico no médico y estimular el debate científico, punto en el que Ortega
reconoce el psicoanálisis como un motivo cultural sobre el que resulta interesante incentivar una reflexión
intelectual. Véase DRUET, 2011a.

  50  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
la traducción de las Obras Completas de Freud, cuya primera edición estuvo lista en
1922.
Informar de lo que ocurría en el extranjero y generar un debate español, fue una
actitud que acompañó las primeras menciones a Freud y al psicoanálisis en la prensa
médica. Estas citas recortaron y comentaron determinados aspectos de la teoría en
función de las preocupaciones médico-psiquiátricas de la época. Eran referencias
breves, incluidas en temáticas más amplias, que fueron progresivamente tejiendo una
red informativa que sirvió de contexto para las primeras elaboraciones amplias,
dedicadas íntegramente a comentar la teoría freudiana, principalmente a partir de la
década de 1910.
Los autores españoles adaptaron y reformularon la teoría según sus intereses y
según las condiciones locales de enunciación, a su vez en un contexto de importantes
cambios político-sociales a lo largo de las primeras décadas del siglo XX. En relación a
este proceso de recepción podemos señalar dos aspectos fundamentales que sirvieron
como foco de atención e hilo conductor del interés por el psicoanálisis: la histeria y la
sexualidad. Es importante pensar estas primeras menciones a Freud desde esta óptica,
ya que nos permite dirigir la mirada hacia un contexto mas amplio y complejo, en el que
el psicoanálisis convivía con otras teorías y autores que igualmente tuvieron un peso
central en la circulación de ideas y problemas científicos.
A principios de siglo, los psiquiatras españoles estaban interesados por las
novedades sobre la etiología y el tratamiento de la histeria, cuadro clínico que adquirió
especial protagonismo en estos años. Freud era un autor que proponía novedades al
respecto, en medio de un debate representado por las disputas entre la Escuela de la
Selpêtrière y la Escuela de Nancy20. No obstante, las hipótesis de Freud contenían una
novedosa concepción, polémica en su controvertida teoría sexual, que para muchos
invalidaba la propuesta freudiana, criticada de teoría pansexualista u omnisexual.21

                                                                                                               
20
Véase CARROY, J. (1991): L’invention d’un sujet expérimental: hypnose, suggestion et
expérimentation. En Hypnose, suggestion et psychologie. L´invention des sujets, PUF, París; DIÉGUEZ
GÓMEZ, Antonio, (2003), “Hipnotismo y medicina mental en la España del siglo XIX” en Luis Montiel;
Ángel González de Pablo (coords.), En ningún lugar en parte alguna: estudios sobre la historia del
magnetismo animal y del hipnotismo, Madrid, Frenia, pp. 197-224; MONTIEL, Luis,; HUERTAS,
Rafael, (coords), (2010), Dossier: Enfermedad mental y cultura de la subjetividad (siglos XIX y XX).
Frenia, 10(1); CAMPOS, Ricardo (1999), “La teoría de la degeneración y la clínica psiquiátrica en la
España de la Restauración”, DYNAMIS, 19, pp. 429-456.
21
A partir de los años veinte, y sobre todo con la Reforma Sexual sobre bases científicas de la Segunda
República, estás ideas comenzaron a ser vistas como argumentos científicos que permitían legitimar

  51  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

Histeria y sexualidad configuraban el prisma desde el que la medicina española


estableció su mirada e interés por el pensamiento de Freud, ya fuese para elogiarlo,
criticarlo o impugnarlo. Un proceso que coincidió, a nivel institucional, con el
fenómeno de expansión del psicoanálisis en Europa y la creación en 1910 de la
Asociación Internacional de Psicoanálisis. Situación que tuvo amplios comentarios en
prensa médica y provocó diversas opiniones en medio de un contexto en el que los
psiquiatras españoles estaban inmersos ellos mismos en su propio movimiento de
consolidación e institucionalización de su disciplina.
Las noticias sobre el avance europeo del psicoanálisis, que se reproducía
mediante la creación de sociedades, influyeron en la actitud de los psiquiatras que
comenzaban a revisar monográficamente la teoría ampliando el horizonte de interés más
allá de las hipótesis sobre histeria propuestas por Freud. Será en estos años que
aparezcan los primeros textos amplios, más sistemáticos, sobre los fundamentos
generales del psicoanálisis (tanto de Freud, como de sus principales discípulos)22
En general el estilo de estos escritos era bastante pedagógico, generalmente
divididos en una parte expositiva, que se pretendía neutral, y una parte critica, donde
cada autor formulaba sus restricciones conceptuales al psicoanálisis. Muy interesante
resultan el conjunto de advertencias que, como listado de directrices prácticas, algunos
autores incluían en sus publicaciones pensando en la posibilidad de que algún psiquiatra
decidiera practicarlo.
Hubo diferentes posturas, más o menos restrictivas, principalmente con la teoría
sexual freudiana, y en general hubo una opinión de desprestigio con el movimiento de
institucionalización del psicoanálisis, que era visto como algo ajeno a la realidad
española, un fenómeno que sucedía en el extranjero, sin relación con lo local.
Es importante diferenciar aquí una cuestión, las criticas al movimiento de
psicoanálisis no respondían a una resistencia o a una supuesta “defensa” frente al
contagio psicoanalítico, sino que formaban parte de un clima de opinión sobre un
suceso extranjero. En este sentido, estos comentarios no estuvieron pensados como
rechazo a la profesión o la disciplina del psicoanálisis sino que, al contrario,

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
determinados discursos y prácticas desde la preocupación por la higiene y la educación sexual. Véase
LÉVY; HUERTAS, 2018.
22
Pueden consultarse FERNÁNDEZ SANZ, Enrique, (1914a), “El psicoanálisis”, en Histerismo: Teoría
y Clínica. Madrid, Beltrán, pp. 189-239; VALLE Y ALDABALDE, Rafael, (1913), “El psicoanálisis de
Freud”, Revista de Medicina y Cirugía Prácticas, 99 (1265-1266), pp. 169-179 y 209-216; o también la
publicación póstuma del manuscrito fechado entre 1913-1922 de GIMENO RIERA, Joaquín (2016), El
psicoanálisis, Madrid, Triacastela.

  52  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
posibilitaron un debate en el que los autores españoles retomaron aquello que podía ser
de interés para la profesión del psiquiatra. Visto así se puede plantear la cuestión en los
siguientes términos: en este contexto, la distancia entre el psicoanalista de la IPA y el
psiquiatra español es profesional y no responde a un rechazo de o una defensa frente a
lo otro, sino a una preocupación por la profesión a nivel local. Los psiquiatras españoles
estaban inmersos en su propio proceso de organización de la asistencia y la profesión
psiquiátrica, ocupados en sus problemas locales que nada tenían que ver con la IPA (ni
con sus principios organizativos ni con aquello a lo que se pretendía dar respuesta
mediante su creación). Fue desde este contexto que elaboraron su opinión sobre el
movimiento psicoanalítico.
No será hasta entrados los años veinte que dos españoles expresarán su interés
por seguir una formación psicoanalítica reglamentada. Serán el psiquiatra catalán
Ramón Sarró y el bilbaíno Ángel Garma. El primero se formó en Viena, en el seno del
círculo freudiano, y el segundo junto a Theodor Reik en el Instituto Psicoanalítico de
Berlín. No obstante el desenlace de uno y otro fue muy diferente, profesional y
políticamente: Garma exiliado primero a Francia y luego a Argentina en 1938,
participará en la creación de la Asociación Psicoanalítica Argentina; y Ramón Sarró,
psiquiatra franquista que a su regreso de Viena en 1927, criticó la ortodoxia
psicoanalítica y se ocupó de reformular el psicoanálisis según una concepción
fenomenológica y existencialista más acorde con los ideales del régimen de Franco.
Estos tres elementos: histeria, sexualidad e institucionalización, condicionaron la
forma en la que se dio el proceso de recepción y circulación de las ideas psicoanalíticas
a principios del siglo XX. Fueron los puntos de anclaje de una mirada que legitimó el
psicoanálisis para abordar problemas locales, acercando sus reflexiones a la situación
concreta del país, al mismo tiempo que, en este proceso, las ideas psicoanalíticas
también produjeron y vehiculizaron nuevos problemas, nuevas preguntas médicas, en
una relación retroactiva y bajo el empuje de una generación que pretendió modernizar la
ciencia médica española.

1. 2. Histeria y pansexualismo en el origen de los primeros comentarios a Freud


en literatura médica.

La histeria fue una categoría diagnóstica que cobró especial protagonismo en las
sociedades europeas de finales del siglo XIX. Desconcertaba por la pluralidad de

  53  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

síntomas a través de los que se manifestaba y los diferentes orígenes que se le habían
atribuido desde la Antigüedad. No obstante, en este período se sucedieron importantes
cambios que la resignificaron bajo nuevos postulados médicos y en el marco de un
contexto social específico23. La histeria, escribirá Jacques Corraze, “imita todas las
enfermedades, desconcierta al médico, puesto que, atento a seguir el curso de un
padecimiento determinado, cuyos síntomas ha reconocido, los ve evolucionar en forma
diferente, desaparecer brutalmente y ceder su lugar a otros no menos caprichosos”24.
Dentro del cuadro de las neurosis o enfermedades del nerviosismo, fue la que mayor
popularidad adquirió, en parte porque se manifestaba a través de síntomas físicos que no
se correspondían con lesiones anatómicas o neurológicas, por lo que “al poner en duda
el modelo somático, parecía forzar una explicación psicológica”25 . Además, “aunque
no era la única <<neurosis>> que apuntaba hacia la psicología, condensaba las
tensiones culturales de la era finisecular” 26 , destacando la manifestación de una
sexualidad que agitaba los roles de género de una sociedad patriarcal y conservadora,
fuertemente arraigada en la institución político-social del matrimonio y la familia27.
En este sentido, no podemos abordar la evolución de esta categoría sin pensar en
los elementos políticos, culturales y sociológicos concretos que la condicionaron y que
son indispensables para entenderla en toda su complejidad28. La responsabilidad que
tuvieron médicos y psiquiatras a la hora de redescubrir la histeria bajo una nueva
formulación médica fue fundamental. Es importante considerar el papel político que
ejerció el reputado neurólogo francés Jean Martin Charcot en el establecimiento de una
nueva mirada en la que primó la etiología psicológica frente a la orgánica (el origen de
                                                                                                               
23
HUERTAS, 2004, p. 164.
24
CORRAZE, Jacques, (2000), “La cuestión de la histéria”, en POSTEL, Jacques; QUETEL, Claude:
Nueva historia de la psiquiatría, México, Fondo de Cultura, pp. 271-280, p. 271
25
ZARETSKY, 2012, p. 41.
26
ZARETSKY, 2012, p. 43.
27
Sobre la histeria se desprenden importantes análisis en relación a la evolución de la clínica y el discurso
médico, pero también sobre la sociedad finisecular de finales del siglo XIX, del que resulta indispensable
el enfoque de género que analiza las representaciones de la mujer por la medicina y en la sociedad del
siglo XIX y principios del siglo XX. Sobre estas cuestiones pueden consultarse: EDELMAN, Nicole,
(2003), Les métamorphose de l´hysterique. Du debut du XIXe siècle á la Grande Guerre. Paris, La
Découverte; MICALE, Mark. S., (1990), “Charcot and the idea of Hysteria in the Male: Gender, mental
Science and Medical Diagnosis in Late Nineteenth-Century France”. Medical History, 34, 363-411; y del
mismo autor (1991), “Hysteria Male/Hysteria Female: Reflections on Comparative Gender Construction
in Nineteenth Century France and Britain”, en BENJAMIN, Marina. (ed.), Science and Sensibility:
Gender and Scientific Enquiry, 1780-1945. Cambridge, Basil Blackwell, pp. 200-239; ZANÓN
CUENCA, Mª José; SANTAMARÍA BLASCO, Mº Lourdes, (2015), “Iconografías de la histeria
representaciones de género y cuerpos histéricos en las fotografías de Paul Richer y en las celdas del deseo
de Louise Bourgeois”, Revista Bellas Artes, 13, pp. 137-160; RUIZ SOMAVILLA, Mª José; JIMÉNEZ
LUCENA, Isabel, (2003), “Género, mujeres y psiquiatría: una aproximación crítica” Frenia, III.
28
Para un análisis sobre la construcción cultural de los conceptos psiquiátricos véase HUERTAS, 2012b.

  54  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
la histeria había sido atribuido primero el útero femenino, que da origen al término
<<histeria>>, y luego el encéfalo o los nervios), y cuya concepción está ligada a sus
hipótesis sobre la sugestionabilidad de las histéricas, el trauma, la simulación, el
inconsciente o la hipnosis. Las espectaculares lecciones de Charcot en el hospital de la
Salpêtrière de París, inmortalizadas en el conocido cuadro de André Brouillet Une leçon
clinique à la Salpêtrière (1887), en las que se presentaban mujeres en crisis, fueron el
espacio más importante para el estudio de la histeria. Su popularidad hizo que por allí
pasaran médicos, artistas e intelectuales de todo tipo, entre ellos Freud, que en 1885
había recibido una beca para estudiar en Paris29.
Interesado por la histeria, y fuertemente impresionado por las lecciones de
Charcot, Freud escribirá en 1895 junto a su mentor, el médico vienés Joseph Breuer,
Estudios sobre la histeria, recolección de casos a partir de los que plantearon la teoría
del trauma histérico y el método catártico.
Un par de años antes, en enero de 1893, Breuer y Freud ya habían dado a
conocer algunas de estas hipótesis en la “Comunicación preliminar” publicada en la
revista Wiener Medizinische Blätt en las entregas del 19 y 26 de enero. El 10 y 25 de
febrero de ese mismo año, la Revista de Ciencias Médicas de Barcelona publicaba la
traducción anónima de este texto bajo el título “Mecanismo psíquico de los fenómenos
histéricos”30. De forma casi simultánea, aparecía una reproducción en la Gaceta Médica
de Granada31 los días 28 de febrero y 15 de marzo, también anónima. Sobre esta última
publicación es interesante destacar la pregunta que se formula Luis López Ballesteros,
traductor de las Obras Completas de Freud, cuando en nota a pie añade la siguiente
reflexión:
“Cabe aquí una acotación, particularmente destinada a los lectores de habla
castellana, respecto del interés inicialmente despertado por el Psicoanálisis.
La <<Comunicación Preliminar>> de Breuer y Freud fue publicada en la
revista Neurologische Centralblätt en sus entregas del 1 y 15 de enero de
1893. Pues bien: la Gaceta Médica de Granada publicaba la traducción
castellana en febrero y marzo del mismo año (vol. XI, núms 232 y 233, págs.
105-11 y 129-135), con el título Mecanismo Psíquico de los fenómenos
histéricos. Este hecho, cuyo conocimiento debo a una comunicación
personal con James Strachey, me ha intrigado siempre. ¿Quién pudo
interesarse en Granada por un trabajo que, si bien en la perspectiva histórica
puede considerarse como hito inicial del psicoanálisis, pasó inadvertido en

                                                                                                               
29
ROUDINESCO, 2014, p. 60.
30
BREUER, Josef, FREUD, Sigmund, (1893b), “Mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos”,
Revista de Ciencias Médicas de Barcelona 19, (3-4), pp. 54-59 y 85-89.
31
BREUER, Josef, FREUD, Sigmund, (1893a), “Mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos”,
Gaceta Médica de Granada, 11 (232-233), pp. 105-111 y pp. 129-135.

  55  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

su lugar de origen y en la esfera de influencia científica a la cual estaba


destinado?”32.

Según nos sugiere Francisco Carles, detrás de esta publicación puede


encontrarse el psiquiatra catalán Luis Dolsa, colaborador de la revista, que poco tiempo
después publicó en la Revista de Ciencias Médicas de Barcelona el artículo
“Psiquismos Histéricos” (1897) en el que menciona brevemente la “teoría psicológica
de Frend [sic]” para hablar del trauma histérico que, sin embargo, rechaza apoyándose
en ideas más biologicistas, que rescatan la génesis hereditaria de la histeria33. No
sabemos con certeza si Dolsa fue efectivamente el autor de esta traducción, pero lo
cierto es que si alguien consideró relevante traducir y publicar un texto de Freud en
España en estos años, estuvo movido por el interés en dar a conocer algunas novedades
sobre la etiología y el tratamiento de la histeria, y no por el psicoanálisis, como sugiere
Luis López Ballesteros, que al menos formalmente, no había sido formulado. El
abandono progresivo de la hipnosis y de la teoría del trauma (seducción) por la
introducción de la “asociación libre” marcaron el inicio de lo que Freud denominó
psicoanálisis a partir de 189634.
En este sentido, esta rápida traducción, prácticamente simultanea en relación al
original alemán35, aunque contiene el germen de lo que más adelante Freud denominará
psicoanálisis, forma parte de un contexto en el que muchos autores elaboraron teorías
sobre la histeria, por lo que no ha de ser entendida como una publicación precoz o un
                                                                                                               
32
FREUD, Sigmund (1981 [1895]) “Estudios sobre la histeria” (nota 23 de Luis López Ballesteros),
Obras Completas, t.1, Madrid, Biblioteca Nueva. p. 40.
33
CARLES, et al. 2000, p. 18. De hecho Luis Dolsa era defensor de la teoría de la degeneración como
puede verse en el texto Concepto de la degeneración y responsabilidad legal de sus productos mentales.
Discurso inaugural del año académico de 1895-96 leído en la Academia y Laboratorio de Ciencias
Médicas de Cataluña, (1895, Barcelona, Imprenta de Henrich y Cía.). Véase CAMPOS MARÍN,
Ricardo; MARTÍNEZ PÉREZ, José; HUERTAS GARCIA-ALEJO, Rafael, (2000), Los ilegales de la
naturaleza. Medicina y degeneracionismo en la España de la Restauración (1876-1923), Madrid,
Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
34
Con ello estamos señalando que este interés no pudo ser formulado en relación al psicoanálisis, ya que
la propia teoría como tal tampoco había sido formulada. Es importante la aclaración ya que no
consideramos, para este trabajo, la división que entiende que hay una pre-historia psicoanalítica o un
momento “pre-psicoanalítico” que designa todo aquello que acontece antes del establecimiento del
psicoanálisis inaugurado por Freud, y que funcionaría como norma para estructurar períodos y
concepciones teóricas. Esta investigación pretende poner el punto de atención en el interés que guió a los
españoles en la lectura de textos freudianos, cuáles fueron los problemas locales a los que respondió la
incorporación del psicoanálisis, siendo importante señalar que en 1893 el termino “psicoanálisis” no
había sido enunciado, por lo que, aunque conceptualmente podamos hablar de un sedimento
psicoanalítico en las primeras concepciones freudianas sobre la histeria, y ubicar en ello el interés de los
españoles que leyeron a Freud, sería un anacronismo plantear que fue el interés por el psicoanálisis el que
guió la lectura de los españoles. En estos años Freud era un autor que investigaba sobre la histeria, como
también lo eran Berheim, Babinsky, Janet, etc., todos ellos autores cuyas teorías circularon por la
comunidad médica española.
35
BERMEJO FRÍGOLA, 1991.

  56  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
hito pionero en el interés español por el psicoanálisis36. Más bien representa esta actitud
europeísta que pretendía estar al día en las novedades médicas sobre el tratamiento de la
histeria y que, en todo caso, nos indica la preocupación de los médicos españoles por el
progreso de su disciplina.
Como se ha señalado, los primeros comentarios a Freud se insertan en este
campo de recepción de teorías sobre la histeria, a su vez movidas por el afán
regeneracionista y europeísta de estos años. Es desde ahí que podemos pensar este
fenómeno como un proceso en el que, partiendo de la histeria, se irá configurando un
interés propio y específico por el psicoanálisis, potenciado en parte por la inquietud que
provocaba la etiología sexual que Freud situaba en el origen de todas las psiconeurosis.
Las primeras representaciones de Freud en prensa médica, lo situarían entonces,
tal y como lo describe Enrique Fernández Sanz, como el autor de una de las dos teorías
–la otra es la de Berheim- más interesantes sobre histeria, en continuidad y diálogo con
otros autores como Charcot, Babinsky, Janet, etc. 37, todos ellos protagonistas en el
proceso de medicalización y construcción nosográfica del “teatro de la histeria”38.
Además, como se irá viendo, la teoría freudiana de la histeria funcionó como bisagra
entre dos generaciones de psiquiatras39 que protagonizaron el paso entre una concepción
                                                                                                               
36
CARLES, et al. hablan del “testimonio de precocidad” que supuso esta traducción, de contenido pre-
psicoanalitico (2000, p. 18); Anne-Cécile Druet siguiendo a Bermejo Frígola sostiene que
“L’extraordinaire précocité de cette traduction reste, en l’absence de toute indication sur l’identité du
traducteur et sur ses motivations” (DRUET, 2006, p. 25). Por su parte Bermejo Frígola describe esta
publicación, siguiendo a Strachey, como la “primerísima” traducción de un texto psicológico de Freud en
el mundo, insistiendo en la idea del “hito”. Aunque al mismo tiempo relaciona esta precocidad con la
propia Revista de Ciencias Médicas de Barcelona, cuyos colaboradores formaban parte de esa elite de
médicos interesados en el progreso científico a través del contacto con Europa, donde las traducciones, la
prensa y los viajes fueron elementos de gran relevancia (BERMEJO i FRÍGOLA, 1991). Estamos de
acuerdo en considerar la excepcional rapidez que estas revistas tuvieron en traducir este texto en España
(suceso que consideramos tiene que ver con ésta actitud europeísta y reformadora). No obstante no
estamos de acuerdo en significar este dato como una muestra del precoz interés que supuestamente los
españoles tuvieron por Freud o el psicoanálisis. Hacerlo sería seguir fijándonos en esa historia de relatos
celebratorios, que introduce términos como “pioneros”, “precoces”, “hitos” o dibuja a los psicoanalistas y
a Freud como personajes heroicos que tuvieron que luchar y enfrentarse a las criticas de sus adversarios
en nombre del psicoanálisis. Una construcción mítica que ha permeado en el imaginario actual sobre el
discurso psicoanalítico y la figura del psicoanalista.
37
FERNÁNDEZ SANZ, Enrique, (1914b), “El psicoanálisis”, Los progresos de la clínica 3, pp. 257-283.
38
Sobre la dimensión espectacular de la clínica de la histeria a través del análisis de las imágenes de las
histéricas de la Salpêtrière - la teatralidad de sus cuerpos y la reciprocidad con la mirada médica que
redescubre e inventa la histeria-, véase DIDI-HUBERMAN, Georges, (2007), La invención de la histeria.
Charcot y la iconografía fotográfica de la Salpêtrière. Madrid, Ensayos Arte Cátedra. También
ECHEVERRÍA ALVARADO, Priscilla (2015), La representación de la mujer en la iconografía de la
histeria realizada por Jean Martín Charcot en la clínica de la Salpêtrière: La mirada exaltada del
surrealismo y la apropiación alegórica del arte contemporáneo, Madrid, Universidad Autónoma, tesis de
doctorado.
39
CARLES, et al. periodiza este contexto como “La introducción del psicoanálisis” entre 1893-1922, y
“La incorporación del psicoanálisis” entre 1922 y 1936 con sub-períodos en cada uno de ellos. Aunque
consideramos esta periodización de gran utilidad principalmente a la hora de organizar las fuentes y

  57  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

degeneracionista de las psiconeurosis y una concepción más psicológica en la que,


parcialmente se aceptaba la etiología sexual del psicoanálisis.

En el contexto madrileño del cambio de siglo fue la revisa El Siglo Médico la


que dio noticias de Freud por primera vez. En 1893 publicaba una nota de prensa sobre
la reunión del “Club Médico de Viena” en la que el Doctor Freud había “expuesto uno
de los caracteres diferenciales de las parálisis histéricas y de las parálisis orgánicas”40.
La nota está firmada por un tal P. que presumiblemente se trata del médico Ángel
Pulido y Fernández, redactor de la revista y autor de varios trabajos sobre histeria e
hipnosis41. Fue una figura representativa en la introducción de la hipnosis en España
junto con Abdón Sánchez Herrero -autor entre múltiples artículos del libro El
hipnotismo y la sugestión42 en el que se recogen varias historias clínicas de mujeres en
las que se usó la sugestión como método terapéutico43- , y Juan Giné y Partagás. Según
escribe el hijo de Pulido, éste celebraba sesiones públicas de hipnotismo en su casa, a
finales de los 80, las cuales estuvieron a punto de costarle la reputación debido al
contenido sexual que las hipnotizadas, la mayoría mujeres, expresaban durante el
trance44. La hipnosis y su eficacia en el tratamiento de la histeria o el interés por los
efectos de la sugestión terapéutica, fueron inquietudes médicas que recorrieron el
contexto de finales del siglo XIX y principios del XX. De hecho en la “Comunicación
preliminar”, incluida poco después en los “Estudios sobre la histeria” publicados en
189545, Freud y Breuer todavía no habían abandonado la hipnosis, fenómeno que en

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
construir una línea temporal que ordene los sucesos más relevantes de la historia del psicoanálisis en
España, -construcción que por lo demás es artificial, más aún si la pensamos en relación a algún tipo
progresión o unidad- en esta investigación hemos optado, como ya se ha señalado en la introducción, por
una elaboración histórica que atienda a los problemas sociales concretos y su relación con las diversas
lecturas y usos del psicoanálisis, donde adquieren protagonismo sucesos a veces tomados como
anecdóticos, pero que sin embargo ofrecen una nueva mirada del contexto y los cambios sociales en los
que el psicoanálisis se inserta, se transforma y donde produce al mismo tiempo nuevos problemas antes
inexistentes.
40
P., “De la parálisis histérica”, El Siglo Médico, 40, 1893, p. 475 y 477.
41
Algunos de estos trabajos son: PULIDO Y FERNÁNDEZ, Ángel, (1888), “El hipnotismo y su empleo
médico”, Siglo Médico, 35, 481-4; PULIDO Y FERNÁNDEZ, Ángel, (1899), “Histerismo e hipnotismo”
Revista de Medicina y Cirugía Prácticas, 45, pp. 88-100; PULIDO Y FERNÁNDEZ, Ángel, (1899a),
“Histerismo sugestión e hipnotismo”, Anuario Real Academia de Medicina de Madrid, 19, 223-5.
42
SÁNCHEZ HERRERO, Abdón, (1889), El hipnotismo y la sugestión, Valladolid, Hijos de J. Pastor.
43
Véase JAGOE, Catherine; BLANCO, Alda; ENRÍQUEZ DE SALAMANCA, Cristina, (1998), La
mujer en los discursos de género: textos y contextos en el siglo XIX; Barcelona, Icaria.
44
PULIDO MARTÍN, Ángel, (1945), El Doctor Pulido y su época, Madrid, Domenech.
45
FREUD, Sigmund, (1981 [1895]) “Estudios sobre la histeria”, Obras Completas, t.1, Madrid,
Biblioteca Nueva, pp. 40-168.

  58  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
España gozó de una época de auge que se extenderá hasta aproximadamente 191046.
También Cajal, en su época valenciana como catedrático de la Facultad Medicina
(1883-1887), se había interesado por estos temas, influido por los trabajos de Charcot y
Bernheim, llegando a crear un “comité de investigaciones psicológicas” para estudiar
estas cuestiones. Su investigación le llevará incluso a aplicar la hipnosis a su mujer
durante el parto de su sexto hijo. Los resultados de esta experiencia están publicados en
la Gaceta Médica Catalana47.
En el contexto catalán, fue precisamente esta última revista, junto con la Revista
de Ciencias Médicas de Barcelona, las que publicaron desde finales del siglo XIX
varios trabajos en los se incluían menciones a las ideas psicológicas de Freud48. El
interés de los médicos catalanes por estar al día en las novedades europeas motivó estas
publicaciones, en las que el mecanismo freudiano de producción de la angustia, ligado a
la energía sexual, fueron descritos críticamente.49 En Madrid desde la nota de prensa de
1893, no hubo más referencias hasta 1908 cuando César Juarros50 hizo una breve
alusión en un trabajo sobre el “Concepto clínico del Histerismo”51 y poco después, en

                                                                                                               
46
Véase GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel, (2008), “La hipnosis médica española y sus contextos (1887-
1934), en MARTÍNEZ PÉREZ, José; ESTÉVEZ, Juan; DEL CURA, Mercedes; VICTOR BLAS, Luis:
La gestión de la locura: conocimientos, prácticas y escenarios (Espala, siglos XIX-XX), Ediciones de la
Universidad de Castilla-La Mancha, Castilla-La Mancha, pp. 485-506.; GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel,
(2003), “El hipnotismo en la España del primer tercio del siglo XX”, en MONTIEL, Luis; GONZÁLEZ
DE PABLO, Ángel, (coords.) En ningún lugar en parte alguna: estudios sobre la historia del
magnetismo animal y del hipnotismo, Madrid, Frenia, pp. 229-297; DIÉGUEZ GÓMEZ, Antonio, (2003),
“Hipnotismo y medicina mental en la España del siglo XIX” en Luis Montiel; Ángel González de Pablo
(coords.), En ningún lugar en parte alguna: estudios sobre la historia del magnetismo animal y del
hipnotismo, Madrid, Frenia, pp.197-224; GONZÁLEZ ORDI, Héctor; CANO SANZ, Antonio J.;
MIGUEL TOBAL, J. José, (1995), “El hipnotismo en España durante el s. XIX: una visión histórica a
través de sus protagonistas”, Revista de Historia de la Psicología, 16, (3-4), pp. 203-216.
47
VIDAL OTERO, Josep. A, (2008), “Freud y Cajal, a finales del siglo XIX: entre el idealismo
neuropsicológico y la búsqueda de un modelo racional” en MARTÍNEZ PÉREZ, José; ESTÉVEZ, Juan;
DEL CURA, Mercedes; VICTOR BLAS, Luis: La gestión de la locura: conocimientos, prácticas y
escenarios (Espala, siglos XIX-XX), Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, Castilla-La
Mancha, pp-63-72. p. 66.
48
Junto a la publicación en 1897 de Luis Dolsa, “Psiquismos Histéricos” que ya hemos mencionado, la
Revista de Ciencias Médicas de Barcelona publicó en 1897 “Contribución a la doctrina de los estados
angustiosos neuróticos” de L. Lowenfeld que criticaba las ideas de Freud sobre el concepto de angustia, el
exclusivismo sexual freudiano y la dinámica de las neurosis; también la Gaceta Médica Catalana publicó
el trabajo de Pitres y Regis “La obsesión del rubor (ereutrofobia)” en el que se recoge la teoría freudiana
de la angustia (CARLES, et al. 2000, pp. 17-22)
49
Sobre el contexto de la psiquiatría catalana en este período véase COMELLES, Josep. Mª (1988), La
razón de la sin razón. Asistencia psiquiátrica y desarrollo del Estado en la España contemporánea,
Barcelona, PPU.
50
Juarros será más adelante una importante figura en la difusión del psicoanálisis, pero de momento lo
menciona brevemente.
51
JUARROS, César, (1908a), “Concepto clínico del histerismo”, Clínica Moderna, 7 (86), 499-507.

  59  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

190952, en una revisión histórica sobre este fenómeno. También el médico venezolano
Francisco Antonio Rísquez, publicó en la Revista de Especialidades Médicas un
articulo sobre la catarsis, donde refiere al método de Breuer y Freud “que en los
últimos dos o tres años ha llamado la atención del mundo en Europa y en América” y
merece por ello ser examinado para dirimir su valor53.
Será a partir de la década de 1910 que las referencias a Freud comenzaran a ser
más constantes, y dejaran de formar parte de trabajos más generales, para ocupar un
lugar central, con textos dedicados monográficamente a exponer y debatir sus ideas y
las de sus discípulos.
Tal y como sostendría el médico Miguel Gayarre en 190954: “Todas las teorías
propuestas hasta ahora para explicar el histerismo, pretenden reducir sus síntomas á una
formula, considerándolo desde un solo punto de vista, (teorías de Janet, de Möebius, de
Babinski, de Claparéde, etc.) pero ninguna explica satisfactoriamente cómo la
alteración psíquica que es el fundamento de la enfermedad, engendra los innumerables
síntomas de ella. No nos proponemos estudiar aquí más que una de estas hipótesis, la
propuesta por Freud y Breuer, porque tiene transcendencia práctica cada vez mayor”55.

1. 2. 1 Una trascendencia cada vez mayor: el papel de los críticos en las


revisiones del psicoanálisis.

La Revista Clínica de Madrid, de la que Gayarre era redactor jefe, publicó en


1909 su artículo “La génesis sexual del histerismo y de las neurosis” 56. El texto
                                                                                                               
52
JUARROS, César, (1908b) “De la falta de personalidad clínica de las psicosis histéricas”, Revista
Medica y de Cirugía Practicas. 81, 81-93.
53
RISQUEZ, F. A. (1908), “La catarsis en psicoterapia”, Revista de especialidades médicas. 11, (223),
pp. 97-99, p. 98.
54
Nombrado director del Manicomio de Ciempozuelos el mismo año de esta publicación, Gayarre estudia
Medicina en Madrid, y viaja a finales del s. XIX a Alemania para formarse en neuropsiquiatría; en
concreto en el Hospital de la Charité conocido durante la época por su prestigio en neurología, dirigido
por M.H Von Romberg, cuyas ideas estaban en contacto con las de Charcot. (extraido GIMÉNEZ
ROLDÁN, Santiago (2002), “Miguel Gayarre (1866-1936) y la neurología madrileña: contribución a su
biografía”, Neurología. Publicación oficial de la Sociedad Española de Neurología, 17 (6), PP. 324-327,
a su vez citado en SOLÉ-LLENAS, J. (2000), “Reseña histórica de las instituciones neurológicas más
destacadas” Revista de Neurología,30 (1), pp. 82-86. Miguel Gayarre, junto con Nicolás Achucarro,
influyeron, según Valenciano Gaya, en el psiquiatra Gonzalo Rodríguez Lafora, que será una figura
importante en relación al psicoanálisis (VALENCIANO GAYA, Luis (1977), “El doctor Lafora y su
época”, Madrid, Morata)
55
GAYARRE, Miguel, (1909), “La génesis sexual del histerismo y de las neurosis”, Revista Clínica de
Madrid, 1 (2), pp. 65-71, p. 65.
56
GAYARRE, 1909. Carles menciona que debido a esta publicación hubo un conato de interés por el
psicoanálisis en esta revista, que poco después de este texto publica una reseña de W.D Scott, titulada
“Una interpretación del método psicoanalítico en psicoterapia” donde en nota a pie el autor remite al

  60  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
examinaba la etiología sexual de la histeria y las psiconeurosis a través del caso Dora,
que Gayarre había consultado en el original alemán publicado en 190557. Sobre la
patogenia sexual opinaba que, aunque puede ser cierta en muchos casos, “es imposible
admitirla para todos como pretende Freud y su escuela. Si estos la encuentran en todos
los casos es indudablemente porque la sugieren en el transcurso del largo tratamiento
psicoanalítico (…) Apenas surge una palabra que tenga remotísima significación sexual,
exageran su importancia, hacen ver al paciente que por allí está la clave de la curación y
cultivan la idea erótica con tanta energía que toda la vida anterior del sujeto queda
teñida de perversión sexual”58. No obstante, si se demostrase que Freud y su discípulos
tienen razón, “no habría más remedio, que emplearlo, por penoso que fuera oír tanta y
tan prolija confesión”59. Sin embargo, según afirma, en España no ha se implantado
todavía su práctica, pues aquí “no hay material adecuado. Según se dice, casi todos los
casos de Viena, son judíos en los que, como es sabido, abundan los matrimonios
consanguíneos y en los que, por tanto, se acumulan los estigmas degenerativos y las
neuropatías sexuales”60
Éste texto representa una de las primeras exposiciones un poco más detalladas
de las ideas de Freud y sus discípulos. Gayarre profundiza en varios aspectos
fundamentales del psicoanálisis, pero concluye desestimando la teoría por motivos
ideológicos y racistas a partir de los que podría haberse dado por concluida la relación
entre una teoría de origen judío y su aplicación en un país con una tradición fuertemente
católica.
Conviene en este punto preguntarse por el papel que los “críticos”
desempeñaron en la recepción y difusión de las ideas de Freud y el psicoanálisis. Los
psiquiatras españoles que en estos años van a comentar más extensamente la teoría

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
trabajo de Gayarre de 1909, pero el debate quedó ahí (CARLES, et al. 2000, p. 25). Es relevante añadir
en este punto que lo que Carles identifica como fracaso en el debate sobre Freud adquiere otro matiz si lo
pensamos desde el papel activo que las críticas al psicoanálisis supusieron para su difusión. Al mismo
tiempo, como se ha indicado, el debate de las ideas freudianas tuvo lugar en medio de otro debate de
mayor alcance, los tratamientos sobre la histeria y las psiconeurosis, donde Freud era ya un autor de
referencia, del que había que dar noticia, más allá de que se estuviese o no de acuerdo con sus
planteamientos. En este sentido la revista habría cumplido con el deber informativo a partir del texto de
Gayarre (que recordemos era redactor jefe de la misma), y el debate sobre histeria y psiconeurosis seguía
su curso a través de otros trabajos.
57
Gayarre cita del alemán los textos de Freud, “Zur Psuchopathologie des Alltagslebens” (1901)
(“Psicopatología de la vida cotidiana”) y “Bruchstück einer Hysterie-Analyse” (1905) (“Fragmento de
análisis de un caso de histeria”), publicados en la revista Monatschrift für Psychiatrie (GAYARRE, 1909,
p. 66).
58
GAYARRE, 1909, p. 70.
59
GAYARRE, 1909, p. 71.
60
GAYARRE, 1909, p. 71

  61  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

freudiana, criticarán en general varias de sus aportaciones, principalmente el


“exclusivismo otorgado á la sexualidad en el régimen de la vida psíquica (…)verdadera
característica del freudismo y á la vez el principal motivo de su descrédito y el blanco
de las más acerbas censuras que á esa secta se han dirigido”61. Esto es lo que se recoge
bajo la crítica pansexualista, en la que todos los psiquiatras coincidirán con mayor o
menor vigor62. Las restricciones al factor sexual son, en cambio, el punto de partida de
un debate activo en el que los autores españoles comenzaron a reformular y adaptar el
psicoanálisis a su contexto. De esta forma las ideas críticas con el pensamiento de
Freud, no sirvieron necesariamente a la empresa de frenar su difusión o fracasar en la
incorporación del psicoanálisis a la medicina española, sino que, en todo caso, la
dirigieron hacía un modo particular y concreto de la misma, que no entendió que el
psicoanálisis tuviese algo así como un “copyright” que les impidiese cortar, adaptar y
modificar sus ideas según su interés particular63.
La obra de Freud, dirá Fernández Sanz, es “de las que no se pueden leer
indiferentemente, pues contiene una tan desconcertante mezcla de perspectivas geniales,
casi sublimes, y de estupendas extravagancias, que según se fije el ánimo del lector en
aquéllas o en éstas, se sentirá poseído de férvida admiración o de irrefrenable ira”64.
El pensamiento de Freud contenía el germen de la polémica y, en medio de una
sociedad cambiante, tomaba como punto de partida la clínica de la histeria para, poco a
poco, desbordar este campo y penetrar en el terreno de la psicología social, la moral, la
cultura y de forma más profunda, en los fundamentos del individuo normal y
                                                                                                               
61
FERNÁNDEZ SANZ, 1914b, p. 278.
62
Al psicoanálisis se le criticó desde su origen vienés, su concepción pansexualista, según la cual, Freud
encontraba sexualidad en todo lo relativo al ser humano. Para Freud toda la conducta humana estaba
fuertemente determinada por el instinto sexual, que se desarrollaría a lo largo de las diferentes fases
madurativas relacionadas con diferentes zonas erógenas, iniciando este proceso en el recién nacido.
Según la forma en la que el ser humano transite estas etapas (satisfacción pulsión sexual, represión,
frustración) se determinarán sus caracteres psicológicos.
63
La creación de sociedades psicoanalíticas organizadas según una estructura supranacional regida por la
Asociación Internacional de Psicoanálisis fundada en 1910, defendió la idea de un “psicoanálisis
verdadero” u “oficial” que habría de ser custodiado celosamente mediante la legitimidad conferida a la
institución como elemento de autoridad. Qué pudiera y qué no pudiera ser calificado como psicoanálisis y
quién pudiese o no denominarse psicoanalista serían elementos que, según esta formulación, habrían de
ser autorizados por el sello institucional. Como ya se ha dicho, esta investigación no considera que las
críticas al psicoanálisis supongan un fracaso en su incorporación o deban leerse como “resistencias”. Más
bien al contrario, estos comentarios nos hablarían del éxito de expansión del psicoanálisis y, en todo caso,
funcionaron como motores de difusión, dentro de un proceso activo en el que los agentes de recepción,
recortaron, adaptaron y reformularon las ideas psicoanalíticas según el contexto local configurando una
especie de “psicoanálisis español”, con características singulares, a su vez relacionadas con un contexto
trasnacional de circulación del psicoanálisis. (Véase DAMOUSI, PLOTKIN, 2009).
64
FERNÁNDEZ SANZ, (1914a), “El psicoanálisis”, en Histerismo: Teoría y Clínica. Madrid, Beltrán, p.
191. Este capítulo está publicado íntegramente en la revista Los Progresos de la Clínica, 3, (1914b), pp.
257-283.

  62  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
patológico. Tal y como lo expresó Ortega “no es propiamente una cuestión de medicina
la que plantean las ideas de Freud; a ser tal yo no podría ocuparme de ellas, sino un
tema de discusión psicológica, más exactamente aún, de lógica. Lo característico de la
psicoanálisis es que, oriunda de una necesidad terapéutica, trasciende, desde luego, los
límites de la consideración psicológica y se planta, de un salto, si no en la metafísica, en
los confines metafísicos de la psicología” 65

En 1913 Misael Bañuelos, médico que a partir de los años treinta escribirá sobre
higiene racial66, publicó “Breve examen y juicio crítico del froidismo” en la Revista de
Especialidades Médicas de Madrid67. Este autor diferenciaba entre el psicoanálisis,
método empleado desde siempre y que resulta “imprescindible no ya en Patología
mental, sino en la vida corriente, ordinaria”68; y froidismo, caracterizado por la teoría
pansexualista, a la que había que poner restricciones. Admitía que la teoría estaba
ganando cada vez más adeptos, lo que significaba que indudablemente “sirve para algo,
aunque este algo no sea tanto como pretenden sus partidarios”69 aunque, al menos en la
casuística de enfermedades propuesta por Freud “es el más racional, y no puede
hacérsele ninguna objeción de importancia”70. Muchos han sido –continuaba Bañuelos-
los que “han puesto dificultades al tratamiento recomendado por Freud, diciendo que es
inmoral, que despierta apetitos y deseos dormidos todavía, que rompe la inocencia de
los jóvenes sobre determinadas cuestiones de la vida sexual, etc., etc.; pero creemos que
un médico, inteligente y prudente, sin ser un psicólogo sagaz, evita fácilmente estos
escollos. Las dificultades de la teoría de Freud para esa práctica son más profundas y
han quedado esbozadas”71
Rafal del Valle y Aldabalde72 era para Bañuelos uno de esos médicos prudentes
que “reputa con justicia” 73 las ideas de Freud o del froidismo, imponiéndole
restricciones. La Revista de Medicina y Cirugía Práctica había publicado poco antes del

                                                                                                               
65
ORTEGA Y GASSET, 2004a [1911], p. 485.
66
CAMPOS, R. (2016a), “Autoritarismo y eugenesia: higiene racial y nacionalcatolicismo en el
franquismo, 1936-1945”, História, Cièncias, Saúde-Manguinhos, 23, supl., dez, p. 136-139
67
BAÑUELOS, Misael, (1913), “Breve examen y juicio crítico del psicoanálisis y del froidismo”, Revista
de Especialidades Médicas, 18, pp. 745-762.
68
BAÑUELOS, 1913, p. 760.
69
BAÑUELOS, 1913, p. 754.
70
BAÑUELOS, 1913, p. 759.
71
BAÑUELOS, 1913, p. 759.
72
Rafael del Valle y Aldabalde era por esa época profesor de número en el Hospital Provincial de
Madrid, y había sido hasta 1907 profesor de la Facultad de Medicina de Madrid.
73
BAÑUELOS, 1913, p. 755.

  63  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

texto de Bañuelos, el ejemplar de Valle “El psicoanálisis de Freud”74. Dividido en dos


entregas, era en estos años el más completo informe sobre psicoanálisis. Valle
desarrollaba los fundamentos de la teoría de Freud, contrastando sus ideas con
bibliografía crítica y con los aportes de otros autores psicoanalíticos 75 . Resulta
especialmente interesante el conjunto de advertencias prácticas, la mayoría de ellas
vinculadas al factor sexual, que Aldabalde ofrecía y que comenzarán a ser bastante
frecuentes entre los comentadores del psicoanálisis, lo que nos anima a situar el origen
de una incipiente práctica clínica.
El auge de legitimidad que las ideas de Freud estaban viviendo en Europa, y que
contaban cada vez con más adeptos, también merece la reflexión de Valle, que toma
distancia del movimiento de expansión psicoanalítica. Hay que señalar aquí que estos
comentarios, cada vez más frecuentes, imprimían una función específica a estas
publicaciones. Podemos pensarlas como la respuesta a un deber científico, que quedaría
formulado de la siguiente manera: ¿Qué opinaba la medicina española sobre ese saber
polémico, que estaba ganando cada vez más adeptos en Europa? En palabras de Ortega:
“los discípulos de Freud aumentan de día en día en Austria, Alemania, en Italia, en
Estados Unidos y forman una compleja asociación con numerosos centros particulares,
con varias revistas y series de publicaciones. Conforme progresa la expansión de las
teorías freudianas los enemigos se encrespan con mayor brío, acometen con censuras
más agrías, protestan con más fuerza en los Congresos científicos, en las revistas
especiales, en los tratados y mueven, entre sus pacientes y los amigos de sus pacientes,
una propaganda activa contra el profesor Freud y su escuela”76.

Enrique Fernández Sanz fue el psiquiatra que con más empeño se ocupó de la
propaganda del psicoanálisis en este período. Publicó varios trabajos críticos y a partir
de la década de 1920, defendió ante un público médico algunos casos clínicos tratados
psicoanalíticamente afirmando que era necesario seguir de cerca su desarrollo “y

                                                                                                               
74
VALLE Y ALDABALDE, Rafael, (1913), “El psicoanálisis de Freud”, Revista de Medicina y Cirugía
Prácticas, 99 (1265-1266), pp. 169-179 y 209-216
75
Valle cita a varios autores desde los textos originales, principalmente en alemán e ingles: Freud, Jones,
Ferenzci, Jung, Gross, Taylor, Bloch, Friedlander, Linder, Sanford Bell. No hay ninguna referencia en
español.
76
ORTEGA Y GASSET, 2004a [1911], p. 485.

  64  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
comprobarlo en la práctica, aunque no seamos partidarios de esa escuela, ni aceptemos
como verdaderos sus dogmas”77.
En 1910 Fernández Sanz era ya un reconocido neuropsiquiatra de Madrid que
ejercía su práctica en diversas clínicas de la capital así como en su consultorio privado.
Entre 1903 y 1913 había viajado varias veces al extranjero, donde pudo visitar algunas
clínicas en París, Berlín y Viena, y tener contacto con importantes figuras de la
neuropsiquiatría como Dejerine, Magnan, Babinski, etc78 . Prolífico colaborador de
revistas médicas, cuenta con una amplía producción escrita sobre una gran variedad de
temas79. Su interés por las enfermedades de los nervios80 le llevó a publicar varios casos
clínicos y trabajos sobre histeria, que luego recogerá en la monografía Histerismo.
Teoría y clínica, de 191481. El libro comienza con una revisión histórica sobre el
concepto de histerismo, en la que destaca el lugar que concede a Charcot, al que criticó
en su rígida sistematización, alabando sin embargo su descripción de la mentalidad

                                                                                                               
77
FERNÁNDEZ SANZ, Enrique, (1923b), “La técnica del psicoanálisis como instrumento terapéutico”,
El Siglo Médico, 71 (3628), pp. 597-601, p. 598
78
MORO, Ana, (2008), “El histerismo en la obra de Enrique Fernández Sanz”, en MARTÍNEZ PÉREZ,
José; ESTÉVEZ, Juan; DEL CURA, Mercedes; VÍCTOR BLAS, Luis (coords.): La gestión de la locura:
conocimiento, prácticas y escenarios (España, siglos XIX-XX), Cuenca, Ediciones de la Universidad de
Castilla-La Mancha, pp. 73-83, p. 74.
79
Los autores del libro Tres siglos de psiquiatría en España (1736-1975), presentan varias tablas en las
que muestran el aumento de publicaciones por revistas médicas y los colaboradores que más contribuyen
en estos datos según los diferentes períodos. Fernández Sanz es siempre de los primeros en los dos
períodos que comprenden su momento de producción teórica, 1869-1918 y 1919-1938, y El Siglo
Médico, es la revista donde más colabora. Además cuenta con un importante número de monografías de
diversos temas psiquiátricos, muchas de ellas de amplia difusión (REY GONZÁLEZ, Antonio; JORDÁ
MOSCARDÓ, Enrique; DUALDE BELTRÁN, Fernando; BERTOLÍN GUILLÉN, José Manuel, (2006),
Tres siglos de psiquiatría en Espala (1736-1975), Madrid, Asociación Española de Neuropsiquiatría)
80
Véase RUIZ, Violeta, (2016), “<<Disciplina de los nervios>> y <<Régimen de salud mental>>:
Neurastenia, higiene mental y tratamiento moral en España, 1890-1921”, Culturas Psi. 7, pp. 69-90.
81
FERNÁNDEZ SANZ, 1914a. Los 18 casos clínicos publicados previamente en revistas científicas son:
(1904), “Dos casos de histerismo infantil”, Revista Iberoamericana de Ciencias Médicas, XII, 1; (1907)
“Un caso de mutismo histero-traumático”, Siglo Médico, LIV, 692; (1908), “Dos nuevos casos de
mutismo histérico”, Siglo Médico, LV, 162; (1909a), “Las supuestas hematemesis histéricas”, Revista
Clínica de Madrid, II, 144; (1909b), “Hemiplegia histerotraumática” Revista Clínica de Madrid, II, 443;
(1909c), “Un caso de hemiplegia histérica”, Revista Clínica de Madrid, I, 374; (1909d), “Diagnóstico
diferencial de las hemiplegias histérica y orgánica”, Revista Clínica de Madrid, I, 464; (1909e), “Un caso
de astasia-abasia periódica”, Revista de Especialidades Médicas, XII, 337; (1910), “Un caso de
pseudoparálisis agitante histérica”, Revista Medicina y Cirugía prácticas, LXXXVIII, 5; (1912a) “Un
caso de paraplegia histérica”, España Médica, 69, 5; (1912b), “Un caso de histerismo masculino”, Clínica
y Laboratorio, VIII, 5; (1912c), “Un caso de narcolepsia histérica”, Siglo Médico, LIX, 765; (1912d),
“Corea histérico y psicosis aguda mortal”, España Médica, II (49), 12; (1912e), “Sobre las psicosis
histéricas”, Revista Clínica de Madrid, VIII, 375; (1912f), “Concepto y diagnóstico de la histero-
epilepsia”, Revista Clínica de Madrid, VII, 463; (1912g) “Pseudoesclerosis en placas e histerismo” Siglo
Médico, LIX, 528; (1913), “Blefaroespasmo histérico intermitente”, Revista Clínica de Madrid, X, 168;
(1914c), “Diseña paroxística histérica”, Siglo Médico, LXI, 98. Véase MORO, 2008, p. 75.

  65  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

histérica. Defensor de la etiología psíquica de la histeria, se interesó por Freud82, a quien


dedicaba un capítulo completo, como el autor de una de las teorías más poderosas sobre
esta patología junto a Bernheim, con quien estaba en mayor desacuerdo. Coincidía con
Freud en la importancia del trauma psíquico como origen del histerismo y la función del
recuerdo inconsciente en la aparición de alteraciones patológicas o síntomas histéricos.
Pero discutía el origen sexual del trauma, y en general de las neurosis: “monstruoso
exclusivismo panerótico que turba el juicio de los sectarios del psicoanálisis”83
La inmoralidad atribuida a las histéricas no se debía, según Fernández Sanz, a la
expresión de una insatisfacción sexual como dirá la teoría freudiana, sino que para el
español existía una naturaleza degenerada84. Este planteamiento constata que Fernández
Sanz no había abandonado la teoría de la degeneración, que combinaba con un estudio
de las emociones y un tratamiento de la histeria en el que se negaba el factor sexual
propuesto por Freud. Pero además, este punto es importante ya que abre la puerta a una
reflexión de mayor alcance: la inmoralidad atribuida a las histéricas es la misma que se
le atribuía a la teoría psicoanalítica, y está relacionada con un elemento crucial, la
afirmación de una sexualidad femenina. El cambio de sociedad que se estaba
produciendo durante las primeras décadas del siglo XX influirá en las articulaciones de
esta crítica, adquiriendo especial relevancia a principios de los años veinte y sobre todo
en las políticas protectoras de la mujer durante la Segunda República, como la Ley de
Divorcio de 1932 o los intentos de despenalización del aborto, en las que se irá
concediendo un lugar central a la misma.
El capítulo que Fernández Sanz dedicaba al psicoanálisis había sido publicado
previamente en Los progresos de la Clínica85 y, según sostiene Carles, constituye una
de las primeras exposiciones amplias y críticas del pensamiento de Freud y en general
de la doctrina psicoanalítica86. Su estructura recuerda al trabajo de Valle, con un
formato a medio camino entre un trabajo de investigación y un manual práctico (con
amplias recomendaciones bibliográficas, exposición deductiva y consejos orientados a
la clínica), no obstante el texto de Valle no aparece citado. Sí los trabajos de Gayarre y
Bañuelos, que son señalados como los únicos de elaboración española.

                                                                                                               
82
Enrique Fernández Sanz ya había dado noticias sobre psicoanálisis en el Congreso de la Asociación
Española para los progresos de la Ciencia, celebrado en Granada en 1911, pero no será hasta 1914 que
desarrolle un texto más completo.
83
FERNÁNDEZ SANZ, 1914b, p. 274.
84
Sobre la presencia de la teoría de la degeneración en la obra de Fernández Sanz ver MORO, 2008.
85
FERNÁNDEZ SANZ, 1914b
86
CARLES, et al. 2000, p. 39.

  66  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Fernández Sanz situaba los orígenes del psicoanálisis en la clínica de la histeria
y en la práctica del hipnotismo de finales del siglo XIX. Había leído las críticas al
psicoanálisis que los franceses Régis y Hernard habían publicado en La Psychoanalyse
des nevrose et des psychoses, obra clave en la introducción del psicoanálisis en
Francia87, y el trabajo de Ernest Jones, a quien reconocía el esfuerzo por compendiar
muchos de los conceptos psicológicos freudianos fundamentales, aunque afirmaba
llegar a conclusiones muy diferentes.
El mismo año de esta publicación, Abdón Sánchez Herrero, director del
Sanatorio del Pilar de Madrid88 publicó en El Siglo Médico un comentario al XVII
Congreso Internacional de Ciencias Médicas que había tenido lugar en Londres del 7 al
12 de agosto de 1913. Este congreso había tenido una importante repercusión
internacional, con un amplio número de asistentes, entre los que se contaban Pierre
Janet, Carl G. Jung (en ese momento presidente de la IPA) y Ernest Jones (futuro
presidente de la IPA). La crítica que Janet realizó en su intervención a las ideas de
Freud fue bastante sonada89, y de la controversia se ocupaba la reseña de Sánchez “Las
objeciones del Sr. Janet al Sr. Freud”90. Sánchez arremetía contra Janet y defendía los
descubrimientos de Freud, desde una reformulación “espiritual” del psicoanálisis que
tendrá amplia vigencia a partir de los años 50, pero que en estos años todavía no tenía
seguidores. El gran mérito de Freud había sido según Sánchez, “haber hecho conocer la

                                                                                                               
87
Las ideas de Regis y Hernard, y las de Dubois y Dejerine, autores críticos con el psicoanálisis, son
seguidas en el área catalana durante este período. La Revista Frenopática Española, órgano científico del
Manicomio de San Baudilio de Llobregat, publica los comentarios a Belarmino Rodríguez Arias sobre el
Congreso de Alienistas y Neurólogos Franceses celebrado en Túnez en 1912 en el que se menciona a
Freud y su escuela. También la Revista Frenopática de Barcelona publica el discurso de apertura del
XXIII Congreso de Alienistas y Neurólogos de Francia y Países d Lengua Francesa, celebrado en Le Puy
en 1913 en el que se incorpora el psicoanálisis como una importante contribución a la psiquiatría
(CARLES, et al. 2000, p. 37-8)
88
Abdón Sánchez-Herrero era el hijo del catedrático de medicina interna del mismo nombre, fallecido en
1904. Es importante aclarar este dato ya que puede llevar a error y confundir al padre con el hijo (como
sucede en DRUET, 2006, pp. 38). Abdón Sánchez-Herrero padre fue uno de los introductores del
hipnotismo en España y autor del libro El hipnotismo y la sugestión,(1889), obra que contó con varias
reediciones hasta la primera década del siglo XX (Véase DIEGUEZ, 2003); y Abdón Sánchez-Herrero
hijo era médico director del Sanatorio del Pilar de Madrid, institución de beneficencia que atendía a
enfermos pobres (Véase PLUMED DOMINGO, José Javier; ROJO MORENO, Luis Miguel, (2016), “El
tratamiento de la locura entre los siglos XIX y XX: los discursos sobre la cura en la medicina mental
española, 1890-1917”, História, Ciências, Saúde-Manguinhos, 23 (4), pp. 985-1002, p. 991).
89
Sobre el congreso de Londres y la relación entre el pensamiento de Janet y Freud véase, DAGFAL,
Alejandro, (2013), “1913-2013: a un siglo de ‘El Psico-nálisis' según Janet”, Estudos e Pesquisas em
Psicologia, (Rio de Janeiro) 13 (1), pp. 320-376
90
SÁNCHEZ HERRERO, Abdón, (1914), “Las objeciones del Sr. Janet al Sr. Freud”, El Siglo Médico,
61 (3165), pp. 500-501. De este congreso también se hicieron eco la Revista Frenopática de Barcelona,
en la que Belarmino Rodríguez Arías publicó un resumen de las ponencias presentadas por Janet y Jung,
bajo el titulo “El psicoanálisis” (CARLES, et al. 2000, p. 38; RODRIGUEZ ARIAS, Belarmino (1913)
“El psicoanálisis”, Revista Frenopática de Barcelona, pp. 331-334).

  67  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

importancia de la facultad de sentir y sus alteraciones como causas morbosas y, por


tanto, la necesidad cada día más urgente de que la atención de los médicos se dirija a la
ciencia del espíritu”. Frente a las críticas de Janet al exagerado concepto de sexualidad
propuesto por Freud, Sánchez defiende que, lo que el psicoanálisis ha conseguido es
“descubrir en el fondo de la sexualidad el amor-sentimiento y, en éste, á su vez, un
agente impulsor oculto é irresistible de las acciones humanas (…). De hoy en adelante,
ningún observador que sepa lo que hace al formar el etiosquema [sic] de su enfermo,
dejará de averiguar las particularidades de su vida sexual en busca de anomalías
posibles que le den la clave del esquema sindrómico. Esto, á Freud y a los comentaristas
suyos se les debe, y sería injusto negarlo”91.
En 1915 Sánchez matizaba su postura y en un comentario publicado en El Siglo
Médico sobre una intervención del profesor Farez de la Escuela de Psicología de Paris
en la reunión anual de la Sociedad de Psicoterapia, afirmará, basándose en Regis, Janet
y Fernández Sanz, que aunque “como método de indagación etiológica, bajo el aspecto
de la pura ciencia, la manera de proceder de Freud puede proporcionar datos valiosos
hay que declarar que en terapéutica, en la práctica, hay que abstenerse de imitarle, en la
mayoría de los casos” 92 . Sánchez, no obstante, insiste en una formulación
“evangelizada” del pensamiento de Freud –y en general de la psicología-, desde la que
rescata la valía que, en su opinión, tiene para la medicina materialista, adelantándose a
la adaptación católica que autores como el jesuita Pedro Meseguer o el agustino César
Vaca realizarán del psicoanálisis a lo largo del primer franquismo93.
En la prensa de tirada nacional también tendrán cabida las noticias sobre
histeria. El diario El Sol publicó en 1919 un artículo de Lafora, asiduo colaborador de
este periódico, titulado “Concepciones sobre el Histerismo”, amplio trabajo en el que
repasaba la historia de esta categoría desde el siglo XVII y nombraba a autores como
Charcot, Babinsky, Janet, Kraeppelin y Freud. Sobre éste último escribirá: “La crítica
moderna ha aceptado muchos de los puntos de vista de Freud; como son: la importancia

                                                                                                               
91
SÁNCHEZ-HERRERO, 1914. p. 501.
92
SÁNCHEZ-HERERO, Abdón, (1915), “Las opiniones del Sr. Farez sobre psicoanálisis” El Siglo
Médico, 62 (3221): 566-568.
93
La revista agustina España y América, publicó en 1908 en su sección de noticias extranjeras un artículo
escrito desde Nueva York por el Padre M. Blanco García, sobre la nueva “secta religiosa” que invadía los
Estados Unidos de América y frente a la que el catolicismo era el único remedio para curar de todas sus
aberraciones. Se refería el autor a la “psicoterapia”, de la que, según afirmaba eran representantes autores
como Charcot, Freud o Janet. (BLANCO GARCÍA, M, (1908), “Desde Nueva York”, España y América,
6, (19), pp. 533-536) Durante el franquismo esta crítica al racionalismo psicológico, pasará por fundar
una psicoterapia católica y reformular el pensamiento de Freud según los fundamentos del catolicismo.

  68  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
de lo subconsciente, la intervención de los recuerdos infantiles en la vida psíquica, la
realidad de los complejos reprimidos y su exteriorización simbólica en los sueños, actos
impulsivos; chistes, distracciones y en los síntomas psiconeuróticos; pero no admite la
afirmación de que lo sexual invada como único factor causal de todos estos mecanismos
psicológicos: es decir se opone a la teoría psicoanalítica de Freud y su escuela”.94
Conviene decir que durante estos años, Freud había escrito el grueso de su
corpus teórico, con trabajos como La interpretación de los sueños (1900),
Psicopatología de la vida cotidiana (1901), El chiste y su relación con lo inconsciente
(1905) o Tres ensayos para una teoría sexual (1905)95. Su doctrina contaba cada vez
con más seguidores y detractores, y el tratamiento de las psiconeurosis ya no era el
único punto de su teoría que suscitaba los más amplios debates. Al mismo tiempo que
Freud y su escuela se expandían epistemológicamente, sus seguidores se organizaban
profesional e institucionalmente. A lo largo de la primera década se han constituido las
primeras sociedades psicoanalíticas y tiene lugar el primer Congreso Internacional de
Psicoanálisis celebrado en Salzburgo en 1908. Se ha inaugurado el Jahrbuch der
Psychoanalyse, anuario de psicoanálisis creado en Viena en 1909, con el objetivo de
funcionar como publicación periódica sobre temas de psicoanálisis. Además Freud,
Jung y Ferenzci han visitado Estados Unidos en 1909, estableciendo contacto con el
grupo de Putnam y prosiguiendo con la expansión del movimiento de psicoanálisis96.
Mientras, a finales de la década de 1910 el publico español ya cuenta con una
bibliografía especializada y en revistas de difusión popular se debaten diversos temas de
higiene y pedagogía con referencias al psicoanálisis de Freud. Como fundamento y

                                                                                                               
94
RODRÍGUEZ LAFORA, Gonzalo, (1919), “Concepciones sobre el Histerismo”, El Sol, 19 de julio de
1919. En ese mismo periódico también había publicado “Los misterios de la sexualidad” el 1 de enero de
1918, en el que señalaba la relevancia de la teoría freudiana para comprender qué se esconde detrás del
fenómeno de la sexualidad, indicándonos esta tensión en la que, en relación a los cambios que se estaban
produciendo en la sociedad española, el psicoanálisis se balanceaba constantemente de un lado a otro de
la divisoria entre lo moralmente aceptado y la inmoralidad.
95
FREUD, Sigmund (1981), Obras Completas, t. I-II, Madrid, Biblioteca Nueva, 4º ed.
96
Sobre la historia de la expansión del psicoanálisis en otras latitudes pueden verse, entre otros trabajos:
SCHWARTZ, Joseph (2000), La hija de Casandra. Una historia del psicoanálisis en Europa y América,
Madrid, Editorial Síntesis; ROUDINESCO 1994; OHAYON, Annick, (2006), Psychologie et
psychanalyse en France, Paris, La Découverte; BALBUENA RIVERA, Francisco; SÁNCHEZ-
BARRANCO, Antonio (2004), “Breve historia del psicoanálisis en Rusia”, Revista de la Asociación
Española de Neuropsiquiatría, 90, pp. 145-164; DECKER, H. (1977). Freud in Germany: Revolution and
Reacction in Science (1893-1907). New York, International University Press; PASQUALINI, Mauro,
(2012), The Adventures of the Unconscious: A Cultural History of Psychoanalysis in Italy, 1922-1945,
EEUU, Emory University, tesis de doctorado; VEZZETTI, 1996a, y 1996b; PLOTKIN 2003;
DAMOUSI, PLOTKIN, 2009; RUPERTHUZ, 2015a; GALLO, Rubén (2013), Freud en México, México,
Fondo de Cultura Económica; PLOTKIN, Mariano; RUPERTHUZ, Mariano (2017), Estimado Doctor
Freud. Una historia cultural del psicoanálisis en América Latina, Buenos Aires, Edhasa.

  69  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

terapéutica de las psiconeurosis convive una concepción más degeneracionista, que


poco a poco cederá camino a la relevancia de la sexualidad desde una perspectiva más
psicodinámica, incorporando en el discurso psiquiátrico varios de sus planteamientos,
principalmente a partir de la década de 1920. El tema sexual es sin duda el que más
impacto ha causado en los lectores españoles de Freud, motivado por un contexto de
cambio no sólo en España, sino a nivel internacional. Circulan por estos años las
traducciones de varios manuales de sexología y la obra de Marañon expone novedosas
reflexiones sobre la evolución sexual desde el campo de la endocrinología97. Esta
situación genera un terreno abonado para que, una segunda generación de psiquiatras,
entre los que destacan Mira, Lafora, Prados Such, Sarró o Sanchís Banús, puedan leer a
Freud desde otra perspectiva y reformular sus ideas en respuesta a nuevas
preocupaciones médico-sociales.
El contexto general fue de crítica a la teoría, se informó de su existencia, y se
aportó una visión que la hizo circular por diversos canales y que, al mismo tiempo,
fomentó el interés por autores y textos críticos con Freud y su escuela, como son Janet,
Jung o Adler. Lo que estaba claro era que el psicoanálisis formaba parte del debate
científico, por lo que circulaba con éxito por cada vez más canales de difusión y, con
nuevos protagonistas, se van a ensayar los primeros casos clínicos.

1. 3. Organizar y persuadir: el movimiento de higiene mental y el movimiento de


psicoanálisis.

En 1910 se celebró en Núremberg el II Congreso Internacional de


Psicoanálisis98. Los asistentes eran miembros de la Sociedad Psicoanalítica de Viena -

                                                                                                               
97
Algunas de estas obras son: MARAÑON, Gregorio, (1916), Las glándulas de secreción interna y las
enfermedades de nutrición, Madrid, 2ªed.; (1922), Problemas actuales de la doctrina de las secreciones
internas, Madrid, Ruiz Hermanos; (1926), Tres ensayos sobre la vida sexual, Madrid, Biblioteca Nueva;
ELLIS, Havellock, (1913), Estudios de psicología sexual. Madrid, Hijos de Reus; FOREL, August,
(1912), La cuestión sexual expuesta a adultos ilustrados, Madrid, Bailly-Baillière.
98
En 1908 se había celebrado en Salzburgo el primer encuentro internacional de partidarios de Freud que
más tarde será conocido como el I Congreso Internacional de Psicoanálisis. La intervención de Ferenzci
en el Congreso de 1910 no menciona estos antecedentes, así como tampoco menciona las reuniones de los
miércoles en el despacho de Freud. Francisco Javier Montejo plantea que Ferenczi se posiciona en su
discurso como “el primer historiador [del psicoanálisis] `revisionista´”, pues de manera interesada `borra´
a la sociedad vienesa y las reuniones de los miércoles”, ambos elementos discordantes para la imagen del
movimiento que se quería construir y divide la historia en un antes y un después de la constitución de la
IPA. Ferenzci inaugura de esta forma, “la creación de una `tradición historiográfica´, que manipula los
hechos para legitimar una situación institucional `actual´” (MONTEJO ALONSO, Francisco Javier, 2009,
El psicoanálisis 1919-1933: consolidación, expansión e institucionalización, Madrid, Universidad
Complutense de Madrid, tesis doctoral, p.175.)

  70  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
fundada en 1908 como resultado del grupo inicial originado en torno a Freud en las
famosas reuniones de los miércoles- de la Sociedad Psicoanalítica de Berlín y de la
Sociedad Psicoanalítica de Zúrich. Este encuentro será consagrado por la historia
“oficial” del psicoanálisis como el acto inaugural en el que se constituye formalmente la
Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA) 99.
La expansión teórica, social y geográfica del psicoanálisis estuvo acompañada
de la creación de sociedades que, a partir de ahora, iban a comunicarse y organizarse
entre ellas según unos principios generales de adhesión y formación de miembros. Así
mismo la protección y el control del progreso científico de las ideas psicoanalíticas sería
una de las principales preocupaciones de Freud y sus discípulos, que buscaron custodiar
los limites epistemológicos y prácticos del campo psicoanalítico100.
Para entender este proceso, resulta interesante citar las palabras fundacionales
del psicoanalista húngaro Sándor Ferenzci en su intervención en el citado Congreso de
Núremberg en 1910:
“(…)igual que todos los innovadores y pioneros, nosotros no sólo
debemos trabajar sino también luchar por nuestra causa (…) igual que los
primeros inmigrantes del nuevo continente, hemos tenido que mantener
hasta ahora una guerra de guerrillas. Sin dirección espiritual, sin unidad
táctica, hemos luchado
cada uno sobre la porción de terreno conquistado. Cada cual ha ocupado una
parcela del inmenso territorio según ha creído conveniente, eligiendo los
modos de ataque, defensa y de trabajo que le parecían mejor (…) Sin
embargo, al mismo tiempo que ventajas, la guerra de guerrillas ha supuesto
inconvenientes considerables, debido precisamente a su carácter mal
delimitado.
La ausencia de dirección ha favorecido la proliferación excesiva de las
tendencias individuales y de las posiciones científicas personales aisladas en
algunos “combatientes”, a expensas del interés común, de lo que podríamos
llamar <<las tesis centrales>> (…). Sin embargo, conviene detenerse en el
primer inconveniente: ante la gran mayoría somos unos exaltados sin
organización ni disciplina, y no podemos imponernos de esa manera.

                                                                                                               
99
Este congreso será instituido como el punto de partida, el inicio de la andadura psicoanalítica,
construyendo una historia en función de una supuesta autoridad interesada en sus propios logros y en la
imagen de movimiento homogéneo que quiere consagrar. El carácter inaugural de la institucionalización
del psicoanálisis y la descripción de todo lo acontecido hasta entonces como “prepsicoanalitico”, son, en
general, rasgos comunes a la historia oficial del psicoanálisis en varios países.
100
La preocupación freudiana a este respecto se centró en la custodia y delimitación de qué era y que no
era el psicoanálisis y, como problema mayor, quién era y quien no era un psicoanalista. Es en estos
momentos que Freud escribe los escritos técnicos y los trabajos sobre metapsicología, quizás en un
intento por sistematizar la técnica, pero insistiendo siempre en la imposibilidad de su praxis sin pasar por
un análisis propio, verdadero núcleo de la formación psicoanalítica freudiana. FREUD, Sigmund (1981
[1915], Trabajos de metapsicología, Obras Completas, Madrid, Biblioteca Nueva, t. 2, pp. 2039-2100.

  71  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

El nombre de Freud inscrito en nuestra bandera no es más que un


nombre después de todo; no permite adivinar el número de personas que
profesan actualmente las ideas unidas a ese nombre, ni con cuántas
realidades cuenta ya el análisis. De esta manera perdemos la apariencia de
masa, en la medida en que podríamos pretender tenerla, sin mencionar el
peso específico de los individuos y de sus ideas consideradas aisladamente
(…) En consecuencia, podemos preguntarnos ¿compensan las ventajas de la
guerra de guerrillas todos estos inconvenientes? ¿Podemos presumir que
desaparecerán espontáneamente tales inconvenientes sin actuar en este
sentido, es decir, sin organizar nuestra actividad y nuestra lucha? Y por
ultimo, en el plano práctico, ¿qué principios nos servirán de base para una
unión solida y duradera? ”101.

Esta intervención sitúa a Ferenzci a la cabeza del proyecto de formación de una


unión internacional de psicoanalistas que, como argumenta, ha de servir para organizar
las fuerzas, luchar por la causa del psicoanálisis, defenderse de los ataques y dirigir el
campo teórico y profesional de sus miembros ante el fenómeno de expansión y
crecimiento. De lo contrario, continuará diciendo Ferenczi, existe el peligro de ponerse
“de moda y que el número de quienes se dicen analistas sin serlo crezca rápidamente.
No podemos sin embargo responsabilizarnos de todas las ineptitudes que se propalan
bajo el nombre de psicoanálisis; además del <<Jahrbuch>> necesitamos una asociación
que garantice en cierta medida la aplicación del método psicoanalítico según Freud y no
cualquier método preparado para uso personal. La asociación también debería vigilar la
piratería científica. Una selección rigurosa y prudente para admitir nuevos miembros
permitirá separar el trigo de la cizaña y eliminar a quienes no admiten abierta y
explícitamente las tesis fundamentales del psicoanálisis”102
En su tesis doctoral El psicoanálisis 1919-1933: consolidación, expansión e
institucionalización, Francisco Javier Montejo argumenta que el tránsito que va desde
las reuniones informales de los miércoles, iniciadas en 1902, a la fundación de la
Sociedad Psicoanalítica vienesa en 1908, es crucial y marcará definitivamente las
posibilidades de que ese “grupo inicial de partidarios de Freud pueda llegar a
convertirse en movimiento”. La creación del movimiento internacional “convierte al
grupo psicoanalítico en un proyecto de transformación científico y social que, además,
se reproduce fundando <<sociedades psicoanalíticas>>, y que aspira a penetrar en otros
ámbitos, como la universidad y el hospital psiquiátrico. Para desarrollar esta tarea, ser
un movimiento con un proyecto innovador y transformador (¿revolucionario?), el grupo

                                                                                                               
101
FERENZCI, Sándor, (1981 [1910]), “Sobre la historia del movimiento psicoanalítico”, Sandor
Ferenzci. Obras Completas, t. 1, Madrid, Espasa-Calpe, p. 180
102
FERENZCI, 1981 [1910], p. 184.

  72  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
original de partidarios crece y se convierte en una organización, un `grupo
organizado´”103.
La IPA surgió entonces con un interés social y profesional que buscaba defender
y organizar su teoría y a sus miembros, al mismo tiempo que se creó un programa de
desarrollo y expansión científica que, supervisado originalmente por Freud, llevó el
psicoanálisis más allá de las fronteras geográficas y teóricas en las que había sido
gestado. Los psicoanalistas se agruparon bajo la forma de un “movimiento” que, como
argumenta Montejo, tiene unas características particulares, similares a las de otros
movimientos, como por ejemplo el movimiento obrero, atravesados por un mensaje de
denuncia, lucha y reivindicación social 104 . La imagen que se construye bajo esta
formula produce una identificación que va más allá del simple hecho profesional.
Genera un sello institucional bajo el que custodiar y amplificar un discurso, en origen
médico, involucrando a diversos agentes y traspasando las fronteras y la finalidad de la
disciplina. Como indica el propio Freud: “Además de laborar al servicio de la ciencia
aprovechando la única ocasión de penetrar en los enigmas de la neurosis, y además de
ofrecer a vuestros enfermos el tratamiento más eficaz que por hoy poseemos contra sus
dolencias, cooperáis a aquella ilustración de las masas de la cual esperamos la profilaxis
más fundamental de las enfermedades neurológicas por el camino de la autoridad
social105
El sello institucional de la IPA sirvió además para definir un “afuera” y un
“adentro”, de forma que, a modo de límite, pudiesen alejarse aquellos elementos
discordantes con la imagen unitaria que se pretendía ofrecer. La propia construcción de
la historia del psicoanálisis tiene esta característica en la forma interesada según la cual
se establece un “antes y un después” de 1910: antes, Freud totalmente sólo y heroico,
después, Jung, presidente de la IPA, atrayendo a los nuevos seguidores106.
El estallido de la I Guerra Mundial dificultaría los planes expansivos del
movimiento, que retomaría su actividad en 1918 con los planteamientos freudianos
sobre el malestar de la sociedad y la psicopatología de las masas.
Sobre los elementos que convergen en este proceso, un saber que se
institucionaliza comprende una serie de enunciados aceptados científicamente. La forma

                                                                                                               
103
MONTEJO ALONSO, 2009, p.59.
104
MONTEJO ALONSO, 2009, p. 60.
105
FREUD, Sigmund, (1981 [1910], “El porvenir de una terapia psicoanalítica”, Obras Completas, t. 2,
Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 1564-1570, p. 1570.
106
MONTEJO ALONSO, 2009. p.175.

  73  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

“privilegiada” de la institución amplifica y legitima el contenido de los enunciados


debido a una serie de estrategias sociales y profesionales dirigidas a toda la sociedad.
No obstante este proceso tiene también otras consecuencias, ya que la aparición de estas
estrategias pone al servicio de las mismas el contenido científico y la verdad de los
enunciados, que se transforman y subordinan a un nuevo régimen interno de relaciones
de poder. No se trata de un cambio de contenidos o de paradigma científico, sino de una
modificación en las reglas que rigen cómo se relacionan unos con otros. La verdad del
cuerpo teórico se cruza con otra verdad, la del mercado y la legitimidad social. Foucault
lo describe en Microfísica del Poder de la siguiente manera: (…)se trata de saber no
cuál es el poder que pesa desde el exterior sobre la ciencia, sino qué efectos de poder
circulan entre los enunciados científicos; cuál es de algún modo su régimen interior de
poder; cómo y por qué en ciertos momentos dicho régimen se modifica de forma
global.107
Al respecto Rafael Huertas plantea en su libro Organizar y Persuadir que:
“el proceso de institucionalización de cualquier actividad profesional se basa
(…) en el despliegue de dos procesos interrelacionados: por un lado, la
constitución de un mercado para los servicios profesionales (o
especializados) y, por otro, la aparición de un proyecto colectivo de
movilidad social ascendente. Ambos procesos, aunque puedan evolucionar
de manera distinta, coinciden en el tiempo, pues según un mercado
profesional se va organizando, surgen simultáneamente nuevos elementos en
los que basar el prestigio o el status social de los nuevos expertos. A su vez,
los medios utilizados para la búsqueda colectiva de dicho prestigio
profesional son, en el fondo, los mismos a los que se apela para la creación
del mercado. Estrategias de <<persuasión>>, dirigidas a todos los agentes
sociales implicados y que varían según la profesión y, dentro de la medicina,
según la especialidad que consideremos”108 .

Huertas analiza bajo los términos “Organizar y persuadir” el proceso de


institucionalización de la medicina mental en España. Tomando este análisis como
modelo se pueden identificar elementos comunes con el proceso de institucionalización
del psicoanálisis internacional. No estoy interesada, sin embargo, en compararlos, ni
pretendo, por tanto, homogeneizar o equiparar sus singularidades. Más bien
consideramos interesante destacar el hecho de que a ambos procesos se les puede
atribuir una misión social y una estructura de mercado, además suceden temporalmente
en los mismos años, por lo que los intercambios, tensiones, encuentros y desencuentros
han de analizarse desde y en el campo de la organización profesional.
                                                                                                               
107
FOUCAULT, Michel, (1979), Microfísica del poder, Madrid, Las Ediciones de La Piqueta, p. 178.
108
HUERTAS, 2002a, p. 23.

  74  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 

A España llegaban noticias sobre el proceso organizativo que estaba viviendo el


psicoanálisis a nivel internacional (proceso que, como hemos sostenido, imprime un
carácter particular en la forma de emisión y recepción del contenido de sus enunciados),
y, los psiquiatras españoles estaban inmersos en su propio proceso de organización de
su profesión, en medio de un contexto de crisis político-social a varios niveles.
Cada grupo profesional –psiquiatras y psicoanalistas de la IPA- defendía la
organización de sus propios núcleos de actividad (escuelas, foros de debate, órganos de
expresión, asociaciones, etc.), así como la elaboración de formulas y estrategias de
persuasión que sirvieran para convencer al resto de la profesión médica, instituciones, y
en general a la comunidad científica, sobre la utilidad y autoridad social de su
profesión109 .
Podemos, en este sentido, pensar los comentarios que los psiquiatras españoles
hicieron de la IPA y del movimiento psicoanalítico internacional en el encuentro de
estos dos procesos. España no se interesó en formar parte del movimiento internacional,
ni se interesó por la forma teórica y profesional custodiada por la IPA porque no
respondía a ninguna necesidad local (insisto en la pregunta: ¿por qué habríamos de
pensar que España tenía que entrar a formar parte del movimiento internacional?). No
obstante, sí puede afirmarse que recibió su impacto y formuló su opinión en relación al
mismo (en este sentido el movimiento internacional contribuyó a la mayor difusión del
psicoanálisis en España, ya que generó más noticias dentro de la ámbito medico-
psiquiátrico). Según sostiene Carles, España elaboró sus propios mecanismos de
defensa, y aunque circuló cierto saber psicoanalítico, no hubo un verdadero compromiso
con el mismo110. Por “compromiso” Carles parece buscar una “repetición” de los
principios de la IPA en España y lo que ésta entiende por formación y práctica rigurosa
del psicoanálisis. Es necesario sin embargo matizar este punto de vista, ya que la labor
de los introductores del psicoanálisis en España no era rechazar o defenderse del
psicoanálisis, que no supuso nunca un peligro. En todo caso los psiquiatras españoles
defendieron su propio proceso de organización asistencial y autoridad social.
Formularon críticas a un movimiento ajeno, que no reunía ni respondía a las denuncias e
intereses relevantes para el asociacionismo psiquiátrico español. No obstante el
crecimiento y la popularidad que estaba adquiriendo el psicoanálisis en Europa y
                                                                                                               
109
HUERTAS, 2002a, p. 17-18.
110
CARLES, et al. 2000, p. 81.

  75  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

América aceleró los comentarios y opiniones sobre aquello que ocurría fuera de las
fronteras nacionales y en este sentido es cierto que el éxito de expansión de los
psicoanalistas bajo la IPA, favoreció la legitimidad científica del psicoanálisis en
España –tantos especialistas no podían estar totalmente equivocados- e impulsó el
debate y, en consecuencia, la difusión y la incorporación de algunos de su conceptos
más controvertidos dentro del ámbito español.
La “causa” del movimiento psicoanalítico no tenía nada que ver, ni respondía a
los problemas que preocupaban a los psiquiatras españoles, comprometidos con la
organización de la asistencia psiquiatras del país. El psicoanálisis en España fue
incorporado a otra “causa”, la del movimiento de higiene mental.
La distancia entre la psiquiatría española y el movimiento de psicoanálisis
institucional no se debió, por tanto, a una “mala” o “superficial” comprensión del
psicoanálisis, a una resistencia o a una defensa ante un supuesto peligro111, sino que es
una distancia profesional que, al contrario, impulsó la apropiación de las ideas
psicoanalíticas por el movimiento psiquiátrico español, sufriendo para ello un proceso
activo de reformulación.
En este contexto hemos de situar, por ejemplo, las criticas que en 1914 realiza
Fernández Sanz a la secta de los psicoanalistas que expanden el psicoanálisis, haciendo
de la doctrina freudiana “un sistema psicológico que aspira á dominar, no sólo el total
campo de las psiconeurosis, sino también el de la Psiquiatría y el de la Psicología
normal, y pretende invadir el de otras muchas ciencias, como la Ética, la Sociología, la
Antropología, la Criminología y hasta la Filosofía, la Mitología y la Historia. La
expansión geográfica del freudismo ha sido muy desigual; los dos focos principales
radican en Austria y en Suiza, y una colonia muy próspera existe en la América del
Norte, donde numerosos psicopatólogos canadienses y yanquis practican con fervor el
rito psico-analista. En Alemania ha encontrado esta doctrina una enérgica oposición, y
en los países latinos ha atraído principalmente la atención en el concepto de extraña
aberración científica, pero ni en nuestra patria ni en las naciones de la misma raza
cuenta con apenas prosélitos”112.

                                                                                                               
111
Las historias del psicoanálisis articuladas desde dentro del propio movimiento psicoanalítico
(MUÑOZ, 1989, 1993; ANGUERA, 1998, 2010, 2011; PÉREZ-SÁNCHEZ, 1984) y las que toman como
lógica histórica y paradigma epistemológico la propia teoría psicoanalítica (BERMEJO, 1993a,
CORCÉS, 1992, CARLES et al. 2000) elaboran este tipo de lecturas, con matices entre ellos. Fuera de
España, esta forma de abordar la historia del psicoanálisis cuenta con una amplia tradición (véase por
ejemplo, GAY 1990, JONES, 1970) que se remonta al propio Freud (1981) [1914])
112
FERNÁNDEZ SANZ, 1914b, p. 262.

  76  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Bañuelos también distingue entre froidismo y psicoanálisis, para designar
aquello que rige el movimiento liderado por Freud (y que teóricamente promueve un
influjo de la sexualidad que, como hemos visto, genera numerosas críticas) y lo que
según su opinión, no pertenece al terreno de la teoría freudiana ni de sus seguidores,
sino que ha formado parte del campo del saber sobre la mente desde mucho antes de la
existencia de Freud. Rafael del Valle y Aldabalde dedica igualmente un apartado para
informar sobre la acogida y los planes de expansión de los discípulos de Freud. Y José
María Villaverde, psiquiatra que discute fervientemente todo lo que tiene que ver con
las ideas de Freud y su escuela, dedica en 1923 un artículo completo para criticar el
movimiento psicoanalítico al que tilda de moda pasajera cuya popularidad es debida,
entre otras cosas, a las mentes poco críticas y a su contenido pornográfico y morboso,
que lo hace expandirse como la pólvora113. No obstante las críticas de Villaverde
traslucen otros intereses políticos e ideológicos que analizaremos más adelante.
En España sólo Ramón Sarró, partió al extranjero con idea de formarse en el
psicoanálisis freudiano –que a veces planteó como una “especialidad” dentro de su
carrera médica-. Ángel Garma en cambio, viajó a Alemania con el propósito de
formarse en neurología y psiquiatría, y fue allí donde surgió su interés por la formación
psicoanalítica, que más adelante difundió en España, entre sus colegas y en numerosos
artículos científicos, para finalmente exiliarse a Argentina al inicio de la guerra civil en
1936.

1. 3. 1. Psicoanálisis para el movimiento de higiene mental español.

Los comentarios al psicoanálisis y las críticas al movimiento psicoanalítico,


fueron proferidos por una generación de médicos entre los que se contaba Fernández
Sanz, Sacristán, Juarros, Lafora o Mira, figuras representativas del movimiento de
reforma psiquiátrica en España. En este período varios facultativos denunciaron el
custodialismo en el que había caído el tratamiento de la locura y como consecuencia
lanzaron textos divulgativos para concienciar de la necesidad de remediar esta situación.
El espíritu de denuncia de estos médicos, les llevó a reclamar su lugar de expertos en las
decisiones sobre higiene mental y regulación social. Los psiquiatras reclamaron a las
autoridades políticas que atendieran sus peticiones como parte del proyecto de
                                                                                                               
113
VILLAVERDE, José María, (1924a), “Algo sobre el movimiento psicoanalítico en la actualidad”
Medicina Ibera, 18, pp. 208-212.

  77  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

regeneración de la asistencia sanitaria del país114. Así lo atestiguan las palabras del
psiquiatra José María Sacristán en el diario El Sol el 19 de julio de 1923:

“La psiquiatría teórica y práctica se halla en España en un estado de atraso


tan considerable, respecto del progreso de esta disciplina, que es de urgente
necesidad intentar su transformación radical. Cuantos nos ocupamos de
esta rama de la Patología humana estamos obligados a interesar por esta
cuestión al público profano, refiriéndole sin eufemismos ni ocultaciones la
situación de esta disciplina médica entre nosotros, cuyas aplicaciones
prácticas, de innegable transcendencia social, se hallan reducidas el estricto
cumplimiento de lo más esencial, con carácter absolutamente primitivo. No
es fácil, sin embargo, transformar este viejo sistema psiquiátrico,
enérgicamente arraigado en el espíritu nacional, con la rapidez necesaria
que exige nuestra vergonzosa situación para alcanzar un rango moderno (..)
Esta labor es ardua y difícil en extremos para el psiquiatra español, que
tiene que luchar contra innumerables prejuicios, incluso entre sus colegas,
y no por culpa de ellos ciertamente; pero no debe desatenderla, pues de ella
depende la posibilidad de una reorganización de la Psiquiatría nacional,
hoy volvemos a repetirlo, en un estado de abandono inconcebible, a pesar
de la buena voluntad de un reducido número de especialistas”115.

Sacristán ya había desarrollado estas ideas para un público médico en un artículo


publicado en 1921 en Archivos de Neurobiología116, revista fundada en 1920 y que
sirvió de órgano de expresión de estos profesionales, además de ocupar un papel
relevante en la difusión de contenidos psicoanalíticos. También Enrique Fernández Sanz
intervenía en 1921 en la Academia Nacional de Medicina denunciando la precaria
situación en la que se encontraban las instituciones psiquiátricas españolas117. Mejorar
el entramado asistencial incluía la modernización teórica y práctica, así como la
creación de instituciones encargadas de organizar la asistencia dentro y fuera del
manicomio. Surgía de esta forma el proyecto de creación de una “Liga de protección de
los Alienados” integrada por diversos especialistas y diversas líneas de acción. El
psicoanálisis iba a ser para estos autores parte del arsenal teórico con el que contaban
para ello.
Freud y sus discípulos habían formulado una teoría y un procedimiento
novedosos que sirvió a los objetivos de la regeneración científica, la legitimación social
                                                                                                               
114
HUERTAS, Rafael, (1995), Organización sanitaria y crisis social en España, Madrid, Fundación de
Investigaciones Marxistas.
115
SACRISTÁN, José María, (1923a), “La psiquiatría en España” El sol, 19 de julio de 1923, p. 4. El 11
de julio de 1923 también había escrito sobre “La asistencia psiquiátrica de urgencia en Madrid”
insistiendo sobre estas mismas cuestiones.
116
SACRISTÁN, José María, (1921), “Para la reforma de la asistencia a los enfermos mentales en
España”, Archivos de Neurobiología, 2(1), pp. 1-5.
117
FERNÁNDEZ SANZ, Enrique, (1921b), “Reforma de los manicomios españoles”, Anales de la Real
Academia Nacional de Medicina, t. 401, pp. 109-135.

  78  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
y la lucha frente a la precaria asistencia del enfermo mental, vehiculizando nuevas
formas de concebir la salud y la enfermedad más cercanas a los nuevos tiempos
sociales. Sacristán así lo propuso en el “Plan moderno de asistencia a los alienados” que
presentó junto a otros psiquiatras en la primera reunión de la Asociación Española de
Neuropsiquiatras en Barcelona en 1926. El psicoanálisis, según este autor,
“es una ciencia en evolución, y como es de naturaleza propiamente
introspectiva, ha dado y dará, forzosamente lugar a errores
deplorables y a exageraciones a veces ridículas. Pero en todo plan de
asistencia a psicópatas entendemos que no debe despreciarse tal
procedimiento terapéutico, como lo hacen la mayor parte de los que
lo critican sin conocerlo. Un psiquiatra moderno no puede ignorarlo,
y cuando conoce su fundamento y su técnica, se da cuenta de que los
diagnósticos que hace todos los días de demencia precoz, de
paranoia, son diagnósticos groseros detrás de los cuales, se esconden
en realidad, dramas psíquicos pujantes, conflictos indecisos, deseos
insatisfechos”118.

La Liga de Higiene Mental, creada finalmente en 1927, incorporó el


psicoanálisis en su utilidad para diversos campos de actuación como la pedagogía y la
educación119, la profilaxis, el tratamiento de la enfermedad mental o la peligrosidad
social de los enfermos120. Junto con el aumento de obras científicas sobre psicoanálisis,
la difusión de ideas psicoanalíticas en diarios de tirada nacional como El Sol, iniciaron
una divulgación que lo sacó del ámbito de las elites médicas y lo puso a disposición de
la clase media y burguesa121. Este diario contaba con una sección dedicada al progreso
de las ciencias médicas y biológicas, en la que junto a las denuncias de Sacristán sobre
“Los problemas psiquiátricos de España”122 o las propuestas de Tomás Busquet en

                                                                                                               
118
SACRISTÁN, José María y otros, (1926), “Plan moderno de asistencia a los alienados”, Archivos de
Neurobiología. 6, pp. 188-218, p. 207.
119
El Siglo Médico publicó varias reflexiones del peruano Honorio Delgado que tuvieron cierta difusión
entre los psiquiatras españoles. Así por ejemplo “El psicoanálisis en la escuela”, publicado en 1919,
contenía una novedosa propuesta, en la que se animaba a los educadores españoles a una reflexión sobre
el desarrollo psíquico infantil y la sexualidad. La misma revista publicó también “Psicología de la locura”
en dos entregas, los días 6 y 13 de septiembre de 1919, donde en general se hace una crítica al
biologicismo de la psiquiatría frente al que se reclama el psicoanálisis y la psicogénesis de la psicosis.
Una idea en la que Honorio Delgado insistirá en “Necesidad de introducir la psicología en la instrucción
médica” El Siglo Médico. Sacristán también escribirá en 1923 “El psicoanálisis como método de
exploración del inconsciente” en la Revista Pedagogía, y el Boletín de la Escuela Libre de Enseñanza,
BILE publicó también varios trabajos en los que se hacían referencias al psicoanálisis. Por ejemplo el
pedagogo Lorenzo Luzuriaga escribe en 1920b “El psicoanálisis y la Coeducación” donde coincide en
parte con las ideas defendidas por Honorio Delgado.
120
Los juristas Quintiliano Saldaña, Luis Jiménez de Asúa o César Camargo y MarÍn tendrán un papel
importante en este ámbito. También los psiquiatras Ruiz Maya, César Juarros o Emilio Mira. Ver LÉVY
LAZCANO, 2016a, 2016b.
121
CARLES, et al. 2000, p. 47.
122
SACRISTÁN, (1918), José María, “Los problemas psiquiátricos de España”, El Sol, 1 de octubre de
1918.

  79  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

relación a “Los servicios de dementes en España”123, Lafora escribía sobre la utilidad


del psicoanálisis como recurso terapéutico en el tratamiento de las locuras de origen
emocional o psicogenético124, o el uso de Freud para la educación sexual. También en la
sección dedicada a temas de Pedagogía e Instrucción pública el pedagogo Lorenzo
Luzuriaga publicó algunos artículos en los que insistía en la importancia del
psicoanálisis para la educación sexual del niño y del adolescente, como profilaxis de la
neurosis y la perversión, y como herramienta fundamental para la reforma educativa125.
Estas publicaciones pusieron de relieve la utilidad de esta teoría para legitimar científica
y socialmente las acciones y discursos que se proponían desde el movimiento de
Higiene Mental, democratizando además sus contenidos para un público general.
La generación de médicos que impulsó la modernización de la psiquiatría y la
reforma asistencial, tomó las ideas de Freud como herramienta al servicio de este
mismo fin, convirtiéndolo en una atractiva técnica diagnóstica y una psicoterapia
destinada a intervenir en los problemas relacionados con la higiene mental en la
ciudad 126 . Desde estas acciones de interés científico, político y social, las ideas
psicoanalíticas se incorporaron a las filas del movimiento de higiene mental español,
alejadas del diván y de la clínica propuesta por la IPA, abanderada oficial de la
propuesta freudiana.

1. 4. Manuales de psicoanálisis y práctica clínica.

El 14 de abril de 1923 Enrique Fernández Sanz comenzaba con estas palabras su


intervención en la Academia Nacional de Medicina:
“Sres. Académicos: Voy a molestar brevemente la atención de la ACADEMIA con la
exposición de un caso que ofrece en sí poco interés. El único que tiene es debido al
tratamiento empleado y al resultado con este tratamiento obtenido”127.
A continuación exponía el caso de un profesor de cuarenta y dos años, que desde
hacía catorce padecía la obsesión de que pisaba inmundicias cuando iba por la calle,

                                                                                                               
123
BUSQUET, Tomás, (1920) “Los servicios de dementes en España”El Sol el 4 de mayo de 1920.
124
“RODRIGUEZ LAFORA, Gonzalo, (1918b), ¿Es curable la locura?” El Sol, 16 abril de 1918,
125
 Los artículos de Luzuriaga en el diario El Sol son: “El psicoanálisis y la educación” (sección
Pedagogía e Instrucción pública, 3 de marzo de 1919b), “La educación sexual” (el 24 de marzo de
1919a), y “Las relaciones amistosas entre los muchachos de uno y otro sexo”, 10 de junio de 1920a.
126
Véase CAMPOS, Ricardo (2014), “La psiquiatría en la ciudad. Higiene Mental y asistencia
extramanicomial en España en la década de 1920”, Frenia, 4 (1), pp. 101-111.
127
FERNÁNDEZ SANZ, Enrique, (1923a), “Psicoanálisis: un caso de psicastenia fóbica (sesión Real
Academia de Medicina de Madrid), Anales de la Real Academia Nacional de Medicina 43, pp. 408-425,
p. 408.

  80  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
creyendo además que éstas se le pegaban en la suela e iba impurificando todos los
lugares por los que pisaba. Como consecuencia de esta preocupación había desarrollado
un estado neurasténico, acompañado de un estado de misantropía por las dificultades
que todo ello le suponía para el desarrollo normal de su vida diaria: “A mi me pareció
éste uno de los casos en los que el psicoanálisis es procedente, aun cuando yo creo que
es un medio de excepción en el tratamiento corriente de las psiconeurosis (…) Pero en
algunos casos graves y rebeldes (…) está justificado el acudir al psicoanálisis, con todos
sus inconvenientes”128
Fernández Sanz ya había publicado en 1921 en los Anales de la Academia de
Medicina el caso de un chico de 14 años que desde niño presentaba un cuadro de
psicastenia compulsiva129. Según el autor el uso de la psicoterapia en los chicos podía
ser “más fácil de llevar a cabo que en las personas adultas, de una parte por esa
simplicidad de la mente infantil (…), de otra parte, porque son mucho más accesibles a
la sugestión, y por esto se dice que los niños son admirables sujetos para la aplicación
de los procedimientos del psicoanálisis”.

Sugestión y transferencia eran para Fernández Sanz los mecanismos por los que
cura el psicoanálisis. Además justificaba la duración de los tratamientos psicoanalíticos
debido a su valor científico “muy superior, por ejemplo, al vulgar hipnotismo, que
practican incluso los artistas de circo (…). El psicoanálisis supone un trabajo enorme
(…) el médico tiene que fijarse en cada cosa, tiene que poner una cantidad de energía
cerebral extraordinaria (…) y por eso el psicoanálisis da resultados muy superiores al
hipnotismo, la sugestión vigil, etc. Con ciertas limitaciones, yo creo que el psicoanálisis
es un método que debe admitirse para el tratamiento de las psiconeurosis”130

Fernández Sanz, que era en estos momentos director del manicomio de Leganés,
había ido poco a poco modulado su postura y ahora legitimaba el uso del psicoanálisis
en determinados casos, siempre y cuando el origen biológico de la dolencia estuviese
descartado y cuándo la gravedad y resistencia a otros procedimientos no ofreciese otra
alternativa. Era seguidor de las novedades psicoanalíticas desde hacía varios años, a las

                                                                                                               
128
FERNÁNDEZ SANZ, 1923a. p. 410.
129
FERNÁNDEZ SANZ, Enrique, (1921a), “Las psiconeurosis de la infancia”, Anales de la Academia
Nacional de Medicina 41, pp. 287-295.
130
FERNÁNDEZ SANZ, 1923a. p. 418.

  81  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

que había hecho sus objeciones131, admitiendo algunas ventajas132. Freud tenía razón,
admitía Fernández Sanz, cuando alegaba “que la mayoría de los que le dirigen
objeciones lo hacen desde el punto de vista teórico, sin practicar su método”133. Hay que
poner en práctica el psicoanálisis para comprender las posibilidades que tiene, su
verdadero alcance y también sus defectos e inconvenientes.134 En España sin embargo,
continuaba diciendo, “se ha practicado y se está practicando muy poco (…) no se le ha
concedido la debida atención, se ha publicado muy poco acerca de él”135 y se está
difundiendo antes por las esferas extramédicas que por los médicos y especialistas “lo
cual no puede ser, porque no podemos consentir los médicos que se nos arrebate el
progreso que representan estas doctrinas, fundamentadas precisamente en necesidades
de orden médico, siendo éste uno de los motivos por los cuales he traído este caso a la
ACADEMIA. ”136

Nos ha parecido relevante detenernos en algunos puntos de la exposición que


Fernández Sanz presentó en la Academia en 1923 por varias cuestiones. Primero porque
muestra desde un ejemplo práctico gran parte de las ideas sobre recepción y circulación
del psicoanálisis que hemos formulado hasta ahora como pueden ser las adaptaciones de
la teoría137, las restricciones a la casuística clínica de la teoría freudiana138, la distancia
                                                                                                               
131
Las criticas que Fernández Sanz hacía a la teoría sexual, a la interpretación erótica de los sueños y al
tiempo que necesita el psicoanalista para emplearlo habían sido formuladas varias veces en sus textos, en
concreto poco antes había publicado, “La aplicación práctica del psicoanálisis a la clínica neurológica”
(1920, Medicina Ibera, 13, pp. 53-55).
132
En el libro de Fernández Sanz, Las psiconeurosis, publicado en 1921, éste afirma: “A Freud debe
reconocérsele el mérito de haber señalado la eficacia patógena de los afectos genésicos perturbados y
reprimidos, pero los errores de Freud impiden seguirle en sus elucubraciones. No obstante es de justicia
proclamar lo acertado de su punto de partida. Sin acatar ni mucho menos los fanáticos dogmas del
freudismo debemos imparcialmente declarar que las perturbaciones de los actos sexuales intervienen a
menudo en la génesis de los estados de angustia, especialmente en las edades poco avanzadas cuando las
dificultades materiales para la satisfacciones entran en conflicto con la vivaz persistencia del deseo.
También queda probado que los fraudes geniales, sobre todo la cópula interrupta, provoca
predilectamente los susodichos síndromes ansiosos” (FERNÁNDEZ SANZ, Enrique, (1921c), Las
psiconeurosis, Madrid, Calpe)
133
FERNÁNDEZ SANZ, 1923a. p. 411.
134
Al respecto resulta interesante pensar que, en el marco de un espacio académico, la actitud crítica con
el psicoanálisis había de ir acompañada de su puesta en práctica. Un ejemplo lo encontramos en la
exposición de “Un estudio crítico de la teoría psicoanalítica de Frend [sic]” que Álvarez Salazar expone
en la Academia Médico-Quirúrguica Española, en las sesiones del 16 y 23 de abril de 1917 (ÁLVAREZ
SALAZAR, R. “Estudio crítico de la teoría psicoanalítica de Frend”, Revista de Medicina y Cirugías
Prácticas, 116 (3), 1917, pp. 67-141) y que Sanchís Banús crítica por no estar confirmado a partir de su
propia experiencia, refiriéndose a los numerosos trabajos publicados por españoles que han contribuido
en la generalización de las teorías y lo han elevado a la categoría de doctrina. (CARLES, et al. 2000, p.
55)
135
FERNÁNDEZ SANZ, 1923a, p. 410-411.
136
FERNÁNDEZ SANZ, 1923a. p. 411.
137
Sanz afirma que no sigue el método ideado por Freud y la ortodoxia, ni las modificaciones que de éste
han realizado las sectas derivadas de sus ideas que además han sido elaboradas en “la mentalidad de otras

  82  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
con el movimiento internacional de psicoanálisis139 y la crítica al factor sexual140.
Segundo porque nos parece significativo el escenario que dibuja: tenemos a Fernández
Sanz, un médico de renombre por esos años, defendiendo e impulsando la práctica
crítica del psicoanálisis, en medio de una sesión de la Real Academia Nacional de
Medicina, institución de peso político-social dentro del ámbito médico de la época.
Además, ese suceso tiene lugar en el inicio de un nuevo período no sólo en lo que
respecta a la difusión del psicoanálisis141, pues pocos meses después tendrá lugar el
Golpe de Estado que pondrá a Primo de Rivera al mando del gobierno del país.
El papel que la Real Academia Nacional de Medicina representó para el
progreso y divulgación de la psiquiatría la convertía en el escenario idóneo para
presentar novedades teórico-prácticas y esgrimir argumentos que presionaran a los
poderes políticos y la administración, con el objetivo de realizar reformas y cambios en
materia de higiene pública y mental. Propuestas reformadoras que, como la creación de
la Liga de Higiene Mental fundada en 1927, estuvieron estrechamente vinculadas a los
avatares políticos de la dictadura de Primo de Rivera. Las iniciales expectativas que
varios profesionales habían puesto en las promesas del gobierno, poco a poco fueron
desapareciendo al comprobar el desinterés y la inoperancia en resolver la caótica
situación sanitaria del país. Un proceso de deslegitimación del gobierno de la dictadura

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
razas (…) y por ello tenemos que adaptar a las condiciones especiales de nuestros compatriotas”
(FERNÁNDEZ SANZ, 1923a. p. 412), argumento similar al que ya había ofrecido Gayarre en 1909 en
“La génesis sexual del histerismo y de las neurosis en general”. La interpretación de los sueños freudiana
propuesta como la vía regia de acceso al inconsciente no es de su agrado, entre otras cuestiones porque no
le convence el simbolismo sexual. Se muestra en cambio más convencido por el método de las
asociaciones libres o el de las asociaciones verbales “principalmente estudiado por Jung, que forma una
secta aparte dentro del psicoanálisis: es un heterodoxo”. También expone un método mixto, que es el que
utiliza en esta ocasión (FERNÁNDEZ SANZ, 1923a, p. 414).
138
Fernández Sanz argumenta que el psicoanálisis sólo es justificable en casos de extrema urgencia y
cuando el origen biológico esté absolutamente descartado: “(…)la indicación del psicoanálisis en el
tratamiento de las psiconeurosis nos la da la gravedad del proceso y su rebeldía a los procedimientos que
hasta entonces hayamos empleado” (FERNÁNDEZ SANZ, 1923a., p. 410)
139
Como hemos dicho, Fernández Sanz mantiene una distancia teórica, práctica y profesional de lo que
denomina “las sectas del psicoanálisis”.
140
Sobre esta cuestión Fernández Sanz se pronunció en varios textos. En esta ocasión ejemplifica este
rechazo en relación a los casos de neurosis de guerra, en los que está en juego el instinto de conservación
y no el sexual, que los freudianos insisten en anteponer a toda casuística “(…) puesto que se reconoce que
hay complejos no sexuales capaces de determinar psiconeurosis, se verán obligados los mantenedores de
esa teoría a modificar la técnica y a dar entrada al complejo del instinto de conservación. Además de esto,
hay muchos casos de psiconeurosis ordinarias que no se curan con el psicoanálisis, y si con otros
procedimientos” (FERNÁNDEZ SANZ, 1923a, p. 416)
141
Glick señala que hacía 1920 aparece un conjunto de científicos e intelectuales preparados para debatir
el psicoanálisis, una de las tres grandes ideas científicas y “revolucionarias” de la época, junto al
darwinismo y la relatividad. Véase, GLICK, Thomas, (2010), Darwin en España, Valencia, Universitat
de València; GLICK, Thomas, (2005), Einstein y los españoles. Ciencia y sociedad en la España de
entreguerras. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas; GLICK, 1988 y 1993.

  83  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

que contribuyó a la adhesión que protagonizaron muchos psiquiatras al ideario


republicano.142
La exposición de un caso psicoanalítico en el seno de la Academia y en este
contexto de reformas sanitarias y crisis política143 no era por tanto ingenuo, y concebido
desde esta óptica nos indica el uso que se dio al tratamiento psicoanalítico en la
medicalización de la enfermedad mental, principal demanda de los psiquiatras ante el
lamentable estado de la asistencia médica, anclada en el asilo como espacio de
reclusión. El punto de partida de ésta práctica del psicoanálisis era el que anunciaban las
palabras de Fernández Sanz en 1923 “yo he de empezar por confesar que no soy un
psicoanalista ni muchísimo menos”144. Una advertencia en la que dejaba claro el lugar
desde el que ejercía su práctica y que define bastante bien cómo sucedió, en términos
generales la incorporación clínica del psicoanálisis en España.
El psicoanálisis aportó categorías y sirvió para legitimar científicamente
determinadas acciones dentro del ámbito de la higiene mental. Su casuística clínica
estuvo vinculada a los casos de origen emocional y somático como la histeria, la
neurastenia, la psiconeurosis de angustia y en general los cuadros de nerviosismo
psíquico. Desde una concepción doctrinal plástica, las ideas psicoanalíticas se
reformularon y adaptaron en cada uso, configurando una praxis específica, un
psicoanálisis adaptado a la realidad española y relacionado con los procesos de cambio
científico, político y cultural, que permitieron nuevas lecturas sobre la controvertida
teoría sexual freudiana.
En 1921, César Juarros había publicado un caso similar al de Fernández Sanz,
sobre una joven de 21 años que acudió a su consulta con temores obsesivos por
contagiar a las personas a las que daba la mano145. En la bibliografía, Juarros citaba la
obra del peruano Honorio Delgado El psicoanálisis publicada en 1919, lo que nos
señala la existencia de canales de circulación del psicoanálisis en castellano. Juarros
aceptaba la etiología sexual de la histeria y empleaba la interpretación de los sueños, el
método de asociación libre y la asociación de palabras determinadas de Jung: “se
pueden hacer objeciones a este caso desde el punto de vista de la pureza de la técnica.
No tiene otro valor que el de un ensayo publicado para que sirva de estímulo a los
                                                                                                               
142
CAMPOS, Ricardo (1995),“Higiene mental y reforma de la asistencia psiquiátrica en España (1900-
1931), en Psiquiatría Comunitaria, Madrid, Servicio Regional de Salud, pp. 199-217 p. 211.
143
HUERTAS,1995.
144
FERNÁNDEZ SANZ, 1923a. p. 411.
145
JUARROS, César (1921), “Sobre un caso de obsesión por contagio curado por psicoanálisis”, Los
Progresos de la Clínica, 19 (115), pp. 11-17.

  84  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
colegas desafectos al método, sin tener experiencia personal de él”146.

147
También el psiquiatra Gonzalo Rodríguez Lafora publicó “Estudios
psicoanalíticos sobre las obsesiones”, donde exponía dos casos clínicos propios. El
primero de ellos el de una muchacha de 21 años que aparentaba ser “un caso vulgar de
neurosis obsesiva despertada por fatiga emocional, sin embargo, si profundizamos en el
psicoanálisis del caso vemos que como en todas las psiconeurosis el proceso tiene raíces
profundas y antiguas psicogenéticas. El largo diálogo psicoanalítico mantenido con la
enferma nos pone de manifiesto el complejo sexual que ha causado la manifestación
obsesiva actual”. Lafora realizó con esta paciente una especie de interrogatorio sobre
comportamientos y problemas sexuales con los que quiere llegar a la “trabazón lógica”
que ha desencadenado la neurosis y que, una vez hecha consciente, liberará al individuo
de su obsesión148.

En el contexto catalán fue el psiquiatra Emilio Mira el que en estos años puso
en práctica el psicoanálisis149. En 1921 publicó en los Anals de l´Academia i Laboratori
de Ciencies Mediques de Catalunya “Un cas senzill de psicoanalisi” 150 donde exponía
el caso de una muchacha que padecía desde hacía algunos años un síndrome
neurodigestivo poco preciso. En distintas ocasiones había sido tratada como histérica,
psicasténica, neurasténica, hipoovárica, hipoepinefrítica y tuberculosa pulmonar,
habiendo fracasado todos los tratamientos ensayados con ella. Su situación no había
hecho más que empeorar justo en el momento en el que Mira comenzaba el tratamiento
psicoanalítico, con el que afirma conseguir la cura de los síntomas151. Mira realiza un
interrogatorio que acompaña con la “prueba de las asociaciones determinadas” a partir
de la que resuelve el diagnóstico como un caso de neurosis de fijación, provocado por
                                                                                                               
146
JUARROS, 1921.
147
La formación anatomo-clínica de Lafora no fue necesariamente un impedimento para incorporar el
psicoanálisis, que de hecho, fue también percibido como una doctrina biológica, no sólo psicológica. Al
respecto Glick sostiene que, lo que tienen en común los discípulos de Cajal y Freud, es el darwinismo
(GLICK, 1988). Resulta interesante en este sentido consultar la obra de Sulloway (1992) sobre las
conexiones biológicas del pensamiento freudiano.
148
RODRIGUEZ LAFORA, Gonzalo, (1922) “Estudios psicoanalíticos sobre las obsesiones”Archivos
Medicos de Cirugía y Especialidades, 6 (36), pp. 255-272.
149
Sobre Emilio Mira véase IRUELA, L.M (1988), Vida y obra de Emilio Mira y López, Madrid,
Universidad Complutense de Madrid. Tesis doctoral; IRUELA, L. M. (1993), Dr. Emilio Mira y López.
La vida y la obra. Psiquiatría, psicología y armonía social. Barcelona, Universitat de Barcelona.
ESTARLICH CANET, J.V (1995), Emilio Mira y López: su vida y su obra científica, Valencia,
Universitat de València, Tesis doctoral.
150
MIRA I LÓPEZ, Emilio, (1921), “Un cas senzill de psicoanalisi”, Anals de Ciències Mèdiques,15, pp.
407-413.
151
CARLES, et al. 2000, p. 75.

  85  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

un acontecimiento emocional mal resuelto durante su paso por el internado de monjas.


Mira, que era director del Laboratorio de Psicología del Instituto de Orientación
Profesional en Barcelona desde 1919, ensayó con el psicoanálisis en este ámbito,
interesándose principalmente por las posibilidades del uso psicotécnico a partir del cual
conseguir una vía de acceso rápida para estudiar la correlación entre estados mentales y
somáticos152. Dentro de su interés por la psicología aplicada, continuará investigando
sobre las aplicaciones del psicoanálisis y en 1926 publica la monografía El psico-
análisis, Aplicacions practiques del psico-análisis 153 , texto que acompaña con
fragmentos de su práctica y donde llega a analizar, como Freud había hecho, un sueño
propio. También en 1926 publica “Aplicaciones médicas y psicológicas del
psicoanálisis”154; en 1925 “Un nou método d´exploració del subconscient”155 donde
introduce lo que denomina el método del onirismo barbitúrico; y en 1927 “Algunas
notas inéditas de técnica para el tratamiento de las psiconeurosis”156.

1. 4.1 Las Obras Completas de Freud.

Los psiquiatras españoles de este período, comenzaron a poner en práctica el


psicoanálisis 157 , ofrecerlo como terapéutica e incluir sus ideas en seminarios y
conferencias en una clara actitud docente. Se inició en este sentido un periodo de
enseñanza en el que los autores sistematizaron la teoría psicoanalítica, elaboraron sus
críticas y corroboraron sus ideas con su experiencia clínica. Muchas de las
publicaciones de estos años tienen un estilo pedagógico que recuerda al del manual, con
                                                                                                               
152
Este fue el tema de su tesis doctoral, Las correlaciones somáticas del trabajo mental, presentada en
1922 en la Universidad de Madrid. Véase, GARCIA, Emilio; HERRERO, Fania, CARPINTERO, Helio,
(1993), “La tesis doctoral de Emilio Mira y López: <<Las correlaciones somáticas del trabajo mental
(1922)>>”, Revista de Historia de la Psicología, 14 (3-4), pp. 139-152.
153
MIRA I LÓPEZ, Emilio, Barcelona, (1926a), El psico-análisis, Aplicacions practiques del psico-
análisis, Barcelona, Arnau de Vilanova, Serie Monografies Médiques.
154
MIRA I LÓPEZ, Emilio (1926b)“Aplicaciones médicas y psicológicas del psicoanálisis”, Archivos de
Medicina, Cirugía y Especialidades, 25, pp. 249-256
155
MIRA I LÓPEZ, Emilio, (1925), “Un nou métode d´exploració del subconscient”, Annals de Ciències
Mèdiques, 19, pp. 15-21.
156
MIRA I LÓPEZ, Emilio, (1927), “Algunas notas inéditas de técnica para el tratamiento de las
psiconeurosis” Revista Médica de Barcelona. 8, (44), págs. 162-167; y en Archivos de Medicina, Cirugía
y Especialidades, 26, pp. 775-779.
157
Sobre la práctica del psicoanálisis en estos años Carles et al. escribe que en 1921 “hay una
incorporación teórica (…) y prácticamente ninguna práctica. Juarros es una vez más pionero (…) y se
lanza a una práctica terapéutica psicoanalítica que se aproxima bastante a la ortodoxa” (2000, p. 74). Esta
conclusión se debe, como ya se ha argumentado, a la búsqueda, por parte de Carles, de una práctica
psicoanalítica que se corresponda con los cánones de la ortodoxia y sirva para desestimar las versiones
que no se adecuen a la misma. Ha quedado suficientemente argumentado nuestro razonamiento al
respecto, por lo que no seguimos a Carles en esta afirmación, al contrario, consideramos que durante
estos años existió una práctica psicoanalítica, que incorporó a la clínica médica gran parte de los
conceptos más representativos de la teoría freudiana.

  86  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
un desarrollo ordenado y pensado para el ejercicio clínico, y no solo como un simple
debate erudito de interés puramente intelectual. El punto central de estos trabajos fue la
traducción de las Obras Completas de Freud, que comenzará a publicar volúmenes a
partir de 1922, antes de que el propio Freud haya concluido su aportación teórica. No
obstante, el primer trabajo que presentó estas características había comenzado a
escribirse algunos años antes.
En 1913 el zaragozano Joaquín Gimeno Riera, inició el proyecto de redactar una
obra titulada El psicoanálisis, con la que quería aportar rigor y exhaustividad en la
comprensión de unos postulados que “malos o buenos (no es la ocasión de juzgarlos ya
que el objeto principal de nuestro trabajo es que el lector los juzgue por sí mismo) son
interesantes”158. Gimeno aportaba una amplia bibliografía crítica y una exposición por
apartados temáticos, en los que compendiaba los principales ítems del pensamiento de
Freud y sus discípulos. Este manuscrito sin embargo, nunca fue publicado159. En 1921
Gimeno abandonó su redacción, un año antes de publicar el artículo “La histeria desde
el punto de vista psicoanalítico”160 en el que presentaba la teoría freudiana de la histeria
como una de las mayores actualidades del psicoanálisis e incluía varias de las ideas
desarrolladas en el manuscrito. No sabemos cuáles fueron las razones que hicieron que
este ejemplar no viese la luz, no obstante pensamos que la aparición del primer volumen
de las Obras Completas de Freud en 1922 pudo influir en el abandono del proyecto, ya
que de alguna forman cubría el objetivo para el que Gimeno había ideado su
manuscrito.
La traducción de las Obras Completas comenzó su elaboración a partir de 1917,
fecha en la que José Ruiz-Castillo Basala inició correspondencia con Freud161. Por
aquella época Ortega, que había recomendado este proyecto a la editorial Biblioteca
Nueva, ya había redactado un texto en el que argumentaba su hipótesis sobre el

                                                                                                               
158
GIMENRO RIERA, 2016, p.51. El manuscrito está fechado entre 1913 y 1921.
159
Conocemos la existencia de este manuscrito, hasta ahora inédito, gracias a la publicación póstuma que
ha elaborado la editorial Triacastella a cargo de la edición de Miguel Ángel Ferrández Payo, que analiza
los avatares del manuscrito y pone fecha a su proceso de elaboración, convirtiéndose en una de las
primeras monografías de psicoanálisis de autoría española. Veáse LÉVY LAZCANO, Silvia, (2017)
“Una investigación psicológica pura”. La obra inédita de Joaquín Gimeno Riera [reseña a El
psicoanálisis, de Joaquín Gimeno Riera], Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 2017,
37 (131), pp. 299-303, doi: 10.4321/S0211-57352017000100019
160
GIMENO RIERA, Joaquín, (1922), “La histeria desde el punto de vista psicoanalítico”, Arch Ginecop
Obstetr Pediatr, 35, pp. 149-158.
161
RUIZ-CASTILLO BASALA, José, (1972), El apasionante mundo del libro. Memorias de un editor,
Madrid, Agrupación Nacional del Comercio del Libro.

  87  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

histerismo español fundamentada en las ideas “de positivo valor científico”162 de la


teoría freudiana. Ortega en cambio, desechaba el método de interpretación de sueños y
la extensión de la sexualidad a toda la vida de conciencia. Un año más tarde, en 1911,
publicaría otros dos artículos, y no uno como bien nos aclara Anne- Cecile Druet.163 El
primero de ellos, “Nueva medicina espiritual”, fue publicado en La Prensa de Buenos
Aires164 dedicado a las teorías del sueño. Este trabajo suscitó cierto interés en el público
argentino y de hecho Ortega recibió una carta de unas alumnas pidiendo más
información sobre psicoanálisis165. El segundo y más conocido, “Psicoanálisis, ciencia
problemática” fue publicado en La Lectura de Madrid. El interés del filósofo por las
ideas de Freud era ambiguo, ya que al mismo tiempo que insistía en el atractivo y la
genialidad de aquello que descubrían según el autor, las comparaba con la confesión
religiosa o calificaba la teoría de ingenua, ridícula e inútil166. De hecho en 1927 Ortega
declarará: “No tengo nada que ver con Freud, cuya obra me ha parecido conveniente,
por muchas consideraciones, dar a conocer en España, pero por la cual he sentido
siempre un interés evanescente”167
¿Cuáles fueron los motivos que movieron a Ortega a promover la traducción de
las Obras Completas? Por un lado, la preocupación por la educación del pueblo español
y su interés por hacer a España partícipe de las novedades científicas y culturales del
panorama intelectual europeo, le hicieron entender el psicoanálisis como una teoría
estimulante y provocadora, que servía para revitalizar una actitud crítica e incentivar un
debate intelectual. Pero, más allá del interés científico, la propuesta editorial de Ortega
no estuvo al margen de un interés económico. Las provocadoras ideas del neurólogo
vienés estaban generando un gran entusiasmo dentro y fuera de España. Contaban con
cada vez más seguidores y detractores, por lo que la empresa podía ser previsiblemente
un gran negocio. Y así fue, la traducción de las Obras Completas de Freud consiguió
tres ediciones y vendió más de 15.000 ejemplares sólo antes de la Guerra Civil, con un
valor de 10 pesetas cada tomo, de entre 300 y 400 páginas. De hecho, según datos de la
editorial Biblioteca Nueva todavía en 1972 seguían siendo uno sus principales pilares
                                                                                                               
162
ORTEGA Y GASSET, 1993 [1915], p. 110. Este artículo fue redactado en 1910 pero no vio la luz
hasta 1915 publicado en La Lectura bajo el título “Observaciones de un lector” y luego recogido en el
primer tomo de El Espectador, a partir de su tercera edición en 1928.
163
DRUET, 2011a.
164
ORTEGA Y GASSET, 2004c [1911]
165
ORTEGA Y GASSET, 2004b [1911]
166
ORTEGA Y GASSET, 2004a [1911]
167
ORTEGA Y GASSET, José, (1993 [1934]), “Prólogo para alemanes”, Obras Completas, Madrid,
Alianza Editorial-Revista de Occidente, t. VIII, p. 33.

  88  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
económicos168. La traducción estuvo a cargo de Luis López Ballesteros y recibió los
elogios de Freud, que la calificó de “correctísima interpretación de mi pensamiento”169.
El diario El Sol, anunciaba periódicamente los volúmenes que iban apareciendo,
y que estaban teniendo “la suerte poco común de atraer a la masa general de lectores”,
fenómeno que, según el diario, no sólo se explicaba por el contenido psicológico de los
trabajos de Freud, sino que además éste había despertado en el público una curiosidad
que iba más allá, un interés “plenamente justificado por la manera de sistematizar una
serie de fenómenos que en la vida diaria tienen una importancia predominante y que, sin
embargo, están cuidadosamente disimulados, en unos casos, y cubiertos bajo velo de
discreción, en todos”170.
A partir de estos años, el psicoanálisis forma ya parte del saber psiquiátrico y es
de obligada referencia en el tratamiento de las psiconeurosis. Los ambientes
progresistas y liberales de las elites médicas han leído y conocen las principales
hipótesis freudianas, ante las que han podido formarse alguna opinión. Cuentan con
acceso a las Obras Completas de Freud y a los textos de varios psiquiatras españoles. Se
elaboran manuales en los que el psicoanálisis se indexa como herramienta terapéutica, y
varios cursos lo incluyen en sus programas docentes. Es un tema que interesa y que el
diario El Sol publica entre sus páginas. Desde una concepción elástica, de criterios
amplios, el psicoanálisis es una herramienta más entre otras, con un uso reservado para
una casuística concreta, que crítica la exclusividad interpretativa de los psicoanalistas
ortodoxos. Sólo Garma insistirá en lo términos clínicos de la ortodoxia a partir de 1931.
Mientras los españoles estarán más cercanos a las palabras de Lafora:
“Queremos ante todo prevenir de que aunque aceptemos el psicoanálisis
como una nueva ciencia discutible después de ser estudiada seriamente, no
por eso aceptamos el dogma de Freud en toda su integridad, pues
consideramos que la crítica debe expurgarle de numerosas generalizaciones
que la experiencia ulterior ha demostrado no ser constantes. Nuestra posición
respecto a esta cuestión ha de ser crítica pero no iconoclasta. Creemos que la

                                                                                                               
168
RUIZ-CASTILLO BASALA, 1972, p. 103.
169
Freud escribe una carta en la que aprueba y felicita la correcta traducción de Luis López Ballesteros:
“Siendo yo un joven estudiante, el deseo de leer el inmortal «Don Quijote» en el original cervantino me
llevó a aprender, sin maestros, la bella lengua castellana. Gracias a esta afición juvenil puedo ahora -ya en
edad avanzada- comprobar el acierto de su versión española de mis obras, cuya lectura me produce
siempre un vivo agrado por la correctísima interpretación de mi pensamiento y la elegancia del estilo. Me
admira, sobre todo, cómo no siendo usted médico ni psiquiatra de profesión ha podido alcanzar tan
absoluto y preciso dominio de una materia harto intrincada y a veces oscura” (FREUD, Sigmund, (1923),
“Carta de Luis López Ballesteros, 7 de mayo de 1923”, Obras Completas, t. 4, Madrid, Biblioteca
Nueva)
170
S. (1923,), El Sol, 29 de marzo de 1923, sección Revista de Libros.

  89  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

verdadera actitud que impone la sinceridad científica es la de ser


psicoanalista pero no freudiano”171.

1. 5. Los contactos con la ortodoxia psicoanalítica.


1. 5.1. Ramón Sarró: el psiquiatra español que visitó a Freud.

En 1925 el joven Ramón Sarró contaba con 25 años. Había estudiado la carrera
de Medicina en la Universidad de Barcelona y su “vocación por la Psicoterapia y la
Psiquiatría” le llevaron a interesarse por “la Viena de Sigmund Freud, Alfred Adler,
Wagner von Schilder, Karl Buhler, etc.”172.
Tal y como explica en la correspondencia intercambiada con su padre durante
éste período, Sarró partió al extranjero para formarse en una especialidad 173 , el
psicoanálisis, que contaba en España con pocas posibilidades formativas regladas
(existían seminarios y conferencias aisladas, sin solución de continuidad ni programa de
estudios definido), mucho menos de forma oficial, como ocurría en el seno de las
sociedades psicoanalíticas. Según relata el propio Sarró, la lectura de las obras de Freud
le hicieron significar algunos aspectos de su adolescencia desde un punto de vista
psicoanalítico, influyendo en su decisión de partir a Viena para formarse en
psicoanálisis174.
Si pensamos este suceso en términos de difusión y circulación de ideas, adquiere
especial relevancia el hecho de que un joven médico, residente en la Barcelona de los
años 20, considerase el psicoanálisis como opción para la especialización de su carrera
profesional, sabiendo que para ello debía partir al extranjero.
Sarró se trasladó a Viena con el proyecto de convertirse en psicoanalista: “Antes
de mi llegada, ningún catalán y tampoco ningún español había sido recibido por

                                                                                                               
171
RODRÍGUEZ LAFORA, G. (1923a): “La teoría y los métodos del psicoanálisis” Revista de
Criminología, Psiquiatría y Medicina Legal, 19 (58), pp. 385-408 y El siglo Médico, 26, pp. 721-739.
172
SARRÓ, Ramón, (1978), “Curriculum Vitae (1928-1978)”, Secció de Manuscrits. Fons Ramón Sarró,
Capsa 32, Biblioteca de Catalunya, p. 2
173
SARRÓ, Ramón, (1925-1927), Correspondencia personal con Artur Sarró Bosch, Ms. 9270/1. Capsa
19. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya. Es importante señalar que
la historiografía previa sobre historia del psicoanálisis en España no ha tenido acceso a esta
correspondencia ya que el Fondo Ramón Sarró ingresó en la Biblioteca de Cataluña a finales de julio de
2007, por lo que es posterior a la más reciente tesis doctoral de Druet, fechada en 2006. En este sentido
presentamos un material inédito dentro de este campo de investigación.
174
SARRÓ, Ramón (1986a) “Borrador de <<Mi entrevista con S. Freud>>” para artículo en el diario La
Vanguardia, (Correspondencia corporativa con La Vanguardia, n.57A, Ms. 9270/2. Capsa 29. Secció
Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya.). En la entrevista, finalmente
publicada en 1988, añade que en su época de estudiante circulaba el libro francés de Laforgue y Regis
donde se mencionaba a Freud, pero que fue sobre todo a partir de un artículo de Ortega y Gasset que él
tuvo noticias de Freud. (La Vanguardia, lunes 22 de febrero de 1988 , p.13)

  90  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Freud”175. Su interés por el psicoanálisis estuvo fraguado en el contexto catalán, donde
por aquellos años, Mira ya comenzaba a publicar sus primeros textos176 e incorporaba el
psicoanálisis a su docencia177. En este mismo sentido, se puede confirmar la existencia
de canales científicos y formativos de circulación del psicoanálisis que alcanzaron a las
jóvenes generaciones de médicos que, como es el caso de Sarró, se contaron entre el
público lector de las Obras Completas de Freud.
Decidido en su propósito Sarró escribió a Freud solicitándole iniciar un análisis
didáctico en Viena, a lo que Freud respondió en una carta fechada el 10 de septiembre
de 1925:
“Estimado doctor!
En otras circunstancias, me hubiera gustado hacer un análisis didáctico con
usted. Pero se ha inscrito demasiado tarde. Mis horas de trabajo para el
próximo año ya están cubiertas y no puedo añadir nada nuevo. No se deje
disuadir del propósito de hacer un análisis de este tipo y eventualmente venir
a Viena. Si me visita a principios de octubre, me será fácil asignarle a un
excelente analista de entre mis discípulos. Le saluda amistosamente:
Freud”178.

                                                                                                               
175
SARRÓ, Ramón, (1988), “Profesor Ramón Sarró. Con Freud, en la Viena de mediados de los años
20”, La Vanguardia, lunes 22 de febrero de 1988, p. 13.
176
MIRA, 1921; 1925; 1926a; 1926b; 1927.
177
El 15 de noviembre de 1922 Mira inicia un curso de Psicología Médica en la Academia y Laboratorio
de Ciencias Médicas de Cataluña. En el programa, publicado en los Anals de Ciencies Mediques (16 de
noviembre de 1922), dedica la lección número 22, de 25, al tema “La repressió, l´inconscient y el
psicoanálisis. Concepte modern de les Psiconeurosis” (CARLES, et al. 2000, p. 77)
178
FREUD, Sigmund, (1925), Sèries triades per Ramón Sarró. Cartes exhibides, 10 de septiembre de
1925, Ms. 9270/4.1. Capsa 32. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano, Biblioteca de Catalunya,
Traducción al castellano directamente del original en alemán por Giuliana Zeppegno.

  91  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

Figura. 1. 1. Carta de Freud a Ramón Sarró,


10 de septiembre de 1925.
Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya

  92  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
A finales de septiembre de 1925, Sarró tomó un tren camino a Viena y por
mediación del compositor catalán Roberto Gerhard, que se encontraba en la ciudad
austriaca para estudiar con Arnold Shönberg, concertó su primera visita con Freud179.
Según escribe Sarró en el borrador de una entrevista que concedería al periódico la
Vanguardia en 1986, finalmente publicada en 1988, Freud le recibió con la mayor
naturalidad, considerando apto su alemán para iniciar una formación psicoanalítica y
haciéndole tres recomendaciones: que no leyera libros de psicoanálisis durante su
análisis didáctico; que ampliara su formación psiquiátrica visitando la Clínica
Universitaria de Neurología y Psiquiatría que dirigía Wagner von Jaureg, psiquiatra de
gran relevancia que obtuvo el premio Nobel durante la estancia de Sarró en Viena; y
que comenzase el análisis didáctico con Helene Deutsch 180 . Sarró, siguiendo sus
recomendaciones, comenzó su análisis con Deutch, “belleza judía, era conocida por su
libro sobre el psicoanálisis de las funciones sexuales femeninas, adhiriéndose a la
concepción freudiana que la sexología actual ha rechazado como aberrante”181.
En el informe de la Asociación Psicoanalítica de Viena, Helene Deutsch certifica
la consecución del análisis didáctico, así como algunas actividades en las que Sarró
participó en Viena, señalando la interrupción de todas ellas en 1927, por una causa
familiar inesperada, que le impidió llegar a completar los tres años reglamentarios del

                                                                                                               
179
Sobre este primer encuentro Sarró dirá que tanto Freud como él fueron conscientes de lo que
significaba: era, en el orden profesional, el primer contacto del psicoanálisis de Freud, no sólo con España
sino también con Hispanoamérica. (SARRO, 1986a). Sarró de esta forma configura una especie de
genealogía mitificada entre el psicoanálisis de Freud y el mundo hispano, en el que sitúa este suceso
como “el primer encuentro” y a él mismo como el actor principal del mismo. Lugar que reclamará en
numerosas ocasiones, como legítimo conocedor y por ello crítico autorizado de las ideas de Freud y su
escuela. De hecho, en el borrador a una carta con destinatario el periódico La Vanguardia, escrita con
motivo del retraso en la publicación del articulo “Mi entrevista con S. Freud” (finalmente publicado en La
Vanguardia el lunes 22 de febrero 1988) Sarró menciona que suponía que La Vanguardia “recibiría con
alborozo un artículo que se refiere al contacto personal con el hombre más universal de nuestra época,
con razón o sin ella” y que lo publicaría sin demora “comprendiendo plenamente su significación
transcendental” (SARRÓ, Ramón, (1986b), Correspondencia corporativa con La Vanguardia, 3 de
noviembre de 1986, n. 58, Ms. 9270/2. Capsa 29. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano.
Biblioteca de Catalunya). También en esos años, con motivo de la celebración del Congreso Internacional
de Psicoanálisis en Madrid, Sarró escribe a José Germain proponiéndole participar en el mismo con una
intervención titulada “Recuerdos personales sobre Sigmund Freud y el círculo psicoanalítico”, destaca en
esta carta la descripción de sí mismo como “el único superviviente de la época de Freud”, lugar que como
vemos, no sólo no rechaza, sino que hace uso estratégico e interesado del mismo. (SARRÓ, Ramón
(1983), Correspondencia personal con José Germain, 18 de julio de 1983, n. 31, Ms. 9270/1. Capsa 7.
Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya).
180
Las recomendaciones que Freud dio a Sarró en este encuentro no aparecen en la versión final de esta
entrevista (La Vanguardia el 22 de febrero de 1988). Sí lo hacen en cambio, en otra entrevista concedida
a José Sánchez Lázaro en 1985 (SÁNCHEZ LÁZARO, José, (1985), “El Dr. Ramón Sarró y la historia de
la Psiquiatría”, en Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 5 (12) pp. 23-28.
181
SARRÓ, 1986a, p. 3.

  93  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

análisis didáctico y la formación como miembro de la IPA. Trascribimos el contenido


del certificado:

“Enseñanza de la Asociación Psicoanalítica de Viena.


Se confirma por la presente que el Dr. Med. Ramón Sarró de Barcelona
participó en el comité de enseñanza de la Asociación Psicoanalítica de Viena
de octubre de 1925 a junio de 1926 y luego nuevamente durante varios meses
en los años 1926-1927.
El propio Dr. Sarró se sometió a un análisis durante unos meses con fines
didácticos y asistió con dedicación a todos los cursos teóricos y seminarios.
Además analizó dos casos durante varios meses en la clínica ambulatoria
psicoanalítica bajo supervisión. También participó activamente en las
discusiones científicas y pronunció exitosos discursos en las sesiones de tarde
de los seminarios.
Debido a un evento familiar imprevisto, desafortunadamente tuvo que
interrumpir su formación posterior aquí. En nombre del comité de enseñanza.
Helene Deutsch”182.

                                                                                                               
182
DEUTSCH, Helene, (1933), “Lehrauschuβ Wiener Psychoanalitischen Vereinigung”. Certificado de
análisis didáctico y formación psicoanalítica de Ramón Sarró. Sèries triades per Ramón Sarró. Cartes
exhibides, 21 noviembre 1933, Ms. 9270/4.1. Capsa 32. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano,
Biblioteca de Catalunya. Traducción al castellano directamente del original en alemán por Giuliana
Zeppegno.

  94  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 

Figura 1. 2. Deutsch, Helene,


Certificado de análisis didáctico y formación psicoanalítica de Ramón Sarró
21 de noviembre de 1933.
Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya

  95  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

Las complicaciones en la continuidad del análisis didáctico de Sarró fueron


varias. En septiembre de 1926 Sarró escribió a Deutsch desde España, preguntando por
la continuidad de su análisis refiriendo problemas económicos en relación al pago del
mismo, a lo que Deutsch responde que intentarían llegar a un acuerdo económico, pero
que debía seguir su análisis en Viena183. Un año después, al inicio del curso de 1927,
sucedió el acontecimiento familiar imprevisto al que se hace mención en el certificado
de estudios [Figura 1.2]: el empeoramiento en la enfermedad de su padre, que era
diabético y sufrió en este período una complicación renal que puso en peligro su vida184.
Inicialmente Sarró quizás pensó en regresar a Viena tras su repentina vuelta a España, o
en buscar alternativas para concluir su formación, tal y como ya había insinuado en la
correspondencia con Deutsch en 1926185. No obstante este análisis nunca concluyó y
Sarro permaneció en Barcelona dedicado a la asistencia psiquiátrica y a la higiene
mental desde una orientación humanista y fenomenológica, en diálogo con varios
autores de orientación psicoanalítica186.

                                                                                                               
183
La carta de Deutsch a Sarró dice lo siguiente: “Estimado colega. Desde luego tiene que seguir con su
análisis. Trataré de llegar a un acuerdo entre mis peticiones y sus posibilidades de pago. Sólo, me gustaría
saber con tiempo cuándo va Usted a regresar, para poderme organizar. Esto no obstaculizará el plan de
llevar a cabo a parte su pasantía en el policlínico de Berlin. Pero su propio análisis, ya empezado, tendrá
que terminarlo en Viena. Mis mejores saludos, Helene Deutch” (DEUTSCH, Helene, (1926),
Correspondencia personal con Helene Deutsche, 29 de septiembre de 1926, Ms. 9270/1, Capsa 5, Secció
Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano, Biblioteca de Catalunya. Traducción al castellano directamente
del original en alemán por Giuliana Zeppegno). El 31 de mayo de 1927 Sarró le cuenta a su padre que
tanto a sus supervisores clínicos (entre ellos Wilhelm Reich y Hermann Nunberg) como a Deutsh, les
debe dinero “Procuraré arreglar las cosas pagando poco. A la Dra. Deutsch con la cual me conviene estar
muy bien ya me cuidaré de convencerla” (SARRÓ, Ramón, (1927b), Correspondencia personal con
Artur Sarró Bosch, 31 de mayo de 1927, Ms. 9270/1, n.44, Capsa 19. Secció Manuscrits, Fons Ramón
Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya, p. 3)
184
BUQUERAS BACH, Francisco Javier, (2004), “Dels arquetips de Carl Gustav Jung als mitologemes
de Ramón Sarró”, Gimbernat. Revista catalana d´història de la medicina i de la ciència, 42, pp. 377-388,
p. 384. La hermana de Sarró, Lucia, le escribe una tarjeta postal a Viena el 17 de noviembre de 1927 en la
que le informa de que su padre está aún enfermo: “Papá sigue igual muy cansado con menos dolor y todas
las noches tiene fiebre. Aún no visita. Dice el Dr. Mestres que son cálculos. Te abraza tu hermana Lucia”
(SARRÓ BURBANO, Lucia (1927e), Correspondencia personal con Lucía Sarró Burbano, 17,
noviembre de 1927, Ms. 9270/1. Capsa 19, Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca
de Catalunya)
185
DEUTSCH 1926.
186
Su correspondencia es fiel reflejo de esta situación, con intercambios epistolares con autores como
Jacques Lacan, Jacobo Lévy Moreno, Francesc Tosquelles, Ludwig Binswanger, etc., Sarró se
consideraba, tal y como escribe a Carlos Castilla del Pino –con quien, a pesar de las diferencias, dice
tener similitudes teóricas y una relación de cariño y respeto-, de “la familia de los psíquicos” frente a la
orientación biológica y farmacológica que predominó en la psiquiatría a partir de los años 70 y ante la que
sostiene la necesidad de establecer una alianza entre los que son contrarios a ella (SARRÓ, Ramón,
(1972-1984), Correspondencia personal con Carlos Castilla del Pino (1972-1984), Ms. 9270/1, Capsa 3.
Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya)

  96  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Sobre el abandono de su formación ortodoxa, Sarró cuenta en una entrevista
concedida a José Sánchez Lázaro en 1985 que tuvo una decepción con el psicoanálisis,
originada inicialmente en su propio análisis con Helene Deutsch quien atribuyó esta
decepción a una resistencia. Sarró quedó desencantado al descubrir que la pretensión
freudiana de recuperar las vivencias infantiles enterradas en el inconsciente, ambición
que él había interpretado de forma literal187, no era posible ya que el niño no posee los
marcos categoriales necesarios para fijar el recuerdo, por lo que la anamnesis
psicoanalítica no era más que un esfuerzo por reconstruir con el analista estos
momentos (lo que fue denominado por Freud, transferencia). Esta constatación estaría,
según relata, en la base del abandono de su análisis didáctico y del psicoanálisis
ortodoxo, orientando toda su formación hacía una nueva psicoterapia, que aprovechase
lo valioso que hay en Freud pero que se emancipase del mismo para adentrarse en
campos que Freud no había explorado188.
Resulta interesante contrastar, y en cualquier caso complementar, este
testimonio, proferido por el Sarró adulto, con algunos acontecimientos y con las
impresiones del joven Sarró, a través de la lectura de su correspondencia personal.
Tal y como redacta en su curriculum vitae, la etapa de Viena “fue decisiva para
su carrera científica”189. Su pensamiento psiquiátrico y psicoanalítico posterior, siempre
en deuda con lo aprendido en su experiencia vienesa, y el entusiasmo que se desprende
de su correspondencia con familiares y amigos durante este periodo, dan cuenta de la
relevancia de este viaje. El tono de las cartas escritas desde Viena es el de un joven

                                                                                                               
187
Sarró menciona que la pretensión de relacionar causalmente su adolescencia con los primeros
momentos de su infancia, en los que vivió la muerte de su madre y el nuevo matrimonio de su padre con
la hermana de la madre, le llevaron a querer formarse en psicoanálisis (SÁNCHEZ LÁZARO, 1985. p.
24) y añade en la entrevista de la edición impresa de La Vanguardia del lunes 22 de febrero de 1988 que
durante su adolescencia padeció una excesiva timidez en relación al sexo femenino que él atribuyó
psicoanalíticamente a este pasaje con la prematura muerte de su madre y el haber tenido una infancia
criado por su madrastra y tía. (SARRÓ, 1988, p. 13)
188
SÁNCHEZ LÁZARO, 1985, p. 25. En esta misma entrevista Sarró comenta que el hecho de haber
sido discípulo directo de Freud hizo que su propia persona despertase un fuerte interés, sobre todo en
América, aunque él consideraba que sus mayores aportaciones a la psiquiatría venían precisamente de
haberse separado de Freud, para avanzar en el análisis del delirio, tema central a lo largo de toda su obra
psiquiátrica desarrollada en España (p. 24) En una carta de Sarró a José Sánchez Lázaro el 10 de febrero
de 1986, menciona una entrevista que le han hecho para la revista El Médico, publicada en el número 172
de enero de 1986, en la que habían resaltado la siguiente frase: “me gustaría que se me recordara más
como parricida de Freud, que como su alumno”. Esta frase resume bien la contradicción constante en la
postura de Sarró: entre el prestigio de haber sido discípulo directo de Freud –linaje que uso y reivindicó
numerosas veces- y la crítica a Freud, junto a la queja por considerar que en ocasiones había sido más
valorado por haberse formado con Freud que por su propia obra psiquiátrica. (SARRÓ, Ramón (1986c),
Correspondencia personal con José Sánchez Lázaro, 10 de febrero de 1986, Ms. 9270/1, Capsa 18,
Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya).
189
SARRO, 1978, p. 2

  97  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

estudiante que está descubriendo con emoción una nueva formación, que considera
relevante para su carrera médica y en general para el futuro de la psiquiatría. Sarró
relata entusiasmado elementos de su propio análisis o cuenta los conocimientos que está
adquiriendo en Viena. Por ejemplo, a Luis Marsillach Burbano190, con quien suele
intercambiar ideas sobre temas de filosofía y literatura, le cuenta en el año 1926 varios
detalles sobre su aprendizaje del psicoanálisis, el estado de su análisis didáctico y, en
general, la emoción que está despertando en él toda esta experiencia:

“Querido Luis: habrás visto que he contestado a tu Madre el mismo día de


recibir tu carta. Igualmente contesté a Freud la que le escribí a vuelta de
correo. A esto se le llama en términos psicoanalíticos sublimar la
identificación infantil con el Padre. Es una excelente costumbre, la de
contestar rápidamente las cartas, que se puede seguir sin haberse analizado
el inconsciente, mucho más cuando escribirle a personas con las que se
desea la correspondencia. A ver cuánto tardas en darme noticias tuyas.
Todas mis energías están acaparadas por el análisis, con las fantasías y
emocionantes reminiscencias que en mi va suscitando. Mi esposa digo mi
analista (no corrijo la equivocación porque puede darte una idea de mi
situación en el análisis) ha estado unos días en Berlín acompañando a
[ilegible] morir al Dr. Abraham el segundo psicoanalista después de Freud.
Ha fallecido muy joven, sólo tenía algo más de 40 años.
Por instigación de Freud empezó hace algunos años a estudiar
analíticamente la variedad menos conocida de los locos los dementes
precoces echando las primeras bases de la teoría del narcisismo que luego
Freud completó y que es hoy la clave de la psiquiatría, clave de la que
ciertamente se sirven aún muy pocos.
No se verdaderamente porque te cuento todo esto que me atañe
exclusivamente a mi. Que cosas que puedan sernos en común como
literatura y crítica filosófica de las mismos no me ocupo ahora, o solo muy
someramente…”191.

También en la correspondencia con su familia Sarró alude a estas cuestiones en


un tono similar. Observemos sino, la extensa carta que envía a su padre el 28 de abril de
1927, en la que testimonia con detalle, la invitación que recibió para asistir a la casa de
Freud y discutir sobre psicoanálisis:

                                                                                                               
190
Luis Marsillach Burbano era el primo y hermanastro de Sarró.
191
SARRÓ, Ramón, (1926a), Correspondencia personal con Luis Marsillach Burbano, Enero 2016? [la
carta no indica fecha, alrededor de enero de 2016], Ms. 9270/1, Capsa 11. Secció Manuscrits, Fons
Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya.

  98  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
“(…)Ayer estuve invitado a una discusión que excepcionalmente tuvo lugar
en casa de Freud. En total debíamos ser unos 15 metidos en un despacho. El
motivo de la discusión era el problema de la angustia. Yo quería que Freud
manifestase lo que se había propuesto en su ultima [¿charla?],
“Hemmung, Symptom und Angst” [“Inhibición, síntoma y angustia”, texto
de Freud publicado en 1926]. A este fin uno de nosotros hizo un resumen del
libro exponiendo los problemas que no aparecían claros. El principal era
saber si la angustia era el producto de la transformación de la libido o una
señal que el yo producía ante la proximidad de un peligro lo mismo si este es
externo o interno. Si el yo es un juguete sin poder alguno entre los instintos y
las instancias que representan los [¿deberes?,] etc.
Freud habló ayer bastante largamente. A medida que iba hablando fue
aclarándose todo. A parte de las observaciones técnicas que hizo sobre la
materia hizo otras sobre cuestiones más personales. Dijo que uno de los
motivos que le habían impulsado a escribir su obra fue la aparición de otra
de un discípulo Rank titulada el trauma del nacimiento. Cuando apareció
dice todos tuvimos la impresión de que había en ella mucho de cierto pero
que todo no podía serlo. Rank se enamoro de su descubrimiento como de
una mujer, solo vio sus cualidades y no supo ver sus defectos, no vio que era
una contribución parcial, lo tomo por una contribución total y prescindió de
las aportaciones de los demás. Más el trabajo científico no debe erotizarse de
este modo. La ciencia no esta hecha para satisfacer a uno solo. Hay por
decirlo así [que] poseer bastante (Hilflosigkeit) conciencia del propio
desamparo para dejar a los demás su valor.
Gastó algunas sátiras muy finas contra los que le acusan de no cambiar
nunca de opiniones y contra los que le acusan de cambiarlas constantemente.
Así es el tono de un hombre que se siente superior. Sin esfuerzo fue
hablando y derramando luz en torno suyo. Dijo también que los hombres no
saben pensar y que todavía no pueden prescindir del catecismo que les
contestaba todas las pregunta.
Luego nos dieron café y dulces. Me saludo afectuosamente y me preguntó si
iba comprendiendo la Psicoanálisis. Luego continuo la discusión que fue tan
movida como infructuosa hasta que Freud se levantó cansado sin decirlo [¿le
vi disparar al aire?]
Tuve una gran alegría de haber asistido a dicha sesión. Habló naturalmente
mucho más de lo que os he comunicado. Yo soy el encargado de repetirlo en
el seminario de los jóvenes dentro de algunas semanas en que discutiremos
el mismo problema”.192

Sarró se encontraba en el centro del debate psicoanalítico “oficial”, participando


en el núcleo de muchas de las discusiones conceptuales y escisiones personales más
relevantes de la escuela freudiana como serían las discrepancias entre Freud y Otto
Rank en relación a la teoría de la angustia o, como nos desvela en otra carta, las
tensiones personales entre Wilhelm Reich y Helene Deutsch193.
                                                                                                               
192
SARRÓ, Ramón, (1927a), Correspondencia personal con Artur Sarró Bosh, 28 de abril de 1927, Ms.
9270/1, Capsa 19, n. 41. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya.
193
Sarró le cuenta a su padre que ha tenido un incidente con la Dra. Deutsch en relación a Reich: “A
propósito de el [se refiere a Reich] he tenido un pequeño incidente con la Dra. Deutsch. El Dr. Reich, que
hasta ahora estaba en [ilegible] es el analista de Viena que cuenta mas éxito terapéuticos, es un hombre
muy bien dotado para la especialidad pero que tiene un poco de tendencias a exagerar demasiado algunos
puntos en perjuicio de otros. Fundándose en esto y en algunos motivos fenomenales –existe una cierta

  99  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

Durante estos años Sarró llevó al menos cinco casos clínicos: “Ya os dije que
tenía en tratamiento cinco enfermos. Ahora son cuatro porque a uno de ellos le he dado
el alta curado de una impotencia psíquica, de estreñimiento y de algunas anomalías de
carácter. Todos ellos los analizado bajo control uno con el Dr. Hitsdiman [?] otro con el
Dr. Nunberg y dos con el Dr. Reich.”194
Transmitía con emoción sus logros y defendía la consecución de su formación
en Viena ante los reclamos de su familia que, a través de la pluma del padre Artur Sarró
Bosch, le instaba a regresar a Barcelona por motivos económicos, laborales y
personales. La siguiente carta de Artur Sarró dirigida a su hijo el 29 de marzo de 1926
resume bien los entresijos familiares, constantes a lo largo de toda la correspondencia
entre padre e hijo durante el periodo vienés.

“Cuando te marchaste fue por tres meses, después dijiste 6, los hará el mes
que viene y ahora dices…muchas cosas de las cuales no me convence
ninguna. Yo creo que has ido a Viena a estudiar la parte fundamental y
general de una especialidad, como si dijésemos la [ilegible ¿no el …el caso
particular?]. Esto a lo menos, es lo que han hecho y hacen la mayoría de los
especialistas (…). Por otra parte la situación económica de tu familia no es
lo desahogada que todos desearíamos fuera para continuar viviendo tu en el
extranjero (…). Tu deberías sintetizar los conocimientos adquiridos y tengo
la seguridad encontrarás que con ellos puedes no solo lucir sino brillar, con
luz propia. Es difícil encontrar en España quien haya podido permitirse 6
meses estudiando una especialidad en el extranjero, no hablo de aquellos
cuyos medios les han permitido hacer la carrera allí. En la Mutua llama la
atención el que nada digas de tu regreso y por dos veces han tratado de
presentar médicos por aquello de si tu lo dejabas y no. Ya comprenderás
como yo he rechazado tal suposición.
En fin hijo medita todo lo que te digo, lo que no te digo y después haz un
profundo examen de conciencia (...) Adiós hijo mio, me dijistes un día que
yo debía decírtelo todo tal como lo pensara, pues muy por encima por
encima, ya esta. Tu eres mayor de edad y puedes y debes [¿evaluar?] pero
teniendo en cuanta todos los elementos de juicio y circunstancias que los
condicionan. Te ama con alma i vida, tu padre que estrechamente te
abraza”195 .

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
rivalidad entre ella y el Dr. Reich-que naturalmente no mencionó me recomendó sin expresarlo
claramente que no fuera al control con él. Yo contesté que ya reflexionaría he hice lo que me pareció más
acertado. Supongo sin embargo que no se molestara en lo más mínimo o por lo menos lo deseo”.
(SARRÓ, 1927b)
194
SARRÓ, 1927b.
195
SARRÓ, Ramón, (1926b), Correspondencia personal con Artur Sarró Bosch, 29 de marzo de 1926,
Ms. 9270/1, ,Capsa, 19. N. 22/32 [esta carta está fechada por error en 1925 (n. 22), se corresponde con el
fragmento que aparece fechado en 1926 (n.33)]. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano.
Biblioteca de Catalunya.

  100  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Sarró sin embargo, después de esta carta, estuvo en Viena aún más de un año.
Costeó su estancia inicialmente con una beca de la fundación von Humboldt196 y luego
con el dinero de su familia y la parte que le correspondía de la herencia de su abuelo,
que su padre debía autorizar. El padre le instaba a que ocupase en Barcelona el puesto
de médico en la Mutua reservado para él y el joven Sarró se resistía y ansiaba prolongar
su estancia en Viena, cuna de la cultura europea del momento197. El 8 de junio de 1927,
esta vez en palabras del hermano Alejandro Sarró, la situación seguía siendo
prácticamente la misma: “Ayer leí una carta tuya dirigida a nuestro Padre y de ella
como de costumbre no pude sacar nada en claro, sobre tus determinaciones. Lo que
interesa sobre todo es saber si vendrás aunque solo sea durante el mes de Julio. Papá por
la situación en que se halla con la Mutua no quiere dejar ninguno de los médicos de allí
como sustituto y no podrá por lo tanto veranear si tu no vienes, lo que ocasionaría
graves contratiempos, ya que por otra parte se halla muy necesitado de descanso”198.
El hermano de Sarró añade otro dato muy interesante en esta carta en respuesta
al lugar de autoridad en el campo del psicoanálisis que Sarró podría estar pensando
ocupar a su regreso de Viena. Alejandro Sarró advierte a su hermano sobre la reputación
que otro psiquiatra catalán, Emilio Mira, comenzaba a ocupar por aquel momento:
“Sobre lo de Miras [sic]. Se está haciendo muy popular y Trías de Bes, el médico, me
dijo que en tu lugar y dando por sentado que te hallabas lo suficientemente preparado
(eso tu lo sabrás) se instalaría aquí a bombo y platillo, pues cree que es el momento sin
esperar a que Mira que está muy bien situado desde el Laboratorio de Orientación
Profesional y otros sitios conquistara definitivamente el mercado. Esta es una opinión
suelta que he recogido, la única, mejor dicho y te la comunico por si puede
interesarte”199.

                                                                                                               
196
En la correspondencia con el padre, el 19 de abril de 1927 Sarró le explica su decisión de renunciar a
la beca de la Fundación Humbolt de Berlín, donde le esperaban en mayo de ese año con una asignación
de 125 marcos mensuales, ya que desea quedarse en Viena –donde acaba de ser invitado a una discusión
en casa de Freud, que tendrá lugar unos días más tarde y que relatará en la carta del 28 de abril de 1927
(SARRÓ, 1927a, y SARRÓ, Ramón, (1927c), Correspondencia personal con Artur Sarró Bosch, 19 de
Abril de 1927, Ms. 9270/1, n. 39, Capsa 19. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca
de Catalunya)
197
El 31 de mayo de 1927 Sarró explica a su padre, en relación al puesto de médico de la Mutua, que
aunque es muy agradable saber que cuando regrese a España cuenta con un sueldo seguro de 200pts, esta
situación sólo la sostendría momentáneamente, ya que no se encuentra entre sus proyectos quedarse en
esa plaza: “Tengo sobrados motivos para [¿creer/crecer todavía poco tiempo?] cómo mi futuro esta
íntimamente enlazado con mi descubrimiento actual en Viena” (SARRO, 1927b)
198
SARRÓ, Ramón, (1927d) Correspondencia personal con Sebastià Sarró Burbano, 8 de junio de 1927,
Ms. 9270/1, Capsa 19. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya
199
SARRÓ, 1927d.

  101  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

Emilio Mira era por estos años y sobre todo dentro del contexto catalán, el
principal impulsor del psicoanálisis además de gozar de cierto prestigio en el ámbito de
la psiquiatría catalana. Había publicado varios trabajos psicoanalíticos que acompañaba
con fragmentos de su propia clínica, por lo que era, en este ámbito, una de las figuras
más visibles. Esta situación quizás tensó los deseos de Sarró de ocupar un lugar de
prestigio en “el mercado” de la psiquiatría o la psicoterapia, en su caso a partir de la
formación psicoanalítica (capital simbólico de ambos psiquiatrías, Sarró y Mira) que
estaba cursando en Viena, y que le colocaba en un lugar de exclusividad: el único que se
había formado junto a Freud, lo que, según esa genealogía psicoanalítica “oficial”, le
confería cierta autoridad200. En este sentido, pensamos que la legitimidad a la que Sarró
aspiraba (“conquistar el mercado”, conseguir prestigio en el ámbito español) no requería
necesariamente de un certificado de la IPA, si no que bastaba con el hecho haberse
formado con Freud y su escuela, el grupo “originario” del psicoanálisis. Según el propio
Sarró relató en 1984 “en los años en los que yo estudiaba en Viena con Freud, al final
de la tercera década, se producía una aproximación entre la psiquiatría tradicional y el
psicoanálisis, en la cual, la instancia rectora era la fenomenología. Hombres como
Emilio Mira, yo mismo, encarnábamos esta orientación ”201. Pero, sólo Sarró estuvo en
contacto directo con Freud, lo que a nivel científico-social le daba la autoridad del
“discípulo directo” para divulgarlo y, como finalmente fue su intención, para derrocarlo:
“No quisiera pecar de inmodestia, pero creo que nuestras investigaciones sobre el
análisis temático de los delirios endógenos, constituyen un importante progreso sobre el
pensamiento de Freud, de Jung y de Binswanger”202. Según relató a La Vanguardia, al
regresar de Viena, “participé en congresos y me preparaba la cátedra, pero no como
                                                                                                               
200
Deseos que no cesaron, pues se reclama como el “psicoanalista español” numerosas veces y, al mismo
tiempo, también se quejará de que se le recuerde más por haber visitado a Freud que por su propia obra
psiquiátrica.
201
SARRÓ, Ramón, (1984), Correspondencia corporativa con El Correo Catalán, borrador entrevista sin
fecha de publicación, 1984?, Ms. 9270/2, Capsa 25. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano.
Biblioteca de Catalunya, p. 2.
202
SARRÓ, 1984, p. 4. Sobre Ludwig Binswanger es interesante la carta que Sarró escribe a su hijo, W.
Binswanger, con motivo de un homenaje al padre, en la que dice: “Je suis persudé que si Freud, au lieu
d´utiliser comme point de départ pour ses recherches la protsiforme et sugestionable histèrie il fut
commencé par les délires, il serait arrivé à des conclusions complètement opposés et il n´aurait proposé
un modèle de personnalité comme “Das Ich und Das Es”. Votre père a voulu combler cette énorme lacune
de la Psychanalyse et aussi de la Psycopathologie classique (qui se satisfait avec les concepts formales
des “perceptions délirantes”). Ce que j´essaie c´est de suivre la voie qu´a ouvert votre père. Il a frayé una
voie nouvelle avec l´analyse du “Dassein psychotique”. Il a montré que l´historicité qu´a étudié Freud,
c´est seulement une dimension d´un champ plus vaste qu´il faut compléter avec l´analyse d´autres
existencielles” (SARRÓ, Ramón (1976?), Correspondencia personal con W. Binswanger (hijo de L.
Binswanger), sin fecha, 1976?, Ms. 9270/1, Capsa 2. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano.
Biblioteca de Catalunya, p. 2-3)

  102  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
apóstol del psicoanálisis. Fui, pues, un pionero y comencé trabajando con clientela
general psiquiátrica y realizaba sesiones de psicoanálisis, pero siempre en un sentido
más ecléctico, que luego no tardó en extenderse y difundirse”203.
Apóstol o no del psicoanálisis , reivindicó el papel del pensamiento de Freud en
la psicoterapia y la psiquiatría moderna e hizo gala de su linaje freudiano. En este
sentido, en 1967 en una carta dirigida a su hija Blanca, Sarró le cuenta que en París ha
adquirido dos cartas autógrafas de Charcot dirigidas a Gilles de Lataurette204: “Son muy
interesantes. Una de ellas habla de investigaciones alemanas sobre la orina de los
histéricos que confirman las teorías que en aquella época tenía Charcot. La carta es de
1892; Charcot murió en 1893. En aquellas épocas Breuer y Freud habían superado
radicalmente a Charcot. Convenientemente enmarcadas las pondremos en el servicio
junto con la carta que yo recibí de Freud invitándome a ir a Viena, el Certificado de
Helene Deutsch, y el Certificado de mis trabajos y análisis didácticos. Quizás en el
futuro se les reconocerán un valor histórico en la medida en que se desarrolla el
psicoanálisis. Marcarán el primer contacto de la Psiquiatría Española con el
Psicoanálisis”205. Sarró expuso todas estas cartas en su despacho206.

                                                                                                               
203
SARRÓ, 1988, p. 13.
204
CHARCOT, Jean-Martín, (1892), Sèries triades per Ramón Sarró. Cartes exhibides, Paris 9 octubre
de 1892, Ms. 9270/4.1, Capsa 32. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano, Biblioteca de
Catalunya. Carta en la que Charcot informa a Gilles de la Tourette de una publicación alemana que incide
en las teorías de Charcot sobre el gran ataque histérico que se presenciaba en el hospital de la Pitié-
Salpetrière.
205
SARRÓ, Ramón, (1967), Correspondencia personal con Blanca Sarró Martin, 7 de septiembre de
1967, Ms. 9270/1, Capsa 20, Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano, Biblioteca de Catalunya,
p. 1-2. En esta carta además Sarró recomienda a su hija que se interese por el movimiento estructuralista
francés, centrado en tres figuras clave: Claude Levi-Strauss, Jacques Lacan y Michel Foucault.
206
Plotkin y Ruperthuz presentan en Estimado doctor Freud (2017) la correspondencia entre Freud y
varios autores latinoamericanos. A partir de este material analizan, siguiendo las ideas de Marcel Mauss
en su conocida obra Ensayo sobre el don, el valor y el significado de los intercambios de fotografías
autógrafas y otros documentos, que frecuentemente, los corresponsales de Freud exponían en lugares
visibles. Siguiendo esta perspectiva, ponemos la atención en el hecho de que Sarró colgase estos
documentos (la carta de Freud y el certificado de Deutsch) en su despacho, haciéndolos funcionar como
marca de su linaje psicoanalítico. Son la prueba de su relación con Freud y con Viena, de su vínculo
familiar.

  103  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

Figura 1.3. Carta de Charcot a Gilles de la Tourette, París. 9 octubre 1892


Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya

Por otro lado, volviendo a la relación de Mira y Sarró, las conexiones y


paralelismos entre ambos psiquiatras no fueron exclusivamente psicoanalíticos, aunque
este terreno siempre estuvo presente. A su regreso de Viena, Sarró fue nombrado
profesor adjunto en el servicio de Psiquiatría de la Universidat Autònoma de Barcelona,
en el que Mira será catedrático desde 1933, por lo que fue su profesor. La participación
de Mira como jefe de los Servicios Psiquiátricos del Ejército de la República Española
durante la guerra civil le ocasionó la enemistad con varios de sus compañeros de
profesión. Mira fue acusado de participar en las torturas psicológicas a prisioneros del
bando nacional en las checas de Barcelona. Sin aportar muchas pruebas, se redactó una
carta que lo señalaba como responsable y que tenía la intención de apartarlo de la vida
académica y profesional. Dirigida al Padre Agostino Gemelli, en la carta se solicitaba la
desposesión del título de médico de Mira, al que se describía como un criminal. Esta
carta estuvo firmada, entre otros, por Ramón Sarró207.
                                                                                                               
207
GARCÍA, E., ARBULÚ, L. y CARPINTERO, H. (1992), “Las acusaciones contra Emilio Mira y
López. Un episodio lamentable en la historia de la psicología”, Revista de Historia de la Psicología,
13(2/3), pp. 459-470.

  104  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Todavía en 1972, con motivo de un homenaje a Mira en el que Sarró participó,
éste le escribía al doctor José Pozuelo contándole lo sucedido, destacando la pretensión
de los participantes de ensalzar a Mira como “el García Lorca de la Psiquiatría”, un
reconocimiento que, según aducían los psiquiatras de otro credo político, no le habrían
otorgado con anterioridad por motivos ideológicos y por envidias. Ante esta situación,
Sarró se alegraba en la carta de haber hecho prevalecer su tesis de que “no solo Mira
sino la generación a la que él pertenecía con Sanchez [sic] Banús, Sacristán y Lafora,
había sido una generación malograda y que Mira era más un psicotécnico que psiquiatra
y que en América no convalidó su título y que salió de España en una etapa todavía
incipiente de su formación psiquiátrica”208
Ramón Sarró, fue catedrático de la Universidad de Barcelona desde 1950, tuvo
una relación con el psicoanálisis de “amour malhereux” o si se quiere ambivalente209.
Dedicó gran parte de su trabajo intelectual a incorporar a la psiquiatría franquista lo que
consideraba valioso de la obra de Freud y otros psicoanalistas210 En concreto propuso el
análisis de los delirios como vía regia de acceso al inconsciente, cuestionando el Edipo
freudiano y el análisis de la neurosis. Facilitó en este sentido la circulación y difusión de
ideas psicoanalíticas desde su lugar de prestigio, tanto en la cátedra como en el
estamento médico afecto al régimen. Su amplia correspondencia con autores de
orientación psicoanalítica es fiel reflejo de este interés, influyendo en los jóvenes
psiquiatras. De hecho fue un discípulo suyo, José Luis Mediavilla211 quien promoverá la
creación en los años 70 del “Circulo psicoanalítico Ramón Sarró”, del que será

                                                                                                               
208
SARRÓ, Ramón (1972) Correspondencia personal con Dr. José Pozuelo. 15 de junio de 1972, Ms.
9270, Capsa 16 Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya. Secció Manuscrits. Sobre las
enemistades con la generación de Mira, Sarró escribe a López Ibor el 15 de junio de 1965 una carta en la
que le cuenta que se desplazará a Madrid con motivo del homenaje a Lafora en el que va a participar “A
pesar de que yo soy <<el más ofendido>> entre las personas que ha ofendido Lafora en su querellante
vida, le aprecio por diversos conceptos, y, además, porque tengo un concepto hegeliano, no darwinista, de
la amistad. He visto que se ha inscrito al homenaje la Sociedad Española de Psiquiatría, pero no la de
Psicoterapia y Psicosomática; probablemente no han sido invitadas. Una de las razones para participar ha
sido el que no creo conveniente que el grupo Lafora o post-Lafora, que no deja de ser continuación de la
escuela de Cajal, se adjudique con exclusividad una tradición y una escuela importantes. ¿Has pensado si
te conviene enviar tu adhesión?” (SARRO, Ramón (1965), Correspondencia personal con Juan José
López Ibor, 15 de junio de 1965, Ms. 9270/1, n 17, Capsa 10, Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i
Burbano. Biblioteca de Catalunya)
209
SARRÓ, 1978. p. 2
210
Sobre la lectura fenomenológica que Sarró hizo del psicoanálisis véase SARRÓ BURBANO, Ramón,
(1959), “La interpretación del mito de Edipo en Freud y en Heidegger”, Revista de psiquiatría y
psicología médica de Europa y América Latinas 4 (1), pp. 9-14.
211
Sobre Sarró este autor publicará MEDIAVILLA, José Luis, (1980), Conversaciones con Ramón Sarró.
Psicoanálisis y locura, Barcelona, Laboratorios Hoescht; y otra obra sobre la amplia correspondencia que
mantuvieron en MEDIAVILLA, José Luis, (2001), Mito y delirio: cartas de Ramón Sarró, 2001, Oviedo,
KRK.

  105  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

secretario y Sarró presidente y autor intelectual, organizando sesiones de formación y


seguimiento clínico212.

1. 5.2. Ángel Garma: el “apóstol” español

En el año 1927 el bilbaíno Ángel Garma partió a Alemania para formarse en


neurología y psiquiatría. Había estudiado medicina en la Universidad Central de
Madrid, con maestros como Cajal, Negrín, Medinaveitía o Marañon213. En aquellos
años, la formación somaticista y neurobiológica convivía con teorías como el
psicoanálisis, que en la década de 1920 contaba con una bibliografía en castellano y un
número de seguidores cada vez mayor. Dentro del campo de los saberes experimentales
y de vanguardia, las ideas psicoanalíticas se colaban en manuales y conferencias, y las
figuras más representativas de la psiquiatría ensayaban casos clínicos desde una
interpretación psicoanalítica. La Residencia de Estudiantes de Madris, donde Garma
vivió durante los años de 1924 y 1925, también fue un lugar de intercambio y
circulación de estas ideas. Allí pudo coincidir con figuras como Federico García Lorca,
Luis Buñuel o Salvador Dalí, y asistir a las conferencias de importantes personalidades
de las artes y las ciencias del momento, que sin duda influyeron en la formación
científica y cultural de toda una generación214. A partir del año 1926 Garma asistió
también al Sanatorio Psiquiátrico de Ciempozuelos dirigido por José Miguel Sacristán,
autor de reconocido compromiso con el movimiento de reforma de la asistencia
psiquiátrica, conocedor critico de las ideas freudianas e importante introductor de la
nosografía kraepeliniana en España215. Fue por recomendación de éste que Garma viajó
a Alemania para cursar una formación germana en psiquiatría, primero en la Facultad de
Medicina de Tübingen, dirigida por R. Gaupp y luego en Berlín en la clínica
universitaria de Bonhoeffer. Allí conoció a Michaelina Fabian, psicoanalista que le puso
                                                                                                               
212
SARRÓ, Ramón, (1975-2001), Correspondencia personal con José Luis Mediavilla, Ms. 9270/1,
Capsa 12. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano, Biblioteca de Catalunya
213
HUERTAS, Rafael, (2002b), Los médicos de la mente. De la neurología al psicoanálisis, Madrid,
Nivola, p. 62.
214
Junto a figuras de la cultura y la ciencia española como José Ortega y Gasset, Gregorio Marañon,
Eugenio d´Ors o Luis de Zulueta, durante los años 1924 y 1925 pasaron por la Residencia personalidades
como Paul Valery, Louis Aragon, Paul Claudel. También pasaron por la Residencia, a lo largo de este
período, otros autores como Albert Einstein (1923), Pio del Rio Hortega (1926), Newton (1926), Le
Corbusier (1928), Sandor Ferenzci (1928), Jean Piaget (1930), Marie Curie (1931) o Jorge Federico
Nicolai (1932). Ver PÉREZ DE AYALA, Juan (dir.), (1987), Alberto Jiménez Fraud (1883-1964) y la
Residencia de Estudiantes (1910-1936), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas-
Ministerio de Cultura.
215
HUERTAS, 2002b, p. 65.

  106  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
en contacto con el Instituto Psicoanalítico de Berlín, dirigido por Max Eitingon216.
Garma expresó a Eitingon su interés por cursar una formación psicoanalítica y éste le
recomendó iniciar su análisis didáctico con Theodor Reik217, psicoanalista no médico
discípulo de Freud que había emigrado de Viena acusado de ejercer la práctica ilegal de
la medicina. La polémica desatada en relación a este caso hizo a Freud pronunciarse en
defensa de su discípulo y en 1926 publicó “Análisis profano. (Psicoanálisis y
Medicina). Conversaciones con una persona imparcial” donde se mostraba a favor del
ejercicio profano (no médico) del psicoanálisis218.
Entre los años de 1929 y 1931 Garma realizó con éxito su formación
psicoanalítica en Berlín: asistió a seminarios, pronunció conferencias y completó su
análisis didáctico con Theodor Reik. Según el mismo relate “(…)empecé a
psicoanalizarme y me pareció un proceso maravilloso. Para mí el encuentro con el
psicoanálisis fue una cosa maravillosa. Tuve la sensación de que era lo que había estado
buscando toda mi vida, sin saber que lo había estado buscando. Así como con la
psiquiatría había tenido una cierta desilusión, que no percibía conscientemente, pero que
sentía dentro de mí, con el psicoanálisis fue una sensación de maravilla absoluta” 219.
Garma había tenido una infancia difícil. Sus padres habían emigrado a Buenos
Aires en 1908 quedando él junto a su hermano José María al cuidado de sus abuelos.
Durante estos años tuvo lugar un suceso traumático que marcaría la vida de Garma. Su
padre fue encontrado muerto en extrañas circunstancias en el almacén del negocio que
poseía en la ciudad de Buenos Aires220. A los pocos meses de su muerte, la madre de
Garma, Cirila Zubizarreta se casó con Salvador Garma, hermano del difunto padre de
Garma. Fruto de este matrimonio nacieron los que serían sus medio hermanos, medio
primos. El propio Garma señalaría en su edad adulta que su vocación por la psiquiatría

                                                                                                               
216
HUERTAS, 2002b, p. 65.
217
VERA FERRANDIZ, Juan Antonio, (1996), “El porvenir de una ilusión: Ángel Garma y el
psicoanálisis en España” en SAIZ, Milagros; SAIZ, Dolores (Coords.), Personajes para una historia de
la Psicología en España, Madrid, Pirámide, pp. 423-446. p. 430.
218
FREUD, Sigmund (1981 [1926]), “Análisis profano (Psicoanálisis y Medicina). Conversaciones con
una persona imparcial”, Obras Completas, Madrid, Biblioteca Nueva 4º ed, t. III, pp. 2911-2959. Véase
SÁNCHEZ-BARRANCO RUIZ, Antonio; SÁNCHEZ-BARRANCO VALLEJO, Pablo; BALBUENA
RIVERA, Francisco, (2002), “El análisis no-médico, ¿una controversia superada?, en Revista de la
Asociación Española de Neuropsiquiatría, 82, p. 89-102.
219
MOM, Jorge, M, (1984), “Entrevista a los fundadores (I): Ángel Garma”, Revista de Psicoanálisis
(Asociación Psicoanalítica Argentina), 40 (5-6), pp. 899-914, p. 903
220
MARKEZ, Iñaki, (2006), “El joven Garma: de Berlín y Madrid a la organización del psicoanálisis
argentino” Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 26, (2), pp. 153-186. p. 154-155.

  107  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

primero y luego por el psicoanálisis estuvo ligada a estos acontecimientos de su


infancia221.
Resulta aquí interesante comparar las biografías de los dos españoles que
mostraron interés explicito por la formación psicoanalítica “oficial” en estos años,
Ramón Sarró y Ángel Garma. Ambos quedaron huérfanos en su infancia, Garma de
padre, Sarró de madre. Y en ambos casos el progenitor vivo contrajo matrimonio con el
hermano/a del difunto/a. Una historia edípica que tanto el catalán como el bilbaíno,
señalaron en el comienzo de su entusiasmo por el psicoanálisis. Dotar de sentido un
suceso traumático infantil motivó el interés de ambos por cursar una formación
psicoanalítica que, como es sabido, comenzaba precisamente analizando la biografía
personal y los mecanismos asociativos del recuerdo y la represión que operan en el
inconsciente222. En este sentido no sólo el contexto o la búsqueda de novedades teóricas
iban a propiciar la búsqueda de una nueva formación, sino que la situación personal
también ejerce un factor elemental que hay que tener en cuenta.
Garma entonces, igual que Sarró, se integró con entusiasmo en el circulo
psicoanalítico de Berlín donde pudo coincidir con importantes figuras de la historia del
psicoanálisis como Otto Fenichel, Karen Horney y Harnik, los cuales fueron sus
supervisores223, o Franz Alexander, Theodor Benedek, Wilhelm Reich, René Spitz, Carl
Gustav Jung, Erich Fromm, Alfred Adler, Hans Sachs, Stekel, etc. En el año 1931, tras
cumplimentar los tres años de análisis didáctico consiguió su diploma de estudios como
miembro de la Asociación Psicoanalítica Alemana. Su trabajo de ingreso fue “La
realidad y el ello en la esquizofrenia”224 trabajo en el que polemizaba con algunas ideas

                                                                                                               
221
MARKEZ, 2006, p. 155.
222
Iñaki Markez señala que Garma relacionaba su pasión por la investigación psicoanalítica con los
sucesos traumáticos de su infancia (MARKEZ, Iñaki, (2005), El bilbaíno Ángel Garma (1904-1993)
fundador del psicoanálisis argentino, Bilbao, BBK, p 18) Al mismo tiempo Garma menciona en una
entrevista realizada por la Unidad de Historia de la Psicología de la Universidad de Murcia en 1985 que
sus conflictos inconscientes con familiares cercanos “cuyos contenidos descubrí psicoanalíticamente”
estuvieron en el origen de su interés por hacer medicina, y después dedicarse a la psiquiatría y al
psicoanálisis (VERA FERRANDIZ, 1996, p. 443). Por su parte Ramón Sarró relata en una entrevista
concedida a José Sánchez Lázaro que al terminar la carrera había encontrado referencias a Freud en los
textos de Ortega que le llamaron la atención, y entonces “regresando a casa de una farmacia en la que
aprendía el arte de recetar, tuve la vivencia de comprender que los problemas que yo había pasado en la
adolescencia (timidez, etc.) procedían de las circunstancias de mi vida infantil, y esto potenció mi interés
por el psicoanálisis. Años más tarde, leyendo las biografías de los grandes psicoterapeutas, comprobé que
la mayoría habían llegado a la profesión a raíz de la elaboración de sus vivencias personales. En aquel
momento yo consideraba el psicoanálisis como algo extraordinario” (SÁNCHEZ LÁZARO, 1985, p. 23-
24)
223
VERA FERRANDIZ, 1996, p. 430.
224
Se publicó en Archivos de Neurobiología (GARMA, Ángel, (1931a), “La realidad y el ello en la
esquizofrenia”, Archivos de Neurobiología 11(6), pp. 598-616)

  108  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
freudianas sobre los fenómenos de la neurosis y la psicosis.225Garma llegó a enviar su
trabajo a Freud, que respondió en una postal fechada el 21 de octubre de 1932:
“Distinguido colega: Le agradezco el envío de sus valiosos trabajos- leo fácilmente
español-. Me dijeron que Ud. Había estado en Wiesbaden (asistiendo al Congreso
Psicoanalítico Internacional). Mis mejores deseos para su éxito en su patria. Suyo
atento, Freud” 226

Figura 1. 4. Postal de Freud a Ángel Garma,


21 de octubre de 1932.

Garma se convertía de esta forma en “el joven converso, que había ido a
Alemania a estudiar la psiquiatría ortodoxa -la de Kreapelin-” y regresaba a España
siendo el “abanderado de una nueva ortodoxia -la freudiana-, que se empeñó en
practicar y difundir”227
A lo largo de sus años en Berlín pronunció varias conferencias en el Instituto
Psicoanalítico, en las que se basó para publicar varios artículos en la revista Archivos de
Neurobiología, fundada por su maestro Sacristán, junto a Lafora y Ortega y Gasset228.
Con estos trabajos Garma comenzaba una tarea de divulgación del psicoanálisis
ortodoxo en un momento en el que en España sólo Ramón Sarró había mostrado interés
por el mismo y, en esos años, ya había regresado de Viena y no se dedicaba al
apostolado psicoanalítico. En una actitud casi militante, Garma se había propuesto
introducir en España unas ideas que contaban con varios lectores pero que, según los
                                                                                                               
225
MARKEZ, 2005, p. 37.
226
FREUD, Sigmund, postal dirigida a Ángel Garma, 21 de octubre de 1932, Archivo: Familia Garma.
Buenos Aires. En http://www.psiquifotos.com/2010/05/142-un-album-familiar-el-de-angel-garma.html,
consultado el 24 de abril de 2018.
227
HUERTAS, Rafael, 2002b, p. 67
228
GARMA ZUBIZARRETA, Ángel, (1930a), “Cómo se estudia el psicoanálisis” en Archivos de
Neurobiología, 10 (1), pp. 217-225; GARMA, Ángel, (1930b), “Interpretación psicoanalítica de un gesto
de Santa Teresa” en Archivos de Neurobiología 10 (4), 528-534; GARMA, Ángel, (1931b), “La
transferencia afectiva en el psicoanálisis”, Archivos de Neurobiología, 3, 267-273; GARMA, 1931a.

  109  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

términos que la ortodoxia fijaba, no habían seguido el camino adecuado ni estaban


llevándose correctamente a la práctica229. Garma insistió en el apostolado ortodoxo y sin
duda influyó en la incorporación de la terapéutica psicoanalítica dentro del entramado
asistencial de la psiquiatría, no sin debates sobre las posibilidades de esta relación.

El primero de los trabajos que Garma redactó desde Berlín, “Cómo se estudia el
Psicoanálisis”230, establecía una clara diferencia entre psiquiatría y psicoanálisis: “la
psiquiatría y el psicoanálisis están en la misma relación que la Anatomía y la Historia.
Pero al revés de lo que ocurre en estas últimas que se ayudan mutuamente, la psiquiatría
sigue desconociendo al psicoanálisis. La ciencia universitaria no quiere saber nada de
este último, tiene las mismas resistencias para ocuparse de fenómenos del inconsciente
que tiene el enfermo para conocer las causas de su enfermedad”231. Todo aquel que
quisiera dedicarse al psicoanálisis y “conocer el inconsciente de los demás, debe haber
vencido sus propias represiones, debe librarse así de los impedimentos que tiene para el
estudio del enfermo” 232 . Garma insistía en el análisis didáctico, primera etapa
indispensable de toda formación psicoanalítica que “no se puede adquirir en ninguna
clínica psiquiátrica. Hay que hacer notar siempre que la lectura y el estudio de las obras
de Freud y de sus discípulos de ningún modo es lo que basta para llegar a ser
psicoanalista; el análisis propio, muy profundo y que dure mucho tiempo es lo más
importante de la formación. Freud ha dado siempre un gran valor a este análisis propio”.
Además, al igual que hiciera Freud con Sarró, desaconsejaba la lectura de textos
psicoanalíticos durante esta primera etapa, que debía concentrarse en la experiencia
personal del análisis y las resistencias inconscientes. Y, una vez concluida la misma,
comenzada la etapa teórica, para la que Garma recomendaba además de la lectura de la
obra de Freud, estar al día de los avances en psicoanálisis y seguir la formación dentro
de los institutos miembros de la IPA, para lo que adjuntaba el programa del Instituto
Psicoanalítico de Berlín y ofrecía al publico español una opción para cursar un
programa de formación reglado según las pautas oficiales del psicoanálisis. Este trabajo,

                                                                                                               
229
Druet escribe: “La principale préoccupation de Garma, avant même son retour à Madrid, est d’indiquer
au milieu psychiatrique espagnol qu’il s’est fourvoyé dans son interprétation, et plus encore dans sa
pratique, de la psychanalyse. Son objectif premier est donc de rectifier les erreurs commises par ses
collègues, de signifier à ceux-ci que ni la lecture de la littérature psychanalytique, ni le titre de psychiatre
n’habilitent à pratiquer la psychanalyse, et que la première étape de toute formation doit être
l’incontournable analyse didactique “ (DRUET, 2006, p. 66)
230
GARMA ZUBIZARRETA, 1930a,
231
GARMA ZUBIZARRETA, 1930a, p. 224.
232
GARMA ZUBIZARRETA, 1930a, p. 218.

  110  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
se completaba con “La transferencia afectiva en el psicoanálisis”233 publicado en 1931,
que abordaba uno de los elementos centrales de la terapéutica psicoanalítica. Mostrando
una evidente orientación pedagógica, Garma había expuesto en 1931 dos de los pilares
del psicoanálisis dentro de las instituciones: las pautas formativas y la transferencia.234

El bilbaíno ejercía así su apostolado psicoanalítico en tanto autorizado oficial del


psicoanálisis, rol que Sarró rechazó abiertamente, aunque en cierta medida también
ejerció, pero con una finalidad completamente diferente. Garma trabajó por la causa de
la ortodoxia psicoanalítica, diferenciándola del ejercicio de la psiquiatría, y Sarró centró
sus esfuerzos en incorporar las ideas psicopatológicas del psicoanálisis a la psiquiatría.
Ambos ocuparon diferentes lugares de “autorizados”, Garma desde la oficialidad
institucional y Sarró en relación a una genealogía maestro-discípulo con la que no
siempre estuvo conforme, aunque hiciese uso de ella, principalmente al final de su vida.

A su regreso a España, Garma abrió un consultorio privado en el Paseo del


Cisne, nº 10 (hoy día calle Eduardo Dato)235 en el que comenzó a atender pacientes que
venían derivados por sus antiguos compañeros de la Residencia de Estudiantes y de
colegas como Sanchís Banus y Jiménez Díaz236. Participó en varios cursos y seminarios
invitado por los que habían sido sus maestros, como Marañon o Lafora237. En España
Garma tuvo interlocutores y un público interesado en la novedades del psicoanálisis,
teoría que conocían y muchos de sus colegas practicaban -reservada para determinados
casos en los que el origen orgánico estuviese descartado -o discutían sus conceptos más
controvertidos, sobre todo la teoría sexual que en España chocaba con concepciones
más organicistas como las sustentadas por Gregorio Marañon. Precisamente por
invitación de éste, Garma ofreció en 1932 un ciclo de conferencias en el Instituto de
Patología Médica del Hospital Provincial de Madrid238 Una de ellas estuvo dedicada a
la vida sexual y recibió fuertes críticas debido a la falta de atención que Garma había
                                                                                                               
233
GARMA ZUBIZARRETA, 1931b.
234
BERMEJO FRIGOLA, Vicente, (1994), “La institucionalización del psicoanálisis en España en el
marco de la A.P.I”, en Revista de Historia de la Psicología, 15 (3-4), pp. 49-62, p. 55.
235
HUERTAS, 2002b, p. 71.
236
CARLES, et al. 2000, p.148.
237
Lafora le incluye en los cursos de la Clínica Psiquiátrica del Hospital Provincial durante los cursos de
1934, 1935 y 1936 (CARLES, et al. 2000, p.149)
238
GARMA, Ángel, (1932a), “El sueño: consideraciones psicoanalíticas. (Conferencia en Instituto de
Patología Médica Hospital Provincial de Madrid)” Archivos de Medicina Cirugía y Especialidades, 35
(601), pp. 1007-1014; y (1932b) “Mecanismo Neurósico en la práctica religiosa” (Conferencia en
Instituto de Patología Médica Hospital Provincial de Madrid), Gaceta Médica Española, 7(67), p. 407;
(1932c), “Consideraciones psicoanalíticas sobre la vida sexual” Archivos de Neurobiología, 12, pp. 543-
565.

  111  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

prestado a los factores hormonales dentro de su concepción sobre la homosexualidad,


punto en el que precisamente Marañon insistía desde la endocrinología239. No obstante
es necesario apuntar que la convivencia entre estas corrientes y el interés por generar
espacios de debate científico fue uno de los rasgos que definieron los años de la
Segunda República; y, al mismo tiempo, el psicoanálisis era un saber que contaba en
España con un número cada vez mayor de seguidores críticos, escépticos ante varios
puntos de la teoría, y precisamente por ello atraídos por el debate y la polémica.

Los psiquiatras españoles no tuvieron interés por convertirse a la ortodoxia


psicoanalítica, pero no por ello despreciaron sus ideas, muchas de las cuales
incorporaron a varias de las reformas progresistas de estos años- como la Ley de
Divorcio de 1932- ni repudiaron la figura de Ángel Garma como psicoanalista. Más
bien al contrario, con Garma la ciencia española ganaba un experto oficial en
psicoanálisis que, desde este mismo rol, pasó a formar parte de la comunidad de
psiquiatras más activa del momento. Muestra de ello es su incorporación al equipo de
redacción de la revista Archivos de Neurobiología, junto a autores como Lafora,
Sacristán, Valenciano, Sanchís Banús, etc. llegando a ocuparse de la secretaría de
redacción en 1932. La colaboración con esta revista fue bastante intensa y, tal y como
escribe Valenciano “No hay que olvidar que bajo la jefatura de Germain aparecen los
primeros trabajos serios sobre psicoanálisis de la pluma de Ángel Garma; no menos de
ocho y todos ellos importantes entre 1930 y 1935. En nuestro ambiente tales
aportaciones psicodinámicas seriamente planteadas vinieron a fecundar no sólo la
psiquiatría son también a la psicología”240. Garma se ocuparía igualmente de realizar un
gran número de recensiones que publicaba en calidad de especialista en temas de
psicoanálisis, aunque también participaba en temas relacionados con la psiquiatría y la
neurología241. Fue miembro activo de la Asociación Española de Neuropsiquiatras y de
la Sociedad de Neurología y Psiquiatría de Madrid; participó en la Liga de Higiene
Mental junto a sus colegas, trabajó con Sanchís Banús en el Servicio de Psiquiatría del
Hospital Provincial y junto a Sacristán en el manicomio de mujeres de Ciempozuelos
donde, según cuenta Thomas Glick, llegaría a instalar un diván y discutir varias

                                                                                                               
239
HUERTAS, 2002b, p. 71.
240
VALENCIANO, Gaya, (1981), “José Germain: genealogía científica y actividades psiquiátrico
psicológicas” Revista de Psicología General y Aplicada, 36 (6): 1153, 1160. p. 1158
241
VERA FERRANDIZ, 1996, p. 427.

  112  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
historias clínicas desde un punto de vista psicoanalítico242. Una tarea divulgativa que
tuvo su fruto y en 1933 dos psiquiatras españoles iniciaron un análisis didáctico:
Jerónimo Molina y Mariano Bustamante Solís.

En 1933 optó también a un puesto en el Tribunal Tutelar de Menores, donde


pudo colaborar con Luis Jiménez de Asúa, penalista interesado en la comprensión de la
delincuencia desde el punto de vista psicoanalítico 243 . Fruto de esta experiencia
escribirá “Crimen y Castigo” siguiendo al mismo tiempo los pasos de su analista,
Theodor Reik, que pocos años antes había publicado el trabajo Der unbekannte Mörder
(1932) que Garma reseñaba en Archivos de Neurobiología244.

Como miembro destacado de la psiquiatría española Garma publicó numerosos


trabajos de contenido psicoanalítico en las principales revista especializadas de la época
anterior a la Guerra Civil. A lo largo de su obra insistió en el psicoanálisis dentro de los
límites marcados por la ortodoxia –sus discrepancias con Freud en relación al lugar de
la represión inconsciente en la psicosis, en las que insistirá a lo largo de su vida,
representan un ejemplo de discusión conceptual dentro de los parámetros normativos
del movimiento psicoanalítico internacional-y, en cualquier caso, contribuyeron a la
divulgación del psicoanálisis en España y a la incorporación activa de conceptos
psicodinámicos que tuvieron sin lugar a dudas un importante peso en la práctica
psiquiátrica y psicoterápica de autores como Sacristán o Marañon, con los que tuvo la
oportunidad de discutir sobre estas cuestiones. Siguiendo la clasificación que realiza
Rafael Huertas, podemos ordenar la aportación bibliográfica de Garma durante su etapa
en España en tres grandes grupos: los textos dedicados a desarrollar los conceptos
básicos de la teoría y la práctica psicoanalítica245; textos dedicados a las concepciones
psicoanalíticas de la infancia, publicados principalmente en revistas pedagógicas246, y

                                                                                                               
242
GLICK, 1982, p. 549.
243
HUERTAS, 2000b, p. 74.
244
GARMA, Ángel (1933b), (Referencia a Reick. T) El asesino desconocido. Archivos de Neurobiologia,
13, p. 190.
245
GARMA ZUBIZARRETA, Ángel, (1933a), Consideraciones generales sobre el inconsciente en
psiquiatría. Madrid, Suc. de Enrique Teodoro; GARMA, 1932a; GARMA, 1932c; GARMA, 1932b;
GARMA, Ángel (1932d) “Mecanismo de la curación en el psicoanálisis”, Anales de Medicina Intema, 1,
p. 411; GARMA, Ángel, (1933c) “Los restos diurnos y el trabajo en el sueño” en Archivos de
Neurobiología 1933, 13, pp. 769-783.
246
GARMA ZUBIZARRETA, Ángel, (1932), “La higiene mental en la infancia. Consideraciones
psicoanalíticas” en Revista de Pedagogía, 11 (127), pp. 312-320; GARMA, Ángel, (1933d), “Los sueños
de angustia en la infancia (Conferencia en Semanas de Higiene Mental)”, Revista de Pedagogía 12 (139),
pp. 308-315; (1934b), “Psicología de la aclaración de la sexualidad en la infancia”, Revista de Escuelas
Normales, 12 (103), pp. 98-103.

  113  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

los trabajos en los que discute las aportaciones de autores y aporta sus propias
elaboraciones, acompañadas con casos clínicos propios 247 . Así mismo en 1936 la
editorial de Archivos de Neurobiología publicó el libro El psicoanálisis, la neurosis y la
sociedad, en el que se recopilaba gran parte de la obra escrita de Garma, dando cuenta
de la amplia aportación doctrinal del bilbaíno. Una carta de su analista Theodor Reik
fechada el 14 de octubre de 1935 sirvió como prólogo a esta obra, y nos describe la
persistencia que caracterizaró al autor en su esfuerzo por introducir las ideas de la
ortodoxia psicoanalítica en España:

“Yo ya sé que los conocimientos teóricos del psicoanálisis son bastante


conocidos por los psiquiatras y psicólogos de su hermoso país. Pero sé
también que pocos han comprendido que solamente aquél que se somete a
un psicoanálisis profundo puede adquirir un conocimiento verdadero de este
método psicológico... Era tan grande el interés que usted tenía hacia los
aspectos psicológicos y psicoterapéuticos de la doctrina de Freud, que no
retrocedió ante las molestias y sacrificios que trae consigo un estudio del
psicoanálisis en el extranjero. A su vuelta, no se contentó usted con
aprovechar en la práctica médica la ventaja que proporciona la experiencia
de su propio análisis. Ha sentido usted la necesidad de hacer profundizar el
conocimiento del psicoanálisis en la patria querida, de destruir confusiones
que allí se habían creado, y de demostrar a los colegas las posibilidades del
método de la psicología profunda... Yo no dudo que sus esfuerzos nacidos de
una rectitud interior y de energía intelectual, le conducirán a usted a la meta
deseada. Esté usted confiado y tranquilo. La verdad, finalmente, consigue
siempre triunfar...”248.

Esfuerzos que, según él mismo relate, encontraron mejor fortuna en Argentina,


dónde se exilió después de pasar dos años en Francia, país al que llegó desde España
pocos días antes del golpe de Estado y el inicio de la guerra civil el 17 de julio de 1936.
Garma se estableció en Buenos Aires el 24 de junio de 1938 y, junto a figuras como
Celes Cárcamo, Arnaldo Rascovsky, Enrique Pichón-Riviere y otros fundó la
Asociación Psicoanalítica Argentina en 1942, reconocida por la Asociación
Psicoanalítica Internacional en el año 1949249

Su apostolado psicoanalítico tuvo sus frutos “institucionales” en Argentina.


                                                                                                               
247
GARMA ZUBIZARRETA, Ángel, (1935), “Paranoia y homosexualidad” en Archivos de
Neurobiología, 15, pp. 251-271.
248
En prólogo T. Reik, GARMA ZUBIZARRETA, Ángel (1936), El psicoanálisis, la neurosis y la
sociedad. Madrid, Archivos de Neurobiología.
249
Un análisis sobre el papel de Garma en la historia del psicoanálisis Argentino en PLOTKIN 2003;
VEZZETTI, 1996a, 1996b. También CARPINTERO, E., VAINER, A. (2004), Las huellas de la
memoria. Psicoanálisis y salud mental en la Argentina de los 60´y 70´, t.I (1957-1969). Buenos Aires,
Topía; QUIÑONES, E.; VERA, J.A, (1989): «La influencia de Garma en el psicoanálisis argentino», en
QUINTANA, A. Rosa, J.; LAFUENTE, E. (eds.), Psicología e Historia. Contribuciones a la
investigación en historia de la psicología. Madrid, UAM, pp. 207-213.

  114  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Aunque también es cierto que, más adelante ayudaría a Jerónimo Molina y Ramón
Portillo a cursar una formación analítica primero en Argentina y luego en Berlín, donde
conocerían a la psicoanalista Margarita Steinbach que, en la década de 1950 se
instalaría en España para intentar formar un grupo de psicoanalistas, que contó siempre
con el apoyo y colaboración de Garma250

                                                                                                               
250
DRUET, 2006, pp. 110-130.

  115  
Capítulo 1. Freud, el psicoanálisis y la higiene mental en España

  116  
 

CAPITULO 2

PSICOANÁLISIS PARA LA REFORMA SEXUAL1

                                                                                                               
1
Varias de las ideas contenidas en los apartados 1 y 4 de este capítulo han sido publicadas en LÉVY;
HUERTAS, 2018.
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 

2. 1 Del tabú a la higiene pública: la sexualidad en el punto de mira.

“En otros tiempos hubiera parecido atrevido hablar objetivamente de los


problemas de la sexualidad: pero hoy día el asunto es del dominio público.
Desde hace unos años, hombres de ciencia como Kraft-Ebbing, Forel, Freud,
Hirschfeld, Ellis, y otros muchos, se han atrevido a afrontar estos estudios
sin temor a las críticas picantes de los lectores, y hoy día el problema sexual
puede ya pasar a ser tema de vulgarización (…). El mentalista vienés Freud,
original investigador de los problemas sexuales o iniciador de las tendencias
pansexualistas en la explicación de los mecanismos productores de las
neurosis y locuras, es el que ha elaborado una concepción más profunda y
atrevida del asunto que nos ocupa. Su teoría de la sexualidad tiene algunos
puntos aún no completamente aceptados, que rechazamos de pronto, porque
parecen herir nuestros sentimientos más elevados, pero el análisis
desapasionado y la introspección o autoobservación sincera y paciente va
luego lentamente haciéndonos conceder a Freud la razón en muchas de sus
atinadas observaciones”2.

El texto precedente corresponde a un fragmento del artículo que el conocido


psiquiatra Gonzalo Rodríguez Lafora publicó, en 1918, en el diario El Sol con el
sugerente título “Los misterios de la sexualidad”. Resulta significativo que un diario de
tirada nacional como El Sol diera cabida en sus páginas a un tema tradicionalmente
restringido al ámbito privado y siempre rodeado de tabú, secreto y prohibición. Lo hacía
en una sección titulada genéricamente “Biología y Medicina”, transmitiendo así que era
la consideración científica y médica de la sexualidad lo que justificaba su interés. Se
hablaba de una sexualidad medicalizada, aparentemente desvinculada del placer y del
deseo, y de urgente intervención dentro del ámbito público y de debate general. Un
contexto en el que, para varios sectores sociales, resultó imprescindible una reforma
sexual sobre bases científicas, enfrentada a la moral sexual impuesta por la Iglesia y por
los sectores más conservadores3.
La alusión a Freud se explicó en relación a este objetivo. Quien hasta la fecha
había sido considerado en España un autor polémico, de pensamiento casi pornográfico
y perverso en sus planteamientos sobre sexualidad, era ahora considerado un experto en
la materia. Freud se indexaba junto a otros autores extranjeros como Havellock Ellis y
August Forel -cuyas traducciones circulaban en España desde la década de los años

                                                                                                               
2
RODRIGUEZ LAFORA, Gonzalo (1918a): “Los misterios de la sexualidad”, El Sol, 1 de enero de 1918.
3
GUEREÑA, Jean Louis (2013): Les Espagnols et le sexe. XIXe - XXe siècles, Rennes, Presses
Universitaires de Rennes.

  119  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

19104- Krafft-Ebing, Hirschfeld, o Ivan Bloch, todos ellos miembros del movimiento
sexológico y representantes de una nueva comprensión de la sexualidad, estrechamente
vinculada a la comprensión médica de la perversión y la desviación sexual. Fueron
figuras autorizadas, portadoras de una nueva perspectiva sobre la sexualidad sana y la
patológica, lo que, para el caso de Freud, significaba dotar de legitimidad científica a su
controvertida teoría sexual, hasta la fecha no exenta de duras críticas. Este
reconocimiento facilitó además la lectura y difusión del resto de ideas de la teoría
psicoanalítica, como por ejemplo las consideraciones sobre la interpretación de los
sueños, la metapsicología freudiana, la psicopatología de la vida cotidiana o la
psicología de las masas.
No obstante, en estos años la definición que más peso médico y social tuvo fue
la que equiparaba el psicoanálisis con un saber que se ocupaba de los problemas de la
sexualidad desde un punto de vista científico. Esta interpretación posibilitó un doble
proceso de legitimación: por un lado, la legitimidad del psicoanálisis se defendió en
relación a la mirada médica desde la que partían sus postulados, lo que le confirió un
lugar dentro del ámbito científico y, por otro lado, la adquisición de este estatus
científico-social le sirvió para funcionar él mismo como agente legitimador. Literatura
de temática sexual y difusión popular amparaba su contenido bajo el nombre de Freud y
su psicoanálisis, consiguiendo apuntar hacia una enunciación médica de la sexualidad,
que no coincidía necesariamente con el contenido del ejemplar, pero que de esta forma
generaba sus propias estrategias para franquear la censura de los años de la dictadura de
Primo de Rivera o simplemente relajar las miradas más conservadoras. Sin embargo, a
pesar de esta legitimación, el psicoanálisis no estuvo exento de apasionadas críticas que
insistían en la inmoralidad de sus argumentos y las extravagancias de su autor. Las
divergencias entre unas posturas y otras se movieron entre el escándalo y la norma5 en

                                                                                                               
4
ELLIS, 1913; FOREL,1912. Carles et al. (2000), sostienen que la traducción de los textos de Forel y
Ellis ejercen una influencia negativa en la recepción del psicoanálisis, ya que ninguno de ellos acepta
plenamente el pensamiento freudiano, e incluso critican su obra, produciendo en sus lectores una
predisposición para descalificar el trabajo del neurólogo vienés (pp. 34-35). Como se ha dicho, en esta
tesis cuestionamos este tipo de interpretaciones, guiadas por una concepción normativa del psicoanálisis.
El interés y el debate por las temáticas sexuales favorecieron, en estos años, un contexto de recepción,
difusión y lectura del psicoanálisis, con posturas más o menos críticas, en las que se irán articulando las
diferentes apropiaciones de la teoría.
5
Hacemos referencia a una lógica de recepción y circulación de las ideas psicoanalíticas que, como
marco general, permitió una difusión amplificada por su contenido sexual. Los diferentes agentes que
recibieron el psicoanálisis emitieron sus juicios y comentarios en relación al contenido sexual del
psicoanálisis moviéndose entre estos dos polos: el escándalo, que llevaría a varios autores a tildar el
psicoanálisis de teoría perversa y peligrosa; o el uso de sus planteamientos como argumento legitimador
en los textos y discursos normativos sobre sexualidad. Con ello insistimos en distanciarnos de la

  120  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
relación a la polémica sobre sexualidad, definiendo una lógica que, para la historia de la
circulación de las ideas psicoanalíticas es común a prácticamente cualquier país6.
En líneas generales puede decirse que durante las primeras décadas del siglo XX
se produjo en España un enfrentamiento dialéctico entre las posturas más
conservadoras, defensoras de la moral católica y la norma burguesa, y las posturas más
progresistas, promotoras de una “modernidad” sexual inseparable del necesario cambio
social7. La llamada Reforma Sexual sobre Bases Científicas8 implicaba una serie de
iniciativas de divulgación científica9 y de acción política y social encaminadas a renovar
los postulados sobre la sexualidad 10. Se intentaban integrar ideas, roles y valores
sexuales que hasta el momento habían sido tabú, y que ahora eran incorporados desde
una justificación médica y una preocupación por la salud pública. Asimismo, bajo
criterios eugenésicos sobre defensa social y salud mental, se argumentó también la
necesidad de implantar medidas educativas donde, “no sin debate acerca de su
conveniencia, la sexualidad infantil se convertiría en objeto de la pedagogía, y su
abordaje permitiría tanto el encauzamiento individual del futuro ciudadano, como la
interiorización colectiva de los riesgos que conllevaba la sexualidad”11. Se trató, en
suma, de una reorganización de discursos en los que el psicoanálisis ofreció valiosas
herramientas para comprender e identificar la sexualidad normal y la patológica,
participando de la puesta en marcha de nuevos dispositivos que pretendían prevenir

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
historiografía que interpreta las críticas al psicoanálisis dentro de un esquema de “rechazo” o “resistencia”
a la teoría, que implicarían un supuesto fracaso en la difusión e implantación del psicoanálisis en España.
Entendemos que las posturas más críticas –a veces también las más apasionadas- con el psicoanálisis
funcionaron como importantes motores de difusión de una versión “escandaliza” de la teoría y sus ideas
sobre sexualidad.
6
Sobre la dimensión trasnacional del psicoanálisis y la historia de sus múltiples recepciones y
apropiaciones ver DAMOUSI; PLOTKIN, 2009.
7
HUERTAS, Rafael; NOVELLA, Enric, (2012): “Sexo y Modernidad en la España de la Segunda
República. Los discursos de la ciencia”, Arbor, 189 (764), a090. doi:
http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2013.764n6013. Véase también ARESTI, Nerea (2014), “Sexualité et
progrès en Espagne dans les années 1920 et 1930”, en GUEREÑA, Jean-Louis (ed.): Sexualités
occidentales, Tours, Presses Universitaires François-Rabelais, pp. 47-74.
8
En 1932, se creó la Liga Española para la Reforma Sexual sobre Bases Científicas – filial de la
“Weltliga für Sexualreform” fundada en 1928 en Berlín por Magnus Hirschfeld- véase HUERTAS;
NOVELLA, 2012.
9
ÁLVAREZ, Raquel, (2004), “Publicaciones sobre la sexualidad en la España del primer tercio del siglo
XX: Entre la medicina y la pornografía”. Hispania, 65 (3), pp. 947-960.
10
SINCLAIR, Alison, (2003), “The World League for Sexual Reform in Spain: Founding, Infighting, and
the Role of Hildegart Rodríguez”. Journal of the History of Sexuality, 12 (1), pp. 98-109.
11
DEL CURA, Mercedes; HUERTAS, Rafael, (2004), “Medicina y sexualidad infantil en la España de
los años treinta. La aportación del psicoanálisis a la pedagogía sexual”, Hispania, 64 (218), pp. 987-1002,
p. 989.

  121  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

trastornos mentales supuestamente relacionados con la represión sexual12 y los vicios


sociales propios de la ciudad moderna13.
En este contexto, desde posiciones consideradas progresistas se entendió que las
ideas psicoanalíticas eran un elemento de vanguardia científica y liberación sexual,
mientras que las voces más conservadoras esgrimían sus críticas hacia lo que
consideraban un peligro y una perversión del pensamiento. Ambas posturas ayudaron a
la consolidación de una relación artificial entre ideología y psicoanálisis, en la que la
teoría freudiana fue tomada como un discurso reformador, políticamente de izquierda.
No obstante, hay que advertir que esta relación esconde un escenario de enfrentamientos
políticos, personales y profesionales que nada tiene que ver con un debate científico
sobre los aportes de la teoría psicoanalítica, pero que pudo escenificarse en relación al
mismo. No hay en el psicoanálisis o en su epistemología nada que nos haga adscribir su
teoría y su praxis a una ideología concreta, y es en todo caso el sujeto el que le imprime
este carácter político14.
Textos divulgativos, prensa médica y literatura popular incorporaron varias de
las ideas más representativas del psicoanálisis convirtiéndolo en un conglomerado de
ideas divisibles entre sí, capaces de transformarse de un autor a otro, de una publicación
a otra en función del contexto y/o del fin para el que estuviesen siendo usadas15. La

                                                                                                               
12
Freud redacta en 1908 el texto “La moral sexual <<cultural>> y la nerviosidad moderna” en el
que elabora una historia de la evolución de la pulsión vinculada a las diferentes formas de moral sexual y
cultural, y sus diversos grados de represión sexual a los que cabe atribuir la producción de síntomas
patológicos como formas de sustitución. Así nos dice que “ateniéndonos a estas fases evolutivas del
instinto sexual, podremos distinguir tres grados de cultura: uno, en el cual la actividad del instinto sexual
va libremente más allá de la reproducción; otro, en el que el instinto sexual queda coartado en su
totalidad, salvo en la parte puesta al servicio de la reproducción, y un tercero, en fin, en el cual sólo la
reproducción legítima es considerada y permitida como fin sexual. A este tercer estadio corresponde
nuestra presente moral sexual <<cultural>>”. FREUD, Sigmund (1981 [1908]), “La moral sexual
`cultural´ y la nerviosidad moderna”, en Obras Completas, t. II, Madrid, Biblioteca Nueva, 4º ed., pp.
1249-1276, p. 1253.
13
HUERTAS, Rafael; NOVELLA, Enric (2014): “Wissenschaft, Politik und Wahn. Hildegart Rodriguez
Leben und Tod (1914-1933)“, en DIETZE, Gabriele; DORNHOF, Dorothea (eds.), Metropolenzauber.
Sexuelle Moderne und urbaner Wahn, Colonia, Böhlau Verlag, pp. 197-213.
14
La historiadora Silvana Vetö escribe que “no hay nada esencial en la teoría psicoanalítica que pueda
inclinar la balanza de sus prácticas institucionales definitivamente hacia un lado u otro del espectro
político; de la derecha o de la izquierda, de la elite o de la liberación de los oprimidos, de la democracia o
del autoritarismo, entre otros. La historia del psicoanálisis demuestra bien este punto. Al interior del
psicoanálisis ha habido tendencias teóricas que han alimentado pensamientos y prácticas autoritarias, y
otras que han nutrido pensamientos y praxis de la liberación; instituciones que se han comprometido
contra regímenes dictatoriales y otras que se han acomodado a ellos”, en VETÖ HONORATO, 2013, p.
125.
15
Recordemos que, en lo que respecta al seguimiento del objeto “psicoanálisis”, manejamos una
definición amplia, según la cual psicoanálisis es todo aquello que los autores dicen que es psicoanálisis.
Esta definición “considera al psicoanálisis como un cúmulo de ideas que tiene la propiedad de transitar,
siendo recepcionado y utilizado de distintas formas, llegando inclusive a empapar varias capas de la
sociedad en la que es recibido (…) Está claro que este es un proceso activo donde los distintos agentes, en

  122  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
efusividad con la que se debatían sus ideas sin duda facilitó el contexto en el que la
publicación de las Obras Completas de Freud, en 1922, pudo ser vista, como ya hemos
destacado, no solo como un proyecto de interés científico, sino como una empresa
editorial rentable 16 . Muchos fueron los que salieron al encuentro de la teoría
produciendo un verdadero aumento de la literatura psicoanalítica. Contar con un texto
de referencia en castellano orientó el debate y permitió que, junto con las críticas e
improperios que algunos autores dirigían a Freud y a su pensamiento, principalmente en
lo tocante a la “hiperbólica ampliación de la esfera de influjo de la sexualidad”17,
apareciesen elementos útiles a los intereses de la sociedad moderna.
Si el desarrollo de la ciudad moderna traía aparejada la idea de los vicios y
perversiones que suponían un foco de seducción para las mentes menos críticas o la
psicología de algunos individuos, el psicoanálisis, como producto de este contexto, fue
entendido, de forma general, en dos direcciones: como discurso profundamente
perverso e inmoral, “engendro de un cerebro calenturiento”18; o como saber experto
sobre estas cuestiones, incorporando sus formulaciones a la gestión y ordenación de los
males de la ciudad. En general este es el escenario en el que se debatieron las ideas
psicoanalíticas durante los años veinte y treinta.
El punto clave de este debate fueron las ideas que Freud había publicado en
1905 en su obra Tres ensayos para una teoría sexual19. Según el neurólogo vienés, el
desarrollo de la sexualidad incidía de forma determinante en la vida anímica del sujeto.
Freud insistía además en la importancia que tenían las primeras vivencias infantiles en
el origen del desarrollo psicosexual del ser humano a lo largo de cinco etapas (oral,
anal, fálica, de latencia y genital). Su argumento central fue afirmar la sexualidad como
aspecto fundamental de la vida de todos los seres humanos sin ser ésta terreno exclusivo
de la psicología de los adultos. Explicó además las manifestaciones humanas no
vinculadas de forma manifiesta a un fin sexual a través del mecanismo de la

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
el momento de recepcionar las ideas, también las reinterpretan según las exigencias de la época”.
(RUPERTHUZ, Mariano, (2015b), “El `retorno de lo reprimido´: el papel de la sexualidad en la recepción
del psicoanálisis en el círculo médico chileno, 1910-1940”, História, Ciências, Saúde-Manguinhos, 22 (
4), pp. 1173-1197, p. 1175)
16
RUIZ-CASTILLO BASALA, 1972, p. 103.
17
FERNÁNDEZ SANZ, 1914b, p. 258.
18
VILLAVERDE, José María, (1924a), “Algo sobre el movimiento psicoanalítico en la actualidad”
Medicina Ibera 18, pp. 208-212, p. 208.
19
FREUD, Sigmund, (1981 [1905]), “Tres ensayos para una teoría sexual”, Obras Completas, t. II,
Madrid, Biblioteca Nueva, 4º ed., pp. 1169-1237.

  123  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

sublimación, según el cual la pulsión sexual puede descargar su monto de energía en un


fin de carácter no sexual y de reconocimiento social y cultural.
Las primeras críticas a la obra freudiana a comienzos del siglo XX se centraron
en estas ideas, al mismo tiempo que fueron las que despertaron el interés de educadores
y médicos reformistas a partir de la década de 1920. Las reformas y cambios sociales
que se estaban produciendo fueron permitiendo lecturas menos escandalizadas, que
hacían hincapié en las formulaciones médicas y en el uso político-social de una teoría
que, según se argumentó, hablaba de la sexualidad de hombres y mujeres y su factor de
influjo en la vida diaria20. Al mismo tiempo esta comprensión radicalizó la postura de
los sectores más reaccionarios, que entendieron la necesidad de difundir sus
advertencias frente a los peligros del contagio psicoanalítico, contribuyendo igualmente
a la difusión de la teoría.
Los comentarios y críticas a la teoría sexual de Freud habían sido característicos
de las lecturas e interpretaciones que se habían hecho de su obra desde 1910. No
obstante, en los primeros debates, existían aún importantes reticencias propias de una
sociedad profundamente religiosa y con un arraigado tabú sexual. Asimismo, la
condición extranjera de Freud hizo que inicialmente algunos autores tomaran distancia
de sus formulaciones que, como señalaron, habrían de pasar primero un examen crítico
que adaptase sus principales hipótesis a las características de la sociedad española21.
Las restricciones al factor sexual insistían en el peligro clínico, sobre todo, como
afirmaba Valle y Aldabalde:
“cuando se trata de niños o de mujeres, de despertar con un psico-análisis
tendencioso, como practicado con semejante prejuicio, ideas, anhelos, y
hasta deseos que acaso no hubiese tenido hasta entonces la persona así
tratada, ideas, anhelos y deseos que por lo mismo que no tienen nada de
favorables para el pudor y el decoro, por ningún concepto debe ser nadie, y
mucho menos el médico, quien los despierte a destiempo, siquiera lo haga

                                                                                                               
20
Véanse por ejemplo algunos textos de autores como Lafora, Mira, Garma o Juarros durante estos años:
RODRIGUEZ LAFORA, 1918b, y del mismo autor (1922) “Estudios psicoanalíticos sobre las
obsesiones” Archivos Medicos de Cirugía y Especialidades, 6 (36), pp. 255-272, o la conferencia
impartida en la Facultad de Médicina de la Universidad de Buenos Aires “La frigidez sexual en la mujer”
publicada luego por El Siglo Médico (1923b, 72 (3647), pp. 1053-1057); MIRA I LÓPEZ, Emilio,
(1926a), El psico-análisis, Aplicacions practiques del psico-análisis, Barcelona, Arnau de Vilanova,
Serie Monografies Médiques; JUARROS, César, (1928a), Los horizontes del psicoanálisis, Madrid,
Mundo Latino, pp. 12-13, y (1931), La sexualidad encadenada: ejemplos y consejos, Madrid, Mundo
Latino; GARMA, Ángel (1932), “Consideraciones psicoanalíticas sobre la vida sexual”, Archivos de
Neurobiología, 12 (4), (1932), pp. 543-566.
21
Nos referimos aquí a las lecturas que hicieron algunos psiquiatras como GAYARRE 1909;
BAÑUELOS 1913; VALLE Y ALDABALDE 1913; FERNÁNDEZ SANZ, 1914a, 1914b.

  124  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
con la mejor intención, es verdad, pero también partiendo de un supuesto
falso, por su peligrosa exageración”22.

Estas advertencias sin embargo, no frenaron la práctica clínica del psicoanálisis


que, como hemos visto, comenzó en estos años con los casos de Juarros, Mira y Lafora,
o la exposición ante la Academia Nacional de Medicina de Fernández Sanz23. Freud era
citado por los principales nombres de la psiquiatría española de estos años, también por
Marañon lo que, de alguna forma, autorizaba el pensamiento del neurólogo vienés
dentro del territorio nacional.
Tal y como sostenía Fernández Sanz:
“Constituye ahora el psicoanálisis un tema de interés actual en los países de
raza latina, que han ido en esto bastantes años a la zaga de los pueblos
germánicos y anglosajones, y ese interés no es solamente profesional ni
científico, sino también mundano; hoy en Francia y en España en las
reuniones de gente culta, en los periódicos diarios, en los salones y hasta en
las novelas, se habla ya corrientemente del psicoanálisis de Freud, y se
discuten sus puntos de vista con mas o menos ingenio y siempre con más
frivolidad que exacto conocimiento. Pero en España, y lo mismo puede
decirse de las restantes naciones latinas, el freudismo lleva trazas de
difundirse mucho más rápida y extensamente como sistema psicológico,
como hipótesis explicativa de los fenómenos mentales, que no como método
terapéutico, y esta emigración de las tendencias psicoanalíticas del campo de
la Medicina, diseminándose lejos de ella, debemos los médicos, no
precisamente combatirla, pues tal oposición seria tan inoportuna como
estéril, pero si hemos de tenerla muy en cuenta, para no quedar atrasados
respecto a la evolución extraprofesional de las ideas sobre esta cuestión, no
olvidando nunca que el psicoanálisis ha nacido en nuestra Ciencia, que su
primera razón de ser fue la curación de enfermos, que esta continua siendo
su principal y aun casi única aplicación en los países mas adelantados, que
médicos son sus creadores y los que la han hecho progresar, y que, por lo
tanto, la profesión medica no puede permanecer ajena a la evolución ni a los
destinos de esta teoría, que a tantos pensadores preocupa, esforzándonos, los
que practicamos el arte de curar, y especialmente los dedicados al
tratamiento de las psiconeurosis, en seguir muy de cerca el desenvolvimiento
de esa doctrina, para utilizar todo lo que de ella sea aprovechable en un
sentido práctico” 24

El psicoanálisis comenzó en estos años a vivir cierta difusión, amplificada por la


seducción y al escándalo que producían sus postulados sobre sexualidad, que lo hicieron
circular de boca en boca, convirtiéndolo en un tema de interés general, presente en
debates y conversaciones de diversa índole. Así lo describía Antonio Abaunza, médico

                                                                                                               
22
VALLE Y ALDABALDE, Rafael (1913), “El psicoanálisis de Freud”, Revista de Medicina y Cirugía
prácticas. 9 (2), pp. 209-216, p. 216.
23
En estos años aparecen los primeros casos clínicos publicados en revistas médicas o actas: JUARROS,
1921; MIRA, 1921; FERNÁNDEZ SANZ 1921a; FERNÁNDEZ SANZ, 1923a; LAFORA 1922;
24
FERNÁNDEZ SANZ, 1923b, p. 597.

  125  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

del Hospital General de Madrid y discípulo de Sanchis Banús, en el prólogo a la


traducción española del libro de Auguste Marie La Crisis del Psicoanálisis:

“Y hacia el año 20, en un cenáculo científico-literario, al que yo asistía (…), oí


hablar de Freud por primera vez. Y en aquel cenáculo científico-literario, que
luego comprendí que no era ni científico ni literario, oí las cosas más
peregrinas. Las diatribas tan feroces que salían de labios de todos me hacían
figurarme a Freud con cuernos y cuerpo de cabra. Como uno de esos sátiros,
cuya significación simbólica es la negación de la inteligencia. Callé inexperto.
Aunque la protesta al oír hablar de algo que se adivinaba no conocían se
imponía al curso de mi pensamiento”25

En el sector médico más conservador y reacio al psicoanálisis, merece la pena


destacar a José María Villaverde. En los textos de este psiquiatra se vislumbraba una
oposición feroz a la importancia que el psicoanálisis concedía a la sexualidad. No
obstante este autor, que había estudiado en Zúrich junto a Eugen Bleuler -a quien
tradujo al castellano en 192426- había conocido previamente la ideas de Freud, sobre las
que confesó haber sido partidario e incluso haberlas puesto en práctica durante su paso
por el Hospital del Buen Suceso de Madrid, a su regreso de Suiza en 191527. Poco
después abandonaría definitivamente todo apoyo al psicoanálisis, convirtiéndose en su
mayor opositor28. En 1924 escribió el artículo “Algo sobre el movimiento psicoanalítico
de la actualidad” en el que afirmaba que el psicoanálisis no era más que un “conjunto de
disparates”29 que no debía tomarse en serio. Su aparición en el panorama médico fue
considerada por este autor como una moda pasajera que se había “generalizado por la
mansedumbre de los llamados neuropatólogos que están en absoluto desprovistos de
sentido crítico” 30 , afirmación que se refería a autores como Lafora 31 o Sacristán,

                                                                                                               
25
ABAUNZA, Antonio, (1930), “Prólogo”, en MARIE, Auguste: La Crisis del Psicoanálisis, Madrid,
Central de Ediciones y Publicaciones, p. VIII.
26
BLEULER, Eugen, (1924) Tratado de Psiquiatría [trad. José María Villaverde], Madrid, Calpe. Véase
GLICK, 1988, p. 215.
27
VILLAVERDE, José María, (1929), “Algo a propósito de la angustia”, La Medicina Ibera, 24, pp. 771-
772.
28
Villaverde escribió varios trabajos dedicados a debatir y criticar el psicoanálisis. VILLAVERDE, José
María, (1924a); (1924c) “Las últimas <<novedades>>en materia de psicoanálisis”, El Siglo Médico, 73,
pp. 35-59; (1924d), “Sobre Psicoanálisis”, El Siglo Médico, 73, pp. 536-54; (1928). Psicoanálisis y
epilepsia. Medicina Ibera 22, pp.303-309
29
VILLAVERDE, 1924a, p. 208.
30
VILLAVERDE, 1924a, p. 208
31
Dos sucesos enfrentaron a Lafora y Villaverde en el ámbito profesional: el primero de ellos la vacante
en la jefatura del servicio de Neuropsiquiatría del Hospital Provincial de Madrid tras la repentina muerte
de Sanchís Banús en 1932; y el otro debido a la disputa por la vacante del sillón que Cajal dejaba en la
Real Academia de Medicina tras su muerte en 1934. Parece claro, en ambos episodios, que lo que se
escenifica es una lucha entre progresistas y conservadores en el seno de la institución médica y
psiquiátrica. Véase HUERTAS, 2002b, pp. 50 y ss. También REY, Antonio; MARTÍ BOSCÀ, José

  126  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
interesados por las novedades del psicoanálisis y enfrentados ideológicamente a las
ideas de Villaverde, reconocido partidario de la monarquía32; o como Ortega y Gasset,
que en 1924 había admitido que a pesar de no estar siempre de acuerdo, apoyó el
psicoanálisis porque no hacerlo le habría situado del lado de “gentes de mala
catadura”33.
El peligro principal del psicoanálisis era para Villaverde su pseudo-discurso
cientificista bajo el que, previa justificación médica, se enseñaba “a quien lo ignora del
todo un espléndido programa de refinamientos sexuales, que al aficionado más
inteligente parecerá un poco fuerte”. La creencia de que “siempre que hay angustia
existe algo sexual en su fondo, y buscar una génesis sexual de un modo sistemático”34,
fue denunciada por Villaverde que ridiculizaba burdamente la controvertida teoría de
Freud, recurriendo a un tono moralizante y alejado de cualquier debate médico o
científico:
“Hoy día todo quiere explicarse por el [psicoanálisis], sin fijarse si ello tiene
o no razón de ser, lo que es lo de menos. (…) El dios `Libido´ que vive y
existe en el fondo de todo lo creado, fulminará sus rayos contra los que no
admitan sus dogmas (…) tendría mucha gracia ver a todos estos caballeros
predicadores de la homosexualidad –aunque `sublimada´ conforme a la
religión de Freud –lanzando excomuniones y fundando una ciencia y una
moral sobre la base intangible de que tener tendencias sexuales hacia la
madre o ser homosexual, son dos misterios que hay que aceptar sin discutir,
a pesar de que ello repugne profundamente a todo aquel que tenga algo de
sentido común, aunque la cantidad de él haya sido administrada con
cuentagotas”35.

En respuesta a estas críticas, la revista Medicina Ibera publicaba una breve carta
firmada bajo el pseudónimo “Un médico rural”36. En ella se solicitaba al ilustre Dr.
Villaverde que justificase de forma serena y razonada sus irrespetuosas palabras. El
autor anónimo era Isaac Puente, un joven médico de ideología anarquista que
comenzaba a expresar por esa época algunas de sus ideas más radicales sobre medicina

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
Vicente, 2007, Un monárquico y un anarquista. Debate sobre el psicoanálisis (1924-1928): José Mª
Villaverde e Isaac Puente, en CAMPOS MARIN, Ricardo; VILLASANTE, Olga; HUERTAS, Rafael,
(eds): De la “Edad de Plata” al exilio. Construcción y “reconstrucción” de la psiquiatría española,
Madrid, Frenia, pp. 73-93.
32
VILLASANTE, Olga; REY, Antonio.; MARTÍ BOSCÀ, José Vicente, (2008), “José Mª Villaverde:
retrato de un desconocido” Medicina e Historia, 1 (4ª época), pp. 1-15.
33
ORTEGA Y GASSET, José, (1988 [1925]) “Vitalidad, alma, espíritu”, Obras Completas, II, p. 453.
Véase GLICK, 1988, p. 215.
34
VILLAVERDE, 1924a, p. 210
35
VILLAVERDE, 1924a, p. 210
36
UN MÉDICO RURAL, (1924), Incitación al Dr. Villaverde, La Medicina Ibera, 18(1), p. 205
(portadas).

  127  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

social, sexología y eugenesia37. A esta carta, le sucedieron otras en un tono violento, en


las que los dos autores, lejos de alcanzar algún tipo de concesión formal, reafirmaron y
radicalizaron sus posturas: moralismo conservador y paternalista frente a liberación
sexual y oposición a la moral burguesa. Un debate en el que sin duda estaban
imbricadas cuestiones de mayor relevancia y alcance social que las comprendidas en la
aceptación o el rechazo del psicoanálisis pero que, sin embargo, se escenificaron en
relación al mismo. Más allá del lugar científico del psicoanálisis, éste ocupó un lugar
político-cultural atravesado por una compleja red de creencias y valores que no pueden
desvincularse de los agentes de recepción y del contexto histórico.
Lo cierto es que, junto con la elite profesional de médicos y psiquiatras que
argumentaron científicamente la necesidad de reformar las costumbres sexuales,
también las “fuerzas anti-sistema” de inspiración anarquista fueron las que con más
amplitud acometieron la lucha por la liberación sexual como un capitulo insoslayable de
la lucha contra la moral burguesa y la revolución38. Para estos autores, el psicoanálisis
formó parte del conjunto de ideas y autores científicos usados como herramientas para
la revolución social.

2.2 Cultura erótica y psicoanálisis: civilizar la libido.

Los años de la Edad de Plata produjeron también un estallido de manifestaciones


eróticas y discursos sobre sexualidad en los niveles más cotidianos de la cultura
popular. Este fenómeno recibió el nombre de “sicalipsis” 39, de resonancia similar a un

                                                                                                               
37
REY; MARTÍ BOSCÀ, 2007, pp. 73-93.
38
Véase CLEMINSON, Richard, (2008), Anarquismo y sexualidad (España, 1900-1939), Cádiz, Servicio
de Publicaciones de la Universidad de Cádiz. También NASH, Mary, (1995a), “La reforma sexual en el
anarquismo español”, en HOFMANN, B.; TOUS, P.; TIETZ, M. (eds.), El anarquismo español y sus
tradiciones culturales. Frankfurt-Madrid: Vervuert-Iberoamericana, pp. 281-296.
39
ZUBIAURRE, Maite, (2015): Culturas del erotismo en España 1898-1939. Madrid, Cátedra, p. 17-18.
Zubiaurre encuentra hasta tres formas de describir este concepto, creado, según el Diccionario de uso del
español de María Moliner, “para anunciar una obra pornográfica pensando en las griegas “sykon”, vulva,
y “aleiptikos”, excitante”. La primera definición hace referencia al material o actitud levemente erótica
que progresivamente comenzó a designar también las manifestaciones de todo tipo de gradaciones del
erotismo, y a las mujeres que lo practicaban, “desde el idilio y las coqueteadoras y demi-vierges más
descafeinados, hasta el sexo duro, las prostitutas profesionales y la pornografía más descarnada y
explícita” (p. 17). El segundo significado hace alusión al arte de amar, del encuentro entre amantes en el
que se prolonga el placer y se retrasa el coito. Y el tercer significado refiere a la “invasión erótica”, con la
que se hace “referencia explícita a la súbita proliferación de materiales <<atrevidos>> a partir del Fin de
Siglo, y bien entrados los años treinta del siglo XX” (p. 18). La obra de Zubiaurre, tal y como indica su
autora, se ajusta más bien a la tercera definición de “sicalipsis”. Este volumen es un completo análisis
sobre este fenómeno, que su autora acompaña de un importante volumen de fuentes documentales
procedentes en su mayoría de la cultura visual y que, como la autora denuncia, han sido desatendidas por
la historiografía nacional. En este sentido, este trabajo tiene un valor patrimonial añadido, con el que se

  128  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
término científico y fonéticamente parecido al de psicoanálisis (que, como hemos dicho,
fue entendido por muchos como una teoría sexológica), pero que sin embargo tiene su
origen más probable en las tertulias de Madrid de principios de siglo 40 . Con
preeminencia por lo sensual, muchas veces transgresor y exhibicionista, femenino,
divulgador del amor carnal y el placer, el fenómeno de la sicalipsis se valió de novelas
eróticas, revistas picantes, publicaciones nudistas, postales eróticas, cine, teatro, letras
de canciones y cuplés, para representar un estallido de manifestaciones de la sexualidad
que sin duda alguna pusieron en tensión a los sectores más conservadores y
reaccionarios de la Iglesia Católica y a la sociedad burguesa, que vio en el destape y la
libre ilustración sexual del pueblo un foco de perversión e inmoralidad.
Centros urbanos como Madrid y Barcelona experimentaron durante estos años la
entrada de una cultura erótica, de aparente signo extranjero y exótico, en la que
masculinidad y feminidad tensaban sus identificaciones en contraposición con una
supuesta “españolidad” patriótica y viril, orgullosa de su esencia hispana.
Cabarets, tertulias y teatros fueron el escenario de esta “invasión” erótica, fruto
de una modernidad que daba la espalda a la tradición, incapaz de desentenderse de la
exploración autodidacta del pueblo en los placeres del cuerpo 41 . La urgencia del
“problema sexual” preocupó a las élites médicas y a la clase conservadora, como un
asunto que afectaba a la salud y la moral de todo el país, y que tuvo su punto más
dramático en la propagación de la sífilis.42

Hombres que se afeminaban y mujeres que se masculinizaban con cortes de pelo


“a lo garçon”: una ambigüedad sexual que el discurso médico cifró como causante de
importantes desordenes mentales, que podían afectar a las mentes más débiles e
inmaduras, a las que había que educar con urgencia en materia de higiene sexual. La
homosexualidad, por ejemplo, fue descrita como una perversión del instinto genésico,
una patología que, según las teorías de Marañón o Juarros, éste último fuertemente
influido por las ideas freudianas, era el signo evidente de la inmadurez sexual del

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
testimonia el fenómeno al que estamos haciendo referencia, persiguiendo, como la propia autora declara,
“desenterrar una España altamente erótica e irreverente” (p. 48).
40
Véase MIGUEL, Amando de (1999), El sexo de nuestros abuelos, Madrid, Espasa Calpe, p. 219;
ZUBIAURRE, 2015, p. 17.
41
ZUBIAURRE, 2015, p. 30.
42
Véase CASTEJÓN BOLEA, Ramón, (2004), “Las enfermedades venéreas y la regulación de la
sexualidad en la España Contemporánea”, Asclepio, 56 (2), pp. 223-241; CASTEJÓN BOLEA, Ramón
(2001), Moral sexual y enfermedad: La medicina española frente al peligro venéreo (1868-1936),
Granada, Universidad de Granada.

  129  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

hombre que no “ha llegado”, sino que “permanece estancado en una de las fases
preliminares de la evolución sexual”43.

También el fenómeno del donjuanismo, entendido como representante de un


ideal erótico morboso, preocupó a psiquiatras, médicos e incluso a juristas de la época.
Se trataba, según decía Marañón, de “hombres de psicología, y a veces de morfología,
netamente alejadas del tipo viril estricto, incapaces para una actuación social fecunda, y
no raras veces bordeando la zona semi-normal en que los dos sexos se confunden” 44.
La figura del Don Juan era representante de la degeneración del hombre, la perversión
sexual, el placer por el placer, la inmoralidad, la seducción, y todas aquellas fórmulas
que no debían persistir en la madurez sexual de las sociedades civilizadas45. Cuando la
civilización declina, decía Marañón, “el homosexualismo, cómo los demás vicios,
aumentan” y a mayor civilización menor homosexualidad y degeneración46. Este autor,
introductor principal de la endocrinología en España y presidente de la Liga para la
Reforma Sexual sobre bases científicas, escribió varios trabajos científicos sobre la
identidad sexual y las diferencias entre hombres y mujeres, destacando el manual Tres
ensayos sobre la vida sexual (1926), versión impresa del famoso ciclo de conferencias
(“Sexo, trabajo y deportes”, “Maternidad y feminismo”, “Educación sexual y
diferenciación sexual”) que había pronunciado en el Ateneo Literario de Madrid y que
fue un verdadero best-seller, con siete ediciones consecutivas en castellano entre los
años 1927 a 1934, y traducción en diversos idiomas47. En España fue Biblioteca Nueva
la encargada de la edición, que contó con más de 100. 000 ejemplares vendidos, según
datos de la editorial48. No podemos evitar notar que el título de esta obra de Marañón
recuerda claramente al ejemplar freudiano de 1905, Tres ensayos sobre teoría sexual49
que el español presumiblemente conocía. También es interesante el hecho de que tanto

                                                                                                               
43
JUARROS, César (1931), La sexualidad encadenada: ejemplos y consejos, Madrid, Mundo Latino, p.
168.
44
MARAÑON, 1926, Tres ensayos sobre la vida sexual, Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 46-48. Sobre el
problema del donjuanismo Marañón por ejemplo escribió “Psicopatología del Donjuanismo” (1924b, El
Siglo Médico, 73, pp. 213-216; 245-248; 272-274) y “Notas para la biología de Don Juan” (1924c,
Archivos de Medicina Cirugía y Especialidades, 14, 321-344). Entre otros autores, también el magistrado
César Camargo dedicó una monografía a esta temática en CAMARGO, César (1934b), Un tríptico sobre
Don Juan, Madrid, Morata.
45
Véase ARESTI, Nerea, (2012), “Masculinidad y nación en la España de los años 1920 y 1930”
Mélanges de la Casa de Velázquez, 42-2, pp. 55-72
46
MARAÑON, 1926, p. 156
47
GUEREÑA, Jean-Louis, (2018), Detrás de la cortina. El sexo en España (1790-1950), Madrid, Cátedra,
p. 534-535.
48
RUIZ-CASTILLO BASALA, 1972, p. 211.
49
FREUD, 1981 [1905]

  130  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
el ejemplar freudiano, comprendido en la edición de las Obras Completas de Freud,
como el manual de Marañón, fuesen, en las décadas de 1920 y 1930 los principales
pilares económicos de la editorial Biblioteca Nueva, lo que en palabras del editor “puso
de manifiesto la difusa pero intensa curiosidad del gran público por la sexología”50.

Marañón de hecho ya había comentado las ideas de Freud en 1924 51 ,


coincidiendo con el vienés en que “la influencia sexual no sólo rige actos sexuales
mismos, sino que, como un duende, se infiltra en las actividades humanas más alejadas
del sexo”52. Pero el endocrinólogo de pensamiento biológico y determinista en relación
a la sexualidad53 pensaba que Freud se equivocaba al “confundir el impulso sexual, lo
que en fisiología se llama libido, esto es, la fuerza de atracción que ha de buscarse y
unirse a la mujer y al hombre, con el instinto sexual que es un concepto mucho más
amplio y noble de aquel”. Para Marañón el instinto sexual, que rige toda la vida
humana, no se contraponía con el instinto de conservación, si no que más bien éste era
su fundamento.54 En este sentido, el autor, mediante un tratamiento confuso de los
términos de sexo y sexualidad55 –que por otra parte sería bastante frecuente en varios
autores de la época- fundamentaba el comportamiento social en relación a la función
sexual del órgano, de forma que a la mujer le correspondería la maternidad, pues “si es
como debe ser, teóricamente, fecunda y multípara” no tendrá tiempo en los mejores
años de su vida “para otra cosa importante que para gestar y criar hijos” y además, “su
organismo no tiene, en condiciones habituales, aptitud para la lucha con el medio”56 que
estaría reservada para los varones cifrando esta desigualdad social en una función ligada
a la vida sexual y a la propia organización fisiológica de ambos sexos.

En 1929 Marañón publicó la obra Amor, conveniencia, eugenesia 57 y Los


                                                                                                               
50
RUIZ-CASTILLO BASALA, 1972, p. 212.; Véase AMEZÚA, Efigénio, (1991), “Cien años de
temática sexual en España”, Revista Española de Sexología, 48.
51
Marañón llegó a conocer personalmente a Freud, en una reunión en casa de la princesa Marie
Bonaparte, quién se interesó por la obra de Marañón tal y como expresa en La evolución de la sexualidad
y los estados intersexuales, (1930) donde hace referencia a ella en La sexualité de la femme. (GUEREÑA,
2018, p. 540)
52
MARAÑON, Gregorio, (1924a), “Sexo y trabajo”, Revista de Occidente, 6, p. 314.
53
BALAGUER, Emilio, (2013), “Marañón y la Medicina en España”, Arbor, 189(759):a002. doi:
http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2013.759n1001
54
MARAÑON, 1924a, p. 314
55
ARESTI, Nerea, (2001), Médicos, Donjuanes y Mujeres Modernas. Los ideales de feminidad y
masculinidad en el primer tercio del siglo XX, Bilbao, Servicio Editorial. Universidad del País Vasco, p.
122.
56
MARAÑON, 1926, pp. 27-28.
57
MARAÑON, Gregorio (1929a), Amor, conveniencia y eugenesia: el deber de las edades. Juventud,
modernidad, eternidad, Madrid, Historia Nueva.

  131  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

estados intersexuales en la especie humana58, que ocasionó la crítica del húngaro F.


Oliver Brachfeld59, seguidor de la psicología individual de Adler60, que había llegado a
España en 1929 por primera vez y que poco antes del inicio de la Segunda República en
1931 se instalaría definitivamente en Barcelona hasta los años 50 –con un período
intermedio en el sur de Francia, entre 1939 y 194261- probablemente huyendo de las
persecuciones antisemitas de Europa central 62 . Brachfeld se decía “psicoanalista
aficionado”63 y firmaba como “Doctor Oliver-Brachfeld” –era doctor en historia-, lo
que probablemente le facilitó la entrada en determinados círculos científico-culturales,
principalmente aquellos relacionados con la psicología y el psicoanálisis, en los que
participó de diversas formas64. Se encargó de traducir a Adler al castellano al menos en
dos ocasiones, una de ellas con un prólogo de Ramón Sarró65, y tradujo también a Jung
en 193566, considerándose -al igual que Adler y Jung-, un autor crítico con la teoría
sexual de Freud67. Se incorporó con facilidad a la vida intelectual catalana, en contacto
con Sarró y con Mira, éste último director del Instituto Psicotécnico de Barcelona,
donde Brachfeld trabajaba como profesor adjunto68. Brachfeld no había sido el primer
húngaro de formación psicoanalítica que había venido a España. En 1928, Ferenzci
                                                                                                               
58
MARAÑON, Gregorio (1929b), Los estados intersexuales en la especie humana, Madrid, Javier
Morata.
59
Jean-Louis Guereña dedica el epílogo de su obra Detrás de la cortina. El sexo en España (1790-1950)
a la polémica entre estos dos autores. (GUEREÑA, 2018)
60
OBERST, Ursula; IBARZ, Virgili; LEÓN, Ramón (2004), “La psicología individual de Alfred Adler y
la Psicosíntesis de Olivér Brachfeld”, Revista de Neuro-Psiquiatría, 67, pp. 31-44.
61
LEÓN, Ramón (2012), “F. Oliver Brachfeld y Werner Wolff: dos figuras en los inicios de la Sociedad
Interamericana de Psicología”, Interamerican Journal of Psychology, 46 (1), pp. 35-41, p. 38.
62
GUEREÑA, 2018, P. 546. Sobre el exilio judío en Barcelona véase VALENTÍN, Manuel (2014), “El
exilio judeoasquenazí en Barcelona (1933-1945). Un rompecabezas que pide ser esclarecido”, Entremons.
UPF Journal of World History, 6. Sobre Brachfeld puede consultarse IBARZ SERRAT, Virgili;
VILLEGAS BESORA, Manuel, (2002), “Ferenc Olivér Brachfeld (1908-1967): un psicólogo húngaro en
Barcelona”, Revista de Historia de la Psicología, 23 (3-4), pp. 265-275.
63
VILAR, Pierre (1997), Pensar históricamente: reflexiones y recuerdos, Barcelona, Crítica, p. 145,
citado a través de GUEREÑA, 2018, p. 543.
64
VILAR, 1997, p. 145, citado a través de GUEREÑA, 2018, p 550.
65
ADLER, Alfred, (1935), El sentido de la vida, [trad. O. Brachfeld, prefacio. R.Sarró], Barcelona,
Miracle; y ADLER, Alfred, (1936), El problema del homosexualismo y otros estudios sexuales [trad. y
prefación de O. Brachfeld], Barcelona, Apolo.
66
JUNG, Carl Gustav, (1935), Teoría del psicoanálisis [trad. y prefacio de O. Brachfeld], Barcelona,
Apolo.
67
Algunos datos sobre la incorporación del pensamiento de Jung en España pueden consultarse en
MESTRE, Mª Vicenta; CARPINTERIO, Helio (1989), “Unas notas sobre la entrada de Jung en España”,
Revista de Historia de la Psicología, 10 (1-4), pp. 139-148.
68
GUEREÑA, 2018, p. 549; véase KIRCHNER, Montserrat (1981), “La obra de Emilio Mira en el
Instituto de Orientación Profesional de Barcelona (1918-1939)” Revista de Historia de la Psicología, 2
(3), pp. 225-246; SAIZ, Dolores; SAIZ, Milagros, (1996b), “Emilio Mira y la psicotecnia”, en SAIZ,
Milagros; SAIZ, Dolores (Coords), Personajes para una historia de la psicología en España, Madrid,
Pirámide, pp. 375-398; SÁNCHEZ LÁZARO, José, (1986) “El psicoanálisis de Freud en la obra de
Emilio y Mira y López (1921-1936)” Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 6 (19), pp.
636-649.

  132  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
había ofrecido una conferencia en Madrid69 y otra en Barcelona, esta última traducida
por Mira para la Revista Médica de Barcelona70, de la que era co-director y en la que
también Brachfeld publicaría sus críticas a Marañón en 193171. Asimismo impartió
varias conferencias, en el Ateneo de Barcelona, en la Universidad Central de Madrid y
en el Ateneo de Madrid y, entre otras actividades, participó en el “11 Club”, en el que se
trataban asiduamente temas de sexualidad junto con otras cuestiones de actualidad,
“raras eran las sesiones en que no se debatían temas revolucionarios, con el peligro de
acabar todos en la cárcel. Siempre se entablaron enormes polémicas –en el terreno
amistoso- entre marxistas y anarquistas”72. Uno de los promotores de estas reuniones
fue Félix Martí Ibáñez, quien sería director general de Sanidad y Asistencia Social del
gobierno de la Generalitat durante la Segunda República, y que fue de hecho el autor
del prólogo del libro de Brachfeld Los sentimientos de inferioridad73 publicado en 1936,
reeditado en 1944 con un nuevo prólogo de Ramón Sarró74, en ese momento, importante

                                                                                                               
69
La conferencia tuvo lugar el 27 de octubre de 1928 en la Residencia de Estudiantes de Madrid, con el
título “Aprendizaje de la psicoanálisis y transformación psicoanalítica del carácter”, y a la que acudieron
personalidades como los médicos Marañón y Pitaluga, el pedagogo Lorenzo Luzuriaga, asiduo a temas de
psicoanálisis. ABC, 29 de octubre de 1928, p. 30. Sobre la actividad cultural de la Residencia de
Estudiantes de Madrid véase PÉREZ DE AYALA, 1987.
70
Véase MÜLBERGER, Annette; BALLTONDRE, Mònica; MONTERO-PICH, Oscar, (2015): “La
Psicología en la Revista Médica de Barcelona: Psicoterapia, Higiene Mental y Moral”, Nova Època, 8, pp.
57-83, p. 8. doi:10.2436/20.2006.01.190.
71
BRACHFELD, Oliver (1931), “Crítica de las teorías sexuales del Dr. Marañon”, Revista Médica de
Barcelona, 16 (96), pp. 548-561. Es interesante cuestionarse sobre el papel que Mira ejerció como
facilitador del psicoanálisis desde el Instituto Psicotécnico (Instituto de Orientación Laboral) y como
figura relevante en la emigración de autores húngaros judíos, como el psicólogo Werner Wolf, Ferenc
Oliver Brachfeld o Sándor Eiminder. Wolf, llegó a Barcelona en 1933 donde permaneció hasta 1936
acogido por el entorno del Instituto Psicotécnico dirigido por Mira (VALENTIN, 2014; LEÓN, 2012).
Brachfeld, que como hemos dicho, tuvo una relación laboral con el Instituto Psicotécnico, además de
promocionar la introducción de la obra de Adler y Jung en España hizo, desde que se instaló en Barcelona
en 1931, de puente cultural entre Hungría y España y escribió asiduamente sobre escritores españoles en
la revista húngara Nyugat (GUEREÑA, 2018, p. 547. Véase así mismo, las palabras que Brachfeld
escribe en el Mirador setmanari de literatura, art i politica, el 15 de junio de 1933, con motivo de la
muerte de Ferenczi, p. 6). Sándor Eiminder, de formación psicoanalítica, será el analista del catalán
Francesc Tosquelles, discípulo de Mira, con quien colaboraba en el Instituto Pere Mata de Reus (Sobre
Tosquelles véase GARCIA SISO, A., (1993), “El Dr. Francesç Tosquelles i Llauradó”, Revista de la
Asociación Española de Neuropsiquiatría, 13 (46), pp. 195-202). Esta red de intercambios de ideas
psicológicas y psicoanalíticas de la que también formaba parte Ramón Sarró, o instituciones como El
Ateneo Barcelonés o el Ateneo Enciclopédico Popular, dibujan un contexto muy rico en el que se
mezclan diversos sectores de la población y ámbitos de recepción de estas ideas.
72
MARTÍ, IBAÑEZ, (1975), Consultorio psíquico-sexual, [prólogo de Ignacio Vidal] Barcelona,
Tusquets, p. 11
73
BRACHFELD, Oliver, (1936), Los sentimientos de inferioridad,[prologo de F. Martí Ibáñez]
Barcelona, Apolo.
74
BRACHFELD, Oliver, (1944), Los sentimientos de inferioridad, [prólogo de R. Sarró] Barcelona,
Apolo. Esta obra contará con dos reediciones más en 1959 y 1970 en la editorial Luis Miracle. Brachfeld
había regresado a Barcelona en 1941 donde permaneció hasta 1945. Durante este período publicó algunos
trabajos y colaboró con el semanario catalán Destino, con sede en Barcelona, era una revista cultural,
fundada en 1937 y que se editó hasta la mitad de los años 80. En sus páginas no era extraño encontrar
noticias de temática psicoanalítica, en medio de contenidos sobre sociedad, literatura, artes, ciencia, etc.

  133  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

figura del estamento catalán de la psiquiatría franquista, lo que no deja de ser una
muestra del complejo escenario existente entre relaciones personales y tensiones
políticas antes y después de la guerra civil.

En 1931, la Revista Médica de Barcelona publicó el artículo de Brachfeld


“Crítica de las teorías sexuales del Dr. Marañón”75, que apareció poco después en la
revista El Siglo Médico76. A estas criticas responderá Marañón en ambas revistas en
193277, gesto que Brachfeld devolverá en 1933 con el texto Polémica contra Marañón,
con una crítica de las teorías sexuales de Marañón, una réplica del Dr. Gregorio
Marañón y un Epílogo78 en el que incluía: varios capítulos en los que se dedicaba a
atacar el pensamiento y a la figura de Marañón; el artículo de Brachfeld que había
desatado la polémica; la respuesta ofrecida por Marañón; y una nueva replica de
Brachfeld con la que se zanjaba el debate.

En el texto, Brachfeld reaccionaba ante la concepción de Marañón sobre los


estados intersexuales, por anticuada y por considerar que existía un importante paralelo
con la concepción de Magnus Hirschfeld sobre los “grados intermedios”, que Marañón
no citaba, o de introducir indirectamente conceptos de otras teorías –por ejemplo el
psicoanálisis- sin reconocerle explícitamente un lugar en su concepción.79 Marañón
respondía ante la acusación afirmando que él no se adjudicaba “la paternidad de la
teoría intersexual” sino que sólo se había dedicado a remozarla con datos más
modernos80 e insistía en la diferenciación de sexos desde una correlación morfológica y
funcional de base biológica. La polémica tomó un cariz personal y violento en algunos

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
Sus páginas son un buen reflejo del contexto de la burguesía liberal catalana de esos años. La revista
puede consultarse online en la Biblioteca de Cataluña (http://www.bnc.cat/digital/destino/). Para un
análisis de Destino véase, RIPOLL SINTES, Blanca, (2015), “La revista Destino (1939-1980) y la
reconstrucción de la cultura burguesa en la España de Franco”, Amnis, 14, DOI :10.4000/amnis.2558.
75
BRACHFELD, 1931. El contenido de este artículo había sido publicado previamente en 1930 en una
reseña de la obra de Marañón, Los estados intersexuales en la especie humana (1929b), publicada en
alemán en la revista de sexología Zeitschrift für Sexualwissenschaft und Sexualpolitik, y posteriormente
sirvió de base para un trabajo que Brachfeld presentó al concurso abierto de La Gaceta Literaria en 1930,
del que sería excluido sin motivo aparente. Finalmente fue publicado en la Revista Médica de Barcelona
y en 1932 en El Siglo Médico. Véase GUEREÑA, 2018, p. 542-543.
76
BRACHFELD, Oliver (1932), “Crítica de las teorías sexuales del Dr. Marañón”, El Siglo Médico,89
(4081), pp. 214-221.
77
MARAÑON, Gregorio (1932a) “Acerca del problema de la intersexualidad” (Réplica a un artículo del
dr. Oliver Brachfeld)” Revista Médica de Barcelona, 17 (97), pp. 3-11; y El Siglo Médico, 89 (4082), pp.
243-247.
78
BRACHFELD, Oliver, (1933), Polémica contra Marañón, con una crítica de las teorías sexuales de
Marañón, una réplica del Dr. Gregorio Marañón y un Epílogo, Barcelona, Europa.
79
BRACHFELD, 1933, p. 83-84; GUEREÑA, p. 560.
80
BRACHFELD, 1933, p. 136.

  134  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
pasajes, principalmente para Brachfeld, que acusaba a Marañón de traición y de haber
construido una teoría sexual basada en prejuicios, completamente arbitraría, con un
eclecticismo que le había llevado a mezclar “muchísimas teorías desde Mechnikoff
hasta Freud y más allá aún, parece una cosa envejecida. Cansa. No es muestra de un
pensamiento claro, inequívoco, de una rectitud consecuente”81. Marañón no prestaba
para Brachfeld suficiente atención a lo psicológico y lo contextual a la hora de hablar
del comportamiento sexual. Así afirmaba: “El ideal de Marañón sería, hacer una
sexología, una biología y una psicología more physico, si no fuese posible hacerla more
geométrico, construcción evidentemente más sencilla. Para esta concepción de la
biología, cada hombre es un montón más o menos incoherente de instintos, impulsos,
energías físicas (…) Ahora bien: mientras no haga entrar también el aspecto psicológico
en sus exámenes sexológicos, se le escapará siempre una parte de la persona (…) la
conducta sexual no depende únicamente ni de lo mero físico ni de lo mero psíquico,
sino que depende de la persona entera”82. Marañón, concluirá Brachfeld, “nos da buenos
esquemas de las características sexuales, nos hace una clasificación de las anomalías de
la vida sexual, pero todo eso no puede nunca acercarnos a la vida sexual concreta”83 .

También desde un enfoque crítico con Marañón, los cronistas del periódico La
Libertad, César Juarros –quien además de su labor como psiquiatra y político, realizó
varias colaboraciones en prensa- y Rafael Cansino Assens84 publicaron varias reseñas
sobre libros en los que se abordaba el “problema sexual” visto desde diversas
perspectivas. Los comentarios a la teoría de Freud eran bastante frecuentes, en una
actitud de denuncia y ataque a aquellos que criticaban y hablaban mal de “el
psicoanálisis, explorador de los más íntimos recovecos sexuales, no da motivos ni para
reír ni para indignarse; se lo dice sincera y honradamente quien tiene hábito de
manejarlo cotidianamente como herramienta”85

                                                                                                               
81
BRACHFELD, 1933, p. 58.
82
BRACHFELD, 1933, p. 46-47.
83
BRACHFELD, 1933, p. 53.
84
Rafael Cansino Assens fue un escritor y periodista de Madrid, asiduo colaborador de periódicos como
La Correspondencia de España, El Imparcial, La Libertad, La Tribuna y El País, así como director de la
revista Cervantes desde 1918 hasta 1922. Véase SAIZ, Mº Dolores, (2010), “Rafael Cansino Assens entre
la gloria y el olvido (1912-1916)”, Obra Periodística, 1. También puede consultarse: OTEO SANS, R.
(1996), Cansinos-Assens: entre el modernismo y la vanguardia, Alicante: Editorial Aguaclara;
ESTRELLA CÓZAR, Ernesto (2005), Cansinos Assens y su contexto crítico, Granada: Universidad de
Granada/Diputación de Granada.
85
JUARROS, César (1928b), “Comentario de un médico”, La Libertad, 15 de marzo de 1928.

  135  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

En 1930, con motivo de la traducción española de Sex in civilization 86 ,


enciclopedia sexual editada en Nueva York, Cansino Assens publicó una reseña en La
Libertad. La proliferación de discursos y representaciones de la sexualidad eran tratados
en esta obra desde su origen extranjero, como una moda que desde afuera señalaba el
advenimiento de un cambio social vinculado a la modernidad, proceso que, según
Cansino Assens, también estaba llegando a la sociedad española. De esta forma, rezaba
la reseña, libros como Amor, conveniencia y eugenesia,87 “el último aporte del doctor
Marañón al debate sexual, pierden casi todo su interés y quedan englobados en el plan
sinóptico y en el horizonte de superior altura de esta obra colosal, cuyos miradores se
abren a todos los aspectos parciales del problema” 88 . En la obra colaboraban 31
expertos “encargados de estudiar desprejuiciadamente la cuestión sexual en sus
múltiples aspectos”, entre los que se contaban Havelock Ellis, autor del prólogo, y otros
como el escritor estadounidense Victor Francis Calverton, autor del capitulo sobre sexo
y psicoanálisis. El tema central que suscitaba el debate, era el de “la emancipación de la
mujer norteamericana hecho innegable y consumado, y que se patentiza en la actitud de
la joven moderna (Actitud de rebeldía […] que es un aspecto parcial de esa <<Rebelión
de las masas>> que ahora está diagnosticando semanalmente el Sr. Ortega y Gasset en
los folletones de <<El Sol>> con una lentitud que hace sensacional el redescubrimiento.
El libro que comentamos es un viaducto tendido por encima de esas semanas
cavilosas)” 89.

Ante la emergencia de la “american girl” los autores de este libro, continuaba


Cansino Assens, “reconocen sin demasiado dolor el fracaso de la ética sexual que rigió
hasta hace unos años y deslindan lo que había en ella de falso y convenido”90. No
obstante, se preguntaba Cansino Assens:

“¿Hasta qué punto eran legitimas esas represiones y hasta donde tiene
razón la juventud rebelde? (…) El problema es muy complejo. El aspecto
puramente biológico del hecho sexual rara vez se realiza con esa sencillez
que entre nosotros preconiza el doctor Juarros (…). Convergentes todas

                                                                                                               
86
CALVERTON, Victor Francis; SCHMALHAUSEN, Samuel Daniel, (1930), Sex in Civilization, Nueva
York, Macaulay Company. La versión castellana se tituló (1930), El sexo en la civilización, Madrid,
Aguilar.
87
MARAÑON, 1929a.
88
CANSINO ASSENS, Rafael (1930), “Crítica literaria”, La libertad, 26 de enero de 1930
89
CANSINO ASSENS, 1930. Ortega y Gasset publicó varios artículos en el diario El Sol que luego
compilaría en el libro La Rebelión de las masas publicado en 1929 (Revista de Occidente, Madrid),
centrado en la idea del “hombre-masa”
90
CANSINO ASSENS, 1930.

  136  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
estas causas, crean el ideal erótico social que desfigura el puro concepto
biológico del sexo mediante ese proceso de sublimación definitivamente
estudiado por Freud. El ideal erótico se apoya en una base religiosa u
económica, y es lógico que cambie cuando se alteran los dogmas sociales
que los condicionaron. Ese cambio acaba de producirse en nuestros días, y
de ahí esa actitud insurgida y desorientada de las nuevas generaciones. La
difusión de la cultura ha aumentado el espíritu crítico de las gentes. La
mujer ha conquistado su independencia económica y reivindica el derecho
a vivir su vida propia, sin ser el [sic] comparsa del hombre ni la nodriza
eterna. Quiere controlar su actividad genésica mediante los recursos que la
ciencia le brinda. Se subleva contra el precepto bíblico –refrendado entre
nosotros por el doctor Marañón- (…) Ante el gesto exhibicionista de la
<<american girl>>, que fuma en público y muestra sus labios rojos, no
precisamente como un corazón, interpretan el reclamo de una fuerte
personalidad y sienten lo que habría de profanación en murmurar en sus
oídos frases desalentadoras y falsas. Porque los antiguos tabús y
represiones han perdido su razón de ser, la vieja moral está en crisis y esos
labios rojos se reirían del predicador, que sabe todo eso. Mas bien que
apelar a indignos engaños y a coerciones externas, robustecer el mito de
esa personalidad poderosa. Deserotizar –no deshumanizar- en nombre de la
mayor riqueza de la vida total, que no debe ser absorbida por la libido. No
represión, sino sublimación libremente aceptada”91.

Casi como en un manifiesto, Cansino Assens declaraba en su reseña la caída del


antiguo sistema de represiones, sustituido por una reivindicación científica del sexo que,
como nueva moral, destronaba el tabú de la sexualidad e introducía la representación de
una nueva mujer, en estado de rebeldía, que debía sin embargo, para no caer en una
sexualidad morbosa, hacer de esta rebeldía su potencia. ¿Cómo?, cambiando represión
por sublimación, consiguiendo además con ello, acceder a un lugar dentro de la cultura
y la vida pública, del que hasta la fecha no había disfrutado.

En estos años España estaba viviendo un proceso de modernización de la


sociedad en el que lentamente se estaban modificando prácticas y hábitos culturales,
transformándose hacia un capitalismo de consumo en el que el deseo de consumir y
acumular productos alterará las relaciones de oferta y demanda, y en el que el erotismo
y la sexualidad también se consumían en libros, postales, revistas, cabarets, etc.

Este retrato, en cuyo análisis se cruzan ideas freudianas con la introducción de


un nuevo modelo social, es interesante ya que introduce la dimensión explícita del
placer y el deseo dentro de un discurso que, hasta la fecha, no quería saber nada de ello.
Como pieza central de este proceso, la sublimación freudiana va a ser considerada por la
gran mayoría de autores como el eje fundamental desde el que “salvar” la dimensión

                                                                                                               
91
CANSINO ASSENS, 1930.

  137  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

sexual del hombre de su consideración patológica e inmoral, para incorporarla a la vida


pública como motor para el cambio social. En este sentido la sublimación abría la puerta
al erotismo y al deseo, servía como herramienta para promover el necesario cambio en
las costumbres sexuales y los ideales eróticos del país, permitiendo, no obstante, que la
cuestión siguiese formando parte del dominio de la ciencia.

En relación a éste vinculo entre psicoanálisis y cambio social, resulta muy


interesante traer un episodio que, sucedido en el extranjero, es sin lugar a dudas
representativo de este contexto. Nos referimos al uso que el sobrino de Freud, Edward
Bernays, probablemente una de las figuras más representativas de la formación de las
sociedades de consumo en varios países 92 , hizo de la teoría de su tío. Para este
publicista, conocer el mundo interior del sujeto que consume, las mentalidades de las
nuevas ciudadanas y ciudadanos, le llevó a interesarse por el psicoanálisis de Freud.
Bernays aplicó la Psicología de las Masas93 a la configuración de una nueva política
económica que localizaba en el deseo del consumidor el centro de sus acciones. A lo
largo de los años 20 y 30 desarrolló importantes campañas políticas y de marketing con
el objetivo de manipular la opinión publica creando nuevos horizontes de mercado
basados en el control del deseo del consumidor94. Uno de los trabajos que precisamente
estuvo a cargo de Edwards Bernays fue la organización del desfile de Pascua de 1929 en
Nueva York. Bernays, contratado por la empresa de cigarrilos Lucky Strike, mostró
modelos femeninos que sostenían cigarrillos a los que llamó “Antorchas de la Libertad”
(Figuras, 2. 1, 2. 2 y 2. 395) influyendo en la opinión pública sobre el consumo femenino
de tabaco96, en una imagen que recuerda a la mujer de actitud rebelde descrita por
Cansino Assens en la reseña de Sex in civilization.

                                                                                                               
92
MARINAS, Miguel, (2015), El bazar americano. En las exposiciones universales, Madrid, Biblioteca
Nueva, p. 199.
93
El análisis del comportamiento de la masa, en clave sociológica y psicológica, con origen en autores
como Le Bon, Sieghe, o Freud –en los que se basó Bernays- preocupó a varios autores españoles, como
puede verse en los análisis de Ortega y Gasset (ORTEGA Y GASSET, 1929).
94
Para una lectura más detallada sobre éste episodio y su contexto véase MARINAS, 2015. También el
documental de Adam Curtis The Century of the Self, (2002) traducido al castellano como El siglo del
individualismo, muestra cómo el trabajo de Sigmund Freud, Anna Freud y Edwards Bernays influyó en
las corporaciones y gobiernos para poder analizar y controlar a las personas a través de la psicología de
las masas y la creación de las sociedades de consumo. Puede consultarse on-line
https://www.youtube.com/watch?v=eJ3RzGoQC4s (consultado el 20 de marzo de 2018)
95
Escenas del documental de Adam Curtis The Century of the Self, (2002) traducido al castellano como
El siglo del individualismo, en las que pueden verse dos momentos del desfile de Pascua de Nueva York,
1929 [2.1], [2.2] y una mujer fumando cigarrillo [2.3] Puede consultarte on-line:
https://www.youtube.com/watch?v=eJ3RzGoQC4s (consultado el 20 de marzo de 2018)
96
MARINAS, 2015, p. 199.

  138  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 

Figura 2.1 “Antorchas de la Libertad”, mujer en desfile de Pascual, Nueva York, 1929.
Escena documental [13´14´´], The Century of the Self (2002)

Figura 2.2. Desfile de Pascua, Nueva York, 1929. Figura 2.3 Mujer fumando.
Escena documental [12´05´´], The Century of the Self (2002) Escena documental, [12´43´´], The Century of the Self
    (2002)
 
Y era igualmente esta representación de la mujer moderna, de labios rojos y
cigarro en mano la que reproducía en España la revista satírica Muchas gracias en

  139  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

varias de sus portadas [Figura 2.4]97. Con una periodicidad semanal, esta publicación
costaba entre 30 y 50 cents según el número, y contenía en su interior cuentos, noticias
e historias sicalípticas, de contenidos picantes, frívolos y provocadores, en los que el
discurso del hombre de ciencia se trasladaba a un registro de humor. Un ejemplo lo
tenemos en esta escena en la que se describe a los lectores de la revista a Felipe98,
personaje que “disimula con su guasa y su frivolidad una erudición que ya quisieran
muchos académicos para andar por casa. Nada menos que va a darnos ahora una
conferencia sobre Psicoanálisis, ciencia que por estudiar la locura, está llamada a un
gran porvenir”99. Tras un corto diálogo, en el que se recrea el inicio de esta conferencia,
la historieta concluye diciendo: “Perdonen señores abonados la engañifa. Pero, en fin,
este fresco lleva en el pecado la penitencia. Felipe no sabe ni psiquiatría, ni geometría,
ni na. Cierra, pelmazo. Cierra el libro, y cierra la sesión”100.

También en la misma revista se daban consejos morales, provocadores, con un


estilo similar al de las novelas sicalípticas de autores como Álvaro Retana, colaborador
de la revista, o Felipe Trigo, médico y autor de novelas eróticas101, que también fueron
objeto de las reseñas de Cansino Assens en el periódico La Libertad. Así por ejemplo,
el 3 de noviembre de 1928 Cansino Assens elogiaba la literatura de Trigo, que había
puesto de actualidad el problema del amor, un asunto en el que literatos y hombres de
ciencia, tomaban parte para intentar alcanzar una mejor comprensión.

“Nuestra patria -decía Cansino Assens- responde con un noble


estremecimiento a esa inquietud con que el mundo civilizado se preocupa
hoy por precisar las vaguedades turbadoras del instinto erótico e iluminar los
ojos del ciego amor antiguo. Como siempre, también ahora, luego que los
poetas y los novelistas expresaron las misteriosas alarmas del drama
subconsciente en obras transidas de angustia y traspasadas de gritos que
demandaban salvación, los hombres de ciencia, médicos, sociólogos,
pensadores, legisladores, han hecho de ese drama del hombre su problema y
han encendido sus antorchas sobre los abismos (…) Una nueva comprensión
del misterio erótico entrañaba una revisión completa de la moral antigua,
basada en mitos y dogmas caducos (…). Se trata de una revolución moral y
religiosa, que ha de tener su primera expresión en la escuela y la última en el
                                                                                                               
97
Demetrio, “En plena primavera,” A Virtual Wunderkammer: Early Twentieth Century Erotica in Spain,
accessed September 16, 2018, http://sicalipsis.humnet.ucla.edu/items/show/249.
98
Felipe puede hacer alusión a Felipe Trigo, autor de novelas eróticas, que también desempeñó una
función como médico, por lo que en tono burlón, la escena frivoliza con su saber científico y su faceta
como autor sicalíptico. Sobre Felipe Trigo puede verse MARTÍNEZ SAN MARTÍN, Ángel, (1983), La
narrativa de Felipe Trigo, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
99
Muchas gracias, 343, 1930, p. 7.
100
Muchas gracias, 343, 1930, p. 7.
101
Véase FERNÁNDEZ, Pura (1997), “Scientia sexualis y saber psiquiátrico en la novela naturalista
decimonónica”, Asclepio, 49 (1)pp. 227-244.

  140  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Código (…). El problema del amor, esa cuestión suprema, es también
problema pedagógico, para cuya resolución el maestro ha de recibir la luz de
los biólogos o de los médicos geniales. Un hombre como Freud, el discutido
creador de la psicoanálisis, con sus sorprendentes interpretaciones de esas
pesadillas eróticas de la raza griega, que vienen a ser sus leyendas y mitos,
se convierte en un educador incomparable, en un alto maestro, cuya
luminosa palabra nos da la clave para evitar las insidias del instinto sexual y
caminar sin peligro por sus laberintos espantables (…) La obra genial de
Freud, traducida a todos los idiomas, divulgada por una legión internacional
de conferenciantes, está influyendo enormemente en el modo de considerar
los misterios de la <<libido>> y, por lo tanto, del amor”102.

A continuación Cansino Assens destacaba la labor de Luis López Ballesteros en


la traducción de Freud, de César Juarros en la divulgación del psicoanálisis y el estudio
del problema erótico y de Luis Jiménez de Asúa, por el libro Libertad de Amar y
Derecho a Morir (1928), en el que examinaba los problemas eróticos desde sus
consecuencias jurídicas que, como veremos, también hicieron uso del psicoanálisis.

Ciencia, medicina, literatura, erotismo y pornografía se encontraron en este


interés por la sexualidad, donde la medicalización del placer y el comportamiento
humano se topó con la pluma de escritores más o menos trasgresores, que trasladaron el
saber médico sobre perversiones sexuales a un lenguaje cotidiano, en el que además se
satisfacía la curiosidad morbosa del lector y el interés por los misterios ocultos del sexo.
Se escribieron novelas o incluso tratados supuestamente científicos que escondían, en el
mejor de los casos, un contenido perfectamente frívolo y jocoso, y en muchas ocasiones
un ejemplo de “pornografía camuflada”103 , que, aun así, sirvieron como instrumentos
de divulgación pseudo-científica. Un proceso que Pura Fernández ha denominado,
siguiendo los trabajos de Foucault, “voluntad de saber” en torno a la sexualidad, y que
en España tiene su origen en la novela naturalista de finales del siglo XIX, en la que se
incorporan al terreno literario los principios de la medicina degeneracionista -
preocupada por las aberraciones y perversiones de la sexualidad, aquello que escapaba a
la norma moral, religiosa y médica-, y que sirve de precedente de la novela erótica de
principios del siglo XX104.

Volviendo a la revista Muchas gracias, en su interior y en sus portadas también


                                                                                                               
102
CANSINO ASSENS, Rafael (1928), “Literatura erótica. Nuevas aportaciones”, La Libertad, 3 de
noviembre de 1928.
103
AMEZÚA, Efigenio; CLEMINSON, Richard, (1999), “Spain: The Political and Social Context of Sex
Reform in the Late Nineteenth and Early Twentieth Centuries”, en Franz, X. Eder, Lesley A. Hall y Gert
Hekma (eds.), Sexual Cultures in Europe: National Histories, Manchester, Manchester University Press,
1999, p. 181.
104
FERNÁNDEZ, 1997.

  141  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

se representaron versiones que adaptaban la imagen de esa nueva mujer moderna al


imaginario español, añadiéndole elementos como el mantón o la toquilla [Figura 2.5]105.
En otras aparecía un mujer sensual rodeada de novedades tecnológicas como máquinas
de escribir o aparatos de teléfono que señalan precisamente esa nueva forma de
capitalismo de consumo [Figura 2.6] 106 o, con el pelo cortado “a lo garçon”,
confundiendo su fisionomía con la del hombre que al mismo tiempo afeminaba sus
rasgos [Figura 2.7]107.

Figura 2.4 Portada de Muchas gracias, 1926, n.119, Figura  2.5  Portada de Muchas gracias, 1927, n. 160,
“En plena primavera” Demetrio. “Morena y jerezana”, Quintanilla
Biblioteca Nacional de España Biblioteca Nacional de España

                                                                                                               
105
Quintanilla, “Morena y jerezana,” A Virtual Wunderkammer: Early Twentieth Century Erotica in
Spain, accessed September 16, 2018, http://sicalipsis.humnet.ucla.edu/items/show/253.
106
“La voz de su amo” A Virtual Wunderkammer: Early Twentieth Century Erotica in Spain, accessed
September 16, 2018, http://sicalipsis.humnet.ucla.edu/items/show/264.
107
“[Untitled],” A Virtual Wunderkammer: Early Twentieth Century Erotica in Spain, accessed
September 16, 2018, http://sicalipsis.humnet.ucla.edu/items/show/256.

  142  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 

Figura 2.6 Muchas gracias, 1930, n. 329, p. 28. Figura 2.7 Muchas gracias, 1929, n. 149, p. 5,
Plana de Meunier [¿autor?], “La voz de su amo” Biblioteca Nacional de España
Biblioteca Nacional de España
 

Imaginarios extranjeros que se mezclaban con las representaciones de una


nueva mujer española, que, según se decía “puede hoy día manejar, además de todos los
elementos que la ciencia y la industria pone a su alcance, para atacarnos, las armas de la
política. Desde los escaños de la Cámara acaba de conquistar su voto, y, de propina, la
flamante Constitución española establece el divorcio, ¿Caben mayores facilidades, sin
contar con la ventaja de sus atractivos y picardías propias del sexo?”108

Esta cita es clave en este punto ya que ilustra la efectiva conquista de derechos
que la mujer vivió en estos años y su mayor presencia en la vida pública, política y
cultural del país. No obstante, al mismo tiempo deja ver cómo este fenómeno, la nueva
imagen de la feminidad, también era la construcción de un nuevo objeto de consumo,
                                                                                                               
108
Muchas gracias, 407, 1931, p. 3.

  143  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

moderno y exótico, que aunque permitía la entrada de nuevas identidades de lo


femenino desde las que enfrentar los arraigados tabús sexuales estaba, en la gran
mayoría de los casos, pensados en, desde y para un mercado ampliamente masculino.
En este sentido, la historiadora Nerea Aresti afirma que a pesar de la importancia
simbólica que tuvieron los nuevos modelos de feminidad, la adaptación local de la
garçonne francesa o la flapper angloamericana no representó un gran porcentaje de las
mujeres españolas109.

En términos generales podemos decir que durante estos años los centros urbanos
como Madrid y Barcelona vivieron el impacto de un nuevo modelo global de feminidad,
que se difundía en los medios de comunicación de masas, en las tiras cómicas del
periódico, en tertulias y espectáculos de cabarets, en fotografías y postales, en revistas
ilustradas110 y en literatura erótica111. Intelectuales, escritores, médicos y público en
general, analizaban este nuevo modelo, debatiendo sobre las posibles consecuencias
sociales, morales y patológicas que podía acarrear su presencia en la vida pública.
Desde el sector médico hubo, en relación a este proceso, una creciente preocupación por
todo lo relacionado con esta nueva condición femenina, que se manifiesta en el peso
central que ocupó en la literatura médica y las revistas de higiene sexual las cuestiones
relacionadas con la psicología de la mujer, la frigidez sexual, la reproducción, el placer
femenino, etc112.

Controlar y disciplinar esta nueva imagen, esta nueva feminidad, fue crucial en
términos de higiene social, pero también en términos políticos, morales e incluso en
términos de mercado. Y veremos que, para todos ellos, el mecanismo de la sublimación
freudiana pudo ser aplicado desde diversas formulaciones: para reconducir la libido
hacía un fin cultural, para emancipar a la mujer obrera de la nueva erótica capitalista,
para proteger la función reproductiva en las mujeres o para elevar el valor moral y ético

                                                                                                               
109
ARESTI, Nerea, (2007), “La mujer moderna, el tercer sexo y la bohemia en los años veinte”, Dossiers
Feministes, 10, pp. 173-185, p. 176.
110
Sobre la evolución sociocultural y científica de las revistas ilustradas desde el siglo XIX al siglo XX
puede consultarse en SANCHEZ VIGIL, Juan Miguel (2008), Revistas ilustradas en España: del
Romanticismo a la Guerra Civil, Gijón, Trea.
111
PATTISON, Micaela, (2017), “La muchacha moderna: celebridad, sexo y lo privado en público”, en
GALLEGO Henar; GARCIA HERRERO, María del Carmen (eds.), Autoridad, poder e influencia:
Mujeres que hacen Historia, vol. II, Barcelona, Icaria, forthcoming.
112
Véase ARESTI, Nerea (2002), “La nueva mujer sexual y el varón domesticado. El movimiento liberal
para la reforma sexual”, Arenal: Revista de historia de las mujeres, 9 (1), pp. 125-150; aunque se ocupa
de los años previos a la Reforma, es interesante el trabajo de VÁZQUEZ GARCÍA, Francisco (2010),
“Figuras femeninas de la desviación sexual. España, (1850-1920)”, Anuario de Hojas de Warmi, 15.

  144  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
de las acciones de origen sexual.

En definitiva una explosión de discursos sexológicos y manifestaciones eróticas


en las que las fronteras entre el discurso científico, el conocimiento especulativo y el
reclamo del erotismo como estrategia de mercado, no estaban claras o más bien, eran
diversos aspectos de un mismo fenómeno. Seguimos en este sentido a Maite Zubiaurre
cuando señala que “la invención de nuevas tecnologías visuales (el daguerrotipo, la
fotografía, las imágenes estereoscópicas y el cinematógrafo), la rápida propagación de
nuevas `ciencias sexuales´(la sexología y el psicoanálisis), así como el surgimiento de
ideas revolucionarias (el feminismo por ejemplo) y de estilos de vida alternativos (el
naturismo y el nudismo113), llegaron muy pronto a la Península Ibérica y se asimilaron
rápidamente a la cultura de masas” fomentando sin lugar a dudas el “diálogo intenso
entre España y las naciones exportadoras”114. La sexualidad, al igual que Freud, se
convirtió en un objeto de consumo, que tuvo que buscar sus propias estrategias para
pasar la censura, legitimar una retórica válida para la sociedad española y encontrar las
formulas con las que afianzar un mercado115.

2. 3. La sublimación freudiana como herramienta para el cambio social.

Dentro de las publicaciones periódicas y de divulgación popular de estos años,


aparecieron colecciones como “Temas sexuales: Biblioteca de divulgación sexual” en
las que Ángel Martín Lucenay116 llegó a publicar un total de 60 títulos, con una
periodicidad quincenal, entre los años de 1932 a 1934.

También se publicaron revistas de divulgación como Sexualidad, 117 [Figura

                                                                                                               
113
Véase CUBERO IZQUIERO, Carmen, (2015), La pérdida del pudor. El naturismo libertario español
(1900-1936), Madrid. LaMalatesta.
114
ZUBIAURRE, 2015, p. 48.
115
Véase MASJUAN, E. (2000), La ecología humana en el anarquismo ibérico: urbanismo “orgánico”
o ecológico, neomaltusianismo y naturalismo social. Barcelona, Icària.
116
Véase SANTOJA, Gonzalo, (1989), La República de los libros. El nuevo libro popular de la II
República, Barcelona, Anthropos, pp. 161-174; CLEMINSON, Richard, (2004), “El libro
Homosexualidad del Dr. Martín de Lucenay: entre el conocimiento cientifico y la recepción pública de la
ciencia sexológica en España a principios del siglo XX” Hispania, 218, pp. 961-986; AMEZÚA, Efigénio,
(1993), “Los hijos de Don Santiago: paseo por el casco antiguo de nuestra sexología”, Revista Española
de Sexología, 59-60 (extra-doble), pp. 97-102; ÁLVAREZ PELÁEZ, Raquel (2011), “Literatura sobre el
sexo en la España de los años veinte y treinta”, GUERREÑA, Jean-Louis (ed.), La sexualidad en la
España contemporánea (1800-1950), Cádiz, Universidad de Cádiz, pp. 149-162.
117
Un estudio detallado de la revista Sexualidad se encuentra en CLEMINSON, Richard, (2000), “The
Review Sexualidad (1925-1928), Social Hygiene and the Pathologisation of Male Homosexuality in
Spain”, Journal of Iberian and Latin American Studies, 6 (2), pp. 119-129; y AMEZÚA, 1993.

  145  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

2.8]118 de venta en kioscos y librerías. Esta publicación estaba dirigida por el médico
Antonio Navarro Fernández, conocido por el trabajo La prostitución en la villa de
Madrid publicado en 1909119, en el que trataba la prostitución femenina y en general los
tipos desorientados del amor, y La prostitución en España (1920)120, obra en la que
amplía el estudio de esta temática. El tratamiento científico de la cuestión sexual y la
divulgación de las corrientes sexológicas desde un propósito eugenésico y político era la
guía editorial de la revista, desde la que se pretendió la “regeneración de la raza y de la
cultura española”121. La revista se autodefinía como publicación ilustrada sobre higiene
social con el propósito de preservar “las enfermedades evitables y el desarrollo de la
educación física y moral como salvación de nuestra juventud”122. Se publicó durante el
período de 1925-1928, con un precio de 25 céntimos y una periodicidad semanal. En
sus artículos, el conocimiento científico sobre las perversiones sexuales se combinaba
con el tratamiento social de las mismas, en concreto se insistía en la peligrosidad social
de la homosexualidad y en general de las aberraciones sexuales que estaban en el origen
de la delincuencia.123

                                                                                                               
118
“Sexualidad,” A Virtual Wunderkammer: Early Twentieth Century Erotica in Spain, accessed
September 17, 2018, http://sicalipsis.humnet.ucla.edu/items/show/151.
119
NAVARRO FERNÁNDEZ, Antonio, (1909), La prostitución en la villa de Madrid, Madrid, Ricardo
Rojas.
120
NAVARRO FERNÁNDEZ, Antonio (1920), La prostitución en España, Madrid, Tipografía Hispana.
121
NAVARRO FERNÁNDEZ, Antonio, (1925), “Al lector”, Sexualidad, 1, p. 2.
122
Esta frase aparecía como subtitulo de la revista.
123
CLEMINSON, Richard; VAZQUEZ, Francisco, (2011), “Los invisibles”: una historia de la
homosexualidad masculina en España, 1850-1939, Granada, Comares, pp. 121.

  146  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 

Figura 2.8 Portada Sexualidad, n.163 1927


Biblioteca Nacional de España
 
En un artículo sobre el “Hibridismo sexual” Navarro Fernández sostenía que el
estudio de la sexualidad era el “fundamento para constituir una sociedad consciente. Las
anomalías, desorientaciones y aberraciones en la función sexual, han de influir
poderosamente de un modo directo, no sólo en la existencia del nuevo ser, condiciones
exigidas por la Eugenesia, sino en la función reproductiva para llegar a la finalidad más
fundamental de las aspiraciones: la constitución de una sociedad sana y viril (…) pues
el amor no debe adulterarse con una especie híbrida, desdeñosa para la fecundidad”124 .
Sorprende no obstante, después de esta declaración, el tipo de retratos femeninos que
aparecían en algunas de sus portadas [Figura 2.8], donde, “no sabemos si nos hallamos
ante una <<varona>> (como Unamuno gustaba de llamar a las mujeres que lo parecían
poco), o ante un travestí con rostro de vampiresa” 125 . No obstante este hecho -
entendido dentro de la mezcla de discursos y representaciones de la feminidad y al
mismo tiempo, inserto seguramente en las estrategias de venta de la revista-, cabría
interpretarlo bajo el eslogan con el que se anunciaba y que, a modo de advertencia
eugenésica, decía: “No te pedimos que seas casto sino cauto, para una mejor

                                                                                                               
124
NAVARRO FERNÁNDEZ, Antonio, (1925), “Hibridismo sexual”, Sexualidad, 30, p. 1-2.
125
ZUBIAURRE, Maite, 2015, p. 27.

  147  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

descendencia”. Y en este mismo sentido, el psicoanálisis era cifrado como un recurso


eugénico frente a la inevitable vida sexual. El punto clave era, como hemos dicho, la
sublimación freudiana, en la que recaía la posibilidad de encauzar la sexualidad para
asegurar la preservación de la función reproductora y evitar desviaciones sexuales como
la homosexualidad o la prostitución.

Las ideas de Freud, decía un artículo firmado por el doctor R. Delón:

“…por extravagantes y paradójicas que al buen sentido puedan parecer (…)


contienen todas un fondo de verdad nueva y atrevida (…) La doctrina
contiene pues una moral. La virtud consistirá en dominar la excitación
erótica, que es imposible suprimir, pero que el hombre debe encauzar en su
provecho, derivando esta fuerza patente hacía acciones desinteresadas,
nobles o sublimes. La castidad prolongada es un estado superior, cuando es
fisiológicamente posible. El mejor empleo que podemos hacer de la libido,
tan potente en todos, es sublimarla en manifestaciones de suprema energía,
en actos de santidad o de heroísmo. Empleándola en esta forma,
exteriorizándola por completo, es como podemos prevenir sus estragos, ya
que retenida y a medio dominar, explota, por decirlo así, en manifestaciones
morbosas126.

Si la ciencia había demostrado que el hombre no puede desembarazarse de la


vida erótica, sacar provecho de esta situación era, para este autor, hacer de ella una
especie de motor ascético que, gracias a la sublimación descrita por el psicoanálisis,
permitiría elevar el grado moral de las acciones. El pensamiento freudiano, continuaba
Delón, ofrece una “teoría general del mundo y de la vida”, donde la “fuerza primera, el
primum movens, es el impulso vital y afectivo, la pasión sexual, la libido, que anima el
presente, de la propia manera que suscitó en tiempos pasados la evolución de la especie.
Viene a ser un principio metafísico inmutable, eterno, transmitido por el genio de la
raza a la masa de los individuos perecederos. Este simbolismo erótico se convierte en
una especie de religión”127

En contraste con Sexualidad, tal y como sostiene Efigénio Amezúa, la revista


Estudios [Figura 2.9]128 podría considerarse su reverso. Si “Sexualidad se proponía ser
una llamada a la cautela, Estudios venía a resultar una incitación a la audacia. Frente al
aviso preventivo de aquella, ésta se situaba con su peculiar abertura a la utopía”129 .

                                                                                                               
126
DELON, R. (1926), “A propósito del psicoanálisis”, Sexualidad, 78, p. 6-7
127
DELON, 1926, p. 7
128
“[Untitled],” A Virtual Wunderkammer: Early Twentieth Century Erotica in Spain, accessed
September 17, 2018, http://sicalipsis.humnet.ucla.edu/items/show/148.
129
AMEZÚA, 1993, p. 96

  148  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 

Figura 2.9 Portada Estudios n. 135,


1935. Renau
 

La revista Estudios, publicada entre 1928-1937 era la sucesora de Generación


consciente publicada entre 1923-1928130. Tenía una periodicidad mensual, su precio era
de 50 céntimos, y formaba parte del grupo de revistas de ideología anarquista. Su
subtítulo “revista ecléctica” nos hace entender la forma en la que podían indexarse
autores y temáticas diversas, que no tenían por qué tener una adscripción formal al
movimiento libertario. Más bien, los diversos temas de índole social, político y
religioso, con una amplia centralidad del neomaltusianismo y la eugenesia131, eran
analizados desde su uso para la lucha obrera132. En este sentido, tal y como explica
Cleminson siguiendo a Nash, “aprendemos que la eugenesia anarquista estaba vinculada
a temas como la reforma sexual, el aborto y los métodos anticonceptivos, las

                                                                                                               
130
Sobre la revista Estudios véase NAVARRO NAVARRO, Francisco Javier, (1997), El paraíso de la
razón. La revista Estudios 1928-1937 y el mundo cultural anarquista. Valencia, Institución Alfonso el
Magnánimo; TABERNERO-HOLGADO, Carlos; JIMÉNEZ LUCENA, Isabel; MOLERO-MESA, Jorge,
(2013), “Movimiento libertario y autogestión del conocimiento en la España del primer tercio del siglo
XX: la sección <<Preguntas y respuestas>> (1930-1937) de la revista Estudios”, Dynamis, 33 (1), pp. 43-
68; CLEMINSON, 2008.
131
NAVARRO NAVARRO, 1997; MOLERO-MESA, Jorge; JIMÉNEZ-LUCENA, Isabel,
TABERNERO-HOLGADO, Carlos, (2018), “Neomalthusianismo y eugenesia en un contexto de lucha
por el significado en la prensa anarquista española, 1900-1936” História, Ciências, Saúde-Manguinhos,
25, pp. 105-124; Véase MASJUAN, 2000.
132
Para profundizar sobre las bases y los planteamientos de la eugenesia en España y sobre las diferentes
formas de la eugenesia anarquista véase ALVAREZ PELÁEZ, Raquel, (1988), “Origen y desarrollo de la
eugenesia en España”, en SANCHEZ RON, José Manuel (ed.), Ciencia y Sociedad en España. De la
Ilustración a la Guerra Civil, Madrid, CSIC/El Arquero, pp. 179-204; y, de la misma autora, (1995),
“Eugenesia y darwinismo social en el pensamiento anarquista”, en HOFMANN, Bert; JOAN I TOUS,
Pere; TIETZ Manfred, (eds.), El anarquismo español: sus tradiciones culturales, Frankfurt/Madrid,
Vervuert/Iberoamericana, p. 29-40. Un debate igualmente interesante sobre esta cuestión y algunos de los
debates historiográficos al respecto se encuentra en CLEMINSON, 2008; MOLERO-MESA et al. 2018.

  149  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

condiciones sanitarias, y la falta de provisión sanitaria para las madres trabajadoras,


visto todo desde el prisma de la lucha de clases”133. De hecho, tal y como sostiene
Navarro, será en la revista Estudios que el tema sexual, en su vínculo con las ideas
eugenésicas, se consolide en los ámbitos libertarios134. Esta revista, además, convirtió la
defensa de la teoría y la práctica del naturismo científico en uno de sus signos de
identidad 135 . Con ello se defendía una forma de vida higiénica, con cuidado en
cuestiones como la alimentación o la curación naturista, enfrentada a la decadencia
biológica causada por la exposición a las condiciones ambientales patógenas del
capitalismo y frente a la que sólo cabía el arma de la revolución136.

En las portadas de la revista, se puede observar esta idea, en las que el desnudo
femenino, alejado del componente sensual y erótico característico de las publicaciones
sicalipticas, se mezcla con símbolos políticos, propagandísticos, con un estilo que
recuerda al realismo soviético. De hecho la revista contó con Renau [Figura 2.9] y
Moleón [Figuras 2.10 y 2. 11] como dos de sus principales cartelistas, destacados por su
militancia en el arte al servicio de la revolución137.

                                                                                                               
133
CLEMINSON, 2008, p. 95-96; NASH, Mary, (1995b), Defying Male Civilization: Women in the
Spanish Civil War, Denver, Arden Press.
134
NAVARRO NAVARRO, 1997.
135
NAVARRO NAVARRO, Francisco Javier, (2004), A la revolución por la cultura: Prácticas
culturales y sociabilidad libertarias en el Pais Valenciano, 1931-1939. Valencia, Universidad de
Valencia, p. 178; CUBERO IZQUIERDO, 2015.
136
GIRÓN, Álvaro, (1999), “Metáforas finiseculares del declive biológico: degeneración y revolución en
el anarquismo español (1972-1914)”, Asclepio, 51 (1), pp. 247-273.
137
Véase MENDELSON, J, (2007), Revistas y guerra (catálogo de exposición). Madrid, MNCARS;
MOLINA, M.P., ESTEVE, C., MAESTRE, R.,VALOR, R. (2005), Manuel Monleón. Disseny i
avanguarda (catálogo de exposición), Valencia, Biblioteca de Valencia; RENAU, J., (1937), Función
social del cartel publicitario, Valencia, Nueva Cultura; CABAÑAS BRAVO, Miguel (2007), Josep
Renaud. Arte y propaganda en guerra (catálogo de exposición), Madrid, Ministerio de Cultura.

  150  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 

Figura 2.10 Portada Estudios,n. 156, Figura 2. 11 Portada Estudios,n.


1936. Monleón. 164., 1937. Monleón.

La “Revolución sexual”, tal y como la definió el médico Félix Martí Ibañez, era
“la obra humilde y silenciosa de una falange de luchadores tenaces, que por el libro, el
artículo, la conferencia y el ejemplo personal, creen, forjen esa cultura sexual que es la
llave de la liberación. Esa es la auténtica revolución” que “se infiltra en todos los
ámbitos de la vida pública, se realiza en cada instante y en cada cosa, como un avance
diario hacía el Ideal”138. Para pensar la forma en la que la teoría de Freud se incorporó
en esta revistas a las filas de la “revolución sexual” -con una mayor presencia a partir de
los años 30, probablemente coincidiendo con la propia evolución de los discursos
reformistas y el protagonismo del psicoanálisis en ellos-, podemos traer dos citas de
A.G. Llauradó en las que, bajo la línea de la reforma eugénica, Freud es tomado como
figura de ciencia que articula lo biológico con lo social.
La primera de ellas forma parte de un artículo titulado “Los reflejos
condicionados y el fetichismo” donde Llauradó sostiene que:

“Freud nos ha permitido, con su psicoanálisis, llegar a encontrar la raíz


de muchos actos inconscientes, de muchos estados psicológicos, y ahora
resulta que, al llegar a esa raíz por el camino de la psicología, ésta y la
fisiología se encuentran, y como en la evolución Mendel y Darwin se
complementan, aquí Freud y Paulov se confunden. Cuando Freud llega
con el psicoanálisis al origen sexual de nuestros actos viene Paulov a
consolidarle con sus reflejos condicionados. Cuando se conocen estos
reflejos no hace falta un gran esfuerzo de imaginación para reconstruir
la evolución, sobre todo, de casi todo eso que, con lamentable ligereza,
                                                                                                               
138
MARTÍ IBAÑEZ, Félix, (1934), “La revolución sexual”, Estudios, 135, p. 5

  151  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

se conglomera en el concepto de aberraciones, viniendo a resultar éstas


no más que algún reflejo o complejo de reflejos condicionados,
vigorizados en el subconsciente en ese oscuro afán decisivo de los
impulsos fisiológicos castrados por la moral social, que evolucionan
hacia el sustitutivo en que encuentran un asidero más o menos
aceptable. Este caso es el fetichismo (…)Pero el hombre, con su
capacidad imaginativa puede sublimar sus reflejos; y esto es lo que hace
la fantasía en complicidad con el subconsciente cuando cada uno se crea
un mundo predilecto. La predilección por una línea, por un perfume, por
un color, por un tipo, por una melodía, son puro fetichismo, nacido de
un reflejo condicionado, mediatizado por la educación y derivado a la
vida cotidiana. El sexo en el fondo, Freud en la acción”139 .

De nuevo la sublimación sexual es el concepto clave que vincula la línea


fisiológica, el reflejo condicionado considerado desde la parte animal del ser humano,
con la psicología y la cultura como formas perfeccionadas (evolucionadas) del hombre.
Al mismo tiempo, este mecanismo se convertía en una herramienta política con la que
supuestamente se podrían sublimar los instintos para preservar la vida y la salud del
pueblo y emanciparlo de una moral que oprime los cuerpos de hombres y mujeres.

La nueva moral es la ciencia que, continuará diciendo Llauradó en otro trabajo


posterior, ha de servir para “convertir en hombre a la bestia humana (…) Y sólo el día
que la ciencia diga: `Vencí´, habrá paz sobre la Tierra. Las concepciones sociales de
vanguardia están bien como instrumento; pero la médula tiene que ser la Biología.
Sobre los sólidos cimientos de la Fisicoquímica ha de elevarse la Biología con Lamarck
y Darwin, con Mendel y Müller, con Paulov y Freud, con Galton y Malthus en la
vanguardia. Eugenesia. He ahí la puerta del paraíso terrenal”140

Para Llauradó, Freud forma parte del escuadrón en la vanguardia de un proyecto


marcadamente eugenésico que, como dice Álvarez, servirá como “arma para luchar
contra la famosa doble moral sexual, y las cerradas posturas de la Iglesia y de los
sectores más conservadores”141

En esta revista destacan, sin embargo, dos secciones que nos parecen únicas en
contenido y formato: la de Preguntas y respuestas llevada a cabo por el médico
Remartínez; y el Consultorio Psíquico-sexual de Félix Martí Ibáñez142. En ambas los
lectores podían formular sus preguntas e inquietudes sobre temas diversos y los médicos

                                                                                                               
139
LLAURADÓ, A.G. (1933), “Los reflejos condicionados y el fetichismo”, Estudios, 123, p. 18.
140
LLAURADÓ, A.G, (1934), “Significación social de la Biología”, Estudios, 127, p. 33.
141
ALVAREZ-PELÁEZ, 1995, p. 33.
142
TABERNERO-HOLGADO et al. 2013.

  152  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
publicaban sus respuestas configurando una verdadera guía biopolítica sobre aspectos
de la vida sexual, la cultura y la sociedad.

La sección de Preguntas y respuestas del doctor Roberto Remartínez se


anunciaba por primera vez en el número 87, del año 1930. En ella se respondían
preguntas principalmente sobre Medicina e Higiene, previamente formuladas por los
lectores, que habían de enviarlas a la redacción principal de la revista. Se seleccionaban
aquellas que eran consideradas de interés general, ofreciendo respuestas que solían ser
breves y en muchos casos acompañadas de recomendaciones bibliográficas en las que
apoyar y ampliar la información ofrecida. Para cuestiones como la evolución del
instinto sexual, las diferencias entre amor fraternal y amor sexual, la homosexualidad,
los sueños o la frigidez en la mujer, la recomendación bibliográfica se dirigía a los
textos de Freud. Incluso encontramos un lector que solicita directamente consejo sobre
la traducción de las Obras Completas de Freud y la forma de adquirirlas143.

La liberación sexual de la mujer y en general los temas vinculados a la


feminidad desde un punto de vista médico, psicológico, político preocuparon a varios de
los colaboradores y también a los lectores de la revista, como así lo expresaron en las
secciones que hemos comentado. No es de extrañar, por tanto que en el año 1935 en la
revista se publicara un artículo bajo el nombre de Freud, que en realidad era la
traducción de un fragmento de una de las conferencias que éste había ofrecido en el año
1932 144 , en concreto una especialmente dedicada al tema de “La feminidad”. El
fragmento traducido en Estudios aparecía bajo el título de “Psicología femenina”145 y,
por lo que hemos comprobado al contrastarlo con la traducción española de Luis López
Ballesteros, debió ser una traducción realizada por alguno de los colaboradores de la
revista, ya que las dos versiones no coindicen.

En relación a lo que venimos exponiendo, un dato muy interesante de estas


secciones es que, tanto en la de Preguntas y Respuestas como en el Consultorio
Psíquico-sexual, las mujeres participaban formulando sus propias cuestiones, lo que nos
habla de la presencia que tuvieron en determinados foros en los que, como es el caso de

                                                                                                               
143
“Preguntas y respuestas” (1933), Estudios, n. 123, p. 28.
144
FREUD, Sigmund, (1981 [1932]) “La feminidad” en Obras Completas, t. III, Madrid, Biblioteca
Nueva.
145
“Psicología femenina”, (1937), Estudios, n. 160, pp. 47-48

  153  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

Estudios, se daban directrices sobre su propia vida sexual146. Al mismo tiempo trasluce
de esta participación la idea de un efectivo fenómeno de transformación de los roles de
género y la sexualidad femenina que, como veremos más adelante, tendrá en el
franquismo una fuerte reorganización político-social147.

Por su parte el Consultorio Psíquico Sexual se abrió de 1936 a 1937, en pleno


conflicto bélico. En él Martí Ibáñez respondía a las cuestiones planteadas por los
lectores sobre temas de psicología y sexualidad principalmente148. A diferencia de
Remartínez, Martí Ibáñez dedicaba varias páginas en responder, desarrollando y
discutiendo el pensamiento de autores como Hirschfeld, Stekel, Adler o Freud, y
también las concepciones endocrinológicas de Gregorio Marañón. Sobre estos autores la
revista ya había introducido varias de sus ideas, y en concreto sobre Freud, Martí Ibáñez
llegaría a decir que su pensamiento era la tercera de las revoluciones en que puede
dividirse la historia de la civilización, siendo las dos primeras la de Copérnico y la de
Darwin149. Muy interesante resulta también el trabajo de este mismo autor Psicoanálisis
de la Revolución Social Española en el que realiza una comparación entre el Totemismo
en la Revolución Social y los estadios del complejo de Edipo psicoanalítico150.
Volviendo al Consultorio Psíquico-sexual, las respuestas ofrecidas tenían forma
de consejos, explicaciones y directrices, que muchas veces se transformaban en
verdaderos diagnósticos clínicos. Hay que decir además que, los consultorios privados
de Martí Ibáñez, de Remartínez y, entre otros colaboradores, el de Isaac Puente, se
anunciaban al final de la revista, en un formato de cupones de descuento con los que
los lectores podían obtener bonificaciones en los precios de la consulta, o incluso la
gratuidad como es el caso del médico Isaac Puente.

                                                                                                               
146
Sobre el papel de las mujeres en la lucha obrera, en concreto su participación en sindicatos y
movimientos libertarios ver NASCH, Mary, (1981), Mujer y movimiento obrero en España, 1931-1939,
Barcelona, Fontmara; y de la misma autora (1976), Mujeres Libres: España 1936-1939, Barcelona,
Tusquets.
147
OSBORNE, Raquel (dir.) (2012), Mujeres Bajo Sospecha. Memoria y Sexualidad. 1930-1980, Madrid,
Fundamentos.
148
MARTÍ IBÁÑEZ, 1975.
149
En concreto Martí Ibañez dice que Freud es la tercera revolución “al despojar al hombre de su orgullo
de ser consciente y dejarlo reducido a la categoría de marioneta, movida por misteriosas fuerzas
instintivas”, en MARTÍ IBAÑEZ, Félix, (1935), “Psicología del conflicto espiritual”, Estudios, 148, p. 17
150
MARTÍ IBAÑEZ, Félix, (1937), Psicoanálisis de la Revolución Social española, Barcelona, Tierra y
Libertad; Sobre este trabajo véasse, LLAVONA, Rafael, BANDRÉS, Javier, (1998), “Psicología y
anarquismo en la Guerra Civil española: la obra de Félix Martí-Ibáñez”, Psicothema, 10, (3), pp. 669-
678.

  154  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Para poder hacernos una idea del tipo de diagnósticos que se ofrecían en el
Consultorio Psíquico-sexual, resulta interesante traer un ejemplo, que hemos
seleccionado por el uso que hace del psicoanálisis:
En el ejemplar del mes de julio de 1936 un lector planteaba “el problema
psicológicosexual” del que había sido protagonista y que desde entonces le obsesionaba,
según refiere, por el remordimiento que le causaba. La situación que describía era la
siguiente: en una de las frecuentes visitas que había realizado a casa de un amigo suyo,
donde también había conocido a la esposa de éste, el amigo se ausenta dejándolo a solas
con su mujer. Ella aprovecha la ocasión para confesarle sobre su insatisfacción sexual y
la práctica del coitus interruptus a que la somete el marido y que le tiene en constante
excitación y nerviosismo. Estos encuentros se siguen produciendo, con la ausencia del
amigo que parece querer favorecerlos. Finalmente el lector y la esposa del amigo
acaban manteniendo relaciones sexuales para remordimiento de éste151.

En su respuesta, Martí Ibáñez señaló que era el marido –y no el lector- el que


tenía el problema, ya que era “víctima de un <<complejo de Edipo>> mal superado”
diagnóstico que elaboraba basándose en la teoría de Freud, y que explicaría, según
argumenta Ibáñez, la “venganza erótica” que el marido estaría ejerciendo “sobre su
mujer, dejándola en el estado de angustia a que conduce la insatisfacción sexual”.
Además, prosigue, “practicar el coito interruptus implica para él no entregarse a ella por
completo, retirarse antes del éxtasis final y así ser consecuente con esa norma de
continuas fugas, que caracterizan al neurótico sexual”152.
Junto con el uso del psicoanálisis, en este fragmento trasluce una de las
principales denuncias que médicos y sexólogos formularon como base de los discursos
y reformas sexuales que pretendían la defensa de la mujer, a saber: la práctica del coitus
interruptus. Ya en 1923, Sanchis Banús había participado, como veremos más adelante,
en un juicio de nulidad de matrimonio en el que alegó los efectos dañinos que esta
práctica habían ocasionado en la mujer, procediendo en su argumentación dentro de un
marco conceptual claramente freudiano153.
Y así lo expuso también Félix Martí Ibáñez que, desde la Consejería de Sanidad
y Asistencia Social del gobierno de la Generalitat, de la que era director general,

                                                                                                               
151
“Consultorio Psíquico-sexual” (1936), Estudios, n. 155, p. 39
152
“Consultorio Psíquico-sexual” (1936), Estudios, n. 155, p. 40
153
SANCHIS BANÚS, José, (1923), “Acerca de los trastornos nerviosos originados en la mujer por la
práctica sistemática del coitus interruptus y su patogenia”, Los progresos de la Clínica, 26, pp. 196-230.

  155  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

promovió activamente la legalización del aborto en Cataluña en 1936154. De hecho este


proyecto, manifiestamente eugenésico y de clase, compartía con otras reformas, como la
Ley de Divorcio que veremos más detenidamente en el siguiente apartado, la
preocupación por la protección y la salud sexual de las mujeres.
En definitiva, Martí Ibáñez contribuyó a la difusión de estas ideas en medios
obreros populares a través de la prensa cultural anarquista de la que era asiduo
colaborador155. Junto a él, era habitual encontrar en esta revista otros médicos de ideario
anarquista -como el ya mencionado Isaac Puente, redactor de la revista hasta su
ejecución en Vitoria al inicio de la Guerra Civil- preocupados por la libertad sexual,
homosexualidad, temas eugenésicos, la liberación de la mujer, la paternidad consciente
o el control de la natalidad156.
Los esfuerzos que la revista Estudios destinó a la divulgación de obras sobre
temática sexual entre el público obrero y libertario, cada vez más interesado en estos
temas, consiguieron un notable éxito no sólo debido a este creciente interés, si no al
formato en el que la revista ofrecía sus contenidos, como consejos, guías y
explicaciones que circulaban de mano en mano y que gozaron de gran popularidad157.
Y fue en este mismo formato que Freud –y el mecanismo de la sublimación- pudo
presentarse como herramienta para el cambio social158, incidiendo esto sin lugar a
dudas, en el éxito de ventas que alcanzaron los textos freudianos. No obstante, este
atractivo científico y revolucionario tampoco estaría exento del componente
“escandalizado” y morboso, por el que se consumía literatura erótica, sexológica y
picante dentro de un contexto en el que las novelas sicalípticas, las revistas
pseudocientíficas y los manuales de divulgación sexológica convivían juntas.
El psicoanálisis de Freud ofreció una nueva mirada sobre la sexualidad y el
placer que, partiendo de una formulación científica –como teoría sexológica- permitió,
                                                                                                               
154
Sobre el aborto en Cataluña véase, NASH, Mary (1983), “L´Avortement legal a Catalunya: una
experiencia fracassada”, L´avenc, 58, pp. 20-26; NASH, Mary (1988), “Genero, cambio social y la
problemática del aborto”, Historia Social, 2, pp. 19-36; ÁLVAREZ PELÁEZ, 2004; y en España durante
los años 30 NASH, Mary, (2012), “Social eugenics and nationalist race higiene in early twentieth century
spain”, History of European Ideas, 15 (4-6), pp. 741-748.
155
MARTÍ, José Vicente; REY, Antonio, (eds.), (2004): Antología de textos de Félix Martí Ibañez,
Valencia, Generalitat Valenciana.
156
JIMÉNEZ-LUCENA, Isabel; MOLERO-MESA, Jorge, (2014), “Una dialógica desestabilizadora del
orden social y sexual: el médico argentino Juan Lazarte en la revista anarquista Estudios (1932-1936),
Asclepio, 66 (2).
157
NAVARRO NAVARRO, 2004, p. 177.
158
Autores como W. Reich, o la lectura marxista del pensamiento de Freud, que en España contó a partir
de los años 60 con la figura de Carlos Castilla del Pino, retoman, en cierta medida, algunas de estas
lecturas del psicoanálisis. Véase: CASTILLA DEL PINO, Carlos, (1969), Psicoanálisis y marxismo,
Madrid, Alianza.

  156  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
junto al pensamiento de otros autores, incorporar al régimen de enunciación y
visibilidad de una época159 todo un conjunto de expresiones y manifestaciones del
erotismo y la sexualidad de diversa gradación, desde el plano ocioso, picante, a veces
pornográfico, a la literatura erótica, la divulgación popular sobre temas de higiene y
pedagogía, o la educación sexual como arma para el cambio político. En este sentido el
pensamiento de Freud sirvió, tanto para las estrategias de mercado y persuasión de las
masas, dentro de la lógica del capitalismo de consumo, como para la crítica de este
proceso, desde los sectores más revolucionarios que defendieron modos de vida
alternativos al progreso y al desarrollismo capitalista, con una fuerte fundamentación
científica.

2. 4. Administrar la sexualidad: educación y legislación durante la Segunda


República.
Los años de la Segunda República española (1931-1939) dieron cobertura
política y jurídica a todas estas iniciativas y discursos reformistas. Importantes figuras
de la psiquiatría y la medicina como Gregorio Marañón, José Sanchis Banús, Gonzalo
Rodríguez Lafora, Ángel Garma o César Juarros, y del derecho como Luis Jiménez de
Asúa o Quintiliano Saldaña, participaron activamente en estas reformas e incorporaron
ideas y terminología psicoanalítica a las mismas. De forma asidua se introducían
conceptos psicoanalíticos en conferencias y textos que reflejaban las preocupaciones
eugenésicas e higienistas de sus autores. La creación de instituciones como la Liga
Española para la Reforma Sexual sobre Bases Científicas (1932)160 o la promulgación
de la primera Ley de Divorcio española en 1932 161 , respondían a este proyecto,
revistiéndolo de un fundamento científico y legislativo. Se trataba de ilustrar a la
sociedad en el terreno sexual, educar desde la infancia, prevenir la enfermedad y
proteger jurídicamente los derechos e instituciones –matrimonio y familia- creadas en
torno a ello, al mismo tiempo que se modernizaban sus categorías.

                                                                                                               
159
Un análisis sobre la visibilidad y enunciabilidad de las imágenes en relación a una época y el campo de
fuerzas y tensiones que las regulan y atraviesan puede verse en MATEO LEIVA, Lidia; KERANGAT,
Zoé, (2018) “The limits of remembrance during the Spanish Transition: Questioning the `Pact of
Oblivion´through the analysis of a censored film and a mass-grave exhumation”, Memory Studies, 1-22.
160
HUERTAS; NOVELLA, 2012.
161
DAZA, Jesús, (1992), “La ley de divorcio de 1932. Presupuestos ideológicos y significación política”,
Alternativas. Cuadernos de Trabajo Social, 1, pp. 163-175.

  157  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

En 1927, César Juarros afirmaba en la primera reunión de la Liga de Educación


Social celebrada en la Federación Tabaquera que “el niño tiene sexualidad”162. Como ya
hemos visto, la afirmación de la sexualidad infantil había sido considerada una de las
mayores perversiones del psicoanálisis, pero en este contexto era retomada como
argumento científico para orientar medidas higiénicas y pedagógicas sobre el niño y su
sexualidad.
Se trataba de prevenir determinadas conductas y trastornos mentales
supuestamente relacionados con la represión sexual, encomendando al especialista la
ardua tarea de “educar en la sexualidad” a niños y padres, que hasta la fecha habían
desatendido este tema, relegándolo al secretismo y al pecado. “¡Educación sexual!”,
reclamaba un joven médico de 26 años desde las páginas del diario El Sol,
preguntándose:
“¿Pero es que hay algún sitio en donde se dé educación sexual? Porque no
me parece que pueda llamarse método educativo a un sistema que consiste
precisamente en ocultar al adolescente todos los mal llamados `misterios del
sexo´. Es absurdo pretender que una atmósfera de silencio y misterio pueda
bastarse para desviar la natural curiosidad sexual “163.

El debate sobre la educación sexual existía en España desde hacia varias


décadas 164 . Algunos médicos venían apuntado ya su utilidad en la prevención de
determinados trastornos mentales165, pero será, una vez más, José María Villaverde el
que arremeterá contra los contenidos y los enfoques psicoanalíticos en la educación
sexual:
“Quienes ante niñas de diez o doce años, y a sabiendas de cómo están
educadas las señoritas de la clase media española, no reparan en preguntarles
si se masturban, si lo hacen con la mano izquierda o la derecha, si sueñan con
algo largo que, traducido al lenguaje psicoanalítico, no significa sino el
miembro viril de su señor padre, en realidad no merecería ni aún ocuparse de
ellos”166.

El tono burlón de Villaverde refleja el enfrentamiento dialéctico entre dos


formas de entender la sexualidad en las que moral y ciencia se atraviesan

                                                                                                               
162
La expresión está tomada de la noticia sobre la conferencia que con el título “Igualdad sexual”, César
Juarros pronunció en el Centro de Cigarreras y Tabaqueras y que se publicó en El Sol, 27 de noviembre
de 1927.
163
“Lo que piensan los jóvenes. Opinión de D. Julio Martín de Pereda. Médico. Veintiséis años (Madrid)”
(1930), El Sol, 15 enero 1930.
164
SEOANE, José. B., (2006), El placer y la norma. Genealogía de la educación sexual en la España
contemporánea, Barcelona, Octaedro.
165
FERNÁNDEZ SANZ, Enrique, (1915), “Sobre educación sexual. Su importancia para la profilaxis de
las psicosis y psiconeurosis”, El Siglo Médico, 62, pp. 386-389.
166
VILLAVERDE, 1924a, p. 208.

  158  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
permanentemente. En contraposición al discurso de Villaverde, la aportación más
relevante a la discusión sobre la educación sexual desde la órbita del psicoanálisis fue la
llevada a cabo por Ángel Garma. En sus publicaciones, Garma discute el concepto de
“aclaración de la sexualidad” (sexuelle Aufklärung), apuntando que ésta debe ser algo
más que una “explicación intelectual”, ya que es necesario “exponer al niño no
solamente cómo es la sexualidad del adulto, sino también cómo es la sexualidad infantil
y cómo debe manejar sus tendencias sexuales infantiles” 167 . Para este autor, la
educación sexual debe comenzar, pues, desde el primer momento en que el niño
demanda algún tipo de explicación, puesto que, en su opinión, la aclaración hecha en la
pubertad o en época posterior apenas tiene valor e, incluso, puede ser contraproducente,
sobre todo si, hasta ese momento, la educación ha estado ligada a la represión sexual.
De hecho, el adolescente educado para rechazar o negar la sexualidad podría desarrollar
una resistencia frente a esta ilustración tardía, lo que le llevaría a avivar sus represiones
y a desconfiar de las personas de su alrededor.
Para Garma, veracidad y tolerancia son, en definitiva, los dos elementos
fundamentales que el adulto responsable debe tener en cuenta al abordar la sexualidad
infantil desde un punto de vista médico-pedagógico. En cuanto a la tolerancia, la actitud
del adulto –padres o educadores– ante la masturbación es, obviamente, un asunto clave
en este sentido. Para Garma, “el niño satisface sus deseos genitales por medio de la
masturbación”168. Es más, la masturbación es vista como la posibilidad más lógica que
tiene el niño (y la niña) para “descargar” su libido (energía sexual). El consejo de
Garma es, en consecuencia, la tolerancia, esto es, no interferir en lo que forma parte de
la evolución y el desarrollo normal de la sexualidad infantil: “Si se prohíbe [al niño] la
masturbación amenazándole con toda clase de castigos, el niño seguirá masturbándose
secretamente; pero esta masturbación irá acompañada de sentimientos de culpabilidad y
por tanto, de remordimientos y de neurosis”169.
Como puede verse, el objetivo de Garma en relación con la educación sexual no
estaba orientado, al menos de una manera explícita, ni hacia una moral de la conducta ni
hacia la reforma sexual; sus propuestas se encaminaban a conseguir que el niño y el

                                                                                                               
167
GARMA, Ángel (1936), El psicoanálisis, la neurosis y la sociedad, Madrid, Ediciones de Archivos de
Neurobiología, pp. 118-119. Otras aportaciones de esta autor al tema son GARMA, Ángel (1932c),
“Consideraciones psicoanalíticas sobre la vida sexual”, Archivos de Neurobiología, 12 (4), pp. 543-566; y
GARMA, Ángel, (1934b), “Psicología de la aclaración de la sexualidad en la infancia”, Revista de
Escuelas Normales, 12 (103), pp. 98-103.
168
GARMA, 1936, p. 43.
169
GARMA, 1936, p. 118.

  159  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

joven sublimaran el curso de la libido, evitando la represión y el sentimiento de culpa –


cuya consecuencia sería la neurosis– e impidiendo que dicha energía sexual quedara
estancada en alguna fase evolutiva anterior (oral, anal-sádica o genital) y fuera causa de
perversiones en el adulto. Su objetivo, en definitiva, no era otro que la prevención de los
trastornos psíquicos que, supuestamente, tenían su origen en una sexualidad infantil
reprimida. Pero, aunque fuera sin proponérselo –dado que el enfoque de Garma era
eminentemente clínico y preventivo–, no cabe duda de que sus planteamientos
psicoanalíticos apuntaban claramente a la modernidad sexual, favoreciendo un cambio
de costumbres y creencias en torno a la sexualidad.
En similar línea de pensamiento, Jerónimo Molina -uno de los discípulos más
aventajados de Garma- afirmaba en una conferencia pronunciada en la Semana de
Higiene Mental, celebrada en 1936, que a partir del psicoanálisis realizado con adultos
se podía comprobar la importancia de “las vivencias infantiles, aun cuando éstas
parezcan olvidadas al sujeto, y vemos que si los acontecimientos infantiles hubiesen
sido de otro modo, la neurosis del sujeto habría seguido otra evolución o hasta no se
hubiese presentado”. Insistía por ello en la importancia y los efectos beneficiosos de
“una buena educación, con conocimiento de los procesos del alma infantil” ya que la
misma “nos permite favorecer el fenómeno llamado sublimación, en virtud del cual se
desplaza y satisface parte de la energía espiritual en cosas de gran utilidad, trabajo
altruismo, deporte, arte, etcétera. Con una represión intensa no es posible una buena
sublimación, y tales individuos viven en el fondo separados de la sociedad, tienen poco
amor al trabajo y no son felices” 170.
Además de estas importantes aportaciones a la pedagogía de los individuos,
resulta interesante la consideración que algunos autores otorgaron al papel del
psicoanálisis en la higiene y en la educación sexual no ya a nivel individual, sino en un
plano más social y colectivo. En el libro Los horizontes del psicoanálisis, recopilación
de un ciclo de conferencias que Juarros había pronunciado en la Academia de
Jurisprudencia de Madrid, el autor insistía en la importancia de la cuestión sexual desde
una comprensión psicoanalítica. Comenzaba el texto analizando los orígenes del
rechazo español a esta teoría: “prejuicios”, “gazmoñería” y “miedo”, que se reducían a
uno solo: sexualidad171. Este discurso de Juarros era consecuente con su mentalidad

                                                                                                               
170
MOLINA NUÑEZ, Jerónimo, (1936), “Higiene mental del niño”, conferencia correspondiente a la
Semana de Higiene Mental pronunciada en Unión Radio, Los progresos de la clínica, 5, p. VII.
171
JUARROS, César, (1928a), Los horizontes del psicoanálisis, Madrid, Mundo Latino, pp. 12-13.

  160  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
reformista, pues no en vano era, desde 1922, presidente de la Sociedad de
Abolicionismo de la Prostitución, organización que además de una reforma
abolicionista de la prostitución, abogaba por una amplia campaña de higiene y
educación sexual172, pero era también resultado de la reacción ante la prohibición, en
plena Dictadura de Primo de Rivera, de las Primeras Jornadas Eugénicas, por considerar
que propiciaban el “regodeo pornográfico” 173 . Juarros, quien se contaba entre los
organizadores, afirmaba al respecto:
“los prejuicios constituyen factor esencial. Por extraño que parezca, de
ninguna otra función tiene el vulgo idea tan equivocada como la que posee
respecto a la misión sexual. Desde desconocer la existencia de la sexualidad
infantil, hasta negar categoría fisiológica al deseo. Una gazmoñería costrosa y
miope, dificulta el examen leal de las modalidades del instinto y de sus
objetivaciones (…). Finalmente, en no pocos casos se truena contra el
Psicoanálisis por miedo a que el propio misterio sexual sea descubierto.
Gentes hay que, no ignorando su anormalidad, fingen desconocerla,
temblando horrorizados ante la posibilidad de tener que asomarse a la
dolorosa verdad”174.

El magistrado Quintiliano Saldaña también escribiría poco después, en 1929,


que la vida sexual en España aparecía “como una formidable evitación (…). Maravilla
es que no se haya extinguido la raza y desaparecido el pueblo. Tal es el `tabú´ que se
alza sobre todos los accesos sociales al vedado del sexo”175. Estas palabras pertenecen a
su obra Siete ensayos sobre sociología sexual, en la que, como su nombre indica,
Saldaña pretendía realizar un análisis y crítica de la vida social del pueblo español a
partir del exponente de su vida sexual:
“La obra de Segismundo Freud rasga un himen de misterio, y a la Sociología
sexual brinda tentadores dominios, científicos y sociales. Será -acaso- toda la
Sociología, reconstruida desde el ángulo visual sexual (…). Lo hemos dicho:
`Operaba la ciencia positiva hacia el exterior -físico y social-. Ahora, nueva
ciencia indicia [sic] que la verdad, de retorno, se aposenta in interiore
hominis´. Al Fisioanálisis viene a completar el Psicoanálisis. Y así, la
Sociología psicoanalítica, desde una de sus coordenadas, es Sociología
sexual´”176 .

                                                                                                               
172
JUARROS, César, (1925), Normas de Educación Sexual y Física, Madrid, Renacimiento, s.a.
173
BARRACHINA, Marie-Aline, (2004), “Maternidad, feminidad, sexualidad. Algunos aspectos de las
Primeras Jornadas Eugénicas Españolas (Madrid, 1928-Madrid, 1933)”, Hispania, 64 (3), pp. 1003-1026,
1008.
174
JUARROS, 1928a, pp. 12-13. Cursiva en el original
175
SALDAÑA, Quintiliano, (1929), Siete ensayos sobre sociología sexual. Madrid, Mundo Latino, p. 18.
176
SALDAÑA, 1928, p. 22. En las palabras de Saldaña puede identificarse la convivencia que se dio
entre teorías y discursos que hoy día juzgaríamos irreconciliables, y que no obstante mostraron una gran
flexibilidad discursiva pudiendo llegar a ser presentados como complementarios. De esta forma el
psicoanálisis se relacionó con la endocrinología, la psicometría, el positivismo lombrosiano, o incluso, en
el período franquista, el ejercicio de la fe católica. Véase LÉVY LAZCANO, 2016b

  161  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

Para el magistrado, el problema sexual en España se cifraba en las posibilidades


de su modernización, para lo que se hacía necesario refundar la sociedad en aquella
explicación de la que había huido y en la que se basaban dos de su principales
elementos de decadencia nacional: el celibato eclesiástico y la prostitución, conducente
a una sexualidad exclusivamente placentera, que infecta al hombre y arruina la raza177.
La sexualidad sana era aquella que se producía al amparo de la unión consentida, con
base en el amor y dentro de los parámetros de protección legal del matrimonio, pues
fuera del mismo “la relación sexual está penetrada por el egoísmo (el deseo es ya
tendencia fisiológica hacia la posesión)”178. Así lo recogerá también más adelante el
pedagogo Joaquín Xirau en su intervención en la V Asamblea de la Liga Española de
Higiene Mental, celebrada en Granada en 1932, cuando afirmaba que el problema
sexual no era solo de orden físico, sino que son múltiples los factores que intervienen en
la vida sexual. No obstante, aquello que hace de la misma un valor moral es su
vinculación con el amor, que convierte la relación erótica en una relación entre
personas, entre seres humanos y no entre animales. La sublimación es destacada aquí
por Xirau como una herramienta de gran valor en la consecución de este objetivo, y así,
igual que la Medicina localiza en la vida erótica “la salud o la enfermedad”, el Derecho
localiza en ella la “justica o la injusticia, las `formas´ sociales su conveniencia o
inconveniencia (…) la Religión su santidad” y la ética ilumina las mismas en relación al
amor179.
En general, el uso de las ideas psicoanalíticas para el diagnóstico y análisis
sociológico las convertían en categorías de difusión médica capaces de desdibujar las
fronteras entre una psicología normal y otra anormal, localizando las posibilidades del
germen patológico en cualquier manifestación de la vida cotidiana180. Bajo la amenaza
social de desatar la neurosis181 o rendirse a las seducciones y vicios de la ciudad
moderna, solo cabía no desatender estas cuestiones y entregarse a los cuidados y
                                                                                                               
177
SALDAÑA, 1929, p. 19.
178
SALDAÑA, 1929, p. 31.
179
XIRAU, Joaquín, (1935), “Educación sexual”, Archivos de Neurobiología, 15 (1), pp. 109-115.
180
La obra de Freud Psicopatología de la vida cotidiana, había sido traducida al castellano junto con las
Obras Completas de Freud en 1922 (FREUD, Sigmund, 1981 [1901], Obras Completas, Madrid,
Biblioteca Nueva, t. 1, pp. 755-931). No obstante una interpretación del contenido de este trabajo había
sido difundido en 1911 a través del texto de Ortega y Gasset “Psicoanálisis, ciencia problemática” en el
que basa gran parte de su argumentación (ORTEGA Y GASSET, 2004a [1911])
181
Hugo Vezzetti describe esta idea para el contexto argentino cuando señala cómo el discurso sexológico
tuvo un claro relieve público ya fuese por “la visión eugenésica y la salud de la especie” como “por ese
descubrimiento de una amenaza neurótica colectiva derivada de las disfunciones de la sexualidad”.
VEZZETTI, Hugo, (1997), “Historia del freudismo e historia de la sexualidad: el género sexológico en
Buenos Aires en los treinta”, Prismas, 1, pp. 211-218, p. 213.

  162  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
precauciones que los especialistas esgrimían como formulas médico-morales que
evitarían el desarrollo patológico e inmoral de las sociedades.

En el marco jurídico, la promulgación en 1932 de la primera Ley de Divorcio


fue, sin duda, la realización más importante en materia de legislación matrimonial de la
Segunda República española. No insistiremos aquí en los presupuestos ideológicos ni en
la significación política de la Ley 182 , pero sí en los argumentos médicos y
psicoanalíticos que se utilizaron en su defensa. Presentado ante el Congreso de los
Diputados el 4 de diciembre de 1931, el Proyecto de Ley fue elaborado por el jurista
Luís Jiménez de Asúa, que fue asesorado en materia psicológica por el médico José
Sanchis Banús. Ambos eran diputados socialistas, pero también prestigiosos
profesionales interesados en la incorporación del psicoanálisis a la criminología y la
psiquiatría. Como se ha mencionado Sanchis Banús había actuado años antes como
perito en un pleito canónico de nulidad matrimonial en el que declaró que la práctica del
coitus interruptus impuesta por el marido había ocasionado en la mujer severos
problemas neuróticos directamente derivados de la ansiedad producida por una libido
insatisfecha y reprimida 183 . Asimismo, había relacionado determinados trastornos
mentales con la insatisfacción sexual: “En el 70 por ciento de los enfermos
psiconeurósicos que he asistido he podido adquirir la convicción firme de que existía un
profundo divorcio entre lo que deseaban y lo que habían logrado en materia sexual”184.
Es interesante señalar cómo este interés por prevenir los trastornos mentales
relacionados con la represión o la insatisfacción sexual pasó de lo individual a lo
colectivo. De hecho, los argumentos psicoanalíticos utilizados en defensa del proyecto
de Ley de Divorcio en el parlamento español fueron contundentes a este respecto. El
divorcio venía a ser así una forma de prevención de la histeria, al proporcionar a la
mujer un medio legal de protegerse y de evitar una “reacción por falta de defensa”. Ante
la indefensión de la mujer en el seno de la vida conyugal, ante las imposiciones del
marido, ante la “conspiración social contra los derechos de la mujer”, el divorcio
aparecía, pues, como una vía de liberación personal y de profilaxis mental:
“¿Cómo podemos extrañarnos de que la mujer tenga reacciones en el sentido
histérico, si nosotros le cerramos el camino normal de la reacción? Yo
sostengo, no que entronizamos el histerismo, sino que anulamos el
                                                                                                               
182
DAZA,1992.
183
SANCHIS BANÚS, 1923.
184
SANCHIS BANÚS, José. (1924). “La cuestión del psicoanálisis”. Archivos de Medicina, Cirugía y
Especialidades, 15, pp.136-142.

  163  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

histerismo por causas de matrimonio, cuando damos a la mujer un medio


legal de destruir el vínculo conyugal” 185 .

La Ley de Divorcio, en suma, constituye un ejemplo muy significativo de cómo


la psicología freudiana, la reforma sexual y la defensa de los derechos de la mujer se
aunaron ante el problema de la disfunción conyugal. No ocurrió lo mismo con otros
aspectos relevantes de la problemática sexual, y, de hecho, el propio Jiménez de Asúa
descartó entonces la posibilidad de presentar un proyecto de despenalización del aborto
que, como hemos señalado, solo fue aprobado por la Generalitat de Cataluña en 1936.
Con todo, es evidente que determinadas actuaciones fueron consolidando una
comprensión de la sexualidad que medicalizaba el placer y normativizaba su práctica,
tanto en el ámbito pedagógico, como en el de los tribunales de justicia, a través de los
peritajes psiquiátricos.
Varios autores plantearon una nueva forma de comprender el delito y la
psicología del delincuente a partir del dinamismo psíquico propuesto por el pensamiento
freudiano. La amenaza producida por aquellos individuos que podían ser peligrosos o
potencialmente peligrosos para la sociedad debido a que habían sucumbido a la
satisfacción de una pulsión sexual descontrolada, marcó el interés de estas
formulaciones. Como nos dice Francisco Vázquez, “la sexualización de la conducta
criminal llegará a convertirse en un tópico. Dado un crimen, el psiquiatra descifrará los
componentes de sexualidad perversa que hayan podido incitarlo”186. Así lo expresó el
magistrado Quintiliano Saldaña, para quien “si el Psicoanálisis nos enseña cómo toda la
vida del hombre[…] es vida sexual, directa o transformada, todo delito, en su etiología
psicológica profunda, sería delito sexual”187.
El psicoanálisis sirvió entonces como técnica para esclarecer el origen sexual del
delito, supuestamente inscrito en la psicobiografía del delincuente, y la motivación
inconsciente que habría desencadenado la acción delictiva. El jurista César Camargo y
Marín fue el autor que más extensamente se pronunció a este respecto188, proponiendo
el estudio de las aberraciones sexuales a partir de la criminología psicoanalítica. El
delincuente, según Camargo, actúa guiado por el deseo de satisfacción de la libido
                                                                                                               
185
La intervención de Sanchis Banús está recogida en el Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes
de la II República, (1931), n. 57, 15 de octubre de 1931, pp. 1759-1764.
186
VÁZQUEZ GARCÍA, Francisco; MORENO MENGÍBAR, Andrés, (1997), Sexo y Razón. Una
genealogía de la moral sexual en España (siglos XVI-XX), Madrid, Akal. p. 262.
187
SALDAÑA, Quintiliano, (1936), Nueva Criminología, Madrid, Aguilar, p. 293
188
CAMARGO, César (1931), El psicoanálisis en la doctrina y en la práctica judicial, Madrid, M.
Aguilar. Sobre estos autores y la incorporación del psicoanálisis a la psiquiatría jurídica consultar, LÉVY
LAZCANO, 2016a; LÉVY LAZCANO, 2016b.

  164  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
criminal, denominada por él dolo, y que, a partir del mecanismo de la sublimación
propuesto por el psicoanálisis, puede ser rectificada hacia un fin que se encuentre dentro
de los parámetros del orden público establecidos y amparados bajo el código penal. De
esta forma sostenía que:
“…las leyes reservan sus castigos más severos para el acto sexual normal, y,
en cambio, se olvidan de las formas pervertidas o anormales, a las que deja sin
sanción o les aplican las más leves. Entre los atentados a la moral y a las
costumbres figuran, en primer término, los llamados delitos de escándalo
público. La sanción está justificada, porque ofenden a los sentimientos de la
mayoría de la colectividad y porque excitan las pasiones y pueden dar lugar a
falsas direcciones del impulso libidinoso”189 .

Analizaremos más detenidamente a este autor en el próximo capítulo. De


momento aquí nos interesa subrayar la relevancia que tuvo el papel otorgado por el
psicoanálisis a la sexualidad en la génesis de los fenómenos de la vida cotidiana, para
fundamentar las estrategias de protección y defensa social en los años treinta,
permitiendo identificar perfiles de normalidad y peligrosidad social.
Fueron las diversas problemáticas sociales y las posturas de los diferentes
actores las que adaptaron y reformularon unas ideas u otras según sus propios intereses,
entendiendo el psicoanálisis como otro recurso más desde el que hablar del “problema
sexual”, ya fuese para criticarlo, administrarlo, racionalizarlo y/o judicializarlo. En este
sentido, tanto las posturas conservadoras como las más progresistas construyeron, en
relación al psicoanálisis, un espacio atravesado por creencias, valores y posturas
políticas en el que sus ideas se movieron entre el escándalo y la norma moral, jurídica y
política, transportando diversos mensajes, no necesariamente de carácter científico.
   

                                                                                                               
189
CAMARGO, 1931, p. 28. Cursiva en el original.

  165  
Capítulo 2. Psicoanálisis para la reforma sexual

  166  
 

CAPITULO 3

LA CRIMINOLOGÍA PSICOANALÍTICA:
UNA NUEVA COMPRENSIÓN DEL DELITO Y DE LA
DELINCUENCIA1

                                                                                                               
1
Varias de las ideas contenidas en este capítulo han sido publicadas en LÉVY LAZCANO, 2016a,
2016b.
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 

3. 1 Medir el crimen: entre el “criminal nato” y el “criminal inconsciente”

Desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX la preocupación por la
figura del criminal va a ser uno de los temas centrales en la construcción de las
sociedades modernas. Frente al temor despertado por la peligrosidad que ciertos
individuos representaban para el orden público, la sociedad iba a exigir el
endurecimiento de códigos penales y el establecimiento de medidas de seguridad que
velasen por los intereses de la defensa social2. Como explicación del fenómeno de la
delincuencia, los trabajos de Lombroso, Garófalo y Ferri, todos ellos representantes de
la Scuola Nova italiana3, habían tenido un importante éxito en gran parte de las escuelas
penales de Europa desde las últimas décadas del siglo XIX4. En España fueron los
sectores más progresistas los que con mayor profundidad defendieron y debatieron sus
ideas, frente a los sectores más conservadores apoyados por la Iglesia Católica, que
veían en el positivismo científico una amenaza a sus planteamientos5. Como paradigma
de la modernidad, la escuela italiana proyectaba un ideal de ciudadanía y, en
contrapunto, una solución científica al problema de la degeneración, el vagabundaje y
en definitiva los despojos sociales que la sociedad moderna pretendía erradicar6. La
crisis del modelo penal clásico y la introducción de una corriente más humanista, que
buscó sustituir condenas por tratamientos, propulsó la introducción de nuevos saberes y
técnicas en un proceso en el que las figuras del médico higienista y el jurista quedaron
emparentadas en la lucha por el control y la defensa social.

La concepción hereditaria de la delincuencia, contenida en la teoría del “criminal


nato” propuesto por Cesare Lombroso en L'uomo delinquente:studiato in rapporto alla
antropologia, alla medicina legale ed alle discipline carcerarie (1876)7, junto con la
introducción de los análisis antropométricos de la escuela italiana contribuyeron al
                                                                                                               
2
CAMPOS, 1997.
3
Sobre la escuela positivista italiana véase PESET, Mariano; PESET, José Luis, (1975), Lombroso y la
escuela positivista italiana, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas; y de los mismos
autores, (1976), “Cesare Lombroso (1835-1909) y el nacimiento de la medicina legal contemporánea”,
Medicina & Historia, 56, pp. 8-26.
4
TRINIDAD FERNÁNDEZ, Pedro, (1991), La defensa de la sociedad. Cárcel y delincuencia en España
(s. XVIII-XX), Madrid, Alianza.
5
Sobre las ideas de Lombroso y la escuela italiana en España consultar CAMPOS, Ricardo; HUERTAS,
Rafael, (2013), "Lombroso but not Lombrosians? Criminal anthropology in Spain" en The Cesare
Lombroso Handbook, Paul Knepper and P.J. Ystehede (eds), Routledge, Oxford.
6
Véase CAMPOS; MARTINEZ-PÉREZ; HUERTAS, 2000.
7
LOMBROSO, Cesare (1876), L'uomo delinquente:studiato in rapporto alla antropologia, alla medicina
legale ed alle discipline carcerarie, Milano, Ulrico Hoepli.

169  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

desplazamiento del peso de las investigaciones judiciales del delito al delincuente. Las
pesquisas basaron su interés en las características morfológicas y antropológicas del
acusado, introduciendo en la pericia legal una amplitud de herramientas y técnicas
destinadas a este fin8. No obstante, en este proceso se fue dando cada vez más énfasis al
análisis de los procesos mentales, la genealogía familiar y las raíces psicobiográficas del
delincuente que, como sostenían, ejercían una influencia determinante en el desenlace
delictivo, punto en el que las ideas psicoanalíticas tuvieron un interesante foro de
recepción y debate.

La reformulación de la delincuencia y el castigo centró sus esfuerzos en la


prevención y la resocialización del criminal, y el psicoanálisis brindó varios postulados
a esta tarea. La ingeniería del castigo y el encierro incorporaba así nuevos saberes y
sofisticaba su técnica con prácticas socialmente mejor consideradas. El campo de acción
de la defensa social se expandía a través de un complejo entramado de disciplinas,
agentes e instituciones para las que, ya no se trataba sólo de encerrar delincuentes, sino
de comprender, clasificar, rehabilitar, educar y prevenir conductas con una deriva
contraria a las de la clase política y económica dominante9.

Como saber experimental, el psicoanálisis ofreció a este objetivo, una visión más
integradora ya que, frente a la herencia propuesta por la teoría de la degeneración, Freud
hacía recaer un importante peso de la conducta humana en el papel de la psique y la
relación del individuo con la sociedad10. En este sentido algunos iban a leer en el
psicoanálisis una teoría de intervención social y pedagógica, que sin embargo podía ser
considerada como una mirada complementaria a las teorías somáticas e incluso a los
análisis antropométricos. Tal y como sostuvo Ruiz Maya, “podríamos decir que el
psicoanálisis es la fisiopatología del inconsciente”11. La ciencia positiva, decía el jurista
Quintiliano Saldaña, operaba “hacía el exterior-físico y social. Ahora, nueva ciencia

                                                                                                               
8
CAMPOS, 2013.
9
Véase FOUCAULT, Michel (1986), Vigilar y castigar, Madrid. Siglo XXI.
10
Sobre las relaciones entre el pensamiento de Freud y la teoría de la degeneración véase, VALLEJO,
Mauro (2011), Teorías hereditarias del siglo XIX y el problema de la transmisión intergeneracional.
Psicoanálisis y Biopolítica, La Plata (Argentina), Universidad Nacional de La Plata. Tesis de doctorado;
VALLEJO, Mauro (2008), Los miércoles por la noche alrededor de Freud, Buenos Aires, Letra Viva;
sobre la teoría de la degeneración en España, véase PLUMEN DOMINGO, José Javier; REY
GONZÁLEZ, Antonio (2002), “La introducción de las ideas degeneracionistas en la España del siglo
XIX. Aspectos conceptuales”, Frenia, 2 (1); CAMPOS, Ricardo (1999), “La teoría de la degeneración y
la clínica psiquiátrica en la España de la Restauración”, DYNAMIS, 19, pp. 429-456.
11
RUIZ MAYA , Manuel (1931), Psiquiatría Penal y Civil, Madrid, Plus-Ultra, pp. 83-84.

  170  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
indica que la verdad, de retorno, se aposenta “in interiori hominis”. Al Fisioanálisis
viene a completar el Psicoanálisis”12.

De esta forma, el férreo determinismo biológico del “criminal nato” lombrosiano


se matizaba por cierta forma de determinismo psíquico deducible de las ideas
freudianas, en el que toda idea o conducta se encontraba localizada dentro de una
cadena causal, cuya matriz final iba a ser el inconsciente. Freud, según sostuvo el
psiquiatra alemán Ivan Bloch, había puesto el interés en el “hecho psicológico de que
impresiones infantiles aparentemente olvidadas dejan, sin embargo, las huellas más
profundas en la vida de nuestra alma y determinan todo nuestro ulterior desarrollo. Esas
impresiones de la niñez son a veces el destino mismo, y por eso precisamente suelen ser
criminales los hijos de criminales, y no porque sean criminales “natos”, sino porque han
crecido de niños en una atmósfera de crímenes, y las impresiones que recibieron en su
niñez han anidado profundamente en ellos”13.

La articulación entre degeneración, herencia y psicoanálisis, permitió lecturas en


las que se sostenía la continuidad de estos discursos, al mismo tiempo que dio pie a
lecturas más rupturistas, en las que se prescindió de la “ya abandonada teoría
lombrosiana, por fracasada en sus consecuencias prácticas, quizá por sus exuberantes
pretensiones” para presentar como novedad las “actualísimas derivaciones
criminológicas de la endocrinología y de la psicoanálisis, ramas de la Medicina de tan
lujuriante frondosidad que, desbordando sus límites, quieren, entre otros tan complejos
y trascendentes menesteres, explicar el porqué y el cómo de la criminalidad”14. La
endocrinología, a la que algunos autores apuntaron como el otro saber experimental con
el que modernizar las actuaciones criminológicas, compartía con el psicoanálisis una
lectura determinista del ser humano y una explicación científica del sustrato sexológico
de la conducta humana. Gregorio Marañón fue el autor español que con mayor

                                                                                                               
12
SALDAÑA, Quintiliano (1929a), “Prólogo”, en CAMARGO, César, Psicoanálisis del sueño profético,
Madrid, M. Aguilar, p. 6; SALDAÑA, Quintiliano, (1929b), Siete ensayos sobre sociología sexual,
Madrid, Mundo Latino, p. 22.
13
BLOCH, Ivan, (1942 [1906]), La vida sexual contemporánea, Buenos Aires, Ediciones Anaconda, p.
568), Ivan Bloch fue un psiquiatra alemán, integrante del movimiento sexológico de los años 20. En
España este trabajo fue traducido al castellano en 1924, publicado por Editorial Internacional en dos
volúmenes y con prólogo de Gregorio Marañón. Importantes psiquiatras de la época, como César Juarros,
Manuel Ruiz Maya o Gonzalo Rodríguez Lafora, se mostraron conocedores de las ideas de Bloch. Fue,
por tanto, un autor de referencia dentro de las lecturas nacionales e internacionales en las que, de forma
cotidiana, se incluían ideas psicoanalíticas como puntos de apoyo y legitimación de la argumentación
científico-sexológica y jurídica.
14
RUIZ MAYA, 1931, p. 65

171  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

profundidad investigó sobre el sistema endocrino, remarcando su factor de influjo sobre


la conducta y la personalidad15.

Todas estas lecturas, en apariencia contradictorias, coexistieron e incluso


convivieron como complementarias, mostrándonos una teoría mucho más moldeable y
plástica de lo que hoy día podríamos concebir. De hecho, las interpretaciones
supuestamente enfrentadas o contradictorias respondían no tanto a la consideración de
una epistemología psicoanalítica, sino a los diversos intereses y problemáticas sociales a
los que se quería dar respuesta a partir de sus postulados16.

En el ámbito jurídico las posibilidades del psicoanálisis fueron anunciadas por


varios psiquiatras y juristas españoles, apoyados en los trabajos de psicoanalistas
extranjeros como Franz Alexander17, u otros, más cercanos al círculo freudiano, como
Sándor Ferenczi18 y Theodor Reik19. Todos ellos analizaron los limites y las ventajas de
la teoría freudiana como marco explicativo de la delincuencia (averiguar sobre los
motivos psicológicos que llevan al individuo a delinquir)20 y como fundamento de una
nueva teoría penal (reinterpretar el código penal bajo el prisma del psicoanálisis).

Freud sin embargo, mantendría siempre una actitud desconfiada ante el uso
jurídico del psicoanálisis. Así lo expresó en “La indagatoria forense y el psicoanálisis”
(1906)21, texto que era en realidad una conferencia pronunciada en la Universidad de
Viena, invitado por el profesor de jurisprudencia Alex Löffler. En este texto Freud
diferenciaba la praxis del psicoanálisis de la del derecho y alertaba al jurista de los

                                                                                                               
15
López Ibor por ejemplo, escribiría en 1928 junto a Miguel Ángel García “Endocrinología
criminológica” (Crónica Médica, 32 (3ªep.), pp. 505-515). También Ruiz Maya dedicó un apartado
completo a este saber en Psiquiatría Penal y Civil (1931), y Saldaña destacó la relevancia de los estudios
sobre endocrinología psiquiátrica y criminal en el prólogo a la obra de Camargo Psicoanálisis del sueño
profético (1929a). Así mismo Marañón publicó en 1936 el artículo “Endocrinología y ciencia penal” en la
revista argentina Revista de Psiquiatría y Criminología (n. 35, pp. 113-120). Véase DOVIO, Mariana
Ángela, (2016), “Peligrosidad y endocrinología criminal en Revista de Psiquiatría y Criminología 1936-
1946, Buenos Aires, Argentina”, Revista de Historia de las Prisiones, 3, pp. 150-161.
16
Véase PLOTKIN, 2009.
17
ALEXANDER, Franz; STAUB, Hugo (1935) El delincuente y sus jueces desde el punto de vista
psicoanalítico [trad. W. Goldschmidt y V. Conde], Madrid, Biblioteca Nueva. Este libro verá una
segunda edición en 1961.
18
FERENCZI, Sándor (1981 [1914]), “Psicoanálisis del crimen”, en Obras Completas, t. 2, Madrid,
Espasa Calpe, pp. 211-213; y (1981 [hacia 1928]), “Psicoanálisis y criminología”, en Obras Completas, t.
4, Madrid, Espasa Calpe, pp. 248-265.
19
REIK, Theodor, (1943): El asesino desconocido. Psicoanálisis de los procedimientos criminológicos,
El Ateneo, Buenos Aires.
20
Véase GALLO, Héctor (2007), El sujeto criminal. Una aproximación psicoanalítica al crimen como
objeto social, Colombia, Universidad de Antioquia.
21
FREUD, Sigmund (1981 [1906], “El psicoanálisis y el diagnóstico de los hechos en los procedimientos
judiciales”, en Obras Completas, t. 2, Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 1277-1283

  172  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
peligros que podía desentrañar una imprudente aplicación de sus ideas en el terreno
judicial22. Se refería concretamente a los experimentos sobre las asociaciones verbales y
el test de las palabras-estímulos que la Escuela de Zúrich, dirigida por Bleuler y Jung,
estaban desarrollando y que tuvo una rápida popularización en el ámbito judicial. De
hecho, a partir de los años 30 prácticamente todos los manuales de psiquiatría jurídica
incluían esta prueba como parte del arsenal forense con el que contaba el perito. A partir
de 1914 Freud se distanció por completo de las ideas de la Escuela de Zúrich, tal y
como sostuvo en “Historia del movimiento psicoanalítico” donde manifestó su ruptura
con Jung y su pensamiento23.

No obstante, las discrepancias de Freud no frenaron la incorporación de sus


ideas en los discursos y acciones sobre higiene y defensa social. El psicoanálisis ofreció
un interesante método de diagnóstico y tratamiento de la delincuencia, un marco de
comprensión de la peligrosidad social y una técnica forense basada en el análisis del
inconsciente. Algunos juristas incluso llegaron a afirmar que el psicoanálisis era “el
único procedimiento eficaz en la lucha contra el crimen, pudiendo a la vez garantizar a
la sociedad contra la temibilidad del delincuente y procurar la corrección de este”24.

3.2 El ámbito jurídico de la defensa social.

En continuidad con la recepción de la teoría sexual freudiana en los discursos


sexológicos de los años 20 y 30, la recepción del psicoanálisis en el ámbito jurídico de
la defensa social fue la más importante en nuestro país. No por casualidad dos de las
25
primeras monografías psicoanalítica de autoría española , El Psico-anàlisis.
Aplicacions practiques del Psico-anàlisis (1926) de Emilio Mira y Los horizontes del
psicoanálisis (1928) de César Juarros, estuvieron pensadas para un público vinculado al
Derecho y la psicotécnia (rama de la psicología de gran utilidad en los peritajes
                                                                                                               
22
FREUD, 1981 [1906].
23
FREUD, 1981 [1914]
24
CAMARGO, 1931, p. 24. Los conceptos de temibilidad y peligrosidad fueron esenciales dentro de la
escuela italiana. Así, por ejemplo, Garófalo se refería a ellos como los fundamentos sobre los que debía
construirse una nueva penalidad que rompiese con la escuela penal clásica. Véase GARÓFALO, Raffaelle
(1885), Criminologia. Studio sul delitto, sulle sue cause e sui mezzi di repressione. Torino, Fratelli Bocca;
también PESET, José Luis (1983), Ciencia y marginación. Sobre negros, locos y criminales, Barcelona,
Crítica.
25
Como ya hemos mencionado, recientemente ha sido publicada por la editorial Triacastella la
monografía de Gimeno Riera, El psicoanálisis, que había permanecido inédita hasta ahora, fechada entre
1913 y 1921, por lo que se colocaría entre los primeros trabajos españoles sobre ésta temática. Véase
LÉVY 2017.

173  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

psiquiátricos). Ambos trabajos recopilaban el contenido de varias conferencias, en las


que sus autores incorporaron fragmentos de su propia experiencia clínica, señalada ya
en trabajos anteriores26, lo que los convertía en los primeros en apuntar hacía la praxis
psicoanalítica y sistematizar sus conclusiones27.

El trabajo de Emilio Mira, que fue reeditado en 1934, era el resultado del
“cursillo elemental de psicoanálisis” que ofreció “en la Academia y Laboratorio de
Ciencias Médicas en el mes de abril de 1926”28. Se componía de dos volúmenes en los
que, junto a la exposición de la teoría freudiana, añadía las modificaciones de Adler y
Jung en relación a la teoría de la libido y lo que denominaba “técnica general psico-
analítica” a través de la que conocer “el verdadero fondo del espíritu humano, a fin de
conseguir un funcionamiento más perfecto de éste” 29 . En el segundo volumen,
eliminado en la reedición de 1934, ofreció un análisis práctico sobre las aplicaciones del
psicoanálisis a diversos campos de estudio como la medicina, la pedagogía o la
orientación profesional, ámbito en el que destacó como director del Instituto de
Orientación Laboral de Barcelona, donde pudo poner en práctica todas estas ideas30. Su
planteamiento orientaba el psicoanálisis hacia una psicotecnia, en la que todo queda
descrito bajo la fórmula de una prueba: la prueba del interrogatorio “a presión”, la
prueba de las asociaciones determinadas, la prueba de las asociaciones libres, la prueba
de la interpretación de los sueños, etc. Describió un listado de “normas para facilitar la
labor interpretativa de los sueños”, relatando incluso el análisis de un sueño propio, que
señala como su auto-psicoanálisis. Una de las principales aportaciones de Mira al uso
psicotécnico y forense del psicoanálisis, fue su adaptación de la prueba de las
asociaciones determinadas de Jung y Bleuler. En ella retomaba “la lista primitiva de
Jung” que modificó “de acuerdo a las particularidades del idioma inherentes a la
diferente nacionalidad de nuestros pacientes” y la acompañaba con procedimientos
auxiliares como barbitúricos, el test de Rorschach o los aparatos de medición

                                                                                                               
26
Nos referimos al trabajo de Juarros “Sobre un caso de obsesión por contagio curado por psicoanálisis”
publicado en Los Progresos de la Clínica en 1921, o al de Mira, “Un cas senzill de psicoanálisi”
publicado en 1921 en Annals de l´Academia i Laboratori de Ciències Mèdiques de Catalunya, y “Un nou
métode d´exploració del subconscient” publicado en 1925 en la misma revista y que recoge un caso
resuelto por el método del “onirismo barbitúrico”.
27
CARLES et al., 2000, p. 117
28
MIRA, Emilio, (1926a), El Psico-Análisis, Barcelona, Arnau de Vilanova, p. 9.
29
MIRA, 1926a, p. 55.
30
Véase, KIRCHNER, 1981; SÁNCHEZ LÁZARO, 1986. Ya hemos señalado el lugar que ocupó Mira
desde el Instituto de Orientación Laboral de Barcelona, alrededor del que se formaría un círculo de
autores “psicoanalíticos” entre los que estaban Brachfeld, Tosquelles, Eiminder, Sarró o Wolf.

  174  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
psicogalvánica que, según decía, facilitaban el registro objetivo de las reacciones
emocionales y físicas31.

César Juarros por su parte ha de ser considerado uno de los más importantes
divulgadores del psicoanálisis en España32. Dictó varias conferencias en la Facultad de
Medicina de Madrid y en la Academia de Jurisprudencia, las cuales gozaron de una
importante acogida, anunciadas de forma habitual en la prensa diaria. Sus dotes para la
docencia, su vocación periodística y su oratoria como conferenciante33, fueron claves
para la difusión del psicoanálisis en ambientes no especializados, y “es muy posible que
la penetración del psicoanálisis en el área jurídica se debiera en gran parte a su
influencia” 34 . Los horizontes del psicoanálisis (1928) es el compendió de estas
conferencias en las que agradecía al psicoanálisis “éxitos profesionales, que sin su curso
hubieran permanecido fuera de mis alcances”35. La aplicación jurídica del psicoanálisis
había sido mencionada anteriormente por Juarros en el discurso inaugural del curso de
1918 del Instituto Español Criminológico36 , institución de la que fue profesor de
Psiquiatría forense durante 15 cursos consecutivos. En su intervención expuso el influjo
de la sexualidad en la psicología humana desde el pensamiento freudiano, siendo ésta
una de las primeras ocasiones en las que las ideas psicoanalíticas tendrían audiencia en
el marco criminológico español.

El tema interesaba a muchos, motivo que probablemente influyese en la decisión


de Ferenczi de dictar, en su paso por Barcelona en 1929, una conferencia sobre
psicoanálisis y criminología, que Emilio Mira tradujo para la Revista Médica de
Barcelona.37 En esta intervención Ferenczi expuso las posibilidades del psicoanálisis
como método para el diagnóstico criminológico y el tratamiento de la delincuencia,
advirtiendo, fruto de su formación ortodoxa, de los peligros de un uso ejercido sin la
adecuada preparación38

                                                                                                               
31
MIRA, 1926a
32
CARLES et al. 2000, p. 115
33
VALENCIANO GAYA, 1977, p. 85
34
CARLES et al. 2000, p. 122
35
JUARROS, 1928a, pp. 11-12.
36
El contenido de este discurso está publicado en JUARROS, César, (1918) “Motivaciones nacionales del
crimen pasional”, Medicina Ibera, 2([cubiertas]), pp. 30-2; 39-40; 47-8; 53-6; 62-4.
37
FERENCZI, Sándor (1929), “Psicoanálisis y criminología”, Revista Médica de Barcelona, 11, pp. 318-
330. Véase MÜLBERGER; BALLTONDRE; MONTERO-PICH, 2015.
38
MÜLBERGER; BALLTONDRE; MONTERO-PICH, 2015.

175  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

Los psiquiatras españoles, reunidos bajo la Asociación Española de


Neuropsiquiatras (1926) y la Liga de Higiene Mental (1927), promovieron un
importante movimiento de transformación de la asistencia psiquiátrica, que acompañado
del necesario programa de renovación conceptual, incorporó el psicoanálisis como saber
de vanguardia con el que modernizar sus métodos de diagnóstico y su práctica
terapéutica, principalmente en el campo de las psiconeurosis. Inmersos en su propio
proceso de legitimación científica y social de la profesión psiquiátrica, buscaron
afianzar su disciplina como rama médica independiente custodiando todas las acciones
y discursos sobre la psique y su papel en la conducta y la sociedad. En este sentido
respondieron a la preocupación por la peligrosidad que ciertos individuos representaban
para el orden social con actuaciones que desbordaban el estricto campo de la clínica
psiquiátrica, para lanzarse al fértil terreno de la higiene social y el derecho.

Véanse sino las palabras del médico Manuel Sofocarda en la sesión inaugural de
la Primera Reunión Anual de la Liga Española de Higiene Mental, celebrada en 1927,
cuando señalaba que el objeto de esta organización era:

“Estudiar y proponer la adopción de todo orden de medidas


preventivas contra la locura y la criminalidad; intervenir en el mejoramiento
de la asistencia médica, de la consideración social y la instrucción para el
conocimiento del invalido mental; propugnar las reglas científicas
indispensables, directas e indirectas de higiene donde quiera que sea puesta a
prueba la actividad mental, en todos los órdenes de la vida."39

De hecho, la Liga de Higiene Mental incluyó entre sus secciones una dedicada a
la “prevención de la criminalidad, delincuencia y vagancia”40. Y el mismo Sofocarda,
en una conferencia que dictó junto a T. Busquets en la Primera Reunión de la
Asociación Española de Neuropsiquiatría celebrada en 1926 en Barcelona, abordó las
principales modificaciones que, desde el punto de vista psiquiátrico, debían incorporarse
al Código Penal de 1870, insistiendo en la aplicación de la “doctrina de la Defensa
Social”, frente al postulado de la responsabilidad41.

                                                                                                               
39
SESIÓN INAUGURAL, Higiene Mental (1928), Boletín de la Liga Española de Higiene Mental, 1, p.
2. Véase, CAMPOS 1997a.
40
SOFOCARDA, Manuel (1932), “Importancia social de las Ligas de Higiene mental”, Annals de
l´Acadèmia de Medicina de Barcelona, pp. 216-224. p. 217.
41
SOFOCARDA, M; BUSQUET, T. (1926), "Necesidad urgente de una revisión total de la legislación
relativa a los alienados" Primera Reunión de la Asociación Española de Neuropsiquiatras, celebrada en
Barcelona los días 21, 22 y 23 de junio de 1926”, Archivos de Neurobiología, VI, pp. 179-188, p. 182;
CAMPOS, 1997a, p. 52.

  176  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Fueron muchos los que se lanzaron a la tarea de la prevención, descripción y
catalogación de perfiles sociales desviados, contribuyendo con la creación de medidas
de seguridad que velasen por los intereses de la defensa social. Es el caso de la Ley de
Vagos y Maleantes (1932), que el franquismo mantuvo en vigor hasta 1970, sustituida
entonces por la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social42, o el Código Penal de
1928 promulgado por la dictadura de Primo de Rivera, en el que se incluyeron ciertos
contenidos psiquiátricos como atenuantes o agravantes de la responsabilidad penal del
individuo que cometía un delito. El nuevo Código ofrecía ciertas ventajas ya que incluía
medidas de seguridad post-delictual inexistentes en el Código de 1870, no obstante estas
modificaciones no satisfacían las exigencias de los psiquiatras, que insistían en la
prevención pre-delictual y la peligrosidad social de ciertos individuos43.

Varios psiquiatras, como Ruiz Maya, Mira, Lafora, Juarros, Sacristán o


Soforcada44, elaboraron importante textos y manuales sobre el lugar de su disciplina en
los tribunales de justicia; y, al mismo tiempo los juristas revisaron la formación de
jueces y magistrados incorporando contenidos psiquiátricos y criminológicos. Los
jueces, dirá Jiménez de Asúa, “no sólo juzgan hechos, sino que enjuician hombres, y
más que sancionar delitos han de conseguir la resocialización de delincuentes. A tan
vasta tarea ha de preceder una no menos vasta formación”45.

Con este objetivo, el psiquiatra cordobés Manuel Ruiz Maya (1888-1936)


publicó en 1931 un extenso Manual de Psiquiatría Penal y Civil del que varios diarios
se hacían eco por la enormidad de su volumen –casi 1000 páginas- y la exhaustividad de
su contenido, en el que “hay un capítulo dedicado a `lo que proponen los
juristas´(doctrinas sobre el fundamento y los fines de la pena), y otro a `lo que ofrecen

                                                                                                               
42
CAMPOS, R, (2016b) “La construcción psiquiátrica del sujeto peligroso y la Ley de Vagos y
Maleantes en la España franquista (1939-1970)”, Revista Culturas Psi/Psy Cultures, 7, pp. 9-44.
43
CAMPOS 1997; ÁLVAREZ, Raquel; HUERTAS, Rafael, (1987), ¿Criminales o locos?, Madrid,
CSIC.
44
Véase SOFOCARDA, M.; TORRAS, O, (1930), “Comentarios psiquiátricos al nuevo Código Penal
español. Cuarta Reunión Anual de la Asociación Española de Neuropsiquiatras, celebrada en Sevilla el 17
y 19 de diciembre de 1929”, Archivos de Neurobiología, 10, pp. 443-463; RODRÍGUEZ LAFORA, G.
(1929), La psiquiatría en el nuevo código penal español de 1928 (juicio crítico), Madrid, Reus;
JUARROS, C. (1929), La psiquiatría en el nuevo Código Penal, Madrid, Sucesor de E. Teodoro (es
tirada aparte de El Siglo Médico, 3926, 9 de marzo de 1929); VALLEJO-NÁGERA (1929), La psiquiatría
en el nuevo Código Penal. (Discusión de la Memoria presentada a la Academia de Jurisprudencia por el
Académico profesor D. Pedro Mairata), Madrid, Sucesor de E. Teodoro (es tirada aparte de El Siglo
Médico, 3931, 18 de abril de 1929).
45
JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis (1943), “El juez penal: su formación y sus funciones (basada en
conferencia pronunciada el 6 de septiembre de 1939 en la Sociedad Criminológica de Buenos Aires)”, en
JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis, El Criminalista, Buenos Aires, Editorial La Ley, pp. 94-150, p. 113

177  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

los Médicos´, que abarca el estudio de la herencia criminal, la endocrinología, el


psicoanálisis y el conductismo”46. La ciencia criminológica, explicaba Ruiz Maya, está
atravesada por el psicoanálisis y la endocrinología, ambas novedades en la explicación
de la delincuencia y la peligrosidad social. Incluía además un apartado sobre el uso
pericial del psicoanálisis, en el que “por su utilidad práctica” se ofrecía “la serie de
palabras estímulos seleccionadas por Mira -adaptación de la original de Jung-, y en la
forma que él regula la experimentación”47.

En su papel de investigador y divulgador del psicoanálisis Ruiz Maya había


pronunciado varias conferencias en la Academia de Ciencias Médicas de Córdoba desde
los años 20. Las mismas eran anunciadas y comentadas en diarios regionales como La
voz y Diario de Córdoba, o en la revista Ideal Médico, que él mismo había fundado48.
Fue director del Hospital Psiquiátrico de Córdoba desde su inauguración en 1927, hasta
1936 cuando fue arrestado y fusilado sin previo juicio debido a su vinculación política
con la Segunda República y la Masonería49. También ocupó el cargo de Director
General de Prisiones en 1933, durante un corto período de tiempo50. El diario cordobés
El Sur informaba el 6 de julio de 1933 sobre el acierto de “designar al doctor Ruiz
Maya, especializado en Psiquiatría, para la Dirección de Prisiones. No hay otro cargo,
excluyendo el de Sanidad, que justifique tan completamente la condición de médico
para su rectoría como el mencionado, porque, ¿qué es un delincuente sino un enfermo?
¿Y quién sabe más de enfermedades sino el médico? La tradición de elegir al abogado
para ese alto destino político ha sido rota con una legítima reivindicación”51.

Para demostrar la pertinencia de que un médico ocupase éste cargo, la noticia


continuaba narrando un episodio supuestamente ocurrido en una de las visitas de Ruiz
Maya al Reformatorio de Alcalá donde “curioseando con su gran perspicacia los
servicios y dependencias del local” se produjo la siguiente escena:

                                                                                                               
46
POYATOS, Francisco (1931), Diario de Córdoba, sábado 7 de febrero de 1931, portada.
47
RUIZ MAYA, 1931, p. 144
48
En esta revista se publicó un resumen de las conferencias ofrecidas por Ruiz Maya. La primera de ellas
fue dictada en las sesiones de la Academia de Ciencias Médicas de Córdoba el 8 y 14 de mayo de 1924, y
publicadas bajo el título “Técnica del psicoanálisis y su aplicación al tratamiento de algunas neurosis”,
Ideal Médico, 83, (1924), pp.92-93; y la segunda de ellas tuvo lugar en la sesión del 16 de diciembre de
1926, publicada bajo el título “Las neurosis y la psicoanálisis”, Ideal Médico, 114, (1926) 281.
49
RUIZ GARCIA, Carmen, (2007), “Análisis documental de la revista Ideal Médico
(1917-1931). Contenido sobre Enfermedad Mental y Ruiz Maya”, Ámbitos. Revista de Estudios de
Ciencias Sociales y Humanidades, 17, pp. 53-64. p. 55
50
Véase GARGALLO VAAMONDE, Luis “Prisión y cultura punitiva en la Segunda República (1931-
1936), Historia Contemporánea, 44, pp. 307-335.
51
VERDÚ SUÁREZ, A. (1933), “Psicoanálisis”, El Sur, 6 de julio de 1933.

  178  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
“-¿Y esto?-preguntó ante una celda herméticamente cerrada.
–Es un castigado-le respondieron.
–Pues ábranla-.Y una vez franqueada la entrada, con sorpresa y temor de
los presentes, adéntrase solo, advirtiendo que cerrasen. El castigado púsose
en pie, ignorando quién lo visitaba.
–¿Quién eres? ¿Por qué estas aquí?-Y a este tenor fue preguntando e
inquiriendo del recluido don Manuel.
-¿Qué me está usted haciendo, el psicoanálisis? ¿Soy esquizofrénico o
paranoico?
-Eres un desgraciado-compadeció don Manuel, que sabe aunar el talento
con la bondad-. Y, persuasivo y elocuente, su elocuencia de siempre habló
al alma del recluso hasta despertar en su atonía moral el germen bueno que
todos los nacidos llevamos en el más hondo repliegue del corazón”52

Conviene apuntar en este fragmento que la participación del psicoanálisis en la


producción de nuevas formas de entender la delincuencia influirá también en la
construcción subjetiva de los propios presos, en su condición de “encerrado”, avalada y
justificada por un entramado jurídico y un discurso experto. La interpelación biográfica
que Ruiz Maya solicita al preso, le lleva a éste a preguntar sobre su propia condición de
“preso”, sobre el lugar que la ciencia y la justicia le asigna, “¿soy esquizofrénico o
paranoico?”, que irremediablemente influirá y condicionará la construcción de sí
mismo. Apuntamos con ello a un fenómeno interesante, esto es, la participación del
psicoanálisis en la construcción de nuevas subjetividades en torno a la locura y la
delincuencia. Las nuevas conceptualizaciones sobre delincuencia, que incorporaban el
papel de la biografía, la psique y, sobre todo, la sociedad, influirán en un cambio en la
comprensión y las actuaciones sobre criminalidad y peligrosidad social, en lo jurídico,
pero también en la cultura y la sociedad53.

Con características similares al manual de Ruiz Maya, Emilio Mira publicó en


1932 el Manual de Psicología Jurídica. El psicoanálisis era, para el psiquiatra catalán,
esa nueva dirección psicológica que “ofrece hoy en día un interés insospechado para el
jurista, en cuanto que le proporciona medios para comprender los motivos inconscientes
de los actos delictivos”54. En 1931 Mira ya había dictado un curso de Psicología

                                                                                                               
52
VERDÚ, 1933.
53
Véase ARTIÈRES, Philipe, (2000), Le livre des vies coupables. Autobiographies de criminels (1896-
1909), Paris, Albin Michel; y también CAIMARI, Lila (2012), Apenas un delincuente. Crimen, castigo y
cultura en la Argentina (1880-1995), Buenos Aires, Siglo XXI.
54
MIRA, Emilio, (1932), Manual de Psicología Jurídica, Barcelona, Salvat.

179  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

Jurídica en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Barcelona que sin


duda sirvió como material preparatorio para el manual. El uso forense del psicoanálisis,
al que ya había apuntado de manera indirecta en 1926 mediante la exposición del test de
las palabras-estímulos y el uso de aparatos de medición psicosomática, era ampliamente
descrito en el manual, valorando los limites y las ventajas de este método en los
peritajes forenses y la testificación. Sus aportaciones, como él mismo indicó, estaban en
continuidad con las opiniones de los modernos penalistas de su época, entre los que
Mira destacaba a Quintiliano Saldaña, Jiménez de Asúa, Dorado Montero, Banús,
Camargo, Carpena, Cuello Calón o Mario Ruiz Funes55. Además su labor docente en la
Facultad de Derecho56 influyó sin duda en la formación de futuros magistrados a los
que, en un contexto diferente, ya fuese durante la dictadura franquista o en el exilio,
hemos de presuponerlos conocedores de los principales aportes de la teoría
psicoanalítica en el ámbito judicial.

El psicoanálisis supuso para estos autores una nueva herramienta para la


comprensión y diagnóstico de la psique criminal, basándose para ello “igual que toda
otra ciencia natural, en la observación y la experimentación”57 y consiguiendo así un
uso jurídico en el que, tal y como sostenía el psiquiatra César Juarros, “disecar las
influencias subjetivas que intentan ocultar la verdad objetiva, agazapada detrás de
ellas” 58 . Bajo este criterio positivista “absoluta y exclusivamente biológico” 59 se
analizaron las ventajas del psicoanálisis en su aplicación judicial.

Desde el ámbito del derecho interesado en el psicoanálisis fue el magistrado


Quintiliano Saldaña uno de los primeros en introducir a Freud en su docencia
influyendo en discípulos como Luis Jiménez de Asúa y César Camargo y Marín.

Destacamos aquí la figura de Luis Jiménez de Asúa, uno de los autores más
influyentes en la criminología y la ciencia penal española durante este período.
Interesado en las aplicaciones de la psicología a la criminología, cuenta con una extensa
producción escrita sobres estas cuestiones. Diputado socialista en las cortes
republicanas, fue también catedrático de Derecho Penal, profesor de la Escuela

                                                                                                               
55
MIRA, Emilio (1954 [1932]) Manual de Psicología Jurídica, Buenos Aires, El Ateneo, pp. 391-392.
Sobre esta obra existen reediciones hasta los años 80.
56
MESTRE, BERMEJO, TORTOSA, 2003, p. 278
57
MIRA, 1932, p. 2
58
JUARROS, 1928a, p. 14
59
MIRA, 1932, pp. 2-3

  180  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Criminológica de Madrid y director del Instituto de Estudios Penales fundado en 1932
durante las reformas penitenciarias llevadas a cabo por Victoria Kent. Formó parte de
las comisiones encargadas de redactar las principales reformas jurídicas de la Segunda
República, como la Constitución de 1931, el proyecto de Código Penal republicano o la
Ley de Vagos y Maleantes de 193260.

En su papel como divulgador, Jiménez de Asúa ofreció varias conferencias que


eran anunciadas frecuentemente en los principales periódicos del país. Así por ejemplo,
el diario El Sol, informó de la conferencia que había tenido lugar en la Facultad de
Medicina de Madrid dentro de Semana de la Higiene Mental del mes de abril de 1931,
con las siguientes palabras:

“El ilustre profesor Jiménez de Asúa (…) disertó, con su habitual


maestría, sobre el tema `Aspectos psiquiátricos de la criminología´” hizo
“una historia detenida y muy interesante de ésta ciencia desde la época de
Lombroso y de Ferri hasta los momentos actuales, recalcando las influencias
diversas que sobre ella han actuado: primero, antropológicas; después,
sociológicas, y finalmente, biológicas, en un amplio sentido psiquiátrico.
Esto le llevó a definir los conceptos de `peligrosidad´ y de `culpabilidad´ y a
sentar cuál es la verdadera orientación moderna de la criminología. Sobre
esta base pasó a estudiar las relaciones que la criminología tiene con la
herencia, con la endocrinología y con la psiquiatría, y muy especialmente
con el psicoanálisis. Grandes y prolongados aplausos premiaron el trabajo
del profesor Jiménez de Asúa”61

En su obra, Jiménez de Asúa introdujo las aportaciones jurídicas del


psicoanálisis en varios textos, y publicó dos monografías principales sobre esta
temática, Valor de la Psicología profunda (Psicoanálisis y Psicología individual) en
Ciencias penales (1935)62 y el Psicoanálisis criminal (1940)63, publicado en su exilio en
Argentina, país en el que residirá hasta su muerte en 1970. El psicoanálisis le servirá al
jurista para argumentar a favor de la consideración psiquiátrica en las deliberaciones
penales y para determinar el grado de responsabilidad del acusado. Sigue en esto el
conocido trabajo que el psiquiatra Franz Alexander, considerado uno de los precursores
de la criminología psicoanalítica en Austria, escribió junto al jurista Hugo Staub El

                                                                                                               
60
PUYOL MONTERO, J. Mº; ROLDAN CAÑIZARES, E., Diccionario de catedráticos españoles de
derecho (1847-1943) [en línea]. Universidad Carlos III de Madrid. Instituto Figuerola de Historia y
Ciencias Sociales, 2011. Disponible en: http://www.uc3m.es/diccionariodecatedraticos (consultado el 18
de julio de 2018)
61
El Sol , jueves 23 de abril de 1931, p.9
62
JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis (1935a): Valor de la psicología profunda. Psicoanálisis y Psicología
individual en ciencias penales, Reus, Madrid.
63
JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis (1940), Psicoanálisis criminal, Buenos Aires, Losada.

181  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

delincuente y sus jueces desde el punto de vista psicoanalítico, traducido al castellano


en 193564. Estos autores “aplican el psicoanálisis a los conceptos de imputabilidad del
delito, y clasifican a los delincuentes en grupos, según el grado de la participación del
“yo” en el hecho delictuoso”65. Según esta clasificación Jiménez de Asúa analiza el caso
de Peter Kuerten, el Vampiro de Düsseldorf, que sería un “homicidio obsesivo por
impulsión sádica” que encaja rigurosamente en la categoría de “criminalidad crónica”66.

Pero el penalista no sería el único que hiciese una lectura psicoanalítica de éste
caso. Los estudiantes de Derecho Rafael Vázquez Zamora y Manuel Hidalgo, habían
escrito en 1932 Lo inconsciente y el crimen 67, trabajo prologado por Juarros, que
elogiaba la labor de sus autores, haciendo gala de cierta autoridad psicoanalítica como
portavoz y maestro de una generación, sin lugar a dudas marcada por sus enseñanzas. El
diario La Libertad -en el que como hemos dicho Juarros fue un asiduo colaborador-
reseñó el trabajo de Vázquez e Hidalgo que, según decía el diario, estudiaban “la
influencia sexual, que da origen en la mayoría de los casos a crímenes espantosos”
donde uno de ellos era el del Vampiro de Düsseldorf, “tipo de insuficiencia sexual y de
debilidad genital”68. También ECO, Revista de España, de la que Zamora era director
literario, publicó una reseña en 1933, en la que se afirmaba que este trabajo era
revolucionario, ya que “en él se estudia la base psicoanalítica del delito, y adelantemos
que en España es lo más claro y ameno que se ha escrito sobre estas materias”69.

No obstante, el autor que con mayor profundidad trató estos temas fue el
magistrado César Camargo y Marín70. A lo largo de su obra, y en continuidad con el

                                                                                                               
64
ALEXANDER; STAUB, 1935.
65
JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis, Crónica del crimen, (2005[1929]), Argentina, Lexis Nexis, p. 141. Esta
obra tuvo varias reediciones 1929, 1943, 1945, 1950, 1970, 1994 y 2005.
66
JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis, (2005 [1929], p. 141.
67
VÁZQUEZ ZAMORA, R.; HIDALGO, M. (1932), Lo inconsciente y el crimen [pról. César Juarros],
Madrid, José Mº Yagües Editor.
68
R.P.C, La Libertad, 5 de enero de 1933, p. 10
69
CARRASCO, M.V (1933), “En torno a <<Lo inconsciente y el crimen>>, Eco. Revista de España,
Junio de 1933.
70
Sobre la biografía de este autor (1880-1965), disponemos de escasos datos, extraídos principalmente de
los periódicos y publicaciones de la época. Doctor en Derecho, ocupa el cargo de juez en diferentes
provincias del territorio español (Oviedo, Valladolid, Jaén, Cádiz, León, Cáceres, Guadalajara, Albacete y
Segovia). Prosigue su actividad durante el franquismo primero en la Audiencia de Albacete y luego en la
de Segovia, ciudad en la que se jubila en 1955. Participa de forma activa en los debates sobre derecho,
jurisprudencia y psicología, publicando varios artículos desde el inicio de su carrera, periodo en el que
destaca la colaboración con la revista jurídico administrativa El Foro Español, órgano de expresión de la
Federación de Abogados de España. Su interés por la psicología del criminal comienza precisamente en
esta época, pero no será hasta 1929 cuando aparecerá su primera obra de contenido psicoanalítico.
Colabora en varias obras y traducciones con el también jurista Quintiliano Saldaña, a su vez prologuista
de su primer libro sobre psicoanálisis, Psico-análisis del sueño profético (CAMARGO, 1929a).

  182  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
trabajo de Franz Alexander y Hugo Staud, Camargo propuso la creación de una
clasificación penal de carácter psicoanalítico fundamentada en el comportamiento de la
psique, para lo que combinaba conceptos freudianos con otras tendencias psicoanalíticas
en las que el papel de la sociedad en las conductas desadaptativas estuviese más
acentuado71. Este autor llevó las propuestas sobre psicoanálisis criminológico más lejos
que el resto de españoles. Entre sus trabajos monográficos se cuentan, Psico-análisis del
sueño profético (1929)72, La esencia del psicoanálisis. Examen crítico de las doctrinas
y métodos de Freud (1932)73, Un tríptico de Don Juan (1934)74 y El psicoanálisis en la
doctrina y en la práctica judicial (1931)75, obra de más de 500 páginas en la que se
proponía realizar una reforma de todo el sistema judicial español bajo la enseñanza del
psicoanálisis. Escribió también varios artículos sobre ésta temática76, en la que seguiría
insistiendo durante el periodo franquista.77 A lo largo de toda su obra mantuvo una
actitud abierta frente a las críticas que la teoría freudiana recibía en España y el
extranjero, pues, como señaló siguiendo al psicoanalista norteamericano Smith Ely
Jelliffe “las imperfecciones que podamos observar en el psicoanálisis, sólo dan motivo
para tratar de mejorarlo, y no indican en modo alguno que sea falso [cursiva del
original]”78. Camargo propuso incorporar el psicoanálisis a la formación de todo el
cuerpo de funcionarios de prisiones, pero sobre todo a jueces, abogados y fiscales,
llegando a plantear la figura del juez-psicoanalista, capaz de identificar los complejos
primitivos inconscientes que se encuentran en la genealogía del delito, para así

                                                                                                               
71
SAIZ, SAIZ, 1996b, p. 373.
72
CAMARGO Y MARÍN, César (1929a), Psicoanálisis del sueño profético, Madrid, M. Aguilar.
73
CAMARGO Y MARÍN, César (1932a), La esencia del psicoanálisis. Examen crítico de las doctrinas y
métodos de Freud, Madrid, Morata.
74
CAMARGO, César CAMARGO, César (1934a), Un tríptico sobre Don Juan, Madrid, Morata.
75
CAMARGO Y MARÍN, César (1931), El psicoanálisis en la doctrina y en la práctica judicial, Madrid,
M. Aguilar.
76
CAMARGO, César (1927), “Las teorías del profesor Freud ante la Psicología experimental, normal y
onírica”, Revista de los Tribunales, 61; “Sobre la técnica del chiste”, Revista de los Tribunales, 63 (42),
1929b; “Sobre un asunto de actualidad”, Revista de los Tribunales, 46, 1932b; “El <<Complejo de
Guzman>> o la antropología parricida en la antigua legislación española”, Revista de los Tribunales, 68
(2), 1934.
77
Durante el periodo franquista se han encontrado las siguientes obras de Camargo: “La conciencia
onírica y la responsabilidad penal del soñador” Madrid, 1944; “La delincuencia colectiva ante el
psicoanálisis”, Revista de Estudios Penitenciarios, 10, pp. 21-26, 1946; “El concepto psicoanalítico de la
imprudencia”, Anuario de derecho penal y ciencias penales, Madrid, 1950; “El psicoanálisis y la
criminología”, Revista de Estudios Penitenciarios, 71, pp. 87-92, 1951; “El “Complejo de supervivencia”
como principio fundamental de la criminología psicoanalítica” Anuario de derecho penal y ciencias
penales, Madrid, 1956; “Cuestiones penales”, Anuario de derecho penal y ciencias penales, Madrid,
1958.
78
CAMARGO, 1931, p. 10

183  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

“encauzar y reprimir la libido criminosa” de forma que “no pronunciará realmente una
pena, sino que prescribirá un tratamiento”79.

Psiquiatras y juristas implementaron el psicoanálisis en sus enseñanza como


forma de modernizar discursos y prácticas, principalmente en relación a las
disposiciones sobre libre albedrío y la responsabilidad. El estudio del crimen, la
psicología del delincuente y la creación de una nueva teoría penal basada en los
supuestos psicoanalíticos fueron propuestas concretas que debatieron en el marco
jurídico sobre defensa social. No obstante, es importante diferenciar entre la inclusión
de terminología psicoanalítica en circuitos de debate, manuales, o la elaboración de
reformas y leyes, con la aplicación concreta en los Tribunales de Justicia.

Por un lado, la función del poder judicial en relación a la búsqueda de la verdad


de un delito queda confrontada y cuestiona las intenciones de rehabilitación y
tratamiento psicoanalítico de la delincuencia. En el espacio del Tribunal, los esfuerzos
por comprender las dinámicas pulsionales que subyacen a la acción delictiva e
implementar un programa terapéutico revelan su versión más macabra, como técnica de
control social en la que el poder de sancionar agudiza su maquinaria hasta alcanzar los
lugares más recónditos de la psique. Por otro lado, es importante cuestionarnos sobre el
uso real que el psicoanálisis tuvo en los juzgados. La recepción de las ideas
psicoanalíticas en España tuvo un incuestionable alcance en la producción escrita y en
la creación de una cultura psicoanalítica que desbordó los canales de difusión
estrictamente científicos y especializados, y que contribuyó en la construcción de
nuevos imaginarios sobre locura y delincuencia. No obstante, es necesario contrastar la
verdadera incidencia de estas ideas en el espacio de los Tribunales de Justicia. Para ello
analizaremos primero la producción discursiva (la construcción de un discurso
psicoanalítico sobre delincuencia y peligrosidad social en España), para terminar con
una aproximación al uso del psicoanálisis en los Tribunales de Justicia (la incidencia de
este discurso en informes periciales, procesos judicial y determinaciones penales).

3.3 El psicoanálisis en la construcción del discurso sobre peligrosidad social.

Desde mediados del siglo XIX se sucedieron intensos debates sobre la


responsabilidad del criminal que presentaba una patología mental en el momento de
                                                                                                               
79
CAMARGO, 1931, p. 20

  184  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
cometer un delito80. Las opiniones de psiquiatras y jueces se enfrentaban, reclamando
los primeros su papel como centinelas del orden mental y los segundos su poder como
garantes del orden social. En estos debates las fronteras entre locura y delincuencia se
desdibujaron, reuniéndose bajo la categoría de peligrosidad social, en la que las
prácticas de la psiquiatría y el derecho se entrecruzaban configurando un espacio común
en el que era difícil distinguir los límites entre ambas disciplinas81

Jiménez de Asúa por ejemplo, era de la opinión de que casos como los de
“Garayo el Sacamantecas, ajusticiado en Vitoria el año 1881; de Morillo, declarado
`loco epiléptico´ por los doctores Yáñez, Escribano y Escuder, y que, a pesar de ello,
fue condenado, y del cura Galeote, reconocido como demente por los doctores Simarro,
Vera, Bustamante y Escuder”82 habían sido famosos por representar ésta situación, en la
que los jueces habían pasado por alto el informe pericial, declarando la responsabilidad
del reo. Los sectores más progresistas de la psiquiatría criticaron lo que consideraban un
enorme error judicial, reclamando la inclusión de contenidos psiquiátricos en las
consideraciones penales. Para ello, la formación de peritos y jueces en psiquiatría y
criminología era una pieza fundamental, había que dotar “a los jueces de una elemental
cultura psiquiátrica, que les obligue a demandar la prueba mental en los casos
sospechosos y que les permita discernir correctamente los informes de los peritos”83 En
estas actuaciones los peritajes médico-legales tuvieron un importante empuje,
contribuyendo a patologizar al delincuente y a criminalizar la locura84.

                                                                                                               
80
ÁLVAREZ; HUERTAS, 1987; véase también GONZÁLEZ, Joaquín (1994), La imputabilidad en el
derecho penal español. Imputabilidad y locura en la España del siglo XIX, Granada, Editorial Comares.
81
FOUCAULT, Michel, (2001), Los anormales. Curso del Collège de France (1974-1975), Madrid, Akal;
PESET, 1983; ÁLVAREZ-URÍA, Fernando, (1983), Miserables y locos. Medicina mental y orden social
en la España del siglo XIX, Madrid, Tusquets; ÁLVAREZ, HUERTAS, 1987; CAMPOS, Ricardo
(2007b) “Crimen y locura. La patologización del crimen en la España de la restauración”, Norba, Revista
de Historia, 20, pp. 85-105; CAMPOS, 2013.
82
JIMÉNEZ DE ASÚA, 2005 [1929], pp. 198-199. Estos casos han sido estudiados por varios trabajos
pioneros en España: sobre Garayo, véase ÁLVAREZ-URÍA 1983, y HUERTAS, 2002a; sobre Morillo
véase CAMPOS, 2012; sobre Galeote véase, VARELA, Julia, ÁLVAREZ-URÍA, Fernando. (1979), El
cura Galeote, asesino del obispo de Madrid- Alcalá: proceso médico-legal, Madrid, FCE; CAMPOS,
Ricardo (2003), “Criminalidad y locura en la Restauración: el proceso del cura Galeote (1886-1888),
Frenia, 3, pp. 111-146.
83
JIMÉNEZ DE ASUA, 2005, [1929], p. 199.
84
CAMPOS, Ricardo, (2007a), “Psiquiatría para los ciudadanos o psiquiatría para la represión? El
problema de la peligrosidad del enfermo mental”, en Campos, R., Villasante, O., y Huertas, R. (eds.), De
la <<Edad de Plata>>al exilio. Construcción y <<reconstrucción>> de la psiquiatría española, Frenia,
Madrid, pp. 15-36; CAMPOS, 2007b.

185  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

Al mismo tiempo, la prensa y en menor medida las novelas de temática


policial85, habían centrado su interés en grandes sucesos criminales, actos monstruosos
de los que hacían un seguimiento informativo, tanto de las circunstancias del crimen
como del desarrollo de los juicios86. La figura del criminal produjo cierta expectación y
fascinación en la sociedad española, alentando la consolidación de una opinión pública
que, alarmada por la temibilidad y la amenaza que ciertos individuos podían representar
para el orden social, reclamaba medidas de seguridad que garantizasen la protección de
los ciudadanos.

Frente a la figura del criminal la sociedad iba a responder, tal y como describe
Foucault, de dos modos “uno expiatorio, el otro terapéutico. Pero ambos son los dos
polos de una red continua de instituciones, cuya función en el fondo ¿es responder a
qué? (…) Pues bien al peligro. Este conjunto institucional se dirige al individuo
peligroso, vale decir, ni exactamente enfermo ni, propiamente hablando, criminal”87. El
cruce entre psiquiatría y derecho, dirá Ruiz Maya, resuelve sus discrepancias en la
consideración de “la peligrosidad, del estado peligroso o de peligro social, haciendo
caso omiso de las demás circunstancias del hecho delictivo, ofrece gran número de
ventajas como sistema penal (…) Suprime el arduo, complejo y debatido problema de la
locura moral. Sustituye la pena, arcaica, vejatoria, contraria a los sentimientos de
altruismo, de amor, por el concepto más suave, menos repelente, más noble, de medidas
de seguridad”88. De esta forma el crimen y los perfiles psicológicos asociados, dejaron
de ser cuestiones privadas, tratadas en los consultorios o las salas de juicios, para ser
temas de Estado y orden público, de interés político y social89.

“¿Delincuentes o locos?” rezaba el título de un artículo de actualidad en el diario


La correspondencia de Valencia, pregunta que, por otro lado, encabezada numerosas
entradas en periódicos y literatura científica. El texto continuaba con la siguiente
reflexión:

“No olvidaré nunca aquella causa. Una pobre mujer que en un pueblo de la
Sierra arrastraba una mísera vida” cuando una noche “se revolvía en el lecho
porque sentía <<cocer su sangre>> (…) hasta que decidió levantarse y
marchó a la cocina de donde volvió provista de un hacha con la que cortó la
cabeza del marido (…) ¿no es presumible que aquella mujer triste, de tic
                                                                                                               
85
TRINIDAD, 1991, pp. 246-247.
86
CAMPOS, 2012, p. 36
87
FOUCAULT, 2001, pp. 39-40.
88
RUIZ MAYA, 1931, p. 45
89
CAMPOS 2012.

  186  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
nervioso, fuera una enferma, cuya enfermedad latente se manifestó por la
causa ocasional de la terrible emoción que produjo el choque en su cerebro,
que la hizo <<sentir cocer su sangre>>? Porque no se encontró explicación
del móvil de aquel asesinato y es lícito pensar si en vez de delincuente sería
enferma. Por eso repito que médicos y legistas deben preocuparse cada día
más del estudio de los delincuentes ya que no en balde progresa la ciencia y
ya no vivimos en los tiempos de Charcot, Mata y Orfila, ya la neurastenia
pasó de moda, y la Frenología que cambió los conceptos medicoforenses, y
Lombroso, Ferri y Garófalo, adentrándose en la Psiquiatría, no constituyen
novedad como en la época de Ezquerdo [sic] (…) al compás de los tiempos
la anatomía patológica es base y guión de las investigaciones y de la
administración de la masa fosforada, de la medición del cráneo, se ha pasado
a la punción cisternal, al psicoanálisis, a los tratamientos intrarraquídeos. No
lo duden los Tribunales, se impone en ciertas causas gran cautela y detenido
estudio del sujeto activo del delito para convencerse bien de si al delinquir
era un ser anormal o un desgraciado enfermo, digno de compasión y de
lástima, y de ser sometido a un tratamiento en lugar de arrojarle a la prisión
infamante”90
En los debates sobre la responsabilidad del delincuente enajenado, el
psicoanálisis permitía postular el contenido inconsciente como la causa última del
crimen. Freud había dicho que toda la actividad humana está determinada por el
inconsciente91, por lo que, tal y como argumentaron varios psiquiatras y jueces, habría
de ser ahí dónde buscar el motor de la acción delictiva. Así lo anunciaba Juarros cuando
decía que “la clave de la doctrina de Freud radica en el convencimiento de que la gran
mayoría de los procesos mentales considerados conscientes, son efecto de motivos
desconocidos por el sujeto” de cuya polarización “suelen salir mal librados los
conceptos de voluntad, autonomía espiritual, consciencia”92.
Un reflejo de estos debates fue, como ya hemos dicho más arriba, la
promulgación del Código penal de 1928 durante la dictadura de Primo de Rivera. El
nuevo código, incluía importantes contenidos psiquiátricos como agravantes o
atenuantes de los delitos, pero la novedad principal era la introducción de medidas de
seguridad que señalaban el desplazamiento del problema del delito a la doctrina de la
defensa social. Aún así, el código recibió las críticas de los psiquiatras ya que, según
sostenían, no incorporaba la peligrosidad social y la intervención pre-delictual como
criterio para abordar legalmente la enfermedad mental y mantenía por el contrario la
responsabilidad del delincuente como doctrina central93. La verdadera finalidad del
Derecho, sostenían, debía ser la profilaxis de la peligrosidad social, para así desbordar
                                                                                                               
90
BARRERA (1929), La correspondencia de Valencia, 27 de febrero de 1929.
91
Véase FREUD, Sigmund, (1981 [1915]), “Lo inconsciente”, Obras Completas, Madrid, Biblioteca
Nueva, t. 2 , pp.2061-2090
92
JUARROS, 1928a, pp. 13-14
93
CAMPOS, 2016c, p. 120; ÁLVAREZ, HUERTAS, 1987.

187  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

“el estrecho campo de la acción penal para lanzarse en el fértil terreno de la higiene
social y más concretamente la profilaxis delictiva” 94 . Tras la proclamación de la
Segunda República en 1931, el Código de 1928 fue derogado, volviendo
momentáneamente al de 1870. En la comparación de ambos códigos, decía el psiquiatra
Ruiz Maya, “el de 1928, influido por las modernas teorías jurídicas (…) da entrada, con
amplio margen a la investigación de las circunstancias personales del agente (…)
individualiza en cierta manera la pena y atiende, alguna vez, al porvenir penal del sujeto
de delincuente”, pero aún así “las inspiraciones psiquiátricas no son suficientes,
ponderadamente atendidas o recibidas y, en muchas ocasiones, en la práctica, será aquel
motivo de dificultad de coordinación”. Además, “lo que debe interesar a unos y otros,
psiquiatras y juristas, no es únicamente lo que pudiéramos nombrar peligrosidad en acto
(…). No ha de ser el fin esencial de unos y otros el de poner enmienda a lo
desarreglado, sino prevenir el desarreglo (…) lo que interesa es la peligrosidad en
potencia95.
Los planteamientos sobre la peligrosidad social a priori amplificaban el campo
de intervención jurídico-psiquiátrica a toda la sociedad. La delincuencia y la
enfermedad mental ya no serían el terreno exclusivo de locos y criminales, sino que
cualquier individuo era susceptible de desencadenar una conducta peligrosa y requerir
un tratamiento. Y así lo expresaron también desde el psicoanálisis criminológico, para el
que cualquier persona podía tender, en algún momento de su vida, hacía la acción
criminal96.

La psicopatología freudiana había abierto la caja de pandora: la neurosis salía del


asilo para encontrar sus huellas en cualquier manifestación de la vida cotidiana97. El
psicoanálisis entendía que todo individuo era portador de una pulsión que puede tender,
en algún momento de la vida, hacia una satisfacción descontrolada. En este sentido lo

                                                                                                               
94
MIRA, 1932, p. 236.
95
RUIZ MAYA, 1931, p. 53. También RUIZ MAYA, Manuel (1928), “La peligrosidad de los alienados
en sus aspectos teórico y prácticos. Segunda Reunión Anual de la Asociación Española de
Neurosiquiatras, Madrid, 22, 23, 24 de octubre de 1927”, Archivos de Neurobiología, 8, pp. 63-97; y
(1930), “Límite de la peligrosidad en los enfermos mentales y medios para justificar la existencia de las
circunstancias que la determinan”, en Asociación Española de Neuropsiquiatras. Tercera Reunión Anual,
Bilbao, 22, 23, 24 de septiembre de 1928, Barcelona, Tipografía Santiago Vives. En el seno de la
Asociación Española de Neuropsiquiatría y la Liga de Higiene Mental otros autores debatieron sobre
estas cuestiones, véase: SOFOCARDA, BUSQUETS, 1926; SOFOCARDA, TORRAS, 1930.
96
CAMARGO, 1931; MIRA 1932; RUIZ MAYA 1932; JIMÉNEZ DE ASÚA, 1935a.
97
Hacemos referencia al título de la obra de Freud Psicopatología de la vida cotidiana, que fue traducida
al castellano junto con las Obras Completas de Freud a partir de 1922 (FREUD, Sigmund, 1981 [1901],
Obras Completas, Madrid, Biblioteca Nueva, t. 1, pp. 755-931).

  188  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
verdaderamente importante era la capacidad del sujeto y, en su defecto, de los poderes
médico-jurídicos, de inhibir estas tendencias e impedir el desarrollo de una conducta
delictiva. Se apuntó con ello a tres ideas principales: la socialización del germen de la
delincuencia, que ya no sería un terreno exclusivo de los delincuentes, sino que
cualquier individuo es susceptible de desencadenarlo y necesitar un tratamiento; la
justificación del saber psiquiátrico –y del psicoanálisis- en los asuntos de orden público;
y la necesidad de implementar medidas psicoeducativas que asegurasen la capacidad de
auto-inhibición de las tendencias delictivas desde edades muy tempranas. En este punto
los mecanismos psicoanalíticos de la represión y la sublimación, junto con la teoría
sexual infantil tuvieron una amplia circulación, formando parte de los programas de
prevención y profilaxis de la enfermedad y la peligrosidad social de los comités de la
Liga de Higiene Mental98.  
 
3.4. Reeducar el inconsciente: represión y sublimación como tratamiento de la
delincuencia.

La comprensión psicoanalítica de la delincuencia se basó en la estructura del


aparato psíquico que Freud había propuesto en sus dos tópicas99. Fundamentándose en
esta explicación, el delito sería el desenlace ocasionado por una mala inhibición de las
tendencias primitivas del ello –cuyo contenido es todo inconsciente- que llevarían al yo
a la satisfacción de una pulsión descontrolada. El debilitamiento de la función
superyoica –instancia psíquica a la que Freud atribuye el sentido ético y moral- o la
ausencia de la misma, convertirían al yo en un instrumento del ello y de sus móviles
inconscientes, desencadenando la acción delictiva. En este mismo sentido el éxito en la
función punitiva del superyó, asegurarían al yo la posibilidad de reprimir la satisfacción
de las tendencias del ello e inhibir la acción delictiva. El nivel de peligrosidad social de
un individuo dependería, según esta explicación, de la forma en la que resuelva este
conflicto psíquico. No obstante, la tendencia hacia la peligrosidad sería una fase por la
que todo sujeto pasaría en algún momento de su vida, fruto del empuje del ello en la
                                                                                                               
98
Véase DEL CURA, HUERTAS, 2004.
99
A la primera tópica, que dividía el aparato psíquico en inconsciente, preconsciente y consciente, Freud
añadió en 1923 la segunda tópica compuesta por tres instancias: el ello, el yo, y el superyó. El ello es la
parte primitiva, su contenido es todo inconsciente, y se compone de la expresión psíquica de pulsiones y
deseos. El yo es la instancia encargada de la acción mediadora entre las exigencias de las otras dos
instancias y el mundo exterior. Y el superyó es la instancia moral encargada de la función punitiva. Para
Freud el superyó es el resultado de la resolución del complejo de Edipo y supone la interiorización de la
ley, las normas y las reglas sociales (LAPLANCHE, J.; PONTALIS, J. B., (1996): Diccionario de
Psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós)

189  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

satisfacción de las pulsiones primitivas. Existiría, por tanto, cierta determinación


psíquica hacia la criminalidad que debería de encontrar un dique en su encuentro con la
sociedad y la moral, para no tender hacia la descarga pulsional.
La experiencia de una buena educación y un contexto social “saneado” de
tentativas y perversiones del carácter fueron consideraros aspectos fundamentales para
la cruzada profiláctica. La vida entera, sostenía Juarros, está “representada por una
lucha constante entre el afán de placer y el deber. El principio del deber es un producto
de la educación, de la influencia del ambiente y, por tanto, de la propia experiencia, que
opónese a la tendencia instintiva del placer, merced a un mecanismo de inhibición
llamado censura o represión”100.
La infancia era, según el psicoanálisis, el momento madurativo en el que se
originaban las primeras relaciones e identificaciones del individuo con la sociedad101.
Por lo que para prevenir la delincuencia había que intervenir durante ésta ya que es “la
época más favorable para influir sobre los defectos y perversiones afectivas y
caracterológicas”102. En su función profiláctica, el psicoanálisis se combinó con la
pedagogía y la educación, quedando relegado, según Mira, “más bien a un
procedimiento para la exploración y diagnóstico de las psiconeurosis, que un método de
tratamiento propiamente dicho”103.

Hay que decir que la vinculación entre psicoanálisis y pedagogía no fue un


planteamiento exclusivo de los autores españoles. El propio Freud había comparado
ambos procesos, señalando que se podía “describir exclusivamente el tratamiento
psicoanalítico como una segunda educación dirigida al vencimiento de los restos de la
infancia”104. Sin embargo, aunque se mostrase optimista en los primeros años apoyando
la idea de que “una educación basada en los conocimientos psicoanalíticos puede
constituir la mejor profilaxia individual de las neurosis” 105 , finalmente acabó
diferenciando las campos de actuación del psicoanalista y el educador. Así lo recogió en
1925 en el prólogo al libro Juventud descarriada de August Aichhorn106, al señalar que

                                                                                                               
100
JUARROS, 1928a, pp. 16-17
101
FREUD, 1981 [1905]
102
MIRA, 1932, p. 239
103
MIRA, Emilio, (1935): Manual de Psiquiatría, Barcelona, Salvat. p. 385
104
FREUD, 1981, [1910] p. 1559.
105
FREUD, 1918, [1913], p. 1867
106
August Aichhorn fue un reconocido pionero en el abordaje terapéutico de jóvenes delincuentes. Amigo
de Anna Freud, en quien inspiraría gran parte de su obra gracias a sus enseñanzas en pedagogía y
psicoanálisis, fue un profesor que recibió una formación psicoanalítica en los círculos vieneses. Su
empeño por impedir que la disciplina autoritaria rigiera las directrices educativas en los reformatorios

  190  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
la labor educativa no debía ser confundida “con la influenciación psicoanalítica ni
sustituido por ella”107. Sobre estos desarrollos recogerá el testigo su hija Anna Freud
quien dedicará buena parte de su obra a la orientación pedagógica del psicoanálisis
infantil protagonizando una conocida polémica con la psicoanalista británica Melanie
Klein, contraria a los planteamientos pedagógicos de la hija de Freud108.  

No obstante, ya fuese desde la preocupación por rehabilitar al delincuente, como


desde el interés por prevenir la delincuencia, finalmente el psicoanálisis criminológico
sirvió como herramienta para la protección y restitución de la normalidad, como parte
del arsenal psiquiátrico-judicial empleado para la defensa social. A través de sus
postulados se pretendió evitar la delincuencia promoviendo que cada persona tuviese
“un exacto conocimiento de sus derechos y deberes sociales, una clara comprensión de
la razón de los mismos, un intenso convencimiento de la superioridad real de los actos
sociales sobre los antisociales (delictivos) y, de otra parte, un gran temor a las
consecuencias, más morales que materiales, de la conducta delictiva”109.

Según esta comprensión, controlar el equilibrio psíquico de la población


consistía en asegurarse un contexto adecuado en el que cada individuo entendiese e
introyectase la ley y las normas sociales, asegurándose la obediencia del yo a las
exigencias de la función superyoica. Se conseguía de esta forma una nueva tecnología
de represión que funcionaba de forma general e individual para todos los ciudadanos. El
control se ejercía así de forma sigilosa, en nombre del bienestar del individuo y de la
sociedad en su conjunto. Cada sujeto debía interiorizar las normas de comportamiento
permitidas, según una moral instituida por la clase gobernante y una legalidad
igualmente regida por el poder burgués. La moral, como decía Juarros, “integrada por
un conjunto de reglas puestas de acuerdo con el espíritu de la época y encaminadas a
facilitar la vida en colectividad”, sería un ideal pactado por un discurso biopolítico, “por
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
municipales de Viena le llevo a crear un comité que el mismo dirigió entre 1908 a 1918. Además quedó al
cargo, al finalizar la primera Guerra Mundial, de un centro de menores en el noroeste de Viena hasta
1921. Todo esto hizo de germen para escribir la obra “Juventud desamparada” cuya primera versión en
alemán data de 1925, y contó con un prefacio escrito por Sigmund Freud. En castellano se publicó, con
traducción de Ramón Portillo, en 1956 bajo el título Juventud descarriada. Sobre este autor véase
BALBUENA RIVERA, Francisco; PÉREZ, Juan de Dios; SÁNCHEZ-BARRANCO VALLEJO, Ignacio;
SÁNCHEZ-BARRANCO RUIZ, Antonio (2003), “August Aichhorn, un pionero del psicoanálisis
aplicado a los jóvenes delincuentes”, EduPsykhé: Revista de psicología y psicopedagogía, 2 (1), pp. 107-
124.
107
FREUD, 1981 [1925c], “Prefacio para un libro de August Aichhorn”, Obras Completas, t. 3, (trad.
Luis López Ballesteros), Madrid, Biblioteca Nueva, pp, 3216-3217, p. 3217.
108
Véase MILLOT, Catherine (1982), Freud antipedagogo, Barcelona, Paidós Ibérica.
109
MIRA, 1932, p. 239

191  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

eso varía con los tiempos, con las regiones, con las edades (…) no es sino un fenómeno
de adaptación”110. Una vez asimilada la pauta normativa de una época, cada individuo
podría asegurarse una moral suficiente como para hacerla ejercer de medida de
autoinhibición o autocastigo frente a la tentación delictiva. Y, si en lugar de esto, un
sujeto alzase una nueva moral “sobre la moral oficial” estaríamos ante un inmoral, y en
el caso de “carecer de ética” estaríamos ante un “enfermo mental” amoral por
definición 111 . Sobre estos conceptos se fundamentaron las acciones legales sobre
responsabilidad, prevención y rehabilitación del delincuente.

Ángel Garma por ejemplo escribiría en este sentido “Crimen y castigo:


contribución al estudio del psicópata delincuente” como fruto de su paso por el Tribunal
Tutelar de Menores, donde tuvo la oportunidad de colaborar con Jiménez de Asúa,
director entonces del Consejo de Protección a la Infancia112. Garma proponía en este
trabajo la división del tratamiento psicoanalítico del delincuente en dos fases, la primera
“y con mucho la más importante, es descubrir los motivos psicológicos que obligan al
psicópata a obrar mal”. Y la segunda, es “hacer sentir al psicópata, si se quiere, por
medio del castigo, las exigencias de la realidad social que le rodea. Pero el psicópata
debe sentir en todo momento que el castigo no se le impone para hacerle expiar su acto
delictivo, sino para ayudarle a reformarse”113. Theodor Reik, con quien Garma había
iniciado su análisis didáctico pocos años antes de su nombramiento como miembro de la
Sociedad Psicoanalítica de Berlín en 1931, había escrito Der unbekannte Mörder (1932)
traducido al castellano en 1943 bajo el título El asesino desconocido. Psicoanálisis de
los procedimientos criminológicos114.
La fundamentación del delito y la delincuencia en la mala educación y el fracaso
social (frente al delincuente nato propuesto por Lombroso) y la sustitución de las
condenas por tratamientos era una petición bastante extendida durante las décadas que
nos ocupan. La misma es además una vieja petición del reformismo social del siglo
XIX, donde destaca Concepción Arenal como la primera mujer que luchó por los
derechos de los presos 115 . Jiménez de Asúa desde esta misma corriente, propuso

                                                                                                               
110
JUARROS, 1928a, p. 70
111
JUARROS, 1928a, pp. 70-71
112
HUERTAS, 2002b, p. 74.
113
GARMA, Ángel (1934a), “Crimen y castigo. Contribución al estudio de la psicología del psicópata
delincuente”, Archivos de Neurobiología, 14 (4): 579-598, p. 597.
114
REIK, 1943.
115
ARENAL, Concepción, (1894), Obras Completas, Madrid, Librería de Victoriano Suárez.

  192  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
suprimir las condenas por “apropiados influjos pedagógico-sociales”116 para lo que
incorporó la psicología individual de Adler, cuyos postulados sobre la psicología del
delito son “infinitamente más certeros y dejan más esperanzas de victoria en la lucha
contra el delito”117. Alfred Adler había centrado su interés en el comportamiento del
individuo en sociedad, relegando a un segundo plano la génesis sexual que caracterizaba
la concepción freudiana y que, como hemos visto, había ocasionado importantes
discrepancias en el contexto español.

Este nuevo marco penal traslucía un nuevo ideal de seguridad ciudadana, que
desplazaba el castigo punitivo sobre el cuerpo –como forma de privación de la libertad-
por una tecnología psicoeducativa a partir de la cual conseguir la interiorización del
funcionamiento de la sociedad desde planteamientos más humanistas, con los que
alcanzar un automatismo punitivo, basado en el autocastigo psicológico (representado
en psicoanálisis por la instancia del superyó) y el sentimiento de responsabilidad ética y
moral (que en términos psicoanalíticos dependería, según estos autores, de la represión
de las pulsiones y, en su defecto, la sublimación)118.

La delincuencia, desde esta perspectiva, se interpretaba como una inadaptación


social, una deficiente introyección de la ley, que convertía al individuo en una amenaza
para sí mismo y para el resto. Y el delito era el síntoma que alertaba de esta situación y
en el que podía leerse la existencia de un conflicto psíquico mayor, que vendría inscrito
en la psicobiografía del individuo desde hacía tiempo. El tratamiento consistiría
entonces en desenmascarar el complejo inconsciente en el que se localizaba el conflicto
pulsional e intentar su rehabilitación. ¿Cómo?, el individuo debía comprender aquello
que le sucedía, conocer la raíz inconsciente de su comportamiento para persuadirse de la
necesidad de reeducar sus pulsiones. Para ello, además de la represión pulsional, la
sublimación psicoanalítica fue el gran artificio que prácticamente todos los autores de
visión reformista tomaron del pensamiento freudiano. Si Freud había mostrado que se
podían trasmutar las pulsiones del ello por productos y acciones de alta valoración ética
y social, este mecanismo era perfecto para alcanzar el ansiado ideal de seguridad
ciudadana. Permutar el deseo hacia lo prohibido -la peligrosidad del delincuente- por un

                                                                                                               
116
JIMÉNEZ DE ASÚA, 1935a, p. 68
117
JIMÉNEZ DE ASÚA, 1935a, p. 9
118
Véase HUERTAS, Rafael, (2009), “Medicina social, control social y políticas del cuerpo. La
subjetivización de la norma” en MIRANDA, Marisa; GIRÓN, Álvaro, (coords.) Cuerpo, Biopolítica y
control social. América Latina y Europa en los siglos XIX y XX, Buenos Aires, Siglo XXI.

193  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

deseo hacia lo permitido se convirtió en el engranaje idóneo para la defensa y


administración social119. Saldaña, por ejemplo, se referiría a este proceso como una
“purificación”, que actuaría sobre la energía sexual descarriada de su fin genésico,
reconduciéndola hacía un fin apto, en este caso, dentro de los límites normativos del
matrimonio y la familia120. Según esta definición, el objeto y fin de la sublimación no
estaría vinculado a la subjetividad del individuo ni a su malestar, sino que estaría
condicionado por el proyecto ético y social que se pretende instituir y defender, lo que
daría como resultado un discurso de validación de perfiles éticos y morales establecidos
por el poder burgués, que no difieren mucho de los perfiles legalmente expresados
mediante la Ley de Vagos y Maleantes de 1932.

3.5 El juez-psicoanalista. La propuesta de César Camargo y Marín121.

Poco después de la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de


1931, se publicaba el manual de César Camargo El psicoanálisis en la doctrina y en la
práctica judicial (1931). Al final del manuscrito, Camargo añadía un post scriptum en el
que, a modo de advertencia, indicaba al lector que el contenido del ejemplar había sido
elaborado durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), por lo que algunas de
las deficiencias legales que en él se señalaban ya “no tenían razón de ser”122 e iban a
encontrar un nuevo contexto socio-político más favorable para ser resueltas123. La
reforma de Camargo nunca fue llevaba a la práctica, pero su enseñanza sobre
psicoanálisis tuvo, como hemos dicho, una importante impronta en autores españoles y
extranjeros124, influyendo en las posibilidades prácticas de éste saber en el ámbito
judicial.  

                                                                                                               
119
ROSE, 1999a.
120
SALDAÑA,1929b, p.14.
121
Véase LÉVY, 2016a.
122
CAMARGO, 1931, p. 609
123
La advertencia de Camargo cumplía indirectamente otra función, pues al señalar el advenimiento de la
República como un suceso esperanzador y favorable a la justicia y la sociedad española, orientaba su
propuesta psicoanalítica en favor de estos acontecimientos, vinculando, una vez más, el psicoanálisis con
las políticas y las reformas de izquierda en una construcción artificial, que no depende de la epistemología
psicoanalítica, sino de los sujetos y aquello que quiere decirse mediante su expresión. Ya hemos señalado
que la presencia de las ideas psicoanalíticas en las políticas de modernización del país, lo hicieron
participar de las críticas a la cultura y la moral conservadora, la educación, la situación de la mujer, o el
tratamiento de locos y delincuentes.
124
Tuvo una notable influencia en autores extranjeros, como el médico chileno Juan Marín Rojas, con
quien Camargo mantiene correspondencia, el abogado chileno Manuel Manzano (RUPERTHUZ, 2015a,
p. 168 y 207) el profesor chileno de medicina legal Juan Andueza en la década de 1930 (SÁNCHEZ
DELGADO, Marcelo, (2014), “Itinerario intelectual de un profesor chileno de medicina legal en la
década de 1930”, Revista Historia y Justicia, 2, pp. 1-26) o el juez de menores chileno Samuel Gajardo

  194  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
  El manual compendiaba varias de las propuestas en materia de higiene y defensa
social elaboradas por juristas como Quintiliano Saldaña, Luis Jiménez de Asúa, o
psiquiatras como César Juarros, Emilio Mira, Gonzalo Rodríguez Lafora, Ruiz Maya o
Ángel Garma, entre otros. Pero, para su estudio, todas ellas eran vistas desde la óptica
del psicoanálisis, con el que perseguía una reinterpretación de todo el derecho penal y
civil y en general de todo el sistema judicial español. El inconsciente, dirá Camargo
“está completamente inexplorado en el Derecho. Es tan extenso que casi toda la
actividad jurídica, como después veremos, se desenvuelve en él, y vamos a explorarlo
quizá por primera vez, a descubrirlo”125.
Según afirmaba Camargo, más allá de “esa criminología psicoanalítica” que
otros autores han trabajado y “en la que incluiremos todo lo relativo a la psicología del
delincuente, como complemento de la Antropología criminal, que sólo nos da a conocer
sus caracteres somáticos (…), con los nuevos datos de los complejos de Edipo y de
Caín, y el desenvolvimiento de la libido (…), hemos de tratar también el concepto
psicoanalítico de la pena, basado en el proceso de sublimación que puede experimentar
el dolo, como la libido y todos los demás instintos, y, en fin, propondremos un nuevo
sistema de reforma de los delincuentes”126
En su propuesta teórica, Camargo criticó duramente el Complejo de Edipo
freudiano, que sustituyó por el Complejo de Caín, origen de la justicia y de todas las
relaciones humanas y del que Edipo sería una consecuencia y no a la inversa.
Freud había propuesto el Complejo de Edipo para hablar del deseo sexual
inconsciente que el niño expresaba hacia sus progenitores. Según el mito griego en el
que Freud se basó, Edipo mató a su padre y contrajo matrimonio con su madre tal y
como predijo el oráculo. En Tótem y tabú127 Freud argumentó la universalidad de este
conflicto –la prohibición del incesto-, situándolo en el origen de la sociedad y de la
entrada del hombre en la cultura.
Pero, para Camargo, Freud se equivocaba ya que no era posible situar un
principio de parricidio y deseo incestuoso como origen del hombre y la cultura, pues
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
(VETÖ, Silvana (2015)”Psicoanálisis y eugenesia en el campo criminológico chileno de la década de
1930-1940”, Indagaciones a partir de algunos escritos del juez de Menores Samuel Gajardo” en
LEYTON, César; PALACIOS, Cristian; SÁNCHEZ, Marcelo (eds.), El bulevar de los pobres. Racismo
científico, higiene y eugenesia en Chile e Iberoamérica, siglos, XIX, y XX, Santiago, Ocho Libros, pp.
155-185).
125
CAMARGO, 1931, p. 28.
126
CAMARGO, 1931, p. 28, [cursiva del original]
127
FREUD, Sigmund, (1981 [1912-3], “Tótem y Tabú”, Obras Completas, Madrid, Biblioteca Nueva, t.
2, pp. 1745-1850

195  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

ésta no sería la tendencia normal que encontramos en las personas128. Más bien serían
las sociedades corrompidas las que habrían llevado al individuo a plantearse tendencias
de tipo edípico, que el hombre debería de saber reprimir, pero su impulsión original no
sería parricida. El Complejo de Edipo era entonces, en opinión de Camargo, “una
aberración, una anormalidad, quizá frecuente en la primitiva Humanidad o anterior a
ésta; pero aberración al fin y al cabo” 129 . Como ejemplo, Camargo exponía la
prohibición autoritaria que ejercen los padres y la sociedad sobre los niños para que no
se relacionen entre sí. Esta prohibición es la que lleva al niño a desear a sus
progenitores, de lo que se deduce que sería la norma paterna la que habría originado el
conflicto edípico y no a la inversa: “con esto llegamos a una conclusión casi
diametralmente opuesta al freudismo, pues en lugar de reprimir la censura las
tendencias inconscientes del complejo de Edipo, sería la represión de las tendencias
normales las que nos llevaría a él”130.
Mediante el psicoanálisis, el magistrado indagó sobre la tendencia natural del
hombre y la norma original de su comportamiento, para desprender de ahí el momento
en el que ésta se había desviado, originando el primer crimen sobre el que se
fundamentaría la necesidad de la justica y el pacto social. El Complejo de Caín fue el
resultado.
Camargo tomo el Complejo de Caín del psicólogo francés Charles Baudouin,
que lo había desarrollado en su obra L´Âme enfantine et la psychanalyse de 1931131.
Baudouin decía que el niño o hermano mayor reaccionaba ante el nacimiento de un
hermano o hermana menor con unos celos desmedidos, de carácter completamente
animal, que luego subsistían latentes, más o menos bien reprimidos. En consecuencia, la
hostilidad del hermano menor frente al mayor, sería una replica de la primera hostilidad.
Para Camargo la envidia y el deseo de propiedad radicaban en este conflicto, y a
partir de ahí el resto de motivaciones que justificarían la necesidad del contrato social
entre los hombres en sociedad. El Complejo de Caín hundía sus raíces en el relato
bíblico según el cual Caín mató a su hermano Abel, ambos hijos de Adán y Eva, fruto
de la envidia y el deseo de poseer el mismo lugar que ocupaba el hermano. Parece
                                                                                                               
128
CAMARGO, 1931, p. 36.
129
CAMARGO, 1931, p. 36.
130
CAMARGO, 1931, p. 38-39.
131
BAUDOUIN, Charles. (1931), L´Âme enfantine et la psychanalyse, Neuchâtel-Paris,
Delachaux&Niestlé. Camargo escribe en su manual que ha traducido al castellano la obra de Baudouin
Psychanalyse de l´art (1929), no hemos encontrado ningún ejemplar de esta traducción. El proyecto debió
de quedarse inconcluso ya que, de hecho, el ejemplar aparece indexado en el inicio de El psicoanálisis en
la doctrina y en la práctica judicial como traducción “en preparación” (CAMARGO, 1931, p. 7)

  196  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
indiscutible, argumentaba Camargo, “que esta tradición es mucho más antigua que la de
Edipo y, sobre todo, mientras la primera se nos presenta como originaria de la
Humanidad, Edipo aparece como hijo de un rey, esto es, ´formando parte de una
Humanidad ya constituida y organizada´. Luego, no sólo para el cristiano, para quien
tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento contiene la verdad revelada, sino para todo
el que examine la cuestión con imparcialidad y sin prejuicios, es indiscutible que el
complejo primitivo es el de Caín y que, lejos de ser éste una atenuación del de Edipo,
será el último una agravación del primero (…). La historia nos muestra ya las
tendencias exogámicas y las rivalidades entre pueblos y familias distintas y no en el
seno de éstas”132
Freud sostuvo que el relato bíblico de Caín y Abel representaba el origen de la
133
justicia . Sin embargo el vienés localizó esta fórmula como proyección del Complejo
de Edipo, donde el deseo de muerte de Caín hacia Abel era en realidad una proyección
hacia el hermano del odio al padre. Abel posee los atributos que Caín desea, pero no por
ellos mismos, sino por despertar el favor de sus progenitores.
Camargo en cambio entendió que de la envidia infantil surgían, sin una buena
represión, todas las formas de delito penal existentes en la sociedad. El relato de Caín y
Abel fundamentaba así la creación del pacto social, origen de la justicia, el derecho y la
sociedad. La intervención judicial sería, según este esquema, una cuestión de protección
social, que buscaría evitar la mayor corrupción mediante la represión de todos aquellos
elementos que provocarían la satisfacción de las tendencias delictivas en el individuo.

A pesar de sus discrepancias con Freud, Camargo afirmó que su teoría


psicoanalítica era “distinta, pero no opuesta, al freudismo”134. De hecho cuenta que
envió a Freud su primer manuscrito, El psicoanálisis del sueño profético (1929),
respondiendo éste con su desaprobación135, lo que sitúa el trabajo de este autor en
sintonía directa con los llamados disidentes del lado freudiano, como Adler y Jung,
críticos con la rigidez hermenéutica de la ortodoxia psicoanalítica.
De la misma manera que “la escuela positivista italiana marcó nuevos derroteros
a la ciencia penal (…) trataremos nosotros –decía Camargo-, a semejanza de lo que
                                                                                                               
132
CAMARGO, 1931, p. 86 [cursiva del original]
133
FREUD, Sigmund, (1981 [1921]), “Psicología de las masas y análisis del yo”, en Obras Completas, t.
3, (trad. Luis López Ballesteros), Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 2564-2610.
134
CAMARGO, 1931, p.9
135
CAMARGO, 1931, p. 10. No hemos encontrado constancia de este intercambio más allá de las propias
palabras de Camargo.

197  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

hemos de hacer también con el psicoanálisis, de explorar los horizontes y aún de


ampliarlos”136. Definió para ello un plan de implantación de la teoría psicoanalítica en
todas las instituciones y organismos del poder judicial, al mismo tiempo que elaboró un
programa de estudios detallados para el juez, el abogado, el fiscal y el funcionario de
prisiones que debía obtener una “sólida preparación psicoanalítica”137. Llegará incluso a
proponer la creación de un Instituto Psicoanalítico judicial con una enseñanza reglada
según su doctrina psicoanalítica y dirigido por especialistas formados en esta materia138.
El punto fuerte de su enseñanza fue, junto a la propuesta de los jueces-
psicoanalistas, lo que denominó la “teoría penal ultracorrecionalista”, combinación de
los planteamientos de la escuela italiana con el determinismo freudiano y el humanismo
correccionalista, introducido en España por el penalista Pedro Dorado Montero139.
Siguiendo estas ideas, la pena sería para Camargo un tratamiento rehabilitador del
individuo y protector de la sociedad; el delito, síntoma de un problema mayor inscrito
en la psicobiografía del sujeto; el delincuente, “el que ha dado a sus tendencias naturales
una dirección viciosa que hay que corregir, comenzando por descubrir su
procedencia”140; y el juez, la figura que ostenta el mayor poder en la pirámide judicial,
capaz de identificar y leer en los delitos su motivación psicológica inconsciente de
forma que adquiera especial relevancia la exigencia de no juzgar el hecho sino al
malhechor141.
  El juez, dirá Camargo, “ha de ser una verdadera enciclopedia, poseyendo todos
los conocimientos necesarios para que el perito no le engañe”142. Él es quien ha de
juzgar sobre las cuestiones vinculadas a la delincuencia y la psicología del criminal,
pues ésta es su jurisdicción. Por tanto, si las modernas teorías han demostrado la
continuidad entre delincuencia y locura en su paso por los Tribunales143, es competencia
del juez custodiar el saber sobre ambos fenómenos, al parecer reunidos en la comisión
de un crimen: “ante todo el juez ha de ser psicoanalista”144.

                                                                                                               
136
CAMARGO, 1931, p. 15
137
CAMARGO, 1931, p. 11
138
CAMARGO, 1931, p .23
139
TRINIDAD, 1991.
140
CAMARGO, 1931, p. 510
141
Para un estudio sobre la dinámica psíquica y la delincuencia puede consultarse GALLO, 2007, p. 25
142
CAMARGO, 1931, pp. 16-17
143
CAMPOS, 2013.
144
CAMARGO, 1931, p. 17. El anudamiento de saberes comprendidos en la figura del juez-psicoanalista
responde al mismo proceso que Foucault señala en Los anormales para el “médico-juez” donde “el
psiquiatra se convierte efectivamente en juez; hace efectivamente un acta de instrucción, y no en el nivel
de la responsabilidad jurídica de los individuos, sino de su culpabilidad real. Y a la inversa, el juez, por su

  198  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
  El eje central sobre el que descansa la orientación humanista y correccionalista
de este sistema era, al igual que para el resto de autores, la sublimación psicoanalítica,
sobre la que se edificaron las `condenas terapéuticas´ y la rehabilitación. La conducta
delincuente actuaría, según Camargo, guiada por el deseo de descarga y satisfacción de
la libido criminal, denominada dolo la cual puede ser rectificada mediante el
psicoanálisis. La finalidad última de esta transformación era la descarga del dolo en un
destino apto, ¿para quién?: para el jurista en su interpretación del código penal. De esta
forma, el éxito en la represión del dolo y en la recuperación del delincuente se
correspondería con una conducta guiada por los parámetros de permisividad del poder
judicial.  
  Para poder llevar a cabo toda esta maquinaria propone sustituir cárceles y
penitenciarías por Reformatorios o Clínicas de Psicoanálisis donde el juez enviaría a los
delincuentes, sustituyendo el ingreso por tiempo determinado, por una condena
terapéutica, de duración indeterminada, hasta conseguir la reintegración en el medio
social o, lo que es lo mismo, hasta conseguir doblegar al inconsciente en sus deseos
criminales145. El juez es quien ha de “descubrir el complejo ordinario causante del
crimen (…) y después encauzar y dirigir esa libido o potencial, transformándola y
sublimándola (…) bajo la vigilancia del mismo juez, como pudiera vigilar a un enfermo
su médico de cabecera”146 El éxito en la ejecución de la condena daría por resultado la
permutación de éste deseo criminal por un deseo hacía el bien en el que el sujeto no
representaría ningún peligro.
Este punto es quizás el más atrevido de su propuesta, ya que la consideración del
inconsciente en este contexto introduce una variable interesante en el desplazamiento de
las deliberaciones judiciales del delito al delincuente. En el examen pericial del
inconsciente se avanzaría un paso más, para pasar de considerar la biografía del
criminal, a investigar sobre su deseo criminal.147. El sujeto puede querer ser o no

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
parte va a desdoblarse frente al médico. Puesto que a partir del momento en que va a emitir
concretamente su juicio, es decir, su decisión de castigo (…) no sancionará la infracción. Podrá darse el
lujo, la elegancia o la excusa, como lo prefieran, de imponer a un individuo una serie de medidas
correctivas, de medidas de readaptación, de medidas de reinserción. El bajo oficio de castigar se convierte
así en el hermoso oficio de curar. El peritaje psiquiátrico, entre otras cosas, sirve a esta inversión”
(FOUCAULT, 2001,p. 33-34)
145
Sobre la relación entre la pena indeterminada y las consideraciones sobre la peligrosidad social véase,
CAMPOS 2013.
146
CAMARGO, 1931, p. 24, [cursiva del original]
147
Foucault introduce algunos de estos interrogantes en relación a la confesión y el decir verdad en los
Tribunales de justicia cuando aborda el paso de la genealogía del criminal a la genealogía del hombre de
deseo. Este mismo esquema nos sirve para pensar la incorporación del psicoanálisis a la testificación

199  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

criminal, incluso sin saberlo, pues su deseo no siempre es accesible para él. Se suma con
ello otro elemento más, pues el interés pericial por indagar sobre el “deseo de ser
delincuente” socializa el fenómeno, de forma que éste ya no sería terreno exclusivo de
los criminales, sino que cualquier individuo podría ser portador de un deseo
inconsciente tendente hacía el crimen. La pericia entonces procedería contrastando lo
que el sujeto dice y lo que inconscientemente desea –accediendo a ello mediante tests
psicoanalíticos y asociación libre- , de tal forma que, según la adecuación de una cosa a
la otra, el especialista pueda resolver el grado de peligrosidad de su deseo o la pureza
del mismo.
Este proceso de autentificación entre lo que el individuo dice desear y lo que
inconscientemente desea, sería la función más característica del juez-psicoanalista, que
de esta forma podría establecer una sentencia correctiva totalmente individualizada a
cada caso y a cada criminal. Sin embargo esta propuesta nos descubre, como fondo de
las deliberaciones penales, la tendencia hacía el ideal de pureza como valor ético y
moral, que llevaría a Camargo a aspirar a la creencia de que, si los sueños son, tal y
como dice Freud la realización de deseos reprimidos en el inconsciente, entonces “el
hombre de bien es bueno siempre, en la vigilia y en los ensueños, y que quien aspira al
bien, con el bien sueña”148

3.6 Sancionar el inconsciente: la preocupación por la verdad jurídica en los


peritajes psicoanalíticos.

Como se ha podido analizar en la propuesta de Camargo, la consideración del


deseo inconsciente en las pesquisas forenses, mostraba en su aplicación judicial, una
finalidad bastante alejada de la supuesta intención terapéutica de jueces y psiquiatras.
Los actos delictivos, entendidos como síntomas determinados por motivaciones
inconscientes, serían portadores de una verdad que habría de ser interpretada, según
decían, para restituir el equilibrio psíquico, bajo la prescripción de una `condena
terapéutica´. No obstante, en el ámbito judicial, esta función se desdoblaba apuntando
también hacia el esclarecimiento jurídico del delito, verdadero móvil de los procesos
judiciales y que, según la hipótesis psicoanalítica, estaría oculto en el inconsciente. Para

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
judicial, y sus relación con el sujeto y la verdad. (FOUCAULT, Michel, (2014), Obrar mal, decir la
verdad. La función de la confesión en la justicia. Curso de Lovaina, 1931, México, Siglo XXI)
148
CAMARGO, 1944), p. 136

  200  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
juzgar un delito era necesario, según sostenía Mira, comprenderlo, “pero para esto se
necesita no sólo conocer los antecedentes de la situación, sino el valor de todos los
factores determinantes de la reacción personal que antes hemos estudiado […].
Discuten los penalistas si hay que castigar con arreglo a los resultados o a la intención
del acto delictivo. ¿Por qué no castigar con arreglo a la motivación psicológica de
éste?149
A partir de este objetivo Mira configuró el psicoanálisis como una técnica150
para esclarecer la situación delictiva que, junto con pruebas como el detector de
mentiras de Larson151, el método de la expresión motriz de Luria152, o los métodos para
suprimir la censura inconsciente, componían una conjunto de herramientas forenses más
cercanas a un instrumento de control social que a una herramienta terapéutica.

En 1926 Mira había propuesto el “método del interrogatorio a `presión´” que,


según decía:
“recuerda en gran manera el interrogatorio judicial. También en éste se
desean obtener datos y confesiones a las cuales el sujeto opone una gran
resistencia. Pero no hemos de olvidar que una diferencia esencial separa
ambos métodos: el hecho de que el interrogatorio psico-analítico se dirige
al inconsciente del paciente, mientras que el interrogatorio judicial lo hace
a la consciencia del acusado. Por consiguiente, la actitud de los
interrogadores ha de ser distinta. El juez, severo, ha de imponer, ante todo,
por su rectitud y autoridad; el médico, amable y condescendiente, ha de
atraer por su simpatía y tolerancia. Los dos, sin embargo, han de recurrir
forzosamente al artificio consistente en obtener las respuestas deseadas
destacándolas como una sombra del entorno de una serie de otras
contestaciones que implícitamente contienen alguno de sus elementos”153
                                                                                                               
149
MIRA, 1932, p. 66.
150
Hay que señalar que este proceso no es ajeno al movimiento de institucionalización de la psicología
científica en España, donde la aplicación psicotécnica fue uno de sus más importantes pilares a lo largo
del siglo XX. Véase CARPINTERO, 2004; SÁNCHEZ VÁZQUEZ, Vicente; GUIJARRO GRANADOS,
Teresa, (2000), “Los inicios de la Psicotecnia en España”, Revista de la Asociación Española de
Neuropsiquiatría, 20 (76), pp. 81-88.
151
John Larson inventó en 1922 una maquina de medición fisiológica que registraba los cambios de
presión sanguínea y el pulso durante la testificación. (LARSON, J.A. (1922), The cardio-pneumo-
psychogram and its use in the study of emotions, with practical applications. Journal of Experimental
Psychology, 5, 323-328). Véase MANZANERO, Antonio, (2010), “Hitos de la historia de la psicología
del testimonio en la escena internacional”, Boletín de Psicología, 100, pp. 89-104.
152
Alexander Luria fue un neurólogo soviético que desarrolló varios estudios sobre psicología
experimental y neuropsicología. El método de la expresión motriz responde a un esquema pavloviano
sobre la reacción emocional y el comportamiento de la mente humana. En los primeros años de su carrera
Luria tuvo influencia del psicoanálisis y participó, junto a Vygostky en una introducción a la versión en
ruso de la obra de Freud, pero a partir de 1927 tomó una actitud crítica con el psicoanálisis. Véase
BAUSELA HERRERAS, Esperanza (2006), “La neuropsicología de A. R. Luria: coetáneos y
continuadores de su legado”, Revista de Historia de la Psicología, 27 (4), pp. 79-92. Sobre el papel de
Luria en la historia del psicoanálisis en Rusia véase, BALBUENA RIVERA; SÁNCHEZ-BARRANCO,
2004.
153
MIRA, 1926a, pp. 50-60.

201  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

No obstante, en el Manual de Psicología Jurídica de 1932 Mira modificó este


planteamiento al abordar la aplicación judicial del psicoanálisis, señalando las ventajas
existentes en la colaboración juez-médico. Desde entonces el juez, con ayuda de las
técnicas psicológicas, podría, según la propuesta de Mira, deliberar en relación al
contenido inconsciente, donde se alojaría la raíz del conflicto y el motor del crimen.
La tecnificación del psicoanálisis respondía al objetivo de conseguir datos para
describir un perfil psicológico potencialmente peligroso y, por ende, punible,
independientemente del interés por su rehabilitación. Camargo en el inicio de El
psicoanálisis en la doctrina y en la práctica judicial así lo expresaba, siguiendo el
pensamiento del psicoanalista norteamericano Smith Ely Jelliffe154 “que sostiene que el
empleo del psicoanálisis no constituye sino un método para obtener datos”155. La
relevancia de ésta técnica sobre otras, continuaba, es que nos explica “el porqué [sic],
en primer lugar procederemos así más científicamente, y en segundo término
concederemos el valor que merecen a cierto datos que, desconociéndolo, nos hubieran
pasado seguramente inadvertidos”156.
También Lafora abogó en La psiquiatría en el nuevo código penal español de
1928 (juicio crítico), escrito a raíz de la polémica desatada tras la promulgación del
Código Penal de 1928 157, por el uso pericial del psicoanálisis para determinar la
peligrosidad del acusado, distinguiendo entre individuos sanos y alienados158
Además de ofrecer una nueva etiología del delito, el psicoanálisis había
proporcionado un cambio cualitativo en la comprensión del problema del delincuente,
ya que el empleo de sus técnicas traía consigo una cada vez mayor individualización de
los juicios sobre los procesados, en detrimento de las concepciones generalizadoras del
delito. Se alzó con ello, “de la mano de la psicología dinámica, toda una doctrina

                                                                                                               
154
Este autor fue un neurólogo, psiquiatra y psicoanalista norteamericano, seguidor crítico de Freud, con
quien mantuvo una amplia correspondencia. En Nueva York cofundó en 1913 junto a William A. White
la revista The Psychoanalytic Review que sirvió como órgano de difusión del psicoanálisis en
norteamérica. Jelliffe y White adquirieron un amplio reconocimiento en EEUU debido a su participación
en dos de los juicios más célebres del país: el asesinato de Stanford White en 1906 y el juicio contra
Nathan Loeb y Richard Leopold, celebrado en 1924, acusados de haber tratado de cometer el “crimen
perfecto” al asesinar al hijo de trece años de Bobby Franks. Véase SCHWARTZ, 2000.
155
CAMARGO, 1931, p. 9. En 1929 se había traducido al castellano por Honorio Delgado el libro de
Jellife Técnica del Psicoanálisis (Madrid, Biblioteca Nueva).
156
CAMARGO, 1931, p. 258
157
ÁLVAREZ; HUERTAS, 1987
158
RODRIGUEZ LAFORA, 1929, p. 69.

  202  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
también `dinámica´ de la criminalidad en la que la personalidad del delincuente pasa a
primer plano”159.
En el estudio de la personalidad podían entenderse los avatares singulares –e
inconscientes- en los que el delito había tenido lugar. Por lo que la finalidad última de
esta exploración, no era otra que determinar el origen del delito a través del
descubrimiento de su verdadera motivación inconsciente. Si el psicoanálisis freudiano
había desafiado el cartesianismo científico al postular un saber oculto que sin embargo
ejerce una fuerza determinante en la voluntad y la acción, la aplicación judicial a la que
los autores españoles apuntaron, lo reubicaba en una concepción cartesiana –en la línea
de la psiquiatría más tradicional- en la que, admitiendo la estructura dinámica de la
delincuencia, toda verdad oculta podría ser conocida y revelada mediante el uso pericial
del psicoanálisis160.
De este modo, explorar en las profundidades del inconsciente se convirtió en una
atractiva herramienta forense que, sin embargo, tenía que resolver algunas dificultades
propias de la situación judicial en la que tenía lugar y que, de forma evidente,
dificultaba las manifestaciones espontáneas que el planteamiento freudiano solicitaba.
En un contexto en el que las palabras proferidas por el procesado podían ser
determinantes en la sentencia, el control de la veracidad y sinceridad de las mismas era
un objetivo prioritario que debía realizarse, según señalaban, de la forma más objetiva
posible. Como vía de acceso al inconsciente Freud había propuesto la asociación libre
según la cual se le pedía al paciente que dijese lo primero que se le ocurriera, por
absurdo que pareciese161. No obstante la escena terapéutica que Freud describía –diga
usted lo primero que se le ocurra- difícilmente podía reproducirse en la tensión de un
contexto judicial, por lo que en general los peritajes psicoanalíticos optaron por la
prueba de las asociaciones determinadas que la Escuela de Zúrich, con Jung a la cabeza,
estaba desarrollando, y que “representaba una especie de interrogatorio condensado y
disimulado”162.
La prueba de las asociaciones determinadas consistía en una batería de palabras-
estímulo que se ofrecían al interrogado al mismo tiempo que se le solicitaba una
                                                                                                               
159
HUERTAS, Rafael, (1987a): “Psiquiatría forense”, en HUERTAS, R, ROMERO, A.I., y ÁLVAREZ,
R., Perspectivas psiquiátricas, Madrid, CSIC, p. 173
160
Sobre el desafío del psicoanálisis y la deconstrucción del sujeto cartesiano puede consultarse
VALLAEYS, François (1996), “Las deconstrucciones del sujeto cartesiano”, ARETÉ, revista de filosofía,
8 (2), pp. 309-318.
161
FREUD, Sigmund (1981[1904]) “El método psicoanalítico de Freud”, Obras Completas, t.1, Madrid,
Biblioteca Nueva, pp. 1003-1006.
162
MIRA, 1926a, p. 89.

203  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

respuesta, lo primero que le evocase la palabra-estímulo. El especialista había de


anotarlo todo y sacar sus conclusiones a partir de ello. Jung había propuesto “su prueba
de asociaciones determinadas, asociada al registro del tiempo de reacción y a las
particularidades de esta última como medio indicador de los `complejos´, es decir, del
conjunto de experiencias o `vivencias´ que un sujeto cualquiera quisiese ocultar”163.

Figura 3.1 Ejemplo de hoja-registro de la prueba de las asociaciones determinadas.


(Mira, 1926, p. 66-67)

Pero Mira introdujo variaciones en la prueba con el objetivo de orientarla hacia


la situación concreta que se pretendía esclarecer y adaptadas al individuo procesado164.

                                                                                                               
163
MIRA, 1932, p. 110.
164
En el contexto de las investigaciones sobre peligrosidad y delincuencia, varios psiquiatras propusieron
la creación de herramientas y técnicas que permitiesen obtener resultados prácticos. Así por ejemplo Mira
realizó, junto a Joaquín Fuster, un conjunto de test que denominó de penalización libre y que pasó a los
reclusos de la Cárcel Modelo de Barcelona y a un grupo de no reclusos de diferentes niveles culturales.
Con el objetivo de esclarecer un perfil potencialmente criminal compararon las respuestas de ambos

  204  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
De la misma opinión fue Cesar Juarros, que prefería elaborar su propia lista de
palabras-estímulos en lugar de usar el conjunto pre-definido por Bleuler y Jung165.
El intervencionismo y la pretendida exactitud de ésta prueba fueron además
perfeccionados por Mira166 con aparatos de medición de los “fenómenos somáticos
concomitantes del shock emocional despertado por las palabras-estímulo específicas”
como las alteraciones circulatorias, respiratorias o eléctricas. Según el autor, “un
indiscutible perfeccionamiento introducido en la técnica de la prueba de las
asociaciones determinadas, ha sido el registro objetivo de las reacciones emocionales
del sujeto, recurriendo a diversos dispositivos como, por ejemplo, el pneumógrafo, los
pletismógrafos, oscilógrafos, esfigmógrafos, etc., y últimamente el electrocardiógrafo o
la instalación para la medida y registro del reflejo psicogalvánico […]; utilizando sus
valiosos recursos puede decirse que la caza de los complejos se hace de un modo casi
matemático”167.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
grupos para trazar, a partir de ellas, la potencial criminalidad de los no reclusos que respondiesen de
forma similar a los delincuentes (Campos, 2007a, p. 24; Mira, 1932: 245-254). Fuster, por su parte, había
entrado en contacto con el psicoanálisis y utilizó conceptos freudianos de la mano de Mira y los
conceptos psicoanalíticos de Camargo como complejo de castración y complejo de Caín, para deliberar
sobre el diagnóstico criminológico del delincuente a partir de la sexualidad. Véase también MONTERO
PICH, Óscar (2016), “Las investigaciones de Joaquim Fuster sobre la Moral del Delincuente (y su
Sexualidad) en la Prisión Modelo de Barcelona (1929-1935), Revista de Historia de la Psicología, 37 (4),
pp. 19-26; MONTERO PICH, (2014), Óscar Normativització a la presó model de Barcelona abans de
1936, Barcelona, Universitat Autònoma de Barcelona, tesis de doctorado.
165
JUARROS, 1928a, pp. 175-176
166
Mira a lo largo de su obra muestra una preocupación por ofrecer una formula de medición objetiva de
la vida mental y de la personalidad, la cual entiende íntimamente correlacionada con el movimiento
corporal, de ahí que combine técnicas de exploración inconsciente con aparatos de medición de las
reacciones corporales. Su aportación original en este ámbito será el Test de Psicodiagnostico Miokinético,
que gozó de notable fama entre algunos autores. (CARPINTERO, 2004, pp. 193-194)
167
MIRA, 1926a, pp. 85-86

205  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

Figura, 3.2. Dispositivo psicogalvánico de Weschler para el control del grado de emoción con que se hacen las declaraciones (Mira,
1932, p. 137)

Figura 3.3. Gráfica de las alteraciones respiratorias y circulatorias de una exploración psico-analítica en un enfermo de neurosis
compulsiva (Mira, 1926, p. 155).

Como novedad Mira introducía también el empleo de barbitúricos para reducir el


efecto de la censura consciente, sin necesidad de recrear una escena de confort
terapéutico, e inducir farmacológicamente al sujeto en un estado de onirismo en el que
el acceso al contenido inconsciente fuese más rápido y fiable168. La escucha analítica
propuesta por Freud, de condición espontánea y no intervenida, queda lejos de estas
prácticas, más próximas a los viejos métodos de la psiquiatría más tradicional, a los que

                                                                                                               
168
MIRA, 1925.

  206  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Mira suma las técnicas de sugestión que Freud había abandonado explícitamente al
demostrar sus limitaciones169.
Quizás esta presentación del psicoanálisis contribuyó a que otros autores, de las
más clásica tradición psiquiátrica, sintonizasen con la prueba de las asociaciones
determinadas descrita por Mira. Sería el caso de Antonio Vallejo Nágera, uno de los
portavoces más representativos de la psiquiatría franquista, para quien el psicoanálisis
no tuvo nunca un lugar de excesivo interés en su obra, pero que reconoció, sin embargo,
haberlo empleado en alguna ocasión170.
Muy temprano en su carrera como médico militar quedó encargado de
desenmascarar a los simuladores que alegaban razones médicas para evitar el servicio
militar 171 . Esta preocupación por la simulación, voluntaria e involuntaria, de
enfermedades, le acompañó el resto de su carrera, dedicando numerosos trabajos a esta
cuestión. En 1926 publicó el texto “Sobre el mecanismo psicológico de la simulación y
las neurosis de deseo”, en el que contaba cómo a partir de un caso que se le resistía,
llegó a emplear la prueba de las asociaciones verbales de Jung, en detrimento de la
asociación libre de Freud que le merecía graves reproches “ya que algunas veces se
comete la torpeza de analizar y rebuscar los complejos con auxilio del enfermo,
recibiendo éste nuevas sugestiones, de las que resulta la producción y presentación de
nuevos síntomas con agravación del estado general” 172 . En este caso el enfermo,
confirmaba Vallejo, “se resiste a toda serie de exploraciones psicológicas, habiendo
tenido necesidad de hacer valer nuestra autoridad para que se someta a la prueba de
Jung para la asociación verbal. Con este motivo provocamos una reacción afectiva y
ante nuestra formal promesa de que nada podrá ocurrirle por ello, obtenemos, al fin, una
confesión escrita”173
El uso que Vallejo hacía de esta técnica presentaba la misma finalidad práctica
que describe Mira: obtener la verdad oculta o desenmascarar la mentira como forma de
simulación. El medio empleado para engañar la voluntad del interrogado tampoco
difería en sus intenciones, y ya fuese mediante farmacología, a través de la falsa
promesa de que nada le ocurrirá, o mediante el uso de aparatos de medición somática
(que recuerdan a planteamientos de tipo lombrosiano), de lo que se trataba en ultimo
                                                                                                               
169
SÁNCHEZ LÁZARO, 1986, p. 644.
170
VALLEJO, NÁGERA, Antonio (1926): “Sobre el mecanismo psicológico de la simulación y las
neurosis de deseo”, Archivos de Neurobiología, 16, pp. 108-120;
171
HUERTAS, 2002b, pp. 89-90.
172
VALLEJO, 1926, p. 112.
173
VALLEJO, 1926, p. 119

207  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

término era de conseguir alcanzar la certeza y veracidad de sus palabras. Esta práctica
sin embargo, reducía al sujeto a un mero recipiente de verdades ocultas que había que
desvelar, pero no con un fin sanador, sino sancionador. Lo que hay detrás de este
esquema es una correlación entre el núcleo de la personalidad y la reacción corporal
involuntaria del sujeto, al que se le asocia la dinámica consciente-inconsciente del
psicoanálisis, perfeccionando su aplicación a través de una serie de modificaciones
técnicas dispuestas para engañar forzosamente y de la mejor forma posible a la censura
consciente, pervirtiendo el uso terapéutico por una servidumbre al poder judicial y su
aparato de control.

3. 7 Los Tribunales de Justicia como espacios de difusión del psicoanálisis.


El 29 de julio de 1932 el diario El Sur se hacía eco de los elogios que el
psiquiatra cordobés Manuel Ruiz Maya y su tratado sobre Psiquiatría Penal y Civil
(1931), habían recibido en el XVII Congreso de Medicina legal de Lengua francesa,
celebrado en Paris los días 23, 24 y 25 de mayo de ese mismo año. El diario recogía
primero las palabras que el catedrático de la Universidad de Paris M. H. Claude, había
dedicado al trabajo de Ruiz Maya:
“Es una obra importantísima que honra a la ciencia psiquiátrica española y
cuya consulta será siempre provechosa porque plantea perfectamente la
mayor parte de las cuestiones y por la gran claridad con que el autor estudia
una serie de problemas que todavía se discuten y a cuya solución aporta
elementos personales del más alto interés”

La revista Annales de Médicine legale, de Criminologie et de Police


Scientifique editada en Paris, había publicado las memorias del congreso, de las que el
diario extraía a continuación -traducido al castellano- el fragmento que el psiquiatra M.
Genil Perrin174 había dedicado a comentar el trabajo de Ruiz Maya.
Genil Perrin afirmaba que Ruiz Maya hacía una crítica objetiva e imparcial a las
aplicaciones criminológicas del psicoanálisis y, siguiendo sus ideas, lanzaba un ataque
precisamente a este uso:
“…¿qué pretenden? [se refiere a los psicoanalistas] que la rigidez de la
educación es la causa de un violento retroceso que produce la neurosis; que

                                                                                                               
174
Genil Perrín, importante médico alienista francés, debatió sobre el uso criminológico del psicoanálisis.
En 1932 publicó “La psychanalyse en médicine légale” (Paris médical: la semaine du clinicien, 86, pp.
28-41) cuyo contenido estaba basado en su intervención en el XVII Congreso de Medicina Legal en
Lengua Francesa, y en 1934 también publicó Psychanalyse et criminologie, Paris, Librairie Félix Alcan.
Véase GENIL PERRIN, G.P.H, (1913) Histoire des origines et de l´evolution d l´idée de dégenérescence
en médicine mentale, Paris, Alfred Lecrerc Editeur; Véase HUERTAS, Rafael (1987b), Locura y
Degeneración. Psiquiatría y sociedad en el positivismo francés, Madrid, CSIC.

  208  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
si esta neurosis determina reacciones antisociales, la causa primera de éstas
es precisamente el rigor de la censura. Y como las reacciones instintivas no
serían imputables, llegan a admitir esta enormidad: que cuanto más rígida
sea la censura, menor será la imputabilidad. Si dejamos a un lado estas
sutilezas escolásticas, ¿qué queda de la cuestión? Que el Psicoanálisis ve en
las reacciones antisociales una operación de psiquismo extraconsciente que,
desviado, encuentra así el medio de satisfacer sus impulsos. De esta forma,
la criminología psicoanalítica aparece, sencillamente, como una encarnación
del determinismo. Esta doctrina, debida en gran parte a la fantasía, que opera
conceptos desprovistos de existencia real, carece todavía de eficacia y valor
suficiente para que pueda ser propuesta a los juristas. Puede explicar algunos
casos de delincuencia, pero no puede constituir el fundamento de una
criminología. El mismo Ferenczi, formuló ya objeciones muy parecidas. Por
otra parte, los psicoanalistas creen poder evitar al magistrado instructor
ciertos procedimientos en la administración de la prueba. Pero, ¿el
psicoanálisis dará mejor resultado que la técnica actual de instrucción?. El
procedimiento es complejo; exige aptitudes que no todos poseen; y sobre
todo depende en gran parte de la interpretación y esta interpretación estará
orientada por el paciente. ¿Esta orientación no será arbitrária? (…) Este
método de investigación resolverá tal vez algunos problemas pero con las
mismas posibilidades y con todas las restricciones de los demás métodos. No
es pues otra cosa que un procedimiento más para buscar la capacidad de
inhibición o de acción. La responsabilidad debe deducirse del estudio total
de la personalidad, y el inconsciente no es más que una parte de la
personalidad. El psicoanálisis nos ayudará a conocer el inconsciente, sin que
esto tenga ninguna consecuencia médico-legal particular”175.

Efectivamente Ruiz Maya en su manual, había señalado las deficiencias del


psicoanálisis para representar el fundamento último de la criminología. El psicoanálisis
era para esta autor una forma de determinismo psíquico que podía funcionar como
marco interpretativo y/o aportar datos interesantes para comprender la raíz de un suceso,
pero de ahí no se podía colegir una figura de delito penal. Según sostuvo “como medio
de investigación, (…) resuelve problemas difíciles, quizá insolubles con los otros
procedimientos de investigación, pero con las solas posibilidades y todas las
limitaciones de los demás métodos”176.
Estas limitaciones fueron las que Mira pretendió perfeccionar con el uso de
medios auxiliares que limitasen la intervención del “yo” del psicoanalista en la
orientación de sus interpretaciones psicoanalíticas, fenómeno que Ruiz Maya había
señalado como el más grave inconveniente de ésta técnica, para dar a la prueba
psicoanalítica la mayor fiabilidad posible.

                                                                                                               
175
“Un médico cordobés ante la opinión extranjera”, El Sur, 29 de julio de 1932, p. 4
176
RUIZ MAYA, 1931, p. 242

209  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

A pesar de sus críticas, Ruiz Maya recomendó el empleo sistemático del


psicoanálisis para “todo delincuente (…); así podremos explicarnos, en ciertos casos,
crímenes y delitos; reacciones antisociales de otro modo incomprensibles”177.
Restaría, sin embargo, preguntarse cuál fue la verdadera práctica de éste método
y la pauta, si es que la hubo, a la que obedeció su uso en determinados casos y su
exclusión en otros. La dificultad de acceso a las fuentes judiciales de este tipo pone
obstáculos a nuestro propósito, que en todo caso, pretende esbozar algunas ideas con las
que seguir pensando el fenómeno.
Como punto de partida, señalaremos dos elementos determinantes a la hora de
abordar una hipótesis sobre el uso jurídico del psicoanálisis. Primero, es importante
tener en cuenta a qué intereses obedecía y cuál es el contexto en el que se realizaban los
exámenes periciales o el uso jurídico del psicoanálisis. En este sentido no podemos
olvidar que en este momento se están intentando promover una serie de reformas
legislativas y cambios sociales, acompañados del indispensable cambio político. Y, en
segundo lugar, hay que tener en cuenta cuál era el papel que el perito o el juez en
cuestión otorgaba a los factores exógenos (contexto ético-social) y a los factores
endógenos (marcadores principalmente biológicos y psiquiátricos) en la génesis del
delito. Al mismo tiempo este contexto está marcado por las tensiones entre los
defensores de la escuela penal clásica y los de la escuela moderna, lo que, a nivel
práctico, incidirá en la consideración de la locura y la responsabilidad como atenuante o
agravante de la situación judicial.
Nuestra hipótesis de partida surge al observar cómo en determinados casos de
homicidio, como el de la joven Hildegart a manos de su madre Aurora Rodríguez en
1933, no hay, a pesar de la cercanía psicoanalítica de algunos de los psiquiatras
encargados del examen pericial, un uso del psicoanálisis, que sí aparece sin embargo en
la defensa jurídica de los sucesos de Castilblanco de 1931, en los que, un jornalero y
cuatro guardias pierden la vida a raíz de una huelga general convocada por UGT.
Al mismo tiempo, el uso psicotécnico que Mira hace del psicoanálisis en su
actividad en el Instituto de Orientación Laboral, nos da pistas sobre la orientación que
dio a la prueba psicoanalítica, más bien del lado de la neurosis y los trastornos
psicopatológicos, que de los grandes casos de la psiquiatría más tradicional. De hecho
Mira reflexiona en estos años sobre si todo el mundo es psicoanalizable, a lo que

                                                                                                               
177
RUIZ MAYA, 1931, p. 242

  210  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
responde afirmativamente “a condición, naturalmente, que se preste a ello y esté con la
suficiente claridad de juicio para comprender las instrucciones y contestar
adecuadamente a nuestras preguntas”178. La locura de “evidencia psicótica”, como dirá
Jiménez de Asúa 179, no entraría dentro de este supuesto y seguiría formando parte del
campo de la psiquiatría más biologicista, también en su tratamiento forense.
Esta posible orientación de la pericia psicoanalítica, coincidiría con las
objeciones que Sarró hacía del psicoanálisis freudiano cuando, en la entrevista que
Sánchez Lázaro le realiza en 1985, afirmaba que “no prestó mucha atención al campo
de las psicosis, ni conoció a fondo los manicomios (…) Podemos decir que el campo de
la locura salió intacto de manos de Freud, pero ya hizo bastantes aportaciones en el
campo de las neurosis”180. Sarró de hecho, a partir de esta crítica, centró su obra
psiquiátrica en el análisis del delirio psicótico como vía regía de acceso al inconsciente,
reformulando varios de los conceptos del pensamiento freudiano según un
planteamiento fenomenológico.
El uso del psicoanálisis como marco interpretativo puede explicar, tal y como
afirmó Jiménez de Asúa, que “no hay una específica tendencia delictiva, puesto que
todos la tenemos amadrigada en nuestro ello, en nuestra personalidad profunda y
arcaica” 181 . Mediante las pericias judiciales, sostenía Ruiz Maya, siempre podría
resultar interesante alertar sobre “el descubrimiento de un complejo de celos, de
insuficiencia sexual, de homosexualidad; de un complejo de Edipo, de una situación de
inferioridad, etcétera, etcétera”182. El psicoanálisis siempre podría ayudar a explicarnos
situaciones cómo:
“violencias contra el sexo opuesto, ataques al pudor, adulterios, homicidios,
parricidios, etc. Nunca será baldío buscar complejos sexuales de
insuficiencia o de perversión en los delitos contra la honestidad:
exhibicionismo, adulterio, etc., y en los delitos de celos; complejos
homosexuales frente a ciertos homicidios; complejos de Edipo, ante ciertos
parricidios; aberraciones sexuales frente a ciertos delitos de fondo fetichista;
un modo de compensación de patológico sentimiento de inferioridad ante
múltiples crímenes. Y descubierto el origen de la reacción, descubierta la
aberración, la anomalía, el estado o situación patológica, fácil será, luego,
determinar si su naturaleza, el contenido y fuerza de las tendencias, el juego
de los motivos encajaba o no en alguna de las que nombramos circunstancias
psiquiátrico-legales, que es, en definitiva, lo que nos interesa”183

                                                                                                               
178
MIRA, 1926a, p. 54.
179
JIMÉNEZ DE ASÚA, 2005 [1929], pp. 209-210.
180
SÁNCHEZ LÁZARO, 1985, p. 24.
181
JIMÉNEZ DE ASÚA, 2005 [1929], pp. 120.
182
RUIZ MAYA, 1931, p. 242.
183
RUIZ MAYA, 1931, p. 242.

211  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

Era por tanto una técnica útil para dirimir perfiles y estados de peligrosidad.
Mediante su empleo se podían facilitar datos sobre un amplio número de situaciones, no
necesariamente reducidas a un suceso delictivo. Esta fue su principal ventaja y el
motivo principal por el que los psiquiatras incorporaron varias de sus categorías a los
programas de higiene y profilaxis mental. La teoría psicoanalítica aportaba fórmulas
sobre las que fundamentar la creación de herramientas prácticas que, en la búsqueda de
la potencial peligrosidad, no circunscribían su ámbito de actuación al loco o al
delincuente, sino que extendían la sospecha a toda la sociedad. Y toda la sociedad
tendría que ser capaz de aportar pruebas de su aparente normalidad184.

Por su parte, los trabajos de los juristas César Camargo y Luis Jiménez de Asúa,
en su seguimiento del texto de Franz Alexander y Hugo Stauben en el que se clasifican
tipos de delincuentes según el grado de participación del “yo” en el hecho delictuoso185,
fueron importantes esfuerzos por establecer una nueva codificación penal basada en el
psicoanálisis a partir de la que colegir las consecuencias jurídicas pertinentes –y que
estarían basadas en una exploración del inconsciente-. Pero la universalidad que estos
autores, principalmente Camargo, proponía para su código psicoanalítico-penal, no tuvo
una verdadera representación en el práctica jurídica de estos años, quedando su
propuesta más bien relegada a un marco interpretativo de uso circunstancial y, en la
mayoría de los casos, orientado hacía los supuestos que estamos señalando.
Aun así, dentro de la marginalidad práctica del psicoanálisis en los Tribunales de
Justicia, pensamos que, estas concepciones, que lo describen como un nuevo marco de
saber en lo teórico y como una psicotecnia en la praxis, fueron factores que influyeron
en las decisiones de los expertos para considerarlo como herramienta pericial. De igual
forma, el hecho de que Freud elaborase sus principales hipótesis en el campo de la
neurosis y desde el espacio del consultorio; y que el espacio asilar, de hegemonía
psiquiátrica, no fuese el campo de acción más común del psicoanálisis, probablemente
influyeron en la selección de casos que podían ser objeto de una pericia psicoanalítica.
Aún así, no descartamos, el uso ad hoc, condicionado, eso sí, por la circunstancia
política y psiquiátrico-jurídica que se persiguiese conseguir.

                                                                                                               
184
CAMPOS, 2007a. Véase nota a pie 164.
185
ALEXANDER 1935.

  212  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
El peritaje psiquiátrico, más allá de la intención de los psiquiatras y del discurso
psicopatológico en el que pretendan fundamentar sus conclusiones, es un importante
mecanismo de poder en el que se suceden manipulaciones políticas, ideológicas y
culturales, y en tanto tal, es importante saber que, su contenido científico, nunca estará
exento de esta circunstancia.
El diagnóstico de “paranoia pura” con que se resolvió el examen pericial de
Aurora Rodríguez186 elaborado por los psiquiatras de la defensa, Miguel Prados Such y
José Miguel Sacristán en 1933, “no ofrecía duda alguna”187 y no hizo pensar en la
idoneidad de un diagnóstico psicoanalítico. La psiquiatría de nomenclatura
kreapeliniana sería el paradigma explicativo a partir del cual colegir las conclusiones
forenses, y la mirada psicoanalítica, a pesar de ser una herramienta conocida y descrita
como complementaria, no iba a ser el ángulo más frecuente desde el que afrontar este
tipo de exámenes periciales188.
El caso de Aurora nos parece emblemático ya que concentró importantes debates
y comentarios por parte de varios expertos de la época, todos ellos conocedores del
psicoanálisis. Lafora incluso anotó a mano en el margen del informe pericial de Aurora
–el manuscrito consultado pertenece al archivo personal de Lafora189- “Edipo” en el
momento en el que los psiquiatras relataban la relación de Aurora con su padre190. No
obstante este hecho sólo indica lo que, a opinión de Lafora –y probablemente de
muchos otros- parecía ser terreno descriptivo del psicoanálisis, la relación de una hija/o
con su padre, pero no incide en el diagnóstico ni en el desarrollo general del peritaje.
En relación a los autores de este peritaje psiquiátrico, hay que señalar que Prados
Such era discípulo de Sacristán, perteneciente a una generación de psiquiatras
fuertemente influidos por los estudios neurobiológicos de escuela cajaliana y los
trabajos en psicología experimental del doctor Simarro. Durante estos años tuvo
contacto con la teoría psicoanalítica, aunque es cierto que no manifestó de forma clara
                                                                                                               
186
Véase SINCLAIR, Alison (2007), Sex and Society in Early Twentieth Century Spain. Hildegart
Rodriguez and the Word League for Sexual Reform, Cardiff, University of Wales Press; DOMINGO,
Carmen, (2008), Mi querida hija Hildegart, Madrid, Destino; RENDUELES, Guillermo, (2007), El
manuscrito encontrado en Ciempozuelos. Análisis de la historia clínica de Aurora Rodriguez, Morata;
ÁLVAREZ; HUERTAS, 1987.
187
JIMÉNEZ DE ASÚA, 2005 [1929], p. 208.
188
Sobre la impronta de la psiquiatría de Kraepelin en la psiquiatría española de los años 20 y 30 véase,
SÁNCHEZ LÁZARO, José (2000), “Historia de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (1924-
1999)”, Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 20 (75), pp. 397-515, p. 411 y ss.;
189
ÁLVAREZ; HUERTAS, 1987.
190
SACRISTAN, José Miguel, PRADOS, Miguel, (1933), “Informe sobre el estado psíquico de la
procesada Aurora Rodriguez”, 20 de septiembre. Ejemplar mecanografiado. Archivo Gonzalo Rodríguez
Lafora, p. 5

213  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

su adscripción teórica hasta los años 40, cuando en su exilio a Canadá, desempeñó un
papel relevante en la introducción del psicoanálisis en este país191.
José Miguel Sacristán por su parte, era cofundador, junto a Lafora, de la revista
Archivos de Neurobiología, profesor de Psicopatología del Instituto de Estudio Penales
y miembro, al igual que Prados, del Consejo Superior Psiquiátrico. A lo largo de la
década de los años veinte había publicado algunos trabajos sobre psicoanálisis
advirtiendo de los peligros de una práctica que no contase con una formación
adecuada192. Era un autor sereno y precavido en sus comentarios sobre psicoanálisis, el
que, como ya se ha dicho, propuso incluir como método diagnóstico dentro del “Plan
moderno de asistencia a los alienados”, que presentó junto a otros psiquiatras en la
primera reunión de la Asociación Española de Neuropsiquiatras de Barcelona en
1926193.
Un caso muy distinto al de Aurora Rodríguez, fue el del juicio por los sucesos de
Castilblanco, donde, el abogado de la defensa, Luis Jiménez de Asúa, empleó el
psicoanálisis como enfoque teórico para articular su intervención en el Consejo de
Guerra194.
El 31 de diciembre de 1931, en el pueblo extremeño de Castilblanco, una
manifestación de jornaleros que se enmarcaba dentro de la huelga general promovida
por la Federación Provincial de Trabajadores de la Tierra de Badajoz, se saldó con cinco
muertos: un cabo de la guardia civil, tres agentes y un jornalero de dicha localidad. Los
hechos sucedieron en medio de una “muchedumbre tumultuaria”, según Luís Jiménez
de Asúa, que, “trastornada un instante por el contagio psíquico”, respondió a palos, en
                                                                                                               
191
ALLODI, Federico (2012) “Historia del psicoanálisis en España y sus contrastes con el mundo
anglófono”, Actas Españolas de Psiquiatría, 40 (supl. 2), pp. 1-9.
192
SACRISTÁN, J. M (1923c), “El psicoanálisis como método de exploración del inconsciente”, Revista
de Pedagogía, 20-21, pp. 321-326; SACRISTAN, J. M. (1923d) “La teoría psicoanalítica de Freud”
Revista de Pedagogía, 18, pp. 201-207; SACRISTÁN, J.M. (1925), “Freud ante sus contradictores”,
Revista de Occidente, VIII, 22, p. 134; SACRISTÁN, J. M. (1929), “Técnica del psicoanálisis infantil”
Revista de Pedagogía, 92, pp. 338-342
193
SACRISTÁN y otros, 1926.
194
Los abogados de la defensa en el Consejo de Guerra celebrado en Badajoz en el verano de 1933 son
Luis Jiménez de Asúa y Juan Simeón Vidarte -importantes dirigentes socialistas- Anselmo Trejo Gallardo
y Antonio Rodríguez Sastre, todos ellos designados por el PSOE ante las posibles repercusiones que estos
sucesos pudiesen tener sobre la política de reforma agraria del Gobierno. Nos centraremos en el informe
de Luis Jiménez de Asúa por dos motivos: el resto de letrados eran discípulos de éste, y en lo fundamental
no modificaron su argumento de defensa; y Luis Jiménez de Asúa será quien exponga con mayor detalle
la psicología de las masas de Freud, eje central de toda la defensa. Para un estudio más detallado sobre
estos sucesos véase JIMÉNEZ DE ASÚA; VIDARTE; RODRÍGUEZ SASTRE; TREJO (2011 [1935]),
Castiblanco, [estudio introductorio y notas por Glicerio Sánchez Recio], Alicante, Publicaciones de la
Universidad de Alicante; y BAUMEISTER, Martin(1998). Castilblanco or the Limits of Democracy –
Rural Protest in Spain from Restoration Monarchy to the Early Second Republic. Contemporary
European History, 7(1), 1-19. doi:10.1017/S0960777300004732

  214  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
un acto de legitima defensa ante el inicial disparo realizado por uno de los guardias que
pudo ser el que acabase con la vida del jornalero Hipólito Corral, vecino de
Castilblanco. Para los acusados195 el Fiscal pidió la pena de muerte por asesinato,
posesión de armas y manifestación ilegal. La defensa solicitó la absolución de los
procesados, a los que no consideraba responsables de los sucesos196.
Durante varios meses, la prensa se polarizó en sus opiniones sobre lo
ocurrido197, pero de forma general todas coincidieron en señalar a la “multitud” (ya
fuese la multitud revolucionaria, furiosa, hambrienta, salvaje, ignorante, etc.) como el
escenario en el que pudo tener lugar el trágico desenlace198. En el centro del debate
jurídico estaba el comportamiento de la masa, con los interrogantes que ésta suponía:
¿qué grado de responsabilidad tenía el individuo que supuestamente actuaría bajo la
sugestión o la manipulación de fuerzas colectivas? ¿Era posible hablar de imputabilidad
individual en casos de delitos perpetrados, como era el caso De Castilblanco, por una
entidad colectiva?
En su escrito, Jiménez de Asúa remitió a nociones, ya desarrolladas por la escuela
jurídica italiana, como la sugestionabilidad considerada atenuante del delito, y la
influencia del ambiente.

“Hoy se tiene en cuenta el ambiente. Hay una suerte de responsabilidad


colectiva, más, en vez de castigarse, como en la antigüedad, al reo y a su
familia (el ambiente), hoy la pena sólo recae sobre el autor del acto; pero
cuanto más fuerte es la responsabilidad ambiental, tanto más benigna es la
sanción del individuo que delinquió (…). Si se llega a demostrar que toda la

                                                                                                               
195
Entre los acusados, Jiménez de Asúa estará a cargo de la defensa de Lucio Bravo Ayuso, Higinio
Bermejo Corral, Wenceslao García Galán y Benigno del Prado Romero. No obstante, en su defensa no
deja de referirse a todos los acusados implicados en los hechos (JIMÉNEZ DE ASÚA, et al. 2011 [1935],
p. 39).
196
JIMÉNEZ DE ASÚA, et al. 2011 [1935],
197
El caso conmocionó a España durante varios años, y todavía durante la dictadura franquista será
motivo de lecturas políticas que lo comparen con los sucesos de Casas viejas de 1933, como forma para
justificar la necesidad del orden golpista ante el “terror rojo”. Eduardo Comín Colomer, policía dedicado
a la represión comunista y la masonería durante el franquismo, publicó en 1954 el trabajo “De
Castilblanco a Casas Viejas” donde insistía en esta idea (Publicaciones Españolas, 89, Madrid, 1954).
Véase CASANOVA, Julián (1997), De la calle al frente. El anarcosindicalismo en España (1931-1936),
Barcelona, Crítica.
198
“Un pueblo entero ha cometido un crimen”, dirá Marañón, comparando Castilblanco con
Fuenteovejuna, “salvo que ahora el pueblo no es un vengador generoso, sino el reo de un delito cruel (…)
un reo alentado y sostenido por cómplices infinitos: todos los españoles”. Toda España es cómplice en “el
abandono, en la miseria moral de esos hermanos desalmados de Castilblanco y de los demás
Castilblancos de España”, cuando “los jueces pregunten que quién mató a los guardias, el pueblo de
Castilblanco podrá contestar, como Fuenteovejuna, que todo él. Cuando nos lo pregunte la Historia, toda
España será Fuenteovejuna”. MARAÑÓN, Gregorio, (1932), “Fuenteovejuna”, El Sol, 5 de enero de
1932, portada.

215  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

responsabilidad estaba en el ambiente, no se impondrá pena al autor, como


en el caso de legítima defensa”199 .

Pero estas tendencias eran sólo el primer paso hacía la irresponsabilidad total defendida
por Jiménez de Asúa. Para ello, en su intervención, estas nociones estaban insertas en
una interpretación de la muchedumbre de corte psicológica, articulada sobre todo a
partir del texto de Le Bon Psychologie des foules200 y la “Psicología de las masas y
análisis del yo”201 de Freud, “renovador auténtico de la psicología, que tiene en España
un seguidor nada sospechoso para quien vista toga o quien se siente tras una mesa de
juzgador: el Magistrado C. César Camargo”202”
Nos encontramos, afirma el jurista, “ante una muchedumbre que se defiende o
que delinque, en la que toda prueba de intención individualizada es imposible. Por eso,
este caso no sólo presenta el indeclinable tema jurídico, sino que requiere un previo
estudio de Psicología colectiva, sobre el concepto de la muchedumbre, sus delitos y su
irresponsabilidad”203. La “muchedumbre” se caracteriza, según afirma Jiménez de Asúa,
por su excepcional sugestionabilidad y contagio psicológico, que le otorgaría una
“potencia de perversión sobre el individuo, capaz, en su fascinación terrible y extraña,
de convertir en un asesino al hombre piadoso”204. Y a la pregunta “¿basta el contagio
para hacer a un hombre un asesino?”, el jurista responde según una terminología
abiertamente psicoanalítica: "Sí, porque el inconsciente “ello” ancestral triunfa”205.

Junto Le Bon y Freud, entre otros autores, Jiménez de Asúa cita las obras de
Camargo, El psicoanálisis en la doctrina y en la práctica judicial206 y La esencia del
Psicoanálisis 207, como los fundamentos teóricos para apelar a la psicología de la

                                                                                                               
199
JIMÉNEZ DE ASÚA, 1935b, p. 269-270.
200
LE BON, Gustave, (1895), Psychologie des foules, Paris, Félix Alcan.
201
FREUD, Sigmund (1981 [1921]) El texto de Freud es de hecho un completo comentario a las ideas
sobre el comportamiento de la masa de Le Bon, donde el vienés criticará principalmente que aunque Le
Bon sea capaz de explicar el cambio que se produce en el individuo cuando pasa a formar parte de la
masa –que se explica para Le Bon principalmente por la sugestionabilidad- no explica qué es lo que
enlaza a unos con otros en la masa, que sería precisamente lo que la caracteriza. Freud atribuye al
funcionamiento de la masa primero la existencia de un líder o una idea reguladora, que articula lados de
unión con ella y entre todos los participantes. En este sentido sustituye la sugestionabilidad por el lazo
afectivo, la libido, y por la idea del líder (que a nivel colectivo ocuparía el lugar del ideal del yo) al que
Le Bon relega a un segundo plano.
202
JIMÉNEZ DE ASÚA, 1935b, p, 266
203
JIMÉNEZ DE ASÚA, 1935b, p. 258.
204
JIMÉNEZ DE ASÚA, 1935b, p 269.
205
JIMÉNEZ DE ASÚA, 1935b, p. 265
206
CAMARGO 1931.
207
CAMARGO 1932a.

  216  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
muchedumbre y defender la inimputabilidad de un delito perpetrado bajo su
condicionamiento:
“Ya Gustavo Le Bon, desde 1895, en que su obra se imprime, niega que
pueda hablarse de muchedumbre delincuente. <<Las muchedumbres- dice-
que caen después de un período de excitación, en estado de simples
autómatas inconscientes, arrastradas por la sugestión, parece difícil
calificarlas, en caso alguno, de criminales (…) En la actualidad, después de
los estudios de Freud, y de la atribución al inconsciente de los actos
delictivos de los individuos que forman la muchedumbre, ya no puede
dudarse de su irresponsabilidad. (…) En suma: el hombre que delinquió en
tales circunstancias, como parte de la muchedumbre, no es un enajenado,
sino un ser, habitualmente sano de mente, QUE EN AQUEL DRAMÁTICO
Y EXCEPCIONAL INSTANTE SE HALLA EN SITUACIÓN DE
TRASTORNO PSÍQUICO TRANSITORIO (...) Jamás podrá presentarse
caso alguno más característico de un delito perpetrado bajo la sugestión y
contagio de una muchedumbre en tumulto, como este de Castilblanco”208.

Lo que resulta interesante de esta defensa es que, además de fundamentar su


argumento y resultado jurídico en la acción inconsciente, concentra gran parte de las
ideas que hemos desarrollado a lo largo del capítulo: comprensión psico-social del
delito; consideración del ambiente en la génesis de la delincuencia; condena como
protectora del individuo irresponsable y, por ultimo, fundamentación de la defensa en
un supuesto “trastorno transitorio”, que según nuestra hipótesis, encajaría en la
casuística sobre la que se pensó el uso jurídico del psicoanálisis.
Aun sin hacer propiamente un examen forense de los acusados, Jiménez Asúa
realizó un análisis de la “masa” como conjunto indivisible, a la que consideró autora de
los homicidios, y sin embargo inimputable por ello. El objetivo y la función de esta
interpretación psicoanalítica fue, por tanto, similar a la de un examen forense
individualizado: dirimir sobre la responsabilidad de los acusados, en este caso, para
proponer la absolución total.
Tras recurrir la primera sentencia ante el Tribunal Supremo, y la negación de
indulto, solicitada al presidente de la República, “los condenados por el caso de
Castilblanco fueron puestos en libertad por el decreto-ley de amnistía del 21 de febrero
de 1936, promulgado por el Gobierno del Frente Popular”209.

                                                                                                               
208
JIMÉNEZ DE ASÚA, 1935b, p. 278-279. [cursiva del original]
209
JIMÉNEZ DE ASÚA, et al. 2011 [1935],p. 68

217  
 
 
Capítulo 3. La criminología psicoanalítica: una nueva comprensión del delito y de la delincuencia.

  218  
 

CAPITULO 4

CIENCIA Y MORAL:
LA DEPURACIÓN DOCTRINAL DEL PSICOANÁLISIS
DURANTE EL PRIMER FRANQUISMO
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 

4. 1. Exilio y nuevo estado. La depuración política del psicoanálisis.

Tras la Guerra Civil española, varios de los especialistas que se habían


preocupado por la mejora de la asistencia psiquiátrica y jurídica de los enfermos
mentales y los delincuentes, tuvieron que abandonar España o vivir en el exilio interior.
Ángel Garma, después de pasar por Paris, se exilia en Argentina; Lafora se exila
en México; César Juarros muere en 1942; Miguel Prados Such se exilia finalmente en
Canadá; Francesc Tosquelles, se exilia en Francia y comienza a trabajar en el hospital
Sain-Alban (Lozère-Francia)1; Sacristán vive en el exilio interior, retirado de la primera
línea de la actividad psiquiátrica; Sanchis Banús ha muerto antes de la guerra; y Mira,
después de coordinar los servicios psiquiátricos republicanos, es acusado de haber
participado en la creación de chekas y en la elaboración de métodos de tortura para
hacer hablar a los prisioneros2, por lo que acabará marchándose primero a Francia,
luego a Inglaterra y finalmente a Brasil, donde residirá definitivamente.
El Nuevo Estado comenzó un proceso de reorganización de la psiquiatría
eliminando gran parte de las reformas y leyes republicanas en un empeño por hacer
borrón y cuenta nueva. En el discurso inaugural que López Ibor pronunció en 1942 en el
Congreso de la recién constituida Sociedad Española de Neurología y Psiquiatría,
sustituta de la Asociación Española de Neuropsiquiatras creada en 1924 por varios de
los principales actores de las reformas republicanas3, éste anunciaba: “Nuestra guerra
victoriosa de liberación (…), por un lado (…) ha permitido la reanudación de la buena y
auténtica tradición cultural española. Por otro, ha logrado el descuaje de lo que en ella
había de advenedizo y poco consistente”4

                                                                                                               
1
Tosquelles se había analizado antes de la Guerra Civil con el psicoanalista húngaro emigrado a
Cataluña, Sandor Eiminder. Fue militante del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y
participó en la armada republicana. Sobre la trayectoria de Tosquelles, en el contexto catalán y en el
Instituto Pere Mata, así como la elaboración teórica posterior en el Hospital de Saint-Alban (Francia),
véase, ANGOSTO, Tiburcio (1993),« Entrevista al Dr. Francisco Tosquelles », Revista de la Asociación
Española de Neuropsiquiatría , 13 (46), pp. 203-210, p 208; GARCIA SISO, 1993; BERTI, Gabriela;
FORCADELL, Sandra; SERRÁ, Lucía; SOL, Miriam (del Grupo Esquizo Barcelona), (2012), “El
pensamiento desde la frontera: de Tosquelles a Guattari”, en BERTI, Gabriela (Coord. Ed.), Félix
Guattari. Los ecos del pensar. Entre filosofía, arte y clínica, Barcelona, HakaBooks, pp. 47-71.
2
GARCIA GARCIA, Emilio; ARBULU, Lucia; CARPINTERO, Helio, (1992), “Las acusaciones contra
Emilio Mira y López. Un episodio lamentable en la historia de la psicología”, Revista de Historia de la
Psicología , 13 (2-3), pp. 459-470; MÜLBERGER, Annette (2010), “Un psicólogo abandona su mundo:
El exilio de Emilio Mira y López”, en BARONA, J. L, El exilio científico y republicano, Universidad de
Valencia, pp. 157-172.
3
HUERTAS, Rafael (2017a), “En los inicios de la psiquiatría franquista”, Dynamis, 37 (1), pp. 23-43.
4
LÓPEZ IBOR, Juan José (1942), Neurosis de Guerra, (Psicología de guerra), Barcelona-Madrid,
Científico Médica, p. 15.

  221  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

Se rechazaron todos los logros republicanos, aunque el Decreto de internamiento


de enfermos mentales de 1931 con el que se iniciaban las reformas psiquiátricas de la
República, no fue derogado por el franquismo5, que aprovechó las condiciones que éste
establecía para el internamiento de los enfermos mentales, en la línea del orden público
y el control social6 . Tampoco se derogó la Ley de Vagos y Maleantes de 1933,
reformada en varias ocasiones durante el franquismo, que la mantuvo en vigor hasta
1970, sustituida por la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social7.
La “nueva” psiquiatría reclamó la vuelta a la tradición más conservadora. Desde
el estamento científico se apeló a la recuperación de la esencia específica de lo español,
identificada con la moral católica, verdadera antropología política del nuevo Estado8. Se
abandonó la tendencia aperturista y modernizadora que había caracterizado el periodo
republicano, para hacer de la nueva psiquiatría un saber inmóvil, personalista, con un
pretendido carácter nacional que despreciaba lo extranjero a favor de lo hispano. No
obstante, a pesar de la innegable ruptura entre la psiquiatría republicana y la psiquiatría
franquista, existen matices que abordar en esta contraposición que animan a pensar que
“junto a las rupturas, existieron elementos de continuidad, incluso más allá de lo que la
propia psiquiatría franquista hubiera deseado”9
En relación al psicoanálisis, los psiquiatras franquistas criticaron la obra de
Freud, como ya venían haciéndolo desde antes de la guerra –recordemos que tanto Sarró
como López Ibor habían formulado sus reservas al psicoanálisis antes de 1936-, pero
sobre todo arremetieron contra sus seguidores, “esa especial organización feudal de los
                                                                                                               
5
APARICIO BASAURI, Victor. y SÁNCHEZ GUTIÉRREZ, Ana Esther (1997), “Norma y ley en la
psiquiatría española (1822-1986), Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 17 (61), pp.
125-145; HUERTAS, Rafael, (2016), “El modelo de atención psiquiátrica en el primer franquismo:
rupturas y continuidades”, en CAMPOS, Ricardo; GÓNZALEZ DE PABLO, Ángel (coords), Psiquiatría
e higiene mental en el primer franquismo, Madrid, Catarata, pp. 17-45.
6
DUALDE BELTRAN, Fernando (2007), “Legislación y asistencia psiquiátrica durante el franquismo:
consideraciones particulares acerca de la esquizofrenia”, Cronos, 10, pp. 89.136, p 96.
7
CAMPOS, Ricardo (2015), “Psiquiatría republicana vs Psiquiatría franquista. Rupturas y continuidades
(1931-1950)”, Letra internacional, 121, pp. 105-128; CAMPOS, Ricardo (2016b), “La construcción
psiquiátrica del sujeto peligroso y la Ley de Vagos y Maleantes en la España franquista (1939-1970)”, en
Culturas psi, 7, pp. 9-44; CAMPOS, Ricardo , 2016c.
8
HUERTAS, Rafael, (1998), “Una Inquisición para un Nuevo Estado: Psiquiatría y orden social en la
obra de Antonio Vallejo Nágera”, en HUERTAS, Rafael; ORTIZ, Carmen (eds.) Ciencia y Fascismo,
Madrid, Doce calles, pp. 97-110, p. 99. Las diferencias entre los fascismos italiano y alemán con el
régimen de Franco han sido señaladas en relación a este punto. A pesar de los conocidos apoyos y
colaboraciones entre los regímenes de Mussolini y Hitler con el régimen franquista, existen importantes
diferencias en relación a sus proyectos políticos. La dictadura española propugnó la vuelta a la tradición y
los valores de la España inquisitorial. Valores identificados con la moral católica, verdadera guía político-
ideológica. La hispanidad defendida por los ideólogos del régimen condensó esta condición que define la
principal diferencia con los movimientos de masas de los fascismo europeos de ideología nacional
revolucionaria.
9
CAMPOS, 2015, p. 108.

  222  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
psicoanalistas”10. Por lo que una vez exiliados sus principales defensores, vinculados en
su mayoría a políticas de izquierda, la psiquiatría franquista procedió a depurar la teoría
para conjugar sus ideas con los valores del nacional-catolicismo.
La oposición al psicoanálisis durante el período franquista fue, en líneas
generales, más de forma que de contenido. El psicoanálisis había ocupado para el sector
de psiquiatras afines a la República, un lugar de vanguardia científica principalmente en
sus postulados sobre sexualidad. Las reformas asistenciales llevadas a cabo durante la
República habían incorporado varias de sus ideas más importantes, las cuales habían
pasado a formar parte de la cultura médica del país, por lo que difícilmente podían ser
ignoradas. Pero la impugnación de estas reformas por la psiquiatría franquista pasó
también revista al psicoanálisis, no para “destruirlo, sino expurgarlo de su ciego
11
determinismo y acomodarlo a los conocimientos psicológicos y clínicos” . Se
criticaron sus postulados sobre sexualidad, su mecanicismo y su excesivo materialismo
pero, sobre todo, se arremetió contra sus portavoces. La oposición de la psiquiatría
franquista al psicoanálisis tuvo por objetivo político desprestigiar a los psiquiatras
exiliados – identificados con todo aquello que se quería eliminar de la nueva
configuración social- e imponer su hegemonía política y científica. Esta ruptura
política, que podríamos tachar de personal en tanto que fue en contra de los psiquiatras
republicanos, fue la que guió el enfrentamiento al psicoanálisis en los primeros años del
franquismo, por lo que, una vez depuradas las responsabilidades políticas de estos
psiquiatras, no habría problema en continuar la reformulación de la obra de Freud –
como venía haciéndose desde antes de la guerra civil- y “rescatarlo” mediante los
postulados antropológico-existenciales de la “nueva” psiquiatría, “Actitud que nos dicta
la fidelidad a nuestro propio pasado psicoanalítico” 12.
Se reconoció la herencia psicoanalítica como parte de la psiquiatría franquista y
de la “nueva” psicoterapia, de tintes más filosóficos y religiosos. En este sentido, todos
los esfuerzos se orientaron hacía una construcción que prescindiese de Freud, en un
intento por refundar la medicina mental a través de la antropología existencial. El
objetivo era rescatar la parte del psicoanálisis que mejor podía conjugarse con una

                                                                                                               
10
LÓPEZ IBOR, Juan José, (1936), Lo vivo y lo muerto del psicoanálisis, Barcelona, L. Miracle, p. 67-
68.
11
VALLEJO NÁGERA, Antonio (1952), “Discurso inaugural”, Libro de Comunicaciones del III
Congreso Nacional de Neuro-Psiquiatría, Galicia, pp. 7-18, p. 12.
12
SARRO, Ramón, (1936) “Valor de las nuevas tendencias antropológicas para la psicoterapia”, Archivos
de Neurobiología, 16, pp. 405-433, p. 426.

  223  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

imagen más espiritualizada e integral del hombre13, sin llegar a prescindir por completo
del punto de vista somático del que partían sus argumentos14.

De esta forma, en 1948 se retomó la publicación de las Obras Completas de


Freud en una edición de lujo en la que estratégicamente se “autorizaban los libros que
no se querían prohibir pero sí restringir, utilizando el propio precio para frenar su
difusión”15. Con el fin de evitar una eventual censura16, tal y como había sucedido con
la importación de la edición argentina de Moisés y la religión monoteísta, suspendida
desde 194617, el prólogo de la edición de 1922, realizado por Ortega y Gasset, fue
sustituido por otro, tal y como confirma el expediente abierto a tal efecto por el régimen
franquista en 194718, en el que se respondía al requerimiento de no aceptar “por razones
fundamentalmente morales” una teoría que no encajaba con la trayectoria cristiana.
El nuevo prólogo, de autoría anónima, estableció las compatibilidades entre el
psicoanálisis y el catolicismo, citando prudentemente la autoridad del Padre Agostino
Gemelli19:
“Para contestar a [este] punto recurrimos a la autoridad del Padre Gemelli,
Rector y Profesor de la Universidad Católica de Milán y Presidente de la
Academia Scientiorum del Vaticano. Este ilustre profesor y hombre de ciencia
considera que el psicoanálisis debe ser estudiado con espíritu claro y ecuánime
                                                                                                               
13
CARLES et al. 2000, p. 231
14
A este propósito la obra de Jaspers resultó ser la mejor conjunción entre el modelo historicista del
filósofo Wilhelm Dilthey -que proponía equipar el modelo de las ciencias naturales con el paradigma
historicista de las “ciencias espirituales” lo que, en el ámbito de la psicopatología se tradujo en que la
vida psíquica no podía quedar reducida a pura biología o naturaleza, siendo biografía en continuo
desarrollo, punto en el que tocaba con la obra de Freud y el descubrimiento de la historia psíquica del
sujeto- y el método fenomenológico de la psiquiatría, con lo que realizar el estudio científico del ser
enfermo, que debía además completarse con la intelección filosófica de la Existencia del enfermo
(GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel (1987), “Sobre la génesis del orden psiquiátrico en la posguerra
española: La implantación de la psiquiatría de Heidelberg en España”, Revista Asociación Española de
Neuropsiquiatría, 7 (23) pp 633-647, p. 641)
15
SÁNCHEZ LÁZARO, José (1991), “La recepción de Freud en la cultura española 1893-1983”,
Medicina e Historia, 41, pp. 1-16 p. 12.
16
BERMEJO FRÍGOLA, 1993b, p.69.
17
La edición argentina de este texto, publicada por la editorial Losada, fue prohibida en 1946 tal y como
confirma Druet en su consulta del expediente abierto por la administración franquista (Expediente nº 773-
46, Archivo General de la Administración, (3) 50 21/7784), siendo esta la única censura oficial de un
texto de Freud. (DRUET, 2006, p. 90 y ss.)
18
En relación a la reedición de las Obras Completas de Freud, el dossier abierto por la censura contiene
una primera petición de autorización fechada en 1947, en la que se indica el requerimiento de un prefacio,
y una segunda petición fechada en 1948 en la que se adjunta el prólogo y que recibe la espera
autorización (Expediente nº 4834-47, Archivo General de la Administración, 3 (59) 21/8097). (DRUET,
2006, p. 90 y ss)
19
DRUET, 2006, p. 91. Sobre el padre Agostino Gemelli véase PASQUALINI, Mauro (2016), “Un
enigma llamado Agostino Gemelli: catolicismo, fascismo y psicoanálisis en la Italia de entreguerras”,
História, Ciências, Saúdade-Manguinhos, 23 (4), pp. 1059-1075. http://dx.doi.org/10.1590/s0104-
59702016005000005; también DESMAZIÈRES, Agnès, (2011), L´inconscient au paradis. Comment les
catholiques ont reçu la psychanalyse, Paris, Payot.

  224  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
por el psicólogo e interpretado con un sentido cristiano. Lo mismo que los
escolásticos hicieron de Aristóteles un filósofo cristiano, así, hoy día,
podemos hacer que cuanto hay de útil en la doctrina de Freud sea aplicado con
equilibrada mesura al mejor conocimiento de la mente humana. Con ello
habremos ayudado al progreso de la ciencia y beneficiado al enfermo”20

Atribuido a José Germain 21 , el prólogo recalcaba el interés intelectual del


psicoanálisis, la absoluta separación entre teoría y práctica, así como su compatibilidad
con la religión católica22, tarea que acompañó a prácticamente todas las reflexiones
sobre psicoanálisis en estos años.

La Iglesia y la doctrina católica, con una fuerte orientación neo-escolástica,


controlaron la mayoría de las cátedras de filosofía desde las que se impartían cursos de
psicología y psicoterapia. Fue desde estas cátedras, junto con las de medicina y
psiquiatría, en las que se difundieron las ideas de Freud en su compatibilidad con una
psicoterapia más espiritual y religiosa, en la que no tenía cabida la ortodoxia freudiana,
ni institucionalmente ni epistemológicamente. Incluso los psiquiatras españoles que
integraron el movimiento de psicoanálisis y fundaron la Sociedad Luso-Española de
Psicoanálisis (SLEP) a finales de los años 50, tuvieron que esforzarse para plantear las
posibilidades colaborativas entre la teoría psicoanalítica y la religión católica.

No por casualidad, poco a poco los autores más citados en materia psicoanalítica
fueron precisamente los discípulos de Freud que se habían separado de la formación
ortodoxa para construir otras escuelas, de sesgo psicoanalítico, pero que incluso habían
renunciado al calificativo de psicoanálisis. Es el caso de la psicología individual de
Adler, o la psicología profunda de Jung, de contenidos más filosóficos y existenciales
que sintonizaban mejor con los postulados de la psiquiatría franquista. Varias de sus
obras fueron traducidas y publicadas en la colección Biblioteca de Psicoanálisis y
Caracterología que Ramón Sarró dirigía con un explícito interés por dar a conocer las
escuelas orientadas hacía el humanismo23.

                                                                                                               
20
El Editor (1948), « Prólogo » en FREUD, Sigmund, Obras completas, Madrid, Biblioteca Nueva, vol.
I, p. 13-14.
21
Druet, confirma, junto a Bermejo Frígola, (1993b, p. 256.) que la autoría se debe a Germáin, como de
hecho lo indicaría en 1950 la Revista de Psicología General y Aplicada, (5 (14), p. 433), de la que
Germain era director. Ver DRUET, 2006, p. 90-93.
22
DRUET, 2006, p. 91.
23
CARLES et al., 2000, p. 233

  225  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

Las reservas de López Ibor frente al psicoanálisis ya habían sido expuestas en


1936 en el conocido libro Lo vivo y lo muerto del psicoanálisis, reeditado con algunas
modificaciones en 1951, esta vez bajo el título La agonía del psicoanálisis. López Ibor,
sirviéndose del pensamiento de Unamuno, describía el psicoanálisis como un saber que
agonizaba en una constante lucha entre la vida y la muerte24. El propio recorrido de su
obra psicoanalítica escenificaría esta idea, pues como teoría que agonizaba, él mismo
nunca llegó a abandonarla, publicando aún otra monografía sobre el tema en 1975
titulada Freud y sus ocultos dioses, en la que reafirmaba sus posturas y razonamientos25.
Vallejo Nágera por su parte, alejado desde muy pronto del pensamiento psicoanalítico,
al que imputará el haber servido a la revolución marxista y a la propagación del
judaísmo26, había escrito sin embargo en 1938 que “el descubrimiento de los complejos
psicoafectivos en la manera como los entiende la doctrina psicoanalítica, constituye una
de las más revolucionarias nociones de las ciencias psicológicas modernas”27. Sin
desarrollar un amplio despliegue psicoanalítico, se mostraba conocedor del ineludible
lugar de ésta teoría en el ámbito de la psicoterapia, y así lo expresaba al reconocer la
natural tendencia humana a la “satisfacción de los deseos, aspiraciones e intereses”. No
obstante, a la hora de la verdad, decía Vallejo, “lo que importa es su legitimidad o
ilegitimidad moral”28, actitud en la que reconocemos la verdadera naturaleza de su
pensamiento.
Pero sin duda el autor más prolífero y con mayor conocimiento de psicoanálisis
en éste época fue Ramón Sarró. Su crítica rechazaba el exceso de determinismo y
cientificidad del psicoanálisis, para renovarlo desde los postulados antropológicos del
análisis existencial. Según Sarró, la aportación más importante del psicoanálisis había
sido la introducción del estudio de la personalidad que la medicina materialista del siglo

                                                                                                               
24
LÓPEZ IBOR, 1936, p. 12.
25
PORCEL TORRENS, Andrés, (2012), “Marta y el complejo. La recepción popular del psicoanálisis en
el franquismo”, Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 32 (113), pp. 165-174, p. 169.
26
La crítica al freudismo y al psicoanálisis en Vallejo Nágera, formó parte de la retórica de construcción
de un perfil de enemigo político: “Imputamos al psicoanálisis haber servido de poderosa palanca para
fomentar la revolución mundial marxista, para inmoralizar y destruir la sociedad cristiana, infiltrando
solapadamente sus ideas en los círculos burgueses con deplorables consecuencias para la religión, la
moral, la sociedad, la pedagogía, la criminología e incluso para el arte (…). Despojado de sus
aplicaciones terapéuticas, representa sectarísima doctrina, lanzada con fines políticos de inmensa
trascendencia, propagada por el judaísmo internacional”, en VALLEJO NÁGERA, Antonio, (1941)
Higienización psíquica de las grandes urbes, Bilbao, Instituto Provincial de Sanidad de Vizcaya, p. 49.
27
VALLEJO NÁGERA, Antonio (1938a), Eugamia. Selección de novios. San Sebastían Editorial:
Española S.A, p. 52
28
VALLEJO NÁGERA, 1938a, p. 55.

  226  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
XIX había omitido29. Pero, al mismo tiempo, se quedaba en una idea parcial de la
misma, que no contemplaba el problema de la esencia del hombre en su totalidad.
Reconoció por tanto, el valor de Freud y su pensamiento, pero se dedicó a señalar sus
carencias y errores que, según decía, habrían de ser superados a través de los postulados
de la antropología existencial y la fenomenología.
De esta forma varios de los conceptos más representativos de la teoría
psicoanalítica fueron asimilados como parte del arsenal epistemológico de la
psicoterapia y la psiquiatría, sin que su empleo representase una adscripción formal o
profesional al psicoanálisis. Prácticamente ningún autor parecía tener problemas en
suscribir algunas ideas según conveniencia, sin importar mucho su origen o
procedencia. Hubo por tanto, a pesar de las críticas, una manifiesta intención por dar
continuidad al saber psicoanalítico desde los intereses de la nueva psiquiatría, siempre y
cuando el mismo estuviese curado de sus excesos30. Algo que se aseguró mediante el
auxilio a la autoridad eclesiástica y la suscripción oficial al pensamiento de autores
como Jaspers o Binswanger, críticos con el materialismo y el psicoanálisis freudiano31
En cualquier caso, ya fuese por razones profesionales, científicas o ideológicas,
el psicoanálisis, como la psiquiatría, debían adaptarse al nuevo orden, fuertemente
autárquico, nacional y religioso. Vallejo Nágera lo expresaba con claridad en el III
Congreso Nacional de Neuropsiquiatría celebrado en 1952:
“El pueblo español profesa, en su mayoría, el catolicismo y es la primera de las
condiciones de nuestra psicoterapia que no contradiga el dogma y la moral
católicas, si quieren prevenirse transferencias perjudiciales a la salud del
paciente […]. Frente a la decadencia europea del freudismo y métodos afines
destaca el auge del psicoanálisis en los países americanos. El simplismo cultural
del vulgo americano asimila perfectamente la teoría freudiana […] Asimismo ha
influido en la difusión del psicoanálisis el constituir éste un instrumento
fácilmente adaptable a los conceptos de la Medicina psicosomática, y por ello
manejable por el médico general, […]. Enfrentados con las realidades clínicas,
los psiquiatras no podemos eludir la formación psicoanalítica […], aunque no

                                                                                                               
29
CARLES et al. 2000, p. 163
30
Thomas Glick ha señalado en varias ocasiones la decadencia, la proscripción o la creación de una
escuela de tradición anti-freudiana en la postguerra española, de la que formarían parte autores como
López Ibor, Pedro Laín, Marco Merenciano o Vallejo Nágera. No obstante este inicial anti-freudismo –
que no fue nunca proscrito, aunque sí duramente criticado, como veremos a lo largo de este capítulo- fue
precisamente un motor de difusión y el punto de partida de un diálogo en el que el pensamiento de Freud
fue adaptado a las circunstancias del contexto, y desde el que se propusieron nuevas fórmulas para
comprender al hombre y la enfermedad. Véase, GLICK, Thomas, (1982), “The Naked Science.
Psychoanalysis in Spain 1914-1948”, Comparative Studies in Society and History, Cambridge University
Press, pp. 568-571; también en (1993) “Ciencia, política y discurso civil en la España de Alfonso XIII”,
Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, Hª Contemporánea, t. 6, pp. 81-98, p. 95.
31
GONZÁLEZ DE PABLO, 1987.

  227  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

en la forma exigida por los psicoanalistas ortodoxos del previo análisis del
psicoterapeuta”32

Los nuevos referentes de la psiquiatría española tuvieron entonces la tarea de


crear y organizar una nueva cultura profesional acorde con el régimen, tanto en lo
ideológico y político, como en lo científico y profesional33. Para ello se procedió a la
purga y desmantelamiento de toda la ciencia previa, laica y moderna, así como de las
instituciones, y del personal científico34. De la depuración debía surgir una ciencia
católica, libre de herejías, que glorificara al nuevo régimen y al nuevo hombre católico.
En este contexto, la aplicación del psicoanálisis al campo de la higiene mental y
la defensa social, que había tenido su momento más importante durante la República,
sufrió adaptaciones con el modelo social que el régimen buscaba imponer.
La nueva moral nacional-católica redefinió los postulados psicoanalíticos sobre
sexualidad con el fin de preservar la castidad en la juventud, la defensa del matrimonio
y la reproducción como ámbito de permisividad para la relación sexual. Varios autores
criticaron enérgicamente la teoría sexual psicoanalítica pero, a diferencia de lo que
ocurría en las primeras décadas del siglo, ya no se cuestionaba la influencia del factor
sexual en la vida del individuo, si no que se establecían nuevos códigos normativos
sobre salud y moral, en una abierta connivencia entre Estado, ciencia y religión.
Como ya había ocurrido en los años 20 y 30, la sublimación fue uno de los
conceptos que mayor éxito tuvo, ya que permitía afirmar la naturaleza sexual del ser
humano, al mismo tiempo que ofrecía un fórmula para orientarla hacía acciones e ideas
de valor social. La diferencia radicaba en aquello que podría ser considerado como
“valor social”, régimen discursivo fuertemente custodiado por la moral nacional-
católica de la dictadura.
Así mismo, la formulación criminológica del psicoanálisis, que recordemos
había tenido su momento de mayor divulgación en los años 30, con trabajos como el
Manual de Psicología Jurídica (1932) de Emilio Mira, el volumen del magistrado César
Camargo y Marín El psicoanálisis en la doctrina y la práctica judicial (1931) y el
manual de Psiquiatría Penal y Civil (1931) de Manuel Ruiz Maya, continuó a lo largo
del periodo franquista sin sufrir cambios sustanciales en sus planteamientos. La
construcción jurídica de la técnica psicoanalítica al servicio del control social que, en su
                                                                                                               
32
VALLEJO NÁGERA, 1952, pp. 11-12.
33
HUERTAS, 2017a, p. 24.
34
Véase OTERO, Luis Enrique (dir), (2006), La destrucción de la ciencia en España: depuración
universitaria en el franquismo. Madrid, Editorial Complutense.

  228  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
aplicación más extrema, perseguía la obtención de datos inconscientes para el examen
forense, aparecía indexada en manuales y textos de psiquiatría jurídica, principalmente a
partir de los años 50. No obstante, la repetición casi idéntica de un autor a otro, salvo
alguna excepción, sugiere una desconexión entre la teoría y la práctica, motivaba en la
ausencia de interés por reformular la utilidad o renovar los postulados técnicos del
psicoanálisis criminológico. La hipótesis que sostenemos es que, la intención por
“recopilar” técnicas ya aceptadas por el régimen discursivo general y mostrarlas al
público experto, perseguía una finalidad mucho más perversa: componer un muestrario
de herramientas modernas que nada tenían que ver con la práctica judicial y la realidad
del delincuente en España.

4. 2 El hombre no es un puro juego de instintos: reformulaciones del psicoanálisis


en los años 40´y 50´

La psiquiatría de los años 40´y 50´ tuvo una importante impronta germana,
inicialmente positivista y biologicista, con influencia de Kraepelin – que había sido
traducido en España a principios de siglo35-, luego fenomenológica, con el pensamiento
psiquiátrico de autores como Karl Jaspers y Kurtz Schneider, cuyas obras habían sido
traducidas al castellano entre 1948 y 195136. La psiquiatría oficial del franquismo
necesitaba una “norma” psiquiátrica en la que basarse, que aunara seriedad científica
con conservadurismo socio-político. La obra de Schneider ofrecía un sistema
nosográfico aparentemente aséptico con la ideología del régimen, y Jaspers aportaba el
soporte ideológico, con una postura abiertamente contraria al marxismo y al
psicoanálisis de Freud37. Al mismo tiempo, poco importó que la psiquiatría alemana de
los años 40, afín al régimen de Hitler no viese con muy buenos ojos la raza
mediterránea, pues algunos autores, basándose en la biotipología de psiquiatras
alemanes como Krestchmer, defendieron que la mezcla de elementos nórdicos y
mediterráneos proporcionaba la raza ideal 38 . Basándose en sus concepciones, los
psiquiatras españoles persiguieron la idea de crear una psiquiatría nacional, en la que
conjugar los valores del régimen con la norma científica39.

                                                                                                               
35
KRAEPELlN, Emil: Introducción a la psiquiatría clínica. Madrid, 1911.
36
La obra de K. Schneider Personalidades Psicopáticas se traduce en 1948, Psicopatología Clínica en
1951, y la obra de Jaspers Psicopatología General en 1951. Véase GONZÁLEZ DE PABLO, 1987.
37
GONZÁLEZ DE PABLO, 1987, p. 642
38
GONZÁLEZ DE PABLO, 1987, p. 637.
39
GONZÁLEZ DE PABLO, 1987, pp. 633-645.

  229  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

Junto a las referencias extranjeras, se reconoció el pensamiento de autores


nacionales, en sintonía con estos planteamientos, como López Ibor o Vallejo Nágera,
que buscaban localizar la “esencia” del hombre hispano, lo genuniamente español.
Vallejo Nágera destaca en este propósito mediante su esfuerzo por localizar el
biospiquismo del fanatismo marxista, en el que desterraba todo aquello considerado
antirégimen y antiespañol40.
Este proyecto vino además acompañado del componente institucional, ya que
desde el año 1939, coincidiendo con la victoria de la Alemania nazi, España, que
pretendía colocarse a la vanguardia de la hispanidad y que “buscaba convertirse en la
avanzada de una modernidad científica y técnica sesgada por la ideología del
Movimiento y del catolicismo más conservador”, pero limitada por un país sin recursos
materiales, técnicos e históricos, con una corta tradición científica ahora en el exilio,
pidió ayuda a los países del Eje, principalmente a Alemania. Una colaboración
científico-técnica que se remontaba a los años 20 y 30 y que no cesó con la derrota de
la Alemania nazi en 1945, a pesar de las políticas de aislamiento, que sin duda afectaron
a las relaciones de la ciencia española con el extranjero41
No obstante, la derrota militar del fascismo en 1945 hizo que el régimen virase
claramente hacía el catolicismo ortodoxo42, en el que los componentes más biológicos
de la psiquiatría quedaron subordinados a la caracterización religiosa del hombre,
acorde también con la deriva fenomenológica.
Desde finales de los años 40, comenzaron a aparecer los primeros signos de
cambio y de apertura en los que florecieron, apoyados por figuras como Pedro Laín
Entralgo, rector de la universidad de Madrid, determinadas iniciativas dentro del
dominio psiquiátrico y psicológico43 como la creación de la Escuela de Psicología y
Psicotecnia (1953) y de la Sociedad Española de Psicología (1952)44 que contó con la
labor de José Germain, director desde su creación de la Revista de Psicología General y
Aplicada (1946) en la que escribirán colaboradores como Ortega y Gasset, Sacristán y

                                                                                                               
40
HUERTAS, Rafael (1996), “La psico-biología del marxismo como categoría antropológica en el
ideario fascista español”, Llull, 19, pp. 111-130.
41
PRESAS I PUIG, Albert, (2008), “La inmediata posguerra y la relación científica con Alemania”, en
ROMERO DE PABLOS, Ana; SANTESMASES NAVARRO DE PALENCIA, María Jesús (eds.), Cien
años de política científica en España, Bilbao, Fundación BBVA, p. 173
42
CAMPOS, 2016c, p. 129
43
DRUET, 2006, p. 86-87.
44
ENCINAS COLORADO, Miguel; ROSA RIVERO, Alberto (1990), “El desarrollo institucional de la
psicología española de 1900 a 1968” Revista de Historia de la Psicología, 11 (1-2), pp. 73-121;
CARPINTERO, 2004.

  230  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Marañón, y a quien será confiada la dirección del departamento de psicología
experimental del CSIC (1948)45. Asimismo se autorizó a los médicos para que pudiesen
ocuparse de las clases de psicología medica, impartidas hasta entonces por profesores de
filosofía y letras (1951)46. También se produjo el regreso de Lafora a finales de 194747,
la refundación de Liga de Higiene Mental en 1948 y la de la AEN en 1949, bajo la
presidencia de Vallejo Nájera. Un contexto en el que se introdujeron novedades, se
hicieron modificaciones teóricas y se retomó cierto debate científico. No obstante, es
necesario señalar que, al menos de momento, todos estos cambios no tuvieron un
traducción en la asistencia psiquiátrica.
La cátedra de psiquiatría, vacía desde el exilio de Mira tras la guerra civil, fue
ocupada en 1947 por Vallejo Nágera, no sin antes disputársela con López Ibor, que
finalmente ocupó la de Salamanca en 195148. Aún así López Ibor mantendría gran
influencia en Madrid, donde era jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Provincial,
así cómo en el resto del país, salvo en Cataluña, territorio dominado por Ramón Sarró,
catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Barcelona desde 1950. Este control
territorial, ejercido desde la dotación de cátedras, tendrá sus repercusiones en lo relativo
al psicoanálisis, como veremos más adelante.
La desaparición de revistas y órganos de difusión como Archivos de
Neurobiología, que volvería a editarse a partir de 1954, estuvo compensada con la
aparición en la postguerra de nuevos medios como las Actas Luso-Españolas de
Neurología y Psiquiatría, inicialmente titulada Acta Española Neurológica y
Psiquiátrica, fundada en 1940 y dirigida por López Ibor; la Revista de Psicología
General y Aplicada fundada en 1946 y dirigida por José Germain; y la Revista de
Psicología Médica de Europa y América Latina, fundada en 1953 y dirigida por Ramón

                                                                                                               
45
SIGUÁN, Miguel, (1981), “Testimonio personal”, Revista de Psicología General y Aplicada, 36 (6), p.
1136,
46
CASCO SOLIS, Juan (1999), “Psiquiatría y franquismo. Periodo de institucionalización (1946-1960)”,
con un pórtico y un epílogo como homenaje a Luis Martín –Santos, en FUENTENEBRO, F; BERRIOS,
G.E.; ROMERO, I.; HUERTAS, R. (eds.), Psiquiatría y Cultura en España en un Tiempo de Silencio.
Luis Martín-Santos, Madrid, Necodisne Ediciones, pp. 85-129, p. 107.
47
Véase, MONASTERIO, Fernanda, (1987), “Lafora y los Archivos de Neurobiología”, en HUERTAS,
Rafael; ROMERO, Ana I.; ÁLVAREZ, Raquel, Perspectivas psiquiátricas, Madrid, Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, pp. 231-242.
48
GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel, (2017), “Por la psicopatología hacía Dios: psiquiatría y saber de
salvación”, Dynamis, 37 (1), pp. 45-64, p. 53.

  231  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

Sarró49. En general, a pesar de la evidente ruptura científica, hubo cierto mantenimiento


en el nivel de las publicaciones y traducciones psiquiátricas50.
En relación al contenido de estas publicaciones, tal y como señala Ángel
González de Pablo, hubo cierta continuidad que, salvando las diferencias ideológicas y
las particularidades propias de la sociedad autoritaria en la que la psiquiatría franquista
tenía lugar, no resultan tan extrañas ya que la gran mayoría de psiquiatras más
representativos de la Segunda República y del primer franquismo se habían formado
con los mismos maestros, habían recibido una fuerte influencia germana, y habían
realizado estancias formativas de características similares en centros e instituciones
asistenciales de diversas capitales de Europa51.
De hecho, en el análisis de estas revistas se puede constatar la pervivencia del
psicoanálisis como tema de estudio y divulgación médica52, principalmente a partir de
los años 50, coincidiendo con la deriva fenomenológica de la psiquiatría y la influencia
de un sector de teólogos y psiquiatras católicos que, dentro y fuera de España, se
interesaron por las ventajas del psicoanálisis para la vida religiosa consolidando
importantes redes de intercambio53.
Razón y Fe (1901) fue, dentro del dominio religioso, la revista que mayor
difusión dio al debate psicoanalítico, pero también otras como la Revista de

                                                                                                               
49
CASCO SOLIS, 1999, pp. 85-129.
50
GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel, (2016), “La teoría psiquiátrica durante el primer franquismo”, en
CAMPOS, Ricardo; GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel (coords), Psiquiatría e higiene mental en el primer
franquismo, Madrid, Catarata, pp. 46-80; Sobre el panorama de las publicaciones psiquiátricas durante el
franquismo véase DUALDE, Fernando, JORDÁ, Enrique., REY, Antonio, (2000), “Estudio descriptivo
de las revistas psiquiátricas españolas” Archivos de Psiquiatría, 63 (1): 57-80.
51
GONZÁLEZ DE PABLO, 2016, p. 47
52
En mayor proporción en las revistas dirigidas por Sarró y Germain, junto con la segunda etapa de
Archivos de Neurobiología, proyecto capitaneado por Lafora. La apertura científica de la Revista de
Psicología General y Aplicada, así como la influencia que las ideas psicoanalíticas habían tenido en la
psicoterapia y la psicología en la etapa precedente -a la que pertenecían varios de lo colaboradores de esta
revista- hicieron que en su primera etapa -1946-1957- fuese un importante órgano de divulgación de ideas
psicoanalíticas, llegando a ser el medio preferido del movimiento psicoanalítico español, en vías de
institucionalización (Véase BERMEJO FRÍGOLA, 1993a); así mismo la Revista de Psicología Médica de
Europa y América Latina, contó con la participación constante de autores del movimiento psicoanalítico
extranjero y español, no obstante su orientación tuvo mucho más presente la reformulación del
psicoanálisis por la antropología existencial. Véase el análisis bibliométrico realizado por José María
Peiro y Helio Carpintero, en el que recogen el número de citas por autor, según revista, y para las tres
revistas que acabamos de mencionar, Freud es efectivamente el autor más citado, en concreto el primero
en la Revista de Psicología Médica de Europa y América Latina y en Archivos de Neurobiología, y el
quinto en la Revista de Psicología General y Aplicada, lo que se explica, en parte, debido a su deriva
cognitivo-conductual a partir de 1957. El análisis bibliométrico se encuentra en PEIRO, José María;
CARPINTERO, Helio, (1981), “Historia de la psicología en España a través de sus revistas
especializadas”, Revista de Historia de la Psicología, 2 (2), pp.143-181
53
Sobre la recepción y apropiación del psicoanálisis por el catolicismo internacional véase
DESMAZIÈRES, 2011

  232  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Espiritualidad (1941) a cargo de la orden de los Carmelitas Descalzos, así como
Religión y Cultura, reeditada en 1956, tras su cese debido a la guerra civil.
Con el objetivo de analizar estos dos ámbitos de reformulación  del psicoanálisis
–desde la antropología fenomenológico-existencial y desde el catolicismo- dentro de la
creación de una nueva psiquiatría y psicoterapia, se ha acudido al análisis de dos
congresos, tanto por la documentación que ofrecen como por el lugar que ocuparon
dentro del contexto científico español: el VII Congreso Católico Internacional de
Psicoterapia y Psicología Clínica, celebrado en Madrid del 10 al 15 de septiembre de
1957; y el IV Congreso Internacional de Psicoterapia celebrado en Barcelona del 1 al 7
de septiembre de 1958.
El primero de ellos, menos numeroso que el de Barcelona, estuvo presidido por
Juan José López Ibor, contó con importantes personalidades del mundo católico
especializado en psiquiatría, psicoterapia y filosofía, entre ellos el padre Gemelli como
presidente de honor, junto a los principales nombres de la psiquiatría y la psicoterapia
nacional. Y el segundo, dirigido por Ramón Sarró, contó con la presencia de más de mil
participantes, entre los que se contaba prácticamente toda la élite mundial de la
disciplina.
En ambos congresos, la crítica al pensamiento de Freud y la reformulación del
psicoanálisis fueron puntos cruciales: en el de Madrid, la reformulación venía de la
mano de la filosofía escolástica de Santo Tomas de Aquino, en diálogo con el método
fenomenológico-existencial; y en el de Barcelona la “renovación” pasaba por superar el
materialismo freudiano mediante la fenomenología y el existencialismo, con autores
como Jaspers, Binswanger o Heidegger. Partir de Freud, en cualquiera de los casos, fue
esencial: había que superar el instinto por el espíritu, sin renunciar a la biología ni
rendirse al idealismo dogmático. En general se trató de consolidar una zona de
intersección entre todas estas tendencias: la antropología existencial funcionó como el
telón de fondo, y el método fenomenológico junto a la filosofía tomista, los enfoques en
los que, de una forma u otra, todos los autores se ubicaron, incluso los psiquiatras de
formación freudiana institucional, como veremos a continuación.
Por último, se ha creído importante destacar que, desde el punto de vista
historiográfico y documental, “la celebración de congresos desempeña un papel
fundamental, no sólo como foros de debate científico sino como ámbitos de sociabilidad
y de organización profesional. La documentación generada por los mismos constituye

  233  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

una fuente de indudable valor para analizar su importancia estratégica en el proceso de


institucionalización de una determinada especialidad médica”54

4. 2.1 La reformulación espiritual del psicoanálisis: El VII Congreso Católico


Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica, Madrid 1957.

Desde el estamento eclesiástico hubo varios autores que se pronunciaron a favor


de una psicoterapia religiosa que incorporara las novedades científicas para poder
comprender y orientar mejor la conciencia moderna hacía la vida católica. El
dinamismo psíquico del psicoanálisis, los procesos de represión y sublimación, el
sentimiento de culpa, la agresividad inconsciente del yo, el complejo de inferioridad o la
interpretación de los sueños fueron elementos de debate entre varios teólogos,
psicólogos y psiquiatras que se ocuparon igualmente de depurar el freudismo de su
materialismo y reformularlo para hacerlo compatible principalmente con los principios
de la filosofía escolástica de fundamento tomista.
Uno de estos autores fue el Padre Manuel Barbado, dominico que había cursado
los estudios de filosofía y teología necesarios para ser sacerdote, complementándolos
con una formación en biología en las universidades de Sevilla y Madrid, donde tuvo
como profesor a Ramón y Cajal. Desde 1941 se hizo cargo de la cátedra de Psicología
Experimental en la Universidad de Madrid, y de dirigir los institutos Luis Vives de
Filosofía y San José de Calasanz de Pedagogía, dependientes respectivamente del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas 55 y del Consejo Nacional de
Educación56. Publicó un amplio número de trabajos sobre tema psicológico, destacando

                                                                                                               
54
HUERTAS, 2017a, p. 25.
55
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas se creará en el año 1939 como institución sucesora
de la JAE (1907-1938) instalándose en sus edificios. No obstante el talante de ambos es radicalmente
distinto. Mientras la JAE se orientaba hacía el pensamiento liberal de espíritu regeneracionista a través
del contacto con el extranjero y la apuesta por la investigación y la educación, el Consejo se configuró
como un instrumento ideológico más del régimen, con la intención de restaurar “la clásica y cristiana
unidad de las ciencias destruidas en el siglo XVIII (…) las ideas esenciales que han inspirado nuestro
glorioso Movimiento” sustituyendo el espíritu modernizador por una retórica religiosa y militar que
pretendía defender la idea de una ciencia hispánica, más espiritual. En GONZÁLEZ BLASCO, Pedro,
(1980), El investigador científico en España, Madrid, CIS, p. 151, citado por ALCALÁ, Paloma, (2008),
“Avances, rupturas y retrocesos: mujeres en las ciencias experimentales en España, (1907-2005)”, en
ROMERO DE PABLOS, Ana; SANTESMASES, María Jesús (Eds.), (2008): Cien años de política
Científica en España, Bilbao, Fundación BBVA, p. 156. Véase también PUIG-SAMPER, Miguel Ángel
(ed.), (2007), Tiempos de investigación: JAE-CSIC, cien años de ciencia en España, Madrid, Consejo
Superior de Investigaciones Científicas.
56
PÉREZ-DELGADO, Esteban; ZANON, José Luis, (1996), “La psicología experimental de Manuel
Barbado”, en SAIZ, Milagros; SAIZ, Dolores (coords.): Personajes para una historia de la psicología,
Madrid, Pirámide, pp. 355-362, p. 356.

  234  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
su Introducción a la Psicología Experimental (1928 y 1943)57, Estudios de Psicología
Experimental (1947)58, y el libro póstumo, El Psicoanálisis (1957)59.
Barbado defendió el estatus científico de la psicología experimental a la que
reconocía como independiente de la filosofía. En este mismo sentido, defendió el
psicoanálisis como una escuela más, en concreto sostuvo que era la última evolución de
la corriente psicológica del asociacionismo60 y, en contra de lo que muchos habían
pensado, no creía que tuviera pretensiones de suplantar a la psicología experimental,
sino que era la ciencia del inconsciente, por lo que su función se limitaba a “explicar la
estructura y el dinamismo del inconsciente y su influencia sobre la vida que se
desarrolla a la vista de la conciencia”61.
Según indicaba Barbado, el propio Freud encontró acertada su exposición62, que
se apoyó principalmente en explicar la influencia de los fenómenos inconscientes sobre
la vida consciente, omitiendo referencias a la evolución de la sexualidad infantil o a los
problemas de orden religioso-moral que el psicoanálisis suscitaba para muchos autores
católicos. Su obra en general era una defensa de la psicología como ciencia
independiente, sin obviar su sustrato filosófico y con fuerte preeminencia del
pensamiento aristotélico-tomista63.
La revista Razón y Fe, órgano de expresión de los jesuitas, fundada en 1901 y de
publicación ininterrumpida desde entonces, también se ocupó de estos temas en
numerosas ocasiones. El Padre Pedro Meseguer fue un asiduo colaborador de la revista,
de la que fue redactor desde 1942 y secretario desde 1943. A lo largo de las décadas de
1940 y 1950 escribió varios trabajos centrados en la crítica y adaptación de las ideas de
Freud, Adler y Jung. Algunos de sus títulos fueron, “Balance de las aportaciones de

                                                                                                               
57
BARBADO, Manuel, (1928/ 1943) Introducción a la Psicología Experimental, Madrid, Voluntad. Un
estudio sobre el contenido de esta obra puede verse en CARPINTERO, Helio; ZANON, José Luis (1981),
“El Padre Barbado y su ´Introducción a la Psicología Experimental´”, en Revista de Historia de la
Psicología, 3 (2), pp. 189-223.
58
BARBADO, Manuel (vol.1 1947, vol.2 1948) Estudios de Psicología Experimental, CSIC, Madrid.
59
BARBADO, Manuel, (1957), El psicoanálisis, Granada, Biblioteca del Estudiante. El contenido de esta
publicación póstuma es en realidad la reedición del capítulo sobre psicoanálisis del libro Introducción a
la Psicología Experimental (1928), que tuvo una reedición en 1943.
60
En Introducción a la psicología experimental, la obra más conocida y difundida de Barbado, traducida
incluso al francés en 1931 (Introduction à la Psychologie Experimentale,1931, Paris, Lethielleux), dedica
un epígrafe al psicoanálisis ubicándolo dentro de la corriente asociacionista de la psicología, aunque
reconoce sus puntos de divergencia.
61
BARBADO, 1957, p. 19.
62
BARBADO, 1957. p. 25.
63
CARPINTERO; ZANON, 1981

  235  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

Freud” (1940) 64, “Empirismo tradicional y <<Psicología profunda>>. Afinidades y


posibles asimilaciones” (1946) 65, “Criticas recientes de psicoanálisis” (1948) 66, “La
aceptación de la <<sombra>>, según C. G. Jung y su paralelo cristiano” (1952) 67, “La
sublimación freudiana y nosotros” (1957) 68, o “¿Qué pasa con Freud? Tres actitudes
fundamentales” (1960) 69. En 1960 publicó también una monografía, El impacto de
Freud, en la editorial Propaganda Popular Católica70.
También, desde la editorial Razón y Fe, se publicaron varios manuscritos
originales sobre psicoanálisis y algunas traducciones de autores extranjeros, como por
ejemplo el ejemplar del jesuita italiano F. N. Gaetani, El psicoanálisis de Freud (1931)
71
, en el que el autor alertaba de los peligros de la teoría psicoanalítica a la que criticaba
duramente72, o la traducción del alemán del libro de J. Donat Adler y la psicología
individual73 que contenía una crítica a la psicología de Adler, con prólogo del Padre
Meseguer.
El freudismo, dirá Meseguer, “ha venido a ser una especie de secta de iniciados
sin comunicación por arriba con la filosofía más recibida, ni por abajo con las ciencias
médicas (…) a base de unos cuantos instintos individuales (principalmente de dos, el de
placer y el de muerte), y frente a ellos, de la coerción social, presume explicar las
manifestaciones humanas más complejas e intrínsecamente ligadas con valores ideales
que sólo una actividad superior puede percibir y anhelar” 74. Aún así, el psicoanálisis
para Meseguer, había inspirado interesantes reflexiones pero, según sostiene, Freud no
                                                                                                               
64
MESEGUER, Pedro, (1940), “Balance de las aportaciones de Freud”, Razón y Fe, t. 120, fascs. 3-4, n.
510-511, p. 225-243; t. 121, n. 512-513, p. 62-88.
65
MESEGUER, Pedro, (1946), “Empirismo tradicional y <<Psicología profunda>>. Afinidades y
posibles asimilaciones” Razón y Fe, 133, pp. 42-55.
66
MESEGUER, Pedro, (1948) “Criticas recientes de psicoanálisis”, Razón y Fe, t. 137,fasc.1, n. 600, pp.
559-566.
67
MESEGUER, Pedro, (1952) “La aceptación de la <<sombra>>, según C. G. Jung y su paralelo
cristiano” Razón y Fe, t. 145 fasc. 1, n. 648, p. 166-178, 393-402
68
MESEGUER, Pedro, (1957), “La sublimación freudiana y nosotros”, en Razón y Fe, t. 156, fascs. 5, n.
718, pp. 295-312.
69
MESEGUER, Pedro, (1960a), “¿Qué pasa con Freud? Tres actitudes fundamentales”, Razón y Fe, t.
161, fasc. 1, n. 744. pp. 453-470.
70
MESEGUER, Pedro, (1960b), El impacto de Freud, Madrid, Propaganda Popular Católica.
71
GAETANI, Francisco M (1931), El psicoanálisis de Freud. Madrid, Razón y Fé.
72
Carles et al. señalan que el contenido de esta obra puede ser considerada la postura oficial de la Iglesia
Católica frente al psicoanálisis en los años 30´(2000, p. 141). No obstante, si atendemos al número de
publicaciones y de autores religiosos que se ocupan de la materia a lo largo de la postguerra española y
sobre todo a partir de los años 50, observamos que el interés del estamento eclesiástico por debatir sobre
temas psicoanalíticos fue cada vez mayor, con más puntos de diálogo que ya no se centraban en la crítica
pansexualista exclusivamente, si no que pretendían la depuración existencial del psicoanálisis para poder
usarlo como herramienta para la guía espiritual del sacerdote y del creyente, además de avanzar en la
fundamentación de una psicoterapia católica.
73
DONAT, José, (1949), Adler y la psicología individual (trad. A. Tamayo) Madrid, Razón y Fe.
74
MESEGUER, 1948, p. 559.

  236  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
supo entender lo espiritual y se quedó anclado en un principio materialista según el cual
todo deriva del instinto sexual. Es por ello que el freudismo ortodoxo sólo podía aportar
buenos efectos en determinados “medios materializados para los cuales no representa un
choque o un descenso el nivel ideológico de Freud, y en especial para ciertos tipos de
personas de sensualidad más predominante”, pero para los cristianos, el freudismo
ortodoxo “es generalmente de efectos deplorables y criminales”, pues se encuentra
alejado del idealismo y del pensamiento escolástico reduciendo la ética y al hombre a la
tensión entre libido e instintos75.
Esta crítica era la que teólogos y psiquiatras católicos compartían en relación al
freudismo y a los psicoanalistas de la IPA. Así lo escribía López Ibor en 1942 cuando
afirmaba que Freud nos había legado “la idea del hombre como puro juego de instintos
viscerales, sin que apareciera por parte alguna la sombra del espíritu” 76.
Para el catolicismo, decía de nuevo Meseguer, es muy difícil aceptar la
afirmación freudiana de que la conducta moral, la cultura y la religión sean el resultado
de la “libido sublimada”77. Según el fundamento de la escuela tomista la causa eficiente
de lo espiritual es siempre superior a su efecto, por lo que ésta no puede ser algo del
orden material. Sería una aberración pensar que de lo sexual se puede pasar a la religión
o que lo sexual pueda ser el origen último y creador de la conducta moral. Polémica que
trascendía al psicoanálisis, y que era la misma que la Iglesia católica mantenía con los
evolucionistas, para quienes en el orden causal de la evolución del hombre el efecto
puede ser de orden superior a la causa que lo crea, algo impensable dentro del
pensamiento tomista78. Pero en lo tocante al psicoanálisis y a la dirección de las
conciencias Meseguer, al igual que otros autores católicos, criticaron este principio
causal evolucionista y lo adaptaron intentando salvar a la religión de su relación con
cualquier forma de neurosis –tal y como Freud había formulado-, y demostrar que en la
relación del hombre consigo mismo y con Dios, medía algo más, que escapa al orden de
la sublimación freudiana.
                                                                                                               
75
MESEGUER, 1948, p. 563.
76
LÓPEZ IBOR, 1942, p. 6.
77
FREUD había formulado esta idea en el texto “El porvenir de una ilusión”, publicado en 1927
(FREUD, Sigmund, (1981 [1927]), “El porvenir de una ilusión” en Obras Completas, t. 3, (trad. Luis
López Ballesteros), Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 2961-2992)
78
Sobre la relación de Freud, el evolucionismo y Darwin, véase GLICK, Thomas, (2005), Einstein y los
españoles. Ciencia y sociedad en la España de entreguerras. Madrid, Consejo Superior de
Investigaciones Científicas; y GLICK 2010. Sobre la continuidad de los discursos sobre la evolución en
el franquismo, véase FLORENSA, Clara, (2017), Els discursos sobre l´evolució en el franquisme (1939-
1967). La Generación del 48 i La evolución sin problema, Barcelona, Universitat Autònoma de
Barcelona, tesis de doctorado.

  237  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

En el VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica


“Conducta religiosa y salud mental” celebrado en Madrid los días 10-15 de septiembre
de 1957 en el que se concentró un amplio sector del catolicismo interesado en el
psicoanálisis, Meseguer presentó una comunicación titulada “La sublimación freudiana
y nosotros” 79. A propósito de este término, el autor reconocía que el psicoanálisis había
“provocado toda una floración de estudios sobre las motivaciones indirectas y secretas
de los actos humanos, de modo especial en materia religioso-moral, sobre todo en
relación con la sexualidad”. Todas estas investigaciones habían aportado elementos de
interés sobre algunos de estos fenómenos, por lo que, si el psicoanálisis “en algo ha
contribuido a entender al hombre, es en materia de motivaciones secretas de sus
actos”80, pero había que reconducir sus múltiples desviaciones y errores para contribuir
a “la urgente tarea de cristianizar o, si se prefiere, sanear el área de la psicoterapia”81.
¿Cómo? Por un lado Meseguer acudía a la obra de autores psicoanalíticos como Charles
Baudouin o Igor Caruso, compatibles con una lectura más humanista del psicoanálisis,
en la que se debatían sus influencias filosóficas. Y, por otro lado, fundamentaba la
sublimación (y su principio causal) en el pensamiento de Santo Tomás de Aquino por lo
que “la causa del efecto espiritual está en el espíritu, pero el espíritu se autodetermina
en apropiadas circunstancias, aún de orden inferior, porque el espíritu humano no es un
espíritu solitario, sino un espíritu encarnado, que por definición está en contacto y
sinergia con la materia que anima” 82, por tanto lo que se transforma (se desexualiza o
espiritualiza) mediante la sublimación no es la sexualidad si no la conducta humana,
esto es para Meseguer, la persona, compuesta por cuerpo guiado y espíritu: “La placa
giratoria, pues, para la sublimación, se sitúa al nivel de la persona, del yo, tal como la
entiende la filosofía cristiana, no como lo entiende Freud (…) De esta manera podemos
entender nosotros la sublimación, haciendo justicia tanto a lo sensitivo como a lo
espiritual y aprovechando todo el material de hechos acumulado por los psicoanalistas
como por cualquier otros observadores”83. Al final, de lo que se trataba era de preservar,
bajo el concepto de “sublimación”, el plano de la “revelación” y la fe del catolicismo,
haciendo del psicoanálisis una especie de racionalidad espiritual.

                                                                                                               
79
MESEGUER, 1957, pp. 295-312.
80
MESEGUER, 1957, pp. 308-309.
81
MESEGUER, 1957, p. 312.
82
MESEGUER, 1957, p.310.
83
MESEGUER, 1957, p.312

  238  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
El Congreso estaba presidido por López Ibor, junto al padre Gemelli como
presidente honorífico, dos figuras de peso político en las que quedaban representados
dos de los ejes de poder y autoridad más importantes de la dictadura: ciencia y moral
católica. Así mismo, ambos tenían un papel relevante en la circulación de ideas
psicoanalíticas. El primero, catedrático y representante de la psiquiatría oficial del
régimen, desempeñó un papel crítico con las ideas de Freud; y el segundo presidente de
la Academia Pontificia de las Ciencias y rector de la Universidad Católica, era una
autoridad política y religiosa en materia de psicología y catolicismo84 motivo que, como
ya se ha señalado, propició su inclusión en el prólogo que sustituía al de Ortega y
Gasset en la reedición de las Obras Completas de Freud en 1948.
En el discurso inaugural, López Ibor expuso la orientación general que guiaba el
tema del congreso, señalando el papel “bisagra” que ocupaba la obra de Freud y el
psicoanálisis, una cuestión que fue abordada por varias de las ponencias, en el intento
de esclarecer la zona de intersección entre la psicología religiosa, la psicoterapia y el
psicoanálisis. Para López Ibor, tanto la psiquiatría como la psicología habían tenido que
experimentar un giro copernicano, para pasar de ciencias de base natural a ciencias de
base antropológica, en las que poder comprender la esencia del hombre, en la salud y en
la enfermedad, incorporando para ello una interpretación dinámica de la personalidad.
De esta forma, seguía diciendo:
“L. Binswanger ha señalado, con gran acierto, que la concepción
antropológica del hombre en Freud, es la del homo natura. Freud descubre
que el hombre es sólo naturaleza y que las manifestaciones espirituales
resultan por sublimación de las tensiones de la humana naturaleza; pero, por
una de esas extrañas paradojas que fecundan el pensamiento de los genios,
Freud, es al mismo tiempo, el médico que incrusta la historia psicológica en
el estudio de los procesos naturales de la enfermedad. La neurosis, como la
personalidad, se hace, viene a decir”85.

Freud había mostrado que los síntomas neuróticos y la vida psíquica sin aparente
explicación, tenían un sentido oculto, abonando de forma inimaginable el campo de la
medicina psicosomática. No obstante, el psicoanálisis debía someterse igualmente al
“giro copernicano” y frente al homo natura, López Ibor postulaba la unidad originaria
del ser, el homo anthropos, en el que se rescataba al psicoanálisis de su base
materialista.

                                                                                                               
84
Ver PASQUALINI, 2016.
85
LOPEZ IBOR, Juan José (1957), “Discurso inaugural”, en Conducta religiosa y salud mental. Actas
VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica, 10-15 septiembre, p. 26.

  239  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

López Ibor, además de las críticas que había formulado al psicoanálisis en sus
publicaciones86, principalmente en su conocida monografía Lo vivo y lo muerto del
psicoanálisis (1936) reeditada en 1951 bajo el título La agonía del psicoanálisis, había
ofrecido en 1952 un cursillo en el Ateneo de Madrid sobre “El psicoanálisis y la idea
del hombre”, con ocho sesiones repartidas a lo largo de los meses de febrero y marzo87.
En su área de influencia por tanto, este autor divulgó el psicoanálisis, criticó a Freud e
incluso indirectamente, impulsó el interés por la formación psicoanalítica, aunque fuese
por la insistencia en su ataque88.
Al congreso asistieron también los principales nombres de la psiquiatría
española -Ramón Sarró, Antonio Vallejo-Nágera, Emilio Pelaz, Miguel Rojas
Ballesteros- y el grupo compuesto por Juan Rof Carballo, José Ramón de Otaola, Pere
Bofill, secretario del evento, Carolina Zamora y Jesusa Pertejo.
Fue precisamente Carolina Zamora, una de las primeras mujeres psicoanalistas
de España, quién defendió en su ponencia “Fe católica y psicoanálisis” la “absoluta
neutralidad de la técnica analítica clásica, en materia religiosa y de las grandes ventajas
que esa técnica aporta para el desenvolvimiento de unas auténticas creencias . […]. Se
trata aquí por tanto de una defensa del psicoanálisis con su técnica clásica freudiana
para penetrar en lo `profundo´ y de su compatibilidad a la vez con una auténtica Fe. Es
más, se trata de afirmar su aportación positiva hacia el descubrimiento de la Fe, en

                                                                                                               
86
Véanse por ejemplo sus artículos: (1934) “Exégesis del complejo de Edipo (sobre el psicoanálisis),
Crónica Médica,; (1957) “La verdadera psicología profunda”, Revista de Espiritualidad, XVI,; (1957)
“Fundamentos de la psicoterapia”, Actas Luso-Españolas de Neurología y Psiquiatría, XVI (1); una
reproducción de estos artículo puede consultarse en el monográfico dedicado al estudio de la obra de
López Ibor, en (1996), Actas Luso-Españolas de Neurología, Psiquiatría y Ciencias Afines, 24, supl.2 (1-
6)
87
Las lecciones fueron los días 5, 12, 19 y 26 de febrero y 4, 11, 18 y 25 de marzo, sobre “La psicología
y la medicina en el 1900 y la rebelión psicoanalítica. Su espíritu órfico. Neo-psicoanálisis”, “La
autenticidad de la persona en el psicoanálisis. El problema de la máscara”. “El horizontes sexual”,
“Descubrimiento del cuerpo como intimidad”, “El psicoanálisis como técnica. El hombre-máquina”, “Las
neurosis como fenómeno natural. Lujo y neurosis”, “Del amor a la agresión en el psicoanálisis”,
“Psicoanálisis y existencia: Freud, Kierkegaard, Sartre”, Hoja oficial del lunes, Asociación de la Prensa,
4 de febrero de 1952, n. 672, p. 5.
88
Es interesante contrastar esta idea con los testimonios que CARLES et al. (2000) recogen de
psiquiatras como José Rallo o Antonio de la Nuez, psicoanalistas que en los años 40 se formaron en el
servicio de López Ibor, refiriendo el primero que, el fuerte biologicismo y la desconexión que había entre
la formación y la realidad de los enfermos, le llevó a buscar formación fuera de España, interesándose por
el psicoanálisis; y el segundo refiere que el hecho de que el estamento oficial se mostrase hostil al
psicoanálisis lo hacía más interesante. Insatisfacción teórica y rebeldía que les llevó a formarse en
psicoanálisis (CARLES et al. 2000, p. 234). Es interesante preguntarse sobre el papel que, la formación
psicoanalítica ocupó a partir de los años 60-70, con una nueva generación de médicos críticos con la
dictadura, representada en figuras como Ibor. Véase CASTILLA DEL PINO, (2003), Pretérito
imperfecto. Autobiografía, Madrid, Tusquets.

  240  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
muchas casos de aparente falta de Fe debida a una situación neurótica” 89 . El
psicoanálisis, continuará diciendo más adelante, “favorece la exteriorización de la
verdadera fe que puede estar oculta en el alma de todo cristiano”90. Zamora propuso la
colaboración entre la técnica psicoanalítica y la vida religiosa e ilustró este diálogo con
casos clínicos fundamentados teóricamente en la obra de Freud y en la de autores como
Santo Tomás, Fray Luis de Granada o San Pablo.
Resulta además interesante el hecho de que Carolina Zamora dirigiese su
intervención expresamente a dos grupos de personas: los “católicos de buena Fe” que
ven en el psicoanálisis siempre algo peligroso para la religión; y ciertos psicoanalistas
que se creen poseedores de la clave del misterio humano y pretenden acabar con los
sentimientos religiosos en lugar de limitarse a la técnica y teoría científica más fiel a
Freud91. Estas críticas sin embargo, se relacionaban con un debate institucional mayor
sobre la incorporación de un sector de analistas católicos en el seno de las sociedades
psicoanalíticas europeas, lo que impulsó a varios autores a pronunciarse críticamente
sobre el lugar que podía ocupar la religión en la praxis psicoanalítica y viceversa.
Pere Bofill también se pronunció en relación a esta cuestión en su comunicación,
“Agresividad, amor al prójimo y psicoanálisis”. Bofill marcó las diferencias y las
colaboraciones posibles entre los planos religioso y psicológico. En este sentido expuso
las ventajas del psicoanálisis para comprender la génesis inconsciente de los
comportamientos agresivos que no han sido integrados en la estructura de la persona y
que podrían suponer una perturbación de las relaciones de amor con el prójimo, base
esencial de la vida religiosa. Al contrario de lo que muchas personas piensan, advertía
Bofill, el psicoanálisis no se dedica al estudio exclusivo de la sexualidad, si no que,
cada vez más se dedica al estudio del papel de la agresividad inconsciente en los
trastornos psicopatológicos y en la vida de las personas normales: “Es labor del
psicoanálisis descubrir y mostrar estas influencias pero su valoración ética y religiosa,
corresponde al moralista y al teólogo (…) en este sentido el tratamiento psicoanalítico,
ni siquiera técnicamente puede tender a una actitud, a una dirección normativa, ética o
religiosa (…) Su finalidad es la salud psíquica, liberando a la personalidad de sus

                                                                                                               
89
ZAMORA, Carolina, (1957), “Fe católica y psicoanálisis” Conducta religiosa y salud mental. Actas
VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica, 10-15 septiembre, p. 256.
90
ZAMORA, 1957, p. 258.
91
ZAMORA, 1957, pp. 256-7.

  241  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

influencias fantasmáticas e inconscientes, con lo que posibilitará comportamientos


éticos y religiosos sobre una base psicológica más sana”92
Entre los asistentes al congreso también estaba el Padre agustino César Vaca,
secretario desde 1956 de la revista Religión y Cultura, en la que publicó varios artículos
sobre psicología de la vida religiosa. En 1951, desde la editorial de homónimo nombre
que la revista, había publicado el libro Psicoanálisis y dirección espiritual, que contó
con una segunda edición en 1954. Con este ejemplar la editorial abría la colección
Biblioteca de Psicología del Director Espiritual dedicada a ofrecer trabajos de
introducción en temas psicológicos a seminaristas y sacerdotes para que pudiesen
emplearlos en su trabajo como guías de conciencia. El psicoanálisis, escribía Vaca en el
prólogo a la primera edición, “tiene sus raíces en el materialismo del siglo pasado y se
abre a la turbulenta espiritualidad del actual. Sirve a manera de puente entre dos
enfoques contrapuestos, al mismo tiempo que ha sabido agrupar los temas de discusión
dispersos en distintos sectores de la ciencia del hombre”93. No obstante, la fragilidad del
freudismo, dirá Vaca, es que, ha olvidado “esas verdades primarias de lo que el hombre
es como unidad individual, social y trascendente, de que no es un conjunto de instintos
y de fuerzas primitivas más o menos transformadas, sino que es portador de un
espíritu”94. El autor trataría primero de marcar la distancia necesaria entre religión y
freudismo para salvar a la primera: “Si nuestro Evangelio comienza con aquel elevado
“en el principio era el Verbo”, el evangelio de FREUD arranca de abajo “en el principio
era el Instinto” (…) No; rotundamente no. El psicoanálisis como conjunto, con su
filosofía y su concepción del hombre, de ninguna manera lo admitimos (…). En esta
forma, un católico nunca puede ser freudiano”95
No obstante, desde este punto, se trataría, para Vaca, de “bautizar” el
freudismo96 e incorporar, al igual que propuso Meseguer, aquello que pudiese haber de
valido para la vida espiritual católica: “lo que pudiéramos llamar la `teología del
pecado´ tema que tanto preocupó a San Agustín, puede encontrar en el psicoanálisis un
instrumento rico de luces y aportaciones”97. Para su propósito refiere a los trabajos de
M. Cavé, Dalbiez y Maryse Choisy, junto al pensamiento de los españoles Meseguer,
                                                                                                               
92
BOFILL, Pere, (1957), “Agresividad, amor al prójimo y psicoanálisis”, Conducta religiosa y salud
mental. Actas VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica, 10-15
septiembre, pp. 254-255.
93
VACA, César, (1954), Psicoanálisis y dirección espiritual, Madrid, Religión y Cultura, p. 8.
94
VACA, 1954. p. 18.
95
VACA, 1954, p. 424-5.
96
VACA, 1954, p. 426.
97
VACA, 1954. p. 32.

  242  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Laín Entralgo, Sarró y López Ibor. No menciona ninguna de las publicaciones españolas
de psicoanálisis anteriores a la Guerra Civil, salvo la traducción de las Obras Completas
de Luis López Ballesteros. El libro contó además con la recomendación de López Ibor y
el apoyo de la revista Eclessia98 que firmaba una pequeña nota en la solapa interior
animando a los “directores de almas” y en general a todo interesado en la materia a
introducirse “bajo guía segura y ortodoxa, en la ciencia y aplicaciones del psicoanálisis
freudiano”99.
No obstante, nos interesa otro de los objetivos que animan a Vaca a escribir el
manuscrito. Según señala, los “psicoanalistas católicos” estaban ganando territorio fuera
de España, por lo que el autor consideraba importante iniciar también aquí esta
orientación100. Hoy día, dirá Vaca, hasta “el Papa Pio XII ha hablado en dos ocasiones
del psicoanálisis y de algunos de los problemas morales planteados por el mismo. (…)
Pio XII ha llamado la atención, ha condenado ciertas cosas del psicoanálisis; pero ha
dado, sobre todo, una pauta directriz, ajustándose a la cual, ni los investigadores, ni los
médicos, ni los moralistas encontrarán dificultades en sus respectivos campos” 101.
¿Quiénes eran los psicoanalistas católicos a los que Vaca hacía referencia y que
contaban con el beneplácito del Vaticano?
Desde las primeras décadas del siglo XX hubo en Europa varios sectores del
catolicismo social que mostraron un verdadero interés por el psicoanálisis con autores
como la psicoanalista francesa Maryse Choisy102; el filósofo francés Roland Dalbiez103,
autor de una tesis sobre el pensamiento de Freud publicada en 1936, y el psiquiatra-
                                                                                                               
98
Ecclesia se fundó en 1941 como órgano de la dirección central de Acción Católica Española (ACE), y
gradualmente se fue transformando en portavoz de la Iglesia en España. Sobre esta revista puede
consultarse, VEREDA, Francisco (2001), “Algunas claves para estudiar la revisa Ecclesia entre 1941-
1954” Anuario de Historia de la Iglesia, 10, pp. 95-100.
99
ECCLESSIA, en VACA, 1954, [solapa interior]
100
VACA, 1954. p. 10.
101
VACA, 1954. p. 17. Enrique Miret Magdalena, teólogo seglar, cuenta en 1968 que el Papa Pio XII
había pronunciado en septiembre de 1952 en el I Congreso Internacional de Histopatología del sistema
nervioso, un discurso condenatorio con el pansexualismo psicoanalítico. Con motivo de estas críticas,
hubo un profesor de la Universidad Católica de Lovaina que identificó determinados errores de concepto
en las palabras del Papa Pio XII y así lo comunicó al arzobispo de Malinas quién le solicitó un informe
técnico para enviar al Vaticano, motivando que pocos meses después, en abril de 1953 en el Vº Congreso
Internacional de Psicoterapia católica celebrado en Roma, el Papa pronunciase unas palabras mucho más
matizadas y positivas, aunque con reticencias. Los psicoanalistas católicos Maryse Choisy, P. Gemelli y
el teólogo alemán J. Rudin analizaron las palabras del Papa para corroborar que dejaban la puerta abierta
al estudio sereno y crítico del psicoanálisis de Freud. Ver MIRET MAGDALENA, Enrique (1968), “La
iglesia y el psicoanálisis”, Triunfo, n. 320, XXIII, p. 59. Este episodio de la historia del psicoanálisis
también ha sido estudiado por ROUDINESCO, Elisabeth (1993), La batalla de los cien años. Historia del
psicoanálisis en Francia (1925-1985), Madrid, Fundamentos, vol. 2; OHAYON, Annick, (2006),
Psychologie et psychanalyse en France, Paris, La Découverte; y DESMAZIÈRES, 2011.
102
Ver OHAYON, 2006; ROUDINESCO, 1993, v.2.
103
OHAYON, 2006, pp. 122-123.

  243  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

psicoanalista Charles-Henri Nodet, ambos alumnos del filósofo neothomista Jacques


Maritain. También el psicoanalista alemán M. Karl Stern y el ruso Igor Caruso, uno de
los representantes de la corriente de psicoterapia existencial; el médico ruso-americano
Gregory Zillboorg; o el grupo de teólogos católicos entre los que se encontraba el Padre
Peter Dempsey, los franceses Padre Albert Plé y el Padre Bruno de Jesús María director
de la revista Les études carmélitaines que abrió a los psicoanalistas para que escribieran
en ella104; o el también francés Padre Marc Oraison, que trató a sacerdotes angustiados y
a creyentes desde una interpretación psicoanalítica105.
En España varias de las obras de estos autores habían sido traducidas al
castellano o circulaban traducciones editadas en Argentina 106. Entre ellos, Choisy,
Caruso, Nodet, Dempsey, Plé, Bruno de Jesús María, Oraison y Noël Mailloux, se
encontraban entre los asistentes al VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia
y Psicología Clínica de 1957 y varios de ellos también asistieron al IV Congreso
Internacional de Psicoterapia de Barcelona en 1958, mostrándonos una red de
intercambio y circulación de ideas psicoanalíticas mucho más rica de lo que hasta ahora
ha sido descrita107.

                                                                                                               
104
ROUDINESCO, 1993, v. 2. p. 196.
105
Roudinesco cuenta que Oraison en su obra aborda los problemas de la castidad, el discernimiento de
las vocaciones o la sexualidad “sin pecado” a la luz de una interpretación freudiana que toma como
referencia la sexología de Hesnard, con la que considera la sexualidad como elemento patógeno
constitutivo a la existencia humana, considerado por ello un pecado venial y no mortal. Distinguirá entre
vocaciones verdaderas y falsas, descansando la primera en la gracia divina y la sublimación, que permite
que el sacerdote pueda escoger libremente, según la ética tomista, su destino de castidad. La vocación
falsa en cambio proviene del miedo a la sexualidad y lleva a una renuncia que acaba en catástrofe. Con
esto Oraison “pone el dedo en la llaga: sin suscribir a los principios del peritaje psiquiátrico, demuestra
que la Iglesia debe eliminar de su seno a los candidatos `peligrosos´ para ellos mismos y para la vida
religiosa: los psicóticos, los perversos y los `enfermos sexuales. Todos estos individuos eligen la religión
para huir de sus locuras y más que integrarse a la vida sacerdotal deberían tratarse. Por otra parte, Oraison
sostiene la necesidad de una orientación en materia de vocación. Se debe ayudar a los candidatos a
escoger una orden que convenga a su personalidad” (ROUDINESCO, 1993, v. 2. p. 201). Esta
formulación a la que, no de forma tan directa, se está apuntando también en España, abre un campo de
análisis muy interesante sobre el uso del psicoanálisis en la selección de candidatos sacerdotes,
conectando con la clasificación de perfiles psicológicos aptos y no según un concepto de peligrosidad
reformulado a partir del estamento sacerdotal.
106
Algunas de estas traducciones son CHOISY, Maryse (1950) Psicoanálisis y Catolicismo, (trad.Oliver
Brachfeld, con estudio preliminar del canónigo F. de Hovre) Barcelona; CARUSO, Igor. A (1954/1958)
Análisis psíquico y síntesis existencial: Relaciones entre el análisis psíquico y los valores de la
existencia, (trad. Pedro Meseguer) Barcelona, Herder; DEMPSEY, Peter (1961), Freud, psicoanálisis,
catolicismo, Barcelona, Herder; PLÉ, Albert (1969/1970), Freud y la religión, (trad. José Luis Legaza
con estudio introductorio de J. Rof Carballo) Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos; ZILBOORG,
Gregory, (1964), Psicoanálisis y religión, Buenos Aires, Troquel, Biblioteca El Tema del Hombre;
STERN, Karl, (1954), El pilar de fuego, Buenos Aires, Criterio; DALBIEZ, Roland (1948), El método
psicoanalítico y la doctrina freudiana, (trad. Haydée Meyer), Buenos Aires, Desclée de Brower, vol 1-2.
107
En la Revista de Historia de la Psicología, hay algunos trabajos en los que se aborda la influencia del
psicoanálisis en la obra de varios teólogos españoles durante los años 40 y 50 (véase por ejemplo,
CARPINTERO, ZANÓN, 1981; PÉREZ DELGADO; ZANON, 1996.). También en el libro de SAIZ,

  244  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Igor Carusso por ejemplo, expuso una comunicación “Sur la possibilité des
influences possitives de la psychanalyse sur la vie religieuse” 108 apostando por la
práctica psicoanalítica para liberar al hombre de sus alienaciones y permitirle el
equilibrio de la vida religiosa. El padre Dempsey, habló sobre las etapas del desarrollo
infantil y la instrucción hacía la vida espiritual del adulto109. Los psicoanalistas católicos
Durand y Nodet disertaron sobre “Influence de la phychologie normale et anormale
dans la vie religieuse. Méthodes d´analyse et valoration”110, tema sobre el que también
versó la conferencia de Vallejo-Nágera “Influencia de la psicología normal y anormal
en la vida religiosa”111 , no obstante el español se apartaba de la orientación freudiana,
de la que desconfiaba por haber sido ideada en otra creencia distinta al catolicismo.
El Padre Bruno de Jesús María presentó una comunicación sobre “Mysticisme et
créativité, facteurs d´équilibre” y, el padre Noël Mailloux sobre los “Aspects cliniques
de la tentation morale”. La francesa Maryse Choisy, disertó en “Structure et contenu”112
sobre la evolución del psicoanálisis, defendiendo su capacidad de revisión y exponiendo
el desplazamiento que había vivido desde una comprensión centrada en los impulsos
libidinales al estudio de la agresividad y el contenido reprimido del Yo, coincidiendo en
parte con lo que había planteado Pere Bofill en su intervención.
Maryse Choisy era de hecho la fundadora de los Congresos Internacionales de
Psiquiatras, Psicoterapeutas analíticos y psicopedagogos católicos. Su relación con el
psicoanálisis había tenido varias etapas. En 1925 pasó brevemente por el diván de
Freud, interrumpiendo su análisis hasta mediados de los años 40, cuando lo retomaría
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
SAIZ,1996. No obstante su foco de atención no está puesto en los canales de circulación intelectual de
este movimiento católico de psicoanálisis, si no en el papel que desempeñaron estos teólogos y
psiquiatras católicos en la consolidación de la psicología en España. Hemos encontrado al mismo tiempo
algunas referencias sobre la recepción de estas ideas en Colombia, por Gustavo Ángel Villegas, miembro
fundador de la Asociación Psicoanalítica Colombiana, lo que nos hace pensar en un campo de análisis
mucho mayor del que aquí podemos desplegar. Véase ÁNGEL VILLEGAS, Gustavo (1956),
“Movimiento psicoanalítico católico”, conferencia pronunciada en el Museo Nacional dentro del ciclo
organizado por la Federación Colombiana de Psicología, 1956. Véase también DESMAZIÈRES, 2011.
108
CARUSO, Igor A. (1957), “Sur la possibilité des influences possitives de la psychanalyse sur la vie
religieuse” Conducta religiosa y salud mental. Actas VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia
y Psicología Clínica, 10-15 septiembre, pp. 181-190.
109
DEMPSEY, Peter (1957), “Child cognition and the invisible reality”,Conducta religiosa y salud
mental. Actas VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica, 10-15
septiembre, pp. 105-111
110
DURAND, Charles; NODET, Charles (1957), “Influences de la psychologie normale et anormale dans
la vie réligieuse. Méthodes d´analyse et valorátions”, Conducta religiosa y salud mental. Actas VII
Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica, 10-15 septiembre, pp. 217-234.
111
VALLEJO-NÁGERA, Antonio, (1957), “ Influencia de la psicología normal y anormal en la vida
religiosa”, Conducta religiosa y salud mental. Actas VII Congreso Católico Internacional de Psicoterapia
y Psicología Clínica, 10-15 septiembre, pp. 235-241
112
CHOISY, Maryse (1957), “Structure et contenu”, Conducta religiosa y salud mental. Actas VII
Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica, 10-15 septiembre, pp. 127-140.

  245  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

con René Laforgue y Maurice Bouvet. En 1946 fundó la revista Psyché. Revue
Internationale de psychanalyse et des sciences de l´homme, con la que pretendía
competir frente a la Revue Française de Psychanalyse y destronar a la princesa Marie
Bonaparte representante del sector laico del psicoanálisis francés113. Tal y como indica
la historiadora Annick Ohayon “Maryse va véritablement mettre la psychanalyse <<à
toutes les sauces>>, tentant une synthèse entre le freudisme, le jungisme et l´adlerisme.
Elle sera surtout une des combattantes de l´implantation de la psychanalyse dans les
milleux catholiques”114 .
En la primera edición de estos congresos, celebrada en abril de 1949 en Notre-
Dame-du-Bec, Choisy formuló su intención de crear un Instituto de analistas católicos,
donde se pudiesen realizar análisis didácticos con psicoanalistas de reconocimiento por
su labor científica y su catolicismo115. Esta propuesta no fue siempre bien recibida en
medio de las tensiones y disputas institucionales del psicoanálisis francés, que se
debatía sobre la formación que debían tener los analistas –ya que, entre otras cuestiones,
muchos de los analistas católicos no eran médicos de formación-. En el Vº Congreso
Internacional de Psicoterapia que tuvo lugar en Roma en 1953, Choisy buscó
aprovechar la ocasión para conseguir unas palabras del papa Pio XII que permitiesen la
recuperación del movimiento católico de psicoanálisis116 y que matizasen las palabras
de condena que el pontífice había pronunciado en 1952 en el I Congreso Internacional
de Histopatología del sistema nervioso. Pio XII pronunció finalmente estas palabras
ante todos los congresistas, no obstante no fue excesivamente permisivo, lo que sin
duda no favoreció la reputación del movimiento católico de psicoanalistas, ni frente a la
Iglesia, ni frente a los freudianos ortodoxos. Entendemos aquí las palabras de Carolina
Zamora cuando en el congreso de 1957 dirigía su intervención a estos dos sectores; o las
palabras de López Ibor que en el discurso inaugural del congreso de 1957 se refería al
congreso de Roma como la piedra angular del la historia de estos congresos, originados,
según indicaba, en el Congreso de Higiene Mental celebrado en Londres en 1948117. Al
mismo tiempo esta controversia es la que el padre César Vaca refería en el prólogo a la
segunda edición de su ejemplar Psicoanálisis y dirección espiritual y que el teólogo

                                                                                                               
113
ROUDINESCO, 1993, v. 2. p. 195.
114
OHAYON, 2006, p. 323.
115
OHAYON, 2006, p. 333.
116
OHAYON, 2006, p. 333.
117
LÓPEZ IBOR, Juan José (1957), “Discurso inaugural”, Conducta religiosa y salud mental. Actas VII
Congreso Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología Clínica, 10-15 septiembre, p. 25.

  246  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Enrique Miret explicaba unos años más tarde en el artículo “Psicoanálisis católico”
publicado en 1968 en la revista Triunfo118.
Estos congresos –no sólo el español- escenificaron un enfrentamiento entre
sotanas y batas médicas en el seno de la psiquiatría y psicoanálisis freudiano. El interés
por incorporar el psicoanálisis en la Iglesia católica topó con varios impedimentos, entre
ellos los propios psicoanalistas, divididos en posturas a favor y en contra –además del
debate interno sobre el análisis lego- y el Vaticano, que no siempre vio esta relación con
buenos ojos, a pesar de los esfuerzos de los religiosos por evangelizar el freudismo y
hacerlo compatible con la espiritualidad católica119.
Ha quedado expuesta lo que consideramos una red de intercambios entre
psicoanalistas, teólogos y psiquiatras dentro y fuera de España, hasta la fecha poco
estudiada por la historiografía española que, para este período, se ha centrado
principalmente en los sucesos que dieron lugar a la institucionalización del
psicoanálisis120. Annick Ohayon señala una situación similar para el caso francés,
probablemente debida a la centralidad que la historiografía gala ha puesto en las figuras
de Freud y Lacan121, éste último contemporáneo de Choisy e involucrado en las disputas
sobre el catolicismo en el seno del psicoanálisis francés. De hecho, la propia Ohayon
indica que el movimiento católico perdió fuerza en Francia eclipsado por el lacanismo a
partir de los años 50122.
En España, después del II Concilio Vaticano anunciado en 1959 y que se
extenderá hasta 1965, queda abierta la pregunta, tal y como la formula el artículo de
Enrique Miret: “¿Qué piensa el catolicismo del psicoanálisis freudiano? (…) Ahora
estamos ya en la época posconciliar, en la que varios obispos (…) solicitaban del
Vaticano II unas palabras de aprobación para el psicoanálisis de Freud” 123

                                                                                                               
118
MIRET MAGDALENA, 1968 p. 59.
119
ROUDINESCO, 1993, v. 2, p. 199.
120
Carles et al. articulan su análisis de las décadas de 1940 a 1960 en torno al contexto en el que tiene
lugar la constitución del movimiento psicoanalítico en España, (2000, pp. 225-296); BERMEJO,
(1993b), se centra en la marco de la institucionalización del psicoanálisis; y la tesis de DRUET (2006),
aborda, para estos años, el contexto psiquiátrico en relación a la consolidación del movimiento
psicoanalítico ligado a la IPA (pp. 69-148)
121
OHAYON, 2006.
122
OHAYON, 2006.
123
MIRET MAGDALENA, 1968 p. 59. Este mismo autor tratará sobre este tema en la revista Triunfo en
otros trabajos defendiendo la compatibilidad demostrada entre el psicoanálisis freudiano y el catolicismo.
Véase (1968), “Desorden sexual y psicoanálisis”, Triunfo, n. 321, año XXIII, p. 59; (1968)
“Psicoanalistas católicos”, Triunfo, n. 322, año XXIII, p. 59; (1969) “La religión del psicoanálisis”,
Triunfo, n. 352, año XXIII, p. 59: y (1969), “El psicoanálisis y la religión”, Triunfo, n. 353, año XXIII, p.
59.

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Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

4. 2.2. La “revolución psicosomática” de la medicina española: El IV Congreso


Internacional de Psicoterapia, Barcelona 1958.

El filósofo Ramón Conde Obregón reseñó en la revista de filosofía


CONVIVIUM el IV Congreso Internacional de Psicoterapia de Barcelona con las
siguientes palabras:
“El tema general del IV Congreso de Psicoterapia fue: “Psicoterapia y
Análisis existencial”. (…) De inmediato, el tema central del Congreso, puso
de manifiesto la importancia que ha cobrado la Antropología existencial,
sobre todo la Antropología heideggeriana. De hecho, parece ser hoy, la única
en vigencia sobre el panorama cultural de nuestro tiempo. El problema de
fondo que debate la Psiquiatría actual es exactamente el mismo que preocupa
a la Antropología filosófica: comprender mejor al hombre contemporáneo.
La Psiquiatría aborda la cuestión desde un ángulo particular, puesto que
tiene frente a sí un tipo determinado de hombre: el enfermo. La Psiquiatría
Existencial, acusa un cambio de orientación hacia el hombre con respecto al
Psicoanálisis. El terapeuta existencialista intenta comprender al paciente
comprometiéndose en el mundo personal de éste, fundamentando las
relaciones médico-paciente sobre una base personal y humana, alejada de la
observación objetiva y neutra del psicoanalista. Esta nueva actitud en
Psiquiatría obedece a influencias derivadas de la fenomenología y del
existencialismo y ha sido puesta en vigor especialmente por MINKOSWSKI
y BISWANGER”124

El congreso, presidido por Ramón Sarró, tuvo lugar del 1 al 7 de septiembre de


1958. Contó con un amplío seguimiento mediático dentro y fuera del país, el propio
Heidegger envió una carta que fue leída en el acto inaugural por el psiquiatra Medard
Boss, presidente de la edición anterior del congreso en Zurich125. En España, era el
primero de estas características desde la guerra civil126, por lo que generó una gran
expectación y contó con una alta participación de españoles127. Entre los asistentes se
contaban prácticamente todos los representantes de la elite mundial de la psiquiatría y
la psicoterapia, tales como Henry Ey, Victor Frankl, Franz Alexander, Eugène

                                                                                                               
124
CONDE OBREGÓN, Ramón, (1958), “La psiquiatría existencial”, nota sobre el IV Congreso de
Psicoterapia, celebrado en Barcelona del 1 al 7 de septiembre de 1958, CONVIVIUM, n. 5-6, pp. 101-106,
p. 101-102.
125
Véase La Vanguardia, 2 de septiembre de 1958, p. 17.
126
DRUET, Anne-Cécile, (2014) «La psiquiatría española y Jacques Lacan antes de 1975». Asclepio 66,
(1), p036, doi: http://dx.doi.org/10.3989/asclepio.2014.10
127
Hubo una alta participación de españoles, entre los que se encontraban Vallejo Nágera, López Ibor,
Pelaz, Ballesteros Rojas, Rof Carballo, Germain, Otaola, Grañem, Folch, Martín Santos, Solé Segarra,
entre otros.

  248  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Minkowsky, Medard Boss, Biswanger, Manfred Bleuler, Jores, Erwin W. Strauss, Jacob
Lévy Moreno, Igor Carusso, René Diatkine o Jacques Lacan.
Sarró había coincidido con varios de ellos al menos una vez antes, en el Primer
Congreso Mundial de Psiquiatría, celebrado en Paris en 1950 y que contó igualmente
con una alta participación de especialistas128. De este encuentro en Paris hay varias
cuestiones a destacar. Por un lado, sería la primera vez que los psiquiatras exiliados tras
la Guerra Civil, como es el caso de Emilio Mira o Felix Martí Ibañez, se encontraran
con los psiquiatras del bando contrario, tales como Sarró, López Ibor o Vallejo Nágera,
miembros del comité español enviado a Paris129. De otro lado, fue en esta ocasión que
los futuros psicoanalistas españoles de la IPA se presentaron a la Société
psychanalytique de Paris como candidatos para la formación, lo que llevó al menos a
Bofill a conocer a Lacan y a coincidir con las principales figuras del movimiento
psicoanalítico francés asistente al congreso130.
En la quinta sesión de este congreso titulada <<Evolución y tendencias actuales
del psicoanálisis>>, Sarró declaró que se consideraba suficientemente autorizado en el
tema, debido a su formación en el seno del circulo freudiano y su contacto con Freud,
como para intervenir en la discusión y criticar que en las alocuciones previas (Ana
Freud, Lacan, Alexander, Laforgue, Melanie Klein, etc.), sólo se hubieran realizado
objeciones de detalle al psicoanálisis, sin abordar ninguna de ellas una revisión
integral 131 . Un cometido que, además de ser el que guió gran parte de su obra
psiquiátrica, promovió desde su cátedra de Psiquiatría en la Universidad de Barcelona,
obtenida ese mismo año.
Desde su regreso de Viena en 1927, Sarró había mantenido una relación crítica
con el denominado psicoanálisis ortodoxo en el que, según exponía en 1956 “reina una
singular forma de paralización del pensamiento crítico, uno de cuyos síntomas más

                                                                                                               
128
Véase JORDÁ MOSCARDÓ, Enrique; REY GONZÁLEZ, Antonio; ANGOSTO SAURA, Tiburcio,
(2007), “La psiquiatría franquista y el exilio en el I Congreso Mundial de Psiquiatría, Paris, 1950”, en
CAMPOS, Ricardo; VILLASANTE, Olga; HUERTAS, Rafael (eds.), De la <<Edad de Plata>> al
exilio. Construcción y <<reconstrucción>> de la psiquiatría española, Madrid, Frenia, pp. 377-394.
129
CONGRESO (1950), Comité español para el primer Congreso Internacional de Psiquiatría, Actas Luso
Españolas de Neurología y Psiquiatría, 9, 60,
130
DRUET, 2006; 2014,
131
JORDÁ MOSCARDÓ; REY GONZÁLEZ; ANGOSTO SAURA, 2007, p. 338; y EY, H.; MARTY,
P.; BOUTONIER, J.; Le MAPPIAN, M. (1952) Psychothérapie- Psychanalyse Médecine Psycho-
Somatique . T V. [Comptes rendus des séances]. Premier Congrès Mondial de Psychiatrie, Coll.
Actualitès Scientifiques et Industrielles (1172), Paris, Hermann et Cie,Editeurs

  249  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

acusados es el `horror al diálogo´”132. Un diálogo que como “autorizado” en la materia y


desde un lugar privilegiado, tanto por su cargo académico como por el prestigio del que
gozaba dentro del estamento oficial de la psiquiatría franquista, se propuso realizar y en
el año 1951 la Revista de Psicología General y Aplicada anunciaba, en el contexto de
los cursos y seminarios de la cátedra, el programa dedicado al estudio del psicoanálisis a
partir de diversas perspectivas133. La psiquiátrica fue abordada por Francisco Marco
Merenciano con “Psicoanálisis y melancolía en Santa Teresa”, J. Vila Campderros que
disertó sobre “Metamorfosis del concepto de inconsciente”, o Jerónimo de Moragas que
habló de la “Posición del psiquiatra infantil frente a las tesis psicoanalíticas sobre la
vida sexual y onírica de los niños”. Marco Merenciano y Moragas publicarían poco
después, en la revista de López Ibor dos trabajos, de temática similar134. Desde la
perspectiva religiosa el Padre César Vaca, director del colegio Agustino del Buen
Consejo de Madrid, disertó sobre “Psicoanálisis y dirección espiritual”, tema al que
había dedicado una monografía publicada ese mismo año, y que estaba explícitamente
dirigida a la formación de religiosos en su labor como guías espirituales. La perspectiva
filosófica fue abordada por el reverendo Ramón Roquer i Vilarrasa, profesor de filosofía
de la Universidad de Barcelona, teólogo de tradición neoescolástica que habló sobre “El
concepto psicoanalítico de la sublimación y la autonomía del plano espiritual”. Hubo
además otros autores que disertaron desde un enfoque literario (P. Capa sobre “La
expresión en el hombre y el psicoanálisis) e incluso técnico (Miguel Masriera, asiduo a
escribir en prensa sobre temas de divulgación científica, también sobre psicoanálisis,
habló de “El psicoanálisis y las manifestaciones enérgicas de los procesos mentales”).
Junto a todos ellos, también participaron el grupo de psiquiatras compuesto por Pere
Bofill (“El narcoanálisis”), Pere Folch (“El análisis de la personalidad desde el punto de
vista caracteriológico), Julia Corominas (“Rasgos diferenciales del psicoanálisis en la
infancia”), Enric Grañen (“El ensueño lúcido de Desoille”), Juan Ramón Otaola
(“Orígenes y época inicial del psicoanálisis”) y Josep Beá (“Psicoanálisis de la conducta
agresiva”), miembros del incipiente movimiento de psicoanálisis español.
Así mismo, en el I Congreso Ibero-Américano de Intercambio Médico
Psicológico dedicado a la obesidad, que se celebró en Barcelona en el año 1955, Sarró,
                                                                                                               
132
SARRO, Ramón, (1956), “El ocaso del psicoanálisis ortodoxo en Sudamérica”, Revista de Psiquiatría
y Psicología Médica en Europa y América Latina, 2 (7), pp. 631.636, p. 631.
133
Revista de Psicología General y Aplicada, 6, 1951, pp. 212-214.
134
MARCO MERENCIANO, Francisco, (1952), “Histeria y Psicoanálisis”. Actas Luso Españolas de
Neurología y Psiquiatría. 2, pp. 220-224; MORAGAS, Jeronimo (1951), “Visión Postanalítica del niño”,
Actas Españolas de Neurología y Psiquiatría, 10 (4), pp. 260-271.

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Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
como presidente del comité local, dedicó la conferencia inaugural al tema de “El
ingreso del psicoanálisis en la Universidad Iberoamericana” donde afirmó que éste
“había llegado a una etapa de madurez suficiente para ingresar en la Universidad y
convivir con las demás disciplinas médicas a las que estimula en la necesidad de una
mayor inteligibilidad entre los seres humanos y especialmente entre médico y paciente,
profesor y discípulo (…) el psicoanálisis ha vencido ya muchos recelos y obstáculos, ha
colocado al hombre en el corazón de la psicología, ha obtenido el beneplácito de la
Iglesia, y hasta el reconocimiento de los psiquiatras y de los viejos alienistas”135.
En el congreso se encontraban los psicoanalistas de la sociedad argentina,
Rascowsky, Garma, Abadi, Grimberg, y Tallaferro, invitados por Ramón Portillo,
presidente de la recién creada Asociación Psicoanalítica Española, en 1954136. Este tipo
de encuentros revelan la red colaborativa que existió entre psiquiatras y psicoanalistas,
en la que consolidaron espacios de diálogo entre ambas disciplinas.
En el curso de 1956, con motivo del centenario del nacimiento de Freud, la
cátedra dedicó de nuevo un programa al estudio del psicoanálisis con el título genérico
“Lo vivo y lo muerto de la obra de Freud” publicado íntegramente en dos números de la
Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina137. A esta
conmemoración también se sumaría la revista de Germain, que ese mismo año rindió
homenaje a Freud en un doble número monográfico138. Y a partir del año 1957, desde
la cátedra se organizaron semanalmente Seminarios de Terapéutica Psicoanalítica139,
abiertos a todos los interesados en la materia e impartidos por Bofill, que ya era
psicoanalista miembro de la Sociedad Suiza de Psicoanálisis.
Junto a la cátedra, la Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y
América Latina fue un importante órgano de difusión de trabajos psicoanalíticos,
aunque ciertamente muchos de ellos estuvieron orientados hacía el debate sobre los
fundamentos de una psicoterapia existencial que debía sus orígenes al psicoanálisis.
Esta revista sería la encargada de publicar las noticias relativas al IV Congreso

                                                                                                               
135
“Solemne apertura del I Congreso Iberoamericano de Intercambio Médico Psicológico” La
Vanguardia, 5 de agosto de 1955, p. 12.
136
CARLES et al. 2000, p. 259.
137
(1956), Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latinas, 2 (7) y 2 (8).
138
(1957), Revista de Psicología General y Aplicada, 12 (41-42)
139
BOFILL, Pere, (1958), “Psicoanálisis”, Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y
América Latinas 3,(7), pp. 609-610, p. 610.

  251  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

Internacional de Psicoterapia de Barcelona (1958) y publicar las actas, proyecto que se


extendió a lo largo de doce entregas entre enero de 1959 y junio de 1962140.
Es interesante la historia de la publicación de estas actas, en las que, como es
sabido141, no constó la conferencia de Lacan “El psicoanálisis verdadero y falso”, que
fue finalmente localizada en 1991 en casa de Sarró y publicada en 1992 en la revista
Freudiana142 y en la revista francesa L´Âne143. Ambas revistas hablaron entonces de
censura a la figura de Lacan. No obstante, como ha señalado Druet144, es difícil sostener
esta afirmación, ya que por un lado, la Revista de Psicología Médica de Europa y
América Latina publicó aproximadamente la mitad de las intervenciones del congreso,
por lo que ni la aportación de Lacan ni la de otros muchos fue publicada. Además el
contenido del texto de Lacan abordaba cuestiones teóricas e institucionales internas al
psicoanálisis, por lo que tampoco se sostiene la idea de una censura política en relación
a lo expuesto por el psicoanalista francés. Por último, la idea de censura a la figura
concreta de Lacan debido a sus críticas a la IPA, requeriría de la intervención de esta
institución en una publicación dirigida por Sarró, asunto poco probable, ya que el propio
Sarró mantenía una postura abiertamente crítica con la IPA. Además, la relación entre
145
ambos, a juzgar por la correspondencia y los siguientes encuentros que
protagonizaron -después de 1958 coincidieron en una conferencia de Serge Leclaire
organizada por el grupo de L´Evolutión Psychiatrique, y en 1972 Sarró y Martí-

                                                                                                               
140
DRUET, 2014.
141
DRUET, 2014; DRUET, 2006, pp. 179-194.
142
LACAN, Jacques (1992), “El psicoanálisis verdadero y falso”, Freudiana, (4-5), pp. 23-34; DRUET,
2014; DRUET, 2006, pp. 179-194.
143
LACAN, Jacques, (1992), “La psychanalyse vraie et la fausse”, L´Âne, (51), pp. 24-27; LACAN
(2001), Autres écrits, Paris, Seuil; DRUET, 2014; DRUET, 2006, pp. 179-194.
144
DRUET, 2014; DRUET, 2006, pp. 179-194.
145
En el archivo personal de Ramón Sarró custodiado por la Biblioteca de Cataluña se conservan varias
cartas entre Lacan y Sarró. En todas ellas el tono es bastante cercano, de simpatía mutua. Lacan agradece
a la familia Sarró por los días en Barcelona tras su estancia en 1972, y Sarró responde con gran
familiaridad bromeando sobre su nieta, de la que afirma que no debe “ser lacaniana” ya que no muestra
interés por el espejo. Así mismo, Sarró recomienda ir a los seminarios de Lacan a una discípula argentina,
Ana. Ma. Luise, que diligente asiste y relata a Sarró sobre la confluencia de gente y la singular
experiencia que le supone. Sarró a través de su alumna manda un mensaje a su querido amigo Lacan, tal
y como él mismo lo describe, (22 de marzo de 1973), recordándole que tiene pensado viajar a Paris para
ofrecer una conferencia. El catalán escribirá igualmente a Lacan para solicitarle su asistencia a la misma,
ya que aprecia el debate que su presencia pueda aportarle. Por otro lado, Sarró anuncia que enviará a
Lacan su trabajo sobre los delirios y el análisis mitologemático, pues aunque existen diferencias
conceptuales entre ellos, considera que ambos parten del mismo punto: la lectura de Freud. (SARRÓ
BURBANO, Ramón, (1972) Correspondencia personal con Jacques Lacan, Ms. 9270/4.1, Capsa 32.
Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano. Biblioteca de Catalunya)

  252  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Tusquets le invitaron de nuevo a Barcelona para dar una conferencia en la Asociación
de Psiquiatría de la Academia de Ciencias Médicas- era de mutua simpatía146.
Donde sí hubo cierto grado de censura, al menos en forma de precaución
política, fue en la organización del congreso –que prudentemente incluyó una mesa de
religión y psicoterapia, que no había existido en las ediciones anteriores del congreso-.
La organización de la sección de psicoanálisis -presidida por Franz Alexander-, estuvo
a cargo de Bofill quien, a petición de Sarró, publicó, en un número de la Revista de
Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina dedicado a la preparación
del congreso, un estado de la cuestión del psicoanálisis en España147. Bofill omitió
determinados nombres vinculados a las políticas republicanas –salvo el de Ángel
Garma- y en cambio, hizo homenaje al rol que habían jugado personajes como Sarró,
López Ibor, Laín Entralgo y Vallejo Nágera148, seleccionando estratégicamente los
datos del relato.
Diarios como ABC, La Vanguardia o El Correo Catalán siguieron el desarrollo
diario de las ponencias y comunicaciones, también el noticiario del NODO informó
sobre el acto de inauguración149. La prensa tuvo la clara directiva de ensalzar el papel de
la psiquiatría nacional y preservar las garantías morales que un acto de esta envergadura
debía cumplir. Este motivo hizo que, por ejemplo, la conferencia de Lacan, quedase
eclipsada en los periódicos ya que estaba programada el mismo día que la conferencia
del López Ibor y la el padre Milloux, por lo que consecuentemente las noticas dieron
preeminencia a estas dos intervenciones150.
Días después del fin del congreso, seguían apareciendo noticias y reflexiones
sobre lo ocurrido en Barcelona. ABC por ejemplo publicó un artículo del psiquiatra
Alejandro Gallego Meré 151 , donde éste se posicionaba a favor de Freud frente a
Heidegger y la orientación existencial de la psicoterapia:

                                                                                                               
146
DRUET, 2014; DRUET, 2006, pp. 179-194.
147
DRUET, 2006, p. 96; DRUET, Anne-Cécile, (2011b), “Psychoannalysis in Franco´s Spain (1939-
1975): Crónica de una `agonia´anunciada”, en DAMOUSI, Joy; PLOTKIN, Mariano (coords.),
Psychoanalysis and Authoritarism, Nueva York, Oxford University Pres, pp. 153-194, p. 70.
148
BOFILL, 1958, p. 609.
149
NODO, n.º 818, B, Año XVI, http://www.rtve.es/filmoteca/no-do/not-818/1486168/ [consultado el
28/07/2018]
150
DRUET, 2014.
151
Gallego realizará su formación psicoanalítica en Francia y Suiza, y en 1962 participará, junto a Molina
Núñez en el proyecto del Instituto-Clínica de Psicoterapia Peña Retama, comunidad terapéutica de
régimen abierto para pacientes en tratamiento psicoanalítico, fundada a las afueras de Madrid, pionera en
el trabajo e investigación en psicoterapia de orientación dinámica en España.
https://www.centropsicoanaliticomadrid.com/publicaciones/revista/numero-23/biografia-de-alejandro-
gallego-mere/ [consultado el 10/08/2018]

  253  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

“Se ha dicho que la obra de Freud, camino y fuente de un rico contacto con
el enfermo, está superada y desplazada; ¿cuál es, por tanto, la nueva ruta
desde un punto de vista práctico? Consideramos que psicoterapia es tratar al
enfermo por medios psíquicos, es decir, mediante el vehículo fundamental
de la palabra (…) Partiendo de esta base, hemos tratado de encontrar el
camino que nos guiara hacía la verdad de cada enfermo, y ésta sólo puede
surgir de un diálogo en profundidad con el paciente; es decir, el
psicoanálisis. Sabemos que el psicoanálisis ha tenido siempre en España un
ambiente hostil. En el Congreso, determinadas voces, especialmente
españolas, han hablado de él como de una técnica ya pasada y superada; más
yo preguntaría: ¿Cuándo le dieron vigencia? (…) Concebimos la
psicoterapia como una ayuda directa y concreta al enfermo, no como una
simple orientación conceptual. En este sentido preguntaríamos: ¿En qué
forma una orientación `antropológica existencial´ nos puede ayudar?”152

La preferencia por Freud de Gallego Meré ponía el acento en un punto crucial


sobre la utilidad clínica de toda esta renovación conceptual de la antropología
existencial, e invitaba a que la misma respondiese a este requerimiento al que, por otro
lado y en opinión de Gallego, el psicoanálisis ya había respondido.
Sobre este punto, la postura de Sarró, tomada como respuesta, iba a ser
exactamente la contraria:
“En mi opinión, (…) nos encontramos en un período de transición entre el
psicoanálisis y la antropología existencial. Si ésta consigue exponer sus tesis
en forma persuasiva (…) la conversión de la mayoría de los psicoterapeutas
hacía la nueva orientación quedaría enormemente facilitada. Estoy seguro de
que, en general, la mayoría de los investigadores se dan cuenta de que el
edificio psicoanalítico se cuartea y que cada vez es más difícil utilizarlo
como morada científica. En cuanto vean que la nueva morada de la
Antropología existencial resulta habitable, no me extrañaría que se
trasladaran a ella en masa”153

La conferencia inaugural de Sarró hizo hincapié en esta cuestión, denominada


por los organizadores la “revolución psicosomática” de la Medicina española. El
termino “revolución” en cambio, desaparecería finalmente de las presentaciones ya que
desagradó a las autoridades políticas154, ante las que hubieron de tomar las necesarias

                                                                                                               
152
GALLEGO MERÉ, Alejando, (1958) “En torno al IV Congreso Internacional de Psicoterapia”, en
ABC jueves 18 de septiembre de 1958.
153
DALMAU CIRIA, Miguel (1958), “El profesor Sarró y el IV Congreso Internacional de
Psicoterapia”, Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latinas 3 (7), pp. 569-
581, p. 580. De la entrevista, resulta interesante igualmente para nuestro desarrollo el siguiente párrafo:
“Según mi criterio, ninguno de los conceptos básicos de FREUD: transferencia, represión, resistencia,
regresión, proyección, sublimación, etc. pueden considerarse superfluos. Pero tampoco creemos que
ninguno, absolutamente ninguno, deba subsistir con el mismo sentido que FREUD les concedió (…). Mi
criterio personal es el de que del contacto de la obra de FREUD con la obra de HEIDEGGER ha de salir
una nueva concepción del hombre, que será, respecto al Psicoanálisis, en parte substitutiva, en parte
renovadora” (p. 576 )
154
Véase La Vanguardia , 2 de septiembre de 1958, p. 17.

  254  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
precauciones 155 . La intención de Sarró era, tal y como relató en la mencionada
entrevista realizada con motivo del congreso, proponer esta “revolución” como forma
de denunciar que la misma estaba ausente dentro del ámbito teórico y práctico de la
medicina española156. De hecho, en el plano nacional, la “revolución psicosomática” era
para los organizadores la finalidad principal del encuentro. En el plano internacional, se
trataba de unificar las diferentes concepciones psicoterapéuticas y crear una Federación
Internacional de Psicoterapia, que no estuvo exenta de polémicas en la configuración de
sus estatutos157.
Tras esta presentación, Sarró abordó el tema central de su intervención: “La
interpretación del mito de Edipo en Freud y en Heidegger”. El catalán proponía someter
a evaluación el complejo de Edipo a la luz de la psicología profunda y afirmaba que ni
siquiera el campo del psicoanálisis que se consideraba continuador legítimo de Freud,
mantenía hoy día el Complejo de Edipo en su primitivo significado freudiano158. Su
propuesta consistió en renovar la interpretación de Edipo a través de la antropología
fenomenológico-existencial desde el punto de vista del pensamiento de Heidegger, y así
contraponer el homo natura con el <<Da-sein>>. La pregunta final, con la que cerraba
su intervención era la siguiente: “¿Qué concepción del hombre es la más adecuada para
servir de fundamento a la Psicoterapia?”159:
“Hasta ahora, la orientación antropológica existencial en Psiquiatría se ha
consagrado primordialmente al estudio de las psicosis o a puros aspectos de
psicopatología. Hora es ya de que se analicen las posibilidades de renovar la
Psicoterapia por el pensamiento antropológico, que se vean las respuestas
que puede dar la nueva antropología al problema de la represión, de la
resistencia, de la sublimación, etc. Jamás deben perderse de vista los
fenómenos. Son los valores inconmovibles de la futura Antropología
                                                                                                               
155
Druet señala las directrices que guiaron las noticias prensa, encargadas de ensalzar el papel de la
psiquiatría nacional y, además de preservar las garantías morales que un acto de esta envergadura debía
cumplir. De esta forma intervenciones como la de Lacan, Biswanger o Henry Ey, quedaron eclipsadas en
los periódicos por la participación española o la glorificación ideológica (DRUET, 2014)
156
DALMAU CIRIA, 1958, p. 571
157
En la correspondencia entre Ramón Sarró y Boss a lo largo de los meses de sep-dic de 1958, ambos
intercambian varias cartas relativas a los estatus de la Federación Internacional de Psicoterapia. Al
parecer el padre Mailloux reclamaba mayor presencia de los psicoterapeutas no-médicos en la
composición de los estatutos, ya que la Federación debía dejar claro que daba cabida a diversos perfiles
entre sus miembros. Este tema, según refiere Sarró, también preocupaba a Lacan, que acababa de regresar
de unas vacaciones en Ibiza pocos días después del congreso de Barcelona. Sarró era de la idea de que
había que crear una federación inclusiva, que diese lugar tanto a médicos como a no médicos
(principalmente religiosos dedicados a la psicoterapia), presionado así mismo por López Ibor desde
Madrid, que temía que la no inclusión de los no médicos diese lugar a la creación de otra sociedad rival,
en la que todos ellos tuvieran cabida. SARRÓ, Ramón, (1958), Correspondencia personal con Medard
Boss, Ms. 9270/1, Capsa 2. Secció Manuscrits, Fons Ramón Sarró i Burbano, Biblioteca de Catalunya
158
SARRO, Ramón (1959), “La interpretación del mito de Edipo en Freud y en Heidegger”, en Revista de
Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina, 4 (2), pp. 125-141, p. 129
159
SARRÓ, 1959.

  255  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

Médica. Y, estos valores, son freudianos. Por esto jamás los médicos, por
mucho que nos alejemos de FREUD, dejaremos de ser sus discípulos.
FREUD es una figura perenne de la Medicina, como HIPÓCRATES.
Descubrió factores permanentes no sólo de la enfermedad humana, sino de la
relación médico-enfermo. HEIDEGGER no representa un segundo FREUD
para la Psiquiatría. FREUD está presente en este Congreso y estará presente
en los venideros”160

En relación a la “renovación” del psicoanálisis por la psiquiatría española – o la


“revolución” de la medicina a partir de la superación del psicoanálisis, tal y como Sarró
sugiere-, se puede tomar esta pregunta como punto de partida en torno al que articular,
no sólo las intervenciones del congreso, sino prácticamente todas las revisiones que se
hicieron del pensamiento de Freud en estos años.
La cuestión era clara, Freud había señalado que determinadas manifestaciones
aparentemente irrelevantes podían tener un sentido oculto. Esta revelación –contenida
en Psicopatología de la vida cotidiana, entre otros textos- confrontada con el análisis
fenomenológico y la antropología existencial, fue llevada cada vez más lejos, en un
verdadero esfuerzo hermenéutico por penetrar en la modalidad histórica y existencial
del hombre161. La psiquiatría buscaba el fundamento filosófico en el que sustentar su
concepción del hombre y del mundo, y así entender “el puesto del hombre enfermo en
el cosmos”. Se desechó el origen sexual o pulsional de Freud –el homo natura-, por una
nueva concepción que tomó, según cada propuesta, el sistema fenomenológico de
Jaspers, el criterio fenomenológico-existencialista de Biswanger -que había explicado el
existir del enfermo esquizofrénico partiendo de Freud y Heidegger- o la propuesta de
Minkowsky entre otros.
También al respecto, tal y como defendió Solé Segarra en el número especial de
la Revisa de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina dedicado a la
preparación del congreso, la psiquiatría no se podía olvidar de resaltar la labor de sus
autores nacionales, como López Ibor y Sarró, “el segundo más polarizado a la
antropología como superación del psicoanálisis”, el papel de médicos como Rof
Carballo162 y Laín Entralgo163 o el lugar de Vallejo Nágera, al que se rendía tributo por

                                                                                                               
160
SARRÓ, 1959, p. 141.
161
Este planteamiento viene además acompañado por el propio desarrollo del pensamiento filosófico
español, de fuerte influencia germana, con autores como Ortega y Gasset, Laín Entralgo o Zubiri, con
influencias filosóficas de origen alemán, relacionadas con el pensamiento psiquiátrico de la Escuela de
Heidelberg.
162
En 1949 publica Patología psicosomática, trabajo de divulgación destinado a los estudiantes de
medicina, en el que expone la enfermedad psicosomática desde diferentes enfoques, incluido el
psicoanálisis, al que caracteriza con elogios. Rof Carballo formará parte del grupo madrileño vinculado a

  256  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
su manual de psiquiatría Tratamiento de las enfermedades mentales, publicado en 1940
y que había alcanzado una gran difusión ya que era el texto obligatorio de su cátedra.164.
Junto a estas figuras, la nueva generación de jóvenes psiquiatras, entre los que se
contaba Martín-Santos, Obiols, Ancochea, Irazoqui, S. Montserrat, Castilla del Pino, G.
De Moragas, De la Cruz, Abella, O. Torras, Alberca, Valenciano, etc, representaban el
futuro de esta nueva psiquiatría de sello nacional165.
A lo largo del congreso se destacó en varias ocasiones el concepto de
transferencia en Freud que, según decían, había revolucionado la medicina al poner en
primer plano la vivencia del enfermo y la relación interpersonal con el médico. Rof
Carballo por ejemplo expuso está idea, basándose en Medard Boss y Gustav Bally,
representantes de la moderna psicoterapia caracterizados por defender que el
pensamiento de Heidegger y Freud estaba fundamentado en las mismas bases, por lo
que no era necesario superar o complementar el uno con el otro166. También Igor
Caruso, defendió una idea similar en su intervención, “La técnica analítica como técnica
existencial”, contraponiendo la introspección (en la que el sujeto se abstrae como objeto
de su propia intelección) a la técnica especial del <<transfert>>, “la única que muestra
167
al hombre real en el mundo real” . Luis Martín-Santos presentó “Libertad,

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
la IPA y será el autor de la introducción de las Obras Completas de Freud reeditadas en 1972, con el que
ponía fin a diversos entuertos sobre la fraudulenta revisión y traducción de Rey Ardid del tercer volumen
(1968) con el que se completaba la segunda edición de 1948, y que éste habría plagiado de la edición
argentina traducida por Ludovico Rosenthal (DRUET, 2006, p. 102-104. )
163
Es interesante señalar que Laín va a ser uno de los primeros autores que en España se cuestionen sobre
el sentido histórico de la subversión freudiana dentro de la historia de la medicina. Al mismo tiempo este
autor coincide con sus contemporáneos en la crítica a la idea del hombre que promueve el psicoanálisis.
Supone un error gnoseológico, dirá, reducir todo lo intencional del hombre a lo puramente instintivo-
libidinoso, interpretado además desde esquemas tomados del positivismo mecánico: “Para operar
científicamente con lo irracional -lo inconsciente, la libido o el `ello´, como quiera decirse- FREUD
emplea los métodos empírico-racionales, causales y atomísticos que le ofrecía la psicología asociacionista
de su tiempo. Es evidente, pues, que el psicoanálisis apela a un método inadecuado al material instintivo,
formalmente irreductible a esquema mecánico, que FREUD mismo ha reincorporado a la Medicina y a la
Antropología. La conducta de FREUD es la típica del hombre de transición: ha descubierto un dominio
nuevo, pero lo explora y domina con instrumentos antiguos”. (LAIN ENTRALGO, Pedro (1943), “La
obra de Segismundo Freud. Meditaciones de un historiador de la medicina sobre algunos temas del
psicoanálisis”, en Estudios de Historia de la Medicina y de la Antropología Médica, Madrid, Ediciones
Escorial, t. 1, pp. 65-280, p. 130). Véase también la entrevista que Carmen Cuñat y María Redondo
realizan a Pedro Laín en CUÑAT, Carmen; REDONDO, María, (1982) “Entrevista a Pedro Laín
Entralgo”, Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 2 (5) pp. 43-55; y el trabajo sobre la
influencia de Freud en la obra de Lain, en BERMEJO FRÍGOLA, 1998
164
CARLES, et al. 2000, p. 231
165
SOLÉ-SEGARRA, Josep, (1958), “La psiquiatría clínica frente a la orientación antropológica”, en
Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina. 3(7), pp. 626-627
166
CARBALLO ROF, Juan (1959) “Transferencia y coexistencia”, Revista de Psiquiatría y Psicología
Médica de Europa y América Latina. 4 (2), pp. 104-124.
167
CARUSO, IGOR A. (1959), “La técnica analítica como técnica existencial”, Revista de Psiquiatría y
Psicología Médica de Europa y América Latina, 4 (3), pp. 171-174

  257  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

temporalidad y trascendencia del psicoanálisis”168, contrario a la idea de sintetizar


psicoanálisis y existencialismo, o superar el primero por el segundo, Mártín-Santos
defendía la polaridad complementaria entre instinto y existencia, entre Freud y Jaspers,
que el autor resolvía en el pensamiento de Sartre; o como J. R. Otoala, que se esforzaba
por destacar los fundamentos teóricos (Freud, Heidegger, Dilthey, Husserl, Scheler,
etc.) con los que debía contar la psicoterapia, sin caer en un idealismo puro ni en un
materialismo que se olvida de la dimensión del ser169.
En el cierre del congreso Sarró retomó la idea de la renovación “revolucionaria”
que todas estas ideas – entre las que destacaba la relación interhumana entre médico y
paciente- podían llevar al campo de la asistencia psiquiátrica, incluido en el ámbito del
tratamiento farmacológico. Un colofón final lleno de buenas intenciones que poco o
nada tenía que ver con la realidad de la asistencia psiquiátrica en España 170. En
cualquier caso es cierto que este congreso fue un punto de inflexión y un reflejo de lo
que sucedería pocos años después, con la consolidación de experiencias como la clínica
Peña Retama, primera comunidad terapéutica abierta, los primeros grupos de
psicoterapia grupal, los inicios de la psicoterapia institucional de Tosquelles171 o, como
se viene diciendo, la consolidación de la sociedad psicoanalítica española, que sería
aprobada por la IPA al año siguiente, en 1959.

4. 2.3 La formulación institucional del psicoanálisis.

En el mes de septiembre de 1959, la Sociedad Luso-Española de Psicoanálisis


celebró en Barcelona su primera sesión científica. El acto lo abría Bofill, presidente de
la Sociedad, frente a representantes de la IPA y de la OSM (Organización de Salud
Mental). La Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina
informaba del evento en su sección sobre vida académica, y destacaba la aportación que

                                                                                                               
168
Luis Martín-Santos publicará pocos años después (1964) Libertad, temporalidad y transferencia en el
psicoanálisis existencial. Para una fenomenología de la cura psicoanalítica , Barcelone, Seix Barral,
Sobre el concepto de enfermedad de este autor véase, GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel (1998), “El
sentido de la enfermedad en la obra de Luis Mártín-Santos”, Asclepio, 50, 1, pp. 79-102
169
OTAOLA, José Ramón, (1959), “Fundamentos teoréticos de la psicoterapia profunda. ¿Psicoanálisis
o análisis existencial”, Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina. 4(3), pp.
205-209.
170
CAMPOS, Ricardo; GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel (2017), “Psiquiatría en el primer franquismo:
saberes y prácticas para un `Nuevo Estado´Dynamis 37 (1), pp. 13-21; COMELLES, 1988.
171
ANGOSTO, 1993; Sobre este período véase HUERTAS, Rafael, (coord.) (2017c), Psiquiatría y
antipsiquiatría en el segundo franquismo y la Transición, Madrid, Catarata.

  258  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
esta sociedad representaba para la higiene mental española172. El año 1960 había sido
proclamado “Año Mundial de la Salud Mental” y por este motivo la Liga Española de
Higiene Mental y la Asociación Española de Neuropsiquiatría organizaban en 1959 la
XII Reunión Internacional de la Federación Mundial de Salud Mental, en Barcelona.
Sarró era miembro del consejo ejecutivo de la Federación, lo que significaba una mayor
participación de España en el movimiento internacional de la Salud Mental, que
culminará en 1960 con la primera reunión de la recién creada Asociación de Salud
Mental173.
La introducción en España de un nuevo concepto de salud mental tuvo en la
figura de Sarro, entre otros actores, un impulso importante, en consonancia con la
orientación dinámica de la medicina mental de estos años174.
La historia del movimiento de institucionalización del psicoanálisis en España
está estrechamente vinculada a este contexto de cambio. Contó principalmente con dos
focos intelectuales, Madrid y Barcelona, a su vez relacionados con las sociedades
psicoanalíticas de Argentina, Alemania, Francia y Suiza. Los psiquiatras que arrancaron
con el proyecto lo hicieron primero en el extranjero –exceptuando a Jerónimo Molina,
que inició su formación analítica antes de la guerra, con Garma- y luego en España,
atrayendo a más compañeros y participando, como hemos visto, en los encuentros
científicos que sucedían en el país.
A partir de los años 50, el auge de la psicoterapia, el aperturismo científico y el
contacto con el extranjero, fomentaron un mayor diálogo con el psicoanálisis,
auspiciado por algunas cátedra y el propio desarrollo teórico e institucional de la
profesión. En 1952, Román Alberca, director del Hospital Psiquiátrico de Murcia,
señalaba en el prólogo a la versión castellana del libro del psicoanalista británico James
Arthur Hadfiel, Psychology and Mental Health que la psiquiatría asistía a una notable
mutación por la cual ya no aspiraba a “conducir al hombre a una exacta adaptación a

                                                                                                               
172
“Sesión de la Sociedad Luso-Española de Psicoanálisis” (1959), Revista de Psiquiatría y Psicología
Médica de Europa y América, 4 (2). p. XXXI
173
CARLES et al. 2000, p.264.
174
Véase NOVELLA, Enric, (2017a) “La psiquiatría franquista y la educación para la salud mental”, en
COMELLES, Josep M; PERDIGUERO-GIL, Enrique (coords.), Educación, Comunicación y Salud.
Perspectivas desde las ciencias humanas y sociales Tarragona, Universitat Rovira i Virgili, pp. 81-104;
NOVELLA, Enric, (2017b), “Psiquiatría, gobierno y medicina social: la higiene mental en España (1917-
1959), en CAMPOS, Ricardo; GONZÁLEZ DE PABLO, Ángel (coords), Psiquiatría e higiene mental en
el primer franquismo, Madrid, Catarata, pp. 81-111; CAMPOS, Ricardo; NOVELLA, Enric, (2017) “La
higiene mental durante el primer franquismo. De la higiene racial a la prevención de la enfermedad
mental (1939-1960), Dynamis, 37 (1), pp. 65-87.

  259  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

una norma bajo el signo de lo biológico, lo social o lo ético” sino a “lograr la plena
armonía entre la personalidad y sus fines”175.
En un contexto crítico con el freudismo, los miembros del movimiento
psicoanalítico español participaron en congresos, publicaron en las revistas más
importantes y fueron aceptados como grupo de psicoanálisis (pensemos sino en el lugar
que Sarró reservó a Bofill y otros compañeros en la organización de eventos
psicoanalíticos, o la aceptación en 1954 por parte del Ministerio de Gobernación de la
Asociación Psicoanalítica Española). La creación de una sociedad psicoanalítica no fue
percibida como un peligro por la psiquiatría oficial, que incluso aprovecharía las visitas
de los psicoanalistas extranjeros para invitarlos a participar en las actividades de sus
servicios, como es el caso de López Ibor que invitaría a Laforgue y Diatkine176, o Sarró,
que también aprovechó un viaje de Diatkine para invitarlo a dar una conferencia en su
cátedra y presentar un caso clínico177, o la ya conocida invitación de Lacan a Barcelona,
primero en 1958, y luego en 1972178.
La psiquiatría oficial no se opuso al psicoanálisis, como no se opuso a una nueva
tendencia psicoterápica en la que poco a poco se modernizaban los conceptos y las
prácticas “desde un interés colectivo (y nacional) al bienestar individual, desde lo
biológico a lo psicosocial, desde las psicosis a las neurosis, desde el deber al derecho, y,
en definitiva, desde una definición muy restrictiva a otra muy expansiva con respecto a
sus problemas y atribuciones”179. Aun así, en el nivel asistencial, este cambio no tendría
una traducción inmediata y la realidad asistencial seguía siendo bastante deficiente, a
pesar de algunos proyectos como el PANAP (Patronato Nacional de Asistencia
Psiquiátrica) creado en 1955 con el objetivo de planificar, organizar y coordinar los
servicios psiquiátricos públicos180.
Es importante señalar por tanto que el empuje español por la formación
institucional del psicoanálisis nació en el seno de este cambio psiquiátrico, como el
empeño de un grupo de jóvenes por la búsqueda de alternativas ante una deficiente
                                                                                                               
175
Alberca, R. (1952) “Prólogo”, en J.A. Hadfield, Psicología e higiene mental, Morata, Madrid, pp. 15,
citado por NOVELLA, 2017b, pp. 102-103.
176
CARLES et al. 2000, p. 254.
177
DIATKINE, (1957), “El psicodrama en el tratamiento de la esquizofrenia”, Revista de Psiquiatría y
Psicología Médica de Europa y América Latina 3 (2).
178
DRUET, 2014.
179
NOVELLA, 2017b, p. 105.
180
Véase CAMPOS; NOVELLA, 2017. Sobre PANAP véase SIMÓN LORDA, David (2017), “El
Patronáto Nacional de Asistencia (PANAP) y sus contradicciones: entre el enfoque psicosocial y el
modelo manicomial”, en HUERTAS, Rafael (coord.), Psiquiatría y antipsiquiatría en el segundo
franquismo y la Transición, Madrid, Catarata, pp. 15-46

  260  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
asistencia médica –y una monolítica formación biológica- y en continuidad con el
empuje aperturista de figuras como Garma, Lafora y Sacristán, sin desdeñar el papel
“dialogante” y “facilitador” de Sarró. Los resultados de este proyecto institucional,
exceden los objetivos de esta tesis, y han sido ampliamente detallados por los trabajos
de Vicente Bermejo Frígola181, Carmen Llor182 y Anne-Cécile Druet183. No obstante
hemos querido dejar apuntados algunos datos significativos que, de alguna forma,
complementan las reformulaciones y el espacio de diálogo psicoanalítico sucedido a lo
largo del primer franquismo.

4. 2.3.1 Barcelona
Fundado en 1947, el Centro de Estudios Antropológicos y Humanísticos
Erasmo, reunió a su alrededor a médicos, psiquiatras escritores, etc. interesados en
debatir y profundizar sobre diversos temas culturales. Entre ellos Pere Bofill, Pere
Folch, Enric Grañén, J.R Otaola, Joan Obiols, Josep Miret, R. de la Vega y C. Ballus184.
Fue un grupo muy activo, organizaron conferencias, tertulias, exposiciones, y
publicaron trabajos editados desde el propio centro185. Freud y el psicoanálisis fueron
uno de los temas que más debates generó. En palabras de Bofill:
“El psicoanálisis, que en otras latitudes había llegado a ser una puerta de
entrada a la psiquiatría, entre nosotros representaba, de momento, una puerta
de salida de la atmósfera enrarecida de la clínica psiquiátrica. El psiquiatra
español medio, hasta bien entrada la década de los cincuenta, podía
empaparse en consideraciones recabadas de cierta filosofía de la época, y
ampliar descripciones clásicas con eslóganes fenomenológicos, o
existencialistas, pero todas estas consideraciones estaban tan disociadas de la
práctica cotidiana que al volver al manicomio, el psiquiatra recuperaba todo
su temple reduccionista, y seguía clasificando a sus alienados en electro o
insulinochocables, paludizables, etc., practicando con ellos un conducto
personal veloz para alejarse, y regresar otra vez a su meditación sobre la
vida”186.

Desde el punto de vista cultural todo el grupo compartía el interés por las obras
de Freud, pero fueron principalmente los jóvenes psiquiatras que, después de leerlas en

                                                                                                               
181
BERMEJO, 1993b.  
182
Como hemos mencionado en la introducción, la tesis doctoral de Carmen Llor “El psicoanálisis en
España en el período 1936-1968” (1988), forma parte de la obra colectiva Psicoanálisis en España (1893-
1968), (Madrid, AEN, 2000) en el que también se incluyen las tesis de Francisco Carles, “La introducción
del Psicoanálisis en España (1893-1936)” e Isabel Muñoz “La evolución de los conceptos psicoanalíticos
en España (1923-1936), todas ellas dirigidas por Pedro Marset Campos en la Universidad de Murcia.
183
DRUET, 2006.
184
CARLES et al. 2000, p. 239.
185
CARLES et al. 2000, p. 240.
186
BOFILL,1987, p. 102.

  261  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

profundidad e informarse sobre los pasos a seguir187, se plantearon la necesidad de


analizarse y seguir la formación didáctica. Un proyecto difícilmente realizable en
España ya que, tras el exilio de Garma, no había ningún psicoanalista didacta, por lo que
las opciones se reducían a una: partir al extranjero, una logística compleja a la que se
sumaba la cuestión económica que podía suponer188.
Finalmente, fueron tres psiquiatras los que se decidirían por esta opción: Bofill,
Folch y Julia Corominas, que había contactado con el grupo Erasmo a su regreso de
Londres en 1948, donde había cursado una beca en la especialidad de psiquiatría
infantil, que le llevó a la Tavistock Clinic y a asistir a los seminarios de los
psicoanalistas ingleses J. Bowlby y E. Bick189.
Los tres solicitaron a la Comisión de Enseñanza de la Sociedad Psicoanalítica de
París una entrevista para ser admitidos como candidatos en formación, y en el I
Congreso Mundial de Psiquiatría de 1950, pasaron la entrevista de la comisión –
compuesta por nombres como Lacan, Natch, Bouvet, Schulumberger, Cenac, etc., - que
los aceptó como candidatos. No obstante, por diversas cuestiones, Bofill y Folch
finalmente realizarían sus análisis didácticos en la Sociedad Suiza.
En 1956 Bofill y Folch serán reconocidos por la Sociedad Suiza de Psicoanálisis.
Corominas, después de contactar con Anna Freud e intentar analizarse en Inglaterra,
comienza su análisis en Madrid con Margarita Steinbach –analista alemana que residirá
en España desde 1951 hasta su muerte en 1954-, y lo concluye en París con Bouvet,
donde pasa tres años becada por la O.M.S190
Erasmo fue entonces “el lugar de encuentro de jóvenes médicos de ideología
progresista, interesados por la psiquiatría, insatisfechos con la formación académica que
habían recibido y a los que parecía insuficiente el abordaje biologicista en el
entendimiento de la enfermedad”191 De aquí salieron los miembros del grupo catalán de
psicoanálisis que, en 1959 sería aceptado por la IPA como Sociedad Luso-Española de
Psicoanálisis.

                                                                                                               
187
Bofill escribió al psiquiatra chileno Matte Blanco para asesorarse sobre los trámites a seguir. Así
mismo Matte Blanco, en una visita a Madrid, también sugirió a Rof Carballo analizarse (CARLES et al.
2000, p. 242 y 248)
188
CARLES et al. 2000, p. 241.
189
DRUET, 2006.
190
CARLES et al. 2000, p. 257.
191
CARLES et al. 2000, p. 241.

  262  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
4. 2.3. 2 Madrid
En 1947 Jerónimo Molina Núñez, antiguo analizante de Ángel Garma, viajó a
Argentina con la idea de retomar su análisis interrumpido por la guerra192. Su doble
interés por el psicoanálisis y la histopatología del sistema nervioso, le hizo dividir su
tiempo entre el laboratorio de anatomía patológica del Hospicio de las Mercedes y el
Instituto de Psicoanálisis193. Recordemos que Molina se había formado en el contexto
psiquiátrico anterior a la guerra, con la influencia de autores como Lafora o Sacristán.
Según refiere el propio Molina, los argentinos no entendieron esta doble vocación, y la
interpretaron como una resistencia al psicoanálisis194. Finalmente Molina regresaría a
España sin concluir su análisis en Argentina.
Los consejos y la más que probable mediación de Garma, hicieron que poco
después Molina decidiese regresar al extranjero para continuar su formación, esta vez en
Berlín con Müller-Braunschweig, presidente de la Sociedad Alemana de Psicoanálisis.
Junto a él viajó el psiquiatría Ramón Portillo, que iniciaría su análisis con otra miembro
de la Sociedad, Margarita Steinbach195
Tras gestionar con el grupo de Müller el viaje de Steimbach a España, ésta se
traslada a Madrid en 1951, con la intención de crear un grupo de psicoanalistas en la
capital. Era la primera vez que un miembro de la IPA residía en España desde antes de
la guerra y de paso, era la primera vez que una mujer tenía un rol de primer plano en el
ámbito político del psicoanálisis196.
En el año 1953, Steinbach envía un informe detallado a Berlín sobre sus
actividades y la situación del psicoanálisis en Madrid:

“Soy cofundadora de la Asociación Psicoanalítica Alemana y llegué a


Madrid en marzo de 1951, donde trabajo desde entonces como psicoanalista.
He podido venir a Madrid porque tengo conocimiento del idioma español, y
lo he hecho respondiendo a una petición del psiquiatra Portillo. Él me ha
hablado del atraso de la psiquiatría española, en particular del tratamiento de
las neurosis (…). El doctor Ángel Garma, de Buenos Aires, me estimuló y
me apoyó en mi decisión de venir a Madrid (…) Garma opinaba que era un
buen momento para fundar un movimiento psicoanalítico en Madrid y que
en los círculos médicos existía una intensa necesidad. En marzo de 1951
empecé con cinco análisis. A lo largo del curso 1951-52 he ido tomando más
                                                                                                               
192
CARLES et al. 2000, p. 236.
193
CARLES et al. 2000, p. 236.
194
MOLINA NUÑEZ, Jerónimo, (1966), Estructura y formación del grupo de Psicoterapia Analítica.
Revista Española Psicoterapia Analítica. Monografía conmemorativa de la fundación de
la Asociación Española de Psicoterapia Analítica, pp. 23-33.p. 23.
195
MUÑOZ GONZÁLEZ, 1987, p. 226.
196
DRUET, 2006, p. 117.

  263  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

analizados, y al finalizar julio estaba ocupada con 16 análisis. En el nuevo


curso 1952-53 siguió el desarrollo favorable. En la actualidad tengo 16
análisis didácticos y cuatros terapéuticos y una lista de espera de más gente
interesada. De los 16 análisis didácticos, 12 son de análisis de formación y
cuatro son para información (…). Los analizados de formación son médicos,
la mayoría psiquiatras, excepto dos197

Entre los análisis didácticos a los que se refiere Steinbach en su informe se


encuentran, Ramón Portillo que había regresado de Alemania por motivos
económicos 198 , María Teresa Ruiz, inspectora de Primera Enseñanza y amiga de
Molina, Rof Carballo, Carolina Zamora o Jesusa Pertejo médica y psicóloga que
colaboraba con José Germain en el CSIC199. Todos ellos forman parte el grupo de
psicoanálisis de Madrid.
También se contaban entre los analizantes de Steinbach algunos extranjeros,
como Guillermo Sánchez Medina, que luego será el presidente de la Sociedad
Colombiana, y el profesor de psicología mexicano Luis Escobar. Según refiere Jesusa
Pertejo, esto se debió al prestigio de López Ibor en Latinoamérica, que atraía a médicos
a venir a España a formarse con él, y luego decepcionados por la tendencia organicista
buscaban formaciones alternativas200.
Molina por su parte, a su regreso a Madrid como psicoanalista miembro de la
Sociedad Alemana, y tras un episodio bastante turbio que lo enfrenta con Steinbach y
varios de sus compañeros, no formará parte de este grupo ni de la futura Sociedad Luso-
Española de Psicoanálisis 201 . En 1962 fundará en Madrid el Instituto-Clínica de
Psicoterapia “Peña Retama” y el Instituto de Psicoterapia analítica202.
En el año 1953 el grupo de Madrid y el de Barcelona han iniciado los trámites
para ser reconocidos internacionalmente y en el XVIII Congreso de la API en Londres,
Margarita Steimbach interviene en la reunión administrativa solicitando ayuda para el
grupo de Madrid, ya que ella sola no puede llevar a cabo los análisis didácticos, el
seguimiento clínico y la formación203.
En 1954 el Ministerio de Gobernación aprueba la constitución de la Asociación
Psicoanalítica Española, fundada por el grupo de Madrid (R. Portillo –presidente-, R.

                                                                                                               
197
MUÑOZ, 1989, p. 135.
198
CARLES et al. 2000,
199
CARLES et al. 2000, pp. 248-9.
200
Entrevista a Jesusa Pertejo Seseña (1989) citado por CARLES et al. 2000, p.248
201
CARLES et al. 2000, p. 249-250.
202
Véase CARLES, at al. 2000, p. 277-284
203
BERMEJO, 1993b, p. 204.

  264  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)  
 
Carballo –secretario-, E. Blaise –vocal- , C. Zamora –vocal-, Mª Luisa Herreros –vocal-,
L. Frutos -tesorero-, G. García Ziemsen, H. Restrepo, G. Sánchez Medina –contador-,
Bohdan Cimbalisky, Mª Teresa Ruiz –vocal-)204
La muerte inesperada de Steinbach en 1954 paraliza el proyecto de
reconocimiento internacional, y no será hasta 1957 que se retomen las actividades del
grupo con el matrimonio argentino compuesto por Jaime Tomás y Pola. Mientras Jesusa
Pertejo ha seguido su análisis en Suiza, becada por el Consejo Superior de
Investigaciones Científicas; Corominas y Zamora en París con Bouvet: María Teresa
Ruiz, R. Portillo y Eduardo Blaise han pasado primero por Francia y luego por
Argentina, donde contactan con Garma, Pichón Rivière y León Grinberg205. Al grupo se
suma, José Rallo, médico madrileño alumno de López Ibor que, como el resto de sus
compañeros, estaba desencantado y buscaba alternativas a la práctica psiquiátrica
española206. El resto del grupo, tras la muerte de Steinbach, no siguen su análisis
didáctico.
En el XX Congreso Internacional de la API celebrado en París en 1957 y tras
varios intentos previos, el grupo formado por Bofill, Folch, Alvim, Abelló, Luzes,
Rallo, Pertejo, Eskelinen, Zamora y Corominas, son reconocidos como grupo de
estudio, patrocinados por las Sociedades de París y Suiza, y bajo el nombre de Sociedad
Luso-Española de Psicoanálisis207. En 1958 piden su ingreso en la SLEP Ramón Portillo
y Mª. Teresa Ruiz. En el siguiente congreso internacional, celebrado en Copenhague en
1959, serán aceptados como asociación oficial perteneciente a la API208.

   

                                                                                                               
204
MUÑOZ, 1989, 139.
205
CARLES, et al. 2000, p. 252.
206
CARLES, et al. 2000, p. 257.
207
La colaboración con miembros de Portugal, así como la proximidad geográfica que les permitía
regulares contactos hizo que la sociedad portase inicialmente este nombre (CARLES at al. 2000, p. 265-
6)
208
PEREZ SÁNCHEZ, M, 1984, p. 239, citado por CARLES, et al. 2000, p. 266.

  265  
Capítulo 4. Ciencia y moral: la depuración doctrinal del psicoanálisis durante el primer franquismo

  266  
 
 
 
 

CAPITULO 5

CONTINUIDADES Y DISCONTINUIDADES
EN LOS USOS DEL PSICOANÁLISIS DURANTE EL
FRANQUISMO.
 
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 

5.1. Moral nacional-católica y sexualidad.

El paradigma moderno de la sexualidad, con autores como Havelock Ellis,


Krafft-Ebing, Forel o Freud, había establecido, a lo largo de las primeras décadas del
siglo XX un modelo médico en el que se otorgaba un peso central a la condición
sexuada del ser humano. Con divergencias teóricas entre unos autores y otros, lo que
había quedado claro era la impronta de este factor (considerado desde su óptica social,
psicológica y/o biológica) en el resto de manifestaciones de la vida, por lo que el mismo
no podía ser ya ignorado. Estos planteamientos estuvieron además estrechamente
ligados a los postulados sobre higiene social y eugenesia desde principios de siglo. La
Reforma Sexual sobre bases científicas había propuesto una definición médica con la
que pretendió la regulación y el control de aquello que se entendía por sexualidad sana y
normal a partir de un amplio dispositivo biopolítico. Los parámetros de la moral sexual
que propusieron tuvieron una sólida base en los autores arriba citados, además de contar
con el enfoque endocrinológico del español Gregorio Marañon. La medicalización de la
sexualidad de los años veinte y treinta estuvo, así mismo, acompañada de la laicización
de este ámbito de la vida, en sintonía con varias de las propuestas de reforma de
fundamento neomalthusiano y liberación sexual, como fueron la ley de divorcio, el
aborto, el uso de métodos anticonceptivos, etc.
Los años del franquismo supusieron una dura crítica a estas reformas,
principalmente en el punto de encuentro con la moral católica que rechazó toda política
neomalthusiana. No obstante, el paradigma moderno de la sexualidad, siempre y cuando
estuviera “purificado” de su laicismo y resacralizado su fin genésico como marco de
permisividad sexual dentro del contexto del matrimonio, tuvo vigencia durante el
franquismo. Que lo sexual, entendido como una especie de energía –libido-, más o
menos biológica, o más o menos condicionada por el factor social, era condicionante en
la vida del individuo era ya un hecho poco discutido. Y que, de una forma u otra (aquí
se concentran las principales diferencias entre un modelo social y otro), había que
ejercer algún tipo de control sobre este ámbito de la vida para canalizar su potencia –
reconducir la libido y controlar la parte “irracional” del ser humano- en adecuación con
el modelo y la norma social que se pretendía instaurar, era la lógica que el régimen
franquista siguió para imponer su nueva moral sexual, resultado de la connivencia entre
ciencia y catolicismo, a su vez fundamento de la higiene racial y la eugenesia durante

  269  
Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

éste período. Así lo afirmó Fernando Enríquez de Salamanca, catedrático de Patología


Médica, decano de la Facultad de Medicina de Madrid y máximo responsable de la
depuración de los médicos desafectos al Régimen 1 : “el tema es urgente por las
circunstancias. Nunca, acaso se dio en tanta extensión e intensidad la aberración de
ideas en los técnicos en estas materias y en los directivos de la sociedad y, por tanto,
nunca más urgente poner las cosas en claro y en su punto, para evitar el
desmoronamiento de la sociedad, minada por el error y la lascivia” 2 . Las líneas
doctrinales del franquismo quedaron entonces bien trazadas: “defensa cerrada del
matrimonio cristiano, de la reproducción como fin del mismo, de la natalidad y
oposición a todo cuanto pudiera remitir al neomalthusianismo o a las ideas de liberación
sexual (uso de métodos anticonceptivos, aborto, divorcio, matrimonio no cristiano, etc,
etc.). El paso por el tamiz “purificador” de la Iglesia católica, si bien es anterior a la
Dictadura, fue esencial”3.

Francisco Vázquez y Andrés Moreno cuestionan en el libro Sexo y Razón. Una


genealogía de la moral sexual en España (siglos XVI-XX) la idea, ampliamente
extendida, sobre el mutismo que supuestamente se vivió en el franquismo en materia
sexual en comparación con el período inmediatamente anterior: “La unión del
militarismo y el nacionalismo no impone el silencio sobre el sexo; lo hace hablar de otra
manera, según estrategias diferentes que reactivan en parte los viejos métodos
disciplinarios en la producción del discurso de la sexualidad” 4. Argumentan su hipótesis
sobre cuatro puntos fundamentales que resumidos serían las siguientes: más que un tabú
sexual en el franquismo lo que se dio fue una redistribución de las instancias discursivas
autorizadas; la sexualidad siguió estando en el punto de mira del discurso jurídico; la
literatura moralizadora en el ámbito escolar tampoco desapareció, aunque obedeciese a
otros patrones discursivos y expertos; y existió una continuidad entre los proyectos
eugénicos de la Segunda República y los proyectos de regeneración de la raza de
Falange o de la Sección Femenina.5

                                                                                                               
1
Véase OTERO, Luis Enrique (dir.), (2006), La destrucción de la ciencia en España: depuración
universitaria en el franquismo. Madrid, Editorial Complutense.
2
ENRIQUEZ DE SALAMANCA, Fernando, (1938) “prólogo” DE SAN ROMÁN, José, Por la Higiene
de la Raza, San Sebastián, Editorial Española, p. V-VI.
3
CAMPOS, Ricardo, (2018), “Entre la ciencia y la doctrina católica: Eugenesia, matrimonio y sexualidad
en el primer franquismo”, Cuadernos de Historia Contemporánea, 40, p. 55
4
VÁZQUEZ, MORENO, 1997, p. 176-77
5
VÁZQUEZ; MORENO, 1997, p. 172-173

  270  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
En relación al psicoanálisis Vázquez y Moreno sostienen que a partir del
franquismo se vivió un retroceso de la teoría y una vuelta a la psiquiatría más
kraepeliniana y biologicista, auspiciada por las cátedras de Vallejo-Nágera y López
Ibor6. No obstante estos autores matizan, acertadamente, que a partir de los años 50 este
reflujo del psicoanálisis comienza a cambiar, más todavía en la década de los 60 que
incluso se publicará una edición económica de las obras de Freud7. La ruptura del
período autárquico y la renovación de los códigos teóricos de la psiquiatría en materia
sexual (debilitamiento del organicismo y tendencia hacía nuevas formas de educación
sexual, entrada de la sexología y terapias conductuales, etc) a mediados de los 50
promovieron nuevos foros de discusión en los que poder hablar de sexo, como pudieron
ser los cursillos de formación prematrimonial, los textos sobre vida conyugal sana, el
asesoramiento a parejas, revistas femeninas, consultorios, etc. Iniciativas que en muchos
casos procedían de los sectores más avanzados del catolicismo y que “tienden a
reemplazar los mecanismos disciplinarios por unos dispositivos reguladores centrados
en una canalización adecuada del flujo informativo”8; a lo cual cabría añadir la tensión
cada vez mayor entre el componente tradicional del régimen y la consolidación de
nuevos circuitos de circulación y consumo masivo de la información, en los que destaca
el papel que en ellos tuvo- y tiene hasta hoy día- el discurso experto (principalmente
médico-psicológico) sobre estas cuestiones.9
Como se ha dicho, la psiquiatría oficial del régimen arremetió contra varios
postulados del psicoanálisis. En este sentido, éste perdió fuerza como marco
explicativo, sobre todo en aquellas patologías relacionadas con supuestos trastornos del
desarrollo sexual (perversiones, homosexualidad, histeria, etc.) y como método
terapéutico. No obstante, como ya se ha argumentado en el capítulo anterior, este
enfrentamiento escondía un ataque político y personal contra los defensores del
psicoanálisis identificados con los defensores de la República, y por ende contra todos
los elementos comprendidos en esta identificación: laicismo, materialismo, positivismo
científico, marxismo, degeneración sexual, etc. Las palabras de Vallejo-Nágera eran
claras al respecto: “Rotundamente debemos apartarnos en España de las orientaciones

                                                                                                               
6
VÁZQUEZ; MORENO, 1997, p. 174.
7
VÁZQUEZ; MORENO, 1997, p. 178
8
VÁZQUEZ; MORENO, 1997, p. 178.
9
Sobre estos circuitos en una perspectiva comparada entre España y Chile puede consultarse una primera
aproximación en RUPERTHUZ HONORATO, Mariano; LÉVY LAZCANO, Silvia, (2017), “`Triunfar
ante la vida relámpago´”: Saberes psi en clave de autoayuda en Chile y España (1940´)”,
Psicoperspectivas, 16 (3), 121-136.

  271  
Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

de la <<Liga Internacional para la Reforma Sexual>>, por ser otra, muy diferente,
nuestra política racial. Circunstancias profesionales nos ilustran a fondo sobre el drama
íntimo de una tristemente célebre propagandística de educación sexual, drama que
invita a la selección cuidadosa de los educadores sexuales, no abandonando la
educación sexual a visionarios y sectarios”10
El organicismo de la psiquiatría de los años 40 no fue lo que impidió incorporar
el psicoanálisis en su reformulación franquista, como tampoco lo había impedido en los
años de la República. Es cierto, en cambio, que tendría mucho menos peso, relegado a
un lugar más descriptivo y filosófico que clínico. Aún así, hubo, como hemos visto,
conferencias médicas, textos psiquiátricos y revistas religiosas que se ocuparon de su
reformulación conceptual, y que tuvieron igualmente su reflejo en publicaciones de
carácter popular. En todas ellas la teoría sexual -tal cual Freud la había formulado-, que
había sido el foco de mayor interés en los años 20 y 30, fue criticada, matizada o
directamente ignorada, dando lugar a un proceso de desplazamiento del psicoanálisis
como un saber que operaba abiertamente sobre la sexualidad y el inconsciente, hacia la
psicología del consejo, la orientación familiar, la higiene en la vida conyugal, la
selección profesional, el descubrimiento vocacional, la autoayuda, etc. Todas estas
publicaciones serían, según se viene anunciando, nuevos foros a través de los que
divulgar los criterios morales de la sexualidad bajo el nuevo Estado, en los que el
psicoanálisis también sirvió como saber a favor de la regeneración y la higiene racial,
siempre y cuando quedasen depuradas sus ideas y desplazada su teoría sexual.

“¿Qué de extraño tiene, pues, que la sexualidad, como uno de los componentes
fundamentales, intervenga en los actos de la conducta humana? 11, se preguntaba López
Ibor en su conocida monografía Lo vivo y lo muerto del psicoanálisis (1936). Según el
psiquiatra, Freud no había descubierto nada nuevo, pero su formulación caía en el error
de considerar el factor sexual desde un único punto de vista, otorgándole el
exclusivismo causal de la conducta humana de forma que todo en ella “tendría su
ultimum movens en la sexualidad; ésta lo impregnaría todo, sería siempre la llama viva
que lanza al hombre a las cumbres espirituales mediante el proceso de transformación

                                                                                                               
10
VALLEJO NÁGERA, Antonio, (1938b), Política racial del nuevo estado, San Sebastián, Editorial
Española, p. 60-61.
11
LÓPEZ IBOR, 1936, p. 64.

  272  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
llamado sublimación, o que le hunde en las más abyectas perversiones”12. El hombre
moderno, le debe a Freud “el haberle enseñado a conocer que en el fondo de sus actos
hay siempre o casi siempre unos recónditos restos sexuales que se oculta a sí mismo. Ha
enseñado al hombre a ser sincero si quiere estar sano. Pero (…) ha olvidado que había
otras cosas en la conducta humana, otros restos recónditos también. En suma, que hay
algo más allá del principio de placer”13 . Este “algo más allá” era, como se ha dicho, el
espíritu, central en la concepción de una nueva psicoterapia.
En 1940 López Ibor publicó en la revista Acta Española de Neurología y
Psiquiatría, “Trastornos de la libido en los traumatismos craneanos”, donde analizaba
dos casos de combatientes de guerra heridos por traumatismo craneal en los que había
una alteración o disminución de la función y el apetito sexual. Distinguía aquí tres
planos desde los que explicar la alteración de la función sexual, el endocrinológico, el
biológico y el psíquico14. Su definición del concepto de libido y sexualidad, se movía
entre estos tres planos, apoyándose también en las teorías de Marañón sobre la función
sexual y su correlato social. No obstante este autor criticaba que Marañón, al igual que
Freud, se habían olvidado de distinguir entre erotismo y sexualidad. Es decir, que lo que
en el mundo cultural corriente había sido denominado afecto erótico era para López Ibor
sexualidad espiritualizada, tendencia libre de caracteres sexuales que pone su acento en
la experiencia psíquica o vivencia estética. Tal sería el caso del vínculo entre madre e
hijo que el psicoanálisis conceptualiza en el complejo de Edipo y que mediante la
técnica de la sublimación puede convertirse en un ideal humano. Esta libido
desexualizada había llegado a ser reconocida por los psicoanalistas, decía López Ibor,15
aunque no por Freud. No obstante este cambio de parecer, continuaba López Ibor, no
debía tomarse como una autorización para “volver a posiciones antiguas y a despreciar
el valor de la sexualidad en la vida humana. En la actividad psicoterapéutica nos
tropezamos una y otra vez con los problemas que arrancan del sexo. Nada debe
extrañarnos esto, si tenemos del hombre la concepción unitaria y totalitaria que es
necesaria y de la que carece el psicoanálisis. Además, como señala Marco Merenciano,
                                                                                                               
12
LÓPEZ IBOR, 1936, p. 42.
13
LÓPEZ IBOR, 1936, p. 65.
14
LÓPEZ IBOR, Juan José (1940), “Los trastornos de la libido en los traumatismos craneanos” en Acta
Española de Neurología y Psiquiatría,1 (30), pp. 1-6, p. 6.
15
Recordemos la postura que defendían los teólogos interesados en el psicoanálisis cuando afirmaban que
lo que se sublima no es lo sexual (o no es solamente lo sexual), entendido como lo instintivo, sino la
conducta de la persona, originada en lo espiritual, no obstante esto no implica negar la influencia de lo
sexual en el hombre, sino entender que no es nunca causa primera ni exclusiva, que es lo que López Ibor
sostiene en su defensa del hombre como unidad antropológica.

  273  
Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

<<decir sexual es hablar de un atributo y fin de la humanidad. Colectivamente, es el


medio de que la humanidad perdure. Así queda transformado lo sexual en un deber, en
una servidumbre>>”16
Alfredo Gimeno Pérez, desde Cataluña, fue otro autor que se encargó de
comentar y divulgar el psicoanálisis durante estos años, en su caso animando a su
práctica. A lo largo de varios cursos dictó conferencias en la Academia Nacional de
Medicina, auspiciadas por la cátedra de Ramón Sarró.17 Gimeno centró sus contenidos
en el dinamismo psíquico del psicoanálisis, las tópicas y los procesos de represión y
sublimación18. En ninguna de sus exposiciones desarrolló la teoría sexual freudiana,
des-sexualizando todos los conceptos del psicoanálisis, e intercambiando sexualidad por
afectividad en una fórmula similar a la de López Ibor cuando describía la relación
afectiva entre madre e hijo en el complejo de Edipo.
No obstante todas estas reformulaciones iban a coincidir en un punto, en el que
sí hubo una desautorización frontal al psicoanálisis, y en general a la ciencia sexológica
de las décadas anteriores: la secularización de la sexualidad, contundente ruptura
epistemológica y sociológica entre la República y el franquismo.
La obra de Freud había legado la idea de que la represión del instinto sexual era
el origen de complejos y traumas alojados en el inconsciente que podían desencadenar
síntomas neuróticos. En plena contienda civil, la revista republicana La voz de la
sanidad de la XV División, abordaba esta cuestión en relación a los soldados que se
encontraban en los frentes de guerra y que vivían situaciones forzosas de abstinencia
sexual:
                                                                                                               
16
LÓPEZ IBOR, 1936, p. 63.
17
“Lo consciente, lo preconsciente y lo inconsciente” sesión del 10 de junio de 1947 (pp. 125-129); “El
descubrimiento del Psicoanálisis. Importancia de lo inconsciente en la vida humana”, sesión del 2 de
diciembre de 1947 (pp. 163-168); “El Ello, el Yo y el Super-Yo, según el psicoanálisis” Sesión del 20 de
enero de 1948 (pp. 203-207 Vol. XXXV, junio de 1948, núm. 402. ), “La represión en el psicoanálisis”
Sesión del 10 de febrero de 1948 (vol. XXXV, junio 1948, núm. 403, pp. 243-47) “El sentido de
culpabilidad según el psicoanálisis” sesión del 17 de febrero de 1948, (Vol. XXXI, Agosto de 1948, núm.
404, pp. 281-285)
18
En 1949 Gimeno publicó en Medicina Española. Revista Nacional de Medicina Cirugía y
Especialidades un experimento realizado en el Instituto Mental de la Santa Cruz de Barcelona, en el
Departamento de mujeres del doctor Joaquín Fuster. Gimeno Pérez solicitaba a una selección de mujeres
que habían sido diagnosticadas con diversos cuadros patológicos, que dijesen un nombre al azar. En dos
líneas de asociaciones demostraba el tipo de causa, consciente e inconsciente, que operaba bajo la
elección. Este fue, a grandes rasgos, el uso que este autor hizo del psicoanálisis, en un experimento en el
que lo que parecía querer demostrar era sencillamente que existe una genealogía inconsciente para toda
decisión consciente, apuntando en cambio a cierto determinismo psíquico que, sin embargo, no sería muy
bien visto en estos años (GIMENO PÉREZ, Alfredo (1949), “Causas de un nombre al azar según la
psicoanálisis”, Medicina española, Revista Nacional de medicina, cirugía y especialidades, 118 (12), pp.
148-152)

  274  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
“Nadie desconoce los trastornos del psiquismo y las perturbaciones que una
situación prolongada de abstinencia puede llegar a dar lugar. Está
suficientemente comprobado y admitido por la mayoría de los psiquiatras
actuales la primordial influencia del sexo como factor etiológico de las
neurosis, así como también las desviaciones o perversiones del instinto,
consecutivas a insatisfacciones sexuales prolongadas. Se debe al
psicoanálisis el descubrimiento del papel que la sexualidad jugaba en la
etiología de las neurosis. <<El psicoanálisis de los histéricos muestra que la
enfermedad es el resultado de un conflicto entre la libido y la represión
sexual>>, dice FREUD, que viendo siempre en la etiología de la neurosis
una privación sexual, argumentó así: <<Los hombres enferman de neurosis
cuando se ve negada la posibilidad de satisfacer su libido, o sea por
privación, siendo los síntomas neurósicos un sustitutivo de la satisfacción
denegada>>. No quiere esto decir que toda privación de la satisfacción
libidinosa convierta en neurótico al individuo sobre el que recae, pero
FREUD ha comprobado que el factor privación existe en todos los casos por
él analizados”

Estaba ampliamente demostrado que una situación prolongada de privación


sexual o de abstinencia podía desencadenar una neurosis, o ser el origen de aberraciones
sexuales como, el así considerado, onanismo y en general la degeneración del sexo.19
Sin embargo para la moral nacional-católica la represión sexual y la abstinencia
cumplían una función muy diferente, llegando a ser el fundamento de la salud física y
mental de la raza. Erotismo y placer no tenían cabida dentro del ámbito sexual, para
algunos ni siquiera en el contexto del matrimonio, y menos aún en relación al orgasmo
femenino, al que se prestó escaso interés ya que no tenía ningún cometido destacable en
la reproducción. Incluso la función de la libido quedó limitada para la sexualidad de las
mujeres, en las que, “con gran disgusto del varón, no hay más auténtica libido (…)
copulativa que la maternal; en cuya esfera entra también el marido como un travieso
más que busca el calor de su aliento o substituyendo a todos cuando no hay
descendencia”20
Fernando Enríquez de Salamanca, de pensamiento contrarrevolucionario,
católico y monárquico, cercano al grupo de intelectuales colaboradores de la revista
Acción Española, sostuvo, en el prólogo al libro de José San Román Por la Higiene de
la Raza publicado en 1938, que lo fundamental en el hombre era que fortaleciese su

                                                                                                               
19
RAMÍREZ DE LUCAS, O, (1937), “El problema de la sexualidad en los frentes de guerra”, La voz de
la sanidad de la XV División, 17 de noviembre de 1937, p. 3-4.
20
Palabras pronunciadas por el ginecólogo V. CONILL-MONTOBBIO en la sesión inaugural del curso
académico de 1951-52 (30 octubre de 1951) de la Academia de Ciencias Médicas de Barcelona. “De la
Psicofísica al psicoanálisis y a la psicosomática. Letamendi, Kraepelin, Dubois, Freud, Weizsaecker”,
Anales de Medicina, 1952. Vol. XXXIX, n. 439. p. 12 .

  275  
Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

voluntad para encauzar la libido hacia el equilibrio social y la reproducción, evitando


así quedar sometido a los instintos y la satisfacción de la libido salvaje21:
“Entra dentro de las leyes psicológicas que el hombre pueda aceptar valores
o motivos racionales para su comportamiento, y que puede hacerlos triunfar
(dentro de ciertos límites, si no acepta los socorros sobrenaturales) sobre los
motivos pasionales, si se ajusta a las normas de una buena técnica moral. Y
aun en un terreno positivista, los médicos y los directivos deben saber que no
se debe fomentar la libido, que se debe fomentar la derivación de energías y
la sublimación de intereses (…) que lo mejor y lo más adaptado a las
circunstancias es la abstención y el dominio de sí mismo; que los soldados
más aguerridos, más furiosos y más cumplidores de su deber son los
abnegados, que se niegan a sí mismos y retienen esa energía potencial de la
virilidad”22

Según se defendió, estaba suficientemente probado científica, ética y


moralmente, que la continencia sexual era la mejor de las opciones para el
mantenimiento de la salud y la raza. Biológicamente intervenía en el mejoramiento de la
fecundidad y moralmente prevenía de las perversiones propias de la degeneración del
sexo. Sólo en el matrimonio debía darse la relación sexual, teniendo siempre como
objetivo la reproducción. La castidad hasta el matrimonio fue entonces divulgada como
sinónimo de disciplina en la vida, vigor y fortaleza sobre las pasiones, lo que
repercutiría en la moralización de las costumbres y evitaría las perversiones del instinto
sexual. “Hemos demostrado hasta la saciedad- decía el joven médico José San Román -
que la continencia es fisiológica y no produce enfermedad alguna, quedando el sujeto
continente en las mejores condiciones para la fecundidad, puesto que la sexualidad es
como un caudal que, si se guarda, se encuentra siempre acrecentado y con intereses en
el momento de necesitarse”23.
En Por la Higiene de la Raza, San Román dedicaba un capítulo a comentar la
teoría de Freud y formular las modificaciones pertinentes para que el psicoanálisis
pudiese ser usado en favor de la continencia sexual y de la higiene de la raza española.
Así, argumentaba que si no se prestaba excesiva atención a las generalizaciones de las
hipótesis freudianas, el origen judío o las creencias del propio Freud, se podía adaptar
su doctrina a los propósitos de la higiene racial y obtener grandes beneficios:

“Que el inconsciente juega un papel importantísimo en todos los actos de la


vida, es indudable. Tampoco se puede discutir el predominio en el hombre y
la importancia de las inclinaciones e impulsos sexuales (…) También
                                                                                                               
21
Véase OSBORNE, 2012.
22
ENRIQUEZ, 1938, p. VI-VII.
23
DE SAN ROMÁN, José, (1938), Por la Higiene de la Raza, San Sebastián, Editorial Española, p. 88

  276  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
sabemos que los instintos e impulsos del hombre parten de ese inconsciente
y tienden a su satisfacción a fin de conseguir placer. La satisfacción de esa
tendencia se la procuran persiguiendo su fin, con conocimiento o sin
conocimiento de la conciencia. Pero también sabemos que la conciencia, que
los estratos más elevados del alma, con sus facultades superiores,
entendimiento, memoria y voluntad, integran lo más perfecto del ser
humano, le colocan en la condición de racional, y esa razón es la que dirige
y encauza los impulsos y tendencias instintivas”24

Si mediante la técnica psicoanalítica las ideas morbosas, reprimidas en el


inconsciente, podían hacerse conscientes y de esta forma suprimirse o sublimarlas hacía
el ideal social, que en el lenguaje religioso era para San Román la caridad, el “amor por
el prójimo” en el que se prescinde de la satisfacción propia, entonces, “no tenemos
inconveniente en admitirlo y adjudicárnoslo a favor de la continencia, aún cuando
parezca paradójico”25
El temor que los defensores del laicismo habían extendido contra la abstención
sexual sería, para este autor, corregible primero con una buena educación católica y, en
caso de que apareciesen los síntomas neuróticos que Freud y su escuela habían
anunciado, mediante su propio tratamiento psicoanalítico tendría fácil remedio: “Con
hacer consciente su impulso sexual reprimido y sublimarlo en pos de cualquier ideal
social, científico, etc., está resuelto el peligro”26.
Pero éste no era el mayor de los peligros al que se enfrentaba la degeneración de
la raza. Las perturbaciones orgánicas producidas por la propagación de las
enfermedades venéreas eran el verdadero problema, y ante el mismo sólo cabían dos
medidas en las que fundamentar la eugenesia católica: continencia y matrimonio: “si
queremos crear una raza sana y fuerte, sólo debemos aconsejar la continencia hasta que,
llegados a su completo desarrollo hombre y mujer, puedan, mediante el matrimonio,
crear un hogar que vele y cuide de la salud de su prole”27

El psiquiatra Antonio Vallejo Nágera fue uno de los artífices principales de este
proyecto eugénico. Formaba parte, al igual que Enríquez de Salamanca, del grupo de
colaboradores de Acción Española 28 revista que desde temprano (1931) se había
encargado de divulgar el pensamiento de la ultraderecha española29. Vallejo propugnó
                                                                                                               
24
DE SAN ROMÁN, 1938, pp. 71-2
25
DE SAN ROMÁN, 1938, p. 73
26
DE SAN ROMÁN, 1938, p. 74
27
DE SAN ROMÁN, 1938, pp. 81-82
28
CAMPOS, 2016a, p.134.
29
HUERTAS, 1998.

  277  
Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

una eugenesia de corte ambientalista y católica, contraria a las propuestas de


contracepción, aborto y esterilización en las que se vulneraba la relación entre
sexualidad, reproducción y derecho sagrado a la vida. La encíclica Casti Connubii de
Pio XI sobre el matrimonio cristiano que había aparecido en 1930 influyó enormemente
en estas ideas, que pocos años más tarde defenderían el padre Agostino Gemelli,
enviado del vaticano, y Vallejo-Nágera en el Segundo Congreso Nacional de Médicos
Católicos celebrado en Viena en 193630.
Estas propuestas tuvieron además en la obra de Vallejo un marcado programa
político, dirigido a mejorar la raza española y extirpar del cuerpo social a los enemigos
políticos del país y a evitar la difusión de sus ideas por medio de la moralización de las
costumbres y la segregación31. El caso más extremo fue su aplicación al estudio de
prisioneros de guerra, en base a lo que denominó el “Biopsiquismo del Fanatismo
Marxista”32
Varias de sus obras, escritas durante la contienda civil, responden a este
proyecto de elaborar un “discurso y unas prácticas eugenésicas y sexuales en las que la
medicina y la moral católica convivieran sin ambages”33. Son por ejemplo Eugenesia de
la hispanidad y regeneración de la raza (1937), Política racial del nuevo Estado
(1938), y Eugamia. Selección de novios (1939). En esta última es interesante mencionar
la propuesta de Vallejo con el concepto de “eugamia”, que también desarrollará más
adelante en Antes de que te cases (1946), como una variante de la eugenesia, en la que
mediante la selección de novios se pretendía anticipar y prever una reproducción con
garantías morales e higiénicas, sin acudir a fórmulas propias de la eugenesia negativa34.

                                                                                                               
30
HUERTAS, Rafael, (2012a), “De la higiene mental a la higiene de la “raza”. Psiquiatría y eugenesia en
el nacional-catolicismo español y su relación con la Argentina”, en MIRANDA, Marisa; VALLEJO,
Gustavo (dir.), Una historia de la eugenesia. Argentina y las redes biopolíticas internacionales 1912-
1945, Buenos Aires, Biblos, pp. 239-257, p. 244.
31
CAMPOS, 2016a, p.134.
32
HUERTAS, Rafael, (1996), “La psico-biología del marxismo como categoría antropológica en el
ideario fascista español” Llull, 19 (36), pp. 111-120; BANDRES, Javier; LLAVONA, Rafael, (1996),
“La psicología en los campos de concentración de Franco” Psicothema, 1 (8), pp. 1-11.
33
CAMPOS, 2016a, p.134.
34
En España, los trabajos de Ricardo Campos son los que recientemente se han ocupado con mayor
profundidad de documentar las particularidades de la eugenesia en España, véase, CAMPOS, Ricardo,
(2018), “Entre la ciencia y la doctrina católica: Eugenesia, matrimonio y sexualidad en el primer
franquismo”, Cuadernos de Historia Contemporánea, 40, 2018. p. 55; CAMPOS, 2016a; CAMPOS;
NOVELLA, 2017; MIRANDA, Marisa; VALLEJO, Gustavo (comps.) Darwinismo social y eugenesia en
el mundo latino, Buenos Aires, Siglo XXI, 2005; ÁLVAREZ PELÁEZ, 1988; ÁLVAREZ, Raquel
(2007), Eugenesia y franquismo: una primera aproximación. In: Vallejo, Gustavo; Miranda, Marisa.
Políticas del cuerpo: estrategias modernas de normalización del individuo y la sociedad. Buenos Aires:
Siglo XXI. p.143-168; POLO BLANCO, Antonio. Gobierno de las poblaciones en el primer franquismo
(1939-1945). Cádiz: Universidad de Cádiz. 2007.

  278  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
Su propuesta era el conocimiento mutuo entre parejas, por supuesto no del orden sexual,
sino temperamental y caracterológico, para “averiguar las taras familiares susceptibles
de transmitirse hereditariamente”35.
La eugamia promovía el consejo prematrimonial, los consultorios prenupciales,
y constituía una garantía para la preservación de la raza, la familia y la sociedad,
fundamentándose no sólo en criterios de selección biológica, sino principalmente en
factores ambientales y culturales, en los que se preservaba la moral y espiritualidad del
pueblo español. Conviene aclarar que, en un complejo maridaje entre biología,
antropología y religión, lo que estos autores llamaron raza hispana, se refería, como
define Vallejo-Nágera, “al genotipo ibérico, que en el momento cronológico presente ha
experimentado las más variadas mezclas a causa del contacto y relación con otros
pueblos. Desde nuestro punto de vista racista, nos interesan más los valores espirituales
de la raza, que nos permitieron civilizar tierras inmensas e influir intelectualmente sobre
el mundo. De aquí que nuestro concepto de raza se confunda con el de “hispanidad”36
Esta compleja combinación de planos a la hora de explicar las cuestiones
raciales, en las que el sexo tenía un papel principal, se nutrió de la obra de autores como
Pende, Kretschmer, o Jung, a partir de cuyos planteamientos se establecieron los
correlatos entre la función biológica y endocrina del sexo, el aspecto psicológico, la
constitución temperamental y el fundamento espiritual.

5. 2. Psicoanálisis criminológico: la distancia entre la teoría y la praxis.

La continuidad en la aplicación judicial del psicoanálisis sería algo diferente. En


este ámbito no hubo grandes aportaciones originales durante el primer franquismo. Las
concepciones establecidas en los años 30 por los autores que hemos mencionado se
asimilaron como técnica pericial y comprensión de la delincuencia, repitiéndose de un
autor a otro sin ofrecer variaciones importantes. Sólo Camargo continuó su
investigación original sobre Criminología Psicoanalítica, en la que insistió desde la
Revista de Estudios Penitenciarios y el Anuario de Derecho37. No obstante no añadió
grandes novedades conceptuales a su presentación de los años 30, insistiendo en el

                                                                                                               
35
VALLEJO NÁGERA, Antonio, Antes que te cases. Madrid, Plus Ultra, 1946, p. 271.
36
VALLEJO NÁGERA, Antonio, (1937), Eugenesia de la hispanidad y regeneración de la raza. Burgos,
Editorial Española, p. 108.
37
Durante el período franquista Camargo escribió varias obras en estas revistas, véanse: CAMARGO,
1946, 1950, 1951, 1956, 1958.

  279  
Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

acercamiento entre derecho penal y psicoanálisis mediante la reinterpretación de las


figuras de delito según los fundamentos de su teoría psicoanalítica, en la que,
recordemos, el Complejo de Caín era la determinación originaria de toda conducta
delictiva. En este sentido, su aportación en estos años fue más bien conceptual. En la
Revista de Estudios Penitenciarios publicaba sus lecciones de criminología
psicoanalítica en las que iba derivando de cada figura de delito un complejo primitivo38.
Articulaciones que, por otro lado, no tuvieron visos de llegar implementarse en el
código penal, como su autor había propuesto en décadas anteriores. Podemos sin
embargo considerar su obra psicoanalítica como unas de las contribuciones españolas
más importantes en este ámbito, junto al pensamiento del jurista Luis Jiménez de Asúa,
exiliado en Argentina.
La psiquiatría jurídica en estos años orientó su concepción sobre la delincuencia
en contraposición al modelo de “normalidad” preconizado por el régimen, a su vez
identificado con los valores del nacional-catolicismo. Los años de la postguerra
española se caracterizaron por un notable empobrecimiento de la psiquiatría,
caracterizada por su simplicidad, arbitrariedad y por la negación del sujeto39, pero sobre
todo por la creación de una élite de profesionales “minoritaria y aristocratizante, que se
presentaba como poseída del saber psiquiátrico, del poder técnico, y que además se
encontraba en la mejor posición para asumir la ideología del Nuevo Estado español”
mientras el resto de los psiquiatras “tenían que someterse fielmente al liderazgo de esta
minoría privilegiada, tenían que seguir fielmente sus lecciones y teorías, aceptando a
ciegas el principio de la autoridad científica de sus maestros” 40 . Como venimos
diciendo, los años 50 trajeron cierto aperturismo científico, que se tradujo en una
mayor atención por el análisis teórico, la prevención y el tratamiento de la delincuencia,
así como por el estudio de las instituciones encargadas de su control social41. No
obstante, fue más bien un lavado de cara frente a un contexto internacional que había
penalizado a España por su colaboración con las potencias del Eje42. La búsqueda de
nuevos aliados y el fin del aislamiento internacional obligó al régimen a realizar algunas

                                                                                                               
38
CAMARGO, 1950, p. 291
39
CASCO SOLÍS, Juan, (1995), “Autarquía y nacional-catolicismo”, en VVAA, Un siglo de psiquiatría
en España, Madrid, Extraeditorial, pp. 197-226.
40
GONZÁLEZ DURO, 1978), p. 52.
41
ARROYO ZAPATERO, L., (1993), Estudios de Criminología I, Cuenca, Universidad de Castilla-La
Mancha, p. 47.
42
CASCO SOLIS, 1999, pp. 85-129.

  280  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
concesiones en materia jurídica e institucional43 en las que, entre otras cuestiones, se
retomó la preocupación correccionalista del delincuente.
En 1951 el jurista José María Codón y el psiquiatra Ignacio López Saiz
publicaron el manual de Psiquiatría Jurídica Penal y Civil44 con el objetivo de ahondar
en las relaciones entre Derecho y enfermedad mental y delimitar las funciones de la
psiquiatría jurídica en el Derecho Español. La obra estaba expresamente dirigida a
“interesar al abogado, al notario, al juez y a todos y cada uno de los juristas en los
problemas de la Psiquiatría […] mostrarles la realidad de la enfermedad mental”45. Sus
postulados, atravesados por un fuerte conservadurismo, destilaban un tono patriótico y
moralista característico del nacional-catolicismo46. El psicoanálisis se exponía como
una de las formas posibles de comprender el delito, posiblemente la que “ha intentado
adentrarse con más ahínco en la explicación de los móviles inconscientes, mejor
diríamos subconscientes, del crimen”. Y proseguía reafirmando el indiscutible papel de
Camargo en el estudio de “los múltiples `complejos´ […] y sus relaciones con los
diferentes tipos de delitos” 47 . Pero acto seguido la concepción psicoanalítica era
calificada de “excesivamente teórica” y “determinista en extremo; aboga por la
supresión de la pena” que sustituyen, dicen, por “un tratamiento psicoanalítico y
pedagógico adecuado”48, algo en lo que no parecían estar de acuerdo. Rescataban sin
embargo el pensamiento de Adler quien, separándose de la concepción freudiana, hizo
pasar “a segundo plano los `complejos´ por represión sexual”49. La conclusión final de
Codón y López reconocía la aportación psicoanalítica como “un descubrimiento
psicológico y psicoterápico transcendental” que estaba siendo señalado por los más
“eminentes psiquiatras y pensadores católicos (Vallejo Nágera, López Ibor, Marco
Merenciano, Gemelli, Th. V. Moore)” 50 todos ellos representantes de la élite
psiquiátrica que acabamos de mencionar.
La aparente solidez científica con la que se recogían e indexaban diversas
posturas y orientaciones médicas sobre delincuencia y enfermedad mental, componían

                                                                                                               
43
MORADIELLOS GARCIA, E., (2000), La España de Franco (1939-1975): política y sociedad,
Madrid, Síntesis.
44
El libro tiene tres ediciones (1951, 1954, 1968-9).
45
CODÓN, José María; LÓPEZ SAIZ, Ignacio, (1954), Psiquiatría Jurídica Penal y civil, Imprensa
Aldecoa, Burgos, 2ed. p. 17.
46
DUALDE BELTRÁN, 2007, p. 102
47
CODÓN; LÓPEZ SAIZ, 1954, pp. 51-52
48
CODÓN; LÓPEZ SAIZ, 1954, p. 52
49
CODÓN; LÓPEZ SAIZ, 1954, p. 52.
50
CODÓN; LÓPEZ SAIZ, 1954, pp. 53-54

  281  
Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

una especie de escaparate teórico que, como fachada al exterior ofrecía muestras de su
profundo conocimiento en la materia. No obstante, poco nos dice de la práctica efectiva
en la asistencia al problema de la delincuencia. De hecho, en última instancia, se
mostraba la verdadera dirección de sus postulados, en los que a pesar de las
consideraciones biológicas, ambientales o sociales defendidas por unas y otras escuelas,
lo importante era la responsabilidad del delincuente. Así, en el prólogo a la edición de
1968, estos autores reconocían: “Se admiten las relaciones de interdependencia de las
tendencias delictivas de la persona, de su resistencia psíquica, de su peculiar situación,
etc. Pero las relaciones de interacción, de signo marcadamente positivista, no derogarán
nunca la base del verdadero Derecho Penal que es la teoría de la causalidad”51
También el catolicismo opinó sobre la relación entre psicoanálisis y
delincuencia. César Vaca, en la conocida monografía Psicoanálisis y dirección
espiritual dedicó un apartado a esta cuestión52. Su critica se centraba en la defensa de la
libertad y el libre albedrio frente al determinismo psicoanalítico, retomando el viejo
debate que había enfrentando a juristas y psiquiatras desde finales del siglo XIX.
Lo que la ciencia jurídica moderna había entendido de ventajoso en el
psicoanálisis, precisamente en sus posibilidades como instrumento de represión y
control social, era considerado por Vaca una aberración. La comprensión mecanicista
del ser humano, según la cual el hombre, delincuente o no, actúa movido por una causa
inconsciente que lo determina en su acción y frente a la que quedaría libre de toda
responsabilidad es impensable para la comprensión del hombre espiritual del
catolicismo. Las consecuencias de esta terrible afirmación psicoanalítica, dirá Vaca,
serían inevitables: “el criminal es irresponsable de su delito y es una crueldad imponerle
sanción alguna” 53 . Identificar al criminal con el neurótico en su supuesto yugo
pulsional, diferenciando a uno del otro, en que el primero resuelve el conflicto mediante
el delito y el segundo mediante el síntoma, era un planteamiento que negaba todas las
prerrogativas del pensamiento cristiano, inaceptable en sus consecuencias.
Pero además Vaca continuaba en su exposición criticando el pensamiento de
Camargo en su conocida monografía El psicoanálisis en la doctrina y en la práctica
judicial (1931). Vaca rechazaba la doctrina de los complejos y su correlato penal que
Camargo estaba presentando en la Revista de la Escuela de Estudios Penitenciarios.
                                                                                                               
51
CODÓN, José María; LÓPEZ SAIZ, Ignacio, (1968), Psiquiatría Jurídica Penal y Civil, Imprenta
Aldecoa, Burgos, 3º ed, p. 12
52
VACA, 1954, p. 399-418
53
VACA, 1954, p. 404.

  282  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
Pero sobre todo, continua Vaca, “en lo que nos parece pecar un poco de utópico es en el
criterio de CAMARGO sobre el porvenir del psicoanálisis en la criminología y, sobre
todo, en el tema penitenciario de los delincuentes”54. El religioso rechazaba aquí todas
las propuestas que en el terreno práctico Camargo había incluido en su monografía de
1931: el juez-psicoanalista, los reformatorios o clínicas de psicoanálisis y el sistema
psicoanalítico que sustituía tratamientos por condenas. Esto, dirá Vaca, supone “el
convencimiento de que todo delincuente es, ante todo un enfermo. Y no diré yo que
muchos no lo sean, pero la voluntad, la voluntad y el libre albedrío no se pueden nunca
olvidar ni pretender substituir con ninguna clase de complejos ni de tendencias
morbosas. El criminal lo es precisamente porque quiere serlo, y la sociedad le castiga
porque, pudiendo no haber cometido el delito, libremente lo cometió. Si olvidamos esto
hay que echar abajo hasta el mismo concepto de delito” 55
El positivismo criminológico fue fuertemente criticado en virtud de un
planteamiento existencialista que ponía en primer plano la preocupación por la
espiritualidad del ser, la voluntad y el libre albedrío. El psicoanálisis, entendido bajo
este mismo signo positivista, no tuvo verdaderos visos de puesta en práctica, como
tampoco lo hicieron el resto de teorías que en sus postulados entrasen en contradicción
con los supuestos morales de la sociedad franquista. No obstante hubo concesiones
teóricas (Kretschmer o la nosología kraepeliniana) que, por motivos políticos e
ideológicos, permanecieron como parte del arsenal psiquiátrico en una descarada
connivencia entre ciencia y control social.
Y probablemente con el mismo espíritu con el que se realizaron estas
concesiones, el psicoanálisis pervivió en el ámbito judicial a pesar de su criticado
positivismo materialista que, llegado un momento dado, podría ser ignorado según
interés. Pérez de Petinto así lo señalaba en un trabajo sobre la determinación de la
peligrosidad social y el informe médico-forense, en el que el psicoanálisis se describía
en su utilidad para elaborar el expediente de peligrosidad56. No obstante el autor
señalaba que, a pesar de los loables intentos de las tendencias psicoanalíticas por la
corrección individual del delincuente, mejor era reservarla para casos excepcionales y
dedicar los esfuerzos del saber psiquiátrico en la elaboración del informe de
peligrosidad, del que el juez habría de colegir las correspondientes acciones judiciales.
                                                                                                               
54
VACA, 1954, p. 407.
55
VACA, 1954, p. 407.
56
PEREZ DE PETINTO, Manuel, (1954), “La calificación de peligrosidad y el informe médico-forense”
Archivos de Neurobiología, 1, pp. 80-103, p. 98

  283  
Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

Francisco J. de Echalecu, psiquiatra franquista poseedor, entre otras


condecoraciones, de la Orden del Aguila Alemana, otorgada por el gobierno
nacionalsocialista, incluyó también las concepciones del psicoanálisis y la psicología
individual de Adler, en el abanico teórico al que daba repaso en su labor como docente
de la Escuela General de Policía57. Fue además neuropsiquiatra del Consejo Superior de
Protección de Menores y director de los servicios médicos del Patronato Nacional de
Protección a la Mujer. Así mismo representó a España en la Comisión Internacional de
Policía Criminal, antecedente de la Interpol, con sede en Berlín58. Sus enseñanzas
fueron recogidas en el texto Contestaciones al Programa de Psicología Criminal
(1943) en el que finalmente sostendría que por contraste con las concepciones antes
descritas surgía “la posición básica del Derecho penal alemán y la moderna concepción
político-criminal”59. Bajo las técnicas científicas para el interrogatorio judicial indexaba
el examen psicoanalítico y la prueba de las asociaciones verbales, en una exposición en
la que llegaría a afirmar que la tortura era una práctica “abolida en los países
civilizados”60, algo que redunda en la idea de la desconexión entre lo que se escribía en
los manuales y la práctica efectiva en el ámbito psiquiátrico y judicial, ya que está de
sobra constatado que el empleo de la tortura en este período era la regla y no la
excepción61
De hecho, las investigaciones de Echalecu sobre psicopatología criminal tenían
influencia de las investigaciones y experimentos psicológicos que Vallejo Nájera había
realizado con prisioneros, prisioneras y brigadistas durante la postguerra española62.
Podemos concluir, por tanto que a pesar de la evidente continuidad
epistemológica del discurso psicoanalítico en el primer franquismo –reformulado y
renovado según la antropología existencial y el catolicismo, y validado por los
dictámenes ideológicos del régimen- su aplicación en el campo judicial fue residual.
Aunque el psicoanálisis no desaparece, ningún autor –salvo los intentos de Camargo-
reformula o aporta elementos nuevos a las concepciones establecidas durante la década
de los años 30. La técnica psicoanalítica se repite de un manual a otro, con un interés
                                                                                                               
57
BANDRÉS, J.; LLAVONA, R.; ZUBIETA, E., (2013), “La Psicología Criminal en la Policia de
Franco”, en Psicothema, 25 (1), pp. 55-60, p. 54
58
BANDRÉS; LLAVONA; ZUBIETA, 2013, p. 55
59
ECHALECU y CANINO, F.J, (1943), Contestaciones al Programa de Psicología Criminal, Madrid,
Escuela General de Policía, p. 134
60
ECHALECU y CANINO, 1943, p. 245
61
BANDRÉS; LLAVONA; ZUBIETA, 2013, p. 58.
62
GONZÁLEZ DE PABLO, 2016, p. 54.

  284  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
más bien estratégico y político, y sin constancia alguna de su efectiva puesta en
práctica.
La prevención y el tratamiento del delito fueron para los psiquiatras de la
Segunda República una preocupación a la que respondieron con estrategias pedagógicas
y psicoterápicas, en un intento por inculcar desde argumentos científicos un sentido de
responsabilidad moral y social. El franquismo en cambio entendió en el castigo la
condición terapéutica suficiente para inhibir las tendencias delictivas por el temor que
despertaba su puesta en práctica. Castigo que también podía sobrevenir en forma de ley
moral (religiosa), articulando un sistema de penas y redenciones, cualitativamente
diferente al de los postulados correccionalistas defendidos por los psiquiatras
republicanos, y más propios de una dictadura que entendió en la violencia, la represión
y el miedo los pilares de su sistema político.
En cualquier caso, los psiquiatras franquistas no mostraron el mismo interés
práctico ni por la criminología psicoanalítica, ni por su descripción como técnica para
desvelar la verdad.º

5. 3. Entre modernidad y tradición: psicoanálisis al alcance de todos.


En cuanto a la política social de la dictadura, se gestó un instrumento de mayoría
conservadora en el que se reafirmaba el modelo social, económico y político del
régimen. Principalmente en los años de la postguerra, la función de la censura en
“crear” a través de las páginas escritas una sociedad sin delincuencia, armónica,
antirepublicana, y católica fue crucial63. Así mismo, la defensa de la familia tradicional
sería el elemento central del modelo social franquista, con un rol predefinido para la
mujer, esposa y madre, complemento del hombre, trabajador y viril. El catolicismo de
Estado impregnaría todos los valores, la educación, las costumbres y tradiciones
populares, modelando el orden social según las pautas de la moralidad católica. Junto a
las tesis tradicionalistas de Acción Católica, las propuestas falangistas, de revolución
político-social, que en los primeros años del franquismo tuvieron mayor vigencia,
definieron una evolución en la que, poco a poco, se fueron adoptando modelos de

                                                                                                               
63
SINOVA, Justino, (1989), La censura de prensa durante el franquismo, Madrid, Espasa-Calpe.

  285  
Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

funcionamiento económico liberal, tecnocrático y aperturista, en continua tensión con


los “mitos” tradicionalistas64.
Los modelos de masculinidad y feminidad que en los años precedentes habían
sido divulgados en revistas, espectáculos, literatura, etc., quedaron sometidos al poder
franquista y su ideal de feminidad como mujer complemento del varón y madre de los
hijos65. María Rosón en su tesis doctoral, La construcción visual de identidades en la
España franquista a través de los medios (1938-1953), analiza estos imaginarios,
señalando la pervivencia, adaptaciones y continuidades entre los años treinta y el
período franquista, primero en la ideología de la Falange y posteriormente en la doctrina
del nacional-catolicismo. Distingue Rosón, siguiendo a Barrachina, dentro de la Sección
Femenina de Falange, dos tipos de ideal femenino, “la falangista mujer”, promovido por
la organización para educar a la mujer del hogar; y “la mujer falangista”, mujeres al
mando de la organización, en las que hay mucho más de masculinidad y autoridad66.
Nos interesa, dentro de estas continuidades y contradicciones en la construcción de
identidades de género, localizar la tensión entre dos ritmos, el tradicionalismo y la
modernidad, en los que a su vez se localizan las fugas al discurso oficial, ejemplificando
una vez más la distancia y las resistencias entre el ideal de lo que debía ser, y lo que era.
El imaginario de la mujer tradicional española, la que debía ser, se mezclaba con el
ideal de mujer moderna, glamurosa, sofisticada y también con el de la mujer
independiente, capaz de mando y organización. Revistas de la Sección Femenina, como
Y, Medina, o la más tardía Teresa, muestran esta tensión, entre mujeres de profesión,
enfermeras y maestras que estudiaban y salían a ganarse la vida por su cuenta, las
mujeres al mando de la Sección Femenina, al servicio de la patria y con un rango de
participación política (lo que estaba exclusivamente reservado al varón), y la esposa y
madre, al cuidado de la casa y la familia. El propio uso de la revista como objeto
político de propaganda y divulgación ideológica comporta esta contradicción.
Francisco Javier Capistegui propone en su artículo “Paradójicos reaccionarios: la
modernidad contra la República de la Comunión Tradicionalista” el concepto de
“modernidad defensiva”, “modernización conservadora” o, como también la denomina,
                                                                                                               
64
JUMILLA, J.A, (2007), “La Política Social franquista. Del organicismo social al Estado autoritario del
Bienestar [1939-1977]”, en La Razón Histórica. Revista hispanoamericana de Historia de las Ideas, 1,
pp. 3-11, p. 6
65
GALLEGO MÉNDEZ, M. T., (1983), Mujer, Falange y Franquismo. Madrid, Taurus.
66
ROSÓN, María, (2014), La construcción visual de identidades en la España franquista a través de los
medios (1938-1953), Madrid, Universidad Autónoma, Tesis doctoral, p. 49. ; BARRACHINA, Marie
Aline, (1991), “Ideal de la mujer falangista. Ideal falangista de la mujer”, en Las mujeres y la Guerra
Civil Española, Madrid, Instituto de la Mujer, pp. 211-217.

  286  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
“modernización reaccionaria” que nos sirve para describir este proceso como “la
adecuación del sistema a los cambios producidos por la sociedad de masas, pero sin que
ésta marcara los valores, que habrían de ser lo que se mantuviera de la tradición”67. Es
decir, que el empleo de ideas, medios de difusión o tecnologías modernas fueron usadas
como forma de garantizar el status quo vigente, quedando finalmente incorporadas
como parte de la tradición68.
En el año 1938, en la revista Y, publicada periódicamente por la Sección
Femenina de la Falange69 aparecía un artículo del dramaturgo Enrique Jardiel Poncela70
en el que se atacaba virulentamente a las que el autor calificaba como, mujeres verdes,
mujeres rojas, mujeres lilas y mujeres grises, tras las que colegiría, las mujeres azules,
surgida gracias a “las fuerzas inmensas de la raza”. Será ella, la mujer azul la que
comprenda “cuál es la misión del hombre como hombre, la de la mujer como mujer y la
de la mujer como apoyo del hombre”71.
De cada tipo de mujer se ofrecía un perfil detallado en un cuadro sinóptico lleno
de descalificaciones, salvo de las mujeres azules, claro está. De las lilas en concreto, se
decía lo siguiente:
“Estudiantes universitarias de la F.U.E. Muchachas que hablaban de
<<querer vivir su vida>>. Republicanas, por admiración al talento y a la
belleza física de Azaña. Aspirantes a <<estrellas de cine>>. Lectoras de
Freud y preocupadas por la psicoanálisis. Feministas, pedantes, y
marisabidillas de la ciencia y la filosofía. Entusiastas del divorcio por creer
que iban a encontrar un marido mejor. Admiradoras sin saber por qué de
Alberti, Dalí, de todo lo que estuviera torcido o fuera decididamente inferior.
Deportistas por aburrimiento. Muchachas que encontraban cursi todo lo
español y distinguido todo lo extranjero. Espectadoras emocionadas de
<<Nuestra Natacha>>. Etc., etc.”72

                                                                                                               
67
CAPISTEGUI, Francisco Javier (2012), “Paradójicos reaccionarios: la modernidad contra la República
de la Comunión Tradicionalista” El Argonauta Española, 9, http://dx.doi.org/10.4000/argonauta.1409,
p. 5.
68
LOUZAO VILLAR, Joseba, (2011), Soldados de la fe o amantes del progreso: Catolicismo y
modernidad en Vizcaya (1890-1923), Logroño, Genueve Ediciones.
69
Para un análisis de esta revista y su papel en los discursos visuales y la construcción de identidades de
género véase ROSÓN, 2014.
70
Este autor fue sometido a interrogatorio en una checa acusado de ocultar a un político del bando
nacional. Estuvo por tanto relacionado con el régimen, no obstante tuvo constantes problemas con la
censura franquista, que cuestionó la inmoralidad del contenido de sus dramaturgias y obras literarias, lo
que de nuevo nos señala que, tampoco dentro de las “visibles” filas del franquismo estaban tan claras las
posiciones. Veáse PUEO, Juan Carlos (2017), “La novela de humor y la censura: el caso Jarciel Poncela”,
en Tropelias. Revista de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, número extraordinario 1, pp.
260-267.
71
JARCIEL PONCELA, Enrique, (1938), “Mujeres verdes, mujeres rojas, mujeres lilas, mujeres grises, y
mujeres azules”, Y, n. 6-7, p. 37.
72
JARCIEL PONCELA, 1938, p. 36.

  287  
Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

La referencia a Freud en la descripción de la joven de izquierdas, preocupada


por vivir su vida, representaba la identificación del psicoanálisis con las políticas
progresistas de la República, en las que las mujeres tuvieron un lugar de participación
política y consiguieron ganar ciertos derechos como el divorcio y el sufragio femenino.
Así mismo, esta identificación contribuía en la retórica de construcción de un perfil
femenino “otro”, frente al que se postulaba, por contraposición el ideario de feminidad
de la falange. Es importante señalar, en este sentido, su fecha de publicación: 1938 es el
año en que empieza a editarse esta revista y el inicio, por tanto, en la construcción de los
modelos referenciales que alimentarán la construcción de imaginarios de la Sección
Femenino; y 1938 es al mismo tiempo, el año en el que comienza a diseñarse el
armazón de lo que será el futuro Estado franquista73.
En este mismo número de la revista, las lectoras podían encontrar un artículo
sobre la enorme influencia que la madre y la tía de José Antonio Primo de Rivera
habían tenido en su carácter, desprendiendo de ahí la moralina sobre el lugar que debían
ocupar las mujeres en el apoyo al hombre; otro artículo sobre las misiones de
propaganda de la Falange en el campo y los cursillos a mujeres campesinas; o sobre la
escuela de mandos de la Sección Femenina; un artículo sobre la Historia de la Sección
Femenina firmado por Pilar Primo de Rivera 74, acompañado estratégicamente con
viñetas en las que se ilustraban las hazañas desempeñadas por las mujeres de la Sección,
con figuras femeninas de estética esbelta y glamurosa [Figura 5.1]; o un artículo sobre
las bondades del Fürher con los niños, ilustrado con fotografías de Hitler visitando a
niños y niñas en diversas campañas.

                                                                                                               
73
ROSÓN, 2014, pp. 59-60.
74
Pilar Primo de Rivera fue la dirigente máxima de la Sección Femenina, referente ideológico para la
formación de la mujer en este período, en contraposición con el papel que habían representado en las
políticas educativas y emancipadoras de la mujer personajes como Maria de Maeztu, directora de la
Residencia de Señoritas y miembro de la Junta directiva del Instituto-Escuela, organismo dependiente de
la Junta para la Ampliación de Estudios. Véase ALCALÁ, Paloma; MAGALLÓN, Carmen, (2008),
“Avances, rupturas y retrocesos: mujeres en las ciencias experimentales en España. (1907-2005)”, en
ROMERO DE PABLOS, Ana, SANTESMASES NAVARRO DE PALENCIA, María Jesús (eds.), Cien
años de política científica en España, Bilbao, Fundación BBVA, pp. 141-169.

  288  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 

Figura 5.1 Y, n. 6-7


“Tenía mucha fe en la Falange y no titubeó un momento en aceptar la difícil tarea que le confiábamos”

Junto a estos contenidos, abiertamente ideológicos y doctrinarios, se publicaban


páginas de trucos y consejos para el hogar, deporte, belleza, secciones de preguntas,
pasatiempos o historietas. Resulta interesante el uso político que la Sección Femenina
hizo de la viñeta gráfica, como medio de difusión masiva de sus contenidos
ideológicos75.
Pocos años después, también desde la Sección Femenina de la Falange se
inauguró otra revista, TERESA. Revista Para Todas Las Mujeres 76 , publicada
mensualmente entre 1954 y 1975. Sus páginas trasmitieron igualmente estos
imaginarios sobre la mujer ideal, moral, intelectual, elegante y austera, a través de
ilustraciones gráficas y el recurso a un lenguaje sencillo con el que la propia revista se
reivindicaba como parte del grupo social al que iba dirigida77. El interés de esta revista
por la temática psicológica, junto con la adquisición de un lenguaje en clave de
emociones y sensibilidad “femenina”, venía anunciado desde sus secciones, de las que

                                                                                                               
75
Véase por ejemplo, en este mismo número, la historieta sobre la vida de la mujer buena y la mujer
mala, doce viñetas en las que se ofrece de forma asequible a cualquier nivel educativo, la doctrina moral
de la mujer falangista. Sobre la historieta en España puede consultarse, DE CUENCA, L.A;
CUADRADO, J, (2000), Atlas español de la cultura popular: de la historieta y su uso 1873-2000.
Madrid, Sinsentido, Fundación Germán Sánchez Ruipérez; MARTÍN, Antonio, (2011), “La historieta
española de 1900-1951”, Arbor, 187 (2), pp. 63-128. doi: 10.3989/arbor.2011.2extran2114.
76
Sobre esta revista véase DURÓN MUNIZ, Virginia M., (2015-6), “Aproximación a la revista TERESA
(1954-1975)”, Universidad de Sevilla, Trabajo fin de Grado en Periodismo.
77
Véase MENÉNDEZ, MENÉNDEZ, María Isabel, (2013), “Tipología de la prensa femenina. Una
propuesta de clasificación”, en Estudios sobre el mensaje periodístico, 19 (1), pp. 191-206.

  289  
Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

el Diario de Zamora de la Falange Española de la J.O.N.S se hacía eco con las


siguientes palabras:
“Al balcón de los kioskos se ha asomado por primera vez la revista mensual
<<Teresa>>, para todas las mujeres. Desde el huecograbado de su portada,
Fémina española lanza una muda invitación a la lectura de esta publicación,
que pronto se hará imprescindible en cada hogar. Su contenido es
amenísimo, cuidado y selecto. Hemos visto en las páginas interiores de
<<Teresa>> magníficas colaboraciones de firmas destacadas (…) así como
gran profusión de secciones fijas sobre <<psicoanálisis>>, <<Heráldicas>>,
<<Cuentos>>, <<Piensa, escribe y habla bien>>, <<Cartas literarias>>,
<<Belleza>>, <<Gimnasia>>, <<Cine>>, <<Teatro>>, <<Problemas de
conciencia>>, <<Vuelta al mundo en treinta días>>, <<Hogar>>,
<<Cocina>>, <<Análisis de los sueños>>, <<Los astros pronostican>> y
algunas más. Cada artículo, cada reportaje y cada sección están bella y
acertadamente ilustrados con dibujos y fotografías de gran calidad. El
huecograbado en que están impresas las 54 páginas de <<Teresa>> es
impecable. Las mujeres españolas necesitaban una revista como esta, hecha
por ellas para ellas y barata –sólo cuesta cinco pesetas-. Ya la tienen.
Enhorabuena y a leer..78.

En abril de 1954 la revista publicó un artículo titulado “Psicoanálisis. Freud, el


psicoanálisis y la religión”, firmado por Carolina Zamora de Pellicer, que como ya se ha
dicho, fue una de las primeras mujeres psicoanalistas en España.
Zamora en su artículo afirmaba lo siguiente:
“es natural que como fervientes católicas hayamos meditado hondamente
sobre ello (…) No compartimos, como es natural, las teorías de Freud que se
apartan de nuestro sentir cristiano y católico, pero esto no quiere decir, que
más `papistas que el Papa´ veamos siempre en toda su obra la mano
demoníaca. (…) No admitimos la concepción del mundo de Freud pero sí la
técnica psicoanalítica porque una cosa son las creencias particulares del
genio y otra cosa sus descubrimientos científicos. Para ponernos una
inyección de penicilina no investigamos previamente las creencias religiosas
de Fleming. Cuando surcamos los desconocidos mares de un navío, no nos
preocupa la religión que el Capitán profesa (…) Existe en Francia un grupo
muy numeroso de psicoanalistas católicos y recientemente fueron recibidos
por su Santidad el Papa (…). Acabemos de una vez con los eternos
amargados que aprovechan la revuelta para echar cieno sobre las teorías y
descubrimientos a los que ellos fueron incapaces de llegar”79

La autora defendía, una vez más, su postura de conciliación entre el catolicismo


y el psicoanálisis, apoyándose en el movimiento católico de psicoanalistas que, como se
ha dicho, tenía en Francia un núcleo importante. Tal y como haría en el VII Congreso
Católico Internacional de Psicoterapia y Psicología de 1957, sus críticas iban dirigidas

                                                                                                               
78
“<<Teresa>>, revista para todas las mujeres”: Diario de Zamora de Falange Española de la J.O.N.S.,
Año XIX, número 5491, 7 de febrero de 1954, p. 3.
79
ZAMORA, Carolina, (1954), “Psicoanálisis Freud, el psicoanálisis y la religión”, Teresa, n. 4, pp. 24-
25.

  290  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
hacía los que desprestigiaban el psicoanálisis sin conocer en profundidad sus
posibilidades terapéuticas, también para la vida católica. Hay que añadir sin embargo
que, en este caso, el mensaje tenía como receptor principal ese modelo de mujer católica
lectora de la revista, en el que ella misma se ubicaba mediante el lenguaje inclusivo que,
como hemos dicho caracterizó a la prensa femenina.
El uso del psicoanálisis en estos objetos culturales, en el centro de esta tensión
entre la doctrina más dogmática del régimen y el uso moderno de ideas y medios de
comunicación, pensados para el gran público, nos permite por un lado analizar las
representaciones, valores e imaginarios que las ideas psicoanalíticas vehiculizaron y, al
mismo tiempo, desvela la participación que tuvo en los discursos de modernización y
modernidad del país, como la introducción de cambios tecnológicos, económicos, etc.
Conviene sin embargo apuntar otra cuestión, ya que este uso de las categorías
psicoanalíticas y en general de los saberes psi, apuntan hacía un campo de análisis muy
interesante sobre la evolución de un lenguaje en clave psicológica, que invadió cada vez
más la sociedad y que sirvió para ofrecer nuevas categorías desde las que el individuo
pudiese pensarse a sí mismo, en su intimidad y en su relación con los otros, desarrollo
que excedería los objetivos de este trabajo, pero que considero oportuno dejar
señalado80.
Los principales soportes de divulgación informativa de estas décadas registraron
en algún momento el uso de ideas psicoanalíticas: cine, revistas de humor, historietas,
novelas, anuncios, programas de radio. Todos ellos pensados para la difusión y el
consumo de masas y por tanto accesibles a diversas economías y clases sociales.
Obsérvese por ejemplo, el uso que hizo la empresa Meyba de el “Profesor del
reposo” para anunciar sus pijamas –en este caso en el periódico la Vanguardia del día
29 de noviembre de 1957 -en el que se anunciaban con las siguientes palabras,
acompañadas de una ilustración de Freud [Figura 5.2]:
“Tenaz detective de los sueños, Sigmund Freud descubrió que en ellos reside
la clave de una vida equilibrada y feliz. La acción protectora del reposo que
ejercen los sueños es doblemente necesaria al hombre moderno, cuya intensa
vida es sólo posible con un descanso posible y sin interrupciones.
Colaborando con la defensa natural que nos proporciona el subconsciente,
Meyba encargó a sus técnicos el estudio de una prenda que protegiera el
descanso contra interrupciones originadas por elementos externos al
durmiente. El Ski-Jama, resultado de esta investigación, es completamente
                                                                                                               
80
Una aproximación a este objetivo, desde una análisis comparado entre Chile-España sobre la
circulación de saberes psi y la construcción de una cultura psicológica puede consultarse en
RUPERTHUZ; LÉVY, 2017.

  291  
Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

distinto a las prendas corrientes de dormir. Con perfeccionamientos que


proceden del tejido empleado, del patronaje, la confección y el diseño, el
Ski-Jama es la más completa aportación, para la consecución del reposo
perfecto. Al lanzar al mercado el Ski-Jama, Meyba habilitó al hombre para
una jornada más lúcida y dinámica y presta una reconocida contribución al
progreso del individuo”81

Figura 5.2. “El profesor del reposo”, La Vanguardia,


29 noviembre 1957

También en este sentido, desde los años 20 el psicoanálisis estuvo representado


en varias obras literarias que contaron con cierta popularidad como La Sinrazón, de
Sánchez Mejías (1928), Las Adelfas, de los hermanos Machado (1928), o La Túnica de
Neso, de Juan José de Domenchina (1929)82. Desde estos años no fue extraño encontrar
                                                                                                               
81
“El profesor del reposo”, La Vanguardia, 29 de noviembre de 1957.
82
DRUET, Anne-Cécile, (2013), “La introducción del psicoanálisis en la literatura española a través de su
representación”, Asclepio, 65 (2), doi: http://dx.doi.org/10.3989/asclepio.2013.14

  292  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
referencias a términos psicoanalíticos o complejos ocultos que determinaban los actos
de los protagonistas del relato en las series de novela económica de género romántico o
policíaco 83. En esta misma línea, durante el franquismo el escritor catalán Jaume
Ministral Macía84 escribió, bajo el pseudónimo de J. Lartsinim , una serie de novela
policiaca85 en la que el protagonista principal era un psicoanalista holandés, Ludwig
Van Zigman, que analizaba mediante la técnica del psicoanálisis la mente del criminal
para resolver los casos. Con un precio de 8 pesetas, formaban parte de la colección
Biblioteca de Oro de la Editorial Molino, conocida por ser la más importe de novela
popular en la postguerra86.

Figura 5.3 Lartsinim, Colección Biblioteca Oro, El Molino.


El caso del psicoanálisis (1949), El Doctor no recibe (1952), La pista de los actos fallidos (1953)

                                                                                                               
83
PORCEL TORRENS, 2012, pp. 170-171. Sobre la novela policíaca puede consultarse, MARTÍNEZ
ARNALDOS, Manuel (2012), “La novela policíaca de humor española como estrategia paródica (1900-
1936)” Tonos digital, 23.
84
Sobre este autor, puede consultarse el Dossier. MINISTRAL I MASIÀ, Jaume1999, en Revista de
Girona, 194, pp. 56-95.
85
La serie se anunciaba en el primer ejemplar, El caso del psicoanálisis (1949), con las siguientes
palabras: “Con esta obra iniciamos una nueva serie en BIBLIOTECA DE ORO, que suponemos será
acogida con el mayor interés por nuestros lectores. Apartándose del camino trillado de la puramente
policiaco, su autor se adentra decididamente por el terreno casi virgen del relato de intriga que tiene por
tema un problema psicopatológico. El psicoanálisis, como técnica, forma la base de la primera novela de
esta nueva serie. Los estudios sobre el subconsciente, tema tan sugestivo para las nuevas generaciones,
servirán de eje a los relatos que la pluma de este joven autor no tardará en ofrecernos”(nota del editor, p.
3) Los títulos de esta serie son, El caso del psicoanálisis (LARTSINIM, 1949, Barcelona, Molino-
Biblioteca Oro) El Doctor no recibe,(LARTSINIM, 1952, Barcelona, Molino-Biblioteca Oro) La pista de
los actos fallidos (LARTSINIM, 1953, Barcelona, Molino-Biblioteca Oro), El caso de la grafología
(LARTSINIM, 1951, Barcelona, Molino-Biblioteca Oro), La señorita de la mano de
cristal,(LARTSINIM, 1950, Barcelona, Molino-Biblioteca Oro), Sencillamente una cinta de máquina
(LARTSINIM, 1952, Barcelona, Molino-Biblioteca Oro)
86
CORNELLÀ, Jordi, (1999), “El món novelesc de Jaume Ministral”, Revista de Girona, 194, pp. 84-88.

  293  
Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

También varias revistas ilustradas87, en las que el contenido de divulgación se


mezclaba con contenidos humorísticos, en un estilo sencillo acompañados por viñetas,
caricaturas, chistes, historietas, etc., incluyeron alusiones a Freud y al psicoanálisis
desde la década de 1920. Por ejemplo la revista Algo, seminario ilustrado enciclopédico
y de buen humor, (1929-1938)88; Buen Humor, semanario satírico (1921-1931), en la
que Manuel Abril será el escritor que introduzca referencias satíricas al psicoanálisis 89;
Gutiérrez, semanario español de humorismo (1927-1934), que por ejemplo el 13 de
octubre de 1928 en un lenguaje humorístico satirizaba sobre cuestiones médicas en un
artículo firmado por el “Dr. Mata de Seguro” 90; Gracia y Justicia. Órgano extremista
del humorismo popular (1931-1936), que, con referencias al psicoanálisis, el 12 de
mayo de 1934 publicaba una viñeta firmada por Chin que reproducimos a continuación
[Figura 5.4]91, y el 11 de mayo de 1935 publicaba una crítica a la comedia de Un
adulterio decente de Jardiel Poncela que recordemos, era el autor del artículo
“mujeres….” publicado por la revista Y de la Sección Femenina; o Fray Lazo.
Semanario anticlerical cortésmente desvergonzado (1931-1932)92.

                                                                                                               
87
Sobre el papel de las revistas ilustradas en España, como espejo del mundo e instrumento de
transmisión de ideas véase SÁNCHEZ VIGIL, 2008.
88
El número 7, del 11 de mayo de 1929, contenía un artículo firmado por Manuel Abril en el que por
ejemplo se decía: “A este señor Freud le cuenta usted un sueño, o le dice usted un número-14, 113, 8520-
o le enseña usted un cuadro pintado por usted y ¡ya se ha caído usted! Le descubre (…) todos los sueños
de usted y todas las caídas. Es algo prodigioso, prodigioso; descubre incluso aquello que usted no había ni
sospechado que llevara en sí mismo”, (ABRIL, M. “La interview a la esfinge”, (1929), Algo, n. 7, 11 de
mayo de 1929, p. 4-5); en el n. 265 del 8 de septiembre de 1934 en cambio, se trataba de una entrevista a
dos maestros rurales, en la que uno de ellos afirmaba la utilidad del psicoanálisis para el estudio de los
caracteres de niños y niñas. (“Dos ilustres maestros de Madrid nos hablan de la escuela rural”, Algo, n.
265, 8 de septiembre de 1934, p. 10.)
89
En el número 332, del 8 de abril de 1928 se publica el artículo “Lidia de tres toros bravos y otros varios
embolados por el diestro-nuevo en esta plaza-Ignacio Sánchez Mejías (El Psicoanalista chico)” pp. 18-19;
el n. 401 del 4 de agosto de 1929 contenía el artículo “La regeneración es un hecho” que, según
anunciaba el siguiente número -402- del 11 de agosto de 1929, era el primero de una serie en la que
ofrecían a los lectores de Buen Humor: “los cuatro o cinco o seis procedimientos para ponernos como
nuevos en seguida y poder, de la noche a la mañana, convertirnos en seres superiores” (“Empleo del
inconsciente para curar a la gente”, Buen Humor,1929, p. 7-8); en el n. 501 del 9 de agosto de 1931,
también firmado por Manuel Abril, “La tragedia parlamentaria de Rodriguez, pavo ex real” p. 5.
90
“El doctor Mata Seguro”, p. 16. También se hacía alusión en el n. 101, del 11 de mayo de 1929, “Los
escalafones”, firmado por López de Veiga, p. 15-16; o en el n. 138, del 25 de enero de 1930 se informaba
en la sección de “Notas medicales” de la llegada del “notabilísimo libro del doctor Hoffhuskado
<<Clinicología y terapéutica torológica de la psicoanálisis, en la Otorrinolaringología” p. 4; en el n. 200
del 23 de mayo de 1931, “El juicio de salomón” firmado por Santiago Lorenzo p. 8-9; también en el n.
336 del 30 de diciembre de 1933, en una sección donde se ofrecen respuestas a cartas de lectores.
91
Viñeta, Gracia y Justicia. Órgano extremista del humorismo popular 12 de mayo 1934. n. 125.
92
El 27 de agosto de 1931, publican la opinión de varios personajes sobre el acto de la confesión. El
escritor Hilario Ayuso respondía con las siguientes palabras: “Para dar mi opinión en la enquisa (…)
tengo que referir al diálogo que tuve en el Congreso de Ginebra-año 1925- con un discípulo de Freud,
celebérrimo doctor vienés que ha obtenido el máximo provecho de lo que aprendiera en clase de Pierre
Janet durante su estancia en Paris. Le importa mucho al congresista freudiano el éxito que iba teniendo el
psicoanálisis en los países latinos: ponderaba a los italianos y se lamentaba de que en España sólo un

  294  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 

Figura 5.4 Chin, “Para ornato y esplendor”


Gracia y Justicia. Órgano extremista del humorismo popular
n. 125, 12 de mayo 1934

También Félix Herce, médico y periodista, autor de obras de humorismo


médico, escribió Clínica Festiva (1929), “colección de cosas sueltas, atrevidas,
inocentes y graciosas, sólo reunidas en este tomo con un fin: entretenernos”93 , en el que
incluía “Dos lecciones de psicoanálisis”94, de las que se hizo eco la revista Archivos de

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
reducidísimo número de personas se preocupara del asunto…Y es que ignoraba que aquí se emplea el
procedimiento a “su” modo, claro está que sin interés científico alguno- desde hace muchos siglos.
¡Menudo laboratorio es el confesionario! La lástima es que como “Dios da narices al que no tiene
pañuelo”, los “frutos” de la confesión siguen otro derrotero y seguramente nos convenceremos de ello el
día en que, con el voto femenino, pueda “elegir” cada director espiritual de moda doce diputados y treinta
concejales ¡por lo menos!” (“¿Qué opinión inspira a usted el acto de la confesión?”, Fray Lazo.
Semanario anticlerical cortésmente desvergonzado, 27 agosto 1931, n 3); y el 16 de septiembre de 1931,
de nuevo ante la misma pregunta respondía César Juarros, diciendo que consideraba la confesión un
sustitutivo del psicoanálisis, “capaz de rendir grandes beneficios siempre que sea manejada por personas
discretas, conscientes de la calidad del instrumento psicoterápico, que la fe ajena pone a su disposición
(…) Si los directores de nuestro clero fueran más avisados, el estudio de la doctrina de Freud estaría
declarado obligatorio en Seminarios y Conventos” ((“¿Qué opinión inspira a usted el acto de la
confesión?”, Fray Lazo. Semanario anticlerical cortésmente desvergonzado, 27 agosto 1931, n. 6).
93
HERCE, Félix, 1929, Clínica Festiva, Madrid, Luis Lepori. p. 6.
94
Extraemos un párrafo como ejemplo: “La Medicina psiquiátrica- la que estudia las enfermedades de la
débil mariposa del espíritu-anda más loca que sus clientes con el psicoanálisis de Freud, el genial
continuador de Breüer, descubridor de la teoría `de los traumatismos psíquicos´, especie de directos que
nos pega la vida en mitad de la antedicha y débil mariposa, dejándola muchas veces con las alas rotas y
arrastrándose por el fango (…)Y comienza a estudiar la sexualidad infantil, y verdaderamente se queda en
pijama el ilustre psiquiatra al mostrarnos la `libido´. La libido no es ninguna vedette ojerosa y
cocainómana; la libido es la base sexual de todos los deseos y tendencias” (p. 21-22). Y concluye la
primera de las dos lecciones: “Creo que el médico práctico se percatará con estos dos artículos que el
psicoanálisis es algo grande, que no debe faltar en el repertorio moderno, al lado del jarabe de benzoato
de sosa y de los parches anticallicidas” HERCE, Félix, Clínica Festiva, Madrid, Luis Lepori, 1929, p. 25.

  295  
Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

Medicina Cirugía y Especialidades95. O, finalmente en el franquismo, la historieta


analizada por Andrés Porcel Torrens, Marta y el Complejo del dibujante Miguel Ripoll
Guayadol y el guionista de pseudónimo Ramy, publicada dentro de la revista femenina
Florita (1949-1961) en los números 160 y 161 del año 195296.

Con todo ello, se apunta aquí una primera aproximación a este recorrido en el
que queda definido una suerte de psicoanálisis “al alcance de todos” que, desde los años
20 y 30 y con un mayor auge a partir de los años 60 y 70, debido al desarrollismo y al
aperturismo económico, -lo que llevó a un incremento editorial de las colecciones de
divulgación de temas generales, las revistas, la literatura de consejos, los manuales de
autoayuda97, o las ediciones económicas de bolsillo98- proporcionó categorías y nuevas
formas de pensar y representar a hombres y mujeres.
La caracterización del psicoanálisis como un saber puente, entre las prácticas
especializadas de la psiquiatría, la neurología, la medicina, la sexología y la cultura alta
y baja, lo convirtió en un lenguaje y en un objeto comercial idóneo para la industria de
producción de masas. No obstante, se trataría además, tal y como adelante Eva Illouz,
de analizar el psicoanálisis dentro en un “conjunto de prácticas culturales que, dada la
extraordinaria situación de que se encontraba inscrita tanto en el ámbito de la
producción científica como en el doble ámbito de la cultura popular y de élite,

                                                                                                               
95
HERCE, Félix. (Ref. a Freud S.). Dos lecciones de psicoanálisis (Psicopatología de la vida cotidiana y
Totem y Tabú). Arch. Med. Ch: y Esp. 28: V, 1928.
96
RIPOLL GUADAYOL M, Ramy, “Marta y el complejo”, Florita, 1952; 160:10-11; y 161: 10-11.
Porcel indica que la fecha de publicación es aproximada debido a que los habitual en los tebeos era que
no constara fecha de publicación (PORCEL TORRENS, Andrés, “Marta y el complejo. La recepción
popular del Psicoanálisis en el franquismo”, Revista Asociación Española de Neuropsiquiatría, 2012; 32
(113), 165-180. p. 166)
97
Resultan interesantes varios de los títulos publicados por la editorial Iberia, en una línea de literatura de
autoayuda, con traducciones de autores extranjeros. Destacamos la traducción al castellano de Juan
Aguasca del original francés de los doctores P. Oudinot y Paul C. Jagot, El insomnio vencido. El arte de
dormirse fácilmente a pesar del ruido, las preocupaciones o el dolor, (Barcelona 1930), de gran difusión
contó con varias ediciones hasta los años 90 en España y Latinoamérica. Otra obra donde se usan
contenidos psicoanalíticos, ¡Aflojad los nervios!, de David Harold Fink, M.D, 1951, editado por Salvat en
Barcelona-Madrid-Buenos Aires-México y Rio de Janeiro. También en 1957 se publica en España el libro
de la costariquense Lilia Ramos ¿Qué hace usted con sus amarguras? Lecciones de psicoanálisis
aplicables a su vida cotidiana, (Madrid-México-Buenos Aires, Aguilar, 1957), en clara sintonía con la
literatura de autoayuda. Estas publicaciones nos permiten constatar la conformación de una cultura
psicológica en clave de consumo con canales de circulación e intercambio trasnacionales, en los que, a
pesar de las singularidades de cada país, se pueden identificar elementos comunes. Véase RUPERTHUZ
HONORATO; LÉVY LAZCANO, 2017.
98
FREUD, Sigmund, 1981 [1925]; o JONES, Ernest Vida y obra de Sigmund Freud, dos tomos,
Barcelona, Anagrama, 1970-ediciones de bolsillo; LUDWIG, Emil, (1961), Freud, psicoanálisis sexual,
Barcelona, Mateu.

  296  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
reorganizaba las ideas del yo, de la vida emocional e incluso de las relaciones
sociales”99
El uso que los medios de difusión hicieron del saber psicológico permitió que
éste permease en la sociedad, haciendo de este formato un objeto consumible de forma
masiva. En este sentido por ejemplo los consultorios psicológicos, que hemos registrado
desde los años 20 en la revista Estudios, y que en el franquismo hemos situado en las
revistas femeninas, o en los consultorios radiofónicos como el Consultorio de Elena
Francis, emitido entre los años 1947 y 1984, fueron presentados al sujeto100 como forma
de conocimiento y autoconocimiento de sus malestares y experiencias, en lo que
finalmente supone una forma de doctrina y sanción de su individualidad, otorgando al
“especialista” el juicio y saber sobre sí. Al mismo tiempo, se ha demostrado a lo largo
de esta tesis que, para poder pensar en la efectividad “terapéutica” o “doctrinal” de una
sección/consultorio que usara el psicoanálisis, éste debía de haber contado con una
amplia trayectoria social y cultural en el país, en la que estuviera comprometida su
legitimidad en tanto saber científico, permitiendo reinterpretaciones en clave de
consumo de masas. En este sentido, son de gran aporte los trabajos de Nikolas Rose
cuando sostiene que el ser humano construye su propia experiencia en relación a
imágenes, valores, creencias, y normas que provienen también del campo de la
psicología, y añadimos del psicoanálisis, como saber experto, y que en este sentido
pueden funcionar como guías o explicaciones sobre sí mismo101. Es desde ahí que se
puede plantear que el psicoanálisis habitó no sólo el saber experto, o el terreno político,
sino que transitó igualmente en el mundo social y cultural, ofreciendo nuevos sentidos y
nuevas relaciones de significado entre los individuos y su contexto. De este modo, se
puede argumentar siguiendo de nuevo a Illouz que el psicoanálisis y los saberes psi
fueron un elemento central para entender el reordenamiento de la vida cotidiana y el
desarrollo de una nueva morfología del yo desde comienzos del siglo XX102
 
   

                                                                                                               
99
ILLOUZ, Eva: Intimidades congeladas. Las emociones en el capitalismo, Madrid-Buenos Aires, Katz,
2007, p. 23-4.
100
Principalmente al publico femenino como el principal consumidor de este tipo de producto, aunque no
exclusivo.
101
ROSE, Nikolas, (1998), Invesnting ourselves, Cambridge, Cambridge University Press; ROSE,
Nikolas, (1999b), Governing the soul: the shaping of the private self, London, Free Association Books.
102
ILLOUZ, Eva, (2010), La salvación del alma moderna. Terapia, emociones y la cultura de la
autoayuda, Buenos Aires, Katz.

  297  
Capítulo 5. Continuidades y discontinuidades en los usos del psicoanálisis durante el franquismo.

  298  
 

CONCLUSIONES
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 

Esta tesis está articulada en torno a la recepción, los usos y las apropiaciones del
psicoanálisis a lo largo de la primera mitad del siglo XX. Mediante el análisis de textos
médicos, jurídicos, actas de congresos, revistas, prensa, correspondencia y diversos
medios de divulgación popular, hemos podido demostrar que contrariamente a lo que
hasta ahora había señalado la historiografía, en España no hubo un rechazo o una
censura de este saber. Más bien al contrario, el psicoanálisis fue un fenómeno que
permeó en varios espacios y contextos, no sin debate, y fue utilizado para diversos fines.
Para la consecución de nuestro objetivo hemos manejado una definición amplia de
psicoanálisis en la que éste funciona como un artefacto cultural, capaz de circular por
diversos espacios de saber en un proceso de recepción y reformulación activo. Las
conclusiones que hemos extraído se relacionan con este punto de partida, y sitúan este
trabajo dentro de los estudios sobre historia cultural e historia de la ciencia.

Nuestras principales conclusiones son:

1. Recepción y apropiación del psicoanálisis.

Las primeras lecturas de la obra de Freud en España desde finales del siglo XIX
se enmarcan en un contexto de modernización y renovación de la ciencia española. La
preocupación por la etiología y el tratamiento de la histeria fue el prisma inicial que
articuló el interés por Freud, vehiculando una mirada médica que pasó de una
concepción degeneracionista de la enfermedad mental a otra que ponía más atención en
los aspectos psicológicos y en el ambiente. Hemos podido constatar que las críticas al
pensamiento de Freud no sólo no impidieron la incorporación del psicoanálisis en
España, sino que funcionaron como punto de partida de la adaptación y reformulación
de sus ideas al contexto local y a los intereses sociales, políticos y culturales de los
agentes de recepción. La teoría sexual de Freud fue la que concentró la mayoría de las
críticas, generando una polémica que, lejos de frenar la difusión, funcionó como
catalizador de un debate en el que participaron médicos, maestros, juristas, intelectuales,
pedagogos, religiosos, etc. En este proceso, las ideas de Freud desbordaron los circuitos
de circulación estrictamente médicos para alcanzar diversos ámbitos sociales y
culturales. En este sentido hemos podido demostrar que una de las características más
importantes del psicoanálisis en su recorrido histórico es su plasticidad y su capacidad

  301  
Conclusiones

para ser apropiado, ofreciendo conceptos con capacidad performativa para interpretar e
intervenir en la realidad social.

2. Psicoanálisis y sexualidad.

En el contexto de la reforma sexual de los años 20 y 30, hemos podido constatar


que la consideración médica del psicoanálisis hizo que formara parte de los recursos que
se movilizaron para la regulación científica de la sexualidad. Los conceptos de
inconsciente, represión y sublimación tuvieron una amplia difusión como fórmulas que
servían para medicalizar el placer y dirigir la pulsión mediante la subjetivación de la
norma moral a través de la educación sexual. La idea de que la infancia era una etapa
decisiva en la formación del hombre civilizado retomó varios conceptos de la teoría
sexual infantil formulada por Freud. Si el psicoanálisis describía una serie de etapas
madurativas en las que la evolución sexual se acompañaba de la formación del yo y del
sentido ético y moral, asegurar su correcto desarrollo se convirtió en un objetivo de
higiene y orden público. Este proceso tuvo además su expresión normativa en el debate
sobre la Ley de Divorcio de 1932, en el que se usaron importantes contenidos
psicoanalíticos para su defensa.

3. Psicoanálisis, divulgación popular y cultura erótica.

Asimismo, se ha concluido que la consideración científica del psicoanálisis


funcionó como estrategia de legitimación y visibilidad en relación a la construcción de
nuevos imaginarios sobre feminidad relacionados con la modernidad. Hemos estudiado
el pensamiento de Freud como parte de un contexto en el que hubo una proliferación de
discursos sobre la sexualidad, que también tuvieron su expresión popular en lo que ha
convenido en llamarse el fenómeno de la “sicalipsis”, bajo el que se hacía referencia al
conjunto de manifestaciones y expresiones del erotismo surgidas durante las primeras
décadas del siglo XX. En relación a este contexto, se ha constatado que el psicoanálisis
funcionó como puente entre textos y prácticas especializadas y otros circuitos de
divulgación popular en los que el debate sobre higiene y educación sexual adquiría otros
matices, desde su relación con los movimientos políticos que hacían de Freud una
herramienta para la revolución y la secularización de la sociedad, hasta los ámbitos más
recreativos, en los que el discurso del hombre de ciencia se trasladaba al registro de

  302  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
humor y la sátira. Junto a la literatura médica, la incorporación del psicoanálisis a otros
medios de divulgación de masas democratizó sus contenidos al mismo tiempo que fue
generando un lenguaje en clave psicológica, relacionado con las nuevas formas de
consumo y la evolución del Estado liberal.

4. Criminología psicoanalítica.

En el contexto de los debates entre psiquiatras y juristas sobre la peligrosidad


social que ciertos individuos representaban para el orden público, el psicoanálisis
proporcionó una nueva comprensión del delito y la delincuencia en la que las
consideraciones sobre la biografía y la psicología del criminal adquirían un peso central,
desplazando la deliberación sobre el delito a un segundo plano. Los diferentes
planteamientos se movieron entre la herencia y la peligrosidad del criminal nato, y
cierto determinismo psíquico edificado sobre la idea de que el motor de la acción
delictiva estaba alojado en el inconsciente. En estas pesquisas, el psicoanálisis fue
entendido como una herramienta que permitía descubrir la motivación delictiva de los
criminales mediante el acceso al inconsciente. De esta forma, partiendo del modelo
psíquico propuesto por Freud, varios psiquiatras como Garma, Lafora o Mira
incorporaron el psicoanálisis a los programas de prevención de la delincuencia y la
peligrosidad social en los que, combinado con planteamientos pedagógicos, se persiguió
la interiorización de la norma social y la regulación inconsciente de la pulsión. También
para la rehabilitación del criminal se empleó el psicoanálisis como herramienta para
descubrir el complejo inconsciente al que obedecía la conducta delictiva y procurar su
corrección. Algunos autores fueron aún más lejos y propusieron deliberar y sancionar
los delitos en relación a su motivación inconsciente. Se ha destacado aquí la obra del
jurista César Camargo y Marín, que propuso reformar todo el sistema jurídico español y
los códigos penal y civil según la terminología psicoanalítica. Y también la
tecnificación del psicoanálisis llevada a cabo por Emilio Mira, en la que se combinaron
ideas psicoanalíticas con el uso de barbitúricos y mecanismos de medición de la
reacción corporal mediante los que, según argumentó, el acceso al inconsciente se haría
de forma rápida y precisa.
Esta tecnificación forense del psicoanálisis elaborada en los años 30, se repitió de forma
idéntica en los manuales de psiquiatría jurídica durante el franquismo, principalmente a
partir de los años 50. Hemos concluido que la aparente solidez con la que se indexaban

  303  
Conclusiones

estas ideas escondía una estrategia política por ofrecer muestras, frente al contexto
internacional, del profundo conocimiento que había en España sobre las modernas
técnicas de la criminología. No obstante, este escaparate teórico no nos dice nada sobre
la realidad del tratamiento de la delincuencia. Y en todo caso nos permite constatar la
distancia entre la teoría y su puesta en práctica.

5. Continuidades con el franquismo.


Contrariamente a lo que algunos autores han afirmado, el franquismo no rechazó
el psicoanálisis ni la obra de Freud, que de hecho se reeditó en 1948. La oposición
franquista al psicoanálisis se relaciona con un contexto en el que sus principales
portavoces habían participado en las reformas progresistas de la Segunda República, por
lo que, una vez depuradas las responsabilidades políticas de unos y otros, la psiquiatría
franquista procedió a expurgar los contenidos de la teoría para adaptarlos a la nueva
realidad social, fuertemente atravesada por la moral nacional-católica.
Hubo dos focos principales de depuración doctrinal del psicoanálisis: la cátedra de
psiquiatría de la Universidad de Barcelona dirigida por Ramón Sarró y el movimiento
de teólogos y psiquiatras católicos. Para todas estas posturas, la crítica al pensamiento
de Freud marcaba el inicio de una renovación de la psicoterapia que debía primero
expurgar toda relación con el positivismo y el materialismo científico. Desde una
comprensión humanista y fenomenológica del hombre, se desterró la pulsión del centro
de la explicación sobre la conducta moral y se aprovechó lo que había de útil en las
ideas del inconsciente, el dinamismo psíquico, el análisis de lo sueños y la sublimación
para fundamentar una nueva comprensión de la neurosis y la enfermedad mental. En
medio de este contexto hubo una generación de médicos más jóvenes que, críticos con
la asistencia y la formación psiquiátrica española, fuertemente biologicista, se fueron al
extranjero en busca de alternativas, iniciando los tramites para cursar la formación
psicoanalítica reglada según los estandartes de la IPA. Fueron ellos los que promovieron
la consolidación de un movimiento psicoanalítico español que tuvo, desde su inicio,
importantes vínculos con las estrategias del movimiento de Higiene Mental.

6. Psicoanálisis y moral católica.


Autores como López Ibor, el padre César Vaca o el padre Barbados formularon
objeciones a la polémica teoría sexual del psicoanálisis durante el primer franquismo.
Para el catolicismo era muy difícil aceptar la idea de que la represión sexual era el

  304  
Psicoanálisis y defensa social en España (1923-1959)
 
origen de importantes desórdenes y patologías, o de que la religión era el resultado de la
sublimación de la libido. Algunos autores apostaron por reformular estos conceptos bajo
los preceptos de la eugenesia católica y la higiene de la raza. Según esta interpretación,
la sublimación fue entendida como una especie de purificación de la condición sexual
del hombre, a partir de la que se rechazaba la sexualidad en su dimensión erótica para
adecuarla a la norma moral del matrimonio, el autocontrol y la castidad.
Hubo además una fuerte corriente internacional de religiosos y psiquiatras que
debatieron las ideas de Freud y presionaron a las esferas vaticanas para que el Papa se
pronunciase en relación al psicoanálisis, lo que sucedió en 1952. Muchos autores
interpretaron las palabras del pontífice como una puerta abierta para incorporar lo que
había de interesante en Freud a la psicología y la psicoterapia de fundamento
escolástico. En España hubo varios teólogos y psiquiatras católicos que reclamaron la
utilidad del psicoanálisis para la dirección espiritual y la psicoterapia religiosa. Para ello
propusieron una lectura en la que se reformulaba el principio causal del psicoanálisis,
emparentado con el evolucionismo, con la filosofía de Santo Tomás de Aquino y la
fenomenología existencial de autores como Jaspers o Binswanger.

 
 
   

  305  
Conclusiones

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FUENTES Y
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APÉNDICE

Capítulo 1:
Figura 1.1. Carta de Freud a Ramón Sarró. 10 de septiembre de 1925.
Figura 1.2. Deutsch, Helene, Certificado de análisis didáctico y formación psicoanalítica
de Ramón Sarró. 21 de noviembre de 1933.
Figura 1.3. Carta de Charcot a Gilles de la Tourette, París. 9 octubre 1892.
Figura 1.4. Postal de Freud a Ángel Garma. 21 de octubre de 1932.

Capítulo 2:
Figura 2.1. “Antorchas de la Libertad”, mujer en desfile de Pascual, Nueva York, 1929.
Escena documental [13´14´´], The Century of the Self (2002).
Figura 2.2. Desfile de Pascua, Nueva York, 1929. Escena documental [12´05´´], The
Century of the Self (2002).
Figura 2.3. Mujer fumando. Escena documental [12 ́43 ́ ́], The Century of the Self
(2002).
Figura 2.4. Portada de Muchas gracias, 1926, n. 119, “En plena primavera”. Demetrio,
Biblioteca Nacional.
Figura 2.5. Portada de Muchas gracias, 1927, n. 160, “Morena y jerezana”. Quintanilla,
Biblioteca Nacional.
Figura 2.6. Muchas gracias, 1930, n. 329, p. 28, “La voz de su amo”. Biblioteca
Nacional. Plana de Meunier
Figura 2.7. Muchas gracias, 1929, n. 149, p. 5. Biblioteca Nacional.
Figura 2.8. Portada Sexualidad, 1927, n. 163. Biblioteca Nacional.
Figura 2.9. Portada Estudios, 1935, n. 135. Renau.
Figura 2.10. Portada Estudios, 1936, n. 156. Monleón.
Figura 2.11 Portada Estudios,1937, n. 164, Monleón.

Capítulo 3:
Figura 3.1. Ejemplo de hoja-registro de la prueba de las asociaciones determinadas.
(Mira, 1926a, pp. 66-67)
Figura 3.2. Dispositivo psicogalvánico de Weschler para el control del grado de
emoción con que se hacen las declaraciones (Mira, 1932, p. 137)

369
Figura 3.3. Gráfica de las alteraciones respiratorias y circulatorias de una exploración
psico-analítica en un enfermo de neurosis compulsiva (Mira, 1926a, p. 155)

Capítulo 5:
Figura 5.1. Y, n.6-7, “Tenía mucha fe en la Falange y no titubeó un momento en aceptar
la difícil tarea que le confiábamos”
Figura 5.2. “El profesor del reposo”, La Vanguardia, 29 de noviembre de 1957.
Figura 5.3. Lartsinim. Colección Biblioteca de Oro-El Molino. El caso del psicoanálisis
(1949), El Doctor no recibe (1952), La pista de los actos fallidos (1953).
Figura 5.4. Chin, “Para ornato y esplendor”, Gracia y Justicia. Órgano extremist del
humorismo popular, n. 125, 12 de mayo de 1934.

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