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LA RELIGIÓN EN ROMA

La religión romana antigua

Los romanos primitivos adoraban a los numina (númenes), que no eran propiamente divinidades,
sino poderes misteriosos encerrados en las cosas. Cada montaña, cada fuente, arroyo o árbol contenía un
numen. Estos numina podían beneficiar o perjudicar al hombre y por eso era necesario darles culto para
tenerlos contentos.

Por influencia etrusca las divinidades fueron tomando una forma humana. De los numina primitivos
surgieron los primeros dioses auténticamente romanos, casi todos relacionados con la vida agrícola: Júpiter,
dios del cielo; Marte, primeramente dios protector de las cosechas y después de la guerra; Ceres, diosa de la
agricultura; Vesta, diosa del fuego; Flora, diosa de las flores; Fauno, dios de los rebaños, etc.

Helenización de la religión romana

Cuando Grecia se convirtió en provincia romana en el siglo II a. C., tuvo lugar una profunda
helenización de la religión romana: se asimilaron los grandes dioses griegos a los originarios romanos. Se
creó así una especie de Olimpo mixto grecorromano, que se mantuvo a lo largo de la historia de Roma como
núcleo esencial de la religión oficial.

Doce fueron los dioses principales, pero hay tres (Hades/Plutón, Hestia/Vesta y Dionisio/Baco) que a
veces aparecen como titulares y a veces son eliminados de la lista de los doce. Los seis primeros son
hermanos.

Zeus / Júpiter. Es el dios supremo. Es el dios del cielo y los fenómenos


atmosféricos. Sus atributos son el rayo, el cetro y el águila.

Hera / Juno. Es la esposa de Zeus. Es la diosa del matrimonio y la


familia. Sus atributos son el pavo real y la granada.

Deméter / Ceres. Es la diosa de la agricultura. Sus


atributos son la hoz y un manojo de espigas.

Hades / Plutón. Es dios del mundo subterráneo y de los


muertos. Sus atributos son la horquilla, la corona negra de ébano y el Can Cerbero, el
perro que guardaba las puertas del infierno. Tiene otro ayudante, Caronte, el barquero que
transporta las almas de los muertos hasta el más allá.
Poseidón / Neptuno. Es el dios del mar. Se le
representa con un tridente montado en un carro tirado por
caballos marinos.

Hestia / Vesta. Es la diosa del hogar y del fuego


del hogar. Se le representa con una antorcha.
Los demás dioses son hijos de Zeus/Júpiter, ya sean de su unión con su esposa Hera/Juno, ya con
otras diosas o mortales:

Ares / Marte. Dios de la guerra. Se le representa joven, vestido de guerrero con


casco, escudo y lanza.

Hefesto / Vulcano. Es el dios del fuego y de los


metales. Sus atributos son el yunque, el martillo y las
tenazas. Era feo y cojo.

Afrodita / Venus. Es la diosa del amor y de la belleza femenina;


acompañada de su hijo Eros (Cupido), suele ir rodeada de palomas,
desnuda, con una manzana, adornada con perlas y arrastrada en una concha,
pues nació de la espuma del mar.

Apolo. No cambió su nombre para los romanos. Dios de la música, de la


belleza masculina y de la adivinación. Lleva una lira, una corona de laurel, el
cuervo (símbolo de la adivinación) y el sol. Puede llevar arco y carcaj por parecido
con su hermana Ártemis.

Ártemis / Diana. Diosa de los bosques y de la caza. Se la representa con un


ciervo, una media luna en la frente, armada con arco, carcaj y flechas.

Atenea / Minerva. Es diosa de la sabiduría, de las artes


y de los oficios, y de la guerra inteligente. Aparece armada y
con una lechuza.

Hermes / Mercurio. Es el mensajero de los dioses y


dios de los caminantes, comerciantes y ladrones. Lleva un
sombrero de caminante y sandalias con alas y el caduceo
(bastón con dos serpientes entrelazadas con el que conducía
las almas de los muertos a los infiernos.).

Dioniso /Baco. Es el dios del vino, del teatro y del


sentimiento. Se le representa joven, con la cabeza coronada
de hojas de vid y una copa de vino en la mano.
Cultos y ritos en la religión romana

Los actos de culto con sus ritos son los procedimientos que utilizaban los romanos para obtener los
beneficios de la divinidad.

 Los actos propios del culto doméstico


Cada pater familias (padre de familia) hacía una ofrenda de flores o alimentos todos los días y en
fechas señaladas (nacimiento, llegada a la pubertad, boda o muerte de un familiar) en el altar (lararium)
de su casa a las llamadas divinidades domésticas: el fundador de la estirpe (gens) propia, el Lar familiar
(dios protector de la casa), los Penates (dioses protectores de la despensa) y los Manes (espíritus de los
antepasados).

● Los actos propios del culto público

Los sacerdotes realizaban sacrificios


(immolationes) de un animal –habitualmente un toro,
oveja o cerdo–, libaciones (libationes) –ofrenda de
cereales, frutas, miel, leche, vino, etc. – y plegarias
(preces) o rezos.

Estos actos se realizaban habitualmente en días


de fiesta o con motivo de la celebración de
competiciones deportivas (ludi); tenían lugar al aire
libre, alrededor de un altar, y delante de un templo,
nunca dentro de los templos, cuya función específica
era servir de morada a la divinidad.

Los sacerdotes

En las ceremonias los romanos ponían gran cuidado en no alterar lo más mínimo las palabras, los
gestos y los actos. Por ello el sacerdocio se convirtió en una profesión. Los sacerdotes estaban agrupados
en colegios (integrados por sacerdotes de carácter permanente) y en corporaciones o cofradías
(integrados por sacerdotes ligados a actos de culto puntuales).

 Colegios:

Los pontífices: estaban presididos por el Pontifex Maximus, cuyo cargo era vitalicio y se ocupaban de la
vigilancia de las prácticas religiosas, de la organización del culto público y de la confección del
calendario, con indicación de los días festivos y laborales (dies fasti et nefasti).

Los flamines: estaban al servicio de una divinidad concreta.

Las vestales: era el único colegio de sacerdotisas. Se encargaban


del culto a la diosa Vesta (debían velar por mantener siempre
encendida la llama de fuego que ardía en este templo, la cual
simbolizaba la vida del Estado romano). Su sacerdocio duraba
treinta años y debían permanecer vírgenes. Vivían juntas en una
especie de monasterio en el Foro de Roma.

Los augures: antes de tomar una decisión transcendente, los


romanos solían consultar la voluntad de los dioses. Los augures
interpretaban esta voluntad consultando el vuelo de las aves, los
signos celestes o el comportamiento de los pollos sagrados.
Los arúspices: también predecían el futuro, pero eran de un rango inferior al de los augures. Para sus
predicciones examinaban las entrañas de los animales sacrificados, según la forma o el color.

 Corporaciones:

Los Arvales: su misión principal consistía en celebrar una ceremonia en honor de Cibeles en el mes de
mayo.

Los Lupercos: cada año, en el mes de febrero, organizaban las fiestas de las Lupercalia para conseguir la
fertilidad de la tierra, de los animales y de las mujeres.

Los Salios: estaban consagrados al culto de Marte. En marzo, realizaban una danza guerrera (saltatio) y
hacían rodar sus escudos por la ciudad.

La religión durante el Imperio

Durante los últimos años de la República y los primeros del Principado de Octavio Augusto, la
práctica religiosa y las creencias religiosas decayeron profundamente. El propio Augusto y los primeros
emperadores, convencidos de la necesidad de restablecer los valores romanos tradicionales y religiosos,
protegieron la religión tradicional, al tiempo que se introducían nuevos cultos.

 Las religiones orientales

Los soldados que llegaban de Oriente y de África introdujeron en Roma una serie de cultos orientales
(Isis, Mitra, Cibeles), que se extendieron rápidamente por todo el Imperio. Los seguidores de estas
religiones realizaban ceremonias de iniciación y ritos purificadores en lugares reservados, lo cual hacía
desconfiar al poder público.

 El culto al emperador

Por influencia de los cultos orientales, en las provincias se rindió culto a Octavio Augusto y a los
emperadores posteriores, y se levantaron altares y templos en su honor considerándolos dioses.

 El cristianismo

Otra de las religiones que ya en el siglo I d. C. se introdujo en Roma con


gran vigor fue el cristianismo. Pero las doctrinas morales y sociales y el
monoteísmo que proclamaba estaban en contradicción con la religión y
moralidad romanas. Los cristianos fueron perseguidos, ya que rehusaban
rendir culto al emperador.

Finalmente, por el Edicto de Milán (313), el emperador Constantino


permitió la libertad de culto y el cristianismo gozó de los mismos privilegios
que tenían otras religiones. El emperador hispano Teodosio proclamó el
cristianismo religión oficial del Estado en el 380, de manera que el
politeísmo tradicional llegó a prohibirse.

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