Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Los romanos primitivos adoraban a los numina (númenes), que no eran propiamente divinidades,
sino poderes misteriosos encerrados en las cosas. Cada montaña, cada fuente, arroyo o árbol contenía un
numen. Estos numina podían beneficiar o perjudicar al hombre y por eso era necesario darles culto para
tenerlos contentos.
Por influencia etrusca las divinidades fueron tomando una forma humana. De los numina primitivos
surgieron los primeros dioses auténticamente romanos, casi todos relacionados con la vida agrícola: Júpiter,
dios del cielo; Marte, primeramente dios protector de las cosechas y después de la guerra; Ceres, diosa de la
agricultura; Vesta, diosa del fuego; Flora, diosa de las flores; Fauno, dios de los rebaños, etc.
Cuando Grecia se convirtió en provincia romana en el siglo II a. C., tuvo lugar una profunda
helenización de la religión romana: se asimilaron los grandes dioses griegos a los originarios romanos. Se
creó así una especie de Olimpo mixto grecorromano, que se mantuvo a lo largo de la historia de Roma como
núcleo esencial de la religión oficial.
Doce fueron los dioses principales, pero hay tres (Hades/Plutón, Hestia/Vesta y Dionisio/Baco) que a
veces aparecen como titulares y a veces son eliminados de la lista de los doce. Los seis primeros son
hermanos.
Los actos de culto con sus ritos son los procedimientos que utilizaban los romanos para obtener los
beneficios de la divinidad.
Los sacerdotes
En las ceremonias los romanos ponían gran cuidado en no alterar lo más mínimo las palabras, los
gestos y los actos. Por ello el sacerdocio se convirtió en una profesión. Los sacerdotes estaban agrupados
en colegios (integrados por sacerdotes de carácter permanente) y en corporaciones o cofradías
(integrados por sacerdotes ligados a actos de culto puntuales).
Colegios:
Los pontífices: estaban presididos por el Pontifex Maximus, cuyo cargo era vitalicio y se ocupaban de la
vigilancia de las prácticas religiosas, de la organización del culto público y de la confección del
calendario, con indicación de los días festivos y laborales (dies fasti et nefasti).
Corporaciones:
Los Arvales: su misión principal consistía en celebrar una ceremonia en honor de Cibeles en el mes de
mayo.
Los Lupercos: cada año, en el mes de febrero, organizaban las fiestas de las Lupercalia para conseguir la
fertilidad de la tierra, de los animales y de las mujeres.
Los Salios: estaban consagrados al culto de Marte. En marzo, realizaban una danza guerrera (saltatio) y
hacían rodar sus escudos por la ciudad.
Durante los últimos años de la República y los primeros del Principado de Octavio Augusto, la
práctica religiosa y las creencias religiosas decayeron profundamente. El propio Augusto y los primeros
emperadores, convencidos de la necesidad de restablecer los valores romanos tradicionales y religiosos,
protegieron la religión tradicional, al tiempo que se introducían nuevos cultos.
Los soldados que llegaban de Oriente y de África introdujeron en Roma una serie de cultos orientales
(Isis, Mitra, Cibeles), que se extendieron rápidamente por todo el Imperio. Los seguidores de estas
religiones realizaban ceremonias de iniciación y ritos purificadores en lugares reservados, lo cual hacía
desconfiar al poder público.
El culto al emperador
Por influencia de los cultos orientales, en las provincias se rindió culto a Octavio Augusto y a los
emperadores posteriores, y se levantaron altares y templos en su honor considerándolos dioses.
El cristianismo