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https://www.gracia.org/library/topical-series-library/GAV-266/felicidad-de-adentro-hacia-
afuera
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felicidad
Salmo 51,
El Mayor Gilbert concluye, que todos aprendimos nuestra primera lección real
de la Biblia, en la marcha de Beersheva hasta los pozos de Sherria. Si así fuera
nuestra fe por Dios, escribió él, por la justicia, por su voluntad en nuestra vida,
un deseo consumidor que absorbe todo, cuán ricos en el fruto del Espíritu
seríamos. Y eso es exactamente lo que es. Los impulsos más fuertes en la
esfera natural, la necesidad de alimento y la necesidad de agua. Ambos, por
cierto, son participios de tiempo presente, acción continua, mostrando que este
es un estilo de vida. Un hambre constante, una sed constante de justicia.
Me recuerda a Moisés a quien se le había dado la ley de Dios. Moisés, quien
había visto la gloria de Dios, en obediencia recordará usted al mandato de Dios,
él levantó el tabernáculo. Y cuando el tabernáculo fue terminado, él entró al
tabernáculo y la presencia de Dios al mismo tiempo. Y ahí él hizo una petición
que revela lo que realmente estaba en su corazón. Éxodo 33:13, ‘Muéstrame
ahora tu camino, para que te conozca.’ V18, ‘Te ruego oh Dios, muéstrame Tu
gloria’. ¿Cuál es el punto? Todo lo que Dios ya le había mostrado, solo fue
suficiente para crear un apetito mayor para más. Él no hizo una oración de
gratitud habiendo visto la gloria de Dios, habiendo visto la mano de Dios en las
maneras maravillosas que Dios se había revelado a Sí mismo hasta ese punto.
Él no dijo, ‘es suficiente, muchas gracias’, él dijo, ‘Muéstrame más’.
David caminó en una comunión tan cercana con Dios que él escribió Salmos
acerca de la presencia de Dios. Muchos de los Salmos hablan de como disfrutó y
se regocijó en la presencia del Señor. Y como él mismo fue consolado y como
su pueblo fue consolado por la presencia del Señor. Fue David quien dijo,
‘Jehová es mi pastor, nada me faltará’. Sin embargo, en el Salmo 63:1-2, ‘Oh
Dios, tu eres mi Dios, de mañana te buscaré, mi alma tiene sed de Ti, mi carne
te anhela. En tierra seca y árida en donde no hay agua, para ver tu poder y tu
gloria.’ Siempre queriendo más, siempre teniendo hambre, siempre teniendo
sed.
Filipenses 3:8, ‘en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús’.
Diríamos, ‘Pablo tú lo conoces mejor que cualquier otra persona lo conoce’.
‘Pero no lo conozco lo suficientemente bien y lo único que sé de Él, únicamente
eleva mi deseo por conocerlo más, conocerlo como lo conozco no es suficiente’.
Pero dijo, ‘Creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo’. La gente se vuelve cristiana cuando llegan a este nivel de
desesperación. Mucha persona viene y se va de la iglesia, y hace algún tipo de
compromiso momentáneo con Jesucristo, son como ese suelo rocoso de Mateo
13, o como esos suelos con arbustos, vienen por un rato y hay una especie de
muestra de respuesta y después desaparecen.
Y el asunto real. Lo que realmente estaba mal es que el nivel de desesperación
no era lo suficientemente elevado. Oh, pudieron haber estado desesperados
por un problema matrimonial, económico, físico o una enfermedad. Pudieron
haber estado desesperados por hijos desviados o abuso que se está llevando a
cabo en su vida en algún punto, lo que puede ser algún trauma terrible, alguna
gran tristeza. Ese no es el punto. Lo que impulsa de manera legítima a la gente
a Dios, no es un hambre y sed por una mejor vida, prosperidad, felicidad, gozo,
etc. Lo que lleva a la gente, lo que impulsa a la gente es un hambre y sed de
justicia, es cuando ellos se dan cuenta de su bancarrota moral. Ese es el punto.
Eso es lo que debe estar en el corazón de uno que viene al reino.
J. N. Darby muchos años atrás escribió, “Tener hambre no es suficiente, debo
estar muriéndome de hambre por saber que hay en su corazón hacia mí.
Cuando el hijo prodigo tuvo hambre él fue a alimentarse de la comida de los
cerdos. Pero cuando él estaba muriéndose de hambre, él fue a su padre.
Significa estar lo suficientemente desesperado como para buscar a Dios, quien
de acuerdo a Lucas 1:53 “Ha llenado a los hambrientos con cosas buenas, y
siempre lo hará”. ¿Qué significa tener hambre y sed? Significa estar
desesperado, significa querer una cosa y sola una cosa, y eso es justicia,
porque usted literalmente está abrumado por su pecado. Usted debe mantener
esto en mente, cuando usted le está hablando a la gente acerca de venir a
Cristo, que entiendan que lo que trae o lo que es inherente en una conversión
verdadera es este anhelo por la justicia.
Tercera pregunta, ¿Cuál es el objetivo de este deseo? El objetivo es recibir
justicia. Él no dice, recibir felicidad. No tienen hambre y sed de felicidad, están
teniendo hambre y sed de justicia y esa es la razón por la que están felices. No
buscamos la felicidad de manera directa, Dios la da. Él bendice a aquellos que
están abrumados por su bancarrota moral, que están abrumados por su
pecado, y llorando, que son mansos y humildes, y bajos, que están buscando de
manera apasionada y desesperada la justicia. No están buscando la felicidad,
simplemente la reciben de Dios. El que busca la felicidad, generalmente está
condenado a la miseria.
La gente que viene a la iglesia, y escucha el evangelio y hace algún movimiento
hacia Cristo porque quieren que Jesús los haga felices, no entienden el punto.
Serían como el hombre con una enfermedad mortal que quiere ir al
anestesiólogo y simplemente pedirle que le dé una inyección para que no sienta
dolor alguno. Pero si el hombre únicamente está preocupado por el alivio de su
dolor, él es un necio. Algo mucho más importante necesita ser hecho, él
necesita ser curado en el punto de su enfermedad mortal. La gente viene todo
el tiempo a la iglesia en base a esto. Viene todo el tiempo porque algo está mal
en su vida, o están molestos o han entrado en su vida una ausencia de
satisfacción, o han estado viviendo mucho tiempo y todas sus metas se han
desvanecido, y todas sus relaciones se han desintegrado, y sus hijos se han
vuelto una decepción, etc.
En el dolor de todo eso terminan entrando a la iglesia, y de manera típica, eso
es exactamente lo que la iglesia piensa que debe hacer al encontrar estas
personas. Y entonces el mensaje está dirigido a esas personas con sus
necesidades percibidas, psicológicas, emocionales, sociales, económicas,
físicas. Esa es la razón por la que hay tantas conversiones superficiales, por la
que se planta tanta semilla sin fruto. Como pueden ver, al mundo le gustaría
eliminar el dolor, pero estamos aquí para eliminar el problema. Gran diferencia.
Y el problema detrás del dolor es, el pecado. Y no es sino hasta que una
persona enfrenta el problema de pecado, hay que ser muy cuidadosos cuando
testificamos a la gente que viene a usted y le dice, ‘Oh, mi esposo me dejó, mi
esposo me dejó’. ‘Jesús te va a arreglar, ese no es un problema.’ ¿Sabe lo que
sucedió en muchos casos como ese, probablemente en la mayoría de los casos?
La persona pudo haber hecho una oración, respondió a Jesús y el marido no
regresó de cualquier manera, y quizás las cosas empeoraron desde el punto de
vista matrimonial, o desde el punto de vista familiar.
Ese no es el enfoque, pero inclusive en la iglesia la gente está buscando
experiencias para, entre comillas, una experiencia elevada, santa, me imagino.
Algún éxtasis espiritual, algún gozo, algún alivio del dolor de su vida
insatisfecha. Eso no va a servir, eso no lo va a llevar al reino, es cuando usted
tiene hambre y sed, ¿de qué? justicia. Dikaiosune, ¿qué significa? estar bien
con Dios cuando lo que lo consume es estar bien con Dios, cuando lo que lo
consume es su deseo de enfrentar el pecado, y quiere perdón. Quiere entrar en
comunión con Dios, usted quiere morar para siempre en Su cielo santo. Usted
quiere que su pecado sea perdonado, usted quiere estar bien con Dios, ese es
el punto.
Esa es la razón por la que usted no puede reducir el ministerio y el mensaje de
la iglesia, simplemente a predicarle a las necesidades percibidas, psicológicas
de la gente, esa es una promesa falsa, y produce muchas conversiones
superficiales. Debemos predicar que el problema es el pecado, debemos llegar
al reconocimiento de su bancarrota moralmente, y debe estar triste por su
pecado, su bajeza lo motiva a usted entonces a clamar a Dios por una justicia
que usted sabe que necesita y no tiene.
Entonces, en primer lugar, tener hambre y sed de justicia tiene que ver con
salvación. Es un deseo por estar bien con Dios. Sea lo que sea que suceda en mi
matrimonio, lo que suceda en mi trabajo, lo que suceda en mi carrera no es el
problema. Lo que suceda con mis hijos, lo que suceda en los problemas de la
vida, las tristezas de la vida, las malas noticias que he recibido, mi enfermedad,
lo que sea, ese no es el problema. El problema es un asunto eterno, y tiene que
ver con mi relación con el Dios eterno, tiene que ver con mi problema de
pecado.
El hombre o mujer que tiene hambre y sed de justicia, ve ese pecado y rebelión,
que los han separado a ellos de un Dios santo, y que esa separación tiene
implicaciones inmensas en el tiempo, y de manera más notable en la eternidad,
el castigo eterno en el infierno. Y la persona anhela terminar esa separación,
anhela terminar esa rebelión, anhela ser perdonado de pecado para que puedan
entrar a la bendición de Dios en el tiempo y el cielo de Dios en la eternidad. Ese
es el problema. La gente no va a ser salva cuando buscan una vida feliz, van a
venir al reino cuando busquen justicia.
Martin Lloyd-Jones escribió, “Tener hambre y sed de justicia es desear estar
libre del egoísmo y el yo en todas sus manifestaciones horribles y en todas sus
formas. Cuando consideramos al hombre que es manso, vimos que lo que eso
realmente significa es que él está libre de sí mismo en toda forma, toda
preocupación personal, toda soberbia, toda jactancia, toda protección personal,
sensibilidad, siempre imaginando que la gente está en contra de él, y un deseo
por protegerse a sí mismo y glorificarse a sí mismo. Eso es lo que lleva a
pelearse entre individuos, eso es lo que lleva a peleas entre naciones, la
afirmación personal. Pero el hombre que tiene hambre y sed de justicia es un
hombre que anhela ser libre de todo eso. Él quiere ser librado de la
preocupación personal en toda forma y manifestación.
Y sabe usted lo que es notable, él no lo dice, pero es verdad, lo que es notable
es que él está abrumado porque la cosa que es más real acerca de sí mismo,
más verdadera es que él es impío y pecaminoso, eso es lo que inicia la
salvación. De hecho, en muchos pasajes del Antiguo Testamento, la justicia es
sinónima de salvación. No va a tomar tiempo para desarrollar eso, pero puedo
pensar por lo menos en media docena de veces en el libro de Isaías, en donde
la justicia y la salvación son equiparadas. La salvación entonces, y eso es
perdón de pecados y entrar al reino de Dios le pertenece a aquellos que tienen
hambre y sed de una relación correcta con Dios y cuando oyen eso, esa relación
correcta con Dios está disponible a través de Jesucristo, vienen abrazando a
Cristo en desesperación. Saben que son incapaces de agradar a Dios en su
propia carne, porque moralmente están en bancarrota.
Un hombre entonces, o mujer, debe desear justicia lo suficiente como
abandonar toda esperanza de alcanzar la salvación por sus propios esfuerzos, o
por los esfuerzos de alguien más, algún intercesor terrenal o algún sistema
religioso, y cuando la persona viene a ese punto y busca el perdón de pecados
mediante Jesucristo y la justicia de Dios, entonces es imputada a ellos como la
Biblia dice por la fe, cuando buscan esa justicia quedan satisfechos. Dios se las
da. En primer lugar, es la justicia de salvación.
Pero, en segundo lugar, creo que podemos añadir a eso que también es la
justicia de la santificación. Porque de que usted ha entrado al reino, porque
usted está buscando justicia, usted no deja de buscarla. Usted continúa
buscándola, no en el sentido imputado de justificación, sino en el sentido
impartido, creo que podríamos decir, de santificación. Estoy seguro que es
verdad de usted como un cristiano, usted no ha dejado de querer la justicia. Es
un estilo de vida, usted quiere lo que es correcto delante de Dios. Usted odia su
pecado, usted es como Romanos 7, odio lo que hago cuando deshonro a Dios,
encuentro un principio operando en mí que me hace querer hacer lo que no
quiero hacer, y no hacer lo que quiero hacer. Es esta carne miserable que
todavía se aferra a mi espíritu redimido, de tal manera que el resto de la vida
es cuestión de buscar la justicia.
Usted desea, no solo la justicia que viene en la salvación, por el acto de Dios
declarándolo justo a usted imputando la justicia misma de Cristo a usted, sino
que usted desea la justicia que viene en la santificación, esto es la conformidad
continua a Cristo. He recibido su justicia en la justificación, estoy buscando su
justicia en la santificación. Su vida perfecta justa ha sido colocada en mi cuenta
en la justificación, pero estoy esforzándome porque mi propia vida se conforme
a su virtud en la santificación. No tengo un menor deseo por la justicia ahora,
tengo un deseo mayor de lo que jamás he tenido, aún mayor del que tuve
cuando me convertí en creyente, porque conozco mucho más ahora.
V6, otra pequeña nota de lenguaje aquí, ‘Bienaventurados los que tienen
hambre y sed de justicia’. Permítame demostrarle esta verdad, que es una
justicia total lo que está siendo buscado aquí, no es mínimo, no es nominal, no
es marginal, no es algo pequeño, es total. Le voy a mostrar cómo podemos
saber eso. En el idioma griego, normalmente cuando hay un verbo que es
seguido por un nombre, o sustantivo en el caso genitivo, es expresado en
inglés por la palabra ‘de’. Eso es lo que usted tiene aquí. El griego entonces
diría, ‘Tengo hambre por, de alimento’, usando el caso genitivo. ‘Tengo sed por,
de agua’. Y los eruditos griegos llaman a eso el genitivo partitivo. Eso quiere
decir que tienen hambre de únicamente parte del objeto. Y si digo, ‘tengo
hambre por alimento’, en inglés eso es indefinido, usted no sabe cuánto, podría
tener hambre de todo el alimento en el mundo.
Pero en el griego si usted dice, tengo hambre por en el genitivo, no tenemos
esos casos en el idioma inglés, entonces no podemos hacer que nuestro
lenguaje diga esto, pero en griego usted puede. En el griego, tengo hambre por
de alimento, lo que quiero decir es que, de toda la comida disponible, quiero
algo de ella. Entonces usted tiene un partitivo genitivo que califica. Quiero
parte del alimento en el mundo, y tengo sed por de agua, por algo del agua
disponible, no toda. Ahora, esto es como normalmente sería expresado,
normalmente sería expresado en una forma genitiva partitiva. Pero eso es
abandonado aquí, y es muy interesante, ‘y justicia’ está en el acusativo, en
donde no es partitivo, sino que lo abarca todo. Entonces lo que él está diciendo
es, ‘no estoy teniendo hambre y sed por ‘de justicia’, sino que estoy teniendo
hambre y sed ‘por justicia’. Eso habla realmente de todo, un anhelo de justicia
perfecta completa.
Es lo que David quiso decir cuando él dijo, ‘Estaré satisfecho cuando despierte
a tu semejanza.’ Y, por cierto, hay un artículo definido aquí en el griego,
entonces está diciendo, ‘Aquellos que tienen hambre y sed por la justicia, la
justicia de Dios’. Esto es lo que está en el corazón del que verdaderamente está
arrepentido, justicia amplia, completa y total de Dios. Comienza con la
salvación y continua con la santificación. Y el lenguaje aquí es tan rico, y esas
verdades son tan importantes. Como usted sabe, en la salvación usted recibe la
justificación, la justicia de Cristo es imputada a su cuenta. Eso quiere decir que
Dios lo trata a usted como si usted hubiera vivido la vida de Cristo, aunque
usted no la vivió. Él lo hace por la gracia, puramente mediante su fe. Pero en
ese punto, no significa que usted por lo tanto puede decir, ‘soy una persona
perfectamente justa, no necesito nada más’. No. La justicia de Cristo ha sido
colocada en su cuenta, como si usted viviera su vida perfecta, aunque no la
vivió. Y ahora, usted necesita alinear su vida con ese regalo maravilloso de
gracia. Usted ha sido declarado justo, eso es salvación, justificación, y ahora
usted necesita buscar la justicia en la santificación. Muy importante.
Significa que, si soy tan justo como Cristo en la justificación en la salvación, es
exactamente lo que Pablo estaba diciendo cuando dijo, ‘Prosigo a la meta, al
premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.’ ¿Cuál es ese premio?
Bueno, cuando usted es llamado a lo alto, ¿cuál es el premio? Ser como Cristo.
Pablo dice, ‘ese es el premio, y esa es la meta’, quiero ser como Cristo. Pablo le
dijo a los Gálatas, ‘sufro dolores hasta que Cristo sea formado completamente
en vosotros’. ¡Oh ser como Tú, querido Jesús! Mi ruego. Simplemente saber que
tú estás formado de manera completa en mí, ese es el punto. De tal manera
que, en su vida cristiana, usted continúa buscando la justicia manifiesta en
Jesucristo. Y todos sabemos que no lo hemos alcanzado. Pablo dice, ‘No que lo
haya alcanzado ya’, Filipenses 3, ‘sino que prosigo, la busco’.
Hay cierta ambivalencia en la que yo como creyente estoy totalmente
satisfecho con mi justificación, y totalmente insatisfecho con mi santificación.
¿Entiende eso? Ahora, ¿Cuál es el resultado? Es dado en el V6, ‘Ellos serán
saciados y bendecidos’. La búsqueda de la justicia trae satisfacción, si usted la
busca usted la recibe. Ellos serán saciados es una palabra literal para alimentar
animales, para alimentarlos de tal manera que están llenos, satisfaciéndolos.
Cuando usted viene a Dios, y usted busca toda su justicia, usted la recibe toda.
Cuando usted únicamente va a ser satisfecho por su justicia, él la dará.
Salmos 107:9, ‘Porque él satisface el alma que anhela y llena al alma
hambrienta de bondad.’
Salmos 34:10 dice, ‘Aquellos que buscan a Jehová no carecerán de ninguna
cosa buena’.
‘Jehová es mi Pastor’, ¿cuál es la siguiente línea? Nada me faltará. Y más
adelante, ‘Mi copa está rebosando’. Jeremías 31:14, ‘Mi pueblo será satisfecho
con mi bondad, dijo Jehová’. Será bendecido, Efesios 1, “con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo Jesús”. Podrá usted hacer mucho
más allá de lo que puede pedir o pensar. Usted tendrá toda la plenitud de Cristo
morando en usted. Todas las riquezas y tesoros de la Deidad están en Él, y todo
lo que Él es mora en usted. Eso es lo que significa estar satisfecho. Usted está
buscando la justicia de Cristo, para que le sea imputada a usted en la salvación,
usted la recibirá, usted está buscando ser conformado a la imagen de Cristo en
la santificación, conforme usted busca eso, Dios en su gracia le concederá eso a
usted hasta que un día cuando usted sea hecho como él, porque le verá tal
como él es, 1 Juan 3:2, y ahí viene la felicidad.
Ahora, finalmente, una pregunta personal. ¿Cómo se si realmente estoy
teniendo hambre y sed de justicia? ¿Cómo realizo aquí un pequeño inventario?
Unas cuantas preguntas, usted las puede responder a sí mismo. Número uno,
¿está usted insatisfecho consigo mismo? ¿realmente usted es una persona que
dice, miserable de mí? Romanos 7. ¿Siente que continuamente está
quedándose corto, un dolor continuo porque siempre queda corto? ¿Está usted
más triste porque usted sabe que Dios es deshonrado, más por eso que por
saber que su conyugue está afligido por sus acciones o palabras o actitudes?
¿Está usted más preocupado por las implicaciones divinas de sus fracasos, más
que por las humanas? La pregunta es, ¿está usted insatisfecho consigo mismo?
Y alguien que realmente está buscando la justicia, alguien que es un hijo del
reino va a responder, sí. Entiendo esa insatisfacción.
Y sabe, conforme crece como cristiano, usted va a tener una mayor hambre de
justicia, porque entre más maduro usted se vuelve como creyente, más grande
le parecerá su pecado a usted y más insatisfecho se volverá. Realmente es algo
extraño en que vivir, entre más tiempo es usted un cristiano, entre más tiempo
a usted caminado fielmente con el Señor, el pecado decrece más. Pero, aunque
pueda haber menos pecado frecuente, es más terrible para usted porque usted
ha cultivado anhelos tan sublimes.
Segunda pregunta. ¿Encuentra usted que las cosas externas no le satisfacen?
¿Encuentra usted más y más que las cosas tienen poca influencia en cómo se
siente usted? ¿Hubo un tiempo en su vida en el que era muy importante tener
ciertas cosas y alcanzar ciertas cosas, satisfacer ciertas metas, pero usted ha
encontrado que conforme ha continuado buscando la justicia y teniendo
hambre y sed de justicia las cosas tienen poca influencia? Si las cosas lo llenan
y lo satisfacen de tal manera que no tiene un apetito de justicia, puede estar en
una condición seria. Si le lleva flores a un hombre hambriento, no le ayuda. Si
le lleva un violín a un hombre hambriento, no ayuda. Si usted le platica algo
agradable, no le ayuda. Nada lo va a llenar más que el alimento. Y un hombre
sediento no quiere una melodía, y no quiere una rosa, él quiere algo de tomar.
Tercera pregunta, ¿tengo un mayor apetito por la palabra? Creo que esa es una
pregunta apropiada. Si usted quiere saber si está teniendo hambre y sed de
justicia, ¿anhela estar en la Palabra? ¿ama la verdad de Dios, ama las
Escrituras? ¿le encanta leer la Palabra de Dios, le encanta leer acerca de la
Palabra de Dios? ¿tiene este anhelo por incrementar su conocimiento de Dios
para que usted al conocerlo pueda imitarlo más? Otra pregunta, ¿acaso las
cosas de Dios le son preciadas? ¿acaso usted prueba la gracia de Dios? ¿se
encuentra a sí mismo habiendo probado que el Señor es bueno, como Pedro lo
dijo, y no puede tener lo suficiente?
Otra pregunta, ¿acaso su hambre y sed es incondicional, absolutamente
incondicional? Señor, simplemente quiero tu justicia, quiero tu virtud en mi
vida, sea cual sea el precio. Salmos 119:20, ‘Mi alma está quebrantada por el
anhelo que tiene por tus juicios’. Literalmente, simplemente me estoy
despedazando por desesperación. Isaías 26:9, ‘Con mi alma te he deseado en la
noche, si con mi espíritu dentro de mí te buscaré temprano’. Salmos 63, la sed
de David por Dios fue temprana. Simplemente hay una pasión, es algo
contundente, esto es algo muy básico y es un lugar para realizar el inventario
más estratégico y más esencial en su propio corazón.
Si hay alguna pregunta acerca de su anhelo de justicia, si usted se está
encontrando a sí mismo diciendo no, cuando pregunta, ¿acaso realmente tengo
hambre y sed de justicia? Bien podría ser que usted no es cristiano. Usted
nunca realmente ha llegado al lugar en donde usted ha cumplido con este
requisito para entrar, o podría ser que usted es un cristiano que se ha alejado
tanto de las prioridades, está tan lejos de la calidez de la respuesta espiritual
apropiada, usted se ha permitido estar enamorado con cosas perecederas. En
cualquiera de los casos, un inventario es apropiado, para que examine su
condición y arregle su vida delante de Dios, para que se vuelva misericordioso,
limpio de corazón y un pacificador y por ello será perseguido, ese es el patrón.
¡Gracias al Señor!
El único camino a la felicidad, sé misericordioso
https://www.gracia.org/library/sermons-library/GAV-90-193/el-%C3%BAnico-camino-a-la-
felicidad-s%C3%A9-misericordioso
Bueno, abramos la Palabra de Dios en esta noche y vamos a tener una especie
de estudio bíblico juntos en Mateo capítulo 5, conforme vemos el versículo 9.
Estamos estudiando las bienaventuranzas, esta es la bienaventuranza número
siete. Una enseñanza maravillosa de nuestro Señor que resume el asunto de la
salvación. Él llevó a cabo esta enseñanza conforme él comenzó el gran Sermón
del Monte, el cual se extiende hasta el final del capítulo 7. Esta
bienaventuranza en el versículo 9 es, ‘Bienaventurados los pacificadores,
porque ellos serán llamados hijos de Dios’. Este es un gran tema del que hablar
y en cierta manera vamos a hablar en torno a ese tema. No les voy a dar una
especie de bosquejo exótico que seguir, aunque vamos a tratar de delinear
nuestros pensamientos en base a algunas preguntas, como lo hemos hecho a lo
largo del estudio de las bienaventuranzas.
Esta es enseñanza elemental, esto es medular, esto es una especie de resumen
del Evangelio del Nuevo Testamento. Enseñanza muy, muy importante de la
boca de nuestro Señor. Resume todo. Usted podría decir que desde el versículo
3 hasta el versículo 12 usted tiene un resumen de lo que significa estar en el
reino, lo que significa ser salvo, lo que significa ser un creyente, lo que significa
conocer a Dios. Todo está encerrado en estas afirmaciones increíbles, que
comienzan, ‘Bienaventurados los…’.
Y llegamos al versículo 9, a este tema de la paz. Y claro, ese es un tema central
a lo largo de la Biblia. La idea de la paz de hecho permea la Biblia. Abre y
termina con paz. Cuando Dios originalmente creó al hombre y a la mujer y los
colocó en el huerto, fue un huerto de paz. Después vino la caída y la paz fue
interrumpida. La paz con Dios fue interrumpida, la paz entre los hombres fue
interrumpida, después en la cruz Jesús vino y trajo paz al corazón. Algún día
Jesús regresará y establecerá un reino de paz. Y en el cielo nuevo y tierra
nueva definitivos disfrutaremos de paz eterna.
Entonces, realmente la historia de la redención es la historia de la paz. Paz
perdida, paz recuperada en el corazón, paz recuperada en la tierra y finalmente
paz recuperada en el estado eterno. De hecho, hay casi cuatrocientas
referencias a la paz en las Escrituras. La única razón por la que en la actualidad
no hay paz, es porque hay un conflicto serio que se está llevando a cabo en el
mundo que puede ser resumido simplemente en este sentido, el hombre está
en guerra con Dios. Ese es el problema. Y ese ha sido el problema desde que
Adán y Eva pecaron en el huerto desde la caída, cuando la paz fue interrumpida
de manera total y quitada de la tierra, se ha estado llevando a cabo una guerra
con Dios, no solo el hombre está en guerra con Dios sino también lo está
Satanás y su hueste de ángeles caídos. Como consecuencia hay conflicto tanto
a nivel angelical como al nivel humano en este universo.
Entonces, estamos aprendiendo de la paz, lo que esa paz significa y como ser
pacificadores. Y esto es crítico, conforme lo entendemos. Al llegar a la séptima
bienaventuranza, al llegar al séptimo peldaño por así decirlo, el cual asciende
por la escalera de la bendición, llegamos a este asunto tan importante de ser
pacificadores. Eso sería decir que somos los agentes para restaurar la paz.
Tenemos la responsabilidad de traer la paz a corazones que de otra manera
están turbados. Traer la paz en donde de otra manera habría únicamente
conflicto. Dios le ha dado una prioridad elevada a la labor de traer paz. Y quiero
apresurarme a añadir que Él no les dio esta responsabilidad a los políticos.
No les dio inclusive la responsabilidad a los estadistas, no se la dio a los
diplomáticos, no se la dio a los árbitros, no se la dio a los abogados, no se la dio
a los jueces, no se la dio a los reyes. No se la dio a los presidentes, no se la dio
a los ganadores de Premios de la Paz Nobel, no se la dio a la Liga de las
Naciones, no se la dio a las Naciones Unidas, no se la dio al Concilio Mundial de
las Iglesias. No existe ningún orden eclesiástico de ningún concilio de hombres,
que ninguna manera o forma o apariencia pueda traer la paz real. Estos
pacificadores son muy diferentes. Totalmente diferente de todo lo que el
mundo identificaría como un pacificador. Y nos da gusto eso, porque hemos
tenido suficiente de los pacificadores del mundo y su fracaso continuo.
De hecho, si usted estudia las Escrituras, está por venir en el futuro el
pacificador que quizás de manera más aparente y superficial y temporal el
mundo jamás conocerá. Y él es conocido por nosotros por el nombre de
Anticristo. Y él, como los otros pacificadores, realmente no es más que alguien
que contribuye a más conflictos. Los pacificadores de Dios son muy, muy
diferentes. No tenemos paz políticamente, no tenemos paz socialmente, no
tenemos paz económicamente, no tenemos paz matrimonialmente, no tenemos
paz en las naciones, no tenemos paz en países, no tenemos paz en las ciudades
o estados, no tenemos paz en comunidades, no tenemos paz en hogares, no
tenemos paz en corazones.
Alguien dijo, Washington tiene muchos monumentos de paz, construyeron uno
después de cada guerra, nadie ha tenido éxito al traer paz, nadie. Usted
recordará, creo, si usted tiene suficiente edad, que las Naciones Unidas
llegaron a existir en 1945. Y llegaron a existir después de la Segunda Guerra
Mundial, la cual claro, es un holocausto aterrador, y causó la muerte de cientos
de miles. Al final de la segunda guerra mundial, las Naciones Unidas se
formaron como una agencia para paz mundial. Desde ese tiempo, no ha habido
ni siquiera un solo día de paz en el mundo, ni un día. El mundo está lleno de
problemas que nunca terminan, aunque el lema de las Naciones Unidas es este,
‘Que las generaciones venideras estén libres del azote de la guerra.’ (Fin de la
cita)
Ese es un sueño. El New York Times reportó en 1968, que había habido catorce
mil quinientas cincuenta y tres guerras que podían contar desde el 36 AC.
Desde 1945 la cuenta ha continuado. De 1945 a la mitad de los 1960’s hubo
entre cincuenta y setenta guerras, ciento sesenta y cuatro conflictos
significativos internacionales de violencia, involucrando a unas ochenta y dos
naciones. Eso es, hace 30 años atrás, y continua. Richard Nixon llegó a la
presidencia en 1970. En su discurso de elección, él dijo, ‘Tendremos una
generación de paz, algo que nunca hemos tenido en esta nación.’ Bueno, ese
fue un pensamiento agradable, no sucedió. Webster dijo que una generación es
de treinta y tres años, ¿Cuáles son las posibilidades de treinta años de paz,
cuando no hemos podido tener un día?
Alguien dijo, ‘Bueno, no. Hemos tenido paz. Tuvimos algo de paz, unos cuantos
años de paz entre, digamos, 1815 y 1846. Entre 1865 y 1898, pero eso es
porque no contaron las guerras indias, periodos bañados en sangre en este
país. Y lo que es interesante es que tantos como hemos matado en las guerras
desde el origen de Estados Unidos y ciertamente desde 1945, hemos matado a
más personas con armas privadas, que en todas las guerras combinadas. A
todo nivel no tenemos ninguna paz. Y más gente está siendo matada con armas
en estos días que nunca antes. No hay paz personal, mental, problemas
emocionales y la angustia azota los corazones de la mayoría de la gente. No
hay paz familiar, no hay paz en las escuelas, como bien lo sabemos, y la razón
de todo esto es porque no hay paz, ¿en dónde? en el corazón. Como
consecuencia el mundo refleja el corazón del hombre. No hay paz para el impío,
y el mundo es impío, y todos los hombres son impíos. Engañoso sobre todas las
cosas, y desesperadamente impío, Jeremías dijo. Y debido a que el corazón es
impío y no conoce paz, simplemente se protege a sí mismo en todas sus
relaciones.
El mundo que el hombre crea es un mundo sin paz, es un mundo de caos, es un
mundo de conflicto, es un mundo de problemas, es un mundo de sueños
despedazados y esperanzas y relaciones quebrantadas. Se necesita
desesperadamente a los pacificadores. Se necesitan de manera desesperada. Y
no pueden venir del mundo porque el mundo está lleno de corazones que no
tienen paz, y por lo tanto no la pueden producir. Ahora, Dios ofrece al mundo
pacificadores, aquí en el versículo 9, ‘Bienaventurados los pacificadores’. Eso
significa que existen cosas tales como los pacificadores, y son los que serán
llamados ‘hijos de Dios’. Los hijos de Dios entonces, son los verdaderos
pacificadores. Si usted es un creyente, usted es un pacificador. Si usted es un
hijo de Dios, usted es un pacificador.
Ahora, conforme pensamos en lo que esta bienaventuranza significa, como lo
he hecho a lo largo de este estudio, simplemente quiero señalar unas cuantas
áreas en las que en cierta manera nos podemos concentrar, quizás en forma de
preguntas. Pregunta número uno, ¿Cuál es el significado de la paz? ¿Cuando
hablamos de paz, de que estamos hablando? Supongo que para muchas
personas la paz podría ser definida como la ausencia de una guerra, la paz
podría ser definida como la ausencia de conflicto. Pero eso no es realmente la
definición de Dios de la paz, la definición de Dios de la paz no es la ausencia de
algo.
La mayoría de la gente diría, ‘Bueno, la paz significa que no hay turbación, que
no hay conflicto, no hay enemistad. Pero francamente no hay turbación y no
hay conflicto y no hay enemistad en un cementerio, pero no querríamos usar un
cementerio como un modelo de paz. No querríamos presentar un cementerio
como un lugar como donde todo mundo se lleva tan bien. En las Escrituras, la
paz no es la ausencia de algo, la paz es la presencia de algo, es la presencia de
todo lo que es bendito, de todo lo que es bueno, todo lo que es satisfactorio.
Cuando dos judíos se encuentran dicen, ‘Shalom’. No quieren decir, que ya no
tengas más guerras, sino más bien que tú disfrutes la satisfacción completa, la
calma, la tranquilidad que Dios trae.
La paz es una fuerza creadora, produciendo bondad y bienestar. No es
únicamente la ausencia de algo, es la presencia de algo. No es la ausencia de
conflicto, es la presencia de bondad agresiva. El hacer la paz no crea un vacío,
no es únicamente la ausencia de conflicto y la presencia de nada. No es
únicamente una guerra fría, no es únicamente tregua. Ahora, hay una especie
de paz mundana que únicamente es la evasión del problema. Usted sabe, usted
sabe cómo es, existe en su hogar de vez en cuando, es una paz incomoda, es
una tregua, y es producida por el hecho de que usted simplemente no habla,
porque si usted abre su boca, usted sabe que la guerra va a comenzar.
Entonces, usted simplemente mantiene su boca cerrada y en silencio se mueve
de lugar en lugar mientras que está hirviendo en el interior. Eso es únicamente
una evasión del problema, esa es una especie de concesión. O como usted sabe,
hay pecado en la familia, usted sabe que hay iniquidad que debe ser
confrontada, pero usted no quiere confrontarla, porque usted sabe que las
cosas van a estallar y entonces usted hace concesiones. Usted no es fiel a la
verdad, usted no confronta el problema. Esa es una verdad muy incómoda, es
una evasión del problema, es una situación muy peligrosa, muy peligrosa,
porque usted únicamente está permitiendo que el problema real se esconda.
Una tregua que está hirviendo, que probablemente va a explotar y va a
terminar en un conflicto más grande.
Dios nunca nos dice que hagamos eso, Él nunca nos dice que simplemente
cerremos nuestra boca para que de alguna manera vivamos en una tranquilidad
superficial. Él nunca nos permite estar cómodos al evadir problemas,
simplemente para mantener la paz, simplemente para mantener a todo mundo
tranquilo. Él nunca nos permite evitar el confrontar el pecado, evitar el
confrontar el error por causa de alguna tregua superficial, no. Por otro lado, el
tipo de paz de la Biblia conquista el error, confronta el pecado, y produce una
paz verdadera. El tipo de paz de la Biblia es la paz que existe después que la
lucha ha sido resuelta. La paz más grande no es la guerra fría. La paz más
grande viene después de la guerra caliente. Esa es la paz verdadera.
Santiago escribió de lo que es un tipo de paz verdadera, en Santiago 3:17. Él
dice, ‘Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después
pacifica’. En otras palabras, la paz viene de la verdad pura, de la sabiduría
pura, la paz nunca es buscada a costa de la verdad. La paz nunca es buscada a
costa del error, la paz nunca es buscada a costa del pecado, o la
injusticia. Hebreos 12:14 lo expresa de esta manera, ‘Seguid la paz con todos, y
la santidad.’ En otras palabras, no es una paz verdadera porque usted no
confronta el pecado, no es una paz verdadera porque usted no confronta el
error, usted simplemente deja que exista en un tipo de tregua superficial. Siga
la paz que está asociada con la santidad, siga la paz que es primeramente pura
y refleja la sabiduría que es de lo alto, la verdad.
Bueno, queremos evitar todo problema innecesario. No queremos simplemente
estar por todos lados causando problemas. Hay ocasiones en las que es un
juicio sabio pasar por alto una transgresión. Hay ocasiones en las que es la más
nobles de las cosas cubrir una multitud de pecados. No queremos simplemente
crear problemas, algunas personas son buenas en eso. Simplemente crean
problemas en todos lados y lo pueden hacer de manera más bien pía, en el
nombre de virtud, pero ciertamente no queremos sacrificar la verdad. No
queremos algún tipo de paz que es el producto de la verdad sacrificada, o el
producto de justicia que ha sido comprometida o indiferencia hacia el deber
espiritual. Ese tipo de paz es deshonrosa para el Señor, improductiva,
superficial y engañosa.
De hecho, Jesús dijo en Mateo 10:34, ‘No penséis que he venido a traer paz a la
tierra. No he venido para traer paz sino espada’. Antes de que la paz pueda
venir, la espada tiene que caer. ¿Qué estaba diciendo Jesús? Bueno Jesús
estaba diciendo esto, ‘Mira, si estas en la casa de incrédulos y eres un creyente,
te das cuenta que tan pronto como digas, ‘He entregado mi vida al Mesías
Jesucristo’ vas a tener algo de conflicto instantáneo en tu hogar judío,
¿verdad? Esa va a ser una espada que cae en esa familia y probablemente va a
dividirte en todo sentido.’
Esa es la razón por la que Jesús dijo, como usted sabe, ‘Quizás tengas que dar
a tu madre o padre, tu hermana, tu hermano para ser mi discípulo.’ Esta es la
espada. Antes de que pueda venir la paz verdadera, tiene que estar la espada
que cae, la confrontación es necesaria, el desenmascarar el pecado es
necesario, la confrontación de la retribución y el juicio y el mensaje del
evangelio salvador de Jesucristo debe ser dado sin importar si trae división o
no. Porque la única paz que satisface a Dios, es aquella paz que viene después
de la confrontación. No abandonamos la verdad, no abandonamos la doctrina,
no abandonamos la convicción, no abandonamos el principio, no decimos paz
en donde no hay paz real.
De hecho, Pablo dijo en 2da Timoteo 3, ‘Que todos los que quieran vivir
piadosamente padecerán persecución’. Digo, simplemente vivir su vida piadosa
es molesto. Vivir su vida piadosa en su hogar o en su escuela o en su trabajo o
en el lugar donde vive usted, en las relaciones que lo rodean a usted es una
realidad turbulenta, porque usted está confrontando su pecado, pero cuando la
paz real viene, no viene porque evitamos problemas sino porque problemas son
resueltos. El conflicto es resuelto, eso es paz real. La paz real que viene cuando
la batalla es, pelear y la batalla se acaba, y la verdad ha prevalecido. Ahí está.
La paz verdadera es la paz que ocurre cuando la verdad prevalece.
Se acuerda de que dije esta mañana, conforme estábamos terminando nuestro
estudio de 2da de Corintios, que la única manera en la que la iglesia
experimentará unidad verdadera es cuando piense lo mismo, ¿verdad? Y si
usted va a estar en paz con todos los hombres es porque todos piensan de la
misma manera. La paz que Dios busca, es la paz que viene para aquellos que
están de acuerdo acerca de la verdad de Dios. El cristiano que entra en
conflicto por la verdad, el cristiano que de manera dispuesta combate el error,
que confronta las mentiras y lo falso, el cristiano que señala la herejía, el
cristiano que señala el pecado, al final no es una persona que divide. No es una
persona que causa problemas, él es un pacificador, porque está trabajando y
contribuyendo para llegar a la paz verdadera. La única paz verdadera que Dios
reconoce.
En Lucas 12:51 Jesús dijo, ‘Pensáis que he venido para traer paz a la tierra. Os
digo, no más bien división’. Antes de que usted pueda tener una paz verdadera,
usted va a tener una turbulencia. Usted va a tener un problema. La paz
verdadera puede solo venir, lo vuelvo a decir, cuando la verdad reine y todo el
mundo esté de acuerdo con esa verdad. Y sabe una cosa, no es así en la
actualidad. La mayoría de la gente diría, ‘Bueno, si quieres tener paz,
simplemente tenemos no estar en desacuerdo. Vamos a reunirnos y solo
discutamos aquellos en lo que podamos ponernos de acuerdo.’ Esa es la
especie de motivación del ecumenismo, ‘despojémonos de todo lo que nos
divide, vamos a reunir a todo mundo y no hablemos de lo que nos divide’. Y de
lo único de lo que quiero hablar es lo que nos divide, si es doctrinal o si tiene
que ver con verdad bíblica y justicia.
Jesús nunca pronunció bendiciones en los apostatas que se opusieron a él. Él
no dijo, ‘Saben una cosa, estos fariseos realmente son hombres muy religiosos
y simplemente necesitamos reunirnos con ellos para que podamos tener un
frente más unido aquí en Palestina.’ La paz verdadera es el hijo de la verdad.
Esa es la única paz real que Dios reconoce, el otro tipo es una paz falsa, una
paz falsificada, porque nada es resuelto. Lo que es verdad y lo que es justo es
simplemente ignorado, ignorado. Entonces, podemos tener que soportar
problemas temporales para traer paz real, eso es lo que Jesús hizo. Ahora,
¿estaría usted de acuerdo en que Jesús fue el pacificador más grande que
jamás caminó? Seguro, porque él vino al mundo y ¿qué tipo de paz nos ofreció?
Paz con Dios. Y fue una persona que irrumpió, y fue una persona que turbó a la
sociedad. La turbó a tal grado que toda la población de Israel, básicamente, se
volvieron en contra de él, y lo ejecutaron.
El mundo lo veía a él y decía que era todo menos un pacificador. Él era el que
causó problemas, como los profetas de la antigüedad. Él era el que causó
problemas en Israel. Entonces, los pacificadores bíblicos, y quiero que usted
entienda esto, no son únicamente personas calladas con las que la gente se
lleva bien, y no quieren causar problemas, que carecen de algún tipo de
entendimiento de doctrina, que carecen de justicia o rectitud, o son amables,
pero hacen concesiones que son personas que apaciguan la situación, ¡no! En
un sentido, un verdadero pacificador no va a tolerar el estatus quo, si el estatus
quo deshonra a Dios. Él busca una paz que demanda verdad. Él busca traer luz
al conflicto, resolverlo, y ganar la victoria mediante la verdad. Ese es el
significado de paz, aquí.
Ahora, hablemos en segundo lugar, ¿cuál es la amenaza para la paz? Y esto es
bastante simple, esto es simplemente elemental, ¿cuál es la amenaza para la
paz? ¿qué amenaza esto? Bueno, en una palabra, pecado, pecado. Sea pecado
en términos de rechazo de la verdad o pecado en términos de conducta. La paz
es esa paz que es bondad y justicia. El enemigo de esa paz, es injusticia y
pecado. Impiedad y pecado. Entonces, para que haya una paz real, el pecado
tiene que ser enfrentado. El pecado en términos de como pensamos o lo que
creemos, eso es error, y pecado en términos de cómo nos conducimos.
Escuche Santiago 3:18, ‘Y la semilla (dice, él) cuyo fruto es justicia, es
sembrada en paz por aquellos que hacen la paz.’ Hombre, eso es tan bueno. La
semilla cuyo fruto es justicia es sembrada en paz, por aquellos que hacen la
paz. Los pacificadores siembren semillas de justicia. Confrontan el pecado
porque la única verdadera es la paz que es ganada cuando el pecado ha sido
confrontado. El pecado debe ser enfrentado. Y eso sería verdad en su vida.
Regrese a la primera bienaventuranza. Y aquí usted tiene el flujo de alguien
que viene a Dios. En primer lugar, vienen pobres en espíritu. Eso significa que
están en bancarrota espiritualmente, están abrumados con su pecado.
Reconocen su iniquidad, reconocen que son pobres cuando hablan en términos
de ofrecerle a Dios algo que los haga digno de reconocimiento, que no tienen
nada por lo que puedan ser reconocidos como justos. No tienen nada por lo
cual se puedan ganar el cielo para ganarse el perdón. Vienen espiritualmente
despojados y estériles y en bancarrota y privados.
Y, en segundo lugar, están llorando por esa condición. Este es el
reconocimiento de pecado en una actitud de penitencia, versículo 5. La tercera
bienaventuranza, son mansos, gentiles, siendo una palabra para mansos, son
mansos y están quebrantados y no son egoístas y están humillados. El
versículo 6 dice, ‘Que tienen hambre y sed de justicia.’ Eso quiere decir que
saben que no la tienen. No la tienen y eso es lo que anhelan. Ellos entonces,
son los beneficiarios de la misericordia de Dios en el versículo 7, y son
purgados y limpiados y se vuelven los limpios de corazón. Y habiéndose vuelto
los limpios de corazón se vuelven los pacificadores. Y ahora que son los
pacificadores, adivina que, versículo 10, “Bienaventurados los que, (¿qué?)
padecen persecución”.
Siempre será el caso que los verdaderos pacificadores serán perseguidos,
porque hay algo que estorba el camino de la paz real, y saben lo que es. Y, en
una palabra, es pecado. Es el pecado de creer lo equivocado y comportarse de
manera equivocada. Solo cuando ese pecado es confrontado, y solo cuando ese
pecado es quitado, alguien de manera genuina puede traer paz verdadera.
Debemos traerle, entonces, a los corazones turbados de hombres y mujeres,
una paz verdadera. No una tregua incomoda, no una paz falsa, sino lo real.
Para ser un pacificador, usted entonces debe haber atravesado por este flujo
de bienaventuranzas. Usted debió haber tenido una perspectiva de sí mismo
que es muy diferente de la mayoría de la gente.
Si usted le pregunta la persona promedio que piensa acerca de sí misma en la
actualidad, ¿qué piensa usted que dirá? ‘Me siento bastante bien, por mí. Me
siento bastante orgulloso de mí mismo y lo que he alcanzado. Porque se les ha
enseñado que, para ser una persona saludable, completa, tiene que tener una
autoestima elevada, ¿verdad? Siempre han sido orgullosas, la gente siempre ha
sido soberbios. Los pecadores siempre han sido soberbios, en la actualidad
simplemente se justifica, simplemente reconocida como una gran virtud, en
donde en una ocasión era algo así como objeto de burla. En la actualidad es la
virtud sobre todas las virtudes.
Pero de manera bastante opuesta, a la manera que la mayoría de la gente se ve
a sí misma, si usted va a ser un pacificador usted tiene que reconocer que
usted no tiene nada de que ensoberbecerse. Usted es lo más bajo de lo bajo,
usted está en bancarrota, usted está privado, usted está llorando, manso, tiene
hambre y sed de una justicia que usted no tiene, y desesperadamente necesita
de la misericordia de Dios. usted realmente está odiando su propia vida, usted
reconoce que es un alma miserable, usted no merece nada. Usted no tiene
derechos ni privilegios, usted no ha alcanzado nada, usted odia su persona
natural, y está en absoluto está preocupado con sus derechos, usted está
preocupado por sus necesidades.
Y usted tiene una perspectiva de Dios, usted viene a Dios y dice, ‘Necesito
misericordia, necesito misericordia, necesito misericordia. Si recibo justicia
estaré condenado para siempre. Por favor, dame misericordia.’ Y después
habiendo recibido esa misericordia, usted es limpiado, usted se convierte en
limpio de corazón y ahora puede ser un pacificador. Un pacificador entonces es,
uno que sus pecados han sido enfrentados en Cristo. Se le ha dado una nueva
naturaleza, es un corazón puro, tiene una perspectiva totalmente nueva, se ve
a sí mismo como humillado, como bajo, y el viene rogando por justicia, la cual
él no tiene, y misericordiosamente es concedida por la gracia de Dios. Él, por lo
tanto, debido a que sus intereses no son la prioridad, que sus intereses no son
importantes, debido a que sus intereses no le son importantes para él, él está
dispuesto a sufrir injusticia como Jesús sufrió, y eso es lo que los versículos 10,
11, y 12 nos dicen. Persecución, insultos y todo tipo de maldad en contra de
ustedes, de manera falsa, debido a mí. Eso está bien, no soy nada.
Pablo el apóstol demostró eso en Hechos 20, cuando él dijo, ‘Realmente no
importa lo que me pasa. Sé que cuando llegue a Jerusalén, se me ha dicho que
me esperan cadenas de aflicciones. Ninguna de esas cosas me mueve. Él le dijo
a los Filipenses, ‘Sé cómo ser humillado, sé cómo abundar. Realmente no me
importa si tengo todo o nada. Realmente no soy un problema para mí.
Entonces, es un enfoque totalmente diferente de la vida. El pacificador es uno
que se ha convertido en un pacificador porque él ha hecho la paz con Dios.
Sabe una cosa, estas serían las personas menos probables que el mundo
seleccionaría para que fueran sus pacificadores. Sabe una cosa, veo a todas
estas personas enviadas por todo el mundo para hacer la paz. Usted vea esto,
van a la parte norte de Irlanda y hacen que muchas personas firmen un
documento y por unas cuentas semanas nadie mata a alguien más. Y después
una bomba explota y alguien muere, y regresamos a donde comenzamos.
Usted los ve ir al medio oriente y firman estos documentos de paz, sin
esperanza o lo que pueda ser, Bosnia, o cualquier otro lugar. Y básicamente
están enviando a todas las personas equivocadas, no están enviando a los
pacificadores. Lo que necesitan hacer es simplemente congregar a un grupo de
cristianos que pueda ir ahí y proclame el evangelio de la paz. Pero eso nunca
entraría en sus mentes, porque en cierta manera somos la escoria, lo
menospreciado. Los reinos mundanos siempre han reconocido con sus honores
más elevados a los guerreros, a los soldados, a los orgullosos, y a los directos y
a los poderosos y a los dominantes, los varoniles, los que son duros, los
autosuficientes. Y no consideran a aquellos que son cristianos, como teniendo
las capacidades de hacer la paz. Pero la paz verdadera únicamente viene
mediante el evangelio, realmente somos los pacificadores del mundo.
Ahora, no tenemos que esperar que el gobierno nos asigne esto. Podemos ir a
cualquier lugar de cualquier manera, la responsabilidad es aprovechar toda
oportunidad que tenemos en la vida para ser un pacificador y usarla para la
gloria de Dios, ¿verdad? Entonces, el asunto como puede ver, es que los
hombres están en guerra con Dios, las mujeres están en guerra con Dios en sus
corazones, y nunca podrán tener paz los unos con los otros a menos que
tengan paz con Dios. Y entonces, somos los pacificadores que les decimos como
tener paz con Dios, porque nosotros hemos hecho la paz con Dios en nuestras
propias vidas.
Cualquier momento en que una persona está en guerra con Dios, créame, van a
estar en guerra con todo mundo. Solo puede ser resuelto cuando comienza en
el corazón. Esa es la razón por la que el Salmo 85:10, me encanta esa
afirmación, dice, ‘La justicia y la paz se han besado’. Usted no va a tener paz
sin justicia. Mientras que una persona es injusta, mientras que una persona no
haya sido perdonada. Mientras que una persona no haya sido transformada,
mientras que una persona esté en pecado. Nunca habrá paz alguna porque la
justicia y la paz se besan entre sí. En ultimas, Jesús vino para traer paz, pero
primero siempre habría una espada.
Bueno, permítame hacer una tercera pregunta, y esta es muy obvia, conforme
pensamos en esta. ¿Quién es la fuente de paz? ¿Quién es la fuente de paz? Y
hablamos de lo que es el significado de la paz, cual es la amenaza para la paz,
lo cual es pecado. ¿Quién es la fuente de paz? Bueno, lo aprendimos esta
mañana, ¿no es cierto? 2da Corintios 13:11, ‘El Dios de paz.’ Escuche lo que
dice en 1ra Corintios 14:33, ‘Dios no es autor de confusión, sino de paz.’ Dios
es el autor de la paz. Dios es la fuente de la paz. Digo, él es la única fuente de
paz. Romanos, capítulo 15, versículo 33, ‘El Dios de paz esté con todos
vosotros. Amén.’ Y como aprendimos esta mañana, Pablo llamó a Dios, ‘El Dios
de paz’. En 2da Corintios al final ahí, él lo llamó el Dios de paz en Romanos, él
lo llamó el Dios de paz en 2da de Tesalonicenses. ‘El Señor de paz, ‘Hebreos
termina, con el Dios de paz. La paz le pertenece a Dios, no le pertenece al
hombre. Solo de Dios es la fuente de paz y la paz reside en Dios como una parte
esencial de Su naturaleza.
Cuando Dios vino al mundo, ¿se acuerda usted de cuál fue el mensaje? ¿qué
dijeron los ángeles? Paz, ¿no es cierto? paz, buena voluntad para con los
hombres. Cristo vino a traer paz, Efesios 2:14 dice que, ‘Él es nuestra paz’.
Hombre, ¡qué gran afirmación es esa! Dios es la fuente de paz, Él envió al
verdadero pacificador al mundo, quien es Jesucristo. Y es mediante la muerte y
resurrección de Jesucristo que los pecadores pueden estar en paz con Dios. De
hecho, en Colosenses 1:20 un versículo sorprendente dice que, ‘Dios hizo la paz
mediante la sangre de su cruz.’ Usted no puede tener paz en su corazón, por lo
tanto, no puede tener paz en su hogar. Usted no puede tener paz en su país,
hasta que usted conozca al Dios de paz, mediante el Pacificador Jesucristo.
Realmente es una cosa increíble, en la cruz Jesús hizo la paz entre Dios y el
hombre. ¿Por qué? porque él satisfizo la justicia de Dios al llevar nuestros
pecados en Su propio cuerpo. Simplemente una verdad gloriosa, que
conocemos muy bien.
Efesios 6:15, llama al Evangelio, el evangelio de la paz. Esa es una gran
afirmación, las buenas noticias es que usted puede tener paz con Dios. Esas
son las buenas noticias. Las buenas noticias es que usted puede tener paz con
Dios. Cristo es llamado en las Escrituras, ‘El Príncipe de Paz’. Él dice en Juan
14:27, ‘Mi paz os dejo’. El Espíritu Santo es llamado el Espíritu de Paz. La paz es
un fruto del Espíritu. El todo de la salvación está envuelto alrededor de la
paz. Jueces 6:24 llama a Dios ‘Jehová-Shalom, ‘el Señor, nuestra paz’.
En Jeremías 29:11 dice, ‘porque Yo sé los pensamientos que tengo hacia
vosotros, dice el Señor, pensamientos de paz, pensamientos de paz’. Si llega a
haber paz, tiene que venir de Dios. Y viene de Dios únicamente mediante
Cristo. Jesús lo dijo en Juan 16:33, ‘estas cosas os he hablado, para que en mí
tengáis, (qué) paz.’
Entonces, si vamos a ser pacificadores tenemos que extraer o tomar esa paz de
Dios. Y viene a nosotros en Cristo, por el poder del Espíritu Santo. Amados, lo
que esta afirmación increíble está diciendo aquí en el versículo 9, esta
bienaventuranza, es que solo hay un grupo de pacificadores sobre la paz de la
tierra, y son aquellos que conocen al Dios Vivo y Verdadero, y han hecho la paz
en sus corazones con Él, mediante la sangre de la cruz de Jesucristo. Somos los
únicos pacificadores que el mundo conoce. Todo lo demás, todos sus esfuerzos
por producir tranquilidad de vida, sea que usted esté hablando a nivel político o
a nivel psicológico, me imagino que nos gusta pensar, y probablemente a ellos
les gusta pensar también que esto es verdad, psicólogos, los psiquiatras les
gusta verse a sí mismos como pacificadores, ¿no es cierto? pero toda la paz que
producen es artificial, superficial, manipuladora. Porque no pueden traer el
mensaje que cambia el corazón. Somos los verdaderos pacificadores, porque
predicamos el evangelio de paz, acerca del Dios de paz, que envió al Príncipe de
Paz, y quien mediante Su Espíritu concedió paz a pecadores arrepentidos.
Simplemente una verdad tremenda.
Entonces, el significado de paz, lo vimos. La amenaza para la paz. Y si quiere
otro punto, el hacedor de la paz es Dios. Eso nos lleva a los mensajeros de la
paz, los mensajeros de la paz. 1ra Corintios 7:15 dice que Dios nos ha llamado
a paz, pero no termina ahí. Acompáñeme ahí atrás por un momento, 2da
Corintios capítulo 5, esto es muy conocido. 2da Corintios capítulo 5, este es un
gran texto de las Escrituras, he identifica a los creyentes como los soldados de
paz de Dios. En cierta manera me rio cuando veo ese término, los soldados de
paz. Es una idea agradable. Y hacen algunas cosas buenas a nivel de bondad
humana, pero la iglesia son los verdaderos soldados de paz, ¿verdad? Y dice en
el versículo 18 de 2da Corintios 5, ‘que Dios, quien nos reconcilió consigo
mismo, mediante Cristo, nos dio el ministerio de la reconciliación.’
En otras palabras, se nos ha dado la responsabilidad de decirle al mundo que
pueden estar reconciliados con Dios, eso es paz. La guerra puede terminar.
Dios, versículo 19, estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo. Por
lo tanto, el versículo 20 dice, ‘somos embajadores para Cristo’, se nos ha dado
la responsabilidad de rogarle a la gente que se reconcilie con Dios. Eso es lo
que los pacificadores hacen, evangelizan a los perdidos, la gente que no tiene
paz. No hay paz para el impío, no hay paz. Entonces, somos los embajadores,
somos los soldados espirituales de paz, somos los únicos pacificadores sobre la
paz de la tierra. Nosotros somos, nadie más. Solo nosotros. Y el mundo no lo
entiende, y lo que lo hace más difícil es que tenemos que comenzar una guerra
antes de que podemos traer paz verdadera, ¿no es cierto? Tenemos que elevar
su pecado a su conciencia, tenemos que confrontar su iniquidad y su error, su
manera de pensar equivocada, su manera de vivir equivocada, para traer una
paz verdadera.
Entonces, no somos vistos como la fuente de paz, somos vistos como la fuente
de conflicto, así como Jesús fue visto. Pero para aquellos que oyen nuestro
mensaje y lo creen, ellos entienden que somos los pacificadores y se unen a
nosotros, para convertirse en parte de los soldados de paz. Ahora, permítame
en cierta manera desglosarlo un poco, específicamente, simplemente para que
usted entienda en qué manera somos los pacificadores, nosotros que somos los
mensajeros de esta paz. En primer lugar, nos volvemos pacificadores cuando
hacemos la paz con Dios nosotros mismos. Ahí es donde comienza, cuando
creemos en el evangelio de la paz y la guerra con Dios se acaba porque Dios ya
no está amenazándonos con juicio, Dios ya no está prometiendo condenarnos.
Ya no somos enemigos de Dios como Romanos 5 nos identifica, hemos hecho la
paz con Dios, ahí es en donde nos volvemos pacificadores.
Después, en segundo lugar, somos pacificadores porque ayudamos a otros a
hacer la paz con Dios, esto es evangelismo. En paz con Dios, por lo tanto,
somos llenos con lo que Lenski llamó ‘paz dulce’. Vivimos en paz, demostramos
esa paz, y nos volvemos los proclamadores de esa paz. Y llamamos a los
pecadores a reunirse con el príncipe de paz, a dejar su pecado y abrazar al
único que puede traer paz al corazón turbado. Siempre me parece sorprendente
cuando veo en la televisión a estos criminales. Algunas veces, y estoy pensando
en particular del joven en Eugene, Oregón, en Springfield Oregón, quien mató a
esos estudiantes y maestros. Inmediatamente la solución fue que él iba a estar
bajo cuidado psiquiátrico inmediato, porque este es un joven con problemas.
Oiga, vivimos en un mundo lleno de personas con problemas, no todos toman
una pistola y se matan unos a otros. Algunos sí.
Pero vivimos en un mundo lleno de gente turbada, es solo cuestión del grado
de sus problemas y como se manifiesta a sí mismo socialmente, ¿verdad?
Estamos en un mundo de conflictos, matrimonios desintegrándose, familias
despedazándose, gente incapaz de llevarse entre sí, a todo nivel. Tenemos a
muchas personas turbadas, sin paz. Y la mejor solución en nuestra cultura, en
nuestra sociedad parece ser bueno, ‘vamos a meterlos en algún tipo de
psicoterapia’, pero ellos no son los pacificadores, esas personas. Podemos
reconocerlos por sus esfuerzos por ayudar a personas para que en cierta
manera modifiquen su conducta, pero no son los pacificadores. Lo que el niño-
joven en Springfield, Oregón, que mató a esas personas, necesita es salvación.
Eso es lo que él necesita. Él necesita arrepentirse de su pecado y su odio, y su
amargura, y su hostilidad, y su intención maligna, y su conducta homicida y
abrazar a Jesucristo y Dios puede traer paz a su corazón. ¿Cree usted eso? Ese
es el evangelio.
Pablo fue un homicida y él se convirtió en un pacificador. Lo que esas personas
en la parte norte de Irlanda, que se siguen matando unos a otros, necesitan, es
paz en el corazón que solo Jesucristo puede traer. No necesitan sentarse en
una mesa y volver a buscar la reconciliación. Necesitan ser salvos. La cosa más
importante que está pasando en la parte norte de Irlanda en la actualidad, la
cosa más importante que está pasando ahí, no está pasando en la ciudad, ahí
de Belfast, no está pasando en los concilios de Inglaterra conforme el
Parlamento se reúne, está pasando en las iglesias que predican el Evangelio.
Esa es la única esperanza de paz en el corazón.
¿Algunos de ustedes oyeron la transmisión de radio de Grace To You, en donde
el testimonio de John and Dean fue dado recientemente? Fue ejecutado, ¿oyó
usted eso? Este es un joven que ha estado quince años en espera de la pena de
muerte en Texas. Él tenía un expediente bastante largo de crimen, y él fue a
una tienda que vendía licor o algún tipo de tienda, lo que fuera, y él iba a robar
la tienda y él confrontó a un sheriff y mató al sheriff, al oficial y fue
sentenciado a la muerte, pena capital. El jurado lo envía a la ejecución, él ha
estado esperando quince años, este es un hombre muy turbado, este es un
hombre que ha tenido una historia larga de crimen, todo tipo de problemas.
Él comenzó a escuchar Grace To You, y vino a Cristo, y su corazón turbado
encontró paz, paz total. Él fue totalmente transformado, de ser este criminal,
en un cristiano. Él comenzó a devorarse todo en la Palabra de Dios, él comenzó
a leer todo lo que podía, él se volvió un fanático de teología puritana, comenzó
a devorarse las cosas más profundas que él podía leer. Y esto es nuevo para un
hombre así, que había tenido, relativamente poca preparación académica. Él
comenzó a recibir la Palabra de Dios y se volvió el pacificador, ahí con los que
esperaban la pena de muerte. Él fue el único que podía traer paz a los
corazones turbados de los que estaban esperando morir.
Él estuvo en contacto con Grace To You durante los cuatro años antes de su
ejecución. Él fue ejecutado en junio, apenas unas cuantas semanas atrás, y él
estuvo en contacto con nosotros, y él escribía cartas y él recibió su Biblia de
estudio MacArthur, pero le daba un poco de pena recibir una biblia de estudio
porque él solo iba a poder usarla un mes, antes de que fuera ejecutado. Jay
Flowers, quien produce nuestro programa de radio, pensó que sería
maravilloso ir ahí. Entonces, él fue ahí, ahí con los que estaban esperando la
muerte, la pena de muerte en Texas. Y él se sentó con él y él hizo una
entrevista y él dio su testimonio y su testimonio, y en su testimonio
básicamente dijo, ‘Mira, no te sientas mal por mí, yo me voy al cielo. He hecho
la paz con Dios.’ Y él habló de como el Señor lo había usado para ser el
pacificador ahí, y con otros que estaban ahí esperando la pena de muerte,
enfrentando lo mismo.
Él también, creo que fue tan interesante de que él habló en esta cinta a la
familia. Él escribió una carta hermosa a la familia de la víctima, el hombre a
quien había matado. Claro que hay amargura y hostilidad y odio, y él ha visto
eso a lo largo de todos estos quince años, conforme han esperado que él sea
ejecutado. Y su mensaje para ellos fue, ‘No piensen que cuando yo sea
ejecutado ustedes encontrarán paz. El único momento en el que jamás
encontrarán paz es cuando abracen a Jesucristo.’ Él les dijo eso, él dijo, ‘No se
preocupen por mí’. Él dijo, ‘Acabo de leer tu libro del cielo, y estoy listo para
irme. Estoy recibiendo lo que la ley dice que merezco. Simplemente quiero
estar con mi Señor Jesús.’ Esa familia no encontrará paz en su ejecución. Él fue
ejecutado cinco días después de que él realizó ese programa de radio con
nosotros. Y cuando se le preguntó, ‘¿En qué piensas cuando piensas en tu
ejecución?’ Él dijo, ‘Pienso en la tristeza de mi familia. No pienso en mí. Voy a
estar con Cristo. Pienso en esas personas que creen que esto va a traerles paz,
pero no va a ser así.’
Él es un pacificador real. Lo fue. Y él supo cómo traer paz. Tristemente tantas
personas no están dispuestas a recibir la paz que ofrecemos en el evangelio.
Somos los heraldos de la cruz, somos los verdaderos pacificadores, somos los
embajadores de la paz, somos los que rogamos a los pecadores que dejen las
armas en contra de Dios. Vengan a la cruz en donde la paz es hecha.
La tercera manera en la que somos pacificadores, no solo cuando hacemos la
paz con Dios, y cuando llevamos el mensaje de paz a los inconversos, pero una
tercera manera en la que somos pacificadores, y esto es importante, es cuando
ayudamos a otros creyentes, es cuando ayudamos a otros creyentes a hacer la
paz. Entendemos que ahora que hemos hecho la paz con Dios, la paz de Dios
debe gobernar nuestros corazones, ¿no es cierto? Colosenses dice eso. Una vez
que hemos hecho la paz con Dios, y una vez que nos hemos convertido en los
proclamadores de la paz con Dios, también necesitamos ser útiles a Dios en
hacer la paz con otros. Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, Mateo
5 dice, debemos ser prontos en declarar paz en tiempos de turbulencia.
Romanos capítulo 12 habla de eso, quizás sería bueno que lo viera brevemente.
Hay una gran afirmación que se hace en Romanos 12 acerca de esto, versículo
19 ‘No os venguéis por vosotros mismos amados, sino dejad lugar para la ira de
Dios, porque escrito está, ‘Mia es la venganza, yo daré el pago’, dice el Señor.
Si tu enemigo tiene hambre dale de comer, si tiene sed dale de beber, porque al
hacerlo ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.’
En otras palabras, inclusive cuando la gente que está fuera de la cruz, no
buscamos traerles problemas de manera innecesaria. Y ciertamente con la
gente dentro de la familia de Dios buscamos ser pacificadores. Yo lo alentaría a
usted como cristiano a ser un pacificador, sea un pacificador. Usted no puede
hacer la paz siempre cuando está proclamando el evangelio. Esa es una espada.
Pero en los problemas de la vida que vienen y van, las pequeñas irritaciones de
la vida, conflictos, relaciones que lo rodean a usted, particularmente entre
creyentes, sea un pacificador, tráguese su soberbia, adopte una postura
elevada y admita que está equivocado, olvídese de la ofensa, deje que el amor
cubra multitud de pecados. No convierta todo lo que es cometido en contra de
usted en algún tipo de problema masivo. Jesús dijo, ‘Tengan paz unos con
otros’, Marcos 9:50.
Si voy a construir un edificio entre usted y yo, tengo que comenzar a construir
de mi lado. Es correcto. Alguna vez ha visto usted un puente siendo construido.
No comienzan a la mitad, comienzan en ambos lados, y comienzan a
extenderse. Primero un pequeño cable delgado, después otro, algo es amarrado
al cable delgado y un clave más pesado es jalado. Y después hay más y más
pequeños cables delgados de un lado. Eventualmente se conectan a los otros
cables más grandes, cables más grandes. Eso es hacer la paz. Algunas veces los
pacificadores no dicen nada, simplemente dejan que el amor cubra. Los
pacificadores nunca son defensivos, nunca se protegen a sí mismos, nunca son
vengativos. Los pacificadores no dan excusas por lo que hicieron, que pudo
haber causado el conflicto. Los pacificadores siempre están dispuestos a
aceptar la responsabilidad por lo que han hecho. Los pacificadores siempre
están pensando cómo pueden fortalecer las relaciones. Sea usted un
pacificador, sea un pacificador. No hable mal de otros, eso no contribuye a la
paz, eso simplemente esparce el conflicto. No sea soberbio y busque sus
intereses personales, ejerciendo un amor propio. Los que se aman a sí mismos
buscan lo suyo propio, Filipenses 2:21. No hacen un buen trabajo en hacer la
paz, en traer la paz en relaciones, Proverbios 28:25 dice, ‘El que tiene un
corazón soberbio promueve la contienda.’ Si usted es el problema más serio, si
va a ser a su manera, usted va a ser una persona que produce contiendas.
Alguien dijo, ‘la soberbia abre la caja de Pandora y llena el mundo de
enfermedades’. Sea humilde, eso es lo que un pacificador tiene que ser.
Bueno, finalmente, hemos hablado del significado, la amenaza, el hacedor, los
mensajeros de la paz, ¿cuál es el mérito de la paz? ¿qué viene a nosotros como
resultado de esto? Bueno, una gran bendición. A nosotros, dice en el versículo
9, se nos da un gran privilegio, ‘Somos llamados (qué) hijos de Dios’. Este es el
honor que viene a los pacificadores, hijos (huios) no teknon no niños
pequeños, sino hijos. Enfatizando estatura, herencia, dignidad, honor, posición.
Es designarnos aquellos que son dignos de llevar el título hijos de Dios.
Nosotros, debido a que nos caracterizamos a nosotros mismos como
pacificadores, reflejamos la virtud de Dios. Usted ve un hijo y usted dice, ah, sé
quién es el papá de ese hijo, porque puedo ver que él refleja a su padre.
Eso es lo que él está diciendo aquí. Cuando usted es un pacificador usted
refleja a Dios su padre. Usted puede decir ahora, ahí hay un pacificador porque
él es como su Padre, el Dios de paz. Él es un pacificador porque él predica el
evangelio de la paz, porque él busca traer paz a las relaciones que lo rodean.
Esa es simplemente otra marca de un cristiano verdadero, los cristianos
verdaderos son pacificadores. Y, por lo tanto, son llamados los hijos de Dios,
porque solo ellos reflejan la naturaleza de su Padre. ¡Qué tremendo honor! ¿no
es cierto? Digo, decir, tu sabes, tu reflejas a Dios, tú te pareces mucho a
Jesucristo, tu viniste a traer paz. Tu solías ser un hijo de Satanás,
¿verdad? Juan 8:44, ‘Vosotrois sois de vuestro padre el diablo.’ Más a todos los
que recibieron a Jesucristo, él les dio el derecho de llamarse a sí mismos, los
hijos de Dios. Y muchos hijos, claro, él traerá a la gloria. ¡Qué verdad tan
tremenda!
Como hijos somos honrados, somos preciados para Dios, como sus hijos. Un
padre valora a su hijo por encima de su patrimonio. Como Jacob valoró a
Benjamín. Y Dios nos valora a nosotros. Los impíos, dice la Biblia, son como el
tamo. En cierta manera es inútil como la escoria. No sirve para nada, pero los
hijos de Dios son preciados, Malaquías 3, son como joyas. Son la niña de su ojo,
el Antiguo Testamento dice. Isaías dijo ‘los impíos dejan su nombre para una
maldición.’ Pero Isaías también dijo, ‘los nombres de los hijos de Dios son
hechos perpetuos.’ Cristo los lleva en su corazón, están escritos en el libro de
la vida del Cordero. Inclusive las lágrimas de los hijos de Dios son preciadas. El
Salmista dijo en el Salmo 56:8, coloca mis lágrimas en tu redoma, o en tu
botella’. Dios lleva el registro de todo nuestro sufrimiento y tristeza. Y cuando
morimos dice, ‘Preciosa es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos’.
Isaías 43:4 dice, ‘Debido a que fuiste preciado a mis hijos, tú has sido hecho
honorable’. Digo, ser un pacificador, haber sido salvado por el príncipe de paz,
el Dios de paz, el espíritu de paz, haberse convertido en un pacificador es
haberse convertido en un hijo de Dios. Y Dios corona a sus hijos con los
honores más elevados y más nobles. Somos nosotros los que somos los
príncipes de la tierra, somos nosotros los que somos los sacerdotes
verdaderos, somos nosotros los que somos los coherederos con Cristo, somos
nosotros los que somos los reyes. Salmos 16:3, somos los excelentes de la
tierra. 2da Timoteo 2:21, somos los instrumentos para honra. Nosotros hemos
sido elevados por encima de los ángeles. Apocalipsis 3:21 dice que, nos
sentaremos en el trono de Cristo, quien se sienta en el trono del Padre. Digo,
¿usted realmente entiende el gran privilegio de ser un hijo de Dios? Significa
que Dios tiene un amor eterno, personal hacia usted. Significa que Dios tolera
sus debilidades y su pecado y lo perdona de manera incesante.
Me acuerdo en Romanos 23:21 donde dice, ‘Él no había visto la iniquidad en
Jacob’, simplemente la pasó por alto, por su gracia. Dios, debido a que usted es
Su hijo acepta su sacrificio imperfecto, su servicio imperfecto. Debido a que
usted es su hijo, él provee para usted. Usted no necesita preocuparse por lo
que usted va a comer o beber o lo que va a vestir, todo está cubierto. Él lo
defiende del peligro, Él nunca se cansa o se queda dormido. Él es su Roca y su
defensa segura. Sus ángeles, va a mandar por usted, Él los lleva en alas de
águilas, y ninguna maldad jamás le va a caer a usted. Debido a que usted es su
hijo, Él le revela a usted la verdad eterna, debido a que usted es Su hijo Él lo
libera de la maldición del pecado. Debido a que usted es su hijo, usted se
convierte en un heredero de todo lo que Él posee. Debido a que usted es Su
hijo, Él hace de que todo opere para su bien. Debido a que usted es Su hijo, Él
lo guarda de que jamás perezca, y así sigue.
El Dios de paz entonces, ha enviado al Príncipe de paz, para darnos al Espíritu
de paz, para hacernos pacificadores. Y de esta manera, nos volvemos hijos de
Dios. Este es un gran privilegio. Nos impulsa a las siguientes bienaventuranzas.
La realidad es que aunque somos pacificadores, producimos conflicto inicial
porque para traer la paz verdadera, tenemos que confrontar la amenaza para la
paz, la cuál es el pecado. Y veremos eso en nuestro próximo estudio en un par
de semanas a partir de ahora.
Oremos. Esto es verdad, tan, tan rica y tan elemental Padre. Gracias por
presentarla de manera tan maravillosa en las páginas de las Escrituras.
Estamos tan alentados por ella, tan emocionados por ella. Sin embargo,
llevamos una gran responsabilidad porque somos los pacificadores, ayúdanos a
no tener miedo de confrontar. Ayúdanos a no hacer concesiones con la verdad
o la justicia, por una tregua falsa. Sino a traer la verdad para que pueda
conquistar el error, traer la justicia para que pueda conquistar el pecado y, por
lo tanto, traiga la paz verdadera. Como te agradecemos porque en tu
misericordia y gracia, nos has buscado y has hecho la paz con nosotros. Y nos
has hecho pacificadores. Tenemos un gran privilegio, y estamos profundamente
agradecidos.
Y para alguno en esta noche, aquí oh Dios, que no ha hecho la paz contigo, que
no se ha visto a sí mismo como un pecador que tiene que venir a la cruz, que no
ha abrazado a aquél que murió por ellos, que no ha creído en el Cristo de la
cruz, y el Cristo de la resurrección, que esta sea la noche en la que abrazan al
Salvador y encuentran paz finalmente y se convierten en pacificadores. ¡Qué
alto llamado! ¡Qué privilegio! Lleva a cabo esa obra poderosa en corazones, en
esta noche. Oramos en el nombre del Príncipe de Paz, nuestro Señor Jesús.
Amén.