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El único camino a la felicidad:

https://www.gracia.org/library/topical-series-library/GAV-266/felicidad-de-adentro-hacia-
afuera

https://www.gracia.org/library/sermons-library/GAV-90-188/el-%C3%BAnico-camino-a-la-
felicidad

Mateo 5, comenzando en el V3 la palabra bienaventurados es usada hasta el


V11. Estas son las bienaventuranzas, las afirmaciones de bendición.
Reconocemos el hecho de que Jesús está comprometido con proveer la
felicidad verdadera. Eso realmente es el punto aquí. El Señor ha venido al
mundo para proveerle a hombres y mujeres felicidad real y duradera.
Tristemente, no todo mundo sabe eso y ciertamente no todo mundo cree eso.
Muchos en su reino no han disfrutado la realidad de esa provisión de felicidad.
Pero la felicidad es la preocupación de Cristo. Mateo 5, el primer sermón
registrado de Jesús en el Nuevo Testamento comienza con el asunto de la
felicidad. ¿Por qué? porque la palabra ‘bienaventurado’ significa felicidad.
Hay nueve bienaventuranzas comenzando en V3. La palabra ‘bienaventurado’
puede traducirse con frecuencia en las Escrituras, como la palabra ‘feliz’.
Comencemos explicando el panorama o el escenario en el contexto bíblico. La
palabra griega es ‘makarios’, es una palabra conocida, es un adjetivo. También
aparece en una u otra forma, por lo menos cincuenta veces en el Nuevo
Testamento. Lo mejor que puede ser dicho de la palabra bienaventurado es que
describe la condición feliz del alma, la condición contenta del alma. Parecida a
la palabra ‘makar’ en el griego, la cual significa ‘feliz’. También puede ser
traducida, ‘gozoso’. Y eso es exactamente lo que la palabra intenta expresar.
Homero, en los escritos griegos, usó la palabra para describir un hombre rico
que estaba satisfecho con todo lo que tenía. Platón la usó para describir a un
hombre próspero. Tanto Homero como Hesíodo, otro escritor griego, hablaron
de los dioses griegos como siendo bienaventurados en sí mismos, esto es que
estaban en un estado de contentamiento perfecto, estaban felices con su
condición. No afectados por el mundo de los hombres que estaban sujetos a
pobreza, debilidad y muerte. Entonces, estamos hablando aquí de
contentamiento, satisfacción y de lo que tendemos a llamar felicidad. Felicidad
interna, una condición de gozo, que no es ni el resultado de circunstancias
externas, ni es el resultado de alguna influencia externa cambiante.
La gente experimenta un poco de felicidad, cuando tienen emociones internas
positivas, o circunstancias externas que por el momento son positivas, pero
ambas cosas son pasajeras. El significado básico, del Nuevo Testamento que
estamos viendo, es un estado continuo de felicidad. Un estado de gozo, un
estado de bienaventuranza, un estado de bienestar en el que una persona
encuentra satisfacción y contentamiento. La palabra también indica virtud, está
conectada a los creyentes, y que quede muy claro desde el principio. Es usada
para describir aquellos que son creyentes, no es usada para describir en ningún
lugar en las Escrituras a alguien que no es creyente.
Entonces, un estado permanente de felicidad, gozo verdadero y
contentamiento, satisfacción, que le pertenece únicamente a aquellos que
conocen a Dios. De hecho, yendo inclusive a más allá de eso, es una palabra
para describir a Dios mismo:
Salmo 68:35, “Bendito sea Dios.”
Salmo 72:18, “Bendito sea Jehová Dios.”
Salmo 119:12, “Bendito eres tú oh Jehová.”
1 Timoteo 1:11, “evangelio glorioso del Dios bendito.”
1 Timoteo 6:15, “la cual manifestará a su debido tiempo el bienaventurado y único Soberano, el Rey
de reyes
.” Refiriéndose claro a Dios en la forma de Jesucristo.
Entonces, Dios por naturaleza está feliz, contento, satisfecho, lleno de gozo y
bienaventurado, y aquellos que le pertenecen a Dios comparten ese mismo
gozo. Es una palabra entonces, usada de Dios, usada de Cristo, escuche con
atención, para describir la naturaleza divina. Y debido a que nosotros como
creyentes, 2 Pedro 1:4, somos participantes de la naturaleza divina, somos
bienaventurados. Lo somos poseemos la vida de Dios, por su gracia concedida a
nosotros en Cristo. Compartimos en el gozo de Dios. Compartimos en el gozo,
satisfacción y felicidad que Dios mismo experimenta. Nadie puede conocer la
felicidad verdadera, sino es un participante de la naturaleza divina.
Entonces, todo lo que vamos a aprender aquí en esta porción de las Escrituras,
es para cristianos, es para aquellos que creen en el Señor Dios. Es para
aquellos que han venido a Dios mediante la fe en Jesucristo, es para aquellos
que han venido a la cruz para obtener perdón por el pecado, recibir el regalo no
solo de la justicia imputada, sino el regalo de una nueva naturaleza, la
naturaleza divina. Por tanto, entran en la felicidad verdadera y divina. Cuando
una persona conoce a Dios mediante Cristo, entonces viene esta felicidad.
En un contexto más amplio, Jesús está hablando de virtud interna, no está
hablando de algo conectado a una emoción momentánea o a un acontecimiento
externo sujeto al cambio. Él está hablando de algo que es característico de
gente que le pertenece a Dios. Todo esto es anunciado en un momento muy
crucial por Jesús, conforme inicia el amanecer del Nuevo Pacto, la nueva época.
Un punto muy importante en la historia redentora, conforme el Mesías viene a
presentar, a introducir el nuevo pacto, a proveer el nuevo pacto, a proveer el
sacrificio del nuevo pacto en su muerte y resurrección, las bienaventuranzas
verdaderas están en línea con la provisión de este nuevo pacto.
El Antiguo Testamento, es el libro de Adán y su historia. Comenzando en
Génesis, Adán fue el primer rey en la historia. De acuerdo con Génesis 1:28, se
le dio autoridad sobre toda la creación, no obstante, él fracasó como rey, y
hundió a la raza entera en un mar de pecado y depravación. El Antiguo
Testamento comienza con pecado y termina con una maldición. Malaquías 4:6,
“Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos
hacia los padres, no sea que venga yo y hiera la tierra con maldición.”
El Nuevo Testamento es un libro acerca del nuevo Adán, Jesucristo, y comienza
con una bendición, conectada al Nuevo Pacto. El Nuevo Testamento abre con un
contraste asombroso, emocionante conforme conocemos al nuevo rey, un rey
que no va a fracasar en la esfera de su gobierno. Todo es diferente, y el
mensaje es bienaventuranza.
El primer Adán fue probado en un huerto hermoso y fracasó, el postrer Adán
fue probado en un desierto peligroso y triunfó. El primer Adán fue un ladrón y
él fue expulsado del paraíso, el postrer Adán se volvió a un ladrón en la cruz y
le dijo, “hoy estarás conmigo en el paraíso’.
El libro de las generaciones de Adán termina con una maldición, pero el libro de
las generaciones de Jesucristo, la manera como Mateo comienza, termina con
una promesa, Apocalipsis 22:3: “Y ya no habrá más maldición; y el trono de
Dios y del Cordero estará allí, y sus siervos le servirán.” El Antiguo Testamento
dio la ley para mostrarle al hombre su miseria, el Nuevo Testamento da la vida
de Cristo para mostrarle al hombre la felicidad verdadera.
Mateo presenta al rey, quien revierte la tragedia de la caída de Adán, y nos
hace súbditos de su reino glorioso. Apocalipsis 1, “5 y de Jesucristo, el testigo
fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al
que nos ama y nos libertó de nuestros pecados con su sangre, 6 e hizo de
nosotros un reino y sacerdotes para su Dios y Padre, a Él sea la gloria y el
dominio por los siglos de los siglos. Amén.”
El Nuevo Testamento está centrado en bienaventuranza, está centrado en
felicidad, está centrado en satisfacción. Esta felicidad está reservada para
aquellos que son participantes de la naturaleza divina, quienes comparten la
felicidad misma de Dios. Ese es el contexto bíblico general de la palabra
bienaventurado. Mateo trata de la llegada del rey, conforme el Nuevo
Testamento abre, Mateo se concentra en Cristo el rey habiendo llegado. Y la
felicidad real es la preocupación del rey. Él ha venido para traer felicidad a los
súbditos de su reino, aquellos sobre quienes Él reina. Ese es su propósito.
Pero inclusive en medio de esta felicidad, hay un retrato paradójico de la
miseria. Todas las cualidades que constituyen la vida de felicidad real,
involucran algo de dolor, involucran algo de miseria, como lo veremos
conforme avancemos a lo largo del estudio. Para la mayoría de la gente, no
obstante, esto podría no tener sentido. Supongo que el mundo asume que la
felicidad verdadera significa la ausencia de miseria y la ausencia de dolor.
Mientras que los creyentes entienden que la felicidad verdadera se encuentra
en medio del dolor y de la miseria.
Todo cambió cuando Jesús trajo este tipo de felicidad. Como un escritor lo dijo,
es como si Jesús se infiltró en el aparador grande de la vida, y cambió todas las
etiquetas de precios. Todos los libros de la felicidad no dicen esto entonces ni
ahora. La felicidad es el hombre exitoso, la persona rica, la persona
enamorada, la felicidad es el que puede empujar a todo mundo, quitarlos de su
camino y llegar a tener lo que él quiere, cuando él quiere, en donde él quiere, la
felicidad es adquirir. Pero este no es el plan de Jesús, este no es el patrón de
Jesús, este no es el tipo de felicidad que le pertenece a la naturaleza divina.
Él no dice, felices son los ricos aquí, él no dice, felices son los famosos, él no
dice, felices son los nobles, él no dice, felices son los exitosos. Él dice, felices
son los pobres en espíritu, felices son los que lloran, felices son los mansos,
humildes, felices son los hambrientos y sedientos, felices son los
misericordiosos, felices son los puros de corazón, felices son los pacificadores,
felices son los que son perseguidos, felices son los que son insultados. Es algo
paradójico ver este tipo de felicidad.
El árbol de la felicidad que crece en la tierra maldita, no es en absoluto, nada
como la felicidad que Dios nos ofrece en Cristo. Salomón ciertamente es
ilustración más clásica de eso. Su descendencia era de la línea real de David,
nadie pudo haber sido más noble. Fue el hijo de un rey que tuvo el derecho a
reinar, su palacio literalmente, era el palacio de la tierra en la ciudad de Dios.
Su riqueza imposible de medir con tesoros tan vastos, que la plata era tan
común como las rocas. Su placer fue fabuloso, alimento, establos, caballos,
edificios, siervos, viñedos, estanques de peces, jardines, por no decir nada de
casi un grupo interminable de mujeres. Su inteligencia sin paralelos en el
mundo de los hombres, él fue el más sabio de todos los hombres.
¿Pero acaso encontró felicidad? No, Eclesiastés, lo describe todo era vacío e
inútil, todo es vanidad él dijo una y otra vez. Eso es debido a una verdad del
Nuevo Testamento, la vida de un hombre no consiste en la abundancia de las
cosas que él posee, esa no es la clave de la felicidad. Otra enseñanza del Nuevo
Testamento es que, el que vive en placer está muerto mientras vive. El placer y
las posesiones no son el camino a la felicidad. Es ridículo pasar una vida entera
tratando de encontrar la felicidad en las cosas que van a terminar en la basura.
La felicidad nunca se encuentra en la tierra maldita.
¿Por qué? porque las cosas físicas no tocan el alma. No puedo satisfacer una
necesidad espiritual con una sustancia física. Cualquier persona que tiene un
anhelo profundo de felicidad verdadera está insatisfecha con cualquier cosa
material, cosas que no pueden calmar el corazón y no pueden traer paz al
corazón, en una tormenta no pueden proveer ninguna felicidad verdadera
duradera. No se pone aceite en un espíritu herido. Cuando Saúl estaba afligido,
todas las joyas de su corona no pudieron consolarlo ni por un momento. El rey
Belsasar, (Daniel), estaba disfrutando de la vida, bebiendo vino en los vasos de
oro del templo, pero cuando la figura de la mano de un hombre apareció y
escribió MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN en la pared, has sido pesado en la
balanza y has sido hallado fallo. Dice que su rostro cambió. Su vino se amargó,
su alimento se corrompió en su estómago porque no hubo felicidad en su alma.
Proverbios 23,

No te fatigues en adquirir riquezas, deja de pensar en ellas.

Cuando pones tus ojos en ella, ya no está. Porque la riqueza ciertamente se
hace alas, como águila que vuela hacia los cielos.
Eclesiastés 5,
13 
Hay un grave mal que he visto bajo el sol: las riquezas guardadas por su
dueño para su mal;
14 
cuando esas riquezas se pierden por un mal negocio,
y él engendra un hijo, no queda nada para mantenerlo.
Las riquezas son un combustible de soberbia y lujuria, son un lazo en una
trampa, ahogan la Palabra de Dios, despedazan nuestras almas, como las
espinas despedazan nuestras ropas, las riquezas no traen felicidad verdadera.
Lo que Dios nos está diciendo mediante las palabras mismas de Jesús en este
pasaje, es que no podemos hallar felicidad verdadera en los caminos del
mundo, en lo que ellos poseen o en su filosofía. No puedo buscar a los vivos
entre los muertos. La felicidad no está aquí en este mundo, el mundo no la
puede traer, no la puede ofrecer, no la puede proveer, es espiritual en su
naturaleza, pertenece en esencia a la naturaleza de Dios y únicamente es
disfrutada por aquellos que comparten su naturaleza.
Jesús vino como el rey, para presentar esta verdad tremenda. Vino para
presentar los principios de su reino, los cuales son internos y espirituales. El
problema con eso fue que los judíos estaban buscando un reino político.
Estaban buscando un reino material, realmente se vieron atraídos a él cuando
él creó alimento para ellos. Estaban muy atraídos a él cuando él curó sus
enfermedades y echó demonios fuera de ellos, cuando él incrementó el estado
de su bienestar físico, su condición terrenal. Pero cuando él comenzó a
penetrar sus corazones y hablar del hecho de que eran pecaminosos, y estaban
aislados de la vida de Dios y que necesitaban recibir la bendición que Dios da a
aquellos que comparten su naturaleza, al reconocer sus pecados y arrepentirse
delante de él, ellos no recibieron eso con gusto.
De hecho, en el Sermón del Monte, Mateo 5 al 7, no hay ni siquiera una
referencia a asuntos sociales, no se hace ni una referencia a aspectos políticos
del reino, los judíos estaban preocupados por eso, Jesús no. El énfasis está en
ser, no en hacer. Está en ser. El énfasis del Sermón del Monte es lo que un
hombre es, y no lo que un hombre hace, o lo que un hombre tiene, o lo que un
hombre alcanza. Todo eso fue verdad a lo largo del ministerio del rey. Todos
estaban queriendo oír acerca de lo que un hombre puede tener, lo que un
hombre puede volverse. Lo que un hombre puede poseer, Jesús solamente
quería hablar de lo que él es. 
Esa es la razón por la que él dijo, mi reino no es de este mundo. Entonces, la
posición de los bienaventurados es la posición más exaltada, en la cual usted
comparte la naturaleza misma de Dios, y participa en su bienaventuranza. Pero
es absolutamente antitética a todo en este mundo. Nada en absoluto en este
mundo encaja en esa categoría, este es un mundo material, terrenal, pasajero,
y el Suyo es un reino espiritual eterno. Ahora, el escenario religioso en cierta
manera acentuaba el problema porque Jesús estaba confrontando una sociedad
de gente religiosa, que pensaba que estaba bien en el interior. Muy bien, Jesús
quiere hablar del interior, estamos bien en el interior. Habían llegado a la
convicción de que estaban viviendo la vida como Dios quería que la vivieran y
que las cosas estaban bien con ellos.
La vida religiosa de Israel era bastante diversa. Es sorprendente ver que eso
sucede en la actualidad. En 1948 cuando Israel se volvió una nación, la gran
visión de David Ben Gurion y otros arquitectos del estado moderno de Israel,
fue que existiría este pueblo único, grande, glorioso, y que todos vendrían ahí,
todo judío sobre la faz de la tierra encontraría un lugar en Israel y vendrían de
todos lados, vendrían de Rusia, vendrían de Europa Oriental y Europa
Occidental, vendrían de Sudamérica, vendrían del continente americano aquí en
el hemisferio occidental, vendrían de todos lados del globo a ese lugar, y todos
vivirían en armonía y gozo con sus brazos unos sobre otros en torno al mismo
gran amor por su nación, la misma gran devoción nacional y ética.
La realidad del asunto es que en 2022, hay facciones que no se pueden ni
contar, están buscando matarse el uno al otro, la nación entera está en caos.
En cierta manera así fue inclusive en el tiempo de Jesús, había caos entre el
pueblo judío porque estaban divididos en tantos grupos. Los grupos mejor
conocidos fueron los fariseos, los saduceos, los esenios y los zelotes. Los
fariseos que creían que la felicidad se encontraba en la tradición y el legalismo.
Los saduceos que creían que la felicidad se encontraba en el liberalismo y la
filosofía. Los esenios que creían que la felicidad se encontraba en la negación
personal, y la separación del mundo, eran los monjes, vivían en una especie de
condiciones mínimas, a la orilla del desierto en las cuevas. Los zelotes eran los
que asesinaban a los romanos cada vez que podían. Algunos de ellos llevaban
dagas adonde quiera que iban y cuando veían a un soldado romano, le cortaban
la garganta. Los zelotes creían que la felicidad se encontraba en derrocar a
Roma.
Supongo que podríamos decir que para los fariseos la felicidad significaba
‘regresa’. Eran la gente de la nostalgia, querían regresar y aferrarse a las
tradiciones. Para los saduceos, la felicidad significaba, ‘avanza’, ‘modernízate’
‘aléjate del pasado’, liberémonos. Para los esenios la felicidad era ‘sal,
aislémonos’. Para los zelotes era ‘ve en contra, rebelémonos, matemos”.
Regresa, adelántate, sal, ve en contra.
En toda dirección a la que apuntaban, estaban tratando de encontrar felicidad
verdadera. Los fariseos al regresar a la ley, y regresar a la tradición rechazaron
el presente y sacrificaron la realidad espiritual para aferrarse al pasado.
Mataron a su Mesías para aferrarse al pasado. Los saduceos al rechazar el
pasado, al ir únicamente con el presente y su futuro, ignoraron al Mesías, quien
era el cumplimiento de todas las profecías y tipos pasados. Los esenios, en su
deseo de vivir de manera santa, les preocupó mucho la geografía y para ellos la
santidad tenía que ver en donde vivió usted, y el estilo de vida que usted vivía,
no el corazón. Y los zelotes estaban enredados en la violencia, y también
rechazaron el mensaje de Jesucristo.
El punto que estoy tratando de explicar, es que había todos estos diferentes
grupos religiosos, y todos estaban buscando felicidad en alguna zona y nunca
encontrándola, porque no está ahí. No está en la tradición, no está en la
filosofía y en el pensamiento moderno, no está en la negación personal y en el
aislamiento de la cultura, no está en el derrocamiento político. Y Jesús vino a la
situación y dijo, ‘la felicidad es’, y dió a todos, una dirección nueva para la
respuesta al anhelo del corazón del hombre. Él literalmente desmanteló a todos
esos grupos, a los fariseos y a los saduceos, él los confrontó regularmente. Los
esenios y los zelotes no son tanto un problema en el Nuevo Testamento, pero
obviamente, los esenios desaparecieron en su aislamiento eventualmente
dejaron de existir. Y los zelotes, quizás fueron en su mayoría eliminados por los
romanos, en el 70 después de Cristo desaparecieron. Jesús trajo un camino
totalmente diferente, él trajo un camino de felicidad que tenía que ver con el
corazón y nada más.

Mateo 5, El Sermón del monte


1
 Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus
discípulos se acercaron a Él.
 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:
Para dominar este sermón, para entender las bienaventuranzas, usted tiene
que entender que Jesús estaba diciendo algo diferente de lo que esas personas
estaban acostumbradas a oír, e inclusive, lo que los discípulos estaban
esperando oír. Él estaba hablando de una felicidad interna, que solo Dios puede
conceder, y Él se la concede a la gente menos probable que la tenga, aquellos
que son pobres, tristes, mansos, hambrientos, sedientos, misericordiosos,
puros de corazón y pacificadores, perseguidos e insultados.
Nadie habría preparado una lista como esa y habría dicho, aquí está el camino a
la felicidad, lo único que se necesita es un espíritu en bancarrota, tristeza,
humildad, hambre y sed, misericordia, pureza, ser un pacificador, persecución y
ser insultado. Ese es el camino a la felicidad real. Pero créame, Jesús fue en
contra de la cultura en todo sentido.
V1, vió a las multitudes, y él siempre se preocupaba por las multitudes,
siempre llenaban su corazón de empatía y un deseo profundo de ayudarlos.
Claro que él lloró más adelante en su ministerio, cuando él vio a las multitudes
y las vio como ovejas sin pastor. No venían a él sin importar como él había
tratado de congregarlas, él se preocupaba por ellas.
Cuando tuvieron hambre las alimentó, cuando enfermos los sanó, cuando
poseídos por demonios los liberó, se preocupó por ellos. Cuando fueron
ignorantes se esforzó por enseñarles. Y había una atracción maravillosa en él
que atraía a las multitudes, vinieron a él. Mateo 4:23, Jesús iba por toda Galilea
enseñando en sus sinagogas, y proclamando el evangelio del reino, y sanando
todo tipo de enfermedad y todo tipo de aflicción entre el pueblo. Y las noticias
de él salieron por toda Siria al este, y le trajeron todos los que estaban
enfermos, afligidos por varias enfermedades, y dolores, endemoniados,
epilépticos, paralíticos, y él los sanó.
Y grandes multitudes lo seguían de Galilea y Decápolis, y Jerusalén, y Judea y
más allá del Jordán. Realmente él estaba acumulando una multitud enorme de
todo tipo de gente, de toda clase de personas. Había fariseos y publicanos,
había ritualistas y legalistas junto con rameras y prostitutas. Había eruditos y
estaban los analfabetos, estaban los refinados y estaban los degradados,
estaban los ricos y los mendigos, estaban los que estaban bien y los que
estaban enfermos. Había hombres y mujeres, él era el que atraía a todo
hombre, y él les trajo el mensaje del evangelio del reino, las buenas nuevas de
que Dios tenía un reino, y ellos podían entrar en ese reino. Era un reino
espiritual, y ellos podían entrar en ese reino.
Había un camino a la felicidad verdadera, había un camino para compartir la
naturaleza misma de Dios. entonces la multitud estaba congregada. Pero en
realidad eran una especie de audiencia secundaria, porque dice que él subió al
monte, ese es un monte en algún lugar en la costa norte de Galilea. Hay un
lugar tradicional que se cree que fue el lugar donde Jesús dio el Sermón del
Monte, ese no es el lugar exacto. Ciertamente está cercano, es un lugar
hermoso, hermoso. La inclinación del cual está tan elevada por encima del mar
de Galilea, que usted ve hacia abajo, hacia ese lago hermoso que está debajo y
ve los campos que lo rodean.
Jesús estuvo ahí en el monte. Pero dice, y sentándose, esa era la posición de
enseñanza que los rabinos siempre adoptaban, se sentaban. Sus discípulos
vinieron a él, y abriendo su boca les enseñaba diciendo. Y simplemente señalo
eso, porque, aunque la multitud estaba ahí, los más cercanos a Jesús eran los
discípulos, y la multitud únicamente oyó el sermón de una manera secundaria.
Probablemente entre más alejados estaban de Jesús, esta cantidad enorme de
personas menos lo oían, porque Jesús estaba sentado y él habría estado arriba
de ellos y él estaba sentado en esa pendiente del monte, porque al haber
estado sentado, inclusive la multitud habría estado abajo de él, porque la
inclinación es así de severa.
Pero entre más distantes estaban, quizás ni siquiera habrán oído todo, pero los
discípulos estaban cerca, y abrían oído cada palabra que él habló y esa fue su
intención. Esta felicidad de la que él estaba hablando, esta bienaventuranza
que él ofreció pertenecía únicamente a aquellos que le pertenecían a Dios.
Únicamente los hijos del reino podían entender esto y tener esta felicidad.
Entonces, conforme Jesús comienza a hablar de felicidad, él quiere que la gente
entienda lo que él quiere decir, y él les habla a los suyos. Conforme Jesús
comienza a hablar de felicidad, él les habla a las personas que van a entender
lo que él quiere decir. Él les habla a los suyos, él les habla a sus discípulos.
Y más allá de ellos, ciertamente la multitud podría haber oído, y habría oído, y
quizás no lo habría entendido de manera tan clara, si es que lo hubiera llegado
a entender. Y entre más atrás estaban en la multitud, usted podría haber oído a
la gente decir, ‘¿Qué dijo? ¿Qué está diciendo? Bueno no puedo oírlo, ¿Qué
quiere decir?’. Y conforme se hablaban hacia atrás, no habría sido tan claro
como él lo habló inicialmente. Pero los discípulos necesitaban oír el mensaje
porque realmente era un mensaje diseñado para ellos. Él adoptó la posición
oficial rabínica judía, se sentó, comenzó a enseñar.
El objetivo primordial, fue los discípulos. ¿Quiénes habrían sido? Bueno,
habrían sido los doce para comenzar y después habrían sido los otros que lo
estaban siguiendo en fe, creyentes verdaderos. Ellos son los mathetes, esa es
la palabra usada aquí, seguidores. El mensaje es para todos en toda época, el
mensaje es para todos, pero únicamente puede ser entendido y comprendido
por aquellos en quienes Dios ha operado poderosamente y en su gracia para
transformar sus corazones. Se reunieron en torno a Jesús, con corazones que
creían, y oídos que oían y podían entender lo que él estaba diciendo. 
Y también los otros, pero no de manera tan clara hasta que Dios llevó a cabo su
obra de manera maravillosa en sus corazones. Entonces Jesús les habla
primordialmente a las almas que son leales a su reino, para que ellos entiendan
los principios de la felicidad verdadera. Dichos principios ya son una realidad
en sus vidas, conforme ellos habían venido a creer la verdad tal como Cristo la
predicó. Jesús habla a almas leales primordialmente. Este es un mensaje para
nosotros que somos creyentes, para recordarnos del mensaje que el rey
predica, para que podamos transmitirlo al resto. Se convertiría entonces en la
responsabilidad de los discípulos de ir a esta multitud, conforme salieron de
Cristo y salieron a predicar. Ellos habrían ido de regreso a esta multitud, en
donde quiera que estuvieran y fuera cual fuera la ciudad o lugar, ellos
predicarían lo que ellos habrían aprendido de los labios de Jesús.
Eso es algo interesante, porque si usted en la actualidad de manera típica habla
con alguien en el mundo religioso que no es salvo, que no está convertido
verdaderamente, pero está en el ambiente religioso, enseñan teología en una
universidad o seminario, enseñan la Biblia, es un pastor preparado en términos
liberales o lo que sea, pero no conoce al Señor, pero en cierta manera nombra
su nombre y están en el mundo cristiano, invariablemente regresan al sermón
del monte y ciertamente acampan ahí y dicen: ‘El sermón del monte lo
proclamamos y lo creemos porque es este gran tratado ético”. La realidad es
que no lo entienden en absoluto, por no ser súbditos leales al rey no pueden
comprender el manifiesto del rey.
La gente ha tratado de aplicar el sermón del monte y las bienaventuranzas
socialmente. Han tratado de aplicar esto en cierta manera externa, de una
manera social, se ha convertido en una especie de evangelio social, pero ese
esfuerzo está condenado al fracaso. El evangelio social está bastante
condenado al fracaso en la actualidad, no está teniendo mucho éxito. Este no es
un evangelio social, este no es un mensaje ético, esto no es algo que está
tratando de llamar a la gente a un nivel más elevado de devoción humana. Este
es un mensaje que le dice a la gente como entrar en el reino de Dios, y les
recuerda a los discípulos de la actitud que ellos tuvieron cuando vinieron a esta
felicidad, y este es el mensaje que deben predicar.
Él dice, debes decirle a la gente que si quiere ser feliz tiene que ser pobre en
espíritu. Si quiere ser feliz tiene que llorar, si quieren ser felices tienen que ser
mansos o humildes, si quieren ser felices deben tener hambre y sed. Si quieren
ser felices deben ser misericordiosos, puros de corazón, pacificadores, tienen
que sufrir persecución e insulto. Extraño, pero algunos evangélicos han tomado
el sermón del monte, y objetan, ‘es demasiado difícil, es demasiado difícil’,
dicen. Mateo 5:48 Jesús dice, ‘sé pues vosotros perfecto como vuestro Padre
que está en los cielos es perfecto’, y ni siquiera les gustan las
bienaventuranzas.
Muchos evangélicos, piensan que las bienaventuranzas son demasiado difíciles,
y dicen, ‘oye si quieres entrar al reino, tienes que pasar por todos estos tipos
de actitudes para recibir la bendición de Dios, que trae esta felicidad
verdadera’. Pero, no nos gusta eso porque el ser salvo no debe ser difícil, no
debe ser una experiencia tan molesta como esta. No debe haber una evaluación
del alma como esta. No debe haber una pobreza de espíritu, un llanto,
mansedumbre y tener hambre y sed de justicia y todo eso. Eso se oye como
obras pre salvación, y venir a Cristo debe ser algo fácil, donde usted
únicamente recibe el regalo.
Algunos dicen, ‘bueno, ni siquiera pensamos que el sermón del monte se aplica
a nosotros en la actualidad. Simplemente lo vamos a tomar y vamos a aplicarlo
en el reino milenario. Pero el texto no dice eso, no está ahí, en ningún lugar en
este sermón del monte, en ningún lugar en estas bienaventuranzas dice, ‘por
cierto, señores, asegúrense de que sus hijos sepan, que esto no se aplica a
ellos.’ De hecho, Jesús le habló a gente en un mundo real, así como nuestro
mundo, y también el prometió persecución y no habrá persecución en el reino
milenario. Mateo 5:44, ‘vas a tener enemigos’, y va a haber persecución, eso no
tiene sentido en el reino. No va a haber ninguna persecución en el reino. Vamos
a reinar con Cristo, y la única persecución va a ser cuando el rey reine con vara
de hierro en los impíos.
Además, todos los mismos principios que están en el sermón del monte y en las
bienaventuranzas están también por todas las Escrituras y en particular
también en el Nuevo Testamento. Esto no es algo que tiene que ser relegado a
algún reino futuro en la tierra, simplemente es esto, Jesús está enseñando los
patrones de vida de los creyentes verdaderos. De eso trata el sermón del
monte, y comienza con las bienaventuranzas, las cuales nos muestran que Dios
diseña que seamos felices y aquí está como entramos al reino, en donde mora
la felicidad. Comienza con las bienaventuranzas, porque ese es el punto de
entrada, y después sigue con el resto del sermón para discutir la vida entre los
ciudadanos del reino. Simplemente es un sermón tremendo y maravilloso.
Jesús está diciendo, ‘felices son las personas que tienen las actitudes
correctas’. ¿Puedo hacer que usted entienda eso? Y vamos a dejar eso en esta
noche. Nuestro tiempo se acabó, es cuestión de actitudes. No es lo que usted
posee, es pobreza de espíritu, llorar, gentileza, hambre y sed de justicia,
misericordia, pureza, paz. Son actitudes lo que produce felicidad. Son actitudes
que son semejantes a Dios, que literalmente vienen a nosotros debido a que Él
comparte su naturaleza divina con nosotros.
Jesús está diciendo, ‘la felicidad entonces, comienza desde el interior y sale al
exterior’. Inclusive en donde hay sufrimiento y tristeza, la felicidad no es
cancelada, de hecho, generalmente es ayudada e incrementada. La secuencia
lleva, del primer paso de entrar en una relación con Dios que produce felicidad,
y esa es ser pobre en espíritu. Eso es simplemente admitir bancarrota
espiritual, eso lleva a enfrentar mi actitud hacia mi pobreza espiritual y a la
vida de pecado en la que vivo y nada más.
Y eso lleva a llorar, llorar por mi pecado, la conciencia de mi pecado y la
tristeza por mi pecado me lleva a la mansedumbre. Me siento pequeño,
insignificante ante el rostro de un Dios Santo. Y eso lleva a un hambre y sed
por una justicia que sé que necesito y no tengo. Y cuando esa justicia se
manifiesta a sí misma a mí, se manifiesta a sí misma en misericordia, pureza y
en ser un pacificador. Y en una disposición a sufrir persecución e insulto, ese es
el flujo de estas bienaventuranzas, es una secuencia rica y profunda. No creo
que hay nada más instructivo en toda la enseñanza de Jesús en el área del
evangelismo, y la entrada al reino que las bienaventuranzas.
Con frecuencia son hechas a un lado o presentadas como una especie de
afirmaciones éticas o afirmaciones sociales, no lo son, son verdades orientadas
a la salvación. Una vez que entremos y tengamos esta bienaventuranza
compartimos por así decirlo, la naturaleza divina. V13, ‘Vosotros sois la sal de
la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez?
Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.’
Entonces nos convertimos en lo que el mundo necesita, sal y luz. Entonces, no
solo hay felicidad provista para nosotros aquí, sino gran utilidad. Es el estándar
de Dios para vivir en su reino, para que podamos ser felices, y para que otros
puedan ser influenciados para la gloria de Dios y su salvación, conforme
vivimos como sal y luz. Bueno, ese es el panorama general.
Cuando el cristiano desarrolla una relación íntima, personal, amorosa y
continua con el Espíritu Santo, descubre que Dios y Jesús individualmente y en
consenso con su Santo Espíritu de Amor, siempre estuvieron ahí, siempre están
ahí y siempre estarán ahí disponibles para auxiliarme, educarme, formarme y
conformarme a la imagen del Dios encarnado, Jesús Cristo.

Para poder desarrollar esta relación íntima, solo debo responder a


la gracia continua del señor, creyendo con fe que Jesús es mi
Salvador, Redentor, Sanador, Proveedor y Señor de mi vida .
Ignacio Larrañaga nos trajo la oración del abandono originalmente escrita por
Charles de Foucauld, en el Tuareg. Nos enseñó a tomar el espíritu de esta
oración simple para entender que solo de rodillas, postrados, con la cara el
suelo, apenados, tristes, llorando y mendigando es como debemos acercarnos
al Señor.
ORACION DEL ABANDONO

Padre mío, me abandono a Ti.


Haz de mí lo que quieras.

Lo que hagas de mí te lo agradezco,


estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo.
Con tal que Tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas,
no deseo nada más, Dios mío.

Pongo mi vida en Tus manos.


Te la doy, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en Tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tu eres mi Padre.
Amén.
Aprendí a estudiar la Biblia haciendo preguntas, muchas veces poniendo en
aprietos a otros al responder. Este tipo de contexto permite que el que no sabe,
sea guiado por el que si sabe. Cuando digo el qué si sabe, no se refiere única y
exclusivamente a otro ser humano, es válido ser inquisitivo con el Espíritu
Santo.

El único camino a la felicidad: Sé pobre en Espíritu


https://www.gracia.org/library/sermons-library/GAV-90-189/el-%C3%BAnico-camino-a-la-
felicidad-s%C3%A9-pobre-en-esp%C3%ADritu

Mateo 5, El Sermón del monte. (La Biblia de las Américas)


1
 Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus
discípulos se acercaron a Él.
 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:
Las bienaventuranzas

Bienaventurados  los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino
de los cielos.

Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.

Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán
saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.

Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de
Dios.
10 
Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia,
pues de ellos es el reino de los cielos.
 11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género
de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí.
 12 Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande,
porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros.
Jesús nos presenta en Mateo 5 la enseñanza más profunda y al mismo tiempo
paradójica acerca de la felicidad verdadera. Pero no es solo un tema entre
muchos, es parte del cimiento de toda su enseñanza, y es parte del cimiento de
entrar a Su reino. Dios nos quiere felices.
Salmo 144:15,
“Happy are the people to whom such blessings fall;
    happy are the people whose God is the Lord”.
Dios quiere que nuestras vidas estén llenas de gozo, quiere bendecirnos, que
experimentemos una felicidad profunda externa, no producida ni afectada por
la emoción o por las circunstancias cambiantes. Un tipo de bienaventuranza y
un tipo de gozo, un tipo de felicidad que no está sujeta a fuerzas externas sino
únicamente a internas, producidas por Dios en el corazón. Y esta debe ser la
virtud de un creyente. Bienaventuranza, felicidad, gozo, esto es lo que Su reino
nos promete, y la bienaventuranza lo dice de una manera tan magnifica, y tan
incisiva. El Señor quiere gente en Su reino que disfrute la felicidad real. Y ese
es el tema de las bienaventuranzas, y ese es el tema del sermón del monte, en
donde las bienaventuranzas comienzan.
Cada bienaventuranza es una llamada, comienzan con la palabra
‘bienaventurados’, la cual es otra palabra para felicidad. Jesús le estaba
hablando primordialmente a sus discípulos. La multitud podía oír lo que él
estaba diciendo también, todo mundo necesita oír de la felicidad, no solo
aquellos que ya conocen al Señor, sino todo mundo. Todo mundo necesita
saber que Dios quiere traernos felicidad verdadera, bendición verdadera. Cómo
se encuentra.?
Las bienaventuranzas nos indican algo opuesto a lo que el mundo asume.
Bienaventurados los pobres, el mundo diría bienaventurados los ricos.
Bienaventurados los que lloran, el mundo diría bienaventurados los que se ríen.
Bienaventurados los gentiles o los mansos, el mundo diría bienaventurados los
soberbios y los que tienen confianza. Bienaventurados los que tienen hambre y
sed, el mundo diría bienaventurados son aquellos que no tienen ni hambre ni
sed, porque tienen todo. Somos moldeados por el mundo, inclusive aquellos de
nosotros que estamos en el reino. Nuestras actitudes tienden a ser mundanas.
Los medios masivos de comunicación del mundo, internet, prensa, libros,
televisión, radio, música, películas, series, redes sociales. De manera imparable
nos vende la perspectiva del mundo y al final corrompe nuestra manera de
pensar, que de otra manera es pura. Esto no solo es algo no solo fuera de lo
normal en nuestro día, lo fue para la gente en Israel, incluidos los discípulos
que buscaron entender verdaderamente a Dios y al reino. Pero su manera de
pensar también estaba corrompida por la filosofía que reinaba en su día, la cual
fue perpetrada por líderes religiosos, en esos días los fariseos y los saduceos.
Jesús tuvo que aclarar todas las mentiras y todo el error, y regresar a la
medula de la felicidad verdadera. La felicidad verdadera es encontrada
únicamente al entrar en Su reino. Eso significa simplemente, que solo al
convertirse en un súbdito de él, solo al reconocerlo como salvador, rey y señor,
viniendo a su esfera de vida, bajo su dominio, bajo su autoridad, bajo su
bendición. Ese es el único lugar en donde la felicidad verdadera ocurre.
Entonces, cualquier oferta de felicidad, es al mismo tiempo un llamado al reino.
Cuando Jesús dijo, serán felices si hacen esto, realmente estaba diciendo así es
como entras al reino y ahí es donde encuentras la felicidad.
Entonces aquí tiene usted, no solo enseñanza acerca de cómo ser feliz, sino
enseñanza acerca de cómo entrar al reino, porque son lo mismo. Entrar al reino
es donde la felicidad se encuentra, y afuera del reino no hay felicidad
verdadera. La palabra bienaventurado tiene un opuesto. La palabra bendición
tiene un opuesto. Maldito, maldecir. De hecho, en el griego es la
palabra Oúaí, la cual es ‘Ay’ en español. Y ‘ay’ no es un deseo con respecto a
una condición venidera. Ay no es una descripción actual, ay es una verdad
pronunciada sobre gente, y significa, son malditos. La palabra bienaventuranza
es lo opuesto. Bendición, makarios. Bienaventuranza es una palabra
pronunciada sobre personas, pronunciada en ellos como los destinatarios de
toda la bondad de Dios, lo cual produce una condición de felicidad.
El reino es un lugar para que Dios derrame bendición. Efesios 1:3,
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido
con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.” Cuando
llegamos al reino, comenzamos a ser bendecidos. En Efesios 2:7, “a fin de
poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de su
gracia por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.” Él comenzó
bendiciéndonos el día que entramos al reino. Él comenzó proveyendo todas las
cosas para hacernos verdaderamente felices, y eso seguirá por los siglos de los
siglos en esta vida y en la vida venidera.
Dios nos ofrece salvación desde nuestra perspectiva, para llevarnos a la
felicidad verdadera, contentamiento, bendición, gozo. Eso es lo que Dios ofrece,
y el camino, el patrón para recibir esa bendición y entrar al reino, es
bosquejado para nosotros en estas bienaventuranzas increíbles. Comienza con
ser pobre en espíritu y orar y ser manso, y tener hambre y sed, sed de justicia.
Se manifiesta a sí misma en una actitud de misericordia, pureza y ser un
pacificador. Y causa que el mundo reaccione contra nosotros con persecución y
acusaciones falsas, pero al final nos transforma, V13, en sal. Y V14-16, en luz.
Este es el flujo de las bienaventuranzas. El primer paso al entrar al reino, el
primer paso para la felicidad, es ser pobre en espíritu, reconociendo su pobreza
espiritual. La segunda es llorar por ella, la tercera es humildemente caer
postrado ante la gloria de Dios en su condición, la cuarta es entonces, rogar por
una justicia que usted no tiene, y tiene hambre de ella. Eso comienza entonces
a manifestarse en una actitud de misericordia hacia otros, en una búsqueda de
pureza y de buscar la paz en su propia vida, y crea hostilidad en el mundo. Ese
es el flujo de las bienaventuranzas. Debemos comenzar en el principio, porque
esta es una verdad tremendamente importante para los que están fuera del
reino, como también para aquellos que están adentro del reino.

Bienaventurados  los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino
de los cielos.
Esta declaración nos presenta varios interrogantes:
1. Por qué Cristo comienza con esto.? Este es el primer sermón registrado de
Jesús, así es como inaugura la enseñanza que desarrolla a lo largo del Nuevo
Testamento.
Esta es la primera instrucción real que Jesús dió en el Nuevo Testamento, el
primer evangelio, Mateo, primer sermón registrado de Jesús, primera
afirmación. Por qué comienza aquí.? Debe ser importante, es lo primero dicho.
La primera declaración registrada en términos de predicación en sí de Jesús.
Por qué comienza con esto.? La respuesta: porque es la característica
fundamental del cristiano, del ciudadano del reino de los cielos. El resto de las
características fluyen de esta. Aquí es en donde todo comienza, aquí es en
donde comienza la felicidad, aquí es en donde la entrada al reino comienza.
Jesús comienza al decir, hay una montaña que tengo que escalar. Hay altitudes
que tengo que escalar, primero debo reconocer que estoy afuera del reino de
Dios, no puedo llegar ahí por mí mismo. La montaña es demasiado alta, no lo
puedo hacer, tengo que reconocer que soy incapaz de entrar al reino.
No puedo ser feliz hasta que reconozca mi bancarrota, mi pobreza. Algo muy
importante para los judíos que estaban muy orgullosos de sus méritos
religiosos, de sus logros ceremoniales, de los sacrificios que le ofrecían a Dios.
Por su celo por la ley, por su circuncisión, por su identificación con el pueblo
del pacto de Israel, por su justicia personal, confiaban en sí mismos, creían que
eran importantes en sí mismos, pero Jesús dice: “Si vas a entrar al reino, y
encontrar felicidad verdadera, tienes que reconocer que no tienes nada, estas
en bancarrota, ahí es en donde todo comienza.”
La pobreza de espíritu es el cimiento del resto de las gracias. En esta pobreza
es donde todo comienza. No puedo esperar frutos sin un árbol, de la misma
manera las otras gracias no crecen sin esta. Nada sucede hasta que esto
sucede, mientras que la persona no sea pobre en espíritu, no puede ser feliz, en
el sentido en el que Dios la ofrece. No soy capaz de entrar al reino. Mientras
que me aferro a mi importancia personal, a mi justicia personal, a mis propios
méritos, a mi propia religiosidad y mi propia moralidad, como si me hubiera
ganado el acceso a Dios mientras que mi mano está llena de suciedad, no
puedo recibir el oro de la gracia de Dios. La felicidad es únicamente para
aquellos que son indignos.
Isaías lo dijo, de Cristo, y Cristo lo reiteró, Isaías 61:1, “El Espíritu de Jehová
está sobre mí”. Jesús lo repitió en el evangelio de Lucas, “me ha enviado a
sanar a los quebrantados”. Todo comienza con quebrantamiento de corazón.
Hasta que alguien es pobre en espíritu, Cristo nunca es visto por lo que
realmente es, él nunca es apreciado. Antes de que podamos ver en cuanta
bancarrota estamos, no podemos entender cuanto valor Cristo tiene. Nunca
puedo ver su valor sin paralelos, hasta que yo entienda la plenitud total de mi
propia indignidad, mi ausencia de valor. El que se ve a sí mismo vestido en
harapos, puede valorar la túnica de justicia que Cristo trae. Hasta que yo no
sea pobre, no puedo ser rico. Hasta que yo no sea un insensato, no puedo
volverme sabio. Hasta que yo no pierda mi vida, no la puedo salvar.
Jesús con frecuencia presentó cosas paradójicas como esas. ¿Y porque es esto
primero? Porque inevitablemente lo que evita que la gente entre al reino es la
autosuficiencia, la soberbia y el orgullo. En el comienzo mismo, la soberbia
debe ser quebrantada. Proverbios 16:5, “Maldito son los soberbios”. Estas
cosas Dios aborrece, un corazón soberbio, en la parte de arriba de la lista.
Ahora, la soberbia no necesariamente significa que presumo dinero, mis bienes
y posesiones etc. Soberbia significa que confío en mi mérito personal,
moralidad personal, religión personal, bondad personal. No estoy dispuesto a
reconocer el hecho de que lo mejor que puedo hacer, son trapos de inmundicia.
La única manera de entrar al reino, de venir a la bendición, de ser feliz tanto
ahora como en la eternidad, es confesar mi indignidad y mi incapacidad total de
agradar a Dios, mi inhabilidad de cumplir con el estándar de Dios.
Filipenses 3,

aunque yo mismo podría confiar también en la carne. Si algún otro cree tener
motivo para confiar en la carne, yo mucho más:
 5 circuncidado el octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín,
hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo;
 6 en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia de la ley,
hallado irreprensible.

 7 Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como


pérdida por amor de Cristo.
Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del

incomparable valor de conocer a  Cristo Jesús, mi Señor, por quien


lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a
Cristo,
 9 y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia derivada
de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia
que procede de Dios sobre la base de la fe,
 10 y conocerle a Él, el poder de su resurrección y la participación en
sus padecimientos, llegando a ser como Él en su muerte,
 11 a fin de llegar a la resurrección de entre los muertos. 
A primera vista de cualquier judío que guardaba la ley, cualquier fariseo, Pablo
se veía como el modelo de virtud religiosa. Pablo dice, ‘todo era estiércol’, ‘todo
era desperdicio, desecho’. De eso está hablando Jesús, él está hablando de ver
lo mejor que soy, entendiendo que soy basura, estiércol, deshecho. La iglesia
en Laodicea estaba engañada, Apocalipsis 3:17, ‘soy rico y no tengo necesidad
de nada’. Eso con toda seguridad me mantendrá fuera del reino. ¿Cuántos
insensatos como esos hay? Y los ha habido a lo largo de toda la historia, pero
que no ven la realidad en absoluto.
Jesús comienza aquí, porque todo comienza aquí. Nunca entraré al reino, nunca
experimentaré felicidad verdadera, hasta que haya un reconocimiento de mi
bancarrota espiritual. No solo en las peores cosas en mi vida, sino en las
mejores. Como Isaías dijo su justicia es como trapo de inmundicia. Su ser
irreprensible con respecto a la ley es estiércol. Su moralidad no vale nada, todo
comienza ahí. Esa es la razón por la que comienza ahí. Eso quiere decir que las
únicas personas que entran al reino y que experimentan la bendición de Dios,
son personas que llegan a un punto de reconocimiento de bancarrota espiritual
total.
2. Segunda pregunta. Específicamente, ¿qué quiere decir Jesús con
‘bienaventurados los pobres en espíritu’? ¿Qué está diciendo de manera
específica? ¿De qué tipo de pobreza está hablando él? Jesús no está
hablando de pobreza material. Muchos quieren hacer del sermón del monte
un estándar ético agradable, y lo citan, ‘bienaventurados los pobres’. Colocar
virtud junto a la pobreza. De hecho, Lucas 6:20 dice, “Bienaventurados los
pobres”. Aquí en Mateo, claro, estamos indicando de que tipo de pobreza
estamos hablando.
Algunos piensan que la pobreza, la ausencia de posesiones materiales y dinero,
en sí misma es una virtud. De eso no está hablando Jesús, si lo fuera entonces,
no sería cristiano aliviar la carga de alguien. No sería cristiano darles dinero a
los pobres, y la Biblia una y otra vez nos dice que ayudemos y alimentemos al
pobre, que satisfagamos las necesidades de aquellos que no tienen. Si la
pobreza fuera una virtud, entonces los estaríamos llevando de la virtud al vicio.
Entonces, estaría mejor dejar a la gente que se está muriendo de hambre, dejar
a los refugiados en su privación, que continúen en su aflicción extrema, que
dejemos solos a los huérfanos y cerremos los hospitales, que terminemos con
todos los esfuerzos misioneros y la bienaventuranza espiritual de alguna
manera estuviera asociada con la pobreza material. Pero, no lo está.
Hay quienes piensan que la bienaventuranza espiritual está asociada con la
riqueza. Entre más rico soy, más evidencia supuestamente doy de haber
entrado a la prosperidad del evangelio. No estamos hablando aquí de cosas
materiales en absoluto. Ser pobre o ser rico no tiene nada que ver con esto.
Hubo muchas personas pobres y todavía las hay que entran al reino. Hay unos
cuantos ricos, Nicodemo, José de Arimatea, Filemón, 1 Corintios 1:26, “…no
hubo muchos.”
Salmo 37, David testificó que, en todos sus años, él nunca había visto a los
justos desamparados, nunca los vió como mendigos pidiendo pan. En la vida de
Pablo hubo tiempos de hambre y sed. Hubo tiempos cuando él tuvo lo
suficiente. Sabía cómo estar humillado y como abundar, le dijo a los Filipenses,
nunca estuvo de mendigo, tampoco lo hubo con el Señor. Algunas personas
piensan que Jesús fue el más pobre de los pobres, no lo fue. Jesús creció en un
hogar de clase media. Quizás inclusive mejor que un hogar de clase media. Su
padre tuvo su propio negocio, fue un carpintero, constructor o contratista.
Jesús creció aprendiendo un oficio. La única razón por la que él no se ganó la
vida, fue porque él se volvió un predicador itinerante, y viajaba siendo apoyado
por los donativos de aquellos que creían en su ministerio. Judas tenía la bolsa,
y no solo era para las necesidades de los discípulos, tenían un poco adicional,
un poco extra para dar a los pobres conforme era necesario. El Señor nunca
estuvo de mendigo. Los doce nunca estuvieron de mendigos. Pablo nunca
estuvo de mendigo. Los discípulos fueron acusados de ser incultos, ignorantes,
locos, fueron acusados de voltear de cabeza el mundo, pero nadie jamás los
acusó de estar de mendigos. De alguna manera no fueron virtuosos, porque
estaban viviendo en un estado de pobreza.
Qué es esta pobreza en espíritu.? Está hablando de una persona que realmente
está acobardada, encogida, avergonzada por tener que ser un mendigo, rogar
como un mendigo, pero sin tener alternativa. El griego clásico describe este
ptochos, como alguien que está reducido a ser un mendigo, quien se agacha,
que no está dispuesto a levantar sus ojos, rogando porque le den limosna y
moviéndose en condiciones miserables, dice un lexicón. Es un mendigo, alguien
que no tiene riqueza, ni influencia, ni posición, ni honra, ni respeto. En algunos
casos, sin poseer nada, fuera de los harapos que usa, un verdadero mendigo.
Penés, usada en 2 Corintios 9:9, una pobreza diferente.
Penés es ser tan pobre, que tengo que trabajar duro diariamente para sostener
mi vida. Ptochos es ser tan pobre, estar tan privado y ser tan incapaz que mi
pobreza es tan profunda y soy tan incapaz, que lo único que puedo hacer es ser
un mendigo. No tengo la capacidad de trabajar, ni la habilidad de hacerlo,
dependo de manera total de los donativos de otro, todo viene a mí de una
fuente externa. Eso es ptochos. En el mundo antiguo, humillaba a tal grado un
hombre ser un mendigo, que se inclinaba y se agachaba, cubría su rostro con
un atuendo, estiraba su mano avergonzado, para que el dador no conociera su
identidad.
Esa es la palabra que Jesús usó. ¿Quiere entrar usted a Su reino? Ahí es donde
usted comienza. Este es el diagnóstico verdadero del hombre. Y es únicamente
cuando lo reconozco, que me convierto en un candidato para entrar al reino de
Dios, de la felicidad. Cuando me veo a mí mismo vacío, pobre, inútil, en
bancarrota, no puedo contribuir en nada a mi salvación. No puedo ofrecer a
Dios algo que me califique para su bendición, soy ptochos, no penés. Necesito
misericordia y gracia de una fuente externa, de Dios mismo, porque no puedo
traer nada. Estoy privado, soy un mendigo, dependo de manera total.
¿Qué está diciendo entonces Jesús? Felices son los privados, felices son los
mendigos, felices son los que dependen sin esperanza alguna. Felices son las
personas que no tienen nada y no pueden ganarse nada. Algo impresionante,
va en contra de todo lo que el mundo asume que es verdad. Ahora, esta
pobreza es definida aún más como pobreza en espíritu. No es pobreza con
respecto al dinero, cosas materiales. No es pobreza con respecto a algo
externo, es pobreza con respecto a lo que es interno, con referencia al espíritu.
En otras palabras, ven el interior y se dan cuenta de la realidad de su estado de
bancarrota espiritual. Este es el primer mensaje que Jesús quiso darle a los
pecadores, reconoce tu condición de bancarrota espiritual. Él se los dio a
personas que pensaban que eran ricos espiritualmente. Estos judíos que
pensaban que habían alcanzado la salvación por su propia justicia personal. 
Isaías 66, Futuro glorioso de Sión
1
 Así dice el  Señor: El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis
pies.
¿Dónde, pues, está la casa que podríais edificarme?
¿Dónde está el lugar de mi reposo?

Todo esto lo hizo mi mano, y así todas estas cosas llegaron a ser —
declara el  Señor.
Pero a este miraré: al que es humilde y contrito de espíritu, y que
tiembla ante mi palabra.
A qué tipo de hombre mira Dios.? Al que es pobre y humilde de espíritu y que
tiembla a mi Palabra. Alguien que reconoce su pobreza espiritual y que tiembla
al contemplar el juicio de Dios. Y se da cuenta de su bancarrota espiritual, y de
que no hay nada con lo que él pueda presentarse a Dios, que él no tiene
esperanza bajo la ira de Dios.
Salmo 34,
18 
Cercano está el  Señor  a los quebrantados de corazón,
y salva a los abatidos  de espíritu.
La misma cosa, ¿a quién salva Dios? a aquellos que saben que no son nada. A
aquellos que están quebrantados. Aquellos que están devastados en el interior
porque han llegado a entender su condición de pecado y depravación, su
condición vacía, pobre, inútil, sin esperanza.

Salmo 51,

Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito;


17 

al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás .


De nuevo, es ese quebrantamiento espiritual, ese sentido de bancarrota
espiritual y vaciedad que produce la gracia de Dios.
Isaías 57,

Porque así dice el Alto y Sublime


15 

que vive para siempre, cuyo nombre es Santo:


Habito  en  lo alto y santo,
y  también  con el contrito y humilde de espíritu,
para vivificar el espíritu de los humildes
y para vivificar el corazón de los contritos.
Eso significa aquellos que saben que no tienen valor, saben que no tienen nada
porque ser reconocidos. Cuando él dice ‘pobre en espíritu’, él no está hablando
con ser pobre en espíritu en el sentido de alguien que carece de entusiasmo,
alguien que es flojo, alguien que es callado, hoy alguien que es indiferente, o
alguien quien es pasivo. Él está hablando de personas que entienden su
bancarrota espiritual, en contraste a los fariseos que eran tan soberbios, por lo
que supuestamente era su propia justicia.
Romanos 10,
1
Hermanos, el deseo de mi corazón y mi oración a Dios por ellos   es
para  su  salvación.
 2 Porque yo testifico a su favor de que tienen celo de Dios, pero no
conforme a un pleno conocimiento.
 3 Pues desconociendo la justicia de Dios y procurando establecer la
suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios .
 4 Porque Cristo es el fin  de la ley para justicia a todo aquel que cree .
El pobre en espíritu es lo opuesto, es el que ha tenido todo el sentido de
suficiencia personal, autosuficiencia quitada. Todo se acabó. Es un corazón de
desesperación, encuentra su orgullo en sus rodillas.
Lucas 18, Parábola del fariseo y el publicano

Refirió también esta parábola a unos que confiaban en sí mismos como justos,
y despreciaban a los demás:
 10 Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo y el otro recaudador
de impuestos.
 11 El fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: «Dios, te doy gracias
porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni
aun como este recaudador de impuestos.
 12 Yo ayuno dos veces por semana; doy el diezmo de todo lo que gano».

 13 Pero el recaudador de impuestos, de pie  y a cierta distancia, no


quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el
pecho, diciendo: «Dios, ten piedad de  mí, pecador».
 14 Os digo que este descendió a su casa justificado pero aquel no;
porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se
humilla será ensalzado.
Los publicanos eran las personas más despreciadas y odiadas de todos en
Israel, porque compraban sus franquicias de impuestos de los invasores
opresivos, los romanos. Quienes no solo eran el enemigo de Israel sino aun
habían sido vistos como más desagradables porque eran gentiles. Entonces
ellos literalmente se alineaba con Roma, para traicionar a su propio pueblo, y
se convertían en los más odiados y más menospreciados en esa cultura.
Entonces, Jesús dice, ‘Bienaventurados los mendigos en espíritu’,
bienaventurados los que están en bancarrota espiritual, bienaventurados los
privados espiritualmente, bienaventurados los pordioseros espirituales,
bienaventurados los que se escogen y se acobardan porque no tienen nada que
ofrecer. Bienaventurados son aquellos, que, ante el Dios Alto, Exaltado, y Santo
reconocen su condición, su estado de bancarrota. Y la pobreza aquí no es una
en contra del cual la voluntad se rebela, es una bajo la cual la voluntad se
postra. Eso es lo que hace que alguien entre al reino.
Cuando no trato de convencerse a mí mismo de que estoy realmente bien. Sino
que cuando me someto a mi condición y clamo a Dios por misericordia, me
temo que este tipo de enseñanza no es muy popular en la iglesia en la
actualidad. Tenemos mucho énfasis en celebridades, expertos, súper-estrellas,
ricos y famosos. Se habla mucho del evangelio de la prosperidad, pero la clave
para la felicidad real, es tristeza. Jacob tuvo que enfrentar su pobreza de
espíritu antes de que Dios pudiera usarlo. Génesis 32 él peleó contra Dios toda
la noche, no es una buena selección de enemigos, por cierto. Peleó con Dios
toda la noche hasta que Dios había dislocado su cadera. Lo dejó boca arriba, y
cuando él ya no pudo pelear porque su cadera dislocada, ahí boca arriba. Jacob
dice, ‘me rindo, no lo puedo hacer’. Génesis 32:29, ‘eres bendecido’. El texto de
hecho dice, ‘Y Dios lo bendijo allí’. Bendecido en quebrantamiento.
Isaías fue usado de manera maravillosa por Dios, pero su espíritu fue
quebrantado primero. Fue al templo porque el Rey Usías había muerto, rey por
cincuenta y dos años. Usías representaba el éxito de la nación y la teocracia de
Israel. Estaban en paz con todos sus vecinos. Había una posición fuerte en la
guerra fría, la fortaleza militar de Israel era formidable y sus enemigos los
dejaron solos. Había una economía que florecía en Israel, las cosechas estaban
bien y estaban bien en el escenario económico mundial. Había una fachada de
religión y todos iban al templo en el momento apropiado y rendían su adoración
externa a Dios, toda la rutina. Pero había semillas terribles de destrucción en la
nación. Y Dios mediante el profeta, Isaías 5, pronunció una sentencia de
muerte en Israel. Isaías quedó impresionado por esta sentencia de muerte que
viene en una serie de seis Ayes, y entonces fue al templo para revisar con Dios.
Isaías 6, Visión de Isaías
1
 En el año de la muerte del rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto
y sublime, y la orla de su manto llenaba el templo.
 2 Por encima de Él había serafines; cada uno tenía seis alas: con dos cubrían
sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban.
 3 Y el uno al otro daba voces, diciendo:
Santo, Santo, Santo, es el Señor de los ejércitos,
llena está toda la tierra de su gloria.

Y se estremecieron los cimientos de los umbrales a la voz del que clamaba, y
la casa se llenó de humo.
 5 Entonces dije:
¡Ay de mí! Porque perdido estoy,
pues soy hombre de labios inmundos
y en medio de un pueblo de labios inmundos habito,
porque han visto mis ojos al Rey, el Señor de los ejércitos.

Entonces voló hacia mí uno de los serafines con un carbón encendido en su
mano, que había tomado del altar con las tenazas;
 7 y con él tocó mi boca, y dijo: He aquí, esto ha tocado tus labios, y es quitada
tu iniquidad y perdonado tu pecado.
 8 Y oí la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?
Entonces respondí: Heme aquí; envíame a mí.
 9 Y Él dijo:
Ve, y di a este pueblo:
«Escuchad bien, pero no entendáis;
mirad bien, pero no comprendáis».
10 
Haz insensible el corazón de este pueblo,
endurece sus oídos, y nubla sus ojos,
no sea que vea con sus ojos, y oiga con sus oídos,
y entienda con su corazón, y se arrepienta y sea curado.
11 
Entonces dije yo:
¿Hasta cuándo, Señor? Y Él respondió:
Hasta que las ciudades estén destruidas y sin habitantes,
las casas sin gente,
y la tierra completamente desolada;
12 
hasta que el Señor haya alejado a los hombres,
y sean muchos los lugares abandonados en medio de la tierra.
13 
Pero aún quedará una décima parte en ella,
y esta volverá a ser consumida como el roble o la encina,
cuyo tronco permanece cuando es cortado:
la simiente santa será su tronco.
Y dijo, ‘¿Qué está pasando? Tú supuestamente debes ser el Dios de este
pueblo. Supuestamente debes proteger este pueblo, no juzgar, y no castigar a
este pueblo. ¿Por qué no lo restauras? ¿Por qué no traes avivamiento? ¿Por qué
no haces una obra positiva? ¿Qué está pasando? Él no entendía, y él fue para
tener una visión de Dios. En la visión él fué quebrantado, fue despedazado de
manera absoluta. Isaías 6, ‘Ay de mí’. Y repite la palabra ‘ay’ la cual fue usada
seis veces en Isaías 5, para pronunciar maldiciones sobre Israel y él
literalmente tomó la misma palabra y se maldijo a sí mismo.
‘Me estoy desintegrando, ay de mí’. Me estoy deshaciendo, en el hebreo,
Literalmente, me estoy despedazando, me estoy convirtiendo en nada, estoy
regresando al polvo, me veo a mí mismo y veo absolutamente nada. Soy un
hombre con una boca sucia. Así es como él se evalúo a sí mismo. Después el
Señor dijo, ‘¿A quién enviaré, y quien irá por nosotros?’ Necesito un predicador
para que vaya a este pueblo que está bajo juicio. Necesito un predicador para
llamarlos al arrepentimiento, ¿Quién irá? Solo hay un hombre ahí. Isaías sabe
que debe responder a la pregunta y dice, ‘heme aquí Señor, envíame a mí.
He oído a predicadores mejorar eso. ‘Heme aquí envíame a mí’. Isaías no tenía
su cabeza mirando hacia abajo, hacia el suelo, él ni siquiera levantaba sus ojos,
puso ambas manos sobre su cabeza y dijo, ‘heme aquí, envíame a mí’,
esperando que Dios lo aplastara. Y Dios dijo, ‘tú eres el hombre que quiero,
levántate y ve’. Y de nuevo, fue de utilidad a partir de quebrantamiento.
Gedeón estaba tan consciente de su ineptitud, fue usado poderosamente por
Dios. Jueces 6:15, “Y él respondió: Ah Señor, ¿cómo [l] libraré a Israel? He aquí
que mi familia es la más pobre en Manasés, y yo el menor de la casa de mi
padre.” V16, “Pero el Señor le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y
derrotarás a Madián como a un solo hombre.” Gedeón pensó que le hablaba a
alguien detrás de él. La clave de la bendición y la felicidad, siempre es
indignidad.
Moisés, se sintió profundamente indigno para la tarea. Dios le dijo que guiara al
pueblo, y él dijo, “No puedo guiar al pueblo, yo tartamudeo.” Dios le dice,
¿Quién hizo tu boca? Él estaba tan consciente de su ineptitud, tan consciente
de su insuficiencia, de su incapacidad. Fue el corazón de David, también cuando
dijo, ‘Señor, ¿quién soy yo para que tu vengas a mí? ¿entiendes tú a quien
tienes aquí? ¿estás seguro que tienes a la persona correcta para hacer lo que
estás pidiendo? En el Nuevo Testamento lo vemos en Pedro, agresivo, confiaba
en sí mismo por naturaleza, pero devastado en la presencia del Señor y
diciéndole, “apártate de mí Oh Señor, salte de mi presencia. Es demasiado
intimidante.” 
Pablo sabía que en su carne no había nada bueno. Era el primero de los
pecadores, dice él. Era un blasfemo, perseguidor, todo lo que jamás había
llegado a hacer y a alcanzar era estiércol, basura. Lo consideraba todo como
pérdida, no confiaba en la carne. No era suficiente para nada, su fortaleza solo
se hallaba en su debilidad. Ahí comienza todo. Ahí es donde la entrada al reino
comienza, ahí es donde todo comienza. Por cierto, no termina después de eso,
vivir en el reino demanda una admisión constante y continua de que, en usted
mismo, usted no es nada. Y que su única fuerza viene de su propia admisión de
debilidad.
Lo más difícil que él pecador endurecido hace, ya que no adora al Dios
verdadero, adora al dios que él mismo ha inventado, el cual en muchos casos
es sinónimo consigo mismo. El hombre se postra ante la imagen que él mismo
ha levantado. Él es el dios que ocupa el lugar primordial en ese altar. La cosa
más difícil que el corazón endurecido es admitir su bancarrota total e
indignidad. Ustedes judíos, dice Jesús, piensan que están en el reino de Dios,
piensan que han encontrado el camino para entrar, pero ustedes no pueden
entrar en sus propios términos. Juan 7:34, Jesús a los líderes judíos, “Me
buscaréis y no me hallaréis; y donde yo esté, vosotros no podéis ir.”
La bendición, la salvación, la felicidad comienza con esta admisión, la ausencia
de toda soberbia, la ausencia de toda confianza en uno mismo, justicia
personal, certeza personal, confiar en uno mismo, el conocimiento de que no
somos nada ante Dios en nosotros mismos, en absoluto. Debe haber este vacío,
antes de que pueda llegar a haber una llenura. San Agustín antes de su
conversión, él estaba tan orgulloso de su intelecto y su conocimiento, pero el
mismo confiesa que solo fue después que se vació a sí mismo del orgullo, que
encontró la sabiduría verdadera de Dios.
El resumen de esta gran verdad es afirmado de manera simple. El primer
principio de entrar al reino es reconocer que no puedo entrar, no soy capaz. Ahí
es donde tengo que comenzar, en mí mismo no puedo agradar a Dios. Aún si
puedo guardar algunas de las leyes no puedo guardarlas todas, y si quebranta
alguna de ellas habré violado toda la ley de Dios. Mateo 5:20, ‘Porque os digo
que si vuestra justicia no sobrepasa la de los escribas y fariseos, no van a
entrar al reino de los cielos.’ Sea cual sea el tipo de justicia que tengamos, no
va a llevarnos ahí. Sea cual sea la justicia que poseamos, no es suficiente, no es
apropiada, no es adecuada, va a tener que ser más que eso.
¿Cuán justo necesita ser? Mateo 5:48, “Por tanto, sed vosotros perfectos como
vuestro Padre celestial es perfecto.” ¿Conoce a usted alguien que califica? Ese
es el punto, mi justicia tiene que exceder a la de los escribas y fariseos. Tiene
que ser tan perfecta como Dios es perfecto. Tengo que ser tan perfectamente
justo como Dios lo es, tan perfectamente santo como Dios lo es, por mí mismo
para que pueda entrar al reino. Nadie califica.
Entonces, al comienzo mismo de las bienaventuranzas, al comienzo del sermón
del monte, al comienzo del Nuevo Testamento, al comienzo de la enseñanza de
Jesús, el hecho es establecido de que los estándares de Dios no pueden ser
alcanzados, que la entrada al reino no es el resultado de algún tipo de esfuerzo
humano.
Algunas personas en Israel entendieron el mensaje. El publicano de Lucas 8,
otros reconocieron su condición pecaminosa, reconocieron su incapacidad de
agradar a Dios, reconocieron su condición, vinieron humildemente confesando
su inutilidad, su pecado, clamando a Dios por misericordia. Hubo otros que
rechazaron este mensaje y eventualmente ejecutaron a Jesús, por un mensaje
tan ofensivo. Pero el patrón no es diferente en ese entonces de lo que es en la
actualidad, hay quienes quieren ganarse la eternidad en base a sus propios
méritos, religiosa y moralmente. Y hay aquellos por otro lado, mucho menos
obviamente, que reconocen su condición de bancarrota espiritual total. Siempre
ese es el punto.
Necesito saber esto en mi propio corazón y para mi propia condición espiritual,
así que pueda comunicarlo eficazmente a otros. Somos depravados,
depravación no significa que todo mundo es tan malo como puede ser. Lo que
depravación significa es que todo mundo es incapaz de alcanzar la salvación.
Eso es lo que la depravación significa.
Romanos 3, Justificacion por medio de la fe
19 
Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley, lo dice a los que están bajo la
ley, para que toda boca se calle y todo el mundo sea hecho responsable ante
Dios;
 20 porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de
Él; pues por medio de la ley viene el conocimiento del pecado.
Eso es lo que él quiere decir cuando dice, ‘pobre en espíritu’. Clamar a partir de
la pobreza, el reconocimiento de que no hay nada de valor en mi vida, que
pudiera causar que Dios me concediera salvación.
3. ¿Cuál es el resultado de esta actitud? V3, ‘de ellos es el reino de los cielos’.
Que gran tema es este. De ellos es el reino de los cielos, de ellos únicamente
y de nadie más. Aislando a todos los demás que se acercan a Dios, excepto
por aquellos que tienen un corazón de mendigo. De ellos es el reino de los
cielos, de ellos es, no será. De ellos es. Entonces, sea lo que sea, es presente
aquí y ahora. Esta no es una realidad futura milenaria. Hay un reino futuro
milenario, esto no está limitado al cielo, el nuevo cielo y la nueva tierra
eternos. De ellos es el reino de los cielos, ahora.
El cielo realmente es lo mismo que Dios. Tenemos de manera intercambiable la
frase el reino de los cielos, el reino de Dios, usados en el Nuevo Testamento. El
reino de los cielos simplemente es otra manera de referirse a Dios, y también
para referirse al reinado de Cristo. Cristo es el Rey sobre el reino de Dios. ¿Qué
significa entonces? De ellos es el reino de los cielos significa que usted entra al
reino, que usted hereda todas sus bendiciones conforme usted viene al
gobierno de Dios mediado a través del Señor Jesucristo. Sí, tiene un aspecto
terrenal milenario, estaremos allá, en el reino glorioso, milenario, de mil años
del que habla Apocalipsis 20, y claro tiene un aspecto eterno en los nuevos
cielos y en la nueva tierra, presentados para nosotros en Apocalipsis 21 y 22.
Pero también tiene un aspecto actual, un aspecto presente, entramos al reino,
es nuestro ahora. Somos bendecidos con toda bendición espiritual en los
lugares celestiales en Cristo Jesús, ahora. Apocalipsis 1, lo dice, Apocalipsis
5 lo repite, ahora nos hemos convertido en un reino. Ahora, sacerdotes de Dios.
Somos los vencedores, por cuya fe vencemos. Apocalipsis 3:21, “Al vencedor, le
concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté
con mi Padre en su trono.” Tenemos bendición del reino ahora. ¿Qué significa
eso? Tenemos gracia y misericordia del reino, tenemos paz y gozo del reino,
tenemos sabiduría del reino porque somos súbditos del rey. Tenemos soberanía
del reino. Esto es, el rey soberano cuida de sus súbditos. Tenemos consuelo del
reino para tiempos de tristeza. Tenemos sabiduría del reino, concedida a
nosotros a través del manual del reino, el cual es la Palabra del Dios Vivo.
Todas las bendiciones espirituales son nuestras. Amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre. Todo el fruto del Espíritu constituye
bendiciones del reino, la promesa de glorificación, la promesa de santificación
hasta que alcancemos la glorificación. La promesa de que todo va a operar en
conjunto para nuestro bien, porque somos súbditos del rey, todo lo que es
nuestro en Cristo constituye bendición del reino. Muchas personas que estudian
las bienaventuranzas han llegado a la conclusión, erradamente, de que esto es
algo tan difícil, este es lenguaje tan duro que debe referirse a algún futuro.
Muchos lo colocan en el reino milenario, ahí es en donde la gente va a tener
que tener pobreza en espíritu y llorar y todo lo demás, que aquí en la época de
la gracia no necesitamos hacer eso. Lo único que necesita es creer en Jesús y
todo va a estar bien. Usted no necesita preocuparse demasiado con su propia
condición espiritual y todo eso, esto realmente es demasiado que pedir. Esto en
cierta manera es opuesto, es contrario a la fe simple y a la gracia. Y quieren
empujar esto al reino milenario y hacerlo irrelevante para el día de hoy. Nada
podría estar más lejano de la verdad. Ciertamente, entramos al reino en la
actualidad y hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual y el reino de
Dios, Jesús dijo, ‘está dentro de vosotros’. Está aquí, es en este momento
porque ustedes son los destinatarios de todas las bendiciones del reino en
Cristo.
Esa es la razón por la que soy feliz. Esa es la razón por la que podemos decir,
‘felices son los pobres en espíritu, ¿Por qué? porque acaban de entrar al reino y
acaban de heredarlo todo. Puedo alterar mi felicidad superficial, pero no puede
tocar mi contentamiento profundo, porque todo lo que importa eternamente
está establecido. Estoy en el reino, tengo paz y gracia del reino, tengo
misericordia y poder del reino, tengo verdad del reino. Lo tengo todo, todo lo
que realmente importa es imposible de atacar. Intocable, porque estoy en el
reino, y el Rey cuida de mí. No solo soy el súbdito del rey, yo soy el hijo del rey.
A partir del tesoro vasto de los recursos del rey, él cuida de mí, y de usted,
porque estamos en su reino. Pero nadie entró, hasta que reconocieron su
bancarrota espiritual. ¿El joven rico que vino a Jesús? ¿Qué hago para obtener
la vida eterna? Una pregunta correcta. Según Mateo 19 era un líder,
probablemente era el líder de una sinagoga, elegido de su sinagoga. Lo cual
significaba que él básicamente había sido evaluado como el hombre más
religioso en el lugar.
Era joven, lo cual es aún más sorprendente, había alcanzado ese tipo de
respeto espiritualmente, para ser escogido líder de la sinagoga. Pero él tuvo la
suficiente honestidad para decir, sé que soy un líder en la sinagoga y estoy
muy involucrado en actividades religiosas, pero no tengo la confianza de que
tengo la vida eterna. Estoy preocupado por mi futuro. No sé lo que va a pasar
después de que muera, no estoy seguro de que realmente estoy conectado a
Dios, no estoy seguro de que realmente soy un súbdito del rey. No estoy seguro
de que estoy en el reino. ¿Qué necesito hacer para entrar? Jesús le dijo,
‘Bueno, comencemos aquí, guarda la ley, esa es una buena manera de entrar,
nadie lo puede hacer, pero es una buena manera, hipotéticamente.
Simplemente guarda la ley.
Le da seis ilustraciones de los diez mandamientos. ‘Oh’, dice él ‘He guardado
todos esos’. Adivina que, fin de la discusión. Nada más que decir. Jesús le dice,
‘Bueno, mira, hay otro’. Hay otro estándar que me gustaría a que te ajustaras.
Vende todo lo que tienes, toma todo el dinero y dalo a los pobres.’ El hombre se
dió la vuelta, y se fue perdido y condenado. Había dos cosas que él no quería
hacer. Una era reconocer su bancarrota espiritual, y que él de manera
sistemática y continua e interminable había violado la ley de Dios. Y la otra, no
estaba dispuesto a seguir a Cristo. Cristo le dio un mandato simple. Él le dijo,
‘no hay manera en la que voy a hacer eso’, lo cual indicaba que no había
sentido de lealtad y sumisión a Jesús como Señor, ni había ningún
reconocimiento de pecado. Él está fuera del reino y él no puede entrar porque
él no quiere volverse pobre en espíritu. Y se fue tan perdido, como cuando
apareció.
Supongo que, alguien podrá decir, ‘bueno, sabes una cosa, Jesús realmente
nunca debió haber perdido ese hombre, lo único que le puedo haber dicho, lo
único que tenía que haberle dicho es, ‘repite una oración, levanta tu mano,
camina por un pasillo, lo que sea. Pero no Jesús. Jesús quería llegar al asunto
real. No entras a mi reino sin reconocer tu condición pecaminosa, sin
esperanza, inútil. Y cuando él no lo quiso admitir, no había nada más que decir.
4. ¿Cómo es que uno se vuelve pobre en espíritu? ¿Cómo es que llego a ese
lugar? Primero, este es el mejor lugar en donde comenzar. Debo
Compararme a mí mismo con Dios, debo dejar de compararme con otras
personas.
¿Soy tan santo como Dios? No lo soy, soy miserable. 1 Pedro 1:16, ‘Sed santos,
como Yo soy Santo’. Mateo 5:48, ‘Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro
Padre que está en los cielos es perfecto.’ Si no conozco la respuesta, debo leer
acerca de Dios, la Palabra de Dios, enfrentar su Persona en sus páginas. Si
quiero ver a Dios con claridad veo al Dios encarnado, veo a Jesucristo. Entre
más veo a Dios, entre más conozco quien es Dios, más conozco sus atributos.
Entre más conozco la santidad perfecta de Dios, más lo veo de manera visible
en Jesucristo, más reconoceré su condición verdadera por contraste. Debo ver
a Dios, no a otras personas. Debo compararme con Él, y concluir que no soy tan
santo como Dios, quedo corto, y no puedo cubrir la distancia.
Segundo, ore. Los mendigos tienen que pedir, ¿verdad? cuando he reconocido
mi condición de mendigo, es momento de pedir. ¿Qué debo pedir? Señor, sé
propicio a mí, un pecador. Así es como la gente fue salva a lo largo del Antiguo
Testamento. La ilustración más vivida está en Lucas 18:9-14.
Cristo no había muerto cuando contó esa parábola, no había resucitado
tampoco. Entonces el Nuevo Pacto no había sido inaugurado de manera oficial,
y la gente todavía estaba siendo salva de la misma manera en la que siempre lo
había sido en el plan de redención maravilloso de Dios. Era que tenían que
llegar a un sentido de bancarrota espiritual, a un quebrantamiento y un
corazón contrito, habían llegado al fin de sí mismos, sabían que su justicia no
podía alcanzar nada, trapos de inmundicia, caían sobre su rostro y se
golpeaban el pecho y clamaban Dios, oh Dios te he ofendido, he violado tu ley,
estoy bajo juicio.
Necesito comenzar comparándome a mí mismo con Dios. Puedo incluir ahí el
compararse a mí mismo con la ley de Dios, lo cual es meramente una expresión
de su naturaleza. Las perfecciones de su ley son meramente expresiones de
quien es él. Después clamo, ‘Señor, sé propicio a mí, un pecador’. Después
encontrará otra actitud que se manifiesta en su corazón, la segunda
bienaventuranza.
Bienaventurados, los que lloran. ¿Cómo se si realmente he llegado a una
pobreza de espíritu? ¿Cómo se eso? Lo sé cuándo mi soberbia se acabó, mi
justicia personal se acabó. Salmo 131, su alma es como un niño destetado. He
sido destetado de mí mismo, comienzo a ver a Jesucristo con amor y maravilla.
De pronto tengo un hambre por la verdad, hambre por las Escrituras, y las
recibo tal como son y las creo. Creer en la Biblia es un ejercicio intelectual, es
un resultado de una transformación espiritual, donde me encuentra a mí mismo
anhelando hablar con el Señor, anhelando leer Su palabra, y recibo su palabra
exactamente por lo que dice en sus términos, no en los míos. No va a tratar de
torcerla y hacerla encajar con su estilo de vida. Dejaré de quejarme por mi
situación y comenzaré a ver las virtudes de otros. Comenzaré a alabar a Dios
incesantemente por gracia y misericordia. Esas son las evidencias de que mi
clamor ha sido oído.
Deuteronomio 18, Un nuevo profeta como Moises
14
 Porque esas naciones que vas a desalojar escuchan a los que practican
hechicería y a los adivinos, pero a ti el Señor tu Dios no te lo ha permitido. 
15
 Un profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te
levantará el  Señor  tu Dios; a él oiréis. 
16
 Esto es conforme a todo lo que pediste al Señor tu Dios en Horeb el día de la
asamblea, diciendo: «No vuelva yo a oír la voz del Señor mi Dios, no vuelva a
ver este gran fuego, no sea que muera». 
17
 Y el Señor me dijo: «Bien han hablado en lo que han dicho. 
18
 Un profeta como tú levantaré de entre sus hermanos, y pondré
mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mande .
 19 Y sucederá que a cualquiera que no oiga mis palabras que él ha de hablar en
mi nombre, yo mismo le pediré cuenta.
 20 Pero el profeta que hable con presunción en mi nombre una palabra que yo
no le haya mandado hablar, o que hable en el nombre de otros dioses,
ese profeta morirá».

 21 Y si dices en tu corazón: «¿Cómo conoceremos la palabra que


el  Señor  no ha hablado?».
 22 Cuando un profeta hable en el nombre del   Señor, si la cosa no
acontece ni se cumple, esa es palabra que el  Señor  no ha hablado;
con arrogancia la ha hablado el profeta; no tendrás temor de él .

El único camino a la felicidad: Llora por el pecado


https://www.gracia.org/library/sermons-library/GAV-90-190/el-%C3%BAnico-camino-a-la-
felicidad-llora-por-el-pecado

Mateo 5, El Sermón del monte. (La Biblia de las Américas)


1
 Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus
discípulos se acercaron a Él.
 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:
Las bienaventuranzas

Bienaventurados  los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados .

Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán
saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.

Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de
Dios.
10 
Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia,
pues de ellos es el reino de los cielos.
 11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género
de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí.
 12 Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande,
porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros.
Recita las profundidades del dolor que el corazón conoce en las decepciones y
tristezas de la vida.
Salmo 55, Oración del perseguido
1
 Escucha, oh Dios, mi oración, y no te escondas de mi súplica .

Atiéndeme y respóndeme; conmovido  estoy en mi queja  y muy
conturbado,
a causa de la voz del enemigo, por la opresión del impío;

pues echan iniquidad sobre mí, y con furia me persiguen .


Angustiado está mi corazón dentro de mí,

y sobre mí han caído los terrores de la muerte.



Terror y temblor me invaden, y horror  me ha cubierto.

Y dije: ¡Quién me diera alas como de paloma! Volaría y hallaría
reposo.

Ciertamente  huiría muy lejos; moraría en el desierto.

Me apresuraría a buscar mi lugar de refugio
contra el viento borrascoso y la tempestad.

Confunde, Señor, divide sus lenguas,
porque he visto violencia y rencilla en la ciudad.
10 
Día y noche la rondan sobre sus muros,
y en medio de ella hay iniquidad y malicia.
11 
Hay destrucción en medio de ella,
y la opresión y el engaño no se alejan de sus calles.
12 
Porque no es un enemigo el que me reprocha, si así fuera, podría
soportarlo;
ni es uno que me odia  el que se ha alzado contra mí,
si así fuera, podría ocultarme de él;
13 
sino tú, que eres mi igual, mi compañero, mi íntimo amigo ;
14 
nosotros que juntos teníamos dulce comunión,
que con la multitud andábamos en la casa de Dios.
15 
Que la muerte los sorprenda, que desciendan vivos al Seol,
porque la maldad está en su morada, en medio de ellos.
16 
En cuanto a mí, a Dios invocaré, y el Señor me salvará.
17 
Tarde, mañana y mediodía me lamentaré y gemiré, y Él oirá mi voz.
18 
En paz redimirá mi alma de la guerra que hay contra mí,
pues son muchos los que están contra mí.
19 
Dios oirá y les responderá, El, que reina desde la antigüedad, 
porque no hay cambio en ellos ni temen a Dios.
20 
Aquel ha extendido sus manos contra los que estaban en paz con él,
ha violado su pacto.
21 
Las palabras de su boca eran más blandas que la mantequilla,
pero en su corazón había guerra;
más suaves que el aceite eran sus palabras,
sin embargo, eran espadas desnudas.
22 
Echa sobre el Señor tu carga, y Él te sustentará;
Él nunca permitirá que el justo sea sacudido.
23 
Pero tú, oh Dios, los harás caer al pozo de la destrucción;
los hombres sanguinarios y engañadores no vivirán la mitad de sus días;
mas yo en ti confiaré.
Ese es el clamor de un hombre que quiere escapar del dolor y la tristeza de la
vida. Un eco del deseo de la humanidad caída. Un clamor por libertad, por una
vida en alas, un clamor pronunciado por todos los que anhelan consuelo en una
vida de dolor, por descanso en una vida de tristeza, decepción y amargura. La
gente anhela alejarse, mirar hacia otro lado, huir para encontrar el lugar en
donde la tristeza no existe, donde el dolor no está presente. El lugar de calma
perfecta y paz, y consuelo. Un lugar que esté escondido y no se encuentra.
Ello nos lleva a la paradoja de esta afirmación hecha por nuestro Señor Jesús,
‘Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. Los tristes se
convierten en los felices. Son los que lloran los que disfrutan de consuelo.
Felices son los que lloran, porque ellos serán consolados.
Ahora eso es contrario a la estructura entera de la expectativa humana. De
hecho, el esfuerzo entero de la vida humana, la locura por el placer, la
motivación por lo que entretiene, las emociones, la manía que busca la
siguiente experiencia, el dinero, la energía, el entusiasmo invertido en disfrutar
de la vida. Todas esas cosas son una expresión de la búsqueda del mundo por
evitar el llanto. Sin embargo, Jesús dijo, ‘Felices son aquellos que lloran’. Lucas
6:25, ‘Hay de vosotros que reís ahora, porque lloraréis’.
Esta realmente es una nueva manera de abordar la vida, condena la risa
superficial, la felicidad frívola del mundo, y pronuncia verdadera bendición y
felicidad verdadera, gozo, consuelo verdadero y paz verdadera sobre aquellos
que lloran. Esto es contario a toda expectativa. Así como la primera
bienaventuranza, ‘Bienaventurado los pobres en espíritu porque de ellos es el
reino de los cielos’. En contra de todas las expectativas de los judíos religiosos
de la época, que asumieron que el reino de los cielos les pertenecía a aquellos
que habían alcanzado la grandeza, por sus propios esfuerzos espiritualmente.
Jesús dijo, hasta que lleguen al punto en que reconozcan su bancarrota total,
no habrán alcanzado nada, nunca entraran al reino de los cielos. En ese mismo
tipo de paradoja, Jesús aquí dice, ‘las únicas personas que verdaderamente
están felices son aquellas que lloran.’ Hagámonos una serie de preguntas:
1. ¿Qué significa felices son los que lloran? ¿qué está diciendo aquí Jesús?
Bueno, podríamos estar de acuerdo todos en que hay mucho llanto y mucha
tristeza en la vida. De hecho, eso no solo es verdad ahora, sino que fue
verdad en tiempos bíblicos.
La historia entera del hombre, es la historia de las lágrimas, la historia de las
tristezas y es triste decirlo, no va a mejorar conforme avanza la historia. De
hecho, va a empeorar. En Mateo 24:4, Jesús dice, ‘Mirad que nadie os engañe,
muchos vendrán en mi nombre diciendo yo soy el Cristo, y engañarán a
muchos, y oirán de guerras y rumores de guerras, mirad que no os atemoricéis
porque esas cosas deben suceder, pero ese no es el fin. Y nación se levantará
contra nación, reino contra reino y en diferentes lugares habrá hambres y
terremotos’. Todas estas cosas son meramente principio de dolores. No hemos
visto nada aún comparada con la tristeza que le espera al mundo impío. ¿Qué
tipo de tristeza es lo que trae este llanto? ¿Qué tipo de tristeza da a lugar a
bienaventuranza y consuelo? Bueno, las Escrituras hablan de diferentes tipos
de llantos, diferentes tipos de tristezas.
 En primer lugar, hay una tristeza apropiada en la vida.
Hay una tristeza que se espera en la vida, una tristeza en relación a la vida
terrenal que es razonable, inclusive útil. Llorar, estar triste, estar en duelo, es
parte de la vida humana en general. De hecho, es un regalo de Dios. Cuando
algo trágico ocurre en mi vida, mi familia, cuando algo ocurre que es
profundamente doloroso, Dios ha diseñado que las lágrimas, la tristeza y el
duelo liberen ese dolor y sea parte de un proceso de curación. Cuando el dolor
es encerrado y mantenido en el interior puede envenenar el sistema emocional,
el llanto y la tristeza liberan ese veneno.
Expresamos esa tristeza, esa es una manera en la que Dios nos ha concedido
liberar el dolor que de otra manera es continuo. Es algo muy natural llorar por
ciertas cosas. Abraham lloró de manera justificada cuando su esposa murió. En
el Salmo 42:1-3, ‘Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así mi
alma tiene sed de ti o Dios. Mi alma tiene sed de Ti, por el Dios Vivo, ¿Cuándo
vendré y me apareceré delante de Ti, Dios mío? Mis lágrimas han sido mi
alimento día y noche, mientras que continuamente me dicen, ¿Dónde está tu
Dios?’. Aquí está el salmista en agonía y lágrimas, porque Dios no ha aparecido
en el medio de su sufrimiento y soledad amarga. Dejado por Dios, parecía
perseguido por sus enemigos, objeto de burla. ¿Y dónde estaba Dios en el
momento de su dolor? Las lágrimas fueron una parte muy normal, de la tristeza
y amargura de este corazón solo.
2 Timoteo 1:3-4, ‘Doy gracias a Dios a quien sirvo desde mis ancestros, con una
conciencia limpia. Porque sin cesar te recuerdo en mis oraciones, noche y día,
deseando mucho verte, y recordando tus lágrimas para que seas lleno de gozo.’
El salmista estaba experimentando las lágrimas de soledad, aquí Pablo anima a
Timoteo llorando por las lágrimas de desánimo y derrota. Las derrotas, las
batallas perdidas son fuente de tristeza y lágrimas. Jeremías había sido
llamado por Dios a predicarle a Israel y a decirles que el juicio estaba por venir.
El mensaje mismo de Dios, causó que el profeta irrumpiera en lágrimas.
Jeremías 9:1, ‘Oh, que mi cabeza fueran aguas y mis ojos fueran una fuente de
lágrimas para que pudiera llorar día y noche por la muerte de la hija de mi
pueblo.’ Había tanta tristeza en él que no podía llorar lo suficiente para sacarlo.
Él habría deseado que su cabeza entera hubiera sido una fuente de aguas, para
que hubiera una liberación completa. El salmista estuvo triste por la soledad.
Timoteo estuvo triste por el desánimo. Y Jeremías estaba triste por el juicio
que venía de Dios, sobre el pueblo que él amaba. Las lágrimas en el rostro de
un padre, que trajo a su hijo poseído por un demonio, a Jesús. Marcos 9:23-24,
‘¿Puedes hacer algo por mi hijo? Y Jesús dijo, ‘Si crees todas las cosas son
posibles para el que cree.’ Inmediatamente el padre del hijo, clamó y dijo con
lágrimas, ‘Señor creo. Ayuda mi incredulidad.’ Estas fueron las lágrimas de
amor apasionado, compartidas desde el corazón de un padre por su hijo
amado.
Lucas 7, una mujer vino a la casa de un fariseo en donde Jesús estaba
reclinado. Y ella trajo un contenedor de perfume, ella postrada comenzó a lavar
sus pies con las lágrimas que salieron de sus propios ojos, los lavó con su
cabello. Los fariseos cuestionaron porque Jesús permitía que esta mujer hiciera
eso, porque ella era una pecadora conocida. Jesús dijo que eso era porque a
ella se le había perdonado mucho, y ella amaba mucho. Y esas eran lágrimas de
adoración, esas fueron lágrimas de devoción. Todos estos tipos de lágrimas,
sean lágrimas de soledad o desanimo o lágrimas de amor por alguien que está
a punto de ser juzgado por Dios, o lágrimas de ansiedad y preocupación, o
lágrimas de un amor apasionado de un padre hacia un hijo, lágrimas de
adoración, lágrimas de devoción. Todas son un regalo de Dios para liberar la
tristeza del corazón.
Jesús mismo, lloró por la ciudad de Jerusalén. Jesús mismo derramó lágrimas
cuando llegó a la tumba de Lázaro y vio el efecto agonizante de la muerte, en el
pueblo que él amaba, en la gente que él amaba. Esas fueron lágrimas de
compasión, lágrimas de amor. María Magdalena, cuando Jesús fue crucificado
lloró. Esas fueron lágrimas de perdida, lágrimas por la muerte. Y nos
identificamos con todas esas categorías, las lágrimas son parte de la vida
humana, la tristeza es parte de la vida humana, es un regalo de Dios para
liberar el dolor de la tristeza interna, para que no nos envenene.
Eclesiastés 3, ‘Hay tiempo para todo, un tiempo para todo propósito bajo el
cielo. Tiempo para nacer, tiempo para morir. Un tiempo para llorar.’ Pero
también hay un tipo de tristeza impropia o ilícita. Es posible que los humanos
estén tristes de una manera necia. Cuando un hombre llora porque no puede
satisfacer su lujuria impura. 2 Samuel 13:1-14, Amnón lloró y se enfermó hasta
que él pudo expresar su lujuria hacia su hermana Tamar. Una tristeza enferma
y perversa. Acab, lloró porque él codició la viña de Nabot, 1 Reyes 21:4, se fue
a su cama y se acostó, volvió su rostro en llanto y no comía. Llanto egoísta por
la insatisfacción de su propio deseo codicioso.
2. Tristeza basada en egoísmo abrumador. Esa es la tristeza deprimente, de
uno que se ha convertido el centro de su mundo entero.
Esto puede manifestarse en muchas maneras, la pérdida de un conyugue,
donde una tristeza normal por la pérdida se convierte en una preocupación
anormal con lo que uno está teniendo que enfrentar, se convierte en una
especie de paranoia. La tristeza impropia es un resultado no solo de codicia y
deseo insatisfecho sino de culpabilidad. Algunas personas están tristes de una
manera normal, como una especie de expiar el pecado. Me pregunto si eso no
es algún tipo de esfuerzo personal, monástico, por hacer expiación, algún acto
de penitencia por la culpabilidad, por un maltrato serio de esa persona cuando
todavía estaban aquí.
David es una ilustración de este tipo de tristeza anormal. Absalón, un hijo
impío, trató de derrocarlo. Fue soberbio y egoísta, odiaba a su padre, estaba
enamorado de su apariencia, 2 Samuel 14. Tramó en contra de David, lo
expulsó de Jerusalén, se apoderó del palacio y planeó eliminar a los amigos y
fuerzas de su padre. Pero en lugar de esto, David ganó, el golpe de estado no
funcionó. Absalón, huía por el bosque se le atoró su cabello en un árbol y
murió. David dijo a sus soldados trátenlo gentilmente por causa de mí. Cuando
David oyó que estaba muerto, David comenzó a llorar, a estar en duelo ‘¡Oh mi
hijo Absalón, mi hijo! ¡Mi hijo, Absalón! ¡Oh, que Dios hubiera permitido que
muriera por ti! Por favor, lo mejor que jamás te pasó fue la muerte de Absalón.
Esto es ridículo.. La nación te necesita a ti David, no Absalón. ¿Qué quieres
decir, que Dios hubiera permitido que muriera? ¿quieres que Absalón sea su
rey? ¿quieres a un rebelde, pecaminoso, impío, soberbio, que gobierne? ¿Qué
estaba haciendo?
David tuvo este tipo de tristeza anormal que viene cuando un hombre sabe que
ha fracasado de manera miserable, en ser lo que debería haber sido en la vida
de su hijo. Y esta es algún tipo de ‘catarsis’ intentada mediante la cual expiaría
la culpabilidad de su fracaso como padre. Sin duda alguna, la muerte de
Absalón fue parte del pago por el pecado con Betsabé. Dios le dijo que él
pagaría cuádruple por su pecado. Mientras viva Jehová, el hombre que ha
hecho esto ciertamente morirá, y el restaurará el cordero cuádruple.
El bebé de su unión murió, Tamar fue violada de manera incestuosa, Amnón fué
muerto, Absalón fué muerto. ¿Por qué esta entonces llorando por este hijo sin
valor? Bueno, una especie de expresión de la profunda culpabilidad de David.
Los soldados de hecho estaban avergonzados de su victoria, porque trajo tal
tristeza al rey. Los soldados estaban avergonzados porque habían derrotado a
la rebelión. Joab, quien fue el general del ejército dijo, ‘Percibo que, si Absalón
hubiera vivido y todos hubiéramos muerto en este día, te habría agradado.’ Él
le dijo eso a David, 2do Samuel 19:6, esa es una tristeza fuera de lugar, necia,
tristeza por culpabilidad, tristeza de un padre que fracasó.
Algunas personas llegan a esta bienaventuranza y piensa que de eso está
hablando. Simplemente está hablando de tristeza general. Bienaventurados son
ustedes, y simplemente tienen tristeza, y cualquiera que tiene tristeza va a ser
consolado. Los poetas han acampado en esa idea.
Proverbio árabe: ‘Todos los rayos del sol producen un desierto, y si no
recibimos algo de tristeza no podemos obtener algo de consuelo.’ Hay algo más
aquí que eso. La tristeza nos enseña, nos enriquece, es un sentimiento
agradable. Hay mucho más aquí, que simplemente tristeza genérica por la que
podemos ser consolados, hablamos de tristeza descrita en 2 Corintios 7:11,
“Porque mirad, ¡qué solicitud ha producido en vosotros esto, esta tristeza
piadosa.”
3. ¿Qué es la tristeza según Dios o la tristeza piadosa? No es la tristeza del
mundo. ‘La tristeza que es según el mundo, da lugar a la muerte. La tristeza
que es según Dios, produce algo diferente que la muerte, produce
arrepentimiento. V9, ‘Ahora me regocijo, no porque fuisteis contristados,
sino que fuisteis contristados al punto de arrepentimiento. V10, ‘la tristeza
que es según el mundo produce muerte’. Pero esta es tristeza que es según
Dios produce arrepentimiento y éste trae bendición y consuelo. Esa es la
clave.
Estamos hablando aquí, no de simple tristeza genérica en la vida sino de
tristeza piadosa que está ligada al arrepentimiento. La tristeza aquí no es llorar
por las circunstancias humanas, es llorar por el pecado. Está ligada a la primera
bienaventuranza, V3, ‘Bienaventurado los pobres en espíritu’, eso significa, los
que están en bancarrota espiritual, que ven su vida y no pueden encontrar
nada de valor, nada de dignidad, nada por lo cual pueden recomendarse a sí
mismos a Dios, nada por lo cual pueden reclamar justicia o ser aceptables para
Dios. Están en bancarrota, están azotados por la pobreza, se ven a sí mismos y
no encuentran absolutamente nada, un reconocimiento de que no tienen nada,
no son nada, no han alcanzado nada, no son nada más que mendigos que se
acobardan, se encojen, se avergüenzan. Que no tienen recurso ni capacidad de
ayudarse a sí mismos, están absolutamente privados en términos espirituales,
y únicamente pueden rogar por gracia, rogar por misericordia.
Esas son las personas de las que Jesús habla, las que, en esa condición, lloran.
Es un llanto por su situación pecaminosa. Esas son las únicas personas que
entran al reino, que disfrutan el consuelo del reino. La entrada al reino
comienza con un sentimiento abrumador de inutilidad, de pobreza espiritual y
bancarrota del alma. Eso nunca cambia, nunca lo superamos. De hecho, entre
más tiempo paso como cristiano, siento con mayor profundidad esa realidad.
Como una persona que ha sido cristiana por mucho tiempo, no veo mi vida
ahora y digo, ‘bueno, cuando me convertí en cristiano, hombre, realmente no
tenía nada que ofrecerle al Señor, no tenía nada que presentarle, pero en los
años que han pasado, ciertamente he alcanzado mucho.
No es así. En los años que han pasado no he alcanzado nada, mediante lo cual
me pueda salvar a mí mismo. Y tengo un mejor entendimiento ahora de mi
bancarrota espiritual, y mi incapacidad en la carne de agradar a Dios, que
inclusive lo tuve cuando fui convertido. Mientras que vivamos en esta tierra,
como personas del reino, tendremos un sentido abrumador de pobreza
espiritual, y diremos con Pablo, ‘en mi carne, no mora nada bueno. Oh con
Isaías, ‘Toda mi justicia son trapos de inmundicia’. Estuvo ahí al comienzo, y
todavía está ahí. Si no estuvo en el comienzo y no está ahí ahora, entonces hay
razón para preguntarse si realmente soy cristiano. Dicha pobreza de espíritu
lleva a llorar por el pecado. El llanto verdadero por el pecado, sale de esta
bancarrota.
Los mendigos dicen, ‘ay de mí, que soy muerto’. Vea de nuevo a David, después
de su pecado con Betsabé, él no solo vio su condición tan seria de bancarrota
en la que estaba, como había sido azotado por la pobreza, sino que él estaba
quebrantado de corazón y él fue movido profundamente en su alma. Estaba tan
conmocionado por su pecado, que escribió los Salmo 32 y 51 en los cuales
derramó su corazón penitente. Vea a Job, tenía a todo, era tan rico que lavaban
el piso de la puerta de su casa con mantequilla. Pero al final, después que
verdaderamente vio a Dios, Job 42:6, ‘Me aborrezco a mí mismo. Me arrepiento
en polvo y cenizas’.
Ahora, la palabra ‘lloran’ es la más fuerte de esos nueve verbos griegos. Está
reservada para llorar por los muertos, la causa definitiva para la tristeza
humana. Ese es el lamento apasionado por la pérdida, la pérdida permanente
de uno amado profundamente. En la Septuaginta, es la palabra usada de la
tristeza de Jacob cuando él creyó que José su hijo estaban muertos. Lo
encontramos en Marcos 16:10; Apocalipsis 18:11,15 y 19. Tiene que ver con
tristeza por la muerte, la cual es la fuente definitiva de tristeza y sufrimiento
humano.
Esa es la palabra que el Señor Jesús uso aquí, cuando inspiró a Mateo para
escribir. Mateo escribió esta palabra que significa, tristeza por la muerte, una
tristeza profunda, duradera, interna. No solo algún tipo de llanto o gemido
exterior, como otras palabras lo reflejan, sino una tristeza profunda en el
interior. Fue esa tristeza misma que salió del corazón de David, en el Salmo
32:3, ‘Cuando guardé silencio por mi pecado, se desgastó mi cuerpo en mi
gemir todo el día’. Estuvo en agonía profunda hasta que confesó su pecado, su
cuerpo le estaba fallando. ‘Día y noche, Tu mano estuvo pesada sobre mí, mi
vitalidad fue secada como el calor del verano.’
La vitalidad literalmente, en el hebreo, son los jugos de la vida, la saliva, el
fluido que opera en el sistema nervioso, su sangre, todo el flujo de sus jugos
vitales se vieron afectados por el hecho de que él no se arrepentía de su
pecado. La culpabilidad consecuente, literalmente lo estaba secando y su
cuerpo se estaba desgastando hasta que, V5, ‘Reconocí mi pecado a Ti, mi
iniquidad no escondí. Dije, confesaré mi transgresión al Señor, y Tú me
perdonaste la culpabilidad de mi pecado.’ David tuvo que liberar esa tristeza
profunda por su pecado, y cuando él lo hizo, él disfrutó la libertad del perdón,
que viene de Dios.
Salmo 51, ‘Conforme a la grandeza de tu compasión borra mi transgresión,
lávame de mi iniquidad, límpiame de mi pecado, porque conozco mi
transgresión y mi pecado está siempre delante de ti. Contra ti, contra ti solo he
pecado, y he hecho lo malo a tus ojos. No podía deshacerse de la culpa, estaba
siempre delante de él. Él no podía sacarse esto de su mente, estaba en su
mente consciente todo el tiempo, causándole una tristeza tan profunda, hasta
que lo descargó en la confesión, el arrepentimiento es expresado ahí. David
dijo, ‘Bienaventurado es el hombre cuya transgresión es perdonada, cuyo
pecado es cubierto. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no le imputa
iniquidad.’
Feliz es el hombre que confiesa su pecado, feliz es el hombre que se arrepiente.
Ese es el consuelo del que está hablando, es el consuelo que viene en el
perdón. Cuando el pecador llega al punto de reconocer bancarrota espiritual,
cuando el pecador llega al lugar de la tristeza profunda por el pecado, y viene
delante de Dios en penitencia, pide misericordia y gracia, recibe el consuelo del
perdón. En la vida hay lágrimas de soledad, de rechazo y frustración e
insatisfacción y derrota, pero nada rompe el corazón como el pecado.
El corazón de David estaba quebrantado. Jesús dice, ‘Ahí es a donde
necesitamos venir, al lugar en donde lloramos por nuestro pecado. La gente
viene, oye el evangelio, hace una profesión de fe y desaparece. ¿Porqué?, la
respuesta es, ‘Bueno, aparentemente, no hubo una tristeza verdadera por su
pecado.’ Cualquier cosa que queda corta de eso, puede hacer que la experiencia
sea superficial y ningún fruto sale de ese suelo superficial.’ Felices son los
tristes que están tristes por su pecado. Existe entonces, una especie de tristeza
continua en la vida cristiana. Entre más tiempo ha sido cristiano, más triste
está por su pecado. Lo que lo hace estar más triste, es que usted sigue
asumiendo que debe crecer y salir de esto. Hay un lugar en la vida para la
diversión y el gozo, y el Señor quiere que nos regocijemos. Pero siempre existe
esa realidad molesta en la vida de un cristiano verdadero, esa tristeza que se
siente profundamente por el pecado, hasta que uno se arrepiente de él.
‘Acercaos a Dios’, Santiago 4:8, ‘que Él se acercará a vosotros. Limpiad
vuestras manos, pecadores, y purificad vuestros corazones, vosotros los de
doble ánimo. Sed miserables y llorad, vuestra risa se convierta en llanto, y
vuestro gozo en tristeza. No es momento de reír, es momento de apagar la
frivolidad, la necedad y la torpeza del mundo, mirar seriamente. Hay
quebrantamiento continuo en la vida de un cristiano. Ezequiel 21:9-10, ‘Una
espada está afilada y también está sacada de la funda’. ¿Entendemos la
seriedad de los tiempos? Dios ha sacado su espada y está a punto de venir en
contra de Judá en juicio. ¿Es este un tiempo para reírse? ¿Entendemos la
naturaleza de las cosas? ¿Entendemos el juicio inevitable de Dios sobre nuestra
propia sociedad? ¿Entendemos la instrucción?
Isaías 22:12, ‘Por tanto en aquel día, Jehová el Dios de los Ejércitos, os ha
llamado a llorar, a rasurarse la cabeza, a usar cilicio. En lugar de eso hay gusto,
matanza de rebaños y matanza de ovejas y comer alimento y beber vino.
Comamos y bebamos, porque mañana moriremos. Pero Jehová de los Ejércitos
se reveló a Sí mismo a mí. Ciertamente esta iniquidad no será perdonada hasta
que muráis, dijo Dios Jehová de los Ejércitos.’ Dios dice, ‘no voy a perdonarlos
por ser frívolos en un tiempo de juicio. 2 Tesalonicenses 2, “11 Por esto Dios les
enviará un poder engañoso, para que crean en la mentira, 12 a fin de que sean
juzgados todos los que no creyeron en la verdad sino que se complacieron en la
iniquidad.” Hay aquellos que se regocijan en la iniquidad, inclusive en la iglesia
actual, entre muchas personas cristianas hay un entendimiento defectuoso de
pecado y una frivolidad y trivialidad que no es coherente con la Palabra de
Dios. Podemos ser muy afectados por el mundo que nos rodea.
Estamos hablando aquí, del tipo de tristeza que viene en primer lugar por
nuestro pecado. Este es el camino a la bienaventuranza. Es como usted entra al
reino, y así es como usted mantiene la felicidad en el reino. Cuando usted ya no
llora por su pecado, usted ya no se arrepiente. Cuando usted ya no se
arrepiente, usted ya no confiesa. Y cuando usted no confiesa, usted va a
levantar barreras entre usted y Dios, y usted va a perder su bendición,
¿verdad? Usted quiere ser feliz, arrepiéntase de la tristeza a la felicidad
verdadera, es llorar por el pecado, eso lava el alma, y eso libera la
bienaventuranza.
Cuando enfrento mi bancarrota espiritual, puedo responder de varias maneras.
Los fariseos la negaban y levantaban una fachada falsa y vivían una vida de
engaño. Algunas personas hacen eso, simplemente van a la iglesia, siguen la
multitud, y hacen lo que todo mundo espera que hagan para buscar la
aprobación de los padres, la afirmación de sus amigos. Viven una vida de
engaño. Eso es lo que los fariseos hacían. Cuando reconozco mi bancarrota
espiritual y la realidad del pecado, puedo tomar decisiones para tratar de
arreglar mi vida. En cierta manera endurezco mi espalda, aprieta mis dientes y
me arregla a mí mismo. Estoy seguro de que hubo personas así durante el
tiempo de Jesús, que oyeron su enseñanza y pensaron, tengo que ir a casa y
arreglarme a mí mismo’.
Puedo ser como Judas. Puedo ver el pecado en mi vida, llegar a tal
desesperanza por mi pecado, que llego al suicidio. Esa es la tristeza del mundo
que lleva a la muerte. Pero la respuesta correcta no es admitirlo y cubrirlo, no
es admitirlo y tratar de cambiarse a sí mismo. No admitirlo y llegar a la
desesperanza al punto en el que usted muere, sino admitirlo y venir a Dios, por
la gracia y misericordia que él promete dar. El hijo pródigo en Lucas 15, él lo
hizo bien, salió, gastó todo lo que tenía, desperdició toda su oportunidad
espiritual, terminó trabajando como alguien que alimentaba cerdos, comía lo
que los cerdos comían.
Habiendo vivido una vida de disipación, de iniquidad, hizo lo correcto. Lo
admitió, fue a casa, le dijo a su padre, ‘he pecado contra ti, y ni siquiera soy
digno de ser llamado tu hijo.’ Regresó en bancarrota de espíritu, regresó en
pobreza espiritual y penitente. El padre lo abrazó, lo recibió, y lo bendijo. No
estamos hablando de compasión personal y deseo de atención. No hay lugar
para eso, es egoísta, egocéntrico. Estamos hablando de tristeza piadosa, en
donde veo mi pecado, enfrento mi pecado, le entrega mi pecado al Señor, le
pido que me dé la fortaleza de dejarlo, y recibo el perdón completo y gozo que
Dios en su gracia da.
Salmos 51:17, ‘El corazón contrito y humillado no despreciarás, oh Dios’. Dios
nunca rechaza a la persona que viene así. Así es como entro al reino, cuando
estoy listo para llorar mi pecado, buscar a Dios y recibir el perdón que me
ofrece. Después vivo mi vida cristiana de esa manera. Pablo llora, Romanos 7,
’15 Porque sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal, vendido a la
esclavitud del pecado. 15 Porque lo que hago, no lo entiendo; porque no practico
lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago.’ V18, ‘Porque yo sé
que en mí no mora nada bueno. Esto es en mi carne.’ V19, ‘El bien que quiero
hacer no lo hago. Practico la maldad misma que no quiero.’ Sigue diciendo lo
mismo hasta el V24, ‘Miserable de mí’. Es una forma de llanto y no es una fase
momentánea de Pablo, es un estilo de vida. Pablo estaba cansado por esta
batalla incesante.
Romanos 8:23, “Y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que
tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro
interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de
nuestro cuerpo.” Para nosotros esto se convierte en un estilo de vida. Vengo al
reino llorando por mi pecado, seguiré llorando. 2 Corintios 5, ‘3 Pues, en verdad,
en esta morada gemimos, anhelando ser vestidos con nuestra habitación
celestial; 3 y una vez vestidos, no seremos hallados desnudos’. Si no lloro por
mi pecado, si no estoy dejando continuamente su pecado, hay razón para
preguntar si soy realmente un ciudadano del reino. Podría estar engañado. La
tristeza profunda interna, aquí está en el tiempo presente continuo.
Si usted es un creyente verdadero, entiende el cansancio de esa tristeza. Más
que cualquier otra cosa, eso es lo que hace que el cielo sea tan atractivo para
mí. Me canso por la tristeza interna, por los fracasos constantes. Salmo 38:4,
‘Mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza, son una carga demasiado pesada
de llevar para mí. Simplemente, no lo puedo tolerar, es demasiado’.
Inclusive Jesús teniendo que enfrentar con todo este pecado que le rodeaba,
aunque él mismo fue sin pecado, fue llamado varón de dolores, experimentado
en quebrantos. Y no hay registro en ningún lugar en el Nuevo Testamento de
que Jesús se rio. Estuvo enojado, tuvo hambre, tuvo sed, pero en ningún lugar
dice jamás que él se rio. Pero sí lloró. Y debió haber sido una tristeza más bien
constante en su caso. Juan 8:57, ‘Todavía no tienes cincuenta años de edad, y
¿has visto a Abraham? ¿Por qué dirían eso? Él era joven en ese momento, él
estaba en sus treintas. ¿Por qué dijeron, todavía no tienes cincuenta? Bueno
quizás su tristeza hizo que envejeciera.
¿Cuál es el resultado de este tipo de tristeza, este tipo de llanto? Esa es la
segunda pregunta, ¿qué produce? Regresemos a nuestro texto y veámoslo.
Jesús dijo, ‘Si lloras de esta manera, recibirás consolación.’ Los que lloran no
están felices porque lloran. Están felices porque su llanto es consolado. No hay
felicidad en la tristeza del mundo, atención.! Lloran y lloran, lloran, pero nunca
hay consuelo real, porque el consuelo del que estamos hablando aquí amados,
es perdón. Eso es lo más consolador para mí y para usted. Salir de la presencia
del Señor, haber confesado mi pecado y saber que hay perdón completo y total.
En el V4, el texto griego dice así, ‘Bienaventurados son aquellos que lloran,
porque únicamente ellos, solo ellos serán consolados.’ El uso enfático, aquí, del
pronombre, para enfatizar que son los únicos que serán consolados, solo
aquellos que lloran por el pecado, conocen el perdón verdadero.
La realidad más consoladora, de todas las realidades, es que todos mis pecados
son perdonados en Cristo. Y que no hay nada entre Dios y yo, tengo la libertad
de disfrutar la totalidad de mi bendición. No hay consuelo en el mundo. No hay
alguien que seque mis lágrimas porque no son lágrimas de penitencia.
Nosotros, los que lloramos con lágrimas de penitencia, somos consolados por el
perdón.
Parakaleo, significa ser consolado. En términos técnicos significa venir al lado
de alguien para ayudar. Para, al lado de, alguien viene al lado. Kaleo, llamado
al lado para ayudar. Dios es llamado para venir a nuestro lado en nuestro
llanto, y él nos ayuda. Él nos amonesta, nos consuela, muestra empatía, nos
alienta, nos fortalece y nos restaura como una parte del perdón. Conforme
nuestro llanto llega a él, su perdón sin paralelos fluye a nosotros, y ahí nos es
concedido su cuidado, consuelo y fortaleza.
Esto no solo está hablando de algún acontecimiento futuro, no solo del reino
mesiánico. Algunas personas han tratado de colocar este sermón del monte en
el reino milenario, lo cual nos deja, a todos nosotros sin consuelo hasta que
lleguemos ahí. La mayoría de nosotros, claro, cuando lleguemos ahí, estaremos
en nuestro estado glorificado y no estaremos llorando por nada. Esa es una
manera necia de interpretarlo. 2 Corintios 1:3, “Bendito sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación.”
Un Dios de consuelo ahora, provee consuelo ahora al que llora en penitencia
por el pecado, y clama por la provisión del perdón que Dios ha provisto en
Jesucristo.
Apocalipsis 21:4, “Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte,
ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.”
Existe esa experiencia final, cuando todas las lágrimas sean quitadas, mientras,
Dios provee para nosotros consuelo continuo. Mateo 11, ‘Venid a mí, todos los
que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Tomad mi yugo
sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón,
y hallareis descanso para vuestras almas.’ El Señor aliviana la carga al
perdonarnos, quitando la mano de disciplina y colocándonos la mano de
bendición.
4. ¿Cómo me puedo volver alguien que llora? Si el llanto es el camino a ese
perdón paternal, momento a momento continuo, cuál es el camino a la
felicidad y la bendición. ¿Cómo puedo ser ese tipo de persona? Hay varias
claves obvias y simples.
Primero, elimine los estorbos. ¿Y cuáles son los estorbos para este tipo de
llanto? Muy simples. Dureza de corazón, resistir al Espíritu Santo. Hebreos 3:7-
8, ‘No endurezcáis vuestros corazones, un corazón de piedra no puede llorar,
esta carente de toda gracia. La palabra no lo puede romper, simplemente
atesora ira para el día de la ira. No deje que usted se vuelva alguien duro de
corazón.
¿Qué causa la dureza de corazón? Uno, amor por el pecado. Nada congela el
corazón y lo hace más duro que el amor por el pecado. Esto es lo que hace que
el corazón sea de piedra, el amor por la iniquidad.
Dos, la desesperanza. ¿Por qué digo eso? porque hay algunas personas que
simplemente dicen, ‘Bueno, estoy más allá de la ayuda. Bueno, es demasiado
malo. La vida es demasiado injusta. Literalmente subestiman el poder de Dios y
minimizan el sacrificio de Jesucristo en la cruz.
Jeremías 18:12, ‘Dijeron no hay esperanza, y caminaremos según nuestros
deseos, y todos haremos la imaginación de su corazón malo’. Debido a que no
hay esperanza no hay manera de salir, entonces, más que vale hagamos lo que
queramos hacer, ese es el lenguaje de la desesperanza. La desesperanza
esconde la misericordia detrás de una nube oscura. El Señor muestra gracia,
pero la desesperanza no cree eso. Y la justicia es mejor que el pecado, pero el
amor de la iniquidad no cree eso.
Tercero, el engaño o la arrogancia. ‘Bueno, realmente no estoy tan mal.
Entonces no necesito ser penitente. Esto no es algo pequeño, Génesis 19:20. Un
doctor necio que trata a una enfermedad mortal como si fuera un resfriado. Así
también el pecador que en engaño no quiere ver lo horrendo de su pecado, es
un necio. Si costó la muerte de Jesucristo es serio.
Cuarto, la presunción. La presunción es la idea de que soy lo suficientemente
bueno. Algún tipo de migaja aventada a Dios, alguna expresión de fe bajo la
categoría de gracia barata, ciertamente es suficiente para mí. Soy un buen
marido, soy un buen padre, soy una persona moral, etc. Soy una persona
religiosa y creo en Dios y eso debe ser suficiente, no necesito exagerar. No
necesito escuchar al profeta Isaías que dijo, ‘Deje el impío su camino, y
vuélvase a Jehová y el tendrá misericordia de él. y Él perdonará de manera
abundante.’.
Quinto, procrastinar. Dejar para mañana lo que puedes hacer hoy. Hebreos 3,
‘Hoy, si oyes Su voz, no endurezcáis vuestros corazones’. Algunas personas
simplemente lo empujan y lo empujan, y el corazón se endurece. La necedad de
posponer el llanto por el pecado, para un tiempo conveniente que nunca se
aparece. Entre más pronto el pecado es enfrentado más pronto el consuelo
viene, y con él la felicidad. No sea un necio.
Sexto, la superficialidad. Algunas personas simplemente nunca quieren pensar
con profundidad acerca de nada, mucho menos su pecado. Son pensadores
superficiales, trivializan la vida en todo punto, todo es una fuente de risa para
ellos. Amós 6:5-6 habla de personas que improvisan al sonido del arpa y como
David, componen canciones para sí mismos, beben vino de contenedores
sacrificiales, ungiéndose a sí mismos con lo mejor de los aceites. Sin embargo,
no han llorado. Eso es típico del mundo. ¿Quién va a llorar en medio de una
fiesta? Razón por la que Santiago 4:9, ‘Vuestra risa se convierta en llanto.’
Entonces, el primer gran estorbo es un corazón duro. Y los corazones duros son
el resultado del amor al pecado, de la desesperanza, engaño, presunción,
posponer, superficialidad. Una manera de ver más allá de eso, una manera de
realizar un pequeño inventario es ver la cruz de Cristo. Si eso no puede
quebrantar su corazón, no sé qué puede hacerlo.
En segundo lugar, estudie la penitencia de las Escrituras. Entender la
penitencia, ver a los penitentes en las Escrituras. David, Isaías, Jeremías,
Pedro, Pablo, Job, Ezequiel, escúchelos conforme dicen con David, mi pecado
está siempre delante de mí. Entienda lo que ellos entendieron acerca del poder
del pecado, que el pecado pisa la ley de Dios, que el pecado mata su amor, que
el pecado entristece a su espíritu, que el pecado menosprecia su bendición, que
el pecado nos afecta drásticamente, nos hace impuros, nos roba de gozo y
recompensa, hecha a perder nuestra gloria, nos deja viles e inútiles.
Aunque hechos a imagen de Dios, Salmo 49:20, “El hombre en su vanagloria,
pero sin entendimiento, es como las bestias que perecen.” Y elimine los
estorbos y estudie la penitencia en las Escrituras.
En tercer lugar, ore por un corazón contrito. Pedirle al Señor que quebrante su
corazón duro. Si usted no es cristiano, ahí es donde usted tiene que comenzar.
Señor, quebranta mi corazón, enséñame a como llorar por mi pecado.
Muéstrame la bendición verdadera, la felicidad verdadera que viene mediante
el consuelo que viene, porque tu perdonas el pecado por el que yo lloro.
5. ¿Cómo se si lloro? Muy simple. ¿Es usted sensible al pecado?
¿Encuentra placer en él? ¿Le entristece a usted? ¿Llora usted por los pecados
de otros? ¿Llora usted por los pecados que usted ve en la gente que usted
conoce, en la gente que usted no conoce? ¿Llora por el pecado que inunda al
mundo? ¿Llora, primordialmente por su propio pecado? ¿Su arrepentimiento es
real? O ¿es usted como Saúl, el farsante que dijo a Samuel, ‘He pecado’, pero
no tuvo verguenza? Porque él inmediatamente dijo, ‘hónrame ante los
ancianos’ ¿Llora por el hecho de que el mundo del Padre ha sido contaminado
por el pecado? ¿Llora por el hecho de que la iglesia de Cristo está contaminada
por el pecado? Y sobre cualquier otra cosa, ¿llora por el hecho de que su propia
vida está contaminada por él? Usted sabe que es alguien que llora por el
pecado, si usted de manera genuina en su corazón está entristecido por su
pecado y anhela volverse de él y buscar el perdón de Dios y la bendición que Él
trae.
En segundo lugar, puedo saber que lloro por el pecado si soy consolado.
¿Conozco el gozo del perdón? ¿Tengo un corazón feliz a pesar de mi llanto?
¿Estoy en una ambivalencia espiritual constante, triste por mi pecado y feliz
por mi perdón? Por un lado, estoy contrito y quebrantado delante del Señor,
por otro estoy disfrutando la gracia ilimitada y misericordia que se me ha
concedido. ¿Estoy constantemente entre la tristeza y el gozo que debe
manifestarse en la humildad verdadera?
Bueno, al final creo que podemos resumirlo al decir, felices son los tristes, si su
tristeza es el tipo correcto de tristeza. ¿Quién entra al reino? Aquellos que
están en bancarrota espiritual y aquellos que lloran por su pecado. Y una vez
que entran al reino, no cambia. Todos los creyentes continúan reconociendo su
situación como una de bancarrota espiritual, y continuaran llorando por el
pecado que hace que ellos pierdan el consuelo que produce la felicidad
verdadera. Si ese no es usted, entonces usted no está en el reino. Pero Dios lo
invita a usted a ser alguien que llora y que venga con un espíritu quebrantado,
reconociendo que usted no trae nada.
Si no, buscando la misericordia y gracia de Dios provista mediante el sacrificio
de Jesucristo, quien pagó por sus pecados. Tome el regalo, llorando por su
pecado y disfrute de la felicidad que Dios provee. Esa es la invitación de Jesús,
así es como él comenzó su ministerio de predicación, ofreciendo felicidad
verdadera y duradera. Me regocijo, porque en su gracia, él consideró apto
incluirme a mí. ¿Usted también? Amén.

El único camino a la felicidad: Se humilde


https://www.gracia.org/library/sermons-library/GAV-90-191/el-%C3%BAnico-camino-a-la-
felicidad-s%C3%A9-manso

Mateo 5, El Sermón del monte. (La Biblia de las Américas)


1
 Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus
discípulos se acercaron a Él.
 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:
Las bienaventuranzas

Bienaventurados  los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.

Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra .

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán
saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.

Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de
Dios.
10 
Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia,
pues de ellos es el reino de los cielos.
 11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género
de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí.
 12 Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande,
porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros.
TERCERA BIENAVENTURANZA

Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.
Algunas traducciones dicen gentil, humildes, Mansos. Esta afirmación de Jesús,
como las primeras dos, bienaventurados los pobres en espíritu y
bienaventurados los que lloran, fue, dicho de manera suave, un shock para la
audiencia judía. Igualmente, conmovedora como las otras, porque los llamó a
una actitud de corazón que era totalmente extraña para su manera de pensar.
Ya lo habían oído decir que un espíritu quebrantado y un corazón que lloraba
eran necesarios para entrar el reino del Mesías, en lugar de la justicia personal
y el orgullo espiritual. Jesús sacude aún más su pensamiento, al decir,
bienaventurados los humildes. Esto simplemente, es absolutamente extraño a
todo lo que esas personas judías habían entendido en ese día. En el año 61
antes de Cristo, Pompeyo conquistó Palestina. Poniendo fin a la independencia
judía, ganada en la revolución macabea.
Palestina bajo los romanos, era gobernada en parte, a través de los reyes
herodianos que estaban sujetos a la autoridad del César, y en parte por
procuradores o gobernadores romanos. La combinación de los herodianos y los
romanos era desagradable para los judíos, quienes no les gustaba la idea de
gobernados por gentiles paganos. Al mismo tiempo, todas las otras tierras con
las que el Nuevo Testamento tiene que ver, también habían sido sujetas a
Roma. Los judíos, eran siervos y esclavos de los romanos, en el sentido más
puro.
Juan 8:33, ‘Somos simiente de Abraham, y nunca hemos sido aún, esclavos de
nadie’. La historia entera de la vida de Jesús, el trasfondo de ella, encaja en el
marco de una nación en esclavitud a Roma. Una sombra del Cesar, se encuentra
sobre todas las páginas del Nuevo Testamento. Al mismo tiempo los judíos
habían estado esperando por mucho tiempo para que el reino de Dios llegara,
esperaban al Mesías. El establecería el reino prometido del cual los profetas
habían hablado. El Antiguo Testamento es muy claro en esto, iba a haber un
reino, y ellos lo esperaban. Su expectativa se incrementó aún más conforme la
opresión romana se incrementaba. Entre más fuerte era el control de los
romanos sobre ellos, más anhelaban que el reino de Dios viniera.
La cosa más maravillosa sucedió. Juan el Bautista vino, el último de los
profetas del Antiguo Testamento y anunció que el Rey había venido. Y después
el Rey vino, Jesucristo, ¿y cuál fue su mensaje?  ‘El reino de los cielos se ha
acercado’. Cuando Jesús llegó, inicialmente, hubo una emoción tremenda. Todo
Israel salía a oír acerca del Mesías, por parte de Juan el Bautista. Jesús vino
diciendo, Marcos 1:15, ‘El tiempo se ha cumplido. El reino de los cielos se ha
acercado.’ Y pensaban ciertamente, aquí estamos, este es el tiempo del Mesías,
va a derrocar a Roma, va a establecer el estado judío independiente, y nos va a
traer las glorias del reino que han sido prometidas a lo largo de los siglos por
los profetas.
Había algunos judíos, llamados ‘zelotes’, que creían que el Mesías haría esto
políticamente, militarmente. Él simplemente vendría, y rompería la estructura
de poder romana y la reemplazaría. Él vendría para traer un golpe de estado.
Sería una especie de revolución en la que él conquistaría militarmente, y
establecería su propio reino político, mediante mero poder, derrocando a Roma.
Los zelotes eran los militares, eran los pragmatistas. Los fariseos, que dominan
la escena en el Nuevo Testamento, creían que el Mesías vendría y derrocaría a
quien estuviera controlando a Israel. En este caso habrían sido los romanos.
Pero él no lo haría tanto militarmente como milagrosamente. Eran más
teólogos que pragmatistas. Estaban más interesados en el cumplimiento del
poder de Dios, a un nivel milagroso, que simplemente un nivel militar. Estaban
esperando que el Mesías estableciera su reino, mediante alguna ola increíble de
milagros, mediante el cual él derrotaría al poder romano. Pero, de cualquier
manera, todos estaban esperando alguna intervención catastrófica de Dios, que
fuera disparada por la llegada del Mesías. Daniel había dicho que él vendría en
nubes y gloria y que él establecería su reino. Inclusive los discípulos fueron
arrastrados por todo esto, Hechos 1:6, “Entonces los que estaban reunidos, le
preguntaban, diciendo: Señor, ¿restaurarás en este tiempo el reino a
Israel?” Habían esperado años, se habían unido a Jesús, asumiendo que ellos
por lo tanto participarían a un nivel alto en Su reino. Y después Jesús dijo cosas
que simplemente los devastaron. Inclusive cuando él dijo, ‘Mi reino no es de
este mundo’.
Jesús vino en medio de esta expectativa. La esperanza de una conquista
política, o milagrosa de Roma, una restauración de la tierra de regreso al
pueblo de Israel, todas las glorias de las profecías prometidas cumplidas, y
únicamente fue un sueño en ese entonces conforme Israel estaba bajo el yugo
del poder de Roma y Cesar. Sin embargo, esta esperanza ardía en el corazón de
los judíos y ardía con tanto calor que creó un ambiente, para que muchos
mesías falsos se levantaran y cayeran, vinieran y se fueran.
Ocasionalmente los zelotes, también llamados los ‘Zecharei’ teniendo que ver
con el hecho de que llevaban espadas, atacaban a Roma una y otra vez, como
terroristas. Encontraban a un oficial y lo apuñalaban en la oscuridad. Lo único
que eso hacía era traer respuestas romanas. Hasta que en 70 DC los romanos
se cansaron de todo, destruyeron la ciudad de Jerusalén y mataron a un millón
cien mil judíos. De, el 132 al 135 en el siguiente siglo, bajo el emperador
Adrián, para efectos de todo lo que ellos querían, mataron a la nación entera.
Algunos escritores cuentan que Adrián destruyó por lo menos novecientos
ochenta y cinco aldeas en Palestina.
El plan de Dios no fue en absoluto como ellos lo pensaron. Jesús decepcionó a
los zelotes, porque él no iba a agrupar una fuerza revolucionaria. Él decepcionó
a los fariseos porque ellos sabían que él tenía poder milagroso, lo vieron todo
el tiempo, resucitando a los muertos, curando enfermos, dando vista a los
ciegos, oído a los sordos y voz a los mudos. Lo vieron crear alimento. Ellos
sabían que él tenía poder milagroso, pero él no lo quiso usar para destruir a
Roma.
No hizo milagros cataclísmicos que ellos querían que hiciera. Los molestaba en
extremo, que pasó más tiempo condenando a los judíos que a los romanos. En
el registro de su predicación dijo muy poco acerca de los romanos. Finalmente,
estaban tan molestos con Jesús, que su molestia se convirtió en amargura, su
amargura se convirtió en odio y clamaron para deshacerse de él. Jesús fue una
decepción tremenda y enorme, porque ellos sabían que tenía poder espiritual.
Ellos sabían que él tenía poder milagroso y no lo usó para cumplir los objetivos
de ellos. Esa decepción se convirtió en odio, debido a eso lo ejecutaron.
Una vez que fue ejecutado, se volvió inclusive más intolerable, el nacionalismo
judío nunca podía tolerar a un Mesías crucificado. 1 Corintios 1, “22 Porque en
verdad los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría; 23 pero nosotros
predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y
necedad para los gentiles; 24 mas para los llamados, tanto judíos como griegos,
Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios.”
Pero ellos deberían haber sabido que la dirección no iba a ser como ellos lo
pensaban. Su decepción realmente comenzó aquí cuando dijo,
‘Bienaventurados los mansos’. Eso no era lo que querían oír, lo que ellos
querían oír era bienaventurados los poderosos, quieres ser bendecido, quieres
heredar el reino, demanda poder, demanda fuerza, demanda soberbia. Eran
ignorantes del significado de Isaías 40 a 66. Lucas 4, Jesús señaló a Isaías 61.
16 
Llegó a Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre, entró en la
sinagoga el día de reposo, y se levantó a leer. 17 Le dieron el libro del profeta
Isaías, y abriendo el libro, halló el lugar donde estaba escrito: 18 El Espíritu del
Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar el evangelio a los
pobres. Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, y la recuperación
de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos; 19 para
proclamar el año favorable del Señor. 20 Cerrando el libro, lo devolvió al
asistente y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él. 21 Y
comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis oído. 22 Y
todos hablaban bien de Él y se maravillaban de las palabras llenas de gracia
que salían de su boca, y decían: ¿No es este el hijo de José? 23 Entonces Él les
dijo: Sin duda me citaréis este refrán: «Médico, cúrate a ti mismo»; esto es,
todo lo que oímos que se ha hecho en Capernaúm, hazlo también aquí en tu
tierra. 24 Y dijo: En verdad os digo, que ningún profeta es bien recibido en su
propia tierra. 25 Pero en verdad os digo: muchas viudas había en Israel en los
días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses y cuando
hubo gran hambre sobre toda la tierra; 26 y sin embargo, a ninguna de ellas fue
enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta, en la tierra de Sidón. 27 Y
muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de
ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. 28 Y todos en la sinagoga se llenaron de
ira cuando oyeron estas cosas, 29 y levantándose, le echaron fuera de la ciudad,
y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad
para despeñarle. 30 Pero Él, pasando por en medio de ellos, se fue.
Él iba a venir a los pobres y a los encarcelados, a venir a los afligidos, y a
predicar el evangelio. Todo esto indicaba algo de su humildad, en lugar de que
él viniera como un héroe conquistador. Él continuamente se refiere a sí mismo
como el siervo humilde, él dice, ‘El Hijo del hombre no ha venido para ser
servido, sino para servir y dar Su vida en rescate por muchos.’ Después aquí en
las bienaventuranzas él dice, su reino le pertenece a gente que está
quebrantada en espíritu, que no tiene confianza en sí mismos, que no creen en
sí mismos en absoluto. El reino le pertenece a gente que está llorando, a los
mansos. ¿Cómo es posible que el gobierno romano iba a ser derrocado? ¿Cómo
es posible que el gran reino va a ser establecido por aquellos que están
quebrantados y que están llorando y son mansos?
Es la antítesis absoluta de todo lo que ellos habían asumido. Jesús dice, ‘no son
los autosuficientes, no son los justos en sí mismos, no son los soberbios, no
son los fuertes, no son los capaces, no son los valientes, no son los que tienen
confianza, no son los satisfechos, no son los enojados, los poderosos, los
rebeldes, los que van a traer el reino, los que van a entrar al reino. Son más
bien los quebrantados, los que lloran, los mansos, los que tienen hambre y sed,
los misericordiosos, los puros, los pacificadores, y los perseguidos, y los que
son calumniados, los que constituyen Su reino, esos son los ciudadanos del
reino.
Un mensaje contundente. Exactamente aquí es donde la hostilidad del pueblo
judío es inaugurada. Hay un flujo aquí, aquellos que son pobres en espíritu, son
aquellos que reconocen su bancarrota espiritual, reconocen su impotencia,
reconocen su incapacidad de hacer algo que agrade a Dios, reconocen su
indignidad, su ineptitud para entrar al reino, que saben que no tienen recursos
mediante los cuales pueden agradar a Dios. Espiritualmente están en
bancarrota absoluta. Debido a que son los que están en bancarrota, lloran.
Lloran por su pecado, por su bancarrota espiritual, por su incapacidad. Y la
manera natural, gente así, es mansa. No se afirman a sí mismos, simplemente
lo opuesto.
¿Qué significa ser manso? El diccionario podría desviarlo, ‘apacible, muy bueno,
domesticado tranquilo’. Eso no es lo que la palabra griega usada significa.
Cuando hablamos de mansedumbre, estamos hablando de gentileza en el
sentido de humildad. Pero el meollo significa, ‘alguien que no se afirma a sí
mismo’. Alguien que no está consumido con sus propios objetivos. ‘Suave’.
La persona que está quebrantada por su propia condición, que llora por su
propio pecado, no se va a afirmar a sí misma. Muestra más bien, una sumisión
callada, dispuesta a Dios. Estando en contraste directo a la obstinación
deliberada, rebelde, a vivir centrado en uno mismo, que es característico del
hombre natural. Los granjeros usaban esta palabra para describir a un potro
que había sido quebrantado y era dócil, gentil, había sido domado, cuya
fortaleza y poder podía ser canalizada para bien. No es debilidad. No se quede
con esa idea.
No es debilidad, es poder bajo control. Es una persona que ha cedido el control
a alguien más. Toda la fuerza está ahí, todo el poder está ahí, simplemente, no
es afirmado de manera personal. Se tiene un sentido de bancarrota espiritual,
en donde usted tiene un llanto por la pecaminosidad de uno. Usted tiene
sumisión a Dios, mansedumbre. Es domar al león, no matar al león. El león es
tan fuerte como siempre, nada más que el león ha cedido su voluntad a otro. El
mismo león, pero bajo control. No impotente, no cobarde, pero controlado.
Esta es la persona que literalmente cede su poder, cede sus metas, cede su
voluntad, cede sus propósitos, sus metas, sus sueños, sus ambiciones, para
que estén bajo control divino. La medicina, bajo control, en la dosis correcta, es
de gran beneficio. Fuera de control, en la dosis equivocada, es mortal. El viento
bajo control, trae una brisa gentil, fuera de control trae un huracán devastador
y mortal. Un caballo bajo control, puede ser controlado y usado para cumplir
propósitos grandes, fuera de control, destruye.
Un escritor lo dijo de esta manera, ‘este es el fruto del Espíritu, que se
encuentra en la tierra de pobreza espiritual, contrición y llanto. Una flor noble
que crece de las cenizas del amor personal que esta sobre la tumba de la
soberbia. Por un lado, un hombre ve su propia ruina absoluta, su indignidad, y
miseria. Por otro lado, contempla la bondad y benignidad de Dios en Cristo
Jesús. La característica interna es una disposición de corazón mediante la cual,
la percepción clara de su propia miseria, y la misericordia abundante de Dios,
se ha vuelto tan flexible, tan movible, que no hay rastros de su rudeza original,
de su naturaleza independiente y salvaje, no domada, aunque permanece.
Hebreos 10:34, “Porque tuvisteis compasión de los prisioneros y aceptasteis
con gozo el despojo de vuestros bienes, sabiendo que tenéis para vosotros
mismos una mejor y más duradera posesión.” He aprendido a recibir de manera
gozosa el robo de mis propias posesiones, sabiendo que tengo una mejor
posesión, una permanente. Estoy dispuesto a entregar lo que sea en este
mundo, porque sé sabe que Dios tiene un mejor plan. He muerto a mí misma.
Nunca estoy contemplando las heridas recibidas, nunca contemplo las
ambiciones y sueños despedazados, no tengo amargura. No es una cualidad
natural, por cierto, es un regalo de Dios. Arraigado en el Salmo 37: El justo y el
problema del mal
1
 No te irrites a causa de los malhechores;
no tengas envidia de los que practican la iniquidad.

Porque como la hierba pronto se secarán,
y se marchitarán como la hierba verde.

Confía en el Señor, y haz el bien;
habita en la tierra, y cultiva la fidelidad.

Pon tu delicia en el Señor,
y Él te dará las peticiones de tu corazón.

Encomienda al Señor tu camino,
confía en Él, que Él actuará;

hará resplandecer tu justicia como la luz,
y tu derecho como el mediodía.

Confía callado en el Señor y espérale con paciencia;
no te irrites a causa del que prospera en su camino,
por el hombre que lleva a cabo sus intrigas.

Deja la ira y abandona el furor;
no te irrites, solo harías lo malo.

Porque los malhechores serán exterminados,


mas los que esperan en el  Señor  poseerán la tierra.


10 
Un poco más y no existirá el impío;
buscarás con cuidado su lugar, pero él no estará allí.

Mas los humildes poseerán la tierra,


11 

y se deleitarán en abundante prosperidad.


12 
El impío trama contra el justo,
y contra él rechina sus dientes.
13 
El Señor se ríe de él,
porque ve que su día se acerca.
14 
Los impíos han sacado la espada y entesado el arco,
para abatir al afligido y al necesitado,
para matar a los de recto proceder.
15 
Su espada penetrará en su propio corazón,
y sus arcos serán quebrados.
16 
Mejor es lo poco del justo
que la abundancia de muchos impíos.
17 
Porque los brazos de los impíos serán quebrados;
mas el Señor sostiene a los justos.
18 
El Señor conoce los días de los íntegros,
y su herencia será perpetua.
19 
No serán avergonzados en el tiempo malo,
y en días de hambre se saciarán.
20 
Pero los impíos perecerán,
y los enemigos del Señor serán como la hermosura de los prados;
desaparecen, se desvanecen como el humo.
21 
El impío pide prestado y no paga, mas el justo es compasivo y da.
22 
Porque los que son bendecidos por el Señor poseerán la tierra,
pero los maldecidos por Él serán exterminados.
23 
Por el Señor son ordenados los pasos del hombre,
y el Señor se deleita en su camino.
24 
Cuando caiga, no quedará derribado, porque el Señor sostiene su mano.
25 
Yo fui joven, y ya soy viejo, y no he visto al justo desamparado,
ni a su descendencia mendigando pan.
26 
Todo el día es compasivo y presta, y su descendencia es para bendición.
27 
Apártate del mal y haz el bien, y tendrás morada para siempre.
28 
Porque el Señor ama la justicia, y no abandona a sus santos;
ellos son preservados para siempre,
pero la descendencia de los impíos será exterminada.
29 
Los justos poseerán la tierra, y para siempre morarán en ella.
30 
La boca del justo profiere sabiduría y su lengua habla rectitud.
31 
La ley de su Dios está en su corazón; no vacilan sus pasos.
32 
El impío acecha al justo y procura matarlo.
33 
El Señor no dejará al justo en sus manos,
ni permitirá que lo condenen cuando sea juzgado.
34 
Espera en el Señor y guarda su camino,
y Él te exaltará para que poseas la tierra;
cuando los impíos sean exterminados, tú lo verás.
35 
He visto al impío, violento,
extenderse como frondoso árbol en su propio suelo.
36 
Luego pasó, y he aquí, ya no estaba;
lo busqué, pero no se le halló.
37 
Observa al que es íntegro, mira al que es recto;
porque el hombre de paz tendrá descendencia.
38 
Pero los transgresores serán destruidos a una;
la posteridad de los impíos será exterminada.
39 
Mas la salvación de los justos viene del Señor;
Él es su fortaleza en el tiempo de la angustia.
40 
El Señor los ayuda y los libra;
los libra de los impíos y los salva,
porque en Él se refugian.
V9, ‘Espera en el Señor y heredarás la tierra.’ Jesús dijo, ‘Los mansos
heredarán la tierra’. La mansedumbre es espera al Señor, eso es lo que es. V11,
‘Los humildes poseerán la tierra’. V3, ‘Confía en el Señor’. V4, ‘Pon tu delicia en
el señor’. V5, ‘Encomienda tu camino a Jehová’. V7, ‘Descansa en Jehová, no te
impacientes.’ V8, ‘No te excites’. V9, ‘Espera en Jehová’. Todas esas son las
actitudes de los mansos. Simplemente entregan todo, para el propósito de Dios.
Confían en Él, se deleitan en Él, encomiendan su camino a Él, descansan en Él,
no se excitan por hacer lo malo, lo esperan. Eso es lo que significa ser manso.
Confiar, deleitarse, encomendar, descansar, cesar.
El Salmista está diciendo, ‘Sé manso. No se aflijan cuando los impíos
prosperan. No se preocupen cuando sus propios planes no se cumplen. La
bendición de Dios pertenece a aquellos que se abandonan a Él.
¿Qué más tiene que hacer que ceder? Simplemente, ceda, abandónese y
encomiende su camino al Señor. No es cobardía. El Señor podría llamarlo a
hacer algo que va a demandar valentía. No está hablando de flojera, el Señor
puede llamarlo a que haga algo que demandará energía y esfuerzo tremendos.
No es una ausencia de convicción. No es ambivalencia. No es algún tipo de
amabilidad benigna humana. Realmente es fe, en el sentido más puro que
confía en Dios.
En mí mismo nada es posible, por lo tanto, cedo a Él en quien todo es posible.
Dice, Para mí no hay defensa, pero voy a defender a mi Dios. No es una
aceptación pasiva de la pecaminosidad de uno, es un reconocimiento de que no
puedo hacer nada por mi pecaminosidad. Lo único que puedo hacer es ceder a
Dios. Digo, ‘Señor, no tengo nada que ofrecer, estoy quebrantado, estoy en
bancarrota, y lloro por mi bancarrota. Por lo tanto, debo ser humillado delante
de ti, y lo que ocurra en mi vida, de valor y bendición, que te agrada a ti, tú
debes hacerlo. Entonces, confío en ti, me encomiendo a ti y me deleito en ti. Te
espero.
Esa es exactamente la manera en la que Jesús vivió su vida, exactamente. Él
dijo, únicamente hago lo que el Padre me dice, he cedido mi vida a Él.
Únicamente hago lo que el Espíritu Santo opera a través de mí. Él estableció el
ejemplo para nosotros, él no fue ningún cobarde, él no fue débil, pero fue
manso. Pablo nos llama a la mansedumbre en 2 Corintios 10:1, cuando él nos
llama a la mansedumbre y gentileza de Cristo. Él tenía su poder bajo control y
estaba bajo el control de Dios. Cedió a las prerrogativas de usar sus atributos
divinos. Cedió el derecho de usar de manera independiente sus atributos, a
Dios. Y, por lo tanto, presentó el ejemplo perfecto para nosotros.
La mansedumbre no significa, soy débil. Significa he cedido mi poder a los
propósitos de Dios, he cedido a su control. No pensamos que Jesús fue débil.
Dos veces entró al templo y lo limpió. Él confrontó a los hipócritas, condenó a
los líderes de Israel, habló sin temor del juicio, enfrentó una hostilidad terrible,
terrible, burla, persecución, inclusive ejecución, sin temor. Pero su poder
estuvo bajo el control de Dios. Esa es una persona que entra al reino. Si quiero
estar en el reino de Dios, tengo que ver mi propia bancarrota espiritual, tengo
que reconocer que estoy en una condición sin esperanza, lloro por ese pecado,
literalmente me arrojo a mí mismo a Dios. Eso es lo que la mansedumbre
significa. Simplemente me aviento sobre él, el único que tiene el poder de
producir en mi algo que le agrada a Él.
Génesis 13:7, está Abram, viviendo en Ur de los caldeos, hubo un desacuerdo
familiar con su sobrino Lot. Descendieron al Neguev, el cual es el desierto sur,
cerca de Israel. Una pelea entre los pastores del rebaño de Abram, y los
pastores del rebaño de Lot. Ahora tenía el derecho a la tierra, él era el hombre
de Dios, y Lot simplemente iba con él. Simplemente estaba acompañando a
Abram.
Pero Abram lo manejó de una manera bastante sorprendente, V8, Abram
todavía es llamado, le dijo a Lot, ‘Por favor, no haya contienda entre tú y yo,
entre tus pastores y mis pastores, porque somos hermanos. ¿No está la tierra
entera delante de ti? Por favor, apártate de mí, si te vas a la izquierda yo me iré
a la derecha. O si te vas a la derecha, entonces me iré a la izquierda. Eso es
poder bajo control. Abram tenía poder y autoridad, pero él la cedió. Él no la usó
para su propio beneficio. Hay humildad real ahí. Él tenía la autoridad. Cualquier
persona habría dicho, ‘él tenía el derecho. Después de todo él fue el hombre
que Dios llamó de Ur.’ Escogió no usarla para su propio beneficio, sino más bien
permitir que el propósito de Dios se desarrollara. Es un elemento de virtud.
José tuvo el poder cuando él se volvió primer ministro de Egipto, para vengarse
de sus hermanos. Vendido a la esclavitud, llevado a Egipto, estuvo en prisión y
eventualmente debido a que el Señor le dio la capacidad de interpretar sueños,
salió de la prisión y llegó a una posición de primer ministro de Egipto. Sus
hermanos llegaron buscando alimentos cuando hubo un hambre en Israel.
Tenía el poder para vengarse de sus hermanos, pero se rehusó. Simplemente lo
opuesto, demostró amor y compasión a sus hermanos. De nuevo, poder bajo
control. Él se sometió a sí mismo a hacer lo que era correcto.
Saúl estaba perseguía a David. 1 Samuel 24, esto sucedió en varias ocasiones,
pero David llegó sobre Saúl en una posición muy difícil, muy vulnerable, en
donde él y sus hombres estaban escondiéndose. Ahora, recuerde que Saúl era
el enemigo más grande que David tenía sobre la faz de la tierra, él más fuerte
porque era el rey, a quien David iba a reemplazar. Podríamos haber asumido
que debido a que él tenía el derecho al trono, él habría estado haciendo la
voluntad de Dios al haber sacado su espada y haberla metido por la garganta
de Saúl, con un golpe de la espada habría matado a Saúl, habría tomado su
trono, tenía el derecho de tenerlo, algunos de los hombres de David lo
animaron a hacer, porque Saúl después de todo estaba tratando de matar a
David. David no lo quiso hacer, lo que hizo fue tomar su espada y cortar un
pedazo de la túnica de Saúl. Él tenía el poder, él tenía el derecho, pero estaba
bajo control.
En todos estos casos, los hombres estaban siguiendo la guía del Espíritu de
Dios en su vida, y cedieron. Únicamente actuaban a favor de Dios, no a favor de
sí mismos. 2 Samuel 16:9-10, Absalón, comenzó una revolución en contra de su
padre, literalmente lo expulsó de la ciudad. Un tiempo triste en la vida de
David, de los cuales hay muchos. Un hombre llamado Simei, maldijo a David,
conforme huía y le aventó piedras. David era el rey, Abisai quién era el sobrino
de David le dijo al rey, ‘Déjame ir y cortarle la cabeza a ese hombre.’ David
dijo, ‘Déjalo solo’. David no quiso actuar en defensa propia. Abraham no actuó
para su beneficio personal. José no buscó la venganza. Y David no actuó para
su propia exaltación, solo tuvo una actitud de confianza, de sumisión total a la
voluntad y poder de Dios. David, sabía que él estaba cosechando algunas de las
consecuencias de sus fracasos, al tratar con Absalón.
Después estuvo Moisés, Números 12:3, ‘El hombre Moisés era muy manso’.
‘Moisés, era manso sobre todos los hombres que estaban sobre la faz de la
tierra.’ Quien es el líder más grande en la historia judía.? Moisés. Moisés es el
gran líder. Sin embargo, Dios dijo de él, que él era el hombre más manso que
jamás vivió. Ahora, ¿de qué estamos hablando aquí cuando estamos hablando
de mansedumbre?  Lo asociamos con una ausencia de temor, lo asociamos con
valentía, denuedo, y poder. Lo vemos marchando ahí, diciéndole a Faraón, deja
ir a mi pueblo, y si no dejas ir a mi pueblo, algunos juicios serios van a caer.
Él fue fuerte cuando fue, mató un egipcio quien estaba maltratando un hebreo.
Lo mató ahí en el lugar mismo. Él fue firme en sus convicciones. En Éxodo 5,
quien una vez había huido de Faraón en temor, regresó a estar de pie delante
de Faraón en denuedo y decirle, deja ir a mi pueblo. Entonces, hacemos la
pregunta, ¿Cómo es que este hombre puede ser manso? Él parece ser todo
menos manso. Su mansedumbre se manifiesta en Éxodo 3:9. Ahora, he aquí el
clamor de los hijos de Israel ha llegado a mí Dios dice. Además, he visto la
opresión con que los egipcios están oprimiéndolos. Por tanto, ven ahora y te
enviaré a Faraón para que puedas traer a mi pueblo, los hijos de Israel, los
saques de Egipto. Pero Moisés le dijo a Dios, ‘¿Quién soy yo para que vaya a
Faraón y para que yo saque a los hijos de Israel de Egipto? Eso es
mansedumbre. 
Él no tenía confianza en ¿quién? en sí mismo, ninguna. Él sabía que era
absolutamente inepto. Éxodo 4:20, Moisés tomó a su esposa y a sus hijos y los
subió a un asno y regresó a la tierra de Egipto. Moisés también tomó la vara de
Dios en su mano, V29. Moisés y Aarón fueron y congregaron a todos los
ancianos de los hijos de Israel. Aarón habló todas las palabras que Jehová
había hablado a Moisés, él entonces hiso las señales ante la vista del pueblo. El
pueblo creyó cuando oyeron que el Señor estaba preocupado por los hijos de
Israel, y que había visto su aflicción. Entonces se postraron y adoraron. Moisés
regresó con fuerza, junto con Aarón tomaron el liderazgo. Mansedumbre es la
ausencia de confianza en mí mismo, no ausencia de confianza en mí Dios,
¿entiende usted la diferencia? Es cuando llego a saber que solo él lo puede
hacer. Intentar, en manera alguna representar a Dios por mí mismo, es
insensato.
Pablo tuvo la misma actitud, Filipenses 3:3. Él dice, ‘No puedo confiar en la
carne’. Filipenses 4:13, ‘Todo lo puedo en Cristo que me fortalece’. Eso es
mansedumbre. Es una ausencia total y absoluta de confianza en uno mismo,
para cumplir cualquier cosa que sea eterna, y una confianza total en Dios, para
lograrlo todo. 2 Crónicas, hay un buen contraste de esto, Uzías fue rey durante
cincuenta y dos años en Jerusalén. Salió y estuvo en guerra contra los filisteos,
derribó el muro de Gat, el muro de Jabnia, y el muro de Asdod. Esas son todas
ciudades filisteas que siguen la costa de Palestina. Construyó ciudades en el
área de Asdod y entre los filisteos. Dios le ayudó en contra de los filisteos y en
contra de los árabes que vivían en Gur-baal y los amonitas.
Dios le ayudó dice, ‘Los amonitas dieron tributo a Uzías y su fama se extendió
hasta la frontera de Egipto, porque él se volvió muy fuerte. Digo, el hombre
literalmente dominaba esa parte del mundo. Además, Uzías construyó torres en
Jerusalén, en la puerta de la esquina, en la puerta del valle, y las fortaleció.
Después que había ganado la guerra se posicionó a sí mismo con la postura
fuerte en la guerra fría, para que sus enemigos no lo atacaran.
Construyó torres en el desierto y el cavó muchas cisternas porque tenía
muchos rebaños, esto es para proveer el recurso para el agua, para el rebaño
tanto en la parte baja como en la planicie. Tenía hombres que araban la tierra y
labradores y viñas en el campo, campos fértiles, porque él amaba la tierra.
Un hombre sorprendente, un gran soldado, un gran agrónomo. Uzías tuvo un
ejército listo para la batalla, era un constructor, era un militar, entró en
combate por divisiones. En otras palabras, estaba muy bien organizado, tenía
todo preparado, nombre total de la cabeza de las casas, de guerreros es dos mil
seiscientos. Bajo su dirección había un ejército élite de trecientos siete mil
quinientos, una tercera parte de un millón. No es sorprendente que nadie
quería atacarlo, podrían pelear en la guerra con gran poder.
Uzías preparó para todo el ejército, escudos, lanzas, cascos, armaduras para el
cuerpo, arcos y piedras para hondas. En Jerusalén, hizo máquinas de guerra
inventadas por hombres hábiles, para que estuvieran sobre las torres y en las
esquinas con el propósito de disparar flechas y grandes piedras. De esta
manera su fama se esparció hasta lejos. Fue ayudado maravillosamente por
Dios, pero cuando se fortaleció su corazón se ensoberbeció tanto que él actuó
de manera corrupta, fue infiel a Jehová su Dios, porque entró en el templo de
Jehová para ofrecer incienso sobre el altar.
¿Sabe usted lo que él hizo? Él salió de su función como rey, y entró a la función
sacerdotal y violó el estándar. Pensó, soy un rey tan grande, creo que podría
ser un buen sacerdote. Dios lo azotó con lepra y murió. Hasta su muerte él tuvo
que vivir en una casa separada, por el contagio de su lepra. Lo sepultaron con
sus padres en el campo de la tumba que les pertenecía a los reyes, porque
dijeron, él es un leproso. Eso es exactamente lo opuesto, un hombre que quería
llevarse todo el crédito, hacerlo en su propia fuerza, hacerlo en su propio
poder.
Escuche, esos otros hombres, todos tuvieron un sentido de su pecaminosidad.
Todos tuvieron un sentido de su debilidad, todos tuvieron un sentido de su
ineptitud, y oraron por su pecado, y oraron por su debilidad. tuvieron un
sentido saludable de pecado, vergüenza y debilidad, que los humilló delante de
Dios y causó que ellos buscaran únicamente sus causas y defendieran
únicamente su nombre y pelearan únicamente sus batallas, y usaran
únicamente sus armas. De hecho, causó que ellos hicieran lo que la siguiente
bienaventuranza dice, ‘Tened hambre y sed de justicia’, porque sabían que no
tenían nada. Sabían que no eran nada, y hallaron que el camino a ser algo, era
el camino a Dios.
¿Cuál fue el resultado? Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la
tierra por heredad. En primer lugar, son bienaventurados. Eso significa, felices,
gozo verdadero, gozo de salvación, el gozo de la vida eterna. El gozo que le
pertenece a todos los que están en el reino, les pertenece a los mansos. Los
líderes judíos eran soberbios, autosuficientes, pensaban que eran buenos en sí
mismos. Creían que podían alcanzar el nivel de justicia que satisfacía a Dios.
Eran lo opuesto de esto, no iban a heredar la tierra. ¿Qué significa heredar la
tierra? Bueno, a Israel se le había prometido la tierra desde Génesis 13.
Estaban en ella, pero realmente no la estaban controlando. Están ahí de nuevo
en la actualidad, en cumplimiento parcial de la promesa de Dios. Pero la gloria
real de la herencia de esa tierra va a venir en la promesa del reino para ellos.
Estaban esperando que el rey viniera y estableciera la gloria de su reino, pero
la única manera de participar de ese reino era ser manso. Si quiero un lugar en
el reino del gran Rey, el Señor Jesucristo, usted va a recibir una cuando entre a
su reino, quebrantado, orando y manso, reconociendo su pecaminosidad, su
bancarrota espiritual y orando por ello, dependiendo de Dios para todo.
Va a ver un reino terrenal en el futuro, es prometido. Seremos parte de ese
reino, todos los que lo amamos tanto judíos como gentiles, estaremos ahí
mientras que creemos en Jesucristo. Seremos parte de ese reino. De hecho,
cuando Jesús regrese a establecer su reino en Apocalipsis, regresamos con Él.
Dice que viene del cielo montando sobre un caballo blanco y detrás de él son
todos los santos, vestidos de blanco, montados sobre caballos blancos
regresamos a entrar a ese reino con él. Más allá de eso está el nuevo cielo y la
nueva tierra, el reino eterno, solo le pertenece a aquellos que entran de esta
manera.
La mansedumbre es mandada por Dios. Únicamente los mansos son salvos, es
correcto. Únicamente aquellos que no confían en sí mismos. Salmos 149:4,
‘Únicamente los mansos son salvos. Únicamente los afligidos experimentan
salvación.’ Santiago 4 dice que Dios da gracia a los humildes y rechaza a los
soberbios. No solo es mandado por Dios ser manso, es necesario si usted va a
recibir la Palabra de Dios. Santiago 1:21, ‘Desechando toda inmundicia y
abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra, la cual puede
salvar vuestras almas.’ Tengo que ser humilde para recibir el Evangelio. No
puedo ser soberbio y pensar que soy bueno por mí mismo. La mansedumbre
glorifica a Dios, porque le da todo de regreso a Él, confiesa incapacidad total y
absoluta de tal manera que lo que es logrado para bien y para la gloria de Dios,
es de Él.
1 Pedro 3:4, ‘Un espíritu afable y apacible.’ Afable o manso es preciado, es de
grande estima a los ojos de Dios. ¿Cómo saber si soy manso? Reconozco que no
tengo posibilidad de salvarme a mí mismo, ahí es donde comienza la
mansedumbre. Reconozco que fuera de la gracia de Dios, el poder de Dios, no
puedo ser salvo, no puedo entrar al reino. Reconozco que no puedo hacer nada
para ser salvo. Además, reconozco que como cristiano, no puedo lograr nada en
mi vida en mi propia fuerza carnal. Reconozco eso, si lo reconozco soy manso.
No significa que usted se arrastra por todos lados y dice, ¡Ay de mí! Oh está
diciendo, ‘No soy nada, no soy nada’. Significa que usted entiende y reconoce
su incapacidad de lograr algo al nivel espiritual y divino, y por lo tanto se
somete a Dios por todo. ‘¿Respondo humildemente y en obediencia a la
Palabra? Esa es una prueba de mansedumbre. ¿Estoy enojado cuando Dios es
deshonrado, en lugar de que cuando yo soy deshonrado? ¿Estoy más
preocupado porque Dios sea avergonzado, que por mi propia vergüenza?
¿Estoy más preocupado por que los propósitos de Dios no sean cumplidos, en
lugar de los míos? ¿Siempre busco hacer la paz? ¿Siempre cedo a alguien más?
¿Estoy más preocupado por otros que por mí mismo? ¿Recibo las criticas bien,
y amo a aquellos que la dan? Todas esas son evidencias de mansedumbre.
Si veo esas cosas en mi vida, entonces Dios en Su gracia poderosa y poder me
ha llevado a un lugar de mansedumbre y él me ha bendecido al llevarme a su
reino y hacerme un heredero de todo lo que su reino involucra en esta tierra y
en la gloria venidera.
La mansedumbre en una palabra es haber acabado conmigo mismo para bien.
Eso es todo, ahí está. No soy más que un pecador sin derechos y sin poder, y
me someto a mí mismo con gusto a la voluntad de Dios para que pueda ser
hecho feliz, y para que pueda heredar todo lo que él promete a aquellos que
están en su reino. Es el fin de mí.
Padre, llévanos a ese punto si no estamos ahí, ahí es a donde nos has llamado a
estar. Tenemos que ver nuestros corazones, y si no vemos esa abnegación,
entonces no importa lo que podamos pensar acerca de una decisión en el
pasado, o una oración que hicimos, si tu voluntad no es nuestro deseo, si tu
reino no es nuestra pasión, si tu gloria no nos motiva. Bien podría ser que no te
pertenecemos a Ti, no estamos en Tu reino. O podría ser, que hemos caído en
patrones de desobediencia egoísta y hemos permitido la soberbia en nuestras
vidas, podríamos estar enfrentando disciplina o experimentándola. Ayúdanos a
ser mansos. Haz lo que tengas que hacer en nuestras vidas para aplastar
nuestra soberbia y voluntad personal, para llevarnos al fin de nosotros mismos
para bien. Matar el yo, mortificar la carne en nosotros, y que seamos como
Cristo, que dijo, ‘Aprended de mí, que soy manso y humilde.’
Hombre, es una condescención incomprensible la que vemos en Cristo, aunque
era igual a Dios, no se aferró a ello, sino que tomó la forma de siervo y hecho
en semejanza de hombre murió la muerte vergonzosa de la cruz. Cuan bajo él
descendió, cuan manso fue él, cediendo de manera absoluta todo su poder a tu
control, y lo hizo voluntariamente, aunque no necesitaba hacerlo para ganar
cualquier fin, fuera de cumplir tu voluntad, el cual fue su placer más grande.
Padre, necesitamos humillarnos a nosotros mismos, para que podamos ser
salvos del pecado y después entrar a la plenitud de tu voluntad para que
podamos regocijarnos. Que aprendamos de Cristo, y que sea que nos
caractericemos por la mansedumbre misma que lo caracterizo a él.
¡Oh el gozo de la persona que siempre está enojada en el momento correcto,
por el motivo correcto, y nunca en el momento equivocado y por el motivo
correcto! Siempre enojado por esas cosas que te deshonran, y no esas cosas
que lo decepcionan a él. ¡Cuán feliz es esa persona que tiene todo instinto y
todo impulso y toda pasión sometidas a Ti, controladas por Dios, que se da
cuenta de su propia ignorancia, su propia debilidad, y por lo tanto es llevado a
tu reino, y en humildad se convierte en un rey entre hombres! ¡Qué gran
privilegio!
Oramos Señor en esta noche por aquellos que no conozcan a Cristo, que no han
entrado al reino, que lleguen a este lugar de reconocimiento de su bancarrota
espiritual, que lloren por su pecado, y en mansedumbre y humildad demuestren
un hambre y sed de justicia que solo tú puedes dar.
Señor, por los cristianos, ayúdanos a renovar el compromiso para ser humildes
y mansos. Ha sacar la soberbia de nuestras vidas y la voluntad personal,
nuestros propios propósitos, nuestros propios planes, y nuestros propios
deseos insignificantes y que estemos consumidos con aquello que te trae honra
y gloria. Y que nos demos cuenta de nuestra debilidad, ineptitud y únicamente
en tu poder podemos cumplir algo. Cedemos a eso. Úsanos poderosamente
mediante tu poder, oramos en el nombre de Cristo. Amén.

Camino a la felicidad: ten sed de santidad


https://www.gracia.org/library/sermons-library/GAV-90-192/el-%C3%BAnico-camino-a-la-
felicidad-ten-sed-de-santidad

Mateo 5, El Sermón del monte. (La Biblia de las Américas)


1
 Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus
discípulos se acercaron a Él.
 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:
Las bienaventuranzas

Bienaventurados  los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.

Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues
ellos serán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.

Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de
Dios.
10 
Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia,
pues de ellos es el reino de los cielos.
 11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género
de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí.
 12 Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande,
porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros.
La palabra bienaventurados básicamente significa feliz, satisfecho. Jesús está
ofreciendo bendición, felicidad real, pero la estaba ofreciendo en términos muy
diferentes de lo que los judíos podrían haber esperado. Cada una de las
bienaventuranzas expresa condiciones y/o características que le pertenecen a
aquellos que entran a Su reino. Cristo, vino como Rey. Mateo señala eso. Su
reino es un reino espiritual, él gobierna sobre los corazones y vidas de aquellos
que creen en Él.
Este reino tiene ciertas características, y las características están bosquejadas
en las bienaventuradas. Este reino está constituido por personas que son
pobres en espíritu, que lloran, que son gentiles o mansas, que tienen hambre y
sed de justicia, que son misericordiosas, puras de corazón, pacificadores y que
han sido perseguidas, insultadas, y en contra de quien todo tipo de maldad ha
sido hablado falsamente. Esas son las cosas que caracterizan a aquellos que
están en el reino del Señor. Pero a pesar de todo eso, lo cual parece todo
menos una lista de felicidad, pobres en espíritu, llorar, manso, hambriento,
sediento, inclusive sufriendo.
Señalamos que eso apunta a que cada bienaventuranza es la palabra bendito,
feliz. En su reino hay felicidad y satisfacción verdadera. La gente del reino está
feliz y están felices porque están caracterizadas por estas condiciones. V6,
bienaventuradas refiriéndose a afirmaciones de bendición. ‘Bienaventurados
los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.’ O ellos
serán satisfechos. Esta bienaventuranza habla de un deseo fuerte, habla de una
pasión y ambición consumidora. Aquellos que están teniendo hambre y sed de
justicia. El hambre y la sed aquí nos comunican algo de una necesidad
profundamente sentida. Ese es exactamente el punto que nuestro Señor nos
está presentando.
La gente que entra y vive en Su reino, están caracterizadas por cierto tipo de
hambre y sed. Tienen un deseo fuerte. Son motivados por una ambición
apasionada. Están en una búsqueda muy intensa. Esto no es raro para la
humanidad, el ser intenso y apasionado, el estar buscando. De hecho, la
mayoría de la gente pasa su vida entera buscando la cosa equivocada. Muchas
personas, tienen ambiciones pervertidas, pero, inclusive aquellas que tienen
ambiciones por las que a un nivel humano podría ser nobles, se hayan a sí
mismas al final de su vida, nunca alcanzando lo que buscaron o habiéndolo
alcanzado y descubrieron que no era todo lo que parecía ser.  
Hay muchas ilustraciones en la Biblia de aquellos que buscaron la cosa
equivocada. Lucifer, por ejemplo, era la creación más gloriosa de Dios, era el
ángel supremo. Sin embargo, fue motivado por una ambición apasionada, un
deseo fuerte, una búsqueda consumidora. Tenía una devoción determinada de
ser como Dios, Isaías 14:13-14, ‘Seré como Dios’. Tenía hambre de poder y de
una gloria mayor. Dios lo expulsó del cielo. Isaías 14 y 15, ‘Serás derribado’.
Otro que fue muy ambicioso, quien buscó con una pasión las metas de la vida,
que él mismo había determinado, fue Nabucodonosor, el gran rey de Babilonia.
El más grande de los imperios del mundo antiguo, como es indicado por Daniel.
Realmente, el imperio más glorioso en la historia humana. Él tuvo un deseo
fuerte por tener gloria, él quería toda la gloria para él mismo. Esa es la razón
por la que quería que todo mundo se postrara y lo adorara, y no le orara a
ningún otro Dios. Todo eso terminó haciendo que los amigos de Daniel fueran
arrojados en un horno de fuego, cuando desobedecieron el deseo del rey.
Daniel 4:30, reflexionó, ‘No esta Babilonia, la grande, la cual yo mismo he
construido como una residencia real, por el poder de mi fuerza, y para la gloria
de mi majestad. Aquí estaba un individuo que tenía hambre de gloria y
alabanza. Dios reaccionó a él, al expulsarlo del palacio, al campo, en donde él
vivió como un animal durante siete años. En esa situación su cabello creció,
como plumas de águila, uñas como garra de ave. Perdió su mente, fue privado
de sus sentidos y enloqueció por siete años, cuando Dios lo castigó por su
ambición pervertida.
Jesús cuenta, “del rico insensato”. Lucas 12:17, “Y pensaba dentro de sí,
diciendo: «¿Qué haré, ya que no tengo dónde almacenar mis cosechas?” Nunca
pensó de dárselas a alguien más. V18, “Entonces dijo: «Esto haré: derribaré
mis graneros y edificaré otros más grandes, y allí almacenaré todo mi grano y
mis bienes” La idea era, voy a consumirlo en mí mismo y nadie más. Y diré a mi
alma, ‘Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años. Come, bebe,
regocíjate, y descansa.’ Un hombre buscando posesiones y placer.
Nunca tuvo lo suficiente, simplemente quería más, y más, V20, “Pero Dios le
dijo: «¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será
lo que has provisto?». 21 Así es el que acumula tesoro para sí, y no es rico para
con Dios. Así es la vida en el mundo, la gente en el mundo busca fama, fortuna,
gloria y posesiones. Méritos que les va a traer cierta cantidad de poder,
alabanza, comodidad y placer.
La ambición en sí misma de alguna manera es menospreciada, pero la ambición
es una cosa maravillosa, si la ambición es dirigida en el camino correcto. Pablo
habla de agradar a Dios, 2 Corintios 5:7, “Por eso, ya sea presentes o ausentes,
ambicionamos serle agradables.” No hay nada de malo con ser motivado con
una pasión o buscar una meta. Mateo 5, describe la gente que entra y vive en el
reino, es gente apasionada. Están muy conscientes de lo que no tienen y cuan
desesperadamente lo quieren. Eso es descrito en el lenguaje de hambre y sed.
La gente en el reino tiene una pasión por algo, tienen un deseo fuerte. Están
buscándolo de manera ambiciosa, no es una cosa material, no es gloria
mundana, u honra, o posesiones, es justicia. La justicia es para el ciudadano
del reino, lo que el alimento y el agua es para la persona natural. Esa es la
razón por la que el paralelo es tan bueno. El agua y el alimento son
necesidades, no lujos. Y así lo es la justicia. La gente, no puede vivir sin
alimento y sin agua, es imposible. Así también, es imposible vivir en el reino de
Dios sin justicia. Nuestra vida física depende del agua y el alimento, nuestra
vida espiritual depende de la justicia.
En los tiempos bíblicos la gente conoció más de hambre y sed que nosotros. Es
raro que tengamos hambre y sed. El acceso es rápido e instantánea. En el
mundo antiguo no hubo esa ventaja, hambrunas y sequías eran comunes.
Hambre fue lo que llevó a los hermanos de José a Egipto, en Génesis. A lo largo
de los siglos, en el medio oriente ha sido algo así como una experiencia común.
Hambre y sed. El hambre llegó a Roma en el año 436 BC y causó que decenas
de miles de personas, se arrojaran a sí mismas al río Tíber, y terminaran con
sus vidas porque no podían enfrentar el hecho de que no tenían alimento.
Hoy día todavía es verdad, aunque parece haber sido reducido en algunos años
recientes, hay mucha hambre en la India. Miles mueren de malnutrición y sus
enfermedades que la acompañan. Y cientos más perecen en Latinoamérica y en
lugares oscuros en países del tercer mundo, alrededor del mundo. El hambre
siempre ha sido un vecino cercano para la raza humana, y esta hambre física
del hombre que se convierte en una cosa tan desesperada, únicamente es una
especie de símbolo pequeño del hambre más profunda y más seria del corazón,
que es identificada aquí. El hambre espiritual.
Cuando decimos que alguien tiene hambre y sed, es porque no ha comido a
tiempo. Pero, cuando la Biblia habla de hambre y sed está hablando de una
demanda por aquello que no hay una solución inmediata. La gente que entra al
reino de Dios entra porque tiene una desesperación. La persona no salva, cuyo
corazón es movido, que oye y entiende el mensaje del evangelio, ha sido
despertado por obra del Espíritu de Dios, hambre hacia la justicia, que nada
más puede satisfacer. El incrédulo con hambre de pecar, pero Dios en su
misericordia quita esa hambre de pecar y la reemplaza por un hambre de
justicia. Y la persona deja de buscar aquello que no es pan, y busca el
verdadero pan de vida.
Jeremías 2:13, “Me han dejado las fuentes de aguas vivas, y han cavado para sí
mismos cisternas, cisternas rotas que no pueden contener agua.” Tienen sed,
muy bien, pero le dan la espalda al agua verdadera. Tienen hambre, pero la dan
la espalda al pan verdadero. Vivimos en un mundo de gente que tiene hambre y
sed, gente motivada, gente que está buscando algo, corren como si muriéndose
de hambre y sed, buscando lo que piensan que va a satisfacerlos y no es así.
Pero la gente en el reino también es ambiciosa, están motivadas, son
apasionadas, pero es por justicia.
El hijo pródigo, tuvo muchas pasiones, en esa pequeña historia las vemos
repetidamente. Deseo consumidor por el dinero, por el tesoro terrenal. Deseo
consumidor por aquello que podía comprar, posesiones y placer. Pasión por la
iniquidad, debido a su hambre de pecar y de placer, hambre de posesiones y
cosas materiales, demandó su herencia. Tomó su herencia, la desperdició en
todas esas cosas mundanas. Terminó satisfecho.? Terminó vacío.
Primero tenía hambre de dinero y tesoro terrenal para satisfacer sus pasiones,
después tuvo hambre para quedar satisfecho con alimento de cerdos.
Finalmente, tuvo la suficiente hambre como para regresar a toda la riqueza que
su padre tenía. Ese es retrato de tener hambre y sed de justicia. Cuando he
tenido todo lo que pensé que necesitaba, es solo alimento para cerdos.
Regreso, reexamino mi corazón, y el espíritu de Dios me motiva una nueva
hambre.
1 Juan 2:15-17, nos recuerda que los apetitos nunca pueden ser satisfechos
por lo que este mundo ofrece. ‘No améis al mundo ni a las cosas que están en
el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él porque todo
lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la
vanagloria de la vida no vienen del Padre sino del mundo. Y el mundo pasa y
sus deseos.’ Todo es vapor, sueño y fantasía, que no da satisfacción en
absoluto.
Mateo 5, “6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos
serán saciados.” ¿De qué tengo hambre?’ la respuesta me dirá si soy un
ciudadano del reino o no. ¿Cuál es la ambición que motiva mi vida? ¿Cuál es el
deseo motivador de mi corazón? ¿Qué es lo que realmente anhelo y quiero? La
gente que entra a mi reino, y viven en el reino, tienen hambre y sed de justicia.
Desarrollemos, pregunta número uno: ¿Cómo es que esta bienaventuranza
encaja con las otras? Primero, bienaventurados los pobres en espíritu porque
de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos
recibirán consolación. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la
tierra por heredad. ¿Cómo es que esta en cierta manera encaja? Los
ciudadanos del reino, reconocen su propia bancarrota moral, reconocen sus
propias incapacidades, su propia impiedad, su propia pecaminosidad,
reconocen que no tienen nada que ofrecerle al Señor, en absoluto, mediante lo
cual, él les concede a ellos salvación. No proveen merito, no pueden hacer nada
para ganarse su gracia, y entonces hay una pobreza de espíritu, hay una
bancarrota de espíritu, eso produce llanto en la segunda, lloran por esa
condición pecaminosa, la tristeza por esa condición pecaminosa produce
mansedumbre. Eso quiere decir que cuando me doy cuenta de cuan
moralmente en bancarrota estoy, y quebrantado por eso, tomo el lugar más
bajo ante un Dios Santo. Pero no me quedo en esa condición.
(V6) La cuarta bienaventuranza me dice a donde debo ir. Comienzo a tener
hambre y sed de justicia. Habiendo reconocido que no tengo nada de justicia,
sé que la necesito. Cuando en mansedumbre, llanto, humilde y quebrantado
veo mi verdadera condición pecaminosa, comienzo a tener hambre y sed de
justicia, las necesito, pero no puedo ganarlas. Las necesito pero no las tengo,
estoy dando evidencia de ser un ciudadano del reino.
Hay una secuencia aquí, el flujo es muy obvio. Vivimos en medio de una
sociedad que está buscando todas las cosas equivocadas. Gente que piensa que
es lo suficientemente buena, amable, decente, religiosas, y no están en
bancarrota total, no lo reconocen. No estamos hablando aquí de necesidad
percibida, las cosas no están saliendo bien en mi trabajo, en mi matrimonio, en
mi carrera, tengo mucha culpabilidad y vergüenza en mi vida. Fuí abusado
como niño, tengo que superar esto y necesito una especie de motivación
psicológica.
No estamos hablando de eso, estamos hablando de un peso tan abrumador de
convicción por mi pecado que vuelvo en llanto y tristeza, viéndome a mí mismo
en el más bajo de los lugares. Esas son las personas, quienes en esa condición
van a reconocer que lo que necesitan de manera desesperada es justicia y no la
tienen, entonces tienen hambre y sed de ella. Así es como esta
bienaventuranza encaja con el resto, felices son los que están moralmente en
bancarrota. Felices son los que lloran, felices son los mansos, y felices son los
hambrientos.
Estas son condiciones para entrar al reino y características constantes de gente
del reino. No dejo de reconocer mi bancarrota moral después de que entro al
reino. Talvez, tengo un mejor entendimiento de mi pequeñez ahora, de lo que
tuve cuando me convertí. No dejo de llorar por mi pecado, probablemente lloro
ahora más de lo que lloré en ese entonces, porque ahora conozco mucho más
de mi pecado y como Dios lo ve, a partir del conocimiento incrementado de las
Escrituras y debido a la batalla que se ha incrementado en contra de la carne.
No me siento más orgulloso, entre más tiempo he estado en el reino, me siento
más humilde entre más he estado en el reino, porque entre más estoy cerca del
Señor, el Rey, más de Su gloria veo, y más reconozco que no soy nada.
Estas condiciones de entrada al reino, también son características de aquellos
que son gente del reino. V6, también es una transición, no solo por lo que vino
antes, sino por lo que viene después. V7, “Bienaventurados los misericordiosos,
pues ellos recibirán misericordia,” Es lo que sigue a esta cuarta
bienaventuranza, hasta que he tenido hambre y sed de justicia, y he sido
satisfecho, no puedo ser misericordioso, limpio de corazón y un pacificador.
Entonces, las primeras tres bienaventuranzas fluyen en esta, y las siguientes
tres bienaventuranzas fluyen de ella, en donde hay un sentido de bancarrota
moral, lloro por el pecado y mansedumbre, el corazón clama por justicia.
Cuando ese corazón recibe esa justicia, ese individuo entonces, que ha recibido
misericordia se vuelve misericordioso, limpio de corazón, y un pacificador. Las
bienaventuranzas tienen una secuencia maravillosa y bendita.
Segunda pregunta, Qué significa tener hambre y sed.? Es la idea de un deseo
intenso. ¿De qué estamos hablando realmente aquí?  Veamos un poco más de
cerca esto. La fuerza de las palabras de Cristo, de nuevo, quizás no sean claras
para nosotros, porque no conocemos lo que es tener hambre y sed.
En el mundo antiguo estaban lidiando con ingresos bajos, alimentos escasos,
no había comida rápida o alimento accesible. La batalla por el pan, básicamente
era consumidora, tomaba todas las horas conscientes del día y todos los
momentos de planeación de la noche. Había tormentas de viento que destruían
cultivos, vientos fuertes en el medio oriente, había sequias. En ese contexto es
que Cristo habla, la gente en mi reino es gente que busca justicia. Eso es lo que
quieren. No están buscando prosperidad material, sanidades, riquezas, éxito,
salud, no están buscando que su matrimonio sea arreglado. No están buscando
tener un ambiente más feliz, un mejor trabajo. No están pidiéndole a Dios que
simplemente arregle su vida un poquito, y arregle algunas cosas que no les
gustan.
Hay una desesperación en sus vidas, pero no tienen nada que ver con esos
asuntos temporales. Por lo que están desesperados, por lo que tienen hambre y
sed va mucho más allá de lo que este mundo puede proveer. Quieren justicia,
tanto como un hombre hambriento que teme la muerte y quiere alimento, y un
hombre sediento que teme la muerte y quiere agua.
La desesperación es la idea clave. En un libro llamado ‘La última cruzada’, por
el Mayor Gilbert, se presenta un relato fascinante de parte de la liberación
inglesa de Palestina en la primera guerra mundial. Los ingleses liberaron a
Palestina, para que se convirtiera en un estado por sí mismo. El Dr. E. M.
Blalock cuenta la historia de la última cruzada en el libro, en estas palabras.
Expulsados de Beersheva, la cual está en el sur, una fuerza combinada de
ingleses, australianos, y gente de Nueva Zelanda estaban empujando en la
parte trasera de la retirada de los invasores turcos en el desierto árido.
El ataque se distanció de la caravana de camellos que llevaban el agua. Las
botellas de agua estaban vacías, el sol resplandecía sin misericordia en un cielo
en donde las aves de rapiña daban vuelta con expectativa. Nuestras cabezas
nos dolían, escribe Gilbert, nuestros ojos estaban rojos, irritados, y no veían
bien en medio del resplandor enceguecedor. Nuestras lenguas comenzaron a
hincharse, nuestros labios adquirieron un color morado, negro, y se partieron.
Aquellos que se salieron de la columna, nunca volvieron a ser vistos, pero las
fuerzas desesperadas lucharon hasta llegar a los pozos Sherria. Tenían que
esforzarse por llegar adonde había algo de agua, o morir.
Entramos a la estación de Sharia, apenas pisando los talones de los turcos que
estaban retirándose. Los primeros objetos que vimos fueron las grandes
cisternas de agua llenas de agua fría, cristalina que podíamos tomar, y el aire
de la noche tranquila. El sonido de agua entrando en los tanques podía ser oído
de manera distintiva, enloqueciendo en su cercanía. Sin embargo, ningún
hombre murmuró cuando se dieron las órdenes para que el batallón se
detuviera frente a las cisternas. Él describe las prioridades estrictas, los
heridos, aquellos que tenían el deber de vigilar, entonces, compañía por
compañía, ese fue el orden. Tomo cuatro horas antes de que el último hombre
tomara su último trago de agua. En todo ese tiempo habían estado de pie a
unos metros de un muro de piedra, bajo del otro lado del cual había miles de
galones de agua.

El Mayor Gilbert concluye, que todos aprendimos nuestra primera lección real
de la Biblia, en la marcha de Beersheva hasta los pozos de Sherria. Si así fuera
nuestra fe por Dios, escribió él, por la justicia, por su voluntad en nuestra vida,
un deseo consumidor que absorbe todo, cuán ricos en el fruto del Espíritu
seríamos. Y eso es exactamente lo que es. Los impulsos más fuertes en la
esfera natural, la necesidad de alimento y la necesidad de agua. Ambos, por
cierto, son participios de tiempo presente, acción continua, mostrando que este
es un estilo de vida. Un hambre constante, una sed constante de justicia.
Me recuerda a Moisés a quien se le había dado la ley de Dios. Moisés, quien
había visto la gloria de Dios, en obediencia recordará usted al mandato de Dios,
él levantó el tabernáculo. Y cuando el tabernáculo fue terminado, él entró al
tabernáculo y la presencia de Dios al mismo tiempo. Y ahí él hizo una petición
que revela lo que realmente estaba en su corazón. Éxodo 33:13, ‘Muéstrame
ahora tu camino, para que te conozca.’ V18, ‘Te ruego oh Dios, muéstrame Tu
gloria’. ¿Cuál es el punto? Todo lo que Dios ya le había mostrado, solo fue
suficiente para crear un apetito mayor para más. Él no hizo una oración de
gratitud habiendo visto la gloria de Dios, habiendo visto la mano de Dios en las
maneras maravillosas que Dios se había revelado a Sí mismo hasta ese punto.
Él no dijo, ‘es suficiente, muchas gracias’, él dijo, ‘Muéstrame más’.
David caminó en una comunión tan cercana con Dios que él escribió Salmos
acerca de la presencia de Dios. Muchos de los Salmos hablan de como disfrutó y
se regocijó en la presencia del Señor. Y como él mismo fue consolado y como
su pueblo fue consolado por la presencia del Señor. Fue David quien dijo,
‘Jehová es mi pastor, nada me faltará’. Sin embargo, en el Salmo 63:1-2, ‘Oh
Dios, tu eres mi Dios, de mañana te buscaré, mi alma tiene sed de Ti, mi carne
te anhela. En tierra seca y árida en donde no hay agua, para ver tu poder y tu
gloria.’ Siempre queriendo más, siempre teniendo hambre, siempre teniendo
sed.
Filipenses 3:8, ‘en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús’.
Diríamos, ‘Pablo tú lo conoces mejor que cualquier otra persona lo conoce’.
‘Pero no lo conozco lo suficientemente bien y lo único que sé de Él, únicamente
eleva mi deseo por conocerlo más, conocerlo como lo conozco no es suficiente’.
Pero dijo, ‘Creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo’. La gente se vuelve cristiana cuando llegan a este nivel de
desesperación. Mucha persona viene y se va de la iglesia, y hace algún tipo de
compromiso momentáneo con Jesucristo, son como ese suelo rocoso de Mateo
13, o como esos suelos con arbustos, vienen por un rato y hay una especie de
muestra de respuesta y después desaparecen.
Y el asunto real. Lo que realmente estaba mal es que el nivel de desesperación
no era lo suficientemente elevado. Oh, pudieron haber estado desesperados
por un problema matrimonial, económico, físico o una enfermedad. Pudieron
haber estado desesperados por hijos desviados o abuso que se está llevando a
cabo en su vida en algún punto, lo que puede ser algún trauma terrible, alguna
gran tristeza. Ese no es el punto. Lo que impulsa de manera legítima a la gente
a Dios, no es un hambre y sed por una mejor vida, prosperidad, felicidad, gozo,
etc. Lo que lleva a la gente, lo que impulsa a la gente es un hambre y sed de
justicia, es cuando ellos se dan cuenta de su bancarrota moral. Ese es el punto.
Eso es lo que debe estar en el corazón de uno que viene al reino.
J. N. Darby muchos años atrás escribió, “Tener hambre no es suficiente, debo
estar muriéndome de hambre por saber que hay en su corazón hacia mí.
Cuando el hijo prodigo tuvo hambre él fue a alimentarse de la comida de los
cerdos. Pero cuando él estaba muriéndose de hambre, él fue a su padre.
Significa estar lo suficientemente desesperado como para buscar a Dios, quien
de acuerdo a Lucas 1:53 “Ha llenado a los hambrientos con cosas buenas, y
siempre lo hará”. ¿Qué significa tener hambre y sed? Significa estar
desesperado, significa querer una cosa y sola una cosa, y eso es justicia,
porque usted literalmente está abrumado por su pecado. Usted debe mantener
esto en mente, cuando usted le está hablando a la gente acerca de venir a
Cristo, que entiendan que lo que trae o lo que es inherente en una conversión
verdadera es este anhelo por la justicia.
Tercera pregunta, ¿Cuál es el objetivo de este deseo? El objetivo es recibir
justicia. Él no dice, recibir felicidad. No tienen hambre y sed de felicidad, están
teniendo hambre y sed de justicia y esa es la razón por la que están felices. No
buscamos la felicidad de manera directa, Dios la da. Él bendice a aquellos que
están abrumados por su bancarrota moral, que están abrumados por su
pecado, y llorando, que son mansos y humildes, y bajos, que están buscando de
manera apasionada y desesperada la justicia. No están buscando la felicidad,
simplemente la reciben de Dios. El que busca la felicidad, generalmente está
condenado a la miseria.
La gente que viene a la iglesia, y escucha el evangelio y hace algún movimiento
hacia Cristo porque quieren que Jesús los haga felices, no entienden el punto.
Serían como el hombre con una enfermedad mortal que quiere ir al
anestesiólogo y simplemente pedirle que le dé una inyección para que no sienta
dolor alguno. Pero si el hombre únicamente está preocupado por el alivio de su
dolor, él es un necio. Algo mucho más importante necesita ser hecho, él
necesita ser curado en el punto de su enfermedad mortal. La gente viene todo
el tiempo a la iglesia en base a esto. Viene todo el tiempo porque algo está mal
en su vida, o están molestos o han entrado en su vida una ausencia de
satisfacción, o han estado viviendo mucho tiempo y todas sus metas se han
desvanecido, y todas sus relaciones se han desintegrado, y sus hijos se han
vuelto una decepción, etc.
En el dolor de todo eso terminan entrando a la iglesia, y de manera típica, eso
es exactamente lo que la iglesia piensa que debe hacer al encontrar estas
personas. Y entonces el mensaje está dirigido a esas personas con sus
necesidades percibidas, psicológicas, emocionales, sociales, económicas,
físicas. Esa es la razón por la que hay tantas conversiones superficiales, por la
que se planta tanta semilla sin fruto. Como pueden ver, al mundo le gustaría
eliminar el dolor, pero estamos aquí para eliminar el problema. Gran diferencia.
Y el problema detrás del dolor es, el pecado. Y no es sino hasta que una
persona enfrenta el problema de pecado, hay que ser muy cuidadosos cuando
testificamos a la gente que viene a usted y le dice, ‘Oh, mi esposo me dejó, mi
esposo me dejó’. ‘Jesús te va a arreglar, ese no es un problema.’ ¿Sabe lo que
sucedió en muchos casos como ese, probablemente en la mayoría de los casos?
La persona pudo haber hecho una oración, respondió a Jesús y el marido no
regresó de cualquier manera, y quizás las cosas empeoraron desde el punto de
vista matrimonial, o desde el punto de vista familiar.
Ese no es el enfoque, pero inclusive en la iglesia la gente está buscando
experiencias para, entre comillas, una experiencia elevada, santa, me imagino.
Algún éxtasis espiritual, algún gozo, algún alivio del dolor de su vida
insatisfecha. Eso no va a servir, eso no lo va a llevar al reino, es cuando usted
tiene hambre y sed, ¿de qué? justicia. Dikaiosune, ¿qué significa? estar bien
con Dios cuando lo que lo consume es estar bien con Dios, cuando lo que lo
consume es su deseo de enfrentar el pecado, y quiere perdón. Quiere entrar en
comunión con Dios, usted quiere morar para siempre en Su cielo santo. Usted
quiere que su pecado sea perdonado, usted quiere estar bien con Dios, ese es
el punto.
Esa es la razón por la que usted no puede reducir el ministerio y el mensaje de
la iglesia, simplemente a predicarle a las necesidades percibidas, psicológicas
de la gente, esa es una promesa falsa, y produce muchas conversiones
superficiales. Debemos predicar que el problema es el pecado, debemos llegar
al reconocimiento de su bancarrota moralmente, y debe estar triste por su
pecado, su bajeza lo motiva a usted entonces a clamar a Dios por una justicia
que usted sabe que necesita y no tiene.
Entonces, en primer lugar, tener hambre y sed de justicia tiene que ver con
salvación. Es un deseo por estar bien con Dios. Sea lo que sea que suceda en mi
matrimonio, lo que suceda en mi trabajo, lo que suceda en mi carrera no es el
problema. Lo que suceda con mis hijos, lo que suceda en los problemas de la
vida, las tristezas de la vida, las malas noticias que he recibido, mi enfermedad,
lo que sea, ese no es el problema. El problema es un asunto eterno, y tiene que
ver con mi relación con el Dios eterno, tiene que ver con mi problema de
pecado.
El hombre o mujer que tiene hambre y sed de justicia, ve ese pecado y rebelión,
que los han separado a ellos de un Dios santo, y que esa separación tiene
implicaciones inmensas en el tiempo, y de manera más notable en la eternidad,
el castigo eterno en el infierno. Y la persona anhela terminar esa separación,
anhela terminar esa rebelión, anhela ser perdonado de pecado para que puedan
entrar a la bendición de Dios en el tiempo y el cielo de Dios en la eternidad. Ese
es el problema. La gente no va a ser salva cuando buscan una vida feliz, van a
venir al reino cuando busquen justicia.
Martin Lloyd-Jones escribió, “Tener hambre y sed de justicia es desear estar
libre del egoísmo y el yo en todas sus manifestaciones horribles y en todas sus
formas. Cuando consideramos al hombre que es manso, vimos que lo que eso
realmente significa es que él está libre de sí mismo en toda forma, toda
preocupación personal, toda soberbia, toda jactancia, toda protección personal,
sensibilidad, siempre imaginando que la gente está en contra de él, y un deseo
por protegerse a sí mismo y glorificarse a sí mismo. Eso es lo que lleva a
pelearse entre individuos, eso es lo que lleva a peleas entre naciones, la
afirmación personal. Pero el hombre que tiene hambre y sed de justicia es un
hombre que anhela ser libre de todo eso. Él quiere ser librado de la
preocupación personal en toda forma y manifestación.
Y sabe usted lo que es notable, él no lo dice, pero es verdad, lo que es notable
es que él está abrumado porque la cosa que es más real acerca de sí mismo,
más verdadera es que él es impío y pecaminoso, eso es lo que inicia la
salvación. De hecho, en muchos pasajes del Antiguo Testamento, la justicia es
sinónima de salvación. No va a tomar tiempo para desarrollar eso, pero puedo
pensar por lo menos en media docena de veces en el libro de Isaías, en donde
la justicia y la salvación son equiparadas. La salvación entonces, y eso es
perdón de pecados y entrar al reino de Dios le pertenece a aquellos que tienen
hambre y sed de una relación correcta con Dios y cuando oyen eso, esa relación
correcta con Dios está disponible a través de Jesucristo, vienen abrazando a
Cristo en desesperación. Saben que son incapaces de agradar a Dios en su
propia carne, porque moralmente están en bancarrota.
Un hombre entonces, o mujer, debe desear justicia lo suficiente como
abandonar toda esperanza de alcanzar la salvación por sus propios esfuerzos, o
por los esfuerzos de alguien más, algún intercesor terrenal o algún sistema
religioso, y cuando la persona viene a ese punto y busca el perdón de pecados
mediante Jesucristo y la justicia de Dios, entonces es imputada a ellos como la
Biblia dice por la fe, cuando buscan esa justicia quedan satisfechos. Dios se las
da. En primer lugar, es la justicia de salvación.
Pero, en segundo lugar, creo que podemos añadir a eso que también es la
justicia de la santificación. Porque de que usted ha entrado al reino, porque
usted está buscando justicia, usted no deja de buscarla. Usted continúa
buscándola, no en el sentido imputado de justificación, sino en el sentido
impartido, creo que podríamos decir, de santificación. Estoy seguro que es
verdad de usted como un cristiano, usted no ha dejado de querer la justicia. Es
un estilo de vida, usted quiere lo que es correcto delante de Dios. Usted odia su
pecado, usted es como Romanos 7, odio lo que hago cuando deshonro a Dios,
encuentro un principio operando en mí que me hace querer hacer lo que no
quiero hacer, y no hacer lo que quiero hacer. Es esta carne miserable que
todavía se aferra a mi espíritu redimido, de tal manera que el resto de la vida
es cuestión de buscar la justicia.
Usted desea, no solo la justicia que viene en la salvación, por el acto de Dios
declarándolo justo a usted imputando la justicia misma de Cristo a usted, sino
que usted desea la justicia que viene en la santificación, esto es la conformidad
continua a Cristo. He recibido su justicia en la justificación, estoy buscando su
justicia en la santificación. Su vida perfecta justa ha sido colocada en mi cuenta
en la justificación, pero estoy esforzándome porque mi propia vida se conforme
a su virtud en la santificación. No tengo un menor deseo por la justicia ahora,
tengo un deseo mayor de lo que jamás he tenido, aún mayor del que tuve
cuando me convertí en creyente, porque conozco mucho más ahora.
V6, otra pequeña nota de lenguaje aquí, ‘Bienaventurados los que tienen
hambre y sed de justicia’. Permítame demostrarle esta verdad, que es una
justicia total lo que está siendo buscado aquí, no es mínimo, no es nominal, no
es marginal, no es algo pequeño, es total. Le voy a mostrar cómo podemos
saber eso. En el idioma griego, normalmente cuando hay un verbo que es
seguido por un nombre, o sustantivo en el caso genitivo, es expresado en
inglés por la palabra ‘de’. Eso es lo que usted tiene aquí. El griego entonces
diría, ‘Tengo hambre por, de alimento’, usando el caso genitivo. ‘Tengo sed por,
de agua’. Y los eruditos griegos llaman a eso el genitivo partitivo. Eso quiere
decir que tienen hambre de únicamente parte del objeto. Y si digo, ‘tengo
hambre por alimento’, en inglés eso es indefinido, usted no sabe cuánto, podría
tener hambre de todo el alimento en el mundo.
Pero en el griego si usted dice, tengo hambre por en el genitivo, no tenemos
esos casos en el idioma inglés, entonces no podemos hacer que nuestro
lenguaje diga esto, pero en griego usted puede. En el griego, tengo hambre por
de alimento, lo que quiero decir es que, de toda la comida disponible, quiero
algo de ella. Entonces usted tiene un partitivo genitivo que califica. Quiero
parte del alimento en el mundo, y tengo sed por de agua, por algo del agua
disponible, no toda. Ahora, esto es como normalmente sería expresado,
normalmente sería expresado en una forma genitiva partitiva. Pero eso es
abandonado aquí, y es muy interesante, ‘y justicia’ está en el acusativo, en
donde no es partitivo, sino que lo abarca todo. Entonces lo que él está diciendo
es, ‘no estoy teniendo hambre y sed por ‘de justicia’, sino que estoy teniendo
hambre y sed ‘por justicia’. Eso habla realmente de todo, un anhelo de justicia
perfecta completa.
Es lo que David quiso decir cuando él dijo, ‘Estaré satisfecho cuando despierte
a tu semejanza.’ Y, por cierto, hay un artículo definido aquí en el griego,
entonces está diciendo, ‘Aquellos que tienen hambre y sed por la justicia, la
justicia de Dios’. Esto es lo que está en el corazón del que verdaderamente está
arrepentido, justicia amplia, completa y total de Dios. Comienza con la
salvación y continua con la santificación. Y el lenguaje aquí es tan rico, y esas
verdades son tan importantes. Como usted sabe, en la salvación usted recibe la
justificación, la justicia de Cristo es imputada a su cuenta. Eso quiere decir que
Dios lo trata a usted como si usted hubiera vivido la vida de Cristo, aunque
usted no la vivió. Él lo hace por la gracia, puramente mediante su fe. Pero en
ese punto, no significa que usted por lo tanto puede decir, ‘soy una persona
perfectamente justa, no necesito nada más’. No. La justicia de Cristo ha sido
colocada en su cuenta, como si usted viviera su vida perfecta, aunque no la
vivió. Y ahora, usted necesita alinear su vida con ese regalo maravilloso de
gracia. Usted ha sido declarado justo, eso es salvación, justificación, y ahora
usted necesita buscar la justicia en la santificación. Muy importante.
Significa que, si soy tan justo como Cristo en la justificación en la salvación, es
exactamente lo que Pablo estaba diciendo cuando dijo, ‘Prosigo a la meta, al
premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.’ ¿Cuál es ese premio?
Bueno, cuando usted es llamado a lo alto, ¿cuál es el premio? Ser como Cristo.
Pablo dice, ‘ese es el premio, y esa es la meta’, quiero ser como Cristo. Pablo le
dijo a los Gálatas, ‘sufro dolores hasta que Cristo sea formado completamente
en vosotros’. ¡Oh ser como Tú, querido Jesús! Mi ruego. Simplemente saber que
tú estás formado de manera completa en mí, ese es el punto. De tal manera
que, en su vida cristiana, usted continúa buscando la justicia manifiesta en
Jesucristo. Y todos sabemos que no lo hemos alcanzado. Pablo dice, ‘No que lo
haya alcanzado ya’, Filipenses 3, ‘sino que prosigo, la busco’.
Hay cierta ambivalencia en la que yo como creyente estoy totalmente
satisfecho con mi justificación, y totalmente insatisfecho con mi santificación.
¿Entiende eso? Ahora, ¿Cuál es el resultado? Es dado en el V6, ‘Ellos serán
saciados y bendecidos’. La búsqueda de la justicia trae satisfacción, si usted la
busca usted la recibe. Ellos serán saciados es una palabra literal para alimentar
animales, para alimentarlos de tal manera que están llenos, satisfaciéndolos.
Cuando usted viene a Dios, y usted busca toda su justicia, usted la recibe toda.
Cuando usted únicamente va a ser satisfecho por su justicia, él la dará.
Salmos 107:9, ‘Porque él satisface el alma que anhela y llena al alma
hambrienta de bondad.’ 
Salmos 34:10 dice, ‘Aquellos que buscan a Jehová no carecerán de ninguna
cosa buena’.
‘Jehová es mi Pastor’, ¿cuál es la siguiente línea? Nada me faltará. Y más
adelante, ‘Mi copa está rebosando’. Jeremías 31:14, ‘Mi pueblo será satisfecho
con mi bondad, dijo Jehová’. Será bendecido, Efesios 1, “con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo Jesús”. Podrá usted hacer mucho
más allá de lo que puede pedir o pensar. Usted tendrá toda la plenitud de Cristo
morando en usted. Todas las riquezas y tesoros de la Deidad están en Él, y todo
lo que Él es mora en usted. Eso es lo que significa estar satisfecho. Usted está
buscando la justicia de Cristo, para que le sea imputada a usted en la salvación,
usted la recibirá, usted está buscando ser conformado a la imagen de Cristo en
la santificación, conforme usted busca eso, Dios en su gracia le concederá eso a
usted hasta que un día cuando usted sea hecho como él, porque le verá tal
como él es, 1 Juan 3:2, y ahí viene la felicidad.
Ahora, finalmente, una pregunta personal. ¿Cómo se si realmente estoy
teniendo hambre y sed de justicia? ¿Cómo realizo aquí un pequeño inventario?
Unas cuantas preguntas, usted las puede responder a sí mismo. Número uno,
¿está usted insatisfecho consigo mismo? ¿realmente usted es una persona que
dice, miserable de mí? Romanos 7. ¿Siente que continuamente está
quedándose corto, un dolor continuo porque siempre queda corto? ¿Está usted
más triste porque usted sabe que Dios es deshonrado, más por eso que por
saber que su conyugue está afligido por sus acciones o palabras o actitudes?
¿Está usted más preocupado por las implicaciones divinas de sus fracasos, más
que por las humanas? La pregunta es, ¿está usted insatisfecho consigo mismo?
Y alguien que realmente está buscando la justicia, alguien que es un hijo del
reino va a responder, sí. Entiendo esa insatisfacción.
Y sabe, conforme crece como cristiano, usted va a tener una mayor hambre de
justicia, porque entre más maduro usted se vuelve como creyente, más grande
le parecerá su pecado a usted y más insatisfecho se volverá. Realmente es algo
extraño en que vivir, entre más tiempo es usted un cristiano, entre más tiempo
a usted caminado fielmente con el Señor, el pecado decrece más. Pero, aunque
pueda haber menos pecado frecuente, es más terrible para usted porque usted
ha cultivado anhelos tan sublimes.
Segunda pregunta. ¿Encuentra usted que las cosas externas no le satisfacen?
¿Encuentra usted más y más que las cosas tienen poca influencia en cómo se
siente usted? ¿Hubo un tiempo en su vida en el que era muy importante tener
ciertas cosas y alcanzar ciertas cosas, satisfacer ciertas metas, pero usted ha
encontrado que conforme ha continuado buscando la justicia y teniendo
hambre y sed de justicia las cosas tienen poca influencia? Si las cosas lo llenan
y lo satisfacen de tal manera que no tiene un apetito de justicia, puede estar en
una condición seria. Si le lleva flores a un hombre hambriento, no le ayuda. Si
le lleva un violín a un hombre hambriento, no ayuda. Si usted le platica algo
agradable, no le ayuda. Nada lo va a llenar más que el alimento. Y un hombre
sediento no quiere una melodía, y no quiere una rosa, él quiere algo de tomar.
Tercera pregunta, ¿tengo un mayor apetito por la palabra? Creo que esa es una
pregunta apropiada. Si usted quiere saber si está teniendo hambre y sed de
justicia, ¿anhela estar en la Palabra? ¿ama la verdad de Dios, ama las
Escrituras? ¿le encanta leer la Palabra de Dios, le encanta leer acerca de la
Palabra de Dios? ¿tiene este anhelo por incrementar su conocimiento de Dios
para que usted al conocerlo pueda imitarlo más? Otra pregunta, ¿acaso las
cosas de Dios le son preciadas? ¿acaso usted prueba la gracia de Dios? ¿se
encuentra a sí mismo habiendo probado que el Señor es bueno, como Pedro lo
dijo, y no puede tener lo suficiente?
Otra pregunta, ¿acaso su hambre y sed es incondicional, absolutamente
incondicional? Señor, simplemente quiero tu justicia, quiero tu virtud en mi
vida, sea cual sea el precio. Salmos 119:20, ‘Mi alma está quebrantada por el
anhelo que tiene por tus juicios’. Literalmente, simplemente me estoy
despedazando por desesperación. Isaías 26:9, ‘Con mi alma te he deseado en la
noche, si con mi espíritu dentro de mí te buscaré temprano’. Salmos 63, la sed
de David por Dios fue temprana. Simplemente hay una pasión, es algo
contundente, esto es algo muy básico y es un lugar para realizar el inventario
más estratégico y más esencial en su propio corazón.
Si hay alguna pregunta acerca de su anhelo de justicia, si usted se está
encontrando a sí mismo diciendo no, cuando pregunta, ¿acaso realmente tengo
hambre y sed de justicia? Bien podría ser que usted no es cristiano. Usted
nunca realmente ha llegado al lugar en donde usted ha cumplido con este
requisito para entrar, o podría ser que usted es un cristiano que se ha alejado
tanto de las prioridades, está tan lejos de la calidez de la respuesta espiritual
apropiada, usted se ha permitido estar enamorado con cosas perecederas. En
cualquiera de los casos, un inventario es apropiado, para que examine su
condición y arregle su vida delante de Dios, para que se vuelva misericordioso,
limpio de corazón y un pacificador y por ello será perseguido, ese es el patrón.
¡Gracias al Señor!
 El único camino a la felicidad, sé misericordioso
https://www.gracia.org/library/sermons-library/GAV-90-193/el-%C3%BAnico-camino-a-la-
felicidad-s%C3%A9-misericordioso

Mateo 5, El Sermón del monte. (La Biblia de las Américas)


1
 Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus
discípulos se acercaron a Él.
 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:
Las bienaventuranzas

Bienaventurados  los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.

Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán
saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán
misericordia.

Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de
Dios.
10 
Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia,
pues de ellos es el reino de los cielos.
 11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género
de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí.
 12 Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande,
porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros.
Las bienaventuranzas son la enseñanza seminal de Jesús acerca de la
espiritualidad verdadera. Esta es la instrucción medular acerca de lo que
significa pertenecer a Dios, estar en su reino y ser salvo. Jesús colocó todo el
énfasis en el interior. Tristemente los judíos de su día, habían colocado todo el
énfasis en el exterior. La religión que Jesús enfrentó en su día era superficial y
era externa. Los líderes judíos pensaban que a Dios le agradaba el exterior, la
justicia personal externa, su religión formalizada, estaban orgullosos por ella.
Estaban ensoberbecidos y centrados en sí mismos por ella. Y Jesús la
desmanteló.
Mateo 3:10, ‘Even now the ax is lying at the root of the trees; every tree
therefore that does not bear good fruit is cut down and thrown into the fire .’ Se
adelanta a la llegada inminente del Mesías, con el hacha de juicio divino en
contra del árbol de la religión formal. Derribando una religión externa
desagradable Dios. Jesús colocó todo el énfasis en el interior, no solo acción
sino actitud, no solo conducta sino virtud. El énfasis no está en lo que yo hago,
sino en lo que soy.
‘Un cristiano es alguien antes de que él haga algo’. Todo comienza con quienes
somos. Y ser un hijo del rey, pertenecer al reino de Dios, ser un cristiano, ser
una persona salva es poseer cierto tipo de naturaleza, disposición y virtud que
es definida en estas bienaventuranzas. Como Martin Lloyd-Jones también dijo,
‘No debemos controlar nuestro cristianismo sino más bien nuestro cristianismo
debe controlarnos’. Y comienza desde el interior y se manifiesta en el exterior.
Jesús al dirigirse a los judíos de su día, se concentró en el corazón,
identificando para nosotros el hecho de que la salvación o el cristianismo es
algo que nos sucede en el centro mismo de nuestro ser. Es algo que ocurre
llamado ‘una nueva creación’, controla todo lo que somos en la parte más
interna de nuestro ser, y fluye hacia afuera a partir de ese punto. Jesús no
estaba interesado en la religión interna, no estaba interesado en la ceremonia
religiosa formal, más de lo que Dios estaba, no estaba interesado en las obras
superficiales con motivos equivocados, Jesús estaba interesado en corazones
transformados, puros.
Jesús caracterizó a los judíos como sepulcros, o tumbas pintadas de blanco por
fuera, pero por dentro llena de huesos. Al dirigirse al asunto de una salvación
real, de una religión real, de un conocimiento real de Dios, Jesús habla asuntos
del corazón, y ya hemos cubierto las primeras cuatro de estas
bienaventuranzas. Él habla de aquellos que son pobres en espíritu, aquellos
que lloran, aquellos que son gentiles o mejor traducido, ‘mansos’, significa
humildes, y aquellos que tienen hambre y sed de justicia. Esos son principios
internos característicos que operan en la vida de aquellos que pertenecen al
reino de Dios. La gente en el reino de Dios reconoce su bancarrota de espíritu,
reconocen que no pueden hacer nada por agradar a Dios, reconocen que son
pecaminosos, que son impíos, que no tienen esperanza, que son inútiles, y no
pueden hacer nada por ello, y lloran por eso. Hay una tristeza y llanto por eso,
hay una humillación y vergüenza por ello, que produce mansedumbre. Y
después hay un hambre y sed expresa de la justicia que saben que no poseen.
También es verdad, según la quinta bienaventuranza que esas personas que
pertenecen al reino de Dios, son por naturaleza misericordiosas. V7,
‘Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia’. Las
primeras cuatro bienaventuranzas, se conectan con las siguientes cuatro, V7-9,
después en V10-11 tenemos la octava. Podemos verlas de esta manera,
aquellos que son pobres en espíritu reconocen su necesidad de misericordia,
están dispuestos a demostrarle misericordia a otros, aquellos que lloran por su
pecado desean lavar sus corazones con lágrimas de penitencia para que estén
limpios y se vuelven los limpios de corazón. Los mansos o los gentiles, son
aquellos que de manera espontánea hacen la paz, porque sus metas no son lo
que importan, están preocupados por otros. Aquellos que tienen hambre y sed
de justicia están dispuestos, V10-11, a ser perseguidos por causa de la justicia.
Paralelos maravillosos en estas bienaventuranzas conforme se desarrollan. En
primer lugar, hablemos del significado de ser misericordioso. ¿Qué es lo que
realmente significa? ¿qué estamos diciendo aquí? Hay que reconocer que esta
es una virtud humana magnifica. Es maravilloso conocer a una persona
misericordiosa.
Shakespeare por ejemplo habló de la misericordia, en el discurso bien conocido
de Porcia en el ‘Mercader de Venecia’. Él escribió, ‘La cualidad de misericordia,
no está forzada’. Esa es una frase más bien famosa. ‘Cae como la lluvia gentil
del cielo sobre el lugar que está abajo, es doblemente bendecida. Bendice a
aquél que la da, y aquel que la toma. Es la más fuerte en los más fuertes, se
convierte en el monarca que está en el trono siendo mejor que su corona.’ Así
escribió Shakespeare exaltando la gran virtud de ser misericordioso.
Inclusive el Talmud, una codificación de la ley judía, registra este dicho de
Gamaliel, ‘Cuando tú tienes misericordia, Dios tendrá misericordia de ti. Si no
tienes misericordia, tampoco Dios tendrá misericordia de ti.’ De nuevo, estaba
exaltando la virtud de la misericordia como un camino a la bendición. Ahora, es
fácil entonces ver las virtudes de este tipo de atributo humano de misericordia,
como algún camino a la bendición inmediata. Esto quiere decir que algunas
personas ven la virtud de mostrar misericordia como una manera de forzar la
mano de Dios para que nos haga prósperos. Algunas veces oímos de
pensamientos y estrategias para levantar dinero en donde la gente dice, ‘tu
muestra misericordia y danos dinero, y te prometemos que Dios te va a
devolver y quizás algunos han dicho inclusive diez veces más.’
Un escritor parafrasea esta bienaventuranza de esta manera. ‘Esta es la gran
verdad de la vida, si la gente ve que nos preocupa, ellos se van a preocupar por
nosotros’. ¿En eso consiste? ¿todo consiste en ser amable a nivel humano para
que usted pueda intimidar a la gente para que le devuelva amabilidad? ¿Todo
tiene que ver con, de alguna manera, forzar la mano de Dios?
desafortunadamente no es así de simple. El asunto es mucho más que una
virtud humana, mucho más que una fórmula que se manifiesta en la vida. Sería
agradable pensar en el hecho, de que esta es la gran verdad de la vida, pero la
realidad es que no lo es.
Los romanos quienes no admiraban la misericordia en absoluto. Los romanos
admiraban la justicia, la venganza, la disciplina, el poder y la fuerza, pero
pensaban que la misericordia era una evidencia de debilidad. Algunos filósofos
en el tiempo de la escritura del Nuevo Testamento dijeron que la misericordia
es una enfermedad del alma, es evidencia de una persona enferma. Y cualquier
persona exitosa estaría avergonzada por ser llamada misericordiosa, era una
señal de debilidad. Francamente no es diferente de nuestra época, ¿verdad?
Ser misericordioso, perdonador, amable, gentil con la gente, pasar por alto sus
transgresiones, mostrarles gran bondad, una bondad magnánima sin importar
lo que le hayan hecho a usted, es una señal de debilidad en la actualidad. De
hecho, los esclavos, mujeres y muchos niños eran tratados como basura inútil.
Un amo podía herirlos o matarlos cuando él quisiera, a su discreción. Era una
especie de muestra de fuerza masculina hacer cosas como esas. En la
actualidad la idea de que si nos preocupa otro se preocuparán, simplemente
tampoco funciona. Nuestra sociedad egoísta, vengativa, competitiva, llena de
litigios, se caracteriza por muchas cosas, pero la misericordia no es una de
ellas. Además, entender la sustancia de la misericordia no es tan solo la idea
simple de que si usted va a ser misericordioso hacia alguien más de alguna
manera ellos lo van a hacer a usted rico, lo van a hacer a usted feliz, lo van a
hacer a usted prospero o van a ser misericordiosos con usted.
La mejor ilustración de eso es Jesús. ¿Hubo alguien jamás más misericordioso
que él? Mostró misericordia a los enfermos, cojos, ciegos, sordos, y mudos. Les
mostró misericordia a los pobres, a los expulsados por la sociedad, las
prostitutas, la escoria, los que estaban tristes, los que estaban solos, los no
amados. En una ocasión detuvo la procesión de un funeral, ni siquiera conocía a
la gente a nivel personal, detuvo esa procesión para tocar el ataúd y restaurar
a un joven de regreso a la vida, estaba triste por la tristeza de su madre viuda.
Él fue misericordioso en Juan 8, hacia una ramera. ‘Y Yo tampoco te condeno,
ve y no peques más’. Él comió con publicanos y pecadores, una señal definitiva
de su misericordia hacia los expulsados de la sociedad. Marcos 2:16, “When the
scribes of the Pharisees saw that he was eating with sinners and tax collectors,
they said to his disciples, Why does he eat with tax collectors and sinners?” De
principio a fin, uno habría tenido que decir que la vida de Jesús fue una vida de
misericordia. Si hubiera algún tipo de principio de que la misericordia conlleva
a su propia recompensa, nunca funcionó para él. Si este fuera algún tipo de
principio humano inviolable, o una forma de verdad que se manifiesta con la
misma veracidad que las leyes de la ciencia funcionan, nunca habrían clavado
al hombre más misericordioso que jamás vivió, a una cruz, ni lo habrían
escupido. 
La persona más misericordiosa que jamás camino sobre la tierra no recibió
misericordia de los hombres a quienes él les mostró misericordia. Dos sistemas
crueles, el sistema romano y el judaísmo apostata, de manera cruel se unieron
para matar al Hijo de Dios misericordioso. El totalitarismo de la Roma cruel se
caracterizaba por la intolerancia. Uniéndose a ellos estaba el sistema religioso
cruel, fariseo, judío, externo, que no podía tolerarlo, porque él habló la verdad.
Sin misericordia se unieron para ejecutarlo. ¿Qué es entonces lo que el Señor
está diciendo aquí? Él no nos está tan solo dando algún principio de vida
humana, que de alguna manera siempre funciona. ¿Qué es lo que él está
diciendo?
Debemos que ver mucho más alto que a nivel humano para ver la respuesta.
Esta misericordia no se refiere a alguna emoción humana natural, no se refiere
a alguna especie de principio terrenal que está en operación. Se refiere a una
misericordia que crece, sale de una relación con Dios. Estamos hablando de
algo que no es humano en absoluto. Es divino. Estamos saliendo del reino de
las tinieblas, del reino de los hombres, del reino de este mundo y entrando al
reino de nuestro Dios. Estamos hablando de un tipo de misericordia que opera
en el reino de Dios, no en el reino del hombre.
Hebreos 2:17, “Por tanto, tenía que ser hecho semejante a sus hermanos en
todo, a fin de que llegara a ser un misericordioso y fiel sumo sacerdote en las
cosas que a Dios atañen, para hacer propiciación por los pecados del pueblo.”
Significa tener misericordia sobre, cuidar de los afligidos, ayudar a los
miserables, rescatar a los miserables. Una idea muy amplia, pero la intención
de la palabra es bastante clara a partir de esas diferentes opciones. Tiene que
ver con empatía, tiene que ver con compasión. Y aquí estamos hablando con
algo que es divino. Esta es la realidad. No es alguna empatía débil que el
hombre carnal en cierta manera puede conceder por la mera leche de la bondad
humana. Estamos hablando de algo que va más allá de eso. Es una compasión
genuina, verdadera, pura, divina, con motivos abnegados, que se estira para
ayudar a alguien que es miserable, que está necesitado, que es pobre.
La palabra hebrea para misericordia es hesed, realmente no se puede traducir.
Los escritores del Antiguo Testamento en la mayoría de las traducciones
tuvieron la intención de decir, ‘misericordia’. Misericordia abraza un motivo y
una acción, No significa simplemente sentir empatía o sentir compasión. Se
refiere a la capacidad de meterse literalmente en la piel de alguien más hasta
que usted piensa sus pensamientos, siente sus emociones, entiende su dolor.
Es más que una ola pasajera de compasión.
Tito 3:5, ‘Según su misericordia, él nos salvó’.
1. Entonces la misericordia estaba detrás del perdón. El perdón es el fruto de la
misericordia.
Cuando Dios nos vio con compasión, afecto y empatía. Cuando Dios, por así
decirlo, Dios en nuestra piel, Jesús encarnado vino al mundo, y sufrió todas las
cosas que sufrimos, pero no pecó. Fue tentado en todas las maneras en las que
somos tentados, hubo una gran empatía, y se volvió por nosotros un Salvador
empático, compasivo y misericordioso. La misericordia entonces, estuvo detrás
del perdón.
Efesios 2:4, “Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor
con que nos amó. Él nos salvó debido a la misericordia.” La misericordia es un
atributo de Dios que llevó al perdón. La misericordia es la empatía de Dios
hacia los que están sufriendo, los que han sido expulsados, los miserables, los
afligidos, los que han sido pisados.
Daniel 9:9, “Al Señor nuestro Dios pertenece la compasión y el perdón,
porque nos hemos rebelado contra Él.” A partir de su compasión viene su
perdón. Salmo 130 expresa la misma gran realidad. Creo que a veces pensamos
en la misericordia como Dios reteniendo el juicio, y lo es. Pero la razón por la
que Él retiene el juicio en misericordia es porque Él ha perdonado nuestro
pecado. La misericordia está ligada al perdón. Pero ese es tan solo un aspecto.
Hay muchas más misericordias que tan solo perdón.
Salmo 119, “64 La tierra, oh Señor, está llena de tu misericordia; enséñame tus
estatutos.”
Génesis 32:10, “indigno soy de toda misericordia y de toda la fidelidad que has
mostrado a tu siervo; pues con solo mi cayado crucé este Jordán, y ahora he
llegado a tener dos campamentos.”
2 Samuel 24:14, “Respondió David a Gad: Estoy muy angustiado. Te ruego que
nos dejes caer en manos del Señor porque grandes son sus misericordias, pero
no caiga yo en manos de hombre.”
Nehemías 9:19, “tú, en tu gran compasión, no los abandonaste en el desierto;
la columna de nube no los dejó de día, para guiarlos en el camino,
ni la columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde debían
andar.”
Salmos 69:13, “Pero yo elevo a ti mi oración, oh Señor, en tiempo propicio; oh
Dios, en la grandeza de tu misericordia, respóndeme con tu verdad salvadora.”
El perdón es una expresión de la misericordia de Dios, pero no es la única.
Salmo 145, “1 Clemente y compasivo es el Señor, lento para la ira y grande en
misericordia. 9 El Señor es bueno para con todos, y su compasión, sobre todas
sus obras. 10 Señor, tus obras todas te darán gracias, y tus santos te
bendecirán. Jehová es bueno para con todos, y sus misericordias están sobre
todas sus obras.” Podemos ver en cualquier lugar en el mundo de Dios, que Él
creó, y encontrar su misericordia expresada. 
Lamentaciones 3:22, “Que las misericordias del Señor jamás terminan, pues
nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; grande es tu fidelidad!”
Donde hay compasión hay misericordia. V31-32, “Porque no rechaza para
siempre el Señor, 32 antes bien, si aflige, también se compadecerá según su
gran misericordia.” Su compasión es expresada en su perdón y mucho más.
Todos los regalos de gracia, todos los regalos que Dios nos da, todos los
regalos buenos, son expresiones de su compasión y empatía y misericordia.
2. La misericordia, también está ligada en segundo lugar, al amor. Efesios
2:4 “Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que
nos amó. Él nos salvó debido a la misericordia.”
Entonces, la misericordia fluye al perdón, pero a partir del amor. Comienza con
el amor, se convierte en misericordia, se convierte en perdón. El amor es más
amplio, más amplio que tan solo la misericordia. Tomás Watson escribió, “La
misericordia respeta de manera apropiada a aquellos que son miserables. El
amor es de una consideración más grande. El amor es como un amigo que los
visita a aquellos que están bien. La misericordia simplemente es para los
miserables. El amor es más grande, pero la misericordia es una expresión del
amor, la misericordia podríamos decir, es un médico para el enfermo. El amor
es un amigo para todos. El amor actúa a partir del afecto, la misericordia actúa
a partir de la compasión. El amor es constante, la misericordia es para
momentos de miseria. El amor y la misericordia son diferentes, pero
inseparables. La misericordia y el perdón son diferentes, pero inseparable. Si
usted va a ser misericordioso, usted va a ser perdonador. Si usted va a ser
misericordioso, usted va a ser amoroso”.
3. Después está la misericordia y la gracia. Mientras que la gracia trata con el
pecado mismo, la misericordia ve a la miseria que el pecado produce y la
gracia ve al pecado mismo.
Dios da gracia para nuestro pecado y misericordia para nuestra miseria como
un resultado del pecado. La gracia ofrece perdón por el crimen, la misericordia
ofrece alivio del castigo. La gracia viene primero y nos declara ya no culpables,
la misericordia viene en segundo lugar y nos libra del pecado. La misericordia y
la gracia son diferentes, pero inseparables. La misericordia elimina el dolor y la
gracia concede una condición mejor.
4. Después está la misericordia y la justicia. Van de la mano. Tienen que ir así,
desde el punto de vista de Dios.
Él no puede ser misericordioso, si en alguna manera viola su justicia. La
misericordia, recuerde, cuando viene de Dios es una actitud santa, como todas
sus otras actitudes, no niega su justicia o su santidad. No es algún
sentimentalismo superficial que no considera la iniquidad e ignora la justicia.
Esa es una misericordia falsa y no santa, que quiere encubrir la justicia. Pero
Dios para ser misericordioso y mostrar misericordia tuvo que expresar su
justicia, como todos sabemos. Y Él derramó su justicia en Cristo en la cruz
satisfaciendo el requisito de un Dios justo y santo, y una ley justa y santa que
habían sido violados, para que Él sea misericordioso hacia los pecadores
miserables que habían caído bajo el juicio por la violación de esa ley.
Entonces, la misericordia encaja junto con el perdón, aunque es diferente.
Encaja junto con la gracia, aunque es diferente, encaja junto el amor, aunque
es diferente. Encaja junto con la justicia perfectamente, aunque también es
distinta. La realidad del asunto es que, si recibiéramos lo que merecemos,
recibiríamos juicio sin misericordia. Eso es lo que recibiríamos. Recibiríamos
juicio sin misericordia y lo mereceríamos.
Santiago 2:13, “Porque el juicio será sin misericordia para el que no ha
mostrado misericordia; la misericordia triunfa sobre el juicio.” Si usted es una
persona misericordiosa, usted no será juzgada. Esa es otra manera de que
Santiago diga, ‘Si usted es una persona misericordiosa, porque Dios le ha sido
misericordioso a usted.’ En otras palabras, si a usted se le ha concedido
misericordia divina, como hijo de Dios, usted demuestra que es uno que ha
escapado el juicio. Pero la justicia ha sido satisfecha, el castigo ha sido
implementado en Cristo. Podríamos decir entonces que la misericordia es más
que el perdón, menos que el amor, diferente de la gracia y no es independiente
de la justicia.
Resumiendo la discusión del significado de la misericordia; los misericordiosos
no solo llevan los insultos de hombres malos, sino que sus corazones buscan a
aquellos mismos hombres malos en su miseria, porque saben que van a perecer
en sus pecados. La gente misericordiosa no solo va a llevar el insulto, no solo
saben que va a apretar los labios, los dientes y soportar el insulto, sino que sus
corazones alcanzan a esas personas que están siendo crueles, porque
entienden la miseria terrible en la que están.
Los misericordiosos están dispuestos a ser insultados, y perseguidos como se
presenta más adelante, son empáticos con esas personas que inclusive los
atacan. Están dispuestos a perdonar, son empáticos con los afligidos, son
gentiles para con los débiles, son perdonadores hacia todos los que abusan de
ellos, son considerados para con los caídos, son generosos para con los pobres,
muestran gracia hacia los que ofenden y demás. Ellos recuerdan, claro, que
ellos son los que reciben la misericordia divina y están en gran necesidad de
ella, entonces son prontos para compartir la misma.
Parecido a la parábola de Mateo 18, en donde el hombre que era un rey llamó a
sus gobernantes para que vinieran a él, y un hombre había robado todo su
dinero y no tenía nada que mostrar. Y el rey dice, ‘Él va a ser castigado’. Y el
hombre cae sobre su rostro y ruega, y el rey es misericordioso y le perdona la
deuda entera. Ese es un retrato hermoso de la misericordia. Pero el hombre
que acababa de ser perdonado salió, y encontró a alguien que le debía una
cantidad minúscula, lo molestó y lo arrojó a la cárcel de los deudores, hasta
que le pagara todo. Y el mismo se rehusó a ser misericordioso. La parábola
termina con el señor llamando a ese hombre cruel, y disciplinándolo hasta que
el aprendiera a ser misericordioso.
El Señor va a disciplinarlo a usted, a quien ha recibido misericordia si usted no
concede misericordia, si usted no extiende misericordia. Usted quien era
miserable, y estaba ciego y estaba desnudo como el resto de todos nosotros
pecadores. Usted que no merecía nada y Dios en su gran amor fue
misericordioso hacia usted y le perdonó a usted su deuda entera en contra de
Su justicia santa, usted debe ser misericordioso hacia otros. Dios cambia su
corazón por Su misericordia, con la intención de que usted sea misericordioso
hacia otros.
Salmo 37:21, “El impío pide prestado y no paga, más el justo es compasivo y
da.” Fue misericordia en Abraham, después que él había sido tratado mal por
su sobrino Lot, fue misericordia lo que hizo que Abraham tratara a Lot como él
lo trató. Fue misericordia por parte de José, después de haber sido tratado tan
mal por sus hermanos; asegurándose que el alimento de sus hermanos
estuviera cubierto. Los perdonó y satisfizo de manera plena su necesidad. Fue
misericordia, en Moisés, después de que María se había revelado en contra de
él y el Señor le había dado lepra. Moisés fue al Señor viendo la miseria de
María, y dijo, ‘Sánala ahora, oh Dios, te ruego’ Números 12. Eso es
misericordia.
Fue misericordia en David, lo que hizo que le perdonara la vida a Saúl. Eso es
misericordia. Y en un mundo de gente sin misericordia, todos estando
consumidos con protegerse a sí mismos, asegurándose que todo salga como
ellos quieren. Dios ha depositado a ciudadanos del reino, que verdaderamente
son misericordiosos y compasivos. El hombre, francamente, sin misericordia es
malo, hostil, está enojado, y estamos viéndolo a plena luz del día el día de hoy.
La ausencia de misericordia, simplemente despedaza y saca toda la ternura de
una persona, no queda nada más que superficies duras, con orillas filosas. Pero
para nosotros, que hemos venido a Dios en Cristo para recibir misericordia,
hemos sido llamados a mostrar misericordia, a ser compasivos, benévolos,
empáticos cuando vemos a otros en debilidad, miseria, y necesidad.
La fuente de ser misericordiosos, es Dios, cuando llegamos a esta quinta
bienaventuranza, V7, tuvimos que haber pasado por las primeras cuatro. Los
que son misericordiosos, son aquellos que se han dado cuenta, han reconocido
su bancarrota espiritual, han llorado por su pecado, y de manera mansa han
venido ante Dios sabiendo que no le ofrecen nada, y han demostrado un
hambre y sed de justicia que saben que no poseen y únicamente Dios la puede
conceder. Ese es el patrón de salvación a lo largo de toda la historia redentora.
¿Cómo se salvaba en el AT? Cristo no había venido aun, no podían confesar a
Jesús como Señor y creer en su corazón que Dios lo había levantado de los
muertos y de esta manera ser salvos. La respuesta está en las
bienaventuranzas. En vez soberbia y autosuficiencia espiritual, pensando que
habían alcanzado la salvación por sus obras, están en bancarrotas de espíritu.
Azotados por pobreza cuando hablamos de alguna afirmación de justicia. En
bancarrota moral y espiritual, y en esa condición han llorado. Tristeza
abrumadora sin esperanza, una gran mansedumbre, vergüenza que los humilla.
En esa condición, claman a Dios con hambre y sed de justicia que no tienen, y
no pueden ganar. En el Antiguo Testamento se salvaban, cuando reconocían,
‘No puedo guardar Tu ley, lo único que hago es violar Tu ley, estoy en
bancarrota, soy indigno, me avergüenzo, estoy humillado Dios si voy a poseer
Tu justicia Dios, Tú me la tienes que dar.’
Eso era como el publicano de Lucas 18 golpeándose el pecho. El fariseo está
diciendo, ‘Oh, guardo esto y hago aquello. Y yo guardo las ceremonias, y doy
diezmos de todo lo que gano y bla, bla, bla, bla. No soy como los otros
hombres, inclusive como este publicano. El publicano tiene su cabeza hacia
abajo, él se está golpeando el pecho. Él ni siquiera va a mirar hacia arriba, y él
dice, ‘Dios, se propicio y misericordioso a mí, pecador. Está clamando por
misericordia. Ese hombre estaba en bancarrota. Ese hombre estaba llorando.
Ese hombre era manso. Ese hombre estaba teniendo hambre y sed de justicia.
Ese hombre clamó y recibió misericordia. La fuente de misericordia es Dios. Los
misericordiosos son las personas de las primeras cuatro bienaventuranzas, y
han venido a Dios, y han tenido hambre de justicia, y en misericordia Dios se
las ha concedido. Tienen una conciencia profunda de su necesidad de liberación
y justicia. Ven cuan pecaminosos, miserables y desesperados están, vienen
buscando misericordia.
Esto es tan importante para entender la salvación porque es lo mismo ahora.
Mucha gente dice, ‘Sí, quiero que Jesús arregle mi vida. Levantar mi mano,
firmar una tarjeta o pasar al frente en una reunión o llamar a una estación de
televisión. Sí quiero que Jesús arregle mi matrimonio, si, no quiero irme al
infierno quiero irme al cielo. Me gustaría que mi vida fuera diferente de lo que
es y me gustaría que Jesús arreglara mi vida.’ Y nunca se convierten de manera
genuina porque el camino está indicado aquí. Tengo que llegar al punto de
bancarrota moral, reconocer la vergüenza de mi propia vida, tener hambre y
sed de una justicia que no es de mía, clamar a Dios por misericordia. Es un
asunto de pecado.
El asunto entero de entrar al reino consiste en buscar una justicia que usted no
tiene, concedida a usted por la misericordia de Dios a partir de la compasión de
Dios, quien ve la condición miserable de usted. Entiende su consecuencia
eterna y en misericordia y gracia se extiende para proveer perdón.
Muchos quieren la bendición final, pasando por alto la verdadera operación de
corazón. Balam, el falso profeta dijo, ‘Déjame morir la muerte de los justos y
deja que mi fin sea como el de él.’ No es tan fácil, Balam. ¿Quiere usted morir la
muerte del justo, y quiere terminar de la manera en la que el justo termina?
Entonces venga usted a Dios en bancarrota de espíritu, triste por su pecado,
avergonzado, teniendo hambre y sed de justicia que usted sabe que no posee y
no puede ganarse. Si queremos la realidad de la misericordia de Dios en
nuestras vidas, hay un camino. Las bienaventuranzas, Dios es la fuente de la
misericordia.
Efesios 2:4, ‘Dios, quien es rico en misericordia.’
Salmos 103:11, ‘Como los cielos son altos sobre la tierra, así de grande es su
misericordia hacia aquellos que le temen.’
Lucas 6:36, ‘Estad agradecidos, sed misericordiosos como vuestro Padre es
misericordioso.’
Salmo 62:12, ‘A ti oh Jehová pertenece la misericordia’. Salmo 86, 103, 111,
112, 116, 145. Dios es la fuente. No es alguna ley humana natural, estamos
hablando aquí de una obra divina, Dios es la fuente en Jesucristo. Por así
decirlo, Dios se metió en la piel del hombre, sintiendo, viendo, como el hombre
ve. El acto supremo de la misericordia de Dios fue volverse hombre y mostrar
su empatía y su compasión, y su amor, y su gracia y su misericordia al morir en
nuestro lugar.
Toda la misericordia que Dios jamás tendrá en el hombre, ya la tuvo cuando
Cristo murió. La totalidad de la misericordia, no podría haber más. Dios ahora
puede actuar hacia nosotros en gracia, porque Él ya ha tenido misericordia de
nosotros. Esta fuente está ahora abierta y fluyendo, y fluye libremente de la
cruz.
Cantamos de su misericordia algunas veces cuando cantamos estas palabras,
‘Él me vio arruinado en la caída. Él me amo a pesar de todo. Él me salvó de mi
estado perdido, su misericordia aun cuán grande. La misericordia ahí fue
grande que la gracia fue libre, gratuita. Perdón ahí me fue multiplicado, ahí mi
alma cargada encontró libertad en el Calvario. La inundación de misericordia se
abrió en la cruz y fluyó en adelante, y fluyó hacia atrás en base a la obra de
Cristo, para satisfacer la justicia de Dios. Dios tuvo la libertad de derramar
misericordia sobre los suyos. Entonces hemos recibido misericordia de Dios.
“Cada vez que usted inhala, (escribe Tomás Watson, el Puritano), usted inhala
misericordia. Cada bocado de pan que usted come, la mano de misericordia se
la lleva usted. Usted nunca bebe más que una copa de oro de misericordia.” Lo
que él estaba diciendo era, que es misericordia en la que usted vive. Es
misericordia que usted vivirá para siempre.
En tercer lugar, la sustancia de ser misericordioso. Ahora, sabemos que hemos
recibido misericordia. Pero, ¿que hay en ser misericordiosos? Esto emana de la
misericordia de Dios hacia nosotros, es bastante obvio. No necesitamos decir
mucho de eso. Dios ha demostrado misericordia hacia nosotros, hemos tenido
un entendimiento claro, transformador, maravilloso de la misericordia. Hemos
sido llamados a la misma misericordia. Nosotros que hemos recibido
misericordia, hemos sido llamados a darla. ‘Bienaventurados los
misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.’ Hay un tipo de ciclo
aquí, recibo misericordia cuando clamo teniendo hambre y sed de justicia. Me
convierto en dador de misericordia, y de Dios recibo más misericordia.
Cuando me convierto en cristiano, no salgo de la categoría de los
inmerecedores, a la de los merecedores, todavía soy inmerecedor. La realidad
del asunto es que soy igual de pecaminoso, indignos e inmerecedor ahora, de lo
que jamás he sido, de tal manera que toda buena dadiva y todo don perfecto el
Padre nos lo da como un regalo de misericordia. Hay un ciclo aquí, clamo por
misericordia, Dios la da, transforma mi corazón, me convierto en alguien
misericordioso, la daoy y Él derrama más misericordia. Esto, realmente es el
resumen de nuestra salvación.
Romanos 12:1 ‘Así que os ruego hermanos, por las misericordias de Dios’,
¿Cuáles son? Romanos 1 al 11. Todo lo que Dios les da a los suyos, todo en la
justificación, la santificación, la glorificación, está en la categoría de las
misericordias de Dios. Todas son expresiones de su compasión, regalos de su
empatía, todas se atribuyen al hecho de que él se preocupa por los necesitados,
que Él es compasivo hacia los miserables. Sus misericordias, (Lamentaciones)
‘Son nuevas, cada mañana. Lo que tengo encaja en sus misericordias.
Vemos a los fariseos, a quienes Jesús les hablaba. Habían adoptado un enfoque
totalmente diferente de la vida, su idea era golpear a los pobres con mayor
fuerza o daban limosnas en el templo, las cuales eventualmente llegaban a los
pobres, pero tocaban una trompeta anunciando que lo iban a hacer, porque
todo era hecho para llamar la atención a sí mismos. No expresaban ninguna
misericordia, ni empatía, ni compasión, o amor hacia nadie.
Los fariseos buscaban el aplauso de los hombres. Eran obras de misericordia en
teoría, pero de hecho eran obras de vanagloria para tranquilizar sus
conciencias. Lo mismo puede suceder en la actualidad.
Un verdadero hijo del rey tiene que vaciarse del egoísmo antes de que el llene
sus manos de limosnas. Él va a tener que colocarse en el polvo primero, antes
de que pueda levantar al necesitado del polvo. Dios ha sido misericordioso
hacia nosotros, nosotros entonces nos hemos convertido en los
misericordiosos. Es el giro más severo en su salvación, recibir toda la
misericordia de Dios y después ser cruel, no mostrar misericordia, carecer de
compasión hacia aquellos que son pecaminosos, o son miserables, o pobres, o
están necesitados, están sufriendo. Inclusive los que nos persiguen.
Esto es tan sustancial y tan esencial, Santiago 2, “10 Porque cualquiera que
guarda toda la ley, pero tropieza en un punto, se ha hecho culpable de
todos. 11 Pues el que dijo: No cometas adulterio, también dijo: No mates. Ahora
bien, si tú no cometes adulterio, pero matas, te has convertido en transgresor
de la ley. 12 Así hablad y así proceded, como los que han de ser juzgados
por la ley de la libertad. 13 Porque el juicio será sin misericordia para el que no
ha mostrado misericordia; la misericordia triunfa sobre el juicio.” ¿Quiere
colocarse usted en una posición en la que va a ser disciplinado, como ese
hombre que fue perdonado en la parábola de Mateo 18? Entonces, retenga la
misericordia de la gente y Dios va a traer disciplina en usted. Que giro tan
increíble recibir toda esta misericordia nueva cada mañana, y no conceder nada
de misericordia a alguien que lo rodea a usted. Como creyentes continuamos
reconociendo nuestra bancarrota espiritual, continuamos estando tristes por
nuestro pecado, continuamos sintiendo la vergüenza y culpabilidad por esas
cosas que hacemos que deshonran al Señor. Continuamos teniendo hambre y
sed de justicia en el sentido de que queremos buscar el ser más como Cristo, y
manifestar más de su virtud justa. Y continuamente somos los misericordiosos
quienes, de la mano de Dios, como que están en su reino reciben nuevas
misericordias cada mañana.
Mateo 6, “14 Porque si perdonáis a los hombres sus transgresiones, también
vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros. 15 Pero si no perdonáis a los
hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras transgresiones.” ¿Quiere
una vida miserable? No perdone. Eso lo hará a usted miserable.
Agustín hizo de la misericordia algo muy importante, a tal grado que hizo que
ciertas palabras fueran grabadas en la mesa de su comedor. Esto es lo que
quedó grabado en la mesa del comedor de Agustín: “Aquel a quien le encanta
despedazar el nombre de otro, esta mesa no es para él. Entonces, ayune”.
Algunas veces creo que eso debería estar en las mesas de nuestros comedores.
Empezamos a hablar de la gente ahí, ¿no es cierto? Algunas veces no es muy
misericordioso.
Alian, quien fue un escritor romano de historia natural, en sus reportes de la
historia, dijo que en India había algo llamado un ‘Griffin’ g-r-i-f-f-i-n. Y este
animal tenía cuatro patas como una bestia, pero tenía alas como un águila.
Usted lo puede ver en la mitología al griffin. La leyenda era que solo los dioses
sabían. Así es con aquellos que profesan volar en las alas del cielo, pero no
tienen misericordia.
Es posible que la gente sin misericordia pueda profesar ser ciudadanas del
reino, pero en realidad no lo sea. La gente vengativa, justa en sí misma,
defensiva, que se protege a sí misma, que carece de empatía y compasión,
perdón, son como los sacerdotes, el levita que se apresuró en el camino a
Jericó y pasaron junto al hombre golpeado. Necesitamos mostrar misericordia,
en primer lugar y sobre cualquier otra cosa, amados, necesitamos mostrar
misericordia a las almas de pecadores, al darles el evangelio, ¿verdad? Esa es
la cosa más misericordiosa que usted puede hacer, necesitamos mostrar
misericordia a la gente, al apuntarlos hacia la justicia. Necesitamos mostrar
misericordia a la gente al ayudarles a satisfacer sus necesidades. Necesitamos
mostrar a la gente al orar por ellos, necesitamos mostrar misericordia a la
gente al perdonarlos.
Podemos decir que necesitamos mostrar misericordia al predicar el Evangelio.
Necesitamos mostrar misericordia al apuntarlos a la misericordia, si son
desobedientes. Necesitamos mostrar misericordia mediante la oración.
Necesitamos mostrar misericordia al perdonar, y la secuela, al final, y
terminamos, V7, ‘Porque ellos alcanzarán misericordia’. Ellos obtendrán
misericordia, ¿qué es eso? misericordia continua de Dios. No sé usted, pero yo
realmente quiero que todas las misericordias de Dios sean derramadas en mí.
Esto no está diciendo que usted puede ganarse su salvación, que usted va a
obtener la misericordia salvadora de Dios, si usted actúa de manera
misericordiosa. Esto significa que, si usted ha sido hecho una persona
misericordiosa y usted actúa de manera misericordiosa hacia otros, Dios va a
derramar misericordia en usted. No es que sus actos de misericordia le ganan
un mérito para salvación, pero usted obtendrá misericordia. No dice que usted
obtendrá salvación, usted obtendrá misericordia. Pero usted no obtiene
misericordia a partir del mérito. Usted no puede ganarse la misericordia, la
misericordia es dar lo que usted no merece. Dios será misericordioso hacia
usted, si usted es misericordioso hacia otros.
Una y otra vez David clamó, Salmo 86:3, ‘Sé propicio, sé misericordioso hacia
mí, oh Dios’, ‘Sé misericordioso hacia mí misericordioso hacia mí, oh Dios
porque clamo a Ti diariamente.’ Y estas palabras, ‘ciertamente la bondad y la
misericordia me seguirán todos los días de mi vida. Y en la casa de Jehová,
habitaré para siempre.’ No es sorprendente que el salmista dijo en el Salmo 59,
‘Cantaré de tu misericordia’.
Padre, reconocemos con gratitud desde el corazón, tu misericordia en Cristo y
después, que es nueva cada mañana. Te alabamos por tu misericordia continua.
Tus compasiones nunca fallan, grande es tu fidelidad. Estamos inundados por
las misericordias de Dios, que se convierten en la motivación para la dedicación
de presentarnos a nosotros mismos a ti. Haz que seamos los misericordiosos
que han recibido misericordia, para que recibamos inclusive misericordias más
grandes, para que podamos alabarte a ti aún más. Gracias por esta gran
verdad.

El único camino a la felicidad: Sé limpio de corazón


https://www.gracia.org/library/sermons-library/GAV-90-194/el-%C3%BAnico-camino-a-la-
felicidad-s%C3%A9-limpio-de-coraz%C3%B3n

Mateo 5, El Sermón del monte. (La Biblia de las Américas)


1
 Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus
discípulos se acercaron a Él.
 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:
Las bienaventuranzas

Bienaventurados  los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.

Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán
saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.

Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios .

Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de
Dios.
10 
Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia,
pues de ellos es el reino de los cielos.
 11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género
de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí.
 12 Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande,
porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros.
Aprendí a estudiar la Biblia haciendo preguntas, muchas veces poniendo en
aprietos a otros al responder. Este tipo de contexto permite que el que no sabe,
sea guiado por el que si sabe. Cuando digo el qué si sabe, no se refiere única y
exclusivamente a otro ser humano, es válido ser inquisitivo con el Espíritu
Santo.
La primera pregunta que siempre viene a la mente del estudiante de la Biblia es
esta, ¿cuál es el contexto de estas palabras? Palabras como estas no son
creadas a partir de un vacío, no se dicen por casualidad o circunstancia que
existía ahí en el escenario, sino que más bien emergen a partir de un contexto
histórico, religioso y espiritual. Ese es el caso en el Sermón del Monte.
Primero: Cuando Jesucristo vino, Israel estaba en una condición desesperada.
Políticamente había perdido su libertad, bajo el dominio del imperio romano.
Económicamente Israel luchaba porque los romanos demandaban impuestos
exorbitantes. Por eso despreciaban y odiaban a los recolectores de impuestos.
No obstante, espiritualmente Israel también estaba en grandes problemas. Nos
enfocaremos en el contexto espiritual, es lo que la bienaventuranza aborda.
Desde el punto de vista espiritual el pueblo de Israel estaba bajo el yugo
opresivo de los fariseos, quienes eran los religiosos dominantes de la época,
habían malinterpretado la ley de Moisés, como algo que en sí mismo era un
código legal mediante el cual podían ganarse la salvación. Habían añadido
muchas otras leyes, reglas y ordenanzas que constituían e imponían un sistema
incansable, rígido de deberes del pueblo que eran imposibles de cumplir. Por
tanto, el pueblo no podía vivir al nivel de las demandas religiosas existentes de
la época. Eso los dejó sintiéndose oprimidos, frustrados, y culpables.
Razón por la que Juan el Bautista tuvo una respuesta tan amplia y fenomenal a
su ministerio, todo Israel salía al rio Jordán para oírlo. No tuvo un
representante de relaciones públicas, no tuvo publicidad escrita, radio o TV. Sin
embargo, la nación entera salió a oír a Juan el Bautista. En parte debido a que
estaba predicando acerca de pecado y arrepentimiento. Muchos se sentían
culpables por la incapacidad de guardar el sistema legal impuesto sobre ellos,
temerosos por su incapacidad de guardar la ley, por lo tanto, pensaban que
quedarían afuera del reino. Temían ser excluidos del reino de Dios.
No hay dudas de que estaban muy ansiosos y emocionados por buscar un
redentor, y un libertador político para liberarlos de Roma. Buscaban un
libertador económico que los liberara de su pobreza. Pero más que nada
estaban en necesidad de un libertador espiritual que les trajera algo de paz y
satisfacción para su alma, aliviara su culpabilidad, su vergüenza y el
remordimiento que tenían. La ausencia de paz que parecía turbar sus almas.
Estaban clamando por un redentor en todas esas áreas. Dios mucho antes les
había prometido un redentor, la esperanza se había atesorado en sus
corazones, de que ese redentor vendría. Finalmente, Juan el Bautista,
precursor del Mesías, el último de los profetas del Antiguo Testamento vino y
comenzó a predicar que el Mesías estaba por venir. Era momento de preparar
su corazón para que no te quedaras afuera de su reino. El Mesías venía y era
momento de reconocer su pecado y arrepentirse; recibir un perdón disponible y
preparar su corazón para el redentor y para su reino.
La gente no quería quedarse afuera del reino, no quería quedarse sin vida
eterna, no querían perderse todo lo que Dios le había preparado a su pueblo
mediante el Mesías. Entonces estaban buscando a alguien que les ayudara a
enfrentar su culpabilidad y su pecado. De hecho, esto se vuelve evidente.
Conforme estudiamos los evangelios, aunque había una preocupación por la
liberación política de Roma, por la estabilidad y la prosperidad económicas.
También había un asunto clave que estaba sosteniendo los corazones del
pueblo judío, y era este asunto espiritual.
Por ejemplo, Nicodemo quien era ‘el maestro en Israel’, según Juan 3, este
hombre, un fariseo también era un líder de los judíos, un hombre de gran
estatura, vino a Jesús de noche y le dijo, ‘Rabí, sabemos que has venido de
Dios, como Maestro, porque nadie puede hacer estas cosas que tú haces, al
menos de que Dios esté con él.’ Es interesante que Jesús respondió, pero no
había hecho una pregunta, ‘De cierto, de cierto te digo, a menos de que uno
nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios.’ ¿Por qué le dijo esto a él? 
porque él podía leer su corazón. ¿Y cuál fue la pregunta de Nicodemo? La
pregunta de Nicodemo debió haber sido, ¿cómo me aseguro de que no me
pierdo el reino y que entro al reino? Nicodemo vino a Jesús consciente de su
pecado, consciente de su culpabilidad, consciente de su indignidad, y temiendo
de que él podría perderse el reino.
Esa pregunta que molestaba el corazón de Nicodemo, ¿cuál es el estándar justo
para la salvación? ¿qué debo hacer para ser salvo? Para decirlo en el lenguaje
tomado de otro, ¿cómo puedo estar bien con Dios? ¿cómo puedo ser aceptado
por Dios? Era lo que estaba en el corazón de este hombre. No era el único que
pensaba así, muchos de los judíos se preguntaban lo mismo. Más adelante
Jesús en Mateo 6:28, la multitud a la que él alimentó, le preguntaron, ‘¿Qué
haremos para que hagamos las obras de Dios? Ahí de nuevo estaba esa misma
realidad molesta de que algo está mal en nuestras vidas. Hay pecado, hay
culpabilidad, hay una herida que nuestra conciencia nos presenta, tememos
que nuestro pecado nos pueda separar de Dios, tememos que no estemos
haciendo las obras de Dios, que de alguna manera no lleguemos al reino.
En Lucas 10, encontramos esta misma preocupación de nuevo, saliendo a la
superficie. Cierto interprete de la ley habló con Jesús, buscando tentarlo y él
dijo, ‘¿Maestro, que haré para heredar la vida eterna?’ Una pregunta muy
importante. ¿Cómo puedo estar bien con Dios? ¿Cómo puedo conocer a Dios?
¿Cómo puedo recibir vida eterna? En Lucas 18:18, leemos lo mismo de nuevo.
Cierto líder cuestionó a Jesús diciendo, ‘Maestro bueno, ¿qué haré para heredar
la vida eterna? La misma pregunta básica. Diferentes escenarios, pero la misma
pregunta. Dios es Santo, ellos sabían eso. Dios es Justo, Dios ha establecido un
estándar justo, Su ley. Y la violamos, y por mucho que tratemos, no podemos
guardarla. ¿Cuál es la condición que debemos alcanzar para entrar a la
presencia del Dios Santo? ¿Cómo podemos ser salvos de nuestro pecado?
¿Cómo podemos estar seguros de la vida eterna? ¿Cómo podemos entrar al
reino de Dios?
Créanme, esta es la pregunta que estaba con mayor frecuencia en las mentes
de la multitud en el monte galileo, conforme Jesús enseñó estas
bienaventuranzas en el Sermón del Monte en Mateo 5. Esta pregunta los
molesta, es latente en las mentes de sus oyentes. Había ido por toda Galilea,
enseñando en las sinagogas, predicando el evangelio del reino, curando todo
tipo de enfermedades, su fama se había esparcido por todos lados, y finalmente
esta multitud masiva se congrega, y sus corazones básicamente están cargados
con esta gran pregunta, ¿qué tipo de justicia debemos tener para ser aceptados
en el reino de Dios? ¿qué tipo de justicia debemos alcanzar para entrar al cielo
eterno de Dios? Eso estaba en sus corazones, ¿qué demanda Dios de nosotros?
Esa es la pregunta del corazón que Jesús responde en la bienaventuranza, ¿qué
tan bueno debe ser un hombre? ¿qué es requerido? ¿cuál es el estándar?

Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios .
¿Qué es necesario para ver a Dios? lo cual realmente es otra manera de decir,
para entrar a Su reino. Es necesario un corazón limpio. Eso fue algo poderoso.
Eso francamente fue una afirmación que los sacudió. Como puede ver, la gente
en ese entonces como la gente en la actualidad, tiende a medirse a sí misma
por los que lo rodean. Especialmente a los fariseos les encantaba hacer esto,
compararse a sí mismos con otros y de esta manera evaluarse a sí mismos
como mejores que otros. Tenían la esperanza de ser aceptables para Dios, de
manera típica cuando alguien desea probar su virtud, ver su propia virtud,
desea probar su ética, probar su moralidad para elevar su soberbia y sentirse
bien acerca de sí mismo, inevitablemente se mide a sí mismo comparándose
con otro, o junto a otro ser humano que es inferior, es inevitable.
Siempre puedo encontrar a alguien más bajo que yo. En cierta manera funciona
así, me siento mejor que alguien que está debajo de mí. Y el que está debajo de
mi va a encontrar a alguien que está debajo de él, para que él se sienta mejor
por sí mismo. Y el que está debajo de él va a encontrar a alguien que está
debajo de él, con quien compararse para que se sienta mejor de sí mismo. Y
simplemente sigue descendiendo hasta que finalmente el estándar es la
persona más pecaminosa del mundo. Él es el estándar definitivo y si soy mejor
que él, puede que esté bien.
Entonces si lo hago a nivel humano, el estándar más elevado es la peor
persona. Y cuando me mido a mí mismo en contra de ese estándar, puedo
sobrevivir con mi soberbia y autoestima intacta. Pero la realidad del asunto es
que no es la persona más baja en el mundo quien es el estándar, es Dios, el ser
más elevado en el universo. El más Alto, el más Santo, el Dios sin pecado, el
Dios de las épocas es el estándar. Cuando Dios establece el estándar para
virtud justa, él lo establece a Su propio nivel. Entonces el Señor responde a la
pregunta de la gente al decir que únicamente los limpios de corazón verán el
reino de Dios, únicamente los limpios de corazón conocerán a Dios, únicamente
los limpios de corazón heredarán la vida eterna, únicamente los puros de
corazón serán salvos, porque solo ellos alcanzan el estándar de Dios.
Realmente esta es la bienaventuranza clave. Alguien podría decir, ‘Bueno, si
esta es la clave, ¿Por qué no vino primero? ¿Por qué tenemos todas estas
bienaventuranzas preliminares, comenzando en el V3? Porque este es el
pináculo, en cierta manera este es el centro de atención, esta es la joya
primordial y llego hasta ahí, comenzando en el V3, con pobreza en espíritu,
reconociendo mi bancarrota espiritual. Y después lloro por mi condición. Y
después soy manso y humilde, debido a esa condición. Después tengo hambre y
sed de justicia. Se me concede misericordia para que pueda convertirme en
limpio de corazón, lo cual es recibir la justicia que Dios demanda.
Como podemos ver, los fariseos los peores de ellos, los legalistas, pensaban
que era suficiente mantener alguna pureza externa, alguna religión externa,
pero aquí Jesús despedaza esa suposición falsa y dice, ‘Los únicos que verán a
Dios, son los limpios de corazón’. Y sabe una cosa, inicialmente esto no habría
aliviado la carga, esto simplemente la habría multiplicado porque de manera
típica, los fariseos y los otros judíos que podrían haber sentido algo de
culpabilidad, habrían estado sintiendo culpabilidad por su incapacidad de
cumplir al nivel de la ley de Dios. Se habrían estado sintiendo culpables por el
hecho de que no había vivido al nivel del estándar de Dios, habrían estado
sintiéndose culpables por el hecho de que no podían vivir al nivel del estándar
de Dios, que no podían alcanzar la obediencia perfecta a Su ley, y como
consecuencia sentían culpabilidad y temor y ansiedad por no entrar al reino. En
lugar de aliviar ese tipo de presión el Señor añade más presión al decir, ‘Bueno,
por no decir nada de lo que están haciendo por fuera, hablemos de esto, nunca
verán a Dios a menos de que sean absolutamente puros en el interior, lo cual
multiplica, por los menos inicialmente, el temor.
Entonces la Palabra del Señor realmente encaja en el flujo de las
bienaventuranzas, son los limpios de corazón entonces, los que se convierten
en los pacificadores en el versículo 9. Son los limpios de corazón, entonces en
el versículo 10, que son perseguidos. Son los limpios de corazón, versículo 11,
que son insultados, perseguidos, y en contra de quienes se habla toda maldad
de manera falsa. Son los limpios de corazón, versículo 13, que son la sal de la
tierra. Son los limpios de corazón, versículo 14, que son la luz del mundo.
Entonces realmente avanzamos a esta afirmación magnifica. Ahora, la palabra
‘bienaventurados’ aquí la hemos estado traduciendo como la palabra ‘feliz’ o
‘gozoso’, pero debemos definir lo que queremos decir con eso. No estamos
hablando de algo que es superficial. Quizás una buena traducción de
bienaventurados, para añadir a las otras que les he dado, es decir que es una
condición de bienestar, de bienestar espiritual que resulta de la salvación. El
bienestar es una buena manera de traducirla, prosperidad espiritual.
‘Prósperos son los limpios de corazón.’
Y claro, creo que los legalistas judíos estando de pie ese día, los legalistas
farisaicos, y todos aquellos que seguían su línea, fueron el objetivo directo de
las palabras de Jesús, porque como usted sabe, estaban trabajando duro y
responder a la pregunta de, ¿cómo realizo algún acto externo? Y Jesús
simplemente despedazó el sistema entero con esa afirmación. Él simplemente
desmanteló cualquier enfoque externo de llegar a Dios al decir que las únicas
personas que entrarán al reino de Dios, las únicas personas que
experimentarán la vida eterna, las que verán a Dios, son aquellas que son
limpias en el interior.  Eso debió haber entrado como una espada dividiendo el
alma y espíritu como el escritor de Hebreos lo expresa.
Acaso los judíos, inclusive ellos, habían fallado en no reconocer las
implicaciones y hechos del Antiguo Testamento, como el Salmo 51:6, ‘He aquí
tú amas la verdad en lo íntimo’. O como cité esta mañana Oseas 6:6, ‘No me
delito en sacrificios sino en lealtad u obediencia.’ Oh ‘El hombre mira lo que
está delante de sus ojos, pero Dios mira el corazón.’ Ellos estaban haciendo lo
imposible por concentrarse en lo externo, y no podían hacer nada por lo
externo. En el Salmo 24, usted tiene un retrato hermoso de esta lucha. David es
el salmista, y él se retrata a sí mismo como un peregrino y él va a una fiesta en
Jerusalén. Este es un gran acontecimiento, su corazón está emocionado
conforme él se acerca a la gran ciudad, conforme él se acerca al gran templo.
Pero conforme él se acerca en toda la euforia de la experiencia de celebrar esta
fiesta en Jerusalén y estar en el templo, él es azotado con una realidad que lo
humilla. Versículo 1, Salmo 24, ‘De Jehová es la tierra y todo lo que en ella hay,
y el mundo y todos los que en el habitan. Porque él lo ha fundado sobre los
mares y lo ha establecido sobre los ríos. Después el hace esta pregunta, ¿quién
ascenderá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en pie en su lugar santo?
Conforme él se mueve hacia Jerusalén, y conforme él espera el entrar en el
templo, él es detenido por así decirlo, mentalmente, y él hace la pregunta,
¿cómo voy a ser digno de entrar a la presencia de Dios? ¿quién va a entrar ahí?
Y él responde a la pregunta, porque él conoce la respuesta. No alguien que ha
guardado la ley de Dios perfectamente o alguien que ha cumplido todos los
requisitos ceremoniales, sino que más bien, versículo 4, ‘el que tiene manos
limpias y ¿qué? un corazón puro, que no ha levantado su alma a la mentira, y
no ha jurado engañosamente. Él recibirá una bendición, ahí está la
bienaventuranza. Una bendición del Señor, y justicia del Dios de su salvación.
Ahí está la imputación, ahí está la justificación, el que Dios concede justicia
divina al pecador, él recibe justicia, él recibe bendición, sus manos están
limpias, y a él se le ha dado un corazón limpio. Usted tiene ahí justificación, y
usted tiene ahí conversión, transformación.
¿Quién va a ver a Dios? ¿Quién tiene el derecho de ascender a su monte santo?
¿Quién tiene el derecho de entrar a su presencia? Aquellos a quienes se les ha
dado su justicia, y han sido limpiados en el interior mediante la limpieza o el
lavamiento de la regeneración, y la renovación del Espíritu de Dios. Creo que
Isaías vio la misma realidad, en Isaías capítulo 59, simplemente unos cuantos
versículos del capítulo, versículo 1, ‘He aquí la mano de Jehová no se ha
cortado que no puede salvar, ni su oído no puede oír. Dios es un Dios salvador,
Dios está dispuesto a salvar. El problema no es Dios, versículo 2, sino que
vuestras iniquidades han hecho una separación entre vosotros y vuestro Dios.
Y vuestros pecados han escondido Su rostro de vosotros, para que Él no oiga’.
Y él sigue hablando acerca de esos pecados en los siguientes versículos,
comenzando en el versículo 3, vaya al versículo 12. ‘Nuestras transgresiones
están multiplicadas delante de ti, y nuestros pecados testifican contra
nosotros, porque nuestras transgresiones están con nosotros y conocemos
nuestras iniquidades.’ Versículo 16, ‘Y cuando él vio que no había hombre, y
quedó sorprendido porque no había uno que intercediera, entonces su propio
brazo le trajo salvación y su justicia lo sostuvo. Y él se vistió de justicia como
una coraza, y un yelmo de salvación en su cabeza. Y se vistió de vestimenta de
venganza por ropa, y se enredó de celo como un manto.’ Dios vio la situación
del pecador, y Dios vio que no había hombre que librara al pecador, entonces
Dios se armó a Sí mismo de salvación para venir y salvar. Versículo 20, ‘Y él
vino, y un redentor vendrá Sion, ese redentor será Dios mismo, él vendrá a
aquellos que se vuelven de la transgresión.
Isaías vio el problema, lo que era requerido era el arrepentimiento, lo que era
requerida era justicia imputada, lo que era requerido era transformación del
corazón, nueva creación, regeneración, y fuera de eso ningún hombre puede
ver a Dios sin importa cuanta religión externa ese hombre pueda practicar. El
profeta Ezequiel lo escribió de esta manera, Ezequiel 36:25, Dios está
hablando, ‘Rociaré agua limpia en vosotros y seréis limpios’, Dios tiene que
limpiar tu corazón. ‘Os limpiaré de toda vuestra inmundicia y de todos vuestros
ídolos’. Además, iré más allá de eso, ‘Os daré un nuevo corazón y colocaré un
nuevo espíritu dentro de vosotros y quitaré el corazón de piedra de vuestra
carne, y os daré un corazón de carne.’ Esa es una promesa de regeneración del
Nuevo Pacto. Eso es nuevo nacimiento, eso es transformación, eso es
santificación. Colocaré mi espíritu dentro de vosotros y haré que caminéis y
que tengáis cuidado de observar mis ordenanzas. Y viviréis en la tierra que di a
vuestros ancestros, para que seáis mi pueblo y Yo seré vuestro Dios.’ Además,
‘Os salvaré de toda vuestra inmundicia; llamaré al grano y lo multiplicaré, y no
traeré hambre sobre vosotros’. No más juicio.
Como puede ver, el juicio siempre le ha pertenecido a corazones que son
limpios, siempre le ha pertenecido a aquellos que han sido limpiados, e
inclusive en el cristianismo en nuestra época, no es diferente, tenemos esas
personas que tienen una religión de cabeza, tenemos esas personas y usted
oyó sus testimonios en el bautismo en esta noche, que han sido criados en una
religión ceremonial, que tenían una culpabilidad que los molestaba, vergüenza,
temor, duda, ansiedad. Usted oyó sus testimonios, ¿no es cierto? Fueron a sus
diferentes iglesias, cumplieron con los diferentes rituales, querían saber cómo
entrar al reino, querían saber lo que era requerido. Pensaban que quizás
podrían alcanzarlo y vivieron con una culpabilidad por quedar cortos. Hasta que
finalmente la misericordia de Dios y su gracia, Él los quebrantó bajo el peso de
su propio pecado y clamaron a Él, pobres en espíritu y llorando, y mansos. Le
hablaron de su hambre y sed de justicia, él derramó misericordia sobre ellos y
purificó sus corazones para que pudieran verlo.
Dios llama a una religión de corazón. Un pecador en la condición en la que está,
de manera natural es totalmente inaceptable para Dios, totalmente inepto para
su reino sin importar cuan religioso sea él. No importa cuán filántropo sea él,
no importa cuánto de la leche o de la bondad humana él de, no importa cuán
moral sea, no importa cuán bueno sea humanamente, no importa cuán amable
sea hasta que él tiene un corazón limpio, un corazón purificado y ha sido
cubierto con el atuendo de justicia, él nunca verá a Dios. Dios demanda
santidad. 1ra de Pedro 1:16 dice, ‘Seréis santos porque yo soy santo.’ Ahí está
el estándar, nadie cumple con el estándar. ¿Qué hace con esto? 1ra de Pedro 1
de nuevo, tiene un problema, necesita un redentor. Necesita una justicia que
no es de usted, necesita una pureza que no es de usted, necesita un Dios que le
concederá a usted justicia que le pertenece a Él y después le dé a usted un
corazón nuevo.
Y entonces, 1ra de Pedro 1:18 dice, que eso es lo que Dios ha hecho, ‘fuisteis
redimidos, fuisteis comprados de regreso del pecado, no con cosa perecederas
como plata u oro, sino, versículo 19 ‘con la sangre preciosa como de un cordero
sin mancha, la sangre de Cristo.’ Y, versículo 22 en obediencia a la verdad, de
Cristo, (el evangelio), habéis purificado vuestras almas.’ Ha nacido de nuevo
mediante la Palabra de Dios imperecedera, viva y permanente. Eso es lo que es
necesario.
Cates B. Padgett escribió un pequeño poema que se volvió una canción hace
unos años atrás y lo dijo de esta manera, ‘Tan querido, tan querido para Dios,
no podría ser más querido, porque en la persona de su hijo, tan querido como
él, tan cercano, tan cercano a Dios, no podría estar más cercano porque en la
persona de Su Hijo estoy tan cercano como él.’ Eso es lo que significa haber
recibido la justicia de Cristo imputada a nosotros. Eso es lo que significa haber
sido transformado, regenerado, que se le haya concedido vida nueva, la vida
misma de Dios y que Cristo mismo haya establecido su residencia en nuestros
corazones.
Ahora, definamos aún más nuestros términos. ¿Qué es lo que realmente está
involucrado en ser limpios de corazón? Preguntamos un poco de contexto,
ahora hagamos una segunda pregunta. ¿Qué está involucrado en ser limpio de
corazón? Bueno, hablemos de corazón por un momento. Kardia, de la cual
obtenemos nuestra palabra en inglés, ‘cardiaco’. La palabra
griega kardia simplemente significa ‘el corazón’. El Señor se concentra en el
punto medular aquí, los más religiosos en Israel y los más religiosos en la
actualidad, desde el punto de vista de la sociedad, son los que hacen el mayor
esfuerzo religiosamente a nivel externo. Y los fariseos guiaban el desfile en su
época, siempre estaban limpiando sus manos, y limpiando sus contenedores y
sus sartenes, y siempre estaban trabajando en el exterior, ignorando el
interior. Estaban diezmando todo hasta la semilla más pequeña posible,
estaban atravesando por sus oraciones ritualistas pero ignoraban el amor y la
justicia y la verdad, como el Señor lo señaló. Habían sustituido las tradiciones
de los hombres por los mandatos de Dios.
Y Jesús dijo, ‘Esto no tiene que ver con lo que hacen en el exterior. Esto va al
corazón, al centro de su persona.’ ¿Qué es el corazón? Bueno obviamente es un
músculo. Lo vemos fisiológicamente, pero lo vemos como algo más que eso.
Hablamos de amar a alguien con todo tu corazón, eso es algo en cierta manera
extraño, que decir. No decimos que amamos a alguien con todo nuestros
riñones, o hígado, o tiroides u otra glándula. No sé cómo quedamos en eso,
excepto que lo heredamos en cierta manera de esta idea hebrea. El corazón es
la fuente de la vida, porque bombea el fluido de la vida en nuestros cuerpos. El
corazón es usado en las Escrituras, realmente en la mayoría de los casos para
referirse a la mente, la parte que piensa en nosotros, e involucra la emoción, lo
cual es parte del pensamiento. Pero es la fuente de la personalidad.
En cierta manera es un símbolo de nuestra persona interior. Porque cual es su
pensamiento en su corazón, la Biblia dice, así somos. Proverbios 4:23 lo dice,
‘Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón porque de él mana la vida.’ Esa es
la mejor definición del Antiguo Testamento del corazón. El corazón es esa parte
de nosotros, de la cual todo los asuntos de la vida emana. Hacer la voluntad de
Dios del corazón, eso es de la persona interior, el ser interior. El corazón es la
fuente de todo lo que es lo mejor y lo peor de nosotros, porque el corazón  
realmente es la persona interior. El corazón por lo tanto es engañoso, más que
todas las cosas y perverso, ¿quién lo conocerá? dijo el profeta Jeremías. En
Génesis dijo que ‘todo designio de los pensamientos del corazón’, hablando del
hombre, ‘era de continuo, solamente el mal’. Entonces el corazón es lo que
piensa y siente. El corazón es nuestra persona, nuestra persona interior.
Y entonces lo que el Señor está diciendo en esta bienaventuranza, es que,
antes de que me veas, tiene que ver un cambio sustancial en la médula de tu
ser. No tiene que ver con la religión, no tiene que ver con lo de afuera, tiene
que ver con lo de adentro. Tiene que ver con una cambio dramático total de la
persona interior, el problema está en el corazón. Entendemos eso, porque eso
es lo que decimos. Hablamos de un problema y decimos, ‘Bueno, el corazón del
problema, y…’ con eso nos referimos a la médula misma, a la esencia misma en
donde todo está contenido, todo aquello que nos define. Esa es la razón por la
que David, después de su gran pecado, Salmo 51:10 dijo, ‘Crea en mí un
corazón, (qué?) limpio Dios’ ¡quiero un corazón limpio!
Y David y Saúl, ciertamente ilustran esa verdad. Cuando Dios llamó a Saúl a ser
rey, 1ro Samuel 10:9, la Biblia dice que Dios le dio otro corazón. No se refirió a
que tuvo un trasplante, se refirió a que Dios lo cambió en el interior, en la
medula misma de su ser. Y al principio de su reinado fue bueno, pero después
él desobedeció a Dios al actuar como si el pudiera funcionar como un
sacerdote, pero no podía. Estaba prohibido y Samuel dijo, ‘El Señor dice que el
reino no continuará, porque el Señor ha buscado un hombre conforme a su
corazón. Dios le dio otra predisposición, Dios le dio otro corazón otra especie
de dirección desde el interior, para ser rey. Pero no fue un corazón conforme al
corazón de Dios. 1ro Samuel 13:14 dice que Dios estaba buscando un hombre
conforme a su corazón. ¿Quién fue ese hombre? David. David fue ese hombre
conforme al corazón de Dios. Salmo 9, Salmo 119, Salmo 26, Salmo 27, Salmo
28, usted lo ve ahí. ¿Cuál fue el secreto de David? Salmo 57:7, ‘Mi corazón está
fijo Dios, mi corazón está fijo’. Tú me has dado un nuevo corazón, y está
concentrado en Ti. Salmos 16, ‘A Jehová siempre he puesto delante de mí, por
lo tanto mi corazón está contento.’
Como puede ver, los judíos no estaban esto. Se concentraban en lo exterior, y
nada en el corazón. Y, sabe una cosa, creo que en la profundidad de su ser lo
sabían, que todo ese legalismo y todo ese esfuerzo para llegar ahí, los hacia
quedarse cortos, y esa es la razón por la que tenían la culpabilidad, y esta es la
razón por la que la pregunta surgía y surgía, este temor continuo de que quizás
no entrarían al reino y como puedo asegurarme de que llegue. Bueno, que hay
acerca de la palabra limpio. ¿De qué está hablando ‘limpio’? Es la
palabra katharos, katharos. Supongo que en nuestra cultura, la limpieza o la
pureza podría ser vaga.
Algunas veces podríamos pensar en la pureza como algún tipo de vida
puritánico o fuera de moda, estrecho de mente que restringe la vida. La pureza
o la limpieza podría aparecer un poco insípida, algo aburrida, usted sabe. Como
si todo fuera pureza, entonces usted realmente sería una persona aburrida,
quien querría estar cerca de usted de cualquier manera. Usted sería tan
intimidante y tan aburrido y tan poco interesante. Digo, ¿acaso no ayudaría una
pequeña mezcla de impiedad, en cierta manera para darle sazón a su vida. Un
poeta en Estados Unidos, hace años atrás dijo, ‘¿Alguien me podría dar algo de
consejo para ser un poco grosero y un poco amable?’
La palabra katharos viene del verbo griego katharizo, lo cual significa ‘limpiar
de inmundicia, impureza’, eso es lo que significa. Significa en un sentido moral,
estar libre de la contaminación del pecado. Es semejante al latín castus, la cual
es la raíz de la palabra en inglés ‘casto’. Y cuando hablamos de algo que es una
catarsis, usted ha oído esa palabra, la gente atraviesa por una catarsis, es una
limpieza. Búsquelo en el diccionario. Viene de katharizo algo que ayuda como
una catarsis. Es una medicina, que es un agente usado para purificar, para
limpiar. Entonces, de lo que estamos hablando aquí es, de gente que ha sido
limpiada. Aquellos cuyos interiores han sido limpiados. Y eso es exactamente lo
que salvación hace, ¿no es cierto?
Y entonces, ¿qué está buscando Dios? Él está buscando a personas cuyo
corazón ha sido limpiado. Aquellos que tienen la médula de su naturaleza
regenerada. Aquellos a quienes se les ha sacado ese corazón antiguo de piedra,
esa médula antigua pecaminosa, rebelde, ha sido sacada y  ha sido
reemplazada por un corazón nuevo. Han sido lavados. Jeremías 32, Dios dice,
‘Les daré un corazón y me temerán para siempre.’ Eso es lo que Dios busca,
corazones puros. Y ustedes saben eso, ustedes lo saben. Jesús predicó esto,
Jesús predicó que un hombre necesitaba tener un solo corazón, un corazón
limpio. En el mismo sermón, el Sermón del Monte, él dice, versículo 21 de
Mateo 6, ‘Porque donde esté vuestro tesoro, ahí también estará vuestro
corazón’. ¿En dónde está su corazón? Usted no puede servir a Dios y al dinero.
Singularidad de corazón era lo que él tenía en mente. Y esto está a lo largo del
Nuevo Testamento, el apóstol Pablo habla de integridad. Santiago habla de
esto, Santiago 4:4 ‘Almas adulteras, no sabéis que la amistad con el mundo es
enemistad contra Dios. Por tanto todo aquel que quiere ser amigo del mundo se
constituye en enemigo de Dios. Por lo tanto, acercaos a Dios y él se acercará a
vosotros. Limpiad vuestras manos, vosotros pecadores y purificad vuestros
corazones.’  Eso es la salvación.
Aquí es en donde llegamos en las bienaventuranzas, realmente al pináculo aquí
en donde Dios viene en misericordia y limpia el corazón. Y es solo entonces,
que veremos a Dios, cuando el corazón ha sido limpiado. No es sorprendente
que David dijo, ‘¡Crea en mí un corazón limpio, oh Dios!’ Y esa realmente debe
ser la oración de todo penitente. Y después, usted sabe, la vida sigue así
conforme usted vive la vida cristiana, usted continua clamando, como David lo
hizo, que Dios mantenga ese corazón limpio y puro.
Hagamos otra pregunta, cuando hablamos de limpieza en el corazón, o pureza
en el corazón, ¿de qué es realmente de lo que estamos hablando? ¿cuántos
tipos de pureza hay? Buena, hay varias cosas de las que podemos hablar. En
primer lugar, llamemos a la primera, pureza primitiva. Y vamos a hablar de esta
brevemente. Pureza primitiva. Los teólogos podrían usar eso para expresar esa
pureza que está en Dios originalmente. En otras palabras, es esa pureza que es
esencial a la naturaleza de Dios como la luz es al sol, como mojado es al agua.
Eso no es innato en nosotros, no tenemos pureza primitiva, tenemos impureza
primitiva. Pero la pureza primitiva se refiere a esa pureza que está en Dios
originalmente.
En segundo lugar está la pureza creada. Y la pureza creada, sería esa pureza
que Dios coloca en su criatura y ciertamente lo hizo en la creación de los
ángeles, y los hombres. Originalmente los ángeles fueron creados puros y
también Adán y Eva. Nosotros no participamos en ninguna de esas dos.
Nosotros que hemos nacido de Adán después de la caída, únicamente
conocemos impureza en nuestro estado natural.
En tercer lugar esta lo que podríamos llamar, pureza definitiva. Esa es aquella
pureza que le pertenecerá a los santos en la glorificación. Viene un tiempo
cuando seremos glorificados y entonces llevaremos un tipo esencial de pureza.
De hecho, seremos como Cristo. Seremos conformados a su propia imagen,
compartiremos su santidad. Pero, en cuarto lugar, está la pureza imputada,
está la pureza imputada. Esta es pureza concedida a todo creyente en el punto
de la salvación. Esto es a lo que nos referimos con la justicia imputada o
justificación, en donde Dios nos imputa a nosotros la justicia misma de Cristo.
Nos volvemos la justicia de Dios en él. Pablo en Filipenses 3 dice, ‘No tengo una
justicia mía, pero la que es de Dios, dada a mí mediante la fe en Cristo.’
Ahora, ver a Dios no demanda pureza primitiva, de lo contrario ninguno de
nosotros jamás veríamos a Dios porque todos nacemos en pecado. No demanda
pureza creada porque nosotros quienes nacimos de Adán, después de la caída,
no tenemos pureza creada. No demanda pureza definitiva y perfecta
personalmente que equivale a la de Cristo, porque eso es inalcanzable para
nosotros. Pero demanda pureza imputada mediante la fe en Cristo, y Dios
concediéndonos esa pureza.
Pero después hay otra pureza. Le llamaremos a esa pureza, pureza
regeneracional. Esa es la pureza que es producida en nosotros mediante el
nuevo nacimiento. Se manifiesta en anhelos santos y aspiraciones santos, y en
el amor de la ley de Dios y el amor de la adoración, y el amor hacia los
cristianos y el amor hacia el servicio de Dios y la esperanza de gloria.
Bienaventurados los, bienaventurados significa feliz, contento, satisfecho,
gozoso y en un estado de bienestar espiritual y prosperidad. Son aquellos que
son limpios de corazón. Se nos ha dado la pureza imputada a nosotros en la
justificación, se nos ha dado la pureza impartida a nosotros en la regeneración
y esperamos la pureza que se convertirá esencial para nosotros en la
glorificación. Esto es maravilloso.
Mientras tanto, trabajamos en otro tipo de pureza, vamos a incluir otra. Pureza
práctica, ¿no es cierto? ‘Limpiándonos a nosotros mismos de toda inmundicia
de carne, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.’ 2da Corintios 7:1.
Nos separamos a nosotros mismos del pecado conforme nos esforzamos por
vivir una pureza práctica. Y entonces, aquí se dirige a los limpios de corazón.
Eso me lleva a una tercera pregunta. Primera pregunta, ¿cuál es el contexto
para estas palabras? Segundo pregunta, básicamente, ¿qué significan? Tercera
pregunta, ¿qué es esta pureza? Y cuarta pregunta, ¿cuál es promesa apegada a
esta pureza? Respuesta, versículo 8, ‘Ellos verán a Dios’. Opsontai, me encanta
eso, realidad continua. Para nosotros es reflexivo, ellos mismos de manera
permanente y continua estarán viendo a Dios.
Ahora, usted tiene que entender esto. Digo, le digo esto a usted y tiene cierto
significado, pero me temo que mucho menos para un judío. En primer lugar, ver
a Dios era algo aterrador, ¿no es cierto? ¿Usted conoce a alguien en el Antiguo
Testamento que vio a Dios y vivió? Solo uno, o dos, o tres quizás, y no vieron la
gloria completa, de lo contrario nunca habrían sobrevivido. Moisés vio la gloria
velada. Isaías vio una porción de Él. Y Ezequiel vio algo. Pero ver a Dios
amenazaba la vida y era mortal. Inclusive ver a un rey era bastante
sorprendente en las cortes orientales de los tiempos antiguos. Los reyes vivían
en gran aislamiento por causa de la seguridad y la ilusión de la deidad, o de
una virtud muy especial. Era muy raro, era muy raro y era un privilegio
distintivo ser admitido para ver al monarca. Usted de alguna manera podía
verlo pasando, pero ser admitido para ver al monarca y estar
permanentemente en su presencia y verlo cara a cara simplemente era algo
que no sucedía.
La reina de Sabá, quiso dicho privilegio y de hecho se le concedió ver a
Salomón pero solo personas muy especiales llegaron a estar cara a cara con el
rey. Y de nuevo, creo que esto fue dirigido a los corazones de la gente del
pueblo. La pregunta en los corazones era, ¿qué vamos a hacer para
asegurarnos de que vemos a Dios? ¿qué necesitamos hacer para asegurarnos
de que veremos al Rey en Su Reino? Moisés dijo, Te ruego, muéstrame Tu
gloria? Como el ciervo brama por la corriente de las aguas, así mi alma te
busca. Tiene sed de ti. Oh Dios, mi alma tiene sed del Dios vivo. ¿Cuándo
vendré y me apareceré delante de Dios?’ Digo, era el gran anhelo de los
corazones del pueblo de Dios ver a Dios. Inclusive los discípulos dijeron,
‘Muéstranos al Padre.’ Ver a Dios era muy importante, y muy remoto.
Pero realmente fue el clamor del corazón estar en el reino, y ver al rey. Y Dios
dice, ‘Me verás, si tu corazón ha sido limpiado.’ Y sabe una cosa, cuando su
corazón era limpiado, la vista era inmediata. Vemos a Dios, ¿no es cierto?
mediante el ojo de la fe. Vemos a Dios en toda su gloria mediante la revelación
de las Escrituras. Algún día veremos la gloria refulgente de la luz de Dios en
esplendor eterno. Algún día veremos a Jesús cara a cara, en forma glorificada.
Pero hasta ese entonces lo vemos con el ojo de la fe. Vemos a Dios en la
historia, vemos a Dios en las circunstancias, vemos a Dios en la creación,
vemos a Dios en la providencia, vemos a Dios de manera más clara en la
revelación en las Escrituras. Y el verbo aquí es usado de manera figurada, ver
al Dios en el sentido de conocer a Dios, estar consciente de su presencia y
poder.
Cuando los discípulos le dijeron a Jesús, ‘Muéstranos al Padre.’ Él les respondió
diciendo, ‘Tanto tiempo he estado con vosotros y todavía no me conocen. Han
estado viendo al Padre’. Como puede ver, purificar el alma, limpia la visión del
alma para que veamos a Dios. ¿No es sorprendente que cada domingo por la
noche, cuando usted ello estos testimonios de la transformación tremenda que
se lleva a cabo y como de pronto, Dios se vuelve claro y conocido a la gente?
Como también en el caso de usted. Lo que sucede es que la oscuridad se
convierte en luz, y la ceguera se convierte en vista. Y la limpieza de corazón
limpia la visión del alma y de pronto usted ve a Dios. Usted lo ve en su
creación, usted lo ve en la providencia, usted lo ve en las circunstancias, usted
lo ve en las Escrituras, usted lo ve operando en las vidas de la gente que los
rodea a usted. Pero algún día, usted lo verá cara a cara en toda Su gloria.
Cuando yo en justicia al fin tu rostro glorioso vea. Cuando toda la noche de
cansancio termine y me despierte contigo para ver las glorias que permanecen,
entonces estaré satisfecho. Eso es lo que David quiso decir cuando dijo, que
estaré satisfecho cuando despierte a su semejanza. Solo los limpios de corazón
conocen a Dios, ven a Dios, y tienen comunión con Dios ahora y para siempre.
Simplemente, para cerrar. ¿Cuáles son las señales de un corazón limpio?
¿Cuáles son las señales? Simplemente se las voy a dar a usted. Usted puede
pensar en ellas por usted mismo. Uno, integridad y sinceridad, integridad y
sinceridad. Uno en cuyo espíritu no hay engaño. En otras palabras, hay un
anhelo real de justicia, un amor real hacia Cristo y hacia Dios. En segundo
lugar, un hambre por mayor pureza. Si usted tiene un corazón puro, está
insatisfecho con el pecado presente, porque va en contra de la médula de su
nueva naturaleza. En tercer lugar, un odio hacia el pecado. Salmos 119:104 el
salmista dijo, ‘Odio todo camino falso. En cuarto lugar, un amor hacia otros que
conocen al Señor. Un amor hacia otros creyentes, amor de un corazón limpio,
1ra Timoteo dice.
Y pienso simplemente en otro pensamiento, estar preocupado con Dios. Vivir
en asombro de Dios, vivir una vida adoradora, anhelando que su voluntad sea
cumplida, que su gloria venga. Ahí está, no es difícil de definir las indicaciones
de un corazón limpio. Integridad o sinceridad, un hambre de pureza mayor, un
odio hacia el pecado, un amor hacia otros creyentes y una preocupación con la
gloria de Dios y la honra de Dios. Esto es lo que significa ser limpio de corazón,
y estos son los que ven a Dios. Y veremos la próxima vez que estos son los que
se vuelven los pacificadores.
Bueno, oremos. Gracias Padre por una noche maravillosa. Gracias por estos
queridos amigos que han venido a sentarse y oír tu Palabra. Lleva a cabo tu
obra en todo corazón, tu voluntad perfecta para tu gloria, en el nombre de
Cristo. Amén.

El único camino a la felicidad: Sé pacificador


https://www.gracia.org/library/sermons-library/GAV-90-195/el-%C3%BAnico-camino-a-la-
felicidad-s%C3%A9-pacificador

Bueno, abramos la Palabra de Dios en esta noche y vamos a tener una especie
de estudio bíblico juntos en Mateo capítulo 5, conforme vemos el versículo 9.
Estamos estudiando las bienaventuranzas, esta es la bienaventuranza número
siete. Una enseñanza maravillosa de nuestro Señor que resume el asunto de la
salvación. Él llevó a cabo esta enseñanza conforme él comenzó el gran Sermón
del Monte, el cual se extiende hasta el final del capítulo 7. Esta
bienaventuranza en el versículo 9 es, ‘Bienaventurados los pacificadores,
porque ellos serán llamados hijos de Dios’. Este es un gran tema del que hablar
y en cierta manera vamos a hablar en torno a ese tema. No les voy a dar una
especie de bosquejo exótico que seguir, aunque vamos a tratar de delinear
nuestros pensamientos en base a algunas preguntas, como lo hemos hecho a lo
largo del estudio de las bienaventuranzas.
Esta es enseñanza elemental, esto es medular, esto es una especie de resumen
del Evangelio del Nuevo Testamento. Enseñanza muy, muy importante de la
boca de nuestro Señor. Resume todo. Usted podría decir que desde el versículo
3 hasta el versículo 12 usted tiene un resumen de lo que significa estar en el
reino, lo que significa ser salvo, lo que significa ser un creyente, lo que significa
conocer a Dios. Todo está encerrado en estas afirmaciones increíbles, que
comienzan, ‘Bienaventurados los…’.
Y llegamos al versículo 9, a este tema de la paz. Y claro, ese es un tema central
a lo largo de la Biblia. La idea de la paz de hecho permea la Biblia. Abre y
termina con paz. Cuando Dios originalmente creó al hombre y a la mujer y los
colocó en el huerto, fue un huerto de paz. Después vino la caída y la paz fue
interrumpida. La paz con Dios fue interrumpida, la paz entre los hombres fue
interrumpida, después en la cruz Jesús vino y trajo paz al corazón. Algún día
Jesús regresará y establecerá un reino de paz. Y en el cielo nuevo y tierra
nueva definitivos disfrutaremos de paz eterna.
Entonces, realmente la historia de la redención es la historia de la paz. Paz
perdida, paz recuperada en el corazón, paz recuperada en la tierra y finalmente
paz recuperada en el estado eterno. De hecho, hay casi cuatrocientas
referencias a la paz en las Escrituras. La única razón por la que en la actualidad
no hay paz, es porque hay un conflicto serio que se está llevando a cabo en el
mundo que puede ser resumido simplemente en este sentido, el hombre está
en guerra con Dios. Ese es el problema. Y ese ha sido el problema desde que
Adán y Eva pecaron en el huerto desde la caída, cuando la paz fue interrumpida
de manera total y quitada de la tierra, se ha estado llevando a cabo una guerra
con Dios, no solo el hombre está en guerra con Dios sino también lo está
Satanás y su hueste de ángeles caídos. Como consecuencia hay conflicto tanto
a nivel angelical como al nivel humano en este universo.
Entonces, estamos aprendiendo de la paz, lo que esa paz significa y como ser
pacificadores. Y esto es crítico, conforme lo entendemos. Al llegar a la séptima
bienaventuranza, al llegar al séptimo peldaño por así decirlo, el cual asciende
por la escalera de la bendición, llegamos a este asunto tan importante de ser
pacificadores. Eso sería decir que somos los agentes para restaurar la paz.
Tenemos la responsabilidad de traer la paz a corazones que de otra manera
están turbados. Traer la paz en donde de otra manera habría únicamente
conflicto. Dios le ha dado una prioridad elevada a la labor de traer paz. Y quiero
apresurarme a añadir que Él no les dio esta responsabilidad a los políticos.
No les dio inclusive la responsabilidad a los estadistas, no se la dio a los
diplomáticos, no se la dio a los árbitros, no se la dio a los abogados, no se la dio
a los jueces, no se la dio a los reyes. No se la dio a los presidentes, no se la dio
a los ganadores de Premios de la Paz Nobel, no se la dio a la Liga de las
Naciones, no se la dio a las Naciones Unidas, no se la dio al Concilio Mundial de
las Iglesias. No existe ningún orden eclesiástico de ningún concilio de hombres,
que ninguna manera o forma o apariencia pueda traer la paz real. Estos
pacificadores son muy diferentes. Totalmente diferente de todo lo que el
mundo identificaría como un pacificador. Y nos da gusto eso, porque hemos
tenido suficiente de los pacificadores del mundo y su fracaso continuo.
De hecho, si usted estudia las Escrituras, está por venir en el futuro el
pacificador que quizás de manera más aparente y superficial y temporal el
mundo jamás conocerá. Y él es conocido por nosotros por el nombre de
Anticristo. Y él, como los otros pacificadores, realmente no es más que alguien
que contribuye a más conflictos. Los pacificadores de Dios son muy, muy
diferentes. No tenemos paz políticamente, no tenemos paz socialmente, no
tenemos paz económicamente, no tenemos paz matrimonialmente, no tenemos
paz en las naciones, no tenemos paz en países, no tenemos paz en las ciudades
o estados, no tenemos paz en comunidades, no tenemos paz en hogares, no
tenemos paz en corazones.
Alguien dijo, Washington tiene muchos monumentos de paz, construyeron uno
después de cada guerra, nadie ha tenido éxito al traer paz, nadie. Usted
recordará, creo, si usted tiene suficiente edad, que las Naciones Unidas
llegaron a existir en 1945. Y llegaron a existir después de la Segunda Guerra
Mundial, la cual claro, es un holocausto aterrador, y causó la muerte de cientos
de miles. Al final de la segunda guerra mundial, las Naciones Unidas se
formaron como una agencia para paz mundial. Desde ese tiempo, no ha habido
ni siquiera un solo día de paz en el mundo, ni un día. El mundo está lleno de
problemas que nunca terminan, aunque el lema de las Naciones Unidas es este,
‘Que las generaciones venideras estén libres del azote de la guerra.’ (Fin de la
cita)
Ese es un sueño. El New York Times reportó en 1968, que había habido catorce
mil quinientas cincuenta y tres guerras que podían contar desde el 36 AC.
Desde 1945 la cuenta ha continuado. De 1945 a la mitad de los 1960’s hubo
entre cincuenta y setenta guerras, ciento sesenta y cuatro conflictos
significativos internacionales de violencia, involucrando a unas ochenta y dos
naciones. Eso es, hace 30 años atrás, y continua. Richard Nixon llegó a la
presidencia en 1970. En su discurso de elección, él dijo, ‘Tendremos una
generación de paz, algo que nunca hemos tenido en esta nación.’ Bueno, ese
fue un pensamiento agradable, no sucedió. Webster dijo que una generación es
de treinta y tres años, ¿Cuáles son las posibilidades de treinta años de paz,
cuando no hemos podido tener un día?
Alguien dijo, ‘Bueno, no. Hemos tenido paz. Tuvimos algo de paz, unos cuantos
años de paz entre, digamos, 1815 y 1846. Entre 1865 y 1898, pero eso es
porque no contaron las guerras indias, periodos bañados en sangre en este
país. Y lo que es interesante es que tantos como hemos matado en las guerras
desde el origen de Estados Unidos y ciertamente desde 1945, hemos matado a
más personas con armas privadas, que en todas las guerras combinadas. A
todo nivel no tenemos ninguna paz. Y más gente está siendo matada con armas
en estos días que nunca antes. No hay paz personal, mental, problemas
emocionales y la angustia azota los corazones de la mayoría de la gente. No
hay paz familiar, no hay paz en las escuelas, como bien lo sabemos, y la razón
de todo esto es porque no hay paz, ¿en dónde? en el corazón. Como
consecuencia el mundo refleja el corazón del hombre. No hay paz para el impío,
y el mundo es impío, y todos los hombres son impíos. Engañoso sobre todas las
cosas, y desesperadamente impío, Jeremías dijo. Y debido a que el corazón es
impío y no conoce paz, simplemente se protege a sí mismo en todas sus
relaciones.
El mundo que el hombre crea es un mundo sin paz, es un mundo de caos, es un
mundo de conflicto, es un mundo de problemas, es un mundo de sueños
despedazados y esperanzas y relaciones quebrantadas. Se necesita
desesperadamente a los pacificadores. Se necesitan de manera desesperada. Y
no pueden venir del mundo porque el mundo está lleno de corazones que no
tienen paz, y por lo tanto no la pueden producir. Ahora, Dios ofrece al mundo
pacificadores, aquí en el versículo 9, ‘Bienaventurados los pacificadores’. Eso
significa que existen cosas tales como los pacificadores, y son los que serán
llamados ‘hijos de Dios’. Los hijos de Dios entonces, son los verdaderos
pacificadores. Si usted es un creyente, usted es un pacificador. Si usted es un
hijo de Dios, usted es un pacificador.
Ahora, conforme pensamos en lo que esta bienaventuranza significa, como lo
he hecho a lo largo de este estudio, simplemente quiero señalar unas cuantas
áreas en las que en cierta manera nos podemos concentrar, quizás en forma de
preguntas. Pregunta número uno, ¿Cuál es el significado de la paz? ¿Cuando
hablamos de paz, de que estamos hablando? Supongo que para muchas
personas la paz podría ser definida como la ausencia de una guerra, la paz
podría ser definida como la ausencia de conflicto. Pero eso no es realmente la
definición de Dios de la paz, la definición de Dios de la paz no es la ausencia de
algo.
La mayoría de la gente diría, ‘Bueno, la paz significa que no hay turbación, que
no hay conflicto, no hay enemistad. Pero francamente no hay turbación y no
hay conflicto y no hay enemistad en un cementerio, pero no querríamos usar un
cementerio como un modelo de paz. No querríamos presentar un cementerio
como un lugar como donde todo mundo se lleva tan bien. En las Escrituras, la
paz no es la ausencia de algo, la paz es la presencia de algo, es la presencia de
todo lo que es bendito, de todo lo que es bueno, todo lo que es satisfactorio.
Cuando dos judíos se encuentran dicen, ‘Shalom’. No quieren decir, que ya no
tengas más guerras, sino más bien que tú disfrutes la satisfacción completa, la
calma, la tranquilidad que Dios trae.
La paz es una fuerza creadora, produciendo bondad y bienestar. No es
únicamente la ausencia de algo, es la presencia de algo. No es la ausencia de
conflicto, es la presencia de bondad agresiva. El hacer la paz no crea un vacío,
no es únicamente la ausencia de conflicto y la presencia de nada. No es
únicamente una guerra fría, no es únicamente tregua. Ahora, hay una especie
de paz mundana que únicamente es la evasión del problema. Usted sabe, usted
sabe cómo es, existe en su hogar de vez en cuando, es una paz incomoda, es
una tregua, y es producida por el hecho de que usted simplemente no habla,
porque si usted abre su boca, usted sabe que la guerra va a comenzar.
Entonces, usted simplemente mantiene su boca cerrada y en silencio se mueve
de lugar en lugar mientras que está hirviendo en el interior. Eso es únicamente
una evasión del problema, esa es una especie de concesión. O como usted sabe,
hay pecado en la familia, usted sabe que hay iniquidad que debe ser
confrontada, pero usted no quiere confrontarla, porque usted sabe que las
cosas van a estallar y entonces usted hace concesiones. Usted no es fiel a la
verdad, usted no confronta el problema. Esa es una verdad muy incómoda, es
una evasión del problema, es una situación muy peligrosa, muy peligrosa,
porque usted únicamente está permitiendo que el problema real se esconda.
Una tregua que está hirviendo, que probablemente va a explotar y va a
terminar en un conflicto más grande.
Dios nunca nos dice que hagamos eso, Él nunca nos dice que simplemente
cerremos nuestra boca para que de alguna manera vivamos en una tranquilidad
superficial. Él nunca nos permite estar cómodos al evadir problemas,
simplemente para mantener la paz, simplemente para mantener a todo mundo
tranquilo. Él nunca nos permite evitar el confrontar el pecado, evitar el
confrontar el error por causa de alguna tregua superficial, no. Por otro lado, el
tipo de paz de la Biblia conquista el error, confronta el pecado, y produce una
paz verdadera. El tipo de paz de la Biblia es la paz que existe después que la
lucha ha sido resuelta. La paz más grande no es la guerra fría. La paz más
grande viene después de la guerra caliente. Esa es la paz verdadera.
Santiago escribió de lo que es un tipo de paz verdadera, en Santiago 3:17. Él
dice, ‘Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después
pacifica’. En otras palabras, la paz viene de la verdad pura, de la sabiduría
pura, la paz nunca es buscada a costa de la verdad. La paz nunca es buscada a
costa del error, la paz nunca es buscada a costa del pecado, o la
injusticia. Hebreos 12:14 lo expresa de esta manera, ‘Seguid la paz con todos, y
la santidad.’ En otras palabras, no es una paz verdadera porque usted no
confronta el pecado, no es una paz verdadera porque usted no confronta el
error, usted simplemente deja que exista en un tipo de tregua superficial. Siga
la paz que está asociada con la santidad, siga la paz que es primeramente pura
y refleja la sabiduría que es de lo alto, la verdad.
Bueno, queremos evitar todo problema innecesario. No queremos simplemente
estar por todos lados causando problemas. Hay ocasiones en las que es un
juicio sabio pasar por alto una transgresión. Hay ocasiones en las que es la más
nobles de las cosas cubrir una multitud de pecados. No queremos simplemente
crear problemas, algunas personas son buenas en eso. Simplemente crean
problemas en todos lados y lo pueden hacer de manera más bien pía, en el
nombre de virtud, pero ciertamente no queremos sacrificar la verdad. No
queremos algún tipo de paz que es el producto de la verdad sacrificada, o el
producto de justicia que ha sido comprometida o indiferencia hacia el deber
espiritual. Ese tipo de paz es deshonrosa para el Señor, improductiva,
superficial y engañosa.
De hecho, Jesús dijo en Mateo 10:34, ‘No penséis que he venido a traer paz a la
tierra. No he venido para traer paz sino espada’. Antes de que la paz pueda
venir, la espada tiene que caer. ¿Qué estaba diciendo Jesús? Bueno Jesús
estaba diciendo esto, ‘Mira, si estas en la casa de incrédulos y eres un creyente,
te das cuenta que tan pronto como digas, ‘He entregado mi vida al Mesías
Jesucristo’ vas a tener algo de conflicto instantáneo en tu hogar judío,
¿verdad? Esa va a ser una espada que cae en esa familia y probablemente va a
dividirte en todo sentido.’
Esa es la razón por la que Jesús dijo, como usted sabe, ‘Quizás tengas que dar
a tu madre o padre, tu hermana, tu hermano para ser mi discípulo.’ Esta es la
espada. Antes de que pueda venir la paz verdadera, tiene que estar la espada
que cae, la confrontación es necesaria, el desenmascarar el pecado es
necesario, la confrontación de la retribución y el juicio y el mensaje del
evangelio salvador de Jesucristo debe ser dado sin importar si trae división o
no. Porque la única paz que satisface a Dios, es aquella paz que viene después
de la confrontación. No abandonamos la verdad, no abandonamos la doctrina,
no abandonamos la convicción, no abandonamos el principio, no decimos paz
en donde no hay paz real.
De hecho, Pablo dijo en 2da Timoteo 3, ‘Que todos los que quieran vivir
piadosamente padecerán persecución’. Digo, simplemente vivir su vida piadosa
es molesto. Vivir su vida piadosa en su hogar o en su escuela o en su trabajo o
en el lugar donde vive usted, en las relaciones que lo rodean a usted es una
realidad turbulenta, porque usted está confrontando su pecado, pero cuando la
paz real viene, no viene porque evitamos problemas sino porque problemas son
resueltos. El conflicto es resuelto, eso es paz real. La paz real que viene cuando
la batalla es, pelear y la batalla se acaba, y la verdad ha prevalecido. Ahí está.
La paz verdadera es la paz que ocurre cuando la verdad prevalece.
Se acuerda de que dije esta mañana, conforme estábamos terminando nuestro
estudio de 2da de Corintios, que la única manera en la que la iglesia
experimentará unidad verdadera es cuando piense lo mismo, ¿verdad? Y si
usted va a estar en paz con todos los hombres es porque todos piensan de la
misma manera. La paz que Dios busca, es la paz que viene para aquellos que
están de acuerdo acerca de la verdad de Dios. El cristiano que entra en
conflicto por la verdad, el cristiano que de manera dispuesta combate el error,
que confronta las mentiras y lo falso, el cristiano que señala la herejía, el
cristiano que señala el pecado, al final no es una persona que divide. No es una
persona que causa problemas, él es un pacificador, porque está trabajando y
contribuyendo para llegar a la paz verdadera. La única paz verdadera que Dios
reconoce.
En Lucas 12:51 Jesús dijo, ‘Pensáis que he venido para traer paz a la tierra. Os
digo, no más bien división’. Antes de que usted pueda tener una paz verdadera,
usted va a tener una turbulencia. Usted va a tener un problema. La paz
verdadera puede solo venir, lo vuelvo a decir, cuando la verdad reine y todo el
mundo esté de acuerdo con esa verdad. Y sabe una cosa, no es así en la
actualidad. La mayoría de la gente diría, ‘Bueno, si quieres tener paz,
simplemente tenemos no estar en desacuerdo. Vamos a reunirnos y solo
discutamos aquellos en lo que podamos ponernos de acuerdo.’ Esa es la
especie de motivación del ecumenismo, ‘despojémonos de todo lo que nos
divide, vamos a reunir a todo mundo y no hablemos de lo que nos divide’. Y de
lo único de lo que quiero hablar es lo que nos divide, si es doctrinal o si tiene
que ver con verdad bíblica y justicia.
Jesús nunca pronunció bendiciones en los apostatas que se opusieron a él. Él
no dijo, ‘Saben una cosa, estos fariseos realmente son hombres muy religiosos
y simplemente necesitamos reunirnos con ellos para que podamos tener un
frente más unido aquí en Palestina.’ La paz verdadera es el hijo de la verdad.
Esa es la única paz real que Dios reconoce, el otro tipo es una paz falsa, una
paz falsificada, porque nada es resuelto. Lo que es verdad y lo que es justo es
simplemente ignorado, ignorado. Entonces, podemos tener que soportar
problemas temporales para traer paz real, eso es lo que Jesús hizo. Ahora,
¿estaría usted de acuerdo en que Jesús fue el pacificador más grande que
jamás caminó? Seguro, porque él vino al mundo y ¿qué tipo de paz nos ofreció?
Paz con Dios. Y fue una persona que irrumpió, y fue una persona que turbó a la
sociedad. La turbó a tal grado que toda la población de Israel, básicamente, se
volvieron en contra de él, y lo ejecutaron.
El mundo lo veía a él y decía que era todo menos un pacificador. Él era el que
causó problemas, como los profetas de la antigüedad. Él era el que causó
problemas en Israel. Entonces, los pacificadores bíblicos, y quiero que usted
entienda esto, no son únicamente personas calladas con las que la gente se
lleva bien, y no quieren causar problemas, que carecen de algún tipo de
entendimiento de doctrina, que carecen de justicia o rectitud, o son amables,
pero hacen concesiones que son personas que apaciguan la situación, ¡no! En
un sentido, un verdadero pacificador no va a tolerar el estatus quo, si el estatus
quo deshonra a Dios. Él busca una paz que demanda verdad. Él busca traer luz
al conflicto, resolverlo, y ganar la victoria mediante la verdad. Ese es el
significado de paz, aquí.
Ahora, hablemos en segundo lugar, ¿cuál es la amenaza para la paz? Y esto es
bastante simple, esto es simplemente elemental, ¿cuál es la amenaza para la
paz? ¿qué amenaza esto? Bueno, en una palabra, pecado, pecado. Sea pecado
en términos de rechazo de la verdad o pecado en términos de conducta. La paz
es esa paz que es bondad y justicia. El enemigo de esa paz, es injusticia y
pecado. Impiedad y pecado. Entonces, para que haya una paz real, el pecado
tiene que ser enfrentado. El pecado en términos de como pensamos o lo que
creemos, eso es error, y pecado en términos de cómo nos conducimos.
Escuche Santiago 3:18, ‘Y la semilla (dice, él) cuyo fruto es justicia, es
sembrada en paz por aquellos que hacen la paz.’ Hombre, eso es tan bueno. La
semilla cuyo fruto es justicia es sembrada en paz, por aquellos que hacen la
paz. Los pacificadores siembren semillas de justicia. Confrontan el pecado
porque la única verdadera es la paz que es ganada cuando el pecado ha sido
confrontado. El pecado debe ser enfrentado. Y eso sería verdad en su vida.
Regrese a la primera bienaventuranza. Y aquí usted tiene el flujo de alguien
que viene a Dios. En primer lugar, vienen pobres en espíritu. Eso significa que
están en bancarrota espiritualmente, están abrumados con su pecado.
Reconocen su iniquidad, reconocen que son pobres cuando hablan en términos
de ofrecerle a Dios algo que los haga digno de reconocimiento, que no tienen
nada por lo que puedan ser reconocidos como justos. No tienen nada por lo
cual se puedan ganar el cielo para ganarse el perdón. Vienen espiritualmente
despojados y estériles y en bancarrota y privados.
Y, en segundo lugar, están llorando por esa condición. Este es el
reconocimiento de pecado en una actitud de penitencia, versículo 5. La tercera
bienaventuranza, son mansos, gentiles, siendo una palabra para mansos, son
mansos y están quebrantados y no son egoístas y están humillados. El
versículo 6 dice, ‘Que tienen hambre y sed de justicia.’ Eso quiere decir que
saben que no la tienen. No la tienen y eso es lo que anhelan. Ellos entonces,
son los beneficiarios de la misericordia de Dios en el versículo 7, y son
purgados y limpiados y se vuelven los limpios de corazón. Y habiéndose vuelto
los limpios de corazón se vuelven los pacificadores. Y ahora que son los
pacificadores, adivina que, versículo 10, “Bienaventurados los que, (¿qué?)
padecen persecución”.
Siempre será el caso que los verdaderos pacificadores serán perseguidos,
porque hay algo que estorba el camino de la paz real, y saben lo que es. Y, en
una palabra, es pecado. Es el pecado de creer lo equivocado y comportarse de
manera equivocada. Solo cuando ese pecado es confrontado, y solo cuando ese
pecado es quitado, alguien de manera genuina puede traer paz verdadera.
Debemos traerle, entonces, a los corazones turbados de hombres y mujeres,
una paz verdadera. No una tregua incomoda, no una paz falsa, sino lo real.
Para ser un pacificador, usted entonces debe haber atravesado por este flujo
de bienaventuranzas. Usted debió haber tenido una perspectiva de sí mismo
que es muy diferente de la mayoría de la gente.
Si usted le pregunta la persona promedio que piensa acerca de sí misma en la
actualidad, ¿qué piensa usted que dirá? ‘Me siento bastante bien, por mí. Me
siento bastante orgulloso de mí mismo y lo que he alcanzado. Porque se les ha
enseñado que, para ser una persona saludable, completa, tiene que tener una
autoestima elevada, ¿verdad? Siempre han sido orgullosas, la gente siempre ha
sido soberbios. Los pecadores siempre han sido soberbios, en la actualidad
simplemente se justifica, simplemente reconocida como una gran virtud, en
donde en una ocasión era algo así como objeto de burla. En la actualidad es la
virtud sobre todas las virtudes.
Pero de manera bastante opuesta, a la manera que la mayoría de la gente se ve
a sí misma, si usted va a ser un pacificador usted tiene que reconocer que
usted no tiene nada de que ensoberbecerse. Usted es lo más bajo de lo bajo,
usted está en bancarrota, usted está privado, usted está llorando, manso, tiene
hambre y sed de una justicia que usted no tiene, y desesperadamente necesita
de la misericordia de Dios. usted realmente está odiando su propia vida, usted
reconoce que es un alma miserable, usted no merece nada. Usted no tiene
derechos ni privilegios, usted no ha alcanzado nada, usted odia su persona
natural, y está en absoluto está preocupado con sus derechos, usted está
preocupado por sus necesidades.
Y usted tiene una perspectiva de Dios, usted viene a Dios y dice, ‘Necesito
misericordia, necesito misericordia, necesito misericordia. Si recibo justicia
estaré condenado para siempre. Por favor, dame misericordia.’ Y después
habiendo recibido esa misericordia, usted es limpiado, usted se convierte en
limpio de corazón y ahora puede ser un pacificador. Un pacificador entonces es,
uno que sus pecados han sido enfrentados en Cristo. Se le ha dado una nueva
naturaleza, es un corazón puro, tiene una perspectiva totalmente nueva, se ve
a sí mismo como humillado, como bajo, y el viene rogando por justicia, la cual
él no tiene, y misericordiosamente es concedida por la gracia de Dios. Él, por lo
tanto, debido a que sus intereses no son la prioridad, que sus intereses no son
importantes, debido a que sus intereses no le son importantes para él, él está
dispuesto a sufrir injusticia como Jesús sufrió, y eso es lo que los versículos 10,
11, y 12 nos dicen. Persecución, insultos y todo tipo de maldad en contra de
ustedes, de manera falsa, debido a mí. Eso está bien, no soy nada.
Pablo el apóstol demostró eso en Hechos 20, cuando él dijo, ‘Realmente no
importa lo que me pasa. Sé que cuando llegue a Jerusalén, se me ha dicho que
me esperan cadenas de aflicciones. Ninguna de esas cosas me mueve. Él le dijo
a los Filipenses, ‘Sé cómo ser humillado, sé cómo abundar. Realmente no me
importa si tengo todo o nada. Realmente no soy un problema para mí.
Entonces, es un enfoque totalmente diferente de la vida. El pacificador es uno
que se ha convertido en un pacificador porque él ha hecho la paz con Dios.
Sabe una cosa, estas serían las personas menos probables que el mundo
seleccionaría para que fueran sus pacificadores. Sabe una cosa, veo a todas
estas personas enviadas por todo el mundo para hacer la paz. Usted vea esto,
van a la parte norte de Irlanda y hacen que muchas personas firmen un
documento y por unas cuentas semanas nadie mata a alguien más. Y después
una bomba explota y alguien muere, y regresamos a donde comenzamos.
Usted los ve ir al medio oriente y firman estos documentos de paz, sin
esperanza o lo que pueda ser, Bosnia, o cualquier otro lugar. Y básicamente
están enviando a todas las personas equivocadas, no están enviando a los
pacificadores. Lo que necesitan hacer es simplemente congregar a un grupo de
cristianos que pueda ir ahí y proclame el evangelio de la paz. Pero eso nunca
entraría en sus mentes, porque en cierta manera somos la escoria, lo
menospreciado. Los reinos mundanos siempre han reconocido con sus honores
más elevados a los guerreros, a los soldados, a los orgullosos, y a los directos y
a los poderosos y a los dominantes, los varoniles, los que son duros, los
autosuficientes. Y no consideran a aquellos que son cristianos, como teniendo
las capacidades de hacer la paz. Pero la paz verdadera únicamente viene
mediante el evangelio, realmente somos los pacificadores del mundo.
Ahora, no tenemos que esperar que el gobierno nos asigne esto. Podemos ir a
cualquier lugar de cualquier manera, la responsabilidad es aprovechar toda
oportunidad que tenemos en la vida para ser un pacificador y usarla para la
gloria de Dios, ¿verdad? Entonces, el asunto como puede ver, es que los
hombres están en guerra con Dios, las mujeres están en guerra con Dios en sus
corazones, y nunca podrán tener paz los unos con los otros a menos que
tengan paz con Dios. Y entonces, somos los pacificadores que les decimos como
tener paz con Dios, porque nosotros hemos hecho la paz con Dios en nuestras
propias vidas.
Cualquier momento en que una persona está en guerra con Dios, créame, van a
estar en guerra con todo mundo. Solo puede ser resuelto cuando comienza en
el corazón. Esa es la razón por la que el Salmo 85:10, me encanta esa
afirmación, dice, ‘La justicia y la paz se han besado’. Usted no va a tener paz
sin justicia. Mientras que una persona es injusta, mientras que una persona no
haya sido perdonada. Mientras que una persona no haya sido transformada,
mientras que una persona esté en pecado. Nunca habrá paz alguna porque la
justicia y la paz se besan entre sí. En ultimas, Jesús vino para traer paz, pero
primero siempre habría una espada.
Bueno, permítame hacer una tercera pregunta, y esta es muy obvia, conforme
pensamos en esta. ¿Quién es la fuente de paz? ¿Quién es la fuente de paz? Y
hablamos de lo que es el significado de la paz, cual es la amenaza para la paz,
lo cual es pecado. ¿Quién es la fuente de paz? Bueno, lo aprendimos esta
mañana, ¿no es cierto? 2da Corintios 13:11, ‘El Dios de paz.’ Escuche lo que
dice en 1ra Corintios 14:33, ‘Dios no es autor de confusión, sino de paz.’ Dios
es el autor de la paz. Dios es la fuente de la paz. Digo, él es la única fuente de
paz. Romanos, capítulo 15, versículo 33, ‘El Dios de paz esté con todos
vosotros. Amén.’ Y como aprendimos esta mañana, Pablo llamó a Dios, ‘El Dios
de paz’. En 2da Corintios al final ahí, él lo llamó el Dios de paz en Romanos, él
lo llamó el Dios de paz en 2da de Tesalonicenses. ‘El Señor de paz, ‘Hebreos
termina, con el Dios de paz. La paz le pertenece a Dios, no le pertenece al
hombre. Solo de Dios es la fuente de paz y la paz reside en Dios como una parte
esencial de Su naturaleza.
Cuando Dios vino al mundo, ¿se acuerda usted de cuál fue el mensaje? ¿qué
dijeron los ángeles? Paz, ¿no es cierto? paz, buena voluntad para con los
hombres. Cristo vino a traer paz, Efesios 2:14 dice que, ‘Él es nuestra paz’.
Hombre, ¡qué gran afirmación es esa! Dios es la fuente de paz, Él envió al
verdadero pacificador al mundo, quien es Jesucristo. Y es mediante la muerte y
resurrección de Jesucristo que los pecadores pueden estar en paz con Dios. De
hecho, en Colosenses 1:20 un versículo sorprendente dice que, ‘Dios hizo la paz
mediante la sangre de su cruz.’ Usted no puede tener paz en su corazón, por lo
tanto, no puede tener paz en su hogar. Usted no puede tener paz en su país,
hasta que usted conozca al Dios de paz, mediante el Pacificador Jesucristo.
Realmente es una cosa increíble, en la cruz Jesús hizo la paz entre Dios y el
hombre. ¿Por qué? porque él satisfizo la justicia de Dios al llevar nuestros
pecados en Su propio cuerpo. Simplemente una verdad gloriosa, que
conocemos muy bien.
Efesios 6:15, llama al Evangelio, el evangelio de la paz. Esa es una gran
afirmación, las buenas noticias es que usted puede tener paz con Dios. Esas
son las buenas noticias. Las buenas noticias es que usted puede tener paz con
Dios. Cristo es llamado en las Escrituras, ‘El Príncipe de Paz’. Él dice en Juan
14:27, ‘Mi paz os dejo’. El Espíritu Santo es llamado el Espíritu de Paz. La paz es
un fruto del Espíritu. El todo de la salvación está envuelto alrededor de la
paz. Jueces 6:24 llama a Dios ‘Jehová-Shalom, ‘el Señor, nuestra paz’.
En Jeremías 29:11 dice, ‘porque Yo sé los pensamientos que tengo hacia
vosotros, dice el Señor, pensamientos de paz, pensamientos de paz’. Si llega a
haber paz, tiene que venir de Dios. Y viene de Dios únicamente mediante
Cristo. Jesús lo dijo en Juan 16:33, ‘estas cosas os he hablado, para que en mí
tengáis, (qué) paz.’
Entonces, si vamos a ser pacificadores tenemos que extraer o tomar esa paz de
Dios. Y viene a nosotros en Cristo, por el poder del Espíritu Santo. Amados, lo
que esta afirmación increíble está diciendo aquí en el versículo 9, esta
bienaventuranza, es que solo hay un grupo de pacificadores sobre la paz de la
tierra, y son aquellos que conocen al Dios Vivo y Verdadero, y han hecho la paz
en sus corazones con Él, mediante la sangre de la cruz de Jesucristo. Somos los
únicos pacificadores que el mundo conoce. Todo lo demás, todos sus esfuerzos
por producir tranquilidad de vida, sea que usted esté hablando a nivel político o
a nivel psicológico, me imagino que nos gusta pensar, y probablemente a ellos
les gusta pensar también que esto es verdad, psicólogos, los psiquiatras les
gusta verse a sí mismos como pacificadores, ¿no es cierto? pero toda la paz que
producen es artificial, superficial, manipuladora. Porque no pueden traer el
mensaje que cambia el corazón. Somos los verdaderos pacificadores, porque
predicamos el evangelio de paz, acerca del Dios de paz, que envió al Príncipe de
Paz, y quien mediante Su Espíritu concedió paz a pecadores arrepentidos.
Simplemente una verdad tremenda.
Entonces, el significado de paz, lo vimos. La amenaza para la paz. Y si quiere
otro punto, el hacedor de la paz es Dios. Eso nos lleva a los mensajeros de la
paz, los mensajeros de la paz. 1ra Corintios 7:15 dice que Dios nos ha llamado
a paz, pero no termina ahí. Acompáñeme ahí atrás por un momento, 2da
Corintios capítulo 5, esto es muy conocido. 2da Corintios capítulo 5, este es un
gran texto de las Escrituras, he identifica a los creyentes como los soldados de
paz de Dios. En cierta manera me rio cuando veo ese término, los soldados de
paz. Es una idea agradable. Y hacen algunas cosas buenas a nivel de bondad
humana, pero la iglesia son los verdaderos soldados de paz, ¿verdad? Y dice en
el versículo 18 de 2da Corintios 5, ‘que Dios, quien nos reconcilió consigo
mismo, mediante Cristo, nos dio el ministerio de la reconciliación.’
En otras palabras, se nos ha dado la responsabilidad de decirle al mundo que
pueden estar reconciliados con Dios, eso es paz. La guerra puede terminar.
Dios, versículo 19, estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo. Por
lo tanto, el versículo 20 dice, ‘somos embajadores para Cristo’, se nos ha dado
la responsabilidad de rogarle a la gente que se reconcilie con Dios. Eso es lo
que los pacificadores hacen, evangelizan a los perdidos, la gente que no tiene
paz. No hay paz para el impío, no hay paz. Entonces, somos los embajadores,
somos los soldados espirituales de paz, somos los únicos pacificadores sobre la
paz de la tierra. Nosotros somos, nadie más. Solo nosotros. Y el mundo no lo
entiende, y lo que lo hace más difícil es que tenemos que comenzar una guerra
antes de que podemos traer paz verdadera, ¿no es cierto? Tenemos que elevar
su pecado a su conciencia, tenemos que confrontar su iniquidad y su error, su
manera de pensar equivocada, su manera de vivir equivocada, para traer una
paz verdadera.
Entonces, no somos vistos como la fuente de paz, somos vistos como la fuente
de conflicto, así como Jesús fue visto. Pero para aquellos que oyen nuestro
mensaje y lo creen, ellos entienden que somos los pacificadores y se unen a
nosotros, para convertirse en parte de los soldados de paz. Ahora, permítame
en cierta manera desglosarlo un poco, específicamente, simplemente para que
usted entienda en qué manera somos los pacificadores, nosotros que somos los
mensajeros de esta paz. En primer lugar, nos volvemos pacificadores cuando
hacemos la paz con Dios nosotros mismos. Ahí es donde comienza, cuando
creemos en el evangelio de la paz y la guerra con Dios se acaba porque Dios ya
no está amenazándonos con juicio, Dios ya no está prometiendo condenarnos.
Ya no somos enemigos de Dios como Romanos 5 nos identifica, hemos hecho la
paz con Dios, ahí es en donde nos volvemos pacificadores.
Después, en segundo lugar, somos pacificadores porque ayudamos a otros a
hacer la paz con Dios, esto es evangelismo. En paz con Dios, por lo tanto,
somos llenos con lo que Lenski llamó ‘paz dulce’. Vivimos en paz, demostramos
esa paz, y nos volvemos los proclamadores de esa paz. Y llamamos a los
pecadores a reunirse con el príncipe de paz, a dejar su pecado y abrazar al
único que puede traer paz al corazón turbado. Siempre me parece sorprendente
cuando veo en la televisión a estos criminales. Algunas veces, y estoy pensando
en particular del joven en Eugene, Oregón, en Springfield Oregón, quien mató a
esos estudiantes y maestros. Inmediatamente la solución fue que él iba a estar
bajo cuidado psiquiátrico inmediato, porque este es un joven con problemas.
Oiga, vivimos en un mundo lleno de personas con problemas, no todos toman
una pistola y se matan unos a otros. Algunos sí.
Pero vivimos en un mundo lleno de gente turbada, es solo cuestión del grado
de sus problemas y como se manifiesta a sí mismo socialmente, ¿verdad?
Estamos en un mundo de conflictos, matrimonios desintegrándose, familias
despedazándose, gente incapaz de llevarse entre sí, a todo nivel. Tenemos a
muchas personas turbadas, sin paz. Y la mejor solución en nuestra cultura, en
nuestra sociedad parece ser bueno, ‘vamos a meterlos en algún tipo de
psicoterapia’, pero ellos no son los pacificadores, esas personas. Podemos
reconocerlos por sus esfuerzos por ayudar a personas para que en cierta
manera modifiquen su conducta, pero no son los pacificadores. Lo que el niño-
joven en Springfield, Oregón, que mató a esas personas, necesita es salvación.
Eso es lo que él necesita. Él necesita arrepentirse de su pecado y su odio, y su
amargura, y su hostilidad, y su intención maligna, y su conducta homicida y
abrazar a Jesucristo y Dios puede traer paz a su corazón. ¿Cree usted eso? Ese
es el evangelio.
Pablo fue un homicida y él se convirtió en un pacificador. Lo que esas personas
en la parte norte de Irlanda, que se siguen matando unos a otros, necesitan, es
paz en el corazón que solo Jesucristo puede traer. No necesitan sentarse en
una mesa y volver a buscar la reconciliación. Necesitan ser salvos. La cosa más
importante que está pasando en la parte norte de Irlanda en la actualidad, la
cosa más importante que está pasando ahí, no está pasando en la ciudad, ahí
de Belfast, no está pasando en los concilios de Inglaterra conforme el
Parlamento se reúne, está pasando en las iglesias que predican el Evangelio.
Esa es la única esperanza de paz en el corazón.
¿Algunos de ustedes oyeron la transmisión de radio de Grace To You, en donde
el testimonio de John and Dean fue dado recientemente? Fue ejecutado, ¿oyó
usted eso? Este es un joven que ha estado quince años en espera de la pena de
muerte en Texas. Él tenía un expediente bastante largo de crimen, y él fue a
una tienda que vendía licor o algún tipo de tienda, lo que fuera, y él iba a robar
la tienda y él confrontó a un sheriff y mató al sheriff, al oficial y fue
sentenciado a la muerte, pena capital. El jurado lo envía a la ejecución, él ha
estado esperando quince años, este es un hombre muy turbado, este es un
hombre que ha tenido una historia larga de crimen, todo tipo de problemas.
Él comenzó a escuchar Grace To You, y vino a Cristo, y su corazón turbado
encontró paz, paz total. Él fue totalmente transformado, de ser este criminal,
en un cristiano. Él comenzó a devorarse todo en la Palabra de Dios, él comenzó
a leer todo lo que podía, él se volvió un fanático de teología puritana, comenzó
a devorarse las cosas más profundas que él podía leer. Y esto es nuevo para un
hombre así, que había tenido, relativamente poca preparación académica. Él
comenzó a recibir la Palabra de Dios y se volvió el pacificador, ahí con los que
esperaban la pena de muerte. Él fue el único que podía traer paz a los
corazones turbados de los que estaban esperando morir.
Él estuvo en contacto con Grace To You durante los cuatro años antes de su
ejecución. Él fue ejecutado en junio, apenas unas cuantas semanas atrás, y él
estuvo en contacto con nosotros, y él escribía cartas y él recibió su Biblia de
estudio MacArthur, pero le daba un poco de pena recibir una biblia de estudio
porque él solo iba a poder usarla un mes, antes de que fuera ejecutado. Jay
Flowers, quien produce nuestro programa de radio, pensó que sería
maravilloso ir ahí. Entonces, él fue ahí, ahí con los que estaban esperando la
muerte, la pena de muerte en Texas. Y él se sentó con él y él hizo una
entrevista y él dio su testimonio y su testimonio, y en su testimonio
básicamente dijo, ‘Mira, no te sientas mal por mí, yo me voy al cielo. He hecho
la paz con Dios.’ Y él habló de como el Señor lo había usado para ser el
pacificador ahí, y con otros que estaban ahí esperando la pena de muerte,
enfrentando lo mismo.
Él también, creo que fue tan interesante de que él habló en esta cinta a la
familia. Él escribió una carta hermosa a la familia de la víctima, el hombre a
quien había matado. Claro que hay amargura y hostilidad y odio, y él ha visto
eso a lo largo de todos estos quince años, conforme han esperado que él sea
ejecutado. Y su mensaje para ellos fue, ‘No piensen que cuando yo sea
ejecutado ustedes encontrarán paz. El único momento en el que jamás
encontrarán paz es cuando abracen a Jesucristo.’ Él les dijo eso, él dijo, ‘No se
preocupen por mí’. Él dijo, ‘Acabo de leer tu libro del cielo, y estoy listo para
irme. Estoy recibiendo lo que la ley dice que merezco. Simplemente quiero
estar con mi Señor Jesús.’ Esa familia no encontrará paz en su ejecución. Él fue
ejecutado cinco días después de que él realizó ese programa de radio con
nosotros. Y cuando se le preguntó, ‘¿En qué piensas cuando piensas en tu
ejecución?’ Él dijo, ‘Pienso en la tristeza de mi familia. No pienso en mí. Voy a
estar con Cristo. Pienso en esas personas que creen que esto va a traerles paz,
pero no va a ser así.’
Él es un pacificador real. Lo fue. Y él supo cómo traer paz. Tristemente tantas
personas no están dispuestas a recibir la paz que ofrecemos en el evangelio.
Somos los heraldos de la cruz, somos los verdaderos pacificadores, somos los
embajadores de la paz, somos los que rogamos a los pecadores que dejen las
armas en contra de Dios. Vengan a la cruz en donde la paz es hecha.
La tercera manera en la que somos pacificadores, no solo cuando hacemos la
paz con Dios, y cuando llevamos el mensaje de paz a los inconversos, pero una
tercera manera en la que somos pacificadores, y esto es importante, es cuando
ayudamos a otros creyentes, es cuando ayudamos a otros creyentes a hacer la
paz. Entendemos que ahora que hemos hecho la paz con Dios, la paz de Dios
debe gobernar nuestros corazones, ¿no es cierto? Colosenses dice eso. Una vez
que hemos hecho la paz con Dios, y una vez que nos hemos convertido en los
proclamadores de la paz con Dios, también necesitamos ser útiles a Dios en
hacer la paz con otros. Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, Mateo
5 dice, debemos ser prontos en declarar paz en tiempos de turbulencia.
Romanos capítulo 12 habla de eso, quizás sería bueno que lo viera brevemente.
Hay una gran afirmación que se hace en Romanos 12 acerca de esto, versículo
19 ‘No os venguéis por vosotros mismos amados, sino dejad lugar para la ira de
Dios, porque escrito está, ‘Mia es la venganza, yo daré el pago’, dice el Señor.
Si tu enemigo tiene hambre dale de comer, si tiene sed dale de beber, porque al
hacerlo ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.’
En otras palabras, inclusive cuando la gente que está fuera de la cruz, no
buscamos traerles problemas de manera innecesaria. Y ciertamente con la
gente dentro de la familia de Dios buscamos ser pacificadores. Yo lo alentaría a
usted como cristiano a ser un pacificador, sea un pacificador. Usted no puede
hacer la paz siempre cuando está proclamando el evangelio. Esa es una espada.
Pero en los problemas de la vida que vienen y van, las pequeñas irritaciones de
la vida, conflictos, relaciones que lo rodean a usted, particularmente entre
creyentes, sea un pacificador, tráguese su soberbia, adopte una postura
elevada y admita que está equivocado, olvídese de la ofensa, deje que el amor
cubra multitud de pecados. No convierta todo lo que es cometido en contra de
usted en algún tipo de problema masivo. Jesús dijo, ‘Tengan paz unos con
otros’, Marcos 9:50.
Si voy a construir un edificio entre usted y yo, tengo que comenzar a construir
de mi lado. Es correcto. Alguna vez ha visto usted un puente siendo construido.
No comienzan a la mitad, comienzan en ambos lados, y comienzan a
extenderse. Primero un pequeño cable delgado, después otro, algo es amarrado
al cable delgado y un clave más pesado es jalado. Y después hay más y más
pequeños cables delgados de un lado. Eventualmente se conectan a los otros
cables más grandes, cables más grandes. Eso es hacer la paz. Algunas veces los
pacificadores no dicen nada, simplemente dejan que el amor cubra. Los
pacificadores nunca son defensivos, nunca se protegen a sí mismos, nunca son
vengativos. Los pacificadores no dan excusas por lo que hicieron, que pudo
haber causado el conflicto. Los pacificadores siempre están dispuestos a
aceptar la responsabilidad por lo que han hecho. Los pacificadores siempre
están pensando cómo pueden fortalecer las relaciones. Sea usted un
pacificador, sea un pacificador.  No hable mal de otros, eso no contribuye a la
paz, eso simplemente esparce el conflicto. No sea soberbio y busque sus
intereses personales, ejerciendo un amor propio. Los que se aman a sí mismos
buscan lo suyo propio, Filipenses 2:21. No hacen un buen trabajo en hacer la
paz, en traer la paz en relaciones, Proverbios 28:25 dice, ‘El que tiene un
corazón soberbio promueve la contienda.’ Si usted es el problema más serio, si
va a ser a su manera, usted va a ser una persona que produce contiendas.
Alguien dijo, ‘la soberbia abre la caja de Pandora y llena el mundo de
enfermedades’. Sea humilde, eso es lo que un pacificador tiene que ser.
Bueno, finalmente, hemos hablado del significado, la amenaza, el hacedor, los
mensajeros de la paz, ¿cuál es el mérito de la paz? ¿qué viene a nosotros como
resultado de esto? Bueno, una gran bendición. A nosotros, dice en el versículo
9, se nos da un gran privilegio, ‘Somos llamados (qué) hijos de Dios’. Este es el
honor que viene a los pacificadores, hijos (huios) no teknon no niños
pequeños, sino hijos. Enfatizando estatura, herencia, dignidad, honor, posición.
Es designarnos aquellos que son dignos de llevar el título hijos de Dios.
Nosotros, debido a que nos caracterizamos a nosotros mismos como
pacificadores, reflejamos la virtud de Dios. Usted ve un hijo y usted dice, ah, sé
quién es el papá de ese hijo, porque puedo ver que él refleja a su padre.
Eso es lo que él está diciendo aquí. Cuando usted es un pacificador usted
refleja a Dios su padre. Usted puede decir ahora, ahí hay un pacificador porque
él es como su Padre, el Dios de paz. Él es un pacificador porque él predica el
evangelio de la paz, porque él busca traer paz a las relaciones que lo rodean.
Esa es simplemente otra marca de un cristiano verdadero, los cristianos
verdaderos son pacificadores. Y, por lo tanto, son llamados los hijos de Dios,
porque solo ellos reflejan la naturaleza de su Padre. ¡Qué tremendo honor! ¿no
es cierto? Digo, decir, tu sabes, tu reflejas a Dios, tú te pareces mucho a
Jesucristo, tu viniste a traer paz. Tu solías ser un hijo de Satanás,
¿verdad? Juan 8:44, ‘Vosotrois sois de vuestro padre el diablo.’ Más a todos los
que recibieron a Jesucristo, él les dio el derecho de llamarse a sí mismos, los
hijos de Dios. Y muchos hijos, claro, él traerá a la gloria. ¡Qué verdad tan
tremenda!
Como hijos somos honrados, somos preciados para Dios, como sus hijos. Un
padre valora a su hijo por encima de su patrimonio. Como Jacob valoró a
Benjamín. Y Dios nos valora a nosotros. Los impíos, dice la Biblia, son como el
tamo. En cierta manera es inútil como la escoria. No sirve para nada, pero los
hijos de Dios son preciados, Malaquías 3, son como joyas. Son la niña de su ojo,
el Antiguo Testamento dice. Isaías dijo ‘los impíos dejan su nombre para una
maldición.’ Pero Isaías también dijo, ‘los nombres de los hijos de Dios son
hechos perpetuos.’ Cristo los lleva en su corazón, están escritos en el libro de
la vida del Cordero. Inclusive las lágrimas de los hijos de Dios son preciadas. El
Salmista dijo en el Salmo 56:8, coloca mis lágrimas en tu redoma, o en tu
botella’. Dios lleva el registro de todo nuestro sufrimiento y tristeza. Y cuando
morimos dice, ‘Preciosa es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos’.
Isaías 43:4 dice, ‘Debido a que fuiste preciado a mis hijos, tú has sido hecho
honorable’. Digo, ser un pacificador, haber sido salvado por el príncipe de paz,
el Dios de paz, el espíritu de paz, haberse convertido en un pacificador es
haberse convertido en un hijo de Dios. Y Dios corona a sus hijos con los
honores más elevados y más nobles. Somos nosotros los que somos los
príncipes de la tierra, somos nosotros los que somos los sacerdotes
verdaderos, somos nosotros los que somos los coherederos con Cristo, somos
nosotros los que somos los reyes. Salmos 16:3, somos los excelentes de la
tierra. 2da Timoteo 2:21, somos los instrumentos para honra. Nosotros hemos
sido elevados por encima de los ángeles. Apocalipsis 3:21 dice que, nos
sentaremos en el trono de Cristo, quien se sienta en el trono del Padre. Digo,
¿usted realmente entiende el gran privilegio de ser un hijo de Dios? Significa
que Dios tiene un amor eterno, personal hacia usted. Significa que Dios tolera
sus debilidades y su pecado y lo perdona de manera incesante.
Me acuerdo en Romanos 23:21 donde dice, ‘Él no había visto la iniquidad en
Jacob’, simplemente la pasó por alto, por su gracia. Dios, debido a que usted es
Su hijo acepta su sacrificio imperfecto, su servicio imperfecto. Debido a que
usted es su hijo, él provee para usted. Usted no necesita preocuparse por lo
que usted va a comer o beber o lo que va a vestir, todo está cubierto. Él lo
defiende del peligro, Él nunca se cansa o se queda dormido. Él es su Roca y su
defensa segura. Sus ángeles, va a mandar por usted, Él los lleva en alas de
águilas, y ninguna maldad jamás le va a caer a usted. Debido a que usted es su
hijo, Él le revela a usted la verdad eterna, debido a que usted es Su hijo Él lo
libera de la maldición del pecado. Debido a que usted es su hijo, usted se
convierte en un heredero de todo lo que Él posee. Debido a que usted es Su
hijo, Él hace de que todo opere para su bien. Debido a que usted es Su hijo, Él
lo guarda de que jamás perezca, y así sigue.
El Dios de paz entonces, ha enviado al Príncipe de paz, para darnos al Espíritu
de paz, para hacernos pacificadores. Y de esta manera, nos volvemos hijos de
Dios. Este es un gran privilegio. Nos impulsa a las siguientes bienaventuranzas.
La realidad es que aunque somos pacificadores, producimos conflicto inicial
porque para traer la paz verdadera, tenemos que confrontar la amenaza para la
paz, la cuál es el pecado. Y veremos eso en nuestro próximo estudio en un par
de semanas a partir de ahora.
Oremos. Esto es verdad, tan, tan rica y tan elemental Padre. Gracias por
presentarla de manera tan maravillosa en las páginas de las Escrituras.
Estamos tan alentados por ella, tan emocionados por ella. Sin embargo,
llevamos una gran responsabilidad porque somos los pacificadores, ayúdanos a
no tener miedo de confrontar. Ayúdanos a no hacer concesiones con la verdad
o la justicia, por una tregua falsa. Sino a traer la verdad para que pueda
conquistar el error, traer la justicia para que pueda conquistar el pecado y, por
lo tanto, traiga la paz verdadera. Como te agradecemos porque en tu
misericordia y gracia, nos has buscado y has hecho la paz con nosotros. Y nos
has hecho pacificadores. Tenemos un gran privilegio, y estamos profundamente
agradecidos.
Y para alguno en esta noche, aquí oh Dios, que no ha hecho la paz contigo, que
no se ha visto a sí mismo como un pecador que tiene que venir a la cruz, que no
ha abrazado a aquél que murió por ellos, que no ha creído en el Cristo de la
cruz, y el Cristo de la resurrección, que esta sea la noche en la que abrazan al
Salvador y encuentran paz finalmente y se convierten en pacificadores. ¡Qué
alto llamado! ¡Qué privilegio! Lleva a cabo esa obra poderosa en corazones, en
esta noche. Oramos en el nombre del Príncipe de Paz, nuestro Señor Jesús.
Amén.

El único camino a la felicidad: Perseguido, 1


https://www.gracia.org/library/sermons-library/GAV-90-198/el-%C3%BAnico-camino-a-la-
felicidad-perseguido-1%C2%AA-pte

Bueno, en esta noche después de varias semanas de ausencia regresamos a


esforzarnos por terminar nuestro estudio de las bienaventuranzas. Las
enseñanzas maravillosas de Jesús que encontramos en Mateo capítulo 5. Abra
su Biblia en Mateo capítulo 5, si es tan amable. Esta noche, Mateo capítulo 5,
las bienaventuranzas. Jesús prometió felicidad, él prometió bendición. Y esa
bendición viene mediante las cosas que son enseñadas aquí.
En el versículo 2, ‘Y abriendo su boca les enseñaba diciendo: ‘Bienaventurado
los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán
saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán
misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque
de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os
vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
Gozaos y alegraos porque vuestro galardón es grande en los cielos, porque así
persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.’ 
Estas palabras simples, directas, claras, inequívocas, leídas de manera tan
simple contienen, como sabemos ahora, una mente de verdad, absolutamente
inescrutable. Es difícil inclusive llegar a las profundidades de esta sabiduría
divina. Nos hemos esforzado por hacerlo, al tomar cada bienaventuranza y
explorar su riqueza. Llegamos ahora, en los versículos 10 al 12.
‘Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque
de ellos es el reino de los cielos.’ Y después los versículos 11 y 12 explican aún
más esa bienaventuranza. Después de estudiar las bienaventuranzas, estas
promesas de bendición, promesas de felicidad verdadera y profunda y
duradera. Después de estudiarlas y darnos cuenta de que son las cualidades
características del hombre o la mujer en el reino de Dios, es fácil sentirse un
poco inepto.
Ese tipo de persona que es pobre en espíritu, y llorando por el pecado, mansa,
teniendo hambre y sed de justicia, misericordiosa, limpia de corazón,
pacificadora y perseguida, parece casi, demasiado buena para ser normal.
Como si estuviéramos viendo a alguien en un vitral o algún tipo de estatua de
piedra, o santo de cerámica. En lugar de que sea alguien involucrado en la
realidad de la vida diaria. Pero Dios no trata con santos de cerámica, él no trata
con farsas. Jesús aquí está presentando el retrato de un creyente, y a un grado
u otro esto caracteriza todos nosotros. Hay ocasiones en nuestras vidas cuando
quizás es difícil vernos a nosotros mismos aquí, pero de hecho aquí estamos
somos los pobres en espíritu. Esto es, somos los que sabemos que estamos en
bancarrota espiritual. Y si vamos a entrar al reino de Dios no tenemos nada
excepto por nuestra necesidad y clamamos a Dios por nuestra pobreza, por una
salvación que solo él puede dar.
Somos aquellos que lloramos, llorando por nuestra situación, llorando por
nuestro pecado, y llorando por el juicio, reconociendo lo que nos espera,
llorando por la separación de Dios que nos caracteriza. Y, por lo tanto, somos
los mansos. No venimos soberbios, y confiando en nosotros mismos, sino
humildes y quebrantados, buscando salvación de un Dios misericordioso.
Somos aquellos que reconocemos que no tenemos justicia, pero tenemos
hambre y sed de ella. Somos aquellos que, habiendo recibido misericordia,
podemos mostrarla a otros. Somos aquellos cuyos corazones han sido
limpiados y hechos puros. Somos aquellos que en lugar de estar en guerra con
Dios y el resto de la gente, nos hemos convertido en pacificadores porque
hemos hecho nuestra paz con Él. Y como consecuencia, somos aquellos que a
un grado u otro sufrimos persecución por parte de una sociedad controlada por
Satanás, que rechaza a Cristo y que odia a Dios.
Esta no es alguna identidad distante que debe ser alcanzada por unos cuantos
selectos. Esto es simplemente una descripción genuina de aquellos que son
hijos de Dios. Cada uno de nosotros que de manera genuina es de Cristo, vino
con estas actitudes, vino mediante este proceso de tal manera que hemos sido
transformado en personas que tienen estas bienaventuranzas no siempre
manifestamos la misma pobreza de espíritu o tristeza por nuestro pecado o
mansedumbre o misericordia o pureza, no siempre manifestamos esa hambre y
sed de justicia como debiéramos, no siempre somos el pacificador que
debiéramos ser, pero esa es la naturaleza de nuestra vida. Esas son las cosas
que nos caracterizan como hijos de Dios. Y en ultimas, debido a que somos
transformados, debido a que somos este tipo de persona, estamos en oposición
al mundo que nos rodea, y eso lleva al sufrimiento, eso lleva a dolor,
problemas.
Primero la pobreza de espíritu, la cual termina la rebelión y produce sumisión
al Rey, esa pobreza de espíritu que se da cuenta de la bancarrota espiritual y se
postra ante el rey para rogarle porque él muestre gracia. Ese lloro que nos hace
ver nuestro pecado, esa mansedumbre que por lo tanto sigue, conforme
evaluamos nuestra vida de manera apropiada. Esa pasión que lleva a un
hambre y sed de justicia, después ese servicio que es misericordioso hacia
otros, esa pureza de corazón que nos capacita para entender verdaderamente y
conocer a nuestro Dios, esa paz que llena nuestros corazones y nos hace ser
pacificadores. Todo eso, concedido a nosotros por Dios en el asunto de la
salvación, en una proporción u otra produce una virtud que no solo está
satisfecho y es bendecido y está feliz, sino que es contradictorio a todo lo que
lo rodea.
Y la realidad de tener una virtud como esa, un patrón de vida como ese, una
disposición como esa en medio de las condiciones de la vida mundana, sin duda
alguna produce a un grado u otro, oposición. Entonces no nos sorprende llegar
a esta bienaventuranza, los pacificadores serán perseguidos. Eso es lo que les
pasa a los pacificadores. Venimos a predicar el evangelio de la paz, venimos a
vivir ese evangelio de la paz y somos perseguido por ello a un grado u otro.
Ahora, conforme vemos esta bienaventuranza en el versículo 10 y su
explicación en los versículos 11 y 12, únicamente quiero señalar tres
características distintivas. Las vamos a llamar persecución, promesa y postura.
Persecución, promesa y postura.
En primer lugar, hablemos de la persecución. El versículo 10 es muy simple, la
felicidad le pertenece a aquellos que han sido perseguidos por causa de la
justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Y el versículo 11 simplemente
lo personaliza, ‘Bienaventurado sois cuando por mi causa os vituperen’. No
estamos hablando de alguien más, está hablando de ustedes. Y cuando os
persigan y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Esto realmente
es una bienaventuranza, como dije en el versículo 10, personalizada en el
versículo 11, y explicada aún más en el versículo 12. Es una bienaventuranza
porque tiene únicamente un resultado, el único resultado está al final del
versículo 10, ‘porque de ellos es el reino de los cielos’. No hay un segundo
resultado dado en el versículo 11, porque el versículo 11 es solo una
personalización de la bienaventuranza del versículo 10, que viene a aquellos
que son perseguidos por causa de la justicia.
Hay una doble bendición aquí, pero únicamente un resultado, de ellos es el
reino de los cielos. Eso significa que aquellos que son perseguidos por Cristo,
aquellos que son insultados por Cristo, aquellos en contra de quien todo tipo de
maldades se ha hablado falsamente, debido a Cristo, por tanto, dan evidencia
de que pertenecen al reino del cielo. Aquellos que son ciudadanos del reino,
están en oposición al sistema de Satanás. Esto entonces promete persecución a
un grado u otro, para aquellos que le pertenecen al Señor.
Ahora, simplemente hagamos las preguntas simples y obvias. Quién, Qué,
Cuándo, y Dónde Comencemos con el quién ¿Quién está involucrado aquí en
esta bienaventuranza? Bueno, regresemos al versículo 10. ‘Bienaventurados los
que padecen persecución.’ ¿Quiénes son? Bueno, se refiere inmediatamente a
todos aquellos que son descritos en los versículos 3 al 9. ‘Bienaventurados los
que son pobres en espíritu, los que lloran, los que son mansos, los que tienen
hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los
pacificadores.’ En otras palabras, los creyentes, aquellos que son de Dios,
aquellos que le pertenecen a Él y también todos los que quieran vivir
piadosamente, padecerán persecución, Pablo le dijo a Timoteo en 2da Timoteo
3:12, simplemente va con el territorio.
Entonces, bienaventurados son todos aquellos de ustedes, gente de
bienaventuranza, que, como resultado de sus vidas transformadas, vividas en
el medio de un mundo impío, experimentaron a un grado u otro, persecución.
Nosotros, hasta un cierto punto, compartimos el menosprecio de Cristo. Somos
perseguidos, por así decirlo, por causa de Él, compartimos, Pablo dijo, la
participación de sus sufrimientos. Si vivimos piadosamente en este mundo.
Digo, usted no puede esperar vivir en oposición directa a Satanás y a su mundo
mundano sin producir hostilidad por parte de él y ese sistema. Ahora, si usted
no está experimentando persecución, si usted no está experimentando hasta
cierto grado, hostilidad, o rechazo, enemistad, acusaciones falsas, insultos, es
posible que usted no es un cristiano. O también es posible que usted es un
cristiano desobediente, de alguna manera escondiendo la realidad, no solo de
su propio cristianismo, sino de la verdad de Dios con la cual usted no debe
hacer concesiones en la manera en la que usted vive y en las cosas que usted
habla.
Realmente creo que, si usted es como Cristo, y usted vive de manera valiente
como Él vivió, y usted habla la verdad de Dios, usted va a producir la misma
reacción hasta cierto grado que fue producida cuando Cristo estuvo aquí en la
tierra. O quizás no lo crucifiquen a usted, pero habrá hostilidad y enemistad,
inclusive llegando al libro de Apocalipsis, en los últimos tiempos, usted
lee Apocalipsis 6:9-11, Apocalipsis 13:4-8 y usted encuentra en los últimos
tiempos hostilidad tremenda en contra de aquellos que son fieles al evangelio,
y aquellos que exaltan a Cristo y proclaman la verdad. Los justos siempre han
sufrido, siempre sufrirán. Sufrirán hasta el futuro por su virtud, por su piedad,
de una manera u otra. Digo, usted puede regresar hasta Apocalipsis, y hasta
Génesis y todo comenzó con Abel, Abel fue justo, Abel hizo lo que Dios le dijo
que hiciera, y Abel fue matado por Caín. Por cierto, Caín fue un hombre
religioso quien también le trajo una ofrenda a Dios, una inaceptable, pero él
odió al adorador verdadero, su propio hermano, y lo mató.
Moisés usted se acuerda, en Egipto, escogió sufrir aflicción con el pueblo de
Dios. Hebreos 11:25 dice. En lugar de hacer concesiones con Egipto, y así ha
sido siempre. Tomás Watson, el puritano dice, ‘aunque sean siempre tan
mansos, misericordiosos, limpios de corazón, su piedad no los va a proteger del
sufrimiento, deben colgar su arpa y tomar la cruz, (él escribe), el camino al
cielo es a manera de espinas y sangre, establécelo como una máxima. Si vas a
seguir a Cristo debes ver las espadas y las estacas. Pon la cruz, (él escribió), en
tu credo. (fin de la cita). En muchas maneras la persecución es una muestra de
discipulado verdadero. Filipenses 1:29, ‘Porque a vosotros os has sido
concedido por causa de Cristo, no solo que creáis en Él, sino que padezcáis por
Él, experimentando el mismo conflicto que visteis en mí, y ahora oyen que hay
en mí.’ Se espera que va a haber una medida de sufrimiento, si usted es fiel a
Cristo.
1ra Tesalonicenses capítulo 3, versículo 3, ‘Para que ninguno de vosotros sea
turbado por estas aflicciones, porque vosotros mismos sabéis que hemos sido
destinados para esto’. Pablo dice de hecho, cuando estuvimos con ustedes, les
estuvimos diciendo por adelantado que íbamos a sufrir aflicción, y entonces
sucedió como saben, debe esperarse. Todos los apóstoles del Nuevo
Testamento y los escritores del Nuevo Testamento estarán de acuerdo de que
inclusive en el ambiente más tolerable, inclusive en el país más tolerante, en el
tiempo más tolerante, la cruz nunca deja de ser un símbolo de menosprecio, un
símbolo que produjo hostilidad y en algunos casos odio y acusaciones falsas,
inclusive persecución.
De hecho, los apóstoles probablemente habrían instado al decir que la ausencia
de persecución era causa de alarma. Lo suficiente para llevar al creyente a sus
rodillas, para realizar su inventario espiritual. Siempre aquellos que son
obedientes al Señor del reino, aquellos hijos obedientes del reino, que viven la
justicia de Cristo y que viven su Palabra en obediencia van a llegar a ser a un
grado u otro, causa de enemistad para el sistema satánico que los rodea y
producir algunas formas de hostilidad. No importa cuán aceptable algunas
formas de cristianismo puedan ser, no importa cuán aceptable una especie de
cristianismo benigno que hace concesiones pueda ser, el cristianismo
verdadero, piadoso, justo, vivido, y que habla libre y abiertamente, va a
producir hostilidad.
Ahora, hemos tratado de quitarle eso a nuestro cristianismo en esta época.
Hemos tratado hacer del evangelio inofensivo, hemos tratado de entender lo
que la gente que no es convertida quiere, lo que no le gusta y quitar la parte
que no les gusta, y hacer del evangelio algo tolerable para ellos, lo hemos
despojado de su impacto, hemos sacado la ley, hemos sacado la mordida,
hemos sacado la confrontación, para hacerlo lo más apetecible como sea
posible. Y en la mayoría de los casos, hemos desnudado la verdad al grado del
que ya no es la verdad salvadora.
Digo, si usted quiere escapar la persecución usted lo puede hacer, simplemente
apruebe lo que el mundo hace. En lugar de desaprobarlo, simplemente afírmelo
o ignórelo, acepte la moralidad del mundo, la ética del mundo, viva como ellos
viven, no le diga a la gente que son pecadores, no los confronte con el hecho de
que están perdidos y sin Cristo, condenados al juicio eterno en las manos del
Dios Todopoderoso, no hable del infierno, no predique y enseñe que Jesucristo
es el único camino, y únicamente por la fe en él y no mediante algún ejercicio
religioso, alguna ceremonia, alguna justicia personal puede ser ganada la
salvación sino únicamente por la fe en Él. No se separe a sí mismo del sistema
del mundo que lo rodea a usted, siga con él, ríase de sus bromas, disfrute su
entretenimiento, ríase cuando se burla de Dios, déjelos tomar Su nombre en
vano, avergüéncese de ser fiel a Cristo y usted escapará de cierta persecución.
Pero le advierto, esa es una perspectiva muy peligrosa. Lucas 9:26, Jesús dijo,
‘Todo aquel que se avergonzare de mí y de mis palabras, el Hijo del Hombre se
avergonzará de él.’ Si usted se avergüenza no solo de Cristo, sino de las
palabras que Cristo enseñó, eso quiere decir la verdad de Dios dadas a nosotros
en las páginas de las Sagradas Escrituras, si usted se avergüenza de eso, bien
puede ser que usted es uno de quien el Señor mismo se avergonzará. Eso
quiere decir que usted no sea un creyente en absoluto. El Señor quizás ni
siquiera diga que usted es de Él. O usted no es salvo o ciertamente es un hijo
que ha desobedecido bastante.
Por otro lado, observe por un momento 1ra Pedro 1 versículo 3. ‘Bendito sea el
Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su grande misericordia
nos hizo renacer para una esperanza viva mediante la resurrección de
Jesucristo de los muertos, para obtener una herencia que es imperecedera,
incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros.’ Esa es
simplemente es una de las afirmaciones grandes en todas las Escrituras, habla
de lo que es nuestro en la salvación, gran misericordia, renacidos, esperanza
viva, una herencia incontaminada, imperecedera, inmarcesible, reservada en
los cielos para nosotros, quienes, versículo 5, somos guardados por el poder de
Dios mediante la fe para una salvación que está lista para ser revelada en el
tiempo postrero.
Entonces, tenemos salvación, somos protegidos para que podamos entrar a esa
salvación completa que está lista en el cielo para nosotros. En los cuales
vosotros os alegráis, versículo 6, aunque por ahora, por un poco de tiempo, si
es necesario, seáis afligidos por diversas pruebas. ¿Por qué? versículo 7, ‘para
que vuestra fe sea probada. Siendo más preciada que el oro, el cual es
perecedero, aunque probada por fuego, pueda ser hallada como resultado en
alabanza y gloria y honra, en la revelación de Jesucristo. Las pruebas que
vienen a nuestras vidas, incluyendo la persecución y problemas y dificultades,
son parte de la prueba de Dios para probar la validez de nuestra fe. Si usted
vive su vida y el fuego viene, el fuego probará si usted es genuino o no. Si
usted no es nada más que suelo con arbustos, en el que la semilla de la verdad
entró un poco, pero los arbustos la ahogaron, o si usted es ese suelo con
piedras en donde la planta entró un poco y llegó a la roca, a la cama de roca y
murió, y pereció sin fruto alguno, que se manifestará bajo la confrontación, la
persecución, eso es lo que Jesús estaba diciendo, y usted va a secarse y morir.
Nuestra fe es probada en las pruebas.
Aparentemente había gente, mucha gente, en el tiempo de Pedro, como lo hay
en la actualidad, que estaban dispuestas a identificarse con Cristo mientras no
les costara nada. Eso fue una realidad en el día de Jesús, y él no quiso nada de
eso, y tampoco Pedro. Lo que Pedro estaba diciendo es lo que Jesús estaba
diciendo, su fe será probada, será probada. Seguir a Cristo no va a ser fácil en
este mundo, seguir a Cristo podría afectar su trabajo. Digo, supongo un hombre
en tiempos bíblicos, era alguien que trabajaba con rocas y su negocio era
cumplir con un contrato para construir un templo pagano. Supongamos que él
era un sastre y se le pedía que hiciera túnicas para los sacerdotes de dioses
falsos. Supongamos que él trabajaba para alguien que era deshonesto. Usted
entiende el punto. Lo mismo en la actualidad, difícilmente pueda haber algún
trabajo secular en el que algún tipo de conflicto como este no se produce entre
intereses de negocios y lealtad a Jesucristo.
Más de cien años después de los tiempos del Nuevo Testamento, un hombre
vino a Tertuliano, el padre de la iglesia de esa época, y él tenía este gran
dilema acerca de esto, porque él quería vivir su cristianismo, y él pensó que era
casi imposible. Y entonces él terminó con su ruego pidiéndole una solución a
Tertuliano al decirle, ¿qué debo hacer? debo vivir. Y Tertuliano sabio respondió,
‘¿Debes vivir?’ Qué respuesta tan extraña. Lo que él estaba diciendo es que si
mueres de hambre es mejor que si haces concesiones. La única alternativa es
lealtad a Cristo, aún si significa que usted muere, menos sea privado de alguna
cosa material. Su lealtad a Cristo puede ser muy difícil en el ambiente laboral,
podría ser muy difícil y afectar su vida social como lo puede ser en la
actualidad.
En el mundo antiguo, si alguien realmente estaba entregado al Señor,
entregado a Jesucristo, tenían una gran dificultad tratando de vivir la vida
social de la que eran parte hasta su conversión. Digo, todos entenderíamos eso
en el contexto judío, inmediatamente eran expulsados de la sinagoga, de-
sinagogizados, lo cual era equivalente a la excomunicación, eran expulsados de
sus propias familias. Pero inclusive en un mundo gentil, había una
consecuencia severa socialmente, por venir a la fe en Cristo. En el mundo
antiguo, la mayoría de los festivales, la mayoría de las celebraciones se
llevaban a cabo en el templo de algún Dios falso. Esos eran los lugares de
reunión pública, ahí era donde las fiestas y las celebraciones y los festivales se
llevaban a cabo. Y en muy pocos sacrificios a los dioses falsos se quemaba el
animal o los animales. De hecho, era común en las religiones falsas
simplemente quemar la frente del animal sacrificado para que usted pudiera
guardar el resto para comerse, una especie de sacrificio simbólico, quemado.
Parte de la carne iba a los sacerdotes que estaban a cargo de la religión, y
partes de esta carne, a los adoradores y hacían una fiesta para sus amigos.
Entonces, cuando usted iba a ofrecer algo a su deidad, usted lo quemaba un
poco, y daba algo de la carne a los sacerdotes, y después tenía una fiesta
enorme para todo mundo. ¿Podía un cristiano ir a una fiesta como esa? Digo,
esa era una pregunta seria. Inclusive en una comida común y corriente, que
comenzaba con una copa de vino que se llenaba en honor a los dioses, ¿en qué
lugar encajaba un cristiano en una situación como esa? Usted tiene que estar
preparado para estar solo en la multitud, cuando usted seguía a Cristo. Y como
dije, también podía afectar su vida en el hogar. Cuando un miembro de una
familia recibía a Cristo, la puerta se le cerraba. Jesús dijo que él vino a traer
una espada, y a separar las relaciones familiares.  
Con frecuencia la gente tenía que escoger entre aquellos que eran más
queridos para ellos y a Jesucristo, y cuando escogían a Cristo, básicamente
eran aislados de sus familias. Además, los castigos que tenía que enfrentar un
cristiano iban mucho más allá de la descripción por lo terrible que eran. Digo,
podemos leer en la historia y se nos cuenta de cristianos que eran arrojados a
los leones o quemados en la estaca. Pero esas eran en algunas maneras
muertes amables. Nerón empapaba a los cristianos de brea, y los encendía y los
usaba como antorchas vivientes para alumbrar sus jardines para fiestas. Él los
metía en las pieles de animales salvajes y enviaba a sus perros de caza en
contra de ellos para que los despedazaran hasta matarlos. Eran torturados en
estructuras de madera, eran rasguñados, plomo derretido era vaciado en ellos,
placas de bronce ardiendo eran fijadas a las partes más suaves de sus cuerpos,
sus ojos eran sacados, partes de sus cuerpos eran quitadas y rostizadas frente
a sus ojos, sus manos y sus pies eran quemados, mientras que agua fría era
vaciada en ellos para extender la agonía. Y así sigue.
Digo, para muchas personas inclusive en la actualidad en algunas partes del
mundo, venir a Jesucristo y ser fiel a Él significaba persecución severa. Los
romanos, claro, acumularon acusaciones falsas contra los cristianos, los
calumniaron diciendo que eran caníbales, los calumniaron por inmoralidad, los
acusaron por tener fiestas de amor, las cuales decían ellos eran orgias de
lujuria. Los calumniaron por iniciar incendios, recuerdan que ellos siempre
están hablando del juicio de Dios, que Dios juzgó por fuego y entonces los
acusaron de revolución, siendo incendiarios revolucionarios. Inclusive fueron
acusados de quemar Roma, los acusaron de destruir familias, los acusaron de
rebelión política y religiosa. Y como puede ver, el imperio romano se extendió
de lo que conocemos en la actualidad, como Gran Bretaña hasta el Éufrates,
hasta la parte norte de África.
Estos cristianos, por todos lados fueron expuestos a un grado u otro a este tipo
de actitud. El emperador, claro, era un dios en las mentes de la gente, y él
demandaba que se le rindiera una honra divina, y templos fueron construidos a
su divinidad. Comenzó lentamente, pero eventualmente se desarrolló y llegó a
ser una adoración completa en la que adoraban al emperador y se volvió un
componente religioso que unificaba al imperio romano. Se volvió obligatorio, y
una vez al año todo mundo tenía que ir y ofrecer incienso a la deidad de Cesar,
y decir Cesar es señor. Bueno, los cristianos se rehusaron a hacer esto. Cuando
un hombre ofrecía su incienso y decía ‘Cesar es señor’ él recibía un certificado
llamado alabelis y él podía llevarlo por todos lados y probarlo que él lo había
hecho.
Claro, los cristianos se rehusaron a conformarse, escogieron a Cristo, se
rehusaron a hacer concesiones, se volvieron disidentes, un grupo de rebeldes,
grupos de deslealtad que amenazaban la solidaridad del imperio, amenazas
para Cesar. Un poeta habló de este rebaño que gime, cuyo crimen era Cristo.
Entonces, enfrentaron la tortura.
Bueno, Jesús entonces nos dice en esta bienaventuranza, que esto no nos debe
sorprender. Habrá persecución para aquellos que están en su reino. Ese es el
‘quien’, veamos el ‘como’.
¿Cómo es que esta enemistad va a ser expresada? Bueno, él lo dice ahí, no
podía decirlo de manera más clara, van a ser perseguidos, de dioko significa
perseguir, significa buscar, perseguir, finalmente perseguir, molestar, tratar de
manera mala. Realmente desde el 100 hasta el 300 DC los cristianos fueron
perseguidos de lugar a lugar, cazados como bestias salvajes, y matados por
medios inhumanos, diabólicos a los cuales ya hicieron referencia. 
Y el Señor simplemente está diciendo, ‘tienes que calcular el costo’, ¿se
acuerda de eso? si vas a convertirte en cristiano necesitas saber esto. Hay una
actitud siendo expresada aquí. Bienaventurados son aquellos que han sido
perseguidos. Realmente en cierta manera nos ayuda a ver más que tan solo un
tipo de acto. Este es un participio pasivo e indica una, un permiso.
‘Bienaventurados aquellos que se permiten a sí mismos ser perseguidos’. Esa
es la indicación del lenguaje, del idioma. La idea es que lo han soportado de
manera dispuesta, no huyen esto, lo aceptan, y es un participio perfecto pasivo,
es continuo, indica una persecución continua. ‘Bienaventurados son aquellos
que, de manera dispuesta, se han permitido a sí mismos sufrir hostilidad
continua.’ La disposición es el asunto.
Entonces, podríamos decir que ‘Bienaventurados son los dispuestos’, la
persecución no siempre va a ser intensa, no siempre va a estar ahí al mismo
grado. Pero estos son los que están dispuestos, si viene, viene. Si sufrimos,
sufrimos. Si sufrimos también reinaremos con Él. Nuestra persecución adopta
varias formas, versículo 11, algunas veces adopta la forma de vituperio o como
se indica en algunas versiones, ‘bienaventurados cuando los hombres los
insulten.’ Literalmente significa, colocarse cara a cara con alguien, y abusar de
ellos de frente.  Oneidizo, literalmente aventar ante los dientes de alguien,
estar cara a cara y ser objeto de abuso con palabras no amables, que son viles
y agresivas. Y no solo hacer eso, sino digan toda clase de mal contra vosotros,
mintiendo.
No solo le dicen cosas a usted de frente, que no son amables y son malas y
abusivas, y agresivas, sino que dicen cosas detrás de sus espaldas.
Insinuaciones, acusaciones, calumnia, mentiras, así es, nosotros los que somos
cristianos debemos esperar una medida de eso, conforme Dios lo concede a
cada uno de nosotros. 1ra Corintios, capítulo 4, el gran apóstol Pablo dice,
‘Creo que Dios nos ha exhibido a nosotros, apóstoles, como los últimos de
todo.’ ¿Y sabe una cosa? ustedes pensarán que seriamos los mejores, seriamos
los que estamos aislados, podríamos ser como los 144 mil y Dios nos pone un
sello, nos protege, pero no es así, estamos en la parte de debajo de la lista.
Somos hombres condenados a la muerte, nos hemos vuelto un espectáculo al
mundo, tanto a ángeles como a los hombres. Somos necios por causa de Cristo.
Él es sarcástico aquí. Pero ustedes son sabios en Cristo, somos débiles, pero
ustedes son fuertes. Ustedes son distinguidos, pero nosotros no tenemos
honra. Él dice, mírennos, obsérvennos, somos débiles y no tenemos distinción,
sin honra, versículo 11, tenemos hambre, tenemos sed, estamos vestidos de
maneras pobres, somos tratados mal, sin hogar, trabajando con nuestras
manos cuando somos vituperados bendecimos, cuando somos perseguidos
soportamos, cuando somos calumniados tratamos de conciliar. Nos hemos
vuelto como la escoria del mundo. Eso es exactamente lo que palabra significa,
la escoria, la suciedad que está al fondo mismo, el residuo que queda, eso
somos nosotros, los apóstoles. Usted habría pensado que serían exaltados, más
bien, el mundo los ha aborrecido de tal manera que se han convertido como
escoria.
A. W. Pink que escribió, ‘es una prueba fuerte de depravación humana, que las
maldiciones de los hombres y las bendiciones de Cristo, se puedan encontrar en
las mismas personas.’ ¿Quién habría pensado que un hombre podría ser
perseguido y vituperado, y que se diga en contra de él todo tipo de maldad,
porque él es justo? Pero como puede ver, dicha vida reprueba la impiedad de
los hombres y provoca por lo tanto su resentimiento. Es más, de la enemistad
de la serpiente en contra de la simiente santa de Génesis 3:15. Entonces Jesús
está diciendo, ‘necesitamos esperarlo’.
Eso nos lleva del como al por qué. ¿Por qué viene sobre nosotros? Bueno, ya
hemos hecho referencia a ello, pero pase a Juan 15. Juan 15, ahí, este es un
texto que debe ser entendido en relación con esta bienaventuranza. Juan
15:18, ¿quién va a ser perseguido? Aquellos que son ciudadanos del reino.
¿Cómo van a ser perseguidos? Con confrontación cara a cara y calumnia tras
bambalinas, todo tipo de formas de persecución. Y, ¿Por qué? Juan 15:18,
Jesús dijo, ‘Si el mundo os aborrece, sabéis que a mí me ha aborrecido antes
que os aborreciera a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo.
Pero debido a que no sois del mundo, sino que yo os escogí del mundo, por lo
tanto, el mundo os aborrece.’ Ahí está la respuesta, los odian a ustedes porque
no son parte de su sistema. Usted lo confronta por su piedad y su justicia, lo
reprenden, ustedes hacen que el mundo enfrente su pecado, versículo 20,
‘Acordaos de la palabra que os hablé, el esclavo no es mayor que su amo, si me
persiguieron a mí también os perseguirán a vosotros. Si guardaron mi palabra,
también las vuestras guardarán.’
En otras palabras, la manera en la que la gente trata a Cristo es como van a
tratarlos a ustedes. Versículo 21, ‘Pero todas estas cosas os harán a vosotros
por causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió’. No conocen a
Dios, no conocen a Cristo, y ustedes no les caen bien porque ustedes los
reprenden, ustedes los reprenden verbalmente, los reprenden por su
compromiso con la justicia. Versículo 22, ‘Si no hubiera venido y les hubiera
hablado, no tendrían pecado. Pero ahora, no tienen excusa por su pecado’. Han
sido desenmascarados y no les gusta. ‘El que me aborrece a mí también a mi
Padre aborrece. Si no hubiera hecho entre ellos las obras que nadie más hizo,
no habrían pecado.’
En otras palabras, el punto que Él está diciendo es que las cosas que yo dije
exhibieron su pecado, las cosas que hice exhibieron su pecado, tuvieron que
enfrentarlo. Y como resultado, en lugar de enfrentar su pecado, me
aborrecieron por ello. Permítanme decirles algo amados, si ustedes están
viviendo de manera justa en medio de la injusticia, si ustedes reprenden el
pecado por sus vidas santas, sus vidas sin concesiones, y si ustedes lo
reprenden abierta y amorosamente, pero lo confrontan y lo reprenden, alguien
va a reconocer su pecado y arrepentirse, o van a aborrecerlos por ello.
Versículo 25, han hecho esto, para que la palabra sea cumplida, que está
escrita en su ley, ‘Sin causa me aborrecieron’. O tener una razón, pero no fue
una causa justa. Les estoy diciendo estas cosas, capítulo 16:1, ‘porque quiero
guardarlos de tropezar.’ No quiero que se sorprendan cuando esto les pase a
ustedes. ‘Los van a expulsar de la sinagoga, viene una hora en la que todo
aquel que los mate, piense que está ofreciendo servicio a Dios. Y estas cosas
van a hacer porque no han conocido al Padre, ni a mí. Pero estas cosas les he
hablado para que cuando venga su hora, se acuerden de que les dije’. No quiero
que se sorprendan cuando sean perseguidos.
Sucedió. Andrés persistiendo en su predicación, se ordenó que fuera
crucificado. La historia nos dice que él fue amarrado con cuerdas para que la
muerte pudiera ser lenta, y permaneció en esa condición hasta que finalmente
murió. Pedro, nos dice la tradición, después de nueve meses en la cárcel fue
crucificado de cabeza. Pablo, lo más probable es que fue decapitado en Roma,
por Nerón. Jacobo, Mateo, Matías, Bartolomé, Tomás, sufrieron martirio,
probablemente todos menos Juan. Más adelante vino un cristiano llamado
Arístides el Justo, él fue expulsado de Atenas. Cuando a uno de los ciudadanos
le preguntaron porque él había votado porque se expulsara a Arístides, él dijo,
‘Porque estoy cansado de oír que siempre es llamado el Justo, me irrita que la
gente lo identificaba como justo.’
Me acuerdo hace algunos años atrás, cuando estábamos evangelizando ahí en
la universidad de UCLA, estábamos teniendo algunos estudios bíblicos y
algunas presentaciones evangelísticas públicas y repartiendo algunos folletos
evangelísticos, e información en el campus, irritó a los líderes del campus y
entonces en el Daily Bruin salió una articulo especial, un artículo de primera
página, y esta es una cita que tomé de ahí, esta fue su postura, “Esto va a
acabar ahora, debe acabar, (y cito) porque las instalaciones de la universidad
no deben ser usadas para conversión religiosa.” (fin de la cita) Como si las
instalaciones de la universidad tuvieran algo que ver con conversión religiosa,
en el sentido más verdadero y puro. No querían que nadie en su campus,
estuviera hablando la verdad, acerca de los asuntos que realmente importan.
En Italia en el siglo XV la iglesia católica romana era corrupta. Y cuando un
hombre llamado Savonarola vino, él siempre me ha encantado, he leído a lo
largo de los años con frecuencia de Savonarola. Me gusta su nombre, en cierta
manera es melódico, es inolvidable. Pero él fue uno de los más grandes
reformadores, en cierta manera fue un reformador pre-reforma. En ciertas
maneras en los 1400s, él fue un gran predicador, él fue un gran profeta en el
sentido de que él se puso de pie y dijo lo que necesitaba ser dicho en contra de
la corrupción del sistema católico romano. Él enfrentó a los políticos y
simplemente odiaban cuando él hablaba. Él denunció sus pecados, él denunció
la corrupción de la iglesia, él realmente preparó el camino para la reforma. Su
predicación fue una voz de trueno. Su denuncia de pecado fue tan terrible, que
la gente que lo escuchaba salía por las calles, dice, confundida, asustada y sin
palabras. Sus congregaciones, y con tanta frecuencia, estaban en lágrimas, al
grado que la iglesia entera podía ser oída resonando con lloro y suspiros.
Entonces, lo quemaron en la estaca. Eso va a encargarse de eso, pensaron.
Me acuerdo cuando un joven en nuestra iglesia, no hace muchos años atrás
estaba compartiendo Cristo en un parque en Los Angeles, en la 7ma y
Broadway. Él fue atacado porque estaba predicando con valentía. Aquellos que
lo atacaron, fracturaron su cráneo en cuatro lugares. Lo llevaron corriendo al
hospital, perforaron agujeros en su cráneo, para aliviar la presión. En tres días
él entró a la presencia del Señor. No está tan lejos, el mundo es hostil hacia el
cristiano comprometido.
Me acuerdo en una ocasión se me invitó a aquí a la Universidad de Valley a
hablar. Me pidieron que hablara del cristianismo y la cultura, ese es un tema
bastante genérico. Pensaron que iban a recibir algún mensaje erudito
filosófico, pero pensé que debido a que había tantos alumnos judíos, debía
hablar de porque Jesús es el Mesías. Entonces era un foro abierto, y
simplemente empecé a hablar de porque Jesús es el Mesías, sin titubear. Y por
una hora simplemente hablé con tanta claridad como pude. Bueno, produjo una
controversia no pequeña, y una hostilidad no pequeña. Algunos alumnos fueron
salvos, y más tarde asistieron al seminario y hasta el día de hoy están sirviendo
a Cristo.
Pero las reuniones cristianas fueron prohibidas ahí en el campus. Cualquier
distribución de biblias o libros cristianos quedó prohibida ahí en el campus.
Había una oficina del Comité Americano de Misiones a los Judíos en la parte
norte de Hollywood en ese entonces, y les arrojaron una bomba molotov, ahí
por la ventana principal y explotó ahí. Y amenazaron con hacer estallar una
bomba en Grace Church un domingo por la mañana. Ahora, cuando eso ocurre
nunca les decimos, porque llamaron a mi casa y amenazaron a mis hijos,
algunos miembros, no sé de qué organización. Disfruté tanto el tiempo al estar
ahí, que un par de semanas más tarde fui a la Universidad de Cal State
Northridge para repetir esto, y nunca tuve la oportunidad de ser oído, porque
llegaron gente que protestó y estaban haciendo tanto ruido que la verdad no
podía ser oído en absoluto.
Realmente es triste, trágico, pero es la realidad. ¿Quién va a ser perseguido?
Aquellos que están en el reino. ¿Cómo van a ser perseguidos? Bueno, van a ser
calumniados y van a ser tratados con insultos, cara a cara. ¿Por qué? porque
tienen un mensaje que la gente no quiere oír. Es un mensaje del pecado, y
juicio, y justicia, y salvación. Ahora, por qué también debe ser entendido con
cuidado ahí. Esto no es tan solo una especie de persecución religiosa genérica,
que viene de gente que no está de acuerdo con ninguna postura. Sino, quiero
que observe, regresando a la bienaventuranza, ‘Bienaventurados los que
padecen persecución por causa de la justicia.’ Y al final del versículo 11, por mí.
Digo, inclusive en el día de Jesús algunos de los zelotes galileos, que eran
judíos, que querían derrocar a Roma, habían sido perseguidos, vituperados,
odiados y matados. Cuando se levantaron en contra de Herodes, o Roma, ese
no es el tipo de persecución del que estamos hablando aquí. Esto es aclarado
por el tipo de persecución que viene en contra de aquellos que son cristianos,
que son perseguidos por causa de la justicia. La justicia de Dios. Por mí causa,
por causa de Jesucristo.
La persecución de otras personas no es correcta. Los budistas no deberían ser
perseguidos y los musulmanes no deberían ser perseguidos, y los hindúes no
deberían ser perseguidos, y no debemos hacer cosas malas en contra de
aquellos que están en la fe mormona, o la ciencia cristiana o cualquier otra
cosa. La crueldad y la persecución por causa de cualquier otra cosa, aunque es
inmerecida, no obstante, no se tiene en mente aquí. No estamos hablando
simplemente de cualquier tipo de persecución, ese es otro asunto. Esto es
definido aún más para nosotros en 1ra de Pedro capítulo 4, ‘Si sois
vituperados’, versículo 14, ‘por el nombre de Cristo, sois bienaventurados’. Hay
un comentario ahí de esa bienaventuranza. Si sois vituperados por el nombre
de Cristo, sois bienaventurados.  ¿Y cómo es que esa bendición viene? El
espíritu de gloria y Dios reposa sobre vosotros. Hombre, que promesa. Cuando
usted está siendo perseguido, el Espíritu de Dios reposa sobre usted. El Espíritu
mismo está ahí atendiéndolo a usted. Si alguno padece como cristiano,
versículo 16, ‘No se avergüence, sino que, en ese nombre, glorifique a Dios.’
No estamos hablando de persecución por cualquier razón, o por toda razón. E
inclusive como cristianos, no estamos hablando de persecución, simplemente
por ser ofensivos. No estamos hablando de persecución, que usted quizás se
ganó por su arrogancia. Estamos hablando de persecución por causa de la
justicia, por quienes somos en Cristo. Porque nombramos el nombre de Cristo,
y porque creemos en el Dios Vivo y Verdadero. De regreso a Juan 15:19, en
donde Jesús dijo, ‘los van a aborrecer a ustedes porque me aborrecieron a mí, y
ustedes se han identificado conmigo’. Debido a lo que somos en Cristo, porque
llevamos su justicia, porque proclamamos su estándar justo, y que todos los
hombres que lo violan son pecadores y son juzgados, y desesperadamente
están en necesidad de salvación.
Y por eso nos volvemos objeto de hostilidad. Pobreza de espíritu va en contra
de la soberbia del corazón incrédulo, la disposición arrepentida, contrita, que
llora por el pecado no es valorada por el mundo pecador, no empático,
indiferente. El espíritu manso y callado que recibe la maldad y no es pronto en
vengarse, que ve en sí mismo nada digno, está en oposición directa al espíritu
resentido, soberbio, militante del mundo, que está consumido con sus propias
actitudes egoístas y que busca satisfacerse a sí mismo. El anhelo de bendición
profunda, espiritual, el hambre y sed de justicia, es contrario a los deseos de la
carne y los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida que domina al mundo.
La pureza de corazón hace un contraste doloroso con la hipocresía y la
corrupción.
Pero la justicia en sí misma es una reprensión, es una reprensión. En este
mismo capítulo, Mateo 5, versículos 44 y 45 Jesús dijo, ‘Pero yo os digo, ‘Amad
a vuestros enemigos y orad por aquellos que os persiguen, para que seáis hijos
de vuestro Padre que está en los cielos’’ Usted necesita orar por aquellos
perseguidores, que lo persiguen a usted por causa de la justicia, que lo
persiguen a usted ‘por mí causa’. Realmente odian a Cristo y esa es la razón
por la que están tratándolo así. No viva bajo la ilusión que la gente que no
conoce a Cristo es indiferente hacia Él. Aquellos que rechazan el evangelio,
odian al Cristo del evangelio y no quieren tener nada que ver con Él.
Entonces, si vivo una vida que manifiesta la justicia de Cristo, si vivo una vida
que manifiesta que Cristo está en mí, y se manifiesta que Él es mi Señor y
Salvador por la manera en la que vivo y la manera en la que hablo. Si predico el
mensaje claro del evangelio, si confronto el pecado y llamo al arrepentimiento,
y ofrezco las buenas noticias de perdón, habrá hostilidad. Podemos hacer la
pregunta, ¿Cuándo? ¿Cuándo? Bueno, cuando sea. Hotan es usada en este
pasaje, significa ‘cuando sea’. Cuando sea que los hombres los insulten a
ustedes. Cuando suceda, en el momento en el que suceda, no va a ser
incesante como dije, y no va a ser interminable, va a suceder, pero cuando
sucede, somos llamados a aceptarlo y encontrar en él, el camino a la bendición.
¿Cómo es que debemos disfrutar esto? ¿Cómo es que debemos encontrarnos a
nosotros mismos en el versículo 12, gozándonos y alegrándonos? ¿Cómo es?
¿Cómo es que podemos llegar a ese punto en el medio de todo esto? Bueno, ese
es un mensaje para el próximo domingo por la noche, porque hay mucho más
que decir acerca de eso. Es suficiente decir en este punto, felices son los que
están siendo lastimados. Felices son los que son perseguidos, porque el Señor
lo dice. Y el Espíritu de gracia y gloria reposa sobre ellos. Esa es la explicación
de Pedro sobre ese pasaje, Dios derrama Su Espíritu Santo en una medida
especial sobre nosotros en ese momento.
Entonces lo esperamos, no esperamos vivir este mundo haciendo amigos con
todo mundo, queremos ser amorosos, queremos hablar la verdad en amor, no
queremos ser personas no amables, no queremos comportarnos de manera
arrogante, que es fea, pero queremos hablar la verdad, ¿verdad? y vivir la
verdad, y recibir lo que venga. Y la vida adopta un tono tremendamente claro,
cuando usted no hace concesiones y predica la verdad, la verdad va a cambiar
las vidas de la gente y lo van a amar a usted por ello. Pero aquellos que la
rechazan, lo van a aborrecer a usted por exhibirlos. Así es, entonces vivimos la
vida, tanto haciendo amigos como enemigos, pero en todo esto, Dios promete
bendición. Y vamos a descubrir más de esa promesa, el próximo domingo por la
noche.
Acompáñeme en oración. Esto es tan elemental Señor, te agradecemos de
nuevo por recordarnos esto. Esta enseñanza sustancial, básica de nuestro
Señor, nos da lo que necesitamos saber al nivel tan elemental de nuestra fe.
Entender que la persecución y las acusaciones falsas y los insultos son parte de
la experiencia del cristiano, si él o ella vive de manera justa. No algo de lo que
debemos huir, sino algo que debemos abrazar con gratitud, y como Pablo poder
decir, ‘llevo en mi cuerpo las marcas de Jesucristo’ como si fueran las cicatrices
una placa de honor. ‘Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas
pruebas, sabiendo que los sufrimientos de este mundo no soy dignos de ser
comparados con la gloria que en nosotros ha de manifestarse’. Y nos damos
cuenta de que, si sufrimos con él, reinaremos con él ahí. Y en proporción a la
medida de nuestro sufrimiento aquí, será la medida de nuestra gloria allá.
¡Oh, realmente somos bendecidos! Haznos personas de la verdad, personas que
no tengan miedo de vivir y hablar como Cristo vivió y habló, aun si nos tratan
como lo trataron a Él, seremos bendecidos. Y así como Él fue exaltado, aunque
fue rechazado, Él fue exaltado por el Padre. Así también nosotros seremos
exaltados, y seguiremos el camino mismo de nuestro Salvador, del sufrimiento
a la gloria. Te damos gracias por esta gran verdad, y esta promesa en el
nombre de Cristo. Amén.

El único camino a la felicidad: Perseguido, 2


https://www.gracia.org/library/sermons-library/GAV-90-199/el-%C3%BAnico-camino-a-la-
felicidad-perseguido-2%C2%AA-pte

o tenemos mucho tiempo en esta noche, y únicamente voy a tratar


simplemente de concluir con algunos de los pensamientos a los que no llegué el
domingo por la noche pasado. No voy a mantenerlos tan largo como
normalmente lo haría. Probablemente eso es bueno para mí, pero quiero que
abra su Biblia en Mateo capítulo 5. Mateo capítulo 5.
Hace algún tiempo atrás estaba leyendo un artículo en una revista nacional. Y
ese artículo hablaba del hecho de que la gente está buscando felicidad. Y se
realizó una especie de encuesta. Toda la información se recolectó de la
encuesta por la gente de la revista, creo que fue la revista Cosmopolitan, y fue
estudiada por algunos psicólogos que después publicaron sus descubrimientos.
Y los descubrimientos de los psicólogos a partir de la encuesta que se realizó
por la revista, indicó que la felicidad verdadera es hallada por aquellos que
encuentran satisfacción personal fuera de cualquier sacrificio personal, que
alcanzan las metas que establecen para sus propias vidas, y ven sus
ambiciones cumplidas, y sus deseos gratificados.
Y sabe que, creo eso es probablemente correcto. Creo que, si usted mira al
mundo que lo rodea, esa es exactamente la manera en la que operan, e
inclusive esas personas que fueron objeto de la encuesta que no
experimentaron eso, y por lo tanto realmente no podían hablar de primera
mano de la felicidad, podían por lo menos decir, “Bueno, suponemos que ahí es
en donde debe ser hallada.” Y supongo que, si usted fuera a realizar su propia
encuesta, y le preguntara a la gente, ¿Cuál cree usted que es la fuente de la
felicidad verdadera en la vida? Ellos encerrarían en un círculo todos esos
asuntos, hablarían de que todos sus deseos sean cumplidos. Todos sus sueños
y ambiciones y metas sean cumplidas. Todos los gozos que espera en la vida,
de alguna manera sean cumplidos, que todo salga bien para usted y que usted
no necesite hacer ningún sacrificio.
Pero, de hecho, eso es absolutamente lo opuesto de lo que Jesús enseña en
Mateo capítulo 5 acerca de la felicidad. Jesús dice aquí que la felicidad
verdadera, la cual es bienaventuranza, viene de la manera totalmente opuesta.
No viene mediante mérito personal, viene mediante un reconocimiento de
bancarrota personal. Felices son los pobres en espíritu, no la gente que han
alcanzado grandes cosas, sino la gente que sabe que no han alcanzado nada
realmente significativo, o podrían ser educados, podrían haber producido
dinero, podrían ser exitosos, podrían haber dejado su pequeña marca en algún
lugar en el mundo. Pero cuando están delante de Dios y ven su propio corazón
y en honestidad reconocen que están en bancarrota, porque de ellos es el reino
de los cielos.
Felices o bienaventurados son los que lloran, porque ellos recibirán
consolación. La gente que realmente es feliz es la gente que ha reconocido su
bancarrota espiritual, y ha llorado por su iniquidad, ha llorado por su condición
de perdida, llorado por estar separado de Dios, llorado por su condición sin
esperanza y llorado por su pecado, llorado por la expectativa, el prospecto del
infierno, el juicio de Dios, la perdida eterna, llorado por la ausencia total de
satisfacción del corazón. Y después en el versículo 5 dice, “Bienaventurados los
mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad”. Y Jesús está diciendo
aquí que la satisfacción verdadera en la vida viene de la manera exactamente
opuesta en la que usted esperaría que viniera.
La satisfacción verdadera en la vida, el gozo verdadero, la felicidad duradera, la
paz real, solo puede ser concedida por Dios. No está disponible en nada de lo
que el hombre puede alcanzar, no está disponible en algo que el hombre pueda
lograr, no está disponible en nada que el hombre pueda comprar, no está
disponible en algo que el hombre pueda heredar, o descubrir. Al final, la
felicidad real, la satisfacción real del alma, el gozo verdadero, la paz profunda
viene cuando el hombre reconoce que no está disponible en absoluto para él.
No lo tiene, no se la puede ganar, no la puede comprar, no la puede alcanzar,
no la puede adquirir. Habiéndose medido a sí mismo, en toda honestidad, él se
da cuenta de su bancarrota, habiéndose comparado a sí mismo con la ley de
Dios, la cual demanda justicia perfecta, él se da cuenta de que no es nada, y él
viene a Dios y le ruega a Dios porque haga algo en su vida, para que traiga
bendición. Ese es realmente el pecador penitente. Esa es la persona que viene a
Dios con la actitud correcta.
Realmente en cierta manera está resumido en el versículo 6, en la cuarta
bienaventuranza: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados”. Es cuestión de reconocer que usted no tiene
nada, y usted tiene hambre de ello. He dicho esto tantas veces a lo largo de los
años, cuando la gente me dice que le han dado testimonio a alguien o le han
hablado a alguien del Señor, o del evangelio, y no hay respuesta. Y yo lo he
dicho con tanta frecuencia en mi vida. Bueno, esa persona no está lo
suficientemente desesperada, esa persona no tiene hambre suficiente. Y
simplemente no es un hambre para llenar el vacío, usted notará que es un
hambre y sed de justicia. Es un cansancio con el pecado. Es un cansancio por la
lucha, es un cansancio con la culpabilidad, es una culpabilidad porque siempre
queda corto de la ley de Dios.
Esas personas que son expuestas a la ley de Dios, escritas en las Escrituras,
porque han estado en una iglesia, como lo oyó usted en las aguas del bautismo
en esta noche. Quizás fueron criados en una iglesia católica, en donde
ciertamente oyeron la ley moral de Dios, oyeron la verdad espiritual siendo
enseñada, en algunos casos criados en una familia cristiana. Como oyó usted
de un joven que está en nuestro seminario, como él fue criado en una familia
en donde su padre y su abuelo, y creo que otro miembro de su familia fueron
pastores, y él fue criado con todo eso. Esas personas que son expuestas a la ley
de Dios, al conocer la Biblia o estar en una sociedad en donde la Palabra de
Dios es parte de esa sociedad, conocen la ley de Dios, y cuando tienen la
suficiente honestidad para medirse a sí mismos contra la ley de Dios, llegan a
reconocer que son culpables, que esa culpabilidad lleva vergüenza y
remordimiento y por la gracia de Dios puede llevar a la bancarrota espiritual
aquí.
Pero también es muy posible que alguien que no ha estado expuesto de manera
completa a la revelación escrita de Dios, siente el mismo peso de iniquidad
porque la ley de Dios está escrita en los corazones, ¿no es cierto? En Romanos
capítulo 2, la ley de Dios está escrita en sus corazones, de tal manera que su
conciencia está acusándolos cuando violan la ley de Dios. Inclusive una
persona que no conoce la Biblia, no conoce el cristianismo, todavía tiene la ley
de Dios escrita en su corazón. Simplemente es parte del ser humano. Y esa
desobediencia a esa ley trae tristeza, trae culpabilidad, trae remordimiento,
que también puede llevar a una persona a buscar la verdad.
Y cuantas veces oímos ese testimonio en las aguas del bautismo. Sabía que
algo estaba mal, sabía que mi vida no era lo que debía ser, estuve cansado de
mi pecado y busqué conocer la verdad. Ese es el camino a la felicidad real. Así
es como uno recibe el reino del cielo, así es como uno es verdaderamente
consolado. Así es como uno al final heredará la tierra. Usted se va a volver el
poseedor de todo en esta tierra, cuando el Señor descienda y establezca su
reino terrenal con su pueblo, versículo 7, son personas que entienden
misericordia. Supongo que, algunas personas en nuestra sociedad asumirían
que la felicidad verdadera le pertenece a la gente que es cruel, que pisa el
cuello de todo mundo para alcanzar sus metas.
Hombre, eso es lo que la gente cree. Creen que usted simplemente toma toda
oportunidad para usar a todo mundo, para que usted pueda llegar a donde
quiera llegar, y cuando usted finalmente llegue ahí, usted ha alcanzado la
cumbre del montón, entonces va a encontrar satisfacción verdadera. Ahí, a
expensas de muchas personas a lo largo del proceso, esas personas que buscan
ese tipo de satisfacción personal, realmente es gente cruel, y Jesús dice, es la
gente misericordiosa que al final encuentra misericordia. Son aquellos que son
compasivos, son aquellos que se preocupan por otros, son los limpios de
corazón, son aquellos a quienes Dios han limpiado, quienes en ultima lo van a
ver a Él. Son aquellos que son los pacificadores que serán llamados los hijos de
Dios.
Hemos avanzado a lo largo de todo eso, eso es contrario a todo lo que el mundo
asumiría. ¿Quiere ser realmente feliz? Reconozca su bancarrota espiritual,
venga a Dios, quien es el único que le puede conceder bendición verdadera.
¿Quiere ser feliz? Gima, y llore, y agonice por su pecado, y fracaso por violar la
ley de Dios y Él la va a proveer el consuelo de la salvación. ¿Quiere ser feliz?
Sea manso por su condición, no soberbio. Sea quebrantado y en ultimas, al final
heredará la plenitud del reino de Dios, que incluye esta tierra. Y en ultimas, el
nuevo cielo y la nueva tierra. ¿Quiere ser verdaderamente satisfecho? Entonces
deje de tener hambre y sed por cosa que no llenan y no satisfacen, y tenga
hambre y sed por la justicia de Dios que Él da a aquellos que creen en Cristo. Y
así sigue, busque misericordia, busque pureza y sea un pacificador, y esta es
felicidad verdadera.
Pero, como sabemos todo esto lleva a algo, y eso, y a lo que lleva está en los
versículos 10 al 12. Y esa es la última de las bienaventuranzas. En cierta
manera este es el resultado inevitable aquí, "Bienaventurados los que padecen
persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”.
Esa es la bienaventuranza, está en el versículo 10. La gente que realmente es
feliz es la gente que ha sido perseguida por causa de la justicia, y lo que él está
diciendo es que esa persecución es evidencia de que pertenecen al reino de los
cielos. Ahora, no quiero regresar y repasar todo, pero hay un par de pasajes a
los que los quiero llevar, y uno de ellos de manera muy breve es Juan 15.
Regrese en su Biblia a Juan 15, y el versículo 18, porque este es un principio
que debe ser entendido. Jesús está hablándoles a sus discípulos, él sabe lo que
van a enfrentar, él sabe que ahora que está en el aposento alto con ellos, esta
es la última cena, como con frecuencia es llamada. Y el realmente les está
enseñando lo que necesitan saber en su ausencia, y en el versículo 18 él dice,
“Si el mundo os aborreciere, sabéis que me aborreció a mí antes que os
aborreció a vosotros”. Y el principio básico es que, si el mundo trató a la
persona más justa que jamás vivió, en la manera en la que lo trataron, ¿Por
qué deberían ustedes esperar un trato mejor? Si lo aborrecieron a él y así fue,
los van a aborrecer a ustedes.
Y la razón por la que los aborrecen a ustedes es porque no son parte de ellos.
“Si fuereis parte del mundo, el mundo amaría a los suyos.” versículo 19, “pero
porque no sois del mundo, porque los he elegido del mundo, por tanto, el
mundo os aborrece.” Y no siempre significa que es una persecución abierta,
agresiva en toda ocasión, pero hay un resentimiento profundamente arraigado,
y enemistad por parte de aquellos que son parte del sistema. En contra de
aquellos que confrontan ese sistema con justicia. Versículo 21, “el esclavo no
es mayor que su amo, si me persiguieron a mí, también a vosotros os
perseguirán.” Versículo 21, esto os harán por causa de mí”.
No es que realmente lo resienten a ustedes tanto como me resienten a mí. Y
eso realmente es verdad. Digo, como un creyente en cierta manera, usted sabe,
puede vivir por el mundo de manera segura, con suficiente seguridad, hasta
que usted confronta a alguien con la Palabra de Dios. Hasta que confronta a
alguien con las normas divinas de Dios, o lo que Jesús ha dicho. Si usted, fuera,
por ejemplo, al desfile de homosexuales, y anunciara lo que Dios dice acerca de
la homosexualidad, podría experimentar persecución. Si usted se fuera a
involucrar en cualquier ambiente en donde el pecado está manifestándose de
manera abierta y confrontara a las almas que están ahí con la verdad directa de
Dios, usted experimentaría persecución.
Usted probablemente ha experimentado a un grado, esto en las familias en las
que están, si tienen incrédulos en la familia. Y en ocasiones han confrontado la
iniquidad en la vida de esos incrédulos, los ha llamado a reconocer su pecado y
ha sentido la enemistad y la hostilidad. Nada es más irritante, nada es más
ofensivo para una persona no regenerada, que señalar su iniquidad y sus
consecuencias. Es bastante seguro, en un sentido para mí en la iglesia, no es
tan seguro afuera. Los van a perseguir a ustedes en el versículo 21, él dice,
“por causa de Mí”. Es porque se identifican conmigo, porque dicen que son de
Cristo, porque traen mi nombre y mi Palabra y mi verdad, para confrontarlos.
Los van a aborrecer, así como me aborrecieron a Mí. Y en el versículo 23, “Y él
que a Mí me aborrece, aborrece también al Padre”. Digo, este es un asunto
muy, muy complejo. Aborrecen la verdad, los aborrecen a ustedes por traer la
verdad, lo aborrecen a Cristo por ser la Verdad, aborrecen a Dios porque Él es
el Dios Vivo y Verdadero detrás de todo esto. entonces, me aborrecen a Mí,
aborrecen a Mi Padre, los aborrecen a ustedes, aborrecen la verdad.
Versículo 1 del capítulo 16, Él dice, “Estas cosas os he hablado, para que estéis
guardados de tropezar. No quiero que salgan ahí en el mundo, y toda esta
persecución la van a enfrentar y van a desmoronarse y decir. Espera un minuto,
que está pasando aquí, esto no debería estar pasando, esto es imposible,
porque está pasando esto, pensamos que la verdad sería proclamada con gran
poder, y todos caerían y creerían y no va a ser así”. De hecho, versículo 2 dice,
“Los van a expulsar de la sinagoga, y los van a matar y van a pensar que están
sirviendo a Dios.”
Les conté que hace meses atrás, que hay más cristianos en la actualidad, el día
de hoy, este año 1998, muriendo por causa del evangelio, que cualquier otro
momento desde que el evangelio comenzó a ser predicado. Hay gran
persecución de creyentes en el mundo.
Otro pasaje a lo que quiero llevarlos es 1ra Corintios capítulo 4, y de nuevo,
simplemente un repaso breve porque es uno tan importante. El apóstol Pablo
en cierta manera identifica como él es tratado en el mundo. Él dice en el
versículo 9 de 1ra de Corintios 4, “creo que Dios nos ha mostrado a los
apóstoles, los últimos de todos los hombres, como hombres condenados a la
muerte. Porque nos hemos vuelto un espectáculo para el mundo”. Él dice,
estamos condenados a la muerte, al final. Somos un espectáculo al mundo.
Somos considerados como necios, versículo 10, somos considerados como
débiles, estamos sin honor, tenemos hambre, versículo 11, tenemos sed.
Estamos vestidos de manera pobre, somos tratados mal, no tenemos hogar,
versículo 12, somos vituperados, eso es maldecidos, blasfemados, perseguidos,
calumniados, y después él cierra al decir que somos la escoria y lo más bajo,
somos la suciedad y el deshecho, la basura, la suciedad que usted quita de una
sartén sucia en la que el alimento se ha endurecido. Eso somos nosotros.
La medula, no es popular de ninguna manera, forma o manera. Ahora, en 2da
Corintios, no voy a pasar por eso otra vez. Vemos eso, una, otra, y otra vez. Y
ahora, con eso en mente, regrese a las bienaventuranzas en el capítulo 5.
Realmente creo que es verdad si somos fieles en proclamar el evangelio a una
persona incrédula, o a un ambiente incrédulo, o a una familia incrédula, a un
salón de clase incrédulo, a un grupo incrédulo en el trabajo, donde quiera que
sea, si somos fieles de proclamar el evangelio y hablar de manera directa la
verdad de Cristo, y la verdad del Dios vivo, aquellos que aman el pecado, que
aman las tinieblas más que la luz, porque sus obras son malas, la respuesta es
una hostilidad inevitable. Pero, tenemos que mantener esto en mente, es el
camino de bendición. Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por
causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. ¿Qué es el reino de
los cielos? Simplemente, es la esfera de Dios, es la esfera de la salvación, el
dominio de salvación, eso simplemente va de la mano de ser un cristiano.
Todas estas cosas, el reino de los cielos, en el versículo 3, consuelo, heredar la
tierra, ser saciados, recibir misericordia, ver a Dios, la visión beatifica, el ser
llamados los hijos de Dios, tener el reino de los cielos en el versículo 10, todos
esos son sinónimos de estar en el reino eterno de Dios.
2da Timoteo 3:12, “Y también todos los que quieran vivir piadosamente en
Cristo Jesús padecerán persecución.” Es cuestión de grado, claro. No todos
estamos siendo martirizados, no estamos pagando con nuestra vida, no
estamos siendo encarcelados como algunos, pero en muchos casos, claro, no
somos tan valientes como debiéramos ser. Y hemos entrado en eso, hemos
visto eso. Hemos visto el principio aquí en esta bienaventuranza. Es definida
aún más en el versículo 11 y únicamente estoy repasando brevemente, y
después en cierta manera vamos a cerrar la parte final. En el versículo 11,
“Bienaventurado sois cuando por mi causa os vituperen, y os persigan y toda
clase de mal contra vosotros, mintiendo.” Y creo que el Señor desglosa esta
bienaventuranza, él no desglosó ninguna de las otras, él no explicó las otras,
porque se explicaban de manera obvia, pero tan pronto como é dice, “van a ser
perseguidos”, alguien va a decir, “¿bueno, que significa eso? ¿puedes explicar
eso más?
Y entonces en el versículo 11 él no repite el beneficio, de ellos es el reino de los
cielos. Entonces, sabemos que esta no es otra bienaventuranza, esta es
meramente una explicación de la que dio. ¿Qué quieres decir, “perseguido”?
¿Qué quiere decir, cuando los hombres los insultan? A veces, así es como va a
ser. Y como le dije la última vez, esa es una especie de insulto cara. Cuando la
gente lo condena e insulta, y lo hace cara a cara. De eso está hablando aquí. Y
algunas veces eso es lo único que hay, todos hemos experimentado eso. Ha
habido muchas veces donde me he esforzado por presentarle el evangelio a
alguien, quien ha respondido de una manera ofensiva, no ha querido oír nada
de él. quizás usted lo ha experimentado en esas ocasiones en las que usted ha
tratado de darle testimonio a un marido no convertido, o un hijo o hija o
miembro de familia, o amigos no convertidos.
También puede significar que dicen todo tipo de maldad en contra de ustedes
de manera falsa, no solo es abuso cara a cara, y falta de amabilidad cara a cara,
e insulto, a veces es detrás de su espalda, mienten de usted, se esfuerzan por
atacarlo a usted. Hombre, esto pasa mucho, ciertamente en mi propio
ministerio he soportado eso. Digo, no es que estoy sufriendo mucho por ello, es
triste cuando la gente me pregunta, ¿qué es lo más difícil para ti en el
ministerio? Con frecuencia se me hace esa pregunta, en sesiones de preguntas
y respuestas. ¿Qué hay en el ministerio que es lo más difícil para ti de
enfrentar? Inevitablemente tengo que decir esto. ¿Cuál sería lo más difícil para
mí que enfrento en el ministerio?, seria cualquier cosa en mi vida que ha
desacreditado la integridad de mi ministerio.
En otras palabras, cualquier cosa que haría que alguien creyera que yo no fui
fiel al Señor, que yo no fui fiel a la Palabra, que yo no fui fiel en honrar a Cristo,
que no fui fiel en proclamar la verdad. la gente sabe eso acerca de mí, y hay
aquellos que atacan en ese punto mismo, que dicen cosas que no son verdad.
Pero, habiéndolas dicho encuentran a personas que creen, y entonces a los ojos
de algunas personas usted se vuelve severamente desacreditado. Esa es una
forma seria de persecución, porque si alguien cree esas mentiras, usted
literalmente entonces no tiene nada que ver con ellos en términos de
ministerio, usted no tiene nada que decir, usted no es creíble. Digo, he oído
cosas sorprendentes a lo largo de los años. No solo he oído en varias ocasiones
que morí, lo cual realmente no puede ser una crítica. He oído cosas de las
cuales ni siquiera repetiría, ataques en contra de mí vida, cosas dichas acerca
de mí que no fueron verdad.
Ha habido muchos que han tratado de desacreditar las cosas que dije al poner
cosas en mi boca que nunca dije, diciendo que negué cosas como la sangre de
Cristo y su eficacia, y quien sabe, y más y más y muchas cosas. Que he
predicado salvación por obras, Esa es una forma de persecución que es
bastante seria. Francamente, preferiría que alguien se me parara de frente y
me insultara, que hiciera eso, porque cuando se hace eso, se lleva a cabo una
desacreditación seria y eso simplemente le da más razón a la gente no
regenerada para rechazar el mensaje, porque si oyen esas afirmaciones que
desacreditan, entonces asumen que usted es un hipócrita. Y si usted es un
hipócrita, ciertamente usted no puede tener la verdad. Y entonces, la
persecución viene en muchas formas. 
Hay gente como usted sabe y los conoce, colocan cosas en los parabrisas aquí
afuera en el estacionamiento, ¿verdad? usted los ha tenido en su auto. Se
ponen ahí de pie en la esquina y pasan y reparten boletines o volantes de odio.
Algunos de ustedes recuerdan, hace 2 años atrás cuando estuve en la Semana
de Fundadores de Moody y fui al auditorio. Había cuatro mil personas ahí a
quien predicarle esa noche. Y todo mundo recibió una hoja de papel conforme
entramos, y era una hoja de papel atacándome, y llamándome un hereje, y era
una hoja escrita a un espacio, de los dos lados de la hoja, tamaño carta, con
todo tipo de cosas que no eran verdad acerca de mí. Lo que fue interesante es
que estaba siendo distribuida por un hombre que me conoció y a cuyo hijo le
había dado una beca para asistir a Master’s College. Lo cual hizo, asistió. Su
padre sintió que el haría todo lo que él pudiera hacer por desacreditarme.
Ahora, eso no es aventarme en un calabozo, aventarme en un calabozo, no
estoy pidiendo eso, Señor, ustedes entienden. 
Pero hay algunas maneras en las que yo preferiría estar en un calabozo con mi
integridad intacta, y mi reputación intacta, que allá fuera predicando y que la
gente crea que no tengo integridad. Pero hay muchas maneras en las que la
persecución puede venir. Usted realmente debe asegurarse que usted viva su
vida de tal manera que no pueda legitimar ninguna de esas acusaciones,
¿verdad? usted debe ser fiel. No quiero que nadie piense que enseño algo
contrario a las Escrituras, entonces la gente sabe eso. Y entonces, si me
quieren atacar, si el enemigo quiere atacarme, él inventa algo acerca del hecho
de que soy un maestro falso, y después la gente viene manejando aquí por la
calle, con un altavoz y mi nombre pintado ahí en el lado de su auto, como lo
han visto allá afuera, anunciándole a todo el mundo que soy un maestro falso.
Y la razón por la que hacen eso, porque no quieren ser confrontados con la
verdad. 
Pero hay todo tipo de forma de persecución, muchas maneras diferentes. Y los
discípulos necesitaban saber eso. Digo, habría gente Jesús dijo, que los van a
expulsar de la sinagoga, van a ver gente que piensan que le están sirviendo a
Dios, cuando los matan a ustedes, porque están protegiendo la religión
verdadera. Esto es en el caso del judaísmo. También van a haber personas que
van a adoptar este enfoque en la persecución, que los van a insultar a ustedes
cara a cara. Les conté de algunos de estos incidentes la semana pasada cuando
estaba tratando de hablar en Cal State Northridge mientras que la gente todo el
tiempo me estaban gritando a la cara y no pude ser oído por el grupo de
alumnos que estaban ahí. Hay aquellos que dañan mucho, como dije, al hablar
detrás de su espalda esparciendo mentiras. 
Me acuerdo algunos años atrás, cuando nos quitaron de cincuenta y dos
estaciones de radio, porque se estaban esparciendo mentiras de mí, y
comenzaron a creer que era un hereje. La persecución viene en muchas
maneras y simplemente le estoy dando la ilustración personal de mi propia
vida, usted tiene que experimentarlo en su propia vida conforme viene. Pero él
dice ahora, esto es lo que es tan bueno de esto, “Bienaventurados son aquellos
que son perseguidos. Bienaventurados son aquellos cuando son insultados,
perseguidos de esta manera, oh cuando se dicen cosas malas en contra de
usted, da manera falsa, por causa de Mí.” Marque eso, si es tan amable, “por
causa de Mí”, no es por causa de usted, digo, si la gente está diciendo cosas
malas de usted porque son verdad, si la gente lo está confrontando a usted
porque usted es ofensivo, ese no es el punto aquí. Esta no es algún tipo de
afirmación de bendición para alguien, para cualquier persona que sufre algún
tipo de persecución, cualquier tipo de confrontación. Esto tiene que ver con
aquellos que son perseguidos, porque están identificados con Jesucristo, ese es
el punto. Si ustedes toman mi causa, si ustedes predican mi evangelio, si
hablan mi verdad y los persiguen por eso, son bienaventurados, son
bienaventurados.
Y hay muchas razones para eso, digo, en cierta manera podría meter aquí a
Santiago, simplemente meterlo aquí después del versículo 11, “Tened por sumo
gozo cuando os halléis en diversas, ¿qué? pruebas, esta sería una prueba,
“sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, más tenga la
paciencia su obra perfecta”. Sabe una cosa, hay tantos beneficios de las
pruebas, el primer beneficio de las pruebas es que Dios las usa para elevar su
dependencia, la de usted. ¿Ha notado usted eso? Usted sabe, cuando cosas
falsas son dichas acerca de usted, ¿Qué va a hacer usted? Cuando la gente lo
rechaza a usted cara a cara, cuando usted es perseguido por causa de
Jesucristo. Cuando usted es acusado por ser de mente estrecha, dogmático, no
amoroso, divisivo, un libro tiene un capitulo acerca de mí, y me llaman un
cazador de herejías. Cuando esas cosas le pasan a usted, ¿Qué puede hacer
usted? usted no puede correr por todos lados y buscar aquellos que han sido
influenciados por ese tipo de cosas y arreglarlo. 
Sin embargo, es tan importante mantener la integridad de su reputación para
que usted pueda continuar ministrando a la gente. ¿Qué hace? No tiene ningún
otro lugar donde acudir más que al Señor, y lo único que puede decir es Señor,
necesitas protegerme si quieres usarme. Y el Señor va a responder diciendo,
bueno, parte de esa protección es mantenerte santo y para mantenerte
realmente santo, para que nunca haya una acusación legitima, es necesario
mantenerte humilde. Y esto es parte de este proceso de quebrantamiento. En la
Conferencia de Pastores esta semana, un hombre se puso de pie y me dijo,
“ahora mira, él dijo, has escrito tantos libros y has vendido tantas cintas, y él
dijo todas estas cosas, y él dijo, ¿cómo te mantienes humilde?” Él dijo, “si yo
escribiera tantos libros y vendiera tantas cintas, yo sería alguien tan egoísta
que nadie podría vivir conmigo.” ¿Sabe usted cual es la respuesta a eso? no
estoy aquí para anunciarle que he mantenido mi humildad de manera
completamente intacta a lo largo del proceso entero. Pero estoy aquí para
decirle que cuando el Señor lo levanta a usted, él lo quebranta a usted al
mismo tiempo. 
Ahora, siempre va a haber suficiente desastre en su vida, suficientes pruebas
en su vida, suficientes problemas y suficiente decepción y suficiente dolor de
corazón, y suficiente dolor, y suficiente de esa acusación y de esa crítica, y esas
acusaciones falsas en contra de usted, que siempre va a hacer que usted
regrese y se dé cuenta de que si va a ver algún impacto en su ministerio va a
tener que ser por la misericordia y gracia de Dios. Entonces, Santiago está
diciendo tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, porque
las pruebas son partes de la obra perfeccionadora de Dios. Las pruebas elevan
su dependencia. 
Digo, en este punto en mi vida, y sé que esto en cierta manera es un enfoque
de testimonio personal, en este asunto, en esta noche, pero este punto en mi
vida, tantas cosas están siendo dichas en tantas maneras diferentes, algunas
muy alentadoras, algunas muy maravillosas y muy animadoras y de apoyo,
pero he enfrentado muchos problemas a lo largo de los años, y muchas cosas
negativas y únicamente puedo decir que si el ministerio continua y si Dios
continua dándonos bendición y si Dios continua usándonos en los días
venideros, será porque Él ha concedido una medida de protección en medio de
esto. Y estoy agradecido. 
Y en su vida, Él hará lo mismo. El Señor mismo está ahí para guardarlo a usted,
y usted debe estar feliz por la persecución, si es por la verdad, si es por la
verdad. Y sabe una cosa, honestamente puedo decir que no es algo por lo que
pierdo el sueño. Claro que usted no debe perder el sueño por esto, no es algo
por lo que usted debe estar sufriendo, es algo por lo que usted debe
regocijarse, versículo 12, “Gozaos”. No nada más, gozaos, sino alegraos. Él en
cierta manera duplica esto aquí, “porque vuestro galardón es ¿qué? grande en
los cielos”. Digo, se lo puedo decir de manera simple. Entre más
poderosamente usted proclame a Cristo, entre usted viva a Cristo de manera
más clara, entre más evidente es que usted es de Cristo, entre más su vida y
sus palabras lo amoroso que sea, más directo, entre más su vida y sus
palabras, confronte de manera directa y amorosa este mundo, más hostilidad
usted recibirá en la tierra, y más recompensa recibirá, ¿en dónde? en el cielo. 
Simplemente, siempre hay persecución aquí. He estado leyendo la biografía de
William Kerry, él fundador, realmente, de las misiones modernas. Y realmente,
realmente es algo emocionante que leer. Aquí estaba este hombre, quien
dijeron “simplemente, tu eres un fabricante de zapatos”, y él dijo, “No, ni
siquiera soy un fabricante de zapatos, simplemente los arreglo”. El realmente
fue humilde. Sin preparación académica formal, eventualmente él se fue a la
India como el primer misionero de la Sociedad Misionera Británica, y tradujo la
Biblia en once idiomas. Se ensenó a sí mismo griego, se ensenó a sí mismo
hebreo, se enseñó a sí mismo latín, y se enseñó a sí mismo a ser un lingüista
por sí mismo, mientras que él arreglaba zapatos. Su esposa ni siquiera
aprendió a leer hasta que ella se casó y tuvieron hijos, de un origen muy
humilde. 
Él fue a la India, esto es simplemente un pequeño aspecto de esto, de la
historia, él se fue a la India y él está trabajando apasionadamente ahí, de todos
los lugares horrendos, Calcuta. Calcuta en los mil setecientos habría sido
inimaginable, probablemente no muy diferente de algunas maneras de lo que
es en la actualidad, pero inclusive más primitivo. Y él está trabajando en todas
estas once traducciones y de regreso en Inglaterra, de donde él necesita apoyo
económico para continuar con su trabajo, simplemente una cantidad mínima de
apoyo, simplemente muy poco porque, él vivió recibiendo ofrendas muy, muy
bajas. Él necesitaba dinero para hacer estas traducciones, para que fueran
copiadas y que llegaran a las manos de la gente. 
Y había gente en Inglaterra que estaba acusándolo de inventar idiomas y de
falsificar trabajos de traducción para enriquecerse. Y el hombre está en
Calcuta, tratando de vivir su vida para el evangelio. Y usted quiere encontrar
ese tipo de personas, usted sabe, y digo, yo sí, lo las quiero encontrar. Si
hubiera estado en Inglaterra en ese entonces, yo le hubiera dicho a unas
cuantas personas algunas cosas. Pero usted sabe, usted tiene que recordar,
hubiera venido a ayudar a mi hermano, usted tiene que recordar que Jesús
dijo, “Bienaventurados sois cuando esto pase por causa de Él, porque usted es
un ciudadano verdadero del reino”. Eso es simplemente evidencia de que usted,
escuche esto, está invadiendo el reino de las tinieblas, y el reino de las
tinieblas no quiere esto, no le gusta. 
Gozaos y alegraos, porque cuando usted llegue al cielo su recompensa será
grande. Dos razones porque regocijarse. La promesa, usted recibe al reino, el
principio, usted va a sufrir. La postura que adopta, tercer punto, regocíjese. De
hecho, regocíjese mucho. Simplemente esté contento, por esto, por dos
razones, me encanta esto, primero, su recompensa en el cielo es grande. Dice
usted, bueno, en cierta manera ¿eso no es egoísta? No, porque es la
recompensa nacida de un motivo puro, el cual es, honrar a Dios, ¿verdad? Es
una recompensa que nace de una identificación con Jesucristo, que dice, voy a
servir a Jesucristo por su honra, y su gloria, y causa de su evangelio sin
importar lo que venga. Usted va a tener una gran recompensa en el cielo. 
Yo creo que la iglesia es presentada en Apocalipsis, como los veinticuatro
ancianos, y cuando reciben sus coronas, recuerda usted, son mostrados con
coronas, toman esas coronas y las avientan a los pies de Jesucristo. Al final el
recibe toda la gloria, pero vamos a tener una gran recompensa por sufrir por
causa de Él. De hecho, usted recuerda que los discípulos Jacobo y Juan vinieron
a Jesús y le dijeron, “Oye, nos gustaría sentarnos a tu mano derecha y a tu
izquierda, en el reino.” Y Jesús dijo, “Espera un minuto, eso no me corresponde
asignarlo. Después él procedió a hablar de aquellos que sufren más. No van a
ser aquellos que tuvieron al mejor agente de publicidad, no van a ser aquellos
que tuvieron a la audiencia más grande de televisión, van a ser aquellos que
sufrieron de manera más pura, por causa de Él, los que recibirán la recompensa
más grande. 
La suposición aquí es que hay variaciones en la recompensa, eso es verdad. hay
variaciones en la recompensa. El apóstol Juan dijo esto en 2da de Juan, creo
que es, “mírense para que no pierdan lo que han logrado”. En otras palabras,
más vale que tengan cuidado o podrían perder su galardón. Podrían haber
tenido una recompensa que venía, pero la perdieron por algún pecado, lo cual
quiere decir que usted puede tener más o puede tener menos. Las recompensas
variarán, habrá algunos que recibirán gran recompensa y otros una menor, y
está relacionado a la fidelidad, está relacionado al sacrificio personal, está
relacionado a uno que no se preocupa por sí mismo, como Pablo dijo, “no
considero mi vida preciosa”. Hechos 20, “simplemente quiero terminar el
ministerio que Dios me ha dado, realmente no importa lo que me pasa. Si vivo,
vivo,” él dijo, “si muero, muero, es inmaterial” 
Entonces, usted tiene que tener su ojo en la recompensa celestial. Y usted
sabe, eso en cierta manera es emocionante, usted ve la persecución con una
perspectiva diferente, insultos o acusaciones falsas, lo que sea. Usted la ve con
una perspectiva diferente. E inclusive, quizás algún día, creo que algunos de
ustedes habrán perdido su trabajo debido a su fe. Algunos de ustedes habrán
perdido un matrimonio, un conyugue de matrimonio, por su amor a Cristo, o
debido al Señor el marido se fue y la dejó a usted con hijos luchando,
¡regocíjese!, Si fue debido a Cristo, la primera gran promesa es que usted
recibirá una gran recompensa en el cielo. Simplemente un recordatorio, el cielo
dura para siempre. Entonces no habrá límite alguno para que usted lo disfrute. 
Simplemente resulto creer, esto es otro mensaje, que las recompensas eternas
están conectadas al servicio ahí. No creo que son botones que usted usa, no
creo que son capas que usted usa, no creo que son tiras que usted usa en su
manga, y no creo que son coronas que están apiladas más y más altas en su
cabeza. Creo que es una capacidad para servicio, recompensa más grande
significa que usted tendrá una capacidad más grande, una oportunidad más
grande, un privilegio más grande de servicio. 
La segunda cosa es igualmente una promesa maravillosa, “gozaos y alegraos
cuando son perseguidos, porque así persiguieron a los profetas que fueron
antes de vosotros”. Usted está en un grupo bastante elevado. Es correcto. Si
usted es perseguido por la causa de Cristo, usted está en un grupo bastante
bueno. El primero que viene a mi mente es Hebreos 11, Moisés estuvo
dispuesto a sufrir el vituperio de Cristo, ¿verdad? Él dijo, no, a ser el hijo de la
hija de faraón. Dijo no, a toda la riqueza y prestigio de Egipto, y se identificó a
sí mismo con su pueblo. Y tomó lo que el escritor de Hebreos llama, el vituperio
de Cristo. Usted está en línea con Moisés. 
Hubieron muchos otros, todos esos profetas maravillosos, fieles. Isaías, quien
probablemente fue acerrado a la mitad, como se hace referencia en Hebreos
11. Probablemente Jeremías que fue maldecido y aventado en un pozo
resbaloso, y muchos otros, como usted sabe, que pagaron un precio serio por
su representación de Dios. Usted recuerda cuando Jesús estaba condenando a
la ciudad de Jerusalén, él dijo, “ustedes que apedrean a los profetas y asesinan
a aquellos que son enviados”.  Y se acuerda usted cuando contó la parábola del
hombre que era dueño de la viña, y él había dejado a alguien que estuviera a
cargo de la viña. Eso estaba retratando a Dios como el dueño de la tierra, y la
nación y los israelitas a cargo de ella. Y él envió a sus mensajeros, a ellos, y los
mataron a todos. Eso de nuevo, fue una condenación de Israel por matar a los
profetas. Y finalmente él dijo, “bueno, voy a enviar a mi hijo”. Recuerda usted,
el dueño de la viña envió al hijo, y asesinaron al hijo. Jesús ciertamente es el
profeta supremo. Él fue perseguido por causa de Su Padre, inclusive hasta la
muerte. 
La persecución lo coloca a usted junto a una compañía bastante buena. Es un
grupo de mucha clase. Qué privilegio, ¿no es cierto? Usar el uniforme y ser
considerado un soldado como muchos otros. Después de esto, vamos a cerrar
con esto, usted va a tener que confrontar, entonces más vale, considérelo un
gozo hacerlo. La razón por la que tiene que confrontar está en el versículo 13,
“Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se desvaneciere, ¿con que será
salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y ser hoyada por
los hombres”. Mire, si usted no es un agente que está salando al mundo, más
vale que usted se salga de aquí, ¿verdad? Digo, si usted no es sal en la herida
de pecado, ¿de qué bien sirve usted? 
Ustedes son la luz del mundo, el versículo 14 dice, más vale que brille, nadie
enciende una luz y se pone debajo de algún tipo de canasta para esconderla,
¿Cuál es el punto? Usted lo coloca sobre el candelero. Es como una ciudad
asentada sobre un monte. Si usted hubiera estado caminando en Palestina en
ese día, no había muchas luces en la calle como tales, no había muchas grandes
fuentes de luz artificial. Si usted estuviera en un valle y había una ciudad en un
monte, de noche usted veía esas luces de candelero, y la luz salía por las
aperturas. Esa es una ciudad en un monte, usted no la puede esconder, no
puede colocar algo encima de ella. El cielo es tan oscuro ahí, usted ve la luz de
manera tan clara. Ustedes son la luz, nadie la coloca bajo una canasta. La
colocan sobre un candelero. “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres.
Para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en
los cielos”. 
¿No es ese un giro interesante al final ahí? Habrían algunos que verán la luz y
van a darle la gloria a Dios. Hay algo de esperanza ahí, ¿no es cierto?
realmente la hay. Hay algo de esperanza si ven el patrón de su vida, si oyen la
verdad que usted proclama. Habrán algunos que glorifiquen a vuestro Padre
que está en los cielos. Tenemos un mundo que alcanzar en medio de los cuales
brillamos, Filipenses, como luces en la oscuridad, ¿verdad? Para muchos, no
van a escuchar, lo van a resentir. Como Dios le dijo a Isaías, “van a tener oídos
que no van a oír, van a tener ojos que no ven, van a tener un corazón que es
duro, pero va a haber un remanente allá afuera, van a haber algunos que van a
oír y creer”.  Esa es la razón por la que estoy tan comprometido con hacer
servicios de bautismo, porque quiero que sepa que hay gente ahí afuera que va
a oír, que va a ver su vida, y va a creer por la gracia de Dios. Y los vemos
semana, tras semana, tras semana, aquí.  Podemos tener esa confianza. 
Seguro hay persecución, seguro hay enemistad, el reino de las tinieblas
reacciona, de tal manera que se protege a sí mismo conforme usted invade con
la verdad. Esa es la razón por la que la hostilidad viene, pero Dios convierte esa
hostilidad terrenal, en gloria celestial. Y la usa, porque es el traer la verdad
para convertir algunos corazones a la salvación. Entonces, vamos en este
pasaje de bienaventuranzas, de ser un pecador quebrantado en bancarrota,
llorando, manso, hambriento, a vivir una vida que afecta de manera tan
dramática al mundo, que por un lado nos persiguen, y por otro lado hay
algunos que creen nuestro mensaje y dan gloria a Dios. Digo, ese es el resumen
de toda nuestra vida, ¿no es cierto? Y es a esto a lo que el Señor nos llama y es
en esto en donde encontramos nuestra felicidad verdadera. 
Acompáñeme en oración. Padre, es un gozo inefable y lleno de gloria, compartir
con este grupo de los redimidos. ¿Quiénes somos, y porque nosotros? Estamos
abrumados porque tú nos has escogido para Tu reino, que Tu por el Espíritu
Santo nos has convencido de pecado, y de justicia y de juicio. Y nos has
quebrantado contra tu ley, que tu has causado que estemos tristes por nuestro
pecado y que nos humillemos y clamemos por una justicia que no teníamos.
Estamos sorprendidos porque nos has escogido para recibir tu misericordia,
para ser purificados en nuestro corazón, y convertirnos en pacificadores. Y
contarnos entre los profetas, y contarnos entre aquellos que, a lo largo de las
épocas, han nombrado tu nombre y han proclamado tu verdad. 
¡Ah, somos tan privilegiados, tan honrados! por ser incluidos entre aquellos en
el pasado, e inclusive en el futuro, como también el presente, que son
perseguidos por causa de su justicia, perseguidos por causa de Tu nombre,
perseguidos debido a Ti. ¡Qué privilegio estar con ellos! Padre, no podemos ni
siquiera imaginar que nuestro nombre, siquiera perteneciera al onceavo
capítulo de Hebreos con los héroes de la fe, pero por tu gracia estamos ahí.
Somos los héroes de la fe de esta generación, nosotros los que somos fieles, los
que somos ciudadanos del reino verdadera y de manera genuina, que vivimos y
proclamamos la verdad a costa de lo que sea. Gracias por el privilegio de estar
en el mismo grupo que ellos y corriendo la carrera que es puesta ante nosotros,
con perseverancia. Despojándonos de todo peso del pecado que nos asedia,
para que seamos fieles al que corrió la carrera perfecta, nuestro Señor
Jesucristo. 
Padre, úsanos poderosamente, para ser esa sal, y esa luz a costa de lo que sea,
sabiendo que mientras que habrá hostilidad, también habrá la oportunidad de
traer a hombres y mujeres al lugar en donde te glorificarán, al creer la verdad.
Úsanos grandemente para eso. Oramos en el nombre de nuestro Salvador. Y
todos dijeron, Amén. Amén. 

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