Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
(Bell Hooks)
RAZA Y GÉNERO*
Nada cambió más el feminismo estadounidense que la exigencia de que las pensadoras
feministas reconocieran la realidad de la raza y la existencia del racismo. Todas las
mujeres blancas de este país saben que su estatus es muy distinto al de las mujeres negras
y de color, y lo saben desde muy pequeñas porque tanto en la televisión como en las
revistas solo ven imágenes como la suya. Saben que el único motivo por el que las
personas de color están ausentes y son invisibles es porque no son blancas. Todas las
mujeres blancas de este país saben que su raza es una categoría privilegiada y, por mucho
que decidan reprimir o desmentir este hecho, no significa que lo desconozcan.
Simplemente lo están negando.
Durante años, fui testigo de las reticencias de las pensadoras feministas blancas para
reconocer la importancia de la raza; vi cómo se negaban a deshacerse de su supremacía
blanca, cómo se negaban a reconocer que el movimiento feminista antirracista era la
única base política que haría posible una verdadera sororidad. También fui testigo del
cambio de conciencia que supuso para muchas otras librarse de la negación y del
pensamiento de supremacía blanca. Estos cambios tan increíbles me hacen recuperar la fe
en el movimiento feminista y refuerzan la solidaridad que siento hacia todas las mujeres.
En términos generales, el pensamiento y la teoría feminista se han visto beneficiados por
todas las intervenciones críticas en torno a la cuestión de la raza. El único ámbito
problemático es trasladar la teoría a la práctica: si bien las mujeres blancas han
incorporado el análisis de raza en gran parte de sus análisis feministas, lo cierto es que
esta perspectiva no ha tenido un gran impacto en las relaciones cotidianas entre las
mujeres blancas y las de color. Las interacciones antirracistas son difíciles en una sociedad
que permanece segregada por cuestiones de raza.
(*) En El feminismo es para todo el mundo. bell hooks (2017). Traficantes de Sueños. Pág.
81 – 88.