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9 meses, 17 días (búsqueda activa de objetos desaparecidos sin tener en cuenta una
secuencia de desplazamientos visuales)
Laurent está sentado sobre un sofá entre la manta A a su derecha y una prenda de lana B
a su izquierda. Yo pongo mi reloj debajo de la manta, el niño se levanta con suavidad, ve
parte del objeto, lo descubre y lo coge. Lo mismo sucede una segunda y una tercera vez...
Entonces, coloco el reloj debajo de B. Laurent observa esta maniobra con atención, pero
cuando el reloj ha desaparecido debajo de B, se vuelve hacia A y busca el reloj debajo de
la manta. Coloco nuevamente el reloj debajo de B; otra vez el niño busca debajo de A...
Piaget, 1954
4.2. El desarrollo del pensamiento a través de los estadios a la luz de la tarea del
péndulo (Inhelder y Piaget, 1955).
Hen (6 años; 0 meses): da “impulsos” con fuerzas diferentes: “esta vez va deprisa...
Esta vez va a ir más deprisa. –¿Está bien?- ¡Oh, sí! (no hay lectura objetiva de la
experiencia)”. Coloca a continuación un gran peso con una cuerda corta: “va más deprisa
(da impulso). Va todavía más deprisa.- ¿Y para que vaya muy deprisa?- Es necesario
quitar todos los pesos y hacer funcionar la cuerda sola (lo hace, pero con impulso). Los
vuelvo a colocar todos, va deprisa esta vez (nuevos impulsos)”. En cuanto a la altura: “si
se coloca muy alto, va muy deprisa (da un gran impulso)”... Después vuelve al peso: “si
se coloca un peso pequeño puede ir más deprisa”. Se le pregunta, como conclusión, si
cree verdaderamente haber cambiado las velocidades: “no, no se puede... sí se puede
cambiar la velocidad”.
Per (10 años; 7 meses): es un caso notable de indisociación de factores: hace variar
simultáneamente el peso, el impulso y la longitud, después el impulso, el peso y la
altura, etc., y concluye inicialmente “es cambiando de peso y de impulso, en todo caso
no la cuerda”. -¿Cómo sabes que la cuerda no hace nada? – “Porque es la misma
cuerda” (no ha hecho variar la longitud en sus últimos ensayos, y antes la ha
combinado con el impulso, lo cual complica la lectura de la experiencia)- ¿Pero eso, ha
cambiado la velocidad? “Depende, a veces es lo mismo... sí, no mucho... depende
también de la altura que se pone: cuando se suelta de abajo, hay poca velocidad”.
Concluye luego que actúan los cuatro factores: “es cambiando el peso, dando un
impulso más fuerte” y “en altura se puede poner más alto o más bajo”. ¿Cómo puedes
probar esto? “Es necesario ensayar dando impulso, bajando o subiendo la cuerda,
cambiando la altura y el peso (todo simultáneamente)”.
Mat (10 años; 6 meses): llega hasta erigir en principio la variación simultánea de los
factores: -¿Cómo sabes tú que con el peso va más deprisa? “Cuando se coloca un gran
peso va más deprisa”. ¿Has encontrado eso? “Sí, subiendo la cuerda (esto es,
disminuyendo la longitud), después se coloca el peso grande al mismo tiempo”.
PPB, 13
Como vemos, los errores más frecuentes que cometen los sujetos en este estadio
son, en primer lugar, hacer variar simultáneamente varios factores (longitud, peso...) y,
al comprobar el cambio en el resultado (frecuencia de oscilaciones) deducir que cada
uno de los factores produce por sí solo el mismo: (p y q y r y sà X), luego, (pàX) y
(qà X), etc., y, en segundo lugar, variar todos los factores excepto uno (Vg.: la
longitud) y al no observar o no estar seguro de observar el resultado, deducir la
ineficacia de ese único factor inalterado.
En definitiva, los sujetos de este estadio son capaces de, y están acostumbrados a
clasificar, seriar y poner en correspondencia, pero les falta una combinatoria formal que
les permita disociar los resultados de estas diferentes operaciones.
Según Piaget, dos son las restricciones básicas de este periodo de operaciones
concretas con respecto al de las operaciones formales:
1.- El carácter insuficientemente formal de las operaciones, esto es, las
operaciones se desarrollan por separado en cada campo de experiencia dando como
resultado la construcción de invariantes (conceptos de conservación) que no pueden ser
generalizados al resto de los campos: “la forma no ha sido disociada todavía del
contenido”. Por ejemplo, a los 7-8 años se logra la conservación de la sustancia y se
justifica con los siguientes tres argumentos: hemos alargado la bola de plastilina, pero
podemos volverla a su forma originaria (reversibilidad simple), lo ganado en longitud se
pierde en grosor (composición reversible) y, no hemos añadido ni quitado nada
(identidad). Pero a esta misma edad niegan la conservación del peso. A los 9-10 años
admiten la conservación del peso utilizando los tres argumentos anteriores, pero niegan
la del volumen. Por último, a los 11-12 años utilizan los mismos tres argumentos para
admitir la conservación del volumen1.
2.- Los sistemas operatorios son fragmentarios, las operaciones de seriación,
clasificación,... no están combinados en un todo estructurado. En definitiva, no
constituyen una lógica formal.
III.a. (Transición a las operaciones formales): los sujetos en este subestadio son
capaces de disociar factores cuando se encuentran situaciones en que uno de los factores
varía mientras que los otros permanecen constantes, pero no sabe provocar
sistemáticamente dichas combinaciones. En términos de Piaget, las operaciones
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En las conclusiones retomaremos esta característica de la actuación de los sujetos a la hora de construir
conceptos de conservación como uno de los puntos en que apoyar los excesos teóricos del propio Piaget.
PPB, 13
Lou (13 años; 4 meses): compara igualmente 20 gr. Con la cuerda corta y 50 gr. Con la
cuerda larga y concluye que “va más deprisa con el peso pequeño”. Después, cosa muy
curiosa, hace una experiencia parecida invirtiendo los pesos (50 gr. Con una cuerda larga
y 100 gr. Con una corta), “cuando es corto va más deprisa” y “encuentro que el peso
más grande va más deprisa”; pero no concluye que el peso no desempeña ningún papel. -
¿El peso hace algo?- “Sí (toma una cuerda larga con 180 gr. y una corta con 20 gr.) va
más deprisa con el peso pequeño. -¿Y la longitud?- (toma de nuevo la cuerda larga con
100 gr., pero conserva la misma con 20 gr.). “¡Oh!, me he olvidado de cambiar la
cuerda” (la reduce, pero sin mantener constante el peso). “¡Ah! No, no hacia falta
cambiar”. -¿Porqué?- “Por que miraba (el papel de) la cuerda”. -¿Pero qué es lo que has
visto? “Cuando la cuerda es larga va más lentamente”. Lou ha verificado por tanto, a
pesar suyo, el papel de la longitud, pero no ha comprendido la necesidad, ni de dejar
invariantes los factores analizados, ni de hacer variar los que se analizan.
De especial interés nos resulta la capacidad del sujeto, siempre según Piaget,
para efectuar operaciones que afirman lo que hay (si alargo la cuerda, las oscilaciones
son menos frecuentes) y establecen implicaciones verdaderas, pero no las que
excluyen lo que no hay (la frecuencia de las oscilaciones no cambia, luego el cambio
de peso no influye) y niegan las implicaciones falsas. Podemos aplicar estas
observaciones de Piaget a las investigaciones de Wason con su tarea de selección en las
que se pone de manifiesto la relativa mayor dificultad que implica la utilización del
Modus Tollens con respecto al Modus Ponens.
EGG (15 años; 9 meses): cree primero en la influencia de cada uno de los cuatro
factores. Estudia diferentes pesos con la misma longitud de cuerda (media) y no observa
ningún cambio apreciable: “no cambia el ritmo”. Después hace variar la longitud de la
cuerda con un mismo peso de 200 gr. y encuentra que “cuando la cuerda es pequeña, el
balanceo va más deprisa”. Finalmente, hace variar la altura de la caída y el impulso
(sucesivamente) con una misma cuerda media y con un mismo peso de 200 gr.
concluyendo para cada uno de estos factores: “no cambia nada”.
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Para una exposición asequible y resumida del significado del grupo INRC, se puede consultar
Introducción al razonamiento humano de Carlos Santamaría (1995)
PPB, 13
Como vimos, en el último estadio del desarrollo las estructuras cognoscitivas del
sujeto alcanzan su máxima expresión de equilibrio. Podemos relacionar la ingente
cantidad de críticas ejercidas sobre la teoría de Piaget con el carácter de universalidad
que este autor concede al periodo de operaciones formales. A lo largo del curso hemos
expuesto algunos de los múltiples resultados experimentales que sustentan esta crítica a
las concepciones piagetianas. En resumen, podemos decir que gran parte de estos
resultados son inconsistentes con el sujeto lógico-formal que maneja una combinatoria
exhaustiva y sistemática que le permite poner a prueba sus hipótesis posibles de las que
lo real tan solo constituye una “parcela”. Ahora bien, aceptar que el punto final de la
teoría del desarrollo de Piaget sea insostenible desde el punto de vista de los datos
empíricos obtenidos por muy distintas disciplinas (de las que forma parte la psicología
del razonamiento deductivo que estamos considerando y la del razonamiento
probabilístico que consideraremos a continuación) es una cosa, y otra muy distinta es
echar por la borda toda la teoría de Piaget, única teoría psicológica que, desde mi punto
de vista, ha intentado buscar una salida a la problemática relación existente entre lógica
y psicología (esto es, una salida a la paradoja platónica de la cual, de una u otra forma,
los distintos autores del razonamiento están presos). Lo paradójico es que es
precisamente en la teoría de Piaget donde podemos encontrar los principios que nos
permiten contestar a sus críticos y, a la vez, hacer la crítica radical al propio Piaget. Tal
vez el error más grave de Piaget haya sido despreciar uno de los rasgos más
característicos del estadio de las operaciones concretas, a saber, que los sistemas de
operaciones de los que dispone el sujeto en un momento dado del desarrollo se
aplican de forma independiente a los distintos campos de experiencia, logrando así
conceptos de conservación que no pueden sino mantener, en mayor o menor medida,
la especificidad de los contenidos de dichos campos. Esta característica de toda
actividad orgánica puede considerarse el núcleo de la teoría de Piaget, y su error sería,
precisamente, no extenderla a toda su teoría del desarrollo: hacia atrás, para considerar
con justicia que lo que Piaget llama, de forzadamente, y con un marcado prejuicio
conductista, “grupos de desplazamientos” son sistemas de acciones de carácter
inequívocamente operatorio; y hacia delante, para considerar que las operaciones
formales no constituyen más que (y no es poco) el logro de conceptos de conservación
sobre unos contenidos muy específicos y de la máxima concreción que son los símbolos
lógicos (implicadores, disyuntores,...) que constituyen un campo de experiencia
enormemente restringido culturalmente. Así, podemos decir que el error de Piaget,
paradójicamente, es conceptuar inadecuadamente la distinción forma-contenido,
cayendo así en un formalismo que nada tiene que ver con el desarrollo de su propia
teoría que es la que permite reconocer que la “forma” no pertenece a un plano distinto
de la realidad, sino que es el resultado de las operaciones de los sujetos en la
construcción de sucesivas estructuras de campos con contenidos muy diversos. Esto es,
la característica fundamental del desarrollo de las estructuras operatorias del sujeto es la
construcción sucesiva de invariantes en los distintos campos de experiencia. Esto fue
admitido por el propio Piaget, aunque de forma tímida, al responder a las críticas
procedentes de la psicología del razonamiento y de los estudios de psicología
trascultural (en resumen, en la mayor parte de sociedades no occidentales, y el 50% de
los sujetos adultos occidentales, no se comportan de acuerdo con lo que sería de esperar
de un sujeto lógico-formal):
PPB, 13
“Todos los sujetos normales llegan a las operaciones y estructuras formales, si no entre
los 11-12 y 14-15 años, sí en todos los casos entre los 15-20 años, pero con la condición
de que el medio social y la experiencia adquirida les proporcionen los alimentos
cognitivos y las incitaciones intelectuales necesarias para una construcción de este tipo,
pero llegan a las operaciones formales en terrenos diferentes y éstos dependen entonces
de sus aptitudes y de sus especializaciones profesionales (estudios distintos o
aprendizajes diferenciados según los oficios) sin que la utilización de estructuras
formales sean exactamente las mismas en todos los casos”
(Piaget, 1970)
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Recordemos, por ejemplo, la sorprendente buena actuación de los niños de 10 años enfrentados a la
tarea de selección de Wason con contenidos como sentarse en el asiento delantero o trasero del coche
llevando puesto o no el cinturón de seguridad. En esta situación está en juego ir delante tranquilamente
viendo el paisaje o ir detrás aburriéndose, soportar una bronca (en el mejor de los casos) o no del padre o
madre correspondiente, y sobre todo, una historia de episodios que permite al niño construir invariantes
como el modus ponens y el modus tollens con respecto a estos contenidos concretos de experiencia.
PPB, 13
BIBLIOGRAFÍA