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LÁGRIMAS DEL CIELO: 1.

MIL VECES NACIDO

Hace tiempo:

Ocurría ciclo tras ciclo en la Casa el lugar / no-lugar donde, desde antaño, se
diseñaba al campeón definitivo que necesitaba la propia existencia con el fin de
mantenerla a salvo de cualquier amenaza subyacente fuera de todo control. 

Una vez el Consejo de la Casa aprobaba su diseño, el Comité de Inteligencias


Superiores procedía a darle forma; vida. 

Terminado el proceso, convertían al antes esbozado campeón en un ser existente


plenamente funcional, adaptable y dispuesto a servir los intereses mayoritarios que
el propio devenir del presente expresaba de un modo u otro a través de ciertas
pautas dispuestas a lo largo y ancho de espacio y tiempo. Anexas, siempre, al
desarrollo de las sociedades como seres sintientes.

Después, era enviado al corazón del Sol con el fin de absorber altas dosis de energía
hasta determinado momento: El instante en que alcanzaba la proporción adecuada
de dicha energía a nivel celular y conformaba a su alrededor una crisálida con parte
de su sangre y una dermis extra que servía a tal efecto. Más tarde y una vez
sucedido esto , viajaba -como meteoro– directo al centro de la Tierra.

Al emerger de la crisálida y después de volver a nacer en el interior del núcleo


planetario, su leyenda no habría hecho más que empezar…

Hace menos tiempo:

Algo (peor de lo expresable) ocurrió en la Casa. La inexistencia devoró todo a su


paso y la idea misma de que hubiese existido alguna vez, se difuminó del todo hasta
desaparecer del recuerdo.

A su vez y en otra parte, el último campeón se encontraba renaciendo sin ser


consciente de la naturaleza de esta disrupción en el orden sagrado de la estructura
de la propia realidad.

La única certeza a la que se aferraba era un nombre que se repetía en su cabeza una
y otra vez sin cesar: El.

Pasaron lo que parecieron horas que quizás fueran días pero que seguramente eran
semanas dando paso a meses y entonces lo supo de un modo claro y diáfano, como
las revelaciones. Él era El.

Sin saber nada del cataclismo al que se enfrentaba El se elevó hacia los cielos y se
dispuso, con instinto innato, a resolver todos los problemas del lugar en que se
encontraba. Era su naturaleza.

Lo que no podía preveer es que algo en alguna parte tenía planes no muy cómodos
ni muy favorables para nadie. Planes premeditadamente dolorosos. Planes de una
insidia difícil de asumir. Planes que seguramente tendrían éxito por el hecho objetivo
de que ya lo habían tenido. 

Ese algo turbó al Universo, que tomó aliento hasta ahogarse. El silencio reinó
consecuencialmente. Los cristales ornamentales de lo palpable estaban siendo
arañados por una ira desmedida que chillaba mientra se daba a luz a si misma.

Todo estaba perdido.

Ahora:

«Parece que todo está perdido. Algunos dicen que no hay esperanza pero…en el
fondo de mi corazón tengo…debo tener… la convicción de que todo saldrá bien. No
puedo pensar lo contrario. Por algún motivo…hay algo…algo en mí que me impide
pensar siquiera que exista la opción de rendirse. Estoy seguro de que me gustaría
hacerlo…pero no puedo…¿Por qué no puedo? Seguramente no importa. Mi nombre
es El y envío este mensaje a todos aquellos que estén dispuestos a ayudarme a
enfrentarse al fin de todas las cosas…antes de que sea…si no lo es ya…demasiado
tarde.
Ello ya está aquí. Y la clemencia no le acompaña…»

FIN DE LA TRANSMISIÓN

(Continuará)

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