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Historia del
proyecto y características de la obra
Ignacio Bosque Muñoz
1. Introducción
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2008. Se celebra en Burgos la octava y última reunión de la comisión interacadémica. Se
toman decisiones pendientes sobre varios aspectos formales y de contenido.
2009. Se completa el texto de algunos capítulos y se agregan citas en otros. Se preparan
la nómina de obras citadas y la de textos periodísticos. Se confeccionan los índices y se lleva
a cabo la revisión estilística de toda la gramática. Se publican los dos primeros volúmenes.
2. Método de trabajo
3. Estructura de la gramática
La NGRALE tiene una estructura tradicional. El primer capítulo presenta las partes de
la gramática y las unidades de análisis que se distinguen en cada una de ellas. Se dedica a la
morfología buena parte del volumen 1 (caps. 2 a 11). El resto de este volumen (caps. 12 a
25) y todo el volumen 2 (caps. 26 a 48) corresponden a la sintaxis. Los capítulos de sintaxis
se agrupan en tres grandes bloques: clases de palabras (21 capítulos), funciones (8 capítulos)
y construcciones sintácticas fundamentales (8 capítulos). En la NGRALE se reconocen las
dificultades que se han señalado tradicionalmente para separar la morfología de la sintaxis.
De hecho, se opta por explicar en los capítulos de sintaxis las variantes morfológicas de algunas
palabras condicionadas por su entorno sintáctico inmediato.
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El volumen 3, todavía en preparación, abordará la fonética y la fonología, y se publicará
con un DVD en el que se mostrarán las diferencias de pronunciación, entonación y ritmo de
las principales variedades del español.
En la versión principal de la NGRALE se optó por una distribución de contenidos de solo
tres niveles: capítulo > sección > apartado. Las secciones poseen título propio y se identifican
con un punto, que las separa del correspondiente al capítulo (ejemplo: 32.3). Las secciones
se dividen en apartados, que no poseen título y se identifican mediante letras (ejemplo: 32.3f).
Este sistema permite remitir a párrafos relativamente breves con referencias de muy pocas
matrices, lo que facilita considerablemente la consulta y la confección de índices. Los
volúmenes 1 y 2 suman 48 capítulos, 577 secciones y 10.171 apartados. Se decidió, por
razones didácticas, no agregar notas de pie de página.
Las obras académicas se dirigen a todos los hablantes. Este objetivo tradicional no se
cuestiona en la NGRALE, pero se reconoce a la vez que la gramática es una disciplina que
opera con un vocabulario técnico, y también que los importantes avances que ha
experimentado en los últimos sesenta años exigen unidades de análisis con las que muchos
lectores pudieran no estar familiarizados. Con la intención de llegar a todas las personas
interesadas en la gramática, independientemente de su formación lingüística, se decidió
publicar la obra en tres versiones: versión de referencia (dos volúmenes, diciembre de
2009), versión manual (un volumen, mayo de 2010) y versión básica (un volumen, previsto
para abril de 2011).
La versión de referencia se dirige a los lectores cultos de formación media, además de
a los profesores de lengua y a otros lectores relacionados profesionalmente con la lengua
española. Presupone, en efecto, cierta familiaridad con las nociones gramaticales que se
adquieren en el bachillerato. Introduce, explica y ejemplifica otros conceptos, pero no los
desarrolla propiamente, ya que se entiende que esa labor correspondería a los estudios
monográficos.
5. Fuentes de datos
La NGRALE combina los ejemplos construidos expresamente para ilustrar las pautas
morfológicas o sintácticas con los datos obtenidos de fuentes escritas u orales. De hecho, la
mitad de los aproximadamente 40.000 ejemplos que contiene proceden de fuentes escritas (y
en unos pocos casos, también de corpus orales), mientras que la otra mitad está formada por
ejemplos construidos o creados. Es oportuno recordar que las gramáticas clásicas del español
combinaban asimismo los datos procedentes de estas dos fuentes, a menudo en proporciones
similares a la que la NGRALE muestra. Las gramáticas recientes de otras lenguas hacen escaso
uso de las fuentes literarias, lo que obedece en buena medida a que, como sucede con el inglés
o el francés, esas lenguas ya cuentan con gramáticas clásicas pormenorizadas construidas a
partir de testimonios escritos.
Las fuentes fundamentales de los datos mencionados en la NGRALE son literarias y
periodísticas. Se decidió que fuera escaso proporcionalmente el número de textos poéticos
citados porque el metro, la rima y, en general, la voluntad de estilo de los autores pueden
alterar las pautas gramaticales y dar lugar a construcciones poco representativas de la lengua
estándar. Se cita asimismo en la gramática un número reducido de obras científicas, así como
un conjunto mayor de ensayos de diversa naturaleza.
La NGRALE contiene casi 20.000 ejemplos procedentes de 3.767 obras (literarias o
no). Estos datos proceden mayoritariamente del Corpus de Referencia del Español Actual
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(CREA), del Corpus Diacrónico del Español (CORDE), del Corpus del Diccionario Histórico (CDH)
y del Corpus del Español del Siglo XXI (CORPES). Se citan asimismo algunos textos procedentes
de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Fue necesario, por otra parte, digitalizar
especialmente para este proyecto un buen número de obras literarias, casi todas de autores
americanos.
La nómina de textos citados en la NGRALE, en la que están representados todos los
países hispanohablantes, es una de las más nutridas de cuantas se hayan usado en algún
proyecto lingüístico sobre la lengua española. Aun así, no ha sido compuesta con la intención
de proporcionar un canon literario. Es lógico que figuren en ella los escritores consagrados,
sean clásicos o modernos, pero aparecen asimismo en esa relación otros muchos que se
eligieron porque en sus textos se documentan ciertos usos (coloquiales, populares o
simplemente restringidos en su distribución geográfica) que interesaba documentar.
En la NGRALE se citan asimismo 3.381 ejemplos procedentes de textos periodísticos.
Se decidió hacer uso abundante de esta fuente de datos porque se interpretó que la lengua de
la prensa representa adecuadamente el español estándar actual (especialmente el no literario)
en sus diversas variantes geográficas. Buena parte de estos ejemplos procede de las versiones
electrónicas de los periódicos que aparecen en Internet. Se extrajeron estos datos de 307
cabeceras de periódicos o revistas correspondientes a todos los países hispanohablantes. De
cada una de esas cabeceras (Excélsior, Clarín, Los Tiempos, El País, etc.) se usaron numerosos
ejemplares. Casi todos los ejemplos periodísticos citados en la NGRALE proceden de textos
publicados en los últimos veinte años.
A diferencia de lo que suele ser habitual en otras gramáticas construidas con corpus
textuales, los ejemplos se citan en la NGRALE como ilustración de usos, por tanto como
testimonios que se valoran desde el punto de vista sociolingüístico (y, consiguientemente,
también desde el normativo). Los textos citados no se interpretan necesariamente, por
consiguiente, como fuentes de autoridad. Se vuelve sobre esta cuestión en el § 7.
6. Terminología y doctrina
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La NGRALE está concebida como síntesis de los estudios clásicos y modernos sobre la
gramática del español, y aspira a constituir un panorama de los conocimientos gramaticales
que pueda servir como punto de partida a estudiantes y profesores de español en diversos
niveles académicos. En cuanto a gramática de referencia, se concibe como una obra de
consulta que presenta las pautas fundamentales de la lengua sin suscribir una teoría lingüística
particular, pero aprovechando y adaptando las aportaciones más relevantes de los modelos
teóricos más desarrollados. Persigue, pues, mantener el equilibrio adecuado entre tradición y
novedad; entre las contribuciones de los mejores gramáticos clásicos y las aportaciones de los
gramáticos contemporáneos que gozan ya de general aceptación. La obra presenta una
ausencia total de formalización, pero se acordó, por razones didácticas, usar ocasionalmente
corchetes para marcar ciertos segmentos morfológicos y sintácticos.
Muchas de las cuestiones que se analizan en la NGRALE son polémicas entre los
estudiosos. La ASALE, que no participa en los foros científicos en los que se dilucidan tales
materias, no podía sancionar una solución para cada una de esas opciones controvertidas, y
rechazar a la vez todas las demás. En el texto se alude a menudo, y siempre de manera
resumida, a las razones que suelen aducirse para justificar puntos de vista enfrentados, pero
no siempre se toma partido por alguna de las opciones que ofrece el análisis sintáctico en
materias de cierta complejidad, a menos que la elección sea indispensable para describir la
pauta gramatical de la que se trate. En algunos de estos casos el texto favorece fórmulas
descriptivas abiertas, o bien introduce términos que permitan identificar las estructuras
sintácticas, así como analizar su significado y su distribución, sin vincular esos análisis a una
determinada segmentación formal.
La terminología gramatical elegida es clásica cuando existen términos tradicionales
que identifiquen los fenómenos analizados. Cuando los conceptos que se introducen no son
tradicionales, se mencionan las varias etiquetas que se suelen usar hoy para designarlos, y se
eligen una o dos de ellas para proseguir el análisis.
Como es lógico, las valoraciones normativas que la ASALE acuerda, a las que se refiere
el § 7 de este trabajo, no pueden ser paralelas a los análisis estrictamente gramaticales que
ha de llevar a cabo. Estos últimos han de estar sujetos a las naturales controversias a las que
se ha aludido, además de a la esperable variación teórica y doctrinal que caracteriza la
investigación lingüística contemporánea. Las primeras constituyen, en cambio, juicios de valor,
es decir, recomendaciones que —sean o no atendidas— resultan de acuerdos a los que esta
institución llega después de valorar y ponderar diversos factores sociolingüísticos.
7. Variación y norma
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La NGRALE es una gramática a la vez descriptiva y normativa. Es oportuno señalar que
existen gramáticas descriptivas no normativas, pero no existen gramáticas normativas que no
incorporen información descriptiva. La proporción que corresponde a estas dos clases de
información es variable (incluso en las propias gramáticas académicas), pero se sabe que hasta
las gramáticas concebidas con propósitos más claramente prescriptivos han de abordar ciertos
aspectos de la descripción.
Quizá el rasgo más característico de la NGRALE, en lo relativo a este punto, es el hecho
de que analiza la norma como una variable de la descripción. Las secuencias que un
sociolingüista marcaría como «no prestigiosas» en la lengua culta o como «propias de
hablantes con bajo nivel de escolarización» son analizadas como tales en la obra, que
considera, además, dicha valoración como argumento para no recomendarlas. La RAE y
la ASALE no entienden, por consiguiente, que la norma constituya un conjunto de juicios
emanados arbitrariamente de la preeminencia social de esas instituciones, ni siquiera que se
obtenga de modo automático de los textos de los autores literarios más destacados. Entienden,
por el contrario, que procede, en lo fundamental, del juicio que los hablantes mismos otorgan
implícitamente a los usos lingüísticos, lo que sin duda ha de manifestarse en los textos, sean
literarios o no, así como en otras formas del discurso. Ello no impide, desde luego, que las
estimaciones consensuadas por la ASALE hayan de coincidir necesariamente con las de los
sociolingüistas en todos los casos en los que estos se hayan pronunciado sobre las variables
que caracterizan el uso de determinadas construcciones.
La norma ha sido considerada tradicionalmente una noción preceptiva, pero el punto
de vista que se acaba de resumir permite verla también como un concepto perceptivo. Como
es evidente, el desprestigio que los hablantes cultos perciben en las secuencias de pronombres
átonos en las que los de primera o segunda persona preceden al pronombre se (Me se
cerró por Se me cerró) no desaparecía instantáneamente si la ASALE no existiera. De hecho,
es bien sabido que los sociolingüistas analizan habitualmente diferencias relativas al grado de
aceptación o de estimación de esquemas sintácticos y morfológicos existentes en lenguas que
no cuentan con academias. La RAE y la ASALE pueden, desde luego, equivocarse en la
apreciación del valor social que corresponde a alguna opción en particular (más aún cuando el
prestigio o el desprestigio de las pautas gramaticales son factores tan mudables como su
extensión geográfica). Sin embargo, trabajan para alcanzar el consenso sobre esta valoración,
cuando los datos lo permiten, y aceptan que la estimación social de algunos fenómenos puede
no coincidir en las distintas áreas hispanohablantes.
Los juicios de valor que contiene la NGRALE están más matizados que los que
caracterizan a otras gramáticas académicas. No se consideró apropiado hablar, por ejemplo,
de la «afectación pedantesca» de una construcción, ni presentar otra como un «solecismo
plebeyo» (ambas expresiones en la p. 427 del Esbozo). De hecho, en la NGRALE se entiende
que las construcciones que se consideran anómalas respecto de alguna pauta sintáctica deben
ser igualmente analizadas, si se atestiguan repetidamente, más aún cuando se sabe que
pueden pertenecer a la variante estándar de otras lenguas, incluso románicas (cf. it. Mi si é
chiusa «Se me ha cerrado»). Huelga decir que el posible desprestigio o la baja estimación
social de una pauta morfológica o sintáctica no se extienden a los hablantes que la emplean ni
menoscaba en absoluto su dignidad. La manera en que algunas gramáticas tradicionales
estigmatizaban ciertas expresiones no siempre dejaba enteramente claro este principio
metodológico, no cuestionado hoy entre los sociolingüistas.
La NGRALE no pretende imponer artificialmente la uniformidad, sino describir las
estructuras gramaticales que los hispanohablantes compartimos y las que nos diferencian,
explicando en cada caso su distribución geográfica y su estimación social. Sus autores
entienden, a la vez, que la información normativa, sea léxica o gramatical, no es solo
importante como índice de la cohesión lingüística del español, sino también como componente
esencial de la educación de los individuos, e indirectamente como garantía de su acceso a la
promoción social o a la igualdad de oportunidades.
Se reconocen tradicionalmente tres tipos fundamentales de variación: la geográfica, la
social y la histórica. Aunque los tres son atendidos en alguna medida en la NGRALE, no puede
esperarse de una gramática de referencia el grado de detalle que correspondería, en sus
respectivos ámbitos, a un tratado de dialectología o a una gramática histórica. Las
informaciones relativas a la variación geográfica o diatópica se presentan en la NGRALE en
función de las áreas lingüísticas mencionadas antes. Es probable que un dialectólogo
considerara insuficiente decir de una construcción que «se usa en Centroamérica» o que «es
común en el área andina». En sentido contrario, no se esperaría de un tratado de dialectología,
pero sí de una gramática, el análisis detallado de la correspondencia entre las variantes de los
esquemas sintácticos y los significados con los que se asocian.
Solo en algunos casos se habla en la NGRALE de diferencias geográficas relativas a las
zonas de un mismo país (como entre el español ecuatoriano de la Sierra y el costeño). Se
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procura evitar asimismo la tendencia de algunas descripciones tradicionales a ser muy precisas
en la localización de las variantes geográficas peninsulares, y muy laxas en la mención de las
americanas.
A diferencia de las gramáticas académicas anteriores, y al igual que otras gramáticas
recientes del español, se distingue cuidadosamente en la NGRALEla incorrección de una
secuencia de su agramaticalidad. La primera noción es normativa, puesto que todas las
secuencias incorrectas están atestiguadas. La segunda noción es propiamente teórica: las
secuencias agramaticales representan pautas inexistentes, y su misma inexistencia constituye
un recurso heurístico que permite comprender mejor las propiedades y los límites de las
construcciones analizadas. Como es hoy habitual, en la NGRALE se marcan con un asterisco
volado («*») las secuencias agramaticales. En el Diccionario panhispánico de dudas (DPD),
publicado por la RAE y la ASALE en 2005, se marcan las incorrectas con el signo volado «...».
En la NGRALE no se usó este signo porque la incorrección de algunas pautas morfológicas o
sintácticas que en ella se analizan puede estar sujeta a grados. Por otra parte, no son
frecuentes las expresiones que se consideran incorrectas en unos países, pero no
necesariamente en otros, o bien no en la misma medida. Sin embargo, se documentan
algunas: Ya se los advertí (a ustedes); Entre más lo veo, menos me gusta, etc. Cuando una
pauta sintáctica habitual en un área está desprestigiada en otras, se hace notar igualmente en
la mayor parte de los casos. Por ejemplo, la combinación ir a por algo, usada en lugar de ir
por algo, es común en España, pero está desprestigiada en casi todas las variantes del español
americano.
La NGRALE y el DPD son obras complementarias que ponen el énfasis en aspectos
diferentes del análisis lingüístico. Como es lógico, no tienen entrada en el DPD las expresiones
que no plantean dudas a los hablantes. Sin embargo, estas expresiones han de tener cabida
en la gramática, puesto que su objetivo es presentar un panorama del conjunto de las
estructuras morfológicas y sintácticas de la lengua.
Tal como suele hacerse hoy, se distingue en la NGRALE entre registros o estilos (lengua
coloquial o formal, habla espontánea, etc.) y niveles de lengua o sociolectos (lengua culta
frente a lengua popular; variedades lingüísticas que caracterizan a los grupos sociales en
función de la edad, la actividad profesional, etc.). Así pues, una construcción coloquial no será
necesariamente incorrecta, pero resultará inapropiada usada en un registro formal.
En la NGRALE se asume que el español culto de hoy constituye una variedad lingüística
notablemente uniforme. Aun así, se defiende una concepción policéntrica de la norma
lingüística, tal como se ha señalado, ya que no es posible presentar las opciones que
caracterizan lingüísticamente un país o una comunidad como modelo panhispánico de lengua.
A pesar de que se usa en ocasiones la oposición «español americano-español europeo», el
texto muestra que muchas opciones gramaticales comunes en algunos países americanos
pueden ser compartidas por el español de España, pero no necesariamente por el de otros
países de América. Las notables coincidencias entre el español canario y el antillano
constituyen uno de los ejemplos posibles. Las marcadas diferencias que existen entre el
español mexicano y el argentino (solo algunas de las cuales afectan al español peninsular)
constituyen otro ejemplo claro.
8. El título
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Pareció conveniente a la comisión interacadémica que la gramática reflejara en su
propio título, a ser posible con una sola palabra, la presencia de tantas novedades. La comisión
entendió que el adjetivo nueva situado delante del título tradicional constituía una llamada de
atención al lector que le anticiparía la existencia de tales cambios. Se expresaría así que el
proyecto surgió con la intención de mantener los aspectos más valiosos de nuestra tradición,
pero también con el propósito de convertir una obra antigua en una gramática de este tiempo.