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¡ESFUÉRZATE POR SER FELIZ!

La felicidad no depende de lo que pasa a nuestro alrededor, sino de lo que


pasa dentro de nosotros. Porque hay que entender, que uno crea y mantiene las
ideas para que la mente sea feliz. Podemos ser muy felices o muy infelices, todo
es cuestión de que tanto le estamos metiendo ideas positivas o negativas a nuestro
cerebro. Porque la felicidad se mide por el espíritu con el cual nos enfrentamos a
los problemas de la vida. "Roberto esfuérzate por ser feliz" era la frase que a diario
me decía mi madre, y me la decía en una silla de ruedas, con una mirada serena, y
en sus ojos irradiaba alegría, emoción y entusiasmo, en vivir la vida en plenitud.

Por todo lo anterior, hay que entender que la felicidad es un asunto de


valentía; es tan fácil sentirse deprimido y desesperado. Es tan fácil quedarnos en la
cama a lamernos nuestras heridas y dolencias, como un perro en busca de
consuelo. Es tan fácil la conmiseración, y el sentir que los demás tienen que
hacernos felices. ¡No!, uno tiene que luchar y buscar ilusiones y esperanzas,
porque la felicidad es un estado de la mente, no somos felices en tanto no
decidamos serlo. Todos los días y a todas las horas, hay que estar en busca de
algo que hacer, de algo que amar y de algo que esperar. Estar en lucha, de no
caer en la modorra espiritual, que es un paso a la depresión y al suicidio.

Fenelón decía una frase muy sabia: "La felicidad no consiste en hacer
siempre lo que queremos; pero si en querer todo lo que hagamos". Eso es muy
cierto, porque si lo que haces no te gusta, bien puedes hacer lo que si te gusta. O
si no amas lo que haces, bien puedes hacer lo que amas. Porque la felicidad nace
de nuestros corazones en nuestro trabajo y de hacerlo con alegría y entusiasmo.

Se ha definido al hombre como un buscador de la felicidad. Pero lo malo, es


que muchos hombres creen encontrar la felicidad: en su estómago lleno, o en su
cartera repleta de dinero, o bien en satisfacer sus apetitos carnales. Y una vez que
han logrado algo de lo anterior o todo eso, se sienten más infelices y vacíos que
antes. No han entendido que la felicidad no tiene recetas; cada quien la cocina con
el sazón de su propia meditación.

¿Cuándo somos más felices? ¿Cuándo vamos al cine o a una cena, cuando
regresamos del cine o de la cena? La respuesta es clara, somos más felices cuando
vamos hacer algo que nos alegra o nos entusiasma, y no cuando ya lo logramos.
Esto nos hace entender que la felicidad no es una posada en el camino, sino una
forma de caminar por la vida.

Valdría la pena, para salir de la depresión y de nuestra infelicidad, en aplicar


las palabras que mi madre me decía a diario: "Esfuérzate por ser feliz", porque
cada quien es tan feliz de cómo decide serlo.

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