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Alberto H. Mottesi
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
Una palabra de aclaración: Siguiendo la metodología pedagógica del programa al que pertenece
este curso, sus 14 lecciones son video grabadas, con una extensión máxima 28 minutos por
clase. Por ello, y solamente en pocos casos, algunos temas no centrales no son parte del
contenido de los videos. De todas formas, los mismos están incluidos en las siguientes notas del
curso. En otros casos, en nuestras presentaciones referimos a lecturas en el libro de texto, para
ampliar sobre temas específicos. Rogamos que cada estudiante haga, para cada clase, todas las
lecturas requeridas, en forma cuidadosa y reflexiva. Gracias.
4 PREDICACIÓN
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PREDICACIÓN
ÍNDICE
ÍNDICE DE CLASES
PREDICACIÓN 5
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
PREDICACIÓN
OSVALDO L. MOTTESI, PHD
Osvaldo se graduó del entonces Instituto Politécnico Superior Otto Krause en Buenos Aires.
Obtuvo la Licenciatura en Sociología de la entonces Universidad Argentina de Ciencias Sociales;
el Bachillerato en Teología del entonces Seminario Bíblico Latinoamericano, hoy Universidad
Bíblica Latinoamericana; su Theologiae Magistrum (Master of Theology) de Princeton Theological
Seminary, y el Doctor of Philosophy de Emory University. Hizo estudios posdoctorales en Oxford
University.
Mottesi ha desarrollado por seis décadas un intenso ministerio como pastor y predicador, maestro
y conferenciante en las Américas, Europa, África y Asia. Sirvió como profesor (10 años) y decano
académico (cuatro años) del Seminario Bíblico Latinoamericano. Fue fundador y director (25
años) del Programa de Estudios Hispanos del Northern Baptist Theological Seminary. Ha sido
profesor visitante, entre otros, del Seminario Internacional Bautista de Cali y el Seminario Bíblico
de Colombia; la Universidad Nacional de Heredia y la Universidad de Costa Rica; la Facultad
Internacional de Educación Teológica en Argentina, Chile, España, Uruguay, Paraguay, Ecuador,
6 PREDICACIÓN
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Entre sus publicaciones en castellano, inglés, francés y japonés, se destacan los tres últimos libros:
Predicación y misión: una perspectiva pastoral, un éxito de librería con ocho reimpresiones y una nueva
edición actualizada (Buenos Aires: Certeza, 2016), Historias que hacen historia. Jesús en Jerusalén (Buenos
Aires: Certeza, 2017) y El manifiesto del Reino. Reflexiones sobre la misión (Buenos Aires, Certeza, 2017).
Para 2019 trabaja en Hermenéutica y misión. Osvaldo contribuye con periódicos y revistas de las
Américas y Europa.
El énfasis que orienta el ministerio de Osvaldo Mottesi es su pasión por la renovación transformadora
de la Iglesia, bajo la soberanía radical de Jesucristo, a la luz infalible de la Palabra de Dios y en el poder
irreemplazable del Espíritu Santo. Por ello, su quehacer es un ministerio desde el púlpito y la cátedra,
la página impresa y electrónica, radio y televisión, por la renovación en el Espíritu, la proclamación del
Evangelio del Reino y la edificación del cuerpo de Jesucristo.
PREDICACIÓN 7
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01 | PREDICACIÓN,
TRANSFORMACIÓN Y MISIÓN
Bienvenidos a nuestro curso de Predicación Pastoral. Esta es una materia introductoria al ministerio de
la predicación, la cual se centra en tres objetivos básicos:
2. Procurar las habilidades y destrezas personales en el uso de las herramientas apropiadas en la tarea
de la predicación pastoral, y a este ministerio.
3. Utilizar los elementos de invención sermonaria en el orden cronológico que quien va a predicar
necesita, para la preparación de un sermón.
Asumimos que quienes toman este curso han aprobado el curso Hermenéutica Bíblica, que es pre-
requisito de éste.
Afirmamos desde ya, la relación intencional en este curso entre predicación y misión, entre la
comunicación de la Palabra de Dios y la realización de la misión integral.
El texto para la materia es mi libro, titulado “Predicación y misión. Una perspectiva pastoral”.
Nuestro objetivo es que cada una, cada uno de ustedes, logre no sólo un mayor conocimiento
homilético, sino que aplique el mismo en obediencia ministerial.
Una de las características de nuestra civilización contemporánea, es que los seres humanos
manifestamos, como nunca antes, un deseo irrefrenable de recibir y compartir comunicación. Cada
día hablamos más y escribimos menos, gastamos menos papel y empleamos más dispositivos
electrónicos. Hemos entrado en una nueva era de las comunicaciones.
En medio de toda esta efervescencia comunicadora está la Iglesia. La comunidad que ha sido llamada
y es enviada al mundo, a proclamar las buenas nuevas del Reino de Dios. Pero nuestra cultura hace
caso omiso de la predicación cristiana. Se reitera en estos días, que vivimos una época de crisis en la
predicación. Testimonio de ello son las decenas de libros y artículos que, al bregar con la teología de la
predicación, comienzan siempre con la realidad de su crisis.
La crisis de la predicación es solo un aspecto de la crisis que vive la Iglesia. Crisis que le impide muchas
veces realizar una misión integral y fructífera. Por eso, al considerar la predicación, necesitamos
también bregar con el imperativo de la renovación transformadora de la Iglesia. Y hacemos esto, como
un elemento clave para la renovación transformadora de la predicación.
8 PREDICACIÓN
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La enseñanza tradicional de la predicación se ha hecho casi siempre, aislando este ministerio del
contexto total de la misión de la Iglesia. Esto ha impedido dar real densidad misiológica a la reflexión
CLASE 1
sobre la predicación. Por ello, esta primera clase procura sentar las bases, las convicciones claves,
a partir de las cuales entendemos el ministerio de la predicación cristiana. Lo haremos con el
propósito de definir luego ciertas pautas bíblico-teológicas, en procura de una predicación renovada y
transformadora, contextual y pastoral.
Nuestra definición enfatiza que la Iglesia es comunidad. No cualquier comunidad, sino de discípulos y
discípulas de Jesucristo. Además, es una comunidad contracultural, porque intenta vivir en fidelidad el
clima del Reino de Dios.
Por lo anterior, comenzamos afirmando la relación entre unción espiritual y misión. Sin unción
no hay poder, no hay bendición, no hay misión. Hoy se habla y escribe mucho sobre la misión integral.
Para que ésta sea una realidad, necesitamos experimentar primero la unción espiritual en la iglesia. Así
ha sido, es y será; es el orden de Dios: primero la iluminación de la mente y el arder del corazón; luego
la transformación de la vida y misión del pueblo de Dios.
Por ello, la convicción central básica que nos anima, y que es desafío a la renovación transformadora de
la iglesia, hunde sus raíces en la exhortación que hallamos en Romanos 12:1-2: “Por lo tanto, hermanos,
tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual,
ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean
transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios,
buena, agradable y perfecta”.
A la luz de esta clara expresión de la voluntad de Dios para la Iglesia, nuestra primera convicción es
esta:
La Gracia del Padre, > a través del ministerio del Espíritu Santo, bajo el señorío de Jesucristo y > a
la luz de la Palabra.
PREDICACIÓN 9
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Tal transformación ministerial, nos desafía a vivir un hecho negado muchas veces en la práctica. Este
es que todas/todos los miembros de la iglesia somos ministros del Evangelio, ordenados/ordenadas
para las labores del Reino de Dios, como lo afirma 1 Pedro 2:9: "Pero ustedes son real sacerdocio, nación
santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las
tinieblas a su luz admirable". Esta ordenación ocurre cuando, al obedecer el mandamiento de Jesucristo,
recibimos el bautismo. Allí somos todos ordenados/ordenadas al real sacerdocio.
Por otra parte, es verdad que Dios llama a través de la historia en forma clara, específica y exclusiva
a ciertos hombres y mujeres a un ministerio de dedicación plena. Nombres como Isaías y Jeremías,
Pablo y Mateo, entre muchos otros, son testimonio de ello. Es allí cuando tiene lugar la "segunda
ordenación", la mal llamada “ordenación al ministerio cristiano”, que es en realidad una ordenación
eclesiástica. Es decir, el reconocimiento de la iglesia del testimonio, llamamiento y dones de quienes
son especialmente llamados y llamadas.
La transformación ministerial, entonces, deberá resultar en una movilización general de cada uno de
todos los hijos e hijas de Dios. La clave es entonces:
Renovación para transformación > transformación para movilización, y > movilización total, para
misión total.
Lo compartido hasta aquí sobre el imperativo de la renovación transformadora de la Iglesia, nos lleva
ahora a considerar el siguiente tema:
A estas alturas es necesario sugerir una definición de predicación pastoral. Existen muchas
definiciones. Estas, como todas las definiciones, han sido y son hijas de su tiempo y contexto. Mi
definición genérica de la predicación ha sido y es:
Predicar es satisfacer necesidades humanas, a través de la verdad divina, mediante una personalidad
escogida.
10 PREDICACIÓN
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Luego de décadas de enseñar predicación y predicar como pastor y predicador itinerante, definimos la
predicación diciendo:
“Predicar es satisfacer necesidades humanas, abriendo y exponiendo el texto inspirado con tal unción
y fidelidad, sensibilidad y humildad, que hace oír la voz de Dios y la gente, convencida e inspirada, la
obedece”.
A la luz de esto, es oportuno comentar las dimensiones existenciales básicas, que hacen a una
auténtica predicación pastoral. La enseñanza bíblica y las experiencias históricas de la familia de la
fe, nos enseñan que tales dimensiones son, entre otras, el sentido diaconal, el sentido profético y el
sentido sacerdotal que el púlpito contemporáneo es llamado a encarnar.
1. La predicación diaconal
La voz griega diákonos, que ha sido castellanizada en el Nuevo Testamento a diácono o diaconisa
es también allí traducida como ministro, sierva, servidor y sirviente. El Nuevo Testamento enseña
entonces que todo ministerio debe ser diaconal, es decir, servicial. Dejará de ser imposición
arbitraria de las ideas, conocimientos e intereses de quien predica, para transformarse en
exposición servicial de la Palabra, interpretada con fidelidad y comunicada con convicción.
Nuestra predicación será diaconal, es decir servicio de Dios al pueblo, si es mensaje que denuncia
todo tipo de idolatría, por parte de quienes fueren. Callar el pecado de un grupo, ya sea la élite o la
masa, los ricos o los pobres, los tradicionalistas o los carismáticos, por las razones que fueren, no es
predicación diaconal, es decir servicial, sino es demagogia y parcialidad, manipulación de la Palabra
de Dios.
Además, nuestra predicación va a ser realmente diaconal, si está proyectada positivamente hacia la
vida y no hacia la muerte, hacia la gracia y no hacia el pecado, hacia el perdón y no hacia el castigo,
hacia el futuro y no hacia el pasado. El Nuevo Testamento nos brinda el ejemplo de predicación
pastoral positiva, donde el apóstol Pablo afirma: “Pero allí donde abundó el pecado, sobreabundó la
gracia" (Ro. 5:20b).
Primero, la predicación profética será muchas veces irremediable e ineludiblemente ofensiva, dura
e impopular. Un ejemplo claro se da en la propia predicación de Jesucristo, quien dijo: "El que no está
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de mi parte, está contra mí; y el que conmigo no recoge, desparrama" (Mt. 12:30) El carácter ofensivo
no provendrá entonces de la supuesta naturaleza anacrónica o autoritativa, arcaica o irrelevante
de la predicación, como así se la etiqueta. Será proclamación impopular porque denuncia el pecado
humano en todas sus expresiones.
Tercero, la predicación pastoral será realmente profética si tiene también, como mensaje
autoritativo e insoslayable, el testimonio intachable de quienes predican. Ninguno de nuestros
sermones será ni en un ápice de más calidad que el sermón constante que comunica nuestra propia
vida.
Es decir, predicación mediadora por intercesora. Para ello, debe tener como nudo temático, la obra
sacerdotal -reconciliadora y completa, perfecta e irrepetible- del sumo sacerdote, Nuestro Señor
Jesucristo. Así nos convertimos, por gracia, en mediadores y mediadoras entre Dios y quienes
escuchan.
Nuestra predicación pastoral se convierte en mediación redentora, cuando tiene como único
propósito, rogar y exhortar, insistir y persuadir a todo hombre y mujer a reconciliarse con Dios y con
sus prójimos. De esto Pablo da también testimonio: "Así que somos embajadores de Cristo, como si
Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien
con Dios". (2 Co. 5:20)
Es necesario mencionar la convicción básica que articula el resto de estas reflexiones. Esta es:
La Palabra de Dios y la historia de la fe cristiana nos enseñan que, la renovación que transforma a
la Iglesia en una comunidad de discípulas y discípulos, será resultado de una predicación pastoral
cuyo único fundamento es Jesucristo; su razón de ser, los propósitos de Dios; y su meta, procurar las
demandas y frutos del Reino.
12 PREDICACIÓN
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a. Propósito: Toda predicación pastoral debe tener un claro y bien definido propósito. Este debe
ser el objetivo específico de cada uno de nuestros sermones. Si la predicación pastoral apunta
a satisfacer necesidades humanas, entonces el propósito específico de cada sermón será
resultado del descubrimiento de la más apremiante necesidad en la vida de la congregación.
Reiteramos aquí, que predicar pastoralmente es hacerlo con propósito. Sin propósito
específico, el sermón es como barco sin timón, jamás llegará a puerto.
PREDICACIÓN 13
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c. Persuasión: Es la mejor palabra para definir el espíritu que debe caracterizar a toda
predicación pastoral. Esta debe ser persuasiva. Todo sermón debe invitar a algo,
porque tiene un propósito. Aunque en no todos los sermones se haga un llamado a una
manifestación física o pública, todo sermón debe tener una invitación. Por eso, su espíritu
debe ser persuasivo.
Me dijo un pastor campesino hace ya varios años en la costa de Colombia, "predicar es arrancar una
brasa ardiendo de mi corazón y ponerla en tu corazón". ¡Hagámoslo entonces, para la Gloria de Dios!
LECTURA REQUERIDA
Las notas para el curso, estudiadas cuidadosamente.
Osvaldo Mottesi. Predicación y misión. Una perspectiva pastoral (Buenos Aires: Ediciones
Certeza, 2016), Págs. 39-61.
TEMAS DE DISCUSIÓN
Además de las dos preguntas incluidas en la presentación videograbada:
TAREA
A la luz de lo aprendido en esta clase, evalúe breve y concisamente, en no menos de dos y no
más de tres páginas a doble espacio, la imagen que usted tiene de su estilo, énfasis y función
presentes como predicador o predicadora, y formule tres metas para su crecimiento.
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02 | EL PROPÓSITO DE LA
PREDICACIÓN PASTORAL (1)
CLASE 23
CLASE
En esta clase iniciamos nuestra reflexión sobre el propósito del sermón.
En nuestros días necesitamos, como nunca antes, sermones que encaren los problemas reales de la
gente, que ayuden a superar sus dificultades, que respondan a sus interrogantes, que confirmen su
fe, que orienten sus esperanzas, y que interpreten sus experiencias, con la luz de La Palabra y sabia
comprensión pastoral. Por todo ello, necesitamos una predicación pastoral con propósito.
El propósito es de vital importancia para todo el sermón. Este debe ser el marco de referencia único
y constante en todo el proceso, desde el comienzo hasta el fin, tanto en la práctica de preparar, como
de predicar sermones pastorales. Todo lo que se haga en un sermón, debe ser hecho consciente y
deliberadamente, para alcanzar su propósito.
A continuación consideraremos los tres tipos de propósito que, desde el punto de vista de la
preparación, estructura y contenido del sermón, encontramos en la predicación pastoral. Es decir, el
propósito ministerial, los propósitos funcionales y el propósito específico.
1. El propósito ministerial es la meta integral -no sólo a largo plazo, sino también final- que se procura
a través del ministerio de la predicación pastoral. En la clase anterior consideramos algo de esto, al
comentar sobre los propósitos de inspirar, movilizar y coordinar desde el púlpito toda la vida y misión
de la comunidad cristiana. Y todo esto, dentro del propósito mayor de experimentar la renovación y
transformación de la iglesia, para el desarrollo de una misión integral.
2. Los propósitos funcionales expresan los tres énfasis ministeriales básicos que, a la luz del Nuevo
Testamento, es llamada a cumplir la predicación. Esto son los énfasis o propósitos evangelístico,
didáctico y pastoral.
PREDICACIÓN 15
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Hijo como Señor y Salvador, bajo cuyo señorío total y la guía del Espíritu Santo, se inicia la
vida del discipulado cristiano. Este propósito procura que el ser humano separado de Dios
experimente el primer paso en el peregrinaje del discipulado.
b. El propósito didáctico es el que instruye a los creyentes, a través de todo el consejo de Dios y
en lenguaje contemporáneo, en las grandes afirmaciones y demandas de la fe cristiana y su
aplicación concreta a la vida diaria, tanto en lo personal como en lo comunitario, enfatizando
que creer y vivir son las dos caras de la misma moneda y, por lo tanto, uniendo la doctrina y
la vida, la convicción y la acción, la santidad y el servicio, la teología y la ética. Tal propósito
busca el desarrollo de los creyentes en cada vez más fieles y mejores discípulos y discípulas.
¿Qué es el propósito específico? Es la meta particular, el blanco único del sermón, cuya elección
está gobernada por la determinación previa de la más apremiante necesidad a la cual el sermón va
a predicar.
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Quien predica debe vivir, como diría el teólogo suizo Karl Barth: “sosteniendo en una mano
la Biblia, en la otra mano el periódico, para saber lo que dice Dios, para conocer lo que grita
el mundo y, a partir de estas dos revelaciones, preparar sermones que respondan a las
necesidades del mundo y de la iglesia”.
Esto hace necesario que el ministerio pastoral sea al estilo de Jesús, quien es Emmanuel,
Dios con nosotros. Somos llamados, convocados entonces, a convivir con nuestra gente.
El mismo empeño que se supone dedicamos para conocer la Palabra de Dios, debemos
ponerlo para comprender a la gente a quienes la comunicamos. Un profundo conocimiento
-saturado del comienzo al fin por la oración- acerca de las experiencias de vida de nuestra
congregación y comunidad, nos ayudará a responder a la pregunta: ¿Cuál es la más
apremiante necesidad de mi gente en este momento en que voy a predicarles? y todo ello
saturado de comienzo a fin por la oración.
Suponiendo que hemos logrado el paso anterior, nos toca ahora definir el propósito
específico de nuestro sermón. Un solo propósito específico, porque una sola es la más
apremiante necesidad. Esto implica un esfuerzo literario de precisión, pues debemos escribir
con lenguaje sencillo y conciso, exacto y telegráfico, en una oración gramatical completa,
el objetivo central y único de nuestro sermón. Su redacción debería estar delante nuestro,
durante todo el proceso de preparación.
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Como lo apuntan las y los expertos en predicación, desde el punto de vista estructural, no
hay nada que sea tan importante para el sermón como la determinación de su propósito
específico.
Quiero ilustrar aquí la naturaleza y función del propósito específico y su relación con los
propósitos funcionales de la predicación, con una experiencia personal. Durante nuestro
primer ministerio pastoral en Buenos Aires, sufrimos una seria crisis congregacional. Una
fiesta acabó en tragedia. Durante el picnic anual de la iglesia cerca del río Paraná, dos
jóvenes líderes de nuestra congregación, ricos en dones y consagración al Señor, miembros
de familias fieles a la iglesia, murieron ahogados. La iglesia estaba golpeada por la sorpresa,
el dolor y la perplejidad. Frente a esta realidad decidimos predicar dos sermones en los
cultos dominicales de las semanas siguientes.
El primer sermón tuvo el propósito específico de consolar, confortar y alentar a los familiares
y a toda la congregación, ante la pérdida de estos amados. El segundo sermón, ante la
realidad de que la vida continuaba y la misión de la iglesia no podía sufrir, tuvo como
propósito específico desafiar a todos, pero en particular a los jóvenes de la congregación, a
consagrar sus vidas para llenar el vacío que los fallecidos habían dejado. El primer sermón
fue clasificado, según los propósitos funcionales, como pastoral; el segundo resultó un
sermón didáctico.
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¿Qué es el propósito comunicativo? Para entender esto, debemos hacer primero una
distinción. Hasta aquí hemos considerado los distintos propósitos de la predicación, desde el
punto de vista de su necesidad para la preparación del sermón. Esto nos llevó a considerar
el propósito específico, los propósitos funcionales, y el propósito ministerial, en su relación a
la invención o preparación del sermón.
El propósito comunicativo tiene que ver con la predicación del sermón ya elaborado.
De todas formas, éste debe ser también tomado en cuenta en la experiencia inicial de la
determinación del propósito específico, para producir un propósito sermonario eficaz.
"Toda definición" -ha dicho el experto en comunicaciones David Berlo- "es un enunciado acerca de
cierto símbolo, y trata de especificar o delimitar los significados dados al símbolo empleado".1
Cuando definimos una palabra, tratamos de aclarar la confusión que suele surgir, en la mente de las
personas con quienes nos queremos comunicar, con respecto al uso preciso que le estamos dando
a ese término. En otras palabras, al definir tratamos de hacer simultáneamente dos cosas: Primero:
Producir un significado más claro, en las personas con quienes deseamos comunicarnos del término
que definimos; y segundo: producir un significado que corresponda a nuestro propósito comunicativo.
De ahí que no haya tal cosa como definiciones verdaderas o falsas, correctas o erróneas, buenas o
malas. Como también dice David Berlo: "Toda definición sigue un criterio de adecuación: es útil o no lo
es. Es 'buena' según su utilidad". Lo dicho es especialmente cierto en cuanto a la palabra y el concepto
comunicación.
No hay una sola definición correcta y absoluta del mismo: todo depende desde la perspectiva que se
lo mire. Veamos pues, a continuación, el significado del vocablo comunicación desde varios puntos de
vista, especialmente aquellos más relacionados con la comunicación oral.
1 David K. Berlo. El proceso de la comunicación (Buenos Aires: El Ateneo, 1988), Pág. 10.
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a. Desde el punto de vista etimológico, comunicación viene del latín, comunis, que quiere decir
literalmente común. Traducido a la interacción humana, comunis sugiere un compartir algo
con otras personas; entrar en un común acuerdo; establecer una comunidad con alguien, o
sintonizarnos con otra persona. A la luz de esto se confirma el conocido adagio que afirma que
"hay crisis de comunidad, porque no hay comunicación; y hay crisis de comunicación, porque no
hay comunidad".
b. Desde el punto de vista de la retórica, la comunicación tiene que ver con la persuasión.
De acuerdo con Aristóteles en las reflexiones de su clásica obra Retórica, el estudio de la
comunicación -o retórica, como él la llama- tiene que ver con la búsqueda de "todos los
medios de persuasión que tenemos a nuestro alcance". En la persuasión se trata de modificar
o cambiar la actitud o actitudes, la creencia o creencias de una o más personas. Se busca una
transferencia de significados, que influya sobre el comportamiento de las personas receptoras.
La comunicación constituye un esfuerzo por modificar el comportamiento de alguien.
c. Desde el punto de vista de la sicología, hay que entender la comunicación como un proceso.
Esto es, "el proceso por el cual la persona que comunica transmite estímulos, que son
generalmente verbales, para modificar el comportamiento de otras personas".
Como fenómeno social, la comunicación confirma que los seres humanos se hallan en
constante y cambiante relación entre sí y con su mundo circundante. Esto, porque necesitamos
compartir con otras personas nuestras vivencias personales y nuestras percepciones de la
realidad social.
Finalmente, NUESTRA DEFINICIÓN DE COMUNICACIÓN HUMANA reitera una vez más, que
la finalidad de todo acto comunicativo es influir sobre alguien o modificar su conducta. Por
lo tanto, esto reafirma nuestra definición de la predicación, como un acto de comunicación
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LECTURA REQUERIDA
1. Las notas para el curso, estudiadas cuidadosamente.
2. Osvaldo Mottesi. Predicación y misión. Una perspectiva pastoral, Págs. 63-73.
TEMAS DE DISCUSIÓN
Además de las dos preguntas incluidas en la presentación videograbada:
¿Cuáles son las características claves del sermón didáctico? ¿Por qué?
¿Cuáles son las características claves del sermón pastoral? ¿Por qué?
TAREA
A la luz de lo aprendido en esta clase explique, en no menos de dos y no más de tres
páginas a doble espacio, la importancia que tiene en la predicación pastoral, lo que aquí
denominamos “propósito ministerial”. ¿Por qué? Sea conciso/a y preciso/a.
PREDICACIÓN 21
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
03 | EL PROPÓSITO DE LA
PREDICACIÓN PASTORAL (2)
En nuestra clase anterior consideramos los tres tipos de propósitos que, desde el punto de vista de
la preparación, estructura y contenido del sermón, encontramos en la predicación pastoral. Es decir,
el propósito ministerial, los propósitos funcionales y el propósito específico del sermón. También
comenzamos a hablar del propósito comunicativo, que es el que tiene que ver con la predicación o
comunicación del sermón ya elaborado.
Esto nos llevó a considerar que toda comunicación tiene un fin básico. Éste es influir y afectar
intencionalmente el comportamiento de otras personas. Cada vez que nos comunicamos, tratamos de
alterar la relación original existente entre nuestra realidad y el medio que nos rodea.
Además de ese propósito comunicativo básico y general, toda comunicación tiene ciertos propósitos
particulares. Estos son las clases de cambios o efectos que quien comunica desea que se operen en
el comportamiento de sus receptores o receptoras. Por lo tanto, ante todo proyecto comunicativo
como es la predicación, se necesita determinar de qué manera intentamos afectar la conducta de los
receptores y receptoras. Esto nos confronta con dos cuestiones, que llamaremos aquí:
Primero, cuando tenemos que enviar un mensaje, lo inicial y más importante que tenemos
que preguntarnos es a quién queremos enviarlo. La pregunta ¿a quién? hace que distingamos
entre dos clases de receptores o receptoras. Podemos diferenciarlos de la siguiente manera:
Supongamos que hay una reunión de una comisión importante. Allí se está discutiendo el caso
de una persona que no está presente y que, por la naturaleza del problema, no se quiere que se
entere del contenido de esa reunión.
Quien preside la reunión informa los datos que quiere que la comisión considere y estudie.
Están reunidos en un salón de conferencias y, por casualidad, dejan la puerta abierta. Mientras
tanto, la persona quien es el tema de la reunión, pasa cerca del lugar y oye que se menciona su
nombre; se detiene y escucha todo lo que se dice acerca de ella. Tenemos aquí una situación en
que se dan dos tipos de receptores. Están los receptores o receptoras intencionales. Esto son
los miembros de la comisión, para quienes iba dirigida la información que está transmitiendo.
Pero también tenemos un receptor o receptora no intencional, es decir: la persona que es el
objeto de la discusión, pero para quien no iba dirigido el mensaje. Esta distinción que acabamos
de hacer nos permite evaluar eficazmente nuestra comunicación.
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ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
CLASE 33
CLASE
En otras palabras, si queremos evaluar la eficacia de una situación comunicativa, tenemos que
preguntarnos quiénes son las o los receptores. Si son estudiantes y docentes universitarios,
el criterio que usamos para juzgar la eficacia de esa comunicación, tiene que partir de la jerga
universitaria. Si se trata de un grupo bilingüe, el criterio para determinar el mensaje no puede
ser la Real Academia de la Lengua Española, sino la jerga propia, es decir la cultura lingüística de
ese grupo. Si el auditorio es de trabajadores u obreras rurales, el criterio que medirá la eficacia
en la comunicación será el universo de símbolos de lenguaje que maneja tal grupo.
Lo correcto en este caso, no es la clase de lenguaje que se usa -si es lenguaje refinado o no-,
sino el efecto que ello produce en quienes reciben el mensaje.
La comunicación entre dos personas o grupos es completa, cuando ambas partes entienden el
mismo contenido del mismo modo.
Segundo, una vez decidido quiénes son los recipientes intencionales de la comunicación,
quien comunica tiene que preguntarse cómo ha de afectar la conducta de sus receptores o
receptoras y qué tipo de efecto se desea producir.
Por eso se hace entonces necesario decidir dos objetivos: uno es la clase de propósito que
desea lograr y otro es la clase de cambios que se pueden esperar.
b. El otro tipo, es el propósito instrumental. Este no busca una respuesta final inmediata
como el anterior, sino una respuesta que sirva de trampolín para otra respuesta
posterior de mayor alcance. En otras palabras, la respuesta que se busca no es
inmediata: se procura preparar el terreno para producir un impacto mayor en el futuro.
2. En cuanto a la clase de efecto, que se espera producir, (clase de cambios que se pueden
esperar) necesitamos conocer el posible repertorio de respuestas de nuestros receptores o
receptoras, para poder especificar la clase de cambios que puede esperar de parte de ellos.
Hay respuestas que no se pueden evaluar en forma inmediata, porque se dan como
resultado de un esfuerzo educativo o informativo. En este caso, se procura transmitir
información que quienes escuchan puedan asimilar y retener, de tal manera que adquieran
nuevas formas de comportamiento en situaciones dadas.
PREDICACIÓN 23
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
La estrategia del comunicador o comunicadora que busca este tipo de respuesta, debe ser
transmitir información que los receptores y receptoras puedan asimilar y retener, de modo
que con el tiempo adquieran nuevas formas de comportamiento en situaciones dadas. Estas
son las llamadas respuestas no evaluativas. Es decir, respuestas que no pueden evaluarse
empíricamente al momento de la comunicación, por ser parte de un proceso comunicativo.
Sin embargo, hay respuestas que sí pueden ser evaluadas más directamente por medio de
la observación del comportamiento de las o los oyentes. Estas son las llamadas respuestas
evaluativas. Tienen que ver con la adquisición, la promoción, o el cambio de actitudes y
se miden por los cambios que receptores y receptoras manifiestan en su comportamiento.
Quien comunica procura afectar con su mensaje una o más actitudes en sus receptores
y receptoras. La eficacia de dicho mensaje se mide, entonces, por la transformación que
quienes lo reciben manifiestan en su comportamiento.
Hemos dicho que el propósito es de vital importancia para el éxito de cualquier esfuerzo comunicativo.
Hemos tratado de distinguir algunos de los aspectos más importantes en la determinación del
propósito comunicativo. A continuación, algunas de las conclusiones a las que hemos arribado:
Primera: Existen por lo menos cuatro maneras de influir en otras personas a través de la comunicación.
Segunda: Es importante entender que estas maneras de influir mencionadas no son excluyentes.
Cuando enfatizamos una estarán presentes las otras, colaborando con la manera escogida para
influir, que orienta el propósito comunicativo. Por ejemplo, si se intenta promover nuevas actitudes, la
transmisión de información o el reforzamiento de actitudes válidas existentes podrían usarse también
en la comunicación.
24 PREDICACIÓN
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Tercera: La influencia que se puede ejercer sobre otras personas depende de ellas mismas. Por esto, el
efecto de la comunicación puede medirse a la luz del comportamiento de los receptores y receptoras.
Cuarta: El éxito de una comunicación debe medirse por el grado de realización de su propósito.
Esta influencia se hace clara a través de las dos dimensiones claves, antes consideradas, de todo
propósito comunicativo. Estas son respuestas a dos preguntas:
Por un lado están los oyentes esperados o intencionales. Son las personas a quienes intentamos
primordialmente dirigir el mensaje. Pero también debemos considerar a los oyentes inesperados, es
decir no intencionales, las "visitas sorpresa" o quienes nos escuchen aún desde fuera del templo.
Esto debemos tenerlo en consideración -junto con la necesidad más apremiante que se debe
satisfacer y otros factores- en la determinación del propósito específico del sermón.
2. En segundo lugar, y como es obvio, los resultados que se espera producir deberán estar siempre en
relación directa con la formulación del propósito específico.
El cuándo deseamos alcanzar resultados con nuestro sermón, será otro elemento del propósito
comunicativo, que influirá en la determinación del propósito específico.
1) Consumatorio 2) Instrumental
1. El propósito consumatorio procura obtener todos o casi todos los resultados del sermón, durante
e inmediatamente después de su predicación. Esto resulta en lo que llamamos predicación
exhaustiva. Es decir, sermones donde el propósito, la estructura, el contenido, las formas de
aplicación y la conclusión, están dirigidos a transmitir toda la información necesaria y producir todos
los cambios o refuerzos de actitudes que se traducirán en resultados inmediatos.
Otro ejemplo de lo mismo es un sermón didáctico, donde se presenta el contenido básico de una
enseñanza o doctrina bíblica y su aplicación a la vida diaria, para el crecimiento de los creyentes
PREDICACIÓN 25
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2. El propósito instrumental tiene que ver con el sermón que es planeado, como parte de un proceso.
Es decir, un sermón que es parte de un ministerio de predicación, a través del cual la congregación
va cambiando paulatinamente de actitudes, abandonando tradiciones obsoletas y aun corrigiendo
sobreentendidos muy arraigados y equivocados en cuanto a la vida cristiana, la misión de la iglesia, o
cualquier otro asunto.
Este tipo de propósito sirve idealmente a los sermones concientizadores. Éstos son los que
producen lo que llamamos una predicación sugestiva. Esto es, el sermón que no lo dice o informa
todo de una vez, sino que va sugiriendo las "nuevas ideas, nociones, y desafíos", a partir de los cuales
y después del sermón, la congregación continúa experimentando un proceso educativo de "tormenta
cerebral", un verdadero peregrinaje espiritual.
Ejemplo de esto es una congregación con un marcado concepto de que toda la obra de Dios solo se
traduce en las actividades y vida de la iglesia. El pastor o pastora descubre que esto está enraizado
en la idea, entre otras, de que la santidad y la consagración resultan de la separación literal del
mundo. Por lo tanto, y a partir de su propósito ministerial de que Dios transforme esa congregación
alienada del mundo en una comunidad de fe que, sin ser del mundo viva y sirva en el mundo, el
pastor o pastora planifica su predicación procurando generar un proceso de cambios paulatinos de
ideas y actitudes ajenas a la Escritura.
Con esto en mente, uno de sus sermones iniciales es didáctico. Su texto bíblico es Hebreos 13:10-
16, que les ruego tengan ahora delante de ustedes. A partir del mismo, la idea central del sermón
-lo que más adelante estudiaremos en este curso como la proposición del sermón- es: "La suprema
motivación de nuestro discipulado cristiano es salir al encuentro de Jesús en el mundo por el cual el murió
y para el cual el Padre lo resucitó". El propósito instrumental del sermón; es decir, el que es parte de
un proceso- es sugerir, como idea germinal, que servir a nuestro prójimo en el mundo es realmente
encontrarse con y servir a Jesucristo.
En este caso, el propósito específico de este sermón apunta a "la siembra" de las primeras
inquietudes en la congregación. Es decir, no se buscan resultados inmediatos, sino el comienzo de
una transformación progresiva.
26 PREDICACIÓN
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
Iniciamos la conclusión de esta clase, con una aclaración necesaria. Nuestro énfasis en la
predicación como respuesta a necesidades humanas, nos lleva a reiterar que el primer paso en la
preparación del sermón es determinar cuál es la más apremiante necesidad de la congregación en
el momento a predicar. De allí surgen, como ya hemos visto, el propósito específico y el propósito
funcional del sermón.
Lo insistido hasta aquí no pretende ser el único acercamiento válido al ministerio total de la
predicación pastoral. Sí creemos que es definitivamente el acercamiento más necesario en el
contexto de nuestras iglesias.
Por otra parte, existen diferentes ocasiones en la vida de toda congregación, cuando el pastor
o pastora puede organizar su ministerio de predicación a partir de otras maneras de percibir
y satisfacer necesidades. Están los cultos en que el pastor o pastora puede desarrollar series
mensuales, trimestrales o aun anuales sobre temas específicos, sobre un libro de la Biblia, etc.
Esto, sin considerar los llamados cultos de estudio bíblico, que son ideales para este tipo de
acercamiento. De todas formas, nuestra tesis es que, en el culto semanal más representativo por
concurrencia de la vida de la congregación, la predicación pastoral debe dirigirse a satisfacer
la necesidad más apremiante en ese momento en la vida de esa comunidad de fe. Para las otras
maneras de organizar la predicación están los otros encuentros congregacionales.
Los receptores no intencionales son personas no creyentes, necesitadas de conocer y vivir el nuevo
nacimiento, como el primer paso del discipulado cristiano.
El propósito específico del sermón es, entonces: “persuadir a cada creyente a vivir, a la luz del
ejemplo paulino que encontramos en Filipenses Cap. 3, los versículos 4 al 14, la paradoja experiencia
de dejarlo todo por Cristo, para ganarlo todo de Cristo, y continuar ganando a través de una vida
consagrada a perderlo todo de sí, para ganarlo todo de Él”.
PREDICACIÓN 27
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El propósito funcional del sermón resulta didáctico. Pudiendo ser también evangelístico, si los
receptores y receptoras no intencionales son un grupo significativo, que reorienta la invitación en la
conclusión.
Cerramos esta clase con una convicción fundamental. Esta es que, analizando las cualidades que
contribuyen a la efectividad del sermón, colocamos en primer lugar la precisión de su propósito.
Cada sermón debe tener a la vista una meta clara.
Quien va a predicar, antes de sentarse a preparar su mensaje, siempre debe preguntarse: ¿Cuál es mi
propósito en este sermón? Y no debe dar un solo paso más, hasta haber formulado en su mente una
respuesta definida a esa pregunta.
LECTURA REQUERIDA
Las notas para el curso, estudiadas cuidadosamente
Osvaldo Mottesi. Predicación y misión. Una perspectiva pastoral, Págs. 73-84.
TEMAS DE DISCUSIÓN
Además de las dos preguntas incluidas en la presentación videograbada:
¿Cuáles son los dos tipos de receptores y receptoras que se dan en el proceso de
comunicación oral?
¿Hasta qué punto es importante tener ambos tipos de receptores y receptoras en cuenta?
TAREA
Explique, en no menos de dos y no más de cuatro páginas a doble espacio, cuáles son las
cuatro maneras en que, a través de la comunicación, podemos influir en el comportamiento
de otras personas, dando un ejemplo de sermón que ilustre cada caso.
28 PREDICACIÓN
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
04 | EL CARÁCTER BÍBLICO DE LA
PREDICACIÓN PASTORAL (1)
CLASE 43
CLASE
El apóstol Pablo exhorta en su segunda carta a Timoteo: “En presencia de Dios y de Cristo Jesús,
que ha de venir en su reino y que juzgará a los vivos y a los muertos, te doy este solemne encargo:
Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha
paciencia, sin dejar de enseñar”. (4:1-2) -NVI-
Si la Iglesia es el cuerpo de Cristo, entonces la Biblia es su mente y conciencia, el alma y la vida misma
de la Iglesia. Por eso, desde los días de Pablo y Timoteo hasta los nuestros, el consejo a los predicadores
y predicadoras sigue siendo el mismo: PREDICA LA PALABRA. Definitivamente, el contenido de la
predicación cristiana debe ser bíblico.
¿Qué significa e implica realmente que una predicación sea bíblica? Nosotros afirmamos que:
Es aquella que, en una experiencia dominada por el Espíritu Santo, incorpora existencialmente
a la congregación en el mundo de la Biblia.
Por ejemplo, transportar a la congregación al este del Río Jordán milenios atrás, para que sientan
como Israel el dolor ante la inesperada muerte de Moisés y se pregunten cómo ellos lo hicieron,
si el mismo Dios que sacó a un pueblo desesperado y desorientado fuera de la esclavitud y lo
guió a través del desierto, conoce también hoy cuán necesitado resulta nuestro peregrinaje
cristiano por las calles de nuestros campos y ciudades. Si el Dios que guió el cruce del Jordán y
la conquista de una nueva tierra, nos guiará hoy en nuestras mil encrucijadas hacia el mundo
nuevo.
Esa predicación hará oír hoy, el siempre fresco desafío de ayer a Josué: “¡Sé fuerte y valiente! ¡No
tengas miedo ni te desanimes! Porque el SEÑOR tu Dios te acompañará dondequiera que vayas". (1:9)
Esa predicación será bíblica, porque hará que los horizontes del mundo de la Biblia y el nuestro,
se fusionen, y el Dios de ayer y de hoy responda a nuestra necesidad.
El sermón puede ser bíblico sin ser contemporáneo o ser contemporáneo sin ser bíblico.
El desafío es la síntesis creadora. La meta es que el horizonte de la situación histórica
contemporánea se fusione con el horizonte del texto, de manera tal que el mensaje proclamado
en la situación contemporánea sea un equivalente dinámico del mensaje proclamado en el
contexto original.
La pregunta, ¿qué hace que la predicación sea bíblica?, exige una aclaración. Esto es, si estamos
definiendo la predicación por su forma o por su fondo.
PREDICACIÓN 29
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Si la definición se basa en la forma, entonces todo el interés se concentrará en el tipo de texto bíblico
escogido para el sermón, su longitud y otras características formales, etc. Si la definición considera el
fondo o la esencia del sermón, entonces el asunto es mucho más serio.
Nuestra convicción es que la predicación es bíblica, cuando quien predica y sus oyentes son
iluminados por el Espíritu Santo para comprobar cómo su mundo, al igual que el mundo de la Biblia, es
considerado por la Palabra, y ellos y ellas son inspirados a responder, desde su mundo, al Señor de esa
Palabra.
En esta clase vamos a considerar el contenido, o sea el mensaje del sermón, es decir, su fondo. Por ello
comenzaremos con el proceso de selección de su texto bíblico y la posterior interpretación del mismo.
Esto nos llevará más adelante a la determinación del tema del sermón y la correspondiente formulación
de su proposición.
A. La selección del texto. Suponemos que ya hemos determinado la más apremiante necesidad
de la congregación y de la comunidad en el momento de predicar. Esto nos ha permitido
formular el propósito específico de nuestro sermón. El mismo lo hemos redactado, con cuidado
y precisión, en una oración gramatical completa.
Es entonces cuando comienza una de las etapas más importantes de la preparación del sermón.
Esta es la producción de su contenido. El primer paso es ir a la Biblia, en busca del texto. El
mejor texto, el más adecuado para ser la raíz bíblica del tema que más fielmente responda al
propósito específico ya definido. Aquí nuestro conocimiento de la Palabra mostrará sus frutos.
El grado de nuestro conocimiento bíblico, ayudará o limitará nuestra capacidad para escoger el
texto más adecuado, en función del propósito y la necesidad sobre la cual predicar.
B. La extensión del texto. Hay quienes gustan predicar de textos muy largos, aunque utilicen sólo
uno o dos versículos en la exposición. Una de las razones que dan, es que en la lectura pública
del texto escogido para el sermón, la congregación puede captar el contexto bíblico inmediato
del “texto real" de la exposición.
Denominamos contexto bíblico inmediato a la porción más amplia, ya sea un conjunto de versículos
o hasta un capítulo entero de la Escritura, de la cual es parte nuestro "texto real", que nos permite
entender la situación a partir de la cual emerge la declaración o enseñanza sobre la que vamos a
predicar.
Nosotros creemos que muchas veces la lectura pública no es suficiente. Si se hiciere necesario dar a
conocer el contexto bíblico inmediato, es mucho mejor instruir sobre esto en la introducción del sermón,
o donde mejor corresponda.
Por el contrario, hay quienes gustan reducir al máximo la longitud del texto. Llegan al extremo de
predicar sobre una sola palabra. Al hacerlo, usan realmente tal palabra sólo como punto de partida para
un sermón sobre el tema o temas que derivan de la misma. En nuestro libro de texto, damos un ejemplo
clásico que rogamos observen con cuidado.
30 PREDICACIÓN
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Nuestra opinión y nuestra práctica es que, sin exagerar, cuanto más reduzcamos la longitud de texto,
será mejor. De esta manera no incorporamos lo que no habremos de tratar, o lo que no es necesario,
para iluminar el tema de nuestro sermón. Pero en esto habrá siempre una gran diferencia entre sermón
y sermón.
Cuando predicamos sobre un relato, ya sea una historia o una parábola, el texto será más extenso que
cuando predicamos específicamente sobre una declaración, aunque esta última sea parte de un suceso
o discurso. En este caso el suceso o el discurso será el contexto bíblico inmediato de nuestro texto. Y
hay muchas otras diferencias al respecto, pero terminamos sobre esto afirmando que, cualquiera sea la
longitud del texto de nuestro sermón, éste debe constituir una unidad completa de pensamiento.
Sobre esto existe una experiencia dialéctica ineludible. El texto escogido primero deberá haber
cautivado la vida de quien va a predicarlo. Esta es fruto de la dialéctica imprescindible para lograr una
predicación con poder y autoridad y, a la vez, con precisión y eficacia. Esta es, que el sermón deberá
dominar existencial y espiritualmente a quien va a predicarlo y, paralelamente, quien va a predicarlo
deberá dominar totalmente en su fondo y su forma a su sermón. Por lo tanto, este proceso dialéctico
necesita comenzar con la elección de un texto que se apodere de nuestra vida y cautive nuestro
corazón. Un texto que nos haga afirmar: ¡sobre esto y sólo sobre esto debo predicar!
También debemos tener en cuenta diferentes prioridades. Sin duda, la prioridad que guía nuestra
selección del texto es que éste sirva al propósito específico de satisfacer la necesidad más apremiante
de nuestra congregación.
Es oportuno tomar también en cuenta el tipo de sermones que hemos predicado en semanas anteriores
y los textos en los que éstos se han basado. Esta es otra prioridad, en nuestra predicación pastoral, para
tratar de ofrecer una dieta bíblica balanceada, para que nuestra congregación reciba la proclamación de
"todo el consejo de Dios".
Necesitamos también escoger textos de lo que llamamos “nuestro canon dentro del canon”.
Adoptamos aquí está feliz expresión del Dr. Cecilio Arrastía, uno de nuestros mentores. Lo hacemos
para enfatizar, en especial a quienes se inician en la predicación, sobre la necesidad de comenzar
escogiendo textos que nos resulten claros en su significado, que no sean de tipo controversial, y que
declaren los aspectos positivos de la fe cristiana.
También y cuando sea posible, escojamos aquellos textos que constituyen "nuestro canon dentro del
canon", no sólo por ser estos claros y conocidos, sino porque tengan un significado especial. Es decir,
que nos hayan sido de bendición personal; textos bíblicos que han "predicado" primero a nuestras
propias vidas.
PREDICACIÓN 31
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En ocasiones necesitaremos escoger "textos difíciles", "textos fuera de nuestro canon", pues
la necesidad de la congregación será la de recibir orientación e instrucción sobre el contenido
aparentemente oscuro e impenetrable a la interpretación, de tales pasajes. Allí está el desafío pastoral
ineludible a nuestra predicación. Esto demandará estudio personal serio e intenso del texto y de lo que
las tradiciones cristianas hayan concluido sobre su significado. A la luz de todo ello, y en una experiencia
constante de oración, tendremos que llegar a nuestra propia conclusión. Después, y sólo después de
llegar a nuestra propia conclusión, podremos predicarla.
Sin negar el valor de los llamados "sermones de textos múltiples", que consideraremos más adelante,
quienes se inician en el ministerio de la predicación pastoral necesitarán:
1) Concentrarse en la selección de un solo texto, pues, la selección de un solo texto, entre otras
cosas, ayudará a dar unidad temática al sermón en preparación,
2) Una es la más apremiante necesidad de su congregación y
3) Uno solo el propósito específico.
Creemos que la correcta exégesis para una predicación pastoral con propósito está guiada por una
meta doble:
A. Comprender el significado exacto del mensaje original y central, esencial y permanente del texto
bíblico y
a. Experimentar lo que hemos llamado en el curso Hermenéutica Bíblica, "la lucha con el
ángel" como algo personal -como luchó Jacob y fue transformado por el ángel de Dios- una
lucha donde seamos tocadas, tocados, acaso golpeados por el Señor del texto.
32 PREDICACIÓN
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Luego sigue el análisis literario del pasaje. Éste hace necesario establecer primero
la relación del texto escogido con su contexto estructural o, como también se lo
denomina, contexto inmediato. Es decir, los pasajes inmediatamente anteriores y
posteriores a la porción a interpretar. Por ejemplo, si el texto es Lucas 15:11-24, el
contexto estructural mínimo será Lucas 15:1-10 y 25-32. También deben tomarse
en cuenta las conexiones más amplias, el llamado contexto remoto o mejor dicho,
contexto literario mayor. Es decir, el argumento general que cubre todo el libro del
cual es parte nuestro texto.
Además, necesitamos comparar nuestro texto con sus pasajes paralelos, si los
hubiere, o con pasajes donde el mismo u otros autores tratan el mismo asunto o
ideas. Todo esto dará luz a nuestra interpretación. También asegurará que nuestra
interpretación esté de acuerdo con la enseñanza general de las Escrituras, acerca del
tema que trata nuestro texto.
PREDICACIÓN 33
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Finalmente y como parte del análisis literario, necesitamos hacer una investigación
lexicográfica, es decir, un estudio en detalle, del significado de las palabras más
importantes -claves en el texto-, tratando de averiguar su raíz etimológica, la historia
de su significado y, en especial, el sentido preciso que en el uso de la época y lugar en
que se escribió, tenía el vocablo.
c. Actualizar. Esto nos hace volver a lo ya apuntado en este curso: que nuestra predicación
es bíblica cuando el horizonte de nuestra realidad se fusiona con el horizonte del texto,
mediante las equivalencias dinámicas producidas por una interpretación que hace justicia,
tanto al contenido esencial del mensaje original como a su aplicación a las necesidades de
nuestro contexto.
El analizar y actualizar nos ha llevado a desarrollar un cúmulo de notas sin orden alguno.
Esta es nuestra “masa homilética”.
Lo anterior nos lleva a afirmar que predicar es aplicar lo permanente, inmutable y universal del
mensaje bíblico, a las cambiantes situaciones humanas. Éstas, pese a sus radicales diferencias
temporales, geográficas, lingüísticas, raciales, culturales y socio-económicas, tienen dos características a
todas comunes:
Primera: A través de todas las situaciones humanas Dios estuvo, está y estará obrando. "Jesucristo es el
mismo ayer y hoy y por los siglos".
Segunda: Las situaciones manifiestan la realidad del humano como ser pecador e indigente, necesitado
de transformación a imagen y semejanza de Dios. Ambas realidades garantizan que siempre la
interpretación bíblica encontrará el equivalente dinámico del mensaje dado hace milenios, para todos
nuestros contextos.
34 PREDICACIÓN
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LECTURA REQUERIDA
Las notas para el curso, estudiadas cuidadosamente.
2. Padilla, René. “Hacia una hermenéutica contextual” en Encuentro y desafío (Buenos Aires:
ASIT, No. 1, Primer Cuatrimestre, 1981, Págs.1-23). Digitalizado y publicado en la seccion
“Tesoros teológicos” de: www.redcristianaradical.org
TEMAS DE DISCUSIÓN
¿Cuáles son, en el análisis histórico-contextual del pasaje bíblico, las tareas específicas que
se llevan a cabo? ¿En qué secuencia y por qué?
¿Cuáles son, en el análisis literario del pasaje bíblico, las tareas específicas que se llevan a
cabo? ¿En qué secuencia y por qué?
TAREA
A la luz de lo aprendido en esta clase, evalúe breve y concisamente, en no menos de dos ni
más de tres páginas a doble espacio, la imagen que usted tiene de su estilo, énfasis y función
presentes como predicador o predicadora, y formule tres metas para su crecimiento.
PREDICACIÓN 35
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05 | EL CARÁCTER BÍBLICO DE LA
PREDICACIÓN PASTORAL (2)
Comencemos definiendo ¿qué es predicar bíblicamente? En esta clase se nos hace necesario
relacionar específicamente la hermenéutica con la predicación. En cierto sentido, nuestro curso podría
llamarse “Hermenéutica –Homilética”, es decir, entender y aprender a usar los principios de la correcta
interpretación de la Biblia, para poder predicarla correctamente.
Aprovechando entonces la ocasión, aventuramos algunas reflexiones, que hemos compartido siempre
en nuestros cursos de predicación. Y éstas son sobre lo que nos gusta denominar un “sacramento”,
palabra que no usamos la mayoría de los evangélicos, mayormente por sus connotaciones católicas. La
misma, que quiere decir “medio de gracia”. Se aplica a la perfección a nuestra “hostia evangélica”. Me
refiero a la predicación del evangelio del Reino, al ministerio de proclamación, a la ciencia y el arte de la
predicación. Intentaremos aquí responder una pregunta crucial:
Al inicio de este curso, definimos la predicación cristiana diciendo que “predicar es satisfacer
necesidades humanas”. Ampliamos luego esta definición -que hoy reafirmamos- diciendo
que “predicar es satisfacer necesidades humanas, a través de la verdad divina, mediante una
personalidad escogida”. Después de más de treinta años de plasmar estas definiciones en mi
enseñanza, decidí ampliar aún más este escenario con una redefinición que considero más acorde
con nuestro tiempo. En esta adopto sólo parcialmente algunas intuiciones de John Stott, teólogo y
pastor, predicador y maestro ya fallecido. He aquí mi definición para hoy:
Predicar es
“Satisfacer necesidades humanas, abriendo y exponiendo el texto inspirado con tal unción
y fidelidad, sensibilidad y humildad, que hace oír la voz de Dios y la gente, convencida e
inspirada, la obedece”.
Veamos algunas implicaciones que resultan de esta afirmación. Éstas pueden calificarse como
características pastorales.
1. Dos Convicciones:
36 PREDICACIÓN
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
b.
Predicar bíblicamente es comunicar un texto parcialmente cerrado, pues así comprendo e
incorporo la expresión “abriendo y exponiendo”, dado que en el canon que ya cerró la Iglesia,
CLASE 53
los personajes e historias que en el texto se mueven son realidades abiertas que se hacen
CLASE
vivas en el Espíritu, y en las que podemos encontrarnos y vernos a cada instante. Ellas nos
hablan, inspiran y amonestan, son ejemplo de lo bueno y de lo malo, nos hacen “volver en sí”,
decidir cambiar, e intentar ser cómo y seguir a Jesucristo.
2. Dos Requisitos:
Sin unción no hay misión, sino solo religión. Solamente genuina unción espiritual produce
misión integral. Unción en el púlpito, que genera unción en la congregación. Y ésta, inspirada,
ungida y movilizada, hace la misión, la de Dios.
3. Dos Actitudes:
a. Predicar bíblicamente requiere sensibilidad para con el mundo que hoy nos rodea. Este
es nuestro contexto ineludible, un desafío contemporáneo con todas sus luces y sombras,
virtudes y mediocridades, aciertos y paradojas. Sus pecados y falencias merecen, más
aún necesitan la crítica, pero ésta solo cobra autoridad a través de nuestra sensibilidad y
empatía. Esto es ponernos auténticamente en los zapatos del mundo, actitud y acto que sólo
provienen de la compasión genuina, la de Jesucristo.
b. Predicar bíblicamente requiere humildad, porque la predicación es una acción por naturaleza
insensata. El apóstol Pablo comenta con honestidad despiadada, que Dios lo exhibió
públicamente como a un insensato (1 Co 4:9-10). Para que el Espíritu genere el clima propicio
y nos habilite para experimentar una conexión íntima con quienes reciben la predicación,
debemos ofrecer en sacrificio nuestra vulnerabilidad.
PREDICACIÓN 37
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
4. Dos Expectativas:
a. Predicar bíblicamente requiere esperar que se haga oír la voz de Dios, pues la Biblia es Dios
predicando.
Nos hacemos eco del sabio suizo Karl Barth cuando en su libro La proclamación de la Palabra,
al comenzar a definir la predicación cristiana, afirma la tensión dialéctica siempre presente
en la misma entre Palabra de Dios y palabra humana: Él dice: “La predicación es la Palabra
de Dios pronunciada por él mismo. Dios utiliza como le parece el servicio de un hombre
que habla en su nombre a sus contemporáneos, por medio de un texto bíblico […] se trata
de anunciar a sus contemporáneos lo que deben oír de Dios mismo, explicando, en un
discurso en el que el predicador se expresa libremente, un texto bíblico que les concierne
personalmente”. 1
Al cerrar el mismo capítulo de su libro Barth reitera: “…la predicación no tiene más que un
sentido: indicar la verdad divina. No puede ir más allá…”.
La palabra “traducción” define la exposición verdadera. ¡Barth otra vez! Pues la predicación
bíblica realmente expositiva consiste en recoger los resultados de nuestra exégesis y
reconfigurarlos para facilitar la comprensión. Es moldear el mensaje para que todos, todas
capten las verdades bíblicas, reconozcan cómo aplicarlas a su experiencia diaria, ¡y decidan
hacerlo! Eso es lo que debemos esperar. Pero para esto también debemos aplicar.
La trilogía integrada aquí es creer, conocer y obedecer. O sea fe, razón y acción. Pero no
como tres pasos o etapas, o momentos que culminan en la obediencia, sino como como un
solo evento personal. En otras palabras: “¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha
dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu
1 Karl Barth. La proclamación del evangelio. (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1969), Págs. 13 y 15.
38 PREDICACIÓN
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Dios” (Mi 6:8). Esto es predicar, para que a partir de la obediencia, nuestro pueblo desarrolle
no meramente creencias, sino fundamentalmente convicciones. Éstas son las que levantan
genuinos discípulos y discípulas quienes, en obediencia responsable, viven conductas como
las de Jesucristo.
5. Dos Propósitos:
a. Predicar bíblicamente procura convencer. Lo que realmente importa es, que con el mayor
respeto por la libertad y actitudes de quienes escuchan, el mensaje interese, inquiete y
preocupe, “rasque donde realmente pica”, mueva a pensar. Un pensar que genere un sentir,
sentir y pensar, pensar y sentir. Ese es el camino hacia el posible convencimiento. Que ocurra
cuando sea, no debe importar eso demasiado. Lo que importa es sembrar la semilla de tal
manera, que -hoy o mañana- llegue a germinar.
b. Predicar bíblicamente procura inspirar. Que es nada más y nada menos que el: “y volviendo
en sí…” del hijo pródigo. El convencimiento puede ser, y lo es muchas veces, solo acuerdo
o aceptación intelectual. Pero para que esto se transforme en obediencia responsable, se
necesita la inspiración que sólo el poder de la Palabra de Dios, en el ministerio del Espíritu
Santo, puede generar.
Nos referimos al preámbulo de la “metanoia”, el nacer otra vez, o retornar al Camino del cual
nos desviamos, es decir, “volver en nosotras, nosotros mismos”. Y este género viene de Dios.
El precio es nuestra total entrega en las manos del Espíritu Santo, como comunicadores y
comunicadoras del evangelio de Jesucristo.
1. Predicación bíblica es aquella que, en una experiencia dominada por el Espíritu Santo, incorpora
existencialmente a la congregación en el mundo de la Biblia. Por ejemplo, al este del Jordán
milenios atrás, para sentir como Israel consternación ante la intempestiva muerte de Moisés y
preguntarse, como ellos, si el mismo Dios que sacó a un pueblo desesperado y desorientado
fuera de la esclavitud y lo guió a través del desierto, conoce también hoy cuán necesitado y
desorientado resulta nuestro peregrinaje cristiano por las calles de México, Buenos Aires o
donde sea; si ese Dios que guió el cruce del Jordán y la conquista de una nueva tierra, nos
guiará en nuestras mil encrucijadas en procura del mundo nuevo. Esa predicación hará oír el
siempre fresco: "¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el SEÑOR tu Dios te
acompañará dondequiera que vayas" (Jos 1:9).
2. Esa predicación será bíblica porque hará que los horizontes del mundo de la Biblia y el nuestro
se fusionen, y el Dios de todas, todos, responda a nuestra necesidad. El sermón puede fácilmente
ser bíblico sin ser contemporáneo o ser contemporáneo sin ser bíblico. El desafío es la síntesis
creadora. Como bien dice René Padilla: "La meta es que el horizonte de la situación histórica
contemporánea se fusione con el horizonte del texto, de manera tal que el mensaje proclamado
en la situación contemporánea sea un equivalente dinámico del mensaje proclamado en el
contexto original".
PREDICACIÓN 39
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
3. La pregunta de qué hace que la predicación sea bíblica, exige una clarificación. Esto es, si
estamos definiendo a la predicación por su forma o por su fondo, su sustancia.
"La predicación bíblica es el evento donde la verdad viviente de alguna porción de la Sagrada
Escritura, entendida a la luz del estudio exegético e histórico sólido y transformada en realidad
viviente por el Espíritu Santo en el predicador o predicadora, se hace vida para los oyentes,
cuando Dios en Jesucristo, a través del Espíritu Santo, los confronta para juicio y redención”.2
Concordamos en general con esta definición, pues nuestra convicción es que: La predicación
es bíblica cuando quien predica y sus oyentes son iluminados por el Espíritu Santo, para
comprobar cómo su mundo, al igual que el mundo de la Biblia, es considerado por la Palabra, y
ellos y ellas son inspirados a responder, desde su mundo, al Señor de esa Palabra.
Mientras la exégesis consiste en el análisis de la porción bíblica –su lenguaje, la gramática, el trasfondo
histórico y cultural– con el fin de aclarar el significado del mismo, la predicación bíblica expositiva
procura abrir el texto para que quienes la escuchan comprendan tanto el significado original, como
sus implicaciones para la vida diaria. Como comenta Carlos Spurgeon: “La gente del mercado no puede
aprender la jerga de la academia, así que las personas de la academia deben aprender el idioma del
mercado. Por tanto la tarea principal de quien predica es la traducción de un lenguaje a otro”.
Otro predicador como John Stott repite en sus libros: “No es difícil ser bíblico, si no te importa ser
relevante. Y no es difícil ser relevante, si no te importa ser bíblico. Lo importante es ser bíblico y
relevante al mismo tiempo”.
La predicación hace o deshace una iglesia. La salud de toda comunidad de fe depende de una
predicación bíblica en su fondo y forma, y a la vez atractiva y entendible, pertinente y persuasiva,
enfocada y propuesta a satisfacer las reales necesidades humanas.
2 Donald G. Miller. The Way of Biblical Preaching (Nashville: Abingdon, 1978), Pág.26.
40 PREDICACIÓN
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
Cada vez es menos distinguible la distancia que separa a quien predica, del “showman”. El estilo
y la técnica, la estrategia y el manejo comunicativo de los grandes gurús del potencial humano, la
motivación y la autoayuda guiada, están siendo la influencia mayor de quienes ocupan los púlpitos
más visibles y audibles, ya sea en las mega iglesias o en las diferentes expresiones de la iglesia
electrónica, todas fieles a las premisas del marketing religioso.
No extraña entonces que gran parte de la predicación actual, la que sigue las reglas del mercadeo,
se haya reducido a un simple discurso religioso de afirmaciones espirituales que no corresponden
con un pasaje de la Biblia, aunque usen un texto como pretexto y salpiquen la exposición, aquí y
allá, con versículos bíblicos.
Los pastores y pastoras somos desafiados hoy por las nuevas formas humanas de atraer la atención
y mantener el interés, de percibir y sentir, de procesar y expresarse. Éstas, para nuestra labor
pastoral en general y de la predicación en particular, nos exigen la investigación del antropólogo, la
percepción de la psicóloga, la dedicación del misionero, la paciencia de la santa, la curva didáctica
del niño, la astucia de la ladrona, el vigor del atleta, las destrezas del ingeniero y la determinación
de la conquistadora.
Pero por encima de los desafíos arriba mencionados, todos importantes e inescapables, el
más importante de todos es recapturar para el púlpito contemporáneo el carácter cristiano
radical, contracultural y profundamente transformador en su propósito, que esta época de mil
claudicaciones dentro y fuera de la iglesia demanda. Esto es posible que se lea hermoso en el papel,
y que suene atractivo a los oídos, pero parece inalcanzable ante la decadente realidad del mundo y
de la iglesia contemporáneos. ¡No importa lo que parezca! El poder que nos ha hecho Iglesia desde
el Pentecostés hasta aquí, sigue fiel y activo, y espera nuestra fidelidad y acción. Recordemos: En
Jesucristo somos más que vencedores, porque todo lo podemos en El, quien nos fortalece. Dios está de
nuestro lado. ¡Adelante!
PREDICACIÓN 41
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
LECTURA REQUERIDA
1. Las notas para el curso, estudiadas cuidadosamente.
TEMAS DE DISCUSIÓN
Además de las preguntas incluidas en la presentación videograbada:
TAREA
Describa en no menos de dos y no más de cuatro páginas a doble espacio, los dos requisitos y
las dos expectativas que debe asumir quien intenta predicar bíblicamente.
42 PREDICACIÓN
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
06 | EL CONTENIDO DE LA
PREDICACIÓN PASTORAL (1)
CLASE 63
CLASE
EL DESARROLLO DEL CONTENIDO DEL SERMÓN
Como ya hemos visto, esto exige su interpretación. La misma producirá lo que llamamos en nuestra
clase anterior, la "masa homilética". Es decir, toda la información e ideas que, sin orden lógico alguno,
han resultado de nuestra interpretación del texto bíblico. De esta “masa homilética” deberá ser escogido
el tema del sermón.
El tema es la idea central del sermón, es el aspecto particular del asunto que trata el texto, es la
materia desarrollada en el sermón.
Los temas de nuestros sermones deben ser vitales y pertinentes. Es decir, aspectos claves de las
afirmaciones de la fe cristiana, en respuesta a las reales necesidades de nuestros oyentes, y todo
esto, garantizado por una legítima relación con la enseñanza general de las Escrituras. Pero, además,
debemos esforzarnos por hacer de nuestros temas, asuntos particularizados. Esto es, un aspecto o
una dimensión del asunto del cual trata el texto. Esto nos prevendrá contra la tendencia a predicar
sobre temas muy generales. Ellos nos impiden profundizar su tratamiento. Es imposible, en no más de
treinta minutos considerar en detalle "temazos" como "la gran comisión", "la iglesia", "la salvación", "la
resurrección", "la oración", etc.
Por ejemplo, del asunto o tema general de la Gran Comisión, podemos derivar por lo menos los
siguientes diez temas particulares de sermones:1) El imperativo de la Gran Comisión; 2) Las tareas de la
Gran Comisión; 3) La autoridad para la Gran Comisión; 4) El poder para la Gran Comisión; 5) La promesa
de la Gran Comisión; 6) Los frutos de la Gran Comisión; 7) El alcance de la Gran Comisión; 8) La urgencia
de la Gran Comisión; 9) La necesidad de la Gran Comisión y 10) La actualidad de la Gran Comisión.
(Por favor consideren estos ejemplos con atención, tanto en las notas como en el libro de texto).
PREDICACIÓN 43
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
Volviendo a la elección del tema, consideraremos este proceso en sus tres etapas o pasos:
1. la producción homilética,
2. la selección temática, y
1. LA PRODUCCIÓN HOMILÉTICA
Es el proceso a través del cual, quien interpreta, intenta extraer toda la información, enseñanzas,
e ideas que contenga el texto. Como ya hemos visto dos clases atrás, al definir nuestro método
contextual-existencial de interpretación, este proceso asume el carácter de una doble búsqueda:
a) el análisis histórico-contextual, y b) el análisis del pasaje y su asunto. El resultado será lo que ya
llamamos nuestra "masa homilética”.
a. En cuanto al análisis histórico-contextual, será oportuno acudir a todos los recursos en nuestra
u otras bibliotecas. Nos referimos a todas las versiones que poseamos de la Biblia, tanto en
nuestro idioma como en otros que podamos leer, incluidos -cuando es posible- los originales
hebreo y griego. También incluimos concordancias bíblicas, tanto alfabéticas como temáticas,
diccionarios bíblicos y de teología bíblica, léxicos de palabras en hebreo y griego, y comentarios
exegéticos y expositivos que consideren el texto que se interpreta. Serán también de mucha
ayuda, en este primer análisis histórico-contextual, los estudios geográficos, históricos, y
sociológicos del mundo del Antiguo y Nuevo Testamentos. Todo esto nos ayudará a conocer el
contexto histórico-contextual del cual brotó el texto de nuestro sermón.
b. En cuanto al análisis del pasaje y su asunto, luego de tener la mayor información histórico-
contextual posible, comienza el diálogo entre el predicador o predicadora y el texto. Esto se
debe iniciar leyendo varias veces y en alta voz el pasaje, en la versión de la Biblia que va a usarse
en la predicación. El texto no sólo debe leerse repetidamente en la versión principal o la que se
usará en el púlpito, sino en todas las otras versiones a la mano, preferiblemente también en alta
voz. La clave aquí es leer, leer y releer.
Seguidamente, sin guardar ningún orden lógico ni buscando estructura alguna, según vayan
surgiendo, comenzaremos a anotar todas las enseñanzas e ideas, nociones y comentarios que se nos
ocurran a partir del texto. No debemos omitir incorporar lo que sea en nuestra masa homilética, por
más raros o alocados que en principio estos comentarios o ideas nos parezcan. Recordemos que a
Dios le plugo "salvarnos por la locura de la predicación". Aquí, lo que llamamos en el curso anterior
Hermenéutica Bíblica nuestras “claves hermenéuticas" y nuestro "credo mínimo", habrán de influir en
44 PREDICACIÓN
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
la interpretación del pasaje y su asunto. También influirá “la omnipresencia" del propósito específico
de nuestro sermón. La clave es anotar, anotar, y anotar... todo.
El próximo movimiento es ir a los comentarios exegéticos y expositivos y a todo otro tipo de literatura
teológica relacionada. Esto nos permitirá agregar, a nuestras propias notas, todo aquello que otros u
otras hayan logrado del mismo texto. Esto será solamente lo que consideremos de valor, en función
exclusiva del propósito específico de nuestro sermón. Ese es el orden correcto. Primero, "nuestra
lucha personal con el ángel". Después y sólo después, agregar a lo nuestro el resultado del esfuerzo
interpretativo o teológico de otras gentes. Es decir, la riqueza que la iglesia nos ofrece.
La tentación del camino fácil, que es ir primero a los comentarios, debe ser vencida. De lo contrario
estaremos predicando sermones que no son nuestros. La admonición bíblica nos llega como un
consejo preventivo excelente en cuanto a esto. El profeta Jeremías afirma: "Por eso, yo estoy contra los
profetas que se roban mis palabras entre sí -afirma el SEÑOR"- (23:30) ¡Acabemos con el plagio directo o
indirecto en el púlpito! ¡Prediquemos nuestros propios sermones!
El resultado de este segundo paso en la producción homilética será una o más páginas donde, bajo el
título Análisis del pasaje y su asunto enlistamos, sin orden lógico, todo aquello que el texto nos ha
entregado y lo que los comentarios y otra literatura nos ofrecen.
2. LA SELECCIÓN TEMÁTICA
Como fruto de la doble búsqueda anterior, en las hojas del análisis histórico-contextual y del análisis
del pasaje y su asunto, tenemos la producción homilética, o mejor, nuestra "masa homilética". Será
un cúmulo de información y enseñanzas, ideas y comentarios, que no guardan un orden lógico. Este
es el material precioso de donde derivaremos el tema de nuestro sermón.
Concordamos con muchos otros homiléticos y expertas, al afirmar que: existen sólo dos maneras
válidas de derivar temas del texto bíblico:
2. El tema puede ser inferido del texto por tres procedimientos lógicos:
a) deducción,
b) inducción y
c) analogía.
Algunos especialistas agregan una tercera manera de derivación: el tema puede ser sugerido por el
texto. Aceptamos que es legítimo, desde el punto de vista homilético, derivar temas por vía de una
simple sugestión. Pero no creemos que sea sabio, para quienes comienzan a predicar. La sugestión
puede llevarnos a cometer graves errores teológicos. Podremos considerarla como procedimiento
en el futuro.
PREDICACIÓN 45
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
Esta es, de las maneras válidas de derivar temas del texto, la mejor. Esto es así, porque el tema
es idéntico al significado o asunto original y permanente del texto. Esto puede ocurrir de dos
maneras.
a. Una es cuando el significado o asunto original total del texto se transforma en el tema del
sermón.
b. La otra es cuando una parte o aspecto del asunto original se transforma en el tema del
sermón.
En el libro de texto ofrecemos cuatro ejemplos, dos sobre cada una de las maneras
mencionadas, que requerimos que estudien para comprender lo que explicamos aquí.
Estas dos maneras de encontrar directamente el tema en el texto no son rígidas. En muchos
casos, dependiendo del tipo de textos y sus asuntos, podemos desarrollar variantes de
tratamiento para producir temas válidos encontrados directamente en el texto.
Lo importante aquí es destacar que, ya sea de un aspecto o de la totalidad del asunto original del
texto, los temas son directamente encontrados en el texto. De esta manera expresan así todo o
parte de su significado original y permanente.
Por favor, consideren cuidadosamente, en la lectura asignada del libro de texto, los diferentes
ejemplos de sermones que se ofrecen. Lean los textos bíblicos de cada caso y analicen los temas
derivados.
2. Los temas inferidos del texto por tres tipos de procedimientos lógicos
La inferencia o consecuencia lógica es otra de las maneras válidas de derivar temas del texto,
Sus tres procedimientos son:
a. la deducción,
b. la inducción y
c. la analogía.
Aquí vuelvo a requerir que estudien en el libro de texto, los ejemplos ofrecidos sobre estos
procedimientos.
Ya hemos derivado el tema del texto de nuestro sermón. Es decir que, a partir de nuestra masa
o producción homilética, hemos seleccionado la materia particular de la que tratará el sermón.
Pasamos ahora a una labor de suma importancia. Esta es formular la proposición del sermón.
46 PREDICACIÓN
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La proposición del sermón es una oración gramatical completa que resume el contenido total
del sermón. Esto incluye el curso que el mismo va a seguir. Informa lo que se ha de definir
o declarar, explicar o enfatizar, probar o responder en el sermón. La proposición anuncia
sintéticamente, lo que el bosquejo desarrollará detalladamente.
Existe una relación estrecha entre la proposición y el propósito específico del sermón. Esto, porque la
proposición es, ¡debe ser!, la consecuencia temática del propósito específico antes formulado.
Como decimos en el texto del curso, el propósito específico es "el espejo de la proposición".
El propósito específico formulado es la expresión escrita de la intencionalidad particular y única que
tendrá todo el sermón.
La proposición formulada es la expresión escrita de la temática específica que servirá a tal propósito,
por ello, aun en su redacción, ambos elementos homiléticos serán, la más de las veces, muy similares.
Esto pueden comprobarlo con los últimos cuatro ejemplos que usamos al final de esta sección en
nuestro libro de texto.
Tipos de proposición: Si concordamos en que la proposición es la síntesis del sermón y que toda
predicación debe tener carácter persuasivo, entonces deducimos que toda proposición debe ser, en
su redacción y espíritu, persuasiva. Aun así, desde el punto de vista funcional, podemos distinguir,
según sus propósitos explícitos, varios tipos de proposición. Nosotros comentaremos sólo los dos más
importantes y de más uso:
a. la proposición persuasiva y
b. la proposición didáctica.
2. La proposición didáctica es aquella que tiene una naturaleza más bien descriptiva, pues su intención
es informar lo que se tratará en el sermón. De cualquier manera, debe ser formulada con espíritu
persuasivo. Vean y analicen los ejemplos de ambos tipos de proposición que ofrecemos en el libro de
texto.
PREDICACIÓN 47
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Además, y muy importante, el contenido de nuestras proposiciones, y por ende de nuestros sermones,
no es lo que Jesucristo dijo acerca de sus propias palabras, sino lo que ello nos dice a nosotros y
nosotras hoy.
No es lo que Dios demandó a Israel a través del sueño de Salomón, sino lo que –por equivalencia- ese
mismo Dios nos demanda. No es la manera como el diácono Felipe actuó para la evangelización del
funcionario etíope, sino lo que –por equivalencia- esa estrategia misionera nos enseña y desafía. No
subimos al púlpito para relatar historias o enseñar doctrinas del pasado, -aunque tengamos que partir
de esas historias, de esos dichos, o de esas doctrinas- sino para aplicar las verdades permanentes del
mensaje a nuestros oyentes presentes. Esto es lo que diferencia a la conferencia histórica o teológica
del sermón. Y esto debe comenzar con la proposición del mismo.
La proposición formulada puede o no ser usada en la predicación. Hay quienes solemos incorporarla
como la última parte de la introducción, para presentar el plan y curso que seguirá el cuerpo del
sermón. Esta incorporación puede ser explícita o implícita:
-La explicita la incorporamos explícitamente al anunciarla como tal, es decir, como la tesis o propuesta
que desarrollaremos.
-La implícita, incorporamos implícitamente cuando, sin anunciarla como tal, viene a ser parte del
contenido de la introducción del sermón. Hay quienes omiten el uso, en cualquiera de las formas
mencionadas, de la proposición.
De todas maneras, al igual que con el propósito específico, la proposición del sermón deberá estar
delante nuestro, siempre presente, idealmente memorizada, durante todo el proceso de preparación
del sermón. Esto nos asegurará que cubriremos toda "la geografía" que ese verdadero "mapa" nos
indica, que no nos quedaremos a medio camino, ni atravesaremos sus fronteras ni, mucho menos, nos
desviaremos de la dirección establecida.
Proposición, tema y título: Como hemos visto, la proposición se expresa a través de una oración
gramatical completa que informa del contenido particular y del curso que seguirá el tema del sermón.
El tema, a su vez y como también hemos considerado, se formula con una frase breve, que no necesita
ser gramaticalmente una oración completa. De todas formas, tanto la proposición como el tema del
sermón deben ser pensamientos completos. Los ejemplos ya dados de ambos elementos sermonarios,
ilustran lo dicho. Hay diferencias no sólo entre la proposición y el tema, sino también entre éstos y el
título del sermón.
48 PREDICACIÓN
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El Título del Sermón es el nombre del sermón, la frase breve y cautivadora, interesante y atractiva que
sugiere -sólo eso-el tema que desarrollará el sermón.
NO debe confundirse el título con el tema. Estos son dos elementos distintos en la invención del
sermón, aunque en su redacción algunas veces sean idénticos y muchas veces parecidos, sus funciones
son distintas.
Ya conocemos la naturaleza y función del tema. La función del título es anunciar el sermón. El título
debe despertar -con no más de cinco o seis palabras, ojalá menos- el interés por esa predicación y
preparar a la congregación para el desarrollo del tema. Su redacción debe ser en estilo periodístico,
que, aunque busca atraer, jamás cae en el sensacionalismo barato ni promete más de lo que el sermón
ofrecerá. Tradicionalmente se utiliza en los boletines de culto, anuncios promocionales, y publicaciones
en periódicos. Personalmente hemos desarrollado un estilo homilético donde nuestro anuncio de
los títulos de todos (o casi todos) nuestros sermones, en relación directa con la lectura pública de sus
textos, inmediatamente antes de predicar, nos ha brindado excelentes resultados en cuanto a comenzar
a captar la atención de los oyentes sin esperar para ello hasta la introducción. Esta es una manera,
"desde antes del comienzo", de ir "introduciendo", presentando nuestros sermones. Pero repetimos,
esto es parte de nuestro estilo homilético y puede no ser útil en otros estilos.
Hemos compartido, a muy grandes rasgos, los elementos más importantes en el proceso de selección
del tema del sermón. Reiteramos la importancia de considerar cuidadosamente los muchos ejemplos
que damos en el libro de texto, sobre cada uno de los aspectos claves de este proceso tan importante.
En la próxima clase continuaremos tratando el contenido de la predicación. Entonces será en cuanto al
desarrollo del tema que ya hemos escogido.
PREDICACIÓN 49
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LECTURA REQUERIDA
1. Las notas para el curso, estudiadas cuidadosamente.
2. Osvaldo Mottesi. Predicación y misión. Una perspectiva pastoral, Págs. 109-127.
TEMAS DE DISCUSIÓN
Además de las preguntas incluidas en la presentación videograbada:
¿Cuáles son los diferentes tipos de proposición del sermón, según sus propósitos
específicos?
¿Cuáles son las características formales básicas, para el título del sermón?
TAREA
Describa, en no menos de tres y no más de cuatro páginas a doble espacio, cuáles son los
objetivos a lograr y los pasos a seguir, para el análisis histórico-contextual del texto y el análisis
del pasaje y su asunto.
50 PREDICACIÓN
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
07 | EL CONTENIDO DE LA
PREDICACIÓN PASTORAL (2)
CLASE 73
CLASE
EL DESARROLLO DEL TEMA
En la clase anterior, al iniciar el tratamiento del contenido de la predicación, consideramos la selección
del tema del sermón. Hoy veremos el desarrollo del tema del mismo.
Sobre el desarrollo del tema particular del sermón, a partir del asunto o asuntos que trata el texto
escogido para el mismo, diferentes homiléticos han elaborado múltiples acercamientos y metodologías.
Todos ellos y ellas tienen sus puntos fuertes y débiles.
Comenzamos afirmando que, básicamente, existen sólo dos formas de desarrollar temas.
1. Cuando tal desarrollo, en sus divisiones principales, es formulado a partir del texto, con material
brindado por las enseñanzas del texto. A esta manera se la ha denominado desarrollo textual.
2. Cuando el desarrollo, en sus divisiones principales, es formulado partiendo del tema antes
derivado con material que provee el tema. A esta manera se la ha denominado desarrollo
temático.
En consecuencia y como es obvio, el desarrollo textual produce los llamados sermones de texto o
textuales, y el desarrollo temático, los sermones de asunto o temáticos.
Esta clasificación básica necesita ser ampliada. Por ello, de la gran cantidad de diferentes tipos de
desarrollo, tanto textuales como temáticos, que partiendo de múltiples enfoques se han formulado,
por razones pedagógicas y de su probado valor homilético, hemos decidido presentar solamente seis
tipos de desarrollo: cuatro textuales y dos temáticos. Ellos cubren, en general, el espectro total de
posibilidades homiléticas legítimas que permiten el desarrollo de temas.
1. El desarrollo textual
Como hemos mencionado, cuando el bosquejo o el "esqueleto" del sermón se estructura a partir de
divisiones principales que son tomadas del texto, el desarrollo es textual. Pero ocurre que existen
diferentes maneras de desarrollar así el tema. Nosotros destacamos por lo menos tres:
a. el procedimiento analítico
b. el procedimiento sintético
c. la homilía
PREDICACIÓN 51
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Primero, el tema del sermón es idéntico a la idea o asunto central del texto.
Segundo, las distintas secciones, subunidades, proposiciones o porciones del texto bíblico
escogido, cualquiera sea la extensión del mismo, se utilizan de la misma forma y en el mismo
orden en que aparecen en el texto. En otras palabras, las divisiones principales del sermón son
expresión de las secciones o partes principales del texto, tanto en sus ideas como en el orden
en que éstas aparecen en el pasaje.
Aquí es muy importante que consideren los cuatro ejemplos que ofrecemos en el capítulo
correspondiente del libro de texto. Son dos del Antiguo y dos del Nuevo Testamento. Dos son a
partir de textos bíblicos breves y dos de textos más extensos. Estos ilustran claramente lo que
hemos definido.
b) En cuanto al desarrollo textual sintético: Al igual que el desarrollo textual analítico, el desarrollo
textual sintético se formula únicamente con los materiales que provee el texto. Pero hay dos
características que hacen al desarrollo textual sintético diferente del desarrollo textual analítico
La primera está relacionada con el orden en que las secciones, subunidades, proposiciones, o
porciones del texto son usadas en la formulación de las divisiones principales del sermón. El
desarrollo textual analítico sigue el mismo orden del texto; el desarrollo textual sintético no lo
sigue. El orden es cambiado por otro, ya sea porque nos parece más conveniente en relación
con el propósito específico del sermón, o por algún otro factor. Este tipo de desarrollo se
denomina síntesis elemental.
La segunda característica que puede asumir el desarrollo textual sintético, está relacionada
ahora, con el tema del sermón. El mismo no es idéntico a la idea o asunto del texto, como en el
caso del desarrollo textual analítico. Esta clase de síntesis entraña más que un simple cambio de
orden. Implica un cambio de tema.
La primera es: elevar una de las ideas secundarias o parciales del texto a la categoría de
tema central del sermón.
La segunda es: inferir el tema del texto por alguno de los procedimientos lógicos que ya
hemos considerado. Nos referimos a la deducción, la inducción, o la analogía.
El resultado de lo anterior será la producción o masa homilética. A la luz del propósito específico
del sermón escogemos, de todo el cúmulo de ideas y temas, comentarios y nociones, lo que
52 PREDICACIÓN
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
consideramos más pertinente, para constituirlo en el tema central del sermón. Después de esto,
revisamos todo el resto de nuestra masa homilética. Lo hacemos para escoger aquel material
que, en el arreglo del sermón, puede servir para el desarrollo de su tema. Este tipo de desarrollo
se llama síntesis avanzada.
Nuevamente rogamos que no solo lean, sino estudien los ejemplos que, para cada tipo de los
desarrollos textuales mencionados, damos en las páginas de la sección correspondiente del
libro de texto.
Repetimos, dado lo complejo que es comunicar estos detalles a través de una clase
videograbada, lo que hemos dicho sobre el desarrollo textual del sermón:
Primero, tenemos el desarrollo textual analítico. Aquí el tema del sermón es idéntico a la idea o
asunto central del texto escogido. Segundo, las distintas secciones, subunidades, proposiciones
o porciones del texto bíblico escogido, cualquiera sea la extensión de este, se utilizan de la
misma forma y en el mismo orden en que aparecen en el texto. En otras palabras, las divisiones
principales del sermón son expresión de las secciones o partes principales del texto, tanto en
sus ideas como en el orden en que éstas aparecen en el pasaje.
Segundo, tenemos el desarrollo textual sintético. Aquí podemos desarrollar dos tipos. La
síntesis elemental ocurre cuando alteramos el orden de las ideas del texto. Es decir, el orden
que brinda el texto es cambiado por otro, ya sea porque nos parece más conveniente en
relación con el propósito específico del sermón, o por algún otro factor.
En tercer lugar, tenemos la síntesis avanzada. Esto se produce cuando, a la luz del propósito
específico del sermón, escogemos, de todo el cúmulo de ideas y temas, comentarios y nociones
surgidas válidamente del texto bíblico, aquello que consideramos más pertinente, para
constituirlo, para elevarlo así como el tema central del sermón.
Esperamos que, al estudiar cuidadosamente todos los distintos ejemplos en el libro de texto,
obtengan una idea clara de las distinciones que hemos hecho.
c) La homilía: Como mencionamos al principio, existe otro tipo de desarrollo textual del tema del
sermón. Este es: la homilía. Esta palabra es la castellanización del vocablo griego omilía. Este es
el más antiguo de los distintos tipos de discurso o predicación cristianos. Tiene su origen en la
costumbre iniciada en la sinagoga judía, de explicar la lección de la Escritura que era leída en los
actos litúrgicos.
PREDICACIÓN 53
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
1) un estudio previo serio del pasaje que evite caer en una exposición superficial;
2) un planeamiento homilético cuidadoso, para producir dos cosas:
a. el uso parejo del tiempo dedicado a cada enseñanza y
b. que también prevenga contra la extensión excesiva total de la comunicación;
Por lo anterior, usar la homilía "para salir al paso", cuando no ha habido tiempo para preparar
un buen sermón, o cuando el auditorio es reducido y nos reservamos el sermón preparado
para otra ocasión, es pervertir -en el uso- uno de los buenos tipos de desarrollo textual en la
predicación bíblica. Los tres ejemplos que ofrecemos en el libro de texto sobre la homilía serán
muy útiles para ilustrar nuestra definición.
Cerramos la consideración del desarrollo textual del sermón, con lo que se ha constituido en un
verdadero embrollo homilético. Nos referimos al llamado sermón expositivo.
EL SERMÓN EXPOSITIVO
Hay una insistencia realmente poco explicable. Esta es la de establecer al que llaman “sermón
expositivo” como algo formalmente diferente a los demás desarrollos textuales de temas. El número
de lo comentado e ilustrado al respecto es incontable. Después de lidiar con el asunto y por razones
tanto homiléticas como pedagógicas, nosotros, desde hace tiempo, cuestionamos la validez de
54 PREDICACIÓN
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
formular un tipo específico de desarrollo de temas, que resulte en lo que suele denominarse como
“sermón expositivo”. Aquí declaramos y esperamos que ustedes lo entiendan, que toda predicación
verdaderamente bíblica es sermón expositivo.
EL DESARROLLO TEMÁTICO
Como hemos mencionado antes, cuando las divisiones principales del desarrollo o bosquejo, son
formuladas a partir del tema previamente encontrado o derivado, con materiales provistos por el tema,
llamamos a esta manera desarrollo temático. Este produce los sermones de asunto o temáticos. Dentro
de esta clasificación presentaremos también un tipo especial denominado "lectura bíblica" o "sermón
de textos múltiples".
El sermón de asunto o temático ha sido cuestionado, especialmente en los últimos años, por el
denominado movimiento de avivamiento en la predicación bíblica. Comenzamos admitiendo que, en
el caso de predicadoras o predicadores inexpertos o faltos de cuidado en la preparación, el sermón
temático permite -más fácilmente que el sermón textual- alejarse de la exposición que es fruto de una
recta interpretación bíblica.
Por otra parte, afirmamos el carácter profundamente bíblico de todo sermón de asunto, si el tema ha
sido directamente tomado del texto, o derivado correctamente de la masa homilética, fruto de una
legítima interpretación bíblica, y ha sido desarrollado en acuerdo fiel a la enseñanza general de todo el
consejo de Dios
Andrew Blackwood, quien fuera no sólo un destacado homilético, sino además un estudioso de la
historia de la predicación cristiana, dice al respecto lo siguiente: “En la historia de la predicación los
sermones de asunto han sobrepujado en número a todos los demás. Entre los sermones que han
llegado a ser famosos, casi todos pertenecen a esta clase". 1
Deseo que consideren en el libro de texto dos ejemplos nuestros, de sermones temáticos. Allí podemos
notar claramente, que el desarrollo o bosquejo principal ha sido formulado con material provisto por el
tema encontrado o derivado del texto, y no por el texto mismo del sermón. Y con todo esto, notaremos
el carácter bíblico de los sermones.
LA LECTURA BÍBLICA O SERMÓN DE TEXTOS MÚLTIPLES, es otro tipo importante de desarrollo temático.
La lectura bíblica o sermón de textos múltiples, es el desarrollo que, a partir de un tema claro y
precisamente expresado, utiliza diferentes textos para formular y basar sus divisiones o puntos
principales. Se entiende que es un texto o pasaje bíblico para cada división principal. En este caso, no
habrá en el sermón unidad de texto, pero sí hay - ¡debe haber!- una clara unidad temática. La misma
siempre será la clave para la eficacia de este tipo de sermón.
1 Andrew W. Blackwoor. The Preparation of Sermons (Nashville: Abingdon Cokebury Press, 1948), Pág. 101.
PREDICACIÓN 55
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James Crane, quien fuera uno de mis mentores homiléticos, ubica este tipo de sermón de asunto
o temático, bajo la categoría de "sermón informal". No estamos de acuerdo con esta opinión.
Consideramos que la lectura bíblica o sermón de textos múltiples, es una de las alternativas válidas
para desarrollar sermones con plena unidad temática, y un profundo carácter bíblico. Es decir,
verdaderos “sermones bíblicos formales". Reconocemos que este tipo de desarrollo requiere, tanto
en su preparación como en su predicación, ciertas destrezas homiléticas que nos prevengan contra
la creación de un "sermonazo". Llamamos “sermonazo” a una predicación muy larga, sobre múltiples
aspectos de un tema, los cuales son tocados solo superficialmente. Con esto casi nunca se logra "dar en
el blanco" de las necesidades de la congregación.
Les ruego analicen cuidadosamente, los tres ejemplos de lecturas bíblicas que ofrezco en el libro de
texto. Me refiero a: “Lo que hoy brinda Jesucristo”, “Las Otras heridas de Jesús, y “Hacia una iglesia
renovada”. Cada una incluye la historia que produjo el sermón. Es importante que las lean con atención.
Pero aquí les comparto, la historia del último de estos ejemplos. Me refiero al sermón “Hacia una iglesia
renovada”.
Recibimos la invitación a predicar, con tema libre, en una de las sesiones nocturnas del Primer Congreso
Latinoamericano de Evangelización, que fuera luego conocido como CLADE I. Fue en Bogotá, Colombia,
en noviembre de 1969. Esos eran tiempos de efervescente experiencia y de reflexión personal sobre la
renovación de la vida y misión de la Iglesia. A partir de nuestra convicción -que compartiéramos en la
primera clase- de que sin renovación transformadora no habrá verdadera evangelización, escogimos el
tema: "Hacia una iglesia renovada". Este fue asimismo el título del sermón. Nuestro desarrollo temático
siguió cinco pautas cristológicas, que consideramos ineludibles paradigmas, es decir, ejemplos por
excelencia, para la renovación del pueblo de Dios. Nuestro sermón resultó ser temático, y su desarrollo
una lectura bíblica, un sermón de textos múltiples:
Primer punto: Jesucristo nos llama a ser una iglesia encarnada en el mundo, basado en
Juan 1:14.
Segundo punto: Jesucristo nos llama a ser una iglesia servidora del mundo, basado en
Marcos 10:32, 42-45.
Tercera declaración: Jesucristo nos llama a ser una iglesia unida ante el mundo, a partir
de Juan 17:20-23.
Cuarto punto: Jesucristo nos llama a ser una iglesia crucificada en el mundo, con base en
Gálatas 2:20.
Quinta afirmación: Jesucristo nos llama a ser una iglesia resucitada para el mundo, según
Juan 10:10.
56 PREDICACIÓN
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
Como habrán notado, en ésta y las otras dos "historias homiléticas" que dieron a luz las tres lecturas
bíblicas ofrecidas como ejemplos, no hemos seguido el orden cronológico que estamos enfatizando.
Esto es: 1) la necesidad, 2) el propósito específico, 3) el texto, 4) el tema, 5) la proposición, etc. Sin duda,
este es el proceso ideal. Pero esto demuestra que este orden cronológico no es ley inflexible, ni la única
técnica de preparación de sermones. Lo importante, en estos casos especiales es que, antes de iniciar el
desarrollo del tema, tengamos claramente definida la necesidad a satisfacer y el consecuente propósito
específico que se busca alcanzar. Casos como los de las lecturas bíblicas y otros, nos permiten definir
el tema antes de escoger el o los textos, y otras "libertades" o diferentes acercamientos. Pero lo
importante es que, ya sea con un solo texto o varios, nuestro sermón mantenga siempre una inalterable
unidad temática.
LECTURA REQUERIDA
Además de las preguntas incluidas en la presentación videograbada:
TEMAS DE DISCUSIÓN
Además de las preguntas incluidas en la presentación videograbada:
TAREA
Describa, en no menos de dos y no más de cuatro páginas a doble espacio, cuáles son las
características fundamentales del desarrollo textual sintético, y cuáles son las diferencias,
dentro de este tipo de desarrollo, que producen la síntesis elemental y la síntesis avanzada.
PREDICACIÓN 57
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
08 | LA ESTRUCTURA DE LA
PREDICACIÓN PASTORAL (1)
LA ESTRUCTURA DEL SERMÓN
En esta clase iniciamos la segunda parte de nuestro curso. Hasta aquí consideramos los elementos
del fondo del sermón. A través del proceso de preparación, hemos logrado generar su mensaje. Es decir,
su contenido de fondo. Esto ha sido fruto de los siguientes nueve pasos:
En esta clase continuaremos con el desarrollo del tema. Pero ahora lo haremos a partir de la
estructura del sermón. Esto nos lleva a iniciar la consideración de la forma del sermón.
Un sermón con un sólido contenido bíblico-teológico, pero sin una estructura que naturalmente lo
acompañe, será un cuerpo amorfo y gelatinoso, no logrará satisfacer la más apremiante necesidad.
Igualmente, un sermón estructuralmente impecable, con un contenido débil, podrá producir una
experiencia comunicativa acertada, pero el mensaje será superficial o irrelevante. Será un esqueleto de
huesos secos.
La disyuntiva no es contenido o estructura, mensaje o bosquejo, sino sermón. Esto es, “esqueleto y
cartílagos, carne y músculos", como partes integrales del cuerpo total, armónico y dinámico del sermón.
Estamos pues, ante la tarea de estructurar y formular, arreglar y elaborar el sermón. Este debe apelar
persuasivamente a personalidades, a la necesidad humana. Por ello, el intelecto, la emoción y la
voluntad, que son "la trinidad constitutiva" de esa realidad llamada espiritualidad humana, deberán ser
tocados con el sermón.
58 PREDICACIÓN
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
Una predicación pastoral, dominada por un profundo amor y respeto por quienes escuchan, deberá
-simultánea y equilibradamente- apelar al intelecto para convencer, a la emoción para conmover, y a la
voluntad para incitar. Es por ello que, en esta clase, al bregar con la estructura del sermón, tendremos
CLASE 83
en mente una constelación de aspectos que apelan al intelecto, la emoción y la voluntad.
CLASE
Los requisitos homiléticos para desarrollar una estructura de sermón funcional y consecuente con el
contenido y propósito son cuatro:
1. la dirección
2. la cohesión
3. la planificación
4. la progresión del sermón
En cuanto a la dirección del sermón, ésta ya ha sido lograda, si hemos podido discernir la más
apremiante necesidad de la congregación o comunidad y, sobre esta base, hemos definido con precisión
el propósito específico de nuestro sermón. Pasemos, pues, a considerar los otros tres requisitos para
una buena estructura:
Lograr los tres nos lleva, natural y seguidamente, a escoger un solo tema y dar así cohesión plena a
nuestro sermón.
En todo esto, la importancia del propósito específico es decisiva. Como decíamos en la segunda clase:
El propósito específico se constituye en guía, filtro y matriz indispensable, que gobierna la elección
del texto, decide en la formulación del tema, es el espejo de la proposición, influye en la organización
estructural, determina la idoneidad de los materiales de elaboración, orienta las formas de aplicación,
de conclusión y de introducción, y dirige en la redacción del título. Por esto, el propósito específico
deberá estar siempre "omnipresente", no sólo al definir sino también al desarrollar o estructurar el
tema.
Dado lo extenso del material a cubrir en esta clase y de sus muchos detalles minuciosos, es imperativo
que ustedes utilicen no solo las notas de clase, sino también las páginas correspondientes del libro de
texto, estudiando allí todos los ejemplos que ofrecemos para cada caso. Por estudiar, no nos referimos
a dar “una mirada de fe”, o “una hojeada y una ojeada”, sino a la lectura cuidadosa de los textos y la
observación inquisitiva de todos los detalles. GRACIAS.
PREDICACIÓN 59
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Cuando hemos enfatizado en la necesidad de su solo tema, no hacemos más que reiterar lo ya
mencionado sobre el peligro de los temas múltiples y los temas demasiado generales. Existen diferentes
maneras de formular los temas, para garantizar la cohesión del sermón. Nosotros establecemos siete
tipos de formulación, que definiremos e ilustraremos con ejemplos son:
1. el tema enfático
2. interrogativo
3. declarativo
4. imperativo
5. narrativo
6. acumulativo
7. dialéctico
Es aquel desarrollo que, a través del uso consistente de una palabra, frase o expresión clave, ofrece
paralelismo y dirección a la estructura del sermón. Tal palabra, frase o expresión, puede aparecer
o no en la enunciación de las divisiones principales del desarrollo, como veremos en los ejemplos
siguientes. Lo importante es que tal palabra marca el rumbo del discurso. Es por ello que en algunos
textos de predicación se la llama "la palabra o frase flecha". (Considere todos los ejemplos que
damos en el texto).
2. El tema interrogativo
Este es uno de los desarrollos más sencillos de elaborar y, por esto, recomendable para quienes se
inician en la predicación. El tema es formulado para contestar una pregunta. Por ejemplo ¿por qué?,
o ¿dónde? o ¿para qué?, etc. Entonces, cada división principal del bosquejo contesta un aspecto
particular de la misma pregunta, desde la cual se organiza el tema. En la mayoría de los casos, como
en los dos primeros ejemplos que ofrecemos, el tema se define en forma interrogativa. En algunos
otros, como en el tercer ejemplo, el tema puede no definirse como interrogante, pero su desarrollo
es respuesta a cierta pregunta específica. Recomendamos a quienes se inician, usar la primera y más
común alternativa, es decir, definir el tema como pregunta. Observen y comparen los ejemplos en el
texto.
Este tipo de desarrollo se da partiendo de una declaración o afirmación sencilla. Esta brinda dirección
y cohesión al tema, a través de las tres formas en que puede ser formulada:
Por favor, observen estos distintos casos en los ejemplos de nuestro libro de texto.
60 PREDICACIÓN
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Este se estructura a través de una orden, un mandato, o un desafío. Estos ofrecen dirección y
cohesión al tema, a través de las cuatro maneras en que pueden ser formulados:
Es el tipo de tema desarrollado a partir de un pasaje bíblico narrativo. La dirección y secuencia del
desarrollo la ofrece el contenido mismo de la historia. A veces puede formularse simultáneamente
como un tema enfático o declarativo. Pero el hecho de considerar un evento bíblico, lo hace
básicamente narrativo.
Este tipo de desarrollo es muy valioso para producir una predicación expositiva en su fondo y forma.
La clave del éxito está en predicar en tiempo presente. Es decir, actualizar y aplicar a las necesidades
contemporáneas de la congregación, el mensaje permanente que ofrece la historia. Por ello, el tema,
el título, la proposición y las divisiones del sermón, deben enunciarse en tiempo presente. Porque
predicar no es narrar, sino actualizar y aplicar. Somos predicadores más que historiadores. La
historia, en este caso el evento bíblico, debe ser un medio y no un fin. Recuerden: comenzamos
a predicar, cuando comenzamos a aplicar. Por eso el tema narrativo es realmente predicación
expositiva, cuando utiliza la historia del texto bíblico como un trampolín, un punto de partida, para
lidiar con las necesidades presentes de la congregación y satisfacerlas.
Veamos solamente un par de ejemplos entre nuestros muchos, de temas narrativos, en el texto,
Págs. 153-154. Ruego que hagan aquí un análisis pormenorizado.
En este desarrollo, las divisiones principales se enuncian en forma progresiva. Esto es, siguiendo
un movimiento acumulativo explícito hacia el cumplimiento total de la proposición. La dirección y
cohesión las ofrecen el encadenamiento progresivo y acumulativo de las divisiones. Se presta mucho
para presentar las grandes afirmaciones de la fe cristiana. De ahí su valor para desarrollar, entre
otros, sermones evangelísticos.
Les ruego analicen en el texto el ejemplo “Porqué somos cristianos”. Este fue nuestro primer sermón
evangelístico, siendo un adolescente, en una plaza de Buenos Aires. Noten su posible tendencia al
"temazo", que debemos siempre evitar.
PREDICACIÓN 61
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7. El tema dialéctico
Veamos, para ilustrar, un par de ejemplos nuestros en el texto; uno de sermón textual y otro
temático.
Estos siete tipos básicos de desarrollos considerados no agotan todas las posibilidades a nuestro
alcance. Con el desarrollo de mayores destrezas homiléticas, descubriremos otras posibilidades de
estructuración de temas, que también asegurarán la cohesión del sermón.
Al decir planificación no nos referimos a la programación de series de varios sermones, que muchos
llevamos a cabo, como parte de nuestro ministerio de predicación. Nos referimos a la organización
interna que cada sermón debe lograr, para cumplir su propósito. Pero, ¿qué intentamos designar con la
expresión organización o planificación del sermón?
Don Justo Anderson, quien fuera uno de mis dos maestros de predicación, ilustra la diferencia entre
el orden y la planificación, de la siguiente manera: Él dice que un ejemplo de orden es el alfabeto.
Allí las letras, en fila india, están bien ordenadas como: a - b - c - d - e - f - g – h, etc., hasta la zeta.
Por otra parte, un ejemplo de organización planificada es cada vocablo, donde las letras, ordenadas
en alfabeto, ahora se organizan, planificadamente, en una palabra específica. El vocablo representa
aquí la organización planificada, donde las letras del orden alfabético se combinan para formar una
palabra que transmite un mensaje: Por ejemplo: "predicación". Es decir, son las mismas letras del
orden alfabético, pero forman ahora un conjunto organizado, planificado, en función de un significado:
"predicación".
El homilético Robert Lenski ofrece un buen ejemplo de la diferencia entre el orden y la organización,
que compartimos en el texto. Lo hace comparando el orden de un ejército al desfilar, y su organización
planificada cuando va a pelear en el campo de batalla. Sugerimos analicen, en el libro de texto, esta
ilustración en todos sus detalles.
Veamos entonces, la organización, o mejor, la planificación del sermón. Uno de sus criterios decisivos
es la división o desarrollo del tema. En esta misma clase vimos la necesidad de lograr la cohesión del
sermón. Esto es, la dirección, unidad, e interrelaciones consecuentes entre los elementos estructurales
básicos del sermón.
62 PREDICACIÓN
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Para esto, consideramos siete diferentes tipos de desarrollo de temas, que aseguran la cohesión
o unidad buscada. Esto nos llevó a bregar con la división y el desarrollo de temas. Con lo anterior,
parecería entonces redundante hablar aquí de planificación del sermón, dado que los tipos de
desarrollo considerados representan ya, en un sentido, planes homiléticos claros. Pero, como veremos,
la planificación del sermón, cuyo criterio clave es la división o desarrollo del tema, abarca más que los
criterios que procuran la cohesión del sermón.
Seguidamente consideraremos seis argumentos básicos que afirman la importancia de la división del
sermón, como criterio vital para su planificación. En la próxima clase continuaremos discutiendo las
características generales que deben reunir las divisiones principales y secundarias del sermón, y otros
asuntos sobre la estructura del sermón.
Nunca podremos exagerar la importancia de la misma, tanto para quienes predican como para quienes
escuchan. Veamos, entre muchas otras, seis realidades sobre esto, en las que concuerdan la mayoría de
las homiléticas y expertos:
1) La división del sermón nos permite desarrollar organizadamente el pensamiento en forma
coherente. Eso asegura la cohesión y la argumentación sistemática de la comunicación. Esto no
se aplica solo a la predicación, la inmensa mayoría de escritores y escritoras exitosos, primero
desarrollan el bosquejo general y en muchos casos hasta el bosquejo completo de cada capítulo
de su obra, para luego comenzar a escribir el contenido.
No creemos, como el escritor Emilio Zola, a quien mencionamos sobre esto en el libro de texto,
que luego de terminar el bosquejo, el resto "es nada". Pero de todas maneras, ya tenemos gran
parte de la batalla ganada.
2) La división del sermón mantiene nuestra comunicación en la dirección deseada y establecida.
Esto promueve lo que llamamos el movimiento progresivo. Es decir y como veremos más adelante,
el avance del sermón hacia el logro de su propósito específico.
El sermón debe ser como una flecha que da en el blanco de la necesidad más apremiante a la que
se está predicando. Por eso, la división del tema mantiene, a "la flecha", en el curso correcto.
La buena división del sermón nos prevendrá contra las digresiones y desviaciones innecesarias.
Así eliminamos el "andar en zigzag". Así el barco de nuestro sermón "llegará a puerto" en recorrido
rápido y directo, sin extravíos ni rodeos.
3) La división del sermón nos permite controlar el uso del tiempo, dando a cada parte del bosquejo
una proporción balanceada. Esto tiene una doble ventaja:
a) Nos ayuda a dar a cada aspecto del sermón la misma atención; y en consecuencia,
PREDICACIÓN 63
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Esto nos previene contra los sermones largos. Esos que terminan mucho después que
se agotó el interés y la capacidad de atención de la congregación.
4) La división del sermón permite a la congregación comprender más fácilmente lo que estamos
elaborando y adónde intentamos llegar. Un sermón no dividido no está claramente planificado.
Entonces, la congregación encuentra dificultades para "seguir" a quien predica. Puede ser que
la congregación no pueda discernir el porqué de su dificultad para seguir a quien predica, pero
seguro que la sentirá.
El peligro grave es que la congregación "se desconecte", luego de varios intentos de "acompañar"
la discusión. La buena división hace más claro el proceso del sermón, manteniendo así el interés
de la congregación por el tema.
5) La división del sermón ofrece a la congregación un ritmo intelectual y emocional necesario.
Cuando quien predica enuncia uno de los puntos o divisiones de su sermón, ocurre una
experiencia muy importante en la experiencia comunicativa. La congregación comprende y
siente que, junto a quien está predicando, han cubierto una etapa del camino, y están iniciando
otra. Esto genera un sentido de logro intelectual y descanso emocional. El mismo "reactiva" a la
congregación en su interés por la nueva etapa.
Sin estos momentos o "paradas" muy mínimas, altos más que fugaces pero muy eficaces, la
congregación se fatigará intelectual y emocionalmente mucho más rápido.
6) La división del sermón ayuda a la congregación a recordar lo que ha sido dicho, a lo menos en sus
puntos principales. Mucho del contenido del sermón se olvidará, pero si ha sido bien dividido, por
largo tiempo la congregación mantendrá las impresiones y enseñanzas recibidas.
Un sermón bien dividido, no sólo produce un mejor y más claro impacto al momento de su
predicación, sino que su influencia es más duradera. La congregación lo recuerda más fácilmente.
Esto es una gran cualidad de la buena predicación.
64 PREDICACIÓN
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LECTURA REQUERIDA
Además de las preguntas incluidas en la presentación videograbada:
TEMAS DE DISCUSIÓN
Además de las preguntas incluidas en la presentación videograbada:
¿Cuáles son las cuatro maneras en que puede formularse un tema imperativo?
Mencionarlas y explicarlas, compartiendo los ejemplos del libro.
¿Cuáles son, por lo menos cuatro de las seis realidades, que demuestran la importancia de
la división del tema del sermón?
TAREA
Describa, en no menos de dos y no más de cuatro páginas a doble espacio, los siete tipos de
formulación de temas, que garantizan la cohesión del sermón, ilustrando con un ejemplo de
cada uno, de los ofrecidos en el texto.
PREDICACIÓN 65
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09 | LA ESTRUCTURA DE LA
PREDICACIÓN PASTORAL (2)
Hoy continuamos considerando aspectos claves de la estructura del sermón. Lo haremos, destacando las
características básicas de las divisiones principales y secundarias del sermón.
1. Para lograr la cohesión del sermón, cada división principal deberá ser una sub-proposición, o
una dimensión de la proposición del sermón.
2. Para producir la planificación del sermón, las divisiones principales deberán ser iguales en im-
portancia y paralelas en intensidad.
3. Para generar la progresión del sermón, cada división principal deberá ser totalmente diferente
de las otras. Debemos eliminar todo tipo de repetición, parcial o total.
4. Para alcanzar el clímax del sermón no necesitamos esperar hasta su conclusión. Existen muchas
ocasiones cuando podemos formular las divisiones principales en escala ascendente. Así pode-
mos "coronar" el desarrollo del sermón en la última división.
5. Para permitir el seguimiento congregacional, nuestras divisiones principales deberán ser, salvo
excepciones válidas, oraciones uniformes, y lo más paralelas posible.
6. Para facilitar la claridad de la exposición, debemos hacer el mejor uso de las divisiones principa-
les. Porque, captando claramente la estructura, la congregación puede no solamente "seguirnos",
sino también comprender el propósito y contenido de nuestro tema.
7. Para controlar la duración del sermón, debemos tomar en cuenta el número de divisiones princi-
pales del sermón. Obviamente, no deberán ser menos de dos, y –salvo excepciones- tratar de no
superar las cinco divisiones.
De hecho, la mayoría de los principios para estas divisiones se aplican también los mismos de las
divisiones principales. Veamos:
66 PREDICACIÓN
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1) Para lograr la cohesión del sermón, cada división secundaria debe constituir un aspecto de la
división principal, manteniendo todas, el mismo tipo de subordinación a la misma.
CLASE 93
2) Para producir la planificación del sermón, todas las divisiones secundarias deberán ser iguales
CLASE
en importancia, y paralelas en intensidad.
3) Para generar la progresión del sermón, cada división secundaria deberá ser totalmente diferen-
te de sus compañeras. Debemos eliminar todo tipo de repetición. El conjunto de las divisiones
secundarias debe cubrir todo lo prometido, afirmado o preguntado por su división principal.
4) Para alcanzar al máximo el clímax del sermón, debemos aplicar las enseñanzas desde el co-
mienzo. Comenzamos a predicar cuando comenzamos a aplicar. Por ello, las divisiones secunda-
rias tienen, entre otras, la función de aplicar lo afirmado por su división principal.
7) Para controlar la duración del sermón, debemos limitar el número de divisiones secundarias a
usar, para desarrollar cada división principal. Obviamente, no menos de dos divisiones secunda-
rias. El número máximo será en relación directa con el número de divisiones principales.
Una última palabra, y tiene que ver con el posible uso de subdivisiones secundarias, o sea, el desarrollo
de las divisiones secundarias. Serán muy pocas las ocasiones en que necesitemos usar este tipo de
desarrollo. Cuando sea el caso, debemos seguir los mismos principios señalados para las divisiones
secundarias.
PREDICACIÓN 67
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Ya hemos reiterado sobre la naturaleza y función del propósito específico del sermón. También
consideramos los elementos y principios que hacen una buena estructura o desarrollo.
Por eso debe ser el último paso en la preparación del sermón. Si la introducción "presenta" el
sermón ¿cómo podemos presentar con justeza (en forma precisa) y en forma atractiva aquello
que no conocemos en su totalidad? Por lo tanto, la introducción se elabora cuidadosamente,
después de los siete pasos previos. Es decir, luego de formular el propósito específico,
interpretar el texto, escoger el tema, definir la proposición, titular tentativamente el sermón,
desarrollar la estructura, y articular la conclusión. La conclusión será, entonces, lo último.
Aquí hacemos una excepción. Alteramos nuestro método de enseñanza. Este considera los
elementos homiléticos en el orden cronológico ideal, en que los necesitamos en la preparación
del sermón.
Alteramos el orden, para tratar la introducción y conclusión en sus conexiones con la iniciación
y la culminación de la progresión del sermón. Esto solamente lo hacemos por razones
pedagógicas. Al preparar cada sermón, la conclusión es el penúltimo, y la introducción el último
paso del proceso.
Esto produce la conexión de quien predica, con el sermón y con la congregación. Esto no
solo a nivel de predisposición e interés, sino también a nivel intelectual.
68 PREDICACIÓN
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
• Toda buena introducción debe ser consecuente con su sermón. Esto significa que debe
existir una correlación natural entre la introducción y el propósito, el tema, la proposi-
ción, la estructura, y la forma del sermón. En un sentido, y dentro de las limitaciones de
sus funciones, la introducción debe "expresar" lo que será el sermón. No prometer más,
ni tampoco menos.
• Toda buena introducción deberá ser atractiva para la congregación. Con esto quere-
mos destacar dos necesidades a satisfacer.
• Toda buena introducción debe estar en proporción a su sermón. Es decir, no debe ser
demasiado corta ni muy larga. Cuando la introducción es muy corta, es difícil que gane la
buena voluntad, interés, y atención de la congregación. Por otra parte, las introducciones
largas se deben muchas veces a la falta de su completa preparación. Es decir, redacción
cuidadosa y saturación de su contenido. El antídoto contra esto es precisión en la redac-
ción y dominio del contenido en la comunicación.
Recapitulando, toda buena introducción, para ser consecuente con su sermón, debe ser
modesta, apropiada y sincera. No debe caer en el sensacionalismo, ni prometer más de lo
que el tema ofrecerá. Recordemos el axioma: “impresión sin expresión, produce depresión”.
Es decir, una introducción espectacular que impresiona, si no continúa y se expresa a través
de un tema también cautivador, producirá la depresión de una congregación desilusionada.
Toda buena introducción, para ser atractiva a la congregación, debe ser variada y amistosa,
interesante y sugestiva, fresca y llena de tacto. Debe generar un movimiento de lo familiar,
conocido y experimentado, hacia lo desconocido, espiritual y desafiante.
Toda buena introducción, para estar en proporción a su sermón, debe ser cuidadosamente
PREDICACIÓN 69
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preparada, escrita palabra por palabra y en lenguaje claro y conciso, preciso y en frases
breves.
c) Distintos tipos de introducción: Son innumerables los recursos y distintas alternativas que
se ofrecen para la elaboración de introducciones. (Solicitamos que analicen cuidadosamen-
te en el libro de texto, las dieciocho posibilidades de tipos de introducción, todas ellas muy
entendibles).
Dijimos que el requisito para el sostenimiento de la progresión del sermón es una correcta
planificación del desarrollo o cuerpo de éste.
Ya consideramos las partes y principios de tal planificación. Ahora nos concentraremos en uno
de los elementos que, como parte decisiva de la estructura, tiene como función sostener y aun
activar la progresión del sermón. Nos referimos a las oraciones transicionales.
Las oraciones transicionales son expresiones o frases, oraciones gramaticales completas, y aun
párrafos enteros, que conectan.
Las oraciones transicionales son los puentes que permiten el paso natural y progresivo de una
parte o aspecto del sermón al siguiente. Son llamadas "puentecillos de oro". Ojalá lo sean, en
todo sermón que intenta ser un movimiento dinámico hacia el cumplimiento de su propósito
específico. Los sermones deben evitar los pasos bruscos de una parte a otra del tema.
Algunas maestras y homiléticos se han dado a la tarea de enlistar las palabras o expresiones
más comunes y eficaces, como posibles oraciones transicionales. Algunas de ellas son: "en
primer lugar", "por otra parte", "además", "finalmente", "un punto adicional es", "no sólo", "pero
enseguida", "seguidamente", "a continuación", "en consecuencia", "ahora pues", "entonces sigue
que,", "ni tampoco", "en resumen", "para finalizar", "por último".
La oración transicional puede ser, desde una sola palabra, hasta una oración gramatical
completa, o aun hasta un párrafo. Es decir, puede constituir, "un pensamiento de transferencia".
70 PREDICACIÓN
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(Sobre esto requerimos que analicen las oraciones de transición no sólo bajo la sección en que
las trata el texto, sino volver a la sección sobre el tema dialéctico (en las Págs. 155-157). Allí
ofrecemos dos ejemplos de sermones, que muestran oraciones de transición de este tipo).
Es un error grave, afirmar que no es tan importante una preparación cuidadosa y completa de la
conclusión, pues ésta puede dejarse librada a la inspiración del momento en que se predica.
Si consideramos la introducción como la parte más crítica del sermón, la conclusión entonces le
sigue en rango de importancia.
c) La conclusión debe conducir el sermón hacia un final fructífero. Para ello, debe for-
mularse de manera que permita que el sermón termine en la forma, lugar y momento
correctos. Debemos aprender a terminar en el momento preciso, con toda la fuerza y
poder del sermón concentrados en una invitación persuasiva.
PREDICACIÓN 71
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• Debe ser fiel y consecuente con el sermón. Hay, por lo menos, dos aspectos más a tener
en cuenta. Primero: No debemos incorporar nuevas ideas en la conclusión. Esta debe
ser fiel al tema. La conclusión debe servir para resumir y recapitular, aplicar y demostrar,
contrastar o ilustrar, motivar e invitar, sobre lo ya predicado. Segundo: Debemos hacer
que todo el sermón esté presente en la conclusión. Es decir, la conclusión debe ser con-
secuente con todo el tema desarrollado.
• Debe ser breve, directa y positiva. Debe estimular a hacer decisiones basadas en propó-
sitos nobles, procurando transformación y cambios, inspiración y renovación, desperta-
miento y crecimiento en sus vidas. Debe comunicar el mensaje positivo del profeta Isaías
a su pueblo: ¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre
ti! (60:1).
Aunque hay muchas más alternativas para la elaboración de conclusiones, sólo señalamos
aquí las siguientes cinco posibilidades. Ustedes pueden considerar otros dos tipos más en el
libro de texto.
• Las que se desarrollan utilizando materiales de ilustración, que iluminan la idea cen-
tral del sermón. Los materiales serán pertinentes, si son parte del acervo cultural de
la congregación. Se necesita redacción clara y exacta, que combine elegancia literaria,
lenguaje directo y carácter persuasivo.
72 PREDICACIÓN
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
• Las que se desarrollan demostrando cómo tomar en cuenta, o aplicar, o llevar a cabo
la enseñanza, el deber, o la tarea presentada en el sermón. Aunque es muy preferible ir
aplicando y demostrando a través del desarrollo, es válido dejar –no la aplicación, pero sí
la demostración práctica- para la conclusión.
LECTURA REQUERIDA
Además de las preguntas incluidas en la presentación videograbada:
TEMAS DE DISCUSIÓN
Además de las preguntas incluidas en la presentación videograbada:
¿Cuál es el propósito básico de las oraciones de transición? ¿Cuáles pueden ser sus tipos
de formulación?
Entre los dieciocho tipos de introducción mencionados, ¿cuáles serían en sus contextos los
más eficaces? ¿Por qué?
TAREA
Describa, en no menos de dos y no más de cuatro páginas a doble espacio, todas aquellas
ideas recibidas acerca de los elementos que hacen a una progresión dinámica del sermón. A
su vez, comente sobre los elementos que perjudican el movimiento progresivo del sermón.
PREDICACIÓN 73
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10 | LA ELABORACIÓN DE LA
PREDICACIÓN PASTORAL (1)
ELABORACIÓN DEL SERMÓN
En la clase anterior, culminamos el noveno paso en el proceso de preparación del sermón. Alcanzamos
a cubrir su desarrollo o estructuración, a partir de su fondo o contenido.
En esta clase iniciamos la penúltima etapa, esta es, la de su elaboración. Es decir, el paso "del
esqueleto al cuerpo", cuando llenamos los huesos y cartílagos del bosquejo, con los nervios y músculos,
carne y piel apropiados para un cuerpo armónico: el sermón.
En ésta y la siguiente clase, comentaremos acerca del proceso de elaboración del sermón,
considerando:
1. Dónde y cómo encontrar tales materiales;
2. Cuáles son los materiales de apoyo más útiles; y
3. La forma en la que los mismos deben incorporarse al sermón.
Debido a la extensión y los muchos detalles de cada asunto, les remitimos al libro de texto. Su lectura
cuidadosa y reflexionada será clave en todo el proceso educativo.
74 PREDICACIÓN
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3. Nuestro plan permanente de estudio. Predicar es construir puentes entre la Palabra de Dios
y el necesitado mundo actual, para ofrecer las respuestas que el Evangelio tiene para cada
situación. Ello demanda toda una vida de estudio de la Biblia y de las disciplinas que nos ayudan
CLASE10
3
a conocer mejor las intrincadas realidades humanas. Por ello, todo ministerio de predicación
CLASE
pastoral exige un plan sistemático y disciplinado de estudio bíblico y general. Este proveerá un
bagaje riquísimo para la elaboración de nuestros sermones.
4. Nuestra lectura dirigida. Con esto, nos referimos a la investigación que debemos hacer
personalmente, sobre el tema de nuestro sermón. Eliminamos aquí, las publicaciones y
sitios electrónicos que ofrecen bosquejos de sermones, como "ayuda para predicadores y
predicadoras ocupados”. Estos son un incentivo para la indolencia y la superficialidad. La
sociedad de consumo puede hacernos creer que está bien “consumir’, es decir, usar bosquejos y
sermones de otras u otros, como si fueran nuestros. Además de plagio, eso es mediocridad, falta
de ética, e irresponsabilidad ministerial.
5. Nuestra imaginación. Necesitamos una buena dosis de exageración, para comunicar las
inigualables grandezas de Dios. Pero mucho más que exagerados, somos desafiados a ser
imaginativos e imaginativas.
La imaginación filma películas en nuestra mente. Con ellas somos capaces de reproducir, aun en
sus detalles más mínimos, los cuadros multiformes que la Biblia nos presenta. Con imaginación
entramos en sintonía existencial con el mundo bíblico.
La imaginación nos trae, a nuestro contexto presente, vívida y creativamente, cada suceso
bíblico. Por eso, la imaginación vitaliza la predicación. Imaginación, dentro de las fronteras
de lo posible. Lo otro es imaginación fantástica, la madre de muchas herejías, buena para la
ciencia ficción, pero no para la predicación. Debemos usar y cultivar la imaginación, como fuente
inagotable de creatividad homilética.
6. Nuestro subconsciente. La sicología nos enseña que, cuando la mente consciente deja de
trabajar, nuestro subconsciente toma posesión de los pensamientos. Cuando dormimos, el
subconsciente trabaja aún mejor. Por eso, mientras dormimos, recordamos cosas que no
podemos cuando estamos despiertos. Con menor intensidad ocurre lo mismo cuando, después
de un período de concentración intelectual rigurosa, cambiamos de actividad, como dar un
paseo, hacer otra lectura, conversar, o realizar ejercicios físicos.
No tratemos de completar el sermón de una vez. Leamos el material ya producido y meditemos
brevemente sobre este, antes de acostarnos. El subconsciente continuará trabajando y usando
sus potencialidades en favor de nuestro proyecto. Al día siguiente la producción será más rápida
y fluida.
7. Nuestro diálogo con otras personas sobre el tema. Es acertado afirmar que la reflexión
teológica debe ser experiencia en comunidad, un verdadero diálogo sobre la fe.
Es tremenda la riqueza que recibimos cuando "nos exponemos" a dialogar nuestro sermón en
preparación, con otras personas. Miembros de la congregación, que se constituyen en nuestra
PREDICACIÓN 75
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
8. Nuestra práctica de escribir las ideas, a medida que surgen. Nuestras labores pastorales,
ya sea de estudio o administración, de visitación o consejo, y otras experiencias cotidianas, nos
exponen a realidades. Estas nos ofrecen un cúmulo de percepciones e ideas, pensamientos e
ilustraciones, muchas de gran valor homilético. Debemos adquirir la disciplina de anotar todo lo
que se nos ocurre y que podamos utilizar. Jamás debiéramos desaprovechar estos materiales.
Estos deben constituir lo que llamamos nuestro "arsenal homilético". Para conservar y usar todo
esto necesitamos desarrollar, como una actividad habitual, la práctica de escribir y acumular
-física y digitalmente- estos materiales. Este "arsenal homilético" será el preludio de lo que
trataremos a continuación. Esto es: el "archivo homilético".
9. Nuestro archivo homilético. Por lo menos una vez por mes necesitamos ir a nuestro “arsenal
homilético” y dedicar un tiempo para completar y ordenar, clasificar y archivar, ya sea física o
electrónicamente, lo que allí se ha ido acumulando.
10. Nuestra vida de oración. Quienes predicamos necesitamos vivir un constante proceso de
autoanálisis.
Por ello, una vida constante de oración es la clave decisiva e irreemplazable para el
mantenimiento de un ministerio equilibrado emocionalmente y en creciente maduración
espiritual. No hay otra alternativa.
La oración es, no sólo el medio indispensable para cultivar nuestra relación con Dios. Es también
la única experiencia eficaz para nuestra liberación y equilibrio emocionales. La oración es
el recurso supremo en la búsqueda del perdón, la sabiduría, y el poder divino para nuestra
predicación.
Diferentes especialistas nombran de distintas formas a estos materiales de elaboración. Los llaman
76 PREDICACIÓN
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
"procedimientos retóricos", "elementos funcionales", etc. Nosotros los bautizamos como técnicas
retórico-literarias. Éstas combinan principios de la retórica con métodos de la literatura.
Existe gran variación en cuanto al número de estas técnicas. Nosotros adoptamos, con marcadas
variantes, algo de las diez técnicas sugeridas por los homiléticos Faris Whitesell y Lloyd Perry.1 Ellos las
denominan procedimientos retóricos.
Nuestra lista ofrece solamente las siguientes ocho técnicas retórico-literarias. Haremos sólo muy breves
comentarios. Ustedes deben ampliarlos con la lectura atenta de estos asuntos en el libro de texto.
1. La narración
La narración fue el único medio pedagógico usado por el ser humano en épocas primitivas.
Es la forma retórico-literaria más simple y de más fácil comprensión, tanto para niños como
adultos. Para la inteligencia humana, el conocimiento impartido a través de formas discursivas
o argumentativas es, a veces, de difícil comprensión. En cambio, la narración, cuando puede
utilizarse, hace mucho más claro y entendible el mismo tipo de contenido. La narración ofrece
energía al sermón, cuando los verbos, sustantivos, y nombres pintan cuadros en nuestras
mentes. Y es la narración la que, con los incidentes, afirmaciones y personajes de un texto
bíblico y "la sal y pimienta" de la imaginación de lo posible, vitaliza la predicación.
2. La explicación
Esta técnica emplea todos los medios necesarios para dar la mayor claridad posible a la
comunicación. Cuando es explicación de aspectos del texto, su base es la correcta interpretación
del mismo. Ciertos pasajes bíblicos requieren más explicación que otros. Entre otros medios, la
explicación hace uso de la definición, la descripción, la comparación y el contraste.
Rogamos analicen cada uno de estos medios en el libro de texto. Las congregaciones aprecian
en gran manera las explicaciones claras y breves, exactas y precisas en la predicación.
3. La argumentación
Ésta consiste en razonar, o sea, dar pruebas sobre lo que está en consideración. Fue muy usada
en el pasado, en épocas cuando la predicación adquirió fuerte carácter polémico, ya sea por
razones doctrinales o situaciones de difícil resolución confrontadas por el pueblo de Dios. En la
actualidad, aunque su uso es cada vez menor, sigue constituyendo una técnica retórico-literaria
muy eficaz en la predicación, especialmente en sermones de propósito didáctico. En el libro de
texto nos extendemos en detalle al respecto.
1 Ver F. D. Whitesell y L. M. Perry. Variedades en la predicación (Maracaibo: Edit. Libertador, 1975), Págs. 56-58.
PREDICACIÓN 77
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4. La documentación
Es material de información y de apoyo general, como las estadísticas, citas y ejemplos. Las
estadísticas son útiles cuando son objetivas en lo que presentan, cuando tienen un origen
acreditado, cuando han sido claramente comprobadas, y cuando pueden presentarse para
ofrecer un cuadro claro y directo.
También el uso de citas de personajes del pasado y del presente, que apoyan la verdad que se
está presentando, refuerza con autoridad lo que se comunica. Las mejores citas son las breves,
pronunciadas idealmente de memoria. Lo que llamamos, un “pensamiento cuña", que se graba
en las mentes sin mayor esfuerzo.
Mientras más autoridad tenga la persona o la fuente con la que se cita o documenta algo, más
eficaz será el impacto en la congregación.
5. La reiteración
Es el recurso retórico que enfatiza una misma verdad o idea importante, usando la repetición.
Es una de las tradicionales y eficaces siete leyes de la enseñanza. Pero reiteración difiere de
repetición. Repetición es decir la misma cosa con las mismas palabras. La reiteración cambia
las palabras. Usa el principio de la redundancia positiva, afirmando la misma idea de distintas
maneras.
La repetición puede ser beneficiosa, si se utiliza a través del sermón, como un eslogan o refrán,
para enfatizar las ideas centrales. Pero es mejor, en lugar de repetir, el reiterar el o los puntos
clave, de diferentes maneras.
6. El apóstrofe
78 PREDICACIÓN
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En algunos casos, el contenido del apóstrofe es una pregunta retórica; en la mayoría suele ser
un diálogo imaginario, o una discusión argumentativa sobre cierto aspecto del sermón. Siempre,
el contenido de la interpelación debe ser para confirmar y reiterar, aplicar y demostrar lo que en
el contexto más inmediato del sermón se está proponiendo.
Sirve, además, para hacer más dialogal la comunicación.
7. La exhortación
Esta es una amonestación, consejo o desafío, que se lanza a quienes escuchan. El propósito,
como ya reiteramos, es "apelar al intelecto para convencer, a la emoción para conmover, y a la
voluntad para incitar".
Muy relacionada con la exhortación, está la aplicación. Hemos repetido que "comenzamos a
predicar, cuando comenzamos a aplicar". Por eso, si la aplicación debe ser constante a través del
sermón, la exhortación debe usarse en la culminación y momentos claves del mensaje.
8. La ilustración
PREDICACIÓN 79
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Por eso y mucho más, la ilustración es uno de los recursos más importantes y necesarios al
predicar.
Los humanos captamos conocimientos a través de nuestros cinco sentidos, según los siguientes
porcentajes:
Las ilustraciones pueden ser de una sola palabra o expresión breve. Pueden expresarse en una
oración gramatical completa, o en uno o varios párrafos. La extensión no es lo más importante,
aunque la brevedad y la precisión serán siempre sus mayores virtudes.
Es importante aquí destacar algo: Esto es, que quienes al predicar usan un lenguaje claro,
preciso y significante, tienen menos necesidad de recurrir a las formas tradicionales de
ilustración. Esto es, porque su propio lenguaje, lleno de figuras y símbolos, se constituye en un
constante material ilustrativo.
La verdadera elocuencia es la que convierte los oídos de la audiencia, en ojos para que “vea”
lo que se predica. Damos aquí un ejemplo. Don Cecilio Arrastía, maestro en cuanto al uso del
lenguaje figurado, dijo: "Jesucristo es la esquina de la historia, donde Dios tiene una cita con el
ser humano". ¡Eso es lenguaje pictórico, una ilustración en sí misma! Cultivemos tal lenguaje, y
toda nuestra predicación será una constante ilustración de nuestros temas.
Son muchos los tipos de ilustraciones útiles para la predicación que están a nuestro alcance.
La mayoría es de géneros literarios que encontramos en la Biblia, dado que ésta es una fuente
formidable de ilustraciones.
Los temas que hemos cubierto hoy son muy amplios y detallados. Es muy importante que ustedes lean
y analicen en el libro de texto todo lo demás relacionado a los mismos. Por ejemplo, la extensa lista de
comentarios y ejemplos, que incluimos sobre diferentes aspectos de la ilustración.
80 PREDICACIÓN
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LECTURA REQUERIDA
Además de las preguntas incluidas en la presentación videograbada:
TEMAS DE DISCUSIÓN
Además de las preguntas incluidas en la presentación videograbada:
¿Cuáles son las siete más importantes, de las diez sugerencias ofrecidas como fuentes o
recursos donde obtener materiales para la elaboración del sermón? ¿Por qué éstas y no
las otras?
¿Cuáles son las cinco más importantes, de las ocho técnicas retórico-literarias ofrecidas
como materiales para la elaboración del sermón? ¿Por qué estas y no las otras?
TAREA
A la luz de lo aprendido en esta clase, discurra en no menos de dos a no más de cuatro
páginas a doble espacio, dando su explicación de las características positivas de la narración,
mencionando la relación entre narración e imaginación, e incluyendo las posibilidades y
límites de la imaginación. Ofrezca ejemplos. Escriba en forma concisa y precisa.
PREDICACIÓN 81
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11 | LA ELABORACIÓN DE LA
PREDICACIÓN PASTORAL (2)
INCORPORANDO MATERIAL DE APOYO AL SERMÓN
En nuestra clase anterior, comenzamos a tratar la elaboración del sermón. Primero vimos, dónde
y cómo acceder, o ser accesibles a materiales de apoyo válidos, destacando algunos recursos, como
fuentes a nuestro alcance. Luego analizamos cuáles son los materiales de apoyo más útiles. Esto nos
hizo resumir al máximo sobre ocho técnicas retórico-literarias, como elementos o materiales válidos de
elaboración del sermón.
Hoy vamos a comentar sobre la forma en la que estos mismos materiales deben incorporarse al
sermón. Pero antes, agregaremos algo más sobre la última de las técnicas retórico-literarias tratadas
en la clase pasada; es decir, la ilustración. Lo hacemos para agregar, muy resumidamente, los tipos
posibles de ilustraciones que tenemos para el sermón. La lectura y estudio al respecto, en el libro de
texto, les completará este panorama.
Después de considerar las opiniones de diversos colegas, nuestra lista de tipos de ilustraciones, la cual
es obviamente incompleta, brinda nueve alternativas que consideramos válidas:
A. El símil. Son palabras o expresiones de carácter pictórico. El símil afirma que una cosa es
como la otra. Es una comparación directa entre dos ideas o realidades, dada semejanza o
similitud que hay entre ellas, ya sea en uno o varios de sus aspectos.
Jesucristo usó mucho el símil. Un ejemplo en Mateo 23:37 "¡Cuántas veces quise reunir a tus
hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!".
B. La metáfora. Esta es la figura literaria por excelencia en la lengua castellana. Consiste
en palabras o expresiones que dicen que una realidad es la otra. Es decir, se traslada el
sentido de una persona o cosa a otra en virtud de su estrecha relación de semejanza entre
ambas.
Como en los símiles, las metáforas son numerosas en la Biblia. Son uno de los recursos
retórico-literarios más utilizados por Jesucristo, para ilustrar en la enseñanza y la
predicación. Sólo un par de ejemplos: "Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por
las ovejas" (Jn. 10:11); "Ustedes son la luz del mundo" (Mt. 5:14a).
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CLASE11
3
circunstancias, o efectos. El parecido es en forma proporcional. Uno de los mejores, sino el
CLASE
mejor ejemplo del uso de la analogía en Jesucristo es: "Como levantó Moisés la serpiente en el
desierto, así también tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él no
se pierda, sino que tenga vida eterna." (Juan 3:14-15)
D. La parábola, vocablo que significa "semejanza". La parábola es semejante al símil, pero sus
detalles se amplían como narración. Es decir, es la extensión del símil.
Enseña siempre una sola verdad central, como lo hace todo otro tipo de buena ilustración.
Preparación parábolas, como material de ilustración para nuestros sermones, es una tarea
difícil. Pero su uso en los pocos casos posibles dará vigor al carácter pictórico y docente de la
predicación.
E. El evento histórico es otro tipo de ilustración. Es una imagen forjada en palabras, sobre
características de algún personaje o situación de la historia preferiblemente de nuestro
contexto. Muchas realidades son buenos ejemplos para aspectos de nuestros temas
¡Escapemos de los libros de ilustraciones, muchos traducidos de otros contextos! Nuestra
propia historia, pletórica de material ilustrativo, es un recurso excelente.
Este es un recurso, muy usado en nuestros púlpitos. Uno de los peligros de la anécdota es su
degeneración en fábula. Esta, en su significado negativo, es la narración falsa, mentirosa, de
pura invención, destituida de todo fundamento.
El púlpito no es lugar para la fábula. Las anécdotas, ya sean reales o imaginarias, pero válidas
por su relación directa y ejemplificadora con las verdades del Evangelio y las necesidades
humanas, tienen un lugar valioso en nuestra predicación.
PREDICACIÓN 83
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su uso como flor o adorno, para hacer "más bonito" el sermón. Por ello, a veces será sabio usar
sólo la estrofa o líneas del poema que ilustran el aspecto del tema en cuestión.
Con lo dicho, no desestimamos la belleza que el género poético agrega a la predicación; solo
apuntamos que la ética, antes que la estética, debe dominar nuestro mensaje.
H. El episodio o incidente biográfico es uno de los tipos de ilustración de mayor uso y valor pues
no hay aspecto de la vida que no tenga paralelo en alguna biografía. Un tipo especial dentro de
este género es la autobiografía o experiencia personal de quien predica.
El apóstol Pablo usa reiteradamente sus propias experiencias, para ilustrar alguna verdad,
defender su ministerio, y ensalzar la gloria de Dios.
Los testimonios personales son elementos comunes en nuestra predicación; el peligro está
cuando, quien testifica, se transforma, inconsciente o conscientemente, en el personaje, el
héroe o heroína de la historia.
Las experiencias personales, como ilustraciones de nuestros sermones, deben ser pocas,
breves, humildes, y claramente dirigidas a destacar siempre la Gloria de Dios.
I. Los medios visuales son también un recurso ilustrativo que está comenzando a ser más
utilizado en la predicación. Está creciendo el uso de imágenes proyectadas en pantallas,
durante la predicación.
J. Lo más común es proyectar los puntos más importantes del sermón, a medida que son
mencionados por quien predica. Esto es de gran ayuda en la comunicación. Muchas de
nuestras congregaciones aun no cuentan con la tecnología necesaria para hacerlo. Gracias a
Dios, esto está cambiando. Pero las posibilidades de medios visuales son múltiples, y es ahí
donde nuestra creatividad al respecto será probada.
Los niños y niñas utilizan hoy el celular, la pizarra electrónica y las computadoras en la escuela primaria.
Los adolescentes y jóvenes someten sus tareas escolares por internet y chatean con su gente. Un
creciente número - ¡como ustedes mismos! - en todo el mundo toma cursos online. Todos ellos y
ellas, no sólo no prestarán la más mínima atención a una comunicación exclusivamente oral, sino
mucho más: la rechazarán. La cuestionarán por unilateral y arcaica, poco clara y obsoleta. Esto seguirá
fortaleciendo el estereotipo posmoderno, que identifica lo religioso con lo arcaico, y a la Iglesia como
una reliquia arqueológica. ¡Pongámonos al día de una vez!
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La mayoría de quienes sirven en el ministerio pastoral hispanoamericano, como el apóstol Pablo, son
"tejedores y tejedoras de tiendas", cada día necesitan dedicar muchas horas para sostenerse y sostener
sus familias e iglesias. Pese a esto, insistimos en que debemos escribir completamente -por lo menos-
un sermón por mes. Esta disciplina desarrollará nuestros poderes de comunicación. Será sudor y
lágrimas, insomnios y desvelos, pero sus frutos serán maravillosos. ¡Hagamos la prueba!
• Escribamos rápidamente, con sentimiento y convicción, sin parar para corregir errores, o
asegurarnos del deletreo de alguna palabra, o buscar la expresión más precisa, o investigar
por información adicional.
• Escribamos, como si ya estuviéramos predicando. Pongamos toda nuestra pasión y
concentración, convicción y sentimiento en el manuscrito.
• La clave está en escribir vigorosa y rápidamente, pero a la vez con el mayor cuidado, tanto
ortográfico como de redacción. Al principio será un esfuerzo muy exigente. Quizá los
resultados no sean impresionantes. Pero con la práctica disciplinada, lograremos mejoría
notable, creciente, y gratificadora.
2. Después de terminar el primer borrador, debemos volver sobre el mismo, leyéndolo en alta voz,
esto, para detectar si hemos seguido bien la estructura del sermón; si hay balance general en lo
redactado bajo cada punto y subpunto. Este segundo paso intentará corregir el manuscrito en
cuanto a su estructura y desarrollo lógico. Allí haremos las correcciones y cambios necesarios.
3. En un tercer paso, el propósito será corregir todo tipo de errores, eliminar repeticiones
innecesarias, buscar palabras más precisas para expresar lo ya escrito, y pulir la construcción
de algunas frases. Aquí es cuando consideramos nuestro estilo, teniendo en cuenta las cuatro
cualidades básicas que éste debe expresar:
1) pureza,
2) claridad,
3) desarrollo lógico, y
4) energía.
a) Por pureza entendemos el uso más correcto posible de nuestro idioma, sin que esto
aleje nuestro vocabulario del que usa nuestra gente.
PREDICACIÓN 85
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b) Relacionada directamente con la pureza, está la claridad de nuestro estilo. Esto que
demanda, entre otras cosas, economía en el uso de palabras. Esto es, eliminar toda
tendencia, a la verborragia, o sea, el uso indiscriminado de palabras y más palabras.
c) Nuestro estilo debe proveer un desarrollo lógico, fácil de seguir por la congregación.
Completamos estos comentarios sobre el estilo literario en la predicación, consideraremos ahora, los
cuatro principios básicos a tomar en cuenta en la fase de la redacción del sermón.
Este hecho debe afectar nuestro estilo de redactar sermones. Redactar para ser oídos es una
experiencia muy diferente que redactar para ser leídos. Oyentes y lectores viven diferentes situaciones.
Quienes leen pueden parar y pensar, acerca de lo que están leyendo, consultar el diccionario para
comprender palabras, y releer párrafos largos y densos, para captar todo su significado.
Quien lee decide el ritmo de su lectura. Quien predica, es quien le marca el ritmo a sus oyentes. Si
quien lee se agota, puede descansar y continuar más tarde. Si quien escucha se agota y deja de oír
atentamente, nunca podrá recuperar lo que ha perdido. El "centro de gravedad" de quien predica son
quienes escuchan en el momento de la comunicación. Entonces, nuestro desafío es lograr un estilo con
el máximo poder de “penetración" oral. Es decir, que sea breve y directo, conciso y reiterativo, audible y
entendible.
Nuestras congregaciones están compuestas de personas de todas las edades. La llamada “aceleración
generacional” nos hace predicar –a veces- a más de cuatro o cinco generaciones distintas al mismo
tiempo. Es decir, que cada cinco, no más de seis años, surge una nueva “generación” o “sub-generación”.
Estas son realidades muy contextuales que se dan especialmente en los grandes centros urbanos de los
países más industrializados. Cada generación o sub-generación desarrolla sus propios mitos y símbolos,
lenguajes y habilidades, hábitos y adicciones, actitudes y tendencias.
86 PREDICACIÓN
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Por lo anterior, una congregación mediana en nuestros días puede contener hasta cinco o seis
diferentes generaciones o sub-generaciones. Cinco o seis universos, necesidades y expectativas,
intereses o indiferencias distintos. ¡Tremendo desafío!
Además, tenemos gentes de diferentes niveles de educación y estilos de vida. No podemos olvidar el
desafío agregado en las congregaciones hispanas en diferentes países, que representan numerosos
usos idiomáticos, subculturas y costumbres. Esto nos obliga a procurar un estilo promedio, común a
todos los grupos que constituyen nuestra comunidad de fe. Por ejemplo, debemos dejar los términos
teológicos técnicos, para cuando prediquemos a pastores, pastoras o seminaristas. Aún los miembros
más educados de nuestras congregaciones no están familiarizados con dichos términos.
La predicación pastoral no se elabora para un segmento particular de nuestra iglesia, sino para toda
nuestra congregación. Por eso, la predicación pastoral debe generar un estilo que alcance a todos.
Quien predica hoy, debe actuar como Pablo en Atenas, como un pontífice, un creador de puentes.
Predicar hoy, es crear puentes múltiples entre la fe cristiana y las nuevas realidades culturales,
las actuales sensibilidades espirituales, las multifacéticas percepciones sensoriales, y las reales
necesidades humanas.
Como apuntamos en nuestra primera clase, la meta de una genuina predicación pastoral es inspirar,
movilizar y coordinar toda la vida y misión de toda la congregación, para producir en el ministerio del
Espíritu Santo, una renovación transformadora del pueblo de Dios que resulte en una misión integral;
por lo tanto, nuestros sermones deberán ser oídos y entendidos por cada miembro de la congregación.
El estilo eficaz, no solo requiere destrezas homiléticas, sino un ferviente corazón pastoral.
Debemos prestar atención a los estilos de conversación y predicación más comunes en nuestro tiempo.
Éstos deben ser considerados, en la formación de nuestro estilo. Si deseamos que realmente nos
oigan, debemos hablar el idioma vernáculo, es decir, el que hoy habla nuestro pueblo. Hay un ejemplo
claro que apoya nuestra afirmación. El Nuevo Testamento no fue escrito en griego clásico, el idioma
de la cultura académica en aquel entonces, sino en griego vernáculo, griego común o koiné. Jesucristo
habló, predicó y enseñó en koiné. El Evangelio fue comunicado al pueblo en su misma lengua. A través
de los tiempos, la Iglesia se ha preocupado y ocupado, por actualizar el vocabulario de las múltiples
traducciones de la Biblia. El objetivo siempre es comunicar el significado original del mensaje bíblico,
con la frescura y claridad de cada lengua vernácula. Lo mismo debemos hacer con el vocabulario del
púlpito. Los clichés de sacristía, las expresiones muy piadosas y trilladas, el vocabulario de laboratorio
o ateneo, todos son extremadamente antipopulares. Todos deben ser eliminados de nuestro estilo de
predicación pastoral. Necesitamos usar la forma directa y conversacional que utiliza nuestra generación
para hablar. El estilo de nuestra predicación debe adaptarse a nuestro tiempo. Los sermones largos,
con frases largas, pesadas y rebuscadas, si son escuchados, lo son sin interés y con impaciencia por
nuestras congregaciones. No redactemos discursos, sino sermones, mensajes claros y directos, que
satisfagan las necesidades de nuestra generación.
PREDICACIÓN 87
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
Los sermones genuinos han sido siempre la forma más directa de comunicación oral pública.
Los predicadores y predicadoras pastores somos llamados a hablar, no para complacer a nuestras
congregaciones, ni para cautivar a los enamorados exclusivamente de lo estético, ni para impresionar
a críticas, críticos homiléticos, literarios o teológicos, sino para agradar a Dios. No somos llamados, o
convocados, a entretener audiencias, sino a confrontarlas cara a cara con La Palabra.
Nuestra predicación debe hacer que quienes oyen, se acuerden más de nuestros sermones que de
nosotros o nosotras. Debemos evitar contenidos con generalidades brillantes, y ofrecer un mensaje
personal y comunitario, cargado de la respuesta particular y concreta, ante la más apremiante
necesidad que experimentan las personas.
El estilo del púlpito pastoral debe producir la comunicación más directa posible con las mentes,
conciencias y voluntades de los oyentes. Por lo tanto, la búsqueda homilética de los predicadores y
predicadoras pastores no será por belleza en la forma, sino por lograr la mejor comunicación de la
verdad divina. La belleza llegará, como consecuencia, si la búsqueda ha sido correcta y dedicada.
88 PREDICACIÓN
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
LECTURA REQUERIDA
Además de las preguntas incluidas en la presentación videograbada:
TEMAS DE DISCUSIÓN
Además de las preguntas incluidas en la presentación videograbada:
¿Cuáles son los dos tipos de ilustraciones que ustedes más utilizan al predicar o enseñar?
¿Por qué?
¿Cómo evalúan el hábito de escribir sermones o sus introducciones y conclusiones, para
perfeccionar su escritura?
TAREA
Explique, en no menos de dos y no más de cuatro páginas a doble espacio, cuáles son
los recursos más accesibles en su caso, para incorporar elementos audiovisuales en su
predicación. Sea breve y ofrezca ejemplos.
PREDICACIÓN 89
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
Hasta aquí, hemos culminado con el proceso de preparar nuestro sermón. Pero el bosquejo, o aún el
manuscrito, sólo será sermón, al predicarlo. Para esto, falta vivir el proceso decisivo, de la preparación
para su comunicación. Es decir, movernos “del escritorio al púlpito”. Esto requiere varios pasos:
• A continuación, leer varias veces y en alta voz, el texto bíblico del sermón, en la versión que
usaremos para predicar. Esto nos refrescará el contenido en sus detalles. Además, nos permitirá
“ensayar", lo que será nuestra lectura pública de esta Escritura, como parte de la proclamación.
En segundo lugar, si no hemos escrito completamente el sermón, debemos ir al bosquejo. Este, como
ya reiteramos, debe tener la introducción y conclusión completamente escritas o -por lo menos- casi
totalmente escritas, en párrafos numerados. Nuestro propósito aquí será nuestra saturación sintética
del sermón. Es decir, el dominio pleno de su estructura. Esto requiere, primeramente, "fotografiarlo" en
nuestras mentes, memorizar la redacción de las divisiones principales, incluidas sus correspondientes
oraciones de transición, los importantes "puentecillos de oro".
Luego de tener completamente dominado el esqueleto básico, lo que sigue en esta saturación sintética,
es hacer lo mismo, con las divisiones y subdivisiones secundarias. Seguidamente, pasamos a "localizar"
en nuestra mente, los momentos o lugares, donde se incorporan las ilustraciones, las citas y otros
elementos claves del bosquejo.
90 PREDICACIÓN
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
CLASE12
CLASE 3
En tercer lugar, o el paso siguiente, es la saturación analítica. Este es, el dominio del contenido
del sermón, en todos sus detalles. Esto exige, Idealmente, la memorización de la introducción y la
conclusión. En cuanto a ambas, necesitamos por lo menos, "fotografiar" en nuestra mente, la secuencia
de sus párrafos numerados.
En buena saturación analítica, es imprescindible memorizar, cuando menos, los dos primeros párrafos
de la introducción, y los dos últimos de la conclusión.
A continuación, debemos memorizar los detalles claves de las ilustraciones que hayamos incluido.
Especialmente, cuando éstas son de carácter narrativo.
El resultado ideal de la saturación analítica, es lograr subir al púlpito, con nuestro bosquejo como
respaldo y garantía para la congregación, pero sin dependencia alguna de ningún tipo de esas notas.
El resultado será predicar, mirando permanentemente a la congregación, manteniendo así una
comunicación oral y visual completa.
Aquí requiero, que consideren -en el libro de texto- otros detalles, sobre toda esta experiencia decisiva.
PREDICACIÓN 91
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
Existen ocasiones, en que el tipo de tema exige cierto grado de precisión y densidad, aún en
la estructura. En tales casos, quien predica necesita preparar y usar, un bosquejo extenso. En
esta situación, la longitud y densidad de las notas no nos exime de la ineludible y necesaria
saturación. Todo lo contrario. Una buena saturación, disminuirá nuestra dependencia exagerada
de las notas. Y este grado de dependencia de las notas, disminuirá o aumentará, nuestra
comunicación visual con la congregación.
El uso más común, son los bosquejos breves. En tales casos, se predica, mayormente, en forma
improvisada. Es decir, el bosquejo sirve solamente de guía general. La "carne" del sermón, fruto o
no de un esfuerzo serio de saturación, surge a través de la exposición.
Ya sea que utilicemos bosquejos breves o más elaborados, éstos sólo deberían servir como
recursos de emergencia, o únicamente para leer los textos bíblicos, u otras citas no dominadas
de memoria, las que necesitamos leer públicamente.
A través de todo nuestro ministerio, hemos llevado un bosquejo bien elaborado al púlpito.
Quiero decir, notas que incluyen, no menos que la introducción escrita en párrafos numerados,
toda la estructura con sus divisiones principales y secundarias, las oraciones de transición, las
citas bíblicas transcriptas para su lectura, las notas sobre ilustraciones, los énfasis específicos
o pensamientos especiales, y la conclusión, también escrita en párrafos numerados. Cuando
usábamos papel, que continúo recomendando, procuramos no extendernos a más de tres
páginas escritas de un solo lado. Nos hemos gozado cuando pudimos incluir el bosquejo en una
sola página.
La clave será desarrollar nuestro método. El más eficaz, para nuestra "fotografía mental”, y
nuestra localización rápida, a un solo “golpe de vista”, cuando lo consultamos al predicar.
Hay una desventaja, con este método. Es la tendencia que crea, en buen número de quienes
predican, a considerarse listos o listas para predicar, cuando ha terminado el bosquejo. Por ello,
no dedican todo el esfuerzo necesario para la saturación del sermón.
Destacamos dos ventajas de la predicación con bosquejo. Una para quien predica, y otra para
quienes escuchan.
92 PREDICACIÓN
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• En cuanto a la congregación, saber que quien predica tiene las notas delante suyo, le
brinda una doble seguridad. Comprueba que ha habido cierta preparación y, a la vez, se
tranquiliza al saber que, si es necesario, su pastor o pastora podrá acudir a sus notas.
En cuanto a este método de presentación, les requiero lean cuidadosamente las páginas del
texto, dedicadas a diferentes detalles de éste.
2. La predicación leída
Hay quienes han llegado a afirmar, que la práctica de leer los sermones es un obstáculo para
la verdadera elocuencia, aquella que es natural y dialogal. Hay quienes, al usar este método,
aunque siguen una cuidadosa lectura, incorporan comentarios extemporáneos en el transcurso.
Al leer, se hace casi inevitable cierto formulismo y falta de naturalidad. Hay ocasiones, muy
especiales, cuando el rigor del tema exige lenguaje exacto, argumentos concatenados con gran
precisión, densidad no común en el contenido y economía de tiempo. En estos casos se justifica,
sin duda, la lectura del manuscrito. Pero el uso de este tipo de presentación requiere una
rigurosa preparación.
Entre las ventajas de este método de presentación, está la tranquilidad que ofrece a quien lo
usa, tanto antes, como durante la predicación, al tener todo el material, y sólo para ser leído.
Las desventajas, ya se han mencionado. Solo añadimos, que este tipo de presentación resulta,
en lo que llamamos comunicación indirecta. Esto es, porque se produce a través de un medio
técnico, como en los casos del teléfono, la radio, la correspondencia, etc. En la predicación, el
papel escrito es el medio, y puede ser barrera. Como consecuencia, se debilita el intercambio
visual y corporal, el diálogo sin palabras, entre quien predica y la congregación. Tal diálogo
puede transformarse, algunas veces, en monólogo.
3. La predicación memorizada
Este método, denominado también recitación, consiste en escribir totalmente los sermones,
y repetirlos de memoria. Es una práctica muy antigua. Ha podido ser cultivada, solo por un
grupo muy reducido de oradoras y predicadores. Colegas con una capacidad de retención y
memorización, muy grande. Por eso si se pretende hacer de la memorización el método de
saturación y presentación de todo el sermón, se tropezará, la más de las veces, con serios
problemas y desventajas.
PREDICACIÓN 93
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De todas formas, sí creemos, que este método ha sido y es usado con bendición, por pocos
destacados predicadores y oradoras sagrados. Son quienes tienen la oportunidad, de predicar
pocos sermones a muchas congregaciones. Es decir, no solamente poseen los dones para una
memorización sin fallas. También tienen la posibilidad de repetir, periódicamente, sus sermones.
No mencionamos esto en sentido peyorativo. Todo lo contrario. Estamos convencidos de la
validez e importancia, de la predicación itinerante o eventual, de la cual hemos sido y somos
parte. A la vez, afirmamos que todo sermón que no merece ser repetido, jamás debió ser
predicado. Pero aquí, reiteramos, nuestra lucha es con la predicación pastoral.
4. La predicación espontánea
Consideramos este método, un ideal homilético, que quienes predican debieran proponerse
alcanzar en su ministerio.
Consiste en comunicar el sermón, sin el uso de ningún tipo de notas. Aquí no hablamos, de una
predicación improvisada, sino justamente, todo lo opuesto.
En pocas palabras, la comunicación espontánea, sin notas, deberá ser resultado, a nivel
de excelencia, de una preparación para la predicación, como la explicada hoy en detalle, al
referirnos al proceso de oración-saturación-oración. Esto es, cuando el predicador o predicadora,
ya con un bosquejo bien elaborado y si es posible su manuscrito, experimenta un proceso, de
saturación sintética y analítica de su sermón, permeado de una experiencia profunda de oración.
Como fruto, con la confianza que proviene de su dependencia de Dios y la seguridad de haberse
preparado plenamente, sube al púlpito, dejando todo tipo de notas en su escritorio. A diferencia
del método de "la predicación con bosquejo", cuyo ideal, de todos modos, es no mirar jamás las
notas durante la predicación, sale a predicar sin ningún otro apoyo o recurso, que el poder de
Dios, a través de su preparación exhaustiva.
Entre las desventajas posibles de este método, se destaca, como la más obvia, la propensión de
algunas o algunos que, dotados de facilidad de palabra, y con cierta actitud de autosuficiencia
personal, se hacen negligentes en cuanto a su preparación. Confiando irresponsablemente
en su fluidez oratoria, transforman la predicación espontánea en una mera improvisación. Allí
es cuando la repetición, los clichés, la verborragia, y la entrega exagerada a las emociones del
momento, dominan y frustran, el desarrollo de la exposición.
94 PREDICACIÓN
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nuestra confianza total, en esta bendita promesa, debemos hacer nuestra la experiencia, las palabras
sabias, de Guillermo Carey: "Oren, como si todo dependiese de Dios; obren, como si todo dependiese
de ustedes".
Necesitamos considerar cuidadosamente, ciertos aspectos relacionados con la ocasión. El objetivo es:
hacer de nuestra parte, todo lo posible, para producir un encuentro, que resulte de bendición.
Entre los factores a tenerse en cuenta, comentaremos muy brevemente, los siguientes:
Para todo esto y algo más, dedicamos varias páginas en el libro de texto. Les solicitamos,
hagan una atenta lectura de éstas. Todos estos aparentes detalles secundarios, en algunos
casos y aspectos, pueden decidir -muy a nuestro pesar- el éxito o fracaso de la experiencia
del culto. Y por ende, de nuestra predicación.
c) Sobre nuestro aspecto emocional. Cada vez que alguien habla, se comunica en dos idiomas
simultáneamente: el de la mente y el de los sentimientos. Por ello, nuestras actitudes al
predicar, son decisivas, para producir comunicaciones, que satisfagan las necesidades de
las congregaciones. Sólo menciono tres actitudes:
• Debemos tener una actitud positiva hacia nuestra congregación. Ésta debe expresarse
en un profundo respeto por los valores y potencialidades de cada miembro; en una
sincera compresión que nos permita colocarnos fácilmente en la situación de nuestra
gente, y en un profundo amor que nos impulse a vivir para satisfacer sus necesidades.
• Debemos tener una actitud positiva hacia nuestra predicación. Estar convencidos,
convencidas, que predicar es una de las vocaciones a las que hemos sido llamados,
y que nuestros sermones, son Palabra de Dios, que satisface las más apremiantes
necesidades de nuestra gente.
PREDICACIÓN 95
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Por otra parte, necesitamos convencernos de nuestro valor delante de Dios y la gente.
Aquí se aplica muy bien, el refrán: "Nada es mayor impedimento, para estar bien con
los demás, que estar mal consigo mismo". Somos siervos y siervas del Señor, con un
llamado especial. No somos “despreciables gusanos de la tierra”, ni “la mamá o el papá
de Tarzán”. Somos hombres y mujeres, pecadores perdonados, escogidos y ungidos,
para proclamar -¡nada menos!- que el Evangelio del Reino de Dios.
LECTURA REQUERIDA
Además de las preguntas incluidas en la presentación videograbada:
TEMAS DE DISCUSIÓN
Además de las preguntas incluidas en la presentación videograbada:
¿Cuáles son los tres factores básicos, que ayudan a hacer de la ocasión de predicar una
experiencia fructífera? Menciónenlos y dialoguen sus opiniones.
¿Cuáles son los elementos o actitudes importantes de la apariencia emocional de quien va a
predicar? ¿Por qué?
TAREA
Ofrezca, su evaluación personal, en no menos de dos y no más de cuatro páginas a doble
espacio, sobre los diferentes estilos de predicación que ofrece su contexto. ¿Cuál tipo de
estilo, considera un buen modelo para su caso? ¿Por qué? No personalice.
96 PREDICACIÓN
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CLASE13
CLASE 3
Continuamos con la preparación para la predicación, el proceso que llamamos, “del escritorio al púlpito”.
Los múltiples asuntos y sus detalles que hoy abarcaremos, hacen necesario que -desde ahora- les remita
para cada asunto, a los comentarios y más extensos del libro de texto y a los correspondientes ejercicios
aconsejados. Vamos al resumen:
Por fortuna, la mayoría de quienes predican, gozan de una buena voz. Pero hay excepciones. En ambos
casos, tanto el cultivo para mantener o para mejorarla es importante. Hay quienes, con problemas
en sus voces, han llegado a ser eficaces en la predicación. Lo logran mediante hábitos y ejercicios que
mejoran sus deficiencias.
• Una buena voz, tiene volumen o intensidad. Es decir, fuerza, sonoridad y cualidad de proyección.
La medida de la voz debe ser equivalente a la extensión o amplitud del auditorio. Debemos
ejercitar constantemente nuestra facultad de regular el volumen de la voz, hasta que podamos
hacerlo con la mayor facilidad y naturalidad.
• Una buena voz, tiene pureza de tono o buen timbre. Hay voces que se elevan tanto, que se
hacen totalmente insoportables. Las voces en el llamado falsete, que parecen salir de la parte
más profunda del vientre, son incómodas al oído. Los tonos ronco o áspero, chillón o gangoso,
no son agradables. Exigen esfuerzo, y agotan más rápido al auditorio. Especialistas aseguran que
la relajación del cuello es la clave. Esta se logra, con mejor apoyo de nuestros pies sobre el piso,
eludiendo estar "en puntillas", o apoyados más sobre un pie, que otro.
·
PREDICACIÓN 97
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• Una buena voz, tiene claridad de articulación y pronunciación. Esto tiene relación, con la
velocidad en el hablar. La voz "ametralladora", hiere y confunde a quienes escuchan. La fluidez
es mucho mejor que la rapidez. Una articulación vocal entendible es fruto de una velocidad
media al hablar. Además, una voz clara pronuncia cada palabra correctamente, sin descuidar ni
una sola sílaba.
• Una buena voz, tiene naturalidad en la expresión. Es decir, comunica fielmente, todos los
diversos matices de sentimientos de la personalidad de quien habla. La voz forzada, cansa al
auditorio. No intentemos hablar como otros elocuentes oradores y comunicadoras. Nuestro
modo de hablar, como el de caminar, o escribir, es parte natural de nuestra propia personalidad.
Seamos también, naturales al predicar.
» Hablan lo bastante fuerte, como para ser oídos con placer, por todo su auditorio.
» Hablan a una velocidad media y dinámica que permite que la congregación les siga en forma
viva.
» Articulan y pronuncian correctamente.
» Mantienen la voz en su registro y ritmos naturales.
» Usan inflexiones vocales (modulan su voz), para subrayar pensamientos.
Ningún recurso electrónico, puede sustituir el efecto de la palabra viva en la comunicación humana.
Hablar en público sigue siendo hoy una necesidad. De su calidad depende el éxito de muchas
actividades. Al predicar, necesitamos crear nuestro propio estilo de comunicación que lo transforme en
una realidad viva, vital y persuasiva.
Primero, necesitamos aprender a respirar: El sonido humano articulado, como el buen hablar, resulta
de la vibración de las cuerdas vocales producida por la presión del aire. Para vibrar las cuerdas, y
producir los sonidos deseados, debemos expeler el aire, de cierta forma y con adecuada presión. Todo
esto, lo hacemos por instinto, pero quienes predicamos, como los corredores atléticos, necesitamos
aprender a respirar. Hablar en público, puede resultar agotador. Cuando somos conscientes de nuestro
ritmo de respiración y lo controlamos, vamos a predicar sin fatigarnos, ni sufrir dolor de garganta, ni
adquirir ronquera. Respirar correctamente debe ser un hábito para quienes predicamos. Unos minutos
diarios de ejercicios adecuados, nos garantizarán una emisión de aire vigorosa y sin fatiga.
98 PREDICACIÓN
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Segundo, necesitamos aprender a impostar la voz: Si hemos logrado mejorar nuestra manera de
respirar, podremos ahora, hablar en voz alta sin agotarnos.
La impostación es el arte de dar sonoridad a la voz, sin aumentar el esfuerzo. Esto no significa
distorsionar la voz, es darle realce, permitiendo que asuma todo el timbre y sonoridad de nuestras
cuerdas vocales.
Hay quienes tienen, la voz impostada naturalmente. Otros necesitan aprender cómo hacerlo. Existen
ejercicios sencillos que ayudan. El canto es buen ejercicio para dar a la voz modulaciones agradables,
y aprender a impostarla. Algo sencillo es cantar una estrofa de un himno o alabanza conocida, luego
decirla en tono de conversación y comprobar la forma en que se pronuncia en uno y otro caso. Esto nos
enseña, a "hablar cantando", a conservar el aparato de fonación, igual cuando cantamos, que cuando
hablamos.
Es importante usar la técnica de la impostación, y el ejercicio del canto para mejorar. Los vicios o
problemas de la voz se corrigen de raíz, con la impostación de la voz.
• El sonsonete es cierta "tonada" con que se pronuncia el final de cada frase. Este vicio retórico,
es un tipo de monotonía.
En predicación, se denomina "tono ministerial", o “tono de sacristía”. Alguien ha dicho que es el
tono más monótono que jamás el mundo haya conocido. Este hábito distrae a la congregación.
Los apuntados, son defectos importantes. Debemos esforzarnos por evitarlos. Una manera de
descubrir y combatir estos problemas es grabando nuestros sermones, y evaluándolos después.
Si encontramos problemas, debemos combatirlos con disciplina y perseverancia.
Cuarto, necesitamos seleccionar nuestras palabras: Predicar bien, es hablar bien. Implica seleccionar
nuestro vocabulario. Más aún, desarrollar un vocabulario apto para el púlpito. Dos sugerencias al
respecto:
PREDICACIÓN 99
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c) a raza, entonces al púlpito le hace falta una transfusión. Hoy hemos reiterado, sobre el
imperativo de usar un lenguaje figurado, pictórico. Aunque un cuadro vale por diez mil
palabras, se necesitan palabras para describirlo.
d) Necesitamos usar palabras llenas de calor personal, para hablar a seres humanos necesitados
de transformación y crecimiento a través del Poder del Evangelio.
e) Abandonemos palabras "del pasado". Usemos términos actuales. Sin abandonar la elegancia y
corrección del lenguaje, agreguemos el poder contemporáneo de los símbolos que usa nuestra
generación.
Quinto, necesitamos cuidar nuestro lenguaje corporal. Este es la apariencia, gestos y ademanes
mientras predicamos. Ya nos referimos al impacto de nuestra realidad emocional, las actitudes que
produce, y su relación con el sermón. Aquí comentaremos, más bien, acerca del lenguaje de nuestros
gestos y ademanes.
• En cuanto al rostro, es poco todo lo que podamos enfatizar sobre esto. Después de nuestras
palabras, el rostro es lo que más apoya, dando vida y gracia a la comunicación. Nuestra
congregación, tendrá sus ojos puestos permanentemente en el predicador; en consecuencia,
todo nuestro cuerpo, especialmente nuestros gestos faciales, deben acompañar y servir al
mensaje.
• En cuanto a las manos, debemos utilizarlas natural y creativamente. Esto presupone, que todo
ademán, será espontáneo del sentimiento presente. Eliminemos los movimientos fruto de la
premeditación mecánica. Prestemos atención a esto. La naturalidad, llegará con el desarrollo de
nuestro estilo personal al predicar.
• En cuanto al cuerpo: Éste puede comportarse, de tres maneras en el púlpito. Puede ser un
pasajero, un rebelde, o un colaborador.
100 PREDICACIÓN
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Hasta aquí, hemos compartido sugerencias, para crear y cultivar nuestro estilo personal y natural de
comunicación, eficaz y persuasiva, éstas solamente han sido sugerencias, jamás serán reglas fijas; la
única regla, es que no debe haber reglas. Este es el secreto, para que nuestra comunicación, a la vez
que eficaz y persuasiva, sea nuestra, personal. No la copia de reglas, sino el fruto de nuestro trabajo y
entrega bajo el ministerio del Espíritu Santo.
Nuestra época demanda variedad. Crecemos, en un marcado anhelo por cambiar, en múltiples aspectos
de la vida. Es que la variedad, ofrece un nuevo sabor a la existencia. Lo nuevo, es desafío constante a la
creatividad.
Nuestra predicación pastoral, como requisito para su eficacia, enfrenta el imperativo de la variedad. Nos
urge descubrir y aplicar nuevas alternativas de variación, en la preparación de nuestros sermones.
Incluimos aquí cinco posibilidades, para enriquecer nuestra predicación, con el atractivo de la
variedad:
Enfatizamos, que este no debiera ser el único acercamiento al ministerio total de predicación. La
mayoría de nuestras iglesias, tienen dos o tres encuentros semanales. En algunos de éstos, una
predicación programada, de múltiples criterios y enfoques, ofrecerá variedad. Esto puede lograrse,
haciendo una encuesta de opinión en la congregación, sobre posibles series de sermones o estudios
bíblicos. Hemos utilizado este método en nuestros pastorados con doble fruto. Por un lado, nos
sorprendió la manera masiva, en que la congregación votó en cuanto a alguna de las alternativas
ofrecidas. Esto nos confirmó, que estábamos "en sintonía" con la congregación. Por otra parte,
después de anunciado el resultado, hubo interés creciente, y aumento considerable, en la asistencia
a los cultos donde ofrecimos las series.
PREDICACIÓN 101
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Sugerimos que, al comienzo del trabajo pastoral, las series no se extiendan a más de un mes, o sea,
a cuatro o cinco unidades. Luego, podríamos extendernos a series trimestrales. El resultado será la
variedad, en función de la necesidad.
También debemos variar, semanalmente, el tipo de desarrollos de temas. Los sermones deberán ser
alternadamente textuales y temáticos, textuales analíticos y sintéticos, homilías y "lecturas bíblicas".
También agregará variedad, el uso de los diferentes principios de división del sermón, que hemos
compartido. Los materiales de elaboración, nos ofrecen la variedad de sus diferentes técnicas
retórico-literarias. El uso de diferentes tipos de ilustraciones, eliminará la monotonía. Finalmente, las
múltiples formas de introducir y concluir el sermón, dan un amplio margen a la variedad.
102 PREDICACIÓN
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no lo práctica, la predicación que sigue el denominado Año Litúrgico, puede brindar variedad, al
considerar los grandes momentos de la fe cristiana.
Además, los aniversarios celebrados por la congregación, y las fechas especiales en los calendarios
eclesiásticos, son alternativas para sermones de ocasión, que ofrecen variedad.
También la sociedad civil, nos ofrece alternativas, para la variedad en el púlpito. Los aniversarios patrios,
los acontecimientos cívicos, los días especiales para celebrar a abuelos y abuelas, padres y madres,
niños y niñas, son ocasiones que brindan diversidad, de temas bíblicos para predicar.
Nuestra predicación pastoral, bíblica en su contenido, será un ministerio fructífero cuando, por su
vitalidad espiritual, enriquecida por una variedad intencional y planificada, atraiga a las gentes a un
encuentro redentor y discipulador con Jesucristo.
A modo de conclusión, repetimos todo el proceso cronológico que hemos seguido, tanto para la
preparación, como para la predicación del sermón. Es lo que llamamos:
Nuestra próxima clase es la final. Será sobre: El Deber Ser de Nuestra Predicación, Hoy.
PREDICACIÓN 103
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LECTURA REQUERIDA
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TEMAS DE DISCUSIÓN
Además de las preguntas incluidas en la presentación videograbada:
TAREA
A la luz de lo considerado y aprendido a través de todo el curso hasta aquí, discurra, en no
menos de dos ni más de cuatro páginas a doble espacio, sobre:
104 PREDICACIÓN
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14 | LA PREDICACIÓN HOY
CLASE14
CLASE 3
Hasta aquí, hemos considerado todo el proceso, tanto de preparación, como de predicación
del sermón. Cerramos este curso, haciendo unas reflexiones breves sobre el carácter
contemporáneo de la predicación. Es decir, cómo debiera ser, LA PREDICACIÓN HOY.
Debe ser proclamación, en y desde, la autoridad delegada por la Gracia y propósito de Dios.
El estilo de predicación de Jesucristo en el Sermón del Monte, no ha sido considerado con la importancia
que merece. Haya sido un solo sermón, o la compilación de varios, es la pieza oratoria más larga que
tenemos del Señor.
Si lo analizamos, notaremos un profundo sentido de autoridad y urgencia, desde el comienzo al fin, pues
las multitudes sintieron su autoridad. Luego de su conclusión, Mateo 7:28-29 dice que: “las multitudes se
asombraron de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tenía autoridad, y no como los maestros de la
ley”.
Jesús no citaba, autoridades del pasado o de su tiempo. Él declaraba la Palabra de Dios. ¡Claro! Lo hacía
desde su muy propia y única autoridad. Esto le permitía reiterar, constantemente, “pero yo les digo”. Si
confesamos que Él es nuestro paradigma, nuestro modelo por excelencia, en todo y para todo, entonces
debemos seguirle a Él, viviendo como Él y, entre otras cosas, predicando como Él; con autoridad, y sólo
para la gloria de Dios.
No podemos proclamar con fidelidad el evangelio del Reino si lo hacemos solamente como una opción
válida entre otras, esto es lo cree-creer, la cultura postmoderna, la que lo relativiza todo.
PREDICACIÓN 105
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
Esto es correlativo de lo anterior. Un manifiesto, suele ser un documento escrito, que hace pública una
declaración de principios e intenciones, propósitos o doctrinas. Los manifiestos, suelen aparecer en el
ámbito de la política, o del arte.
Volvemos a reiterarlo: la predicación pastoral pertenece a la escuela de la proclamación. Esta, según las
circunstancias y necesidades, puede ser afirmación teológica, o evento educativo, o cuestionamiento
ético, o consejo pastoral, o protesta profética, o anuncio esperanzador, o un cálido aliento consolador. El
núcleo de la identidad y autoridad de quien predica, está en poder afirmar: “Creo, luego afirmo mi ser y
convicciones, comprometo mi vida y ministerio, con y por Jesucristo y Su Reino”.
Por esto, la convocatoria del Señor, del Evangelio del Reino, es al discipulado, personal y comunitario.
Como resultado, la iglesia cristiana, no es un grupo de personas religiosas, sino una comunidad de
discípulos y discípulas de Jesucristo. Es la comunidad del Reino, dentro de la comunidad civil. La iglesia es
Cristo, tomando forma, haciéndose audible, visible y accesible, a la sociedad.
Nuestra vocación primaria es la de crecer como discípulos y discípulas, cumpliendo las demandas
del discipulado. El cumplimiento de tal vocación, es la meta y tarea primordial, de LA PREDICACIÓN
CRISTIANA.
CUARTO: Sí, es una predicación desafiadora a una vida comprometida con Dios, y con la gente.
Ocurre que muchas iglesias, influidas por una posmodernidad sin valores, experimentan un doble
cansancio.
• Están agotadas, ante un púlpito desafiador. Lo que sí anhelan -consciente o
inconscientemente- es un púlpito “resuelve problemas semanal”. Les agobia, que las
desafíen a quijotadas [insensateces) por el Reino. Lo único que desean, es relajarse y que
le solucionen, lo que creen que son sus problemas.
106 PREDICACIÓN
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
Pero sólo hay una alternativa, lo afirmamos al inicio del curso, la Iglesia es convocada por el Señor, a
proclamar a tiempo y fuera de tiempo, con convicción y autoridad el desafío del Evangelio.
Hoy, nuestra vocación es predicar con fidelidad, desafiando al mundo con la propuesta del Reino. Que
al hacerlo, este mundo acuse el desafío, y exclame como dijeron de Jesús: ¡Nunca nadie ha hablado como
este hombre! (Jn. 7:46).
Arranca de una escatología, que no es detallista ni partidista, sino es simple y humildemente, optimista.
Su esperanza no adhiere, a teorías escatológicas almidonadas, por pedantes y sectarizantes.
Tal predicación, afirma que Jesucristo fue, es y será el Señor, con humildad, reconoce que, por encima
de todo, Dios, el Señor de toda la escatología, es misterio. Por eso, el centro esperanzador de nuestra
proclama es, que Dios es Reyes de Reyes y Señor de señores; que Jesucristo -nuestro segundo Adán-
culminará la historia, y que Él abrirá los cielos y tierras nuevos, de la nueva creación.
Sobre otra dimensión del mismo tema, sólo menciono aquí, sin poder desarrollarlos como
quisiera, los que llamo: SIETE NÚCLEOS ARTICULANTES, DE UNA PREDICACIÓN PASTORAL,
CONTRACULTURAL Y TRANSFORMADORA.
1. Debe ser una predicación pos-individualista, que deja de apelar únicamente al individuo,
como una isla, y a la sociedad como la mera suma de individuos. Es predicación que asume: 1) la
realidad integral e integrada del humano, como ser-en-comunidad, y 2) que el drama del pecado,
es realidad no sólo personal, sino también social o sistémica. Por ello, el “shalom” de Dios en
Cristo, en cualquiera de sus manifestaciones, es para cada vida, para toda la sociedad y para la
creación entera.
2. Debe ser una predicación pos-racionalista, es decir existencial. Quienes predicamos, debemos
anhelar ser consecuentes con las prioridades de Jesucristo. Él siempre puso, la vida por encima
de la doctrina, el amor por encima de la ley, y la reconciliación por encima de la condena.
Nuestra predicación debe ser motivada, más que por convicciones intelectuales -siempre
importantes- por realidades existenciales. Éstas nos marcan pastoralmente, y son:
a) Un gran amor por la vida. Es decir, vivir proclamando el camino de la vida plena, aunque
lo hagamos desde las limitaciones de esta vida.
b) Un gran amor por el ser humano. Es decir, preguntarnos con honestidad despiadada
PREDICACIÓN 107
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
Jesucristo quiebra, de una vez y para siempre, el dualismo entre materia y espíritu, porque “el
Verbo se hizo carne” (Jn. 1:14). Esto hace posible una nueva visión, y abordaje de lo real. El ser
humano, perdido en una sociedad fragmentada, necesita encontrar la realidad total, la que le
da sentido pleno, tanto a sí mismo, como a todo el universo. Y lo que da sentido al todo, es una
sola realidad: Jesucristo. Nadie puede estar completo o entero, cabal o íntegro, pleno u holístico,
sino es semejante a Jesucristo. En esta afirmación, y en su desarrollo, la predicación se hace
esperanza.
4. Debe ser una predicación Jesucristo-céntrica. Ésta requiere aplicar la perspectiva holística
(integral) mencionada, no es solamente la comunicación Cristo-céntrica, es decir, doctrinalmente
correcta, sino que es el mensaje donde “el Cristo de la fe y la teología” está permanente -no
eventualmente- encarnado en el histórico Jesús, el galileo. Predicación, donde Jesucristo es el
personaje histórico y particular, como paradigma (modelo pleno, universal e indivisible) de la
vida de Dios. Es la integración del Creador con su creación; de la eternidad con el tiempo; de
la Verdad con la historia; del poder creador con el perdón transformador. Es “Cristo, el todo en
todos” -con y en- el hijo de un carpintero de Nazaret. Es el cosmos universal, redimido desde un
pesebre, una cruz y una tumba vacía. ¡Esta es la locura holística, de la predicación cristiana!
Es mensaje donde la ética del Reino, no es desplazada -para brillar- por la estética, sea de ayer
o de hoy. La estética está presente en nuestra predicación, como fruto glorioso de la ética. El
filo cortante, de la convocatoria ética, a seguir a Jesucristo, fecundiza e ilumina la estética, del
mensaje majestuoso del Reino de Dios.
108 PREDICACIÓN
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armonía plena, del “shalom” de Dios. La consumación del Reino de Dios, es la utopía revelada,
acerca del cosmos radicalmente transformado. Es el reinado eterno del amor, hecho justicia
y salud. Esto es fruto de la ética del Reino. Pero éste también es belleza y armonía. Esto es, la
consumación estética del reino. ¡A enamorarse pues, del matrimonio sagrado, de lo ético con lo
estético, en nuestra predicación Reino-céntrica!
6. Debe ser una predicación radicalmente contextual. El testimonio del profeta Ezequiel,
ministrando entre quienes como él, son deportados, debe ser el nuestro: «Me senté donde ellos
estaban sentados». (Ez. 3:15).
La tarea clave de toda predicación que procure ser radicalmente contextual tiene ahora un
sentido más profundo, no tiene la misión de trasladar al ser humano de su mundo histórico
concreto, a otro mundo ideal y espiritual, todo lo contrario, debe visitarle en su mundo actual,
con las equivalencias dinámicas del Evangelio, para el aquí y el ahora. Equivalencias, que
respondan a sus necesidades. Predicar es edificar tales puentes, es pegar tamaño salto histórico,
cultural y cualitativo, del tiempo bíblico al nuestro, para descubrir y aplicar las equivalencias
dinámicas, entre ambos contextos. Eso es tarea de titanes. El desafío es grande, pero el Espíritu
Santo, está de nuestro lado.
7. Debe ser una predicación dialogante, y no sólo dialogada. Esto último puede ser solamente
asunto de metodología o técnicas. Predicación dialogante -se haga realidad o no, tal diálogo,
como realidad acústica- es comunicación “comadrona”, predicación mayéutica. Es decir,
predicación paridora, generadora de respuestas concretas, de salvación y esperanza, de
obediencia y compromiso con Dios y Su Reino, por parte de una congregación “que responde”.
El pastor y campesino colombiano, Víctor Landero, me dijo una vez: “La Biblia es un dedo que señala a
Jesucristo”. Su declaración estaba potenciada por su testimonio. Don Víctor, cuando era propietario y
regenteaba un prostíbulo, recibió de un colportor un Nuevo Testamento. En un momento de tremenda
crisis, se encontró con este librito. Su lectura personal dificultosa, pues no era muy letrado, lo llevó a
Jesucristo sin ninguna otra ayuda. En 1968, su ministerio evangelístico, había generado decenas de
congregaciones, en el Caribe colombiano. Esa es una comprensión y proclamación vivencial y relacional,
de la Palabra de Dios, que trae frutos.
PREDICACIÓN 109
ALBERTO MOTTESI UNIVERSITY
SEGUNDA: Debemos presentar a la persona de Jesucristo, como el único absoluto de toda verdad.
Esto es reiteración necesaria por su importancia actual, porque la verdad, no es ni puede ser, como lo
pretendiera la modernidad, una idea o una fórmula, una teoría o un sistema de pensamiento.
TERCERA: Debemos deportar del púlpito, la jerga religiosa y las palabras “de salón”.
Y en esto, los evangélicos tenemos un largo camino por recorrer. Recuerdo un viejo chiste, compartido
hace años entre predicadores. Éste relata de una mujer emocionada, llegando para saludar a su pastor,
al finalizar un servicio, diciéndole:
• ¡Qué tremendo sermón, pastor! ¡Esa palabra!, ¡esa palabra, que Dios le dio!, ¡esa palabra ha
tocado hoy mi vida!
• ¡Mesopotamia, pastor… sí, sí, Mesopotamia! ¡Mesopotamia! ¡Gracias, muchas gracias pastor!
En otras palabras: “Estoy embelesada, como en el mismo Cielo, pero no entendí nada”
Quintillano, un maestro de retórica, casi contemporáneo de Jesucristo, tuvo que ver con lo
que hasta hace poco entendíamos por predicación. Él sabiamente afirmó: “si no deseamos
realmente que nos entiendan, merecemos que nos abandonen”.
Esto, no debe ser por tolerancia o displicencia (apatía), actitudes típicas de la indiferencia posmoderna,
donde “todo vale”. Debe ser, como expresión genuina de respeto profundo hacia los demás. Nuestro
llamado es: predicar el Evangelio. Nuestra comunicación debe ser positiva. Criticar las herejías porque
sí, las que fueran, cuando no están afectando la vida y misión de la congregación, es perder un tiempo
precioso. Por lo tanto, con la autoridad y entrega, unción y devoción, propias de quien necesita
compartir no una, sino La Verdad ¡prediquemos a Jesucristo!
Esta es una palabra preciosa. Proviene, de dos vocablos del latín: uno es cum, que traducimos con, y
el otro es panis, que significa: pan. Es decir, compañeros son los hermanos y hermanas, con quienes
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¡Qué importa que la corrupción haya desvirtuado el significado original de la palabra compañero o
compañera! Desde el púlpito y la enseñanza, necesitamos crear conciencia, que somos una familia de
compañeros y compañeras. Y que lo somos, porque tenemos una misión en común. Ser, de palabra
y hecho, “Jesucristo tomando forma, haciéndose audible, visible y accesible en la sociedad”. Ser
verdaderos movimientos centrífugos, expansivos y transformadores, en el camino imparable hacia el
Reino. ¡QUE ASÍ SEA!
Agradezco por haber podido compartir este curso con ustedes. Les deseo un bendecido y
fructífero ministerio de predicación.
PREDICACIÓN 111
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A la luz de lo considerado y aprendido a través de todo el curso, discurra, en no menos de dos
ni más de cuatro páginas a doble espacio, sobre:
112 PREDICACIÓN