Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
P a l m a El pec ad o O r ig in a l , 1
EL PECADO ORIGINAL
1- El dato revelado.
* v.3: La respuesta de Eva es buena y deshace la exageración del demonio. Pero habló más de
lo debido al mencionar el castigo, etc., entrando así en diálogo con Satanás.
* vv.4-5: De la locuacidad de Eva se aprovecha la serpiente y repentinamente pasa de su
"ignorancia" a ser "ángel de luz".
* v.6: En Eva se observa una mezcla de curiosidad y vanidad. A partir de allí considera
detenidamente y con complacencia las propiedades del fruto del árbol. Pueden observarse dos
elementos en la consideración (tentación) de Eva, que en el caso de admitirse se convierten en
raíces de todo pecado: la sensualidad (apetecible a la vista ) y la soberbia (excelente para lograr
sabiduría ).
Hay dos opiniones en lo que se refiere al sujeto de la tentación:
* Adán habría comido al mismo tiempo que Eva, siendo copartícipe, en primera instancia, de
la tentación y el pecado (algunos códices dicen comieron ).
* La serpiente habría seducido a Eva e, indirectamente, a Adán. Esta es la opinión de S.
Agustín, citando a 1 Tim 2,14. (Pero, a tenor de Rom 5, está clara la plena responsabilidad de
Adán).
* v.7: Según la promesa de la serpiente, se abrieron los ojos de ambos, pero en un sentido
muy distinto al preconizado. No obtuvieron la ciencia prometida, pero sí la conciencia de su
culpabilidad (apercepción de la propia desnudez).1
La concupiscencia (inclinación al mal) aparece como consecuencia del pecado y no como
causa (la desnudez es un inconveniente desde ahora, porque se despertó la concupiscencia).
1
"El árbol de la ciencia se convirtió en el árbol de la conciencia", Heinisch.
P b r o . D r . Jo r g e A . P a l m a El pec ad o O r ig in a l , 3
Según De Vaux, se trata de un conocimiento privilegiado que es propio de Dios en tanto que
reservado a El. Consiste en la facultad de decidir por sí mismo lo que es el bien y el maly obrar
en consecuencia. Al usurparlo, el hombre, reivindica su autonomía moral, negando así su
condición de criatura y derribando el orden establecido por Dios.
El Catecismo de la Iglesia Católica da una interpretación precisa del árbol:
Dios creó al hombre a su imagen y lo estableció en su amistad.
Criatura espiritual, el hombre no puede vivir esta amistad más que en la
forma de libre sumisión a Dios. Esto es lo que expresa la prohibición
hecha al hombre de comer del árbol del conocimiento del bien y del
mal, porque el día que comieres de él, morirás (Gen 2, 17). El árbol
del conocimiento del bien y del mal evoca simbólicamente el límite
infranqueable que el hombre en cuanto criatura debe reconocer
libremente y respetar con confianza. El hombre depende del Creador,
está sometido a las leyes de la Creación y a las normas morales que
regulan el uso de la libertad. (Cat n.396)
Todos los ángeles fueron elevados al orden sobrenatural. Después, Dios los sometió a una
prueba para que pudieran merecer el cielo ejercitando su libertad. Sin embargo, hubo algunos
que, por soberbia, quisieron hacerse semejantes a Dios por sí mismos, y cayeron en el pecado
para siempre. A pesar de todo, hubo muchos que permanecieron fieles; éstos fueron confirmados
en gracia y premiados con la gloria.
“Tras la elección desobediente de nuestros primeros padres se halla
una voz seductora, opuesta a Dios (cf Gn 3,1-5) que, por envidia, los
hace caer en la muerte (cf Sb 2,24). La Escritura y la Tradición de la
Iglesia ven en este ser un ángel caído, llamado Satán o diablo (cf Jn
8,44; Ap 12,9). La Iglesia enseña que primero fue un ángel bueno,
creado por Dios. D iabolus enim et alii daemones a D eo quidem
natura creati sunt boni, sed ipsi p er se fa c ti sunt mali (“El diablo y los
otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena,
pero ellos se hicieron a sí mismos malos”), Cc. De Letrán n IV, año
1215: DS 800)”. (Cat 391)
“La Escritura habla de un pecado de estos ángeles (2P 2,4). Esta
“caída” consiste en la elección libre de estos espíritus creados que
rechazaron radical e irrevocablemente a Dios y su Reino. Encontramos
un reflejo de esta rebelión en las palabras del tentador a nuestros
primeros padres: Seréis como dioses (Gn 3,5). El diablo es pecador
desde el principio (1Jn 3,8), padre de la mentira (Jn 8,44)” . (Cat 392)
“Es el carácter irrevocable de su elección, y no un defecto de la
infinita misericordia divina lo que hace que el pecado de los ángeles no
pueda ser perdonado. ‘No hay arrepentimiento para ellos después de la
caída, como no hay arrepentimiento para los hombres después de la
muerte’ (S. Juan Damasceno, f.o. 2,4: PG 94, 877C)”. (Cat 393)
“La Escritura atestigua la influencia nefasta de aquel a quien Jesús
llama homicida desde el principio (Jn 8,44) y que incluso intentó
Te o l o g ía I 4
Aquí tratamos de lo que se llama el “pecado original originante”, es decir, del pecado cometido
personalmente por el primer hombre y la primera mujer.
Según S.Agustín y Sto.Tomás el pecado de Adán consiste en un atentado contra la sabiduría
divina; es, por tanto, un pecado de orgullo.2
Esta doctrina es expresada en el texto bíblico como la transgresión de un precepto puesto por
Dios y representado bajo la imagen de un fruto prohibido.
Se trata de una manifestación de la hybris, el crimen propiamente religioso, el pecado
fundamental. El jahwista describe después otras manifestaciones cada vez más claras en otros
capítulos. Cfr. también Is 14,13-14 y Ez 26,6-9.
Junto a este pecado ¿cabe otra transgresión más material? Parece también estar implicada en
este pecado la sensualidad, como segunda raíz de todo pecado. En efecto, la mujer vio que el
fruto era excelente para lograr sabiduría (soberbia), pero también que era bueno para comer y
apetecible a la vista.
El Catecismo de la Iglesia Católica describe este pecado como de desconfianza, desobediencia
y soberbia:
El hombre, tentado por el diablo, dejó morir en su corazón la
confianza hacia su creador (cfr. Gen 3,1-11) y, abusando de su libertad,
desobedeció al mandamiento de Dios. En esto consistió el primer
pecado del hombre (cfr. Rm 5,19). En adelante, todo pecado será una
desobediencia a Dios y una falta de confianza en su bondad.
En este pecado, el hombre se prefirió a sí mismo en lugar de Dios,
y por ello despreció a Dios: hizo elección de sí mismo contra Dios,
contra las exigencias de su estado de criatura y, por tanto, contra su
2
S.Th. II-II, q. 163, a. 1; q. 143, a. 2.
P b r o . D r . Jo r g e A . P a l m a El pec ad o O r ig in a l , 5
5- Promesa de redención.
El texto que aquí analizamos es el llamado “Protoevangelio”, por constituir el primer anuncio
de la salvación.
Enem istad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje:
él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar. (Gen 3,15)
El contexto es el de los castigos: a la serpiente, a la mujer y al hombre. En las tres sentencias,
los castigos son concebidos de manera que los culpables son castigados a la vez por Dios y por
sus víctimas. El hombre y la mujer son castigados en sus actividades esenciales: la mujer, como
madre y esposa; el hombre, como trabajador (por supuesto, el castigo no está en ser madre o en
ser trabajador, sino en parir, educar, etc. con dolor y trabajar con dificultad).
“Quien olvidara el carácter escatológico, profético y mesiánico del versículo, caería en una
interpretación trivial del mismo y no apreciaría en todo su valor el sentido profundo teológico del
mismo que le da el autor sagrado, y que, una vez en posesión de la realidad de la profecía, ha sido
puesto de relieve por los santos Padres y gran número de los escritores eclesiásticos."(Arnaldich,
p.310)
Sentido escatológico: Se vislumbra un éxito de la mujer en el combate. Si esto se suma a las
perspectivas escatológicas del autor jahvista, que hace concebir una esperanza para la humanidad,
aún después del pecado, nos permiten afirmar que en este versículo se trata de una humillación
del demonio por parte de la mujer; de una especie de venganza que la mujer toma sobre su
seductor que, en adelante, será hollado y confundido por el sexo débil. (Cfr. Arnaldich, pp.301-
302).
Sentido mesiánico: ¿qué significa la expresión linaje de la serpiente?: todos los que están
bajo sus órdenes (cfr. Sab 2,24 y, por contraste, Ap 12,17).
La pelea no terminará con la muerte de Eva, sino que seguirá con su descendencia. Como se
ve en v.15b, el pronombre él se refiere a la posteridad de la mujer, pero el complemento de
aplastar y el sujeto de alcanzar, en segunda persona, no se refieren a la descendencia, sino a la
serpiente misma. Por tanto, el autor no anuncia la victoria de una raza sobre la otra, sino de la
posteridad de la mujer sobre la serpiente misma.
Sentido de zeraj (descendencia de la mujer): algunos le dan un sentido colectivo, lo cual daría
lugar, en último término, a una interpretación eclesiológica del texto (descendencia de la mujer =
Iglesia); otros le dan un sentido individual y, por tanto, a una interpretación cristológica (el
descendiente = Cristo). Según Ceuppens, no es posible resolver la ambigüedad del término por las
Te o l o g ía I 8
reglas de la gramática. Hay que ver el contexto y, en último término, hacer una interpretación. En
el contexto, no sólo literario, sino también histórico y doctrinal habría que inclinarse por el sentido
individual.
Versión de los LXX : él (autós) te aplastará la cabeza. Autós es masculino, mientras que
spérma (descendencia), a la que dicho pronombre se refiere, es neutro y, por lo tanto, requeriría
un pronombre neutro. Esta traducción da a entender que los LXX veían en el linaje de la mujer a
un sólo hombre, un combatiente individual. Interpretación individual y cristológica.
Sentido mariológico: la libertad que lleva a los LXX a traducir como vimos, lleva a S.
Jerónimo, en la Vulgata a traducir ipsa conteret caput tuum (ella te aplastará la cabeza), aquí,
ipsa (ella) es femenino, mientras que semen (descendencia) es neutro. Por tanto, se alude a que
el vencedor de la serpiente es María, madre del Salvador.
Algunos exégetas dicen que ipsa, en la Vulgata, se refiere a Eva y a la humanidad en general
como linaje suyo. Otros creen que es María, en sentido típico o espiritual, en sentido literal o en
sentido pleno.
Pesa mucho para el sentido mariológico la conexión de este texto con el del Apocalipsis
(Capítulo 12). La Iglesia no ha definido dogmáticamente el carácter mariológico de Gen 3,15 a
pesar de que figura en varios documentos:
Pío IX, bula Ineffabilis D eus (8/12/1854)
Pío XII, Enc. Fulgens corona (8/9/1953)
C.Vaticano II, Const. Lumen Gentium, n.55
Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater.
En todo caso, las interpretaciones cristológica, eclesiológica y mariológica del texto, no se
contradicen en absoluto.