Está en la página 1de 4

Lozano Campos Jorge Eduardo Contratos Mercantiles

Factoraje Financiero
En el Derecho Mercantil existe una gran variedad de contratos que son regulados
por esta materia. Por lo que en esta ocasión se abordará del contrato de factoraje
financiero y su historia.
Es un contrato por el cual el factorante conviene con el factorado, quien podrá ser
persona física o moral, en adquirir derechos de crédito que este último tenga a su
favor por un precio determinado, en moneda nacional o extranjera,
independientemente de la fecha y forma en que se pague, siendo posible pactar
cualquiera modalidad de pago.
El término factoraje proviene de la palabra inglesa factoring que se utiliza en función
del factor, figura del derecho romano y se empleaba para señalar la actividad, que
el factorante realizaba por encargo de los fabricantes ingleses para vender sus
productos, con la obligación de asumir el riesgo de no poder venderlos y
posteriormente pagar dichas mercancías y este recibía comisiones por realizar este
servicio.
Tiene sus antecedentes como en demás contratos, en el Código de Hammurabi
donde se toman sus bases para poder emplearlo en nuestros días. La figura inglesa-
estadounidense tambien los podemos encontrar en los comisionistas y factores
desde el S. XVII, como lo afirma Martorell que se trata de una manera de
financiación por la que se pone a disposición de los prestadores de servicios, los
instrumentos adecuados a sus necesidades para que pudieran hacer efectivos los
créditos a su favor, sin que estos se vencieran y así, perdieran valor alguno. Lo
define como un sistema de apoyo integral en donde se ceden los créditos por cobrar
para asegurar una ganancia, a cambio de un porcentaje del valor de dichas cuentas.
Estas definiciones estan situadas en los años de las colonias norteamericanas en
donde se practicaban dichos movimientos. Se le conocía como colonial factor.
Posteriormente en Chicago, USA se tiene registro de la primera operación del
factoraje con recurso (El cual se tiene como condición para adquirir los títulos la
obligación de responder por los que no sean pagados por el deudor principal).
Posteriormente aparecieron nuevas figuras como convencional factor, factoring y
new style factoring. Existe consenso sobre que en su mecanismo actual (new line
factoring), como antes se dijo, nuestro contrato, aunque ya regulado en la New York
Factors Act de 1911, reapareció en Estados Unidos de América a fines de los años
cincuenta y se desarrolló en los sesenta, mientras que en Europa hacen su aparición
las primeras empresas de factoraje en 1975.
Ya hablando del ámbito nacional, recordemos que esta rama del derecho es muy
antigua y por lo mismo, su legislación lo es tambien. Observando el modelo
estadounidense, se comenzó a practicar el factoraje en el territorio mexicano en una
1
Lozano Campos Jorge Eduardo Contratos Mercantiles

época en donde la operación bancaria atípica era casi siempre mencionada como
cesión de créditos. Ahora bien, ante la falta de regulación legal, prontamente
surgieron sociedades de factoraje que, al igual que sus congéneres de Estados
Unidos e Inglaterra, encontraron una excelente acogida mediante contratos que,
todavía atípicos e innominados, se redactaban con arreglo a disposiciones de las
leyes bancarias, luego les eran aplicables por simple analogía, supletoriamente,
algunos preceptos del Código de Comercio y aun del Código Civil para el Distrito
Federal.
Se introdujo en las prácticas comerciales a la par que llegó el arrendamiento
financiero. Se tiene registro de compras de cateras de comerciantes de la Merced
como las primeras operaciones del factoraje en nuestro país. Tuvieron que pasar
muchísimos años hasta que, en enero de 1990, se regulo este contrato en la Ley
General de Instituciones de Crédito y Organizaciones Auxiliares (LGICOA), hoy
conocida como Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito (LGTOC) en
los artículos 45-A al 45-T para disponer que sólo podían realizar operaciones
habituales de factoraje financiero las sociedades que disfrutaran de autorización
concedida al efecto por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Además, en el
mismo cuerpo legal quedó regulado el contrato que nos ocupa. Ahora bien, tal
panorama ha variado profundamente, pues, a partir de una amplia serie de reformas
introducidas a la legislación financiera, publicadas en el DOF 18 de julio de 2006,
este factoraje financiero es objeto, a partir del 19 de julio de 2006, y hasta el 17 de
julio de 2013, de una doble regulación:

• Las empresas que, con autorización de la SHCP, hayan operado este


contrato seguirán rigiéndose, en el indicado lapso, por las disposiciones de
la LGICOA (arts. 45-A a 45-T).
• Cualquier persona física o moral, a partir del 19 de julio de 2006, puede
operar libremente el contrato, sólo con apego a las ya mencionadas
disposiciones de la LGTOC (arts. 419 a 431).
• Por su parte, las uniones de crédito también están facultadas para celebrar
este contrato, si bien exclusivamente con sus socios o con las empresas que
los mismos controlen (art. 40-IX).
Consecuentemente, a partir del 17 de julio de 2013 dicho contrato se regirá,
exclusivamente, por lo dispuesto en la LGTOC.
El factoraje operado por las entidades mencionadas en el inciso

• Se examina en el libro de quien esto escribe, Títulos y operaciones de crédito,


del mismo sello editorial.

2
Lozano Campos Jorge Eduardo Contratos Mercantiles

Dejó de estar regulado en la LGICOA y con ello salió de la esfera de operación


exclusiva de las organizaciones auxiliares del crédito, así como de las demás
instituciones de crédito; se conserva, sin embargo, como actividad auxiliar del
crédito, si bien ahora regulado en la LGTOC, y, por lo mismo, cualquier persona
física o moral puede actuar como factorante, sin necesidad de recabar autorización
de la SHCP.
Empero, es necesario dejar precisado que también las instituciones de crédito
pueden seguir efectuando operaciones de factoraje financiero (art. 46-XXVI y último
párrafo), si bien deben sujetarse a las disposiciones respectivas de la misma ley
bancaria y, en lo que no se oponga a ella, por la LGTOC.
En ese entonces, la función del contrato satisfacía las necesidades de los
acreedores en donde se requería recibir a plazo y de manera anticipada el importa
de los créditos que tenía en su poder y así no perder el valor que tenía invertido en
ellos. Todo esto fomentaba el incremento de ventas a crédito y al acceso a la
propiedad y a su vez, se movilizan los créditos comerciales y asegura el pago de
estos.
Esto contrajo una cantidad considerable de ventajas como:

• Un financiamiento flexible porque el factoraje se adapta al acreedor y a su


vez, este obtiene el valor de esos créditos con mayor rapidez.
• No es un crédito por lo que se evitan cargos extras y gastos innecesarios al
obtener el dinero.
• Mayor eficiencia en el cobro por la falta de compromiso al pagar que existe
en nuestro país, el acreedor no teme a perder su dinero por esta situación.

3
Lozano Campos Jorge Eduardo Contratos Mercantiles

Bibliografía:

• DÍAZ BRAVO, A. (2017) Contratos mercantiles. Editorial Iure.


• SOYLA H, L.T (2018) Contratos mercantiles. Editorial Oxford.
• VEGA HERNÁNDEZ, A (2011). Contratos Mercantiles. Apuntes de
investigación y divulgación científica.

También podría gustarte