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Orden de los materiales para Ejercicios de Contemplación

1. Claves para entrar


2. Oración para empezar
3. Ejercicio de percepción
4. a) Percibir la vida b) Oración del corazón c) La naturaleza nos recoge
5. Descálzate
6. Qué buscas
7. a) Quietud y Contemplación b) Oración contemplativa
8. Silenciar el corazón
9. Sumergirse en el amor
10. Llegar a ser perfectos
11. Amor saca amor
12. Permanecer con Él
13. Ponerme cabe Cristo
14. Padecer con Él
15. Poner los ojos en el Crucificado
16. Irradiar la Luz
17. Siendo todo Luz

Materiales complementarios

 Percibir el obrar de Dios


 Silencio y contemplación
1. CLAVES PARA ENTRAR

 Entrar, comenzar con ganas y con ánimo.


 Acoger las mediaciones: textos, método, lugar,
personas…
 Estás para dejarte guiar. Desear dejarme guiar.
 Ordenar mis tiempos.
 Buscar mi lugar complementario de oración.
 Dejarme conducir por el deseo QUE ÉL DEPOSITA en mi corazón.
 Agradecer, agradecer, agradecer.
 Creer que "Quien busca encuentra, quien llama, se le abre

y quien pide, recibe" Lc. 11, 9-11. Dios se deja encontrar.


 Atender CON ESMERADA ATENCIÓN a lo que pasa dentro.
 Sólo el silencio puede acoger lo INFINITO. Vivir el silencio, como
posibilidad que me libera de los ruidos que me impiden ver, gustar,
saborear, oler, tocar...ESTAR. Acogerlo sin miedo. Silencio para la
ESCUCHA. Silencio como disposición para el reconocimiento de la

 Recoger el día es de gran importancia.
 Es de mucho provecho ser fieles al coloquio propio del final de
cada tiempo de oración.
 Hacer ejercicios de PERCEPCIÓN 20 minutos al comienzo del día,
al comienzo de la tarde, al final de la jornada a la tarde y al
finalizarla.
2. ORACION PARA EMPEZAR

DESPIÉRTAME (Cristóbal Fones sj)


Despiértame, Señor, cada mañana para que aprenda de nuevo a
amanecer. Despiértame, Señor, pon tu mirada en mi corazón
para que en todo hoy te pueda encontrar y alabar.
Despiértame, Señor, cada mañana para que aprenda de nuevo a
amanecer. Despiértame, Señor, pon tu mirada en mi corazón
para que en todo hoy te pueda encontrar y alabar (2)
Despiértame, Señor, cada mañana para que aprenda de nuevo a
amanecer. Despiértame, Señor, pon tu mirada en mi corazón
para que en todo hoy te pueda contemplar.

 ORACION DE PETICION

 Escuchando dentro la petición que me brota “aquí y ahora” para estos días. La escucho,
acojo, ofrezco al Señor y la pido con insistencia.
 Voy nombrando a cada una de las que aquí habitamos. Las acojo y dejo que pase a ellas
la BENDICIÓN de DIOS a través de mí, de mis deseos para ellas.

Nombro… confío… pido por otras personas o situaciones que deseo dejar en el corazón
misericordioso del Padre.
 ORACION DE ABANDONO
Entregando mis días al Señor. Le muestro mi confianza en Él. Él me entregará todo lo
necesario para estos días y para mi caminar. Repito despacio:
3. EJERCICIO DE PERCEPCION

PERCIBIR
Percibir es un abrir la ventana de nuestros sentidos: oído, gusto, tacto, ojos, olfato y captar con ellos todo
nos envuelve, nos rodea, etc.
Percepción es considerada por Descartes como un acto de inteligencia; otros lo señalan como un estado tran
que envuelve procesos múltiples.
Percibir es un hábito que genera interioridad, capacidad de atención interior, capacidad de reconocer a DIO
demás, a mí misma. Hace posible NUEVAS RELACIONES.
El hábito de percibir va forjando de algún modo nuestra capacidad contemplativa, va forjando lo que somo
PERCIBIR ES APRENDER A “MIRAR” Y NO SOLO VER. APRENDER A “ESCUCHAR” Y NO SOLO OÍR. PERCIBIR AY
VIVIR ESTE ESTADO DE “ATENCIÓN”… A MÍ MISMA, A DIOS, A LOS HERMANOS, AL MUNDO. A VIVIR EL “AQ
“AHORA”, VIVIR EL “PRESENTE”.

ESTOY!!!
4.ORACION DEL CORAZON

La meditación monástica, la oración, oratio, la contemplación y la lectura comprometen a todo el


hombre, y brotan del centro del corazón del ser humano, de su corazón renovado por el Espíritu
Santo, que responde totalmente a la gracia de CRISTO. La oración monástica empieza menos con

“consideraciones” que con una “vuelta al corazón”, encontrando el centro más profundo de uno
mismo, despertando las profundidades más hondas de nuestro ser y de nuestra vida.

A primera vista uno podría preguntarse qué tienen que ver unas oraciones tan sencillas con la
contemplación. Para empezar, los Padres del Desierto no consideraban ellos mismos como
místicos, aunque, de hecho, a menudo lo eran. Cuidaban mucho el no ir en busca de experiencias
extraordinarias y luchaban denodadamente por encontrar la pureza del corazón y el control de sus
pensamientos, para guardar sus mentes y corazones vacíos de preocupaciones y cuidados, para
que de esa forma pudieran al mismo tiempo olvidarse de ellos mismos y dedicar todo su ser al
amor y al servicio de DIOS.

Este amor se expresaba en primer lugar en el amor a la Palabra de DIOS. La oración se extraía de
las Escrituras, especialmente de los Salmos. Para ellos la meditación consistía en hacer suyas las
palabras de la Biblia, memorizándolas y repitiéndolas, con una concentración sencilla, “desde el
corazón”. Por tanto, “el corazón” al final juega un papel central en esa forma primitiva de oración
monástica.

Se le pidió a San Macario que explicase una frase de un Salmo. “El meditar de mi corazón está en
tu presencia”. Fruto de ello, dio una de las primeras descripciones de la “oración del corazón” que
para él consistía en invocar el nombre de CRISTO con profunda atención, en el campo real del ser
de uno, es decir, en el “corazón”, considerado como raíz y fuente de la verdad interior de cada
uno. Invocar el nombre de CRISTO en el “corazón de uno” era equivalente a llamarle con la más
profunda y sincera intensidad de la fe, manifestada por la concentración de todo el ser de uno
despojado de todas las cosas no esenciales y reducido a la nada, salvo a la invocación del nombre
del Señor con una simple petición de ayuda.

Solamente enfatizaremos la esencial simplicidad de la oración monástica en la primitiva “oración


del corazón”, que consistía en el recogimiento interior, en el abandono de los pensamientos que
distraían y en la humilde invocación del Señor Jesús con las palabras de la Biblia con un intenso
espíritu de fe.

Hablaremos de la ORACIÓN DEL CORAZÓN como un medio de mantenernos en la presencia de


DIOS y de la realidad, enraizada en la verdad interior de uno mismo.

La “oración del corazón”, al menos en el sentido general es una oración que busca sus raíces en el
campo más auténtico de nuestra existencia, no solamente en nuestra mente o en nuestros
afectos. Por la “oración del corazón” buscamos a DIOS mismo en las profundidades de nuestro ser
y lo encontramos allí invocando el nombre de JESÚS en fe, admiración y amor.
4.1 LA NATURALEZA NOS RECOGE
TEXTOS TERESIANOS

…considerar nuestra alma como un castillo todo de un diamante o muy claro cristal,
adonde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay muchas moradas. Que si bien lo
consideramos, no es otra cosa el alma del justo sino un paraíso adonde dice Él tiene sus
deleites…No hallo yo cosa con que comparar la gran hermosura de un alma y la gran
capacidad;…así como no pueden llegar a considerar a Dios, pues El mismo dice que nos crió a su
imagen y semejanza…basta decir Su Majestad que es hecha a su imagen para que apenas
podamos entender la gran dignidad y hermosura del ánima…Mas qué bienes puede haber en esta
alma o quién está dentro en esta alma o el gran valor de ella, pocas veces lo consideramos… I
Moradas 1, 1-2

…Aprovechábame a mí también ver campo o agua, flores. En estas cosas hallaba yo


memoria del Criador, digo que me despertaban y recogían y servían de libro; y en mi ingratitud y
pecados. En cosas del cielo ni en cosas subidas, era mi entendimiento tan grosero que jamás por
jamás las pude imaginar, hasta que por otro modo el Señor me las representó. Tenía tan poca
habilidad para con el entendimiento representar cosas, que si no era lo que veía, no me
aprovechaba nada de mi imaginación, como hacen otras personas que pueden hacer
representaciones adonde se recogen. Yo sólo podía pensar en Cristo como hombre. Mas es así que
jamás le pude representar en mí, por más que leía su hermosura y veía imágenes, sino como quien
está ciego o a oscuras, que aunque habla con una persona

y ve que está con ella porque sabe cierto que está allí (digo que entiende y cree que está allí, mas
no la ve), de esta manera me acaecía a mí cuando pensaba en nuestro Señor. A esta causa era tan
amiga de imágenes. ¡Desventurados de los que por su culpa pierden este bien! Bien parece que no
aman al Señor, porque si lo amaran, holgáranse de ver su retrato, como acá aun da contento ver el
de quien se quiere bien. Vida 19, 5-6

En ocasiones la Santa se servirá de la naturaleza, pero como de una especie de premisa para
recogerse, antesala para el encuentro con la Persona divina. Álvarez, Tomás. Estudios
Teresianos III pág. 59

ahora comenzado a servir a Su Majestad; digo «principio» de lo que diré de aquí adelante de mi
vida) me era gran deleite considerar ser mi alma un huerto y al Señor que se paseaba en él.
Suplicábale aumentase el olor de las florecitas de virtudes que comenzaban, a lo que parecía, a
querer salir y que fuese para su gloria y las sustentase, pues yo no quería nada para mí, y cortase
las que quisiese, que ya sabía habían de salir mejores. Vida 14, 9 Le sirvió ampliamente otra
práctica de infancia o de juventud, asociada quizás a su cotidiano traslado mental al huerto de los
Olivos. La atención de la Santa se ha centrado en el motivo principal:

Cristo. El vergel interior, es un pretexto o es un recurso para darle cita dentro, para entablar
realmente relaciones con Él. Álvarez, Tomás. Estudios Teresianos III pág. 60
5. DESCALZATE
¡DESCÁLZATE!

Es el imperativo que escucha Moisés cuando se atreve a ir más allá de lo conocido y descubre que
la realidad está habitada por una Presencia que le envuelve y le llama por su nombre.

¡DESCÁLZATE!

Es el momento de despojarte de cuanto te impide vivir en profundidad.

¡DESCÁLZATE!

Es el momento de despojarte de cuanto te impide sentir la Vida en profundidad.

¡DESCÁLZATE!

Y escucha tu nombre pronunciado por la boca del Señor. Oye la invitación que Dios te hace a
despertar.

¡DESCÁLZATE!

Es el momento de ir, de la mano de Moisés, al encuentro con el Dios de la Vida.

TEXTO BIBLICO

-15

Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; una vez llevó el rebaño
más allá del desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios. El ángel del Señor se le apareció en
una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse. Moisés dijo: - Voy a
acercarme a mirar este espectáculo tan admirable: cómo es que no se quema la zarza. Viendo el
Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: - Moisés, Moisés. Respondió él: -
Aquí estoy. Dijo Dios: - No te acerques. Quítate las sandalias de los pies, porque el sitio que pisas
es terreno sagrado. Y añadió: - Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el
Dios de Jacob. Moisés se tapó la cara temeroso de mirar a Dios.

El Señor le dijo: - He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los
opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Y he bajado a librarlos de los egipcios, a sacarlos de
esta tierra para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel, el país de los
cananeos, hititas, amorreos, fereceos, heveos y jebuseos. La queja de los israelitas ha llegado a mí,
y he visto cómo los tiranizan los egipcios. Y ahora, anda, que te envío al faraón para que saques de
Egipto a mi pueblo, a los israelitas. Moisés replicó a Dios:

- ¿Quién soy yo para acudir al faraón o para sacar a los israelitas de Egipto? Respondió Dios: - Yo
estoy contigo, y ésta es la señal de que yo te envío: que cuando saques al pueblo de Egipto, darán
culto a Dios en esta montaña. Moisés replicó a Dios: - Mira, yo iré a los israelitas y les diré: el Dios
de sus padres me ha enviado a ustedes. Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?
Dios dijo a Moisés: - Soy el que soy. Esto dirás a los israelitas: Yo soy me envía a ustedes. Dios
añadió a Moisés: - Esto dirás a los israelitas: El Señor Dios de sus padres, Dios de Abrahán, Dios de
6. ¿QUE BUSCAS?
TEXTO BIBLICO

-39

Al día siguiente estaba Juan con dos de sus discípulos. Viendo pasar a Jesús, dice: - Ahí está el Cordero de Dios.
Los discípulos, al oírlo hablar así siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que le seguían, les dice: - ¿Qué
buscan? Respondieron: Rabí, que significa maestro, ¿dónde vives? Les dice: - Vengan y vean. Fueron, vieron
dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Eran las cuatro de la tarde.

ENCUENTRO ORANTE Posición corporal. Me hago presente. Reconozco y acojo su PRESENCIA.

Pido me regale percibir – nombrar – acoger… mis deseos ante los días de Ejercicios Espirituales.

Leo el texto bíblico: Juan 1, 35-39

Los discípulos estaban alucinados con JESÚS. Están ante Él; están con Él y… Él les pregunta: ¿Qué
buscan? También a mí me entusiasma JESÚS. Vivo entusiasmada por Él… y también HOY- AHORA me pregunta:
¿Qué buscas en y de estos ejercicios?

¿Contemplar?... ¿Para qué?... Para estar con Él, para “gustar” de SU PRESENCIA, para amar más…

No doy respuesta inmediata. Agudizo mis sentidos interiores. PERCIBO en mi centro lo que Él me
muestra… ¿Qué deseos despierta?... ¿Qué deseos pone en mí?...

Los nombro… los acojo… Agradezco y pido me mantenga en ellos. Si es necesario, que los purifique…
los avive… lo que Él sabe es bueno para mí. Anoto (si me ayuda).

Aunque no conozco los deseos que pone en “el centro” interior de mis Hermanas… igual agradezco…
pido… hago el ejercicio de nombrar e ir rezando por cada una de ellas.

i me ayuda)
7. ORACION CONTEMPLATIVA

TEXTOS TERESIANOS

… Ya sabéis que Dios está en todas partes. Pues claro está que adonde está el rey, allí
dicen está la corte. En fin, que adonde está Dios, es el cielo. Sin duda lo podéis creer que adonde
está Su Majestad está toda la gloria. Pues mirad que dice San Agustín que le buscaba en muchas
partes y que le vino a hallar dentro de sí mismo. ¿Pensáis que importa poco para un alma
derramada entender esta verdad y ver que no ha menester para hablar con su Padre Eterno ir al
cielo, ni para regalarse con El, ni ha menester hablar a voces? Por paso que hable, está tan cerca
que nos oirá. Ni ha menester alas para ir a buscarle, sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí
y no extrañarse de tan buen huésped; sino con gran humildad hablarle como a padre, pedirle
como a padre, contarle sus trabajos, pedirle remedio para ellos, entendiendo que no es digna de
ser su hija. Camino de P. 28,2

Las que de esta manera se pudieren encerrar en este cielo pequeño de nuestra alma, adonde está
el que le hizo, y la tierra, y acostumbrar a no mirar ni estar adonde se distraigan estos sentidos
exteriores, crea que lleva excelente camino y que no dejará de llegar a beber el agua

de la fuente, porque camina mucho en poco tiempo. Es como el que va en una nao, que con un
poco de buen viento se pone en el fin de la jornada en pocos días, y los que van

por tierra tárdanse más. Camino de P. 28, 5

Estos están ya, como dicen, puestos en la mar; que, aunque del todo no han dejado la
tierra, por aquel rato hacen lo que pueden por librarse de ella, recogiendo sus sentidos a sí
mismos. Si es verdadero el recogimiento, siéntese muy claro, porque hace alguna operación. No sé
cómo lo dé a entender. Quien lo tuviere, sí entenderá. Es que parece se levanta el alma con el
juego, que ya ve lo es las cosas del mundo. Alzase al mejor tiempo y como quien se entra en un
castillo fuerte para no temer los contrarios: un retirarse los sentidos de estas cosas exteriores y
darles de tal manera de mano que, sin entenderse, se le cierran los ojos por no las ver, porque más
se despierte la vista a los del alma.

Camino de P. 28, 6

Si os acostumbráis a traerle cabe vos y Él ve que lo hacéis con amor, no le podréis echar de
vos; no os faltará para siempre; ayudaros ha en todos vuestros trabajos; Le tendréis en todas
partes: ¡acostumbraos, acostumbraos!

Camino de P 26, 1-2


7. 1. QUIETUD y CONTEMPLACION

Querido Cano, el Señor ha estado grande contigo. Hay en tu alma una gran facilidad para la
contemplación, como si todo tu ser estuviera naturalmente inclinado a descubrir su Presencia en
todo lo creado. Pero esto implica a su vez una gran responsabilidad. No debes menospreciarlo, sino
entregarte a fondo en el camino que lleva a tu corazón. -Así lo haré, Padre. He aprendido mucho en
estos últimos tiempos, y haré lo posible por seguir profundizando en todo ello. -Cano, no debes
olvidar nunca que este camino te irá pidiendo vaciarte de todo lo que eres hasta no encontrar
descanso en nada, tan solo en el vacío interior en el que mora tu Señor. ¿Estás dispuesto? -Lo estoy
dije mientras recordaba la inmensa dicha experimentada en los amaneceres del valle y en el río-. -
Este camino pide de ti un compromiso total, pero también la certeza de que nada podemos por
nosotros mismos. Todo lo que recibimos es don y gratuidad por parte de nuestro Dios, y de ninguna
manera supone un pago por nuestras obras. La mano del Señor excede toda mesura en su infinita
misericordia. Pero la misericordia del Señor no nos exime de poner en nuestro camino lo mejor de
nuestras capacidades. -Estoy dispuesto a ello, Padre. -Estarás fuera un mes, Cano. Sigue en ese
tiempo practicando la oración de quietud, pero no busques nada en ella: ni dicha, ni contento, ni
alivio, ni encuentro. Tampoco experiencias sublimes de contemplación como las que has vivido en
el valle. No busques nada, no esperes nada, no temas nada. Es en la nada donde todo sucede. La
nada es el hogar del misterio, de la Presencia. Si durante la práctica debes atravesar lugares
sombríos, hazlo sin vacilar, sabiendo que es la sombra de tu pequeñez la que estás atravesando. No
huyas de nada, vive con sereno corazón todo lo que te brinde tu camino interior. Tan solo obsérvate,
día y noche, hasta que sientas que desapareces.

La oración de quietud, según me explicó el padre Giuseppe, consistía sencillamente en aguardar en


silencio. Nada más. Me hizo algunas indicaciones de cómo debía disponer el cuerpo y la atención
para dicha práctica, pero yo aún percibía la como un misterio: -Pero entonces, ¿qué he de hacer en
la oración de quietud? Creo que no lo he entendido- le preguntaba una y otra vez-. -Mi querido
Cano, nos has de hacer absolutamente nada. Deja que sea tu Señor el que haga. Lo tuyo es,
simplemente, aguardar en silencio. Tú solo escucha. Escúchate. Presta oído a tu propia vida, a la
intimidad de tu ser. Escucha cómo suceden los pensamientos, las emociones, las sensaciones. Pero,
sobre todo, no te muevas, permanece. -¿Y no debo reflexionar sobre ningún texto, ni recitar ninguna
oración, ni ordenar mis pensamientos, ni hacer examen de conciencia? -Nada de eso- me dijo con
una mirada llena de ternura y compasión-; tan solo permanece a la escucha con total fidelidad.
Como una tierra que se deja horadar por la reja del arado una y otra vez. Según mi maestro, debía
permanecer en dicha oración de quietud en los amplios ratos de silencio que se producían en la
liturgia de las horas. Al principio me resultó muy difícil, una y otra vez me distraía, arrastrado por un
incesante flujo de pensamientos. Pero, fiándome de la indicación del Padre Giuseppe, estaba
dispuesto a permanecer con fidelidad en este modo de oración tan nuevo para mí. Al cabo de
algunos días volví a entrevistarme con el Padre Giuseppe: -Es inútil, Padre. La oración de quietud no
es para mí. Mi maestro rio de buena gana, pero con cariño. -No saques conclusiones precipitadas,
mi querido Cano. Nada que valga la pena sucede sin constancia ni esfuerzo. El camino que tú quieres
8. SILENCIAR EL CORAZON
DESEOS

Señor que como María se silencie mi corazón para buscarte siempre, contemplarte humano y se
aviven mis deseos de Ti.

ILUMINACION

Queremos llegar a Dios, queremos acercarnos más a Jesucristo. Él está ahí. Él se manifiesta a sí
mismo, sólo tenemos que escuchar. Habla en el silencio, pero no a través de palabras humanas.
Habla a través de la realidad. Se revela en nuestro ser más profundo, en nuestra conciencia. Sólo
tenemos que escuchar serenamente. Dios es paz que descansa en sí mismo eternamente. Dios no
piensa ni actúa. Ningún pensamiento, ninguna acción pueden rozarlo. Es el amor eterno, el ser
intemporal e inmutable. En Él reina el silencio como en el fondo del mar. Él sueña encontrar un
corazón vacío de sí, silencioso y receptivo, que acoja su amor transformando en vida y misión.
Este corazón vacío de sí y receptivo, lo encuentra en María de Nazaret. En ella el Espíritu fecunda,
genera la vida del Verbo, que se hace hombre y habita en nosotros (Juan 1,14). Dios Padre,
habiendo encontrado espacio y receptividad en María, realiza en ella el misterio de la Encarnación
del Hijo amado. Su sí unifica su ser y vivir y expresa su misión. Abandona los ruidos y sitúate en el
presente inmediato. Cada vez habrá más silencio en ti. La percepción de la mera existencia te
fascinará. El silencio y los largos periodos pasados en soledad traen consigo que en cada ser
humano aflore mucho de lo que existe en el fondo del corazón.

ESCUCHAR

Según mi modo de ver el amor al prójimo se resiente sobre todo porque no nos escuchamos
mutuamente y porque, debido a la presión del rendimiento, nos brindamos poca atención. El
primer problema en el trato con las personas es que no escuchamos a las personas. Escuchar a
alguien significa no sólo oír las palabras, sino dar cabida a la preocupación del interlocutor. Es más,
estar con todos los sentidos con él, para que se sienta completamente comprendido y aceptado en
su totalidad. En el trato normal sólo escuchamos hasta que hemos entendido más o menos lo que
nuestro interlocutor quiere decir. Luego seguimos nuestros propios pensamientos o intereses.
Nuestro interlocutor puede seguir hablando tranquilamente. Pero nosotros ya no estamos con él.
Por ejemplo, alguien le cuenta al otro de la linda excursión que hico la última semana. Su
interlocutor oye la palabra clave “linda excursión”. Enseguida le aparecen asociaciones con uno de
sus últimos paseos e interrumpe al primero: “Si, yo también hice una linda excursión”. ¿Qué ha
pasado? El narrador no fue escuchado, a pesar de que probablemente todavía estaba muy
entusiasmado con su vivencia y le hubiera gustado contarla. La palabra “excursión” desató en el
interlocutor la asociación a su excursión, lo cual determinó que volviera enseguida a sí mismo.
Aunque exteriormente todavía estaba involucrado en la conversación, su espíritu y sus palabras ya
se habían distanciado del otro. Ya no escuchaba. Otro ejemplo: Alguien nos cuenta un problema.
Rápidamente damos un consejo. Creemos saber muy bien lo que el interlocutor necesita en esa
situación. Es posible que no quería un consejo, sino solamente quería ser escuchado. Nosotros, en
cambio, no podemos soportar ver sufrir a alguien. Enseguida sentimos el impulso de tener que
ayudarlo. Este impulso no nos permite seguir escuchando y nos obliga a dar consejos. Dejar al ser
humano en el centro de nuestra atención a pensar de pensar de manera diferente exige mucha
9. SUMERGIRSE EN EL AMOR

DESEO

Padre dame un corazón receptivo y dócil a tu amor

ILUMINACION

El amor que aquí deseamos alcanzar no se trata del amor tal cual lo entendemos de ordinario. Es
el amor puro que ya no espera nada del otro/a. Es como el sol, que brilla sin cesar y no deja de
hacerlo, aun cuando sus rayos no sean correspondidos ni recibidos. Este amor viene a través de la
contemplación y no puede "hacerse". Si nos mantenemos en estado de contemplación, crecerá en
nosotras. Si alguien me molesta, se comporta en forma inadecuada o se muestra agresivo conmigo
puedo ponerle límites en lo exterior. Pero no debería limitar mi amor hacia ella erigiendo muros
internos. Uno de los enemigos de la contemplación es la dureza interior. Podrías tomar conciencia
de ella, preguntándote cuándo reaccionas con dureza, cuánto tiempo dura, qué efectos tiene,
cómo te sientes cuando está ausente y si tu cuerpo está tenso. El camino de la contemplación es
un camino suave e interior. Necesita de la fuerza de la persona que no se cierra en un entorno
adverso porque cree en el amor. El amor, la dulzura y la misericordia disuelven la dureza. En la
meditación, el escuchar es lo que disuelve la dureza. Quien escucha y estcompleto sumida en el
acto de recibir lo que viene de la realidad, de lo que está ante ella, se vuelve suave, suelta,
distendida. Es lo contrario del afán por lograr cosas. Cuando una se aproxima a la contemplación,
empieza a entender que puede estar, sin necesidad de operar un cambio en una. En el ámbito de
la contemplación es posible confiarse al centro, a la presencia de Dios y dejar que todo le sea
dado. Nosotros no hacemos más que ir a las profundidades de nosotras mismas; de allí fluyen la
luz y la fuerza que nos trasforman. Este fondo primigenio que yace en lo hondo de nuestro ser
disolverá nuestro egoísmo como el sol disuelve la niebla matinal. Nos vinculamos así con nuestro
centro, con la presencia de Dios en nosotras y entonces Él nos trasforma en su hija. Él nos acoge
en su amor eterno. La fuerza brota de nuestro centro.

Francisco Jalics.SJá

CONTEMPLACION
Realizo mi momento de percepción y percibo mi cuerpo.

Concentro mi atención en el corazón.

Realizo la contemplación respirando y repitiendo el nombre de Jesús. Inspiro diciendo


¨Cristo¨ y espiro ¨Jesús”, dándole resonancia interior.
No adornes la repetición del nombre de Jesús con representaciones, imágenes ni
recuerdos; mantente en la mera repetición. Dirígete con él a Jesucristo mismo.
Verás que su nombre y su persona se trasforman en una sola cosa. No deberá ser un
llamado de auxilio ni una petición, sino un contacto amoroso y atento. Vuélvete con
veneración al Cristo presente.
Francisco Jalics, sj
10. LLEGAR A SER PERFECTOS

En su libro sobre la vida de San Francisco, el franciscano Eligio Leclerc describe cómo el
santo se encuentra en camino con el hermano León y cómo, al atravesar un arroyo y
admirar la claridad del agua, ésta les evoca la pureza de corazón. San Francisco observa
entonces que el hermano León se ha puesto triste, y le dice: “Me parece que andas
cavilando algo”. “Si, si se nos concediese un poco de esta pureza, también tendríamos la
alegría graciosa y desbordante de nuestra hermana fuente y la fuerza irresistible de su
agua”. Una nostalgia abismal sonaba en las palabras de León. Se quedó contemplando fija
y melancólicamente el arroyo, imagen de la pureza que al hombre le es negada para
siempre. “Ven”, dijo Francisco y lo arrastró consigo. Ambos retomaron el camino.

Anduvieron un rato en silencio y luego Francisco preguntó: “¿Sabes, hermano, lo que es


un corazón puro?”. “Cuando no hay nada que reprocharse”, respondió León sin detenerse
mucho a pensar. “Entonces comprendo que estés triste; siempre hay algo que debamos
reprocharnos”. “Justamente. Por eso abandoné toda esperanza de llegar a tener un
corazón puro” “¡Ay, hermano León, no te preocupes tanto por la pureza de corazón! ¡Mira
en dirección a Dios! ¡Admíralo! ¡Alégrate de que él exista, él, que es enteramente santo!
Agradécele por el amor de él mismo. Eso, mi pequeño hermano, es tener un corazón puro.
¡Y, ante todo, una vez que te hayas vuelto hacia Dios de esta manera nunca más te vuelvas
hacia ti mismo! ¡No te preguntes cómo andan tus relaciones con Dios! La pena que
sentimos de ser imperfectos y por descubrirnos pecadores es un sentimiento humano,
demasiado humano. Debes alzar la vista, alzarla mucho más. Un corazón es puro cuando
no desiste de adorar al Padre viviente y verdadero, participa intensamente de su vida y es
tan fuerte que pese a toda su miseria se deja tocar de la inocencia y alegría eternas de
Dios. Un corazón así está a la vez vacío y colmado. Le basta con que Dios sea Dios. De esta
certidumbre deriva su paz y su alegría. Y la santidad del corazón no es pues otra cosa más
que Dios mismo”. “Pero Dios exige de nosotros que nos esforcemos y le seamos fieles”,
objetó el hermano León. “Por cierto, pero la santidad no consiste en que nos realicemos y
colmemos nosotros mismos”. La santidad es ante todo el vacío que encontramos en
nosotros, que aceptamos, y que Dios llena en la misma medida en que nos abramos a su
plenitud.
Con frecuencia cometemos el mismo error que el hermano León. Queremos llegar a ser
perfectos y nos preocupamos demasiado por nuestras imperfecciones y problemas,
nuestros pecados, sentimientos de culpa y auto-reproches. En su lugar, deberíamos
centrarnos una y otra vez en Dios. Él nos transformará. ¡Si tan solo vislumbráramos la
poderosa fuerza transformadora que alberga la presencia de Dios! La constante atención
fija en Su presencia y la diáfana confianza en él enaltecen a la persona y la purifican como
nada en el mundo. La verdadera fuerza sanadora proviene de la presencia de Dios. Fluye a
través de la unión con nuestro centro, con la chispa divina de nuestro interior. El contacto
constante y sin reservas con ella nos sana de nuestra miseria.
Francisco Jalics SJ. Ejercicios de Contemplación, Pág. 243
11. AMOR SACA AMOR
TEXTOS TERESIANOS

ella puede ganar aquello por diligencias que haga. Verdad es que parece que algún tiempo se ha
cansado en andar el torno y trabajar con el entendimiento y henchídose los arcaduces; mas aquí
está el agua más alto y así se trabaja muy menos que en sacarlo del pozo. Digo que está más cerca
el agua, porque la gracia dase más claramente a conocer al alma. Esto es un recogerse las
potencias dentro de sí para gozar de aquel contento con más gusto; mas no se pierden ni se
duermen; sola la voluntad se ocupa de manera que, sin saber cómo, se cautiva; sólo da
consentimiento para que la encarcele Dios, como quien bien sabe ser cautivo de quien ama. ¡Oh
Jesús y Señor mío! ¡qué nos vale aquí vuestro amor!, porque éste tiene al nuestro tan atado que
no deja libertad para amar en aquel punto a otra cosa sino a Vos. Vida 14,2

presente, y ésta era mi manera de oración. Si pensaba en algún paso, le representaba en


lo interior; aunque lo más gastaba en leer buenos libros, que era toda mi recreación;
porque no me dio Dios talento de discurrir con el entendimiento ni de aprovecharme con
la imaginación, que la tengo tan torpe, que aun para pensar y representar en mí -como lo
procuraba traer- la Humanidad del Señor, nunca acababa. Y aunque por esta
vía de no poder obrar con el entendimiento llegan más presto a la contemplación si perseveran, es muy
trabajoso y penoso. Porque si falta la ocupación de la voluntad y el haber en qué se ocupe en cosa presente
el amor, queda el alma como sin arrimo ni ejercicio, y da gran pena la soledad y sequedad, y grandísimo
combate los pensamientos. Vida 4, 7
“Traer a Jesucristo dentro de mí, presente” no era sólo el punto de arranque. Era su manera de
entrar en oración, simple y eficaz, pero tan frágil y expuesta a las ondulaciones del pensamiento y
al capricho de la imaginación, que necesitaba protegerla con toda clase de soportes. Ante todo,
con el arrimo de la lectura. Pero el libro era un apoyo externo. Ella dispone de otros recursos más
personales que le llevan a su objetivo inicial: realizar la presencia de Cristo y encontrarse con Él.
Insiste en personas y motivos evangélicos que la acerquen al Cristo histórico, que la ayuden a
arrancarlo del escenario bíblico e introducirlo en el marco de la vida interior de ella: La Magdalena
y de la Samaritana.
Álvarez, Tomás. Estudios Teresianos III pág.
Pues quiero concluir con esto: que siempre que se piense de Cristo, nos acordemos del amor con que
nos hizo tantas mercedes y cuán grande nos le mostró Dios en darnos tal prenda del que nos tiene; que
amor saca amor. Y aunque sea muy a los principios y nosotros muy ruines, procuremos ir mirando esto
siempre y despertándonos para amar; porque si una vez nos hace el Señor merced que se nos imprima en el
corazón este amor, sernos ha todo fácil y obraremos muy en breve y muy sin trabajo. Dénosle Su Majestad
por el que Él nos tuvo y por su glorioso Hijo, a quien tan a su costa nos le mostró, amén. Vida 22, 14
12. PERMANECER CON EL
DESEO
Señor Jesús que te busque siempre, te contemple, que me deje contagiar por ti y se aviven mi
PASIÓN, mi AMOR por Ti. Que te experimente vivo en mí y tu presencia cambie mi vida.
ILUMINACION
Hoy es un día para contemplar a Jesús. Para permanecer acogiendo su experiencia, sus palabras,
sus gestos. Día para poner a Jesús en el centro. No se trata de mirarnos a nosotras, sino de mirarlo
a ÉL, de contemplar. El centro de la oración no es el yo, es Él. Se trata más bien de ESTAR, de
PERMANECER en ÉL. Y en ese ESTAR, dejar que me contagie, que “TOQUE“ todo mi ser. Acoger lo
que pueda revelarme, LO QUE PUEDA REALIZAR EN MI y disfrutar con Jesús.
“En ese día, comprenderán que Yo estoy en mi Padre y que ustedes están en Mí, y Yo en ustedes“
Juan 14, 20. “Ustedes ya están limpios: la palabra que les he dirigido les ha purificado.
PERMANEZCAN en MI y YO PERMANECERÉ en ustedes” Juan 15, 3-4.
Si permanezco en Él veré lo que veía, sentía, escuchaba, hablaba y hacía.

CONTEMPLACION

o mi momento de percepción y contemplación.

El nombre de Jesucristo representa su persona. A través de él nos vinculamos con Cristo mismo.
Quien repite su nombre con veneración se colma de él mismo. El nombre es como el contacto
visual de Pedro, cuando llego hasta Jesús atravesando las aguas. Por esta razón recomiendo
repetir el nombre de Jesucristo hasta que descienda en nuestros corazones y esté presente en
forma ininterrumpida. El nombre nos conduce a Jesucristo. Vendrán tiempos en los que nos
brindará consuelo y animación en nuestro camino. Pero si repetimos el nombre en forma
constante, vendrán también tiempos en los que no experimentaremos ni sentimientos elevados ni
una fuerza perceptible a través del nombre. Son épocas de desierto que no se relacionan en nada
con una repetición rutinaria o mecánica del nombre. Este modo es un estado de profundizar de una
manera peculiar el vínculo con Jesucristo. Si bien en este estado de purificación uno se encuentra
en la percepción, la repetición del nombre es sombría y árida. Se desciende a las profundidades,
aumenta la independencia respecto de los sentimientos y se atraviesan las zonas oscuras. Si
también en estos tiempos repetimos el nombre con perseverancia, con entrega y escuchando,
Jesucristo toma posesión de nosotros y penetra toda nuestra vida. Al convertirnos en herramienta
en sus manos, nos trasforma más y más en él. Nos trasformamos en Cristo sobre la Tierra.
Francisco Jalics, SJ

AMIGO
Me regalas amor al contemplarte HUMANO, me revelas tu Imagen al ser Tú mi DECHADO. Me
animas en la vida haciéndote CAMINO, me acompañas, me vives como el mejor AMIGO. Me llenas
de certezas, eres tú mi MAESTRO, y eres el fiel ESPOSO desde mi mismo CENTRO. Me invita tu
HERMOSURA a traspasar tu PUERTA, a beber tu AGUA VIVA, a vivir muy despierta, porque tú llegas
siempre hecho PALABRA O GESTO,
divina HUMANIDAD, prenda de amor eterno.
13. PONENERME CABE CRISTO
Textos teresianos

de lo que ahora diré: acaecíame en esta representación que hacía de ponerme cabe
Cristo, que he dicho, y aun algunas veces leyendo, venirme a deshora un sentimiento de la
presencia de Dios que en ninguna manera podía dudar que estaba dentro de mí o yo toda
engolfada en El. V 10, 1
negocios y persecuciones y trabajos, cuando no se puede tener tanta quietud, y en
tiempo de sequedades, es muy buen amigo Cristo, porque le miramos Hombre y vémosle
con flaquezas y trabajos, y es compañía y, habiendo costumbre, es muy fácil hallarle cabe
sí… V 22,10

grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento; no os pido más de que le


miréis. Pues ¿quién os quita volver los ojos del alma, aunque sea de presto si no podéis
más, a este Señor? Pues podéis mirar cosas muy feas, ¿y no podréis mirar la cosa más
hermosa que se puede imaginar? Pues nunca, hijas, quita vuestro Esposo los ojos de
vosotras.

Haos sufrido mil cosas feas y abominaciones contra Él y no ha bastado para que os deje de
mirar, ¿y es mucho que, quitados los ojos de estas cosas exteriores, le miréis algunas
veces a Él? Mirad que no está aguardando otra cosa, como dice a la esposa, sino que le
miremos. Como le quisiereis, le hallaréis. Tiene en tanto que le volvamos a mirar, que no
quedará por diligencia suya. Camino 26, 3
La experiencia de la Humanidad Resucitada de Cristo supondrá para Teresa la irrupción del
encuentro personal definitivo, que hace que la balanza de los deseos se oriente
definitivamente hacia Dios. Estas experiencias de encuentro con la Humanidad de Cristo
tienen en Teresa los mismos efectos que experimentaron los Apóstoles en sus encuentros
con el Resucitado, o San Pablo en el camino de Damasco. Sus vidas quedan
existencialmente vinculadas al Resucitado, a su Humanidad Santa que es el modo de
hablar de la PRESENCIA misma del Señor en su Vida y sometidas a su poder que les da
libertad y SEÑORÍO

 La manera de visión que vuestra merced quiere saber es que no se ve ninguna cosa
exterior ni interiormente, porque no es imaginaria; mas sin verse nada, entiende el
alma lo que es y hacia dónde se le representa, más claramente que si lo viese, salvo
que no se le representa cosa particular, sino como si una persona que sintiese que
está otra persona cabe ella y porque está a oscuras no la ve, mas cierto entiende que
está allí,…sin palabra interior ni exterior entiende el alma clarísimamente quién es y
14. PADECER CON EL
DESEO
Señor ayúdame a permanecer contigo y padecer contigo. Toma todo lo que siento y
realiza tu redención en mí.

ILUMINACION
En su sufrimiento, Jesús atravesó “la tiniebla” de la humanidad. Quien quiere ir con Él,
deberá recorrer en Él las tinieblas de los temores. Él nos sostiene. Nuestra tarea consiste
en acompañarlo y sobrellevar la parte que nos corresponde. Las heridas padecidas en la
contemplación y en el amor son redimidas y no vuelve más.
Lo que se ha padecido en la contemplación está redimido. Probablemente habrá oleadas
de los mismos sentimientos u otros parecidos, pues tales sentimientos inconscientes rara
vez se superan con una sola meditación. Pero con el tiempo, todo lo irredento se va
nivelando estrato por estrato, como una montaña. Así se produce la redención.
Una condición de redención consiste en que nos volvamos tan indefensas que las heridas
puedan fluir a través de nosotras y ser recibidas por Cristo. Si en nuestro interior crece la
disposición a dejar que lo irredento venga a nosotras y a no defendernos contra ello,
Cristo puede acogerlo en su seno y redimirlo… Él seguirá sufriendo dentro de nosotras
hasta que hayamos sido totalmente redimidas.
Su mayor dolor no lo provoca nuestro pecado, sino nuestra resistencia interior, que se
opone al proceso de redención. Él nos pide que le ofrendemos nuestras debilidades, para
que los padezcamos con y a través de Él. Quien busca la quietud se irá encontrando cada
vez más consigo misma. En la soledad se hace sentir todo lo que está irredento y pugna
por emerger a la conciencia… Pero en la meditación estamos por completo a salvo, ya que
nos vemos confrontadas con nuestro propio pecado. Este es el que debemos padecer.
Solo así podremos ser recibidas en el amor de Dios… No tenemos que buscar el dolor. Se
nos llama a padecer lo que la vida nos impone como sufrimiento y lo que es necesario
para redimir el pecado…
Cuando algo emerge de nuestro subconsciente dejamos que venga a nosotras. Esto nos
hace sufrir. Si podemos contemplarlo, volvemos al presente y, aunque la herida siga
ardiendo, ya no nos ocupamos de ella. Sanará, lentamente todo se irá redimiendo. La
herida se hace cicatriz. Está allí pero ya no duele. La herida no sana porque la persona la
mantienen abierta con ira, odio, enfado, sentimiento de venganza o autocompasión. Si
Jesucristo hubiese padecido la muerte en la cruz con ira, odio y enojo difícilmente
podríamos creer en la fuerza redentora de sus padecimientos y su muerte.
15. PONER LOS OJOS EN EL CRUCIFICADO

TEXTOS TERESIANOS

allí tuvo y por qué las tuvo y quién es el que las tuvo y el amor con que las pasó.
Mas que no se canse siempre en andar a buscar esto, sino que se esté allí con El,
acallado el entendimiento. Si pudiere, ocuparle en que mire que le mira, y le
acompañe y hable y pida y se humille y regale con Él... Vida, 13, 22

sea vocalmente, con mucha más brevedad se


recoge el entendimiento, y es oración que trae consigo muchos bienes. Llámase
recogimiento, porque recoge el alma todas las potencias y se entra dentro de sí
con su Dios, y viene con más brevedad a enseñarla su divino Maestro y a darla
oración de quietud, que de ninguna otra manera. Porque allí metida consigo
misma, puede pensar en la Pasión y representar allí al Hijo y ofrecerle al Padre y
no cansar el entendimiento andándole buscando en el monte Calvario y al huerto y
a la columna. Camino de P. 28,4

Este episodio cruza en diagonal la vida de la Santa. Es cultivado por ella con
fidelidad de enemorada: trabajosa y artificalmente durante los años de
oración difícil, transfigurándose con la llegada de la oración mistica

OTROS TEXTOS

Señor caído en el Huerto, aquello le basta…

de mí, y
hallábame mejor de las partes adonde le veía más solo.

la hay, vendrá el cirujano, que es Dios, a sanarnos.

CANTAMOS
LA CRUZ
En la cruz esta la vida y el consuelo, y ella sola es el camino para el cielo.
En la cruz está el Señor de cielo y tierra y el gozar de mucha paz, aunque haya
guerra, todos los males destierra en este suelo, y ella sola es el camino…
De la cruz dice la Esposa a su Querido que es una palma preciosa donde ha
subido, y su fruto le ha sabido a Dios del cielo, y ella sola es el camino…
Es la cruz el árbol verde y deseado de la Esposa que a su sombra se ha sentado
para gozar de su Amado, el Rey del cielo, y ella sola es el camino…
15. PONER LOS OJOS EN EL CRUCIFICADO

TEXTOS TERESIANOS

allí tuvo y por qué las tuvo y quién es el que las tuvo y el amor con que las pasó.
Mas que no se canse siempre en andar a buscar esto, sino que se esté allí con El,
acallado el entendimiento. Si pudiere, ocuparle en que mire que le mira, y le
acompañe y hable y pida y se humille y regale con Él... Vida, 13, 22
ea vocalmente, con mucha más brevedad se
recoge el entendimiento, y es oración que trae consigo muchos bienes. Llámase
recogimiento, porque recoge el alma todas las potencias y se entra dentro de sí
con su Dios, y viene con más brevedad a enseñarla su divino Maestro y a darla
oración de quietud, que de ninguna otra manera. Porque allí metida consigo
misma, puede pensar en la Pasión y representar allí al Hijo y ofrecerle al Padre y
no cansar el entendimiento andándole buscando en el monte Calvario y al huerto y
a la columna. Camino de P. 28,4
[Fecha] 2
OTROS TEXTOS

Señor caído en el Huerto, aquello le basta…

o de oración, representar a Cristo dentro de mí, y


hallábame mejor de las partes adonde le veía más solo.

la hay, vendrá el cirujano, que es Dios, a sanarnos.

LA CRUZ
En la cruz esta la vida y el consuelo, y ella sola es el camino para el cielo.
En la cruz está el Señor de cielo y tierra y el gozar de mucha paz, aunque haya
guerra, todos los males destierra en este suelo, y ella sola es el camino…
De la cruz dice la Esposa a su Querido que es una palma preciosa donde ha
subido, y su fruto le ha sabido a Dios del cielo, y ella sola es el camino…
Es la cruz el árbol verde y deseado de la Esposa que a su sombra se ha sentado
para gozar de su Amado, el Rey del cielo, y ella sola es el camino…
16. IRRADIAR LA LUZ
DESEO

Señor dame un corazón agradecido para reconocer las gracias recibidas y con generosidad
colocarlas al servicio del Reino y ande por la vida con “LOS OJOS PUESTOS EN TI” e irradiándote.

ILUMINACION

Estamos en este mundo para hacer que se rediman los aspectos oscuros en nosotras y en los
demás... Si alguien desea ayudar a otros en este proceso de redención deberá irradiar mucho
amor. Se equivoca quien cree que podrá colaborar con su ayuda en la redención del prójimo sin
someterse ella misma intensamente al proceso de redención. Seguir a Jesús significa vivir en Él,
con Él y para Él, participar de su propuesta de vida, volverse familiar con el modo de ser y actuar
de Él, revestirse de los sentimientos de amor. Esta convivencia con Jesús transforma la vida de sus
seguidores en una fuente inagotable de bendición, luz, plenitud y solidaridad. El amor puede darse
en quien se abre a Cristo a tal punto que su misericordia puede fluir hacia otros. Su fuerza
salvadora y redentora desea derramarse por intermedio de nosotras hacia los demás. Esto

solo podrá ocurrir en la medida en que dejemos de aferramos a nosotras mismas para volvernos
totalmente traslucidas. Nuestra existencia queda CRISTIFICADA y por eso TRANSPARENCIA de
Dios. El místico es esa persona capaz de contemplar, ver y escuchar la vida –mi propia vida-
cargada de Dios. VIVIR DEL RESUCITADO es poder HACER EXPERIENCIA DE ESA VIDA CARGADA DE
DIOS. Esta puede ser la PETICIÓN central de hoy.

CONTEMPLACION

epción y contemplación

La contemplación no es solo una forma de oración, también es una actitud de vida. Quien haya
sido introducido a la contemplación es contemplativo en la oración como en sus otras
ocupaciones. Los periodos de oración en quietud son necesarios para llegar a la contemplación.
Sin estos no será posible, a menos que la persona sea destinataria de una gracia especial. Pero una
vez iniciada, la contemplación se va difundiendo poco a poco, penetrando y modificando toda la
vida. Lo mismo nos sucede cuando nos hacemos adultos: el que llega a adulto seguirá siéndolo, ya
sea que trabaje o descanse. Puedo decir, pues, que no nos hemos esforzado únicamente por
adentramos en la oración contemplativa, sino en la contemplación misma. Así es que podemos
continuar estos esfuerzos después de los ejercicios e incluso fuera de nuestros periodos de
oración.

Francisco Jalics, SJ

PARATE Y CONTEMPLA

Párate, párate, párate, párate y contempla.

Búscate en mí, me hallarás en ti. Mírame y entra en ti, a través de mí. Déjame amarte, amarte en
silencio. Tan solo mírame, muy dentro de ti.
17. SIENDO TODO LUZ
TEXTOS TERESIANOS

hallo que es imposible; porque en sólo la diferencia que hay de esta luz que vemos a la que allá se
representa, siendo todo luz, no hay comparación, porque la claridad del sol parece cosa muy
desgustada. En fin, no alcanza la imaginación, por muy sutil que sea, a pintar ni trazar cómo será
esta luz, ni ninguna cosa de las que el Señor me daba a entender con un deleite tan soberano que
no se puede decir. Porque todos los sentidos gozan en tan alto grado y suavidad, que ello no se
puede encarecer, y así es mejor no decir más. Vida 38, 2

despeñadero. No ha tropezado tantico, cuando le dais Vos, Señor, la mano. No basta una caída ni
muchas, si os tiene amor y no a las cosas del mundo, para perderse. Va por el valle de la humildad.
No puedo entender qué es lo que temen de ponerse en el camino de la perfección. El Señor, nos
dé a entender cómo está la verdadera seguridad en procurar ir muy adelante en el camino de
Dios. Los ojos en

Él, y no hayan miedo se ponga este Sol de Justicia, ni nos deje caminar de noche para que nos
perdamos, si primero no le dejamos a Él. Vida 35, 14

La experiencia del Resucitado “pone de nuevo en CAMINO”, siendo “portadores de una Buena
Noticia que se hace real, verdadera por los efectos que podemos reconocer en la propia vida:

da 6,9

“Poner los ojos en Cristo” requiere atención, cuidado, empeño, afición y cariño.

La mirada tan reiteradamente usada por Teresa, nos incentiva a tomar consciencia de ese mirar
que nace desde el interior, ese que puede descubrir el destello divino de la belleza en el misterio,
en el dolor, en el amor. Hay miradas que no miran, miradas que solo ven lo evidente, pero hay
otras miradas que son iluminadas por la luz de Cristo, verdaderamente contemplativas, miradas
que nos hacen ver a Cristo en la mañana de la Pascua.

Será necesario buscarle, mirarle con los ojos corporales y. espirituales, con la totalidad de nuestra
persona, “mirarle es prenderse de Él, de su hermosura, de su persona, de su bondad y
acompañarlo en su pasión y resurrección”.

La comunicación nace de la VIDA DE DIOS que llevamos dentro. No es un propósito voluntarista en


clave de “deber de anunciar”, sino que la propia vida transparenta, deja salir, brotar, habla de
Dios. Porque “su vida es ya Cristo”, como dice Teresa en VII M 2,6.

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