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Índice de contenido
Asfixia.
Paro cardiorrespiratorio.
Hemorragia abundante.
Shock (colapso).
Hay que tener presente que un estado no excluye a los demás. El herido puede presentar
más de una de estas situaciones.
NO RESPIRA
NO SE MUEVE
Para ello recordamos la regla CAB (según sus siglas en inglés: Circulation, Airway,
Breathing).
Tose.
Respira
Comprobar que no hay ningún obstáculo que impida que el aire llegue a los pulmones.
En muchos casos, cuando el herido está inconsciente, la mayor dificultad para respirar
consiste en que su lengua se relaja y obstruye el paso del aire.
Para asegurarnos de que no hay problema, se realiza la maniobra frentementón:
Se colocan los dedos índice y medio bajo el mentón, elevándo lo hacia arriba.
Esta maniobra se realiza con mucho cuidado, sin movimientos bruscos o excesivos, sobre
todo si se sospecha que hay una lesión cervical.
Además, en esta posición, podemos ver si hay algún objeto en la boca que pudiera impedir
la entrada de aire. Para extraerlo, se introduce un dedo doblado como un gancho, y
mediante un movimiento lateral, lo arrastramos hacia afuera.
B – Ventilación
Sentir el aire espirado al acercar nuestra mejilla a su boca. Para este proceso no se
invierte más de 10 segundos.
Si no respira, se trata de una situación muy grave. Se actúa rápidamente y se realiza una
reanimación cardiopulmonar.
Traumatismo cráneoencefálico.
Hemorragias.
Algunos de los estados o grados de inconsciencia (de más grave a menos) son: coma (sin
estímulos externos), estupor (puede salir de este estado con estímulos dolorosos),
obnubilación (si responde con dificultad) y letargo (se siente con sueño o adormilado).
Comprobar la respiración
Observar cómo respira y si existe alguna obstrucción. Algunos aspectos a tener en cuenta
son:
• Si la respiración es ruidosa indica obstrucción de las vías respiratorias.
• La frecuencia en estado normal es de 15 a 20 por minuto y los niños de 30 a 40 por
minuto.
Asfixia
La llegada insuficiente de oxígeno al cerebro produce un daño irreversible si dura entre tres
y cinco minutos. Si supera los cinco minutos el resultado puede ser la muerte.
La asfixia puede producirse por:
Obstrucción de las vías respiratorias (caída de la lengua, cuerpos extraños o golpes en
la tráquea). Se nota por una respiración ruidosa, con tos o jadeos y porque la piel coge
un tono azulado.
Tiene vómitos.
Si el herido está inconsciente, corre el riesgo de asfixia porque la lengua se relaje hacia
atrás, obstruyendo las vías respiratorias, por lo que se tiene que mantener vigilado.
Comprobar regularmente que respira.
Pensar en la posibilidad de que tenga una lesión en la columna vertebral, por lo que se debe
tener especial cuidado, manteniéndolo inmóvil, y conservando alineado el eje cabeza-
cuello-tronco.
Posición de defensa o posición lateral de seguridad
PASO 1:
El auxiliador (Y) coloca el brazo del herido más cercano a él por encima de la cabeza
de éste.
El auxiliador (Y) flexiona el brazo más alejado del herido, de forma que la mano
quede apoyada sobre el hombro más próximo al auxiliador.
PASO 2:
El auxiliador (Y) flexiona la pierna del herido que esté más alejada, de forma que el
pie quede apoyado en el suelo.
PASO 3:
La cabeza debe quedar apoyada sobre el antebrazo o la mano del herido, lo que
permite que se mantenga alineado el eje cabeza-cuello-tronco y que el herido no se
asfixie en caso de sufrir vómitos.
1. Colocar al herido boca arriba y abrir las vías respiratorias por maniobra frente-mentón.
2. Comprobar que no hay algún cuerpo extraño que obstruya las vías respiratorias.
3. Poner la boca alrededor de la del herido, cubriendo con la mejilla los orificios nasales
o pinzando éstos con los dedos.
4. Inspirar (se toma aire) y soplar el aire (se insufla) lentamente en la boca del herido
durante un segundo aproximadamente, teniendo cuidado de que el aire no se escape.
5. Observar si el aire llega a los pulmones (el pecho se levanta). Si no se levanta es
porque no entra el aire, por lo que se debe comprobar otra vez que las vías
respiratorias están abiertas y libres de obstáculos.
6. Realizar una nueva insuflación. Generalmente, se realizan dos insuflaciones una tras
otra.
Los tres métodos a nuestro alcance para practicar la respiración artificial, siguiendo los
mismos procedimientos son:
Ventilación boca a boca.
Ventilación boca a nariz (en caso de que las fracturas impidan abrir la boca
correctamente).
Masaje cardíaco
Efectuar el masaje cardíaco comprimiendo 30 veces con menos fuerza (con una mano
en el caso de niños y sólo con dos dedos en el caso de bebés).
Circulación sanguínea
Internas: la sangre se queda en el interior del cuerpo del herido. Son difíciles de
apreciar por lo que suelen provocar un estado de shock cuando la cantidad de sangre
perdida es importante.
Exteriorizadas: son internas con salida al exterior por orificios naturales (boca, nariz,
oído, ano y genitales). Las de nariz y oído (muy frecuentes en los accidentes de
tránsito) generalmente indican lesión grave (encefálica y/o craneal).
1. Presionar la herida con gasas estériles o un trozo de tela lo más limpio posible. Si la
hemorragia es abundante, lo más eficaz es presionar directamente con la mano o puño.
(Es recomendable el uso de guantes quirúrgicos que conviene llevar en el vehículo en
un lugar de acceso fácil y rápido).
1. No retirar ni cambiar las gasas, aunque estén empapadas, sino que se añaden
otras limpias encima.
2. No dejar de presionar hasta que cese la hemorragia (como mínimo durante 10
minutos).
2. Elevar la zona afectada.
3. Presionar sobre la arteria dependiendo de la extremidad donde está la hemorragia,
reduciendo la presión para permitir que la extremidad reciba oxígeno.
4. Torniquete. Sólo en caso de amputaciones y como último recurso:
5. Utilizar una tela ancha (mínimo de 5 cm) o similar. No usar nunca alambre o cuerda. –
Anudar y ayudarse con un palo, varilla u objeto similar entre la herida y el material
utilizado, girándolo hasta cortar la hemorragia.
1. No aflojar el torniquete hasta que el accidentado reciba atención médica.
2. Anotar la hora de realización del torniquete en una zona visible (ej. en la
frente).
3. Colocar al herido en posición de decúbito supino (boca arriba) con la cabeza
más baja que los pies. Es una de las víctimas que requiere traslado urgente al
hospital.
6. Vigilar el estado del herido y si entra en shock.
1. Colocar al herido en posición antishock (con la cabeza más baja que el resto del
cuerpo y los pies elevados), teniendo cuidado de no perder la alineación cabeza-
cuello-tronco. Si el herido está inconsciente o tiene vómitos colocarlo en posición de
defensa.
2. Aflojar sus ropas y tapar al herido ligeramente.
3. No dar de beber (ni siquiera agua).
4. Aunque el herido esté consciente, estar atentos por si se produjera una pérdida de
consciencia debido a una pérdida importante de sangre.
La salida de sangre por orificios naturales indica lesiones graves. Nunca se deben taponar ni
cortar este tipo de hemorragias.
Si sale por la nariz y el oído son síntoma de lesión craneal.
Por la nariz: colocar al herido en posición sentada o de pie, con la cabeza levantada
(no inclinar la cabeza hacia atrás).
Por el oído: nunca se debe taponar y colocar al herido de forma que el oído sangrante
quede boca abajo para evitar los taponamientos.
Por la boca: colocar al herido en posición boca arriba semisentado con las rodillas
flexionadas. Si está inconsciente colocarlo en posición lateral.
Shock (Colapso)
Una circulación sanguínea anómala por mal funcionamiento del corazón o embolismo
pulmonar (no circula suficiente sangre por el cuerpo o circula muy despacio).
Evaluación secundaria
Tras realizar la evaluación primaria, estabilizar al herido y controlar sus signos vitales, hay
que valorar y actuar sobre otras lesiones:
Otras hemorragias no masivas.
Heridas.
Lesiones traumáticas
Las lesiones traumáticas tienen un origen violento, teniendo como protagonista un elemento
externo. Son frecuentes en accidentes de tránsito a los que están expuestos los conductores
profesionales. Pueden ser:
Directas: por impacto de la persona contra el vehículo, el suelo o un obstáculo.
Politraumatismos
Las causas de este tipo de lesión son las mismas que en las lesiones cráneoencefálicas.
Algunos síntomas de este tipo de lesiones son:
Está inconsciente y tiene heridas o golpes por encima de los hombros (lesión cervical).
Algunos síntomas son las dificultades respiratorias, el dolor al tomar aire y la tos
persistente. Pueden estar causadas por el impacto contra el volante y las estructuras
interiores del vehículo, la colocación inadecuada del cinturón de seguridad, la aceleración o
desaceleración brusca y los atropellos. Ante una posible lesión en el tórax:
No se debe tocar la herida, colocando tan sólo un apósito en la zona.
Contusiones
Se producen por golpes o caídas que provocan daños en los tejidos sin romper la piel. Las
más graves se producen por aplastamiento. Si el accidentado presenta contusiones se debe: •
Aplicar frío en la zona, evitando el contacto directo con la piel.
Mantener en reposo absoluto la zona afectada e inmovilizar al herido.
Heridas
Pueden deberse a cortes, contusiones o heridas punzantes. Ante un accidentado con heridas
graves:
No retirar los objetos incrustados y tapar la herida por encima con un apósito fijado a
una venda.
Quemaduras
Las quemaduras pueden producirse por calor o por rozamiento (abrasión). La gravedad
depende de la profundidad (temperatura y tiempo de exposición) y de la extensión
(superficie) quemada. Cómo actuar con un accidentado con quemaduras:
Extinguir el fuego con mantas o material similar (no usar agua ni extintores),
intentando envolver al herido. Si el único recurso es el extintor, no dirigirlo
directamente al cuerpo.
No se debe: Tocar la zona quemada, quitar la ropa adherida, pinchar las ampollas,
aplicar pomadas o cremas.
Nunca vendar juntas dos superficies quemadas, es decir, si se venda una mano debe
ser con los dedos por separado.
Fracturas
Abiertas: hay rotura de piel por el propio hueso o por el objeto que impactó. Pueden
causar infección.