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Realiza un análisis del discurso del siguiente artículo

Tomado y adaptado de Vibeke L. Betances-Lacourt y Carmen M. Rivera Villegas,


https://www.academia.edu/44915829/_Keleher_la_parcelera_de_Eduardo_Lalo_como_punto_de_partida

Analice informalmente
el juego de imágenes
(los gestos, las expresio-
nes) vinculadas al texto
(el título y la sección en
la que se encuentra el
artículo) para inferir
las ideologías presentes
en el texto. Piensen en
la foto de Keleher que
se elige en el artículo…

ISLA EN SU TINTA
Por Eduardo Lalo
sábado, 17 de marzo de 2018

Keleher la “parcelera”
Julia Keleher llegó hace poco al país. Aparentemente, el nuevo gobierno buscaba
a alguien ajeno a los circuitos puertorriqueños para dirigir el Departamento de
Educación. Sin duda, para esta colosal institución pública, tenía vislumbradas
grandes transformaciones. Pasados gobiernos del PNP permitían sospecharlo y el
ambiente ideológico del gobernador auguraba tiempos difíciles para los
estudiantes y maestros del sistema público de enseñanza.
Desde que ocupó su cargo, fue evidente que Keleher sería la mujer de La
Fortaleza. La trajeron de lejos, la nombraron secretaria para luego convertirla en
contratista y así duplicarle el sueldo establecido para un jefe de agencia. El salario
de Keleher (como el de Pesquera en la Policía) es un escándalo mayúsculo en un
país en quiebra, pero también es un mal indicio: ¿qué se le ha pedido a estos
secretarios para que se les compense monetariamente de esa manera? A este
motivo de preocupación se añade otro: la propia secretaria confesó no hace tanto
que no pudo escoger a su equipo de colaboradores y que éste había sido
seleccionado e impuesto por La Fortaleza. He aquí otro motivo de inquietud:
¿cómo la secretaria que se precia tanto y tan públicamente de sus credenciales
para el cargo, estuvo dispuesta a aceptar esta situación anómala, que equivalía a
una presencia que respondiera directamente a La Fortaleza por un canal que no
fuera el de ella en el Departamento de Educación? Si algo tuvo que ver, en su
anuencia, el dinero que se le paga, comienza a resquebrajarse la imagen que nos
ha transmitido el gobernador de estar ante una profesional de “talla global”.
En casa no tengo televisión, así que durante meses no tuve idea de a quién
pertenecía la voz desentonada y agresiva que escuchaba frecuentemente en la
radio. Al principio, ni siquiera pude sospechar que la que hablaba podía tener
algo que ver con la educación o la cultura. Si la memoria no me falla, imaginé que
Keleher era una nueva representante del PNP en la Cámara. El discurso centrado
en la propia ejecutoria, las dificultades para hablar y, sobre todo, la tendencia a
alzar la voz y arremeter contra el interlocutor, trajeron a mi mente un personaje
de nuestro imaginario ruin: Keleher hablaba como una “parcelera”.
La abyección de la pobreza, las dificultades para abrirse camino y sobrevivir, la
competencia extrema por mínimos recursos disponibles, tanto como la falta de
desarrollo y la imposibilidad de ver un mundo con horizontes amplios, han
construido ese tipo de mujer (y hombre, porque no constituye una categoría
intrínsecamente femenina) que llamamos “parcelera”. Es la que defiende con
todo lo obtenido a duras penas: la parcela de terreno invadido o la parcela de
terreno obtenido por su sagacidad para ejercer el partidismo político como un
oficio de pobre. Y eso se hace casi siempre sin hombres, ya sea porque
desaparecieron y se desentendieron de los hijos o porque estos no sirven para
nada.
Más allá de su sociología, en el imaginario del país, la “parcelera” identifica un
tipo de voz y una actitud. Un verbo estridente y rayano al grito, descuidado y
violento, que sabe llegar rápidamente al asunto y busca imponerse por todos los
medios. La voz de la “parcelera” no escucha a nadie, no se preocupa por la
corrección ni la verdad, intimida o vence con actos de fuerza. Es imposible
dialogar con una “parcelera”. Su discurso está muy por lo bajo de la reflexión.
Así suena Keleher. La secretaria del Departamento de Educación no parece ni
secretaria ni departamental ni educada. Quizá por ello, a la menor provocación, o
mejor, a su menor irritación con el prójimo, tiende a recitar en público su
curriculum vitae. En varias ocasiones, la he escuchado informar en qué
universidades ha estudiado, qué títulos obtuvo, dónde trabajó, cómo enseña lo
mismo en un salón de clases que por teléfono. Una vida pasada en escuelas y
universidades, me ha mostrado un método prácticamente infalible para saber si
alguien está preparado: la longitud de la nota biográfica es inversamente
proporcional a la valía. Detallar títulos y universidades, con frecuencia pretende
ocultar una falta de vida intelectual y el hecho de que apenas se ha leído desde
que se desfiló con una toga. En un año, nunca he escuchado a Keleher sostener
una conversación que demuestre una mente en acción, en pugna con la realidad
que desea transformar para el bien de estudiantes y maestros. En cambio, una y
otra vez aparece informando el número de escuelas que cerrará, muestra su
ignorancia de la cultura del país sin demostrar ningún interés por conocerla o,
como hiciera recientemente, trata de convencernos que 17 millones de dólares
para enseñar “valores” a los estudiantes es una minucia dentro del presupuesto
que maneja.
Lo más desolador en este panorama es justamente que el gobierno haya escogido
a alguien como ella para dirigir al Departamento de Educación. Ese mismo
gobierno ha establecido un presupuesto para el Instituto de Cultura
Puertorriqueña de $16,509,000, de los cuales tan solo $9,139,000 provienen
directamente del gobierno central. Simultáneamente, los mismos funcionarios
permiten a Keleher la concesión de un contrato de 17 millones para enseñar
“valores”, como si esto fuera posible mediante panfletos en los que aparecen
animales dialogando. Los verdaderos valores se encuentran en la cultura misma
(cultura que ni los funcionarios ni la secretaria parecen poseer ni comprender).
Como he escrito en alguna ocasión, nadie agrede, roba, mata o se suicida, cuando
lee un libro. Y lo mismo puede afirmarse de la música, la danza, el teatro, las
artes plásticas y las ciencias. Brindarle a la población la posibilidad de
relacionarse con la cultura, equivale inmediatamente a descubrir un banco de
talento insospechado, maravilloso y transformador. Literalmente, se deja de vivir
en la “parcela” y se descubre un espacio vasto y un tiempo amplio. El primero
está compuesto por las culturas del mundo y el segundo por la historia.
Hace dos semanas, en mi columna de este diario, aludía a los “jibaritos” y hoy
escribo de la “parcelera”. No se me esconde el hecho de que los epítetos infames
que los que han dirigido esta sociedad han reservado para marcar su diferencia
con los demás, con los que ubican lejos y consideran subalternos, comienzan a
servir para describirlos. Si entre unos y otros existió alguna vez una diferencia,
hoy, culturalmente constituyen dos estados económicos desiguales en los que se
practica una ignorancia compartida. Es muy probable que la “parcelera” de un
barrio marginal, tanto como la secretaria de Educación Julia Keleher, no sepan
quién es Manuel Zeno Gandía, Borges, Foucault o Egberto Gismonti. Las dos
fracasarían en el mismo examen, como lo harían también tantísimos hombres de
verbo iletrado y violento que también son “parceleros” y ocupan altos cargos en el
Capitolio y en las alcaldías.
Hace años, cuando accedió al poder en su primer mandato, el presidente francés
François Mitterand dijo a sus ministros, que independientemente de sus cargos,
todos debían ser Ministros de Cultura. También hace muchos años, vi a mi madre
besar un pedazo de pan viejo antes de tirarlo a la basura. Fue simultáneamente
una lección de valores y de belleza. Fue gratis y se transmitió en silencio, con la
contundencia de un ejemplo que me ha acompañado a lo largo de la vida. Nada
tuvo que ver con un turbio contrato de 17 millones de dólares ni con la voz ni la
actitud destempladas de una “parcelera”.

Responde estas preguntas:


1. ¿Por qué la palabra parcelera del título aparece entre comillas? ¿Qué posicionamiento
adopta una persona cuando pone entre comillas una palabra o cuando, al hablar, gesticula
con sus dedos el uso de la comilla? Debe analizar cada una de las oraciones donde el
autor hace uso de las palabras parcelera o parcela para determinar lo que se dice
literalmente y lo que se implica. (10 puntos)

2. Localice en el texto todas las veces que el autor describe a la Secretaria de Educación a
partir de la caracterización de su voz. Incluso todo lo que dice respecto a la voz de una
"parcelera". (Haga copy y paste y complete esta tabla) (10 puntos)

Voz de Keleher Voz de una “parcelera”

3. Resuma las ideas principales del texto. (Debe seguir la normativa de un resumen- no
opinar, no citar directamente, usar un registro formal y seguir las normativas de las
propiedades textuales.) (15 puntos)

4. Sobre ideología
a. En la representación que hace Lalo de Keleher se distinguen dos instancias de poder:
el dinero y la cultura letrada. Por un lado, se destaca la visión empresarial de la
Secretaria al hablar de su sueldo y del presupuesto de la agencia. (Gana mucho y
maneja unos contratos millonarios.) Por otro lado, esa "riqueza" se contrasta con "la
pobreza" de su conocimiento en torno a la cultura puertorriqueña. ¿Qué presupone
en términos de ideología? (15 puntos)
b. Según Lalo, ni Keleher ni una parcelera conocerían a los escritores: Zeno Gandía,
Borges, Foucault, Gismonti. ¿Quiénes son? ¿Por qué Lalo los coloca como centros
de poder cultural? (5 puntos)
c. Completar esta tabla, con citas textuales, cómo el autor va caracterizando a Keleher,
y qué se infiere de lo que establece de sí mismo. (5 puntos)

Keleher Lalo

d. Busque las cuatro instancias en las cuales el escritor utiliza el impersonal “hacer”
para indicar transcurso temporal. (10 puntos)
i. Julia Keleher llegó hace poco al país...narración subsiguiente
ii. Hace dos semanas, en mi columna...exposición subsiguiente
iii. Hace años, cuando accedió al poder...exposición subsiguiente
iv. También hace muchos años, vi a mi madre...anécdota subsiguiente
Debe marcarlas y explicar de qué se habla en el párrafo donde se utilizan. Fíjese
que en el primer "hace poco" cuando habla de Keleher y el último "hace muchos
años" cuando habla de su mamá. ¿Esas narraciones tienen algún peso sobre los
afectos que desarrolle el lector? ¿Por qué, en vez de presentar su opinión de modo
expositivo sobre la persona de Keleher, opta por insertar pequeñas narraciones
(las vistas anteriormente)? ¿Qué le añade eso al texto?
e. Contraste el perfil de Keleher y el de su mamá, mencionen los adjetivos y analicen la
representación de ambas figuras. ¿Qué valores privilegia el autor? (5 puntos)
f. Plantee una posición ante el texto leído: ¿qué opina?, ¿está de acuerdo con el autor?,
¿hubiese cambiado algo? (10 puntos)
g. Tomando en consideración el planteamiento central de Eduardo Lalo en “Keleher ‘la
parcelera’”, ¿cuál cree que es la preocupación más grande que tiene el escritor con
respecto a lo que sucede en el país? ¿Cuál es la lectura ideológica final que realiza
del texto? (15 puntos)

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