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La curiosidad:

Dame algo nuevo


“Si estuvieras de aquí para allá y de allá para acá verías
que la diversión está en todos lados” Dr. Seuss
La curiosidad es una de las grandes motivaciones de los seres humanos.

La curiosidad tiene dos etapas según el periodista Martin Grosz:

“La primera es la del interés y la duda, donde nos encontramos frente a


algo o alguien y empezamos a preguntarnos por qué, cómo funciona, si no
hay otra alternativa, qué significa, en cuántas partes se divide, de dónde
proviene, quién es el responsable. La segunda etapa corresponde al
momento en que la cuestión genera en nosotros tan- tas ganas de saber lo
que ignoramos que decidimos dedicar un tiempo de nuestras vidas a
resolver esas incógnitas y hacer algo al respeto¨.

Es entonces cuando la curiosidad cumple con su misión: impulsarnos a


conocer, investigar, preguntar, levantar el teléfono, abrir el diccionario,
buscar en Google, la Encarta o en la Wikipedia, e inclusive ponernos en
mar- cha para lograr cambiar aquello con lo que disentimos.

Hoy la curiosidad no es un diferencial de algunas personas, sino una


constante en todos los consumidores digitales. La curiosidad nos puede
castigar. Y si esto no nos terminaba por convencer, el famoso refrán
popular “la curiosidad mató al gato”.

La curiosidad se explica de dos maneras: la de preguntarnos como algo


funciona y la que nos obliga a dedicarle tiempo de nuestras vidas en
resolver la pregunta. En días de sobreinformación y la curiosidad es la
única manera de diferenciarse en un mundo en que todo se sabe de
manera inmediata, ya que si tenemos la curiosidad de saber algo podemos
consultar en paginas web y es más fácil para sacarnos de dudas rápido.

Antes se evitaba que los niños sean curiosos por miedo a los riesgos que
esto significaba, sin embargo, hoy los padres la promueven en vías de
alimentar el sentido de experimentación, antes se evitaba que los menores
de edad tuvieran uso de aparatos electrónicos, debido a que en
plataformas de internet podían ver cosas inadecuadas, sin embargo, hoy
en día se puede evitar eso. El concepto de intriga siempre ha funcionado
en la publicidad, el problema es que cada vez es más difícil generar esa
sensación.

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