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Universidad Externado de Colombia

Facultad ciencias sociales y humanas

Tutoría: Antropología

Por: luz Elena García Arias

Primer semestre

Antropologia

El salvaje en el espejo/ la etnografía del salvaje medieval.

Identidad del hombre europeo

Los salvajes como unos portadores de cargas simbólicas y también la clave para
entender de la identidad de la llamada cultura occidental. Estos seres hicieron su
entrada espectacular en el corazón mismo de la ciudad de Tenochtitlan, donde se
extendía la plaza de México sobre las ruinas del templo azteca. ¿qué hacían estos
salvajes europeos en la tierra de los salvajes americanos?, ¿Por qué los
conquistadores europeos llegaron acompañados de un hombre salvaje?

“Propongo demostrar que la cultura europea genero una idea del hombre salvaje
mucho antes de la gran expansión colonial” (Roger, 1538: 8). Además de esto nos
demuestra que el hombre salvaje es una invención europea que obedece
esencialmente a la naturaleza interna de la cultura occidental: es decir el salvaje es el
hombre europeo y la noción de salvajismo fue aplicada a pueblos no europeos, lo cual
solo se puede entender como parte de la evolución de la cultura occidental y que el
mito es perfectamente un ingrediente original de la cultura europea.

La estructura figural, como lo ha analizado Auerbach, permitía establecer una


relación fuera del tiempo y el espacio entre dos acontecimientos o personas, de esta
forma se podría interpretar las sagradas escrituras: el antiguo testamento era visto
como una sucesión no de episodios históricos, sino de figuras: de prefiguraciones de
la venida de cristo. Del momento solo le interesa plantear el problema del
“pensamiento salvaje”, que atribuyen el hombre primitivo sea asimilar al mito del
salvaje de Europa del siglo xll basadas sobre las antiguas tradiciones grecolatinas y
judeocristianas.

El salvaje o hombre medieval era el más solitario y la soledad era considerada como una
situación muy rara y extraña. La soledad podía ser un signo de cercanía con el creador
supremo, como era el caso de los anacoretas, o bien una incapacidad radical de conocer a
Dios. Para la cultura eclesiástica medieval la soledad se fue convirtiendo cada vez más
claramente en un peligro que debía evitarse. El melancólico era un ser temido por el
maniaco que era poseído por la furia. Para Husband señala con razón que en la
sintomatología la tradición medieval asignaba al melancólico y al maniaco los cuales
podemos reconocer fácilmente al síndrome del hombre salvaje: el melancólico, era como
un ser oscuro, peludo, triste, deprimido, silencioso y solitario. Y el maniaco era colérico,
agresivo y feroz.

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