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INVESTIGACIÓN SOBRE LOS FACTORES SOCIOCULTURALES Y

EL VIH/SIDA
EN LAS MUJERES

I. Agradecimiento

II. PRESENTACIÓN

Este trabajo es una mirada que se sale de las investigaciones


epidemiológicas y se sitúa en lo cultural, político y social. Recoge la
experiencia concreta de las mujeres en sus ámbitos cotidianos, locales y
nacionales, en el marco de cómo se vive y reproduce la sexualidad de las
hondureñas. Es una investigación que rebasa la visión cuantitativa del VIH-
SIDA, para reconocer cómo el papel de las mujeres en la división sexual del
mundo determina la poca o nula autonomía sobre su cuerpo y decisiones
vitales; y como las condiciones de desigualdad relacionadas con la pobreza,
la violencia y la migración son problemas de país que afectan concretamente
a las mujeres, y que están incidiendo en el aumento de esta enfermedad en
las mujeres.

Este trabajo aporta interpretaciones críticas de las experiencias y


saberes de las actoras, para desde ahí definir estrategias en prevención e
intervención sobre el VIH SIDA que no respondan exclusivamente a
realidades externas ni masculinas. Tiene el mérito que es una de las pocas
investigaciones de este tipo que se ha hecho en el país que toman a las
mujeres como un grupo específico de estudio, como el centro de la reflexión
sobre la dinámica y las interrelaciones entre el contexto socio-económico y
político, y la cultura, como el espacio en el que se produce y se reproduce
el patriarcado, y los patrones sexuales que hacen a la mujeres mas
vulnerables frente a esta enfermedad.

La decisión para hacer esta investigación está relacionada con el


compromiso feminista que caracteriza el quehacer desde el CEM-H, ante la
ausencia intencionada del conocimiento de la sexualidad de las mujeres de
Honduras. Revisar desde el abordaje de la investigación cualitativa feminista
el aumento del VIH/SIDA, en el marco de la sexualidad, es propio de
nuestras preocupaciones éticas, y vimos en ella la posibilidad de cuestionar
el poder patriarcal en una de sus dimensiones más dominantes, la
sexualidad, que es la esencia de la subordinación de las mujeres. Intentamos
resignificar la sexualidad desde una visión de autonomía y disfrute, no como
castigo y maldición.

En la revisión de investigaciones sobre el VIH SIDA encontramos que


hay una tendencia a segmentar la población desde la visión de grupos de
riesgo, que fortalece ideas racistas y clasistas sobre la infección,
estigmatizando aún más a poblaciones históricamente segregadas por la
cultura dominante: las trabajadoras sexuales, las mujeres y hombres
garífunas, las personas homosexuales, las personas privadas de libertad, las
y los migrantes. Tal visión epistemológica esconde que todas las mujeres de
este país, por la cultura sexual característica del patriarcado neoliberal,
estamos en riesgo.

Sobre el tema de migración, es necesario reconocer que no arrojó


hallazgos muy reveladores, en parte porque no encontramos suficiente
información en estudios, más allá de lo económico, y porque el equipo, al
tener más conocimiento sobre violencia y pobreza, profundizó más en estos
temas; además, las mujeres informantes no expresaron una reflexión
intencionada alrededor de este eje. En general pensamos que la migración,
aunque es una práctica de todos los tiempos, se ha convertido en un
problema actual dada la masividad y la relación que tiene con el
neoliberalismo y sobre todo por los efectos que está teniendo en el tejido
social de la nación, y cómo afecta de manera diferenciada por género y
clase, aunque muchas de sus protagonistas no la perciben aún en esa
dimensión.

Las informantes claves fueron mujeres de sectores populares


organizadas, y eso marca una característica en los hallazgos y
conocimientos que se derivan de ella. La sexualidad abordada como un tema
no de salud sino político expresa muchos tabúes y resistencias, para ser
hablada de manera abierta, de tal manera que los instrumentos colectivos
para esta investigación no dieron la información que esperábamos al tratar
sobre esta temática. Aunque intentamos hacerlo, esta investigación no
expresa diferencias importantes por pertenencia a grupos étnicos o
culturales de las mujeres pese a que nuestras informantes fueron mujeres
lencas, mujeres garífunas, mujeres mestizas urbanas y rurales.

Otro objetivo general fue que este trabajo aportara conocimientos


sobre cómo las condiciones de discriminación y desigualdad de género
influyen en la feminización del VIH SIDA en Honduras, y si las políticas
públicas y las estrategias que el estado, las ONGs y las organizaciones
están empleando en su trabajo, reconocen esas condiciones de desigualdad.
Consideramos que esta investigación es un aporte importante para todas y
todos en la medida que intenta cruzar estas variables para entender y
proponer respuestas.

III. METODOLOGÍA

3.1. La Naturaleza de la Investigación

El objeto, los objetivos y la postura ética feminista de las investigadoras


que participaron en el estudio definieron la naturaleza de esta

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investigación de ser cualitativa, debido a que este tipo de estudio
permite obtener una visión holística, interpretativa y empática de la
realidad que vivimos y analizamos. El estudiar los factores
socioculturales que inciden en que las mujeres adquieran la infección
obliga hacer un análisis multidimensional dentro de un contexto social
determinado, en este caso, desde una postura teórica determinada, la
teoría feminista, que ha permitido, con la construcción de conceptos y
categorías a desentrañar los diferentes nudos, mecanismos, prácticas,
lenguajes del patriarcado que actúan de manera sistémica en el ámbito
privado y público.

Esta decisión tiene que ver con la convicción que si bien por nuestra
condición fisiológica todas las mujeres estamos expuestas a infectarnos
del VIH, intervienen otros factores como la violencia y la pobreza, que
determinan que algunas mujeres estén más expuestas que otras a
contraer la pandemia. El carácter interpretativo del método cualitativo
permite hilar los diferentes elementos para entender la complejidad del
VIH/SIDA en la vida de las mujeres desde lo más íntimo hasta la vida
pública; ya que el SER Mujer con VIH/SIDA está directamente
relacionado con el ejercicio de la sexualidad en los diferentes escenarios
donde se ejerza, ya sea, en la relación de pareja, en las relaciones
comerciales sexuales, y en la calle, pues nuestro cuerpo y sexualidad
está expuesta en lo público a abusos, hostigamiento y violaciones.

Otro elemento que marcó la naturaleza de este trabajo fue que las
investigadoras que participamos en el estudio nos asumimos como
actoras participantes del proceso de investigación, lo que nos permitió
establecer una relación horizontal con los sujetos claves, y reconocer su
sabiduría, percepciones, vivencias y subjetividades de lo que significa
vivir con el VIH/SIDA, en lo individual y en su entorno familiar,
comunitario y nacional. Por ello, en la aplicación de los instrumentos sus
palabras, gestos, gozos y llantos fueron tan importantes como las
“evidencias” o la información que se obtuvo, y fueron transcritos
literalmente, teniendo en cuenta las condiciones físicas y emocionales
presentes al aplicar las técnicas cualitativas, para que esos datos
descriptivos permitieran enriquecer el análisis.

También se combinaron varios métodos de investigación cualitativa como


la fenomenología, que es el estudio de la experiencia vital, del mundo de
la vida, de la cotidianidad. Lo cotidiano, en sentido fenomenológico, es la
experiencia no conceptualizada o categorizada, pero de tal forma que
permita explicar los significados y develar las estructuras, las prácticas,
las acciones que vivimos y se ejercen en nuestras vidas desde lo íntimo.
Desde las propias experiencias de vida hemos conocido las cadenas de
violencia que han vivido las mujeres positivas desde su niñez, infancia,
adolescencia y edad adulta, donde a través de ella se nos enseña, educa,
se ama y se vive la sexualidad.

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Por otro lado, aplicamos, aunque de manera superficial, el método
etnográfico, para comprender esas experiencias de vida en las diferentes
dinámicas familiares, comunitarias y de raza. Un ejemplo claro lo vemos
en las diferentes vivencias de las mujeres que dependen de su condicion
de clase: una mujer indígena de una aldea del municipio de la Esperanza
expresó “que su condición de violencia que vivió desde niña obedeció a
la falta de recursos vitales, pues desde la edad de cinco años tenía que
levantarse temprano ayudar a su madre para preparar los alimentos,
moler maíz, cuidar a sus hermanos entre otros”.

En la violencia es similar, las trabajadoras sexuales evidenciaron la


violencia recibida en el ejercicio de la sexualidad, algunos clientes las
golpean cuando se niegan a realizar prácticas sexuales de riesgo y
cuando se les exigen el pago de sus servicios. Estas narrativas sirvieron
para interpretar las formas y condiciones de vida de las sujetas,
relacionadas con su condición y posición de clase.

Así mismo, se utilizó el método biográfico, que permitió


seleccionar“casos típicos” y tomar en cuenta el objeto, objetivo y
dimensiones a estudiar para escoger tanto las actoras como los aspectos
a indagar. Con estos estudios se pudo mostrar el testimonio subjetivo de
las actoras, y recoger los acontecimientos y las valoraciones que hizo
cada una de ellas de su propia existencia en los aspectos que tienen que
ver con el objeto de la investigación. Esto se logró mediante
conversaciones y entrevistas sucesivas.

Se hizo uso de la observación participante y un diálogo dirigido y flexible


que respondiera a la personalidad, intereses, motivaciones y dinámicas
personales y familiares. Se abordaron también algunos miembros de la
familia, para reconstruir vivencias, procesos u otra información adicional
que se requería para elaborar y estructurar la historia de vida de cada
uno de los casos seleccionados.

3.2. Momentos del proceso de la investigación

El proceso de investigación implicó varios momentos flexibles, de


acuerdo a la dinámica que implica indagar, conocer y analizar la
problemática del VIH/SIDA en la vida de las mujeres, en los municipios
del país seleccionados y en el contexto hondureño. El punto de partida
del proceso investigación fue la delimitación del objeto de investigación,
objetivos, categorías de estudio y la perspectiva teórica desde la cual se
analizó la información cualitativa y cuantitativa.

Los pasos más importantes del trabajo de investigación fueron:

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3.2.1. Definición colectiva del objeto de investigación y selección de
bibliografía

Decidir investigar sobre los factores socioculturales


determinantes que permiten el aumento del VIH/SIDA en las
mujeres hondureñas obedeció a un interés social y político,
dada la falta de estudios que, desde una perspectiva feminista,
analicen los factores estructurales de dominación y
subordinación que limitan las posibilidades de autonomía y
determinación de las mujeres para decidir sobre su sexualidad,
en vista que el VIH/SIDA se adquiere vía las relaciones
sexuales.

También fue importante el interés de HIVOS e Ibis Dinamarca


en apoyar esta investigación, en especial HIVOS, que impulsó la
investigación sobre la caracterización de la Epidemia de
VIH/SIDA en Honduras (1985-2004). Sin embargo, en esta
investigación no se profundizó sobre los factores
socioculturales que han influido en la feminización de la
pandemia.

Se revisaron investigaciones nacionales e internacionales,


libros, artículos de feministas que han producido conocimientos
sobre temas relacionados con el objeto de la investigación, para
apropiarse de los enfoques y categorías de análisis, que
significan herramientas para comprender las percepciones y la
información que proporcionaron las sujetas protagonistas del
estudio.

3.2.2. Elaboración del diseño de investigación:

La elaboración de los elementos claves del diseño de investigación


fue producto de un trabajo colectivo, donde participó el equipo de
investigación y las miembras del CEM-H que estarían involucradas
en la aplicación de los instrumentos y técnicas de investigación.
Este ejercicio comprendió varias sesiones de trabajo obteniéndose
como resultado el diseño de investigación enriquecido con los
aportes que de acuerdo su experiencia aportaron cada una de las
participantes.

3.2.3. Organización del Equipo de investigación y elaboración de los


instrumentos

El proceso organizativo del equipo de investigación estuvo


encaminado a definir las técnicas a aplicar, para que se pudiera
recoger la información de acuerdo a las categorías centrales del
objeto de investigación. Se elaboraron preguntas claves referentes a

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los temas de violencia, pobreza, migración, estigma y discriminación,
orientadas a las características sociodemográficas de las sujetas.

También se organizó el trabajo de campo y se distribuyeron


responsabilidades para aplicar los instrumentos, tomando en cuenta la
experticia, motivación, y experiencia de las miembras que
participaron en el estudio. Se diseñaron varios formatos para la
aplicación de las técnicas como entrevistas a profundidad, entrevistas
semiestructuradas, grupos focales y diagnósticos municipales.

3.2.4. Fase interactiva entre las investigadoras y las sujetas (os) y


sujetos

Se inició con la presensación del proyecto de investigación


donde participaron actores claves de la sociedad civil y del
Estado que trabaja este tema en Tegucigalpa y San Pedro Sula.
Este espacio fue aprovechado para enriquecer el proyecto de
investigación y obtener información sobre personas claves a
entrevistar, y para lograr el apoyo y la motivación de líderes y
funcionarias(os) que tienen experiencia y conocimiento sobre el
tema. Cada una de las investigadoras estableció los contactos
con las personas que fueron seleccionadas para la aplicación de
los instrumentos, a fin de garantizar la voluntad, tiempo y
disposición para participar.

El trabajo de aplicación de los instrumentos fue flexible, pues


había que adaptarse a la disposición de tiempo y horario de las
personas que se entrevistaron. También, algunas técnicas como
los estudios de caso exigieron varias reuniones con las sujetas
y familiares, para obtener información sustantiva sobre la
dinámica de la historia de vida de cada uno de los casos.

Para los diagnósticos regionales se hizo un proceso de


selección de las y los informantes, tomando en cuenta
conocimientos, experiencias, características sociodemográficas
e intereses de las y los sujetos involucrados en el estudio. Se
elaboró un mapeo de las y los participantes en los municipios de
cobertura del estudio, para determinar los servicios de
prevención y atención del VIH/SIDA en las mujeres que ofrecen
las diferentes instituciones del estado y las organizaciones de la
sociedad civil.

Las técnicas que se utilizaron para recolectar la información


fueron grupos focales, entrevistas a profundidad, entrevistas
semiestructuradas, estudios de caso y talleres.

 Grupos focales con poblaciones específicas

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Se realizaron 9 grupos focales, como mujeres garífunas jóvenes
en Tela; mujeres viviendo con VIH/SIDA en Tegucigalpa, San
Pedro Sula y Tela; trabajadoras comerciales del sexo y mujeres
del sector informal en Tegucigalpa y San Pedro Sula; y con
mujeres lencas de Intibucá. Los grupos focales se realzaron con
el propósito de obtener información sobre las percepciones de
las mujeres en cuanto a los factores que las hacen más
vulnerables frente a la enfermedad, el ejercicio de la
sexualidad, el uso del condón, la relación entre la violencia, la
pobreza y la migración con el VIH/SIDA, y el estigma y la
discriminación.

 Entrevistas a profundidad

Se hicieron un total de 10 entrevistas a profundidad, a mujeres


viviendo con VIH/SIDA, mujeres garífunas, trabajadoras
comerciales del sexo, y una mujer del Sector Informal. A través
de la aplicación se esta técnica se profundizó en la historia de
vida de las mujeres que viven con la enfermedad en relación a
la violencia, la pobreza, la sexualidad y la migración. Las
entrevistas que se hicieron a mujeres que no viven con el
VIH/SIDA tuvieron como objetivo conocer la percepción de las
mujeres acerca del porqué somos mas vulnerables que los
hombres frente a esta enfermedad.

 Entrevistas semiestructuradas

Estas se realizaron a líderes del movimiento de mujeres,


obrero, campesino, ASONAPVSIDAH, funcionarios del sector
publico (salud, trabajo, INAM, Foro Nacional de SIDA), y
cooperación internacional (OPS, FNUAP y ONUSIDA). Las
entrevistas a lideres buscaban conocer cuales son las
percepciones de las y los lideres del país con respecto a la
vulnerabilidad de las mujeres, la oferta de servicios en
prevención y atención del VIH/SIDA. Las entrevistas con la
cooperación buscaban conocer las percepciones de las porqué
no se ha logrado reducir la incidencia y prevalencia del
VIH/SIDA en las mujeres hondureñas; los avances, obstáculos y
retos para la implementación de políticas publicas en VIH/SIDA
con enfoque de genero; y los criterios que emplean para
financiar determinados proyectos u organizaciones. Las
entrevistas a funcionarias(os) públicos para determinar logros y
dificultades en la ejecución de las políticas publicas de salud y
VIH/SIDA, y como se ha incorporado el enfoque de genero en
los programas y proyectos,

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 Estudios de caso

A través de la realización de 3 casos típicos se logró conocer


las dinámicas de vida en un contexto familiar y comunitario
sobre la base de las tres variables centrales de esta
investigación: violencia, pobreza y migración.

 Talleres

Los talleres se efectuaron para obtener información sobre la


oferta del Estado y de las organizaciones no Gubernamentales u
ONGs en la prevención y atención del VIH/SIDA, y sobre la
forma como se está incorporando el enfoque de genero y de los
derechos sexuales y reproductivos en los programas y
proyectos que se están desarrollando. Se hizo un taller en cada
una de las ciudades incluidas en este estudio.

3.3.4. Análisis de la información y elaboración del informe

Una vez finalizado el trabajo de campo se digitó la información, se


ordenó de acuerdo a los variables de la investigación, y se realizaron
cruces de variables, para analizar las conexiones o intersecciones entre
la pobreza, la violencia, la migración y el aumento del VIH/SIDA en las
mujeres hondureñas dentro del contexto nacional y regional, teniendo
como horizonte los aportes de la teoría feminista.

La elaboración del informe fue también un trabajo colectivo, y requirió de


un esfuerzo de síntesis de la información obtenida en el trabajo de
campo, de acuerdo con los propósitos y objetivos de la investigación.
Analizar la información desde la perspectiva feminista implicó romper
con los esquemas tradicionales de investigación, que no toman en cuenta
la subjetividad y las emociones de las personas como elementos claves
del conocimiento; y ver a las mujeres no como víctimas sino como
personas empoderadas y con saberes propios.

3.3.5. La socialización

Una investigación de esta naturaleza no esta terminada sino no se


devuelven los resultados a las personas que nos abrieron su vida, que
nos dieron su tiempo, que desde su propia vos fueron capaces de
resignificar el VIH/SIDA como una fortaleza, como sinónimo de vida y no
de muerte.

La socialización de los resultados tiene también un objetivo político:


denunciar la invisibilidad de las mujeres en las grandes propuestas de
país, en los planes, programas y proyectos nacionales y municipales, en
los presupuestos. Quiere dejar ver los factores “ocultos” que impiden

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que se lleven a cabo acciones eficaces a favor de la erradicación del
VIH/SIDA, relacionados con los prejuicios y tabúes de las personas sobre
la sexualidad y las desigualdades de género, que hacen a las mujeres
mas vulnerables frente a esta enfermedad. Se espera también que sirva
como un instrumento de lucha, de reclamo, que permita contextualizuar
sus demandas, en términos de construcción y formulación de políticas
publicas de Estado.

3.3. Dificultades en el proceso de investigación

Las dificultades que se enfrentaron en el proceso de la investigación fueron


de dos clases: relacionadas con la situación de contexto, con el interés de
las y los actores de participar, y con los resultados finales que se
obtuvieron. Al ser esta la primera investigación de este tipo que se ha
realizado en el país, se tuvieron muchas dificultades relacionadas con la
obtención de información cualitativa, como estadísticas actualizadas y
desagregadas por sexo, sobre todo en temas como violencia, migración y
pobreza.

Otro problema fue que los objetivos de la investigación que se plantearon


fueron muy ambiciosos, y por el tiempo y los recursos disponibles no
pudimos aplicar técnicas de investigación que nos permitieran develar los
factores culturales y las relaciones que existen entre las variables
seleccionadas en esta investigación. No se profundizó en la relación entre la
posición de raza y clase de las mujeres, y en los aspectos relacionados con
la vivencia de la sexualidad desde su condición femenina, aunque sí se
analizó como estos factores inciden en el aumento del VIH/SIDA en las
mujeres.

Por otra parte, las personas han visto como el VIH/SIDA ha movilizado
muchos recursos para investigaciones de tipo epidemiológicos, CAP o con
“grupos vulnerables”, pero no conocen los resultados de esas
investigaciones y como estas han incidido en las decisiones. Por ello, hubo
mucha resistencia a participar en los talleres y en la realización de algunos
grupos focales. Sobre todo en los talleres regionales, la gente mostró
resistencia para participar porque no percibir que sus aportes pueden ser un
recurso para incidir en políticas públicas, porque sienten que hay duplicidad
de esfuerzos y de recursos, que se investiga siempre sobre lo mismo, y que
los esfuerzos que se realizan quedan engavetados, que no se retroalimentan
con productos concretos. También se vio que todavía hay muchos mitos y
prejuicios en hablar sobre el tema de la sexualidad, las mujeres y la vida
publica, como pasó en Intibucá, donde nos manifestaron que la gente no fue
porque “Tenían miedo que se dijera que estaban infectadas con el
VIH/SIDA”.

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Una investigación desde la ética feminista implica también lograr un
acercamiento al objeto de estudio no como observadoras, sino como
participantes. Es situarse en la piel de las mujeres, ver por sus ojos,
recordar desde su memoria experiencias dolorosas, de exclusión, y esto no
siempre es fácil, porque implica un manejo de las emociones que permita
fluir las palabras, pero sin llegar a que las sesiones se conviertan en
espacios terapéuticos y agresivos. Esto nos pasó por ejemplo en el caso de
las mujeres trabajadoras del sexo, que manifestaron toda la agresividad que
llevan dentro, resultado de lo que les toca vivir en las calles; o cuando se
realizaron los grupos focales con mujeres del sector informal o las mujeres
indígenas, que relataban toda la pobreza y discriminación que viven.

3.4. Qué ha significado para las investigadoras trabajar desde una ética
feminista

Es fácil decirles a las demás que hablen, es más difícil escuchar nuestro
propio corazón. Como la sexualidad no es un tema que hablamos las
mujeres, queremos exigir cosas en las otras cuando nosotras no lo
hablamos, no lo cuestionamos, y cuando hemos estado subsumidas en esa
misma lógica patriarcal. Realizar esta investigación permitió que nos
cuestionáramos la ausencia dentro del movimiento feminista de espacios
colectivos de reflexión, de intercambio de experiencias, de lugares para
hablar de nosotras, para contarnos nuestras experiencias e historias de
vida. Nos dejo ver como nos quedamos con los silencios adentro, como no
nos damos cuenta que nosotras somos las otras también.

Porque trabajar este tema ha sido tocar nuestras dinámicas de vida, revisar
el tipo de relaciones que establecemos con las y los demás. Ha implicado
preguntarnos sobre los límites vivenciales de nuestro proyecto político,
sobre la forma como hemos adoptado el feminismo en nuestras vidas. Para
algunas de nosotras, oír los testimonios de estas mujeres ha sido ver hacia
atrás, revisar nuestro pasado, tomar decisiones para realmente hacer de
nuestro discurso una práctica, aunque esto implique reformular nuestro
futuro y nuestro proyecto de vida.

Nos dejó ver también como los temas de la sexualidad y el VIH/SIDA no han
sido parte de la agenda del movimiento feminista, y que no lo hemos
politizado y posicionado en lo publico, como sí se ha hecho con temas como
violencia o participación política. Detrás de este hecho hay múltiples
razones: una de ellas es que aún al interior del movimiento de mujeres y
feminista hay temas que no se tocan, y porque la sexualidad sigue siendo
para nosotras un tema vedado, subterráneo; y porque hay otros temas que
no nos atrevemos a abordar por conflictivos, como el aborto; o porque se
apartan de lo dominante que ha sido en nuestra conciencia y vida el patrón
heterosexual, como el lesbianismo.

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Por otro lado, esta investigación nos ha dejado ver como la cooperación
internacional ha incidido en las prioridades de las agendas del movimiento
feminista, ya que la cooperación ha apoyado temas como participación
política, violencia, políticas publicas, entre otros, no así la promoción de la
salud sexual y reproductiva desde una postura feminista. Nos dejó ver como
hemos estado metidas en el activismo y el pragmatismo, que nos ha llevado
a la falta de debate para crear pensamiento estratégico, y a la búsqueda de
alianzas. Todo esto nos invita a revisar, sin negar nuestros avances como
colectivo, desde una postura crítica y autocrítica hasta donde estamos
dispuestas a negociar nuestros limites, porque están de por medio recursos,
y a reflexionar sobre nuestra relación con la cooperación internacional.

También nos ha permitido preguntarnos que estrategias podemos utilizar


para lograr cambios en la cultura, que permitan que el VIH/SIDA no siga
acabando con la vida de las mujeres, y que el Estado, la cooperación
internacional y los demás actores involucrados sean concientes de la
urgencia de posicionar el tema en el debate y el quehacer publico, desde
posturas no religiosas ni conservadoras, sino desde una visión del ejercicio
de la sexualidad como un derecho humano.

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Capitulo 4

Marco teórico

4.1. Introducción

Los factores que inciden en un mayor riesgo de contraer el VIH/SIDA


(así como en el aumento de la epidemia) no pueden ser abordados como
variables descriptivas aisladas, so pena de negar causas estructurales y
fallar en el cambio de la situación actual de emergencia, propósito final de
esta investigación. Al contrario, los factores que inciden en la contracción y
propagación del virus expresan relaciones sociales e históricas de poder,
discriminación y desigualdad, cuyo principio estructural debe ser
transformado si se quiere lograr un paro en los efectos de esta enfermedad.

Un eje estructural fundamental que determina la incidencia del


VIH/SIDA es la lógica sistémica patriarcal o del sistema de sexo/género
(Rubin 1975), cuyo mecanismo material e ideológico clave tiene que ver con
el control de la reproducción, y por ende del cuerpo y de la sexualidad de
las mujeres. La mayor exposición de las mujeres al VIH/SIDA es una de las
múltiples manifestaciones de este sistema, pero sin duda muy
paradigmática, ya que se vincula directamente con el manejo social de la
sexualidad. Por lo tanto, desarrollaremos un enfoque teórico profundizado
en cuánto a los aspectos de construcción del género (o patriarcado) que
tienen que ver con la sexualidad.

De manera transversal a los diversos ámbitos analizados en esta


investigación, veremos que el tema de la autonomía (física, mental, sexual,
material) de las mujeres y libre disposición de su cuerpo (o su contrario: el
control, violencia, expropiación, enajenación del cuerpo) es un eje clave
para entender el mayor/menor riesgo, el (no)-acceso a la salud,
medicamentos, etc. El planteamiento de la autonomía/dependencia del
cuerpo y de la sexualidad de las mujeres como núcleo de la
mejoría/degradación de la salud de las mujeres, sólo puede entenderse
plenamente desde un marco conceptual sociológico sobre las relaciones de
género o sistema (de sexo/género).

Sin embargo, este sistema, en todos los ámbitos sociales, y aquí en el


tema de la salud, se articula constantemente y estrechamente con
relaciones sociales de clase y raza/etnia. Esto lo mostraremos abordando
los temas de migración y pobreza.

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4.2. Reflexiones conceptuales generales: sexualidad y sistema
patriarcal (o sistema de sexo/género)

No se pretende abarcar las teorías feministas (o sobre el género) de


manera exhaustiva y ciertamente unas más que otras han puesto la
sexualidad en el centro del análisis del patriarcado. Sin embargo, se dispone
para diseñar nuestra problemática de una gran variedad de aportes
conceptuales que sí han tenido este enfoque, aunque desde perspectivas
diversas, pero siempre vinculando dimensiones materiales e simbólicas de
la opresión del cuerpo de las mujeres con la elaboración social general de
un sistema de género actuando en todos los ámbitos, desde lo público hasta
lo íntimo. Más allá de la diversidad inmensa de propuestas teóricas para
definir el sistema patriarcal, un rasgo ciertamente central y común de
muchos movimientos y teorías feministas (por lo menos desde la segunda
ola de los años 1970) es la politización y conjunta “desnaturalización” del
sexo “biológico”, de la sexualidad, del amor, de la familia y de las
relaciones heterosexuales como normativa. Este aporte del feminismo, fue y
sigue siendo una revolución de paradigma para las ciencias sociales y la
teoría crítica - aunque todavía ampliamente ignorada por las mismas -
porque invierte la definición moderna occidental del sujeto político desde la
mirada de la otredad sexual/genérica. En otras palabras, trastorna las
visiones modernas de lo político, de la historia y de la cultura, irrumpiendo
en la escena patriarcal pública con asuntos por “esencia” ubicados en
espacios a-históricos, a saber principalmente: el trabajo doméstico (y más
allá toda la economía doméstica y reproductiva), el control de la sexualidad
(aborto, contracepción) y la heterosexualidad obligatoria, la violencia (física,
sexual, sicológica, verbal) contra las mujeres. Este reto a pensar lo político
desde lo personal es una herramienta intelectual clave para la
deconstrucción del género y erradicación de relaciones patriarcales. En el
estudio del impacto del VIH/SIDA en las mujeres tenemos la oportunidad de
continuar y profundizar el análisis de los mecanismos “íntimos” del sistema
patriarcal, todavía frecuentemente invisibilizados, no solamente para
mejorar la situación de las mujeres viviendo con la enfermedad, sino para la
emancipación de todas las mujeres.

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4.3. (Hetero) sexualidad y patriarcado

El patriarcado constituye un sistema, porque actúa en todas las


esferas sociales y a todos los niveles de la sociedad, sean macro-
estructurales, institucionales, inter-individuales e individuales. Este sistema
expresa una relación de opresión, explotación y discriminación de las
mujeres por el simple hecho de ser mujeres. En otras palabras, el
patriarcado se basa en la construcción social de la diferencia sexual,
elaborando categorías de sexo (hombre/mujer) dicotómicas, jerarquizadas y
naturalizadas. El sistema patriarcal o sistema de sexo/género organiza la
sociedad, mediante tres mecanismos claves:
1) En base a la apropiación del cuerpo de las mujeres con el
propósito de controlar la reproducción del grupo social, en el marco de la
heterosexualidad obligatoria como norma, y en particular en las
instituciones de la familia y del matrimonio;
2) En base a la división sexual del trabajo que asigna las mujeres
al trabajo doméstico: un conjunto de servicios gratuitos definidos
socialmente como no productivos que las mujeres tienen la obligación de
cumplir en el marco de la institución familiar;
3) Por medio de la violencia contra las mujeres, mecanismo
asegurando la reproducción de los privilegios masculinos, de la
asignación de las mujeres a la esfera doméstica-privada y del sistema
social patriarcal en su conjunto1.

La identificación de un sistema de sexo/género pone en evidencia el


papel central de la invención, construcción y reproducción de prácticas,
significaciones, imaginarios e instituciones que dividen el mundo en dos
categorías sexuales rígidas y jeraquizadas para justificar la subordinación
de las mujeres en todos los ámbitos. Esta categorización sexual tiene como
núcleo el control del cuerpo y de la sexualidad de las mujeres: a las mujeres
es atribuido la función de reproductoras y su trabajo de reproducción es
desvalorado socialmente, aunque apropiado y aprovechado
“económicamente” por el grupo social de los hombres. Este mecanismo
primario del sistema patriarcal se ejerce a un nivel material: privadas de
autodeterminación sobre su propio cuerpo, las mujeres se convierten en el
instrumento de la reproducción de la familia, del linaje, de la nación. El
control de la sexualidad de las mujeres es fundamental en este proceso; se
trata de reducirla e identificarla únicamente con tareas reproductivas, y por
lo tanto se debe de expropiar a las mujeres el auto-control y auto-
definición de su propia sexualidad, en particular la libertad del placer y de
decisión sobre si tener o no hijos, cuántos, etc. La figura de la mujer
autónoma, sin hijos y disfrutando de su placer constituye por excelencia una
amenaza al sistema, porque sostrae a los hombres el control de su poder
sobre el linaje, en definitiva sobre la sociedad. Ejémplo paradigmático
1
Esta definición (Masson 2005) sistematiza los aportes de la siguientes teóricas: Delphy 1998 ; Guillaumin
1991; Kergoat 1984; Mathieu 1991; Rich 1981; Scott 1988; Rubin 1975; Tabet 1998; Wittig 2001.

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histórico de ello lo representa el exterminio de las brujas en la época de la
Inquisición.

Varias teóricas han insistido en la centralidad de la heterosexualidad


como norma para entender la producción y reproducción del sistema
patriarcal. La heterosexualidad obligatoria organiza socialmente la
subordinación de las mujeres, asignándolas a la relación familiar patriarcal
en los términos descritos arriba: como reproductora, madre, esposa. Según
Wittig (2001), las lesbianas se liberan de esta opresión porque escapan a la
apropiación privada de su cuerpo y sexualidad. Rich (1981) al contrario
identifica un continuum de posiciones entre las lesbianas y todas las
mujeres, porque todas viven una apropiación colectiva de su cuerpo y
sexualidad. Una lesbiana sigue padeciendo las discriminaciones sexistas en
todos los demás ámbitos sociales (calle, trabajo, representaciones, etc.). Sin
poder aquí entrar en este debate, lo que sí estos aportes ponen en evidencia
es la relación estrecha (u directamente orgánica) del género y de la
heterosexualidad. Es decir que la heterosexualidad como norma no
solamente define sexualidades socialmente aceptadas o transgresoras, sino
que rige todo un abánico de valores, símbolos, discursos y prácticas
sociales categorizadas como “masculinas” o “femeninas”.

Finalmente, es importante resaltar la dimensión de interiorización del


sistema (hetero)patriarcal, el cuál construye a través de la socialización
identidades genéricas que traducen un hábitus (Bourdieu), un sistema de
comportamientos y valores que llegan a definir la propia persona. Por esta
misma razón, es preciso pensar la transformación del sistema patriarcal
tanto desde sus dimensiones simbólicas y personales como desde su
aspectos macro-sociales.

4.4. División sexual del trabajo

Como lo ha mostrado Paola Tabet (1998), no se puede entender la


problemática del cuerpo de manera destacada de la del trabajo. Estos dos
ámbitos son claves en la construcción de un sistema de género, en
particular en su vertiente material y económica, pues se trata de la
organización social de la producción y reproducción de una comunidad o
sociedad. Mientrás los pensamientos tanto liberales como marxistas han
excluido (y lo siguien haciendo) el aporte del trabajo doméstico en la
evaluación de la riqueza, gran parte de las teorías feministas y sobre género
han estado denunciando y corrigiendo este sesgo desde hace ya varias
décadas. Uno de los principales aportes del análisis feminista del trabajo y
de la producción es la puesta en evidencia de una economía doméstica
patriarcal, es decir de una organización social de producción-reproducción
basada en la división sexual del trabajo. Siguiendo a Delphy (1998),

14
podemos identificar en el marco de la familia patriarcal (o familia extendida
o comunidad, según los diferentes patrones culturales) un sistema de
producción de la riqueza donde las mujeres realizan una amplia gama de
servicios gratuitos sin tener por ello reconocimiento, salario u otro tipo de
retribución. Estos servicios se asocian con la reproducción, socialmente
atribuida por “esencia” a las mujeres, precisamente por el proceso de
categorización/naturalización de género (mujer=útero=reproductora), pero
van mucho más allá del trabajo del embarazo y parto, sino que abarcan
todos los trabajos que, según las diferentes culturas, son relacionados con
el acto de reproducción y el espacio del “domus” (criar hijos, cocinar, lavar
ropa, limpiar la casa, ir de compras y en contextos rurales cargar agua,
leña, etc.). Además de abarcar una amplia gama de trabajos mucho más allá
del hecho de parir, también esta asociación prioritaria de las mujeres a los
trabajos “domésticos” o afines no solamente toca a las mujeres en edad de
procrear, sino que a todas las mujeres viviendo en una familia patriarcal:
desde las hijas hasta las abuelas. Finalmente, esta división sexual del
trabajo y economía doméstica recae en otros ámbitos del trabajo y empleo
femenino, desde la agricultura hasta los sectores industriales y de servicios
se repite una atribución genérica de condiciones, calificaciones,
especialidades, retribuciones del trabajo vinculado con la asociación
mujer=reproducción.2

Con el mecanismo de la división sexual del trabajo, es nuevamente


todo el sistema de género que se reproduce mucho más allá del ámbito
familiar, y toda una sociedad que produce y reproduce riqueza invisible,
desde la crianza de hijos hasta procesamiento de alimentos y realización de
servicios de salud y educación totalmente gratuitos3. Esta gratuidad no es
puesta en cuestión dado que no existe una evaluación social de la
productividad de este trabajo, por corresponder al rol “natural” y a la
dedicación “amorosa” de las mujeres en la familia. Un aporte central de la
teoría feminista al respecto ha sido el cuestionar este principio de
separación entre producción y reproducción, oposición ideológica clave de
los sistemas patriarcal y capitalista. La categorización sexual dichotómica y
jerarquizada de los espacios y trabajos productivos vs reproductivos
contribuye a la dependencia material y simbólica de las mujeres y su
exclusión de una amplitud de esferas y actividades sociales , empezando por
la educación, proceso inútil o marginal en un contexto de priorización del rol
reproductor de las mujeres. La división sexual del trabajo es entonces un
obstáculo mayor en la construcción de la autonomía de las mujeres, en lo
económico por supuesto, pero también en su dimensión de afirmación

2
Como consecuencia de lo mismo se observa lo que los estudios de sociología de género y trabajo han
nombrado segregación horizontal del mercado laboral: las mujeres tienen acceso a una gama restringida de
trabajos y profesiones, la mayoría asociada con el papel tradicional dentro del hogar (servicios, salud,
educación, empleo doméstico, etc.).
3
El valor de estos trabajos es clave en el contexto actual de re-estructuración de las economías hacia la
privatización de servicios, pues este proceso se apoya formalmente o no sobre el “ajuste invisible” que
realizan las mujeres haciendose cargo de actividades anteriormente aseguradas por el Estado.

15
identitaria y subjetiva, proceso “troncado” por una elaboración estructrual
del ser y del hacer dirigidos hacia el Otro.

Es evidente que este mecanismo tiene su consecuencia en el tema


que nos ocupa: no podemos entender la sobre-exposición de las mujeres al
VIH-SIDA (y su menor acceso a la sanación) sin contar con esta asignación
al esapacio/trabajo doméstico que les resta posibilidad para moverse,
aprender, intercambiar, afirmarse, descansar, divertirse, crear, etc., en fín,
elegir libremente, sin atribuación de sexo/género, los espacios,
conocimientos y actividades que quieran desarrollar. Este aspecto es parte
de la hypótesis general que hacemos sobre la necesaria soberanía (física,
económica, sicológica) que deben de tener las mujeres con VIH-SIDA y las
mujeres en general para no sufrir discriminación en el ámbito de la salud .
Otra vez insistimos: sin no se considera el problema desde esta ráiz y en su
amplitud (como sistema de género), no se puede lograr un cambio
estructural en la salud de las mujeres.

4.5. Contrato sexual y ciudadanía

El ordenamiento social en función del sistema de sexo/género y sus


mecanismos claves como la división sexual del trabajo y control de la
reproducción van de la mano con el dominio masculino del ámbito político.
En otras palabras, los dos primeros mecanismos analizados se articulan
estrechamente con el principio de la división público/privado, fundamento
base del patriarcado, por lo menos en su vertiente occidental moderna 4. El
trabajo invisible y “natural” de las mujeres en la esfera doméstica confirma
su presencia inadaptada en la esféra pública. Mientrás lo “privado”
(asociado con lo “femenino”) es relagado a una dimensión a-histórica y a-
política de la sociedad, los procesos de conducta de la sociedad son
manejados por un pacto social entre hombres. Este pacto social de la
ciudadanía moderna tiene su lado oculto y a la vez condición sine qua non:
el contrato sexual (Pateman 1988) que organiza las relaciones de género.
Por las mismas razones que se dejó el trabajo doméstico fuera del análisis
económico, la sciencia política no ha considerado el contrato sexual, o sea
los enjuegos políticos de la esfera “privada”, como siendo parte integrante
de las formas por las cuales una sociedad se goberna a si misma. Es otro
aporte fundamental de las teorías feministas el haber mostrado el vínculo
4
Es importante historicizar las expresiones del sistema de sexo/género, análisis que permite precisamente
mostrar su carácter social y cambiante (y no “natural”). Sin embargo, la antropología feminista, al mostrar
estos cambios y variaciones también ha puesto en evidencia recurrencias de patrones estructurales de género
(ver en particular Rainer Reiter y Margaret Mead). En el contexto latino-americano de constitución de las
Independencias y Estados-naciones se reproduce el principio de organización occidental/colonial de
gobernanza basada en la separación sexuada público/privado (aunque hay que considerar el mantenimiento de
formas indígenas y afro-descendientes de organización social-política basadas en principios no liberales que
puedan ordenan lo público/privado de forma distinta, pero siempre con una construcción simbólica y material
sexo/genérica).

16
entre la economía política patriarcal y la construcción moderna de la
concepción de ciudadanía basada en la separación público/privado. No se
puede pensar, ni históricamente, ni sociologícamente, el mismo desarrollo
del Estado-nación y sus principios de ciudadanía sin la estructura social,
económica y política de las relaciones de sexo/género que conocemos.
Aunque la democracia moderna se caracterize por los principios del
individuo abstracto (indiferenciado) y de los derechos “universales”, su
pacto invisible ha sido la exclusión concreta de las mujeres, así como de
grupos raciales/sociales inferiorizados (por ejemplo de los/las Negros/as en
EEUU). La universalidad necesita de su “Otro/a”, su “diferente”, para
dibujar los contornos de una sociedad “democrática” que no ponga en riesgo
los privilegios sexuales/genéricos y raciales. Es así como se definen a las
mujeres “naturalmente” no predispuesta para el ejercicio público del pacto
democrático y que, en el contexto europeo del siglo XIX, los derechos de
las mujeres retroceden a la medida que la imagen de la madre-esposa como
normativa se hace más aplastante. Esta contradicción entre principios
universales y prácticas de diferenciación fue cuestionada desde un inicio
por las defensoras de los derechos de las mujeres, así como fue
cuestionado el pacto democráctico independentista por las primeras
feministas latino-americanas. Buscando ser “ciudadanas”, estas mujeres
vivían en una “paradoja” (Scott 1998), porque queriendo ser las “iguales”
tenían primero que demostrar las diferencias negadas por el principio
universalista. Estas diferencias no eran accidentales sino que la exclusión
de las mujeres de lo público-político y su control dentro de la esfera
privada-apolítica fueron (y siguen siendo) integralmente parte del contrato
social moderno (Yuval Davis 1997). En otras palabras: “las mujeres son el
Otro de la modernidad y por esto mismo una de sus condiciones de
posibilidad” (Fraisse 1989 : 335). La libertad y “actividad” del ciudadano
tiene como contraparte la dependencia y “pasividad” de las mujeres, cuyo
papel en la esfera doméstica, lejos de ser considerado trabajo activo, es
asociado con un rol natural. El sistema de sexo/género, con su construcción
de diferencias naturalizadas, su división sexual del trabajo, delimita la
ciudadanía en términos de actores masculinos liberados de todo trabajo y
deber en la esfera doméstica.

La ciudadanía es así en lo concreto “diferenciada” y por supuesto


hasta hoy en día. Aunque las mujeres gracias a su esfuerzo de movilización
social hayan logrado sufragio, elegibilidad y derechos formales, la
reproducción de exclusiones, marginaciones y discriminaciones de las
mujeres en la esfera pública-política es un hecho actual conocidísimo muy
lejos de ser resuelto5. Si la ciudadanía de las mujeres sigue siendo parcial y
la opresión patriarcal vigente a pesar de los avances de la igualdad formal
es porque no se ha cambiado el contrato sexual inicial de la democracia . Es
decir que la división sexual del trabajo y la atribución genérica de “papeles”
no se ha movido: son mujeres quienes en su asombrosa mayoría se siguen
5
Por ejemplo, a escala mundial las mujeres siguen constituyendo sólo el 16% de los parlamentarios (PNUD
2006).

17
haciendo cargo del trabajo reproductivo, lo que obstaculiza su participación
en asuntos públicos-políticos. Esta exclusión o menor accesibilidad - y no
solamente en términos cuantitativos sino también cualitativos y estatutarios:
a las mujeres que acceden a parlamentos, congresos, gobiernos, asambleas
comuntarias, representaciones sindicales, etc, no se les dan los mismos
niveles ni ámbitos de responsabilidades – les resta posibilidad de intervenir
en asuntos de conducta de la sociedad que puedan transformar su condición,
en particular tocando temas vinculados con su libertad, su sexualidad, su
autonomía. Este freno al pleno desarrollo de las mujeres como “sujetas” de
decisiones y acciones políticas tienen varias consecuencias para el tema
que nos ocupa: 1) no son actoras de las políticas públicas en materia de
salud; 2) por lo mismo, estas mismas políticas se definen desde el falso
universal masculino, lo que se concretiza por ejemplo en la investigación y
producción de medicamentos concebidos para hombres; 3) teniendo acceso
limitado a la esfera pública, las mujeres viven una doble discriminación en la
enfermedad, más dificultadas para salir a dialogar, informarse, recibir
ayuda, protegerse, etc. Nuevamente, si no se considera un cambio integral
de las relaciones de género, principalmente trastornando el ordenamiento
sexual de las actividades reproductoras, laborales y políticas , no se puede
pensar mejorar sustancialmente el acceso de las mujeres a la salud.

4.6. Problematización para la investigación: violencia,


migración y probreza

A partir del marco teórico presentado, se ha abordado el análisis de


las vivencias de las mujeres con VIH/SIDA y de los discursos de ellas y de
otras mujeres sobre la sexualidad. Este marco nos sirve de corpus para
entender un sistema de causas que limitan la autonomía de las mujeres y
que inciden en los factores de mayor/menor riesgo. Más allá del factor
directo de riesgo, este marco permite comprender la
imposición/interiorización de un ordenamiento simbólico patriarcal sobre la
sexualidad, lo cuál contribuye al alejamiento de las mujeres de su propio
cuerpo, ganas y necesidades. Hemos elegido tres temáticas para profundizar
el planteamiento teórico y de nuestras hipótesis en el marco de la
realización y del análisis de las entrevistas cualitativas. Estos temas – la
violencia, la migración y la pobreza – precisan y desarrollan la temática
general de la sexualidad y del patriarcado, explicando algunos de su
mecanismos claves como la violencia y de sus articulaciones con otros
problemáticas sociales como lo son la migración y la pobreza. Daremos aquí
una breve presentación de cómo se vinculan estas tres temáticas con el
marco teórico por un lado y con nuestra investigación por el otro.

4.7. Patriarcado, sexualidad y violencia

¿Por qué vincular sexualidad, violencia y factores de incidencia en


VIH-SIDA? A nivel teórico, como se mencionó arriba, la violencia es un
elemento estructurante de la reproducción del sistema de sexo/género. Sea

18
sicológica, verbal, simbólica, sexual o física, la integralidad del
ordenamiento social patriarcal produce violencia contra las mujeres,
asegurando el mantenimiento de papeles y patrones de género. La violencia
patriarcal está íntimamente vinculada con la base económica-política del
mismo sistema ya que es dentro de la propia familia que se manifiestan los
niveles más altos y recurrentes de violencia contra las mujeres 6. Sin
embargo, no se limita a este espacio, sino que se expresa en los espacios
públicos, tanto en la calle, en el trabajo, en las instituciones, así como en el
contexto de conflictos armados. Lo que une estas diferentes expresiones de
la violencia es un continuo que va de lo privado a lo público y de lo físico
hasta lo simbólico, siempre con una misma lógica transversal: las mujeres
son agredidas, golpeadas y asesinadas sólo por ser mujeres y según la
categorización sexual/genérica.

La violencia feminicida que se desploma en México y América Central


desde hace más de una década responde a este mismo patrón; los motivos
del asesinato y las formas de torturas (principalmente sexuales) tienen que
ver con el control y la represión de la autonomía de las mujeres 7.
Igualmente, la violencia contra las mujeres en el marco de conflictos
armados tienen carácter del sistema sexo/genérico; las mujeres se vuelven
botín de guerra y la agresión de su cuerpo un arma contra el enemigo. Lo
que ocurre en el espacio de los conflictos armados es la continuación de lo
que ocurre en la casa. La concepción patriarcal del cuerpo y de la
sexualidad de las mujeres define, organiza y en muchos casos legitima esta
violencia. Nuevamente, el reto de la teoría y acción feminista es
deconstruir la oposición público/privado, mostrando el patrón de agresión
sexual en las guerras y la lógicas guerreras que sacuden los hogares, la
principal dificultad siendo la visibilización y castigo legal de la violencia,
sexual en particular.

La violencia siendo un mecanismo clave de producción-reproducción


del sistema patriarcal, no se pueden hablar de la vivencia y visión de la
sexualidad de las mujeres sin evocarla. Los datos abrumadores (aunque
6
A escala mundial, la violencia doméstica es la causa principal de muerte o atenta contra la salud de las
mujeres entre 16 Y 44 años, más importante que el cáncer, la malaria o los accidentes de carretera (según la
OMS y el BM, in : Parliamentary Assembly of the Council of Europe, Domestic Violence against Women,
Recommendations 1582. Adopted 27th of September 2002).
7
Sin embargo, como lo muestran varios estudios sobre feminicidios (o femicidios), los asesinatos se
relacionan con un contexto social, económico y cultural, en particular con el incremento de zonas peri-
urbanas empobrecidas, del crimén organizado, de la migración y de creación de zonas industriales fronterizas
o ZIP donde las mujeres se encuentran particularmente expuestas. (Ver entre otros: Comisión Especial para
Conocer y Dar Seguimiento a las Investigaciones Relacionadas con los Feminicidios en la República
Mexicana y a la Procuración de Justicia Vinculada, La violencia feminicida en 10 entidades de la República
Mexicana (37-63). Congreso de la Unión, Cámara de Diputados, México D.F.), González Rodríguez, Sergio
(2002). Huesos en el desierto. Barcelona: Anagrama; CALDH, Centro para la Acción Legal en Derechos
Humanos (2005). Asesinatos de mujeres : expresión del feminicidio en Guatemala. Ciudad de Guatemala :
CALDH; Kennedy, Mirta (2006). “Femicidio en Honduras”. Ponencia para el Segundo Encuentro
transnacional de mujeres centroamericanas del Norde y Centroamérica. Universidad de San José, Costa Rica,
12-14 de enero del 2006.

19
siempre sub-evaluados) sobre la recurrencia de la violencia sexual dentro
del hogar indican que las mujeres aprenden la sexualidad a través de la
violencia. Esta misma relación aparece en las historias de vida recogidas
por nuestra investigación y nos parece fundamental abordar la violencia
sexual como factor agravador frente al VIH/SIDA. Efectivamente, los
impactos físicos y sicológicos de la violencia sexual, así como el miedo a
respuestas violentas, tienen un efecto extremedamente reprimidor en
cuánto a la posibilidad de conocer su cuerpo, informarse, hablar de la
enfermedad, buscar apoyo, etc. Los mecanismos bien conocidos de
culpabilización de la víctima llevan las mujeres a percibir su cuerpo como
algo ajeno y sufrir silenciosamente. Si lo hacen frente a una violación, es
probable que tendrán la misma actitud frente a una MST o el VIH/SIDA.

4.8. Patriarcado, sexualidad y pobreza

La vinculación de la dimensión económica con las relaciones de


género y la sexualidad también surge tanto de una exigencia teórica como
de las observaciones de campo. Sin poder aquí entrar a profundidad en esta
problemática, la intersección entre relaciones de género y clase ha sido un
aspecto ampliamente debatido dentro de las teorías y movimientos
feministas. Al igual que los aportes feministas sobrayaron la no-
homogeneidad de la clase con respecto a las diferencias jerarquizadas por
género (salarios, condiciones laborales, calificaciones, etc.), tampoco se
debe de perder de vista que el género está estructurado en función de
diferencias de clase (Hirata & Kergoat 1993) 8. El reto teórico es lograr
mostrar esta dinámica de interrelaciones entre clase y género que co-
producen una realidad social de desigualdades y discriminaciones, sin que
una u otra de éstas sea definida como más apremiante o prioritaria.

Desde nuestro análisis del contexto del VIH/SIDA y a partir de los


resultados de las entrevistas, esta interrelación emerge de manera muy
clara. Por un lado, tenemos una población de mujeres sobre-expuesta al
VIH/SIDA y con sub-acceso a información y tratamiento que no representa
una categoría homogénea o universal de “las mujeres”. En los factores
estructurales de incidencia, junto con el sistema de sexo/género,
intervienen las relaciones de clase, con la consecuencia que las mujeres
sobre-representadas en grupos más amenazados son las mujeres pobres. A
nivel cualitativo, en las propias palabras de las mujeres y la vivencia del
VIH/SIDA, volvemos a encontrar esta interrelación. Por otro lado, la
situación de las mujeres pobres es doblada de una discriminación de género,
es decir que por toda la gama de causas que vimos anteriormente (división
sexual del trabajo, división privado/público, apropiación del cuerpo) las

8
Las múltiples propuestas de articulación entre género y clase oscillan entre la conceptualización de dos
relaciones (articuladas o jerarquizadas) o de un sólo sistema de relaciones: el capitalismo patriarcal o el
patriarcado capitalista.

20
mujeres a escalda mundial son la mayoría de los pobres 9. Este factor, en el
caso de las mujeres con VIH/SIDA, les resta por supuesto posibiliad de
acceso a la información, prevención y sanación. Al final, cumulan una triple
desventaja social (pobreza, desigualdad de género y enfermedad) que las
convierte en una población social y culturalmente particularmente
marginada. Finalmente, no por ser pobres dejan de vivir las consecuencias
del sistema patriarcal en términos de represión/control del cuerpo y la
sexualidad. La interiorización de una visión patriarcal negativa, ajena, del
propio cuerpo se dobla de un estigma social sobre la sexualidad y el cuerpo
de los/las pobres (suciedad, prácticas sexuales no conforme a la moral,
demasiados hijos, etc.). Es una doble violencia simbólica que, como lo
veremos más adelante, las voces de las mujeres entrevistadas ponen en
evidencia.

¿Cómo abordar entonces esta interrelación clase-género en el análisis


de la percepción y vivencia del VIH/SIDA? Nos parece fundamental no dejar
a un lado ni pobreza ni sexualidad, ni favorecer más a uno u otro de estos
ejes, sino más bien verlos como imbricados. La construcción de la
autonomía de las mujeres como barrera a la enfermedad pasa tanto por el
fortalecimiento de su sexualidad libre como por la erradicación de su
condición de pobreza.

4.9. Patriarcado, sexualidad y migración

La migración constituye la tercera dimensión analítica que decidimos


tomar en cuenta en este conjunto de relaciones sociales impactando sobre
el fenómeno del VIH/SIDA. La migración se manifiesta como índice
importante en el contexto estudiado y también en los relatos abordados,
pero constituye además un aspecto de la cuestión teórica de la relación
entre género y relaciones de raza/etnicidad y Norte/Sur. Si bien no se
profundiza este aspecto en la investigación, es importante remarcar que la
interrelación entre migración y género observada en las percepciones y
discursos sobre VIH/SIDA confirman, en este ámbito particular, la invitación
que hacen muchas teóricas feministas hoy en día a pensar la
intereseccionalidad entre relaciones patriarcales, (neo) coloniales y
“raciales”10. La migración es una de tantas expresiones actuales de la
discriminación racista/colonial y desigualdades geopolíticas, con un impacto
social en América Latina y el Caribe sin duda cada vez más asombroso. La
migración es atravesada por el género, ya que las mujeres y los hombres no
migran hacia los mismos destinos, trabajos y tampoco en las mismas
condiciones o según los mismo ritmos o épocas. Existe una división sexual
9
De las mil millones de personas más pobres del mundo, las tres quintas partes son mujeres y niñas (PNUD
2006); más de 60% de los 550 millones de trabajadores pobres del mundo -que sobreviven con menos de un
dólar por día- son mujeres (OIT marzo 2007) ; a escala mundial, las mujeres ganan 25% menos que los
hombres (OIT marzo 2007).
10
Ver entre muchas otras: Mohanty 2003; Curiel 2993; Weneck 2005; Hill Collins 1991; Masson (2006a;
2006b).

21
del trabajo migrante, así como expresiones sexuadas de discriminación y
violencia contra las y los migrantes. Además, la migración tiene su peso en
las relaciones de género de las personas que se quedan, por ejemplo la
recaída de sobre-carga de trabajos y responsabilidades en las mujeres
(esposas, hijas, abuelas, …). Sin embargo, se han puesto en evidencia
dinámicas de cambio relacionadas con la migración, por ejemplo un cierto
fortalecimiento de la autonomía de las mujeres que se quedan solas o un
incremento del poder material, cultural o simbólico de las que se van.

La relación migración-genéro en cuánto a la problemática del


VIH/SIDA se expresa de dos formas: una sobre-exposición por relaciones
sexuales patriarcales marcadas por la violencia, agregado al riesgo de
contratar el virus por un compañero o esposo migrante o por una agresión
sexual como mujer migrante. Por otro lado, a nivel del discurso y
estigmatización, “los migrantes” como categoría ideológica son señalados
socialmente como grupo de alto riesgo, lo que pesa sobre la familias y
comunidades “exportadoras” de migrantes y contribuye al repliegue y
miedo en ellas y falta de transparencia y atención que se dispone para
mitigar y prevenir impactos del virus con estas poblaciones. Desde nuestro
análisis de las percepciones de las mujeres sobre el VIH/SIDA, podemos
incitar al desarrollo de acciones que sí tomen en cuenta los factores de
exposición vinculado con la migración, pero que al mismo tiempo se
comprometan en la deconstrucción de estereotipos que estigmatizan esta
población como vectores prioritarios del vírus.

Conclusión

Este marco interpretativo de nuestra investigación ha querido mostrar


cuatro ejes importantes para el entendimiento de la problemática que nos
ocupa y en particular poder abordar las percepciones, discursos y vivencias
que se presentan más adelante:

1) Se requiere un análisis de las causas estructurales que


deteterminan los factores de incidencia en el VIH/SIDA si se tiene como
objetivo un cambio profundo en sus efectos en las mujeres.
2) Estas causas se vinculan con categorías sociales y relaciones
sociales de poder, que son principalmente el género, la clase y la
etnicidad/raza, y que estructuran de forma articulada la totalidad de los
campos de la sociedad. La sexualidad, siendo un aspecto clave en la
construcción de relaciones de género y un ámbito social directamente
vinculado con la problemática del VIH/SIDA, tiene que recibir una
atención analítica transversal.
3) El estudio de los mecanismos caracterizando las relaciones
sociales que determinan los factores de incidencia y modos de vivencia
del VIH/SIDA nos indican que el corazón de la problemática tiene que ver
con la autonomía de las mujeres. En la medida que se logra cambiar las
causas estructurales y generar más autonomía en ellas, se puede

22
imaginar un cambio significativo en la prevención y protección frente al
VIH/SIDA.

-------------------------------------

Sabine Masson
Socióloga, investigadora del Institut Universitaire d’Etudes du
Développement (IUED), Ginebra, Suiza.
Mayo del 2007

23
Capitulo V

Análisis del contexto del país

No es tan cierto que estos son tiempos de crisis, porque en países


como el nuestro las crisis son endémicas, son parte de lo cotidiano, de
nuestra historia desde hace 500 años. Porque la pobreza y los problemas
que enfrenta el país son resultado de un modelo feudal, heredado de la
colonia, de una independencia inconclusa, de una reforma liberal que no
logró “modernizar” al país, de un proceso de industrialización que no
permitió generar un desarrollo endógeno, de un modelo neoliberal que
constituyó a Honduras como un país exportador de materias primas, de una
globalización que vino a profundizar las desigualdades entre las personas.

La pobreza y la exclusión social que generaron estos modelos


económicos no han permitido tampoco la consolidación de un modelo
democrático desligado de las premisas del neoliberalismo. Al contrario. La
llamada democracia que hemos tenido desde la transición de los años
noventa profundiza las desigualdades provocadas por el capitalismo, ya que
se trata de democracias de fachada, que se quedan en lo formal, porque no
producen modificaciones sustanciales en las condiciones de vida de las
personas, y no permiten la formación de una cultura política que nos
garantice constituirnos como ciudadanas y ciudadanos.

5.1. Perfil de un país pobre

Honduras es un pequeño país ubicado en el Centro de América, con


una población de 7,367,022 habitantes, de los cuales 3,549,754 son hombres
y 3,817,268 son mujeres, lo que equivale a un 48% y un 52%,
respectivamente. Para hablar de la pobreza en Honduras sobran datos:
después de Haití y Guatemala, es el tercer país de América Latina con el
Índice de Desarrollo Humano (IDH) más bajo del continente, y es uno de los
países con el porcentaje más alto de personas en situación de pobreza e
indigencia11. Por ello, tampoco es extraño que sea uno de los países de
América Latina con más casos acumulados de VIH/SIDA. Porque el SIDA es
una enfermedad que encuentra amplia cabida en la pobreza, en la
consolidación de un modelo de estado que desprecia la vida y las personas
por preocuparse exclusivamente por responder a los mercados
internacionales, a los cambios que está produciendo la globalización.

11
Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía, CELADE/ Comisión Económica para América Latina
y el Caribe, CEPAL. Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe. (Santiago de Chile,
CEPAL/ECLAC, 2007) pp.74.

24
Puede ser que la globalización tenga sus ventajas, pero es indudable
que en este juego hay perdedores y ganadores, y como siempre, somos los
países más pobres los perdedores. Porque la globalización prácticamente
mantiene intacta y refuerza la división internacional del trabajo que
estratifica al mundo entre países productores de materias primas y países
manufactureros industrializados, por lo que la división entre países pobres y
ricos se perpetúa.

En esta nueva división del trabajo, que no es más que una manera
reciclada de las viejas formas del capitalismo transnacional monopólico,
Honduras asume papel de país ensamblador y exportador de productos
textiles para el mercado mundial. Todo este proceso de formación de
nuevos horizontes comerciales va aparejado a cambios profundos en las
configuraciones geopolíticas, sobre todo, en lo referente al papel que debe
jugar el Estado. La creación de mercados comunes y la puesta en marcha de
tratados de libre comercio requieren la organización de unidades
industriales, financieras y políticas de mayor alcance que las nacionales 12,
por lo que en este nuevo orden los Estados nacionales dejan de tener el
papel de “reguladores” de la economía y la política13.

Esta idea de un estado mínimo no es nueva, pero con la globalización


lo que sucede es que los Estados reducen aún más su papel. No es que el
Estado-nación desaparezca, lo que sucede es que su soberanía y poder
político son erosionados14, para permitir que el mercado y su mano invisible
definan los destinos de los pueblos, sin interferencia de ningún tipo. Como
parte de esta reorganización de los estados y las economías, desde la
década de los noventas se implementan en Honduras los conocidos
programas de ajuste estructural o “paquetazos”. Estas medidas permitieron
algunos logros en la economía, como un aumento en las tasas de
crecimiento, el incremento de las exportaciones, la reducción del déficit
fiscal15, la desaceleración de la inflación, el aumento de las reservas netas,
la estabilidad monetaria, entre otras16.

Pero este crecimiento fue fantasma y a corto plazo, ya que no se


sustentó en cambios estructurales a la economía. Por estas razones, las
estadísticas macroeconómicas actuales muestran como se están revirtiendo
todos estos cambios; y cómo el desmantelamiento de la responsabilidad

12
Víctor Flores Olea. Crítica de la Globalidad. Dominación y liberación en nuestro tiempo. (México, Fondo
de Cultura Económica, 199). pp. 149.
13
Ricardo Petrella. Los límites a la competitividad. Como se debe gestionar la aldea global. (Chile, Editorial
Sudamericana, 1996) pp. 56.
14
Ricardo Petrella. Los límites a la competitividad. Como se debe gestionar la aldea global. (Chile, Editorial
Sudamericana, 1996) pp. 56.
15
PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano, Honduras 2006… pp. 9.
16
Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras, FOSDE. Boletín “Realidad Nacional” Enero,
2007. La gestión de Manuel Zelaya. Un año de primeros pasos. (Tegucigalpa, FOSDE, 2007) pp. 3.

25
social del Estado, resultado también de los programas de ajuste estructural,
vino a traer más pobreza y exclusión social, ya que tuvieron como
consecuencia inmediata el incremento de la inflación y el encarecimiento de
los artículos de la canasta básica.

Hoy la situación no ha cambiado. El gobierno insiste en que hay


mejoras económicas y una reducción de la pobreza. Pero oculta que este
repunte en la economía se debe al auge de la maquila y las remesas, que en
conjunto aportan casi el 40% del PIB17. No se dice que el crecimiento
económico generado por las maquilas es que es inestable, volátil, sujeto a
las decisiones y designios del capital extranjero; ni que los 1,300 millones
de dólares en concepto de remesas tienen altos costos en términos de vidas
humanas 18. No se expone que a pesar del crecimiento económico no se ha
logrado disminuir la pobreza, sino todo lo contrario: en la actualidad, un 68%
de las personas viven en pobreza, y de ellas, un 48% en pobreza extrema 19.
En nuestro país, al 20% más pobre le corresponde el 2% del total del
ingreso de los hogares, mientras que el 20% más rico se es poseedor del
64%20, lo que hace que de acuerdo con el coeficiente Gini, Honduras sea el
tercer país con más desigualdades de América Latina, después de Brasil y
Argentina.

5.2. Características socioeconómicas de las mujeres hondureñas

La democracia en nuestros países no es más que una quimera, sobre


todo para nosotras las mujeres. Ya no hay guerras civiles, cada cuatro años
votamos en las urnas, hay un reconocimiento formal de los derechos
humanos, pero… ¿Cómo podemos hablar de democracia, cuando la mitad de
la población (las mujeres) seguimos siendo excluidas de las grandes
decisiones de país, del poder económico, cuando no tenemos derecho a la
tierra, al crédito, a la salud, a la educación, a la igualdad de oportunidades?

Aunque sin duda la globalización y el capitalismo han acelerado el


empobrecimiento de las mujeres, debe tenerse en cuenta que la pobreza de
las mujeres es una condición determinada por un sistema patriarcal
transhistórico, en el que la división sexual del trabajo legitima la separación
estricta de funciones y espacios entre los géneros: las mujeres en el
espacio privado, el ámbito de lo reproductivo, el trabajo doméstico, las
labores no remuneradas; y por otro lado, los hombres en el mundo público,
en el trabajo productivo, remunerado.

Por el sistema patriarcal, en nuestro país, por el mismo trabajo y en


iguales condiciones, las mujeres perciben en promedio el 67% del salario

17
FOSDE. Honduras. Balance 2006. (Tegucigalpa, FOSDE, 2006). pp. 1
18
Idem anterior. pp. 152-153.
19
INE. Encuesta Permanente de Hogares de Propósitos Múltiples EPHPM. MAYO 2006… pp. 129.
20
Idem anterior, pp. 43- 44.

26
que reciben los hombres21. Por este orden social excluyente, a pesar que las
mujeres tienen en la actualidad mayor nivel educativo que los hombres, sólo
un 32.5% ocupan puestos de directoras, gerentes y administradoras, lo cual
evidencia que la toma de decisiones en la mayoría de los campos en la
sociedad hondureña está reservada a los hombres22.

Otro de los efectos de la globalización es la caída del empleo formal y


el aumento del desempleo y el subempleo en las mujeres. Cuando se elevan
las tasas de desempleo las mujeres son más afectadas, ya que pierden sus
empleos en el mercado laboral formal y, por consiguiente, se vuelcan
masivamente al sector informal. Así lo demuestran las estadísticas
existentes: de los nuevos empleos femeninos generados entre 1990 y 2004,
un 49% correspondió al sector informal de la economía23. Aunque esto tiene
que ver con el desempleo producido por la quiebra de muchas pequeñas y
medianas empresas, como resultado del avance de los TLC, el desempleo
femenino también está relacionado con las visiones culturales que persisten
en nuestra sociedad sobre la capacidad de las mujeres para desempeñarse
en puestos de dirección o en trabajos que requieran ciertas capacidades
técnicas.

La pobreza de las mujeres también tiene que ver con los efectos de
las medidas de ajuste estructural o “paquetazos”, que provocaron una caída
real de los salarios y del poder adquisitivo, y un aumento de los precios de
los productos de la canasta básica. Como por su rol reproductivo las
mujeres son quienes se encargan de velar por la satisfacción de
necesidades básicas, el encarecimiento de la vida tiene un efecto final en la
pobreza y vulnerabilidad de las mujeres, ya que para asumir el
encarecimiento de la vida aumentan sus horas de trabajo o trabajan en
oficios de alto riesgo.

Por otra parte, la importancia creciente de sectores como la industria


textil o las maquilas más bien han aumentado la precariedad de las mujeres
en el empleo, ya que el crecimiento económico generado por este rubro está
basado en la explotación indiscriminada de la fuerza laboral de las mujeres.
Para lograr el aumento de la productividad en tiempos específicos, las
maquilas requieren de un nuevo perfil de trabajador/a: deben ser personas
flexibles, capaces de adaptarse a cambios rápidos, que se puedan despedir
con facilidad, que se puedan insertar en muchos lugares y que estén
dispuestas a trabajar en horas irregulares24. Y quienes más que las mujeres
necesitadas de empleo para cumplir con todos estos requisitos. Por ello, el
90% de los puestos en la maquilas están ocupados por mujeres. Las
21
PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano, Honduras 2006… pp. 8.
22
Idem anterior, pp. 37.
23
PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano, Honduras 2006… pp. 59.
24
Thera Van Osch. Nuevos enfoques económicos. Contribuciones al debate sobre Género y Economía. (Costa
Rica, Postgrado Centroamericano en Economía y Planificación del Desarrollo (POSCAI)/ Centro de Estudios
de la Mujer (CEM-H), 1996). pp. 25.

27
maquilas están empleando de forma casi exclusiva mano de obra femenina,
por estar menos calificada y por reunir cualidades consideradas como
“femeninas”.

Los cambios en el sector agrícola también están produciendo cambios


en la estructura del empleo agrario y del empleo femenino. El
desplazamiento del sistema de explotación agrícola con fines de
autoabastecimiento, que fundamentalmente emplea a mujeres, hacia el
cultivo con fines pecuniarios que utiliza mano de obra predominantemente
masculina, está produciendo un aumento del desempleo femenino. Además,
debido a las desigualdades existentes entre en la posesión de los recursos
productivos, el acceso al crédito, etc. las mujeres no tienen la posibilidad de
insertarse en los mercados productivos, aun con productos no tradicionales.

La pobreza en las zonas rurales, donde un 60.3% de las personas


viven en pobreza extrema25; y la falta de interés del gobierno por
implementar políticas agrarias efectivas, han hecho que desde las década de
los setentas se esté produciendo un éxodo masivo del campo a la ciudad.
Esta tendencia fue reforzada con el paso del Huracán Mitch por tierras
hondureñas, que sembró a su paso destrucción, muerte y más pobreza.

El surgimiento de grandes parques industriales en las ciudades que se


ubican dentro del “corredor de desarrollo”, como Tegucigalpa y San Pedro
Sula, también ha provocado un aumento de la migración hacia estas
ciudades, sobre todo de mujeres. En busca de mejores condiciones de vida,
muchas mujeres se vienen de sus aldeas a las grandes ciudades, se ven en
un nuevo ambiente y con nuevas libertades sin contar con la información
necesaria para llevar una vida sexual sin riesgos.

Frente a la extrema pobreza y la falta de oportunidades, muchas


mujeres optan por migrar a Estados Unidos o Europa, lo que provoca que,
según datos del Gobierno de Honduras, las mujeres constituyan el 38% del
total de las personas migrantes; aunque según datos oficiales de Estados
Unidos, el porcentaje de mujeres y hombres establecidos en Estados Unidos
es casi igual26. Los patrones migratorios varían por regiones: en la región
norte y central la migración es urbana, en las demás regiones la migración
es rural. Se pudo observar también que en Atlántida, Cortés y Yoro emigran
más mujeres del ámbito urbano, y en las demás zonas la mayoría de las
mujeres que emigran son del campo.

La migración internacional representa un doble riesgo para las


mujeres frente al VIH/SIDA. Por un lado, durante la ruta que siguen para
llegar al país del norte, las mujeres que migran ilegalmente se ven
expuestas a violencia, delincuencia, narcotráfico, violaciones sexuales y
otros tipos de abusos, o caen en las redes de traficantes y de trata de
25
Idem anterior, pp. 128.
. Para mas detalles ver PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano, Honduras 2006… pp. 156.
26

28
personas, sobre todo las niñas y las mujeres jóvenes, lo que las expone
también al contagio del VIH/SIDA. Por otra parte, cuando sus compañeros o
ellas retornan al país, tienen relaciones sin protección con sus parejas, aún
sin saber de su vida sexual.

Sin lugar a dudas, hay una relación estrecha entre el aumento del
VIH/SIDA en las mujeres y la pobreza. Por su dependencia económica,
muchas mujeres continúan teniendo relaciones sexuales con sus parejas
aunque saben que tienen otras parejas sexuales. El aumento de la pobreza
en las mujeres también hace que realicen trabajos peligrosos o de alto
riesgo para su salud, que migren hacia las grandes ciudades o hacia otros
países, sin que estén preparadas para asumir los cambios en su vida sexual
que implican las nuevas situaciones. La pobreza les dificulta el acceso a
información adecuada sobre la salud, el VIH/SIDA y los métodos preventivos
lo que influye en la falta de autonomía sobre su cuerpo y sus decisiones
vitales; las obliga a permanecer en situaciones de alto riesgo, como
relaciones violentas. La falta de oportunidades en el mercado laboral y la
desigualdad en los ingresos las obligan a ocuparse en empleos de alto
riesgo, como el trabajo sexual comercial.

Otra situación que hace vulnerables a las mujeres frente al VIH/SIDA,


y que está también asociada a la pobreza es la violencia contra las mujeres.
De acuerdo con la ESNF-2006, a nivel nacional el 15% de las mujeres
mayores de 15 años han sido víctimas de maltrato físico alguna vez en su
vida, lo que equivale a 450,000 mujeres. En un 60% de los casos quien
ejerce la violencia es el esposo, ex esposo o compañero sentimental 27. Otro
dato que pone en evidencia la magnitud de la violencia contra las mujeres
son los datos de abuso sexual. De acuerdo con esta misma encuesta, un
11% de las mujeres en Honduras han sido víctimas de abuso sexual antes de
los 12 años. En un 30% de los casos quien cometió el abuso fue el padre28.

La violencia contra las mujeres es la expresión más clara de las


desigualdades entre los géneros, el espejo de un sistema patriarcal que
hace que las mujeres sean consideradas como seres inferiores, sometidas a
la voluntad de sus maridos o compañeros de hogar. La violencia es
estructural, porque tiene que ver con la consolidación de un modelo de
estado y de un imaginario social que situa al hombre como la medida de las
casos, y que identifica lo masculino con la razon, la fuerza y la inteligencia.

En contraposición, las mujeres son consideradas como seres


irracionales, emocionales, débiles por carecer de fuerza, y por lo tanto, la
idea que deben ser sujetas de la voluntad masculina, obedientes, es la que
prevalece en los esquemas culturales y en el mundo simbólico de las
27
Instituto Nacional de Estadística. Encuesta Nacional de Demografía y Salud ENDESA 2005-2006.
(Tegucigalpa, INE, 2006) pp. 207.
28
Instituto Nacional de Estadística. Encuesta Nacional de Demografía y Salud ENDESA 2005-2006.
(Tegucigalpa, INE, 2006) pp. 207- 216.

29
personas. Estas construcciones se legitiman desde lo público a lo íntimo y
viceversa, son reforzadas en los centros educativos y las iglesias, y son
naturalizadas desde la aceptación de la violencia pública y privada contra las
mujeres como algo normal, inherente a su condición de género. Por estas
razones, nuestra sociedad no se inmuta cuando en los diarios salen todos
los días fotos de mujeres muertas por violencia, que pagan crímenes que no
cometieron, o que son asesinadas por sus propios esposos o compañeros de
hogar.

Según la información de la base de datos del Centro de Estudios de la


Mujer, CEM-H y de la DGIC, del 2003 al 2005 fueron asesinadas 420
mujeres. En el 2006 se produjeron 166 crímenes contra mujeres que fueron
alevosos, sangrientos, con saña, en donde los victimarios descargan su
misoginia en los cuerpos de las mujeres. En el 11% de los casos los
victimarios son sus compañeros de hogar, un 10% guardias de seguridad y
policías, y un 23% maras y narcotraficantes. El resto de los casos se
desconocen quien fue el asesino. Las mujeres jóvenes son las más
afectadas, ya que el 82% de las mujeres asesinadas tenían entre 15 y 24
años; y constituyen el 15% del total29 de suicidios. La violencia, además que
impide la participación de las mujeres en los procesos de desarrollo y el
libre ejercicio de sus derechos, las expone al contagio del VIH/SIDA, porque
les impide negarse a tener relaciones sexuales cuando consideran que su
compañero de hogar puede estar infectado, o exigir el uso del condón.

El aumento del VIH/SIDA en las mujeres tiene que ver también con
dos fenómenos: la reducción del gasto social, y la visión de desarrollo
humano que prevalece en las personas que toman las decisiones en este
país, para quienes las mujeres, la salud y la sexualidad no son temas de
interés, no son parte de la democracia y la política. Las estadísticas de la
inversión en gasto social corroboran estas afirmaciones: en la actualidad
sólo un 3% del porcentaje del PIB es destinado a la salud30. La reducción del
gasto fiscal está produciendo una tendencia constante a la privatización (de
hecho) y a la focalización de los servicios31; que los beneficios públicos y
los servicios sociales sean reemplazados por prestaciones individuales
basadas en el mercado que sólo están disponibles para aquéllos que pueden
pagarlas32; y una disminución de la cobertura y la calidad de la atención.

Aunque estos problemas tienen efectos en toda la población, son las


mujeres las que al final más sufren las deficiencias de los sistemas de salud,
porque son las mayores usuarias de los servicios de salud públicos.

29
Mirta Kennedy y Suyapa Martinez. Investigación de femicidios en Honduras. (Tegucigalpa, Centro de
Estudios de la Mujer, 2005).
30
INE. Encuesta Nacional de Demografía y… pp. 3.
31
Josep Lluís Barona. Globalización y desigualdades en salud. Sobre la pretendida crisis del estado de
bienestar; en Política y Sociedad, Nº 35 (Madrid, Universitat de Valencia, 2000). pp. 32.
32
CIHR IRSI. Globalización, género y salud: Relación entre la investigación y la generación de políticas.
(Canadá, CIHR IRSI, 2003) pp.11.

30
Además, como son las encargadas de la salud y del cuidado, las mujeres
terminan asumiendo los gastos de medicinas y consultas que no son
cubiertos por el Estado. Estos problemas hacen que en nuestro país la
esperanza de vida no haya experimentado una tendencia positiva desde
hace 5 años, y que Honduras siga siendo uno de los países con las tasas
más altas de desnutrición de América Latina33. También hacen que seamos
uno de los países con las tasas más altas de fecundidad, ya que en
Honduras, la Tasa de Fecundidad (TGF) de las mujeres de 15 a 49 años de
edad sea de 3.3 hijos por mujer, 2.6 hijos en el área urbana y 4.1 hijos en el
área rural34.

La ausencia de una preocupación real del estado con respecto a la


salud se observa también en el hecho que de todo el presupuesto de salud,
solo un 15% de los fondos son invertidos en la prevención y atención del
VIH/SIDA. Esto hace que no existan los servicios esenciales para garantizar
que las mujeres no se infecten, como dispensarios de condones, lugares
donde realizarse la prueba, etc. Todo esto deja ver realidades innegables
sobre el presente y futuro de nuestro país. Realidades que hablan de
profundas desigualdades e inequidades, de procesos de desarrollo
inconclusos, de la falta de un proyecto de nación, de la ausencia de la
voluntad política necesaria para cambiar nuestro destino.

5.3. Características regionales y su incidencia en el VIH/SIDA

De acuerdo con las premisas de esta investigación, la violencia, la


pobreza y la migración son tres factores que aumentan la vulnerabilidad de
las mujeres frente al VIH/SIDA. Si bien es cierto estos elementos están
presentes en casi todos los rincones del país, porque son problemas
estructurales que afectan la vida cotidiana de las mujeres, tanto en lo
privado como en lo público, hay diferencias regionales, culturales y
contextuales que marcan patrones de expansión del VIH/SIDA diferenciados
en cada ciudad, región o departamento. Para ver la conexión entre las
diferencias regionales y la forma como se está desarrollando la epidemia, se
escogieron cuatro ciudades o departamentos con características económicas
y socioculturales distintas: Francisco Morazán, Cortés, Atlántida e Intibucá.

Junto con Cortés, Comayagua, y Choluteca, Francisco Morazán forma


parte del denominado “corredor de desarrollo”, que incluye los
departamentos del país que concentran la mayor parte de la población e
industrias. Tegucigalpa, capital de la república y cabecera de este
departamento, fue durante mucho tiempo una de las ciudades de mayor
crecimiento poblacional, aunque en la actualidad es una de las ciudades que
más bajo crecimiento ha reportado. Debido a la falta de oportunidades de
33
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Informe sobre Desarrollo Humano, Honduras 2006.
(Tegucigalpa, PNUD Honduras, 2006) pp. 7.
34
Instituto Nacional de Estadística. Encuesta Nacional de Demografía y Salud ENDESA 2005-2006.
(Tegucigalpa, INE, 2006) pp. 60.

31
trabajo, ya que además del comercio a pequeña escala, esta ciudad casi no
cuenta con empresas o fábricas, y hay un gran número de personas
trabajando en el sector informal. Todo esto hace que al menos un 44.6% de
su población tenga mas de una necesidad basica insatisfecha35.

El departamento de Cortés es parte también del corredor de


desarrollo. Su cabecera departamental, San Pedro Sula, es conocida como la
capital industrial del país, ya que desde mediados de la décadas de los
ochentas se convirtió en la ciudad que más aglutina industrias y maquilas.
Esta característica hace que sea una de las ciudades con mayor crecimiento
poblacional de América Latina, porque atrae mano de obra de todo el país,
sobre todo femenina; lo que está provocando el surgimiento de “ciudades
dormitorios” como Choloma y Villanueva, situadas cerca de San Pedro Sula.
Al igual que en Francisco Morazán, la población del Departamento de Cortés
es mayoritariamente urbana. Aunque es una de las regiones más
industrializadas del país, un 35% de la población no tiene capacidad para
adquirir lo necesario para garantizar la subsistencia de la unidad familiar. 36

El crecimiento poblacional de estas ciudades no ha ido acompañado


de inversión social en infraestructura y servicios públicos. Las personas
viven hacinadas, en casas que no cuentan ni siquiera con los servicios
básicos: un 15% de las viviendas no tienen servicio de agua, un 7.4% no
tiene alcantarillado, y un 17% no tiene servicio de energía eléctrica37. Hay
pocos centros de salud y están desabastecidos, los hospitales existentes no
están equipados para dar una atención de calidad, y todavía hay 84,668
personas analfabetas, lo que deja ver las carencias que se enfrentan
también en el sistema educativo.

Otro de los rasgos característicos de estas dos ciudades son los altos
índices de violencia que se reportan en los últimos años, sobre todo de
violencia contra las mujeres. En el 2006 se evidenciaron 1,387 delitos
sexuales, de los cuales el 80% correspondió a mujeres y niñas. 83 mujeres
fueron asesinadas este año, de las cuales un 27% fueron víctimas amas de
casa, seguido por trabajadoras a cuenta propia. Las edades en las que más
se concentran estos casos es de 15 a 29 años un 41%, y de 30 a 49 años, un
36.3%38.

Atlántida es lugar de residencia del grupo más grande de los once


pueblos indígenas que viven en Honduras. Un 50% de su población vive en
zonas urbanas, y el 39% de la población no tiene capacidad para
garantizarse lo mínimo para su subsistencia39. En el tiempo de las grandes
35
INE, Censo de Población ...
36
Indice de necesidades básicas insatisfechas incluye…
37
INE, Censo de Población y Vivienda
38
Observatorio de la Violencia, Boletín “Edición N° 5, febrero 2007”. (Tegucigalpa, Universidad Nacional
Autónoma de Honduras, Diplomado en Violencia y Convivencia Social, 2007) pp. 12.
39
INE, Censo de Población ...

32
compañías bananeras, Tela, junto con las ciudades de Progreso y la Lima,
fue una de las ciudades más importantes del país. Por sus calles desfilaban
los magnates del “oro verde”, como se le llamaba al banano. Pero estos
tiempos de esplendor dejaron poco en el país, solo quedo en la memoria de
los viejos la riqueza efímera que produjo este tiempo.

Todo esto, aunado a una temprana migración de garífunas a Estados


Unidos, ha provocado que sea uno de los departamentos con la tasa de
inmigración más alta del país, con un 8% del total. Cortés y Francisco
Morazán son también departamentos que tienen porcentajes altos de
emigración hacia Estados Unidos, con un 18% y 16%, respectivamente 40.
Atlántida y Cortés son los departamentos donde más personas reciben
remesas, llegando a alcanzar hasta un 92% para el caso de Tela.

Intibucá es parte del denominado “corredor de la pobreza” que está


conformado por los departamentos más pobres del país: Lempira,
Ocotepeque, Santa Bárbara y Copán. Estos departamentos, ante los ojos de
los gobernantes de turno, se van hundiendo cada vez más en la miseria, ya
que al menos un 77% de las personas en esta región viven en pobreza41.
Aunque la tasa de crecimiento poblacional de Intibucá es similar a la de los
departamentos de Francisco Morazán y Atlántida, al analizar los datos de
crecimiento de esta ciudad se observa que se ubica dentro de las más altas
de todo el país, con un crecimiento anual de 4%, debido al aumento de la
migración de las aldeas a las ciudades de La Esperanza e Intibucá, por la
pobreza creciente en esas zonas y por la falta de oportunidades de estudio
y de trabajo. Las mujeres que emigran trabajan como empleadas domésticas
o en el sector informal, y trabajo sexual comercial lo que las expone a
situaciones de riesgo, como abuso sexual, violencia, entre otros. Es uno de
los departamentos del país con el índice de urbanización más bajo, ya que
sólo un 18.7% de la población vive en áreas urbanas. También es uno de los
departamentos que tienen las tasas de analfabetismo más altas de todo el
país, ya que un 33% del total de la población no sabe leer ni escribir.

Una conclusión preliminar: los departamentos más desarrollados, con


mayores niveles de violencia, que tienen una población fluctuante (migración
interna y externa) son los que presentan los índices más altos de VIH/SIDA;
pero la pobreza en las mujeres, por su condición de género, con
independencia de lo regional, es realmente lo que determina la
vulnerabilidad de las mujeres frente a esta enfermedad, la constante
violación de sus derechos humanos, en lo público y en lo privado.

Los datos de vih sida en los casos de los departamentos que más los
reportan se debe en gran parte a que en esos lugares es donde existe más
40
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Informe sobre Desarrollo Humano, Honduras 2006.
(Tegucigalpa, PNUD Honduras, 2006) pp. 156.
41
Instituto Nacional de Estadísticas, INE. Encuesta Permanente de Hogares de Propósitos Múltiples 2004.
(Tegucigalpa, INE, 2004).

33
presencia institucional y con ella los mecanismos para recolectar datos,
espacios para efectuar las pruebas correspondientes y más sensibilización a
la población en general sobre esta situación.

34
Capitulo 6

El VIH/SIDA y las mujeres

6.1. El VIH/SIDA en Centroamérica

Los mapas del VIH/SIDA en el mundo son claros: la mayor parte de


los casos se registran en los tres continentes más pobres del planeta:
África, Asia y América Latina. Aunque el las características de la epidemia
varían dependiendo del contexto, de circunstancias históricas particulares,
etc.; hay un rasgo común: se trata de las regiones más pobres del mundo.
En América Latina, la pobreza, la falta de una educación sexual, y la
ausencia de una respuesta estatal adecuada a la magnitud del problema
provocan que para el 2006, 1,7 millones de personas vivan en este
continente con el VIH, y que se de un promedio de 300,000 nuevas
infecciones por año42.

Por estas razones, tampoco es extraño que en Centroamérica, que


aglutina los países más pobres de América, la prevalencia estimada del VIH
sea mucho más alta que en otros países de este continente43. Con una
población de 40 millones de habitantes, que equivale al 7% de la población
total de América Latina, Centroamérica tiene el 13% de los casos de VIH de
toda la región44. Cuatro de los seis países de América Latina con la tasa de
prevalencia más alta de VIH se encuentran en Centro América: Belice,
Honduras, Panamá y Guatemala45.

Número, porcentaje y razón de casos de VIH/SIDA por sexo en Centroamérica


País Pob Total N N Nº R
lación de casos º de º de casos azón
(en de SIDA y casos casos estimado H:M
millones) VIH de SIDA de VIH s de SIDA
(repo PVVS (
rtados) (d datos
atos progra
PNS) mas
naciona
les)

42
ONUSIDA. Situación de la Epidemia Mundial de SIDA. (Ginebra, ONUSIDA, 2006). pp. 1.
43
Idem anterior, pp. 54.
44
Datos propios elaborados a partir de dos documentos: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía, CELADE/ Comisión
Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL. Boletín Demográfico. América Latina y el Caribe. Estimaciones y Proyecciones de
Población. 1950-2050. (Santiago de Chile, CEPAL/ECLAC, 2006) pp.10; y ONUSIDA. 2004. Informe sobre la epidemia mundial de
SIDA. Cuarto Informe Mundial. (Ginebra, ONUSIDA, 2004). pp. 202.
45
Programa Global de VIH/SIDA/ Banco Mundial. VIH/SIDA en Centroamérica: La Epidemia y Prioridades para su Prevención. (S.L,
Región de América Latina y el Caribe Programa Global de VIH/SIDA/ Banco Mundial, 2003.) pp. 3.

35
Hon 7 22,84 1 5 63 1
duras 7 7,560 ,287 ,000 .4:1
Gua 12. 11,30 9, 2 61 2
temala 6 3 199 ,104 ,000 .4:1
Pan 3.2 10,71 7, 3 17 3
amá 2 598 ,114 ,000 .0:1
El 6.7 16,35 7, 9 36 3
Salvador 3 339 ,014 ,000 .0:1
Nica 5.6 1,990 8 1 7, 3
ragua 60 ,130 300 .0:1
Beli 0.3 3,085 5 2 3, 0
ce 19 ,566 700 .7:1
Cost 4.2 246 2 N 7, 2
a Rica 46 D 400 .1:1
39. 66,53 4 20 N
6 6 6,621 6,727 D

36
Pero el VIH/SIDA está traspasando fronteras: aunque Honduras ocupa
el primer lugar en cuanto al índice de casos, las condiciones y problemas
similares que enfrentan los países centroamericanos, como la fragilidad de
las economías, la profundización de las desigualdades sociales, el aumento
de la pobreza, la violencia, y los cambios sociales que está trayendo la
migración, están haciendo que la epidemia se esté expandiendo con rapidez
en todos los países de la región centroamericana.

Por estas mismas razones, aunque Honduras también es el país que


tiene el mayor número de casos de VIH/SIDA acumulados de mujeres, poco
a poco se va estandarizando esta proporción en toda la región, como se
puede ver en el siguiente cuadro:

Número, porcentaje y razón de casos de VIH/SIDA por sexo en Centroamérica


País Nº Nº de % de
casos casos de mujeres
estimados de Mujeres
PVVS
(datos
ONUSIDA)
Honduras 63,000 33,000 52.3%
Guatemala 78,000 31,000 39.7%
Panamá 16,000 6,200 38.7%
El 29,000 9,600 33.1%
Salvador
Nicaragua 6,400 2,100 32.8%
Belice 3,600 1,300 36.1%
Costa 12,000 4,000 33.3%
Rica
208,000 87,200 41%

De acuerdo con esta estadísticas, en la región Centroamericana, al


menos un 41% de los casos corresponden a mujeres en edad reproductiva.
El que la mayor parte de las infecciones se den en mujeres jóvenes tienen
consecuencias económicas y sociales, como el aumento de aumento de
niñas y niños huérfanos, un incremento de la pobreza en las familias, dado
que las deficiencias del sistema de salud hacen que las personas tengan que
comprar sus propios medicamentos; y los costos en términos de
productividad que producen las ausencias de las mujeres a sus centros de
trabajo por esta causa.

6.2. El VIH/SIDA en Honduras

De acuerdo con los últimos datos proporcionados por la Secretaría de


Salud, desde 1986 hasta diciembre del 2006 hay un total de 18,055 casos de

37
SIDA confirmados y 5,649 portadores asintomáticos, que hacen un total de
23,704 VIH Positivos46.

Los rangos de edades en los que se presentan el mayor número de


casos es entre personas de 25 a 29 años y de 35-39 años47: Se observa
que a partir de los 15 años se da un incremento acelerado del número de
casos, que el grupo de edad entre los 25 y 29 años es el más afectado 48, y
que casi la mitad de las personas viviendo con SIDA tiene menos de 30
años49. Al comparar la evolución de la epidemia por grupos de edad, se
observa que ha ido aumentando el número de casos en personas que tienen
entre 30 y 34 años50, lo que puede significar que el contagio o el desarrollo
de la enfermedad se está produciendo a edades más avanzadas.

En cuanto a la distribución de casos por región o departamento, se ve


que el departamento que más casos registra es Cortés, con un 40.8% de los
casos, seguido por Francisco Morazán y Atlántida. Estos tres departamentos
concentran el 70% de todos los casos del país.

Número de casos de SIDA y tasa de incidencia acumulada por


departamento
Departamento Casos %
de SIDA
para el 2006
Cortés 7,233 40.8%
Francisco 3,879 21.9%
Morazán
Atlántida 1,393 7.9%
Yoro 1,078 6.1%
Choluteca 775 4.4%
Colon 614 3.5%
Comayagua 565 3.2%
Santa 426 2.4%
Bárbara
Copan 393 2.2%
Valle 324 1.8%
El Paraíso 295 1.7%
Olancho 221 1.2%
Islas de la 128 0.7%
Bahía

46
47
Secretaría de Salud. Informe Estadístico Mensual 2006… pp.1.
48
Asamblea General Especial de las Naciones Unidas sobre VIH/SIDA. Honduras: Informe de Seguimiento… pp. 10
49
Mirta Kennedy y Eva Cristina Urbina. Derechos sexuales y reproductivos en Honduras. Análisis y propuestas. (Tegucigalpa, S.E.,
2004) pp.10.
50
Síntesis del impacto del PENSIDA-II para el… pp.24.

38
Lempira 96 0.5%
La Paz 91 0.5%
Ocotepeque 74 0.4%
Gracias a 59 0.3%
Dios
Intibucá 57 0.3%
Total 17,729 100%

Sin embargo hay que aclarar que hay casos de SIDA reportados en los
18 departamentos y en un 97% de los municipios del país51. Estos datos se
corresponden también con las ciudades que reportan las tasas más altas de
incidencia, como se observa en el siguiente cuadro:

51
Asamblea General Especial de las Naciones Unidas sobre VIH/SIDA. Honduras: Informe de Seguimiento… pp. 8.

39
Casos de SIDA según ciudades con más incidencia
Ciudad Casos %
para el 2006
San Pedro 5,098 37.9%
Sula
Tegucigalpa 3,559 26.5%
La Ceiba 647 4.8%
El Progreso 644 4.8%
Choloma 533 4.0%
Pto Cortés 445 3.3%
Choluteca 444 3.3%
La Lima 396 2.9%
Tela 388 2.9%
Comayagua 336 2.5%
Villanueva 277 2.1%
Santa 155 1.1%
Bárbara
Santa Rosa 151 1.1%
de Copán
San Lorenzo 134 1.0%
Siguatepequ 117 0.9%
e
Yoro 116 0.9%
Total 13,440 100%
Fuente: Boletín de la Secretaría de Salud

Como se ve en este cuadro, San Pedro Sula, La Ceiba, El Progreso,


Choloma, Puerto Cortés, La Lima y Tela, ciudades ubicadas en la Costa
Norte del país, concentran el 62% de los casos. Como son parte del
corredor de desarrollo, son ciudades que reportan un alto crecimiento y
concentración de población, sobre todo de población que ha migrado del
campo a la ciudad; tienen un alto porcentaje de población móvil;
concentración de mano de obra femenina en condición de salarios bajos,
donde las mujeres se ven expuestas a situaciones laborales peligrosas y de
alto riesgo; inseguridad en las calles, entre otros factores.

La forma predominante de transmisión del VIH/SIDA en Honduras es


la heterosexual. De los casos reportados hasta el 2006, 15,359 fueron
transmitidos por la vía heterosexual, lo que representa el 86% del total. Ese
año se reportaron 1,166 casos por transmisión vertical (7%), 666 bisexual
(4%), 531 homosexual (3%), 76 por transfusión (0.4%), y 9 casos por drogas
intravenosas (0.05%)52.

52
Secretaría de Salud. Informe Estadístico Mensual 2006… pp. 1.

40
El que la forma de transmisión sea predominantemente heterosexual
demuestra la existencia de patrones culturales que refuerzan un modelo de
sexualidad hegemónico, dominante, autoritario, violento, donde el sujeto
activo sigue siendo el hombre. En este modelo, las mujeres no puedan
decidir sobre su cuerpo y su sexualidad, no tienen poder para conocer e
indagar sobre comportamiento de los hombres que pueden ser peligroso
para ellas. Por la forma como se construye la masculinidad, es aceptado que
los hombres tengan varias parejas sexuales, o que ejerzan violencia contra
las mujeres. La sociedad no sanciona este tipo de conductas, al contrario:
las promueve, en detrimento de la autonomía e integridad de las mujeres.

Esto queda claro en el hecho que, según datos actualizados, hasta


marzo de ese año se verifican 10,310 casos de SIDA en hombres y 7,419 en
mujeres, lo que equivale a un 58% y un 42%, respectivamente. Pero al hacer
la relación de los casos VIH, se encuentra que el 60% de los casos VIH son
mujeres53, lo que deja ver con claridad la feminización de la epidemia. Los
datos epidemiológicos existentes muestran como han sido las variaciones en
la proporción de casos entre mujeres y hombres desde 1985:

Número de casos de SIDA, VIH y VIH/SIDA por año y por sexo


A Casos de Casos de VIH Total casos de
ño SIDA SIDA/ VIH
Ho M Ho M Ho M
mbre ujer mbre ujer mbre ujer
1 4 0 0 0 4 0
985
1 9 4 0 0 9 4
986
1 72 37 0 0 72 37
987
1 139 73 6 4 145 77
988
1 208 11 58 28 266 14
989 8 6
1 466 27 81 10 547 37
990 3 1 4
1 425 21 84 14 509 35
991 1 3 4
1 586 27 99 15 685 42
992 5 2 7
1 782 41 132 22 914 64
993 9 2 1
1 705 41 134 20 839 62
994 8 4 2
1 761 46 144 22 905 68
53
Secretaría de Salud. Boletín Epidemiológico 2006…. pp.2.

41
995 0 1 1
1 685 40 156 19 841 59
996 1 6 7
1 739 52 140 25 879 77
997 2 3 5
1 788 70 188 25 976 96
998 4 9 3
1 653 54 124 19 777 74
999 8 7 5
2 517 45 83 12 600 57
000 1 4 5
2 549 48 100 14 649 63
001 4 8 2
2 532 49 153 21 685 71
002 7 7 4
2 676 59 153 34 829 94
003 7 5 2
2 505 46 99 21 604 68
004 5 7 2
2 422 38 121 20 543 58
005 0 1 1
T 102 73 205 32 122 10
otal 23 37 5 32 78 569

Aquí se puede ver como, aunque en la actualidad el número de casos


de SIDA es mayor en hombres que en mujeres, desde 1990 hay más
mujeres con VIH que hombres, al igual que el número de casos de VIH/SIDA
acumulados. Estas tendencias se confirman al analizar la evolución del
número de casos pero por razón Hombre-Mujer:

Evolución de la Razón Hombre-Mujer en casos de VIH, SIDA y


VIH/SIDA por año
Año Razó Razó Razón
n H:M n H:M H:M
SIDA VIH VIH/
SIDA
1985 --- --- ---
1986 2.3 --- 2.3
1987 1.9 --- 1.9
1988 1.9 1.5 1.9
1989 1.8 2.1 1.8
1990 1.7 0.8 1.5
1991 2.0 0.6 1.4
1992 2.1 0.7 1.6
1993 1.9 0.6 1.4

42
1994 1.7 0.7 1.3
1995 1.7 0.7 1.5
1996 1.7 0.8 1.4
1997 1.4 0.6 1.1
1998 1.1 0.7 1.0
1999 1.2 0.6 1.0
2000 1.1 0.7 1.0
2001 1.1 0.7 1.0
2002 1.1 0.7 0.9
2003 1.1 0.4 0.9
2004 1.1 0.5 0.9
2005 1.1 0.6 0.6
Total 1.4 0.6 1.2

En este cuadro se observa como ha ido disminuyendo la razón de


casos de VIH/SIDA entre hombres y mujeres a lo largo de 20 años: de 2.3
en 1986, a 0.6:1 en el 2005. Esto hace que las muertes de mujeres en edad
reproductiva por VIH/SIDA se quintuplicaron entre 1990 y 199754; y que
desde el 2002 la infección por VIH/SIDA aparece como la primera causa de
muerte en mujeres en edad reproductiva55.

El VIH/SIDA deteriora las condiciones de salud de las mujeres, acorta


su vida y conculca sus derechos y posibilidades. La condición de ser
portadora del virus expone a las mujeres a la discriminación y al estigma, y
al dolor de abandonar a sus hijos si mueren. Son ellas quienes cuidan de sus
familias aún cuando están enfermas, son ellas quienes se preocupan por
adquirir medicamentos para ellas o su pareja, aunque esto implique un
deterioro para salud. A todo esto hay que agregar las dificultades que tienen
las mujeres para recibir medicamentos de las entidades privadas o del
Estado, que privilegian a los jefes de familia, supuestos proveedores
económicos56.

6.3. Salud y sexualidad de las mujeres hondureñas

Desde la propuesta feminista, el cuerpo y la salud de las mujeres es


una categoría histórica, política y cultural, porque han sido usados como
instrumentos de dominación de la sexualidad y el placer femenino. Nuestro
cuerpo es el espacio donde se ejerce la violencia, es el instrumento desde
el cual se nos niega el derecho a la salud cuidado, a la autonomía y al
placer.

54
Mirta Kennedy y Eva Cristina Urbina. Derechos sexuales y reproductivos en Honduras… pp.8.
55
Secretaría de Salud. Política Nacional de Salud materno Infantil. (Tegucigalpa, Secretaría de Salud, 2002) pp.12.
56
Mirta Kennedy y Eva Cristina Urbina. Derechos sexuales y reproductivos en Honduras. Análisis y propuestas. (Tegucigalpa, S.E.,
2004) pp.10.

43
Esta definición de la salud y la sexualidad implica reconocer la salud
de las mujeres como un derecho de ciudadanía; e ir más allá de una
concepción biologicista de la salud, reducida a la maternidad y a las ITS.
Implica entender que el ejercicio de la sexualidad está ligado a derechos
que tienen que ver con las decisiones, el control y el poder, como el
derecho a la información, a una educación sexual laica y científica, a recibir
servicios de salud con calidad, a escoger el número de hijos y los métodos
de planificación familiar.

La falta de reconocimientos de estos derechos y el abordaje que se le


ha dado a la salud, al sexo y a la sexualidad, ha hecho que las mujeres no
tengamos una visión integral de la salud, ya que solo hacemos uso de los
servicios de salud por controles pre y post natales, o cuando enfrentamos
una enfermedad infecto-contagiosa. La falta de información y del
cumplimiento de los demás derechos hace que, aunque tengamos
información sobre el VIH/SIDA y los métodos de anticoncepción, nuestras
prácticas sigan atentando contra nuestro cuerpo e integridad.

Por ejemplo, Honduras sigue teniendo una de las tasas de natalidad


más altas del continente: la tasa bruta de natalidad (TBN) es de 27 por mil
para el total del país, y la tasa global de Fecundidad (TGF) de las mujeres
de 15 a 49 años de edad es de 3.3 hijos por mujer, siendo de 2.6 hijos por
mujer en el área urbana y 4.1 en el área rural57. La edad media del primer
nacimiento es de 20 años58, y un 22% de las mujeres entre 15 y 19 años han
estado embarazadas.

El elevado número de hijos por mujer y la maternidad adolescente


tiene consecuencias inmediatas en la salud y calidad de vida de las mujeres,
les impide estudiar, trabajar y adquirir responsabilidades económicas y
efectivas, pues tienen que asumir el cuidado de las y los hijos y de la
familia, y más si se trata de madres adolescentes solas, que además se ven
obligadas a incorporarse al mercado laboral en condiciones de riesgo.

Estos datos, y el alto número de casos de VIH/SIDA en las mujeres


demuestran que no estamos decidiendo sobre su cuerpo, sobre como y
cuando tener relaciones sexuales y sobre la planificación familiar. Si así
fuera, el uso del condón sería una práctica extendida entre las mujeres, pero
aunque todas las mujeres manifiestan que conocen sobre el SIDA y el
condón, sólo un 2.9 % de las mujeres unidas y un 16.1% de las mujeres no
unidas sexualmente activas usan condón59; y una cuarta parte de las mujeres
jóvenes que tuvieron relaciones sexuales en el último año usaron condón.
Los porcentajes del uso del condón varían en las cuatro regiones incluidas

57
Instituto Nacional de Estadística. Encuesta Nacional de Demografía y Salud ENDESA 2005-2006. (Tegucigalpa, INE, 2006) pp. 60.
58
Instituto Nacional de Estadística. Encuesta Nacional de Demografía y Salud ENDESA 2005-2006. (Tegucigalpa, INE, 2006) pp. 68.
59
Instituto Nacional de Estadística. Encuesta Nacional de Demografía y Salud ENDESA 2005-2006. (Tegucigalpa, INE, 2006) pp. 74.

44
en el estudio: 4.0% en Francisco Morazán, 3.0% en Cortés, 3.6% en
Atlántida y 1.8% en Intibucá60.

60
Instituto Nacional de Estadística. Encuesta Nacional de Demografía y Salud ENDESA 2005-2006. (Tegucigalpa, INE, 2006) pp. 76.

45
El bajo porcentaje de mujeres que usan condón, además que está
incidiendo en el aumento de mujeres viviendo con VIH/SIDA, está
provocando que a nivel nacional, el 15% de las mujeres reporten tener o
haber tenido una ITS, mal olor o descarga genital anormal, llaga o úlcera
genital61.

Por otro lado, la falta de acceso a nivel nacional de servicios gratuitos


de distribución de condones y los prejuicios de los prestadores de salud
cuando las jóvenes solicitan este servicio hacen que pocas mujeres sepan
donde se pueden adquirir condones. Según estudios realizados, apenas el
11% de las mujeres que iniciaron relaciones antes de los 15 años y el 44%
de las que iniciaron antes de los 18 años sabía donde adquirirlos62.

Además, la falta de una educación sexual desde la perspectiva


feminista, ligada al cuidado y al placer, han hecho que las mujeres todavía
no nos despojemos de la carga moral y de los mitos que persisten en cuanto
a la sexualidad. Por eso, al menos una de cada 3 mujeres se opone al uso
del condón, un 11.8% porque no quiere, un 3.8% porque su compañero se
opone, y un 6.1% porque se lo prohíbe la religión63. Sólo un 1% manifestó
que no usa ningún método por falta de conocimiento.

Todos estos datos demuestran que la salud como derecho humano de


las mujeres está ausente. El Estado y muchas ONGs tienen una visión de la
salud que considera como sujeta de los servicios sociales sólo la mujer-
madre reproductora, y no en todos sus ciclos y circunstancias de vida. Las
diferencias sociodemográficas y culturales de las mujeres son invisibles en
los programas y proyectos del Estado, lo que hace que las acciones sean
poco efectivas, ya que no dan respuesta a las particularidades de las
mujeres y sus necesidades diferenciadas. Todo esto no permite que las
mujeres se sientan ciudadanas sujetas de derechos, se empoderen y ejerzan
sus derechos sexuales y reproductivos.

61
Instituto Nacional de Estadística. Encuesta Nacional de Demografía y Salud ENDESA
2005-2006. (Tegucigalpa, INE, 2006) pp. 233.
62
Instituto Nacional de Estadística. Encuesta Nacional de Demografía y Salud ENDESA 2005-2006. (Tegucigalpa, INE, 2006) pp. 237.
63
Instituto Nacional de Estadística. Encuesta Nacional de Demografía y Salud ENDESA 2005-2006. (Tegucigalpa, INE, 2006) pp. 83.

46
Capitulo 7

Sexualidad: vivencias y percepciones de las mujeres

El presente capítulo está basado en entrevistas individuales, estudios


de caso y material de los grupos focales realizados en el desarrollo de la
investigación. Pretende evidenciar percepciones y vivencias de las mujeres
expresadas en ideas, reflexiones, creencias, y prácticas. Demuestra que
para las informantes concretas, con nombres y voces propias, el lenguaje
que mantiene la dominación, y que se ha perfeccionado por siglos, tiene que
ver con su realidad material, simbólica, y espiritual, es decir con la vida
toda. Que los discursos de la sexualidad que ha establecido el sistema
provocan el distanciamiento del cuerpo y sus actos, y que esta enajenación
hace difícil la idea de la autonomía, el auto-cuidado, y un proyecto de vida
donde la realización personal sea el centro.

También intentamos recuperar los cambios que se han ido


produciendo en ciertos ámbitos de esta cultura y la manera en que las
mujeres resisten y proponen otros modos del vivir, del amar y del
realizarse.

Tal cómo se estableció en la propuesta, queremos hacer obvia la


relación entre pobreza, violencia sexista y migración como elementos que
aumentan el riesgo de contraer el VIH SIDA en las mujeres hondureñas,
así como el impacto de las concepciones y prácticas de la sexualidad en la
calidad de vida de las participantes en este proyecto.

El gran escenario de la sexualidad

Este apartado expresa algunas de las visiones que se tiene en la


cultura nacional sobre la sexualidad de las mujeres, y las que han
interiorizado. Intentamos demostrar con sub-temas y ejemplos el hecho de
que en un sistema patriarcal, ellas no tienen autodeterminación sobre su
cuerpo, porque su cuerpo y sexualidad es controlada por los hombres con el
fin de dominar la reproducción que significa el linaje, la familia, la patria y la
cultura. Igualmente intentamos demostrar que, junto a la subordinación,
existen prácticas de rebeldía individual y colectiva que necesitamos
recuperar y compartir para no fortalecer la idea de victimización y derrota.

Como se plantea en el marco teórico de esta investigación, la


sexualidad se expresa, origen y resultado, en relaciones de poder entre los
géneros y en el marco de un sistema opresivo y colonialista, donde las
mujeres habitan mayoritariamente el lado de las dominadas,
estructuralmente hablando.

Acceso al conocimiento

47
La sexualidad es aprendida precariamente, la ignorancia en la infancia
y adolescencia es la realidad más frecuente planteada por nuestras
informantes. A mí no me hablaron de sexualidad. De la regla ya ni me
acuerdo cuando desarrollé, no me acuerdo, de embarazo y parto si supe
porque mi mama me decía, de ahí no sabia de las relaciones sexuales hasta
que llego el momento. No tuve información de nada. Alicia.
Nunca nadie me dijo nada sobre mi cuerpo y mi sexualidad, fui hasta
tercer grado de la escuela pero tampoco se hablaba sobre eso, era un tabú
eso, peor de que una iba a hablar de la regla, una nunca sabe cuando me
vino pues ya sorpresa para mi, pero lo que ni de cómo se tenían los niños,
porque ahora las niñas saben como nacen los niños. Antes eso era un
pecado digamos. Yo empecé a saber sobre sexualidad desde que me metí
con el papá de mis hijos, él me decía cosas. Gladis.
A mí nadie me habló de sexualidad, mire cuando mi mamá iba a parir
los hijos nos mandaban al monte a jugar y éramos doce, váyanse nos decían,
y no vengan todo el día, y le oíamos los gritos a mi mama, y ya cuando
terminaba decían vaya cipotes vengan y ya estaba el tierno ahí, nunca nos
dijeron nada. Berta

Las que estuvieron más informadas generalmente lo hicieron por


intuición, por curiosidad o por agresiones. Sólo las hijas de mujeres que han
estado o están organizadas recibieron información de sus madres, y dos de
ellas por estar casadas con hombres que les explicaron algunos procesos
como la regla o el parto, muy rudimentariamente por cierto. El resto
supieron de sexualidad por sus compañeros de escuela, por “pensamientos
propios”, y porque fueron incestuadas, violadas o agredidas de otras
maneras. Algunas de las entrevistadas eran adultas cuando aprendieron
sobre sexualidad en relación al conocimiento del cuerpo, ITS, y VIH SIDA.
La experiencia de las mujeres VIH positivas es que hasta cuando se
enfrentan con su problemática de salud, es que “saben” sobre su cuerpo, lo
que les sucede y cómo se explica. Es decir la información de sexualidad
para estas mujeres está ligada mayoritariamente con experiencias
dolorosas. Al referirse a ella la relacionan con la menstruación, los partos, y
las enfermedades. La mayoría se sintieron distantes de la idea de que la
sexualidad se vincula al placer, o que tiene un carácter político. Solamente
dos, una garífuna joven llamada Marta y Doña María, una mujer lenca de 58
años dijeron que la sexualidad les parecía gozosa y la relacionaban con el
disfrute y con la ternura. Marta, la joven de 21 años que es una de estas
hijas de mujeres organizadas, y madre de un niño de seis meses nos decía:
“A mí me gusta mi sexualidad, me ha gustado y la he vivido con placer”
doña María aseguraba sonriente: “Es que es bonito, mire que es bien bonito
que lo traten a uno bien y le digan cosas, no crea, hace falta. Yo pienso que
mientras la persona vive no hallo que sea un error ( el deseo sexual y las
relaciones sexuales) Tiene que pensar una con quien lo va a hacer, eso sí,
porque una no se tira así a lo loco”

48
La vida sexual, en la mayoría de los casos, parece estar lejos de ser
una oportunidad de crecimiento, de conocimiento y de satisfacción. Una de
ellas relaciona la sexualidad con la política de los derechos . Lila es una
dirigente de una organización mixta que defiende los derechos humanos de
pueblos indígenas, ha sido una persona organizada desde los trece años. Su
discurso denota reflexión propia de procesos educativos sistemáticos. En
la sexualidad es importante tener una decisión propia, como mujeres saber
los derechos y lo más importante defenderlos sobre todo el derecho a la
sexualidad, a la igualdad, los derechos de una buena salud, de una buena
vivienda, de un buen trato de que nuestra dignidad no sea violentada por el
esposo o por otras personas. El placer sexual es importante, es algo
natural que dios lo dejó pero eso debe ser como humanos no como animales,
no sólo de enchutar, eso es feo”
Como fuente de conocimiento sobre el tema existen también las
creencias y tabúes culturales que se propagan oralmente a través de las
personas de la comunidad, en muchos casos abuelas, madres y hermanas
quienes socializan estas creencias construidas sobre la base de muchos
prejuicios patriarcales. El mar, dicen las mujeres garífunas, es hombre, y lo
caracterizan de manera masculina, por lo tanto hay que tener cuidado con
él,. Seguramente esta afirmación tan contundente, dado que el mar es
inmenso y está siempre presente en la comunidad, no es una creación de la
mente femenina sino de quiénes quieren controlarla: “No te podés meter al
mar mientras estás con la regla porque se enoja. No podés bañarte en el
mar cuando acabás de parir porque estás vacía y el mar se te mete adentro”
son expresiones propias de las mujeres con las que hemos conversado en
distintos espacios comunitarios y personales. Claramente, el personaje es
agresivo, irrespetuoso e incontrolable. Lila, quien también es una mujer
campesina asegura: Cuando uno está con la menstruación a algunos lugares
no puede ir porque se secan las plantas por ejemplo algunas parras de
pipián, o que las corte una mujer menstruada no se puede, también los
patastes. Hay cosas débiles dice mi mamá, también las papas. Esa misma
mamá que, como nos dijo más adelante en la conversación, es la que le
enseñó las cosas importantes de su cuerpo como la menstruación y el parto,
mientras que a ella, en su momento, nadie le dijo nada.

Las organizaciones de mujeres son también una fuente explícita de


conocimiento sobre el tema, aunque en el caso de nuestras entrevistadas,
poco frecuente. Lila, de amplia trayectoria organizativa sugirió en el marco
de esta entrevista: Investigar por investigar no, sí para hacer propuestas:
(sobre sexualidad). Urge que hagamos más programas educativos, más
educación y trabajo de grupos, formar líderes para hacer un trabajo hasta
las bases, porque los guardianes de salud 64 agarran la información pero no
la divulgan. Y doña María aseguró: A mí, aprender de sexualidad me ha
servido mucho, yo quedé algo joven cuando mi esposo murió, en la vida uno
mientras vive tiene que pensar, a mí me ha servido los talleres porque se
64
Guardianes de salud son voluntarios y voluntarias ligados al Ministerio de Salud Pública, encargados
particularmente de apoyo a campañas de vacunación y prevención de enfermedades.

49
aprende mucho. Yo estoy organizada en grupos de mujeres campesinas
desde hace años.

Es indudable que el acceso al conocimiento, cambia según las


generaciones, los recursos económicos y culturales así como los medios
sociales en que las mujeres se desenvuelven. En esta experiencia, las más
jóvenes tienen más información por la escuela, o por los medios de
comunicación como el Internet y la televisión por cable, que en Honduras
es bastante popular hasta en los espacios rurales. Doña María nos dice
Antes era prohibido hablar de sexo, no… que no oigan las niñas, decían,
que era malo.
Y Mamita, una informante garífuna de 63 años, que vive con su hija y
sus cinco nietos nos explicaba: Antes no se escuchaba nada sobre
sexualidad ni sexo, yo creo que los padres eran diferentes, no tenían
confianza con uno, porque yo a los 16 años que me vino la regla yo no sabía
lo que era eso, yo sufrí porque yo creí que mi abuela iba a decir que ya me
habían violado. Después cuando tomé compromiso de marido, otro rollo
porque yo no sabía como era la cosa, nadie me había dicho nada. Después
cuando salí embarazada no sabía como iba a tener mi hijo, como oía de la
cigüeña, entonces yo dije, que en una dormida al levantarme ya iba a estar
mi hijo a mi lado... ¿puede creer?, nunca me dijo ni mi padre, ni mi abuela ni
mi mamá que yo iba a tener mi hijo como toda una mujer, nadie me dijo. Por
eso me admiro ahora con los muchachos, desde que la mamá de esta niña
( su nieta de 4 años) salió embarazada, la niña ya sabía que iba a tener un
bebé, ella fue la que me dijo, abuelita dice, mi mami va a tener un bebé, me
dice; mentirosa, habladora le dije yo. Ahora cambió todo, a una niña de
cuatro años no la engaña.

Pese a la existencia de más información en estos tiempos, ésta no


necesariamente se traduce en cambios con respecto a sí mismas, las
mujeres siguen estando distantes de sus cuerpos y su autonomía sexual. En
las mismas comunidades garífunas donde fueron tomadas estas entrevistas
que revelaban el aumento de la información, el número de madres
adolescentes es altísimo, así como lo son los casos de infección de VIH
SIDA en las mujeres jóvenes. En esta experiencia de investigación nos
dimos cuenta de que la información es muy importante, pero no basta para
transformar la realidad y las prácticas culturales, aunque ayuda, sobre todo
cuando es de buena calidad.

Procesos sexuales y reproductivos

En nuestra experiencia política y de conocimiento estamos


convencidas de que el orden cultural patriarcal provoca que las mujeres no
accedan a la comprensión de su propio cuerpo. Lo viven como ajeno a su
ser, definido desde afuera, negativamente (o excesivamente positivo cuando
se trata de la maternidad), pero siempre desde afuera. Carla Rice, feminista
canadiense establece una reflexión pertinente para nuestro estudio

50
profundizando sobre lo que llama el deseo de escapar del cuerpo y del
efecto de la cultura patriarcal al convertirlo en un campo de batalla. “El odio
hacia las mujeres- expresado tanto en las imágenes como en los actos de
violencia cotidianos- nos empuja hacia fuera de nuestros cuerpos. Nos hace
igualmente perder la razón. El odio hacia las mujeres, que se ubica en ese
territorio que es nuestro cuerpo, se dirige contra nosotras precisamente por
culpa de ese cuerpo. Dicho de otro modo, ese odio se arraiga y se
desarrolla en el cuerpo femenino. El cuerpo femenino se ha convertido en el
campo de batalla contra las mujeres, y el campo de batalla se ha convertido,
a su vez, en nuestro peor enemigo”65

En las palabras de las entrevistadas se encuentran de manera


contundente las múltiples formas de expropiación y enajenación del cuerpo
de las mujeres. Estos mecanismos de control se sostienen en una variedad
de instituciones, discursos, representaciones, entre las cuales un papel
prioritario lo tienen las familias y las iglesias.

La menstruación

Sangrar está relacionado con heridas, con machetes, con muertes, no


hay que olvidar que en este país mueren cientos de mujeres asesinadas al
año, según datos del Centro de Documentación del CEMH, del 2003 al 2006
fueron asesinadas 553 mujeres y niñas. 66
La regla, la menstruación, la costumbre, la enfermedad, la cosa,
aquello etc… todas las maneras que hay de nombrar, o no hacerlo, al
sangrado menstrual, de alguna forma evoca el “estar cortada” y estar
enferma, además que se relaciona con provocar enfermedad más allá del
cuerpo propio. “Las cosechas se hielan cuando una mujer está sangrando y
se mete en ellas, los frijoles se arruinan ” esta es convicción de miles de
campesinos y campesinas hondureños. Las niñas que empezaron a
menstruar vivieron esta experiencia con miedo, con mucho miedo, con culpa
y con vergüenza porque les parecía que algo no estaba bien aunque sentían
que no habían hecho nada malo, pero desconocían la explicación. “Me daba
tanta vergüenza que ni lavaba mis calzones y los iba a meter quién sabe a
donde, y mi mamá me los hallaba y me regañaba y me trataba mal, pero es
que me daba pena.” Dinora una mujer garífuna, de 30 años y VIH positiva,
recuerda que “De cipota no me dijeron nada, cuando se me bajó la regla le
dije a mi mamá que me había cortado y que tenía sangre en el blumer y no
sabía por qué…entonces ella me dijo que le enseñara, ella me explicó que
eso le pasa a todas las mujeres, me dice, te va a venir todos los meses me
dice, nada más”. Al narrar su vivencia algunas recordaban la angustia y la
desesperación que sintieron de pequeñas por su ignorancia; el sentimiento
de soledad y de abandono, sobre todo de parte de sus madres, de quiénes
65
Rice, Carla en Mi cuerpo es un campo de batalla. Análisis y testimonios. Colectivo Ma colére, ediciones la
burbuja, 2006.
66
Sobre femicidios las organizaciones feministas han desarrollado investigación y acciones políticas. Ver
CEDOC- CEMH.

51
en vez de apoyo esperaban castigo y a quienes les escondían sus propias
experiencias. Yo la miraba a ella,(menstruar) pero no nos daba lugar, y ni en
la escuela nos decían miren eso les va a suceder . Era tal el sentimiento de
desgracia que doña María contaba. “Mire que yo era tan ignorante que
decía, que triste es ser pobre uno, miren esas gentes ricas, esas señoritas,
a ellas no les viene eso y a mí porque será que me viene…. Miraba a la
gente que tenía dinero, a las profesoras y a la gente que yo veía preparada
decía que no les venía y eso de ser pobre decía yo, que desgraci a”. Elevado
al estatus de clase, esta mujer asumía que la pobreza aparte de los males
conocidos traía, además, el mal de un cuerpo enfermo y despreciable que
sangraba.

Como muestra de que se considera el cuerpo de las mujeres como


malo y sucio porque provoca líquidos culturalmente vergonzosos, en
muchos hogares del país la ropa interior femenina debe ser lavada aparte y
colgada donde no sea vista por los hombres y por la gente de afuera. Ahora
mismo, muchas mujeres cuentan que algunos de sus hijos varones no son
capaces de meter un calzón entre toda la ropa puesta al sol, porque les da
asco y pena.

Excepcionalmente, la misma doña María nos contó que fue su marido


quién le explicó qué era la regla: No se preocupe me dijo, eso es cosa que a
las mujeres les pasa, puede acostarse aquí me dice, conmigo al lado, no hay
problema. Aunque la explicación fue bastante precaria a ella le bastó
entonces para sentirse mejor consigo misma y con su pareja. Berta,
originaria del campo y actualmente trabajadora del sector informal de San
Pedro dice; Mire, de la regla yo no sabía nada, cuando acordé andaba
botando sangre y no sabía de qué, ni para qué, me dio un susto grande que
yo pensaba que me había cortado y no sabía ni cómo, o sea son esas cosas
que … no sé si ahora pasados tantos años las niñas campesinas lo ignoran,
yo creo que sí.” Cuando me bajó, dice Nora, trabajadora sexual de
Tegucigalpa, estaba en el internado y sentí como que estaba orinando… y
qué te pasa me dijo una compañera, no, le digo es que estoy echando
sangre, venite, me dijo, te llevo a la clínica, y me metieron al baño y una de
ellas me regaló una toalla y me dijo cómo se ponía. Una de cipota es tan
ignorante porque los padres no le dan ese apoyo”.
Lila cuestiona directamente el papel de la iglesia en el ocultamiento
de la discusión sobre la sexualidad de las mujeres : Mire, la iglesia, los
delegados se oponen a que uno trabaje con estos temas de sexualidad,
cuando ven al sacerdote las personas no quieren ir a los talleres porque se
va a hablar de eso, ni del cáncer de matriz quieren hablar. Nos
contradecimos las organizaciones con la iglesia porque la gente de la iglesia
influye para que ellos piensen que toda la sexualidad es pecado, cualquiera
sea la iglesia, curas y delegados, yo les digo: Dios ha de decir qué pecado
con ustedes, porque he visto a las familias con necesidad de alimentación,
pero que tienen una manada de niños, eso sí qué pecado. Aún vigentes, el
espíritu de los textos católicos que en la inquisición dieron pie a la quema

52
de las brujas en Europa, contribuyen a que sean el rechazo, la culpa y el
miedo los elementos predominantes en la relación de las mujeres con su
cuerpo y que sigan siendo estas ideas propagadas por sus representantes.
“Cipota sucia, que andás enseñando, sentate bien narra Gladis para mostrar
como le decían desde chiquita, ahora una mujer de 44 años, quien vive con
VIH SIDA, en Tegucigalpa dice que hablar sobre esas cosas era pecado,
nuestros padres nunca nos decían nada nada de la sexualidad, nunca nadie
me dijo nada sobre mi cuerpo y mi sexualidad.

Mamita nos ilustra cómo la presencia del diablo y otros personajes


fantásticos y malévolos estaban presente en los discursos de su abuela: dice
que cuando una mujer está menstruando… como es sangre, el demonio la
persigue; uno con aquel miedo no iba ni a la esquina, ni a encontrarse con el
novio porque le iba a salir la sirena, una mujer sucia iba a salir del río… a
saber de donde. También decía que aquella mujer menstruando, la persona,
se podía convertir en sirena. Evidentemente este es el mecanismo utilizado
para asustar y separar a la mujer de su cuerpo y sobre todo de las
posibilidades de ejercicio sexual, mecanismos que van siendo cada vez mas
sofisticados, pero igualmente efectivos. Entre los contemporáneos se
despliega una serie de productos comerciales que ocultan la sangre
menstrual, disimulan el olor vaginal y eliminan los trazos de la experiencia
corporal de los embarazos gracias a la enorme y floreciente industria
farmacéutica. Los espíritus cambian de forma pero no de fondo, alejan a las
mujeres de su cuerpo y las ponen fuera de él y en manos de otras y otros.

Maternidad, parto y aborto

Durante toda la investigación hemos reflexionado como existe un


discurso doble en distintas expresiones de la sexualidad de las mujeres, no
como un discurso contradictorio sino complementario porque favorece al
mismo propósito: la colonización del cuerpo femenino. Explico: en el caso
de la maternidad, con el afán de mantener la estructura de dominación a
veces se ensalza la maternidad sin control, y otras, se imponen controles
natales para ciertas mujeres. Así escuchamos, por un lado, el discurso de
que las mujeres deben tener los hijos que dios les da, y al mismo tiempo
que las mujeres son pobres porque tienen muchos hijos. Indudablemente en
estos análisis de la realidad tienen que cruzarse los elementos de la clase
social y la racialización que permiten estas diferencias de apariencia, pero
no de fondo. Es común que se acuse a las indias, las campesinas y las
pobladoras de los barrios de ser las más paridoras por lo tanto más pobres
e ignorantes.

El tema del parto y la anticoncepción ilustra este doble discurso en la


medida en que la única identidad universalmente reconocida para la mujer
como destino es la de ser madre, sin embargo la maternidad es para las
muchas de las que la viven y sus entornos, motivo de ocultamiento, de
discriminación y hasta de rechazo hacia su condición cuando son mujeres

53
pobres. Se celebra el día de la madre con tonos sublimes, pero en el caso
de las trabajadoras sexuales tal sublimeza parece no existir. Yo trabajé
hasta los ocho meses de embarazada de mi bebé, ocho meses cabalitos,
trabajé y dejé porque me caí y me pegué un gran macanazo y me bajó el
sangrado. Informante de grupo focal de trabajadoras sexuales de San Pedro
Sula.

La idea de ser traída por la cigüeña, por la partera, o por otro


personaje comunitario es común en las aldeas y barrios pobres, en las
ciudades se dice que se van “a traer” a los bebés del hospital. Las niñas y
niños mayores son separados del proceso del parto cuando éste se hace en
casa, y por supuesto en los hospitales. Cuando a mi mamá le pegó el dolor
de parto nos sacaban para que nos fuéramos para el monte, hasta que
saliera y nos llamaban ya con la hermanita, dice Berta y de manera igual
Mamita. Muchas mujeres al enfrentarse a sus propios embarazos y partos
no tienen información sobre lo que les va a pasar. Aún en las ciudades, y en
estos tiempos, se propagan ideas como aquella de que los bebés serán
vomitados, saldrán por las orejas, hasta que sólo pueden nacer por medio de
“una rajadura en la panza”. Muchas aprenden de lo que sucede con su
primer parto. Toda la desinformación es comprensible en un ambiente en el
cual incluso a nivel de educación pública no se discute abiertamente sobre
estos procesos, sino al contrario, se pretende devolver a la familia la
responsabilidad de este conocimiento, y no a los entes educativos, tal como
lo cuestiona en este momento el cardenal Oscar Rodríguez, con respecto a
las guías de educación sexual que distribuye el ministerio de educación
pública. 67

Tema intocable, por excelencia, el aborto sigue siendo un tabú al


tiempo que una práctica común. Más de una entrevistada expresó la idea de
que no todos sus hijos fueron queridos. Lila nos contó de sus intentos por
abortar, así como la culpa que sentía hasta el día de hoy, con el niño nacido
por no haberlo querido. Totalmente satanizado y olvidado hasta por la
agenda feminista, en Honduras el aborto es considerado culturalmente nada
más y nada menos que un asesinato, sin mediación. Pese a ello, miles de
mujeres abortan y muchas pagan con su vida tal acción. A los hospitales
llegan diariamente muchas jóvenes y no tan jóvenes en estado grave por
provocarse abortos con ganchos, con venenos, con palos, y por supuesto a
través de personas que lo hacen sin cuidado y sin conocimiento. El aborto
seguro sí se practica en Honduras, pero a precios altos, por médicos
experimentados que cuelgan entre sus diplomas sus reconocimientos de
asociaciones cristianas, por ejemplo. En este momento, un aborto cuesta en
una clínica privada entre cuatro y diez mil lempiras.

Anticoncepción
67
La posición de la iglesia católica es que la educación sexual debe darse, pero partiendo de los hogares,
porque son los padres de familia los responsables de hacerlo, no los maestros ya que algunos no tienen ética.
La Tribuna, pág,. 16, jueves 7 de junio del 2007

54
Así son los esposos, mire, si uno planifica dicen que es por otro
hombre y si eran los suegros y padres peor, le decían a uno que la que
planifica se muere, y la que la inyectan se muere y con pastillas también,
que todo era malo, entonces una tenía miedo y se tenía que aguantar y parir
todos los hijos. Doña María.

Las mujeres que toman pastillas, decían en mi pueblo, tienen hijos


maricones.
Participante de taller de derechos sexuales y reproductivos, Ojojona

El tema de la anticoncepción ejemplifica cómo sobre las mujeres


pesan muchos intereses y jerarquías. Desde los padres hasta los médicos, el
espacio para la decisión de ellas es escaso o nulo. Por estar ligada a la
maternidad, considerada destino para el cuerpo femenino, las políticas de la
anticoncepción responden a los modelos que los estados y otras
instituciones de una u otra manera desarrollan en sus territorios. Así las
políticas pro-natalistas que recomiendan la reproducción sin límite con el
dicho de que “hay que tener todos los hijos que dios le mande a una”, tal
como los patriarcas de la izquierda guerrillera lo mandaron en su momento:
A parir madres latinas, a parir más guerrilleros 68. Por el otro lado, los
antinatalistas que se dicen preocuparse por la explosión demográfica, sobre
todo cuando de pobres se trata, imponen esterilizaciones masivas y
anticonceptivos de alto riesgo a poblaciones selectas por su clase y su
“etnia”.

Agregar una cita a esto: NORPLANT, ESTERILIZACION MASIVA


Los ministerios de salud y todas sus instancias colocan a las mujeres
en el centro de programas biologicistas y que se enfocan en el proceso de
gestación donde el cuerpo de las mujeres es el depósito del nuevo ser que
tiene más derechos que sus madres, de ahí la penalización moral sobre el
aborto en todas sus modalidades y la censura cultural sobre las mujeres que
abortan. Con relación al VIH SIDA, la política es congruente con la gran
idea de la mujer madre, el programa más importante y con más recursos
dirigido a mujeres VIH positivas es hoy el de la transmisión vertical, que ha
desarrollado intervenciones sobre el proceso de gestación para evitar la
infección en el recién nacido. UBICAR DATOS Y DAR MAS CONTENIDO A
ESTO

El condón

Con relación al objeto de nuestra investigación nos interesa


particularmente el uso del condón por su eficacia como método de
protección frente al VIH SIDA. Divulgado ampliamente en las campañas del
Ministerio de Salud, el condón es protagonista de cientos de comerciales,

68
Trovadores latinoamericanos.

55
impresos y talleres. En el discurso de las organizaciones de lucha contra el
sida sigue siendo una de las medidas de prevención que más se reconocen,
aunque cuando estas organizaciones cercanas a la iglesia, se proponen, en
primer lugar la fidelidad sexual, luego la abstinencia y no siempre el uso del
condón.

La minoría de nuestras entrevistadas se refirió al condón como un


recurso usado frecuentemente, para algunas de ellas son incluso
desconocidos físicamente, sobre todo para las del área rural de Intibucá.
Nuevamente, las que están en procesos de capacitación y organización son
las más informadas al respecto y aún más las empoderadas con el tema son
las trabajadoras sexuales y en segundo término las mujeres VIH positivas.

- Es un método para protegernos de muchas enfermedades, habemos


muchas mujeres que no nos gusta usarlos y es un método de protegernos de
muchas enfermedades como el VIH y la hepatitis.
- El uso correcto del condón es para prevenir cualquier infección
venérea y un embarazo no deseado.
- Yo sí lo uso, a morir, como quiera.
Participantes grupo focal de trabajadoras sexuales, San Pedro Sula.

Yo uso el condón, desde hace como seis años lo uso, me siento bien,
normal porque una se va acostumbrando, él si está siempre ha estado
negativo al uso consistente del condón pero yo le digo que no, porque quién
se va a enfermar más voy a ser yo porque él es negativo. (Dilcia, mujer VIH
positiva)

Los argumentos que prevalecen como explicación en su falta de uso


están en relación con los hombres, su placer y sus preferencias.
El condón a él no le gusta, dice que no se siente bueno con eso. A los
hombres no les gusta, el condón les sirve para hacer locuras sexuales, y los
métodos son buenos pero no para hacer locuras. Pero un día le vi una
ruedita, yo no sabía que era un condón, él dice que nunca ha estado con
otras mujeres. (Lila, mujer indígena)

(Para no usar el condón) los hombres te dicen que solo a uno lo tienen
y a la vuelta está con otras.
Cuando termines la cuarentena (maternidad) viene adonde ti, no sabes
si va a venir infectado con VIH o con un condiloma entonces viene a
enfermarte.
Participantes grupo focal de trabajadoras sexuales, San Pedro Sula.

Como señalábamos, las mujeres que viven con VIH SIDA y las
trabajadoras sexuales son las más informadas al respecto, y enseguida el
de las mujeres garífunas que participaron en los grupos focales. Saben del
papel del preservativo en la prevención de la infección, aunque en su
discurso denota que no lo usan con mucha convicción.

56
(El VIH SIDA está aumentando)…por la falta de educación de las
mujeres, es por no querer negociar con los mismos hombres lo que es el
preservativo, yo lo negocio porque sino me hago una reinfección, pero yo
con mi esposo, claro, cuando me quedé embarazada no usaba preservativo.
Cuando estaba tomando medicamentos me dieron una charla de lo que era la
adherencia a los medicamentos y lo que era una resistencia, lo que es una
reinfección, entonces ahí uno tiene que tomar cartas en el asunto. Yo le digo
si no, no hay nada, yo por eso no me preocupo, yo puedo vivir sin eso, él
me dice que bueno, (acepta) y además él fue quién me infectó. (Gladis, VIH
positiva)

Hay muchos casos de VIH (en las mujeres) porque no se protegen,


no les gusta el preservativo, y ha aumentado la enfermedad, digo yo la
gente que está así por qué tienen que infectar más personas, por qué no se
protegen, o no dejan de tener relaciones aunque se pueden tener, pero
con condón.(Nora, trabajadora sexual)
Uno de los argumentos, que según mujeres participantes de un grupo
focal en San Pedro Sula, esgrimen los hombres en contra del uso del condón
es precisamente que sólo lo usan “las mujeres de la calle” y no las
“decentes”.
Las informantes más jóvenes están más familiarizadas con la idea del
condón y su uso, aunque esta misma entrevistada luego dijo que no lo usaba
siempre con su pareja, quien es marinero. Yo digo que hay que
experimentar, pero hay que protegerse, con el preservativo, debe cuidarse
siempre. Porque experimentar, los muchachos tienen curiosidad por saber
cómo es el sexo, por sentirlo, pero lo único que hay que hacer es
protegerse. Se les dice a los muchachos, a mi hermana menor yo le digo, a
Daikel que tiene 18 años, le digo si querés probar y experimentar decile a tu
novio, primero el condón, porque ya no queremos más aquí. Ella dice que
todavía no, pero los muchachos quieren probar. Marta, 22 años.

Los decretos maternos del patriarcado y la ausencia paterna

La familia como sustento del patriarcado responsabiliza y culpa a las


mujeres de sus males y defectos. Se asegura y declara que las que no
enseñan, las que no educan, las que educan mal, son las madres; hay
incluso una gran corriente de pensamiento común que dice que el machismo
es culpa de las mujeres que maleducan a sus hijos varones. Aunque las
madres tienen bastante responsabilidad en muchas actitudes de sus hijas e
hijos, también se explica en el marco amplio de la sexualidad y sus
relaciones de poder.
“La familia y los papeles que implica son un calco de la sociedad
patriarcal, al mismo tiempo que su principal instrumento y uno de sus
pilares fundamentales. No sólo induce a sus miembros a adaptarse y
amoldarse a la sociedad, sino que facilita el gobierno del estado patriarcal,

57
que dirige a sus ciudadanos por mediación de sus cabezas de familia”.
(Millet 1970)

Para las entrevistadas el proceso de educación sexual fue a través


de la madre, nunca se refirieron al padre, en los pocos casos en que
existían, como fuente de información. Efectivamente, como la gente dice,
son las mujeres las que maleducan, porque los padres simplemente no
están. Muchas de las informantes de este trabajo resienten la formulación
de los poderosos decretos maternos, por ejemplo, al decirles que seguro
iban a salir embarazadas, y que efectivamente eso ocurriera. Las relaciones
madre-hija-madre sostienen una enemistad cultural que alimenta el sistema
patriarcal, en una dinámica de culpas y resentimientos. En la mayoría de los
casos no hay complicidad, acompañamiento, entendimiento entre ellas. Y se
reproduce la historia cuando las madres envejecen: mis varones no me
celan pero una hija me dice que las viejitas así son puercas (Doña María) (al
referirse a los deseos sexuales de la madre) Esta misma mujer mayor, de
niña fue acusada de prostituta por su mamá quien la encontró platicando con
un joven vecino. La serpiente que se muerde la cola. Las mujeres, de esta
manera, se convierten en herramientas para controlar y perpetuar la
subordinación, muchas veces incluso entendiéndola como la única manera de
sobrevivir. Son ellas las que interiorizando la colonización de sus vidas y la
de sus parecidas, se convierten en guardianas del sistema. Muchas de las
madres asumen a sus hijas porque son sus hijas, que acarrean a sus nietos
y nietas y sus experiencias fallidas en la pareja, sin embargo, la factura por
los errores suele cobrarse caro. Desprecio, burla, retiro de la comunicación,
humillación, agresión física: enojo. Muchas mujeres tienen historias
similares, pero al no haberla entendido políticamente o concientizado y
mucho menos compartido con ellas estas historias tienden a repetirse por
generaciones.
(Cuando vivió violencia doméstica en su hogar) Yo ni muerta le iba a
decir a mi mamá, porque una vez me dijo: marido usted quería, marido
tiene… yo creo que nosotras las madres tenemos que estar preparadas para
ser parte de la solución no del problema. (Lila)
Tengo un montón de marcas de las golpeadas que me daba mi mamá,
yo de mi casa me fui sola porque estaba cansada de tanto maltrato, a saber
porqué me pegaba tanto, hace poco me di cuenta de que las cosas que le
hacía mi papá me caían a mí, mi papá ya murió.( Dinora)

Mi mamá siempre me habla de todo, menos de cómo protegerme.


Siempre me está diciendo: “cuidadito y andas haciendo cosas con hombres”,
pero nunca me habla de condones. Por eso nosotros tenemos que aprender
de otros lados.
Participante de grupo focal en Tela

Las entrevistadas que han tenido procesos de organización en el


movimiento de mujeres o que son hijas de estas activistas tienden a
establecer otro tipo de relaciones en donde el diálogo está más presente: A

58
mí me explicó mi mamá cuando ya me vino la menstruación y también nos
explicó de todo esto, ella se reunió con nosotras, con mis hermanas, nos
explicaba y decía que teníamos que cuidarnos del VIH SIDA, porque aquí en
El Triunfo había mucho peligro de contraer el sida y también de otras
enfermedades. Ella nos habló desde hace mucho en la adolescencia. Yo
sabía bien del parto y todo eso.(Marta, hija de una activista de organización
de mujeres negras)

Gladis, activista de la lucha por los derechos de las personas viviendo


con VIH SIDA y mamá de siete hijos, una de ellas preadolescente también
viviendo con VIH SIDA ilustra cómo la conversación sobre este tema se
hizo una práctica en su familia . Yo les decía a los que están casados, los
reunía a mis hijos cuando el grande tenía 20 años, yo los sentaba a los
cuatro y les decía, yo quiero que ustedes si se van a casar se casen pero no
quiero que si van a tener una relación sexual con otra persona que no sea
su mujer, que se protejan porque hay condón para que usted no se infecte
de VIH. A mi hija lo mismo, mire mami, usted ya sabe, usted sabe nuestra
situación, usted tiene que abrir los ojos, yo la quiero y soy su madre y le
estoy enseñando cómo … a ella en ese tiempo ya le había venido la
menstruación y yo le expliqué antes que era… usted va a echar sangre por
la vagina, no se vaya a asustar porque es normal entre las mujeres, y ella
me preguntaba por donde nacían los niños y le dije, incluso a mis hijos
varones les dije, el segundo que se me casó, mi hijo me dice, usted ha sido
una maestra para nosotros, él me dice, puchica nunca esperamos en usted
de que nos iba a decir de nuestros órganos de cómo son, hasta mi hijo
chiquito saben que es pene, testículos, sabe todo.

En el caso de los padres, cuando están presentes lo han estado para


controlar la sexualidad de sus hijas lo cual hacen la vía del terror expresada
en el insulto y la descalificación, y por supuesto la violencia física y sexual.
Como las madres, pero desde un lugar de poder más explícito y legitimado,
intervienen en la vida de sus hijas y compañeras de hogar. En muchos de
los casos los padres no eran conocidos o sólo eran mencionados como
progenitores, y en otros, los hombres de sus madres se convirtieron en la
figura paterna.

Cipota, tres majes trataron de violarme, pues resulta que uno de ellos
estaba enamorado de mí, y él decía que no, que me quería, aquí en San
Pedro, tenía como 16 años, y los majes decían que yo era muy subida y que
me iban a quitar lo subida, yo no es que era subida sino que le tenia miedo a
mi papi y para mí desde ahí fui agarrando temor a los hombres . Lo que nos
dice Jacqueline corresponde a una relación con un padre que fue
encarcelado por matar a otro hombre y que golpeaba a su mamá
constantemente. El terror que inspiraba era la cotidianidad de las relaciones
de las mujeres de su casa, donde todas estaban entrenadas en los
mecanismos propios de la vivencia en la violencia, moverse con sigilo para

59
no generar su cólera, estar pendientes de su humor, prevenir cualquier
situación que agudizara la tensión.

Nora, quién dada sus condiciones de pobreza fue separada de su


familia en la infancia para ser internada en un lugar de monjas, se refiere a
su padrastro: Cuando estaba pequeña mi padrastro le pegaba a mi mamá
mucho, y a nosotras también nos pegaba. Él fue el que le enseñó el vicio a
ella, mi mamá no bebía, él todos los sábados la traía según él que al centro,
te voy a llevar a comer vieja, entonces le decíamos y es que no hay comida
acá. No, vamos a salir, con tu mamá vamos a salir, no es que nos vamos a ir
a echar un fresquito por ahí, pero aquí hay pulperías le decíamos nosotros,
mire, yo a ese señor lo llegué a detestar.

Como es de esperar, el control masculino que más dolor provoca a las


mujeres de este estudio y de todas las sobrevivientes, es el abuso del
cuerpo de las hijas o hijastras. En Intibucá una entrevistada nos decía que el
número de incestos en las comunidades de la montaña era altísimo, según
ella debido a que la gente vive amontonada, y eso hace más vulnerables a
las niñas. En ninguno de los casos se menciona la responsabilidad de los
hombres por su comportamiento abusivo hacia las niñas, prevalece esta idea
común de que la sexualidad de los hombres es incontrolable por lo tanto
somos nosotras las que debemos cuidarnos de ellos y cuidar a las hijas de
todos los hombres, incluyendo de los padres. La censura sobre las madres
“poco cuidadosas” es un estigma muy poderoso en el país, mismo
que es reforzado por los medios de comunicación social.

Mi hermana una vez le rajó la cabeza (a su padrastro) porque quiso


abusar de mi hermana, ese señor un día, viene y me dice, ya vas a ver
gordiflona me dice, porque yo era gorda, ya vas a ver gordiflona que sólo
vivís comiendo por eso estás como chancho. A este señor le decía, tan malo
que es usted y ya venía y se sacaba la faja y me daba y si le decís a tu
mamá te atenés a las consecuencias porque te vuelvo a verguiar, le digo a
mi mami, le decía y me macaneaba. Mi hermana, la mayor, se había ido de
la casa por lo mismo… se fue para San Pedro, de mí no quiso abusar, de mi
hermana sí, pero ella le dio con ese coso (un palo) en la cabeza y se le
quitó, pero ella se fue de la casa por él. Nora

El caso de la paternidad de Javier, es excepcional, es el compañero


de una mujer organizada que luchó en contra de la violencia de este mismo
hombre al inicio de su pareja. Yo siempre le decía que me indignaba el
maltrato, hoy se interesa por mí y por los hijos, al niño de once años el lo
lidiaba pero al más pequeño de dos más, porque le da la leche, lava sus
pañales, el señor ha cambiado. Lila

Los cambios de este tipo no son muy frecuentes, ni entre los hombres
organizados y politizados. La sexualidad no es una preocupación de las

60
organizaciones sociales que no sea la de algunas de las mujeres, las más
influenciadas por el feminismo, por cierto.
Erasto Reyes, miembro del Bloque Popular de San Pedro Sula, y
coordinador de la Coordinadora Nacional de Resistencia, al referirse al VIH
SIDA, la sexualidad y el trabajo con las mujeres, comentaba: En general
este trabajo ha quedado en manos de las ongs porque el movimiento no ha
tenido la voluntad de asumir esta tarea y de elaborar una propuesta para el
gobierno o la cooperación para controlar el avance de esta enfermedad. La
problemática no ha tenido interés porque el enfoque ha sido el de luchar
contra cosas grandes y ahí hemos tenido errores que hay que reconocer. En
el caso del Bloque Popular con respecto a las mujeres, hay mujeres
vinculadas pero no tenemos programas de las mujeres, nada específico para
las mujeres. Frente a la sexualidad yo diría que la izquierda no tiene
suficiente sensibilidad para abordar los temas y ponerlos en la agenda.

La cultura política nacional ha ido cambiando en cuanto al papel de las


mujeres, sobre todo en aquellas agendas de la igualdad de representación
en espacios de dirección, por ejemplo la organización indígena COPIN, tiene
como política que el 50% de la dirigencia sean mujeres. No necesariamente
ese porcentaje se efectúa a nivel de los puestos más importantes o no en la
misma calidad que los varones, sin embargo es innegable como avance de
representación. Lo que cambia lentamente son los discursos populares, nos
dice Lila: Ya cuando una mujer hace muchas cosas la gente dice que uno le
ha dado agua de calzón al marido, la gente dice que las mujeres ya
mandamos a los hombres, que los tienen dundos, que andan buscando a
otros hombres, yo me siento una mujer con libertad no con libertinaje
porque a veces las mujeres cometemos errores, y generalizan, las mujeres,
dicen.
Las reacciones sociales frente al trabajo político es la descalificación,
vía la sexualidad. La idea más popular es que las mujeres al organizarse
andan buscando maridos, se hacen lesbianas, se prostituyen, abandonan a
los hijos y por todo eso son malas, en cuanto reorganizan su autonomía y
los roles de género en su hogar.

Sobre el amor

Hay quienes aprendieron sobre la relación del amor y la violencia en


sus padres, dos de ellas dijeron que al ver la manera en que agredía su papa
a su mamá no iban a amar nunca a nadie ni mucho menos dejarse golpear ni
tocar. Las ideas sobre el amor son generales o ausentes, tremendamente
contradictorias y en conflicto, se relacionan básicamente con el proveer
alimento, escuela (en caso de que suceda) y salud, cuando se trata de la
infancia. En la adultez se alude a la protección y al marido proveedor, el
cual es en la mayoría de los casos, inexistente. Las mujeres que
frecuentemente viven violencia durante toda su vida no se sienten confiadas
para amar o su sentimiento es confuso, aunque muchas de ellas siguen
teniendo pareja masculina.

61
A los cuatro meses de estar en el burdel aprendía mucho a querer a
quien le hace un daño a uno, y un bien . (Esta mujer fue vendida a un burdel
por su abuela a los once años) Ester

Yo sobre el amor… me he enamorado de clientes, yo lo conocí en la


calle el papá de mis últimos niños, lo conocí cuando él me pagaba por andar
en la calle con él, y de ahí fue surgiendo hasta que vivimos cuatro años.
Mire cuando uno empieza a querer un hombre es bonito porque le dice
tantas cosas, según el porte del hombre el amor va creciendo tanto
espiritual como … ay otra palabra, material vea. Ahí es cuando una va
creyendo en el hombre pero cuando le hacen una pasada, dos pasadas pero
no tres. Mire a uno al principio le duele porque le duele, pero dice uno para
qué voy a tener este hombre si desde luego buscó otra mujer es que no me
quiere y otras que se van a la cantina y a embolar y no hay tales .
Nora
Por fortuna existe el color de las excepciones. Él me cuidaba
tanto, él nunca me trató mal, fijese que para ir a traer leña me llevaba en
una carreta de mano, la gente se reía, me llevaba en una carretilla es que yo
era delgadita, y él me andaba paseando en la carreta, y me compraba cosas
bonitas, por pares, el maquillaje también, fueron cinco años de adoración .”
Aunque el final no es feliz, pues el hombre se enamoró de otra y se fue de
manera descuidada, esta mujer que además es cariñosa, ríe con mucha
facilidad y no tiene temor al contacto físico, relacionó la experiencia
amorosa con el bienestar y la felicidad. Ella expresaba que aun siendo
mayor tenía deseos sexuales: No, si mientras uno vive la vida todas las
cosas en bueno, es bueno. Si le dan ganas de comer, come, si tiene deseos,
pues bien.
Sin ser objeto de la investigación, es interesante explorar las
relaciones entre las ideas del amor romántico con el aumento de la
pandemia. Entre los comentarios que se escuchan sobre el VIH entre la
gente común, se dice que es una enfermedad del amor. Las ideas de la
entrega total e ilimitada, del sacrificio, de la confianza sin límites,
probablemente fecundan un terreno de poca o nula autonomía emocional en
el que las desgracias sexuales tienen una gran posibilidad, desde el
embarazo precoz hasta las ITS.

La realidad material de las mujeres y los factores de riesgo para


contraer el VIH SIDA

La propuesta de investigación definió como problema conocer los


factores socioculturales que determinan el aumento del VIH SIDA en las
mujeres de Honduras y para ello se establecieron tres ejes: la pobreza, la
violencia y la migración. En este apartado vamos a reflexionar cómo se
concretan estas variables en las vidas de las mujeres históricas que
participaron del estudio.

62
Las mujeres y la pobreza
Yo me matricule yo sola en la escuela y sabe que me hacia mi papi
porque no tenia dinero, me compraba las hojas de papel de oficio y me hacia
el cuaderno y en esas bolsitas donde viene el pan ese era mi bolsón y
descalza a los doce años me vine a poner zapatos, sabe porque me los puse,
porque la profesora, ella se llama Gladis Edith López y no se me olvida el
nombre de primer grado. Ella me regalo un par de tenis, esa señora me
dijo: “ya estas bonita” que esto y que el otro, y ella me decía: “vos queres
ser alguien en la vida” yo quería ser alguien en la vida, pero como si no
habían medios.
En aquella pobreza que uno se cría que de un huevo a veces
comíamos cinco porque éramos cinco.
Participante grupo focal de trabajadoras informales, San Pedro Sula

Las feministas, particularmente las materialistas, han comprobado que


el sistema patriarcal es una economía. Es una economía que se sostiene en
la división sexual del trabajo que les asigna a las mujeres el trabajo
reproductivo-privado, y que se controla por múltiples mecanismos que van
desde el discurso de la virgen-madre hasta la violencia en todos los ámbitos
con todo el aparato establecido para mantener a las mujeres trabajadoras
domésticas y sexuales gratuitas de este orden. El sistema patriarcal tiene
su aspecto de economía no sólo en las relaciones capitalistas, si no más allá
de ellas. Las mujeres trabajan todo el día, todos los días generando riqueza
material, conocimiento y símbolos que sostiene sus grupos familiares y a la
sociedad, pero ellas están en la invisibilización y explotación.

En el capítulo sobre análisis del país se relaciona la pobreza extrema


que se vive en Honduras con el incremento del VIH SIDA, los datos también
muestran una realidad que explica que el cuerpo de las mujeres pobres es
un cuerpo mal alimentado, cansado, descuidado y muchas veces enfermo,
desde la infancia y de generaciones.
Una de estas mujeres definió tan claramente esta relación que es
indispensable hacer acopio de sus propias palabras, palabras de una mujer
que como las otras once entrevistadas son pobres, y saben bien que esta
realidad no pertenece solamente al mundo de las estadísticas o las
inferencias académicas, sino que se vive en la propia carne. Berta, una
valerosa y trabajadora mujer costeña resume: La pobreza es la que mata
más gente que cualquier otra enfermedad. La pobreza es la que hace que
venga la enfermedad a la casa, la enfermedad puede estar allá largo y viene
aquí a la casa. La pobreza es un puñal desgarrador, que mata y mata. Mata a
los niños de hambre, de desnutrición, de una diarrea se mueren, y bueno,
ahí va la cosa y la gente grande también se muere de desnutrición, mire hay
muchos viejitos que arrinconados, ahí no les hacen caso y de qué se
mueren, de desnutrición.

63
De las doce mujeres entrevistadas, cuatro se definieron amas de casa,
y eso es decir sin empleo; el resto son trabajadoras de sector informal, del
trabajo sexual y de trabajo organizativo como promotoras. Manifiestan
haber entrado al mercado de trabajo desde muy pequeñas, como sus
hermanas y hermanos, lo que muchas veces se relaciona con el abandono
de la escuela y por supuesto de otras fuentes del conocimiento como el
juego y la información literaria. Las condiciones de trabajo de las niñas, no
es tema de esta investigación, sin embargo es parte de la historia de estas
mujeres y marca continuamente sus vidas. En lo que respecta a nuestro
trabajo encontramos que esta precariedad de la vida, desde la infancia,
expone a las mujeres a la enfermedad y la muerte prematura.

Me crié en el negocio, (mi mamá) ella me enseñó a trabajar y cuando


yo crecí me dediqué al negocio…
Alicia.
Yo trabajé a los catorce años en casas. Siempre estaba trabajando,
luchando, trabajando vendiendo cosas: nacatamales, tamalitos de cambray,
de frijol adonde quiera yo andaba vendiendo para sobrevivir
Gladis
Trabajaba de cipota, de ayudanta de cocina, me pagaban tres lempiras
al mes, no era ayudanta porque me ponían a hacer todo, pero eso ganaba
yo.
Berta
A los once años me vendieron a un burdel, un amigo de mi abuela me
vendió y hasta los catorce años estuve ahí
Ester
Yo siempre he costurado, desde la edad de 14 años, y con eso crié a
mis hijos.
Mamita
Yo siempre he trabajado para vivir, desde los 13 años, trabajaba en
una casa cuidando a una niña.
Jacqueline
Yo en mi vida he trabajado de todo, desde los 14 años trabajé para mí;
en la casa desde que estaba niña amasaba harina para ir a vender y
mantener a mis hermanitos, con mi mamá, somos siete hermanos.
Dilcia

Para las mujeres entrevistadas y las participantes de los grupos


focales la relación entre la pobreza y el VIH SIDA es indudable, y una de
esas relaciones es desde un lugar inesperado para nosotras como
investigadoras, todas contestaron más o menos lo mismo: la mujer que no
tiene que comer y debe alimentar a sus hijos se va a prostituir y por lo tanto
tiene más riesgo de contraer VIH SIDA. Ninguna de las mujeres hizo juicio
contra este comportamiento. Una de ellas, fuera de la entrevista, confesó
que lo había hecho y que lo haría nuevamente sin ninguna culpa.

64
Yo creo que la pobreza aumenta el VIH por que la pobreza te empuja
a hacer cosas que no debes, por ejemplo tenes un montón de hijos, yo he
visto casos de esa índole, si la mujer tiene cuatro, cinco o seis hijos, y la
mujer es madre soltera… entonces viene fulano y le dice, tené estos 100
pesos te voy a venir a hablar más tarde, ella los agarra, qué trae fulano
dentro de sí no se sabe, talvez está infectado de vih, talvez tiene una its, no
se sabe pero ella por la necesidad se va a acostar con él, eso pasa mucho
en la comunidad, por la pobreza, por la falta de trabajo, e incluso mujeres
que tienen su marido pero el marido no trabaja. Ellas tienen que ver la
forma de criar a sus hijos aunque yo digo que no solo de la pupusa 69 puede
vivir la mujer, por que yo digo si fuera por prostitución no me hubiera
infectado, yo no trabajé nunca en ese trabajo.
Dilcia.

Yo pienso que el VIH aumenta con la pobreza aquí en la comunidad,


porque las mujeres para darles de comer a sus hijos tienen sexo con
cualquiera para darles de comer, no lo piensan dos veces, y no se cuidan,
eso todo el mundo lo sabe.
Marta

La pobreza si tiene que ver con que la mujer tenga VIH porque si uno
tiene sus hijos y no tiene un peso para darles de comer, le sale la
oportunidad de irse a acostar con alguien por dinero, esa persona puede
estar infectada y puede infectarlo a uno, yo pienso que es más el riesgo,
que la pobreza tiene mucho que ver en eso y con lo de los casos en los
hogares si.. yo creo que la pobreza tiene demasiado, tiene mucha mano
metida en esto porque yo he visto mujeres que tienen tres hijos y son
portadoras y se dedican a la prostitución, y yo les digo que hacen mal
porque saben su condición y ellas dicen que les vale verga porque si a ellas
las infectaron no van a andar con consideración.
Jaqueline

La pobreza tiene mucho que ver con todo esto del sida, hay muchas
mujeres que tienen cuatro, cinco hijos, que el marido las abandonó, que no
tienen trabajo y tienen que irse a prostituir, o se hacen de otros maridos por
tal de que les ayude y talvez ya está infestado.
Berta

Bueno, talvez la mujer le ofrecen pagarle aunque sea poco y si no


tiene lo económico talvez hay hombres que le dicen les voy a pagar tanto,
y que ella no ande de comer o que no tenga trabajo porque el problema es
de la gente joven y de las mujeres, que no tengan su trabajo pienso yo que
por eso se tiran a la calle, a tener así, hacer de sus vidas el dinero, ahí
viene el problema (la infección).
María

69
La pupusa es un nombre común para llamar a la vulva.

65
Las trabajadoras sexuales tienen la palabra más autorizada en
relación a este vínculo entre la pobreza y el VIH SIDA.

Pues si habemos mujeres que tenemos bastantes hijos como dice la


compañera por no escuchar a los hijos que están llorando de hambre o
talvez le piden algo en la escuela y no tenemos dinero por ejemplo la
compañera tiene seis hijos, vive sola y no tiene ayuda de nadie… bueno
talvez ella no se arriesga a tener una relación sin preservativo pero la
mayoría sí, por el amor al billete, porque le den más dinero se arriesgan a la
enfermedad.

Yo desde que tenía 15 años me metí a este trabajo porque mi papá se


murió y nosotros eramos muchos y muy pobres, bueno, siempre he sido
pobre (se ríe) mi mamá me mandó donde una tía, allí yo era la trabajadora y
hacía todo, me trataban como una perra y todavía tenía que aguantar al
marido de mi tía que era un viejo borracho que apestaba, me manoseaba y
cuando yo no me dejaba me sacaba la comida en cara, me cansé de eso y
me fui donde una amiga, ella me dijo que me iba a conseguir un trabajo
porque yo quería ayudarle a mi mamá, bueno mi amiga me llevó a su trabajo,
al dueño le gusté y empecé por él, así me fui enredando en esto, mire yo
digo que si mis hermanos y yo hubiéramos nacido en otro lugar y no
fuéramos tan pobres yo no hubiera caido en esto, a veces la necesidad nos
hace caer en esto.
Participantes de grupo focal en Tegucigalpa

La naturalización de los roles femeninos y masculinos que se hace


parte de lo que se llama el contrato social de la democracia hace posible la
existencia de situaciones extremas de explotación del trabajo de las
mujeres, en muchos ámbitos y en todas las edades productivas y
reproductivas. En el caso particular de las mujeres viviendo con VIH SIDA,
el trabajo de voluntarias que hacen con el ministerio de salud pública
muestra que son ellas las que más enfrentan la epidemia, pero las que son
menos favorecidas económicamente, aunque cumplan el rol de trabajo que
corresponde al Estado y sus empleados. Este mismo caso se repite en
muchos de los voluntariados de salud que les asignan o que las mismas
mujeres asumen como parte de su rol de cuidadoras.
Algunas organizaciones de la sociedad civil han logrado que el trabajo
de las mujeres sea reconocido económicamente a través de proyectos con
la cooperación internacional, pues para el VIH SIDA se ha movilizado
mucho recurso económico que termina quedándose en estructuras
burocráticas de los gobiernos, prioritariamente.

Entonces yo empecé a trabajar en puro voluntariado, yendo a visitar


enfermos, haciendo incidencia política, yendo a observar para que nos
apoyaran, haciendo los plantones por la lucha de los medicamentos y todo
eso, todo eso. Yo estuve en eso y entonces de ahí después me dieron un

66
trabajo, trabajé yo en cruz roja americana con cruz roja hondureña, en lo
que era prueba rápida con consejería, postconsejería, trabajé tres años.
Hacía visita domiciliaria a las personas, visitaba a los grupos de pacientes.
Gladis

Jacqueline una de nuestras entrevistadas nos contaba que tenía que


hacer quince visitas a la semana a enfermos de VIH SIDA, y que lo más
duro era que tenía que realizarlas en los barrios más violentos de San Pedro
Sula, pero que era el único trabajo que tenía con el inconveniente que le
pagaban unas horas y el resto era gratuito.

Mi voluntariado lo hago los jueves, pero a mí me gusta mucho


ayudarles, yo sé que tienen mucha necesidad de ayuda, ( en el hospital
público) y les ayudo todos los días, me pagan solo el día que tengo
asignado y para los otros días mis hijos me dan, me proveen.
Violeta, promotora de salud de San Pedro Sula

Por lo general las mujeres trabajan mucho y ganan poco. Sus


actividades son las menos remuneradas en la escala de reconocimiento
económico: limpian, cocinan, cuidan y organizan personas. Tienen poco
dinero, y lo usan para comer y pagar las cuentas básicas de manutención de
la familia, pues sus parejas tienen trabajos temporales y mal pagados, por
lo general. Sus prioridades personales son las últimas de la fila. Muchas
realizan distintas actividades al mismo tiempo para poder llegar al fin de
mes, algunas de ellas dependen parcialmente de ayuda de remesas de hijas
e hijos.

El dinero lo uso para comer, para pagar mi cuarto a veces le mando a


la niña que tiene 10 años, los varones están con los papas, uno de los
mayores me lo mató un carro, el mayor, lo mató un bus, iba para el colegio.
Ahora tengo uno en el colegio y él camina alocado en su bicicleta, con la
abuela que se cuide le digo yo. Pago cuarenta lempiras diarios de cuarto y
los tres tiempos de comida. Aquí un tiempo de comida vale treinta pesos,
pero si uno es económico uno va donde venden patitas de pollo fritas y uno
ya son cinco pesitos, diez pesitos con eso como, por que yo jamás voy a un
restaurante sólo con compañeras, porque mi estómago es chiquito, hay
personas exageradas para comer, yo no. Yo digo si me salen dos entraditas
me conformo con eso, para mí el sexo a uno lo hace tan infeliz que
esperando un cliente, si hubo cliente comió, sino pues algunas ahí se están,
si no hay nada yo corro a ver quién me pide un favor y ya. Me pagan si que
les tenga que decir tanto, y ya con su voluntad.
Nora, trabajadora sexual de Tegucigalpa.

Yo todos los días hago este trabajo. Trabajo de lunes a domingo en


diferentes lugares de la capital. Yo me levanto a las dos y media de la
mañana, me levanto yo, y ya a las cinco yo ya tengo hecha mi venta, tengo
ayuda en la casa, un muchacho que me ayuda. Los frijoles ya los dejo fritos,

67
la harina ya la dejo preparada, las canastas, la horchata ya la dejo también ,
me levanto a endulzarla a echarle el hielo a hacer el posol, el café y el osmil
y hago panqueques para un puesto, a las cinco y media estoy aquí y a las
once y media me voy para mi casa ya, en la noche voy para la iglesia
porque yo voy a la iglesia, me voy a las seis y media y vuelvo a las nueve
de la noche y me duermo. De nueve a dos de la mañana, pero ya estoy
acostumbrada a dormir poco. Mi esposo también trabaja desempeña, es
maestro constructor, él me ayuda, me da 500 lempiras semanales porque el
trabajo de él no es gran obra, si le sale así una casa él hace el presupuesto
y de ahí cuando ya termina de trabajar me da un poquito más de dinero, él
ayuda, pero de vez en cuando tiene trabajo él porque en ese trabajo de la
albañilería hay tiempos buenos y tiempos malos. Alicia, vendedora de
comida en la calle

Cuando he tenido ingresos por salarios lo he usado, cuando estaba


pagando mi terreno pagaba préstamo, compraba las cosas de la escuela de
mis hijos y las cosas de la casa, el agua y la luz, la comida, la alimentación
porque para nosotras las personas viviendo con VIH deberíamos tener mas
o menos para comer. Ahora me mantienen mis hijos, me pasan dinero ellos.
Gladis, ama de casa, sector informal, vende ropa usada cuando puede
comprar fardos.

Yo he trabajado tanto y sólo para comer y vivir el día, sólo para pasar,
yo pisto no tengo, porque en este trabajo que tengo yo no es que se gana
gran cantidad pero está uno que para pagar casa que para pagar luz, que
para el agua, que para medicina y nada más, y siempre ha sido así, para
criar los hijos.
Berta, trabajadora informal, hace piñatas y las vende en la calle y en
su casa.

Yo vivo de mi trabajo, a mí nadie me ayuda, tampoco a mi hermana le


pido todos los días porque ella tiene su familia también, yo trabajo. El papá
de mis hijos de ahora, él me da cuando puede, es ayudante de rapiditos de
la universidad, cuando él tiene no me deja salir. Yo trabajo todos los días en
la calle, salgo a eso de las dos de la tarde hasta las ocho de la noche. No
trabajo de noche, hay bastantes clientes en la tarde, a veces está malo por
el dinero como estos días, así como me he venido, me he ido toda la
semana. Mi dinero es para la comida de mis hijos, medicamentos y casa, y
cuando me alcanza les compro ropa nueva, y cuando no, no les compro. En
eso utilizo el dinero
Ester, trabajadora sexual de San Pedro Sula

Yo siempre he costurado desde la edad de 14 años y con eso crié mis


hijos, cuando no estoy haciendo casabe, horneando pan, voy al monte, tengo
mi yucal todavía, ya al año cosecho mi yuca, hago mi casabe para vender,
aunque no he pasado mucho de negocio pero ya con eso sostengo una parte,
en veces vendo mis saquitos de yuca. Nunca he trabajado para nadie, no es

68
que no me haya gustado es que como mis hijos estaban pequeños, tenía que
cuidarlos, mandarlos a la escuela, me dediqué a la casa, cuidado de los
muchachos, eso fue lo que no me permitió salir y ahora ya no, ahora se
criaron y yo dependo de ellos, bueno yo me siento en parte, una se
acostumbra a lo que mandan ( de Estados Unidos)y se conforma pero yo no,
yo siempre estoy en mi máquina y no todo me lo dan ellos, por ejemplo en
veces se me termina la provisión y en un mes yo sufriría, pero así con mi
trabajito, ya hice mis tres, cuatro batas y tengo mi comida, mientras llega el
mes ahí estoy. El dinero lo uso para la comida, para pagar la luz. No tengo
tanto gasto porque solo pago la luz y mi comida… me sale mucho de luz, me
ha salido 700 y pico, este mes 731 de un mes, eso vale la luz, me dicen que
así es.
Mamita, ama de casa, costurera y sembradora, Triunfo de la Cruz,
Tela

El dinero de mis salarios yo me los he gastado en cosas, yo me


obsesione con tener una casa y mandé a hacer una de caña brava con
puertas de madera, yo tuve una casita cuando estaba en San Pedro, pero
derrochaba, me chupaba el dinero y compraba ropa, todas las semanas
estrenaba. Desde el año antepasado no tengo salario, a veces vendo
pescado, a veces voy a las reuniones y con los viáticos que me dan me
resuelvo y mi marido me da dinero, él trabaja en construcción. Dilcia,
desempleada, promotora de organización

Las condiciones laborales de las mujeres son precarias, tanto para las
que están en su casa como para las que trabajan en la calle, éstas últimas
están expuestas a la inseguridad que en Honduras es alta y riesgosa para
las mujeres. La mayoría nos cuentan que tienen miedo de los personajes de
la calle, entre los más temidos están los policías, tanto para las trabajadoras
sexuales como para las vendedoras. Las entrevistas nos cuentan, al mismo
tiempo, de sus habilidades para organizar estructuras económicas de
sobrevivencia y redes de apoyo entre ellas, amigas y con otras personas en
situaciones parecidas. En la calle estoy tranquila, nos comentaba Ester,
quién hace trabajo sexual, y al momento de la entrevista estaba viviendo
mucha violencia de parte de su pareja, en su casa. Ella dice que ha logrado
hacer amistad con algunos clientes que la escuchan y la protegen.

Mire el riesgo que mas vivimos nosotros es con la alcaldía ( la policía


municipal) porque ellos en el mes de julio anduvieron desalojándonos porque
dicen que es prohibido vender aquí en estos lugares, pero la verdad es que
nosotras con la situación que vivimos no podemos estar de brazos cruzados
y este es un trabajo que empeñamos honradamente. Ese es el peligro que
corremos de la alcaldía, de lo contrario pues del sol y del agua nos tapamos
con la sombrilla y con delincuentes no tenemos problema porque ellos nos
respetan a los vendedores que vendemos en la calle. Y hay mucho respeto
de los hombres en la calle porque uno de mujer tiene que darse el respeto y
si no una no se da a respetar.

69
Alicia

Hay algunos policías que se meten con nosotras a detalles, cuando


uno no quiere darles sexo de gratis solo porque están uniformados, ellos
están para protegernos no para maltratarnos, si yo me llevo en una calle
ellos tienen el sistema y tienen que andarnos patrullando, porque tienen que
ver el trabajo de uno, cuidarlo y no ultrajarlo pero hay policías que sí. Ya
días había uno que molestaba a todas las mujeres, las llevaba presa, las
ponían a hacer sexo oral. Varias veces nosotros siempre lo anunciábamos
en las entrevistas del centro de salud y nosotros los hemos denunciado de
porque lo tienen que molestar a uno siempre que uno tenga su carné de
sanidad, y sus papeles no hay problema, o si no los anda o.k. que lo
encierren en una celda, pero ellos los golpean a uno. Cuando me enfermo
yo tengo amigas que me dan mi bocado, aunque no esté enferma, tengo una
gran amiga que yo no la cambio por nadie, es zarquita igual a mi niña y yo le
digo que cómo se parece a mi niña, yo la quiero mucho. A mí me parece
que sos mi mamá le digo, si verdá, pero viéndolo bien vos también me caes
bien, para mí de estos lugares sos mi mejor amiga.
Nora

A mí me gusta mi trabajo, (acompañamiento a pvs) pero este que


hacemos de campo es peligrosisimo porque nos vamos a meter a colonias
que están inundadas de mareros y cuando una persona es nueva se le pegan
a esa persona, a mí me han robado, y ni cuenta me di. Jacqueline

La situación de las mujeres viviendo con VIH SIDA se agrava en


cuanto el desempleo se relaciona con su condición de salud, sin embargo,
Gladis, una mujer VIH positiva, ha encontrado más y mejores trabajos a
partir de su activismo en el ámbito de los derechos de las personas viviendo
con VIH SIDA. No es la suerte con la que ha corrido el resto.

Lo que veo más difícil de tener VIH es la parte de la discriminación


que tenemos, porque no nos dan trabajo, si una trabaja y el patrón o patrona
se da cuenta le inventa cualquier cosa para botarlo…. Por ejemplo la vez
pasada en la toma de esas tierras llegó una compañera y agarró la cocina
para cocinar, y nadie quiso comer, porque ella es positiva y … ella no tiene
manchas en el cuerpo pero ya está delgada, delgada, delgada, no quisieron
comer, una vez hicimos tamales y nadie le compró. Por eso yo no hago
nada, si no hay proyectos yo no… yo sé hacer un montón de cosas pero yo
no hago, si yo me pongo a hacer, solo voy a gastar pero nadie va a comprar.
Se les ha explicado de mil maneras como se transmite el sida pero … de
mil maneras, pero ni aunque se cortara,…pero la gente no entiende eso, no
quiere entender.
Dilcia, garífuna de tela.

Violencia contra las mujeres

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La violencia, tal como señalamos en nuestro marco teórico, es el
mecanismo usado para controlar y dominar a las mujeres, agredidas en el
espacio más cercano de su existencia: su corporalidad. Expresamente, la
violencia sexual refuerza este dominio. La violencia es la cotidianidad de
las mujeres. Todas han vivido violencia desde su casa, desde su infancia.
Han sido golpeadas, regañadas, censuradas de múltiples formas. El
continuum de la violencia de su familia de origen con la de sus futuras
familias es lo más corriente. Muchas de ellas planteaban que encontraban en
sus noviazgos la posibilidad de huir de situaciones de violencia familiar: Mi
abuela era muy brava, me maltrataba, entonces como yo tenía mi novio me
fui con él, así narraba Mamita, del Triunfo de la Cruz y ella ilustró
claramente que el fantasma de la agresión sexual también está siempre
presente entre sus preocupaciones y posibilidades. A los 16 años que me
vino la regla yo no sabía lo que era eso, yo sufrí porque yo creí que mi
abuela iba a decir que ya me habían violado.

También dentro de la cultura hondureña el castigo físico se legitima


como práctica para la corrección de las niñas y niños, de igual manera no se
cuestiona el abuso de los adultos sobre los niños porque se les considera
autoridad. Esta idea es probablemente la más arraigada en cuanto la crianza
de la infancia y aceptada por las mismas agredidas. Aquí no hay mucha
violencia, mi abuela nada más que cuando estaba pequeña me maltrataba,
pero yo soporté y me ayudó porque ella me estaba evitando de muchos
males en la calle, y lo agradecí porque si no hubiera sido por ella no sé, no
se que iba a ser de mí , a saber donde estuviera, ella me enseñó a cuidarme
de la gente, de las amistades, eso me ayudó bastante y con eso mismo que
me enseñó estoy queriendo hacer con mis hijos, con mis nietos. María,
Yamaranguila.

La idea de que el uso de la violencia es necesario, es una de las más


fundamentales en la cultura patriarcal, desde tiempos remotos se sostuvo
para justificar las guerras, y aún ahora. La creación de dioses guerreros fue
parte de esa propuesta. Hoy en día al tiempo que las religiones alaban un
dios que dice amar y cuidar a sus hijas, es un dios que valida el uso de la
violencia y que tiene cólera y castiga.

En las relaciones de pareja la violencia es común, es común que las


mujeres sean forzadas a tener relaciones sexuales con sus compañeros, sea
el estado en que estos se encuentren. No tan común, pero también presente
es la lucha en su contra. Yo he luchado contra la violencia doméstica, mi
esposo fue muy declarado con otras mujeres, y yo luché pero fue a través
de conocer los derechos y salir de ese silencio que nosotras guardamos,
que no decimos, que no gritamos. Lila, Yamaranguila.

Todas las mujeres entrevistadas, sin excepción, expresaron la


presencia de la violencia en sus vidas de parte de sus parejas, de sus

71
familiares y de instituciones. Unas más extremas que otras, las historias de
estas informantes da cuenta del alto grado de violencia que viven las
mujeres en Honduras, de la cultura que la legitima y muchas veces la
aplaude, y de la interiorización de ella en la vida propia. Como lo
mostramos a continuación en esta lógica pareciera que sólo existe el papel
de víctima o de victimaria, y las mujeres asumen esos papeles para lograr
sobrevivir.

En el hogar de nosotros, mi papa se fue moderando pero a mi mama le


daba una vida de perros, tenia unos hijos de otro matrimonio que le
conseguían golpes a mi mama, a nosotros también nos montó riata, hasta
que se fue de la casa, a mi me montaba riata por los novios . (…) Con este,
con quien estoy, bueno anoche él quería, y yo anduve en una excursión
llegué cansada y le dije no me molestes que tengo sueño y yo con cólera.
Cuando yo me tomo la pastilla es un solo sueño le digo, dejame dormir
porque si se me pasa el efecto de la pastilla no puedo dormir, son los
retrovirales. Como estaba bien excitado, estuvo hostigándome, , mira, me
dice, parece que vinieras de coger con otro…No me respeta mi sueño, ah no
me dice, si yo quiero algo con usted por eso usted es mi mujer.
Jacqueline.

Mi abuelita si, nos daba mala vida, era mala, ella murió de 103 años. A
los once años a mí me vendieron en un burdel, un amigo de mi abuela, me
vendió hasta los catorce años estuve ahí, y de ahí agarré mi niña y la parí y
de ahí decidí mejor ser libertinada y siempre me protegía y me quería pero,
a veces una cree en su pareja y es quien la daña a uno. Lo que a mí me
atribula es que mi pareja no me comprende pues y no me escucha en veces
lo que necesito, él me está matando ahorita, es él que me da mala vida, me
ha estado golpeando mucho y me tiene dañada.
Ester

Las mujeres tenemos temor al maltrato emocional y a ser golpeadas


porque ellos por cualquier cosa se ponen violentos. .. tuve una pareja que
me golpeaba, lo puse preso y después de dos oportunidades más lo dejé.
Violeta

Una de mujer nunca sabe porque aguanta tanto el maltrato, unas


mujeres que decimos hasta aquí, pero otras se mueren, mire mi mamá es
una de ellas, mire mi papá así la agarraba, de puro gusto, recién parida, de
cuatro o seis días de parida, unos grandes cinchazos en la cara, talvez ella
sentada en la cama dándole de mamar al niño y solo entraba, dejaba un
tercio de leña que traía y se abría con el machete mire, era el gusto de él. Y
mi mamá hasta que se murió estuvo con él, se casaron viejitos, cuando
murió tenía como 10 años de haberse casado. Yo miraba que a mi mamá le
pegaban, una vez yo me oriné de verla y me fui atrás de la casa y dije el
día en que yo sea grande nunca me voy a dejar pegar de un hombre, y hasta

72
la fecha de hoy ni un hombre me ha pegado porque siempre salí adelante a
defenderme, soy violenta por eso.
Berta

Cuando estaba pequeña mi padrastro le pegaba a mi mamá mucho, y a


nosotras también nos pegaba. Él fue el que le enseñó el vicio a ella, mi
mamá no bebía, él todos los sábados la traía según él que al centro mentado,
te voy a llevar a comer vieja, entonces le decíamos y es que no hay comida
acá. No, vamos a salir, con tu mamá vamos a salir, no es que nos vamos a ir
a echar un fresquito por ahí, pero aquí hay pulperías le decíamos nosotros,
mire, yo a ese señor lo llegué a detestar.
Nora

Para decirte que él no me pegaba porque yo me lo bajaba de un


garrotazo, eso siempre lo he tenido, nunca me dejé pegar, pero
emocionalmente para qué me mató, él me mató, él dice yo que voy a hacer
aquí vos sos la dueña de todo, yo no tengo nada, entonces como te digo, yo
si él se va y viene y me da igual, si manda o no manda lo mismo porque yo
me rebusco para comer. No les tengo afecto a los hombres.
Gladis

Pequeña mi mamá me castigaba pero eso le pasa a todo el mundo,


porque cuando uno ha sido criado en negocio en la calle, se vuelve rebelde
porque las amistades influyen en uno… no vivo violencia de mi pareja.
Alicia,

Al principio el personal de salud me trataba mal. Yo tuve un aborto el


2000 y no me quisieron atender en el hospital, yo les dije que era positiva,
yo estuve desde la mañana con una referencia de la enfermera y no me
quisieron atender, me mandaron a hacer ultrasonido y me salió positivo de
embarazo y la doctora dijo de que esperara el otro turno y yo con aquel
dolor. No los denuncié tampoco pero yo le dije a doña Berta y Ester, mi falla
es que no me fijé el nombre de la doctora por eso no hicimos la denuncia .
Dinora

Para efectos de este trabajo, consideramos que la combinación


violencia, sexualidad y lo que se percibe culturalmente como amor, definido
como una emoción que controla la vida de las personas y las hace perder su
individualidad y autonomía, se relaciona intrínsecamente con muchas formas
de autocastigo, autodesprecio y la falta de estima de la propia vida. No hay
duda de que eso provoca más dificultad para relacionarse con el propio
cuerpo y que eso tiene efectos desastrosos sobre la salud y el cuidado
personal.

La agresión sexual comienza a edades muy tempranas, nuestras


entrevistadas manifestaron eventos desde los seis años hasta los once.
Fueron agredidas por hombres siempre, algunos amigos, compañeros de

73
escuela, parientes y otros desconocidos, de todas las edades. La situación
de riesgo de las niñas, relacionada con la pobreza, las exponía más, por
ejemplo, al ir a buscar leña, traer agua al río, ser “cuidadas” por adultos
mientras la madre trabajaba o quedarse solas mucho tiempo por esa misma
razón. Dichas situaciones sucedieron no sólo en el campo, sino también en
ciudades como Tegucigalpa y San Pedro Sula. Las niñas que fueron
abusadas sexualmente encuentran en esa experiencia su iniciación a una
sexualidad que no conocieron de otra manera y que además se repite en su
experiencia de vida. Aprendieron que la sexualidad está relacionada con el
abuso y el poder de los hombres sobre las mujeres y que es casi un destino.
“A todas las mujeres nos pasa lo mismo”, aseguraba Jacqueline, una mujer
VIH positiva que fue asesinada en el transcurso de esta investigación, y
que vivía en un barrio de alta peligrosidad en la ciudad de San Pedro Sula.
Ella decía que sería capaz de matar a un hombre que abusara de su hija, sin
embargo no estaba segura de que no hubiera sucedido, “ las nanas son las
últimas que se dan cuenta, eso cuando se dan cuenta, mi mamá nunca supo
lo que me pasó a mí” Vivido dolorosamente, las madres casi nunca son
confidentes de la agresión de sus hijas, así como nunca confiaron su
experiencia propia a sus madres. María, una mujer lenca, viuda y residente
en una comunidad rural nos contaba: Hubo una vez un viejito, era yo bien
pequeñita como de seis años, cuando le dice a mi mamá, prestame a la
muchachita para ir a traer leña. Bueno, cuando él llegó afuera de un roblar
me dice, niña sentate aquí y yo me le quedaba viendo, y cuando miré él se
sacaba el pene, yo me fui retrocediendo y le digo no, ya me fui, me fui en
carrera, sólo junté palitos así… no hizo por quererme agarrar. ¿Y el viejito?
dice mi mamá; No, se quedó allá le dije, pero no le conté nada, nunca.

La percepción de la amenaza de la violencia sexual recorre todas las


voces y cuerpos de las mujeres que aquí se expresaron y todas las que
estamos concientes de esta cultura. Jacqueline nos sigue diciendo: Mis hijas
son hijastras de mi marido y yo le he dicho a mi hija mayor, mire cualquier
cosa que él la toque sólo dígame, y le pregunto, y no mama, me dice, nunca
he sentido, mentirosa fuera, dice, ni ahorita que soy mujer. Talvez si lo ha
pensado se detiene porque yo si lo voy a matar. Mirá, le digo, si las mujeres
también matan a los hombres por que no te voy a permitir que me violes a
mis hijas.
Casi la mitad de las informantes han tenido experiencias de violencia
sexual en su vida, algunas desde muy pequeñas. Las que no lo han vivido en
su propia historia, dijeron estar cercanas a esta realidad de otras menores,
lo que plantea una situación muy alta de violencia sexual en contra de niñas.

He tenido experiencias de violencia porque una vez me violaron en


San Pedro, en mi cuarto, un supuesto amigo mío…un garífuna también, no
lo denuncié porque en ese tiempo no sabía nada, sólo me dedicaba a trabajar
y a disquear.
(Dinora, mujer garífuna de 30 años, viviendo con VIH SIDA).

74
De 17 años tres majes trataron de violarme, yo andaba jalando leña
con mi hermana, yo le pegué un tiro a uno de ellos porque ya me habían
desgarrado la blusa, pero yo siempre he usado pantalón, y andaba uno bien
socado, a mi nunca me han gustado las faldas ni los vestidos, a menos que
sea muy bonito yo me lo puedo poner, pero de ahí solo pantalones. Porque
yo siempre he pensado que el pantalón lo protege a uno, yo estuve a punto
de ser violada como tres veces, a una hermana mía la violaron tres
hombres, a ella si la violaron. Me voy donde mi hermana y peor fue, y con la
señora que me recomendaron mis primeros patrones, después esos me
recomiendan con un gerente del banco sogerin y el viejo me quiere violar
también, me tuve que salir. Estuve a punto de que me violaran un montón de
veces.
Jacqueline, asesinada en diciembre del año pasado, VIH positiva,
brava, sonriente y bailadora.

Yo la primera vez que yo tuve sexo fue cuando me violaron en un río,


un hombre, no sé de ahí tuve mucho miedo, fui creciendo, tenía como diez
años, aquí en Tegucigalpa, el barrio El Manchén, el río queda por La
Campaña. Nunca nadie me dijo nada de sexualidad, ni mi mamá, si más bien
cuando no le digo que como a los 10 años me agarró yo no sé si él me hizo
del todo mujer, porque no sé, el primer hombre que me agarró fue ese del
río, no tenía yo mi menstruación.
Nora, trabajadora sexual de Tegucigalpa, 42 años, hermosa y
solidaria.

A los once años a mí me vendieron en un burdel, un amigo de mi


abuela, me vendió hasta los catorce años estuve ahí, y de ahí agarré mi niña
y la parí y de ahí decidí mejor ser libertinada y siempre me protegía y me
quería pero, a veces una cree en su pareja y es quien la daña a uno.
Ester, 30 años, siete hijos, VIH positiva, guapa, vital, trabajadora
sexual en san pedro sula.

Las mujeres que valientemente expresaron sus vivencias de violencia


sexual tenían temor de que sus hijas tuvieran la misma experiencia. Al
narrar, se evidenciaba en sus miradas y tonos la continuidad de estos
acontecimientos en su vida actual y no sólo en el pasado. Estas mujeres se
manifestaron, en su momento, con desprecio hacia los hombres, aunque casi
todas tenían pareja masculina. Hablaron sobre la dificultad de sacar la
violencia de sí mismas, y de cómo ellas tenían la tendencia a reproducirla
hacia sus hijos e hijas. Así nos decía Berta, mire, cuando una se cría en un
ambiente de violencia como que a una le gusta también la violencia, pelear,
le gusta pegar, yo era peleona, yo me he regenerado mucho porque a mí no
me podían ofender porque yo… yo sacaba fuerza.

Las mujeres y la migración

75
La mayoría de las personas, más o menos pienso que la mayoría de
las personas vienen de los pueblos por mejor calidad de vida, por buscar
trabajo, por empleo, un mejor empleo, una mejor condición de vida. Para
tratar de superar igual que las personas que se van de aquí de Honduras a
emigrar a otro lado, uno va con la expectativa de querer superarse y de
salir adelante para tener un futuro prospero.
Participante de grupo focal con trabajadoras informales, San Pedro
Sula.

Las mujeres migran, es parte de su historia. Y esta tendencia está


aumentándose para hombres y mujeres en los últimos años. De las doce
entrevistadas, 10 son o han sido migrantes. Lo han hecho por razones
económicas en primer lugar, es decir por que buscan trabajo, el cual en la
mayoría de los casos está constituido por el servicio doméstico. Las
mujeres pobres son las trabajadoras domésticas de la clase media y los
ricos. En segundo lugar migran porque se casan y se van al lugar de origen
de sus maridos. Las que tienen un arraigo más fuerte con la tierra donde
nacieron, según nuestro estudio, son las garífunas, aunque ellas son las que
tienen como destino los Estados Unidos, piensan ir para allá para estar
mejor, pero con la idea de hacer su casa en la comunidad garífuna. Tenemos
evidencia empírica de que aún cuando se van las mujeres tienen la
perspectiva de volver a su comunidad para la vejez o en último lugar para
ser enterradas en el cementerio local.

La relación VIH y migración es ineludible. No sólo porque los flujos


migratorios de mujeres, internos y externos, han aumentado en el mundo y
en el país, sino porque las migrantes se enfrentan en el camino al lugar de
destino con la realidad de la violencia sexual como parte importante de su
boleto hacia la meta. (no tengo REFERENCIA)
De igual manera, en los lugares de destino, particularmente en el
norte de América, los y las migrantes son vistos como vectores de
transmisión de la infección, sumando este elemento a las múltiples
características que se le imputan a los contingentes de pobres que se
movilizan buscando opciones económicas. La idea de los grupos de riesgo
ha estado asociada desde el inicio con la infección, arrastrando con ella la
percepción de que hay personas que son peligrosas por sus
comportamientos sexuales, razonamiento que se sostiene gracias a los
prejuicios. Tal es el caso de las y los negros en Honduras,(Entrevistar a
Berta arzú) de los homosexuales, las trabajadoras sexuales y de las y los
migrantes.

Aunque los grupos de riesgo parecieron desaparecer de la discusión


política del VIH en la realidad no fue así, pues al cambiar la idea de que no
son grupos sino prácticas las riesgosas resulta que son estos mismos
grupos a los que se les adjudica las prácticas riesgosas, es decir el cambio
ha sido sólo de semántica.

76
La idea de que los migrantes son “poblaciones móviles, es decir,
cuerpos que transportan el virus de unas regiones a otras” es como dice
José Luis Rocha70, altamente favorecedor para quienes justifican el pánico
hacia los diferentes. Los cuerpos de las migrantes no sólo son abusados por
sus traficadores, son también controlados por los mecanismos sanitarios de
los estados adonde pretenden dirigirse. “Tenía ya los papeles para la cita en
la Embajada (Norteamericana) para mi residencia, y me hicieron todos los
exámenes físicos, ahí se dieron cuenta de que tenía SIDA, y se acabó el
trámite, nunca más me recibieron” Leila, una garífuna nos cuenta cómo
sucede ese control en los cuerpos concretos, en el propio país de origen.
Ella dice ahora estar agradecida de no tener la residencia porque la
indignación de la discriminación vivida en ese entonces la hizo una activista
de una organización de mujeres viviendo con VIH.
Rocha analiza cómo las poblaciones migrantes en Estados Unidos son
sometidas a “procesos de vivisección, verificación y contabilidad” a la cual
no se someten las poblaciones nativas, señala cómo los estudios tienen el
propósito de señalar a las y los migrantes ( particularmente los trabajadores
agrícolas) como verdaderos puntos de infección y como sujetos ignorantes,
descuidados y de conductas peligrosas en muchos sentidos,
particularmente en lo que se refiere a la transmisión del VIH SIDA. Termina
señalando que en estos estudios, el sesgo es claramente definido por el
prejuicio (racista y clasista, decimos nosotras), la conjetura y la
generalización para volver a la idea de los grupos de riesgo como los
responsables últimos de la epidemia, y establece una pregunta interesante:
por qué los turistas en sus condiciones también de migrantes no son
estudiados y analizados como vectores del VIH. Y para ello establece la
comparación entre la tasa de VIH en El Salvador y en Costa Rica (0.6%), la
misma en ambos países, con la diferencia de que el primero es el gran
expulsor de migrantes en Centroamérica, mientras el segundo es el menor,
y el país considerado más desarrollado del área. Sin embargo, es Costa Rica
el país con más alta recepción de turismo en la región, y probablemente sea
éste el factor que incrementa su tasa de incidencia. (REF. EXPLOTACION
SEXUAL COSTA RICA) Cómo se podría alegar, en el marco de la
globalización neoliberal, que el turismo o que los y las turistas son grupos
de riesgo? Tal como lo expresa el autor, la criminalización de los grupos no
es neutral y al hablar de migrantes no se piensa en sus condiciones de
riesgo sino en que ellos y ellas SON el riesgo, discursos sostenido en
nombre de la profilaxis étnica y económica que gobierna al mundo.

Las condiciones de la vulnerabilidad para las mujeres son altísimas,


ellas cuentan cómo en el camino al norte, “sólo nos queda rezarle a dios
para que nos proteja”. La protección invocada se relaciona con la
posibilidad de ser atrapadas por la migra, y profundamente con la certeza de
que serán abusadas sexualmente por cualquier hombre: coyote, compañero
de ruta, policía. (REFERENCIAS) La violencia sexual tal como se comprueba

70
Una perversa asociación: Migrantes-SIDA. Envío, octubre 2006.

77
en este estudio, es por excelencia el medio de control de las mujeres en
todos los ámbitos y experiencias de su vida.

Con respecto a las mujeres que tienen parejas migrantes se dan


muchos mecanismos de control en la distancia de cara al retorno real o
simbólico. A las mujeres les ata una relación monetaria, y cultural. Con mi
pareja yo no me protejo cuando viene de viaje, yo confío en él que no tiene
nada con otras mujeres y él confía en mí, me da miedo pero no.. yo sé que
cuando ellos están en el barco es difícil que se infecten, les hacen examen
cada tres meses, si están infectados los echan.(…) cuando él me manda
dinero, lo meto al banco y ahorro una parte, la otra es para comprarle la
leche al niño y los pampers y cosas para la casa, a mí el padre de mi niño
me manda el dinero y llena mis necesidades, no trabajo por salario, trabajo
aquí en la casa.

El tema de migración y VIH SIDA no fue profundizado por nuestras


informadoras, aparte de encontrar riesgos evidentes en las mujeres que
migran hacia Estados Unidos, sobre todo por agresión sexual; sus
comentarios no expresaron reflexiones importantes aunque sí múltiples
anécdotas de los migrantes varones, que narran según jóvenes garífunas de
Tela, como se van y una vez que están infectados vuelven para infectar a
las mujeres de la comunidad, y ellas no se protegen.

78
CAPITULO 8

8. EL ESTADO Y LAS POLÌTICAS PÙBLICAS PARA EL


ABORDAJE DEL VIH/SIDA EN HONURAS.

8.1. El papel del ámbito público en la construcción de políticas


públicas y el aporte del Feminismo:

Este capítulo hace un análisis de los resultados, limitaciones y


retos de la construcción e implementación de las políticas públicas del
estado hondureño, para la prevención y atención del VIH/SIDA en la
población, a partir de 1985, cuando aparecieron los primeros casos de
VIH/SIDA en el país. El estudiar procesos de políticas públicas
significa un trabajo intelectual complejo se trata de indagar factores,
escenarios, actores y resultados de los procesos de diálogo,
concertación e incidencia entre el estado y los(as) actores involucrados
que han tenido la capacidad y la fuerza política de transubstanciar
cuestiones sociales en políticas públicas y agenda de gobierno.

La elaboración de diseño e implementación de políticas públicas


implica transcurrir varios momentos con determinados resultados que
aunque teóricamente los académicos especialistas en esta temática han
definido un orden lógico más que cronológico de etapas o momentos
que pueden sobreponerse y suponerse unas a otras pues el curso de
elaboración de una política pública intervienen factores políticos,
culturales y económicos, que sobrepasan los aspectos económicos,
técnicos y administrativos. Se trata de decidir sobre soluciones a
problemas públicas de actores concretos que no necesariamente sus
visiones, enfoques y propuestas coinciden con las(os) tomadores de
decisión.

Entender y definir el proceso de decisorio de las políticas


públicas, así como, prescribir mejores acercamientos a su diseño y
desarrollo es una tarea teórica pero también política, pues está tiene
que ver con el poder en la toma de decisiones para decidir sobre
acciones, estrategias y recursos relacionados con las demandas y
propuestas de las(os) actores involucrados. La manera en que un
problema público forma parte de la agenda de gobierno y se convierte
en uno de los problemas prioritarios, el enfoque de su abordaje, reviste
fundamentalmente importancia política y administrativa, tanto en el
plano teórico como en el práctico. Políticamente expresa la vitalidad o
la flojedad de la vida pública en un sistema político dado. “Entre las

79
libertades individuales o los poderes de acceso libre o controlado,
estructurado o espontáneo un ámbito que es producto de la mayor o
menor energía de las libertades políticas.

De ahí, que el ámbito público, vida pública cumple la función de


mediadora entre estado y sociedad, entre política y economía, entre la
constitución política y la constitución real de la sociedad entre la norma
general y, los intereses y necesidades particulares”. En efecto, el
diálogo, la argumentación, debate político, el manejo y la apropiación de
la información, la innovación y las leyes, la retórica, las iniciativas de
propuesta, las polémicas, las aclaraciones, confrontaciones, acuerdos,
negociaciones que hacen las organizaciones y movimientos sociales
que buscan transformar sus intereses y necesidades particularmente en
asuntos generales de interés y utilidad para el conjunto de la sociedad.
Este trabajo de politizar lo que se considera personal y privado a lo
colectivo y público, es la razón de ser y la función social propia del
ámbito público, que por definición y dinámica debe ser igualmente
accesible a todas(os) las(os) ciudadanos que quieren que sus demandas
se conviertan en asuntos públicos, sin discriminación y privilegios.

En este debate del ámbito público la teoría feminista ha


cuestionado la configuración histórica de la dicotomía pública y privada.
“Esta contraposición para los liberales es absolutamente dogmática ”.
“La esfera pública se constituye de acuerdo con las normas del
contrato social y, en cambio la esfera privada, aquella cuya historia dirá
Carol Pateman, Filodofa feminista”71política, es la otra parte del cuento
que no se nos cuenta del contrato social, “ es el contrato sexual”, que
está en el origen de la esfera privada. Por medio de la idea del
contrato social las bases de poder político se desnaturalizan: no hay
poder que sea natural, basado en la fuerza sino que esta fundamentado
en el consenso racional, por lo tanto, el concepto de contrato social
desnaturaliza las bases mismas del poder. Por el contrario, sobre el
concepto de contrato sexual, viene a ser una especie de enclave de
naturalización cuando la política se ha desnaturalizado a través de las
nuevas figuras del contrato.

La esfera doméstica, aparece así repetimos como un enclave de


naturalización un reducto: allí están las cosas que nos une a la
naturaleza, se supone las emociones, los afectos, sexo, viene a ser de
este modo como un jardín autóctono donde la naturaleza de acuerdo
con sus leyes, se podrían autorregular. El feminismo al resignificar el
contrato sexual, es un concepto tan político como el contrato social,
como lo afirma Pateman, porque, entre otras cosas, el contrato social,
no es posible sin el contrato sexual. Los varones al instituirse en
sujetos del contrato social organizaron la vida de las mujeres y puesto

71

80
como una cláusula del contrato social, el contrato de los varones sobre
el conjunto de las mujeres que derivará luego en el contrato de
matrimonio entre un hombre y una mujer.72

El movimiento feminista en la década de los 70, hace una crítica


radical de ese enclave de naturalización: al afirmar lo personal es
político, por tanto lo que pasa en este presunto enclave de
naturalización debe salir al debate público. Lo que pasa en el espacio
presuntamente privado como: la violencia contra las mujeres, el abuso
sexual, el control del cuerpo de las mujeres, no es natural es político y
público. Al reconceptualizar los ámbitos se han luchado porque lo
privado y natural se vuelva público y político.

El control que ejercen los hombres sobre la sexualidad de las


mujeres, es producto de la dominación masculina que sigue teniendo
efectos puntuales en el ejercicio de la sexualidad de la vida de las
mujeres, pues la sexualidad masculina es agresiva, dominante,
controladora del cuerpo de las mujeres.

8.2. La intervención del Estado como regulador de las


sexualidades:

El estado hondureño, al igual que los demás países de la región


centroamericana desde la década de los 80, viene implementando
modelos neoliberales en el contexto de la globalización al mismo que se
instituyen regimenes políticos democráticos formales. A pesar de los
cambios en el sistema político y de las medidas macroeconómicas, los
problemas estructurales como: la pobreza, violencia, y la exclusión
social no han sido resueltos, con el establecimiento de tales modelos;
por el contrario, se han agudizado a medida que también se ha
profundizado el conflicto vital entre mercado y democracia.

El neoliberalismo, produjo cambio en los Estados Nacionales, en


primer lugar, pérdida de su soberanía y de autonomía con la apertura
de fronteras, con la firma de los tratados de libre comercio TLC como
parte del nuevo colonialismo. Asímismo la agenda de lo social fue
abandonado con el desmantelamiento de los “estados de bienestar” un
detrimento de la calidad de vida de las(os) ciudadanos.

El estado al abandonar su función social y responsabilidad en


garantizar eficiencia y calidad de los servicios sociales a través de las
políticas sociales, afecta la ciudadanía real de los diferentes actores de
la sociedad. Así como, va en detrimento de los derechos conquistados
por los movimientos sociales, en lo que se incluye el movimiento

72

81
feminista que ha incidido en la construcción de políticas públicas hacia
la equidad de género.

Si bien el estado hondureño a mediados de la década de los 90,


instituyo políticas públicas hacia la equidad de género, como producto
de la capacidad política del movimiento feminista para incidir, negociar
y concertar a su más alto nivel sobre las decisiones del estado, con la
participación de algunas mujeres políticas sensibles a los derechos
humanos de las mujeres. Ese reconocimiento formal y simbólico por
parte del estado hondureño no ha garantizado el reconocimiento y la
legitimidad de los derechos sexuales y derechos reproductivos, pese a
los compromisos asumidos en las conferencias y cumbres mundiales
como son: La Conferencia de Población y Desarrollo celebrada en el
Cairo en el año 1994 y la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing
China en el año 1995.

En estas conferencias mundiales, el movimiento feminista


posesiona el debate político de la salud sexual y la salud reproductiva
de las mujeres, mediante la crítica a las políticas públicas históricas de
población, que han estado marcadas por tendencias pro-natalistas
promovidas por los países desarrollados y han sido asumidos por el
estado con el aval de la iglesia católica.

Las políticas de población pro-nalistas refuerzan el rol


reproductivo de las mujeres, concibiéndola como madre, como ser
reproductora de hijos, es decir una mujer con útero. También estas
políticas han estado dirigidas casi exclusivamente hacia las mujeres
heterosexuales, en etapa fértil y han abarcado la protección de la
gestión, el parto y el puerperio, y la salud de la niña/o. Mediante, esta
visión se organizan los servicios de salud materna-infantil para darle
atención a la mujer-madre y a la hija o hijo.

Por otro lado, se crearon programas y servicios para la salud


reproductiva de las mujeres, en la atención y prevención de las
enfermedades de transmisión sexual, cáncer uterino de mamas entre
otros. Todos esos servicios no logran sobrepasar la concepción que
porta el estado de la sexualidad unida a la prevención, procreación y la
heterosexualidad obligatoria como normas. Es decir, que no han
traspasado las fronteras de las instancias asistenciales y sanitarias,
pero tampoco, los limites que plantea las políticas focalizadas,
paliativas y compensatorias que han impulsado el neoliberalismo, para
apoyar los incendios que el mismo ha provocado.

Desde estas políticas se representa el cuerpo de las mujeres


como débil, indefenso, fragmentado y todo el tiempo el cuerpo de las
mujeres expuesto a contraer las infecciones por su condición fisiológica
de sus órganos genitales. El control de la natalidad, la gestión y el

82
parto son tratados como procesos de salud/enfermedad, que se
deslizan por la delgada línea que separa la prevención de una
perspectiva biologicista y medicalizadora de la salud sexual y de la
salud reproductiva de las mujeres. Cuando se desea que las políticas
tengan efectos masivos en las mujeres nada mejor que recurrir al
sistema de salud desde la salud como un derecho humano.

La relación entre sexualidad y políticas públicas, constituyen un


mundo complicado, que importa sobre la vida y los cuerpos de las
mujeres en toda su diversidad, son ellas las que generalmente se dicen:
Desean, no desean, regulan, deciden, deben cuidarse. La “ sexualidad
masculina” continua ligada a la idea de una incontenible e infinita
potencia que el Estado no se ocupa de regular. Por curioso que
parezca, desde la perspectiva de las políticas de salud reproductiva,
mientras las mujeres tienen la responsabilidad, los varones tienen la
sexualidad, el deseo y el placer.

La ingerencia directa de las iglesias en el estado hondureño, ha


fortalecido el patrón ideológico político de la mujer-madre, esposa,
heterosexual, multípera; negándole el ejercicio de una sexualidad de
bienestar con información y placer. De ahí, que el estado a través de
las políticas públicas tiene una ingerencia directa sobre la vida de las
mujeres como reproductora de la ideología dominante, estableciendo
mediante la normatización de las políticas con sus leyes y reglamentos;
cuales son las alternativas de vida, las orientaciones sexuales y las
conductas permitidas y prohibidas, aceptadas y sancionadas. De este
modo, como desde el estado se regula los cuerpos de las mujeres y
someter su sexualidad a la reproducción; se aborda a las mujeres en
cuanto a madres, y ubica el ser madre en contraposición a ser
ciudadanas con derechos y sujetos autónomos, con voz, poder con
capacidad para decidir sobre su cuerpo y su vida.

Por otro lado, se conciben como asexuales a los niños(as) a las


mujeres en edad adulta que entraron a la menopausia y las personas
con capacidades diferentes, también se niega la sexualidad de las(os)
adolescentes al no garantizar información y educación sexual desde su
formación pre-básica, primaria y secundaria. En definitiva se niega la
posibilidad de optar por la no reproducción o la no maternidad como
destino, reprobando los conductos que se alejan del rol principal de las
mujeres, madres o de la monogamia y silencia aquellas orientaciones y
prácticas sexuales que no coinciden con la norma heterosexual.

La falta de un estado laico, así como, el ascenso de las


fundamentalismo en las diferentes estructuras, instituciones, poderes
del estado, medios de comunicación en donde las posturas ideológicas
y políticas de las(os) religiosas, están incidiendo en las decisiones de
políticas públicas de las(os) funcionarios, quienes algunos de ello(a)s no

83
logran separar sus creencias religiosas personales en relación a sus
obligaciones y responsabilidades como funcionarios(as) públicos. A las
jóvenes adolescentes se les estigmatiza cuando acuden a los servicios
de salud para acceder a las píldoras de anticoncepción de emergencia o
el acceso al uso del condón.

8.3. Antecedentes y avances en políticas públicas para el


abordaje del VIH/SIDA desde la perspectiva de género:

Desde 1985, que aparecieron los primeros casos de VIH/SIDA en


el país, dos décadas de permanentes procesos de elaboración de
elementos de políticas públicas, con la ausencia de una política de
estado que al más alto nivel logrará integralidad y una respuesta
sistemática con el concurso de los diferentes secretarías de estado,
que contemplaran programas, proyectos y recursos para atender las
diferentes demandas de los sectores afectados. De tal manera, que la
atención ha recaído fundamentalmente en la Secretaría de Salud.

Entre 1989 y 1994 se estableció el Programa Nacional de Salud a


mediado plazo. De 1994 a 1998 se reforzó la respuesta nacional,
estableciéndose una estructura técnica administrativa para potenciar
las capacidades gerenciales, normatización de la atención, la
participación multisectorial, la promoción de los derechos humanos y la
vigilancia epidemiológica de segunda generación para caracterizar
mejor la epidemia. A partir de 1998, se inicia el ejercicio de
planificación estratégica de carácter nacional para garantizar una
respuesta más amplia a la epidemia de VIH/SIDA. De esa fecha hasta
hoy se han elaborado 2 Planes Estratégicos Nacionales de Lucha
Contra el VIH/SIDA, el primero de 1998 al 2002 (PENSIDA I) y el
segundo del 2003 al 2007 (PENSIDA II).

A finales del 2006, y bajo la conducción de CONASIDA a través


de un equipo nacional y el apoyo técnico del Banco Mundial/ONUSIDA,
de otras agencias de las Naciones Unidas y agencias bilaterales, se
definieron las bases para la elaboración del Tercer Plan Estratégico
Nacional (PENSIDA III) para el período del 2008 al 2012.

Además de los planes estratégicos se han impulsado acciones de


políticas sectoriales como: i.- Las Políticas Nacionales de Salud Sexual
y Reproductiva aprobadas por la Secretaría de Salud en el año 1999 y
publicadas en noviembre de ese mismo año; ii.- Las Políticas
Nacionales sobre Infección de Transmisión Sexual y VIH/SIDA, fueron
oficializadas en el año 1999; iii.- La aprobación de la Ley Especial de
VIH/SIDA, por el Congreso Nacional de la República según decreto No.
147-99 del 9 de septiembre de 1999; iv.- La aprobación del
Reglamento de la Ley Especial sobre VIH/SIDA por la Secretaría de

84
Salud, según acuerdo No. 0009 del 15 de mayo del 2003, publicado en
el Diario Oficial La Gaceta el 25 de julio del 2003 No.30,145.

También se han estructurado una serie de programas:

85
CAPITULO 9

Capítulo

La Atención y Prevención del VIH/SIDA en las mujeres

No hay espacio, lugar, mirada, que se olvide que el mundo está


dividido, que las personas, antes de ser, tienen sexo, o género. Todo el
orden de la sexualidad está definido y escrito desde esta división primaria.
Pero sólo cuando conviene. Cuando se habla de la sexualidad, cuando se
trata de prohibir, de prescribir normas y conductas, la mujer está siempre
presente. Es la encargada de velar por la moral, de ser la guardiana de su
propia sexualidad y de los hombres. Es la culpable de los embarazos no
deseados, de que los hombres “se sobrepasen”, de ser objetos de violencia.
Hasta es responsable del aumento del VIH/SIDA.

Pero las mujeres son invisibles para muchas otras cosas. No existen
en las estadísticas, no es visible su contribución a la economía. El “género”,
en la jerga del personal que trabaja con el Estado y algunas ONGs, no es
más un tecnicismo, desprovisto de valor y significado, porque para muchas
personas el género sólo es una palabra aprendida, un discurso falseado, útil
para conseguir financiamiento de la cooperación internacional. El género no
es entendido como diferencia, como sinónimo de desigualdad, como palabra
que designa y explica las relaciones de poder que se dan entre las mujeres
y los hombres.

En el campo de la prevención y la atención del VIH/SIDA, la ausencia


de las mujeres y los malos entendidos que han surgido con respecto al
género han hecho que no se acepte que en las mujeres el número de casos
está aumentando con mucha más rapidez que en los hombres; y ha impedido
que se comprendan cuales son las causas que están detrás de este
fenómeno. También trae como consecuencia que las estrategias que se
emplean para el combate de esta enfermedad sean ciegas al género, lo que
significa que los programas y proyectos no tienen en cuenta los factores
que hacen a las mujeres más vulnerables que los hombres frente a la
enfermedad.

Este es el objetivo fundamental de este capitulo: analizar si en la


oferta de los servicios de prevención y atención del VIH/SIDA existente a
nivel nacional y local se contemplan las necesidades específicas de las
mujeres, si están estructurados desde la perspectiva de género y los
derechos sexuales y reproductivos; y si están estructurados de tal forma
que permitan contrarrestar los factores que están detrás del aumento del
VIH/SIDA en las mujeres. En la primera parte se va a analizar cual es la
visión de las y los prestadores de servicios del sector salud y de las ONGs
sobre la perspectiva de género; y porque no se han logrado cambios

86
culturales y subjetivos que permitan la comprensión de la dimensión política
y humana de esta perspectiva, de sus alcances, y las estrategias que deben
implementarse para la construcción de relaciones mas igualitarias entre los
géneros.

En la segunda parte se va a analizar los servicios disponibles, si


permiten que las mujeres accedan en condiciones de igualdad a estos
servicios, y si son acordes a sus necesidades. En la tercera parte se va a
hacer un análisis de las percepciones, ideas e imaginarios de las y los
prestadores de salud sobre la vulnerabilidad de las mujeres frente a esta
enfermedad, y la idoneidad de la propuesta del estado y de algunas ONGs
frente al VIH/SIDA: el trabajo con los hombres.

Para analizar los aspectos que comprende este capítulo se va a


utilizar la teoría feminista y el enfoque de los derechos sexuales y
reproductivos. La teoría feminista es un marco de análisis que permite
determinar cuales son los elementos subjetivos y objetivos que inciden en la
forma como se ha construido el discurso sobre la sexualidad y el VIH/SIDA,
y analizar las relaciones de poder entre los géneros, que son la causa
principal por la cual el SIDA aumenta con tanta rapidez en las mujeres. El
enfoque de los derechos sexuales y derechos reproductivos permite
abordar la relación entre la sexualidad, la salud y el VIH/SIDA desde una
perspectiva que va mas allá de lo relacionado con la salud materno infantil o
los enfoques de planificación familiar, en favor de políticas de desarrollo
centradas en una mayor inversión en la salud de las mujeres, su
empoderamiento y el respeto de los derechos humanos73.

Aplicar estos enfoques implica también partir del concepto de


equidad, que en materia de salud equivale a la minimización de disparidades
evitables en la salud y sus determinantes entre grupos humanos con
diferentes niveles de privilegio social74. Según esta definición, la equidad en
salud significa que los servicios deben reconocer las diferencias entre las
mujeres y los hombres y entre las mismas mujeres en cuanto a su acceso a
la salud, y las situaciones y factores que condicionan sus oportunidades de
tener una vida saludable. Usar este concepto equivale entonces a analizar si
los servicios:

 Toman en cuenta las diferencias culturales y sociales que


existen con respecto a la sexualidad entre los géneros.
 Permiten que las mujeres accedan a los servicios
existentes.
73
María Elena Méndez, Ana María Ferrera, Eva Cristina Urbina y Maria Virginia Díaz
Méndez. Análisis de las políticas nacionales de ITS y VIH/SIDA desde un enfoque de
género. Tegucigalpa, Instituto de Investigación y Gestión Social (INGES), 2003. pp.15.
74
Gómez Gómez, Elsa. Equidad, Género y Salud. (S.L. S.E. 2001). pp. 1.

87
 Responden a las vulnerabilidades específicas de las
mujeres, tomando en cuenta aspectos como la pobreza, la
migración, la violencia de género, la pertenencia a un grupo étnico,
la zona de residencia, etc.
 Si toman en cuenta las relaciones de poder que se dan
entre las mujeres y los hombres, que impiden que las mujeres
tomen decisiones sobre su cuerpo y su sexualidad.

1. La incorporación de la perspectiva de género en los programas y


proyectos de prevención y atención del VIH/SIDA, desde las opiniones de
las y los actores

De acuerdo con estudios realizados, las mujeres tienden a utilizar los


servicios de salud más que los hombres. Tal tendencia responde, entre
otros factores, a una disposición adquirida socialmente ligada al rol
“femenino” de cuidadora de otros, que hace que las mujeres más que los
hombres se inclinen a ejercer vigilancia de los procesos de salud-
enfermedad y a buscar asistencia en caso de necesidad75. Pero los sistemas
de salud no han sido diseñados teniendo en cuenta este aspecto. Tampoco
tienen en cuenta que por su condición de género, las mujeres tienen
problemas y necesidades de salud diferentes a los de los hombres, por lo
que se requiere de estrategias de intervención diferenciadas.

Otro de los problemas que se presentan es que sigue dominando un


enfoque centrado en las necesidades asociadas a las diferencias biológicas
de sexo, como las relacionadas con la salud materno-infantil 76, como queda
claro en el hecho que uno de los programa del Estado que mas fuerza tienen
es el Programa de Prevención de la Transmisión Vertical, dirigido a mujeres
embarazadas. Estos programas sólo ven a las mujeres desde su dimensión
de madre-reproductora, y no abarcan la vulnerabilidad de las mujeres a lo
largo de toda su vida.

Todo esto se debe, en gran medida, a que los programas y proyectos


no se han diseñado desde la perspectiva de género; o a que cuando se ha
incorporado se ha vaciado este enfoque de su contenido o premisas
fundamentales, sobre todo, de las relacionadas con el feminismo. La
perspectiva de género puede ser definida como un enfoque que analiza las
75
Organización Panamericana de la Salud. Equidad de Género y Salud en las Ameritas a
Comienzos del Siglo XXI. (Washington, OPS/OMS, 2004). Online
www.géneroreforma.org. pp. 34.
76
Elsa Gómez Gómez. Género, equidad y acceso a los servicios de salud: una aproximación
empírica. Revista Panamericana de Salud Pública. Online:
http://www.scielosp.org/scielo.php. (Washington, Organización Panamericana de la Salud,
2007).

88
inequidades entre los hombres y las mujeres que crean diferencias en el
acceso a información, recursos y prestación de servicios. El enfoque de
género permite reconocer las diferencia basadas en el sexo y el género, y
analizar cuales son las atribuciones, ideas, representaciones y normas
asignadas por la sociedad a cada sexo77. De acuerdo con esta definición,
incorporar la perspectiva de género en los programas y proyectos de salud
equivale a partir de las diferencias biológicas, culturales y sociales que
hacen que las mujeres sean más vulnerables que los hombres frente a esta
enfermedad.

La perspectiva de género también puede ser considerada como una


metodología de trabajo o como el conjunto de directrices, lineamientos o
estrategias que sirven de base para lograr la equidad e igualdad entre
mujeres y hombres. Sin embargo, para la aplicación práctica se requiere
más que tener un buen manejo teórico-conceptual de este enfoque, ya que
es necesario partir de una deconstrucción del universo subjetivo,
percepciones e ideas que tienen las personas sobre las relaciones entre los
géneros y la sexualidad. Es necesario ir a la raíz de los problemas, analizar
y transformar los factores culturales, sociales y políticos que hacen que el
número de casos de VIH/SIDA aumente con tanta rapidez en las mujeres. Es
imprescindible que se entienda, que se comprenda cual es su sentido, su fin,
su búsqueda, su utopía.

Pero esta es una tarea difícil, porque implica un cambio radical de los
códigos morales y simbólicos con los que las personas, y en este caso, las y
los prestadores de servicios han sido educados; desde los cuales se ven las
desigualdades entre las mujeres y los hombres como naturales y no como
producto de construcciones sociales. Sin embargo, de acuerdo con la
información obtenida en los talleres no se ha logrado generar un proceso de
cambio en las percepciones o ideas que tienen las y los prestadores de
servicios sobre las mujeres, la sexualidad o la salud, ni se ha logrado una
apropiación de sus contenidos básicos. Esto lleva a que algunos funcionarios
de la salud afirmen, por ejemplo, que el género es una moda, como lo
manifestó una de las personas participantes en el taller de Tegucigalpa.
También ha traído como consecuencia que predomine la idea que incorporar
la perspectiva de género equivale nada más a la igualdad numérica en la
participación en los proyectos y programas.

Otro problema es que la incorporación de esta perspectiva se ha


quedado como directriz general de trabajo o “marco filosófico” de las
organizaciones o dependencias que trabajan en este campo, sobre todo, por
la forma como se ha entendido la transversalización del género, que es un
principio según el cual la incorporación de la perspectiva de género tiene
que darse en los programas y proyectos en todos sus niveles y etapas. Sin
77
Secretaría de Salud. Políticas Nacionales de Salud Sexual y Reproductiva. Secretaría de
Salud. Honduras, Secretaría de Salud, 1999. pp. 21.

89
embargo, muchas personas consideran que tranversalizar el enfoque de
género es nada más plantearlo o nombrarlo en la definición conceptual del
programa o proyecto, sin incluir estrategias dirigidas a mujeres, sobre todo
en la etapa de la ejecución del proyecto. De esta forma, la
transversalización sólo queda como un enunciado, no se operacionaliza, ya
que no se incluyen acciones afirmativas que permitan disminuir o eliminar
los factores culturales que marcan las diferencias entre las mujeres y los
hombres en cuanto a la sexualidad, que condicionan la efectividad de las
acciones que se lleven a cabo.

En la práctica, la transversalización del género se ha entendido de una


forma completamente diferente. No solo no se incluyen estrategias de
trabajo diferenciadas a favor de las mujeres, de hecho, está sucediendo que
muchos y muchas prestadores de salud crean que transversalizar significa
más bien incluir a los hombres en su trabajo: como se puede observar en las
palabras de una persona que participo en uno de los talleres que se
realizaron: “…No sólo partimos de que el enfoque de género implica la
protección de la mujer, sino también que debe abordarse lo relacionado con
la masculinidad. Transversalizar el género es hablar de equidad donde se
complemente tanto la parte del hombre y la mujer”.

Aunque es cierto el género no debe ser entendido como sinónimo de


mujer78, la forma como se ha entendido este concepto ha provocado que se
haya vaciado de su contenido reivindicativo, porque es más “neutral” o más
“objetivo” que las acepciones feministas del género 79. Lo que en el fondo
sucede es que se ha escogido la versión del género que resulta más fácil de
aceptar, más políticamente correcta, mas alejada del feminismo. Esto se
debe a que en nuestro país la palabra feminismo genera todavía mucha
resistencia, mucho rechazo, hasta el punto que hay personas, como una que
participó en los talleres de San Pedro Sula, que manifestaba que: “ En
nuestra organización sí trabajamos desde la perspectiva de género, la
sensibilización también se hace con los hombres, porque no queremos armar
la revolución femenina, pero sí hablamos de igualdad de derechos”.

78
Esta postura es sostenida por algunas autoras feministas, como Marcela Lagarde, que
sostiene que “las múltiples distorsiones de la teoría de género provienen también de su uso
exclusivo para analizar a las mujeres y desarrollar programas con ellas, aún cuando la teoría
de género permite analizar, comprender y develar a los hombres”. Ella agrega que “Si no se
parte del contenido filosófico-analítico feminista y si por género se entiende mujer, se
neutralizan el análisis y la comprensión de los procesos, así como la crítica, la denuncia y
las propuestas feministas. Para mas detalles ver Marcela Lagarde. Género y feminismo.
Desarrollo humano y democracia. Cuadernos inacabados Nº 25. (Madrid, horas y HORAS/
Marcela Lagarde, 2001). pp. 24.
79
Marta Lamas. Usos, dificultades y posibilidades de la categoría género. www.
udg.mx/laventana/lbr1/lamas.html.

90
Pero: ¿Cómo podemos hablar de género y de derechos, sin tener en
cuenta los principios que guían estas propuestas, que provienen del
feminismo? ¿Cómo podemos cambiar la situación de las mujeres y lograr que
la epidemia del VIH/SIDA no avance con tanta rapidez, sino hablamos de
transformar las relaciones desiguales que se dan entre los géneros, sino es
desde una perspectiva revolucionaria, radical, como la propuesta feminista?
El tiempo y las estadísticas epidemiológicas están demostrando que por más
que se hable de género, mientras no se incluyan acciones afirmativas con
mujeres, no se va a lograr detener esta epidemia, ni en las mujeres ni en los
hombres.

Una situación similar está sucediendo con la forma como se está


utilizando el enfoque de los derechos sexuales y reproductivos, que es uno
de los enfoques que más fuerza está teniendo en las ONGs y dependencias
estatales, por lo menos a nivel de discurso. De acuerdo con los resultados
de los talleres, aquí se presentan tres problemas: la no inclusión o
reconocimiento de algunos derechos; que estos derechos no se visualizan
en términos de poder y recursos; y que las estrategias se han limitado a
abordar lo relacionado con la salud y han descuidado los aspectos que
tienen que ver con la sexualidad.

La no inclusión de estos derechos tiene que ver con un problema de


fondo: el no reconocimiento del derecho de las personas a decidir con
libertad sobre su vida sexual, con independencia de su edad, estado civil,
condición, y en especial, de su género. Como en nuestro país la sexualidad
es considerada un tabú, como algo prohibido, este elemento de libertad
personal no puede ser aceptado ni internalizado por las personas que
trabajan en este campo, sobre todo en el caso de derechos como la libre
orientación sexual; el ejercicio autónomo de la sexualidad, derecho al
placer; a la relación sexual, independientemente de la edad, estado civil o
modelo familiar; a decidir de forma libre y responsable el número,
espaciamiento y tiempo de nacimiento de sus hijos, a participar con iguales
responsabilidades en la crianza de los hijos.

Sobre todo en el caso de las mujeres, todos estos derechos son


negados. Para las mujeres la libertad para informarse y decidir ha sido
limitada y negada como parte de los mecanismos de control social, que
hacen del cuerpo de las mujeres como instrumento de dominación. El cuerpo
de las mujeres se convierte en su cárcel, en la base e instrumento sobre el
cual se asienta la dominación masculina y la subordinación femenina.

Aunque algunos de estos derechos son reconocidos a nivel de


discurso, son negados en la práctica y en el contenido de las acciones que
se desarrollan, sobre todo a las mujeres y a la población adolescente. Por
ejemplo, se observa con claridad como son conculcados los derechos al
ejercicio autónomo de la sexualidad y a tener relaciones sexuales cuando la
abstinencia es el centro de las campañas de prevención tanto del Estado

91
como de las ONGS; como el derecho a la información es constantemente
negado, cuando todavía no se brinda una educación sexual integral en las
escuelas y colegios, aunque sea una obligación del estado desde la
aprobación de la Ley del VIH/SIDA; o como es violentado el derecho a
elegir como y cuando planificar cuando se niegan preservativos a
adolescentes.

Además, aún los derechos que son reconocidos o incluidos en los


programas, no son considerados en términos de poder y recursos: poder
para tomar decisiones informadas acerca de la propia fecundidad, de tener
hijos, de criarlos, de la salud ginecológica y de la actividad sexual; y
recursos para poder llevar a cabo tales decisiones de manera segura y
efectiva80. Porque: ¿Cómo pueden decidir las mujeres sobre el número de
hijos que quieren tener, si todavía el acceso a métodos anticonceptivos
todavía es una utopía? ¿Cómo se puede decidir sobre la vivencia de la
sexualidad, sino hay materiales educativos disponibles, si todavía no se ha
logrado que la educación sexual sea un derecho? ¿Cómo pueden las mujeres
ejercer su derecho a gozar de altos niveles de salud sexual y reproductiva,
si todavía hay pocos centros de salud y ONGs que brindan el servicio de la
prueba rápida, sobre todo en las áreas rurales?

La posibilidad de hacer efectivos estos derechos no sólo tiene que


ver con su reconocimiento, sino también con el establecimiento de
mecanismos efectivos para que puedan ser cumplidos. La pobreza de las
mujeres también es otro factor que limita el derecho de las mujeres a gozar
de niveles adecuados de salud sexual y reproductiva, porque no les permite
cubrir con sus recursos las carencias de los sistemas de salud.
Otro problema que se presenta es que muchas organizaciones se han
limitado a abordar lo relacionado con la salud y han descuidado los aspectos
que tienen que ver con la sexualidad. Esto trae como consecuencia que no
se asuma que la erradicación del VIH/SIDA pasa por un análisis y un
cuestionamiento radical de los patrones culturales dominantes con respecto
a la sexualidad, y que no se entienda que los problemas de salud de las
mujeres están indisolublemente ligados a las formas como nuestra sociedad
construye la feminidad y la masculinidad, que hacen a las mujeres más
vulnerables frente a esta enfermedad. Esto se ve con claridad al analizar el
contenido de las campañas de prevención, donde se observa que hay una
ausencia de estrategias o mensajes que cuestionen el orden simbólico que
hace que las mujeres no puedan decidir sobre su sexualidad. Son pocas las
campañas que van más allá del uso del condón o de brindar información
sobre el VIH/SIDA, en muy pocas se hace referencia sobre la conducta de
los hombres y los patrones de masculinidad, que son los que hacen que las
mujeres se estén contagiando con tanta rapidez.
80
Sonia Correa y Rosalind Petchesky. Los derechos reproductivos y sexuales: una
perspectiva feminista. (“Mujeres al Timón. Cuadernos para la incidencia política
feminista”) Perú,. Perú, Flora Tristán, S/F. pp. 1.

92
Mientras el género y los derechos sexuales sean entendidos de forma
superficial, o mientras se “transversalicen” sin tener en cuenta su contenido
reivindicativo, no se a lograr que la población, y sobre todo las mujeres,
entiendan y adopten conductas responsables. Mientras no se entienda que
no se puede hablar de salud y reproducción desligada de la sexualidad, no
se va a lograr que las mujeres cuestionen la forma como han sido educadas,
y que tengan información suficiente para decidir con libertad que hacer con
su cuerpo y su sexualidad.

2. Avances y limitaciones en la oferta de servicios de atención y


prevención del VIH/SIDA en las mujeres

En lo relacionado con la oferta de servicios, se han verificado


avances importantes en la lucha contra esta enfermedad, como la apertura
de 21 Centros de Atención Integral o CAI en el país81, en los que se brinda
atención exclusiva a las personas que viven con la enfermedad, la dotación
a algunos CESAMOS y CESARES de equipo para realizar las pruebas
rápidas, la asignación de fondos presupuestarios para la compra de
antiretrovirales; y la capacitación de profesionales de la salud, sobre todo
los que laboran en el área de consejería. Las ONGs también han
implementado programas de atención, sobre todo en lo relacionado con la
distribución de preservativos, la realización de pruebas rápidas y el acceso
a antiretrovirales o ARV.

Aunque no se debe descartar la importancia y el impacto de estas


acciones, aún no se ha logrado reducir el número de personas que viven con
esta enfermedad. Esto se debe a que, de acuerdo a los resultados de los
talleres, y se siguen presentan numerosos problemas:

● La falta de voluntad política del Estado para implementar


programas de prevención y atención del VIH/SIDA de forma continua y
sistemática. Esto ha hecho que un 40% de los servicios sean cubiertos
por las ONGs.

● Los programas y proyectos se han enfocado en el mejoramiento


de la atención médica o clínica, lo que ha provocado que se haya
descuidado lo relacionado con la prevención y con los demás derechos
sexuales y reproductivos.

●Las acciones de prevención están aún en la etapa de


información y no en la educación, por lo que no se ha conseguido un
cambio en las personas hacia conductas sexuales más seguras. Tampoco
se ha logrado brindar una educación sexual integral, ya que la
información se ha centrado en las conductas de riesgo y en las formas
81
Para ver lista de los Centros de Atención Integral o CAI ver Anexo 1.

93
de prevenir el VIH/SIDA, y no en otros aspectos relacionados con la
sexualidad, como el placer, el cuerpo, etc.

● Se sigue considerando la abstinencia, la postergación de las


relaciones sexuales y la fidelidad como las estrategias más efectivas
para el combate de la enfermedad, aún cuando se ha comprobado que en
nuestro país las personas comienzan su vida sexual desde temprana
edad.

● Las campañas se han enfocado en los denominados “grupos de


riesgo”, dentro de los que se incluyen a las Trabajadoras Sexuales (TS),
Hombres que tienen sexo con Hombres (HSH), niñas y niños en riesgo
social y adolescentes, entre otros; y no se han realizado acciones con
otros grupos en los que las tasas de incidencia son altas, como las
mujeres.

● La participación e influencia del sector religioso en el gobierno


y en las instancias de coordinación interinstitucional están impidiendo
que se implementen medidas efectivas para erradicar esta enfermedad,
como la realización de campañas sobre el uso del condón.

● En los hospitales y centros de salud no hay suficiente personal,


y no ha sido capacitado en temas como discriminación, género y
derechos sexuales y reproductivos. Por ello, todavía se da un trato
discriminatorio y estigmatizante a las personas, no se da suficiente
información, y no hay confidencialidad.

● Aún son pocas las clínicas o centros de salud que están


equipados para realizar la prueba rápida de detección del VIH/SIDA; y no
se ha logrado brindar servicios de consejería de calidad, debido a que no
se cuenta con personal suficientemente sensibilizado.

● Los servicios de salud no cuentan con recursos para proveer


los medicamentos necesarios para atender las enfermedades
oportunistas. Tampoco se ha logrado el acceso universal de
antiretrovirales o ARV, ya que para el 2006 sólo 4,554 82 personas de los
18,055 casos registrados de personas viviendo con VIH/SIDA en el país
están recibiendo antiretrovirales.

● Existen grandes diferencias en la oferta de servicios en las


diferentes zonas y regiones del país. La mayor parte de los servicios e
instituciones que se han concentrado en Tegucigalpa y San Pedro Sula,
sobre todo, en lo que respecta a la presencia de ONGs. Al respecto, se
pudieron contabilizar 37 ONGs que realizan este trabajo en Tegucigalpa,

Fondo Global. Conferencia de la Representante del Fondo Global en el Segundo


82

Encuentro de Mujeres Positivas. (Tegucigalpa, S.E. 2006).

94
14 en San Pedro Sula, 12 en Intibucá y 4 en Tela 83 que trabajan en la
prevención o atención del VIH/SIDA en estas cuatro ciudades.

Sin embargo, uno de los problemas más graves que se están


presentando, relacionado directamente con el objeto de estudio de esta
investigación, es que hay muy pocas organizaciones que tienen programas o
proyectos específicos para mujeres. La única ciudad que cuenta con este
tipo de trabajo es Tegucigalpa, donde hay 6 organizaciones que tienen
programas o proyectos diseñados y ejecutados con mujeres. En las demás
ciudades incluidas en este estudio no hay organizaciones que tengan este
tipo de programas.

El que no hayan organizaciones ni programas con trabajo específico


con mujeres niega una realidad: que el VIH/SIDA está aumentando con más
rapidez en las mujeres que en los hombres. Datos recientes indican que el
60% de los casos VIH y el 50% de los casos SIDA son mujeres84; lo que deja
ver con claridad la feminización de la epidemia y vulnerabilidad biológica y
social de las mujeres ante esta enfermedad. ¿Qué es lo que está pasando
entonces? ¿Por qué las ONGs y el estado no conocen este hecho, y porque
no se están planificando estrategias para detener la epidemia y cambiar
estos patrones de transmisión?

Una posible respuesta es que las estrategias empleadas en materia de


prevención y atención del VIH/SIDA son ciegas al género, como se
mencionó en la introducción de este capítulo. Esto quiere decir que las
acciones que se están ejecutando no toman en cuenta las condiciones
específicas de las mujeres que las hacen más vulnerables frente a esta
enfermedad; y que no se planifican ni se ejecutan estrategias para lograr
que las mujeres accedan en condiciones de igualdad a los demás servicios
de salud, sobre todo, los relacionados con la salud sexual.

Para los nombres de las ONGs que trabajan en cada una de estas ciudades ver Anexo2.
83

Secretaría de Salud. Boletín Epidemiológico ITS/VIH/SIDA/ Honduras. Volumen 1,


84

Número 1. Febrero 2006. Tegucigalpa, Secretaría de Salud, 2006. pp.2.

95
2.1. La prevención y educación del VIH/SIDA en las mujeres

Honduras es uno de los primeros países de la región centroamericana


en llevar a cabo programas o proyectos educativos y de prevención del
VIH/SIDA. Sin embargo, después de casi veinte años de trabajo, aún no se
ha logrado disminuir las tasas de prevalencia del VIH/SIDA en el país. Esto
se debe, en gran medida, a que no se ha logrado que el Estado asuma su
responsabilidad en la prevención de esta epidemia. Aunque la Ley Especial
del VIH/SIDA establece la obligación de realizar de campañas de educación
primaria, hasta el momento no se han planificado y llevado a cabo acciones
para garantizar el cumplimiento de esta ley.

Otro problema que se presenta es que las acciones de prevención que


se han realizado son esporádicas, y han consistido sobre todo en talleres o
charlas informativas de corta duración, en la realización de ferias educativas
y de campañas a través de los medios de comunicación masiva como la
radio o la televisión. Por su naturaleza, se trata de acciones a corto plazo,
que no permiten que se aborde la relación entre la sexualidad y la cultura; o
que se contemplen las diferencias que hay entre los grupos o personas,
sobre todo, las que tienen que ver con el género. Es claro que con charlas
cortas o con campañas no se va a lograr generar un cambio de
comportamiento hacia prácticas sexuales más seguras85, que requiere de un
abordaje más integral de la sexualidad.

Sin embargo, se pudo observar que cada vez hay mas conciencia de
este hecho, como se puede ver en la siguiente opinión, expresada por una
de las personas participantes en el taller de Tela: “Tienen que revisarse las
estrategias de prevención, porque no están funcionando. Tiene que haber un
abordaje generalizado del problema. Esto se debe a que se sigue viendo la
prevención desde el uso del preservativo, y no lo que tiene que ver con la
sexualidad. Esto hace que los jóvenes sigan teniendo relaciones sexuales
sin protección, a pesar de todos los esfuerzos y recursos que se han
invertido en prevención. Por ello, es necesario abordar la sexualidad antes
del uso del condón. Es necesario hablar de sexualidad y del conocimiento
del cuerpo antes de SIDA”.

De la misma manera se expresaba una de las personas participantes


en el taller de San Pedro Sula: “Uno de los problemas que tienen las
organizaciones participantes en cuanto a los temas que se abordan es que
no se ha logrado una enseñanza integral de la sexualidad, ya que se ha
hecho más bien desde el abordaje de la prevención en VIH. Considerando

Secretaría de Salud y ONUSIDA. Análisis de la situación y de la respuesta nacional en


85

VIH/SIDA en Honduras... pp. 104.

96
que en los países donde han funcionado las estrategias de prevención se ha
utilizado la estrategia de abordar primero la sexualidad, para desmitificarla
y para que las personas asuman conductas responsables, pero desde la
información adecuada a su vida y necesidades. Puede considerarse que este
es un grave problema para lograr que la prevención del VIH sea efectiva”.
Pero no es extraño que las campañas de prevención se estén
realizando de esta manera. Es más fácil hablar del SIDA que del sexo, sobre
todo, cuando se aborda desde el miedo, desde lo que no se debe hacer,
desde lo prohibido, como se hace usualmente cuando se habla del VIH/SIDA.
De esta manera, se evita hablar de la sexualidad y de las conductas
sexuales, temas todavía son considerados como tabú en nuestra sociedad,
sobre todo, porque se contraponen a los valores religiosos y culturales
dominantes86. Mientras no se hable de la sexualidad, o se siga hablando de
ella como si fuera algo sucio o como un pecado, las personas van a seguir
considerando que es algo de los que no se debe preguntar. Con esto se
evita que las mujeres accedan a información adecuada y acorde a sus
necesidades, que por su condición tienen más limitaciones en el acceso a
información científica, adecuada y confiable sobre la sexualidad.

Los problemas que tienen las mujeres para obtener este tipo de
información se deben a que a través de los procesos de socialización se le
enseña a las mujeres a callar, a no preguntar sobre la sexualidad. Las
mujeres que son sexualmente activas no se atreven a hacer pública su
conducta, ir al ginecólogo continúa siendo un acto que se realiza en la
penumbra. De las mujeres se espera que lleguen vírgenes al matrimonio, por
eso se piensa que una mujer que habla o hace preguntas sobre sexualidad
es porque anda en “cosas malas”. Por esto, no es extraño que los hombres
tengan más información sobre la sexualidad que las mujeres, o sientan
menos miedo de expresarse o preguntar sobre estos temas87.

Las reticencias que hay para brindar información a las mujeres se


deben también a que se considera que si las mujeres saben sobre la
sexualidad van a tener relaciones sexuales a más temprana edad. Sin
embargo, este tipo de argumentos se contradice con las evidencias
existentes, que indican que no hay una relación directa entre el inicio de la
vida sexual y una educación sexual temprana. Es mas, se ha comprobado
que la educación sexual más bien ayuda a retrasar el primer acto sexual en
los adolescentes que no son sexualmente activos88.
86
Gertalina Cerrato. Estudio sobre comportamiento en Sexualidad VIH/SIDA en diferentes
poblaciones. (Tegucigalpa, Secretaría de Salud, Proyecto SIDA-BID/OPS, Departamento
ETS/VIH-SIDA, 1998) pp. 3.
87
Centro de Derechos de la Mujer, CDM. Ejercicio de derechos sexuales y reproductivos
en adolescentes. (Tegucigalpa, Centro de Derechos de Mujeres, 2005). pp. 29.
88
Lorina McAdam/ Iris Padilla. Hablemos de sexo: una discusión del enlace entre la cultura
y la transmisión y prevención del VIH/SIDA en Honduras. Informe preparado para el

97
Otro de los problemas que se presenta es que hay muy pocas
organizaciones que han establecido estrategias de prevención diferenciadas
para mujeres y hombres. De todas las organizaciones que participaron en
los talleres, sólo hay dos organizaciones que tienen procesos educativos
exclusivos con mujeres; y muy pocas de las que trabajan con poblaciones
mixtas tienen metodologías de abordaje que tomen en cuenta las diferencias
entre las mujeres y los hombres. De hecho, muchas personas consideran
que no es necesario trabajar con mujeres o establecer estrategias de
trabajo diferenciadas, porque consideran que las mujeres y los hombres
tienen las mismas dificultades en cuanto al acceso a información, como lo
mencionaba una de las personas que participó en el taller de Intibucá: “ La
situación en Honduras ha sido la misma para las mujeres que para los
hombres, porque ambos no han tenido acceso a la educación. Ambos han
vivido mucha represión, porque no se ha permitido que los padres tengan
educación sexual, tampoco la tienen en la escuela”.

Otras personas opinan de esta misma manera pero utilizan otros


argumentos, basado en el desconocimiento que tienen de qué es el enfoque
de género, como se observa en la opinión de la representante del INAM:
“Nuestra metodología de trabajo no es diferenciada, porque el enfoque de
género no diferencia a mujeres y hombres, pero si se hace con un enfoque
de género se abarca también el tema de la masculinidad”. Esta visión
reduccionista del enfoque de género impide que las y los prestadores de
salud tomen conciencia de que solo educando desde la diferencia va a ser
posible erradicar el VIH/SIDA, sobre todo en el caso de las mujeres.

Esta forma de entender el enfoque de género tampoco permite


entender que lo que subyace en el aumento del VIH/SIDA en las mujeres es
que están sujetas a relaciones de poder que las ubican en una posición de
desigualdad y les impiden tomar decisiones sobre su sexualidad, como por
ejemplo, negarse a tener relaciones sexuales cuando consideran que su
pareja puede estar infectada. Así lo mencionaba una de las personas
participantes en el taller de Tegucigalpa: “Tenemos también que hablar de
la sexualidad de las mujeres, y también de la sexualidad de ambos. Las
mujeres tenemos que saber como podemos ejercer nuestra sexualidad.
Todas las estrategias de prevención deben girar alrededor de la desigualdad
en el poder…”. Sin embargo, estas no son las opiniones más comunes.

Otra limitación de las acciones de prevención es que los programas y


proyectos educativos siguen perpetuando la idea de que las mujeres
“sucias, pecadoras, mal portadas”, etc., son las mujeres que se están
contagiando de esta enfermedad. Así se mencionaba en los talleres: “Hay
que cambiar la forma como hemos realizado las campañas de prevención y
dejar de cometer los errores que hemos ido cometiendo, como por ejemplo,
Informe de Desarrollo Humano del 2003. Tegucigalpa, UNIFEM, 2003. pp. 12.

98
dejar de hablar de “mujeres limpias”. Se mira a las mujeres que tienen
VIH/SIDA como las mujeres sucias, como las putas, y no nos damos cuenta
que esto nos está pasando a todas las mujeres, que son las amas de casa las
que se están infectando”. Este tipo de visiones esta muy arraigada tanto en
las personas que ejecutan los proyectos como en quienes los diseñan, como
queda claro en el hecho que gran parte de los programas de prevención se
dirigen a las trabajadoras comerciales del sexo o TS.

En cuanto a las diferencias regionales, se pudo ver que hay


diferencias importantes entre las cuatro ciudades. Para el caso, y de
acuerdo con los resultados de los talleres, Tela es la ciudad en la que se
han realizado más campañas educativas, sobre todo en las comunidades
garífunas. En San Pedro Sula y Tegucigalpa, aunque hay bastantes
organizaciones que trabajan en este campo, las acciones no han sido
sistemáticas y se han limitado a la educación en grupos como jóvenes,
trabajadoras comerciales del sexo o mujeres que trabajan en las maquilas,
en el caso de San Pedro Sula. En Intibucá prácticamente no hay programas
de prevención, y las acciones se han limitado a breves charlas en colegios.

Muchos de los problemas que se presentan en el área rural y en las


ciudades pequeñas tienen que ver con los prejuicios que siguen teniendo las
personas que trabajan en este campo. Esto se pudo ver por ejemplo en el
taller que se realizó en Intibucá, donde una de las personas participantes
decía que: “Estuvimos en una reunión donde nos dijeron lo que estaba
pasando en departamento de Intibucá. Nos dijeron que ya hay 60 casos en la
Esperanza, y teniendo en cuenta el tamaño de la población son demasiados.
A mí me está preocupando y es que en estas reuniones yo siento que hay
temor, la gente va a otras reuniones y hay una buena asistencia, pero
cuando voy a reuniones del VIH los grupos que asisten son reducidos. No
entiendo porque pasa esto, si es que somos alérgicos al VIH o pensamos
que con sólo venir a las reuniones se nos pegó el VIH /SIDA, esos son los
conceptos que están bien equivocados. Yo no se porque a nosotros no nos
gusta ir a las capacitaciones que a veces se dan, si son buenas para
nosotros. Si nosotros no nos vamos a ir acostar con nadie”.

Es urgente empezar a realizar más procesos de capacitación dirigidos


al personal del Estado y de las ONGs que trabajan en estas zonas, para que
empiecen a cambiar sus prejuicios y visiones sobre el VIH/SIDA, y para que
desde ahora se puedan llevar a cabo procesos educativos antes de que
aumente el número de casos en estas regiones del país.

2.2. Acceso a métodos preventivos y anticonceptivos

Si bien es cierto la posibilidad de que las personas accedan a


métodos preventivos está condicionada por la capacidad del sistema de
salud de proporcionarlos de forma permanente y gratuita, hay otros

99
factores que inciden en que su acceso a no sea igual para todas las
personas, sobre todo para las mujeres. Entre ellos, dos de los más
importantes son que se han privilegiado como estrategias la abstinencia y
la fidelidad y no el uso del preservativo; y que no se ha incluido el enfoque
de género en estas estrategias, lo que hace que los mensajes y las
estrategias para la distribución de métodos preventivos no sean efectivas
para las mujeres.

El problema de la abstinencia como estrategia de prevención es que


no se tiene en cuenta que en Honduras la población empieza su vida sexual
desde una edad muy temprana, ya que como lo demuestran las estadísticas
existentes, la edad promedio de inicio de las relaciones sexuales en
Honduras es de 14.6 años en los hombres y 15.7 años en las mujeres; y que
un 62.3% de los hombres y un 43.3% de las mujeres han tenido experiencia
sexual entre los 15 y los 17 años89. Tampoco se tiene en cuenta que las
relaciones de poder que existen entre los géneros y la violencia impiden
que las mujeres decidan cuando tener relaciones sexuales. De hecho,
numerosos estudios demuestran que muchas jóvenes tienen su primera
relación sexual presionadas por su pareja, o que un 11.5% de las mujeres
jóvenes manifiestan que fueron violadas en su primera relación sexual 90.

En cuanto a la fidelidad, aunque la mayor parte de las organizaciones


utilizan este mensaje, las estadísticas muestran que son pocas las personas,
sobre todo los hombres, que tienen este patrón de conducta; o que tienen
una sola pareja durante largo tiempo, sobre todo en el caso de las y los
jóvenes sexualmente activos que no están unidos. En un estudio que se
realizó en Tegucigalpa y San Pedro Sula, se demostró que 1 de cada 4
varones y 1 cada 10 mujeres había tenido relaciones con más de una
persona91.

Además, por nuestra cultura patriarcal el mensaje de la abstinencia


sólo es asimilado por las mujeres, como lo menciona una de las personas
que participó en el taller de San Pedro Sula: “En las campañas sobre la
fidelidad se puede ver que hay un mensaje subliminal dirigido a las mujeres,
porque aunque las campañas son dirigidas a poblaciones mixtas y no a las
mujeres, son ellas las que escuchan este mensaje y las que lo adoptan en
su conducta sexual”. Otra persona en Tegucigalpa opinaba de la misma
manera: “Se están presentando problemas en los mensajes que se
transmiten en las campañas de prevención. En ellos se insiste en la
fidelidad, pero: ¿quién realmente los escucha? las mujeres. Yo creo que se

89
Fundación Fomento en Salud. Encuesta conductual de riesgos relacionados con las
ITS/VIH/SIDA. (Tegucigalpa, Fundación Fomento en Salud/ USAID, 2001.)
90
Idem. anterior.
91
CIET Internacional. Informe Final de Consultoría “Capacidades de jóvenes y
adolescentes Para enfrentar el VIH/SIDA. (Tegucigalpa, CIET Internacional, 2002) pp. 34.

100
debe hacer un trabajo de conocimiento de los factores culturales que hacen
que la mujer tenga más problemas que el hombre”.

Las diferencias entre las mujeres y los hombres en la internalización


de los mensajes también quedan claras al analizar las estadísticas
existentes: para los varones sexualmente activos, la opinión más frecuente
sobre la “mejor manera” de prevenir el VIH/SIDA es “usar siempre
condón”; en cambio para las mujeres la opinión más frecuente es la
“fidelidad a su pareja”92. En las mujeres la fidelidad como estrategia de
prevención es más aceptada, porque responde al ideal romántico y los
valores de pureza y lealtad hacia los hombres con los que somos educadas.
Pero en los hombres, en una cultura patriarcal como la nuestra, donde se
les enseña a vivir su sexualidad de una forma compulsiva, el sexo se
convierte en una meta, en un medio para afirmar su masculinidad 93. Esto
hace que los mensajes de la fidelidad no sean escuchados o aceptados por
los varones, ya que esto implica un cambio radical en la forma como se ha
construido su identidad masculina.

El que la fidelidad y la abstinencia sean las dos estrategias de


prevención más promocionadas tanto por el estado como por las ONGs se
debe a que van dirigidas al control del cuerpo y la sexualidad de las
mujeres; y porque son consideradas como más “correctas” desde un punto
de vista moral o ético que el condón, que en realidad es el único método
realmente eficaz para prevenir el contagio del VIH/SIDA, tanto en las
mujeres como en los hombres.

La resistencia a promover el uso del condón se debe también a que


las y los prestadores de salud siguen creyendo que promover el
preservativo equivale a comercializarlo, o que es una forma de incitar a las
personas a tener relaciones sexuales o a tener múltiples parejas, como se
puede ver en las palabras de una persona que participó en el Taller de San
Pedro Sula, que trabaja en una organización católica: “Las iglesias no
estamos en contra del condón, sino en contra de que se comercialice, de
que las personas tengan múltiples parejas, por lo que como iglesia nos
molesta que se comercialice el uso del condón”.

Por estas razones, en el discurso del Estado y de las ONGs el uso del
condón se plantea como una “tercera alternativa”, o como la opción que
queda si las personas no pueden practicar la abstinencia o la fidelidad. Esto
se puede observar en lo manifestado por una de las personas que participó
en el taller de Tela: “Lo que se debe hacer es informar a las personas sobre
92
Idem anterior, pp. 4.
93
Victor J. Seider. “Los hombres heterosexuales y su vida emocional”; en Debate
feminista. Año 6, Vol. 11, abril 1995. Sexualidad: teoría y práctica. (México: IMPETEI,
1995).pp. 106.

101
las ventajas y las desventajas de todos los métodos, sin hacer distinciones
acerca de cual de estas estrategias puede ser más efectiva. Pero los
mensajes que se promuevan deben empezar por la abstinencia, la
prolongación del inicio de las relaciones sexuales, la fidelidad mutua, y por
último, el uso del preservativo”.

Pero algunas organizaciones van aun mas allá, sobre todo las
organizaciones financiadas por la iglesia católica, para quienes el uso del
condón debe ser promovido únicamente para las personas que viven con
VIH/SIDA o PVVS, como se puede ver en las siguientes palabras: “Se debe
promover de forma prioritaria la fidelidad y la abstinencia, y el uso del
preservativo sólo en personas positivas. Es por eso que para la organización
la estrategia es empoderar a las mujeres para que digan que no cuando
consideran que están frente a una persona que puede tener la enfermedad ”.
Agregar algo sobre la fuerza de los sectores religiosos, el ideal de la
virginidad, sobre todo en las mujeres.

Es por estas razones que los índices de uso del condón son muy
bajos en la población: según las estadísticas existentes, sólo un poco más
de la mitad de los hombres y un cuarto de las mujeres sexualmente activas
han usado el condón alguna vez en su vida (52.5% de los hombres y 24.3%
de las mujeres)94.

Si bien es cierto el conocimiento sobre el uso de este método es


determinante para lograr que más personas lo usen, también es
imprescindible que se establezcan mecanismos para que las personas, sobre
todo las más jóvenes, puedan adquirirlos en cualquier momento y en
cualquier lugar. Pero el acceso a preservativos en nuestro país todavía es
muy limitado, como queda claro en el hecho que solo en un 19% de las
áreas geográficas de alto riesgo de infección por VIH/SIDA hay un sistema
relativamente eficiente para la distribución de condones; lo que deja intuir la
situación que se presenta en los lugares que no son considerados como de
“alto riesgo”. A pesar de este problema, todavía el Estado no ha asumido un
compromiso para que este servicio sea accesible a todas las personas, por
lo que la responsabilidad ha sido asumida por algunas ONGs que tienen
estrategias alternativas para la distribución de condones.

Sin embargo, son pocas las organizaciones que tienen disponibles en


su inventario preservativos o condones para repartir. En Tegucigalpa, de 22
organizaciones que trabajan en materia de prevención sólo 6 tienen
servicios permanentes de distribución de condones; en San Pedro Sula, de
17 organizaciones sólo 3 ofrecen este servicio de forma gratuita. El caso de
Tela es diferente, ya que aquí se ha logrado abastecer a pulperías, billares
y otros centros de recreación de condones, lo que ha permitido que sean
94
Secretaría de Salud. Encuesta Nacional de Epidemiología y Salud Familiar. ENESF-
2001. Tegucigalpa, Secretaría de salud, 2001. pp. 334.

102
más accesibles a la población. En Intibucá hay serios problemas en cuanto a
este servicio, ya que sólo la Secretaría de Salud tiene preservativos
disponibles.

Un factor que está detrás de los problemas que existen para que las
personas y sobre todo las mujeres puedan acceder a preservativos es la
postura conservadora de las mismas personas que trabajan en la Secretaría
de Salud o de Educación. Por ejemplo, una de las participantes en el taller
de Tela relataba los múltiples problemas que han tenido para educar a las
personas en el uso del preservativo, debido a la oposición de las
autoridades de salud: “Nosotros como educadores tenemos un problema con
el uso del condón, porque no nos dejan enseñarle a usar el condón a niños
de 12 a 15 años. De hecho, la Secretaría de Salud prohibió que se enseñara
este tema en las escuelas. Una vez nos pasó que estábamos en una feria y
llegó un representante de CONCAVI (una institución del Estado
AVERIGUAR), y me dijo: “quíteme esos condones de allí, porque si viene la
licenciada de la Secretaría de Educación nos quitan el proyecto”.

El desconocimiento de la perspectiva de género se ve en la ausencia


de un análisis sobre los factores que hacen que tanto mujeres como
hombres se resistan a usar el condón. Porque la perspectiva de género
permite entender que los hombres se resisten a usar el preservativo porque
sienten que su hombría se va a ver disminuida, o porque sienten que así
pierden el control de la sexualidad de las mujeres, ya que piensan que si la
mujer propone el uso del condón es porque quiere tener relaciones sexuales
con otros hombres. La perspectiva de género deja entender que las mujeres
no usan el preservativo por la violencia que se ejerce contra ellas, por las
dificultades que tienen para negociar el uso del condón, por la presión a la
que se ven sometidas cuando dicen que no. Permite ver los factores y
limitaciones que tienen las mujeres para decidir sobre su sexualidad,
determinadas por las relaciones de poder que se dan entre los géneros, que
las dejan con poca capacidad para negociar las relaciones sexuales, y que
impiden que las mujeres utilicen anticonceptivos95.

Todo esto incide en que aunque los porcentajes de uso del


preservativo sean bajos tanto en mujeres como en hombres, las mujeres
usen todavía menos el condón. Así lo exponen los estudios realizados en el
país, donde se demuestra por ejemplo que en Honduras sólo un 20% de las
muchachas han usado condón alguna vez en su vida, frente al un 46% de los
varones96; sólo un 3.9% de las mujeres que tuvo relaciones sexuales en el
último año uso el condón, frente al 23.3% de los hombres; y sólo el 8.8% de

95
Mirta Kennedy/ Eva Cristina Urbina. Derechos Sexuales y reproductivos en Honduras.
Análisis y Propuestas. Tegucigalpa, Centro de Estudios de la Mujer, 2004. pp. 12.
96
Lorina McAdam/ Iris Padilla. Hablemos de sexo… pp. 9.

103
las mujeres entre 15 y 24 años utilizaron un método anticonceptivo en su
primera relación sexual97.

Para que las mujeres acepten el uso del condón es necesario empezar
por transformar las situaciones y las relaciones de poder que hacen que las
mujeres no puedan decidir sobre su cuerpo y su sexualidad. También es
necesario trabajar para que poco a poco las mujeres vayan eliminado los
prejuicios que tienen acerca del condón, como los que mencionaba una de
las personas que participó en el taller de Intibucá decía que: “Las mujeres
tienen muchos prejuicios sobre el condón, dicen que solo las mujeres
puercas los usan. A veces pasa que cuando los hombres van a donde sus
esposas y les dicen: “mira, mejor usemos condón”, las mujeres se oponen y
les dicen que “si es que andas con otras para que usemos condón”. Son
ellas las que tienen más resistencia”.

Estos prejuicios también son mantenidos por las y los prestadores de


salud, que en muchos casos se niegan a brindar este servicio a las mujeres.
Por ejemplo, según el testimonio de una adolescente que participó en el
taller de Tegucigalpa, “Uno de los problemas que se está dando es que al
joven se le da información sobre el condón, pero cuando va a un centro de
salud no puede conseguirlos. Una amiga mía en una farmacia pidió un
condón y no se lo quisieron dar. A uno de joven no le venden los métodos
anticonceptivos, ni un condón. En el centro de salud tampoco. Si una mujer
va a un centro de salud a pedir un condón no se lo dan, en cambio si va un
hombre si se lo dan. Esa es la visión que tienen las personas de los centros
de salud, allí está la doble moral. Porque lo que hacen es juzgar a la
juventud, y si acaso te lo venden antes de comprarlo te hacen un montón de
preguntas”.

Todo esto tiene que ver con el hecho que a pesar de que se han
llevado a cabo programas de capacitación con el personal de los centros de
salud y de las ONGs, este trabajo no se ha hecho desde el enfoque de
género. Por esto, no se ha logrado que las y los prestadores de salud
entiendan que las mujeres y los hombres no usan el condón por razones
diferentes, relacionadas con la forma como nuestra sociedad construye las
relaciones entre los géneros y las identidades genéricas. Es necesario
tambien que se vayan eliminando los prejuicios sobre el uso del condón que
provienen de los sectores religiosos fundamentalistas, que ven el
preservativo como un atentado contra la moral y las “buenas costumbres”, y
no como la única forma de evitar que el SIDA siga cobrando vidas, sobre
todo de mujeres.

2.3. Realización de la prueba rápida para la detección del VIH/SIDA

97
María Elena Méndez y otras. Análisis de las políticas nacionales… pp. 10.

104
Según las estadísticas existentes, sólo un 17% de los hombres y un
11.9% de las mujeres sexualmente activos se han realizado el examen para
detectar el VIH/SIDA alguna vez en su vida98. El bajo porcentaje de
personas que se realizan la prueba se debe, en gran medida, a que este
servicio no es accesible para todas las personas, ya que no se ha logrado
que el Estado implemente un programa para que se realice la prueba de
forma gratuita en todos los centros adscritos a la Secretaría de Salud.

Otro factor que esta detrás del bajo número de personas que se
realizan la prueba es que hay muy pocas ONGs que brindan este servicio.
Para el caso, en Tegucigalpa sólo hay 6 organizaciones que brindan este
servicio: Cruz Roja, Remar, Cáritas, PRODIM, ASONAPVSIDAH y CARE.
Hay algunas organizaciones que no ofrecen servicios gratuitos pero realizan
la prueba a bajo costo, como es el caso de ASHOMPLAFA y Mary Stops; y
otras que no hacen pruebas pero que tienen un sistema de remisión a la
Cruz Roja, como Casa Alianza. En San Pedro Sula sólo dos organizaciones
brindan este servicio de forma gratuita, Puerta Abierta y la Cruz Roja. El
IHSS también tiene clínicas en dos maquilas en donde se hace de forma
gratuita la prueba rápida a mujeres embarazadas.

En Tela, 3 organizaciones brindan este servicio de realización de la


prueba rápida, aunque 1 de ellas cobra por este servicio. Según las
personas participantes en los talleres, no hay problemas en Tela en cuanto
al acceso de las personas al examen del VIH/SIDA. En Intibucá, sólo en el
Hospital y en dos CESAMOS se realiza la prueba, lo que deja ver con
claridad la diferencia entre las regiones en cuanto a este servicio.

Otro de los problemas que se presentan es que este servicio se ha


dirigido sobre todo a poblaciones específicas, como las trabajadoras
sexuales o las mujeres embarazadas. En el caso de este último grupo, este
servicio se brinda a través de los Programas de Prevención de la
Transmisión Vertical que ha implementado el Estado; aunque según las
estadísticas sólo un 6% de los casos de VIH/SIDA en se transmiten por esta
vía.
El problema es que este tipo de programas es que se basan en un
enfoque de la salud materno-infantil, y por lo tanto, solo buscan prevenir la
transmisión del VIH/SIDA al no nacido y no proteger a las mujeres frente al
contagio de esta enfermedad, como lo mencionaba una de las personas
participantes: “Si bien es cierto la prevención de la transmisión vertical se
involucra a las mujeres, lo que involucra es un pedazo de las mujeres, su
útero, pero este es un modelo hegemónico heterosexual. Por qué no irnos a
la prevención de las mujeres antes de que tengan el VIH, no cuando ya lo
tienen, que es lo que se hace con la prevención de la transmisión vertical.
Se sigue viendo a la mujer como útero, como madres. Es triste además que
se le trate hasta que ya está contagiada, no antes”.
98
Secretaría de Salud. Encuesta Nacional de Epidemiología y Salud Familiar... pp. 337.

105
No se va a lograr erradicar el VIH/SIDA mientras se siga atendiendo
primero las consecuencias y no las causas que están detrás de la expansión
de esta enfermedad. No se va a lograr que se disminuya el VIH/SIDA en las
mujeres mientras se siga viendo desde su función reproductiva, sino
servicios que permitan que todas las personas, y en especial las mujeres
accedan a este servicio, con independencia de su condición, edad, trabajo,
lugar de residencia, etc.

2.4. Servicios de consejería

Las consejerías y la organización de grupos de autoapoyo son


componentes clave de la atención integral, ya que supervivencia de las
personas viviendo con VIH/SIDA o PVVS depende de que cuenten con
apoyo psicológico y emocional para enfrentar las dificultades que se
presentan en su vida, a raíz de su condición. Uno de los aspectos positivos
de la labor que están realizando las consejerías es que en el formulario de
recepción de las personas están incluyendo preguntas para identificar si las
PVVS que reciben estos servicios están siendo víctimas de violencia.

Pero al igual que sucede con la realización de la prueba rápida, sólo


1,178 de todos los centros de salud que existen en el país ofrecen este
servicio, y no se cuenta con los recursos para realizarlo de forma adecuada,
ya que rara vez se realizan visitas domiciliarias o se le da seguimiento a los
casos. Además, como se menciona otros estudios, en los servicios públicos
todavía es frecuente observar por parte de las y los prestadores de salud
actitudes de rechazo hacia las personas viviendo con la enfermedad. Otro
problema que se presenta es que muchas veces las personas que brindan
las consejerías lo hacen desde una perspectiva personal religiosa y
moralista, por lo que la intervención se vuelve superficial y distante 99; y que
al igual que sucede en lo CAI, todavía no se ha incorporado el enfoque de
los derechos sexuales y reproductivos en los servicios que se brindan, tanto
a nivel del programa como de las atenciones directas que se dan en las
diferentes consejerías.

Se pudo observar que las preguntas y los temas que se incluyen en


las entrevistas están enfocados más a la identificación y prevención del
riesgo, que a la posibilidad de que las personas conozcan y ejerzan sus
derechos sexuales y reproductivos. Tampoco hay material educativo
disponible para las personas y las mujeres PVVS en los CAI o en los lugares
donde funcionan las conserjerías.

Se pudo ver también que hay muy pocas ONGs que brindan este
servicio, y que hay grandes diferencias entre las regiones. Por ejemplo, en

Colegio Médico de Honduras. Revista Médica Hondureña (Volumen 71, Enero, Febrero,
99

Marzo 2003). Tegucigalpa, Colegio Médico de Honduras, 2003. pp. 38.

106
el Tegucigalpa sólo 6 instituciones realizan este tipo de trabajo; en San
Pedro Sula hay 4; en Tela hay 3 organizaciones, aunque sólo 2 de ellas la
realizan de forma permanente, ya que una de las organizaciones, sólo da
consejerías cuando realizan brigadas en las comunidades. En Intibucá no se
está prestando este servicio.

2.5. Acceso a antiretrovirales y medicinas para el tratamiento de


enfermedades oportunistas

En la actualidad hay 4,554 personas recibiendo antiretrovirales o ARV


en los Centros de Atención Integral o CAI existentes en todo el país100. El
CAI donde mas personas reciben este tratamiento es el Hospital Mario
Catarino Rivas, donde 1295 PVVS reciben antirretrovirales. Después le
sigue el Hospital del Torax de Tegucigalpa, con 620 personas, y el Hospital
Escuela con 577 casos atendidos. En Tela, en el Hospital Tela Integrado
219 personas. No se reportan casos de personas recibiendo antiretrovirales
en Intibucá101, debido a que en esta ciudad no hay un CAI, por lo que las
personas las personas tienen que trasladarse al Hospital de Comayagua o
Siguatepeque para recibir tratamiento. Considerando el número de personas
que viven con la enfermedad, es evidente que la oferta no se corresponde
con la demanda, y que el acceso a antiretrovirales para las PVVS continua
siendo un derecho vulnerado.

Con relación al acceso a medicinas para el tratamiento de las


enfermedades oportunistas, las debilidades del sistema de salud público
hacen que por lo general los hospitales estén desabastecidos de
medicamentos, lo que provoca que aproximadamente un 45% de los costos
de los tratamientos sean asumidos por los propios pacientes102. Este hecho
incide directamente en las mujeres que viven en esta condición, ya que por
su mayor pobreza, no disponen de recursos para adquirir estos
medicamentos, lo que provoca graves consecuencias en su salud.

Otro problema que se presenta es que, al desagregar la información


por sexo de la persona que recibe antiretrovirales, resulta que hay mujeres
que hombres recibiendo tratamiento, ya que el 53% de las personas
usuarias de este servicio son mujeres y un 47% son hombres103; aunque el
porcentaje de mujeres comienza a disminuir en el rango de edad de los 40
años en adelante104. Sin embargo, a pesar de este hecho en los CAI no hay
una política especial de atención a las mujeres que reciben el tratamiento.
100
Datos proporcionados por la Secretaría de salud para el 2006.
101
Departamento de ITS/VIH/SIDA. Programa Servicios de Atención Integral.
(Tegucigalpa, S.E. S.F) pp. 3.
102
José Cuesta. Sida, crecimiento económico y la iniciativa HIPC en Honduras.
Tegucigalpa, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, 2001.pp. 13.
103
Datos proporcionados por la Secretaría de salud para el 2006.
104
Idem anterior, pp. 5.

107
2.6. Grupos de autoapoyo y formación de redes comunitarias

La organización y funcionamiento de la mayor parte de los grupos de


autoapoyo que existen en el país están a cargo de la Asociación Nacional de
Personas Viviendo con VIH/SIDA (ASONAPVSIDA). En total, funcionan 11
grupos en Tegucigalpa, 3 en San Pedro Sula, 3 en Tela, y en Intibucá no hay
grupos de autoapoyo para las personas viviendo con VIH/SIDA. De acuerdo
con la información recolectada, la mayor parte de las personas que forman
parte de estos grupos son mujeres. Sin embargo, hasta el momento se han
hecho pocos esfuerzos por lograr que las mujeres asuman un liderazgo
dentro de estos grupos, que les permitan exigir que se respeten sus
derechos. Una de las pocas iniciativas que se están llevando a cabo es la
formación de la Red de Mujeres Positivas (REDMA), una organización que
aglutina a mujeres que viven con VIH/SIDA en distintas ciudades del país.

Aunque la formación de redes locales no puede considerarse


necesariamente como parte de la oferta de servicios, la experiencia está
demostrando que aunque se logre realizar un proyecto con éxito, estos no
son sostenibles a largo plazo si las personas siguen siendo vistas nada más
como beneficiarias y no como agentes de cambio en sus propias
comunidades. Esto tiene que ver con el hecho que gran parte de los
proyectos se ejecutan desde un enfoque asistencialista, dirigido más a suplir
necesidades que ha lograr que las personas se comprometan con esta lucha
y la asuman como un compromiso.

También tiene que ver con que los grupos o redes de mujeres raras
veces logran gestionar sus propios recursos, lo que provoca mucha
dependencia hacia las ONGs o hacia la cooperación internacional. De
acuerdo con la información recolectada, esto se debe a que las agencias han
dispuestos requisitos administrativos y logísticos que no poseen las
pequeñas redes o grupos de mujeres, lo que hace que las ONGs se
conviertan en una especie de intermediarias, lo que puede llegar a limitar la
capacidad organizativa de las organizaciones comunitarias. Así lo
mencionaba una de las personas que participó en el taller de San Pedro
Sula: “Es difícil que los PVVS se organicen y que tengan capacidades de
gestión y de administración de fondos. Esto obliga a que hayan otras ONGs
más fuertes que intermedien, lo que crea otros problemas adicionales”.

Es por esta razón que desde hace algún tiempo algunas ONGs, sobre
todo las de mujeres, han empezado a implementar estrategias de trabajo que
permitan fortalecer las redes locales, para que los proyectos sean
autosostenibles, aun cuando se terminan los recursos.

108
2.7. Otros servicios (programas de empleo, asistencia legal, casas
refugio, etc.)

Uno de los grandes problemas que se presentan en la atención que se


brinda a los PVVS es que, a parte de los servicios de acceso a ARV,
consejería y grupos de autoapoyo, no hay servicios como asistencia legal,
casas refugio para PVVS, o programas de empleo. Además, existe un
desconocimiento por parte de la sociedad y de las mismas organizaciones
de derechos humanos de los derechos que asisten a las personas viviendo
con VIH/SIDA105; lo que hace que siga habiendo mucha discriminación contra
de personas, y que no se hayan estructurado mecanismos para garantizar
que los derechos de las PVVS sean respetados, como sistemas de vigilancia
o de denuncia.

Sin embargo, el problema más grave se presenta en lo relacionado


con el mejoramiento de las condiciones de vida de las PVVS, como
programas de empleo o de microcréditos, ya que de acuerdo con la
información obtenida en los talleres, sólo en San Pedro Sula
ASONAPVSIDAH tiene el servicio de colocación de empleo para PVVS. Hay
otras ciudades en las que se han hecho proyectos de generación de
ingresos, como es el caso de Tela, pero estos proyectos no han sido del
todo exitosos ni sistemáticos, por las condiciones de salud de las PVVS, que
impedía que le dieran seguimiento a los proyectos. Además, el monto y el
tipo de créditos hacían que los proyectos no fueran rentables, o que
requirieran mucho tiempo y esfuerzo de las personas para su
funcionamiento.

La inexistencia de este tipo de acciones afecta más a las mujeres que


viven con la enfermedad, porque sufren más pobreza y porque tienen más
dificultades que los hombres para asegurarse un trabajo o un sueldo digno.
Además, en las mujeres recae la obligación de mantener la familia cuando
muere su pareja, que es lo que por lo general ocurre, porque las mujeres
tienden a vivir más años que los hombres aún cuando son portadoras de
esta enfermedad.

Esto tiene que ver con el hecho que se ha abordado el problema del
VIH/SIDA en las mujeres sólo desde la información, y no desde el
empoderamiento, como mencionaba una de las personas que participó en el
taller de Tegucigalpa: “El abordaje del VIH/SIDA en la mujer no sólo cruza
por la información, debe pasar por el empoderamiento de las mujeres a

Marlin Ávila y Lourdes Sagastume. Derechos Humanos y Estigmatización del


105

VIH/SIDA. (Tegucigalpa, Secretaría de Salud de Honduras/ Asociación Nacional de


Personas Viviendo con VIH/SIDA en Honduras, ASONAPSIDAH/ Sida y Comunicación,
SIDACOM/ Agencia Alemana de Cooperación, GTZ/ Unión Europea, UE, 2001) pp. 7.

109
través del microcrédito. Esto permite que las mujeres puedan ejercer sus
derechos, pero también que puedan adquirir autonomía económica ”. La falta
del enfoque de género hace que los proyectos que se llevan a cabo
adolezcan de una visión política que permita ver a las mujeres como actoras
de sus propios procesos, y no sólo como beneficiarias de las acciones que
se realizan.

3. La percepción del riesgo y la propuesta del trabajo con los hombres

De acuerdo con las discusiones que se generaron en los talleres, son


pocas las y los prestadores de salud que comprenden porqué las mujeres
son más vulnerables que los hombres frente al VIH/SIDA. Esto se debe
fundamentalmente a tres razones: el desconocimiento de cuales son los
factores biológicos y culturales que están detrás de este hecho; a que
persiste la creencia que de los hombres son más vulnerables que las
mujeres, porque son ellos quienes tienen comportamientos considerados
como “de riesgo”, entre los que se incluyen las múltiples parejas o tener
relaciones sexuales con trabajadoras comerciales del sexo; y a los
prejuicios y al miedo que están presentes en el imaginario de las y los
prestadores de servicios de hablar de la sexualidad como parte de los
derechos y de la salud sexual.

Al respecto, una de las personas participantes en el taller que se


realizó en Tela afirmaba que: “Yo no veo la diferencia. Para mí que tanto las
mujeres como los hombres tienen los mismos riesgos de infectarse de la
enfermedad”. La negación de que la epidemia está expandiéndose con más
rapidez en las mujeres también fue expresada por personal de salud de esta
zona del país: “Es posible que haya más hombres con VIH que mujeres, pero
lo que puede estar pasando es la mujer se realiza más la prueba que el
hombre, por lo que los registros pueden del todo no reflejar la realidad”.
Otra de las personas participantes en el taller de Intibucá también es de la
misma opinión: “Aunque es cierto que los hombres se están contagiando, es
cierto que también hay subregistro, porque se dice que las mujeres están
más propensas, y el registro está demostrando que hay más mujeres
infectadas; pero es posible que las estadísticas no dejen ver el número real
de hombres que tienen la enfermedad”.

Esta percepción es tan extendida que incluso provoca una lectura


inadecuada de los cambios en los datos epidemiológicos existentes. Por
ejemplo, en un boletín publicado por la Secretaría de Salud del 2006 se
afirma que: “El aumento progresivo de los casos de VIH, y en particular en
mujeres, probablemente se deba al aumento de la cobertura del Programa
de Prevención de la Transmisión Madre a Hijo106. Este tipo de
106
Secretaría de Salud. Boletín Epidemiológico ITS/VIH/SIDA... pp.3.

110
interpretaciones deja ver el desconocimiento que se tiene a todo nivel de
las vulnerabilidades biológicas y sociales de las mujeres frente al VIH/SIDA,
que son los factores que están detrás de la feminización de la epidemia.

También se observa que muchas personas tienen percepciones


aisladas sobre el riesgo, ya que identifican como causas de este fenómeno
sólo los factores biológicos, como mencionaba una de las personas que
participó en el taller de Tegucigalpa: “Lo que se ha manejado es que se
supone que por su condición y por la situación de salud reproductiva las
mujeres son más vulnerables, por la posición de sus genitales, por su parte
anatómica, por la formación de sus genitales. Si una mujer tiene una vida
sexual activa es más propensa a enfermedades inflamatorias, a adquirir
cualquier tipo de ETS, incluyendo el VIH/SIDA”.

Otras personas, aunque mencionan también los factores sociales,


hacen más énfasis en los factores biológicos, como es el caso de la persona
que se entrevistó del INAM: “Las mujeres son más vulnerables porque hay
factores fisiológicos y sociales. En algunas presentaciones que nosotros
hacemos nosotros vemos la desigualdad que se tiene en la población,
desigualdad que es cuantificable, que se ve en el incremento de las ITS, se
ve que se ha quintuplicado la mortalidad de las mujeres por causa del SIDA.
También tiene que ver el comportamiento, la mujer está en el hogar, es
pasiva, pero el problema principal es que el semen tiene más carga viral que
los fluidos vaginales, por eso es que cuando está en su casa llega el hombre
infectado con el VIH y la contagia”.

El problema del desconocimiento de los factores culturales y sociales


que están detrás del aumento del número de casos en las mujeres no sólo
provoca que no existan estrategias diferenciadas para la prevención y
atención del VIH/SIDA para las mujeres, da lugar a que se extienda otra de
las percepciones dominantes con respecto al tema: que las mujeres son las
causantes de la expansión de la epidemia. Muchas personas piensan que
esta enfermedad se está extendiendo con tanta rapidez por los cambios que
se han producido en la conducta de las mujeres. Este argumento se observa
en afirmaciones como la de una persona que trabaja en la Secretaría de
Salud: “El SIDA esta afectando más a las mujeres que a los hombres porque
la mujer ha cambiado su estilo de vida, nos están emulando nuestros
errores. Se defiende que la mujer logre lo que el hombre ha logrado, pero
eso es un error”. Estas ideas fueron acompañadas además con otras como
“La pérdida de valores morales de las mujeres y su falta de educación en
valores morales y autoestima están detrás del aumento del VIH/SIDA en las
mujeres”, etc.

Este tipo de afirmaciones, además que sitúan el problema del


VIH/SIDA como un problema de valores, lo que es muy peligroso dada la
carga moral que contiene esta palabra; hace ver a las mujeres como las
culpables de la expansión de la epidemia, y niega la posibilidad de que estos

111
cambios en su sexualidad también puedan ser interpretados como un avance
en el derecho de las mujeres a tener una vida sexual107. El problema no es
que las mujeres ahora tengan más libertad, el problema es que por las
barreras estructurales y culturales se niega a las mujeres la posibilidad de
que obtengan información científica y adecuada sobre la sexualidad, y que
disfruten una vida sexual segura y sin riesgos.

Muchas personas también consideran que la causa del aumento del


VIH/SIDA en nuestro país se debe a que las mujeres portadoras de la
enfermedad siguen teniendo una vida sexual activa, sin tomar las medidas
necesarias para evitar que otras personas se contagien. Por ejemplo, en el
taller que se realizó en Intibucá una de las personas participantes decía que
“Yo he notado que la mujer que anda con esa enfermedad es bien exigente,
a ella le vale llamar la atención. Hay andan los promotores de salud
educándolas, pero ellas siguen teniendo relaciones sexuales, siguen en lo
mismo. Claro, es que los hombres son eléctricos, con tal de que les hagan
una pequeña señal ahí están. Yo les he preguntado a las mujeres si no temen
andar con esa enfermedad y enamorar a los hombres, sino se conforma con
lo que ha conseguido. Pero ellas me respondían: “A no, yo no me voy a ir
sola, setenta me voy a llevar”.

Este tipo de afirmaciones también se pudo ver en los talleres que se


realizaron en otras ciudades, como en Tegucigalpa: “Yo creo que una de las
cosas que tenemos que hacer es trabajar con personas infectadas, porque
ellas están violentando los derechos de las demás personas. Por ejemplo, yo
conozco el caso de una muchacha de un colegio que está infectada, pero que
está teniendo relaciones sexuales con un profesor del colegio. El personal
del centro de salud me dice: “Licenciada, ya no sabemos que hacer, ya no
sabemos que decirle a esa muchacha”. Yo les digo que allí lo que tienen que
hacer es denunciar, porque la misma ley dice que el personal de salud está
obligado a denunciar a personas que hacen este tipo de cosas. Imagínese lo
que le va a pasar a la esposa del maestro. Y esa muchacha está teniendo
relaciones sexuales con otras personas”.

En estas afirmaciones se puede ver como toda la culpa recae en las


mujeres, que son vistas como las responsables del aumento de esta
enfermedad. No se cuestiona la conducta de los hombres, al contrario, se le
hace ver como víctimas. Se atribuye a la naturaleza de los hombres su
irrefrenable deseo sexual, se afirma su incapacidad de llevar a cabo
conductas responsables; se reafirma el papel de las mujeres como las
responsables de controlar y ser las guardianas del deseo de los hombres108.
Se ve también como está de extendida la percepción de que las mujeres son
107
Al respecto, algunas autoras señalan que “con los procesos de modernización surge un elemento clave
para posibilitar el ejercicio de los derechos reproductivos: se trata de la separación entre erotismo y fecundidad. Ello ha
sido posible, entre otras causas, gracias al acceso a los métodos de regulación de la fecundidad y programas de salud
reproductiva ejecutados desde instancias públicas y privadas”. Para más detalles sobre esta
discusión ver Sonia Montaño, “Los derechos sexuales y reproductivos de la mujer”… pp. 166.

112
las responsables de que el SIDA se haya convertido en una pandemia
incontrolable. En casos de violencia y en la sexualidad, el peso de los
abusos

El derecho que socialmente se le ha dado a los hombres de poseer el


cuerpo de las mujeres, y los prejuicios persistentes sobre las mujeres y la
sexualidad están provocando que tome cada vez más fuerza la idea que en
vez de trabajar con mujeres, es necesario formular estrategias para trabajar
con hombres, porque su conducta es la que está provocando que la epidemia
del VIH/SIDA se extienda con tanta rapidez; como se puede ver también en
las opiniones vertidas por el personal de la Secretaría de Salud: “Yo no creo
que debamos hablar de avances a favor de las mujeres, porque los avances
deberían ser para ambos. Debemos pensar en avances integrales. No
deberían haber diferencias, los avances deberían ser proporcionales e
igualitarios para las mujeres y los hombres”. Así lo expresaba también una
de las personas participantes en el taller de Intibucá: “Es necesario trabajar
con los hombres porque son ellos los que se están contagiando. Por eso
nosotros en nuestro trabajo partimos de cambiar la conciencia de los
hombres, de ese macho que es quien al final está llevando la enfermedad a
todas partes. Es necesario trabajar más con ese macho transmisor, que sólo
de esa forma se iba a lograr frenar el avance de esta enfermedad”.

Este tipo de afirmaciones desconocen que por los patrones culturales


dominantes, las mujeres se encuentran en una posición de desigualdad
frente a los hombres, ya que tienen más limitaciones para tomar decisiones
informadas y seguras sobre su salud y su sexualidad. Tampoco permiten
cuestionar y transformar el patrón heterosexual, la esencia de las
relaciones entre los géneros, donde prevalece la dominación de un género
sobre otro, donde no hay respeto a las decisiones. Si no hay una reforma
integral a la cultura, a la educación, que permita transformar las
construcciones sociales dominantes sobre el amor, el placer y la pareja, de
nada sirve que se trabaje con los hombres. Aunque no se puede negar que
este trabajo puede dar resultados positivos, el problema es que no se
analiza que todo esto debe pasar por un cuestionamiento de las formas de
masculinidad imperantes en nuestra sociedad, y que esto va a ser muy
difícil de aceptar por parte de los hombres en una sociedad tan patriarcal
como la nuestra.

Centro de Derechos de Mujeres. Ejercicio de derechos sexuales y reproductivos… pp.


108

60.

113
Capitulo 11

Conclusiones y hallazgos

Hallazgos y conclusiones capitulo Melissa

Pese a que la injusticia marca las historias de vida de todas las mujeres informantes, es
poderosa la resistencia con la que viven. Aunque explotadas y agredidas, estas mujeres no
se ven a sí mismas como desgraciadas, pese a las excepciones, y casi todas ellas están en
lucha por cambiar sus condiciones de vida partiendo desde sus actividades económicas
hasta las políticas, tomando como círculo inmediato sus hijas e hijos, y nietas(os). Estas
mujeres tienen una gran capacidad de reflexionar sobre la suerte de ellas y las otras y de
expresar proyectos vitales transformadores. Las entrevistas fueron, en diez de los doce
casos, oportunidades de conocimiento para quiénes las hicimos.

En la gran mayoría de los casos estudiados en esta investigación, la sexualidad fue


aprendida a través de experiencias violentas: incesto, violación, enfermedades, prostitución.
El espacio donde ocurrieron esas experiencias fue en primer lugar la familia, y después la
comunidad: barrio, colonia, aldea. La violencia es el elemento que “regula” las relaciones
económicas y sexuales de estas mujeres en el mundo privado y público.

La violencia como elemento siempre presente en todos los espacios de las mujeres genera
grandes problemas en términos de la calidad de la vida. Viven en situaciones de miedo y
amenaza constante, temen por ellas y sus hijas en cuanto su seguridad económica, sexual y
vital. La relación de la violencia con la pobreza agudiza todas estas circunstancias, son
mujeres que necesitan trabajar para vivir, y el espacio laboral al que pueden acceder es
peligroso dada su marginalidad y ausencia de derechos laborales de todo tipo. Son mujeres
que por ser pobres viven en comunidades violentas en las que tienen que interactuar y estar
alerta todo el tiempo, están rodeadas de mareros, de hombres armados, de lugares inseguros
donde acechan los agresores. La necesidad material las empuja a la migración y ésta

114
constituye una perspectiva de agresión sexual, explotación ilimitada y hasta posible
pérdida de la vida.

La idea de que la sexualidad es únicamente la práctica de relaciones sexuales es casi


hegemónica. Como también lo es la idea de que las mujeres sólo pueden tener relaciones
sexuales con hombres, aunque ellos les son amenazantes. La heterosexualidad es
culturalmente forzosa, y genera enormes conflictos en el mundo emocional de las mujeres,
pues son los hombres los que las golpean, las violan y las infectan de vih sida. Esta
heterosexualidad obligatoria, como la nombra Adrianne Rich109, es también la responsable
de que el uso del condón sea tan fracasado, pues, “a los hombres no les gusta” y por más
que se hable de negociación, es casi imposible en este marco en el que la idea de satisfacer,
gustar y agradar al hombre es tan prioritaria. Pese a ello, la idea de que las mujeres pueden
amar a otras mujeres les parece anormal y lejos a sus opciones. Y el hecho que una mujer
decida no tener pareja les parece triste y frustrante.

La ignorancia sobre los procesos vitales ligados a la sexualidad es el denominador común.


El ocultamiento de información sobre el cuerpo y sus necesidades y deseos es sistemático y
voluntario. El discurso que sostiene esta práctica es el de que la información relaja y
expone a las mujeres jóvenes a las prácticas prematuras de su sexualidad. Las mujeres
aprenden de la sexualidad cuando tienen acceso a grupos organizados de algún tipo o a
situaciones extremas como lo señalábamos.

Las relaciones sexuales se viven desde la agresión y peligro. En casi todas las informantes
existe esta convicción, pese a que muchas de ellas dijeron encontrar satisfacción en algunas
de sus relaciones, siempre dependientes del otro varón que “sabe y las satisface”.

Heterosexualidad Obligatoria y existencia lesbiana, en Sangre Pan y Poesía, prosa escogida, Icaria
109

Editorial

115
Las mujeres más afirmadas para expresar sus deseos de todo tipo son las que están
relacionadas con organizaciones de mujeres, son las más informadas y las que
intencionalmente tratan de romper el círculo de silencio alrededor del cuerpo de sus hijas.

Las ideas prevalecientes del amor romántico están contribuyendo con una enorme
responsabilidad al aumento de la infección del vih sida. Ideas como: la entrega total, la
confianza absoluta, la falta de decisión personal, el sacrificio por amor, la muerte por amor
están en las conversaciones con las mujeres. Esta ideología presiona a que las mujeres estén
disponibles a relacionarse con los hombres sin ningún tipo de restricción.

La narración de las mujeres muestra que el sistema produce: desconocimiento,


desinformación, falta de autoestima, interiorización de la dominación, relaciones pésimas
con las hijas y con los maridos violentos. En este contexto y de cara al VIH SIDA, un
condón no puede ser una herramienta para autocuidado, como no lo es ninguna decisión
que requiera autonomía y valor de la vida individual para hacer un proyecto vital saludable
y amoroso.

116
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