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Conde de Saint-Simon

(Claude Henri de Rouvroy, conde de


Saint Simon; París, 1760 - 1825)
Historiador y teórico político
socialista francés. Perteneciente a
una familia aristocrática venida a
menos, el conde de Saint-Simon era
sobrino-nieto del duque Louis de
Rouvroy de Saint-Simon, famoso por
sus Memorias (1739-1752), en las
que describió la corte de Luis XIV.

Henri de Saint-Simon

Por tradición familiar, Saint-Simon estaba destinado a ser militar. Participó


en la guerra de la Independencia a favor de las colonias americanas, y
durante la Revolución Francesa se hizo republicano. Nombrado presidente de la
Comuna de París en 1792, renunció a su título nobiliario y se adscribió al
ideario haciéndose llamar Claude Henri Bonhomme. Unas acusaciones de
especulación con los bienes nacionales y sus relaciones con Danton, que no
eran vistas con buenos ojos, dieron con él en la cárcel en 1793, aunque fue
liberado en 1794.
Durante el Directorio, Saint-Simon gozó de una desahogada posición
económica; su casa era frecuentada por personalidades como el cirujano
Guillaume Dupuytren y los matemáticos Gaspard Monge y Joseph-Louis de
Lagrange. Viajó a Alemania, el Reino Unido y Suiza, donde publicó su primera
obra: Carta de un residente en Ginebra a sus contemporáneos (Lettres d'un habitant de
Genève à ses contemporains, 1802 o 1803), donde apunta lo que posteriormente
definiría como su teoría de la capacidad.

Quebrantada su situación económica, se dedicó a escribir numerosos textos


científicos y filosóficos hasta que consiguió estabilizarse. En el periódico
L'Organisateur declaró: «Si Francia perdiera sus principales físicos,
químicos, banqueros, negociantes, agricultores, herreros, etcétera, sería un
cuerpo sin alma; en cambio, si perdiera a todos los hombres considerados
más importantes del Estado, el hecho no reportaría más pena que la
sentimental»; la afirmación le acarreó un proceso.
En 1821 escribió El sistema industrial (Du système industriel), y en 1825 su libro
más importante, Nuevo cristianismo (Nouveau Christianisme). Arruinado por
segunda vez, intentó suicidarse de un pistoletazo, pero falló el tiro y perdió
un ojo. Ayudado por uno de sus discípulos, Henri de Saint-Simon planificó
la creación de un nuevo periódico, Le Producteur, pero falleció antes de su
aparición.
El pensamiento de Saint-Simon deriva de su reacción contra el
derramamiento de sangre de la Revolución Francesa y el militarismo
de Napoleón. En sus teorías propugnaba la idea de que la propiedad privada
sería buena en cuanto cada individuo recibiera su retribución en función de
su capacidad.

A su parecer, el primer objetivo político del Estado tenía que ser el


desarrollo de la producción, por lo que su gobierno debía estar constituido
por industriales de toda índole, obreros, campesinos y propietarios.
Además, propuso que los científicos ocuparan el lugar de los clérigos en el
orden social; la función de la religión sería guiar a las clases más bajas de
la sociedad en su lucha para mejorar sus condiciones de vida. También
proclamaba la abolición de los derechos hereditarios y la formación de una
asociación cuya función fuera impedir la guerra.

Saint-Simon influyó poderosamente en Auguste Comte a raíz de sus


colaboraciones conjuntas, y aunque sus caminos acabarían por
distanciarse, el positivismo de Comte está basado en su mayor parte en
conceptos sansimonianos. Tras su muerte, sus discípulos popularizaron su
ideología durante el Segundo Imperio. Sus principios adquirieron el nombre
de sansimonismo, como si se tratara casi de una religión, aunque la
asociación terminaría por disolverse. La influencia de la ideología de Saint-
Simon en el pensamiento moderno ha sido muy profunda. Previó
correctamente la futura expansión de la revolución industrial y confió la
solución de la mayoría de los problemas de la sociedad a la ciencia y la
tecnología.
Augusto Comte
(Auguste Comte; Montpellier, 1798 - París, 1857) Pensador francés,
fundador del positivismo y de la sociología. Con la publicación de su Curso de
filosofía positiva (1830-1842), Augusto Comte apadrinó un nuevo movimiento
cultural del que sería considerado iniciador y máximo representante: el
positivismo. Tal corriente dominaría buena parte del siglo XIX, en polémica
y algunas veces en compromiso con la tendencia filosófica antagonista, el
idealismo.

Augusto Comte

Como todos los grandes movimientos espirituales, el positivismo no se deja


fácilmente encasillar en las etiquetas de una definición estricta y precisa.
En sentido muy lato, puede decirse que es una revalorización del espíritu
naturalista y científico contra las tendencias declarada y abiertamente
metafísicas y religiosas del idealismo.

Biografía

Rompiendo con la tradición católica y monárquica de su familia, Augusto


Comte se orientó durante la época de la Restauración hacia el agnosticismo
y las ideas revolucionarias. Después de una primera juventud cerrada y
rebelde, ingresó en 1814 en la Escuela Politécnica de París, donde, en
contacto con las ciencias exactas y la ingeniería, se sintió atraído
fuertemente, junto con muchos compañeros de escuela, hacia aquella
especie de "revolución de los técnicos" que iba predicando el Conde de
Saint-Simon.

Disuelta la Escuela Politécnica por el gobierno reaccionario de 1816, Comte,


contra la opinión de sus padres, permaneció en París para completar sus
estudios de forma autodidacta, ganándose el sustento con clases
particulares de matemáticas, que durante casi todo el resto de su vida
fueron su fuente principal de ingresos. Desde 1817 se vinculó a Saint-Simon,
para el cual trabajó de secretario hasta su ruptura en 1824. Ese año un
trabajo de Comte (Plan de los trabajos científicos necesarios para reorganizar la
sociedad) fue reprobado por su maestro.

El motivo de la discordia era mucho más profundo: Saint-Simon y Comte


habían compartido durante largo tiempo el concepto de una reorganización
de la sociedad humana a través de la dirección de las ciencias positivas, y
formaron conjuntamente el plan de renovar por completo la cultura para
elevarla al nivel de tales ciencias; pero Saint-Simon quería pasar de los
planes científicos a la organización práctica de aquel "sacerdocio" que
habría de dirigir la nueva sociedad, en tanto que Comte no consideraba
todavía completos los desarrollos teóricos.

La publicación por su cuenta de aquella obra le granjeó la amistad y aprecio


de numerosos historiadores, políticos y científicos (François Guizot, Alexander
von Humboldt, el duque Albert de Broglie), sintiéndose Comte estimulado para
emprender su gran obra, aquella enciclopedia de las ciencias positivas que
sería luego el Curso de filosofía positiva (1830-1842). Mientras tanto, sin la
aprobación de sus padres, se había unido en matrimonio civil con una joven
y cultísima dama de París, mujer de eminentes cualidades intelectuales,
enérgica y devota de su marido, pero quizá no tan tierna y sumisa como él
hubiera deseado. Precisamente por aquel tiempo (1826-1827) sufrió Comte
su primer acceso de locura; los padres hubiesen querido recluirlo, pero su
esposa supo retenerlo junto a sí con gran energía y curarlo.
Ya repuesto, Comte concentró sus energías en el Curso de filosofía
positiva (1830-1842). Habiendo apreciado, bajo la influencia de Saint-Simon,
la urgencia del problema social, Comte consagró su esfuerzo a concebir un
modo de resolverlo, cerrando la crisis abierta por la Revolución Francesa y sus
consecuencias. Halló la respuesta en la ciencia, hacia la que estableció un
verdadero culto: el conocimiento objetivo que proporciona la ciencia debía
aplicarse a la ordenación de los asuntos políticos, económicos y sociales,
superando las ideologías apoyadas en la imaginación, los intereses o los
sentimientos.
Karl Marx
(Tréveris, Prusia occidental, 1818 -
Londres, 1883) Pensador socialista y
activista revolucionario de origen alemán.
Raramente la obra de un filósofo ha tenido
tan vastas y tangibles consecuencias
históricas como la de Karl Marx: desde la
Revolución rusa de 1917, y hasta la caída
del muro de Berlín en 1989, la mitad de la
humanidad vivió bajo regímenes políticos
que se declararon herederos de su
pensamiento.

Karl Marx

Contra lo que pudiera parecer, el fracaso y


derrumbamiento del bloque comunista no
habla en contra de Marx, sino contra
ciertas interpretaciones de su obra y
contra la praxis revolucionaria de líderes que el filósofo no llegó a conocer,
y de los que en cierto modo se desligó proféticamente al afirmar que él no
era marxista. Ciertamente fallaron sus predicciones acerca del inevitable
colapso del sistema capitalista, pero, frente a los socialistas utópicos,
apenas se interesó en cómo había de organizarse la sociedad. En lugar de
ello, Marx se propuso desarrollar un socialismo científico que partía de un
detallado estudio del capitalismo desde una perspectiva económica y
revelaba las perversiones e injusticias intrínsecas del sistema capitalista.

En tal análisis, fecundo por los desarrollos posteriores y vigente en muchos


aspectos, reside el verdadero valor de su legado. En cualquier caso, es
innegable la altura de sus ideales; nunca ambicionó nada excepto "trabajar
para la humanidad", según sus propias palabras. Y, refiriéndose a su
libro El capital, dijo: "Dudo que nadie haya escrito tanto sobre el dinero
teniendo tan poco".
Biografía
Karl Marx procedía de una familia judía de clase media; su padre era un
abogado convertido recientemente al luteranismo. Estudió en las
universidades de Bonn, Berlín y Jena, doctorándose en filosofía por esta
última en 1841. Desde esa época el pensamiento de Marx quedaría
asentado sobre la dialéctica de Hegel, si bien sustituyó el idealismo
hegeliano por una concepción materialista, según la cual las fuerzas
económicas constituyen la infraestructura subyacente que determina, en
última instancia, fenómenos «superestructurales» como el orden social,
político y cultural.
En 1843 se casó con Jenny von Westphalen, cuyo padre inició a Marx en el
interés por las doctrinas racionalistas de la Revolución francesa y por los
primeros pensadores socialistas. Convertido en un demócrata radical, Marx
trabajó algún tiempo como profesor y periodista; pero sus ideas políticas le
obligaron a dejar Alemania e instalarse en París (1843).
Por entonces estableció una duradera amistad con Friedrich Engels, que se
plasmaría en la estrecha colaboración intelectual y política de ambos. Fue
expulsado de Francia en 1845 y se refugió en Bruselas; por fin, tras una
breve estancia en Colonia para apoyar las tendencias radicales presentes
en la Revolución alemana de 1848, pasó a llevar una vida más estable en
Londres, en donde desarrolló desde 1849 la mayor parte de su obra escrita.
Su dedicación a la causa del socialismo le hizo sufrir grandes dificultades
materiales, superadas gracias a la ayuda económica de Engels.

Engels y Marx

Marx partió de la crítica a los socialistas anteriores, a los que calificó de


«utópicos», si bien tomó de ellos muchos elementos de su pensamiento
(particularmente, de autores como Saint-Simon, Robert Owen o Charles Fourier).
Tales pensadores se habían limitado a imaginar cómo podría ser la sociedad
perfecta del futuro y a esperar que su implantación resultara del
convencimiento general y del ejemplo de unas pocas comunidades
modélicas.
Por el contrario, Marx y Engels pretendían hacer un «socialismo científico»,
basado en la crítica sistemática del orden establecido y el descubrimiento
de las leyes objetivas que conducirían a su superación; la fuerza de la
revolución (y no el convencimiento pacífico ni las reformas graduales) sería
la forma de acabar con la civilización burguesa. En 1848, a petición de una
liga revolucionaria clandestina formada por emigrantes alemanes, Marx y
Engels plasmaron tales ideas en el Manifiesto Comunista, un panfleto de
retórica incendiaria situado en el contexto de las revoluciones europeas de
1848.
Herbert Spencer
(Derby, 1820 - Brighton, 1903) Filósofo inglés, la más destacada figura del
evolucionismo filosófico. Fue el
primogénito y el único superviviente de
los seis hijos de William George y Harriet
Holms. De salud precaria, poseyó, en
cambio, una mente lúcida, una voluntad
tenaz y un espíritu intolerable en cuanto a
autoridad y dogmas. Recibió su formación
de su padre y su tío (ambos maestros), y,
en particular, de sus experiencias y
lecturas personales. De joven no quiso
frecuentar la universidad, y ya anciano y
famoso rechazó siempre los numerosos honores y nombramientos que las
instituciones docentes y académicas intentaron ofrecerle.

Herbert Spencer
Situado entre el metodismo de su madre y las simpatías de su padre hacia
los cuáqueros, se manifestó independiente; y así, permaneció ajeno a
vínculos políticos y profesionales, y ni tan sólo quiso doblegarse al del
matrimonio. Llegó incluso a considerar la cultura como posible limitación de
la libertad; a causa de ello no leyó mucho, ni siquiera textos filosóficos (no
parece haber conocido muy profundamente a Kant). No por esto era
misántropo, antes al contrario: amó la conversación, frecuentó las tertulias
y el teatro y tuvo muchos amigos, entre los cuales figuraron John Stuart
Mill, Thomas Henry Huxley, John Tyndall y George Eliot.
Adversario del imperialismo en política y del socialismo en sociología,
cuando participó en aquélla (como ocurrió en 1842) lo hizo en sentido
democrático. Su formación resultó esencialmente científica y técnica; sintió
afición por los experimentos y las colecciones. Se desinteresó, sin embargo,
de las lenguas y particularmente del mundo clásico, griego y latino. Ajeno
por completo a los valores artísticos, no vacilaba, sin embargo, en juzgar
acerca de ellos, ingenuamente seguro de sí mismo, rasgo que en él fue algo
congénito; de ahí sus pasmosas apreciaciones sobre Rafael Sanzio, Richard
Wagner, Homero o Platón.
La mente de Spencer, exclusivamente lógica y racional, sólo hallaba
satisfacción plena en las elaboraciones sistemáticas. El primer texto de
interés general de nuestro autor es un conjunto de cartas escritas para The
Nonconformist sobre el problema de los límites de la autoridad estatal: Letters
on the Proper Sphere of Government (1842). En 1844 estuvo empleado un mes en
la redacción de The Pilot, de Manchester, y se ocupó, por primera vez en
serio, de metafísica y psicología después de leer el Sistema de lógica de John
Stuart Mill y la parte inicial de la Crítica de la razón pura de Kant. Entre 1844 y
1846 actuó de vez en cuando como ingeniero ferroviario.
En 1848 ingresó en la redacción de The Economist; tal circunstancia marcó el
fin de su labor en la ingeniería y el principio de su actividad de escritor y
filósofo. Por entonces había publicado ya diversos panfletos en los que
propugnaba una limitación radical de la esfera de intervención del Estado
en la sociedad, a partir de una interpretación individualista del
evolucionismo. Sus teorías se hallan en la base del posterior darwinismo
social, al afirmar que el Estado debe proteger la libre acción de la selección
natural en la sociedad, como fuente de progreso. En 1850 apareció
la Estática social, obra que despertó cierto interés y orientó decisivamente a
su autor hacia la vocación filosófica.
En 1853 abandonó su trabajo en The Economist y renunció a cualquier otro
empeño para dedicarse exclusivamente a la elaboración de su sistema de
filosofía sintética; sentía como misión propia, en efecto, establecer una
interpretación racionalmente sistemática del mundo, apoyada en una base
científica, y dio una muestra de ello en los Principios de psicología (texto que
apareció en 1855 sin despertar demasiado interés) y, en 1859, en un
prospecto en que trazó un esbozo general.
Firme en el propósito que le inducía a ofrecer al positivismo la concepción
sintética del mundo que todavía le faltaba, Herbert Spencer empleó treinta
y seis años en esta empresa tenaz, que llevó a cabo incluso a través de
dificultades económicas y perturbaciones de la salud. Ésta, siempre débil, le
impedía el ejercicio regular de cualquier ocupación; raramente podía
dedicar al trabajo más de tres horas diarias, y no pocas veces había de
abandonarlo por completo durante meses y aun años enteros, como le
ocurrió entre 1886 y 1889.
Para hacer frente con eficacia a los gastos de la obra procuró publicarla por
entregas y mediante suscripción. La primera entrega apareció en 1860; a
ella siguieron, en períodos de tres meses, cada una de las restantes, con lo
que el tomo inicial (Primeros principios) quedó ya listo en junio de 1862. Sin
embargo, la esperanza de que los gastos quedarían cubiertos por las
suscripciones se reveló muy pronto ilusoria. Y así, no estando dispuesto a
experimentar ulteriores pérdidas, en 1865 Spencer comunicó a los
suscriptores la suspensión de la obra.
Émile Durkheim
(Épinal, 1858 - París, 1917) Sociólogo,
pedagogo y antropólogo francés, uno
de los pioneros en el desarrollo de la
moderna sociología.

Émile Durkheim

Hijo de un rabino, destacó pronto


como estudiante, lo que le permitiría
acceder en 1879 a la Escuela Normal
Superior de París, por la que se
licenció en filosofía en 1882.
Terminados sus estudios en la Normal, inició su carrera docente en diversas
ciudades francesas. Durante el curso 1885-1886 se trasladó a Alemania,
donde conoció los métodos de la psicología experimental de Wilhelm Wundt.
Desde Alemania envió a diversas revistas francesas algunos artículos sobre
filosofía y ciencias positivas; gracias a estas colaboraciones fue nombrado
profesor encargado de la asignatura de ciencia social y pedagogía de la
Universidad de Burdeos (1887). En 1896 se le otorgó la cátedra de filosofía
social y fundó la revista L'année sociologique. En 1902 fue nombrado profesor
de la cátedra de ciencias de la educación de la Universidad de París, donde
ejercería la docencia hasta su fallecimiento.
En el ámbito de sus investigaciones, Durkheim pasó de un interés inicial
por la pedagogía a una mayor amplitud de miras que lo llevó al campo de la
sociología, por aquel entonces en sus comienzos tras la primera
formulación positivista de Augusto Comte. El primer trabajo importante de
Émile Durkheim fue su tesis doctoral, Sobre la división del trabajo social (1893).
Tras examinar la excesiva especialización y deshumanización del trabajo,
tendencia en progresión ascendente desde la Revolución Industrial, Durkheim
subrayaba en este estudio los graves riesgos que tal evolución suponía para
el bienestar y el interés común de la sociedad.
Dos años después publicó su obra fundamental, Las reglas del método
sociológico (1895), que constituye un verdadero breviario de sociología; en
ella acotó Durkheim el campo de la nueva ciencia y propuso la metodología
que había de seguir. El objeto de estudio de la sociología no puede ser una
suma de individuos (pues en la misma configuración del individuo
intervienen fuerzas sociales que operan sobre él), sino el fenómeno o hecho
social, una de cuyas principales características es precisamente la coerción
que ejerce sobre el individuo.

El hecho social es, además, exterior al indiviudo (existe antes de su


nacimiento) y producto de una colectividad. Las "representaciones
colectivas" y las estructuras de la sociedad imponen al individuo las normas
de pensamiento, las reglas de conducta, el canon de una existencia normal,
y también sus aspiraciones más elevadas, sin que todo ello excluya cierto
margen de autonomía del individuo en el ámbito de la colectividad.

En tanto que objeto de la sociología, el hecho social no debe ser juzgado


(por ejemplo, está fuera de su campo establecer si los ritos religiosos
poseen o carecen de fundamento), sino analizado y estudiado a partir de la
observación y de los datos y evidencias empíricas, aplicando métodos
científicos y atendiendo a su función y a sus causas inmediatas. El
resultado de ello ha de ser la explicación de la conciencia colectiva (término
acuñado por Durkheim), formada por un conjunto de valores compartidos
que es completamente distinta de la suma de las conciencias individuales.
La conservación, cambio o pérdida de tales valores (morales, religiosos,
etc.) determina la estabilidad o evolución de una sociedad.
Aplicando su propia metodología, Émile Durkheim partió de datos
estadísticos oficiales para preparar su siguiente estudio: El suicidio (1897).
La tesis de la obra se resume en la siguiente frase: "El suicidio varía en
proporción inversa al grado de integración del individuo en la comunidad
religiosa, familiar y política". Siguiendo la concepción sociológica expuesta
en su trabajo anterior, Durkheim parte del presupuesto de que el individuo
está guiado por una realidad moral colectiva. De la observación de que
cada pueblo tiene cierto porcentaje de suicidios, más constante que la
mortalidad y regulado por reglas fijas, se desprende que los países y sus
instituciones son una fuerza motriz independiente del individuo.

Según Durkheim, las verdaderas causas del suicidio son de naturaleza


social (falta de integración) y permanecen desconocidas incluso para el
mismo suicida. El autor distingue entre causas y motivos, y considera estos
últimos como pretextos no decisivos. Debido precisamente a estas
consideraciones, se reprochó a Durkheim el haber formulado una tesis
apresurada, basada en datos no actuales e incompletos, sin calcular la
incidencia de las enfermedades mentales y especialmente de la ciclotimia,
presente muy a menudo en los suicidas. Sus sucesores se esforzaron en
completar las teorías del maestro en aquellos puntos expuestos por él de
una manera incompleta por falta de estadísticas.
Georg Simmel
(Berlín, 1858 - Estrasburgo,
Francia, 1918) Filósofo y
sociólogo alemán. Representante
del neokantismo relativista,
enseñó filosofía en las
universidades de Berlín (1885-
1914) y Estrasburgo (1914-
1918). Quiso resolver las
contradicciones a las que
conducía el formalismo del «a
priori» kantiano y se esforzó
también en deducir tipos morales
(Introducción a la ciencia de la moral,
1892) y clasificar los sentimientos
y las ideas que determinan la
reconstrucción histórica (Problemas
de la filosofía de la historia, 1892). Por
otra parte, contribuyó decisivamente a la consolidación de la sociología
como ciencia en Alemania (Sociología, 1908) y trazó las líneas maestras de
una metodología sociológica, aislando las formas generales y recurrentes
de la interacción social a escala política, económica y estética. Prestó
especial atención al problema de la autoridad y la obediencia en su Filosofía
del dinero (1900) y diagnosticó la especialización y despersonalización de las
relaciones sociales en el contexto de una economía monetarista.

Georg Simmel

Entregado a los estudios de filosofía, el origen hebreo de Georg Simmel


obstaculizó durante mucho tiempo el ejercicio de la profesión docente.
Profesor libre de la Universidad de Berlín en 1892, a pesar del prestigio de
su enseñanza y de la fama de sus obras (pronto difundidas incluso fuera de
los círculos meramente filosóficos), no llegó a ser profesor extraordinario
hasta 1900, y sólo en 1914, pocos años antes de su muerte, debida a un
cáncer, obtuvo una cátedra en Estrasburgo.

Espíritu sensible a todos los aspectos de la existencia, Simmel gustaba de


filosofar, más que acerca de los grandes temas tradicionales, sobre las
cosas próximas y comunes, tras las cuales sabia ver cuanto oculta la vida
cotidiana: el arte, el dinero, la moda, la coquetería, etc. Sus clases eran
muy concurridas; por otra parte, únicamente los discípulos singularmente
dotados podían participar en los "seminarios privadísimos" que organizaba
en su casa.

En la filosofía de Simmel suelen distinguirse dos etapas, no opuestas entre


sí sino complemento una de la otra. En la primera lleva a cabo una crítica
radical de la universalidad moral de Kant, que denuncia como formalismo
vacío, o sea como forma extraña a todo contenido. En una de sus obras
iniciales, la Introducción a la ciencia moral (1892), que suscitó gran revuelo,
negaba la posibilidad de una ética normativa, empresa según él ajena a la
ciencia, que sólo puede admitir una ética meramente descriptiva. Según
esta última, las imágenes del mundo de los organismos aislados resultan
subjetivas y distintas entre sí, como lo son asimismo los órganos de los
sentidos; precisamente por ello pueden cambiar cuando se modifica
también el organismo psicofísico.
En un relativismo idéntico se hallan inspirados los textos Problemas de la
filosofía de la historia (1892) y, singularmente, Filosofía del dinero (1900), que
considera el dinero no como realidad económica, sino más bien en sus
relaciones humanas y en su influencia sobre la cultura. Esta obra tuvo un
amplio eco entre los intelectuales por su criterio metodológico y la agudeza
del análisis.
Hacia 1900 la filosofía de Simmel experimentó ciertos cambios. El
relativismo, base fundamental de la primera etapa, halló su integración en
el motivo esencial de esta segunda etapa: el concepto de "vida". A tal fase
pertenecen el curso acerca de Kant (1903) y el ensayo dedicado a Arthur
Schopenhauer y Friedrich Nietzsche (Schopenhauer und Nietzsche, 1906), que no
tienen pretensiones históricas y tratan únicamente de elaborar las
concepciones del mundo adecuadas al tipo psicológico de tales pensadores.
En 1908 apareció la Sociología, que es el intento más sutil de los destinados
a ofrecer un fundamento científico a tal disciplina, y dos años
después Problemas fundamentales de la filosofía. De 1916 es el ensayo
sobre Goethe, a quien considera como modelo de una vida que trata de
realizar la unidad de los principios objetivo (naturaleza) y subjetivo
(espíritu).
Biografía de Ferdinand Tönnies
Ferdinand Tönnies (26 de julio de 1855
– 9 de abril 1936) sociólogo y miembro
fundador de la Asociación alemana de
sociología. Nació en Oldenswort,
Alemania. Vivió gran parte de su vida
en una granja ubicada en Schleswig-
Holstein, ciudad que se encontraba bajo
dominio danés. Se mudó para comenzar
sus estudios en la universidad de Jena.
Posteriormente, se doctoró en Tubinga en
el año de 1877. Luego tuvo un cargo como
profesor particular de la Universidad de
Kiel. Su postura política y simpatía con el
partido socialdemócrata, además de su
participación en las huelgas obreras de
1896 en Hamburgo le trajeron problemas a
nivel laboral.
Su trabajo fue interrumpido cuando los nazis lo expulsaron en 1933 debido a
las críticas que les había hecho en sus primeras obras. A pesar de ello, Tönnies
fue un científico social entregado a la creación de conocimiento y publicó más
de 900 trabajos que contribuyeron en la sociología y la filosofía. Muchos de
sus trabajos sobre teorías sociológicas fueron precursoras de la Sociología
Moderna: Gemeinschaft und Gesellschaft (1887). Aportó también al estudio
del cambio social. Tenía un gran interés en la estadística y la investigación
sociológica, de ahí surgió la técnica de la asociación estadística.
Al desarrollar el concepto de comunidad y sociedad, destaca que en una
comunidad hay una diferencia en cuanto a los tipos de relaciones sociales
según el tamaño de la población y su grado de complejidad en la división
social del trabajo a diferencia de una sociedad. Las comunidades no necesitan
del Derecho para regir sus relaciones, al contrario que las sociedades. Por
ejemplo, Tönnies afirma que las relaciones sociales personales y afectivas en
el campo no tienen un alto nivel de impersonalidad e instrumentalización,
propias de una gran urbe. Para concluir, siguiendo al filósofo alemán, la
división del trabajo es más compleja, más competitivas e individualistas y
esto se refleja en las relaciones entre las personas.
Los economistas liberales como Vilfredo Pareto o Max Weber introdujeron la
noción de acción social como la unidad de observación de los estudios
sociales. Tönnies, Durkheim y Freud estudiaron dicha noción en tiempos
distintos. Debemos mencionar que ellos se sustentaron en los postulados
modernos positivistas. Y sin embargo todos ellos aceptaron la subjetividad
como elemento esencial para elaborar sus teorías.
Tönnies es responsable de la existencia de una nueva ciencia que estudia las
nuevas manifestaciones de la convivencia humana en la modernidad. Esta
surgió en una época de dominio del positivismo y del historicismo. Ahora
bien, desarrollo un individualismo metodológico sustentando en Hobbes, este
le dio las herramientas para discernir que la realidad social se origina en actos
de afirmación querida y consciente. Actualmente hay varios estudios en donde
se destaca la importancia de este sociólogo en el campo de la opinión pública,
la sociología urbana o la sociología del orden.
Vilfredo Pareto
(París, 1848 - Céligny, Suiza, 1923) Sociólogo y economista italiano. De
origen aristocrático (era hijo de un marqués exiliado en Francia por
pertenecer al movimiento revolucionario de Mazzini), Vilfredo Pareto estudió
ingeniería en Turín y desarrolló una carrera brillante como ejecutivo de
empresas ferroviarias e industriales. Su vocación por las ciencias sociales
fue tardía: hacia 1890 pasó de los aspectos prácticos a los teóricos de la
economía, siguiendo la línea de Léon Walras.

Vilfredo Pareto

Rechazado en el mundo académico italiano, encontró acogida en Suiza,


sucediendo a su maestro Walras en la cátedra de economía de Lausana
(1893). En los trece años que la desempeñó hizo aportaciones muy
relevantes a la teoría del equilibrio, desarrollando los principios de una
teoría utilitarista del bienestar (óptimo de Pareto); a partir de análisis
estadísticos llegó a la conclusión de que la distribución de la renta en
cualquier sociedad responde siempre a un mismo modelo, por lo que serían
inútiles las políticas encaminadas a redistribuir la riqueza (ley de Pareto).

En 1906 se retiró de la enseñanza para dedicarse sólo a la investigación, al


tiempo que desplazaba su atención de la economía a la sociología.
Partiendo de un análisis psicologista de los motivos de la conducta humana
(entre los cuales incluyó ampliamente móviles irracionales que no había
tenido en cuenta en su pensamiento económico), desarrolló una teoría de
las elites que planteaba el carácter inevitable de la desigualdad social y de
la dominación de las masas por una minoría selecta.
Sus esfuerzos por analizar la vida política prescindiendo de las apariencias
ideológicas para profundizar en la realidad descarnada de la lucha por el
poder hacen que se le considere, junto con Gaetano Mosca, uno de los
iniciadores de la «ciencia política»; en todo caso, su análisis refleja una
nostalgia por el mundo liberal europeo en crisis frente a los avances de la
política de masas. En sus escritos criticó y ridiculizó las ideas de progreso,
democracia, igualdad y socialismo, poniendo en primer plano el
componente de fuerza y de engaño que existe en la historia de la
humanidad.

Esta visión le convirtió en un predecesor ideológico del fascismo;


efectivamente, Mussolini intentó apropiarse del prestigio intelectual de
Pareto, el cual nunca criticó al fascismo italiano e incluso aceptó que le
nombraran senador poco antes de morir. Entre las principales obras de
Pareto cabe señalar el Curso de Economía Política (1896-97), el Manual de
Economía Política (1906) y el Tratado de sociología general (1916).
Max Weber
(Erfurt, Prusia, 1864 - Múnich, Baviera, 1920) Sociólogo alemán que opuso
al determinismo económico marxista una visión más compleja de la historia
y la evolución social. Para Weber, las estructuras económicas y la lucha de
clases tienen menos importancia que otros factores de naturaleza cultural,
como la mentalidad religiosa o filosófica o incluso la ética imperante; así,
en La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1905), obra clásica de la por
entonces naciente sociología, vio en la espiritualidad protestante el caldo de
cultivo que favorecería el desarrollo del capitalismo en el norte de Europa.

Max Weber

Max Weber era hijo de un destacado jurista y político del Partido Liberal
Nacional en la época de Bismarck. Estudió en las universidades de
Heidelberg, Berlín y Gotinga, interesándose especialmente por el derecho,
la historia y la economía. Las primeras investigaciones de Max Weber
versaron sobre temas económicos, algunas de ellas realizadas por cuenta
de los intelectuales reformistas conocidos como «socialistas de cátedra».
Desde 1893 fue catedrático en varias universidades alemanas,
fundamentalmente en Heidelberg, excepto entre 1898 y 1906; aquejado de
fuertes depresiones, durante ese periodo dejó la enseñanza para dedicarse
a viajar y a investigar. En 1909 fundó la Asociación Sociológica Alemana.
Max Weber fue un gran renovador de las ciencias sociales en varios
aspectos, incluyendo la metodología: a diferencia de los precursores de la
sociología, comprendió que el método de estas disciplinas no podía ser una
mera imitación de los empleados por las ciencias físicas y naturales, dado
que en los asuntos sociales intervienen individuos con conciencia, voluntad
e intenciones que es preciso comprender.

Weber propuso el método de los tipos ideales, categorías subjetivas que


describen la intencionalidad de los agentes sociales mediante casos
extremos, puros y exentos de ambigüedad, aunque tales casos no se hayan
dado nunca en la realidad; de este modo estableció los fundamentos del
método de trabajo de la sociología moderna (y de todas las ciencias
sociales), a base de construir modelos teóricos que centraban el análisis y
la discusión sobre conceptos rigurosos.
El primer fruto de la aplicación de este método fue La ética protestante y el
espíritu del capitalismo (1905). Trabajando sobre los tipos ideales del
«burgués», la «ética protestante» y el «capitalismo industrial», Weber
estudió la moral que proponían algunas sectas calvinistas de los siglos XVI
y XVII para mostrar que la reforma protestante habría creado, en algunos países
occidentales, una cultura social más favorable al desarrollo económico
capitalista que la predominante en los países católicos.
Para Weber, la exaltación del individuo y la doctrina de Calvino sobre la
predestinación, según la cual la salvación o condenación de cada hombre
ha sido decidida de antemano por Dios, había impulsado a los creyentes a
buscar signos de la elección divina no sólo en una moralidad intachable,
sino también en el trabajo y en el éxito. De modo inverso, del estudio de
las religiones orientales (a las que dedicaría algunos de sus últimos
trabajos, como La ética económica de las religiones del mundo, 1915-1919) se
desprendía que, a pesar de contar con los elementos y factores económicos
necesarios y favorables, el capitalismo no había podido desarrollarse en las
civilizaciones orientales por no tener cabida en la mentalidad religiosa y
filosófica imperante.

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