Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1. Introducción
Esta es la pregunta que da inicio al Libro Rojo, pero que también marca todo
su desarrollo, pues es una pregunta que se sostiene y que respira detrás del sinuo-
1
Carl Gustav Jung, Das rote Buch. Liber Novus (New York-London: W. W. Norton & Company,
Philemon Series, 2009). En adelante se citará la edición española en su versión de estudio: Carl
Gustav Jung, El libro rojo. Liber Novus, al cuidado de Bernardo Nante, trad. Romina Scheuschner,
Valentín Romero y Laura Carugati (Buenos Aires: El hilo de Ariadna, 2012).
2
Para una profundización del significado del “Dios venidero” a la luz del Libro Rojo y de la psi-
cología junguiana, cfr. “El suprasentido: imagen del ‘Dios venidero’” en Bernardo Nante, El libro
rojo de C. G. Jung: claves para la comprensión de una obra inexplicable (Buenos Aires: El hilo de
Ariadna, 2010), 119.
3
Como la historia de la espiritualidad humana lo demuestra, el alma ha sido desde siempre uno
de los espacios privilegiados para la experiencia y la manifestación de lo divino. Al respecto, cfr.:
Marco Vanini, La morte dell’anima (Firenze: Casa Editrice Le Lettere, 2003). Por cierto, es alta-
mente sugestivo que la época de la ‘muerte de Dios’ se haya visto acompañada por la ‘pérdida del
alma’. Para una profundización de este argumento, cfr.: Bernardo Nante, “El abismo de Dios en
la psicología” en Epiméleia, Revista de estudios sobre la Tradición (Buenos Aires: CIFHIRE, 2002),
Año XI, Nº12.
4
Jung, El libro rojo, 173.
5
A la luz del Libro Rojo, el contrasentido es entendido como lo opuesto al sentido, es decir, como
lo opuesto a los valores y principios vigentes. Es en esta tensión y síntesis entre contrasentido y
sentido, donde se descubre el ‘suprasentido’. Cfr. Nante, El libro rojo de Jung, 286.
6
Dicha experiencia ha de entenderse en una dimensión tan individual como colectiva, pues, más
allá del punto de partida único e irrepetible de cada quien, todos compartimos los singulares desa-
fíos de la época que nos ha tocado vivir. Ya Jung, refiriéndose al Libro Rojo, había advertido: “En
las imágenes, había cosas que no sólo me afectaban a mí, sino también a muchos otros”. Carl Gustav
Jung, Recuerdos, sueños, pensamientos (Buenos Aires: Seix Barral, 2002), 229.
7
Entiéndase por ‘símbolo’ la “epifanía de un misterio”. Al respecto, cfr.: Gilbert Durand, L’imagi-
nation symbolique, (Paris: Presses Universitaires de France, 1964). En forma análoga, Jung afirma:
“El símbolo es sin duda la mejor expresión posible del mismo, pero se encuentra por debajo de la altu-
ra a la que se eleva el misterio por él designado”. [“El símbolo de la transubstanciación en la misa”
en Carl Gustav Jung, Obra completa 11 (Madrid: Trotta, 2008) 307].
8
Cfr.: Erich Neumann, Die große Mutter (Zürich: Rhein-Verlag, 1956).
9
Cfr.: Marie-Louise von Franz, Das weibliche im Märchen (Stuttgart: Bonz, 1977)
140
La serpiente como símbolo de lo femenino
10
Neumann, Die große Mutter, p. 16.
11
El aspecto sagrado y arquetípico de lo femenino nos sale al encuentro en las sicigias divinas, las
parejas de dioses masculino-femeninas. Cfr. Jung, Obra completa 9/1, 120.
12
Cfr. “Feminine sacred” en Lindsay Jones, Mircea Eliade y Charles J Adams, Encyclopedia of
Religions (Detroit: Macmillan Reference USA, 2005)
13
Cfr. Jung, Obra Completa 12, Cap. 1
14
Cfr. Francisco García Bazán, “La figura de la Sofía gnóstica o el drama del amor en sí” en Revista
141
La Rosa di Paracelso
2. Consideraciones metodológicas
142
La serpiente como símbolo de lo femenino
Last, but not least, recordaremos que no hay texto o imagen simbólica que
puedan verse iluminados sin un intento de comprensión de sí, y ello sólo puede
tener el lugar en el seno del más profundo silencio interior. Nuestra propuesta
metodológica también incluye una invitación a ello, recordando las sabias del
oráculo délfico donde, después de todo, también moraba la serpiente: “Conócete
a ti mismo”. Aquí, la mera erudición no alcanza, pues, como dice el Libro Rojo,
“hay un saber del corazón que da explicaciones más profundas”, y que “no se puede
encontrar en ningún libro ni en la boca de ningún profesor, sino que crece desde ti,
como el grano verde de la tierra negra”.19
La serpiente es, quizás, uno de los símbolos más intrigantes, fascinantes e in-
quietantes de la historia de la espiritualidad humana. Casi podríamos decir que no
existe tradición espiritual donde esta no ocupe un lugar clave: tanto en Occidente
como en Oriente, en los mitos de las más antiguas culturas como en los textos sa-
grados de las grandes religiones, el símbolo de la serpiente se revela siempre como
protagonista fundamental de los hechos míticos más decisivos. Ya sea en los mitos
cosmogónicos, como en los mitos de la caída, en ciertos mitos de curación como en
los mitos escatológicos, la serpiente está presente como símbolo.20
18
Nante, El libro rojo de Jung, 193.
19
Jung, El Libro Rojo, 176.
20
Cfr. “Serpent” en Jones, Eliade y Adams, Encyclopedia of Religions.
143
La Rosa di Paracelso
Ahora bien, ¿qué significa que el ‘yo’ de Jung experimente a su alma fundamen-
talmente bajo la forma de una serpiente y, más específicamente, en el misterio de lo
femenino? La serpiente comparte con lo femenino y, en definitiva, con el alma, su
aspecto mediador y su ligazón a los misterios de la vida, la muerte y la transforma-
ción. Teniendo presente que el símbolo, al decir de Gilbert Durand, es la epifanía
de un misterio, intentaremos horadar dicho misterio explorando las diversas eta-
pas por las que atraviesa el ‘yo’ de Jung en su vínculo con lo serpentino.
Se trata de una imagen que fue altamente estremecedora para Jung, y cuyo
21
Jung, El Libro Rojo, 387.
22
Jung, El Libro Rojo, 389.
23
Para la serpiente como símbolo del alma en la cultura griega, cfr. “Schlange im griechischen Se-
elenglauben” en Erich Küster, Die Schlange in der griechischen Kunst und Religion (Gießen: Verlag
von Alfed Töpelmann, 1913).
24
Jung, El Libro Rojo, 176.
25
Jung, El Libro Rojo, 187.
144
La serpiente como símbolo de lo femenino
Por cierto, el tema del héroe atraviesa los capítulos V a VIII del Liber Primus,
haciéndose particularmente explícito en el capítulo VII, titulado “El asesinato
del héroe”, donde el ‘yo’ asesina a Sigfrido por la espalda. C. G. Jung se había
visto tan perturbado por este sueño al punto de sentir que su propia vida depen-
día del lograr comprenderlo o no.
En este sentido, y tal como ha advertido Nante, es sugestivo que el Libro Rojo
manifieste una variante particular del mito del héroe, donde es el mismo héroe
el que tiene que morir, mientras que la serpiente es la que ha de cobrar vida. En
palabras de Bernardo Nante: “Este héroe está llamado a “matar al héroe”, a en-
26
Jung, Recuerdos, sueños y pensamientos (Barcelona: Seix Barral, 2002), 185.
27
Para una profundización del mito del héroe, cfr. Hugo F. Bauzá, El mito del héroe. Morfología
y semántica de la figura heroica (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 1998). Respecto del
mito del héroe como símbolo del desarrollo de la consciencia, cfr. “Der Heldenmythos” en Neu-
mann, Ursprungsgeschichte des Bewußtseins.
28
Cfr. Karl Kerényi, Los héroes griegos (Girona: Atalanta, 2009)
29
Carl Gustav Jung, Símbolos de transformación (Barcelona: Paidós, 1982)
145
La Rosa di Paracelso
A la luz del Libro Rojo, seguir un camino sin apoyaturas implica volver a la
propia profundidad que en un primer momento se experimenta en modo caótico,
y a la manera de un abismo que aterra. Vale la pena destacar el particular modo
en que se presenta el símbolo de la serpiente en este primer momento: se describe
“un anillado de serpientes”, y luego el texto nos habla de “mil serpientes”. La idea
del anillado da la idea de lo aún confuso e indiferenciado31 bajo el símbolo del
ouroboros.32 Dicho carácter caótico se ve acentuado por el número “mil”. Como
bien se sabe, el número ‘mil’ se usa frecuentemente para indicar una cantidad no
claramente definida. Asimismo, las serpientes aparecen en una cueva oscura, sím-
bolo por excelencia de lo femenino y del misterio que no se sabe donde termina.33
Valga recordar aquí los famosos versos del gran místico San Juan de la Cruz:
“para venir a lo que no sabes, has de ir por donde no sabes; para venir a lo que no
posees; has de ir por donde no posees, para venir a lo que no eres, has de ir por
donde no eres”. 35
Ahora bien, dicho camino de descenso en la cueva oscura donde habitan las
serpientes no ha de entenderse en relación a una madre concreta, sino como el
camino que conduce hacia lo Eterno Femenino, donde habitan los misterios de
la transformación.36 Recuérdese que C. G. Jung, a diferencia de S. Freud, rescató
un sentido simbólico del incesto como camino necesario para toda renovación de
30
Nante, El Libro Rojo de Jung, 39.
31
El vínculo entre la serpiente como símbolo del caos primordial y los mitos de creación es eviden-
te en diversas culturas. Baste aludir brevemente al mito babilónico de la creación donde Marduk
mata a su madre Tiamat, la gran diosa madre, cuyo cuerpo es descripto como una gran serpiente
o dragón.
32
Para una ulterior profundización acerca del ouroboros como símbolo de la gran madre, cfr.:
Neumann, Die große Mutter, 33.
33
Para el simbolismo de la cueva, cfr. René Guenon, Symboles fondamentaux de la Science sacrée
(Paris: Éditions Gallimard, 1962).
34
Jung, El Libro Rojo, 192.
35
San Juan de la Cruz, Obras Completas (Madrid: Editorial de Espiritualidad, 1993), 89.
36
Ciertamente, las palabras de Jesús a Nicodemo (Juan 3, 1-21) son particularmente reveladoras
en este sentido.
146
La serpiente como símbolo de lo femenino
37
Jung, Símbolos de transformación, 338.
38
Jung, El Libro Rojo, 210.
39
Ibidem.
147
La Rosa di Paracelso
40
J. Schouten, The Rod and Serpent of Asklepios. Symbol of medicine (Amsterdam: Elsevier Publi-
shing Company, 1967).
41
Cfr. “Il simbolico, il medico e la medicina” en Claudio Bonvecchio, Il pensiero forte. La sfida
simbolica della modernità (Roma: Edizioni Settimo Sigillo, 2000).
42
Jung, El Libro Rojo, 226.
43
Jung, El Libro Rojo, 210.
148
La serpiente como símbolo de lo femenino
alma, la serpiente y la magia que se torna explícita en el capítulo XXI del Liber
Secundus, cuando el alma misma se manifiesta finalmente bajo la forma de una
serpiente: “¿Por qué hice como si aquella serpiente fuera mi alma? Evidentemente
sólo porque mi alma era una serpiente”.44
44
Jung, El Libro Rojo, 389.
45
Ver el apartado sobre la magia, en Nante, El Libro Rojo de Jung, 138.
46
No debe sorprender que los principales cultos mágico- mistéricos de la antigüedad mediterrá-
nea, los cuales procuraban una mutación ontológica, hayan estado asociados a lo femenino y, en
definitiva, a la tierra. Cfr.: “Die Wandlungsmysterien” y “Die Geistwandlung” en Neumann, Die
große Mutter.
149
La Rosa di Paracelso
47
Jung, El Libro Rojo, 382.
48
Jung, El Libro Rojo, 383.
49
Jung, Obra Completa 14/1, 264.
50
Cfr. “Serpiente”, en Jean Chevalier y Alain Gheerbrant, Diccionario de símbolos (Barcelona:
Herder, 1999).
150
La serpiente como símbolo de lo femenino
4. Conclusiones
Alma, vida y serpiente, bien podríamos decir “ella”. Ella, que se esconde de-
trás de todo misterio, y que se devela como camino. Integrar lo femenino para
que lo femenino nos pueda integrar a nosotros, recuperar el alma, para que el
alma nos pueda recuperar a nosotros, tal parece ser uno de los grandes desafíos
de nuestra época. Para que “la vida sea vivida”.
Bibliografía
Bauzá, Hugo F., El mito del héroe. Morfología y semántica de la figura heroica. Buenos
Aires: Fondo de Cultura Económica, 1998.
Bazán, Francisco G., “La figura de la Sofía gnóstica o el drama del amor en sí” en Revista
El Hilo de Ariadna Nº8. Buenos Aires: Malba-Fundación Eduardo Costantini, 2010.
Bonvecchio, Claudio, Il pensiero forte. La sfida simbolica della modernità. Roma: Edizioni
Settimo Sigillo, 2000.
Chevalier, Jean y Gheerbrant, Alain, Diccionario de símbolos. Barcelona: Herder, 1999.
Durand, Gilbert, L’imagination symbolique. Paris: Presses Universitaires de France, 1964.
Guenon, René, Symboles fondamentaux de la Science sacrée. Paris: Éditions Gallimard,
1962.
51
Jung, Obra Completa 9/1, 56.
151
La Rosa di Paracelso
Jung, Carl Gustav, El libro rojo. Liber Novus. Al cuidado de Bernardo Nante. Traducido
por Romina Scheuschner, Valentín Romero y Laura Carugati. Buenos Aires: El hilo
de Ariadna, 2012.
Jung, Carl Gustav, Obra Completa. Madrid: Trotta.
Jung, Carl Gustav, Recuerdos, sueños, pensamientos. Buenos Aires: Seix Barral, 2002.
Jung, Carl Gustav, Símbolos de transformación. Barcelona: Paidós, 1982.
Kerényi, Karl, Los héroes griegos. Girona: Atalanta, 2009.
Küster, Erich, Die Schlange in der griechischen Kunst und Religion. Gießen: Verlag von
Alfed Töpelmann, 1913.
Nante, Bernardo, “El abismo de Dios en la psicología” en Epiméleia, Revista de estudios
sobre la Tradición. Buenos Aires: CIFHIRE, 2002. Año XI, Nº12.
Nante, Bernardo, El libro rojo de C. G. Jung: claves para la comprensión de una obra inex-
plicable. Buenos Aires: El hilo de Ariadna, 2010.
Neumann, Erich, Die große Mutter. Der Archetyp des großen Weiblichen. Zürich: Rhein
Verlag, 1956.
Neumann, Erich, Ursprungsgeschichte des Bewußtseins. Frankfurt am Main: Fischer Tas-
chenbuchverlag, 1989.
Romero, Valentín, “Aspectos del anima. Una mirada junguiana del simbolismo lunar
alquímico” en Revista El Hilo de Ariadna Nº8. Buenos Aires: Malba-Fundación Edu-
ardo Costantini, 2010.
San Juan de la Cruz, Obras Completas. Madrid: Editorial de Espiritualidad, 1993.
Schouten, J. The Rod and Serpent of Asklepios. Symbol of medicine. Amsterdam: Elsevier
Publishing Company, 1967.
Vanini, Marco, La morte dell’anima. Firenze: Casa Editrice Le Lettere, 2003.
Von Franz, Marie-Louise, Das weibliche im Märchen. Stuttgart: Bonz, 1977.
152