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Bering, A. y Cashford, J. (2005).

Creta: la diosa de la vida, de la muerte y de la


regeneración, El mito de la diosa (pp. 133-174). Madrid: Ediciones Siruela.

Resumen: Creta: la diosa de la vida, de la muerte y de la regeneración.

El arte cretense naturalista refleja un entusiasmo por la abundante y bella naturaleza


de la isla; la cual poseía cuantiosos bosques (con robles, cipreses y abetos), el agua de las
cumbres llegaba siempre hasta las llanuras, en las cuales manadas de ovejas, bueyes y cerdos
pastaban, abundaban las flores (rosas y lirios). Estas cualidades tan rebosantes de vida hacían
que Creta pudiera construir barcos, palacios e instrumentos rituales con su propia madera, así
como exportar por mar sus recursos como la miel, el olivo, el pescado, la fruta y hierbas
aromáticas por todo el Mediterráneo.
La vida religiosa se centraba en la cueva y el palacio templo, el laberinto era una
imagen del camino iniciático que lleva al misterio central del ritual minoico. La gran diosa
podía manifestarse en el arte minoico con formas diversas: enjambre de abejas, en el brinco
del delfín, una banda de pájaros, en el actuar de la serpiente, criaturas marinas y el gesto
humano. A esta diosa se le representaba en esculturas con serpientes enrolladas en su cuerpo,
o se le dibujaba sujetando la doble hacha, a veces con palomas o amapolas sobre la cabeza,
también en forma de abeja, en grabados aparecía sobre una montaña con dos leones, o sentada
bajo el árbol de la vida. A esta diosa se le representaba en esculturas con diversas formas y
características que a continuación se tratarán. Fue adorada como madre de la vida, la muerte
y la regeneración, así como diosa de animales, el mar y de los frutos de la tierra.
Sobre los palacios cretenses: eran espaciosos, con columnas y de varios pisos, se
decoraban con imágenes florales y marinas, escenas de pájaros, hachas de doble filo, rosas,
lirios y animales imaginarios También usaban cuernos de toros en los frisos y sus cerámicas
representaban aspectos de la vida natural.
La primera fuente de Creta lugar de nacimiento de dioses y diosas fue Homero que
data del siglo VIII a.C., era visto como un lugar fabuloso del cual no se sabía a ciencia cierta
su existía, pero durante el siglo XX el arqueólogo sir Arthur Evans descubrió el palacio de
Cnosos, centro de esta cultura, cuya vida culminó en el 1450 a.C. por un terremoto,
exactamente bajo este yacían las ruinas de otros palacios, construidos alrededor del año 2000
a.C. los cuales fueron igualmente destruidos por un terremoto en el año 1700 a.C. Entre los
escombros se encontraron cerámica pintada, mosaicos coloreados, sellos dorados con figuras
bailarinas, gargantillas y urnas decoradas todas estas piezas decoradas con mariposas, abejas,
delfines, serpientes y flores, además, se hallaron estatuas diminutas, grandes cuernos de toro
y estatuas de diosas. Evans denominó a esta cultura minoica por el rey mítico Minos que
aparece en la obra homérica.
Hay tres períodos minoicos:
• Minoico temprano o prepalatino de alrededor del 2000 a.C.
• Minoico medio palatino temprano del 2000 al 1600 a.C. En este período
utilizaron escritura jeroglífica y más tarde la escritura línea A (sin descifrar).
• Minoico tardío o alto palatino del 1600 al 1150 a.C. En este período
alcanzaron su cima cuando se relacionaron con los micénicos, pueblos
indoeuropeos, estos trajeron consigo la escritura denominada lineal B (forma
de griego arcaico) que se descifró en 1935, en donde se hace referencia a un
Zeus dicteo (aceite), la dama del laberinto, una jarra de miel y a la señora de
At(h)ana.
Creta no fue invadida entre el 3000 al 1500 a.C., esto la hace una sociedad peculiar
que mantiene su creencia de unidad de vida, es datada en la Edad de Bronce (3500-1250 a.C.)
al mismo tiempo que Egipto y Mesopotamia, sin embargo, es situada inmediatamente
después del Neolítico por su espontaneidad y naturaleza pacífica propia de la visión neolítica,
también es ubicada allí porque su escritura no ha sido descifrada, sólo se puede contar su
historia por medio de imágenes.
La isla tuvo contacto con muchas regiones circundantes como Egipto con quienes
comerciaban, así como con inmigrantes que llegaban a las costas cretenses por medio de las
rutas marinas desde regiones del norte de la vieja Europa, las islas al oeste como Malta y
Sicilia, y del este Anatolia y Siria. De esta manera Creta contaba con muchos pueblos, sin
embargo, no tuvo enormes ciudades como en Egipto y la religión minoica estaba mucho más
implicada con la vida natural. Por ejemplo: la imagen del grifo en las paredes de Cnosos, que
se compone de pájaro, león y serpiente representan el cielo, tierra y aguas subterráneas, las
tres dimensiones que domina la gran diosa del Neolítico de la vieja Europa. La isla es un
punto de encuentro de culturas e imágenes míticas más antiguas que reaparecen más tarde,
por ejemplo: cuernos de consagración de Catal Huyuk (anatolia séptimo milenio a.C.). Así
como a la diosa que aparece como gran madre con su hijo o consorte en lugares tan variados:
Mesopotamia, Egipto, la vieja Europa, noroeste de la India y Grecia.

La diosa serpiente:
Representada en Creta con numerosas serpientes, con la mano derecha sujeta la
cabeza de una serpiente y con la izquierda su cola, el cuerpo se enrosca en los hombros y
espalda de la diosa; otras serpientes se enroscan en la cintura y brazos, así como la cabeza de
un reptil aparece en su tocado muy similar al egipcio. En cuanto a la vestimenta, lleva un
corpiño que deja al descubierto los pechos desnudos (capacidad de alimentar), varias
serpientes se entrelazan entre su vientre, esto significa que da y quita la vida, es unidad.
Otra representación: una diosa sosteniendo en cada mano una serpiente en lo alto, con
rostro en estado de trance, con un cachorro sentado sobre su cabeza fungiendo como
guardián, la diosa lleva una falda en forma de red (la tejedora de la red de la vida), esta prenda
consta de 7 capas que representan los días que componen los cuatro cuartos de la luna.
En forma de recipiente: encontrada fuera de tumbas en Kúmasa, es usado para las
libaciones para los muertos. En general las serpientes fueron un motivo constante en el arte
minoico (vasijas, urnas, jarrones, creando formas circulares como en el disco del palacio de
Festos).

La diosa de la doble hacha:


La doble hacha es colocada en un equilibrio tan preciso que plasma la unidad y no
dualidad, son el sello del arte minoico. Eran hechas de bronce los dos filos con mangos de 2
metro de altura, se colocaban a cada lado del altar de la diosa, allí la sacerdotisa al celebrar
los ritos la levantaba sobre su cabeza. También eran usadas para marcar las entradas a
santuarios. Muchas veces esta hacha es acompañada en diseños con rosas y lirios, ambas
evocan a la diosa. Cuando la diosa sostiene en cada mano un hacha de doble filo simbolizan
el domino de las esferas de la vida o la muerte.
Además, el hacha era utilizada como instrumento ritual para sacrificar un toro, este
animal encarna el poder regenerador de la diosa, de manera similar se usaba para talar el
árbol que es imagen propia de la diosa. Ambos ritos se relacionan a la fertilidad, la renovación
del ciclo vital. Gimbutas: los filos dobles del hacha se desarrollan a partir de la mariposa.
Este insecto representa el alma, la palabra griega psyché significa alma y mariposa. Tanto la
mariposa como el hacha son imágenes de la diosa.
La cultura micénica absorbió progresivamente la minoca, esto mediante matrimonios
y arquitectos minoicos que diseñaron palacios en el continente, estos decorados con frescos
de motivos minoicos. Muestra que esta unión, es el sello de la Diosa de doble hacha junto al
árbol de la vida micénico (c. 1500 a.C.). En este se evidencia que el arte micénico dotó de
mayor complejidad la visión minoica. La doble hacha de la vida y la muerte es el centro de
la escena, a la izquierda aparece la diosa con aspecto sacrificial, seis cabezas de animal la
acompañan y encima de estas una figura con escudo de guerrero micénico y un centro que
apunta las cabezas. A la derecha, la diosa que da la vida, un árbol frutal repleto, una figura
de un infante, elevándose para tomar el fruto del árbol, y la diosa sentada bajo el árbol de la
vida, señalando con la mano izquierda su pecho dador de alimento, a su vez, da la bienvenida
a 2 sacerdotisas que llevan tocados de serpiente, les extiende 3 capsulas de amapola llenas
de semillas. Entre estas 3 aparece de entre la tierra una figura femenina con un hacha doble
en una mano y en la otra unas flores, bajo ella hay brotes.
Esta figura femenina podría ser la hija de la diosa que representa el renacimiento tras
la muerte del invierno, el ciclo vital de la regeneración. Es el mito cretense de la primavera,
esta suele regresar a la vida entre brotes y sujeta cápsulas de amapola. Este mito se ve en
Grecia: Perséfone y su madre Deméter (diosa del grano), Afrodita emergiendo del mar, Gea
ofreciendo a la superficie al niño símbolo de la vegetación nacida del inferior.

La diosa abeja:
La abeja es imagen de la gran diosa de la regeneración. Desde el Neolítico se creía
que las abejas habían salido del cadáver de un toro. En Creta la abeja significa la vida que
proviene de la muerte. La miel se utilizaba para embalsamar y preservar los cuerpos. En un
sepulcro de Cnosos se ha encontrado un sello con una escena que muestra a la diosa abeja,
sus sacerdotisas y un niño, mientras que en la gema de ónice también de Cnosos se ve a la
diosa abeja con cuernos de toro, el hacha doble en su curvatura y acompañada de 2 perros
alados.
En los rituales de año nuevo la miel tenía un papel importante en Creta, el 20 de Julio
la estrella Siro en conjunción con el Sol, esta era la estrella de la diosa, los palacios minoicos
estaban orientados hacia ella. Cuando Siro salía concluía un ritual de 40 días que consistía
en recoger la miel de las cuevas y bosques. Esta miel se fermentaba y consumía como licor
que se bebía en ritos extáticos, se sacrificaban toros y las abejas eran el alma resucitada del
toro; de manera similar se realizaban los ritos a Dionisio en la Grecia clásica. Por otro lado,
el zumbido de la abeja era la voz de la diosa. Apolo se refiere a videntes femeninas como
abejas en el himno homérico a Hermes.

La diosa del nudo sagrado:


Cuando este nudo estaba presente en la entrada de los santuarios era señal de la
presencia de la diosa, también se llevaba en la ropa para la ceremonia del salto sobre el toro.
Las sacerdotisas lo solían llevar en la nuca; estas eran reinas y princesas cretenses, que
portaban el nudo sagrado como signo de sus funciones. Las mujeres minoicas participaban
activamente en todos los ámbitos de la sociedad; incluso aparecían saltando sobre el toro.
Las sacerdotisas presidían en representación de la diosa.
Este nudo sagrado cuando se le dibujaba solo se asemejaba a una mariposa cuyas alas
representan la doble hacha, siendo un símbolo doble. A la vez, el nudo solo evocaba a la
diosa: sus brazos las alas hacha y el nudo vertical su cuerpo.

La diosa de los animales:


O señora de las bestias, es similar a la de Catal Huyuk. En Creta el mundo animal
salvaje y doméstico estaba consagrado a la diosa. Se le representaba en sellos sobre la
montaña del mundo con un báculo en la mano, a su espalda un santuario de cuernos, dos
leones guardianes a cada lado y una figura masculina abajo la saluda o cubre sus ojos del
carácter numinoso de la presencia. Esta figura podría tratarse de un dios masculino.

La diosa pájaro:
En Creta sus alas y picudas cabezas se han convertido en sus brazos alzados y caras
humanas. Para los minoicos el pájaro es la imagen suprema de la epifanía. Esta diosa era
representada en figuras: con los brazos alzados y con dos palomas sobre su corona de
cuernos, o con corona de cápsulas de amapola. La paloma es una imagen importante de la
diosa, en varias cavernas se han encontrado palomas de arcilla como ofrendas votivas. La
amapola que está tan presente en la diosa y sus sacerdotisas se usaba en los templos para la
inducir la experiencia visionaria. En la Grecia clásica la diosa Atenea está asociada a la
lechuza, en muchas ocasiones en la Odisea se manifiesta como pájaro.
La diosa de la regeneración:
La escena del anillo de Néstor micénico (c. 1500 a.C.): La escena está estructurada
por el árbol de la vida, este brota del centro, sus ramas laterales dividen la escena en la parte
inferior como el inframundo y la superior como la vida de ultratumba. En la parte inferior
izquierda aparece una sacerdotisa con cabeza de pájaro que intercepta a un intruso, mientras
otra sacerdotisa llama a una pareja con un gesto de la mano para que crucen el tronco, en el
lado derecho otras dos figuras con cabeza de pájaro alzan los brazos como epifanía ante un
grifo al que rinden homenaje, la diosa se encuentra tras el animal fantástico. La diosa con el
brazo derecho apunta hacia abajo y con el izquierdo hacia arriba esto significa que ella es la
única que puede trasladarse del inframundo a la vida de ultratumba.
Hay un perro que custodia el árbol de la vida, es anticipado a Cerbero que pertenece
a Hécate. Entre las raíces hay brotes que representan la nueva vida. Retomando a la pareja
que estaba en juicio ante la diosa, una vez superado este, pasan a la parte superior, a través
de un león inmenso que representa el poder de la diosa, allí brotan ramas de hiedra de
inmortalidad. En la parte superior izquierda se ve a la diosa y otra mujer que sobre sus cabezas
vuelan unas mariposas que representan el resurgir del espíritu humano después de la muerte.

La diosa y el toro:
El toro y sus cuernos simbolizan la fuerza vital creativa de la diosa, se le suele asociar
a la luna creciente desde el Paleolítico. Al toro se le puede considerar hijo de la diosa, es la
imagen regeneradora de la tierra. En representaciones del toro se le suelen colar la cruz lunar
o rosetas de la diosa.
Las esculturas de toros como la que se alza en el palacio de Cnosos, o diversas
representaciones de cuernos de toro en las paredes de los palacios, los tejados domésticos,
criptas, sobre altares con hachas de doble filo de la diosa. Además de recipientes minoicos
llamados rhytón en forma de cabezas de toro para las libaciones. También en tumbas y
cuevas.
En los altares cretenses con cuernos se suelen hallar entre ellos el hacha doble, plantas
brotan de los cuernos. En diversas representaciones las plantas surgen de los lomos del toro,
es el símbolo de renovación, una semilla. En otros diseños aparece el diseño de la red, que
se puede referir a la diosa Dictina o a la diosa serpiente. La red es la hilandera matriz del
nacimiento, el destino y el tiempo.
Dos diosas y el niño:
Escultura de Micenas de la Edad de Bronce entorno al 1300 a.C. En donde la diosa
reposa su brazo en el hombro de su hija y esta hace lo mismo con su madre, y un niño que
trepa por el regazo de la mayor. Es una imagen que puede ser la forma dual de la diosa como
reina de la vida y la muerte. También puede tratarse de las dos reinas y el rey o el joven dios
mencionados en el lineal B de Pilos.
Esta imagen es similar a la de Triptólemo que se mueve entre Deméter y Perséfone
de la Grecia clásica, trayendo del inframundo el conocimiento de los misterios de
regeneración.

El hijo-amante de la diosa:
La figura masculina divina en Creta aparece diminuta en comparación con la diosa,
esta aparece gradualmente en el arte, sea descendiendo del cielo hacia la diosa o estando de
pie ante ella, en gesto de adoración. También se han hallado estatuas pequeñas de un joven
varón en actitud de saludo, junto con estatuas de toros en tumbas y cuevas. Caso especial el
de la cueva del monte Dicte: que encajadas en las estalactitas se encontraron muchas figuras
de dioses y toros. En este monte se dice que nació Zeus; la cueva hace alusión al útero
materno.
La escultura Diosa madre y niño de terracota cerca de Cnosos datada cerca del 1350
a.C. Muestra a una madre levantando en brazos a un bebé, sin embargo, este nunca llegó a la
adultez. La figura del dios masculino siempre estuvo ligada a los ritmos del año agrícola,
muerte y renacimiento, no requirió aislarse por necesidad de autodefensa como sucedió en
otras regiones. Ninguna creación artística minoica representó la guerra o la violencia.
El dios masculino rinde homenaje a un poder mayor, la diosa, su madre. En sus formas
animales aparecía como toro, macho cabrío y carnero y era la personificación de la fuerza
dinámica del creciente, que debía morir sumergiéndose en el cuerpo de su madre y renacer
cada primavera. El dios es la discontinuidad, descomposición y renovación y la diosa es la
continuidad. Este dios del año se le celebraba en el laberinto del palacio de Cnosos.
Cuando se le ve descendiendo del cielo en forma de lluvia es recibido por su madre.
En otras representaciones entrelazan las manos como por un nudo, es la unión de hijo-amante
y diosa. Existe una relación entre el dios y el árbol, que ambos son arrancados de raíz para
morir y renacer anualmente.

La dama del laberinto:


Los laberintos simbolizan las aguas del subsuelo, vistas como serpientes y la
dimensión del otro mundo. La palabra labrys significa hacha de doble filo, no es de origen
griego; es entonces la casa de el hacha doble, templo de la diosa y donde se celebran los ritos
de renacimiento. En el palacio de Cnosos en la planta baja hay dibujado un laberinto, se cree
que este traza los movimientos de una danza ritual para la diosa.
El mito griego de Teseo, Ariadna y el minotauro se ve asociado por Homero: La joven
es hija del rey Minos y la reina Pasífae, por lo tanto habría sido sacerdotisa y dirigía las
ceremonias de la diosa, el laberinto sería una pista de baile en que se lleva acabo un ritual
extático para comunicarse con la diosa.
La leyenda del minotauro:
El mito griego de Teseo y el Minotauro es considerada la primera historia que
poseemos de Creta, eso sí, narrada desde la perspectiva de una cultura mil años posterior que
recreó el mito desde su punto de vista. Esta historia quedó plasmada en jarrones griegos del
siglo VIII a.C. en adelante, así como escrita por Homero, Hesíodo, T´cidesdes, Píndaro,
Plutarco y luego en Roma por Ovidio.
Esto dio paso a una sucesión de mitos de uniones entre toros y mujeres. Es así como
inicia con el rapto de Europa por Zeus en forma de toro, una vez en Creta, Europa da a luz a
Minos, y Europa se casa con el rey de Creta Asterión. Cuando Minos es rey se casa con
Pasífae, hija de Helio (dios sol) y Perséis, vivieron en Cnosos. Minos para solventar disputa
con sus hermanos le reza a Posidón y le envía un toro bello y blanco para que se le sacrifique,
pero el mortal prefiere dejarse este bello toro y sacrificar otro en su lugar. Esto despierta la
ira del dios y hace que Pasífae se enamore del toro blanco, la mujer le pide a Dédalo un
disfraz de vaca de madera y se une al animal, así nace el Minotauro (cabeza de toro y rabo,
cuerpo de animal) que es encerrado en el laberinto construido por Dédalo.
Minos vence a los atenienses y le exige a su rey como tributo anual (algunos dicen 8
años) 7 jóvenes varones y siete doncellas para el Minotauro. Teseo, hijo del rey de Atenas
viene a la isla como uno de los catorce con el fin de matar a la criatura y liberar al pueblo.
Pero Ariadna, hija de Minos y Pasífae se enamora del joven ateniense y le ofrece ayuda,
pidiéndole a Dédalo que le diese una madeja de hilo para que Teseo pudiera entrar en las
profundidades del laberinto y alcanzar el centro. Una vez dentro el joven ateniense mata al
Minotauro, y regresa enrollando el hilo a la luz. Teseo y Ariadna huyen, se detienen en la isla
de Naxos, allí es abandonada la joven por el ateniense. El dios toro, Dioniso la encuentra en
la playa y se casan, y tienen 3 hijos.
Esta historia narra el matrimonio ritual sagrado de Cnosos, en donde la reina
sacerdotisa se une al rey sacerdote, usando máscaras con cuernos vacunos. Por otro lado, la
historia también cuenta el mito griego del héroe que mata al monstruo y libera a su pueblo.
Pero si ve la historia desde la perspectiva minoica: el toro que encarna la sagrada fuerza vital,
que también el rey encarna como hijo-amante de la diosa, por tanto, al concluir el período de
8 años la fuerza debe ser renovada, siendo el rey en algún momento el sacrificado,
posteriormente suplantado por el toro. Respecto a los 8 años es el período más corto al final
del cual el sol y la luna van realmente al mismo ritmo.
Cuando se celebraba el matrimonio ritual, tenía lugar el ritual de matanza del toro,
para esto el rey sacerdote de Cnosos debía combatir o realizar un salto ritual al toro para
demostrar su derecho al mando. Al casarse el rey sacerdote y la reina sacerdote, el se
convertía en el hijo-amante y ella en diosa, esta unión regeneraba la tierra.
Al toro se le solía relacionar con la luna por la forma de luna creciente de sus cuernos,
la forma masculina de la diosa. Posteriormente el toro termina representando al sol, esto
refleja el proceso de independencia del poder masculino generador, que antaño pertenecía a
la diosa andrógina. El sacrificio del toro garantiza el regreso de la luz al cielo y de la fertilidad
en la tierra, es la renovación por medio del amante-hijo. Es el ciclo de matrimonios sagrados
entre el sol, como toro, y la luna como princesa o sacerdotisa; que ya se han mencionado los
casos de los mitos griegos.
Finalmente, si se toma de manera simbólica la fábula, muestra a un Teseo como la
imagen de la consciencia buscadora (arquetipo masculino de cada uno) que busca entre las
regiones desconocidas de la psique el tesoro que está en el corazón, el hilo de Ariadna es la
intuición (arquetipo femenino de cada uno), que guía a la mente consciente por las curvas
laberínticas a la fuente, y nos traen de regreso sin contratiempos (p.173).

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