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La diosa serpiente:
Representada en Creta con numerosas serpientes, con la mano derecha sujeta la
cabeza de una serpiente y con la izquierda su cola, el cuerpo se enrosca en los hombros y
espalda de la diosa; otras serpientes se enroscan en la cintura y brazos, así como la cabeza de
un reptil aparece en su tocado muy similar al egipcio. En cuanto a la vestimenta, lleva un
corpiño que deja al descubierto los pechos desnudos (capacidad de alimentar), varias
serpientes se entrelazan entre su vientre, esto significa que da y quita la vida, es unidad.
Otra representación: una diosa sosteniendo en cada mano una serpiente en lo alto, con
rostro en estado de trance, con un cachorro sentado sobre su cabeza fungiendo como
guardián, la diosa lleva una falda en forma de red (la tejedora de la red de la vida), esta prenda
consta de 7 capas que representan los días que componen los cuatro cuartos de la luna.
En forma de recipiente: encontrada fuera de tumbas en Kúmasa, es usado para las
libaciones para los muertos. En general las serpientes fueron un motivo constante en el arte
minoico (vasijas, urnas, jarrones, creando formas circulares como en el disco del palacio de
Festos).
La diosa abeja:
La abeja es imagen de la gran diosa de la regeneración. Desde el Neolítico se creía
que las abejas habían salido del cadáver de un toro. En Creta la abeja significa la vida que
proviene de la muerte. La miel se utilizaba para embalsamar y preservar los cuerpos. En un
sepulcro de Cnosos se ha encontrado un sello con una escena que muestra a la diosa abeja,
sus sacerdotisas y un niño, mientras que en la gema de ónice también de Cnosos se ve a la
diosa abeja con cuernos de toro, el hacha doble en su curvatura y acompañada de 2 perros
alados.
En los rituales de año nuevo la miel tenía un papel importante en Creta, el 20 de Julio
la estrella Siro en conjunción con el Sol, esta era la estrella de la diosa, los palacios minoicos
estaban orientados hacia ella. Cuando Siro salía concluía un ritual de 40 días que consistía
en recoger la miel de las cuevas y bosques. Esta miel se fermentaba y consumía como licor
que se bebía en ritos extáticos, se sacrificaban toros y las abejas eran el alma resucitada del
toro; de manera similar se realizaban los ritos a Dionisio en la Grecia clásica. Por otro lado,
el zumbido de la abeja era la voz de la diosa. Apolo se refiere a videntes femeninas como
abejas en el himno homérico a Hermes.
La diosa pájaro:
En Creta sus alas y picudas cabezas se han convertido en sus brazos alzados y caras
humanas. Para los minoicos el pájaro es la imagen suprema de la epifanía. Esta diosa era
representada en figuras: con los brazos alzados y con dos palomas sobre su corona de
cuernos, o con corona de cápsulas de amapola. La paloma es una imagen importante de la
diosa, en varias cavernas se han encontrado palomas de arcilla como ofrendas votivas. La
amapola que está tan presente en la diosa y sus sacerdotisas se usaba en los templos para la
inducir la experiencia visionaria. En la Grecia clásica la diosa Atenea está asociada a la
lechuza, en muchas ocasiones en la Odisea se manifiesta como pájaro.
La diosa de la regeneración:
La escena del anillo de Néstor micénico (c. 1500 a.C.): La escena está estructurada
por el árbol de la vida, este brota del centro, sus ramas laterales dividen la escena en la parte
inferior como el inframundo y la superior como la vida de ultratumba. En la parte inferior
izquierda aparece una sacerdotisa con cabeza de pájaro que intercepta a un intruso, mientras
otra sacerdotisa llama a una pareja con un gesto de la mano para que crucen el tronco, en el
lado derecho otras dos figuras con cabeza de pájaro alzan los brazos como epifanía ante un
grifo al que rinden homenaje, la diosa se encuentra tras el animal fantástico. La diosa con el
brazo derecho apunta hacia abajo y con el izquierdo hacia arriba esto significa que ella es la
única que puede trasladarse del inframundo a la vida de ultratumba.
Hay un perro que custodia el árbol de la vida, es anticipado a Cerbero que pertenece
a Hécate. Entre las raíces hay brotes que representan la nueva vida. Retomando a la pareja
que estaba en juicio ante la diosa, una vez superado este, pasan a la parte superior, a través
de un león inmenso que representa el poder de la diosa, allí brotan ramas de hiedra de
inmortalidad. En la parte superior izquierda se ve a la diosa y otra mujer que sobre sus cabezas
vuelan unas mariposas que representan el resurgir del espíritu humano después de la muerte.
La diosa y el toro:
El toro y sus cuernos simbolizan la fuerza vital creativa de la diosa, se le suele asociar
a la luna creciente desde el Paleolítico. Al toro se le puede considerar hijo de la diosa, es la
imagen regeneradora de la tierra. En representaciones del toro se le suelen colar la cruz lunar
o rosetas de la diosa.
Las esculturas de toros como la que se alza en el palacio de Cnosos, o diversas
representaciones de cuernos de toro en las paredes de los palacios, los tejados domésticos,
criptas, sobre altares con hachas de doble filo de la diosa. Además de recipientes minoicos
llamados rhytón en forma de cabezas de toro para las libaciones. También en tumbas y
cuevas.
En los altares cretenses con cuernos se suelen hallar entre ellos el hacha doble, plantas
brotan de los cuernos. En diversas representaciones las plantas surgen de los lomos del toro,
es el símbolo de renovación, una semilla. En otros diseños aparece el diseño de la red, que
se puede referir a la diosa Dictina o a la diosa serpiente. La red es la hilandera matriz del
nacimiento, el destino y el tiempo.
Dos diosas y el niño:
Escultura de Micenas de la Edad de Bronce entorno al 1300 a.C. En donde la diosa
reposa su brazo en el hombro de su hija y esta hace lo mismo con su madre, y un niño que
trepa por el regazo de la mayor. Es una imagen que puede ser la forma dual de la diosa como
reina de la vida y la muerte. También puede tratarse de las dos reinas y el rey o el joven dios
mencionados en el lineal B de Pilos.
Esta imagen es similar a la de Triptólemo que se mueve entre Deméter y Perséfone
de la Grecia clásica, trayendo del inframundo el conocimiento de los misterios de
regeneración.
El hijo-amante de la diosa:
La figura masculina divina en Creta aparece diminuta en comparación con la diosa,
esta aparece gradualmente en el arte, sea descendiendo del cielo hacia la diosa o estando de
pie ante ella, en gesto de adoración. También se han hallado estatuas pequeñas de un joven
varón en actitud de saludo, junto con estatuas de toros en tumbas y cuevas. Caso especial el
de la cueva del monte Dicte: que encajadas en las estalactitas se encontraron muchas figuras
de dioses y toros. En este monte se dice que nació Zeus; la cueva hace alusión al útero
materno.
La escultura Diosa madre y niño de terracota cerca de Cnosos datada cerca del 1350
a.C. Muestra a una madre levantando en brazos a un bebé, sin embargo, este nunca llegó a la
adultez. La figura del dios masculino siempre estuvo ligada a los ritmos del año agrícola,
muerte y renacimiento, no requirió aislarse por necesidad de autodefensa como sucedió en
otras regiones. Ninguna creación artística minoica representó la guerra o la violencia.
El dios masculino rinde homenaje a un poder mayor, la diosa, su madre. En sus formas
animales aparecía como toro, macho cabrío y carnero y era la personificación de la fuerza
dinámica del creciente, que debía morir sumergiéndose en el cuerpo de su madre y renacer
cada primavera. El dios es la discontinuidad, descomposición y renovación y la diosa es la
continuidad. Este dios del año se le celebraba en el laberinto del palacio de Cnosos.
Cuando se le ve descendiendo del cielo en forma de lluvia es recibido por su madre.
En otras representaciones entrelazan las manos como por un nudo, es la unión de hijo-amante
y diosa. Existe una relación entre el dios y el árbol, que ambos son arrancados de raíz para
morir y renacer anualmente.