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MONS. RAFAEL M.

FEBRES-CORDERO

Madre
CANDELARIA
La santa del oriente venezolano

5 TESTIGO DE LA PAZ
EN EL CORAZÓN DE NUESTRO PUEBLO
Con las debidas licencias,
Mons. Mario Lizarazo García,
Vicario General de la Diócesis de La Guaira.

Publicaciones Athletae Christi


Estas publicaciones tienen como finalidad
llevar un mensaje a los jóvenes y a nuestras
comunidades. Su fin no es económico.
ÍNDICE

1. Valientes mujeres. 5
2. Una llanera con raíces caraqueñas. 9
3. La Venezuela del siglo XIX, una
historia de conflictos. 11
4. Un gran sacerdote llega a Altagracia
de Orituco. 17
5. Las consecuencias de un espantoso
terremoto. 21
6. Tristemente más guerras harán
sufrir a la Patria. 23
7. La Congregación es ya una realidad. 29
8. Caridad y más caridad. 31
9. Nuevas fundaciones. 39
10. Fiel hasta el final. 45
El heroísmo del Sí definitivo, por sus votos perpetuos
de castidad, obediencia y pobreza, en busca sólo del
bien de las almas, del tender la mano al necesitado y
de la esperada eternidad.
CAPÍTULO 1
VALIENTES MUJERES

A principios del siglo XX, hubo en Venezuela


un movimiento espiritual en favor de la vida
religiosa.
Era una respuesta decidida y valiente contra
el positivismo guzmancista que tantos golpes
había dado a la Iglesia venezolana y de manera
particular a las congregaciones y órdenes
religiosas masculinas y a las órdenes religiosas
femeninas de vida contemplativa.
Los conventos de clausura cerraron o
emigraron, dejando un vacío profundo para
aquellas jóvenes, que con corazón de apóstol,
deseaban seguir la vida de perfección evangélica
gracias a la vida en común y a la emisión de los
votos de castidad, obediencia y pobreza.
6 MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ

El Señor oyó los ruegos de la Iglesia en


Venezuela e hizo surgir un grupo de mujeres
valientes y decididas, llenas de espíritu de fe y
de celo, que impulsaron congregaciones
religiosas en aquel momento histórico, aportando
a Venezuela valiosas iniciativas.
Surgen las Hermanitas de los Pobres, en
Maiquetía, fundadas por la Venerable Emilia de
San José y el padre Santiago Machado; las
Hermanas Agustinas, en el Estado Aragua,
fundadas por la Beata María de San José y
Monseñor López Aveledo; las Hermanas
Dominicas Venezolanas de Santa Rosa de Lima,
en el Estado Mérida, fundadas por la Sierva de
Dios Georgina Febres-Cordero y el Obispo Silva;
las Siervas del Santísimo Sacramento, las
Hermanas Franciscanas Venezolanas y las
Hermanas Catequistas de Lourdes, todas ellas
con fuerte vida espiritual y misionera; la
Venerable Marcelina de San José fundadora de
las Hermanas de los Pobres en Colombia.
En el Estado Guárico nacen las Hermanas
Carmelitas Venezolanas, fundadas por la Madre
VALIENTES MUJERES 7

Candelaria de San José y Monseñor Sixto Sosa.


Ella, a partir del 27 de abril de 2008, es la Beata
Candelaria de San José.
Todas ellas son claro y vivo reflejo de una
Iglesia viva y valiente, que respondió con gran
impulso misionero y catequético a los dardos y
golpes que el dictador Guzmán tuvo para la
Iglesia.
La vida de la Madre Candelaria estuvo
marcada con la cruz del trabajo constante y la
caridad a toda prueba. Esto marcó
indudablemente su congregación.
Dos venezolanas ya están en los altares, dos
valientes mujeres contemporáneas, una aragüeña
y una guariqueña. Que ellas intercedan ante Dios
para que pronto tengamos en los altares al
Venerable Doctor José Gregorio Hernández y a
otros venezolanos cuyos procesos de
canonización están abiertos como vivos ejemplos
de la búsqueda de la santidad en esta tierra de
gracia.
Imagen que recuerda los enfrentamientos fratricidas de
la Guerra Federal. Ella causó más muertes y más odios
que el proceso independentista.
CAPÍTULO 2
UNA LLANERA CON RAÍCES
CARAQUEÑAS

Entre las familias que huyeron de la ciudad


de Caracas, por temor a la presencia de Boves
en el año de 1814, estuvo la familia Paz Castillo
Pérez. Esta familia tuvo entre sus ascendientes
a Doña Candelaria Pérez y Bolívar, abuela
paterna de la Beata y prima hermana del
Libertador Simón Bolívar. Doña Candelaria, fue
reconocida en la sociedad caraqueña por su
sencillez, su devoción religiosa y su caridad. La
nueva Beata superó estas virtudes y las vivió en
grado heroico. La familia vivía en la
caraqueñísima parroquia de La Candelaria.
Un autor afirma que la primera poetisa
venezolana que resalta el Padre Pedro Pablo
Barnola, jesuita que fue Presidente de la
Academia de la Lengua de Venezuela, en su
10 MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ

famoso libro Las cien mejores poesías líricas de


Venezuela, era pariente cercana de la Beata
Candelaria.
Ella fue Sor María de los Ángeles, quien nació
en Baruta en 1765 y murió en Caracas en 1818.
Se llamaba en la vida civil María Josefa de Paz
y Castillo. Tenía 25 años cuando decidió entrar
de religiosa y profesó en el convento de monjas
carmelitas (dato éste significativo) que estaba en
la esquina caraqueña que hoy lleva este nombre.
Se conoce muy poco de su vida y de su obra, en
la que es posible advertir influencia de los
místicos españoles, en particular de Santa Teresa,
la fundadora de su Orden. Se han podido rescatar
dos poemas de esta escritora: El Terremoto y
Anhelo.
11

CAPÍTULO 3

LA VENEZUELA DEL SIGLO XIX,


UNA HISTORIA DE CONFLICTOS

El 20 de febrero de 1859, en la ciudad de Coro,


se inicia la fratricida Guerra Federal, que
prepararon los generales Ezequiel Zamora y Juan
Crisóstomo Falcón. Esta guerra durará hasta
1863, el 22 de mayo, con el triunfo de la
Federación y el Tratado de Coche. Miles
murieron en ella y centenas de jóvenes. A juicio
de varios historiadores, más bajas dieron a la
patria estos años que los largos años de la Guerra
de la Independencia.
En el año de 1863, el 11 de agosto, nació en
Altagracia de Orituco del Estado Guárico,
Susana Paz Castillo Ramírez, en religión
Madre Candelaria de San José. Sus padres
12 MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ

fueron Don Francisco de Paula Paz Castillo y


Doña María del Rosario Ramírez.
La nueva Beata tuvo tres hermanos: Francisco
de Paula, Trinidad y Carmela. Esta familia se
distinguió en Altagracia de Orituco por su sólida
formación católica.
Siendo aún niña murió su papá. Esto significó
posteriores dificultades económicas para la
familia.
Para tristeza de la Patria, en 1869, ocurre una
nueva revolución; esta vez la Revolución Azul,
de sesgo liberal, que tuvo como jefe principal al
General José Tadeo Monagas.
En 1870 se producen otros acontecimientos
conocidos como la Revolución de Abril, llega al
poder Antonio Guzmán Blanco, el autócrata por
excelencia. Los títulos y alabanzas de tantos
aduladores van a promover un período de
endiosamiento de Guzmán. Si bien no podemos
negar su cultura y los progresos arquitectónicos
y culturales, este período de Guzmán va a ser
para la Iglesia el más aciago de su historia hasta
el momento en que se escriben estas páginas.
LA VENEZUELA DEL SIGLO XIX, UNA HISTORIA DE CONFLICTOS 13

Guzmán Blanco se va a conseguir en Caracas


con el Arzobispo Silvestre Guevara y Lira, que
fue para él y para tantas de sus pretensiones
necias y fuera de lugar, una roca inconmovible
que prefirió el destierro antes que doblegarse
frente al nuevo ídolo. El Arzobispo Juan Bautista
Castro, refiriéndose a la Revolución de Abril dijo:
«Esta revolución fue distinta a las anteriores.
En las anteriores era el cambio de hombres por
hombres, en ésta fue el cambio de ideas por
ideas».
Es imposible negar que los ataques a la Iglesia
tuvieron repercusión en todo el territorio
nacional, y por ende en la Parroquia de Altagracia
de Orituco y en la familia católica de la nueva
Beata. Seguro estoy de que muchas veces la
nueva Beata, Madre Candelaria, acudió al altar
para rezar por la Iglesia que tanto amaba y para
desahogar su alma ante el Sagrario por las
noticias espantosas que llegaban de Caracas.
Guzmán Blanco dio a conocer en el año de
1871 la más peligrosa y bárbara de sus
pretensiones, crear una iglesia nacional, separada
14 MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ

de Roma y de la colegialidad universal. La


respuesta en el Congreso del General José
Manuel Montenegro, queda en la historia como
digna de admiración: le exige al autócrata que
hablara de las bondades y lazo de unión del
papado.
Cuando esta noticia llegó a Altagracia de
Orituco, estoy convencido que fue motivo de
oración de la familia Paz Castillo Ramírez y que
la niña Susana afianzó en esas oraciones su amor
a la Iglesia.
La sociedad venezolana estaba impactada por
lo que sucedía en Caracas. Los párrocos lo
comentaban en sus iglesias y de estas angustias
no se libró Altagracia de Orituco.
Por decreto del 21 de septiembre del año de
1872, fueron extinguidos los seminarios. Al
famoso convento de las monjas concepcionistas
se le expropió la parte sur para construir allí lo
que es hoy el Congreso Nacional o Asamblea
Nacional.
LA VENEZUELA DEL SIGLO XIX, UNA HISTORIA DE CONFLICTOS 15

Por decreto del 2 de mayo de 1874 fueron


cerrados los conventos y expulsados los
religiosos de la patria. Caracas contempló con
estupor cómo eran sacadas las religiosas de sus
conventos, siendo este acto expresión de
intolerancia religiosa. El mes de mayo de este
año quedó en la memoria de los caraqueños por
la exclaustración de las monjas. Vinieron
después el Matrimonio Civil, el Registro Civil,
la supresión de las primicias. Se legisló contra
el derecho de heredar de los sacerdotes.
La Iglesia de la Trinidad fue convertida en
Panteón Nacional y el Templo de San Pablo en
el Teatro Municipal de hoy. Por esto, a muchos
que pensaron distinto que Guzmán, les esperó la
cárcel o el exilio, como al Obispo Bosset que
hubo de dejar la Diócesis de Mérida.
Providencialmente, surgen valientes mujeres
que fundaron congregaciones religiosas
femeninas de vida activa, a finales del siglo XIX
y a principios del siglo XX, y que fueron un
regalo inmenso para la Iglesia en Venezuela.
Entre ellas se encuentra la Madre Candelaria.
La Hermana pintora con el lienzo de la
Beata Candelaria de San José.
CAPÍTULO 4
UN GRAN SACERDOTE LLEGA A
ALTAGRACIA DE ORITUCO

El 8 de septiembre de 1879 recibe la


Parroquia de Altagracia de Orituco al Padre
Alberto González. Este veterano sacerdote,
doctor en teología, vivió en Caracas los
acontecimientos antes refereridos y los
enfrentamientos entre el Arzobispo Guevara y
Lira y Guzmán Blanco.
El Padre González había sido Secretario del
Arzobispado, Canónigo de la Catedral de
Caracas, Vicerrector del Seminario y Capellán
de las religiosas concepcionistas de Caracas, a
quienes Guzmán les quitó su convento.
El Padre González fue, pues, un sacerdote de
fuste, llega a la Parroquia de Altagracia de
Orituco después de la muerte del Padre Cabrales.
18 MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ

Él tendrá una influencia importantísima en el


crecimiento espiritual de la joven Susana, quien
ya se distinguía por su piedad religiosa y su
ejemplar vida familiar.
En este año la joven Susana hizo su Primera
Comunión. Tenía para ese momento 16 años de
edad.
El Padre González favorece en su parroquia
el Apostolado de la Oración. Este Apostolado
es impulsado desde la Santa Sede, son
intenciones mensuales que el Santo Padre
encomienda a la feligresía por el bien de la Iglesia
y de su obra misionera. La Beata Candelaria de
San José figura entre las socias de este apostolado
y seguro estoy de que el Padre González observó
que ella era una socia realmente diligente y
fervorosa.
Al cumplir 24 años de edad en 1877, la futura
Beata era ama de casa y mamá de los
menesterosos.
Su mamá, Doña María del Rosario Ramírez
de Paz Castillo, había fallecido. Susana quedó
UN GRAN SACERDOTE LLEGA A ALTAGRACIA DE ORITUCO 19

encargada del hogar, controlando la numerosa


familia compuesta por parientes y ahijados.
Es la virtud de la caridad la que vivirá ella en
su hogar y después en su vida religiosa de manera
heroica.
No contenta con asistir a los pobres y
necesitados, ella recogía a los más enfermos en
su propia casa. En una fábrica abandonada que
existía entre su casa y la casa parroquial, los
acogía en catres de lona o chinchorros y los
sostenía con las limosnas de la obra parroquial
Pan de los Pobres de San Antonio.
En el año de 1897 la Beata Candelaria de San
José es Celadora del Santísimo Sacramento de
su parroquia.
Este bello apostolado parroquial se extendió
por muchísimas parroquias en el territorio
nacional.
Es imposible dejar de reconocer que este
apostolado fue una fuerza espiritual en la Iglesia
de estos años.
Grabado que refleja la Venezuela de principios
del siglo XX. Una Venezuela principalmente
rural, con una economía basada en la
producción agropecuaria donde resalta el
cultivo del café.
CAPÍTULO 5

LAS CONSECUENCIAS DE UN
ESPANTOSO TERREMOTO

En el año de 1900 se produce un terremoto


que afectará a muchas familias. El párroco de
Altagracia motivará a los feligreses a la oración
y a la penitencia. Susana reunirá a muchas
personas a las cuatro de la tarde para orar en su
parroquia hasta avanzada la noche. Ella, la futura
Madre Candelaria, recorría la calle con su
crucifijo entre los brazos, rezando el rosario o
haciendo el vía crucis a manera de rogativas.
En 1901, en Maracay, la Beata Madre María
de San José, primera beata venezolana, en unión
de Mons. Vicente López Aveledo, meritorio
sacerdote, fundan la Congregación de Hermanas
Agustinas Recoletas del Sagrado Corazón de
22 MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ

Jesús. En este año, Cipriano Castro ostenta el


poder en Venezuela.
La Madre Candelaria va creciendo en
santidad, sus virtudes se acrecientan bajo el
cobijo del hogar y el calor piadoso de su
parroquia. Sus párrocos fueron para ella luz y
fuerza, gracias a una excelente dirección
espiritual.
Las virtudes teologales: fe, esperanza y
caridad; las virtudes cardinales: justicia,
templanza, fortaleza y prudencia; las virtudes
humanas: humildad, obediencia, piedad, celo,
laboriosidad... se fueron fortificando y
acrisolando en su vida.
Ella, sin saberlo, sin sospechar siquiera de la
gran misión que en toda Venezuela ejercería, se
iba preparando en la fidelidad y constancia del
día a día.
23

CAPÍTULO 6

TRISTEMENTE MÁS GUERRAS


HARÁN SUFRIR A LA PATRIA

El 17 de febrero de 1903 llega a Altagracia


de Orituco el Pbro. Dr. Sixto Sosa como Vicario
Interino de la parroquia. Él será posteriormente
Obispo y el gran director espiritual de la Madre
Candelaria y el gran animador de su
congregación. Su llegada se produce debido a la
muerte del Padre González, a quien le afectaron
vivamente tantos desastres y consecuencias de
la Guerra Libertadora.
Dos revoluciones, a principios del siglo XX,
La Restauradora y La Libertadora, producirán
numerosos lisiados de guerra. Ellos tendrán, en
las manos de tantas hermanas caritativas, un
bálsamo de paz. Lo que sí conviene recalcar es
24 MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ

que estas valientes mujeres serán decisivas en la


formación de la primera asistencia hospitalaria
venezolana.
Monseñor Sixto Sosa, apoyado de los
doctores Pedro M. Arévalo Cedeño y Estanislao
Landaeta, obligados en conciencia, ven como una
gran solución a tanta miseria la fundación de un
hospital.
El hospital se llamará Hospital San Antonio,
fundado el 13 de septiembre de este año, y la
primera directora y superiora de una comunidad
de santas mujeres que nacía en aquel llano
guariqueño será la Madre Candelaria de San
José. El hospital estaba más que justificado.
El Dr. Salcedo Bastardo, en su obra Historia
Fundamental de Venezuela, refiriéndose a las
terribles guerras Restauradora y Libertadora,
afirma:
«Corresponde a Cipriano Castro,
excombatiente anduecista de Los Andes,
acaudillar la Restauradora. Ésta es una guerra
de bachilleres y campesinos, rara mixtura de
locuacidad y laconismo, que importa el papel
TRISTEMENTE MÁS GUERRAS HARÁN SUFRIR A LA PATRIA 25

director a una porción tenazmente venezolana a


la historia de su propio país... Cerca de veinte
combates, muchos de ellos adversos, marchas
intrépidas y acciones extrañas ante un enemigo
más fuerte y numeroso, marca la ruta de Castro.
«Libertadora» llaman a esa guerra, de año y
medio con la cual se clausura el circuito de los
grandes sacudimientos iniciados por las reformas
de Mariño... Unas 153 acciones militares,
incluyendo la Batalla de La Victoria, que duró
veintidós días y enfrentó a muchos miles de
hombres, fue la más mortífera y la de mayor
número de participantes en toda la historia
venezolana. Esto da idea del volumen de esta
guerra. Todo el país fue conmovido».
El Padre Pablo María Casadevall, de la Orden
Carmelita, en su biografía de la Madre
Candelaria, comenta:
«En diciembre de 1901, estalló en Venezuela
la llamada ``Revolución Libertadora´´. Altagracia
sufrió enormemente los efectos de esta
revolución, cuyo saldo fue la devastación, la
miseria y una cantidad incontable de enfermos y
26 MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ

heridos, que quedaron abandonados a su suerte


por las calles y plazas.
Nadie como Susana se distinguió en su
caridad hacia estos pobres desgraciados, a
quienes consolaba, curaba y ayudaba a bien
morir, recogiendo a los que podía en su
improvisado hospital».
Don Víctor Pérez, en su biografía Madre
Candelaria de San José, Fundadora de la
Hermanas Carmelitas de Venezuela, publicada
por Trípode en la Colección Evangelizadores de
América, Nº 33, nos dice:
«Era necesaria la creación de un hospital. Las
consecuencias de la guerra fueron graves.
Heridos, enfermos, gente abandonada. Alguien
tenía que hacer algo coordinado, Susana se
dedicó al apostolado entre los enfermos...»
El Padre Adrián Setién Peña, sacerdote
capuchino, en su biografía sobre la Madre
Candelaria de San José, comentando la guerra
en referencia, narra:
TRISTEMENTE MÁS GUERRAS HARÁN SUFRIR A LA PATRIA 27

«El espectáculo que enfrenta el nuevo párroco


no puede ser más deprimente: ``multitud de
soldados inválidos y enfermos de distintas
poblaciones, tendidos en las aceras de la ciudad
y mendigando por las calles, pisando sus propias
disenterías…´´. Aparte del desastre de la guerra,
de los seis mil hombres que estuvieron
acampados por seis meses en las cercanías de la
población, estaba el reciente hundimiento del
precio del café. En los buenos tiempos nadie se
acordó de construir un edificio para atender a
los enfermos y mendigos que nunca faltan. Ahora
con la economía por los suelos se hacía
inaplazable la solución del problema».
Monseñor Rafael María Febres-Cordero,
comentando su libro Hitos de la Historia de la
Iglesia en Venezuela, afirma:
«Más que los sufrimientos causados por la
Guerra de la Independencia fueron los terribles
enfrentamientos entre venezolanos registrados
entre 1830 y 1935.
Hay historiadores que calculan en 354 los
mayores sucesos sangrientos y violentos.
28 MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ

A ellos se les dan variados nombres:


insurrección, alzamiento, revolución, golpe,
asalto, motín, complot, rebelión, cuartelazo,
pronunciamiento, intentona, revuelta, invasión,
usurpación. Mas las consecuencias siempre son
parecidas.»
Creo que con la descripción de estos cinco
autores está más que justificada la afirmación:
la obra de la Madre Candelaria fue la respuesta
real y caritativa a una realidad más que difícil.
La Madre Candelaria fue una heroína.
29

CAPÍTULO 7
LA CONGREGACIÓN
ES YA UNA REALIDAD

El día de San Antonio de Padua, el 13 de junio


de 1906, las integrantes de la naciente
congregación visten el hábito religioso. Susana
Paz Castillo Ramírez se llamará para siempre
Hermana Candelaria de San José, por su
singular devoción a la Santísima Virgen y a San
José. Con este nombre pasará a la historia y
llegará a la gloria de los altares, sin ella buscarlo,
sólo por gracia del Señor.
Después de intentos fallidos de unir la
naciente congregación a las Hermanitas de los
Pobres de Maiquetía, nace finalmente el 31 de
diciembre de 1910, la nueva congregación
después de cuatro años de noviciado.
La nueva congregación se llamó Hermanitas
de los Pobres de Altagracia de Orituco. También
30 MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ

fue conocida como Hermanitas de los Pobres de


Calabozo debido a que Altagracia de Orituco
formaba parte de la Diócesis de Calabozo, hoy
Arquidiócesis.
Fue causa muy importante la dirección
espiritual del Párroco de Altagracia, el Pbro. Dr.
Sixto Sosa.
El Obispo de la zona, Mons. Felipe Neri
Sendrea, la bendijo como institución diocesana,
recibió personalmente la profesión de los votos
de las primeras hermanas y ratificó a la Madre
Candelaria de San José como primera Superiora
General.
Las hermanas fundadoras fueron: Madre
Candelaria de San José (Susana Paz Castillo),
Hermana Trinidad de San José (Mercedes
Malaver), Hermana María de San José
(Natividad Pérez), Hermana Providencia de San
José (Clara Pérez), Hermana Dolores de San José
(Adelina Domenigo), Hermana Antonia de San
José (Ramona Abreu), Hermana Carmen de San
José (Sixta Rengifo) y Novicia Elvira de San José
(Ramona Aragort).
31

CAPÍTULO 8
CARIDAD Y MÁS CARIDAD

En 1914 el Pbro. Sixto Sosa es nombrado


Administrador Apostólico de la Diócesis de
Guayana. El 24 de mayo sale a su nuevo destino
dejando a su amada Altagracia de Orituco. El 14
de julio era nombrado Vicario Capitular y el 31
de octubre de 1915 era consagrado Obispo Titular
de Claudiópolis y Administrador de la Diócesis
de Guayana
Un hecho singular se produce en la vida de la
Madre Candelaria. 1916 fue para el Hospital San
Antonio de Altagracia, un año de pruebas
económicas.
La Madre Candelaria decide hacerse
acompañar de otra hermana y de un campesino
para recorrer a lomo de bestia los estados
32 MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ

Guárico, Anzoátegui, seguramente el sur de


Monagas, Bolívar y el interior de Guayana.
Hubo días muy difíciles, semanas diría yo,
donde no teniendo donde alojarse dormían en
plena sabana, teniendo cerca todos los peligros
nocturnos del llano. La hermana que la acompañó
le dijo una noche: «Madre, esta gira podrían
hacerla los libertadores de nuestra patria, no
dos pobres mujeres»; la Madre Candelaria le
respondió: «Nuestros libertadores conquistaban
la patria terrenal, nosotras conquistamos la
patria celestial, el cielo».
En Ciudad Bolívar, el 31 de diciembre de
1916 frente al padre cofundador Mons. Sixto
Sosa, emitió los votos perpetuos de pobreza,
castidad y obediencia.
En esta ejemplar gira, la Madre Candelaria
llegó hasta Upata, donde se construía el Hospital
del Crucificado, llegó a Yuruary, Río Caribe,
Carúpano y Margarita.
Iba a Margarita con la recomendación del
Obispo Sosa para encargarse de un hospital en
Porlamar.
CARIDAD Y MÁS CARIDAD 33

En Porlamar, Mons. Vásquez, Vicario de la


isla, la recibió con gran admiración y la
recomendó a la señorita Cruz María Morao.
Madre Candelaria no descansó en este periplo,
dio Catecismo a niños y jóvenes y preparó almas
para el bautismo y la primera comunión al igual
que atendió a enfermos y necesitados. Misión
de una santa.
En la apacible isla de Margarita, en la ciudad
de Porlamar, una futura santita, el 24 de octubre
de este año había acomodado todo para recibir a
los enfermos en una casa de la calle Mariño.
Esta casa fue llamada Asilo de Nuestra Señora
de los Desamparados. La buena margariteña
Doña Crucita Morao había puesto este lugar a
disposición del obispo con la petición de que la
regentaran unas hermanitas.
En noviembre salió el primer grupo de
hermanitas de Altagracia para las nuevas
fundaciones de Upata y Porlamar.
Otras hermanas de la Madre Candelaria
llegaron a Porlamar el 16 de diciembre
encargándose de la nueva misión.
34 MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ

El 13 de enero de 1918 se inauguraba


solemnemente el Hospital del Crucificado de
Upata.
El 20 de marzo sale Madre Candelaria de
Porlamar y el 5 de mayo estará de nuevo en
Altagracia. Había pasado año y medio de
ausencia de su pueblo natal, mas este año y medio
había sido fructífero: dos nuevos hospitales
tenían las hermanas a su cargo, Upata y Porlamar,
y las urgentes necesidades económicas se habían
superado.
A finales de este año la nueva Beata cayó
gravemente enferma. El origen había sido la
caída de una cabalgadura que originó con el
tiempo un tumor maligno. Su estado se agravó
al contraer una pandemia por asistir
caritativamente a los apestados.
A principios de enero de 1919 se temió por la
vida de ella y el primero de marzo los médicos
decidieron llevarla al Hospital Vargas de Caracas
para operarla cuanto antes.
CARIDAD Y MÁS CARIDAD 35

El 29 de junio de 1919 muere en la ciudad de


Caracas el célebre Venerable Dr. José Gregorio
Hernández, el evangelizador más importante de
la Historia de la Iglesia en Venezuela, a juicio de
quien escribe esta semblanza.
Es un laico, el Dr. José Gregorio, el que más
ha llegado al corazón del pueblo de Venezuela.
Es innegable que no ha habido ningún venezolano,
ni civil, ni eclesiástico, ni militar, ni político, ni
profesional, más querido por los venezolanos y
por los venezolanos de los ranchos, de los pueblos,
de los caseríos, de las callecitas, de las
urbanizaciones. En sus casas hay una estampa
de él que siempre es esperanza para el que le
pide su intercesión ante Dios, dador de todo bien.
Al finalizar el siglo XX, periodistas y
televisoras hicieron una encuesta del personaje
más importante del siglo. Fue el Venerable José
Gregorio Hernández el primero en todas las
mediciones que se hicieron.
Aquel 29 de junio, día de los Apóstoles San
Pedro y San Pablo y aniversario de su graduación
36 MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ

como médico, se levantó muy temprano, como


de costumbre, fue a Misa a la Iglesia de La
Pastora de Caracas, la oyó de rodillas como
siempre y recibió la Sagrada Comunión.
Después de un frugal desayuno salió a visitar
sus enfermos del Asilo de Huérfanos, de Dos
Pilitas a Portillo, del Hospital Vargas y del Asilo
La Providencia.
Por la tarde de ese domingo, haciéndole un acto
de caridad a un enfermo, murió el Venerable José
Gregorio Hernández, con la lámpara de su
caridad encendida y lleno su corazón de amor
de Dios.
La Madre Candelaria, encontrándose en
Caracas, en su lenta recuperación de la operación
del 14 de abril, oró ante los restos del Venerable
José Gregorio Hernández y presenció su entierro.
El Obispo Sixto Sosa dispuso que la Madre
Candelaria fuera a Porlamar a restablecer su
salud. Aquella orden fue oportuna, pues la Madre
Candelaria viviría veinte años más.
CARIDAD Y MÁS CARIDAD 37

Ella se encontró allí con la Hermana Elvira,


que estaba muy enferma. Se dedicó a atenderla,
y aunque la Hermana sufría una enfermedad
contagiosa, la cuidó sin escrúpulos hasta su
muerte el 30 de junio de este año.
Madre Candelaria escribe: «Yo ganando, pues
el Divino Esposo me tiene muy regaladita; Él
me devolvió la vida para que yo lo conociera y
lo amara más, pues quizás antes no estaba
preparada. Hoy me da pruebas que me hacen
amarlo todos los días más».
El gran Obispo Monseñor Sixto Sosa,
cofundador de las Hermanas Carmelitas
Venezolanas.
CAPÍTULO 9
NUEVAS FUNDACIONES

El 2 de mayo de 1921, Madre Candelaria va a


Barcelona, Estado Anzoátegui, para encargarse
del Hospital Militar de esa ciudad debido a la
petición del Padre Lárez. Ella se preocupó mucho
por la asistencia sacramental a los enfermos.
El 23 de julio llegó a Cumaná donde había
sido llamada por el general Ramírez, benefactor
de la Hermanitas en Porlamar, quien deseaba
vivamente colocar el hospital de esa ciudad en
las manos de estas monjitas. Mons. Sixto Sosa
aconsejó que fuera aceptada también esa
fundación.
El 12 de octubre Mons. Sixto Sosa inauguraba
solemnemente el Hospital de Porlamar.
A Venezuela llegan en este año los Padres
Carmelitas de la Provincia de Cataluña que se
40 MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ

establecerán en Margarita, Caracas y otros


lugares del país. Ellos ejercerán una notable
influencia espiritual en la Madre Candelaria de
San José.
En febrero, el día 8, Mons. Sixto Sosa es llamado
a la Nunciatura Apostólica. El Nuncio, Mons.
Felipe Cortesi conversa con él la legalización
canónica de la reciente congregación. El diálogo
continuo no tuvo éxito. En diciembre el Nuncio
conversará en Margarita con la Beata Candelaria.
Estas conversaciones tampoco tendrán éxito en lo
relativo a la aprobación de la Congregación. Ella
se preocupa en demasía y llega a escribir a su
director espiritual: «Con el deseo de serle útil a
Dios en sus pobres, me he metido en muchas cosas
que tal vez no podré llevar». La Providencia
colmará de bendiciones al alma fiel y buena.
Pío XI nombra a Mons. Sixto Sosa Díaz
Primer Obispo de Cumaná, quien ejercerá su
episcopado en el oriente del país desde 1923 a
1943. Esta diócesis fue creada en este año, siendo
por lo tanto este primer obispo el gran apoyo de
la Beata Candelaria.
NUEVAS FUNDACIONES 41

El 18 de mayo Mons. Sosa tomaba posesión


de la nueva diócesis.
Los intentos de unir a las Hermanitas de los
Pobres de Altagracia de Orituco a las Hermanas
de los Pobres de Maiquetía o a las Hermanas
Carmelitas, que supuestamente iban a venir de
España, o a las Hermanas de la Consolación que
habían llegado a Cumaná y Porlamar, fueron
siempre fallidos.
Las Hermanitas de los Pobres de Altagracia
de Orituco, lejos de ser en ese momento histórico
una solución para otras comunidades, eran una
SANTA carga, pues la caridad de Madre
Candelaria y su total desprendimiento, lograron
que en este año las buenas hermanas no tuvieran
nada.
Sostenían cinco hospitales a punta de limosna
que ellas recogían, no tenían ningún bien, ni los
habían aceptado, por lo tanto la pobreza era
extrema.
Era de entender que se hacía muy difícil
recibir esta obra con lo que significaban cinco
hospitales.
42 MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ

Caminitos de la Providencia…
Una solución fue clara. Gracias a las muy
buenas acciones del Padre Elías M. Sendra,
carmelita, y de las intensas oraciones del
Hermano Ludovico Ayet y del Padre Anastasio
Ballester, la naciente congregación sería
agregada a la Orden del Carmen, de rica tradición
eclesial.
El 28 de diciembre la Madre Candelaria le
pediría formalmente al Padre Elías: «Padre,
queremos ser Carmelitas»
El 1º de enero de 1925 la Madre Candelaria
haría formal petición, gracias a los buenos
oficios del Padre Sendra, al Padre General de la
Orden del Carmelo.
La petición llega a Roma y va a ser aceptada
rápidamente, pues el 25 de marzo ya el Superior
General había colocado su firma en el decreto
de incorporación de las Hermanitas de los Pobres
de Altagracia de Orituco a la Orden del Carmen.
Serán muy pronto carmelitas venezolanas.
NUEVAS FUNDACIONES 43

Estoy seguro de que el Superior General leyó


varias veces una nota que agregó el Padre Sendra
en su carta: La Superiora es una verdadera
santa... (La referencia a Madre Candelaria era
clarísima).
El domingo de Pentecostés llega la noticia.
Era una verdadera buena nueva. Las Hermanitas
serán ahora «Terciarias Carmelitas Regulares»
(para nosotros carmelitas venezolanas).
El tiempo le dio la razón al Padre Sendra. El
27 de abril del año 2008 se confirmará aquella
clara profecía.
La pobreza de las hermanas era tal que no
tenían ni para pagar la hechura de los hábitos.
La chequera de Madre Candelaria y las tarjetas
de crédito se llamaban: CONFIANZA TOTAL EN
LA AYUDA DE DIOS, EN LA SANTÍSIMA
VIRGEN Y EN LAS LIMOSNITAS.
Madre Candelaria le escribe a Mons. Sixto
Sosa: «Lo considero tan contento como estoy yo,
pues ya marchamos bajo la santa librea del
Carmelo. Gracias a Dios por tantos beneficios».
44 MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ

El 5 de agosto vestían el hábito las hermanas


de Cumaná y el 9 de agosto Mons. Sixto Sosa
nombra a la Beata Candelaria de San José
Primera Superiora General de la Hermana
Carmelitas y Maestra de Novicias.
El 30 de septiembre se instaló oficialmente
el noviciado en Porlamar.

Construcción de la primera etapa


del Hospital de Porlamar, fundado por la Madre
Candelaria el 12 de octubre de1921.
45

CAPITULO 10
FIEL HASTA EL FINAL

El día 30 de septiembre de 1927, el Obispo


de Cumaná recibía los votos perpetuos de Madre
Candelaria como Carmelita y los votos
temporales de las hermanas que habían realizado
el noviciado.
El 17 de enero de 1929, un fuerte terremoto
destruyó en gran parte la ciudad de Cumaná.
Madre Candelaria y el Padre Elías se trasladan
inmediatamente con víveres y medicamentos a
socorrer a los damnificados.
La nueva Beata y las hermanas se pusieron al
frente del hospital. La caridad fue de nuevo la
nota de amor de esta nueva congregación.
Hasta el 27 de noviembre de este año, día de
la Virgen Milagrosa, ejerció el cargo de Maestra
de Novicias.
46 MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ

En 1930 visita las casas y se establece por un


tiempo en Barcelona para recuperar su salud
resentida por tanto trabajo.
El providencial director espiritual Padre Elías
M. Sendra, regresa el 12 de mayo de 1931 a
España, enfermo de artritis pero cargado de
méritos.
Este viaje y la salida temporal de los padres
carmelitas de Porlamar motivan que el noviciado
sea trasladado a Cumaná.
El 6 de junio de 1933 Madre Candelaria sale
a Caracas y el 25 de septiembre regresa a
Cumaná, en esta ciudad escribe: «Me vine con
las manos vacías; pero muy conforme con la
voluntad de Dios».
Esta nota de la Madre Candelaria habla por si
sola. No hacen falta comentarios. Es la expresión
de un alma santa.
En este año se firmó el contrato para la
fundación de un hospital en Duaca, Estado Lara.
FIEL HASTA EL FINAL 47

El 15 de septiembre de 1935 inicia las labores


educativas el Colegio Nuestra Señora del Carmen
de Cumaná, bajo la dirección de las Hermanas
Carmelitas.
El 11 de abril de 1937 se inicia el Primer
Capítulo General de la Congregación que se
había preparado con diligencia y fervor. La
Congregación estaba ya madura para el cambio
de Superiora General.
La Madre Candelaria entrega funciones en
manos de la Madre Luisa Teresa Morao. Ella fue
la primera en postrarse de rodillas ante la nueva
superiora, afirmar obediencia, besarle el hábito
y disponerse a ir a la casa donde fuera enviada.
La Congregación contaba con 45 religiosas y
9 casas (5 hospitales, 2 colegios, 1 seminario y
la casa central-noviciado)
¡Jesús, Jesús, Jesús! ¡He triunfado!
Con estas impresionantes palabras de
fidelidad, de verdadero anhelo de fidelidad hasta
el último suspiro (¡He triunfado!) entregó su alma
al Creador la Beata Candelaria de San José. Era
el 31 de enero de 1940 en la ciudad de Cumaná.
48 MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ

La sencilla profecía que le había dado a una


hermana de la congregación cuando salía hacia
Duaca en un vapor de Sucre a Puerto Cabello,
se había cumplido: «Me despido hasta el cielo.
Ya no me verá más. Si oye decir que antes de
morir he dicho ¡Jesús!, es que me he salvado,
porque esto es lo que le estoy pidiendo a Dios».
El Señor, en su infinita bondad con esta hija
tan fiel, le permitió decir, no una vez sino tres,
¡Jesús! Estaba más que cierta su salvación.
El entierro, presidido por Mons. Pibernat,
Vicario General de la Diócesis de Cumaná, en
ausencia de Mons. Sixto Sosa, enfermo en
Caracas, se inició en la Catedral y sus restos
fueron llevados al cementerio. Una voz se oyó
por las calles, callecitas y senderos de la ciudad:
¡Ha muerto una santa!
El epitafio en la lápida de mármol de su tumba
proclama: ¡Pasó haciendo bien, su memoria será
siempre bendecida!

Impreso en las prensas venezolanas de


Organización Gráficas Capriles
Caracas. Venezuela

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