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Anna Carolina lee a Paul Feyerabend

Nélida Gentile
UBA-UNLZ-ANPCyT

1. Anna Carolina: la historia de una entrañable e inolvidable amistad

Conocí a Anna en Argentina en 1996, en ocasión de las VII Jornadas de Epistemología e


Historia de la Ciencia, organizadas por la Escuela de Filosofía de la Universidad Nacional
de Córdoba, en la ciudad de Cosquín, En esa oportunidad, Anna disertó con el trabajo
titulado “Uma leitura hermeneutica da Origem das espécies de Charles Darwin”. Filosofía
e Historia de la biología, en particular la teoría darwiniana, constituyó uno de los ejes
que marcaron el derrotero de la investigación de Anna; el otro, retórica y racionalidad
científica. Pero desde los inicios de su carrera, ambos tópicos estuvieron entrelazados. De
acuerdo con sus palabras, plasmadas en la entrevista realizada en 2004 y publicada en la
revista Episteme, después de haber leído en 1976 la primera versión de Against Method,
quedó motivada por el “giro” mental que provocó en ella su lectura (Regner, A. 2004).
Así, en 1980, decidió estudiar con Feyeberand, en Berkeley, para investigar el tema de la
racionalidad a partir de la polémica entre creacionistas y evolucionistas (Regner, A.
2004). Feyerabend fue, conforme a sus propias declaraciones, una de las figuras más
influyentes en su carrera:

De influências, a mais marcante foi a de Paul Feyerabend, com quem vim a estudar
de 1980-1983 e sob cuja supervisão escrevi um longo “paper” que viria a ser o
embrião de minha tese (Regner, A. 2004).

Después de aquel primer encuentro con Anna en la ciudad de Cosquín, continuaron


una sucesión de eventos académicos que fueron profundizando día a día nuestra amistad.
Cabe destacar, entre ellos, “Filosofia e História das Ciências: I Encontro do Cone Sul”,
organizado por Anna en 1998, en la UFRGS. Ese evento estimuló el trabajo posterior que
dio lugar, en el año 2000, a la creación de la Associação de Filosofia e História da Ciência
do Cone Sul (AFHIC), que Anna llegó a presidir. Los posteriores congresos de la
Asociación y otros realizados tanto en Argentina como en Brasil, significaron un
invalorable espacio de intercambio académico y personal con Anna.

1
A partir del año 2008 tuve la oportunidad de participar, también de coordinar, el
Programa Binacional Centros Asociados de Posgrado Brasil-Argentina (CAPG-BA). El
Programa contemplaba el intercambio académico de profesores y estudiantes de los
respectivos posgrados en filosofía, el Doctorado de la FFyL-UBA y el PPG-Unisinos.
Fueron tres proyectos consecutivos, desde el año 2008 al año 2014. Desde el punto de
vista académico, la experiencia fue sumamente valiosa y enriquecedora. En el marco de
los proyectos se realizaron actividades y publicaciones conjuntas; desde el punto de vista
personal, se intensificaron los lazos con los colegas de Unisinos. En lo que a Anna
respecta, quedó sellada definitivamente nuestra amistad: viajar a Porto Alegre significaba
no solo compartir momentos y espacios académicos con Anna, significaba compartir
también su casa, su familia y sus “cachorros”.
Podría continuar enumerando situaciones y contando anécdotas personales de mi
relación con Anna, pero vaya a modo de un humilde homenaje pasar revista sobre uno de
los tópicos filosóficos de su interés, la racionalidad científica, y su particular lectura de
Paul Feyerabend.

2. Paul Feyerabend: “el peor enemigo de la ciencia”

Cuando se menciona el nombre de Paul Feyerabend resulta natural asociarlo con el


anarquismo metodológico, la posición desarrollada en la década de los ´70 y plasmada
primeramente en Against Method (1975), tal vez con más detalle en Science in a Free
Society (1978) y más tardíamente en Three Dialogues on Knowledge (1991). La oposición
que Feyerabend había desplegado contra el empirismo lógico y la doctrina popperiana en
la década anterior, se inserta ahora en un contexto de crítica mucho más radical. La
metodología pluralista propuesta bajo la cual subyace el principio de contrainducción
esto es, la invención y elaboración de hipótesis inconsistentes e inconmensurables con
el punto de vista altamente confirmado y aceptado lejos de limitar el rango de las
posibles alternativas lo amplía de manera extrema:

Tales alternativas pueden tomarse de donde quiera que uno sea capaz de
descubrirlas: de los mitos antiguos, y de los prejuicios modernos; de las
elucubraciones de los expertos y de las fantasías de los chiflados [...] La separación
entre historia de la ciencia, su filosofía y la ciencia misma se desvanece en el aire
[...] (Feyerabend 1975, 31-32).

2
Desaparece por completo todo intento de encontrar un criterio de demarcación
objetivo explícito del empirismo radical entre lo que es ciencia y aquello que no lo es.
No hay diferencia sustancial entre la ciencia, el mito, el arte, la religión o la hechicería.
En última instancia, la ciencia no es más que una ideología entre otras: “Puede ocurrir
que el conocimiento de hoy pase a constituir los cuentos de hadas del mañana, y que el
mito más ridículo se convierta eventualmente en la pieza más sólida de la ciencia”
(Feyerabend 1975, XX). Si bien concede que la “ciencia ha hecho aportes maravillosos a
nuestra comprensión del mundo y que estos aportes han conducido a espectaculares
conquistas prácticas” (Feyerabend 1985, 111), considera que para probar la superioridad
de la ciencia debería mostrarse a) que ningún otro campo de conocimiento ha producido
nada comparable y, además, b) que los resultados de la ciencia son autónomos de otras
instancias no científicas. Pero recientes investigaciones en el campo de la antropología,
la arqueología y la parapsicología han demostrado que “nuestros antepasados y
contemporáneos primitivos poseían y poseen cosmologías, teorías médicas y biológicas
altamente desarrolladas, y que conducen a mejores resultados que sus competidoras
occidentales” (115). Por otra parte, la historia de la ciencia manifiesta, por ejemplo, que
durante largo tiempo la astronomía estuvo teñida de ideas pitagóricas y que la medicina
se vio influida por el herbolarismo, la psicología y la metafísica de brujas, comadronas y
hechiceros (118). Esto deja en claro, en opinión de Feyerabend, cómo los métodos y
resultados acientíficos han estado siempre unidos al desarrollo de la ciencia. De manera
que, ni la ciencia ni el racionalismo ligado a ella tienen ninguna prerrogativa especial: “la
ciencia es una de las muchas formas de pensamiento que el hombre ha desarrollado y no
necesariamente la mejor” (119).
Se desdibuja, la tradicional distinción entre un contexto de descubrimiento y un
contexto de justificación, pieza clave de las epistemologías ortodoxas. El carácter lógico
y racional atribuido a los procedimientos de justificación, en contra de la naturaleza
psicológica de los procesos que llevan al descubrimiento de nuevas ideas, es otro de los
tópicos que caen bajo el anarquismo de Feyerabend.

[...] un examen muy superficial demuestra además que una aplicación resuelta de los
métodos de crítica y prueba que, se dice, pertenecen al contexto de justificación,
destruiría la ciencia tal y como la conocemos, y nunca la hubieran dejado surgir.
Recíprocamente, el hecho de que la ciencia existe, prueba que dichos métodos fueron
dejados de lado con frecuencia. Fueron dejados de lado precisamente por aquellos

3
procedimientos que ahora decimos pertenecen al contexto de descubrimiento"
(Feyerabend 1975, XXX).

Las ideas sobrevivieron debido a prejuicios, estupideces, en suma, sobrevivieron


debido a todos los elementos que caracterizan el contexto de descubrimiento, porque
se opusieron a los preceptos de la razón y porque se permitió que estos elementos
irracionales se salieran con la suya" (Feyerabend 1975, XXX).

En síntesis, no hay procedimientos ni reglas de validez universal que hagan posible


el avance del conocimiento. El único principio que puede defenderse es aquél que deja
fuera la razón, y estimula la imaginación y la libertad del individuo, a saber, la paradójica
regla del todo vale.
Si bien Feyerabend contó con una amplia audiencia, el provocativo discurso en su
época anarquista dio lugar a una variada gama de réplicas y reacciones no solo dentro del
ámbito filosófico sino en el propio campo de la ciencia. En un artículo publicado en 1987
en la revista Nature, "Where Science Has Gone Wrong", dos físicos del Departamento de
Física del Imperial College of Science and Technology de Londres, T. Theocharis y M.
Psimopoulos, acusaron a Feyerabend de ser “el peor enemigo de la ciencia”. Lo curioso
del caso es que junto a Feyerabend calificaban también como traidores de la verdad y del
progreso científico a Karl Popper, Imre Lakatos y Thomas Kuhn.
Sin llegar a esos extremos, recordemos que Against Method fue concebido
precisamente como una discusión donde Feyerabend expondría sus ideas y Lakatos las
criticaría. La prematura muerte de Lakatos, ocurrida cuando Feyerabend ya había
redactado su parte, impidió que el proyecto se llevara a cabo, pero, de todos modos,
Feyerabend decidió dar a conocer sus ideas. Sea cual fuere la evaluación que hagamos de
los textos de Feyerabend, lo cierto es que, sin lugar a dudas, nos invitan a más de una
lectura. Veamos…

3. Paul Feyerabend: inspirador de una nueva racionalidad

No es la inspiración de una epistemología negativa lo que Anna percibió al leer Against


Method. De acuerdo con su interpretación, el anarquismo de no es una doctrina sino una
actitud, es la estrategia elegida por Feyerabend para llevar a cabo la crítica de su
adversario, encarnado en las posturas del empirismo lógico, el racionalismo de Popper y
la forma de racionalismo más sofisticada propuesta por Lakatos. Así, afirma Anna:

4
Feyerabend se vale de una estrategia anarquista: muestra la irracionalidad de las
reglas del racionalismo […] y la razonabilidad de las reglas contrarias a ellas (las
contra-reglas) (Regner 1996, 68).

Las reglas a criticar son los dos supuestos que, de acuerdo con Feyerabend,
subyacen al racionalismo moderno: i) aceptar sólo hipótesis que se ajusten a teorías
confirmadas o corroboradas, y ii) eliminar hipótesis que no se ajusten a los hechos bien
establecidos. Pero, conforme a Feyerabend, estas reglas no solo van en contra de la
práctica científica, sino que resultan irracionales, son autodestructivas de la metodología
que supuestamente pretenden fundamentar. Al exigir que las nuevas teorías sean
consistentes con las ya existentes y de esta manera poner límites a la variedad de
opiniones consideradas, el cumplimiento de ese requisito transformaría la ciencia en una
actividad dogmática. Por el contrario, como hemos visto, la ciencia se desarrolla
contrainductivamente, esto es, por medio de la introducción de hipótesis que son
inconsistentes tanto con teorías confirmadas como con hechos, observaciones y
resultados experimentales bien establecidos. Condensada en la idea de su Adios a la
razón, Feyerabend procura liberar la ciencia de todo dogmatismo, promoviendo, como
hemos señalado, una metodología pluralista.
Pero bajo el desenvolvimiento de la metodología pluralista, Anna no ve una
amenaza para la ciencia. Muy por lo contrario, es en la concreción de esta actitud
anarquista donde aflora en su opinión el germen de una nueva racionalidad, una
racionalidad contextuada, insinuada en las últimas páginas de la primera versión de
Against Method, introducida luego de modo más directo en el epígrafe que encabeza el
capítulo 18 en la edición de 1988 y expresada de forma más acabada en las revisiones que
Feyerabend lleva a cabo con posterioridad, en la edición de 1993 (Regner 1994, 125). En
favor de su interpretación, Anna Carolina se apoya en los siguientes pasajes de
Feyerabend:

Puede llegar una época en que sea necesario conceder a la razón una preponderancia
transitoria y en la que resulte aconsejable defender sus reglas con exclusión de todo
lo demás. No creo que hoy estemos viviendo en semejante época (Feyerabend 1975).

Aun [así] es posible evaluar los estándares de racionalidad y mejorarlos. Los


principios para mejorarlos no están [no se hallan] ni en la tradición anterior ni más
allá [por encima] del cambio y es imposible determinarlos (Feyerabend 1988, 1993,
cap. 18).

5
[Incluida en nota al pie en la versión de 1993, en alusión al contenido de la primera
cita transcripta aquí, correspondiente a la edición original de 1975]. Esta fue mi
opinión en 1970, cuando escribí la primera versión de este ensayo. Los tiempos han
cambiado. Teniendo en cuenta algunas tendencias en la educación estadounidense
('políticamente correcto', menús académicos, etc.), en filosofía (posmodernismo) y
en el mundo en general, creo que ahora se debe dar mayor peso a la razón, no porque
sea y siempre haya sido fundamental, sino porque parece más bien ser necesario en
las circunstancias que hoy ocurren con frecuencia (pero puede desaparecer mañana),
para crear un enfoque más humano (Feyerabend 1993, 13, nota 12).

Un anarquista ingenuo dice: a) que tanto las reglas absolutas como las reglas
dependientes del contexto tienen sus límites y concluye b) que todas las reglas son
inútiles y deben dejarse de lado. (...) aunque estoy de acuerdo con a), no estoy de
acuerdo con b). Sostengo que todas las reglas tienen sus límites y que no existe una
"racionalidad" comprehensiva, no argumento que debamos proceder sin reglas ni
criterios (Feyerabend, 1993: 231)

Anna entiende que los principios generales de los que habla Feyerabend, el propio todo
vale, son lo suficientemente vagos como para comportar variadas determinaciones
(Regner 1994, 125). Y no cabe crítica alguna por esta vaguedad, ya que el objetivo de la
crítica no es el de constituir un nuevo cuerpo de principios firmes e inmutables sino, más
bien, dejar abierta la posibilidad de una razón contextualizada, capaz de dar cuenta de
"situaciones" diferentes y complejas, sin privilegiar un conjunto particular de reglas
(Regner 1994, 125-126). Se trata de una racionalidad en “acción” ejercida necesariamente
"de algún modo" en un “contexto” determinado (Regner 2004, 295).
En la lectura de Anna, la crítica de Feyerabend no va en menoscabo de la ciencia.
Sostiene que el contenido de la crítica cambia si se circunscribe la racionalidad a la
contextualidad histórica, condición de posibilidad para la comprensión de la naturaleza
de la ciencia. ¿En qué consiste esta naturaleza? Respondamos, para finalizar la sección,
con las propias palabras de Anna:

Feyerabend sitúa su análisis de la ciencia y, a fortiori, de la racionalidad en una red


de supuestos epistemológicos, ontológicos, humanísticos y pedagógicos,
colocándola en la perspectiva más amplia de la cuestión del conocimiento […] De
modo que la discusión de la racionalidad de la ciencia se convierte en parte de una
racionalidad mayor ligada a la vida del hombre y sus decisiones comunitarias, una
racionalidad que explora las relaciones de la ciencia con otras formas de elaborar

6
cosmovisiones y la presenta como una entre otras posibles formas de vida sin
ninguna prerrogativa especial (Regner 1994: 124).

4. Paul Feyerabend: un buen empirista

Por mi parte, defiendo una interpretación de Feyerabend bastante discordante de la


primera y parcialmente diferente de la segunda, discutida otrora con Anna Carolina.
Mientras ella percibe continuidad en el pensamiento de Feyerabend y ve sus ideas ya
insinuadas en los primeros trabajos, brevemente adelantadas en versiones posteriores y
tratadas con más detalle en sus últimos escritos, yo observo, en cambio, marchas y
contramarchas y un decidido retorno hacia sus reflexiones iniciales en torno a cómo ser
un buen empirista. En efecto, el anarquismo metodológico es sólo un aspecto que
predominó en cierto momento de la evolución del pensamiento de Feyerabend, ya que a
lo largo de todos sus escritos pueden encontrarse argumentos que se identifican con otras
posiciones epistemológicas. De este modo, se hace necesario examinar el desarrollo de
sus ideas atento a las variaciones que sufrieron. Puede efectuarse entonces una suerte de
reconstrucción racional del camino recorrido por Feyerabend distinguiendo cuatro fases:
i) su filosofía empirista, ii) su enfoque falsacionista, iii) la imagen anarquista y iv) el
camino de retorno. Por razones de tiempo, solo ofreceré un pantallazo rápido de cada una
de estas fases a fin de subrayar, sí, aquellos aspectos que marcan el movimiento pendular
de su ideario.1
La primera etapa se sitúa hacia fines de la década del ’40, la época en la que
Feyerabend decidió dejar de lado el proyecto de presentar una tesis doctoral en el área de
la física para elaborar su disertación sobre los enunciados básicos, bajo la dirección de
Víctor Kraft, el único de los antiguos miembros del Círculo de Viena que permanecía en
esa ciudad después de la guerra. Según sus propias declaraciones, en ese momento adoptó
entonces una postura sustancialmente similar a la que sostenían los empiristas lógicos.
Refiriéndose a sus conversaciones con Hans Grümm, que trataba de convertirlo al
realismo, en Killing Time Feyerabend escribe:

Hans y yo teníamos muchas cosas en común. Nos oponíamos a la religión y


apoyábamos la ciencia. Pero mientras que yo me basaba en la experiencia de los
sentidos y la lógica (o lo que creía que era la lógica), Hans defendía el realismo con
la dialéctica como principal arma. Era más viejo que yo y un polemista avezado, pero

1
Para un examen más detallado véase Gentile 2007.

7
no me impresionaba. Ya había oído argumentos realistas antes, y por lo que a mí se
refería todos eran circulares (Feyerabend, 1995, p. 72).

Feyerabend señala también que Walter Hollitscher necesitó dos años para
convencerlo de los méritos del realismo. Cuando Hollitscher afirmaba que los científicos
adoptan una actitud realista, Feyerabend le respondía que ello se debía al hecho de que
no se habían liberado todavía de sus prejuicios metafísicos. No cabe duda, pues, de que
el pensamiento filosófico de Feyerabend abrigaba en un primer momento todos los
elementos característicos del positivismo: la sobrevaloración de la lógica y la experiencia
sensible, y consecuentemente, el rechazo de la religión y la metafísica. Así lo recuerda
también en Adiós a la Razón: “[...] Hollitscher, uno de mis maestros, me cambió de
positivista cabezota en realista algo menos cabezota” (Feyerabend, 1998, p. 97).
Luego de finalizado su doctorado, Feyerabend se trasladó a la London School of
Economics para realizar investigaciones bajo la supervisión de Popper. Su concepción
epistemológica adquirió entonces un enfoque falsacionista. En verdad, Kraft, lo mismo
que Popper, pensaba que la inducción no constituye un método capaz de garantizar los
enunciados universales, de manera que el acercamiento de Feyerabend a Popper ya venía
de alguna manera facilitado por sus contactos previos. Como señala Preston (1997, 18),
Feyerabend también suscribía la idea de que la epistemología debía enmarcarse en una
perspectiva normativa más que llevar a cabo la descripción de la práctica científica real.
Estas coincidencias con Popper explican quizá, que Feyerabend llegara a pensar que el
falsacionismo constituía una versión más sofisticada y sólida del empirismo. En How to
be a Good Empiricist (1963) manifiesta no solo su simpatía con la metodología empirista
sino también el reconocimiento de que esta concepción debe abandonar algunos
supuestos erróneos. Como una clara manifestación de la influencia popperiana, el núcleo
de la posición de Feyerabend está constituido por el énfasis en la necesidad de la crítica.
Con esta herramienta metodológica examina la filosofía del positivismo lógico, y
mientras se muestra dispuesto a mantener aquellos aspectos que considera acertados,
enjuicia otros e intenta superarlos a través de la introducción de nuevas normas
metodológicas. La pieza clave de toda su propuesta es el principio de proliferación
teórica, la metodología pluralista, y una de sus consecuencias la reivindicación de una
postura realista.

El empirismo exige que el contenido empírico de cualquier conocimiento que


poseamos sea aumentado tanto como sea posible. Por tanto, la invención de

8
alternativas que se añadan al punto de vista en discusión, constituye una parte
esencial del método empírico (Feyerabend, 1965a, 176).

Pero ello supone que estas alternativas “sean desarrolladas de la forma más fuerte posible,
es decir, como descripciones de la realidad más que como meros instrumentos de
predicción exitosa” (Feyerabend, 1964, 200).

En este ensayo afirmo que el realismo es preferible al instrumentalismo [...] Esto es


porque la invención de nuevas teorías que son inconsistentes con el punto de vista
aceptado viene exigida por el principio de contrastabilidad, y esto es también la
prometida justificación metodológica para el realismo (Feyerabend, 1964, 176 y
201).2

La tercera fase, cuya manifestación más sobresaliente es la publicación de la primera


edición de Against Method, es la que popularizó su imagen anarquista y en la que se
focalizaron sus detractores para considerarlo “el peor enemigo de la ciencia”. El
pluralismo teórico, como hemos visto, se extiende en esta fase mucho más allá de los
límites de lo que normalmente se considera el dominio de la ciencia y abre espacio al
enfrentamiento de las teorías científicas con otros tipos de concepciones del mundo, como
la religión o la magia, como si fueran distintas tradiciones que se encuentran en un pie de
igualdad para cuestionarse unas a otras. El alejamiento de Feyerabend con respecto a la
versión falsacionista del empirismo que antes había suscripto puede apreciarse con toda
claridad en el siguiente pasaje de la primera edición de Against Method 3:

Las teorías inconmensurables pueden ser, pues, refutadas haciendo referencia a las
respectivas clases de experiencia que les son propias: i.e. descubriendo las
contradicciones internas que sufren [...] Sus contenidos no pueden compararse, ni es
posible hacer un juicio sobre su verosimilitud excepto dentro de los confines de una
teoría particular [...] Ninguno de los métodos que Carnap, Hempel, Nagel, Popper o
incluso Lakatos quieren aplicar para racionalizar los cambios científicos puede ser
aplicado y el único que puede aplicarse, la refutación, es de fuerza muy reducida. El
resto son juicios estéticos, juicios de gusto, prejuicios metafísicos y deseos

2
El declarado realismo que Feyerabend asume en esta etapa resulta claramente incompatible con la posición
constructivista que asumirá a partir de su defensa de la tesis de la inconmensurabilidad. Preston lo denomina
“realismo conjetural” (Preston, 1997, p. 61) en virtud de que se les atribuye a las teorías científicas el intento
de describir la realidad, pero –a diferencia de lo que pensaba Popper– no se postula ningún modo de evaluar
su verosimilitud y tampoco se postula la convergencia hacia la verdad, como sostienen otros asiduos
defensores del realismo.
3
Este pasaje formaba parte de varias páginas que fueron totalmente suprimidas en la tercera edición.

9
religiosos, dicho brevemente, nuestros propios deseos subjetivos [...] (Feyerabend,
1975, p. 284-285, cursivas del autor).

Finalmente, la cuarta fase corresponde a los trabajos más tardíos de Feyerabend,


incluidos la tercera edición de Against Method, en 1993, y su obra póstuma Conquest of
Abundance, editada en 1999. Me he referido a esta etapa como “el camino de retorno”,
dado que Feyerabend amortigua muchas de las afirmaciones contenidas en la versión
original de Against Method y exhibe una actitud más afín a la valoración del método
científico.

“Anything goes” no es un “principio” que yo sostuviera –no creo que los “principios”
puedan usarse y discutirse fructíferamente fuera de la situación concreta de
investigación que se supone que afecta– sino la exclamación aterrorizada de un
racionalista que mira más de cerca la historia” (Feyerabend, 1993, vi).

Del mismo modo, Feyerabend toma distancia del “anarquismo ingenuo” que le atribuían
la mayoría de los críticos:

Yo sostengo que todas las reglas tienen sus límites y que no hay ninguna racionalidad
comprehensiva, no sostengo que deberíamos proceder sin reglas y patrones. También
defiendo una explicación contextual, pero […] las reglas contextuales no han de
reemplazar las reglas absolutas, han de suplementarlas (Feyerabend, 1993, 231,
cursivas del autor).

También la inconmensurabilidad, otro concepto fundamental de la concepción de


Feyerabend, fue objeto de una reformulación. En un párrafo que no figuraba en la primera
edición de Against Method, Feyerabend nos dice que la inconmensurabilidad es un
problema para los filósofos, no para los científicos: “La inconmensurabilidad desaparece
cuando usamos los conceptos como los científicos los usan, de una manera abierta,
ambigua y frecuentemente contraintuitiva” (Feyerabend, 1993, 211). Asimismo,
Conquest of Abundance, rechaza la idea de origen kuhniano de que el reemplazo de una
teoría física por otra se produce a través de una especie de conversión parecida a las que
ocurren en el plano religioso y cuya consecuencia es que los científicos revolucionarios
dejan de entenderse con los que continúan utilizando el lenguaje de las teorías anteriores
(Feyerabend, 1999, 313). Por lo contrario, sostiene que en el debate protagonizado por
Einstein y Bohr en torno a la teoría cuántica, por ejemplo, ambos se entendían
perfectamente y por eso podían llevar adelante la discusión.

10
Tanto el realismo como el relativismo extremo que había llegado a sostener
previamente sufren también marcadas atenuaciones. Al respecto, Feyerabend escribe:

[…] las fases que los relativistas consideran como proyectores igualmente válidos
de verdad y realidad contienen ambigüedades que, cuando se hacen manifiestas,
disuelven todos los juicios relativistas. Concluyo que el relativismo y el realismo,
aunque tal vez conduzcan a análisis aproximados de las fases particulares de un
desarrollo complejo, omiten rasgos importantes de esas fases y fracasan cuando se
los aplica al propio desarrollo (Feyerabend, 1999, p. 155).

Y en “Poscript on Relativism”, incluido en la tercera edición de Against Method, señala


que la identificación del científico (y de cualquier miembro de una cultura relativamente
uniforme) con un escultor de la realidad metáfora introducida ya en la segunda edición
constituye una forma de relativismo, pero no del tipo sostenido por Barnes y Bloor. En
coincidencia con la opinión de Kuhn, quien había juzgado absurdas las tesis del Programa
Fuerte de la filosofía de la ciencia, Feyerabend considera que los científicos, como los
escultores, están sometidos a las restricciones que les imponen sus correspondientes
materiales (Feyerabend 1993, p. 269). Así, el rotundo relativismo que parecía estar
asociado a su antiguo anarquismo cedió su lugar a una versión decididamente más
moderada.
De este modo, si por un lado a) prestamos atención a las concesiones que presentan
las reflexiones de Feyerabend en las últimas obras, b) tomamos en serio, por el otro, las
palabras formuladas en el Prefacio de la segunda edición de Againt Method respecto de
que el libro había sido concebido con el espíritu irónico y algo jocoso que caracterizaba
a Lakatos pero que no todo lo que allí expresaba debía interpretarse de manera literal y
c) desestimamos, además, las versiones simplificadas atribuidas a la epistemología
tradicional4, no resulta demasiado sorprendente pensar que las convicciones de
Feyerabend han dejado atrás el desafiante anarquismo y se han aproximado finalmente a
las conclusiones de un buen empirista.

5. Coda
Hemos presentado tres lecturas diferentes de Feyerabend, compatibles en algunos
aspectos, incompatibles en otros. La primera de ellas presenta al autor de Against Method

4
Para un examen de la simplificada y distorsionada imagen que la filosofía histórica de la ciencia brindó
de la epistemología tradicional, véase Gentile (1997; 2013, cap. 10).

11
como un enemigo del progreso, la verdad y la racionalidad de la ciencia; la segunda, como
el inspirador de una nueva racionalidad científica inscripta en la racionalidad más amplia
del hombre, una racionalidad “en acción”, “situada”, “contextualiza”; por último, la que
percibe que la impronta empirista de Feyerabend ha quedado latente a lo largo de toda su
vida. Sea cual fuere la lectura que adoptemos, lo cierto es que su análisis nos convoca a
ilustrar, en el nivel metacientífico, la temática de las controversias, uno de los últimos
tópicos estudiados por Anna en el marco de sus investigaciones sobre la racionalidad.

Referencias

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Support. In: P. Feyerabend, Realism, Rationalism and Scientific Method:
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