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de ese
luz trtr pront() como se descubre el principio ccmún
alg,l. La Perfectá unidad de este tipo de conocimientos' a
sus juici<ts de acuerdo con leyes constantes v <¡ue tiene que -.J9" . ll.p3rqs-e-L. 3 9i
q.{s¡F.I, l l l. f¡.tze t pr-o-pjt!- gn un ggrylge .
dejarse conducir con andader¿s, por asi clecirlo. De 1o contrario, tar , -e1"."111?l-Pgq!--e-19*-!§"1-r.-e49... -n1, fll+d"4l .¡-qb-re -srr . r-icraria. -u-r1a
las <,bservaciones fortuitas y realiz.adas sin un plan previo pa§c§ió'n.dilr-4-d9l4, de que su modo de
No hav, pr-res, clucla
no van ligadas a ninguna ley necesaria, ley que, de todos proceder ha consistido, hasta la fecha, en un mero andar a
rrrrdos, le razón busca y necesita. L¡ rtz<in debe aborclar tientas y, lo que es peor, a base de simples concePtos.
|a, nattraleza llevando en una mano ios principios según los
..¡.,\ qué se debe entonces que la rnetafísica no hag
cuales sólo pueden considerarse como leyes los fenómenos encontrado t<¡davía el camino seguro de la ciencia? ¿l:ls aca"sg
concordantes, y en la otra, el experimento que ella haya provec- in-rposible? ¿Por qué, pues, la naturaleza ha castigado nuestfi!-
tado a la luz cle tales principios. Aunque debe hacerlo para razón con ei tfán incansable de perseguir este camino corlo
ser instruida por la natural ez^, n()lohará en calidad de discípulo una cle sus cuestir-rnes más importar-rtes?oN{ás todavía: ¡qué,
que escucha todo kr que el maestro quiere, sino como juez pocos motivos tenemos para confial en Ia"razón si, ante uno i|*.t'1.
designado que obliga a los testigos a responder a las preguntas de los campos más importantes de nuestro anhelo de saber,'${.,,". ,,
'[
No sig,, e\.1('iemcnte el hilo cle 1:r historia del método experimental, 1 Entendiendo, de acuerdo con Erdmann, iibrigen, en ltgar <1c iibrill'
cuyos comie¡zos siguen sienclo mal conocjdos. (Nota de Kart). (N. del T.)
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K:\NT'/(]RI'IICA Dr'l LA RAZON PLIR,'\ PR()1-OC;() DIl l-A SiICUNDA EDICI()N
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s()n 1 l() suficientemente n()tables com(.) Para hacer rcflexion¿rr clado clue la misma experiencia constituye un tipo de conoct-
sot¡re el asPecto esencial de un cambit¡ cle método que tan .r-,i".rt., que requiere entendimiento y éste posee unas reglas
buenos resultados ha proporcionaclo en anrbas ciencias, así que yo debo suponer en mí va antes de que los objetos me
como tambiéfl pal'x ímitarlas, ¿1 nrenos a título de ensayo, seen dados, es decir, reglas a prirtri. F'stas refJlas se exPresan
dentro de lo que permite su analogía, efl cuantu cont-'cimientos efl concePtos a priori a los que, Por taflto, se conforff]an BXVIII
de rezón, cofl la metafisica. Se h,i rupucsto hasta ahora quc necesaria;ente todos los obietos de la experiencia y con los
toclo nuestro conoccr debe regirse p{,r los obictos. Sln embar- que deben conc()rdar. Por k., que se refiere a los objetos
go, todos los intentos realizedos baio tal suPucstr) c()n vistas. que son meramente pensados por la razón y, además, comrr
.a establecer a priari, rnediante c()rlcePtos, algo sobre clichos ne..srrios-, pero que no pueden ser clados (al menos tal
como la razón los piensa) en la experiencia, digamos que
, objetos algo que ampliara nuestro cc¡nocimiento dcsembo-
r
las tentativas para pensarlos (pues' desde luego, tiene que
r caban en el fracaso:.Intentemos, pues, P()r una 1'67, 5l ¡iI
s,er posible pensarlos) proporcionarán una magnífica
piedra
aclelantaremr¡s más en las tareas de 1a metafísice suponiendo
de tirq.,. de 1o que consideramos el nuevo método de1 pensa-
que los obietos detrcn conformarse 2 nuestr') conocinlient",
cosa que concuercla ya rrejor con la deseadr pr'sibilidad de ar-riarrto, a saber, que sólo cr)n()cem()s t priori de las cosas
k'
un conocimiento a priari de dicbos obietos, un conocimiento lo que nosotros *i.-,,a P()nemos en ellas
gue pretende establecer algo sobre ésto.s antes de g9e.1os Este ensayo obtiene el resultadr¡ apetecido Y promete
sean dados.l Ocurre aquí como con lr¡s primeros pensamientos a ia primera porte d. la metafísica el camino seguro cle la
de Copérnico. histe, r'iencl<¡ cluc n() conseguía explicar los .ie.r.lr, daclo que esa primera Parte se ocupa de conceptos
xIX
movimientt>s cele ste s si accpf'aba clUe torlrl el e iército de estl ellas a priori cuvt>s obietos correspondientes pueden darse en 12
B
giraba alredeclor del espectad()r, probti si no obtendría meiores e"periencia adecuada. En efecto, según dicha transforn-tación
resultados hacienclo girar ri especta(l()r v clcjando las estrellas dei pensamiento, se puecle explicar muy bien la posibilidad
"'
ll xvlt en rePoso.,E,n la lnetaiísica se pueulc ilact-r cl nlisnlo cnsaro, "itr,.", de un crrnocimiento a priori y, más todavía, se pueden ProPor-
etr 1o que atañe a la infnicitin cJe los objctos. Si la intuicitn rí irt"aFhu... cionar pruebas satisfactorias a las leyes que sirven de base
turierzr quc regirse por la naturrlezt rle 1os objetos, no vgr-) a priori cle \a natua'leza' entendida ésta como comPendio de
cómo po<iría conocerse algo a priari sot're esa naturaleza'¡ Si, lo.s obietos rle experiencia. Ambas cosas eran imposibles
la
en cambio, es cl objcto (en curnto obir:to dc Ios senticlos) .n el tip., de proceclimiento entpleado hasta ahora' Sin embar-
el que se rige Por la n,rturaleza de nuestra fircuitad cle intuición, go, dela .ledrcción de nuestra capacidad de conocer a priari
puedo reprcscnterme táciln-rente tal posibiliclad' Ahora bien, en la primera Parte cle la metafísica se sigue un resultado
como no puedcl peltrnlc cn estas intuiciones, si se las quiere
convcrtir en conocimientos, sino que debo referirlas a algo kEstemétodo,tomaclodelqueusaelfísico,consiste'pues'enbuscar
como objeto suvo y determinar éste rnecliañté las mismas, los elementos de Ia razón pura en Io qte ptetle confirmar're o refilarse mediaúe
an exPerir/eflÍ0. Ahora bien, para examinar las proposiciones de
la razón pura'
puedo suponer una de estas clos cosas: o bicn los concepfrts
..p.ii"l -.rt. 1", que se aventuran más allá dc tr¡dos los límites de la experiencia
por medio de los cuales efectúo estl dctertliinación se rigcn no puetle efectuarsc ningún experimento con sus obietos (al modo
cle
po-.ilrle,
también por el obieto, ,v entonces tne encuclltr()' una vez ia física). Por consiguientc, tal exPerimento con cznceptlJ -y
principio'r silPileslor I
más, con el rnismo embarazo sr¡bre 1a maflera de saber de p'l
priori silo scrá lactible si poclemos adoptar dos Puntos de vista diferentes:
él algo tt friari; o bien suPong() que lo-' obietos t-r, io quc Lild Parte ,orgtntzándolos de forma que tales objetos
puedan ser consiclerados como
BXIX
es lr.¡ ntismo , Ia exlterientit, únic:- fuente cle su conocimientcr .b1.t.s.1.I., senticios y de Ia raztin, como objetos relativos a la experien
cizl Por 0trd, como obietos meramente pensados, como
objetos de una razón
(en cuanto objetns dados), sc rigc p()r tales conceptos' En aislada y <1ue intenta sobrepasar todos los límites de Ia experiencia' Si descubri-
este se¡¡unclo caso veo en seguicla una exPlicxci<in nrás fácil, -.. qr., este d.ble pontt de vista, se produce el acuerdo con el
prin
"dopa"n<lo
cipio cle Ia razón ptr" y .¡,., en cambio, surge un inevitable conflicto
de
1 Leyendo L['aier, en lugar cle Wire, de ecuerdo cr¡l Rosenkranz (rN la razón consigo misma cuando adoptamt>s un solo Punto de vista' entonccs
es el el que clecide si es correcta tal distinción (Nota dc Kant)'
del T'.) "tperimJ.to
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22 KANT/CRITICA DE LA RAZON PURA PROLOGO DE LA SF,GLINDÁ EDICION
extrano y, al parecer, muy periudicial para el objetivo entero cle toda experiencie posibie con nuestro conocinlient<-r a priori,
de la misn'ra, el objetivo del que se ocuPa la segunda parte' aunque sólo ciescle un punto de vista Práctíc()' Con este pftrcecli-
E¡qe te¡gltadg consiste 9n gle, con dicha 9ap-1-9!{ad, jam{s miento \a razó¡ especulativa siempre nos ha deiado, al meflos,
podemos traspasar 1a frontera de la experiencia posible, cos4 sitio para tal ampliación, aunque tuviera que ser vacío' Tene-
que constituye precisamentela tarea más esencial de esa ciencia-. mos, pues, libertad para llenarlo. ['.stan-ro-s incluso invitados
B xx Pero en ello n-rismo resicle la prueba inclirecta cle la verdad p.r, lr't^ró., a hacerlt, si pociemos, con sus clatos prácticosk' B xxII
del resultado de aquella primera apreciación de nuestro conoci- Esa tentativa cie transforn-tar el procedimiento hasta
miento racional a priori, a saber, que éste sólo se refierg.a ahora empleado por la nretafí-sica, efectuandr> en ella una c()m-
fenómenos y que deja, efi cambio, la cosa en sí comq no pleta revolución de acuercl«,¡ con el eiemplo de los geómetras
conocida por nosotros, a pesar de ser real por sí misntal y los físicos, constituve \a txea de csta crítica de Ia rzz<l¡n
Pues 1o que nos impulsa ineludiblemente a trasPasar lr¡s límites pura especulativa. Es un tratado sobte el método, no un siste l¡ra
de.ia experiencia y de todo fenómeno es lo intondicianado que sob.e la ciencia misma. Traza, sin embargo, el perfil entero
Il xxIII
la rtzón, necesaria y justificadamente, exige a todo 1o que cle ésta, tanto resPecto cle sus límites como respecto de toda
de condicionado hay en las cosas en sí, rcclantandr¡ de esta su articulación inte¡na. Pues lo prr>pio áel¡ razón Pura esPecu--
formala serie completa de las condiciones. Ahora bien, supo- lativa cc¡nsiste en que puede v iletre medir su capacidad segú¡
niendo que nuestro conocimiento empírico se rige por los sr-rs cliferentes mo<los cie elegir olrietos de pcnsemienro, erl
objetos en cuant() cosas en sí, se descubre que lo incon«licionad<.r que puede y clebe enumer¿r exhaustivamente las distintas fq1;
¡in coúr¡diccióni p()r el cnntrario, suponiendo
ntt ptrede Pensdrre mas cle proPonerse tareas y bosclr-rejal así globalmente uu 'siste'
que nllestra rcpresentacitin clc las cosas, tal como nos son ma de metafísica- Por lo clue toca a 1o prin-rero, en efectt"
cladas, no se rigc por éstas cn cuant() cosas en sí, sino que naila puecie añadirse a los obietos, en el con<>cinrtct-lto t ]'riyi-'-
más bier-r esos objetos, cr1 cuant() fenónrenos, se rigen por fuera'cle lo que el sujeto Pensante tr''nra de si misr¡^o' Poi'
nuestr'.r fornra cle rcpresentaciirn, desdpdrece la crtntradirción. Si Io <1ue se refiere a io segundo, la r¡z'ón c<¡nstitut'c, con resPecto-
esto es así v si, por consiguieflte, se descubre que lo incondicio- a los prirrcipios dcl conocimiento, una unicla<l completamente-
nado no clebe hallarse en las cosas en cuanto ias conocemos ..p".^.1^, subsistente por sí misma' una uniclad en la J9.!:,
(en cuanto flos son daclas), pero sí, en cambio, en las cr¡sas c()mo ocurfe en un cuerpo organizado, cacla miembro trabalS,
en cuanto no las conr¡ccmos, en cuanto c<¡§as en sí, entonces en favor de toclos lr¡s demás y éstos, 2 su vez, en Farrcr
se pone de manifiesto que lo que al comienzo admitíamos cle los prin-re ros;,.ningún principio puede tomarse con seguridad
Bxxl a título de ensayo se halla iustificadok. N,rt queda aún por destle un inita sin haber investigado, a la vez, su
aspecto
intentar, después de haber sido negado e Ia razón especulativa relación global con todo el uso puro de Ia nzón' A este
todo avance en ei terreno suprasensible, si no se encuentran
clatos en su conocinliento práctico para determinar aquel con- k Las lcyes ccntrales cle los movimientos de los cucrpos celesres propor-
cepto racional y trascendente de 1o incc¡ndicionado y sobrepa- cionan así comPlcta certeza 1 lo que Copérnico tomó, inicialnlente' corn<l
la vcz, la fuerza invisibic quc liga la estructura
sar, de ese modo, según el deseo de la metafísica, los límites simple hipótesis, y clemostraron, a
r('sl)((lo, lrr rrcl;rlisicu tiene una suertc singular, no otorgeda cle ésta última, a fin de no ctrcr en contredicciriri conslgtr
:r rrinl,r¡ll:¡ {l( l;l\ ()irts ciencias racionales que se ocupan de misn-ra. Negar n estz lallor de la crítica su utiliclad ,bo'ritirta
olrjcr,s (¡rrrt: lrr l,igica sólo estudia la f<¡rma del pensamient<r e<1uivaldría que ia policía nu Prestx un servitio
( ir 1,('r)( rrrl). l.strr sucrte c()nsiste en lo siguientc: si, mediante ^ ^f1rfi\^r
pa.rililo por limitllse su tarea primordial a lmpedir la violencia
l;r l)r(:(rl(. liticl, Ia metafísica se inscrta en el camino seéauro que lcls ciudaclanos pueclen telncr unos de otros, a fin clc
,l, l,r , icnt'il, 1'rurde abarcar perfectan-rcntc trido el campo de que cacia uno puecla cledicarse 11 sus 2lsunt()s en Paz v seguridad'
It \\t\ lr)., ((,r)()(¡rricntos que le pertenecen; con ello terminaría sr¡
E.n ia parte analítica clc le crítica se clemucstra: que el cspacio
,,1,r;r 1 l,r tlcj;iría, para uso de la postericlad, conto patrimoniL) v-el tiempo s()n ntems iormes cle ie intuici<in sensible, es
.rl ,¡rrt nr¡tlrr ¡-roriría arlaclirse, \ra que sólo sc ocupa cle principios decir, sin'rplcs coltclici()nes de l¿ existcnciz de les cos"rs cn
r' ,lt lls iirnitrrcic¡nes de su uso, limitaciones que vienen tletermi- CU:¡ntr t icnOln, n, )\ ; (lUr t.ttlipr,¡,' p('Seemi ls C('llC(Plr't,ltl rrl-
r,r,!:rs ¡ror esos mismos principios. Por consiguiente, está tetn- tenclimientc¡ ni, por tanto, elen)erlt()s Pera con()ccr las cr¡sas
l,iúrr ,rlrl iga<la, como ciencia fundamental, e csa conpletu.l sino en le meclicla en quc pucde darse la intulcitin correspon- Bxx\rl
I ,lt cllrr ha dc poclcrclecirse: ni/ ocfan rr!t/tdÍt.r, si qaid .wperexet diente a tales conceptos; que, cn consccuencia, no podemos
tt.q(lilt/// t. conocer un obleto conlo cosa en sí misrrla, sin¡r cn cuanto
*, Se pregunterá, sin embargo, ¿qué clase de tesoro es
obieto clc la intuiciór'r empírica, es clecir, en cu2lrtt() fenómeno'
ústc c¡ue pensamr)s Iegar a la posteridad con semeiante metafísi-
De elio se cieduce que toclo posiblc conocimiento especulativo
cr <lerpurada p()r la crítica, pero relegada por ello mismo, "** clel¡ razó¡ se halla limitacl<¡ a los sitrples objetos t1e la experien-
rr rrn estack¡ de inercia? Si se echx una ligera ojeada a esta
,, rza. Nr¡ obstántc, h,r1'quc.lcirr sicmpre a s'.rlvt¡ y ello ha
''ro
oirr¿ se puecle cluizá entender quc su utilidaci es sólo negatira: ,t de tenerse cn cuenta queJ rlutlque nrl poclemos L'0/\úrcr csos
rros aclviertc quc iemá-c nos aventuremos a traspesar 1os límites ...--:"' objetos conr() c()sas en sí ntisl¡as, sí ha cle scrnr¡s 1-xrsible,
'
cle la expericncia cr¡n le rtzón especulativa. Y, efectivamente, el Jren()s, pensar/ask. f)c Io contrarir¡, se scguiría ll :rbsurda R XXVII
ésta es su primera utilidaci. Pero tal utilidacl sc hace inmediata-
proposiciirn cle clue hrbrí¡ fcnotrleno sin clue nacla se rnenif esta-
lncnte Pa.r¡t;rd cuanclo sc rec()n()ce que l()s principios con los ra. Supongamos thoriL que n() se ha hechr¡ la distinci<in, cstable-
rlue la razón especulativa sobrepasa sus 1ímites no constituyen, cida como necesaria en flLrcstra crític2, cntre c()sas en cuaflto
tlc hecho, un;t anpliatión, sino que, examinaclos cle cerca, tienen ribjeto ric experiencirr v esas misruas cosas en cuanto cosa:
<:<¡nlo re.rrltado indefectible una redaaidn de nuestro uso de la en sí. En este cas() habrír que ePlicar a toclas las cosas' en
r\\\ raztin, ya que teles principios amenazan realmente con exten cuanto causas cficientcs, el Principio de causaliclacl y, consi
rltr rle forn.ra incliscriminada los límites de Ia sensibilidad, guicntemente, el necanisrrlo Perx determin:rrla.. Iin consecuen-
qi4, nq poclríamos, sin incurl ir e n tlnr evi.lcntet c()ntradicción ,' '
l le que de hecho pertenecen, e incluso con supnmir el uso ,'''
decir de u¡ r¡-ri¡mq ser, Por ejemplo del alrla humana, que
lruro (práctico) de la razón.De ahÍ que una crítica que restrin,a I
l¡ raz¡in especulative sea, en tal senticlo, ne,qa/iaa, pero, a la su voluntad. es libre y,que, a la vez, esa r"olunted tt h'il' '
\'('2, en ia medida en que elimina un obstáculo que reduce s«2metida a la necesidad narilr:el, cs decir, qlre no t:1:tl1'
I i, r
:,tr trso pr'rcttco o amenaza incluso con suprimirlo, sea realmente i
\i titl fo¡¡t¡ytt e importante utiliclad. Ello se ve claro cuando !)El nnociniento.cie un obicto implica el poder ticmostrar su posibiliclad'
\( rcc()1r()cc qüela razón pura tiene un uso práctico (el moral) sc2 porquc la cxperiencia testinlr¡nie su realidad, sea u lriori, ¡ledi:rnte ia
rrlrsr¡lrrlun¡ente necesario, uso en el que ella se ve inevitablemen- razrin. Puedo, en caml>io, lenur kt que quiera, siemprc que no me c()ntradiga,
es clccir, sienrpre clue nll curtcePto sea utl pcnsarniento posible' aunque nQ
tt ,rlrl i1¡rrtlu a ir más a1lá de 1os límites de la sensibilidad.
puccia responder clc si, en el conjunto de todas las posibi)idades, lc corresponde
,\rrnt¡rrt l),rrr Lrst() la razón práctica no necesita ayuda de 1a o n() un obicto. Para conterir valitlez objctlva (posibiliclad real' pucs la rnterio¡
r,r1r)n ( \l)(('ulrrtiva, ha de estar asegurada contra la oposición era simp)i:mentc lógica) a estc c()¡rcePto, -se recluiere elgo nás Ahora bicn'
.cste algo más no tenen<¡s por qué buscarlo precisamcnte en las fuentes dei
conocimicnto teó¡ico, Pucdc hallarsc Jgualmcnte en las fuentes del contlcimiento
I N,,,1;r nrrrl:r ¡,,,r lrcclrri nricntr;rs quedc algo por hacer (Versión del T.) práctico (Nota de Kant)
KANT/(,RITICA DE I,A RAZON PTIRA PROLOGO DE LA SEGUNDA EDICION 2I
l'ln clrt'tr¡, sc lrrrlrr'írr cnrplexclo en embas prop()siciones la pala- de antemano la libertad) tendrían que abanclonar su Puest()
b¡:r r<:rllrr:r» cx:rclilr)rclrte en e/ mismo sentido, a saber, como cosa en favot del ruecani.rrua de la nafsralela. Ahora bien, la moral
cn !,(n(.nl (('()n)() c()s2l en sí rlisma). Sin una crítica previa, no requiere sino que la libertad no se contraciiga a sí misma,
n( ) l)( )(lílr r.rrr¡rlt':rrsc cle otra forma. Pero si la crítica no se que sea al menos pensable sin necesidad de examen más hondo
Ir;r tt¡triv,r',rrlo:rl cnseñarnos a t()mirr el objeto en dos seotidos, y que, Por consisuiente, no ponga obstáculos al mecanismo
rr s:rlrtr', c,¡nro fenómeno v c()mo cosa en sí; si la cleducción flatur:al del mismo acto (considerad<¡ descie otro punto de
tlt, :.rs r',rtccptos del entendimiento es correcta y, por consi- vista). 'Ienienclo en cuenta est()s rec¡uisitt's, tento la doctrina
llrrit ntr', t:l principio de causalidacl se aplica únicamente a 1as de la moralidad como la cle la naturaleze rnantiencn sus posicio-
((,:i:¡:i clt cl primer sentido, es decir, en cuanto obfetos de nes, cosa que no hubiera sido posible si la críticzr n() nos
lrr t xPcriencia. sin clue le estén s()metidas, en cambio, esas hubiese enseñado previamente nuestra inevital¡le iqnorancia
lrrisr.rlrs c()ses en el segundo sentido; si eso es así, entonces respecto de las cosas en sí nlismas ni hubiera limitado nuestras
n \\\ ur st «:onsidera ia voluntacl en su fenómeno (en las acciones posibilirlades clc conociruien/o teóticc:t a los simples fenómenos'
r'isibles) como necesaria¡nente confbrme a ias leyes naturales Ijsta misma explicación sobre 1a positiva utiliclad de los princi-
v, en tal sentido, corno flo /ibre, pettt, por otra parte, esa pios críticos de la razrin pura puecle p()nerse de manifiesto
misn-n voluntad es considerada como algo perteneciente a respect() de los concePtos dc l)io: y de l¡ nataraleTa sinp/e
una cosa en sí misma y no sometida a dichas leyes, es clecir, de nuestra alrut. Sin embargo, no lo vo,v a hacer aquí por
corno /iltre, sin que se clé por ello contraclicción algun.a. No razones cle brevedacl. Ni siquiera puedo, pues' aceptar a I)l'r, R xxx
puedo, es cierto, c0nzcer rrri alma desde este últirn() punto la lil¡ertad v l'¿ intttortu/irldrl en apovo clel necesario uso práctictr
cle vista por medio de le razón especulativa (y menos tr.¡davía <je mi razí¡n sin qttifur, a la vez, a la taz<in especulativa su
por medio de la observación empírica) ni puedo, por tanro, pretensión de conc.,cimient()s exe.qeraclos. Pues ésta última tiene
con()cer la libertad como propiedacl cle un ser al que atribuyo que servirse, para llegar a tales conocimientos, de unos princi-
cfectos en e1 ntuncl<¡ sensible. No paeda hacerlr¡ porque debería pios que nr¡ abarcan rc:ilmente rnás que ios obietos de experien-
conocer dicho ser como determinaclo en su existencia ) como cia posible. Pot: ello, cuando, 2 pesar de to<Jo, se los aplica
no determinado en el tiempo (io cr_ral es imposible, al no a algo que no puede ser obieto cie experiencia, de hechrr
pocler apoyar mi concepto en ninguna intuicicin). Per<¡ sí puedo, convierten ese rlgo en fenómeno y hacen así imposible toda
en cambio, concebir la libertad; es decir, su representación exten.riór práctird de la razón pura. Tuve, pues' que suprimrr
n() cncierra en sí contradicción ninguna si se admite nuestra el ¡aber para clejar sitio a 1a-la, v e1 dogmatismo de 1a metafísica,
rlistinción crítica entre los dos tipos de representación (sensible es decir, el plejuicio cie que se puede ^v^t't7aÍ en ella sin
c intclectual) y la limitación que tal distinción implica en una crÍtica tle \¡ nzón Pura, constituve la verdadera fuente
los conceptos puros del entendimiento, así como también, cie tocla incredulidacl, siempre rruv dosmática, que se opone
Irisic:rmente, en ios principios que de e11os derivan. Suponga- a la mr¡taliclad. Aunque fl() es. Pues, muv difícii legar a 1a
n.ros lhorr que la moral presupone fleccsariamente la libertad po-steridad una metafísica sistemática, concebida de acuerdcr
(cn cl nrás cstrict<¡ senticlo) como propiedad de nuestra volun- con la crítica cle l¡ razón pura, sí constituve un regalo nada
Tazón
tir(1, I)()r il¡trotlucir a prinri, como dat<_¡s dela razón, principios descleñable . Repárese simplemente en 1a cultura de \a
Il XXIX plricticos originarios que residen en ella y que serían absoluta avanzanclo sobre el canrino segur() de la ciencia en general
mcntc irl¡r<>sil;lcs de no presuponerse la libertad. Supongamos en comparación con su gratuito andar a tienta.c v con su
tanrl¡ión c¡uc lir razrirr cspeculativa ha demostrado que la libertad irreflexivo vagabundco cuando prescinde de la crítica. o bien tj xx \ I
no puerle pcnsarsc. Ir,n este caso, aquella suposición referente obsérvese cómo emplea meior el tiemp<> una iuventud deseosa
a la moral ticnc quc ccriCr necesariamente ante esta Otra, cuyo de saber, r:na juventud que recibe del dogmatismo orclinarirr
opuesto encicrra un¿ cvitlcntc contradicción. Por consiguiente, tan numerosos y tempraflos estímulos, sea para sutilizar c<inlrr
la libertad, y con ella la moralidad (puesto que lo conrrario clarnente sobre cosas de las que nada entiencle t' cle las tlLrc
de ésta no impiica contradicción alguna, si.no hemos supuesto nuflca ni ella ni nadie- entenclerá nada, sea incluso perlr
)O h,\N'f i( RI'IICA Dl-. LA RAZ()¡N PURA PROI,C]GO DE I,A SEGTTNDA EDICION 29
Ir:rl:ll rlt' ,lt "t Il,t ll lt¡( \'()s peflsanllentos y oPlnlones y px12
f
las tres que se extienden entre la gente en cuanto basaclas
,lcst ui,lrrt :t"t r'l ,r¡rrt lrrliz'.iic cle las cicncias rigurosas' Perrl en motivos racionales; si todo ello es así, entonces estas posesio-
c.rt:¡rl.r,'.t. ',,,lrt t l.tlti, cl inapreciable interés clue tiene eJ nes no sólo continuarán sin olrstáculos, sino que aumentarán
l( rn)in.r l):rrr \i( tltl)re, al nrod<l JacráÍ¡cl, cs decir, P()fliendo su crédito cuanclo las escuelas aprenclan, en un puflto qlle
t l,rrrrt trtL ,it rtr;tniiicst,r la ignorancja clel aclversario, con
afecta a los intereses humanos en general, a no arrogarse
t,,rl.r' I:r' ,,l,jtt iutrcs e l¿ nloraliclad v a la religión. Pues siempre un conc¡cimientr¡ más elevadc¡ y extenso que el tan fácilmente
l'r lr:rl,r,l,, ¡ scguirá habicndo en el rnuncl() elgun2t met¡físic2, alcanzable por la gran mayoría (para nosotros digna del mayor
r{} (,,rr tllrt sc cllc()ntr21lá también un2 di2léctic¡ clela r'¿'zón respeto) y, consiguientemente, a linlitarse a cultivlr es:rs razunes
l)(
probatt>rias universalmcntc cornprensibles v que, clesde el pun-
l)rr, (lur' lc e s natural" I'il prin-rero Y más importante asunto to de vista molal, son suficientes. La mcncionada transforma-
,lt l;r lllosr¡f'í:r c(,n\istc, PLtcs, en cortxr, .le una vez pof tod2ls'
,l ¡,t liLrrltcirl influio de la metafísica taponancio la fuente de ción só]o se rcfiere, pues, a las arrogantes pretensiones clc
lo: t t rot-CS.
las escuelas que quisieran seguir siendo en este terreno (como
,\ pesar de esta importante modi[icación en el carnpir lo scrn, conrtz(ta, en ()tros muchos) los exclusivos cr¡nocedr¡res
,lt lrrs ciencias y rle la pétdida que 121 razón esPeculati\¡a ha _1'$uardaciolcs cle unas r.erclacles de las cluc no c()llunicíln
rlt soportar en sus hzsta ahora pretenclidos dominios, queda a la gente rnás que el uso, rcser.,.and<> parr sí l',t clavc (qaod
t'rr cl nlistrlo Ventajos() cstado en que estuvo siemPre todo ntecant nt:.rtii, so/a¡ t,u/t .rrire t.'irleril). Sc eticnclc, no ol>stante,
r1 \\\|t
l,r rcferelite a los intereses hufll2lflos en general v a la utilidad a una pretensión más razonable clel filrisofo cspccuiatir,o. Il-,ste B xxxlv
rlLrc el mundt) cxtrajo hasta hoy de las enscñanzas cle la' ta'zón'
sigue sienclo el erclusivo clepositario clc una ciuncr:r que cs
l.:r pérclida afecta srllo al rtorutpolio de ld¡ e.vuelai, no 2 los útil a la gente, aunque ésta no lo sepa, a saber, la crítica
inÍce.¡e.r rle /0.¡ l.tr¡¡ttbre.r. Yo pregurrto a los más inflexibles dogmá-
de la razón. Ilsta crítica, en efectri, nunca puede convertil'se
ticos si" urta \¡ez aL¡andonac'llr 1a escuela, las demostraciones, en popular. Pero tampoco 1o necesit:r. Pur:s clel nrismo moclr¡
sca cle la pe rvive ncia del alma tra-s la mue rte a partir de que no penetran en la mente clel pueblo 1os'.rrguruentos perfec-
lr rlemostración cle la sinrplicidarl de la sustancia, sea dc la tamente trabados en favor de verdacles útiles, tampoco llegan
lil.crtaci cle la r«rluntad frentc al mccanismo general por medlo a ella las igualmcntc sutrles r>bjeciones a rlrchos urgumentos.
rlc las distinciones sutilcs, Pero impotentes, entre necesidad Por el conttario, la escuela, así corn<¡ t<;cla persona clue se
prá.ctica subietiva v obietiva, sea de la existencia de Dic¡s eleve a la espcculación, acucle inevitirblenrente a los argumentos
clcsc1c el coflcepto de un ente rcalísimo (dc la contingencia v a las obieciones. Por eilo está obligacla a prevenir, de una
tle lo mudable y de la necesiclad de ur-r primer motor), han vez por todas, por medio clc una rigurosa investigacirin de
sirlr> alguna vez capaces de 11egar al gran púb1ico y eiercer los derechos de la razi¡n especuiativa, el escándalo clue estallará,
l:r rllenor influencia en sus conviccir¡nes. Si, por el contraric-r, tarde o ternprano. entrc cl mismo pueblo, debido a las clisputas
cn lo <1ue se refiere a la pervivencia del a1ma, es únicamente sin crítica en las que se enreclan fatalmente lr¡s metafísicr¡s
):r rlisposición natural, r>bserl'able en cada hombre y consistentc
(y, en caliclad cle tales, también, finalrnente, los clérigos) y
t'n Ie imposibilicl.rd de que las cosas temporalcs (en cuanttr que falsean sus propies doctrines. Sólo a través de la crítica
insuficientes re-\Pccto cie Ias potencialidacles del de stirrt¡ entertr es posible cortar lás mismas raíces del ruferiaiisttr.t, del .fafrt/i.rtto,
,1,.'l hr.rrnbre) le satisfagan Plenamente, lo ciuc ha proclucidcr del ateísru0, de la increda/irl¿d librepensarlara, del .fanatilmo y la
saper-rf ición, todos los cuales pueclen ser nocivos en general,
l;r (slrcfltnza tle una ttith lalmtt: si, por lo que atañe a la
I \\\ttl lilrcrlrrrl. la conciencia de i¡ta se clebe só1<¡ a la clara exposición pero también las del ide¿/isrno ,- del escepticitmo, que son más
,k l:rs,rl¡ijgaciones en oposición a toclas las exigcncias cle peligrosos para las escuelas y que difícilmente pueden llegar
l,r: ilrtciones; si, finalmente , en 1o <1ue afecta a la eristencia
ir<-l a las masas.
,lt [)ios. cs srilo ei espléndido orden, la be]leza v el cuiclaclo
1 I-o
!lU(.ir¡.:ilcccn p()f docluicr en la naturaleza lo que ha motivacltr <1ue ignora conmigo Pretende aPerentar saberlo é1 solo (Versión
del T.)
l;t lt t'll ttn grancle','sabio creador de/ rnunrlc, cttnvicciot-res
31
i0 KANT/CRITICA DE I,A RAZON PUR,d PROLOGO DE LA SEGUNDA EDICION
tico de la razón p;r.a sin prertia crítica de v prapia capacidad'f un proliio examen antes de presentarlal al púbiico y' por otra'
Iista contraposición no quiere, pues, hablar en favor c1e la ,t -i.-.,, carácter del asunto, es decir, a la naturaleza de
frir.olidad charlatana baio el nombre pretencioso de populari una razónpura especulativa. Flsta Posee una auténtica
estructu-
r\\ x \/ I clacl o incluso en f¿r'or clel escepticismo, que despacha la metafí- ra en la q,le todl es órgano, esto es' una estructura en 1a
sica en cuatrtl palabras. A1 contrario, 1a critica es la necesaria que el toáo ertá al servicio de cada Parte y cada parte al
preparación previa para Promover una metafíiica rigurosa que' servicio del tc¡do. Por consiguiente, la más pequeña debilidad'
RxxxYIiI
como ciencia, tiene que clesarrollarse necesariamente de forma sea una faita (error) o un defecto, tiene que n'ranifestarse
inelucli-
clogmática y, de acuerdo cnn el rnás estricto requisito, sistemáti- blemente en el uso. Este sistema se mantendrá inmodificado'
ca, es decir, conforme a 1a escueia (no popular)' Dado que según espero, en el futuro. No es 1a vanidacl la que
me inspira
la rnetafísica se compromefe a real,tzar su tarea enteramente ,^i' .onirun sino simplemente la evidencia que ofrece el
^,
rt ftriori y, consiguientemcnte, a entera setisfacción de la tazón comprobar la igualdad áe res'ltado, tanto si se parte de
los
cspcculativa, es imprescinclible la exigencia mencir¡nada en últi- elem.ntos más pequeños para llegar al todo de la razón
pura'
nro lugar. Así, pues, para llevar a cabo el plan que la crítica como si se retrocede desde el todo (ya que también éste está
inrpone, es decir, para el futuro sistema de metafísica, teflemos dado por sí mismo a través de la intención final en io práctico)
.1r" ."gni, .l qr. fue riguroso métoáo del céiebre §lolf, ei hacia cada parte. Pues el 'mero intento de modificar la parte
nrris grande de ios filósofos dogmáticos v el primero que má. p.qrr.á produce inmediatamente contradicciones' no
sólo
a1 cua'l fue el promotor en Alemania la razó¡ humana en general' Ahora
,lio un eiemplo (gracias .., .1 .i.,.-a, sino en'
tlt.l tr>clavía no extinguido espiritu de rigor) de cómo el camino bien, quecla mucho que hacer en la exposición' F'¡ 1a Presente
eclici<ln, he intentado introducir correcciones que
srnt¡r() cle la ciencia ha de emprenderse mediante el ordenad<l remediaran
tsl;rl¡lccimiento de principios, la clara determinación de los el
el malentendido de la estética, especialmente relativo al
(r)nccl)l()s, la búsquecia del rigor en las dcmostraciones y la
IvilrLt,irin clc saltos atrevidos en las deducciones. wolf estaba,
I Leyendo, cle acuerdo con Erdmann, sie en vez de rs (N del T')
l)' )1. ('lt() trtisnro, especialmente capacitado
para situar la metafísi-
1?. IiAN']-iCRIT](JA DE I,,\ RAZON PI]R]\ PROI-OG() DE LA SEGLTNDA EDICIOT,N 33
c,lit'irrr :r.rt r i,r', (r.(' r'l() ha sicrt.¡ positlle desarr.rarlo a basc 1esparece inoportnn:r. Igr-ralme nte pucden descubrilse aperenre s
(l(' irr( r'l)( ¡l:rt'i.r¡ts. [)e t.cl.s r¡.d.s, esta peclueña contraclicciones en todo escrito, espccialmcntc en el que se
pérclicla,
rltrt' ¡rtrt tll rt.rt rli;rr cac'la uno por sLl cuenta consultandc¡ la desarr<¡lla como cliscurso libte, cuand() sr: confrontan cietermi-
¡rr i.r.:r t'rlit-iri., s. r,erá c.mpensacla c()n creces, según esper., nados pasajes desgajaclos rle su c..¡ntexto. A los ojos cle cluienes
l)()r'r.. .r:r\1r)f ('l'rrided en esta nuer.a edición. Nfe ha complaci- se deian llevar por los juicios dc otros, tales ci¡ntradicciones
rlr,1,r1¡1,,,,,,.,.,,c tl .bservar, a través cle diferentes aaa.itara públi proyectan sobre clicho escrito una luz clesfavorable. Por el
('( )s (s( a t.n Ia rccensión de aigunos libros, sea .., trat"d,r. cofltrario, esas misrnas contradicci()nes s()n muv fáciles de resol
t slr¡1j;¡l¡.q), qr.rc n() ha
ntuerto en ¡\lemania ei espíritu cle profirn \¡er para quien domina la iclea en su coniunto. f)e todos
Il\t Itt rl¡(lir(1, sino que.siurplemente ha permaneciclopor breve tiempo moclos, cuanci() une te ()ría tiene con-sistencia p()r sí misma,
.rr';rllrrtlo por cl griterío de una mc¡da con p..t.rr.i,,.res
.1. 1as acciones y reacci()nes que la amenazaban inicialmente c()n
ritni:riirlad cn su libertad de pensamiento. Igualmente me ha gran pcligro r.ienen a c()nvertirse, con los :rños, en meclios
t,,llpllcido el comprobar que los espincrso.s senderos de la pera limar sus desigualdacles e incluso para proporcir¡narle
cr íticr cluc conducen a una ciencia dela razónpura
sistematiza_ efl poco ticmpo la clcgancia indispensable, siempre que l.raya
,l;r Lrnicr ciencir dur¿dcrr r.. p.r cllo mi.m,,. nrtr¡ necesaria personas imparcialcs, inteligentes v verdaderamente populares
rro ha impedido clue algunas cabezas ciaras v valientes
llegaran quc se dediquen a elio.
r¡ dominarla. Dejo a esos hombres meritorios, que de
áodo
tan afortunaclt¡ unen a su profundiclacl de conocimiento el
Kinigsberg, dhri/ ¿le 1787
tal.rnt() de exponer crrn luminc¡sidacl (talento del que precisa_
me nte no sé si 5¡¡1, poseedor), la tarea de complerar
mi trabajo,
quc sigue tenicnckr quizá algunas deficiencias en lo qrc afect,r
a la exposición. Pues en este c.ls() no hev peligro cle ser
refutado, pero sí cle no ser entendido. P,r¡ 1-¡1; p.i.,., ,,r
fLrcdr),
de ahora en adelante. entrar en contrtrr.ersr:rs, xunque tenrlré
cuidaclosamenfe cn cuenta toclas la insinurcion"r, ,,,aaga.,
d"
an'rigos o de adversarios, para utilizarlas, dc acuercft¡ .,rr,
propecléutica, en la futura claboración del sistema. Daclo ".ru
que
al realizm estos trabaios he entradt¡ ya en edacl bastante avlLn-za._
rla (cumpliré este mes (r4 años), me veo obligado a ah¡>rrar
tiernp., si quiero terminar mi plan de suministrar la metafísica
rie la naturaleza, una parte, l, la cle las costumbres, por
_por
()rra, como prueba de la c.rreccrón tanto
de 1:r crítica cle
1''t.;tzó¡ especulati'a c<¡mr.¡ cre ra crítica de Ia ¡tzón práctica.
l)r¡r ello tengo que confiar a los meritr¡rios hombres que
h^r_,
hccho suya esta obra ra aclaración cle sus oscuriclaces -
casi
Ii \ ¡ I\/ incvitables al 66v¡16¡26- y la defensa cre ra misma
comcr
con junto. Aunc¡ue.todr¡ discurso filc¡stifico tiene
puntos vulne_
rrrl;lt,s (pues no es posible presentarlr) tan acor^zacio
co¡no
lo ¡¡;¡i¡ las matemáticas), la estructura ciel sistema, consitlerada
('()r])() uniclad, no corre ningún peligro.
Son pocos los que
r)( )sr'(. l,r suficienre egilidad cre espíritu para apreciar en su
Cr ilr junlo (.lich() sistellra, cuando
cs nue\n), \, son toclavÍa menr¡s
los i¡rrr. cstán clispuestos a hacerlo pt,rque totia innovrción