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1 Resulta sorprendente la capacidad, casi camaleónica del director neoyorquino, que, en su film
Hannah and her Sisters, cambia completamente su perspectiva y se centra en un estudio casi
antropológico de un sector determinado de la fauna social neoyorquina; la clase media judia, altamente
activa intelectualmente y tan neurótica como su entorno ciudadano.
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‘ La poética, ó reglas de poesía en general, v de sus principales especies. Tomo segundo. Im
prenta D. Antonio de Sancha. Madrid, 1789, Voí. II, págs. 205-206.
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1 "The Classical Heritagc of Modern Drama" in Modem Drama, marzo de 1986, pág. 5.
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Todo ello, según señalaba Pavis más arriba, establece una dinámica
escénica de indudable riqueza y eficacia como revulsivo y acicate en distintos
momentos de la andadura histórica teatral.
4 Stanley Kauffmann, Persons oíthe Drama: Theater Críticism and Comment. Harper & Row,
New York, 1976, pág. 46. r >
3 En realidad habló, específicamente, de ese trabajo que luego realizaría (en Abril de 1986, en el
Amencan Repertory Theater de Cambridge, Massacnusetts) sobre una obra de Eurípides: Alcestes.
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hasta su "reconversión".6
Los aspectos gestuales de la imagen del actor sufren, naturalmente, los ava-
tares de este siglo XX, tan aguijoneado por una tecnología hermafrodita,
porque exuberante reproductora de sí misma.
Durante los últimos ochenta años la imagen estática representada, ha sido
radicalmente trocada, según se producían nuevos hallazgos tecnológicos;
también la capacidad analítica de la sociedad industrial, cada día más
avanzada, ha venido consiguiendo imponer, de una forma inexorable, su
estructura compleja a la inmensa mayoría de quienes viven y se desenvuelven
en el modelo occidental del mundo industrializado.
La crisis de la imagen estática, que reproduce la realidad, atraviesa en
nuestro siglo varias etapas que todos conocemos, pero que conviene recordar,
aunque sea brevemente, en el contexto que nos ocupa aquí. Para hacerlo de
una manera más clara, hemos distinguido las dos tendencias estéticas que se
han planteado una indagación pertinente y específica de la imagen dinámica
representada en un escenario.
‘ A Dronósito de la revisión crítica y escénica del teatro clásico en nuestro tiempo, puede
consultarse elnúmero especial titulado The Classical Herílage of Modem Drama que acabamos de
citar en ¡a nota 3.
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Puede verse a este respecto el prefacio de Gian Renzo Morteo e Ippolito Simonis a su Teatro
Dada, Banal, Barcelona, 1970, pág 11: "En este fervor de actividad se llegó a la primera, 'Manifes
tación dada', del 27 de marzo de 1920, en la Maison de l'Oeuvre, en el cual, entre los números del
programa encontramos Le sería nitiei, comedia en un acto de Georges Ribemont-Dessaignes, S'il volts
plan, sketch de André Bretón y Philippe Soupault, y en fin La prendere aventure celeste de Monsienr
Antipyríne, doble cuatrólogo de Tristan Tzara. La presencia de estos tres textos en el curso de una
determinada función, interpolados con lecturas de manifiestos, accciones mímicas, improvisaciones
y tamhien de puros y simples gestos de provocación, viene a subrayar la actitud de los dadaístas en
relación con el teatro, entendido como un instrumento de ruptura y ala vez de comunicación; ruptura
en eljilano de la lógica del lenguaje y de la lógica de la inteligencia, hasta hacer perder al púhlico toda
nocion preconcebida de lo bueno y de lo helio CDadá tiende con todas sus fuerzas a la instauración
de lo idiota. Pero es consciente de ello', afirma Tristan Azara en el Manifiesto sobre el amor débil y
el amop amargo) con el objeto de ohtener una participación en un plano puramente sensorial. La
operación consiste pues en la destrucción de, los esquemas críticos preconcebidos, anulando en
consecuencia, cualquier forma de resistencia lógica hasta cruzar el umbral tras el cual se crea una
corriente recíproca entre escenario y espectadores, y el espectador, de sujeto puramente pasivo, se
convierte a su vez en activo.”
’ Puede consultarse el excelente lihro de Cecil B. Davies: Theatre for the People: The story of the
Volksbühne, University of Texas Press. Austin, 1977. En él se descrihe tanto el estado del teatro
alemán del momento, como el rápido crecimiento de la idea que serviría de hase al teatro popular y,
más tarde, al llamado Teatro de Estado: "To the political censorship, which hanned plays dealing with
social problems, hunger. poverty and so on, was added the self-censorship of the theatre managements
who, in a city of timid critics and a thoughtless puhlic. pul business nefore arte in order lo assure
themselves ofa regular audience. The repertoire consisted largely ofScribe, Sardou, Dumas fils, and
the endlcss legión of well-meaning hut powerless desvendantes of Schiller. There was no place for the
real módem drama. Prohlems were avoided and theatres concentrated lipón cheap effects, circus-like
cornic situations and showy settings. (págs. 4-5) ... "The founding oí the Freie Bühne was planned
at a meetin« held in the Weinstube hci Kempinski on 5 March 1889. ... ln the first instance all
memhers paid an annual suhscription to cover the ten proposed performances. This assured the society
of its financial securitv in advance - again in contras! with Antoine, who íacked this. In fací it was
only in the first year that the full ten performances were given. The growth of passive membership
was quite rapid. By June 1889 there were 354 memhers, hy the endof 1889 tnere were over nine
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hundred, and by June 1890 there wcre over a ihousand. By then the subscriplions had broughl in as
much as 25,000 Marks." (págs. 14-15).
10 Véase a este respecto, la somera visión del concepto que ofrece Patrice Pavis en su Diccionario
del Teatro’ Paidós, 1983, págs. 147-149.
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" Stanislavski: El trabajo del actor sobre sí mismo, Quetzal, Buenos Aires, 1980, pág. 320.
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12 Stanislavski: El trabajo del actor sobre su papel, Quetzal, Buenos Aires, 1977, pág. 53.
11 En su estudio Eléments d'une sociologie du spectacle, Col 10/18, Paris, págs. 72 y siguientes.
14 Ve'ase Demarcy, Ibid., pág. 75.
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u Teatro europeo de los años 80, edición de Angel Berenguer, Laia, Barcelona, 1984.
¡bid.,nágs. 117-118: "Yo no soy marxista, pero admitía, aceptaba, la coexistencia con el teatro
de Brecht. Los apóstoles, los padres de Brecht, no admitían esta coexistencia. Los brechtianos no han
comprendido a Brecht. Ahora los brechtianos se dan cuenta de que Brecht no era tan gran dramaturgo,
pepo que si era un director formidable. Había algo más. Era la obligación que se arrogaban los
teóricos de Brecht, los que escribían en la revista Arte Popular entre 1950 y 1955 (perdón, quiero
decir Teatro Popular) siempre estaban intentando darnos una lección, nos hablaban ex-cátedra. Eran
gente muy culta, pero que nunca habían estado en eltcatro y por eso querían explicarnos, de forma
muy extraña, lo que se podía decir en el teatro, y lo que no se podía decir, lo que se debía aplaudir,
y lo que no se debía aplaudir".
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el texto-soporte literario más tarde, entre los más osados creadores del teatro
más cercano. Durante los años 70 se afirma la nueva imagen de representa
ción: vuelve la textualidad desaparecida y la nueva contextualidad emerge,
reforzada por una muy entrenada y consciente gestualidad.
Una serie de actores, también neoyorquinos, que se iniciaron en los 60, co
nectan con autores (de vuelta del "happening", la improvisación y la creación
colectiva) como Israel Horovitz, David Mamet, Sam Shepard y el grupo
generacional más reciente del teatro norteamericano. Surgen espectáculos
como Line, American Buffalo y, últimamente, Glengarry Cien Ross, Fool for
Love, etc. que parecen mostrar el nuevo equilibrio de la imagen dinámica
representada en el escenario.
Los aspectos textuales presentes en esta nueva trayectoria del realismo tea
tral contemporáneo están ahí, aunque cada vez es más evidente su dependen
cia de los hallazgos gestuales ya descritos. También los aspectos contextúales
adquieren una renovada significación, al conseguir asimilar las nuevas
tendencias aparecidas en las artes plásticas y audio-visuales. En ocasiones,
el teatro llega incluso a precederlas, como sucede en algunos sonados
ejemplos, entre los que destacan los espectáculos del ya mencionado Bob
Wilson. Aunque, primordialmente, los aspectos gestuales de la representa
ción, que han creado una imagen nueva del cuerpo humano, siguen de cerca
la evolución de la plástica estática: los actores actúan como pinta Bacon (en
Fool for Love), o realiza Woody Alien (en Glengarry’ Cien Ross). De igual
manera que el hiperrealismo había marcado su impronta en textos de
Horovitz (pensemos en The Indian Wants the Bronx), el actual realismo nor
teamericano y europeo asume, ya modificada, una parte de la tradición
brechtiana (tan anodina en las experiencias vanguardistas de ios años
sesenta).
De todos modos, no debe olvidarse que el teatro actual, si bien ha consegui
do generar un nuevo concepto de representación dinámica del cuerpo humano
en el escenario, también ha evitado destextualizarse y descontextualizarse,
como la pintura y otras artes plásticas. Sin embargo, como hemos venido
viendo, puede decirse ya que el teatro ha finalizado su travesía del desierto:
tras su cuarentena de ejercicio, normas y ávido sufrimiento, está surgiendo
el nuevo actor (la nueva imagen dinámica de nuestro ser humano), bien
entrenado y dispuesto a afrontar su nueva imagen en esta sociedad, más
nueva de lo que pensamos, que ya puede recibirle (y recibirse), como aquella
sorprendida y divertida señorita que, en el film de Woody Alien, veía
venírsele encima la gloria de Hollywood en persona, como si ya todo fuera
posible...
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