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PPL 2017 Clase4
PPL 2017 Clase4
Hola ¿cómo están? Hemos llegado a nuestro último espacio de encuentro en el que nos
detendremos a analizar el pasado reciente e imaginar trazos posibles de nuestra educación
latinoamericana. Tenemos notas, textos, imágenes y sonidos a mano que estarán presentes en
nuestras prácticas de enseñanza.
En este último rincón nos vamos a encontrar con los recorridos de las maestras argentinas que
diseñaron las transformaciones del jardín de infantes nacional. Sus iniciativas marcaron un rumbo
y fueron capaces producir cambios que expresaban el clima de progreso cultural y social. A modo
de cierre, recuperaremos el pensamiento de Paulo Freire, uno de los pedagogos más nombrado y
reconocido en las escuelas argentinas.
Cuaderno en mano, iniciamos la lectura... recuerden tomar apuntes que se viene el trabajo final.
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"La esperanza de un niño". Gustavo J.
Borletto, Santa Fe, Argentina. Infancias de
Latinoamérica. Culturas y derechos.
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Niños en el rincón de construcciones.
Enciclopedia Práctica Preescolar, 1982.
Estas nuevas concepciones acerca de los más chicos, a su vez, habilitaban la creación de jardines
maternales tal como se señala en el módulo de Marco Histórico Político. Un sujeto educable desde
los primeros días, una consolidación de un discurso pedagógico que incluye a los más chicos y la
certeza de que la sociedad encontraría en las instituciones educativas una valiosa ayuda en la
crianza de sus generaciones futuras.
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tendencias para los jardines como son los que lideraban Celia Carpi de Germani, por un lado y
Martha Salotti, la heredera de Rosario Vera Peñaloza, por el otro. En tanto Soledad Ardiles de
Stein en Tucumán ya llevaba más de una década experimentando con este nuevo métódo y María
Inés Cordeviola de Ortega, reponía las ideas de Ovidio Decroly organizando los jardines del sur de
la provincia de Buenos Aires, según los centros de interés.
Otra pedagoga destacada por aquellos días fue Cristina Fritzsche. Profesora del profesorado Sara
Eccleston de Capital y directora del Jardín de infantes N° 1 de Vicente López en Buenos Aires.
Como investigadora fue una ávida lectora de la psicología piagetiana lo que la incitaba a impulsar
un cambio en las salas. Luego de su traducción del libro de Willis y Stegeman, "La vida en el
jardín de infantes" inspirado en la escuela experimental de Dewey, Fritzsche desplegó el nuevo
método, primero en su jardín con Hebe San Martín de Duprat y, luego, en el jardín de de infantes
Mitre, anexo al profesorado. Era el año 1965 y junto a otras profesoras entre las que se
destacaron Beatriz Cappizano y Susana Szulanski pusieron en marcha la experiencia del "juego
trabajo" que publicaron en 1969 el libro "Fundamentos y estructura del jardín de infantes". Sin
embargo, nada de esto hubiera sido posible, si la rectora de la institución Marina Margarita
Ravioli, no hubiera alentado la renovación, que en aquellos años era una osadía. Si bien fueron
varios los libros publicados en esos años, la masiva difusión de las nuevas propuestas en las salas
estuvo alentada por las publicaciones como la de la revista "La obra", entre otras, que comenzó a
ofrecer las planificaciones para las distintas unidades didácticas o centros de interés. El juego
libre el patio, la educación física y la expresión corporal mostraban una nueva fotografía de ese
tiempo. Otra de las obras que llegó a muchas bibliotecas fue la "Enciclopedia Práctica Preescolar"
cuyos números se publicaron entre 1971 y 1983, acompañando el nacimiento de las didácticas
del jardín de entonces.
El pensamiento pedagógico de estas mujeres se caracterizó por una mirada del niño como sujeto
en movimiento, capaz de disfrutar del aire libre y de trabajar de manera colaborativa. Los rasgos
de una nueva escolarización las llevaron, por ejemplo, a implementar una propuesta de
articulación con la escuela primaria y abrir de manera experimental el primer y segundo grado en
el mismo Jardín Mitre.
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¿La vieron cantar a María Elena? Sin dudas ya es parte de nuestra historia
con memoria...
https://youtu.be/JeauZ7PoRuQ
Este debate se complementa con otra perspectiva cuando en el año 1973, en medio de un clima
de renovación pedagógica y social, Fritzsche y Duprat junto a otras compañeras impulsaron la
creación de jardines maternales que contemplaran la mirada pedagógica. Sus convicciones y
protagonismo en la escena social las llevó a impulsar proyectos de Ley para la creación de esas
instituciones. El derrotero de esas disputas tienen lugar en la segunda mitad del año 73 que
termina con la sanción de la Ley de creación del Instituto de Jardines Maternales Zonales. Aquel
año fue la metáfora de un nuevo imaginario para la primera infancia argentina que avanzó años
más tarde y que nos permitió ocupar un lugar de vanguardia en los países latinoamericanos en
relación al jardín maternal que sin embargo mantiene vigente las tensiones sobre el derecho a la
educación de los más chicos.
En un escenario que mantenía sin sancionar la Ley 20.582, en septiembre de 1974, y bajo la
presidencia de María Estela Martínez de Perón, se sanciona la Ley 20.744 de Contrato de trabajo
que dedica el artículo 195 del Capítulo II a la Protección de la maternidad, por la que se ratifica el
derecho a los dos descansos para dar de mamar y se define que “en los establecimientos donde
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preste servicios el número mínimo de trabajadoras que determine la reglamentación, el
empleador deberá habilitar salas maternales y guarderías para niños hasta la edad y en
condiciones que oportunamente se establezcan”.
De esta manera se afirmaba una vez más que las guarderías eran ante todo un derecho de las
madres cuyas condiciones laborales se encontraban encuadradas en la nombrada ley laboral. Más
allá del efectivo cumplimiento de la misma por las grandes empresas, quedaban por fuera de este
beneficio muchas familias. La mujer casada, segúndicha Ley estaba:
Todas estas eran razones que según Núñez y Menegazzo (1988: 18) justificaban la creación de
jardines. A modo de síntesis, podemos decir que en el período se construye un discurso ligado a
la atención de los niños desde los cuarenta y cinco días a los tres años. El nombre jardín
maternal da cuenta de un nuevo imaginario acerca de la infancia y de la mujer, al mismo tiempo
que lleva implícitas las limitaciones para construir otros modos de educación de esa franja etaria.
Los motivos que impulsan la creación de jardines maternales aún estaban directamente
relacionados con el derecho de la mujer trabajadora y su carácter pedagógico estaba poco
desarrollado. La construcción de saberes para el trabajo con niños pequeños hasta ese momento
era deudora de las disciplinas que atienden a los niños con dificultades de aprendizaje reeditando
las lógicas que inspiraron los principios del jardín de infantes provenientes de la medicina y la
psicología clínica.
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corpus de saberes producidos desde la práctica en las salas que más tarde se plasmaron en
materiales producidos en Río Negro y los diseños curriculares de la Ciudad de Buenos Aires.
En 1984 se crea la primera Escuela Infantil en la Villa 20 por iniciativa de la misma comunidad.
Hebe San Martín de Duprat, la educación de la primera infancia, señala a este momento histórico
como clave para el crecimiento del Nivel.
Fue muy interesante porque la misma comunidad fue la que nos entregó la llave, la tenían ellos
en guarda. (…) Estábamos, entonces, el arquitecto, el Subsecretario de Educación, creo que una
de las inspectoras y yo. Nos abrieron ellos, nosotros no habíamos podido entrar y ellos nos
dijeron el proyecto (…) parecía posible hacer esto del nivel inicial. ¿Qué pasó? Ahí estábamos.
Parecía que lo tocábamos ya. (DUPRAT, 1997).
En este sentido, nuestra hipótesis alude a que el período democrático de 1983-1989 representó
un momento de consolidación del Nivel inicial que le imprimió singularidad y especificidad
respecto de otros niveles del sistema. La creación de esta Escuela Infantil puede considerarse de
alguna manera como la imagen que ilustra esta hipótesis. Espacios específicos para enseñar y
cuidar a los niños desde los cuarenta y cinco días hasta los cinco años, instituciones que abrían
juntos la comunidad y el Estado y un espacio para la producción de conocimiento que con el paso
de los años consolidó una línea de enseñanza. Mientras tanto las salas desde los tres a los cinco
años seguían ordenadas en rincones para el juego trabajo, una de las actividades más
importantes en los cronogramas de cada semana.
Una novedad por esos años y que perdura hoy es la experiencia de que desarrollaron Alicia
Esparza y Amalia Petroli en relación al ingreso al jardín y que condesan en el texto “La adaptación
en el jardín de infantes”. Se trataba de una mirada renovada para la época, sobre la necesidad de
reconsiderar que son los/as niños/as quienes deben adaptarse a la institución y no éstas a ellos.
De este modo el primer encuentro entre educandos y educadores tal como venía sucediendo se
vió cuestionado, invitando a la institución a abrirse a las familias y a los pequeños. El texto
invitaba a dejar de lado las certezas, promoviendo que se preste especial atención a las
sugerencias de los más chicos, lo que hasta el momento resultaba impensado, ya que el Jardín
siempre trabajó con la seguridad de que sus estrategias para “adaptar” al pequeño resultarían
adecuadas, más allá del contexto de la institución, la realidad de los grupos o de los docentes a
cargo. El regreso a la democracia proponía abrir las escuelas a la comunidad y, una vez más, la
educación inicial ponía en palabras y hechos las voces de la sociedad.
Mientras la didáctica desplazaba a la pedagogía del centro de la escena, las distintas tendencias y
producciones acerca del jardín de infantes daban cuenta de las lecturas de los pedagogos
latinoamericanos que se plasmaban en los nuevos diseños curriculares y recuperaban la
perspectiva política de la educación mientras sentaban las bases de una didáctica específica que
está presente en las salas hasta hoy.
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En la actualidad, la preocupación por lo pedagógico en el jardín y en el
maternal tensionado por la didáctica se mixtura y recupera a través de una
pedagogía para la libertad, el diálogo y la emancipación a partir del aporte
del educador brasileño Paulo Freire leído por los docentes de manera
sistemática. ¿Vemos qué piensa?
¿Cómo se da en esto en las salas? ¿Cómo nos ayudan estas ideas a pensar
y diseñar otras prácticas?
Allí es necesario volver a los otros rincones y ver qué podemos escuchar de
los niños, de sus familias y sus costumbres. Si bien Freire trabajó con
adultos, son esos adultos los que junto a los niños fueron los excluidos de
nuestro sistema, los que aún hoy tienen que explicar en toda nuestra
América que tienen derecho a educarse y que son sus condiciones de
posibilidad las que tensionan su futuro. Esa preocupación por superar la
opresión es la que orientó el trabajo de este hombre atravesado por la
pregunta por el otro más que por las respuestas.
El extenso trabajo de Freire debe ser leído en su contexto de producción, es
decir, un Brasil con la mitad de sus habitantes analfabetos que vivían en la
"cultura del silencio", según sus palabras.
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transformación, “…él concibe la educación al mismo tiempo como acto político, como acto de
conocimiento y como acto creador” (Gadotti, 2001).
Gadotti sostiene que las fuentes que nutren el pensamiento de Freire son dos Freire: uno de las
décadas de los sesenta y setenta, el Freire latinoamericano y pedagogo; y también con el Freire
del exilio, de las décadas de los ochenta y noventa, donde su pensamiento se vuelve más
internacionalista, y sin abandonar su eje pedagógico, se torna también más interdisciplinario,
entrando al campo de las ciencias sociales y de la filosofía. (Mercado, 2014)
Por su parte, Lidia Rodríguez plantea que, "La pedagogía freireana trabaja, entre otras cosas,
sobre uno de los modos de vencer los obstáculos a proyectos emancipatorios más visibles en la
actualidad en particular: el de habilitar la propia experiencia como fuente de conocimiento. (...)
Su tarea (la del educador) es poner en marcha un proceso sobre el que no tiene control, y donde
él finalmente desaparece como educador." (Rodríguez, 2015)
A su vez, el educador es al mismo tiempo educado en el diálogo con el educando. Ambos se
transforman en un proceso de crecimiento en el que la autoridad como superioridad desaparece.
Adriana Puiggrós plantea que este es el punto del planteo freireano que cambia definitivamente el
discurso pedagógico moderno.
La propuesta freireana nos convoca a considerar al otro como sujeto del conocer, como decíamos
en el Rincón de las Ideas. En su discurso se vuelve central pensar que el Otro puede y que no hay
superioridad de quien educa ante esos Otros. Desde esta perspectiva la propia experiencia es
fuente del conocimiento y, desde allí, se habilita a los más chicos como sujetos cuyos saberes
deben ser atendidos y escuchados. La experiencia en la medida de que es intransferible asume un
lugar central para el aprendizaje. La observación del educador, que es una de las estrategias
principales de la tarea cotidiana en los jardines, debe resignificarse para convertirse en una
herramienta superadora de la mera regulación metodológica propia de la perspectiva
instrumental. Mirar a los chicos, escucharlos y seguirlos se vuelve entonces posicionamiento y
desde allí, propuesta pedagógica. Sin embargo este proceso solo puede darse si el educador
asume ese rol y asume la igualdad radical ante ese Otro que en el tiempo de la educación es pura
posibilidad. Aquí, cabe diferenciar el desarrollo en pos de la autonomía infantil de la emancipación
que trasciende la heteronomía en la medida que el adulto que educa asume su propia
transformación como producto de vínculo con los más chicos.
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Serie Juanito Laguna. Sin título
Antonio Berni, 1973
"... el educador ya no es sólo el que educa, sino aquel que, en tanto educa es educado a través
del diálogo con el educando quien al ser educado, también educa (...) ambos se transforman en
sujetos del proceso en que crecen juntos". (Freire, Pedagogía del oprimido: 2002)
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niño, por la idea de lo común como novedad dinámica y no homogeneizadora y, finalmente, por
la formación para el trabajo de los sujetos políticos. Creemos que es posible distinguir las
iniciativas socio-comunitarias como propuestas de educación popular para la infancia porque las
mismas se caracterizan por los vínculos entre educador y educando, que si bien mantienen y
reafirman la asimetría, reconocen al otro como un igual en su punto de partida, poseedor de los
saberes que trae de su crianza familiar y de su grupo social.
Al mismo tiempo, la enseñanza se organiza en torno a contenidos que dan cuenta del dinamismo
propio de la fundición de aquellos prescriptos en los diseños curriculares y los considerados
necesarios por cada comunidad en función de las diferentes economías familiares. En este
sentido, creemos que la educación popular se interroga de modo constante por la justicia
curricular, atenta a la posición de los menos favorecidos y a sus intereses (Conell, 1997).
Llegamos al final de estas clases en las que recorrimos distintas experiencias e idearios de la
educación inicial argentina y latinoamericana. Quedaron muchos más por contar, creemos en la
posibilidad de aprender con otros, los viejos conocidos y los que descubrimos al andar y con ellos
seguiremos nuestro camino por las salas.
Apostamos a la igualdad radical de los sujetos desde la cuna y desde allí postulamos la
emancipación. Creemos en la posibilidad de ver en cada "recién llegado" una oportunidad para un
nuevo comienzo y de eso nos ocupamos.
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Leer la bibliografía obligatoria de la clase
Para más detalle, les recomendamos consultar la Hoja de ruta.
Bibliografía obligatoria
• Freire, P. (2012) Cartas a quien pretende enseñar. Madrid, Siglo XXI. Primera
carta, pág. 45-59. Disponible
en:http://www.bibliotecanueva.es/admin/links/Cartas_pretende_ensenar.pdf
Bibliografía ampliatoria
• Video: “Paulo Freire contemporáneo”. Disponible en:
https://www.youtube.com/watch?v=5s2Fmtr3FN8
• Fernández Pais, M. (2015) Apuntes en torno a la renovación en la educación
inicial a mediados del siglo XX. Archivos de Ciencias de la Educación, Volumen
9, Año 9. Disponible en:
http://www.archivosdeciencias.fahce.unlp.edu.ar/article/view/Archivos09a06
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• Prieto, J. (1983). Guarderías infantiles o jardines maternales. Buenos Aires,
Librería del Colegio. 1° edición: 1976.
• Rodíguez, L. (2015) Paulo Freire. Un abiografía intelectual. Surgimiento y
maduración de la pedagogía del oprimido. Buenos Aires, Colihue.
Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0
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