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Concepto y Fundamentación de Los DDHH
Concepto y Fundamentación de Los DDHH
- Según el autor citado es notorio como los derechos humanos han sido utilizados
como modelo para enjuiciar alternativas de la realidad política y social, para el
funcionamiento de diversas organizaciones internacionales, objeto de diversas
convenciones y reuniones, como referencia de determinadas obras artísticas,
literarias o incluso cinematográficas. Como bandera en la lucha reivindicatoria de
las personas y grupos que se consideran marginados de su disfrute y en el
tratamiento de los argumentos más variados de carácter social, político y jurídico.
1Ballesteros, Jesús. Derechos Humanos. Editorial Tecnos. Madrid 1992. Pág. 13.
2Pérez Luño, Antonio E. Derechos Humanos, Estado de Derecho y Constitución. Quinta Edición.
Editorial Tecnos. Madrid 1995. Pág. 22.
1
- Cada vez que se ha ido alargando el término “derechos humanos”, su significación
se ha tornado más imprecisa y determinado una pérdida gradual de su significación
descriptiva de determinadas situaciones o exigencias jurídico – políticas.3;
- La carga emotiva, que sirve como modelos para enjuiciar las alternativas de la
realidad social y política.4;
- Su carga ideológica que ha servido para exteriorizar, justificar o agudizar ciertas
actitudes, desde las posturas en las que el término “derechos humanos” se han
utilizado con significaciones muy diversas.5;
- El haber partido de premisas metafísicas abstractas, sin una concreta
especificación histórica y sin hacer referencias a situaciones existenciales reales
del hombre; y,
- la insuficiente elaboración doctrinal y la falta de acuerdo entre los diversos
autores del alcance y significado de los mismos.
Pérez Luño extrae un ejemplo valioso del trabajo de Jeremy Bentham6 para explicar
este prisma de los derechos humanos y la necesidad de un empleo riguroso de esta
6 En el análisis de Bentham se pone sobre relieve: 1) la importancia que reviste en el plano jurídico -
político el empleo de un lenguaje riguroso; 2) la confusión entre la realidad y el deseo. Las buenas
razones para desear que existan los derechos del hombre no son derechos, las necesidades no son
remedios, el hambre no es el pan. La falacia más común en el lenguaje de los derechos humanos
consiste en la confusión entre los niveles descriptivo y prescriptito; y, 3) En el pensamiento
contemporáneo los analistas del lenguaje distinguen el estudio lógico de las relaciones de las palabras
entre sí (sintáctica), del de las palabras con los objetos que designan (semántica), y del de la conducta
de los sujetos que la emplean o se ven influidos por ellas (pragmática).
2
categoría, la exigencia de no incurrir en la confusión entre los aspectos descriptivos
y prescriptitos al tratarla y la llamada de atención sobre la carga emocional de esta
expresión.
Pérez Luño para quien los derechos humanos son un conjunto de facultades
e instituciones que, en cada momento histórico, concretan las exigencias de la
7 Ballesteros, Jesús. Derechos Humanos. Editorial Tecnos. Madrid 1992. Pág. 13.
8 Ibíd.. Pág. 25
3
dignidad, la libertad y la igualdad humanas, las cuales deben ser reconocidas
positivamente por los ordenamientos jurídicos nacional e internacional;
- Paloma Durán lalaguna, para quien, los derechos humanos podrían
definirse como el cauce jurídico de protección de la persona, que a su vez
requieren de un entorno institucional concreto – la sociedad democrática –
que posibilite su aplicación práctica9; y,
- autores que señalan que los derechos humanos son aquellas exigencias de
poder social, cuya toma de conciencia en cada momento histórico por los
individuos y grupos sociales, en cuanto que manifestación de los valores
sociales fundamentales, supone la pretensión de garantizarlos bien por la vía
institucional, bien a través de medios extraordinarios.10
Las relaciones entre derechos humanos y derechos naturales reviste una importancia
desde el punto de vista de la génesis de los derechos humanos, mientras para el
pensamiento iusnaturalista la teoría de los derechos humanos surge como una
prolongación de los derechos naturales, tal conexión es negada por los positivistas,
para estos últimos, no existe una implicación entre ambos términos e incluso para
algunos lo que existe es una auténtica ruptura. Se halla muy generalizada la
tendencia a considerar los derechos humanos como un término más amplio que el
de derechos naturales, aun desde la perspectiva doctrinal de quienes reconocen una
vinculación entre ambas expresiones.11
Del iusnaturalismo existen, sin embargo, al menos tres formas bien distintas que
han dado lugar a tres críticas positivistas diferentes, y por ello, a tres formas de
iuspositivismo.
9 Durán Lalaguna, Paloma. Manual de Derechos Humanos. Editorial Comares. Granada España.
1993. Pág. 61.
10 En Curso Sistemático de Derechos Humanos. www. Iepala.es/DDDD/ddhh33.htm.
11 Para Thomas Pine la expresión derechos humanos constituye la conjunción de los derechos
naturales (aquellos que le corresponden al hombre por el mero hecho de existir), y los derechos civiles
( aquellos que le corresponden al hombre por el hecho de ser miembro de la sociedad).
4
Podemos definir la teoría resumiéndola así:
12 Ferrajoli. Luigi. Los Fundamentos de los Derechos Fundamentales. Editorial Trotta. Madrid 2001.
Pág. 273.
13 Pérez Luño, Antonio E. Derechos Humanos, Estado de Derecho y Constitución. Quinta Edición.
Derechos Fundamentales. Del Análisis del Carácter Fundamental de los Derechos Humanos a la
Distinción Conceptual. En la Compilación de Jesús Ballesteros. Derechos Humanos. Editorial Tecnos.
Madrid 1992. Pág. 42 a 60.
5
consideración la definición de derechos fundamentales de Luigi Ferrajoli,15 para
quien una definición teórica, puramente formal o estructural de derechos
fundamentales es:
15Ferrajoli. Luigi. Los Fundamentos de los Derechos Fundamentales. Editorial Trotta. Madrid 2001.
Pág. 19 a 25.
6
d) el hecho que no sea una definición formal no impide que sea suficiente para
identificar en los derechos fundamentales la base de su igualdad jurídica. Gracias a
esto la universalidad expresada por la cuantificación universal de los (tipos de)
sujetos que de tales derechos son titulares viene a configurarse como una rasgo
estructural de estos, que comporta el carácter de inalienable e indispensable de los
intereses sustancias en que los mismos consisten; y,
La ciudadanía y la capacidad obrar han quedado hoy como las únicas diferencias de
status que aún delimitan la igualdad de las personas humanas. Y pueden, pues, ser
asumidas como los dos parámetros, el primero superable, el segundo insuperable –
sobre los que fundar dos grandes divisiones sobre los derechos fundamentales: la
que se da entre derechos de la personalidad y derechos de ciudadanía, que corresponden
respectivamente, a todos o sólo a los ciudadanos y la existente entre derechos
primarios (o sustanciales) y derechos secundarios (instrumentales o de autonomía), que
corresponden, respectivamente, a todos o sólo a las personas con capacidad de
obrar. De acuerdo a esta argumentación de Ferrajoli cruzando las dos distinciones
se obtienen cuatro clases de derechos: los derechos humanos, que son los derechos
primarios de las personas y conciernen indistintamente a todos los seres humanos,
como el derecho a la vida, a la integridad personal, la libertad personal, la libertad
de conciencia y de manifestación de pensamiento, el derecho a la salud y la
educación y las garantías penales y procesales; los derechos públicos que son los
derechos primarios reconocidos sólo a los ciudadanos, el derecho de asociación y
reunión, el derecho al trabajo; los derechos civiles son los derechos secundarios
adscritos a todas las personas humanas capaces de obrar, como la potestad negocial,
la libertad contractual, la libertad de elegir y cambiar su trabajo, la libertad de
empresa, en general todo los derechos en que se manifiesta la autonomía privada y
sobre los cuales se funda el mercado; los derechos políticos, que son; en fin, los
derechos secundarios reservados únicamente a los ciudadanos con capacidad de
obrar, como el derecho al voto, el sufragio pasivo, el derecho a acceder a cargos
públicos y, en general, todos los derechos potestativos en los que se manifiesta la
autonomía política y sobre los cuales se fundan la representación y la democracia
política.
7
1.1.3. Derechos Humanos y Derechos Subjetivos
8
a ella, y otra el proceder de conformidad con la norma. Entre la norma y sus
resultados subjetivos existen diferencias esenciales
c) El derecho subjetivo es, entonces, algo real jurídicamente hablando, porque
la posibilidad de actuar conforme a la norma no es una ficción, ni un recurso
de la técnica jurídica, sino algo radicado en las personas, ya sea natural o
jurídica.
d) La realidad del derecho subjetivo no consiste en un querer en potencia o en
acto, ni tampoco en un interés.
e) El derecho subjetivo es la posibilidad de actuar conforme a una norma, y en
donde lo esencial es la posibilidad y no el actuar. El derecho subjetivo es la
posibilidad de un sujeto para ejecutar una conducta o abstenerse de ella.
9
una actividad de la persona. Derechos trasmisibles son los que pueden
enajenarse o cederse, e intransferibles los que no pueden serlo, como los
constitutivos del estado civil.
c) En cuanto su contenido se dividen en patrimoniales y extrapatrimoniales, los
primeros son los estimables en dinero, y los extrapatrimoniales los que no lo
son.
Como conclusión puede afirmarse que para quienes sostienen que los derechos
subjetivos son una expresión de todos los atributos de la personalidad, los derechos
humanos constituirán una subespecie de aquellos: serían los derechos subjetivos
directamente relacionados con las facultades de autodeterminación del individuo
Los derechos públicos subjetivos son, en primera medida, aquellos del Estado frente
al individuo (ejemplo la pretensión en materia tributaria). Según una concepción
autoritaria, el Estado como autoridad no necesita de ningún derecho. Bajo el punto
de vista del Estado Social de Derecho por el contrario, el Estado no posee ningún
poder frente al individuo distinto al que se le haya concedido a través del derecho,
estas concepciones contradictorias tienen que ver con los derechos subjetivos del
individuo frente al Estado.16 En los Estados autoritarios el individuo no puede
interponer demandas contra el Estado, en el Estado Social de Derecho existe una
cláusula general administrativa, si alguien es lesionado en su derecho por parte del
poder público, entonces permanece abierta frente a él la posibilidad de la vía judicial.
16Kaufmann, Arthur. Filosofía del Derecho. Universidad Externado de Colombia 1999. Bogotá,
Colombia. Pág. 214.
10
De acuerdo al modelo de Georg Jellinek, los derechos públicos subjetivos del
individuo se pueden dividir en a) derechos fundamentales y derechos de libertad;
b) derechos de participación; y c) las pretensiones positivas (ejemplo las pretensión
a la indemnización por causa de expropiación legal).
Entendiendo los derechos morales como exigencias éticas, bienes, valores, razones
necesidades, intereses o principios morales de especial importancia de las que gozan
todos los seres humanos por el solo hecho de serlo, de tal forma que pueden suponer
una exigencia o demanda frente al resto de la sociedad; y tienen la pretensión de ser
incorporados al ordenamiento jurídico como derechos jurídico – positivos si no
estuviera ya en él18. Tales exigencias serían, por tanto, independientes de cualquier
contingencia histórica o cultural, característica física o intelectual, poder político o
clase social.19
17 Pérez Luño, Antonio E. Derechos Humanojs, Estado de Derecho y Constitución. Quinta EdicióJn.
Editorial Tecnos. Madrid 1995. Pág. 34.
18 Ballesteror, Jesús. Derechos Humanos, Editorial Tecnos, Madrid 1992. José García Añon. Los
Derechos Humanos como derechos Morales: Aproximación a unas Teorías con Problemas de
Concepto, Fundamentos y validez. Pág. 61.
19 E. Fernández, El Problema de la Fundamentación de los Derechos Humanos, en ADH, 1981, Pág.
97. Este trabajo ha sido posteriormente incluido en el libro del autor Teoría de la Justicia y Derechos
Humanos, debate, Madrid, 1984.
11
Por su significación ética los derechos humanos deberán hacer obligada remisión a
la dignidad humana; mientras que por su dimensión jurídica tales derechos
encarnarán la pretensión de incorporarse al ordenamiento jurídico positivo para
alcanzar su auténtica realización.20 De ahí que a cada derecho humano como derecho
moral le corresponda paralelamente un derecho en el sentido estrictamente del
término.
Para el estudio de los derechos humanos como límites del poder partimos de las
teorías del tratadista Rafael de Asis Roig, descritas en su texto “ Las Paradojas de
los Derechos Fundamentales como Límites del Poder”21, las que se describen a
continuación:
La paradoja de la positivización
Esta teoría señala que los derechos establecidos en los textos jurídicos se presentan
básicamente como obligaciones estatales, las que serán consideradas como límites a
la actuación del poder siempre y cuando formen parte del Derecho, a través de su
proceso de juridificación. El encargado de dicho proceso y de que los derechos sean
eficaces debe ser llevados a cabo por el poder, esto es lo que ha denominado Roig la
paradoja de la positivización. Los derechos fundamentales se presentan como
límites al poder, pero es el poder quien los reconoce.
Para el autor citado esta paradoja obliga a realizar tres consideraciones: En primer
lugar el problema de las obligaciones del Estado, también llamadas
autoobligaciones. En segundo lugar obliga a cuestionar si bajo cualquier tipo de
poder es posible hablar de derechos fundamentales, y en tercer lugar obliga a
plantear la necesidad de la separación de poderes.
20Pérez Luño, Antonio E. Derechos Humanos, Estado de Derecho y Constitución. Quinta EdicióJn.
Editorial Tecnos. Madrid 1995. Pág. 177.
21 De Asis Roig, Rafael. "Las Paradojas de los Derechos Fundamentales como límites al Poder",
Editorial Debate, Madrid, 1era. Edición, 1992, 151 p.
12
la eficacia de estos derechos depende de su apoyo en el poder. Por tanto, la
limitación del poder depende de si él mismo la admite o no.
La paradoja de la internacionalización
13
cooperación entre diversos estados, que no puede lograrse sin la instauración de un
poder por encima del detentado por cada uno de ello.
Los derechos fundamentales son entendidos como límites al poder, y para la correcta
realización de esta proposición se instituye una instancia supranacional. Ahora bien,
el reconocimiento de ésta, esto es, su carácter vinculante, depende del poder estatal.
Así, para que esa nueva instancia pueda desempeñar su papel, es necesario que el
Estado reconozca su competencia.
Sin embargo, todos estos logros en el campo internacional no deben ser dirigidos a
la implantación de ciertas reglas de significado ético o jurídico en aquellas culturas
basadas en diferentes ideas y creencias, en la realización de todo este proceso es
necesario tomarse una serie de medidas por el respeto a las culturas.
La historia de los derechos fundamentales aparece otra vez como una historia de
tensiones, cuyos polos son, en relación a este problema, lo que siguiendo a
Donnelly22 se podrían denominar como el relativismo cultural radical y el
universalismo radical.23
Así, la idea de los derechos fundamentales como límites al poder será realizada en
mayor medida cuanto más se acerquen las instancias supranacionales a una
estructura y funcionamiento de tipo democrático.
22 Biblio. J. Donnelly, <<Cultural Relativism and Universal Human Rights>>, en Hyuman Rights
Quarterly, vol, 6, nº 4, 1984, p. 400. Sobre los derechos fundamentales en culturas no occidentales, del
mismo autor, <<Human Rights and Human Dignity: An Analytical Critique of Non-Western
Conceptios of Human Rights>>, en American Political Science Review, 76, nº 2, 1982, pp. 303 y ss).
P. 82.
23 Según este autor, puede entenderse por relativismo cultural radical la postura para la que la cultura
14
Si se conciben a los derechos fundamentales como aquellas figuras que definen un
espacio de necesidades y pretensiones de los hombres en el que la actuación de los
poderes es restringida, podría concluirse que en ese espacio, los titulares de las
exigencias pueden moverse con absoluta libertad. No obstante, aquí se plantearía el
problema de la aparición de posibles conflictos entre la actuación de los distintos
titulares. Podría darse el caso de que a través del ejercicio de alguno de estos
derechos, se estuviese restringiendo el disfrute de derechos en otras personas. Por
otro lado, también puede chocar el ejercicio de los derechos con ciertos bienes o
intereses, que no son derechos fundamentales, pero que se consideran valiosos para
la sociedad. En este sentido, parece que los derechos fundamentales encuentran sus
límites.
Si los derechos fundamentales no son ilimitados, será el poder a través del Derecho
quien tenga que establecer esos límites. A su vez esta limitación del poder no podrá
realizarse con plena libertad, sino que tendrá que estar limitada bajo ciertos
parámetros. Este parece ser el significado que en nuestro Derecho tiene lo que se
denomina como contenido esencial de los derechos fundamentales.
Los límites de los derechos no podrán afectar a su contenido esencial, De este modo,
se rebasa o se desconoce el contenido esencial cuando el derecho queda sometido a
limitaciones que lo hacen impracticable, lo dificultan más allá de lo razonable o lo
despojan de la necesaria protección.
24
Ibid pp. 239-240.
15
de esta idea puede llevar a lo que comúnmente se ha denominado como tiranía de
la mayoría.
Para Roig los derechos fundamentales exigen no sólo una abstención por parte de
los poderes públicos, sino que en ocasiones, para desarrollar su sentido se hace
necesaria cierta actuación positiva de éstos. La fórmula “derechos fundamentales
como límites al poder”, desde esta perspectiva, hace necesario un cambio en el
significado de límite. No es tanto una limitación en la actuación sino una actuación
delimitada.
16
El papel del Estado cambia de manera radical, nos hallamos así en lo que
denominábamos como proceso de generalización. Este proceso puede ser
caracterizado por tres notas. En primer lugar, la ampliación de los destinatarios de
los derechos; en segundo lugar, la aparición de nuevos derechos; y en tercer lugar,
la intervención del Estado en el desarrollo y concepción de estos derechos.
25 Ibid P. 91-92
26
(Biblio. R. García Macho, Las aporías de los derechos fundamentales y el derecho a la vivienda,
Instituto de Estudios de la Administración Local, Madrid, 1982, p. 133).
17
el paso de la declaración puramente verbal a su protección efectiva, lo contrario, esto
es, el aumento de los poderes del Estado”. 27
La Paradoja de la Especificación.
Para Roig resulta especialmente interesante el paso del hombre abstracto al hombre
situado, retomando a Perez Luño quien ha expresado en relación con los derechos
económicos, sociales y culturales que éstos se caracterizan en que su titular deja de
ser <<el hombre abstracto en su dimensión individual>> para pasar a ser <<el
hombre situado en el contexto de unas circunstancias reales, concretas y
comunitarias>>. 29 No parece así posible hablar de universalidad, y en cambio, una
de las notas de los derechos es la de su supuesta universalidad. Aún más, la
27
Ibid P. 93.
28
Ibid. P. 94.
29
Ibid p. 121.
18
característica principal del proceso de generalización es la de la extensión de la
titularidad de los derechos a todos los individuos.
Bobbio ha hecho referencia a este dato, si bien desde otras perspectivas. (...) para el
profesor turinés se ha manifestado en estos últimos años, consiste en el paso gradual,
pero cada vez más acentuado, hacia una ulterior determinación de los sujetos
titulares de derechos. Y continúa: “Ha sobrevenido respecto a los sujetos aquello que
ocurrió desde el inicio respecto a la idea abstracta de libertad, que se fue
determinando en libertades concretas y singulares”. La especificación, siempre
según Bobbio, se ha producido “bien respecto al género, bien respecto a las distintas
fases de la vida, bien teniendo en cuenta la diferencia entre estado normal y estados
excepcionales en la existencia humana”. 30
30 Ibid P. 96
31
Biblio. G. Peces-Barba, Curso de derechos fundamentales, cit., pp. 135, 154-167. Pp. 96-97.
19
ni tampoco a los derechos políticos, frente a los cuales los individuos son sólo
genéricamente iguales, pero específicamente no lo son”. 32
La Paradoja de la Regulación
La paradoja planteada según Roig es expresión de la idea del poder como creador
del Derecho y, por tanto, como regulador de las relaciones sociales (entre individuos
o entre éstos y el Estado), donde los derechos fundamentales juegan un importante
papel. Por otro lado, la regulación no debe identificarse con la positivación. Esta
última es presupuesto de la primera, pero no es el mismo fenómeno. La regulación
es la actuación normativa sobre los derechos, en el sentido de dotar de juridicidad a
su significado y proyecciones.
Los derechos fundamentales son límites al poder, pero es éste el que los regula y
desarrolla jurídicamente, tanto desde el legislativo como desde el judicial y el
ejecutivo. Así, para que los individuos limiten el poder es necesario que éste los
desarrolle y, en definitiva, los normativice. La regulación de los derechos limita el
sentido de éstos pero al mismo tiempo proporciona medios para hacerlos efectivos.
20
establecimiento de garantías para su respeto. Este condicionamiento mutuo entre
derechos fundamentales y Estado de Derecho es puesto en evidencia por Pérez Luño
cuando afirma: “si es innegable la dependencia histórica del Estado de Derecho de
las declaraciones de derechos humanos, no es menos cierto que éstos no pueden
alcanzar su formulación positiva al margen del ordenamiento jurídico del Estado”.
34
La Paradoja de la Protección
Respecto a los derechos fundamentales habrá que hablar no sólo de una obligación
en el Estado de abstenerse de intervenir en determinado ámbito, no sólo de una
obligación de actuar para promover o facilitar el disfrute de ciertos derechos, sino
también de una obligación de proteger ese disfrute. El poder tendrá como misión la
protección de una serie de necesidades y pretensiones de los hombres, que no se
refieren a una categoría específica de los derechos fundamentales sino a todos en
general.
Esta nueva paradoja plantea dos problemas dentro de la idea de los derechos
fundamentales como límites al poder. El primero de ellos guarda estrecha relación
con la paradoja de la positivación, si bien presenta perfiles distintos, esta paradoja
planteaba el problema de la autoobligación: los derechos fundamentales son límites
34
Ibid P. 101.
35
Ibid P. 101.
21
al poder pero es éste el que los tiene que reconocer. La paradoja de la protección
también se relaciona con la autoobligación. Los derechos fundamentales se
presentan como figuras que limitan la actuación del poder, pero es este poder el
encargado de proteger a esos derechos. Así, parece que es el mismo poder el que
pueda afectar a los derechos fundamentales y el que protege contra esa posible
actuación. En definitiva, el poder protege contra su misma actividad.
Difícilmente puede realizarse una protección de los derechos sin que se regule su
ejercicio. No obstante, parece importante distinguir ambas actuaciones con el
objetivo de plantear desde diferentes ángulos la relación entre el poder y los
derechos fundamentales. La regulación incide así sobre la actividad normativa del
Estado mientras que la protección se orienta hacia los instrumentos jurídicos de
garantía de los derechos.
Las posturas que niegan la extensión de estas figuras al ámbito privado giran en
torno a dos planteamientos principales.
22
representado por aquellas posiciones para las que la extensión de los derechos
fundamentales a las relaciones entre particulares llevaría consigo enormes peligros
para la propia libertad. 36
En tercer lugar, exista toda una teoría de los límites de los derechos fundamentales
que se dirige sobre su proyección en las relaciones entre particulares, lo que da a
entender que ésta es posible". (Véase el artículo 4º de la Declaración de Derechos
del Hombre y del Ciudadano de 1789).
En cuarto lugar, no hay que pasar por alto la importancia de los particulares dentro
del Derecho actual. Ésta, en el plano individual se presentaba por ejemplo en la
capacidad normativa, pero no sólo en ella. Si observamos algunos de los derechos
fundamentales clásicos como el derecho a la vida o a la integridad física, parece
evidente que su posible violación no se origina sólo en una actividad de los poderes
públicos, sino que también ésta puede realizarse a través de los particulares. Y esta
incidencia crece si pasamos al plano colectivo, donde el papel de determinados
grupos no ya sólo en el Derecho sino también en las relaciones sociales es indudable.
Luis Prieto lo ha señalado con precisión: “De un lado es evidente que gigantescos
grupos privados ejercen un poder de hecho no menos amenazador que el del Estado,
convirtiendo en pura ilusión la teórica igualdad de las partes y la no menos teórica
autonomía de la voluntad y, de otro, parece también que las instituciones públicas
se hallan lejos de desempeñar una función aseguradora de la pureza y lealtad de la
competencia”. Y así, concluye afirmando: “...los derechos humanos no sólo tienen
36
Biblio. J. García Torres y A. Jiménez Blanco, Derechos fundamentales y relaciones entre
particulares, Civitas, Madrid, 1986, p. 146.
23
sentido y operatividad en las relaciones de Derecho privado, sino que incluso
algunos despliegan su eficacia principalmente en este ámbito”. 37
Existen ocasiones en las que los derechos fundamentales no son límites al poder
político sino a la actuación de otros individuos. El sujeto titular de los derechos, el
hombre en general, que era el limitador del poder a través de unos derechos, es,
desde esta perspectiva, a quien se limita. No debe confundirse esta paradoja con el
problema de los límites de los derechos fundamentales. No estamos hablando de las
posibles sujeciones con las que se encuentra el titular de un derecho respecto al
ejercicio de éste. La paradoja del limitador limitado se refiere a la posible
transgresión de un derecho fundamental por un sujeto particular,
independientemente de que éste actúe a través de otro derecho fundamental.
37
Biblio. L. Prieto, Estudios sobre derechos fundamentales, cit., p. 209; y también Elías Día, Ética
contra política, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1990, pp. 100 y ss. P. 109.
24
estos derechos, como por poderes sociales fuertes, tales como grupos económicos y
políticos.
38 Biblio. G. Peces-Barba, Curso de derechos fundamentales, Eudema, Madrid, 1991, p. 218. P. 119.
39
Ibid. P.112.
25
La seguridad jurídica material va a exigir también, la extensión de los límites al
ámbito privado, no sólo en lo referente al ejercicio de los derechos, sino como
restricción de determinadas actividades que pueden chocar con el significado de
éstos. La seguridad material no se encuentra así exclusivamente en relación con el
poder, sino que se proyecta también sobre la actividad de los ciudadanos.
Luego de realizar una extensa descripción de algunos términos afines a los derechos
humanos, podemos definir los derechos humanos como:
a) Iusnaturalista
26
Hay estrecha relación y continuidad entre la expresión normativa de los derechos
humanos y los presupuestos que le sirven de base. Entre dichos presupuestos la
fundamentación filosófica ocupa un lugar relevante. Es por esta razón que hoy en
día en todos los sistemas políticos se admiten alguna doctrina sobre los derechos del
hombre.
Enfoque realista
a.- Los derechos ya están fundamentados, que hay una convicción generalmente
compartida de ello (Bobbio), pero cabe objetar este planteamiento porque la
constante violación actual de los derechos humanos muestra la precariedad de esas
convicciones supuestamente compartidas, y por tanto surge la necesidad de seguir
argumentando en su favor.
27
humanamente fundado, con la Declaración Universal de Derechos Humanos de la
ONU. Pero este argumento deja de responder a un tema central de la
fundamentación de los derechos: su por qué?, su razón de ser.
a.- Los neopositivista de Viena y Berlín, los realistas escandinavos y un amplio sector
de analistas del pensamiento anglosajón.
De ello se desprende que los valores éticos, jurídicos y políticos no pueden pretender
una validez general, objetiva o intersubjetiva, ya que se limitan a expresar
convicciones personales.
28
La historia del pensamiento humano muestra la falta de fundamento de la
pretensión de establecer racionalmente normas absolutamente correctas para
regular la conducta humana. La experiencia del pasado muestra que la razón solo
puede acceder a valores relativos. No se puede emitir un juicio sobre algo que parece
justo con la pretensión de excluir el juicio de valor contrario. "la justicia absoluta es
un ideal irracional, o dicho, en otras palabras, una ilusión, una de las ilusiones
eternas del hombre".
Conclusión
Las posturas realistas al dar por supuesto el fundamento para los derechos
humanos, cifran su problemática en la obtención de los cauces más adecuados
(económicos, jurídicos y políticos) para realizarlos.
29
De las diversas teorías éticas que parten de premisas objetivistas, precisara el estudio
de la ética material de los valores, y algunas de las concepciones actuales del
objetivismo ontológico vinculadas al pensamiento social cristiano.
Las tesis más características de esta doctrina pueden resumirse en los siguientes
puntos:
a).- Los valores son esencias ideales existentes per se con anterioridad e
independencia a cualquier experiencia, que forman un orden eterno integrado por
una serie de principios absolutamente invariables. Este orden ideal de valores se
halla estructurado según relaciones apriorísticas de jerarquía, que configuran una
serie de categorías o rangos valorativos que no pueden ser modificados por los
hombres.
30
que se esfuerza por convertir el condicionamiento ideológico del espíritu en
principio filosófico decisivo.
a).- La afirmación acorde con la tradición ius. de que el hombre tiene desde su
nacimiento la evidencia racional de un rango y una dignidad propios, que proceden
de su naturaleza intrínseca antes que de cualquier concesión, es para Lanchance el
punto de partida de cualquier justificación de los derechos humanos. Estos derechos
son universales como lo son los supuesto naturales y espontáneos de la razón
humana que los capta y formula. De ahí que para establecer los principios de un
derecho humano basta con recurrir a la naturaleza y a la razón, sin que la confianza
en esta dispense, cuando se pasa al plano de las realizaciones, de invocar el auxilio
de Dios.
b).- Este bien se plasma en unos valores objetivos susceptibles de intelección por
parte de todos los hombres. La razón práctica no funciona en el vacío; tiene por
cometido la regulación concreta de la existencia, para lo que parte del orden vital
que imponen a la persona su condición de ser humano, así como los imperativos de
su medio físico y social.
31
c).- De la dependencia de los derechos humanos respecto de la ley natural, así como
de su necesaria subordinación al bien común, derivan Lachance y Finnis la estricta
correspondencia entre los derechos y los deberes del hombre. Sobre este particular
insiste Sergio Cotta para quien se da una paridad ontológica entre todos los sujetos
de los derechos humanos en virtud de la cual ningún hombre puede pretender
disfrutar sólo de derechos dejando a los demás las obligaciones, del mismo modo
que las relaciones entre la sociedad y sus miembros deben establecerse a partir de
derechos y deberes recíprocos.
Entiendo que el horror que inspira a los partidarios del objetivismo ontológico la
anarquía de los valores y el consiguiente peligro de disolución del orden universal,
estable y objetivo en el que poder fundamentar los derechos humanos, les ha
inducido a una exagerada acentuación del carácter absoluto, inmutable y
heterónomo de la ley natural. Para ello han vuelto los ojos a lo que se ha denominado
estrella polar inconmovible en medio de las tempestades de la historia del mundo.
Ahora bien, quizás hayan olvidado que lo que hace la ley moral natural más digna
de admiración, por decirlo en los términos de un famoso motto kantiano, es el
comprobarla operante en nuestro interior, más que contemplarla en el cielo
estrellado de los valores externos.
Pero las corrientes actuales que han radicalizado sus premisas para afirmar la
completa dependencia de los valores éticos respecto a los deseos, actitudes o
intereses de cada sujeto individual, así como la exigencia de que tales deseos,
actitudes e intereses sean respetados de forma absoluta.
32
3.1.- El primado de la libertad individual
KARL POPPER.
Dice: "...Me costó tiempo creer que esto -el socialismo- no es mas que un bello sueño;
que la libertad es más importante que la igualdad; que el intento de realizar la
igualdad pone en peligro la libertad, y que, si se pierde la libertad, ni siquiera habrá
igualdad entre los no libres". (citado por P. Luño pág. 147).
33
progresista, pues se dirigen a la defensa de la sociedad dedocrática abierta y
pluralista, las tesis al respecto de Friedrich Von Hayek tienen una marcada
orientación conservadora.
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a) Respecto al carácter inevitable de la contraposición entre la libertad y la
igualdad de los neoliberales conservadores insisten en afirmar que el avance por
ejemplo en el reconocimiento igualitario del derecho a la educación supone
comprometer la libertad de enseñanza y la libre elección de la escuela, y en suma
así, cualquier intento de igualar las rentas a través de un sistema fiscal avanzado que
las redistribuya amenaza, cuando no niega, el libre disfrute del derecho de
propiedad.
1.- Libertad negativa, entendida como falta de impedimento externo, como ausencia
de opresión, o como garantía de no intromisión del poder en las actividades
privadas.
2.- Bienes de tipo posicional; son aquellos bienes o ventajas que se caracterizan
precisamente por distribuirse de un modo desigual, porque si se distribuyen de
modo uniforme dejarían de ser bienes o ventajas, por ejemplo; no es posible que
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todos posean un cuadro de Goya, porque si todos lo tendrían desaparecería su
panorámica.
La amenaza actual del igualitarismo reside en que se intenta hacer real la igualdad
incluso para este tipo de bienes, pero se ha descubierto que es un sistema que no
funciona. Por tanto, como no funciona, el proceso hacia la igualdad genera
frustraciones, las cuales a su vez, conducen a nuevas formas de insatisfacción que es
imposible sanar.
Entonces, la falta de equidad puede adoptar muchas formas: herencia de los bienes
(títulos y acciones, casas y fábricas), o herencia del talento (capacidad musical,
fuerza, genio). La herencia de los bienes se puede interferir más fácilmente que la
del talento. Pero desde un punto de vista ético ¿hay alguna diferencia entre ellos?.
Como la vida no es equitativa la creencia de que el Estado puede rectificar lo que la
naturaleza ha reproducido resulta tentadora, pero pone en peligro la libertad.
Luño: Cuando señalan que es posible medir con el mismo rasero moralmente la
herencia genética que la de la propiedad de bienes económicos confunde la obvia
distinción entre las leyes del mundo físico y las leyes éticas, jurídicas y políticas que
las rigen.
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En opinión de estos neoliberales la organización política de una organización
democrática debe tender a maximizar el bienestar, entendido en función de las
preferencias de los individuos que la componen. Por ello existe una continuidad
necesaria entre la organización política (sistema estatal) dirigida a satisfacer las
necesidades colectivas a través de opciones colectivas, y la organización económica
(sistema de mercado) que tiende a satisfacer necesidades individuales, mediante
opciones individuales.
Para que ambos sistemas funcionen correctamente es necesario que los instrumentos
que facilitan los intercambios en el mercado operen en el marco de derechos
individuales bien definidos. Lo que exige que el poder público deba calcular, con
carácter previo a cualquier medida tendente a optimizar el bienestar social, su
incidencia en los derechos individuales. Ya que el Estado, en buena doctrina liberal,
debe ser un transmisor de deseos individuales, pero esa función se adultera sino se
respeta íntegramente el marco legal de garantía de los derechos individuales.
Todos defienden la tesis del Estado mínimo; al insistir en que las intervenciones
estatales y la burocratización de la vida social conducen a efectos más perniciosos
que las anomalías del mercado que pretenden corregir. En concreto se apuntan al
despilfarro de los recursos y a la distorsión en el juego de los agentes económicos,
como defectos más frecuentes producidos por la injerencia de la Administración en
el ámbito que debe quedar a la libre disposición de la iniciativa privada.
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A partir de esta proyección del análisis económico a tales esferas Posner entiende
que podrán superarse determinadas externalidades que, debido a su
indeterminación en términos de derecho de propiedad, generan el aprovechamiento
de bienes libres, de uso común, pero en realidad escasos (el agua, el aire, el silencio,
el paisaje, etc.).
Rawls ha escrito: " no existe una teoría acerca de las constituciones justas, que
considere que éstas son procesos que conducen a una legislación justa que concuerde
con la teoría que concibe los mercados competitivos como procedimientos eficaces
y esto parece implicar que la aplicación de la teoría económica al proceso
constitucional actual tiene graves limitaciones, en tanto la conducta política este
afectada por el sentido que las personas tienen de la justicia, como ocurre en toda
sociedad viable, en la que una legislación justa es el primer fin social" (cita del autor
pág. 155).
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3.2.- Del individualismo al anarquismo
Las tesis que representan los esfuerzos doctrinales por reactualizar la teoría ius. de
los derechos humanos, esta representada por premisas no coincidentes:
1.- Cada persona a de tener un derecho igual al más amplio sistema total de
libertades básicas, compatible con un sistema similar de libertad para todos.
2.- Las desigualdades económicas y sociales han de ser estructuradas de manera que
sean para:
b).- Unido a que los cargos y las funciones sean asequibles a todos, bajo condiciones
de justa igualdad de oportunidades.
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Para reformar el sistema general de libertades.
Cuando es aceptada por los posibles perjudicados por razones de interés colectivo.
3.- Las fundadas en derechos; las tesis revolucionarias de Thomas Paine, así como la
teoría de la justicia de Rawls y su propia construcción.
La fundamentación contractualista de los derechos naturales permite calificar como
el mejor programa político aquel que persigue la protección de determinadas
opciones básicas individuales, y no las subordinadas a cualquier fin colectivo, o
deber o a la combinación de ambos. Esta teoría insiste en el carácter natural de los
derechos básicos para diferenciarlos de aquellos que tienen una base legal o
consuetudinaria.
De ahí que desde sus premisas se infiera que los derechos y libertades básicos no
son el producto de la deliberación legislativa o de la costumbre social, sino que
constituyen criterios independientes para enjuiciar a la legislación y a la costumbre.
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A tenor de sus planteamientos, la existencia de los hombres como individuos
separados y autónomos hacen moralmente condenable cualquier intento de
sacrificar los derechos de unos en beneficio de otros.
Contrato social, recurre al igual que Rawls, al contrato aunque no para explicar la
fundamentación de los derechos humanos o de los postulados de la justicia, ya que
la teoría de Rawls: de la posición original y del velo de la ignorancia, le parece
abstracta, dice: " Tan sólo si las cosas cayeran del cielo como el maná y nadie tuvieran
algún título para pretender alguna porción de él", pero se pregunta: "cómo la
experiencia demuestra que las cosas no ocurren así, ¿es este modelo apropiado para
explicar el modo como han de distribuirse las cosas que los hombres producen?.
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funciones de vigilante nocturno, es decir, el Estado limitará su acción a la tutela de
los derechos individuales, sin posibilidad de modificarlos y, menos de sacrificarlos
en aras, de cualquier interés social o colectivo.
No es incumbencia del Estado el realizar una justicia distributiva, por grandes que
puedan ser la pobreza y las desigualdades económicas o por importantes que
parezcan las exigencias del bienestar general, ya que todo gravamen de las rentas
del trabajo o de los beneficios económicos es moralmente inaceptable. Entonces
deduce, que los impuestos equivalen al trabajo forzado y suponen una injustificable
lesión de los derechos del hombre sobre su propio cuerpo, esfuerzo y propiedad, así
como de su derecho básico a no ser obligado a hacer determinadas cosas.
RESUMEN DE P. LUÑO
1.- Doctrina iusnaturalista; Mientras la doctrina ius que inspira la teoría de Rawls
es la de Rousseau y de modo especial la de Kant; Nozick se remite expresamente a
Locke, hallándose la teoría de los derechos del hombre de Thomas Paine en la base
de la construcción de Dworkin.
Conclusión:
Dice P. Luno: " En opinión de Herbert Hart ("Entre el principio de utilidad y los
derechos humanos", en RFDUC, 1980). Dworkin y Nozick al concebir los derechos
básicos como categorías absolutas para la defensa de la individualidad de las
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personas frente al Estado, así como al denunciar que el utilitarismo maximizado del
bienestar social ignora el principio moral básico de que la humanidad se componen
de personas independientes, comprometen la realización de valores sociales y
colectivos básicos". Dice que ésta crítica es aceptable en lo referido a un enfoque
radicalmente individualista de los derechos humanos, pero tiene el límite de partir
de una perspectiva extrasistémica; es decir, plantea el problema en términos de
antítesis entre los derechos humanos circunscritos al plano individual y las
exigencias económico-sociales del bienestar general.
Por tanto, hoy frente a este planteamiento la teoría de los derechos humanos, no
coincide ni se identifica con los derechos individuales, sino que engloba también en
su seno a los derechos sociales. Entonces la crítica a estas teorías debe plantearse
desde una posición intra sistémica o sea, mostrando el carácter incompleto y parcial
del concepto y la fundamentación de los derechos humanos que de ellas se deriva.
JÜRGEN HABERMAS
Premisas: Según Habermas el positivismo parte de que las cuestiones prácticas no
son susceptibles de discusión racional, por lo que, en definitiva tienen que ser
decididas. El positivismo supone una forma de filosofía axiológica subjetiva que
conduce a un decisionismo, a una elección irracional de los sistemas valorativos, y a
reducir las normas a decisiones.
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Para superar estas posturas Habermas propone:
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2.- Necesidad actual de superar la ideología iusnaturalista-individualista
informadora de los derechos humanos formulados por la Revolución burguesa en
su doble sentido:
a.- Concebirlos como categorías vinculadas a intereses sociales e ideas históricas que
exigen su interpretación a través de relaciones sociales concretas, en vez de
fundamentarlos ontológicamente en el sentido filosófico-trascendental, o en una
antropología naturalista basada en la naturaleza del mundo, de la conciencia o del
hombre.
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justicia y que aparece como un momento necesario en el proceso hacia la
emancipación.
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sentido que el siguiente: que las normas y criterios de valor subyacentes pueden
pretender ser válidos, es decir que son universales".
A su vez: "la universabilidad de intereses y valoraciones depende de las normas y
valores que encuentran reconocimiento intersubjetivo en circunstancias
determinadas.
Concluye P. Luño que: "La investigación de Habermas plantea, de este modo, una
cuestión central para la fundamentación de los derechos humanos en nuestro
tiempo: LA ELUCIDACION DEL CONCEPTO DE NECESIDADES HUMANAS
BASICAS".
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las fuerzas esenciales humanas -capacidades y necesidades- y del despliegue de la
individualidad humana libre, multilateral, según Márkus- "la medida en la cual se
actúan esos presupuestos, la medida en la cual se realiza el ser humano en la
existencia humana individual concreta".
Las preferencias conscientes, por ser expresión del carácter genérico del hombre, se
justifican y legitiman a través del consenso.
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En este punto se abre un sugestivo plano de confrontación entre los postulados
axiológicos de la escuela de Francfort y los de la Escuela de Budapest, en concreto
entre las tesis de Habermas y Heller.
Coincidencias:
Discrepancias:
1.- Reprocha a Habermas el haber construido su comunidad ideal a partir del dato
exclusivo de la racionalidad del hombre y de su capacidad lógica de argumentación.
Dice "los hombres en quienes se sostiene este ideal no son hombres enteros. Carecen
de cuerpo, de sentimientos y ni siquiera tienen relaciones humanas. La relación entre
ellos estriba únicamente en la discusión de valor. No es preciso que sean hombres;
de la misma forma podría tratarse ángeles. Pero no destinamos a los ángeles nuestra
utopía radical. El hombre es indudablemente un ser racional, PERO NO ES SOLO
ESO".
Opinión de P. Luño: Dice que la opinión de ambas escuelas no solo son compatibles,
sino que se complementan.
Habermas y Apel, tiene su aspecto más sólido en la construcción del marco formal
para una teoría consensual del valor, pero no profundiza adecuadamente en los
datos antropológicos -las necesidades- que constituyen el sustrato del consenso.
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Dice por ejemplo, que el sustraer la determinación de las necesidades radicales en
cada sociedad histórica a la argumentación racional y al consenso puede desembocar
en manifestaciones de un subjetivismo decisionista o en un dogmatismo contra los
que la Escuela de Budapest precisamente trata de luchar.
Perez Luño cree "que la utopía filosófica de una sociedad plenamente libre y
eocrática, que halla su plasmación concreta en la entera satisfacción de sus
necesidades radicales, no creo que pueda concebirse al margen de una comunicación
intersubjetivista libre y racional, es decir, basada en una búsqueda libre y racional
de la verdad.
Pero Macpherson confía en que esta situación puede ser superada en la medida en
que se pase de una situación de escasez a una situación de abundancia de bienes que
permita satisfacer todas las necesidades.
En todo caso la principal objeción dice P. Luño, que me suscita la teoría de las
necesidades de Macpherson es que termina por reducirse a un criterio cuantitativo
ligado a los factores de escasez o de abundancia que condicionan su satisfacción, y
soslaya la dimensión cualitativa, la crítica de las necesidades que es la que,
precisamente, permite cifrar en ellas la fudamentación de los derechos humanos.
Razones:
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a.- La fundamentación objetivista de los derechos humanos ha contribuido
decisivamente a la conformación doctrinal y jurisprudencial de la teoría del orden
de valores, que concibe los derechos humanos positivizados por vía constitucional
como derechos fundamentales, es decir como un sistema de valores objetivos
dotados de una unidad material y que son la suprema expresión del orden
axiológico de la comunidad.
Por eso se inclina por una fundamentación ética o axiológica que considera los
derechos humanos como derechos morales, es decir como exigencias éticas y
derechos que los seres humanos tienen por el hecho de ser hombres y, por tanto, con
un derecho igual a su reconocimiento, protección y garantía por parte del poder
político y el derecho.
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Tales exigencias serían independientes de cualquier contingencia histórica o
cultural, característica física o intelectual, poder político o clase social.
De esta caracterización se infiere que los derechos humanos están entre las
exigencias éticas y los derechos positivos. Por su significación ética los derechos
humanos deberán hacer obligada remisión a la dignidad humana; mientras que por
su dimensión jurídica tales derechos encarnarán la pretensión de incorporarse al
ordenamiento jurídico-positivo para alcanzar su auténtica realización. Por eso a cada
derecho en el sentido moral le corresponde paralelamente un derecho en el sentido
jurídico del término.
Según Peces-Barba, con esta versión se supera esas dos tendencias: ius y positivismo
voluntarista. O como dice Eusebio: Salir del círculo vicioso de la tradicional polémica
entre ius. y positivismo.
Síntesis: Eusebio propone que: el derecho natural sea entendido como ética jurídica
material es decir, como valores superiores al derecho positivo a los cuales éste debe
estar subordinado.
El punto de vista del autor no es polemizar con Eusebio, sino intentar clarificar los
aspectos generales de la cuestión:
b.- Si con la expresión derechos morales se quiere significar la confluencia entre las
exigencias o valores éticos y las normas jurídicas, lo único que se hace, en el fondo,
es afirmar uno de los principales rasgos definitorios del ius. La noción del derecho
natural participa al propio tiempo de un carácter jurídico y de un carácter moral.
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Acaso la mejor descripción del derecho natural consista en que éste ofrece un
nombre para el punto de intersección entre derecho y moral.
Dice que su postura intenta una mediación crítica entre dos estimulantes corrientes
del pensamiento marxista actual de inequívoco signo antidogmático y humanista:
2.- Agnes Heller; aporta datos relevantes sobre las condiciones antropológicas,
sobre las exigencias o necesidades de la naturaleza humana, que constituyen la base
material de todo valor.
Piensa con Bobbio que: el fundamento de los valores debe buscarse en las
necesidades del hombre. Toda necesidad supone una carencia: el hombre tiene
necesidades en cuanto carece de determinados bienes y siente la exigencia de
satisfacer esas carencias. Lo que satisface una necesidad humana tiene valor, lo que
la contradice es un disvalor.
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hechos con el de los valores negando esta importante distinción metódica, ni caer en
un empirismo sensorial.
La discusión de estos dos planos: el ser y el deber ser, no tiene por qué traducirse en
una fractura abismal que impida la necesaria articulación entre ambos. Esa
articulación, en lo que afecta al fundamento de los derechos humanos, se produce a
medida que las necesidades transcienden el plano de los datos inmediatos
sensoriales para devenir modos conscientes de preferencias o sea valores.
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