Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Hoy es el décimo día del mes y es el turno de mi grupo de revisar los cultivos
comunales del distrito. Los campos de cultivo ocupan cerca de un kilómetro y suelen
ubicarse en el anillo central del distrito, haciendo a la vez de huerta, núcleo urbano,
parque y centro de la vida cultural y social, y este mes en la zona de las frutas se han
asamblea municipal de hace dos semanas se decidió no plantar patilla –las fresas
ganaron la votación en una aplastante mayoría del setenta y tres por ciento, con un dos
sandía y llenarme de semillas y agua la nariz, las mejillas, la cara. Pero las patillas
necesitan demasiada agua y el agua no abunda. Le pedí a Mirtya que plantase algunas,
residencia.
de cada mes. Nos dividimos en parejas y nos dirigimos a las cocheras que están en el
centro de la ciudad. Cada pareja escoge un setla de acuerdo llega a la cochera y se dirige
a las calles indicadas en la ruta del día. A Mirtya y a mí nos gusta especialmente ir a la
parte vieja del distrito, la que está más cerca del lago, porque los vecinos decidieron
plantar limoneros hace algunos años y suelen regalarnos limonada fría durante el
verano, y Mirtya lleva alguna fruta gorda y dulce del huerto que acabe de recoger, a
es una de mis tareas favoritas; me gusta ver cómo han cambiado las calles, las casas, los
jardines, las personas, desde el último mes en esta ciudad que no para de crecer, que no
para de expandirse en todas las direcciones excepto hacia arriba. Pero hoy no es día
revisión de cultivos. Sentada a mi lado, va silbando una canción y el viento que entra
por la ventanilla ligeramente bajada hace que algunos pelos en la cima de la cabeza le
bailen. Pienso en que en cuanto acabe con las tareas mensuales tendré todo el tiempo del
mundo para dedicar a leer, y a dormir, y me pregunto qué cosas hará Mirtya cuando ella
también tenga tiempo libre. Me gustaría pensar que también plantará un limonero y
dentro de un año podremos hacer limonada y beberla muy fría, tumbadas sobre la
hierba. A diferencia de mí, Mirtya disfruta cultivar y regar las plantas ella misma, a
mano, lo hace por afición y les canta a las hojas cuando van saliendo, a las flores que se
apagado. Mirtya y yo nos acercamos hasta la estación de control para comprobar los
que nos corresponde de las tomateras. Mirtya saca su célula del bolsillo de su vestido y
apunta los datos. Revisamos los sistemas de aspersión para comprobar que todos
funcionan. En algo menos de veinte minutos hemos terminado, pero Mirtya se demora
recorriendo las hileras de cultivos verticales, a veces mete la mano en los parterres de
PHC para tocar las hojas nuevas con los dedos de la mano izquierda, a veces lo hace
unos segundos después con la mano derecha, parece intentar percibir diferencias entre
una y otra. A veces también lo hace cuando come, parte un pedazo de torta de frutas con
mente, camino de vuelta al setla. Me giro para decirle algo a Mirtya, pienso que está
detrás de mí, caminando un poco más lento mientras soba las tomateras. Pero Mirtya
aún está lejos, apenas se ha alejado unos metros de la estación de control y observa una
residencia, siempre dice que los tomates de los primeros cultivos están más sabrosos,
que son casi dulces. Pero los segundos pasan y Mirtya permanece quieta, con la vista
fija sobre el gran macetero. Desde donde estoy, su expresión no me parece de apetito o
Me acerco a grandes zancadas hasta donde Mirtya está aún de pie, inmóvil, los
brazos rígidos sobre los muslos ligeramente flexionados. Despego los labios para
llamarla, para preguntar algo, mientras estiro el brazo hasta tocar su hombro con la
palma de mi mano. Pero entonces veo lo que está mirando y Mirtya habla en lugar de mí
Las hojas de la tomatera no son del verde pálido del brote o el verde profundo de
la planta madura; las hojas de la tomatera del sector son amarillas y se pliegan sobre sí
preocupaba.
Quince años antes, Sersa, Nabila, Yenme, Lukan y yo pasábamos casi todos los
días casi todo el día juntos. Estábamos reunidos en el jardín de una casa del distrito
vecino. Leim estaba frente a nosotros, comiendo un tomate, y nos preguntó si queríamos
aprender una cosa. Todos dijimos que sí con distintos niveles de entusiasmo, Nawilla y
mientras masticaba el tomate, Lukan y Ersa detrás, asintiendo con más timidez. Yenma
Leim nos pidió a todos que abriésemos la mano. Nabila y yo nos debatíamos a
empujones, intentando estar más cerca de Leim, ser la primera que recibiese lo que
que se había roto unos días antes, yo pensaba en algún tipo de fruta confitada, quizás
mango desecado.
abierta de la palma de Yenma y escupió en ella unas cuantqs pepitas, dos o tres, de
tomate. Nabila y Lukan empezarón a gritar, ¡Qué asco, Leim! ¡Qué asco!, pero
aceptaron el regalo de todas formas. Leim dice muy suave, como lo dice todo, Agarren
un botecito de PHC como este y pongan tierra en él como estoy haciendo yo. Así; pon
un poco más de tierra, hasta que casi casi lo llenes, Sersa. Ahora pongan la semilla en la
tierra y tápenla con más tierra, no mucha, como si la estuviera arropando. Échenle un
poco de agua a la tierra. ¿Qué creen que pasará si hacen esto todos los días?
Antes de aprender hay que suponer. Y antes de suponer hay que sospechar.
Aprender es al final confirmar nuestras sospechas, más o menos fundadas, y aquel día
Cuando pasaron cinco días, salieron de los semilleros de PHC tallos verde claro,
casi transparente, con una o dos hojas minúsculas del tamaño de una lenteja seca.
Cuando pasaron veinte días, las hojas eran como la palma de nuestra mano, verdes
oscuras.
retorcido. Leim le preguntó a Yenma si no regó su semilla. Yenma dijo que lo hizo los
primeros días, pero que podía saber qué iba a suceder mirando las semillas de los demás
y prefirió dejar de regarlas. Leim le preguntó a Yenma qué cree que habría ocurrido si
todos hubiésemos hecho lo mismo. Yenma empezó a llorar sin hacer ruido, le caían
semilla si no la riegas.
después. Pero Yenma no dejó de llorar en toda la tarde y creo que no he vuelto a ver
y llamé a la sección del distrito de robótica agrónoma. Escucharon lo que les dije desde
largo de la plaza del distrito doce; es una anfiteatro acristalado en la que se han plantado
árboles de mango y muchos asistentes estiran la mano y arrancan un mango o dos del
Hay bocas que murmuran, bocas que susurran, bocas que sisean y piden silencio
Mirtya, que se acerca al micrófono y se abre y cuenta una vez más el estado de las
tomateras del distrito y los resultados del análisis del agua de los cultivos aeropónicos
(normal) y de las tomateras mismas (ninguna plaga, ninguna enfermedad) y ahora las
Una mujer que no conozco levanta la mano y otras manos se van levantando
entre los vecinos sentados en la plaza; las manos se levantan y las bocas se cierran y no
hacen ningún ruido, o hacen ruidos más pequeños, y ahora todos parecen escuchar
respecto.
-¿Cómo te llamas?
-Nabila.
intervenir, como si estuviera a punto de gritar; siempre parece que está a punto de gritar:
Otras manos se levantan y otras bocas se abren para preguntar lo mismo, para
afirmar cosas similares, para matizar, para contradecir y digredir; como las
ramificaciones de una raíz, como ecos que se van distorsionando hasta convertirse en
-Eso mismo iba a preguntar yo si podría ser algo como aquello del 56.
-No, la hipótesis aceptada hoy en día es que los cultivos se estropeaban por la
-Bueno, pero es una posibilidad, no, no habría que descartarlo tampoco porque mira lo
-Descartarlo no, pero tampoco hace falta subirse al carro de las conjenturas,
-Este mes no iba a haber una exploración a la superficie coordinada por varios barrios,
Se van a recoger muestras, La exploración era de las ruinas en las cercanías inmediatas
de Marcay, hasta los quinientos metros por encima del distrito 1, Y además el objetivo
En otros distritos ha habido voluntarios, si algún vecino del sector cuatro quisiera.
Esto último lo dice Myrtya, que resume lo dicho durante la asamblea, posibles
causas, soluciones plausibles. Algunas otras bocas dicen algo más, proponen otras
soluciones que se descartan rápidamente, o tienen poca acogida, y quién sabe si alguno
centro mismo del círculo, Mirtya levanta también la mano y yo abro mucho los ojos y
busco los suyos, mi mirada al encuentro de la mirada de Mirtya. Pelek, sentado junto a
Mirtya frente a un dispositivo, teclea los nombres que identifican las manos levantadas.
botánica: Nabila, Korué, Pelek y Mirtya. Sigo mirando a Mirtya, clavo los ojos en los
suyos, que están casi cerrados, son casi todo párpado, y la llamo por dentro como hago
muchas otras veces, repito su nombre en un susurro mental continuado (“mirtya, mirtya,
mirtya”). Los ojos de Mirtya miran al frente, se pierden observando el perfil difuso de
los cultivos comunales, al fondo, casi no se ven detrás de los árboles de mango.
4
Aunque no hay consenso al respecto, la comunidad académica sostiene que la
vida de las sociedades en la época precrisis, que constituyen las ruinas más recientes y
cercanas a la superficie, era más individual que colectiva y que los individuos que
dicho bien. Bienes muebles quiere decir aquellos objetos que se pueden poseer pero no
se pueden mover (las casas y los huertos habrían sido en ese entonces bienes
inmuebles).
otros individuos. Uno podía poseer otros individuos por medio de acuerdos comerciales
ejemplo, uno tenía ciertos derechos sobre los hijos que engendraba (si el individuo en
centro de educación al que asistían, o si asistían a ellos o no, y también incluso tenían
derecho a darles nombre. Queda poco claro qué criterios seguían para elegir estos
¿quizás daban a sus hijos los nombres de alguna celebridad de la época?- , y los
de que Mirtya solo pueda mirarme a mí, escucharme a mí, estar conmigo. Me pregunto
si esa clase de sentimientos fueron también una razón para el matrimonio más allá de
amar?
La letra se repite a lo largo de todo el archivo una y otra vez, distintas voces la
cantan y casi pareciera que son todos los humanos del pasado los que hablan a la vez,
pidiendo a una entidad externa (¿a quién?) que les encuentre a otra persona sobre la que
depositar su amor. ¿Por qué necesitaban que alguien les encontrase alguien a quién
amar? ¿Qué era amar para aquellos que vinieron antes que nosotros?
Mirtya me mira, advierte que la estoy mirando y para de cantar un momento. Sonríe. Y
escuchar a Mirtya, en solo poder mirar a Mirtya, en solo estar con Mirtya. Y pienso en
que si Mirtya pudiese solo escucharme a mí tendría que escuchar siempre canciones
desafinadas. Y en que los ojos de Mirtya brillarían menos si solo pudieran mirarme y
que no podría cantar de aquella forma, Mirtya canta sin escucharme, si solo estuviese
conmigo.
Era un amor artificial como el de los arbustos que algunas personas recortan
para darles forma. Como las flores que se cortan para adornar el pelo. Debía ser un amor
mutilado que se agostaba dentro de las casas, sin la luz y el agua. Y una vez marchito
los humanos del pasado salían de nuevo, intentaban encontrar a alguien a quien amar.
en la casa comunal ahora está vacía y probablemente sea ocupada por otra persona en
los próximos días. Otra persona también se está haciendo cargo de las plantas del jardín;
mango. Pero Mirtya no está aquí para verlo y me pregunto si en otras casas u otros
distritos habrá también orquídeas o habrán decidido propagar otras flores. Las de esta
casa son rosadas en las puntas, pero el centro es blanco, como si la flor hubiese puesto
todo su empeño en colorear los extremos de los pétalos y se hubiese quedado sin tintura.
Mirtya me explicó una vez que el compuesto que da color a las flores se llama
antocianina.
Cuando paso frente a su cuarto, la puerta está abierta y hay alguien dentro,
colocando sus cosas encima de la cama: un peine, un cepillo de dientes, jabón verde,
unas cuantas faldas bordadas en el bajo con distintos motivos: una tiene instrumentos
musicales, otra hibiscos, la tercera tiene granos de café y tazas humeantes llenas de
líquido negro. Pienso en quién bordaría una taza de café caliente en el bajo de una falda
quizás Lukan haría algo así, estoy casi convencida antes de que se vuelva del todo, se
Nos abrazamos con fuerza y Lukan huele igual que cuando éramos niños. A ropa
limpia, a arcilla, a pan recién hecho. Lukan y yo crecimos en la misma casa, varios
distritos por debajo de este, en el 48, y quizás a lo que huela Lukan es a aquello, a niñez
Antiguos y a Lukan nunca interesaron ninguna de las dos cosas), me dice que se ha
pasar tiempo con él, le digo que seguro lo conozco, me dice que se llama Pelek, y algo
Miento y digo que solo le conozco de vista. No quiero entristecer a Lukan, no quiero
sido poco creíble, Lukan cambia de tema de súbito y casi grita Ersa y Nabila también
asamblea pero no pude saludarla, le pregunto No vino Yenme, y responde No, hace
meses que no lo veo, sabes que él prefiere estar solo; y vuelve a parecer triste unos
segundos.
Desde la plaza municipal no pude verlo porque estaba sentada, pero Nabila es
más alta que yo ahora, mucho más alta, y cuando nos abrazamos y nos besamos la cara
me queda a la altura de sus axilas. Ersa es igual de alta que yo, pero ahora tiene el pelo
juntos, como antes; y me alegro pero dentro de esa alegría también lamento un poco
soledad repentina, es una fuerza desestabilizadora que deja aturdido, sin saber qué
hacer, cuando se está rodeado de gente lo que uno quiere se diluye en lo que otros
quieren, en lo que queremos, en el punto medio y el común; y cuando desaparecen es
fácil sentirse desnortado y confuso. Pero cuando el aturdimiendo inicial pasa, uno se
siente más libre que nunca, todas las decisiones te pertenecen y puedes ir a cualquier
parte.
Quiero tratar el tema en la cena, pero hace mucho que no estamos todos juntos,
todos están cambiados y no son las mismas personas, y no quiero ofenderlos o herirlos.
Sopeso pros y contras y concluyo que merece la pena hacerlo, es un sufrimiento útil, y
les digo esto, lo de la soledad como agente desestabilizador y liberador al mismo tiempo
y todos lo asienten con la cabeza y me siento aliviada. Lukan es el que asiente con
menos entusiasmo (a Lukan siempre le ha gustado estar rodeado de gente), pero también
asiente, y Nabila dice Yo necesito estar un tiempo sin tocar con gente (Nabila toca la
flauta) para poder componer, se necesita silencio antes de empezar cierta música. Al
final no sé quién propone que al menos una de las tareas no las hagamos de manera
alguien pregunta por él, y Lukan nos dice que Yenme había decidido abstenerse de
participar de la vida política del distrito y había solicitado una vivienda unipersonal
hace meses. Se la denegaron, así que decidió construir una él mismo. En las mesas de la
residencia caben seis personas, y el asiento no ocupado parece ahora más vacío; las
Pelek me ha estado evitando a mí, o porque Lukan ha estado evitando que Pelek y yo
nos encontremos; pero sea cuál sea el motivo no debíamos estarlo evitando con
demasiadas ganas, porque finalmente nos hemos encontrados y ahora estamos los tres
Me he traído un libro y pienso en que podría decir que prefiero leer mientras
pregunta qué leo, y lo hace con tal inocencia, con tal consideración, que me es
imposible ignorarle.
7
A veces sueño que un temblor abre una brecha a lo largo del distrito, es una
poco desde la grieta, va goteando y todo se inunda y la gente se ahoga sin llegar a
durante un rato, no sé si minutos u horas, cuando Peyel está conmigo, me trae una
infusión de agua caliente y flores de camomila; cuando Irasi está conmigo, me trae
retirando la mirada, sino invitando: allá iremos, al otro lado, hacia arriba, como una hoja
flotando en el aire. Precisamente por eso se había elegido, se proponía realizar las
primeras expediciones hacia la superficie, escalar hacia arriba, y sentía cómo me faltaba
precede en la distancia.
Estoy frente a la entrada principal, tomar una bocanada de aire y poner un pie
dentro, pero algo me detiene y no sé qué es, hay algo en mi campo de visión que se
mueve, que vibra, que se retuerce; voy moviendo la cabeza y una cabeza de pelo marrón
cara pegada a la cúpula, el vaho va empañando el PHA, pero Ilisa lo limpia con la
manga sin cerrar la boca, mirando hacia arriba. Mira al cráter como enajenada, febril,
enferma, sin reparar en su entorno, los brazos apoyados, y entonces le grito “Eh”, y
parece no oír, pero lo repito y me mira y se acerca corriendo y parece que dice “ya estás
aquí” o “bienvenida”, a pesar de que creo que nunca antes la he visto, probablemente
sea del centro de estudios del distrito 4a y yo nunca he estado en obligaciones con
ningún centro de estudios del distrito. Abre la boca igual que antes, la nariz rosada
Siento deseos de preguntarle qué hace ahí, de regañarla y decirle que se les ha
Ilisia me siguió por toda la Federación aquellos días, se sentó a mi lado en las
conferencias y asambleas, y nunca más volvió a irse. Al final del simposio, se designó al
también porque fue el año en el que se realizó el Primer Simposio Interfederacional para
Liam me pidió dos semanas antes que fuese su asistente durante la asamblea
bolsillos que llevaba a los lados de la túnica y las frotaba contra la tela áspera. El Primer
Leim compartió conmigo un documento con una lista de tareas de las que podía
final del distrito cuatro, el techo transparente que apunta directamente el cráter.
Desde que había cumplido los catorce años yo pasaba cada vez más tiempo en la
podía escabullirme -me costaba soportar las críticas de mi grupo de amigos- me frotaba
las manos por dentro de los bolsillos y recordaba las paredes de basalto, raspándome las
manos, me raspo las manos insconcientemente, con violencia, hasta que se me ponen
rojas las palmas cuando observo el cráter desde el despacho de Leim, rodeada de
las manos en ella como creyendo que voy a atravesarla, que voy a liquidificar el PHA y
a pasar al otro lado, como un espíritu,. quizás ascender y flotar hacia arriba y
confundirme con los otros espíritus que habitan el cráter y su oscuridad y entonces
escucho un grito, eh, eh tu, y está Mirtya al otro lado del jardín, en la entrada de la
El poder evocador del cráter es monstruoso, una llama que prende una mecha en
En la niñez existe una morbosidad perversa hacia lo peligroso, nos aterra y llama
la amenaza de lo incierto, o quizás precisamente nos vemos compelida a ella porque nos
aterra, la intensidad del miedo que libera adrenalina en el cerebro y nos hace buscar
intentando forzar las entradas de la cúpula, era hacer correr rumores, crear leyendas de
salieran de la ciudad era el consenso, pero en realidad era la manera menos efectiva.
chicos mayores que nosotros, era el que nos propulsaba a dirigirnos al cráter, a pulular
como insectos en los límites de la ciudad de noche, armados solo con linternas. La
Cuando me acerco a Mirtya y la miro a los ojos, son casi negros, como el cráter
asambleas y hacía resúmenes nerviosos (le sudaban las manos) de los últimos artículos
Mirtya hablaba rápido, se mojaba la boca seca con los labios de vez en cuando, la voz se
le rompía, tenía la garganta seca y yo corrí a servir agua con limón en un vaso para
ofrecersela, cada vez que le ofrecía agua a Mirtya ella me miraba y me decía gracias y
sonreía un poco, solo de un lado, se le veían los incisivos y un canino puntiagudo que
tocaba el labio de abajo, y yo me sentía también refrescada como por una vaso de agua
Pero aquella vez, cuando volví con el vaso frío en la mano, las gotas de agua
condensando alrededor del vaso se me derraman por las manos, Mirtya ya tenía otro
vaso de agua, lo posaba encima de la mesa y seguía hablando sin mirarme. Un chico
flaco, bajo, con las manos largas y finas retira el vaso y se sienta al lado de Mirtya. A
veces interviene para completar con información que no entiendo bien. Me miro mis
manos, que son pequeñas y de dedos anchos, y siento que me he tragado un melón
entero y lo tengo en la garganta, cuando intento tragar saliva hace un sonido espantoso y
lo siento magnificado en los oídos, como conectado a un micrófono. Pero nadie parece
Simposio.
Los voluntarios salen al frente y Leim me hace gestos con la mano para que yo
también lo haga. Me pongo de pie, en el centro del círculo y saludo a los asistentes con
cerrarlos. Me dio la vuelta y veo a Mirtya (veo a Mirtya cuando aún no sabía que se
llamaba Mirtya) y la saludo con la cabeza y ella también me saluda. Y sonríe. Muestra
los dos incisivos por encima del labio inferior, parece que se lo muerde pero
uno detrás de otro, tan rápido que no dio apenas tiempo a que dejasen huella en la
existieron, si realmente hubo días largos y lentos en los que comer sandías sentada en
una hamaca junto a la huerta. Ha pasado casi un mes desde la junta del distrito y hoy es
repartidas por todo el planeta Tierra (todas ellas sobre el nivel del mar), pero la cantidad
Apenas tenemos constancia material de la existencia de tres de ellas, una de las cuales
ciudad fueron los fundadores de Markay y los registros escritos, sonoros y audiovisuales
que aquellos reunieron son el único conocimiento directo del mundo antiguo que se
lo largo de tres días para evitar el mal de altura, aunque también se aprovecha la
mermando poco a poco desde el día de la junta y, fuera de los cuatro voluntarios del
empieza a sentirse más ligero, como si sumergido en agua. A veces en los sueños floto y
no peso nada, me alejo volando como una hoja hacia la superficie, cada vez más arriba,
hasta que ya no veo el suelo. A partir de la tercera capa todo es así, un ascenso constante
dentro de un sueño.
Durante la jornada, las ruinas de las ciudades antiguas han ido apareciendo poco
a poco, Las grandes vigas de metal retorcidas, oxidadas y ennegrecidas por el paso del
monstruoso.
Los árboles en Marcay tienen un límite de altura, ningún árbol (ni persona, ni
edificio) puede sobrepasar los 230 metros de altura de la cúpula transparente, tan
transparente que solo se ve a veces, justo después de que la luz de magnesio llegue en
las mañanas, que rodea la ciudad. Mirtya me contaba cuando caminábamos juntas al
centro de instrucción junto a los caminos bordeados por jardines verticales, de árboles
allá arriba en la superficie mucho más altos, tan altos que no se podía ver sus copas nada
más que de lejos, pequeñísimas, y me hablaba de sus planes de plantar árboles así, que
fueran creciendo sin que nadie se diese cuenta hasta que de repente, ¡pun!, rompiesen la
cúpula con sus ramas superiores, robustas, fuertísimas, y se fueran abriendo paso hacia
arriba, hacia la tierra por encima de la tierra, como las plantas se abren paso y brotan
desde el suelo. Yo me pregunto ahora si esos otros árboles, aquellos de metal cuyas
raíces llegan tan profundas, si crecerían sobre la tierra, estirándose, alargándose hasta
que fueron derribados, como un árbol cortado de cuajo por una sierra dentada, muertos
sobre la tierra que se los va tragando hasta que son indistinguibles de ella.
dice de repente Isai ¿sabes qué? En estas capas tan cercanas a la superficie a veces se
pueden encontrar dentro de las viviendas objetos personales en muy buenas condiciones
de conservación.
manera en la que lo había hecho tantas veces cuando era niña, y adolescente, y joven, y
Antiguos, y miraba hacia arriba, hacia el agujero negro parcialmente iluminado por las
lámparas de magnesio del sendero. Había sido mi mentor durante muchos años, el único
El número de niños decreció con el paso de los años, pero yo nunca dejé de
farfullándolas desde detrás de su barba larga y oscura, con el bigote desteñido, como si
que sigue siendo larga pero que sigue siendo negra, pero también gris y blanca; las
arrugas cuando sonríe se le hacen pequeñas hendiduras a los lados de los ojos, como tres
hileras de sembrado. Me doy cuenta de lo mucho que nos parecemos Leim yo, los ojos
grandes llenos de agua, la nariz ancha y rosada como un rábano, y me pregunto si Leim
paciencia que parece inagotable -más que toda la paciencia que he tenido con cada uno
de los niños de los que me he encargado junta-, si por eso me vi atraída a la Federación,
quizás no en primer lugar, pero sí en segundo; cuando crecí y la vida se despojó de toda
mística, los misterios se van desvaneciendo en el aire con el paso de los años, y el gran
cráter dejó de ejercer su poder evocador sobre yo joven para hacer paso al pensamiento
práctico, qué importa quién viviera antes que nosotros lo que importa es quiénes
vivimos ahora.
algún tipo de sentimiento de vinculación, pero una persona que acabase de parir no
podría distinguir a su hijo recién nacido de una sala llena de recién nacidos similares a
él. Me pregunto si pariese a un niño o niña que se pareciese a mí, ¿me sentiría más
compelida a cuidarlo, a criarlo, que a un niño con el que no compartiese sangre? ¿Es el
cariño que siento hacia Leim fruto de nuestro parentezco o son las experiencias las que
nos unen?
poco la zona.
Leim me dice que de todas formas se nota que todo el mundo está cansado, que
me tome el tiempo que quiera. Me doy la vuelta y veo que es verdad. Las caras de los
otros miembros del grupo están pálidas, llenas de sudor, y de pronto me doy cuenta de
todas formas. Le pido a Mirtya que venga conmigo y accede sonriendo, aunque está tan
cansada como los demás, y se le han formado ojeras marrones debajo de los ojos. O
quizás las tenía antes, quizás Mirtya no pudo dormir los días antes de la expedición, la
semana antes de la expedición. Nos tomamos de la mano y nos vamos apoyando la una
Guiada por la estructura metálica que se entrevé entre la tierra roja y las piedras,
no tardamos en encontrar una abertura en la tierra, por la que entramos con dificultad.
Los primeros años después de la catástrofe que obligó a los seres humanos a abandonar
avanzamos a tientas por el túnel, con las máscaras de oxígeno aún puesta, y el camino se
con dos sillas, una estantería con objetos que no consigo identificar. Parece haber una
su linterna. En la otra estancia solo hay una cama sobre el suelo, intacta, apenas tocada
por la tierra y el paso de los años. Tomo la mano de Mirtya y la empujo un poco,
sujetándola por los hombros, y las dos caemos sobre la cama sin decir nada.
Cuando volvemos a la primera estancia, nos fijamos en algo que no vimos antes.
nos miramos y nos acercamos deprisa, emocionadas, Mirtya tiene la cara roja y creo que
diferentes colores, quizás animales que hablan entre sí en un idioma que no conocemos.
de especies animales no humanos. Mirtya siempre contesta a las preguntas antes de que
las haga.
Hay libros.
Libros cubiertos de tierra, con las tapas arrugadas y las hojas hinchadas y
dobladas por la humedad, pero sin lugar a duda libros. Mirtya también se da cuenta y en
uno de los libros y lo introduzco en él. En la portada, los mismo seres acuáticos de la
queda mirando un rato largo, un rato que parece larguísimo porque estoy esperando; de
Leim o del libro, una explicación, o una validación en boca de Leim que revalorice el
hallazgo, y entonces Leim saca unos guantes de plaxiben de su mochila y abre el libro,
más aún, de compartir el contenido, de compartirlo con otros como un regalo porque
decodifico y codifico a trompicones, me invento las palabras que han muerto enterradas
y las sustituyo por otras, pongo voces y modulo mi entonación como si leyese para un
grupo de niños, érase una vez un animal acuático que había perdido a su hijo.
Cuando quise darme cuenta, todos a nuestro alrededor se han detenido y se han
agrupado en círculos para escucharnos. Hay una especie de mística en torno al mundo
quiénes eran las personas que nos precedieron, en si se parecían a nosotros o por el
contrario eran muy diferentes. Ahora estamos todos en círculo, la expedición de doce
muy junta, las linternas apagadas, solo una luz de magnesio en el centro, como una gran
fogata, y pienso en que hace mil, dos mil y seis mil años los seres humanos también
Irsia se gira de vez en cuando para ver en donde me encuentro, para asegurarse
Mirtya, y empieza a caminar más deprisa, incluso ahora que la pendiente es más
inclinada y la presión hace cada vez más frecuentes los mareos y si uno acelera
demasiado le empieza a faltar el aire. Mirtya se gira después y me mira y frunce la boca
como en un puño, creo que me dice qué le vamos a hacer, o lo siento, o algo por el
gestos.
ofreciéndole limonada con hielo y menta, hablando sin parar del cráter, explicando
datos curioso de la Antigüedad, qué se yo. Entiendo a Mirtya porque Irsia es el tipo de
persona a la que es difícil parar cuando empieza a hablar, y habla todo el tiempo y sin
parar, pero de todas formas no es el tipo de persona al que sea desagradable escuchar, ni
Realmente no me caía mal Irsia, pero ella me odiaba de sin control y manera
profundo, del modo en el que solo un niño puede odiar algo. No he conocido a muchas
muestras biológicas comienzas a ser más abundantes, de modo que los miembros de la
impulso, un acto reflejo, un deseo de ver su cara e intentar adivinar qué siente, qué
piensa Irsia mientras evita mirarme a los ojos y frunce el ceño y mira hacia abajo.
Los celos son una respuesta emocional al miedo a perder algo. Se especula que
podría ser una respuesta adaptativa destinada a generar una respuesta ante la amenaza
de perder recursos como el alimento, la vivienda o los vínculos sociales. Se cree que es
están ocupados atendiendo a otro niño), se genera una respuesta emocional negativa
fruncido, la mirada dura de Irsia; el objeto de la atención del vínculo amado será el
ser humano? Deshacemos vínculos con la misma facilidad que los hacemos, morimos
fue la primera vez para todos los que iban conmigo, y para cualquier ser humano en dos
siglos. Los últimos documentos escritos que conservamos de la superficie terrestre están
científicas son como muy tarde de esta año), 2056 y 2057 (principalmente periódicos y
documentos personales).
Recuerdo que en el museo municipal del distrito hay expuesta un artículo de una
revista que dice “Catástrofe ecológica: los pasos que debes seguir para enfrentarla de
invariablemente azul, un gran círculo blanco sobre él como una lámpara de magnesio de
escala colosal: el sol. Me pregunté cómo crecerían las plantas en un sol que no fue
creado por ningún humano, crecerían más altas y gruesas o cómo, y no podía saberlo
La primera vez que pisé la superficie de la tierra fue hace diez años y también
fue la primera para Melán, y me acababan de colocar una prótesis nueva en el brazo de
derecho, a partir del codo, que se sentía casi igual que mi otra mano, la izquierda, Melán
me tomaba de ella y sentía que el mundo no podía ser mejor, me gustaba comparar mi
antebrazo (muy negro), con el de Melán (muy blanco) y después con mi otro antebrazo
(más blanco todavía). El mundo no podía ser mejor y si el mundo podía ser mejor, tenía
Llevo sesenta y dos días sin hablar con ningún ser humano, y eso me hace sentir un
orgullo extraño.