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L A
FEBRERO
P.V.P: 10,80 –C
F I L M O T E C A
2005
ARCHIVOS
49
en perspectiva
El último cine español
R e v i s t a d e E s t u d i o s H i s t ó r i c o s s o b r e l a I m a g e n ● S e g u n d a É p o c a
ARCHIVOS
D E L A F I L M OT E C A
49
Esta revista es miembro de
ARCE. Asociación de Revistas
Culturales de España
FEBRERO 2005
49
ARCHIVOS DE LA FILMOTECA
no comparte
necesariamente
las opiniones
que sostienen
los colaboradores
en sus textos
DIRECTOR / Editor:
Vicente Sánchez-Biosca
9
El último cine español en perspectiva
170
12 2 Libros
GLORIA FERNÁNDEZ VILCHES El cine de los primeros tiempos, principal campo de pruebas
para nuevas reflexiones sobre la historia y la teoría del cine 170
ROCÍO ALCALÁ DEL OLMO Masculinidades de consumo. Estrellas, género e identidad nacional 173
SONIA GARCÍA LÓPEZ Imagen, enigma. Usos de la fotografía en la reflexión histórica 177
S u m a r i o
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EDITORIAL
ARCHIVOS
ARCHIVOS de la Filmoteca
obra de Enrique Urbizu. Desde una perspectiva
cultural, Josep Lluís Fecé se plantea en qué consiste
la españolidad del cine español y propone fijar la
mirada en las películas realmente vistas por el públi-
co. Desde una óptica semejante, Cristina Pujol ana-
liza el fenómeno clásico del star system desde el
nuevo prisma de nuestros tiempos y nuestro país
apoyándose en la figura de Paz Vega. Marina Díaz
revisa las intervenciones en producciones interna-
cionales de Gael García Bernal y Natalia Verbeke
como manifestaciones sintomáticas de la latinidad.
Carlos Losilla realiza un repaso pormenorizado y
personal, aunando criterios estéticos y éticos, a la
producción española reciente y Josetxo Cerdán
propone un minucioso detalle de ese género que
ha conocido un resurgimiento tan espectacular en
estos tiempos, el documental.
Ni son todos los que están ni están todos
los que son, vaya por delante. En cualquier caso,
esperamos con estas reflexiones acor tar algo el
abismo que separa la crítica de actualidad de la
reflexión histórica, con la convicción de que el pre-
sente, por muy cercano que esté, también es parte
de la historia y se merece la misma calidad de refle-
xión (y a veces más audacia y riesgo) que el pasado.
E d i t o r i a l
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El último cine español en perspectiva
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Les mans buides (Las manos vacías, Marc Recha, 2003)
ÀNGEL QUINTANA
Los aires del tiempo
de lo político
promiso con su tiempo. ¿Fue la protesta de los Goya el signo de que alguna cosa
estaba cambiando en el interior de la institución “cine español”? ¿Ha tenido esta pro-
testa política su extensión en la presencia de una serie de obras más abiertas a los
conflictos del mundo real? ¿Hasta qué punto el cine español empezaba a sentirse
capaz de asimilar los cambios de rumbo propios de la llamada crisis de la posmoder-
nidad y del retorno a lo político?
Para poder contestar con cierta comodidad a todas estas cuestiones, a partir del
análisis de obras concretas y del estudio de la concepción de lo real que encierran
algunas películas españolas de este nuevo milenio, quizás sería conveniente empezar
realizando un breve flash back que sirva de recordatorio de la situación en que se
encontraba el cine español a finales de la década de los noventa, cuando las imágenes
no hacían más que remitir a otras imágenes y cuando el sueño de muchos cineastas
consistía en buscar salidas para acercar la imagen a los parámetros del cine de géne-
Político
12 Modelos realistas en un tiempo de emergencias de lo
liarse fácilmente. Esta curiosa mutación de los referentes culturales, propia de un cine
y una cultura de masas en continuo proceso de metamorfosis dentro de una socie-
dad alimentada por la sospecha frente a la verdad del mundo, propició el adveni-
miento de nuevas formas de escritura pero también sentó las bases de una determi-
nada estilística que debía resultar complaciente con los gustos del espectador y con
los parámetros de su cultura televisiva. Eran los años en que Juanma Bajo Ulloa soña-
ba con provocar a base de gamberradas en Airbag (1997), Alejandro Amenábar
entraba en el panorama con una ópera prima en formato de thriller llamada Tesis
(1995) en la que el mundo se había convertido en un gran depósito de imágenes,
Julio Medem proponía al espectador un viaje ingrávido y etéreo junto a un ángel
esquizofrénico en Tierra (1996) y Álex de la Iglesia demostraba en El día de la bestia
(1995) que era posible ambientar El Exorcista en la Gran Vía de Madrid, añadiéndo-
le unas cuantas dosis de humor iconoclasta.
El cine de la posmodernidad no tuvo ningún problema para ser institucionalizado
y asimilado, porque, en el fondo, su propuesta era más complaciente con el sistema
que la obra de los francotiradores que, desde una posición claramente autoral, inten-
taban establecer interesantes formas de resistencia a contracorriente, muchas de las 1. Sobre la noción de blockbuster en el
cuales tuvieron, lamentablemente, una vida efímera y semiclandestina. El proceso de cine español contemporáneo, resulta ilus-
integración de ese nuevo cine español de los noventa acabó convirtiendo algunas trativo el artículo de M. ESQUIROL y J.L.
significativas películas del periodo en auténticos blockbusters en los que el producto F ECÉ : “Un freak en el parque de
se transformó en un auténtico objeto mediático, cuyos beneficios se hicieron exten- atracciones: Torrente, el brazo tonto
sivos más allá del relato proyectado en la pantalla1. También acabó alimentando, en de la ley”, Archivos de la filmoteca,
más de un caso, una curiosa pendiente que permitió que el pastiche iconoclasta aca- nº 39, octubre, 2001, págs. 27-39.
Político
14 Modelos realistas en un tiempo de emergencias de lo
Tierra
tomas de los noventa”, Archivos de Los teóricos del pensamiento y la cultura contemporánea suelen coincidir en afir-
la Filmoteca, nº 39, octubre, 2001. mar que la simbólica fecha del 11 de septiembre de 2001 marcó el inicio del cambio
Texto del que el presente artículo pre- y que la llamada posmodernidad entró en una cierta crisis3. La espectacularidad que
tende ser una prolongación y, en cierto acompañó la caída de las torres gemelas de Nueva York provocó que determinados
sentido, una puesta al día. sectores despertaran del letargo del pensamiento débil y generó un cierto desplaza-
3. Sobre este aspecto resulta ilustrativo miento en el debate sobre los límites de la modernidad. El resurgir de los funda-
el prólogo de E DUARDO G RÜNER : El fin mentalismos abrió una nueva línea de discusión en torno al problema de la crisis de
de las pequeñas historias: de los estu- la Ilustración y el afianciamiento de sus valores después de la barbarie impuesta en la
dios culturales al retorno (imposible) Segunda Guerra mundial. El problema actual ya no reside en analizar la crisis de la
de lo trágico, Buenos Aires/Barcelo- concepción racional del mundo alimentada en la Ilustración, sino en observar la exis-
na, Paidós, 2002. tencia de un choque de civilizaciones en el que “las fuerzas espirituales hacen resis-
4. GIOVANNA BORRADORI: La filosofía tencia a la fuerza secularizadora de la sociedad occidental”4. Este nuevo panorama
en una época de terror, Madrid, coincide con un nuevo enfoque en el diseño de las fronteras entre lo ficticio y lo real,
Taurus, 2003, pág. 46. del que la imagen televisiva del choque de los aviones con las torres gemelas es uno
Quintana
Àngel
15
de sus iconos fundamentales. Slavoj Zizek, en un libro titulado Welcolme to the desert
of the real nos indica que el cambio no fue tan radical como muchos pensamos por-
que lo que realmente demostró el atentado fue que las imágenes creadas por las fic-
ciones se habían convertido en parte inevitable de lo real hasta el punto de acabar
modulando nuestro propio mundo: “La imagen del colapso del World Trade Center
no sabemos realmente qué fue: una imagen, una simulación, un efecto de realidad o
mejor dicho un efecto de irrealidad, ya que fue percibido como una pesadilla espec-
tral”5. Después del atentado, mostrado en imágenes sin sonido, nos encontramos
con que es más difícil denunciar el enmascaramiento de la realidad como ficción en
los medios de comunicación, tal como realizaron la mayoría de discursos de los años
noventa. El problema actual reside en poder llegar a reconocer una parte de la ficción
como realidad real, como integrante de un mundo en el que las barreras que sepa-
ran la espectacularidad del universo simbólico y la discreción de la realidad docu-
mental se han roto.
El 11-S ha marcado un antes y un después en las relaciones entre el mundo y las
imágenes, pero también ha provocado la llamada emergencia de lo político. Este con-
cepto, que fue articulado por Jacques Rancière en la década de los noventa, debe
separarse de la política entendida como anhelo de conquista de poder. Lo político
debe ser visto como una forma emancipadora en las relaciones del ser respecto a la
comunidad6. Rancière considera que en los noventa asistimos al fin de las grandes
utopías que habían forjado las ideologías políticas, lo político ya no podía prometer el
paraíso y debía contentarse con ser un principio de gestión social. Frente a esta crisis
de la política transformada en una simple acción burocrática, puede imponerse otra
línea consistente en buscar la emancipación del individuo como ser igualitario, como
ser que puede utilizar su subjetividad para intervenir en los procesos colectivos y
luchar para remendar los errores y desigualdades del sistema político. La emergencia
de lo político en el mundo actual ha empezado a ser palpable a partir de las nuevas
formas de subjetivización, de la reinvención de identidades vinculadas a lo público, 5. S LAVOJ Z IZEK : Welcome to the
junto con la existencia de nuevas narrativas y nuevos modelos de ficción en el ámbi- desert of the real, Londres/Nueva
to de lo comunitario7. Esta emergencia ha empezado a surcar diferentes estratos del York, Verso, 2002, pág. 19.
cine actual, abriéndolo a un compromiso personal respecto de lo político y ponien- 6. J ACQUES R ANCI È RE : Aux bords du
do en crisis la noción de frontera entre lo ficcional y lo factual. ¿Hasta qué punto politique, Paris, Gallimard, 1998.
podemos considerar que este cuestionamiento de las fronteras entre documental y Véase sobre todo el capítulo: “Politi-
ficción ha empezado a transformar el espectro estilístico del cine español? ¿Reflejan las que, identification, subjectivation”,
nuevas formas de compromiso frente a lo real una cierta inscripción en lo político? pág. 112-125.
A finales de la década de los noventa surgieron en el interior del cine español una Arte y propaganda en el siglo XX. La
serie de realizadores que, a pesar de pertenecer a la misma generación de los após- imagen política en la era de la cultu-
toles de la posmodernidad, realizaban una serie de obras que se apartaban discreta- ra de masas, Madrid, Akal, 2000.
Político
16 Modelos realistas en un tiempo de emergencias de lo
mente de sus obsesiones estilísticas. Icíar Bollaín, Fernando León de Aranoa, Arche-
ro Mañas o Benito Zambrano, aparecieron en el panorama cinematográfico con una
serie de películas que querían evidenciar un cierto deseo de retorno a lo real y una
cierta idea del compromiso frente a algunos de los problemas del mundo en que
vivían. Las primeras películas de estos realizadores como Flores de otro mundo de Icíar
Bollaín (1999), Barrio de Fernando León (1998), El bola de Archero Mañas (2000) o
Solas de Benito Zambrano (1998) demostraron que el cine podía analizar, a partir de
emotivas historias individuales, algunos problemas que estaban presentes en las pági-
nas de sociedad de los periódicos. Así, los matrimo-
nios generados por el turismo sexual o la emigración,
las formas de convivencia entre los jóvenes de los
barrios periféricos, el maltrato de los padres a los
niños o los nuevos modos de convivencia entre seres
solitarios se convirtieron en temas que debían ser
explorados desde las ficciones, en la puesta en funcio-
namiento de un modelo de cine que pretendía acer-
carse a la realidad transformando el universo temático
de sus historias, ajustándolas a los problemas de los
nuevos tiempos y separando la idea del compromiso
frente al mundo de ciertos modelos alimentados en
los años de la transición. Toda esta serie de nuevas
Noviembre películas “realistas”, que tuvieron cierto éxito de público y de crítica, se convirtieron
(Archero Mañas, 2003) en las obras prototípicas que consolidaron las bases del nuevo modelo institucional
del cine español del nuevo milenio y convirtieron el deseo tímido de realidad en el
estandarte de un cine que se conformaba con plantear temáticas inspiradas en pro-
blemas sociales y en naturalizar el decorado de las ficciones, sin que en la mayoría de
los casos, la preocupación por lo real se convirtiera en una auténtica cuestión estilís-
tica. Se trataba, como afirman Carlos Heredero y Antonio Santamarina, de “un cine
que no nace como interrogación de la realidad pero que remite obsesiva y mayori-
tariamente al presente”8.
Las principales películas herederas de esta propuestas han sido Los lunes al sol de
Fernando León de Aranoa (2002), Te doy mis ojos de Icíar Bollaín (2003), La caja 507
de Enrique Urbizu (2002), Noviembre de Archero Mañas (2003), Héctor de Gracia
Querejeta (2004), Soldados de Salamina (2003) de David Trueba y Poniente de Chus
Gutiérrez (2002). Incluso dos cineastas apartados de los modelos realistas han aca-
8. C ARLOS F. H EREDERO y A NTONIO bado realizando una discreta aproximación a ese cine del compromiso como es el
SANTAMARINA: Semillas de futuro. Cine caso de Pedro Almodóvar en La mala educación (2004) donde coquetea, en la pri-
español 1990-2001, Madrid, Socie- mera parte de la película, con elementos autobiográficos y con un cierto deseo de
dad Estatal España Nuevo Milenio, reconstrucción de una época, y Alejandro Amenábar que en Mar adentro (2004)
2002, pág. 84. construye un docudrama sobre un hecho real –la lucha de Ramón Sampedro por el
Quintana
Àngel
17
derecho a morir– que es reconstruido con una voluntad tímidamente realista. La
mayoría de estos títulos no hicieron más que aplicar unas fórmulas narrativas ágiles y
utilizar una serie de elementos que permitieran al espectador creer que el cine espa-
ñol había descubierto la realidad. En la mayoría de los casos se trataba de establecer
un juego con un trasfondo realista, sin que este rompiera con las características
narrativas del guión cerrado. Se trataba de consolidar un modelo de cine alejado de
toda presencia del azar y con un sistema de construcción –y de producción– en el
que todo fuera previsiblemente ordenado.
Para comprender ese modelo de realismo tímido que el cine español de la era del
compromiso ha puesto en juego podemos estudiar algunos de sus rasgos estilísticos.
Uno de los puntos fuertes de los debates realistas sobre el cine ha girado en torno
al problema de las relaciones que se establecen entre la imaginación y la realidad. En
el cine clásico, las ficciones generalmente han partido del poder de la imaginación y
de su capacidad para crear mundos que imitaran el mundo real. Lo fundamental en
el modelo clásico ha residido en cómo el cine ha copiado el mundo. En cambio, en
la teoría realista, tanto en el modelo establecido por André Bazin como en las escue-
las posteriores, el elemento determinante reside en el valor que posee el cine como
elemento reproductor de la realidad. Mientras el cine clásico construye un mundo y
crea una determinada ilusión mediante la imitación, el realismo moderno decide ir
directo a la naturaleza para observarla y provocarla, para poder capturar de este
modo una verdad esencial que, bajo ningún pretexto, se encuentra en la imaginación
sino en el interior de las propias cosas. Para llevar a cabo este proceso es fundamen-
tal considerar el rodaje como el momento esencial de la creación, porque durante el
rodaje se registran las cosas y el cine se abre a los múltiples incidentes documentales
propios del azar. El cine no puede partir únicamente de las verdades preestablecidas
en un story-board o en un guión cerrado, sino que debe ser capaz de provocar la
confrontación entre lo imaginado –la ficción– y las contradicciones del instante –el
Político
18 Modelos realistas en un tiempo de emergencias de lo
mentales tienen como objetivo aumentar la convicción realista y el efecto de credi- Seuil, 1970.
Político
20 Modelos realistas en un tiempo de emergencias de lo
Héctor bilidad del espectador, haciendo pensar que la película no es una película, sino que es
(Gracia Querejeta, 2004) un reflejo de la propia vida10. Uno de los principales aciertos de Mar adentro de Ale-
jandro Amenábar reside en el proceso de construcción del background de la familia
gallega de Ramón Sampedro. A diferencia de los personajes de Los lunes al sol, que a
pesar de desplazarse por Vigo podrían hacerlo por cualquier ciudad del norte, la
familia de Ramón Sampedro es de una región concreta de Galicia y esto se encuen-
tra perfectamente puntuado en el film a partir de una voluntad de hacer verosímil el
trasfondo. Para aumentar el efecto de realidad, Amenábar se apoya en el uso del len-
guaje. En ningún momento sublima el castellano como única lengua de ficción sino
que recurre con gran naturalidad al uso del gallego o del catalán.
Este deseo de acentuar el trasfondo naturalista de los relatos para otorgarles un
tono más realista, suele apoyarse en los modos de interpretación de la tradición
naturalista del cine americano. Ninguna de las películas del realismo tímido introduce
en su reparto actores no profesionales que se interpretan a sí mismos, todas recu-
rren a actores de un cierto peso que funcionan como tipologías del hombre o la
mujer corriente. A diferencia del cine de los noventa, en el que las tipologías res-
pondían a ciertos cánones de belleza juvenil –Eduardo Noriega, Penélope Cruz– o a
10. F RANÇOIS N INEY : L’épreuve du cierto grado de excentricidad posmoderna –Silke o Najwa Nimri–, la tipología de los
réel à l’écran. Essai sur le principe de noventa es más cercana al perfil del hombre o la mujer cualquiera. No importa tanto
réalité documentaire, Bruselas, De el atractivo físico –o el sex-appeal–, sino el grado de naturalismo en sus modelos
Boeck Université, 2000, pág. 305. interpretativos. Un ejemplo de esta nueva tipología sería la pareja protagonista de Te
Quintana
Àngel
21
doy mis ojos formada por Luis Tosar y Laia Marull. Los dos representan una pareja de
personajes corrientes, no son ni guapos ni feos. Ambos rompen con los esquemas
del star system para convertirse en seres corrientes que responden a un cierto para-
digma de pareja obrera española. Frente a estos modelos, el caso de Javier Bardem
resulta curioso ya que es el único actor que ha transitado con comodidad del cine
posmoderno –Perdita Durango de Álex de la Iglesia (1997)– al realismo tímido. El
éxito de Bardem reside sobre todo en que es la encarnación del espíritu del actor’s
studio. Sus composiciones de obrero en Los lunes al sol o de tetrapléjico en Mar aden-
tro son trabajos de recreación camaleónica del personaje siguiendo la tradición ame-
ricana en la que el actor debe encarnar personajes difíciles, transformando su cuerpo
y su físico en función de las posibilidades naturalistas del relato.
El grado de timidez de la mayoría de las propuestas del cine español reciente
puede venir provocado por una determinada concepción del cine que se halla más
pendiente de poder gustar al público que del valor experimental de las obras, pero
también se encuentra determinado por los standards de producción de la industria
española y su incapacidad para abrirlos a otros hipotéticos modelos. Para compren-
der este proceso podemos analizar dos casos contrapuestos: Soldados de Salamina de
David Trueba (2003) y Les mans buides (Las manos vacías, 2003) de Marc Recha.
Lo político en la no-ficción
El modelo de realismo impuesto desde la ficción por Marc Recha nos introduce
hacia otro terreno de debate fundamental para comprender los modelos de com-
promiso que ha adquirido el cine español en los últimos años: el cine documental. En
1996, José Luis López Linares y Javier Rioyo estrenaron en las pantallas españolas,
Asaltar los cielos, un reportaje sobre la vida de Ramón Mercader, el asesino de Trosky.
El hecho no tendría demasiada importancia si no fuera porque su aparición hizo que
empezara a hablarse del resurgir de un cierto cine documental español y que todas
las obras de no-ficción pasaran a englobarse dentro de esta etiqueta. Dos años antes,
en 1994, Ricardo Franco había presentado en el Festival de San Sebastián, Después
de tantos años y cuatro años antes, en 1992, Víctor Erice había presentado en Can-
nes, El sol del membrillo. En aquel momento, nadie había hablado de estas películas
como documentales. ¿Por qué de repente se institucionalizó el término documental?
Una posible respuesta a esta cuestión sería el hecho de que a principios de la déca-
da de los noventa, el cine español vivió un proceso de marginación del cine de autor.
El modelo de cine ensayo no tardó en imponerse como una salida posibilista frente
a los modelos uniformados propuestos por la institución, tal como ejemplificaron las
producciones de autores destacados llamados Víctor Erice, Ricardo Franco o José
Luis Guerin. Una salida que no contó ni con el respaldo industrial, ni político, porque
no resultaba aparentemente rentable en un momento en que el sueño de la institu-
ción era el de afianzar estructuras industriales12. En cambio, a partir de mediados de
la década de los setenta, la apuesta por el documental empezó a jugar con unas míni-
mas bases industriales y se llegó a la conclusión de que su método de producción
resultaba bastante más económico que el de ficción y que, además, este sistema
podía empezar a generar un modelo de público.
ensayo construyeron una serie de discursos que tenían como origen las imágenes yo: la didáctica como actividad sub-
del propio cine. A finales de la década de los ochenta aparecen en el panorama versiva”, Archivos de la Filmoteca,
cinematográfico español una serie de documentales cuyo origen no es el mundo 34, febrero, 2000, págs. 78.-96.
concreto, sino el propio cine. Innisfree de José Luis Guerín se presenta como una 15. JOSETXO CERDAN: “Quatre punts
búsqueda de los paraísos perdidos de la infancia del cine centrada en la exploración cardinals i un centre de gravetat
de esa Irlanda mítica que John Ford recreó en El hombre tranquilo. Entre el mundo per al documental contemporani”,
que inspecciona la cámara y las nuevas imágenes se coloca el viejo celuloide, enten- Quaderns del CAC, nº 16, mayo-
dido como un espacio fantasmagórico hacia el que se proyectan las sombras de una agosto 2003, pág. 16.
Político
26 Modelos realistas en un tiempo de emergencias de lo
En construcción
ilusión. Joaquim Jordà rueda en 1990, El encargo del cazador, un film-ensayo sobre la
decadencia física y creativa de su compañero Jacinto Esteva con quien rodó su pri-
mer largometraje, Dante no es únicamente severo (1967). La película puede consi-
derarse como un proceso de exorcismo personal del universo que marcó su crea-
tividad en los años de juventud. El cine, visto como proceso creativo, también se
Quintana
Àngel
27
coloca de intermediario entre la vida y las imágenes. En 1994, Ricardo Franco en
Después de tantos años realiza un documental sobre los protagonistas de otra pelí-
cula, El desencanto (1976) de Jaime Chávarri. Desde una perspectiva centrada en la
autorreflexión teórica, podemos considerar que el cine no cesa de dialogar con la
pintura en El sol del membrillo (1993) de Víctor Erice.
Todos estos ejemplos, con sus particularidades y sus singulares apuestas estilísticas,
no están tan alejados de algunos de los parámetros del cine de la posmodernidad
entendido como un modelo en el que las imágenes en vez de tomar la vida como
fuente de inspiración acaban convirtiendo el propio cine en un pretexto. La diferen-
cia, quizás, estriba en los modelos teóricos que oculta cada discurso y en que mien-
tras las ficciones posmodernas celebran la existencia de nuevas imágenes, los films-
ensayo no cesan de entonar lacónicamente un réquiem sobre la muerte del cine.
Mientras el cine posmoderno de ficción busca una adhe-
sión a los géneros o a la ironía para construir un determi-
nado espectáculo, el film-ensayo prefiere reflexionar sobre
otras imágenes que se erigen en espejo de las imágenes
que crean. Sin embargo, en ambos casos, la realidad apare-
ce mediatizada por sus representaciones.
Al hablar del compromiso que el cine español ha adqui-
rido frente a la realidad, todos los discursos no cesan de
remitir hacia el documental. En los últimos cuatro años, el
número de documentales se ha incrementado considera-
blemente y tanto los reportajes como los film-ensayo han
abandonado el cine como fuente de inspiración para centrarse en aspectos concre- En construcción
tos del mundo. Al plantear cuál es la auténtica dimensión que lo político ha alcanza- (J.L. Guerín, 2001)
do en el compromiso con lo real dentro del cine de no-ficción vuelve a surgir una
nueva línea de debate entre algunas películas en las que la política funciona como
utopía de cambio colectivo y otras en las que el debate viene determinado por una
reflexión subjetiva sobre el compromiso del cineasta frente al pensamiento de su
tiempo y el horizonte histórico que ha configurado la cultura en la que vivimos. El
debate es clave para comprender el horizonte que lo político puede adquirir en el
terreno del cine documental, ya que pone en cuestión el discurso que algunos teóri-
cos formulan actualmente sobre la función del documental como forma de inter-
vención frente al mundo. Si el objetivo del cine no ficcional es zarandear la realidad
para transformarla, ¿cuál es el camino que separa el panfleto político del documental
como modo de intervención en lo político?
A lo largo de la historia del cine, existen numerosos ejemplos de documentales en
los que los cineastas han decidido cruzar la línea entre el compromiso político y la
verdad de los hechos para ponerse al lado del compromiso ideológico y poner en
cuestión la realidad. En estos casos, el documentalista se coloca al servicio de las
Político
28 Modelos realistas en un tiempo de emergencias de lo
La pelota vasca
los viejos obreros de Sintel y se plantean por qué esa idea de lucha es ajena a los
jóvenes de su generación. La película quiere ser la respuesta a esta cuestión, se trata
de observar un mundo, hacerse preguntas sobre su sentido y acabar constatando
por qué determinadas formas de lucha obrera se han transformado frente a la vorá-
gine del neocapitalismo. Un colectivo de jóvenes analizan un fenómeno mientras
construyen un documental que acaba revelando una realidad que los medios de
comunicación ocultaron –solo destacaron el
gesto violento contra el líder de CC.OO– y
que va más allá de la búsqueda de una infor-
mación periodística.
Uno de los cineastas españoles que mejor
ha articulado la reflexión sobre lo político en
esta nueva época del compromiso es Joaquim
Jordà. En Mones com la Becky (Monos como
Becky, 1999) articula, a partir de su propia
experiencia personal, un discurso sobre la ins-
titución psiquiátrica y la insuficiencia de la
racionalidad científica para comprender el
laberinto del cerebro humano. En De Nens
(De Niños, 2003) lleva a cabo una minuciosa
disección de los mecanismos representativos
del mundo de la justicia y de los medios de
comunicación tomando como tema el escán-
dalo de pedofilia que estalla en el barrio del
Raval de Barcelona. Jordà disecciona las dife-
rentes capas con que se construye la realidad,
muestra sus contradicciones, sus juegos de
intereses y acaba deconstruyendo un mundo
concreto. De todos modos, el mejor ejemplo
de este discurso sobre lo político lo encontra-
mos en su último largometraje, Veinte años no
es nada (2004). El punto de partida es una
vieja película llamada Numax presenta (1978)
que fue un ejemplo de cine militante rodado
Mones com la Becky por el propio Jordà en plena transición. Jordà no utiliza la película como reflexión
(Monos como Becky, Joaquim Jordà, 1999) sobre el cine, sino como un documento que sirve de punto de partida para indagar
un presente: esa nueva época del compromiso que se abre frente a nosotros y que
necesita aprender muchas cosas de los errores y virtudes del pasado. Veinte años no
es nada sigue el destino de los personajes que creyeron que podían cambiar el
mundo con un conflicto sindical y que algunos, con el paso del tiempo, han termina-
Quintana
Àngel
31
do por renunciar a la utopía. Algunos de ellos han vivido amargados por la decep-
ción, otros perecieron en una incontrolable revuelta permanente y otros sobreviven
prisioneros de la nostalgia de un mundo mejor que un día soñaron pero que nunca
conquistaron. Lo político para Joaquim Jordà no se manifiesta en los grandes proyec-
tos que pretenden ocupar el poder, ni en una visión teológica del mundo, sino en la
cotidianidad, en el lento discurrir del tiempo. El ejemplo de Jordà nos demuestra
cómo el film-ensayo o el documental puede ser uno de los mejores instrumentos
para dialogar con la realidad desde el compromiso que otorga la posesión de una
cámara. Sin embargo, en el panorama del cine español queda mucho camino por
recorrer antes de llegar a tomar conciencia de lo político ❍
Sumario Siguiente
Los niños de Rusia (Jaime Camino, 2001)
VICENTE SÁNCHEZ-BIOSCA
E
“Hegel dice en alguna parte que todos los grandes
hechos y personajes de la historia universal se
producen, como si dijéramos, dos veces. Pero se
olvidó de agregar: una vez como tragedia y otra
vez como farsa”.1
en el cine
razón de las masivas ventas de los meses siguientes. Al menos tuvo que coadyuvar el
tema y motivo sobre los que Cercas construía su novela: un microepisodio de la gue-
rra civil española y la indagación sobre la supervivencia de sus protagonistas, de his-
toria cumplida unos, olvidada otros. El imperativo ético que se fijaba el escritor y que
impulsaba página a página la escritura fue probablemente menos importante para las
ventas que el relanzamiento de los temas relacionados con nuestra contienda que
empezaban ya a hacer furor en el mercado editorial. Lo cierto es que las traduccio-
y el reportaje
televisivo
nes a otras lenguas no se hicieron de esperar y el cine, atento al botín, no se resistió
a abalanzarse sobre la presa y adaptar la novela.
En realidad, la guerra civil no ha dejado de estar presente en el cine, como tam-
poco dejó de inspirar novelas, estudios académicos y obras de arte. Mas en la pan- 1. KARL MARX: El dieciocho Bruma-
talla había conocido un cierto reflujo desde que una generación de directores repre- rio de Luis Bonaparte, Barcelona,
sentada por Jaime Camino, Pilar Miró, Fernando Fernán-Gómez, Antonio Mercero, Ariel, 1971, pág. 11.
Memoria
34 Políticas de la
2. Para muestra, vale un botón: los Basilio Martín Patino, entre otros (con fortunas e intereses, claro está, desiguales),
promotores de la Asociación para la abandonaran, definitivamente o no, ese escenario. La novela de Cercas, sin constituir
Recuperación de la Memoria Histórica en sí una convulsión, sirvió de crisol a un resurgimiento entre un público mucho más
—E MILIO S ILVA y S ANTIAGO M AC Í AS — vasto, que hoy ha multiplicado exponencialmente la producción de nuestra industria
enfatizan precisamente su pertenencia a la cultural, enmarañando todos los canales, desde el ensayo académico hasta los pro-
generación de los nietos y es justamente gramas radiofónicos o el reportaje televisivo, desde la autobiografía o las memorias
la búsqueda de los restos del abuelo hasta el cine, desde las exposiciones itinerantes hasta las páginas de internet. Estamos
republicano del primero lo que moviliza la ante una revolución que lleva aparejado un ensanchamiento generacional, pues lo
iniciativa. Véase de ambos autores, Las que un día fue esa “guerra del abuelo” ante cuyas anécdotas los oídos más jóvenes
fosas de Franco. Los republicanos que desviaban su atención, en la actualidad despierta nuevos adeptos y curiosos entre la
el dictador dejó en las cunetas, generación de los nietos de quienes vivieron la guerra2.
Madrid, Temas de Hoy, 2003, pág. La película de David Trueba aprovechó los canales multimediáticos y no retroce-
71, por ejemplo. dió ante la oportunidad de oro que se le brindaba: amén de la publicación del guión3,
se acompañaba de un libro titulado Diálogos de Sala-
mina. Un paseo por el cine y la literatura, editado por
Luis Alegre, con la colaboración del novelista y el
director del film e ilustrado con fotos de David
Airob;4 se sumaba, además, al carro de los films pro-
tagonizados por mujeres sustituyendo, con descarada
gratuidad, al autor Javier Cercas por la esposa del
director, Ariadna Gil, añadiendo un aliciente pseudo-
lesbiano a la trama, aunque, eso sí, se esmeraba en
reconstruir el mundo de la novela en los mismos
espacios en los que ejercía su docencia el novelista,
no muy alejados por demás del emplazamiento en el
que tuvo lugar el fusilamiento5.
Sin embargo, cualesquiera que fueran estos atrac-
tivos externos, lo decisivo fue cómo la película hacía
acopio de recursos, géneros y modelos cinematográ-
ficos y extracinematográficos que demostraban un
buen conocimiento de las consignas del momento, de
las teclas cuya mera digitación no debía fallar. En pri-
mer lugar, recurrió a las imágenes de archivo, fijas y
en movimiento, que poblaban fragmentos del film en
los que el espectador podía, ora reconocer un están-
dar de la guerra, ora asentir al valor documental del
producto (fragmentos de la entrevista a José Antonio
Primo de Rivera, filmada por las cámaras de Para-
mount en 1935; reportajes de El Noticiario español
Soldados de Salamina (David Trueba, 2003) creado por el Departamento Nacional de Cinemato-
Sánchez-Biosca
Vicente
35
grafía en 1938 en los que Sánchez Mazas relata su via crucis tras el fusilamiento; 3. Lo que se está convirtiendo en una
metraje procedente de noticiarios franceses que refieren la entrada de la legendaria estrategia de marketing de casi todas las
División Leclerc a un París liberado; planos archiconocidos de la dramática marcha películas españolas. Véase DAVID TRUEBA:
hacia el exilio de columnas de mujeres y niños con el ejército franquista pisándoles Soldados de Salamina, Madrid, Plot,
los talones; imágenes, también recicladas, de los bombardeos sobre Madrid…). En 2003.
segundo lugar, se añadían simuladas imágenes de archivo, según una tendencia propia 4. L UIS A LEGRE (ed.): Diálogos de
del denominado “falso documental”, pero bien explotada por el cine comercial, que Salamina. Un paseo por el cine y la
permitían, con ayuda de una fotografía impoluta, insistir en el efecto histórico. Toda- literatura, Barcelona, Tusquets,
vía más importante fue la utilización de testimonios orales de protagonistas de la his- 2003.
toria o de sus descendientes (Chicho Sánchez Ferlosio, Daniel Angelats, Joaquim y 5. Enmudecido por el éxito, Cercas no
Jaume Figueras, hijo este último del “amigo del bosque” Pedro –Pere– Figueras) que hace sino marear la perdiz respecto a la
se expresan en lengua catalana, apuntándose a la inercia del testimonio oral. Se reco- película de Trueba en distintos lugares;
rrían, además, lugares de memoria de la guerra según una tendencia naciente al iti- véase, por ejemplo, el prólogo a la edición
Insuficiencia de la ficción
En el mismo año 2001, Montxo Armendáriz se
propuso llevar a la pantalla la novela Maquis, de
Alfons Cervera, publicada en 19979. Aunque el pro-
yecto no prosperó, el inquieto director, una vez des-
pierto su interés por los avatares de la guerrilla anti- Silencio roto (Montxo Armendáriz, 2001)
Memoria
36 Políticas de la
Soldados de Salamina
CARMEN CORTÉS SALINAS: La España de franquista, se documentó con los estudios de Secundino Serrano sobre el maquis en
la guerra civil. Con itinerarios y selec- León y profundizó con las investigaciones de otros historiadores (Fernanda Romeo,
ción de lecturas, Madrid, Acento, Justo Vila, Mercedes Yusta) para realizar Silencio roto. No obstante, los tiempos recla-
2002; o A LFONSO C ASAS O LOGARAY : maban la complementariedad de otras fuentes y, a fin de ampliar la información archi-
Lugares de la guerra. 35 itinerarios vística y libresca con testimonios directos, buscó el contacto con guerrilleros super-
por la Batalla de Teruel, Teruel, vivientes, con mujeres que habían servido de enlace en los pueblos y llevó a su
Perruca, 2004. equipo técnico y artístico al pueblo conquense de Santa Cruz de Moya, donde anual-
7. Este mecanismo de los Super 8 mente se celebran unos encuentros sobre la guerrilla antifranquista con participa-
familiares adapta a la pantalla lo que en la ción abundante de antiguos guerrilleros10. En su afán, algo ingenuo, de realismo, ade-
novela de Cercas era una reflexión nove- más, Armendáriz instaló a su equipo en unos caseríos de la zona de rodaje (el Pirineo
lística dentro de la novela, a saber: la con- navarro) durante las dos semanas previas al comienzo del mismo con el propósito de
versación entre el autor y el novelista hacerlos convivir y recrear el ambiente de aislamiento y concentración que conside-
chileno Roberto Bolaño. raba necesario para la interpretación.
8. Justo es decir que la novela de Cer- La película arranca en el oscuro año de 1944 con la llegada de Lucía (Lucía Jimé-
cas ya contenía esa disparidad de alicien- nez) a su pueblo natal y traza un retablo de la vida rural en esa zona castigada por la
tes, si bien componía con ellos un discurso represión y la conexión que mantuvo con la guerrilla hasta el exterminio de esta, el
cuyo hilo conductor era garantizado por olvido internacional y las disidencias entre los grupos que la forman. Ciertamente,
Sánchez-Biosca
Vicente
37
Armendáriz supo dotar al paisaje agreste de un protagonismo especial y dio al silen- el empeño del escritor en encontrar una
cio un intenso papel dramático, la latencia de una espera rota por periódicas explo- forma estética y ética propia.
siones. En cualquier caso, el impulso realista y la reivindicación de un aspecto escasa- 9. ALFONS CERVERA: Maquis, Barce-
mente aireado de la historia se vieron obstruidos por las convenciones narrativas de lona, Montesinos, 1997.
las que Armendáriz no supo o no pudo desprenderse: una historia de amor fuerte- 10. Los encuentros de Santa Cruz de
mente codificada, un montaje dramatizado por métodos enfáticos, el uso de una Moya se están convirtiendo en una insti-
música de sabor melodramático que realzaba los hitos del drama, la sumisión al star tución del estudio de la guerrilla y en ella
system... Los límites de la película de Armendáriz se desprenden quizá de la propia colaboran la Universidad de Castilla-La
honestidad personal de su autor y de las exigencias de verosimilitud que los nuevos Mancha, el ayuntamiento de la localidad y
tiempos planteaban a cualquier ficción sobre la guerra civil y el primer franquismo: la multitud de asociaciones, archivos y cen-
necesidad de un realismo de sesgo testimonial11. El mismo autor debió ser conscien- tros de investigación. Además de un
te de esta falla cuando emprendió más tarde la producción, junto a Puy Oria, del monumento de homenaje al guerrillero y
documental La guerrilla de la memoria (2002) cuya realización fue confiada a Javier una excursión a un lugar de memoria, La
Corcuera, el autor de La espalda del mundo (2000).
El reto de La guerrilla de la memoria consistió en
construir un documental sobre el maquis partiendo de
la ausencia de documentos audiovisuales disponibles.
La escasa apoyatura visual, limitada a algunas fotogra-
fías, es compensada con un desplazamiento del centro
de atención a los testimonios de los supervivientes,
quienes intentan reconstruir la clandestina vida de la
guerrilla. Resulta muy significativo que el dramatismo
de los hechos históricos (las acciones militares, los
suministros, la represión, la muerte, etc.) se haya com-
pensado con la evocación de los días de la montaña:
los parajes, la lectura, la organización de escuelas, las
ediciones de periódicos, en ocasiones llevando a los
testigos a los mismos escenarios en los que vivieron
aquella historia que fue lucha política, sufrimiento, pero
también una suerte de educación sentimental. La voz
de los testigos abre así el espacio al conocimiento de
una vivencia humana que la Transición democrática
española sumió en el pozo del olvido.
En suma, si la adaptación de Soldados de Salamina
revelaba el interés de los temas de la guerra civil bajo
la fórmula, ciertamente postmoderna, del pastiche de
procedimientos (testimonios orales, documentos
audiovisuales, cine familiar, archivos escritos…), el trán-
sito que conduce de Silencio roto a La guerrilla de la
memoria pone de relieve un síntoma complementario, Montxo Armendáriz durante el rodaje de Silencio roto (Montxo Armendáriz, 2001)
Memoria
38 Políticas de la
debe ser juzgado por sus resultados y no por sus intenciones. (Javier Corcuera, 2002)
reciente, especialmente cuando este es tan traumático como el de la guerra civil Silencio roto
española. En esta tarea se produce un divorcio todavía más acusado que en otras (Montxo Armendáriz, 2001)
sino también humano. De ahí se desprende la aportación de los testigos de aquella género con sus convenciones y sus refe-
barbarie que no fue solo la guerra, sino sobre todo la despiadada represión de la rentes que no se sitúan solo en los
Desde esta perspectiva, resulta útil completar el conocimiento y la imagen colec- ciones anteriores o los modelos testimo-
tivos de una época allí donde la propaganda franquista fue la única disponible. Dedi- niales circundantes. Ello es tanto más
car programas, documentales, debates, encuentros a la historia de la guerrilla espa- curioso cuanto que invaden de expresio-
ñola, a la represión franquista en las cárceles, los campos de concentración y de nes similares textos de testigos de la his-
trabajo, a la tortura y a las sacas, a las fosas comunes y a los apaleamientos puede toria que se desconocen entre sí o incluso
tener una función higiénica sin que la convivencia actual de los españoles se vea daña- hacen permeable ciertos testimonios a
da; de igual modo, cabe arrojar nueva luz sobre los desmanes de la represión comu- convenciones presentes en otros libros
nista, las checas o las otras sacas, los asesinatos de sacerdotes o los descontroles de que no han leído.
Memoria
42 Políticas de la
Extranjeros de sí mismos
(J.L. López-Linares
y J. Rioyo, 2000)
Sánchez-Biosca
Vicente
43
Los niños de Rusia
mite justamente que sean legibles, en lontananza, huellas, cicatrices, paisajes, ruinas,
pero afortunadamente ya no heridas abiertas. En segundo lugar, la Transición había
corrido un tupido velo sobre las situaciones delicadas de la represión franquista en el
dominio público (que no en el de los especialistas) y lo que parecía una desdramati-
zación coyuntural en aras del futuro se convirtió en olvido duradero. En tercer lugar,
el desarrollo de los medios de comunicación, la televisión del directo ha convertido
el testimonio vivo en un mito y, adaptando con cierta ligereza métodos propios de la
antropología, lo ha desprovisto de sus mecanismos de verificación y control, de su
condición de textos memorísticos sujetos a todas las leyes de cualquier discurso y lo
ha transformado en un amuleto, un índice indiscutible de veracidad.
De lo anterior se desprende la complejidad de lo que aquí está en juego, pues nos
encontramos ante una trama compuesta por varios factores heterogéneos: una ciega
mecánica económica, una intervención individual o de pequeños grupos que puede
ser de orientación cívica o ética, una relectura del pasado desde los intereses actua-
les de partidos e instituciones y unas condiciones particulares de la memoria al
remontarse a hechos acaecidos hace setenta años (olvidos, falsos recuerdos, traumas,
fijaciones lingüísticas producto de repeticiones o relatos anteriores, leyes del género
autobiográfico o memorístico, etc.).
En suma, hablar de la función del testimonio en reportajes o documentales signi-
fica preguntarse por la forma en que aquel es tratado en el interior de los mismos,
por la función que se le asigna, si ratifica el discurso impersonal del film o aporta, en
Memoria
44 Políticas de la
Soldados de Salamina
cambio, algo específico; en otros términos, significa aclarar cómo se monta la tempo-
ralidad testimonial, su vínculo entre pasado del discurso y presente de la enuncia-
ción, en relación con las vacilaciones y las fisuras de la palabra. Como veíamos a pro-
pósito de Silencio roto, la memoria (y su apoyatura, el testimonio) es un índice de
verosimilitud de nuestra época, pero su mera presencia no nos explica cómo se uti-
liza ni con qué fin. Así, por ejemplo, El sueño derrotado (Daniel y Jaume Serra, 2002)
presenta un desajuste muy marcado entre el interés de los testimonios de exiliados
desde el Sur de Francia hasta el infierno de Mauthausen y el escaso trabajo sobre su
función en el conjunto del documental15.
Periodismo de investigación
15. La guerra cotidiana, concebida por Resulta indudable que el llamado algo abusivamente “periodismo de investiga-
los mismos autores en 2002, apuntaba el ción” está dando frutos muy reseñables, no ya en la divulgación de conocimientos
indudable aliciente de testimonios femeni- sobre la guerra, sino sobre todo en el auxilio y compenetración con las tareas del
nos, pero superponiéndolos a un conven- historiador. Tiene esta labor una enorme ventaja y también un riesgo: la primera
cional fondo ambiental garantizado por consiste en que, gracias a esa intervención, los trabajos de historia pueden franque-
documentos visuales. ar sus limitados círculos habituales de difusión e influir en la visión colectiva de la
Sánchez-Biosca
Vicente
45
sociedad, amén de aspirar a fuentes de financiación impensables para un investiga-
dor libresco; el riesgo o, si se prefiere, la responsabilidad, procede, en cambio, del
alcance social que este periodismo tiene. Si la escritura de la historia requiere una
cierta dosis de frialdad, el periodismo de investigación precisa por razones de géne-
ro trabajar con valores narrativos muy fuertes y calientes, con acicates de enigma,
trama y descubrimiento. No es casual si el modelo tal vez más exitoso del periodis-
mo de investigación ha sido aquel que hereda convenciones propias de la novela o
film de espionaje, donde la indagación de los reporteros constituye el enigma que
ha de descifrar el espectador, aun si el desenlace es conocido de antemano y el
planteamiento consiste en simular ignorancia.
Siguiendo estos parámetros, realizó TV3 hace tiempo un excelente documental
sobre el asesinato de Andreu Nin en la España de 1937 bajo la influencia poderosa
de Komintern, la KGB o GPU. Aprovechando muy oportunamente la breve apertu-
ra y accesibilidad de los archivos soviéticos durante la glasnost (entre 1992 y 1994),
Operació Nikolai, dirigido por Dolors Genovés en 1993, describía un descenso a los
infiernos en los que la investigación sobre el dirigente poumista abría un escenario
poblado por siniestros personajes de la Komintern, asesores rusos, comisarios y tor-
turadores, entre quienes destacaba la ominosa figura del general Orlov, cuyos docu-
mentos y correspondencia eran presentadados junto a otros dossiers por la espe-
cialista Svetlana Rosenthal u Olieg Tsariov. La tarea de búsqueda del periodista se
hacía aquí coincidir con la del historiador y se proponía como itinerario narrativo
para su espectador. No es de extrañar que algunos especialistas en la historia de la
Internacional Comunista en España saludaran muy elogiosamente la aportación de
dicho reportaje16. Además es muy posible que el género de espionaje coincida con
ciertas potencialidades narrativas que el comunismo internacional puso en marcha
desde 1919 (la idea de conspiración), al entender la historia como un complot, en
palabras del historiador François Furet17. Esto explicaría también el excelente resul-
tado del film de J.L. López Linares y Javier Rioyo Asaltar los cielos (1996), que re- 16. ANTONIO ELORZA y MARTA BIZCA-
creaba la vida de uno de esos protagonistas de la historia y hombres fracasados que RRONDO : Queridos camaradas. La
deben su leyenda a un solo acto, de gran astucia en su planificación y vergonzoso Internacional comunista y España
una vez ejecutado. Fue Ramón Mercader, el asesino de Trotski, quien se despojó de 1919-1939, Madrid, Planeta, 1999,
su propia identidad siguiendo las exigencias del guión stalinista, siendo, tras veinte pág. 11.
años de prisión, desatendido por el poder soviético que ocultó su lamentable hero- 17. FRANÇOIS FURET: “La vida como
ísmo y lo enterró sin siquiera devolverle su nombre. Al hilo de esta indagación iba complot”, prefacio a edición castellana
perfilándose el siniestro entramado del stalinismo, su represión de la disidencia y su de S TEPHEN K OCH : El fin de la ilusión
sacrificio de los “traidores”, sus redes tentaculares y su mano fría. Una historia fami- Willi Münzenberg y la seducción de
liar (la de Caridad y su hijo Ramón Mercader), el fanatismo nihilista de la madre y un los intelectuales, Barcelona, Tus-
universo de intriga nos transportaba, siempre subterránea, es decir, clandestina- quets, 1997. Este prólogo es, en reali-
mente, de Barcelona a París, de allí a México, La Habana o Moscú para acabar en la dad, la reseña del libro de KOCH aparecida
Foto de rodaje de
La guerrilla de la memoria
archivo y los procesan en una doble dirección: por una parte, descubriendo claves R ICARD V INYES : Els nens perduts del
antes escondidas o insuficientemente conocidas del tema tratado; por otra, dando a franquisme, Barcelona, Proa/TV3,
conocer a un público más amplio del habitual consumidor de historia los resultados 2002. El trabajo, que fue Premi Nacional
bajo un formato audiovisual con el deseo de intervenir en la imagen que la colectivi- de Cultura 2001, está dividido en tres
dad se hace del franquismo. De ahí que la investigación se presente también en partes: la primera concierne a los hechos,
forma de libro, pues el material requiere una consulta más serena y prolongada que la segunda a las voces de los entrevistados
el visionado de un reportaje18. Si bien el proyecto puede resultar cuestionable en y la tercera a la aportación documental.
algún punto, la aportación documental arroja un saldo positivo (prisiones para muje- 19. Ya citado en la nota 2.
res lactantes, política psiquiátrica eugenésica del comandante Antonio Vallejo Nájera, 20. MONTSE ARMENGOU y RICARD BELIS:
a la cabeza de los Servicios Psiquiátricos Militares, una de las más siniestras figuras de Las fosas del silencio. ¿Hay un Holo-
la guerra…), como también la contribución testimonial de las víctimas y su contras- causto español?, Barcelona, Plaza y
te, algo forzado, con las declaraciones de Mercedes Sanz Bachiller en su calidad de Janés/Televisió de Catalunya, 2004.
creadora de Auxilio Social. Todo esto anuncia un nuevo modelo de revisión históri- 21. Por una parte, el documental Las
ca que está apuntando en el horizonte. fosas del olvido, ya citado, emitido por
El otro gran tema sobre el que el equipo de investigación de TV3, entre otros, ha Documentos TV; por otra, el dirigido por
vertido su atención, es el de las fosas comunes del franquismo. El asunto está can- Isadora Guardia titulado Así en la tierra
dente y la actividad de localización y apertura de muchas de esas fosas para conse- como en el cielo (2002), que trata con una
guir la identificación de los cuerpos de los asesinados y dar un digno reposo a sus res- discreción y finura muy lejanas de la
tos fue emprendida por una serie de personas, nietos por lo general de las víctimas, inmediatez televisiva el proceso de exca-
que fundaron la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica cuya cró- vación al que se van superponiendo, en
nica realizan Emilio Silva y Santiago Macías en el libro Las fosas de Franco19. Ahora un montaje muy sutil, los testimonios de
bien, esta iniciativa ha generado un fenómeno algo diferente del anterior, a saber: la los familiares de las víctimas. La única voz
proliferación de canales de comunicación de nuestra época. Por una parte, los inquie- que posee el documental es esta y la
tos reporteros de la Televisión catalana (Ricard Belis y Montse Armengou) realizaron dureza de las imágenes de los cuerpos,
un documental que emitió el citado programa 30 minuts y publicaron el libro, Las los huesos y los restos se aleja de la obs-
fosas del silencio, en una dirección semejante a la comentada a propósito de Els nens cenidad precisamente porque cobra sen-
perduts del franquisme20. Por otra, la dimensión pública de las excavaciones movilizó tido humano al calor de las historias de
nuevas iniciativas y abrió un campo de intercambio por internet que permitió locali- los testigos.
zar lugares, recuperar historias de muchos asesinados y presionar colectivamente 22. Y, sin duda, no exenta de polémica
para conseguir derechos que la transición había ignorado21. Prueba de cuanto digo como la que entabló con la citada ARMH
es la cantidad de direcciones electrónicas y páginas web que contienen estos libros el Foro por la Memoria que, desde una
y que permiten una forma de relación y de conocimiento, sin duda menos rigurosa militancia de izquierdas, acusa a la Asocia-
y contrastada, pero más dinámica que la propia del libro o del intercambio académi- ción de dar prioridad al asunto familiar
co22. En suma, un nuevo cambio por adición o multiplicación anuncia el camino que sobre el ideológico y contribuir así a des-
puede seguir en el inmediato futuro la construcción de una memoria colectiva del pedazar la memoria de lo que fue la lucha
Memoria y documento
haber sufrido, es el único requisito necesario para contar la historia y, según una lógi- persona y cuando se trata de otros,
ca inexorable, también para hacerla inteligible. Ahora bien, el testimonio, por valioso A NNETTE K UHN . Véase, para el primer
que sea, debe ser entendido como lo que es: un discurso enunciado en el presente caso, Family Secrets. Acts of Memory
sobre un pasado remoto; no un sinónimo de exactitud, sino repleto por el contrario and Imagination, Londres & Nueva
de falsos recuerdos, confusiones, anacronismos, olvidos o lagunas e, incluso, lugares York, Verso, 2002 (1ª ed. 1995);
comunes que a fuerza de repetición no han podido por menos que colarse al cabo para el segundo, An Everyday Magic.
de los años en él25. Consumirlo como un discurso histórico no es solo mistificar las Cinema and Cultural Memory,
cosas, sino también suprimir el significado humano del testimonio, incurrir en una Nueva York, I.B. Tauris, 2002.
Memoria
50 Políticas de la
pereza mental aniquiladora o, tal vez, alimentar el morbo o la nostalgia. Como seña-
ló Annette Kuhn, los textos memorísticos son producciones culturales que se pro-
Extranjeros de sí mismos longan a través de los medios de comunicación, elaboraciones secundarias (secondary
(J.L. López-Linares y J. Rioyo, 2000) versions) de las fuentes de la memoria y que, a la postre, constituyen en sí un géne-
ro26. Es más: los textos memorísticos son más
metafóricos que analógicos, se asemejan más a la
poesía que al relato clásico y, por tanto, recuerdan
el collage, dado su carácter fragmentario y atem-
poral27. Ahora bien, la mencionada perversión de
la memoria, vaciada de su condición de texto y
convertida en sinónimo de verdad (transparente,
por tanto), corre pareja a otra no menos inquie-
tante perversión: aquella que colorea afectiva-
mente el documento visual (la foto en blanco y
negro, el fragmento cinematográfico de archivo)
haciéndolo destello aurático de un mundo perdi-
do. Así, el documento visual no documenta nada
sino la tristeza, actuando sobre el sentimiento y
mistificando de nuevo su contenido. Quizá sea
esta la razón de tanta insistencia en apelar a imá-
genes de la guerra donde los bombardeos, el llan-
to de mujeres y niños, los harapos de los venci-
dos sirven para despertar el más inane de los
dolores.
Tengo la impresión de que ese historiador
mecánico que se está abriendo camino en nuestra
sociedad pervierte los instrumentos de compren-
sión histórica y de tal perversión extrae a la vez su
fuerza: el testimonio como verdad, el documento
como emoción. La impostura y su impunidad no
pueden ir más lejos.
precisan sustraerse a la inmediatez que la tiranía de la información impone. 30. RAUL HILBERG: La politique de la
Estoy muy lejos de pensar que la oposición entre información y arte sea esque- mémoire, París, Gallimard, 1996,
mática y tajante. Antes bien, considero que cualquier suspensión de la transitividad, pág. 79.
garse pasado mucho tiempo”33. Un hilo rojo, y a él me aferro, une esta idea de (1936), en Para una crítica de la vio-
narración, la poética aristotélica y la obra de arte de la que hablaba Lanzmann. Su lencia y otros ensayos. Iluminaciones
mero destello cuando de la guerra civil se trata aporta(ría) una humanidad de signo IV, Madrid, Taurus, 1991, págs. 117-
Sumario Siguiente
El techo del mundo (Felipe Vega, 1995)
ALBERTO ELENA
P ocos lo recordarán quizás a estas alturas, pero el
comienzo de Vivre ici (Claude Goretta, 1968) –con la masiva llegada de emigrantes
españoles a una estación de ferrocarril en Suiza– sintetiza mejor que muchas otras
imágenes la tradicional posición de nuestro país en el marco de los flujos migratorios
del pasado siglo. De hecho, cuando en 1982 la revista CinémAction presenta la terce-
ra entrega de su serie de publicaciones consagradas al cine de la emigración2, Espa-
ña solo aparece mencionada en tres ocasiones dentro de la prolija –aunque necesa-
Representacio-
nes de la inmi-
riamente tentativa e incompleta– filmografía que vertebra el volumen. Aparte de dos
documentales institucionales, Nacionalidad: emigrante (no se ofrecen datos sobre el
mismo) y Sobre el retorno y las perspectivas en la emigración (Miguel Orodea, 1979),
solo Españolas en París (Roberto Bodegas, 1971) puede a la sazón inscribirse en el
gración en el
activo de nuestro cine a la hora de tan particular recuento. En todo caso, nada más
parece contar para los reponsables de dicha publicación, quienes justamente con-
templan todavía a España como un país de origen y no como un destino de cuales-
cine español:
La producción
quiera movimientos migratorios.
Todos los especialistas subrayan, en efecto, cómo solo a partir de mediados de los
ochenta, coincidiendo grosso modo con la entrada formal de nuestro país en la Unión
Europea (1986), se invertirá dicha tendencia y España pasa a recibir un intenso y con-
tinuado flujo de inmigrantes, legales o ilegales, que son básicamente magrebíes, sub-
saharianos y latinoamericanos en un primer momento, pero también ciudadanos de
Europa del Este en una segunda etapa a lo largo de la década de los noventa. En ese
comercial y
sus márgenes 1
sentido, apunta Isabel Santaolalla en uno de los pocos estudios dedicados hasta la
fecha a la cuestión de las representaciones de la inmigración en el cine español, “aun-
que en términos numéricos la inmigración en España ha sido, y sigue siendo, muy
pequeña en comparación con la recibida por los países vecinos de Europa (por ejem-
plo, Gran Bretaña, Francia o Alemania), la rapidez del proceso cogió a muchos por
sorpresa y ha tenido un profundo impacto sobre las estructuras socio-económicas
Español
56 Representaciones de la inmigración en el cine
del país, por no hablar ya de su imaginación colectiva”3. El cine habría venido sin duda
a reflejar este fenómeno, erigiéndose en uno de los mejores y más poderosos indi-
cadores de las cambiantes preocupaciones y actitudes al respecto: por el momento,
sin embargo, tan solo autores extranjeros, o bien españoles que trabajan en institu-
Cosas que dejé en La Habana ciones de países con mayor tradición en el estudio de esta problemática, parecen
(Manuel Gutiérrez Aragón, 1997) haber prestado a este corpus fílmico la atención que merece4.
Es cierto, por retomar la argumentación de
Isabel Santaolalla, que sería preciso “ir más allá
de un simple inventario de los distintos tipos de
imágenes en circulación”, examinando particu-
larmente “el contenido ideológico que subyace
a sus contextos de producción y consumo”5,
pero no es menos evidente que uno de los
grandes problemas de cuantas aproximaciones
se han venido acometiendo hasta la fecha radi-
ca en la cómoda –por no decir incluso obsesi-
va– concentración en el análisis de un puñado
de bien conocidos exponentes. Títulos como
1. El presente artículo tiene como ori- Las cartas de Alou (Montxo Armendáriz, 1990), El techo del mundo (Felipe Vega,
gen una ponencia presentada en las “II 1995), Bwana (Imanol Uribe, 1996), Cosas que dejé en La Habana (Manuel Gutiérrez
Jornadas sobre Historia y Cine. Exi- Aragón, 1997), Said (Llorenç Soler, 1998), y Flores de otro mundo (Icíar Bollaín, 1999),
lios y migraciones en el cine espa- se han convertido así en exponentes de un discurso cinematográfico que, en reali-
ñol”. Salamanca, 29 de noviembre- dad, cuenta con muchas y más profundas ramificaciones de lo que cabría sospechar
3 de diciembre de 2004. Filmoteca y que solo un esfuerzo riguroso de catalogación permitirá comenzar a vislumbrar.
de Castilla y León-Universidad de Presencias incidentales, películas de género, obras decididamente menores y, sobre
Salamanca. todo, una rica producción de cortometrajes, deberían así ser urgentemente tenidas
2. CHRISTIAN BOSSÉNO (ed.): Cinémas en cuenta a la hora de abordar esta problemática.
de l’émigration 3, monográfico de Las cartas de Alou detenta con toda justicia un importante papel fundacional en la
CinémAction, nº 24 (1982). historia de las representaciones cinematográficas de la inmigración en España con
3. ISABEL SANTAOLALLA: “The Repre- posterioridad al ingreso de nuestro país en la Unión Europea y, de forma práctica-
sentation of Ethnicity and ‘Race’ in mente paralela, a la entrada en vigor de la Ley de Extranjería de 1985. En efecto, el
Contemporary Spanish Cinema”, film de Armendáriz “define un marco en el que se inscribirán las producciones subsi-
Cineaste, vol. XXIX, nº 1 (invierno guientes que abordarán el fenómeno de la inmigración, y en particular de la inmigra-
de 2003), pág. 45. ción ilegal”6, desde una perspectiva de crítica social que introduce en el seno de la
4. Al margen de los distintos estudios cinematografía –y la sociedad española– una invitación a la reflexión habitualmente
de ISABEL SANTAOLALLA, que confluirán ausente hasta esa fecha. Imitada con mayor o menor acierto por otros films, tanto en
próximamente en el volumen Los ‘otros’. sus planteamientos como en la propia estructura (Said sería un caso paradigmático
Minorías étnicas y raciales en el de influencia asumida sin complejos), Las cartas de Alou sintetizaría así las caracterís-
cine español contemporáneo (en ticas esenciales que Emmanuel Vincenot ha reconocido en este ciclo de films sobre la
prensa), cabe anotar muy especialmente inmigración en la España de los noventa: la denuncia del racismo, explícito o subya-
Elena
Alberto
57
cente, se desdobla en un discurso habitualmente favorable a los inmigrantes, con- el trabajo de EMMANUEL VINCENOT:
frontando sus legítimas ansias de integración con las severas dificultades derivadas de “Alou, Saïd, Mihai et les autres: les
su condición de ilegales, experiencia que se revela finalmente abocada al fracaso, immigrés dans le cinéma espagnol
incluso –cuando procede– en el plano estrictamente personal y sentimental7. des années quatre-vingt-dix”, en
Contrariamente a otros exponentes del subgénero, Las cartas de Alou sortea con NANCY BERTHIER y JEAN-CLAUDE SEGUIN
habilidad algunos de los escollos más burdos y previsibles de este tipo de discurso al (eds.): Penser le cinéma espagnol,
cuestionar la imagen simplista del inmigrante como bondadosa figura convertida en 1975-2000 (Lyon, GRIMH / GRIMIA,
víctima de un sistema injusto y lo hace dotando de un cierto espesor psicológico a su Université Lumière-Lyon 2, 2002),
protagonista, sobre todo mediante el inteligente expediente de las cartas que escri- págs. 87-95. Véase también la aproxima-
be a los suyos y de cuyo contenido nos informan puntualmente los subtítulos del ción de PAZ VILLAR-HERNÁNDEZ: “El
film8. Armendáriz humaniza así a su personaje, más allá de los manidos estereotipos, Otro: conflictos de identidad en el
como no logra por ejemplo hacer Felipe Vega en El techo del mundo, un film cuyo dis- cine español contemporáneo”,
curso, bien es cierto, se alinea con otros ejes, pero que alienta la comparación entre Working Papers in Romance Langua-
otras cosas por estar protagonizado por el mismo actor, Mullie Jarju. Modelo incues- ges and Literature, Graduate Ro-
tionable, pues, para otros cineastas españoles que habrán de abordar el mismo tema, manic Association, University of
y referencia inexcusable en la pequeña historia de las representaciones de la inmi- Pennsylvania, vol. 6, 2001-2002,
gración en nuestro cine, Las cartas de Alou no inaugura, sin embargo, este ciclo temá- [www.ccat.sas.upenn.edu/romance/gra/
tico, tal y como todas las versiones en circulación parecen dar por descontado. WPs2002/paz_1.htm].
Para empezar, convendría subrayar que, si bien es cierto que la representación de 5. ISABEL SANTAOLALLA: op. cit.,pág.
88.
92-95.
cit., pág. 4.
Said
10. Véase, por ejemplo, J.M. GARCÍA 1974–, el film se estructura en dos partes bien diferenciadas: una primera, más retó-
FERRER y J.M. MARTÍ ROM: Llorenç Soler, rica y expositiva, desgrana las circunstancias que empujan a numerosos ciudadanos
Barcelona, Associació d’Enginyers marroquíes a emigrar a Europa en busca de trabajo y las precarias condiciones en
Industrials de Catalunya, 1976, pág. que se ven obligados a subsistir; la segunda, ilustra tal coyuntura con el testimonio y
192. las reflexiones de un trabajador de la construcción, en situación particularmente difí-
11. Véase J.M. MARTÍ ROM: Central del cil tras haber sufrido un accidente laboral y no recibir indemnización alguna por su
Curt. Cooperativa Cinema Alternatiu condición de ilegal. Barcelona, lugar de rodaje de la película, opera así como micro-
(1974-1982), Barcelona, octubre cosmos privilegiado para acceder a un aspecto de la realidad española por aquel
1994, pág. 12. Este opúsculo no es en entonces rigurosamente inédito en nuestras pantallas cinematográficas. En efecto,
realidad sino la reimpresión del artículo Viaje a la explotación aborda por vez primera en el cine español el fenómeno de la
del autor “La Central del Curt inmigración norteafricana, siguiendo sin duda las pautas de otro celebrado film alter-
(1974-1982): una expèriencia alter- nativo, también distribuido por la Central del Curt, Largo viaje hacia la ira (1970), de
mativa”, Cinematògraf, vol. 4, 1986- Llorenç Soler, centrado en la emigración andaluza a Cataluña.
1987, págs. 5-39. Soler figura, de hecho, en algunas filmografías como operador de Viaje a la explo-
12. Estoy en deuda con Bartomeu Vilà tación10, pero en realidad la película no hace sino incluir –con su autorización– algu-
por su amable disposición a atender a mis nas imágenes previamente rodadas por él en Marruecos con otro propósito. La res-
preguntas (junio de 2003) y, en no menor ponsabilidad de la realización del film recayó en realidad en el denominado Grupo de
medida, por haberme facilitado una copia Hospitalet (Bartomeu Vilà, Mercè Conesa, Joan Simó y Rosa Babi)11, uno de los
en vídeo de Viaje a la explotación. Agra- colectivos cinematográficos antifranquistas que confluirían en la Central del Curt.
dezco igualmente a Josetxo Cerdán y
de esta investigación.
en el campo cinematográfico, razón por la que esta primera experiencia se planteó (Rolando Pardo, 2004)
cia remitiera transitoriamente, Viaje a la explotación subsiste como un impagable pasajera, y al poco de la finalización del
documento y una temprana aproximación al problema que sin duda merecería un documental consideraron que su vigencia
La comparación con los países de nuestro entorno en Europa occidental permite quizás el hecho de que en los catálogos de
también entrever algunas otras peculiaridades del contexto español. Si desde Viaje a la Central del Curt Viaje a la explotación
la explotación apenas puede hablarse de una tradición militante en el tratamiento del no figurase bajo el epígrafe “Emigración
problema de la inmigración (en parte, claro está, por la propia fortuna histórica de y marginación”, sino en la sección mis-
este tipo de cine)15, no muy distinta es la situación del propio documental, habitual- celánea “Hechos históricos”; véase
mente relegado a la pequeña pantalla y a un formato eminentemente informativo. Y Central del Curt. Distribución 80-81,
no es solo que España carezca hasta la fecha –como no podía ser menos, dadas las pág. 17.
marcadas diferencias entre las experiencias migratorias en cada país– de obras como 14. Véanse particularmente los trabajos
la emblemática Mémoires d’immigrés (Yamina Benguigui, 1997)16, sino que algunos de de BERNABÉ LÓPEZ GARCÍA: Inmigración
los más celebrados documentales sobre la inmigración en nuestro país hayan sido magrebí en España: el retorno de los
producidos más allá de nuestras fronteras: Quand les hommes pleurent (Yasmine Kas- moriscos, Madrid, Editorial MAP-
sari, 2000), L’Eldorado de plastique (Arlette Girardot y Philippe Baqué, 2001), Tanger, FRE, 1993, pág. 76, y “La evolución
le rêve des bruleurs (Laila Kilani, 2002)... o incluso Problemas personales (Lisandra I. cronológica del asentamiento de
Rivera y Manolo Sarmiento, 2002), ambicioso largometraje sobre la reciente oleada los marroquíes en España”, recogido
migratoria ecuatoriana en España, podrían servir como botón de muestra. en su imprescindible Atlas de la inmigra-
Problemas personales es todavía un film de producción íntegramente ecuatoriana, ción magrebí en España, Madrid, Edi-
pero sus planteamientos –el análisis de la inmigración desde la propia perspectiva de ciones de la Universidad Autónoma
Español
62 Representaciones de la inmigración en el cine
vienen! (Gustavo Vallecas, 1995), la figura del inmigrante extranjero en España se con-
vierte en habitual en la producción de cortometrajes desde mediados de la década
de los noventa. Si ya ¡Que vienen, que vienen!, reflexión en clave de humor sobre la
oleada migratoria vivida ya en aquellos años en numerosas zonas del país, rompe de
algún modo con la perspectiva esencialmente social-realista de la mayor parte de los
films anteriores y aun coetáneos, Estrecho Adventure (Valeriano López Domínguez,
1996) constituye un auténtico hito en las aproximaciones al problema. Concebida
como un videojuego sobre la inmigración marroquí –que resulta ser finalmente el
videojuego al que se entregan con fruición varios niños en un café como tantos otros
de una ciudad cualquiera del norte de África–, Estrecho Adventure acierta a plantear
con imaginación y efectividad aquella problemática, sobre la que incidirán nuevos cor-
tometrajes en los años siguientes. Pero ni La línea del Estrecho (Javier Gil, 1997), Todos
os llamáis Mohamed (Max Lemke, 1998), o Marionetas de plomo (Rafa Montesinos,
1999), por citar solo algunos títulos, aportan –más allá de sus respectivos méritos–
verdaderos elementos renovadores en el tratamiento de la cuestión. Es quizás en
obras como la inspirada El conde inglés (2001), de Clara López Rubio, o los dos cele-
Español
64 Representaciones de la inmigración en el cine
(colectivo, 2004)
Sumario Siguiente
La vida mancha (Enrique Urbizu, 2003)
a David Bordwell
VICENTE J. BENET
D
El estilo y la institución cinematográfica
del cine
estudios culturales (la proyección generalizada del síntoma o del caso concreto para
hacer una reflexión teórica sobre la cultura del momento), algunos modelos que
considero fundamentales de aproximación a las obras cinematográficas parecen
abandonados o dejados exclusivamente para aquellos que se dedican a la reflexión
sobre los ejemplos del pasado. Probablemente, el principal es el que se plantea el
diálogo estilístico que mantienen los filmes actuales tanto con la tradición cinemato-
gráfica como con otros elementos culturales y mediáticos que los rodean.
español actual
El estilo se plasma, dicho con la mayor brevedad, en una manera de narrar y de
poner en escena las historias en un momento concreto de la industria y la técnica
cinematográfica; considerando su relación con las fórmulas anteriores y las que desa-
rrollan otros medios audiovisuales. En los últimos años esta reflexión ha sido cada vez
más simplificada hasta identificar dos modelos casi exclusivos (aunque no necesaria-
mente excluyentes) a la hora de pensar el estilo en los textos concretos: o se pone
Institución
68 estilo, industria e
encargo, casi siempre de género, aunque sin caer en los registros estrambóticos de
un Santiago Segura o un Álex de la Iglesia. Su carrera no es demasiado extensa, ape-
nas siete largometrajes en quince años, teniendo en cuenta además que pasó seis sin
dirigir cine antes de La caja 507. Su reconocimiento en el campo de la industria espa-
ñola todavía no ha sido sancionado con distinciones de relumbrón que, sin embargo,
han recibido compañeros de generación con mucho menor talento como algunos de 3. Por hacer un paralelismo y, de
los que acabo de mencionar. La causa más probable es porque todavía no ha conse- nuevo salvando todas las distancias, la
guido un éxito de público incontestable con ninguna de sus películas. Por último, aun- dinámica a partir de la cual la industria
que la crítica reconozca los méritos de su obra más reciente y su habilidad para lle- reclama un éxito de público para poder
var a buen puerto los encargos que ha afrontado, sigue despertando un cierto tratar a un profesional como “autor” y,
desconcierto, quizá por su encasillamiento en un cine de género alejado del énfasis y por lo tanto, darle acceso a las estrellas
la vehemencia de los “autores”. Aunque puede que esta tendencia esté comenzando más importantes y a una comercialización
a cambiar. Por un lado, La vida mancha es una película que plantea un ejercicio tan en buenas condiciones de sus filmes pos-
interesante como arriesgado de cara a la industria. En mi opinión, apunta hacia una teriores está bien explicada en el libro de
posible intención de Urbizu por encontrar un espacio para la supervivencia en la KRISTIN THOMPSON: Storytelling in the
industria española como “autor” después de un relativo éxito de público con La caja New Hollywood. Understanding Clas-
5073. Al fin y al cabo, como he dicho anteriormente, esta es ya casi la estrategia fun- sical Narrative Technique, Cambrid-
damental de promoción de un filme en nuestro país, incluso más importante que el ge, MA, Harvard UP, 1999, pág. 6 y
precario estrellato que consume con voracidad insaciable y en pocos años a la mayo- ss.
Institución
70 estilo, industria e
ría de los actores que van destacando como reclamos mediáticos. Por otro lado, con-
temporáneo a sus dos últimas películas es el primer libro dedicado exclusivamente al
cineasta4. Editado por la Filmoteca Vasca y escrito con la perspectiva de enfatizar la
singularidad de la obra a través de la postración cinéfila, supone el primer intento
exhaustivo de ubicar a Urbizu en el restringido limbo de los “autores” (vascos) por
La vida mancha parte de la institución cinematográfica.
(Enrique Urbizu, 2003)
La caja 507
La caja 507 Si nos centramos en el ámbito de la estética contemporánea del cine, el único
(Enrique Urbizu, 2002) proyecto que se ha planteado con rigor la cuestión del estilo proviene de la deno-
minada escuela neoformalista y afecta al mismo nivel tanto a la puesta en escena
como a la composición narrativa. En su mejor libro (y quizá menos conocido) On
the History of Film Style; David Bordwell intenta defender la necesidad de un pensa-
miento que se ocupe de los problemas de estilo en la valoración histórica y estéti-
ca de la puesta en escena cinematográfica: “El estilo es, dicho brevemente, la textu-
ra de las imágenes y sonidos de un filme, el resultado de las elecciones hechas por
el (los) cineasta(s) en unas circunstancias históricas concretas”6. Su marco de traba-
jo, el lugar donde este problema se debe observar es fundamentalmente cada filme,
ya que en él se manifiestan los condicionantes específicos del contexto industrial,
tecnológico y de opciones creativas en un momento dado. Esto no niega que se
puedan hacer análisis de tipo individual (el estilo narrativo y de puesta en escena de
Alfred Hitchcock, por ejemplo), de grupo (el Neorrealismo, el montaje soviético,
etc.), de formas (cine narrativo o no narrativo), géneros (el western) o incluso modos
(cine de ficción, documental, etc.) que comparten en conjunto rasgos específicos de
puesta en escena. Sin embargo, el análisis estilístico demanda la necesidad de un
corte sincrónico para comprender el estado concreto de los modelos formales en
un momento dado. Comprender el contexto específico para postular una proyec-
6. DAVID BORDWELL: On the History ción histórica del estilo implica, por tanto, la necesidad de incorporar la discusión
of Film Style, Cambridge, MA, Har- sobre el marco de los condicionantes establecidos por la industria y la tecnología
vard University Press, 1997, pág. 4. cinematográfica en cada filme.
Benet
Vicente J.
73
Sin embargo, el análisis del estilo no puede renunciar a la perspectiva diacrónica, al
pensamiento sobre los procesos de cambio en el estilo. Para sostener su argumento,
Bordwell ofrece una propuesta de historia de la profundidad de campo que parte de
una discusión con algunos de los postulados bazinianos. Hay que señalar sin embar-
go que, a diferencia de Bazin, Bordwell no plantea su recorrido desde una perspecti-
va ineludible para cualquier análisis de los problemas de estilo, al menos desde mi
punto de vista: precisamente el de la valoración de la funcionalidad narrativa y dra-
mática del uso de la técnica específica (la profundidad de campo) en cada caso. Las
formas, para Bordwell, parecen independientes de su función, y su transformación se
vincula a un mero proceso de experimentación y cambio en la concepción de la
puesta en escena. Aunque su exhaustivo recorrido ofrezca alguna acotación esporá-
dica, esta ausencia limita el alcance del estudio, sobre todo cuando desaparece la
perspectiva histórica y confronta su modelo con el presente. Es en ese momento
cuando el análisis de Bordwell resulta claramente limitado: se escuda en conceptos
tan ambiguos como el “eclecticismo” del cine actual, deja de lado los condiciona-
mientos de la industria cinematográfica contemporánea y concluye que la depen-
dencia tecnológica es la más decisiva para explicar un estancamiento en el modo de
entender la puesta en escena. Por poner un ejemplo concreto: la tendencia del cine
contemporáneo hacia las pantallas anamórficas y las composiciones horizontales que
demandan ha acabado, desde su punto de vista, por limitar de una manera determi-
nante el propio desarrollo de la profundidad de campo como recurso expresivo.
En cualquier caso, su propuesta también nos ofrece una posición interesante ante
la dinámica histórica que está detrás de los problemas de innovación y transforma-
ción del estilo. Inspirándose en la idea de los esquemas propuesta por Ernst Gom-
brich en Arte e Ilusión, establece un contraste entre la tendencia a la innovación y la
experimentación creativa y las fórmulas de representación asentadas canónicamente.
En un planteamiento de la evolución de las formas de acuerdo con una dialéctica de
problema/solución, los esquemas o dispositivos rutinarios de representación hereda-
dos desde la tradición (por lo tanto, resultado de una larga experimentación y una
contrastada efectividad) son aplicados de manera convencional por los autores a la
hora de resolver problemas. El plano-contraplano o el “reaction shot” serían esque-
mas convencionales de este tipo. Sin embargo, del proceso de aplicación de los
esquemas a nuevos contextos surge un proceso de renovación, revisión, síntesis o
rechazo de las fórmulas que conduce al desarrollo histórico del estilo7. El afán de los
cineastas y del público por disfrutar de nuevos recursos expresivos que supongan
una variación sobre los modelos convencionales es un factor determinante de este
proceso.
Aunque Bordwell no siga por este camino y aísle en su análisis el cine de otros 7. DAVID BORDWELL: On the History
medios audiovisuales, creo que el estudio de la innovación estilística en el cine con- of Film Style… Op. cit., págs. 152-
temporáneo no puede sustentarse sin entender su diálogo con los modelos donde 154.
Institución
74 estilo, industria e
La vida mancha
Cada historia determina un estilo o una forma. El estilo dependería del relato, no de
mí mismo. Yo creo que esa afirmación va a misa. Es la parte indestructible de ti mismo,
que nunca te vas a poder quitar de encima, para lo bueno y para lo malo, que va a se-
guir siempre ahí. Una vez que un narrador tiene fijado qué va a contar, lo importante de
su trabajo es cómo va a contarlo. Y el cómo viene dado porque la historia que me estás
contando es esa. Si fuera otra, tu fórmula no me valdría. Esta llave me ha abierto mu-
chas puertas para solucionar problemas de todos los días en mi trabajo.13
Los nombres que menciona Urbizu como fuentes de inspiración, aparte de los
cineastas clásicos de Hollywood, resultan bastante peculiares. En cuanto a la cons-
trucción de la historia: “Pío Baroja. Sujeto, verbo, predicado, punto. A la hora de sen-
tarnos a escribir, Baroja ha sido el mayor cineasta, el que más ha influido. Si no me lo
puedes contar así, no sé qué me estás contando. Es decir, suprimir adjetivos y dejar
solo verbos y sustantivos. Eso es La caja 507. Los adjetivos surgen de la suma de
esas acciones. En el fondo, es una necesidad de desnudez, de alguna manera. De la
búsqueda del hueso, de la sustancia, de la historia”14. Por otro lado, en lo que res-
pecta a la manera de concebir las imágenes, se refiere a la línea clara de los cómics de
Tintín: “La lección fundamental de Hergé quizás sea su ambición por la nitidez. Y la
suavidad en el color, es decir, no apabullar al lector. (…) Me interesa mucho apoyar-
me en la obra de Hergé. A nivel cromático es igual. Sabes lo que te espera cuando
vas a leer un Tintín. Sin embargo, está lleno de matices. No renuncia a contar, a
expresarse, pero lo que no quiere es abofetear al lector. En ese sentido me parece
muy respetuoso con la inteligencia del lector o del espectador”15. No hay duda de 13. ENRIQUE URBIZU: “Entrevista” en
que, invocando a estos referentes, Urbizu quiere construir una imagen un tanto J ES Ú S Á NGULO , C ARLOS F. H EREDERO ,
entender la propuesta de las dos últimas películas de Urbizu y su proyecto de refle- 14. Ibid, págs. 229-230.
xión sobre los modelos clásicos desde el cine de género. Detrás de esa idea de 15. Ibid, pág. 123.
Institución
78 estilo, industria e
Izda.: La vida mancha (foto 1) transparencia no solo hay una posición idealizada del gran imaginador que pone
(Enrique Urbizu, 2003) una historia en imágenes, sino también una concepción del espectador como par-
Dcha.: La caja 507 (foto 2) tícipe de un proceso cognitivo y al que se le pide una posición activa ante la histo-
(Enrique Urbizu, 2002) ria. Tanto en La caja 507 como en La vida mancha un primer rasgo de estilo rela-
cionado con la composición narrativa parte de la situación del narrador. Estamos
ante relatos donde predomina la focalización externa, es decir, el narrador hace ver
al espectador desde un inicio que posee menos información que los personajes de
lo que acontece en la historia. Por lo tanto ha de entrar en un proceso continuo de
establecimiento de hipótesis e inferencias sobre lo que está pasando. Este esquema,
no cabe duda, es convencional. Las historias de tipo detectivesco o de enigmas sue-
len basarse tradicionalmente en este tipo de focalización. Pero Urbizu plantea varia-
ciones que, además de exigir la participación del espectador, suponen una cierta
reflexividad sobre el modelo. En La vida mancha, este esquema se aplica, por ejem-
plo, a un patrón genérico de melodrama que contradice las convenciones del géne-
ro. La construcción de la emoción melodramática se apoya generalmente en que el
espectador posea las claves esenciales sobre el personaje para poder situarse en
una posición superior que le permita comprender (y gozar de) su sufrimiento. Sin
embargo, el personaje de Pedro (José Coronado), proclama su opacidad constan-
temente, se caracteriza desde la negación a dar información sobre él mismo a los
otros personajes. Este es un elemento enfatizado en varias situaciones: los otros
personajes le preguntan y él, simplemente, no responde. A partir de esta situación,
el espectador debe deducir de las escasas pistas que recibe sobre él alguna clave
que le permita dotar de sentido a la historia. El ejercicio es arriesgado, porque la
construcción de la emoción depende de que el espectador decida participar en el
juego con unas claves mínimas. Esta posición tiene su reflejo también en la concep-
ción de la puesta en escena. Por poner un ejemplo obvio, la declaración de amor de
Pedro a Juana (Zay Nuba) se construye poniendo al personaje de espaldas a la
cámara (foto 1), estableciendo, en principio, una posición congruente con la pro-
puesta narrativa y asumiendo de nuevo un distanciamiento con respecto a las fór-
mulas estereotipadas de representación de este tipo de escenas en el género del
Benet
Vicente J.
79
melodrama. Pero además hay un cierto exceso que parece situarnos ante una
dimensión paródica que el espectador reconocerá por su tono de fórmula. La lluvia
que vemos caer a través de los cristales de la ventana mientras el personaje confie-
sa su amor subraya un arquetipo formal del género en esta extraña escena hasta
producir un cliché autorreflexivo.
Por su parte, La caja 507 plantea una estrategia narrativa que oscila entre la foca-
lización rigurosa a partir de la cual seguimos el trayecto paralelo de los dos persona-
jes principales y una sorprendente ruptura del esquema propuesto a través del recur-
so a la omnisciencia que desvela un tercer espacio donde se labra el verdadero pozo
ciego de violencia, aunque se nos presente a través del rostro amable de un ejecuti-
vo de la comunicación de talante mabusiano. A lo largo de casi todo el filme, el
espectador va descubriendo poco a poco las claves que explican la motivación del
personaje de Modesto (Antonio Resines) como demiurgo de una venganza san-
grienta que arrastra toda la trama. Sin embargo, desde el momento que Modesto
recapitula la información para el espectador y ata todos los cabos en su conversación
con un periodista, el narrador decide romper con la rigurosa coherencia de la focali-
zación en los personajes mantenida hasta ese punto para ubicarnos en los sorpren-
dentes espacios de los que mueven los verdaderos hilos del mundo del crimen y la
corrupción: las oficinas de los centros financieros y mediáticos. Que el narrador aban-
done a sus personajes como recurso privilegiado de transmisión de la información y
nos lleve a otra dimensión de la realidad a través del ejercicio más convencional de la
narración transparente (la focalización cero) produce un efecto de caída en un abis-
mo que se apoya con los gestos más fuertes de la enunciación: periódicos que nos
informan de las matanzas, collage con los mafiosos asesinados, etc.
En cierto modo, esta actitud ante la narración desvela un rasgo esencial en el
modo en que se construyen las tramas en estas dos películas para conseguir el
enganche y la participación del espectador: el trabajo de la elipsis, del fuera de
campo, de lo sugerido y, en ocasiones, del apunte entrevisto a partir del cual el
espectador debe recomponer momentos no representados de la historia y participar
en la elaboración de su sentido. En La caja 507 Rafael Mazas (José Coronado) se
dirige a su casa sabiendo que le esperan los mafiosos a quienes ha traicionado. Al
entrar en ella, un leve apunte muestra los personajes torturados y mutilados que
desvelan un momento de horror previo que el espectador puede imaginar con desa-
sosegante precisión. La puesta en escena lo muestra de pasada, pero con la suficien-
te nitidez y apoyado en el gesto de la mirada de Rafael, que inmediatamente continúa
desplazándose por el espacio (foto 2). Por su lado, las elipsis en La vida mancha dejan
a la imaginación del espectador también momentos esenciales de la elaboración dra-
mática, como ocurre con el ambiguo salto tras la escena (que parece bordear de
nuevo la parodia autorreflexiva sobre el género melodramático) en que Juana y
Pedro se besan y se manchan con la espuma de afeitar.
Institución
80 estilo, industria e
La opción por la transparencia conduce a que las escenas en las que se plantea un
cierto “exceso” no encuentren acomodo claro en el cuerpo del relato. Tanto el pró-
logo de La caja 507, con el incendio y la muerte de la hija de Modesto que adquie-
re un tono más onírico que dramático, como el sueño final de corte fantástico de La
vida mancha, solo pueden ubicarse en los extremos del relato, y con dificultades. No
obstante, su presencia parece ofrecer al espectador una compensación de orden
metafórico a la transparencia y contención del resto del filme. En cierto modo, se
trata de ofrecer más materia para la reflexión, un rasgo de sofisticación que deman-
da, de nuevo, un espectador que esté dispuesto a disfrutar de estos “excesos”.
En este sentido, hay una gran variedad de rasgos de la puesta en escena que des-
velan también el nivel de sofisticación por el que este tipo de producto cinematográ-
fico industrial y refinado se distingue de los modelos más convencionales y cotidianos.
El virtuosismo técnico, a veces casi fetichista, es desvelado en pequeños detalles de
planificación y de puesta en escena que no pasan desapercibidos porque son enfati-
zados con sutileza. Igualmente ocurre con las rimas visuales, los juegos de reflejos, de
pantallas o de espejos (foto 3, foto 4 y foto 5) que probablemente resultan más efec-
tistas, dentro de la supeditación a la historia y a su funcionalidad, de cara a un espec-
tador con cierta cultura visual. Del mismo modo, la intertextualidad, las citas más o
menos obvias a la tradición cinematográfica en los dos filmes (John Ford, George Ste-
La caja 507 (foto 3 y 4)
vens, Juan Antonio Bardem,…), dibujan un laberinto repleto de señales que guían al
(Enrique Urbizu, 2002)
espectador para que disfrute de su capacidad de reconocer referencias.
Un elemento que no puede ser dejado por sus repercusiones narrativas se rela-
ciona con esta dimensión intertextual y se refiere al recurso a la estrella y su carac-
terización narrativa. Sobre todo pienso en el protagonista de los dos filmes, José
Coronado, sometido a un proceso de experimentación y renovación de su imagen
en busca de nuevas posibilidades de caracterización. Aunque se trate de un actor de
dilatada experiencia, la percepción del público en el momento de la aparición de los
dos filmes está ligada al personaje de Luis Sanz en la exitosa serie de televisión Perio-
distas. El papel de atribulado galán al que el público estaba acostumbrado durante
esos años se transforma en La caja 507 en un tenebroso expolicía que acaba con-
Benet
Vicente J.
81
virtiéndose en un asesino sin compasión. El efecto de extrañamiento de esta imagen
renovada produce, sin embargo, un reclamo a la curiosidad del espectador que fue
explotado intensamente en la prensa y por las campañas de promoción del filme. Y
este efecto no puede sustraerse de la nueva variación sobre su figura que se plasma
en el papel nada convencional de Pedro en La vida mancha, de nuevo un héroe de
base romántica pero con un tono inquietante y a veces siniestro.
Concluyamos. Me he centrado en algunos de los problemas de composición La caja 507 (foto 5)
narrativa y sus repercusiones en la puesta en escena cinematográfica para reflexio- (Enrique Urbizu, 2002)
E nrique Urbizu’s latest two films, Safe 507 and Life Marks, are
Style, Industry and Institution: examples of what the author considers a model of quality
Reflections on the Norms industrial cinema. A stylistic analysis of these films reveals that
of Contemporary Spanish much of their appeal is to be found in the way in which they rely
Cinema on traditional narrative and stylistic formulas, only to offer
variations and parodies both of these models and of the well-
abstract established stereotypes of television fiction.
Sumario Siguiente
La mala educación (Pedro Almodóvar, 2004)
A Valeria Camporesi,
Cristina Pujol
y Núria Triana-Toribio;
por su forma de entender
españolidad
la Guerra de Irak y contra los recortes a la libertad de expresión.
No cabe duda de que las últimas ceremonias de entrega de los premios de la “Ins-
titución Cine Español” tuvieron un importante eco mediático que contribuyó a con-
solidar un discurso sobre el compromiso de dicha Institución, tradicionalmente acu-
sada de vivir de espaldas a la realidad, con los problemas de la España actual. Ese
discurso se ha afianzado todavía más con el estreno, en los últimos dos años, de una
serie de películas calificadas como “necesarias” por la propia Institución a través de la
de nuestro
cine reciente
Crítica; como por ejemplo, Los lunes al sol (Fernando León de Aranoa, 2002) o Te doy
mis ojos (Icíar Bollaín, 2003). El (relativo) éxito de estas producciones, junto con otras
como Soldados de Salamina (David Trueba, 2003), Mi vida sin mí (Isabel Coixet, 2003)
o La pelota vasca (Julio Medem, 2003) podría sugerir que algo ha cambiado en el cine
español desde aquel dossier que Archivos publicó en octubre de 2001; los excesos
postmodernos de Nadie conoce a Nadie (Mateo Gil, 1999) o Torrente, el brazo tonto
Norma
84 La excepción y la
de la ley (Santiago Segura, 1999), las adaptaciones de novelas como Historias del Kro-
nen (Montxo Armendáriz, 1994) o Mensaka (Salvador García Ruiz, 1998) y nuevas
formas de representación de la historia, comedias como El amor perjudica seriamente
Mar adentro a la salud (Manuel Gómez Pereira, 1997) o Muertos de risa (Álex de la Iglesia, 1999)
(Alejandro Amenábar, 2004) habrían dado paso a otros trabajos mucho más próximos al aire de los tiempos3.
No sé si con este texto conseguiré explicar algunas de las razones de ese (supues-
1. J.M. Á LVAREZ M ONZONCILLO : “La to) cambio o responder a la pregunta del millón: ¿de qué forma(s) conecta el cine
producción cinematográfica espa- español con su(s) público(s)?; o, si se prefiere, ¿de qué forma(s) conecta ese cine con
ñola de 2000”, Academia nº 29, la realidad sociocultural de su tiempo? Pero antes de intentarlo, permítame el lector
2001. que le recuerde que el citado dossier de 2001 no tenía por objeto “realizar un estu-
2. J.M. Á LVAREZ M ONZONCILLO y J. dio exhaustivo de la producción de los años noventa desde una perspectiva unifor-
L Ó PEZ V ILLANUEVA : “La crisis que me. Antes bien, se propone ofrecer una variedad de criterios de aproximación a los
viene”, Academia nº 33, 2003. filmes (necesariamente heterogénea y, en ocasiones, en contradicción), tanto como
3. Archivos de la Filmoteca nº 39, ampliar el espectro de temas, géneros, estilos y autores a los que se aplican”. Siguien-
octubre 2001, págs. 5-101. do con este argumento, e independientemente del sesgo que acabe tomando el pre-
4. M. ESQUIROL y J.LL. FECÉ: “Un freak sente dossier, continúo pensando que la(s) respuesta(s) a tales preguntas no pueden
en el parque de atracciones: desligarse de las reflexiones sobre las formas en que estudiosos e historiadores del
Torrente, el brazo tonto de la ley” en cine abordan eso que llamamos “cinematografía nacional”; en ese sentido, el presen-
Archivos de la Filmoteca nº 39, op. te texto es una especie de continuación del que escribí junto a Meritxell Esquirol y
cit., págs. 27-39. que formó parte del dossier de 20014.
Fecé
Josep Lluís
85
Cine Español: entre la excepción y la norma
Ante la terrible crisis del 2002, algunos de los colectivos más representativos de la
“Institución Cine Español” firmaron el “Documento del cine” en el que reclamaban
ayudas públicas para superar la terrible crisis que padecía el sector. Entre los argu-
mentos esgrimidos para reclamar (y merecer) tales ayudas figuraba la consideración
del cine como “una punta de lanza para el mantenimiento de la identidad cultural El espinazo del diablo
nacional y una potente herramienta para la promoción de la imagen-país y del idio- (Guillermo del Toro, 2001)
vieron para clasificar, analizar o “rehabilitar” un vasto número de producciones que, Artes y Ciencias Cinematográficas
a juicio de los estudiosos, constituían ejemplos de “otredad”, esto es, de aquello que nº 88, marzo de 2003. Firmaron el
las hacía diferentes, especialmente de Hollywood, aunque también de otras cinema- documento, además de la Academia, aso-
tografías. No se trata aquí de cuestionar una gran cantidad de excelentes trabajos ciaciones profesionales como ADIRCE,
sobre autores españoles como Carlos Saura, Víctor Erice, José Luis Borau, Pedro AISGE o FAPAE.
Almodóvar, Julio Medem o, más recientemente, Pablo Llorca, Marc Recha o José Luis 6. Véase, por ejemplo, T.A. CORRIGAN:
Guerín, sino de llamar la atención sobre otros aspectos (industriales, culturales, ideo- A Cinema Without Walls. Movies and
lógicos…) que tales estudios ignoran o pasan por alto. En general, estos trabajos con- Culture after Vietnam, New Bruns-
sideran que la especificidad de una cinematografía, su “otredad”, está constituida por wick, Rutgers University Press,
el conjunto de las “visiones” o miradas “personales” de sus cineastas. Se trata de un 1991, u O. ASSAYAS: “¡Cuántos auto-
tipo de análisis, desde luego con múltiples variantes, que ha dado buenos frutos cuan- res cuántos autores! Sobre una
do se ha aplicado al cine clásico y moderno, pero que ha demostrado más lagunas política”, en A. DE BAECQUE (Comp.):
cuando se ha ocupado del cine más reciente, el producido en un contexto industrial La política de los autores. Manifies-
y cultural en el que el autor forma parte de la estrategia del marketing.6 tos de una generación de cinéfilos,
Los estudios sobre el cine español de los últimos veinte años realizados desde Barcelona, Paidós, 2003. págs. 152-
España, donde los estudios basados en las tradiciones de la autoría tienen una 162.
Norma
86 La excepción y la
Pero parece claro, al menos para mí, que esa conexión del cine español con las
tradiciones culturales que definirían su especificidad, su “españolidad”, se rompe, o se
reformula, especialmente en los años 90, en películas destinadas principalmente a
espectadores menores de treinta y cinco años, cuyas expectativas y gustos no coin-
ciden con las de aquel “pueblo” que, supuestamente, se veía representado en zar-
zuelas, sainetes, etc. Las posiciones de la crítica hegemónica ante esas películas recien-
tes constituyen una buena muestra del desconcierto, en unos casos, o de la
incomprensión, en otros, de esa crítica ante unas producciones que, sin duda, obligan
a (re)plantear el tema de las tradiciones del cine español; así como el problema de la 9. J. T ALENS y S. Z UNZUNEGUI (eds.):
“españolidad” de esas películas. Una buena muestra de ello es la posición de los cita- Modes of Representation in Spanish
dos Carlos F. Heredero y Antonio Santamarina, también la de Carlos Losilla, respec- Cinema, Minneapolis, University of
to al trabajo de los nuevos directores del cine español: Minnesota Press, págs. 1-46.
Norma
88 La excepción y la
depende más de las ideas que sobre esa “españolidad” tengan los profesionales y la op. cit., págs. 69-70.
crítica, en una palabra la “Institución”, que de la interpretación y aceptación que de 14. Archivos nº 39, octubre 2001,
El trabajo de Valeria Camporesi nos permite pensar una cuestión, habitualmente National Cinema, Londres, Routled-
ignorada en los trabajos sobre cine español: la distancia existente entre una “espa- ge, 2003.
Norma
90 La excepción y la
ñolidad” definida desde arriba y la percepción que de esa “españolidad” tienen los
principales destinatarios; una distancia enorme durante la pasada década y estos pri-
meros años del siglo XXI. Un rápido vistazo a las clasificaciones de recaudaciones y
espectadores –que, por supuesto, no son indicativas de las cualidades estéticas de los
filmes, pero sí de su aceptación popular–, desvela interesantes datos17. La película
española más vista en 1990 fue Aquí huele a muerto (A. Sáenz Heredia, 1.367.893
espectadores); en 1997, Airbag (Juanma Bajo Ulloa, 2.105.521 espectadores); en
1998, Torrente, el brazo tonto de la ley (2.840.925 espectadores); o, en 2001, Los otros
(Alejandro Amenábar, 6.081.341 espectadores), seguida de cerca por Torrente 2.
Misión en Marbella (Santiago Segura, 5.274.730 espectadores). En 1991, 1993 y 1999,
las películas más vistas fueron, respectivamente, Tacones Lejanos, Kika y Todo sobre mi
madre, de Pedro Almodóvar, un cineasta, en general, menospreciado por la crítica
española y, por consiguiente, por la “Institución”. En 1992 y 1995, las películas más
vistas en salas fueron 1492: la conquista del paraíso (Ridley Scott) y Two Much (Fer-
nando Trueba), ambas coproducciones internacionales, en ocasiones con gran parte
del equipo técnico y artístico no español.
En cuanto a la producción más reciente, si La gran aventura de Mortadelo y Filemón
(Javier Fesser, 4.856.150 espectadores) y Días de fútbol (David Serrano, 2.471.584
espectadores) parecen acaparar el interés de los públicos, muy por detrás aparecen
películas que han cosechado las mayores alabanzas de la crítica y de otros sectores
de la “Institución” y que se presentan, por tanto, como ejemplo de la enorme vitali-
dad y compromiso con la realidad del cine español: Te doy mis ojos (695.231 espec-
tadores); Los lunes al sol (458.020 espectadores) o Soldados de Salamina (393.175
espectadores).
Algunas de las películas más vistas estos últimos años, como Los otros o Mar aden-
tro (ambas de Alejandro Amenábar), mantienen una relación, cuando menos proble-
mática, con la “españolidad” definida por la “Institución Cine Español”. La primera,
rodada en España aunque la ficción transcurre en Gran Bretaña, está protagonizada
por una australiana, coproducida y pensada para los Estados Unidos y sus referentes
y tradiciones cinematográficas deben buscarse más en Hitchcock que en otros direc-
tores españoles. La segunda presenta, como muy bien señala Àngel Quintana, “un
mundo diseñado a la manera de Hollywood, en el que los dramas humanos tienen
como contrapunto una historia de amor y donde el paso del tiempo debe aligerarse
transformando en elipsis los momentos de monotonía que no aporten nada al con-
17. Todos los datos de este trabajo flicto central”18. Quizás el rasgo más “español” del film de Alejandro Amenábar sea el
proceden del ICAA uso del catalán, gallego y castellano para dar verosimilitud al relato; algo sin duda
18. “Viaje de ida y vuelta al pur- curioso y meritorio en el contexto de una cinematografía, la española, que se esfuer-
gatorio”, Suplemento Culturas, La za por eliminar de los filmes no solo las lenguas del estado, sino también los distintos
Vanguardia, 22 de Septiembre de acentos. Todo ello en beneficio de un español “popular” estándar, curioso híbrido de
2004. las variantes andaluzas y castellano-manchegas, que se ha impuesto en algunas de las
Fecé
Josep Lluís
91
series de televisión de mayor audiencia (Aquí no hay quien viva, Los Serrano, Mis adora-
bles vecinos…) y en películas como Días de Fútbol. Curiosa esa “españolidad”, que se
expresa con unos acentos que solo existen en la mente de los guionistas españoles.
Volviendo a Los otros y Mar adentro, podríamos decir que ponen en evidencia, Torrente 2. Misión en Marbella
entre otras cosas, que las categorías “cine”, “nación” y “cine nacional” se han con- (Santiago Segura, 2001)
vertido en conceptos descentrados, asimilados en el interior de las amplias y com-
plejas estructuras transnacionales de las industrias del entretenimiento19. En esta
situación, donde cobran fuerza los discursos sobre la identidad, esta última se mani-
fiesta a través de un conjunto de imágenes o de símbolos (en este caso, de una
“españolidad”) fácilmente reconocibles en diversos contextos culturales, pero que
no se perciben necesariamente como “auténticos” en el de origen. Dicho de forma
más sencilla, ambos filmes demuestran que, en ocasiones, la “españolidad” de las pelí-
culas españolas es una estrategia de marketing pensada para la exportación.
Según gran parte de la crítica, es decir, la “Institución Cine Español”, dos de las pelí-
culas que muestran la “necesidad” de un cine español han sido Los lunes al sol y Te doy
mis ojos; ambas por su (supuesto) compromiso con la realidad. No es mi intención
aquí entrar en análisis pormenorizados de dichos filmes, sino de situarlos en las tradi-
ciones del cine español elaboradas por la crítica institucional. Sobre Los lunes al sol 19. M. K INDER : Blood Cinema: The
permítame el lector remitirle a la que, en mi opinión, es una de las mejores definicio- Reconstruction of National Identity
nes del filme y que apareció en Cahiers du cinéma: “una película bienintencionada, aun- in Spain, Berkeley, University of
que convierta el paro y la lucha de clases en una hipotética canción de Eurovisión, California Press, 1993.
Norma
92 La excepción y la
Mar adentro cantada en esperanto: Si todos los parados del mundo caminasen juntos cogidos de la
(Alejandro Amenábar, 2004) mano”20. En cuanto a la segunda, tan solo decir que muestra más interés en el mal-
tratador que en la maltratada, en dar explicación, aunque no los justifique, a sus actos,
supuestamente para evitar caer en el maniqueísmo fácil. Parece evidente que en la
España del 2003/4 nadie podría creerse el personaje de un maltratador a conciencia,
especialmente cuando este está interpretado por un actor como Luis Tosar, presenta-
do por los medios de comunicación como paradigma del actor español concienciado.
20. Naturalmente, hubo quien consi- Lo que sí me parece interesante señalar acerca de estos dos filmes –que a pesar
deró que tal crítica se debió al “tradicional de su “necesidad”, tuvieron un éxito relativo de público–, es su recepción crítica,
desprecio que los sesudos críticos france- pues quedaron incluidas en una de las tradiciones más legitimadas del cine español: la
ses de Cahiers du Cinéma siente por el del realismo o del cine social21. Precisamente alrededor de esa idea –la supuesta vin-
cine español”. culación del cine español con la realidad–, se ha construido la actual versión de la
21. VALERIA CAMPORESI: op. cit., págs. “españolidad” de ese cine. Las últimas ceremonias de los Goya en las que sus parti-
48-55. cipantes mostraron abiertamente ante las cámaras de televisión su oposición a la
22. Utilizo el término de “tradición Guerra de Irak, su defensa de la libertad de expresión, así como el film colectivo Hay
inventada” en el sentido propuesto por E. motivo (pensado como producto de propaganda y como apoyo a las manifestaciones
HOBSBAWM y T. RANGER: The invention públicas de la “Institución” contra la política del Partido Popular), coinciden con los
of Tradition, Cambridge, University discursos, prácticamente generalizados entre la crítica institucional, acerca de la volun-
of Cambridge Press, 1983. “Por tra- tad “realista y comprometida” del cine español que además, según esos discursos,
dición inventada entedemos una serie de conectaría con “La Tradición”.
Fecé
Josep Lluís
93
El intento de legitimación del cine español a través de esa tradición inventada22
coincide además con la tan cacareada “crisis” del 2002 y con los intentos, por parte Mar adentro
de la “Institución”, de demostrar ante la opinión pública la “utilidad” sociocultural (Alejandro Amenábar, 2004)
del cine español. No importa que gran parte
de ese cine “útil y necesario” parta de las tradi-
ciones representativas del cine español de los
años 70, tradiciones ajenas al perfil sociocultural
del actual espectador español. Y aunque la crí-
tica institucional haya erigido Mar adentro como
el ejemplo más reciente de esa supuesta volun-
tad realista, parece claro que el realismo “a la
Spielberg” del film de Amenábar conecta más
con el aire de los tiempos que, por ejemplo, las
“necesarias” Los Lunes al sol o Te doy mis ojos23.
“Españoladas” postmodernas
Como he dicho en otra ocasión, el cine español es un cine sin público. Las duras prácticas, normalmente gobernadas por
condiciones de comercialización impuestas por las multinacionales norteamericanas unas reglas aceptadas explícita o tácita-
no explican totalmente la situación porque, si la mayor parte del cine español no mente y por un ritual de naturaleza sim-
obtiene su público, a pesar de los esfuerzos de la crítica institucionalizada, es porque bólica que intenta inculcar una serie de
vive ajeno a las sensibilidades y gustos de los nuevos públicos24. En ese sentido, resul- valores y normas de comportamiento por
ta interesante comentar brevemente el papel jugado por películas como las dos repetición, lo cual implica automáticamen-
entregas de Torrente, El otro lado de la cama (Emilio Martínez Lázaro, 2002), Días de te una continuidad con el pasado (…) La
Fútbol o Crimen Ferpecto (Álex de la Iglesia, 2004) pues conectan, de distinta forma y peculiaridad de las tradiciones inventadas
en mayor o menor medida, con una de las tradiciones más vilipendiadas por la “Ins- es que la continuidad con el pasado es en
titución”: la “españolada”. No debemos olvidar tampoco que las “españoladas” de los gran parte ficticia (…) se trata de dar res-
años 60 y 70, a pesar de su nulo interés artístico, sí supieron conectar con el aire de puestas a situaciones nuevas que toman
sus tiempos; mientras que el film de “arte” o de “autor”, el que figura en las historias forma de referencia a situaciones anti-
del cine español, el que ha proporcionado la mayoría de las tradiciones legitimadas, guas”, págs. 13-14.
funcionaba en círculos reducidos o en el mercado exterior. 23. Y precisamente por esa razón, el
Evidentemente, cada una de las películas citadas merecería un análisis pormenori- film de Amenábar no necesita la legitima-
zado, pues no todas poseen las mismas cualidades estéticas, pero tienen varios pun- ción de la “Institución”, aunque esta se la
tos en común: por un lado, su aceptación popular y, por otro, su peculiar revisión de haya brindado “desinteresadamente”.
las formas del pasado. Como ya expuse en el anterior dossier de Archivos dedicado al 24. J.LL. F ECÉ y C. P UJOL : “La crisis
cine español, Torrente, el brazo tonto de la ley exhibía sin tapujos toda una colección imaginada de un cine sin público”, en
de referencias y guiños a las “españoladas”25. Por su parte, El otro lado de la cama, a L. A LONSO (coord.): Once Miradas
pesar de su apariencia de moderna comedia sofisticada que gira alrededor del inter- sobre la crisis y el cine español,
cambio de parejas, “no es más que una puesta al día fashion de las comedias del equi- Madrid, Ocho y medio, AEHC,
po Esteso-Pajares-Landa (al menos en lo que se refiere al tipo de humor): recorde- 2003, págs. 147-167.
mos, si no, los tópicos y los chistes sobre la sexualidad del macho ibérico que 25. M.ESQUIROL y J.LL. FECÉ: op. cit.
Norma
94 La excepción y la
Sumario Siguiente
Lucía y el sexo (Julio Medem, 2001)
CRISTINA PUJOL OZONAS
J
Los medios de comunicación no representan o alteran identidades de géne-
ro sino que trabajan para construir y estructurar el significado de género.
Joanne Hollows
al Medem guionista y que debería haber dejado que otra mano firmase un guión que Valeria Camporesi y a sus alumnos de
le iba grande. Casi todas las críticas de los demás periódicos coincidieron en centrar doctorado de la UAM, agradeciendo sus
su atención en los altibajos y redundancias narrativas, así como en las circularidades ideas y aportaciones.
y juegos especulares que propone la historia, en algunos casos para celebrarlas y, a 2. Según la Base de datos de películas
En mi opinión, ver Lucía y el sexo desde ese único punto de vista es redundante espectadores de las películas de Julio
por cuanto los discursos que tachan a Medem de ser un autor formalista no se dife- Medem es el siguiente: Vacas (1992),
rencian demasiado de los que abrazan su cine precisamente por su estética y parti- 152.031; La ardilla roja (1993), 178.228;
Sexo
98 Lucía y el
Tierra (1996), 226.174; Los amantes del cular forma fílmica. Creo, por tanto, que abrir el análisis a cuestiones a menudo igno-
Círculo Polar (1998), 749.537; Lucía y el radas o ninguneadas por la mayor parte de la crítica y los estudios de cine en Espa-
sexo (2001), 1.317.054. Si bien el punto ña como son el género y la identidad, con toda la carga ideológica de rol sexual, este-
de inflexión lo marcaría Los amantes del reotipo y poder que conllevan, sería una forma de salir de un discurso cerrado que
Círculo Polar, la consolidación definitiva al final, por redundante, resulta estéril.
dentro de las precarias cifras de especta- Mi interés por la película se centra en el proceso de construcción social y simbóli-
dores de la industria española se debe a ca del personaje de Lucía; proceso que, como intentaré explicar, es más sociocultural
Lucía y el sexo. que cinematográfico. Si nos remitimos a la película, hallaremos en el personaje de
3. El País, 24 de agosto, 2001. Lucía un prototipo social reconocible, asumido e incluso deseado en la sociedad con-
4. Dyer establece una diferencia entre temporánea (la mujer independiente, sexualmente activa, trabajadora, asertiva,
estereotipo y tipo social, siendo el segundo moderna y liberada); pero su progresiva desaparición de la trama y su pasividad en
mucho más abierto y flexible que el pri- todo lo relacionado con los acontecimientos de la película la convierten en un perso-
mero. Mientras el estereotipo lleva implí- naje secundario, estereotipado y limitado, como la novia abnegada que espera en la
cito en su representación una narración, isla el regreso de su príncipe azul. La explicación que propone Richard Dyer de que “la
el tipo social puede ser utilizado en un efectividad del estereotipo4 reside en la manera en que invoca el consenso”5 puede
amplio abanico de roles, en tramas e his- darnos algunas pistas sobre cómo funcionan las representaciones en un contexto
torias muy diversas. mediático donde las imágenes de actores o actrices circulan en múltiples formatos,
5. RICHARD DYER: The matter of ima- estructurándose como modelos (por tanto, como discursos) sociales y estéticos.
ges. Essays on Representation, Lon- En ese sentido, voy a proponer un estudio centrado en la representación que de
dres y Nueva York, Routledge, la(s) feminidad(es) contemporánea(s) propone la película. Lo interesante de este
2002, pág.14. consenso producido en torno al estereotipo –poco importa que sea más aparente
Lucía y el sexo
actual, en el contexto español. Para esto es necesario llevar a cabo un análisis de la Vega para una publicación inglesa, la
estructura de la industria cinematográfica en España y de la forma en que se consu- periodista afirma que Lucía y el sexo se
men las películas, ya que el significado de las mismas está condicionado por las lectu- considera una de las películas españolas
ras que de ellas hacen los diferentes espectadores. más importantes en los últimos años. De
Lucía y el sexo fue una de las películas más taquilleras del año 2001. Ganadora de hecho, la periodista confiesa que se la dio
varios Goyas y numerosos premios internacionales, la película se convirtió en un a su novio inglés como una introducción
fenómeno social impensable en las películas anteriores de Julio Medem6. La decisión al cine español y que el chico estaba
de darle el papel protagonista a Paz Vega supuso un cambio en la trayectoria profe- impaciente por ver más… En “Spanish
sional del director, por cuanto hasta la fecha había trabajado con actores poco cono- Sex Symbol”, tbs, nº 140, pág. 16.
Sexo
100 Lucía y el
cidos para el gran público. Y con Paz Vega se abría al público televisivo. La actriz se
había hecho muy popular gracias a la serie de televisión Siete Vidas, en la que encar-
naba a Laura, una niña pija sevillana, caprichosa e insegura en una de las comedias
televisivas de más audiencia.
De esta manera, la irrupción de la actriz en el mundo del cine era con el papel
protagonista en una película de uno de los directores españoles más respetados den-
tro y fuera de la industria. La promoción que se hizo de la película barajó muy bien
las cartas con las que contaba la historia: sexo explícito, una isla, una historia de amor
y, sobre todo, una protagonista femenina joven y sensual.
Imagen e identidad
La imagen de Paz Vega era fundamental para un personaje cuyo motor vital era
(supuestamente) el sexo y que se pasea gran parte de la película desnuda por la pan-
talla. Es evidente que hay una diferencia entre ir sin ropa y el desnudo: el desnudo
está vestido por las convenciones sociales y los sistemas de representación, y estos,
a su vez, están determinados por el momento histórico en que se producen. De esta
manera, Paz Vega inicia un proceso de transformación física que consigue a base de
7. Fotogramas, septiembre, 2001, gimnasio, entrenamiento personal y una alimentación pertinente para conseguir la
pág. 86. forma física que marca la tendencia de moda actual: un cuerpo atlético, pechos fir-
8. RICHARD DYER: Las estrellas cine- mes, figura esbelta e imagen cuidada y sensual.
matográficas, Barcelona, Paidós, Según palabras de la actriz para la revista Fotogramas7: “(...) gané siete kilos. Yo
2001, pág. 30. estaba muy delgada, demasiado. Lo primero que me dijo Julio es que tenía que
9. La actriz, evidentemente, es cons- engordar. Lucía debía ser muy carnal, no solo a nivel erótico, sensual y vital. También
ciente del papel que juega en todo este a nivel físico. Debía tener curvas. Yo ni estando gorda tengo curvas. No soy redonda,
proceso. En la entrevista antes menciona- no tengo tetas... Pero al personaje debía quitarle toda sofisticación y la delgadez apor-
da para una publicación inglesa, la perio- ta sofisticación y elegancia. Y engordé, con una dieta y con pesas, haciendo un traba-
dista deduce que una de las cosas que jo anaeróbico: no sudaba nada, no corría, pero sí cogía mucho peso, para que el mús-
Paz Vega desea en España es una indus- culo se hinchara”.
tria como la norteamericana, con grandes Un asesoramiento estético hace el resto: meses antes del estreno de la película,
campañas de promoción, grandes directo- unas fotos de la actriz en actitud y postura muy sensuales, el pelo muy largo, y la ima-
res y mucho dinero. De hecho, el parén- gen muy sofisticada prepararon al público para su transformación de “chica de la
tesis que ha hecho en su carrera tele” a actriz de cine. Si seguimos los estudios de Richard Dyer sobre las estrellas
internacional (se ha instalado temporal- cinematográficas, podemos afirmar que “un cambio en el estilo físico es un cambio en
mente en Nueva York para perfeccionar el significado social”8; así, Paz Vega dejó de lado su imagen de chica mona de provin-
su inglés después de colaborar en Span- cias para convertirse en uno de los iconos mediáticos más de moda en la actualidad.
glish [James L. Brooks ]) para rodar en Paz Vega ya no es actriz, es “paz vega” personaje público, con unos significados muy
España Di que sí (Juan Calvo, 2004) ligados a la idea de éxito social que se vende desde los medios de comunicación9.
podría tener relación con que se trata de En sus trabajos sobre el cuerpo y la moda, Joanne Entwistle plantea que “los dis-
la primera película producida por la multi- cursos contemporáneos sobre la salud, la imagen y demás vinculan al cuerpo y a la
nacional Columbia en nuestro país. identidad, y sirven para promover ciertas prácticas de cuidados corporales típicas de
Pu j o l
Cristina Ozonas
101
la sociedad moderna”10. Esta idea resume la obsesión contemporánea por el cuerpo,
que se puede moldear con trabajo y disciplina para conseguir una imagen determi-
nada, no solo física, sino también personal. De esta manera, el proyecto de trabajo al
que se somete el cuerpo está íntimamente ligado con el proyecto de construcción
de la identidad personal.
Lucía y el sexo
luz dan información y ayudan a construir el significado concreto de esa imagen que, moda. Una visión sociológica, Barce-
por otra parte, suele confundirse con la identidad del actor o actriz. lona, Paidós, 2002, pág. 33.
Pero no me refiero solo a revistas de divulgación cinematográfica o cultural. Cada 11. Últimamente hemos podido ver a
vez más, la imagen de los actores y actrices se desvincula de la pantalla de cine y pasa Paz Vega y Guillermo Toledo anunciando
a protagonizar anuncios publicitarios en prensa y televisión, participa en debates la Guía Campsa; Natalia Verbeke, com-
públicos y patrocina productos de consumo11, pero nada como la portada de una presas; Maribel Verdú, una marca de agua;
revista de moda para vender una imagen. Desde hace unos años, en España se utili- Cayetana Guillén Cuervo promocionando
zan cada vez más las revistas de moda y de tendencias para lanzar nuevos rostros de una revista…
Sexo
102 Lucía y el
En este punto, si pensamos en las tres sexualidades que propone la película nos 14. ANGELA MCROBBIE: “More!: nue-
encontramos con una tríada muy común en la representación simbólica de la mujer vas sexualidades en las revistas
en el arte occidental: la carnalidad y el amor que representa Lucía (Paz Vega), la para chicas y mujeres” en J. CURRAN;
novia; la sensualidad lírica de Elena (Nawja Nimri), la madre; y la voraz y pecamino- D. MORLEY; V. WALKERDINE: Estudios cul-
sa líbido de Belén (Elena Anaya), la amante. En mi opinión, esa es una de las carac- turales y comunicación, Barcelona,
terísticas principales de la película de Medem: los personajes femeninos están defi- Paidós, 1998, pág. 289.
nidos únicamente por su sexualidad, esto es, son su sexualidad. Y si pensamos en las 15. Quiero puntualizar que esta gene-
relaciones sexuales como lugar de intercambio en el que se evidencian cuestiones, ralización es eminentemente funcional.
entre otras, de género y poder, encontramos en el personaje masculino el orden del Hay que pensar que cada revista tiene un
que parte todo el discurso de la película. Como hombre, Lorenzo define las rela- target propio y que cada lector o lectora
ciones sexuales de las tres mujeres y, como escritor, dirige sus vidas en los diferen- hace una interpretación particular de lo
Stuart Hall afirma que “el estereotipo reduce, esencializa, naturaliza y fija la ‘dife- de las personas que trabajan en sus
rencia’”17, de manera que ese estereotipo forma parte del mantenimiento del redacciones son mujeres con carrera uni-
orden social y simbólico. Asimismo, el estereotipo tiende a producirse cuando exis- versitaria, muchas de ellas periodistas que
ten notables diferencias de poder y pone en evidencia las categorías de “normali- han estudiado aspectos del feminismo o
dad” surgidas de estas relaciones de poder. Como hemos visto en la película, es el temas relacionados con la mujer como
personaje masculino el que define y determina esos estereotipos, el que marca los parte de su formación académica.
límites entre lo “normal” y lo “abyecto”. En ese sentido, se contrapone la represen- 16. Una de las características de la pelí-
tación de una sexualidad natural e ingenua en Lucía, a la que únicamente veremos cula es que Lorenzo, como escritor,
mantener relaciones con su novio, con la sexualidad de Belén, siempre entre puede influir en la narración, puede hacer
penumbras, con connotaciones pornográficas y justificada: la madre de Belén es que los acontecimientos cambien. La
actriz porno, por lo que la niña es víctima de sus circunstancias y su sexualidad es intención de Medem era tratar el poder
una “consecuencia”, esto es, una desviación. En el caso de Elena, la madre, su repre- de sugestión que posee la escritura, la inti-
sentación es prácticamente asexuada, apareciendo en forma de sirena y protagoni- midad que se crea entre escritor y lector
zando un encuentro sexual altamente simbólico, bajo el agua, a la luz de la luna, en (aunque, desde un punto de vista más
el que será concebida una niña. perverso, podría pensarse esa sugestión
En sus análisis, McRobbie sigue los estudios de Foucault sobre la sexualidad como manipulación).
y plantea que puede suceder que se formen “nuevas categorizaciones y su traduc- 17. “The spectacle of the other”
ción a subjetividades o tipologías sociales que, en su novedad y su predisposición en S TUART H ALL (ed.): Representa-
radical e incluso feminista, confirmaran que la revista [o, en este caso, la película] tion. Cultural Representations and
se halla a la vanguardia de la moda y del cambio social a la vez que sigue hablan- Signifying Practices, Londres, Sage,
do de un orden social que requiere feminidades normativas [básicamente hetero- 1997, pág. 258.
Sexo
104 Lucía y el
Lucía y el sexo
Crisis de la masculinidad
Como hemos visto, esta posición ambivalente de la feminidad con el feminis-
mo20 que se encuentra en muchas producciones actuales, se vuelve aún más com-
pleja en lo que respecta a las relaciones que mantienen los hombres con las carac-
terísticas de esta “nueva mujer”. Una de las consecuencias más evidentes es la
(supuesta) crisis de la masculinidad que ha derivado de la obligada adaptación de
los hombres a las nuevas circunstancias, que no se remiten solo a sus relaciones
con las mujeres. Los enormes cambios en el sistema laboral que caracteriza la post-
modernidad, la precariedad económica, la ausencia de referentes, la eliminación de
la obligatoriedad del servicio militar, la creciente visibilidad y aceptación de los
20. Véase J OANNE H OLLOWS : Femi- homosexuales, la inclusión del hombre en el culto a la imagen y al consumo… han
nism, Femininity and Popular Cultu- desestabilizado muchos de los pilares sobre los que se asentaba la masculinidad
re, Manchester, Manchester heterosexual tradicional21.
University Press, 2000. Si volvemos a Lucía y el sexo, es curiosa la manera en que los acontecimientos
21. Véase R. HORROCKS: Masculinity pasan desapercibidos, pues las continuas metáforas visuales y los puntos de fuga
in Crisis: Myths, Fantasies and Reali- narrativos de la película crean una narración no lineal y, por tanto, sin causas ni con-
ties, Londres, Macmillan, 1994; secuencias. Porque lo que, en el fondo, se esconde tras los recovecos narrativos y la
R.W.C ONNELL : Masculinities, Cam- “modernidad” de Lucía y el sexo es un personaje masculino incapaz de asumir una
bridge, Polity, 1995. sexualidad que le atrae y le atormenta, así como una enorme ambivalencia frente a
Pu j o l
Cristina Ozonas
107
la paternidad. Así, mientras Lorenzo forma parte activa en el accidente que provo- 22. Me interesa hacer hincapié en la
cará la muerte de su hija, será el único personaje al que no le afecten sus conse- profesión de Lorenzo porque, como
cuencias. Mientras Belén intentará suicidarse y acabará eliminada de la historia para escritor, tiene una serie de connotaciones
que Lorenzo supere sus tormentos y Elena vivirá en la isla un retiro conventual solo que están en juego durante toda la pelícu-
aliviado gracias a Internet, Lucía seguirá ajena a todos los acontecimientos, convenci- la –inseguridad, egocentrismo, necesidad
da de que las torturas de su novio son creativas y pasajeras22, y no fruto de sus con- de adulación y admiración, capacidad de
Lo que me llama la atención de todos estos discursos es que la constante ansie- que le dan un aire de “artista torturado e
dad que erosiona diariamente los ánimos de sus protagonistas tiende a focalizarse en incomprendido” supuestamente “intere-
el “otro”. Mientras, en muchas de estas ficciones, los hombres culpan al feminismo y sante” para las mujeres. De hecho, Lucía
a las mujeres de la crisis de su masculinidad y las mujeres atribuyen al feminismo y a se enamora de él por su novela y más
los hombres sus problemas en las relaciones de pareja, se está pasando por alto la tarde, la fuerte crisis en su relación surgirá
permanente y creciente angustia vital con que todos nos enfrentamos a las compleji- a raíz de que a ella no le gusta su última
dades del mundo contemporáneo. Los problemas que generan, ente otros, la inesta- “obra”. En cambio, ninguno de los perso-
bilidad laboral, la precariedad económica, la imposibilidad de adquirir una vivienda, la najes femeninos tiene una ocupación pro-
ausencia de guarderías públicas, junto con las inseguridades y frustraciones que pro- fesional que denote ambición personal:
vocan las exigencias en la construcción de una identidad acorde con los modelos Lucía es camarera, Belén cuida niños y
contemporáneos de belleza y éxito social, son motivos suficientes para crear perso- Elena lleva una casa de huéspedes. Las
nalidades neuróticas altamente angustiadas. Y no creo que el feminismo, sin ser ajeno tres viven por y para los demás, para ser-
a estos cambios, sea el último responsable ❍ vir, cuidar y proteger a los que las rodean.
T his article analyzes Sex and Lucia (Julio Medem, 2001) from
two distinct perspectives. On the one hand, it examines the
Sex and Lucia: contemporary representation of femininity as put forward in the
From Cinematic Intelligentsia film. On the other, it relates this to wider questions surrounding
to Women’s Magazines femininity and the female sex as observed in other media in
Spain, from women’s magazines to popular television series such
abstract as Ally McBeal and Sex in the City.
Sumario Siguiente
Gael García Bernal en el rodaje de La mala educación (Pedro Almodóvar, 2004)
MARINA DÍAZ LÓPEZ
P rácticamente desde la institucionalización del sono-
ro y la irrupción de la riqueza verbal en el cine narrativo de todo el mundo, el espa-
cio compartido por el español como lengua y lugar de cultura ha tratado de verte-
brarse para combinar historias, apelar a públicos y establecer una red interna pero
múltiple de distribución, y sobre todo de producción. Dicho planteamiento ha pro-
curado que las películas viajen y lleguen a todos los países de habla hispana con his-
torias surgidas de su propio seno, de un espacio de transición y mestizaje palpable
Maletas que
viajan. Natalia
pero poco articulado tanto en lo teórico como en lo ejecutivo de los planes políticos.
Siempre se ha hablado del fracaso de este proyecto atribuido a la inconmensurabili-
dad de las culturas latinoamericanas y españolas, muy a pesar de que se mantiene Verbeke y Gael
vivo y parece renovarse y repensarse periódicamente con las ayudas de coopera-
estatus industrial del cine norteamericano y el espacio dejado a sus alternativas tanto en documentación como en inspi-
–que llevaría quizás a reflexionar una vez más sobre la viabilidad y operatividad del ración de las siguientes personas, en
Bernal
110 Maletas que viajan. Natalia Verbeke y Gael García
estricto orden alfabético: Fernando Car- concepto “crisis”–, existe una posibilidad de pensar en la presencia de otros discur-
mena, Marvin D’Lugo, José Luis Díaz, sos que arquitraban la minúscula y extraña filigrana que supone la atribución de una
Susanne Igler, María Pilar López, Yuriria red de cine transnacional latino. De existir más allá de la suma de sus elementos,
Montero, Félix Piñuela, Cristina Pujol, Car- este cine se evidencia en distintas variables y responde a distintas políticas de pro-
los Torrico. A todos, gracias. ducción cultural, que se combinan para negociar y utilizar la realidad de sus produc-
1. Principalmente a traves del progra- tos más allá de la voluntad de las distintas fuerzas creadoras y financieras que levan-
ma Ibermedia –creado en 1997– que pre- tan cada proyecto singular3. Si el mercado norteamericano propicia una imagen de
tende alentar las coproducciones lo latino que le conviene transitar para pensarse como espacio de transición de
de películas para cine y televisión en régi- identidades que tienen cada día mayor presencia en el espacio político estadouni-
men de coproducción, el fomento de dense4, la red de producción transnacional latinoamericana (que incluye a España,
la industria audiovisual en la zona y tam- lógicamente) se beneficia de la transición de este imaginario de impacto global, para
bién su distribución en el mercado lo que alienta, inadvertidamente, a algunos de sus directores/autores en la incursión
(http://www.programaibermedia.com). de este ámbito, como sucede actualmente con Pedro Almodóvar; siendo este ima-
Por otro lado, la red de festivales de cine ginario un foro que se mantiene como un fondo de provisión, de cultivo, que pro-
en español supone un punto de reunión piciará saltos a la gran liga de las majors o del cine indie, según se calibren y argu-
para la venta y promoción de películas menten sus valores.
enfatizadas por una lengua y cultura com- Por tanto, y en primer lugar, existe un cine transnacional y latino que oferta
partidas, y con un fuerte compromiso coproducciones. Dichas producciones se elaboran tratando de incluir elementos
para pensar el cine latinoamericano. Los que sean significativos para un público, mayor que el de ámbito nacional, que pueda
Díaz
Marina López
111
disfrutar bien de un producto exótico pero familiar, porque responda a la obra de más importantes, surgidos fundamental-
un cine de autor, con sus marcas y recurrencias5, bien de un relato que asume la mente de la red creada por el Movimien-
presencia de las partes coproductoras con temas o personajes que son incorpora- to del Nuevo Cine Latinoamericano
dos como invitados exógenos pero queridos6. Son rutas de una conexión de imagi- como el Festival internacional del Nuevo
narios compartidos. Pero, y en segundo lugar, este cine implica un espacio que ha Cine Latinoamericano de La Habana
lanzado profesionales más allá de esta primera red, nacional, regional y transnacional, (inaugurado en 1979), el Festival interna-
que están presentes en distintos contextos internacionales, ya norteamericanos, ya cional de Mar del Plata (Argentina)
europeos, para enfatizar los contenidos de determinada tradición identitaria y cul- (1959), el Festival internacional de cine y
tural. Las carreras de los profesionales que trabajan en un cine de circuito interna- de televisión de Cartagena de Indias
cional hablan de la movilidad que también caracteriza a este contexto, dada la pro- (Colombia) (1960), el Festival iberoameri-
fesionalización del medio7. cano de Huelva (1974), por citar los más
Dentro de este lugar de viaje, el caso más interesante quizás sea el de los acto- importantes que siguen en activo. Última-
res y actrices cuya presencia enfatiza aun más las diferencias (y las similitudes) en el mente, el festival internacional de Donos-
proceso de comparecencia y asimilación a un relato generalista. Dicha responsabili- tia-San Sebastián que en su gran sección
dad creativa y de representación procede, de una parte, de la conceptualización de Horizontes latinos viene apostando por
“lo latino” como una seña de identidad que ha sido evocada y construida precisa- ser un lugar de referencia de la exhibición
mente por la cultura normalizada y hegemónica estadounidense, donde precisa- del cine en español y latinoamericano.
mente el colectivo hispano y/o latino ha entrado a debatir ese espacio arropándolo 2. En palabras de NÉSTOR GARCÍA CAN-
o poniéndolo en crisis, según sean las fuerzas o los comentaristas que lo eviden- CLINI: “Las búsquedas más radicales acerca
cien8. Pero de otra, los valores en negociación que permean ese espacio proceden de lo que significa estar entrando y salien-
de un mestizaje histórico y cultural previo, probablemente, donde habían incurrido do de la modernidad son las de quienes
fuerzas internas de cohesión y admiración aunque también discursos exógenos de asumen las tensiones entre desterritoriali-
definición y negación tan antiguos como la categorización del llamado “Nuevo zación y reterritorialización. Con esto me
mundo”. Todo este panorama debe asumirse como parte de una tradición de cosi- refiero a dos procesos: la pérdida de la
ficación auspiciada por la tradición hispanista9 de la cultura en América latina, pero relacion “natural” de la cultura con los
también por esa mirada externa que retrotrae sus etnotipos mucho tiempo atrás y territorios geográficos y sociales, y, al
que ha colaborado en el establecimiento de una serie de loci culturales fácilmente mismo tiempo, ciertas relocalizaciones
identificables hoy en día, llamados a aportar sus elementos en el proclive y extraño territoriales relativas, parciales, de las viejas
Para ejemplificar y alumbrar este complicado entramado de redes, se trae aquí el Grijalbo, 1990, pág. 288.
ejemplo de dos actores hispanohablantes cuya presencia en el ámbito cinematográ- 3. Según M ARVIN D’L UGO , históri-
fico internacional apunta una serie de líneas de producción y sentido que merece la camente el cine latinoamericano se ha
pena desbrozar. Ya se ha dicho: evocan la configuración de unas identidades en trán- difundido internacionalmente (1) como la
sito que permiten una movilidad nueva por los sets cinematográficos dada la inter- versión de un sentido puro de la cultura
nacionalización de sus carreras. Asumen también una serie de valores marcados por nacional a través de su fórmula nacional
sus etnotipos, visiblemente latinos y/o otros que han de ser pensados en un momen- de los géneros populares, (2) como difu-
to posmoderno del estrellato. Pero, por último y no menos importante, juegan un sión de la obra de unos autores, visi-
papel fundamental para legitimar las creaciones de géneros y aportaciones que pro- blemente después del Nuevo Cine Lati-
Bernal
112 Maletas que viajan. Natalia Verbeke y Gael García
noamericano. “Transnational Film vienen, precisamente, de unos cines latinos, nacionales y transnacionales, que ellos
Authors and the State of Latin hacen emblemáticos por su visibilización como estrellas, o como protagonistas de
American Cinema” en V IRGINIA estos medios.
WRIGHT WEXMAN (eda.): Film and Aut- Natalia Verbeke y Gael García Bernal oficiarán de mediadores10 en la compleja
horship, New Brunswick, New Jer- puesta en escena de todos estos elementos latinizantes que los incorpora a una fami-
sey y Londres, Rutgers University lia internacional. Como profesionales han incurrido en dos niveles de evidenciación
Press, 2003, pág. 115. de sus identidades. En primer lugar, son los herederos de una tradición que ha lleva-
4. Y en esta pretensión hay que ubicar do a probar suerte en el cine norteamericano con su identidad evidenciada en los
la obra del director Robert Rodríguez, acentos, tiempo que se puede retrotraer a los inicios del cine11. Aunque en películas
por ejemplo, que ha salido de su marco y series de carácter independiente, los dos han probado suerte en la producción de
chicano para alcanzar producciones de Estados Unidos sin haberse convertido en actores instalados en este país como ha
gran impacto mediático que no han perdi- pasado con otros compatriotas o actores hispanohablantes contemporáneos y com-
do sus elementos identitarios eminente- patriotas. Su participación en películas de habla inglesa, también europeas, parte de
mente latinos, ayudado en gran medida su misión enumerada en apariciones como personajes de distinta nacionalidad: Nata-
por el actor español Antonio Banderas. lia Verbeke mexicana en Jump tomorrow (Joel Hopkins, Estados Unidos/Reino Unido,
5. Visiblemente la obra de autores de 2001), española en Dot the i/El punto sobre la i (Mathew Parkhill, Gran Bretaña/Espa-
cinematografías nacionales como puede ña, 2003), italiana en Tempesta (Paul Tickell, Luxemburgo/Holanda/España/Reino
ser el mexicano Arturo Ripstein, el perua- Unido/Estados Unidos/Italia, 2004); Gael García Bernal portorriqueño en Dreaming of
no Francisco J. Lombardi o el argentino Julia (Cuba libre, Juan Gerard, Estados Unidos/Alemania, 2003), brasileño en Dot the
Carlos Sorin, en claves creativas comple- i/El punto sobre la i; cubano-argentino, como el “Che” hablando en inglés, en Fidel
tamente diferentes y por citar solo tres (David Atwood, Estados Unidos, 2002) y latino, o quizás rumano, en I’m with Lucy (5
ejemplos. hombres para Lucy, John Sherman, 2002). Y en segundo lugar, también comparten
una segunda línea de viajes que los vincula con actores que trabajan y piensan a
ambos lados del Atlántico sin salir de la esfera de coproducción de cine en español12.
Ambos actores se han incorporado a producciones latinoamericanas probando
Amores perros su capacidad para acceder a una identidad latina que no es la suya. Es notable el tra-
(A. González Iñárritu, 2000) bajo de Natalia Verbeke en El hijo de la novia (Juan José Campanella, Argentina/Espa-
ña, 2001) y Apasionados (Juan José Jusid, Argenti-
na/España, 2002) como argentina, y los de Gael
García Bernal en Vidas privadas (Fito Páez, Argen-
tina, 2001) y Diarios de motocicleta (Walter Salles,
Brasil/Argentina/Estados Unidos, 2004) como
argentino o La mala educación (Pedro Almodóvar,
España, 2004) como español.
Un elemento clave del mestizaje latino y su
capacidad de debate sobre las singularidades que
han de componerlo será precisamente la mimeti-
zación del habla. Un espacio que nos devuelve a
la naturaleza verbal y sonora del cine narrativo y
que retrotrae necesariamente al inicio de este
Díaz
Marina López
113
cine transnacional. Es enorme la importancia de la “banda sonora”
para legitimar estas presencias, tanto en los casos doblados al inglés
como en los que se mimetizan otros acentos y modos de su
misma lengua. El habla es el primer identificador y delator de la
verosimilitud de un personaje que tiene que evidenciarse pero que
ha de crear un espacio de singularidad para otros que no lo com-
parten, principalmente el público que terminará por aceptar la
interpretación o que dará por bueno el intento de evocar una sin-
gularidad interpretada. De nuevo, es un espacio que prueba su
profesionalidad al ser alabados por ello13, pero también es la certi-
ficación de su capacidad para entender el proceso que oculta el
trabajo con un foro de identidades que tienen unos lazos que se
complemetan sin terminar de unirse. A este respecto resulta inte-
resante la corrección que hace Gael García Bernal a su entrevista-
dora, Paula Ponga, cuando le felicita por cómo ha neutralizado su
acento mexicano para interpretar a los tres personajes españoles
de la película de Pedro Almodóvar: “Estoy muy en desacuerdo con
esa palabra “neutralizar” (risas). Más bien hice un acento. Si yo le
quitara mexicaneidad a mi acento, hablaría como un robot. Procu-
ré hacer un acento español, que consiste más bien en poner que en quitar. En Espa- Apasionados (J.J. Jusid, 2002)
ña piensan mucho así: que tú vienes con tu acento y lo que tienes que hacer
es rebajarlo.”14
Detrás de esta recriminización no solo está la identificación de la manera precisa
de valorar uno de los elementos que hacen que un actor consiga el enmascaramien-
to sin perder el carisma, y la fortaleza de su presencia y de su interpretación, sino el 6. Son los casos del cubano Juan Car-
logro para encarnar con precisión un personaje que ha de ser humano, más allá del los Tabío o el argentino Adolfo Arista-
chiste del robot. Sin lugar a dudas, la travesía de los actores por espacios de transi- rain, cuya preocupación por pensar en la
ción latina pasa por otorgar al sonido de las palabras la firmeza y la coherencia de su interconexión de sus culturas nacionales
multiplicidad. Ese espacio, de nuevo, de mestizaje permite llevar una línea de la com- con la española, foro de coproducción de
plicidad latina que obra la presencia en distintas cinematografías regionales para asi- sus películas, supone un tema central en
milar las diferencias de manera total, para encarnarlas literalmente en lo que compe- sus obras.
te a su trabajo. Estos dos actores logran en su mimetismo rechazar todo sentido 7. Dos casos sumamente interesantes
etnocéntrico que podría peligrar por una identidad de transformación y de multipli- son las carreras internacionales de los
cidad como es la latina para asumir el reto de ser respetuoso con los valores de la directores mexicanos, Alfonso Cuarón y
singularidad. Indudablemente, la seguridad con que se trabaja esta representación, Guillermo del Toro, que se incorporan
que no por menos visible es menos enfática, da lugar a un espacio de riqueza cultu- intermitentemente a la industria internacio-
ral y eminecia plural que permite entusiasmarse con la posibilidad de disfrutar de una nal y hollywoodiense sin menospreciar el
multiplicidad que ha pasado del exotismo y la comicidad de los acentos a la con- desarrollo de proyectos que son solo pen-
gruencia de las identidades que se pueden asumir desde un espacio polarizado y sables para públicos nacionales, concreta-
2001) de Cuarón, rodadas en un tiempo La peculiaridad de la trayectoria de los dos actores escogidos radica en la evolu-
creativo próximo al de Great Expectations ción de sus carreras internacionales, en la identificación de un estilo del cine del que
(Estados Unidos, 1998) y Harry Potter and proceden sumándose a una cultura cinematográfica globalizada, y en el lugar que han
the Prisoner of Azkaban (Estados Unidos, pasado a ocupar en sus respectivos cines nacionales, el mexicano y el español. Con-
2004) de Cuarón o Blade II (Estados Uni- cretamente, la importancia de sus carreras en elevar este significado a una esfera
dos/Alemania, 2002) y Hellboy (Estados mayor quedó establecida por su presencia en dos películas latinoamericanas que
Unidos, 2004) de Del Toro. obtuvieron una impresionate acogida internacional evidenciando los logros del cine
8. Quizás el caso más evidente y latinoamericano: Amores perros (Alejandro González Iñárritu, México, 2000), en el
cruento de oposición a la cultura hispana caso de Gael García Bernal, y El hijo de la novia, en el caso de Natalia Verbeke. Estas
y latina ha sido el debatidísimo libro de dos películas componen un estupendo díptico que esboza qué aportaciones da este
SAMUEL P. HUTINGTON: ¿Quiénes somos? recientísimo cine latinoamericano al cine contemporáneo. Las claves para entender
Los desafíos de la identidad estadou- por qué tuvieron la aquiescencia de prensa y público permiten pensar que sus rasgos
nidense, Barcelona, Paidós, 2004. de identidad asumían un diálogo con el espacio de exhibición internacional pero
9. En debate con la tradición indigenis- también se mantenían fieles a un mundo que procuraban relatar desde sus dos narra-
ta o panamericanista. tivas y géneros específicos.
10. Estas figuras de transición son cla- La opera prima de González Iñárritu supuso un revulsivo para pensar en el imagi-
ves para entender la cultura latina, incluso nario agreste y de violencia que implica para el público exterior la cotidianidad en las
desde dentro. Las representaciones en grandes ciudades del continente latinoamericano. Y lo logró desviando la violencia
diálogo y mestizaje han sido figuras tradi- física y psicológica hacia otros lugares sin perder en los cambiantes espacios de la ciu-
cionales de este foro histórico de compo- dad, que van del miserabilismo de los estercoleros, las casas de las colonias defeñas
sición desde el tiempo de la llamada de la clase media, a la arquitectura heredera de Luis Barragán. La formalidad abrup-
“Conquista”. SERGE GRUZINSKI ha elabora- ta y excesiva de las tres narraciones que entrelaza la película explicaba cómo este
do un mapa del resultado de sus elemen- director de publicidad y videoclips había seguido con pulso un guión escrito a medias
tos en El pensamiento mestizo, con el escritor Guillermo Arriaga, donde se representaba implacablemente a toda
Barcelona, Paidós, 2000. una escala completa de la sociedad mexicana. El hilo conductor del amor se entrete-
11. Lista incompleta que iría de los je con los elementos tradicionales asociados a la cultura mexicana, la pulsión de
tiempos del cine mudo a la actualidad y muerte y una pasión desmedida, irreflexiva, casi abismal. La empatía que genera el
cuya baza histórica más visible como pro- texto, cuya estructura trae aires de la literatura latinoamericana contemporánea, es
yecto cultural fue el cine hispano de las uno de los elementos que propicia la apertura posmoderna del relato, donde se
múltiples versiones, realizado en los estu- dejan ver las influencias de un trabajo que cruza frenético lo narrativo y lo visual. De
dios americanos y franceses para el públi- alguna manera, el eje exótico de los componentes de la cultura latinoamericana se
co hispanohablante. Un buen inventario cruza con una revisión honesta de la pasión que ejercita el melodrama cinematográ-
se encuentra en LUIS REYES y PETER RUBIE: fico latinoamericano, especialmente el mexicano.
Hispanics in Hollywood: An Enciclo- En esta medida, El hijo de la novia está en un lado diametralmente opuesto en la
pedia of Film and Television, Holly- reflexión sobre este género cinematográfico emimentemente latino, ayudado tam-
wood, Lone Eagle, 2000. bién por el guionista Fernando Castets, ambos artífices de una línea de producción a
12. Anterior a la presencia y creación la que se suma el actor protagonista Ricardo Darín. La película apuesta por regene-
de un espacio de latinos en el cine de rar el cine popular en su estado más puro usando la tradición de comedia de los
Díaz
Marina López
115
grandes actores argentinos, españoles o italianos, y en este caso porteños. El perso- Hollywood, el teatro y sus giras propicia-
naje de Darín busca coherencia atosigado por una tradición familiar de restauración, ron la intercomunicación de compañías,
en todos los sentidos de este término. El contrapunto lo ejerce su madre, absoluto estereotipos y acentos que encarnaban
personaje del melodrama, enferma de Alzheimer, donde se atisba un pasado no eva- actores de todos los luagres, unidos bajo
luado y definitivamente clausurado de dependencia y ajuste de cuentas con los roles el signo de una única lengua; es un espacio
que nos aporta nuestra tradición de familia. Evidentemente, el desarrollo de este compartido que pasará al cine. De esta
proceso de renovación permite desbancar muchos de los lugares estereotípicos del tradición, existe una larga lista de nombres
melodrama latinoamericano actualizando sus valores pero enfatizando sus aspectos que corresponden a las finas labores de
más típicos y las deficiencias de sus personajes, evidentemente los masculinos. La ele- actores hispanoparlantes que van de
gancia con la que el público va de la risa al llanto, y la interpretación sin fisuras de un Amparo Rivelles hasta Cecilia Roth, por
mundo próximo y posible dentro de la precariedad de la sociedad argentina, presta poner dos puntos históricos de ambos
a ahogarse en otro abismo económico, entroncaba con el mejor cine humanista y de lados del océano.... sería una lista larguísi-
comedia latino pero dejaba abiertas todas las puertas a los avances de puesta en ma y desgraciadamente sin catalogar.
escena propios de la televisión y de su insaciable absorción y degustación de los 13. Véase la pregunta y respuesta de
La visibilidad de estas películas permitió conocer un nuevo cine que no se ajusta- propósito del estreno de El otro lado de la
ba al hacer de los autores reconocidos del cine latinoamericano, y ellos dos concate- cama (Emilio Martínez Lázaro, España,
naron el desarrollo de sus personae cinematográficas a los modelos de personajes 2002), 11 de julio de 2002: “79. Pregunta:
Y tu mamá también
entidad que excede sus atribuciones específicamente actorales para propiciar su Bernal: el ciclón que llegó de Méxi-
construcción como stars latinas. ¿Quiénes son estos dos personajes? co”, Fotogramas, nº 1926, abril de
Gael García Bernal nace en Zapopan, municipio de Jalisco en México, en 1978 y 2004, pág. 98.
desde pequeño está familiarizado con el mundo de la actuación pues sus padres son 15. Para mayor seña está la portada de
actores. Como actor infantil participa en dos series de televisión Teresa (1989) y El la revista Man del mes de diciembre de
abuelo y yo (1992), pero no será hasta 1996 cuando interprete el cortometraje de 2004 donde aparece desnuda ataviada de
Antonio Urrutia De tripas corazón donde se pueda observar su capacidad dramática campeona de boxeo en clara promoción
con un papel donde también se dejaba ver el erotismo de su presencia fuerte y su de su película Las chicas andan sueltas
mirada especialmente penetrante. El debut en largometraje en la película de Gonzá- (Juan Vicente Córdoba, España, 2004)
lez Iñárritu venía precedido de su formación académica en la Central School of donde interpreta a una chica que aprende
Speech and Drama de Londres, donde fue el primer alumno latinoamericano. El per- boxeo en un barrio periférico de gran ciu-
sonaje de Octavio era el protagonista de la primera de las historias de Amores perros dad.
y el causante del accidente que conecta las tres historias. Adolescente atractivo e 16. En el apartado de extras de la edi-
intenso, el amor que siente por su cuñada le hará utilizar al perro de la familia en ción DVD distribuida por Columbia TriS-
peleas sangrientas y atroces con el fin de reunir dinero y presentarle una idea de fuga tar Video de El crimen del padre Amaro, el
razonable a Susana. Octavio está inserto en un mundo difícil, donde la dificultad para director Carlos Carrera llama la atención
llegar a fin de mes y las necesidades diarias tienen un peso en la cotidianidad como sobre su profundidad de mirada, rasgo
para hacer que su hermano atraque farmacias, quizás de legitimación de la violencia. muy valioso para la interpretación en cine.
La inmensa ternura que siente hacia su sobrino o la relación que establece con Susa- 17. De hecho fue elegido después de
na contrastan con la frialdad con la que es indiferente a su madre, se enfrenta ver- deshechar a varios candidatos españoles,
balmente a su hermano, al que amenaza de muerte a través de unos matones, o con entre ellos Eduardo Noriega que estuvo
la que asesina al “jarocho” al final del film. Dicha simpatía de su atractivo físico, de su francamente cerca. Según Almodóvar: “La
sonrisa abierta, adolescente, ocultan la capacidad para ser un malversador moral, ventaja de Gael (GB) es que además de
para romper la coherencia del hombre tierno, cariñoso, inocente. O simplemente guapo es pequeñito. Gael es una de las
vivir alejado de un orden social. Esta redefinición de una masculinidad ortodoxa por personas más fotogénicas que conozco.
autosuficiente, fiel a una determinación impuesta por un individualismo sin riesgo, se Estudié su cara milímetro a milímetro y
repetirá en el adolescente de Y tu mamá también que plantea una interesante pues- descubrí que tenía un lado más rudo y
ta al día de los cánones del compadrazgo mexicano, un imaginario eminentemente otro más femenino dependiendo de
etnotípico mexicano, con una incansable reconstrucción cinematográfica desde los donde pusieras la cámara. Y esa asimetría
años cuarenta. La condición de Julio Zapata, un nombre de reminiscencias populares nos ha venido muy bien para su persona-
frente a su amigo Tenoch, hijo de la aristocracia política mexicana, ganará en el com- je de hombre-mujer (..) Su papel era muy
bate de seducción y de sexo a su amigo interpretado por Diego Luna siendo el autor complicado y para él ha sido muy duro el
de la frase del título que implicaría que “también” se habría acostado con la madre de rodaje porque tenía que perder el acento
su amigo. Pero también es el más proclive a la comunicación sexual con el persona- y además amariconarse. Hay actores a los
je de Luna, el más cercano a la ambigüedad sexual que, también tradicionalmente, que no les cuesta trabajo porque proce-
oculta ese machismo mexicano. El personaje de Zapata está más próximo a un den de una cultura con comportamientos
mundo desprejuiciado, menos marcado por las concesiones de la identidad de clase más femeninos; por ejemplo, la andaluza,
para establecer una actitud vampírica propia de su adolescencia. Sin duda, la película y cuando digo esto estoy pensando en
mexicana El crimen del padre Amaro (Carlos Carrera, México/Argentina/España/Fran- Antonio Banderas. Pero México es de una
Bernal
118 Maletas que viajan. Natalia Verbeke y Gael García
mentalidad muy machista y, aunque Gael cia, 2002) terminará de probar su capacidad actoral y su circulación internacional a
es un chico moderno, eso se nota. Pero través de la Columbia Tristar, motivada probablemente por su nominación a los pre-
ha trabajado mucho su papel y yo creo mios Oscar de 2003, dará un paso más al conocimiento de su carrera. En la película
que está muy bien, especialmente en la elevará una interpretación de estas atribuciones severas donde la voluntad de poder,
parte más oscura de su personaje”. el instinto de supervivencia y la habilidad para manipular a las personas y a las situa-
En A LICIA G. M ONTANO : “Almodóvar ciones llega hasta sus últimas consecuencias, en una versión de la novela decimonó-
vuelve al cole”, Fotogramas, nº nica de José Maria Eça de Queiroz. Sin embargo, la frescura e inocencia que comien-
1925, marzo de 2004. za planteando la iniciación en el curato del joven Amaro, se volverá siniestra y egoísta
18. Son de notar las innumerables por- con el transcurrir del romance con la joven Amelia, feligresa devota interpretada por
tadas de revistas, también para Natalia, Ana Claudia Talancón. Esa ambigüedad moral se forjará con el tiempo permitiendo
donde se trabaja con intensidad la faceta ver el envilecimiento de un carácter sin un proceso de autoconciencia mayor que la
erótica y de pins que juegan los dos respuesta a las situaciones de donde ha de escapar, no solo por el pecado de lujuria
como estrellas. La última baza publicitaria que asume sino por su inclusión en el engranaje aquiescente con el narcotráfico
de Gael es la publicidad del perfume para donde está inserta la Iglesia.
hombres de Hugo Boss. Será esta condición a medio camino entre la atractiva ingenuidad y la pícara y
19. Ya había interpretado al Che en un potencial maldad la que le llevará a comparecer en dos películas españolas que tra-
telefilm para televisión producido para tarán de apuntalar su ambigüedad moral y su capacidad de motivar la muerte y des-
Hallmark titulado Fidel y había rodeado a trucción a su alrededor en dos claves distintas de comedia y drama; Sin noticias de
su personaje en Dreaming of Julia/Cuba Dios (Agustín Díaz Yanes, España, 2001) y La mala educación (Pedro Almodóvar,
libre, donde el Che era interpretado por España, 2004), y que probablemente será el cariz que tenga su personaje de The King
Harvey Keitel, con un elenco de actores (James Marsh, Estados Unidos, 2004) ahora en rodaje. Del diablo Davenport, de la
latinos. segunda película de Díaz Yanes, autosuficiente y juguetón pero controlador de los
20. En las entrevistas trata de dignificar destinos de las dos protagonistas, al triple personaje de la película de Almodóvar solo
la personalidad del mito histórico: “El Che dista la pretensión de aclimatar aun más su versatilidad. En ambas el juego con los
se ha convertido en un símbolo icónico y silencios, una de las características de su interpretación que usa para expandir su
los iconos pierden esa tercera dimensión mirada16, para forzar su presencia penetrante, revelará la oscuridad de su fondo, la
de pensamiento y sentimientos que tene- capacidad para manipular a sus interlocutores sin mostrar soberbia, sin dejar escapar
mos los seres humanos ¡Britney Spears el resquicio de la duda de la manipulación que pueda ocultar el juego de seducción.
lleva una camiseta del Che! Y está bien La película de Almodóvar, la más complicada realizada hasta ahora según sus propias
pero me pregunto: ¿Sabe por qué es un palabras, le ha ofrecido el reto de desgastarse hasta poder aclimatarse al mundo del
símbolo de libertad? Sentí la responsabili- director manchego y su imbricada narrativa entretejida. Quizás el apunte más dicho-
dad por lo que el Che representa para so sea su travestismo, en clara cita a la actriz, también internacional, Sara Montiel17.
mucha gente en todo el mundo. Fue un Y con todo, este lado perverso se ha eliminado para reconvertirlo en candor, en
hombre que luchó en un país que no era un atractivo puro y/o eminentemente erótico en las producciones internacionales y
el suyo, se convirtió en ciudadano de Lati- de habla inglesa. La primera que exploró la capacidad erótica de su físico de manera
noamérica, del mundo...”. IDOYA NOAIN: exclusiva fue la coproducción hispano-argentina Vidas privadas, si bien la historia del
“La semilla de la revolución”, Foto- modelo y prostituto “Gana” transitaba por el amor hacia la inquietante Carmen
gramas, nº 1932, octubre de 2004. (Cecilia Roth), con la que se desarrolla las posibilidades del mito de Edipo para ajus-
21. El artífice de esta denominación tarlas a los horrores de la tortura en la dictadura argentina. Sin duda, la secuela mar-
fue el director Julian Schnabel en “Gael cada por sus impepinables encuentros sexuales, cita ineludible para desplegar su
Díaz
Marina López
119
atractivo físico, se culminaría en la película I’m with Lucy, donde de las cinco historias
de amor de la protagonista, la suya se desarrollaba íntegramente en la cama y sus ale-
daños, como única forma de comunicación entre ellos, motivo por el cual Lucy ter-
mina con él. Gabriel responde a la perfección a la avidez sexual latina, el personaje es
un escritor quizás rumano, dando poco pie a desarrollar ninguna otra faceta del per- Sin noticias de Dios
sonaje. Dot the i/El punto sobre la i volverá sobre este inagotable atractivo de Gael18. (Agustín Díaz Yanes, 2001)
latino donde es el pasaporte que establece expectativas sobre la importancia pasio- julio de 2003), comparándolo con Javier
nal y erótica, sobre la densidad de su mundo interior y de la capacidad para amar. Bardem al que le otorga la candidatura de
Todos estos elementos harán de él un héroe desgarrado y fructífero pero llamado a ser el Brando latino.
Bernal
120 Maletas que viajan. Natalia Verbeke y Gael García
comunes del género como el de pedir prestado el novio a la mejor amiga para tener TORREIRO en El País (30 de agosto de
un niño, dejaba al descubierto la incapacidad de su personaje Uma para la cotidiani- 2002) da una buena clave de su aplomo
dad y para la supervivencia emocional, más allá de la plenitud de sus sentimientos interpretativo al titularla “Gran actriz”:
positivos, y a pesar de su innegable atractivo personal que hace que su compañero “Es la suya una faena encomiable, llena de
de piso, un gay de libro, la adore. La película le permite mantener con aplomo un fuerza y matices, porque tiene que dar
personaje sumamente infantil que puede resultar verosímil cuando necesita que el sentido a un personaje contradictorio, en
melodrama le explique el mundo, o mejor se lo devuelva22. Sin embargo, el musical los límites del capricho; y lo hace con
y guión de David Serrano, y su posterior opera prima como director de Días de fút- extraordinario brío, con desarmante cre-
bol (España, 2003) utiliza de su templanza y de su pragmatismo para exagerar la sáti- dibilidad, con precisa hondura: su trabajo
ra sobre la crisis de la masculinidad pero también para enfatizar el desfondamiento de constituye el disfrute que cualquier cinéfi-
una feminidad segura y autosuficiente socialmente, que no logra encontrar vías de lo puede obtener de una película blanda,
comunicación con un otro masculino que necesita para afirmarse como ser. Si Paula sosa y predecible.”
en El otro lado de la cama vive la relación fuera de su pareja como un juego que aspi- 23. En palabras del Álvaro Fernández
ra a convertir en relación, Violeta en Días de fútbol vive aterrorizada con la idea de Armero: “Como actriz, tiene una capaci-
perpetuar un molde de matrimonio desprovisto de romanticismo y de aventura. La dad de recursos increíble. Me gusta su
complacencia con el presente sin modificaciones que sufre en ambos casos da un capacidad de transmitir emociones
giro en El juego de la verdad (Álvaro Fernández Armero, España, 2004), donde se románticas sin perder cierto misterio en la
recurre a su satisfacción con un modelo de sensualidad clásico para la mujer latina mirada, sin caer en lo ñoño. Tiene facili-
pero donde su personaje, Susana, se esmera por encontrar salidas a conformarse dad para el desgarro emocional y transmi-
con lo que parece inevitable –casarse con alguien con quien no logra comunicarse–, te emociones con mucha credibilidad”.
algo que descubrirá al sentirse deseada por el personaje moribundo que interpreta P AULA P ONGA : “Natalia Verbeke y
Tristán Ulloa. La descripción de Susana como atractivísima presentadora de televisión María Esteve en El juego de la ver-
Bernal
122 Maletas que viajan. Natalia Verbeke y Gael García
Sumario Siguiente
Pau i el seu germà (Pau y su hermano, Marc Recha, 2001)
CARLOS LOSILLA
L
1. eo en la prensa una nota de Diego Galán en la
que se queja de que Mar adentro (2004) y Tiovivo c. 1950 (2004) se hayan converti-
do en la excusa de una lucha política entre el partido gobernante y el de la oposición,
hasta el punto de provocar severos enfrentamientos en los correspondientes secto-
res críticos. Igualmente, recibo un correo electrónico apócrifo en el que se da cuen-
ta de una supuesta riña entre Pedro Almodóvar y Alejandro Amenábar en casa de
este último, donde se celebraba la designación de su película como candidata a las
Contra el cine
español.
nominaciones a los óscars, por encima de La mala educación (2004). Parece, pues,
que el cine español vive momentos de agitación y cambio. De acuerdo, pero ¿qué
cambios? ¿Acaso los tres directores citados, y en especial sus últimas películas, no
pertenecen a una misma tradición? ¿Y de qué tradición se trata? ¿No es esa peculiar
Panorama
general al
variante del “realismo” que, en realidad, oculta una torpe mezcla de tipismo, cos-
tumbrismo y pintoresquismo, por otra parte enraizada con gran fuerza en la cultura
hispana, y que, milagrosamente, va más allá de todos los géneros? ¿Y no es esta una
inicio de un
representación cinematográfica del país que, de un modo u otro, positiva o negativa-
mente, lo idealiza? ¿Y no pertenece a esa herencia el tratamiento que realiza Ame-
nábar del tetrapléjico Ramón Sampedro? ¿Y la visión de la posguerra según Garci? ¿E
incluso la modernidad impostada de Almodóvar? ¿Hay vida más allá de todo eso?
2. Hace tiempo que me vengo imponiendo, como medida de higiene mental, la
duda sistemática respecto al verdadero valor del patrimonio cultural de este país y,
por supuesto, la práctica de una cierta “cultura de la sospecha” que, a modo de
nuevo siglo
aduana o peaje, me obligue a detenerme y reflexionar cada vez que un dictado insti-
tucional pretende legitimarse como emanado de la “opinión pública”. Entre el dis-
curso mediático y el discurso erudito que emana de él, y que va extendiéndose pro-
gresivamente entre el ámbito académico y el de los especialistas, en el roce que se
produce entre ambos, tan productivo para las estrategias de discurso de ese poder
global disfrazado de reivindicación nacional, el cine español, como quizá ningún otro
Español
126 Contra ese cine
No hay que caer en el error, no obstante, de identificar esos periodos de bonan- Mar adentro
za con hechos políticos o administrativos concretos. Es más bien un aire de los tiem- (Alejandro Amenábar, 2004)
pos, una especie de vacío de poder, en esos momentos debilitado, de uno u otro
modo, y aprovechado por los creadores para huir de cualquier tipo de coerciones, en
la medida de lo posible. Por eso tampoco tiene que ver con los valores democráticos
o la ausencia de ellos. Paradójicamente, se realizaron películas más libres durante el
periodo mencionado que en el primer mandato socialista, cuando Pilar Miró emitió
su ley. Por desgracia, para limitarme al cine, este país ha conquistado sus mejores
logros en épocas dudosas. No estoy hablando de una producción estándar, de lo que
se conoce como mainstream, sino del cine de verdad, ese que golpea directamente
al estómago o penetra con dolor en el cerebro sin más armas que su osadía moral y
estética. Ese cuya existencia puede que olvidemos con demasiada frecuencia, seduci-
dos por los cantos de sirena de determinados simulacros midcult. Y la mejor de esas
Español
128 Contra ese cine
épocas, la edad de oro del cine español, según creo, empezó poco antes de la muer-
te de Franco y terminó con la llegada de Felipe González al poder. De nuevo una
situación política favorable para los cambios de signo progresista tuvo como conse-
cuencia un cine demasiado correcto, tan poco dado a la experimentación, incluso al
manejo más o menos renovador de los géneros, que a menudo solo era capaz de
parir imágenes muertas: la búsqueda de una identidad colectiva a costa de innume-
rables identidades individuales, ese es el precio que debimos pagar por empezar a ser
un país como los demás.
La mala educación 4. Puede decirse: nostalgia de una época, los años setenta, mi época de cinefilia
(Pedro Almodóvar, 2004) obsesiva. Pero también nostalgia de un tiempo histórico, el tiempo de la posibilidad
permanente. Quizá de ahí el cine de la transición, un cine en el que todo pudo ima-
ginarse, en el sentido de que todo pasaba por los dominios de un imaginario tan fér-
til como terrible, los demonios del pasado, las incertidumbres del presente y, en fin,
para tomar los títulos de dos películas emblemáticas, el desencanto, los restos del
naufragio. Y de repente, los cuerpos. Al contrario que el americano o el italiano, el
francés o el sueco, el cine español nunca había gozado de la sensualidad de los cuer-
pos, de la alegría de encontrarse en una pantalla con un rostro encendido, o un torso
ofreciéndose al encuadre sin miedo a sus límites, o una masa de carne doliente atra-
pada entre el campo y el fuera de campo. Los cuerpos del cine español anterior a la
transición no eran cuerpos, ni siquiera en sus mejores muestras, sino estatuas ofreci-
das a la mirada ávida del espectador para que este les confiriera una vida imaginaria
que nunca podrían vivir. Los cuerpos de los años cuarenta y cincuenta: marionetas
Losilla
Carlos
129
valleinclanescas, muñecos esperpénticos. Los cuerpos de los sesenta y primeros
setenta, progresivamente desnudos pero no por ello más accesibles, mostrados
como figuras, como modelos, casi como carne vendida a peso en los supermercados
del desarrollismo. El cine de Alejandro Amenábar es la destilación perfecta de esta
tradición robótica: los cuerpos lacerados pero indiferentes de Tesis (1996), los cuer-
pos virtuales de Abre los ojos (1998) o Los otros (2000), y ahora el cuerpo paralizado
que se niega a serlo, a asumir su realidad, en Mar adentro.
Y entonces llegaron los cuerpos de verdad, cuerpos que podían mirar hacia atrás
y alrededor, capaces de albergar pensamientos y reflexiones, de expresar recuerdos
a su propio través, incluso de hablar y moverse libremente, más allá del plano y el
encuadre: el cuerpo pensante de Geraldine Chaplin en las películas de Saura, el cuer- Los otros
po acechante de Ana Torrent en El espíritu de la colmena (1972) y Cría cuervos (Alejandro Amenábar, 2001)
Por un lado, pues, la ilusión de un espacio de libertad, creado por la debilidad del
poder en aquellos instantes. Por otro, la eterna sensación de que el verdadero poder
se encuentra mucho más allá, por encima de la política y sus simulacros, en el uni-
verso intangible de una alianza económica que sobrepasa ideologías y civilizaciones.
Losilla
Carlos
131
Antes que Mar adentro y Tiovivo c. 1950, fue precisamente la última película de Almo-
dóvar, La mala educación, la que dio una idea del continuismo por el que parece que
va a moverse el cine español a partir de ahora: más que una escritura indiferente,
más que una política de la adaptación literaria, más que una aniquilación del autor,
características del cine español a partir del primer gobierno socialista, todo eso y
mucho más, pues quizá los estilos vuelvan a diversificarse, las ideas frescas y origina-
les sustituyan a la ilustración acartonada, incluso los autores se reivindiquen como
tales desde los mass media, pero el mejunje ostenta los ingredientes básicos de siem-
pre, o para ser más exactos, aquellos que recorren a placer el cine de este país desde
tiempos casi inmemoriales. A veces, el tipismo sainetesco, que dominó también la
comedia desarrollista, pasa a un segundo plano para dejar paso a un catálogo de
temas siempre relacionados con la sorpresa que parecen producirnos ciertos espa-
cios de libertad conquistados desde la muerte de Franco. En otras ocasiones, la
comedia gana terreno y se desboca, sea en la totalidad del producto o solo en algu-
nas de sus partes. De hecho, las complejidades de esa táctica alcanzan su mayor
grado de virtuosismo en Hable con ella (2002) y La mala educación: en la primera es
el ser asexuado, feo pero gracioso, simpático y espontáneo, encarnado por Javier
Cámara, quien proporciona a la vez risas y lágrimas; en la segunda es de nuevo el
submundo homosexual, como en Todo sobre mi madre (1999), el que se opone a la
seriedad de lo que se intenta transmitir. Y si de la receta eliminamos el hábil diseño
almodovariano, su camaleónico talento para el márketing de la imagen, entonces
tenemos a Miguel Albaladejo o Fernando León de Aranoa: tanto El cielo abierto
(2001) como Los lunes al sol (2002), más allá de sus diferencias en intención y resul-
tados, aligeran la pesadez humanista de sus discursos mediante diversos interludios
jocosos, en un caso a cargo de secundarios especialmente fabricados para ello, como
Mariola Fuentes en la primera de esas películas, a veces gracias al transformismo del
actor principal, como es el caso de Javier Bardem en la segunda. Esa rutinaria alter-
nancia entre lo dramático y lo cómico, con indudables prioridades para el mensaje
solemne, aparece también entre los más jóvenes, como demuestra la evolución
demostrada por Gracia Querejeta en Héctor (2004) o Cesc Gay en En la ciudad
(2003). E incluso aquellos “nuevos” cineastas de los noventa que tanto alboroto pro-
vocaron con sus precoces audacias formales han caído en idéntico mecanicismo:
tanto Mi vida sin mí (2003), de Isabel Coixet, como Lucía y el sexo (2001), de Julio
Medem, quizá sustituyan la jocosidad por la pirueta posmoderna, pero la equivalen-
cia es exacta y la presunta gravedad también.
Si a esta fórmula se añade el plus de prestigio que suelen aportar las obras litera-
rias, los sucesos históricos o los hechos reales, entonces se penetra en el territorio
de los antiguos auteurs, transfigurados ahora, en su mayoría, en púdicos amanuenses.
Jaime Chávarri, con El año del diluvio (2004), basada en la novela de Eduardo Men-
doza, o Fernando Trueba, con El embrujo de Shangai (2002), apoyándose en Juan
Español
132 Contra ese cine
Mi vida sin mí
Visionarios
10. Esa es también la conclusión a la que llega Octavia (2003), la última película
de Basilio Martín Patino y el dictamen más pesimista que se haya dado jamás sobre
el estado de salud de este país y de sus variedades de representación cinematográ-
fica. Patino atraviesa la historia del cine español desde los años sesenta dejando tes-
timonio de una tozudez insólita, insobornable. Durante la primera de sus “edades
de oro” filmó Nueve cartas a Berta (1965), testimonio escalofriante de alguien que
vive en el país de los muertos y no sabe cómo contarlo. En los alrededores de la
“transición” se dedicó al documental, desde Canciones para después de una guerra
(1971) hasta Caudillo (1975), pasando por Queridísimos verdugos (1973), una trilogía
que, a fuerza de caricaturizar la realidad española, acabó mostrando su verdadero
rostro. Y durante la agonía del gobierno de Aznar presentó Octavia, una síntesis
perfecta de su disidencia estética y moral. El hecho de que en épocas ferozmente
improductivas para el conjunto de la cinematografía española fuera capaz de con-
cebir películas como Los paraísos perdidos (1985) o Madrid (1987) da una idea de su
Español
140 Contra ese cine
Octavia
las películas de Patino, ya no estamos en la frontera, sino más allá del espejo, la única
manera de mirar de cerca. Una nueva forma de exilio, pues. Y un procedimiento que
varias generaciones de discípulos de Jordá adoptan como suyo en ciertas ocasiones.
José Luis Guerín, por ejemplo, tras la ensoñadora evasión de Tren de sombras (1999),
también descubre que la mejor manera de marcharse es quedarse. En construcción
(2001), aparentemente un documental sobre el cambio urbanístico en Barcelona,
transforma hasta tal punto la realidad filmada que acaba convirtiéndose en el territo-
rio mítico de los sueños nunca realizados. El paso del tiempo, la persistencia de los
fantasmas, la incomodidad ante un entorno cada vez más inhóspito: Guerín no se
cree lo que le muestran y por eso intenta convertirlo en otra cosa. Y, de paso, igual-
mente al cine español: En construcción testimonia que también aquí deben realizarse
epopeyas crepusculares al estilo fordiano. Esta huida a través de la magia de la repre-
sentación, uno de los ejercicios lingüísticamente más radicales del cine español con-
temporáneo, aparece también en Cravan vs. Cravan (2002), de Isaki Lacuesta, sobre el
personaje de un boxeador-poeta que transfigura la realidad a su antojo, casi una ver-
sión deportiva de las vanguardias de principios de siglo. Al contrario de lo que suce-
de en el documental “institucional”, aquí no se trata de recrear una verdad imposta-
da por los medios de comunicación del poder, sino de ignorarla por completo para
ocuparse de otras cosas más importantes. La pelota vasca (2003), por ejemplo, finge
una postura de oposición cuando en el fondo se limita a participar en un debate
tutelado por los intereses de los contendientes. Y Un instante en la vida ajena (J.L.
López Linares, 2003), con la excusa de la investigación en los márgenes del cine,
otorga carta de naturaleza a uno de los muchos puntos de vista de la burguesía toda-
vía no catalogados. Julio Medem y López Linares contribuyen a contar por escrito la
historia oficial del país sin salirse de los renglones. Patino, Jordá y Guerín emborronan
esas páginas para luego redactar su versión en los mismos pañuelos de papel con los
que dicen adiós a todo eso.
12. Dedico algunos días a ver los estrenos españoles de este otoño inusualmen-
te caluroso, repleto de turistas, sangrías y paellas. Me digo: este es el mismo país de
antes, solo que con algunos toques de maquillaje. Me digo: este es el resultado de
ocho años con el Partido Popular en el poder. Me digo: no, este es el resultado de
siglos de estulticia y servilismo. Me digo: no debes hablar así, no en memoria de quie-
nes se dejaron la piel por estos resquicios de libertad, no en memoria de nuestros
padres y abuelos, que sin duda vivieron tiempos peores, y libros peores, y películas
peores. Me digo: basta de esa falsa superioridad, de ese cosmopolitismo provinciano,
acéptate y acéptalos. Recuerdo la portada de un periódico nacional: José Luis Rodrí-
guez Zapatero, el nuevo presidente del gobierno, asiste al estreno de Mar adentro, la
última película de Alejandro Amenábar, y saluda efusivamente al director. Y pienso
que hay una conexión entre el reverdecer del género fantástico, con productos
como Darkness (J. Balagueró, 2002) o incluso Pacto de brujas (J. Elorrieta, 2003), por
Losilla
Carlos
143
citar solo dos, y el éxito de esa epopeya reluciente sobre un simpático tetrapléjico y
su lucha por la libertad de morir. En Los otros (2000), la película anterior de Amená-
bar, versión lujosa de intentos más humildes, los protagonistas son, literalmente,
muertos en vida, como el propio Javier Bardem en Mar adentro. Parece, pues, que el
nuevo cineasta oficial del régimen, el nuevo ídolo de la profesión, viene a decirme
que hay algo más allá de las preocupaciones mundanas de Almodóvar, de sus carnes
frescas, más que trémulas, e incluso de sus atormentados héroes sexuales. Hay la
posibilidad de otro mundo donde el dolor no existe, donde podemos entrar libre-
mente si así lo deseamos, donde me espera un paraíso laico en el que quizá no exis-
ta la vida de verdad, pero sí un simulacro muy convincente. ¿El mundo de la social-
democracia, tal vez? ¿El mundo de esa izquierda moderada y feliz de nuestra
farándula, los que abochornaron a los ministros de Aznar en las ceremonias de los
Goya? Me digo: acéptalo, no lo dejes escapar, al fin y al cabo también deseaste deses-
peradamente su triunfo, aunque fuera solo como mal menor.
Lola vende ca
Lola vende ca
Sumario Siguiente
Lucky Village (I. Correa Malmcroma y Pedro Pinzolas, 2003)
JOSETXO CERDÁN
Pre-Texto
del documental
que apenas han tenido repercusión. Huella de todos ellos habrá quedado también gra-
cias al índice que marcan sus estrenos (aunque hayan sido más o menos clandestinos),
su consecución de ayudas oficiales (estatales o autonómicas), que a su vez supone un
depósito de copias en filmotecas y su registro administrativo por las instituciones. Sin
embargo, también existen una serie de producciones que no han generado esos índi-
ces (realizadas en subformatos, con duraciones poco ortodoxas, sin ayudas institucio-
nales, sin estreno en sala, como mucho con algún tímido pase en televisiones periféri-
español contem-
poráneo
cas o espacios alternativos), que se las llevará el viento de la historia. Este hecho, por
otro lado inapelable, resulta especialmente injusto en el terreno del documental, ya
que son las producciones realizadas en los márgenes, en la periferia, las que han apor-
tado las propuestas más atrevidas; mientras que, paradójicamente, por lo general son
películas mucho más conservadoras las que han llegado a las salas y se han beneficia-
do de un discurso a favor del documental como formato renovador.
Periferia
148 Vindicación de la
1. JOSETXO CERDÁN: “Quatre punts No obstante, hemos de reconocer que esa tensión entre centro y periferia es
cardinals i un centre de gravetat comprensible y extensible a cualquiera de los países de –lo que nos gusta considerar–
per al documental contemporani a nuestro entorno2. Sin embargo, existe una diferencia significativa entre el caso español
l’Estat espanyol”, en Quaderns del y el de esos otros países en cuanto a los modos de financiación y protección; diferen-
CAC, nº 16, mayo-agosto 2003. El cia que es definitiva para describir dos situaciones antagónicas. Las producciones peri-
texto en sus versiones en catalán y caste- féricas de esos otros países tienen formas de vehicularse dentro del sistema, hay una
llano se puede descargar en formato ‘pdf’ serie de instituciones que las acogen. Grosso modo podríamos establecer dos fórmulas
en http://www.audiovisualcat.net/publica- que hacen eso posible: becas, casi siempre de fundaciones privadas (caso de los Esta-
ciones/Q16cast.html. dos Unidos); y ayudas de televisiones con vocación minoritaria (caso de algunos países
2. El asunto de los referentes del europeos). Tristemente en España no se ha desarrollado ni una ni otra. De este modo,
entorno del cine español lo hemos trata- la escasa producción que se propone con vocación minoritaria y experimental res-
do en JOSÉ LUIS CASTRO DE PAZ y JOSETXO ponde habitualmente a modelos de producción amateurs basados en sistemas de
C ERD ÁN : “La crisis como flujo”, en financiación cuya principal fuente son los recursos de los implicados en el proyecto.
L UIS A LONSO G ARC Í A (coord.): Once Esta cuestión, que podría parecer simplemente industrial, tiene amplias consecuencias
miradas sobre la crisis y el cine espa- en otros terrenos (social, estético, histórico). Si los realizadores más arriesgados pudie-
ñol, Ocho y medio, Madrid, 2003; y ran acceder a formas de financiación estables y, a su vez, se creasen circuitos específi-
específicamente en lo referente al docu- cos para sus proyectos, se podría establecer una producción continuada y visible que
mental en J OSETXO C ERD Á N y C ASIMIRO generase una cultura propia. Llegados a ese punto, la producción de documentales
T ORREIRO : “Entre la esperanza y el (no solo los de gran formato, sino también y principalmente los más alternativos) deja-
desaliento. Situación actual del ría de ser una labor de artesanía y de corredores de fondo. En caso contrario lo más
documental en España” en J OSEP posible es que, del mismo modo que en los últimos años se ha ganado un terreno
MARIA CATALÀ, JOSETXO CERDÁN y CASIMI- para documental y han aparecido los productos de los que hablaremos a continuación,
RO TORREIRO (eds.): Imagen, memoria y la situación se degrade y buena parte del esfuerzo invertido acabe desperdiciado.
fascinación. Notas sobre el documen-
Madrid, 2001.
pesar de su renacer, el documental continúa siendo periférico en la producción espa- suficiente para justificar la necesidad de
ñola). Y decimos hasta donde sea posible porque, sin duda, la propia condición de esta aproximación. Por supuesto, todas
doblemente periféricos, de limítrofes, de estos productos hacen casi imposible el tra- las faltas y ausencias que se puedan detec-
zado de una cartografía clara3. tar las asumimos como limitaciones del
El conjunto de films que abordaremos no quiere proponerse como una taxono- trabajo de campo. También hemos de
mía de tendencias. Los trabajos y realizadores que aparecen a continuación no repre- advertir que la nómina de autores y obras
sentan a nadie más que a sí mismos y quizá no compartan otra cosa que el hecho de aquí aparecida sería mucho menor si no
ser periféricos (y para ello tendremos que aplicar una acepción amplia del término) hubiese sido por la ayuda prestada por
y de recoger alguna de las características del documental contemporáneo. Si este se algunos colegas que nos han puesto en la
reivindica por su carácter fronterizo, híbrido, inestable, nos parece necesario llamar la pista de materiales y autores diversos e,
atención sobre los productos que se generan en el lugar en que esas prácticas docu- incluso, nos han facilitado el contacto con
mentales son fronterizas, híbridas e inestables por necesidad. Por lo tanto, la finalidad algunos de ellos. Aunque han sido varios
de este texto es levantar acta de que estuvieron allí y reclamar una atención especí- los que nos han socorrido en esta labor,
fica y más consciente para esas prácticas. es de recibo reconocer que en esta oca-
A pesar de todo ello, y con el único propósito de mantener un orden expositivo, sión ha sido Antonio Weinrichter quien
hemos organizado el texto en torno a dos modelos principales que, nos parece, más puertas nos ha abierto.
encuentran resonancias en la mayoría de las propuestas a las que nos referimos. El 4. Estamos de acuerdo con JANE ROS-
primero de ellos sería el del falso documental, el fake4; y el segundo el modo que COE y C RAIG H IGHT (Faking It. Mock-
Nichols denomina observacional5. Por una serie de razones específicas, que tienen documentary and the Subversion of
que ver con el contexto histórico del país y, más concretamente, con el desarrollo de Factuality, Manchester University
sus propuestas audiovisuales, pero que resultan demasiado complejas para desarro- Press, Manchester, 2001) cuando afir-
llar en un artículo de estas características, podemos afirmar, con escaso riesgo a equi- man que el fake es un tipo de film de fic-
vocarnos, que esas han sido las dos fuentes que han alimentado las tendencias más ción, pero también es cierto que una de
ricas del documental contemporáneo en España. El fake, un tipo de film de ficción sus principales características, por no decir
que parasita los recursos del documental (en cualquiera de sus variantes), es una la principal, es el cuestionamiento de las
producción cultural modélicamente posmoderna y, por lo tanto, no debe resultar prácticas documentales; por ello, cuando
extraño que en torno a ella se agrupen algunos de los trabajos producidos en los últi- hablamos del documental, y más todavía,
Periferia
150 Vindicación de la
si nos referimos al documental más fron- mos años. Sin embargo, puede resultar más llamativo que el modo observacional, no
terizo, es necesario abordar el fake, por la intervencionista (la famosa mosca en la pared en palabras de los antropólogos), cuyo
imagen más o menos deformada que nacimiento sitúa Nichols en los años sesenta en el entorno del direct cinema esta-
sobre sí mismo le devuelve al documental. dounidense, haya sido el otro foco principal. Ello es debido a que en España todavía
5. BILL NICHOLS ha ido elaborando una en nuestros días existe un discurso hegemónico (de clara inspiración baziniana) en
categorización de modos documentales a cuanto a la naturaleza ideal de ciertas estéticas cinematográficas como reflejo del
lo largo de los años cuya última plasma- mundo, las cuales tienen que ver con el nacimiento y desarrollo de los nuevos cines,
ción se encuentra en Introduction to un contexto en el que se sitúa el direct cinema. El modo observacional encuentra un
Documentary, Indiana University claro acomodo como ideal frente al exceso de argumentación que supone el modo
Press, Bloomington & Indianápolis, expositivo6 (en estos momentos materializado principalmente en el reportaje televi-
2001. sivo, devaluado en términos artísticos y presentado cómo única forma documental
6. Mientras, los modos reflexivos y per- en España a lo largo de buena parte de los años ochenta y noventa7). Pero lo que
formativos (desarrollados según Nichols a hace más interesante a estos documentales no es que puedan agruparse en torno a
partir de los años ochenta) apenas han estos dos focos principales, sino que ese acercamiento nunca sea canónico. Al pro-
tenido predicamento en el contexto espa- poner alteraciones y rupturas de los modelos para intentar acercarse mejor a sus
ñol. Y eso, a pesar de que indudables ras- objetos, estas películas acaban mostrando una cierta insatisfacción, que en algunos
gos de reflexividad se pueden encontrar casos incluso deviene frustración. De ahí, del relativo descontento que generan los
en los documentales de Ángel García del referentes y de una heterodoxia obligada, brota, en buena parte de ellos, una clara
Val, Víctor Erice y José Luis Guerín, y de melancolía como “una forma de captar emocionalmente los cambios y el paso del
que Joaquín Jordà ha transitado en algu- tiempo sobre la realidad”8; en este caso, nos veríamos obligados a subrayar, sobre los
nos de sus documentales más recientes propios mecanismos cinematográficos. El tiempo ha pasado y las ortodoxias (de cual-
por los caminos de la performatividad. Y quier naturaleza) se muestran insuficientes ante estas prácticas marginales. En oca-
aunque algunos de estos realizadores son siones esa melancolía se abre también al propio objeto de los documentales, pero
referencia obligada de muchos trabajos incluso cuando no es así, esta planea sobre las estructuras de los films como una
posteriores, lo cierto es que el elemento forma de búsqueda incesante.
que siempre se acaba destacando de su Empecemos, sin embargo, con un fake canónico y de producción bastante ante-
trabajo es el de la observación, con toda rior a la del resto de los títulos.
probabilidad debido a que ese ha sido el
discurso que los propios directores han Textos: desde la posmodernidad (el posdocumental)
generado sobre su obra. Gaudí (Manuel Huerga, 1987) es quizá el primer fake o falso documental que se
7. Ese estrechamiento de la aceptación realiza en España con pleno conocimiento de lo que se está haciendo. Ya no estamos
del término documental en el contexto ante las manipulaciones que Basilio Martín Patino ha ejercido sobre sus materiales de
español lo hemos estudiado con casos archivo en Canciones para después de una guerra (1971), ni ante el tratamiento de los
concretos en JOSETXO CERDÁN: “Muerte protagonistas como personajes de una película de ficción, según ha definido Jaime
y resurrección. El documental en la Chavarri su trabajo con los protagonistas de El desencanto (1976), sino ante una obra
España del tardocapitalismo”, en que, conscientemente, establece una puesta en escena y unas narrativas recogidas
www.otrocampo.com, nº 9, octubre de del documental histórico y de montaje (expositivos), para mostrar, precisamente, el
2004. carácter de constructo de los mismos. Huerga viene del mundo de la televisión, con-
8. JOSEP MARIA CATALÀ: “La necesa- cretamente de la televisión pública catalana, TV3, donde ha realizado uno de los pro-
ria impureza del nuevo documen- gramas más vanguardistas del momento, Arsenal (1985). Su formación es heterogé-
Cerdán
Josetxo
151
Carod-Rovira. David contra Goliat
nea y aunque en su trabajo se puede reconocer la herencia del cine, en el mismo permite al autor hablar de La Zona (para-
también se pueden detectar otras huellas, como las del vídeo-arte9. Gaudí propone fraseando a Tarkovski), un terreno de
una biografía del famoso arquitecto catalán a partir de la recuperación parcial de unas nadie y sin cartografíar donde confluyen
hipotéticas imágenes registradas durante sus últimos años de vida, de una película los intereses de las artes plásticas y el cine
sobre su figura realizada en 1927 y de una serie de entrevistas filmadas con amigos y (documental o no), muchas veces de la
colaboradores en 1931. Sobre el juego de recreaciones (por supuesto, ni las hipoté- mano del vídeo-arte. Un ejemplo de lo
ticas imágenes del arquitecto en los últimos años de su vida, ni la película de 1927, ni que estamos diciendo es la instalación
las entrevistas a sus amigos y colaboradores son reales), nos advierte el realizador al Detesto el sentimentalismo barato, del lau-
inicio del film mediante un texto cuyo primer párrafo afirma: “Esta película es una reado cortometrajista, Jorge Torregrosa, o
colección de fragmentos de posibles películas antiguas. Una amalgama de viejos pla- algunas de las películas realizadas entre los
nos olvidados que los contemporáneos de Antonio Gaudí pudieron haber roda- años 2003 y 2004 por Isaki Lacuesta
do”10. Pero inmediatamente después nos sumerge en un prólogo que hace uso de (sobre alguna de ellas volveremos más
las armas más clásicas del documental expositivo histórico: una voz potente se lanza adelante). Terreno verdaderamente fasci-
a un verborreico panegírico del arquitecto en el que no faltan los laudos (“visionario, nante, aquí solo será abordado tangencial-
poeta de las piedras, el más original de los arquitectos…”), ni tampoco las presuntas mente, desde aquellos films que se
preguntas sin respuesta que –se supone– el documental se apresurará a revelar encuentran más próximos a la orilla docu-
(“¿dónde se encuentran las raíces de su obra?, ¿quién era en realidad ese hombre?”), mental.
mientras desfilan por la pantalla noticias de periódicos que hacen referencia al acci- 10. Traducción nuestra a partir de la
dente que acabó con su vida, esquelas, y fotografías supuestamente relacionadas con versión inglesa del film.
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152 Vindicación de la
sus últimos días y su entierro. Después del genérico del film, la película se construirá
Lucky Village (I. Correa Malmcroma sobre esos vestigios de posibles films del pasado que han sido convenientemente
y Pedro Pinzolas, 2003) puestos en escena por Huerga. De este modo, la película construye una ideal(ista)
recuperación de la figura de Gaudí en etapas: cuando el arquitecto
todavía vive (momento en que se filman las imágenes de su taller de
trabajo), a finales de la década de los veinte (cuando se rueda el film
de ficción que recrea algunos acontecimientos de su vida, con algunos
elementos recogidos directamente de las prácticas contemporáneas
de vanguardia, como en la secuencia del ataque del dragón), en 1931
(en los inicios de la II República, cuando se toma la declaración a sus
allegados) y, por supuesto, en el presente de la realización de la pelí-
cula (cuando Huerga retoma todos estos materiales para configurar su falso docu-
mental histórico de montaje). De este modo se crean capas de discurso sobre el
arquitecto que acaban empañando de una clara melancolía todo el film.
A primera vista, en un terreno similar a Gaudí, se mueve Dreamers/Soñadores de
Félix Viscarret (1999). En apenas diez minutos, el realizador recuerda la hipotética
historia de la rama masculina de su familia (su padre, su abuelo, su primo Dwaight y
su tío Rudolf), todo ello embriagado por la romántica emoción que desprenden las
notas de Adagio for Strings, Opus 11 de Samuel Barber, pieza que invade la banda
sonora a lo largo de todo el film. Viscarret parte de dos tradiciones importantes en
el terreno del documental: por un lado, los films de montaje, found footage (y más
específicamente aquella vertiente que persigue más una poética de la imagen que
una experimentalidad formal) y, por otro, las biografías familiares. Su película está
montada a partir de imágenes de principio del siglo XX a las que el texto en off, con
una voz cuyo grano rugoso empatiza tanto con los fotogramas antiguos como con la
11. ‘Oh si pudiera… En mis sueños… música de Barber, alude casi siempre de manera elíptica y sesgada. Por ejemplo, cuan-
Cuando era joven…’. La versión original do el texto habla de la obsesión del tío Rudolf por las mujeres, se ve a un grupo de
del film es en inglés. chicas practicando ejercicios de tenis. A posteriori, las referencias a este personaje
12. Jordi Sánchez-Navarro ha propues- irán acompañadas de imágenes de un desfile femenino. Al padre lo encarnan dife-
to el término Mofumental como adapta- rentes sujetos: desde un hombre sentado junto a un niño, hasta un aprendiz de Ícaro
ción al castellano de los términos que se lanza desde un avión para probar un sistema de vuelo basado en unas alas
anglosajones Mockumentary o Mock-docu- sujetas a sus brazos… El off explica la vida de estos cuatro personajes (perdedores,
mentaty, que harían referencia a la varian- locos, “soñadores”) durante un tiempo glorioso e irrecuperable según las recuerda
te más paródica del falso documental. un quinto personaje, el narrador. Se establece, además, un punto de partida de pro-
J ORDI S ÁNCHEZ -N AVARRO : “El mocku- funda subjetividad: se empieza y se acaba con las mismas palabras, casi susurradas
mentary: de la crisis de la verdad a y acompasadas por la dificultosa respiración del narrador, “Oh, if I could… In my
la realidad como estilo” en J ORDI dreams… When I was young…”11. Con todos estos elementos, el film se convierte
S Á NCHEZ -N AVARRO y A NDRÉS H ISPANO en la constatación más clara de los principios básicos del montaje (principalmente del
(eds.): Imágenes para la sospecha, efecto Kuleshov), pero sobre todo de las grietas que abre el paso del tiempo y la difi-
Glénat, Barcelona, 2001. cultad de la memoria (y, por lo tanto, del documental histórico): todos los rostros
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que pueblan el film, cien años después de su registro, resultan intercambiables. Para el
espectador contemporáneo han desaparecido los rasgos propios del individuo y solo
queda lo representativo de una época pasada, los elementos comunes que los iden- 13. Este film está disponible para su
tifican como habitantes de otro momento, como ruinas de un tiempo que fue. En visionado en la siguiente dirección de
definitiva, lo que parece querer decirnos el film de Viscarret es que eso mismo que internet: www.smartvideoserver.org.
le pasa a los rostros, ocurrirá con la memoria de las personas, que quedará diluida en 14. Sputnik, Fundación Arte y
el magma de una época. Melancólico en extremo, Dreamers se desvía hacia el terre- Tecnología, Madrid, 1997. Más infor-
no del found footage (las imágenes utilizadas son reales, pero aparecen recontextua- mación al respecto de esta obra en
lizadas, reubicadas) para cuestionar, de manera visible para el espectador, el valor www.nexusgeografics.com/sid/font/bin/Gh
Otro falso documental, o mock-documentary12, es Ivan Istochnikov (Lluis Escartín Lucky Village (I. Correa Malmcroma
Lara, 2001)13; con la curiosa particularidad de que se trata de la adaptación de un y Pedro Pinzolas, 2003)
libro, un fake, del fotógrafo Joan Fontcuberta14. Ivan Istochnikov se propone como
una entrevista al investigador de asuntos espaciales Michael Arena, la cual nos va a
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permitir conocer el secreto del astronauta que da título al cortometraje, Ivan Istoch-
nikov (traducción al ruso del nombre de Joan Fontcuberta). En el film se van suce-
diendo imágenes de la hipotética entrevista, donde el hieratismo y el fuerte acento
del personaje pueden poner en alerta al espectador avezado, con otras de found
footage de noticiarios y películas de ficción como Solaris (Andrei Tarkovski, 1972),
2001 A Space Oddisey (Stanley Kubrick, 1968) o War of Words (La guerra de los mun-
dos, Byron Haskin, 1957). Ivan Istochnikov es un personaje trágico, pues habiendo
sido llamado para la gloria eterna a la que en los años sesenta parecían abocados
todos los exploradores del espacio, cualquier vestigio de su presencia acabó siendo
borrado de los registros después de que su cohete se desviase de la órbita y queda-
se vagando en el espacio con la única compañía de un perro que viajaba con él en la
nave. La narración está trufada de comentarios irónicos por parte de Michael Arena,
Lucky Village (I. Correa Malmcroma como el de que la gran cantidad de animales que se enviaron al espacio en los años
y Pedro Pinzolas, 2003) sesenta permitían pensar en una especie de Arca de Noé cósmica, o como el que
sirve para cerrar su intervención, según el cual, Andrey Beregovov, un
colega de Ivan Istochnikov que viajaba en otra nave, vio, cuando este ya
había desaparecido en el espacio infinito, una botella de vodka con un
mensaje en su interior que flotaba en el espacio. Para acabar la pieza, el
propio Fontcuberta aparece en el papel de Beregovov para concluir (¡en
castellano!) con una reflexión sobre la insignificancia de la condición
humana. Todos estos distanciamientos irónicos sobre la propia narración,
así como aquellos implícitos en los materiales de found footage (por
ejemplo, ese plano final en que sobre un globo terrestre se puede leer “This is THE
END… of the beginning…”), sitúan a Ivan Istochnikov en el terreno de la parodia,
pero ello no impide que de la forma del film emane una extraña melancolía sobre
aquello que resulta parodiado15.
Entre las resonancias paródicas, aunque de otro tipo, y el distanciamiento se
mueve Mar Madrid (Rafael R. Tranche, 2002), una película híbrida y arriesgada, a
medio camino entre un homenaje contemporáneo a las sinfonías urbanas más clási-
cas y una cruel mirada sobre los reportajes televisivos. Respecto a su particular
homenaje a las sinfonías urbanas, podemos decir que la película renueva la experi-
mentalidad de aquellas, mediante el uso de tecnología digital para sus trucajes, per-
mitiendo de este modo, en una de sus secuencias más conseguidas, que los delfines
15. R OSCOE y H IGHT , han analizado se asomen a las ventanas del metro capitalino para observar a sus pasajeros (como
cómo un tipo de mock-documentaries, que si, momentáneamente, se intercambiasen las posiciones observacionales de cualquier
parodian algunos aspectos de la cultura acuario). En cuanto a su crítica de los reportajes televisivos, esta se vehicula a través
popular, generan a su vez un cierto senti- de una mirada distanciada y dura de los expertos entrevistados (que a su vez actúan
miento de ausencia, de pérdida, en torno de forma excesivamente fría, hierática, casi maquinal). Solo al final, con la aparición de
a ese objeto parodiado. Op. cit., págs. Moncho Algora, se recorta la distancia creada a lo largo de todo el film. Si en la pelí-
64-75. cula de Escartín Lara la melancolía había quedado muy matizada por la ironía, en Mar
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Madrid la gélida puesta en imágenes que establece Tranche la evacua por completo.
En esa cada vez más difusa frontera entre lo imaginado y lo referencial, Lucky Villa-
ge (Ingrid Correa Malmcroma y Pedro Pinzolas, 2003) se muestra como un film que
representa la vida cotidiana y sin sobresaltos de La Herradura, una localidad costera
de la provincia de Granada. Aunque la población existe como municipio, la podemos Lucky Village (I. Correa Malmcroma
encontrar en los mapas, lo que vemos en el film es más bien lo que el pueblo podría y Pedro Pinzolas, 2003)
La última de las piezas recogidas en este bloque abandona definitivamente el los socialistas utópicos en Andalucía ya
terreno del fake para proponer cierta reflexividad a partir de una exploración de los fue explorada en otro falso documental,
elementos más comunes del documental expositivo: se trata del trabajo de Har- el capítulo Paraísos (Basilio Martín Patino,
monía Carmona en Un tal Mulibahan (2000). Por un lado, el film incluye recons- 1998) de la serie Andalucía, un siglo de fas-
trucciones en la línea de lo que podríamos definir como docudrama (de tal forma cinación.
que da voz a su protagonista, muerto y disecado17) y, por otro, construye la estruc- 17. Una leyenda al inicio del documen-
tura narrativa como una investigación de corte clásico: un documental expositivo en tal advierte: ‘Mulibahan es una invención
el cual la voz en off nos guía en un recorrido por la historia de su objeto de interés, imposible’.
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156 Vindicación de la
Lucky Village (I. Correa Malmcroma todo ello trufado con una serie de declaraciones de implicados y expertos que van
y Pedro Pinzolas, 2003) aportando sus diferentes y contradictorios saberes. Lo que ocurre es que todo el
discurso de sobriedad se erosiona mediante algunos recursos básicos: la voz del off
dobla las palabras del personaje en las partes dramatizadas (confundiendo a uno y
otro) y las voces de autoridad llamadas a declarar entran no solo en flagrantes con-
tradicciones, sino en evidentes enfrentamientos (mostrando algunos de ellos, de
este modo, su debilidad). La película se propone como un acercamiento al que se
conoció mediáticamente como “el caso del negro de Banyoles”. El caso saltó a la
actualidad de los informativos a principios de los años noventa, cuando, debido a
una denuncia particular, se supo mundialmente que en un pequeño museo de la
población catalana de Banyoles se conservaban los restos disecados de lo que, pare-
ce, era un bosquimano xam. Botswana, país en el que actualmente vive la minoría
bosquimana, pidió la repatriación de los restos y, aunque los trámites fueron lentos,
esta se acabó produciendo unos años más tarde. La película de Carmona decons-
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Josetxo
157
truye todo este proceso, a la vez que muestra el entramado que aguanta su docu-
mental y, de paso, todos los documentales expositivos; de este modo, llama la aten-
ción sobre sus propias estructuras y entra en el terreno de la reflexividad. Al final, la
directora, cansada de la lucha de intereses que se esconde tras la utilización, por
parte de unos y otros, de la figura del bosquimano, el tal Mulibahan, y consciente de
que la estructura del documental expositivo se ha demostrado insuficiente, huye al
desierto para compartir su experiencia con los supuestos descendientes de aquel.
Allí, en un gesto de sabiduría, no solo les da voz, sino que deja que sean ellos mis-
mos los que se nombren ante la cámara (secuencia con resabios del cine de Jean
Rouch que cierra el film).
como son los retratos de algunos niños en la secuencia en que estos juegan con las
pinzas de colgar ropa. En esos momentos los niños miran a cámara, esperando que
esta los “retrate”, con una actitud de una inocencia casi prefílmica (en todo caso, al
menos pretelevisiva). A estas características se le debe añadir que la película es muda
en el sentido literal del término, a los personajes no se les oye hablar (solo en la
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158 Vindicación de la
punta del moral ha sido producido por una empresa de televisión), no se ahorra la Farrera (M. Martínez Pifarré, 2003)
inserción de dos secuencias que rompen con esa estética: una introductoria y otra
que ilustra el sueño de un pescador, hacia la mitad del film. Ambas están construidas
con imágenes de la pesca con almadrabas19, viradas y tratadas en posproducción
para romper ese naturalismo más televisivo.
Muy similares estrategias (podríamos decir que confeccionado como un film a la
sombra de la obra de Íscar) se encuentran en Tiurana (1999), de Marta Albornà y
Ariadna Pujol. Se trata de un trabajo de final de carrera que narra los últimos meses
de vida del pueblo de Tiurana (Lleida) antes de desaparecer bajo las aguas de un
pantano de nueva construcción. La película se construye en los contrastes: la vida en
convivencia con el entorno de los últimos habitantes (la familia Armengol), frente a la
presencia invasora de las máquinas que construyen la presa y destruyen las casas
abandonadas; el silencio de la misma familia, frente a las declaraciones de los políticos 19. Ese es el tema de El cerco que, a su
(de los cuales los medios funcionan como cámaras de resonancia); el rostro de los vez, tiene un tratamiento muy similar al de
primeros, frente a la presencia impersonal, fantasmal, de los segundos; el presente del A la orilla del río que ya hemos analizado.
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160 Vindicación de la
pueblo abandonado, anegado por las aguas y sin vida, frente a la vida que una vez
tuvo y que renace en las últimas imágenes a través de un film familiar recuperado por
las realizadoras. Tiurana emana una evidente melancolía y aunque por momentos
Farrera puede caer en un ruralismo idealizado, en la mayoría de ocasiones sabe mantener
(M. Martínez Pifarré, 2003) una distancia con dicha posición.
20. Como bien demuestra, por ejem- Las formas de la vida rural son una constante en el documental contemporáneo,
plo, la obra de algunos realizadores de los pero la melancolía que pueden generar no tiene por que derivar necesariamente
países del antiguo bloque soviético como hacia la idealización20. En este sentido resulta ejemplar el primero de los dos traba-
son Sergei Dvortsevoï, Victor Asliuk, Ser- jos que ha realizado la andorrana Marta Martínez Pifarré, Farrera (2003). Centrado
gei Loznitsa, Pawel Lozinski, Audrius en la localidad lleidatana que da título al film, aunque también bucea en las condicio-
Stonys o Victor Kossakovsky. nes contemporáneas de supervivencia en el medio rural lo hace desde una posición
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diferente a la propuesta por los films anteriores, con menos interés por establecer un
discurso trascendental y más juguetona a la vez que compleja con respecto a lo que
supone ese proceso. Farrera se centra en dos personajes: Conxita Català, la antigua
vaquera del pueblo y Pep Marçal, pequeño ganadero y agricultor21. La primera ima-
gen del film muestra a Conxita, una mujer ya entrada en la tercera edad que intenta
poner en marcha una muñeca que habla, más bien canta, de forma repetitiva el ripio
infantil “Yo sé la manera, de dar la lata a cualquiera”. La izquierda del encuadre está
ocupado por una serie de viejos calendarios que remarcan ese espacio temporal que
se abre entre Conxita y su gesto con la muñeca. El repetitivo mecanismo de la muñe-
ca (conservado a lo largo de los años como un tesoro) es solo el principio de las
sucesivas invasiones tecnológicas que muestra el film. En la misma línea, una de sus pri-
meras secuencias muestra la llegada de un equipo de televisión al pueblo para hacer
un reportaje sobre sus habitantes. De un plano general ante una puerta que cruza
Pep, pero que resulta demasiado estrecha para que pasen los recién llegados (perio-
dista, cámara y sonidista) con todo su equipo, se pasa al plano de unos conejos en el
interior de una conejera. El montaje de estos dos planos remite, por una parte, al
evidente desajuste de proporciones entre el mundo de Farrera y el de los recién lle-
gados y, además, lanza un certero comentario sobre la visión que la televisión creará
sobre los habitantes del pueblo, a la vez que establece la distancia entre el propio film
que estamos viendo y las dinámicas del reportaje. Después de un plano de transición,
Pep verá en televisión el reportaje. Y no será esta la única aparición del receptor en
la película, es invierno y estamos en un pueblo del Pirineo prácticamente abandona- 21. En realidad hay un tercer persona-
do, la televisión se convierte en el único punto de fuga para sus habitantes. Pero el je, un pintor joven que se ha retirado a
discurso sobre ese asunto, como decíamos, es complejo: Conxita reconoce que sigue vivir al pueblo, pero su presencia acaba
las soap operas que emite TV3 y que le gusta oír cantantes (como Niña Pastori) en siendo anecdótica ante la fuerza de Con-
la televisión. Y es que las canciones son muy importantes a lo largo de toda la pelí- xita y Pep.
cula. Tanto Conxita como Pep aparecen cantando melodías tradicionales. Pero la 22. A punto de acabar este texto
televisión también invadirá ese espacio musical pegado a la formación sentimental de hemos tenido la posibilidad de ver el últi-
los personajes, por ejemplo, cuando Pep vea cantar a Dani Úbeda “Chiquilla” en mo trabajo de Lluis Escartín Lara, titulado
Operación Triunfo. La siguiente secuencia nos lleva de nuevo hasta Conxita que, en su Terra Incógnita (2004) y realizado con la
espacio doméstico, canta una melodía tradicional. Así pues, las relaciones entre lo ayuda del Museo Reina Sofía (es decir, la
tradicional y lo nuevo son complejas y no se trata tanto de apuntar el final de unas institución museística). La película muestra
formas de vida, como la formación de unas estrategias de resistencia, incluso entre a los agricultores de una pequeña locali-
aquellos que parecen más desprotegidos22. dad rural del Penedès catalán, pero estos
El segundo trabajo de Marta Martínez Pifarré, dirigido conjuntamente con Álex ya no aparecen como seres cuya forma
Tena Arjelies, es Carod-Rovira. David contra Goliat (2004). La película se plantea a par- de existencia peligre, sino con una rotun-
tir de la campaña electoral que hizo el político catalán en las elecciones generales de didad inquebrantable, pétreos como el
marzo de 2004, aunque su apuesta no se queda únicamente en seguir a Carod-Rovi- paisaje que los rodea y, por momentos,
ra, sino que pretende mostrar todo su contexto. Por ello, no es difícil entender que casi literalmente indisociables de la tierra
el film se parta por la mitad con los atentados del 11 de marzo en Madrid. En ese que trabajan.
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162 Vindicación de la
sentido de autoconsciencia. Quizá el más claro ejemplo de ello son las piezas que Xavó Xaví (Óscar Pérez, 2002)
Óscar Pérez ha realizado entre 2002 y 2003 de forma independiente24: Xavó Xaví
(2002), Al marge (2002), Al vol (2003) y Lo regador (2003). En todos ellos, Óscar
Pérez parte de una estética claramente observacional pero su estructura acaba des-
cubriendo elementos que van más allá del acercamiento a la epidermis de los acon-
tecimientos. Así por ejemplo, en Lo regador hay una secuencia en la que el protago-
nista del film (uno de los encargados de repartir el agua de riego en los campos del
Delta del Ebro) se encuentra en una caseta y fuera de campo se oye como llega un
coche, derrapa y para. Alguien se baja. El regador sale inmediatamente de la caseta,
pero la cámara permanece quieta, invisible al recién llegado. Fuera se produce un
enfrentamiento del cual el espectador es testigo auditivo. Ese anclar la cámara para
que el efecto realidad se genere a su alrededor es un elemento constante en los films
de Óscar Pérez, hasta el punto que Al vol parte de la idea de situar la cámara en un
lugar elevado, frente a una entrada de un mercado barcelonés y esperar. Ante aque-
lla desfilan los camiones del reparto, los compradores, la gente que busca en los con-
tenedores de basura restos de comida, se producen conversaciones, enfrentamien-
tos, incluso se arregla el pavimento… El propio Óscar Pérez reconoce que para
realizar este film se inspiró en Tishe! (Victor Kossakovsky, 2003), film rodado desde la
ventana de la casa del realizador, que muestra la vida de la calle desde el día en el que
comienzan unas obras de embreado. Óscar Pérez, al igual que Kossakovsky en su 24. Las películas se han podido ver en
film, rompe el realismo naturalista de la cámara que observa introduciendo altera- la desconexión para Cataluña de TVE a
ciones en la velocidad de reproducción de las imágenes (principalmente ligeros ace- través del programa Gran Angular, uno de
lerados) que les otorga un carácter irreal, casi de slapstick, muy innovador. Pero el los escasos espacios que ha otorgado visi-
sentido del humor de Al vol no se limita únicamente a este efecto, sino que se amplía bilidad a producciones de este tipo.
al concepto total del film desde el mismo título (Al vol / Al vuelo25), ya que los otros 25. Evidentemente la polisemia de la
protagonistas de la obra son los pájaros, principalmente palomas urbanas, que casi expresión permite también aplicarla a la
dan una réplica a los comportamientos de los humanos que desfilan por el film. forma de captar las imágenes de la pelícu-
Como cierre final de la película y de ese proceso de identificación, se nos muestra la, al vuelo, durante los tres meses que
cómo un amplio grupo de trabajadores del mercado disfrazados de pollos se suben duró su trabajo de grabación.
Periferia
164 Vindicación de la
El último film al que nos vamos a referir es de 2004 y lleva por título Iván Z, que Iván Z (Andrés Duque, 2004)
Sumario Siguiente
LIBROS
mas, titulado precisamente Dispositif(s) du cinéma histórica, abandonando así la perspectiva metapsi-
(des premiers temps). Se trata de una serie de artí- cológica tradicional.
culos recogidos de las ponencias del congreso de Entre estos dos artículos teóricos (el de Kessler
Domitor celebrado en Montreal en junio de 2002, abre el dossier y el de Sirois-Trahan lo clausura) se
que proponía como tema el dispositivo cinemato- encuentran cinco “historical case studies” en los
gráfico, entendido no solo desde el punto de vista que se abordan cuestiones relativas a modos de
tecnológico (los mecanismos ópticos que consti- ver en relación con dispositivos visuales específi-
tuían las primeras proyecciones fílmicas y sus pre- cos. Alison Griffiths se centra en los panoramas
decesores), sino invocado sobre todo en un del XIX para analizar en qué sentido este entrete-
contexto teórico en relación con cuestiones de nimiento popular prepara al espectador para el
recepción y poder ideológico5. futuro espectáculo cinematográfico. Dan Streible
Como explica Melanie Nash, la coordinadora estudia el consumo de las imágenes del mutosco-
del volumen, en su introducción, este número de pio, especialmente por parte de niños, a través de
la revista recoge de ese encuentro artículos que diferentes periodos históricos en EEUU, y pone en
tratan el área de intersección –entre historia y relación el aparato y su polémica con una actual
teoría del cine– donde el cine de los primeros sobre el acceso de los niños a Internet. Isabelle
tiempos y entretenimientos visuales como las fan- Raynauld y Jan Holmberg también comparan el
tasmagorías, los panoramas o los mutoscopios cine de los primeros tiempos con nuevas tecnolo-
son considerados en cuanto a sus implicaciones gías mediáticas de nuestros días, para demostrar
para modelos teóricos sobre el espectador y la ciertos elementos comunes en lo concerniente a
historia de prácticas de recepción. Los ar tículos la recepción: la primera compara un texto cine-
que se han escogido tienen que ver así con un matográfico de los primeros tiempos con un
nuevo planteamiento que podríamos denominar reciente CD-ROM, señalando cómo discursos de
historiografía teórica o teoría historiográfica, novedad influyen sobre la recepción del medio,
donde historia y teoría no están necesariamente mientras que el segundo compara el cine de los
opuestas sino que fuerzan una revaloración funda- primeros tiempos y los videojuegos en relación
mental de ciertos conocimientos históricos o teó- con la idea y las estrategias de inmersión (que no
ricos asumidos. identificación) del espectador.
Frank Kessler y Jean-Pierre Sirois-Trahan repa- Pero el artículo más interesante del dossier es
san algunos aspectos problemáticos de la teoría sin duda el de Tom Gunning. El autor propone
del dispositivo de Jean-Louis Baudry y Christian romper con esa visión teleológica de los orígenes
Metz (sobre todo los relacionados con la necesi- del cine que criticaba también Benet y trasladar la
dad de historicidad y la cuestión de la recepción) reflexión hacia la elaboración de un historia de la
que se evidencian al extrapolarla del cine narrati- cultura visual, lo que permitirá, según él, no solo
vo clásico y aplicarla al de los primeros tiempos, y enriquecer nuestra comprensión de una historia
cuestionan su productividad teórica para la investi- cultural más vasta, sino también, paradójicamente,
gación histórica actual. Identifican diferentes tipos nos ofrecerá nuevas formas de pensar el cine en
de dispositivo que preceden al del cine institucio- su especificidad. Pero advierte de un peligro: para
nal6 (por lo que se refieren a dispositivos en plu- criticar la visión teleológica del cine en tanto resul-
ral) y privilegian una aproximación pragmática tado lógico de todos los dispositivos ópticos no
Libros 173
hay que dejar que la historia se pierda en ese 3. ANDRÉ GAUDREAULT y TOM GUNNING: “Le cinéma des
campo casi sin límites que es el de la cultura visual, premiers temps, un défi à l’histoire du cinéma?”, en J.
pues se corre el riesgo de perder la especificidad AUMONT, A. GAUDREAULT y M. MARIE (eds.): Histoire du ciné-
que sostiene la emergencia del cine en el seno de ma. Nouvelles approches, París, Publications de la Sorbonne,
dicha vasta cultura visual. Gunning propone pues 1989.
pensar el cine no en el interior de una cultura 4. TOM GUNNING: “The Cinema of Attraction: Early Film,
visual inconmensurable, sino más bien a partir del Its Spectator and the Avant-Garde”, Wide Angle, vol. 8, nº
ámbito más específico de lo óptico, es decir, en el 3-4, 1986.
marco de una investigación sobre los dispositivos 5. La publicación se completa con la sección Hors dos-
ópticos precisos y los discursos que los envuelven, sier / Miscellaneous, que contiene un artículo de Jacques
lo que él denomina “cultura óptica”. Aumont sin relación con los del dossier comentado, titula-
El ejemplo que escoge para demostrar de qué do “L’objet cinématographique et la chose filmique”, sobre
forma estas cuestiones pueden ser estudiadas las diversas maneras de aparición de un objeto en un film, y
desde un punto de vista histórico y teórico es el con la reseña del libro de RONALD BOGUE: Deleuze on Cine-
espectáculo decimonónico de la fantasmagoría. En ma, por Sébastien Lévesque.
un análisis brillante, Gunning saca a relucir las con- 6. Kessler distingue, por ejemplo, entre la cinematogra-
tradicciones del invento y, poniéndolo en relación fía como dispositivo espectacular, donde el elemento domi-
con el ilusionismo y la prestidigitación, afirma que nante es la capacidad técnica de la máquina de recoger y
no se trata de engañar al espectador, como se suele reproducir el movimiento, y la cinematografía como dispo-
pensar, sino de hacerle reflexionar sobre la fragili- sitivo de lo espectacular, donde es el propio espectáculo fil-
dad natural de la percepción humana, invitándole a mado el que constituye la atracción principal.
cuestionar la certeza de sus propias percepciones.
En suma, estos ar tículos demuestran que una
historización cuidadosa de un modelo teórico de MASCULINIDADES DE CONSUMO.
espectador puede dar resultados muy fructíferos. ESTRELLAS, GÉNERO E IDENTIDAD
Los autores de los textos revisan la historia del NACIONAL
cine desde planteamientos menos categóricos o
absolutos y más dependientes de la investigación y JACQUELINE REICH: Beyond
la observación de los detalles históricos, de forma the Latin Lover: Marcello
que contribuyen a un mejor entendimiento del Mastroianni, Masculinity,
cine de los primeros tiempos y otros medios and Italian Cinema,
visuales contemporáneos.❍ Bloomington, Indiana
University Press, 2004
Gloria Fernández Vilches
CHRIS PERRIAM: Stars and
1. Véase RICK ALTMAN: “Otra forma de pensar la historia Masculinities in Spanish
(del cine): un modelo de crisis”, Archivos de la filmoteca, nº Cinema: From Banderas
22, febrero 1996, Valencia, págs. 7-19. to Bardem, Oxford, Oxford
2. DAVID BORDWELL: On the History of Film Style, Cambrid- University Press, 2003
ge, Harvard University Press, 1997.
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Libros 173
hay que dejar que la historia se pierda en ese 3. ANDRÉ GAUDREAULT y TOM GUNNING: “Le cinéma des
campo casi sin límites que es el de la cultura visual, premiers temps, un défi à l’histoire du cinéma?”, en J.
pues se corre el riesgo de perder la especificidad AUMONT, A. GAUDREAULT y M. MARIE (eds.): Histoire du ciné-
que sostiene la emergencia del cine en el seno de ma. Nouvelles approches, París, Publications de la Sorbonne,
dicha vasta cultura visual. Gunning propone pues 1989.
pensar el cine no en el interior de una cultura 4. TOM GUNNING: “The Cinema of Attraction: Early Film,
visual inconmensurable, sino más bien a partir del Its Spectator and the Avant-Garde”, Wide Angle, vol. 8, nº
ámbito más específico de lo óptico, es decir, en el 3-4, 1986.
marco de una investigación sobre los dispositivos 5. La publicación se completa con la sección Hors dos-
ópticos precisos y los discursos que los envuelven, sier / Miscellaneous, que contiene un artículo de Jacques
lo que él denomina “cultura óptica”. Aumont sin relación con los del dossier comentado, titula-
El ejemplo que escoge para demostrar de qué do “L’objet cinématographique et la chose filmique”, sobre
forma estas cuestiones pueden ser estudiadas las diversas maneras de aparición de un objeto en un film, y
desde un punto de vista histórico y teórico es el con la reseña del libro de RONALD BOGUE: Deleuze on Cine-
espectáculo decimonónico de la fantasmagoría. En ma, por Sébastien Lévesque.
un análisis brillante, Gunning saca a relucir las con- 6. Kessler distingue, por ejemplo, entre la cinematogra-
tradicciones del invento y, poniéndolo en relación fía como dispositivo espectacular, donde el elemento domi-
con el ilusionismo y la prestidigitación, afirma que nante es la capacidad técnica de la máquina de recoger y
no se trata de engañar al espectador, como se suele reproducir el movimiento, y la cinematografía como dispo-
pensar, sino de hacerle reflexionar sobre la fragili- sitivo de lo espectacular, donde es el propio espectáculo fil-
dad natural de la percepción humana, invitándole a mado el que constituye la atracción principal.
cuestionar la certeza de sus propias percepciones.
En suma, estos ar tículos demuestran que una
historización cuidadosa de un modelo teórico de MASCULINIDADES DE CONSUMO.
espectador puede dar resultados muy fructíferos. ESTRELLAS, GÉNERO E IDENTIDAD
Los autores de los textos revisan la historia del NACIONAL
cine desde planteamientos menos categóricos o
absolutos y más dependientes de la investigación y JACQUELINE REICH: Beyond
la observación de los detalles históricos, de forma the Latin Lover: Marcello
que contribuyen a un mejor entendimiento del Mastroianni, Masculinity,
cine de los primeros tiempos y otros medios and Italian Cinema,
visuales contemporáneos.❍ Bloomington, Indiana
University Press, 2004
Gloria Fernández Vilches
CHRIS PERRIAM: Stars and
1. Véase RICK ALTMAN: “Otra forma de pensar la historia Masculinities in Spanish
(del cine): un modelo de crisis”, Archivos de la filmoteca, nº Cinema: From Banderas
22, febrero 1996, Valencia, págs. 7-19. to Bardem, Oxford, Oxford
2. DAVID BORDWELL: On the History of Film Style, Cambrid- University Press, 2003
ge, Harvard University Press, 1997.
174 Libros
A partir de la publicación en Francia de Les Stars veinte, conocida como Jazz Age: periodo de
de Edgar Morin a finales de los 50 y de los estudios entreguerras vinculado al cambio social, una etapa
posteriores realizados por Alexander Walker, de plena reestructuración, de negociación entre
Richard de Cordova y Richard Dyer1 se han suce- nuevos y viejos valores. Tampoco es por puro azar
dido numerosos libros que estudian las estrellas que Marcello Mastroianni consolide su estrellato
cinematográficas más allá de su condición de fenó- en el periodo siguiente al fascismo y a la Segunda
menos de producción y consumo. Este interés por Guerra Mundial ni que el surgimiento de Imanol
analizar el fenómeno del estrellato desde múltiples Arias como “El novio de España” (pág.17) se lleve
perspectivas (desde la sociología, psicoanálisis, a cabo en la etapa posfranquista; ambos periodos
semiótica…) se conoce como la corriente star stu- de inestabilidad política, económica y social. Esta
dies, área de estudio que, aunque mayoritariamen- similitud se justifica por lo que, en términos de
te ha centrado su interés en el análisis de las Richard Dyer, define a una estrella: su carisma,
estrellas de Hollywood, poco a poco está prestan- cualidad que permite compensar las “inconsisten-
do cada vez más atención al estudio de las estrellas cias específicas, las ambigüedades y las contradic-
en otras cinematografías nacionales2. ciones de la cultura que la produce”3, y propone a
Paralelamente, muchas de las investigaciones que través de su presencia contradictoria un intento
se están realizando dentro de la corriente conocida de negociación, reconciliación o enmascaramiento.
como gender studies y desde la teoría feminista Esto es precisamente lo que defiende Jacqueline
están complementando el análisis de los star stu- Reich: la star de Mastroianni, como figura antitética,
dies, proponiendo la imagen de la estrella no solo en tanto par te de su apariencia internacional de
como signo sociocultural, sino también como vehí- Latin lover y, sin embargo, al mismo tiempo se pro-
culo ideológico que ayuda a fijar o a cuestionar los pone como el inetto, el antihéroe, figura revelado-
roles de género. Así pues, últimamente son fre- ra de una masculinidad italiana en crisis. La misma
cuentes las publicaciones de libros que pretenden perspectiva es adoptada por Chris Perriam al anali-
analizar los modelos de masculinidad y de femini- zar las estrellas españolas como figuras polisémicas
dad que estrellas como Rita Haywor th, Marlene e incluso de identidades propias contradictorias, ya
Dietrich, Marlon Brando, James Dean o Jean Gabin que, por ejemplo, la figura de Bardem en ocasiones
han propuesto al imaginario cultural de una socie- se sitúa como un “pretty boy” y en otras se propo-
dad históricamente determinada. ne como “una radiografía de la homosexualidad
Sobre estas bases teóricas se inscriben los dos oculta” (pág. 114), oscilación que para el autor no
libros que reseñamos aquí, aportaciones que pre- se debe exclusivamente a una causa puramente
tenden dar cuenta de cómo el cine nacional, espa- económica, sino más bien a una hibridación de
ñol e italiano a través de su propio star system, responsabilidades que asume la propia cinemato-
reconstruye y redefine el modelo de masculinidad grafía nacional española: “estas figuras rebeldes,
ante la necesidad imperante de adaptarlo a su planteando diversas preguntas sobre la angustia en
contexto socio-histórico. el individuo y en la sociedad, sobre escapismo y
Ambos libros coinciden en la razón histórica desplazamiento, sobre el anonimato, también res-
que origina el nacimiento de las estrellas que anali- ponden con notable frecuencia a asuntos de la
zan. No es casual que el surgimiento de estrellas vida política y social de España de manera predes-
hollywoodienses se produzca en la década de los tinada a obtener identificaciones y empatías tanto
Libros 175
como activar el compromiso crítico en el públi- mundo espiritualmente vacuo. En este sentido, Jac-
co”4 (pág. 203). queline Reich analiza cómo el propósito de crítica
En Beyond the latin lover, Jacqueline Reich anali- social de Fellini se lleva a cabo a través de la star6,
za el modelo de masculinidad italiana que el carác- demostrando la contrariedad existente entre el
ter de la estrella de Mastroianni cuestiona en sus ser y el parecer de la bella figura y consecuente-
diferentes películas. Dos son los principales objeti- mente, entre la Roma aparentemente moderna y
vos del libro: observar cómo a nivel internacional la Roma verdaderamente amoral. En el caso de
la imagen de Mastroianni se constituye como Marcello, mientras su apariencia física lo caracteri-
icono representante del ideal de masculinidad za como Latin lover, el propio viaje narrativo le
mediterránea y ver cómo paradójicamente el inte- obliga a ser un Dante inver tido que desciende y
rés de la estrella ha sido parodiar su propia ima- cruza toda Roma7, adoptando una mirada distan-
gen de Latin lover y evidenciar la situación ciada que paradójicamente no le permite salir de
vulnerable en que se encontraba la masculinidad un mundo en el que se reconoce frustrado e
italiana de la posguerra. Se trata de un libro que impotente.
no pretende ser un análisis comprensivo de la Si la figura del inetto, según la autora, permite
carrera cinematográfica de Mastroianni, pues para evidenciar cierta masculinidad italiana en crisis, el
eso, como señala la autora, ya se encuentra la bio- género de la comedia es su correlato más directo,
grafía de Donald Dewey5. pues el chiste y la ironía son “válvulas de escape
El leitmotif de todos los capítulos es la figura del aceptables culturalmente para las frustraciones,
inetto6, imagen surgida bajo la fachada de la bella tensiones y otros sentimientos que no pueden ser
figura (compañero del dandy inglés y del flâneur expresados directamente” 8 (pág.79). El humor
francés) al enmascarar su carácter de antihéroe permite distanciarnos tanto de la cotidianidad
por medio de la hipermasculinidad, el ideal de como de lo sagrado o incluso de lo que más firme-
honor y la potencia sexual. El inetto, cuyo origen mente creemos. Dicho alejamiento es el que
se encuentra ya en el teatro de la segunda mitad convier te la comedia en una “lente irónica de la
del siglo XVI, concretamente en la llamada come- masculinidad italiana a través de la cual queda
dia dell’arte, revela por medio de su pasividad la expuesta la falacia de sus mitos y la insuficiencia de
tensión existente entre el individuo y la sociedad su realidad”9 (pág. 78). Comedias fellinianas como
al depender su autoestima de la aprobación La citta delle donne (La ciudad de las mujeres, 1980),
externa. Es por esta misma razón que durante Ginger y Fred (1986), Intervista (Entrevista, 1987) y
la posguerra el cine italiano potenció dicha figura 81/2(1963) son analizadas como modelos que
con el propósito de examinar la noción de mas- expresan masculinidades ansiosas y vulnerables a
culinidad tradicional y resaltar su carácter perfor- través de “la liberación catár tica del humor” 10
mativo. (pág. 79).
El antihéroe moderno más ejemplar es el Otro de los objetivos primordiales del libro es
representado por Mastroianni en La Dolce vita subrayar que la masculinidad es un efecto socio-
(Fellini, 1959). Marcello Rubini, al contrario del cultural, una mascarada que varía según los dife-
héroe hollywoodiense clásico, acaba reconociendo rentes contextos (geográficos, de edad, raza o de
su propia incapacidad de ser escritor y alineándo- estatus social). Para ello, la autora dedica todo un
se voluntariamente el mundo de los paparazzis, un capítulo a explicar cómo se codifica la masculini-
176 Libros
dad siciliana (centrándose en la figura del gallo y Esta ambivalencia dentro de la propia narrativa
del cornutto) y cómo esta misma al ser un cons- permite a su vez entender la tensión y la negocia-
tructo cultural es deconstruida en películas como ción existente entre la realidad social y la ficción,
Il bell’Antonio (El bello Antonio, F. Fellini, 1960) y pues, como señala el autor, todas las estrellas se
Divorzio all’italiana (Divorcio a la italiana, Pietro constituyen como “ejemplos de representaciones
Germi, 1961). En el primer caso, se cuestiona el ficticias de masculinidad y ejemplos de la construc-
mito de la potencia sexual al revelarse pública- ción social de la masculinidad en tiempo
mente como un hombre impotente y en el segun- y espacio real” (pág. 5)12. No obstante, este plan-
do, se confronta el código de honor siciliano a su teamiento tan interesante va debilitándose a medi-
imagen de cornutto. da que avanza el libro, ya que funciona más como
A continuación, la autora examina la presencia una perífrasis redundante que como una hipótesis
conjunta de la figura del inetto de Mastroianni y de general que va adquiriendo una argumenta-
la mujer rebelde de Sofia Loren, considerando ción sólida.
ambas como subversivas, ya que permiten deses- El propósito en común de ambas publicacio-
tabilizar las nociones tradicionales de masculinidad nes es analizar las estrellas cinematográficas
y feminidad. Esta aportación resulta acertada pues, masculinas como cuerpos de consumo que cues-
si por algo es definida la masculinidad es por su tionan las diferencias de género y revelan cons-
relación con “los otros”, entre los cuales la amena- trucciones culturales de masculinidad débiles. Esta
za más consistente es la feminidad. Y por último, interacción explícita entre el estudio de las estre-
se analiza a un Mastroianni que reitera su carácter llas cinematográficas, los roles de género y la iden-
de antihéroe mostrándose como ser resignado y tidad nacional posibilita un análisis al unísono de
pasivo incapaz de paralizar el declive físico y espi- problemas que, en muchas ocasiones, se han dis-
ritual que irremediablemente produce el paso del cutido como compartimentos estancos. Conclu-
tiempo. yendo, la lectura paralela de ambos libros nos
Si el inetto y la bella figura representan propia- permite ver cómo el cine, en tanto industria cultu-
mente la masculinidad italiana, la figura del galán ral, codifica, actualiza y cuestiona los roles
adopta la tipificación de lo español. En un primer de género a través de sus mitos: las estrellas cine-
momento, dicho término se asociaba a la figura matográficas.❍
del caballero galante del siglo XVIII y a partir de la
década de los 80 adquirió el status de sex symbol. Rocío Alcalá del Olmo
Esta fusión de caracteres ambiguos se refleja en
Stars and Masculinities in Spanish Cinema: From 1. E DGAR M ORIN : Las stars, Barcelona, Dopesa, 1972
Banderas to Bardem al analizarse cada una de las (1957); A LEXANDER W ALKER : El estrellato. El fenómeno de
estrellas seleccionadas –Imanol Arias, Antonio Hollywood, Barcelona, Anagrama, 1970; RICHARD DYER: Las
Banderas, Carmelo Gómez, Jordi Mollà y Jorge estrellas cinematográficas, Barcelona, Paidós, 2001 (1979);
Sanz– desde su posición ambivalente de sujeto y RICHARD DE CORDOVA: Picture Personalities. The emergence of
objeto de deseo, proponiéndonos a un Bardem the star system in America, Urbana and Chicago, University
que fluctúa “dentro y fuera del machismo”11 (pág. of Illinois Press, 2001 (1990).
93) y a Banderas como arquetipo rebelde al 2. GINETTE VICENDEAU: Stars and Stardom in French Cine-
mismo tiempo que homosexual. ma, Londres, Continuum, 2000; BRUCE BABBINGTON: British
Libros 177
Film Stars, Manchester, University Press, 2001; B EHROZE IMAGEN, ENIGMA.
G ANDHY y T OMAS R OSIE : “Three Indian Film Stars”, en USOS DE LA FOTOGRAFIA
Christine Gledhill (ed.): Stardom. Industry of Desire, Londres, EN LA REFLEXIÓN HISTÓRICA1
Routdlege,1991.
3. RICHARD DYER: op. cit., pág.50. GEORGES DIDI-HUBERMAN:
4. “These rebels types, raising various questions about Images malgré tout,
angst in the individual and society, about escapism and dis- París, Les Éditions
placement, about anomie, also respond with noticeable fre- de Minuit, 2003
quency to issues in Spanish political and social life in ways
clearly destined to elicit identifications and sympathies as
well as activate critical engagement in their audiences.” Si hay un acontecimiento histórico que a lo
(pág.203) largo del s. XX haya desatado polémicas en cuanto
5. DONALD DEWEY: Marcello Mastroianni: His life and Art, a la forma en que sus imágenes debían ser gestio-
Nueva York, Birch Lane, 1993. nadas, ese es el exterminio nazi. La producción
6 Es importante destacar la asociación que en ambos fotográfica y fílmica llevada a cabo por los Aliados y
libros se realiza entre la star y el director: la sensación de destinada a documentar la barbarie desatada por el
autoría compartida por Fellini-Mastroianni y Almodóvar- Tercer Reich comenzó en el momento mismo de
Antonio Banderas, entre otros. la liberación de los campos de concentración, al
7. Vemos a Marcello recorriendo toda Roma: durmien- finalizar la Segunda Guerra Mundial. Desde enton-
do con Magdalena (Anouk Aimée) en una casa marginal ces y hasta la actualidad no han cesado de prolife-
situada en la periferia, abandonando a su novia Emma (Ivon- rar las imágenes de los campos y, a ellas
ne Furneaux) en un descampado, mojándose en la Fontana aparejados, toda una serie de discursos sobre el
de Trevi con Sylvia (Anita Ekberg), etc. lugar que estas debían ocupar en la construcción
8. “... culturally acceptable outlet[s] for the frustrations, de la memoria y la forma en que debían hacerlo2.
tensions, and other feelings that cannot be expressed Menos conocidas resultan las fotografías toma-
directly” (pág. 79). Cita extraída de S TANLEY B RANDES : das en el interior de los campos que han sobrevi-
Metaphors of Masculinity: Sex and Status in Andalusian Folklo- vido a la destrucción masiva de pruebas que
re, Philadelphia, University of Pennsylvania Press, 1985. perpetraron los nazis en su desbandada al final de
9. “... ironic lens onto Italian masculinity and through it la guerra, la mayor parte de las cuales se conser-
exposed the fallacy of its myths and the shortcomings of its va en el Museo de Auschwitz-Birkenau. Existen
reality” (pág. 78). cientos de miles de fotografías identificatorias de
10. “... the cathartic release of humor” (pág. 79). los prisioneros recién llegados tomadas por las
11. “... in and out of machismo (pág. 93) autoridades de los campos, de algunos de esos
12. “... instances of fictional representations of masculi- mismos prisioneros sometidos a experimentos
nity and instances of the social performance of masculinities criminales, fotografías del campo, fotografías de
in real time and spaces” ( pág. 5). reconocimiento aéreo tomadas por los Aliados y
fotografías tomadas por los miembros del Son-
derkommando3 en las proximidades de las cáma-
ras de gas. Son estas últimas las que aquí nos
interesan, pues en torno a ellas se estructura
Sumario Siguiente
Libros 177
Film Stars, Manchester, University Press, 2001; B EHROZE IMAGEN, ENIGMA.
G ANDHY y T OMAS R OSIE : “Three Indian Film Stars”, en USOS DE LA FOTOGRAFIA
Christine Gledhill (ed.): Stardom. Industry of Desire, Londres, EN LA REFLEXIÓN HISTÓRICA1
Routdlege,1991.
3. RICHARD DYER: op. cit., pág.50. GEORGES DIDI-HUBERMAN:
4. “These rebels types, raising various questions about Images malgré tout,
angst in the individual and society, about escapism and dis- París, Les Éditions
placement, about anomie, also respond with noticeable fre- de Minuit, 2003
quency to issues in Spanish political and social life in ways
clearly destined to elicit identifications and sympathies as
well as activate critical engagement in their audiences.” Si hay un acontecimiento histórico que a lo
(pág.203) largo del s. XX haya desatado polémicas en cuanto
5. DONALD DEWEY: Marcello Mastroianni: His life and Art, a la forma en que sus imágenes debían ser gestio-
Nueva York, Birch Lane, 1993. nadas, ese es el exterminio nazi. La producción
6 Es importante destacar la asociación que en ambos fotográfica y fílmica llevada a cabo por los Aliados y
libros se realiza entre la star y el director: la sensación de destinada a documentar la barbarie desatada por el
autoría compartida por Fellini-Mastroianni y Almodóvar- Tercer Reich comenzó en el momento mismo de
Antonio Banderas, entre otros. la liberación de los campos de concentración, al
7. Vemos a Marcello recorriendo toda Roma: durmien- finalizar la Segunda Guerra Mundial. Desde enton-
do con Magdalena (Anouk Aimée) en una casa marginal ces y hasta la actualidad no han cesado de prolife-
situada en la periferia, abandonando a su novia Emma (Ivon- rar las imágenes de los campos y, a ellas
ne Furneaux) en un descampado, mojándose en la Fontana aparejados, toda una serie de discursos sobre el
de Trevi con Sylvia (Anita Ekberg), etc. lugar que estas debían ocupar en la construcción
8. “... culturally acceptable outlet[s] for the frustrations, de la memoria y la forma en que debían hacerlo2.
tensions, and other feelings that cannot be expressed Menos conocidas resultan las fotografías toma-
directly” (pág. 79). Cita extraída de S TANLEY B RANDES : das en el interior de los campos que han sobrevi-
Metaphors of Masculinity: Sex and Status in Andalusian Folklo- vido a la destrucción masiva de pruebas que
re, Philadelphia, University of Pennsylvania Press, 1985. perpetraron los nazis en su desbandada al final de
9. “... ironic lens onto Italian masculinity and through it la guerra, la mayor parte de las cuales se conser-
exposed the fallacy of its myths and the shortcomings of its va en el Museo de Auschwitz-Birkenau. Existen
reality” (pág. 78). cientos de miles de fotografías identificatorias de
10. “... the cathartic release of humor” (pág. 79). los prisioneros recién llegados tomadas por las
11. “... in and out of machismo (pág. 93) autoridades de los campos, de algunos de esos
12. “... instances of fictional representations of masculi- mismos prisioneros sometidos a experimentos
nity and instances of the social performance of masculinities criminales, fotografías del campo, fotografías de
in real time and spaces” ( pág. 5). reconocimiento aéreo tomadas por los Aliados y
fotografías tomadas por los miembros del Son-
derkommando3 en las proximidades de las cáma-
ras de gas. Son estas últimas las que aquí nos
interesan, pues en torno a ellas se estructura
178 Libros
el libro Images malgré tout, de Georges Didi- de tal empresa? Como él mismo manifiesta al
Huberman. comienzo del libro, este no es otro que el de
El germen del libro es un artículo que apareció arrancar unas cuantas imágenes a lo real. Puesto
como epílogo de Mémoire des Camps de concen- que las imágenes son tomadas para que alguien las
tration et d’extermination nazis (1933-1999), mire, se trata también de imaginar desde la mira-
el catálogo de la exposición organizada en París, da, de arrancar al pensamiento humano en gene-
en 2001 por Clément Cheroux4. Se trata del aná- ral una imagen de aquello que nadie hasta
lisis de cuatro imágenes que, como ya hemos entonces (y es mucho decir, pues todo fue pro-
apuntado, fueron tomadas por miembros del yectado antes de ser llevado a cabo), hubiera
Sonderkommando en un intento desesperado de podido imaginar (pág. 16).
dejar testimonio gráfico del exterminio masivo Didi-Huberman se propone imaginar Auschwitz
que en Auschwitz se estaba llevando a cabo. asumiendo desde el principio que las imágenes no
En la primera secuencia de dos fotografías pueden contar por sí solas lo que allí sucedió y
podemos ver una imagen desencuadrada en la rehuyendo al mismo tiempo el discurso sobre la
que nada es identificable y una segunda en la que indecibilidad de Auschwitz que recorre el pensa-
un grupo de mujeres desnudas corren entre el miento sobre el holocausto durante toda la segun-
bosque hacia las cámaras de gas; la segunda da mitad del s. XX.
secuencia también cuenta con dos fotografías Para Didi-Huberman, “el discurso de lo inimagi-
tomadas desde la oscuridad de una de las cámaras nable conoce dos regímenes distintos y rigurosa-
de gas y muestran la quema de cuerpos gaseados mente simétricos: uno tiene que ver con un
en las fosas de incineración al aire libre, delante esteticismo que ignora la historia en sus singulari-
del crematorio V de Auschwitz. dades concretas y el otro tiene que ver con un
Estas imágenes contienen en su materialidad las historicismo que ignora las especificidades forma-
condiciones de las trágicas circunstancias en que les de la imagen” (pág. 46). Relegando las imáge-
fueron tomadas: un leve desenfoque, el encuadre nes a la esfera del simulacro, prosigue el autor, se
virado y la lejanía del objeto fotografiado son en las excluye del campo histórico como tal. Relegán-
este caso índice de la clandestinidad y la situación dolas a la esfera del documento, lo que suele ser
de peligro en que se hallaba la persona que reali- más corriente, se las priva de su fenomenología,
zó los disparos. Con posterioridad a la liberación de su especificidad, de su sustancia misma.
de los campos, esas fotografías han sido sometidas En todos los casos el resultado es idéntico: el his-
a diversos retoques y reajustes de acuerdo con toriador saca la conclusión de que el sistema con-
determinadas éticas y políticas de la memoria, centracionario no puede ilustrarse; que las
quizá con el deseo de fijar de una vez por todas el imágenes, sea cual fuere su naturaleza, no pueden
sentido siempre huidizo de esos fragmentos de dar cuenta de lo sucedido. Y, en fin, que el univer-
película arrancados del infierno, para utilizar las so concentracionario no puede ser “mostrable”
palabras del autor. puesto que no existe una “verdad” propia de la
Par tiendo de aquí, el trabajo de Didi-Huber- imagen fotográfica o cinematográfica más allá de la
man, no solo consiste en analizar los aspectos for- que poseen la pintura o la escultura (pág. 49).
males de esas fotografías sino también sus Estas son, a grandes rasgos, las ideas que Didi-
circunstancias y sus destinos. ¿Y cuál es el objeto Huberman desarrollaba en el epílogo de Mémoire
Libros 179
des Camps y que constituyen la primera parte del las citas, los fragmentos de películas hacia una
libro que ahora tratamos. Es importante señalar el extensión nunca cubierta: montaje centrífugo, elo-
origen de esta primera parte porque la polémica gio de la velocidad. Como una gran fuga que dise-
en que se vio inmerso es la que ha motivado el mina el tiempo de las cuatro horas y media que
libro en su conjunto. dura su película. Dos estéticas diferentes están
La mera organización de la exposición abrió aquí en juego, dos formas de montaje; pero tam-
una brecha en el campo intelectual francés reavi- bién dos estéticas de la relación creada, en esas
vando viejas polémicas sobre la pertinencia de las películas, entre imagen e historia […]. Vista de
imágenes del holocausto en la construcción de la cerca, esta polaridad ha adquirido la forma de una
memoria del mismo5. El texto de Didi-Huberman polémica. El proyecto de unir a Lanzmann y a
en concreto fue duramente criticado por G. Godard en una “confrontación” cinematográfica
Wajcman y por É. Pagnoux, que desde diversos sobre la Shoah fracasó (y no por azar, pues la
artículos asociaban la postura de Didi-Huberman cuestión del montaje fue alegada como motivo)”
con la actitud adoptada por Jean-Luc Godard al (Págs. 157-158).
hablar de los campos nazis en su película Histoi- La reflexión sobre el montaje de imágenes cine-
re(s) du Cinéma y oponían ambas a la opción de matográficas y la temporalidad que a través de él
Claude Lanzmann. se crea lleva a Didi-Huberman un poco más allá:
El autor de Images malgré tout recoge en la cuando regresa sobre las cuatro fotografías del
segunda parte del volumen diferentes aspectos de crematorio V de Auschwitz tomadas por los
esa polémica, convir tiendo su propio texto en miembros del Sonderkommando es para diluir la
espejo reflectante de las reacciones desatadas por frontera entre lo fotográfico y lo cinematográfico.
el artículo que abre el libro, comentado con ante- En cada una de las series de dos fotografías se
rioridad, para proponer una nueva forma de ver y descubre una coherencia interna, una temporali-
de pensar las imágenes de los campos que está dad, un índice de lo real que permite a las imáge-
íntimamente relacionada con una nueva manera nes hablar desde y a pesar de su carácter
de entender el trabajo del historiador. esencialmente polisémico. Es justo ese minucioso
El concepto clave, en este punto, es el de mon- análisis de la imagen, ese microanálisis el que le
taje y justamente desde ahí plantea G. Didi- permite al autor hablar con certeza de lo que se
Huberman la polémica entre Lanzmann y Godard ofrece ante nuestros ojos.
que acabamos de señalar. Vale la pena reproducir Parece justo reconocer el valor que posee un
un fragmento del libro en el que se condensa esta gesto como este en un momento en que la cultura
idea. Dice el autor : “Claude Lanzmann creó en del simulacro ha llevado al descrédito del verosímil
Shoah un tipo de montaje que hace retornar a los referencial que anteriormente se le había atribuido a
rostros, a los testimonios, los paisajes mismos, la imagen y después de que el pensamiento posmo-
hacia un centro inesperado: montaje centrípeto, derno abocara a las ciencias humanas a un descrédi-
elogio de la lentitud. Como una especie de bajo to de la realidad en general. Evidentemente, no se
continuo que atraviesa el tiempo de las nueve trata aquí de rescatar una actitud positivista de fasci-
horas y media que dura la película. Jean-Luc nación por el documento sino de superar de una
Godard creó en Histoire(s) du Cinéma un tipo de vez por todas el escepticismo radical que en las pos-
montaje que hace precipitarse a los documentos, trimerías del s. XX vaticinó la muerte de la historia.
180 Libros
A fin de cuentas, el trabajo de Didi-Huberman camps de concentració i d’extermini nazis, Patronat del
trasciende el análisis de las cuatro imágenes de las Museu Nacional d’Art de Catalunya, Barcelona, 2002.
que venimos hablando para plantear cuestiones 5. Un hito fundamental de esa polémica es la película de
que tienen un calado más hondo si cabe en la Claude Lanzmann Shoah (1985) y sus paratextos. En este
actualidad de la reflexión sobre la imagen y su sentido, y por poner algunas muestras que sirvan de ejem-
importancia para el discurso de la historia. No de plo, pueden consultarse el artículo del propio LANZMANN:
otra forma se entiende la insistencia del autor “Holocauste, la répresentation imposible”, Le Monde, 3 de
en llamar la atención sobre la carencia y la necesi- marzo de 1994, “La question n’est pas celle du document
dad que tiene el discurso histórico actual de una mais celle de la verité” (Entrevista de Claude Lanzmann con
arqueología de las imágenes, es decir, de una serie Michel Guerrin), Le Monde, 19 de enero de 2001, y la entre-
de recursos que permitan a los historiadores eva- vista realizada a Jorge Semprún por Le Monde des Débats en
luar en su justa medida un documento fotográfico o mayo de 2000: “Guerre, Camps, Shoah, l’art contre l’oubli?”
cinematográfico.❍
Sumario Siguiente
Curricula
Josep Lluís Fecé es Doctor en Ciencias revistas Dirigido por..., Nosferatu y Archivos
de la Comunicación por la Universitat Autò- de la Filmoteca, entre otras. Es autor de El
noma de Barcelona. En los últimos años tra- cine de terror. Una introducción (1993), Taxi
baja en aspectos relacionados con las Driver / Johnny Guitar (1996), La invención
identidades culturales y medios de comuni- de Hollywood (2003) y En busca de Ulrich
cación. Actualmente es profesor del Depar- Seidl (2003), además de coordinador de Paul
tamento de Periodismo y Comunicación Schrader, el tormento y el éxtasis (1995), La
Audiovisual de la Universidad Carlos III de mirada oblicua. El cine de Robert Aldrich
Madrid. (1996), Richard Fleischer, entre el cielo y el
infierno (1997) y Karel Reisz o el exilio perma-
Cristina Pujol es Licenciada en Comuni- nente (1998), los tres primeros con José
cación Audiovisual por la Universitat Ramon Antonio Hurtado.
Llull de Barcelona; ha cursado el Doctorado
en Historia del cine en la Universidad Autó- Josetxo Cerdán Los Arcos es profesor
noma de Madrid. Ha publicado diversos titular del Departamento de Comunicación
artículos sobre crítica y cine español. En la Audiovisual y Publicidad de la Universidad
actualidad está preparando su tesis doctoral Autónoma de Barcelona. Coordinador del
en la Universitat Autònoma de Barcelona. Máster en Teoría y Práctica del Documental
Creativo de la UAB, que actualmente se
Marina Díaz López es doctora en His- encuentra en el desarrollo de su séptima
toria del cine por la Universidad Autónoma edición. Coeditor, junto a Josep Maria Català
de Madrid. Actualmente trabaja como Téc- y Casimiro Torreiro, del volumen Mirada,
nica de cine y audiovisual en el Instituto Cer- memoria y fascinación. Notas sobre el docu-
vantes, en Madrid. Forma parte de la revista mental español, editado conjuntamente por
Secuencias desde su formación. Su trabajo se el Festival de Cine Español de Málaga y
orienta hacia el cine en español, y específica- Ocho y Medio. Ha colaborado como articu-
mente sobre Historia del cine latinoamerica- lista en diferentes publicaciones como Vérti-
no, sobre el que ha editado dos libros, junto go, Cuadernos de la Academia o Archivos de la
a Alberto Elena. Filmoteca y en libros colectivos como Antolo-
gía Crítica del Cine Español. Actualmente es
Carlos Losilla es escritor, crítico cine- investigador colaborador en sendas investi-
matográfico y literario y profesor de Teorías gaciones financiadas por le MEC y puestas
del Cine de la Universitat Pompeu Fabra de en marcha por la Universidad de Valencia y
Barcelona. Colabora habitualmente en las la Universidad Autónoma de Madrid.
ARCHIVOS
D E
23-24
28 ● Memoria y Arqueología del cine, vol. I. —MONOGRÁFICO • BILINGÜE—
L A
• Censura y Franquismo • Jour de fête resucitado • Catálogos Lumière • Fritz Lang y el azar
27 ● Ricardo Muñoz-Suay • Raza • Benito Perojo • Albin Grau • La transición al sonoro
del cine español • Hitchcock y el telefilm
• Imágenes de síntesis • Lumière y la publicidad
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29 30 31
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48
45 ● La primera vanguardia norteamericana y el cine
• Apuntes sobre cine español
• Acciaio, el filme italiano de Walter Ruttmann
46 ● Cine y carisma: la deificación del poder político
47 ● Paradojas de la “apertura”: el retorno de Buñuel a España
• El pensamiento cinemátográfico de André Antoine
48 ● El operador y el explicador en el inicio del cine
• El cine como ensoñación: María Zambrano • La multipantalla
• Estudios Churubusco
PRÓXIMAMENTE
PRÓXIMAMENTE EN
ARCHIVOS D E L A F I L M O T E C A
Dossiers
Monográficos
Vachel Lindsay
Selección de artículos de VACHEL LINDSAY
e introducción a cargo de J.A. SUÁREZ
Herbert Read
Artículos de HERBERT READ sobre el cine prologados por ALFONSO PUYAL
TEXTOS CINEASTAS
Nº3 FÉLIX FANÉS: El cas Cifesa: vint anys Nº19 ANTONIO VALLÉS: Historia de la polí- Nº1 SANTIAGO VILA: Rouben Mamoulian:
de cinema espanyol el estilo como resitencia
tica de fomento del cine español
Nº4 ENCARNA JIMÉNEZ Y VICENTE SÁN- Nº2 CESARE ZAVATITINI: Diario de cine y
Nº20 RAFAEL HEREDERO: La censura del
CHEZ–BIOSCA: El relato electrónico de vida
guión en España: peticiones de per-
Nº5 VV.AA.: Escritos sobre el cine espa- Nº3 DAVID VASSE: Catherine Breillat. Un
misos de rodaje para producciones
ñol: 1973-1987 cine del rito y de la transgresión
extranjeras entre 1968 y 1973
Nº8 E. RIAMBAU Y C. TORREIRO (EDS.): La
DOCUMENTOS
vida, la muerte. El cine de Bertrand Nº21 C. F. HEREDERO Y J. E. MONTERDE
Nº6 BERNARD EISENSCHITZ Y PAOLO BER-
Tavernier (eds.): En torno al Free Cinema
TETTO (EDITORES): Fritz Lang
Nº9 VICENTE J. BENET: El tiempo de la Nº22 SANTOS ZUNZUNEGUI: Historias de Nº7 RICARDO MUÑOZ-SUAY: Columnas de
narración clásica: Los films de Gangs- cine
España. De qué hablamos cuando
ters de la Warner Bros (1930–1932) Nº8 NURIA PUJOL Y ANTONIO SANTAMARI-
hablamos de cine español
Nº10 ADOLFO BELLIDO Y PEDRO NÚÑEZ: NA: Antología de los diarios de Yasuji-
Bud Boetticher. Un caminante solitario Nº24 IMANOL ZUMALDE: Los placeres de la ro Ozu
Nº11 VICENTE SÁNCHEZ-BIOSCA: Una cul- vista. Mirar, escuchar, pensar. Nº9 EMETERIO DIEZ: Historia del movi-
tura de la fragmentación: Pastiche, re- miento obrero en la industria
Nº25 FERNANDO MARTIN PEÑA (ED.): Ge-
española del cine, 1931-1999
lato y cuerpo en el cine y la televisión neraciones 60-90. Cine argentino in-
Nº12 ADOLFO BELLIDO: Basilio Martín Pa- dependiente. (2 vols.) CUADERNOS
tino: un soplo de libertad Nº 2-17 Memorias anuales de la Filmoteca
Nº26 ANNE-MARIE JOLIVET: La pantalla
Nº13 JOSÉ E. MONTERDE: La imagen nega- TEXTOS MINOR
subliminal. Marcelino Pan y Vino
da: representaciones de la clase tra-
según Vajda Nº 1 RAYMOND BORDE: Los archivos cine-
bajadora en el cine
matográficos
Nº14 ALESSANDRA AMITRANO: El cortome- Nº27 CARLOS F. HEREDERO Y JOSÉ E.
Nº 3 ANTONIO LLORENS: José Giovanni: La
traje en España. Una larga historia MONTERDE: Los “nuevos cines” en aventura de la serie negra
de ficciones breves España. Ilusiones y desencantos de Nº4 RAFAEL CORBALÁN: Vicente Blasco Ibá-
Nº15 ABELARDO MUÑOZ: El baile de los los años sesenta ñez y la nueva novela cinematográfica
malditos. Cine independiente valen- Nº5 A. LLORENS Y A. AMITRANO: Francesc
Nº28 JOSÉ ANTONIO PALAO: La profecía de
ciano, 1967-1975 Betriu, profundas raíces
la imagen-mundo: para una genealo- Nº6 SIGFRID MONLEÓN: Paulo Branco: la
Nº16 DANIEL C. NARVÁEZ: Los inicios del ci-
gía del paradigma informativo producción independiente
nematógrafo en Alicante 1896-1931
Nº17 MIGUEL TEJEDOR SÁNCHEZ: Valencia, Nº29 CARMEN PINEDO: El viaje de ilusión: Nº7 VV.AA.: Bienvenido Mr. Marshall. 50
ciudad de cines 1940-1950 un camino hacia el cine. Espectácu- años después
Nº18 GAIL MORGAN HICKMAN: Las pelícu- los en Valencia durante la primera Nº8 CARLOS A. CUÉLLAR: Vocabulario Bá-
las de Georges Pal mitad del siglo XIX sico del audiovisual
V E N T A Y D I S T R I B U C I Ó N E N :
Llibreria de la Generalitat
LliG Pl. de Manises, 3, 46003 –Valencia–
E mail: llibreria@gva.es Tel.: 34-6-96 386 61 70 / Fax.: 34-6-96 386 34 78
Colección Textos
Colección cineastas
I VA C L A F I L M O T E C A
30
3
Colección Documentos
29
11
2
Textos Minor
28
8
1
✄
48
COLABORACIONES
Suscripción
ARCHIVOS DE LA FILMOTECA
Nombre y apellidos
acepta originales que deben ser re-
A
—30 líneas—.
compatible o Macintosh.
R
• Las notas irán al final del texto.T L
un año (3 números), a partir del nº
Deseo recibir los siguientes números atrasados de
ARCHIVOS de la Filmoteca
A
—Agotados: 1, 3, y 4 —
E
• Las películas se citarán en su título
I
Las Tarifas
original —cursiva— seguidas, entre pa-
F
Suscripción por un año (tres números):
réntesis, por su título de estreno en es- Año 2005: números 49, 50, 51
pañol —cursiva—. Las sucesivas refe-
O E
rencias a películas ya citadas se
Extranjero
30 e
43 e
Suscripciones a instituciones 12 Euros más.
38 $
54 $
S P
• Los libros se citarán del modo si-
E
• Los títulos de artículos se colocarán
incluidos en cursiva.
Caducidad Firma:
1
Carlos Losilla ● Contra ese cine español.
Panorama general al inicio de un nuevo siglo
Josetxo Cerdán ● Vindicación de la periferia. Revisión crítica
de los márgenes del documental español contemporáneo
Libros
2
Rocío Alcalá del Olmo ● Masculinidades de consumo.
Estrellas, género e identidad nacional
Sonia García López ● Imagen, enigma.
Usos de la fotografía en la reflexión histórica
Sumario
00049
9 770214 660000