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amenaza se confunde con el episodio que puede generar o con el suceso que la
caracteriza y en otras se le trata como equivalente a riesgo. Por esta razón, el autor se
refiere a la amenaza como un sinónimo de peligro latente que representa la posible
manifestación dentro de un período de tiempo de un fenómeno peligroso de origen
natural, tecnológico o provocado por el hombre, que puede producir efectos adversos en
las personas, los bienes y servicios y el ambiente.
Así, desde el punto de vista conceptual, la amenaza se entiende como un factor de
riesgo externo de un elemento o grupo de elementos expuestos, que se expresa como la
probabilidad de que un suceso se presente con una cierta intensidad, en un sitio especifico
y en dentro de un periodo de tiempo definido. De la misma manera como la
vulnerabilidad, se puede entender como un factor de riesgo interno que se puede
expresar como la probabilidad de que el sistema o el sujeto expuesto sea afectado por el
suceso o fenómeno que caracteriza la amenaza.
De forma general las amenazas se pueden diferenciar en dos grandes grupos de
acuerdo con su origen: amenazas naturales y amenazas antrópicas.
Algunas amenazas se les clasifica como de origen natural porque están asociadas
con la posible ocurrencia de fenómenos de la naturaleza como expresión de su
dinámica o funcionamiento. En muchos casos no pueden ser neutralizadas debido a que
su mecanismo de origen difícilmente puede ser intervenido, aun cuando en algunas
ocasiones puede existir algún tipo de control. Como ejemplos de fenómenos naturales
que pueden convertirse en amenaza para una comunidad expuesta a su influencia se
pueden mencionar la actividad volcánica, los terremotos, los tsunamis, los huracanes, el
fenómeno de El Niño, entre otros. La mayoría de estos sucesos que caracterizan las
amenazas naturales se producen de manera súbita o repentina, aunque en algunos casos
su ocurrencia también puede ser lenta. Las amenazas de origen natural en muchas
ocasiones se encuentran interrelacionadas unas con otras, es decir, que la ocurrencia de
un fenómeno natural puede generar o desencadenar la ocurrencia de otros. Es así como
la ocurrencia de sismos puede generar deslizamientos, los huracanes pueden generar
inundaciones y las sequías pueden provocar el agotamiento de acuíferos.
Una amenaza corresponde a la posible ocurrencia de un suceso o fenómeno con una
severidad suficiente para afectar a un sistema o unos elementos expuestos. Existen
especialidades de las ciencias naturales, como la Meteorología, la Hidrología, la
Oceanografía, la Sismología, la Geología, la Geotécnia, entre otras ciencias de la tierra,
que estudian fenómenos que, en general, se reconocen como de origen natural (National
Geographic 1997). Incluso algunos sucesos muy poco frecuentes son también objeto
del estudio de especialistas; uno de ellos es la posible colisión de cuerpos celestes
contra el planeta, que sin duda también representa una amenaza de origen natural. Por
esta razón, se podría decir que existen muchos fenómenos potencialmente peligrosos,
sin embargo los más comunes y frecuentes son los que se tienen en cuenta para su
descripción y clasificación normalmente. Desde la perspectiva de las ciencias naturales
estos eventos se pueden clasificar de diversas formas y existe mucha literatura dedicada
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a su descripción (Smith 1992; Alexander 1993; Siegel 1996). Una de las diferentes
maneras de clasificar los fenómenos o eventos naturales generadores de amenaza puede
ser la siguiente de acuerdo con su origen o causa principal:
a) Fenómenos geodinámicos: Son sucesos que pueden ser endógenos o exógenos
dependiendo si son eventos generados por la geodinámica interna o externa de la
tierra. A este tipo de fenómenos corresponden los sucesos de origen tectónico como
los sismos, las erupciones volcánicas, los tsunami o maremotos y las grandes
deformaciones del suelo causadas por licuefacción o el movimiento de fallas
geológicas. También se clasifican dentro de esta tipología los fenómenos de
remoción en masa, donde se pueden mencionar la caída o volcamiento de rocas, los
deslizamientos, reptaciones, flujos de escombros o deslaves y avalanchas, y la
subsidencia o hundimientos.
b) Fenómenos hidrológicos: Son eventos relacionados con la dinámica del agua en la
superficie y al interior de la corteza terrestre. Pertenecen a este tipo de fenómenos,
las inundaciones lentas en planicie y las inundaciones súbitas de alta pendiente o de
régimen torrencial; los desbordamientos de ríos y lagos y el anegamiento de zonas
bajas por el aumento inusitado de volúmenes de agua o caudal; también se pueden
clasificar sucesos tales como la erosión terrestre y costera, la sedimentación, la
salinización, el agotamiento de acuíferos, la desertificación y las sequías.
c) Fenómenos atmosféricos: Pertenecen a este tipo sucesos de origen meteorológico
como los tornados y vendavales; las lluvias torrenciales y tormentas; fenómenos
climáticos tales como las heladas, las granizadas, cambios fuertes de temperatura e
incendios forestales; y eventos de interacción oceánico-atmosférica como los
huracanes (ciclones o tifones) y el fenómeno de El Niño. Estos últimos son a su vez
generadores de eventos hidrológicos y geodinámicos extremos, exacerbados por la
intensidad de sus efectos o por cambios climáticos globales.
d) Fenómenos biológicos: Básicamente se refiere a epidemias y plagas que pueden
afectar al ser humano, a animales productivos o cultivos. Entre los primeros se
pueden mencionar enfermedades causadas por virus, como el cólera, el sarampión,
la gripe y el SIDA, entre otras. Algunos casos representativos de los segundos son
las nubes de langostas, las abejas africanas y la reproducción excesiva de roedores.
4.2.1.1. Sismos
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Para medir la intensidad se han desarrollado varias escalas. Las más conocidas en el
hemisferio occidental son la Escala Mercalli Modificada (MM) y la Escala Medvédev,
Sponheuer y Karnik (MSK), con las cuales se evalúa la intensidad con base en la
descripción de los daños y la percepción del movimiento. Estas escalas, que califican el
movimiento en doce categorías (de I a XII), han sido ampliamente utilizadas y han
servido para hacer estimaciones de eventos descritos cuidadosamente en la historia o para
evaluar la severidad de las sacudidas del suelo en sitios donde no se cuenta con sensores
o registradores de movimiento, tales como sismógrafos o acelerógrafos.
Para medir la magnitud la escala más conocida aunque cada vez menos utilizada por
los sismólogos, es la escala de Richter, que mide la magnitud en forma logarítmica con
base en la cantidad de energía liberada por el movimiento telúrico; estimación que se
realiza con base en instrumentos. Otras magnitudes, obtenidas de acuerdo con
mecanismo de liberación de energía o el tipo de ondas estudiadas, como la magnitud por
momento o la magnitud basada en ondas de cuerpo u ondas superficiales son cada vez
más utilizadas. Un terremoto tiene, entonces, sólo una magnitud, dado que es una medida
de la energía liberada por el evento, y su intensidad en cada sitio de valoración varía de
acuerdo con la distancia o la atenuación de la energía desde el foco o hipocentro al sitio
considerado. La atenuación depende del tipo de material y estructuras a través de las
cuales se propaga la onda, es decir el medio de transmisión, sin embargo en ocasiones,
debido a las características o propiedades del suelo subyacente, tales como la profundidad
de la capa del suelo, su contenido de humedad y su naturaleza geológica (material no
consolidado o roca firme) el movimiento se puede amplificar; fenómeno que se le
denomina efecto de sitio y por lo cual es necesario realizar procesos de microzonificación
sísmica. La predicción de los terremotos es una actividad que se encuentra todavía en una
fase experimental. La predicción involucra el monitoreo u observación sistemática de
muchos aspectos de la tierra, incluyendo pequeños desplazamientos del terreno, cambios
en los niveles del agua, emisiones de gas de la corteza, etc. Sólo en casos muy
excepcionales ha sido posible tener éxito en este tipo de análisis, si se entiende como
predicción el anuncio anticipado del lugar, fecha, hora y magnitud de un evento. No
obstante, los estudios de amenaza sísmica son, de alguna manera, un pronóstico de la
posibilidad de ocurrencia de eventos futuros, en ventanas de tiempo mayores. Con base
en la teoría de la brecha sísmica, el U.S Geological Survey ha preparado mapas de
probabilidad de sismos severos, por ejemplo, en las costas del Pacífico, adaptando los
estudios de Stuart Nishenko de 1985. Trabajos similares han sido realizados por Borok y
Kosovokov en 1990. Según el tamaño y su ubicación, un terremoto puede causar eventos
geodinámicos asociados tales como la vibración o sacudimiento del terreno, ruptura en
superficie de una falla, eventos de remoción en masa, licuación del suelo y el fenómeno
del tsunami en algunas áreas costeras.
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superficiales). La primera onda que llega es la onda P u onda de presión (presure wave),
que causa movimiento de compresión en el mismo sentido de su propagación.
Posteriormente, llegan las ondas de corte (shear waves), u ondas S, que causan que la
tierra se mueva perpendicularmente a la dirección de su propagación. Un tercer grupo de
ondas son las ondas superficiales, como la onda Love y la onda Rayleigh, cuya velocidad
de propagación es menor que las ondas de cuerpo pero que contribuyen igualmente a los
movimientos o vibraciones fuertes del suelo. En realidad, un movimiento sísmico es una
combinación de este tipo de ondas de manera caótica o desordenada.
Fallamiento en superficie
El fallamiento en superficie es el desplazamiento o la ruptura del terreno debido al
movimiento diferencial a lo largo de la traza de la falla en la cual se presenta el
terremoto. La roca es elástica y puede acumular deformación en sitios donde porciones
de roca adyacentes están siendo sometidas a fuerzas. Cuando los esfuerzos exceden la
resistencia o la capacidad de la roca, ocurre un deslizamiento a lo largo de un plano de
fractura nuevo o preexistente al cual se le conoce como falla. El hipocentro o foco del
sismo es el punto de origen a partir del cual se inicia el desplazamiento a lo largo del
plano de falla. El epicentro es el punto de proyección del hipocentro en la superficie de la
tierra. Las rupturas usualmente no son uniformes y su desarrollo es normalmente
irregular. La ruptura continua hasta alcanzar lugares en los cuales la roca no esta
suficientemente sometida a esfuerzo y donde ya no se propaga más la fractura. Si la
ruptura alcanza la superficie se produce un rompimiento visible al cual usualmente se le
denomina fallamiento en superficie. Este fenómeno está asociado generalmente con
sismos de magnitudes mayores y está restringido a determinadas áreas propensas. Los
desplazamientos del terreno van desde unos pocos milímetros hasta varios metros y
generalmente el daño aumenta con el mayor desplazamiento.
Licuación
La vibración del terreno puede causar que depósitos de suelos de material fino
granular, sin arcilla o cohesión, como arenas saturadas pierdan su resistencia cortante
temporalmente y se comporten como un líquido viscoso más que como un sólido. La
ocurrencia de la licuación está restringida a ciertos ambientes geológicos e hidrológicos,
especialmente en áreas con arenas recientemente depositadas y limos con niveles altos de
las aguas subterráneas. La licuación se presenta particularmente en arenas y gravas
saturadas, en el cual las ondas sísmicas producen un incremento grande y rápido en las
presiones de poro, de tal magnitud que se anulan los esfuerzos efectivos y la masa del
suelo se comporta como un fluido viscosos que no puede suministrar soporte a las
estructuras allí ubicadas que se ladean o se hunden y se pueden derrumbar.
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disparar como consecuencia de un sismo. Estos eventos ocurren bajo una amplia gama de
condiciones: en terrenos con pendiente pronunciada, en roca firme, en sedimentos no
consolidados, en rellenos y acumulaciones de residuos, etc. Estos eventos se describen
más adelante.
4.2.1.2. Tsunami
Uno de los eventos más famosos de este tipo fue el sismo Sanriku (Japón) en 1986,
donde olas entre 24 y 30 metros de altura ocasionaron destrucción y muerte
especialmente en las costas de Ryori y Yoshihama con un saldo de 21.953 muertos. Los
tsunami de energía inicial extraordinaria pueden atravesar grandes distancias. Por
ejemplo, los originados en aguas de Chile en mayo de 1960 y de Alaska en marzo de
1964, que cruzaron el Océano Pacífico, arribaron varias horas después a litorales de
México, Japón y Hawai, causando daños.
En la gran mayoría de los casos, el movimiento inicial que provoca la generación
del tsunami es una dislocación vertical de la corteza terrestre en el fondo del océano,
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ocasionada por un sismo. En el transcurso del siglo actual, éste ha sido el origen de
aproximadamente el 94% de los 450 tsunami ocurridos en el Pacífico. Otros agentes
causales menos frecuentes han sido: erupciones de volcanes sumergidos, impacto de
meteoritos, deslizamientos submarinos, explosiones nucleares.
En su zona de generación, mientras se desplazan por aguas profundas mar afuera,
las olas del tsunami son de gran longitud (cientos de kilómetros) y de baja altura
(centímetros). No obstante que se propagan a gran velocidad (cientos de km/hora),
visualmente ésto los hace indetectables desde embarcaciones y aviones. Sus períodos
(lapso de tiempo entre el paso de dos olas sucesivas) son de 15 a 60 minutos. No se les
debe confundir con las olas cortas de tormentas generadas por el viento, que
comúnmente llegan a las costas, ni con las ondas más extensas de las mareas, que una a
dos veces arriban todos los días.
Para que un sismo genere un tsunami, es necesario que: el hipocentro del sismo, o
una parte mayoritaria de su área de ruptura, esté bajo el lecho marino, a una
profundidad menor a 60 Km (sismo superficial); que ocurra en una zona de
hundimiento de borde de placas tectónicas; es decir que la falla tenga movimiento
vertical, que no sea solamente de desgarre con movimiento lateral; y que en cierto lapso
de tiempo el sismo libere suficiente energía, y que ésta se transmita eficientemente.
Aún no existe algún modelo teórico ni método operacional totalmente satisfactorio
que permita determinar si un sismo es tsunamigénico. Como indicador de certeza de
generación de maremotos tradicionalmente se aceptó por algún tiempo que a partir de
una magnitud (Ms) de 7.5 se generaba el tsunami; sin embargo, para terremotos muy
grandes o de gran duración (mayor que 20 seg.), este indicador no es confiable. En
efecto, movimientos telúricos de Ms menor que 7 y de gran duración han provocado
tsunami grandes respecto de lo esperable; un ejemplo fue el evento ocurrido en la Fosa
Mesoamericana frente a Nicaragua en septiembre de 1992.
Estos eventos se clasifican en el lugar de arribo a la costa, según la distancia (o el
tiempo de desplazamiento) desde su lugar de origen, en:
a) Tsunami local: Cuando el lugar de arribo a la costa está muy cercano o dentro de la
zona de generación (delimitada por el área de dislocación del fondo marino) del
maremoto; o por tiempo de desplazamiento a menos de una hora.
b) Tsunami regional: Cuando el litoral invadido está a no más de 1,000 Km o a pocas
horas de la zona de generación.
c) Tsunami lejano (o remotos, transpacíficos o teletsunami): Cuando el sitio de arribo
está muy alejado, a más de 1,000 Km de distancia de la zona de generación, y su
tiempo de arribo supera medio día o más.
Debe tenerse en cuenta que al considerar la operación de un sistema de alerta de
tsunami, las diferencias que establece esta clasificación son muy importantes: en el
primer caso (locales), después del sismo, para avisar a la población de la llegada del
maremoto no hay tiempo o son pocos los minutos en que es necesario reaccionar; en el
segundo (regionales) hay algunas horas, y en el tercero (lejanos) se dispone de
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aproximadamente medio día o un poco más para responder adecuadamente en las zonas
costeras.
Al acercarse las olas de un tsunami a la costa, a medida que disminuye la
profundidad del fondo marino, también se desaceleran, y la longitud de onda se acorta.
En consecuencia, su energía se concentra, aumenta la altura de la ola, y al arribar al
litoral puede llegar a tener características destructivas. En la costa la altura del tsunami
depende de las características de las olas en mar abierto; la batimetría; la pendiente del
fondo marino; la configuración del contorno de la costa; la refracción y la reflexión de
las olas; y el atrapamiento de las olas en las diversas formaciones fisiográficas costeras:
(bahías, golfos, penínsulas, islas, cabos, deltas fluviales, lagunas costeras, etc.). Un
tsunami no es una sola ola, sino una secuencia o tren de olas que cada 10 a 40 minutos
se suceden una tras otra durante un lapso de medio día, un día o más. Comúnmente, la
ola de mayor altura y potencial destructiva no es la primera ni la segunda, sino las
siguientes.
En las costas opuestas de bahías semicerradas (con forma semejante a una
herradura), en el interior de las olas del maremoto ocurren reflexiones múltiples
sucesivas, que al invadir las costas amplifican su oscilación y la altura. Este fenómeno
se denomina amplificación resonante por formación de ondas estacionarias. Se genera
en olas de tsunami cuya longitud sea igual o múltiplo de las dimensiones horizontales
(longitud y anchura) de la bahía.
Las olas de los tsunami pueden penetrar por ríos, esteros, arroyos, y/o lagunas
costeras, y viajar a gran velocidad hasta varios kilómetros tierra adentro; se les
denominan bores; por lo tanto al ocurrir un tsunami es necesario alejarse de estos sitios.
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También conocidos como movimientos en masa del suelo, estos fenómenos pueden
tener diversas causas, una de las cuales puede ser un terremoto. Estos fenómenos
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Caídas
Se producen cuando una masa rocosa de cualquier tamaño se desprende de un talud
empinado o un acantilado, a lo largo de una superficie sobre la cual prácticamente no se
presenta ningún desplazamiento cortante, y el material desprendido desciende en caída
libre, dando saltos o rodando. En general se trata del desprendimiento de materiales, los
cuales se desplazan la mayor parte de su trayectoria por el aire. Se consideran tres
casos:
a) Caída libre, que se presenta si la inclinación de taludes o laderas de los cuales se
desprende la masa, excede los 76°.
b) Si este ángulo es menor, el material desprendido desciende en brincos
c) En el caso de taludes con inclinaciones menores o iguales a 45°, los materiales
desalojados descienden predominantemente rodando.
Volcamiento
Este tipo de movimiento consiste en la rotación hacia delante de una o varias
unidades de roca alrededor de algún punto de giro en su parte inferior. Este movimiento
se sucede por acción de la gravedad o por fuerzas ejercidas por unidades adyacentes. Se
refiere al desplazamiento de masas hacia adelante desde la cara de un talud natural o
artificial, que rotan alrededor de un punto o un eje, situado abajo del centro de gravedad
de la masa desplazada. El movimiento puede deberse a la presión ejercida por el
material situado encima de la masa afectada, o a la acción del agua o del hielo en las
grietas. Ocurrido el volcamiento la masa puede caer o deslizar dependiendo de su
forma, de la geometría de la superficie de separación y de la orientación y extensión de
las discontinuidades cinemáticamente activas. En este tipo de movimientos las masas
puede desplazarse a velocidades muy variadas. Se reconocen cuatro tipos principales de
volcamiento:
a) Volcamiento por flexión, que se presenta en rocas con un sistema preferencial de
discontinuidades, que presentan taludes con formación de vigas en voladizo. Está
precedido de agrietamientos de tracción en la parte superior, que van separando el
material del talud. En este caso los bloques se vuelcan y caen.
b) Volcamiento en chevrón, en el cual el buzamiento de las capas que se voltean es
constante, y éstas se aislan del macizo rocoso a lo largo de una superficie de
debilidad.
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Deslizamientos
Este movimiento se produce por la deformación por corte y desplazamiento de una
masa de roca o suelo a lo largo de una o varias superficies de falla (o rotura). Es un
desplazamiento descendente, con una componente horizontal apreciable, a lo largo de
una o varias superficies de falla o zonas de corte relativamente delgadas, que pueden
coincidir con superficies preexistentes (planos estructurales o superficies antiguas de
falla), o generarse durante el movimiento.
El deslizamiento puede ser rotacional, con superficie de falla curvada cóncava; o
translacional, con superficie de falla planar.
El deslizamiento de cuñas, constituye un caso especial de deslizamiento
translacional, en el cual la masa que se desplaza, se apoya sobre la intersección de dos o
más discontinuidades estructurales.
Flujos
Son movimientos lentos o rápidos de la parte superficial del terreno, ya sea en suelo
residual o en depósitos de detritos. Aunque se presentan excepciones, estos
movimientos normalmente involucran un contenido de humedad considerable, y su
efecto prolongado puede generar la ocurrencia de deslizamientos. Este tipo de
movimiento llega a evidenciarse en el terreno debido a la deformación del mismo,
especialmente en forma de arrugas y escalones.
Una subdivisión de los flujos es la siguiente:
a) Flujos de detritos y flujos de tierra, que por lo general son movimientos de
velocidad variable entre rápidos o muy rápidos de detritos y lentos de carácter
viscoso (flujos de tierra). Se forman en materiales provenientes de la meteorización
de las rocas, que pierden su estabilidad estructural por efecto del agua, originando
desplazamientos con formas alargadas, lobuladas en su extremo inferior. También
se pueden desarrollar a partir del cuerpo de otros tipos de deslizamiento para formar
movimientos complejos.
b) Flujos de lodo, que comúnmente se forman cuando una masa de detritos se ablanda
por acción del agua hasta tener una consistencia blanda y fluida, poniéndose en
movimiento y alcanzando velocidades altas dependiendo de la intensidad y
duración de las lluvias y de la pendiente del terreno. Estos flujos tienen forma de
lengüeta e inclinación que varía entre 5 y 15 grados en la superficie de los cuerpos
de acumulación.
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c) Avalanchas, aunque algunos autores reservan este título para movimiento de nieve
o hielo, se ha popularizado para describir el movimiento muy rápido de masas de
materiales gruesos, tales como grandes bloques de roca, cascajo y arena, con ciertas
cantidades de materiales más finos como limo y arcilla, mezclados con agua y aire
atrapado. Son crecidas instantáneas producidas bajo las mismas razones de la
inundación pero estas ocurren con más frecuencia en los ríos de montaña, teniendo
como agravante su comienzo súbito, su alta velocidad de flujo y contenido es
escombros. Las avalanchas pueden mirarse como eventos de tercer o cuarto orden,
pues usualmente se presentan como consecuencia de deslizamientos o rotura de
represamientos de corrientes creados también normalmente por obstrucciones de
movimientos en masa.
En algunas regiones o países estos eventos tienen nombres locales. Es el caso de los
huaicos y los deslaves, sin embargo son básicamente flujos de escombros como los
mencionados anteriormente.
Propagación lateral
Se define como una expansión o desplazamiento lateral de un suelo cohesivo o una
masa rocosa fracturada, acompañada del hundimiento de los fragmentos de roca o del
suelo firme algo disgregado, en material subyacente más blando, sin que se llegue a
formar una superficie de rotura con intenso desplazamiento de corte. Se pueden
presentar dos casos generales:
a) Propagación lateral en bloque, cuando una masa rocosa sub-horizontal que cubre
material más blando, se fragmenta en bloques grandes, provocando la extrusión del
material blando por entre las fracturas, las cuales pueden llenarse a presión por el
material más disgregado. El movimiento en este caso es muy lento.
b) Propagación lateral por licuación. Cuando un suelo blando, húmedo y/o sensitivo,
cubierto por suelo firme, experimenta licuación o fluye plásticamente, debido a
pérdida de resistencia a causa de alguna perturbación que destruye su estructura.
Este movimiento es más rápido que el anterior.
Reptamiento
En 1950 Terzaghi indicó que este término se refiere a movimientos de laderas que
ocurren a una tasa imperceptible. Por su parte Varnes (1978/84) lo define como un
movimiento continuo con una tasa de desplazamiento inferior a un pie por década. Se
reconocen dos casos de reptamiento:
a) Reptamiento estacional, que se refiere a un caso que afecta de manera intermitente
la masa de suelo sometida a cambios estacionales de humedad y temperatura, o por
congelamiento y descongelamiento. La masa movilizada es delgada, afecta
generalmente áreas extensas y lateralmente presenta una transición muy gradual a
terreno estable. No poseen superficies de falla.
b) Reptamiento continuo, caracterizado por un movimiento relativamente lento que
experimenta desplazamiento de manera más o menos en forma ininterrumpida.
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Movimientos complejos
Es posible que ocurra una combinación de los tipos básicos de movimiento de falla
de taludes. Se considera que los más frecuentes son:
a) Hundimiento - flujo de tierras, que se presentan casi siempre en deslizamientos
rotacionales que adquieren una componente translacional en la cual la masa
abarcada se deforma y disgrega bastante por el corrimiento. En presencia de agua
los detritos se ablandan y dan lugar al flujo de tierras o eventualmente al de lodos.
b) Caída de rocas - avalancha de detritos, que se origina al desprenderse de laderas
muy empinadas grupos de lajas y bloques de roca, cuya forma y tamaño están
controlados por las discontinuidades de la masa rocosa (fracturas, diaclasas, fallas).
Los bloques pueden volcarse y caer por acción del agua o de sismos
desintegrándose en parte y arrastrando a su paso material alterado y vegetación,
evolucionando hacia avalanchas debido a su alta energía cinética y a la pendiente
del terreno. Estas avalanchas pueden engrosarse al incorporar más adelante otros
materiales sueltos.
En los botaderos de materiales sobrantes de excavaciones de ingeniería o de minería
(desechos térreos) son muy comunes los casos de hundimiento y flujo de tierras y de
lodos. El alto volumen acumulado, la alteración de los materiales que lo forman, la
pluviosidad y la pendiente hacen que no pueda descartarse la posibilidad de movimientos
rápidos y de tipo catastrófico ante la ocurrencia de un temblor a pesar de la función de
contención que prestan los diques.
4.2.3.1. Inundaciones
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4.2.3.3. Sequías
Así como existen fenómenos estacionarios en los que se genera gran cantidad de
agua en ciertos lugares, se pueden presentar ausencia total de precipitaciones o déficits
de lluvias, que producen efectos directos sobre la capacidad productiva del terreno.
Estas estaciones pueden ser valoradas mediante la meteorología y se poseen
indicadores para estimar el grado de afectación, como por ejemplo: áreas en que la
precipitación sea inferior a 100 mm/año son consideradas como desérticas. El término
sequía se aplica a un periodo de tiempo en el que la escasez de lluvia produce un
desequilibrio hidrológico grave: los pantanos y los pozos se secan y las cosechas sufren
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4.2.4.1. Huracanes
La palabra huracán se deriva de las lenguas que hablaban las diferentes tribus de
indígenas en el Caribe. Por ejemplo los Mayas denominaban Hunraken o “corazón del
cielo”, al Dios de las tormentas. Esta misma palabra para los indios Taínos de las
Bahamas significaba espíritu maligno. Curiosamente algunas tribus nativas de las costas
de las Guyanas francesa y holandesa la palabra Hyoracan significaba este mismo sistema
meteorológico y en otros sitios de las antillas se le denominaba de manera similar como
Aracán, Urican y Huiranvucan. Lo cierto es que todos trataban de dar una denominación
a este evento intenso de la naturaleza que todos los años los castigaba sin explicación en
esa época.
La temporada de huracanes comienza en Junio y termina en Noviembre, con una
intensificación en los meses de agosto, septiembre y octubre. El promedio de vida de un
huracán es de 9 días, pero algunos llegan a tener una duración de 12 días.
Hasta principios del siglo pasado no era posible monitorear los huracanes hasta que
causaban sus estragos. Con el lanzamiento al espacio del primer satélite meteorológico, el
TIROS I, en abril de 1960 se dio un gran paso para la identificación, observación y
seguimiento de los huracanes, con el fin de dar aviso a las localidades costeras,
embarcaciones en alta mar y líneas aéreas sobre el avance de éstos sistemas
meteorológicos.
El primer huracán que se fotografió desde satélite en el Atlántico fue el Betsy y luego
el Carla, Debbie y Esther, en 1961 por el TIROS II. Esta técnica perdura hoy en día
complementada por la observación que de ellos se hace con radares, barcos y aviones
caza huracanes.
Ciclón Tropical es el término científico para una circulación meteorológica cerrada,
que se desarrolla sobre aguas tropicales. Estos sistemas a gran escala, no frontales y de
baja presión, ocurren en todo el mundo sobre zonas que según la NOAA se conocen
como “cuencas tropicales de ciclones”.
De todas las ocurrencias de ciclones tropicales, el 75% se desarrolla en el hemisferio
norte, y de este número solo uno de cada tres son huracanes en el Pacífico Nororiental, o
el Atlántico noroccidental. Las tormentas en el hemisferio norte se desplazan hacia el
oeste; las del hemisferio sur de desplazan hacia el este.
En la cuenca tropical de ciclones del Atlántico, que incluye el Océano Atlántico, el
Mar Caribe y el Golfo de México, Los huracanes se originan en Atlántico Norte
principalmente. Las áreas que están en mayor riesgo son las islas del Caribe, México y el
sureste de los Estados Unidos, Centro América al norte de Panamá y en grado limitado la
costa norte de América del sur. Los huracanes también se originan en el noreste del
Pacífico donde pueden afectar la costa occidental de México. En el Asia se les denomina
tifones y ciclones.
Los huracanes son generados en las latitudes de 8 a 15 grados al norte y sur del
Ecuador como resultado de una liberación normal de calor y humedad en la superficie de
los océanos tropicales. Debe tenerse en cuenta que éstos ayudan a mantener el calor
atmosférico y el balance de humedad entre las áreas tropicales y no tropicales. Si no
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hacia arriba, en una espiral con dirección contraria a la del reloj en el hemisferio norte, y
en la dirección del reloj en el hemisferio sur. El ciclo se perpetúa a sí mismo y la
tormenta organizada inicia un movimiento de translación con velocidades del orden de 32
Km por hora durante su formación y hasta 90 Km por hora durante su vida extratropical.
Las categorías de los huracanes, según Saffir-Simpson son las siguientes:
CLASIFICACION DE HURACANES
CATEGORIA VELOCIDAD CARACTERÍSTICAS
Km
1 117 - 152 Ocasiona daños en arboles, casas móviles no fijas, no hay
daños en otras estructuras, destruye parcialmente señales de
trafico en vías y ciudades, inunda vías costeras ocasiona daños
menores en embarcaderos y puertos.
2 153 - 176 Ocasiona daños considerables en bosques y cultivos, destruye
casas móviles, arranca techos, rompe vidrios, tumba puertas
pero no se presentan daños estructurales a edificios, ocasiona
destrucción en vías costeras y los daños en puertos y
embarcaderos son considerables. Exige la evacuación de
residentes en las zonas costeras.
3 177 - 208 Ocasiona la caída de arboles, arranca techos, rompe vidrios,
tumba puertas, ocasiona daños estructurales a edificios,
destruye totalmente casas móviles no fijas, ocasiona
inundación en zonas costeras, generalmente corta las vías
costeras unas 4 horas antes de la llegada del centro del huracán
y los terrenos planos de un metro sobre el nivel del mar se
inundan hasta unas 8 millas o más tierra adentro. Exige la
evacuación de residentes, las primeras 4 cuadras adentro.
4 209 - 249 Ocasiona la caída de arboles y todas las señalizaciones de
tráfico incluyendo los semáforos. Danos extensos de techos,
ventanas puertas y paredes de casas sólidas, arrasa totalmente
las viviendas móviles fijas o no. Inunda terrenos planos de 3
metros o menos sobre el nivel de mar hasta unos 9 Km tierra
adentro. Se presenta erosión en las playas y debe evacuase
masivamente a los residentes en unos 500 metros de playa y a
aquellos en terrenos bajos hasta un 3 Km tierra adentro.
5 > 250 Se caen los arboles, hay daño total de techos, señalizaciones,
puertas y ventanas. Debilitamiento casi total de las estructuras
de algunas edificaciones, las casas móviles desaparecen,
ocasiona destrucción a las estructuras que se encuentren a
menos de 4.5 metros sobre el nivel del mar y que se encuentren
ubicadas en los 500 metros desde la playa y se debe evacuar a
los habitantes en una zona de 16 Km tierra adentro.
La zona de más alta precipitación, de vientos más violentos, y mayor aumento del
nivel del mar es la adyacente a la pared exterior del “ojo”. La dirección de los vientos,
sin embargo no es hacia el ojo sino tangencial a la pared del ojo a unos 50 Km de su
centro geométrico. Las paredes de nubes organizadas están compuestas de bandas
adyacentes que típicamente pueden llegar a tener un diámetro total de 450 km. El ojo
central, a diferencia del resto de la tormenta, está caracterizado como una zona de
velocidades de viento relativamente bajas y sin ninguna cobertura de nubes; El
diámetro promedio es de 50-80 Km y la circulación vertical es hasta de 15 Km
La determinación del nivel de categoría depende principalmente de la presión
80
Teoría del Riesgo y Desastres .
Vientos
Las velocidades de los vientos de los huracanes pueden alcanzar hasta los 250 Km
por hora en la pared del huracán y ráfagas que exceden los 369 Km por hora. El poder
destructivo del viento aumenta con el cuadrado de la velocidad. La topografía es un
aspecto importante pues la velocidad del viento disminuye a baja elevación por los
obstáculos físicos y áreas protegidas, y aumenta al pasar sobre las cimas de los cerros.
Otro agente que se debe tener en cuenta en la destrucción es la fuerza vertical hacia
arriba, que acompaña a los huracanes. Cuando mayor es la dirección vertical de un
huracán, es mayor el efecto de la fuerza vertical hacia arriba.
La destrucción es causada tanto por el impacto directo del viento como por el
material que acarrea el aire El viento mismo daña principalmente los cultivos. Bosques
enteros han sido arrasados por fuerzas que han arrancado de la tierra a los árboles desde
sus raíces. Las estructuras fijas construidas por el hombre también son vulnerables. Los
edificios altos se pueden sacudir o aún colapsar. Fuertes diferencias en presión
barométrica en un huracán pueden hacer que las estructuras cerradas explosionen y que
la succión levante los techos o aún edificios enteros. La mayor destrucción, número de
víctimas y daños se debe a objetos acarreados por los vientos.
Se han adoptado normas de construcción para resistir las altas velocidades de los
vientos en los países que estén expuestos a una amenaza alta. Los códigos de
construcción recomiendan que las estructuras mantengan una capacidad de resistencia a
la presión de la velocidad del viento medio local, calculada promediando la presión del
viento durante diez minutos para la velocidad más alta esperada en 50 años.
Precipitaciones
Las lluvias que acompañan a los huracanes son extremadamente variables y difíciles
de predecir. Pueden ser muy fuertes y durar varios días o se pueden disipar en horas. En
la incidencia de la precipitación se reconocen como importantes la topografía local, la
humedad, y la velocidad de avance de un huracán, pero los intentos para determinar una
conexión directa han sido estériles hasta ahora. La fuerte precipitación causa dos tipos de
destrucción. El primero se debe a la infiltración del agua en los edificios causando daños
estructurales. El segundo, más generalizado, común, y mucho más dañino, es la
inundación sobre tierra, que pone en peligro todos los valles junto con sus estructuras e
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Teoría del Riesgo y Desastres .
Mareas de tormentas
Una marea de tormenta es la elevación temporal del nivel del mar causada por el agua
impulsada sobre la tierra, principalmente por la fuerza de los vientos del huracán hacia la
costa y, de manera secundaria, por la reducción de la presión barométrica a nivel del mar
entre el ojo de la tormenta y la región externa. La magnitud de la marea en un
determinado lugar también es función del radio de los vientos máximos del huracán, la
velocidad de avance del sistema y la batimetría frente a la costa. Es aquí donde surge la
dificultad para pronosticar los niveles de marea de tormenta. Los registros históricos
indican que un aumento en el nivel promedio del mar puede ser insignificante o puede ser
hasta de unos 7.5 m. Las zonas costeras más vulnerables son aquellas con las mayores
frecuencias históricas de impactos a tierra. Sea cual fuere su altura, el gran domo de agua
frecuentemente tiene un ancho de 150 Km y avanza hacia la costa donde aterriza el ojo
del huracán. Las mareas de tormentas representan la mayor amenaza a las comunidades
costeras.
Tornados
El tornado es un torbellino de viento fuerte, acompañado por una nube característica
en forma de chimenea que desciende desde una nube de características especiales,
denominada cúmulo nimbo. Un tornado puede tener un ancho variable en la zona de
contacto con el suelo, con un promedio de algunos pocos cientos de metros. Puede
penetrar poco en tierra o recorrer muchos kilómetros, causando grandes daños allí
donde desciende. La chimenea es visible por el polvo aspirado hacia arriba y por la
condensación de gotitas de agua en el centro. El mismo proceso de condensación hace
visibles los tornados marinos, en general más débiles, llamados trombas marinas, que
ocurren con mayor frecuencia en las aguas tropicales. La mayoría de los tornados giran
en el sentido de las agujas del reloj en el hemisferio sur, y al revés en el hemisferio
norte pero, en ocasiones, los tornados pueden invertir esta conducta.
Estos fenómenos crecen desde las nubes de la tormenta hacia el suelo para
desplazarse después con gran velocidad a través de extensos recorridos. Nacen en
fuertes perturbaciones tormentosas si el aire seco y frío de regiones polares se desplaza
por encima de la capa de aire cálido y húmedo de las latitudes subtropicales. Durante
este proceso, el aire frío desciende varios kilómetros hacia abajo obligando al aire
cálido a ascender súbitamente, lo que trae por consecuencia la formación de nubes y
tormentas.
Los tornados generalmente se presentan en latitudes geográficas de 20 a 60 grados,
siendo el occidente medio de los Estados Unidos la zona de mayor frecuencia de
tornados en el mundo. En ese sector se presentan unos 800 tornados al año siendo la
principal temporada en los meses de abril a mayo, generándose en algunos casos hasta
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Teoría del Riesgo y Desastres .
Incendios forestales
Eventos caracterizados por fuego que se extiende sin control sobre los terrenos de
aptitud forestal, afectando vegetación que no estaba destinada a arder. Aunque las
quemas controladas realizadas para la preparación de terrenos con fines agrícolas,
forestales o ganaderos, o para eliminar desechos producto de estas actividades no se
consideran incendios forestales, el mal manejo del fuego en dichas prácticas
comúnmente son causa de gran numero de incendios.
Para que el fuego comience o se mantenga es condición indispensable que
concurran en el mismo sitio y al mismo tiempo tres elementos básicos: calor, oxigeno
(aire) y combustible (materia vegetal).
Los incendios forestales son causados por el hombre, por la naturaleza o por la
interacción entre estos dos. Dentro de las causas de incendios forestales producidos por
la naturaleza se encuentran:
a) La radiación solar, cuando por la alta radiación solar se produce combustión
espontanea de material vegetal;
b) Tormentas eléctricas, cuando rayos caen sobre el bosque o la cobertura vegetal;
c) Erupciones volcánicas, por caída de piroclástos o rocas encendidas;
d) Sismos, cuando se presentan como consecuencia de efectos indirectos, como por
ejemplo los incendios estructurales o caída de redes eléctricas,
Los incendios causados por la interacción de la naturaleza con el hombre ocurren
por rayos solares reflejados en vidrios que hacen el efecto de lupa, concentrando los
rayos solares y produciendo calentamiento del material vegetal y fuego.
Dentro de los tipos de incendios forestales se encuentran los siguientes:
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Teoría del Riesgo y Desastres .
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Teoría del Riesgo y Desastres .
Fenómeno de El Niño
Se conoce con el nombre de “El Niño” u Oscilación del Sur ENOS a la aparición de
corrientes oceánicas cálidas en las costas del Océano Pacifico de América del sur,
durante el verano del hemisferio sur. La aparición de estas aguas cálidas fue identificada
por los pescadores de las costas Peruanas, quienes le dieron el nombre de fenómeno de El
Niño porque se observaba a finales del mes de diciembre, en la época de Navidad.
Este fenómeno cíclico, que se presenta con intervalos de dos a siete años, se
caracteriza porque la superficie del mar y la atmósfera sobre él presentan una condición
anormal durante un periodo que va de doce a dieciocho meses.
El fenómeno se inicia en el Océano Pacifico tropical, cerca de Australia e Indonesia,
en donde la temperatura de las aguas superficiales se eleva unos algunos grados por
encima de lo normal. Gradualmente este fenómeno de temperatura se desplaza hacia el
Este y, alrededor de seis meses después, alcanza la costa de América del Sur, en el
extremo Este del Pacifico. El desplazamiento del máximo va acompañado de un
enfriamiento relativo en él Pacifico Occidental, es decir cerca de Asia.
Mientras esto sucede en el océano, en la atmósfera se produce una alteración del
patrón de la presión atmosférica, que baja en el lado Este del Pacifico y sube en el Oeste.
A la aparición y desplazamiento del máximo de temperatura se le ha nombrado
recientemente como “episodio cálido” y al sube -y- baja de la presión; “oscilación del
sur” (OS). La diferencia de presión a nivel del mar (Tahití menos Darwin) se usa como
un índice que está relacionado directamente con El Niño, de manera que en la fase
negativa del IOS (disminución del índice) aumenta la temperatura del Pacífico en Sur
América y se desarrolla un evento El Niño, y en la fase positiva del IOS (aumento del
índice), las temperaturas del océano disminuyen, ocurre un enfriamiento de las aguas del
Pacífico ecuatorial y se desarrolla un evento totalmente inverso al El Niño, conocido
como La Niña.
La relación entre El Niño y la Oscilación del Sur es la que ha llevado a la comunidad
científica mundial a referirse al evento como ENOS. Se habla entonces de que el ENOS
tiene dos fases, la fase cálida o El Niño y la fase fría o La Niña. No siempre el fin de un
evento cálido está seguido de un evento frío, pero La Niña ocurre posteriormente a un El
Niño.
Durante la fase cálida del fenómeno ENOS se altera la presión atmosférica en zonas
muy distantes entre sí, se producen cambios en la dirección y velocidad de los vientos
alisios y se desplazan las zonas de lluvia de la región tropical, en el océano. La
contracorriente ecuatorial que desplaza las aguas frías de la corriente del Perú hacia el
Oeste, se debilita, favoreciendo el transporte de aguas cálidas hacia la costa de América
del sur.
Los cambios en la temperatura influyen en la salinidad de las aguas, cambiándose,
por lo tanto, las condiciones ambientales para los ecosistemas marinos. Estos cambios a
su vez, afectan las poblaciones de peces, especialmente en las áreas del Pacífico
americano y por ende, la actividad pesquera en ellas. Los cambios en la circulación
atmosférica alteran el clima global, con lo que se afectan la agricultura, los recursos
hídricos y otras actividades económicas importantes en extensas áreas del planeta.
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Teoría del Riesgo y Desastres .
4.2.4.1. Epidemias
Cólera
El cólera es una enfermedad diarreica que puede producir una deshidratación
profunda y en forma rápida y progresiva, con fallecimiento final del enfermo. El cólera
procede de delta del Río Ganges, en el subcontinente Indio. Desde 1817 se han
producido siete pandemias mundiales. Este tipo de enfermedad se transmite por la
ingestión de agua contaminada por las eses humanas, también por el consumo de
alimentos contaminados en el domicilio, restaurantes y puestos ambulantes.
En enero de 1991 el Cólera epidémico sacudió a Iberoamérica, comenzando por
Perú. Esta enfermedad fue llevada por los pescadores hasta Ecuador y Colombia luego
por los turistas a casi toda América del Sur y Central, incluido México y finalmente
Estados Unidos. Durante el primer año de epidemia se describieron aproximadamente
400,000 casos, cifra muy superior a la notificada por la Organización Mundial de la
Salud (OMS) en todo el mundo en los años anteriores.
Sarampión
Es una enfermedad infecciosa, eruptiva muy contagiosa, aguda, que afecta
principalmente a los niños. Se caracteriza por la erupción cutánea borrosa, con manchas
azules - rojizas, fiebre, catarro conjuntival, y catarro de las vías respiratorias superiores.
En casos graves pueden presentarse complicaciones, como inflamación del oído medio
e inflamación pulmonar. El virus se transmite a través de infecciones nasofaringeas.
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Teoría del Riesgo y Desastres .
SIDA
SIDA significa Síndrome de Inmunodeficiencia adquirida. Es una enfermedad en el
que el sistema inmune del cuerpo se destruye en forma paulatina. Normalmente, este
sistema combate infecciones y ciertas enfermedades. Cuando el sistema fracasa, una
persona con VIS puede desarrollar una variedad de enfermedades potencialmente
mortales, lo cual es considerado como SIDA.
La década de los noventa marcó el segundo decenio de la pandemia VIH/SIDA; la
enfermedad fue reconocida en 1981 cuando se informó de la aparición inexplicada de
neumonía en cinco hombres homosexuales previamente sanos y 26 hombres
homosexuales en Nueva York.
Se ha localizado en grupos muy concretos de población: en homosexuales varones
muy promiscuos (70%), en drogadictos que se inyectan (17%), en Haitianos (4%) y en
hemofílicos (1%). Se ha comprobado que se trata de una enfermedad contagiosa de
origen vírico transmitida por vía sanguínea o contacto sexual.
Se caracteriza por presentar manchas oscuras en las extremidades, ulceras que
lentamente se extienden a las mucosas y a los órganos internos, activando el sistema de
defensa del organismo. Los síntomas son fiebre, malestar general, cansancio, nauseas,
adelgazamiento y aparición de ganglios auxiliares. Un elevado porcentaje de casos
presenta un tumor cutáneo, llamado sarcoma de Kapose. Los casos acumulados de
SIDA notificados a la OMS a principios de los años 90 son:
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Teoría del Riesgo y Desastres .
Las amenazas antrópicas son en su origen causadas por el ser humano o están
relacionadas con la tecnología. Las caracteriza la factibilidad de ocurrencia de sucesos
provocados intencionalmente o accidentalmente por el hombre o por el fallo en la
operación de un sistema que puede desencadenar en serie efectos considerables. Como
ejemplo de acciones que pueden generar este tipo de amenazas se encuentra el
terrorismo, las guerras, los accidentes industriales y nucleares, el fallo de represas, las
explosiones, los incendios, la contaminación química y radiactiva, entre otros. Los
lugares de gran concentración de población e infraestructura en la actualidad presentan
una alta susceptibilidad a que se presenten este tipo de eventos, los cuales pueden
causar consecuencias desastrosas a todo nivel.
Al igual que los fenómenos generadores de las amenazas naturales los eventos que
caracterizan las amenazas antrópicas se pueden clasificar de diversas formas (Siegel
1996). Existe también mucha literatura dedicada a la descripción de este tipo de
sucesos. Una de las muchas formas de clasificar los fenómenos o sucesos de origen
antrópico que pueden significar o generar amenaza puede ser la siguiente según su
clase:
a) Sucesos tecnológicos: Pertenecen a este tipo los eventos relacionados con fallos de
sistemas por descuido, falta de mantenimiento, errores de operación, fatiga de
materiales o mal funcionamiento mecánico. Algunos ejemplos son los accidentes
aéreos y de embarcaciones, accidentes ferroviarios, rompimiento de represas,
sobrepresión de tuberías, explosiones, incendios industriales, entre otros. La
amenaza que reviste este tipo de sucesos está relacionado con los asentamientos
urbanos que se generan alrededor o muy cerca de las zonas industriales, bien sea
por los escasos recursos económicos de los pobladores de la zona, bien por las
“oportunidades de trabajo” directo o indirecto que se generan alrededor de las
industrias o bien por la falta de implementación de controles y la ausencia de
zonificación o de regulaciones sobre el uso del suelo. La amenaza también se
traduce en el deterioro ambiental que se puede causar por el manejo inadecuado de
tecnologías peligrosas.
b) Sucesos contaminantes: A este tipo de sucesos pertenecen los relacionados con la
acción de agentes tóxicos o peligrosos en términos bióticos para el ser humano y el
medio ambiente. Ejemplos de eventos de este tipo son los escapes de sustancias
químicas peligrosas, líquidas o gasosas; los derrames de petróleo o de otros
hidrocarburos, las emisiones o escapes de radiación nuclear, la disposición
inadecuada de residuos o desechos líquidos y sólidos domésticos o industriales, etc.
La contaminación biótica del aire, los suelos o el agua puede generar la
proliferación de epidemias y por lo tanto afectar la salud de la población,
especialmente de niños y ancianos. Estos eventos son el resultado de la negligencia
o falta de control de las autoridades correspondientes sobre procesos industriales,
tanto de producción como de distribución de productos. A manera de ejemplo, se
pueden mencionar eventos tales como las crisis causadas por escapes radioactivos
ocurridos en Chernobyl, Three Mile Island y Japón (plantas nucleares); el escape
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Teoría del Riesgo y Desastres .
Entre los dos grupos de sucesos, de origen natural y antrópico que caracterizan las
amenazas, hay un amplio espectro de fenómenos tales como las hambrunas, las
inundaciones, los incendios forestales, los fenómenos de remoción en masa
(deslizamientos), entre otros, los cuales pueden ser causados por la combinación de
factores naturales y humanos o por la exacerbación o influencia negativa del hombre
sobre la naturaleza. A este tipo de amenazas se les puede clasificar como de origen
“socio-natural”. De igual forma, se pueden tener situaciones en las cuales los sucesos
generadores de amenaza se pueden presentar en forma encadenada; un sismo o un
huracán, por ejemplo, pueden causar escapes de gases tóxicos, contaminaciones, e
incendios, o disparar múltiples deslizamientos en una cuenca deforestada, que a su vez
pueden dar origen a represamientos y posteriores flujos de escombros e inundaciones.
A este tipo de amenazas se les puede clasificar como de origen “complejo” o
concatenado. Un fenómeno ilustrativo de un suceso combinado o asociado es el
tsunami o maremoto, el cual se genera casi siempre por un sismo, por la actividad
severa de un volcán o la ocurrencia de un deslizamiento de grandes proporciones en el
lecho marino.
Dada la relevancia de este tipo de amenazas, causadas por múltiples factores, que
por su complejidad son más difíciles de estimar, sin que esto signifique que sean menos
comunes, es importante referirse más ampliamente a ellas. En el caso de las amenazas
socio-naturales existen verdaderos ejemplos de procesos, más que de posibles sucesos,
que caracterizan la amenaza. Es el caso de la inestabilidad de suelos de ladera que se
origina por la pérdida de la cobertura vegetal, incendios forestales, sobrepastoreo,
explotación minera, etc., lo que puede generar erosión, deslizamientos, flujos o
avalanchas y avenidas torrenciales. Situación que no siempre significa que el espacio
correspondiente al origen de la amenaza corresponda al área de mayor potencial de
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Teoría del Riesgo y Desastres .
afectación. La degradación de las cuencas altas de ríos o quebradas, por ejemplo, por
deforestación o extracción de minerales, puede provocar un incremento en los niveles
de escorrentía, sedimentos y capacidad de transporte de material que favorecen las
inundaciones en las partes bajas de la cuenca. También en áreas urbanas, la ocupación
inadecuada del territorio por asentamientos marginales ubicados en los cauces de los
ríos, o que cambian las condiciones del entorno natural y desestabilizan el suelo, son la
causa de procesos de exacerbación de fenómenos o sucesos peligrosos. Este tipo de
amenazas, en general, son el resultado de acumulación de factores como la búsqueda de
ganancia (urbanismo no planificado), sobrevivencia (corte de manglares o de leña), la
densificación urbana, la ausencia de servicios públicos, etc. lo que significa, por
ejemplo, la descarga de basura en los cauces de ríos con todos los problemas que esto
conlleva. (Lavell 1996).
Por otra parte, globalmente se vienen presentando cambios importantes como
resultado del aumento en los niveles de contaminación. A nivel del cambio global se
reconocen situaciones tales como el aumento de la temperatura, el crecimiento del
hueco en la capa de ozono, el incremento del efecto invernadero, la lluvia ácida, etc.;
fenómenos que acentuarán las amenazas socio-naturales, incrementarán posiblemente
la severidad y recurrencia de huracanes, el fenómeno de El Niño, y causarán
probablemente cambios en el nivel del mar y las condiciones de severidad del invierno
y el verano. Este tipo de amenazas representa un problema particular por las diversas
interpretaciones que pueden darse en cuanto a sus orígenes, la responsabilidad por su
ocurrencia y las opciones de control que existen. Los sucesos que las caracterizan son
interpretados, generalmente, como actos de la naturaleza o actos de Dios, reduciendo
así las posibilidades de incentivar una gestión adecuada o preventiva (Lavell 1996).
No obstante lo anterior, desde una perspectiva integral, en un contexto urbano, la
distinción entre amenazas naturales y antrópicas puede carecer de importancia. Los
terremotos, por ejemplo, pueden desatar incendios y los huracanes pueden romper
tanques de almacenamiento de químicos tóxicos, tal como se mencionó previamente.
La mayor parte de las víctimas y de los daños se deben a la falta de prevención y
mitigación, desde deficiencias en la planificación urbana, la falta de control en la
construcción, la carencia de sistemas de alerta temprana, etc. Las consecuencias de las
inundaciones, de los deslizamientos, los incendios y las pérdidas causadas por ciclones
tropicales o terremotos, podrían y deberían ser evitadas, al igual que los efectos
causados por accidentes industriales. La diferencia entre amenazas naturales y
antrópicas y otros peligros ambientales se hace menos clara en la medida que estos
últimos se vuelven particularmente severos. Por ejemplo, se puede considerar como una
amenaza el gradual aumento de la contaminación atmosférica hasta ciertos niveles, lo
que conduce a la necesaria aplicación de medidas especiales de urgencia. La
integración y comprensión de las amenazas en el marco de otros peligros ambientales,
pone de presente la relación hombre-naturaleza, enfatiza la vulnerabilidad e ilustra en
qué medida la intervención humana puede reducir los riesgos. Muchas de las
enfermedades y las muertes prematuras en las ciudades de los países en desarrollo son
causadas por enfermedades infecciosas o por parásitos, fácilmente previsibles o
curables. También hay importantes traslapes entre la acción preventiva para enfrentar
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Teoría del Riesgo y Desastres .
los peligros cotidianos y la prevención de desastres. Una ciudad con un buen sistema de
drenaje, alcantarillas y recolección de basura también está mejor capacitada para
enfrentar inundaciones. En otras palabras, aunque es importante el tipo de amenaza ante
la cual una comunidad está sometida, su relevancia puede ser menor si se tiene en
cuenta que fundamentalmente el riesgo siempre dependerá del grado de vulnerabilidad
que tenga dicha comunidad. La vulnerabilidad, desde un punto de vista amplio,
usualmente es la misma ante las diferentes amenazas y está íntimamente ligada al nivel
de desarrollo y calidad de vida de la comunidad expuesta.
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