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1. ¿Quién es el Espiritu Santo?

Cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede
del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Juan 15:26)

2. ¿Cómo creen que es la personalidad del Espiritu Santo?


No hagan que se ponga triste el Espíritu Santo de Dios, que es como un sello de identidad que
Dios puso en ustedes, para reconocerlos cuando llegue el día en que para siempre serán liberados
del pecado. (Efesios 4:30)

3. ¿Por qué nos convenia que Jesús se fuera de la tierra?


En realidad, a ustedes les conviene que me vaya. Porque si no me voy, el Espíritu que los ayudará y
consolará no vendrá; en cambio, si me voy, yo lo enviaré. (Juan 16:7)

4. ¿En donde habita? el Espiritu Santo?


16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? (1 Corintios 3:16)

6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba,
Padre (Gálatas 4:6)

5. ¿Que nos enseña el Espiritu Santo?


26 El Espíritu Santo vendrá y los ayudará, porque el Padre lo enviará para tomar mi lugar. El Espíritu Santo
les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he enseñado. (Juan 14:26)
6. ¿En qué nos ayuda el Espiritu Santo?
26Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de
pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con
gemidos indecibles. (Romanos 8:26)

7. ¿Cuáles son los frutos del Espiritu Santo?


22Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
23mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. (Gálatas 5:22–23)

8. ¿Cómo fue la venida del Espiritu Santo?


2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda
la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego,
asentándose sobre cada uno de ellos (Hechos 2:2-3)

4Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el
Espíritu les daba que hablasen.
5Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. 6Y
hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en
su propia lengua. 7Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos
estos que hablan? 8¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que
hemos nacido? 9Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en
Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de Africa más
allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11cretenses y árabes, les
oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. 12Y estaban todos atónitos y perplejos,
diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? (Hechos 2:4-12

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