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¿Es correcto someter a un extenso sufrimiento a los animales solo por la codicia

humana?
Introducción
En pleno siglo 21, miles de empresas siguen optando por el testeo animal como una
practica para probar sus novedosos productos, ignorando el hecho que al realizarlo ponen
en riesgo la vida de miles de animales indefensos que no poseen voz para defenderse
¿acaso es correcto esto? Pues nosotros creemos que no, Soy Javiera Carrasco y junto a
Matías Polanco defenderemos nuestra postura en contra del testeo animal a través de
este discurso haciendo uso de los argumentos: El beneficio del testeo animal para la
humanidad no es verdaderamente justificable y que este es Una práctica firmemente
inmoral.
Cada año más de 115 millones de animales son sometidos a prácticas tales como
exposición a gases tóxicos, aplicación de sustancias corrosivas en piel y ojos, contagio de
VIH e incluso extirpación de partes del cerebro. Todo ello bajo el argumento de que los
resultados “podrían” beneficiar a la salud de algunos seres humanos. Solemos asociar
estrechamente la experimentación con animales a esfuerzos por aumentar la calidad y
duración de vidas humanas. Sin embargo, este no es el objetivo perseguido en la mayoría
de los casos, y en los que sí lo es, existen fuertes razones éticas para rechazarlos.
En primer lugar, la mayoría de experimentos realizados en animales no tienen finalidad
biomédica, es decir, no buscan obtener mejoras en la salud humana, en algunos casos
sólo se trata de pruebas de impacto medioambiental de productos químicos, en otros de
pruebas de seguridad de productos cosméticos o del hogar. Prácticas en donde el
beneficio que los humanos pueden recibir gracias a ellas es irrelevante o inexistente. En
segundo lugar, no tener en cuenta los daños que los animales padecen en estos
experimentos, o darles una menor importancia, simplemente porque no pertenecen a la
especie humana, es un tipo de discriminación arbitraria, conocida como especismo. Del
mismo modo que no respetar a alguien por su color de piel o su género está injustificado,
también lo está el no respetarle por su especie.
Desde un punto de vista imparcial, el sufrimiento y muerte de estos animales pesa más
que el beneficio trivial obtenido por los seres humanos, por lo que las experimentaciones
con fines anteriormente mencionados deben ser rechazada. Afortunadamente ya están
siendo prohibidas en algunos ordenamientos jurídicos, como es el caso de la
experimentación para productos cosméticos en la Unión Europea.
Quienes defienden la experimentación con animales indican que, aunque métodos como
las pruebas en cultivos de tejidos son útiles, es necesario en algún momento pasar a
hacer pruebas también en animales, debido a que estos son modelos que muestran cómo
funciona un organismo en su conjunto. Pero el hecho es que los organismos de los seres
humanos no reaccionan igual que los de otros animales frente a distintos medicamentos.
Incluso pequeñas diferencias genéticas entre individuos de distintas especies pueden
causar grandes diferencias en cómo procesan sustancias químicas. Por ello, no existe en
absoluto garantía de que puedan desarrollarse con éxito los resultados de ensayos en
animales. Un claro ejemplo de que el efecto de un medicamento varía según el
organismo en donde sea suministrado, es el caso de la aspirina que, aunque es
gravemente dañina, o incluso letal para los animales, no lo es para los seres humanos, ya
que día a día estos la consumen.
Desde el punto de vista biológico, todos, desde un conejo a un mono, somos animales,
quienes merecemos libertad y respeto, no porque compartámoslos mismos orígenes
evolutivos (generando una similitud mayor con algunos más que otros), sino porque todos
somos seres vivos, quienes habitamos la misma tierra, estamos gobernados por las
mismas leyes de la naturaleza, y a grandes rasgos somos todos iguales.
Desde tiempos inmemorables los seres humanos hemos creado límites temporales y
arbitrarios para excluir a los seres que son distintos a nosotros, justificando guerras,
esclavitud, violencia sexual y conquistas militares a través de esta errónea creencia de
que quienes son “diferentes “no sufren y no son merecedores de consideración moral.
Pero como todos sabemos esto no es así, debido a que todos los seres deseamos la
libertad para poder vivir una vida natural bajo nuestros propios deseos e instintos.
Siendo nosotros pequeños se nos inculca la ética y se nos enseñan principios de no
violencia de bondad, por lo mismo nos hacemos la pregunta de ¿Qué tan difícil es
comprender que seres vivientes no merecen pasar por el sufrimiento al cual los estamos
sometiendo día a día solo para lograr obtener un capricho humano?
Como mencionaremos posteriormente, estos animales son doblegados a pruebas
estresantes e invasivas que van en contra de su salud, generándoles daños permanentes
y un sufrimiento inimaginable en todo el momento del experimento (antes, durante y
después), a tal punto de que la experimentación en animales para la industria cosmética
se considera una de las formas más crueles de explotación animal.
Algunos ejemplos de maneras en las que se utiliza el testeo, para que se hagan una idea
de lo que les acabo de contar, son las quemaduras, electrocuciones, frotamiento de
sustancias irritantes en su piel y ojos durante días, exposición a bajas temperaturas,
confinamiento en oscuridad total, envenenamiento, rompimiento de huesos, son
amarrados e infectados con cáncer, diabetes, herpes, sífilis, sida, entre otros.
Conclusión: Luego de escucharnos y poder comprender lo injusto e inmoral que llega a
ser el testeo en animales principalmente en productos cosméticos, los invitamos a poder
informarse más y educarse sobre el tema, escogiendo así productos que contengan el
sello “cruelty free”, el cual nos asegura de que en ningún momento de la fabricación del
producto se usó la experimentación en animales, productos de marcas como Dove,
Familand, Garnier, Ballerina, Natura, entre otros. Por otro lado, cada vez más
profesionales dejan de apoyar la experimentación en animales, tales como reconocidos
doctores e investigadores, promoviendo métodos alternativos al “tradicional” testeo en
animales en países más desarrollados. Y para finalizar, si bien gracias a este intolerante
método se han logrado avances en la ciencia y medicina, se sigue ocupando para la
industria cosmética y los productos del hogar, donde se nos abre otra pregunta ¿Es
realmente necesaria la experimentación animal y el sometimiento al constante sufrimiento
a indefensos animales sólo para lograr crear una máscara de pestañas más resistentes o
un cloro más tóxico cuando ya existen miles de otros?

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