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La Catastrofe

de Chernóbil

Alumna: Marely Cecilia Camas Dehara


Materia: Tecnologías de la información y la comunicación
Maestro: Miguel Gilberto Pérez León
Grado: 1 Grupo: A
23.11.2022
LA CATASTROFE DE CHERNÓBIL

1 Planta nuclear de Chernóbil 1986

El 25 y 26 de abril de 1986 se produjo el peor accidente nuclear de la historia en lo que es hoy el


norte de Ucrania, con la explosión y el incendio de un reactor en una planta de energía nuclear. El
incidente, que fue guardado como un secreto, fue un momento decisivo tanto para la Guerra Fría
como para la historia de la energía nuclear. El reactor RBMK número cuatro de la planta nuclear
de Chernóbil estalló, los responsables por aquel entonces de la central no siguieron las medidas
de seguridad oportunas y el combustible de uranio del reactor se recalentó, la explosión acabó
provocando la dispersión de elementos radiactivos que contaminaron un área de 142.000
kilómetros cuadrados en el norte de Ucrania, el sur de Bielorrusia y la región rusa de Briansk. Más
de treinta años después, los científicos estiman que el área que rodea la antigua central no será
habitable hasta dentro de 20.000 años. El desastre ocurrió cerca de la ciudad de Chernóbil en la
ex URSS, que invirtió mucho en energía nuclear después de la Segunda Guerra Mundial. En 1977,
los científicos soviéticos comenzaron a instalar cuatro reactores nucleares RBMK en la central de
energía nuclear, que se encuentra justo al sur de la actual frontera entre Ucrania y Bielorrusia. El
25 de abril de 1986, se programó un mantenimiento de rutina del cuarto reactor de la estación de
energía nuclear V.I. Lenin, y los trabajadores planearon usar el tiempo de inactividad para probar
si el reactor podía enfriarse si la central perdía el suministro eléctrico. Sin embargo, durante esta
prueba, los trabajadores infringieron protocolos de seguridad y aumentó la potencia dentro de la
central. A pesar de los intentos de apagar el reactor por completo, otro aumento de potencia causó
una reacción en cadena de explosiones en su interior. Finalmente, el núcleo del reactor se expuso
y arrojó material radioactivo hacia la atmósfera. Los bomberos intentaron apagar una serie de
llamaradas en la central, y eventualmente, los helicópteros arrojaron arena y otros materiales en
un intento de sofocar el incendio y contener la contaminación. A pesar de la muerte de dos
personas en las explosiones, la hospitalización de trabajadores y bomberos, y el peligro de lluvia
nuclear y fuego, no hubo evacuados en las zonas circundantes (ni siquiera en la ciudad cercana de
Prípiat, que fue construida en la década de los 70 para alojar a los trabajadores de la central) hasta
36 horas después del comienzo del desastre. Se consideró que la divulgación del accidente nuclear
fue un riesgo político importante, pero para entonces ya era demasiado tarde: el colapso ya había
propagado la radiación hasta Suecia, en donde las autoridades de otra central nuclear comenzaron
a preguntarse qué ocurría en la URSS. Luego de haberlo negado, el 28 de abril, los soviéticos
anunciaron brevemente el accidente. El mundo se dio cuenta enseguida de que estaba
presenciando un evento histórico. Hasta el 30 por ciento de las 190 toneladas métricas de uranio
de Chernóbil se encontraba ahora en la atmósfera, y la URSS finalmente evacuó a 335.000
personas, y fijó una “zona de exclusión” de 30 kilómetros alrededor del reactor. En principio, hubo
28 muertos tras el accidente, mientras que más de 100 resultaron heridos.1 El Comité Científico
de las Naciones Unidas para el Estudio de los Efectos de las Radiaciones Atómicas ha informado
que más de 6000 niños y adolescentes desarrollaron cáncer de tiroides tras la exposición a la
radiación por el incidente; sin embargo, algunos expertos han cuestionado esta afirmación. Los
investigadores internacionales creen que, en última instancia, aproximadamente 4000 personas
que fueron expuestas a altos niveles de radiación podrían sucumbir a tipos de cáncer relacionados
con la radiación; mientras que aproximadamente 5000 personas que fueron expuestas a niveles
más bajos de radiación podrían correr la misma suerte. Sin embargo, las consecuencias totales del
accidente, que incluyen los efectos en la salud mental e incluso en las generaciones siguientes,
siguen siendo un tema de debate y de investigación. Hoy en día, los restos del reactor se
encuentran dentro de una enorme estructura de contención de acero, instalada a fines de 2016.
Los esfuerzos de contención y la supervisión continúan y se cree que la limpieza seguirá teniendo
lugar hasta 2065. También se sigue investigando activamente los efectos del desastre en el bosque
circundante y en la fauna. Como consecuencia inmediata del accidente, una zona de
aproximadamente diez metros cuadrados se hizo conocida como el “Bosque Rojo”, porque muchos

1 https://www.iri.edu.ar/index.php/2021/04/05/26-de-abril-1986-desastre-nuclear-en-chernobil/
de sus árboles cambiaron a un color marrón rojizo y murieron tras haber absorbido altos niveles
de radiación. Hoy en día, la zona de exclusión se encuentra misteriosamente en silencio, pero llena
de vida. A pesar de que muchos árboles han vuelto a crecer, en los últimos años, los científicos
hallaron pruebas de altos niveles de cataratas y albinismo y niveles inferiores de bacterias
beneficiosas, entre algunas especies de la zona. Sin embargo, debido a la exclusión de la actividad
humana alrededor de la central de energía cerrada, el número de algunas especies, como los linces
y los alces, ha aumentado. En 2015, los científicos estimaban que, gracias a la ausencia de seres
humanos, había siete veces más lobos en la zona de exclusión que en reservas cercanas. El desastre
de Chernóbil tuvo otra repercusión: el daño económico y político aceleró el fin de la URSS e
impulsó un movimiento mundial antinuclear. Se estima que el desastre ha costado unos 235 mil
millones de dólares en daños. La actual Bielorrusia perdió aproximadamente un quinto de su
terreno agrícola debido a que el accidente contaminó el 23 por ciento de su territorio. En el apogeo
de los esfuerzos para responder al desastre, en 1991, Bielorrusia gastó el 22 por ciento de su
presupuesto total para afrontar Chernóbil. Chernóbil hoy es un atractivo turístico para aquellos
que están intrigados por su historia y su peligro. Pero, aunque Chernóbil simboliza la posible
devastación de la energía nuclear, Rusia nunca dejó atrás su legado (ni su tecnología). En 2019,
aún quedan 11 reactores operativos RBMK en Rusia. 2El accidente de Chernóbil fue una
combinación de un mal diseño de la central nuclear, que además no disponía de un recinto de
contención, junto con los errores producidos por los operadores de la misma. La falta de una
“cultura de seguridad”, consecuencia a su vez de la falta de un régimen político y social
democrático en la Unión Soviética, está en la raíz del accidente de Chernóbil. El accidente de
Chernóbil fue una combinación de un mal diseño de la central nuclear, que además no disponía
de un recinto de contención, junto con los errores producidos por los operadores de la misma,
dejando fuera de servicio voluntariamente varios sistemas de seguridad con el fin de realizar un
experimento, en el marco de un sistema en el que el entrenamiento era escaso, y en el que no
existía un organismo regulador independiente. La Unión Soviética no tenía un sistema
independiente de inspección y evaluación de la seguridad de las instalaciones nucleares, es decir,
un organismo regulador, como en los países occidentales. El diseño de un reactor del tipo RBMK
no hubiera sido nunca autorizado en los países occidentales. De hecho, nunca se ha construido un

2https://www.nationalgeographicla.com/historia/2019/05/el-desastre-de-chernobil-que-ocurrio-y-cuales-
son-sus-efectos-largo-plazo
reactor de este diseño fuera de la antigua Unión Soviética. Las prácticas operativas de los reactores
soviéticos no eran homologables a las de los países occidentales. En éstos, no hubieran sido nunca
permitidas. Los efectos del accidente de Chernóbil han sido evaluados por organismos
internacionales, fundamentalmente el OIEA y la Organización Mundial de la Salud, según el
informe, “Chernóbil, la verdadera escala del accidente” realizado a mediados de 2005, no llegan a
50 las defunciones atribuidas directamente a la radiación liberada por el accidente de Chernóbil;
casi todas las muertes directas del accidente fueron de trabajadores de servicios de emergencia
que sufrieron una exposición intensa y fallecieron a los pocos meses del accidente. Este mismo
informe indica que la contaminación provocada por el accidente ha causado alrededor de 4.000
casos de cáncer de tiroides, principalmente en personas que eran niños o adolescentes en el
momento del accidente, y al menos nueve niños han muerto de cáncer de tiroides; con todo, la
tasa de supervivencia entre las víctimas del cáncer, a juzgar por la experiencia en Bielorrusia, es
de casi el 99%. En total, hasta 4.000 personas podrían morir a causa de la radiación a la que se
vieron expuestas a raíz del accidente ocurrido en la central nuclear de Chernóbil, según las
conclusiones a que ha llegado un equipo internacional integrado por más de 100 científicos.3 Unas
pruebas demoradas, un corte de luz, un inoportuno cambia de turno y muchas malas decisiones.
Tras la explosión, Viktor Bryukhanov y Nikolai Fomin, ingenieros jefes de la planta, no cedieron a
las primeras evidencias. Prefirieron no creer en lo que había pasado. O al revés: prefirieron creer
(era un acto de fe carente de todo razonamiento lógico) que se trataba de un incidente menor.
Negaron la realidad hasta que fue imposible no sucumbir ante el estupor, los destrozos, los
muertos y los heridos. Cuando ya era evidente lo que había pasado para los que no tenían
demasiados conocimientos (más claro tendría que haber resultado para ellos que portaban los
conocimientos necesarios) mandaron a Anatoly Sitnikov, jefe adjunto de operaciones de
Chernobyl, al techo para que viera desde las alturas el estado del reactor. La dosis de radiación
(más de 1.500 roetgens) que recibió por esa orden desaprensiva fue fatal. Murió luego de atravesar
tormentos atroces poco más de un mes después, el 30 de mayo de 1986. El testimonio de Sitnikov
fue en vano. Bryukhanov y Fomin siguieron sin creer que el reactor había explotado y continuaron
alimentándolo de agua, eso sólo empeoró la situación. La tarea de los bomberos, desprovistos de
las herramientas necesarias para proteger su integridad, fue demasiado desigual frente a la furia

3https://www.foronuclear.org/descubre-la-energia-nuclear/preguntas-y-respuestas/sobre-proteccion-
radiologica-y-radiacion/chernobil-como-fue-el-accidente/
de Chernobyl. Muchos murieron. “Las víctimas proferían alaridos que nunca volví a escuchar; no
se les veían heridas, pero habían aspirado vapor radiactivo: estaban quemados por dentro, se
habían quemado sus pulmones”, contó un sobreviviente. Los testigos cuentan que se iban
poniendo negros, que el cuerpo se llenaba de manchas supurantes, que se iban secando por dentro.
Los médicos, enfermeras y camilleros del hospital cercanos que atendieron con denuedo a las
víctimas en esos primeros días, se fueron enfermando y muriendo con el correr de los meses. Ellos
también resultaron víctimas no contabilizadas por el régimen. En el aire de la central y de las
zonas cercanas sobrevolaba un halo indefinible, una tenue nube de ese color producto de algo que
se conoce como “la radiación Cherenkov”. En el momento en que los soldados y operarios llegaron
a intentar detener que los daños se expandieran, la noticia ya había comenzado a circular. Muchos
sabían del riesgo pero ninguno se negó. Entre la rigidez del régimen comunista y el espíritu de
sacrificio que habitaba en los soviéticos, forjado a través de décadas de privaciones, hambre,
guerras, iban a cumplir con su deber, con su misión pese a las consecuencias nefastas que podría
tener sobre su salud. “Sabemos vivir en el terror y en la necesidad, es nuestro medio natural” le
dijo un soldado que trabajó en el sarcófago a Svetlana Alexievicih. Hubo más de 600.000 efectivos
que actuaron como liquidadores en las diversas tareas. Mientras tanto, Mijail Gorbachov
minimizaba la situación: “No se preocupen, camaradas. La situación está bajo control. Es un
incendio, un simple incendio. Nada grave. Allí la gente vive, trabaja”. La reacción del Kremlin no
fue inmediata, podríamos decir que fue consecuente con esta mentira pública, como si las
autoridades sólo hubieran apostado a un milagro. Recién el 2 de mayo, casi una semana después,
evacuaron a los habitantes de los pueblos cercanos. Mientras tanto el infierno dejado suelto por la
falla en Chernobyl había hecho su trabajo. En las primeras horas sólo hicieron salir de sus hogares
a los pobladores de Pripiat, el pueblo más cercano a la central.4

4https://www.infobae.com/historias/2022/04/26/el-desastre-de-chernobyl-el-descarnado-relato-de-los-
sobrevivientes-el-cientifico-que-no-soporto-la-verdad-y-el-encubrimiento/
Fuentes secundarias:

https://www.infobae.com/historias/2022/04/26/el-desastre-de-chernobyl-el-descarnado-relato-
de-los-sobrevivientes-el-cientifico-que-no-soporto-la-verdad-y-el-encubrimiento/

Fuentes terciarias:

https://www.iri.edu.ar/index.php/2021/04/05/26-de-abril-1986-desastre-nuclear-en-chernobil/

https://www.nationalgeographicla.com/historia/2019/05/el-desastre-de-chernobil-que-ocurrio-y-
cuales-son-sus-efectos-largo-plazo

https://www.foronuclear.org/descubre-la-energia-nuclear/preguntas-y-respuestas/sobre-
proteccion-radiologica-y-radiacion/chernobil-como-fue-el-accidente/

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