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Lucha de clases

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La lucha de clases es un concepto que explica la existencia de un conflicto fundamental e


intrínseco a las sociedades donde la división social del trabajo da como resultado la existencia de
sectores sociales que ocupan distintas posiciones en un modo de producción determinado y que
por lo tanto defienden intereses disímiles y contradictorios. 1 Este conflicto o antagonismo surge
para la teoría marxista de un la contradicción existente entre el desarrollo de las fuerzas
productivas y unas relaciones sociales de producción que detienen y deforman ese desarrollo.
Esta contradicción en el sistema capitalista se va a expresar también en el antagonismo entre
producción social y apropiación privada del plusvalor producido, dando lugar a la explotación
del trabajador. En sociedades políticamente organizada el conflicto entre los intereses de
diferentes sectores o clases sociales se expresa como conflicto político y actúa cómo "motor de la
historia" 2 Tal conflicto resultaría en un cambio o progreso político y social.

Aunque el concepto es fundamental en el marxismo o materialismo histórico, no es exclusivo de


él y puede datarse tan temprano como en tiempos de Nicolás Maquiavelo. Según Karl Marx y
Friedrich Engels, a través de la historia, las personas han tratado de organizarse en diferentes
tipos de sociedades bajo la tensión causada por pobres y ricos, hombres libres y esclavos, los
patricios y la plebe, señores feudales y siervos, maestros de corporaciones y oficiales, burguesía
y proletariado. Este conflicto solo puede resolverse cuando se llegue a una sociedad sin clases,
sin que ello suponga la desaparición del proceso y del progreso histórico y fundamental.3

Índice
 1 Orígenes y desarrollo del concepto
 2 Desarrollo pos-revolucionarios
o 2.1 Concepción conservadora
o 2.2 Concepción anarquista
o 2.3 Concepción marxista
 3 Críticas a la lucha de clases
 4 Véase también
 5 Referencias
 6 Bibliografía
 7 Enlaces externos

Orígenes y desarrollo del concepto


«Nonsense, my dear, they're better fed than they've ever been in their lives before» (Tonterías,
querida, están mejor alimentados de lo que nunca lo han estado antes en su vida), caricatura de
Cornelia Barns en la revista estadounidense The Masses, 1918.

Batalla callejera durante una huelga, Mineápolis, 1934.

El primero en postular no solo la existencia de un conflicto central en toda sociedad


políticamente organizada sino que tal conflicto tiene una explicación fue Nicolás Maquiavelo,
para quien tal conflicto se origina en los "tipos de vida" -vivere- que se encuentran en un Estado
organizado políticamente: el del pueblo y el de "los grandes" (los que gobiernan al pueblo)4 El
capítulo IV del Libro I de los Discursos sobre la primera década de Tito Livio introduce un tema
clave para la interpretación de la obra de Maquiavelo: la división social es propia del orden
político: (Maquiavelo escribe) "Yo digo que quienes condenan los tumultos entre los nobles y la
plebe atacan lo que fue la causa principal de la libertad de Roma, y que se fijan más en los ruidos
y gritos que nacían de esos tumultos que en los buenos efectos que produjeron. En toda
República hay dos espíritus contrapuestos, el de los grandes y el del pueblo, y todas las leyes que
se hacen en pro de la libertad nacen de la desunión de ambos..."5

Posteriormente, ese conflicto comenzó a verse como basado en clases sociales, entendidas como
relaciones de propiedad. Así, por ejemplo, Jean-Jacques Rousseau -en 1754- argumenta: “El
primer hombre al que, tras haber cercado un terreno, se le ocurrió decir ‘Esto es mío’ y encontró
a gentes lo bastante simples como para hacerles caso, fue el verdadero fundador de la Sociedad
Civil “.6 Se ha alegado que Rousseau analiza el tránsito del hipotético estado de naturaleza al
estado social como una degeneración (no un progreso) producto de las desigualdades sociales
que surgen con la propiedad privada, el derecho para protegerla, y la autoridad para que se
cumpla ese derecho. Las leyes establecidas en toda sociedad son siempre las leyes que defienden
al poderoso, al rico y a su poder frente a los no poseedores de propiedad, a los pobres. La
propiedad privada y el derecho han creado un abismo entre dos "clases" jerárquicamente
diferenciadas entre sí: la clase de los propietarios, de los poderosos y de los amos, frente a la
clase de los no propietarios, pobres y esclavos. Esta situación no es superable, según Rousseau,
pero puede ser mitigada a través de una sana vuelta a la naturaleza y una educación que fomente
el individualismo y la independencia del hombre.7 Poco después (1758) François Quesnay
publica el primer tratado fisiócrata, en el cual divide la sociedad en la "clase productora" (las
basadas en las actividades agrícolas) y las clases no-productivas y explotativas (militares,
académicos, funcionarios políticos y estatales, los nobles y privilegiados políticos, etc).

Este proceso culmina con Adam Smith, quien concluye -en 1776 - al presentar el resultado de
sus investigaciones acerca: “De las causas del adelantamiento y perfección en las facultades
productivas del trabajo; y del orden con que su producto se distribuye naturalmente entre las
diferentes clases del Pueblo” que “Todo el producto anual de la tierra y del trabajo de una nación
... naturalmente se divide, como ya se ha observado, en tres partes; la renta de la tierra, los
salarios del trabajo, y las ganancias del capital (stock en el original), y constituye un ingreso a
tres órdenes diferentes de personas; los que viven de rentas, los que viven de salarios, y los que
viven por la ganancia. Esas son los tres órdenes originarios, y principales partes componentes de
toda sociedad civilizada, de cuyos ingresos esos de todos los otros órdenes últimamente se
derivan”.8

En esa época se consideraba obvio y natural que los "órdenes" o "clases" -generalmente
conocidas como estados- y entendidas como “tipo” o “clases de propiedad” -aristocrática,
eclesiástica-; la “nueva forma de propiedad que estaba apareciendo en las ciudades o Tercer
Estado” y el resto del Pueblo llano sin o casi sin propiedad- tienen intereses que están en
conflicto, opuestos por su diferente naturaleza.

Por ejemplo, James Madison escribía en 1780, como parte de su análisis de las facciones (sus
opiniones, sus pasiones y sus intereses), que dentro del grupo de los poseedores libres de la
nueva propiedad privada (cuya base en Estados Unidos estaba constituida por una mayoría
agraria de clase media9 y que en ausencia de pasado feudal no convivía con ningún estamento),
incluso la "protección de facultades diferentes y desiguales para adquirir propiedad, produce
inmediatamente la existencia de diferencias en cuanto a la naturaleza y extensión de la misma; y
la influencia de estas sobre los sentimientos y opiniones de los respectivos propietarios,
determina la división de la sociedad en diferentes intereses y partidos."10

Sin embargo -y a pesar del criticismo, a veces bastante explícito, de lo anterior- tal conflicto (o
sus consecuencias) se veía generalmente como positivo, dando origen a la libertad responsable y
estableciendo las bases de la supremacía del poder de los monarcas. Esa visión se puede trazar al
dicho de Heráclito : “Los opuestos acuerdan, y de la discordia resulta la mejor armonía11 (esta
sugerencia es conocida como "Doctrina de la armonía de los intereses").

Así, por ejemplo, Edmund Burke aduce (en 1790):

“En vuestros antiguos estados Uds. tenían esa variedad, toda esa combinación y toda esa
oposición de intereses, teníais toda esa acción y reacción que, en el mundo natural y político, a
partir de la lucha reciproca de poderes discordantes, extrae la armonía del universo. Esos
intereses opuestos y conflictivos, que Uds. consideran una falta grave en vuestra Constitución
pasada y la presente, interpone un saludable balance a toda resolución precipitada, transformando
la deliberación en una materia no de gusto sino de necesidad, hace todo cambio un asunto de
compromiso que naturalmente engendra moderación... A través de la diversidad de miembros e
intereses la libertad general tiene tantas seguridades como hay diferentes versiones en los varios
órdenes, mientras que manteniéndose bajo el control de un monarca, las partes mismas son
prevenidas de desviarse y alejarse de sus posiciones correspondientes”.12

Partiendo de lo anterior, Burke avanza a producir una justificación política práctica acerca de la
necesidad de un poder real: Nadie -alega- puede ser juez en su propia causa. Por lo tanto, las
clases tienen necesidad de un poder externo, superior, que pueda -si es que las clases no pueden
llegar a acuerdo- adjudicar sin estar comprometida con parte. Ese poder es el rey. (Burke: op cit).

Véase también: Secessio plebis

Desarrollo pos-revolucionarios
La Revolución francesa marcó la irrupción a órganos del poder estatal no solo de esa nueva
forma de propiedad, sino también la aparición de un nuevo actor político-social: aquellos que
carecían de posesiones materiales, en la medida que empezaron a acumular poder a través de
alianzas ya sea con un sector u otro de las clases posesoras. Empezó a cambiar también la
percepción general del resultado del conflicto. De la manera que se pueden establecer clases y
categorías dentro de la nación, en esa misma medida habrá también, oposición de intereses y
guerra interna, ya sea abierta o secreta, incluso si solo considera el aparato industrial" .-13

Quizás el primer teórico liberal que no solo comprendió que la irrupción de las "clases
desposeídas" tendría profundas repercusiones políticas sino que las examinó fríamente fue John
Stuart Mill. Según este pensador “La discusión que ahora se requiere es una que debe ir a los
principios mismos. Las doctrinas fundamentales que una vez se asumieron como incontestables
por las antiguas generaciones son de nuevo puestas a juicio. Hasta el presente la institución de la
propiedad, en la manera que nos ha sido legada desde el pasado, no había sido, excepto por
algunos escritores especulativos, seriamente cuestionada, porque los conflictos del pasado habían
sido entre clases, ambas de las cuales tenían un interés en la constitución existente de la
propiedad. No será posible continuar de esta manera. Cuando la discusión incluye clases que
poseen casi nada y están solo interesadas en la institución en la medida que es de interés público,
ellos no permitirán que nada sea asumido, ciertamente no el principio de propiedad privada, cuya
legitimidad y utilidad es cuestionada por algunos de los pensadores que miran desde el punto de
vista de las clases trabajadoras... Esas clases ciertamente demandaran que el sujeto sea
examinado desde su fundación”.14

Esto dio origen a varias posiciones en relación con el concepto.

Es importante resaltar como las concepciones, tanto anarquistas (Proudhon y Bakunin) como
marxistas, de la lucha de clases están entrelazadas con el desarrollo filosófico de Hegel, y con
ello al desarrollo del hegelianismo, y su noción de la dialéctica como forma de entender la
realidad y laorganización social. Así, ambas concepciones formulan de que en toda sociedad
organizada existen clases con intereses opuestos, creándose así unas contradicciones dentro de la
misma sociedad, que solo pueden ser superadas mediante esta lucha de opuestos. Donde como
resultado de esta lucha surgen elementos de superación de las anteriores contradicciones, en
términos dialécticos se expresa como tesis-antítesis-síntesis.

Véanse también: Jóvenes hegelianos y Marx y Hegel.

En la concepción marxista esto se expresa claramente con el materialismo histórico y el


materialismo dialéctico, donde el desarrollo de la lucha de clases es llevado más allá de la lucha
política y social, hasta alcanzar el papel central en la historia de ser su “motor”. Esto se explica
en la manera en que para Marx la lucha de clases también es una lucha de los diferentes grupos
sociales o clases sociales por impulsar una determinada forma de organización social y modelo
productivo. Ya que en el momento en que el desarrollo de los medios de producción entra en
contradicción con la forma de organización social vigente, surge la necesidad de generar una
nueva forma de relaciones sociales y de organización social. Y esto se expresa cuando surge una
nueva clase social dispuesta a efectuar este cambio social, que acaba triunfando sobre la antigua
clase social dominante, hasta entonces vigente, impulsando un cambio social que cree nuevas
formas de desarrollo productivo. Este cambio conlleva también el surgimiento de otras formas de
relaciones sociales de producción, que sirven para esta explotación mejorada de los medios
productivos. Por lo tanto estos cambios sociales originados por la lucha de clases, acaban
transformando la organización social vigente y creando otra más acorde al nivel de desarrollo
productivo alcanzado.15

Concepción conservadora

La lucha de clases da origen a los movimientos sociales, a través de los cuales las "clases bajas"
buscan "ascender" socialmente.16

La revolución francesa se originó en la “colonización del Estado” por uno de esos sectores
sociales (la burguesía) En general, tal colonización dará origen primero a “estados dictatoriales”
y, como reacción, a revoluciones que solo conducirán a otros “estados dictatoriales”. La única
solución es la existencia de una “monarquía social” -muy cerca a la posición burkeana- que debe
actuar en el interés común, introduciendo las reformas necesarias para evitar desorden y
confrontación social.

Véase también: Estado Social


Concepción anarquista

Los anarquistas fueron quizás quienes se mantuvieron más cercanos a la concepción original -la
de Maquiavelo- acerca del problema. Desde este punto de vista, la lucha de clases es, en general,
lo que determina las formas políticas de una sociedad17 y, desde un punto de vista
“revolucionario”, la lucha del pueblo contra toda opresión en general y el Estado en particular.18
Proudhon, por su parte, sugiere "Habiendo sido desde un principio la guerra y la desigualdad de
fortunas la condición de los pueblos, la sociedad se divide naturalmente en cierto número de
clases: guerreros o nobles, sacerdotes, propietarios, mercaderes, navegantes, industriales, actores
sociales que se apoderan o conquistan el poder a fin de dominar otros". Es alrededor de esas
clases gobernantes -aquellas que detentan el poder- que se forman -y debido al “derecho de
conquista”19- los privilegios plutocráticos, gerontocráticos y burocráticos en general. Principal
entre esos privilegios es el de la explotación económica.20 (ver, por ejemplo: Orígenes y función
del dinero en Chartalismo). Parafraseando, se podría decir que ser oprimido es ser explotado,
pero -y crucialmente- no se puede ser explotado si no se es oprimido.

Así pues, el anarquismo habla de "clases revolucionarias", incluyendo a los obreros, artesanos,
los campesinos y lo que Marx llamaba Lumpemproletariado. Por otro lado también en otros
textos se habla de dos clases: la mayoría conformada por los que producen y una minoría
reaccionaria conformada por los que viven del trabajo de los productores y que además
gobiernan.21 Esto ha dado origen a una rica gama de posiciones, que van desde las concepciones
del anarquismo colectivista a las del anarcoindividualismo. Por ejemplo, los plataformistas, en
especial Piotr Arshinov, hacen mucho hincapié en la lucha de clases. El actual especifismo de la
FAU también hace un fuerte énfasis en lo que, desde el punto de vista de algunos anarquistas
modernos, se concibe como "clasismo".22 Mientras un desarrollo paralelo ha llevado al
antiestatismo del anarcocapitalismo23

Se puede observar entonces que la “lucha de clases” anarquista se basa principalmente contra el
poder político organizado, es decir, contra el Estado. Si se elimina este, se habrá eliminado el
mecanismo que perpetua la opresión y explotación. Proudhon lo pone así: “ Todos los gobiernos
de hecho, cualesquiera que sean sus motivos o reservas, están reducidos a la una o la otra de
estas dos fórmulas: Subordinación de la autoridad a la libertad, o subordinación de la libertad a la
autoridad.” (Proudhon, “Principio Federativo”)

Concepción marxista
Pyramid of Capitalist System, póster del sindicato Industrial Workers of the World. Critica el
capitalismo representándolo como una estructura jerárquica de clases sociales.

Karl Marx fue posiblemente quien se mantuvo más cerca de la concepción de la lucha entre las
clases en la línea que va de Maquiavelo a Burke, pero para él ese conflicto no produce armonía o
libertad sino cambio social o progreso: La historia (escrita) de todas las sociedades existentes
hasta ahora es la historia de la lucha de clases.15 (esto es generalmente conocido como "la teoría
de la lucha de clases como motor de la historia").

En otras palabras, el conflicto entre clases sociales ha sido la base sobre la que se produjeron los
hechos que dan forma a las sociedades. Esta lucha se da principalmente entre las dos clases
sociales antagónicas que -en su opinión- caracterizan cada modo de producción.

Sin embargo, esta lucha de clases se define no solo por las características inherentes a cada
sector social (especialmente los antagonistas centrales) sino también a las relaciones que tales
sectores tengan o establezcan entre sí: por ejemplo: las características del sistema político o de
gobierno que exista en un momento histórico dado, las características de las clases dominantes y
las dominadas, junto a las de otros sectores sociales, el tipo de desarrollo económico social, etc.
Esta lucha ha acabado con una transformación revolucionaria de toda la sociedad o con la ruina
de las clases en lucha.

Sigue que, de acuerdo a Marx, nuestra época no ha eliminado el antagonismo de las clases; lo ha
vuelto más simple ya que la sociedad se va escindiendo cada vez más en dos grandes campos
enemigos: la burguesía y el proletariado.

Según lo dicho por Marx, se determina que: la burguesía es la clase de los modernos capitalistas,
son los propietarios de los medios de producción y los patrones de los asalariados; el proletariado
es la clase moderna de los asalariados, no son propietarios de medios de producción, se ven
obligados a vender su fuerza laboral para subsistir.
El fin último de la lucha de clases se producirá, según Marx, solo cuando las clases dejen de
existir. Como el mismo escribió (carta a Joseph Weydemeyer, del 5 de marzo de 1852) :

...no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni
la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto ya el
desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses la anatomía
económica de estas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia de
las clases solo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) que la
lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma
dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una
sociedad sin clases...

Críticas a la lucha de clases


Estas críticas se pueden dividir en dos visiones generales: las que cuestionan la existencia misma
de las clases sociales como tales - y consecuentemente, cualquier conflicto central a la sociedad
entre ellas- y las que rechazan la función de la lucha de clases como factor determinante (motor)
de la historia.

Así, por ejemplo, Ludwig von Mises cuestiona el concepto de clases, por lo menos en el sentido
de la línea que va de Rosseau a Marx, como basadas o definidos por factores económicos,
afirmando que lo determinante en la oposición percibida es el factor político-ideológico, que
habría creado tal oposición.[cita  requerida]

Si se quiere aplicar el término “lucha” a los esfuerzos que hacen las personas que se enfrentan en
el mercado, para asegurarse el mejor precio posible en ciertas condiciones, entonces la economía
es un teatro de lucha permanente de todos contra todos, y no una lucha de clases.

Lo que ha podido agrupar a los trabajadores con fines de acción común, contra la clase burguesa,
es la teoría de la oposición infranqueable de los intereses de clases. Lo que ha hecho una realidad
de la lucha de clases es la conciencia de clases creada por la ideología marxista. Es la idea la que
ha creado la clase y no la clase quien ha creado la idea.24

Por otro lado, Karl Popper estima que conceptos tales como "lucha de clases" tienen una función
interpretativa de la historia (ver "Historiografía como meta-historia" en historiografía). Como tal,
son perfectamente "inobjetables". Pero es fácil caer en el error "historicista" cuando se utilizan
como teorías o factores predictivos del desarrollo futuro de acontecimientos. En otras palabras,
Popper hace una diferencia entre elementos que nos permitan -en una manera más o menos
similar a la que las teorías cumplen en la ciencia- interpretar acontecimientos desde algún punto
de vista que nos interesa (ver "El método científico como método para la eliminación de falacias
y prejuicios" en método científico) y teorías científicas. Tales factores interpretativos tienen, en
su opinión, una diferencia esencial con las teorías de la ciencia: no son falseables o refutables y,
por lo tanto, no se puede decir que constituyen una explicación científica de la historia (en el
sentido de mostrar o descubrir las leyes naturales que determinan el funcionamiento del
desarrollo humano o social) sino más bien serían un focus histórico o narrativa desde un punto de
vista determinado.25

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