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La transferencia de sentido mediante la cosa iluminada

“En el mismo campo [de concentración] se organizó la enfermería.


Me pesaron y no tenía más que 26 kilos, éramos todos esqueletos,
los médicos norteamericanos decían que me pongan contra el sol
para que me revisen, sin necesidad de radiografías.”

Sara Rus
Entrevista por Julián Blejmar para Plural Jai.

La cosa, en términos de iluminación espectacular es, a priori, el espectáculo. Podríamos aventurar


una definición amplia de espectáculo pero correría el riesgo de luchar contra un significante cuyo
significado tiene bordes bien definidos en la lengua, es decir, hay un acuerdo del significado de la
palabra “espectáculo” en la comunidad que sería limitante y difícil de sostener a lo largo del trabajo.
Por eso prefiero hablar de “la cosa”, que nos habilita la posibilidad de un significado mucho más
amplio.
La cosa, entonces, puede abarcar multitud de instancias. Por ejemplo una representación teatral, una
performance, un recital, una instalación artística, un espectáculo de danza, un objeto sobre una
mesa, la inauguración de un edificio, una presentación o exhibición de producto, una muestra de
pintura o escultura, la fiesta de inauguración de los juegos olímpicos y mil posibilidades más.
La cosa tiene infinidad de aspectos, de posibilidades de ser mirada, escuchada, en general de ser
percibida. En este trabajo me voy a ocupar de la cosa como cosa iluminada.

La cosa funciona, intencionalmente o no, como vehículo simbólico. Es decir, quien la genera tiene
una idea sobre lo que va a hacer, o al menos sobre lo que no hará, quien la mira produce algún
discurso sobre esa imagen o sucesión de imágnes que percibe. Por ejemplo, alguien tiene una idea,
la comenta quizás con otras personas y con sus saberes en juego hace una escultura; alguien cura
una muestra, la coloca en un museo, alguien aplica su conocimiento y su experiencia y la ilumina;
alguien la mira, quizás desconociendo casi todo sobre el tema o tal vez siendo crítico de arte pero
cualquiera de ellos necesariamente produce un discurso al respecto, con o quizás sin sentido.
La cosa iluminada está, entonces, cargada de palabras desde su génesis, durante todo su recorrido y
hasta el momento final en el que alguien piensa o dice algo sobre ella.
Este trabajo, entonces, va a tratar:
sobre la imagen, en tanto producida por la cosa iluminada,
sobre lo que llamaremos el pre-texto, es decir todo el discurso previo que formó parte desde la
génesis hasta el momento de ser cosa iluminada,
sobre lo que llamaremos el contexto, es decir, todo el discurso con el que se predispone a
abordar la cosa iluminada cuando es mirada,
y lo que llamaremos el pos-texto, es decir, todo el discurso producido desde el momento en
que la cosa iluminada es mirada.

Este trabajo está basado en una experiencia de campo, donde se propuso una cosa iluminada y se
recogieron las palabras luego de ser mirada. Es decir, se recogió algo de lo que en este trabajo
llamamos el pos-texto.

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