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Preguntas Ángel Fernández Artime

Rector Mayor

1. ¿Qué balance hace de sus seis años como rector mayor?

En los primeros días del Capítulo General, una de mis


responsabilidades fue la de presentar a los 247 miembros del Capítulo
General 28º de la Congregación Salesiana lo que se conoce como el ‘Informe
sobre el estado de la Congregación’, en el intento de presentar un balance
lo más objetivo posible de los logros y las carencias, del camino recorrido y
de lo que queda por andar, de las fortalezas y debilidades que tenemos como
salesianos de don Bosco en el mundo, en las 134 naciones en las que
estamos, organizados en 90 Provincias Religiosas que nosotros llamamos
Inspectorías.

A lo largo de estos seis años yo he llevado en mi corazón un deseo y


convicción muy profunda, que tantas veces hice motivo de mi oración
personal. Era ésta: que al final de los seis años la Congregación Salesiana
pudiera ser más fiel aún al carisma recibido de don Bosco.

Y aún contando con el hecho evidente de que exsiten las fragilidades


humanas, creo que se pueda afirmar que la Congregación Salesiana, al día
de hoy, sigue siendo una parte muy viva de la Iglesia, que crea comunión
eclesial allí donde estamos. La evangelización y educación en la fe es la
prioridad carismática que se lleva a cabo por medio de una educación y
formación integral de la persona. Seguimos entregado nuestras vidas a los
jóvenes en todos los lugares del mundo, y no nos hemos alejado de los más
pobres, por más que las realidades del mundo en los cinco continentes sean
muy diversas. Y creo poder afirmar que la Congregación vive años de
profunda serenidad y se quiere ser significativos siempre que se trate de
servir, especialmente a los jóvenes y sus familias.

2.-¿Cuál era el plan de las tres semanas que no se han podido celebrar en el
Capítulo General?

Ciertamente tuvimos que dar por finalizado (no sólo interrumpir) el Capítulo
General tres semanas antes a causa del Coronavirus (Covid-19), y en
obediencia a la normativa emanada del Gobierno de la Nación Italiana. Como
intuíamos que algo así podría suceder, en su momento decidimos adelantar
una semana el discernimiento y la elección del Rector Mayor y todo su
Consejo General. Eso lo hicimos en la cuarta semana y al final de la misma
iniciamos la diáspora. Difíciles viajes de regreso a las propias naciones y
bloqueos de fronteras en las entradas a los diversos países; de hecho todavía
están residiendo en Valdocco 46 miembros del Capítulo General que no han
podido viajar a sus respectivos países.

El trabajo que nos quedaba era fundamentalmente el de la discusión en


asamblea capitular sobre los temas tratados y la corrección y votación del
contenido reflexionado las tres semanas precedentes, que daría lugar al
documento capitular. Eso no se pudo hacer y por lo tanto no disponemos de
un documento capitular aprobado en sesión plenaria, pero sí amplias
reflexiones y deliberaciones que el Rector Mayor con su Consejo tomarán
como línea de trabajo y que harán llegar en breve a todo el mundo salesiano,
cuando podamos reunirnos como consejo general por primera vez.

3. ¿Se va a recuperar ese trabajo ahora?

No. Ese trabajo capitular no se va a llevar a cabo porque no se va a


convocar de nuevo el Capítulo General. Pero no es un Capítulo General
fallido, en el sentido de que si bien no se podrá hablar de un documento
capitular aprobado en la Asamblea, sí tendremos en cambio muchas
orientaciones y reflexiones del propio Capítulo y sus comisiones, recogido
todo ello en documentos que se hará llegar a toda la Congregación. Hemos
recibido como Consejo General el encargo de tomar esas reflexiones
capitulares y con ellas elaborar el plan de animación y gobierno para los
próximos seis años.

4. ¿Cómo afronta la reelección?

La vivo con mucha serenidad, con ánimo y mucha esperanza. Como


dije en su momento a la asamblea capitular, me sentía preparado tanto para
finalizar mi servicio como para continuarlo. Me sentía absolutamente libre.
No esperaba nada. Por eso mismo, doy la bienvenida a la reelección y la
asumo con toda responsabilidad y entusiasmo, pero como acabo de expresar,
sintiéndome muy libre.

Naturalmente el segundo sexenio no será como el primero. Ahora


conozco bien la Congregación y su presencia en las 134 naciones, de las
cuales he visitado 100. Será por tanto una oportunidad para ser más incisivo
en lo esencial, para acompañar más los procesos allí donde sea necesario;
una oportunidad para soñar y llevar a cabo nuevas presencias siempre que
sean de primera línea de evangelización y educación de los más pobres.
Serán años donde seguiremos haciendo realidad lo que como Congregación
es incuestionable: no podemos dejar ningún lugar de frontera ni de ‘missio
ad gentes’, ni de presencias ya centenarias en el Amazonas. Les dejo como
dato que en toda la región del Amazonas (que incluye 4 naciones en las que
nosotros estamos), compartimos la vida con 63 pueblos originarios. Como
salesianos, hijos de Don Bosco, éste es un elemento carismático esencial e
incuestionable para nosotros. Puedo decir lo mismo de la larga cordillera
andina, y así en otras partes del mundo.

5. Han consultado a todos los jóvenes salesianos del mundo. ¿Cuáles han sido
las respuestas de los jóvenes? ¿Qué os han transmitido? ¿Qué le piden los
jóvenes a la congregación?

Sí, es cierto. Debo decirles, considerando que resultará de interés para los
lectores, que éste ha sido un Capítulo General Salesiano en el que en los dos
años de preparación del mismo hemos llevado a cabo dos significativas
consultas. Una en relación a lo formación de los salesianos jóvenes. Y en ella
hemos dado la palabra a 3.670 jóvenes salesianos que están en sus primeros
años de profesión religiosa. Y nos han dicho tantas cosas interesantísimas
acerca de cómo se ven, y qué piensan como jóvenes (ciertamente jóvenes
consagrados salesianos, pero jóvenes como sus coetáneos).

Las otras consultas han sido a jóvenes de miles de presencias en el mundo, y


por último, al grupo de jóvenes de los cinco continentes han podido
acompañarnos durante un tiempo en Valdocco.

Su presencia transmitía frescura, vitalidad, alegría. Y ellos han sido muy


contundentes y claros en su mensaje. Nos han dicho que nos quieren. Que
quieren a los salesianos y que nos quieren también a su lado en el camino de
la vida. Nos han pedido que les acompañemos en los años en los que más nos
necesitan. Nos han dicho que nos dejemos querer por ellos. Nos han pedido
que seamos amigos, hermanos de ellos y siempre padres porque, así de
contundentes han sido, “Muchos jóvenes del mundo tenemos mucha falta de
padres. Nos falta experiencia de paternidad”. Y por último, con emoción en
tantos momentos nos han dicho: “Os necesitamos sobre todo para que nos
mostréis y digáis una y mil veces que Dios nos Ama”.

6. ¿No sé si has tenido oportunidad de hablar con el Papa a raíz de tu


reelección? ¿Qué le ha dicho?

No. No he hablado con el Santo Padre a raíz de mi reelección, pero sí el


viernes anterior. Primero me dejó un mensaje para todos los capitulares y
después hablamos por teléfono cuando él mismo me llamó. Pueden
imaginarse lo que significó para todo un Capítulo General como el nuestro
que el Santo Padre nos llamara para decirnos que nos hacía llegar algo
importante para él y para nosotros. Un mensaje, que no tiene nada de
protocolario y tiene todo de programa para nosotros. Un magnífico mensaje
que estamos plasmando ya en las líneas de gobierno de los próximos años.
Indudablemente tenemos un Papa que quiere a todos en la Iglesia, y quiere a
todo hombre y mujer de buena voluntad. Y también nosotros como
Congregación y Familia Salesiana nos sentimos muy queridos por el Santo
Padre. Para mí es más que evidente que vivimos un tiempo de Gracia en la
Iglesia en medio de tanto dolor y tanta fragilidad de la Iglesia misma.

7. ¿Cuáles son sus ideas clave para los próximos seis años?

Se pueden imaginar que todavía hemos de profundizar mucho más en lo que


queremos proyectar de cara a los próximos seis años, pero sí les puedo decir
que nuestros esfuerzos irán en esta dirección:

→ Debemos seguir creciendo en identidad carismática, es decir que significa


hoy, en el siglo XXI ser salesianos de Don Bosco como él nos quería, y ser
conscientes de la prioridad que tiene en nosotros nuestra vocación de
evangelizadores de los jóvenes, educadores para ellos junto con sus familias,
y testigos cercanos de cuánto los Ama Dios.

→ Estamos llamados ahora más que nunca a estar afectiva y efectivamente


en medio de los jóvenes. Esto es, volver siempre, más y más a don Bosco. Yo
lo llamo el “sacramento salesiano” de la presencia.

→ Es prioridad para nosotros la formación del salesiano, y del joven salesiano


tal como necesita el mundo y la Iglesia hoy, allí donde nos encontramos. A
nosotros no nos sirve un genericismo que nos mate lo más esencial de
nuestro carisma.

→ Sueño con que decir la palabra salesiano hoy en el mundo y en nuestras


sociedades, signifique para la gente y para muchas personas de buena
voluntad entender que se habla de estos hijos de don Bosco que son y viven
para los jóvenes, que los quieren con ‘locura’, como Dios quiere a sus hijos e
hijas, y que hacen opciones valientes y radicales en favor de ellos.

→ Es la hora de la generosidad en nuestra Congregación entendida como la


disponibilidad de todos los salesianos del mundo, los 14.500 que somos para
ayudarnos en cualquier parte del mundo, en cualquier país y nación. No
somos salesianos para una tierra o región. Somos salesianos de Don Bosco, y
la misión y los muchachos y muchachas que no tienen oportunidades, los
descartados, los más frágiles nos pueden estar esperando y necesitando en
los más diversos lugares. Hacia ellos nos tenemos que dirigir y llamaremos a
salesianos de un país y de otro con tal de seguir abriendo horizontes y
nuevas fronteras de misión salesiana.

→ Finalmente, pretendemos seguir creciendo en lo que ya hoy es una gran


fortaleza y un verdadero don. Se trata de la realidad de la familia salesiana
en el mundo y la misión educativa y evangelizadora que compartimos con
cientos de miles de laicos en los países a los que ya me he referido. Esto
sigue siendo fortaleza y desafío al mismo tiempo.

8.¿Qué ocurrirá con usted cuando se acabe este segundo mandato? ¿A qué se
dedicará?

Muy sencillo. Si todavía gozamos del don de la vida, el día que sea elegido el
nuevo Rector Mayor, quizá dentro de seis años, en ese mismo instante yo
dejaré de presidir el Capítulo General. El nuevo Rector Mayor seguirá al
frente del Capítulo. Yo seguiré participando en la asamblea y al final del
mismo me pondré a disposición del Rector Mayor. Sí tengo muy claro lo que
yo quisiera: vivir los siguientes años en cualquier ambiente sencillo, en
cualquier lugar de misión andina o de cualquier otra cordillera, en lugares
de misión entre los más pobres, entre la gente humilde, en una sencilla
parroquia, o centro juvenil y Oratorio salesiano para muchachos y niñas
pobres, o bien en una casa de chicos acogidos de la calle. Este es mi sueño, y
espero que me permitan vivirlo.

9. Antes del coronavirus: se hablaba mucho de prevención de los abusos y de


la mujer. ¿Cómo afrontan ambas situaciones los Salesianos? ¿Qué medidas
han implementado los Salesianos en ambos campos?

Ciertamente es una de las páginas más tristes de la historia de la Iglesia. Y


es la mayor tragedia y daño que un salesiano puede hacer, ya que hemos
prometido, como don Bosco, que nuestra vida sería por los jóvenes.

Les puedo asegurar que desde hace muchos años (puedo hablarles desde mi
experiencia como Provincial ya desde el año 2000) que venimos
consolidando y construyendo un código ético en todos los lugares del mundo
donde nos encontramos.

Y añado un matiz más: desde hace tiempo, y mucho más fuerte en la


sensibilidad de este Capítulo General nosotros hablamos, en sintonía con el
Sínodo de Obispos sobre los jóvenes, y en comunión con la exhortación
apostólica del Papa al respecto, sobre todo tipo de abusos. Yo he pedido a
nuestra Congregación la opción radical, preferencial, personal, institucional
y estructural en favor de los muchachos y muchachas más necesitados,
pobres y excluidos. Y también la opción prioritaria y radical en la defensa de
los muchachos y muchachas y jóvenes víctimas de cualquier abuso, también
el abuso sexual, pero no sólo: el abuso de violencia, de falta de justicia, el
abuso de poder… Tanto y tan terrible que denigra y destruye.
Pero permítanme solo un puntito crítico más ante este tema tan doloroso. Lo
formulo en una pregunta: ¿Cuándo vamos a tener la honradez y honestidad
como sociedad de decirnos que tenemos un serio problema social en lo que
se refiere a los abusos sexuales de menores que no se afronta? ¿Cuándo
vamos a decir socialmente y reconocer que la gran mayoría de estas
situaciones suceden en los círculos de la familia, los parientes o los muy
íntimos..? ¿Cuándo vamos a tener socialmente el coraje de extender la
denuncia a cuántas instituciones y grupos estén implicados en ello...?

Sinceramente creo que es un problema no afrontado socialmente hasta las


últimas consecuencias.

Por último, en referencia a la mujer les diré dos cosas: La primera es que
Don Bosco siempre tuvo en el Oratorio de Valdocco la figura de la madre, de
la mamá para sus muchachos. La primera fue su propia madre, Mamá
Margarita, y le sucedieron otras madres de salesianos (por ejemplo del Beato
Miguel Rúa su primer sucesor) y hasta del Obispo Mons. Gastaldi.

Lo segundo es esto: Desde hace muchos años el magisterio de la


Congregación Salesiana a través de los Capítulos Generales ha pedido que la
mujer tenga su lugar educativo en las presencias salesianas. Se ha
reflexionado abundantemente dejando en total evidencia y valor la
significatividad de la presencia de la mujer en muchas obras educativas
salesianas.

10. Usted tiene experiencia internacional. Ha visitado infinidad de países.


¿Qué piensa cuando el Papa afirma que estamos en “una tercera guerra
mundial a cachitos” o cuando habla de la “globalización de la indiferencia”?

Por motivo de mi servicio a la Congregación Salesiana he visitado 100


naciones en los últimos seis años, en los cinco continentes. Y he podido
escuchar mucho y ver más todavía.

Por mi propio carácter personal y por mi identidad carismática


salesiana tiendo a mirar con esperanza. Pero ciertamente creo que estamos
viviendo años muy difíciles. Muchos de nosotros, yo entre otros, creíamos
hace 20 años que el camino hacia la paz y el camino hacia una creciente
extensión de los derechos humanos en el mundo era lento pero visible,
tangible y verificable. En los últimos 20 años hemos vivido un retroceso
inimaginable, sea a causa del terrorismo internacional, sea a causa de la
explotación y abuso en los movimientos migratorios existentes en todo el
mundo, sea a causa de las guerras o de la pasividad expectante ante algunas
de ellas…
Ahora mismo estamos golpeados por esta terrible pandemia. Nunca
nos habríamos imaginado algo así (como nunca nos hemos imaginado que
sería posible el terrorismo de los últimos 20 años en gran parte del mundo,
especialmente el occidental). Y esta misma pandemia está sacando a la luz y
poniendo en evidencia lo mejor de muchas personas y grupos sociales (por
ejemplo médicos, enfermeros, servicios de protección social etc.), y lo peor
del egoísmo y el individualismo de la política de muchas naciones. En mi
opinión es lamentable y no será fácil olvidarlo después del post-coronavirus.

11. La humanidad vive una crisis mundial casi sin precedentes.


¿Cómo podemos afrontar como católicos la pandemia del
coronavirus?

Es así como lo dicen: vivimos una crisis mundial yo diría que sin
precedentes. Un virus ha paralizado el mundo. Sigue girando sobre sí mismo
el planeta tierra, pero el mundo como tal, en cierto modo, se ha paralizado.

Y después del efecto de la pandemia sobre la vida y la muerte, sobre la salud


de las personas, nos espera en todo el mundo, comenzando por el llamado
‘primer mundo’ el difícil momento a superar en lo que se refiere a las
condiciones de vida, a la economía, la macroeconomía de los grandes, y la
pequeña economía, la de la supervivencia de millones y millones de familias.
A esto hemos de añadir la crisis que ya se está haciendo presente y que más
grave aún que el coronavirus: la de la pobreza que crece y el hambre que
están empezando a sentir en algunas naciones, porque sencillamente, ‘si no
trabajo al día no puedo comer’. Tantísimas naciones no tienen las
posibilidades de ‘resistencia social’ que tienen otras (aun endeudándose).

¿Y qué podemos hacer cómo católicos?

Yo diría que, ante todo, ojalá aprendamos algo de todo esto que
estamos viviendo. Por ejemplo, ¿volveremos al vértigo en el vivir o
conseguiremos tener ritmos y espacios más humanos?

¿Querremos recuperar el tiempo perdido en el consumo, y en el tener más y


más, y en gastar por encima de nuestras posibilidades y las del planeta tierra
o aprenderemos que se puede vivir felices y con lo necesario y con más
sobriedad?

¿Seguiremos desenfrenadamente en la carrera de contaminación en el


mundo o daremos respiro al planeta cómo nos ha obligado a hacer el
coronavirus? Después de esta pandemia no es posible una indiferencia
ecológica como la que se sigue viendo vez por vez en las cumbres sobre el
clima.
Y por supuesto que ante las situaciones de pobreza que se van a disparar,
como cristianos y católicos tenemos que seguir respondiendo con altura, con
creatividad y con generosidad. Y en general en las situaciones límite solemos
dar lo mejor de nosotros mismos. Yo confío mucho en esto.

Quisiera terminar esta mi reflexión invitando justamente a la solidaridad, la


fraternidad, la caridad, y para quienes somos creyentes también a la oración
con Fe en el Dios que no hace magia pero está al lado en nuestro caminar, a
veces un caminar fatigado como el presente.

En este sentido me he querido quedar con la imagen del Papa Francisco el


viernes 27 de marzo en la oración en una Plaza de San Pedro vacía y
lluviosa. Seguramente nunca ha estado tan sólo, pero al mismo tiempo
nunca ha estado tan acompañando por tanta gente en todo el mundo.

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