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DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL “SIMON RODRÍGUEZ”
U.N.E.S.R.
SAN CARLOS ESTADO COJEDES
PARTICIPANTES:
RODRIGUEZ, ROSA 11.65.338
TRIANA, ANDREINA 19.722.730
La evolución económica actual hacia un entorno cada vez más competitivo, con menos
fronteras económicas, y una creciente globalización, ha hecho que las empresas y
organizaciones se replanteen los términos de Calidad y Excelencia, que más allá de sus
orígenes históricos y evolución reciente, hoy se utilizan para introducir la innovación y la
mejora continua en la gestión, para mejorar los resultados globales de la organización y en
especial los resultados económicos.
El término Excelencia, como sinónimo de buena gestión empresarial, fue acuñado con la
aparición de los Grandes Modelos en Occidente. El Malcolm Baldrige, aparecido en Estados
Unidos en 1987, el Modelo Europeo publicado en 1991 y el Modelo Iberoamericano en 1999,
no solo recogen el nombre de Excelencia en su título, sino que sus criterios y los valores en
que están basados constituyen el referente de una gestión y unos resultados "excelentes"
Las respuestas de los gerentes de estas 60 empresas se agruparon en forma tal que T.Peters y
R.Waterman interpretaron a las mismas en 8 grandes ideas, a las cuales llamaron claves, para
obtener la excelencia y el éxito. Es así como se presenta este nuevo enfoque gerencial.
La administración para la excelencia conduce a la organización a un desempeño de
excelencia y éxito. En la administración para la excelencia se sostiene que ocho son las claves
para obtener la excelencia y el éxito empresarial.
Excelencia empresarial: Desempeño organizacional superior (sobresaliente) a largo plazo.
Las ocho claves son las siguientes:
1) Predisposición para la acción
2) Acercamiento al cliente
3) Autonomía y espíritu empresarial
4) Productividad por el personal
5) Sistema de valores compartido
6) Diversificación dentro de lo conocido
7) Estructura simple y poco personal
8) Flexibilidad y rigor simultáneos
Es cierto que cuando el mundo es complejo, como pasa para las grandes compañías, puede
necesitarse un sistema complejo, pero este proceso se exagera mucho, pus la complejidad
provoca el letargo y la inercia que paralizan a muchas compañías.
En las estructuras de las compañías excelentes no tiene gran relevancia la matriz gerencial
sino el hecho de que determinan una cierta "dimensión", por ejemplo: producto, o geografía,
o función que tiene una prioridad diáfanamente clara.
De manera que la estructura de una compañía compleja y excelente es una forma bastante
estable, por ejemplo, la división por producto, y que es la base esencial que todos
comprenden y sobre la cual se pueden abordar las complejidades de la vida cotidiana.
Adicionalmente las empresas excelentes son bastante flexibles en su reacción ante las
condiciones cambiantes del medio y en la manera cómo afrontan los problemas planteados
por las condiciones de tipo matriz, que están en todas partes.
En las empresas exitosas han abandonado las famosas organizaciones funcionales que
cuentan con unidades operativas controladas por los staff en finanzas, en planeamiento
estratégico, en planeamiento a corto plazo, en control de calidad, y así hasta el infinito. Existe
la convicción de que no hay mejor estructura que la de darle a una persona la responsabilidad
de un proyecto, y que ella lo ejecute manejándose con autonomía y sabiendo a quien
responder. Opinan que cuando las estructuras no son transparentes surgen problemas: que
hace falta simplicidad, claridad y un staff poco numeroso.
8.- FLEXIBILIDAD Y RIGOR SIMULTANEO: Aquí se busca un vital sustento en la
creatividad y en la iniciativa; las empresas que se destacan por sus resultados son
centralizadas y descentralizadas simultáneamente. Auspician la autonomía aun en los niveles
inferiores, pero son tremendamente cuidadosas del respecto a los valores que las rigen. Todo
el personal sabe que su jefe le dará posibilidades de crear y crecer, pero también que tendrá
un determinado nivel de exigencia.
En este contexto, de acuerdo con J. L. Pariente (1993), los intentos por establecer una teoría
general de las organizaciones han ido convergiendo, poco a poco, en una visión a nivel macro
de las organizaciones como entidades socioculturales en las que actúan los procesos
administrativos.
La búsqueda de la excelencia, que tiende a comprender los conceptos del éxito de las
empresas competitivas, conduce a los principios de una gestión en que la calidad desempeña
un papel esencial. Para explicar el éxito de estas empresas se señalan seis prácticas
fundamentales:
De modo paralelo a la ascensión del concepto de calidad, otro concepto alcanzaba gran
popularidad impulsado por dos colaboradores de Mac Kinsey, Tomas Peters y Robert
Waterman. Muy conocida en el mundo entero y en Francia bajo el título de En busca de la
excelencia, su obra concedía especial importancia a nueve aspectos de una gestión eficaz:
* Gestionar la ambigüedad y la paradoja;
* Tomar partido por la acción;
* Escucha al cliente;
* Autonomía y espíritu de empresa;
* Productividad mediante la motivación del personal;
* Ley de los valores compartidos;
* Dedicarse a lo que se sabe hacer;
* Una estructura simple y ligera;
* Flexibilidad en el rigor;
Se advierte en estos enunciados el pragmatismo, tan querido por Peters y Waterman, que han
buscado en la gestión de las empresas que estudiaban reglas de sentido común más que
principios abstractos. La excelencia en esta concepción se define entonces, más que a partir
de un “modelo”, como una alquimia de elementos cuyo resultado es el éxito. Como en la obra
de arte o, por emplear otra analogía, la alta cocina, todo está en el saber hacer del dirigente de
empresa y de sus colaboradores más que en la calidad de los ingredientes. Se ve, pues, que la
excelencia equivale al concepto de calidad total definida como calidad de la empresa
considerada en todas sus dimensiones.
Hemos querido investigar qué modalidades tomaban estos principios de la excelencia en las
empresas francesas, en el curso de un trabajo que ha sido objetivo de publicación en octubre
de 1987. Dos años después, es interesante rehacer su síntesis y ver en qué medida continúan
siendo válidas y en qué medida han evolucionado.
El estado mayor está fuertemente soldado alrededor de un” líder” muy presente y activo. El
líder escucha y sabe delegar, pero es él quien decide después de un trabajo en equipo (un
“grupo de combate”) y gracias a una clara visión estratégica.
Se ve así como la falta de visibilidad y el desorden ambiental necesitan, todavía más que
antes, una visión estratégica. Esta se prepara por una célula de reflexión ligera que combina
las tareas de observación y preparación de las decisiones: el “think tank”. Esta célula tiende a
reemplazar en el vértice a las pesadas direcciones de planificación de los años 60 y 70.
Como contrapunto de la descentralización, el equipo de dirección mantiene el control de las
decisiones y de los recursos estratégicos, se trate de recursos financieros (distribución del
beneficio-utilización del “botín de guerra”), como de los recursos tecnológicos o de los
recursos humanos de alto nivel.
Por lo demás, sino únicamente en cuanto permite mejorar la eficacia. Se habla poco de
bancos de datos o de informática aunque, naturalmente no se desdeñen. No es la cantidad de
información acumulada el objeto, sino el uso que se haga de ella.
6) PENSAR Y ACTUAR CON VISIÓN INTERNACIONAL: Se trata, hoy mas que ayer,
y mañana todavía mas que hoy en la perspectiva del gran mercado de 1992 y de la
internacionalización siempre creciente de las economías, de una exigencia principal y por ello
de un atributo esencial, tanto de la excelencia como de la calidad total.
Es preciso subrayar esto, tanto mas cuanto que no se trata de un atributo natural de las
empresas francesas, demasiado tiempo encerradas en su hexágono, o en la prolongación en la
que se había convertido el imperio. Así lo testimonian su retraso en las inversiones en el
extranjero, la timidez de su presencia en mercados lejanos y de sus estrategias de alianzas,
mas alla de algunas operaciones bien conocidas, y acaso todavía mas su “cultura”, que se
reserva un puesto demasiado débil a la acción internacional, sobre todo por lo que se refiere a
las PYMES.
Las compañías excelentes diseñan un sistema de valores que representa su empresa, que hace
que la empresa constituya el mayor motivo de orgullo para todo su personal. Es admirable la
manera como las compañías de excelencia brindan una atención explícita a los valores y la
manera cómo los dirigentes los han identificado creando con ello un medio altamente
interesante.
Las creencias predominantes en las empresas excelentes tienen un contenido limitado que
abarca unos cuantos valores básicos:
Creer que somos "los mejores".
Creer en la importancia de los detalles de ejecución, en cumplir bien cada aspecto de la tarea
cotidiana.
Creer en la importancia de las personas como individuos.
Creer en la calidad y el servicio sobresaliente.
Creer que la mayoría de las personas en la organización deben ser innovadoras, y como
corolario, estar dispuesto a dar apoyo en caso de fracaso.
Creer en la importancia de la informalidad para mejorar las comunicaciones.
Creer explícitamente en la importancia de las utilidades y el crecimiento económico y
reconocerlos.
4. Productividad a través del personal: crear una cultura de confianza y respeto pero
agresiva hacia los resultados, tratar a la gente como adultos, como socios.
6. Centrarse en una función: mantenerse en el negocio que ya se conoce, hacer lo que mejor
sabes.
8. Flexibilidad y rigor simultáneos: averiguar qué necesidades tienen que ser consistentes o
estandarizadas y cuáles diferenciadas y autónomas, ofreciendo una latitud apropiada para que
los empleados de cualquier nivel estén involucrados en el trabajo.
Estos modelos a su vez estimulan la búsqueda de soluciones, ayudan a identificar los aspectos
que la organización debería analizar y estudiar para mejorar su gestión.
En fin son guías que conducen a las organizaciones a establecer un sistema de gestión
organizado dentro del marco de la calidad total.