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Cuando el miedo escénico asusta

… a las instituciones y a los maestros que deberían ayudar

Por Mauricio Weintraub

Hace unos días una alumna mía pianista me contó esta escena.
- Di mi examen de 4º año de piano en el conservatorio. No me fue mal aunque me puse nerviosa y
temblé bastante. Cuando me dieron la nota mi maestro me dijo “No estuvo mal, pero tenés que
solucionar tu tema con el miedo escénico. Hace años que te pasa lo mismo y empieza a impedirte
crecer”.
He escuchado esta escena no menos de 20 veces, con diferentes matices.

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Es extraño y, por qué no, difícil de creer que las instituciones encargadas de formar músicos en el
más alto nivel en nuestro país le adjudiquen al alumno la tarea de solucionar 1 un problema que
tiene que ver con la formación musical del alumno.
Es como si un maestro que nunca enseñó, por ejemplo, la técnica de la mano izquierda le dijera a
su alumno que acaba de rendir su examen “Tenés que solucionar tus problemas con tu mano
izquierda. Hace años que tu mano izquierda no tiene técnica”.
¿No es acaso la tarea del maestro enseñar esa técnica?

¿No es acaso la tarea del maestro y del conservatorio ocuparse de todo aquello que tiene que ver
con el crecimiento musical de sus alumnos y dar herramientas para que el alumno pueda crecer
musicalmente? Insisto, dar herramientas. Luego el alumno verá si puede, quiere o sabe cómo
tomarlas. Pero el dar las herramientas ¿no es tarea del maestro y de la institución?
Se podrá argumentar que el miedo escénico no es una cuestión musical sino emocional o
psicológica, que es propia del alumno y que nada tiene que ver con la música.
Pregunto. Quién esto argumenta ¿cuánto investigó acerca de esta problemática? ¿Cuánto tiempo
y energía destinó a interiorizarse, averiguar, profundizar acerca de este tema?

1
En realidad la idea de solucionar el miedo escénico ya habla de un profundo desconocimiento de la
problemática.
La institución y el maestro

Existen dos motivos por los cuales las instituciones y los maestros tienen la obligación de ayudar a
los alumnos que temen a transformar su temor:
Por un lado, porque el miedo escénico en músicos es una problemática musical/psicológica y en
este sentido las instituciones deben encargarse de lo referido a lo musical de la misma manera en
que deben encargarse de brindar herramientas de armonía, contrapunto, técnica de instrumento,
historia de la música y todas aquellas materias que tienen que ver con el crecimiento
específicamente musical del alumno.
Al menos deben encargarse de brindar estas herramientas; aunque sería bueno que también
puedan brindar alguna herramienta de índole emocional o psicológica de la misma manera en que
se brindan herramientas de filosofía, estética, didáctica y otras.
Por otro lado (y quizá este sea el más importante) porque solo hace falta escuchar los relatos de
unos pocos músicos que experimentan temor escénico para comprender que gran parte de este
temor fue adquirido o aumentado significativamente justamente dentro de las instituciones
musicales y/o en el vínculo con los maestros de instrumento. Así, este temor fue generándose y
aumentando debido a la hiperexigencia, maltrato, objetivos no musicales, configuración de
programas de estudio ignorantes de los procesos personales, desatención a la expresión propia del
alumno y muchos otros ítems musicales y vinculares que el alumno ha ido transitando durante su
formación en la institución educativa.
De esta manera, el conservatorio (o el maestro) no solo no cumple con su función de ayudar a su
alumno a transformar una problemática que lo aqueja sino que profundiza la problemática que
debería ayudar a transformar.

Esta realidad entristece.


Y enoja.

El alumno

Por supuesto, los alumnos de música (me pienso en mis épocas de alumno y me incluyo) también
tienen mucho que mirar en este sentido.
Cuando le pregunté a mi alumna qué le había dicho a su maestro cuando él le dijo que tenía que
“solucionar su tema con el miedo escénico”, ella me dijo “Y, no le dije nada. Creo que tiene razón”.
Es decir que ella (mi alumna) tampoco comprende que, si hace 4 años que toma clase con un
maestro que no pudo darle ninguna herramienta para transformar su temor, este maestro tiene
responsabilidad en su temblor del examen. Ella también cree (al igual que el maestro y que la
institución que no dispone de ningún espacio para que el alumno que teme pueda consultar) que
es un problema de ella y que nada tiene que ver con su maestro y con la institución en cuestión.
Y así, el foco de la responsabilidad solo ilumina una de las partes, dejando en la oscuridad la
responsabilidad de quien debería ayudar.
La actualidad y el futuro

Es cierto que en los últimos años algo ha cambiado y varios conservatorios y universidades han
comenzado a asumir su propio vacío en esta problemática y a mirar hacia adentro.
Y a hacerse cargo de los huecos.
También es cierto que para poder dar este paso hace falta poder habitar el dolor y mirar con
profundidad y cuestionar creencias propias y aprendidas referidas a la enseñanza musical
tradicional. Es cierto que hay docentes que lentamente se animan a esto y entonces no pueden no
mirarse también en cómo han sido tratados ellos como alumnos y así ven también allí la
desatención y el maltrato.

Sin embargo mucho falta aún.


Mucho.

Porque el miedo escénico asusta.


No solo al alumno que no sabe cómo dejar de temblar. Sino también al maestro y a la institución
que no saben cómo comenzar a ayudar.
Quizá, con una diferencia: El alumno mira su temblor y lo asume como propio. El maestro y la
institución miran el temblor de su alumno e intentan creer que sólo tiene que ver con su alumno.
Porque el miedo escénico asusta.

Quizá entonces sean ellos, los que sí pueden mirar el miedo escénico a la cara, los alumnos de
música quienes primero deberán mirarse con respeto y dignidad mientras tiemblan y pedir y,
porque no, exigir a la institución y a su maestro que asuma su función de ayudar y disponga de los
medios y las herramientas necesarias para transformar el temor escénico.
Quizá cuando estos alumnos puedan hacerlo, las instituciones y los maestros no puedan no
aceptar aquello que hoy, en general, aún niegan: Que cada vez que un alumno teme es porque
hubo un maestro y una institución que no supo ayudarlo.

Quizá cuando estos alumnos asuman su derecho (y porque no, su obligación) a ser ayudados
puedan, luego, ellos mismos ayudar a otros alumnos.
Y estos alumnos a otros alumnos.
Y estos a otros.

Quizá entonces llegue un día en el que el relato de mi alumna sea simplemente inconcebible.
Mauricio Weintraub es Músico (egresado del Conservatorio Nacional “Carlos López Buchardo”) y Lic. en
Psicología (egresado de la Universidad de Flores).
Como músico ha dirigido las más importantes orquestas de nuestro país. Actualmente es el director general
del Proyecto Encuentro perteneciente al Collegium Musicum de Buenos Aires.
Se especializa en la problemática del miedo escénico desde 2002 dictando cursos y masterclasses en todo el
país y en el exterior. Es autor de los libros “¿Por qué no disfruto en el Escenario?” y “El Sentido del Miedo
Escénico”, ambos editados por Claves Musicales y que se han vendido en 10 países de América y España.
Entre 2006 y 2011 ha tenido a su cargo la materia “Miedo en el Escenario” en el profesorado de música del
Conservatorio Julián Aguirre de Banfield, primera cátedra destinada a trabajar esta problemática en un
conservatorio oficial. Actualmente es el director de la Formación en Miedo Escénico de la Universidad de
Flores, primer espacio destinado a formar docentes de música que se dediquen a trabajar esta problemática
con sus alumnos.
Es docente de las materias Psicología General I y II en la Facultad de Psicología de la Universidad de Flores.
Actualmente su actividad se divide en tres espacios: la dirección orquestal y enseñanza musical, las clases y
cursos dirigidos a trabajar la problemática del miedo escénico y la atención de pacientes como psicólogo
clínico.

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