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Francisco Osorio
¿Sin embargo, como es esto posible? Entendemos que Dios nos llama a adorarle,
¿pero cómo lo hacemos?
Muchos hemos vivido de esta manera. Viviendo al Señor por compromiso, yendo a la
iglesia por obligación, de labios le honramos pero nuestro corazón está totalmente
lejos de él, no hay cercanía porque no hay verdadera adoración.
Adoración enseñada por Jesús:
Pero se acerca el tiempo —de hecho, ya ha llegado— cuando los verdaderos
adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre busca personas que
lo adoren de esa manera. Pues Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran
deben hacerlo en espíritu y en verdad.
Juan 4:23-24 NTV
Nuestra fe en Jesús nos hizo alcanzar su gracia, y su gracia nos hace adorarle.
Amamos al Padre y por eso buscamos agradecerle, le agradecemos con nuestra
vida, con nuestro servicio, con nuestras palabras, con nuestra oración, con nuestra
entrega y sacrificio, todo esto es una muestra de adoración.
La gracia abrió la puerta para que el Espíritu de Dios y Cristo vivieran en nosotros.
No vivimos influenciados por el mundo, vivimos guiados por el Espíritu. Es Cristo
quien asegura que el Espíritu esté en nosotros, por causa de la justicia.
De acuerdo a la filosofía griega, la Justicia y la Verdad nacen del mismo concepto, lo
que es justo es verdadero. Jesús es la verdad, por ende, es nuestra justicia, y
además es la palabra, que también es la verdad.
Por eso Jesús le dijo a la mujer. Está llegando la hora, es más, ya ha llegado. Para
que adoren de la verdadera manera que mi Padre quiere que lo adoren. Jesús quiso
decir con esto que la Verdadera adoración ya estaba disponible para aquel que
creyera en El, ya había llegado el momento que se dejara de adorar por medio de la
ley para que se adorara por medio de la gracia, es decir, a adorar guiados por el
Espíritu y la Verdad, en El mismo.
Mi adoración me acerca:
Santiago 4:8 NTV
8 Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes.
Mientras más adores, más te acercas, más conoces y más el Señor es revelado a tu
vida. La adoración estrecha la relación de Padre e Hijo, nos hace íntimos, nos
apasiona más por El.
Conclusión:
Desde la creación la adoración, (Honrar al Señor y sus caminos) ha sido la puerta para
recibir bendición, con ella se materializaba lo prometido por el Señor. Hoy en día la
adoración no ha perdido su objetivo, pero la entrada del pecado al mundo disminuyó
confianza en la gente para acercarse al Señor. El enemigo hizo con eso que la gente
dejara de adorar porque no era digna de hacerlo ni de acercarse a Dios.
Es por eso que Jesús vino para llevarnos al plan original, una adoración gracias a la
redención, una adoración gracias a la gracia. Jesús restituyo la confianza, rompió la
esclavitud del pecado haciéndonos libres para adorar. Adorando guiados por su
Espíritu que nos guía al arrepentimiento y adorando en Jesús quien nos guía a toda
verdad.